Una comparación entre el mercado y el tianguis
(mercancía y producto)
Robnard Jasser León Albarran. M. 16-003-1145
Cuando implica hablamos de mercado y mercancías nos imaginamos el
intercambio de cierta utilidad por otra de igual valor, o por dinero, pero este
practica es algo más complejo que el simple intercambio de mercancías, se
confunden la acción de lo que es el trueque y el mercado, en consecuencia, (por lo
menos en la sociedad mexicana) se piensa que las comunidades americanas pre
coloniales hacían uso de este medio mercantilista falseando la categoría de
producto con la de mercancía atribuyendo comportamientos de distribución
mercantil en las comunidades mencionadas. Por ello he decidido abordar el tema
de las mercancías, empezare definiendo lo que es la mercancía, después
esbozaré dos categorías que son parte de su esencia, el valor de uso y el valor de
cambio, categorías que define K. Marx en el capital, así daré a entender la
diferencia entre mercancía y producto, por resultante, obtendremos esta
perspectiva divisoria del mercado europeo y las comunidades sustentadas por
trueque. La intención de este texto es inhibir la idea enajenada que se tiene
respecto al mercado en las comunidades pre colombinas y dejar de adjuntarles
propiedades que no corresponden a su estructura social.
La mercancía, parafraseando a Marx, es un objeto cuyas propiedades son útiles
para la satisfacción del humano, ya sea en el terreno de lo productivo o por el
antojo de poseer. Una mercancía es cualquier cuerpo ajeno al humano (harina,
huevos, tortillas, metales, materia prima, etc.) útil que sirve para el beneficio de los
individuos, antes, deben apropiarse de ellas para privarlas, pues como cuerpo
ajeno, son objetos enajenables, o en términos sencillos, son vendibles o
intercambiables por la utilidad que se deposita en el material. Las mercancías se
deben efectuar como un valor antes de ser algo útil, pues su última finalidad es la
de satisfacer una necesidad ajena, ya que el vendedor intercambia su mercancía
por otra, de un valor que satisfaga su propia necesidad.
Las mercancías posen una sustancia cualitativa para un uso específico y
dependiendo de estas cualidades, se cuantifica la magnitud de su valor por medio
de la medida social, “el descubrimiento de esos diversos aspectos y, en
consecuencia, de los múltiples modos de usar las cosas, constituye un hecho
histórico” es decir, una piedra cualquiera no podría ser mercancía a menos que
una convención o grupo social determinara el valor de uso o utilidad y así se le
podría atribuir un valor de cambio.
Encontramos que las mercancías solo pueden pensarse como objetos de uso y
portadoras de valor o con valores de uso y cambio, pero ¿a qué se refieren estos
conceptos?
Decimos que, cuando una cosa u objeto tiene utilidad es un bien o un valor de
uso, este valor está condicionado por la mercancía, el valor de cambio es una
proporción en la que se intercambian valores de uso, el tiempo y el lugar son
factores que afectan los valores. “El valor de uso se efectiviza únicamente en el
uso o consumo”, para que un valor de uso pueda medirse depende del
consumismo, pues es el aprovechamiento de la vida útil de tal mercancía lo que se
mide en este y para medir su valor de cambio es necesario cuantificar la sustancia
o trabajo que implica en la mercancía. Me refiero a lo siguiente:
En un día caluroso, el señor de las micheladas vende más mercancía bajo el
supuesto de que las micheladas ayudan a sobre llevar el clima seco o caluroso, el
valor de uso y cambio de la mercancía del señor es mayor a comparación de la
señora que vende atoles, esto es por la utilidad que se relaciona al clima y el uso
de la fuerza de trabajo de este hombre, pues entre más calor mas es la necesidad
de las personas que utilizaran este medio para ejecutar su intención, en este caso
es refrescarse. En esta relación, el hombre tiene que generar más esfuerzo o esa
sustancia que es el trabajo. Pero si el clima se nublara y empezaran lo aires
fuertes y la lluvia, la utilidad de la mercancía del señor dejaría de tener ese valor
útil que tenía cuando el clima era caluroso y dejaría de aplicar mayor trabajo que
el que utiliza cuando el clima le favorece, en cambio, los atoles de la señora,
tendría un valor de uso mayor a cuando hacía calor, en consecuencia a esto, ella
tendría que aplicar más trabajo para poder cumplir con la demanda.
Esto es una pequeñísima muestra de cómo funciona el mercado, pero sirve para
compararla con la organización de las comunidades pre coloniales, sobre el
intercambio de productos y las relaciones sociales en el tianguis, por ello haré
algunas comparaciones para establecer esta división entre las mercancías y
productos, o mercado y el sistema del trueque. Lo primero que tenemos que
entender y saber es la diferencia del producto y la mercancía, pues las
comunidades pre-coloniales no hacían uso de las mercancías.
Quien elabora un producto es principalmente para satisfacer su necesidad, esto
quiere decir que el producto en sí tiene valor de uso, ya que es útil para quien lo
creo, sin embargo, este individuo no puede verla como mercancía ya que no será
un objeto de cambio para obtener una ganancia.
En una comunidad “la proporción cuantitativa de su intercambio es, en un
principio, completamente fortuita”. Las comunidades no piensan en un valor de
cambio pues es voluntad de quienes poseen estos productos, intercambiarlos para
el beneficio reciproco de su comunidad, estos actos sociales eran expresados en
el tianguis. En el mercado se tenían que apropiar de la materia y como resultado
se manifestaban dos cosas, la privatización de los recursos y la acumulación de
las mercancías expresadas como riquezas para un individuo.
Para finalizar, imaginemos un escenario en un tianguis Mexica. En el tianguis
utilizaban sus propios productos, en este caso serán flechas, el sujeto de las
flechas utiliza su producto para satisfacer la necesidad de cazar o defenderse,
pero digamos que le sobran flechas, este sobrante podría beneficiar algún
miembro de su comunidad, entonces supongamos que en sus recorridos para la
caza se le reventara un huarache, este sujeto buscara cambiar su sobrante con
otro sujeto a quien le pueda ser de utilidad las cinco flechas. Digamos que hay un
nativo americano que le sobran huaraches, ya que fabrico para su familia e hizo
de sobra y casualmente en su última cacería desperdicio todas sus flechas contra
un jaguar, aparte se dedicó en la construcción de huaraches no pudo por tiempo o
por materiales, fabricar más. Bajo estas circunstancias, el sujeto de las flechas y el
sujeto de los huaraches, podrían constituir esta relación de trueque pues necesitan
uno del otro para satisfacer esa necesidad. Independientemente de lo que el
mercado podría señalar, como la gran diferencia del valor del cambio entre las
cinco flechas y un huarache.
Bibliografía
Marx, Karl “El capital” Vol.1, Editorial Siglo XXl, 1975.