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Bolilla 13 - Penal

Este documento presenta los problemas que existen cuando varias personas participan en un delito. Explora diferentes teorías sobre cómo distinguir entre autores y participes, incluyendo teorías subjetivas, formales objetivas, materiales objetivas y finales objetivas. También discute conceptos como autoría directa, coautoría y autoría mediata.

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Este documento presenta los problemas que existen cuando varias personas participan en un delito. Explora diferentes teorías sobre cómo distinguir entre autores y participes, incluyendo teorías subjetivas, formales objetivas, materiales objetivas y finales objetivas. También discute conceptos como autoría directa, coautoría y autoría mediata.

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AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN CRIMINAL

UNIDAD 13
AUTORIA Y PARTICIPACIÓN CRIMINAL.

1.- El concurso de personas en el delito. La intervención de varias personas en un hecho punible. Aclaraciones
previas. La necesidad de distinguir entre autores y participes. El concepto unitario de autor. El concepto
restrictivo de autor. Objeto de estudio de las teorías de la autoría y la participación criminal.

2.- Formas de distinción entre autoría y participación: Teoría subjetiva. Teoría formal objetiva. Teoría material
objetiva. Teoría final objetiva (Dominio del hecho).

3.- Autoría. Autoría directa. Coautoría. Coautoría paralela. Coautoría funcional.


Autoría mediata. Concepto. Diferencias con la instigación. Hipótesis. Problemas particulares. Delitos
especiales. Delitos que exigen elementos subjetivos de la autoría. Delitos de propia mano. Delitos de
infracción de deber.

4.- Participación criminal. Concepto y naturaleza. Instigación. Complicidad. Complicidad primaria y secundaria.

5.- La punibilidad de autores y partícipes. Las escalas de punibilidad. El exceso del autor. El grado de
accesoriedad de la participación. El principio de accesoriedad limitada. Las circunstancias del autor que no se
comunican al partícipe. La excepción.

6.- Delitos de omisión: Reglas de autoría y participación.

7.- Delitos culposos: Reglas de autoría y participación.


e

CODIGO PENAL DE LA NACIÓN ARGENTINA


Parte General
Título VII
Art 45 al 49

La presentación de los problemas que existen en los casos en que concurren varias personas en el delito,
requiere formular dos aclaraciones:
A) Los casos que vamos a considerar son aquellos en los que un delito, que puede ser cometido por una sola
persona es realizado por varios protagonistas. Por consiguiente, carecen de interés los denominados delitos de
encuentro, que corresponden a tipos cuya descripción exige acciones conjuntas de más de un sujeto.
B) Son también ajenos a nuestro estudio los casos de encubrimiento, porque nuestro sistema jurídico lo ha
previsto como un delito autónomo, por lo tanto es incorrecto, en este caso, utilizar las reglas de los arts. 45 a 49.
Concepto unitario Concepto restrictivo

• Toda persona que interviene ha de ser Autores Partícipes


considerada autor de un delito, sin tomar
en consideración ni la importancia de su
contribución al hecho ni las características
delictivas de los demás protagonistas, con v El que realiza la v El que realiza la
lo que considera autor a todo sujeto cuyo conducta conducta
aporte tiene vinculación causal con el principal que se accesoria, sólo
resultado. busca adecuar podrá
a la tipificación. imputarse en
caso de una
tipifación.
Habiendo descartado un concepto unitario para todos los protagonistas que concurren en la
comisión de un hecho punible, es necesario precisar los respectivos objetos de conocimiento
de las teorías de la autoría y de la participación criminal:

A) La primera se ocupa de establecer los requisitos que debe presentar el comportamiento de


una persona para que se pueda afirmar que es autora de un delito. Hasta donde es posible,
debe procurarse un concepto que permita identificar todas las modalidades que presenta la
autoría, es decir, tanto los casos en que el sujeto es único autor (autoría directa), aquellos en
que obra juntamente con otros (coautoría), como también cuando realiza el hecho utilizando a
otro sujeto como instrumento (autoría mediata).

B) Objeto de estudio de la teoría de la participación criminal es establecer los requisitos que


deben presentarse para que la atribución de responsabilidad que los tipos penales prevén
para los autores, pueda extenderse a los partícipes, es decir a sujetos cuyos comportamientos
no suponen la comisión de un delito (no son autores), pero que han cooperado en su
realización, sea porque prestaron ayuda al autor (complicidad), o porque lo convencieron para
que cometa el delito (instigación).
• Teoría subjetiva.
• Teoría formal objetiva.
• Teoría material objetiva.
• Teoría final objetiva (Dominio del hecho).
Fue el punto de vista de los partidarios de la teoría de la equivalencia de las condiciones, pues
como consecuencia de predicar que los aportes de todos los intervinientes eran igualmente
causales respecto del resultado, con lo que todo causante puede ser autor, no pudieron establecer
en el plano objetivo diferencias que les permitieran distinguir entre autores y partícipes.
Compelidos a establecer diferencias en el plano subjetivo no pudieron hacerlo en función del dolo,
pues ese concepto está acotado al conocimiento de la causalidad del resultado, con lo que la
noción de autor debía ser "algo más que causalidad más dolo" . Predicaron entonces que autor es
quien quiere el hecho como propio, es decir que tiene ánimo de autor, y por oposición es partícipe
quien quiere como ajeno, es decir quien tiene ánimo de socio.
En un desarrollo ulterior, los partidarios de la teoría subjetiva complementaron este punto de vista
con el criterio del interés, según el cual el partícipe realiza el hecho en el interés del autor.
Dominante durante muchos años en la jurisprudencia alemana, esta teoría ha perdido en la
actualidad pues conduce a soluciones inaceptables. Así, por ejemplo, considerar que es cómplice
quien comete de propia mano un homicidio por encargo de un servicio secreto extranjero; o
interpretar que es cómplice y no autora la mujer que mata a un recién nacido a pedido de la
hermana parturienta, so pretexto de que no quería el hecho como propio.
Según esta teoría, cuando intervienen varias personas sólo debe ser considerado autor quien
personalmente realiza la acción descripta en el tipo legal, siendo partícipe quien realiza cualquier otra
forma de intervención en el hecho punible. Este punto de vista, desarrollado por la doctrina alemana
clásica, sin embargo, no ofrece una base segura para encontrar la distinción entre autores y partícipes,
pues también estos últimos toman parte en la ejecución del hecho.
La debilidad insuperable de la teoría formal-objetiva se advierte en los casos de autoría mediata, en los
que el autor nunca ejecuta personalmente la acción típica. Así, quien envía bombones envenenados en
una caja de regalo, utilizando un mensajero que ignora el contenido del paquete, es autor mediato de
homicidio pese a que no realizó el hecho personalmente.
Tampoco esta teoría resuelve adecuadamente algunos casos de coautoría. Así, son coautores de
homicidio calificado quienes en virtud de un plan previo, mataron a la víctima utilizando una bomba que
uno de ellos colocó y otro posteriormente hizo explotar. Utilizando la teoría formal objetiva sólo se podría
imputar autoría al segundo protagonista. Asimismo, es coautor y no partícipe de robo quien ejerce
violencia sobre la víctima, para que otro se apodere de la cosa mueble ajena.
La delimitación entre autor y partícipe según criterios materiales requiere establecer diferencias entre
aportes causales imprescindibles (autoría) y sustituibles (participación), punto de vista en el que
inciden las diferentes teorías de la causalidad.

A) Quienes adoptaron la teoría de la equivalencia de las condiciones no pudieron establecer


distinciones entre comportamientos principales y secundarios, pues todos los actos que entran en
consideración son igualmente causales.
De acuerdo con este punto de vista, debe ser considerado autor quien aporta una condición necesaria,
quedando relegada la participación a los actos de mero favorecimiento. Sin embargo, la inducción casi
siempre supone una condición necesaria y no es autoría.

B) Pero la distinción tampoco encontró criterios seguros dejando de lado la teoría de la equivalencia,
pretendiendo apoyarse en las concepciones individualizadoras para poder distinguir entre un autor,
apreciado como quien pone una causa, y un partícipe, definido como quien pone una condición para la
producción del resultado.
La vulnerabilidad de estos puntos de vista se debe a la imposibilidad de distinguir entre causa y
condición, lo que es común a todas las teorías individualizadoras de la causalidad, y al modo en que de
esta forma puede caerse en un concepto extensivo de autor.
Definida la conducta como un suceso dominado por la voluntad, la pregunta de quién ha realizado la
acción típica es contestada considerando el poder del sujeto que retiene para sí el dominio final del
suceso, es decir quien al menos en algún momento pudo decidir entre desistir o consumar el delito. Esta
construcción, consecuencia natural del concepto final de acción, también encontró apoyo en autores no
finalistas.
De conformidad con este criterio, autor es quien dominó el curso causal de los hechos, es decir tuvo el
señorío de resolver voluntariamente la realización o no del tipo legal. Partícipe, por el contrario, es quien
no tuvo dominio del hecho, porque su aporte no fue decisivo para la consumación. El concepto de dominio
del hecho quedó asociado fundamentalmente a criterios objetivos, ya que en lo sustancial depende de
examinar la forma como se desarrolló la causalidad. Sin embargo, tuvo también en cuenta datos
subjetivos, ya que tomó en
consideración la dirección que el propio agente, según el plan, imprimió al curso causal.
La principal virtud de esta teoría radica en haber ofrecido un concepto aplicable a las distintas
modalidades de la autoría, pues el dominio del hecho permitió distinguir entre autores y partícipes, tanto
en los casos de autoría directa, como en la coautoría y la autoría mediata. Su debilidad es consecuencia
de que ofrece un criterio que no define al autor en algunas modalidades de hechos punibles, como es el
caso de los delitos especiales propios, los que exigen elementos subjetivos de la autoría y los delitos de
omisión.
Se presenta cuando el delito ha sido realizado por un único autor, siendo

el caso más sencillo porque el comportamiento individual de este autor

directo está exactamente contenido en uno de los tipos de la parte

especial del Código Penal. Se trata de una persona que (en su caso)

presenta las cualidades necesarias para ser autor del hecho, y lo ejecuta

de propia mano, directamente, sin que intervenga ninguna otra persona.


v La coautoría paralela v La coautoría funcional se presenta en
(concomitante o conjunta) se los casos en que es posible la división
presenta cuando dos o más del trabajo, cuando los intervinientes
sujetos realizan comportamientos se distribuyeron los aportes
individuales que fundamentan la necesarios para la consumación en
autoría directa, porque cada uno función de un plan y los realizaron
de ellos satisface todas las durante la etapa de ejecución. La
exigencias del tipo que entra en doctrina dominante exige que cada
consideración. Así, por ejemplo, coautor:
cuando dos personas, obrando sin
acuerdo previo, colocan cinco reúna las cualidades objetivas si
gotas de veneno cada uno en la el tipo lo requiere;
bebida de un tercero causándole posea en su caso los elementos
la muerte, siendo ocho gotas la subjetivos;
dosis letal. haya tenido codominio del hecho.
Es autor mediato quien, dominando el hecho y reuniendo las características objetivas y
subjetivas del tipo, se vale de otro -instrumento- para cometer el delito.
La característica fundamental de la autoría mediata es que el autor no realiza en propia mano la
acción ejecutiva del delito. Se trata de una modalidad de la autoría expresamente prevista en la
última parte del art 45 C.P, que se refiere al que determinase a otro a cometer un delito.

q El autor mediato tiene el dominio del hecho y subordina la voluntad del hombre de delante, lo
que no sucede con el instigador, pues su actividad de persuasión no supone convertir en su
instrumento al instigado, quien retiene en su persona las condiciones de punibilidad necesarias
como para ser considerado autor del delito.
El instrumento no obra en absoluto, pues concurre una causa de falta de acción, por ejemplo, el caso
de quien rompe el jarrón ajeno como consecuencia de un acto reflejo que le provoca el médico, supuesto
que algunos resuelven como autoría directa del hombre de atrás.

El comportamiento del instrumento no es típico, como cuando alguien se mata a sí mismo bajo el
influjo de otra persona. Así, por ejemplo, si el autor mediato convence a otro, que nada supone, de que
tome un cable de alta tensión, caso que debe resolverse como homicidio cometido en autoría mediata, no
siendo aplicable el art 83, C.P.

El instrumento actúa sin dolo, hipótesis en la cual el dominio del hecho del autor mediato se apoya en
el error de tipo del sujeto determinado. Así, el médico que para matar al paciente utiliza a una enfermera
que no sabe que la jeringa contiene una dosis mortal.

El instrumento actúa de acuerdo con derecho, como cuando el autor mediato crea una situación de
justificación para el determinado. Se incluyen en esta categoría los casos de estafa procesal, así el de la
falsedad documental que provoca una decisión errónea del juez, el del funcionario policial que practica de
buena fe una detención ilegal como consecuencia de una falsa denuncia.
El instrumento es inimputable, por lo que el dominio del hecho se apoya en su incapacidad. Sin
embargo, hay inducción si pese a la enfermedad mental, el hombre de adelante ha conservado el
dominio del hecho.

El instrumento padece un error de prohibición inevitable, caso en el que la autoría mediata es


admitida pacíficamente. No ocurre lo mismo cuando el error es evitable, pues pese a que la sostienen
algunos autores, otros la niegan. Corresponde incluir en este grupo, las hipótesis en que el instrumento
actúa en función de obediencia debida, pues no es más que una modalidad del error de prohibición.

El instrumento obra sin libertad, como cuando el dominio del hecho del autor mediato se apoya en la
coacción sobre el instrumento. Habitualmente éste obra con dolo y dominio del hecho, por lo que quien
acciona es instigador. La autoría mediata requiere una amenaza de tal intensidad como para generar
una causa de justificación en el instrumento.

El instrumento obra dentro de un aparato de poder, esto sucedió, por ejemplo, en los asesinatos
masivos planeados y ejecutados burocráticamente por regímenes totalitarios, o también por
organizaciones no estatales, como son los sindicatos de delincuentes de importancia
v LA INFRACCIÓN DE DEBER: En los delitos de infracción de deber necesariamente es autor quien
está especialmente obligado, con lo que a) es irrelevante el dominio del hecho; B) lo decisivo es un
especial status del sujeto; C) o sea que existe en estos casos una relación preexistente entre el
autor y el bien jurídico; D) siendo previa, esa relación no quedó establecida por el comportamiento
del sujeto; E) con lo que en estos delitos existe una equiparación de todos los casos de infracción
del deber, sea por acción u omisión. En otras palabras, siendo preexistente la relación entre bien
jurídico y autor, es indiferente que éste actúe u omita, porque lo decisivo es si cumple o no su
deber.

Tradicionalmente los delitos de propia mano fueron considerados una


excepción al criterio de que la autoría se rige por el dominio del hecho, conformando una
categoría especial que tiene origen en la teoría formal­objetiva, que asociaba la autoría al sujeto
que personalmente realiza la acción descripta en el tipo penal. Quienes predican su existencia,
dicen que son delitos en los que la autoría depende de esa circunstancia, por lo que A) lo
reprochable del acto sería su ejecución corporal; y B) no admitirían ni la coautoría ni la autoría
mediata.
Existe participación criminal cuando el sujeto, sin dominio del hecho, realiza una acción dolosa con la que
accede al hecho punible realizado por el autor.
1.- No se puede imputar participación a sujetos que son autores, pues tanto los investigadores como los
cómplices contribuyen en la realización del delito, pero no lo cometen.
2.- La responsabilidad penal del partícipe es consecuencia de esa contribución mediante un aporte
consistente en haber convenido o ayudado al autor.
3.- La participación requiere que el hecho principal sea típico y antijurídico. La culpabilidad del autor no
condiciona la participación porque es un elemento personal del delito.
4.- La participación criminal es de naturaleza accesoria en relación al hecho principal: el partícipe no comete
ningún delito autónomo ni independiente del que comete el autor, que es un tipo de referencia.
5.- Siendo la participación accesoria, su punibilidad requiere que el autor haya dado comienzo a la ejecución
del hecho principal. No es punible quien facilitó un revólver a un sujeto que no comenzó a ejecutar el
homicidio.
6.- Para que haya participación, el hecho principal debe ser doloso, pues en los delitos culposos toda
causación del resultado es autoría. El aporte del partícipe también debe haber sido realizado con dolo.
7.- La participación criminal se presenta bajo dos modalidades: la instigación y la complicidad.
8.- Las reglas generales de la participación criminal, reconocen una excepción que está prevista en el art. 49,
según la cual: “No se considerarán partícipes de los delitos cometidos por la prensa a las personas que
solamente prestaren al autor del escrito o grabado la cooperación material necesaria para su publicación,
difusión o venta”.
La norma de derecho vigente Según doctrina uniforme, la norma de derecho argentino que contiene el
comportamiento del instigador es la que prevé que incurren en la misma pena que los autores del delito,
"los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo" (art. 45 in fine , CPen.). Sin embargo, una
interpretación gramatical del verbo usado por el legislador autoriza a sostener que el comportamiento que
describe esa norma, se adecua más al de un autor mediato. Es que un instigador persuade al autor, lo
convence, pero no lo determina, pues no tiene dominio del hecho, poder que retiene el instigado

El comportamiento del instigador


Lo que caracteriza a la instigación es el ejercicio de una influencia psicológica, que consiste en crear el dolo
en el autor, es decir generar en el instigado la decisión de consumar un delito doloso, siendo indiferentes los
medios utilizados por el inductor, aunque existe consenso en descartar la posibilidad de inducir por omisión.
La opinión dominante requiere un doble dolo porque el inductor quiere:
A) realizar su propio comportamiento, aunque sea con dolo eventual; y además B) la
consumación del hecho principal. La inducción debe estar dirigida a un sujeto determinado, a quien se
convence para que realice un delito también determinado, sin que sea necesaria una total precisión del
hecho. Se puede admitir una cadena de inducciones, pero sólo cabe imputar instigación a los intervinientes
de cuya voluntad el autor principal u otro inductor hicieron depender su decisión.
Cómplice es quien concurre sin dominio del hecho principal, prestando una ayuda al autor
o autores del delito. Esta forma de participación supone acceder a un hecho doloso principal, con un aporte
encaminado a lesionar el mismo bien jurídico atacando por el autor.
• No es posible la complicidad en delitos culposos.
• No es admisible la complicidad culposa en un hecho principal doloso.

“…prestasen al autor o autores Está contenida en la


un auxilio o cooperación sin los cuales no habría podido descripción del art. 46: “Los que cooperen de
cometerse…”, son cómplices del delito.
cualquier otro modo a la ejecución del hecho y
No deben confundirse con la coautoría funcional:
a) El cómplice primario carece de dominio del hecho. los que presten una ayuda posterior cumpliendo
b) Mientras el coautor funcional actúa durante la etapa promesas anteriores”.
de ejecución del delito, el comportamiento del cómplice El cómplice secundario realiza un aporte
es anterior, pues realiza su aporte durante la prescindible (no indispensable), pues de no
preparación del delito.
haberlo efectuado, el delito igualmente podría
Son también cómplice primarios, quienes realizan
aportes imprescindibles durante la etapa de ejecución. haberse consumado.
a. La escala de punibilidad que corresponde a cada autor de un delito se encuentra prevista en el tipo
correspondiente de la parte especial del Código Penal, siendo naturalmente la misma para
cualquier modalidad de la autoría, sea directa, mediata o coautoría.
b. En el derecho argentino a los instigadores y cómplices primarios se les adjudica la misma escala
de punibilidad que a los autores (art. 45, CPen.), norma que es incorrecta pues todo partícipe
merece siempre una pena menor que el autor. Consiguientemente, corresponde establecer la
diferencia en el ámbito de la individualización judicial de la pena, de conformidad con la norma que
prevé que a esos fines se tendrá en cuenta, respecto de cada protagonista, "la participación que
haya tomado en el hecho" (art. 41, inc. 2°, CPen.).
c. Respecto de los cómplices secundarios, se prevé que "serán reprimidos con la pena
correspondiente al delito, disminuida de un tercio a la mitad. Si la pena fuere de reclusión perpetua,
se aplicará reclusión de quince a veinte años y si fuere de prisión perpetua, se aplicará prisión de
diez a quince años" (art. 46, C.P).
• Reglas de autoría
• Reglas de participación
Autor de un delito de omisión es quien infringe el deber de actuar o de impedir el resultado,
según que la omisión sea propia o impropia. La autoría presupone además la posibilidad de obrar, y por ello,
el autor omisivo debe tener un dominio potencial de la causalidad.
El problema se complica en la autoría mediata omisiva, se la concibe cuando el autor mediato, garante de la
víctima, deja avanzar una cadena causal en proceso de ejecución, en la que aparece utilizando un
instrumento de buena fe que obrar con error de tipo.
La coautoría omisiva exige determinar en cada caso la existencia de dominio conjunto o funcional del hecho,
según sea paralela o funcional. Nada impide que un coautor omita, sea el delito comisivo u omisivo. Lo
decisivo es que el coautor omitente tenga calidad de garante y, reúna las calidades especiales que el tipo
exige para ser autor.

La afirmación de que se puede ser coautor de un delito de omisión, conduce a admitir la


posibilidad de que concurran cómplices en el mismo.
La participación omisiva es también posible, cuando el tiempo requiere cualidades especiales de la autoría
que exceden la mera omisión de evitar el resultado, como elementos subjetivos o deberes especiales.
Es inadmisible la complicidad activa en delitos de omisión pues sólo se la puede concebir en casos de “ayuda
psíquica” para la omisión de la acción que hubiera evitado el resultado.
No es dudosa la posibilidad de instigar activamente una omisión (disuasión). Lo que la doctrina dominante
niega, es la posibilidad de instigar omitiendo.
En los delitos culposos, la imputación es consecuencia de que el autor realizó un comportamiento
vinculado al resultado, que supera el riesgo permitido por el orden jurídico. Como en estos delitos
falta el conocimiento de que cada conducta está relacionada al resultado, cuando varias personas
actúan en conjunto, la distribución de acciones sólo puede incidir en cada comportamiento
pero sin referencia al resultado. Es que aun mediando imprudencia de todos los que intervinieron en
el hecho, como no está claro para ninguno de ellos cómo va a acabar el suceso, la ley renuncia a
graduar las formas de intervención, otorgando el mismo trato penal a todos los comportamientos, se
trate de causaciones u omisiones imprudentes.

En estas condiciones:

Los delitos imprudentes son delitos de infracción de deber;


Consiguientemente el criterio del dominio del hecho es inaplicable;
La autoría se define por la infracción de un deber objetivo de cuidado;
Como es autor toda persona que realiza un hecho descuidado que genera peligro o lesión
para el bien jurídico, no se pueden establecer diferencias entre autores y partícipes.

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