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TRASELVELODELCOMERCIO

Este documento analiza el proceso de industrialización en la ciudad de Rosario, Argentina entre 1873 y 1914. Describe los diferentes momentos de este proceso, incluyendo el impacto de las crisis mundiales de 1873 y 1890, y cómo llevó al establecimiento de las primeras grandes empresas industriales en la ciudad. También examina cómo la burguesía local se adaptó pasando de exportadores a importadores y fabricantes.

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TRASELVELODELCOMERCIO

Este documento analiza el proceso de industrialización en la ciudad de Rosario, Argentina entre 1873 y 1914. Describe los diferentes momentos de este proceso, incluyendo el impacto de las crisis mundiales de 1873 y 1890, y cómo llevó al establecimiento de las primeras grandes empresas industriales en la ciudad. También examina cómo la burguesía local se adaptó pasando de exportadores a importadores y fabricantes.

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TRAS EL VELO DEL COMERCIO, LA MATERIA PRIMA SE

TRANSFORMA: Una Aproximación al perfil Industrial-Manufacturero de


Rosario (1873-1914)
ADRIANA PONS
ROSALYN RUIZ

El “boom económico” desatado en la Argentina en el último tercio del siglo XIX ha


sido sin duda una de las fases mas indagada por los historiadores. La prolífica
producción sobre el período no ha significado sin embargo, consensos perdurables
acerca de los beneficios, y/o límites del proceso. La posible caracterización de la fase,
así como su periodización ha desplegado un conjunto de modelos conceptuales
divergentes o por lo menos parcialmente controversiales.1 No es nuestra intención pasar
revista por dicha contienda intelectual, sin embargo, somos conscientes que la propia
asunción de la problemática ubicará nuestra textualidad más próxima con unos y en
total disonancia con otros recorridos historiográficos.

En este marco nos parece, que un punto nodal acerca de los orígenes de la industria en
la Argentina lo constituye la estrecha relación entre la conformación de un modelo de
desarrollo y su vinculación con el mercado externo. Así a los flujos expansivos de la
universalización de las mercancías le sucederán otros momentos signados por las crisis.
Más precisamente al intentar caracterizar los ritmos del proceso de industrialización en
la Argentina no podremos omitir los flujos y reflujos del mercado internacional, a tal
punto es su importancia que las disputas decimonónicas se suscitan alrededor del eje:
“librecambio versus proteccionismo”2. Será esta dicotomía la que sirva de detonante de
diversas polémicas públicas, sobre todo cuando los años de constricción aquejen a la
economía agroexportadora.

En consonancia con lo anterior es nuestro interés indagar las huellas del proceso de
industrialización en la ciudad de Rosario inscripto en el ciclo expansivo de la región, del
país, sin perder de vista el contexto internacional que va desde 1870-1914. En este
1
En ese sentido ver los planteos de: ROCCHI, Fernando, “En busca del empresario perdido: los
industriales argentinos” y las tesis de Jorge F. Sábato en Entrepasados, Revista de Historia, año V, nº
10, Buenos Aires, 1996; DÍAZ ALEJANDRO, Carlos, Ensayo sobre la historia económica argentina,
Amorrortu, Buenos Aires, 1977, CORTÉS CONDE, Roberto, El progreso argentino, Sudamericana,
Buenos Aires, 1979, DORFMAN, Adolfo, Historia de la industria argentina, Solar- Hachette, Buenos ,
aires, 1942, entre otros.
2
Creemos por otra parte que el vigor de estos reclamos configuró durante bastante tiempo el debate
académico centrado en la oposición entre Terratenientes versus Industriales desplazando los estudios
pertinentes -sobre todo- sobre experiencias regionales más allá del caso paradigmático de Capital Federal
o a lo sumo de la provincia de Buenos Aires.
sentido, ubicamos distintos momentos que constituyen matrices dominantes en
referencia al tema estudiado. Así la recomposición del sistema productivo regional-local
tras la crisis mundial de 1873 es el horizonte que posibilita la instalación de las
“primeras manufacturas de cierto tamaño”; en tanto el impacto de la crisis de 1890
promueve un reacomodamiento del conjunto de los actores sociales dominantes y como
corolario el arribo a la ciudad de las “grandes empresas”. Consecuentemente en los
años sucesivos estas firmas extenderán (con mayor o menor éxito) sus dominios hacia el
conjunto del mercado nacional en correspondencia con un proceso “creciente de
concentración y centralización del capital” proyectándose nuestro estudio hasta la
primera guerra mundial que da paso a un nuevo cuadro de situación. Asimismo
compartimos la hipótesis más clásica 3 sobre la coexistencia de grandes unidades fabriles
con emprendimientos pequeños y medianos que captan las fisuras, los nichos que el
mercado ofrece.

En este sentido nos parece sugerente intentar caracterizar toda la dinámica capitalista a
partir de considerar la metamorfosis de la mercancía en sus complejos procesos de
transformación y valorización del capital.4

Para ello apelaremos a escudriñar variables cuantitativas (registros censales, memorias,


estadísticas municipales, etc.), desde una hermenéutica que nos posibilite pensar la
“originalidad” de estos procesos complejos y diversos por si mismos. De manera de
hacer y hacernos comprensible las dificultades encontradas por los propios operadores
censales al momento de consignar rubros (comercio-industria), delimitar funciones
económicas (especialmente entre mercaderes y productores), en el anhelo de captar la
lógica capitalista que se manifiesta en el marco de un proceso de explosión productiva
que, sin embargo, no transitó por una revolución industrial y tecnológica “in situ” sino
que debió acompasarse a una dinámica internacional imperativamente en marcha.

3
Nuestro planteo en este aspecto se acerca a la opinión de DOFMAN, Adolfo, Historia de la industria
argentina, Solar- Hachette, Buenos Aires, 1942 y de JORGE, Eduardo, en Industria y concentración
económica,, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986; PEÑA, Milcíades, Industrialización y clases sociales en
la Argentina, cuando analizan los procesos industriales centrados en Capital Federal.
4
En este sentido ver MARX, Carlos “El Capital” tomo II, “El ciclo del capital –dinero” cuando formula
que “El verdadero ciclo del capital industrial, en su continuidad, no es por lo tanto, solamente la unidad
del proceso de circulación y del de producción, sino la unidad de los tres ciclos. Para ello, es necesario
que cada una de las diferentes partes del capital vaya recorriendo sucesivamente las distintas fases del
ciclo…” pág.92.
Como es sabido los distintos sectores de la sociedad rosarina no permanecieron ajenos
al impulso “modernizante” de una sociedad capitalista que sin grandes obstáculos se
deslizaba a escala internacional. La división internacional del trabajo no sólo condicionó
el papel de Argentina en el mundo, sino también impulsó el desarrollo del mercado
interno bajo ciertos parámetros. En consideración, el desarrollo regional de fines del
siglo XIX, afín con aquel proceso, consolidó a Rosario como ciudad puerto, como polo
ferroviario, como eje articulatorio entre el mercado externo e interno que se sustentaba
en los frutos de la “pampa gringa”. En esta matriz económica se conformó una
burguesía comercial que supo vincular el patrón básico de la acumulación capitalista de
la región con la función específica de la ciudad: la rotación del capital. Sin embargo, no
fue la única vía de crecimiento. Desde antes pero sobre todo en el inicio del siglo XX, y
consecutivamente al impacto desplegado por la crisis de 1890 se instalaron en la ciudad
de Rosario un conjunto de emprendimientos industriales, que salvo excepciones muy
puntuales, no sobrepasaban el carácter manufacturero o de simples talleres artesanales.
En los años sucesivos esta actividad se fue complejizando tanto por la extensión de
rubros como por las dimensiones alcanzadas sobre todo con el aporte de nuevos
capitales extraregionales e internacionales.

Así en la década en la que se inscribe el llamado boom cerealero, 5 se despliega un


conjunto de nuevos factores que, por un lado, potencia varias veces el crecimiento hacia
la transformación de materias primas, al tiempo que promueve importantes
reorientaciones sociales en la disputa por el excedente social regional. Conforme
avanzan los años se fueron incorporando al mayor negocio del área (la comercialización
internacional de semillas de maíz, lino y sus subproductos), un conjunto abigarrado de
actores (exportadores, consignatarios, rematadores, agentes marítimos, barraqueros,
representantes de registro, almaceneros, productores agropecuarios) que fueron
definiendo roles cada vez más diferenciados y jerarquizados complejizando la división
técnica y social del trabajo. Si hacia fines del siglo XIX una fracción de la burguesía
rosarina6, encabezada por Carlos Casado, controlaba el negocio de exportación
5
Boom cerealero, es aquel fenómeno en el que la Argentina exportaba cifras increíbles llegando a
posicionarse como uno de los países productores más importantes del mundo.
6
Entendemos por burguesía regional, aquel sector social que más allá de su origen étnico es partícipe del
proceso de acumulación, distribución, financiación de la región y especialmente de la ciudad. PONS,
Adriana; VIDELA, Oscar; FERNÁNDEZ, Sandra, "Una Burguesía local dentro de un espacio regional,
Rosario 1880-1912. Un intento de caracterización." En Travesía, UNT, Tucumán, 2003 y “Burguesías
regionales” en BONAUDO, Marta, LIBERALISMO, ESTADO Y ORDEN BURGUÉS (1852-1880) ,
NUEVA HISTORIA ARGENTINA, de. Sudamericana, Bs. As. mayo de 1999, cap. VII, pg. 423- 482.,
FERNÁNDEZ, Sandra (comp) Sobre viajeros, intelectuales y empresarios Catalanes en la Argentina,
cerealera; la crisis de 1890 y sus consecuencias implicará la irrupción en la plaza del
capital internacionalizado corporizado en las grandes casas exportadoras de origen
francés, alemán, e inglés.7

Estos oligopolios de origen extranjeros se apropian del mercado exportador, pero no


eliminan a los sectores locales que retienen para sí una participación significativa en el
negocio importador. Desplazados en su calidad de exportadores, los burgueses locales
logran reconstituirse en la dirección regional de los procesos de importación de bienes
que distribuyen a lo largo de la cadena mercantil, y en este camino el intercambio es
una fase que, la mas de las veces, está asociada a procesos de transformación de la
materia prima. Nace así la figura del importador-fabricante, cuya rutina empresarial se
establece potenciando ambas funciones, y cuyo ritmo de inversiones se desliza sobre
uno u otro segmento, conforme a los ritmos y selectividad de la demanda interna, al tipo
de cambio imperante, y especialmente a los precios de los productos externos. 8 Esta
dinámica comercial-productiva está anclada en una lógica dominante, que marca a
fuego las acciones de estos burgueses locales, que buscan afanosamente la extracción de
la ganancia capitalista bajo los parámetros económicos definidos por la implantación
multisectorial9; constatándose en esta región, una inserción económica de un conjunto
de burgueses locales, que diversifican su inversión maximizando ganancias y
minimizando pérdidas en diferentes circuitos-productivo, comercial y financiero- en la
trama económica que se gesta entre los ritmos productivos internos y los vaivenes del
mercado externo. A su vez, la puja por la distribución de la gran renta capitalista, hace
que estos sectores locales, se enfrenten en la dinámica cotidiana con las empresas
ferroviarias por el problema de la calidad y precio del transporte, apelen al gobierno
provincial por la rebaja de los impuestos internos (contribución directa y patentes) 10,
recurran al Estado nacional para definir una estrategia comercial mas eficiente,

Medamérica, Tarragona, 1998


7
Rápidamente monopolizarán el mercado de cereales imponiéndole nueva tónica. Luis Dreyfus y Cia.(1889); Bunge
y Born; Marston y Cía (1891) (luego Garratt, Marston y Cía -1902-), Huni y Wormer Ltd.(mediados del '90); Weil
Hnos. y Cía.(1898); Samuel Sanday y Cía.(c.1896); Arning y Hurtz (luego Arning, Brauss y Cía. -1892-;
posteriormente Brauss, Mahn y Cía. -1900-); Fuhrmann y Cía. (luego Hamkens y Cía -1898-, comprada luego por
General Mercantile Cía. Ltd. -1901-) son algunas de las compañías exportadoras.
8
ROCCHI, Fernando, “En Busca del Empresario perdido” "En busca del empresario perdido: Los
industriales argentinos y las tesis de Jorge Federico Sábato", en: Entrepasadoss, Bs. As., 1996, Nº 10 .
9
SÁBATO, Jorge, La Formación de la Clase Dominante en la Argentina Moderna, CISEA- Imago
Mundi, Buenos Aires, 1991.
10
Consideramos que esta temática es central para divisar la relación entre política estatal y los sectores
industriales, sin embargo esta cuestión sólo será abordada de manera lateral debiendo profundizarse en
estudios posteriores.
insistiendo en la necesidad de obras estructurales en el puerto de la ciudad o el
establecimiento de una zona franca que potencie aun mas sus cualidades naturales. En el
decurso de estas acciones, estos sujetos sociales locales-regionales construyen en la
ciudad una serie de canales, de instituciones político-corporativas y académicas, que
con disímil actitud afrontaron la urgencia de discutir el rol asignado a la transformación
industrial.

El camino recorrido por la actividad industrial, no es un proceso lineal ni mucho menos


homogéneo. Diversas coyunturas pulsan reacomodamientos tanto en la dinámica
económica global como específicamente en el desarrollo de la industria en estos
cuarenta años.

Hoy se ha vuelto indiscutida la aseveración que “la economía nacional estaba basada en
el agro, pero esta actividad no era ni exclusiva ni excluyente” y en tal sentido, Dorfman
lo demuestra en 1940, cuando sostiene que la industria argentina ha crecido rápidamente
desde sus modestos orígenes a fines del siglo XIX, y que en el lapso de dieciocho años
(1895-1908) duplica el número de establecimientos, y de obreros ocupados, mientras
que el capital invertido se multiplica por tres y la potencia de maquinarias (medida en
fuerza de caballos) crece nada menos que 124 veces, revelando tanto una expansión
cuantitativa del sector, como un avance en la capitalización y tecnificación.” 11 El mismo
Jorge Schvarzer sostiene que en estos dieciocho años el promedio de crecimiento
industrial superó el 6% anual, por encima de la actividad primaria.

En el Centenario la industria tiene una presencia indiscutida en Capital Federal,


provincia de Buenos Aires, Córdoba, y Santa Fe, y concomitantemente se conforma en
la ciudad de Rosario un asentamiento manufacturero-industrial nutrido que comparte los
lineamientos generales del proceso pero también con rasgos específicos.

En este trabajo nos proponemos construir una visión panorámica del proceso de
transformación de las materias primas, que preste atención a su conformación
anatómica; y en tal sentido, enfatizamos por momentos más la descripción que el
análisis teórico, frente a la ausencia de trabajos pioneros que comprendan este proceso

11
SCHVARZER, Jorge, Nuevas perspectivas sobre el origen del desarrollo industrial argentino (1880-
1930) Ed., Bs. As., año 198, pág 84. Es de destacar que este autor propulsa una hipótesis pesimista sobre
el proceso de conformación del capitalismo agrario pampeano, por considerar que fue expansivo,
técnicamente deficiente, y encorsetado por el gran derroche de las clases dominantes locales.
de manera global. En función de este objetivo los registros censales constituyen las
fuentes cuantitativas por antonomasia, sin embargo un conjunto de dificultades emerge
de su lectura. Hemos recurrido a los Censos Municipales de 1900, 1906 y 1910,
Provinciales de 1887, Nacionales de 1895, 1914 y el de Industria de 1908. Un primer
escollo se refiere a la unidad de análisis a la que se apela para la presentación de la
información. Así por ejemplo, nos encontramos con que los Censos Nacionales de 1895
y 1914, se refieren a las provincias, como unidad de estudio sin presentar información
desagregada sobre las ciudades. En la antípoda se encuentran los Censos Municipales de
1900, 1906 y 1910 que se refieren exclusivamente a Rosario. Otro obstáculo relevante
lo constituyen las heterogéneas categorías censales que se proponen en los distintos
ámbitos y momentos. El Censo Provincial de 1887 intenta delimitar un campo
específico englobando bajo el rótulo “principales industrias”; el Industrial de 1908 de
carácter nacional -que sin embargo suscribe datos urbanos de 1910 (sic)- establece una
cifra de “fábricas y talleres”; por su parte el Censo Municipal de 1900 nos advierte que
“no es posible indicar cuantas son las casas, las empresas y compañías que se dedican a
las industrias”. Los parámetros sobre los que se construyen los censos son
evidentemente diferentes. Si bien, en el caso de los censos municipales son
cualitativamente más pormenorizados, engloban en muchos casos las dos esferas
básicas del desarrollo urbano (comercial e industrial). En este sentido creemos que esta
operatoria intelectual responde a la dificultad en captar un escenario económico
complejo, configurado por una lógica de acumulación capitalista en la cual la
metamorfosis de la mercancía se manifiesta bajo formas lo suficientemente cambiantes,
relativas a una división social del trabajo no muy extendida ni delimitada en términos
clásicos. Entonces, sólo es factible establecer tendencias generales asentadas entre
cortes intercensales, sin poder formular series; aprovechando la valiosa información
cualitativa contenida en los estudios y análisis que se acompañan.

TRAS LAS HUELLAS DE LA INDUSTRIA

La expansión económica en la década del 60´ se interrumpe bruscamente con el impacto


de la crisis mundial de 1873-1874. Nicolás Avellaneda, Presidente de la República
conciente de la intensidad de la crisis manifiesta su total adhesión a los principios del
orden internacional, arengando al cumplimiento del pago de las “obligaciones” externas
como principio fundante del modelo económico nacional. La caída de las
importaciones, la restricción del crédito comercial y la fuerte depreciación de la moneda
son los principales detonantes que hicieron visibles las contradicciones y límites del
sistema económico, abriendo una agenda de discusión en múltiples esferas que ha
pasado a la historia como el debate entre Librecambistas vs. Proteccionistas. Así se
origina la primera organización que expresa los intereses del sector manufacturero, en
Capital Federal nace el Club Industrial y como reflejo en Rosario una entidad similar.
Más allá de los efectos buscados, el gobierno nacional eleva los derechos aduaneros
desde 1876 incrementándose hasta el 25 y 30 % para un conjunto limitado de artículos.
Si bien, estas medidas tienden a recomponer la renta fiscal, propician durante toda la
década del 80´ el primer empuje considerable de los fundamentos de la industria en el
país, en la provincia de Santa Fe y por ende, en la ciudad de Rosario. Como
consecuencia de esto ubicamos el inicio de los primeros grandes establecimientos,
concentrados en Capital Federal y en menor medida en el litoral.

Los antecedentes de este proceso son descriptos en la introducción del Censo de la


provincia de Santa Fe de 1887. Allí se subraya que hasta 1850 “la agricultura, el
comercio y la industria” en todo el territorio provincial eran “casi nulos”, al tiempo
que la ganadería constituía la riqueza exclusiva del país. El punto de inflexión se coloca
en 1853, cuando “abierto los ríos al comercio del mundo, y fundadas las primeras
colonias agrícolas” empieza a desarrollarse la industria y el comercio con un ritmo
pausado que luego se aceleraría. En tanto para 1887, Gabriel Carrasco, Director y
Comisario General del censo afirma, que la industria “se encuentra en un satisfactorio
estado de prosperidad” y advierte sobre la necesidad de perfeccionarla en el futuro
“para poder luchar con ventaja contra la europea” 12

En consonancia, el origen de la industria se relaciona, en primer lugar con la


transformación inmediata de las materias primas cercanas: siendo el cereal, el recurso
que posibilita la erección de numerosos molinos harineros, cuyo producto provee tanto
al consumo interno- insumo básico de confiterías, panaderías, fábricas de fideos, en
tanto su excedente es volcado al mercado externo. A su vez, las carnes es otro rubro
primario que da paso a la instalación de saladeros, curtiembres y barracas. En tanto, el
aumento de la población estimula la instalación “(de) más numerosos establecimientos

12
Ver Censo provincial de 1887, libro IV-industria.
industriales” destinados a proveer materiales para la construcción y para el trabajo
agrícola: herrerías, carpinterías, fundiciones, fábrica de ladrillos, aserraderos, etc.

La producción de materias primas, incentivada fundamentalmente por la demanda del


mercado mundial, se articula a su vez con una creciente actividad transformativa que
tiende a cubrir las múltiples necesidades del productor de campo, a la infraestructura
para el transporte y comercialización de los bienes exportables, como también a la
demanda interna, en concomitante expansión, con el proceso de urbanización.

En resumen el rol de la industria de la provincia en su génesis (y Rosario no es una


excepción) consiste en la elaboración de materias primas como harinas, pieles, lanas,
inicialmente estimuladas por la exportación y como derivado de aquel proceso, una
nueva industria se va extendiendo entre otros rubros, como muebles, confecciones,
cigarros, cervezas y licores, atendiendo a un mercado interno creciente y estratificado.
La importación de hierro aumenta “en proporciones enormes” corporizada, bajo la
forma de maquinaria, soporte indispensable de la transformación en marcha.

En el panorama regional, concomitante con este circuito externo, se va diseñando


paralelamente un mercado interno en comunión con una mayor especialización y
localización de las funciones económicas en diferentes tipos de poblados. Así para 1887
conjuntamente con pequeñas y medianas villas y aldeas rurales, emerge la ciudad de
Rosario con más de cincuenta mil almas como punto de síntesis. Este complejo mapa
económico conforma un conjunto de circuitos comerciales asentados sobre nuevos y
viejos itinerarios. Para el caso de nuestra ciudad las vías de comunicación son múltiples,
desde la navegación de cabotaje por el río Paraná facilitando el intercambio con el
Litoral y el exterior, el naciente trazado de las vías férreas 13 como también el viejo
sistema de mensajerías que siguen distribuyendo un conjunto de mercancías por el
interior14. La estructuración, entonces, de un sistema comercial cada vez más eficiente
alienta aún más un proceso de urbanización, que para estos años se vuelve irrefrenable.
Hacia fines de la década del ochenta Rosario cuenta con el 39, 09 % del total de las

13
Los ferrocarriles Central Argentino, tienen un recorrido de Rosario a Córdoba e interior de la
República, de Buenos Aires a Rosario y Sunchales y el Oeste Santafesino de Rosario a Candelaria, San
José de la Esquina, Melincué, etc.y ponen en comunicación a Rosario con toda la República facilitando su
movimiento mercantil. Censo pág. CXVII
14
Más específicamente para el caso de nuestra ciudad la empresa de Terrarosa, Lurati y Cía sirve de
pivote entre Rosario y un conjunto de pueblos de alrededor (Carmen del Sauce, San Urbano, Venado
Tuerto, Las Tunas, Carlota, Reducción, y Río Cuarto).
Casas de Comercio de la Provincia. y para el diseño industrial esta cifra se eleva al
45,56%, 15. Como consecuencia del incremento de la demanda tanto urbano como rural
se estimula un necesario proceso de transformación de la materia prima que distingue en
su interior un conjunto de situaciones lo suficientemente heterogéneas por sus
dimensiones, formas organizativas y variedades de rubros ofrecidos, tal como lo
observamos en el cuadro adjunto que reproduce las categorías del Primer censo general
de la provincia de Santa Fe-junio 1887.

Primer censo general de la provincia de Santa Fe-junio 1887-Industrias principales en Rosario


Nº Rubros Cantidad Contribución en
Capital*16 $m/n
1 Armerías 2 10.200 350
2 Aserraderos/obrajes 4 535.000 1702
3 Astilleros 2 5.600 125
4 Barracas de frutos 11 1.741.000 6.541
5 Confiterías 12 148.000 2.959
6 Carpinterías 64 294.216 5.188
7 Cigarrerías 19 196.571 3.966
8 Cocherías 12 100.450 4.386
9 Curtiembres 6 66.500 2.841
10 Depósitos de granos - - -
11 Escoberías 4 6.870 161
12 Encuadernaciones 2 4.500 170
13 Empresas de obras y colonias 1 3.000 40
14 Fábrica de canastos y cepillos 4 8.800 309
15 Fábrica de carros y carruajes 9 35.900 1.370
16 Fábricas de cal y caleras 1 13.500 78
17 Fábricas de Chocolates 2 140.000 610
18 Fábricas y hornos de tejas y ladrillos 22 390.000 4.568
19 Fábricas de fideos 5 124.000 1.172
20 Fábricas de jabón, velas, graserías, etc. 10 154.700 2.937
21 Fábricas de máquinas balanzas 3 11.156 377
22 Fotografías 3 21.000 411
23 Fundiciones de hierro y bronce 3 230.000 1.200

15
El resto se configura de la siguiente manera: La Capital alcanza casi el 12% de las casas de comercio
superado en número por las colonias que llega casi al 15%. San Lorenzo casi un 10%. En tanto para el
diseño industrial esta cifra se eleva al 45,56% para el caso Rosario. En la Capital es de 16,63%; Las
Colonias 36,94; San Lorenzo 14,24%. Extraído del Censo provincial de 1887.
16
Cabe recordar que los propios autores del censo estiman que las cifras aquí presentadas están
subvaluadas al menos un 50%.
24 Herrerías, broncerías, plomerías 42 92.120 3.033
25 Hojalaterías 13 89.800 4.956
26 Imprentas 8 178.000 963
27 Ingenios y fábrica de azúcar - - -
28 Licorerías, cervecerías 22 641.500 4.131
29 Fábricas de muebles 21 408.500 4.819
30 Colchonerías 5 16.500 420
31 Mercados abastos-chancherías y 12 31.760 3.512
pescaderías
32 Casa de moda 4 16.000 500
33 Marmolerías, yeserías, esculturas 7 31.500 1.200
34 Panaderías 20 237.850 6.675
35 Relojería, joyería, platería 13 159.300 2971
36 Sastrerías, sombrerías, camiserías 45 562.800 7.456
37 Saladeros - - -
38 Tintorerías 2 4.300 175
39 Tornerías, tonelerías, ebanisterías 10 11.000 660
40 Talabarterías 11 87.500 1.137
41 Zapaterías, zuequerías 51 326.500 5.557
42 Industrias diversas 30 448.900 3.872
43 Total general 517 7.584.793 93.560

Del cuadro, se pueden distinguir distintos grados de inversión de capital distribuidos en


43 rubros. Aún no aparece un apartado específico para la industria molinera, pese a su
creciente importancia. En cambio sobresalen las actividades relacionadas con el
transporte -subsidiarias de los enormes ferrocarriles-, la alimentación y la construcción
(sobre todo aquella relacionada con la madera). Mientras cuatro aserraderos / obrajes
concentran un capital de 535.000 pesos m/n, cuarenta y dos herrería, broncerías y
plomerías suman un capital de 92.120 pesos. No deja de ser llamativo que éstos últimos
contribuyan al fisco con 3.300 pesos mientras los anteriores con una inversión casi seis
veces mayor aportan apenas 1702 pesos.

Entre los albores de la década del 60´ y la década del 80´, los establecimientos
mercantiles quintuplicaron su valor, los bienes raíces se sextuplicaron y las
transacciones civiles, judiciales y mercantiles crecieron 27 veces más; surgen un
conjunto de “fábricas” y establecimientos manufactureros descriptas por este intelectual
como: fábricas de cervezas17, de aceite de maní, de aguardientes, fábricas diversas 18.
Esta visualización del progreso acaecido no le impide ponderar que: “A pesar de sus
grandes y últimos progresos, la República Argentina no es un país fabril”19

Siguiendo a Fernando Rocchi se puede apreciar -que el desarrollo agrario pampeano


genera efectos multiplicadores por sobre el resto de las actividades. 20- y como
consecuencia, robustece el proceso de valorización de las mercancías rurales, en
consonancia con otros eslabonamientos económicos. Esto impulsa el crecimiento de la
demanda tanto en la ciudad como en el campo. El requerimiento de mayor mano de
obra, expresado en una población que se duplica en términos de 12 años, convierte a
Rosario en la ciudad más dinámica del contexto regional.

Este impulso tiene sus efectos en distintos diseños constructivos: edificios, casas
particulares, caminos férreos y puentes. El rubro de la construcción precisaba de
materiales varios (maderas y “fierros”, quebracho, y acero) que conjuntamente con
ladrillos, cal, arena, etc. eran demandados en los distintos emprendimientos. En los
nueve edificios nacionales se movilizaron un total de 1.629.000 en pesos m/n; en los
dos provinciales 280.000 pesos y en los seis municipales se gastaron 543.132 pesos. En
estos años, se construyen o se remodelan un conjunto de instituciones relacionadas con
la salud y la asistencia social, los colegios nacionales -el Colegio Nacional y el Colegio
Normal de Maestras-. En total 19 edificios motorizaron un conjunto de eslabonamientos
productivos con una suma de 2.600.000 pesos y mano de obra en abundancia, a través
de un sinnúmero de actividades: herrerías (que dan empleo a 403 individuos),
marmolerías, aserraderos (ambos con 27 operarios), carpinterías (907 trabajadores),
albañiles (2213), pinturería (269), fundiciones (679, etc., que a su vez eran demandadas
por un conjunto más cerrado de grandes empresas de la construcción. La expansión de

17
CARRASCO, op. Cit. Existe en Rosario una importante fábrica de cerveza fue premiada en las
exposiciones de Filadelfia de 1876 y de París de 1878
18
Carrasco, Gabriel op.cit. En el Rosario se fundan una fábrica de chocolate, de hielo y de tostar y moler
café. A su vez, la empresa del Ferrocarril Central Argentino instala una gran fábrica de ladrillos
mecánicos con la que ha construido las obras de la estación de la ciudad. Estos han sido expuestos en la
Feria de la Sociedad Rural Argentina y en otras ferias de Bs. As. Para el momento existen también
fundiciones de máquinas, movidas a vapor, una de las primeras es la de Don Domingo Mister Ross-
norteamericano; que ha construido varios molinos, prensas tipográficas, ha sido premiado en la
exposición Nacional de Córdoba. Por su parte, la fábrica del gas del Rosario produce grandes cantidades
de hidrógeno que se consume en la Ciudad.
19
Ibidem pág. 111
20
ROCCHI, Fernando, “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-19162 en
LOBATO, Mirta, El progreso, la MODERNIZACIÓN Y SUS LÍMITES (1880-1916), Sudamericana,
Buenos Aires, 2000, pág.46
un tipo de industria asentada en la expansión de la mano de obra no significó que se
haya descuidado un rasgo particular de esta coyuntura, el impulso de introducir
“máquinas perfeccionadas” como una estrategia empresarial del segmento industrial, a
los efectos de ahorrar mano de obra y saldar el “elevado” costo salarial.

Si cruzamos la información derivada del cuadro, con otro segmento del mismo registro
censal: aporta el total de Industrias (544) y Comercio (1171) de todo el departamento de
Rosario y encontramos que del total de la Población Económicamente Activa (39.195),
la industria convoca a 12.758 trabajadores, los ferrocarriles 4.541, el comercio a 3.819
y la agricultura 1820, consignando “sin especificación “al resto. Estos datos indican,
que pese a que se halla en su infancia, la producción manufacturera gana en extensión
promoviendo al interior del espacio urbano una estructuración de clases lo
suficientemente heterogénea y contradictoria como lábil en función de la celeridad del
proceso. Para estos años la movilidad social es conceptuada por el censo de la época en
los siguientes términos:”el trabajador europeo…tiene la esperanza, no la seguridad
absoluta de elevarse sobre su propia esfera. De ser oficial llega a ser patrón” 21. Como
consecuencia de esto más de un empresario tiene sus orígenes en este tránsito, las más
de las veces de empleados calificados que con ahorro, esfuerzo e inteligencia
aprovechan las oportunidades del mercado para devenir en propietarios de pequeños y
medianos establecimientos. En otros casos cuadros técnicos y dirigenciales de grandes
empresas de capital extranjero (ferrocarriles, agua, etc.) comparten estas funciones para
luego desplazarlas hacia sus propios emprendimientos. Estos trazos permiten el
nacimiento de una burguesía asentada en la ciudad cuyos rasgos iniciales además del
carácter cosmopolita, se encuentra económicamente diversificada en el negocio de la
tierra, de bienes inmobiliarios urbanos, y también con menor énfasis en la industria,
sobresaliendo el comercio y el crédito como los ejes articuladores de todo el proceso en
gestión.

EL CAMBIO DE SIGLO COMO BISAGRA ENTRE DOS ÉPOCAS

1890 viene a interrumpir ese “verdadero vértigo” regional y nacional desplegado desde
los inicios de la década anterior. Aquel desarrollo -medible en exportaciones, en

21
Censo provincial de 1887 pág.XIC.
kilómetros de vías férreas, en ingreso de inmigrantes y capitales- otra vez se visualiza
contradictorio, cuando irrumpa en el escenario nacional la crisis de la deuda externa. 22
Como corolario de la estrechez del flujo de capitales externos, la economía nacional
debe equilibrar sus cuentas, lo que redunda en una inminente reducción de las
importaciones. Esta vez, a diferencia de la anterior, Rosario y su rico hinterland
propulsa una nueva coyuntura favorable. Es el cereal y sus ascendentes exportaciones,
el que favorece un nuevo cuadro productivo, que en comunión con las políticas
intervencionistas de Carlos Pellegrini. –saneamiento de la moneda, y del sistema
crediticio en su conjunto- aventura una salida del ciclo recesivo. Por su parte, la
economía ganadera, también viene produciendo cambios operativos en su organización,
acelerando desde 1894 los procesos de mestizajes en el vacuno, y la llamada
“desmerinización” en el ganado lanar, acorde con la demanda de carne internacional y
con la instalación de las primeras industrias cárnicas en el país de origen extranjero.

Este nuevo escenario regional estimula el proceso de sustitución de importaciones en


marcha, consolidándose en Rosario un conjunto industrial-manufacturero relativo a la
molienda de harina, a la refinería del azúcar, al procesamiento de licores y cerveza,
como así también sobresalen las empresas de servicios públicos y los grandes talleres
ferroviarios; configurándose una trama industrial donde convive el ingreso del gran
capital internacional, con procesos de reinversión regional. En consonancia, el editorial
del censo municipal de 1900 caracteriza acertadamente la encrucijada abierta en esta
coyuntura: como una bisagra entre dos épocas; que se despliega tanto sobre un conjunto
de obstáculos que la ciudad y el país deben sortear (crisis de la deuda externa, pestes,
langostas, etc.), como por los renovados mecanismos generados (exportación cerealera
mas procesos de transformación internos) para superarla. Nuevamente es el movimiento
portuario23, el que sirve de vehículo para revitalizar los circuitos de comercialización y
por consiguiente de transformación de la materia prima.

22
Ver MARICHAL, Carlos, Historia de la deuda externa de América Latina, Alianza Editorial Mexicana,
1988. Explicita que los efectos de la renegociación a largo plazo a la par que refuerza la dependencia
financiera externa, orienta una mayor centralización bajo la supervisión del estado nacional de los resortes
financieros de las economías regionales, desde el momento en que el Estado Central absorbe las deudas
provinciales garantizando al gran capital externo sus frondosos dividendos.
23
CENSO MUNICIPAL DE 1900 “En Rosario se exportó el año pasado por los distintos medios
de transporte la suma de. 1.270.817 toneladas. El puerto verdadero barómetro de la riqueza de una
vasta zona. Ferrocarriles grandes arterias de progreso transportan miles de toneladas a diario.”
En este sentido, podemos siguiendo los parámetros de dicho censo, describir la
dinámica productiva con mayor énfasis, y esbozar el perfil empresarial del sector
industrial identificado con la figura del inmigrante y del capital extranjero, que a
contracara del elemento nativo emerge como gestor y protagonista de las labores
manufactureras24.

Este proceso cuyo acenso y complejidad resulta innegable con el asentamiento


reciente de treinta unidades nuevas de transformación de la materia prima, recubre
diferentes modos: A) Unidades domésticas de subsistencia: formas simples de
elaboración de productos familiares, cigarreros, costureras, elaboración de dulces,
pequeñas destilerías en el ámbito doméstico, B) Manufacturas descentralizadas:
bordadoras, canasteros, camiseras, entre otros sectores que aunque propietarios de los
instrumentos de producción, el destino de su trabajo es subsumido por la lógica de
eslabonamientos empresariales mayores, C) Manufacturas centralizadas: estas
medianas y algunos casos grandes empresas -licorerías, fabricas de yerba, de aceites,
del vestido y del calzado, de confites conformadas como SRL o Comandita Simple-,
cuyo cuerpo organizativo si bien reviste un diseño avanzado en la división de tareas y
funciones con una apreciable incorporación de herramientas y máquinas al proceso
productivo, no logra, sin embargo, desplazar en su lógica acumulativa el peso
constitutivo del capital variable, caracterizándose además, en promover la
comercialización del producto elaborado, y de bienes importados en el caso de vinos,
licores, y D) Grandes unidades fabriles, tienen como paradigma organizativo a la
Refinería Argentina, a los talleres ferroviarios y a las empresas de servicios públicos,
confeccionando un segmento fabril lo suficientemente moderno y complejo, cuya
logística tecnológica y empresarial taylorista es proporcionada por inversores del gran
capital nacional, asociado al extranjero o directamente dominadas por éste.

Un rasgo común, de esta fase constitutiva del conjunto industrial manufacturero


regional - ante la ausencia de una usina cárnica- es su orientación casi excluyente hacia
el expansivo mercado interno, con la única excepción de la industria molinera.

24
CENSO MUNICIPAL DE LA CIUDAD DEL ROSARIO DE SANTA FÉ DE 1900 “El temperamento
genuinamente local se manifiesta apático e inconstante con todo lo que incumbiere a las industrias.
Desde hace tiempo existían algunas fábricas y empresas, pero todas ellas permanecerían estacionarias, no
abandonando sus procedimientos primitivos, ni mejorando sus maquinarias y condiciones de trabajo y
adelanto” “capitales extranjeros más audaces en las iniciativas y más seguros en la acción…”
visualizaron… “condiciones ventajosísimas” , pág.291
Entre las manufacturas concentradas sobresalen aquellas que deben su origen a la
disponibilidad y la cercanía del producto básico como las harineras u otras que pese a
comprar sus insumos primarios en el exterior como la industria cervecera, el nivel de
consumo cotidiano estimula su expansión. Estas condiciones permiten la elaboración de
bienes de forma competitiva, conformando un renglón productivo -que según los datos
censales- sobrepasa en ventas los 1.000.000 de pesos anuales, ingresando en una fase
de sustitución del producto importado sino total, en importantes grados de avances.

La rama alimenticia, paradigma del proceso, se asienta en numerosos


emprendimientos, entre los que sobresale la industria molinera, la refinería del azúcar,
las fábricas de cerveza. Todos estos verifican un alto índice de inversiones en la última
década, conformando un segmento cuya lógica productiva se asienta bajo la forma de la
manufactura concentrada, con la excepción de la refinería de Tornsquist cuyo diseño
empresarial se sitúa por encima de la media, cuestión que no pasa desapercibido para
Bialet Massé cuando lo caracteriza como el complejo industrial más imponente del
país. En este sentido, si dejamos de lado dos casos claves, la fabricación de harina y de
carne que serán analizadas en apartados especiales, encontramos que en nuestra ciudad,
tienen un desarrollo muy temprano las fábricas de cerveza. En Rosario se distinguen
dos fábricas manufactureras, que sobresalen de las otras tantas destilerías familiares
asentadas en la ciudad y en toda la campaña santafesina. Ambas pueden considerarse
nuevas, por la reciente adquisición de maquinarias y accesorios. “Las dos fábricas
cuentan con un fuerte capital y movimiento que les permite elaborar hasta 35.000
hectolitros de cerveza por año”.25 Otros establecimientos relacionados con el
procesamiento de alcohol son las licorerías cuya organización empresarial es de menor
complejidad que las anteriores pero que dado el incremento de la demanda tienen un

25
La Germania, la destilería de Wiedenbrug Hnos., es para estos años uno de los emprendimientos mas
importante del país, en un contexto nacional donde existen 600 destilerías que dan un rendimiento de 25
millones hectolitros por año sobre un consumo que asciende a 160 millones de litros de alcohol. Esta
emplea centenares de personas, asentada en una fuerza a motor de 100 caballos, elabora una de las
mejores cervezas del país y también, por una necesidad operativa, fabrica hielo. Tiene sucursales en
Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, y San Juan, y puestos de ventas en todo el país. Total facturado entre
destilería, bodegas, y cervecería en el último trimestre: dos millones de pesos. Por su parte la Cervecería
alemana fundada en 1874 pasa por distintas manos hasta Schlau comande la empresa. Éste introduce
mejoras tecnológicas que le aseguran presencia de su producto en todas las provincias argentinas. Cabe
destacar que un bien primario como la malta la adquiere de Moravia Austria, y el lúpulo de Saaz
(Bohemia). También cuenta con una sucursal establecida en Tucumán, pese a contar con una fuerza
menor que la anterior (60 caballos), su capacidad de elaborar supera los 10.000 hl por año .
gran potencial. Entre las veintidós fabrican desde los finos Chartreuses, Benedictine,
Vermouths, Bitters, hasta los más vulgares y baratos. 26

En el caso de la fabricación de yerba con sus cuatro casas de comercio compite con
creces por una buena franja del mercado nacional, destacándose la figura de Martin 27
como un capitalista privilegiado que capta la lógica empresarial dominante, invierte en
distintos sectores y regiones y por cuyas redes vincula esta zona con la economía
mesopotámica-misionera y paraguaya. De menor tamaño que las anteriores sobresalen
las fabricas de confites que además son de galletitas, café. Coexistiendo de variada
forma y tamaño. Algunas de estas son una clara ilustración de la multiplicidad de
rubros concomitantes eslabonados unos con los otros en una misma unidad
manufacturera; lo que demuestra el carácter inicial del proceso en cuestión. 28.

Respecto del tipo de tecnología empleada hay una gran variedad que va desde la
apropiación de maquinarias de última generación como las fabricas de aceite que las
importan directamente desde Alemania hasta otras como la fábrica de bolsas de
alpillera que asentada en una rústica organización empresarial obtiene ganancias
considerables por ser cuasi-monopólica y soporte indispensable del proceso de
envasamiento y comericalización del cereal. Estas enormes asimetrías respecto de la
organización del trabajo y el uso de los avances técnicos se encuentran igualmente
inscriptas al interior de un mismo sector. Los tambos (53) revelan una marcada
precariedad técnico-productiva: el reparto a domicilio se hace por medio de vacas que
son guiadas por la vía pública, en tanto las cremerías, por lo menos dos se destacan por
su estructura organizativa, imitando en variedad y excelencia al producto de las
primeras capitales del mundo.

26
LICORERÍAS: El número existente es de 22. Gran potencial de esta rama radica en la fuerte demanda
que presenta la plaza. Fabrican desde los finos a Chartreuses, Benedictine, Vermouths, Bitters, hasta los
más vulgares y baratos.
27
Era yerbatero, cerealista, dueño de Cia. Eléctrica y banquero.p-300 ver LLOYD, Reginald, Impresiones
de la República Argentina en el siglo veinte, ed. LLody Frater, Londres, 1911, pág 653.
28
Describimos “La Aurora” por ser un testimonio fiel de las manufacturas concentradas: fundada en
1884, fabrica galletitas, pastillas, caramelos, y bombones, café, y especies molidas, cuenta con máquina
amasadora, dos elaboradoras, dos cortadoras, y horno automático de cadena sin fin. La producción diaria
de galletitas es de 2.000 K, con un amplio registro de marcas: “Aurora”, “Sud Africa”, “La Preferida”,
“Aida” y “Bizcochos Aurora”, a su vez produce 800 k diarios de caramelos, 500 K de pastillas, en la
sección café y especies cuenta además con 6 molinos, y 5 tostadores, pudiendo moler y tostar cada día
3000 y 2000 k respectivamente. Además posee un taller de hojalatería, otro taller mecánico y otra
sección destinada a la carpintería donde se producen los envases, envoltorios, y empaquetamientos de los
productos.
Un parágrafo especial requiere el rubro del vestido y calzado. De los 270
establecimientos relevados 114 los ubica dentro de la actividad comercial y el resto 154
a la Industria29, sin embargo la mayoría de las veces, estamos en presencia de un
proceso dual donde convive la figura del fabricante con la del comerciante y también es
factible con la del importador. Las camiserías han logrado desplazar totalmente al
producto extranjero al revés de los casimires (géneros) que se siguen importando en
total consonancia con el modelo inscripto en la división internacional del trabajo. Esta
rama empresarial -por demás de extensa- se inscribe sobre las lógicas dominantes de un
mercado jalonado socialmente, quedando pautado que las clases populares y buena
parte de los sectores medios encuentran en la ciudad la casi totalidad de los productos
necesitados o deseados por los designios de la moda. El trabajo femenino en fábrica y
sus consecuentes salarios más bajos al igual que el trabajo a domicilio y por pieza son
formas de valorización de la mercancía tan antiguas y redituables sobre todo en
contextos de gran transformación social y de inmigración masiva que prefiguran un
sistema “empresarial” lo suficientemente esparcido para regar a distintos actores en
juego.

En cuanto a la construcción, lo novedoso en estos años son las fábricas de baldosas, la


de vidrios y la de asfalto, el resto siguen asentadas en grandes galpones a las afueras de
la ciudad con formas organizativas de poca monta. Un epígrafe aparte merecen las
grandes “empresas particulares” estructurales para consecución del modelo: Aguas
Corrientes, Empresa de Gas, Luz Eléctrica constituyen grandes usinas que sobresalen
del paisaje dominante y cuya composición accionaria responde al capital extranjero,
tanto como los enormes y modernísimos talleres ferroviarios que no solo arreglan sino
que también irrigan con sus hornos los mayores procesos de transformación
metalúrgica y constructiva de la ciudad. Conjuntamente con éstas la “Refinería
Argentina”, la cervecería “Bieckert”, la licorería “La Germania” y el Molino “El
Nacional” cuentan con embarcadero propio y todas ellas con excepción de esta última
se organizan bajo la prescriptiva de la sociedad anónima.

29
Alpargaterías, Fábrica de maniquíes, Tintorerías, limpieza y compostura de ropa; otros negocios de la
moda están más relacionadas con el comercio: Abaniquerías y paragüerías, (la procedencia extranjera de
estos productos es casi nula) Casimires; Casas de Modas (se confeccionan vestidos y sombreros para
señoras y niñas), Roperías. Tiendas, mercerías y lencerías. Sombrerías, Sastrerías.
Esta ciudad, ya para el novecientos ha extendido suficientemente los hábitos de
consumo, y en algunos casos su diversidad y sofisticamiento atestiguan la versatilidad y
complejidad del proceso en marcha.

Entre los nuevos hábitos de consumo que se verifican; a los ejemplos ya mencionados,
como la búsqueda de determinadas clases de dulces, de vinos y de licores podemos
agregar la notable expansión del consumo de cerveza y también de cigarrillos. Así, las
fábricas de cigarros y cigarrillos30 ganan en expansión pues el consumo del cigarrillo
local se ha vuelto preponderante en el gusto de los rosarinos, “en ninguna parte del
mundo con relación a la población se gasta tanto dinero en tabaco como en el
municipio”31, en tanto el importante lugar que ocupa la producción de bebidas
alcohólicas consumidas en el mercado local, preocupan a Gabriel Carrasco, cuando
expresa “si la ebriedad dista mucho de constituir por ahora un problema grave entre
nosotros, conviene no obstante tenerlo en cuenta” 32. Mientras en 1875 existía un local
de despacho de bebida alcohólica cada 75 habitantes de la ciudad, en los primeros años
del siglo veinte la proporción pasó a ser de uno cada 24 habitantes. También los
procesos transformativos locales deben abarcar diferentes aspectos sociales que van
desde los festejos (religiosos, patrios, remates, etc.) que son atendidos por dos fábricas
de fuegos artificiales hasta otras dos de coronas fúnebres, que atiendan la demanda
respectiva. Sin olvidar el peso sustantivo que para los hombres de campo y también del
paisaje urbano tienen las curtiembres y talabarterías, cuyos artículos de cuero siguen
convirtiendo a este negocio en uno de los más antiguos y prósperos de la ciudad.

MODERNIZACIÓN Y EXPANSIÓN INDUSTRIAL

Si bien Rosario por su posición geográfica, por su condición de puerto y por el grueso
de la actividad local continúa siendo una ciudad eminentemente comercial, el Segundo
Censo Municipal de 1906 permite apreciar no sólo la continuidad de las actividades
industriales sino el vigoroso crecimiento de las mismas.

Censo municipal de la ciudad del Rosario de Santa Fe, sobre industrias, año 1906

30
“La Suiza” un ejemplo de ello ver censo de 1900.
31
Primer Censo Municipal de 1900, p. 319.
32
Tercer Censo Municipal de Rosario, Talleres de la República, Rosario, 1910, p. 110.
Clases de industrias Censo 1900 Censo 1906 Diferencia
I- Alimentación 111 152 + 41
II- Construcciones 82 202 +120
III- Vestido y Tocador 240 483 +243
IV- Madera, muebles y anexos 37 99 +62
V- Metales y anexos 374 434 +60
VI- Artísticos y adornos 22 37 +15
VII- Artes gráficas, papel y anexos 17 58 +41
VIII- Tejidos, cueros y pieles 24 62 +38
IX-Productos químicos, artículos sanitarios y 9 30 +21
anexos
X- Empresas industrias varias 27 52 +25
Total 943 1.609 +666

El fuerte incremento del 70,62 % en el número de los establecimientos industriales en


estos últimos seis años, permite confirmar en la ciudad un potente crecimiento de esta
actividad. Cabe consignar la expansión de aquellos rubros que caen bajo la designación
Vestidos y tocadores, asimismo el grupo de Construcciones sigue afirmándose como un
renglón de gran importancia, lo mismo que Maderas, muebles y anexos, en tanto el de
Artes Gráficas y anexos experimentó un aumento relativo al 241,76%. El de metales y
anexos se ha incrementado de forma relevante. En tanto el rubro Alimentación cuyo
despegue se había iniciado en la coyuntura anterior, ahora se muestra creciente a un
ritmo constante y sostenido.

El análisis del rubro alimenticio nos lleva a pensar diferentes cuestiones: Por un lado se
sigue afirmando un proceso de sustitución de importaciones que sólo en algunos casos
será completo, los ejemplos más típicos siguen siendo el de la panificación y la cerveza,
por su parte otros establecimientos como los dedicados al aceite, las bebidas (vinos)
seguirán compitiendo con el artículo extranjero; en esta dirección la importación tanto
libre como gravada de estas sustancias, sigue en aumento año tras año.

Como en el censo anterior observamos la variada demanda de artículos donde convive


el consumo necesario básico para la alimentación con el de refinamiento del gusto,
puntualizado en las moliendas de café, los chocolates, caramelos; lo que revela que la
multiplicación del consumo interno implica una demanda que sigue siendo superior a la
producción local y por lo tanto estimulando nuevos rubros importados.
En cuanto a la construcción el firme crecimiento urbano condiciona que este rubro haya
sido aquel que mayor incremento tuvo en términos absolutos y relativos. Aparece como
novedosa la existencia de una fábrica de cemento armado, así como la multiplicación
de carpinterías (cuyo número se ha incrementado por cuatro) y la extensión de
establecimientos de hornos de ladrillos.

Insistimos una vez más que las prácticas industriales que se consignan en la
clasificación Vestido y tocador continúan siendo unas de las más heterogéneas de la
plaza, muchas de estas no superan la organización de simples unidades domésticas o de
manufacturas descentralizadas. En las primeras, la transformación de la materia prima
depende del trabajo familiar, éste recae especialmente en manos femeninas,
conformando el perfil de la costurera que individualmente vende su producto al
mercado; en el segundo caso, el resultado es adquirido por fragmentos del capital
comercial y luego reinsertado en otros procesos manufactureros más complejos. Así el
desarrollo de las camiserías y de la confección en general, oculta este doble proceso:
por un lado constatamos la extensión de oficios relativos a esta actividad que se elevan
de 70 a 115 costureras, de 6 a 9 bordadoras, de 42 a 115 modistas, de 40 a 80 sastres. 33
Por otro lado asistimos a una capitalización constante, como lo demuestran las
importaciones de “materias textiles y sus artefactos” en el censo de 1906. Así unidades
productivas domésticas, talleres manufactureros descentralizados (el ejemplo más
característico son los segmentos productivos del Vestido arriba consignados) conviven
con la manufactura centralizada que está representada por solo tres fábricas de
calzados, una de zuecos y pocas de alpargatas.

Juan Álvarez confecciona el 3er. Censo Municipal de 1910 con otros parámetros que
hacen imposible la comparación con los anteriores, y en este sentido engloba en un
mismo tópico Comercio e Industria.

Rosario 3er. Censo Municipal de 1910.Resumen de comercios e industrias.


Rubro Cantidad de establecimientos
Alimentación 2.417
Construcción, muebles y anexos 426
Vestido y Tocador 1.119
33
Cabe recordar que la expansión de estas profesiones eran mucho mayores para el período consignado en
el censo de 1887, cuando estas eran: En 1887 había 8 bordadoras, 101 modistas, 17 sombrereros, 1870
costureras, 283 sastres y 116 talabarteros, lo que nos hace pensar que en estos años estamos en un
proceso por demás de inicial y con poco margen para la maquinización. Pág. 82 y 83
Transportes, comunicaciones, intermediarios 486
Metales y anexos-máquinas 292
Arte, adorno, recreo 349
Artes gráficas, papel, libros 86
Empresas y artículos sanitarios 120
Tejidos y pieles 100
Negocios e industrias varias 214
Total 5.609

Asimismo discurre que si dejamos de lado los talleres ferroviarios y otras actividades
portuarias, nos encontramos con 790 establecimientos “donde se fabrica algo” y donde
trabajan más de 9500 operarios dispuestos en diferentes estratos organizativos.
Nº de empleados Nº de establecimientos
Menos de 10 430
De 11 a 50 157
De 51 a 200 23
Más de 200
4 34

Del cuadro se destaca el afianzamiento y la diversificación de los procesos de


transformación de la materia prima, conformando un paisaje urbano donde conviven un
conjunto abigarrado talleres casi artesanales que no superan los 10 obreros, con el
trabajo a domicilio, con la manufactura más clásica que redunda en utilizar como
promedio unos 50 operarios y las unidades fabriles de tipo taylorista que llegan a ocupar
mas de 1000 personas.

Entre estas últimas se encuentra sin duda la Refinería Argentina, el establecimiento


industrial más importante de Rosario y acaso de la República que recibe de los ingenios
de Tucumán los azúcares para devolverlos completamente purificados. El principal
accionista es el Señor Ernesto Tornquist; y se calcula que hay allí invertidos 1.783.000
pesos oro. El edificio es uno de los más importantes y vasto del país, y puede rivalizar
con los mejores establecimientos análogos del extranjero.

Y así, los burgueses del centenario no se equivocan cuando entienden que los procesos
de sustitución de mercancías eran cuestiones de su incumbencia y desde la
34
Empresa de Aguas Corrientes (205); Casa de ropa y confección (tienda inclusive) (225); Fábrica de
cigarrillos (incluido aserradero) (336); Refinería Argentina (1301).
representación corporativa del Comercio rosarino apelan a la convocatoria del Primer
Congreso unitario del comercio y la industria de manera de hacer visible la agenda de
problemas que comportaba la creciente dinámica del mercado interno.

ESTUDIOS DE CASOS:

a) La industria harinera, un ejemplo de preponderancia y concentración


productiva.

La fabricación de harinas es la rama industrial más relevante de la Provincia de Santa


Fe; a tal punto que se extiende desde las colonias del centro hasta los poblados agrícolas
del sur, emergiendo Rosario como un nudo catalizador que potencia aun mas dichos
recursos, pues sintetiza “in situ” funciones de consumo, producción y comercialización.
Este proceso se inicia en Santa Fe como consecuencia de la expansión agrícola 35 y se
extiende hacia las provincias vecinas de Buenos Aires y Córdoba.

Si bien los primeros molinos harineros pueden rastrearse desde muy temprano en el
siglo XIX, este proceso productivo madura con la conformación de una sociedad
agraria cualitativamente más compleja. En correspondencia hacia 1878 comienza la
exportación36 de harina, cuyos niveles se mantendrán estables hasta 1889. En el bienio
89-90 el volumen exportable se cuatriplica, y es nuestra región la que aporta el mayor
caudal de ventas destinadas al mercado brasileño. Tras el corto traspié de la crisis de
1890 este producto logra colocarse en el mercado externo de manera sostenida y
creciente hasta los años de la guerra.

Consecuentemente -desde la sustitución de la harina extranjera a la producción de


excedente colocable en el mercado externo- esta rama industrial experimentó cambios
organizativos que sobrepasan los niveles técnicos medios del conjunto manufacturero.
En la provincia de Santa Fe se introduce en 1880 el primer molino austrohúngaro, en
1888, cuarenta y siete de los setenta molinos, funcionan a cilindro y sólo siete a piedra.
Gabriel Carrasco en sus memorias afirma que solo tres son movidos por fuerza animal,
cuatro por agua y sesenta y tres a vapor, con una fuerza total de 1664 caballos,
35
CARRASCO, Gabriel. La Province de Santa Fé. État actuel et progrès réalisés. Bs. As., 1888
“Jusqu´ en 1860, le pain dans la province de Santa Fé, était élaboré dans presque toute sa totalité avec la
farine provenant d´ autres provinces, et même du Chili et de la Californie”.
36
Para mayor precisión sobre la exportación de harina entre 1875 y 1912 ver CENSO INDUSTRIAL DE
LA REPÚBLICA ARGENTINA DE 1908.
aseverando el ritmo de su progreso, el censo de 1895 observa que la provincia produce
con 74 molinos el 25% de la producción nacional harinera.

Evolución de la rama entre 1887-1895 en la provincia de Santa Fe


Años Nº de Piedra Cilindro Otros Vapor Atahonas hidráulico
molinos
1887 70 7 47 16 63 3 4
1895 74 2 69 3 72 -- 2

Para los mismos años, en la provincia de Buenos Aires (incluido Capital Federal) había
un total de 113 y 125 molinos, en los cuales se utilizaba casi en proporciones similares
el vapor o el cilindro.37 En 1892 Carlos Lix klett realiza un estudio sobre las firmas
molineras y su capacidad de producción en Capital Federal, Buenos Aires y Santa Fe.
Infiere que las empresas han desarrollado su potencial productivo pero que aun no se ha
profundizado el proceso de centralización y que en 1892 la capacidad productiva de
Capital, Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos era de 691.884 toneladas mientras que en
el segundo censo nacional de 1895 la producción de harina fue de 383.147 toneladas. 38
Revelando que del total de la capacidad productiva solo se utiliza un 45%. Este proceso
de acumulación capitalista (se eleva el capital constante) es caracterizado por Juan
Kornblihtt como “Concentración sin indicios de centralización”39

Entrado el nuevo siglo, los efectos a largo plazo generados por las crisis de 1890 y la
nueva reorganización de espacios y actores de la comercialización, reforzó, también en
el ámbito productivo, tanto la concentración como la centralización del capital.

El sistema de molienda con piedras fue reemplazado por los cilindros de porcelana o de
acero y así sólo los centros de mayor productividad pudieron emplear los cilindros de
porcelanas, quedando las formas de organización más primitivas reducidas a la
molienda de trigo en pequeños molinos establecidos en regiones apartadas40

37
Ver para una mayor comprensión del cambio tecnológico. FERNÁNDEZ, Sandra, Tecnología y
Cambio. La producción santafesina entre 1880 y 1910 a partir de un caso de desarrollo empresario
ligado al agro” Ed. Mimeo, 1994; “Industria Molinera en Santa Fe, modernización y cambio tecnológico
en un ámbito regional pampeano. Un estudio de caso en el cambio de siglo (XIX-XX) en
38
KORNBLIHTT, Juan; “La ley del más fuerte. Una aproximación a la centralización del capital en la
rama harinera (1870-1920) en Revista Razón y Revolución, Nº 9, 2002.pág.33
39
En este sentido seguimos la hipótesis de Juan Kornblihtt. Nos parecen operativos para comprender este
proceso productivo, la distinción hecha por Carlos Marx entre: el concepto de “concentración” como
aumento de la capacidad productiva, y el de “centralización”, el cual se refiere al proceso de
expropiación de un capitalista sobre otro.
Cuadro correspondiente al año: 1908
Localidades Nº establecimientos Piedra Cilindro Ambos
Bs. As. y Cap. Fed. 76 7 56 13
Santa Fé 33 3 28 2
Total 109 10 84 15

La crisis fue un mecanismo de selección entre los capitalistas participantes dejando por
el camino a la mitad de ellos, tanto del espacio bonaerense como del santafesino.

En 1887 según el censo provincial había en Rosario cuatro establecimientos:


Firma Trigo molido Harina producida Trigo molible en Total-
12 horas contribución

$ m/n
“Nacional”, - - 17.227 -
Widermuth y cia.
Henry B. Coffin y 7.453.765 4.975.302 17.227 1.020
Cia.
Marcelino Semino 4.019.750 2.411.850 11.198 412
“Nuevo” de Ferrari 516.825 275.640 1.378 176
Hnos.
Total 11.990.340 7.662.792 47.030 1.608

Estos cuatro establecimientos comportan 1.002.000 y pagan 1608 como contribución y


tienen 95 obreros mayoritariamente extranjeros, utilizando maquinarias que suman 325
caballos de fuerza.41

En el contexto de 1900 cuenta con tres molinos harineros mayoristas, y si bien esta
industria típica de la región cerealera42 se encuentra extendida en todo el hinterland
provincial y específicamente en las colonias agrícolas 43; esta descentralización
40
CENSO INDUSTRIAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, Boletín Nª 17 “ La industria Harinera”,
Buenos Aires, Talleres de Publicaciones de la Oficina Metereológica Argentina, 1913, pág.14
41
En el Departamento cercano de San Lorenzo existen 14 molinos, en el Departamento General López en
San Urbano: 1, en Villa Constitución 1, en el Departamento Iriondo, en Cañada de Gómez 1, en
Carcarañá oeste 1, en Santa Teresa 2, en Amstrong 2.
42
Ver Censo Municipal de la Ciudad de Rosario de 1900. Para la elaboración diaria se necesitan 108.000
kilos de trigo.
43
En 1887 a lo largo de la zona cerealera se instalan molinos de diversas dimensiones. Departamento La
Capital, distrito Santa Fe y Emilia; Departamento San Javier en San Javier, Avellaneda y Alejandra,
Departamento Las Colonias, en Esperanza 8, en Rivadavia 1, Progreso 1, Felicia, 2, Rafaela 1, Humboldt,
1, Pilar 2, Susana 1, Franck, 1, Las Tunas 1, San Jerónimo 1, San Agustín 2 y San Carlos 6;
Departamento San José: en Cayastá 1, Departamento San Jerónimo: en Coronda 2, en Oroño 1, en
Gessler 1, Belgrano 1, San Martín 2, San Genaro 1, Irigoyen 2, ver Censo Provincial de 1887 donde se
geográfica no significa simetría organizativa ni productiva. La jerarquización creciente
al interior de la rama productiva significó también el ingreso de capitales
extraregionales al negocio molinero en consonancia con la concentración de la
comercialización de los cereales. En esta dirección, los escasos establecimientos
asentados en la ciudad de Rosario conforman una tríada que supone niveles superiores
de competitividad. Se elaboran diariamente en esta plaza alrededor de 800 bolsas de 90
Kilos de las cuales aproximadamente 350 son destinadas al consumo interno. El resto
de la producción debe buscar mercados alternativos dentro y fuera del país.

Estos emprendimientos fabriles reportan para 1900 uno de los valores agregados más
altos de la ciudad llegando a sumar 1.944.000 pesos. El valor nominal de los
establecimientos puede fijarse en $600.000 y en ellos se ocupan alrededor de 85
obreros, sin contar con el personal de escritorio. En este sentido, el censo de ese mismo
año nos brinda una idea de la organización interna de una unidad empresarial local. Si
bien no contamos con un detallado muestreo de su composición, podemos inferir a
partir del tipo de la actividad desempeñada por sus trabajadores y por el registro salarial
tres tipos de funciones: En primer lugar aquellas tareas que requieren de un grado de
especialización técnica determinada, específicamente relacionadas con el manejo de los
cilindros (maquinistas y foguistas), en un segundo orden se encuentran otras funciones
que según los haberes percibidos-un 30 % inferior- requieren de menor capacitación a la
de sus compañeros. (Embolsadores de harina, de afrecho, limpieza de trigo) y
finalmente en la base de la escala salarial encontramos un conjunto de ocupaciones en
las que sólo se requiere la utilización de la fuerza humana (ayudantes de molino y
hombreadores).

En el recorte intercensal 1900-1910 la competencia por el mercado nacional se hace


mas intensa y si bien los grandes productores locales lograron organizarse
tempranamente en la Cámara de Cereales- Sección Molineros- en la cual Juan Semino
tuvo un protagonismo permanente, no impide el arribo de dos grandes, uno de Capital
Federal y otro de Córdoba, a partir de 1908 en un período de franca expansión.

establecen firmas, propietarios, tipo de fuerza utilizada, año de fundación y valores existentes. Siendo los
más grandes los de las Tunas, “San Luis”, el de San Carlos, Pilar , Rafaela, Santa Fe, Esperanza, todos
estos establecimientos oscilan entre los 38.000 pesos m/n y 50.000 en el valor de edificios y terrenos,
pág.88, sección LIII.
Para 1910 los molinos de la ciudad se han reducido sólo a dos tras un recorte en el
puerto local de los saldos exportables de la harina de trigo en 1909 cuyos montos caen
de 221.820,444 pesos oro a 122.564,22. Esta merma es parcialmente compensada con el
creciente negocio hacia el exterior de sus derivados el afrechillo y el afrecho. El primero
de estos residuos vegetales logra trepar de 19.128.247 KL en 1908 a 33.690.769 para el
año siguiente con un equivalente en pesos oro de 402.643,04, en tanto el segundo que
viene en notable ascenso decae casi a la mitad, pese a esto sus rindes exportables
superan con creces al producto originario.44

¿Qué había ocurrido en el mercado harinero? Es evidente que no se puede pasar por alto
la apertura en 1901 de uno de los emporios molineros más grande del mundo, la
creación en Capital Federal de Molinos Río de la Plata. El grupo empresarial Bunge y
Born impone nuevas reglas de juego al interior del grupo molinero en todo el contexto
nacional. Rosario y sus agentes económicos no están ajenos a esta disputa. A su vez el
crecimiento tecnológico experimentado por el Molino Leticia de la firma Minetti S.A.
en la ciudad de Córdoba, desde finales de la primera década del siglo XX, potencia su
estrategia de marketing presionando sobre mercados consumidores más cercanos a la
ciudad de Rosario. Así sin abandonar la comercialización de sus productos en la región
norte-oeste del país, se vuelca a la captura de la franja central del país, Rosario-
Córdoba, con la compra de un molino en Marcos Juárez, que inicialmente había
pertenecido a la Molinera Agrícola Comercial S.A. asentada en Rosario.

Siguiendo a Emilio Lahitte, podemos inferir que en todo el período estudiado esta
industria experimenta una curva ascendente aunque atada a diversas fluctuaciones
relacionadas con el ritmo productivo de la región, que opera como un canon que acelera
o contrae el compás del crecimiento industrial. Por su parte el veloz crecimiento
poblacional es otro factor que estimula la producción, en la medida en que el pan, la
harina, y las pastas se convierten en el sustento básico dietario por excelencia, lo que
propicia el constante crecimiento del consumo dejando saldos exportables menores.
En este sentido, el negocio de la harina es uno de los mayores baluartes de toda la
región cerealera, por lo tanto es difícil hacer un recorte estrictamente urbano cuando
pretendemos ponderar procesos de alta complejidad económica, que combinan procesos
de transformación de la mercancía en distintos momentos y lugares.
44
Según el CENSO DE 1910 en 1908 se exportaban 19.128.247 K de afrecho, descendiendo en 1910 en
20.787.393 K. , que traducido en pesos oro significaba de 626.650,60 a 373.063,66.
Asimismo, asistimos a una pugna intra-intercapitalista entre capitales regionales que se
enfrentan por captar franjas del mercado nacional. Es notorio como Santa Fe en el año
1913 pierde relativamente terreno frente a otras ciudades y/o regiones. Si para 1895
Santa Fe produce casi el 25% del total y Capital Federal, el 28% y provincia de Buenos
Aires el 33,6%, a las puertas de la primera guerra mundial Capital Federal ha pasado a
comandar el proceso concentrando el 31 %, la sigue Buenos Aires con 24 % y Santa Fe
ha sido rezagada a un 17%, en tanto Córdoba, que parte de un piso menor en 1895 del
5,28%, alcanzaba niveles cercanos a nuestra provincia (16,88%).

Y si bien el segmento industrial nace en esta rama como un derivado de negocios


mercantiles y agropecuarios, con el transcurrir de los años se reafirman formas
industriales más plenas, con siluetas más definidas. Así el ingreso de Molinos Río de la
Plata o Minetti, deja planteado un escenario nacional, con nuevas reglas dentro del
mercado harinero que no significan la eliminación de formas organizativas
manufactureras (donde prima entre otras cuestiones una división social del trabajo en
base a herramientas). Esta estructura productiva dual es conmocionada por los efectos
de la guerra internacional, la cual abre otra coyuntura económica que debe ser estudiada
en toda su dimensión y que obtura o redimensiona todas las variables estructurales, así
como las acciones de distintas fracciones en pugna. Asistimos en esta rama industrial a
un proceso tendiente tanto a la centralización del capital como a su concentración, del
cual los empresarios rosarinos no están exentos sobre todo cuando, en 1914 -como
frutilla del postre- Domingo Minetti 45 traslade su casa comercial a la ciudad de Rosario,
seguramente en pos de coaligar los beneficios del puerto.

B) Carnes e industrias un itinerario con final abierto

¿Por qué en esta etapa los frigoríficos no se instalaron en Rosario? ¿Y qué significó
para el espacio local dicha ausencia?

Cuero y tasajo fueron rubros inaugurales del proceso de constitución de la economía


rioplatense, y específicamente en el negocio de la carne, este último sostuvo su
protagonismo entre 1870 y 1895, del mismo modo que su implantación regional se
mantuvo concentrada prodigiosamente en la provincia de Bs. As, y en un segundo orden
en las de Entre Ríos y Santa Fe.

45
Ver sección Transporte Congreso NACIONAL DEL COMERCIO, Rosario, 1911, PÁG. 84
Cuando analizamos el origen y la expansión de la moderna industria de la carne, nos
encontramos con sus primeras señales en la década del 80´; en tanto su período de
expansión se verifica en los primeros años del siglo XX. Tras la llegada en 1907 del
capital norteamericano comienza la llamada “guerras de las carnes” que significa un
reordenamiento al interior de las empresas frigoríficas previas. Hasta ese momento el
mercado de carnes está comandado por compañías inglesas y argentinas. La técnica del
enfriado potencia el comercio exterior, a la vez que la nueva organización empresarial
imprime en el mundo ganadero el inicio de tareas diferentes y consecutivas entre
criadores e invernadores.

Los dos frigoríficos más importantes, de origen norteamericano, se afincan en Bs. As. y
en Entre Ríos. Como consecuencia de ello el cuadro económico santafesino sigue
imbricado en una lógica “industrial” pautada por el mercado interno y expectable a
ciertos nichos dedicados a la exportación.

Específicamente en Rosario no se instalan estas unidades fabriles de capitales


extranjeros hasta bien pasada la década del veinte. La ausencia en esta plaza de uno de
los proyectos industriales más concentrados de la economía nacional, permite la
existencia de un conjunto de emprendimientos descentralizados y en la mayoría de los
casos con escaso desarrollo tecnológico. Para 1900 existen tres triperías “Esta industria
es lucrativa y tiene buena demanda para los extranjeros” 46 . En estos precarios diseños
localizados en el límite urbano se lavan y se preparan, en las condiciones que exige el
negocio de la exportación, las tripas de los animales sacrificados en los corrales de
abasto. Otra especialidad que sella este perfil económico son las dieciséis chancherías
abiertas al consumo. La elaboración de la carne de cerdo es otro rubro próspero en tanto
su demanda está garantizada por la afluencia a la ciudad de comunidades étnicas que
hacen de ésta su consumo habitual, a tal punto que si bien estas casas proveen del
artículo a vastas zonas, la importación de toda clase de embutidos no deja de crecer,
trayendo del extranjero toda clase de carnes, grasas, tocinos, etc. Estos establecimientos
tienen que luchar y luchan contra la preponderancia extranjera en gran escala.

Otro rubro de cierta importancia son las Graserías, de las tres existentes se destaca solo
una que produce mensualmente 40.000 kilos de grasa aparte de sebo. Depósitos de
huesos y astas completan este cuadro desagregado en funciones y organización
46
Ver CENSO DE 1900.
empresarial: éste es un negocio dedicado a la exportación, único depósito de cierta
magnitud recostado en las afueras de la ciudad, que vende la suma de 200.000 astas y
4.200 toneladas de huesos.

La provisión de carne para consumo local depende de las tareas realizadas en el


matadero y corrales de abasto, situado al costado sur de la misma sobre las barrancas
del río, orquestado bajo una organización no “muy novedosa”. A lo sumo la
Municipalidad impelida por una visión higienista en total consonancia con la
preservación de la salud pública, paga un veterinario para vigilar la faena diaria,
asentada en un sistema de matanza del animal vacuno por demás de tradicional. La
faena del porcino parece más competitiva “a la altura del gran capital” según dice un
observador de la época. El sistema de matanza que se estila en el municipio, se
organiza bajo la presencia de matarifes que hacen faenas por cuenta propia y revenden
en las carnicerías y puestos del mercado. El sistema permite la existencia de
revendedores que elevan los primeros precios que trepan considerablemente. Como
consecuencia de esto, los abastecedores adquieren las reses relativamente baratas, pero
el transporte de la hacienda con las pérdidas que la marcha origina por disminución del
peso del animal contribuye a encarecer este artículo de primera necesidad. En síntesis
podemos observar que el negocio de la carne en la ciudad, todavía en inicio del siglo
XX se sostiene sobre un modelo tecnológico y comercial atrasado lo que no impide
que riegue a distintos segmentos con líquidas ganancias.

Esta tendencia parece modificarse, para 1908 se detecta el establecimiento de una


conservadora de carne que concentra un elevado grado de desarrollo en capital, materia
prima y fuerza motriz, en tanto el censo de 1908-10, hace referencia a dos
establecimientos denominados saladero-frigorífico. Ambas inversiones revelan el interés
de capitales locales por captar, alguna porción del redituable mercado de carnes
envasadas. En esta misma dirección la Revista Rosario Industrial, insistentemente
reclama por una ganadería competitiva que se asiente en el refinamiento de las razas y en
el desarrollo de la alfalfa en la campaña santafesina.

Censo 1908 en la provincia de Santa Fe


Rubros Nº Capital Venta Materia Materia gas vapor Electr. Total personal
prima prima
$l $ HP
Nacional extranjera
Conservas 1 800 mil 2mill.. 1mill. 100.000 - 600 - 600 480
Cremerías 9 282 618 315.595 13.000 8 75 83 42

Mil mil
Embutidos 32 56.65o 258 127.305 2.160 - 4 5 9 71

mil
Graserías 5 9700 43mil 29.300 - - - - - 9

El censo Nacional de 1914, por su parte, reconoce que la provincia de Santa Fe ingresa en
una nueva fase de su diseño rural, a tal punto potencia el sembradío de alfalfa, que se
ubica detrás de Buenos Aires; la densidad ganadera, representa un 12%, por encima de
Córdoba y Entre Ríos. Esta tendencia creciente hacia la actividad cárnica, no significa en
la ciudad ni la extinción de las manufacturas especializadas en los derivados, ni la llegada
de la unidad fabril más poderosa del país representada por el frigorífico Swiff.

Esta ausencia puede obedecer a diferentes cuestiones, seguramente una de ella es


ubicable en la propia estrategia empresarial de los oligopolios cárnicos, que prefieren
asentar sus primeros frigoríficos en provincias que cuentan con antecedentes de
importancia, tanto Buenos Aires, Entre Ríos y Capital Federal han sido residencia de
considerables saladeros. Por su parte Osvaldo Barsky en su libro Historia del capitalismo
agrario pampeano transcribe los datos estadísticos de un observador indiscutido de
aquellos años, Florencio Molina (1898), el cual esboza una hipótesis que nos parece por
demás de sugerente: que en la provincia de Santa Fe los arriendos ganaderos son menores
en comparación con la de Buenos Aires, pues… “se debe a que las mayores rentas se
obtenían en el alquiler de las explotaciones agrícolas”…”este último triplica o
cuadriplica el correspondiente a tierras para la ganadería” 47 Lo cual opera como un
efecto lateral del proceso de colonización, que al valorizar las tierras impulsa un
acelerado cambio en la orientación productivas del área.

47
BARSKY, Osvaldo, DJENDEREDJIAN, Julio, Historia del capitalismo agrario pampeano, T1,
Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 2003, pág 418.
RECAPITULACION Y SINTESIS

¿Qué lugar ocupa Rosario como plaza industrial en el diseño nacional y el marco
provincial en el período bajo estudio?

Rosario, sigue los ritmos de crecimiento industrial de la región litoral-pampeana. Conformándose como
uno de sus escenarios privilegiados del país.
Ciudad Nº fábrica talleres CAPITAL Venta anual Personal
Córdoba 280 13.362.932 16.525.013 4.691
Pcia. Córdoba 902 27.807.326 32.297.440 8.590
Capital Federal 10.349 266.399.363 534.644.925 118.315
Avellaneda 404 28.545.335 91.377.821 9.412
Pcia. Bs. As. 8.647 139.166.829 290.103.625 46.642
Rosario 844 26.336.244 86.181.718 10.936
Pcia. de Santa Fe 2.951 49.613.200 135.299.200 21.175

Censo de 1908- comparación entre las ciudades y provincias más importantes del país.

Comparativamente el censo industrial de 1908 nos permite confeccionar un primer


plano de las principales urbes industriales del país, y en ese contexto podemos observar
las siguientes características: en número de establecimientos industriales Rosario es la
segunda ciudad del país, tan distante de Capital Federal que es la primera como de
Córdoba que es la cuarta en importancia. Si observamos el personal ocupado, esa
tendencia se acentúa aún más, comparativamente el conjunto de la industria rosarina
atrae más mano de obra que toda la provincia de Córdoba. Finalmente, lo distintivo es la
creciente importancia de la ciudad de Avellaneda en “capital y venta anual” que
desplaza según estas magnitudes a los rubros homólogos de la ciudad de Rosario.

En tanto, como bastión económico de la provincia, esta ciudad aporta con creces a su
desarrollo. En este sentido observar el progreso de los procesos de sustitución de
importaciones desde épocas tempranas en el marco nacional y santafesino ayuda a
comprender la tendencia general; los cortes intercensales 1887-1913 revelan una imagen
mas acabada de la anatomía industrial de la provincia de Santa Fe.
Rubros 1887 1895 1913
Alimentación 300 559 2.306
Vestido y Tocador 283 537 902
Construcciones 519 535 1.089
Muebles y anexos 123 229 564
Artística y ornomato 44 75 111
Metalúrgicas y anexo 314 531 477
Productos químicos 10 30 53
Artes Gráficas 30 38 170
Fibras, hilos y tejidos --- --- 10
Varias industrias 109 144 147
Total 1.732 2.678 5.829

Número de establecimientos industriales de Santa Fe en diversas épocas.

Cabe consignar que tanto en el contexto provincial como en el diseño urbano, la


agroindustria se presenta -como hemos testimoniado- como el espacio de sustitución de
importaciones por excelencia, acrecentando su gravitación hacia finales del periodo. Si
en los años iniciales representa un poco más que 1/5 del total, en el último período su
importancia se eleva muy por encima de 1/3. Esta tendencia positiva también se repite
en las ramas de la construcción, vestido y las artes gráficas.

El recorte censal de 1908 permite precisar esta información desagregada


geográficamente. En primer lugar se puede observar que los departamentos del centro-
sur de la provincia superan con creces al nivel de desarrollo alcanzado por la ciudad
Capital, lo que revela lo novel del proceso y su total adscripción al modelo productivo
cerealero. En el ámbito específico de Rosario, al comparar los censos de 1887 y el de
1908-10, observamos que mientras el número de los establecimientos industriales crece
un 61, 25%, el capital invertido se triplica, elevándose de 7.584.793 pesos m/n a
23.336.244 pesos m/n. En consonancia con lo anterior su papel protagónico dentro del
cuadro santafesino es indiscutido, representando respecto al conjunto provincial el
28.60% del total de establecimientos instalados, en el capital invertido su protagonismo
se eleva al 53.08 %., y en el monto de venta anual, su preponderancia trepa al 63.70 %.
Finalmente, en cuanto al número de los trabajadores fabriles, se puede consignar que
uno de cada dos obreros residentes en la provincia vende su fuerza de trabajo en la
ciudad de Rosario. A su vez respecto a la utilización de mano de obra, los datos
muestran un creciente volumen de trabajadores en fábrica, sin que la importancia del
trabajo a domicilio haya desaparecido. En el censo 1906 se estima que cada tres
trabajadores urbanos, uno está dedicado a tareas de transformación de la materia prima.
Con respecto a la nacionalidad de los empresarios puede verse la abrumadora influencia
del elemento extranjero representando el 82% del total, superando con creces en
proporción a los inmigrantes dedicados a vender su fuerza de trabajo.

Como corolario de estas apreciaciones puede esgrimirse que Rosario sigue los
lineamientos del proceso de industrialización nacional. La industria incipiente sustituyó
alimentos y bebidas importadas, tanto como diversos rangos de textiles, vestuario y
materiales de construcción. A su vez los sectores de mayor complejidad técnica son: los
ferrocarriles y las industrias fabriles de transformación de bienes primarios (refinería de
azúcar, molinos harineros) tanto como las manufacturas centralizadas (fábrica de
cigarrillos, licorerías, cervecerías, fidederías, fábrica de yerba mate, y algunos estratos
del vestido y calzado utilizaron tecnología integralmente importada.

Por su parte las fundiciones, herrerías, y demás fábricas de la construcción, encontraron


un segmento del mercado en marcha, en la supervisón de la batería tecnológica utilizada
en el campo (segadoras, trilladoras y demás implementos agrícolas), tanto como en la
reparación de buques que visitan el puerto de la ciudad, conjuntamente con el
levantamiento de la infraestructura metálica y el techado de grandes obras.

Todas estas actividades tienen en común su dependencia de la transferencia tecnológica


externa, pero también connota la invención de cierta tecnología, que si bien no era de
punta, reviste procesos de multiplicación de producción y por ende de la demanda. La
ausencia de un eslabonamiento estructural del proceso en cuestión no implica, que las
magnitudes industriales hayan sido poco considerables. El carácter expansivo de esta
fase habilita la incorporación de un conjunto de actores sociales que de diversas formas
interactúan alrededor de estos procesos transformativos.

Así para el final del período, encontramos encumbrados hombres de negocios que
presentan una tipología empresarial mas definida como industrial, aunque no abandonen
otras formas de acumulación capitalista. El caso de Martin, líder de las plantaciones de
yerba mate, o de los Wildermuth hnos., seguidos por Preumayer y cia. en el negocio
molinero, o el propio Federico Meiners en el negocio del cuero, son ejemplos de las
oportunidades que brinda un proceso de violenta transformación económica cuyo motor
es el campo. En tanto la propia ciudad, opera como vector de la demanda, el negocio de
la construcción convoca a diversos estratos empresariales. Así, nacen grandes
compañías como Topping, Seavill and McLaren que se hacen cargo de las obras de
ingeniería más importantes de la ciudad, incluso de construcciones agrícolas, de
puentes, tanques, reparaciones de maquinarias agrícolas e industriales, otras como la
fundición del Sr. Righetti – Zanini, se especializan en columnas de hierro, verjas,
balcones, estufas y cocinas, aunque la materia prima principal dependa de las
importaciones de hierro en barras.

En contraste con lo anterior un conjunto de emprendimientos relacionados con la


elaboración del pan, confites, conforman un mosaico empresarial diverso. Así al lado de
grandes panaderías coexisten más de setenta establecimientos cuya moda se estima en
cinco obreros. Este ramo es uno de los itinerarios empresariales más típicos de la
formación de una empresa familiar que con escasos recursos y algunos conocimientos
traídos de su Italia natal conforman una aventura industrial-comercial que aunque de
magnitudes diversas logra permanecer y extraer algunas porciones de ganancias del
mercado.

Todas estas cuestiones referencian una vez más que el período estudiado construye una
estructura compleja y jerarquizada donde conviven: escasas unidades fabriles con el
mayor desarrollo técnico y organizativo del momento, sobresaliendo como caso
emblemático el de Refinería, y otros segmentos industriales en los cuales el índice
numérico ha disminuido debido a una mayor concentración y centralización del capital -
proceso que atraviesan el sector harinero y aceitero tanto como las empresas de
servicios y los talleres ferroviarios-; con un conjunto diferenciado de manufacturas en
un proceso de constante transformación tecnológica visible a la hora de de procesar el
ingreso de maquinarias de origen europeo, pero limitado a la transposición de éstas a
estructuras organizativas precarias: edificios más cercanos a galpones que a verdaderos
centros industriales, ordenación de las tareas laborales construidas bajos viejos
parámetros cuyo soporte básico siguen siendo los oficios artesanales. Un ejemplo de un
proceso de escasa centralización productiva es el negocio de transformación de la carne,
que solo al final del período logra constituir en la plaza establecimientos especializados
en el envasado de carne.

Estas características dominantes del paisaje urbano industrial, no significan que los
procesos de transformación de la materia prima no se hayan consolidado lo suficiente
como para pensar que esta ciudad dentro de esta región estaba ingresando a un conjunto
de precondiciones específicas -aunque no haya recibido de los poderes nacionales y
mucho menos provinciales el apoyo necesario- tan progresivas como contradictorias.
Cada vez más lejos de los índices de Capital Federal, y más cercana a su cordón
circular Avellaneda, esta ciudad hasta 1914 ocupó holgadamente el papel de segunda
ciudad de la República, no únicamente por su comercio sino también por los procesos
de sustitución en marcha. A su vez, la composición de una industria extensiva, liviana,
agroindustrial bajo el canon de modelos técnico-organizativos poco eficientes, tanto
como la idea de alentar exclusivamente a las “industrias naturales” dan cuenta que el
desarrollo de industria pesada, química y textil, no tienen cabida en el modelo de
producción capitalista anclada en los vaivenes de un orden internacional con relaciones
mutuas complejas, contradictorias pero sometida a la lógica de la dominación de los
países centrales, más precisamente de Inglaterra.

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