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La Leyenda de Melincué Por Zaidena

La leyenda cuenta la historia de un cacique llamado Melín, su esposa Nube Azul y su hijo Cué que vivían junto a una laguna, y como la esposa maldijo a los blancos luego de que su esposo e hijo fueran masacrados, deseando que el agua de la laguna creciera y anegara el lugar.

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La Leyenda de Melincué Por Zaidena

La leyenda cuenta la historia de un cacique llamado Melín, su esposa Nube Azul y su hijo Cué que vivían junto a una laguna, y como la esposa maldijo a los blancos luego de que su esposo e hijo fueran masacrados, deseando que el agua de la laguna creciera y anegara el lugar.

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La leyenda de Melincué

Cuenta la Leyenda que sobre la laguna vivían en la Toldería Mayor el


gran Cacique Melín junto con su mujer Nube Azul y a su hijo Cué.
Que los tres se amaban por sobre todas las cosas, y que ella defendía y
cuidaba a su hombre del cual estaba perdidamente enamorada.
Tanto lo amaba, que cuando él salía de excursiones, ella no hablaba
con nadie hasta que regresara, y que durante todo ese tiempo, sus ojos
derramaban lágrimas que ella decía que sólo eran de dolor y de amor.
En una de las excursiones realizadas por el Ejército, tristemente célebre campaña para desterrar a los
indígenas de las pampas, un grupo de indios Ranqueles, liderados por el Cacique MELIN, fue emboscado a
la orilla de la gran laguna y masacrado sin misericordia.
A la matanza, sólo sobrevivió su esposa, quien huyó en su caballo, un
tordillo brioso e inteligente que la llevó malherida hasta una de las islas
de la laguna.
Allí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y de
CUÉ , el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir. En su
agonía, y llamando al lugar MELINCUÉ, por su hombre y su hijo, le
deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y que de a poco fueran tapando con sus olas todo el
lugar.
Y el agua creció. Creció tanto que anegó campos y llegó al pueblo y se apoderó de él durante varios años,
haciendo que sus moradores vivieran en un continuo estado de alerta.
El ejido quedó bajo las aguas, miles de hectáreas se convirtieron en
estériles, pues la altura de la laguna, ya transformada en Lago, las fue
anegando pausada pero efectivamente.
Los moradores más antiguos aseguran que en noches de lluvia, el
espíritu de la india sopla y sopla para que el agua llegue al pueblo y dicen
también que hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña
matanza, su espíritu lleno de furia, dolor y amor por su familia y su
pueblo seguirá rondando, y los males no cesarán de llegar sobre la
población y el espejo de agua.
La leyenda de Melincué
Cuenta la Leyenda que sobre la laguna vivían en la Toldería Mayor el gran Cacique Melín junto con su mujer Nube Azul y a su
hijo Cué. Que los tres se amaban por sobre todas las cosas, y que ella defendía y cuidaba a su hombre del cual estaba
perdidamente enamorada. Tanto lo amaba, que cuando él salía de excursiones, ella no hablaba con nadie hasta que regresara,
y que durante todo ese tiempo, sus ojos derramaban lágrimas que ella decía que sólo eran de dolor y de amor.
En una de las excursiones realizadas por el Ejército, tristemente célebre campaña del desierto, para desterrar a los indígenas
de las pampas, un grupo de indios Ranqueles, liderados por el Cacique Melin, fue emboscado a la orilla de la gran laguna y
masacrado sin misericordia. A la matanza, sólo sobrevivió su esposa, quien huyó en su caballo, un tordillo brioso e inteligente
que la llevó malherida hasta una de las islas de la laguna. Allí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y
de CUÉ , el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir. En su agonía, y llamando al lugar MELINCUÉ, por su hombre y
su hijo, le deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y que de a poco fueran tapando con sus olas todo el lugar.
Y el agua creció. Creció tanto que anegó campos y llegó al pueblo y se apoderó de él durante varios años, haciendo que sus
moradores vivieran en un contínuo estado de alerta.
El lugar quedó bajo las aguas, miles de hectáreas de tierra se convirtieron en estériles, pues la altura de la laguna, ya
transformada en Lago, las fue anegando pausada pero efectivamente.
Los moradores más antiguos aseguran que en noches de lluvia, el espíritu de la india sopla y sopla para que el agua llegue al
pueblo y dicen también que hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña matanza, su espíritu lleno de furia, dolor y
amor por su familia y su pueblo seguirá rondando, y los males no cesarán de llegar sobre la población y el espejo de agua.

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