RELATORIA #7.
EL CONCEPTO DE SEGURIDAD JURÍDICA EN EL ESTADO SOCIAL.
CARLOS ARTURO GALLEGO MARÍN.
DOCENTE: CARLOS MARIO GARCIA.
ALUMNA: MARIA EUGENIA BERNAL BAEZ.
PRINCIPIALISTICA: MARTES 12 M- 14.00.
En esta reflexión se destaca el aporte de la filosofía política y social en la comprensión del
derecho, especialmente en la revisión constante de los conceptos iusfilosóficos que se encuentran
en diferentes corrientes, como el iuspositivismo y el iusnaturalismo. Se hace énfasis en la
necesidad de evitar olvidos involuntarios y se reconoce el valioso aporte de filósofos
colombianos como Botero Uribe, Mejía Quintana, López Medina y Arango Rivadeneira, así
como el pensador greco-inglés Costas Douzinas y otros más.
La filosofía ha realizado críticas y constataciones sobre la insuficiencia de la escuela positivista,
la cual establece la ley como única vía de solución a los problemas jurídicos, como si este solo
estuviera habitado por normas. Desde esta perspectiva, la seguridad jurídica vista desde su
"matriz" –la ley y el derecho– no solo es anacrónica, sino peligrosa para la defensa y promoción
de los derechos fundamentales, incluidos los derechos sociales. Los derechos humanos no son el
producto de la legislación, sino todo lo contrario.
Douzinas señala que los derechos humanos como principio de esperanza funcionan en la brecha
entre la naturaleza ideal y el derecho, o entre las personas reales y las abstracciones universales.
Se destaca la barbarie de la Segunda Guerra Mundial y otras que le sucedieron, justificadas desde
el positivismo a ultranza basado en el infame principio "dura lex sed lex", el cual ha sido nutrido
por la exégesis en el seno del cual se ha promovido el "principio" de seguridad jurídica.
En este sentido, se indica que este "principio" no ha tenido mayores avances en su revisión
conceptual y se señala la necesidad de considerar las transformaciones del constitucionalismo,
las cuales parecen haber pasado de largo por la seguridad jurídica.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS BÁSICOS.
La seguridad jurídica es uno de los logros jurídicos más importantes de la modernidad, derivado
del principio de legalidad. Esta noción nace como un presupuesto y función del derecho y del
Estado en la tradición contractualista. A través de ellos, las teorías positivistas del derecho
explican el origen de las instituciones políticas y jurídicas a partir de la exigencia racional y
utilitaria de abandonar el estado de naturaleza, en el que el hombre posee una ilimitada libertad, a
otra libertad limitada pero protegida y garantizada. El pacto social asegura que los sujetos, por el
principio de legalidad, podrán calcular las consecuencias de sus actos y prever los beneficios del
ejercicio de sus derechos que estarán tutelados. La ideología iluminista y contractualista
construye la importancia de la seguridad jurídica en el moderno Estado de derecho, como
presupuesto y función indispensable de los ordenamientos jurídicos legalistas.
Por lo tanto, la seguridad jurídica puede ser catalogada como uno de los motores principales de
la historia jurídica. Sin embargo, esto es cierto solo en el ámbito de las sociedades depositarias
del liberalismo burgués. La seguridad jurídica se considera un deseo arraigado dentro de estas
sociedades, pero como sus alcances ciertos dependen de las necesidades del medio, de la forma
como se haya prohijado, si atiende o no las dinámicas sociales; esto es muy poco probable. Las
luchas sociales se han iniciado en los que nada valen, en los invisibles por miseria, en los
negados por el ordenamiento jurídico y, han terminado, en los que todo lo tienen, en los que
valen, en los que cuentan a la hora de legislar. En este sentido, la seguridad jurídica sigue
inmarcesible, intocable; va y viene por entre las diferentes formas jurídicas sin mutar.
CONCLUSION:
La filosofía política y social tiene un papel importante en la comprensión del derecho y en la
revisión constante de los conceptos iusfilosóficos. La crítica a la insuficiencia de la escuela
positivista, la cual establece la ley como única vía de solución a los problemas jurídicos, es
fundamental para la defensa y promoción de los derechos fundamentales, incluidos los derechos
sociales. Los derechos humanos no son el producto de la legislación, sino todo lo contrario, el
principio de seguridad jurídica, adherido a las entrañas del derecho legalista, no ha demostrado
suficiencia propia para enfrentar los desafíos del mundo jurídico actual. La seguridad jurídica se
cataloga como uno de los motores principales de la historia jurídica, pero su alcance real depende
de las necesidades del medio y de la forma como se haya prohijado. Las luchas sociales se han
iniciado en los que nada valen, en los invisibles por miseria, en los negados por el ordenamiento
jurídico y han terminado en los que todo lo tienen, en los que valen, en los que cuentan a la hora
de legislar. En este sentido, la seguridad jurídica sigue siendo inmarcesible e intocable, y va y
viene por entre las diferentes formas jurídicas sin mutar.
Es importante considerar las transformaciones del constitucionalismo para revisar
conceptualmente la seguridad jurídica y reconocer su importancia como principio rector de los
Estados modernos, independientemente de la tradición jurídica que impere en cada Estado. Pero
también es importante reconocer que la seguridad jurídica está arraigada en el uso de la fuerza, y
que su utilización para algunos países puede estar enfocada a sus intereses capitalistas, utilitarios
y corporativos. Por lo tanto, es necesario seguir revisando y actualizando los conceptos
iusfilosóficos para asegurar que el derecho sirva a la justicia y no solo a intereses particulares.