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Dos Representaciones de Aurigas Romanos Realizadas en Bronce Descubiertas en La Bética (Málaga Y Córdoba)

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DOS REPRESENTACIONES DE AURIGAS ROMANOS

REALIZADAS EN BRONCE DESCUBIERTAS


EN LA BÉTICA (MÁLAGA Y CÓRDOBA)

Joaquín Aurrecoechea-Fernándezi
Carlos Gozalbes Craviotoii

RESUMEN: El presente estudio está dedicado a un par bronces pertenecientes al ámbito geográfico bético que
son sendas representaciones de aurigas. Su interés es doble, ya que se documentan por primera vez en Hispania
este tipo de representaciones en un soporte metálico y se dan a conocer piezas de dos yacimientos arqueológi-
cos conocidos muy parcialmente.

TWO REPRESENTATIONS OF ROMAN CHARIOTEERS MADE IN BRONZE


DISCOVERED IN THE BETICA (MALAGA AND CORDOBA)

ABSTRACT: This study is devoted to a pair of bronzes belonging to the Baetic geographic area which are both
representations of Roman charioteers. Their interest is twofold, as they are the earliest known metal charioteers
in Hispania and items from two very partially known archaeological sites are presented.

INTRODUCCIÓN

Las piezas metálicas son un tipo de material arqueológico tradicionalmente desatendido por
la comunidad científica especializada en el mundo hispanorromano, más interesada en la cerámi-
ca, o la numismática debido a su carácter de fósil director, o en objetos de índole artística (esta-
tuaria, musivaria, etc.). A esta indiferencia por el metal contribuyen también aspectos tales como
su menor representación numérica en las excavaciones, su habitual precario estado de conserva-
ción o la carencia de catálogos sistemáticos en nuestro idioma. Bajo esta perspectiva cobra im-
Mainake, XXXIX / 2021 / pp. 109-124 / ISSN: 0212-078-X

portancia la publicación de ejemplares elaborados en metal, tanto procedentes de trabajos cien-


tíficos, como depositados en los incontables fondos de museos aún inéditos o los procedentes de
hallazgos casuales. A este último apartado pertenecen las piezas que presentamos en este trabajo,
las cuales cuentan con el interés adicional de ser las primeras representaciones de aurigas docu-
mentadas en Hispania sobre un soporte metálico. Respecto a dicho soporte, a falta de los análisis
metalográficos adecuados solo podemos decir que es una aleación de cobre/bronce, sin que se-
pamos precisar la presencia/ausencia de componentes como el cinc y la proporción entre ellos
(cobre, estaño y plomo).

i Universidad de Málaga ([email protected]).


ii Universidad de Málaga ([email protected]).
110 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

INVENTARIO perimetralmente por una guirnalda ejecutada


mediante líneas incisas, algunas de ellas traza-
N.º 1 (figs. 1 y 2). Procedencia: El Tejar (Be- das a compás. La ornamentación se comple-
namejí, Córdoba). Ubicación: Colección parti- menta con un medallón circular dibujado
cular de Benamejí1. Descripción: Estatuilla en íntegramente a compás, en cuyo interior se
bulto redondo que se conserva incompleta, aloja una biga conducida por un auriga que
faltándole las extremidades de ambos brazos y sostiene un látigo en su mano derecha. Ambos
piernas. La figura cubre su cabeza con som- équidos tienen representados someramente
brero cónico, mientras que viste una túnica los arneses, pudiendo distinguirse en el animal
corta en la que se destacan sendos almohadi- en primer plano un collar ornamentado con
llados a la altura de los hombros. Sobre el re- una falera circular, así como una gamarra en el
gazo destaca un elemento curvo que podría caballo situado en segundo plano. Las figuras
tratarse de un cuchillo. Las piernas parecen se realizaron en frío, utilizando diversas herra-
estar cubiertas con un pantalón que cuenta mientas para dar sensación de volumen. Así,
con almohadillados sobre las rodillas. El esta- siluetas y rasgos anatómicos principales pare-
do de conservación es muy deficiente, ya que cen estar ejecutados con un buril, instrumento
se encuentra muy erosionada y presenta la su- cortado al bies y muy afilado, por lo que es
perficie original metálica saltada en algunas capaz de realizar surcos nítidos y precisos.
zonas, lo que dificulta la interpretación del Para los detalles secundarios probablemente
traje que porta, siendo imposible precisar, por se emplearon otros dos utensilios. Los surcos
ejemplo, si la túnica poseía un cuello redondo paralelos, con los que se ejecutó los pliegues
o en pico. Debido a su conservación tampoco de la túnica y el pelo de los caballos, parecen
podemos asegurar si el rostro carecía de ras- elaborados con una punta seca, instrumento
gos anatómicos o si se encuentra cubierto por que se emplea como una pluma, arañando la
una especie de tapabocas. Composición: alea- lámina de cobre/bronce. Para el resto de los
ción de cobre/bronce. Dimensiones: 4,6 cm motivos secundarios (gorro del auriga, látigo,
de altura conservada y 2,8 cm de anchura con- etc.), se empleó un punzón de punta circular.
servada. Bibliografía: Inédita. Dimensiones de la elipse: 11,4 cm de vértice o
eje mayor y 9,7 cm de covértice o eje menor.
N.º 2 (figs. 3 y 4). Procedencia: Tierras del Bibliografía: dada a conocer someramente por
cortijo Chacones (Alameda, Málaga). Ubica- José Antonio Rodríguez Marín2.
ción: paradero desconocido (presuntamente en
colección particular). Descripción: Placa de ten- MARCO GEOGRÁFICO
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dencia elipsoidal que cuenta en su parte supe-


rior con un par de pequeños apéndices circu- Ambas piezas son fruto de hallazgos ca-
lares perforados, uno de ellos incompleto; suales, si bien, se puede estimar su localización
rematando inferiormente por una lengüeta aproximada gracias a las noticias orales que
que se encuentra rota en su inicio. Desde el hemos podido recoger sobre ellas.
punto de vista técnico se elaboró recortando La estatuilla se encontró a las espaldas de
una chapa metálica. La pieza está decorada las casas que forman la calle Salvador Artacho

1 Agradecemos a Juan Manuel Morales las facilidades que nos ha dado para su estudio y la realización de las fotos de
la pieza que ilustran el trabajo.
2 RODRÍGUEZ MARÍN, J. A. (2013): 82.
Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 111

Figura 1. Estatuilla de Benamejí (Córdoba),


vistas frontal y trasera.
Fotografía de Juan Manuel Morales

en El Tejar (pedanía de Bemanejí) (Coordena- a un niño, se entregó para que formara parte de
das UTM 363044 / 4122450). Toda la colina los fondos del futuro museo o sala de exposi-
está parcialmente ocupada por olivar, localizán- ciones arqueológicas de Benamejí3.
dose en su superficie numerosos restos cerámi- Es posible que la zona se corresponda
cos romanos que se prolongan hacia el río Ge- con el lugar citado en el Itinerario de Antoni-
nil. En dicho olivar aún pueden observarse no o en el Geógrafo Anónimo de Rávena con
restos de fuertes muros de opus signinum, así el nombre de Ad Gemellas, aunque hay muchas
como piletas. Hasta hace poco también era visi- y diversas teorías sobre la localización de esa
ble una gran piscina correspondiente a unas mansión que estaba situada en la vía romana
termas, de la que hoy día solo se aprecia una entre Malaca y Corduba. Para Sillières, Ad Ge-
cimentación de unos 4 x 3 metros realizada con mellas se situaría posiblemente en el yacimien-
«tapial de mampostería» cuya argamasa es muy to de Los Pozuelos de Palenciana4. Para el
compacta. Muy cerca existió una importante padre Fita y A. Blázquez, estaba situada en
necrópolis romana que aportó un gran número Benamejí5. Saavedra, Aguilar Cano y Losada
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de estatuillas de arcilla que sin que hubieran po- lo sitúan en los alrededores de Puente Genil6.
dido ser estudiadas entraron en el mercado ilíci- Melchor Gil, en base a las distancias del Itine-
to de antigüedades. Solamente una de ellas, en rario de Antonino señala que debió situarse
la que se aprecia a una mujer madura abrazando en Venta Cabrera, al Norte de Benamejí 7.

3 Posibles coordenadas de la necrópolis: UTM 363208- 4122069. Al parecer, también apareció en la misma tumba
otra terracota de un hombre abrazando a un niño.
4 SILLIERES, P. (1990): 412-420.
5 FITA, F. (1910): 529 y BLÁZQUEZ (1923).
6 SAVEDRA (1914): 96; AGUILAR CANO, J. C. (1854): 123; LOSADA, A. (1971): 18.
7 MELCHOR GIL, E. (1992):112. Los restos romanos de Venta Cabrera son muy escasos y solo parecen señalar la
existencia de una de las innumerables villas romanas del territorio.
112 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

Respecto a la posible identificación con El


Tejar, lo cierto es que han sido múltiples los
hallazgos en la zona que nos indican al me-
nos la existencia de una extensa población.
El CIL sitúa Ad Gemellas con interrogación en
el Cerro del Grajo, situado cerca de El Tejar
(coordenadas UTM : 361500-4121061). Sin
embargo, este cerro apenas tiene restos ro-
manos (seguramente fuera una mera villa y
no una población) en comparación con los
existentes en El Tejar o en sus inmediatos
alrededores. Probablemente se confunda con
el denominado «Cerro del Nido del Grajo»
situado a unos 500 metros al Este de El Tejar,
cortado por la autovía y en el que han apare-
cido gran cantidad de restos romanos, entre
ellos una importante placa de bronce de la
época de Germánico8. También en la zona de
El Tejar, confluían dos importantes caminos
romanos, el que iba desde Antikaria a Corduba
y el camino que recorría las vertientes del río
Genil9. Sin embargo, no podemos asegurar la
identificación de El Tejar con Ad Gemellas, Figura 2. Estatuilla de Benamejí (Córdoba), vistas laterales.
Fotografía de Juan Manuel Morales.
aunque la mayor parte de los datos nos llevan
a esa conclusión.
La otra pieza que nos ocupa, constituida
por una placa con un auriga sobre su biga, se LOS AURIGAS Y LAS CARRERAS
halló solamente a unos 13 kilómetros de El DE CABALLOS DURANTE
Tejar, en una suave colina ubicada frente al EL IMPERIO ROMANO
cortijo de Los Chacones (Alameda, Málaga),
siendo sus coordenadas UTM aproximadas Conocemos con la denominación general
350360 / 4123456. Su entorno arqueológico la de aurigas a los conductores de carros tirados
sitúa en las fértiles tierras que rodeaban el nú- por caballos que participaban en las carreras
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cleo urbano de la Alameda romana, donde se que se desarrollaban en los circos. Sin embar-
prodigan un buen número de yacimientos de go, en el mundo romano existían diversos
carácter agrícola, a tener de los datos revelados nombres para los mismos deportistas, de­
por las prospecciones arqueológicas efectua- pendiendo de la experiencia que tuvieran o el
das por Ángel Recio en los inicios de los años tipo de carro que conducía, así agitator era un
90 del siglo pasado10 conductor experimentado, miliarius el que

8 CABALLOS, A., FIRK, W. y FERNÁNDEZ, F. (1996): 260-265.


9 Vías IX y IX.a de nuestro estudio sobre las vías romanas. Vid. GOZALBES CRAVIOTO, C. (1988): 396-399.
10 Tengamos en cuenta que solo en el entorno de la actual ciudad se han inventariado más de 60 yacimientos de
época imperial romana. Vid. RECIO RUIZ, Á. (1997): 457-462.
Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 113

conseguía mil victorias, quadrigarius aquel que


guiaba un carro con cuatro caballos, bigarius
el que llevaba uno con dos caballos, etc. Si
bien las carreras con dos o cuatro caballo
eran las más convencionales, existían otras
con arrastres compuestos por seis, ocho y
hasta diez équidos; desarrollándose también
carreras con jinetes montados sobre el ca­
ballo11. Este tipo de espectáculo era uno de
los preferidos por el gran público junto a los
juegos gladiatorios. Las carreras de carros su-
ponían una actividad costosa de realizar y di-
fícil de mantener, motivo por el cual solo al-
gunas ciudades contaban con un edificio Figura 3. Placa de Alameda (Málaga).
Fotografía de Carlos Gozalbes Cravioto
específico para tal fin dentro de su programa
urbanístico, el cual exigía una gran superficie
libre donde levantar una construcción rec-
tangular de gran longitud. Por el contrario, Por regla general los aurigas14 eran esclavos
teatros o anfiteatros eran edificaciones casi y libertos15, seguramente debido a la dureza y el
obligadas en cualquier municipio romano, ya riesgo del entrenamiento16. Se adscribían una de
que estas podían adecuar más fácilmente su las cuatro facciones o equipos que conformaban
tamaño al espacio edilicio libre y a la necesi- el «cuerpo de aurigas», estando identificadas
dad de albergar a un número determinado de cada una de ellas por un color determinado
habitantes en función de la demografía de la (rojo, blanco, azul o verde). En cada carrera po­
zona. Inicialmente, si el terreno lo permitía, dían participar hasta tres carros por equipo,
los circos se erigían aprovechando una depre- desarrollándose una estrategia durante la com­
sión o vaguada para excavar la pista, a su vez petición en la que un par de aurigas de la misma
atravesada por la espina, mientras que el gra- facción podían entorpecer a los contrincantes
derío se apoyaba parcialmente en las pen- para que un tercero del equipo se concentrara
dientes naturales del terreno. En la Bética en la victoria. Alguno de estos personajes
solo se han podido documentar cinco cir- alcanzaban una gran fortuna y fama a través de
cos12: Astigi (Écija), Carmo (Carmona), Car- sus victorias, convirtiéndose en verdaderos
teia (cerca de Algeciras-La Línea), Corduba ídolos de masas con multitud de seguidores,
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(Córdoba) y Singilia Barba (Antequera)13 lo mismo que ocurría con los gladiadores17.

11 NELIS, J. (2002): 265-300.


12 Aunque la nómina podría ser seis si se confirma la existencia de uno en Osuna.
13 Dado a conocer a través de prospecciones geofísicas y de fotografía aérea. Vid. ROMERO PÉREZ, M. y
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, L. E. (2010).
14 La mayor parte de los autores identifican los aurigas con los agitatores. Vid. THUILLIER, J.-P. (1987): 233-237.
15 De un estudio sobre 230 aurigas, solo uno de ellos era libre de nacimiento. Vid. DE RUGGIERO, E. (1962):
361-363.
16 No obstante, se produjo una evolución a través del tiempo, ya que inicialmente eran los ciudadanos libres y adi-
nerados los que intervenían en las carreras a modo de divertimiento.
17 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, J. A. (1998): 20-33.
114 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

Concretamente, uno de los aurigas más famo­ resistencia durante la carrera. Tengamos en
sos, y probablemente más rico, de todos los cuenta que los conductores de carros vestían
tiempos fue un hispano del siglo ii llamado una ropa diseñada para protegerse en caso de
Cayo Apuleyo Diocles18. accidentes, siendo característica una túnica
gruesa ajustada mediante tiras de cuero que
ANÁLISIS DE LOS AURIGAS se cruzaban en el pecho y que rodeaban
ENCONTRADOS EN también las piernas22. La pieza cordobesa le-
MÁLAGA Y CÓRDOBA vanta su brazo derecho, probablemente para
erguir un látigo, como es habitual en este tipo
La popularidad de los aurigas y la actividad de representaciones; mientras que el brazo
que desarrollaban ha propiciado la conserva- izquierdo se despega del tronco en trayec-
ción hasta tiempos recientes de numerosas toria descendente, posición que posiblemen-
representaciones de estos personajes, bien te denota que en su mano portaba las riendas,
formando un conjunto con su carro o acom- aunque también cabe la posibilidad de que
pañados de sus caballos, o más raramente en sujetara una palma de la victoria. Por la acti-
solitario. Unas de las más numerosas son las tud de la figura se infiere que formaba parte
figuraciones en mosaicos19, seguidas de las de un conjunto mayor, compuesto por los
pinturas parietales, puesto que ambas frecuen- caballos y el vehículo que conducía. Cubre la
temente formaban parte del programa decora- cabeza mediante un gorro apuntado, mien-
tivo de la domus romana. En la península ibéri- tras que en su cintura se observa un pliegue
ca se conservan buenos ejemplos de ello20. más ancho de la correa que ciñe la cintura,
Más escasas son las representaciones en pie- quizá insinuando esquemáticamente un cu-
dra, tanto en relieve como en bulto redondo, chillo de hoja curvada. A destacar el acabado
entre las que cabe incluir los sarcófagos orna- del rostro, en el que no se observan rasgos
mentados con escenas tomadas de los espec- faciales, pero si una moldura horizontal por
táculos circenses, o los retratos de aurigas21. debajo de donde deberían estar los ojos, lo
Aún más raras son las imágenes de aurigas que quizá sea la forma de indicar que lleva
elaboradas en metal, lo que dota de una mayor puesto un «tapabocas». Aunque no están do-
importancia a las piezas que presentamos en cumentados «tapabocas» en las representa-
este estudio, dado el escaso número de ellas ciones iconográficas de aurigas romanos, no
que se conocen en todo el Imperio Romano. sería descabellado pensar en su uso, ya que
Respecto a la figura exenta de Benamejí, este elemento mejoraría el equipamiento de-
aunque se ha conservado aislada, no cabe portivo al evitar que penetrara polvo y ele-
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duda de su identificación como un auriga mentos indeseados en nariz y boca.


dada la indumentaria que viste, donde desta- Aunque la estatuilla es parca en detalles, sin
ca el torso ceñido con un corselete o faja, la embargo, hay varios de ellos en los que merece
cual no solo servía como protección, sino incidirse. En primer lugar, resulta curioso el go-
que impedía que la ropa se abultara por la ac- rro de forma apuntada, reforzado con tiras ver-
ción del viento y ofreciera una fuerza de ticales en el frontal y ambos laterales, mientras

18 GARCÍA Y BELLIDO, A. (1955): 252 y ss.


19 BLÁZQUEZ, J. M. (2002): 73.
20 BLÁZQUEZ, J. M. (1974): 19-23.
21 BELL, S. W. (2019): 35-65.
22 BELL, S. W. (2018/19).
Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 115

Figura 4. Detalle de la placa


de Alameda (Málaga).
Fotografía de
José A. Rodríguez Martín

que en la nuca discurren horizontalmente. Ha- llevar una corta visera o refuerzo en la parte
bitualmente los aurigas protegían su cabeza con baja que discurriría por todo el perímetro25.
un gorro en forma de casquete redondeado, el Ello nos hace pensar en que realmente debió
cual se encontraba bastante acolchado para existir una mayor diver­sidad de estas proteccio-
amortiguar el efecto de eventuales caídas. El nes, las cuales debieron evolucionar durante los
tema no es baladí si tenemos en cuenta que las más de cinco siglos en que estuvieron en uso, si
lesiones más graves ante los impactos por acci- bien el esquematismo con que a menudo se re-
dente provendrían de golpes en la cabeza, sien- presentan debe ser más propio de un conven-
do fundamental en este deporte una buena cionalismo iconográfico propio de la estética.
chichonera que redujera el riesgo. Testimonios En este sentido, la aparición de un gorro apun-
de que dichos gorros de casquete esférico per- tado, como el de Benamejí, podría ser el resulta-
tenecían al equipo estándar de estos deportistas do de una adaptación tendente a sobreproteger
lo encontramos en un papiro descubierto en la zona superior de la cabeza, si bien no pode-
Antinoe (Egipto), en la que se muestra a un mos dudar de que nos encontramos ante un
conjunto de aurigas23. El probable retrato de un gorro de un conductor de carros, ya que pre-
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auriga en mármol del Museo del Louvre (Fran- senta unos refuerzos en forma de tiras que
cia)24 lleva otro tipo de gorro, algo más cilíndri- guardan evidentes paralelos con las pormenori-
co y más ajustado a las características anatómi- zadas cabezas de aurigas que se conocen en
cas de una cabeza humana. También existen mármol, así la conservada en el Museo del
representaciones de aurigas cuyo gorro parece Louvre (Francia)26.

23 THOMAS, T. K. (2010): 1038, fig. 45,3.


24 BELL, S. W. (2008): 397-398, fig. 7.
25 Así, por ejemplo, en el mosaico del siglo III del Palazzo Massimo alle Terme (Roma) donde se muestra al auriga
de la facción roja.
26 Dicha cabeza ha sido interpretada indistintamente como la de un auriga o como la de un flamen Martialis. Vid
BELL, S. W. (2008): 397-398, fig. 7.
116 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

Figura 5. Carro del Museo de Laon (Francia). Fotografía Wikimedia Commons

Otro aspecto destacable es la moldura cur- con un auriga, alejándola de cualquier otra re-
va que ostenta la figura en el regazo, ya que, presentación mítica que podría confundirse
aunque a primera vista parece una continua- por el gorro frígio. Estos cuchillos están esca-
ción de la faja que ciñe la túnica en el períme- samente representados en la iconografía ro-
tro de la cintura, adquiere unas dimensiones mana de temática circense27, lo que otorgaría
mayores que el almohadillado del resto del aún más interés a la pieza de Benamejí.
ceñidor, quizá porque se esté representando El auriga de Benamejí cuenta con escasos
de forma muy esquemática un cuchillo de hoja paralelos, ya que como hemos comentado son
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curva alojado en dicha faja. Este utensilio era raras las figuras metálicas en bulto redondo de
de uso frecuente entre los aurigas durante las estos atletas. Entre los ejemplares conserva-
carreras, pues facilitaba el corte rápido de las dos podemos citar una biga prácticamente
riendas, puesto que las normas establecían que completa del Museo de Laon (Francia) (fig. 5),
los correajes debían atarse a la cintura, por lo cuyo conductor presenta una postura similar
que en caso de caer del carro el conductor era tanto de brazos como de piernas, pudiendo
arrastrado por la arena e incluso atropellado advertirse que las extremidades inferiores del
por sus contrincantes. Dicho cuchillo refren- auriga se encuentran en tensión y adaptán­
daría nuevamente la identificación de la figura dose al movimiento del vehículo, lo que

27 THUILLIER, J.-P. (1999).


Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 117

podríamos trasladar a la pieza que tratamos e


inferir que originalmente nuestro bronce cor-
dobés también se completaba con un carro
en movimiento y no estático. El auriga de
Ezinge (Holanda) (fig. 6), por el contrario, se
muestra parado, con las piernas juntas. Si to-
das las representaciones mencionadas hasta
ahora son de corte poco detallado e incluso
esquemático, encontramos un mayor anhelo
artístico en el auriga de Altrier (Luxembur-
go)28, el cual representa a un niño vestido de
auriga, indicativo de la temprana edad a la
que comenzaban a ejercitarse estos deportis-
tas. También naturalista, aunque en este caso
se trata de un adulto, es el pequeño auriga en
bronce del Museo de Berlín29. En otras oca-
siones, los aurigas se emplean con un carácter
ornamental en objetos utilitarios, como en
los mangos de cuchillos, caso de un ejemplar
del Museo Británico30, o en los contrapesos
de balanza31.
Centrándonos ya en la pieza número 2
(fig. 7), la placa procedente de Alameda con
una biga conducida por un auriga, pensamos
que el escaso grosor de la pieza junto a los
apéndices perforados que presenta, podrían Figura 6. Auriga de Ezinge.
Fotografía Groninger Museum
indicar su pertenencia al ámbito decorativo
de un elemento de arnés, donde habría sido
remachado sobre un soporte de cuero, pu-
diendo postularse su ubicación en la frente practico, puesto que no sirvió para la unión o
del caballo. Situada en dicha posición los sujeción entre correas, de ahí la delgadez de
apéndices superiores servirían para unirla a la la placa sobre la que está elaborado. Tipológi-
correa denominada frontalera, mientras que camente no conocemos piezas de atalaje se-
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el inferior discurriría hacia la correa musero- mejantes, si bien hay que tener en cuenta que
la. Tampoco puede descartarse su uso a para los arreos de caballo del periodo tardor-
modo de falera sobre la grupa o el cuerpo del rromano prácticamente carecemos de infor-
animal, sirviendo en este caso el apéndice in- mación científica, salvo algunas excepciones,
ferior para colgar un pinjante. En todo caso, como las camas de bocado articulado o los
tiene un sentido meramente ornamental y no pasadores dobletroncocónicos32, piezas que

28 DÖVENER, F. (2008): 65-67.


29 https://smb.museum-digital.de/object/6454.
30 KÖHNE, E. y EWIGLEBEN C. (eds.) (2000): 92, n.º 24.
31 FRANKEN, N. (1994): B30
32 AURRECOECHEA-FERNÁNDEZ, J. (2007).
118 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

recurrentemente aparecen en suelo hispano. élite social como el círculo de los latifundis-
El motivo iconográfico empleado, el cual está tas, etc.).
protagonizado por sendos caballos, también De la pieza malagueña destaca el gorro
podría avalar una función dentro del mundo frigio que porta, el cual se debe probablemen-
de los atalajes, ya que en los casos conocidos te a una licencia artística para denotar el ori-
suele ser habitual que los arneses bajoimpe- gen del personaje representado. Habitual-
riales se ornamenten con imágenes de équi- mente, los gorros frigios son empleados en la
dos33. Las carreras de caballo también están iconografía romana para indicar que el perso-
representadas en algunas de estas piezas, aun- naje procede de la pars orientalis del Imperio,
que desde diferente perspectiva, pues suele así en el mosaico de Noheda (Cuenca)36, al
escogerse como motivo preferente al jinete protagonista Pélope se le singulariza con un
vencedor de la carrera sobre su caballo, como gorro de este tipo. Dicho recurso visual fue
encontramos en el magnífico ejemplar de muy empleado en la musivaria tardorromana,
Cártama (Málaga), o bien en actitud de galo- pues en la península ibérica conocemos otros
pe mientras participa en la competición 34. ejemplos, como los pavimento localizados en
Del mismo modo, la guirnalda que enmarca Casariche (Sevilla) y Cástulo (Jaén) con la re-
el perfil del objeto aparece también en mu- presentación del Juicio de Paris37, portando el
chas de las camas de bocado hispanorroma- personaje masculino que da nombre al tema
nas ornamentadas con figuras de équidos, así un sombrero frigio para indicar su origen
como en las decoradas con crismones 35 , anatólico. Además, hay que tener en cuenta
constituyendo una clara alusión al triunfo que muchos conductores de carros procedían
(bien sea el triunfo desde una óptica materia- de las provincias orientales, ya que dicha ocu-
lista o espiritual, dependiendo del motivo pación contaba con una larga tradición en las
iconográfico principal al que acompañe). Por ciudades helenísticas. No obstante, estos go-
tanto, desde el punto de vista sociológico, la rros también eran usados por los libertos
placa de Álameda está vinculada con las nu- como símbolo de su estatus; e incluso se em-
merosas representaciones agonísticas de ca- pleó una versión metálica del mismo en el
rácter simbólico usadas en época romana mundo militar, la variante frigia del casco
(juegos gladiatorios, carreras de circo, vena- Niederbieber, de la que contamos incluso
tiones), en las que mediante la plasmación con representaciones artísticas en los relieves
visual de la competición o del posterior triun- del Arco de Septimio Severo en Roma38. El
fo se pretende no solo atraer la buena suerte paralelo mencionado del mosaico de Noheda
sobre el posesor del objeto, sino que también nos introduce en el universo mítico de las ca-
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sirve para identificar a ese mismo posesor rreras de carros, abriendo nuevas perspecti-
como parte integrante de un grupo humano vas para la pieza de Alameda que podría estar
(aficionados/participantes de determinadas también relacionada con él; no pudiendo des-
actividades, miembros de una determinada cartarse el que nos encontremos ante una

33 AURRECOECHEA-FERNÁNDEZ, J. y AGER, B. (2000): 275-292.


34 AURRECOECHEA-FERNÁNDEZ, J. (2019/20): n.os 151 y 153.
35 Entre otras, podemos citar los ejemplares de Brenes (Sevilla) y Palma del Río (Córdoba). Vid. AURRECOECHEA-
FERNÁNDEZ, J. (2019/20): n.os 156 y 186.
36 VALERO, M. A. (2016): 125-160.
38 FISCHER, T. (2012): 154, fig. 186.
Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 119

Figura 7. Biga de Alameda (Málaga).


Dibujo de Joaquín Aurrecoechea-Fernández

versión resumida del mito oriental del rey brero o con carros, no es posible ya que fal-
Enómao, su hija Hipodamía y el pretendiente tan otros elementos iconográficos imprescin-
de esta, Pélope, ya que una carrera de carros dibles (corona radiada, etc.).
es parte fundamental del eje argumental de la En cuanto a los paralelos para la placa
historia, tal y como se comprueba en otros que nos ocupa, podemos mencionar algunas
paralelos musivarios en los que Pélope apare- piezas relacionadas en cuanto al soporte, la
ce guiando un carro, como el aparecido en temática y la técnica decorativa empleada,
Boxford (Inglaterra)39. En ocasiones Pélope aunque no suponen una correspondencia
es representado como un auriga victorioso exacta. En el Museo Británico se conserva un
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en pie junto a un caballo, portando un látigo disco, datado en los siglos iii-iv, con un apén-
y cubriendo su cabeza con el gorro frígio, tal dice en su parte baja similar desde el punto
y como lo vemos en uno de los paneles del de vista morfológico y dimensional al de
«mosaico de los caballos» de Cartago (Tú- Álameda, si bien se encuentra ornamentado
nez)40. Identificar la figura de Álameda con con un auriga en pie que sostiene su látigo41.
divinidades como Mitra, Sol Invicto o Attis, a Un motivo iconográfico similar al anterior
pesar de que estén asociadas con dicho som- encontramos en un medallón de Neusatz

39 BEESON, A., NICHOL, M. y APPLETON, J. (2019).


40 SALOMONSON, J. W. (1965): 106.
41 Ejemplar que creemos inédito. Museo Británico n.º de inventario 1814,0704.1034.
120 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

Figura 8. Placa de bronce con decoración


de un auriga encontrada en Hispania.
Dibujo de Marion Menzel

(Hungría)42. Procedente de Hispania se cono- nuestra hipótesis, no podemos dudar de su na-


ce otro disco, fechado en época tardorromana, turaleza romana a tenor de los arneses repre-
con un auriga descabalgado junto a su caballo, sentados, sobre todo por el sistema de tracción
cuya placa cuenta con tres orificios para asirse empleado basado en el collar, típico de esa
al soporte y que ostenta unas dimensiones en época. En aquel periodo la fuerza de la trac-
torno a los seis centímetros (fig. 8)43. Otro au- ción se situaba en el cuello y las correas de su-
riga con su caballo aparecen en Les Pinthières jeción actuaban desde la crin del caballo, lo que
(Francia), siendo esta vez el soporte una fíbu- implicaba que cuando el caballo arrastraba un
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la44. Todas estas piezas suelen interpretarse carruaje se asfixiaba, ya que el collar le oprimía
como recuerdos o suveniers del circo, aunque la tráquea, por lo que no se lograba aprovechar
no podemos olvidar el carácter propiciatorio y plenamente la fuerza de los équidos. Este mé-
agonístico de la imagen representada. todo sería sustituido durante la Edad Media
Respecto a la cronología de la pieza apare- (siglo xi) por la collera, alojada en el pecho y no
cida en Álameda, a pesar de que carecemos del en el cuello, con la que el caballo tira del carro
respaldo de una estratigrafía que confirme con los músculos pectorales, ganándose en

42 ROBERT, C. (1887): 48-49, fig. 5, 1.


43 BARATTA, G. (2007).
44 BARAT, J.; VENET, V. (2008).
Dos representaciones de aurigas romanos realizadas en bronce descubiertas en la Bética (Málaga y Córdoba) 121

eficacia motriz y en comodidad para el animal. teatro ni tan siquiera mencionan el circo, de-
Aún podríamos aquilatar la temporalidad de la biendo contribuir las labores agrícolas a su
placa de Alameda entre los siglos iii-iv, debido práctica desaparición, ya que hoy día solo es
a la técnica empleada en la ejecución de las fi- visible un pequeño majano de una docena de
guras, combinando líneas punteadas e incisas; sillares procedentes del edificio. La certeza de
así como en el estilo ­expresionista utilizado su ubicación se tiene desde 2013, cuando se lo-
para representar las testas equinas y el rostro gró localizar próximo al teatro gracias a la foto-
del auriga, destacando en unos y en otro sus grafía aérea y a la prospección con georadar,
grandes ojos circu­lares. Si nos atenemos a los estableciéndose una longitud para el mismo de
paralelos iconográficos en musivaria, podría- 550 metros49. Respecto a la cronología del edifi-
mos seguramente acotar a la cuarta centuria el cio circense, quizá hay que tener en cuenta una
momento de su fabricación. inscripción sobre un pedestal aparecido en las
excavaciones de la ciudad en 1986 50, donde se
CONCLUSIONES desarrolla la dedicatoria de un duoviro singilense
fechada en el año 109 que: «ofreció juegos pú-
Según se ha señalado, «las representaciones blicos y durante el mismo número de días jue-
iconográficas ligadas a las carreras45, se concen- gos privados 51…Así también en el mismo día a
tran en su mayoría de los casos a las regiones en los jóvenes 52 les obsequió con juegos en el tea-
donde esas carreras tenían lugar»46, es decir sue- tro…»53. Al mencionar el epígrafe que los jue-
len situarse los hallazgos en las cercanías de los gos se desarrollaron en el teatro es posible infe-
circos. El circo más cercano al lugar del hallaz- rir que el circo no se había construido aún en
go es el de Singilia Barba (Cortijo de Castillón, los inicios del siglo ii d. C. No obstante, hay que
Antequera) que está a unos 26 kilómetros en tener en cuenta que los mapas de distribución
línea recta del hallazgo. La ciudad también con- geográfica de los circos romanos no solo son
taba con un teatro, mencionado reiteradamente incompletos sino engañosos, pues únicamente
desde la primera cita de Juán de Vilches en incluyen los edificios de espectáculos, es decir,
1544 47, bastante bien conservado hasta el si- aquello recintos identificables por sus restos
glo xviii como sabemos por dibujos de la arquitectónicos; dejando a un lado las pistas na-
­época48, aunque en la actualidad sus restos visi- turales al aire libre donde se celebraban ludi cir-
bles carecen de entidad. El edificio del circo se censes de forma esporádica o intermitente, ya
tuvo que desmantelar desde muy antiguo, ya que simplemente se necesitaba un espacio llano
que los autores renacentistas que dan cuenta del lo suficientemente ancho y ­largo54.
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45 Independientemente de la representación monetal. Vid. CAMPO, M. (2019): 189-202.


46 BARAT, J. y VENET, V. (2008): 209-214.
47 VILCHES, J. (1544): 38 y ss.
48 ELICES OCON, J. (2017): 131-156.
49 ROMERO PÉREZ, M. y FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, L. E. (2010): 34-85. RAMALLO ASENCIO, S. F.
(2002): 113.
50 C. I. L. II 5785 y C. I. L. II 5816.
51 Los juegos privados eran más escasos pues sobrepasaban las aportaciones propias de los evergetas MELCHOR
GIL, E. (1996): 215-257.
52 Los ludus iuvenum eran siempre privados CEBALLOS HORNERO, A. 83-106.
53 SERRANO RAMOS, E. y ATENCIA PÁEZ, R. (1993): 213. También nos habla del teatro singiliense: C. I. L. II.
5785 y C. I. L. II. 5816.
54 GÓMEZ-PANTOJA, J. y MOLINA ORTIZ, P. (2013): 289-290.
122 Joaquín Aurrecoechea-Fernández y Carlos Gozalbes Cravioto

Contaran o no con un circo cercano, las estos espectáculos públicos y sentirse parte
piezas presentadas en este estudio son repre- de una misma comunidad. No deja de ser cu-
sentativas del modo de vida romano, y más rioso que estas piezas béticas que documen-
concretamente de su ocio, tan ligado a las tamos sean los primeros testimonios en me-
actividades deportivas como son las carreras tal de unos aurigas aparecidos en Hispania,
de carros. Estos bronces nos hablan, de provincia donde se prodigan representacio-
cómo esta cultura lúdica impregnaba la vida nes en otros muchos soportes (parietales,
privada de los romanos, debido a que forma- musivarios, cerámicos, etc.), lo cual dota de
ba parte de su propia identidad, ya que el ser un valor añadido al estudio que hemos rea­
ciudadano romano implicaba participar en lizado.
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