0% encontró este documento útil (0 votos)
75 vistas20 páginas

93 Legarreta

El documento describe eventos de desecación en la cuenca Neuquina durante el Jurásico tardío y Cretácico temprano que resultaron en la acumulación de depósitos clásticos continentales y evaporitas. Estos depósitos se encuentran restringidos a las áreas más bajas de la cuenca y representan períodos donde la conexión con el océano Pacífico estuvo muy restringida o interrumpida, dejando gran parte de la cuenca expuesta.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
75 vistas20 páginas

93 Legarreta

El documento describe eventos de desecación en la cuenca Neuquina durante el Jurásico tardío y Cretácico temprano que resultaron en la acumulación de depósitos clásticos continentales y evaporitas. Estos depósitos se encuentran restringidos a las áreas más bajas de la cuenca y representan períodos donde la conexión con el océano Pacífico estuvo muy restringida o interrumpida, dejando gran parte de la cuenca expuesta.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 20

home principal volver al indice exit

EVENTOS DE DESECACIÓN EN LA CUENCA NEUQUINA:


DEPOSITOS CONTINENTALES Y DISTRIBUCION DE HIDROCARBUROS

Leonardo Legarreta

Chevron San Jorge S.R,L. J.D.Perón 925, 1038 Buenos Aires, Argentina. [email protected]

Keywords: Neuquén Basin, desiccation, lowstands, non-marine clastic reservoirs, hydrocarbons

Abstract. During the Middle-Late Jurassic and Early Cretaceous a thick section of marine and non-marine
clastics, carbonates, and basin-center to basin-wide evaporites were accumulated within the backarc
Neuquén basin, implanted on the western convergent margin of the South America Plate. The sedimentary
column recorded sedimentary cycles of different order, mostly resulting of eustatic oscillations that affected
a depocenter governed by a tectonic dominantly extensional regime. Some remarkable unconformities are
associated with non-marine clastic units, areally constrained to the lowest topographic positions developed in
the northwestern of the basin. They consist of ephemeral fluvial deposits, laterally linked to evaporites
(including halite) toward the center of the basin, accumulated when the back-arc depocenter became a
hinterland setting as result of desiccation events. Shrinkage of the accumulation area related to a pronounced
basinward shift of the locus of deposition, left most part of the basin under subaerial exposure. A combined
effect of a relative base level fall and a pervasive volcanic activity along the magmatic-arc is envisioned to
explain the isolation of the Neuquén depocenter from the Pacific Ocean.
Those clastic intervals, interpreted as lowstand deposits, are stratigraphically identified as the lowermost
Lotena Fm (L.Callovian), the lowest section of the Tordillo Fm (Kimmeridgian), the Avilé Member of the
Agrio Fm (L.Hauterivian) and, finally, L.Troncoso Member (L.Barremian) of the Huitrín Fm.
The interplay of clastic reservoirs, source rocks, seals, and trapping mechanisms, allowed the accumulation
of several hundred million barrels of oil and gas, lodged in the Cretaceous Avilé and Troncoso sandstones.
The Jurassic hinterland lowstands present in the fold belt remain underexplored and involve a high risk due
to lack of reservoir conditions and existence of CO2.

INTRODUCCION
Este trabajo amplía los conceptos presentados anteriormente en la Hedberg Conference desarrollada en
Mendoza (Legarreta 2001). Durante gran parte del Jurásico y luego en el Cretácico la cuenca Neuquina se
comportó como un depocentro de trasarco afectado por episodios de inundación marina procedentes desde el
Océano Pacífico. A partir del Jurásico medio, cuando se desarrolló el arco magmático Andino (Nasi, 1984),
la conexión con el Pacífico quedó establecida como vías marinas situadas entre las islas volcánicas que
constituyeron el edificio del arco magmático (Fig. 1). Dentro de ese escenario y en un medio marino de
interior de cuenca restringido se acumularon lutitas ricas en materia orgánica, mientras que hacia el ambiente
de aguas más someras lo hicieron las facies clásticas y carbonáticas, con escasa participación de evaporitas.
La columna sedimentaria jurásico-cretácica muestra ciclos de diferente orden debido a cambios relativos del
nivel de base con fuerte influencia eustática global (Mitchum y Uliana 1985; Legarreta y Uliana 1991).
En contraposición con estos estadíos donde la cuenca desarrollaba la máxima expansión de las áreas de
acumulación, han quedado registrados eventos de desecación del cuerpo de agua de trasarco durante los
cuales se acumularon facies clásticas fluviales y eólicas y también bancos de evaporitas (Fig. 1). Mientras
reinaron estas condiciones paleogeográficas tan peculiares, la conexión con el Océano Pacífico fue muy
restringida o directamente interrumpida. Estos depósitos que cubrieron en forma abrupta las facies marinas
preexistentes, de aguas más profundas, se encuentran arealmente restringidos a los sectores más internos y
deprimidos de la cuenca, rasgos característicos de los depósitos de nivel bajo (Vail 1987). Los sectores
topográficamente más elevados permanecieron expuestos a la acción subaérea, sin acumulación o afectados
por erosión localizada en la forma de amplios valles fluviales labrados en secuencias más antiguas. El
registro estratigráfico de estos eventos muestra que la dinámica del arco magmático jugó un papel crítico en
la sedimentación al restringir fuertemente, e incluso cortar, las conexiones con el Pacífico (Uliana y
Legarreta 1993; Legarreta y Uliana 1994; Mutti et al, 1994).
home principal volver al indice exit

Alto

Nivel de Base Relativo

Bajo

Figura 1. Marco geotectónico y paleogeográfico del depocentro Neuquino de trasarco durante estadíos de
nivel relativo del mar alto y bajo con eventos de desecación.

MARCO GEODINÁMICO Y PALEOGEOGRÁFICO


La acumulación relativamente persistente de lutitas ricas en materia orgánica dentro del depocentro
Neuquino durante el Jurásico (F. Los Molles y F. Vaca Muerta) y el Cretácico (F. Agrio Inferior y F. Agrio
Superior), revelan la existencia de estadíos sujetos a un régimen hidrológico perenne de aguas estratificadas
que requieren la presencia de una silla o alto establecido en la zona donde tuvo lugar la conexión con el
Océano Pacífico (Legarreta y Uliana 1994). Bajo estas condiciones, modestos cambios relativos del nivel de
base parecen haber sido suficientes como para producir cambios del patrón hidrológico de tal forma de variar
desde un medio propicio para acumular carbonatos y lutitas con ammonitas ricas en querógeno, a restringirlo
para dar lugar a la precipitación de evaporitas de aguas someras e hipersalinas y hasta incluso interrumpirlo y
dar paso a la acumulación de facies totalmente continentales en posiciones de interior de cuenca (Fig. 1).
Para comprender la evolución del relleno sedimentario de la cuenca es necesario visualizar el marco
geotectónico imperante durante el Jurásico tardío-Cretácico. Este conjunto de secuencias se acumuló en una
cuenca marginal bajo régimen tectónico extensional que evolucionó por detrás de un arco volcánico,
asociado con la zona de convergencia y subducción situado debajo del borde occidental de la Placa
Sudamericana. Este escenario geodinámico dentro del ambiente de trasarco es dable cuando la tasa de
convergencia de la placa superior es menor que la tasa de subducción, lo cual genera una deformación
horizontal extensional (“retreating plate boundary”, Royden 1993). La cuenca pudo haber incluido una faja
occidental de depocentros interconectados y con subsidencia asociada con fallamiento, pudiendo tener las
características de depresiones tipo graben de intrarco (Busby-Spera 1988), mientras que el margen de la
placa podría haber estado constituído por un arco externo elevado y flanqueado por construcciones
volcánicas (Fyfe y McBirney 1975). Este marco paleogeográfico se habría establecido en el Kimmeridgiano
(Charrier 1984; Sanguinetti y Ramos 1993; Ramos 1999a) y puede ser visualizado para gran parte del
Jurásico y Cretácico. Los cambios de facies y espesores que se han descripto en estas zonas de intrarco
indican una batimetría muy irregular que incluirían zonas intra-cuencales más profundas. No obstante, dada
la complejidad geológica de la faja occidental del arco e intrarco (Ramos 1999b), la ubicación exacta y las
características de las conexiones entre el depocentro Neuquino y el Océano Pacífico son todavía muy poco
conocidas.
home principal volver al indice exit

ESTRATIGRAFÍA DE LOS DEPÓSITOS DE NIVEL DE BASE BAJO


Los análisis más recientes de la estratigrafía, composición de facies, evolución paleogeográfica y tectónica
de la cuenca pueden encontrarse en publicaciones previas (Legarreta y Uliana 1991; Legarreta et al., 1993;
Legarreta y Uliana 1995; Vergani et al., 1995; Legarreta y Uliana 1999; Ramos 1999b). Dentro del intervalo
Jurásico inferior-Cretácico inferior han sido identificadas y mapeadas unidades compuestas por facies
clásticas fluviales, eólicas y de barreales, lateralmente asociadas con términos evaporíticos (anhidrita y
halita), acumuladas en las posiciones más internas de la cuenca. Desde el punto de vista de las unidades roca
(Fig. 2), estos intervalos están representados por la “sección inferior” de la F. Lotena (Calloviano tardío), la
“sección inferior” de la F. Tordillo (Kimmeridgiano), el Miembro Avilé de la F. Agrio (Hauteriviano) y, por
último, el Miembro Troncoso Inferior de la F. Huitrín (Aptiano).

CHRONOSTRATIGRAPHY
CARTA CRONOESTRATIGRAFICA Sección Analizada
TERCIARIO
MAASTRICHTIANO
SUPERIOR

CAMPANIANO
SANTONIANO
CRETACICO

TURONIANO
CENOMANIANO

ALBIANO
INFERIOR

Mb. Troncoso Inf.


APTIANO F. Huitrin
BARREMIANO
HAUTERIVIANO Mb. Avilé
VALANGINIANO F. Agrio
RYAZANIANO
BERRIASIANO
PO RTLANDIANO
SUP.

TITHONIANO
F. Tordillo
KIMMERIDGIANO “Sección Inferior”
OXFORDIANO
F. Lotena
JURASICO

CALLOVIANO
MEDIO

“Sección Inferior”
BATHONIANO
BAJOCIANO
AALENIANO
TOARCIANO
INFERIOR

PLIENSBACHIANO
SINEMURIANO
HETTANGIANO

1 2 3 4 5 6

Figura 2. Ubicación de las unidades roca vinculadas con eventos de desecación dentro del cuadro
cronoestratigráfico de la Cuenca Neuquina. Leyenda para las facies usadas en las cartas cronoestratigráficas
y mapas paleogeográficos (1) Cuenca interior a costa afuera, (2) Plataforma a litoral y no marino, (3)
Carbonatos de plataforma, (4) Evaporitas (anhidrita y/o halita), (5) Fluvial y eólico y (6) Barreal.
home principal volver al indice exit

Evento Calloviano (F. Lotena). Las secuencias bathoniano-callovianas del Grupo Cuyo muestran una
prolongada tendencia a la reducción progresiva del área de acumulación, dando lugar a una sucesión vertical
de facies regresiva con aparición de paquetes arenosos de aguas marinas someras, muchas veces asimilables

F. Lotena / La Manga
/ Barda Negra
D
F. Lotena C
F. Tabanos B
F. Calabozo
A
F. Lajas / Los Molles

A B
37º 37º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul

C 70º
50 km
68
D 70º 68

37º 37º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul

50 km 50 km
70º 68 70º 68

Figura 3. Evolución paleogeográfica durante el Jurásico medio a tardío con distribución de los depósitos
continentales asociados con el evento Calloviano (C).
home principal volver al indice exit

a regresiones forzadas (Legarreta et al., 1993). Esta situación marca una clara disminución del potencial de
acomodación dentro de la depresión de trasarco, bien clara para tiempos del Calloviano temprano. Las
condiciones de acumulación se retrajeron hacia las posiciones más deprimidas de la cuenca, con una fuerte
tasa de progradación de facies clásticas, mientras que el resto del depocentro Neuquino permaneció con
escasa o nula sedimentación y sujeto a la exposición subaérea (Fig. 3A). Hacia finales del Calloviano
temprano a medio, las condiciones marinas normales se vieron interrumpidas dando lugar a la acumulación
de sulfatos (F. Tábanos) en un medio de aguas someras e hipersalinas (Fig. 3B). La desconexión con el
Océano Pacífico se hizo más evidente con la sección basal de la F. Lotena, acumulada en un ambiente
continental, observable en los afloramientos cordilleranos (Groeber et al., 1953; Dellapé et al., 1979) del
Neuquén (Agua Fría y Campana Mahuida) y de Mendoza (Cerro Tricolor, Dedos-Silla, Alto Río Atuel, codo
del Arroyo Blanco y arroyo La Manga). Las areniscas fluviales y eólicas de la F. Lotena están lateralmente
asociadas con fangolitas rojizas portadoras de nódulos de anhidrita y muy posiblemente niveles de halita
(Legarreta 1991). El área de distribución de la sección clástica es más reducida que la identificada para la F.
Tábanos (Fig. 3C), y mucho más contrastante cuando se la compara con las capas marinas suprayacentes de
las formaciones Lotena-La Manga-Barda Negra del Calloviano tardío alto-Oxfordiano (Fig. 3D). Las aguas
drenaron hacia los sectores más deprimidos del Engolfamiento Neuquino a través de los canales
distributarios de un sistema fluvial endorreico. En los sectores proximales del sistema tuvo lugar el
desarrollo de incisiones de valles fluviales, con erosión de unidades más antiguas, tal como fue descripto en
el noroeste del Neuquén (Gulisano y Gutierrez Pleimling 1995) y como también se observa en los
afloramientos ubicados sobre el tren estructural Dedos-Silla en Malargüe (Legarreta et al., 1993). El
desarrollo del intervalo evaporítico, y luego el clástico no marino, indica condiciones del nivel de base
relativo ubicado por debajo del nivel global. Con la aparición de aguas marino-normales durante el
Calloviano Tardío-Oxfordiano, que rápidamente inundaron y se expandieron dentro de la cuenca de trasarco,
quedó registrado el restablecimiento de la conexión con el Pacífico y el desarrollo de ciclos de diferente
orden que se los vincula con las variaciones eustáticas globales (Legarreta 1991).

Evento Kimmeridgiano (F. Tordillo). Durante el Oxfordiano-Kimmeridgiano inferior, luego de la


acumulación de las facies marinas de la F. La Manga (y equivalentes), quedó registrada una crisis salina
dentro del depocentro Neuquino, el cual pasó a conformar una cuenca aislada evaporítica (“Isolated Basin-
Basinwide Evaporite”, Warren, 1999). El aislamiento paleogeográfico indicado por las acumulaciones de la
F. Auquilco (o Yeso Principal) que cubrieron más de 40.000 km2, fue atribuido a causas tectónicas (Groeber
1918; Charrier 1984), a la actividad volcánica (Benavidez 1968; Hallam, 1988) o al incremento de sulfatos
vinculado con el vulcanismo (Groeber et al., 1953). La sucesión evaporítica del Jurásico tardío está integrada
por varias secuencias delimitadas por discontinuidades estratigráficas, resultado de cambios relativos del
nivel de base dentro de un depocentro “profundo” pero ocupado por un cuerpo de aguas someras e
hipersalinas (Fig. 4A) que habría mantenido cierto grado de conexión, aunque restringida, con el Pacífico.
Las secuencias más jóvenes ocuparon áreas cada vez mayores expandiéndose sobre las márgenes de la
cuenca, aunque la organización interna muestra una definida tendencia de somerización. En el
Kimmeridgiano este escenario se interrumpe, produciéndose una marcada retracción del área de
acumulación, hacia donde comienza a llegar abundante material clástico distribuido por un sistema fluvial de
tipo endorreico (Fig. 4B). En Neuquén, el suministro terrígeno más importante fue desde el sur (Gulisano
1988) y en Mendoza hubo proveniencia detrítica desde el este (Legarreta et al., 1993), mientras que desde el
oeste hubo arribo de facies volcánicas asociadas con el arco magmático (Davidson y Vicente 1973; Vergani
et al., 1995). En el noroeste del Neuquén (perfiles de Rajapalo y río Neuquén) la sección basal contiene
conglomerados fluviales, donde dominan los fragmentos de rocas basálticas retrabajadas (Gulisano 1988).
Con el marcado descenso del nivel de base se produjeron profundas incisiones fluviales presentes en la zona
de Covunco, mientras que los depósitos fluviales se acuñan parcialmente contra los depósitos evaporíticos de
la F. Auquilco presentes sobre lo que hoy forma parte del flanco oeste del anticlinal de Chihuidos, rasgos
observables claramente en sísmica de reflexión. Hacia posiciones más distales de la cuenca, las facies
clásticas gruesas gradúan lateralmente a términos pelíticos de barreal, a veces portadores de nódulos de
evaporitas, y cuerpos salinos someros y efímeros, donde se acumularon capas de yeso y anhidrita nodular, e
incluso, halita. Esta sección basal de la F. Tordillo inferior (Fig. 4B) llega a los 300 m de potencia y es
cubierta por facies clásticas más finas y arealmente más expandidas que, acumuladas también en un medio
mayormente fluvial y en parte eólico, atestiguan una etapa donde se produjo un ascenso relativo del nivel de
home principal volver al indice exit

F. Vaca Muerta/Quintuco D

F. Tordillo Superior
C
F. Tordillo Inferior B
F. Auquilco A

A B
37º 37º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul

C D
50 km 50 km
37º 70º 68 37º 70º 68º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul

70º 50 km 68 70º 50 km 68

Figura 4. Evolución paleogeográfica durante el Jurásico tardío con distribución de los depósitos
continentales asociados con el evento Kimmeridgiano (B).

base (Fig. 4C). Por encima de estos depósitos, quedó registrado dentro de la F. Tordillo otro descenso
relativo del nivel de base, el cual no es analizado en este trabajo. Con este evento se produjo una rápida
migración del foco depositacional hacia posiciones más internas de la cuenca y también se han identificado
notables incisiones fluviales observables en la zona de Malargüe (Legarreta 1976) y descriptos en el subsuelo
del Neuquén, a lo largo de lo que se conoce como flanco norte de la Dorsal de Huincul (Fernández et al.,
2002).
home principal volver al indice exit

Mb. Sup. - F. Agrio D


C
Mb. Avilé B
Mb. Inferior - F Agrio A
F. Mulichinco
F. Quintuco / V.Muerta

A B
37º 37º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Roca Chelforo Zapala
39º Huincul 39º Huincul

C 70º 68º D 50 km
70º 6

37º 37º

Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN
Zapala Zapala
Chelforo Chelforo
39º Huincul Roca
39º Huincul Roca

50 km 50 km
70º 68º 70º 68º

Figura 5. Evolución paleogeográfica durante el Cretácico temprano con distribución de los depósitos
continentales asociados con el evento Hauteriviano temprano alto (B).

Un nuevo ascenso relativo del nivel de base condujo a una expansión del área de acumulación de los niveles
más altos de la F. Tordillo, a tal punto que en el Tithoniano temprano se restableció la conexión total con el
home principal volver al indice exit

Pacífico. Bajo estas condiciones, el paisaje de la depresión de trasarco cambió abruptamente debido a una
inundación marina que cubrió gran parte de la cuenca con aguas estratificadas, dejando el fondo marino bajo
condiciones anaeróbicas a disaeróbicas (Uliana et al., 1999). Este evento quedó registrado con la
acumulación de lutitas negras muy ricas en contenido orgánico y portadoras de ammonitas, conocidas como
F. Vaca Muerta (Fig. 4D). Coetáneamente, en las zonas más someras se desarrolló una franja de facies
litorales representadas por areniscas, dolomitas y calizas identificadas como Formaciones Quintuco, Loma
Montosa, Chachao y equivalentes (Mitchum y Uliana 1985).

Evento Hauteriviano (Miembro Avilé-F. Agrio). Desde el Valanginiano superior alto y durante gran parte
del Hauteriviano inferior, un prolongado estadío con un nivel relativamente alto del nivel del mar (Legarreta
y Uliana 1991), mantuvo a la cuenca sumergida bajo aguas marinas abiertas con desarrollo de facies clásticas
y carbonáticas de plataforma somera que hacia costa afuera cambiaron, en forma gradual, a espesas
secciones de margas, conocidas como Miembro Inferior de la F. Agrio (Fig. 2). El escenario depositacional
estuvo dominado por un sistema de rampa de bajo gradiente que dio lugar a la acumulación de términos
clásticos finos y carbonáticos, con desarrollo de fajas de facies relativamente amplias (Fig. 5A). En el
interior de la cuenca se acumularon y preservaron lutitas oscuras ricas en materia orgánica (Uliana et al.,
1999). Esta situación de gran expansión del área de acumulación cambió durante el Hauteriviano inferior
alto, dando paso a la acumulación de facies arenosas fluviales y eólicas y, hacia posiciones más internas de la
cuenca, a términos pelíticos asociados con evaporitas, conjunto que se conoce como Miembro Avilé de la F.
Agrio. Un fenómeno llamativo vinculado con este nuevo evento, es la marcada retracción del área
depositacional, con migración del límite de acumulación de hasta 100 km en el ámbito del Engolfamiento
(Fig. 5B).
Como consecuencia del descenso relativo del nivel de base y del evento de desecación, una inmensa
superficie de la cuenca quedó expuesta a la acción subaérea y lo que anteriormente había sido el ambiente
más profundo del mar hauterviano, representado por las típicas margas y lutitas oscuras portadoras de
ammonitas de la F. Agrio, pasó a ser un ambiente de acumulación fluvial endorreico, barreal, hasta lago
salino somero. La base de esta unidad en diferentes posiciones de la cuenca, con un espesor promedio de 30
m y que puede alcanzar los 180 m (Rossi 2001a), cualesquiera sean las facies que la integran, siempre es
abrupta de tal forma que términos netamente continentales se apoyan sobre bancos marinos del Miembro
Inferior de la F. Agrio, y hasta incluso se pueden observar facies arenosas fluviales yaciendo sobre pelitas
oscuras con ammonitas. En el ambiente de subsuelo del norte de Neuquén, que puede considerarse como una
zona cercana al borde de acumulación de esta entidad, se han identificado valles fluviales labrados dentro de
las facies marinas de la Formación Agrio Inferior (Veiga y Vergani 1993) debido al descenso del nivel de
base. Por otra parte, en posiciones internas de la cuenca del oeste de Malargüe, en los afloramientos situados
en la zona limítrofe con Chile (arroyo Montañés), el Mb. Avilé comienza en su base con un paquete de
anhidrita que supera los 15 metros de potencia y yace sobre las facies marinas de la Formación Agrio
Inferior. Recientemente, Rossi (2001b) ha realizado un estudio muy detallado del Miembro Avilé en el
noroeste de Neuquén y dentro de esta entidad ha diferenciado una sección continental inferior, de extensión
areal más reducida (Fig. 5B), integrada por facies fluviales y lacustres, mientras la sección continental
superior es más expandida y presenta un desarrollo muy marcado de areniscas acumuladas en campos de
dunas eólicas. La parte superior de la unidad muestra un arreglo vertical de facies de tipo retrogradante
(Veiga y Vergani 1993), lo cual indica una mayor capacidad de acomodación del sistema como respuesta a
un ascenso relativo del nivel de base (Fig. 5C). Esta tendencia queda bien registrada en la columna
sedimentaria con la aparición de facies marinas que inundaron y cubrieron toda la cuenca de una forma muy
rápida (Mutti et al., 1994), dejando incluso preservada la geometría ondulada de los campos de dunas eólicas
(Rossi 2001b), “sepultadas” por las pelitas oscuras de cuenca interior del Miembro Superior de la F. Agrio
(Fig. 2). Restablecida la conexión con el Océano Pacífico, la inundación marina ocupó nuevamente una gran
extensión de la cuenca de trasarco, con desarrollo de un sistema depositacional de bajo gradiente y sin
margen de plataforma definido (Fig. 5D), el cual estuvo afectado por cambios relativos del nivel mar
vinculado con cambios eustáticos globales (Legarreta y Uliana 1991).

Evento Aptiano (Miembro Troncoso Inferior-F. Huitrín). Las condiciones de acumulación marina sobre
las amplias plataformas perduraron hasta fines del Hauteriviano pero en el Barremiano comenzó a haber una
retracción de la sedimentación hacia situaciones más internas de la cuenca (Legarreta y Uliana 1991), donde
se desarrolló el Miembro Chorreado de la F. Huitrín (Fig. 6 y 7A). Bajo este nuevo escenario, las extensas
home principal volver al indice exit

SE MENDOZA NO NEUQUEN
Mbr. Troncoso
CA
Superior
F. HUITRIN

CT
Mbr.
Troncoso
Inferior CB

Mbr. Chorreado
F. AGRIO

A B C D E F

Figura 6. Corte estratigráfico conceptual para el evento los depósitos del Mb. Troncoso Inferior (Cretácico
inferior) basado en perfiles de afloramientos y datos de subsuelo del NO del Neuquén y sur de Mendoza. Los
complejos (“systems tracts”) corresponden al CB-nivel bajo, CT-transgresivo y CA-nivel alto, equivalentes
al “forestepping”, “backstepping” y “aggradational” de Legarreta et al., (1993), respectivamente. Facies: (A)
Lutitas marinas, (B) Margas, pelitas, dolomitas, calizas y areniscas marinas, (C) Areniscas fluviales, (D)
Fangolitas de barreal, (E) Areniscas eólicas y (F) Evaporitas (anhidrita y halita).

áreas de plataforma precedentes permanecieron sujetas a exposición subaérea y dentro de la cuenca se


acumularon areniscas, calizas y dolomitas en un medio de aguas someras que, hacia posiciones más internas,
gradaron a una sección muy delgada de pelitas y margas, mostrando todo el conjunto una topografía
depositacional empinada y con quiebre de plataforma bien definido (Legarreta 1985). Un descenso notable
del nivel de base y fuerte restricción de la conexión con el Pacífico quedó atestiguado por la acumulación de
las evaporitas del Miembro Chorreado Superior, desarrolladas en posiciones internas de la cuenca y por
debajo del quiebre de plataforma de las secuencias precedentes (Fig. 6 y 7B). El cambio notable surgió con
el advenimiento del evento de desecación del Aptiano, durante el cual se acumuló el Miembro Troncoso
Inferior, constituido por areniscas y pelitas propios de un sistema fluvial efímero lateralmente conectado con
barreales y cuerpos temporarios de agua hipersalina, donde precipitaron evaporitas tales como anhidrita y
halita (Fig. 6 y 7C). El marcado descenso relativo del nivel de base dio lugar a la erosión de valles fluviales
anchos y relativamente profundos que cortaron las capas marinas de las secuencias precedentes (Miembros
Chorreado Inferior y Superior y F. Agrio Superior), tal como se observa en los excelentes afloramientos que
se extienden desde Pampa Tril y hasta más al sur de Balsa Huitrín y Cerro Rayoso. Hacia el interior de la
cuenca, en los afloramientos del norte de Neuquén (Río Barrancas y norte de Chos Malal) y en los del sur de
Mendoza (Sierras de Cara Cura-Reyes), la sección inferior de este intervalo muestra un definido arreglo
vertical grano y estratocreciente, con fuerte amalgamación de canales fluviales (Fig. 6), mientras que en
posiciones más distales gradan a capas de areniscas finas y muy finas interestratificadas entre pelitas
portadoras de calcos de cubos de sal y nódulos de anhidrita (Fig. 7C). En las posiciones más deprimidas de la
cuenca, la unidad está representada por escasas pelitas que alternan con espesos paquetes de halita y algunas
capas de anhidrita, solo observable en los sondeos perforados en Malargüe (Legarreta 1985) y muy rara vez
en superficie (Cantera El Zampal). La sección cuspidal de esta unidad, en contraposición, muestra una
organización vertical grano y estratodecreciente, que indica un mayor potencial de acomodación vinculado
con un ascenso relativo del nivel de base. Este rasgo concuerda con la mayor expansión del área de
acumulación y un desplazamiento de facies de tipo retrogradante de este intervalo. Asociado con estos
depósitos se ha identificado un conjunto arenoso acumulado en campos de dunas eólicas que cubren las
viejas zonas de plataforma de la F. Agrio Superior y del Mb. Chorreado Inferior, las cuales habían
permanecido expuestas subaéreamente y también aparecen rellenando total o parcialmente los valles
labrados dentro de unidades más antiguas, que habían estado activos durante el estadío de nivel de base más
bajo (Fig. 7C).
home principal volver al indice exit

Mb. Troncoso Sup. E


Mb. Troncoso Inf. D
C
Mb. Chorreado Sup. B
Mb. Chorreado Inf. A
F. Agrio Sup.

A B C
37º 37º 37º

Chos Malal Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUEN NEUQUEN


Zapala Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul39º Huincul

D E
37º 37º 50 km 50 km
70º 50 km 68 70º 68 70º 68
Chos Malal Chos Malal

NEUQUEN NEUQUE
Zapala Zapala
39º Huincul 39º Huincul

50 km 50 km
70º 68 70º

Figura 7. Evolución paleogeográfica durante el Cretácico temprano con distribución de los depósitos
continentales asociados con el evento Aptiano (C).

La tendencia ascendente del nivel de base relativo dió lugar a una nueva inundación de la cuenca, pero con
aguas hipersalinas, lo cual da testimonio de una conexión restringida con el Pacífico, lo que mantuvo al mar
de trasarco bajo un balance hidrológico negativo. Dentro del cuerpo de agua somera se desarrollaron láminas
de carbonatos asociados con tapices algáceos, que alternaron con episodios de mayor salinidad con
desarrollo de espesas secciones de sulfatos y cloruros (Fig. 7D). La baja capacidad de erosión de las aguas
home principal volver al indice exit

hipersalinas permitió que las evaporitas cubrieran y preservaran la geometría original de las dunas eólicas, tal
como se los puede observar en el noroeste del Neuquén.

SECUENCIAS Y SISTEMAS DEPOSITACIONALES CONTINENTALES


El análisis secuencial, y su relación con los cambios eustáticos, desarrollado por Peter Vail, salió a la luz
durante los años 70 basado principalmente en el estudio del subsuelo con sísmica de reflexión y datos de
pozos. Durante los últimos 25 años, el avance en el análisis estratigráfico del relleno sedimentario ha sido
muy intenso y ha generado una profusa bibliografía, mayormente publicada en los volúmenes especiales de
la American Association of Petroleum Geologists. Este proceso llevó a elaborar lo que hoy conocemos como
estratigrafía secuencial, utilizando información de subsuelo y de afloramientos y permitió el planteo de
modelos conceptuales de secuencias depositacionales, pero siempre para cuencas marinas (Vail 1987; Van
Wagoner et al., 1990). Al mismo tiempo y tomando como el base del modelo inicial, se delinearon
variaciones según diferentes tasas de subsidencia o régimen tectónico acorde con el tipo de cuenca (Vail et
al., 1991), y también según el tipo de sedimentos involucrados, ya sean clásticos (Weimer y Posamentier
1993), carbonatos (Sarg, 1988; Loucks y Sarg, 1993), evaporitas (Warren, 1999), o una combinación de
ellos.

B
70º 69º 70º 69º

20

10
30

CDLS

PH
37º
EP 37º 37º 37º

30
20 0
1
Chos Mal al Chos Mal al

10
CSN
FM 30
20 20 0 ET
1
10

38º 38º 38º 38º


Equidistancia: 25 m Equidistancia: 10 m

HST
25 km
TS T
25 km
LS T

Las Laj as 70º 69º Las Laj as 70º 69º

Figura 8. Mapas de espesor del Miembro Troncoso Inferior, basado en datos de afloramientos y de subsuelo.
(A) Distribución de la sección basal o complejo de nivel bajo (CB). (B) Distribución de la sección superior o
complejo transgresivo (CT). El espesamiento en el sector sudeste de área corresponde casi exclusivamente a
depósitos eólicos y en coincidencia con la alta densidad de puntos de control (pozos) están los principales
yacimientos del noroeste de Neuquén: El Trapial (ET), Chihuido de la Sierra Negra (CSN) y Puesto
Hernández (PH). En el borde frontal de la faja Andina, Avilé y Troncoso, también son productivas en Filo
Morado (FM), El Portón (EP) y en Chihuido de la Salina-Confluencia Sur (CDLS).

Si bien el análisis secuencial estuvo concentrado en el relleno sedimentario de depocentros marinos de


diferente tipo, en otras cuencas puramente continentales también se han podido identificar conjuntos de
sedimentos o unidades que están delimitadas por discontinuidades estratigráficas, que se extienden por toda
la cuenca, y presentan una organización interna muy característica y recurrente (Legarreta et al., 1993). Estas
home principal volver al indice exit

unidades se reconocen en cuencas aisladas temporariamente de las aguas oceánicas (eventos de desecación)
o en forma definitiva en el caso de algunas antefosas, o bien cuencas que se desarrollaron a lo largo de toda
su historia bajo condiciones puramente continentales (Shanley y McCabe 1994). Estas unidades pueden ser
tratadas como secuencias depositacionales no marinas (“hinterland sequences” de Vail et al., 1976), cuyo
origen se relaciona con variaciones a gran escala del potencial de acomodación y son equiparables a las
secuencias de tercer orden que se desarrollan en las cuencas marinas. Cuando se analizan las secuencias
depositacionales

(A) Cambio Relativo Secuencia Deposicional Marina


del Nivel del Mar Modelo Conceptual
nm
CA
CA
CT

CT
CB

CB
Complejos: CA - Nivel Alto; CT - Transgresivo; CB - Nivel Bajo

(B) Secuencia Deposicional Continental / Marina Facies

CT CA Costa afuera a interior


de cuenca

CB Litoral a no marino

Profundo (turbiditas)
CA: marino
Fluvial y eólico
CT y CB: continental
Barreal a lacustre
salino
(C) Secuencia Deposicional Continental

CA
CT

CB

CA, CT y CB: continental

Figura 9. Modelos conceptuales de secuencias depositacionales en (A) cuencas marinas, (B) cuencas marinas
pero con depósitos de nivel bajo acumulados bajo condiciones continentales asociados con eventos de
desecación y (C) cuencas continentales.

originadas dentro de cuencas interiores continentales en vez de usar cambios relativos del nivel del mar,
resulta más conveniente utilizar el concepto de ciclos de cambios de nivel de base (“Baselevel Transit Cycle”
de Wheeler, 1964), dado que la relación con las fluctuaciones eustáticas puede ser muy difícil de establecer y
podrían vincularse con eventos tectónicos, cambios del nivel de base, ciclos climáticos o combinación de
todos ellos (Shanley y McCabe 1994).
home principal volver al indice exit

Dentro de la columna mesozoica del Neuquén se han identificado secuencias depositacionales que, a la vez,
pueden ser agrupadas en conjuntos de diferente orden, acumuladas en el ámbito de una cuenca marina las
cuales forman parte de los grupos Cuyo, “Lotena” y Mendoza. La descripción detallada de las mismas puede
ser consultada en la bibliografía mencionada en los capítulos iniciales de este trabajo. Estas secuencias y las
discontinuidades estratigráficas que las delimitan responden a cambios relativos del nivel del mar que
resultan de la interacción de la subsidencia (tectónica) y los cambios eustáticos globales. En su interior el
arreglo estratal permite identificar un conjunto de sistemas depositacionales asociados (“systems tracts”),
aquí denominados complejos (Fig. 9A).
Una variación del modelo de las cuencas marinas, es la aparición de complejos de nivel de base relativo bajo
(CB) integrados por depósitos acumulados bajo condiciones enteramente continentales, seguidos por
complejos marinos resultantes del restablecimiento de la conexión con las aguas oceánicas (Fig. 9B). Este es
el caso de los ejemplos descriptos en este trabajo, es decir: las secciones basales de la formaciones Lotena y
Tordillo y los miembros Avilé y Troncoso inferior. En el Cretácico superior se han identificado también
depósitos continentales acumulados bajo una situación de nivel de base relativo bajo conocidos como la
sección basal de la F. Loncoche (o equivalentes). Están muy circunscriptos a posiciones internas de la cuenca
(Legarreta et al., 1989a) y están cubiertos por sedimentitas vinculadas con aguas marinas pero conectadas
con el Océano Atlántico.
El otro extremo del espectro se da cuando todos los complejos que componen las secuencias fueron
acumulados bajo condiciones continentales, sin vinculación evidente con los cambios eustáticos (Fig. 9C).
En la cuenca Neuquina se han descripto este tipo de unidades dentro del Grupo Neuquén (Uliana y Dellapé
1981; Legarreta y Gulisano 1989; Cruz et al., 1989; Cruz 1993) y también en la F. Rayoso (Legarreta y
Gulisano, 1989; Legarreta et al., 1993; Ponce et al., 2002). Por último, la F. Tordillo podría estar integrada
por secuencias de este tipo, cuyos límites pueden estar localmente resaltados toda vez que la acumulación se
desarrolló bajo la influencia de una zona tectónicamente activa, como puede ser la zona de la Dorsal de
Huincul (Fernández et al., 2002).
En este trabajo se analizan cuatro complejos de nivel bajo no marinos, con ciertas variaciones, ya que el Mb.
Avilé está intercalado entre depósitos marinos normales, mientras que el Mb. Troncoso se apoya sobre facies
marinas de salinidad normal pero, es cubierto, a su vez, por facies evaporíticas precipitadas a partir de una
inundación marina hipersalina. Las secciones basales de la F. Lotena y de la F. Tordillo se apoyan,
discontinuidad de por medio, sobre términos evaporíticos de origen marino hipersalino. Por encima del
complejo calloviano siguen acumulaciones enteramente marinas, mientras que sobre el complejo
kimmeridgiano el ambiente permaneció bajo condiciones continentales.
Gracias a la información aportada por los estudios de afloramientos integrados con los de subsuelo, resultado
de la actividad exploratoria y explotación de hidrocarburos, los miembros Avilé (Fig. 5B) y Troncoso (Fig.
6, 7C y 7D) son los más conocidos en cuanto a distribución, facies y propiedades como reservorios. En
contrapartida, el conocimiento de la sección basal de la F. Tordillo es menor, ya que ha sido investigada por
escasos sondeos exploratorios en la zona austral de su área de acumulación (Fig. 4B). En cuanto a la sección
basal de la F. Lotena, solo se cuenta con los datos de afloramientos, relativamente aislados, distribuidos a lo
largo de la faja Andina del Neuquén y del sur de Mendoza (Fig. 3C). Para visualizar la evolución de los
depósitos asociados con eventos de desecación, se ha tomado como ejemplo al Mb. Troncoso Inferior que,
junto con el Mb. Avilé, constituyen los reservorios más importantes del noroeste del Neuquén y sur de
Mendoza.
Basado en las secciones de afloramientos, datos de subsuelo y el modelo teórico antes descripto, se ha
confeccionado el corte de la Figura 6, donde se ilustran las principales subdivisiones internas y se sintetizan
los rasgos asociados con la composición litológica, geometría de los estratos y la organización interna de las
facies. Los intervalos que contienen los cuerpos reservorios (Fig. 6), son los denominados complejos de nivel
bajo (CB), generalmente progradante y el transgresivo o retrogradante (CT). En este caso en particular, el
complejo de nivel alto o agradacional (CA) está integrado por las evaporitas del Mb. Troncoso Superior (Fig.
7E). Para mayor detalle en cuanto a la definición y características de los complejos que componen las
secuencias depositacionales no marinas puede verse Legarreta et al., (1993) y Legarreta y Uliana (1998). En
particular, lo relacionado con el Miembro Troncoso Inferior fue presentado en el Hedberg Conference por
Legarreta (2001) y fue publicado por Vergani et al., (2002).
El complejo de nivel bajo (CB), o “forestepping systems tract” (Legarreta et al., 1993), presenta un definido
arreglo de facies de tipo progradante. Este conjunto que agrupa los sedimentos depositados durante el evento
de nivel relativo bajo, muestra la máxima retracción del área de acumulación, acuñándose sobre los flancos
home principal volver al indice exit

de las unidades precedentes, y contiene el mayor volumen de los términos granulométricos más gruesos.
Asociado con este evento se produce la incisión de valles fluviales dentro de las secuencias precedentes y
actúan como vías de transporte para las avenidas fluviales que desembocan hacia el interior de la cuenca
(Fig. 7C y 8A). El paisaje depositacional puede describirse como planicies arenosas surcadas por una red de
canales distributarios, dominadas por procesos propios de un sistema efímero, y luego por extensas planicies
de fango y cuerpos de agua salina donde la fuerte tasa de evaporación da lugar a la precipitación de
evaporitas. En el sector proximal predominan las facies fluviales canalizadas y hay escasa participación de
los términos vinculados con carga suspendida. Hacia posiciones intermedias, las areniscas propias de carga
del lecho aparecen preservadas como amplios cuerpos lentiformes dispuestos entre capas de limolitas y
fangolitas. Pendiente abajo, los canales del sistema distributario pierden confinamiento y se produce la
expansión de los flujos en la forma de lóbulos terminales (Legarreta y Uliana 1998). En esta franja del
sistema depositacional predominan los fenómenos de mantos de crecientes, generando capas tabulares de
areniscas muy finas, escasos niveles lentiformes y abundantes paquetes de pelitas, muchas veces con calcos
de cubos de halita y también nódulos de anhidrita. En el sector topográficamente más deprimido de la
cuenca, se desarrollaron cuerpos de aguas muy someros y de alta salinidad donde se acumulan mantos de
anhidrita y espesas secciones de halita (Legarreta 1985). Un rasgo característico de este complejo es la
tendencia al arreglo vertical de facies de tipo progradante, dado por un incremento del tamaño de grano y del
espesor de los bancos de areniscas en sentido ascendente, y fuerte amalgamación de cuerpos canalizados
(Fig. 6). Esto sugiere un bajo potencial de acomodación en esta etapa, con tendencia a ser zona fuertemente
afectada por procesos de erosión y transporte hacia el interior de cuenca.
Sobre este complejo suprayace un conjunto con disposición retrogradante (CT), o “backstepping systems
tract” (Legarreta et al., 1993), caracterizado por un arreglo grano y estrato-decreciente y acompañado con
aparición de capas pelíticas. Esta organización interna está acompañada por una expansión del área de
acumulación respecto del intervalo antes mencionado (Fig. 8B), lo cual estaría atestiguando un mayor
potencial de acomodación vinculado con un ascenso relativo del nivel de base. Una facies ampliamente
desarrollada dentro del complejo retrogradante (CT) está compuesta por las areniscas acumuladas dentro de
campos de dunas eólicas relativamente extensas, las cuales se apoyan sobre los depósitos marinos de la
antigua plataforma externa del Mb. Superior de la F. Agrio. Estas areniscas eólicas también aparecen
rellenando parcialmente los valles fluviales que habían estado activos durante la acumulación del complejo
de nivel bajo. Esto no implica necesariamente que la actividad eólica no haya sido activa anteriormente.
Para el evento de desecación hauteriviano, Rossi (2001a) plantea para el Mb. Avilé un modelo similar y en,
ambos casos, tanto las facies arenosas eólicas como las fluviales más proximales constituyen los principales
productores de hidrocarburos del noroeste del Neuquén y sur de Mendoza. Dentro de los depósitos
kimmeridgianos de la F. Tordillo, la que se considera aquí que contiene al menos dos conjuntos de nivel
bajo, el mapeo de la distribución de cada uno de los complejos requeriría un estudio enfocado a tal efecto.
Para el caso del evento calloviano, en los afloramientos cordilleranos dentro de la sección basal de la F.
Lotena se han reconocido diferentes secciones con facies fluviales y eólicas, aunque la distribución de las
mismas no ha podido ser relevada con el nivel de detalle, como el efectuado para el Mb. Troncoso y al Mb.
Avilé.

DISTRIBUCION DE LOS RESERVORIOS NO MARINOS Y DE LOS HIDROCARBUROS


Los cuatro intervalos estratigráficos asociados con eventos de desecación del depocentro Neuquino se
encuentran confinados al sector occidental de la cuenca, dentro de lo que hoy se conoce como la faja Andina,
o se expanden ligeramente hacia el este, como en el caso de los miembros Avilé y Troncoso Inferior (Fig.
10). Durante los estadíos de nivel de base alto, con o sin conexión con el Océano Pacífico, toda la cuenca,
incluyendo el ambiente del Engolfamiento, se comportó como un área de acumulación. La zona situada al
oeste del denominado “Dorso de los Chihuidos” contiene el registro más espeso del Jurásico y Cretácico,
involucrando sedimentos acumulados bajo condiciones marinas asociados con episodios tanto de nivel del
mar alto como bajo (Legarreta y Uliana 1991). Este sector, geográficamente restringido y de orientación
norte-sur, es donde el Lías, principalmente, y el Dogger, en parte, presentan mayores espesores (Groeber
1918). Este estrecho depocentro podría describirse informalmente como “Surco Neuquino” para
diferenciarlo del ambiente arealmente expandido del Engolfamiento. Cuando tuvieron lugar los descensos
del nivel de base, sólo las zonas con mayor tasa de subsidencia fueron las que mantuvieron cierto potencial
para acomodar y preservar los sedimentos no marinos asociados con los eventos de desecación (Fig. 10),
mientras que en el resto de la cuenca el espacio para acomodar sedimentos fue muy bajo o nulo. Bajo estas
home principal volver al indice exit

condiciones, el Engolfamiento pasó de haber estado ocupado por un mar abierto de circulación normal, a una
extensa planicie expuesta subaereamente, sin acumulación e, incluso, sujeta a erosión localizada. En los
sectores muy localizados que se comportaron como altofondos, es decir, con menor subsidencia respecto del
área circundante, la columna sedimentaria es más delgada e, incluso, puede mostrar importantes cambios de
facies. Durante los eventos de nivel relativo bajo, entre ellos los que llevaron a la desecación de la cuenca,
las posiciones que permanecieron más elevadas, por encima del perfil de equilibrio, sufrieron mayor tasa de
erosión, mientras que la acumulación sólo se dio pendiente abajo dentro de las posiciones topográficamente
más deprimidas (Legarreta y Kozlowski 1984). Este fenómeno controló el desarrollo de acuñamientos de
litosomos clásticos, entre ellos los potenciales reservorios involucrados en trampas estratigráficas, que
podrían haber sido cargados con hidrocarburos durante las primeras etapas de generación y migración.

? Mb. Troncoso Inferior

Mb. Avilé
?

37º

?
Chos Malal

“Dorso
de los
F. Lotena Chihuidos”

F. Tordillo NEUQUEN
Zapala Chelforo
39º Huincul Roca

Yacimientos

Frente de la Faja Plegada


50 km
70º 68º

Figura 10. Distribución de los depósitos continentales de nivel bajo (CB) asociados con los eventos de
desecación del Jurásico y Cretácico. Su posición relativa con el denominado “Dorso de los Chihuidos” y con
el frente de la faja plegada Andina. Los yacimientos indicados en negro denotan hidrocarburos alojados en
los Miembros Avilé y Troncoso, tanto dentro del complejo de nivel bajo como dentro de los complejos
transgresivos (CT) no representados en este mapa.

Las características geológicas del centro-oeste neuquino dieron lugar a la existencia de varios sistemas
petroleros pero donde están involucrados los excelentes reservorios del Mb. Avilé y Mb. Troncoso, las
reservas y producción de petróleo han sido muy prolíficas, teniendo en cuenta que en conjunto contendrían
alrededor de 1.500 millones de barriles de petróleo. En contrapartida, las areniscas de la sección basal de la
home principal volver al indice exit

F. Lotena (Calloviano) están escasamente preservadas dentro de la faja plegada y carecen de condiciones
como reservorio debido a una intensa diagénesis por soterramiento muy profundo y cierta alteración
hidrotermal. Los clásticos fluviales de la F. Tordillo basal (Kimmeridgiano) han sido perforadas por pocos
pozos y en su mayoría han mostrado pobres propiedades como roca almacén (Legarreta 2001).
En la zona de acumulación de los clásticos continentales aquí tratados, los niveles con potencial generador de
hidrocarburos son las lutitas negras querogénicas de la F. Los Molles (Jurásico temprano-medio) y de la F.
Vaca Muerta (Tithoniano), ambas con una historia térmica que las ubica principalmente como generadoras
de gas seco (Legarreta et al., 1999b). Las facies oscuras de la F. Agrio, dada su madurez térmica son
generadores de hidrocarburos líquidos y algo de gas (Cruz et al., 1996; Cruz et al., 1999; Gulisano et al.,
1996; Legarreta et al., 1999). Si bien la deformación que afecta la faja plegada proveyó la estructuración
necesaria para tener trampas suficientes, el alzamiento vertical de los Andes y la erosión profunda de los
sellos regionales, principalmente las evaporitas del Grupo Rayoso, dieron lugar a la destrucción de muchas
de las acumulaciones de hidrocarburos (Uliana y Legarreta 1993), especialmente cuando estaban atrapados
dentro de los reservorios cretácicos (Mb. Avilé y Mb. Troncoso).

CONCLUSIONES
La interacción de los cambios eustáticos y la geodinámica propia de un borde de placa convergente con
actividad magmática corporizada en la forma de un arco de islas volcánicas, jugó un papel clave en el relleno
del depocentro de trasarco Neuquino. Durante la mayor parte del Jurásico y del Cretácico el régimen
extensional a lo largo de la faja magmática permitió la acumulación de espesas secciones volcánicas, junto
con facies sedimentarias marinas y continentales. Eventualmente, la actividad en el arco mismo, la posición
del nivel eustático y la subsidencia (tectónica) dentro de ámbito Neuquino de trasarco dio lugar a eventos de
desecación del depocentro debido a una fuerte restricción y hasta una desconexión total de las vías de mar
que lo unían con el Océano Pacífico. Bajo estas circunstancias, sobre facies previamente acumuladas en un
medio marino abierto que cubría gran parte de la cuenca, en las posiciones más internas y topográficamente
más deprimidas, se depositaron evaporitas y/o facies continentales fluviales y eólicas, las cuales pueden
contener excelentes reservorios. En contrapartida, grandes extensiones de la cuenca permanecieron sujetas a
exposición subáerea. Este fenómeno de desecación quedó preservado dentro del registro estratigráfico en los
niveles basales de la F. Lotena (Calloviano tardío), los de la F. Tordillo (Kimmeridgiano), el Mb. Avilé de la
F. Agrio (Hauteriviano temprano alto) y en el Mb Troncoso Inferior de la F. Huitrín (Aptiano). Estas
situaciones paleogeográficas no perduraron en el tiempo, ya que el registro sedimentario atestigua episodios
de ascenso del nivel de base con expansión del área de acumulación, incluso mayor al que mostraban las
secuencias previas al desarrollo de los depósitos de desecación de la cuenca. En algunos casos, el ascenso del
nivel de base estuvo acompañado por el restablecimiento de la conexión con el Pacífico y la cuenca pasó a
ser un foco de acumulación marina bajo la cual facies de lutitas negras ricas en materia orgánica se
acumularon sobre los depósitos arenosos fluviales y eólicos. Tal el caso de las lutitas negras de la F. Lotena
(Calloviano tardío alto-Oxfordiano), las pelitas y margas del Mb. Superior de la F. Agrio y las margas
bituminosas de la F. Vaca Muerta (Tithoniano). En el Aptiano la nueva conexión con el Pacífico fue parcial
o restringida, por lo que la cuenca fue ocupada por un cuerpo de agua marino hipersalino sujeto a un balance
hidrológico negativo, lo cual dio lugar a la acumulación extendida de las evaporitas del Mb. Troncoso
Superior. Finalmente, durante el Kimmeridgiano si bien el registro sedimentario y la expansión del área de
acumulación atestiguan un episodio de ascenso relativo del nivel de base, el ambiente de trasarco permaneció
bajo condiciones enteramente continentales y recién en el Tithoniano esta tendencia culminó con el
restablecimiento de condiciones marino abiertas y se depositaron las rocas querogénicas de la F. Vaca
Muerta.
La presencia de facies reservorios (areniscas fluviales y eólicas), rocas generadoras (lutitas bituminosas y
margas oscuras) y sellos efectivos (evaporitas y lutitas bituminosas generadoras) en el sector noroeste de la
cuenca, tanto en el borde frontal de la faja plegada como en la zona de antepaís cercana a ella, dio lugar a la
existencia de entrampamientos de hidrocarburos estructurales y combinados. Los depósitos clásticos
vinculados con los eventos del Jurásico, se encuentran mayormente involucrados dentro de la faja Andina,
afectados por intensa diagénesis o en zonas desventradas por erosión profunda del edificio orogénico
ascendido durante el Terciario tardío. Al mismo tiempo, las rocas generadoras que podrían haber
suministrado los hidrocarburos se encuentran afectadas por una prolongada e intensa historia de madurez
térmica y podrían haber suministrado al sistema sólo gas seco. No se descarta que algún entrampamiento
home principal volver al indice exit

estratigráfico y/o combinado cargado con hidrocarburos en forma temprana pueda haber permanecido a
resguardo de la erosión.

AGRADECIMIENTOS
Agradezco a Chevron San Jorge S.R.L. por el apoyo y autorización para publicar este trabajo. A Elena
Expósito y María E. Lara por la lectura del trabajo original y sus valiosos comentarios. Al Dr. Gualter Chebli
y a Luis Cazau por la revisión del manuscrito y sugerencias constructivas.

LISTA DE TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO


Benavidez, V., (1968). Saline deposits of South America. In: Mattox, R.B. (Ed.): Saline Deposits. Geological
Society of America, Special Paper 88: 249-290. Boulder.
Busby-Spera, C.J., (1988). Speculative tectonic model for the early Mesozoic arc of the Southwest
Cordilleran United States. Geology, 16: 1121-1125. Boulder.
Charrier, R. (1984). Areas subsidentes en el borde occidental de la cuenca de trasarco Jurásico-Cretácica,
Cordillera Principal Chilena entre 34° y 34°30´S. IX Congreso Geológico Argentino, Actas II: 107-124.
Cruz, C., (1993). Facies y estratigrafía secuencial del Cretácico Superior en la zona del río Diamante. XII
Congreso Geológico Argentino y II Congreso de Exploración de Hidrocarburos, Actas I: 46-54. Mar del
Plata.
Cruz, C., P. Condat, E., Kozlowski y R. Manceda, (1989). Análisis estratigráfico secuencial del Grupo
Neuquén (Cretácico Superior) en el valle del río Grande, Provincia de Mendoza. I Congreso de
Exploración de Hidrocarburos, Actas II: 689-714. Mar del Plata.
Cruz, C., E. Kozlowski and H.J. Villar, (1999). Agrio (Neocomian) petroleum systems, main target in the
Neuquén Basin thrust belt. Argentina. IV Congreso de Exploración y Desarrollo de Hidrocarburos,
Tomo I: 891-892. Mar del Plata.
Cruz, C., H.J. Villar y N. Muñoz, (1996). Sistema petroleros del Grupo Mendoza en la Fosa de Chos Malal,
Cuenca Neuquina, Argentina. XIII Congreso Geológico Argentino, Actas I: 358-366. Buenos Aires.
Davidson, y J.C. Vicente, (1973). Características paleogeográficas y estructurales del área fronteriza en las
nacientes del Teno (Chile) y Santa Elena (Argentina), (Cordillera Principal, 35° a 35°15´ de Latitud
Sur). V° Congreso Geológico Argentino, Actas V: 11-55. Neuquén.
Dellapé, D.A., C. Mombrú, G.A. Pando, A.C. Riccardi, M.A. Uliana y G.E.G. Westermann, (1979). Edad y
correlación de la Formación Tábanos en Chacay Melehue y otras localidades de Neuquén y Mendoza.
Obra del Centenario del Museo de La Plata, V: 81-105. Buenos Aires.
Fernández, M., H. Maretto, Verzi, H. y J. Hechem, (2002). Análisis estratigráfico y secuencial del Grupo
Lotena en la porción centro-oriental de la Cuenca Neuquina, Argentina. XV Congreso Geológico
Argentino. El Calafate.
Fyfe, W.S. and McBirney, A.R., (1975). Subduction and the structure of andesitic volcanic belts. American
Journal of Science 275: 285-297.
Groeber, P., (1918). Estratigrafía del Dogger de la República Argentina. Estudio Sintético Comparativo.
Dirección General Geología e Hidrogeología. Boletín 18: 1-81. Buenos Aires.
Groeber, P., P.N. Stipanicic y A. Mingram, 1953. Jurásico. In: Geografía de la República Argentina,
Sociedad Argentina de Estudios Geográficos. GAEA, II(1): 9-541. Buenos Aires.
Gulisano, C.A., (1988). Análisis estratigráfico y sedimentológico de la Formación Tordillo en el oeste de la
Provincia del Neuquén, Cuenca Neuquina, Argentina. Tesis Doctoral, Universidad Nacional de Buenos
Aires, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales:1-119. Buenos Aires.
Gulisano, C.A., and A.R. Gutierrez Pleimling, (1995). The Jurassic of the Neuquén Basin. Field Guide
Asociación Geológica Argentina, Serie E, N°2, 1-111. Buenos Aires.
Gulisano, C.A., S.A. Minniti, G.C. Rossi and H.J. Villar, (1996). Hydrocarbons related to Early Cretaceous
source rocks, reservoir and seals, trapped in the Northwestern Neuquén Basin, Argentina. Second
International Conference and Exhibition of the American Association of Petroleum Geologists y
Sociedad Venezolana de Geología, Abstracts, A48. Caracas.
Hallam, A., (1988). A revaluation of Jurassic eustasy in the light of new data and revised Exxon curve. In:
Wilgus, C.K., B.S. Hastings, C.G.S.C. Kendall, H.W. Posamentier, C.A. Ross and J.C. Van Wagoner
(Eds.): Sea Level Changes-An integrated approach. Society of Economic, Paleontologists and
Mineralogists, Special Publication 42: 261-273. Tulsa.
home principal volver al indice exit

Legarreta, L., (1976). Análisis estratigráfico de la Formación Tordillo (Jurásico Superior en la zona
comprendida entre el río salado y el río Diamante, Dptos. Malargüe y San Rafael, Mendoza. Trabajo
Final de Licenciatura inédito. Universidad Nacional de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales. Buenos Aires.
Legarreta, L., (1985). Análisis estratigráfico de la Formación Huitrín (Cretácico Inferior), Provincia de
Mendoza. Tesis Doctoral inédita. Universidad Nacional de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Exactas
y Naturales: 1-197. Buenos Aires
Legarreta, L., (1991). Evolution of a Callovian-Oxfordian carbonate margin in the Neuquén Basin, of west-
central Argentina: facies, architecture, depositional sequences and global sea-level changes.
Sedimentary Geology, 70: 209-240. London.
Legarreta, L., (2001). Desiccation events and non-marine clastic lowstands in the Neuquén Basin:
stratigraphy, facies and hydrocarbon distribution. American Association of Petroleum Geologists,
Hedberg Conference: 28-29. Mendoza, Argentina.
Legarreta, L. y C.A. Gulisano, (1989). Análisis estratigráfico de la Cuenca Neuquina (Triásico Superior-
Terciario Inferior). In: G.A. Chebli y L. Spalletti (Eds.): Cuencas Sedimentarias Argentinas, Simposio
Cuencas Sedimentarias Argentinas, Serie Correlación Geológica, 6: 221-243. Tucumán.
Legarreta, L., C.A. Gulisano, I. Orchuela and S.A. Minniti, (1996). Petroleum system characterization and
timing in the Neuquén Basin (Triassic-Tertiary), West-central Andes, Argentina. Second International
Conference and Exhibition of the American Association of Petroleum Geologists y Sociedad
Venezolana de Geología, Abstracts, A46. Caracas.
Legarreta, L., C.A. Gulisano y M.A. Uliana, (1993). Las secuencias sedimentarias jurásico-cretácicas. In:
Ramos, V (Ed.): Relatorio del XII Congreso Geológico Argentino y II Congreso de Exploración de
Hidrocarburos, Geología y Recursos Minerales de Mendoza: 87-114. Mendoza.
Legarreta, L., D.A. Kokogian y D.A. Boggetti, (1989). Depositional sequences of the Malargüe Group
(Upper Cretaceous-Lower Tertiary, Neuquén Basin. Argentina. Cretaceous Research 10: 337-356.
London.
Legarreta, L. y E. Kozlowki, (1984). Secciones condensadas del Jurásico-Cretácico de los Andes del sur de
Mendoza: Estratigrafía y significado tectosedimentario. IX Congreso Geológico Argentino, Actas, I:
286-297. Bariloche.
Legarreta, L., G.A. Laffitte y S.A. Minniti, (1999). Cuenca Neuquina: múltiples posibilidades en las series
jurásico-cretácicas del depocentro periandino. IV Congreso de Exploración y Desarrollo de
Hidrocarburos, Tomo I: 145-175. Mar del Plata.
Legarreta, L. and M.A. Uliana, (1991). Jurassic-Cretaceous oscillations and geometry of back-arc basin fill,
Central Andes, Argentina. In: McDonald, D.I.M. (Ed.): Sea level changes at active plate margins.
International Association of Sedimentologists, Special Publication 12: 429-450. London.
Legarreta, L., and M.A. Uliana, (1994). Late Jurasic Andean Evaporites, Systems Tracts and Facies
Architecture: The Record of a Messinian-Style Desiccation Event. In: Posamentier, H.W. y E. Mutti
(Eds.): Second High-resolution Sequence Stratigraphy Conference, Abstracts: 124. Tremp. España.
Legarreta, L. and M.A. Uliana, (1995). The Jurassic succession in west-central Argentina: stratal pattern,
sequences and paleogeographic evolution. Paleogeography, Paleoclimatology and Paleoecology, 120:
303-330. Amsterdam.
Legarreta, L. and M.A. Uliana, (1998). Anatomy of hinterland depositional sequences: Upper Cretaceous
fluvial-strata, Neuquén Basin, West-Central Argentina. In: McDonald, D.I.M (Ed.): Relative Role of
Eustasy, Climate, and Tectonism in Continental Rocks. Society of Economic Paleontologists and
Mineralogists, Special Publication 59: 83-92. Tulsa.
Legarreta, L. y M.A. Uliana, (1999). El Jurásico y Cretácico de la Cordillera Principal y la Cuenca
Neuquina. 1. Facies sedimentarias. In: Caminos R. (Ed.): Geología Argentina. Instituto de Geología y
Recursos Minerales, Anales N° 29: 399-432. Buenos Aires.
Legarreta, L., M.A. Uliana, C.A. Larotonda and G.R. Meconi, (1999). Approaches to non-marine sequences
stratigraphy-theoretical models and examples from Argentine basins. In: Eschard, R and B. Doliguez
(Eds.): Subsurface reservoir characterization from outcrop observations, Editions Technip: 125-143.
Paris.
Loucks, R.G. and J.F. Sarg, (1993). Carbonate sequence stratigraphy. Recent developments and applications.
American Association of Petroleum Geologists, Memoir 57: 1-545. Tulsa.
home principal volver al indice exit

Mitchum, R. and M.A. Uliana, (1985). Sequence stratigraphy of carbonate depositional sequences, Upper
Jurassic-Lower Cretaceous, Neuquén Basin, Argentina. In: B.R. Berg and D.G. Wolberton (Eds.),
Seismic Stratigraphy II: an integrated approach to hydrocarbon analysis. American Association of
Petroleum Geologists, Memoir 39: 255-274. Tulsa.
Mutti, E., C.A. Gulisano and L. Legarreta, (1994). Anomalous systems tracts patterns within third order
depositional sequences (Jurassic-Cretaceous back-arc Neuquén Basin, Argentina Andes). Second High
Resolution Sequence Stratigraphy Conference, Abstracts. Tremp. España.
Nasi, C., (1984). Geología de la Cordillera de la Costa de Chile central. Seminario Actualización de la
geología de Chile. Apuntes. Servicio Nacional de Geología y Minería, Miscelánea, 4: 11-117. Santiago
Ponce, J.J., C. Zavala, V. Marteau y D. Drittanti, (2002). Análisis estratigráfico y modelo deposicional para
la Formación Rayoso (Cretácico Inferior) en la Cuenca Neuquina, Provincia del Neuquén. XV Congreso
Geológico Argentino. El Calafate.
Ramos, V., (1999a). Rasgos estructurales de la República Argentina. 1. Evolución Tectónica de la Argentina.
In: Caminos R. (Ed.): Geología Argentina. Instituto de Geología y Recursos Minerales, Anales 29: 715-
784. Buenos Aires.
Ramos, V., (1999b). El Jurásico y Cretácico de la Cordillera Principal y la Cuenca Neuquina. In: Caminos R.
(Ed.): Geología Argentina. Instituto de Geología y Recursos Minerales, Anales N° 29: 417-418. BsAs.
Rossi, G.C., (2001a). The Avilé Sandstone (Early Cretaceous). Sedimentary response to an extreme forced
regression. Facies, stratigraphy and main depositional controls. Neuquén Basin. American Association
of Petroleum Geologists, Hedberg Conference, p-30. Mendoza, Argentina.
Rossi, G.C., (2001b). Arenisca Avilé: facies, ambientes sedimentarios y estratigrafía de una regresión
forzada del Hauteriviano Inferior de la Cuenca Neuqueina. Universidad Nacional de La Plata, Facultad
de Ciencias Naturales y Museo, Tesis Doctoral inédita. La Plata.
Royden, L.H., (1993). The tectonic expression slab pull at continental convergent boundaries. Tectonic, vol.
12(2): 303-325.
Sanguinetti, A.S. y V. Ramos, (1993). El volcanismo de arco Mesozoico. In: Ramos, V. (Ed.): Geología y
Recursos Naturales de la provincia de Mendoza. Relatorio. XII Congreso Geológico Argentino y II
Congreso de Exploración de Hidrocarburos: 115-122. Mendoza.
Sarg, J.F., (1988). Carbonate sequence stratigraphy. In: Wilgus, C.K., B.S. Hastings, C.G.S.C. Kendall, H.W.
Posamentier, C.A. Ross and J.C. Van Wagoner (Eds.): Sea Level Changes-An integrated approach.
Society of Economic, Paleontologists and Mineralogists, Special Publication 42: 155-181. Tulsa.
Shanley, K.W. and P.J. McCabe, (1994). Perspectives on the sequence stratigraphy of continental strata.
American Association of Petroleum Geologists, Bulletin 78(4): 544-568. Tulsa.
Uliana, M.A. y Dellapé, D.A., (1981). Estratigrafía y evolución paleoambiental de la sucesión
maastrichtiana-eoterciaria del Engolfamiento Neuquino (Patagonia septentrional). VIII Congreso
Geológico Argentino, Actas 3: 673-711.Tulsa.
Uliana, M.A. and L. Legarreta, (1993). Hydrocarbon habitat in a Triassic-to-Cretaceous Sub-Andean setting:
Neuquén Basin, Argentina. Journal of Petroleoum Geology, v.16(4): 397-420. London.
Uliana, M.A., L. Legarreta, G.A. Laffitte y H.J. Villar, (1999b). Estratigrafía y geoquímica de las facies
generadoras de hidrocarburos en las cuencas petrolíferas de Argentina. IV Congreso de Exploración y
Desarrollo de Hidrocarburos, Tomo I: 1-62. Buenos Aires.
Vail, P., (1987). Seismic stratigraphy interpretation using sequence stratigraphy. Part 1: seismic stratigraphy
interpretation procedure. In: Bally, A.W. (Ed.): Atlas of seismic stratigraphy, v.1. American Association
of Petroleum Geologists, Studies in Geology 27:1-10. Tulsa.
Vail, P., Audemard, S.A. Bowman, P.N. Eisner and G. Perez-Cruz, (1991). The stratigraphic signatures of
tectonics, eustasy and sedimentation: an overview. In: Seilacher, A. (Ed): Cycles and Events in
Stratigraphy, II: Elsevier. Tubingen.
Vail, P., R.M. Mitchum and S. Thompson, (1977). Seismic stratigraphy and global changes of sea level, Part
3: Relative changes of sea level from coastal onlap. In: Payton, C.E. (Ed.): Seismic stratigraphy –
applications to hydrocarbon exploration. Memoir 26: 63-82. Tulsa.
Van Wagoner, J.C., R.M. Mitchum, K.M. Champion and V.D. Rahmanian, (1990). Siliciclastic sequence
stratigraphy in well logs, cores, and outcrops: concepts for high-resolution correlation of time and
facies. American Association of Petroleum Geologists, Methods in Exploration Series 7: 1-55. Tulsa
home principal volver al indice exit

Veiga, R.D. y G.D. Vergani, (1993). Depósitos de nivel bajo: nuevo enfoque sedimentológico y
estratigráfico del Miembro Avilé en el norte del Neuquén. XII Congreso Geológico Argentino y II
Congreso de Exploración de Hidrocarburos, Actas 1: 55-65. Mendoza.
Vergani, G.D, G. Selva y D. Boggetti, (2002). Estratigrafía y modelo de facies del Miembro Troncoso
Inferior, Formación Huitrín (Aptiano), en el noroeste de la Cuenca Neuquina, Argentina. XV Congreso
Geológico Argentino. El Calafate.
Vergani, G.D, A.J. Tankard, H.J. Belotti and H.J. Welsink, (1995). Tectonic evolution and paleogeography
of the Neuquén Basin, Argentina. In: Tankard, A.J., R. Suarez Soruco and H.J. Welsink (Eds.):
Petroleum Basins of South America. American Association of Petroleum Geologists, Memoir 62 383-
402. Tulsa.
Warren, J., (1999). Evaporites. Their Evolution and Economics. Blackwell Science, 1-438. Londres.
Weimer, P. and H.W. Posamentier, (1993). Siliciclastic sequence stratigraphy. American Association of
Petroleum Geologists, Memoir 58: 1-492. Tulsa.
Wheeler, H.E., (1964). Baselevel transit cycles. In: Merriam, D.F. (Ed.): Symposium on cyclic
sedimentation. Kansas Geological Survey, Bulletin 169: 623-630. Kansas.

También podría gustarte