100% encontró este documento útil (1 voto)
4K vistas315 páginas

Dominame (Terminada, Primer Libro)

Cargado por

mazasushi5.04
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
4K vistas315 páginas

Dominame (Terminada, Primer Libro)

Cargado por

mazasushi5.04
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 315

0

Damon.

Me gustan los retos, me llama la atención lo que es difícil de comprender. Me gusta el trabajo
duro para conseguir algo.

Pero no cualquier cosa. Tiene que ser algo que realmente valga la pena, o de lo contrario, sería
mucho esfuerzo por nada.

A mis veinte años todo lo he tenido es gracias a mi propio mérito, nada se me ha regalado, a
pesar del legado de mi familia he tenido que luchar para conseguir todo lo que tengo ahora.

¿Y qué es?

Dinero.

Poder.

Aún no soy de los más grandes en la ciudad, pero lo seré. Y cuando lo sea, esta maldita ciudad
será completamente mía.

Por ahora solo tengo que concentrarme en una cosa.

Tener un título para que después todo sea más fácil.

Para el éxito completo se necesita tiempo.

Y eso es lo que más tengo.

Akira.

Siempre me ha gustado el control.

No solamente en mi vida, sino en general. Creo que es por eso que me he inscrito en un club
nocturno. Pero no es cualquier club, es uno de BDSM.

En el cual, yo soy la que manda.

Donde puedo ser lo que siempre he querido ser. La dominante.

Mi lista de perdedores que he intentado tener una buena noche es larga. Esa lista surgió justo
antes de adentrarme en este mundo...

En mi vida se podría decir que solo hay una regla.


Dominar, pero nunca ser dominada.

Esa regla la pienso seguir hasta que no quede nada de mí en este mundo.
1

Damon.

Estar sentado acá es un fastidio, escuchar a los profesores lo es aún más.

Tengo que recordarme a cada rato la razón por al que sigo aguantando esto. Y es eso lo que me
hace querer seguir.

-Damon...-La rubia de atrás me toca el hombro.

-¿Qué quieres Tessa?-pregunto totalmente aburrido.

No es una chica con la que me gustaría hablar, es cierto que es linda, pero nada más.

No me interesa.

-Solo quería saber sí...

Su voz se ve opacada por una chica, al parecer ha llegado atrasada y el profesor no la quiere
dejar entrar.

Patética.

-Pero si le dije, ¡era urgente!-Alega.

-¡Señorita!-El profesor golpea la mesa-Sabe que a mi clase se entra a tiempo o no se entra, eso ya
lo sabe, así que retírese.

-No puede hacer eso.

-Puedo y lo haré, si no se va ahora mismo...

-¡Bien! Me voy, pero volveré.-Lo señala con el dedo y el profesor la ignora.

Suelto una pequeña carcajada.

No sé quien es, pero definitivamente es alguien complicada, no me gustaría ser su amigo, de


hecho, creo que nadie de acá le gustaría ser su amigo. Por su carácter da mucho que pensar.

Y como ya se sabe, todo entra por la vista.

-Damon-escucho el susurro de Edgar.-Te tengo una invitación.

-Ahora no Edgar.
-Es que es algo nuevo... te lo prometo no te vas a arrepentir.

-Edgar te dije que...

-Señor Ramírez y señor Acevedo salgan de la clase por favor.

Mierda.

Le dedico una mirada mortal a Edgar y me paro sin la intención de discutir con el viejo.

Es así de estricto. Parece como si estuviéramos en un jodido ejército militar.

Salgo de la sala a paso firme.

Tengo libre, así que tal vez debería hacerle caso al idiota de Edgar. Quien ahora se encuentra
atrás de mí, siguiendo mis pasos.

-Tengo dos invitaciones a un club nocturno.-habla emocionado.

-Jódete, no quiero ir a un jodido club, de seguro irán puros adolescentes cachondos.

-Estúpido, no es esa clase de club, es uno de sexo... o algo así, créeme que te gustará, ayer fui y
dios, es lo mejor.-suela un gemido fingido.

-No quiero follar con putas hoy.-Me quejo.

-No es necesario follar, hay muchas opciones que te pueden hacer sentir maravillas.

-Bien, llévame a esa mierda, pero si no me gusta, te tendré como sirviente por tres días.-contesto.

-Créeme, esta mierda te encantará.

Nota: holiii yo soy Romina jsjdd


Si son nuevos bienvenidos, y si no, holaaa djdjjd bueno, quería decirles que mis libros raros, a
veces piensas que va a ser un libro suave por así decirlo, pero de la nada se vuelve mas oscuro,
aparecen muertes secuestros de todo jajaja
Gracias por leer♡

Esoo bye:)
2

Akira.

Maldito viejo.

Estuve a punto de exponerlo ante toda la clase que es de los clientes más frecuentes en el club, es
de los clientes que pide cosas que a uno no se le ha imaginado.

Pero no puedo.

Eso traería problemas a mi trabajo y no me conviene.

Más que ser un club sexual, es donde las personas son libres, liberan con extraños sus más sucios
deseos, y se los cumplen.

Desde que entré acá, no he tenido sexo con ningún cliente. Eso lo sabe cada persona que quiere
mis servicios.

Yo me dedico más a amarrar, esposar, humillar, y como me dicen, a dominar.

Aprendí que tener sexo no es la única manera de sentir placer, eso se puede sentir haciendo
distintas cosas, por ejemplo, a mí me da placer amarrar a hombres.

Hacerlos suplicar.

Y a ellos les da placer ser amarrados y suplicar.

Es algo donde ganamos ambas partes.

En mi vida diurna me dedico a estudiar administración de empresas.

Me encanta todo lo que tiene que ver con administrar, contabilidad y todas esas cosas. Que
puedo decir, soy fan de los números, y eso es especialmente porque me gusta el dinero.

Y no el de cualquiera.

Me gusta mi dinero.

Ganar dinero, y gastarlo sabiendo que es solo mío, que yo me esfuerce por él, se podría decir que
me da placer.
Algo tan mundano como trabajar para conseguir mis cosas me satisface.

Me hace sentir en control.

Porque si ocupo el dinero de alguien más, como de mis padres, no sería lo mismo, porque no
podría tener control sobre él. Ya que, de una u otra manera encontrarían la forma de hacer que
siga sus órdenes.

Bueno, este tema es muy profundo, tiene varias cosas, que por ahora no puedo ni pensar en ellas.

Porque después de que el profesor me echara de su clase, me vine a arreglar para presentarme en
el club, y ahora, bueno, ahora mismo espero a los clientes.

Me he pintado el cabello negro, a veces con la peluca no lo muestro, pero hay ocasiones donde
los clientes pagan demasiado y quieren verme sin peluca, ni antifaz, excepto de que yo no me
quito en antifaz ante cualquiera, lo puedo hacer, pero obviamente por privacidad me niego
siempre.

Es muy fácil conseguir que los clientes desistan de su decisión, ya que, la mayoría son sumisos, y
con una orden, ya están a mis pies.

—Wendy, tienes al mismo chico de la otra noche.—Dice Fátima.

—Gracias Fátima.—Contesto colocándome el antifaz.

Wendy es mi nombre falso. Todos tenemos uno acá.

—Y... me acaban de informar que viene acompañado. Al parecer se trajo al amigo, y dios, nena,
se ven de buena situación.

—Fátima, sabes que no trabajo de a dos, tomo uno a la vez, es muy peligroso para mí estar en
una habitación con dos hombres, y más encima uno no es cliente frecuente.

—Para eso tienes guarda espaldas.—Se encoge de hombros.—Si quieres, yo me quedo con el
nuevo...—muestra a unos tipos que están en el pasillo.

—Está bien, pero tú le irás a informar eso.—Señalo a los tipos—Y si te dicen "somos los dos o
nada" los mandas a la mierda.

—Bien nena.

Es hora de trabajar.
3

Damon

Al llegar acá me sorprendí, pensé que habrían mujeres semi desnudas por todos lados. Pero no.

La mayoría viste de negro y son trajes completos. Se ven geniales.

Aún no se que mierda es este lugar, pero aprovechando que estamos acá creo intentaré disfrutar.

Edgar pasó unas entradas y nos hicieron pasar al instante. Al parecer Edgar suele venir seguido
porque varias mujeres lo han saludado.

Mi mirada se centra en dos mujeres, que están a unos metros de nosotros. Una es pelirroja,
antifaz plateado. Es agradable, pero no de mi gusto.

En cambio, la chica de piernas largas me cautiva, tiene un traje pegado al cuerpo, esta toda de
negro, incluyendo su cabello menos sus labios. Que están pintados de un color rojo.

Ellas empiezan a caminar hacían donde estamos.

Edgar golpea su hombro con el mío y me susurra.

—Damon,tú ve con la pelinegra, es tu primera vez aquí, y ella te dará una experiencia
fenomenal.

—No quiero sexo.—contestó sin dejar de mirarla.

Es mentira.

Si quiero tener sexo, pero con la chica de negro. Tiene un cuerpo que cualquier hombre desearía
tocar.

La chica pelirroja, no esta nada mal, pero los labios rojos son mi debilidad.

—Ella tampoco, créeme. Es cachonda, pero no tiene sexo con sus clientes.

¿Entonces que mierda es esto?

—Bien.—Digo con la decisión tomada, dejándome influenciar por mi amigo.


—Buenas noches, caballeros.—Saludan cordialmente.—¿Ya tienen claro lo que van a querer?

Me rio para mis adentros, es como si fuera un jodido restaurante.

—Sí.—habla mi amigo por los dos.

Este se acerca a ella y le susurra algo al oído. No sé que le dice, pero ella parece algo desanimada
por la idea.

—Lo siento, pero ella no le gusta estar con personas nuevas. Ya sabes por lo de la...—Empieza a
hablar, pero su compañera la interrumpe.

—Está bien, puedes ir yo me encargo.—Por fin habla la chica de negro.

Ella asiente y se lleva a mi amigo de la mano. Él antes de ir me guiña un ojo.

Bien. Mierda... ¿Qué tengo que hacer?

—¿Has estado antes en algún club como este?—Pregunta la chica.

—No, nunca.

Ella lanza un suspiro cansado.

—Bien, sígueme.

...

Llegamos a una habitación oscura, el ambiente es frío, el aroma es hipnotizante. Este lugar tiene
unos utensilios que me hacen pensar que me van a secuestrar y matar.

No es por nada, pero como que ya no me agrada este maldito lugar.

La chica ni siquiera me ha mirado ni hablado desde que llegamos acá, está a un rincón buscando
algo.

Como está de espaldas me permite ver su perfecto culo redondo.

Joder.

Cuando ella se da vuelta me encuentra observándola, no quito la mirada y la observo caminar


hacia mí, viene con un papel en las manos, levanto mi vista y mis ojos se quedan pegados en sus
tetas.

Ella carraspea la garganta.

—Bien, antes que nada tendrás que aceptar condiciones. Tengo que saber que es lo que estás
dispuesto a hacer.—Habla con voz ronca.

Tomo el papel y leo.

Su consentimiento tiene que darlo al firmar, si quiere detener cualquiera de estas actividades
debe hablarlo con la dominante, en su caso, su ama o señora. Para detener algo tiene que tener
una palabra segura.

Antes de empezar tiene que expresar verbalmente todo lo que quiere o no quiere hacer, en el caso
de que el o la dominante no obedezca a parar cuando se le pide, por favor solicite hablar con un
superior e informe el problema.

¿Acepta ser sometido a las actividades con cera de vela?

¿Qué es esto?

¿Acepta ser amarrado o esposado?

Joder.

¿Dónde me vine a meter?

Miro a la chica, y no me la puedo imaginar ejerciendo todo esto sobre mí.

¿No se supone que esta mierda es solo de hombres?

Nunca antes creí en las mujeres dominantes. Siento que no tienen lo que se necesita para
dominar.

—¿De verdad haces todo esto?—Le pregunto.

—Si el cliente lo solicita, sí.—Contesta sin titubear.

—Nunca he hecho esto.—Confieso.—La verdad no sé si tengo ganas de que me amarren.

—Puedes decir que no, ahí tu eliges lo que quieres que te hagan. Yo únicamente obedezco a lo
que está en el papel.—suelta un pequeño suspiro.—En el caso de que no quieras hacer nada de
eso, puedes solicitar a otra persona para que se adapte al tipo del rol que prefieres.

—Tú no puedes adaptarte a...—no termino de hablar porque me interrumpe.

—No, yo exclusivamente ejerzo dominación. Por eso te recomiendo que busques a alguien más.

—Bien.—Ojeo la hoja.—Probemos como me va en esto.—digo antes de empezar a completar la


hoja.

Nota: muchos en tiktok me deben estar odiando por no responder los comentarioss,pero
quiero dejar bien adelantado el libro antes de colocar el nombree.
4

Akira.

—Bien, aquí está.—Me entrega el papel.—¿Empezanos ahora?

—Primero tengo que leer.—Comento lo obvio.

El sujeto se empieza a sacar el esmoquin.

Ojeo la hoja, veo que él ha, puesto que si a casi todo, menos a ocupar tampones anales y ciertas
cosas así.

Me sorprende.

Para ser nuevo, es arriesgado.

—Vale. Primero que nada, ¿Cómo te gustaría que te llame?

—Por mi nombre, Damon.—Comenta.

—Puedes elegir un apodo, usualmente todos eligen uno, para mayor confidencialidad.—Explico.

—Me gusta mi nombre.

—Bien Damon, ¿qué te gustaría...?

No termino de hablar porque él me interrumpe.

—¿Cómo te llamas?

Entrecierro los ojos, y antes de que él se lo espere, lo abofeteo.

—Primera lección, no se interrumpe a tu amo.—Comento analizando su expresión.

En sus ojos se ve algo oscuro a pesar de ser de un color entre gris y celestes, logro ver algo más
en ellos...

Suerte que tengo guarda espaldas afuera, atentos a todo lo que pase aquí. Este hombre parece
peligroso, si las miradas mataran, yo ya estaría tres metros bajo tierra.

De la nada, sus ojos cambian, en ellos puedo ver fascinación.

—¿Estás bien?—Añado.—¿Estás seguro que quieres seguir con esto?


—Nunca he estado tan seguro en mi vida.—Dice en un hilo de voz, no ha dejado de mirarme con
esos ojos, es como si me fuera devorar.

—Bien, puedes decirme señora, amo...—Respondo su pregunta.—Pero aquí me dicen Wendy.

—Quiero tu nombre, el verdadero.—Dice sin siquiera apartar la mirada de mí. He visto como me
devora con la mirada.

—Eso no lo haré, parte de mis reglas es mantener mi nombre e identidad en secreto.—Contesto.

—Supongo que tampoco puedo ver tu cara.—Dice desilusionado.

—Supones bien.

—¿No puedes hacer una excepción?—pregunta.

—No.

—Está bien, me conformaré con esto.

—¿Quieres seguir?

—Sí.

—¿Si, que?

—Si, mi señora.—Contesta al instante.

—Buen chico.—Lo elogio.—Ahora arrodillate ante mí.—Ordeno.

—Si, mi señora.—Él me hace caso y se empieza a arrodillar sin despegar su mirada de mí.

Él tiene toda la vibra de un hombre dominante. Lástima que la que mande aquí soy yo.

—Cuéntale a tu señora que es lo que sientes ahora mismo.—Ordeno.

Hoy, por su primera vez, no seré dura, no quiero que se lleve la impresión equivocada de este
mundo.

—Me siento... excitado.—Dice en un susurro.—Es raro, jamás me pasó esto antes, estoy tan
ansioso por...

—¿Seguir mis órdenes?—Añado.

Él carraspea la garganta.

—Si, nunca me tocó a mi ser el que se doblegaba. Estoy acostumbrado a mandar.

—¿Te gusta mandar?—Pregunto.


—Sí.

—¿Te provoca lo mismo que ser mandado?

—A veces... necesito que sigan mis órdenes para poder excitarme. Pero ahora, siguiendo
órdenes, me causa mejores sensaciones que siempre estar al mando.

—Tal vez eres versátil.

Él asiente y cierra los ojos de dolor. Y sé exactamente por qué.

Me muevo hacia un sillón que esta a unos metros de mí y me siento.

—Gatea para tu señora, muéstrale lo obediente que eres.

Nota: holaas espero que esten bienn, jajajs ya no me mateenn ya puse el nombere en tiktokss.

Aun no respondo a todos porque hay muchos comentarios,y me quedan por aprobar mas.

Jsjsj esoo bye.

Gracias por leer


5

Damon.

Mierda.

Estoy completamente fascinado con esta mujer.

Podre parecer ridículo, pero nunca antes obedecí a una mujer, ni siquiera a mi propia madre.

Esta mierda es humillante, pero estaría mintiendo si digiera que no me gusta.

Me arrastré hacia ella como un maldito perro. Joder.

¿Dónde está mi dignidad?

Cuando llego a su lado, ella me da alaga, diciéndome que soy un buen chico.

—¡WENDY!—golpean la puerta.—¡WENDY ES URGENTE!.—grita una voz femenina.

Ella se para de inmediato, ignorándome por completo pasa por mi lado y va a la puerta.

Abre y puedo oír susurros de pánico de ambas partes.

Mierda.

¿Qué hago?

¿Me paro y me voy?

¿O espero a que ella me dé permiso de hacerlo?

El golpe de la puerta al cerrar me saca de mis pensamientos.

Wendy, parece fuera de sí.

—¿Estás bien?

—Sí.—se acerca a buscar un abrigo que tiene colgado.—Lo lamento demasiado, me tengo que ir.

¿Qué?

—Espera.—Me levanto del suelo.

—Esto es confidencial, no tengo permitido decirle a nadie la identidad de mis clientes,


mantendré la boca cerrada si eso es lo que te preocupa.—Habla alterada y sale por la puerta
rápido.

La sigo rápidamente y la alcanzo a tomar de un brazo.

—Espera, ¿me puedes dar tú número?—Pregunto.

—No.—contesta.

—Concédeme una noche, te pago lo que sea.

—No soy una prostituta.—Se suelta de mi agarre y sin mirar atrás se va.

Mierda.

Nota: estoy apurandome lo más que puedo para llegar a la parte de tiktok
Estoy ansiosaa djdndn
6

Damon.

Me fui de ahí sin ganas de nada. Frustrado. Creí que si accedía a hacer algo del papel, ella
vendría conmigo, pero me equivoqué. Se fue corriendo sin siquiera darme su jodido número de
celular.

No me gusta ella, su cuerpo sí... joder. No le pude ni ver la cara por el maldito antifaz que
llevaba.

Apenas la he visto sus curvas me cautivaron, y sus labios rojos me hechizaron.

Pregunté su podían ayudarme a encontrarla. O siquiera saber su maldito verdadero nombre. Pero
nada.

Se negaron rotundamente a darme información de ella.

Llegué a clases sin ánimo de hacer nada. Necesito sacarme del sistema a Wendy. Creo que es
donde nunca he probado ser sumiso ante nadie, tal vez, me gustó la forma en que me mandó,
solo eso.

No creo que sea difícil encontrar a alguien que sea igual que ella.

Edgar no vino a clases hoy, me comentó que la chica con la que se metió la noche anterior lo
dejó exhausto.

El maldito profesor está más fastidioso que nunca. Es un jodido grano en el culo.

Aparte, la chica que tuvo un pleito con él, llegó acá y se fue, desde ahí que se puso de mal genio.

Por culpa de esa maldita chica.

Akira.

Abandoné mis estudios.

No me puedo permitir estudiar, no cuando mi hermano se está muriendo poco a poco. Joder.

Aún recuerdo cuando me lo dijo. Tuve que abandonar mi trabajo por esa llamada...

—¿Qué paso?—Pregunto alterada.


—¿Doctor por qué me llamo de urgencia?—Pregunto preocupada.

Él no responde.

Me ve con lástima.

—¿Qué pasa...? ¿Está bien cierto?—Insisto.

—Akira...

—Doctor dígame que está bien... Dígame que mi hermano está bien por favor...

—Sabes que los aprecio. Usualmente, no llamo a mis pacientes en medio de la noche pero...
Necesito que lo sepas.—Habla lentamente.

—¿Q-que tiene?

—Le encontramos un problema en su sangre. Con el examen pudimos ver cómo algunas células
sanguíneas sufren mutaciones. Que ocasionan la división de estas mismas. Provocando que se
dividan, de manera...

—Palabras simples. Doctor.—Pido angustiada.

—Su hermano tiene... Tiene leucemia aguda.—Traga nervioso.— Es progresiva. Puede


empeorar. Cosa que puede restar el tiempo que viva...

Mi corazón se detiene...

—No... ¿No tiene cura?—Pregunto con miedo.

Sé lo que me dirá.

—Akira...

—Doctor.

—No. No la tiene.

Joder no puede ser.

Apenas tiene diez años, no ha comenzado a vivir si vida como tal, y ya se nos va.

Según el doctor, le quedan de tres a cinco años de vida. Y por eso decidí cumplir con sus deseos,
con sus sueños.

Él quiere salir del país, recorrer el mundo, conocer nuevas partes, probar comidas de otros
países. Él quiere ser un alma libre...
Y daré hasta mi último aliento para cumplirle su sueño. No tengo mucho dinero, pero cada
centavo que tenga lo usaré para hacerlo feliz. Le cumpliré su sueño.

Cada vez empeorará, es progresiva...

Y sé que lo más prudente es dejarlo aquí, con cuidado médico, pero anoche me dijo que antes de
volar, quiere conocer el lugar de la pizza. No fue mucho trabajo darme cuenta de que hablaba de
Italia.

Es tan pequeño y ya tiene aceptada su muerte es tan maduro para su edad. Dice que está bien.
Pero conozco a mi hermano, prácticamente lo crié. Se que tiene miedo pero lo oculta. Lo admiro
por eso, tiene una fuerza que jamás podré tener yo.

Así que la decisión está tomada.

Me iré.

Dinero tengo guardado, aparte con la pensión que nos da nuestro "padre" nos bastará para
recorrer lo más que se pueda.

Nunca crecimos con nuestros padres, mamá falleció hace mucho, y bueno, apenas ella falleció él
se mandó a cambiar. Y yo en mi mayoría de edad me hice cargo de mi hermano legalmente.

Nota: holii aquí les dejo otro cap si alcanzo subiré otro cap más hoy día.

Gracias por leer♡

Se que las enfermedades no son un juego por eso pido perdón si me equivoco y por favor
corrijan mis errores.

No soy experta en enfermedades por eso pido perdón por traerles información así.
7

Akira.

Italia.

Oliver se quedó dormido, así que lo cargué hasta el hotel. Le pedí a una amiga cercana que nos
acompañara. No puedo hacer esto sola.

Damon.

Fui la noche siguiente.


Y la siguiente.

Y la siguiente.

Y la siguiente.

Pero no estaba, es como si se la hubiese tragado la tierra. Es como si nunca hubiera existido.

Pregunte cada noche y ella no estaba, no apareció.

Se esfumó.

12/02/2013.

01/11/2023.

Damon.

Soy toda la mierda que me dijeron que jamás iba a lograr. Hice cada jodida persona se tragará
sus sucias en inservibles palabras.

Diez años me tarde en ganarme el respeto, estatus y sobre todo el jodido poder.

El único que siempre estuvo ahí fue mi amigo. Edgar.

Ese idiota ha sido la persona más leal, me acompaña en todo. Y gracias a eso ahora mismo es mi
mano derecha en el "trono" si se puede llamar asi.

Mentiría si dijera que no seguí frecuentando ese club, porque lo hice, pero siempre me iba
descontento. Ella no ha vuelto.
No volvió...

En diez jodidos años no me la saqué de la cabeza. Puede que quede con ella en mi cabeza porque
estaba recién saliendo de lo que se puede decir pubertad. Tal vez ella se quedó en mi mente
porque nunca antes había hecho eso.

No lo sé.

Pero desearía no pensar más en esa chica, es una perdida de tiempo, una distracción.

Y las distracciones en mi estilo de vida no pueden existir.

Aunque...

Pensándolo bien, si yo llegase a comprar ese club, podría de alguna manera acceder a los
archivos, si es que tienen, y averiguar el nombre.

Así podría contactarla y llegar a un acuerdo para que deje de ser una maldita distracción.

—¡EDGAR!—Grito desde mi escritorio.

—Joder, ¿qué pasó? ¿Por qué gritas?—Llega rápido.

—Hoy vamos al club.—informo.—Nos quedaremos con él.

Me demoré todo este tiempo porque en los años que frecuentaba este lugar a diario. Siempre me
salia algo que hacer...

No es solo ella...

Tiene unos ojos hermosos. Que me hacen pensar en unos que conocí cuando era adolescente...

Nota: siempre lo digo en mis libros siempre habrán saltos de tiempoo, así me manejo mejor y
no le caliento la cabeza poniendo tanto rellenoo.

Esoo, gracias por leer ♡☆☆


8

Akira.

Siete años desde su muerte...

Hace diez años decidí mostrarle el mundo, pero solo logró estar tres años más conmigo. Y este
año se cumplirán siete años desde su partida.

El tiempo con él se me hizo corto, no lo puedo superar y creo que no lo podré superar jamás. Era
una parte fundamental en mi vida, mi pilar, la única persona que me quedaba, la única persona
que genuinamente me ha querido de verdad...

Y esa persona se fue. Dejándo solamente recuerdos que me hacen extrañarlo aun más.

Aún recuerdo sus últimas palabras.

—Gracias por todo kira... gracias por llevarme a conocer todo.

Sus últimas palabras...

A él le encantaba llamarme Kira, siempre me decía que la "A" del principio era innecesaria, y
que sonaba mejor sin ella.

Mierda.

Nunca podre volver a ser la misma mujer que era antes, "Kira" murió con Oliver... "Kira" la
mujer que era feliz murió el dieciséis de abril, del año dos mil dieciséis.

Cuando sucedió él ya tenía trece añitos.

Solo trece.

Y me lo quitaron. Me lo quitó una maldita enfermedad.

Mi padre ni es inmutó cuando le conté lo que pasó. Es un maldito ser inhumano sin sentimientos.
Tener que volver a esta ciudad sin mi hermano fue una tortura. Mi amiga me aconsejó que
asistiera a un psicólogo, pero me negué.

Lo único que necesito para estar bien es a mi hermano. O morirme.

Las cenizas de mi hermano me acompañan a todos lados. Incluso las llevé cuando me tatúe el
nombre de mi hermano, ese es el primer tatuaje que tuve de él. Ahora tengo siete. Un tatuaje por
cada año que me hace falta. Están en partes ocultas, el único más visible es el que tengo en el
pecho, donde va mi corazón, y solo se me ve cuando uso algo escotado.

Nota: holaa, este cap es para narrar lo que anteriormente se vio, con el tema del cancer del
hermanito de la prota. A nuestra prota le ha tocado sufrir demasiado...

Otra cosita, lamento los capitulos cortitoss, pero así son en la mayoría de mis libros. Decidí
hacerlos así desde que me di cuenta que al escribir mucho en un solo cap, mis libros eran
mucho mas cortitos, tengo unos en borradores que nisiquiera pasan los 5 capss. No se si es un
problema mío o que cosa, pero así los hagoo:(

No me mateen pliss.

Gracias por leer♡☆


9

Damon.

En el camino, Edgar fue un completo grano en el culo.

Le comenté que quería comprar el club, y desde ahí empezó a joder buscando una razón para
comprarlo.

Pregunto tanta mierda, hasta que dio en el clavo. Por una chica.

No le di una respuesta verbal, pero él me conoce.

—Estás mal de la cabeza hombre. ¿Todo esto por una chica?—habla detrás de mi siguiéndome el
paso.—Dime quien es, puede ser cualquiera de aquí...—Reflexiona para el mismo—por eso has
venido tan seguido, te gusta una jodida chica de acá—Comenta como si hubiese descubierto un
país entero.

Ruedo los ojos y lo ignoro.

Por un momento me arrepiento de haberlo invitado.

Sigo avanzando y en la esquina veo que se encuentra Fátima, decido acercarme para hablar con
ella, pero cuando lo estoy haciendo, su conversación me llama la atención y me detengo, para no
interrumpirla y así poder oír todo.

—Ella está fatal.—Comenta triste.—Desde esa noche jamás volvió a ser la misma.—Suspira.

¿De qué estará hablando?

Desde esa noche...

¿Será Wendy?

—Tengo mucho miedo... ya no sé que hacer. En lo que va de año, ya ha intentado matarse dos
veces...

¿Qué?

—Sí... sé que debería hablar para que la internen, pero no puedo, cada vez que lo hace, me ruega
que no dejen que se la lleve y promete que no lo volverá a hacer y yo le creo.—Su voz se
quiebra.—Soy la única persona que le queda... no la puedo dejar sola. Me necesita.

Mierda.
Todo esto, me resulta tan familiar. Me entra la necesidad de saber con quién está hablando y
hacer algo al respecto. No soy un héroe, no me incumbe, pero sé lo que es estar nadando en tu
propia mierda...

—Lo sé, sé que tengo que hacerlo, pero le daré una última oportunidad de salir adelante sola, sin
ayuda médica, intentaré de que vuelva al trabajo, solo una vez más... solo una, y si no logra
hacerlo, haré que se la lleven, la quiero demasiado, y no puedo esperar a que se ahogue en sus
lamentos.

—Hombre, como te decía...—Edgar abre la maldita boca y no me deja seguir escuchando,


porque ella se da cuenta de que estaba espiando.

—Hola, caballeros, ¿qué se les ofrece tan temprano?—Pregunta limpiándose las lágrimas.

—¿Fátima, estás bien?—Edgar se le acerca preocupado.

—Si, ya sabes, lo mismo de siempre.—Comenta resignada y con mucha confianza.

¿Se tienen tanta confianza?

¿Será que Edgar y ella son algo más fuera del club?

—Dios... ¿Ella sigue en lo mismo?

¿Ella?

¿Quién?

Fátima asiente.

Él sabe algo...

Puede que sea la chica que se quiere matar, o puede que sea Wendy. Pero sé que algo sabe...

Por un momento me entra la ilusión de que sea de Wendy de quien habla, pero a la vez no.

—¿De qué hablan?—Meto la nariz en su conversación.

—Oh, nada señor... disculpé, ¿puedo ayudarle en algo?—Habla como si me temiera.

¿Por qué me tiene miedo?

¿Por qué me tiene miedo a mí y a Edgar no?

Este idiota... de seguro le dijo algo de lo que hago... si es así, se la cobraré.

Nota: les dejo este cap acáaaa espero que estén bnn!
10

Damon.

—Edgar, ¿podemos hablar a solas un momento?

Pregunto.

—Si, claro.—Responde y antes de alejarse de Fátima se acerca a decirle algo.

Cuando llega a mi lado me quedo observándolo fijamente.

—¿Por qué tu amiga parece tenerme miedo?—Inquirí— ¿Acaso le has dicho algo de lo que
hacemos...?

—¿De verdad crees que yo divulgaría ese tipo de información a cualquiera? Por favor, se supone
que me conoces.—Suelta una risa sarcástica.—No es mi culpa que tengas apariencia de matón.
Es fácil temerte si siempre tienes cara de que quieres matar a todo el mundo.

—Más te vale que...

—¡AMIGA!

El grito de Fátima me desconcentra. Doy vuelta la cabeza y me doy cuenta de que se encuentra
corriendo hacia una chica que viene ingresando. No le puedo ver la cara.

—¡Estás aquí!—Chilla de emoción.—Es un gran avance.

La chica esta no le contesta y le da un fuerte abrazo. Puedo distinguir que se dicen algo que las
hace reír.

Akira.

Fingir.

Dicen que si finges tanto, se volverá real. Si finjo ser feliz, lo seré. O eso espero.

Me di cuenta del mucho daño que le estaba haciendo a mi amiga, lo mucho que le afectaba
verme así. Fui una carga para ella, tal vez todavía lo soy, pero ya no quiero serlo.

Quiero volver a reanudar mi vida. Aunque me falte una gran parte de mí, tendré que seguir. A
Oliver no le gustaría verme de este modo.

Si es que el cielo es real, y me ve de allá, espero que me perdone lo mediocre que he sido desde
que se fue. Quiero que vea que seguí adelante. Quiero que vea, que lo llevaré siempre presente
en lo que me quede de vida. Sé que algún día me tocará irme, y espero encontrarme con él en la
eternidad. Y vivir juntos, mamá, Oliver, y yo.

Espero que ella lo cuide allá. Y que ambos me den fuerza para continuar esta mierda de vida.

—Gracias...—Susurra mi amiga.

Se me hace un nudo en la garganta.

¿De qué me agradece?

Solo he sido un estorbo los últimos años.

—No. Gracias a ti. Gracias por estar ahí.—Le limpio una lágrima que cae por su mejilla.—
Gracias por ser la hermana mayor que nunca tuve y la madre que me faltó.—Suspiro y la atraigo
a mí para abrazarla.—Gracias por aguantarme... y lo siento por los malos ratos...

—En las buenas y en las malas. Siempre.—susurra.

Seguimos en el abrazo. Intento de no dejar que mis emociones me dominen o me iré a la mierda.

Un carraspeo nos separa.

—¿No nos presentarás a tu amiga Fátima?—la voz ronca de un hombre llega a mis oídos.

—Damon.—Pronuncia Fátima.

Ese nombre...

Damon.

Lo he escuchado antes, pero no sé en donde.

Tal vez lo atendí...

No lo sé.
11

Damon.

A penas la vi supe que era ella. Ella tiene que ser.

Dios.

Mi mirada está conectada con la suya. La mía debe reflejar todo lo que he reprimido por años. Y
la de ella no refleja nada más que confusión.

—Edgar, ¿por qué no le cuentas a Fátima lo que tenemos en mente?—Le hablo buscando quedar
a solas con ella.

Fátima no quiso hablar sobre su amiga, desde que pregunté todos se quedaron en silencio. Pero
no me hace faltan confirmaciones, estoy cien porciento seguro que ella es la chica de negro.

Ella es Wendy.

De eso no tengo dudas.

—Pero...—Fátima empieza a alegar, pero con una mirada mía se calla.—Si le haces algo, te juro
que te arrancaré los huevos.—Habla ella resignada.

Se acerca a su amiga y le dice algo al oído a lo que ella asiente.

Edgar contempló todo en silencio, obedeció a mis órdenes, pero sé que después me llenará de
preguntas.

Una vez que ellos desaparecen de mi campo de visión. Me acerco a ella. Pero retrocede.

—¿Te conozco?—Agrega confundida.

¿Es en serio?

¿No se acuerda de mí?

Han pasado diez jodidos años y yo la he tenido grabada en mi mente cada segundo como para
que no se acuerde de mí.

—Soy Damon.—le ofrezco mi mano de forma un poco más formal.

Ella ve mi mano, pero no la acepta.

—Si, eso ya lo sé. Te pregunté otra cosa.—Agrega seria.


Mierda.

Me gusta su voz.

Pero me mata que sea indiferente...

No me conoce del todo. Bueno, en realidad no me conoce nada, pero al menos esperaba que me
recordara, fui su cliente...

Aunque pensándolo bien, debe tener muchos clientes. No debe acordarse de todos.

—Hace diez años, yo vine, con mi amigo.—Explico.

—Entonces eres amigo de Edgar.—Contesta más para ella que para mí.—Nunca escuché hablar
de ti, lo siento.

¿Eh?

¿Edgar y ella son íntimos amigos?

¿Cómo mierda es que yo no sabía eso?

—Bueno... tal vez no soy tan amigo de Edgar como para que no me mencionara con sus otras
amistades.—Le comento, mientras planeo en mi mente reclamarle sobre esto a Edgar.

¿Desde cuándo ese idiota es sociable?

—Sí... bueno si me disculpas tengo que irme.—Se da la vuelta pero la freno.

—Wendy.—La llamo—Soy el chico al que dejaste arrodillado y tú te fuiste corriendo. Hace diez
años.

Ella se da vuelta lentamente, y la detallo mejor, lleva un leggings ajustado, que resalta su divina
figura, y una polera un poco holgada, que no muestra mucho de su cuerpo, pero de igual manera
se le marca bastante su busto y caderas.

—Y-yo lo siento, era una emergencia.—Sus ojos se vuelven vidriosos.—Yo... me tengo que ir.

Camina a paso rápido a la salida. Fátima la ve y la llama.

—¡Wendy!—Grita—¡Detente están pasando muchos autos!

Edgar llega a mi lado.

—¿Qué le has hecho?—Añade.

—Tú no me hables.—Termino y salgo a paso rápido.

Fátima sigue gritando y ella no se detiene.


Corro hacia Wendy. Está cruzando en jodido rojo, y joder, ella no se detiene.

Jamás esta mierda del semáforo de cruce de peatones se demoró tanto como ahora.

—¡Wendy!—Llamo.

Pero esta vez mis gritos se ven opacados por el chirrido de los frenos de un auto.

Esta mierda es tan rápido, que para cuando me doy cuenta, ella ya está tendida en el suelo.

—¡Akira!—El grito desgarrador de Fátima me deja sordo.

Nota:muchas se confundieron. Yo soy de chile y los semaforos acá son así:

En verde cruzamos. kddkdk


12

Damon.

Todo pasó demasiado rápido. No soy de las personas que se sienten culpables, pero del alguna
manera siento que esto es mi culpa.

Akira...

Se llama Akira.

Ya nada de Wendy ni chica de negro, ella es Akira.

Me comentaron que ella está bien, se encuentra un poco conmocionada por el gran impacto, pero
nada más grave.

Por obvias razones no me dejaron verla, tampoco tenía mucho tiempo, ya que, me llego la
notificación que la mercancía que nos iba a llegar, no nos llegó.

Edgar se quedó en el hospital, y yo me largué. Antes de irme le pedí que me mantenga informado
de cualquier cosa que pase y le encargué que pagara todo lo que se requiera.

A penas me desocupé iré a ver como está. Puede que este inconveniente me haya impedido
conseguir sacarla de mi sistema. Pero no me rindo fácilmente. Me voy a entretener... aunque me
desconcentre un poco de mi trabajo. Creo que vale la pena.

Ahora que la chica que me roba el sueño tiene nombre, no voy a descansar hasta que ella acceda
a mis deseos...

Akira.

Por un minuto, pensé que me había muerto. De verdad lo pensé.

Pero no.

Para mi buena o mala suerte sigo aquí. Adolorida pero viva.

Solo quiero que me den el alta para descansar como se debe en mi casa.

No quiero pensar en los problemas. Ni mucho menos en las deudas. Solo quiero dormir
profundamente y olvidarme un poco de todo y todos.

Nota:lamento la demoraa, me llegó un mensaje al priv que me dejó pensando, me han


propuesto publicar mis libros en una plataforma de paga. No he respondido el mensaje porque
no se que responder.

Uno:no se si me gustaria que mis libros fueran de paga a menos que sea en físico. Ya que
como autora con que lean mis libros y me apoyen es un gran pago, estoy pensando todo esto,
la verdad no estoy segura.

Esoo queria comentarlo jsjsj muchas gracias por leer, bye


13

Damon.

Arregle toda la mierda que hicieron. No sé cómo tengo a gente tan incompetente trabajando para
mí.

Son idiotas.

Pensé que nos habían robado la mercancía, pero no, solo fue incompetencia de ellos. Y yo
pensando que podía haber algún traidor.

Ahora mismo voy camino a ver a Fátima y Akira. Gracias a Edgar supe que están viviendo
juntas. Quiero ir a expresar mis disculpas y para poder hablar con Akira.

Necesito saber a lo que está dispuesta o no... sé que no es un buen momento pero estoy
desesperado.

No me gusta ella. Me gusta lo que ella me produce cuando me manda.

Akira.

Me cuesta un poco moverme, pero ya estoy mejor.

Iba a volver a trabajar pero dada las circunstancias se me hizo imposible volver altiro.

Pero creo que ya puedo hacer lo básico. Mi amiga me dijo que sería bueno que vuelva a estudiar.
Y también me comento que debería empezar a conocer a personas y salir.

La única idea que me convenció es lo de los estudios. Pero no lo sé.

Pienso que primero tengo que ver el tema del dinero.

En conocer a más personas no estoy de acuerdo. No necesito a nadie más. Mientras más personas
tenga en mi vida, más fácil es que se vayan y me dejen con un gran vacío.

Así que mejor prefiero evitar eso.

Estoy cerrando la puerta del apartamento. Cuando una voz me hace saltar y maldecir por el dolor
de mis costillas.

—Damon.—Digo al darme vuelta y ver quien era.

—¿Estás bien?—Pregunta preocupado.


—Sí.—Contesto de modo seco.

Por alguna razón, no me sale ser amable con él.

—Quería pedirte perdón por lo del otro día no fue mi intención...

—Está bien.—Lo interrumpo—Ya pasó, no hay que darle más vuelta al asunto.

—Pero...

—Dije que está bien.—Contesto tajante.

Me arrepiento al instante de haberle contestado así. No debería ser así de idiota con él... se está
disculpando...

—Lo siento, no sé lo que me pasa, no debería contestar así.

Él solo me queda mirando, analizándome en silencio. El ambiente se volvió un poco incómodo.


No sé que hacer con su mirada sobre mí.

—¿Te gustaría trabajar para mí?—añade de la nada.

—¿Qué?

—Trabaja para mí, te pagaré bien. Solamente tienes que hacer lo que hacías antes, pero
exclusivamente conmigo. Te puedo pagar el triple de tu sueldo anterior.—Comenta
completamente serio.

¿Habla en serio?

¿Por qué está tan interesado en mis servicios?

Digo, a muchos hombres les gusta como trabajo, pero ninguno llegó a este nivel.

—Mira, si quieres puedo atenderte como cualquier otro cliente, pero trabajar solamente para ti es
otra cosa, a la que no sé si estoy dispuesta.—Explico esperando que entienda.

—¿Por qué? ¿Es por mi apariencia? ¿Te doy miedo?—Añade preocupado.

¿Miedo?

Bien, es un tipo imponente con un aura fuerte. Pero miedo no me da, al menos no él en sí, sino, a
lo que creo que se dedica...

No me gustaría meterme en su mundo, aparte me incomoda un poco su presencia, siento que él


tiene mucha más pinta de dominante que de sumiso. Y no es por nada, pero siempre me he
llevado un poco mal con las personas así. Nuestras personalidades chocan.

—No es eso. Mira, siéndote sincera, te veo, y no veo nada de un ser sumiso, te veo y veo
oscuridad. Sin intenciones de ofender. Con tan solo verte cualquier persona puede intuir a lo que
te dedicas, y déjame decirte, no es nada bueno...—Explico.—No deseo involucrarme en nada
malo...

—No puedo decirte nada más que si trabajas para mí, no tendrás motivos para temerme a mí o a
mi mundo.—abro la boca para hablae pero me interrumpe— Conoces a Edgar, y él ha estado
toda su vida conmigo, y jamás dejé que algo malo le pasara, y jamás dejaré que algo malo le
pase.—Carraspea la garganta.—Tendrás tus razones para no aceptar por ahora, pero déjame
decirte, no me rindo fácil, y cuando quiero algo o alguien lo tengo.

Sus últimas palabras se sintieron como una amenaza.


14

Akira.

Ojalá Damon se hubiese detenido ahí.

Damon ha estado apareciéndose cada día por aquí. Me insiste que trabaje para él, y como
siempre lo rechazo, vuelve a aparecer al otro día.

Siempre que salgo de mi casa está él, voy de compras. Está él.

¿Qué mierda le pasa a este tipo?

Ahora tengo que salir a buscar un nuevo trabajo, ya que, me enteré de que él se ha vuelto
propietario del club en el que trabajaba antes.

No quiero trabajar para él, no cuando sé que me pedirá que trabaje exclusivamente para él.

Aunque me lo he pensado por el dinero. No lo he aceptado porque yo no sirvo para la


exclusividad.

Damon.

No me rendiré.

Las palabras no la convence, pero puede que cosas materiales sí. Tal vez, ella busca que yo sea
atento.

Tal vez se hace la difícil.

O...

Tal vez le importo una mierda.

Puede que tenga que cambiar mi apariencia y tal vez debería dejar de estar enojado la mayor
parte del día. Si consigo eso. Lo demás será fácil...

...

Omnisciente.

Damon se encuentra esperando a Akira fuera de su apartamento, con un par de regalos en las
manos. Piensa que si le da cosas puede aceptar. Para él es irreal la necesidad de ella y lo tiene
desesperado. Y no porque le guste precisamente, si no, porque ella lo desconcentra de su trabajo,
y sabe que si no hace lo que quiere, no podrá estar en paz...

Por eso decidió ser rápido.

Por eso ahora está con un ramo de amapolas... sus flores favoritas...

O al menos eso le dijo Fátima a Damon.

Damon no quería entrar al ámbito sentimental, porque no le gusta jugar con los sentimientos de
los demás. Pero cree que valdrá la pena.

Solo espera que ninguno de los dos se confunda...

Nota: jsjdj muchas me van a odiar o quizas no, pero haré lo mas rapido que pueda estos caps,
probablemnte no lo saben pero soy sagitario, y como buena sagitariana me gusta que sea todo
ahora o si no que no se haga. Por eso les aviso que podran encotrar rapido como desarrollé el
libro, pero lo siento, asi se me acomodó yyyy no puedo esperar por subir el cap del videooo.

Esoo gracias por leer♡


15

Akira.

Cada día es más pesado que otro. Gracias a mi amiga ahora estoy en terapia. Justo hoy me toca ir
con mi psicólogo.

Estoy en proceso de sanación... después de tantos años de su muerte. Me propuse a sanar...

Sé que no lo olvidaré jamás, pero tendré que aprender a vivir con el dolor. Él era mi mundo, y se
fue. Pero tengo que seguir adelante.

Todo esto ha sido muy rápido, en la primera sesión me desahogué en el psicólogo y me dijo que
por mucho que amara a una persona no me puedo aferrar a ella.

Porque las personas nunca estarán para siempre contigo, se van, por elección propia o no. Se
terminan esfumando de tu vida.

Las personas son pasajeras, incluso tu familia, a lo único que te puedes aferrar en el momento en
el que te encuentres solo es en ti misma...

Nadie más será tu soporte. Nadie. Únicamente tú.

Obviamente, tus amigos estarán... si son reales se quedarán, pero no para siempre.

Ellos ya tienen sus propios problemas en los que tiene que lidiar como para estar pendiente de
los tuyos. En algún momento se irán.

Y solamente te encontrarás a ti, frente a un espejo, sin nadie al lado.

Completamente sola.

Damon.

La seguí, ella ha llegado a una clínica o un consultorio, la verdad es que no lo sé. La seguí sin
siquiera mirar bien la entrada.

Cuando entre, me di cuenta de que ella entró de inmediato a una habitación. Una habitación con
un hombre.

Un hombre...
¿Será un cliente?

¿Por eso no quiere trabajar para mí?

¿Por él?

No soy celoso, pero si me tengo que deshaser de él, lo haré.

Si así fuera el caso, de que ella no acepta por él, encontraría la manera de alejarlos..., ya que, él
es el único que se interpone en mi camino... o eso creo.

Estoy a punto de tocar la puerta cuando una voz me interrumpe.

—¿Señor, tiene hora con el doctor Wilson?—Pregunta una chica que está sentada detrás de un
escritorio.

—¿Doctor?

—Sí... supongo que está aquí por eso, por el psicólogo Wilson... a no ser que desee ver a otro que
también se especializa en psicología general.—Dice gentilmente.

Psicólogo...

Eso elimina mis sospechas...


Ella está viendo a un psicólogo, no a algún cliente.

Suspiro de alivio y sin decir ninguna palabra salgo del lugar.

Menos mal.
16

Akira.

Llegue a casa, a pesar de las escasas sesiones, siento que he progresado mucho.

Creo, que he dejado de ser yo, y me gusta. Estoy cambiando. Para bien...

Mi mentalidad ha cambiado drásticamente. Y me sorprende.

Tocan mi puerta, y me apresuro a abrir pensando que se puede tratar de mi amiga.

—Permiso.—sin siquiera procesarlo veo como Damon se escabulle hacia mi apartamento.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a hacerte una propuesta...

—No quiero trabajar para ti.—contesto con rapidez.

—Pero...

—No.

—Te pago lo que quieras. Mira, yo no soy de rogar, pero de verdad necesitó esto. No es
solamente un capricho... yo quiero esto porque me interesa aprender. Quiero aprender de ti.—Su
voz es casi desesperada.

—¿Por qué yo?

—Porque eres la única que me llama la atención para experimentar—Abro la boca para hablar,
pero me interrumpe.—Y porque me sentí seguro, jamás antes me pasó. A pesar de lo nuevo y
humillante que fue eso para mí, en el fondo supe que no te reirías de mí ni me sacarías en cara lo
que hice... no pareció intimidarte mi aspecto, y seguiste dándome órdenes como si fueras dueña
de todo el puto mundo... y eso. Eso me gustó.

—¿Y si no me siento segura?

—Seguramente sabes perfectamente a lo que me dedico, y sabes que tengo poder... utilizaría ese
poder para protegerte mientras estés trabajando para mí.

—Pero...

—Una semana. Quédate conmigo, tu amiga también puede ir si eso te hace sentir más segura,
concédeme una semana...

—¿Estás loco? ¿En tu casa?—Añado.

—Te pagaré casa hora que ocupes en mí.—Propone entusiasmado.

—Apenas te conozco.

—Conoces a Edgar... él estará también.

—Eres peligroso.—Digo buscando una excusa para no aceptar.

—El dinero que te daré valdrá el riesgo. Te pagaré cada hora que estés ahí, no importa el monto.
Te pagaré lo que sea.

¿Qué?

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar este hombre?

No soy una mujer muy interesada en el dinero, pero mentiría si digiera que no me vendría bien
algo más de dinero.

Si voy podría empezar a juntar nuevamente dinero para una casa propia y así dejar a mi amiga en
su lugar en paz. Le pago arriendo, pero no es lo mismo que tener una casa propia.

No sería un estorbo.

Podría pagar unas cuantas deudas.

Darle mejor sepultura a mi hermano...

Podría hace muchas cosas...

—Está bien, pero pondré límites. Si estoy aceptando esto tienes que prometer que mi seguridad
no se pondrá en peligro.—contesto aún media dudosa.

A la mierda.

Tengo que salir de mi zona de confort. Estaré ganando dinero mientras lo hago...

Notita: les dije que sería rapidoo dkdkdk

Otra cosaa, yo ya aclaré en los comentarios que no pondré mis historias en "venta" ya
expliqué mis razones, gracias por leer♡

Fallas por arreglar


17

Damon.

Ella ha aceptado.

Joder...

Bien.

—No hay tiempo que perder.—Añado.—Pediré que te compren lo que necesites, mientras tanto
tienes que venir conmigo para que mis hombres te conozcan, y sepan que serás una invitada y no
piensen que eres una intrusa.—Contesto motivado.

—¿Qué?—dice incrédula.—Espera, ¿iremos ahora?

—Si, como dije no hay que despreciar más tiempo.

—¡Pero acabo de aceptar!

—¿Y?—pregunto extrañado.

—Al menos dame algo de tiempo.

—No puedo... tiene que ser ahora o nunca, que la semana empiece a correr de hoy, ya que, la
próxima semana me voy de viaje y se me hará imposible—Explico.

—Pero...

—Necesito acabar con esto lo antes posible.

Ella se resigna y suelta un suspiro de cansancio.

—Vamos, mi auto está afuera.—le digo.—en el camino me dices los límites y me comentas lo
que deseas.—Cuando termino de hablar salgo sin siquiera esperarla.

Esto será genial.

Nota: a mi, al igual que ustedes me urge llegar a suceso del videooo del tiktokk Kdnd

Subiré todo así, lo siento pero despues arreglaré las fallas.


18

Akira.

Es un trabajo.

Solo trabajo.

En una semana todo volverá a la normalidad. En una semana volveré al apartamento...

Le envié un mensaje a Fátima, para explicarle todo y aproveché de preguntar si deseaba quedarse
conmigo donde este extraño...

Tal vez no acepte, pero no pierdo nada con intentarlo.

—Toma—me pasa un saco negro.—Tendrás que colocártelo en la cabeza... es un protocolo.

Abro la boca para protestar, pero decido cerrarla y ahorrarme las palabras.

Yo acepté esto...

Sabiendo los riesgos.

Y lo peor es que creo que ya me estoy arrepintiendo de haberlo hecho.

...

Damon me quita de la cabeza el saco negro.

Mi vista se aclara y logro apreciar que llegamos a lo que parece ser una finca o un rancho, no lo
sé, está todo oscuro, solo puedo apreciar la casa y las personas vestidas de negro que están
alrededor.

—Vamos.—Comenta mientras se baja del vehículo y yo lo sigo.

Él empieza a caminar rápido, y yo lo sigo con pasos cortos.

Ahora mismo, él es la única persona de este lugar que conozco, no me puedo separar de él o
temo que mi vida se podría ver el riesgo.

Hay hombres armados por todos lados. Y aunque nunca he visto una pistola real en mi vida,
dudo que la que traen ellos sean falsas.

—Chicos—Damon los llama.


Yo me escondo detrás de él.

—Les presento a Akira.—Se mueve a un lado, para que sus hombres me vean.—Ella estará acá
al menos una semana, trátenla con respeto. O de lo contrario saben lo que les puede pasar.—Dice
en modo de amenaza.—No es una rehén, es una dama, y trátenla como tal.

Seguido de eso, le da un par de instrucciones a sus hombres y esta vez me espera y empieza a
caminar. Cuando llego a su lado me sorprendo ser tomada de la mano.

Él me empieza a guiar al interior de su gran casa.

Dios...

Su casa es realmente hermosa. Tiene cuadros antiguos, parece un castillo. Tiene un estilo
vintage, y me agrada.

Es como estar visitando un palacio.

—Puedes elegir una habitación, y quedarte ahí.—Ve la hora en su reloj.—Mañana tendrás a


primera hora todo lo que necesites, se agradecería que me dejara un listado con lo que quieras.
También mi personal interior será presentado mañana y se verá el tema del dinero, no te
preocupes, será pagada cada hora que estés aquí, eso empieza a contar desde ahora.

—Bien...—Contesto sin saber qué hacer.

Como lo llamo ahora.

¿Jefe?
19

Damon.

Ella ya está en una habitación...

Tengo que disfrutarla... no me sorprendería que ella abriera la boca, aunque no me lo espero de
ella...

Pero si ella habla. Está claro que tendré que ejecutarla, no quiero hacerlo, pero no me puedo
arriesgar más de lo que me arriesgo ahora al traerla hasta acá.

Tengo que ver el tema de su celular, tendré que pasarle uno desechable.

...

Primera noche.

Ella ya se ha arreglado. Se acomodó en una habitación de invitados y pedí que le trajeran todo lo
que necesitaba, ella me dijo que no es necesario, que con traer las cosas de su apartamento está
bien. Pero no le hice caso. Le pedí a una de mis empleadas que a su criterio, comprara todo lo
que puede necesitar una mujer.

También le encargué un traje similar al que la vi la primera vez. Uno negro, de látex.

Sin antifaz.

Quiero verla.

Ver su rostro cuando me esté mandando.

Arreglé una habitación para los dos, una habitación exclusivamente para que ella tome dominio
de mí.

Me vale mierda si esto es rápido, lo quiero así. Y aunque para ella es solo trabajo, para mí no.

Apenas la puerta se abre la veo, tal y como la soñé por años... no ha cambiado.

Sigue igual de hermosa.

Y sus labios rojos siguen igual de apetecibles.

—Akira...—Suspiro.
—Wendy. Aquí soy Wendy para ti.—comenta con voz autoritaria.

—Bien, Wendy... ¿Por dónde empezamos?

—Eso lo decido yo, tú recuéstate, yo me encargo de lo demás.—Dice.

Mi polla se sacude ante eso...

Sigo sus órdenes.

Me acuesto y veo como ella saca algo de un maletín negro. El maletín que le compré con el traje,
para que lo usara en mí...

Akira.

Lo veo acostado.

Sé que sigue cada movimiento mío, pero eso se acaba ahora, con una tela negra, me acerco a él,
y me subo a él, me sostengo en mis rodillas, no me siento en él.

—Cierra los ojos.—Exijo.

Él lo hace al instante. Pero mientras le tapo los ojos, siento como sus manos me tocan y tira de
mi cadera haciendo que quede completamente sentada en su regazo, también me hace sentir su
erección.

—Joder...—Susurra.

—Saca tus manos.—Ordeno con la respiración alterada.—No tienes permitido tocarme.

Hace mucho que no atendía a alguien...

Jamás les permito que me toquen, o tener contactos así. Esto es lo más que he llegado con algún
cliente.

—Pero...

—Recuerda quien manda aquí.—Lo interrumpo.

Él saca sus manos de mí, me levanto de él, y escucho como suelta un gemido de frustración.

Me levanto a buscar unas esposas que encontré en el maletín. Hay dos pares, perfecto para
inmovilizar sus manos.

Me voy hasta donde se encuentra Damon, y tomo una de sus grandes manos. Coloco la esposa
alrededor de su muñeca y la ajusto al respaldar de la cama. Hago lo mismo con la otra mano.

—Recuerda, ten tu palabra segura en mente por si quieres que me detenga.


—No será necesario...

—Dime tu palabra segura.—Exijo mientras halo un poco de su cabello como una leve
advertencia a que debe cumplir con lo que se le pide.

—R-rojo.

—Perfecto.

...
20

Nota: antes de de leer, yo ya avisé que iban a haber saltos en el tiempo.

Damon.

Tuve un sueño. Uno del que no quería despertar y me asusté por eso.

Bueno. No fue solo un sueño. Fueron un par de sueños.

Se repiten.

Ella.

Yo.

En una casa muy distinta a esta. Un lugar tranquilo... sin gente.

En el campo.

Ella estaba en la cocina, con un delantal y una barriga grande...

Estaba embarazada.

Me sentí tan bien en el sueño. Sentí que estaba en casa. Un sentimiento que jamás he tenido. Me
sentí cómodo con ella.

Me sentí como un hombre totalmente ordinario. Y me gustó sentirme así, pero también me
asusto bastante.

Los otros sueños que tuve fueron un poco más de lo mismo. Pero algo más estaba ahí.

Un pequeño niño. Igual a mí con los ojos de ella.

Ese niño. Sentí que lo quería. Lo sentí como si fuera mío. Mi hijo.

Nunca he planeado tener una familia, mucho menos una mujer. Pero definitivamente estos
sueños removieron algo en mi pecho. Algo que me da miedo de descubrir.

Noche cuatro.

Cada noche es más intenso. Pero no digo la palabra segura.


Me encantó.

Me encanta.

Me emocioné cuando sacó una cosa afilada con la que rompió mi ropa. Fue ruda.

También mi cuerpo quedó encantado con su tacto, cuando la pude tener sobre mí. La ropa nos
separaba...

La maldita ropa...

Quiero más de ella, anoche no fue suficiente. No sé si tendré suficiente. Hace dos noches
tampoco lo fue, cada día me deja estar un poco más cerca de ella, y me gusta.

Pero hoy quiero experimentar algo distinto. He visto sus movimientos, su actitud. Creo que estoy
un poco capacitado para emular sus acciones.

Más que capacitado...

Quiero imitarla. Quiero... dominarla.

Me gustaría intentarlo.

Me gusta que me domine, pero me gustaría dominarla, quiero ver si se sentirá igual que las
demás cuando tengo sexo convencional... ¿O será diferente?

La necesito desesperadamente como sea. Encima de mí, debajo. Donde sea. Pero necesito de su
cuerpo.

Que genial sería quitar ese traje pegado para ver la escultura de su cuerpo.

La deseo. Anoche me dejó mal de la cabeza, no dejo de pensar como sería follarla duro, hasta
que los dos nos desvanezcamos.

Pero no se lo propondré hoy... será otro día.

Quiero ver que tiene preparado para mi hoy.

En un gran cambio de tema, nos llevamos bien... somos lo más parecidos a amigos. Le conté a
donde iría de supuestas vacaciones, pero en realidad es por trabajo. Le comenté gran parte de mi
vida, la verdad jamás tuve una amiga. Nunca. Siempre las mujeres para mí eran para el sexo,
pero no pensé que me fuera a comprender tan bien. Me agrada, me siento cómodo cerca de ella.
Se podría decir que hasta confío en ella. Una persona a la que apenas conozco.

Me cae bien.

Es guapa...

Y confiable, le conté parte de mi infancia, como lo que viví con mis padres, con mi madre en
especial... y ella me escuchó sin juzgar.
Y ella me contó algo de la suya. Fue muy poco lo que comentó, pero fue algo.

También mencionó que a Edgar lo conoció por Fátima, ya que, él siempre ha sido cliente de ella.

Y hablando de ellos...

Les comentamos que se vinieran a quedar, pero Fátima no pudo, Edgar sí.

Al menos Akira, tendrá a alguien con quien más hablar acá.

...

—¿Cómo se dice, Damon?—Pregunta.

—Si, mi señora...

—Buen chico.—Dice mientras escucho sus pasos por la habitación.

Esto esposado nuevamente, y estoy casi desnudo, solamente llevo ropa interior.

Me mata no poder tenerla desnuda.

Quiero sentirla de nuevo. Como en mis sueños... como cuando la senté en mi regazo.

Akira.

Saco un látigo pequeño, hace demasiado tiempo no utilizaba uno de esto, en el club casi lo
prohibieron porque un cliente puso un reclamo por una compañera.

No a todos les gusta ser golpeado con un látigo, pero tengo el consentimiento de Damon,
pregunte al menos unas cinco veces antes de sacarlo.

—¿Preparado?

—Si, mi señora.

—Cuenta cada latigazo que te dé, en voz alta y clara.—Ordeno nerviosa.

Empiezo.

Sin mucha fuerza, le doy el primer latigazo.

—Uno...

—¿Quieres que pare?—insisto.


—No, mi señora.

Bien. Sigo dando latigazos mientras él cuenta en voz alta. Pierdo la cuenta de cuanto llevo
porque su piel está roja, está demasiado roja. No me di cuenta de que él dejó de contar. Sus
abdominales están de un color rojo vivo, y la marca del látigo es como un gran rasguño...

No paso por desapercibida su erección.

Dios... la mayoría de los hombres ni siquiera llegan al segundo latigazo...

—¿Estás bien?—pregunto preocupada por su silencio.

Él no contesta, parece estar pensando. Cuando siento el ruido de algo romperse.

Son sus esposas...

Se han roto.

Las ha roto.

—¿Damon?

—A la mierda, necesito esto.—Susurra.

Él se para a una velocidad inhumana y arremete contra mí. Su cuerpo me presiona contra la
pared más cercana, su venda de los ojos desapareció.

Cosa que me permite ver como se siente...

¿Está enojado?

¿Acaso me pidió que parara y no me di cuenta?

—¿Estás bien...?—Antes de terminar de hablar su boca está sobre la mía devorándome como si
fuera un animal. Como si fuera un animal con hambre...

Suelto un gemido cuando sus labios me muerden. Sus manos toman mi trasero y me levantan
haciéndome enrollar mis piernas al rededor de su cintura. Puedo sentir lo erecto que esta. Su
respiración agitada me deja ver que tan desesperado está.

Está hambriento.

Yo me dejo...

Dios.

No.

Es mi cliente.
Nunca tengo sexo con mis clientes.

Pero es que él besa tan bien...

A la mierda.

Mi psicólogo dijo que tenía que salir de mi zona de confort.

Y es arriesgado. Pero si ya estoy corriendo peligro, ¿qué más da?

—Damon...—Susurro su nombre.

—Shh...—Posa un dedo en mi boca.—Ambos deseamos estos.—Me presiona más su erección en


mi centro.—Déjate adorar por hoy, mañana hablaremos de esto o de lo que sea.

Mierda.

Hace mucho que no tengo sexo, necesito esto. Mi cuerpo lo necesita.


21

Akira.

Me despierto y está todo oscuro, a penas abro los ojos recuerdo todo lo que pasó anoche con
Damon...

Dios.

Hace mucho, mucho tiempo que no despertaba de tan buen humor.

Damon no está a mi lado. Debe estar trabajando. O quizá se fue a dormir a otra habitación.

Mi celular suena, y antes de atenderlo me pongo ropa interior.

Me siento en la cama y agarro el celular que me ha pasado. Tengo el número de Fátima, quien no
pudo venir, y Edgar.

No sé cómo el señor que se hace llamar mi padre tiene mi número. Me ha escrito. Y preguntó por
Oliver...

No sé que clase de broma es esta. Pero es cruel.

¿Acaso no recibió mis mensajes hace años?

Estoy a punto de escribirle un testamento cuando la puerta se abre de un golpe fuerte. Y tres
hombres armados pasan.

¿Qué está pasando?

—¿Q-que paso?—pregunto asustada.

—Agárrenla, el jefe la quiere en el patio.—ordena uno ignorando mi pregunta.

—¿Qué mierda?—Forcejeo cuando los dos sujetos me agarra.—¡DAMON!

Grito esperando de su ayuda. Repito su nombre una y otra vez. Esperando que aparezca.

Pero no lo hace. Me sacan con solo ropa interior. El frío me hace temblar, el miedo también.

Sigo pataleando.

Se suponía que estaría protegida. Se suponía que Damon no dejaría que me dañaran...

El miedo me congela.
Me tiran al suelo como un saco de papas, caigo en la tierra, y al levantar la vista veo a Damon.

Me paro rápidamente y corro hasta él, pero antes de que pueda llegar a abrazarlo, me vuelven a
tomar unos hombres.

—¿Qué?—Digo y miro a Damon.—¿Qué está pasando?—Pregunto al borde de las lágrimas.

—Me traicionaste.—dice con rencor.

—¿Qué? No, yo no he hecho nada te lo juro solamente he...

—¿Te creías que no sabría que eres una perra de los rusos?—dice con una sonrisa burlona—
Fuiste muy estúpida al creer que podrías jugar conmigo y salir con vida.

—Damon, no sé dé que me hablas, te lo juro.—Hablo esperando que me crea.

—Te daré una oportunidad.—su mirada recorre mi cuerpo semi desnudo, veo un poco de
sorpresa ante mis tatuajes.—¿Oliver? ¿Es el perro ruso con el que vendes mi información?—
Pregunta secamente—¿Te folla mejor que yo?

Su tono de burla no pasa desapercibido.

—Cállate...—Digo en un sollozo.—No sabes de lo que estás hablando.

— Te daré una oportunidad. Vas a correr... si te llego a ver, te mato... si logras sobrevivir
esquivando las balas y escondiéndote te dejaré ir, pero si no... ya sabes lo que pasará.

—Te lo puedo explicar... yo no tengo nada que ver.

—Corre.

—Pero...

—Uno...

Empieza a contar.

Mierda.

—Dos...

Mis piernas se empiezan a mover, para cuando llegue a quince, estaré acabada. Tiene un gran
equipo armado atrás. Si no soy lo suficientemente rápida, moriré...

Pienso en Oliver. En mi madre, en todo lo que esta vida me ha quitado. Es injusto, pero no puedo
hacer nada. Voy a morir...

—¡FUEGO!—su grito me hace perder toda la esperanza de poder sobrevivir.


Damon

—¡FUEGO!—Grito lleno de odio.

Mis hombres empiezan a disparar.

Jamás me esperé que me traicionara. Y me duele, me duele que ella me haya traicionado, me
duele porque ella llegó a ser tan importante para mí como respirar, yo confíe en ella. Y eso duele.

Veo como ella esquiva las balas.

Una parte de mí desea que ella sea lo suficientemente rápida.

Mi celular empieza a sonar.

Me obligo a apartar la vista para contestar.

—¿Si?

—Señor...—Contesta Uriel agitado.

—¿Qué pasó Uriel?

—Encontramos al traidor y las pruebas concretas.

—Lo sé, ya me estoy encargando de ella. No hacen falta más pruebas —Hablo mientras la veo
correr, veo como una bala le logra dar en el hombro, haciéndola tropezar...

Luego otra bala impacta en ella y mi corazón se aprieta.

Cierro los ojos y me concentro en la voz de Uriel.

—No, señor. Hubo una confusión... El traidor es alguien muy cercano a usted, pero no es ella...
—Suspira—Es Edgar, lo encontramos... ahora le enviaré las fotos de él con los rusos.

Mi corazón cae a mis pies y las náuseas se presentan.

—No, no, joder.—Suelto el celular y me acerco a mis hombres.—¡PAREN FUEGO!

Ninguno me escucha.

Joder.

La miro y ella está en el suelo.

Mierda.

¿Qué he hecho?
—¡PAREN, JODER PAREN!—llamo la atención de los chicos y se detienen— ¡ABAJO
ARMAS!

Dicho eso salgo corriendo hasta donde está...

¿Cómo pude ser tan estúpido?

Mierda.

Todo era falso.

Testimonio falso.

De un tipo que Edgar supuestamente atrapó y torturó... Y luego confesó.

Una maldita farsa.

Llego rápido hasta donde ella está.

Ella...

Está en el suelo.
Tiene sangre.

Mucha sangre.

Mi mente se nubla.

No...

—Yuri...—Me tiro al suelo.—Mi niña, despierta.

No se mueve.

No...

Es Yuri...

Ella.

Ella es...

Joder.

No.

Joder.

—Vamos cariño... estarás bien.—hablo, pero no hay respuesta de su parte.


No se mueve...

No respira...

—¡TRAIGAN A FIERRO!

—Vamos hermosa... resiste.—toco una de sus heridas de balas—Lo siento tanto Yuri.

Nota: y aquí esta;(


22

Damon.

De repente los sueños se vienen a mi mente, todo me hace sentir abrumado.

¿Cómo coño pude hacer esto?

Mierda.

La trasladaron a la enfermería que está en la casa, Fierro, mi doctor de confianza me pidió que
saliera de la habitación. Cosa que me negué, pero el insistió tanto que tuve que hacerle caso.

Mi pecho se me aprieta.

Joder.

Justo cuando estaba a punto de...

Mierda.

Tengo tanto miedo. Demasiado.

Por un momento estúpido pensé que podría hacer mis sueños realidad. Pero ella no me lo
perdonará lo que le acabo de hacer.

Jamás...

Si ella sobrevive.

Joder. No.

Tiene que sobrevivir. Si o sí.

No es una opción la muerte. No ahora. Ni nunca.

—Señor... ¿Qué haremos con Edgar?—Llega uno de mis hombres.

—Búsquenlo, y tráiganlo. Ahora.

Mi mejor amigo me clavo el puñal por la espalda. Lo esperaba de cualquiera menos de él.

Pero las pruebas son concretas. Me han mandado la foto de él con los rusos. Está todo claro.
Ahora, por culpa de la rata traidora. Ella está mal... grave.

Por culpa de él. Toda esperanza de ser normal una vez en mi vida están a punto de desaparecer.
Nunca antes lo quise.

Y no sé por qué ahora lo anhelo tanto.

Pero estoy seguro de que eso ya no pasará.

Y todo es culpa de Edgar...

Cuando la puerta de la habitación se abre. Me levanto del suelo como si estuviera desesperado.
Oh, esperen... si lo estoy.

—¿Cómo está?—Pregunto.

—Ella...

—No. No me jodas, por algo te pago, hijo de puta, te advertí que...

—Ella está viva.—Levanta las manos en forma de inocencia.

Mi respiración se relaja.

Este hijo de puta y sus cosas.

—Pero no fuera de riesgo. Lamentablemente, los impactos de balas son profundos. Y aunque no
se ha detectado algún órgano roto. No descarto una hemorragia, que eso es igual de peligroso
dadas las circunstancias. Necesita muchos cuidados. Es un milagro que ella aún siga viva.

Me trago un nudo amargo que se formó en mi garganta.

Él sigue hablando, pero estoy totalmente sumido en mi mente.

Tengo que salir de aquí.

—Damon. ¿Me escuchaste?

—No.—Respondo sinceramente.

—Ella está viva, bueno, está respirando gracias a la máquina. Pero debido a los daños. Hay una
alta posibilidad de que ella no vuelva a despertar.—comenta antes de dejarme solo.

Sintiéndome aún más culpable y dolido. Salgo de aquí para poder concentrarme en un plan para
hacer caer a Edgar.

Nota:

Holaa, primero que nada muchas gracias por leer. Lamento la demora.
Queria pasar a pedirles un favorr... por favor no dejen comentarios negativos, obviamente
criticas constructivas siempre aceptaré.

Cada libro mío es un proceso para mi, uno del que aprendo de mis errores y me ayuda a ser
mejor. Obviamente mis libros no son perfectos pero espero mejorar.

Mis libros siempre seran rapidos, bueno la mayoria jdjs.

Esooo como dije antes, gracias por leer. Las quieroo.

Feliz noche buena, ojala la pasen bien:)♡

No olviden que coloqué un por así decir extra, que antes no estaba y tiene que ver con los
sueños de Damon.
23

Damon.

—No me traigan a Edgar, déjenlo así. Jugaremos a mi modo ahora.—Le informo a uno de mis
hombres por celular

Ya está decidido.

Todo a su debido tiempo...

Él pensará que ganó, y en el momento que menos se los espere.

¡Zas!

Estará rogando por mi perdón.

Me sorprende todo esto. Se supone que él con ella se conocen hace tiempo... no creo que Fátima
apruebe esto. Si le cuento le irá mal.

A no ser... que ella también tenga algo que ver.

Esas mierditas son cercanos, diría que más cercanos a lo que era conmigo. Ya que yo fui el
traicionado, se da a entender que le valgo mierda.

Me duele su traición. Precisamente porque él era como un hermano para mí.

¿Y qué recibí a cambio?

Un maldito cuchillo en las espaldas.

Le haré creer que creo que Akira es la traidora. Le diré que la estoy intentando salvar para
hacerla sufrir.

Cuando esté bien convencido de que él ganará. Lo mato.

Lo haré sufrir por horas. Le haré pagar cada segundo traicionero que pasó a mi lado mientras
actuaba a mis espaldas para joderme.

Sobre todo. Lo haré sufrir por lo que me hizo hacerle a Akira.

Ahora mismo me dirijo a la farmacia. Sé que podría encargar todo esto por internet. Pero quiero
hacerlo... tengo que salir de esta casa.
Compraré analgésicos. Vitaminas. Todo tipo de vitaminas, ya que ella perdió mucha sangre. Y
las necesitará para cuando despierte.

Porque tiene que hacerlo. Tiene que despertar.

No sé si lo dije antes, pero no soy de las personas que se rinden...

Nunca me he rendido.

Conmigo es ganar o ganar.


24

Damon

Compré muchas cosas.

Desde vendas hasta cremas cicatrizantes. Obviamente las vitaminas y unos relajantes musculares.

También compré maquillaje. Nunca lo había hecho antes. Joder. Ni sé por qué lo hice. Pero sé
que ella se maquillaba. Y pensé que cuando despierte será un poco más fácil perdonarme.

Si es que lo hace...

Si es que despierta.

Llego hasta donde está ella.

Intento no hacer ruido, porque una parte tonta de mí, cree que ella está durmiendo... es tonto. Lo
sé.

La última vez antes de esto que la vi durmiendo fue en mis brazos. Cuando por fin accedió a
entregarse a mí.

Ella estaba tan relajada. La observé toda la noche hasta... bueno. Hasta que me dieron la
información equivocada de la persona equivocada.

Estaba tan cegado por la rabia.

Que ni siquiera pensé con claridad.

Verla conectada a una máquina para mantener aunque sea su respiración me deja inestable.

¿Qué es esto que siento?

¿Por qué tanto dolor por una persona que apenas la estaba conociendo?

¿Por qué me siento tan culpable?

Son tantas preguntas de las que no tengo respuestas.

Espero poder tener las respuestas algún día.

Me siento a su lado en silencio. Sin tener que ofrecer más palabras que "Lo siento".

El doctor no me ha dado más información.


No sé que hacer.

De que sirve tener tanto dinero si no se puede usar para que alguien se mejore levante de la puta
camilla.

Veo su hombro y recuerdo sus tatuajes...

El nombre de Oliver, está en la mayor parte de su cuerpo.

Ya vi que tenía tatuajes, cuando nos acostamos. Pero no me di el tiempo de analizarlos.

¿Será algún amante?

¿Algún novio por el que aún llora?

¿Un novio muerto?

¿Su esposo?

No importaría si fuera así ella es m...

Mierda.

Me estremezco. No debería pensar así. No tengo derecho sobre ella. Sé que no debería pero me
molesta. Saber que cualquier otro tipo la tiene para él, me hace enfurecer. No es mía para cuidar.

Joder, pero aun así lo hago. Lo más loco es que no sé casi nada de esta chica. Y aun así me
preocupa más que la mierda.

Es nuevo para mí sentirme culpable. Debido a mi trabajo, he matado a muchos y no me


arrepiento ni pienso en ello más de una vez. Pero con ella. Saber que yo provoqué esto.

Me hace sentirme fatal. Joder ese sentimiento es tan familiar en estos días.

Nota: ¿que les parece?

Pobre Akira... ¿quieren un cap de lo que piensa ella mientras está en coma?
25

Akira.

Siento dolor.

Un dolor que poco a poco se hace ajeno.

No entiendo lo que me pasa.

¿Así es morir?

¿Ya estoy muerta?

Siento que estoy fuera de órbita...

Si estoy muerta...

¿Por qué no está Oliver conmigo?

¿Por qué no estoy con él?

No puede ser. Se supone que...

Mierda.

¿Qué tanto mal he hecho? Por qué ni en la muerte puedo ver a mi hermano...

—¿Señor, esto es necesario?—Escucho como una voz que no conozco se queja.

—Sí.—Dice esta vez una voz que definitivamente conozco.—Por algo te pago. Para que estés a
mi disposición y ahora te necesito.

—Pero practique en ella.—Alega.

—Está en coma. No lo haré.

En coma.

No estoy muerta.

Estoy en coma...

¿Acaso no me puedo ir de una vez de este mundo para no sufrir más?


Me intento mover, pero no puedo. Intento gritar, hacer algo. Pero nada sirve.

Es como ser un fantasma pero mucho peor.

El dolor físico no es más que un recuerdo de lo que me pasó. Porque ya no siento nada.

Nada logra hacerme sentir.

Joder.

Debería haberme matado. Si tanto me odia ese hijo de puta por algo que ni yo sé que hice,
debería haberme dejado morir en un callejón, hubiese preferido mil veces que me dispararan en
la cabeza.

No estaría pasando por nada de esto.

Todo lo bueno se ha ido. ¿Qué caso tiene seguir viviendo en un mundo si no tienes nada por qué
luchar?

Ahora estoy atrapada.

Puedo oír, pero no puedo reaccionar.

—Quédate jodidamente tranquilo.—Escucho la voz de Damon. Y automáticamente mi mente me


lleva a cuando me hizo correr.

Su voz quedó grabada en mi mente. Sus palabras no las olvidaré.

—Jefe, ¿Es necesario dejar que usted me maquille? Puedo traer a una mujer para esto. Yo soy
hombre, si los chicos me ven así dirán que soy un marica.

—Con o sin maquillaje ya dicen eso de ti, así que deja de joder. ¿O tendré que utilizar mi arma
para que cierres la puta boca?—Amenaza.

—Pero ¿para qué todo esto? Ella no va a despertar... el doctor ha dicho...

Se escucha es sonido de una bofetada.

—Cállate.—Dice tajante.

—Lo siento jefe...

Luego de eso nuevamente mi mente me transporta a cuando estaba tirada en el suelo. Pude ver
por un segundo antes de cerrar los ojos, a mi hermano... mi pequeño niño...

Estaba. Estaba ahí.

Yo estaba a punto de estar con él.


Casi lo logro...

Recuerdo cuando él murió. Lo revivo una y otra vez en mi mente. Es como estar reviviendo una
pesadilla una y otra vez. El infierno.

No sé que pasa, pero escucho unas voces alteradas.

—¡ANDA A BUSCAR A FIERRO, JODER!—Grita Damon.

—Pero jefe estoy con maquillaje...

—CORRE, HIJO DE PUTA, ¿QUE NO LA VES?—La voz alterada de Damon me deja


aturdida.

No sé lo que está pasando.

Siento como todo se desvanece y la oscuridad me invade.

Lo último que escucho es un largo e infinito pitido.

Nota: oh no:(

Aquí está el cap de Akira...

No sé que mas decir, así que esoo dkdk ojala su navidad haya sido buena y espero que
disfrutaran. Gracias por leer. Bye♡
26

Damon.

Me sacaron de la habitación. Jodida mierda.

No me han dejado pasar nuevamente. Luego de que Fierro entró, llegaron dos personas más.

Él los llamó.

Debe ser algo grave.

Si no lo fuera. Yo ya estaría enterado de lo que le paso.

...

Llevo dos putas horas en la oficina esperando que me traigan noticias de ella. Y nada.

En ese lapso de tiempo, me dediqué a investigar a fondo la vida de Akira.

En el sistema solo me apareció registro de cuando ella estuvo en el hospital, varias veces por
intentos de quitarse la vida...

Mierda.

No soy profesional en esto. Por esa razón decidí hablarle a un amigo que sabe investigar más a
fondo.

Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.

—Adelante.—Ordeno sin siquiera levantar la mirada.

Ya sé quien es.

Con el solo hecho de no llamarme jefe al entrar, me deja en claro, quien es...

Tengo que poner toda la fuerza de voluntad para no romperle la cabeza contra el suelo.

Es un traidor…

Es lo que se merece.

—Hermano. Me enteré de lo que pasó.—Comenta mientras toma asiento.—No me lo esperaba


de ella. De verdad pensé que la conocía bien, pensé que ella era de confianza. Que tragedia. ¿No?
—Dice con una lástima falsa.—También supe lo que hiciste, ¿no te parece mucho? es mujer,
digo...

—Sí... bueno, cada traidor merece su paga. Sin importar si es hombre o mujer, se merece lo peor.
—Pronuncio mientras no le quito la mirada.—Por suerte, te tengo a ti. Tú jamás serías capaz de
traicionarme, ¿cierto?

Él suelta una carcajada nerviosa.

—Claro que no, hermano. ¿Acaso no me conoces? Sabes que sería incapaz de hacerte algo así.
Eres como mi familia.

—Lo sé.

Familia.

Ja.

¿Así trata a la familia este hijo de puta?

—¿Qué te trae por aquí?—Cambio de tema, mientras analizo sus movimientos.

—Supe que aún estaba viva. ¿Por qué la salvaste?—Va directo al grano mientras de acomoda en
el asiento.

—La muerte sería un regalo para ella. Merece retorcerse, sufrir, rogar por piedad, y cuando al fin
esté a punto de morir, por todas las torturas que habré ocasionado en ella, le daré el último
respiro mientras aplasto su cabeza con mi pie.—Comento imaginando que es Edgar quien se
retuerce bajo mi pie.

Jamás le haría eso a ella. No puedo pensar en hacerla sufrir más de lo que ya lo hice.

—Y no te importa que hayan sido cercanos... ósea ustedes estuvieron...

—Me vale mierda. Bien sabes que cuando de traición se trata no me dejo llevar por los
sentimientos. Créeme, que si fueras tú el que me traiciona, te haría lo mismo, incluso peor.—
Digo para ver su reacción.

Está tenso.

Casi puedo percibir su miedo emanando por sus poros.

—Pero por suerte—Continuo—Te conozco, sé que serías incapaz de tal barbaridad.

—Claro. Sería incapaz.—Se aclara con la garganta y se para.—Bien, hermano, tengo que irme,
ya sabes, planes con Fátima.

Sin esperar a que le conteste, se va.

Maldita rata.
Te tengo.

Nota: que rabia Edgar. Pronto se le caera la mascara.

Hay que esperar...

¿Que pasará con Akira?

Sien editar.

Gracias por leer♡♡


27

Damon.

Tres semanas después.

Mierda.

Han pasado semanas.

Y lo único que me han dicho. Es que ella parece tener actividad cerebral, por lo que pronto
podrían desconectarla para ver si logra respirar por sí misma.

Pero si la mierda no funciona. Ella se morirá.

Joder.

He estado furioso. Y con el que me he descargado es Nelson. El hombre que trabaja para mí.
Quien es el que se deja arruinar la cara.

Bueno.

No se deja. Lo obligo. Pero trabaja para mí. Eso significa hacer sacrificios.

Joder.

Esto que hago es tan estúpido. Muy estúpido. Pero, he estado practicando en él para luego
arreglar a Akira.

Es hermosa. No me malinterpreten.

Pero se ve sin vida. Sus labios están pálidos. Tiene un aspecto de cadáver. Y eso me asusta.

Me hace pensar lo peor.

Y sé que podría contratar a alguien que la maquille. Pero, no confío en nadie para que se
encargue de ella. Y tampoco puedo permitir que me preocupo de más por ella. No puedo dejar
ver eso, porque Edgar lo utilizará en mi contra.

Lo sé.

Por eso decidí hacerlo yo.

Si mis amigos me vieran hacer eso, dirían que soy un marica.


Me humillarían de por vida.

Pero a la mierda. Ellos no tienen por qué enterarse.

—Jefe, ¿es necesario los labios rojos?—Se queja.

Lo miro y me quiero reír.

Siempre estoy al borde de la risa al hacer esto con él. Es inevitable. Se ve ridículo.

—No lo es, ve a quitártelo, a ti no te queda bien.—Lo molesto.—Después de eso vuelve a tu


puesto normal de trabajo.

—Joder. Por fin.—Susurra rodando los ojos.—Recuérdame, ¿Por qué sigo haciendo esto?

—Porque necesitas dinero, y en el fondo me respetas a mí más de lo que te respetas a ti mismo.


—Respondo.

—Vaya. Gracias jefe.—Dice antes de salir.

Cuando él se va. Me concentro en Akira.

La observo.

Sin importar como esté ella. Se ve hermosa de igual manera.

Nota: jajsjs pobre Nelson.

Casi ni conocemos a los hombres de Damon... ya es hora creo.

En mis libros siempre hay saltos temporales. Espero no les moleste.

Esoo gracias por leer♡♡


28

Damon.

Hoy me toca irme de viaje. No sé cuanto tiempo estaré allá. Pero planeo acortarlo lo más posible.

Necesito esto. De esto depende mi dinero.

No quiero dejar a Akira sola, pero no puedo traerla. Cualquier cosa. Podría empeorar su estado.

Lo que si haré, es monitorear su habitación. Hay una cámara. Y podré ver lo que hace por mi
celular.

Eso me deja un poco más conforme.

...

Legué a un hotel de lujo.

Mañana temprano tengo que juntarme con unos compradores. Acordamos en un lugar público
para evitar pleitos.

Claramente no vine solo. No soy suicida como para hacerlo. Pedí que me acompañara Tyron y
Edgar.

Decidí traer a Edgar, porque mientras más cerca de mí esté. Menos puede planear a mis espaldas.

No puede actuar ante mis ojos.

Me senté a revisar el celular. Veo en las cámaras a Akira. Sigue igual.

Nada cambia.

Ella.

En esa camilla.

Es todo lo que hay.

...

Akira.
Volví a despertarme en la oscuridad. Ya no escucho nada.

Solo hay silencio.

Nada más.

Y me tranquiliza, por un lado. No me gusta estar rodeada de gente.

No sé que hacer. Bueno. No es como si pudiera hacer algo.

Es como estar encerrada en una jaula. Sin el control de mi cuerpo.

Escucho como la puerta se abre.

No creo que sea Damon, él no ha venido en un buen tiempo. Y me alegro. Sinceramente. Siento
un gran alivio.

No me gusta escuchar su voz.

Lo detesto.

—Hola niña.—Dice una voz de un tipo mayor.—Otro día sin despertar ¿eh?

No lo conozco, nunca he visto la cara pero el varias veces me ha hablado.

—¿Te cuento algo? Te pareces mucho a mi hija.—Puedo distinguir nostalgia en su voz.—¿Te


cuento otra cosa? Tu proceso de curación ha sido más rápido de lo que esperaba. El otro día,
reaccionaste. De alguna manera has reaccionado a algo. Has mostrado interacción cerebral. Eso
es lo que cuenta.

Siento como se mueve a mi alrededor. Él debe ser médico.

—Damon no lo sabe. Y no lo va a saber...—Suspira.—Mi muchacho se equivocó tanto contigo...

¿Qué?

¿Acaso es su padre...?

—Él, ha salido igual que su padre, un verdadero monstruo. Y me da miedo de que haga algo de
lo que sé que se arrepentirá.—Suspira nuevamente.—Probablemente esté arriesgando mi vida al
no decirle que estás mejor. Pero no puedo. No puedo permitir que la historia se repita...

¿Qué?

¿Qué historia?
¿Tendrá que ver con su hija y Damon?

¿Qué mierda está pasando?

Nota:omgg este es el famoso fierro...

¿De que historia hablará?

Gracias por leer las quiero byee


29

Damon.

Hoy mismo me avisaron que debía quedarme una semana más. Solo una semana...

Joder.

Que tortura.

Si no fuera porque no tengo más en quien confiar, uno de mis hombres ya estaría acá. Estaría
reemplazándome.

Si no supiera nada de la traición, dejaría que Edgar se encargara de esto, cosa que después me
hubiese arrepentido, pero al menos me ahorraría toda esta mierda.

Necesito ver como está Akira. Hace días que no reviso. Pues no he tenido tiempo, pero si he
estado en contacto con fierro. Él me dice que no hay novedades.

Sé que si reviso nuevamente la cámara, estará ella. Ahí.

Acostada.

Inconsciente.

Mi celular empieza a sonar y veo el nombre de fierro en él.

—¿Alguna novedad?—Contesto de inmediato.

—Damon... esto está empeorando.

—¿Qué?

—Tienes que tomar una decisión rápida, si no la desconectas ahora, será peor para ella. Sufrirá
más. Merece descansar.—Dice con voz afligida.

—Me importa una mierda. Te estoy pagando para que la mantengas con vida. Si ella muere
puedes esperar lo mismo para ti.—Gruño enojado y cuelgo.

Joder.

¿No puede hacer su trabajo bien?

Mierda.
Presiono rápido la aplicación y la veo...

Se a que se refiere.

Está sufriendo...

Si cuerpo convulsiona en la camilla. Veo como fierro intenta calmarla.

Él...

El también ve el parecido.

Por eso creo que quiere lo mejor para ella. Y él cree que lo mejor es la muerte.

Nota: todo ira rapidouu djsj

No subo cap hasta proximo año sks bromi lo subire mañana temprano creoo
30

Akira.

Al día siguiente.

—Akira.—Dice la voz de mi hermano.—Abre los ojos. Akira tienes que abrir los ojos...
¡Despierta!

De repente siento como algo se instala en mis pulmones, algo sofocante...

Una ola de sensaciones me atraviesan, es como sí... mi cuerpo, lo siento.

Siento como sube y baja mi pecho, un hormigueo en cada parte de mí. Todo es más real ahora.

Cuando me doy cuenta, veo blanco. Solo blanco, no soy capaz de moverme aún.

Pero si veo... veo algo más que negro...

—Akira, es hora de...—se acerca el hombre que me revisa.—Oh Dios mío, estas despierta.

—¿Puedes hablar?—inquiere.

Intento abrir la boca para hablar, pero no sale nada.

—Bien, no importa, es un gran progreso. Felicitaciones.—Acaricia la parte superior de mi


cabeza.

Hago un esfuerzo nuevamente por abrir la boca.

—D-da...—Logro decir a penas, asustada.

—Tranquila. Él no te volverá a hacer daño.—Comenta como si hubiese leído mis pensamientos.


—No hagas esfuerzo al hablar, se irá dando poco a poco. Tranquila.

Trago saliva disfrutando sentir todo.

Tengo que salir de aquí. No me puedo quedar aquí.

—Soy Fierro. Bueno, así me dicen. En realidad me llamo Lincon.—Comenta con ánimo.—
Trabajo aquí.

Abro la boca para intentar decir algo. Pero él me calla.

—No soy uno de los perros de Damon. Si lo fuera. No estaría intentando sacarte de aquí.—Se va
hasta el suero y le inyecta algo.

—¿M...me vas a a-ayudar?—Logro formular las palabras. Hasta yo me sorprendo.

El sonríe, como si estuviese contento de oírme hablar.

—Sí. Yo te ayudaré. Pero ahora, tienes que dormir, porque estamos siendo vigilados. Gracias a
Dios la cámara no tiene sonido. Y desde la posición que está la cámara no te puede ver hablar.

—Duerme. Prometo que cuando despiertes, no estarás aquí.—Dice con voz suave.

¿Quién es él realmente?

¿Por qué me ayuda?

Nota: ups se me paso muy rapido el tiempoo, lo sientoo. Feliz año nuevo espero que lo hayan
pasado genial, espero que este año consigan todo lo que se propongan. Mucha suertee.☆

Gracias por leer♡♡


31

Damon.

No he podido revisar las cámaras. No es necesario, hoy me voy a casa.

Logre hacer todo antes. No he dormido. Pero valió la pena.

Hoy me voy a casa.

Agarro mi teléfono y busco el contacto de Fierro.

Suena una.
Dos.

Tres veces y nada.

Usualmente, responde al primer o segundo timbre.

Fierro
(Lincon)

Apenas ella volvió a cerrar los ojos, me puse manos a la obra.

Se ha mejorado rápido. Bueno más rápido que cualquier persona en su situación.

Logre sacarla de la casa, por una parte, trasera. Gracias a dios solo me tope con una mucama y le
invente que Damon me había dado permiso para llevarla al hospital.

Salimos en un furgón negro, donde cabe perfectamente Akira.

Desde que la vi, fue inevitable no imaginar a mi hija en ella.

Son prácticamente idénticas.

Con leves diferencias, pero que se notan netamente de cerca.

Entiendo el porqué Damon la llevo a su casa.

Pero no puedo permitir que siga ahí. No, cuando sé que se está transformando en el mismo
monstruo que su padre, que mató a mi familia.
Soy viejo. Soltero.

Más bien viudo. Estoy solo en la vida. Sé que de mí se espera lealtad a esta familia. Pero no
puedo brindarles lealtad si ellos fueron la causa de mi soledad actual.

Él la mató.

Él las mató.

Y jamás lo voy a perdonar, por eso si muero. Será protegiendo todo lo que quede en memoria a
mi familia.

Por eso, mientras conduzco en media carretera. Sabiendo que probablemente ya me deben estar
buscando para matarme, estoy tranquilo.

Porque estoy haciendo lo correcto. No para ella, sino para mí.

Coloco música en volumen moderado. Para disfrutar el viaje. Será una hora larga. Estoy seguro
de que mis amigos que me quedaban en casa de Damon, están haciendo hasta lo imposible lara
retrasar mi búsqueda. Ellos son leales a mí. Solo a mí...

Al fin y al cabo. El que se cree con mayor poder es el que más traidores desleales como yo
mantiene bajo su techo. Mientras que un simple doctor, hace de las suyas aún siendo la mierda
más simple. Pero con más compañeros leales que él.

De la nada los sonidos de balas aparecen. Escucho bocinas de autos, disparos. Las llantas de
otros autos.

Se demoraron demasiado poco.

Ya vinieron por mí.

Apretando el acelerador, intento adelantar a algunos autos. Pero no logro hacerlo porque las
balas han dado en las ruedas.

Eso hace que el vehículo tambalee.

—Mierda.—Susurro.

—L-lincon...—Escucho su voz somnolienta.—¿Qué...? ¿Qué está pasando?


—Nada. Vuelve a dormir.

—Dijiste que me ayudarías.—Habla un poco alterada.—Si me traías a morir me hubieses matado


antes más rápido, para evitar drama...

La ignoro.

Joder.

El puto vehículo ha dejado de andar.

Los disparos no cesan.

Si no fuera porque es blindado ya estaríamos muertos.

Aunque ya da lo mismo.

Ya me atraparon.

Nos atraparon. Si Damon sabe que estamos aquí y que ella está despierta. Es porque va a cobrar
venganza. Para ambos.

Estamos muertos.

Nota: pobre sale de una para ponerse en otra peor.

No recuerdo si Fierro seguirá narrando(si es que sobrevive) . Está por versee djdjd

Gracias por leer♡

Bye.
32

Damon.

Llegue a la casa.

Todo está silencioso.

Mis hombres me reciben como de costumbre.

Antes de siquiera pensar en bañarme de dirijo hasta donde está Akira.

Toco la puerta para ver si es que esta Fierro con ella pero nada me recibe.

Me adentro sin más.

Cuando entro espero encontrarme con ella. Ahí...

Pero no.

No esta.

Jodidamente no está.

Salgo de la habitación rápido. Con el teléfono en mano.

Marco nuevamente a Fierro. Y nada.

Bajo las escaleras hecho una furia.

En el camino me encuentro a mi mucama.

—¡¿DÓNDE MIERDA ESTÁN?!—le grito mientras la agarro del cuello enojado.

—S-señor... Don Fierro la llevó a un hospital... se lo juro es lo único que sé.—Dice


tartamudeando.

JODER.

La suelto y saco mi rastreador.

Si se llevó un auto de la casa, lo podré encontrar y matarlo.


Cada vehículo de este lugar tiene rastreador.

—Bingo.—Digo al ver que están parados en medio de la carretera.

Espero que ese hijo de puta este listo para la muerte.

Akira.

Estamos detenidos.

Creí que este hombre me iba a proteger. No sé por qué lo desee siquiera.

Por un momento olvidé mis ganas continuas de morir. Me sentía como una niña siendo protegida
por su padre.

Pero a la mierda.

Yo no tengo padre ni familia. Jamás se me dio el lujo de que alguien me protegiera. Siempre era
yo la que lo hacía.

—Niña... lo siento tanto.—Habla Fierro con resignación.—Tenía una hija. Y la mataron. Era
igual que tú. Mismos ojos. Cabellos. Nariz. Todo... creí que si te salvaba a ti, compensaría lo que
no pude hacer por ella... no pude sacarla de sus garras a tiempo y él la mató.—Solloza.

—Tranquil- —Un gran sonido me interrumpe.

Abren la puerta. Cosa que me hace sobresaltar.

—Hasta aquí llegaste Damon.—Habla una voz siniestra.

Aparece un hombre. La luz del sol me ciega cosa que me deja viendo borroso por varios
segundos.

—¿Fierro?—Agrega este hombre y suelta una risa.

—¿Tú?—Habla Fierro a mi lado.

La voz por alguna razón es conocida. Pero no es Damon. Levanto la vista, veo como baja la
pistola. Pero no es eso lo que me impacta.

La familiar Silueta...

Los mismos ojos que mi Ángel. La misma nariz.

Su odioso rostro me hace querer coger una pistola y dispararle. Maldito desgraciado.

—Hija.—Habla este hombre sorprendido, veo como cambia totalmente el semblante.


—Papá.—Digo con rencor.

No sé por qué le digo así.

No merece hacerse llamar padre.

NOTA: OMG dndnd


33

Damon.

No esta.

Jodidamente no están.

Lo peor es que la camioneta esta llena de impactos de bala.

Y sangre.

Eso me pone más nervioso y furioso de lo que estoy.

¿Cómo mierda pasó esto?

Maldito idiota.

Se la llevo.
Su camilla está acá...

No permitiré que me la arrebate. Ella es un recuerdo vivo de lo que ame antes. Es un recuerdo
vivo a mi tortura de día a día.

Hace años. Realmente me jodí la vida. Y a fierro también.

Debí haberlo previsto.

Yo le quité lo que quería. Él hizo lo mismo ahora.

Es venganza...

¿Cómo fui tan idiota?

No permitiré que esto suceda. Por la tumba de Yuri.

Si no me la devuelve.

Haré que se arrepienta.

Profanando lo que más le importa.


Dejando cada hueso en su vista. Creando especulaciones y que del caso que me salve
anteriormente. Él sea el verdugo. El culpable.

Akira.

Me trajo a su casa.

Maldito imbécil.

Si tuviera las suficientes fuerzas le hubiese mandado un buen golpe en su gran boca presumida.

Fierro esta sentado a mi lado. El señor que dice ser mi padre no deja de caminar de un lado a otro
mientras le exige a Fierro una explicación de todo.

—No entiendo como tienes la osadía de tenerme acá.

—¿Y Oliver?

—¿Es en serio?—Agrego enojada.

—¿Cómo han estado?

—Hijo de puta...
No te importó cuando murió tu hijo. Y te importa tu hija huérfana.—Hablo llena de odio.
Lo odio.

El debería estar muerto.

Se lo merece

No Oliver.

¿Por qué se hace el idiota?

—¿Qué?—Dice mientras su mandíbula se tensa.—Fierro, vete.

Este hombre se levanta de mi lado.

—¿Qué?—Cuestiono con una carcajada sínica—¿Ahora te haces el imbécil?

—Oliver...

—¿Qué otro hijo tenías?—Me burlo.—Lo siento. Se me olvidaba que tenías otra familia
mientras mi hermano moría poco a poco.

—C-cuando paso... ¿Por qué no me avisaste?—Susurra con voz entrecortada.


—¡Ni se te ocurra llorar maldito idiota! Sabías perfectamente por lo que estábamos pasando!—
Grito abrumada.

—¡Háblame con respeto en mi propia casa, soy tu padre!—Eleva la voz.

—El respeto se gana. Tú no lo mereces. Hijo de puta. No hiciste nada para ganarte lo que pides
ahora. Respeto—Digo marcando cada palabra.—Lo dejaste morir. Tu propia sangre agonizaba
sin una madre ni un padre presente. En lo que mi respecta tú no eres un padre. Solo un maldito
donador de esperma.

—¿Por qué jodidamente no me avisaste?—Parece enojado.

—Lo hice. Durante el primer año. Te mandé mensaje tras mensaje. ¿Y tú? Ni siquiera te
dignabas a responder solamente dejabas el leído.

—No recibí nada... Intenté contactarlos, pero no pude hacerlo. Mi mundo es complicado te lo
juro que si hubiera sabido...

—Ahórrate tu mierda. Ya murió y no estuviste ahí.

—Hija...

—No soy tu hija. No eres mi padre. Estás muerto para mí. ¿Escuchaste? Muerto.

—¿Dónde lo sepultaste...?

—Vete a la mierda.—Intento levantarme, pero una punzada en una de mis cicatrices me detiene.
—Mierda...

Caigo al sofá.
34

Akira.

Ese hombre llama a Fierro. Y me recuestan en el sofá.

Al parecer una herida no ha cicatrizado del todo. O quizá se me infectó. Porque manche la ropa
que traía.

Joder.

Me arde demasiado.

—¿Está bien?—Pregunta el que dice ser mi padre.

Ja. Cómo si realmente le importará.

Es un gran actor este hijo de puta.

—No. Consigue antibióticos. Se ha infectado y no se ve nada bien.—Le dice.—Akira. Estarás


bien. Nada que no se pueda solucionar.

—Vuelvo altiro.—Sale de la habitación...

No quiero llamarlo padre. Y menos por su nombre. No hay confianza.

Lo llamaré... Mierda.

Así.

Su nuevo nombre.

Cuando la mierda se va. Fierro se arrodilla quedando a mi altura en el sofá.

—Tienes que saber algo...—Susurra viendo que no venga nadie.

—No me digas. Me voy a morir.—Digo sin preocupación alguna.

—Akira... El otro día. Cuando te hice un examen de sangre salió algo. Que probablemente no te
guste.

—Dilo de una vez—Aprieto los dientes mientras él pasa un algodón con alcohol en la herida.
—Vas a ser mamá.

—Déjate de mierda. Fierro.—Hablo incrédula.—¡Mierda!—Me quejo cuando siento nuevamente


un punzante dolor.

—Es verdad lo que te digo. No puedes dejar que nadie sepa esto. Te podría en peligro. Incluso tu
padre...

—Esa mierda no es mi padre. ¿Sabes lo que hizo?—Pregunto y no espero que responda— Nos
abandonó. A mi hermano y a mí. Nos dejó solos. Sin madre y sin padre... ¿Sabes que es lo peor?
Mi hermano murió.—Una amargura se atasca en mi garganta.—Murió por su culpa. Es su
maldita culpa. Porque no hubo suficiente dinero para su tratamiento al principio. Y cuando pude
trabajar para darle lo necesario... Se murió. Y eso no es todo.—Continuo—Él lo sabía. Lo llamé.
Mande mensaje. Y nada. Mi hermano murió con el dolor de tener un padre que nunca lo amó.
Murió sin familia. Era lo único que le quedaba.—Lágrimas corren por mis mejillas.— Era lo
único que me quedaba a mí... Y no perdonaré jamás a ese señor por todo lo que vivimos.

—Akira...—la voz de la mierda se hace presente.

—Akira. Respira.—Habla Fierro.—Cálmate. Sé que duele. Yo entiendo perfectamente tu dolor.


Pero no te hace bien revivir cosas del pasado. No podemos hacer nada para traer a nuestros seres
amados a la vida...

—Él estaba recién empezando a vivir... ¿Sabes?

Nunca lo superaré. Por más que lo intente. Él fue mi única familia.

Siempre lo será. Y no me importa parecer loca resentida que vive en el pasado...

Lo recuerdo porque lo amo. Y no puedo hacer nada para borrarlo de mi mente. No a menos de
que milagrosamente me dé amnesia y vuelva a vivir siendo una persona normal.

—No quiero estar más acá Fierro... Por favor vamos a cualquier otro lado. No nos quedemos acá.
Te lo ruego.—Cierro los ojos para controlar mis lágrimas.

—Hija...

—Será mejor que nos dejes un momento a solas.—Le habla Fierro a la mierda.

—Es mi hija.—Discute.

—No te quiere ver. Le haces mal. Apenas se estabilice nos vamos. Podrás hacer como si nunca
hubiéramos venido acá.
—No haré eso. Se irán sobre mi cadáver.—Escucho su voz cada vez más lejos.—Es mi hija
Lincon. Y ni tú ni nadie podrá arrebatármela.
35

Damon.

Nunca he deseado tanto tener un rastreador en cada persona de la casa como lo hago ahora.

Nunca pensé que se la llevarían. Creí que estaría aquí...

Estoy haciendo lo posible para que todo sea rápido. El caso se abrirá nuevamente y ahora
implante pruebas nuevas. Donde apunta a Fierro. Usaré eso. No dejaré que ella se vaya. No
cometeré el mismo error dos veces...

No con ella.

No cuando la perdí. Y fue mi culpa.

Mierda en que estaba pensando. Casi la pierdo nuevamente por mi culpa.

No.

Fue por Edgar...

El pagará. Y si no vuelve a mi me le voy a unir a la tumba. Hay una con mi nombre... Justo al
lado de la de ella.

Los recuerdos de esa noche vienen a mí.

—Damon... Por favor no. Te lo ruego. Déjame ir. No diré nada...—Suplica entre llanto.

—No. No te irás. ¡Eres mía!—Grité furioso.—Eres mía cariño... Entiéndelo.—Intento calmarme.

No soy bueno con la paciencia.

—Me haces daño.—Respira de forma entrecortada.

La miré a los ojos. Y no lo entendí.

¿Por qué no me amó a mí?

Le he dado todo...

—Me tienes que amar.—Comente fríamente.


Solté su cuello que ni siquiera sé cuando lo agarre. Le di un empujón haciéndola retroceder.

—No saldrás de acá hasta que me lo digas. No saldrás hasta que aprendas a amarme.—Sin otra
palabra salí ajustando mi traje.

Joder...

Estoy jodidamente mal...

¿Por qué tenía que aparecer ella?

Igual a mi maldita debilidad. A mí, primera víctima de sexo femenino...

Fue un accidente.

Eso es lo que todos creen.

Nota: JUGEMOS a alguien de aquí...

Alguien de aquí realmente está mal.

Está cucú de la cabeza...

Le falta un tornillo o le patinan los cables...

Y no es la autora jsjsj.

Adivinen el personaje.

(como si fuera muy difícil)

Jsjsj ay dios mío Damon...

¿Que haremos contigo?


36

Akira.

Despertar últimamente ha Sido todo un reto.

Cada vez que todo se vuelve oscuro. Deseo que pronto esa oscuridad se vuelva definitiva.

—Akira... Tenemos que irnos.—Escucho como Lincon susurra.

Me levanto con un dolor en todo el cuerpo. Veo a Lincon con una herida en la frente.

Un dolor de cabeza me invade y recuerdo lo que Lincon me dijo...

Embarazada.

No.

No puedo estar embarazada.

No puedo...

—Tienes que ayudarme.—Le suplico.—N-no puedo tener este bebé...

No puedo.

No solo por el hecho de que el padre casi me mata. Si no que no me siento preparada. Le puede
pasar lo que le pasó a Oliver. No lo puedo permitir. No puedo ni conmigo misma.

¿Cómo podré cuidar a un bebé?

—Tranquila... Haremos lo que quieras pero por favor. Hazme caso. Tu padre está durmiendo
ahora. Si no salimos de acá ahora mismo no podremos hacerlo después.—Explica.

Asiento tratando de procesar que tengo algo en mi barriga...

Lo había olvidado por completo.

Tengo una venda alrededor del abdomen. La cual me rozo cuando me coloco la polera.

—Toma, se la saqué a tu padre.—me entrega un arma.

—Yo... No sé cómo se ocupa.—Digo ignorando la mención de la mierda.

—Esta sin seguro. Ten cuidado. Si pasa algo solo tienes que presionar el gatillo.—toma mi mano
y me guía lo que asumo es una puerta trasera.

El arma pesa en mi mano libre. Nunca he usado una pistola. Y espero no hacerlo.

—¿En dónde nos iremos?—Pregunto en un susurro.—No tenemos auto.

—Tranquila. Yo me encargo. No te pasará nada, muchacha.

Un cálido sentimiento invadió mi pecho. ¿Cuándo fue la última vez que se preocuparon por mí?

—¿Por qué haces esto?—Pregunto.

—Te lo dije antes. Me recuerdas mucho a mi hija. Es como si la estuviera cuidando a ella de
cierto modo —Dice sin siquiera mirarme.

—Si, pero ¿por qué traicionar a Damon? Pensé que sus hombres eran leales.—Añado y lo veo
tensarse.

—Lo son. En su mayoría... Pero ha hecho cosas malas.—Se aclara la garganta —A su propia
gente. Eso le ha hecho perder la lealtad de sus hombres y su confianza.Del modo que lo
traicionan. Cómo Edgar y...

—Como tu.—Termino de hablar por el.—¿Qué te ha hecho?

Se tensa nuevamente.

Lo oigo tragar. Sus manos se aprietan alrededor del arma. Se queda en silencio por un largo
momento. Cómo si estuviera recordando algo trágico. Algo le hizo. Algo que ha hecho que este
hombre traicione a un mounstro. Debe ser grave. Para luchar contra alguien que tiene tan mala
reputación sin miedo a la muerte. Es porque le ha quitado todo...

—Mató a mi hija.
37

Akira.

Su hija.

Muerta...

Mierda.

Él la mato.

Por eso dijo que no quería que la historia se repitiera hace un tiempo. Es porque quería hacer lo
mismo conmigo.

Dios mío.

¿Dónde me he metido?

Lincon deja el arma en su cinturón. Y saca su billetera. De ahí lo veo sacar una foto pequeña...

—Ella era... S-se llamaba Yuri—carraspea.

Tomo la pequeña foto.

Dios.

Me parezco a ella...

Ella tiene el cabello naranja. Y unos cuantos piercings. Eso es lo único que es diferente.

Parece mi jodida gemela.

—Esto no es posible.—Susurro asombrada.—Ella... Somos prácticamente iguales.

Él asiente con melancolía.

—¿Cómo pasó?—Agrego sin dejar de ver aquella foto.

Estoy impactada.

Levanto la vista y veo como sus ojos se ponen llorosos.

—Lo siento. No debí preguntar es irrespetuoso...


—Está bien. Te lo diré. Pero tenemos que ponerte a salvo.—Coge un mechón rebelde de mi
cabello y lo coloca detrás de mi oreja.—Daría la vida para que fueras mi hija...—Suspira.—A
ella le hubiera encantado conocerte.

Estoy sin palabras.

Todo esto ha Sido muy loco. Jamás me imaginé que algo así pasaría en mi vida...

Avanzamos en silencio. Él parece saber cada escondite de esta casa. Puesto que salimos sin
mayor problema. Estamos afuera. Libres. Y no ocupamos el arma. Me guío atrevés de una
especie de túnel pequeño que nos llevó a la salida. Y nadie nos vio... Joder. Sí.

Escuchamos como unos pasos se acercan de manera rápida a nosotros. Me doy vuelta. Y puedo
jurar que mi alma se fue de mi cuerpo.

Está aquí.

No es mi padre.

No es uno de sus guardias.

Es Damon.

Y está parado apuntando su arma a Lincon o Fierro...

Dios.

Justo cuando creí que todo estaría mejor se pone peor.

¿Por qué sigo esperando algo a cambio de la vida?

Hace mucho tiempo aprendí que la vida es injusta con las personas buenas y extremadamente
justas con las malas...

Desearía ser una mala persona. Tal vez así. Algo en mi vida sería bueno. O justo

—¿A donde vas... Cariño?—Su voz me hace agarrar el arma con fuerza.
38

Damon.

Los vieron. Me informaron al instante donde estaban. Joder. Ni lo dude en venir altiro.

Akira está despierta. De pie...

Ella está bien.

Joder.

Siento como se me va un gran peso de encima.

Está tensa. Con un arma en la mano.

Dios...

Se ve jodidamente bien con un arma. Aunque se ve un poco insegura sosteniendo la pistola.


Seguramente nunca ha tomado una antes.

—Akira.—Hablo fríamente.—Suelta el Arma.

Ella fija su mirada en la mía. Y solo veo odio. Desagrado.

—Damon. Déjala ir. Es inocente no merece lo que le haces. Ella no es mi hija.—habla el idiota
que se atrevió a llevársela.

—Tú cállate.—Apunto mi arma hacia él.—Tenemos mucho que resolver nosotros.

Me acerco lentamente a él. Le saco el seguro al arma.

Lo haré pagar...

—¡No!—Grita Akira y se interpone entre nosotros.

Está en medio. Bajo inmediatamente la pistola. Jamás me atrevería a levantar armas contra ella...
Nunca más.

—Akira. Vete al auto. Tú y yo arreglaremos nuestras cosas más tarde. En casa.

—Déjalo ir. Déjanos ir. No haremos nada en tu contra. Por favor... No soy Yuri. Soy Akira. No
me merezco esto.—Dice bajando la mirada.

—No vuelvas a decir su nombre.—La tomo de la barbilla. Haciendo que sus ojos vuelvan a los
míos.—Estoy consciente de que no eres ella. Pero...

—Suéltala.—Fierro levanta su arma hacia mí.—Suéltala o te mato ahora mismo.

Lo ignoro y la atraigo hacia mí. Ella se resiste. Pero no dejo de usar mi fuerza hasta que está
contra mi pecho.

—Suéltame...—Dice.—Déjame ir.

—Eres mía.—pongo mi cara entre su cuello e inhalo su aroma.—Eres mía Akira. Nadie cambiará
eso.

Mía.

Solo mía...

Si la dejo ir. Ya no lo será. No puedo permitir que otro la toque.

—No lo soy. No me conoces. No soy ella. Por más que me parezca. No lo soy...—Dice con voz
suplicante mientras sigue forcejeando.—Esto no es sano. Estás obsesionado.

Esta mujer me gusta.

No solo por el parecido. Es ella.

Se mueve rápido. Me hace soltarla porque me ha golpeado…

Joder.

Su rodilla la llevo a mi polla.


Maldita sea.

Ella corre hasta donde está Fierro.

Saco mi arma y disparo.

El sonido del arma la hace detenerse.

No le dispare a ella. Nunca lo haría nuevamente. Solamente lo usé como una distracción para que
se detenga.

Tire una bala al aire.

—Akira. Ven ahora mismo.

No dice nada no responde. Intento acortar la distancia nuevamente pero su voz me detiene.

—Se te olvida quien soy...—Susurra.


—¿Qué?—Inquiero confundido.

Se da vuelta y me mira. Su expresión se vuelve seria como cuando me hacía su sumiso.

—Soy yo quien manda. Tú me obedeces A mí. No al revés.—Levanta su arma hacia mí.—Me


vas a dejar ir. O el perjudicado serás tú.—Dice con voz dura.

Su mirada se ha vuelto totalmente fría. No hay sentimientos. No la puedo leer. Es como una hoja
en blanco.

—No estamos en la cama, muñeca. No me mandes aquí.—gruño enojado. Me hace ver


vulnerable. Por alguna razon me molesta que intente mandarme. Pero a la vez me gusta.

—¿Acaso te he dado permiso para hablar?—Sonríe fríamente.

Me callo.

Mierda.

Maldita mujer olvidé el efecto que tiene en mí.

No me importa que me apunte con un arma. Me acerco igual a ella. No creo que me dispare. Y si
lo hace no me importa. Camino decidido hasta que siento algo frío en mi nuca.

—Ni se te ocurra acercarte a mi hija—Habla una jodida voz conocida.—Un paso más y te vuelo
la cabeza. Estás en territorio enemigo. No me harán nada si te mato ahora mismo.

Me detengo.

Maldita sea.
39

Akira

—Alan...—Dice Damon a la mierda que tengo como padre.

—Te estás metiendo con la Bartva.—Dice enojado. Y con un golpe por detrás de las rodillas lo
hace quedar hincado.—Me enteré lo que le hiciste a mi hija. Y pagarás por eso.

Yo solo puedo observar.

No puedo hacer nada. Ni quiero hacerlo.

Lincon me agarra de la mano. Y yo dejo que me guíe.

Si lo mata... estará bien. Creo.

Después de lo que me hizo se lo merece.

Les doy una última mirada antes de marcharme.

Damon.

Maldito viejo.

—¿Su padre?—Pregunto con tono burlón.—¿Desde cuándo tienes una hija? Estás seguro de que
es tu hija o es una de tus mujeres de la noche. No me sorprendería que empezarás a delirar por tu
edad. Pero soy tan bueno que ayudo a los de la tercera edad. Tu familia te abandono—Digo para
enfadarlo.

—Hijo de puta.—Me da un puñetazo dándome vuelta la cara.

No puedo hacer nada.

Tiene razón.

Estoy en su territorio, un movimiento en falso y termino muerto. Pero no me importa mucho.

—Busca a Fierro y a mi hija. Me los traes. No deben estar demasiado lejos.—habla al teléfono
sin despegar su mirada de mí.

—No sabía que era tu hija.—Digo excusándome.—Pero si lo hubiese sabido de igual manera me
la llevaría a la casa y me la follaría nuevamente sin parar.—Digo para molestarlo.—Tienes una
hija deliciosa.

Joder. Aún no me lo creo. ¿Por qué nunca la vi antes con él?

En los eventos siempre anda solo. Solamente supe que tuvo hijos con una mujer. Los cuales lo
abandonaron. Su mujer y sus hijos se fueron de su propia casa. Y se dice en lenguas ajenas que
se marcharon por miedo...

Gracias a mi estúpido comentario me gano una patada.

—haremos una cosa.—Tira el arma a un lado.—Le dirás a tus hombres que se vayan.—Dice.

¿Cómo mierda sabe?

Se supone que esos idiotas tendrían que estar escondidos. Malditos idiotas.

—Y tú y yo resolveremos esto sin armas.—Se saca su chaleco y lo tira a un lado.—Tú decides.


O te mato ahora e inicio una puta guerra entre territorios o le dices a tus putos perros que se
vayan y arreglamos esto como verdaderos hombres.

—¿Como sé que no tienes un arma escondida?—pregunto.

—¿Cómo sé que tú no tienes una escondida?—Contraataca.

Ruedo los ojos. Y me levanto.

Hace tiempo que no peleó cuerpo a cuerpo. Pero no me preocupo. Puedo derribar a este imbécil
fácilmente.

—Chicos, esperen más lejos, vayan a por comida. Si no aparezco en una hora y media. Atacan.
—Comunico a mi gente.

—Marica—Se burla.—Y así te atreves a intentar acercarte a mi hija. Maldito cobarde.

—No confundas la cobardía con saber pensar. Si de cobarde hablamos. ¿Por qué no te
nombramos a ti? ¿Una hija aparece de la nada?—Pregunto burlón— Cualquiera diría que la
escondiste porque no la podías proteger. No hay peor cobarde que el que es incapaz de intentar
luchar por su familia o peor aún... ¿Acaso la abandonaste? Eso sí es de cobardes.

—¿Qué sabes tú de familia? Nunca nadie te ha querido lo suficiente como para quedarse a tu
lado... ¿O acaso no sabes que hasta tu propia mano derecha te traiciona con mis socios?

Habla de Edgar.

Otro idiota del que tengo que encargarme.


—Cada traidor recibe lo que se merece. Y cada idiota pierde lo que más quiere. ¿Acaso quieres a
tu hija? Porque la haré mía y nunca en tu asquerosa y miserable vida volverás siquiera a verla.

Sin que se lo espere me lanzo contra él. El que se mueve primero no siempre gana. Pero si tiene
algo de ventaja. Algunos lo ven como un acto idiota. Y otros como yo. Pensamos que mientras
más distraído se mantenga al enemigo. Más tiempo se gana para atacar por las espaldas.

Mi gente ya se dirige hacia acá. Les di una señal. Más bien una palabra. Comida...

Suena muy estúpida tal vez lo es. Pero me ha funcionado antes. No veo porque me podría fallar
ahora.

Somos hombres malos. No se puede esperar nada bueno. No le debo lealtad ni confianza a mi
enemigo es por eso que no dudo en atacar por la espalda.

Está noche. Uno de los dos saldrá muerto. Y presiento que no seré yo.

Nota:¿Cómo se imaginan a Damon físicamente?


40

Damon.

Esta encima de mí. Dando puñetazos hasta más no poder. Y yo me dejo.

Es la única forma de tenerlo distraído. Su teléfono ha sonado varias veces. Deben ser sus
soldados avisándole que mis hombres están acá.

No deberían tardar demasiado...

Akira debería estar cerca... no fue hace mucho que se fue. Y si los hombres de Alan los encontró.
Para mi será fácil robarla de su padre.

Es obvio que no quiere estar acá. El problema es que tampoco quiere estar conmigo. Pero eso
puedo manejarlo.

En la mansión estará mejor que aquí. Lo único que sé. Es que no la dejaré ir.

Tendrá que adaptarse.

Cuando se escucha el primer balazo me saco a Alan de encima y saco mi arma que tenía
escondida.

Alan se levanta y hace lo mismo.

—¿No que no tenías armas?—Dice en tono de burla.—Cobarde.

—Lo mismo digo Alan.—Sonrío y cuando escucho la voz de Edgar la sonrisa se me va.

Ese idiota no debería estar aquí.

—¡Edgar!—Grita Alan.—Moy drug ¿Vienes a pelear por mí?

<<Amigo mío>>

Tal vez es hora de matar a dos pájaros de un tiro. Pero sería demasiado rápido. Muy sencillo para
él...

Y conmigo nada es sencillo. Rápido. O fácil.

—¿De qué habla?—Le pregunto a Edgar que se ha ganado a mi lado.

—No lo sé.—Se encoge de hombros como si nada importara.—Es viejo. Ya está empezando a
delirar
—¿Escuchaste eso Alan?—Pregunto con una sonrisa sínica—Estás delirando. Mis hombres son
leales a mí. Si no lo fueran los despellejaría en vida mientras ruegan para que los mate.

Le lanzo una mirada a Alan. Y lo entiende.

Asiente levemente.

En cualquier mafia el traidor merece la peor de las muertes. Eso se respeta. Sin importar de que
parte sean.

—No lo dudo. Después de todo si me hicieran lo mismo. Me encargaría de...—No termina de


hablar cuando Edgar dispara a uno de sus hombros.

Poco a poco da paso en falso. Eso será su perdición.

—No te metas con mis enemigos.—Presiono mi arma en su cabeza.—No tienes ese poder. Si
este hijo de puta muere. Será por mi mano. No por la tuya.—Siseo con rabia.

Los hombres de Alan han llegado poco a poco. Pero no hacen nada. Bueno no alcanzan a hacer
nada porque mi gente le perfora la frente antes de que siquiera alcancen a alzar el arma contra
mí.

Los balazos no dejan de sonar.

Alan se recompone y justo cuando estoy a pasos de él. Aparece un hombre. Con Akira...

Fierro está a un lado de ella. Herido. Pero respirando aún.

—¡SÁCALA DE AQUÍ!—grita Alan.

Su perro faldero le hace caso. Sale corriendo con ella. Dejan a fierro atrás pero los sigue.

—¡Akira!—Lo escucho gritar.

—No la tendrás. No la encontrarás nunca. No te pertenece.—Susurra.

—No...—Levanto el arma y le disparo en la pierna.—Es para que no nos sigas. Hoy me voy con
lo que es mío, te guste o no. Tu hija es mía.—Me guardo el arma.— No te mato por respeto a
ella. Pero volveré.—Prometo—Y el que no la volverá a ver serás tu hijo de puta.

Lo dejo ahí tirado. Y corro tras ella.

A la mierda con todo. Esta mierda se acaba hoy.

Hoy me la llevo.
Hoy me encargo de Edgar y fierro.

Hoy mueren por traidores y por intentar arrebatármela.

Pero lo que más voy a disfrutar es hacer la mía formalmente...

Nota: Мой друг (Se pronuncia moy drug y en ruso significa amigo mío). Les dejo acá una
imagen de como sería Damon. Denle las gracias a @Carlinda11 por la ayuda y la
imaginación (no sé cómo etiquetar aquí lo siento)

Espero les guste.


Si no se lo imaginan así no pasa nada. Cada uno es libre de imaginar cómo deseen.
No sé si a ustedes también pero a mí me encantó.
41

Akira.

No sé dónde me llevan. No puedo ver. Escuché balazos y un grito de mi padre...

Nos encontraron cerca. Pensamos que nos dejarían ir pero nos equivocamos. No tenía planeado
dejarme ir. Planeaba darme la esperanza de hacerlo y luego arrebatármela como si nada.

—Déjame ir. Te aseguro que a tu jefe ni siquiera le importo. Me abandono por años. Tal vez solo
quiere quedar bien con los demás o que sé yo.—Ruego.

Me pusieron una venda en los ojos. Me pone nerviosa no poder ver a dónde voy.

—Es su padre señorita claro que usted le importa.—Dice.

—No lo fue por años. Y no lo será ahora. Por mucho que él intenté cambiar eso. El daño ya está
hecho.—Digo.—Ya crecí sin un padre. No le importo saber que una niña andaba sin padre y
madre por ahí. ¿Por qué le importaría ahora que estoy grande?

—Usted es importante. Puedes que ahora no lo vea porque está resentida. Pero si padre la ha
protegido desde siempre.—Habla tan calmado que me da rabia.

¿Resentida?

Puede ser.

¿Pero quién no lo estaría?

¿Quién en su sano juicio no estaría resentida después de Todo lo que he pasado?

Lo odio.

Y no me importa sus excusas.

Lo seguiré odiando.

—¡Suéltala!—Escucho la voz de Lincon.

—Joder.—Se queja el hombre.

Escucho como alguien corre. Y luego más balazos.

Dios...
Odio ese sonido.

Me recuerda a esa noche...

A pesar de no ver cierro los ojos. No por miedo. Si no de una forma para pensar en algo más. En
alguien más. Cualquier cosa. Que me saque de la realidad.

Damon.

Está con los ojos vendados. Y las manos atadas.

Sé que no me ve, pero sabe que estoy aquí.

—Suéltala korian.—Se le cae la máscara de frialdad cuando digo su nombre.

—¿Cómo sabes mi nombre?—Pregunta desconfiado.

—¿Crees que no investigo a mis enemigos?—Hago una pausa—¿Crees que no sé que tiene dos
hijas Una de once y otra de nueve años? ¿Que estudian en casa para que no les pase nada?

Él levanta su arma hacia mí. Fierro se pone a mi lado y levanta el arma hacia él. Es bueno saber
que algo nos une. Ese alguien mejor dicho, es Akira. Pero eso no lo salvará de la muerte dolorosa
que le daré.

—¿Cómo se llamaban? Montserrat y Diana?—Pregunto con malicia.

—Tu eliges. O la sueltas y mueres rápido o mato a tus hijas frente de ti y tú te les unes.—
ofrezco.

—Jódete.—Aprieta el gatillo.

Akira.

Escucho otro más. Está vez está más cerca de mí.

Mierda.

—Joder...—Escucho como alguien se queja.

Escucho como un cuerpo cae. A mi lado. No hay gritos. No hay nada.

Ya nada me sostiene.

Lo mataron.

Con el pecho agitado me saco la venda de los ojos y antes de ver de quién se trata. Corro.

Si es Damon me atrapará y me llevará con él. Si es Alan. Hará lo mismo.


No tengo escapatoria. No me puedo ir con ninguno de ellos. No me dejarán ser libres.

No llego demasiado lejos cuando unos brazos me atrapan.

Mierda.

¿Acaso no he tenido suficiente?

—¿A dónde vas cariño?—Pregunta pronunciando lo último con tono de burla.—Se acabó la
persecución.

Siento su aliento en mi oído.


42

Akira

—Así que eres Belinsky...—Dice a mi lado.

—No.—Contesto secamente.

Nunca me sentí cómoda con ese apellido. Siempre he usado el de mi madre.

—Torres...—Dice y coloca.—Sabes yo también ocupaba el apellido de mi madre cuando era más


joven. Para evitar problemas.

—Genial. Deberías contarle eso a alguien a quien realmente le importe.—Respondo secamente.

— Akira Genovés Belinsky suena bien para nuestro futuro.—Habla ignorando lo que le dije.

Coloca una mano en mi pierna y me alejo.

—En tus putos sueños.—Contesto.

—En ellos ya estás con mi apellido y un hijo en tu barriga.

Me tenso.

Mierda.

No puede saber...

—Jódete.

Me pongo más a la orilla para evitar estar cerca de él. Está cubierto de sangre. Recibió una puta
bala en el hombro y al maldito psicópata ni siquiera le importa.

Cuando me atrapó no me dejó saber nada de Fierro.

Estoy enojada. Furiosa. Todo lo negativo que haga referencia al odio lo estoy.

—Ponte el cinturón.—Ordena.

Yo, en cambio, doy vuelta la cara para ignorarlo.

Siento su mirada. Está esperando que haga lo que dice. Pero se quedará esperando porque no lo
haré.
Se acerca a mí y sigo ignorando su presencia.

—Te he dado una orden.—Dice entre dientes a centímetros de mi cara.

—Y yo no sigo órdenes de nadie.—Lo desafío con la mirada. Si cree que me va a intimidar no lo


logrará.

—Maldita mujer desobediente.—Susurra y luego se acerca más a mí.

Sus labios tapan los míos y forcejeo para que no me bese. Muevo la cara, pero él con una mano
sostiene mi cara.

Me besa mientras yo no hago nada, mi boca no le corresponde. Intento mover mi pierna para
pegarle pero me atrapa.

Mierda...

Ya sé.

Hago como que me dejó llevar y presionó con mi dedo pulgar la herida.

En vez de alejarse él muerde mi labio. Mierda.

No me detengo, ejerzo más fuerza y él muerde más fuerte mi labio. Siento como mi dedo se
cubre de sangre. Ocupo toda mi fuerza hasta que por fin se separa de mí con expresión de dolor.
Cuando está a centímetros de mí le doy una cachetada. Cosa que hace que su cabeza sé dé vuelta
por la fuerza.

Llevo mi mano limpia a mi labio y veo sangre.

Hijo de puta.

—Joder mujer.—Se queja mientras toca su hombro como si eso fuera a aliviar su dolor.

—No soy Yuri. Te lo repito porque parece que en tu estúpido cerebro no entra. No soy ella. Si
crees que me puedes besar o tocar te equivocas.—llevo un dedo a su pecho.—Que te quede
claro. No cederé a ti. Jamás. Ya intentaste matarme una vez y no lo lograste. Que no te sorprenda
si un día el que termine muerto serás tú. Porque te mataré. Y luego veré qué hacer con tu
asqueroso cuerpo. Pero conmigo no vas a jugar nunca.—Hablo exasperada.

—Tengo una gran idea de lo que puedes hacer con mi cuerpo.—Habla con una sonrisa irritante.

—Idiota.

—Si quieres matarme. Adelante. Te dejo intentarlo. Pero, cariño te advierto, muchas personas lo
han intentado y ahora están retorciéndose en el infierno. Te aconsejo que pienses mejor lo que
harás.

—Te odio.—Escupo con odio.


¿Cómo puede mostrarse tan tranquilo?

—Ojalá te desangres.—Hablo fuerte.—Ojalá que mi padre sirva de algo y te mate.

—Si, bueno. Tu padre es el que se está desangrando ahora mismo. No esperes tanto de él.

—¿Por qué no me dejas ir?

—Ya te lo dije. Eres mía.

—¡No soy una puta propiedad!—Grito— Maldito psicópata déjame ir de una vez o mátame
como lo intentaste hacer esa noche. Cualquier opción es mejor que estar a tu lado.

—Lo siento por eso, cariño. Se me salió de las manos. En mi mundo el traidor merece ese tipo de
castigo.—suaviza la voz.

—¡Pero yo no era una maldita traidora!

—Ahora lo se. Lo siento...

—¡NI SIQUIERA ME DEJASTE EXPLICARTE MALDITO IDIOTA!—Le golpeó el hombro


herido.

Me importa una mierda que le duela. Ojalá se le caiga el brazo.

—Deja de hacer eso.—Gruñe.

—Te odio.—Intento golpearlo, pero atrapa mi mano y me atrae para rodearme con sus brazos.

—¡No me toques!—Me muevo como gusano para escaparme de su agarre.

—Shh... Tranquila.

—Te odio

—Lo sé. Joder lo sé. Y no hay día en que no me arrepienta de haber dado esa orden.—Susurra
sin soltarme.—Haré lo que sea para que me perdones.

—Me sirve de una mierda tu arrepentimiento. La única forma en que puedo perdonarte es que te
mates o me dejes ir.—Digo con voz dura.

—Akira.

—Muérete.

Nota: muy guapo el Damon pero le falla algo en el cerebro. Jsjs


43

Damon.

Tuve que dejarla encerrada en una habitación. Iré con ella cuando me encargue de mi herida y de
Edgar.

Fierro lo trajo en la maletera de otro auto uno de mis tantos hombres.

Tengo que exterminar a varias mierdas que han traicionado mi confianza.

Empezaremos con Edgar.

Akira.

—Joder—Digo desesperada.

Ese idiota me encerró...

¿Qué se cree?

—Maldito idiota.—susurro.

Revise la ventana. Está completamente sellada.

Es como si estuviera en una maldita cárcel.

Tal vez...

Si rompo algo. O me hago alguna herida. Me lleven al hospital. Podría escapar fácilmente. De
seguro me deja con guardias y cuando ellos estén durmiendo. Yo escaparé.

Tengo que hacer algo con el bebé. Me niego a traer a este mundo a un bebé para hacerlo infeliz.
Porque en este mundo de mierda lo será. Su padre es un maldito loco. Que seguramente le va a
enseñar a matar en vez de andar en bicicleta.

No puedo hacerlo...

Aunque me duela.

Si algún día tengo un hijo tiene que ser de una persona que pueda darle todo lo que se merece.

Por qué sino...


¿Para qué traería un bebé a este mundo a solo sufrir?

Veo la habitación.

No hay nada puntiagudo para hacerme daño. Solamente veo un jarrón con unas flores amarillas...

Me levanto de la cama y lo hago.

Lanzo el jarro con toda mi fuerza hacia el piso. Y rápidamente recojo un pedazo de vidrio.

Esto servirá.

Damon.

Tuve que desinfectar y suturar mi herida yo solo. Es algo que antes hacia Fierro. Pero
considerando su traición tengo que hacerlo solo.

Volviendo a los viejos tiempos. No es la primera herida que tengo a causa de una bala. He tenido
bastantes.

Por eso sé que esto no me matara.

Al menos no el impacto, pero si se infecta sería más grave.

—¡Mierda!—Escucho el grito de Akira que proviene de su habitación.

Joder.

¿Qué ha hecho?

Corro hacia la habitación. No sé cómo subo las escaleras tan rápido pero lo hago.

Llegó a su habitación y con las manos temblando abro la puerta.

Está todo oscuro menos el baño. La luz está encendida.

—¿Akira?—Pregunto y no hay respuesta.—Mierda ¿Akira estás bien?

Tocó la puerta del baño.

Está adentro.

O eso parece.

—Abre la puta puerta Akira.—Hablo preocupado.

—Akira...—Hablo, pero me veo interrumpido por un cuerpo que choca contra mí.

Mierda.
Es ella. Lo sé por su puto aroma que es inolvidable. Está en mi espalda como si de un mono se
tratará.

—Akira. Bájate por dios.—Digo aguantando la risa pero a la vez aliviado.

—No. O me dejas ir o te apuñalo en la yugular. Tu eliges. Te recomiendo la primera opción.


Menos trabajo para mí. Aunque si no me dejas tendré que darte la primera opción.—Dice y
coloca algo frío en mi cuello.

Me río.

—No te creí una asesina.—Comento.

Perfectamente, podría sacarla de encima de mí y quitarle lo que sea que tiene en la mano. Pero la
dejo.

Quiero ver lo que hace.

—Medidas desesperadas para sobrevivir.—Dice mientras se aferra a mí para no caerse.

Dios.

¿Cómo salto tan alto para llegar a mi espalda?

—Te doy la oportunidad de matarme. Serás libre una vez acabes con mi vida.—Miento.

Ni en la muerte podrá liberarse de mí.

—Bien. Dile a tus hombres que no me hagan nada. O que te matarás. Inventa algo para poder
salir de aquí.—Habla como si realmente pensara que la dejaré ir.

Ella no me puede matar.

Una persona que está dispuesta a matar no lo piensa dos veces.

—Si quieres ser una sobreviviente tienes que luchar como una. Si puedes matarme a mí te
aseguro que será más fácil matar a mis hombres.

—Tú me estás dejando matarte. Ellos no.—Alega.

—Entonces piénsalo dos veces antes de amenazar a muerte a alguien si no eres capaz de luchar
contra él.—Hablo mientras muevo una mano para sacarla de mi espalda. Intento tomarle una
mano para bajarla, pero mi mano toca su boca.

Y siento sus dientes clavándose.

¿Me acaba de morder?

Contengo una carcajada.


—Maldito... Llegará el día donde rogaras por sacarme de tu vida. Me encargaré de eso.—Susurra
antes de bajarse de un salto de mi espalda.

Me toma desprevenido y sale por la puerta que dejé abierta.

Maldita mujer.

No se da por vencida.

Baja corriendo por las escaleras. Casi se cae al hacerlo, pero me mira siguiéndola y sigue.

Corro detrás de ella. Cuando llega a la puerta se detiene. Dos de mis hombres están en la puerta.
Me miran esperando una orden y niego.

Ellos asienten y le abren la puerta.

Quiero ver qué tan lejos llegará.

—¡DEJA SE SEGUIRME PUTO PSICÓPATA!—grita mientras corre por el césped.

—Jamás.—Susurro, pero es obvio que no me escucha.

Llega al gran portón. Hay ocho hombres. Están con armas.

Se detiene.

Presiento el porqué.
Debe tener miedo...

Mis hombres. La mayoría que le dispararon fueron ellos. También los que la sacaron de la
habitación.

Corro. Ahora sí que lo hago de verdad. Estos hombres la rodean.

Nadie puede salir sin mi autorización. Por eso lo hacen.

Cuando estoy cerca los escucho hablar.

—Vuelve adentro, niña.—Dice uno.

—Jódete tú.—Lo apunta.—Y tu igual—Señala a otro.—Jamás olvidaré lo que me hicieron, y


cuando acabe con su jefe. Vendré por ustedes.

Los amenaza.

Esta mujer está loca.

¿No ve que están con armas?


Es ella la que está indefensa ante ellos. Y aun así se da el lujo de amenazar a mis hombres.

Los chicos se ríen hasta que me ven llegar.

—¿Qué está pasando aquí?—Les pregunto y sus caras se vuelven serias.

—Nada jefe. Le decíamos a la chica que no puede salir eso es todo.—Response uno.

—¿Y se lo dicen entre risas?—Encaro una ceja.—¿Desde cuándo entrené a unos payasos?

—Lo sentimos jefe.—Dicen al unísono.

—Desde hoy no le hablan. No la miran más de lo necesario y bajo ningún motivo que no sea
para protegerla la tocan, ¿Quedó claro?—Hablo fríamente.

Asienten y bajan la mirada.

—Pregunté. ¿Quedó claro?

—Si, señor.—Hablan todos juntos.

—Loco de mierda, aparte de psicópata posesivo.—Habla Akira a un lado.

Uno de los chicos la mira sorprendido.

Nunca he dejado que me hablen en voz alta. Mucho menos que me insulten. Y mis hombres lo
saben.

—Dije: No la miren más de lo necesario. ¿No te quedó claro?—Gruño.

—Lo siento señor. No lo volveré a hacer.—Se disculpa y baja nuevamente la mirada.

—Más vale que no.

Me giro hacia Akira. Quien está de brazos cruzados. Todavía tiene un pedazo de vidrio en la
mano. Cómo algo de defensa. Ni que le fuera a servir.

—Y tú. Dejarás de escapar de una vez. Harás que te maten.—La tomo como un saco de papas.
Me importa una mierda que mis hombres vean esto.

—Te dije. A mí nadie me manda. Si no te gusta que no te obedezca. Déjame ir.

—Jamás, Akira. Aprenderás a amarme. Te vas a acostumbrar a mí.—Digo con convicción.

—En tus putos sueños, loco de mierda.—Habla mientras patalea.

No la bajaré.

Sus brazos golpean mi espalda.


Sigo caminando hasta que siento como algo que atraviesa mi piel.

Mierda.

¿De verdad me acaba de apuñalar con un pedazo de vidrio?

Realmente la subestimé.

Aguanto el dolor mientras subo a la escalera. El escozor del hombro por el balazo vuelve a
aparecer.

Maldita sea.

—Ves. Eres un puto psicópata. Ni siquiera reaccionas a esto.—Toca el pedazo de vidrio


enterrado en mi espalda. Lo mueve haciendo que el dolor aumente.

—Deja eso. Maldita sea.—Gruño de dolor.—Cállate un momento mujer. Haces que me duela la
cabeza.

—Me alegro. Seguiré hablando hasta que te revienten los oídos. O hasta que te veas obligado a
dejarme ir.

Cierro los ojos y la dejo en el suelo en la habitación.

Está vez me aseguro que nada que pueda usar en mi contra quede en la habitación. Aunque
viendo cómo es. Sería capaz de hacerme daño hasta con cepillo de dientes.

Cierro con llave la puerta. Antes de ir a curarme nuevamente.

A este paso terminaré muerto si bajo la guardia con ella. No lo creía. Pero es capaz de matarme
hasta cuando duermo.

Y eso solo hace que me guste más.

Maldita mujer. Me está volviendo más loco de lo que estoy.


44

Akira.

No dormí nada.

Después de que me encerró nuevamente. Solo pude darme vueltas en la habitación.

¿Qué más puedo hacer?

Escucho como giran la Manilla de la puerta. Me siento en la cama. Esperando a Damon. Es el


único que viene aquí.

—Permiso.—Dice una voz femenina.

—Adelante.—Digo relajada.

Agradezco que no sea Damon. No tengo ánimos de pelear hoy.

Me siento cansada.

En todos los sentidos.

—Señora...

—Señorita. Por favor.—Pido amablemente.—No soy mujer casada.

Ella asiente.

—Lo lamento. Señorita Belinsky... El señor me pidió que viniera a buscarla para el desayuno.

Abro la boca para hablar pero me interrumpe.

—Dijo que no aceptaría un no como respuesta. También menciono que si no baja la vendrá a
buscar el mismo. Lo siento señorita. Palabras de él no mías.

—Está bien. Bajo en un segundo.—Suspiro cansada.

Damon.

—¿Dónde está?—Pregunto cuando veo bajar a mi sirvienta.

—Viene enseguida, señor.

—¿No hubo problema?—pregunto intrigado.


—Para nada señor.—Agacha la cabeza.

Siempre es lo mismo.

Todos en esta casa me temen y me encargué de eso.

Todos menos ella.

—Puedes retirarte.—Añado y llevo mi mirada a la escalera.

Ahí viene ella.

Con el cabello desaliñado. Una camiseta larga. Y piernas descubiertas.

¿De dónde saco esa ropa?

No deje nada de mi ropa ahí...

Llega hasta la mesa.

—¿Cómo dormiste?—Pregunto mientras ella se sienta dónde está su plato.

A mi lado.

—Te hice una pregunta.—Hablo nuevamente viendo que no planea responder.

En vez de hablar suspira y mira la comida.

—Pedí tocino con huevo. Pensé que te gustaría. Pero si no te gusta puedo pedir algo más.—Digo.

—Está bien así.—Dice sin más.

—¿Te pasa algo? Estás pálida.

Ella niega.

¿Qué le pasó?

Cambio de la noche a la mañana.

Es raro.

¿Por qué no pelea conmigo?

Sigue en silencio. Mientras con el tenedor mueve la comida. No ha probado ni un bocado.

—Akira. Con la comida no se juega. Si no quieres. Ya te dije. Puedo pedir que te preparen algo
más.

—Cállate maldita sea.—Dice de la nada.—No te soporto.—Habla irritada y se toca la cabeza.


Bien.

Su odio es mejor que su silencio.

—Come. No quiero una desnutrida...

Me da una mirada de odio, pero se queda en silencio.

¿Otra vez?

¿Qué mierda le pasa?

La miro fijamente hasta que se dispone a comer un poco. Cuando da el segundo bocado frunce el
ceño.

—¿Qué te pasa...?

Veo como se levanta rápido de la mesa con una mano puesta en la boca.

¿Sabe mal su comida?

Me levanto y antes de seguirla pruebo su plato. Nada sabe mal. Ni está muy salado.

Todo está perfecto.

¿Será vegetariana?

¿Por qué no me lo dijo?

Corro tras ella.

Tendré que pedir que saquen todo tipo de carne de la casa. Si eso le hace esto. Me encargaré de
que jamás vuelva siquiera a oler la carne.

Voy llegando al baño donde está cuando mi sirvienta se interpone.

—Señor...

—Sal de mi camino.—La aparto, pero vuelve a interferir.

—La señorita me dijo que no quiere ver a nadie.—Añade.

—¿Quién te paga?—Pregunto.—¿Ella o yo?

—U-usted señor.

—¿Entonces por qué mierda no sigues mis órdenes?

—Lo siento señor. No lo volveré hacer.—Agacha la cabeza.—Pero debería entenderla. Cuando


una mujer está embarazada necesita...

—¿Qué mierda dijiste?—Pregunto bruscamente.

¿Embarazada?

¿Qué mierda le pasa a esta loca?

La corro de la entrada y paso.

Esta mierda me pone de mal genio.

Embarazada...

¿Akira?

¿Desde cuándo?

Mierda.

La veo a ella, en el piso.

—Akira.

—¿Qué mierda te pasa no conoces la palabra privacidad?—Levanta la cabeza para verme.

Lágrimas corren por sus mejillas.

—Vet...

Una arcada la interrumpe.

Frunzo el ceño.

Tomo su cabello para que no se lo ensucie.

—Ándate.—Dice apenas.

—Akira... T-tú estás...

—Vomitando, Idiota. ¿Acaso no lo ves?—Habla enojada.

—¿Estás embarazada?—Ignoro lo que dijo.

Ella se queda en silencio.

¿Por qué no dice nada?

¿Por qué mierda no dice nada?


—¿Estás embarazada?

—No es de tu incumbencia.—Responde de malas.

—Si o no.—Insisto.

—No.—Me mira con odio.—No lo estoy.

Joder.

Es mentira.

Sé cuando una persona miente.

Y ella está mintiendo.

Salgo de la habitación azotando la puerta.

Esta mierda no puede ser...

Me aseguraré de su estado. Pronto sabré si realmente miente.

Pero primero tengo que arreglar mis asuntos con las malditas ratas que tengo en el sótano.

Nota: ¿les gustó la portada? No sé si cambiarla nuevamente.

Otra cosa. Ya no me llega la notificación de los comentarios que me dejan. Si me demoró en


responder es por esoo.

Gracias por leer:)


45

Damon.

Llegó dónde está Fierro.

Pedí que los dejarán en la misma celda. Al fin y al cabo ambos morirán.

—Damon. Amigo mío pensé que me querías para cuidar a este idiota.—Señala a Fierro.—Pero
tus hombres se confundieron y me ataron.

—No se confundieron. Yo les di la orden.—Sonrío al ver su miedo.

—¿Qué...?—Pregunta saliendo del estupor.—Lo sabes.—Afirma.

—Claro que lo sabe estúpido. Si ni siquiera tuviste cuidado haciéndolo. Imbécil.—Habla Fierro.

—¡Tú cállate!—Decimos al unísono Edgar y yo.

Fierro se ríe y niega con la cabeza.

Me concentro exclusivamente en Edgar.

—¿Tienes miedo?—Me río al ver a su barbilla temblar.—Eres tan estúpido al meterte en la boca
del diablo sin saber cómo salir... ¿Acaso creías que tenías oportunidad contra mí?

—Al menos logré joderte. Por un buen tiempo.—Dice fingiendo que no tiene miedo.

Sé del lenguaje corporal. Y estoy seguro de que está a punto de cagarse encima.

—¿Y? ¿No vas a preguntarme?—pregunta al ver cómo me dirijo directamente al piso. Donde
hay armas de tortura.

—¿Qué cosa?—Pregunto sin apartar la mirada de las armas.

¿Qué ocupo primero?

Cuchillo.

Arma.

No. Eso es muy fácil.

Necesita sufrir.
Tengo una cierra de mano.

Pero eso será después de que ocupe el cuchillo...

Bien. Sí.

Definitivamente, es el cuchillo el elegido.

—No preguntarás el "¿Por qué lo hiciste? Eras mi amigo"—Traga con fuerza.

—Lo haría. Si realmente me importará. Pero no me importa.—Me encojo de hombros.

—Pero...

—Te daré tres opciones... No. No son opciones. Te contaré lo que te haré.—Sonrío con el
cuchillo en mano.—¿O es mejor que sea un secreto? Tal vez es mejor que sea sorpresa. ¿Qué
opinas amigo? ¿Una última sorpresa antes de morir?

—Damon por favor...

—Que así sea.—Respondo por él.

—Joder Damon. No puedes llevarme a otra celda. No quiero ver la sangre de este idiota.—Habla
Fierro pero lo ignoro.

Aún no me olvidó de él.

—Damon... Por los años de amistad...

Lo interrumpo cuando rompo la tela con mi cuchillo. Sé lo que tengo que hacer.

No será rápido. Ni fácil

Conozco las mejores técnicas de tortura para hacer que mis enemigos se arrepientan hasta de
haber nacido.

—No. No Damon eso no...

—¿Por qué no? Mis mejores torturas para mis mejores hombres.—Me burlo.—Sabes que la
traición de familia se paga más caro que la traición de una persona ajena.

—Pero...

—Shh... Amigo no gastes energías hablando.

Clavo el cuchillo en su abdomen. Algo meramente superficial. Lo necesito vivo. Tiene que estar
vivo para lo que planeo.

—¡Mierda!—Grita y siento como un líquido cae al piso.


Se ha meado.

—Me sorprendes amigo. Creí que tenías más resistencia. Nos entrenaron juntos. ¿Recuerdas?—
Me rio.

—Damon. No hagas esto. Mátame de una vez.

—¿Tan rápido y rogando? Esto recién empieza.

Sigo trazando el cuchillo por una gran parte en su estómago.

No es tan profundo. Pero si lo suficientemente profundo para agarrar piel.

Con mis dedos cubiertos de sangre Meto mi cuchillo un poco. Cortando en horizontal sacando
una leve capa de piel. No la corto toda. La necesito para tomarla.

—No. No. No ¡DAMON!—Grita.—¡ESTOY VIVO NO ME HAGAS ESTO!

Lo ignoro.

Lo despellejo vivo...

Cómo el jodido cerdo que es.

Mis manos quedan adoloridas de tanto tirar de su piel. Sus músculos quedan expuestos. Con un
rojo vivo.

Es suficiente.

Es hora de pasar al siguiente nivel.

Dejando a Edgar solo tomo mi celular y llamo a la cabecilla de mis hombres.

—Dile a los demás que me esperen afuera. Con armas recargadas. Es hora de exterminar.

Pagará con la misma moneda.

Nota: ni quién quisiera ser Edgar pobrecito. Ojalá sufra más


46

Akira.

No sé que está pasando.

Balazos...

Jodidos balazos y son tan jodidamente conocidos. Sientan tal cual aquella. Noche.

—¡Corre!—Escucho a Damon gritar se ríe a carcajadas.

Se ríe como un lunático.

Joder.

Le está haciendo lo mismo que a mí... Otra persona. Otra chica tal vez. Está sufriendo lo mismo
que yo.

Maldita sea.

No puedo dejar esto así. No se puede quedar así.

Este maldito loco...

Está cubierto de sangre...

Me estremezco.

Recuerdo cómo me sacaron... Todo se siente como si lo estuviera recordando.

No puedo apartar la mirada de la ventana. Es imposible hacerlo. Ahora Damon está unido con
sus hombres disparando.

Debe ser una chica.

Este hijo de puta está loco. Jamás conocí a un ser tan despiadado como él. ¿Qué no le basto con
hacérmelo a mí?

Y ahora él... Se lo hace a alguien más

—Joder...—Susurro desesperada.

¿Cómo puedo salir?


Lo haré. De una forma y otra.

Se escucha un grito.

No es una chica.

Es un hombre...

Damon.

—¡Paren tiene que estar respirando para lo que planeo!—Apenas hablo ellos paran.

Esta vez me hacen caso.

—¡Que esto quede de ejemplo! ¡Los dejaré peor a ustedes si se atreven a siquiera pensar en
traicionar mi confianza!—Señalo a Edgar.—¿Entendido?

—¡Si señor!—Responden todos juntos.

—¡IDIOTA!—Escucho un grito.

Oh no.

Joder.

No.

¿Qué hace ella aquí?

—Akira.

—¡Hijo de puta!—Grita y llega a mi lado corriendo. Tiene las manos ensangrentadas...

—¿Qué te hiciste?—Tomo sus manos rápidamente.

Pero ella las aparta mientras me golpea.

—Lo volviste a hacer. ¿Quién es esta vez?—Pregunta enojada y mira a quien está a mi espalda.

—Oh dios mío... ¡Edgar!—Exclama alterada.—¿¡Que le has hecho puto psicópata!?

—Akira...

Ella intenta correr hacia él, pero la detengo agarrándola por la cintura.

—Escúchame. Él lo merecía.—Digo intentando que nuestras miradas se junten.

Cuando lo hacen me estremezco.

—¿Cómo lo merecía yo?—Ataca.


Jamás vi tanto odio en los ojos de alguien...

—¿No lo sabías?—Pregunto con voz suave

—¿Qué?

—Él te entregó. Nos hizo creer a mí y a mis hombres que tú eras la puta rata traidora... Cuando
era él. No le importó que fueras su jodida amiga. Te entregó. Acéptalo y deja de llorar.—Hablo
fríamente.

Para que las palabras queden en su cabeza tengo que ser así. Frío.

—No quieras culpar a los demás por tus errores. Por tu culpa me dispararon. Tú lo ordenaste.—
Dice con la misma frialdad.

—Akira...

Antes que pueda volver a hablar siento una punzada en el estómago.

Mis hombres levantan sus armas a ella.

—¡BAJEN ESAS MIERDAS!—ordeno.

—Pero Jefe... Está sangrando.

—Di una orden. A ella la protegen. Y apuntarle con las pistolas no es proteger ¡Maldita sea!—
Grito.—Es sangre, maricas—Susurro— No me estoy muriendo.

—Akira.—me concentro en ella.

Está temblando.

Y siento que no es de miedo.

Es de rabia.

—Lleven a Edgar al calabozo. Que fierro lo mantenga con vida. Denle todo lo que pida de
medicamento o cualquier mierda. Pero lo quiero vivo.—Ordeno.

Vuelvo mi atención a Akira. Y la levanto del piso para empezar a caminar.

—Creo que tienes un serio problema con apuñalar a las personas.—Agrego para romper el
silencio.

—Solo a las que odio.

Me quedo en silencio. Sé que pronto eso cambiará.

O eso espero. Con esta mujer nunca se sabe.


—Quiero ver a Fierro.—Pide.

No. Mejor dicho ordena.

Ella no pide nada. Jamás.

Exige o lo toma simplemente.

—No.—Respondo rotundamente.

—Damon. Si no me dejas verlo por las buenas... te cortaré el puto cuello. Y está vez lo cumpliré.
—Empieza a patalear.—No importa. Descubriré dónde lo tienes. Y me iré de aquí con él.

Me encojo de hombros y no digo nada.

No la dejaré ir.

—¿Cómo escapaste?—Me tambaleó cuando llegamos a la escalera.

—No te incumbe.

—Akira.

Me ignora.

Puta madre.

Se supone que la ventana del dormitorio estaba completamente cerrada.

¿Cómo escapó?

Tiene los nudillos completamente destruidos.

Es como sí...

Mierda.

Ahora no tengo tiempo para eso.

Edgar se va a morir. Y no puedo dejar que se muera así nada más. Aún falta algo.

La dejaré en mi habitación y pediré que la vigilen.

Después me encargaré de ella y de esa horrible camiseta que lleva. Que no es mía. Pero es de un
hombre...

Me encargaré de ser rápido con el.

No pienso gastar más tiempo en un pedazo de mierda.


Nota: Omg. A Akira le encanta clavarle cosas a Damon jdjsj igual se lo merece.
47

Damon.

Me saqué el cristal incrustado cuando venía caminando hasta acá. No fue grande, pero si saco
demasiada sangre. Al menos sé que está mejor. No está vomitando ni ignorándome. Ahora
pelea...

Paso sin hacer ruido al cerrar la puerta. Una vez adentro puedo divisar a Fierro limpiando las
heridas a Edgar.

—Maldito idiota. Si no lo hubieras traicionado ella no hubiese sufrido todo eso.—Lo escucho
susurra.

Fierro hace algo que provoca que el idiota en el piso susurré.

Por suerte ninguna bala le dio en la cabeza y el enfoque principal eran sus piernas para que no
muriera tan rápido.

—Fierro. Déjamelo a mí.

—Bien.—Se aparta a un lado.

—Hola amiguito.—Hablo irónicamente.—¿Listo para más?

—M...m-matam...me—Dice arrastrando las palabras.

—Morirás. Eso está claro. Pero primero nos queda algo pendiente.—Susurro.—Fierro. Pásame la
cierra.

—Ni que fuera tu empleada.—Se queja, pero de igual manera me la pasa.

—Vamos, amiguito.—Enciendo la cierra eléctrica a mano.

—P-por favor...

—Tranquilo... ¿Recuerdas cuando torturamos juntos?—Pregunto cambiando de tema —Tú te


reías porque se veían patéticos llorando y suplicando. ¿Qué irónica es la vida? Estás muriendo y
haces lo mismo que esos idiotas. Me das pena amigo mío.

—Damon...
—Es hora. Edgar.

...

Está listo.

Se ha ido.

Se fue el traidor.

Una diminuta parte de mí se siente mal. La parte que aún veía a Edgar como su mejor amigo.

Que bueno que esa diminuta parte no me controle. O seguramente estaría muerto por estúpido.

—Damon...—Habla Fierro.

—¿Qué, vas a suplicar por tu vida?—me burlo.

—No. Voy a suplicar por ella.—Dice y agacha la cabeza.—Por favor. Niño. Recapacita... Ella
merece ser feliz.

—¿Y crees que conmigo no lo será?—Entrecierro los ojos analizando su expresión.

—No lo será. No le hagas lo mismo que a mi hija. Te lo ruego.—Susurra.—Me vale mierda


morir aquí. Lo merezco. Te traicioné Y lo volvería a hacer si de ella se trata.

—¿Morirías por ella?

Él asiente sin pensarlo dos veces.

—Te voy a hacer una pregunta. Y espero que la respondas con sinceridad.

—Adelante.—Asiente.

—¿Akira está embarazada?—Pregunto y busco alguna expresión en su rostro. Pero nada cambia.
No sé mueve. No habla. Apenas se nota que respira.

—¿No hablarás?—Inquiero.

Él niega.

—Es increíble. Una mujer. A quien conoces desde hace poco, le entregas la lealtad que tanto
buscaba de ti.—Suspiro.—De verdad te consideraba un padre.

—Hijo mío. Sabes que te fui leal... Pero destrozaste esa lealtad cuando la mataste. Me la
arrebataste.

—Sabes bien la verdad.


—Ahora quieres hacer lo mismo con ella.—Niega cansado.

—No es lo mismo. Dios. No lo es. Akira es... Ella realmente me hace sentir algo más. Algo que
lamentablemente Yuri jamás me dio. Ni con su indiferencia...—Explico.

—No la mates.—Sus ojos se llenan de lágrimas.

No lo haré.

Está a punto de morir y no suplica por su vida. Suplica por la de ella...

—Te concederé verla. Padre.—le hablo con respeto.

A pesar de todo lo respeto. Él me crío.

Se ganó mi respeto y ese título.

—Una última vez.—Trago una cosa amarga que se instaló en mi garganta.—No lo hago por ti.
Es por ella.—Miento.

Es por ambos.

Él lo sabe. Me conoce, pero no dice nada al respecto.

—Gracias... Gracias Hijo mío.—Susurra.


48

Akira.

¿Lo ha matado?

Se fue sin decirme nada.

¿Ha matado a Fierro también?

Joder.

Mis manos están ensangrentadas. Y con pedazos de vidrios.

Pero este dolor puede valer la pena. Se supone que no hay médico en casa. Y sí... Y si Fierro ya
no está.

Tendrán que llevarme al hospital.

Escucho unos pasos acercándose.

Si es Damon más vale que se prepare. Tomo lo primero que veo.

Un zapato.

Bien.

Solo es cosa de segundos para que atraviese la puerta.

Uno...

Gira la Manilla.

Dos...

La puerta se abre.

Tres...

La silueta aparece.

No espero verle la cara para lanzar el zapato.

—¡Sal de aquí maldito asesino!—Grito y busco algo más para golpearlo.


—Niña...—Habla una voz conocida.

—Fierro.—Susurro y lo veo.

Es él.

Está vivo.

—Oh dios mío.—Corro a abrazarlo.—Estás bien... Pensé que Damon te había hecho algo.

Una mano nos separan del abrazo.

—Mucho contacto físico. Mantengan distancia.—Habla Damon.

—Idiota.

—Lo siento. Fue un impulso...—Me disculpo por lanzarle el zapato.

Pensé que era Damon. Pero al parecer le llegó a Fierro.

Él se ríe restándole importancia.

—No pasa nada. Me alegra que te defiendas.—Dice y mira a Damon.—¿Nos puedes dejar unos
minutos solos?

—No.—Contesta mientras se cruza de brazos.

—Solamente hablaremos.—Insiste.

—Dije que no...

—Damon. Vete.—Digo.

—No. Akira.

—Vete o te juro que el próximo zapato te llegará a ti y en la cabeza.—Amenazo.

Entrecierra los ojos analizando a Fierro.

—Esperaré afuera.—Dice a regañadientes.

Una vez Damon sale. Me giro hacia Fierro.

—¿Te perdonó? ¿Cómo es que estás aquí? ¿Volverás a trabajar para él? ¿Estás en peligro?—lo
inundó de preguntas.

—Cálmate muchacha.—Se ríe.—Veo que el único que corre peligro aquí no eres tú. Es el.—
Cambia de tema.

—Lincon...

—Tienes que cuidarte. Pase lo que pase cuídate.—Toma mis manos ensangrentadas—Tengo que
arreglar esto.

—No te preocupes. No es nada.—Le resto importancia.

—Él ya lo sabe.—Mira mi vientre.—¿Se lo dijiste?

—No.—Niego.—Me lo preguntó y lo negué.

—Tienes que tener cuidado.—Añade.

—Lo sé. Pero ahora estás aquí ¿No? Tú me puedes ayudar...

—Akira...—Dice con voz ahogada.

Lo miro a los ojos y veo angustia. Tristeza.

—¿Qué...?—Pregunto confundida.

Ahí lo entiendo.

—No te quedarás.—Digo y él asiente.—Él lo hará de todos modos. ¿Verdad?

La garganta se me cierra.

¿Por qué lo va a hacer si solo me protege?

Él es el único con el que he sentido algún lazo paternal. Nunca antes lo sentí. Y se siente bien...

Pero me lo va a arrebatar.

Damon lo va a matar.

—No puede hacerlo. No puede Fierro. Él... Hay que buscar una manera. De evitar que él lo haga.
Puedo...

—No hay manera niña. Construí mi propia tumba cuando te saque de aquí.—Veo como se le
escapa una lágrima.—Lamento que todo esto no sirviera me nada... No te pude sacar de aquí.

—Aún puedes. Puedes hacerlo. Quédate por favor. No dejes que él te mate. Lucha.—ruego entre
lágrimas.

—Ya estoy viejo mi niña. Es mi hora...

—Akira.—Damon interrumpe.—Se tiene que ir.—Dice fríamente.


—No. No te lo lleves. Damon. Por lo que más quieras. Déjalo vivo...—Lloro al ver cómo se
acerca a Fierro.

Se lo va a llevar.

Lo matará como el asesino que es...

Lo va a matar...

—Si le haces algo te juro por dios que jamás me volverás a ver. Damon. Te lo prometo. Lo matas
y te vas a arrepentir de por vida.—Amenazo con rabia.

Él solo me dedica una mirada antes de salir con Fierro.

Se acabó...

Fierro. Él no volverá.

Nota: me cayó un Titanic en el ojo;( me dió penita Fierro.


49

Damon.

—Camina.—Ordeno cuando se detiene afuera de la habitación de enfermería. Donde él ocupaba.

—Está herida. Déjame curarla.—Ofrece.—Por favor.

—Ya te dejé despedirte. Agradecerlo y camina.—Ordeno.

—No lo hagas por mí. Hazlo por ella. —Pide.

—No es tu hija. Y lo sabes.—Contesto.

—No es Yuri. Tú lo sabes.—Contraataca.—Ambos sabemos que no es por el parecido. Es por


ella. Y temo que por eso quieras acabar con ella... Pero parece que ella acabará contigo.

—Fierro. Para.—Suspiro cansado.—Mi intención nunca ha sido lastimarla.

—¿Y a mi hija si? ¿A ella si la querías lastimar?—Ataca.

—Te he dicho mil veces como pasaron las cosas.

Él niega.

—Mátame de una vez. Acaba conmigo de una vez.—Cambia de tema.

Es experto en eso.

—¿De verdad me odias?—Pregunto con voz suave. Recordando los momentos dónde él me
acompaño.

Tantos buenos momentos.

—No. Y eso es por lo que más me odio. A pesar de saber lo que has hecho. No puedo... No
puedo llegar a odiarte. Ni mucho menos a quererte muerto. Tengo rabia. Porque no la salve de ti.
Pero no puedo odiarte. Porque cada vez que te veo. Veo al niño pequeño que venía llorando por
las noches a mi habitación. Veo al niño que críe. Al que le enseñe como andar en bicicleta y
muchas otras cosas.—Niega y se aclara la garganta.—No te puedo odiar. Por mucho que quiera
hacerlo.

—Lo siento tanto... Si te dejo vivir mis hombres se sentirán en libertad de...

—No tienes que explicarme. Lo sé.—Pone una mano en mi hombro y me da una sonrisa
comprensiva..—¿Le darías un último abrazo a este viejo?

Akira.

Una hora.

Ha pasado una hora.

No sé nada.

Damon no aparece.

Ya... ¿Estará muerto?

No.

No creo que sé dé por vencido. Él no es débil.

No puede simplemente morir sin luchar.

Es viejo. Tiene años de experiencia sé que algo se la habrá ocurrido.

No puede morir así nada más.

Cuando la puerta se abre. Corro sigilosamente al baño y me encierro.

Sé que es Damon.

Esta es mi última oportunidad de salir de aquí. O morir.

—Akira. Sal de ahí.—Toca la puerta del baño.

—¿Lo hiciste...?—Susurro entre lágrimas—¿Lo mataste?

—Akira...

—¿Lo mataste si o no?—Susurro ahogando el sollozo.

—Sabes que lo tenía que hacer.—Susurra.

—¡No!—Grito.—¡Dime que es mentira!

—¡Sal de ahí!—Golpea la puerta.

Damon.

—Akira sale de ahí por favor.

—¡NO!—grita desconsoladamente.—LINCON...
Su llanto me rompe el corazón.

Si ella solo entendiera...

—Me has quitado todo... Mi libertad. La oportunidad de tener un padre.—Habla entre sollozo.

Quiero entrar ahí y abrazarla.

Quiero estar ahí para ella, pero no me lo permita.

—Te lo dije.—Se aclara la garganta.—Te dije que si lo hacías nunca más me ibas a ver...

—No hagas nada estúpido. ¡Abre la puta puerta!— Golpeo la puerta.

—Déjame ir.

—Nunca. Akira. Jamás te dejaré.—Apoyo mi cabeza en la puerta.—Abre la puerta. Por favor...

—Déjame ir... Déjame ir o te juro que me mato. Damon déjame libre. Te lo ruego. No quiero
estar contigo. No te quiero... —Escucho como algo se quiebra.

El espejo...

No.

No.

Maldita sea.

¿Qué ha hecho?

No...

No joder.

Maldita sea ella no.

Es un flashback.

Yuri...

Ella.

Yo la Vi.

No pude hacer nada. Mientras se desangraba en el piso. Y no pude hacer nada...

Nada.

Fue mi culpa.
Yo la mate.

Y le estoy haciendo lo mismo a Akira...

—No, no por favor no lo hagas.—Ruego sin poder detener mis lágrimas.—No lo hagas. Tú no
por favor... Tú no me dejes.

—Déjame ir...

—¿Por qué? ¿Por qué no me amas...? ¿Por qué nadie es capaz de hacerlo.?—Susurro.—¿Tan
malo soy Akira?—Se me quiebra la voz.

—No sabes amar, Damon. Ese es el problema. Quieres una propiedad a quien manipular a
alguien que cumpla tus caprichos sexuales. No a una pareja.—Dice entre lágrimas.— Y m-
mataste a Fierro... El hombre que te crío. ¡Lo mataste! Eres un monstruo.

—No es así. Si quiero una pareja. Te quiero a ti. ¿No es suficiente todo lo que te doy?—Susurro.
—Y fierro él...

—¿Se lo merecía? ¿Cómo Edgar?—Habla irónicamente.—Estoy cansada de esto Damon. De ti.


No tienes lo suficiente para amar a alguien. Ni mucho menos para hacer que te amen... La única
persona que lo hizo. La mataste.

Nunca soy suficiente...

La mujer que quiero está a punto de quitarse la vida con tal de no estar conmigo...

¿Tan malo soy?

—Ábreme.

Silencio.

—¡Akira!

No.

—¡AKIRA ABRE LA PUERTA!—grito desesperado.—¡ABRE NO ME HAGAS ESTO!

No.

—¡MIERDA!
50

Damon.

Logro derribar la puerta.

Me costó hacerlo. No he parado desde matar a dos personas ser apuñalado constantemente...
Todo eso me dejo cansado.

—Akira...—Susurro.

Está en el suelo.

Hay sangre.

Mucha sangre.

Joder. No ha Sido una sola muñeca. Han Sido ambas.

Maldita sea.

—No. No. No...—Palmeo su cara para ver si reacciona.— ¿Me escuchas?—toco su pulso. Aún
hay pulso.—Yu... Akira. Maldita mujer terca. Despierta ahora mismo.—Susurro al borde del
colapso.—No me hagas esto...

Rompo mi camisa con las manos, hago dos tiras. Acelerado tomo con cuidado su muñeca.
Envolviendo con la tela blanca sus muñecas.

Hay tiempo.

Tiene que haber tiempo.

—Si te muere. Juro que te seguiré. A donde sea que vayas. Cariño.—Deposito un beso en su
frente y la cargo.

—¡ALISTEN LA PRIMERA CAMIONETA QUE ENCUENTREN! —Le grito a mis hombres.


—¡AHORA!

Se empiezan a mover. Todos hacen algo. Unos se encargan de sacar dos autos. Uno para que
vaya adelante de dónde vamos a ir nosotros y el otro para que nos siga por atrás.

—¡AHORA MALDITA SEA!—Grito nuevamente.

Me traen un auto rápido. Mientras que yo me desvanezco. Cada segundo que pasa ella se va
debilitando más.

Ya no hay médico en la casa. Nadie podía curarla...

—Rápido. Al hospital más cercano.—Mi voz tiembla.

Vuelvo a sentir miedo. Nunca me asuste tanto como ahora.

Ni con la muerte de Yuri.

Nunca.

—Vamos. Cariño. Resiste. Te prometo que te daré libertad... Te dejaré elegir, pero para eso
tienes que sobrevivir ¿si?—Toco su cara. Dejando una mancha de sangre.

He tenido mucha sangre en mis manos hoy...

Una de mis lágrimas caen en su cara. Dejando un camino húmedo.

Joder.

Mi vida había empezado a ser divertida cuando llegó ella a mi vida. Empecé a reír.

Hace mucho que no lo hacía.

Ella me devolvió una pequeña parte de mí que creí muerta cuando pequeño.

Algo de humanidad.

—Vamos... ¡Vamos más rápido!—Grito.

—Jefe. Hay mucho tránsito.

—¡ME IMPORTA UNA MIERDA! SI ELLA MUERE. ¡TU IGUAL!

Aún queda tiempo.

Me repito una y otra vez.

Queda tiempo...
51

Damon.

La ingresaron de urgencia.

Me la arrebataron de los brazos y no me dejaron pasar.

Joder.

Estoy completamente solo...

Sin familia.

Sin amigos.

Sin Akira...

—¡¿Dónde está?!—Llega gritando.

¿Alan?

Me llevo la mano a la pistola que tengo en la cintura.

—¿Quién te dijo que estaba acá?

Él se acerca cojeando.

—¿Qué le hiciste?—Me agarra de cuello.

Saco sus manos y lo aparto de un empujón.

—Nada.—Frunzo el ceño.—Ella lo hizo...se cortó las venas.—Explico mientras recuerdo cuando


la encontré.

Eso me atormentará hasta el día que me muera.

—Señor.—Se acerca el médico que se la llevó para adentro.—La señorita necesita una
transfusión de sangre. Urgente.

—¿Qué tipo de sangre es?—Pregunto.

—Es AB- —Habla Alan.—Igual que yo.—Le dice al médico.—¿Dónde tengo que ir?

—Sígame por favor.—Empieza a caminar, pero se detiene y me mira.—Tiene suerte que su hijo
esté vivo. Puede relajarse ahora. Todo está bien.

Joder.

Lo había olvidado por completo.

Alan me lanza una mirada confundida.

Yo lo ignoro.

Mierda.

Si está embarazada...

¿Será mío?

Mierda.

Desde hace cuánto que lo está... ¿Acaso estuvo embarazada cuando le dispararon?

No.

Es imposible que la criatura haya sobrevivido a eso.

—¡Mierda!

Si antes me sentía culpable por dar la orden. Ahora la culpa me carcome.

Debe ser mío.

Voy a ser papá...

Y casi mato a mi bebé y a su madre.

¿Qué tipo de padre soy?

Maldita sea.

Hoy no solo estuve a punto de perder a Akira. Si no que también a mi hijo.

Nota:Cap corto...

Les dejo una referencia de Fierro(Lincon):(


Lo veo y lloro.
52

Akira.

Mi boca se siente seca. Mi lengua está como un desierto.

El dolor de garganta es insoportable.

Oh joder...

No lo logré.

¿Tendré que seguir soportando vivir?

Lo he intentado muchas veces. Y he fallado en cada una de ellas.

Creí. Realmente creí por un segundo que me tocaría irme.

Todos a mi alrededor se mueren. Y cada vez que lo intento. No funciona...

¿Por qué mierda no me puedo morir de una vez?

Este año me ha tocado estar más herida que feliz.

—Tranquila.—Una voz me habla.

Abro los ojos y veo a Alan.

¿Qué mierda hace aquí?

—Te sacaré de aquí. ¿Me escuchas?—Dice tocando mi mano y la aparto.

Mis manos están completamente con vendas.

—Vete.—Digo tajante.

—Te puedo llevar ahora mismo si quieres. Solo tienes que decírmelo y me encargaré.

¿Qué caso tiene?

Estar con él es como estar con un desconocido. Es tan poco familiar.

—Si me vas a dejar ir luego. Con gusto me voy contigo.—Respondo.—Pero si no lo harás. No


pienso cambiar una prisión por otra.
—Tienes a un heredero de la mafia en tu vientre. No puede quedarte sola.—Intenta tocar mi
estómago, pero lo aparto.—Será mi nieto. Akira puedo cuidar de él. De ambos.

Mierda.

Si él lo sabe. Es seguro que lo sabe Damon.

Joder.

Lo oculté para nada...

—No será nada tuyo. Porque no eres nada mío.—Respondo secamente.

—Te guste o no soy tu padre.

—Nunca te sentí como tal. ¿Por qué será?—Pregunto con ironía.—ah, es cierto. Nunca te
importo estar presente para tus hijos.

—Deberías olvidar el pasado. La cagué. Lo sé, pero tiene una explicación...—Dice


lamentándose.

—Nunca olvidaré el pasado. Porque me hizo daño. Y nunca olvido quien me ha hecho daño.
Alan. Ten eso en cuenta.—Levanto la mirada y la mantengo con la de él.

—No te recordaba así.—Dice y niega.

—No me recordabas en lo absoluto. Porque nunca te has dignado en conocerme.—Respondo


simplemente.

A él se le llenan los ojos de lágrimas.

—¿Te duele?—Pregunto.—¿Duele saber que tu hija no te quiere?—Me río sin humor.— Espero
que te duela porque es tu culpa. Es tu culpa que tu hija sea mala contigo. Es tu culpa. Todo es tu
culpa.

—Akira...

—¿Sabes? Fue mejor padre un desconocido que mi propia sangre. Fierro. Al que lo conocí hace
prácticamente meses se comportó más como padre que el propio idiota que dono esperma.—
Susurro.—El muerto hoy debería ser otro. No él.

—Akira.—Se entromete la voz de Damon.

—Joder. Ni un segundo de paz.—Ruedo los ojos.

—Alan. Vete. Ahora.—Él me mira con los ojos rojos. Y luego le hace caso. Cosa que me
sorprende. Pero lo ignoro.

—¿Qué quieres?—Cierro los ojos procesando todo lo que está pasando.


—Tenemos que hablar.—escucho como se dirige a un lado y se deja caer en dónde estaba Alan.

—Escucho.—Me acomodo con las sábanas de la camilla para intentar dormir. A pesar de
despertar recién. Tengo sueño.

—No. Así no. Mírame.—Su voz es dura.

Pero no logra asustarme ni un pelo.

—Bien. Sé rápido porque tengo sueño.—bostezo.

—¿Es mío?—lo veo acomodarse.

Está nervioso.

—Tienes que ser más claro.—Contesto sabiendo a lo que se refiere.

—El bebé que esperas. ¿Es mío?—Pregunta.

—No.—Veo como se tensa.—Es mío.

Me encojo de hombros.

—Déjate las malditas bromas de lado. Esto es algo serio —Sisea.

—Y yo hablo en serio. Créeme. Es mío.

—Lo sabré de todos modos.—Añade.

—Me da lo mismo. No pienso tenerlo.—Digo fríamente.

He puesto en duda eso. No sé si tenerlo o no. Por un lado. Si quisiera tenerlo. Podría decir que lo
aborte y me escapo.

Pero sería complicado.

¿Cómo viviría ese niño?

¿Seré capaz de cuidar a una criatura?

¿Y si por ser hijo de Damon lo tienen en la mira y lo matan?

—Entonces es mío.—Se ríe sin gracia.—Si no fuera mío estoy seguro de que lo traerías a la vida.

—Que listo saliste.—Me burlo.

—No lo puedes abortar.—Dice clavándome una mirada fría.

No me había mirado así nunca.


Tampoco me importa que lo haga.

—Como si te fuera a hacer caso.—Ruedo los ojos.

—Lo harás.—Dice convencido.

—Ajá. Y yo puedo volar.

—Haremos un trato.—Ofrece.

—Si implica estar a tu lado. Entonces no.

—Estarás lo que te quede de embarazo conmigo...

—Aja.—Resoplo interrumpiendo.

—Y después de eso. Te podrás ir. Me dejas al bebé a mí y te vas. Desapareces. Serás libre.—
Añade.

—¿Y si digo que no?

—Iras a un internado por tus intentos de suicidios que según sé son muchos. Y cuando tengas al
bebé me lo robo. Así de sencillo. Tú eliges. Por las buenas o por las malas. Yo salgo ganando
con ambas.—Se encoge de hombros despreocupados.

—Que bueno que por fin dejas ver tu verdadera cara Damon.—Sonrío maliciosamente.

—¿Y bien, cuáles eliges?

—Elegiría la primera. Si el niño fuera tuyo.—Miento.—Solo supusiste que era tuyo. No es que
realmente lo sea.—Me encojo de hombros intentando parecer despreocupada.

—No estuviste conmigo cuando estuve con Fierro.—Digo lentamente esperando que se me
ocurran más cosas.—Habían muchos chicos en la casa de Alan. Mucha carne fresca para probar.
Lo siento. No pude resistirme.—Me burlo.

Tengo que ser convincente.

—Mientes.

—Cree lo que quieras.—Me encojo de hombros.—Abortaré porque no sé cuál de todos esos


hombres es el padre. Y lo haré porque no quiero desformar mi cuerpo al engordar con un bebé
adentro. ¿Acaso sabes cómo se ve la piel colgando después de parir?

—Espero que estés mintiendo. De verdad lo espero si no quieres una puta guerra contra tu papito
y sus perros falderos.—Tensa la mandíbula.

Está enojado.
Se ha creído algo...

Eso es bueno.

—Me da lo mismo. Después de todo ya mataste a quien quería. Puedes matar a Alan si quieres.
Que esté vivo o muerto no suma nada a mi vida.—Finjo un bostezo.

Se me quitó el sueño solo quiero enojarlo más.

—Ahora si me permites. Tengo sueño.—Me acomodo ignorando su presencia y cierro los ojos.

Lo siguiente que escucho es como se cierra la puerta de golpe.

Nota: me pone feliz poder ver a mis personajes así...

Les dejo como imagino a Akira. Recuerden son libres de imaginar cómo deseen.
La tercera es la más parecida:)

Gracias por leer las quierooo


53

Damon.

Esto lo cambia todo.

Está embarazada.

Y no sabe quién es el jodido padre.

Joder.

Necesito algo de licor. Toda esta mierda está pasando tan rápido...

Temo cerrar los ojos un segundo porque cualquier mierda puede pasar.

Akira.

No pasaron ni dos minutos desde que salió Damon y ya pasó nuevamente Alan.

—Akira. ¿Estás bien?—Pregunta preocupado.

—¿Por qué estaría mal?—Contesto.

—Salió enfurecido. Pensé que te había hecho algo.—Se sienta.—Escuche lo que hablaron.

Es cosa de horas para que Damon descubra que le mentí. Tengo que desaparecer. Si lo hago
podré escapar.

Alan parece más fácil de manejar. Al menos él no está obsesionado conmigo.

—Acepto.—Digo.

—¿Qué?—pregunta confundido.

—Acepto irme contigo. Pero tiene que ser ahora. Y no viviré contigo. Si escuchaste lo que dijo
Damon. Sabrás que me buscará. Y no puedo estar en el país para cuando sepa que me fui.

Su cara se ilumina de algo parecido a la felicidad o ilusión. No lo sé...

Lo único que se es que tengo que salir de aquí ahora. No me importa irme con Alan. Por mucho
que lo odie es mi única salida.

—No te arrepentirás—Toma mis manos y me quejo.—Lo siento... De verdad. Por todo. Pero te
juro que haré de todo para compensar lo que he hecho.
Yo solo meneo la cabeza.

Solo espero. Por una vez en mi vida que algo salga bien. Solamente quiero paz.

—Saldremos dentro de poco.—Señala la esquina de la habitación.—Alístate. Tendré todo listo


en breve.

—Está bien.

Damon.

Me tambaleo en la entrada del hospital. De la cantina salí directo para acá.

No bebí mucho...

Tal vez sí.

No lo sé.

Joder. Ya no se nada de mi vida.

Lo único que deseo ahora mismo es verla. No me importa si está embarazada o no. O si el hijo es
mío o no. Nada más me importa ella.

—Akira.—Me acerco a la recepcionista.—Quiero ver a Akira Genovés.

Digo y la chica empieza a teclear.

—Lo siento señor... No hay registro de ninguna señorita con apodo Genovès.—Dice.

—Ups.—Me río.—Eso aún no pasa.—Niego con la cabeza.—Busca Akira Belinsky.

Ella asiente y vuelve a teclear en el computador.

— Está bien, aquí está.—Habla lentamente —La señorita Belinsky acaba de ser retirada hace
unos instantes por el señor Belinsky.

Mi pecho se acelera.

Se ha ido.

Se fue...

Mi celular vibra.

De la nada me siento sobrio de nuevo. Es como si un balde de agua fría me hubiese caído.

—¿Si?—Contesto.
—Señor, La señorita Akira y Alan Se están yendo.—Informa— ¿Quiere que los detenga o los
siga?

Cierro los ojos intentando procesar todo.

—No hagas nada.—Digo con pesar—Déjala ir.—Hablo mientras siento como dejo ir un pedazo
de mí.

Se lo prometí.

La iba a dejar ser libre.

Ahora lo es.

No importa cuánto me duela... Si no lo hacía ella iba a morir. De una u otra manera encontraría la
manera de matarse.

Y sinceramente prefiero tenerla lejos a en un ataúd.

No podría vivir sabiendo que ella ha muerto.

—¿Señor...? ¿Está bien?—Habla la recepcionista y la ignoro.

Me llevo la mano al pecho. Intentando recuperar el aliento. Siento como algo me falta y sé
exactamente que es.

Mis piernas flaquean. Pero no me dejó vencer.

Tengo que salir de aquí.

Necesito algo para aliviar este dolor...

Nota: Gracias por leer :))


54

Akira.

—¿Estás bien?

Dios estoy cansada de esa pregunta. Agradezco que se preocupe o finja hacerlo pero me cansa.
De verdad.

—Sí.—Contesto incómoda.

Me siento fuera de lugar.

—¿Necesitas algo?—Pregunta.

—Necesito ir a mi casa. Tengo que sacar unas cosas...—Le digo y luego doy la dirección.

Tengo que ser rápida.

—Te puedo comprar lo que desees. No es necesario.—Saca su billetera.

—Son cosas de Oliver.—Comento y veo como su mano se detiene.

Se queda congelado.

—¿Podemos hablar de eso?—Habla con suavidad. Bueno. Con tanta suavidad que pueda hablar
un hombre de este mundo.

—Algún día. Ahora no puedo.—Explico y él asiente.

Todavía todo se siente raro.

Aún guardo rencor. Pero me está ayudando.

¿Significa algo?

¿O simplemente lo hace por lástima?

—¿Es verdad?—Pregunta.—¿Abortarás?

—Sí.—Miento.

Nunca hay que confiar mucho en alguien. A veces es bueno tener la clase de secretos que solo
uno sabe. Y así se quedará.
—Sé que esto no cambiara nada...—Cambia de tema.

Lo agradezco. El embarazo no es algo de lo que quiero hablar.

—Pero realmente lamento haberte abandonado con tu hermano. Estaban solos... Desprotegidos.
—Continúa—Lamento todo lo que ha pasado. Juro que de haber podido jamás me hubiese ido.

Abro la boca para hablar pero me detiene.

—Déjame explicarte.—Asiento y continúa—Estaba metido con gente mala. Muy mala. Que era
capaz de matar a mujeres embarazadas imagínate lo que le hubiesen hecho a ustedes... Tuve que
sacrificar todo lo que me importaba para llegar hasta donde estoy. Estuve mucho tiempo
escondido. Es cierto. Tuve una nueva familia. Pero me abandonaron en cuanto encontraron como
obtener más dinero. Y se fueron...

No digo nada solamente escucho sin interrumpir.

—Todo ese tiempo que no estuve con ustedes. Estaba trabajando. Para tener algo que ofrecerles.
Algo más que una pocilga, pero...

—Te olvidaste de nosotros en el proceso.—Añado con amargura.

—No. Jamás. Cuando pude tener lo que quería empecé a tener problemas con los italianos. Se
formó una guerra. Una maldita guerra dónde estaba involucrado Damon. Temía que si iba a
ustedes él les hiciera algo.—Explica.

—¿Alguna vez leíste los mensajes que te mandé?

Él niega.

—No. Por un tiempo tuve que estar prácticamente incomunicado. Solo ocupaba radio
transmisores que eran más difíciles de rastrear.—Baja la mirada.—Si hubiera sabido que Oliver
estaba tan mal... Habría quemado el mundo para salvarlo.

—¿En todo ese tiempo nunca pensaste si teníamos para comer siquiera?—Inquirí.—Gracias a
dios fueron pocos los días que nos quedamos sin comida.—Suspiro entrecortadamente.—Con la
pensión que dabas no fue suficiente. Entre el alquiler, la escuela. Los útiles... No nos alcanzaba.

Una vez mi hermano estaba llorando. No sabía de qué era. Y él tampoco...

Cuando lo lleve al hospital me dijeron que era de fatiga...

Aún duele acordarse de eso. Pero gracias a eso salí adelante. Trabaje.

Cuide de él.

—Pensé que había alguien de la familia de su madre cuidando de ambos.

Me río.
—Esa gente ni siquiera nos conoce.—Niego.—Pero ya no importa. Nada devolverá el tiempo.
Nada me lo traerá de vuelta.

El auto se detiene.

Miro por la ventana y veo que llegamos.

—Vuelvo enseguida.—Abro la puerta del auto.

—Te acompaño.—Dice Alan.

No protesto.

No saco nada con eso.


55

Damon.

Me muero de ganas de ir a buscarla. Le necesito...

Pero la decisión ya está tomada.

—¿Señor, se encuentra bien?—Habla uno de mis hombres.

La verdad es que no me esfuerzo en aprenderme sus nombres...

Solo me sé los nombres de unos pocos que son los que han estado hace tiempo conmigo.

—Estoy excelente. ¿Acaso me veo mal?

—Para nada... Pero lleva bebiendo desde que la señorita Belinsky se fue.—Apunta la botella de
Tequila.

—¿Acaso tengo que darle explicaciones a la servidumbre cuando quiero beber?—Encaro una
ceja.

—Akira...

Mi puto pecho empieza a volverse loco cuando escucho ese nombre.

¿Quien se cree él para decir su nombre?

—No digas su nombre.—Abro el cajón de mi escritorio.—¿Acaso tenías algún tipo de confianza


con ella?—Saco el arma.

Me levanto de mi silla y me dirijo a él.

Me doy cuenta de que no agacha la mirada. ¿Qué se cree?

Eso es una evidente falta de respeto. Un desafío.

¿Acaso está mierda quiere desafiarme?

—¿Acaso te la follaste?—Coloco la pistola en su barbilla, dispuesto a disparar.—Contesta.

—N-no señor pero...


—Entonces no tienes el jodido derecho de decir su nombre. Ni ahora ni nunca en tu puta vida.—
Me acerco más a él.—Espero que por tu bien jamás le hayas tocado un pelo.—Susurro.—Porque
si es así lo descubriré. Y te haré lo mismo o incluso peor a lo que le hice Edgar.

Él asiente.

Llevo mi puño que está envolviendo el arma y lo golpeó sangre sale disparada en el aire y el
idiota se queja.

—Para que aprendas a bajar la mirada cuando tu superior habla. Tú estás para obedecer no para
protestar.—Le recuerdo.—Avísales a los demás. En esta casa nadie la nombrará y el que lo haga.
Se le esperará un destino peor al de Edgar.

—Si señor. Lo lamento.—Baja la cabeza.—¿Me puedo retirar?

—Vete.

Sale rápido.

Es hora de que aprendan a respetar.

—¿Puedo pasar?—Pregunta una voz.

—Ya estás adentro.—Ruedo los ojos.

—Deberías parar.—Menciona.

Lo ignoro.

Otro jodido grano en el culo.

—Lo digo en serio. Volverás tu vida una mierda si te vuelves un patético borracho.—Dice
marcando las últimas palabras.

—Ten cuidado por como me hablas...—Me dirijo a sentarme nuevamente.—No olvides quien
soy ni tu lugar. A mí nadie me da órdenes.

—¿Nadie?—Se burla—¿Estás seguro de eso?

—Cierra la boca.

—¿Acaso olvidas que ella te tenía como su perrito faldero? Hacías lo que ella quería. Yo fui
testigo de eso, y muchos de tus hombres también.

—Cállate. Tú estás muerto. ¿Lo olvidas?—Me sirvo otro trago.

Tequila puro.

Sin limón ni sal.


Así me gusta.

—Pues lo que no olvido es que debería estarlo. ¿O acaso olvidas que también le hiciste caso en
eso? Admítelo Damon. Ella te dominaba a ti. Y tú dejabas que lo hiciera...

—Tienes razón. Le hacía caso a ella. Pero ella ya no está.—Susurro enojado.— Ya nada me
impide matarte. Y joder. Debería matarte ahora mismo porque por tu culpa ella se ha ido.

Él se ríe y niega. Dejando caer la capucha negra que tiene para ocultarse.

—No me culpes. Ella no te quiere. Jodidamente acéptalo. Por eso se fue. Y si se intentó matar no
fue solo por mí. Fue por ti. No aguantaba seguir aquí. La tenías contra su voluntad.

—Jódete.—Tomo la botella y la lanzo en su dirección.

Pero el viejo tiene buenos reflejos aún.

Logra bajar la cabeza antes de que le llegue.

—Contrólate hijo.—Susurra preocupado.

Aprieto los dientes.

—¿Es jodido querer a una persona que no te quiere cierto?

Es el único que lo dejo hablarme así.

Y a pesar de cuánto lo este odiando ahora mismo. No puedo matarlo.

No puedo matarlo por mí.

Ni por ella.

No pensé que ella reaccionaria así. Este viejo se supone que se iría para desaparecer. Pero las
cosas se complicaron y aquí está.

—En el fondo sabes. Que aunque no estés con ella. Sigues bajo su control. Por eso no me matas
ni lo harás.

Niego.

Pero se que tiene razón...

—La necesito...—Susurro mientras siento que me estoy desmoronando.

—Es una nueva oportunidad. Damon. Puedes hacer las cosas bien. Buscar a alguien que te
quiera. Sigue adelante y déjala en paz.—Dice de manera fría.

Si él supiera...
Si supiera lo que siento.

Si supiera que nadie más podría llenar este vacío. Que aunque parezca de película... Siento que
jamás podré avanzar.

¿Así se siente el amor?

¿Por qué duele?

Y la pregunta del millón...

¿Por qué lo siento por ella?

Especialmente ella. Que es tan difícil...

¿Por qué?

¿Por qué esto paso tan rápido?

¿Y por qué mierda soy tan débil cuando se trata de ella?


56

Damon.

Las luces de colores me marean.

La música está fuerte. Pero no tanto como para que duela la cabeza. Aunque con o sin música el
dolor persiste y lo hará.

Solo un puto mago sería capaz de hacerme olvidar.

Estoy cansado.

—Hola...—Susurra una pequeña voz a mi lado.—Me llamo Camila.

Veo a la chica que me habla. Es pequeña. Nada muy impresionante.

Pelo café ojos de igual color.

Le doy una mirada de arriba a abajo y la veo sonrojarse.

Patético.

Akira no se pondría tímida ni miraría hacia abajo. Ella mantendría la mirada para desafiarme.

Vuelvo la mirada a un punto fijo. Pensando en cualquier mierda que no sea Akira.

—¿Quieres bailar?—Dice la tal Camila.

—No.—Termino de beber mi trago y hago de cuenta de que no la escucho.

La ignoro.

No me interesa.

Akira.

—Oh dios mío...—Me llevo las manos a la boca.

Jamás vi otra casa tan grande como está. Aparte de la de Damon.

—Es tuya.—Comenta Alan.—Puedes hacer lo que quieras con ella.

—Gracias...—Susurro sin creerlo.


—Sé que no quieres estar conmigo. Por eso tendrás guarda espalda. No puedes estar sola. Akira.
No puedes ir a ningún lado sin ellos.—Dice seriamente.—Esto es de vida o muerte. No
solamente mis enemigos te buscarán. Los de Damon también.

Asiento sin decir nada.

—Toma.—Saca una tarjeta negra.—Tiene un fondo ilimitado.

Me pasa una Amex negra...

Dios mío.

—El código está en la parte trasera.

—Gracias. De verdad muchas gracias.—Sonrío levemente.

—Es lo mínimo que puedo hacer por mi hija. Y por mi nieto...

Damon.

Me muevo en la cama.

Joder.

Odio despertar. Me encantaría quedarme aquí para siempre.

Pero no puedo...

Abro los ojos.

No he dejado de pensar en el embarazo.

Tuve una oportunidad de ser padre...

Joder.

Y con la persona que me importaba. La que deseo...

Pero se fue a la mierda. ¿Por qué?

Por qué me importó una mujer a la que yo le valía mierda.

Y creo que esa es la mayor razón por la que me gustaba.

No me importaba si ese hijo era mío o no. Joder. Me valía mierda. Podría ser el padre.

Un padre...

Eso ya no importa.
Ella ya debió haber abortado.

Joder

No puedo dejar de pensar.

¿Ella me hubiese querido si yo fuera diferente?

—Mmm...—Una voz me saca de mis pensamientos.—¿Despertaste Damon?

¿Qué mierda?

Miro a mi lado y la veo.

Una mujer.

Desnuda.

En mi jodida cama.

Nota:

Damon: no me interesa...

A la mañana siguiente :
57

Damon.

Joder.

Ni siquiera me acordaba de que tenía a alguien al lado.

—Vete.—Me levanto y me coloco el bóxer.

Ella se sienta en la cama. Mi cama...

¿Cómo mierda permití esto?

En mi puta cama.

Seriamente, creo que me tendré que cambiar de habitación. Odio ocupar la misma habitación
donde me follo a putas.

—Está bien...—Bosteza.—¿Te gustó?

—Ni un poco.—Digo aburrido.—Toma el dinero y vete. Si dices algo de mi ubicación estás


muerta.—Le paso unos cuantos billetes.

—Pero...

—Adiós.—Me despido y me encierro en el baño.

Esta mierda fue un descuido total.

Ni siquiera lo disfrute.

Ni con una puta puedo sacarme a Akira de mi sistema. Nada es suficiente. Nada me gusta.

¿Qué mierda me pasa?

Para poder siquiera tener una erección tuve que cerrar mis ojos e imaginarme a Akira.

Joder.

Maldita mujer.

Cuánto la extraño...

Perdí la cuenta de los días desde que se fue. Desde ahí no tengo noción del tiempo. Me importa
una mierda dormir o no. A veces ni como.

Hay días que solo el alcohol es el que llena mi estómago.

Le hice caso a Lincon. Intenté avanzar. Con una puta. Y no funcionó. Esto es lo que necesitaba.
Necesitaba saber si Akira era reemplazable.

Y jodidamente no lo es.

Tengo que hacer algo. O tengo a Akira.

O me olvido para siempre de ella.

Me meto a la ducha buscando borrar cualquier rastro de la mujer de anoche.

No es la mujer que quiero para dormir.

Ni la que quiero que me marque.

Akira.

—Él es Rick —Señala Alan a un rubio—Y él es Bryan.—Señala a un pelinegro que parece más
delincuente que guarda espalda.

—Buenos días. Chicos.—Saludo.

—Buenos días señorita Akira.—Saludan cortésmente al unísono.

—¿Confías en ellos?—Pregunto a Alan.

—Con mi vida.—Asiente.

—¿Seguro? No es por discriminar, pero Bryan parece que me asaltara no que me va a proteger.
Y Rick parece un muñequito de porcelana dudo que sepa pelear.—Hablo fuerte. Sin importar que
ellos escuchen.

—Akira. Deja de buscarle la quinta pata al gato. Sé que no quieres que te vigilen. Pero te
protegerán. Confío en ellos.

—Pues ya que. Ya están acá.—Digo con indiferencia.

Podría ser divertido...


58

Akira.

—Vamos a salir.—Les informo a los chicos.

Me estoy adaptando bastante bien con ellos. Aunque ahora no hablan mucho. Son agradables.

Pensé en hacer muchas cosas para que se fueran de mi lado. Pero ninguna funcionaria. Es por mi
bien. Sin ellos estaría completamente desprotegida.

Aparte ellos me sirven para no estar tan sola. ¿Como unos amigos?

No lo sé.

Pero me ayudan. Ya que, intenté contactar a Fátima y nunca respondió nada...

Era la única amiga cercana que tenía en ese entonces.

—Bien. Iré a preparar el auto.—Dice Bryan.

—¿A dónde quiere ir señorita Akira?—Pregunta Rick.

—Necesito comprar algo de comer. Odio la comida "saludable" que hay aquí.—hago comillas
con los dedos.

Él asiente y no dice nada.

...

—¿Y qué tal?—pregunto sacándome las manos en mi delantal.

Decidí cocinarles.

Estaba aburrida.

Sé cocinar. Es más me encanta cocinar cosas que sé hacer...

Pero ahora se me ocurrió seguir una receta de internet.

Y ellos la probarán.

Se llevan un bocado a la boca. Luego de masticar comparten una mirada. En sus caras no se ve
reflejado nada. Eso es fastidioso.
—Muy bueno.—Habla Rick.

—Delicioso.—Dice Bryan.

—Exquisito...

—¿De verdad?—Encaro una ceja. No parecen muy convencidos.—Saben que no les haré nada si
me dicen la verdad. No los voy a matar ni nada por el estilo. Si me van a proteger lo mínimo que
les pido es confianza.—Me cruzo de brazos.

Ellos asienten sin decir nada.

—Les voy a preguntar otra vez. Espero que sean sinceros.—Los miro seria—¿Qué tal está la
comida?

—Asquerosa.—Habla Bryan.

—Horrible.—Veo como Rick toma un vaso de agua.

—Incomible.

—Vomitiva.

Abro los ojos sorprendida.

—¿Saben que? Métanse su confianza por el culo. No la quiero.—me quito el delantal.,—


Muéranse de hambre no les cocino nunca más.

Digo frustrada pero a la vez sorprendida. Si así reaccionaron mejor ni pruebo lo que hice. No le
hará bien al bebé.

—Gracias a dios.—Escucho a unos de los chicos murmurar

—Idiotas.

Meses después.

—Joder.—Me quejo al bajar las escaleras.

La barriga no me deja moverme bien. Pesa demasiado.

Joder.

Jamás pensé que seguir adelante con esto sería tan molesto.

—Señorita Akira. Tiene que tener cuidado.—Se acerca Rick a mí.


—Te he dicho mil veces que me llames Akira. Deja las formalidades.—digo y me agarra la mano
para ayudarme a bajar.

—Tiene que tener cuidado.—Dice ignorando lo que dije recién.—Su estado es delicado...

—Es aburrido. ¿No?

—¿Qué cosa?

—Ser el maldito niñero de una mujer embarazada.—Me río.

—Es mejor de lo que pensé.—Se encoge de hombros y me ayuda a terminar de bajar las
escaleras.—Fui entrenado para matar y proteger y aunque no haya acción acá... estar aquí
definitivamente es una buena manera de ganar dinero, a mi madre le gustaría.—Comenta—
Aparte no eres tan fastidiosa en tus días buenos.

—Idiota.—Sonrío.

Me gusta que se sientan en confianza de bromear conmigo.

Me hace sentir más acompañada.

Me tocó la espalda mientras camino. El dolor es insoportable.

Se supone que en unas semanas debería dar a luz...

Y aunque tengo miedo. Quiero ver mi bebé.

No quise saber cuál es su sexo en los controles. Quiero que sea sorpresa. Aunque todos creen que
será niña.

Pero yo siento que será niño. Es un presentimiento...

Camino unos pasos pero me detengo. Siento como el bebé se mueve y me aferró a la mano de
Rick.

Un líquido cae de golpe al suelo.

Oh no...

No...

¿Tan pronto?

Esto no puede estar bien. Faltan semanas aún. Una o dos. Joder no lo sé no llevo la cuenta tan
bien.

—Wow... Ninguna mujer se ha mojado tanto por mí.—Habla en tono de broma y niega con la
cabeza.—Si querías orinar tenías que decirl...
—¡Idiota!—Grito histérica.—Rompí fuente...

Él abre los ojos, asustado.

—Joder...
59

Damon.

El puto tiempo pasa jodidamente lento cuando no hay nada bueno en tu vida.

Tener una vida que se basa en trabajar es agotador. Aunque...

Eso es lo que he hecho toda mi vida.

¿Por qué que quejo ahora?

—Jefe. La entrega no ha llegado.—Llegan a informarme.—¿Quiere que envíe a alguien al lugar?

—Ve tú con unos cuantos hombres. Me informas cualquier cosa.

—Como mande jefe.—Dice y se despide.

...

—Jefe hemos llegado.—Me informa atrevés del


celular.

—Sigue—Digo para que continúe.

—Aun ni sabemos el por qué... pero vimos a Alan por estos lados. No precisamente acá... pero
pudo haber estado vigilando...

Mierda.

Ese idiota...

¿Acaso quiere robar mi mercancía?

Imbécil...

—¿Quiere que los sigamos?

—Sí. Cuando lo tengan me avisan y me mandan la ubicación. Él y yo nos debemos una charla.—
Digo y cuelgo.

Dejo el celular en la cama y voy al armario.

Lo abro...
Encuentro ropa que no es mía.

Porque está no es mi habitación...

Es la de ella.

Me cambié después de que esa mujer despertó a mi lado.

Desde ahí esa habitación es de invitados... Pero aún no cambio todas mis cosas.

Y tampoco sacaré la ropa de ella. No puedo ni quiero.

Tomo una de sus prendas y me la llevo a la nariz. Viendo si aún sigue su aroma...

Mi celular empieza a vibrar. Me acerco rápido y lo tomo.

—Habla.

—Jefe. Lo vamos siguiendo desde hace unos minutos y se detuvo en una tienda infantil... Ya
salió de ahí y... Ahora va hacia el aeropuerto. Parece que se va del país...

Joder.

En el aeropuerto. Los juguetes.

Mierda.

Eso puede significar una sola cosa...

—Mándenme la dirección.—Cuelgo.

Prometí una cosa. Y la cumpliré.

La deje ir.

Pero eso no significa que no pueda saber de ella...

Porque para mí es imposible.

La conocí y desearía no haberlo hecho. Porque eso me arruinó.

Ya nada es igual ni lo volverá a ser.

Nota: lamento el cap corto.

Les dejo mis redes: Tiktok: Mina_lectora


Ig: rminv o minaa.liz

Jsjs esoo gracias por leer cuidense por favor y tomen agua.
60

Damon.

Mi corazón quiere salir de mi pecho.

En estos meses supe que ella se había ido del país...

Pero jamás me imaginé que si tendría al bebé. Joder.

Es un jodido presentimiento.

Es mío.

Sé que es mío. Antes no estaba seguro pero ahora sí.

Y no puedo hacer nada...

Nada notorio al menos.

Les pedí a mis hombres que investigarán hacia donde se dirige Alan.

La deje ir.

Eso ya está hecho.

Y por ahora dejaré en paz...

Hasta que tenga una oportunidad de conquistarla...

Si quiero hacerlo no puedo repetir los mismos patrones de antes.

Tiene que ser diferente.

Joder.

Akira.

Mierda...

Las contracciones ya son seguidas. Estoy lista.

No lo puedo creer.

Vi tan lejano ser madre que ahora no me lo puedo creer que dentro de poco tendré a mi bebé en
mis brazos.

—Señorita Belinsky tiene que calmarse.—Habla la doctora.—Respire conmigo. Inhale... exhale.

Le hago caso.

Pero joder.

Las malditas contracciones me tienen mareada.

—Bien. Ahora le diremos cuando tiene que pujar.—Escucho su voz lejana.

No puedo pronunciar alguna palabra. Siento como si todos mis huesos se estuvieran partiendo a
la mitad.

Es terrible. Jamás experimenté un dolor así. Y espero no volver a hacerlo.

Por un momento deseé haber acabado con esto...

—Puje.—Me ordena sacándome de mis pensamientos.

—¡Mierda!—Grito cuando pujo como me indico la doctora.

Odio esto. No el ser madre. Si no el dolor.

Soy tolerante al dolor, pero esto me sobrepasa. Siento como si un camión con una gran carga me
pasara por encima una y otra vez.

Siento...

Como si no lo fuera a lograr.


61

Damon.

En Italia.

Todo este tiempo ha estado en Italia. Mi territorio y jamás me di cuenta.

No sé si lo ha hecho a propósito o no. Pero lo agradezco.

Fui tan imbécil...

A la mierda con lo de la mercancía. A la mierda todo.

Esto es más importante y sé que mis hombres se encargan de eso.

...

No fue tanto trabajo averiguar dónde estaba. En realidad fue fácil. Es una de las ventajas que hay
al ser hijo del mayor hijo de puta de Italia. Algo bueno que dejó mi padre aparte de mí, claro
está.

Camino por los pasillos. He Sido cuidadoso...

Pedí que nadie informará de mi regreso a este país.

Por lo que si Alan no me ve. No sabrá que estoy acá.

Solo quiero verla.

Eso es todo.

—Hola señor. ¿En qué lo podemos ayudar? A quien busca?—Me habla un tipo.

Lo miro fijamente.

—Busco a mi esposa.—Siseo.—Se llama Akira Belinsky me informaron que la han traído acá.

Él me mira de pies a cabezas. Analizando cada uno de mis movimientos.

—¿Si es su esposa porque no tiene anillo?—Señala mi mano.—Y porque no vino con ella si se
supone que están casados...

—¿Acaso me estás diciendo mentiroso?—Me ajusto mi ropa dejando ver mi arma. Él se percata
de eso y su cara se vuelve pálida.—No es que sea de tu interés pero estamos peleados. Es esa la
razón por la que no llegamos juntos y por qué no llevamos anillos.—Me arremango la camisa y
levanto el brazo. Mostrándole mi mano sin anillo pero a la vez mis tatuajes.

Uno en específico.

—S-señor Genovés.—Sus ojos se abren.

Está asustado.

Bien.

Debería estarlo.

—Lamento mucho todo esto. Por favor lo llevaré dónde está la señora...—Hace una especie de
reverencia rápida y empieza a caminar.

—Espero que no abras la boca con nadie de esto.—Digo seriamente.—Yo no estuve aquí. Ni en
el hospital ni en el país.

—Está bien señor. De verdad discúlpeme. No sabía que era usted...

Lo ignoro.

—Es aquí.—dice cuando estamos afuera de una habitación.—La señora está durmiendo. Tuvo un
parto prolongado.

Asiento sin decir nada.

Siento el puto corazón en la garganta. Estoy nervioso.

Nunca estuve tan nervioso como lo estoy ahora.

Solo espero no encontrarme a nadie dentro de la habitación porque se lo harán saber a Alan...

Pero es un riesgo que quiero correr.

Cierro los ojos tomando un respiro y abro la puerta.

Al entrar la veo.

Tendida en la cama. Con el cabello pegado a la frente por el sudor.

Durmiendo.

Relajada...

Pongo el seguro en la puerta. Y vuelvo a concentrarme en ella.


Tiene ojeras. Está pálida y con los labios secos. Pero eso no quita el efecto que tiene siquiera su
presencia en mí.

Me siento bien...

Cómo si volviera a respirar.

Joder.

Paseo la mirada por la habitación. En busca de aquella criatura que ha dado a luz. Pero no está.

¿Por qué no está?

Me acerco a ella. Teniendo cuidado en despertarla. Sé que si me ve. No reaccionará bien. Y


tampoco espero que lo haga.

Mi pecho se infla de orgullo. Ella es tan fuerte...

Con lo que le hice. Sobrevivió y en vez de tenerme miedo. Siguió luchando por lo que quería. Y
ahora esto.

Es madre...

Sigo acercándome a ella hasta que nuestras caras están a solo centímetros.

—Vuelve a mí.—Susurro algo que es muy improbable que se cumpla. Al menos. Dudo que
vuelva voluntariamente.

Inevitablemente, mis ojos se deslizan a sus labios. Tan tentadores.


Sería aún más riesgos besarla...

Pero. Joder...

Vale la pena.

Poso mis labios sobre los suyos. Sin presionar demasiado para no despertarla. Muevo lentamente
mis labios sobre los suyos queriendo que jamás se acabe este momento. Está mal. Si fuera un
buen hombre me importaría.

Pero no lo soy. Tampoco pretendo serlo.

Solamente importa ella en este momento.

Me encanta esta mujer. Maldita sea.

Ojalá pudiera retroceder. Si no hubiese sido tan imbécil... Esta historia sería diferente.

Escucho como forcejean con la puerta.


Joder.

Dejo sus labios y busco un lugar donde esconderme en la habitación.

Mierda.

El baño.

Eso es.

Corro hacia el baño. Siendo cauteloso. En teoría no puede entrar quien sea que está afuera
porque puse seguro... Pero más vale prevenir que lamentar.
62

Damon.

Me encerré en el baño.

Si salgo estoy jodido.

Ella se está moviendo. La puedo ver por la rendija de la puerta.

La persona que está intentando entrar no se da por vencida.

Joder...

¿Cómo saldré de aquí ahora?

—¿Akira estás despierta?—Una voz masculina le habla.

No es Alan.

Conozco su voz y definitivamente no es la que estoy escuchando.

Dudo que sea alguno de los hombres de Alan. Porque la llama por su nombre.

¿Quién es este tipo?

¿Qué tipo de confianza deben tener?

¿Será alguien importante en su vida?

Escucho que después de varios segundos la puerta se abre.

Veo como una figura se acerca a la camilla.

Para este entonces Akira ya está despierta.

Se sienta en la cama y veo como le pega una cachetada al tipo.

—¿Y eso por qué?—Pregunta el hombre confundido.

—No te hagas el idiota. A lo mejor estaba dormida pero lo sentí. Me besaste.—Acusa.

Joder...

De la que me salve.
Akira.

Bryan se queda estático ante al golpe que le di.

¿De verdad se hace el sorprendido?

—Pero sí yo no...

—No lo niegues. Sé lo que sentí.—Lo apunto con el dedo.

—Mira. Te entiendo. Te gustó e imaginas cosas...

—¡NO LO IMAGINÉ!—Grito haciéndolo saltar.—Y definitivamente no me gustas.—Siseo.

¿Se cree que soy idiota?

—Mira...

Lo interrumpe una enfermera. Ella trae a mi bebé...

Le dejo de prestar atención a Bryan y me concentro en mi hijo.

Es un niño.

Siempre lo supe.

Lo presentía.

Digamos que el instinto de madre me lo dijo.

—Se parece mucho al papá—Dice la enfermera y me tenso.

Joder.

¿Qué mierda?

—Felicidades, señor.—Le dice a Bryan y yo me relajo.

Él me mira en busca de alguna respuesta y yo me encojo de hombros.

La verdad no me importa lo que piensen los demás. Lo único importante es la criatura que tengo
en mis brazos.

Sus ojos son claros. Hermosos...


63

Damon.

Felicidades, señor...

Joder.

¿Es el jodido padre?

Me niego.

No puede ser...

Pero.

Joder.

¿Será que es el uno de los tipos que me dijo?

No lo creí posible pero viendo esto...

No lo es.

Joder. Y aunque debería importarme. No me importa.

¿Ya mencioné que solo me importa ella?

Porque es verdad.

Sea quien sea el padre. Me vale mierda.

Apenas salga de aquí. Me empezaré a mover.

No puedo darme por vencido. No con ella.

Nunca quise admitirlo, pero la primera vez que la Vi. Me imaginé a Yuri.

No quería imaginármela por eso ignoré su parecido en ese momento.

Pero dios.

Si creyera en la reencarnación. Creería que ella reencarnó en Akira.

Pero es imposible.
Aparte Yuri me gustó.

Pero Akira me enamoró.

Su personalidad.

Joder todo.

—Vete.—Escucho como Akira le dice al tipo.

—Si quieres te puedo ayudar.—Ofrece.

—No necesito ayuda para amamantar a mi propio hijo. Gracias.—Dice.

Mis puños se aprietan.

¿Ese jodido idiota quería tocarla?

Joder.

Me contengo para no salir a darle una paliza a ese idiota.

—Vete. Bryan.

Él no espera más y se va.

Bryan.

Así se llama el idiota...

Podría salir ahora y verla a ella y al bebé. Podría llevármela... Puedo hacerlo. Sería demasiado
fácil.

Pero no quiero eso.

No quiero que esté obligada a mi lado.

...

Akira.

Me cambiaron de habitación a una mucho más cómoda y días después me dieron el alta.

La verdad pensé que quedaría mucho más agotada de lo que quede del parto. Fue doloroso. Muy
doloroso.

Pero no dolió tanto después...


O tal vez simplemente me acostumbré al dolor.

—Vamos bebé. Es hora de comer.—Digo tomando a Nilo.

Así lo llamé. Estaba entre Odín y ese.

Al final decidí Nilo...

Cada vez que lo veo me preguntó. Lincon si lo conociera...

¿Cómo reaccionaria?

¿Cómo reaccionaria al ver que si lo tuve...?

¿Acaso hubiese aceptado ser su abuelo?

Es loco. No es mi padre...

Pero me hubiese encantado que mi hijo tuviera el privilegio de tener un abuelo como él.
64

Akira.

Las noches son agotadoras

De verdad uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Antes podía dormir tranquila. En la
noche. Al menos más de dos horas seguidas.

Y ahora sí sus llantos no me despiertan, me despierto yo.

Solo para comprobar que esté bien.

Sabía que ser madre era agotador. Pero no tanto.

Hoy vino Alan a quedarse acá a cuidar a Nilo.

Porque tengo que salir a ver a alguien. Y no es seguro llevarlo. Es muy pequeño. Podría agarrar
cualquier enfermedad por ahí.

Salgo de casa sola. Sin Rick ni Bryan. Hay unos hombres en la salida, pero ya sé cómo evadirlos.

Damon.

Estoy en Italia.

No me he ido.

Ni planeo hacerlo aún.

Fierro se me unió hoy. Me dijo que necesitaba venir. Pues le comenté por error que ella está
aquí. Y cree que es más seguro si él está cerca de mí.

De lo que aún no estoy seguro si es por mí o por ella.

Miro a Fierro quien se encuentra frente de mí con el celular.

Mensajeando con alguien.

—No viniste únicamente por eso.—Capto su atención—¿Verdad?

—¿De qué hablas?—Pregunta guardando el celular.

Cómo si estuviera escondiendo algo.


—¿Desde cuándo desconfías tanto de mí?—Se cruza de brazos.

—Desde que ella apareció en nuestras vidas.—Respondo simplemente.—No hay confianza


cuando de ella se trata.

Él niega la cabeza riendo.

—Tengo que salir.—Se levanta cambiando de tema.—Volveré dentro de una o dos horas.

Entrecierro los ojos analizando sus movimientos.

—¿A dónde vas?—Pregunto, pero él ya empezó a caminar. Ignorando lo que le dije.

Nota: muchas gracias por leer.

Lamento si no estoy tan activa, pero debido a lo que está pasando últimamente en mi país la
preocupación es inevitable.

Igual trataré de traer otro cap hoy :)


65

Damon.

Estoy en mi casa. Hace mucho que no venía por acá. Le pagué a unas personas para que
mantuvieran la casa en pie.

Extrañaba este lugar.

Pasan horas. Tres para ser exactos.

Y recién viene llegando. Tiene una expresión de preocupación.

—No llegó...

—¿Qué?—Pregunto confundido—¿Quién?

—Akira... Encontré su número y la llamé. Dios. Estaba tan feliz... Y hoy nos íbamos a juntar. En
una cafetería. Hace dos horas debería haber estado ahí...—Dice con melancolía.

—Pero no lo hizo. Me mando un mensaje de que venía saliendo y después no respondió más...—
continúa.

—¿Hace cuánto la llamaste por última vez?—Digo intentando calmarme.

Se iban a juntar y no tenía ni puta idea. Joder, sabía que no tenia que volver a confiar en el.

—Cuando llegué acá. La llamé y no contesto.

—¿No te comento si alguien la iba a acompañar?

Niega.

—Quedamos en que seríamos los dos nada más. Dijo que nadie tenía que saber que nos íbamos a
juntar.—Agacha la cabeza.

Joder...

—¿Y no se te ocurrió de que le puedo haber pasado algo?—Pregunto exasperado


—Idiota.

Puede estar en peligro.

Joder.
Saco mi celular y llamo a Alan. Al segundo timbre él contesta.

—¿Dónde está?—Pregunto

—¿Qué?

—Akira.

—Sabes que no te lo puedo decir.

—Déjate de joder. Se que están en Italia. Dime dónde está ella ahora mismo.

—Ella... Salió con los chicos.—Se queda en silencio.—Creo que ya llegó porque los chicos están
acá...

Lo escucho decir.

—Rick. ¿Dónde está Akira?—Pregunta Alan.

—Creí que estaba con usted. Nos pidió que fuéramos a comprarle algo.—Responde este tal Rick.

Mierda.

—¿Tiene GPS el auto?—Pregunto rápidamente.

Ya me estoy preocupado.

—¿Qué está pasando?

—Se iba a juntar con Lincon y nunca llegó. No responde mensajes ni nada. Dime. ¿Salió con el
niño?

—¿Cómo sabes...?—Se corta a sí mismo.—No. Me dejó el niño a mí.

Joder.

—Más te vale que esté bien. Porque si no lo está. Me encargaré de que jamás la vuelvas a ver.

Cuelgo furioso.

Mierda. Cómo puede pasar esto.

Tocan el timbre de la puerta.

—Alison abre.—Le digo a la sirvienta de esta casa.

—Pero no me llamo Alison...

—Ahora.
Ella asiente sin reclamar más. Minutos después aparece ella misma con una caja en las manos.

Eso solo significa una cosa.

Ya saben que volví.

Joder.

Y eso no es nada bueno.


66

Akira.

Todo fue muy rápido.

Un momento estaba en el auto y al otro en la oscuridad.

Antes de desmayarme vi como me seguían, pero como la autopista es libre no le tome mucha
importancia.

Que estúpida fui.

Joder.

Un tipo vino hace un rato. A preguntar unas cuantas mierdas de las que no tengo ni idea. Y luego
se fue.

Pero ahora ha vuelto.

—Vamos. Si no colaboras cortaré tu fino y delgado cuello provocando que toda esa sangre que
tienes se drene para que mueras lentamente mientras mis hombres ocupan tu cuerpo. —
Amenaza.

—Buena suerte intentando matarme. Ya lo han hecho antes y nunca ha funcionado. Al parecer ni
el diablo me quiere en su infierno.—Digo intentando parecer tranquila.

Lo único por lo que no me gustaría morir ahora. Es por mi hijo.

—Mujeres—Se ríe.—Les encanta hacerse las difíciles.

—¿Qué pasa? ¿Acaso una mujer te rechazó y por eso vienes acá a desquitar tu rabia conmigo?—
Me burlo.

Sé que no es un buen momento. Pero mierda. Es como un mecanismo de defensa. No puedo


detener mi boca.

—Akira Belinsky...—Sisea mi nombre.—Hija del puto ruso y mujer del maldito italiano.
Sacamos la lotería contigo parece.

—No soy mujer de nadie.—Reclamo.


Él niega riendo.

Idiota.

Cuánto me gustaría no estar encadenada. Lo molería a golpes. O al menos lo intentaría.

—Dime... ¿Dónde tiene el cargamento de Damon?—Preguntan nuevamente.

—¡No lo sé!—Grito de vuelta.

Me gano otra bofetada.

—Ni siquiera lo he visto. No sé nada de él.—Digo con sinceridad.

—No te creo.—se pone a mi altura.—Saliste más dura de lo que pensaba... Probaremos otro
método.

Lo veo sacar su pistola. La pone en mi frente y evalúa mu reacción.

—Buena suerte con eso. Muchas de ellas me dispararon y mírame aquí. Todavía viva.—Digo
mientras trago saliva nerviosa. Sé que debería callarme.

Pero no puedo.

Susurra algo y luego se levanta y sale de la habitación.

Hijo de puta...

Solo espero que me suelte. Si lo hace sé que podría hacer algo... Quizá quitarle el arma o
cualquier otra cosa. Pero primero lo primero.
67

Damon.

Quedamos con que nos juntaríamos con Alan. Apenas recibí la caja lo contacté.

Es urgente. La tienen...

Está con vida ahora, pero no sé por cuánto tiempo más lo estará.

Es grave.

Algo tiene que servir para encontrarla. Algo nos tiene que ayudar...

O de lo contrario haré lo que me piden.

Me bajo del auto y Lincon lo hace conmigo, una vez abajo saco mi celular y marco al primero en
la lista de contactos.

Me sorprendió cuando me dijo que nos juntemos en su casa. Pero aquí estoy. Dude en venir en
caso de que fuera una trampa. Pero descarte esa idea cuando recordé de quienes estábamos
hablando.

A ninguno de los dos nos conviene una pelea ahora. No cuando Akira está desaparecida.

—Estoy afuera. Ábreme.—Le comunico a Alan.

—Ya voy.

La llamada se corta y luego de unos largos segundos aparece él.

Me sorprende que no hayan hombres vigilando...

Aunque no sería difícil deducir que probablemente ahora estén en busca de algún rastro de Akira
o más bien del auto.

—Bienvenido.—Dice Alan con falda amabilidad mientras me indica a qué pase.

—¿Es tu casa?—Paso observando la mansión.

—De Akira. O lo era, ya que, sabes su ubicación, tendrá que ir a otro lado.—Dice.

—La encontraré donde sea.—Siseo.—Y cuando sea.


—Si, bueno. No la encontraste todo este tiempo.

—La dejé ir. Créeme si no lo hubiera hecho ella estaría conmigo y no estaría a manos del
enemigo.—Digo y él se tensa.

—Eso no lo sabes...

—Deberían concentrarse en lo realmente importante.—Interfiere Lincon.

Alan y yo lo miramos y asiento.

—La tiene la Tríada.—Comienzo.—Te conté que me mandaron una caja. En ella venía una
fotografía, una prenda y una carta.

—¿Trajiste la carta?—Pregunta Alan.

Asiento y la saco de mi bolsillo y se la entrego.

Se queda mirando por un momento la carta y luego me mira a mí.

—Está en chino.—Me la entrega.—Traduce.

Ruedo los ojos.

—Será por qué es la Tríada. Idiota—Habla Lincon por mí.

Tomo la carta y empiezo a leer.

—La tenemos con nosotros, si la quieres volver a ver viva tendrás que aceptar nuestras
condiciones...—Me salto la parte que no es necesaria—De lo contrario la próxima caja que
recibas será su cabeza.

—¿Qué condiciones?—Se cruza de brazos Alan.

—No es important...—Un llanto me interrumpe.

Mierda lo olvidé completamente.

Miro a Alan quien me está observando a mí. Él lleva la mirada hacia las escaleras.

Joder.

No lo pienso ni dos veces antes de subir.


68

Damon.

Sigo el llanto. No me importa que Alan me esté siguiendo.

Quiero verlo.

Me detengo afuera de una puerta. De aquí proviene el sonido...

Joder.

Abro la puerta lentamente y el sonido se intensifica.

Veo a un hombre rubio sosteniendo al bebé. Este hombre me mira y luego mira a mis espaldas.

—¿Es él?—Pregunta seguramente a Alan

No sé que responde, pero eso causa que el tipo se acerque a mí.

Me mira por unos segundos y acomoda al bebé en un brazo. Yo no puedo apartar la mirada de él.
Tiene los ojos cerrados. Se parece a Akira. Demasiado

—Joder.—Gruño cuando un puñetazo me llega en la mejilla.

No me lo esperaba.

Me agarró desprevenido.

—Considera eso por parte de Akira.—va a levantar de nuevo el puño pero habla Alan.

—Rick. Es suficiente.—Alan se acerca a él. Y le quita al bebé.

—¿Puedo?—Trago nervioso.

—No...—Mira a Lincon que en algún momento se puso al lado mío —Si, pero con cuidado.—
Accede a regañadientes.

—Vamos Nilo... Te presentaré a alguien.—Le susurra al niño como si le respondiera.

Nilo...

Me gusta ese nombre.

—Tienes que sostenerlo fuerte.—Me dice cuando un me lo pasa.


Mis manos tiemblan.

Jamás tomé un bebé antes. Hasta ahora...

Sostengo a Nilo con un brazo. Él abre los ojos. El llanto que resonaba en la habitación se ha
disuelto.

Este niño me mira con sus ojos grandes e inocentes. Luego esboza una sonrisa sin dientes.

Estoy nervioso...

No sé qué hacer.

Joder.

¿Qué se le hace a un bebé?

Llevo mi dedo índice para tocar su nariz, pero Nilo atrapa mi dedo con su diminuta mano. Dios.
Apenas logra envolver mi dedo.

Me río.

—Puedes hablarle, ¿sabes? No es un alien. Es un niño.—Habla Lincon pero lo ignoro.

Nilo toma mi dedo con su otra mano también e intenta llevarlo a la boca.

—No. No. No.—Intento quitar el dedo cuidadosamente.—Lincon está cosa me quiere morder.—
Miro a Lincon quien solo se ríe y Nilo también.

—Ten más respeto. Esa "cosa" como le dices, es mi nieto...

—Es mío. ¿Verdad?—Pregunto seguro.—Es mi hijo.

Apenas vi sus ojos lo supe. Son los mismos que los míos. Sé que probablemente Lincon también
lo piensa. Pero es idéntico a una foto que tengo de cuando era un bebé.

Un mocoso...

—Damon...—Suspira Alan.—No nos corresponde a nosotros decir eso.

Nosotros.

Entonces lo sabe.

Lincon lo sabe. Y lo supo todo este tiempo.

Joder.

No sé de qué me sorprendo.
Fui tan ciego.

Estúpido...

Ahora que lo pienso, Akira no pudo haber tenido sexo cuando Lincon se la llevó. Estaba débil...

Joder.

Me arrepiento de haberla dejado ir. Me hubiera encantado haber estado con ella cuando lo tuvo...

—Es mío.—Susurro está vez viendo a Nilo.

Al bebé.

Mi bebé.

Mi hijo...

Mi pecho se infla de la felicidad. Pero esa felicidad baja rápidamente cuando recuerdo las
circunstancias.

Joder.

Akira...

—Te traeré a mami.—Le susurro.—Te lo prometo. Mami estará pronto contigo pequeño...
69

Akira.

El tipo sigue haciendo preguntas.

Y yo no tengo las putas respuestas y me gane varios golpes por eso.

Empiezo a pensar que no me tienen aquí para interrogarme. Si no para algo más...

Siento que les vale mierda lo que yo pueda decir.

—¿Es ella?—Pregunta una voz femenina.

No pronuncia bien las palabras. Por lo que sé que es extranjera.

No puedo ver con claridad. Mis ojos están hinchados por los golpes que me han dado. Que cabe
aclarar que no son pocos...

El dolor me vale mierda. He aguantado cosas más duras.

Lo que me importa es no lograr salir viva de aquí...

Mi hijo crecerá sin madre.

—Sí. Es ella.—Dice el tipo que me ha estado golpeando.

Él no habla raro. Es... Normal. Creo.

—Tú eres la competencia...—Dice la mujer.—Que poca cosa...

Por su tan mala pronunciación adivino altiro su origen. Debe ser de un país asiático...

Todo lo malo me ha pasado a mi. Joder. Cuando apenas tengo una esperanza... Cuando me enteré
de que Lincon estuvo vivo todo este tiempo. Justo ahí me pasa esto.

Dios tiene serios problemas conmigo.

Estoy cansada de ser su guerrera más fuerte.

—¿Qué te hace especial?—Susurra.

No puedo verla.

Pero la siento cerca de mí.


—No me quieren porque tengo información...—Empiezo a toser cambiando de tema.

Mi garganta está seca. Tengo mucha sed.

—¿Eso crees?

—De eso estoy segura. No sé nada. Y creo que ustedes también lo saben. Si esto fuera por
información, ya estaría muerta...—Hago una pausa para tragar.—Les sirvo. No sé para qué. Pero
me necesitan. Déjenme decirles que si me tienen mucho tiempo acá no podré servirles de nada
muerta.

—A lo mejor es eso lo que queremos... Puede que nos sirvas más muerta que viva.—Susurra
para ella misma.

Me irrita su pronunciación.

Cambia letras por la L.

—Mátenme de una vez. O al menos intenten hacerlo. No creo que les funcione.—Me encojo de
hombros.

Tengo que descubrir para qué me necesitan. Si lo hago podría usarlo para poder salir... O al
menos intentarlo.

Sé que no me matarán. Al menos no aún.

Algo quieren. De Alan o Damon. No lo sé...

Pero planean conseguirlo a través de mí.

—No entiendo cómo le puedes gustar a un hombre como Damon... Si eres tan poca cosa.—Habla
la china asiática. Cómo se diga.

—¿Percibo envidia en tu voz?—Me burlo, pero al instante me arrepiento.

La chica. Mujer. Vieja... No sé lo que es. Pero sé que es mujer. O parece serlo por su voz...

Suelta un grito estresado.

Y lo siguiente que siento es como algo duro golpea mi cabeza. Un fuerte dolor me tira a un lado
del piso. Mi cabeza se vuelve a golpear con el piso cuando caigo.

Lo último que escucho antes de que todo se vuelva negro son palabras en coreano...
70

Damon.

—Tienes que soltarlo en algún momento. Hay que ir a hablar de que es lo que haremos.—Habla
Lincon.

—Ahora soy papá.—Digo viendo a Nilo.

—Si, pero hay que salvar a...

—No dejaré que nadie les haga daño.—Suspiro.—Haré lo que tuve que hacer desde el principio.
No hay otra alternativa rápida. De hacer algo se demorará y no hay tiempo que perder.

—¿Qué vas a hacer?—Pregunta Alan.

Quien hace un rato había salido. Pero ahora ha vuelto con un biberón.

—Entregarme. Eso quieren.—Digo simplemente.

—Te van a matar.—Añade Lincon.

Niego.

Alan se acerca para quitarme el niño de mis brazos, pero no lo dejo.

—Tiene que comer.—Sisea.

—Yo le doy de comer.—Le quito el biberón.

—Soy su abuelo.—Se cruza de brazos.

—Y yo su padre. Estoy seguro de que has tenido más tiempo con el que yo. Así que deja de
joder.

—Maldito italiano.—Gruñe.

—Damon. No te puedes entregar. Es peligroso.—Sigue Lincon.

—No me quieren para matarme.—Hablo con la mirada en mi hijo.

Le puse el biberón en la boca y lo agarro rápido. Con sus pequeñas manos intenta afirmarlo, pero
es demasiado pesado para él. Por eso le ayudo.

—Eso no lo sabes.—Comenta Alan.—Pero no me importa. Lo que importa es que mi hija esté a


salvo.

—Quieren una alianza.—Miro a Lincon ignorando al otro idiota.—Les daré lo que quieren y la
liberarán.

—¿Qué tipo de alianza?—Pregunta Alan.

—No necesitan saber más.

Lincon me conoce.

Es como si pudiera leer mis pensamientos.

—No lo harás. No puedes...

—Es lo que hay. Vamos. Es la vida de Akira que está en riesgo, sabes que haría cualquier cosa
por ella, y a mí no me pasará nada.—digo sin estar completamente seguro de que estaré a Salvo.
Pero sinceramente me vale mierda en estos momentos.

Nilo en mis brazos suelta el biberón de su boca. Su cara se comienza a poner colorada.

A los minutos después un olor a podrido invade la habitación.

—¿Qué es ese olor?—Dice Lincon tapándose la nariz.

Miro a Nilo...

El pequeño monstruo se ríe.

Joder.

—Se ha cagado.—Miro a Alan y después a mi hijo.—Vamos campeón. Anda con el abuelo...—


Sin que Alan pueda reaccionar le coloco a Nilo en sus brazos.

Este niño sí que es potente.

—Adios Nilo...—Le hago un gesto con la mano y este se ríe.

—Damon...—Me mira Alan enojado.—Hijo de puta.

—Eres su abuelo.—Me encojo de hombros.—Buena suerte.

Lincon y yo nos escapamos de la habitación. Una vez afuera podemos respirar bien.

Joder.

Por fin.

—Damon. No puedes hacerlo.—Habla Lincon a mi lado mientras empezamos a bajar las


escaleras.

—Es por ella. Haría cualquier cosa para salvarla.

—Pero no esto. La quiero mucho. Pero no lo puedes hacer. No te puedes casar. Encontraremos
una manera rápida para sacarla...

—Lo he pensado. Y no hay manera más rápida que esta.—Me encojo de hombros intentando
parecer despreocupado, pero en el fondo yo tampoco quiero casarme.

Nada de esto lo he planeado con otra persona que no sea ella. Ni quiero hacerlo.
71

Damon.

Hace dos días les dejé un mensaje... Y no responden.

Joder.

En aquella carta que me mandaron me dejaron un contacto. Al que mandé el mensaje diciendo
que estaba de acuerdo con lo que pedían.

Pero no han dejado ningún indicio de que recibieron el mensaje.

Y eso me preocupa...

¿Por qué no responden?

Me han invadido los peores pensamientos, como que Akira desobedeció algo y la dañaron...
Incluso en el peor de los casos, que ya la hayan matado...

No.

Joder no.

Marco nuevamente el número. Esperando que contesten.

Suena una.

Dos.

Tres veces.

Y nada.

Joder.

Lo vuelvo a intentar.

No tengo ni idea de donde pueden estar. Si lo supiera ya estaría allá buscándola.

Están en mi territorio. O al menos lo estuvieron y mi gente ya los está buscando


Pero ninguna información nueva.

Está vez. Si responden.

—¿Dónde están?—Pregunto mientras voy a mi escritorio. Donde esta mi computador.

Si soy rápido.
Podría rastrear la llamada.

—Hola...—Una voz femenina me recibe.

—¿Dónde la tienen?—Pregunto.—Acepte su propuesta, quedamos en un acuerdo.

—Ella está... Ella...

Se escucha como alguien le arrebata el teléfono.

—Ella está bien.—Habla un hombre.—En unos minutos te mandaré la ubicación donde nos
reuniremos. Ven solo.

Y cuelgan.

Más les vale que esté bien. Porque si no lo está habrá una masacre. Aunque sea la última cosa
que haga.

Nota: mini cap. En un rato les subiré otro y si no alcanzo hoy. Mañana temprano
72

Damon.

Apenas me mandaron la ubicación me puse en marcha. Obviamente no vine solo. Pero eso es
algo que ellos no sabrán.

Apenas tenga a Akira. Los demás aparecerán en caso de cualquier cosa.

Veo una camioneta negra estacionarse. Yo estoy abajo. Esperando algún rastro de Akira.

—Damon.—Veo como baja un viejo.

Ese maldito viejo lo conozco.

—¿Dónde está?—pregunto mirando a sus espaldas.

—Cálmate. Primero lo primero.—Dice lentamente.—¡Naomi!

—Gregor.

—¿Qué? Tienes que conocer a tu futura esposa.—Sonríe.

Me estremezco.

—Eso para otro día. Negociamos algo y tienes que cumplir con tu parte.—Siseo.

No veo señales de Akira.

No hay gritos.

Eso me esperaría de ella.

Pero nada...

No hay lucha. Jodidamente nada.

—No estás en posición de ordenar algo. Tengo la ventaja. Yo mando. ¿Olvidas?

Se baja del auto una chica. Con medias blancas y largas. Una falda negra con una blusa rosa.
Tiene dos coletas y sus ojos son rasgados.

—No me jodas. Es una puta niña, Gregor.—Refuto.


¿Está loco?

¿Cuántos años tiene esta criatura?

—Tiene veinte.—Dice.

—No te creo.—Niego con la cabeza.

—Es verdad.—Habla la chica.—Soy mayor de edad. Tengo como comprobarlo.

La miro de arriba abajo.

—¿Por qué mierda te vistes como si tuvieras siete años?—frunzo el ceño.

—Oh... Yo solo quería ser coqueta. Para ti...—Agacha la mirada.

—No lo eres en absoluto. Es espeluznante. Es más, me da asco. No soy un puto pedófilo. Y eso
lo sabes Gregor.—Miro al viejo.

—¿Tan mal me veo?—Susurra.

—Sí.—Respondo sinceramente.

—Damon.—Advierte Gregor.

—Ya la conocí—Lo miro ignorando a la loca—¿Dónde está?

—Pediré que la bajen.—Dice y luego se lo ordena a uno de sus hombres.

—¿Acaso no puede bajar sola?—Pregunto.

—No.

Luego un tipo abre la maletera.

Joder.

En el puto maletero.

Akira aparece en mi campo visual.

Esperaba ver a una Akira corriendo por ser libre. Alegando. Peleando...

No ver su cuerpo estático. En los brazos de ese jodido cabrón.

Mi corazón cae al suelo.

No sé mueve...

Sus manos y cara están cubiertas de sangre.


Joder.

Joder.

Parece que está...

—Te dije que la quería viva.—Saco mi arma. Y le apunto a la loca que se viste de niña.

Los hombres que se encuentran aquí sacan sus armas y me apuntan. A la mierda.

—Y lo está.—Dice y les ordena que bajen sus armas.—Es muy inquieta. Había que calmarla de
algún modo.

—¿No se te ocurrió ocupar algún sedante? Idiota.—Digo apretando los dientes de la rabia.

Lamentablemente tiene razón. Estoy en desventaja aquí...

—No. ¿Donde estaría la diversión en eso?—Se encoge de hombros.—Te sugiero que bajes el
arma y te ocupes de la chica. Su pulso apenas se notaba la última vez...

Hijo de puta.

Cada cosa que le hicieron...

La cobraré con su puta sobrina.

Llegan con Akira a mi lado y la tomo.

Joder.

Tiene hematomas en todo el rostro.

Mierda.

Tengo ganas de matar a cualquier persona que se haya atrevido a tocarla.

—Akira. ¿Me escuchas?

No responde.

Estos idiotas ya deberían haber llegado.

¿Por qué se tardan tanto?

Joder.

No llegarán...
Me doy vuelta con Akira en mis brazos. Tenía planeado un atentado de parte de mis hombres, así
podrían matar a estos engendros y así evitar el matrimonio. Pero los hijos de puta no llegaron...

Me doy vuelta con Akira en brazos.

Me duele verla así.

Joder.

¿Qué más le habrán hecho?

—¿A dónde vas?—Chilla la puta anormal con complejo de niña.—¡Tenemos que hablar!

Me doy vuelta.

—¿Cómo quieres que se vaya?—Señalo mis brazos—Me pidieron que viniera solo. ¿Recuerdan?
Si me querían por más tiempo tenían que dejar que alguien viniera conmigo.

—¡Tío, dile algo!—Grita haciendo un berrinche.—¡No quiero que se vaya!

Me doy vuelta. Siguiendo mi camino.

—Es tu culpa, estúpida niña. Si no la hubieses golpeado con el palo. Ahora ella, podría estar
consciente y podría volver sola.—Susurra jurando que no escuché.

Pero escuche.

Jodidamente escuché.

Y mi sangre hierve de impotencia. No puedo hacer nada ahora...

Pero juro que mataré a esos pedazos de mierda.


73

Damon.

Jamás en mi video he conducido tan rápido como ahora.

Joder.

Tiene que revisarla Lincon.

Tiene que...

¿Salvarla?

Joder.

Esta mujer pasa en peligro. Temo un día cerrar los ojos y no volver a verla más

La puse en el asiento delantero conmigo. Para poder observarla mejor. Tire el asiento para atrás.
Para que así quede recostada y más cómoda.

Estoy afuera de la casa de Alan. Bueno. Es de Akira técnicamente.

Joder.

No hay tiempo para hablarlo a qué me abra. Por eso toco la bocina.

Tocó hasta que el puto Porto. Eléctrico se abre. Estuve a punto de echar atrás el auto para agarrar
vuelo y derribar el portón.

Lincon está acá. De acá iban a salir hasta el paradero. Pero los idiotas nunca aparecieron...

Primero sale Alan de la casa. Cuando me ve bajando a Akira corre hacia nosotros.

—¿Qué...? ¿Tan temprano fuiste?

—Les envié mensaje. A ambos les dije la hora. Y que me siguieron. Nunca aparecieron par de
idiotas.—Gruño.—Necesita ayuda...

—Joder.—Alan se pasa la mano por el cabello.—Vamos. Lincon la verá.

Asiento y lo sigo con Akira en brazos.

(...)
Alan le consiguió todo lo que Lincon necesitaba para revisarla en cuestión de minutos.

No ha salido.

Y no quiero entrar.

No puedo entrar y verla así. No nuevamente...

Tengo miedo con lo que me puedo encontrar.

La puerta se abre.

Y aparece Lincon.

—Gracias a dios son heridas superficiales. No hay ningún hueso roto. Solo hematomas y cara
hinchada. Se le pasará en unas semanas.—Dice sacándose los guantes, aliviado.—Por suerte. No
tiene signos de abuso sexual. Ni rastro de que alguien la agredió sexualmente.

Siento como si volviera a respirar.

—Solamente le hará falta suero mientras duerme. Luego de que se despierte hay que darle mucha
agua para que se hidrate.—Suspira cansado.—Puedes pasar a verla. Pero no intentes despertarla.
Necesita descansar.

—Está bien. Encárgate del suero. Es mejor que sobre a que falte.—Le ordeno.

—Damon.—Susurra—¿De verdad lo harás?

Se refiere al matrimonio.

Joder.

De tan solo acordarme de eso me duele la cabeza.

—No quiero ni pensar en eso ahora.—Suspiro agotado.

—¿Sabes? Puede ser una nueva oportunidad. Digo. Nunca se sabe, con el pasar el tiempo te
puedes enamorar...

—Nunca.—Niego.—Si algo sentiré por esa mujer es odio. Por lo que le hizo a Akira. Y por lo
que me obligará a hacer a mí.

—Nunca digas nunca.—Se encoge de hombros.

—Esa mujer, es la encargada de que Akira esté así. ¿Y tú quiere que me enamore de ella? Estás
loco.—Digo incrédulo.

—Damon, ella te podría hacer cambiar...


—Jódete.—Lo dejo hablando solo y paso a la habitación.

¿De verdad cree que sería capaz de enamorarme de otra persona?

Está mal de la cabeza.

Mi corazón le pertenece a una sola persona.

Camino hacia ella.

Joder. ¿Cuántas veces me ha tocado verla en una camilla?

Empiezo a creer que esta mujer es inmortal. Si yo hubiese pasado por lo que ella ha pasado
estaría muerto.

—Te prometí que te dejaría ir. Lo hice. Pero joder. No sabes lo duro que ha sido este tiempo sin
ti.—Tomo su mano cuidadosamente.—Te metiste bajo mi piel en cuestión de segundos. Y desde
ahí no te pude sacar de mi sistema.—Susurro.—¿Cómo lo hiciste?

(...)

Lincon llegó con Nilo en brazos.

—Pensé que te gustaría pasar tiempo con él.—Me dice mientras me lo pasa.

—Gracias.—Respondo.

Recibo al niño en mis brazos. El pequeño está dormido y verlo así me da tanta tranquilidad.

Por fin todo lo que quiero está en esta habitación...

Akira, mi hijo...

Y aunque me fastidie a menudo, Lincon.


74

Akira.

Abro los ojos con un dolor intenso en mi cara.

¿Dónde estoy?

¿Qué me pasó?

Toco mi cara y siento mis ojos inflamados.

¿Qué...?

Me siento en la cama.

Veo a un hombre a unos metros de mí. Él tiene el cabello negro. Piel blanca, en su mayoría
cubierta de tatuajes... y está durmiendo con un bebé en brazos.

Ambos duermen...

¿Quiénes son ellos?

Mi mano está conectada a suero. Lentamente me lo saco. Dejando un pequeño agujero por donde
sale un poco de sangre.

Saco las sábanas con las que estaba tapada. Lentamente, intento bajarme sin hacer ruido.

No sé quienes son. Ni el porqué están aquí. Tampoco sé por qué estoy aquí...

Mi mente está vacía...

Con los pies desnudos me dirijo hacia la puerta.

—Akira. Despertaste.—Escucho la voz de un hombre.

Me detengo.

Mierda.

¿Qué hago?

—¿A dónde vas?—Escucho como se acerca.

Me doy vuelta. Para enfrentarlo.


No ha soltado al bebé. Mi mirada se queda en esa criatura. Que sigue durmiendo.

—¿Qué pasó estás bien?—Está centímetros de mí.—Sé que no me quieres ver, pero necesitaba
estar aquí. Si quieres me voy para dejarte descansar más.

No respondo.

¿Qué hago?

—¿Por qué no hablas? Me estás asustando... Si no me quieres hablar está bien. Pero creo que
Nilo necesita amamantar.—Intenta entregarme al niño.

—¿Qué?—Pregunto mientras me alejo.

Él me mira extrañado.

—¡Lincon!—Grita despertando al niño.

—¿Q-quien eres?—Pregunto. Justo la puerta se abre a mis espaldas.

Me doy vuelta y veo a un señor de cabello canoso. Me mira y se acerca a mí.

Intenta tomar mis manos.

Joder.

¿Por qué todos quieren tocarme?

—¿Quiénes son ustedes?—Pregunto bajo la mirada de los dos hombres.

El viejo canoso se acerca más a mí.

—Tranquila. No te haré nada... Soy doctor.—Señala su bata blanca.

Yo asiento.

—Dime. ¿Te sabes tu nombre completo?

El tipo me llamo Akira... Pero no me dijo el apellido.

El hombre canoso parece ser buena persona...

Sin embargo, el que carga al bebé en brazos no mucho. ¿Pero qué podría hacerme él con un bebé
en brazos?

—¿Sabes que edad tienes?—Insiste el canoso.

—Yo... No lo recuerdo.—Respondo con sinceridad.


75

Damon.

No me recuerda.

No nos recuerda.

Ni a mí. Tampoco a nuestro hijo... Mucho menos a Lincon, Alan vino a verla hace un rato. Y
tampoco lo reconoció. Él salió afectado de aquí.

—Yo... ¿Por qué no se nada?—Pregunta confundida.

—Tranquila. Esto puede ser debido a un golpe o algún trauma...—Habla Lincon. Quien logra
acercarse a ella. Y ella lo deja.

La guía a la camilla.

—Damon. Déjanos solos. Por favor.—Me dice Lincon.

Voy a protestas cuando recuerdo que tengo a mi hijo en brazos. Seguramente debe tener hambre.
Así que por esta vez. Solamente está vez.

Le obedezco.

(...)

—¿Cómo está? ¿Qué tiene?—Le pregunto cuando sale de la habitación.

Nilo está con Alan. Quien nos espera en la sala para hablar de Akira.

—Todo parece apuntar que tiene algún tipo de amnesia. No recuerda nada debido a algún
trauma. Que dadas las circunstancias en las que estuvo, es muy probable que un trauma sea el
que ocasionó esto.—Suspira—No estoy seguro pero puede que sea amnesia disociativa.—
Comenta.—Si ese llegará a ser el caso. Puede recuperar la memoria en horas, días. Semanas o
peor aún. En años.

Joder...

—¿Entonces ella no recuerda nada de nada?—Él niega y yo suspiro procesando todo.—Vamos.


Alan nos espera.—Le doy un golpe en el hombro para que avance.

Llegamos abajo. Y ahí está Alan con el bebé en brazos. Cuando nos ve llegar le pide al tipo que
me golpeó que sostenga al bebé.
—Aquí estamos. ¿Para qué nos querías?—Pregunto para dome firme.

—Akira no recuerda nada...

—Di algo que no se sepa.—Digo en tono burlón.

—Damon...—Advierte Lincon.

—Es la primera vez que no veo ese dolor en sus ojos...—Reflexiona Alan.— Es la jodida
primera vez que ella no se culpa por el pasado con su hermano, Oliver...—Se aclara la garganta
—Y lo dejaremos así. No necesita seguir sufriendo con eso.

Luego me mira a mí.

¿Lo de su hermano?

¿Que pasó?

Joder.

Oliver.

Cómo el nombre de sus tatuajes...

Todo calza ahora.

—Y tú. Si realmente la quieres. No le dirás nada de su pasado...

Pienso en eso. Si ella no me recuerda...

Eso significa que no me odia.

Y si no me odia.

Joder.

Podríamos volver a estar juntos...

—No lo haré. Pero pido algo a cambio.—Comento decidido. Es una nueva oportunidad.

¿Un nuevo comiendo tal vez?

—Habla.—Dice Alan tenso.

—Quiero que todos nos pongamos de acuerdo. Y digamos que ella y yo estamos juntos.—Veo
sus caras de incredulidad.

—No.—Dicen ambos al Unísono.


—No lo hagan por mí. Háganlo por Nilo. No creo que sea agradable para el crecer con padres
separados.

—Damon. Esto no es un juego. No puedes engañarla así. Si sus recuerdos vuelven. No te lo


perdonará. Jamás.—Añade Lincon.

—Es un riesgo que pienso correr.—Me encojo de hombros.

Es una oportunidad para formar la familia que quiero. Al lado de ella. Con mi hijo...

—No sobra agregar que conmigo está más segura. O lo estará. Teniendo en cuenta que no tiene
sus recuerdos.—Añado.

—Jódete... No utilizarás esto contra de ella...—Sisea Alan.

—No le digan que somos pareja.—Reflexiono.

Es mejor que cree nuevos recuerdos. Unos reales.

Hacer que se enamore de mí como yo lo estoy de ella.

—Digan que somos cercanos. De conquistarla me encargo yo.

—Damon...

—Por favor. Ella podrá elegir. Si me quiere. Me quedaré. De lo contrario me voy y vendré solo a
ver a mi hijo.—Pido ocultando mi desesperación.

—Te vas a casar.—Me recuerda Lincon.

—¿Qué?—Dice Alan.

—De eso me encargo yo. La única mujer con la que me casaré oficialmente será ella...

—La veo llorando. Y te mato.—Amenaza Alan.—Y ni se te ocurra casarte mientras estas con
ella. Una Belinsky jamás será la segunda en nada. Si lo haces... Te juro que te mato. No me
importará que mi nieto se quede sin su padre.—Amenaza.

Joder.

Eso es algo de lo que me tengo que encargar...

Pero.

¿Qué podría salir mal?


76

Damon.

Después de la supuesta reunión que tuvimos con Alan.

Él nos ofreció quedarnos ahí. Al menos por un día. Ya que, él tenía que salir. A ver unos asuntos.

Hoy llega. No me dijo la hora. Pero no pienso moverme de aquí hasta que él llegue. No dejaré a
Akira desprotegida.

No después de todo lo que ha pasado.

Tocó la puerta de la habitación en la que se está quedando Akira.

—Adelante.—Escucho su voz.

—Permiso.—Digo al poner un pie en su habitación.

Está sentada en la cama. Con un pijama blanco. Su cabello cae por sus hombros y aunque tiene
moretones en su rostro. Para mí. Aún se ve hermosa.

Está con un control remoto buscando algo que ver en la televisión.

—Hola.—Sonrío.

—Hola...—Me mira y luego vuelve a ver el televisor.

—¿Puedo sentarme?—Señalo a un lado de la cama.

—Claro.—Responde despreocupada.—¿Tú eres...?—Se queda en silencio. Esperando mi


nombre.

—Damon Genovés. Para servirte—Le guiño un ojo y ella se ríe.

Tomo asiento en la cama. Y ella me mira.

—Mucho gusto. Damon. Y realmente lo lamento.—Suspira.

—¿Por qué?—Pregunto confundido.

—Por no recordarte. He intentado. Pero nada viene a mi mente...

—Tranquila.—Estiro una mano hacia la suya. Pero ella la aparta.


Bueno.

Al menos, estamos hablando civilizadamente. Cosa que antes era casi imposible hacer.

—No es tu culpa que no puedas recordar. Es mía. No pude protegerte de ellos...—Hablo con
culpa.—Yo debería disculparme.

—¿Por qué tenías que protegerme? ¿Qué tan cercanos fuimos?

—Tan cercanos que tenemos un hijo juntos.—Miento.

Si tenemos un hijo. Pero de cercanía... No hubo más que esa noche. Cuando todo se fue a la
mierda.

—Entonces, ¿tú y yo éramos novios?—Deja el control remoto de lado y concentra su atención en


mí.—¿O estamos casados?

—No. No estamos casados, por ahora.—Aclaro evaluando su expresión.—Pero si éramos


cercanos. Aunque nunca formalizamos nada.

Ella se queda pensando por un momento.

—¿Entonces éramos como amigos con derechos?

¿Amigos?

Joder.

No.

Nunca...

—Se podría llamar así...—Asiento a regañadientes. Prefiero morir a ser considerado su amigo.

Quiero ser mucho más que eso...

—¿Entonces tú te acostabas con otras mujeres y yo con otros hombres?

—¡No!—Me aclaro la garganta.—Lo siento. No. Éramos totalmente exclusivos.

—¿Y?—Se cruza de brazos.

—¿Y qué?—Frunzo el ceño.

—¿Y que esperas de mí ahora?No te recuerdo. Ni a ti ni a nuestro hijo.

Suspiro y tomo su mano. Está vez no se aparta. Solo observa nuestras manos juntas. Me aclaro la
garganta. Nervioso. Jamás he sido mucho de expresar nada. Y mucho menos con una mujer.
—Espero que avances. Que avancemos juntos. Con nuestro hijo. Cómo familia.—Levanto su
mano y la llevo a mis labios. Dejando un leve beso ahí. Deleitando mis labios con el tacto de su
piel.—Espero que me dejes conquistarte y ganarme tu corazón... Quiero con ganas que algún día.
Tú y yo formemos una familia numerosa.—Suspiro.—Quiero que seas mi mujer...

—¿Qué pasa si nunca vuelven mis recuerdos?—Traga saliva nerviosa.

—No me importará. Porque te tendré a mi lado. Akira. Y eso será suficiente. Para ambos. Y para
nuestro hijo.

—Puedes decirme cómo era antes contigo. Puedo actuar como si te quisiera.

Mierda.

No sé si lo hizo con mala intención pero eso dolió.

—No quiero nada falso.—Suelto su mano ofendido.—Quiero que esto sea real.

Ella se encoge de hombros y se concentra en el televisor.

—Entonces tendrás que esforzarte. Porque con tu solo atractivo no me enamorarás ni nada. Eso
es solo superficial.—Habla sin mostrar alguna emoción ni en su voz ni en su cara.—Hasta ahora
solo eres un extraño para mí. No te recuerdo. Y aunque fue muy bueno el discurso. Son las
acciones que cuentan.

—Haré de todo para que veas que mis palabras no son en vano.—Me levanto de la cama.

—Las palabras se las lleva el viento.

Akira sigue siendo ella. A pesar de no recordar. Sigue siendo dura...

Creo que es algo que viene con ella desde el nacimiento. Y nada ni nadie podrá borrarle eso.

Salgo de la habitación.

Para pensar...

¿Cómo puedo empezar a ganarme su corazón?


77

Akira.

Este hombre sale de la habitación.

Deseo ver al niño. Pero no sé dónde está. Tampoco he visto al señor de cabello blanco. Él es
amable y sé que me ayudaría a verlo.

Damon...

Ese hombre es guapo. Muy guapo, para ser sincera. Comprendo a mí yo del pasado al meterse
con tal hombre.

Pero lo de afuera es un envoltorio. Aunque el de él es un muy buen envoltorio... Al conocerlo


mejor podría llevarme una sorpresa. Puede que sea un psicópata o sociopata.

De igual manera dudo que me haga daño. Tenemos un hijo...

Mierda.

Todo es tan extraño.

Por más que intenté recordar. Nada.

Jodidamente, nada viene a mi mente.

No puedo borrar esta sensación. No puedo dejar de sentirme extraña en mi propio cuerpo.

Damon.

Recibí una llamada.

Joder.

Si no fuera por Akira no haría esto.

Pero fue parte del trato. Si no lo hago podría ponerla en peligro...

Aunque desde el principio no planee casarme. Podría sacar beneficio de eso.


Secuestraron a Akira por una sola cosa...

Poder.

Eso buscan. Ya que, su mafia ha perdido poder con los años. Se quieren aliar a la mía para
intentar recuperarlo.

Les daré lo que quieren...

Pero solo por un breve momento. Cuando los encuentre volando bajo. Atacaré...

Y atacaré al mayor grano en el culo. Naomi.

—Damon. Esto tiene que ser rápido.—Habla Gregor.—Mañana se hará una fiesta. Invitaremos a
muchas personas de poder. Y frente a sus ojos. Anunciaremos su matrimonio.

—Bien. ¿Para cuándo se espera que nos casemos?—Pregunto.

Según lo que sé. Naomi está al cuidado de su tío porque sus padres murieron en un accidente. Es
por eso que Gregor organizará todo.

Es el que se hace cargo de ella. Y será el quién organizara esto. Yo no pienso mover ni un dedo.

—La boda se espera lo antes posible. Si tenemos suerte en uno o dos meses deberían estar
casados.—Suspira y mira a Naomi.

Quien está sentada con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Será una boda tradicional?

—Totalmente. Al otro día de la boda. Se expondrán las sábanas ante la organización, para
demostrar que se consumó el matrimonio como es debido.

Joder.

Esta mierda no puede ser peor.

—Bien. Si no queda nada más que hablar. Me retiro. Tengo cosas que hacer.—Me levanto, pero
Gregor me detiene.

—Queda una cosa más.—Mete la mano a su bolsillo y saca una caja de terciopelo.—Los anillos.

Joder
78

Akira.

Decidida, abro la puerta con intención de buscar a mi hijo.

Si lo veo a él... Si lo sostengo. Puede que los recuerdos vuelvan.

Es una gran sorpresa encontrarme con Damon afuera de mi puerta. Quien estaba a punto de
entrar.

—¿A dónde vas?—Pregunta y yo encaro una ceja.

—¿Tengo que decírtelo?—Pregunto cruzando mis brazos.

—No, pero podrías hacerlo... Quizá te puedo acompañar.—Se enoje de hombros.

—Iré a ver a mi hijo.—Respondo su duda.

—Perfecto.—Sonríe y rápidamente toma una de mis manos y me empieza a arrastrar por el


pasillo.

—Espera.—Digo al notar algo en su mano que antes no estaba.—Suéltame.—Me suelto de su


mano.

Él se detiene y se da vuelta para mirarme.

—¿Qué paso?—Pregunta preocupado—¿Estás bien?

—¿Yo era tu amante?

—¿Qué?—Dice confundido.

—Tu anillo—Señalo.—No estaba ahí antes. Lo que quiere decir que fuiste a ver a tu esposa
mientras yo me quedaba aquí...

Dios.

¿Qué estúpida?

¿Cómo mi antigua yo permitió esto?

Estar con un hombre casado

Y jodidamente darle un hijo.


—No. No Akira no...

—Idiota. Casi te creí todo lo que dijiste antes.—Me río.—Ni se te ocurra tocarme.—Digo al ver
sus intenciones.

—Déjame explicarte. No es lo que tú crees.—Esta vez logra tomar mi mano pero lo aparto.

—Jódete. Tengo que ir a ver a mi hijo.

—Vamos juntos. Luego te explico todo. Te lo prometo.—Habla pero lo ignoro.

No sé en qué habitación está exactamente. Pero hay una que está entre abierta. Escucho la voz de
Alan.

Mi padre. O eso me dijo él.

—Cualquiera diría que estás celosa.—Escucho a Damon a mis espaldas.

¿Celosa?

¿Yo?

No lo conozco.

Y no lo recuerdo.

¿Cómo podría estar celosa yo?

—Idiota.—Susurro antes de entrar a ver a mi hijo.

Hablar con mentirosos hace que me duela la cabeza. Y recordar el hecho que yo acepte ser
amante antes de perder la memoria hace que quiera explotar.
79

Damon.

Me está ignorando.

Cuando iba a ver a mi hijo me cerró la puerta en la cara.

Joder.

Tenía que sacarme esta mierda del dedo. Pero se me olvidó.

¿Ahora como mierda le explico esto?

Si le digo la verdad. No podré conquistarla. No me dejará.

Pero si no se la digo.

Cuando lo descubra.

Me va a odiar.

Aunque lo hará de todos modos si recupera los recuerdos.

Joder.

Apenas llegó Alan. Me vine a mi casa. Acá en Italia obviamente.

Lincon se vino a las horas después. Insistió en que tenía que hacerle observaciones a Akira.

Mierda.

¿Qué puedo hacer?

¿Cómo hago que ella entienda todo?

No me quiero casar. Pero lo tendré que hacer.

Jamás he matado a una mujer, pero lo haré...

Y ambas cosas lo haré por ella.

Han pasado dos días desde que me fui de ahí y Lincon no está.

Ahora mismo. Lincon fue a ver a Akira. Yo no fui porque, primero. No me quiere ver... y
segundo porque sé que no me recuerda. Pero sigue siendo ella. Y temo salir apuñalado o con
algo enterrado en mi cuerpo.

—¡Amor llegué!—Una voz me deja estático.

Joder.

¿Qué hace ella aquí?

¿Y quién coño la dejó entrar?

—Mierda—Maldigo mientras salgo de la oficina.

Camino rápidamente hasta que llego a la entrada. Mierda.

Por favor no.

Que esto sea una pesadilla por favor...

—¡Amorcito!—Grita y se me lanza encima.

Joder.

—¿Quién coño te dio mi ubicación?—Me separo de su intento de abrazo.

Sigue igual.

Vestida como una puta niña.

—Fui yo.—Aparece Gregor.

Joder.

Lo que faltaba.

—¿Qué hacen aquí?—Siseo irritado.

—Están comprometidos. Necesitan convivir para adaptarse...

—Creí que sería un matrimonio tradicional. Según las reglas...

—Las reglas son para romperse.—Me interrumpe Gregor.

—Gregor...—Advierto.

—No te enojes con mi tío.—Chilla la puta Naomi—Fue mi idea.

—Claro que iba a ser tu idea.—Susurro con fastidio.


—Bueno. Los dejo tortolitos...—Habla Gregor dirigiéndose a la puerta.

—No. No Gregor no acordamos esto.—Alego, pero es demasiado tarde.

El viejo hijo de puta se ha ido.

—Traje maletas... ¿Podrías ayudarme?—Su diminuta voz me saca de quicio.

Joder.

Parece hasta que finge la voz como una niña.

—Me gusta poder hablar contigo en mi idioma natal.—La veo como se sonroja.

—A mí no.—Digo.

—Te escuché.—Se cruza de brazos.

Joder.

—Damon te traje una sorpresa fue difícil convencerla, pero...—Dice Lincon mientras las puertas
se abren. Dejando ver a Akira y mi hijo.—Mierda no sabía que tenías visita...

Fantástico.

Genial.

Esto era lo que me faltaba.

Akira viendo esto.

A esta mujer...

A mi futura esposa.
80

Akira.

—¿Quién es ella?—Le susurro a Lincon.—¿Es su hija?

¿Tiene otra hija?

—Ella es... La prometida.

—Puta, debería haberte matado.—Habla la joven.

Hay algo en ella que me hace querer odiarla...

—Dios mío... ¿Cuántos años tiene?—Pregunto a Lincon—No sabe hablar todavía.

—Akira. Gracias a ella perdiste la memoria.—Interviene Damon.

Cómo si quisiera verme enojada. O verme descargar mi rabia...

Es ella.

Ella es la responsable de que no recuerde mi vida... A mi hijo.

Joder.

A mi familia.

—Ten a Nilo por mí, por favor—Le entrego mi hijo a Lincon.—Llevalo a dar un paseo por el
patio. Por favor.—El asiente y sin decir nada más. Saca a mi hijo.

Me doy vuelta y me concentro en la mujer. Si es que se le puede decir así.

Está perra...

Es responsable de todo lo que he olvidado.

Y no se quedará así.

Damon.

Lincon tomó al niño y se fue. Yo solo me quedo analizando a Akira. Quien solo mira fijamente a
Naomi.

—¿Por qué me miras? ¿Te debo algo?—Habla Naomi.


—Naomi. Cuidado con como le hablas.—Advierto.

Pero me ignora.

—¿No te cansas de andar de arrastrada? Se va a casar conmigo. Supéralo.

—Ay dios mío no me hagas reír.—Suelta una carcajada.—Quédate con él. Yo solo vengo a traer
a mi hijo para que esté con su padre.—Se ríe.

—No hace falta, debería acostumbrarse a no verlo...—Se encoje de hombros—Es un bastardo.


En cuanto se case conmigo se olvidará de él.—Se cruza de brazos.

Y todo pasa tan rápido. Antes de siquiera poder procesar lo que dijo. Akira va hasta donde ella y
la agarra del pelo.

—¿Cómo le has dicho a mi hijo?—Aparece la Akira de antes.

La que no se deja pasar a llevar...

—Que tenga un hijo contigo no quiere decir que te quiera. Seguramente fue un error.—Sisea
mientras agarra dónde Akira tiene agarrado su pelo.

De la nada Akira se echa a reír y la suelta.

—¿No vas a hacer nada?—Se queja Naomi.—¡Me agredió!

—Tú la provocaste.

—Damon.—Me habla Akira.—¿Te arrepientes de nuestro hijo?

—Jamás.—Respondo sin pensarlo dos veces.

—¿Escuchaste eso?—Le dice con burla a Naomi. Quién esta colorada de la rabia.

Akira camina hacia mí. Y yo solo puedo admirarla. Mis ojos son incapaces de dejar de verla...

Llega hasta mí y su aroma me invade. Coloca sus brazos en mis hombros haciendo que
quedemos en una peligrosa distancia. Coloco mis manos en su cadera. Haciendo que quedemos
más cerca.

—¿Nilo fue un error?—Pregunta alzando la voz.

Sé que me está usando. Para enojar a Naomi.

Pero a la mierda. Jamás estuve tan contento de ser utilizado.

—No. Un hijo contigo jamás sería un error.—Respondo mirando sus labios que están a
centímetros de los míos.
—¡Aléjate de él, perra!—Grita Naomi.

—Sabes. Jamás me imaginé siendo amante. Es caer muy bajo para una mujer... Pero no estoy
segura... ¿De verdad soy yo la amante cuando este hombre está enamorado de mí?—Habla Akira
sin siquiera mirarla a ella.

Me está mirando a mí.

—¡Maldita perra tenía que haberte matado!—Grita Naomi histérica.

Pero la dejo de escuchar.

Estoy en una burbuja. Con ella...

Akira gira la cabeza en dirección de Naomi. Y veo como le sonríe.

—Tienes razón. Tendrías que haberme matado. Porque mientras yo viva. Este hombre jamás te
va a amar.—Dice y luego se gira hacia mí. Me da una mirada que jamás ví antes en sus ojos.

Mi pecho empieza a latir con fuerza. Ante la esperanza de que algo cambie dentro de ella...

—No te ilusiones, idiota. Solo te estoy usando.—Susurra solo para mí.

Y sin haberlo visto venir junta sus labios con los míos.

Joder...
81

Akira.

Damon se aprovecha de la situación y me agarra el trasero.

Unos pasos se escuchan en las escaleras. Es ahí cuando me doy cuenta de que la tal Naomi se ha
ido.

Separo nuestros labios. Damon intenta atrapar nuevamente a los míos, pero muevo la cara.

Su agarre es firme en mi cuerpo. Aún siento una de sus grandes manos en mi trasero y otra en mi
cintura. Obligando a nuestros cuerpos a permanecer juntos.

—Akira.—Susurra y me llega su aliento en mi cuello .—Por favor...

—¿Qué?—Pregunto mirando su cara.

Tiene los ojos cerrados. Y el ceño fruncido.

—¿Qué te pasó?

—No te separes de mí. Nunca.—Abre sus ojos dejándome ver necesidad. Deseo. Tristeza...

—Pero...

Sus labios caen en los míos antes de poder protestar.

Me besa apasionadamente devorando mi boca. Cómo sí...

Cómo si hubiese esperado años por esto.

Con ambas manos hace que de un brinco para envolver mis piernas en su cintura. Yo lo hago
solo para no caerme.

En el beso atrapo su labio inferior. Mordiendo fuerte hasta que se separa de mí y veo sangre en
su labio.

Toca su labio y luego me mira. Pero desvío la mirada hacia abajo.

—Akira. Mírame.—Exige.

Desvío nuevamente la mirada hacia la puerta. Hay algo divertido en fastidiar a este idiota.

—He dicho que me mires.—Ordena.


—Y yo te informo que tú no me mandas.—Digo sintiendo como si esto ya lo hubiera dicho
antes.

Es extraño...

—Akira.—Con una mano me sostiene y con la otra toma mi mentón para que lo mire.

—¿Qué quieres?

—Me utilizaste.—Dice mirándome a los ojos.—Quiero que lo sigas haciendo.—Suspira cansado.


—Desearía que me utilizarás todo lo que quieras hasta que te acostumbras a mi y me ames...

—Sabes...—Comienzo.—Tengo un sentimiento. De rencor. Hacia ti. No sé de dónde viene ni por


qué. Pero es fuerte. Y si no fuera por eso... Tal vez algo podría existir. Y claramente si no
estuvieras con pareja.—Me río.—Tal vez en otro universo seríamos una pareja perfecta.

—He cometido errores. Muchos jodidos errores contigo. Akira. Lo siento... Mucho.—Pone su
cara en mi cuello.—Lo siento mucho.—Susurra con voz quebrada.—Tal vez no te gusto así. Pero
cambiaré. Puedo hacerlo. Quiero hacerlo...—Siento como una gota cae en mi cuello.—Pero t-te
necesito.

Está llorando.

—Damon. Cuando recuerde, tal vez pueda perdonarte.

¿Pero y si no recuerdo jamás?

Me pregunto. Y se que el se preguntó lo mismo.

—Ayúdame a cambiar. Por favor... Te lo suplico. Me mata sentir lo que siento por ti y no tenerte
cerca. Por favor...—Llora.

Esto me toma por sorpresa.

Jamás me esperé verlo llorar. Se ve tan duro. Fuerte...

Y verlo llorar por mí. Me produce algo raro.

¿Qué me hizo?

—Me dueles. Akira.—Levanta la cara y puedo ver sus ojos hinchados.—Quiero sacarte de mi
pecho. Conseguir alguien más pero no puedo. Joder. Akira no puedo sacarte de mi sistema.

—Yo... Tengo que ir a ver a Nilo.—Me suelto de su agarre aprovechando que está en un estado
de debilidad.

Me bajé de él y no logro avanzar más de tres pasos y una mano me tira hacia él.

Su mano me hace chocar con su pecho. Sus brazos me envuelven.


Me da un abrazo apretado. Haciendo que por poco me quede sin aliento.

—Cuídate.—Susurra y luego deja un beso en mi cabeza.

Y me deja ir.

Todo es...

Extraño.
82

Damon.

Tengo que apagar mis sentimientos.

No me están sirviendo de nada...

Necesito dejar de sentir.

Akira no se ha ido de mi propiedad. Aún no se a que exactamente vino... Pero no me importa. O


no debería importarme.

Estoy en mi habitación. Apegado a la gran ventana. Observando como ella y Nilo juegan...

Lincon está a un lado de ellos sentado en el pasto.

Me sorprende que a pesar de no recordar a Nilo. Ella lo trata como si lo conociera desde siempre.

Tocan la puerta.

—Adelante. Naomi.—Digo sabiendo que es ella.

Lincon, Akira están afuera. Mis hombres cuando tocan me preguntan si pueden pasar y bueno.
Naomi fue quien no dijo nada.

—¿Qué quieres?

—Tienes que alejarte de ella.—Se pone a mi lado. Observando lo mismo que yo.—No es una
amenaza, pero si mi tío se entera... Podría causarle muchos problemas a ella. Y al niño también.

—Naomi. ¿Qué es lo que realmente esperas de mí?—Suspiro.

—Quiero que me mires como la miras a ella.—Pone una mano en mi brazo.—Quiero que me
quieras...

Esas palabras me suenan conocidas... Joder.

Las conozco bastante bien.

¿Akira sentirá esto?

¿Y si yo soy como Naomi en la vida de ella?

Joder.
No es una pregunta.

Es claro que es así.

—Te puedo conceder no verla más.—Hablo lentamente y me giro para verla.—Pero a mi hijo.
Jamás permitiré que me lo prohíban. Ni tú ni nadie. Eso no es negociable.

Veo como sus ojos se iluminan.

Joder...

Es verdad lo que dicen.

Por no amar a la persona que te amó. Te tocará amar a quien no te ama.

No amo a Naomi. No siento nada por ella...

Pero tal vez es mi karma a pagar.

Tal vez me tendré que resignar con ella. Será mi forma de pagar todo lo malo que he hecho.

—Me conformo con eso.—Sonríe y me contengo de hacer una mueca.—Pero ella no volverá a
pisar está casa...

—Naomi. No olvides con quién hablas. Puede que acepte tu mierda, pero jamás intentes darme
una orden.—Digo fríamente.—Nunca. ¿Me escuchaste?

Ella asiente con un pequeño temblor.

—L-lo siento...

—A tu habitación. Y no salgas de ahí hasta que alguien te vaya a buscar.—Ordeno sin sentido.

Bueno. No es del todo sin sentido. Si cumple al pie de la letra mi orden sabré que tan fácil es de
manipular.
83

Damon.

Pude ver poco a mi hijo. Ya que, Akira se fue rápido.

No sé que me quería decir. O para que vino exactamente, pero me tendré que quedar con la duda.

Las cosas con Naomi ya se pusieron en movimiento.

Logré retrasar un poco más las cosas. Si o si el casamiento se llevará al cabo dentro de cinco
meses, Naomi vivirá conmigo todo este tiempo.

Es obvio que ella y su tío tomaron esa decisión para beneficio personal.

Pero ya no me importa. Nada importa.

Akira.

Tocan la puerta de mi habitación.

¿Quién me buscará a esta hora?

Me dirijo hacia la puerta. Al abrir lo único que veo es un gran ramo de rosas. Y unas piernas.

¿Qué mierda?

—¿Me dejarás pasar?—Habla Bryan.—Esto pesa.

—¿Qué es esto?—Me hago hacia un lado para que pase.

—No lo sé. Parecen flores ¿no?—Comenta con sarcasmo mientras las deja en la cama.

—Si sé, ¿pero quién las mando?—Pregunto.

—No lo sé. Solo dijeron que era para ti. Y por si tienes la duda. No tenía ningún explosivo, ya lo
revisamos.

—No tenía esa duda, pero gracias.—Comento.

Esto debe ser obra de Damon.


Joder.

—Gracias. Puedes retirarte Bryan.—Comento.

—Tienes que tener cuidado. Ese tipo. Damon te quiere recuperar y parece bien decidido a qué lo
logrará.—Saca su celular.—Este ramo no es el único. Deberías ver el jardín. Así que deberías
darme las gracias a mí y a Rick por revisar cada maldito ramo.

Me muestra su celular.

Joder.

¿Este hombre está loco?

—Muchas gracias por hacer sus trabajos. Se los voy a compensar después. Ahora necesito que
me lleven a la casa de Damon.—Suspiro cansada.

—¿Con el niño?

—No, déjenlo con mi padre. No me demoraré nada.


84

Damon.

—Roco. Naomi quiere ir de compras. La vas a acompañar y cómprale todo lo que pida.—Le
paso mi tarjeta.—Tú ocupa la tarjeta. Confío en ti. No se la pases a ella.

—Está bien jefe.

Roco. Uno de mis hombres se encargará de ella. La idea principal de ella era ir a comprar
conmigo. Pero yo no estoy para esas mierdas.

Naomi baja corriendo las escaleras.

—¡Amor estoy lista!—Grita.—¿Vamos?

—Iras con Roco. Tengo trabajo que hacer.—Le informo.

—Pero...

—¿Quieres salir si o no?

—Si pero...

—Si no te vas ahora. Roco se aburrirá e irá solo.

—Está bien...—Se acerca a mí y me planta un beso en los labios.

—Lamento interrumpir su sesión de besos.—Una voz nos separa.

—Señor intenté detenerla, pero no pude...

—¿Qué hace ella aquí? Me dijiste que no la verías más.—Susurra Naomi.

Se debe estar muriendo de celos...

Pero intenta parecer calmada. Es fácil de leer.

—¿Me dijiste que no me ibas a prohibir ver a mi hijo cierto?

—No lo haré pero...

—Pero nada. Naomi te prometo que hablaremos de las visitas...—Miento.

No tenía planeado nada de esto.


Va a protestar, pero me obligó a besarla para callarla. O al menos calmarla.

—Estoy comprometido contigo.—Le recuerdo.

No tan voluntariamente. Pero eso me lo guardo para mí.

—Está bien.—Sonríe embobada.—Me voy pero vuelvo pronto.

—Pide lo que quieras. Roco cubrirá los gastos.—Hablo intentando hacer que se vaya.

—Adiós. Amorcito.—Dice mientras se va feliz con Roco.

Se va sin ni siquiera mirar a Akira.

—¿Y Nilo?—Pregunto.

—Ayer te estabas besando conmigo y me decías que te utilizará y que cambiarias por mí. ¿Y
ahora juegas a la parejita feliz con ella?—Pregunta cruzando los brazos.

—¿Qué quieres?—Ignoro lo que dijo.

—¿Estás loco?—Pregunta.—Me llenaste la casa con flores. ¿Tu prometida sabe eso?

—¿De qué hablas?—Pregunto confundido.

—No te hagas el idiota. Sé que fuiste tú.

—¿Había una tarjeta que indicara mi nombre?—Pregunto.

—No. Pero...

—Entonces no fui yo. Créeme sabrías si yo te mandara algo así.

—haré como que te creo.—Rueda los ojos.

—No me importa si me crees o no.—Hablo seriamente.

No sentir nada.

Me prometí eso.

Ya no más.

No me sirve de nada seguir con esto.

—Si no tienes más que decir. Vete.—Ordeno.

—¿Quién te crees que eres para echarme?—Pregunta ofendida.

—El dueño de la mansión.


Me mira incrédula.

—Me voy, idiota. Pero no porque me lo digas. Si no porque no soporto verte la cara.—Se da la
vuelta y empieza a caminar.

—Detente. Tenemos que hablar de algo.—la detengo y ella se da vuelta para mirarme.

—¿Ahora si quieres hablar?

—No hace falta que vengas más para acá. Acordaré con Lincon para que traiga a mi hijo ciertos
días de la semana.—La ignoro nuevamente.

—Es mi hijo. Necesita estar con su madre. No lo dejaré solo...

—Yo soy su padre. Y no estará solo. Estará conmigo y Lincon.

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué cambiaste de la noche a la mañana?

—No le agradas a mi prometida.—Miento.

No soporto verte y no tenerte.

Pero eso me lo guardo para mí.

No necesita saber eso.

—Esa perra...

—Los problemas que tengas con ella, procura arreglarlos solo con ella. A mí no me metas. Y si
ya no tienes nada más que decir. Te agradecería que te fueras.—Hablo secamente.

—Que poco te duro intentar conquistarme.—Susurra lo suficientemente alto como para


escucharlo.

—Tenías razón. En otro universo hubiéramos Sido una gran pareja, pero no estamos en otro
universo. Así que deje de perder mi tiempo.—Me encojo de hombros.

Damon...

Borra ese sentimiento. No te permitas sentir...

No puedes.

Ya no más...

—Idiota.

—Adiós Akira.—La despido con una amargura en la garganta.


85

Akira.

Maldito idiota.

Parecía muy convencido de que él no me mandó nada...

Pero si él no me mandó las flores...

¿Quién fue?

Joder.

Mi cabeza va a explotar.

Primero las flores.

Después veo a Damon besando a Naomi. La mujer que me dejó sin memoria.

Me prohíbe la entrada a su casa y quiere que le confíe a mi hijo a él.

Vive con esa loca.

¿Qué me asegura que mi hijo estará bien?

Tengo mucha rabia acumulada...

—¿Cómo te fue con...?

—Ni menciones su nombre.—Hablo irritada.

—Bien. Eso responde mi pregunta.—Habla Rick.

—¿Y Nilo?—Pregunto.

—Salió con tu padre. Tranquila, fueron escoltados.—Dice al ver cómo me tenso.

—Bien...

Lo miro de pies a cabeza. Tiene su arma en la cintura.

—Tú.—Digo—Quiero que me enseñes a ocupar eso—Señalo su cintura.

Él mira hacia sus pantalones y me sonríe.


—Golosa...

—El arma. Rick.—Aclaro y ruedo los ojos.

—Claro que el arma.—Se ríe y saca su pistola.—Vamos al patio. Si mal no recuerdo hay en
dónde practicar tiros.

Damon.

Bajo al sótano.

Hace mucho que no bajaba a este lugar.

Joder.

Aquí pase mucho tiempo cuando Yuri se suicidó. Y fue por mi culpa.

Me torturé aquí mucho tiempo.

Hacía que Edgar. En ese tiempo se encargará de mi tortura...

Joder.

Probablemente, ese cabrón en ese tiempo disfrutaba torturarme y verme sufrir.

La muerte de Yuri fue inesperada. Un día estaba en su habitación y al otro en un ataúd.

Y aunque no la mate literalmente. Hice cosas que la mataba poco a poco y lentamente.

Por eso Lincon me echa la culpa. Y tiene razón. Soy su asesino.

Eso ya lo acepté.

Aunque no lo parezca. Y aunque hoy lo recuerde. La muerte de Yuri ya no tiene el mismo


impacto que tenía en mí antes. Ya no me tortura. Mejor dicho ya no me torturo por eso

Joder.

La única tortura a la que estoy sometido ahora es Naomi viviendo conmigo.

¿Pero no puede ser tan malo, verdad?

Si la mujer es fastidiosa.

Pero la mayoría de matrimonios en este mundo son por alianza. O conveniencia.

Si no es con Naomi será con cualquier otra hija de papi.

Joder. Es que fui un estúpido al pensar que en mi mundo había espacio para sentimientos. No los
hay. No para mí. Todo es por conveniencia.

Además, con Naomi tendré más gente. Ya que su mierda de mafia no tiene poder. Tendrán que
obedecer al que si lo tiene. Y ese soy yo.

Mientras más personas mejor...

Aunque la mitad de esa persona terminen muertas porque obviamente les haré la prueba que le
he hecho a todos mis hombres.

De la mitad de esa gente puede que uno o dos se salven...

Pero es mejor calidad que cantidad.


86

Akira.

Lincon vino hoy.

Se llevó a Nilo.

Y joder.

Estoy en con los nervios de punta. No confío en la mujer que vive con Damon.

Tal vez es paranoico, pero le pedí que pusiera una cámara exclusiva en la habitación del niño.
Que según Lincon. Está al lado de la de Damon.

Juro que si veo a Naomi entrando ahí... Si siquiera lo toca, iré y lo traeré a casa. Si Damon quiere
ver a su hijo puede venir o estar con él en un lado donde no esté esa mujer.

He estado pendiente a la pantalla de mi computadora.

La habitación es pintoresca. Bien bonita la verdad.

Damon.

—Lincon. ¿Podrías dejarme solo con mi hijo?—Le pregunto cuando veo que me quiere seguir a
la habitación.—Es mi hijo. No corre peligro conmigo.—Le recuerdo.

—No es eso... No te ves bien. ¿Lo sabes? Si estás cansado puedo pasar yo tiempo con él y
puedes ir a dormir...—ofrece.

—No. Quiero estar con mi hijo.—Cuando abre la boca para protestar le cierro la puerta en la
cara.

—Es un hombre fastidioso.—Le digo a Nilo quien está en mis brazos. Mirándome con unos ojos
grandes.

—Sé que te agrada. Pero no me mires así. Quería privarte del tiempo con tu amado padre.—Me
excuso cuando siento que estoy siendo juzgado por sus ojos.

El niño sonríe sin dientes.

Joder.

Lo amo.
Nilo tiene una obsesión por mis dedos. Le encanta aprisionarlos con sus diminutas manos.

Le di el biberón hace un rato. Así que lo más probable es que dentro de un rato su pañal tenga
una sorpresa.

Apestosa sorpresa. Cabe recalcar.

Suspiro y acerco a mi hijo a mí.

Deseando que nunca se vaya...

¿Es normal sentir eso?

A pesar de que odio el llanto de los bebés. Su llanto es mucho más soportable que otros que he
escuchado por ahí.

Jamás esperé sentir esto.

La paternidad.

Pero se siente genial.

—Espero que no cometas los mismos errores que tu padre...—Susurro cuando veo que sus ojos
empiezan a cerrarse lentamente.—Quiero que seas feliz.

Me gusta hablar con él. Sé que no me entiende. Y que se está quedando dormido, pero es
agradable desahogarme con él...

Joder.

Cualquier momento con mi hijo es agradable. Incluso los momentos apestosos.

Que he intentado evitarlos, pero no logré huir de él una vez.

De alguna forma. Contándole cosas a mi hijo me siento comprendido...

—Lamento no poder darte una familia como te la mereces.—limpio su barbilla que tiene un poco
de su propia baba—Ahora me casaré con una mujer que no amo. Es una tortura, pero creo que lo
merezco...

Ya está dormido. Completamente tranquilo en mis brazos.

Y entonces continúo hablando.

—¿Sabes? Yo amo mucho a tu mamá.—Me quedé en silencio sorprendido, jamás lo había dicho
—Y ti también pequeño... Eres lo único que tengo ahora, mi niño.—Susurro esas palabras
dándome cuenta los reales que son. Él es mi única familia...

—Vas a crecer y vas a ser fuerte. Tan fuerte...—Hago una pausa—Tienes que prometerme de
que serás fuerte, y que cuidaras a tu mamá. No dudo de que se pueda cuidar sola... Sé que puede
hacerlo. Pero necesito tener la seguridad de que la vas a proteger... Porque ya no podré hacerlo.
Al menos no para siempre.

Nota: 300k de lecturas gracias a todos por leer lxs quieroooo


87

Damon.

Deje a Nilo durmiendo en la habitación de al lado.

Mande a comprar un monitor que me permitirá saber cuándo se despierte.

Se quedará conmigo por hoy... No sé que hizo Lincon o como ha convencido a Akira para eso,
pero se lo agradezco.

Ahora estoy acostado en mi cama. Cansado.

Pensando que me tendrá el futuro... Porque sinceramente ya no se nada de lo que va a pasar en


mi vida...

...

Veo como Akira camina a mí. Con unos tacones negros... Labios rojos.

Joder.

Vestida de negro.

Cómo la conocí.

No tiene el antifaz.

Me permite verla mejor. Joder.

Verla es como una de las maravillas del mundo. Para mí es genial.

Sonríe coquetamente.

Me veo yo.

Y estoy atado a una silla. Casi completamente desnudo.

Lo único que veo es mi bóxer con una gran erección. Seguramente dolorosa...

A esta mujer le encanta torturarme privándome de ella.

—Te pones duro y ni siquiera te he tocado.—Se burla.

Tan típico de ella.


—Ven aquí.—Pido. Más bien ruego.

—¿Me deseas?—Detiene sus pasos y se agacha entre mis piernas.—¿Deseas mi boca sobre tu
polla?

Joder.

Está maldita visión...

—Deseo todo de ti. Tu odio tu pasión. Tu amor... Joder y tu cuerpo. Todo lo que estés dispuesta
a darme, lo quiero.—Digo y suelto un jadeo.

Ella me sonríe y en respuesta pone una mano en mi erección y la aprieta. Haciendo que mis ojos
se pongan blando.

No es hasta que saca mi erección del bóxer que


Siento como mi cama se mueve.

Era un sueño.

Joder.

Probablemente, fue algún temblor o simplemente es mi cuerpo el que ha estado mucho tiempo
tranquilo y busca algún indicio de movimiento, pero sea lo que sea me saco de mi gran sueño.

Joder.

Mantengo los ojos cerrados intentando recuperar el sueño para volver a soñar.

No puedo.

Joder.

Siento como una mano toca mi erección... La que me dejo el sueño.

Me siento en la cama exaltado. Yo duermo solo...

—Damon...—Dice Naomi quien está en mi cama.

Joder.

—¿Qué haces aquí?—Pregunto irritado.—Tú no duermes aquí.

—Pensé que podríamos divertirnos...—Toca mi erección nuevamente y le quitó la mano tan


rápido como puedo.

—Vamos... Se ve que necesitas ayuda. Sé que soñabas conmigo por eso estás así.

Casi me río.
Joder.

Ya quisiera ella estar en mis sueños.

Aunque ya no serían sueños. Si ella estuviera serían pesadillas.

—Vete.—Ordeno.

—Pero...

—Ahora.

—No. Estamos comprometidos. Vamos, sabemos que esas reglas de la boda son estúpidas.
Podemos romperlas... Quiero hacerlo. Contigo. Quiero que seas mi primer hombre.—Susurra.

Joder.

Yo no quiero serlo.

Jamás.

—Bien. Si tú no te vas. Lo haré yo.—Digo ignorando lo que dijo mientras me levanto de mi


cama.

Ella no es un grano en el culo. Es una puta espina.

—Damon...

Salgo de la habitación tan rápido como puedo. Tendré que darme una ducha bien fría y buscar
una habitación donde dormir.
88

Akira.

Lo escuché.

Joder.

No he podido dejar de pensar en sus palabras.

¿Y si la que está mal soy yo?

No lo sé.

Pero...

Si él me ama.

¿Por qué se dio por vencido?

No me gusta que me anden rogando. Pero dijo que me amaba. Y antes había dicho que cambiaría
por mí...

Dijo que lograría conquistarme.

¿Donde quedó todo eso?

¿Tan fácil fue reemplazarme...?

Y sobre todo.

¿Por qué se va a casar?

Si me ama.

Debería estar aquí. Con mi hijo.

No allá con otra mujer.

Debería ser así.

Para poder aclarar todo en mi vida. En mi cabeza.

Mis pensamientos.
Lo que siento.

Mi vida en general.

Sobre todo ese sentimiento...

Ese raro sentimiento como si él algo hubiese hecho. Y me da rabia no saber el que.

Él se siente culpable por algo. Si recordara... Podría perdonarlo.

No creo ser tan mala como para no conceder el perdón.

Pero.

Mierda no lo sé.

Me levanto de mi cama y me voy hasta el escritorio donde está la computadora. Necesito ver a
mi hijo. Saber que está bien.

Me siento a observar.

Para mi sorpresa no está solo.

Damon acaba de llegar.

Son las cuatro de la mañana.

¿No debería estar durmiendo?

—Te haré compañía campeón.—Susurra y se acerca a su cuna.

—Cada vez es más difícil.—Habla Damon como si mi hijo lo escuchará.—Si no me termina


matando ella, me terminaré matando yo. Porque joder. Es insufrible.—Susurra.

Si es tan malo...

¿Por qué mierda sigue con ella?

¿Por qué se van a casar?

—Aunque jamás podría dejarte solo.—Lo veo tocar su mejilla.—Espero que cuando me toque
morir. Haberlos visto a ti y a tu madre siendo felices. Es todo lo que pido.

Mierda.

Eso me tomo desprevenida.

¿Es normal tener sentimientos negativos y positivos hacia la misma persona?


Siento como una parte de mí lo odia. Y no logro descifrar el por qué.

Pero al mismo tiempo.

Dice cosas que me hace imposible odiarlo.

Aunque si lo odie cuando me saco de su casa. Y cuando me remplazo como si nada.

Maldita sea.

No lo sé.

Me voy a volver jodidamente loca con este hombre.


89

Damon.

Dormí con mi hijo.

Es el único lugar donde tengo paz.

Solo él y yo.

Nada de Naomi por aquí.

Eso significa paz.

Lamentablemente, hoy le toca irse a Nilo.

Y es más lamentable que Lincon no pueda ir a dejarlo. Tendré que hacerlo yo.

No será tan lamentable porque la veré a ella. Pero no me quiero despedir de mi hijo.

Jamás pensé que disfrutaría tanto la compañía de un niño. Antes siempre me parecieron
innecesarios y odiosos.

Pero cambie de opinión.

Me gusta estar con él.

Son las diez de la mañana. Y ya tengo todo listo para salir. Todo listo para evitar a Naomi.

...

Akira.

Rick está parado detrás de mí. Sosteniendo el arma que yo misma tengo en las manos.

Tengo que admitir que cuando lo intente, mi puntería no fue la mejor.

Por eso me intenta ayudar desde este ángulo.

—Antes de aprender a disparar bien, tienes que entender. Un arma jamás se saca a menos que no
vayas a disparar. No para asustar. Ni para amenazar. Si la sacas disparas y no dejas testigo.—
Dice en mi oído.

Su voz es dura.
—Está bien.—Asiento nerviosa.

—Bueno. Entonces dispara. Ahora.—Dice alejándose de mí.

Para colocarse a un lado y apuntar hacia donde hay unos muñecos de cartón que están más allá...
A los que tengo que disparar, pero no he logrado darle a ninguno en la cabeza.

Creo que necesito putos lentes.

Controlo mi respiración.

Sin dejar de ver al frente. Al objetivo.

Uno...

Dos...

Tres.

Disparo.

Y antes de ver si he dado en el blanco escucho un llanto.

Es Nilo.

Tiro el arma al suelo y me doy vuelta.

Ahí esta.

Ahí están.

Mi hijo y...

Damon.
90

Damon

Nilo se puso a llorar por el disparo.

—Tranquilo pequeño... Solo fue un susto.—Intento calmarlo.

Akira nos vemos y corre hacia nosotros.

—Lo siento... No sabía que estabas aquí mi amor.—Le dice a Nilo. Y luego me mira a mí.

Joder.

Me sonríe.

A mí.

Me ha sonreído.

—Ya puedes soltarlo.—Me dice intentando tomar a Nilo.—Yo me encargo...

—Nos vemos campeón, te quiero —Me despido de mi hijo dándole un beso en la frente y se lo
paso.

El niño ha dejado de llorar en cuanto apareció su madre. Al parecer no soy la única persona a la
que le calma su presencia.

—Adiós.—Me despido de Akira dándome vuelta para marcharme.

—Damon.—Akira me detiene.—Ven con nosotros.

—Akira. Tengo que irme.

—Vamos. No muerdo, solo hablaremos.—Dice.

...

—¿De qué querías hablar?—Le pregunto una vez pasamos a su casa.

—Espérame.—Me dice a mí y se dirige a Bryan a quien desafortunadamente ya conozco.—


¿Podrías llevar a Nilo a su habitación? Yo subiré enseguida.

—Está bien, Akira.—Dice al hombre y luego toma al niño de sus brazos.—Vamos chico. Es hora
de jugar con tío Bryan.
—¿Confías en él?—Le pregunto viendo cómo se lleva a mi hijo.

—No le pasaría a mi hijo si no fuera así.—Responde.—Tranquilo. No le hará nada.

Asiento en silencio.

Tiene un punto.

—¿Qué quieres hablar?—Añado cambiando de tema.

—No me parece bien lo que estás haciendo...

—Akira—La interrumpo.—Últimamente lo que te parezca bien o no sobre mi vida me importa


una mierda.

—Sigues siendo idiota.—Rueda los ojos.—No se para qué me desgasto hablando contigo. Oh sí.
Porque tenemos un hijo.—exclama—No quiero que lo apartes de mí y te lo lleves a tu casa. No
con esa loca dando vueltas por ahí.

—Va a ser mi esposa. No le hará nada.—Digo sin estar totalmente seguro.

Está loca. Hay que concederle eso.

—Pues no confío en ella.

—Yo no confío en los hombres con los que te rodeas. Y aquí me ves entregando a mi hijo en tus
brazos, sin ningún problema.

—Es diferente. Mis hombres no han intentado matarte.—Habla fuerte.

—¿Segura?—Pregunto encarando una ceja —Hemos estado en guerra con tu padre por un buen
tiempo, antes de que aparecieras tú. Y te aseguro que muchos de los que son ahora tus hombres
han intentado matarme. Akira.

—Pero no por mí. Y no le harían nada a mi hijo. Ellos no son como tu futura esposa. No son tan
estúpidos como para dañar a un niño inocente. A mi hijo.

—Bien, ¿y dónde sugieres que vea a mi hijo?—Pregunto a regañadientes.

—Aquí. Hay suficientes habitaciones como para que te quedes y veas a tu hijo. Nosotros no
tenemos ni que toparnos. La casa es grande. O...

—Ni se te ocurra proponer no verlo más.—la interrumpo—Es mi hijo. Tengo derecho a verlo.

—Imbécil. ¿Por quién me tomas? Por muy idiota que sea el padre de mi hijo no se lo prohibiría.
—Parece enojada—Iba a decir que podrías ver una casa o arrendar que sé yo. El caso es que no
esté ella cerca de mi hijo. Eso sí. Siempre y cuando tenga información las veinticuatro horas del
día sobre él. Llámame paranoica o lo que quieras, pero a mi hijo me lo mantienes seguro.
—Bien. Veremos qué hacer.

—Quiero que la próxima vez que veas a mi hijo esa mujer no esté de por medio.—Lo dice en
modo de advertencia.

—¿O si no que?

—Me encargaré que no tengas con quién casarte.—Amenaza.

—¿Es una amenaza?—Pregunto divertido e irritado al mismo tiempo.

Estoy con la mierda hirviendo por el mensaje que recibí cuando venía hacia acá.

—Tómalo como quieras. Damon. Yo amo a ese niño con mi vida, y si algo o alguien amenaza su
seguridad me encargaré de eliminar a quien sea. No me importa ir a prisión o ser una puta
asesina.—La determinación en su voz podría asustar a cualquiera.

—Bien, ¿eso es todo?—Pregunto.—Me tengo que ir.

Tengo que arreglar la mierda de Naomi.

Si todo lo del mensaje es real el tiempo no sería solo el problema. Si no que también el lugar.

—Eso no es todo. Hablemos de nosotros ahora.—Dice.—Si es que hay un nosotros.

—¿Qué quieres?—pregunto impaciente.

—Saber por qué eres tan cambiante. Dices una cosa, pero tus acciones demuestran todo lo
contrario.

—Te dejé en paz... Lo que tanto has pedido.—Digo recordando nuestros encuentros previos al
accidente.

—¿Qué más quieres?—Añado confundido.

—Tiempo. Eso falta... Aclarar mi mente y que puedas aclarar la tuya. Tú me dijiste que...

—Joder. Ya sé lo que dije.—La interrumpo.—Pero tú no me quieres. Akira. Y para ser sincero sé


que jamás me vas a querer. Me odias. ¿Lo recuerdas?

—Joder. Claro que no lo recuerdas.—Continuo.

—Con tiempo. Podríamos conocernos. Bueno. Técnicamente volver a conocernos. O tal vez
incluso recordar.

—No hay tiempo, Akira. ¡Eso es lo que más me falta!—Grito y Akira no mueve ni un músculo.

Maldita sea.
Necesito calmarme...

La fecha del matrimonio. La perra de Naomi me ha mandado un mensaje. Esa mierda se


adelanta... Y se quiere mudar.

Necesito pensar con claridad e idear algún plan...

Si ella logra hacer que nos cambiemos. Me alejará de mi hijo. Y de Akira.

Aunque sé eso me he encargado de hacerlo yo mismo.

Eso me tiene así.

—¿Por qué?—Pregunta y veo algo cambiar en sus ojos.—Da lo mismo. Lo ofrecí una vez. No
rogaré por nada.

—Me voy a casar.—Le respondo la primera pregunta.

—Pues no te cases.—Dice como si fuera tan simple.—Pero veo que quieres casarte con esa
mujer. Por alguna razón...—Reflexiona— Ya da igual. Me rindo. Sé feliz con ella y tengan
muchos hijos.—Se da vuelta para marcharse.

—No lo entiendes... No lo entiendes Akira. Si me caso no es por amor. Menos por elección.—
Niego—Lo hice para protegerte. Para que pudieras salir de esa mierda de lugar...—pongo la
mano en su mejilla, acariciándola—Y lo haré para protegerlos. Si no me caso ustedes corren
peligro...

—Damon. Ya no importa, no sé en que estaba pensando.

—Ahora eres tú la que se rinde.—Suspiro.

—Te sorprendería la habilidad que tengo de aceptar las cosas. Si un hombre no me quiere
consigo a otro y ya está.—Se encoge de hombros.

Me tenso.

—Claro... como el tipo que te estaba enseñando a disparar allá afuera. ¿Cómo se llama? ¿Rick?
—Digo intentando controlar los celos que siento.—Disfrútalo, mientras te dure.

Akira me mira por un momento y al otro se echa a reír.

—No veo por qué la puta risa.—Digo serio.

—Elige bien el mando Damon. ¿Me odias o me amas? —Empieza cambiando de tema— Porque
si un día demuestras que me odias y al otro que me amas. Eso confunde a cualquiera.

—¿Sabes que? Te lo dejaré claro para que no te confundas y no me molestes más. Si, te odio.—
Hablo analizando su cara, y nada. Es como un lienzo en blanco.
—Bueno. Si así es. Entonces yo te odio más.—Eleva un poco la voz.

—Te odio. Te odio mucho Akira.—Alzo de igual manera la voz mirándola a los ojos. Estamos
con una gran distancia entre nosotros. Pero la elimino mientras hablo.—Te odio por tenerme así.
Te jodidamente odio por no quererme. Te odio por ser malditamente hermosa y terca a la vez...
Pero sobre todo, te odio porque me haces sentir, Akira. Tú me haces sentir cosas que hace unos
años consideraría asquerosas. Y eso lo odio...—Termino de hablar a centímetros de su boca. Y
como esperaba. No se hace para atrás.

No retrocede.

Ante nadie.

Es Akira. No es fácil de intimidar.

Sin poder evitarlo como el encuentro pasado está vez hago yo que nuestros labios se junten en un
beso.

—Te odio demasiado Damon. Ojalá algún día te desgarren el culo por idiota—Susurra para
luego volver a besarme.

—Esto no cambiará nada.—Digo agitado.—Me voy a casar igual.

—Bien por ti. Ahora llévame arriba.—Habla decidida.

No puedo creer que esto sea verdad. No lo creo.

Pero tampoco quiero perder tiempo averiguando si lo es o no.

Si es un puto sueño. Espero no despertar nunca.

Nota: errores por arreglar.

En la noche puede que les dejé un regalito...

Digo en la noche pero la verdad casi siempre subo en la madrugada jsjsjs


91

Akira.

Llegamos a tropezones a mi habitación. En el camino Damon no me dejó de besar.

No sé cómo aún estoy con aire en mis pulmones.

—¿Me deseas, Akira?—Pregunta mientras escabulle una mano por mi falda llegando a mis
bragas.—Tan mojada para mí...

Me toma de la cintura como si fuera una muñeca de trapo. Cómo si no pesara nada y me deja
sentada en la cama.

—Te vas a entregar a mi hoy... Toda para mí.—Susurra más para el que para mí

Se arrodilla ante mí. Y veo sus intenciones.

Él al notar eso sonríe.

—No apartes tus ojos de mí... Por favor—Apenas es audible lo último que dice.

Baja mis bragas por las piernas y levanta mis pies para arrancarlas por completo de mí. En vez de
lanzarla a un lado. Las sostiene con ambas manos y se las lleva a la nariz.

—Joder Akira.—Murmura para luego guardarlas en su bolsillo.

—¿Qué paso? La tienes tan chica que tienes que utilizar tu boca para...—Me veo interrumpida
por mi propio gemido.

Su cálida lengua cae sobre mi núcleo, juro por dios que se me va el aire.

Empieza a lamer. Succionar, joder. Ya no sé que mierda más hace, pero lo hace tan bien.

—Damon...—Gimo.—Damon por favor...

—Ojos en mí.—Dice obligándome a mirarlo.

Siento como mis ojos se ponen brillosos.

No sé cuánto tiempo ha pasado. No lo recuerdo...

Pero siento como si no hubiese tenido sexo en años.

—No cierres los ojos. Akira.—Advierte.—Mírame.


—Jódete.—Digo haciendo exactamente lo que me pidió que no hiciera.

Introduce uno de sus grandes dedos en mí. Mierda eso me desespera más.

—Jódete Damon. ¿Qué esperas? Saca tu maldita polla y hazlo ya.—Digo frustrada al borde de la
histeria.—Si no me follas ahora. Iré con Rick...—Amenazo.

—Maldita mujer. Estás demasiado estrecha. No va a entrar si no introduzco más dedos.—Sisea.


—No quiero lastimarte.

—¿Qué te crees?—Jadeo cuando introduce un segundo dedo en mí.—A puesto que tu polla es
minúscula y te da vergüenza. No me vengas con esa mierda de que no quiero lastimarte.

—Te lo advertí.—Agrega mientras se levanta del piso.

Veo como desesperado rompe su camisa, haciendo más rápido en proceso de quedar desnudo.

—Te tendrás que ir con las pelotas al aire si rompes toda tu ropa.—Advierto y él me mira.

Me encantan sus ojos perversos.

Se saca los pantalones casi tan rápido como lo hizo con la camisa. Y en el proceso casi se cae.

—Que aburrimiento. Si no actúas ahora. Me voy a dormir.—Lo provoco.

Está solo con bóxer. Tiene toda una tienda de campaña ahí montada.

—Damon...

—¿Esto querías ver?—Baja su ropa interior.

Abro los ojos como platos al verlo.

—No. No. No... No vas a meter eso en mí.—Me reincorporo de la cama.—Prefiero morir de
abstinencia de sexo a morir perforada por un pene.

Damon suelta una carcajada ronca, luego escupe su mano y la lleva a su amigo.

Eso debería tener nombre, una casa. Hasta vehiculo personal debería tener.

—Definitivamente, me gustan más las pollas pequeñas. Se ven tiernas. Amigables.—Trago


saliva nerviosa sin dejar de mirar como se toca.

Está de pie. Frente a mí.

Masturbando esa cosa.

Más caliente no puede ser esto.


—Akira.

—¿Si?—Pregunto aturdida.

—No te pasará nada malo. Ya estuve dentro de ti... ¿Cómo crees que existe Nilo?—Escucho
desesperación en su voz.

Caigo a la cama.

Rendida.

He aguantado el dolor de un parto. Aunque no lo recuerdo...

¿Qué más da esto?

Aparte.

El que tenga miedo a morir que no Nazca. A la mierda.

—¿Tienes un condón?

—Joder. No.—Dice maldiciendo.—Me puedo correr fuera. Y bueno. En mis últimos chequeos
médicos no había ninguna enfermedad. Además, siempre uso condón.

—Damon. Naomi debe tener sida y quieres que este contigo sin condón.—Bufo.

—No ha pasado nada entre nosotros.—Dice acercándose.

Casi sonrío ante eso pero me contengo.

Su polla es la que se lleva toda mi atención.

Me acuesto de espaldas y él separa mis piernas. Ganándose entremedio de ellas. Haciéndome


casi gemir cuando siento su polla rozar con mi coño.

—Iré lento. Para qué...

Damon.

—No. Lento es para las pollas pequeñas.—Alega.

—Acabas de decir que las preferías pequeñas.—Le recuerdo.

—Cállate Damon.—Baja una mano hasta nosotros. Y antes de que me pueda dar cuenta ella
introduce mi polla en su coño.

Cierro los ojos del placer.


Se siente bien...
Más que bien.

Es increíble.

—¡Joder!—Grita Akira y me obliga a abrir los ojos.

—¿Estás bien?—Pregunto preocupado.

—Si, t-todo bien...

—Akira, ¿estás segura?

—Muévete de una vez idiota. Apuesto que Rick seria...

—Vuelve a mencionar su nombre y haré que te olvides de el de lo duro que te follaré.—Agarro


su cuello y me empiezo a mover—Ni aunque me ruegues me detendré. Solo para darte una
lección, y de paso para que ese idiota escuche como te hago gritar mi nombre.

Akira me sonríe. Y lleva sus manos a mi espalda. Enterrando sus uñas.

—D-damon no te contengas.—Pide.

Joder.

Si pudiera sacarnos una foto lo haría, y la colocaría en mi oficina como cuadro, como fondo de
pantalla.

Joder.

Me tatuaría una imagen de nosotros...

—¿Akira Lo sientes...?—Pregunto—Sientes como te lleno. ¿Cómo tu coñito succiona mi polla?

Ella tiene los ojos cerrados, pero me aprieta en su interior.

—Joder... n-no hagas esa mierda. Akira. Ya es suficiente estrecho como para que hagas eso.—La
regaño.—¿Me quieres cortar la polla?

No he detenido mis embestidas. No lo haré.

Ella lo quería así.

Saco mi polla completamente para luego introducirla completamente de golpe.

Repito esto unas cuantas veces más.

—Damon... joder. Eres un idiota, pero tu puta polla me da la gloria.—Dice poniendo los ojos en
blanco.
Intentando de ir lo más rápido que puedo. No puedo parar. No quiero...

—Eres mía.—le digo y sin que se lo espere con ambas manos rasgo su blusa dejando sus tetas al
aire.—Y nadie me priva de lo que es mío.—Ahueco una de sus tetas en una de mis manos y me
la llevo a la boca.

—Me tendrás que comprar una nuev... oh mierda Damon...—Con la mano libre masajeo su
clítoris.—Damon... estoy. Yo... joder idiota creo que me voy a venir.—Jadea desesperada.

—No. Aún no vida mía. Aún no... hasta que yo te lo diga.—Muerdo mi labio tragándome un
gemido.

Soy un puto débil con esta mujer. Si no fuera por el hambre que veo en sus ojos. Ya estaría
acabando en sus tetas.

—Idiota. Tú no me dices que hacer.

Sonrío.

Nos doy vuelta a ambos haciendo que ella quede encima de mí. Como le gusta a ella.

—Móntame...—La insto.—Demuestra de lo que estás hecha maldita mujer...

Mis palabras se ven interrumpidas cuando se empieza a mover rápido. Joder. Ella realmente es
buena en esto. Mueve sus caderas sobre mí. Moliendo mi polla... joder.

Me siento en ka cama, sin dejar que ella deje de montarme. Así puedo llevarme nuevamente uno
de sus senos a mi boca.

Hay algo de lo que ella no se ha dado cuenta... y no sé por qué me resulta tan excitante... tan
intimo.

Ella amamanta a Nilo. Por lo que cada vez que succiono sus pezones. Me robo la comida de mi
hijo...

Joder.

Estoy acabado.

—¡Damon!—Grita fuerte—J-joder, ya no puedo más.—Se detiene con mi polla adentro.

Su cuerpo tiembla.

Está teniendo un orgasmo encima de mí. Joder. Y yo.

He estado a nada de venirme desde que la vi con un arma. Desde que la bese...

—Córrete Damon.—Mueve sus caderas.—Te dejo hacerlo dentro pero...


No espero a que termine de hablar y ya estoy sumergido en mi propio clímax. Akira mueve sus
caderas lentamente en círculos haciéndolo que esto se vuelva una tortura.

Cuando veo que se muerde el labio y frota su clítoris en busca de su próxima liberación.

Con un temblor en mi cuerpo, lo suelto todo dentro de ella.

...

Despierto aferrado a algo.

Un cuerpo yace a mi lado y temo lo peor.

《 Por favor que no haya sido un sueño...》

Cuando me tomo el tiempo de analizarla bien. Me doy cuenta de que todo ha sido real.
Jodidamente real...

Mierda.

Akira está en mis brazos. A mi lado.

《¡Esta conmigo!》

—Akira...—La meneo para despertarla.—¿Estás bien?—Susurro.

—Mmmh...—Hace un ruido.—¿Qué... que hora es?

Pregunta aún con los ojos cerrados.

—No lo sé.—Respondo.

Ella no dice nada más. Así que para despertarla me muevo. Dejándola sin nadie al lado y me
coloco arriba de ella, apoyado en mis rodillas y manos para no cargarla con mi peso.

Llevo mis labios a su cuello. Procurando succionar fuerte para dejar marcas en su piel.

《Es mía》

—Damon... déjame dormir.

—Tenemos que hablar.—Interrumpo mis besos.—Vamos. Despierta.

—Habla. Yo te escucho.—Dice pensando que se saldrá con la suya.

—No. Mírame.—Ordeno.

—Idiota. ¿Qué quieres?—Pregunta abriendo los ojos.


Le robo un beso en los labios antes de empezar a hablar.

—Quiero más.—Comento.

—Yo no. Estoy muerta. Adolorida...—Se queja.

—No ahora, aunque también era una opción.—Explico.—Quiero más siempre. Día noche.
Donde sea... joder mujer. Lo quiero todo.

—Pero no puedes. Te vas a casar y cuando lo hagas te tienes que olvidar de mí en el sentido
sexual. Si es que puedes—Sonríe— Esto es algo de una vez... a menos de que no tuvieras esposa.
Podría ser todos los días.—Bosteza.

—Joder...—Me hago a un lado y me acuesto.—Me encargaré de eso... retrasaré lo más que pueda
la boda. Bueno ya lo intenté y no me funcionó bien pero...

—Ya decía yo que eras idiota.—Susurra.—Te lo explicaré. Cuando si quieras toques a otra
mujer... a esa mujer Damon. Que me hizo daño. Tú y yo no habremos existido. Nos olvidaremos
que esto pasó.—Hace una pausa—Ella te tocará. Y a ti después de pasar por esas asquerosas
manos...

—No me tocará. No si puedo evitarlo. Créeme soy el que más desea que esa mujer ni tenga
manos para tocarme.

Se queda callada.

—¿Bien, entonces tenemos un trato?—Digo emocionado—Si ella me toca. Se acaba esto.

No quiero que me toque.

Jamás.

—Que rápido para pensar—Se ríe.—Pero si así lo quieres...—Se encoge de hombros.

Esto me ayudó de motivación para escapar la vida de casado. No quiero casarme con ella.

Pero lo haré y cuando lo haga.

Lamentablemente habrá un accidente.

Un terrible accidente.

—¿Bueno... y si lo hace?—Pregunta para sí misma—Da igual, si es que ella llega a hacerlo...


cuando ella te toque. Dile que ya tienes dueña. No, díselo a penas llegues a tu casa.—Habla y no
respondo. Disfrutando su posesividad, aunque ella no pueda reconocerlo. Está celosa.—Pero no
tiene lo fundamental es que no tiene que tocarte. Si lo hace. Nuestros revolcones se acabarán de
inmediato.

—¿Él te ha tocado?—Pregunto refiriéndome a Rick.


—No.

—Bien, que se mantenga así. La amenaza para él es la siguiente. Si no quiere perder la puta vida.
Que no te toque ni un pelo.

—Espero que cumplas y no la dejes tocarte. Si quieres seguir teniendo el privilegio de tocarme.
Tiene que haber exclusividad de ambas partes.

—Es mi prometida. Pronto mi esposa... Es algo inevitable eso.—La provoco.

En mis planes ni está acostarme con Naomi

Jamás.

—Bueno. Si casarse da ese privilegio entonces también me voy a casar. Con Rick. Y podrá
tocarme cuando quiera y en dónde quiera.

—¡No!—Grito enojado.—Él no te va a tocar. Nadie más que tú me tocará. Nadie más que yo te
tocará...—jadeo.—Promételo que no te va a tocar... No puede.

—Eso depende de ti... No te cases.


92

Damon.

En vista de que no le respondo Akira se levanta de la cama. Completamente desnuda.

—¿A dónde vas?

—Me iré a bañar. Y no sé... tal vez me encuentre algún hombre que esté dispuesto a ser mi
esposo. Digo. Para que nivelemos la cancha ¿No?—Coge una toalla y se la hecha al hombro.

—Akira. Ponte la maldita toalla. Tapate.—Gruño.

—Mi padre no esta. Así que ¿para qué?—Me lanza una última mirada y sale de la habitación.

Joder.

Salió desnuda. Exponiéndose a los cabrones que trabajan en esta puta casa.

Salgo detrás de ella.

No ha ido a ninguna habitación.

Está bajando las escaleras.

Desnuda.

Tranquila.

Tomándose su tiempo...

Joder.

—Akira. Ponte la puta toalla.—Ordeno nuevamente.

Pero no me hace caso.

Me ignora.

¿De verdad pensé que me obedecería?

—¿Dónde coño te vas a bañar?—Pregunto bajando las escaleras. Ella jodidamente ya ha llegado
abajo.

—Cambie de opinión—Se encoge de hombros—Ahora tengo hambre. ¿Vienes?


—Akira sube y ponte algo. Joder.—Gruño al ver a Bryan que está en la puerta.

Joder.

Se la devora con la mirada.

Llego hasta donde esta ella. Y antes de que pueda tomarla. Se acerca a él y le pregunta:

—¿Te molesta verme así Bryan?—Pregunta a su lado.

—Para nada. Pero si iban a hacer un desfile nudista me hubiesen avisado.—Se ríe.—¿Necesitas
algo Akira?—La mira de pies a cabeza.

—Ve a dar una vuelta. Ocuparé la cocina.—Se da vuelta y sigue caminando.

—Buena suerte, Amigo... espero que tengas a un médico de confianza a la mano porque la
intoxicación que tendrás...—Suelta una carcajada y empieza a caminar como Akira se lo ordenó.

Yo no la sigo hasta que Bryan desaparece. Hasta que él deja de verla.

Si esta fuera mi puta casa. Mandaría a quitarle los ojos a cada hijo de puta que se atreva a
mirarla.

Cuando Bryan se va me voy hasta la cocina con ella.

Esta mujer esta loca. Se expone ante un puto hombre. Totalmente desnuda.

¿Cuántas veces lo ha hecho?

Esta mujer me va a matar. Se encuentra preparando algo de espaldas.

Desnuda y completamente para mí. Es tan provocadora...

—¿Y esos tatuajes?—Pregunto poniéndola a prueba. Y distrayendo mi mente de su cuerpo.

Puede que su memoria regrese en cualquier momento. Con eso debo tener cuidado...

Ella se da vuelta y se mira.

—Según lo que me dijo mi padre y Lincon son en memoria de un hermano que falleció en el
estómago de mi madre. No lo conocí o es lo que me han dicho... Lo que no entiendo es como
tengo su nombre tatuado en casi todo mi cuerpo.—Reflexiona.— Digo... ¿Si no lo conocí por
qué tanto el cariño?

—Mmm...—Digo pensativo.

Si realmente recordara algo. Ella estaría triste.

—¿Tú sabes algo sobre eso?—Pregunta dándole una mordida a su tostada recién preparada.
—No tenía ni idea. Antes jamás me hablaste de él.—Digo con honestidad.

Es verdad.

No es como que tuviéramos conversaciones civilizadas antes.

Cuando intentábamos hablar. Ella siempre buscaba algo con que apuñalarme.
93

Damon.

Cierro la puerta con cuidado. Intentando evitar cualquier sonido.

—¿Dónde estabas?—La voz de Naomi me detiene.

—Por ahí.—Respondo despreocupado.

—¡¿Dónde mierda estabas Damon?!—Grita acercándose a mí.—¿Y tu camisa?

—¿Eso importa?

—Importa cuando tienes todo el puto cuello lleno de marcas...—Se queja.

—Naomi. Soy un hombre de negocios. Si no te gusta que no llegue a casa. No te cases conmigo
y ya.—Digo mientras paso por su lado.

—Lo has hecho... Te acostaste con ella—Afirma.

Su voz se quiebra.

—Me voy a dormir. No te quiero ver cerca de mi habitación.

—¡Damon no me dejes hablando sola!—Grita.

Pero la ignoro.

—¡Damon!

Por primera vez en mucho tiempo las cosas con Akira están regularmente bien.

Y no pienso dejar que nadie lo arruine.

Akira.

Damon no ha dado soluciones.

Viene cada vez que puede.

Dijo que se encargaría de todo.

Pero no ha dado resultados.


—Akira... en una semana será la boda de Damon. Y él solicitó que quiere a Nilo presente la
primera hora... luego quiere que lo traigan de regreso.—Informa Alan.

—Bien. Encargaré un vestido...

—No. Akira, me temo que tú no estás invitada a la boda...—Suspira.—Akira. La novia no te


quiere ahí.

—Y una mierda. Mi hijo sin mi no va.—Sentencio.

—Ira conmigo.—Ofrece.

—No. No...

Un fuerte dolor de cabeza me hace perder el habla.

—¿Akira... estás bien?—Hablan.

No.

Joder.

No.

Me agarro la cabeza. El puto dolor no se detiene.

La voz de Alan preguntándome que me pasa hace que mi cabeza duela más.

—¡CÁLLATE DE UNA VEZ!—Grito desesperada.


94

Damon.

Nilo tiene que estar la primera hora.

Después se lo llevará Alan y ahí empezará el baño de sangre.

Sé que en el fondo los chinos no se fían de mí. Por eso traeré a mi hijo. Para que no sospechen
que haré algo.

Nadie traería a su hijo a un baño de sangre.

¿No?

Eso deben pensar y me aprovecharé de eso.

Naomi ha estado más pegote que antes. Y me aburre.

Lo único que me mantiene bien es ir a ver a mi hijo y poder estar con Akira.

Que probablemente ahora debe estar odiándome por no invitarla a la boda. Pero es necesario que
ella falte.

De eso me encargaré ahora.

Tomo mi celular y llamo a la florería de la otra vez.

Hicieron un buen anonimato, pero igual me descubrió. Aunque lo negé...

—Hola, muy buenas tardes, señor Genovés... ¿En qué podemos servirle?—Atienden apenas
llamo.

—Hola. Necesito un ramo de peonías pink charmer.—Pido.

—Pero señor... No estamos en temporada.

—No me importa lo que tengas que hacer. Sabes que mi propina es buena. Consíguela te doy tres
horas. Iré por ellas al local.—Digo fríamente.

—Si señor... Haré lo que pueda.—Contesta con voz baja.

Y sin contestar cuelgo.

Iré a ver a Akira para explicarle todo y evitar malentendidos. Solo espero que no me esté
odiando... Al menos no tanto como para enterrarme algo.

...

Pase a recoger las flores.

Por suerte no hubo ningún problema. Tenía las flores que le pedí.

Ahora. Con flores en mano. Estoy parado fuera de la mansión.

No he podido pasar porque tras tocar varias veces. Nada responde...

¿Acaso salió?

Tocó nuevamente la puerta, y un sonido me confirma que hay gente en casa. El llanto de Nilo.

Es ahí que la puerta se abre dejándome ver a Rick, quien se opone en mi camino cuando intento
pasar.

—¿Qué...?—Pregunto.

—Llegas en mal momento, amigo—Me interrumpe.

—¿Qué paso?—Pregunto preocupado—¿Akira está bien?

—Sí... Pero dudo que te quiera ver.—Dice secamente.

—Jódete.—Lo empujó y paso por su lado. Adentrándome en la mansión.

—¡Akira!—Grito.

Y recuerdo el llanto de mi hijo. Ella debe estar en su habitación.

Corro por las escaleras dejando que el ramo se caiga de mis manos. Eso no es importante ahora
mismo.

Sin tocar la puerta paso.

Bingo.

Aquí está...

Está amamantando a nuestro hijo.

Trago la saliva que se ha acumulado en mi boca y la miro. Está vez a los ojos.

—Vete.—Sisea dándome una mirada mortal.

Oh no...
No.

No.

Joder.

No.

Esa mirada me hace estremecer.

La conozco bien.

Joder.

Esa maldita mirada solo quiere decir una cosa.


95

Damon.

Miro a Akira tratando de buscar algún mayor indicio en su cara. Algo que me lo confirme y en el
mejor de los casos lo desmienta.

Puede que esté enojada por qué no la invite a la boda. Y puede que lo esté porque recordó...

También existe la posibilidad de que ambas sean el caso...

Joder.

—¿Estás bien...?—pregunto en voz baja.

—He dicho que te vayas.

—No hay nada que no haya visto, Akira. No creo que sea algo tabú verte alimentar a mi hijo.—
respondo.—y si mi hijo me deja algo. Podrías alimentarme a mi también...

—Damon no te hagas él...

—¿Es por lo de la boda?—La interrumpo—Te lo recompensaré... Muy bien.

Me niego a aceptar que recuerda y que todo se fue a la mierda.

Mi hijo se separa del pecho de su madre. Ya debe estar satisfecho.

—Ya no lo estás alimentando... Hablemos.—Me siento en la cama.

Me hago el duro... Pero joder. Solo yo entiendo el miedo de que recuerde.

Le veo levantarse y caminar hacia la cuna de Nilo. Y después de darle un beso en la cabeza me
mira a mí. Mientras se acomoda la ropa.

—¿De verdad pensaste que lo lograrías?

—¿Qué cosa?—Pregunto haciéndome el desentendido.

—Sabes perfectamente de lo que hablo. Idiota—Sisea.

—Especifica.—Pido nervioso.
—Lo sé todo. Maldito idiota.—La veo revisar la habitación.

Sé exactamente lo que busca. Y al parecer lo encuentra porque se va a un rincón de la habitación.

—No te recomiendo apuñalarme, Nilo podría quedar con traumas.—Mis palabras la detienen.

Parece que suelta lo que alcanzo a tomar. Y se gira hacia mí. Empieza a caminar lentamente.

—Eres un puto psicópata. Un monstruo.—Escupe con rencor.

Está cerca de mí. Se acercó demasiado. Cuando me fijo en sus manos veo que tiene algo
melánico en la mano. Que parece tener filo. Alcanzo a reaccionar y tomo sus manos. Las aprieto
un poco haciendo que esa cosa caiga al suelo.

—No lo soy. Joder... —Empiezo—Si cometí un gran puto error. Sí. Mierda y me arrepiento cada
día por eso. Pero no sé hasta donde llegara tu puto odio hacia mi Akira.—Aprisiono sus manos
por encima de su cabeza.—Quieres tanto verme como un monstruo... que te daré el gusto.
¿Quieres que te retenga de por vida a mi lado? Lo haré. Serás mía. Akira. Y como soy un
monstruo cuando no quieras hacer algo te aprisionaré y amarraré. Te obligaré a estar conmigo, y
te forzaré a ser mía. ¿Sabes por qué Akira?—Pregunto mirándola a los ojos.—Porque me
convertiré en el puto monstruo que quieres creer que soy... y si te atreves a escapar te encontraré.
A ti... y a mi hijo. No los dejaré libre. Nunca. ¿Sabes por qué? Porque eso haría el monstruo que
tanto te empeñas a creer que soy.—Gruño.

—No te atreverías.—Frunce el ceño—¿Sabes por qué no lo harás? Porque sabes que te odiaría...

—¿Acaso no lo haces ya?—Me burlo.—Si así lo quieres soy un puto monstruo. Soy TU puto
monstruo Akira. Soy el monstruo que mata por ti... el que está dispuesto a todo por ti. Y eso
incluye casarme con una puta loca. ¿Y sabes por qué? —Hago una pausa—Jodidamente por ti.
Akira. Me entregué a ella para salvarte...

Se queda en silencio.

No me mira mi.
Desvía sus ojos.

Tiene sus ojos en la cuna donde se encuentra mi hijo.

Joder.

Cuanto odio cuando me ignora.

—Te dejé ir. Dos veces. La primera en el hospital... la segunda fue en mi casa. Pero fuiste a
reclamar por las flores... Y parece que no quieres ser libre de mí... Esa vez iba a ser definitiva, lo
juro, pero luego me buscaste y fue inevitable, no me pude controlar.—Suspiro—No pienso
dejarte ir una tercera vez...

—Tendrías que haberme dejado ir hace mucho tiempo. Cuando ordenaste que dispararan...
debiste matarme ese día así no pasaría esto...

—¿Qué cosa?—Pregunto confundido.

—Eso ya no importa—Forcejea—Esto no va a funcionar Damon. No puedo estar con alguien


que ve a otra persona en mí.

—Esa mierda otra vez no.—Me quejo.—No puedo cambiar el pasado ni el motivo por el que me
fije en ti... Hay algo que no entiendes... Yuri a mí me gusto. Fue la primera mujer que realmente
me gusto y me planifique la primera que me demostró que podía estar con alguien más de una
vez. Pero tú... Joder, Akira tú fuiste la primera mujer de la que me enamore. La primera mujer a
la que amé y amo aun. ¿No lo entiendes? ¿Realmente piensas que si fueras un capricho estaría
dispuesto a morir por ti?

—El problema aquí Damon. Es que no te creo... Si Yuri te gustaba tanto... ¿Por qué la mataste?
Si ella te gustaba cuando lo hiciste. ¿Qué me espera a mí? Que supuestamente me amas.

—Akira... e-es difícil de explicar.—Niego con la cabeza—Hay una cosa que es segura. Me
mataría antes de volver a dañarte.

La escucho suspirar.

—Te vas a casar. Con una mujer que es igual de obsesiva que tú. Tal vez sean buena pareja. Y
así me podrás dejar en paz.

—No es a quien amo. No es a quien quiero. Akira. Sé que te importo en el fondo. Sé que sientes
algo por mí.—Digo convencido.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Porque te quedaste con nuestro hijo. Si me odiaras como dices. No soportarías ver a una
pequeña versión de mí.—Sonrío.—Es mi fotocopia sin tatuajes.
96

Akira.

Desde que charlamos en la habitación, no lo he vuelto a ver.

No creo que lo vuelva a ver.

¿Qué mierda?

Se fue así nada más

Hoy es su gran puto día. Mi hijo tiene su mini traje de terno. Y lo llevará Lincon.

Es un puto caos.

¿De verdad ese idiota se piensa casar?

Estoy confundida. Con él

Conmigo misma.

¿Por qué me molesta tanto que se case?

Ahora recuerdo. Lo recuerdo todo. Él es puto idiota que casi me mata...

Pero también el padre de mi hijo.

¿Cómo mi odio va a pasar sobre eso?

Bajo las escaleras rápido. Necesito un café y pensar más las cosas...

Aclarar mi mente. Han pasado muchos días desde que recordé y no puedo aclarar mi mente ni
mis sentimientos.

Me voy acercando a la cocina cuando escucho un ruido raro que proviene del cuarto de aseo.

¿Alguna rata será?

Estoy a punto de ignorar el ruido cuando es más fuerte está vez.

Definitivamente, no es una rata.

Me toco la cintura donde tengo un arma que me regaló Rick. Es pequeña y fácil de llevar a todos
lados. Después de lo que pasó no pienso andar desprotegida. Mucho menos sabiendo que hay
una loca que desearía verme muerta con tal de que Damon se olvide de mí.

Tomo el arma y la Manilla de la puerta al mismo tiempo.

Abro rápidamente y mi arma cae al suelo por la imagen que estoy viendo.

Son los chicos...

Bryan y Rick.

Ellos...

—¿Chicos?—Pregunto asombrada.

Wow...

Es...

No me lo vi venir la verdad.

Jamás lo pensé. Ambos se ven muy masculinos.

Bueno.

Está claro que los estereotipos son una mierda.

Ambos me miran con los ojos abiertos.

Asustados.

—Akira...—Habla Rick acomodándose la ropa.—Te lo podemos explicar...

—¿Qué hay que explicar?—Me cruzo de brazos intentando parecer enfadada.—Son unos
asquerosos de mierda.—Veo su expresión por mis palabras—¿Cómo lo hacen en el cuarto de
aseo? Chicos. Si lo llevan haciendo hace tiempo aquí, puede que sus fluidos estén en todos los
productos.—Niego y sonrío—Hay habitaciones de sobra aquí. Donde estoy segura de que no
serían interrumpidos.

Bryan me mira.

—¿De verdad es eso lo que nos vas a decir?

—¿Qué quieren que les diga? ¿Qué usen condón? Vamos son lo suficientemente mayores como
para saber eso.—Añado—Salgan de ahí y manden a limpiar este lugar, no quiero rastro de semen
por aquí. Desde ahora nada más de sexo aquí. Utilicen sus habitaciones.

Dicho esto empiezo a caminar.


Una mano me detiene.

Es Bryan.

—¿De verdad no estás enojada?—Pregunta en voz baja.

—¿Por qué lo estaría?—Frunzo el ceño.

—P-porque somos hombres pensé que...

—Deja tu mierda Bryan. Ustedes saben lo que hacen, ¿Por qué me molestaría si ambos son
hombres? ¿Acaso porque ambos tienen polla no cuenta sus sentimientos?—Me río—Solo
asegúrate de no hacerlo en lugares donde se utilicen diariamente.

—Pensé que reaccionarias de otra manera...

—No soy homofóbica, Bryan. Estamos en pleno siglo veintiuno. Lo que si me molesta, es que no
se sintieran en confianza para decírmelo. ¿Se siente en confianza para criticar mi comida y no
para decirme que son pareja? Eso sí que es molesto.

Lo veo darme una sonrisa tierna.

—Gracias.—Se acerca para darme un beso en la mejilla pero lo detengo.

—Alejate hombre. No soy homofóbica, pero eso no quiere decir que quiera que me beses cuando
literalmente hace unos segundos tenías la polla de Rick en la boca.—retrocedo.—Los quiero,
pero no me gusta compartir fluidos.

Rick quien ha estado en silencio todo este rato se dispone a hablar.

—¿Viste? Yo te dije que no le importaría.—Se dirige a Bryan.

Este solo asiente.

—Pensé que estarías de mal humor—Ahora me dice a mí—Digo, por lo de la boda y todo eso...
Me enteré de que no te invitaron.

—Tienes razón. No me invitaron.—confirmo—Pero eso no quiere decir que no iré... Que no


iremos—Me retracto.
97

Damon.

Lincon ha estado muy cercano a Naomi.

¿Cómo puede?

Ella dañó a Akira.

Y sí. Es irónico que yo lo diga considerando el pasado y que me casaré con ella. Pero no lo hago
por querer es por el bien estar de Akira y él lo sabe.

Está todo listo.

Solo queda esperar a que llegue la novia y termine la boda.

Tenía planeado otra cosa, pero decidí que es mejor terminar la boda. Será mi esposa por unos
minutos y cuando vayamos en la limusina.

Todos mis hombres se encargarán.

Ella muere.

Su gente muere.

Y fin del tema.

Nada tiene que salir mal...

Mi hijo iba a venir con Alan, pero Alan no pudo presentarse y por eso vino con Lincon. No sé en
qué ande metido ese hombre, pero estoy seguro de que no es nada bueno.

...

—Vas a ser como mi hijo a partir de ahora.—Llega Gregor hasta mí.

Es hora.

Estoy parado en la puta iglesia esperando a esa mujer.

《Que todo sea rápido por favor...》

《Que se acabe luego está tortura.》


—¿Quieres?—Me ofrece un puro y yo niego.

—No gracias.

—¿Ansioso por ver a la novia?—Pregunta.

—Ajá.

Más bien ansioso para que termine la boda.

Todos los asientos están llenos de personas que no conozco. Me pidieron que vistiera de blanco.
Pero por ningún motivo hice caso.

Estoy totalmente de negro.

Como en luto.

De la nada la típica canción de mierda empieza a sonar.

Gregor se va de mi lado y va a la entrada. Todos pensarían que él iba a llegar con la novia. Pero
no fue así. No llego con ella para asegurarse de que no haga algo.

Si tan solo supiera...

La figura de Naomi se ve en el pasillo. Tiene el típico traje de novia.

Todo es tan típico. Que aburre.

Yo ahora mismo únicamente puedo pensar en lo lindo que sería una boda con akira... ella
entrando acompañada de Alan. Y yo esperándola en el altar con nuestro hijo en brazos...

Sería un puto sueño hecho realidad.

Me da sueño verla caminando hacia mí.

Así que me dedico a mirar a mi hijo quien me hace señas con sus pequeñas manos.

Ni cuenta me doy cuando Naomi esta a mi lado.

—Queridos hermanos hoy estamos aquí reunidos para presenciar la unión de estas dos
personas...—Empieza a hablar el cura.

Yo no le presto atención.

—Ahora sí. Pasemos a los votos matrimoniales...

—Yo empiezo...

—Nos saltaremos esa parte.—Le digo al cura.


—Pero...

—La vamos a saltar. Pasemos a los anillos.—Digo aburrido.

—B-bien—Se aclara la garganta.—Señor Damon Genovés. Acepta a Naomi...

De la nada dejo de escuchar al cura y empiezo a escuchar disparos.

Me paralizo.

No.

No...

Joder.

Mi hijo está aquí....

Todos los invitados desesperados se esconden agachados en el piso.

Joder.

Esto no es obra mía.

Miro hacia al pasillo y hay una figura.

Una mujer.

Mi mujer...

Viene caminando con un vestido largo. Con una arma en una mano apuntando hacia el techo. De
inmediato la gente de Gregor empieza a ponerse en posición para atacar.

—¡NO DISPAREN!—Grito a los tipos que apuntan hacia ella. Los tipos me miran y asienten
pero no dejan de apuntarla...

Joder... esta mujer me va a matar literalmente.

Akira está aquí, involucrada en esto.

Y que lo esté complica todo.


98

Akira.

Es idiota cree que se saldrá con la suya.

No dejaré que esa loca lo haga sufrir. Ese es mi papel por cumplir. No el de ella.

Si hay una mujer que torturará hasta en los sueños a Damon Genovés... seré yo.

Nadie más.

Gracias a los chicos pudimos encontrar las armas. Bueno. Ellos las encontraron.

Resulta ser que hay un cuarto lleno de todos tipos de armas. No me sorprende la verdad. Pero me
di cuenta de que hay lugares donde todavía no voy en mi propia casa. No me sorprendería ver un
cementerio por ahí.

Me puse un vestido largo. Color burdeo. Me queda pegado al cuerpo. Y a pesar de estar
disparando. La atención de Damon está en mi cuerpo...

—Akira. ¿Qué haremos ahora?—Pregunta Bryan.

—Tú, ve por el viejo. Rick tú evacuaras a las personas y te encargaras de sacar a cualquier
hombre armado de acá dentro. No más disparos hasta que mi hijo se vaya. ¿Entendido?—
Pregunto.

—Si, señora—Hacen un gesto militar que me hace soltar una leve risa y se van a hacer lo que les
ordené.

Sigo caminando hasta donde se encuentra la dichosa pareja.

Naomi me mira con odio puro.

La entiendo. Yo también me odiaría si fuera ella. Porque estoy a punto de acabar con su
asquerosa vida y quedarme con el hombre que ama.

Sí. Dije que nada de armas.

No quiero asustar más a mi hijo.

Por eso, traje una daga. La encontré con las armas también. Y es del tamaño perfecto para traer
por ahí...
—Akira...

—¡¿Qué hace aquí esta perra?!—Grita enfadada.—¡Esta es mi boda y no estás invitada!

De tan solo oír su voz me duele la cabeza.

La sala ahora esta prácticamente vacía. Menos por un viejo.

Lincon.

Y Damon y yo.

Ah y la puta Naomi también.

Tomo mi arma y le saco las balas.

Luego la tiro a un lado.

—Acércate. Arreglemos las cosas como mujeres de verdad a mano limpia y no haciendo
berrinches como una puta niña pequeña.—Gruño.

—Damon... hijo de puta esto lo has hecho tú...—Habla el viejo.

Pero de él se encarga Bryan.

Lo golpea en la nuca desmayándolo al instante.

—¡TÍO!—Grita Naomi.

Aprovechando que esta distraída. Saco la daga y se la entierro en la yugular.

—Ups... Cambie de opinión. No vale la pena gastar mi energía peleando contigo... ya sabes.
Tengo que tener energía para mi marido.—Apunto a Damon.

Ella me mira con los ojos como platos. Su boca está abierta en busca de oxígeno y sus manos
están en donde he enterrado el objeto. Sus manos al igual que su vestido se llenan de sangre. Casi
me siento mal por ese pedazo de mierda.

No soy asesina. O no lo era... pero hay veces que una persona se lo busca. Metiéndose contigo o
con tu familia.

Llamó bastardo a mi hijo.

Maldita puta.

—P-pe... Perra.—Dice antes de caer al suelo.

Al ver el cuerpo perdiendo fuerzas me dan ganas de vomitar y la realidad me golpea.


¿Yo... hice eso?

Joder.

—Akira...—Llega Damon a mi lado.—Joder, mujer. ¿Estás bien?—Pregunta.

Yo solo desvío mi cabeza para ver a mi hijo y me doy cuenta de que ya está calmado. Incluso
duerme en los brazos de Lincon quien está aun sentado.

Y luego contesto un simple "Si"

Veo como Lincon sé levanta, pero lo ignoro. Me concentro en Damon.

—Si te casas. Lo harás conmigo. Ya me has hecho sufrir bastante como para dejarte libre con
cualquiera por ahí. No esperes que sea un cuento de hadas. Porque no lo será. Te haré sufrir. Te
torturaré. Haré lo posible para vengarme... y el día que me aburra, te pediré el divorcio. Y saldré
a vivir mi vida con millones de hombres. Uno diferente cada noche...

Damon entrecierra los ojos analizándome.

—¿Esa es tu manera de decir que me amas y te quieres casar conmigo?—Sonríe arrogantemente.

Yo ruedo los ojos.

—Te crees mucho.

—Lo soy, futura esposa...

—¡NO SE VAN A CASAR!—Lincon nos interrumpe gritando como loco.


99

Damon.

—¡NO SE VAN A CASAR!—grita vuelto loco mientras se acerca a nosotros.

Tiene a Nilo en los brazos quien llora desconsoladamente.

—L-lincon no lo lastimes... es un niño no tiene nada que ver en esto. Es inocente...—Dice Akira
desesperada a mi lado, al ver como saca una pistola.

—Este niño es igual a él...—Se queja— Saldrá un monstruo igual que su padre... Y no lo voy a
permitir.—Levanta el arma para...

Joder levanta el arma hacia Akira.

Tiene a mi hijo en brazos y a mi mujer en la mira...

—Tal vez... Deba dejar a este bastardo huérfano y luego matarlos a todos.—Dice para el mismo.

Esta loco.

Es un lunatico...

¿Como no me di cuenta antes?

Veo como va a apretar el gatillo en dirección de Akira y me interpongo sin pensarlo dos veces.

La bala me llega en el estómago.

—¡DAMON!

El grito de Akira es inconfundible.

—No. No... joder. Damon...

—Dije...—Hago una mueca por el dolor intenso—Dije que estaría dispuesto a morir por ti.
Akira... y e-era verdad...—Trago saliva adolorido.

El dolor no tardó en llegar. No es la primera vez que recibo un impacto de bala. Pero sin duda es
la más dolorosa.

Al parecer Naomi no será la única muerta en esta iglesia.

Mis piernas se debilitan y caigo de rodillas. Tocando mi estomago.


Veo como Akira quiere ayudarme pero a la vez quiere sacar a nuestro hijo de los brazos de
Lincon.

No me lo esperaba. Todo esto...

Siempre supe que no nos quería juntos... ¿pero hacer esto?

Con mi hijo en brazos... es otra cosa.

Por primera vez me arrepiento de no haberlo matado cuando puede. El debería estar muerto. Al
igual aue Edgar.

—Con mi familia nadie se mete, hijo de puta—Susurra una tercera voz.

Levanto la cabeza y veo a Alan acercandose. Está furioso.

Levanta el arma a la cabeza de Lincon.

—Dale mi nieto a mi hija o te vuelo la cabeza aquí mismo.—Amenaza Alan colocando la pistola
en su nuca.

Lincon cierra los ojos. Maldiciendo por lo bajo. Y accede a entregarlo.

Akira se acerca para quitarle a Nilo de las manos.

Lincon suelta al niño. Pasándoselo a Akira. Y yo solo puedo ver. Akira con mi hijo en brazos se
acerca a mi.

—Damon... Dios mio.—Susurra.—Ni se te ocurra cerrar los ojos. ¿Me oíste? No te duermas.

Habla desesperada.

Siento el espeso liquído caer de mi. Creo que ahora mismo tengo un charco formado.

Ella espera una respuesta.

Pero yo solo puedo apoyar un brazo en el piso. No se cuanto tiempo más podré sostener mi
cuerpo en este estado.

—Cometiste un grave error Lincon. No nos engañas más con tu papel de viejo bueno. Siempre
has sido un puto lobo disfrazado de oveja.—Escucho que dice Alan—Y la pobre Yuri...—Niega
con la cabeza.—Ella te descubrió. Siempre supo que eras una persona de mierda. Y la dejaste tan
mal de la cabeza que la pobre se mató. Y no encontraste a nadie más que culpar que al idiota de
Damon. Quien estaba vuelto loco por ella—Se ríe—Eres un hijo de puta. Le hiciste creer a todos
que Damon tenía la culpa. Pero fuiste tú. Siempre fuiste tú... y ahora quieres controlar a mi hija.
Como lo hiciste con la tuya.—Le pega con el arma en la nuca y Lincon cae al suelo.—No lo
lograras... por mucho que se parezcan mi hija tiene algo que jamás lo tuvo tu hija. Y eso es
coraje. Valentía...
—No tienes como...

—No hables.—Le pega una patada.—Ya no más. Cada palabra que sale de ti es veneno.
Distorsionaste la mente de Damon por años. Le metiste recuerdos falsos. Falsos escenarios... te
aprovechaste de su mente debil por el duelo... Me sorprende como un Genovés pudo ser tan
estúpido para caer en las garras de un simple sirviente.

—V-vaya. Gracias.—Digo intentando restar tensión a todo esto.

—¿C-como supiste?—Pregunta escupiendo sangre.

—Testigos... De como tratabas a tu hija. Amigas de ella que confesaron como aparecía de la
nada con golpes y… —Mete la mano a su bolsillo—Esto.—Muestra un pendrive.— Lo encontré
en un cuarto que tenías arrendado en la puta ciudad. Había mucha mierda para meterte a la
cárcel... Pero es mejor tomar las cosas por mano propia.—Se encoge de hombros—Lástima que
no vivirás para ver lo que contiene. Aunque ya lo sabes... ¿No?

Se ríe.

—No tienes derecho a juzgar. Tu también fuiste un padre de mierda.

—Escúchame bien idiota—Se pone a su altura y lo toma de la camisa.—Pude haber sido un


padre de mierda. Pero nunca. Escucha bien esto. Nunca le puse un solo dedo encima a mi hija. Y
menos con dobles intenciones. Asqueroso de mierda.—Lo escupe.—No hay punto de
comparación entre nosotros. Maldita escoria.

No entiendo nada joder...

Todo en mi cabeza da vueltas.

Creo que perdí mucha sangre...

Escucho a Akira pedir por mi.

Intento mantenerme despierto pero ya no puedo con mi propio cuerpo.

Caigo al suelo sumergiendome en la penumbre.


100

Akira.

—¡DAMON!

Damon cae al suelo.

No...

La angustia me invade como si fuera un balde de agua fría. Es como... como si mi corazón se
quisiera salir de mi pecho.

Joder...

—¡LLAMEN A UNA PUTA AMBULANCIA!—grito aferrándome a mi hijo. Él se asusta por


mi grito provocando su llanto.

Con mi hijo en brazos se me hace imposible ir a auxiliarlo.

Jodidamente, no puede estar pasando esto.

Llega Bryan rápidamente. Tomando a Nilo y permitiendo que pueda ir con Damon...

Antes, miro a Alan quien se está encargando de Lincon.

—Si lo matas. Hazlo afuera. Ni mi hijo ni yo necesitamos ver eso.—Encuentro la fuerza para
hablar un poco más calmada.

Él asiente en silencio viendo a su nieto.

Me tiro al piso donde está Damon.

Inmóvil.

La sangre esta por todos lados. Su sangre...

No.

Joder.

No.
No.

No.

Damon...

Justo ahora.

Todo estaba por ir bien...

¿Por qué me tiene que pasar esto?

Escucho un disparo. Pero ni eso me hace perder mis pensamientos.

¿Por qué nos tiene que pasar esto?

—Damon...—Susurro entre lágrimas.—Levántate Damon... por favor. No nos dejes—Me aferro


a su traje ensangrentado.—t-te necesitamos Damon. Nuestro hijo te necesita... Yo te necesito.

Las putas ambulancias empiezan a sonar, pero para ese entonces todas mis esperanzas se han
desvanecido.

Mis manos llenas de sangres tocan su rostro manchándolo de rojo.

—Esto no puede estar pasando.—Sollozo.

Me empeñé tanto tiempo en odiarlo que jamás me di cuenta de que había otros sentimientos. No
sé en que momento surgieron pero están ahí. Y ahora que él se me va.

Siento como mi corazón se va con él. Se lo lleva. Lo arranca desgarradoramente de mi pecho y


se lo lleva con él.

Él es pálido. Pero ahora está más pálido de lo normal...


Epílogo

Akira

—¡Sálvenlo!—Grito mientras camino siguiendo a la camilla.

—Señora no puede pasar. Lo lamento.—Me detienen cuando quiero entrar a la habitación que lo
meten.

—Sálvenlo por favor...—Ruego—Por favor... es el padre de mi hijo—Lloro—Es el hombre que


amo...

Me quedo afuera de la habitación. No han salido. Y eso me tiene nerviosa. Alan, Bryan y Rick
han venido. Pero les dejé claro que quería estar sola.

No puedo pensar en otra cosa que no sea él.

¿Por qué no dejo que me llegara la bala?

Si hubiera sido así. Nada de esto estaría pasando.

La bala estaría en mí.

Al menos tengo más posibilidades de sobrevivir, ya que, parece que ni el infierno me quiere.

Yo podría...

Yo hubiese estado bien.

Y si me tocara morir lo haría tranquila. Porque tendría la certeza de que Damon lo cuidaría.

Pero la historia es otra.

Él está ahí...

Las puertas se abren y me levanto rápidamente.

—Señora.

—¿Está bien?—Pregunto acelerada.

—Al parecer la bala solamente rozo un órgano interno pero logramos estabilizarlo. Solo fue un
roce... sin embargo, ha perdido mucha sangre cosa que lo hace estar débil. Tenemos pendiente
una transfusión de sangre, pero lo haremos a penas nos traigan la sangre del laboratorio.
—¿Puedo pasar a verlo?

—Puede, pero no es recomendable porque...—Dejo de escuchar y paso.

Me adentro en la habitación blanca. Sintiendo el pesado ambiente de la desgracia.

Me acerco a él.

Quien está recostado.

Parece estar durmiendo...

Tomo delicadamente su mano fría.

—Eres un idiota Damon... si esto es una broma no es graciosa... si es una puta broma te juro que
esta vez me voy y para siempre—Amenazo para que se levante y me detenga.

Pero nada pasa.

Damon...

Maldito idiota ¿cómo me haces esto?

—¿C-con quien voy a discutir?—Me atraganto con mi saliva.—Te amo Damon. Nilo y yo te
amamos...

Un pitido resuena en la máquina.

No.

—¡DAMON!—Grito viendo que no hay latidos.—¡NO! ¡NO!

—Señorita tiene que salir.—Dice el doctor.

Me arrastran hacia afuera tan rápido que no me doy cuenta. La policía está acá. Por el impacto de
bala. Pero me vale mierda.

—Señorita tenemos que hacerles unas preguntas...—Se acerca un oficial.

—¡Váyanse a la mierda!—Grito histérica.

Los tipos se alejan y yo me muevo de un lado a otro. Intrigada, desesperada.

Pasan minutos. Pero parece como si hubiesen pasado horas desde que me sacaron.

La puerta se abre. Dejando ver al doctor.

Con una cara de desgracia.


Mi pulso se detiene.

—Señora... Hicimos todo lo que pudimos, pero...—Sigue hablando.

Pero dejo de escuchar.

Damon. Al hombre que odie por tanto tiempo. El que me hizo sentir dolor, pero también me dio
una buena distracción. Aunque suene irónico. O raro.

Pude salir de mi depresión por la muerte de mi hermano. Aún duele, nunca dejó de doler pero me
centré tanto en el odio que le tenía a Damon. Que me ayudo a ser todo más llevadero. Mi hizo
alejarme del dolor aunque después me causara más.

Pero nada es totalmente bueno en esta vida.

¿No?

Aunque una parte de mi quería seguir odiándolo. Pero no pude ni puedo seguir haciéndolo.

Siento como mi cuerpo se desvanece.

Me duele.

Es insoportable esto que siento.

¿Esto sintió el cuándo me dejo ir?

Yo creo que si pero yo lo sufro peor.

Porque a él ya no lo veré más...

Ignorando a toda la gente que me habla.

Paso.

No...

Él...

Lo encuentro con una manta blanca tapándole la cara.

Saco la manta viendo al rostro del hombre que amo.

M-muerto...

—Soy tu dominante Damon. Te ordeno a que te levantes de ahí.—Susurro.

El fuerte sonido del pitido de la máquina sigue.


Tengo ganas de llorar.

Gritar.

Romper todo.

¿Por qué no lo salvaron?

—Sé que lo sabes aunque nunca lo dije bien...—Trago el nudo de mi garganta—Te amo Damon.
Y no estoy lista para aceptar que te fuiste.

De la nada la máquina empieza a sonar nuevamente, pero diferente.

Abro los ojos, sorprendida.

Lo miro a él.

Y luego a la máquina.

Está marcando sus latidos.

Tiene latidos.

Él...

—¡ENFERMERA!—grito como loca—¡ESTÁ VIVO, ÉL ESTÁ VIVO!

La puerta se abre dejando entrar a los médicos para auxiliarlo.

Joder.

Siento como vuelvo a respirar.

Esto es un milagro.

Y sé que mi ángel personal es el responsable de esto.

...

Aun recuerdo hace unos meses...

Todo estaba perdido.

El murío.

Pero un milagro. Si es que se le puede llamar así me dio la oportunidad de volver a verlo.

Abrazarlo.

Sentirlo.
La muerte de Lincon sirvió para cubrir el disparo de Damon. Ayudo a mi padre y a Damon. Ya
que, se dijo que él le disparo a Damon y después estaba a punto de dispararle a Alan.

Eso nos sirvió para sacarnos la policía de encima.

Yo me tuve que encargar de sus negocios en su recuperación.

Pensé que estaría inquieto por dejar todo en mis manos. Pero parecía satisfecho verme
haciéndolo.

Mientras yo trabajaba por él.


Él disfrutaba ser consentido y mimado.

Entre mi hijo y él. Mis pechos están adoloridos.

Y ahora estamos aquí.

Ambos parados en el altar.

Escuchando las palabras del cura.

No hay más invitados de los necesarios.

Alan, Rick, Bryan mi hijo y yo.

Y por supuesto.

Damon.

Todos aquí.

Todo lo que quiero está aquí.

Damon.

Cuando desperté estaba confundido.

No entendía nada.

Hasta que me dijeron todo.

Desde lo que dijo Lincon.

La muerte de Gregor que según se lo mataron días después para intentar sacar información.
Debido a que cuando lo noquearon y cayó al piso él pasó a segundo plano.

Luego está lo de Lincon.

Todo lo que me oculto...


Ahora todo me cuadra. Todos esos recuerdos borrosos.

Que siendo sincero siempre me parecieron raros.

Lincon me recalcaba cada palabra de lo que supuestamente le decía a Yuri.

Me decía detalladamente todo lo que hice.

Que en realidad jamás hice. Fue él manipulando todo.

Es lamentable lo que le pasó a Yuri.

Pero saber todo esto me dio la paz que tanto necesitaba.

La que no me dejaba cambiar. La que me mantenía atrapado.

Ahora.

Estoy con la mujer que amo.

Con mi mujer.

Esta maldita mujer terca.

La amo.

A ella y a mi hijo.

Son lo más importante de mi vida. Y si tengo que dar la vida por ellos jamás dudaría ni un
segundo en hacerlo.

Esta mujer me cambio completamente.

Cuando la conocí vi a Yuri. Alguien a quien creía que sería fácil de conquistar. Pero cuando
pude entrar en su vida.

Me di cuenta de que no hay punto de comparación.

Akira es una mujer valiosa. Hermosa. Valiente.

Es mi mujer.

Todo lo que siempre quise. Y lo que voy a querer hasta el día que me muera.

La amo.

Y cuando la veo solo veo a Akira.

No a un fantasma del pasado.


—Damon Genovés, acepta como esposa a Akira Belinsky, para amarla y respetarla...

Dejo de escuchar al hombre cuando quedo hipnotizado con sus ojos. Que me observan
detalladamente. Me transmiten tantas cosas, entre una de ellas. Deseo. Pero a la vez hay algo
suave en su mirada.

—Yo, Damon Genovés te recibo como esposa y prometo amarte fielmente hasta el resto de mi
vida.—Sonrío al verla.

— Akira Belinsky acepta a Damon Genovés para...

Sigue hablando el viejo cuando mis ojos se van a sus labios rojos.

Rojos...

Como cuando la conocí.

Y me sigue volviendo loco.

—Yo, Akira Belinsky acepto a Damon Genovés como mi esposo. Para fastidiarlo y no respetarlo
hasta que la muerte nos separe—Me da una sonrisa pícara.

Maldita mujer...

Me encanta.

—Señora, es una falta de respeto, así no se pueden unir dos personas ante los ojos de dios...

—Tú cállate no eres nadie para corregir a mi mujer.—Digo fríamente sin prestarle atención.
Ansioso por lo que viene después.

—E-está bien, lo siento...—Carraspea nervioso—Puede besar a la novia.

FIN

NOTA: COLORÍN COLORADO, ESTA HISTORIA A ACABADO, MUCHAS GRACIAS


POR LEER Y ACOMPAÑARME EN TODO ESTOOO LAS QUIEROOO

2do libro
Extra 1

Damon.

Han pasado catorce meses desde que nos casamos. Jamás esperé tener una vida de casado. Pero
me gusta.

Ahora soy torturado entre mi mujer y mi hijo. Pero mentiría si dijera que no es una tortura que
disfruto.

Mi hijo este año cumple tres añitos. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo.

Mi niño ya sabe hablar, o intenta. Aunque la mayoría de las veces no le entiendo mucho, pero
tengo a su madre que no sé como, le entiende todo lo que balbucea.

—¡Damon ven!—Escucho la voz de Akira que viene de la habitación de Akira.

—¡Ya voy!—Dejo mi bolígrafo encima del escritorio y me levanto.

Salgo de mi oficina y me apuro al subir las escaleras saltándome unos cuantos escalones.

Llego a la habitación de mi hijo. El hoy se irá con Alan a pasar la noche.

—¿Qué pasó?—Pregunto apenas paso a la habitación.

Veo a Akira cruzándose de brazos y a mi hijo imitando los pasos de su madre.

—¿Me puedes explicar que es esto?—Pregunta señalando la pared blanca. Que ahora está
decorada con dibujos raros...

Encaro una ceja, confundido.

—Eso es...—Analizo las rayas.— No lo sé. ¿Por qué me preguntas a mí?

Miro entre ella y mi hijo.

—¿Por qué lo hiciste?—Añade mi mujer.

—¿Qué? Yo no fui...

—Hay testigos.—Mira a Nilo.—Mi amor. ¿Me puedes decir quién dibujó en la pared?

—Papá...—Me mira y me encuentra observando sus manos. Que están pintadas. Mi pequeño
hombre astuto esconde las manos atrás de la espalda.—Fue papá mami.—Balbucea.
Miro a Akira quien me sonríe por un segundo y luego se pone totalmente sería.

—Yo no fui.—Me excuso levantando las manos.

—No me mientas Damon... ¿Sabes lo que te pasará si mientes? Te va a crecer la nariz.—Me mira
y luego mira de reojo a nuestro hijo quien se toca la nariz asustado.

—Pero...

—Tendré que castigarte por mentir.—Sentencia.—Las mentiras son malas te estás volviendo
muy malo Damon. Muy malo.—Hace como que me regaña y niega con la cabeza.—Vas a tener
que dejar de jugar por las tardes hasta que pienses mejor lo que has hecho.

Sé lo que está haciendo.

Busca hacer que Nilo confiese que él fue el culpable de eso. La pared no importa. Lo que si
importa es que mienta.

Desde pequeño hay que enseñarle.

—¡No mami!—Habla Nilo—Pol favol mami él no fue—Dice Nilo.

Aún no puede pronunciar ciertas letras. Pero es normal. Aún es pequeño.

—Nilo... No defiendas a tu padre solo para que juegue contigo en las tardes.

—¡Mami pol favol fui yo mami papá no fue, no lo legañes!—Grita mientras me abraza las
piernas, buscando protegerme.

—Así que fuiste tú...—Comento mientras lo tomo en brazos y planto un beso en la frente.

—L-lo siento papi—Se le escapa una lágrima.—Pol favol peldóname...

—Tu padre no está enojado bebé... Ven mi amor. Tenemos que hablar del porqué mentir es
malo.—Me lo quita de los brazos no sin antes alcanzar a darle un beso a mi mujer.

...

—Damon...—Dice Akira somnolienta.

Yo le sigo dando besos en su cuello. Encargándome de dejar marcas visibles para cualquier
hombre que se atreva a mirarla con otros ojos.

—Estoy cansada—Suspira.

—Déjame trabajar a mi.—Susurro en su oído y llevo una mano bajando por su estómago.
Llegando a sus bragas.—Vamos, mujer. Hace tiempo no podemos hacerlo como se debe...—Le
hago sentir mi erección en su trasero.
—Mhmm...—Mueve su trasero contra mi erección.

—¿Cuándo me dejarás tenerte por aquí?—Pregunto esperanzado.—Tu maldito trasero es tan


tentador...

—Cuando un hombre quede embarazado.—Contesta enseguida.

Lleva una mano hacia atrás tomándome en sus manos. Apretándome fuerte la polla.

—Akira...

—Tal vez lo consideres si me dejas hacerte lo mismo a ti.—Se ríe.—Tendrás que darme tus
medidas exactas para mandar a hacer algo de tu magnitud. Si tú lo aguantas. No veo por qué yo
no.

—Maldita mujer... Me vas a matar.—Susurro.

Ella toma acción y con un movimiento rápido se da vuelta. Y queda sobre mí.

Ya está totalmente despierta.

—¿Estás dispuesto a hacerlo?—Pregunta moviéndose encima de mí.

—Veintisiete de largo y doce de circunferencia.—Digo entrecortadamente.—Haría cualquier


cosa por tenerte Akira, y eso lo sabes.

—¿De verdad?—Pregunta un poco sorprendida.

—Claro...—Me acerco a su boca para besarla y aprovecho de golpear con mi mano su nalga.
Provocando un perfecto sonido en el ambiente. Y haciendo que Akira jadee.

—Maldito idiota.—Se separa un poco y recibo una cachetada de vuelta, para luego sobar mi cara
que presiento que está colorada.—Hazlo de nuevo. Me gustó.—Se muerde el labio—Pero no te
acostumbres.—Advierte.

Antes de seguir sus órdenes. Meto las manos entre nosotros. Liberando mi polla.

Ella hace sus bragas a un lado y me toma en su mano. Presionando mi pene en su entrada.

Ella me sonríe y me deja sentirla completamente. Juro que siento mis ojos rodarse.

Hace tiempo que no la tenía para mí nada más.

Joder.

Se mueve un poco y se queda quieta. Mirándome con hambre.

Joder.
Pongo mis manos en su cintura e intento moverla. Pero de inmediato las quita de un golpecito.

—Akira, joder...—Digo con voz ronca, casi desesperado.—Maldita mujer. Dominame.

Está en ig ganó con el 80% de los votos sjsnjd

Se que no es el Damon que mostré hace tiempo Pero por alguna razón no salió igual sjsjs.

En mi ig dejaré en destacadas las otras para que las vean.

Segundo libro en mi perfil:


Extra 2

Damon.

La verdad hubiese preferido estar en mi casa. Con mi familia.

Y no aquí.

Aburrido.

La verdad, la idea que proponen para atacar es absurda. No es probable que funcione. Para nada.

Atacar directamente es un plan estúpido. Y mi mujer piensa lo mismo.

—¿Quién te asegura que su gente no vendrá por nosotros?—Habla Akira.—Me parece un acto
arriesgado y estúpido. Si realmente quieres acabar con ellos. Tienes que atacar su economía.
Desde adentro. Poco a poco hasta que estén vulnerable económicamente. Así cuando llegue el
momento de atacar directamente, no puedan ofrecerle nada a su gente. Muy pocos se quedarán
por lealtad, los demás se irán tan rápido como llegaron.—Concluye Akira encogiendo sus
hombros.

El orgullo surge en mi pecho. Y no puedo evitar sonreír.

—Perra entrometida...—Escucho como un tipo murmura.

Hijo de puta...

¿Qué se cree?

Golpeo la mesa, fuerte. Provocando que se sobresalte la mayoría de los presentes.

—¿Cómo le dijiste a mi esposa?—Pregunto furioso.

Este tipo no flaquea.

—Perra entrometida. Primero. ¿Qué hace aquí? Es mujer. No tiene nada que hacer aquí. Ellas
sirven para la cama y la cocina...

Me levanto y al dar unos pasos llego a él. Quién está parado cerca de su jefe.

—Arrodíllate y pídele perdón a mi esposa.—Digo fríamente.

Nadie.

Absolutamente nadie puede tratar a mi mujer así.


—¿Qué? Ni loco...

No lo pienso mucho. Y rápidamente llevo mi mano para sacar mi arma y apuntarle en la cabeza.

Este muchacho abre los ojos asustados, y lentamente me hace caso.

Arrodillándose ante mí.

—P-Perdón Señora Genovés.—Susurra.

—No te escuche. Más fuerte—Le saco el seguro a la pistola.—Ah, y ruega por su perdón. De
ella depende si vives o no.—Ordeno.

—¡P-PERDONEME SEÑORA GENOVÉS!—Grita con voz temblorosa.

—¿Qué dices cariño?.—Hablo mirando a mi mujer, quien no se ha molestado en lo más mínimo


por esto.—¿Lo dejo vivo?

—Hay insultos peores.—Se encoge de hombros.

Puede que ella lo deje pasar. Pero yo no.

Es mi mujer.

Akira Genovés.

Cualquiera que intente hacerle o decirle algo malo. Lo mataré.

Veo al tipo suspirar relajado e intentando pararse. Pero soy más rápido.

Aun así no logra llegar muy lejos. Porque presiono el gatillo. Dejando una mancha de sangre en
la pared.

El cuerpo del hombre cae al suelo. Sin vida.

Como merece estar.

Hijo de perra.

Guardo mi arma y me dirijo a mi asiento.

—Esto es un aviso. Cualquiera que se atreva a mencionar siquiera una sola palabra mala sobre
mi esposa, terminarán igual o peor que él. Depende si decido hacerlo yo. O dejar que mi mujer lo
haga. ¿Entendido?

—Sí.—Contestan al unísono.

Después de esto ya no me interesa mucho prestar atención.


Me centro en Akira.

Quien raramente ha estado en silencio desde que maté a aquel hombre.

—¿Qué pasó?—Susurro.

—¿Qué pensaría Nilo de todo esto?—Dice pensativa.

—Pensaría que su padre es genial por hacer que respeten a su madre.—Comento intentando
sonar despreocupado.—¿A qué viene todo esto?

—Tengo miedo.—Confiesa.—No quiero no ser suficiente para nuestro hijo. Estoy aterrada de
verlo crecer y que en algún momento nos odie por lo que hacemos.

—Me conociste siendo así—Le recuerdo.—Jamás dejaré que los toquen.

—Si—Asiente.—No te recrimino nada Damon. Es solo... Dios. Estos días he sobre pensado
demasiado sobre todo. No sé que hacer—Dice cansada.—Necesito una buena siesta después de
esto.

Pongo mi mano en su muslo. Me deslizo entre su falda y me detengo a solamente centímetros de


su centro. Ganándome una mirada de lujuria por su parte.

—¿Segura que quieres dormir?

Ella toma mi mano y la saca de su muslo. En cambio, coloca la de ella en mí entre pierna.
Haciendo que me acomode en la silla al sentirla.

Maldigo por lo bajo cuando ella me aprieta fuerte.

Joder.

—Estoy totalmente segura ahora que dormir es una de las últimas cosas que quiero hacer hoy.—
Comenta con una sonrisa hermosa. Sus labios rojos. Su cuerpo, joder. Toda ella me producen
sensaciones increíbles.

Jamás me cansaré de decir que la amo. Y definitivamente jamás me cansaré de tenerla a mi lado
y de tener un hijo juntos. Tampoco nunca dejaré que alguien le falte el respeto o le haga algo
malo.

Sobre mi cadaver ella o mi hijo serán tocados. Nunca...

Si fuera solo por mí. Tendría una jungla de niños. Pero es su cuerpo. No quiero compartirlo. Y
no creo que quiera tener otro niño... O niña. La verdad nunca lo hemos hablado a profundidad.

Notaa: este extra no fue planeadoo está interconectado con inferno (cap 10) lamento si este
extra no es lo que esperabann lo hice rapidooo buscando hablar con ustedes por aquí.

Quería publicar para este cap para preguntarles algoo.


Seguramente ya saben que habrá segundo libro.

Y si no lo sabian. Ahora lo saben.

Djjdjd

Estaba pensando en seguirlo aquí mismo. Porque les llegaría a todos los que les gustó el libro
de la notificación de los capítulos. Sin embargo siento que sería muy demasiado largo este
libro y desanimaría a leer.

La verdad es que necesitoo su ayuda para decidiirrr

Gracias por leerrr.

Somos 2M de lecturass GRACIASS♡♡


Segundo libro

Fragmento del primer capítulo del segundo libro.(Capítulo ya publicado)

«-Damon...-Gruño enojada.

Pero él me ignora.

Idiota.

-¡No me vas a quitar a mami!-Nilo empieza la pelea.

Siempre es lo mismo.

Ambos se pelean por mí.

Ambos parecen animales peleando.

-Tu madre es mía. Yo la conocí primero.-Dice Damon.

-Pues... Yo te gano. Es mi mamá, me prefiere a mí antes que a ti.-Le saca la lengua a su padre.

-¿Es así, cariño?-Damon me mira con una sonrisa.

-Sí.-Le borro la sonrisa.»


Nota: esa portada salió ganadora.

Muchas gracias a todas por su apoyo y por sus consejos del anterior extra. Espero que este
libro les guste tanto como el primero.

Las quierooo.

SEGUNDO LIBRO EN MI PERFIL

https://www.wattpad.com/story/367578916?
utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=share_reading&wp_page=reading&wp_uname=rominal

También podría gustarte