Psicología del Desarrollo y el Aprendizaje 1.
Prof Jorgelina Palacios
FICHA DE CÁTEDRA
TEORÍA CONDUCTISTA
Esta corriente considera a la Psicología como una ciencia que predice y controla la
conducta, es decir que no se tienen en cuenta los estados y eventos mentales.
Desde siempre y a pesar del éxito de muchos resultados, se condenó al conductismo con
críticas caricaturescas que lo caracterizaban como una “psicología de ratas” por su
experimentación con animales. Mayormente se le criticó con dureza por no contemplar la
voluntad de las personas involucradas, no incluir la experiencia humana como son los
pensamientos y los sentimientos.
Si bien esta teoría puede ser blanco de muchas críticas, y puede tener muchas limitaciones,
también es fuente de muchos conocimientos que empleamos teórica y prácticamente en
nuestra vida cotidiana. Es por ello que vamos a revisar sus aportes, y sus contribuciones al
desarrollo de la psicología educacional en general.
EL DESARROLLO:
Para los conductistas el desarrollo es un proceso gradual continuo. Representa pequeños
cambios cuantitativos, conforme el niño y la niña van adquiriendo nuevas habilidades y
conductas.
Afirmaban que el recién nacido tiene un repertorio de reacciones extremadamente
limitado, como reflejos, reacciones postulares, motrices, glandulares y musculares, y
que todos nacían iguales.
Los/as sujetos desempeñan un papel pasivo en el proceso de desarrollo. Se limitan a
responder ante los estímulos ambientales y guardarlos para uso posterior.
Además, no consideran que exista una etapa crítica para aprender varias
habilidades cognoscitivas, lingüísticas y/o sociales. Si a los niños/as se les priva de
ciertas experiencias al inicio del desarrollo, aprenderán más tarde esas habilidades.
Según la teoría conductista, el desarrollo muestra gran plasticidad. Más aún, no
existen patrones universales de él, porque los estímulos ambientales pueden variar
de un niño a otro.
Dada esta posición igualitaria para todos/as, esta teoría se llena de confianza para
poder influir el desarrollo del sujeto controlando las experiencias a que se expone.
Con una afirmación que se hizo famosa, Watson, el fundador del Conductismo,
declaraba que si le hubiesen dado una docena de niños sanos, los habría podido
convertir fácilmente en buenos doctores, magistrados, artistas, comerciantes o
ladrones, independientemente de sus hipotéticas «tendencias, inclinaciones,
vocaciones, raza de los antepasados».
CONCEPTOS BÁSICOS:
Su objeto de estudio, es decir, aquello que le interesa e investiga es la conducta. Y su
método para acceder a este conocimiento es la observación experimental.
Los principios fundamentales a que adhieren las teorías conductuales pueden resumirse
de la siguiente forma:
a. Las conductas de las personas responden a las variables de su ambiente, es decir a
fuerzas externas que hacen que actúen de ciertas maneras. Se cree que las personas
nacen como una “tábula rasa” (una tabla vacía, sin escritura alguna), es decir, sin ninguna
tendencia innata a comportarse ni de una manera ni de otra. Con el pasar de los años el
ambiente va moldeando, o condicionando al individuo. En educación, esto puede implicar
desarrollar un ambiente en la sala de clases que promueva comportamientos deseables en
los alumnos.
b. El aprendizaje es un cambio de conducta que puede ser observado. En términos
educacionales esto quiere decir que los profesores podrán determinar si sus alumnos han
comprendido la materia cuando pueden mostrar cambios, por ejemplo, en los resultados de
sus exámenes.
c. La conducta es un fenómeno observable e identificable. Las respuestas internas están
mediadas por la conducta observable y ésta puede ser modificada. El aprendizaje puede ser
descrito en términos de la relación entre eventos observables, esto es, la relación entre
estímulo y respuesta. Los psicólogos conductistas creen que los procesos internos
(pensamientos, creencias, actitudes, etc.) no pueden ser observados, y por lo tanto no
pueden ser estudiados científicamente.
d. Las conductas desadaptadas son adquiridas a través del aprendizaje y pueden ser
modificadas por los principios del aprendizaje.
Tipos de aprendizaje para la Teoría Conductista
En general, el aprendizaje dentro de la teoría conductual se define como un cambio
relativamente permanente en el comportamiento, que refleja una adquisición de
conocimientos o habilidades a través de la experiencia.
Es decir, se excluye cualquier cambio obtenido por simple maduración.
Estos cambios en el comportamiento deben ser razonablemente objetivos y, por lo tanto,
deben poder ser medidos. Dentro de la teoría conductual, existen cuatro procesos que
pueden explicar este aprendizaje: condicionamiento clásico, condicionamiento
operante y aprendizaje social
● Condicionamiento Clásico
El condicionamiento clásico fue descrito por el fisiólogo ruso Ivan Pavlov (1849-1936) a
partir de sus estudios con animales; en sus investigaciones, asoció el ruido de una
campanilla (estímulo neutro) a la comida (estímulo incondicionado) de un perro, y logró que
el perro salivara al escuchar la campanilla (que se transformó en un estímulo condicionado).
El condicionamiento clásico describe, de esta forma, el aprendizaje por asociación entre dos
estímulos, en el caso de Pavlov, la campanilla con la comida.
Se condiciona a las personas o los animales a responder de una forma nueva a estímulos
que antes no evocaban tales respuestas. Este proceso es típicamente involuntario, ya que
el que aprende no requiere estar consciente de la relación entre el estímulo condicionado y
el incondicionado, para responder al primero.
John Watson (1879-1958), considerado el “padre de la psicología conductual”, aplicó estos
principios al estudio de ciertas conductas humanas para determinar si algunos de los hasta
entonces llamados “instintos” eran aprendidos o innatos.
Watson estudió las conductas de temor en bebés y niños pequeños, y encontró que los
niños muy pequeños casi no tenían temores (por ejemplo a ratas, gatos, etc.), mientras que,
al avanzar la edad, el número de temores que presentaban los niños era considerablemente
mayor. Este autor sugirió que esto se debía a que los niños aprendían estos temores del
ambiente social, y no a que fueran temores instintivos, como se afirmaba antes.
En un experimento clásico, Watson usó técnicas de condicionamiento con un niño pequeño,
Albert, y logró que éste mostrara temor a una rata blanca que antes no le producía miedo
alguno. De esta forma, Watson mostró cómo los niños pueden desarrollar miedos al
generalizar una reacción emocional condicionada adquirida en conexión con un sólo
estímulo, a otros estímulos similares. Usando estos mismos principios, el autor desarrolló un
método para producir la respuesta contraria en niños, es decir, para eliminar ciertos
temores.
Con sus estudios, Watson llegó a plantear que era posible, mediante un condicionamiento
planeado y adecuado, transformar a un niño o niña en cualquier tipo de persona que se
desease.
La importancia que tiene este tipo de aprendizaje en seres humanos radica, precisamente,
en el rol que desempeña en la adquisición de nuevas conexiones E-R en el ámbito
emocional. Muchas reacciones, que forman parte del repertorio de respuestas emocionales
de la especie humana (respuestas incondicionadas de sobresalto, temor, etc.), logran
conectarse a situaciones-estímulo previamente "neutras" para ese tipo de reacciones (es
decir, de por sí inofensivas), a causa de su emparejamiento o asociación –muchas veces
fortuita– con estímulos que en forma natural desencadenan tales respuestas. Algunos
temores y respuestas fóbicas pueden haber seguido este patrón de aprendizaje.
El "pinchazo" de la aguja en el brazo del niño o niña al ser vacunados, asociado a estímulos
neutros para este tipo de reacciones, como el color blanco del delantal de la enfermera, el
"olor a hospital"... hará que tales estímulos neutros provoquen más adelante, en varios
niños/as, fuertes respuestas de ansiedad y temor.
Si un niño o niña es sorprendido/a tratando de atrapar una araña, los gritos y
demostraciones de horror de su mamá, pueden condicionarlo/a a sentir un gran temor en lo
sucesivo a las arañas o a algunos insectos más, dado el fenómeno de la generalización.
El niño o niña que no puede desprenderse de un muñeco, un oso de peluche, una
almohadita, etc., es muy posible que se haya condicionado clásicamente y que estos
objetos pasaran a ser estímulos condicionados de sentimientos de tranquilidad y protección,
ya que, cuando su madre lo/a alimentaba –en una situación de agrado, protección y
seguridad– tenía el pañal (u otro de los objetos mencionados) bien aferrado, a su alcance.
Este tipo de condicionamiento puede explicar, al menos en parte y según esta teoría,
nuestras reacciones frente a las personas. No sabemos siempre por qué alguien "nos cae
bien" o "nos cae mal". Es posible que detectemos en él o ella rasgos –a veces muy sutiles,
otras veces muy obvios (desde el color de los ojos, tono de voz, gestos, manera de dar la
mano o relacionarse con los demás, actitudes, etc.)– que nos evocan a otras personas que
hemos conocido antes y con las cuales hemos experimentado vivencias muy positivas o
muy desagradables.
El proceso mediante el cual aumenta la respuesta condicionada por sucesivos
emparejamientos de estímulos, genera la adquisición de nuevas conductas.
La extinción, en cambio, se refiere a la pérdida gradual de la respuesta condicionada que
ocurre cuando el estímulo condicionado es presentado sin el estímulo incondicionado.
De esta forma, es posible aprender conductas o “desaprenderlas” a través del proceso de
condicionamiento clásico.
Para todo esto es importante la generalización de estímulo, la tendencia a emitir la
respuesta condicionada ante un estímulo similar, aunque no idéntico al que fue
originalmente asociado al estímulo incondicionado. Por ejemplo, una persona que ha
aprendido a tenerle miedo al perro que la mordió, puede generalizar su aprendizaje y temer
a todos los perros, incluso a los inofensivos. Por el contrario, existe otro proceso, el de
discriminación, donde la persona aprende a responder sólo al estímulo condicionado,
logrando diferenciarlo de los demás estímulos; así, aprende a no responder a estímulo
parecidos al estímulo condicionado.
Usando el mismo ejemplo anterior, la persona puede aprender a no temerle a otros perros,
discriminando entre el perro peligroso y los inofensivos, a pesar de ser todos perros.
Los representantes de esta teoría afirman que el condicionamiento clásico ocurre en todos
las situaciones de aprendizaje, en casi todo momento, independientemente de cualquier
otro tipo de aprendizaje que está ocurriendo al mismo tiempo.
Así por ejemplo, una materia nueva en la situación de aprendizaje puede ser un estímulo
neutro para el o la estudiante, que no le provoca una respuesta emocional importante. El
profesor, la sala o el ambiente que rodea al estudiante, son estímulos incondicionados, que
pueden ser agradables o desagradables: escritorio cómodo o incómodo, profesor amistoso
o distante, etc. Si el o la estudiante asocia la materia nueva con los estímulos agradables,
probablemente presentará una respuesta condicionada de agrado frente a esa materia. Por
el contrario, si asocia la materia con estímulos desagradables, probablemente responderá
con desagrado a la materia.
● Condicionamiento Operante
El condicionamiento operante o instrumental, descripto por Skinner (1904 – 1990), es el
proceso a través del cual se fortalece un comportamiento que es seguido de un resultado
favorable (refuerzo), con lo cual aumentan las probabilidades de que ese comportamiento
vuelva a ocurrir.
Los premios y los castigos en el control de la conducta, como procedimientos al servicio de
la socialización, la enseñanza y el aprendizaje, son tan antiguos como la humanidad misma.
Es de sobra sabido que las consecuencias de lo que hacemos contribuye a que
aprendamos a regular nuestro proceder. Por lo general, tendemos a evitar las
consecuencias desagradables y adversas, y realizamos aquello que nos reporta beneficios
y resultados positivos. Esto también lo tenemos presente al regular las conductas de
otros/as.
El mecanismo de aprendizaje que pasamos a ver ahora ha jugado un papel central en este
sentido, constituyendo una herramienta muy valiosa al servicio de la modificación
conductual.
Un experimento con gatos a comienzos del siglo XX los exponía a escapar de una
caja-problema para conseguir el alimento que estaba afuera. Esto demostró cómo los
animales, que inicialmente operaban por ensayo y error, al tocar los mecanismos de
apertura en forma accidental, aprendían la conexión decisiva, mejorando su actuación en
ocasiones posteriores.
Se dedujo así que los actos son eliminados o fijados en función de sus consecuencias: los
que conducen a un "estado de cosas satisfactorio" son aprendidos; los que llevan a un
"estado de cosas insatisfactorio" son eliminados. El aprendizaje supone, entonces, la
eliminación gradual de ciertas respuestas y la adquisición gradual de otras.
Skinner planteó que el aprendizaje se da igual en todos los organismos, implicando una
relación entre Estímulo y Respuesta, pero él le agrega el efecto de la consecuencia de
satisfacción o de insatisfacción.
Por ejemplo, en la situación 1, el ratón, sin comer por algún tiempo, obtiene comida solo si
logra apretar una palanca que se encuentra en la caja skinneriana.
En la situación 2, el ratón puede escapar de una situación de castigo (el piso de la jaula
suavemente electrificado) solo si logra saltar al compartimiento contiguo.
En ambos casos se llega a establecer una conexión entre una respuesta (presionar la
palanca o saltar) y un determinado estímulo-consecuencia gratificante o satisfactorio
(alimento o escape del castigo)
El Reforzamiento o refuerzo es este procedimiento general de utilización de premios o
castigos con el fin de afianzar determinados comportamientos.
Una golosina o una felicitación pueden operar, en el caso de seres humanos, como
estímulos reforzadores de determinada conducta, si contribuyen a que tal conducta se
afiance. El hecho de dárselos, al haber ejecutado la conducta cuando corresponde,
constituye el refuerzo o reforzamiento
El bebé que logra decir papá y es celebrado por toda la familia con regocijo; el niño o la niña
que "hizo sus tareas" y es premiado/a, permitiéndosele ver su programa favorito de TV u
obteniendo buenas calificaciones; la secretaria que recibe felicitaciones (y un eventual
aumento de sueldo) por su trabajo...constituyen típicos casos de refuerzo positivo.
La persona a quien se le aplica una multa por haber cometido alguna infracción. Asimismo,
el castigo físico, las burlas, humillaciones, el maltrato o las "malas notas" corresponden a
ejemplos de castigo. La pérdida de privilegios o recompensas, también implican castigo. Los
y las adultos/as frecuentemente, utilizan este tipo de castigo cuando privan a sus hijos/asde
un regalo prometido, un paseo, alguna diversión, etc., por haber incurrido en alguna
conducta, a su juicio, incorrecta
Para profundizar la idea, el castigo es una consecuencia que, inmediatamente después de
una conducta, hace que disminuya la probabilidad de que la conducta se vuelva a repetir.
Existen dos tipos de castigo: el castigo positivo consiste en la aparición de un evento
displacentero o doloroso, mientras que el castigo negativo consiste en la desaparición de un
evento “bueno” o placentero. Por ejemplo, una profesora que hace que su curso copie una
frase del pizarrón 30 veces está aplicando un castigo positivo, mientras que un profesor que
deja a su curso sin recreo, está utilizando un castigo negativo.
Para que un castigo o refuerzo sea efectivo, debe cumplir con ciertas condiciones. La
primera, es la contingencia temporal, que significa que el castigo será más efectivo mientras
menor sea el intervalo de tiempo que transcurra entre el comportamiento indeseado y el
castigo. La segunda se refiere a la constancia; esto implica que el castigo será efectivo
cuanto más constante sea; no basta con castigar una conducta a veces: debe castigarse
cada vez que se presente para que efectivamente disminuya su aparición. Finalmente, la
eficacia depende de la medida en que se refuercen conductas alternativas. No basta con
señalarle a la persona qué conducta no debe emitir, sino que además hay que señalarle qué
es lo que debe hacer en cambio
Ackerman (1976), en la línea de Skinner, explica en su manual de aplicación de las técnicas
de condicionamiento operante en la escuela, que el castigo, a diferencia del refuerzo
positivo, no es constructivo, no es permanente en sus efectos (salvo en el daño que
produce), no enseña a las personas a comportarse, provoca cólera, frustración, reacciones
agresivas y además, proporciona un modelo de conductas agresivas, en especial cuando se
trata de castigos físicos, burlas y amenazas. El adulto/a agresivo/a enseña a sus hijos/as
que la manera de conseguir las cosas, o solucionar los problemas, es con la agresión.
Skinner escribió extensamente acerca de la aplicación de sus ideas al campo educativo. Él
mismo afirmó: “la enseñanza es un simple arreglo de las contingencias de refuerzo”, lo que,
a la luz de otras posturas, puede parecer una sobre simplificación. Sin embargo, sus
convicciones se concretaron en distintas técnicas:
• Los y las docentes presentan el material en pasos pequeños.
• Los y las estudiantes responden de manera activa, ejecutando acciones, en vez de
escuchar pasivamente.
• Frente a las respuestas, los y las docentes dan confirmación inmediata de los resultados
(refuerzo o retroalimentación).
• Los y las estudiantes avanzan por el material a su propio ritmo,
Para los conductistas, la conducta compleja es el resultado de la combinación de elementos
simples: los aprendizajes nuevos se basan en la ejercitación y encadenamiento de
conductas ya existentes en el repertorio del sujeto, el que debe operar de manera activa en
el medio (se aprende "haciendo") y, en variados contextos.
Sin embargo, han sido muy criticados, porque, al centrarse en las conductas observables y
estímulos que se les relacionan, no asignan el rol central que les cabe a los fenómenos
mentales como agentes causantes del comportamiento.
Además, a juicio de sus detractores, porque no ponen énfasis en el aspecto creativo,
original de la mente humana y en la iniciativa del sujeto en su aprender, haciendo de él un
ser relativamente pasivo, reactivo al arreglo de la situación y a las contingencias de
refuerzo.
Las críticas al conductismo, desde dentro y fuera de la psicología, destacan esa suerte de
manipulación de que sería objeto el ser humano por medio del condicionamiento, lo que
atenta contra su libertad y dignidad. Desde el punto de vista de la psicología educativa y de
la psicoterapia, los aportes del conductismo han sido, sin duda, relevantes. Si no son vistos
como los de una teoría que pretende dar cuenta de todos los hechos del aprendizaje y la
conducta humana, tiene reservado un lugar importante para explicar una parcela
significativa de fenómenos relativos al aprendizaje. Es cierto que puede hacerse un mal uso
de las contingencias del refuerzo, pero no es lo que propone la teoría.
El condicionamiento operante sostiene, de esta forma, que se aprende aquello que es
reforzado. Esta postura, como puede verse, se basa en la idea de que el comportamiento
está determinado por el ambiente, y que son las condiciones externas -el ambiente y la
historia de vida- las que explican la conducta del ser humano.
Los principales usos que se le han dado a esta técnica en la educación tienen mucha
relación con un modelo general de disciplina.
Se plantea que el/la profesor/a debe seguir las siguientes indicaciones para lograr poner en
práctica estos principios:
• Seguir el desempeño de una respuesta correcta con consecuencias positivas, ignorando
las respuestas incorrectas.
• Proveer reforzamientos de respuestas correctas, los cuales deben ser positivos,
inmediatos y frecuentes.
• Reforzar la conducta exacta que se quiere enseñar.
• Aplicar el reforzamiento, lo más específicamente posible, evitando ser vago. Se requiere
que el aprendiz entienda claramente cúal es el comportamiento que está siendo reforzado.
● Aprendizaje social:
Albert Bandura fue un psicólogo ucraniano-canadiense que sostuvo que las personas
tenemos la capacidad de aprender observando a un modelo o recibiendo instrucciones, es
decir, agregó la dimensión social.
El contexto en el que nos encontramos nos condiciona en mayor o menor grado por el
simple hecho de que nosotros estamos en él. Es decir, con esta teoría de aprendizaje
social, Bandura defiende que la conducta humana es en su mayoría aprendida, y que gran
parte del aprendizaje es asociativo.
El aprendizaje se produce por la determinación de tres elementos: factores personales,
ambiente y conducta. Estos tres elementos interactúan constantemente como facilitadores.
Bandura afirma que por medio de modelos reales o simbólicos, las personas tendemos a
modificar nuestras conductas como resultado de observar, escuchar o leer sobre la
conducta de dicho modelo. Cabe destacar que, este modelo a imitar es valorado
positivamente por la persona.
Si las conductas que se han obtenido nos da recompensas positivas, es más probable que
sean repetidas, siendo totalmente al contrario en el caso de que las consecuencias sean
negativas.
En dicha teoría del aprendizaje social y en concreto en el aprendizaje por la observación o
modelado, Bandura estableció cuatro pasos: Atención: Si vas a aprender algo, necesitas
prestar atención. Si estamos nerviosos o distraídos, el aprendizaje no será tan efectivo.
Retención: Debemos ser capaces de retener aquellos a lo que hemos prestado atención.
Normalmente lo guardamos a través de imágenes mentales o descripciones verbales.
Reproducción: En este punto es donde reproducimos el comportamiento. Motivación:
Realmente la acción de repetir no se llevará a cabo a menor que estemos motivados para
imitarlo.
Para sostener su teoría Bandura desarrolló el experimento del Muñeco Bobo.