UNA SANIDAD CENTRADA EN LA PERSONA Y EN SU
CIRCUNSTANCIA
UN DOCUMENTO PARA EL DEBATE CON EL OBJETIVO DE
IMPLEMENTAR SALUD PARA TODAS EN UN FUTURO
PROXIMO
LA MEDICINA ACTUAL
La medicina científica que se utiliza actualmente fundamenta sus
procedimientos en lo que se ha denominado medicina basada en la
evidencia (MBE). Este enfoque tiene en cuenta estudios, ensayos
clínicos, datos estadísticos, consensos de protocolos diagnósticos y
terapéuticos…etc. Es evidente que consigue unos efectos positivos en
situaciones en que se restablecen substancias o mediadores
bioquímicos que utiliza nuestro cuerpo equilibrando sus faltas y sus
excesos; lo podemos constatar en la enfermedad de Parkinsón, diabetes
mellitus, hipertensión arterial, otras metabolopatias, procesos
inflamatorios, estados carenciales…etc. También, y son muy útiles sus
aportaciones, en casos que se produzca intoxicaciones, fracturas óseas y
de órganos, necrosis de tejidos, roturas de vasos sanguíneos, trasplante
de órganos, reparaciones de malformaciones y obstrucciones y
erradicaciones de tumores (aunque esto último alcance el 50% de
éxitos según las estadísticas de la MBE)
Por otra parte, esta forma de atención médica y sanitaria cubre las
demandas de la población y es políticamente correcta y vindicada por
los movimientos ciudadanos y sociales. Se utiliza como un hito para un
Estado del Bienestar que cuenta en el activo de una politica de la
socialdemocracia.
Ahora bien, se ha de reconocer que este modelo actúa contra los
síntomas clínicos que es evidente que hay que tratar. Pero estos
síntomas surgen del conocimiento de los mecanismos intermedios de
los variados procesos que se producen en las enfermedades. Por tanto,
no toma en cuenta, en general, el factor causal –salvo las infecciones
que son causadas según la MBE por la acción directa de diversos
gérmenes- . Esto provoca por una parte, considerar estos mecanismos
intermedios como causales situándolos en una posición errónea en el
proceso terapéutico y por otra parte que se elaboren diversas hipótesis
que resultan a veces contradictorias entre sí para explicar las causas de
las enfermedades. De facto, muchas de ellas quedan consideradas
como de causa desconocida o idiopáticas, o bien debidas a múltiples
factores –multifactoriales- que se combinan e interactúan entre sí. Es
reseñable que algunas de estas hipótesis permanecen en el tiempo
desde hace más de un siglo, como la del fenómeno de las metástasis en
el cáncer elaborada por R. Virchoff (1821-1902)
Esta situación no provoca demasiada desazón a la comunidad científica,
ya que se considera que, aunque el modelo convencional adolezca de
limitaciones y cuestiones no resueltas, es útil para tratar la mayoría de
dolencias que presentan los seres humanos hoy en día. De esta manera
se mantiene un estatus quo que facilita un pragmatismo para el
ejercicio de la profesión médica con algoritmos y protocolos
diagnósticos y terapéuticos, y posibilita el mantenimiento y desarrollo
de las industrias que se dedican a elaborar productos médicos y
farmacéuticos: un fármaco que cure de manera definitiva es un mal
producto para mantener la demanda que se produce en la actualidad.
Si enfocamos nuestra mirada desde la observación de salud pública
sobre grupos de población, asistimos en el inicio del siglo XXI a un
fracaso estrepitoso del lema de la OMS: salud para todos el año 2000.
En nuestro ámbito geográfico se puede constatar esta debacle en tres
hechos significativos: La incidencia y prevalencia de enfermedades de
presentación aguda y crónica, agrupadas y ajustadas estadísticamente
por grupos poblacionales según edad y sexo, sean cardiovasculares,
osteoarticulares, metabólicas, neoplásicas, no solo no han disminuido
en las últimas décadas sino que aumentan en amplitud, afectando no
solo a una población envejecida sino también, y es muy significativo, a
grupos de edad más jóvenes
En segundo lugar, la demanda y la presión asistencial generada en el
actual sistema sanitario abordando las necesidades sanitarias según el
modelo convencional tiende hacia el infinito, provocando lo que ya es
un hecho: la insostenibilidad de la financiación de medicamentos y
servicios médicos en áreas geográficas cada vez más extensas.
Y finalmente la gran decepción ante la ineficacia de controlar y
erradicar las infecciones con el descubrimiento inicial de la penicilina y
la gran cantidad de antibióticos surgidos en el mercado que, si la
ecuación germen igual a infección fuera tan directa y exenta de otros
factores intervinientes, hoy en día no quedaría microbio patógeno en la
faz de la Tierra.
¿ES POSIBLE OTRA MEDICINA?
Por todos estos motivos y otros más cabe preguntarse si existe otra
perspectiva que se introduzca en las causas de las enfermedades y
desde allí lance una nueva vía de intervención que nos lleve a buen
puerto; a una salud para todos y todas en un futuro proximo.
Todo sistema interpretativo de fenómenos está sustentado en lo que el
sociólogo T. Kuhn (1922-1996) llama un paradigma científico. Es
evidente que el modelo convencional lo tiene y posee fundamentos
filosóficos basados en el dualismo cartesiano que separa la mente del
cuerpo, y una concepción de la enfermedad como resultado de una
lucha armamentista de los seres vivos con su entorno lleno de riesgos y
agentes patógenos. Por tanto, una perspectiva, que pretenda explicar
de otra manera los hechos moviéndose en un sistema causal
subyacente a los mismos, lo ha de tener y ha de estar bien consolidada
en una base filosófica e incluso mitológica, en el sentido que la forma
de pensar y analizar los hechos o fenómenos no solo sirva para
interpretar la realidad sino para transformarla según unos de los
principios fundamentales del marxismo.
En una pequeña obra filosófica: Meditaciones del Quijote de José
Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955) encontramos una frase célebre:
<yo soy yo y mi circunstancia y sino la salvo a ella no me salvo yo>.
Este enunciado condensa una manera de ver la vida en que el
individuo establece una relación con el mundo, siendo su bagaje de
experiencias tanto remotas como inmediatas, el que configura su
persona. Así, el ser humano no se encuentra aislado, sino que
establece contacto con su entono o <naturaleza> que le presenta
distintas concepciones de su estado físico y mental a las que tiene que
satisfacer, y así configurar su estructura individual que es única,
intransferible e irrepetible.
La Real Academia de la Lengua Española define dos de las acepciones
de circunstancia como el conjunto de lo que está en torno a alguien y el
mundo en cuanto mundo de alguien. Ambas están en la línea del
contenido dado por Ortega y nos proporcionan suficientes argumentos
para trasladar este concepto al fenómeno de la enfermedad
considerado globalmente: los síntomas son el resultado de la lidia entre
el ser y la naturaleza. Por tal motivo se han de identificar las
circunstancias en torno de la persona que han generado la
sintomatología, que presenta aquí y ahora.
UNA MIRADA HACIA ATRAS
Al efectuar una re-visión histórica de los científicos que han seguido
esta línea, hallamos que probablemente el más conocido de todos sea
el neurólogo austriaco que puso en marcha el psicoanálisis: Sigmund
Freud; 1856-1939. Este autor identifica la circunstancia significativa en
el trauma psicógeno y lo sitúa en la interpretación de los síntomas
neuróticos. Al trasladarlo a la conciencia desde un inconsciente
personal –una especie de segunda mente- se logra curar los síntomas.
El proceso terapéutico utiliza el psicoanálisis de los traumas utilizando la
asociación libre y la interpretación de los sueños, contando con el
fenómeno de la transferencia y contra transferencia entre el terapeuta y
el paciente.
Uno de sus discípulos díscolo: Georg Groddeck (1866-1934) se
considera el precursor de la psicosomática moderna elaborada de una
manera curiosa en su libro: El libro del ello (Editorial Taurus). Este
psiquiatra alemán sitúa en esta parte del inconsciente el origen de los
síntomas no solo psíquicos sino también orgánicos o físicos. El
mecanismo causal es similar al que utiliza su mentor Freud, pero se
“atreve” a involucrar a vísceras, tejidos corporales y sus sistemas de
regulación como objetos de respuesta sintomática. Motivo por el cual
fue excomulgado de la ortodoxia psicoanalítica, aunque Freud siempre
le guardó respeto.
Dos más de los discípulos disidentes del fundador del psicoanálisis: C. J.
Jung (1875-1961) y A. Adler ( 1870-1937) amplían el factor causal, sin
atreverse tanto como Groddeck en concretar las somatizaciones, al
complejo y al estilo de vida respectivamente. El primero define el
complejo como la suma del trauma y el componente arquetípico
adquirido del inconsciente tanto individual como colectivo, que
proporciona suficiente energía o potencia al trauma para comportarse
autónomamente del yo o fracción consciente del ser humano y generar
distintos y diferentes síntomas sin excluir los orgánicos. Adler propone
una especie de “lenguaje de los órganos” como respuesta sintomática.
Hemos de esperar a principios la década de los años 80 del siglo XX a
que un médico internista alemán R.G Hamer (1936- ) dé una vuelta de
tuerca al modelo circunstancial introduciendo un descubrimiento
sorprendente al situar el conflicto biológico en el origen de la
enfermedad, desarrollando detalladamente las circunstancias clave
involucradas en los distintos y variados síntomas sean orgánicos y
psíquicos o ambos a la vez. Descubre de 1981 a 1994 las cinco leyes
biológicas de la Nueva Medicina Germánica que ilustran el contenido
biológico de los traumas que los explicita en situaciones que se
vivencian de forma dramática en las que concurren unas condiciones
determinadas: Testamento de la Nueva Medicina Germanica (Editorial
Amici de Dirk)
Hamer no solo corrobora la influencia de las circunstancias en la
enfermedad sino que rompe radicalmente con la concepción dualista
unificando la mente o la psique, el Sistema Nervioso y los órganos y
concibe una aproximación integral al estudio diagnóstico de la
enfermedad evitando la parcelación que efectúan las diferentes
especialidades médicas: Neurología para las alteraciones del SN,
Psiquiatría para trastornos de la mente y la Medicina Interna y demás
especialidades para la patología en los diferentes órganos. Remarca el
papel fundamental que le atribuye al sistema nervioso sea el autónomo
o vegetativo y el Central con el cerebro en la cabeza de todo,
reafirmando lo que muchos neurocientifìcos aseveran: el cuerpo sin el
cerebro no es nada ni el cerebro sin el cuerpo tampoco. Hamer sitúa
en el cerebro una representación modular holográfica de todo el
cuerpo, de todos los órganos. De tal investigación ha desarrollado una
cartografía cerebral de todo el cuerpo: Tabla Sinóptica de la Nueva
Medicina Germánica. ( Edit. Amici de Dirk)
Una de las tareas más delicadas es identificar, precisamente, el
contenido biológico de los conflictos involucrados dentro del repertorio
de vivencias que expresan las personas. Por este motivo se han de
considerar las necesidades que se han de satisfacer para mantener la
vida: nutrición, reproducción, protección, estructura y contacto, y en
qué medida se han visto comprometidas o cercenadas, para situar las
respuestas sintomáticas en los órganos procedentes de las tres laminas
embrionarias: Nutrición y reproducción en endodermo; protección y
estructura en mesodermo y contacto en ectodermo.
Este proceso provoca un cambio paradigmático fundamental al
considerar la enfermedad no como un error de la Naturaleza en una
lucha sin cuartel, sino un proceso con pleno sentido biológico. Sentido
que se ha de comprender en el contexto evolutivo de los seres vivos;
desde la primera célula con vida a los animales más complejos en los
que se incluye la especie humana. Evolución no darwiniana o al azar y
preponderancia del más fuerte por selección natural, sino que, según
J.B. Lamarck (1744-1829) como resultado de un dialogo permanente
del ser vivo con su entorno. Así, los cambios en la anatomía y fisiología
en los saltos de peces a anfibios, reptiles y mamíferos son
rememorados tanto en la formación del embrión como en los
programas especiales que se ponen en marcha en las distintas
enfermedades: La ontogénesis rememora de forma condensada la
filogénesis. De esta manera, nuestras células o componentes esenciales
de nuestro cuerpo conservan la memoria biológica de todas las
fricciones o conflictos que han impactado en los seres vivos y que han
constituido el motor de la evolución. Los cambios que se producen en la
enfermedad rememoran, precisamente, los cambios post-adaptativos .
UNA SANIDAD PREVENTIVA
Llegados a este punto conviene lanzar una previsión de futuro, ya que
es verosímil que al actuar sobre las causas se van a generar menos
síntomas y por tanto harán falta menos servicios médicos y sanitarios.
Y esto será así porque la prevención se efectuara al tener en cuenta la
persona y sus circunstancias en las situaciones conflictivas y las
condiciones que provocan las respuestas sintomáticas, y, también, por
la descronificación de muchas de las enfermedades que según la MBE
son incurables y que requieren un tratamiento de por vida o bien que
acortan su duración biológica o las llamadas “enfermedades malignas”.
Ahora es necesario señalar cuales son las circunstancias favorables que
van a evitar la enfermedad, facilitando la satisfacción de las necesidades
que se han de cubrir en las actuales formas y maneras de vivir en
nuestro planeta Tierra. Para ello contamos también con las muy
interesantes aportaciones del psicólogo integral Ken Wilber (1949 -)
que integra los diferentes dimensiones donde se mueve el ser humano
tanto en su interior y exterior subjetivos y objetivos: lo psicológico, lo
biológico, lo socio-económico y lo cultural; los escenarios en los que
interacciona la persona con su entorno. De esta manera existen
diferentes dimensiones en la presentación de un fenómeno sea cual sea
su naturaleza. Así, estos cuatro cuadrantes que abarcan distintas aéreas
de lo observado incluyen contenidos subjetivos y objetivos tanto a nivel
individual como colectivo, cuya consideración conjunta e
interrelacionada nos facilitan ver los hechos desde diferentes ángulos
alcanzando una integración de sus partes y su comprensión.
A partir, pues del hecho de enfermar como una respuesta coherente y
con sentido biológico, contamos con mas elementos para identificar e
integrar los los factores psicológicos, biológicos, sociales y culturales
involucrados en la enfermedad, y alumbrar en cada uno de estas
dimensiones las soluciones o pautas que tengan una finalidad
terapéutica.
UNA INTERVENCION DE LA NO INTERVENCION MEDICA EN EXCLUSIVA
Podemos, pues, con todo lo anterior resumir y condensar las
aspiraciones que hemos de tener en cuenta tanto en beneficio propio
como en el prójimo:
- <Ganarse la vida> y sentirse digno por ello, asegurando el sustento,
la cultura y el tiempo libre.
- Contar con el apoyo y contacto de la unidad familiar o grupo afectivo
más cercano o próximo.
- Poseer y utilizar un espacio propio a fin de sentirse libre y autónomo
- Formar parte y colaborar con la comunidad integrada en un universo
solidario
James Hillman (1926-2011) en su libro Re-imaginar la Psicología insta
abandonar la terapia individual por una intervención colectiva que
tenga en cuenta el sistema mitológico sobre los cuales surfean las
distintas manifestaciones de la conducta humana, los sueños y las
diversas expresiones sintomáticas tanto en la psique como en el cuerpo.
Es posible que en un futuro próximo se consiga actuar globalmente de
esta manera, y a medida que se tengan en cuenta los mecanismos
subyacentes, se tendrá que intervenir sobre las circunstancias de una
manera multidisciplinaria; sobre las necesidades de la persona en su
diversas etapas de su desarrollo: desde su fase embrionaria hasta su
senectud. Y así la intervención no solo será médica cuando la situación
lo requiera -en estados críticos, fracturas, intoxicaciones, rupturas,
carencias, crisis agudas…- sino también se situara en los ámbitos
educacionales, laborales, arquitectónicos, publicitarios e incluso
políticos, en un mundo donde la comunicación entre personas, el
compartir los problemas y el trascender la realidad en busca de una
madurez plena y consciente son los hitos que nos depara el futuro
La tendencia de situar la salud como condición previa para conseguir un
estado de bienestar es colocar primero el carro que los caballos. El
bienestar surge del cumplimiento de las aspiraciones fundamentales de
la persona y es cuando aparece la salud en todo su esplendor. Por tanto,
en este sentido, la enfermedad nos muestra lo que la salud nos
esconde. Y en cada caso hemos de encontrar su significado en relación
al estado evolutivo de la conciencia de cada persona. Una
interpretación interesante la podemos encontrar en el libro El sentido
de la enfermedad de Jean Shinoda Bolen (1936-) Edit. Kairos
Por otra parte, la hoja de ruta de la investigación científica,
inevitablemente, ha de tomar una dirección que no obedezca a los
intereses de las grandes corporaciones, sino a una visión epigenética -
mas allá de los genes- con toda la complejidad que comporta la
relación de los seres vivos con el entorno, que es la forma que la
biología molecular ha de sustentar a una medicina centrada en la
persona y en su circunstancia.