Primera edición en inglés, 1975
Primera edición en español, 1983
T ítu lo original:
Energy and Structure. A Thcory of Social Power
© 1975, Richard Newbold Adams
Publicado por University of Texas Press, Austin
ISBN 0-292-72013-0
D. R. @ 1983, F ondo de CULTURA Económica
Av. de la Universidad, 975; 03100 México, D. F.
ISBN 9 6 8 -1 6 -1 3 8 4 -8
Impreso en México
ganz1912
R IC H A R D N E W B O L D A D A M S
ENERGÍA Y ESTRUCTURA
Una teoría del poder socúal
FONDO DE C U L T U R A ECONÓ MICA
MÉXICO
A
L eslie A. W híte
y
Bi:.E'ITY H annstein A dams
El poder del hombre sobr e la naturaleza ha
resultado el poder que ejerce h unos hombres so
bre otros, con la naturaleza como instrum ento.
C. S. L e w is
gan z1912
PREFACIO
P or lo menos en su ram a occidental, la discipli na de la antropo-
logia ha tratado de estudiar al hom bre en conj r nto, como un ser
biológico, ecológico, cultural, social, que debe ser considerado a
lo largo de todo el transcurso de su evolución i h istoria. En esta
unidad ha habido aspectos positivos y negativos. Es sin duda posi-
tivo el hecho de que esta perspectiva recuerde d < b tiempo en tiem-
po, a los practicantes, el objeto de su dedicación, el hom bre entero,
la especie entera, aunque cada estudioso deba esp ecializarse en una
región geográfica, un período histórico, un com bonente biológico,
una faceta cu ltu ral o un problem a particular. A unque el funda-
m ento sólido del conocim iento descansa en estos focos microscópi-
cos, el antropólogo debe reflexion ar sobre el pro blem a más am plio
para considerar las im plicaciones que puedan eccistir para la hu-
m anidad. Del lado negativo, esta preocupación p or el conjunto ha
convertido a algunos antropólogos en vagabundos intelectuales que
pasan de un área y un tema a otro, tom ando co b ceptos e ideas de
un físico alem án, un novelista japonés, un explor ^dor brasileño, un
curandero africano, o un G ran H om bre melanesic)). Estos reporteros
viajeros ganan en profundidad h u m ana, pero el e clecticismo —=aun-
que sea sistemático— produce raras veces form ulaciones teóricas
sensatas. En esta obra trataré de seguir el prim er cam ino, exam inar
un problem a general, estim ulado por alguna área específica de mis
investigaciones anteriores.
El tema de este ensayo — el poder social— no ha form ado parte
del catálogo clásico de temas antropológicos. En su tratam iento he
recurrido a otras disciplinas, pero estoy seguro de que los practi-
cantes de tales disciplinas me criticarán por h ah er utilizado m uy
pocas de sus enseñanzas. El enfoque p rincipal y os productos teó-
ricos centrales derivaron, p ara bien o para mal, sobre todo de mi
interés por m ateriales típicam ente antropológicos Me h an intere-
sado sobrem anera las estructuras de poder de 1as sociedades com-
plejas contem poráneas e intento con tin uar ocupá ¿ dome de ellas en
el fu tu ro ; sin embargo, el problem a básico que m|e orientó hacia el
poder social fue la cuestión de la relación existe ci te entre las socie-
dades más clásicas desde el punto de vista antrop ■ológico y la socie-
dad m undial más amplia. Mi interés surgió esp ecíficamente ante
el espectáculo del derrum be de la R evolución gua temalteca de 1954
y los efectos de los acontecimientos anteriores y posteriores sobre
9
10 PREFACIO
esa población. El poder como un concepto central surgió del hecho
de que a mediados del siglo xx, ya fuese p ara un antropólogo que
trab ajara en una universidad m oderna o un indio aldeano que tra
tara de identificar y resolver sus problem as en u na nación centro
am ericana, h abía determ inantes complicados y es encialm ente simi
lares que encadenaban al actor y lo obligaban a aceptar opciones
m uy distintas de sus deseos.
El poder social no ha recibido una atención escasa sólo en el
campo de la antropología, sino en toda la ciencia social occidental.
Por supuesto, su invocación se ha convertido en una letanía del
análisis político, pero el térm ino poder se mencio 11a con frecuencia
mucho m ayor en los títulos de tales libros que en sus índices ana
líticos. He encontrado pocas aportaciones claram e ate útiles porque
m uchos de los estudios apenas pasan de ser metáfi >ras, y me parece
que sólo podremos empezar a entender la naturaleza de un fenó
meno cuando podamos dignificarlo con su propia i existencia.
A un q ue abiertam ente haya tom ado escasas refer encias, estoy muy
consciente tam bién de que hay pocas aportaciones originales en este
ensayo, si las consideramos p o r separado. Me p irece que, en un
tema tan cercano al hom bre, la m ayoría de las id <las que yo pueda
p rod u cir h ab rán surgido ya en la m ente de o tros hombres, sobre
todo entre quienes se hayan dedicado a reflexio il ar en las partes
del problem a que aquí tocaremos. Así que m i deuda intelectual
es m ucho más extensa de lo que pueda indicar, o aun de lo que
pueda captar.
El concepto de la energía, que resu ltará fundam ental para este
trabajo, fue introducido en la bib liografía antropi ilógica contem po
ránea por Leslie W h ite en su ensayo, ahora clá sico, Energy and
the E volution o f C ulture (1943). Este concepto :;ólo se utilizó se
riam ente como u na variable de la teoría o la invastigación casi dos
decenios más tarde, cuando apareció como parte de una preocupa
ción em pírica p o r el consumo de energía en el campo creciente de
la ecología (véase R appaport, 1968). M i p rop io i r.terés p or el tema
surgió en los cursos que tomé con W h ite y se tra<l ujo en una sene
de cuatro ensayos preparados entre 1959 y 1962. Tío traté de p u b li
car estos trabajos porque me parecía que no dominaba suficiente
mente el aspecto físico del problem a, pero estab a tan convencido
de ciertos aspectos teóricos que incluí algunas de las proposiciones
derivadas de ellos en un artículo ( 1962). A h o ra la preocupación
general por el papel de los energéticos en el f u turo del hom bre
está volviendo todo el tem a más aceptable para muchos observa
dores que antes se negaban a tom arlo en serio. Sin embargo, es
PREFACIO 11
evidente todavía el desinterés profesional por el tema, casi treinta
años después del artículo de W h ite: “ . . . resulta mposible en últi-
ma instancia el pronóstico de la dirección que ssguirá cualquiera
de las partes, en vista del enorm e núm ero de fac í ores desconocidos
(que están cam biando) que influyen sobre la d írección fin al del
cambio. Quizá podamos afirm ar en térm inos g lo t ales que la direc-
ción fin al es entrópica, aunque sea negentrópica n ara nosotros por
ahora, pero esto no nos adelanta m ucho en real :idad” (R. Cahen,
1972).i Espero que este ensayo sugiera la posibil í dad de form u lar
algunas ideas útiles, que no sean “negentrópicas por ah o ra”.2
Mis esfuerzos por com prender el poder me h a í creado un sesgo
académico típico: creo que se trata de un tema m u y im portante. Lo
considero (como será evidente p ara el lector) co m o parte del pro-
ceso de adaptación del hom bre al m undo físico, en p articular por
lo que se refiere a sus relaciones con el m undo so :: ial que lo rodea.
Para entender esto tendremos que p en etrar al cam po de las “estruc-
turas m ateriales” y al campo de las “estructuras m éntales”. El poder
se encuentra en la conjunción de lo que per íib e el individuo
como su p rop io ser interno, lo que percibe en el m undo que lo
rodea, y la form a en que relaciona estas percepci< f:>nes para estable-
cer sus relaciones con otros seres hum anos.
Este trabajo utiliza una m etodología básicamení e racionalista, un
m odo que no im presionará m uy favorablem ente a muchos antro-
pólogos. Sin embargo, el m étodo h a derivado de ideas construidas
para explicar algunos m ateriales de campo diverf:sos, pero relacio-
nados, de A m érica L atina. No he tratado de pres éntar los m ateria-
les en una form a que pueda verificarse fácilm ente, pero es probable
que ello decepcione a pocos científicos sociales, p orque — como ha
señalado Jack G ibbs— h ay pocas teorías de la ciencia social que
puedan someterse seriam ente a tal tratam iento. Sin embargo, en
este caso he descubierto que la elaboración de co [nceptos y de una
serie de proposiciones teóricas relacionadas que integran este en-
sayo constituye por ahora una tarea en sí misma, la que debe rea-
lizarse antes de que puedan form ularse las p ro p osiciones en una
form a más rigurosa.
A p a rtir de una serie de conceptos básicos qu e aparecen en la
1 Reproducido de Am eri can Anthropologist, vol. 74, núrja. 6 (1972), con per
miso de la Asociación Antropológica Norteamericana.
z La obra de Hass, 1972, apareció originalmente en a 1lem án en 1970, pero
sólo la conocí en su versión española durante la edición d e este trabajo. Ambas
obras tratan al principio el mismo problema general, :>ero no constituyen
esfuerzos paralelos ni plantean los problemas en los misrñtos términos.
12 PREFACIO
Prim era Parte, podremos avanzar en varias d irecciones. Por ejem
plo, podríam os em prender u n análisis d etallad o de un caso especí
fico contem poráneo o histórico, para demostrai ’ y d esarrollar m ás
aún todo el conjunto de construcciones. O poc! riamos analizar las
teorías del poder de varios otros estudiosos o figi iras históricas, para
exam inar la naturaleza de su construcción y pac a continuar el des
a rro llo de nuestra propia teoría. Sin embargo, en estas elecciones
p red o m inan nuesLras propias predilecciones, de modo que he pre
ferido exam inar con mayor detalle la m etateorí a en que se basa el
trab ajo (Segunda Parte) y aplicar los concept os a un análisis de
la evolución del poder para ver si ayudan a a clarar los m ateriales
antropológicos más clásicos (T ercera Parte). A sí pues, el volum en
es en gran m edida un producto antropológico en mi opinión; y
aunque obviam ente me gustaría que su utilidasl se extendiera m u
cho más allá de ese campo, es ahí donde se ha iniciado.
A unque se hace exp lícito en la Segunda Pa ] te, quizá convenga
señalar desde el principio que asumo en este ensayo una posición
m onista: supongo que el m undo se explica m ejor, en últim a ins
tancia, en térm inos que tengan sentido d en tro del discurso den-
tífico. Sin embargo, en térm inos metodológicos debo recurrir a un
dualism o, algo que muchos hacen con la misma facilidad que pien
san, o se alim entan, pero sin ad vertirlo. Yo sí lo advierto, porque
el instrum ento m etodológico ú til lim ita hasta cierto punto la teo
ría, privan do de sentido a ciertos interrogantes p opulares (por ejem
plo, si las ideas producen el com portam iento o a la inversa); y me
parece que esto resulta conveniente. Pero es poco probable que este
instrum ento resulte aceptable para los lectores m ás firm em ente ma
terialistas o idealistas.
El ensayo consta de tres partes. La prim er a derivó de ciertos
problem as que encontré cuando estaba trabaja ndo en G uatem ala, a
principios de los años cincuenta, y descubrí que t los m ateriales teó
ricos y conceptuales que me había proporcionado la educación u n i
versitaria resultaban com pletam ente inadecuados p ara el entendi
m iento de lo que ocurría en mi derredor. De todos modos, apenas
a fines de los años cincuenta empecé a interes arm e en el tema de
la energía y preparé cuatro ensayos que presen lé en reuniones p ro
fesionales de la época, pero que m antuve inéditos. Basado en tales
ensayos, inicié un proyecto de investigación e n G uatem ala para
calcular el flu jo efectivo de energía dentro de una com unidad pe
queña, pero esa empresa fracasó afortunadam ente. Digo afo rtu n a
dam ente porque, en retrospectiva, veo que se t rataba de una tarea
poco sensata desde el p u n to de vista m etodológico e inm adura des
PREFACIO 13
de el punto de vista teórico. Sin em bargo, la exp eriencxa me per
m itió aclarar el concepto del poder, y publicar e a 1966 el prim er
esfuerzo en esa dirección, un ensayo que había sido presentado
tres años atrás. A su vez, esa publicación sirvió de base para un
proyecto de investigación más general sobre Gua temala, cuyos re-
sultados principales aparecieron en un volum en p ublicado en 1970
(R. N. Adams, 1970 a). Pero tal investigación no buscaba específi-
cam ente la elaboración de~ una teoría, sino que trataba de impo-
ner el inanejo de m ateriales considerablem ente m ás com plejos que
los tratados antes.
D urante una estancia de año y m edio en A rgent ina, como asesor
de la Fundación Ford y asociado del Instituto T o rcuato Di T ella,
presenté una serie de tres conferencias en el M ■useo de H istoria
N atural de la U niversidad de La Plata. Estas co:nferencias consti-
tuyeron el prim er esfuerzo p ara superar los conc eíptos básicos que
habían sido directam ente aclarados en el volum e n de 1970. V ino
luego un curso en el program a de graduados en a ]i tropología de la
U niversidad Federal de R ío de Ja n e iro que imp ;irtí en la prim a
vera de 1970. El mismo sem inario se im partió n A ustin en los
años siguientes, y todavía se im parte sujeto a r evisiones anuales.
Así pues, la preparación de este lib ro es u na ree:nión de algunos
de los materiales del curso, con los com plem ento que las circuns-
tancias p erm itan.
Las partes prim era y segunda se iniciaron co:■no unas cuantas
páginas sobre la evolución del poder en un borra dor inicial de la
Prim era Parte, pero sólo se com pletaron en el verano de 1973,
gracias al apoyo del Instituto de Estudios L atino americanos de la
U niversidad de Texas, y en los prim eros meses de 1974 con la ayu-
da de una beca Guggenheim y del Instituto de I :nvestigaciones de
la U niversidad de Texas.
Si se tratara de describir las tres partes en tét minos generales,
yo diría que la Prim era Parte es fundam entalm e n te conceptual, la
Segunda Parte fluctúa entre la teoría y la m etateo ría, y la T ercera
Parte es teórica. Los lectores podrían empezar p ar cualquiera de
las partes; el único peligro que se corre si no se empieza p or el
principio es que utilizo algunos térm inos en sen ílidos m uy especí-
ficos, de modo que puede leerse la T ercera Parte y no entenderla
si no se tienen a la m ano los conceptos presentada s en la Prim era
Parte. La Segunda Parte es menos peligrosa en es te sentido.
RECONOCIMIENTOS
P or nos razones me he sentido nervioso acerca de una enum eración
franca de las personas con quienes me reconozco en deuda. La p ri
m era es que no podemos recordar todas las influ e n cias, y la omisión
de algunos nombres constituye un e rro r y una i njusticia p ara al
gunas personas cuya aportación haya sido m uy i in portante. La se
gunda es que en cierta ocasión, cuando cité a un amigo y antiguo
colega (con la exoneración de responsabilidad ha'bitual), me envió
de inm ediato una carta en la que me comunicab a que no conside
raba un h onor tal cita y me rogaba que elim in ara su nom bre de
la lista. Así pues, con cierta vacilación deseo re conocer mi deuda
con quienes me han ayudado en sentido intelecti i al y práctico, ya
lo hayan buscado deliberadam ente o no, en la p r eparación de este
libro, y liberarlos de toda culpa o responsabilidad por el producto.
P or sus críticas sobre algunas partes del manusci ito en cualquiera
de sus etapas: R ichard y Louise B aum an, James B 111, H arley Brown-
ing, Ira Buchler, Shane y M artha Davies, Franc isco Delich, Jack
Gibbs, J ohn Higley, Friedrich Katz, Olga Linares M argaret Mead,
R ichard P. Schaedel y Jo el Sherzer.
Por las críticas y las discusiones de los seminarios basados en
estos m ateriales: Sandra Broyles, Denis C abra, W ilm a G eneletti,
Beatriz H eredia, R ob erta K.atz, Jam es Thom as, S ':even Neuse, Ma-
rianne Schmink, W a lte r Sm ith, Thom as Sonandreü, G ilberto Velho,
Y vone V elho y Stanley Verhoeven.
Por su ayuda en la preparación de los diversos borradores del
m anuscrito, para uso de los estudiantes y p ara la i mprenta: Ju an ita
M cBride, Betsy Parrish, L ili Q uan, C arole Sm ith y Rebecca G on
zález.
P or su apoyo institucional en diversas fases y e i apas del desarro
llo de la obra: U niversidad Estatal de M ichigan i U niversidad de
C alifo rn ia en Berkeley; U niversidad N acional d e La P lata y doc
tor A lberto R ex González; Instituto T orcuato Di T ella e ingeniero
Enrique Oteiza y doctor R ob erto Cortés Conde; Fundación Ford
y doctores Reynolds Carlson y K alm an Silvert; U n iversidad Federal
de R io de Ja n eiro y doctores R oberto Cardoso de O liveira y R o
berto Da M atta; Fundación W enner-G ren para la Investigación
A ntropológica y señora L ita Osmundsen; Fundación Jo h n Simon
Guggenheim M em orial; U niversidad Iberoam ericana y doctores Á n
gel Palerm y A rtu ro W arm an. En la U niversidad de T exas han
15
16 RECONOCIMIENTOS
colaborado el Instituto de Estudios Latinoam ejr icanos y el doctor
W illia m G lade; el Centro de Investigaciones De .msográficas y el doc-
tor H arley B rowning; el Colegio de Ciencias S ociales y de la Con-
ducta y el decano James M cKie; el Departam e r to de A ntropología
y el doctor Jerem iah Epstein; y el Instituto de Investigación U ni-
versitaria y los doctores A ustin Gleason y A lej ándro Portes.
Primera Parte
L A N A T U R A L E Z A D E L P O E>E R *
* Una versión anterior de la Primera Parte apareció e a español como “El
poder: Sus condiciones, evolución y estrategia”, en Estudios Sociales Centro-
americanos, núm. 4 (enero-abril de 1973), pp. 64-141 (San José, Costa Rica:
Editorial Universitaria Centroamericana).
I. I N T R O D U C C IÓ N
E l po d e r es un tema com ún a todas las ciencias í ocíales. Este tér
m ino ha recibido gran atención por parte de los politólogos y los
sociólogos; m uchos politólogos sostienen que se t r ata del tema cen
tral de su disciplina, aunque no creen que puedan m antenerlo bajo
control intelectual. Es probable que no haya en lar ciencias sociales
otro tema que exponga tan sutilm ente los sesgos i n telectuales, etno-
céntricos, personales y políticos del analista. A d emás, el térm ino
poder se ha utilizado con ta l diversidad de significados que la bús
queda seria de sus variedades se con vertiría p ro n to en una historia
intelectual de una gran área del pensam iento soca al. Sin embargo,
toda obra que pretenda presentar alguna noveda d debe colocarse
en el contexto de sus predecesoras. Esto es p articularm ente im por
tante en la discusión del poder, ya que casi todo lo que pueda
decirse sobre el tema ha sido sugerido por lo m enos por mejores
intelectos que el mío. A qu í exam inaré p rincipal m ente algunos de
los autores más recientes que han constituido ca n ales im portantes
p ara la form ación de las imágenes del poder entre la actual gene
ración de estudiantes. No trataré de presentar s'us ideas en con
junto, sino de identificar algunos elementos que h ayan sido im por
tantes para el pensam iento de otros autores, so ]rre todo porque
tales elementos ilum inan en conjunto el problem a general.
A unque pronto se hará obvio, debo aclarar que el término poder
o p o d er social se u tiliza en este ensayo en un sentí cío m uy diferente
de su uso físico com o la tasa del trab ajo realiz c do o la tasa de
flujo de energía (fuerza). Dado que el poder soci cd depende direc
tamente de las fo rmas y los flujos de la energía, podrá generarse
cierta confusión si el lector no acepta este uso arb itrario desde el
principio. Podría sostenerse que no debemos l i m itar el térm ino;
pero tam bién puede sostenerse que el uso físico e s una lim itación.
Es p ro b ab le que M ax W eb er sea el teórico más influyente de la
ciencia social contem poránea en lo tocante al p c der. El concepto
que tiene W eb er del poder se encuentra en la b s se de gran parte
del pensam iento posterior de muchos sociólogos, politólogos y an
tropólogos: 1 “El poder [Macht] es la p rob ab ilid adX de que uno de
1 Dentro de las tradiciones weberianas se encuentran R H. Tawney (1931),
H. Goldhammer y E. Shils (1939), Harold Lasswell y Abr: iham Kaplan (1950),
Robert Dahl (1957), Peter M. Blau (1964), Bertrand Ru i:sell (1938), Herbert
Simon (1957) y Talcott Parsons (1954). Una obra reciente qu e profesa seguir la
19
20 LA NATURALEZA DEL PODER
los actores de una relación social se encuen t re en posición de im
poner su voluntad a pesar de la resistencia, cualquiera que sea la
base de esta p ro b a b ilid ad ”.2
A quí hay algunos elem entos fundamenta] es para casi todos los
conceptos analíticos del poder social: que es una relación; que toda
expresión del resultado de su ejercicio debe •'orm ularse en térm inos
de p robabilidad; y que casi cualquier cosa p uede servir como base
del poder. Sin embargo, la definición tien e un defecto grave que
vuelve im posible y engañoso su uso en el co n texto actual: sólo pue
de aplicarse a las diferencias r elativas del p<ader, es decir, a la vo
luntad de una parte contra la resistencia re ][ativa. Esta relativid ad
dificulta la comparación de culturas y socie dades de lugares y épo
cas diferentes. U n enfoque evolu tivo necesi ta conceptos que sean
durables cuando se aplican en térm inos comparat ivos. La afirm a
ción de que el ejercicio de poder es sólo u n a diferencia dentro de
un sistema de relación específico puede ayu dar a entender ese su
ceso particular, pero resulta engañosa cuando nos movemos a otro
lugar y otra época y comparamos un suceso con otro. U na compa
ración no requiere sólo que exista una dif erencia en cada situa
ción, sino tam bién: a) que la diferencia se d escriba en términos de
un conjunto de elem entos que puedan usars] ; como puntos de re fe
rencia en ambas situaciones, y b) que la me] l ición o cuantificación
utilizadas se expresen en térm inos que teng an sentido en diversas
culturas.
Otro esfuerzo influyente es el de H arol c. Lasswell y A braharn
K aplan. No se puede explicar brevem ente este trabajo, porque se
basa en una serie de definiciones interdepe ndientes. Algunas defi
niciones fundam entales son las siguientes: ”E1 poder es la partici-
tradición weberiana es la de Gerhard Lenski (1966 p. 44). Sin embargo, me
parece que el tratamiento que da Lenski a muchos problemas es muy similar
al mío, aunque él ha tendido a seguir una dirección ligeramente diferente. Sólo
puedo concluir que Lenski no tomó en serio la defi nición explícita de Weber.
2 Max Weber, 1964, p. 152 (publicado inicialmen L e en alemán en 1922; re-
producido de The Theory of Social and Economic Organizntion, traducción al
inglés de A. M. Henderson y Talcott Parsons, ctpn permiso de Macmillan
Publishing Co.; © 1947 por Oxford University Pr(ss, Nueva York, Inc.). No
puedo intentar un examen profundo de lo que rea ímente quiso decir Weber.
Muchas cosas sugieren que sus seguidores lo han eri tendido muy erradamente.
Pero la influencia de un hombre es raras veces congr.uente con su intención, y
aquí debemos señalar el efecto, no los motivos. Rein íiard Bendix considera que,
como una aseveración general, el “término carece de utilidad científica” (1960,
p. 294). Sin embargo, implica Bendix que la diferericiación entre una “conste-
lación de intereses” y la “autoridad establecida” lo vuelve más efectivo. Yo no
puedo verlo.
INTRODUCCIÓN 21
pación en la toma de decisiones”; “ Una decisión es una política
que im plica sanciones (privaciones) severas”; “Una sanción es una
conducta que responde a un acto y que trata de m odificar los actos
futuros hacia la conform idad . . . ”; “Más específic amente, sin em
bargo, el poder se considera como una subclase baj o la catego ría
más inclusiva de la in flu en cia”.3 El tratam iento dai Lasswell y Ka-
plan es im presionante por su form alidad aparenta: y por sus defi
niciones sistemáticas, pero nos deja con la misma relatividad webe-
rian a que no perm ite la com paración de situaciona :s diferentes. Sin
embargo, Lasswell y K aplan aportan a la lite ra tura muchos con
ceptos útiles, entre ellos el hincapié en la toma de decisiones como
un elem ento central del proceso del poder.
La definición de R ob ert B ierstedt sugiere un e akfoque diferente,
más acorde con este trabajo: “El poder es la cap acidad para em
p lear la fuerza”.34 Casi todos los estudiosos del p oder convienen
en que el uso de la coerción o la fuerza es a me nudo uno de los
elem entos, pero la m ayoría de ellos rechaza tal uso como un ele
m ento central. Sin embargo, en la noción de Bier; ;tedt resulta cru
cial la idea de que la capacidad del uso de la fuerza se encuentra
detrás del uso del poder, no que la fuerza se ejerza siempre. M orton
H. Fried tiende a seguir este lineam iento tam bién: “El poder es
la capacidad para canalizar el com portam iento de otros m ediante la
amenaza o el uso de sanciones”.5 Edm und R. Lea; :h (tras de hacer
gran hincapié en una noción in ferio r del poder co:n o algo que sólo
tienen los funcionarios) observa que “En últim a i n stancia, las re la
ciones de poder de toda sociedad deben basarse en el control de
bienes reales y de las fuentes prim arias de la p ro ducción, pero esta
generalización m arxista no nos lleva m uy lejos. B a form a en que
se evalúen recíprocam ente los bienes y servicios p articulares es un
fenóm eno cu ltu ral que no puede deducirse de prim eros p rin ci
pios”.6 A pesar de las dudas de Leach, su “general :ización m arxista”
nos lleva en efecto mucho más lejos que el relaté vismo weberiano
(contra el que pocos se han aventurado a criti car los “prim eros
3 Harold Lasswell y Abraham Kaplan, 1950, pp. 74, 75, 48, 77. Reproducido
de Power and Society con permiso de Yale University Pres^
4 Bierstedt, 1950, p. 733.
5 Morton H. Fried, 1967, p. 13. Reproducido de The Evolution of Political
Society: An Essay in Political Anthropology, © 1967 por JfCandom House, Inc.,
con permiso de Random House.
g Leach, 1965, p. 141. Reproducido de Political Systems of Highland Burma
con permiso de la Athlone Press de la Universidad de Lo:¿Ldres. Véase también
la p. 10.
22 L A NATURALEZA DEL POD ER
principios”, quizá porque son demasiado generales y vagos para
una discusión sensata).
F. G. B ailey avanza esta posición en su didecusión de la política:
Mediante la actividad política, un hombre al canza el control de los
recursos, o el poder sobre los hombres, o amb as cosas . . . La sociedad
es un área (o un campo) en la que compiten los hombres por ciertos
premios: para controlarse recíprocamente, pa r a lograr el control de
la propiedad y de los recursos. . . y en senti (lo negativo para evitar
ser controlados por otros y para conservar los r ecursos que ya poseen . . .
Cuando averiguamos por qué abandonan los h c robres una clase de leal-
tad y prefieren otra, debemos preguntar ac ca de cada incidente:
: e r
¿Quién se benefició? 7
A un q ue B ailey subraya que su descripció n se aplica específica
mente a las actividades políticas, que se refie re “a los ‘em presarios
políticos’, no a todos los hom bres” (p. 257), m e parece que un con
cepto muy sim ilar resulta ú til en térm inos más amplios. R alp h
Nicholas utiliza un concepto muy parecido: ‘El ‘p oder’ es control
sobre los recursos, ya sean humanos o m ater jales. . . No hay nece
sidad de suponer nada acerca de las razones por las que un actor
político busca el poder; el control de los rec ursos m ateriales y los
hom bres puede utilizarse para alcanzar u na gran diversidad de ob
jetivos personales”.8
Georges B alandier usa un enfoque que a prim era vista parece
muy diferente: “ .. . en cada sociedad, puede d :fin irs e el poder como
un resultado de la necesidad de luchar c o n t-a la entropía que la
amenaza con el desorden”. “A un q ue el pod í:r obedece a detenni-
nismos internos que lo revelan como u na ne t esidad a la que están
sujetas todas las sociedades, parece d erivar sin embargo de una
necesidad externa. T o d a sociedad se encuent r a en relación con el
m undo que la rodea . . . El poder . . . se ve ref<orzado bajo la presión
de peligros externos, reales o supuestos.” ® JIn el tratam iento de
B alandier resalta el hecho de que el poder no se considera sólo
como el ejercicio individualista de la presió :i o la fuerza p or un
'l F. G. Bailey, 1960, pp. 10-11. Reproducido de Tn be, Caste and Nation con
permiso de Manchester University Press.
8 Nicholas, 1966, p. 52. Reproducido de Political A nthropology, comps. Marc
J. Swartz, Víctor W. Turner y Arthur Tuden, con p¿rrniso de Aldine Publish-
ing Co.
9 Georges Balandier, 1970, p. 36. Reproducido ds Political Anthropology,
traducción al inglés de A. M. Sheridan Smith, © 1970 por Random House, Inc.,
con permiso de Random House.
INTRODUCCIÓN 23
actor contra otro, sino más bien como un instr um ento necesario
(y por lo tanto constructivo en algún sentido) para el m anteni
miento de la sociedad contra las presiones del d<asorden y el caos.
B alandier no nos provee realm ente de u na definición, sino que
concibe el poder como algo que relaciona una so<;iedad con su am
biente to ta l m ediante el proceso de un esfuerzo constante por eva
dir el desorden, por reform ar el am biente y la soc iedad misma para
m antenerla en condiciones de operación. Quizá se necesite el ta
lento galo p ara estim ar el m eollo de las cosas y presentarlo lue
go como un m isterio. B alandier considera segi ira m ente los pro
blemas centrales cuando plantea el poder frente a la entropía; pero
su discusión es tan m etafórica y tan alejada de 1£ nitidez del flu jo
y Ja pérdida de energía que resulta d ifícil constr uir sobre ella.
Ni siquiera en una reseña tan resum ida comp ésta sería justo
que dejáram os de m encionar a M arx p o r su p ropio derecho. Sin
embargo, M arx plantea un problem a porque, p or un lado, gran
parte de su obra se relaciona con el poder, y m uchos de sus con
ceptos básicos han sido incorporados a la obra de otros autores
con escasa o ninguna referencia directa. Segurame n te ocurre así con
este trabajo.1'0 P or otra parte, M arx discutió tam bién un concep
to de “poder social” que es esencialm ente el qu e sirve de base a
este trabajo:
En el valor de cambio la relación social entre la: ; personas se trans
forma en una relación social de las cosas, el poder de las personas se
convierte en un poder de las cosas. Cuanto menos fuerza social posee
el instrumento de cambio, más sumido se halla a la naturaleza del
producto del trabajo y a las necesidades inmediat;is de quienes inter
vienen en el cambio y mayor tiene que ser la fuer za de la comunidad
que une entre sí a los individuos: patriarcado, :omunidad antigua,
feudalisimo, régimen gremial. Cada individuo posse la potencia social
bajo la forma de un objeto. Si quitáis al objeto esta potencia. social,
tendréis que entregarla a unas personas sobre otrss.11
Mi familiaridad con Marx es todavía episódica en gran medida, y sólo
recientemente descubrí Die Grundrisse. Estoy consciente de que Marx ha tenido,
en muchos de sus aspectos, una influencia indirecta (y p robablemente intensa)
sobre este trabajo a través de los canales intelectuales generales de nuestra
sociedad. Sin embargo, no puedo atribuir directamente muchos pasajes especí
ficos de esta obra a una familiaridad con el trabajo de Marx.
n C. Marx, Grundrisse, vol. VI de Obras fundamental ?s de Marx y Engels,
FCE, p. 75.
24 LA NATURALEZA DEL PODE R
Yo in terp retaría este pasaje, en su contexto, en el sentido de que
M arx tenía un concepto del poder, pero que este concepto era una
noción claram ente au xiliar de sus focos más principales. En este
pasaje habla M arx de “p oder personal’’, “pocl er m aterial”, “poder
social", “poder de la com unidad”, y “podec ejercido p o r los
individuos sobre otros in d ivid u os”. Básicameci te, lo que llam o po-
d er en general, o poder social p ara distingu "rlo del uso físico o
ingenieril, está contenido en su “poder soci E.l Sin embargo, yo
incluiría todos sus usos en mi sentido gener ál P or lo tanto, hay
una divergencia im portante, porque M arx scjistendría que lo que
yo estoy llam ando poder sólo surge en realid e d cuando las relacio-
nes sobre los bienes cobran preem inencia fri inte a las relaciones
entre los individuos. M arx podría haber ene |ntrado aceptable mi
uso, pero sólo en las sociedades más avanzad as, donde el dinero
y el valo r de cambio han generado la alien ación del productor
f rente a su producto y donde, por lo tanto, “ a individuo posee
poder social en la form a de u n objeto mater i a l”. Sin embargo, es
posible que. mi uso resu ltara inaceptable p or que insisto en que
es precisam ente esta cualidad lo que vuelve ú til el concepto para
los análisis de todas las sociedades, desde las más prim itivas has-
ta las más contemporáneas. M arx traza lo qu e considera u na dico-
tom ía crucial con el advenim iento del valo r del cambio; p ara m í
es un suceso im portante, pero no más cruci que muchos otros
elementos surgidos en el curso de la evolució ia del poder. Lo que
me perm ite asum ir una postura diferente es el aecho de que incluyo
todas las formas y todos los procesos energéti qos en mi noción de
“lo m aterial”, m ientras que M arx dirige su a t ención hacia los re
cursos y los artefactos naturales en el uso mác tradicional de estos
térm inos.
Este trab ajo ha surgido de pocas fuentes b ásicas. Prim ero tene-
mos la teoría evolu tiva de Leslie A. W h ite 12 y los escritos funda-
m entales de A lfre d Lotka sobre los procesos de la energía y su rela-
ción con la selección y la evolución naturales.1 T heodore Newcomb
aportó una noción muy fundam ental en una conferencia a la que
asistí como estudiante de la licenciatura: que todas las relaciones
entre los individuos existen acerca de algo: p or cada A y B debe
haber una X. Además, ha sido m uy influyente la obra de los antro-
pólogos inclinados hacia la evolución y los ec¿jl ogos de la tradición
12 White, 1959 y, más específicamente, 1943.
13 Lotka, 1921, I922a, 1922 b, 1925, 1945.
INTRODUCCIÓN 25
naturalista, m ientras que la obra de los p o litólog e>s y los sociólogos
ha aportado ideas sustantivas antes que teóricas^
Por últim o, para quienes tienen una inclinacióeli filosófica, quizá
resulte ú til la preparación del escenario mediante la sugerencia de
que estamos trabajando en térm inos de un m oni emo fundam ental,
aunque en vista de la com plejidad de nuestros m ateriales nos ve
mos obligados a presentar los conceptos y la teore !a corno si 'fuesen
duales. Creo que la sustancia de nuestro interés es una naturaleza
energética y ordenada, ya se m anifieste en los m ovim ientos volcá-
nicos de las m ontañas o en la acción nerviosa d e una onda cere-
bral, pero gran parte de esta naturaleza ordenada escapa a nuestra
observación directa. Además, nos guste o no, debe mos exam inar tal
naturaleza en térm inos de las lim itadas capaci d ades de nuestros
propios cerebros. En consecuencia, nuestro tratam i ento se ocupa del
am biente de formas y flujos de energía como si t uviésemos alguna
posibilidad real de conocerlo; y se ocupa de la racionalidad, el
conocim iento y las evaluaciones de la mente hume ina com o si nues-
tras descripciones d e estas actividades se refirieran a alguna realidad
situada más allá de nuestras construcciones ment ales privadas. En
la Segunda Parte volveré a ocuparm e de este aso nto.
14 Dos ensayos sociológicos recientes se aproximan en 4us definiciones a la
posición adoptada aquí, pero me ha resultado difícil su utilización directa:
Burns y Cooper (1971), y Bannester (1969). Las conversado|nes que he sostenido
con Burns han resultado estimulantes. La definición de Harris (1971, p. 649)
es muy similar también, pero no me parece que Harris haya desarrollado la
noción en el terreno teórico.
II. L O S E L E M E N T O S B A S IC O S
E l po d e r es aquel aspecto de las relaciones s ocíales que indica la
igualdad relativa de los actores o unidades de operación; deriva del
con trol re la tivo ejercido por cada actor o unio lad sobre los elem en
tos del am biente que interesa a los participa] i tes. Por lo tanto, es
un fenóm eno sociopsicológico, m ientras que el control es un fenó
meno físico. El proceso del poder puede iden tificarse sin dificultad
en el pasado subhumano. El poder reside en el dom inio y el lide
razgo de un anim al sobre otros y en los controles relativos que ejer
cen los diversos miembros de una banda, e r. form a in d ivid ual y
colectiva, sobre sus ambientes. Sin embargo, ro mo ocurre con todas
las cosas, cuando desplazamos nuestra atenci t'n de lo subhum ano
a lo hum ano, la capacidad p ara sim bolizar, p ara estructurar un
am biente con significado, im portancia y valoro ;s, arro ja toda la ope
ración a una dim ensión diferente. Como ocurre con todas las co
sas vivientes, la supervivencia del hom bre depende de un control
continuo sobre el ambiente. Por oposición a 1c que ha ocurrido con
otras especies, la evolución del control del hombre ha generado
una capacidad para dotar de significados a rb itrarios a los elem en
tos del habitáculo, para transform ar un m tneral en una h erra
m ienta, para hacer de un organism o m uerto un arma de hueso o
una vivienda de pieles, para convertir un p u ñ ;ido de semillas en un
campo de granos, o materias orgánicas fosilizadas en combustible
p ara cohetes. La com binación de la capacidad p ara in ven tar sím
bolos nuevos, la cultu ra,, y la capacidad p ara elaborar las h abilida
des y las formas físicas, la tecnología,, ha dota ido al hom bre de un
control cada vez más eficaz, m uy complejo y cuya com plejidad
aum enta a medida que avanza la cultura. Sin embargo, hay algunos
indicadores bastante obvios que nos dan ciert r noción del progreso
alcanzado por el hom bre en este control siem pre creciente.
Uno es el mero increm ento de la cantidad y las variedades del
am biente explotadas y destruidas por el hom bre en el curso de su
ocupación. Esto puede representarse en téraninos de la cantidad
de territorio usado para vivir, la cantidad y diversidad de la vida
anim al y vegetal sacrificada y cosechada, la cantidad de petróleo
extraíd o y gastado, etc. A u n q u e su conversió ti a mediciones comu
nes resulta difícil,1 esto provee una prueba i ;-refu tab le del cambio
1 Es posible que el poder, tal como se define aquí, no pueda convertirse
26
LOS ELEMENTOS BÁSICOS 27
cuantitativo. U n segundo indicador es el núme ro y la diversidad
de las relaciones sociales. A m edida que el hom tirre controla su am
biente con m ayor eficacia, un corolario necesari (5 es el crecim iento
del tam año de su sociedad, la intensificación de su especialización,
y la m ultiplicación y ram ificación de las relaci funes específicas. A
m edida que aum entan sus habilidades, ocurre lo mismo con la com
p lejid ad de su sociedad. U n problem a de este i aaidicador es la dis-
tracción de la atención en relación con el am 'biente, y sospecho
que esta disposición a tratar las relaciones sociala:s aparte de su am-
biente ha vu elto confusos y escasamente útiles o f ros esfuerzos nota-
bles en el campo de la sociología y la politología 2
Podemos obtener un tercer indicador del contr a>1 sobre el ambien-
te si seguimos la orientación de Leslie "'\!\Thite y empleamos como
una m edida la cantidad de energía utilizada a n ualm ente p o r una
sociedad en términos p er c a p ita 2 Dado que en su sentido más es-
jamás en algo medible, que su utilidad conceptual radie ue sólo en una cons-
trucción. Véase Gibbs, 1972.
z No estoy seguro de que Max Weber haya querido decer esto, pero está claro
que algunos de sus intérpretes principales lo han entendí:!o así. Reinhard Ben-
dix expresó, como una especie de fórmula para caracterie aar el pensamiento de
Weber en este sentido, que “ ...todo comportamiento tiee e siempre dos atribu-
tos relacionados: en la sociedad, los hombres se orientan hacia sus semejantes
(aunque estén solos), y también se orientan hacia las nor :mas (aunque no estén
articuladas)” (1960, pp. 290-291). Deberá quedar claro qu£ la fórmula utilizada
en esta obra es diferente: las normas se encuentran entre los instrumentos utiii-
zados por los hombres en la sociedad cuando se orientan entre sí con respecto
a las formas y los flujos de energía.
Aparte de llamar la atención sobre las graves consecuéncias negativas de la
“definición” de \Veber, no quiero ocupar el tiempo del ector en la crítica de
otros usos. Sin embargo, debo mencionar uno de ellos p o:eque se ha vuelto sor-
prendentemente popular. Amitai Etzioni distingue el pe)>der “de acuerdo con
los medios empleados para hacer que los sujetos obedezcaii ” (1961, pp. 4-6). Los
tipos son “coercitivo”, “remunerativo” y “normativo”. Luego se afirma que la
clasificación es “exhaustiva”. Aun un examen breve inei ca que es imposible
la clasificación de muchas formas del poder dentro de éste conjunto de cate-
gorías, porque en ningún sentido son mutuamente exclu yentes. El amor, por
ejemplo, puede pertenecer a las tres categorías. En lugar de ser una clasificación
de “medios”, es en efecto el mapa cognoscitivo etnocéntric de Etzioni acerca de
las formas en que supone que los sujetos podrán percibir =l poder que se ejerce
sobre ellos. En consecuencia, la clasificación puede tener algún interés etno-
gráfico, pero parece trivial desde el punto de vista analít eco.
3 White (1943) fue uno de los primeros antropólogos que insistieron en la
importancia de la base energética de la cultura; sin emt;argo, nunca continuó
sus propios avances. Se encuentra un análisis reciente del tema en Howard
Odum, 1971. Los lectores que no estén familiarizados con el uso de la energía
en el contexto de la ciencia social deberán referirse a los primeros cinco capí-
28 LA NATURALEZA DEL PODE]í.
tricto todo lo que existe en el am biente es u n a form a de energía,
el control sobre los elem entos del am biente f ebe poderse m edir
teóricam ente en térm inos de energía, o de fl a jos de energía. Por
supuesto, algunas formas de la energía son más im portantes: las re
lacionadas específicamente con la subsistencia de la sociedad, los
recursos básicos, los medios de producción. P er^ dado que las socie-
dades d efin irán en form a diferente lo que sea i mportante en el am-
biente, no resulta fácil trazar una lista forme 1 de elementos que
tengan una im portancia igual y común para :odas las sociedades.
Sin embargo, es posible reconocer que el contro sobre los elementos
que la sociedad defina como im portantes p roveé al estudioso de una
herram ienta de doble filo, ya que puede com p a ra r el control rela-
tivo ejercido por esta sociedad sobre el am b ien t 2 con el control ejer-
cido por otra sociedad y obtener así alguna n o ción de su posición
relativa en la evolución de la cultura. T a m b lén puede exam inar
la organización efectiva de los controles ejercido s por los m iem bros
de la sociedad y ver cómo se relacionan entre sí y con otras socie-
dades con las que entren en contacto. Así pu es este control sobre
el am biente nos dota de una herram ienta que sirve p ara el análisis
interno de cualquier sociedad dada y p ara la com paración de una
sociedad con otra.
El concepto de la energía debe usarse con ca 'átela. Los conceptos
y las definiciones va ría n inevitablem ente con el contexto conceptual
en el que se empleen. “En el m undo de la cie ú cía y la ingeniería ,
escribe H oward Odum, “se define el poder p r écisamente en térm i
nos de unidades medibles como la tasa de flu \¡co de energía ú til”.4
Sin embargo, cuando hablam os del p od er so ial no nos interesa
sólo el flu jo de energía sino tam bién el control y el uso de ese flu jo
por parte del hombre.
T od o el am biente del hom bre está compues t o de formas y proce
sos de energía que pueden medirse en términ os de la cantidad de
energía potencialm ente disponible para su con1./ersión • / o que se esta
./
convirtiendo. U n flu jo de energía es un procé so de conversión de
energía de u na form a o estado a otro. A l exaim in ar el poder social
(por oposición al uso ingenieril) no nos inter esa tanto la tasa de
flu jo o de conversión como el control que u n actor, una p arte, o
una unidad de operación, ejerce sobre algún conjunto de form as
tulos de este volumen; los últimos seis capítulos deber;í n utilizarse con cautela,
porque Odum no emplea en las cuestiones culturales el mismo rigor que en las
cuestiones energéticas.
4 Odum, 1971, p. 26. Reproducido de Environment, Power, and Society, con
permiso de Joh n W iley and Sons, Inc.
LOS ELEMENTOS BÁSICOS 29
o flu jo s de ener gía y, más específicamente, sobre ilgún conjunto de
formas o flujos de energía que form e p arte del <m biente significa-
tivo de otro actor.5 Lo im portante p ara distinguí ■este concepto del
utilizado por Odum es el hecho de que las fo rm as y los flujos de
energía deben ser pertinentes para algún sistema ele valor y signifi-
cado, es decir, deben ser culturalm ente reconoci d<?s.
A h ora bien, la energía es im portante — en efej: to crucial— para
el hom bre independientem ente de que lo reconoz (:a en form a cultu-
ral o no; pero no puede u tilizarla como base del poder social si no
la reconoce así. El térm ino am biente se refiere a aspecto m aterial,
físico, o de form a y flujo de la energía del habitáC ulo social y físico
del hom bre. Por ejem plo, no sólo fo rm an p arte del am biente la
topografía, el clima, los recursos naturales, etcét e ra, sino que otros
seres hum anos, las ondas sonoras (el habla), el com portam iento de
los demás, etcétera, tam bién son formas o flujos de energía y tam-
bién form an parte del ambiente. Es el control del am biente por
parte del actor lo que constituye la base del poc.er social; sin em-
bargo, esa base sólo puede operar si es cultura 1mente reconocida
por otros actores. Es posible que el reconocim i ento no afecte el
control, pero afectará la capacidad para usar esc control e in flu ir
sobre los demás.
Cuando hablam os del “con trol sobre el am bienté ", la palabra con-
trol se refiere a la tom a y ejecución de decisiones acerca del ejerci-
cio de una tecnología. Q uien ejerce el control p u ede ser un indivi-
duo o alguna unidad social que posea una este uctura propia de
poder interno. La noción del control incluye necesariamente la
toma y ejecución de decisiones, aunque las dos f ases no se ejercen
necesariamente por la misma entidad social. El m érito del concepto
del control en esta discusión es el establecim iento de la im portancia
5 No es nueva en la politología la noción del poder como una influencia
derivada de una base de control, pero nunca parece haber sido entendida como
algo fundamentalmente diferente de otras influencias. sswell y Kaplan ha-
blan de la “base de poder” mediante la cual A influye so bre B porque A con-
trola un valor que B necesita o desea (1950, pp. 83-84). íCarl W. Deutsch ob-
serva que el poder de A depende en este caso de tres cosas: “primero, de la
pobreza relativa de B y su necesidad de algún valor bíAsico cuyo suministro
controle A; segundo, del control ejercido por B sobre un suministro pertinente
de algún valor que A desee y que esté tratando de conseguir mediante el uso
de su poder sobre B; por último, de la habilidad y la efi cacía de A para con
vertir la potencialidad de su base de poder en poder efecti vo sobre el comporta-
miento de B”. (Karl W. Deutsch, The Analysis of Ini ernational Relations.
© 1968. Con pe^niso de Prentice-Hall, Inc., Englewood Cl :;ffs, Nueva Jersey. La
cita ha sido tomada de la p. 24.)
30 LA NATURALEZA DEL PODER
AX = BX AX > BX
(e)
GRÁFICA l. C om p onentes básicos de las re tlaciones de p o d e r
LOS ELEMENTOS BASICOS 31
relativa de los actores. En la gráfica l a, X es alguna faceta d el am
biente que interesa a A y a B. La capacidad relativa de A y B para
controlar X es un determ inante de la relación exis tente entre A y B.
Si A tiene relativam ente m ayor control que B sobre X (gráfica le),
decimos que A es superordinado y B es su bo rd inado. Si su control
es aproxim adam ente equivalente (gráfica 1 b), dei :imos que A y B
son coordenadas del poder. La distinción ordinat es fundam ental
para el análisis del poder y provee las distincione. i elem entales que
constituyen los elementos estructurales de los d o tíiinios (donde los
actores no están coordinados) y de los niveles de la articulación
(donde están coordinados).
Un concepto clave para la definición del control es el de la tecno
logía. El térm ino se usa aquí intencionalm ente e a un sentido am
p lio: se refiere a un conjunto de conocimientos, h abilidades y ma
teriales (aparatos) necesario para m odificar el o r i en (es decir, las
re laciones espacio-tiempo) de algún conjunto de l ormas de energía
o para lograr una conversión de energía. “Mo d ificar el ord en ”
significa cam biar el arreglo de un conjunto de p artes o la posición
relativa del conjunto. A veces se usan las descripc iones etnográficas
de la tecnología en un sentido que excluye el contenido ideográfico
y evaluativo de la actividad. A q u í incluim os es pecíficam ente las
ideas asociadas a los materiales, así como las h abilidades de com
portam iento pertinentes para todo el proceso. La “superioridad” en
el control se refiere a un com plejo más eficaz o eficiente de h erra
m ientas, habilidades e ideas, tom ado en conjunto.
Para algunos fines conviene agregar otro elem en to a la definición
de la tecnología y, por lo tanto, a nuestro conc spto del control:
el de la organización del trabajo. Las descripciones tradicionales
suelen separar la organización del trabajo de la actividad tecnoló
gica; sin embargo, esta elección es en realidad un p roblem a m etodo
lógico: depende de su conveniencia. Hay sin dui l a muchas opera
ciones donde los papeles de los operarios son p a rtís integrantes del
proceso tecnológico. Por ejem plo, al com parar e'i poder potencial
de dos sistemas de producción, la organización del trabajo puede
estar tan especializada dentro de los sistemas tota les que no pueda
establecerse la com paración sin ella. La tecnolog:la de una p lan ta
ción esclavista del siglo x i x , con sus habilidades simples, resultaría
difícil de com parar con la tecnología de una em presa agrícola del
siglo x x que incluya técnicos m uy calificados, sin tom ar en cuenta
la organización del trab ajo como parte de la variable tecnológica.
Para muchos fines, sin em bargo, la fuerza de trab ajo puede ser un
actor independiente dentro de una estructura de p oder y, en conse
32 LA NATURALEZA DEL P ODER
cuencia, su organización misma puede ser una variab le indepen
diente de los otros aspectos tecnológicos. En muchas situaciones,
por ejem plo, el papel de los sindicatos p uede va ria r independiente
mente de la tecnología específica em pleada por los trabajadores.
Una interrogante que se plantea por igur 1 al analista y a los ac
tores de un sistema es la del control “real" que pueda ejercerse. Es
decir, ¿puede un actor ejercer realm ente 1a tecnología que se le
adscribe, o sólo se cree que puede hacerlo:1 El problem a consiste
esencialmente en la determ inación de la v a li i ez de una proposición,
y debemos reconocer que sólo sabernos realm ente del control real
de los actores después del hecho, y aun en tonces puede tratarse de
un conocim iento problem ático.
Antes de que los actores ejerzan efectiva mente sus controles, sólo
pueden especular acerca de la cantidad de p oder que puedan des
plegar en una situación y, en muchos casos, acerca de cuál de dos
actores pueda tener b ajo su control mayores potencialidades de ener
gía. Dado que las decisiones se tom an en té: 'minos de lo que pien
san los individuos que son estas potencialid; rdes de energía, no en
términos de lo que en ú ltim a instancia se descubra, es im portante
que distingamos una p o tenciali dad real (la q ue realm ente se revela)
y una potencialidad cu ltu ral (la que creen v erdadera los actores).6
Así como nunca podemos conocer realm eni e la realidad, no pode
mos conocer nunca realm ente la potencialidad real (de la energía).
Siem pre debemos operar sobre la base de 1 is ideas que tengamos
acerca de la realidad, y estas ideas se co n stru /en por la cultura y la
experiencia. En toda relación, cada actor t iene sus propias ideas,
su propia potencialidad cultural, acerca de la situación. Después de
una actividad o interacción donde se p on ga a prueba de algún
modo la realidad, las potencialidades cultu rales de cualquiera de
las partes, o de ambas, pueden cam biar de ac l erdo con su experien
cia. Pero durante todo este proceso, las únic rs bases de las decisio
nes son las potencialidades culturales de los actores.
Debe advertirse que estoy introduciendo u n aspecto de la cultura,
o sea los significados que los individuos asignan a las form as de la
energía. L a cultura im plica im plícitam ente ias formas de la ener
gía. Por lo tanto, mi tratam iento tom ará la cultu ra en partes an alí
ticas, es decir, en térm inos de sus aspectos formales, sus aspectos de
significado o de valor, y sus aspectos de relaciones sociales. La po
tencialidad cu ltu ral adscrita a un ind ivid u o en una situación dada
6 Esta distinción se analiza con mayor detenimient > en R. N. Adams, 1970a,.
pp. 48-51.
LOS ELEMENTOS BÁSICOS 33
form a parte de la cultura, es decir, es el con jun te de significados
adscrito a algún conjunto de form as o flu jo s de ene rgía disponibles
para el control de ese individuo.
O tra distinción im portante (hecha aquí por con veniencia meto-
dológica) es la que se establece entre la estrategia y la táctica del
poder. Esta distinción deriva de la m etáfora m ilitar , donde la estra-
tegia se refiere a la asignación de recursos y al plan de acción globa-
les, m ientras que la táctica se refiere a la disposicijó'n y al plan in-
mediatos, a pequeña escala.7 Nos ocupamos de la e strategia cuando
consideramos la asignación global de los controles y la localización
global de las form as de energía. Nos ocupamos de la táctica cuan-
do enfocamos el problem a de una m ovilización es ■aecífica de estas
potencialidades hacia la acción. Los padres tienen sin duda venta-
jas estratégicas sobre los hijos. Pero los hijos pued én controlar con
frecuencia a sus padres a causa de las circunstanci a;s tácticas inme-
diatas. En una situación pública, es posible que u :na m adre sienta
deseos de gritar y de pegarle a su hijo; pero se abs j endrá de hacer-
lo porque está en público. C uando hacemos obserr aciones casuales
acerca de que '"fulano de tal tiene mucho p od er”, estamos form u-
lando casi siempre com entarios estratégicos. Cuan do decimos que
“fulano sabe usar su p o d er”, de o rd in ario nos estar emos refiriendo
a las tácticas.
Este concepto del poder tiene ciertas ventajas ■ Dado que las
formas y los flujos de la energía en el am biente co restituyen la base
del poder, existirá un elem ento ob jetivo que nos p erm itirá compa-
ra r casos diferentes, en culturas distintas o a través de la evolución
de una sociedad dada. Las actividades de los a-ctdres se basan en
decisiones racionales, las que a su vez se definen en términos de
algún conjunto de intereses y valores que form an jjjarte de un pro-
ceso cultural continuo. No son productos sui gen eris del sistema
nervioso de un individuo. Además, la m anipulació n o el ejercicio
del control de un actor sobre el am biente de otro puede traducirse
instantáneam ente en una relación interpersonal, qu e en form a im-
plícita puede ser a la vez coercitiva y cooperativa, ya que contiene
la operación potencial de las sanciones. El poder es así, claram ente,
una cuestión de relación entre las partes, pero es ta mbién una rela-
7 “Táctica: implica acciones o medios. . . que se distinguen de los de la estra-
tegia porque tienen menor importancia para el resultado de una conducta,
o tienen menor magnitud, u ocurren a menor distancia de una base de opera-
dones”; “destinada a lograr un propósito dado” (Webster's Third New Interna-
tional Dictionary, 1966).
34 LA NATURALEZA DEL PODER
ción que existe por referencia a cosas que p ueden describirse como
externas a cualquier actor particular: las fo r mas y los flujos de ener-
gía, y la equivalencia de los valores.
La cuestión de los valores y los intereses íntroduce de inm ediato
algunos problem as en el análisis. A q u í esto- utilizando los términos
en el sentido m uy am plio de las “estructui as de equivalencia” de
A nth on y F. C. W allace.8 El m eollo de la e -¿posición de W allace es
que los valores y los mapas cognoscitivos i ii dividuales que operan
en una situación cu ltu ral no son necesariam isnte congruentes o com-
partidos; en efecto, dada la naturaleza de l as cosas, no puede espe-
rarse que lo sean. Más bien, el marco psicol<6gico con el que trab aja
cada ind ivid uo debe ser ta l que las consecu encias provean a los d i
versos actores de expectativas conductistals equivalentes. Deben
tener cierta organización del conocim iento y la em oción que les
p erm ita- fo rm u lar pronósticos comunes aces ca del com portam iento
de los demás y actuar sobre esa base. Ha-/ una participación de
entendim iento y expectativas, aunque la única form a específica
del entendim iento de cada ind ivid uo dadit) pudiera seguramente,
bajo análisis, resultar ser de una configurac -ón muy diferente de la
de otros participantes. L a com plem en taried ad de las expectativas
conductistas es la característica fundam ent a l, no la semejanza de
los significados supuestos.
Así pues, cuando hablem os en el curso de este ensayo de los
“significados compartidos", los “valores corn partidos”, o la “cultura
com ún’', nos estaremos refirien d o a una co si|iunidad de expectativas
acerca de las formas y el com portam iento, Sistematizadas p ara per-
m itir la interacción. Entre otras cosas, esta distinción nos perm ite
evita r un p roblem a que p ertu rb ó a M ax G ls|ickman, quien lo llam a-
ba el “e rro r del ‘psicologismo' ” .
En mis ensayos afirmo que los blancos y 1 >s zulúes tienen intereses
comunes en la paz, en las bajas tasas de mol talidad maternal e infan
til. etc., así como afirmamos que los adminis iradores y los trabajadores
tienen un interés común en que una fábrica o una mina continúen
trabajando y produciendo. Se me ha dicho que es especiosa la afirma
ción de que los trabajadores tienen este in i erés común. Los trabaja
dores quieren percibir salarios. Me parece que esta crítica es un error
de “psicologismo” en el análisis sociológico o de antropología social.
Los motivos que inducen a los individuos a hacer ciertas cosas no son
idénticos al complejo de intereses sociales ate ndidos por sus acciones . . .
s Wallace, 1970, cap. l.
LOS ELEMENTOS BÁSICOS 35
Sin embargo, creo que las acciones de las personas deben demostrar
un interés social común o compartido.9
La distinción que se establece entre la “m otivación" y el “interés
social” al que se sirve es una manera de trazar la lí ]l ea de separación
entre las variaciones psicológicas que necesariamet i te caracterizan a
los participantes de cualquier sociedad, y que <1 mismo tiem po
identifican las expectativas com partidas que son absolutam ente in
dispensables para que tales participantes operen e ri form a conjunta.
Sin embargo, los “intereses sociales” de G luckm a.n son tam bién in
tereses personales. A un q ue se com parten con otros, son tam bién
específicos de los individuos que p articipan en l a situación. C uan
do utilizam os los conceptos de los valores o los intereses com par
tidos al h ab lar de decisiones racionales, nos refe rimos a las deci
siones tomadas sobre la base de algún interés per ronal reconocido.
Es im portante reconocer aquí que tal “interés” puede estar m uy
alejado de la im agen clásica de la ganancia mater ial o de la m oti
vación de beneficio del hom bre económico. T a les intereses deben
identificarse m ediante su coincidencia compleme u taria con los in
tereses de otros m iem bros de la sociedad y m ediante el lugar que
ocupan en un sistema de tales intereses tal como lo m anifiesta un
individuo o lo com parten en form a congruente los m iem bros de
un grupo. El análisis em pírico de cualquier situ ación de poder dada
requiere que el analista proponga o suponga algunos intereses
orientadores que sirvan de base p ara la toma de una decisión ra
cional. En la m ayoría de los casos no podemos sal >er si estos intere
ses, tal como los describe el analista, son realm en te representativos
en algún sentido del m apa cognoscitivo y evaluad v o del individuo,
o si sólo son construcciones adecuadas del analist i.
Pero es evidente que la cuestión de los valores, como quiera que
se resuelva, será fundam ental en ciertos m om entos p ara el análisis
de las situaciones de poder. U n politólogo em in m te lo h a expre
sado en estos térm inos:
Aunque a menudo se habla del poder como si fue; e una cosa, en rea-
lidad no lo es. Como lo sugiere la definición de Hobbes, el poder se
orienta hacia las cosas y cualquier cosa puede cor vertirse en la base
del poder. Una casa, un enredo amoroso, una i dea, pueden conver-
tirse en instrumentos en manos de quien busque el poder. Pero para
convertirlos en poder, el buscador de poder debe er con trar seres huma-
9 Gluckman, 1968, p. 87. Reproducido de Local Level Politics, comp. Marc
J. Swartz, con permiso de Aldine Publishing ^Co.
36 LA NATURALEZA DEL P ODER
nos que valoricen estas cosas suficientement s para seguir su liderazgo
en su búsqueda. Por lo tanto, el poder presijipone siempre varios seres
humanos que se unen en la búsqueda de u n objetivo común.i°
Es probable que la idea central que debí :mos ten er en m ente al
discutir los valores en el contexto del poder sea que los valores se
adscriben a las cosas: s-on cualidades que los seres hum anos a tri
buyen a las cosas. Así pues, es incorrecto afií :m ar que los individuos
buscan valores, excepto en un sentido met sfórico. Lo que buscan
son cosas,, es decir, flujos y formas de energ:ía, a los que han im p u
tado valor.
En el ejercicio del poder, es el control sd>bre cosas estimadas, es
decir, conjuntos de sucesos separados y r ecurrentes colocados en
una categoría, lo que concede poder a u r actor sobre otro. Las
cosas (es decir, los elem entos del ambiente) pueden incluir aun un
estado m ental dado si el in d ivid u o lo eneuentra suficientem ente
objetivado para percibir su presencia o ausencia. A lgunos in d ivi
duos estiman más su tran q u ilid ad y su paz mental que la ingestión
de emparedados y dulces; para ellos, resulta r acional la búsqueda de
aquellas cosas por encima de éstas.
El poder, en el sentido social, está presenlte en todas las relacio
nes sociales. Sus numerosas facetas explican el hecho de que la lite
ratu ra presente tal diversidad de enfoques p ara la descripción y el
análisis. El poder ha recibido la m ayor p s:rte de la atención de
quienes se interesan en la política, debido p resum iblem ente a que
allí se m anifiesta con m ayor claridad. Sin eenbargo, está claro tam
bién que se extiende m ucho más allá del campo habitual de la
política, lo que puede explicar en parte q Lie muchos politólogos
hayan considerado el tema demasiado difus o o estéril para el aná
lisis em pírico. A qu í considerarem os que el entendim iento del po
der no es necesario sólo para el estudio de 1a política sino tam bién
para el estudio de la cu ltu ra misma y de la eed de relaciones socia
les que se m anifiestan en la cultura.
1-0 Cari J. Friedrich, 1950, pp. 22-23'. Reproducido con permiso del editor de
Constitutional Government and Democracy por Carl J . Friedrich, © 1950, Xerox
Corporation, publicado por X erox College Publishing.
III. CONSIDERACIONES ADICIO NALES
La ESTRUCTURA del poder se refiere a cualquier conjunto sistémico
de relaciones a través de las cuales los actores ( las partes mam-
fiestan sus preocupaciones relativas por el control sobre el ambiente
y el poder sobre sus semejantes. Los apartados siguientes se ocu-
parán de algunas de las características más funde'mentales de estas
relaciones: A) Poder y control; B) Reciprocidad y omnipresencia;
C) Autoridad y legitimidad; y D) Tipos de ejerc .cío del poder.
A. Poder y OONTROL
Es probable que una de las razones de los profundos desacuerdos
existentes acerca del poder sea el hecho de qu e implica inevita
blemente dos clases de relaciones muy diferentes.
sencilla aclarará este punto. Digamos que un profesor tiene cierta
cantidad de poder sobre sus estudiantes; por lo menos, así suelen
creerlo los estudiantes. Si preguntáramos por el fu ndamento de este
poder, la respuesta podría incluir varias cosas t síes como su vio
lencia, su severidad, su inteligencia, su capacidad para enseñar, etc.
Pero independientemente de todo lo demás, la característica fun
damental seguiría siendo el hecho de que el pro Pesor controla las
calificaciones y, por ende, el paso del estudiante a un grado supe
rior y la continuación de su carrera. Si queremi )s ver esto como
una relación de poder, deberemos describir la escena como sigue.
El profesor se encuentra en una posición que lo provee de con
troles específicos sobre ciertos exámenes y sus cal ificaciones. Estas
calificaciones de los exámenes son facetas físicas del ambiente que
interesan particularmente al estudiante porque cree que sus notas
son importantes para su triunfo futuro, para su prestigio entre sus
compañeros, para evitar reprimendas en su hogar, para permanecer
en la escuela, etc. Las calificaciones de los exámei aes forman parte
del ambiente futuro del estudiante, y el profesor las controla. En
tal virtud, el profesor tiene poder sobre el estudiante.
Adviértase con cuidado la diferencia: el control sobre el ambien
te es una cuestión física. Un actor lo tiene o no 1o tiene. Cómo lo
obtenga es una cuestión diferente que no interesa por el momento
(véase la sección D). Pero una vez que lo tiene, suege de inmediato
una cualidad particular en la relación entre el profesor y el estu-
37
38 LA NATURALEZA DEL PODER
d iante. El profesor tiene ahora poder sobre i el estudiante. El p oder
sobre un in d ivid u o es una faceta psicológi ca de una relación social
en el sentido de que puede afirm arse qu it tiene su asiento físico
d en tro de los sistemas nerviosos de los act ares; es una relación so
cial porque existe en virtu d de la com plem entariedad de la preocu
pación social de cada actor p o r el otro.1
Es muy im portante la diferencia existenté en tre el p od er y el con
trol, aunque en muchos análisis (sobre to do en los macroanálisis)
convenga tratarlos como sinónim os. El con trol es una relación no
recíproca en el sentido de que existe entr e un actor y algún ele
m ento del am biente que no puede reacci on ar racionalm ente ante
las expectativas conductistas com partidas. li sto no significa que la
cosa controlada no tenga su p ropio compoi 'tam iento peculiar. U na
roca actuará como una roca, un caballo ccmo un caballo, una co
rrien te de agua como una corriente de agu c:, y u n cadáver como un
cadáver. Así pues, el control depende siempre del entendim iento
de la naturaleza del objeto que se control a, de m odo que requiere
un conjunto de técnicas apropiadas para t ales características.
En cambio, el poder es una relación soci c 1 que descansa en algún
patrón de controles y es recíproca. Es decir, ambos miembros de
la relación actúan en términos de su p rop io interés, y específica
mente lo hacen en térm inos de los control es que cada uno tenga
sobre elem entos que interesen al otro. El c com portam iento resultan
te de u na conciencia del poder es tal que el actor trata de calcu
lar lo que podría hacer el otro in d ivid u o que pudiera afectar los
intereses del actor.
Como u na categoría, el control incluye m uchas cosas, quizá más
de lo
1 _
que pensaríam os ~al1 _____;
________ _________________ ________ „
principio.
_____ ‘ ’
No ;_______
XT ^
ncluye1 ------------
sólo
' 1 _
cosas
_________
4
tales
como el acto físico de apuntar una pistol a a una persona, o de
poseer el títu lo de u n terren o que otro pu ede necesitar, o de estar
en posición de firm ar o no firm ar la nómc na, o de em pujar a al-
guien de lo a lto de u n barranco; incluye i t ambién la posesión de
i Raymond Aron hace un interesante comentario sobre la diferencia existente
entre el poder y el control: “En inglés, francés y al emán se distingue entre dos
nociones, power and force (strenght), puissance et ¡orce, Mache und Kraft. No
me parece contrario al espíritu de estos idiomas que reservemos los primeros
términos para la relación humana, la acción misrtjia, y los segundos para los
medios, los músculos del individuo o las armas del Estado”. (Tomado de Peace
and War por Raymond Aron, copyright © 1966 per Doubleday and Company,
Inc. Citado con permiso de Doubleday and Compa ny, !nc.) Mi uso tiende a
asemejarse a esto, aunque el uso de Aron sigue eslando muy limitado al con-
texto militar y político, mientras que el mío se p11opone específicamente para
un contexto más amplio.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 39
ciertas habilidades por parte de u n individuo. Por ejem plo, las
ondas sonoras son sucesos físicos y, de acuerdo con la capacidad del
individuo, la calidad del canto de u na persona tiene el poder de
atraer un auditorio a la sala de conciertos o de ahuyentarlo. Si Jos
libros publicados por un au tor se venden, el au tor tendrá cierto
poder. Hasta el am or debe ad m itir la operación en térm inos de con
trol y poder. U n hom bre que desee m antener la com pañía del ob
jeto de su afección se encuentra com pletam ente en su poder; al
controlar su p rop ia disponibilidad y conducta, 1;r m ujer controla
una parte del am biente de interés intenso para e<. hom bre.
A l h ab lar del interés de u n actor por alguna po] ción del am bien
te controlada por otro, debe advertirse que estoy e specificando m uy
poco acerca de la clase o la calidad del interés. Por ejem plo, el
amante m encionado antes puede realizar su interés en la joven me
diante una platónica sesión de lectura de poemas < o en el lecho, o
en ambas formas. El poder no deriva tanto de l a clase de interés
como del hecho de que exista u n interés sufici: ;nte para in flu ir
sobre la decisión del ind ivid uo de tratar de reali jarlo.
Cuando se trata de describir una estructura d e poder o un sis
tema de relaciones de poder, es im p ortan te reco nocer otra faceta
de esta cuestión. M ientras que el control se re aere a las cosas,
ocurre a m enudo que los seres hum anos son tale 5 cosas. Las obje
ciones expresadas por el m ovim iento de liberaci ón fem enina du
rante e l 'ú ltim o tercio del siglo :x x se refieren en parte al deseo
de que las m ujeres no sean tratadas como “obje tos sexuales" p or
parte de los hombres, es decir, que no sirvan co rao meros instru
mentos de m asturbación. Se objeta que los hom b:res tiendan a tra
tar a las m ujeres sim plem ente como objetos del am biente que quie
ren controlar, no como entidades sociales. Indep< índientem ente de
que este argum ento sea válido o no, ilu stra el hecho de que algunas
m ujeres se sienten objeto de m ero control.
En realidad, el con trol directo de los seres hu manos puede ocu
rrir raras veces durante un periodo prolongado d entro de las rela
ciones prim arias o íntimas, sim plem ente porque 1 as controles de la
otra parte form an parte del am biente del actor. Sin embargo, en
la cadena de relaciones indirectas encontradas en las sociedades
complejas o en las relaciones de gran distancia so cial existentes en
tre sociedades más simples, es posible que tiendan a verse los in d i
viduos como meros elementos del am biente, antes que como actores
recíprocos. En tales situaciones, el actor se convt erte sim plem ente
en un m iem bro de u na categoría estereotipada, y el com portam ien
to hacia él no se refiere a él como u n ind ivid uo d <atado de intereses
40 L A NATURALEZA DEL P ODER
especiales, sino como un “extrañ o ”, “comunista", “n eg rillo ”, “b lan
q u illo ’', “esclavo", “soberano”, “m ugroso” , “h ip i”, “el estableci
m iento”, etc. Y la conducta específica se convierte en un hábito
para tra ta r a todos los m iem bros de una ca tegoría dada en alguna
form a ru tin aria.
U na situación clásica en la que una cuestión de esta clase reque
ría una decisión de autoridad fue la que a tron taron los conquista
dores españoles del Nuevo M undo respecto de los indios am erica
nos. La cuestión consistía en saber si los in c ios eran seres hum anos
o no. Si lo eran, tendrían que ser cristianiza* f os y, del mismo modo,
podrían ser organizados y controlados como trab ajo hum ano. Si fu e
sen subhumanos, p o d rían tratarse simplemet ite como bestias de car
ga. Puede verse otro ejem plo en la teoría de que las “masas cam
pesinas" son incapaces de rebelarse p orq u e en efecto no tienen
poder. El argum ento contrario (que paree 2 indudablem ente más
realista) afirm a que sí tienen poder, aunqu e sólo sea por el control
que ejercen sobre sí m ismos. En la histori a de la civilización ha
ocurrido de ord inario que segmentos enter os de las poblaciones de
“nativos", campesinos, trabajadores no cali f •cados, etc., han estado
subordinados hasta el p un to de que se nub.tara la cuestión de que
debieran ser tratados como seres hum anos o no. En la m ayoría de
los casos, la decisión se basó en el hecho de que pudieran m ani
festar suficiente con trol sobre sí mismos p ara que los superiores
descubrieran que debían negociar con ell os antes que tratarlos
como cosas. En ausencia del control total, se estableció la recipro
cidad y por ende el poder.
La distinción entre el control y el poder aclara tam bién un as
pecto de las relaciones de poder que a m í nudo ha resultado un
obstáculo: la interpretación del uso de la fu .srza. La m ayoría de los
estudiosos del poder p refieren considerar 1a aplicación directa de
la fuerza o la coerción física como algo dist tnto del poder, y así lo
consideraremos aquí. La fuerza es el ejerci. :io del control, no del
poder. Los rehenes israelíes detenidos por los guerrilleros árabes
en la Vigésima O lim piada celebrada en M u nich en septiem bre de
1972 eran esencialm ente objetos de control de sus captores. Física
mente encerrados en un apartam ento, form t iban parte del am bien
te que se consideraba tan valioso para el gobierno israelí que éste
lib eraría cerca de doscientos árabes cautivo t; en Israel para garan
tizar las vidas de los rehenes. La fuerza, com o una clase de control,
y el poder como el conjunto de condiciones psicosociales para la
tom a de decisiones, son fenóm enos claram e.nte distintos.
Hasta aquí hemos diferenciado entre el p oder y el control, pero
CONSIDERACIONES ADICIONALES 41
en lo tocante al control hemos considerado div c rsas m anipulacio-
nes. Algunos lectores se sentirán incómodos ante la asim ilación de
la capacidad del campeón de esgrim a para d erro ar a su oponente,
por una parte, con la capacidad del juez p ara prc nunciar sentencia
o la capacidad del profesor p ara rep ro b ar a un e C'tudiante con una
mera anotación en un pedazo de papel, por la otra. T odos estos
son casos de control, ya que se refieren al control directo de algún
aspecto im portante del ambiente. Sin embargo, d ebemos reconocer
que la capacidad de los seres hum anos para siml )olizar deja intac-
tas pocas cosas. En este caso, está claro que el pronunciam iento
del juez o la calificación del profesor, siendo actos físicos, descansan
tam bién en el acuerdo cu ltu ral existente acerca del contexto y el
significado de las palabras pronunciadas o de 1í marca hecha en
un pedazo de papel. Lo que tenemos aquí es el c on trol de un sím-
bol o. El control de la marca o de la voz es algo r eal: es un control
de form as y flujos de energía. Estas form as o flu j os de energía, por
poco im portantes o triviales que sean en térm inol de la energía, se
aceptan colectivam ente como representaciones <|le cierto proceso
complejo. Este significado descansa en la mis m a legitim idad, el
mismo acuerdo, que el reconocim iento de una au tloridad (adviértase
que hablam os del reconocim iento de la autorid c.d, no de la exis-
tencia de la autoridad; la autoridad sólo existe aorque tiene con-
trol). Así pues, el control del sím bolo descansa e n algún punto so-
bre una asignación de poder a un ind ivid u o o u na unidad especí-
ficos para que realicen, bajo ciertas condicione reconocidas, un
acto ritu al; y este acto ritu al es u n símbolo que 11 5va un significado
equivalente a todos los que com partan esa cultu r a particular.
El control del símbolo se com pone así, en real i dad, de una com-
binación p articu lar de control y poder. A lgún c1an ju n to de perso-
nas, o de unidades sociales, que controlan cierl a porción im por-
tante del am biente, entregan su derecho de tome de decisiones (es
decir, su poder potencial) a alguna otra person a. Para m antener
lim itadas las actividades de este individuo, se p onen de acuerdo
sobre algún control ritu a l o control de símbol oís que indicará el
momento en que dicho ind ivid uo esté ejerciendi > este poder deri-
vado bajo circunstancias aprobadas. Las persona que conceden el
poder desean restringir el uso de este poder a ciertas situaciones;
así pues, el uso del control del sím bolo sólo tra .nsmite significado
si se usa bajo las circunstancias rituales correctas Si se usa correc-
tamente, se reconocerá el poder en acción; si se usa incorrecta-
mente, no se reconocerá el poder.
U na ilustración potente del uso del control de l sím bolo es la de
42 LA NATURALEZA DEL P C>DER
los funcionarios y los jefes de Estado de 1 as sociedades complejas
(aunque tam bién se encuentra en la m ayor ía de las sociedades p ri
mitivas). El presidente de los Estados U nid os estampa su firm a en
las cosas. Pero un acto de firm a (y la firmaj tiene significados m uy
diferentes de acuerdo con las circunstancias rituales en las que ocu
rra. Los proyectos del Congreso se firm an con un conjunto de r i
tuales; las cartas dirigidas a los niños se fir oían con otro conjunto
de rituales; la firm a estam pada en algún objeto que será dejado
en la superficie de la lu na exige otro con ju a to de rituales, etc. En
todos los casos, el presidente tiene control de su firm a, pero el po
der descansa en el hecho de que actúe bajo [as circunstancias ritu a
les apropiadas; el significado de esa firm a y su control varían con
un conjunto com plejo de acuerdos establecid os dentro de la cultura.
La com plem entariedad del control de sú nbolos ejercido por el
presidente es la ejercida por las fuentes ú Itimas del control, los
votantes. Su control se relaciona con su vo to. Los votantes no pue
den conceder o re tira r a volu n tad el d erech > a ejercer el poder en
su nom bre; sólo lo pueden hacer bajo cier tas circunstancias; por
lo tanto, su poder para controlarse a sí mism os se asigna sim bólica
mente cada vez que votan.
C laro está que, en las sociedades complejas, debemos tra ta r co
m únm ente con los controles de poder y de í ímbolos. Sin embargo,
debe tenerse presente que, aun dentro de redes de controles de
poder y de símbolos extrem adam ente comp jejas, están im plicadas
relaciones cruciales donde el con trol real sigue siendo el problem a
central. Algunas de tales relaciones son “leg j timas”; los individuos
han convenido en que no confrontarán y desafiarán su ejercicio
en form a colectiva. Otras no se consideran l egítimas. Los policías,
los m ilitares, los boxeadores, los futbolistas, Los padres, los hijos, y
varias otras categorías de personas, pueden ejercer control directo
sobre otros bajo circunstancias específicas. ü ,os asesinos, ladrones,
etc., ejercen un control directo, pero sin un consentim iento colec-
tivo generalizado; están sujetos a un desafíog aunque no necesaria-
mente eficaz.
Una observación fin al sobre el tema del control y el poder se
refiere al análisis. U na descripción de una e; structura de p o d er es
taría incom pleta si no contuviera informací ón acerca de los dos
aspectos del control y del poder, sobre todo aorque algunos de los
objetos del con trol pueden ser seres humanos que, a través de otros
conductos de la red, participen dentro del sistema de poder en
conjunto. Un problem a afrontado por algunds madres nuevas es el
grado en que sea necesario, aconsejable o egr ado tratar al recién
CONSIDERACIONES ADICIONALES 43
nacido como una cosa y el grado en que deba ser tratado como un
ser hum ano. Por supuesto, a m edida que m adur¿ el niñ o actuará
cada vez más como un ser hum ano específico, y el problem a em
pieza a resolverse por sí solo a m edida que la m ad|ie aprende (quizá
con grandes esfuerzos) sus intereses particulares. En todo sistem a
complejo, la identificación de los aspectos pertine :ates del am biente
es una parte necesaria de nuestro entendim iento del funcionam ien-
to de la estructura del poder, porque el ejercicio de los controles y
del poder se intercam bia a m enudo, o se alterna d entro del sistema.
Por esta razón, cuando usemos en adelante el t erm in o estru ctura
de poder con respecto a un caso específico, in ¿lu irá las relacio-
nes de poder y de control.
B. R e c ip r o c id a d y o m n ip r e s e n c i .\
En el análisis de una estructura de poder resulta aconsejable el
examen del poder y del control, pero la dinám i pa real del poder
deriva principalm ente de las relaciones de poder. Esto es así porque
los elem entos del am biente que puedan ponerse bajo control sólo
im portan p ara el sistem a en conjunto en la m edida en que se
exprese en ellos un interés específico y se disporga de una tecno
logía para su m anejo. Cuando esto ocurra, su con trol se convertirá
en un elem ento interesante para otros actores, y so establecerá auto
máticamente una relación de poder. Las actividades subsecuentes
se realizan en términos de las estimaciones de la s:ítuación por parte
de los actores, de sus propios intereses cam bian res, y de sus p ro
nósticos acerca de lo que h arán los otros a c to r :s respecto de los
controles.
La insistencia en el carácter recíproco de las r elaciones de poder
no quiere decir que tales relaciones sean igual es, balanceadas o
equivalentes. Por el contrario, es precisam ente e a los casos donde
el poder es desigual que puede verse con m ayor Jracilidad la opera
ción del aspecto de poder de la relación. Sin embargo, es im por
tante reconocer que siempre existen p o r lo m e n a : dos caras en una
relación de p o d er y que, en el contexto de la re ración, las decisio
nes serán tomadas por todas las partes. Entre 1(>s politólogos que
se han ocupado del poder, algunos reconocen en m ayor m edida
que otros estas circunstancias. C arl J. Friedrich sostiene que “el
poder. . . es un lazo que ata sim ultáneam ente al líd e r y al segui
dor, al gobernante y al gobernado”,2 m ientras que R ob ert Dahl
2 Friedrich, 1950, p. 23.
44 LA NATURALEZA DEL P ODER
form u la todo su argum ento y análisis del poder alrededor de un
paradigm a que específicamente oscurece la d istinción al diferenciar
en tre las “unidades de control (C)” y las “unidades respondien
tes (R )”.3
El reconocim iento de la reciprocidad con tinua de las relaciones
de poder es im portante porque aclara que el poder existe indepen
dientem ente de que su distribución sea d esigual o no. No suele
im aginarse el poder como una relación ent re dos amigos. Sin em
bargo, es específicamente p ara evitar que e] poder se convierta en
un problem a que los amigos tom an a men icdo precauciones extra
ordinarias para que no exista siquiera la apariencia de la m an ipu
lación o el uso de coerción. La persona q ue solicita algo sin la
m enor presión o fuerza sugerirá que lo esl á “pidiendo como un
amigo". El ind ivid uo que siente de p ronto 1 a presión del poder de
alguien que jam ás se le h abría ocurrido pod ] á exclam ar: “C reí que
eras ini am igo”, o bien “Pensé que me a] n abas”. La verdad es
que, entre amigos, ambas partes tienen cons ]derable control (es de
cir, por volverse accesibles), y la cuestión estriba en no p erm itir
que se m anifieste.
No debemos dejarnos engañar por el uso p op ular sobre este pun
to. Cuando un individuo afirm a que está “indefenso”, debemos
tener cuidado de discernir si así ocurre en efecto, o si sólo se en
cuentra en una posición donde el poder de o tro lo ha constreñido
tanto que ninguna de las opciones a su dis] posición le agrada. El
hecho de que un em pleado opte p or no ofe nder o avergonzar a su
em pleador no significa que esté fuera de su con trol hacerlo. Si tras
muchos años de subordinación decide ejerce r el escaso control que
posee, es decir ofender, podrá hacerlo simplem ente y p erd er su
empleo.
Esto sugiere otra característica im portante de los sistemas de po
der: están potencialm ente presentes en todas l as relaciones sociales.
A u n cuando se dejen intencionalm ente de 1£do o no se exploten,
siem pre existirá la potencialidad. De igual m odo, el hecho de que
el estudio del poder se haya dejado de o rd in ario en manos de los
estudiosos de la política ha oscurecido el hecho de que el poder
se encuentra en todos los sistemas de relaci ones. “Lo cierto es”,
observa C. E. M erriam , “que sólo crearemos confusión si tratam os
de trazar una línea demasiado m arcada y expluyente entre la po
lítica y otras form as de organización. La gu bernam ental, la legal,
la política, tienen sus análogos en otras organ izaciones, donde pue-
a Dahl, 1968, pp. 405-415.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 45
den descubrirse fenómenos similares de subordinación, superordi-
nación y coordinación, y nada ganamos con trata r de trazar líneas
imposibles entre ellas”.4 El poder funciona dentr ■j de las familias,
en la recreación y los deportes, en las actividades religiosas y ritua-
les, y en las actuaciones artísticas y estéticas, así oorno en las áreas
más comúnmente reconocidas de la acción econp'mica y política.
Pero la afirmación de que el poder es omnipres snte no significa
que se manifieste siempre, o aun de ordinario. Mientras existan
entre los actores algunas diferencias de control, Existirá la poten-
cialidad del poder dentro de las relaciones.
Esta omnipresencia no debe verse, en ningún sentido, como algo
amenazante o peligroso. Por el contrario, el poder es en efecto una
de las principales fuerzas dinámicas de la socieda d humana, o de
cualquier sociedad. Es una reflexión del éxito e a la dominación
y el control del ambiente y es una medida de ese éxito. La especie
humana en conjunto —y las sociedades de seres hu manos por sepa-
rado— sobrevive y florece por virtud de este con ■;rol y permanece
integrada por virtud del poder ejercido entre sus miembros. Pode-
mos recordar aquí el argumento de Balandier en e1 sentido de que
“el poder puede definirse, para toda sociedad, com o algo derivado
de la necesidad de luchar contra la entropía que la amenaza con
el desorden”.5 Podemos insistir en que las bases de la integridad
social son más complejas y en que el poder hace algo más que el
mero sostenimiento del orden, pero Balandier expresa en términos
vigorosos la relación existente entre el poder socia y la superviven-
cia de la sociedad. Aristóteles hacía hincapié en lo contrario:
“ .. . quien no pueda vivir en sociedad, o quien n■d tenga tal nece-
sidad porque se basta por sí mismo, debe ser una ' estia o un dios:
no forma parte de un Estado”.6
La omnipresencia del poder tiene otra consecuencia que debe
mos mencionar antes de abandonar este tema. odo estudio del
poder es, por su propia naturaleza, un estudio que puede desen
volverse a través de una red compleja e intrincad a de controles e
4 Merriam, 1934, p. 9. Tomado de Política! Power: Its Composition and Jn-
cidence, por Charles Edward Merriam. Copyright 1934, por McGraw-Hill Book
Company, Inc.
5 Balandier, 1970, p. 36.
6 R. McKeon, comp. 1941, p. 1130. Reproducido de The Basic Works of
Aristotle, Copyright 1941 por Random House, Inc. Por arieglo con la Oxford
University Press. Tomado de “Politics”, traducción al nglés de Benjamín
Jowett, de Oxford Translation of Aristotle, comp. W. D. Rose, vol. 10, 1921,
con permiso de Clarendon Press, Oxford. Debemos recordar que, para Aristó-
teles, el Estado era la sociedad.
46 LA NATURALEZA DEL P 3 DER
influencias por toda la sociedad —en efecto, por toda la historia
de la humanidad— si lo permitimos. Ser ía una aberración meto
dológica que se permitiera tal descontrol de cualquier estudio, pero
hay dos indicadores de límites que debe alcanzar todo estudio ex
tenso del poder: debe ser capaz de identificar los actores o los pa
peles que operan en los dos extremos verticales del sistema, en la
cima y en el fondo. Sin identificar el extremo superior, resulta
imposible contar con un marco para locali; :ar a los grandes contro
ladores y poderosos del sistema. Y sin ide atificar el extremo infe
rior, resulta igualmente imposible la descripción de las consecuen
cias de las actividades que caracterizan al sistema.
Si queremos ocuparnos de los problemas de la contaminación en
la sociedad occidental con temporánea, es necesario que sigamos las
líneas de la relación hasta el nivel nacional, hasta los tomadores
de decisiones que continúan proveyendo protección económica y
política a los grandes contaminadores, y también hasta los residen
tes de las áreas contaminadas, hasta los niños e infantes sometidos
a los vapores tóxicos y los venenos que se están liberando dentro
de la región. La estructura de poder de este suceso sólo se com
prenderá cuando se coloquen todos los actores pertinentes con razo
nable precisión respecto de sus intereses yuxtapuestos. El hecho de
que el poder sea omnipresente significa q ue todo estudio de su
operación debe tratar de trazar las dimensi; >nes plenas de sus con
secuencias.
C. A utoridad y legitimadad
No nos hemos referido hasta ahora a un per de términos que son
sumamente comunes cuando se discuten los problemas del poder:
la autoridad y la legitimidad (y, por extensicin, la legalidad). Como
ocurre con el poder, estos términos han ten.ído diversos usos en la
literatura. En general, la autor idad se ha usado en una de dos for
mas generales. Una ha visto la autoridad como un comportamiento,
una cualidad adscrita al ejercicio del control o del poder: “En suma
—no es esta una idea original—, la autorid ad de un hombre des
cansa en última instancia en su capacidad pa ~a premiar y castigar”.7
La otra considera la autoridad más o menos como sinónimo de la
legitimidad, por ejemplo: “Una política está autorizada [legitimada]
cuando el pueblo considera que debe obedecerla”.8
7 George Homans, 1961, pp. 291-292. Reproducidpde Social Behavior, con
permiso de H arcourt Brace Jovanovich, Inc.
b Observo sin gran placer que este uso guarda cietr:ta relación incómoda con
CONSIDERACIONES ADICIONALES 47
Dados los conceptos del control, el p od er y la potencialidad cul-
tural, podrán ordenarse sin gran d ificu ltad estas nociones residua-
les. A l igual que George Homan, me parece que l a autoridad es un
térm ino que debe aplicarse a alguien dotado de poder. Por ejem-
plo, una autoridad política es una persona dotada de poder político;
y una autoridad en el arte chino es una person a q ue controla infor-
mación y conocim iento acerca de ese tema. Si d (pcimos que la Su-
prerna Corte tiene la autoridad fin al, queremos ([lecir que tiene el
poder fin al. Es posible que no parezcan enteram ente paralelos to-
dos estos usos, pero reflejan una consistencia por cuanto se usa el
térm ino para id en tificar a una persona o un grupo que ejerce el po-
der -—o puede ejercerlo— sobre otros p o r virtu d del control sobre
ciertas form as o flujos de energía El uso del t ■Srm ino auto ridad
para hacer referencia a una política es sólo una extensión metafó-
rica a p a rtir del ind ivid u o que ejerce el poder o e 1 control hacia sus
mecanismos o medios para hacerlo. Los intereses del poder pueden
expresarse m ediante la enunciación de una p olíti ca, a través de le-
yes, órdenes, instancias, peticiones, anuncios (pro oaganda), o bien,
como antes vimos, por el simple ejercicio de la f uerza. D ecir que
una política dada está autorizada, sólo significa que está apoyada
por el poder o el control.
Puede verse un caso reciente de este uso en la descripción de un
cambio en la au torid ad p atern al de una com unid^d baham eña. La
economía de la com unidad se basaba en la agri du ltu ra y la pesca
de subsistencia. Gracias al desarrollo económico, a generación más
joven dispuso crecientem ente de m ano de obra a Salariada. Cuando
se puso en claro que los jóvenes ya no depend ((an de sus padres
para su subsistencia y que podrían ob ten er lo q u e necesitaran con
dinero ganado fuera de la fam ilia, la autoridad p aterna se derrum -
bó. “La autoridad . . . existe porque quienes tien e n autoridad tam-
bién tienen poder sobre quienes los obedecen”.9
el de Easton: “Aunque la literatura está llena de discusio nes de la naturaleza
de la autoridad, el significado del término puede aclarai se rápidamente para
nuestros fines. Una política está autorizada cuando los in<1ividuos a quienes se
trata de aplicar o quienes se verán afectados por ella e:■snsideran que deben
obedecerla. Es obvio que ésta es una explicación psicológi ca del término, antes
que una explicación moral” (1953, p. 132). Evidentemente, yo concedo que, para
alguna autoridad, los individuos pueden considerar que n<i “deben” obedecerla
sino que desean seguirla. El “deber” puede derivar de la autoridad del poder
(el temor a la desobediencia) o de la legitimidad (la acep tación de que es co-
rrecta la obediencia).
9 Rodgers y Gardner, 1969. Reproducido de American A. i thropologist, vol. 71,
núm. l, con permiso de la Asociación Antropológica Norte americana.
48 LA NATURALEZA DEL PODER
La legitim idad, con la que a veces se asocia o confunde la au to ri
dad, tiene una base m uy diferente. En la terminología que estamos
em pleando aquí, la legitimidad es una p o ten :ialidad cu ltu ral acer
ca de una autoridad, una ley, un acto, o lo qui ; sea, para que se con
form e con “los principios reconocidos o las r eglas o normas acepta
das”.10 Así pues, una cosa es legítim a cuando la gente conviene en
que es de algún modo correcta, apropiada, c como debe ser. Las
fuentes de la creencia en la legitim idad son v ariadas, pero en todo
caso m uy diferentes de las fuentes de la autoridad. En lo referente
a la autoridad, preguntam os: ¿Cuál es la base de la autoridad?; ¿cuál
es la verd adera habilidad, o poder, o con trol que se encuentra de
trás de la asignación de autoridad? En cam bio, en lo referente a la
legitim idad preguntam os p o r el quién: ¿entre quiénes existe acuer
do acerca de que la autoridad es legal o legítii n a?
La base de la autoridad reside necesariame n te en un acuerdo en
tre los individuos que la reconocen, pero ese acuerdo descansa a su
vez en el ejercicio o la evidencia del poder, ^a sea pasado, futuro,
o ambas cosas. Si el individuo investido de au toridad no se desem
peña satisfactoriam ente o no apoya sus decisiones en el poder, su
autoridad tenderá a verse desafiada. En cambio, la base de la legi
tim idad es intrínsecam ente una cuestión de acuerdo y nada más.
No hay otra prueba p ara ella que la continu ación de la creencia
de la gente en que así debe ser. En tal v irtu d, es abvio que puede
haber una divergencia considerable sobre este p unto. Lo im portante
entonces es la determ inación de su origen. ¿Có nao surge a la existen
cia? ¿Y cuáles son las condiciones bajo las qu e se conserva o se di
suelve? Está claro que no hay respuestas fácil ss para estos in terro
gantes. T ales interrogantes se encuentran en ia base de la cultura,
de modo que su respuesta correcta significa al mismo tiem po la
respuesta a algunos interrogantes cruciales ac crea de los orígenes y
los procesos culturales.
M ientras que la autoridad puede determ ina rse fácilm ente y tam
bién con facilidad puede retirarse o refutarse, 1a legitim idad plantea
un problem a más difícil. Dado que descansa p or entero en el acuer
do, resulta cuestionable que siga siendo un co n cepto analítico ente
ram ente viable en las sociedades complejas. Los politólogos han
usado durante largo tiem po el concepto, pero en vista del grado de
alienación y de oposición existente en las sociedades avanzadas re
sulta dudoso que pueda aplicarse plenam ente sin una m eticulosa
revisión conceptual. El problem a no se resuelv e sólo con el conteo
10 Webster's Third International Dictionary, 1966.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 49
de cabezas para determinar si “suficientes” persona; ; convienen o no.
El propio desacuerdo es tan importante para el eAtendimiento del
sistema como el hecho del acuerdo.
La relación entre la autoridad y la legitimidad tiene una impor-
tancia particular en las cuestiones políticas, aunque en otros aspec-
tos de la cultura pueda resultar insignificante. Por ejemplo, no nos
preocupa que una autoridad sobre el arte chino s;:a legítima o no,
a menos que esté tratando de usar sus conocimien tos corno un ins-
trumento de poder. Dado que la autoridad se signa a menudo
(véase la sección siguiente) para capacidades espelcíficas, no es in-
frecuente que la legitimidad siga de cerca a la autoridad. En la
cultura norteamericana reconocemos al padre como la cabeza legíti-
ma de la familia. pero no extendemos su “encabe:;amiento” a nin-
guna otra institución tal como el equipo de beisb ol o la práctica
de la medicina. En cambio, tendemos a permitir la dispersión de
otras clases de autoridad y a concederles cierta legí timidad. Se bus-
can las recomendaciones de las grandes persona tidades del cine
acerca del aceite para el cabello y los candidatos p ara presidente de
los Estados Unidos. No todas las sociedades perm •ten que la legiti-
midad y la autoridad resbalen tan torpemente por 1a escala cultural.
Adviértase en la descripción siguiente de los indios cuna de Panamá
cómo diferencian cuidadosamente entre las áreas p if<opias de la auto-
ridad de sus jefes:
Los cuna tienen diversas esferas o fuentes de poder político y medici-
nal—, basadas principalmente en el conocimiento de las tradiciones y
la capacidad para usarlas (aquí resulta notable el hecho de que los
jefes tengan lo que nosotros llamaríamos poder políteco pero se escojan
en gran medida por sus habilidades verbales —el cejmacimiento de las
tradiciones habladas— y no por su capacidad políti áa demostrada) ; el
poder medicinal se basa en el conocimiento de la Medicina nativa; y
el poder económico es el de los líderes de tareas con i unales tales como
la construcción de viviendas, la compra y venta en bt>tes, el cultivo y la
venta de plátanos, etcétera, y también hay individuéys que han adqui-
rido riqueza personal mediante operaciones con granjas o de contra
bando que los han dotado de poder. Hasta aquí, ní da extraordinario.
Lo que me parece interesante es el método notable: utilizado por los
cuna para mantener separados estos diversos “papeles de poder’’, en
forma absoluta y aparentemente discreta. Cuando el jefe construye una
casa, es sólo otro constructor más: no tiene ningún control sobre lo que
está pasando y ni siquiera parece obtener la deferen cia directa que se-
ría de esperarse para un jefe y que obtiene, en su ugar de poder, el
congreso nocturno. En el congreso nocturno, el jefe manda, pero fuera
50 LA NATURALEZA DEL F ODER
de él no tiene ninguna autoridad. Se cons :<lera sumamente impropio,
y aun ha originado cánticos y leyendas, que un jefe ejerza poder fuera
del congreso: si participa en algún suceso o presencia algún comporta
miento errado, debe esperar hasta la noche y exponerlo en el congreso.
Lo mismo ocurre con cada área del poder tienen su lugar típico, y
fuera de este lugar la persona en cuestión e s sólo otro participante.
Es posible que se relacione con esto lo q ue ocurre cuando una per
sona dotada de poder está ausente por cual quier razón. Veamos lo que
ocurre con los jefes, donde esto se observa ir ás claramente. Cada aldea
cuna tiene una sucesión de jefes ordenados con relación al poder. El
jefe de mayor nivel está presente en el cor greso que lo decide todo.
Cuando un primer jefe está visitando otra aldea, no tiene ninguna
autoridad sobre lo que está ocurriendo en su propia aldea. Más notable
aún es el hecho de que, si el primer jefe es1á enfermo (así sea ligera
mente) y permanece en su casa en lugar de asistir al congreso, el jefe
siguiente se hace cargo totalmente y puede tomar, y a menudo toma,
decisiones importantes, contrarias a lo que iiabría decidido el primer
jefe. Por supuesto, este sistema genera toda clase de maniobras entre
facciones rivales, donde se utiliza el sistema c e ordenamiento de los je-
fes y de las “reglas de ausencia".11
U no de los indicadores más im portantes y obvios del cambio cul
tural y social es el surgim iento de desacuer i os sobre la asignación
de legitim idad. Dado que se asigna la a u to ridad sobre la base de la
actuación, de la actuación esperada, o de u :na potencialidad cultu
ral de poder, existe por lo menos alguna bas e ob jetiva para el acuer
do acerca de la asignación. Pero hay muchas razones para la m a
nifestación del desacuerdo acerca de la legitim idad. En Am érica
L atin a aparecen ahora, con frecuencia, insurgentes que sostienen la
ilegitim idad del gobierno en el poder, aunqu e claram ente tenga au
toridad de hecho. A l tratar de desplazar a l :as gobiernos, un proce
dim iento p relim in ar es el inten to de destruce áón del acuerdo acerca
de la legitim idad que pueda existir acerca de tales gobiernos. Así
pues, una parte de la estrategia del cam bio es la negación de este
acuerdo o consenso y la búsqueda de otros que hagan lo m ismo.
En vista de las distinciones trazadas, conv iene separar dos clases
de autoridad. En una clase, existen las diferencias de poder basadas
en diferencias del control. En la otra, la hab ílidad de un individuo
es adm irada o deseada por sus compañeros. Por lo tanto, podemos
distinguir la au to ridad del poder de la a u toridad de l a h a b ilidad.
U n ind ivid uo tiene autoridad de h ab ilid ad p orque conoce más acer
ca de algo y se le considera poseedor de cap ecidades y controles es-1
11 Sherzer, 1972. Con permiso de Joel Sherzer.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 51
peciales. El campo en que se le considere exceleni e puede ser m uy
divergente en situaciones diferentes. Como vimos en el caso de los
cunas, los diversos jefes escogidos tienen su autorii dad muy restrin-
gida a cosas específicas. En su artículo clásico sobré los aspectos psi-
cológicos del liderazgo entre los nam bikuara (un pueblo prim itivo
de Brasil), observó Lévi-Strauss que “el consentimi énto se encuentra
en el origen del liderazgo, y el consentim iento pi ovee tam bién la
única medida de su legitim idad”. En el caso de un com portam iento
desorganizado,
el jefe no dispone de poder coercitivo [s¿c]. La evi í:ción de los indivi-
duos malvados sólo puede ocurrir en la medida en que el jefe pueda
hacer coincidir el sentimiento público con su propiia opinión. Por lo
tanto, el jefe debe desplegar de continuo una hat ilidad más propia
del político que trata de mantener su fluctuante mayoría que de un
gobernante todopoderoso . . . No basta actuar bien: el jefe debe tratar
de actuar mejor que los demás, y su pueblo espera que así lo haga.12
El guía de una banda recolectadora no tiene p o der al cual recu-
rrir; será seguido m ientras guíe en una form a que a grade a sus segui-
dores, es decir, m ientras dem uestre habilidad en su liderazgo. De
igual modo, el líd er carismático de una sociedad com pleja puede
carecer de toda base de poder fuera de la habilide d p ara proyectar
su personalidad.
Sin embargo, los jefes de los Estados modernos b asan su autoridad
en el poder; algunos de ellos se han revelado clara mente ineptos en
el ejercicio de las habilidades de persuasión o en l a detección de los
deseos de sus subordinados. La au torid ad del pod er descansa en el
hecho de que el individuo puede ejercer amenaza s sobre el subor-
dinado obstinado que se resista a conform arse 1 profesor de es-
cuela que puede reprobar a sus estudiantes, el em pl eador que puede
despedir al em pleado, el adm inistrador gubernam e ntal que controla
el presupuesto, el oficial m ilitar que puede enviar a una persona a
una corte m arcial, etcétera, son ejem plos de la el ; se de poder p er
mitida por las organizaciones formales. Dado que las unidades for-
males requieren poder suficiente p ara p erm itir q u e un líd er sea in-
dependiente de la base de mera asignación de la banda p rim itiva,
debemos encontrar algunos casos en las sociedades más simples que
han alcanzado un con trol tecnológico más avanz ld o sobre el am-
biente. R obert H. Lowie reconoció tal distinción e ] i las tribus indias
12 Cíaude Lévi-Strauss, 1967, p. 53. Reproducido con per:miso de la Academia
de Ciencias de Nueva York y del autor.
52 LA NATURALEZA DEL ODER
norteamericanas. La mayoría de las tribus tenían “jefes titulares”,
cuya obediencia “sólo continúa mientras l a voluntad del jefe corres
ponda por entero a la inclinación de sus seguidores”.13 En contraste
con estos “jefes de paz” débiles (quienes parecían más interesados
en el mantenimiento de la paz que en la p rovocación de conflictos),
hay entre algunos pueblos ciertos “jefes fuertes”, individuos que
ejercen una fuerza coercitiva real como p arte de su autoridad. De
acuerdo con Lowie, estos jefes se han encontrado entre los Incas,
quizá entre los aztecas, seguramente entre los mayas y los chichas,
probablemente entre los natchez del sudeste de los Estados Unidos,
y por último, donde surgieron sociedades p oliciacas entre los indios
de las planicies.
Según Lowie, este hincapié en los jefes dúbiles reflejaba una dife
rencia marcada entre las sociedades indias de América y las socieda
des encontradas en otras partes del mundo. Además pensaba que
el poder del “jefe fuerte” derivaba en parte de una “magnificación”
de su poder que resultaba posible en virtu 3. de su alianza con un
especialista religioso. Sin embargo, desde el punto de vista del pre
sente análisis, las diferencias entre la autoridad de habilidad (“jefes
titulares”, jefes débiles, “jefes de paz”) y la autoridad de poder (“je
fes fuertes”) no pueden explicarse por características continentales.
El aumento del poder mediante la actividad religiosa sí puede ser
importante, y en la Tercera Parte lo exploraremos más a fondo.
Pero el problema reside principalmente en el hecho de que, en to
dos los casos citados por Lowie de lo que consideraríamos como
“autoridad de poder”, las sociedades en cuestión estaban relativa
mente desarrolladas; y con la excepción de los indios de las planicies
que veremos en seguida, todas esas sociedades tenían organizaciones
administrativas bastante complejas, de modo que numerosas perso
nas vivían de la riqueza o el excedente pro ducido por otros. En
general, es de esperarse que los líderes hayan encontrado fuentes de
poder independiente.
En resumen, la autoridad se aplica a un individuo o una unidad
de operación que tiene poder, control o habi! ídad, o bien, median
te una extensión metafórica, a los medios de ej ercicio de este poder
o control, o al contexto asociado en el que se; realiza tal ejercicio.
La legitimidad se refiere a un acuerdo acerca de la corrección de
algo: una forma de comportamiento, una ley, un acto de poder,
una autoridad. Por lo tanto, es posible tener u na autoridad que no
13 Lowie, 1967, p. 71. Reproducido del Jo u rn a l o f th e R oyal Anthropological
Institute, vol. 78, núms. 1-2.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 53
sea legítima, es decir, alguien dotado de poder de q uien se cree que
actúa en forma incora'ecta o sobre una base incorrecta. Es impor
tante que la cuestión de la legitimidad se manteng;n separada de la
cuestión del poder, ya que el poder deriva del con trol del ambien
te, independientemente de lo que se piense al respecto, mientras que
la legitimidad se refiere a lo que piense la gente ac ;rca de las cosas,
independientemente de cómo sean realmente tales cosas. En cues
tiones específicamente relacionadas con el poder, utilicé antes el tér
mino potencialidad cultural para referirme a lo qui2 piensa la gente
acerca de los controles y los poderes que puedan existir en una si
tuación dada. Una potencialidad cultural específi ca incluirá a me
nudo algunas nociones de legitimidad, sobre todo en cuestiones po
líticas, pero no necesariamente. La potencialidad se refiere sólo a
las opiniones acerca de las cosas, cualesquiera qu e sean tales opi
niones.
D. T ip o s de e je r c i c i o d e l po d e r
El idioma inglés (como muchos otros, evidentemente) ha perjudica
do nuestro entendimiento del poder. No hay un verbo poder (po-
wer). Hay un sustantivo inglés power, y la ausencia de una forma
verbal parece implicar que hay cierta cualidad sust mtiva en su refe
rencia. En consecuencia, la literatura está llena de nociones de
“dotar de poder”, “dar poder”, “tomar poder”, “ejercer poder”,
“jugar con el poder”, “demostrar poder”, etcétera. Pero si tratamos
de expresar la idea de que el poder se ejercita corno un verbo, no
existe tal palabra. La inconveniencia se pone de manifiesto cuando
comparamos esto con la palabra control. Podemos “controlar (con
trol) algo”, y podemos “dar o tomar control”. Cuando decimos que
alguien “toma el control”, nos referimos a un acto mediante el cual
participa un individuo en un proceso. Pero si tratamos de hablar
del poder en esta forma, vemos que una persona r aras veces “toma
poder” (de ordinario sólo lo hacen los jefes de E;stado); más bien,
se “toma el poder”. Esta implicación sustantiva acerca del poder
complica nuestra discusión actual. Aquí estamos considerando es
pecíficamente el poder como un proceso, una parte de una relación.
Yo puedo decir: “El rey controla el trono”, pero no puedo decir
‘“El rey apodera a sus subordinados”. Adviértase que estoy diciendo
apodera, no “empodera”. Apoderar se referiría al proceso mediante
el cual un actor ejerce el poder, así como controlar se refiere al pro
ceso por el que ejerce el control. (Obviamente, “empoderar” signi
fica dar poder a alguien, no ejercerlo por sí mismi>.) No abusaré de
54 LA NATURALEZA DEL PODER
la paciencia del lector usando sistemáticam ente la palabra p oder
como un verbo, pero la utilizaré así en algunas ocasiones p ara subra
yar el significado.14
Fundam entalm ente, nos interesan los p rocesos siguientes:
“controlar” A contraía a X.
“ejercer poder” A contra la a X y así ejerce poder
(to poiuer) sobre B.
“dar poder” o 1) A controla a X y ejerce poder
“conceder poder”; sobre (“poiuers”) B, pero le con
cede el control a B, cediendo
así e| con trol y el poder a B.
“recibir poder” o 2) A cojIitrola a X y retiene el con
“derivar poder de” trol, pero permite que B actúe
como si controlara; por lo tanto,
B puede “ejercer poder” en lu
gar d e A; B tiene un poder de
rivado de A, pero A retiene el
control-
Dar control equivale a entregar la cosa conti olada. Por ejem plo, en
el caso del intercam bio económico, cada u .aa de las partes conce
de el control de algo a la otra. C uando renu n ciamos al control, tam
bién renunciam os a todo poder dependiente de ese control.
Pero la situación conectada con la concesi ón de poder es más com
plicada. Podemos renu nciar al poder perd iendo el control de la
porción im portante del am biente; o podem os renunciar a la capa
cidad para tom ar decisiones pero reteniendo el control. Cuando
decimos que una persona “concede p o d er” o que otra recibe o “de
riva p o d er”, podemos estar haciendo referen ría a cualquiera de es
tas dos situaciones. En el idiom a inglés no hay nada que pueda
diferenciarlas. Para m antenerlas separadas, seguiremos el uso gene
ral de reservar el uso de cualquier form a de transferencia de poder
para la situación en la que no se transfiere el control. Por ejem plo,
14 Robert Dahl observó que, "al revés de lo que ocurre con ‘influencia' y
'control’, no tiene una forma verbal convencional” (1 !J57, p. 202). Por supuesto,
hay una forma intransitiva usada como powered y bowering, pero esto tiene
el sentido de tener poder o de dar poder, lo que no se refiere al proceso del
ejercicio del poder. En español se usa poder como verbo y como sustantivo,
pero el verbo tiene el mismo uso que el inglés to be able (ser capaz de), como
lo indicaría el antiguo uso latino. Los hispanoparlan ¡es tampoco pueden decir
simplemente que “El rey puede su inferior”. Ni powe r ni poder pueden tomar
un objeto directo.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 55
si A cede el control y el poder a B, diremos qut ; ha habido una
transferencia de control, y supondrem os que A h 2 perdido todo el
poder contingente. En cambio, cuando hablam os del poder que ha
sido concedido, delegado, derivado, asignado, etcétera, estaremos
refiriéndonos a situaciones donde el controlador o riginal ha reten i
do por lo menos cierto grado de control y no ha r enunciado al po
der que ejerce sobre la persona a la que ha concedido poder. En
estas circunstancias, lo que se transfiere es el derecho a tom ar deci
siones, con el supuesto de que el actor que retie ríe el control p er
manecerá detrás del nuevo ejercitador del poder apoyando sus de
cisiones.
Esta separación de la tom a de decisiones frente ^1 control efectivo
es uno de los factores que explican las elaboracion es increíblem ente
complejas que se encuentran en los sistemas de poder hum anos.
Bastará una breve reflex ió n para entender que est a capacidad para
conceder arbitrariam ente el derecho a tom ar u n a decisión es algo
exclusivamente hum ano tal vez. Se requieren vari os grados de abs-
tracción para diferenciar conceptualm ente l) el a cto propuesto de
2) la decisión de realizar el acto o no; y luego 3) asignar a otra
persona la fase de Ja decisión, m ientras que 4) se retiene al mismo
tiempo el control efectivo, y 5) así se pospone la d ^cisión de aceptar
la decisión tom ada por el m andatario.
Si nos olvidam os de la transferencia o el caml aio del control y
nos concentramos en los procesos de transferencia del poder por el
momento, podrem os distinguir lo siguiente:
Si: Ent onces:
A controla a X, y luego A ‘conce- A tiene poder independiente
de poder” a B;
A con trola a X, A concede a B un A ha concedido poder a B;
poder de toma de decisiones de B tiene poder dprivado de A .
pendiente de la continuación del
control en manos de A;
Cada A de un conjunto de Aes re A i, A 2’ - •.» A k asignan poder a B;
tiene el control de su X; cada A B ha recibido poder asignado por
concede a B el derecho a tomar el conjunto Aes.
decisiones;
B concede poder a cada A de un B delega poder a Ai» Av ■- . » Aw
conjunto de Aes, pero retiene el Las Aes, en torma individual y
con trol de su X; colectiva, han recibido poder de-
legado.
56 LA NATURALEZA DEL PODER
Volvamos ahora a las variedades del ej ercicio del poder. La más
sencilla, cuando un actor retiene la toma de decisiones y el control,
es el poder independiente. El asaltante so! itario con una pistola en
la mano, el salvavidas solitario que debe decidir entre la salvación
de dos vidas, el objeto de la adoración de alguien, son individuos
que tienen la decisión final sobre lo que habrá de hacerse, sobre la
disposición que habrá de darse al ambiecite de alguien más (en
estos tres casos, es insensato o virtualmente imposible que se permi
ta a otro tomar la decisión). El poder independiente se encuentra
en la base de la red de controles de todos ios sistemas de poder. Se
ha observado a menudo que los procesos asociados al poder inde
pendiente suelen referirse al uso de la fue; "za, es decir, a la deter
minación de quiénes pueden manipular los aspectos importantes del
ambiente. Esto se debe simplemente al hecCio de que generalmente
observamos el poder independiente en acción en los casos en que
al actor controlador 1e resulta imposible s¿pararse de la toma de
decisiones. A la mayoría de la gente le re; ;ulta siempre más fácil
dejar que otro tome la decisión. El hecho de que veamos tan rara
mente el poder independiente en acción (sobre todo en las socieda
des complejas) no debe hacernos olvidar qu e es posible identificar
algunas bases independientes del poder y q ue, aun cuando se haya
concedido en otra parte de la toma de decisiones, el controlador
podrá retirar más tarde la concesión.
Bajo las condiciones tecnológicas más simples, el posible poder
independiente de un individuo varía con la edad, el sexo, la condi
ción de salud, la inteligencia, el conocimien co, la habilidad, y mu
chos otros factores específicos y personales. La capacidad de cada
individuo para controlar el ambiente variará con estos factores. En
consecuencia, el poder independiente tiene su papel más importan
te en las sociedades simples. Entre otras cosas, resulta crucial tal
poder para determinar por qué se escoge a cierta persona, y no a
otra, como líder o jefe. A medida que avanza la tecnología, a me
dida que se vuelve más complejo el control del ambiente, el poder
independiente cambia en una forma extraña. Quizá lo más impor
tante sea que el ejercicio del control se vuel ve más especializado;
los individuos se vuelven más especializados en sus capacidades. Así
pues, mientras que la tecnología abre al control una parte mayor
del ambiente y así aumenta el total del poder independiente que
puede ejercerse, también estrecha el campo específico de los con
troles disponibles para la mayoría de los indivmuos.15 Dado que el
15 Esto no debe entenderse como una contradicción d i2 Malthus: la tecnología
CONSIDERACIONES ADICIONALES 57
C0ntr0l del poder independiente ejercido por el i n lividuo está limi-
tad0 en última instancia por sus propias capacidae les físicas y men
tales, hay una concentración inevitable del contrijl. Sin embargo,
la tecnología puede permitir que un solo indiv iduo obtenga un
poder enorme, por ejemplo si ponemos en sus ma:ios el disparador
de una bomba atómica, o lo colocamos cerca de 1as glaciares en ese
estado delicado en el que se derrumbarán y caerán al mar si el indi
viduo en cuestión hace funcionar la sirena de su barco. Pero su
control de tales sucesos masivos depende por completo de una con
catenación particular y poco común de circuns'ta ncias.
Así pues, si el avance de la tecnología aument a la cantidad del
poder independiente potencial, también especializa la participación
y el control de individuos específicos. Un corola:rio de esta situa
ción es que los individuos se vuelven más interi iependientes; los
controles crecientes ejercidos por un individuo afectan cada vez
más el ambiente de otros. Ya que la capacidad ele cualquier indi
viduo para ejercer físicamente el control está restringida por la can
tidad de actividad física y mental que pueda desarrollar en un
periodo de tiempo dado, toda la naturaleza del poder asume una
cualidad crecientemente diferente. El poder inc ependiente, o el
control directo del ambiente, se vuelven menos cruciales, excepto
bajo circunstancias críticas; y otras variedades del poder, las que
se refieren al control del ambiente de los control adores, se vuelven
cada vez más importantes. En esta conexión, el control otorga po
der, y ese poder provee a su vez nuevo acceso al control de símbolos
y otras formas de energía. Por ejemplo, si A con Lrola el ambiente
de B, podrá usar ese control para exigir que B le conceda mayores
controles, o el control de símbolos sobre otros ambientes controla
dos por B.
Ahora será obvio que la cadena de controles-con poder y el poder-
con-nuevos-controles-y-control-de-símbolos permite; una extensión
estratégica indefinida del control y el poder especf Sacos de cualquier
individuo, siempre que pueda mantener la mult itud de controles
y poderes ajustados y balanceados a su favor. T ambién se aclara
perfectamente la razón de que la descripción de una estructura de
poder deba incluir el control, el control de símbo]os, y el poder.
Debemos hacer otra observación importante accrea del poder in
dependiente. La cualidad de la “independencia” deriva del hecho
de que, dentro de un contexto o una situación cados, el poder se
abre ambientes po tencia les', los procesos sociales e ingeni ¡riles necesarios para
realizar esta potencialidad plantean problemas diferentes.
58 LA NATURALEZA DEL P ODER
ejerce exclusivamente por una unidad particular, es decir, por un
grupo o un actor específicos. Esto se identifica sin dificultad cuan
do se trata de saber si A o B tienen la n avaja. Pero hay muchas
situaciones en las que un actor, A, conced 2 su toma de decisiones
a otro, B, de modo que el segundo puede ejercer efectivamente el
poder del primero como si fuese propio. Desde el punto de vista
de un tercer actor, C, puede parecer que, para fines prácticos, B
tiene ahora un poder independiente. Sin embargo, a menos que
haya cambiado el control efectivo, el poder sólo ha cambiado por
la institución de un control de símbolos. En un Estado capitalista
contemporáneo, decimos que B “es propieta rio” de algo, pero sabe
mos que en realidad la “propiedad” descans 3. en leyes de la propie
dad, controles de símbolos, del gobierno; y sabemos que el gobierno
puede usar estos controles de símbolos para ejercer sus propios po
deres mayores para apartar estos “derechos de propiedad” cuando
lo encuentre conveniente. El llamado derecho de domin io eminen
te permite que el Estado ejerza este poder independiente sobre sus
ciudadanos. Pero aquí es importante el hecho de que, excepto por
el control de símbolos del Estado, los ciudadanos de tales Estados
tratarán la propiedad como si fuese suya. Por lo tanto, es un po
der independiente basado en el control de símbolos del ambiente
En efecto, los ciudadanos tienen de su parte los poderes judiciales
y policiacos del Estado para ejercer sanciones contra quienes traten
de desafiar su control. Así pues, aunque los :dudadanos no tengan
control directo sobre la propiedad física en est ias circunstancias, para
la mayoría de los fines actúan como si lo tuv! sran. Suponiendo que
entendemos la diferencia, convendrá por razones terminológicas
que llamemos “independiente” a tal poder, ya se base en el control
de ambientes sustanciales o simbólicos. Mieni ras un ciudadano ac
túe independientemente y con éxito contra oi:ro, podremos usar el
término; pero si llega al punto en que debe recurrir a los poderes
sancionadores del Estado, o discutir sus derer :hos frente a los del
propio Estado, deberemos tener cuidado de in dicar la base real del
poder.
El poder independiente se encuentra en las manos del actor. El
ejercicio del poder dependiente deja el control en manos de un
actor pero asigna la toma de decisiones a otro. Convendrá distin
guir tres clases de tales transferencias de poder : concesión, asigna
ción y delegación.16
16 En m i volumen de 1970 utilicé el término de poder derivado para referir
me a la variedad que ahora llamo poder delegado. L a razón del cambio de
CONSIDERA CIONES ADICIONALES 59
La concesión de poder ocurre cuando un actor o una unidad de
operación otorga a o tro el poder de toma de decís iones. Esta situa
ción está im plicada en las interacciones m ás simpl< ís y se concibe de
ordinario como la concesión de un “derecho” a a lguíen. La conce
sión m utua entre los actores o unidades eq u ivaldrá a la reciprocidad
cláSica y a la “reciprocidad negativa” o “reciproc idad balanceada”
de Sahlin.17 la concesión recíproca sim ple de podi r es la operación
más fundam ental para la coordinación de las r e la ciones. Se realiza
entre unidades que esperan una ganancia aproxi rnadam ente equi
valente a lo que ceden. Por lo tanto, incluye la a ición cooperativa,
antisocial, amistosa, hostil, conflictiva, o de cual quier otra clase.
Lo im portante es que se espera la reciprocidad. I,o que describire
mos en seguida como unidades de operación coordinadas se basa
por entero en esta clase de concesión de poder.
El poder asignado y el poder delegado se distinguen porque son
las formas comunes de concesión del poder que g.m eran varias cla
ses de estructuras de poder. Distinguirem os una clase de la otra
según que el poder se transfiera de muchos a u n o, o de uno a m u
chos. Si el receptor es único y se le concede algú n poder particular
que cada uno de un conjunto de otorgantes p uede conceder, dire
mos que tiene poder asignado. En cambio, si el r cceptor es uno de
varios receptores de poder de! otorgante, direm oi que tiene poder
delegado. Las situaciones de poder delegado y de poder asignado
son muy diferentes en términos estructurales. En 1 1 poder delegado,
en el que varios concesionarios reciben poder de un a fuente común,
el nuevo poder del concesionario será necesaria mente relativo al
poder recibido por cada uno de los otros. P or ejemplo, el presidente
de una compañía recibe de la ju n ta de directores m ayor poder de
legado que un vicepresidente, o un gerente de u n .i de las secciones,
o el capataz <le uno de los equipos de trabajo; y el gobierno delega
más poder a algunos individuos que a otros. Dad o que el delegador
concede a varios individuos, podrá m an ip u lar si is concesiones de
poder para ejercer poder sobre cada uno de los receptores. Por lo
tanto, la delegación de poder vuelve in evitab lem ente dependiente
al receptor. M ientras el ind ivid uo dotado de p oder delegado lo
desee, el superior tendrá poder adicional sobre él .
En el poder asignado es m uy diferente la rela ción entre el otor-
terminología es sólo una conveniencia estilística; delegar p ;rmite un uso transi
tivo verbal y un uso sustantivo, mientras que derivado nos da un verbo intran-
sitivo. El término derivado puede usarse en cualquier si tjuación en la que un
actor recíba derechos de torna de decisiones de otra fuent <1
11 Sahlins, 1965.
60 LA NATURALEZA DEL PODER
gante y el receptor. Dado que el otorgante puede asignar ciertos
poderes sólo a una parte cada vez, no podrá manipular tanto como
el delegador. En virtud de que muchos asig nan poder a uno, en una
elección, muchos asignan su derecho a torra r decisiones a sólo uno
de los diversos candida tos.
El poder asignado es la clase de poder que tiene el jefe de una
banda primitiva, el poder del presidente de muchos comités buro
cráticos modernos, el poder investido en las Naciones Unidas, el
poder que une a una alianza o confederación de naciones. Los par
ticipantes son iguales y pueden retirar en cualquier momento el
poder que han asignado. Cuando ocurre que el otorgante no puede
retirar su asignación a voluntad, cambia la e:ítructura del poder. Los
ciudadanos de los Estados Unidos tienen cada cuatro años la opor
tunidad de asignar el poder que poseen indi vidualmente para selec
cionar al presidente entre varios candidatos. Una vez que hacen su
selección, su asignación se ha realizado y resulta muy difícil retirar
la. Los procedimientos de la acusación constitucional son compli
cados y requieren un apoyo político mayor aún. En virtud de las
diferencias existentes en los mecanismos del posible retiro, el uso
del poder asignado dentro de una democraci: r moderna y dentro de
una banda primitiva son cuestiones muy d íferentes. En cambio,
cuando el retiro no es difícil, como ocurre enl re los Estados pertene
cientes a una Liga de Naciones o a las Naciones U ni das, tendremos
una situación similar, en términos estructurales, a la de una banda
primitiva.
Hay una distinción analítica entre el poder asignado y el poder
delegado. En los casos complejos reales, ambos tipos de poder fun
cionarán. En nuestra democracia moderna, el pueblo puede con
trolar simbólicamente y puede asignar poder sólo durante un día
cada cierto número de años; sus gobernantes t ienen luego un poder
independiente en efecto, y proceden a delegar poder durante el res
to del tiempo. En consecuencia, aunque podemos reiterar por di
versas razones que una democracia es un siste rna basado en la asig
nación de poder de los muchos a los pocos, un hecho igualmente
impresionante es que, como ocurre en todo sistema complejo, las
operaciones principales se realizan mediante la delegación del poder
que sostienen independientemente los superordinados.
La distinción entre el poder delegado y el p oder asignado se basa
en el hecho de que uno conceda poder a muchos, o muchos conce
dan poder a uno. Ésta es una distinción técnica conveniente, pero
está implicada otra diferenciación igualmente i mportante. En estos
dos procesos, una de las partes tiene mayor p qder relativo que la
CONSIDERACIONES ADICIONALES 61
otra, En el poder asignado, la concesión múltiple de poder de mu-
chos a uno le da a éste un poder mayor que el de ualquiera de los
otros iguales. En el poder delegado, el otorgante no podrá delegar
poder a muchos, a menos que ya tenga mayor po der que ellos (de
modo que no se reduciría a la calidad de subordl nado por virtud
de la concesión). Así pues, estos procesos de conces ión de poder im-
plican inevitablemente una concentración del po der, antes o des
pués del hecho. Por lo tanto, aunque el poder asi nado y el poder
delegado pueden identificarse en términos del nú mero relativo de
partes que intervienen en los procesos, también pxjieden identificar-
se por las posiciones de poder relativo de las partejs El poder dele-
gado es concedido por un superordinado a un subordinado; el po-
der asignado convierte a un coordinado (es decir, un igual) en un
superordinado.
No hay duda de que, en la asignación de poder los asignadores
pierden poder temporalmente y el receptor lo gan.i En cambio, en
la delegación de poder, la situación no es tan si ijnple. Gluckman
observó que entre los lozi “la delegación de autorii dad crea siempre
poder contra quien delega. Los lozi afirman cuando el rey
designó a su consejero principal para que goberna::-a en su nombre,
hizo de ese consejero ‘otra clase de rey’ que pe*dría controlarlo,
porque el consejero principal representaba ahora al pueblo frente
al rey, al igual que al rey frente al pueblo”.18 En este ejemplo, el
poder del rey se basa principalmente en el poder asignado de su
pueblo; por lo tanto, la delegación a un subordirtado coloca a tal
subordinado más en la posición de un intermedia rio que en la de
un dependiente burocrático. En las situaciones donde el poder del
delegador es independiente o derivado de alguna fuente más alta
aún, la delegación no lo debilitará necesariamente sino que de ordi-
nario lo fortalecerá, porque lo dota de mecanismos, adicionales para
el ejercicio de su propio poder. El delegado, totalr:aente dependien-
te de su buena voluntad, sabe que no le conviene abusar del poder
que se ha delegado. Tal caso se encuentra en el apoyo político y
económico proveído por el Departamento de Estddo y la Agencia
Central de Inteligencia de los Estados Unidos al cor onel Carlos Cas-
tillo Armas, de Guatemala, en 1954; o en la intgrvención militar
de la Unión Soviética en apoyo de los elementos de1 Partido Comu-
nista ortodoxo de Checoslovaquia, en 1958. En am1nos casos, la dele-
gación del poder de la nación más grande a algu nos elementos de
la nación más pequeña extendió el ejercicio del poder de aquélla.
!s Gluckman, I965a, p. 145. Reproducido de Politics, t-Mw and R i tual in
Triba l Society, con permiso de Aldine Publishing Co.
62 LA NATURALEZA DEL AODER
No hay duda de que, cuando las sociedades se vuelven más com
plejas (o sea cuando albergan más poder), el papel del poder de
asignación cambia en formas importantes. Después del examen
de las unidades de operación y la evoluci en del poder quedará cla
ro que declina la importancia relativa del poder asignado, mientras
que aumenta la del poder delegado. Las 1 1nidades autónomas o so
beranas basadas en el poder de asignación son comunes en las socie
dades primitivas, pero en las sociedades cor aplejas ocurren sólo bajo
circunstancias especiales. Existen ah ora a]gunos grupos, como los
guerrilleros de América Latina, os militan tes negros, los chícanos y
los indios en los Estados Unidos, los francocanadienses en Otawa,
y los rebeldes y terroristas palestinos en el Medio Oriente, que han
decidido retirar una parte o el total de su poder de asignación a las
naciones donde viven. Así, están sosteniendo la posibilidad de
debilitar gravemente algunas organizacione: ¡ poderosas, aun Estados
nacionales, mediante el retiro de este poder. La cuestión está abier
ta. El retiro al aislamiento de la sociedad más amplia puede debili
tar a los superiores por la pérdida de una p ;irte del poder asignado.
Pero los subordinados pierden también los beneficios, los poderes
delegados, de la sociedad más amplia.
Sin embargo, el poder asignado sigue desempeñando un papel
importante en varias situaciones. Por ejemolo, puede parecer que
el liderazgo de las sociedades complejas se basa en un conjunto de
contro!es independientes. Por supuesto, esto es cierto en algún
sentido, pero los controles están en efecto dispersos entre varias
unidades de operación del más alto nivel. La centralización en un
presidente, primer ministro, o algún otro j efe de Estado, depende
de la asignación de los poseedores de poder que lo rodean. El pre
sidente de los Estados Unidos necesita cenia. : con el apoyo de inte
reses poderosos en el país; pero también ne .tesita depender de sus
subordinados inmediatos para realizar sus p t opios intereses. Entre
quienes se encuentran inmediatamente por debajo de él en la es
tructura del poder nacional y en la estructura administrativa guber
namental deben encontrarse muchos que le a:úgnen poder a él, por
que de otro modo no podrá gobernar.
En muchos puntos, o en muchas áreas, sur; en constantemente al
gunas unidades de operación pequeñas o inte rmedias, basadas en el
poder asignado, en las sociedades complejas. Mientras sus intereses
no entren en conflicto con los intereses de los más poderosos, es pro
bable que se permita la operación de tales unidades. Pero no es
infrecuente que se consideren amenazadoras o útiles, de modo que
se harán esfuerzos para atraerlas o subordinadlas mediante la con-
CO N SID E RACIO N ES A D IC IO N A L E S 63
cesión o la delegación de poder, o aun mediante e1 ejercicio directo
de poder sobre ellas.19 A sí, los trabajadores sociale ¡; y los desarrolla
dores de la comunidad tratan de “organizar" gri d os locales que
puedan ayudar al desarrollo de las actividades de los trabajadores.
Es probable que el efecto mas deprimente de la complejidad
sobre el poder de asignación consista en volverlo gradualmente in
distinguible del ejercicio directo del poder. Se observan algunos
ejemplos de este efecto cuando los individuos no p ueden escapar fá-
cilmente de la situación en que se encuentran y a ID enudo prefieren
sacarle el mayor provecho. El preso descubre qu ■2 la vida es más
fácil si coopera y trabaja para sus carceleros. El b urócrata de bajo
nivel continuará padeciendo indignidades, en luger de buscar otro
empleo, simplemente porque conoce la rutina y se siente inseguro
acerca del futuro en otra parte. Por mil razones —.seguridad, super-
vivencia, familiaridad, etcétera—, los individuos ^uelen preferir la
aportación de algo al contexto de sus vidas, prefi eren tener alguna
participación activa, prefieren un reconocimiento favorable al re-
tiro completo, la hostilidad y la marginación. Si se tiene la opor
tunidad, nos encontraremos más satisfechos en u r a organización a
la que aportemos decisiones que en otra donde es temos totalmente
marginados.
Hemos descrito ya el poder independiente y tre s clases de poder
dependiente. Antes de abandonar este tema, cohvendrá observar
cómo funciona este esquema en algunas clases coiLpunes de transfe-
rencias de poder. Todas ellas se componen de combinaciones de los
cuatro tipos básicos.
La relación de patronazgo o clientela es una reej:iprocidad centra
lizada, una relación de concesión mutua centraliza da. Desde el pun-
to de vista estructural parece una combinación d s poder asignado
y delegado, pero difiere porque es la superposicióh de una serie de
relaciones de concesión mutua entre un actor o u na unidad singu-
lares y una serie de otros actores o unidades sin:fulares. Entre el
patrón y el cliente hay una relación de concesión recíproca. Dado
que un solo patrón tenderá a tener diversos client ?s, la relación pa-
i» “Entre las características estructurales más importante: de la sociedad sin
clases y de la sociedad de masas se encuentra la declinadi|ón o la desaparición
de las organizaciones intermedias —asociaciones voluntaria] suficientemente pe-
queñas para que el individuo tenga una participación efediva en sus activida-
des— y la distancia creciente entre los líderes y las masas de todos los tipos de
organización”. (T. B. Bottomore, 1966, p. 138. Reproducido de Elites and Society,
originalmente publicado por C. A. Watts en 1964, con pe]■miso de Pitman Pu-
blishing.)
64 LA NATURALEZA DEL PIODER
recerá superficialmente una mezcla de asignación y delegación; pero
no hay acción colectiva por parte de la ¡multiplicidad, y no hay
necesariamente enfrentamientos de un di ente con otro. En virtud
de que se sustenta en una serie de relaciones individuales, la clien
tela es importante para la construcción del poder de un individuo,
y es muy importante (como veremos en ]a Tercera Parte) en Ja
evolución de las estructuras de poder.
La relación de patrón-cliente puede ser iniciada por cualquiera
de las partes. Se supone comúnmente que el iniciador es el patrón,
porque a largo plazo puede ganar más, ya que es la figura central
en una serie de relaciones. Sin embargo, es importante tener pre
sente que el cliente es el iniciador de la rel ación con la misma fre
cuencia, o con mayor frecuencia aún, porque de ordinario tiene la
mayor necesidad. George Foster ha ilustrad' a bien esta situación en
la comunidad mexicana de Tzintzuntzan:
Los tzintzuntzeños, al reconocer su humilde posición y carencia de po
der y de influencia, están constantemente a]erta a la posibilidad de
presionar a una persona de mayor riqueza, posición o influencia, ini
ciando así nna relación de patrón-cliente que, si las cosas van bien,
reforzará la seguridad de los individuos durante una variedad de crisis
de la vida que son enteramente ciertas: una enfermedad, la repentina
necesidad de dinero, ayuda en las disputas leg ales, la protección contra
diversas formas posibles de explotación y el consejo acertado en ges
tiones que se piensan emprender^0
Quizá pueda verse la prueba más revelador a de que el miembro
crucial de la relación es el cliente y no e patrón en el hecho
(citado por Foster, pero observado también ¿n la mayor parte del
mundo católico) de que los santos pueden ser patrones. Los indi-20
20 Foster, 1967. Tomado de George M. Foster, Tzmtzuntzan, México, Fondo
de Cultura Económica, 1976, p. 225. En una versión an terior del ensayo del que
derivó este capítulo, Foster llamó a la relación “el p 2 tronazgo”, un neologismo
que sugiere que el patrón, antes que el cliente, sería el miembro más im portante
de la relación; véase American Anthropologist, 63, niím. 6 (1961), p. 1191. Se
encuentra una presentación más reciente, de acuerdo c an los lineamientos segui
dos aquí, en la discusión que hace Alexander Moore de las relaciones patrón-
cliente en Guatemala: “Pero para describir el proceso en términos lineales sen
cillos, digo que un cliente busca en primer lugar a un patrocinador, quien a su
vez le concede alguna ventaja, la que luego debe ser validada por la actuación
o el logro”. Refiriéndose a las relaciones con dos presidentes guatemaltecos,
Carrera y Barrios, comenta Moore que “así pues, el patrón más elevado es la
creación de sus clientes” (1973, pp. ll6 , 118). Reproducido de Alexander Moore,
Life Cycles in Atchalan (Nueva York: Teachers College Press, 1973).
CONSIDERACIONES ADICIONALES 65
viduos buscarán el patronazgo de un santo que los ayude, como
buscarían el de una persona viva. Como quiera qr e se conciban las
actividades de un santo, raras veces se le verá bus ciando clientes; es
el cliente el iniciador. El papel del patrón consistíi en su necesidad
de algún servicio que el cliente pueda prestar; p hede ser también
un paso hacia la explotación final, o aun la delegación en algunos
casos.
M ax G lu ckm an describe b ien la situ ación e n tre los barotse: D ados los
bienes y las tecnologías a disposición de la econ om i;a barotse, los ricos
y poderosos no p o d ría n v iv ir en casas m ucho más herm osas, rodeados
de m uebles re la tiv a m e n te lujosos, o ataviad os con r opas fin as; en con
secuencia, no te n ía caso que tra ta ra n de e je rc e r su p o d e r p a ra b e n e fi
ciarse del su dor de los trab a ja d o re s o p a ra e x p ro p iar los bienes de los
pobres. P o r el co n trario , usaban su c o n tro l sobre t i erras y bienes p a ra
consolidar relacion es directas con m uchos seguidores.
. . . el p restigio de un h o m b re está d ete rm in a d o p o r el n ú m ero de
d ependientes o de súbditos que tenga, m ucho m á s que por la m era
posesión y uso de bienes. El prestigio y el p o d e r ¡ion im p o rtan tes en
todas estas sociedades y p erm iten q ue un h o m b re cc n tro le la acción de
otros; p ero o b tien e ese c o n tro l m ed ian te el estable cim ien to de re la c io
nes de d ep en d en cia p erso n al con el m ayor n ú m ero p osible de otros in-
dividu os. 21
Otra característica fundamental de la relación es el hecho de que
el cliente puede tener poco más que su propio e íerpo y habilidad
para ofrecer. Puede dar trabajo, lealtad, comportamiento respetuo
so, diversión, etcétera. En la sociedad occidental contemporánea,
un dentista o un médico puede hablar de sus d i sntes; como tales,,
los clientes tienen el privilegio de abandonar al especialista y bus
car otro. Los reyes de la sociedad feudal europe; i también podían
cambiar su lealtad; en tiempos de elecciones, se b■lascan los votos de
los ciudadanos. Entre los criollos latinoamericanos, “el cliente pro
mete apoyo leal; el líder promete suministros y syuda”.2122
La extensión de la asignación o la delegación es un instrumento
para que el receptor de estas clases de poder tr ;ansmita a otro el
‘derecho” que se le ha concedido. Dado que el re ceptor original no
tiene los controles reales, el acto de extensión de derechos de toma
de decisiones a otro individuo puede ser tenue y peligroso, a pe-
21 Gluckman, 1965b, pp. 46, 4. Reproducido de The I l eas in Barotse Juris
prudence, con permiso del autor.
22 Eric W olfe y Edward C. Han.sen, 1972, p. 74. Reprod ucido de The Human
Condition in Latín America, con permiso de O xford Uníversity Press.
66' LA NATURALEZA DEL P <>DER
sar de lo cual se practica mucho, sobre todo en lo que llamaremos
dominios unitarios. Bajo ciertas circunsta; ncias, una nueva conce
sión'de poder puede proveer solidaridad estructural. Por ejemplo
en una situación religiosa, cuando se asigna el poder por virtud de
una creencia en el mérito particular del receptor, o a alguien que
ya tiene poder y puede esperarse que recipr oque, el otorgante puede
beneficiarse. Cuando el papa medieval coro:naba y consagraba a un
rey, estaba usando el poder que se le había asignado y concediendo
nuevo poder al rey. Pero en virtud de que el rey era también un
receptor de poder asignado, esto creaba en r ealidad una serie inter
conectada de dependencia de poder. En l as organizaciones admi
nistrativas se observa a menudo la práctica de la redelegación, por
la cual Los administradores de menor niv el reciben autorización
para la ejecución de acciones en una caden i de actores delegados.
Ocurre el poder expropiado cuando un ac ior que tiene poder so
bre otro usa su posición superordinada para privar al subordinado
de sus propios controles y poderes independi entes. El Estado puede
expropiar las propiedades de sus ciudadanos y residentes porque
son subordinados. Estrechamente relacionado se encuentra el poder
explotador , donde el superordinado no priv; i en efecto al subordi
nado de los controles sino que utiliza su poder superior para bene
ficiarse desproporcionalmente de los controles y poderes del subor
dinado. Por supuesto, éste sería el meollo de .a noción marxiana de
la plusvalía. C. B. MacPherson la ha descrito en estos términos:
“Quienes tienen el capital y la tierra pueden obtener, mediante el
empleo del trabajo de otros, una transferencia neta de algunos de
los poderes de otros (o algunos de los product os de tales poderes) a
su favor”. Reconoce MacPherson que esto oturre en cualquier so
ciedad que tenga una clase gobernante, pero “lo peculiar de la trans
ferencia en la sociedad de mercado es que al ií se mantiene por la
competencia continua entre los individuos a todos los niveles”.23
La in termediación incluye varias combinad) mes de transferencias
de poder. Básicamente consiste en una figur; i central, el interme
diario, a quien una o más partes conceden, asi; nan o delegan poder.
Este poder se usa para negociar con un tercero (que puede ser úni
co o múltiple). El éxito de la negociación ceinsiste en lograr que
el tercero también conceda (o asigne o delegue) poder al intermedia-
rio, para que éste pueda negociar entonces con la primera parte. El
intermediario eficaz es aquel que 1) termin i la negociación con
2:i C. B. MacPherson, 1962, pp. 56-67. Reproducido ie The Political Theory
of Possessive Individualism : Hobbes to Locke, © I 962, Oxford University Press,
con permiso de The Clarendon Press, Oxford.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 67
ventajas para sí mismo y 2) satisface a las otras p artes de tal m odo
que estén dispuestas a vo lverlo a u tilizar como in i:erm ediario. W il-
liam T . Stuart indica que el térm ino interm ed iad ón debe referirse
a “la significación instrum ental del intercam bio e n la relación pa-
trón-cliente”.24 No veo la conveniencia de estas restricciones. La
afir mación de que la interm ediación debe referir; e al intercam bio
y a una relación de patrón-cliente reduce la utilié ad del concepto.
Los interm ediarios m atrim oniales no trab ajan n ■scesariamente en
u na relación de patrón-cliente; y hay negociacion tís de in term edia-
ción que no im plican un intercam bio (excepto én sentido meta-
fórico).
Me parece im portante distinguir entre la ín ter miediación “cultu-
ra l” y la interm ediación “de p o d er”. En el p rim er caso, el interm e-
diario se ocupa del cam bio de los significados y valores, o en el
uso de ciertas form as culturales entre los m iem brtj)s de algunas po-
blaciones, cuando estas innovaciones derivan de 1a cultura de otra
población. El profesor mestizo de una com unidad india latinoam e-
ricana, el vendedor am bulante que ofrece produci os urbanos a los
habitantes rurales, el em presario que negocia lo; servicios de un
cantante con algún teatro local, son ejem plos de ujiegociación de la
manifestación de diferencias culturales en el sentid o en que F redrik
Barth lo ha visto en la actividad de los em presario s: “El golpe em
presarial . . . ocurre cuando descubrimos un cam ine p ara la transfor-
mación de algo de escaso valor en algo de gran v iilo r. . . La infor-
mación producida por tal actividad refu tará la id e a que los indivi-
duos han tenido hasta entonces acerca del valo r relativo de los
bienes, y podrá esperarse razonablem ente que deti irm ine revisiones
y modificaciones de las descripciones y de las ori éntaciones de va-
lo r”.25 Esta clase de proceso puede im plicar el inte rcambio, pero no
necesariamente. La enseñanza de nuevos significacj!os no es un p ro
ceso de intercam bio entre el profesor mestizo y sus discípulos indios
rurales. Los estudiantes no le pagan nada, y el p rc fesor no les “d a”
nada.
En cambio, el interm ediario de poder está imp lícado en un p ro
ceso mucho más sem ejante al intercam bio, aunque podría afirm arse
que ni siquiera aquí es inevitable el intercam bio. Específicamente,
el interm ediario de poder ejerce poder en dos n ivjeles, o dentro de
dos dominios, y su poder en un n ivel o dom inio d epende del éxito
de sus operaciones en el otro. P or ejem plo, el int árm ediario m atri-
24 Stuart, 1972, p. 34.
25 Barth, 1967, p. 664. Reproducido de American An t hropologist? vol. 69,
núm. 6, con permiso de la Asociación Antropológica Norte americana.
68 LA NATURALEZA DEL AODER
monial sólo tendrá éxito si logra que amlaas familias se pongan de
acuerdo; y el cacique que actúe entre su “pueblo” y el gobierno
central sólo tiene éxito si obtiene algo papa ambas partes. Uno de
los papeles principales del intermediario de poder es la mediación
cuando no ocurran confrontaciones.26
Aunque un intermediario existe para ntzgociar entre los intereses
de las dos partes, o entre los miembros de un nivel inferior y los de
un nivel superior, subsiste la tendencia de 1 intermediario a favore
cer a una de las partes frente a la otra. A1 principio, tal tendencia
puede deberse simplemente a cualquiera de una serie de preferen
cias u obligaciones que puede experimentar el intermediario. Pero
a medida que pasa el tiempo y el intermedi ario obtiene experiencia,
se acentuará su tendencia a favorecer a la parte que tenga mayor
poder sobre él; a su vez, esa parte será a menudo la que tenga la
mayor cantidad de poder estratégico en el conjunto del sistema. A
medida que el poder se concentra cada vez más en los estratos supe
riores de una sociedad, los intermediarios que operan entre los ni
veles locales y los niveles más altos prestan creciente atención a los
intereses de quienes se encuentran por encima de ellos y al mismo
tiempo reducen su atención a los intereses 1ocales. En las sociedades
de varios niveles, donde existen intermedia ríos en cada nivel, esto
produce un fenómeno interesante que pue c e llamarse el punto de
intermediación o de J ano del sistema. El pu oto de J ano es el punto
o área situado más abajo entre los niveles donde se deja sentir el
poder concentrado en la cima de modo que ios intermediarios favo
recerán los intereses de los niveles más altos frente a los intereses
de los niveles más bajos. En los sistemas en expansión, donde está
aumentando el poder, a menudo puede trazarse el descenso inexo
rable del punto de Jano a medida que se concentran más controles
en la cima.
Lo ocurrido en la Universidad de Texas, eza Austin, ilustra lo an
terior. Cuando se fundó la universidad a fines del siglo xix, había
un acuerdo general, desde la cima del gob lerno estatal hasta los
maestros, acerca de los mejores intereses de 1a universidad. A fines
del decenio de 1910 hubo una crisis gubernamental y se produjo una
escisión entre la junta de regentes y el gobezmador, cuando los re
gentes defendieron los intereses de la universidad. En los años cua
renta hubo otra crisis; esta vez, los regentes se aliaron al gobernador
contra los intereses de la universidad defendí i os por su presidente.
A fines de los años sesenta, en otra serie de ctisis, los administrado-
26 R. N. Adams, 1970b, pp. 321-332.
CONSIDERACIONES ADICIONALES 69
res universitarios se aliaron fundam entalm ente co n la ju n ta de re
gentes contra lo que consideraba la m ayoría de 1b,s profesores que
eran sus intereses. O bservando estos cuatro p u n to 3 del tiem po, ve-
rnos que el punto de Jan o del sistema descendió sostenidam ente por
los diversos niveles de articulación del sistema m edida que el
Estado se vo lvía cada vez más rico y poderoso.
IV. LA DIVERSIDAD DE UNIDAD ES DE OPERACIÓN
A l considerar la estructura del poder en el mundo que nos rodea,
tradicionalmente manejamos variedades d c entidades sociales: seres
humanos individuales, grupos familiares, asociaciones voluntarias,
corporaciones empresariales, Estados nacioe i ales, etcétera. Los cien
tíficos sociales han elaborado de tiempo en tiempo diversos concep
tos analíticos para estas unidades, pero de ordinario se han restrin
gido a alguna clase particular de unidad. Por ejemplo, el antropó
logo tiene una serie complicada de conceptos analíticos y tipologías
para la organización tribal y familiar, y el e,studioso de las organiza
ciones de sociedades complejas ha elaborac o algunos tipos que lo
ayuden a clasificar y analizar las acciones de organizaciones forma
les. Aquí no se restringe nuestro interés a una clase particular de
unidad sino al papel que desempeña el pod er en todas las organiza
ciones humanas. Dado que los seres humanos han podido organi
zarse en una innumerable variedad de formas, tanto en secuencia
como simultáneamente, consideramos necescrio revisar el conjunto
de la sociedad humana para proveer herramientas analíticas que
nos permitan hacer algunas aseveraciones significativas acerca de
cualquier agrupamiento humano específico y el poder relativo que
pueda imponer en una situación. Vamos a aplicar el término uni
dad de operación a las variedades de la organización que examina
remos.
Las unidades de operación son peculiares de la especie humana.
Pueden formarse, disolverse, romperse en pedazos, reformarse y rea'
gruparse, de acuerdo con diversos factores. Ninguna otra especie
puede readaptar su organización social con tanta facilidad como el
hombre, aunque los estudios etológicos de di’tersas especies revelan
que ocurre tal readaptación de la organizacic>n entre otras especies
cuando cambian los ambientes (como se observa en las diferencias
de organización entre los animales “en estado salvaje” y en un zoo
lógico, o en la readaptación genética de los verus). Pero el hombre
no sólo puede reformular su organización si río también pertenecer
a muchas de tales organizaciones al mismo tieeupo. No sólo es nece
sariamente miembro de alguna clase de org;mización tribal y de
alguna “comunidad” o agrupamiento “territocial” más amplio, sino
que en toda sociedad compleja será miembro también de diversas
asociaciones voluntarias, reconocidas como peef enecientes a alguna
categoría étnica, algún sector ocupacional, alg ún estrato educativo,
70
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA CIÓN 71
etcétera. Los individuos de características diversas se organizan para
obtener o proteger diversas cosas; y dado que la or ganización provee
una clase de poder, estas unidades diversas son organizaciones de
poder, a la vez que se benefician del poder basado en cualquier
sector del ambiente que también controlen. En suma, las unidades
de operación humanas tienen una gran diversidad y están “sujetas
al cambio sin previo aviso’
Una unidad de operación es un conjunto de actires que compar
ten un patrón de adaptación común con respecto a alguna porción
del ambiente. El patrón implica la acción colectiva o coordinada
y alguna ideología común que exprese metas o jiistificaciones. Un
actor es un ser humano y (o) una unidad de opei 'ación. Este con
cepto nos permite comparar casos que van desde un conjunto frag
mentado de compradores de Navidad preocupados por realizar com
pras en el ambiente, cuya ideología consiste en un conjunto de
intereses inconscientemente compartidos, hasta las instituciones to-
tales altamente controladas, tales como las prision ss de máxima se-
guridad.
Aquí es básica la adaptación, un proceso que i suplica necesaria
mente el cambio basado en la selección natural. Una unidad de
operación debe adaptarse suficientemente bien ¿l ambiente para
sobrevivir. No hay necesidad de confundir esto con los conceptos
exagerados del darwinismo social que aplicó la nos;ión de la “super
vivencia del más apto” a los grupos sociales y los empresarios indi
viduales.1 A nosotros nos interesa, como dice Thecdosius Dobzhans-
ky, el hecho de que “la probabilidad estadística de la supervivencia
o la eliminación, a pesar de los accidentes, depentlerá del grado de
adaptabilidad de los individuos y grupos al am'aiente en el que
viven”. Por supuesto, el concepto de la selección natural se ha apli
cado más comúnmente a las poblaciones y especies; y sobre todo
entre los genetistas, se supone que actúa mediante una selección de
genes, de modo que
los p o rtad o res de ciertos genotipos
‘ so’b re vivirán
‘ ‘ ‘ , o se:r á n elim in ad os con
m ayo r o m en o r frecu en cia que los p o rtad o res de o p os genotipos, y las
generaciones subsecuentes no d escenderán ig u alm en t s de todos los geno-
tipos de las generaciones p recedentes, sino r e la tiv a m en te en m ayor me-
dida de los genotipos m e jo r adaptados. P o r lo tan ¡:o, la in cid en cia d e
las form as m e jo r ad aptadas te n d erá a au m en tar, y a incid en cia de las
fo rm as m enos ad ap tad as te n d erá a dism inuir.2
Véase Hofstadter, 1955.
2 Theodosius Dobzhansky, 1967, p. 129.Reproducido d i; Mankind Evolving:
The Evolution of the Human Species, con permiso de Yale University Press.
■72 LA NATURALEZA DEL P d DER
Al aplicar esta noción a las sociedades, no descartamos la cuestión
de la genética, pero la dejamos de lado por el momento para exa
minar otra faceta del proceso de adaptación. En lugar de conside
rar al individuo como un miembro de una población reproductiva,
lo consideramos como miembro de una serie de organizaciones, cada
una de las cuales ejerce alguna actividad de adaptación particular;
en la medida en que el individuo pertener;ca a una organización
particular, la adaptación y la supervivencia de la organización pro
moverá la adaptación y la supervivencia ce una porción de sus
miembros individuales por lo menos. Tales organizaciones, o unida
des, pueden experimentar un cambio considrrable en sus miembros,
pero la pérdida que obviamente no se corri •a conducirá en última
instancia a la extinción. Por lo tanto, los p eligros para la supervi
vencia del grupo son de un orden diferente q-j e los de la superviven
cia individual. La unidad de operación es u n concepto que nos per
mite comparar todas las clases de agrupamientos que sobreviven.
Algunas características fundamentales de la adaptación de una
unidad de operación son las siguientes: a) su; ; controles del ambien
te, su tecnología (en el sentido más amplio- para manejar o pro
cesar formas y flujos de energía, y b) su p cder derivado de otras
fuentes. La adaptación implica el cambio qe estos controles, por
lo que se refiere a su clase y a la cantidad de- ambiente que se con
trola. Decimos que las unidades que controle; i estratégicamente ma
yor porción del ambiente que otras son már poderosas y también
mejor adaptadas. En lo referente al poder, 1c>importante es el con
trol específico sobre un ambiente en relación con los demás. Lo que
nos interesa aquí es la forma como se ene uentran internamente
organizadas las unidades y la manera que est; i organización interna
las dota de poder. Para explorar esta cuestió; i se ha propuesto una
serie de tipos de estructuras de unidades de operación que varían
de acuerdo con la presencia o ausencia de u ri conjunto de caracte
rísticas (véase la gráfica 2). Cinco de estas características se refieren
al tipo de poder que se esté usando internan: ente y al lugar de su
enfoque; una se refiere a la presencia o ausencia de una identifica
ción básica compartida por los miembros de l grupo. La realidad
empírica a la que se refieren estos modelos puede tener cualquier
tamaño de población más allá del individuo singular.
El grado mínimo de organización interna es la presencia del com
portamiento paralelo (la adaptación paralela) de una serie de indi
viduos o unidades, cada uno de los cuales tlene su propio poder
independiente, sin ningún reconocimiento compartido de que estén
actuando en forma paralela. La segunda cara pterística es la presen-
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA CIÓN 73
cia de ese reconocimiento, una identificación de comunidad, con el
cambi0 consiguiente del comportamiento de unid ades individuales
para utilizar este hecho en provecho propio. La tercera caracterís
tica es la aparición de la acción coordinada entre quienes compar
ten la adaptación común, de modo que surge una red de relaciones
y los miembros se conceden poder recíprocamente. Esta innovación
representa la primera aparición del uso del poder dentro de la uni
dad, lo que le permite actuar como una unidad antes que como un
conj unto de partes accidentalmente relacionadas. ]óa cuarta caracte
rística es la asignación de poder por los miembr)s a uno de ellos
para que tome decisiones a su nombre; la quinta es la aparición
de una fuente de poder que pueda usar este miembro central inde
pendientemente de cualquier asignación particular. La sexta y úl
tima es la delegación de poder por parte de la figura central.
Este conjunto de características nos permite distinguir cuatro cla
ses principales de unidades. Las unidades fragmen tadas se caracte
rizan por la ausencia de toda actividad coordenada: sólo hay una
acción colectiva. Las unidades informales se caracterizan por la ac
tividad coordinada, pero la coordinación depence por entero del
poder colectivo independiente de los miembros i ndividuales (inde
pendientemente de que el poder se encuentre centralizado o no).
Las unidades centralizadas tienen una figura o autoridad central,
independientemente de la base de tal poder. Su poder puede ser o
no independiente del poder independiente pecteneciente a los
miembros. Las unidades formales se caracterizan por una autoridad
central con fuentes de poder que son independie'tntes del poder in-
dependiente de los miembros.
A. U nidades FRAGMENTADAS
La cantidad mínima de control y del poder contiecuentemente dis
ponible para cualquier colectividad es la que pertenece a cada
miembro individual de acuerdo con sus capacid ades, fortalezas, ha-
bilidades y conocimientos particulares. Puede afirmarse que un
agregado simple de individuos con tales bases i útegra una unidad
operativa, siempre que el agregado satisfaga el criterio de la adapta
ción común. Cuando un conjunto de individuo. manifiestan com
portamientos paralelos o complementarios con r (aspecto a algún as
pecto o alguna faceta del ambiente, están realizando una adapta
ción común, de modo que pueden considerarse como miembros de
una unidad operativa, así sea en su forma mínima. Por razones me-
GRÁFICA 2. Tipos de unidades de operación
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA CIÓN 75
todológicas, conviene reconocer esto que es casi una protounidad
p0rqUe a menudo es el primer paso que otorga cit ¡rto grado de or
ganización común a lo que de otro modo es un conjunto de indivi
duos (o unidades) totalmente dispares y ordenados al azar. Cuando
un empresario trata de organizar un grupo de pers- m as, deberá bus
car algún interés de adaptación común, alguna actividad u orienta
ción que ya se comparta (quizá en forma inconscie nte), para cimen
tar alguna organización a su derredor.
En una población caracterizada como una unitad fragmentada,
los participantes pueden identificarse o no con la colectividad. Por
ejemplo, en el curso normal de un día laborable e n el centro de la
ciudad, habrá una actividad considerable de pers onas que usan las
calles para ir de un lugar a otro. Si una tienda ti- me una venta es
pecial, es posible que haya allí cierta aglomerac íón de personas.
Muchas unidades fragmentadas son así, simples agregados: personas
que ven una película, esposos que cortan el césped el sábado por
la mañana; estudiantes universitarios que van a da:;es, etcétera. Pero
si ocurre que, por cualquier razón que sea, los parí icipantes recono
cen los aspectos comunes del comportamiento cotripartido, y reco
nocen que su orientación o interés se mantiene en c-]mún, y por ende
reconocen su participación común, se sentirá la i dentidad. La im
portancia de la distinción de la identidad reside en el hecho de que,
cuando se reconoce, un participante individual podrá alienarse de
la colectividad y optar por renunciar al comportamiento en cues
tión. Ninguna unidad fragmentada, ya sea un agr egado o una uni
dad de identidad, tiene ninguna organización coaductista interna
abierta, fuera de la conducta común o paralela de los individuos
implicados.
Las unidades fragmentadas pueden ser casi de c aalquier tamaño;
y en la medida en que tratemos con unidades agret?adas simples, no
dispondremos de ningún procedimiento sistemát Ico, formal, para
conocer con seguridad su tamaño. Sin embargo, las unidades de
identidad permiten la delineación porque en últi ma instancia podrá
preguntarse a los posibles participantes con qui én se identifican.
Entre las unidades de identidad más grandes se encuentran las que
Edward Spicer ha llamado “pueblos”,3 grandes sectores diferencia
dos en términos étnicos que reconocen o proclaman algún origen
común y conservan algún conjunto común de actividades de adapta
ción (tales como el idioma, los rituales, los símbo Ios sagrados, etcé
tera). Los judíos, los gitanos y los chicanos serían ejemplos de “pue
3 Spicer, 1971, pp. 795-800.
76 LA NATURALEZA DEL P <3 DER
blos”. Otras unidades de identidad, no étnicas, serían las de extran
jeros, refugiados y votantes. Las característ icas cruciales por lo que
toca al poder son el hecho de que no se ejerza un control único y
específico sobre los participantes para coordinarlos, y la ausencia de
toda asignación organizada de la toma de decisiones que se aplique
a todos los individuos que se identifiquen con la unidad. Algunos
judíos o chicanos pueden organizarse, pero no hay una sola organi
zación a la que todos ellos pertenezcan. Las organizaciones así
formadas no son meras unidades fragmentai las sino unidades infor
males o formales que están usando la identidad étnica como un
criterio de participación.
Otra característica importante de las unidades fragmentadas, co
mún a otros tipos de unidades, es su integral ;ión por otras unidades
de operación. En algunos casos, un ser hu mano individual es una
unidad de operación. Las unidades fragmentadas pueden estar in
tegradas también por unidades informales y unidades formales,
como ocurre en los casos mencionados de la i organizaciones judías
o chicanas. En Guatemala y México hay comunidades indias de
idiomas y dialectos aborígenes diversos. L os miembros de estas
comunidades se han identificado tradicional mente como naturales
(es decir, una población nativa del área), per»3 en lo individual han
mostrado hasta ahora un escaso interés partii ;ular en tal identifica
ción para toda la población así designada. fin cambio, tenderán a
identificarse a sí mismos como miembros d e una comunidad par
ticular de indios, no de la población india mas amplia. Por lo tan
to, puede verse la colectividad de indios i ndividuales como una
unidad de identidad, y la colectividad de comunidades indias como
una unidad agregada. En el primer caso hay una identificación,
pero no hay interés en la coordinación; en el segundo caso hay una
adaptación común al ambiente en muchos sentidos, sobre todo en
el terreno económico y político, pero no hay una identificación
particular entre las comunidades.
Quizá habrá entendido el lector que la disti nción entre la unidad
de identidad y el agregado forma parte del problema de la identi
ficación de las clases sociales. “¡Trabajadores del mundo, uníos!
¡No tenéis nada que perder fuera de vuestras cadenas!”, era obvia
mente una exhortación a los miembros de una unidad agregada
para que se identificaran entre sí. El proble ma de la organización
de las clases es precisamente el cambio de una organización agrega
da a otra de identidad, y por ende a una u nidad consensual. El
gran problema de las unidades fragmentadas r 1;side en el hecho de
que no tienen otra base de poder que la colecti vidad no organizada
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA CIÓN 77
del poder individual independiente pertenecient 5 a los diversos
miembros de las unidades componentes. Ocurre como si las células
de un organismo pudieran existir fuera de su conjunción como
partes interrelacionadas del organismo y pudiesen recombinarse de
modo que formaran un perro durante una parte drd día y dos gatos
durante el resto del tiempo. Dado que los seres hu manos se organi
zan mediante varias unidades de operación, es posií ile que cualquier
conjunto seleccionado al azar en el conjunto de t na población no
haya actuado como un agregado, y por supuesto es posible que los
miembros de tal conjunto no se identifiquen entre sí. El conjunto
creciente de trabajadores industriales de los paí ¡>es de Occidente
formaba sin duda un agregado a principios del siglo x i x , pero no
era una unidad de identidad.
B. Las u n id a d e s in f o r m a l e s
Si los “trabajadores del mundo” pudieran unirse; si los mexicanos-
norteamericanos de los Estados Unidos o los migrantes bolivianos
de Argentina pudieran coordinar sus esfuerzos oara elegir a sus
compañeros para puestos políticos; si las comunidades indias de
Guatemala pudieran ponerse de acuerdo para i niciar la actividad
política cooperativa hacia la defensa común de sus intereses; si es
tas unidades fragmentadas pudieran interactuar y coordinarse direc
tamente, presenciaríamos un proceso en el que 1os individuos y las
unidades estarían usando su identificación comúr i para concederse
recíprocamente derechos de toma de decisiones, c para tomar deci
siones en común. Estarían coordinando sus actividades alrededor
de alguna serie de interrelaciones, interacciones y actividades.
La unidad coor dinada marca el grado mínimo de tal coordina
ción. La forma en que interactúan las familias extensas y la forma
en que se dispersan por un extenso 'territorio las bandas familiares
de cazadores y recolectores australianos, interrelacrionadas mediante
las clasificaciones de parentesco y los derechos reconocidos del acce
so a porciones comunes de su ambiente, ilustran este grado de
coordinación. Mientras no haya un líder del co njunto a quien se
asigne la autoridad de tomar decisiones para el conjunto, la unidad
operará en una forma regulada pero más o mer ios aleatoria. Los
individuos y los grupos conceden ciertos derecho*¡ a los otros, sobre
todo basados en términos recíprocos; es decir, cada uno retiene cier
tos derechos pero concede a los demás otros delechos en términos
recíprocos dentro de diversos conjuntos y colee íividades, pero no
LA NATURALEZA DEL I ODER
hay más concentración que la manifestada por la coordinación
recíproca.
Hay muchas clases de unidades coordinadas, tantas como bases
para la acción recíproca. Su importanci a principal en términos
evolutivos reside en el hecho de que consti -uyen la base más sólida
para el surgimiento de unidades más centralizadas que encuentran
formas de adaptación nuevas. Todas las unidades centralizadas for
man redes de unidades coordinadas con otras unidades centraliza
das. Por lo tanto, la mera presencia de u na unidad centralizada
constituye para el observador una señal de que también se presen
tarán una o más unidades coordinadas. Dentro de cualquier uni
dad de identidad extensa, resulta casi inev itable la existencia de
numerosas unidades coordinadas, a menuda interrelacionadas en
tre sí.
Una característica de las unidades coordinadas que ha fastidiado
a algunos investigadores es su aparente care: i cia de una línea divi
soria clara. La parentela, tal como la define George Peter Mur-
dock,4 constituye esta clase de organización, al igual que las rela
ciones existentes entre las diversas unidades familiares que integran
una red bilateral de familias extensas. Las blandas se coordinan en
tribus; las naciones pueden coordinarse en organizaciones de mer
cados comunes. Una característica de las unidades coordinadas es
el hecho de que sus miembros son equivalentes en el sentido de que
son miembros de una unidad de identidad; pero esto no significa
que sean iguales. Ocurre de ordinario que estas unidades no se
consideran como iguales sino que se ordenan (un tema que explora
remos en mayor detalle en la Segunda Parte).
La aparente carencia de una frontera en u na unidad coordinada
se debe a dos circunstancias. Una es el hecho de que la base de los
lazos coordinados o recíprocos entre dos m embros cualesquiera
puede ser diferente de la existente entre otro par. Por ejemplo, la
red coordinada del parentesco tiene muchas el ases de relaciones di
ferentes que conectan a los diversos miembros. Si no se adopta
alguna definición arbitraria que excluya cierta ■clases de relaciones,
no habrá frontera. En consecuencia, las fronteras pueden definirse
en forma diferente, de acuerdo con el autor de la definición. La
otra característica que tiende a volver nebulos as las fronteras es la
gran facilidad que existe para la adición o ellminación de miem
bros, ya que cualquier individuo puede tomar 1'n decisión. Desde el
punto de vista del investigador que está trata ndo de “fijar” una
4 Murdock, 1949, pp. 46, 56-57.
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERAC IÓN 79
unidad, puede resultar embarazosa la fácil aparic: ión y desapari
ción de las relaciones; pero, después de todo, tal es el problem a del
investigador, no un problem a para los miembros de la unidad.
^■No sólo las sociedades prim itivas sino tam bién algunas socieda
des complejas están llenas de unidades de id entidad y coordinadas
de una clase u otra. El grupo de m iembros del Par eido Demócrata
y del Partido R epublicano de los Estados U n id os constituye un
ejemplo. Por oposición a la organización centralizada que caracte
riza al Partido Comunista, o al pri de M éxico, los principales p a r
tidos políticos de los Estados Unidos están integrad as por m illones
de m iembros que con cierta consistencia otorgan su \ oto a los m iem
bros del partido y que, en algunos casos, trab ajan periódicam ente
en una cam paña política. Los individuos pueden a b andonar el p ar
tido sin aviso previo; y el partido, a su vez, no ti ene poder para
marginar a sus miembros.
Sin embargo, dentro de cada uno de estos partido s hay otros con
juntos de actores, más estrechamente organizados, que optan por
asignar su toma de decisiones a un grupo selecto de individuos: lí
deres, directores y candidatos. Cuando así ocurre, c ambia significa
tivamente la naturaleza in tern a de la unidad. Me d iante la asigna
ción del poder, m ediante la centralización de la cap acidad de toma
de decisiones, ahora pueden estas unidades más estr<íchamente orga
nizadas dividirse el trabajo fren te a tareas nuevas, e :/itar la duplica
ción de esfuerzos, etcétera. Éstas son u n idades ci?nsensuales; los
miembros individuales pueden retirar su poder así :*nado a su p ro
pia discreción; es decir, sólo obedecerán al líd er m íe.otras lo juzguen
conveniente de acuerdo con sus propias necesidades. Pero en la me
dida en que concedan poder lo centralizan, y esto le:: perm ite actuar
en concierto para algún interés común de la colectividad. En todas
las unidades coordinadas y de consenso se busca tí picamente a los
individuos a quienes se concede o asigna el derecho de tomar deci
siones por su capacidad, sabiduría o h abilidad pa r a lograr lo que
desean los miembros. T ales individuos no tiene n poder especial
fuera del que se les asigne, de m odo que al p rin cipio no pueden
ejercer ninguna fuerza sobre los miembros. Como veremos, esto
sigue siendo básico para la organización política de: todas las socie
dades humanas. Las bandas de fam ilias prim itivas se integran así,
y es de presumirse que esta dependencia básica frente al poder de
asignación siguió siendo la fuente principal de po der en el grupo
hasta bien entrado el periodo neolítico.
Sin em bargo, la organización social basada en ejl poder de asig
nación no se lim ita en modo alguno a la sociedad prim itiva, y sigue
80 L A NATURALEZA DEL PODER
desempeñando un papel importante en 1as sociedades más avanza
das. La mayor parte de lo que se consideran “asociaciones volun
tarias” son organizaciones cuyos miembroí; han convenido en subor
dinar sus derechos de toma de decisiones a fin de adquirir ciertas
otras ventajas. Se escogen los líderes porque se piensa que son los
más preparados para la tarea particular en cuestión, pero no pue
den tales líderes recurrir a la fuerza o a la coerción basada en el
control para obtener la cooperación.
Puede diferenciarse entre las unidades informales por el grado
de la lealtad esperada de los miembros. C uando es grande la ex
pectativa de lealtad, hay un elemento adicional que consolida el
poder del líder. El líder no sólo puede esperar el apoyo de los
miembros para sus decisiones, sino que, para alentar a los miem
bros recalcitrantes a obedecer, puede esperar una fuente especial de
control, es decir, puede esperar que una coalición de miembros use
el control en contra del miembro reacio. Cuando se manifiesta tal
lealtad de los miembros, el líder descubrí; que tiene, a través de
esta asignación confiable, una fuente de poder que es en efecto
independiente de la asignada por cualquiera de los adherentes. Por
esta razón, distinguiremos dos clases de unidades informales centra
lizadas. Una se basa por entero en el conse; tso, y los individuos tie
nen completa libertad para divergir y re íirar su poder asignado
cuando lo deseen. La otra tiene, además, una mayoría leal que
puede proveer al líder de un poder indep; endiente adicional para
apoyar el ejercicio del poder que se le ha adignado. En este último
caso hablaremos de una unidad mayoritarü\.
No están totalmente claras las diversas c;ircunstancias que lleva
ron a una unidad de consenso a convertirs o en una unidad mayo-
ritaria, pero es seguro que implican el reconocimiento, por parte
de los líderes y los miembros, de que el bienestar de la unidad, si
no es que su supervivencia, depende del mantenimiento de control
sobre el comportamiento de los miembros. Para que pueda lograr
se en forma regular tal control, se requiere aparentemente que la
sociedad alcance controles superiores en general, es decir, incremen
te su participación en la cantidad de poder disponible dentro del
sistema. Un caso clásico que ilustra en la litdratura la aparición del
uso de la fuerza debido al aumento del conttrol sobre el ambiente
es el de las sociedades de “soldados” o “poli< cías de los Indios de
las Praderas.5
En el estudio ecológico de los Indios de las Praderas realizado
5 Este caso ha sido descrito abundantemente, quízá mejor que nadie, por
Lowie, 1967, pp. 63-68 (esta fuente contiene una bibl íografía sobre el tema).
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA i3¡IÓN 81
par Symmes C. Oliver se clasifican así las diversas tribus y bandas:
1) “Indios de las Praderas Verdaderas”, 2) los puel )los cazadores y
recolectores que nunca alcanzaran el nivel de org; inización tribal
manifestado por los anteriores, y 3) las tribus agrí<:olas periféricas
que, gracias a su subsistencia menos móvil y sus rec<ursos más abun
dantes, formaban aldeas permanentes.6 Según Oliver, los Indios de
las Praderas Verdaderas se caracterizaban por la d ependencia pri
maria de la caza de bisontes, de modo que, durante la mayor parte
del año, la unidad básica de la organización social era “un grupo
local suficientemente pequeño para subsistir media nte la caza y la
recolección, pero suficientemente grande para proveer protección
contra los ataques de guerreros hostiles”.7 Durante este periodo,
no había necesidad de controles sociales fuertes, por<[ue la banda no
estaba cazando como una unidad, y lo que se requerí a era la empresa
individual. En cambio, en los meses de verano, cuando se reunía toda
la tribu, toda la situación se modificaba. Muchas pe: nsonas se reunían
en un lugar, y estas personas debían lealtad a band;is diferentes. De-
bían organizarse ceremonias importantes. Y, sobre toe o, debía empren
derse la cacería comunal del búfalo, de la que depend tan muchas cosas.
Se requería el orden en el campamento tribal, para prevenir dispu-
tas. Se necesitaba una disciplina estricta en la cacería, porque la cacería
individual era ineficiente. . . Era en este momento que funcionaban
siempre las sociedades policiacas. Se reitera que la tarea más importante
de las sociedades policiacas era la vigilancia de las cacerías comunales.
Para la mayoría de las tribus de las Praderas Verda leras, ésta era la
única época en que se establecían controles sociales f<>rmales
: . . . Puede
advertirse que el papel de las sociedades policiacas éra integrador en
otra forma. Estas sociedades no sólo se encargaban de castigar a los
ofensores, sino que también trataban de rehabilitar a las personas cul
pables reintroduciéndolas a la estructura tribal. Coejcio dice Provinse,
“Se buscaba la conformidad, no la revancha, y en uanto se obtenía
del delincuente la promesa de enmendarse, se tomaban medidas para
reincorporarlo a la sociedad.8
s Oliver, 1962, pp. 1-90. Los Indios de las Planicies Verdaderas incluían a los
comanches, kiowa apaches, kowa, arapaho, cheyenes, teten akota, crow, asini-
boine, gros ventres, blackfoot, sarsi, y plains cree. Los cazadores y recolectores
incluían a los grupos del Plano de la Cuenca, los shoshone lel norte, y Jos al
gonquinos y athapascanos de Canadá; los agricultores inclúían a los ornaba,
mandan, iowa y oto.
7 F. Eggan, citado por Oliver, 1962, p. 54.
8 Oliver, 1962, pp. 61-62. Reproducido de Ecology and Cul i ural Continuity as
Contribution Factors in the Social Organization of the P l ains Indians, publicado
originalmente por la University of California Press, reproduc do con permiso de
la Junta de Gobierno de la Universidad de California.
82 LA NATURALEZA DEL PODER
Los cazadores y recolectores más pobr es, cuya ecología no permi
tía la realización de campamentos tribales anuales más grandes, no
tenían sociedades policiacas en absoluto, ya que tales sociedades
eran claramente innecesarias para el mantenimiento del control
social. En cambio, los grupos agricultore s periféricos no sólo tenían
sociedades policiacas sino que tales sociedades operaban durante
todo el año, no sólo durante la caza vera jmega de bisontes.
Todos los Indios de las Praderas estab an organizados fundamen
talmente como unidades informales basa c as en el consenso. La dis
tribución particular de las sociedades polJ ciacas ilustra la forma en
que los recursos ambientales cada vez más abundantes permitían el
incremento de los controles sobre el ambiente, lo que generaba
grupos más grandes en términos periódico:s o permanentes, y mayor
poder dentro del grupo. Los cazadores o r ecolectores marginales no
tenían tal instrumento de coerción, míenSras que los Indios de las
Praderas Verdaderas, cuando formaban grupos más amplios, des
arrollaban un mecanismo para el uso de ciertos miembros como una
fuerza física de control en contra de otros miembros. Y en el grupo
más evolucionado, que contaba con una agricultura desarrollada, el
ambiente y la tecnología añadían mayor poder aún al sistema, de
modo que estos mecanismos de coerción se convertían en partes per
manentes de la organización social india.
También pueden considerarse las sociedades policiacas como uni
dades de operación que demarcan tentativas mente un nuevo nivel de
integración dentro de la sociedad india. Así pues, las sociedades
de las Praderas Verdaderas eran elementoj de transición entre los
cazadores y recolectores marginales, donde no ocurrían tales unida
des, y los agricultores donde tales unidada :s se habían convertido
en una parte establecida del orden social. Debemos mencionar aquí
que Lowie vio en estos conservadores del orden un paso hacia la
complej idad.9
C. U n id ad es f o r m a l r s
El grado de poder alcanzado en las socieda> ales agrícolas de los In
dios de las Praderas tiende a extenderse m sis allá del poder de la
9 Lowie, 1927; véase especialmente p. 101. M ax tUuckman descubre también
algunas raíces de la complejidad en las sociedades policiacas, pero subraya que
tales sociedades demuestran “que la cohesión soci si se desarrolla a medida
que los hombres aliados en términos de una regla consuetudinaria de asocia
ción (la participación en bandas) se agrupan bajo u na regla diferente (la parti
cipación en sociedades de soldados) con otros que t enen una lealtad diferente
bajo la prim era regla” (1965a, p. 90).
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPERA CIÓN 83
unidad informal. Las sociedades policiacas se convirtieron en orga
nizaciones permanentes gracias al mayor control ambiental permi
tido por la agricultura permanente. En algunos c asos, esto daba a
los líderes cierto grado de poder continuo, independiente hasta
cierto punto del poder asignado por cada miembro individual. Esta
clase de arreglo echa las bases de una organizaci ón en la que el
líder puede tener no sólo un poder independiente de los miembros
singulares sino también un poder suficientemente grande para de
legarlo. La presencia de tales controles indica una confiabilidad
del poder disponible desconocida para la mayoría de las sociedades
de cazadores y recolectores. En una panorámica. de la sociedad
humana veremos tal vez que la base más común de tal poder inde
pendiente es la disponibilidad de hombres armados —jenízaros,
tropas, policías, una banda de tunantes—, un grotpo que depende
de que su líder tenga controles y poder suficiení e para apoyarlo.
Pero en las sociedades complejas, donde se delega a otros gran par
te de la operación del poder, hay muchas otras f uentes de poder
independiente. Entre las más importantes se en cuentran los con
troles sobre la tierra y otros recursos básicos para la supervivencia
y la produción. Al considerar la importancia de una base inde
pendiente de apoyo al poder judicial, observaba el Federalist: “En
el curso general de la naturaleza humana, un po der sobre la sub
sistencia de un hombre equivale a un poder sobre su voluntad”.
En la situación general parece inevitable que, de] i tro de los diver
sos poderes independientes ejercidos por los líderos en las unidades
formales, sea el más importante el que derive en última instancia
de los controles sobre la base de subsistencia de un pueblo.
Es particularmente importante el paso de la u nidad informal a
la unidad formal. Es posible que la delegación ele poder por una
autoridad no constituya por sí sola un cambio t an marcadamente
drástico del sistema, pero refleja el hecho de quo hay tanto poder
invertido y concentrado en el liderazgo que el líoer no sólo puede
conceder algo de ese poder a otros, sino que debe hacerlo si quiere
mantener bajo control la situación. En consecuenoia, también mar
ca el punto en el que el poder asignado a un miembro individual
deja de ser la fuente dominante de las actividade; ¡ de la unidad en
conjunto, para ser remplazado por una totalidad de poder que los
líderes han podido reunir. Marca el fin de la libertad de los indi
viduos o de las unidades de operación para seguí r su propio cami
no, para abandonar el escenario si no les gusta; marca el inicio de
la burocratización de la sociedad. Existe presumiblemente un ta
84 LA NATURALEZA DEL Í ODER
maño máximo de una organización humana que puede basarse sólo
en el poder asignado. No conocemos ningi ,ma limitación al tamaño
de una organización que controle recurso;i por encima de los con
trolados por sus miembros. Los académicos han considerado que
“la civilización’’, la ciudad, la escritura, y varios otros indicadores,
son índices del cambio más importante eri la evolución social hu
mana. Por supuesto, todos estos fenómeno;; son manifestaciones ex
ternas de tal cambio. Un aspecto analítico de tal cambio es sin
duda el paso de una sociedad basada sólo en el poder asignado a
otra sociedad donde se vuelve disponible el poder independiente
adicional; y ello ocurre, por supuesto, con el control adicional del
ambiente proveído por la domesticación ds; plantas y animales.
Pero tales unidades formales son también muy variadas por esa
razón. Sólo necesitamos contrastar el podCr ejercido por un rey
barotse, el papa, el gerente de un banco, un jefe polinesio y un
presidente norteamericano, para observar l as variedades de relacio
nes implicadas. Para considerar en nuestro tratamiento tan gran
diversidad, he distinguido dos clases de un idades formales, la uni
dad corporativa y la unidad admin istrada. La unidad corporativa
tiene en operación las seis características dei. poder y la identidad.
No sólo tienen los gobernantes un poder i ndependiente y lo dele
gan, sino que los miembros tienen poder i r dependiente y lo asig-
nan, además de participar en diversas redes de concesión de poder
y de mantener una identidad común con ot ios miembros.
Utilizamos el término unidad administradk para indicar que esta
categoría residual comprende unidades que existen dentro de es
tructuras corporativas más grandes (tales como el Estado nacional)
y tienen como fuente el poder independien; e o delegado pero se
caracterizan por una organización adminisi nativa, o burocracia.
Todas las unidades corporativas tienen esta clase de administra
ción, pero en las sociedades complejas hay muchas unidades que
aprovechan las concentraciones de poder existentes, y estas unida
des pueden carecer de una o más de las carac ierísticas que tipifican
la unidad corporativa. Son muy comunes 1as organizaciones que
reclutan sus miembros por la fuerza: la conscripción del ejército,
el encarcelamiento de los criminales, el encie::ro de los individuos
cuyo comportamiento disidente se atribuye a deficiencias mentales,
etcétera. Es obvio que en esta clase de organi naciones existe escasa
oportunidad para asignar el poder, y los poSeres independientes
de los individuos pueden estar tan restringíaos que ni siquiera
puedan aportarlos a alguna concesión recíproca. En los casos extre
mos, como el del confinamiento solitario, puede sostenerse que aun
LA DIVERSIDAD DE UNIDADES DE OPER \CIÓN 85
el p0der independiente del in d ivid u o deja de esta ; a su propia dis-
posición.
N0 trataremos de analizar aq u í las variedades qie tales organiza-
ciones administradas, ya que constituyen una cla se especializada y
deben exam inarse por separado. Sin embargo, m ayoría de las
organizaciones que vemos en operación en las so ciedades comple-
jas, al igual que todas las de las sociedades p r imiti vas, pueden ana
lizarse adecuadam ente en térm inos de los seis tip os básicos de es
tructura del poder; las organizaciones que pende n , por decirlo así,
de la concentración de poder existente en la cjtma del sistema,
constituirán las diversas unidades adm inistradas.
V. DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER
L o s in st r u m e n t o s q u e p u e d e n u t iliz a r s e p a r a p r o y e c t a r u n d o m i
n io d e p o d e r so n las u n id a d e s d e o p e r a c ió n q u e i n c lu y e n a lo s
a c to re s y lo s d o m in io s y n iv e le s d e a r t i c u la c ió n q u e f o r m a n e n t r e
sí estas u n id a d e s d e o p e r a c ió n . A l d e s c ri b i r u n a e s t r u c t u r a d e p o
d e r, n o s in te r e s a ta n to l a o r g a n iz a c ió n in t e r n a d e la s u n id a d e s
c o m o sus in t e r r e la c io n e s . L a e s t r u c t u r a i n te r n a se r e la c io n a í n t i
m a m e n te c o n la e s t r u c t u r a e x t e r n a ; y e n e fe c to , p a r a a lg u n o s fin e s
p o d e m o s o m i t i r p o r c o m p le t o la s “ fro n te ] a s ” y e x a m in a r s ó lo la s
r e la c io n e s de p o d e r q u e se e x t ie n d e n c o m o u n a r e d p o r to d o e l
u n iv e r s o . D e n t r o d e ta le s r e d e s h a y d o s c o n c e p to s p r in c ip a le s q u e ,
to rn a d o s e n c o n ju n t o , p r o v e e n e l m a r c o p r i n c ip a l p a r a e l a n á lis is
d e u n s is te m a d e p o d e r . É sto s s o n lo s d o n:i n ios y n iv e l es d e l a a r-
t i c u la c i ó n .
A. Los DOMINIOS DEL PODER
U n d o m in io es to d o c o n ju n t o d e r e la c ió n d o n d e h a y a d os o m á s
a c to re s o u n id a d e s d e o p e r a c ió n d e p o d e r r e la t i v o d e s ig u a l f r e n t e
a lo s d e m á s. S i A t i e n e s o b r e B m a y o r p o d e r q u e B s o b re A_, d e c i
m o s q u e B se e n c u e n t r a e n e l d o m in io d e ,4 . S in e m b a rg o , e l t é r
m in o d o m in io se v u e lv e ú t i l e n los casos d e: r e la c io n e s e n t r e v a r ia s
p a r te s , c u a n d o A tie n e d o m in io s o b re v a r i o í; s u b o r d in a d o s .
L o s d o m in io s p u e d e n d if e r e n c ia r s e d e a]:u e r d o c o n v a r ia s p r o
p ie d a d e s . U n a d e la s m ás i m p o r t a n t e s es e l h e c h o d e q u e la s r e la
c io n e s p e r m i t a n n u m e r o s o s accesos d e l s u b o i 'd in a d o a l s u p e r o r d in a -
d o . C u a n d o n o o c u r r e así, el d o m in io es u n ie a r io (g r á f ic a 3 a ) ; c u a n
d o a sí o c u r r e , e l d o m in io es m ú l t i p le ( g r á f ica 3 b ). E n u n d o m in io
u n i t a r i o h a y s ó lo u n s u p e r o r d i n a d o in m e d ia t o p o r c a d a s u b o r d i
n a d o . P o r e je m p lo , e n la N o r te a m é r ic a c o n ite m p o r á n e a , l a f a m i lia
m o d e r n a t i e n e s ó lo u n a m a d r e ; lo s E s ta d o s D n id o s tie n e n s ó lo u n
p r e s id e n t e ; l a m a y o r ía d e la s c o r p o r a c io n e s t ie n e n s ó lo u n p r e s i
d e n te ; u n s is te m a e s c o la r tie n e s ó lo u n s u p e r in t e n d e n t e , e tc é te ra .
D a d o q u e lo s s u b o r d in a d o s d e c u a lq u ie r a d e e sta s u n id a d e s n o
t ie n e n m á s acceso a l p o d e r q u e lo s c a n a le s e e ta b le c id o s p o r la r e la
c ió n e x is te n te c o n el s u p e r o r d in a c lo ú n ic o , l o s s u b o r d in a d o s se e n
c u e n t r a n e n u n d o m in io u n i t a r i o .
E n lo s d o m in io s m ú l t i p l e s e l s u b o r d i n a d ] tie n e acceso a tra v é s
d e d o s o m ás c a n a le s . P o r e je m p lo , e l n i ñ o a s tu to d e s c u b re q u e si
86
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 87
(c) Dominios Mixtos
•Unitarios: A - E- H/K
Múltiples: A - E/F/G- UM
GRÁFICA 3. Dominios unitarios y múltiples
SS LA NATURALEZA DEL PODER
uno de los padres le niega un favor p uede recurrir al otro con
la esperanza de que se lo conceda; la nación pequeña a quien Jos
Estados U nidos le niegan una concesión o una ayuda puede re
currir a Rusia (y viceversa); el campesirn) o trabajador rural que
no logra obtener mejores condiciones de trabajo con su empleador
puede recurrir a un sindicato o una organización revoluciona
ria, etcétera.
La distinción que se establece entre e1 dominio unitario y el
dominio múltiple parece tener una utilidad tan obvia que apareció
independientemente en la literatura de 1as años sesentas (y es po
sible que haya aparecido antes). Julio Co tler describió el dominio
unitario como radios múltiples interconectados que convergen en
un solo vértice.1 Cotler contrastó esto con la situación donde la
“multiplicación de los medios de comunicación establecen las in
terconexiones de los radios que han estado desconectados hasta
ahora”.2 F. LaMond Tullís elabora un p oco más la presentación
al hablar de las dos formas como “Tipos Ideales I y II”, que apa
recen como el “prefacio de un modelo formal de cambio político”
donde la “modernización política entre los campesinos debe enten
derse entonces como la resolución afortunada de lazos estructurales
en 'favor de un desplazamiento hacia el T ipo Ideal II”.123 Éste es
1 Cotler, 1969, p. 65 (traducción al inglés del autor). Esta idea se volvió
muy popular entre los estudiosos del Perú como “id triángulo sin base”, para
subrayar que las relaciones tendían a centrarse en el superordinado y que no
había ninguna coordinación efectiva de los csfuerzos de los ocupantes del
nivel inferior. Creo que ésta ha sido una imagen desafortunada porque ha
alejado la atención del hecho de que una concentración eficaz de los poderes
independientes en manos de los ocupantes del nivel inferior constituiría pro
bablemente un esfuerzo de su par te para ascender ;t1 nivel siguíente y enfren
tarse al superordinado. Así pues, el “triángulo sin base” sigue siendo precisa
mente eso, excepto que ahora hay probablemente dos triángulos, cada uno
dotado de la misma base “vacía”, pero con ápice; diferentes. Encontré por
primera vez en el trabajo de Cotler el “triángulo sin base”, pero ha sido atri
buido a William F. VVhyte (véase su reimpresión de 1974, pp. 537-538).
2 Cotler, 1969, p. 72.
s Tullis, 1970, pp. 42-50; citas tomadas de Ias pp. 45, 49. Reproducido de
T,ord and Peasant in Peru: A paradigm of P oliíical and Social Change, Cop y
right © 1970 por el presidente y los miembros del Harvard College, con per
miso de Harvard University Press. En una nota al pie (p. 45) observa Tullís
que “Frcdcrick W. Frey, The Turhish Political Elite (Cambridge, Mass., 1965),
ha creado una tipología de las estructuras del poder (p. 442) durante el pro
ceso del desarrollo político en la que plantea esencialmente la misma cosa, es
decir, que en los organismos políticos ‘tradicionales’ están aisladas y atomizadas
entre sí las masas en el sentido de la conexión del poder, mientras que en
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 89
esencialmente el mismo argumento que publiq u(í en 1966, en tér-
minos de los dominios del poder.4
_ T0do dominio complejo de más de dos niv sles suele incluir
subdominios unitarios y múltiples (véase la gráf¡ ca 3c). Por ejem-
pl0, Un sistema puede tener un solo tomador de decisiones finales
(el rey, el presidente, etc.), pero los canales de i cceso pueden va-
riar. L0s presidentes de los Estados Unidos, con áreas tan amplias
de poder potencial, han tendido a tratar de pr'eservar dominios
.anitarios entre ellos y el electorado general. Por ejemplo, varios
p;rsesidentes han creado un conjunto de asesores y auxiliares de la
Gasa Blanca que actúan como filtros o canales para las personas
qUe desean tener acceso al presidente. El sistem a tiene tanto éxi-
to que algunos miembros del gabinete no han p ■adido acercarse al
presidente. Puede inhibirse el acceso por completo. En cambio,
los individuos que se encuentran dentro de tal sistema tienen de
ordinario la posibilidad de un acceso mutuo. C u ando el secretario
del Interior Walter J. Hickel deseaba ver con urgencia al presi
dente Nixon, ensayaba varios canales inform al^s y oficiales. En
efecto, todos los canales estaban a su disposición
El paso de un dominio unitario a un domini >múltiple es uno
de los cambios estructurales más importantes de los últimos años
en el campo del desarrollo económico y político En la hacienda
clásica de América Latina, los trabajadores están atados por uno
u otro medio a la hacienda. Las deudas de los peones, el aisla-
miento físico, el aislamiento cultural por la inca ¡aacidad de hablar
el idioma nacional, el uso de represión violenté contra los indi-
viduos que traten de escapar, han sido algunos d e los aspectos más
característicos de este sistema. Las haciendas trat aban esencialmente
de retener un dominio de poder unitario a un n ¡ivel regional, para
que los trabajadores no pudieran tener acceso a ninguna fuente
de poder fuera de la hacienda. En términos de la estructura del
poder, una de las facetas principales de la activ : dad de desarrollo
y revolucionaria de los países en desarrollo ha buscado la destruc-
los organismos políticos ‘masivos’ democráticos modernos están totalmente in-
corporadas y unidas en una forma p lu ral y m ultidireccixtma l”.
Una variante más reciente de la distinción unitaria/m ú tiple es la de Nancie
L. González, quien utiliza los dos modelos para descri'r ir algunas variantes
de la relación patrón-cliente.
4 El ensayo de 1966 se leyó originalm ente en 1963; 1a. modernización polí-
tica y los aspectos evolutivos se introdujeron y expandidr on en esa época en
R. N. Adams, 1967, cap. 15, y 1970a, p. 65.
5 Hickel, 1971, pp. 243-244. '
90 LA NATURALEZA DEL PODER
c io n d e esto s a n tig u o s d o m in io s u n i t a r i o a m e d ia n te la in s t it u c ió n
d e n u e v o s c a n a le s d e a c c e so y la i m p la n t a c ió n d e d o m in io s m ú l
t ip le s .6 F u n d a m e n t a lm e n t e , e s to h a f o r m a d o p a r t e d e u n p ro c e s o
d e c o n c e n tr a c ió n d e l p o d e r e n la c im a , es d e c ir , e n e l g o b ie r n o
n a c io n a l.
L o s d o m in io s m ú lt ip le s , d o n d e lo s s u b ar d in a d o s d e n i v e l i n f e
r i o r t ie n e n m ás d e u n a c c e so a l p o d e r q u e se e je r c e s o b re e llo s ,
a fe c ta n p r o f u n d a m e n t e e l c o m p o r ta m ie n . :o d e s u p e r o r d in a d o s y
s u b o r d in a d o s . E n u n d o m i n i o u n i t a r i o (g r á f ic a 3 a ), el s u p e r o r d i-
n a d o A p u e d e d e le g a r p o d e r e n f o r m a d ife : re n c ia d a e n t r e lo s s u b o r
d in a d o s , m a n t e n ié n d o lo s a sí f r a g m e n t a d o : p a r a q u e n o p u e d a n
c o m b in a r su p o d e r e n c o n t r a d e l s u p e r o r a in a d o . E n c a m b io , e n
u n d o m in io m ú l t i p le ( g r á fic a 3 b), lo s s u b o r d in a d o s T , U , V y W
p u e d e n t r a t a r de e n f r e n t a r e n t r e sí a la s A ea. L a i m p o r t a n c i a d e
lo s d o m in io s m ú lt ip le s d e r i v a d e l h e c h o d e q u e lo s s u b o r d in a d o s
t ie n e n r u t a s d e acceso a lt e r n a t iv a s a l p o d e r d e le g a d o .
U n i n t e r r o g a n t e q u e in t e r e s a i n e v i t a b le m e n te a to d o m ie m b r o
d e l d o m in io q u e d e se e o te m a u n cam 'bi o e n la e s t r u c t u r a d e l
d o m in io c o n s is te e n s a b e r si e l p o d e r co rn bin a d o d e lo s s u b o r d i
n a d o s d e n t r o d e u n d o m in io es ig u a l o m ay o r q u e e l d e l s u p e r-
o r d in a d o . L a r e s p u e s ta a e ste i n t e r r o g a n t e c e p e n d e d e d os h e c h o s :
1) e l e s ta d o d e o r g a n iz a c ió n d e lo s s u b o r d i n a d o s y 2) la d is p o n i
b i l i d a d d e u n p o d e r d is t i n t o d e l a s ig n a d o , es d e c ir, d e u n p o d e r
i n d e p e n d i e n t e o d e le g a d o , p a r a c u a lq u ie r a d e lo s m ie m b r o s p e r o
e n p a r t i c u l a r p a r a e l s u p e r o r d in a d o . L a g r á fic a 4 i lu s t r a e l p r o
b le m a . E n 4 a , A c o n t r o la a lo s m ie m b r o s d e u n c o n ju n t o n o o r
g a n iz a d o , E , N y D , c a d a u n o d e e llo s d e m a : :ia d o d é b il p o r sí s o lo
p a r a e n f r e n t a r s e a A . E n 4 b , se h a n o r g a n iz a d o , y e n 4 c se e n f r e n
t a n a A . P a r a d e r r o t a r a l a c o m b in a c ió n E -N -D , A b u s c a u n p o d e r
d e le g a d o d e H , c u y a p o s ic ió n h a s id o a m b .agua h a s ta a h o r a . E n
4 d , H c o n c e d e e l p o d e r d e le g a d o , p e r m it ie a id o a sí q u e A se e n
f r e n t e a la o r g a n iz a c ió n E -N -D . E n 4 e , A h a u t iliz a d o c o n é x it o
e l p o d e r d e le g a d o p a r a s u b o r d i n a r la c o m b i r a c ió n E -N -D , p e r o a l
a c t u a r así se h a c o n v e r t id o é l m is m o e n su b o : 'd in a d o d e H . A p r o
c e d e e n to n c e s a d i v i d i r y c o n q u i s t a r a E -N -D (vé ase 4 f).
U n a v a r i a n t e de e ste p ro c e s o es la p o s ic ió n d e a lg u n o s je fe s t r i
b a le s a fr ic a n o s b a jo u n s is te m a d e g o b ie r n o c o lo n ia l in d ir e c t o .
A n t e s d e la s it u a c ió n c o lo n ia l, e l je f e d e p e n d í a p r i n c ip a lm e n t e d e l
p o d e r a s ig n a d o y q u iz á tu v ie s e a lg ú n p o d e r i n d e p e n d ie n te . E l su
p e r o r d i n a d o c o lo n ia l p u d o d e le g a r le m ás p o d e r, v o l v i é n d o lo así
6 R. N. Adams, I970a, y 1967, pp. 225-272, trata este proceso en detalle.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 91
(a) (b)
(c )
(d)
E
(e) (f)
GRÁFICA 4. Cambio del dominio por confrontac ión y delegación
92 LA NATURALEZA DEL PODER
más o menos independiente del poder asignado y dependiente
de la autoridad colonial. En consecuencia, se volvió menos sen
sible a los intereses de los subordinados y más sensible a los fun
cionarios coloniales.
Cuando hablamos de los dominios solemos cometer un error
derivado del uso común del idioma inglés. Es común hablar, por
ejemplo, de los “dominios de Dios” o los ‘dominios del Diablo”,
o de alguna otra entidad o noción espíritu,al. En términos del sis
tema que ahora nos ocupa, esto sólo puede generar confusión. Ana
licemos las relaciones de poder efectivo q ue pueden existir en el
caso de los “dominios del Diablo”, en p articular de un diablo
cristiano.
Independientemente de lo que sea en re alidad, el Diablo existe
en forma diferente. en la imaginación de cada creyente y puede
actuar al mismo tiempo en sentidos totalmente diferentes y con
tradictorios en lugares distintos. La expresión “Jorge está en poder
del Diablo” significa que Jorge (o alguien niás) cree que existe
algo llamado el Diablo que tiene poder o co ntrol sobre Jorge. Cla
ramente, todo esto es una cuestión de pote ncialidad cultural. Sin
embargo, cuando se afirma que, en virtud de que Jorge está po
seído así, tiene poder sobre Arturo, la cuestión se vuelve confusa.
¿Qué clase de controles tiene Jorge que le p srmitan ejercer poder
sobre Arturo? ¿Jorge puede llamar en su auxilio al Diablo, pero
podrá delegar este poder a Arturo? En efec i o, el poder de Jorge
sobre Arturo depende de que Arturo crea que el Diablo puede
hacer algunas cosas a través de Jorge; y así Arturo asigna a Jorge
estos controles y poderes simbólicos. Porque si Arturo no cree que
exista el Diablo o que Jorge tenga algunos controles o poderes
especiales, simplemente no le prestará atención. Jorge puede ejer
cer su poder diabólico sobre Arturo sólo si Arturo decide conce
derle esa capacidad. Puede hacerlo porque crea genuinamente que
Jorge tiene en efecto el poder, o sólo para seguirle la corriente.
Así que Ja clase de dominio que tenga aquí Jorge no dependerá
de los controles reales que posea sino del pod er asignado que otros
deseen concederle.
Todo esto parecerá terriblemente materialisi :a, y Jo es. Trata de
localizar en el tiempo y el espacio el fenómeno que estamos exami
nando, y de determinar con precisión las for mas y los flujos de
energía implicados. Por ejemplo, aunque el analista no pueda sa
ber nunca si J orge está realmente poseído por el Diablo (es decir,
nunca podemos conocer la potencialidad real), es importante saber
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 93
si Arturo atribuirá seriamente esa posesión a Jorg( ;, y lo que Jorge
cree (p0tencialidad cultural).
B. N iv e l e s y c o n f r o n t a c io n e s
En nuestra conceptuación tradicional de las rela dones humanas,
los dominios sirven para clasificar lo que se ha co ncebido de ordi
nario como relaciones “verticales”. Sin embargo, eí; obvio que den
tro de los dominios, y entre ellos, hay relacione; ; coordinadas, y
que ,a largo plazo son tan importantes como las relaciones super-
ordinadas y subordinadas. Viene a la mente el con cepto de “nivel”
cuando tratamos de encontrar una noción de oeganización para
estos conjuntos coordinados. Al tratar de aplicar la noción, se
hace evidente que nunca ha recibido una atención sistemática para
su uso en tales términos. Como instrumentos inte lectuales, los ni
veles se han utilizado desde hace mucho tiempo pala indicar alguna
clase de fenómeno que surge, implicando que cu alquier cosa que
se asigne a un nivel “inferior” es de algún modo un antecedente,
histórico o estructural, de lo que aparezca a un nivel “superior”.7
Como ocurre con muchas ideas en las ciencias sociales, el tér
mino nivel se volvió de uso común mucho tiempo antes de la for
mulación de conceptos sistemáticos. Aquí trato de adherirme a un
conjunto específico de definiciones del término, con la esperanza
de que podamos avanzar hacia un uso más sistemát:íco y riguroso de
tal término. Para tal efecto, distinguiré entre los r iveles de articu
lación y los niveles de integración.
Se observará un nivel de articulación siempre que ocurra una
confrontación continua; y se formarán dos niveles adyacentes siem
pre que haya una relación continua de superordl nado-subordina
do. Por ejemplo, dentro de algunas unidades domésticas, padres e
hijos integran dos niveles. En una empresa, los niveles se encuen
tran claramente diferenciados entre el presidente ; vicepresidente,
gerente, empleados principales y empleados secundarios. En las
sociedades capitalistas complejas donde hay diferencias de riqueza,
los estratos socioeconómicos marcados por diferencias culturales
sirven para diferenciar tales niveles. Gran parte de la confusión
que llevó a Rodolfo Stavenhagen a insistir en la distinción entre
la estratificación social y la clase social 8 podría h aberse evitado si
7 Edel presenta una discusión ú til del uso general del término n iveles en
las ciencias sociales (1959). Véase también Bunge, 1963, cap 3.
s Véase Stavenhagen, 1967, pp. 126-151.
94 LA NATURALEZA DEL PO DER
se h u b ie s e c o n te m p la d o l a c u e s tió n d e la e s t r a t ific a c ió n e n té rm i-
n o s de u n a d if e r e n c ia c ió n d e n t r o de c u a lq .h e r s o c ie d a d c o m p le ja
o e n e x p a n s ió n . A m e d id a q u e la s s o c ie d a d e s e x p a n d e n su c o n t r o l
s o b re e l a m b ie n te , m e d ia n t e la te c n o lo g ía o e l p o d e r d e r iv a d o d e
fu e n te s e x te r n a s , d e s a r r o lla r á n d iv e rs o s n iv e le s . S i e sto s n iv e le s
d e p e n d e n d e la s h a b i li d a d e s o lo s a t r ib u t o s p a r t i c u la r e s d e i n d i
v id u o s e sp e c ífic o s , y sus o c u p a n te s c a m b ia n a tr a v é s d e l tie m p o ,
t e n d e r á n a c o n s id e ra r s e c o m o “ e s t r a t o s ” e n té r m in o s so c io ló g ic o s ,
d e m o d o q u e r e f l e j a r á n u n a o p e r a c ió n d e l a m e n te h u m a n a p a r a
o r d e n a r el u n iv e r s o q u e la r o d e a . E n la s soc ie d a d e s m á s c o m p le ja s ,
se s e p a r a r á n s e g m e n to s e n te r o s d e la so c ie tf a d c o m o u n id a d e s d e
o p e r a c ió n q u e se o r d e n a r á n . É sto s so n lo s “ e s tra to s s o c ia le s ” . E n
la S e g u n d a P a r t e e x a m in a r e m o s la i m p o r t a n c i a d e lo s e s tr a to s y
d e la s c lases so c ia le s.
E n la p r á c t ic a e x is te u n n i v e l c u a n d o d o s a c to re s d e t e r m in a n
q u e su p o d e r r e la t i v o es a p r o x i m a d a m e n t e c ■ao r d in a d o . E sto p u e d e
d e t e r m in a r s e e n v a r ia s fo r m a s . E n u n a d e e lia s , d o s a c to re s, T y E,
r e c o n o c e n q u e so n in f e r io r e s d e l m is m o su p e r io r , A (g r á f ic a 5 a );
o q u e s o n s u p e r io r e s d e l m is m o i n f e r i o r , N ( gr á f ic a 5 b ); o q u e so n
in t e r m e d ia r io s e n t r e lo s m is m o s s u p e r io r e s e i n f e r io r e s (g rá fic a 5 c ) .
P o r s u p u e s to , n in g u n a de e sta s fo r m a s es d e f i n i t i v a p o r q u e s ó lo
e s ta b le c e n d ó n d e se e n c u e n t r a n la s d o s p a r t e s e n r e la c ió n c o n u n
te rc e ro . L a d e t e r m in a c ió n p r e c is a d e q u e !T y E se e n c u e n t r a n
e n e l m is m o n iv e l (g rá fic a 5 d ) d e p e n d e r á e n ú lt i m a in s ta n c ia d e
u n a c o n f r o n t a c i ó n e n t r e lo s d o s ( g rá fic a 5 e ) .
L a p r u e b a v e r d a d e r a , la c o n f r o n t a c ió n , o cu r r e c u a n d o d o s ac
to re s se r e la c io n a n d e t a l m o d o q u e sus a c t i v i al a d e s p o n e n a p r u e b a
e l p o d e r r e l a t i v o d e c a d a u n o . “ U n a c o n f r o n t a c i ó n ” , d ic e F . G .
B a ile y , “es u n m e n s a je q u e e l r e c e p t o r n o p u e d e d e j a r d e r e c ib ir
y a t e n d e r ” .9 E l m e n s a je p u e d e s e r h o s t il o a am isto so , p e r o n o n e c e
s a r ia m e n te . P u e d e se r s im p le m e n te u n i n c id e n t e c u a n d o lo s p o d e
res r e la t i v o s d e d os p a r t e s se a p lic a n s im u lt á n e a m e n te e n u n a si
t u a c ió n . E l r e s u lt a d o d e u n a c o n f r o n t a c i ó n d e t e r m in a la n a t u r a
le z a d e lo s n iv e le s a l a c la r a r e l p o d e r r e l a t i v o d e lo s d o s a c to re s.
T a l p o d e r p u e d e se r a p r o x i m a d a m e n t e e q u i v a le n te , d e m o d o q u e
lo s a c to re s se e n c o n t r a r á n e n e l m is m o nia ml; o p u e d e o c u r r i r
q u e e l p o d e r d e u n o sea m a y o r q u e e l d e l ot a:o, d e m o d o q u e u n o
sea s u p e r o r d in a d o y e l o t r o s u b o r d in a d o . A p a r t e d e e sto , la d e te r-
9 Bailey, 1970, p. 104. Reproducido con permiso de Schocken Books, Inc.,
de Stratagems and Spoils, por F. G. Bailey. Copyright @ 1969 por Basil Black-
well Pub1isher.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER
(e)
GRÁFICA 5. Niveles determinantes de la a r iculación
96 LA NATURALEZA DEL P ODER
m in a c ió n de lo s n iv e le s d e b e d e p e n d e r h a b ít u a lm e n t e de e s tim a
c io n e s , de o r d i n a r i o b a sa d a s en la p o s ic ió n r e la t i v a d e lo s a c to re s
c o n r e f e r e n c i a a te rc e ro s , o c o n r e s p e c to a la s c a n tid a d e s y c la se s
d e l a m b ie n te q u e c o n t r o le n .
H a b ie n d o in d ic a d o lo q u e m e p a r e c e u n c o n c e p to ú t i l p a r a e l
t é r m in o n i v e l d e a r t i c u l a c i ó n e n e l c o n t e x t o d e l a t e o r ía d e l p o d e r ,
s e ñ a la r é a h o r a q u e t a l c o n c e p to d if ie r e sig n if ic a t iv a m e n t e d e Ja
n o c ió n m á s c o m ú n d e l n i v e l d e i n t e g r a d *i n . J u l i a n S te w a r d , e l
p r i n c i p a l r e s p o n s a b le d e l e s ta b le c im ie n to f ir m e de e ste c o n c e p to
e n la a n t r o p o lo g ía , r e c o n o c ió p r o n t o su se m e ja n z a c o n e l c o n c e p to
d e lo s n iv e le s d e o r g a n iz a c ió n e x is te n te e n l a b io lo g ía . “ E n e l c o n
t i n u o d e c r e c im ie n to d e to d a c u l t u r a h a y u n a s u c e s ió n d e tip o s d e
o r g a n iz a c ió n , lo s q u e n o s ó lo so n c a d a v e z m ás c o m p le jo s s in o q u e
r e p r e s e n t a n n u e v a s fo r m a s q u e s u r g e n .” 10* “ E ste c o n c e p to de lo s
n iv e le s de la in t e g r a c ió n s o c io c u lt u r a l es ú t i l p a r a e l a n á lis is de
la e s t r u c t u r a i n t e r n a de s is te m a s c o n te m poi 'á n e o s c o m p le jo s , a d e
m á s d e q u e d e s c rib e e l s u r g im ie n t o s u c e s iv o d e n iv e le s c u a li t a t i
v a m e n t e n u e v o s e n el d e s a r r o llo h is t ó r ic o .” 11
S t e w a r d se r e f i r i ó p o r p r i m e r a v e z a este te m a e n 1 9 5 1 ; lu e g o
a p a r e c ie r o n e n la l i t e r a t u r a , c a d a ve z e n fo r m a m á s a b u n d a n t e ,
a lg u n a s d e s c rip c io n e s q u e d e b ía n r e c u r r i r a 'os “ n iv e le s ” p a r a e x a
m i n a r c u lt u r a s d iv e rs a s , c o n tin g e n te s y r e la c iio n a d a s q u e o c u p a b a n
s e g m e n to s d if e r e n te s d e lo q u e e r a c la r a m e rite u n a s o la s o c ie d a d ,
a u n q u e c o m p le ja . E n 1 9 5 4 , B e t t y S t a r r ids m tific ó , e n la r e g ió n
d e lo s t u x t la s d e l s u r d e M é x ic o , seis n iv e le s e n lo s q u e se e x p e r i
m e n t a b a c ie r t o s e n t im ie n t o d e c o m u n id a d : a ) e l g r u p o f a m i lia r ,
b) e l g r u p o d e v e c in o s c o n tig u o s , e) la v e c i n f ad , d) la a ld e a , e) e l
m u n ic ip io , y f ) la r e g ió n .^ A l a ñ o s ig u ie n te , J o h n G u lic k p u b lic ó
u n a n á lis is d e l c a m b io o c u r r i d o d e n t r o de u n a a ld e a lib a n e s a e n
t é r m in o s d e lo q u e lla m ó “ e s fe r a s ” , d e r iv a d a s d e l a n á lis is r e a liz a d o
10 Steward, 1955, p. 51. Reproducido de Theory of Culture Change, con
permiso de la University of Illinois Press.
u Ibid., p. 5. En 1942, Robert Redfield escribió una introducción para un
volumen titulado Levels of Integration in Biological and Social Systems; alre
dedor de 1958, Redfield habría de referirse a la o hra de Steward como “la
hazaña más impresionante en la presentación de una entidad nacional como
un sistema social, por un antropólogo . . . La concepc ón esencial utilizada an
tes era una estructura de partes integrantes del conj unto mayor. Estas partes
son. . . ‘niveles de integración’ (o de 'organización’) . . ’ (Margaret Park Red-
field, comp. 1962, p. 387. Reproducido de Human Ñature and the Study of
Society: The Papers of Robert Refield, © 1962 por la Universidad de Chicago,
con permiso de la University of Chicago Press.)
!2 Starr, 1954.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 97
por E. E. Evans-Pritchard de las “oposiciones b lanceadas” y la
“segmentación de grupo” de la organización de lo¿ nuer.13 El aná-
lisis de G ulick incluye unidades de operación co tbrdinadas y cen-
tralizadas como esferas, pero en el terreno teór ico resultó más
imaginativo que la m ayoría de los trabajos apare qidos hasta la fe:.
cha. En 1959, G. W . Skinner, utilizando d e fin id o nes establecidas
por Lasswell y K aplan, propuso una serie de “n n eles de lealtad ”
para un área ru ra l indonesia, pero su uso era m ás descriptivo y
menos analítico que los de S tarr y G ulick.14 De igual m odo, la
noción de D wight H eath no parece tener ninguna función teórica,
pero sirve como un instrum ento conceptual y de clasificación de
I los materiales del caso etnográfico específico.1 5 E n térm inos más
generales, M arshall Sahlins se refiere a los “nive|les de organiza-
c ió n .. . un sector de las relaciones sociales” en >u obra general
sobre los tribeños,16 y Eric W ol'f recurre a los “niifveles de relacio-
nes comunales” como un marco para su artícu lo d e reseña sobre los
indios de M esoamérica.1’7
Sin embargo, hasta ahora han sido raras las afirm aciones de
que los niveles puedan 'tener alguna u tilid ad teóirica.- En u n ' aná-
lisis estructural de la m itología quechua, Jo h n Earls sugirió la
existencia de cuatro niveles de relaciones de po c er en el pensa-
miento incaico y posterior, y que una afinidad p ar ticúlar entre el
segundo y el cuarto niveles, presente en la époc a incaica, tendía
a desaparecer ahora. Earls especuló que la reitera da aparición de
un mito mesiánico en la sociedad histórica que ch ua indica que
esta afinidad no ha m uerto en la m entalidad de 1 5 s indios. 1 8 O tro
uso teórico de los niveles es la aplicación que hace H enry T :
W right del concepto de los “niveles de administrad:ión ” a los sitiós
arqueológicos del M edio O riente. Sostiene W rig h t que “puede re
conocerse un Estado como u na sociedad con ogani l aciones especia'.
lizadas de tom a de decisiones . . . que reciben me n sajes de muchas
fuentes diferentes”, y que “el núm ero de niveles de la jerarq u ía
adm inistrativa de una organización depende del v a^lum en de infor-'
mación que deba procesar tal organización respec to de la s ' activi-
dades que realiza”.19 Dado esto, y las pruebas a portadas p o r él
.H.
13 Gulick, 1955, pp. 159-171.
14 Skinner, 1959.
15 Heath, 1972.
16 Sahlins, 1968, p. 15.
17 Wolf, 1967.
is Earls, 1973, p. 411.
19 Wright, próxima publicación. Utilizada con permiso dlel autor.
98 LA NATURALEZA DEL P ODER
tamaño de los sitios, los patrones de asen tamiento y los vestigios
de artefactos, podrá inferirse el grado de desarrollo administrati
vo de una región.
¿Cuál es entonces la relación que existe entre los niveles de
articulación y los niveles de integración? En esencia, es la misma
que hay entre la descripción de los sucesos ocurridos en un lugar
en un momento dado, o en un lugar rest ringido durante un pe
ríodo de tiempo restringido, y la concept nación de tales sucesos
hecha por personas que deben discutirlos y conservar un mapa
cognoscitivo de la sociedad en la que operan. Es la diferencia exis
tente entre lo “etnográfico” y lo “etnológ: ico”,2021 es decir, la dife
rencia entre la descripción de un caso particular y un sistema con
ceptual general, lo que debe explicar est í caso y otros. Sahlins
señaló que los niveles de integración son clasificaciones de uni
dades socioculturales con culturas peculiare s; 21 y las clasificaciones
son, obviamente, construcciones mentales ei aboradas por un obser
vador o analista.
Los niveles de articulación, como las unidades de operación en
tre las que se encuentran, son instrumenta:>s de clasificación que
permiten identificar sucesos reiterados espet dficos, interacciones re
petitivas que manifiestan cierto patrón. Un nivel dado de articu
lación puede ser muy breve, o puede sobrevivir durante largos
períodos. Los niveles dependen de la interacción continua de las
unidades de operación dotadas de poder ap roximadamente equiva
lente. Por lo tanto, en una sociedad dada, la identificación de los
niveles de articulación plantea la tarea eteíográfica común de la
determinación de las coordinadas de tiempo-espacio de un conjun
to de comportamientos reiterados y de sus relaciones con otros
comportamientos. En circunstancias normales, esto puede generar
una descripción embrollada y demasiado compleja para una com
paración adecuada con otras situaciones cul t urales (ya sea de otras
culturas o de la misma cultura en una época anterior). Tanto quie
nes viven en sociedades como los observado] es de sociedades consi
deran necesaria la clasificación de conjuntes de niveles de articu
lación en clases más amplias, y el sistema resultante de niveles
conceptuados es lo que estamos llamando niveles de integración.
Los niveles de articulación derivan de la observación o el registro
de las interacciones y transacciones existen :es entre los seres hu
manos; los niveles de integración se construyen a partir de datos
20 Goodenough, 1956, p. 37. Véase Rappaport, 19'38, pp. 237-241.
21 Sahlins, 1960, p. 33.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 99
sobre niveles de articulación, con algunas dimensiones conceptuales
y cognoscitivas aplicadas a esos datos a partir de nuestro mapa
cognoscitivo generalizado del mundo. El último factor significa
que, en la formulación de niveles de integración, someteremos los
datos a los procesos y restricciones establecidos peir nuestras capa
cidades y limitaciones cognoscitivas. Esto no qui <;re decir que la
formulación de niveles de articulación no esté sujeta igualmente
a tales restricciones, pero en su formulación no ss tratará necesa
r iamente de clasificar o agrupar los datos; más bien es necesario
recon0cerlo, identificarlo, y diferenciarlo.
Volveremos más adelante sobre este tema, porque los niveles de
integración son específicamente pertinentes a tod a enfoque de la
evolución de los sistemas culturales. Por el momento podemos tra
tar ambas clases de niveles sin necesidad de distinguir entre ellos.
En este punto del estudio de los niveles estamos manejando todavía
diversos fenómenos registrados, y estamos lejos d-2 encontrar usos
estandarizados. Sin embargo, tengo la impresión de que, para el
estudio de la sociedad compleja, los niveles de a rticulación y los
niveles de integración resultarán herramientas co nceptuales indis
pensables.
Inevitablemente, los niveles no reflejan sólo ]a diferenciación
del poder sino también la concentración relativa di :1 poder. Cuando
entra un poder nuevo a un sistema, la cant idad de poder exis
tente en la cima aumentará desproporcionadam ente, y también
aumentará la probabilidad de formar nuevos niveles. Los mecanis
mos que entran en juego aquí son muy comúnmente el poder
asignado y el poder explotador (es decir, los poc<3s pueden tomar
o recibir algo de poder de los muchos; por otr a parte, el poder
delegado conduce necesariamente a la desconcent:ración, la disper
sión de la toma de decisiones a niveles inferiores':.^ Así pues, ha
blar de niveles es hablar de un fenómeno inevitab- emente existente
en toda sociedad en la que haya alguna asignació n o concesión de2
22 Siguiendo a Slobodkin, Kent Flannery ha sugeridotjue “cuando las va-
riables superan los alcances de sus metas someten a los sis1:emas a una presión
que puede conducir al derrumbe o al cambio evolutivo Quizá a resultas del
esfuerzo del sistema por devolver a su dominio a una va liable que se escapa,
aparecen en la jerarquía del control instituciones o nive les nuevos (segrega-
ción), o se fortalecen los controles de orden superior (cen tlralización)”. (Repro-
ducido con permiso de “The C ultural Evolution of C: vilizations”, A nnual
Review of Ecology and Systematics, vol. 3, p. 412. Copy right © 1972 por
Annual Reviews Inc. Todos los derechos reservados.) Esto Rescribe un estímulo
que movilizaría el poder de “controles de orden superior” pero no explicaría
dónde obtuvieron el poder ni por qué podrían decidirse movilizarlo.
100 LA NATURALEZA DEL PO DER
poder, o sea en todas las sociedades humanas. Pero los niveles son
particularmente útiles desde el punto de vísta analítico a medida
que aumenta el poder dentro de un sistema. Es aquí, donde las
diversas fuentes y bases del poder pueden aparecer oscuras, que
conviene al analista la búsqueda del orden de los actores entre sí.
Si recordamos que la adición de nuevos niveles requiere el in
cremento de la concentración del poder, se aclararán varios fenó
menos de la sociedad compleja. En primer lugar, el surgimiento
mismo del gobierno dependió de una conce ntración del poder su
ficiente para la clara aparición de niveles más altos. Este problema
se ilustra con un caso problemático examinado en la literatura de
este tema.
En su estudio clásico, Political Systemas of H ighland Burma, de
talla Edmund Leach la diferencia entre tí es tipos de organiza
ción política de la comunidad, dos pertenecientes a los kachin y
uno a los shan. Los shan eran cultivadores de arroz acuático, bu
distas, y formaban una sociedad autocrática de castas con un rey
muy prestigioso llamado saohpa. Los kachi n practicaban la agri
cultura montañosa. La comunidad gumlao de los kachin era polí
ticamente igualitaria y se basaba en relacion es específicas de fami
lia y linaje. Cree Leach que el segundo tipo de comunidad política
kachin, la gumsa, aparecía de tiempo en tie: n po como una imita
ción de la organización estratificada shan. En las comunidades
gumsa, la base familiar se veía superada por un supervisor y una
organización estratificada. Sostiene Leach qu<e no hay una explica
ción ecológica del paso del gumlao o al gumsa, o a la inversa (han
ocurrido ambas cosas). Pero en dos pasajes especifica la “influen
cia de circunstancias económicas favorables”; “con fortuna econó
mica y muchos parientes, un jefe kachin pue de convertirse en algo
muy semejante a un saohpa shan”. El paso dsl tipo kachin al tipo
shan implicaba cambios importantes en la estructura del poder.
“La transición de la organización de tipo kachin a la organización
de tipo shan implica la sustitución de una relación simple de
terrateniente-inquilino, basada en el linaje común o en la depen
dencia afín.” 23 Parece claro que la organización shan implicaba
varios niveles de articulación, lo que claramej ote no ocurría con el
gumlao. La organización gumsa parece habei ' sido el intento for
mal, abierto, por establecer niveles de tipo shan, pero sin alcanzar
la base económica (es decir, el poder) nece rario para estabilizar
tales niveles.
23 Leach, 1965, pp. 9, 266, 288.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 101
Podría explorarse con provecho una explicación del estado gene-
ral de l a inestabilidad política señalada por Leact p ara toda esta
área en térm inos del poder efectivo que los gobermantés gum lao
y gumsa tenían a su disposición, p o r oposición al poder necesario
para m antener una organización estratificada co:i(apleta del tipo
sh an. Aparentem ente, Leach renuncia a identifica r factores ecoló-
gicos que puedan explicar los pasos del gum lao al gumsa o al
r evés, pero está claro que un paso del kachin (gu msa) al shan se
debió al éxito económico. En un caso, infiere Le ;ich que "fue el
comercio del hierro, más que cualquier o tra cosa, 1 d que dio poder
a. los kinghpaw y perm itió que los gumsa se conv ertieran en saté-
Ules feudales de los príncipes shan antes que en s us siervos”.24 Se
esfuerza Leach p o r elu d ir la conclusión de qu e las tendencias
gumsa entre las organizaciones gum lao pueden ha aer derivado de
la misma clase de cambio, pero resulta d ifícil enter der cuáles otros
factores pudieron haber intervenido. Desde luegc las rebeliones
gumlao que describe Leach como acontecim ientos periódicos en
contra de las organizaciones gum sa., sobre todo en épocas de debi-
litam iento del poder shan, sugieren que los líde :es gumsa recu
rrían fácilm ente a la explotación; la respuesta er la rebelión, y
no había poder suficiente para sostener la organi feación gumsa.
Pero la introducción del poder puede llegar p o r dos medios, y
uno de ellos puede generar un cambio del tipo gu ni lao-gumsa-slvan,
mientras que el otro puede generar resultados m uy diferentes. Tain-
bíén podemos ilu strar esto con un caso tomado d e; Leach.
i
Una vez que los británicos establecieron la paz en las Montañas
Kachin, siguieron la política del mantenimiento del status quo. Siem-
pre que ello resultó posible, se registraron las fronte :ras aldeanas y se
trataron como fijas. Esto significaba que en las áre as más congestio-
nadas dejaba de ser práctico para una aldea su prop io crecimiento, ya
que escasearía la tierra. En esta forma tendía a estlabilizarse la posi-
ción relativa de los jefes de diferentes comunidadr s. Se reprobaban
los principios del gobierno gumlao,, pero se tolerabr n en algunos ca
sos. Los jefes se convertían en agentes del gobiern c se suponía que
la sucesión seguía los dictados del derecho y la cr stumbre, pero el
nombramiento estaba sujeto siempre a la aprobació n del administra
dor británico. En esta forma, los jefes kachin que da ban reducidos a
un nivel muerto de nimia mediocridad. Excepto eri las áreas relati-
vamente carentes de administración del norte, dej ó de haber jefes
24 !b id .,, p. 251.
102 LA NATURALEZA DEL P ODER
grandes y jefes p eq ueños; sólo h a b ía jefes, quienes en la m ayo ría de
los casos no eran más q ue p eq ueños líd ere; ald ean o s .25
A s í d e s c rib e L e a c h el e fe c to d e l p o d e r d e le g a d o p o r e l g o b ie r n o
c o lo n ia l b r i t á n i c o e n u n a s it u a c ió n e n la q u e e x is t ía n p o c o s n iv e
le s. L a e s t r u c t u r a c o lo n ia l s u s titu y ó to d o e l p o d e r q u e h u b ie s e
p o d id o e s ta r c o n c e n tr a d o e n el n i v e l loca' . m ás a lto , a l q u e d e jó
c o m o u n d é b il n iv e l in t e r m e d io . L a i m p o r t a n c ia de este p ro c e s o
se h a c e e v id e n t e e n las á re a s d e d e s a r r o llo i n t e n t a d a s m e d ia n t e la
d e le g a c ió n d ir e c ta d e p o d e r p o r n a c io n e s m ás fu e rte s . L a s n a c io n e s
m ás fu e r te s n o s ó lo se e n c u e n t r a n e n m e jo r p o s ic ió n p a r a c u id a rs e
p o r sí so la s s in o q u e t i e n d e n ta m b ié n a. e x t r a e r p o d e r de las
n a c io n e s e n d e s a r r o llo a n te s q u e a p e r m it í r su c o n c e n tr a c ió n a llí.
H a y s in d u d a a lg o d e v e r d a d e n la s p r o t "stas a ir a d a s d e lo s n a
c io n a lis ta s d e l T e r c e r M u n d o p o r q u e la s p o te n c ia s “ im p e r ia lis t a s ”
c o n t i n ú a n u n a e x p lo t a c i ó n p o s c o lo n ia l d i f r a z a d a d e “ a y u d a e x
t r a n j e r a ” . U n a “ a y u d a e x t r a n j e r a ” q u e s ó l 3 s ir v i e r a p a r a p r i v a r a
lo s E sta d o s U n id o s de u n a p a r t e de su p o d e r n o es c ie r ta m e n t e lo
q u e e stá e n la m e n te de lo s p la n if ic a d o r e s n o r te a m e r ic a n o s .
C o n v e n d r á h a c e r o tr o s c o m e n ta r io s b r e v es s o b re la n a t u r a le z a
d e la s c o n fr o n ta c io n e s . S e s e ñ a ló a n te s q u e la s c o n f r o n ta c io n e s n o
so n n e c e s a r ia m e n te h o s tile s . E n e fe c to , e ste té r m in o a b a r c a u n g ra n
c o n ju n t o de r e la c io n e s a p r o x i m a d a m e n t e c ao r d in a d a s (n o im p o r t a
a ju ic io d e q u ié n e s té n c o o r d in a d a s ) . S i u ría c o n f r o n t a c ió n a su m e
a lg ú n c a r á c te r , t e n d e r á a v o lv e r s e c o n f lic 'iv a o c o o p e r a tiv a . L a
li t e r a t u r a s o c io ló g ic a r e c ie n t e h a h e c h o g r ;in h in c a p ié e n la d ife
r e n c ia e x is te n te e n tr e la s te o ría s c o n f li c t i v a s e in te g r a d o r a s d e la
s o c ie d a d , p e r o to d a s la s r e la c io n e s t e n d r á n q u e i m p li c a r a m b o s ti
p o s e n f o r m a i m p líc it a . U n a r e la c ió n p o s i tiv a e n u n lu g a r d e u n
s is te m a r e q u i e r e la p r e s e n c ia d e u n a r e l a c ió n n e g a t iv a e n o tra
p a r t e . U n e le m e n to i m p o r t a n t e d e l a n á lis is d e l p o d e r es la a c la
r a c ió n d e la im p o r t a n c ia d e c a d a u n o d e estos tip o s d e re la c io n e s .
A d e m á s, in d e p e n d ie n t e m e n t e d e q u e u n a c on f r o n t a c ió n p a r t i c u la r
p a re z c a s e r de u n o u o t r o tip o , la s c o n s e c s ie n c ía s s o c ia le s a lt e r n a
tiv a s s o n la s m is m as. D o s a c to re s p u e d e n p e r m a n e c e r e n a lg u n a
c la se d e e q u i l i b r i o d in á m ic o ; u n o p u e d e e l m i n a r , a s im ila r , s u b o r
d in a r o e n c e r r a r a l o t r o ; O' c u a lq u ie r a de e llo s , o a m b o s, p u e d e n
a b a n d o n a r la c o n f r o n t a c ió n y t e r m i n a r 1 r r e la c ió n de m a n e ra
t e m p o r a l o p e r m a n e n te . E l p r e d o m in io d e u n a de e stas p o s ib ili
d a d e s n o d e p e n d e r á de q u e el p ro c e s o r e s 1 sea d e “ c o n f li c t o ” o
25 Ibid., p. 245.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 103
de “cooperación". C ualq u iera de los resultados p uede d erivar de
una clase de relación o la otra.
En efecto, la dicotom ía de conflicto-cooperación, como ocurre
con la m ayoría de las dicotomías, oscurece más cíe lo que revela.
Nos dice que hay algunas relaciones caracterizad; s por la tensión
y la violencia y otras caracterizadas por una dep endencia m utua,
pero el hincapié que se hace en estas características polares oculta
dos aspectos im portantes de la cuestión. U no es qtEe la cooperación
y el conflicto son form as de obtención de los m ismos objetivos.
W illiam G raham Sum ner llam aba en 1906 “cooperación antagó
nica" al com portam iento m ediante el cual se p ro veen ayuda m utua
los actores p ara que cada ind ivid u o pueda compe tir m ejor por la
vida; y P’e tr K rop otk in observó diez años antes, en su obra clásica
M u tu al A id, que “la sociabilidad es tanto una ley de la naturaleza
como una lucha n a tu ra l” y p rovee “bajo cualesi ij u ier circunstan
cias la m ayor ven taja en la lucha p o r la vida". í,l otro aspecto es
una observación hecha por M arx y más recient emente por Max
G luckm an acerca de la interdependencia existente entre los negros
y los blancos de Sudáfrica y Rhodesia, p o r lo de más hostiles, o sea
que las clases de un sistema capitalista (y de cualq uier sistema com
plejo, diríamos nosotros) son necesariam ente interdependientes.20
En efecto, como ocurre a m enudo en la histori a de las ideas, el
énfasis que ahora se hace en el “conflicto” en lat ciencias sociales
d eriva en parte de un énfasis exagerado que arn :es se hizo en su
contrario. El abandono de la integración funcional como foco del
análisis se debe tanto al clim a intelectual, polí ■;ico y em ocional
de la época como a graves errores académicos.27
U n aspecto im p ortan te del análisis de la red de relaciones im
plícito en esta form ulación es la posibilidad de d escribir cualquier
conjunto em pírico p articu lar de relaciones en térm inos de un m ar
co conceptual que abarque toda la red de relace ones conocidas e
imaginadas p o r el hombre. Adem ás, se puede h a blar de un nivel
m ínim o y un n ivel m áxim o de relaciones, en te:rm inos generales
y específicos. En el caso específico de las relaciones sociales hum a
nas, es probable que se encuentre el n ivel m íni mo de relaciones
entre un infante y su herm ano inm ediatam ente m ayor, durante
este p eriodo de sus vidas en que no hay una d iferencia nítida de
poder. En un sentido más general, la unidad f am iliar constituye 267
26 Sumner, 1906, pp. 16-18; Kropotkin, 1904, p. 57; G uckman, 1971, pági-
nas 127-166.
27 Véase, por ejemplo, Dahrendorf, 1959; Horowitz, l ?69, p. 304; Lenski,
1966, cap. 2.
104 LA NATURALEZA DEL PO DER
tal vez la form a más cercana a un nivel m ínim o de unidad de
operación de adultos en la m ayoría de las sociedades.
El n ivel m áxim o presenta una imagen d iferente, ya que debemos
distinguir casos específicos de dom inios in dependientes donde no
haya superiores. Sin embargo, desde la difus: ón del capitalism o ba
sado en el colonialism o occidental quedan muy pocos de tales do
m inios realm ente autónomos. Afrontam os, o or el contrario, unas
cuantas potencias m undiales, cuya colectivi dad debe considerarse
integrante del nivel m áxim o. Estas potencia s se encuentran en una
dim ensión representada p o r la calidad de m iem bro perm anente del
Consejo de Seguridad de las Naciones U n id :ts. U n examen del n i
vel m áxim o, en la realid ad y en la teoría, nos llevará a concluir
que no es estructuralm ente posible la exisl encia de un dom inio
singular al nivel m áxim o durante algún tie rapo. En teoría, la razón
es muy obvia porque la noción misma de un nivel se define en
términos de la presencia de m iem bros de poder aproxim adam ente
equivalente. Corno ocurre en cualquier nivel, al nivel m áxim o debe
haber varios miembros. El m undo emp íric 3 puede ser engañoso
sobre este punto, pues podría sostenerse qt e los treinta y tantos
años que se m antuvo T ru jillo en el poder en la R epública D om i
nicana y el largo reinado de Stalin son ej<;mplos de tal concen
tración. Pero la cuestión es precisam ente q ue estas personas eran
jefes de Estado dentro de una com unidad d e Estados, cada uno de
los cuales ten ía su p ropio jefe. A sí pues, la afirm ación de que el
poder se concentra a niveles más altos no si ,unifica que se concen
tre en un dom inio de estos niveles. Por el contrario, el hecho de
que la concentración sea m últiple, en vari os dominios, provee la
gran dinám ica del proceso.
Se argum enta que, al niv e l m áximo, habrá una concentración de
poder p er capita mucho m ayor que en los n iveles inferiores, pero
que no puede haber durante largo tiempo u na concentración sin
gular, m onolítica, en este n ivel máximo. E1 mecanismo efectivo
que apoya esta noción es probablem ente el h echo de que cualquier
actor singular que logre escalar la cima de la dominación estará
sujeto a amenazas continuas p o r parte de o ::ros actores que trata
rán de rem plazarlo. No h ay duda de que, e ñ ire quienes com piten
en la cumbre, predom ina el deseo singular d e elevarse p or encima
de todos. Pero generalm ente prevalece una pl u ralidad en la cumbre,
porque nadie puede obtener durante largo tiem po un poder sufi
ciente para controlar sus dominios internos y dom inar a sus com
petidores. Es probable que resulte estructuralm ente im posible la
existencia de un solo gobierno m undial, a unque de tiem po en
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 105
tiem po han existido entidades confederadas (com o la Liga de las
Naciones, las Naciones Unidas, etc.). Los mismos problem as que
inhibieron la aparición de un gobierno m undial i|nhibieron la apa
rición del gobierno entre las bandas prim itivas: os líderes princi-
pales dependen básicamente en fo rma total del jooder asignado de
sus iguales, de modo que carecen de una base in dependiente para
dominarlos perm anentem ente.
Este análisis requiere una concepción de la sociedad h u m ana
que incluya toda la historia de la especie hum an a. Las relaciones
del poder se han articulado recíprocam ente a tra vés del tiem po y
por todo el m undo. U na de las razones de que d e bamos considerar
ahora las sociedades "subdesarrolladas” como algo diferente de las
sociedades “prim itivas” es el hecho de que las aciedades subdes-
arrolladas no son sólo productos del carácter p rii m itivo de su tec-
nología sino tam bién de la explotación de los di)m inios de poder
colonial y expansivo que les han im puesto las n a ciones más pode-
rosas. La clase m edia de los Estados Unidos está ligada a los cam-
pesinos de C hina, a los agricultores y cazadores p im itivos de Nue-
va Guinea, a los m ineros del cobre de Africa, n o sólo porque se
relacionen genéticam ente con poblaciones ancestr;des comunes sino
también porque son miembros de dom inios enfre a tados entre sí, y
porque el com portam iento de uno puede tener consecuencias gra-
ves para el com portam iento del otro.
La estructura del poder de cualquier microctosmos particular
puede relacionarse con la estructura de poder de un macrocosmos
que lo envuelve; y las estructuras macrocósmicas determ inan cada
vez más lo que pueda ocu rrir en el microcosmos
C. L a e x p a n s ió n de d o m in io s y n i \ ELES
Todas las unidades de operación existen entre 1as poblaciones de
unidades similares. Ya tratemos con unidades d omésticas, bandas
familiares, pueblos, Estados nacionales, dom inios eudales, o lo que
sea, habrá siem pre una com unidad de tales u n id a des, cada u na de
ellas diferente de la siguiente en u na u otra for :tía. Cuando que
dan a disposición de tales poblaciones algunas í rientes nuevas de
control, podemos afirm ar que en tra al sistema p ■oder nuevo, y no
sólo ocurre que las unidades específicas tenderá n a crecer en la
cantidad de poder que ejerzan, sino que el sist ma de unidades
se expandirá tam bién hacia dom inios más amptl ios y niveles de
articulación crecientes.
106 LA NATURALEZA DEL PODER
A A
«/\♦ &/\
(a)
/\ /\ /\ /\ /'\ /'\ /\
(b)
(e)
GRÁFICA 6. Tijjos ideales de la expansión del dominio
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODE R 107
En términos generales, podemos sostener que la cansa fu n d a
m ental de tal expansión es el au m ento del flu j c de energía exis
tente en el sistema, pero es im portante aclarar a igunos de los ins
trumentos específicos y algunas de las variaciones s de este proceso.
En teoría, la expansión puede ocurrir m ediante u n increm ento de
la población hum ana, un increm ento de la c; m tidad de flu jo
de energía generada por el m ejoram iento de la tecnología, o por
ambas causas. La gráfica 6 indica lo que ocuridría en teoría si
ocurriera sólo una de estas clases separadas de e:cpansión. La grá
fica 6b m uestra la expansión a p a rtir de 6a si aum enta la pobla
ción sin que aum ente el control p er capita sobre el ambiente.
Presum iblem ente, ésta es la clase básica de creci m iento que ocurrió
durante la m ayor parte del periodo paleolítico, cuando el creci
m iento tecnológico era tan lento que raras veces daba a una gene
ración una ven taja particularm ente notable sob r e su predecesora.
Es seguro que la misma clase de p atrón haya r ;^aparecido en di
versos momentos de la historia hum ana, pero el tamaño y la com
plejidad de la unidad de operación han variad o con el grado de
adelanto de la tecnología y la condición del a cabiente. En esta
clase de expansión, la supervivencia de los grupos n u e v o depende
de la solución de adaptación que se logre en el am biente nuevo.
Cuando crecen las poblaciones hum anas sin ningún m ejoram iento
de la tecnología, surgen grupos de estructuras esencialmente sim i
lares y se dirigen hacia otro habitáculo. Así pues; el am biente que
ya es escenario de oportunidades y restricciones en form a de topo
grafía, clima, flora, fauna, etc., se vuelve más c om plicado por la
adición de nuevos grupos hum anos. Si suponem os que la densidad
de población depende de la ecología y la tecnología y que estos
elementos no cambian, no podríam os esperar qu e debiera ocu rrir
una concentración de personas para que pudiera n aparecer niveles
nuevos de organización social. Pero en las área s donde la abun
dancia regular o estacional perm itió u na combin ación de agregados
más grandes, el contacto entre los grupos requ eriría alguna form a
tentativa de organización para el control social, como ocurrió en
las sociedades policiacas de las Praderas V erd ad eras que exam ina
mos antes.
Las m ontañas de Nueva G uinea proveen ahora algunos ejem
plos de casos donde tal expansión dem ográfica con escaso cambio
tecnológico ha sido aparentem ente contenida durante muchas
generaciones con guerras extensas. Sin embarg o, la observación
etnográfica de los últim os decenios ha puesto en J a r o que la in tro
ducción reciente de avances tecnológicos estratégicos, como la ba
108 LA NATURALEZA DEL PO L ER
tata y las herram ientas de acero, ha generad o una expansión con-
tinua que ilustra el proceso de ram ificación E. R ichard Sorenson
describe la expansión de los fore y la atrib u y - a la introducción de
la batata hace cerca de un siglos 8 H. C. B rockfield y Paula B row n
sostienen que la expansión ha venido ocurrí sndo durante muchos
años.2829 En el caso de los fore, la expansión prin cipal se realizaba
hasta hace poco tiem po hacia las tie rr a s v e c i ras abiertas, de modo
que no había conflicto directo con otros g rupos o con su p rop io
núcleo expansivo.
La gráfica 6c representa la otra condición ideal, donde aum enta
el poder p er capita pero no el núm ero de p ■srsonas en el sistema.
Como sugiere la gráfica, esto puede asum ir diversas formas, p o r
que el núm ero de niveles que surgirá depen de de la cantidad de
poder que se adicione. Es probable que haya habido muchos casos
empíricos cercanos a la condición del aum cnto dem ográfico sin
increm ento del poder p e r capita, p ero quizá no se han observado
los casos contrarios. La razón es que, cuando aum enta la cantidad
de poder p e r capita existente en un sistema, una de las prim eras
cosas que ocurren es la incorporación de ind ividuos que m anejen
tal poder. Esto es básicamente lo que propu so C. N orthcote Par-
kinson en su ley ahora famosa: “El trabajo se expande para llen ar
el tiem po disponible p ara su realización.” 30 Parkinson elaboró su
ley con base en estadísticas del A lm irantazgo británico entre 1914
y 1928; luego describió el aum ento ocurrido entre 1938 y 1967, y
descubrió que no sólo había habido un incre rnento, sino que había
aum entado la tasa de crecim iento. “M ientras I 914 representaba la
culm inación de una carrera arm am entista, cu ando 4 366 funciona
rios podían adm inistrar lo que era entonces 1a m arina más grande
del m undo [125 mil oficiales y marinos, 542 buques], 1967 repre
senta el p un to en el que nos hemos vu elto [c:l Im perio británico]
prácticam ente inermes, cuando más de 33 m il empleados apenas
bastan para adm inistrar la m arina que ya no o oseemos [83 900 o fi
ciales y marinos, I 14 buques].” 31
Las observaciones de Parkinson han sido sometidas a un trata
m iento más extenso y menos d ivertid o bajo el títu lo de burocra-
tización. R ein h ard Bendix ha determ inado 1a razón creciente del
28 E. R. Sorenson, 1972.
z9 Brookfidd y Brown, 1963.
3-0 C. Northcote Parkinson, 1957, p. 2. Reproducido ñe Parkinson’s Law and
Other Studies in Administration, con permiso de Hotighton Mifflin Co.
-01 C. Northcote Parkinson, 1971, pp. 4-5. Reproducid r de The Law of Delay,
con permiso de Hough ton Mifflin Co.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODE®. 109
personal adm inistrativo al personal de producci on en vanas na-
ciones industriales desde fines del siglo pasado: 32
Estados Unidos 1899: razón 7.7 %; 1947 razón 21.6 %
Francia 1901: razón 11.8 %; 1936 razón 14.6 %
Gran Bretaña 1907: razón 8.6 %; 1948 razón 20.0 %
Alemania 1895: razón 4.8 %; 1933 razón 14.0 %
Suecia 1915: razón 6.6 %; 1950 razón 21.0 %
A l com parar las cifras que da B endix de los tra bajadores produc-
tivos o el núm ero de m arinos activos de Parkinso con el personal
adm inistrativo que los apoya o dirige, deberá a dvertirse que este
últim o incluye personal “de servicio" (en el senti del sector ter
ciario) y personal de estrato superior. El aum ent o de poder en el
sistema se re fleja en el aum ento de los niveles d e articulación en
ambas clases de personal. A l revés de lo que oc itrre con el mero
increm ento de la población con un m ínim o de poder adicional,
donde la expansión genera unidades similares, e crecim iento del
poder per capita conduce necesariam ente a u p a concentración
del poder, y esto genera necesariam ente un nú iá ero creciente de
niveles (deliberadam ente, este análisis no consid e ra aquí el factor
de Ja circunscripción social, en la term inología d 2 R obert L. Car-
neiro; más tarde nos ocuparemos de este factor, cuando examine-
mos la evolución de las estructuras de poder).
M ientras un increm ento de los niveles m arca u na concentración
del poder, un aum ento de los dominios marca ne :esariamente una
diferenciación o división de los poderes. Pero la n aturaleza de esta
división dependerá de varios factores, entre los cpales destacará el
hecho de que los dominios sean unitarios o m ú lt ples y qué canti-
dad de poder relativo se les delegue. C onvendrí a m encionar en
este punto que no debemos dejarnos engañar por los “cuadros de
organización”. Estas gráficas de cajas, líneas, fle ohas, etc., consti-
tuyen pasatiempos favoritos de los burócratas, q Uiienes las utilizan
para indicar líneas de comunicación, autoridad responsabilidad
dentro de su organización. T ales cuadros son, en la jerga antropo-
lógica, rasgos de la “cultura folclórica” de los b u r ácratas, su “etno-
adm inistración”; describen el m undo (en este ca i o la burocracia)
como algunos de los actores desearían verlo, o mo piensan que
debiera funcionar. En realidad, un mapa de la e structura del po
der real aparecería de ordinario muy diferente de un cuadro de
organización. Los cuadros de organización tie n den a oscurecer
32 Bendix, 1956, p. 214, cuadro 6.
110 LA NATURALEZA DEL POEEli
de ordinario las bases y las líneas del poder y a exagerar o m inim i-
zar el núm ero de los niveles o dom inios de jdoder real, y aun omi-
ten algunas unidades de poder cruciales. A m enudo ocurre, por
ejem plo, que cuando los funcionarios de m ayor nivel no desean
verse molestados por las cosas que pasan en los niveles inferiores,
insistirán en que todas las transacciones sigan el tortuoso cuadro de
organización; pero cuando desean transm i t í ' un mensaje pasarán
fácilm ente por encima de cualquier núm er > de niveles interm e
diarios. Estos dos modos de acción se llam an a m enudo “form ales”
e “inform ales”. Pero la diferencia es más i mportante de lo que
sugiere la term inología, porque el cuadro d e organización se vuel-
ve a m enudo un m ito oficialm ente propag ado que oscurece la
operación real de la estructura de poder.
Los mecanismos específicos que conducen a.1 surgim iento de nue-
vos niveles son probablem ente complejos, per o G regory A la n John-
son ha sugerido, en lo tocante al desarrollo del Estado prim ario,
que “la sobrecarga de la organización de torú a de decisiones” pue-
de ser crucial.
Se define un Estado como poseedor de una organización de toma de
decisiones jerárquicamente estructurado. La jerarquía, o especializa-
ción vertical, permite la coordinación de los si stemas especializados en
sentido horizontal. . . la especialización horizo s: tal permite que aumen
te la cantidad y la diversidad del trabajo real izado por una organiza
ción. Si las tareas realizadas por especialistas úndividuales no guardan
ninguna relación entre sí, no será necesaria a estructura jerárquica.
Pero si tales tareas están relacionadas, como o(turre en la organización
de toma de decisiones de un Estado, será n ecesaria la coordinación
entre los especialistas. Esta coordinación qued; i a cargo de un especia
lista de otro nivel estructural de la organizaci ón, de modo que se for
ma una jerarquía de dos niveles.
Es probable que la cantidad de informació ni procesada sea también
el determinan te principal de la complejidad de las instalaciones de
almacenamiento y entrega de información util izadas por una sociedad
dada . . . A la inversa, el tipo de instalaciones usadas por la organiza
ción de toma de decisiones de una sociedad r os dará una idea de la
can tidad de información procesada por esa osganización. Además, el
hecho de que el desarrollo de tales instalado; íes a través del tiempo
cree capacidades de almacenamiento de información cada vez mejores
nos dará una idea de la cantidad creciente de i nformación procesada.33
33 Johnson, 1973, pp. 3-4. Reproducido de Local ¡Zxchange and Early State
Development in Southwestern Iran, Ensayos Antropo! ógicos, núm. 51, con per-
miso del Museo de Antropología de la Universidad de Michigan.
DOMINIOS Y NIVELES DEL PODER 111
En teoría, no se r equiere mucha masa y energí a para transm itir
inform ación o aun para tom ar decisiones, pero sí se requiere cuan
do quienes tom an las decisiones son seres h u m a n ís. En virtu d de
que la inform ación debe procesarse dentro de las lim itaciones
de las capacidades mentales y físicas hum anas, e ¡;tá claro que las
cantidades crecientes de formas de energía transp ortadoras de in
form ación requieren un núm ero creciente de per; ¡onas y una can
tidad creciente de coordinación. Dado que la expansión de la
actividad coordinada no funciona necesariam ent e en una form a
coherente, la centralización, o el surgim iento de un nuevo nivel,
constituye la única solución del problem a de la sobrecarga.
Los teóricos de la inform ación han tendido a discutir esta clase
de problem as en térm inos de la “sobrecarga de i n form ación”. Por
razones que exam inarem os en la Segunda Parte, ésta es una m ala
descripción de los elementos fundam entales del proceso, tal como
actúan en la m ayoría de las fases de la sociedad hum ana. El p ro
blema no es la cantidad de “inform ación”, algo q ue en sí m ismo
carece de dimensiones cuantitativas. M ás bien, la cuantificación se
refiere a la cantidad y las clases de fo rm as de e nergía que trans
m iten la inform ación y lo que im plican estas fo rm as. Así pues, el
m anejo de las fo rm as de energía es en el fondo el problem a que
obliga a las sociedades a establecer niveles de articulación más
altos, o a padecer consecuencias desventajosas fre n te a la selección
natural cuando fallan tales niveles.
Hagamos una observación final. Así como un a u mento del poder
o de la población generará m ayores niveles o d ominios, o ambas
cosas, una dism inución del poder tendrá el efec ;o contrario. La
reducción de poder en un sistema generará neces ariam ente una re
ducción de los niveles de articulación, así como la despoblación
reducirá el núm ero de dominios. Esta reducción puede advertirse
en antiguos centros provinciales rurales del m edio oeste y el oeste
de los Estados U nidos y en la pam pa argentina. En su form a más
exagerada, estos centros han quedado com pletam ente desiertos, con
vertidos en “pueblos fantasm as”. Pero es más com ■'n que presenten
las marcas 'físicas de los edificios abandonados y las organizaciones
sociales sim plificadas y completamente subordina das a los centros
de poder externos. Sin embargo, muchas unidades i de operación de
las sociedades com plejas no dejan tales residuos o Ibvios, y el arqueó
logo b atallará para encontrar pruebas de la an terior im portancia
de los tés vespertinos de las m ujeres o las reu n ion es de los políticos
en la trastienda, unidades que operaban debido a una concentra
ción tem poral de cierta cantidad de poder y q ue se evaporaron
112 LA NATURALEZA DEL P C DER
cuando este poder desapareció. En una e ícala mayor, podríam os
preguntarnos qué ocurrió con los cargos y las organizaciones del
Im perio carolingio del siglo ix , o del Imp erio bizantino, o aun
ahora del Im perio británico. Los dom inios y los niveles son, en un
sentido muy real, construcciones de poder; ¡ i carecen de ese poder,
sim plem ente desaparecerán, excepto en las mentes de quienes re
cuerdan, o en la arquitectura y los residuo; docum entales que da
rán em pleo a los arqueólogos y los historia» l ores del futuro.
Segunda Parte
E S T R U C T U R A S E N E R G É T IC A S Y M E N T A L E S
VI U N A N O T A SO B R E L A E S T R U C T U RA , L A M E N T E
Y L A M A T E R IA , Y L A C U L T U R A
L a P rimera Parte de este ensayo se ocupó princi palm eu te de ma-
terias conceptuales, tratando de p roveer concepto > básicos que re
sultán necesarios para aprovechar el concepto del control sobre la
energía para el análisis social. En tal discusión n o pudimos elu d ir
p o r entero la teoría, ni tenía ningún v a lo r partic '.lla r tal esfuerzo.
El proceso de concentración del poder a medid a que pasa más
energía por el sistema es un proceso ya mencion ado vanas veces,
que resulta fundam ental para nuestro entendim is nto de la evolu-
ción social hum ana.
La Segunda Parte bien pudo h aber sido la p rim era. T am bién se
ocupa de conceptos, pero de conceptos de una n i turaleza más ge-
neral; se introduce más en la teoría, una teoría q ue yo considero
fundam ental para nuestro entendim iento de la op eración de la so-
ciedad hum ana. O pté por exam inar en p rim er té rmino la natura-
leza del poder porque creo que siempre es neces a río tener algo a
cuyo derredor se discuta la teoría, para no im p licarnos totalm ente
en una teoría sin referencia. Sin embargo, no se intenta ningún
tratam iento axiom ático o form al, p o r conveniente:; que puedan ser
tales form ulaciones. El form alism o es un in stru m ento de doble
filo; lo que gana en especificidad de la inform ac ttón lo pierde en
significado; lo que gana en claridad para alguno s lectores lo pier-
de para otros. En todo caso, el form alism o sólo puede funcionar
con las teorías cuidadosam ente elaboradas, lo que no ocurre en el
presente caso, aunque espero que pueda lleg ar a acurrir.
La Segunda Parte coloca la preocupación por el poder en el con-
texto más am plio; y, como prim er paso en esa di: 'ección, conviene
aclarar el em pleo del térm ino estructur a, una pa labra sujeta a d i
versos usos en la literatu ra m oderna. He tratado consistentemente
de usar un concepto delim itado, que perm ita un a aplicación am
plia, pero todavía distinta de la que suele asoci arse a “sistema”,
“organización”, “institución”, “G estalt”, etc. Prisjicipiemos por la
definición sim ple de M aranda, in flu id a p o r Léy i-Strauss: la es-
tructura se refiere a ”las propiedades de un siste sha que permane-
cen invariables bajo un grupo dado de transform hciones”. Lo cru-
cial aquí es que la estructura “presupone la existe :í cia de un orden
que debe descubrirse o advertirse en los fenóm en os Orden signifi-
ca un sistema cuyas propiedades pueden proyectil rse en términos
115
116 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
de un conjunto constante de proposiciones r elacionadas”, y las p ro
pias proposiciones se definen por una enunci ación de las reglas que
las generan.1
T ratándose de las culturas, lo que es orden para una unidad de
operación puede ser desorden para otra. A ^demás, dentro de una
sociedad dada, lo que parece ordenado para un observador puede
ser caótico p ara otro. A sí pues, la cualidad que es estructural, es
decir que ordena, debe considerarse relativa a al observador dado.
Como señaló D avid M aybury-Lewis, “P or es' ;a razón, un mito ten
drá inevitablem ente varias 'estructuras' qu e se encuentran en lo
■
m ater ial y en los ojos del o bservad or”.2 Esta t relativid ad de la es
tructura es crucial para su uso más general. El orden estructural
de cualquier conjunto de sucesos será aquel que, p ara un observa
dor específico, parezca constante cuando se com paran sucesos sepa
rados en el espacio o en u na cadena continua de sucesos a través
del tiempo. Como dice M aranda, “El estaucturalismo tra ta de
entender cómo preservan las sociedades su identidad a través del
tiem po”. Esta “identidad a través del tiem; ao” debe identificarse
en la mente de alguien.3
Sólo hay un orden, el de la naturaleza; h ay tantas estructuras
como sea capaz el hom bre de discernir o in ve:atar. A d em ás, el hom
bre escogerá las estructuras que le interesen, por cualquier razón
que sea. Si recordamos que, al discernir la estructura, el observa
dor está exam inando lo que se considera ordenado y continuo,
podremos afirm ar que lo estructural es el ord en relativam ente cons
tante; en concreto, constante cuando se com]iara con las cosas que
están cam biando. Y podemos a g re g a r:la s cosas constantes tampoco
son cam biables por ciertos actores o elemeni os de la situación; es
decir, se encuentran fuera del control de algunos actores o u nida
des de operación. Esto no significa que se encuentren fuera del
control de todos los actores, de modo que ten emos estructuras fuera
del control de algunas personas pero sujetas al control de otras.
Es probable que pocos estudiosos del tem a hayan pensado que
la estructura puede reducirse a algo tan simj ale como “lo que está
fuera de co n tro l”; sin embargo, me parece c ue esa noción resulta
1 Maranda, 1972, p. 330. Reproducido, con permiso, de “Structuralism in
Cultural Anthropology”, Annual Review of Anthropology, vol. 1, p. 330. Copy-
right © 1972 por Annual Reviews Inc. Todos los de rechos reservados.
2 Maybury-Lewis, 1969, p. 119 (sin subrayado en el original). Reproducido de
American Anthropologist, vol. 71, núm. 1, con permi so de la Asociación Antro-
pológica Norteamericana.
3 Maranda, 1972, p. 331.
LA ESTRUCTURA, LA MENTE Y LA MATERIA, Y LA CU LTU RA 117
rnUy útil. En p rim er lugar, im pide la contradicci ón supercifial de
sostener que las estructuras son “un arreglo estable de las partes”
e insistir luego en que tales partes pueden caml ciarse fácilm ente
por la acción deliberada del hom bre. La im portan cía de la estabili
dad o la continuidad sólo puede apreciarse cuanc o esa estabilidad
o continuidad se com para claram ente con algún g :ado contrastante
de inestabilidad; está claro que no existe la es labilidad absolu
ta, de modo que debemos precisar el contexto que estemos u tili
zando para diferenciar entre lo que sea igual y lo q ue sea diferente.
Dado que nos estamos ocupando del hom bre, parece razonable
que usemos explícitam ente al hom bre como la m edida de lo esta
ble o inestable. Es decir, desde el p u n to de vist a del hom bre, el
cosmos es en efecto un sistema estable; no temimos razón para
pensar que el sol desaparecerá antes de que lo haga el hom bre,
o que se com pletará el derrurnbe de la gravitaci ón que se postula
como la fuente fin al de la energía, o que se detendrá caprichosa
mente antes de que el hom bre se esfume. Diríami as que estas cosas
son estructurales para toda la 'humanidad. Sin em bargo, es proba
ble que el sistema cósmico no le parezca en a bsoluto estable al
astrofísico; por el contrario, parecerá encontrarse en un flu jo cons
tante.
De igual modo, aunque la superficie de la 'Ti erra experim enta
modificaciones constantes, tanto independientes corno derivadas de
los esfuerzos del hom bre, hay algunas grandes d imensiones sobre
las que el hom bre tiene escaso control; la composición general de
la T ierra, la composición de la atmósfera, la ca n tidad de energía
solar interceptada por la T ierra durante un periodo de tiem po
dado, etc. Como el cosmos, estas cosas se han cor siderado general
mente como estructurales para el hom bre. Pero aquí nos ap roxi
mamos a la incertidum bre. El hom bre puede a gotar algunos de
los recursos de la X ierra; puede cam biar la composición de la at
mósfera. Si hace estas cosas, ¿podremos decir que el sistema terres
tre es estructural para la hum anidad? La cuestión es problem ática:
en cierto sentido, el sistema terrestre es estructurs1 al hom bre p or
que, a pesar de que su ocupación está provocan il o cambios en el
sistema, no tiene por ahora ningún control evide iate sobre tal ocu
pación o muchas de sus ram ificaciones. No hay aquí ninguna pa
radoja. Consideremos el hecho de que los hombres individuales
son sistemas de estado estable: deben tener un insumo y un p ro
ducto regulares, pero conservando un peso más c menos constante
durante la m ayor parte de sus vidas. Es decir, si un hom bre desea
permanecer como un sistema de estado estable, deberá asegurar
118 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
los procesos requeridos que le p erm itan hac qrlo: debe comer y res-
p irar, y debe elim inar los productos de dese íhho y la energía degra
dada. El hom bre puede o p tar p o r d ejar de es tar vivo, es decir, re-
nunciar a estos insumos; pero no puede hace] lo y perm anecer como
un sistem a de estado estable. Así pues, el he<: ho de ser esa clase de
sistema es estructural para cada individuo. F ero el hecho de ser no
es necesariam ente estructural p ara cada indi viduo, ya que algunos
pueden term inarlo fácilm ente y a veces lo h acen.
Desde el p unto de vista del hom bre, pods mos distinguir conve-
nientem ente las estructuras que im plican de algún modo la natu-
raleza del hom bre misnio (como las que aca damos de m encionar),
de las estructuras que, según creemos, existí n independientem en-
te de la existencia del hom bre en la T ie rra (como la naturaleza
del cosmos). Esta distinción se hace enteram <; nte para nuestra con-
veniencia, usando los propios controles del Üombre como un mar-
cador en el continuo de cosas que pueden controlarse. T am bién
podemos distinguir las estructuras que son in 'l ependientes del hom-
bre hasta que logra ejercer controles (como a estructura geológica
de una extensión de terreno antes de que el hom bre la habite). El
concepto de estructura derivado de Lévi-Strai|iss se aplica claramen-
te a las estructuras que se relacionan en algu na form a con la natu-
raleza del hom bre, ya que es la composición física, quím ica y neu-
rológica lo que determ ina lo que el hom bre puede controlar.
Pero en un sentido más p rofu n d o, todas 1a s estructuras im plican
la naturaleza del hom bre. A sí como se acept]i generalm ente que el
dem onio de M axw ell no podría haber opera do sin algún gasto de
energía, la cuestión de lo que sea estructur al depende del hecho
de que el hom bre existe en el cosmos. Las es tructuras son compa-
raciones; las comparaciones no existen ind eh endientem ente en la
naturaleza sino que son hechas p o r el hom hre. Si no existiese el
hom bre, no habría estructuras. El lector no debe alejarse disgus-
tado en este punto. N o estoy afirm ando qu e las cosas que clasifi-
camos como estructurales o no estructurales no existan indepen-
dientem ente del hom bre, sino que las ests ucturas requieren la
diferenciación de sus consistencias, hechas por el hom bre, p ara cons-
tituirse. Pero la noción de estructura tiene u na u tilid ad inm ediata
en un sentido menos profundo. No sólo es tá rodeada de estruc-
turas la hum anidad considerada en conjun io, sino que también
necesitamos llevar adelante la relativid ad ^ reconocer que toda
colectividad o unidad de operación hum anas —en efecto, todo in-
d ividu o hum ano— puede d iv id ir el mundo sn lo que puede con-
trolarse y lo que no puede controlarse. Si lo perm iten nuestros
LA ESTRUCTURA, LA MENTE Y LA M ATERIA, Y LA CU LTU RA 1 19
conocimientos, podrem os estim ar luego las p ro b oibilidades de lo
que h ará lo incontrolable y tratar de aprovecharlo, o por lo men os
de escurrir el bulto. Lo im portante es que las estr ucturas son ente
ram ente re l ativas a la unidad de operación p ara l a que son estruc
turales. Lo que es estructural para u n campesino o uede encontrar
se bajo el control de los terratenientes; y una parte: de la estructura
que confronta un ejército está específicamente con trolad a por su
oponente. Cada individuo disfruta (o padece) u r conjunto único
de estructuras. P or ejem plo p ara mí, el au to r de e ste ensayo, existe
un conjunto potencial de lectores que es, en lo fu n dam ental, estruc
tural. Ni siquiera sé quiénes son la m ayoría de m is lectores (o sea
usted). Y ahora que h a leído usted esto, lo que h a ocurrido en su
sistema nervioso se ha vuelto estructural p ara usted y para mí, pero
obviam ente en formas diferentes.
Decir que algo está fuera de control no equival e a decir que no
pueda cambiar, ni siquiera que no pueda ser con trolado en algún
momento. Pero para entender claram ente el p r oblem a debemos
retornar a nuestras definiciones básicas. El control descansa en una
tecnología. Controlam os lo que nuestra tecn ología nos perm ite
m anipular en alguna form a apropiada. Así que u n procedim iento
para p riva r de estructura a algo consiste en in ven tar una tecnolo
gía que nos perm ita controlarlo. Se aplica el m ismo argum ento
cuando comparamos un actor o u na unidad de op eración con otro.
Si uno tiene la tecnología y el otro no la tiene, 1c que es estructu
ral para el segundo no lo será para el prim ero. D e igual modo, lo
que parece estructural desde una posición pued< í no serlo desde
otra. Para el adolescente o el ad ulto jo ven hay m uchas cosas es
tructurales en la casa paterna; pero gran parte de esa estructura
deja de ser im portante cuando abandona el hogar . Se dice que las
estructuras de Lévi-Strauss son inm utables p ara toda la especie
hum ana; sin em bargo, extendiendo el térm ino como antes, vemos
que la estructura social descrita p ara una sociedac africana' por ún
antropólogo social británico puede ser re la tiv a mente inm utable
para los africanos, aunque puede estar cam biando p o r efecto de
factores extrínsecos a la sociedad o intrínsecos a las estructuras
mentales de los m iem bros africanos. Se supone que la estructura
del mito escapa al control de sus autores.
El tratam iento de la estructura en esta form a tiene la ventaja
de perm itirnos usar el térm ino como un verbo. A sí, cuando actua
mos y convertim os la energía, estructuram os p erm anentem ente una
parte de nuestro ambiente, es decir, colocamos perm anentem ente
fuera de control algunos de sus elementos. C uan do el hom bre in
120 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
v e n t a e le m e n to s c u lt u r a le s n u e v o s , e s tá e s t r ac t u r a n d o así su c u lt u
r a , es d e c ir , le e s tá a ñ a d ie n d o cosas q u e te n d r á n q u e e n c o n t r a r su
lu g a r e n t r e lo s o tr o s e le m e n to s y c a m b ia r á n p e r m a n e n t e m e n t e e l
a r r e g lo p a r t i c u l a r p r e e x is t e n t e . E ste u s o n o s p e r m it e t a m b ié n i n
v e s tig a r la c a n t i d a d d e e s t r u c t u r a c ió n e n t ér m in o s d e la c a n tid a d
d e c o n v e r s ió n d e e n e r g ía q u e esté i m p lic a d a e n la a c t iv id a d y d e
la c a n t id a d d e c o m p le jid a d (es d e c ir , e l n ú m e r o d e in t e r r e la c io n e s
d e l siste m a) d e r iv a d a d e e lla . E n s e n tid o ev o l u t i v o , p o d e m o s h a
b la r d e la e s t r u c t u r a c ió n c r e c ie n te d e l a m b i e n te e n e l q u e o p e r a n
lo s a c to re s ; la e s t r u c t u r a d e l p o d e r se e n c o n t r a r á e n e l c o n ju n t o
d e r e la c io n e s q u e e s c a p a n a l c o n t r o l d e la es p e c ie e n c o n ju n t o , d e
a lg u n a s o c ie d a d p a r t i c u la r , o d e u n a u n i d a d d e o p e r a c ió n e sp e
c ífic a .
E n c o n s e c u e n c ia , u s a r é el t é r m i n o est r u c tu r a p a r a r e f e r i r m e a l
o r d e n d e c u a lq u i e r c o n ju n t o d e r e la c io n e s q u e e sc a p e a l c o n t r o l
d e a lg ú n a c to r o e le m e n to p a r t i c u la r e s . M e o c u p a r é e s p e c ia lm e n
te d e d o s c la se s p a r t i c u la r e s d e e s t r u c t u r a 3. U n a es c la r a m e n t e
lé v i- s tr a u s ia n a y se r e f ie r e a u n o r d e n q u e e n c o n tr a m o s e n t r e lo s
su ceso s e x te r n o s p e r o q u e , s e g ú n so sp e c h a rn o s, se im p o n e a ta le s s u
cesos p o r la m e n t a lid a d h u m a n a . S o s p e c h a m os q u e so n t r a n s f o r
m a c io n e s d e a c tiv id a d e s m e n ta le s d e l h o m b re . S in e m b a rg o , n o
p o d e m o s e s ta r s e g u ro s d e e llo ; d e m o d o q u e c o n s id e ra m o s m á s c o n
v e n ie n te , d e s d e e l p u n t o de v i s t a m e t o d o ló g ico , r e f e r ir n o s s im p le
m e n te a l o r d e n e x is te n te e n t r e e l c o n ju n t o d e su cesos e x te r n o s y
c o n t e n t a r n o s c o n i n d i c a r n u e s t r a s o s p e c h a de q u e este o r d e n e x
t e r n o c o n s ta n te se v u e lv e p o s ib le d e a lg u n a m a n e r a p o r la e x is te n
c ia d e u n o r d e n m e n t a l c o n s ta n te , i n t e r n o e n las m e n te s d e lo s
h o m b re s . L la m a r e m o s e s t r u c t u r a s m e n ta le s a e stas e s tr u c tu r a s , a u n
q u e su c a lid a d m e n t a l se e n c u e n t r e e n t r e u n a i n f e r e n c i a d e r iv a d a
d e lo s d a to s e x te r n o s y u n i n v e n t o d e la i m a g in a c ió n d e l o b s e r v a
d o r , y a u n q u e ta m b ié n p o d r í a a r g u m e n t a r s e q u e ta l e s t r u c t u r a se
e n c u e n t r a e n u n a d im e n s ió n s o c ia l.4
A la o t r a c la se de e s t r u c t u r a n o le a tr i h u im o s n in g ú n d is e ñ o
m e n t a l y a d e m á s in s is tim o s e n q u e n o p u e d e h a b e r t a l d is e ñ o irn-
4 Abner Cohen considera que la antropología P° lítica se ocupa especifica-
mente de dos variables, el poder y el simbolismo: E1 análisis de la antropolo-
gía social ha consistido en el estudio de la interde(j endencia, o de la interac-
ción dialéctica entre las dos variables.” (A. Cohen, 1969, p. 223. Reproducido
de Alan, n.s. 4, publicado por el Instituto Antropol ógico Real.) La breve re-
seña de Cohen omite una definición del poder, pe ro sostiene que el estudio
de los dos conceptos ha sido im portante en la antro pología social. Debe quedar
claro que yo considero la distinción de Cohen má¡ im portante quizá que el
propio Cohen.
LA ESTRUCTURA, LA MENTE Y LA MATERIA, Y LA CU LTU RA 121
o lícito fuera de nuestra representación de dicha estructura. Estas
estructuras se refieren específicamente a la opera ción de la ener
gía como un aspecto de los fenómenos. A quí no s interesa lo que
podríam os llam ar “el orden en la naturaleza íísica”, un orden
relacionado con el com portam iento de las form ,is y los procesos
energéticos a los que está sujeto el universo, incluida la in terven
ción del hom bre. Más específicamente, este or d en deriva de la
Prim era y la Segunda Leyes de la T erm odinám ica aplicadas a los
fenómenos sociales y culturales.
Ya debe ser evidente que he entrado a uno de los dualismos
más antiguos, el de la mente y la m ateria, lo esp iritu al y lo m un
dano. 5 Pero no debemos dejarnos engañar por l a historia de la
distinción ni por la m etáfora. No estoy afirm an do que el m undo
esté integrado inevitablem ente p o r tal dualism o; p or el contrario,
estoy usando estos dos conjuntos de conceptos } reglas de orden
como un instrum ento m etodológico para exam i nar la operación
del mundo, específicamente el m undo hum ano . D iré en form a
explícita (aunque tam bién estará im plícito de ti smpo en tiempo)
que considero lo “m ental” tan físico como lo o tro, y su com por
tam iento ta n determ inado por su propia comp osición energética
particular como el com portam iento de una ro ca que cae. Pero
cuando enfocamos al hom bre como el actor, ve mos que mucho de
lo que se considera “c u ltu ral” o “sociocultural” sstá condicionado
constantem ente por dos conjuntos de condicion es: la estructura
m ental del hom bre, por u na parte, y la estructu:ra energética, por
la otra. Además, sostendré que h ay algunas estru cturas energéticas
que son, en sí mismas, estructurales de las estr ucturas m entales;
es decir, que las estructuras mentales operan dentro de condiciones
fijadas por com ponentes energéticos y que, de u n m odo diferente,
también es cierto lo contrario. Propondré tam b ién que algunas
estructuras m entales a corto plazo cam bian ec pecíficamente de
acuerdo con los cambios energéticos. Por últim o, sostendré que toda
estructura m ental puede reducirse en últim a inctancia a estructu
5 Bateson observa que la Lradición judeocristiana hace una dicotomía de la
materia y el orden, y en el Primer Libro del Génesis: ‘ 1) Se descarta suma-
riamente el problema del origen y la naturaleza. 2) El pksaje se ocupa exten-
samente del problema del origen del orden. 3) Se generé así una separación
entre las dos clases de problemas. Es posible que esta separación haya sido
un error, pero de todos modos se mantiene en lo fundamental de la ciencia
moderna. Las leyes de conservación de la materia y la energía están separadas
todavía de las leyes del orden, la entropía negativa y la iriformación.” (Gregory
Bateson, 1972, pp. xxiii-xxiv. Reproducido, con permiso, di? Steps to an Ecology
of Mind, copyright @ 1972 por Chandler Publishing Co. )
122 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
ras energéticas, o que las estructuras diferenci edas aquí como “m en
tales" y “energéticas" son sim plem ente facetas de alguna otra di
mensión estructural. Pero esto escapa a mi co mpetencia y al alcan
ce del presente ensayo.
Cuando insistimos en que la estructura esl relativa a actores o
unidades de operación específicos, queremos decir que ninguna
estructura específica es universal, excepto en relación con alguna
clase específica de fenómenos. Por ejem plo, si es correcto en algún
sentido el análisis del m ito hecho por L évi Strauss, sólo lo será
m ientras las mentes de los hombres estén co nstruidas de tal mane
ra que elaboren mitos con esa clase de estru satura. En cuanto im
ponemos lim itaciones de tiem po y espacio a 3iuestro tema de estu
dio, se vuelve algo relativo la duración del p eriodo suficiente para
que se ju stifiqu e el nom bre de “estructura”. ibo que es estructural
en la duración de la vida de u na m ariposa p u ede ser una cuestión
de control incidental para nosotros. Los h á bitos de los adultos
parecen estructurales para los niños pequeños, pero m uy cam bian
tes y variados para los propios adultos.
Si aceptamos que la estructura es así re la tiva y putativam ente
term inal, debemos preguntarnos cómo se f crm a la estructura y
cómo term ina. No podemos contestar estos interrogantes para la
estructura en general, pero podemos p ropon er algunas respuestas
con respecto a las estructuras m entales y su e: :ecto sobre las estruc
turas energéticas.
En la literatu ra de la ciencia social conterhporánea, el térm ino
estr uctur a aparece principalm ente como u n sustantivo o un adje
tivo. Sin embargo, considerémoslo como un verbo.6 T rab ajand o
con nuestra definición anterior, la afirm ació n de que algo está es
tr uctur ado equivale a decir que ha sido sacado del control de
alguien.7 La estructuración es un proceso di: rámico que está pre
sente en toda actividad hum ana. Podemos d ecir que el producto
de una actividad hum ana dada que tenga el efecto de colocar algo
fuera de control es el efecto de estructuraci ón de esa actividad.
Como m ínim o, la vida hum ana im plica una tr ansferencia constante
de energía m ediante el cambio de la comp osición quím ica del
■6 Piaget es el estudioso más importante entre quienes usan la estructura
en un sentido verbal, y su uso está más generalizado que el utilizado aquí, ya
que conecta la estructura con la adaptación generajl de un “sujeto” a un
ambiente y ve en toda génesis el surgimiento de u tía estructura y en toda
estructura la necesidad de una génesis (Piaget, 1969, 1972).
7 Adopté este uso en un ensayo anterior que, en el momento de escribir
estas líneas, no se había publicado aún (R. N. Adanhs, 1974a).
LA ESTRUCTURA, LA MENTE Y LA M ATE RIA, Y LA CU LTU RA 123
am biente; por ejem plo, la respiración estructura la atm ósfera con
más bióxido de carbón y menos oxígeno.
Este enfoque de la estructura coloca bajo una luz diferente la
cuestión de la im portancia del inconsciente en e] estructuralism o.
Los sucesos inconscientes son estructurales p orq u e están fuera de
control, pero es posible que si se los lle va al n iv el de la concien
cia no queden bajo con trol; es decir, el hecho de ad q u irir con
ciencia de los sucesos no los vo lverá necesariamente menos es
tructurales. Lo mismo puede decirse de los sucesos cósmicos. Las
estrellas perm anecerán en sus sitios independien temente de que
lleguemos a entender cómo llegaron allí. La única razón de la gran
im portancia del inconsciente en las estructuras de Lévi-Strauss es
que así se garantiza que los sucesos en cuestión no estén sujetos
a ningún control hum ano abierto.8 En cambio, o ara nosotros, el
hecho de estar inconsciente es sólo una m anera de estar fu era de
control; hay muchas otras maneras, y los in te reses del análisis
estructural deben ser mucho más am plios que u na preocupación
única por los patrones inconscientes. Así como la estructura de la
mente determ ina lo que hagamos con la natur aleza, las estruc
turas de la naturaleza determ inan lo que tenga l a mente p ara tra
bajar y, en efecto, de lo que sea capaz la mente.
Antes de exam inar en d etalle la naturaleza d e las estructuras
energéticas y mentales, y a riesgo de ab u rrir a m is lectores an tro
pólogos, quiero d ejar bien en claro el uso que doy al térm ino
cultur a. Los antropólogos se han deleitado indeb i dam ente m ante
niendo confuso este térm ino; para incorporarlo a la teoría actual
(donde resulta fundam ental), el térm ino en cues] ión debe ser es
pecífico. La gráfica 7 es un m odelo de la cultura en su form a m í
nima. Enuncia que dos actores, A y B, se interes; an en algo ener
gético, X , y que en consecuencia tienen alguna clase de relación
social, compuesta por alguna clase de actividad en ergética estable
cida. A y B tienen cierto grado relativo de control sobre X (que
va desde igual hasta muy desigual), de modo qu e el poder existe
s Ino Rossi llega aparentemente a una conclusión simi l ar1 a través de una
selva mucho más embrollada. Dice Rossi a propósito d<; Lévi-Strauss: “La
preocupación por el inconsciente es una preocupación por descubrir las estruc-
turas básicas que son comunes al molde mental del emiso r y el receptor del
mensaje y que permite una intersección genuina de dos intenciones. En este
sentido, el inconsciente es la única garantía de objetividaOl del análisis feno-
menológico mismo y la conexión intrínseca que haría de 1 1 fenomenología un
complemento esencial del análisis estructural antes que sUL mera verificación
externa.” (Rossi, 1973, p. 43. Reproducido de American An íjhropologist, vol. 75,
núm. 1, con permiso de la Asociación Antropológica NortOamericana.)
124 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
como parte de la relación con respecto a X . ^ puede ser cualquier
clase de form a o proceso de masa-energía q ue los actores puedan
p ercib ir de algún modo directo o indirecto. Esto incluye las cosas
más obvias, como ]as casas, la tierra, los cañ ones, los teléfonos, las
herram ientas de piedra, etc. Incluye tambilén las ondas sonoras
em itidas como discursos, los procesos neuro c uímicos desarrollados
dentro de nuestro sistema nervioso, la luz r dflejada por algún ob-
jeto que nos perm ita “verlo ”, etc. Las únicas condiciones que deben
satisfacerse para calificar como un X son q u e la cosa en cuestión
tenga naturaleza energética y que pueda tene rse conciencia de ella.
En las cuestiones del poder social, tam bién debe ser accesible al
control m ediante alguna tecnología conocida que esté a disposición
d el hom bre. Pero no basta el m ero control, oorque los actores de-
ben tener alguna com prensión de los interes ss de los demás. A quí
es donde debemos re cu rrir al dualism o met o dológico y postular la
existencia, dentro del sistema nervioso de csida individuo, de una
condición que llam aremos “significado”. Dob aspectos de este sig-
nificado resultan cruciales. U no es que se r efiere específicamente
a X , es decir, que im plica alguna clase de i m agen m ental, modelo,
porción de un m apa cognoscitivo, o cualid ad evaluativa que el
actor haya asociado con X y para la cual sca X una objetivación
en algún sentido. T an to A como B tienen te les significados. Tam-
bién se postula entre los significados un entendim iento de la
naturaleza de los significados m antenidos p>o;' los demás. Los signi-
ficados plantean algunos problem as para los actores y los observa-
dores. No hay m anera de que alguno de l os actores pueda saber
con gran detalle los significados precisos. L d>s significados se pier-
den en la caja negra del sistema nervioso; y m ientras la investi-
gación neurológica no nos provea de mej c|)res herram ientas, no
podremos identificar con seguridad muchos alspectos del significado
con los procesos bioquím icos. El otro aspect b crucial de los signi-
ficados es que, como ideas que son, puede] t resultar sumamente
inexactos con respecto a la naturaleza real de X . De igual modo
nosotros, corno observadores, podernos tener sólo un conocimiento
aproxim ado de los dos conjuntos de significa dos y de la naturaleza
real de X.
Cuando dos significados son tales que sus c:itan respuestas de los
actores que de algún modo correspondan a sus expectativas, dire-
m os que los significados son equivale n tes. No pretendem os saber
el grado de equivalencia o de congruencia, sino sim plem ente que
se evocan respuestas de los actores que les pe ] m itan cierto grado de
predicción del com portam iento de los dera ás con respecto a X.
%
Estructuras Mentales
126 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
Cuando así ocurre, decimos que existe una relación social entre
A y B.
U na relación social no es sólo la presencí a de algún grado de
pronosticabilidad recíproca sino que adem ás im plica comporta-
m ientos abiertos y encubiertos que se relacio nan con el interés en
X y el conocim iento de los significados d e 1 otro actor. En esta
form a, todas las re laciones sociales se fu n d a % en la prem isa de la
eq u iv a lencia de significados y existen con re,rpecto a alguna fo rma
energética, X. Podemos decir que existe la cultura cuando existe
esta equivalencia de significados con respec ,o a X.
La característica clara de la cultura que d iferencia el com porta
m iento hum ano del com portam iento de otr a s especies reside en el
hecho de que los significados nuevos y las nuevas combinaciones
de significados pueden asignarse con gran rap idez a las formas exis-
tentes, y los significados existentes pueden extenderse a form as
nuevas. U n objeto que significaba poco ayet puede tener gran va-
lo r hoy. En general, un problem a fu n d am en t i1 de todas las ciencias
sociales es el descubrim iento de regu laridad ^s en estos cam bios de
significados aparentem ente caprichosos y arb itrarios. P or ejem plo,
algunas hipótesis que relacionan directam e ate los significados a
ciertos aspectos energéticos de los X del siste raa son la teoría de la
escasez en economía, la teoría de la p rivació n en la psicología so-
cial, Ja Ley de Engel en economía, y la prese ntación de inversiones
simbólicas en la antropología cu ltu ral. C ad.\ una de estas teorías
propone relaciones sistemáticas entre las cu álidades energéticas de
las cosas que interesan a los actores y los sígnificados que tienen
tales actores.
A l subrayar estos aspectos de la cultura, deberá ser obvio que
estoy considerando la cultura en la tradició n del simbolismo. No
hago gran hincapié en su singularidad para l a especie hum ana por-
que me parece que tal posición deriva de an enfoque particular
sobre lo que distingue al hom bre de otros animales. Me interesa
la form a en que el hom bre opera en su am biente; en tal sentido,
mucho de lo que hace es en efecto m uy an íjmal. En consecuencia,
los aspectos pertinentes de la cultura d errv an del hecho de que
tal cultura refleja una capacidad hum ana p ara m anipular, conju-
ra r y jugar juegos complicados con símbo os a diversos niveles,
para dotar de significado a cualquier cosa, literalm ente cualquier
cosa, y proceder luego a actuar sobre la bas del significado antes
que de la cosa. En un sentido muy real, la cdltu ra es una extensión
de procesos genéticos de variación desde el i n terior del cuerpo hasta
una correspondencia exterior-interior. La c u ltu ra com prende las
LA ESTRUCTURA, LA MENTE Y LA MATERIA, Y LA C U LTU RA 127
regularidades que ocurren porque el com portam ento hum ano si-
gue sim ultáneam ente las leyes de la energía, por una parte, y las
reglas de la estructuración m ental, por la otra. I o que llamamos
“relaciones sociales" com prende los significados q ue tenemos acer-
ca de los com portam ientos energéticos relacionado:s con diversos X
energéticos que tienen un interés (mental) comú n p ara nosotros
como actores.
V II. L A E N E R G É T IC A
A. Energía y f l u jo
E l estudio antropológico de los procesos ernergéticos, o energética,
se basa en la Prim era y la Segunda Leyes de la T erm odinám ica.1
La prim era Ley establece que la energía no se puede crear ni des-
truir, pero puede cam biar de forma. La enu ci ciación de la Segunda
Ley resulta más difícil, sobre todo en una form a pertinente para
el presente contexto, pero en esencia a firm a que, al cam biar de
form a (lo que aquí llam arem os “conversion e s”), la energía se redu-
ce inevitablem ente de una organización su perior, entropía nega-
tiva o entropía inferior, a una organizació n inferior, o entropía
superior. La entropía se refiere a u n estado (dentro de un sistema
cerrado) de dispersión ú ltim a e irreversible de las moléculas que
puede considerarse como calor desechado. Los versados en las
ciencias físicas pueden argüir que la Segu ri da Ley se elaboró en
p articu lar p ara describir procesos que ocurre dentro de clases espe-
cíficas de sistemas cerrados y que no p u e:iCe aplicarse necesaria-
mente al m undo o al sistema solar, ya no digamos a la sociedad
hum ana. Yo creo que la Segunda Ley deh e usarse por su valor
heurístico, independientem ente de que se |raya tomado o no de
otro cam po científico; sin ella hay escasas bases para una teoría
im portante. Pero a menos que puedan aducirirse buenas razones en
contrario, podremos tratar el sistema Sol -T ierra-sociedad com o si
fuese un sistema al que se aplicara la Segu nda Ley (al igual que
la Prim era). Si la Segunda Ley resulta mal plicada a largo plazo,
por ah ora resu ltará de todos modos instruc tiva y sugerente.
Dado que en este ensayo se utiliza la en er ?ía como una variable,
y dado que las fo rm as y los f l ujos de ener cp a son los fenómenos
empíricos a los que estamos dirigiendo nue ctra atención, conviene
m editar un m om ento para aclarar el signi Cicado de los términos
en el presente contexto. En el caso de la en crgía, hay dos usos que
parecen comunes en la literatu ra actual: la energía como tal y un
concepto más am plio de la energía en todas sus formas. Quizá sea
1 Esta sección es una porción considerablemente revisada de mi ensayo de
1973 (R. N. Adams, I973b). Aunque en el texto de biera resultar obvio, deseo
ser explícito acerca de que no estoy utilizando el tjérmino "poder” como una
metáfora de “energía”, como lo hace lord Russe 1 (1938) y como implica
Bierstedt (1950).
128
LA ENERGÉTICA 129
0bvi0 que no estoy considerando aquí usos tales como la "energía
psíquica” o la “energía de un poem a”, ni otros usos metafóricos
que han perm itido el uso descuidado del térm i no de tiem po en
tiempo.
T om ado en el p rim er sentido (es decir, energía = la capacidad
p ara trabajar), el uso se aproxim a al im plicado p or la “acción”,
un concepto que se encuentra en la base de algu nos enfoques u ti
lizados en las ciencias sociales. Desde luego, la m cjo r m edición de
las actividades conductuales del hom bre beneficia rá a varias áreas
de investigación y en form a muy específica p ro veerá al científico
social de una escala independiente p ara com parar actividades y
procesos que de otro modo resultan difíciles de m anejar. T om ado
en este sentido, sin embargo, el concepto de “f lujo ” no es nada
nuevo en las ciencias sociales. El uso de la energía como una base
más rigurosa para la m edición puede verse como u n procedim iento
potencialm ente superior para el m anejo de la acción. Las investi
gaciones de Eliot C happle, Roger B arker y asociados, y los estu
diosos del flu jo de trab ajo de hace pocos decenios,2 al igual que
varios otros enfoques, evidencian que la conceptuación de la con
tinuidad de la actividad hum ana, al igual que cierta clase de
medición de tal actividad, han recibido una aten ción seria desde
hace mucho tiempo.
Sin embargo, es la energía tomada en el m arco más am plio la
que perm ite llegar al m eollo de varias áreas de las ciencias sociales
y la que contribuye a un enfoque interd iscip lin ario más am plio.
Cuando h ablo de un “marco más am p lio” estoy pensando en el
hecho de que la relación general entre la masa y la energía, por
una parte, y la relación entre la inform ación y la masa-energía,
por la otra, están bien establecidas. Me parece qu e la investigación
del flu jo energético debe concebir su tarea como la articulación
existente dentro del campo de hombre-ecología d<2 cuestiones que
habitualm ente se separan entre estas tres áreas, para ocuparse de
la “energía” en cualquiera de sus formas. Cuando lomarnos el com
plejo de masa-energía-información, o simplemen ie el “com plejo
energético” como un todo, no estamos realizando una triqu iñu ela
sino obteniendo una base legítim a para relacion ar un hecho que
ha estado presente durante largo tiem po en la ese 2na, pero ha pa
sado inadvertido, con otros sucesos a través de coirceptos comunes
y no de la analogía.
En el com portam iento hum ano es com ún que [los individuos y2
2 Chapple, 1940; Barker y Wright, 1955; Roethlisberger y Dickson, 1939.
13.0 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y I¿ ENTALES
las sociedades conceptúen de nuevo, evalúen de nuevo los sucesos
que form an parte de su ambiente, y que rfnezclen los fenómenos
de masas . con los fenómenos energéticos, a la vez que confunden
y tratan como sinónimos ambos fenómenos con los fenóm enos de
la. in fo rmación. El entendim iento del com pc rtam iento hum ano re-
quiere que nos ocupemos de esta aparente m escolanza. No se trata
de analizar el com portam iento hum ano en categorías de compo-
nentes de masa, de energía y de inform ación sino de que podamos
m anejar las tran sformaciones de una de est as áreas a otra por lo
menos con la misma facilidad, pero quizá en form a más sistemá-
tica, que la lograda por los seres hum anos sn su vida diaria. En.
focar el com plejo de masa-energía-informaci ón equivale a enfocar
un m undo m aterial, insistir en que, cualqu iera que sea el objeto
de estudio del científico social, tal objeto debe pertenecer a ese
m undo, o de otro modo no podrá estudi ar se. Aquí necesitamos
em plear un dualism o m etodológico: para ciertos fines debemos
recurrir a u na diferenciación m ental-energé í ica que, en efecto, no
defendería yo en teoría. La razón del man j o dual del com plejo
de m asa-energía-información es que no sólo deseamos poder encon-
trar las regularidades existentes entre la enei gía como masa y como
acción, y : tam bién en sus manifestaciones co mo inform ación, sino
que tam bién deseamos exp lorar la form a m que estos procesos
energéticos se relacionan con los que se h en descrito en genera]
con térm inos tales como v a lor , cognición y o tros rótulos mentales.
No es triv ia l el establecim iento de una distinción clara entre
lo m ental y lo energético para fines metod alógicos. La confusión
de estos conceptos ha generado algunas an s logías peculiares y al-
gunas teorizaciones dudosas. Es tal vez m ás iinportante el hecho
de que la ausencia de conceptos y proposici unes de relación efica-
ces haya obligado a los estudiosos a camb i ar arbitrariam ente de
u n. conjunto de formas de energía y valores l otro. Por ejem plo, el
análisis de insumo-producto de L eontief t ene un claro sentido
cuando se aplica al fenóm eno del com plejo energético pleno, pero
ese sentido pl an tea extraordinarios p roblem as metodológicos. Por
lo tanto, L eontief recurre a una m edida co m ún de la cantidad: las
unidades m onetarias que, a lo sumo, varía r en precio y valor de
tiem po en tiem po.3 Es obvio que todavía j uede tener gran utili-
dad el uso de tal análisis, pero no puede n f:garse que afrontamos
problem as graves cuando pasamos de una so ciedad a otra, de una
cultura a o tra, o fundam entalm ente de una mente a otra. Resulta
3 Leontief, 1968, pp. 345-346.
LA ENERGÉTICA 131
difícil el em pleo de tales análisis de insumo-proel ucto en las com-
paraciones históricas y evolutivas, como lo ilu st ::an am pliam ente
_ r •
las discusiones continuas sobre la naturaleza de 1,1s economías pri-
mitivas. N athaniel B. G uyol ha sostenido convi :ncentemente que
el uso de términos m onetarios para la cuantificace ón de la produc-
ción nacional
padece las mismas deficiencias q ue las m edidas h a r ituales de la p ro
ducción, o sea las variacion es del v a lo r d el d in e r^ de u n a época a
otra, las d iferen cias de los precios de los bienes un lu g a r a otro,
y las variab les tasas de cam bio de los p recios de bie nes p articu lare s de
u n a época a otra. Los datos de energía, y especí fícam ente los datos
referen tes a las cantidades de en erg ía efectivamenfc e usadas, p o d ría n
su stitu ir a los datos de v o lu m en o de v a lo r en la f cuación de la p ro
d u ctivid ad y así p o d ría n ob ten erse m ejores resu lta bos, p o rq u e el vo-
lumen f ísico del trabajo realizado en el desempeño de cualquier tarea
dada a una velocidad dada tiende a permanecer c i nstante hasta que
haya un cambio importante en la tecnología de la producción.4 [Cur-
sivas de G uyol.]
El interés p rincip al es entonces el continuo de masa-energía-
inform ación, que se encuentra prácticam ente en s u totalidad en el
mundo externo a cualquiera de nosotros. Dado que no podemos
conocerlo directam ente en sentido epistem ológico concebimos dos
clases de estructuras que tratam os de describir cebn respecto a tal
continuo, la m ental y la energética.
D entro de la estructura energética, conviene d i;etinguir dos fases
de la actividad. Nos ocuparemos del cam bio de u it a form a de ener
gía a otra, la conversión de la masa en energía, o de una form a
de masa o de energía en otra; y nos ocuparem os tam bién del he-
cho de que la m asa y la energía ocurren dentro d s patrones discer-
nibles que pueden explorarse p ara ciertos fines en el idiom a de
la teoría de la inform ación. Nos ocuparemos igua (mente del papel
directo del hom bre en las actividades de form a energética, con su
control sobre los procesos de masa y energía. E Ste control es un
proceso energético en sí mismo, es decir, es un suceso “físico” o
“m aterial”, la m anipulación (tecnológica) efectiva de los fenómenos
energéticos por la actividad hum ana.
Lo que se olvida en ocasiones es que, en el sis eem a cu ltu ral hu-
mano, los flujos de energía transportan siemp r e inform ación. Por
4 Guyol, 1971, p. 136. Reproducido de N athaniel B. G Líyol, Energy in the
Perspective of Geography, © 1971. Con permiso de Pre: ítice-Hall, Inc., En-
glewood Cliffs, Nueva Jersey.
132 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y IENTALES
lo tanto, como científicos sociales debemos ver el flu jo en forma
más sistemática como algo que tiene siemjbre resultados duales:
1) el efecto de la nueva conversión de e n e rg a-masa en un sistema,
con una pérdida concom itante a manos de la entropía; y el
efecto de la inform ación sobre un sistema de significados. Dados
estos dos aspectos, cuando hablam os del cor trol de las form as de
energía podemos estar hablando tam bién d £l control del propio
proceso energético, o del control de la in'fornli ación que transporta,
o de am bas cosas. Lo que se controla en el c aso de la inform ación
es el m arcador,5 la form a energética que e el vehículo con los
elem entos de patrón que com prenden la i n formación. Dado que
la inform ación es en sí misma un patrón, el control de la infor-
m ación sólo es realista si es un control sobrr los marcadores de la
inform ación energética.
G regory Bateson ha sostenido que la infor mación tiene en rea-
lidad una dim ensión nula y que “ninguna i ariable de dimensión
n ula puede localizarse verdaderam ente. La inform ación’ y la 'for-
ma' se asemejan al con traste, la frecuencia, la simetría, la corres-
pondencia, la congruencia, la conform idad, e tc., por cuanto tienen
una d imensión de cero, de modo que no pu id en ser localizados".6
Me parece que la concepción de Bateson pu Qde refutarse en cierto
sentido, porque el sitio d e estos patrones d c inform ación, cuando
se transform an en procesos nerviosos hum an os, se convierte tam
bién en una parte de la cultura.7 Pero adem as su control depende
5 “Von Newmann utilizaba el término “marcador’ para referirse a las acu-
mulaciones, unidades, o cambios de materia-energía observables cuya compo-
sición lleva o transmite los símbolos de información tomados del conjunto o
repertorio” (J. G. Miller, 1965, p. 194. Reproducido t<on permiso de Behavioral
Science). Miller, en su propio argumento, expresa c<(jrrectamente que “la ma-
teria-energía y la información siempre fluyen juntas . El aspecto de la trans
misión que sea más importante depende del modo como la maneje el reccp-
tor” (p. l 99). Pero en otra parte, cuando se ocupa de los insumos y las
transmisiones, Miller parece volver a la separación concreta más tradicional,
y más confusa, de masa, energía e información: 'Ca■i a una de estas clases de
transmisiones puede consistir en a) alguna forma ^articular de la materia;
b) energía, en forma de luz, energía radiante, ener ;pa calórica o química; o
e) algún patrón particular de información” (pp. 223-224). Debemos subrayar
de nuevo que la masa-energía transporta información siempre; sólo queda por
saber si tal información llega al sistema nervioso de alguien y, en caso afirma-
tivo, si alguien se interesa por conocer la importancí a o el significado que tal
información pueda tener para él.
6 Gregory Bateson, 1972, p. 408. Reproducido, con permiso, de Steps to an
Ecology of Mind, copyright © 1972 por Chandler ífublishing Co.
7 Véase VVhite, 1949, pp. 282-302, en un ensayo titulado “The Locus of
Mathematical Reality”.
LA ENERGÉTICA 133
por com pleto del control de sus componentes o manifestaciones
energéticas.8
Así pues, la inform ación en el sistema nervioso es una transfor-
mación de algo que está en su exterior, y se llam a significado. Hay
una brecha am plia entre el significado y la info tmación, la dife-
rente codificación in te rio r y exterior a la que se refiere Bateson.
Las nociones estadísticas de “incertid u m b re” y (brd en ” (que exa-
minaremos en seguida) han sido fundam entales e u la teoría de la
inform ación y pueden servir dentro del sistema es trictam ente cerra-
do de un hilo telefónico, pero no puede esperart e que funcionen
tan bien en los dos sistemas nerviosos que están usando el h ilo
para comunicarse. En sentido técnico, el flu jo d e inform ación (es
decir, la comunicación) se refiere sólo al prim ero de estos campos;
se refiere al m ovim iento de los m arcadores energétt cos en el espacio
o el tiempo. No es diferente de ningún otro flu j 3 energético. Sin
embargo, ocurre que esta transferencia de info mación ha sido
confundida con la transferencia de significado. Por ejem plo en
antropología, cuando hablam os de un flu jo de m etnsajes, quien h a
bla se lim ita raras veces a un uso estricto de te bría de la infor-
mación; a m enudo im plica intencionalm ente que hay cierta consis-
tencia cognoscitiva innata entre lo que salió de u n sistema nervioso
y lo que llegó a otro sistema y se grabó allí. E t tá claro que los
códigos o sistemas de significado existentes den tro de dos seres
humanos cualesquiera deben ser inevitablem ente diferentes; y aun
cuando pueda haber acuerdo sobre un código, toe avía deja mucho
que desear la cuestión de la interpretación de si tonificado.
Es tan im portante aclarar el uso del concepto d é la energía como
aclarar el uso del concepto de flu jo o proceso. La literatu ra del
flujo ha usado ese térm ino para diversos proceso£ muy diferentes,
los que a veces han perm anecido como sinónim o;e en la mente de
algunos autores. Com o ocurre con el uso del v acablo energía o
masa-energía,, no hay nada inconveniente en el érm ino más am-
plio si entendemos claram ente que hay diferenci ajs internas y esta-
mos dispuestos a reconocer tales diferencias cu ando se vu elvan
im portantes en problemas particulares. He obset vado claram ente
cinco usos del vocablo flu jo :
s Es puramente metafórica la noción de que podemos tratar conveniente-
mente la información como masa. Calhoun postula la nc ción de “ideomasa”,
pero sólo puede promover la confusión, a menos que se r <;fiera al componente
energético del marcador de información, no al aspecto de la información.
(Véase Calhoun, 1973, p. 269.)
134 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
1. El flu jo como transporte y alm acenam i ento de m ateria;
2. El flu jo como traslación y radiación d é energía;
3. El flu jo como transform ación de infor :n ación;
4. El flu jo como conversión de un estado a otro;
5. El flu jo como el costo energético de la liberación de energía.
Es probable que el elem ento común a to dos estos usos sea el
hecho de que el gasto de energía en un pu nto tiene una conse
cuencia sistemática para el cambio del estado de la energía en otro
punto. Esto perm ite que ambos se vean como partes de un sistema.
En este contexto resulta particularm ente intor esante p ara nosotros
el hecho de que, dentro de las organizaciones sociales, los controles
diferentes de la distribución de la energía pe: mu irán que los acto
res de un punto del sistema ejerzan poder soc :al sobre otros actores
de otros puntos del sistema sólo por efecto d c la diferencia de con
trol. Por lo tanto, no es sorprendente que e 1 poder tam bién 'haya
operado como un flujo. N uestro uso confirm a esto, pues no es raro
escuchar expresiones tales como “el poder qua fluye hacia la cima".
El p rim er uso, el flu jo como transporte o alm acenam iento, es
el más sencillo de p ercib ir y actúa como arq u etipo para el em pleo
del térm ino en el resto de los casos. Puede l eferirse al m ovim ien
to del agua a través de un ecosistema, al m c vim iento de los com
puestos bioquím icos a través de niveles trófi: :os, a los billetes que
cam bian de manos, etc. La diferenciación e n tre la transportación
y el alm acenam iento es sim plem ente una s<;paración de tiempo-
espacio de los aspectos del suceso, donde el alm acenam iento per
m ite un cam bio del espacio igual a cero.
El segundo uso del térm ino se refiere al m ovim iento de la ener
gía en el espacio, como ocurre en la rad iad ón solar y term al, la
evaporación, la convección, la conducción y otros procesos de tras
lación. Esto incluye obviam ente un gran cam po, pero es probable
que el térm ino flu jo de energía se use más correctam ente en este
sentido.9
Empiezan a aparecer dificultades graves e¿ el tercer uso, donde
hay u n m ovim iento aparente de energía a través de un sistema,
pero donde la cuestión im portante no es un m ovim iento de ener
gía o de m ateria sino la transferencia o la transform ación (en el
9 David M. Gates, 1962, p. 4. “El término ‘flujo’, aplicado a la energía ra
diante, se refiere a la cantidad total de energía rat[Iíante de todas las longi-
tudes de onda que cruzan un área unitaria de íuperficie por unidad de
tiempo, en unidades de calorías por cm2 por minuto ’ Reproducido de Energy
Exchange in the Biosphere, con pe^rmiso de Harper and Row.
LA ENERGÉTICA 135
sentid 0 del cambio de una form a a otra) de un p atrón o arreglo
de partes de masa-energía. En cierto sentido, cua fado hablam os del
flu jo de inform ación no estamos hablando del fl Ujo ni de la ener-
gía en ninguna de sus form as conocidas. Bateso n lo ha señalado
así con gran claridad: “C uando una b ola de bills r choca con otra,
hay u na transferencia de energía tal que el mo\im iento de la se-
gunda bola se ve im pulsado por el im pacto d la prim era. En
cambio, en los sistemas de comunicación, la energ|íía de la respuesta
suele ser aportada por el respondiente.” 10 A n ato ! R apoport obser-
vó que, “hasta donde sabemos, no existe aún nii laguna teoría que
atribuya ninguna clase de m edida precisa a este 'flu jo’ ” .11 "Para
ser definida como una cantidad de inform ación, na señal debe ser
seleccionada dentro de un conjunto o ser paread a con un elem ento
de un conjunto. En un sentido crucial resulta e n:gañosa la percep-
ción de la ‘inform ación’ como algo que puede v a ciarse en un reci-
piente vacío, como u n flu id o o aun como ene rgía.” i 2 Estamos
m anejando aquí sistemas energéticos separados. 1 m arcador de la
inform ación no dota de energía al sistema n erv li•oso, sino que lo
dispara (más adelante aclararem os esto). Lo que p arece ser un flu jo
es una duplicación del p atrón en puntos d iferí:ntes del tiempo-
espacio. El patrón sólo existe porque está incor c orado en alguna
forma de masa-energía, pero el hecho de que asii ma un arreglo u
otro puede tener escasa im portancia p ara la p ro pia masa-energía.
Este uso es claram ente m etafórico, y esto debe dervir para preve-
nirnos de que algunos de nuestros propios siigmf icados culturales
se han colado al escenario. Específicamente, la idea de “orden”
o de “organización” es la form a en que describim b s la inform ación.
Como ha señalado Bateson, es una cosa de dim e nsiones nulas; en
consecuencia, difícilm ente podrá acum ularse, sum arse o consolidar-
se. Más adelante volverem os sobre este punto.
El cuarto uso se refiere al cam bio que ocurre e n el tiem po cuan-
do hay una conversión de energía o u n cam bio en el estado de
1a energía. Esto puede referirse a la conversión química, como la
combustión de u n com bustible; a la conversid n térmica, como
ocurre cuando el agua se convierte en vapor; a la fotosíntesis; a
la conversión subnuclear, como ocurre en la bo inb a atóm ica; etc.
Lo principal aquí es que la masa-energía está b uscando un estado
de equilibrio con su ambiente. Cuando el am bier te cambia en for-
10 Bateson, 1972, p. 403.
11 Rapoport, 1968, p. 139. Reproducido de Modern Syst¿ms Research for the
Behavioral Scientist, comp. W. Buckley, con permiso de A ldine Publishing ^Co.
!2 Ibid., p. 140.
136 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y ¡MEN TALES
mas críticas o estratégicas, el sistema de mase-energía debe conver
tirse en un estado nuevo. T ales conversiones son unidireccionales
porque no puede recuperarse la energía p e r l ida ante la entropía
en una conversión. En algunos casos, sin ei n bargo, como ocurre
con el cambio del hielo en agua, puede añadirse otra energía para
restablecer el estado anterior. Esto no evita 1a pérdida de la entro
pía; sólo significa que hay más energía en el lugar donde se inició
la conversión.
El cuarto uso es p articularm ente im porta rite en el m undo ma
terial de la vid a diaria. Es la energía gastada en cada actividad, ya
sea hum ana o extrahum ana, somática o extrs somática: la fo rja de
acero, la lim pieza de un traje, o el em polva miento de un librero;
la ingestión de nueces, el cultivo de arroz, o 1a extracción de m ine
rales; el juego de ajedrez, la construcción d e un rascacielos, o el
arreglo de libros en el anaquel. Todas estas actividades requieren
un gasto de energía. Algunas parecen “reversibles”, como el reaco
modo de los libros; pero en realid ad no 1o son, por lo que se
refiere a la pérdida de energía; las actividade s que im pliquen cam
bios químicos o subnucleares son totalm ente irreversibles. El uso
del térm ino f lu jo en estas actividades puede referirse sim plem ente
al m ovim iento de masa-energía entre dos pui ítos del sistema.
El q uin to uso del flu jo se refiere a los p rocesos que parecen ser
un tipo de traslación pero que en realidad i eben verse como un
mecanismo de im pulsión.13 Ocurre cuando se: aplica la energía de
Hace cincuenta años, Lotka aclaró la importancia de los mecanismos de
disparo: “En termodinámica nos hemos acostumbrado a desentendernos del
mecanismo. Al tratar las conversiones de energía med ¡ante la acción de disparo
debemos cambiar por completo de actitud. Aquí todo depende del mecanismo.
Si encontramos algún grado de regularidad en el fat tor de conversión, ello se
deberá a las regularidades existentes en el mecanismo, es decir, en el orga
nismo humano, y a su agregación social” (1921, p. 1 94). En esa época no era
nuevo el interés de los economistas por la energía, y Lotka cita las obras de
G. Helm (1887), W. Ostwald (1909), y Winarski (1900). No me resulta claro
si Margalef está distinguiendo el disparador de la liberación en su uso del
término puertas energéticas: “La selección natural nc es tan dispendiosa como
se supone en los libros populares porque utiliza energía que de todos modos se
habría perdido al mantener en acción un ecosistema. Las puertas energéticas
de los lugares donde se interrelacionan las especies —o donde se interrela
cionan con el ambiente.—. son los órganos mediante los cuales se logra la se
lección y ocurre la evolución, donde la tasa de evolución depende de la
eficiencia de la puerta.” (R. Margalef, 1968, p. 81. R£producido de Perspeclives
in Ecological Theory, © 1968 por la Universidad de Chicago, con permiso de
University of Chicago Press.) El término puerta de trabajo, utilizado por Odum,
se refiere claramente a una especie de mecanismo áe disparo. Sin embargo,
Odum generaliza dicho término para "referirse a cu alquier interacción multi-
LA ENERGÉTICA 137
un sistem a al am biente del segundo, de m odo qu e el segundo debe
buscar un nuevo equilibrio, lo que cam bia su estado. En una form a
más elaborada, incluye el costo o insum o de en ijrgía del proceso
productivo. Ha habido cierta confusión de la e nergía que mueve
el disparador y la energía liberada del sistem a sep arado por virtu d
de la acción de disparo.
Este uso es p articularm ente im portante en nueitro entendim ien
to de los procesos reales de masa-energía, tanto e n la vida contem
poránea como en la evolución de la sociedad hum ana. Está claro
que el m eollo de nuestra crisis energética actual es nuestra caren
cia de instrum entos de disparo adecuados, en cant idades suficientes
para canalizar de m odo eficaz y lib erar de mo do estratégico las
grandes cantidades de energía que nos rodean por todos lados. Los
propios disparos requieren un gasto de energía (es decir, costos de
energía, o costo energético de la producción), y et m uy im portante
la razón que hay entre la cantidad de energía g iistada en la acti
vación del disparador y la energía lib erad a po] ■ el sistema. Por
ejemplo, se han diferenciado los ecosistemas de acuerdo con su
grado de madurez. Un aspecto que distingue al ecosistema inm a
duro del m aduro es el hecho de que, en el prim ero, el costo ener
gético (respiración) es relativam ente m enor qut : la cantidad de
energía liberada dentro del sistema (la producci ón bruta). En el
sistema idealm ente m aduro, el costo energético es igual a la energía
liberada, de modo que hay un estado estable d el conjunto, sin
nuevo crecimiento. Los m aravillosos inventos de R ube Goldberg,
de hace una generación, eran sistemas superm adu:ros que requ erían
una cantidad desproporcionada de gasto de enetgía para un p ro
ducto minúsculo.
Los mecanismos de disparo son de muchos tip'as, pero uno p ar
ticularm ente interesante para los sistemas cultura tes humanos es el
que transmite a otro sistema una inform ación q t e cambia el esta
do energético del segundo. Dado que la inform ación es transpor
tada por marcadores energéticos, es decir, por f ormas o procesos
energéticos, el insum o de inform ación im plica e a efecto un insu
mo energético; sin embargo, es el p atrón precis o m anifestado por
plicativa de dos flujos y las fuerzas que ejercen” (1971, p. 44, gráficas 2-4, 2-6).
La noción de la puerta en este sentido puede ser útil para las reacciones
químicas, pero resulta engañosa cuando se aplica a las acciones de disparo
cultural, porque en este campo desconocemos las relacion es regulares que pue
dan existir entre la cantidad de energía liberada y la ca rtidad utilizada para
accionar la “puerta” o gatillo; es decir, ignoramos la magnitud del “multi
plicador”.
138 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M UNTALES
la energía del disparo lo que le perm ite tene r el efecto que real-
mente tiene. Por lo -tanto, podemos h ab lar de la acción como si la
inform ación proveniente de u n sistema disp :irara un cam bio de
estado en otro sistema. Frecuentem ente, un acción de disparo-
generará un cam bio de estado que continuará hasta que el segundo
sistema alcance otro estado de equilibrio.
Los mecanismos de disparo son de muchas clases, y en el con-
texto de este estudio resultan particularm ente : interesantes dos de
ellos contenidos en la capacidad del hom bre p ara reconstruir su
organización social. En otra parte se ha seña l ado que la organiza-
ción de todas las especies parece determ inade principalm ente por
las interconexiones de una composición genéti ca básica con las cir-
cunstancias ecológicas. Esta interconexión, sob ::e todo entre los ani-
males "superiores”, im plica a m enudo notabl es grados de adapta
ción. Y en efecto, esta adaptación de una espe ::ie m ediante diversas
poblaciones subespecíficas en habitáculos pa :"ticulares es precisa--
mente un procedim iento de aceleración del fluj o de energía d en tro
de toda la especie.
Pero en las organizaciones hum anas, la cu tura perm ite que el
hom bre reform ule los significados de la orgaihización, que busque
nuevas actividades e invente otras; en efecto, casi lo obliga a ha-
cerlo. Estas organizaciones o unidades de op eración, nuevas y re
form uladas, están constituidas de tal m odo qu s se adaptan a algún
problem a percibido particular, y muchos de estos problem as per-
cibidos im plican problem as graves de liberaS ión de energía. Así
pues, m ientras que el ser hum ano individu: l1 tiene limitaciones.
genéticas, sus organizaciones no padecen tale:s lim itaciones. Esta-
bleciendo “propósitos” y “metas” diferentes, t Ales unidades adquie-
ren una nueva adaptabilidad. Así pues, las en orgías del hom bre, al
revés de lo que ocurre con casi todas las d :tmás especies, no se
gastan en una sola organización social ni en an conjunto m ínim o
de organizaciones sociales, sino que pueden d istribuirse entre una
serie de organizaciones diferentes, cambiantes y a m enudo crecien-
tes, cada una de las cuales, m ediante su a el aptación, sirve para
disparar la explotación de cierto reducto del m undo externo.
Es obvio que el m ero hecho de la asignaci S>n del gasto calórico-
diario del hom bre entre diversas unidades de operación no puede
increm entar la producción calórica del cuerpe El hom bre no pue-
de subvertir la Prim era Ley de la T erm odin á mica, como tampoco
puede subvertir la Segunda Ley. Pero tal a .>ignación le perm ite
aum entar el núm ero de mecanismos de dispar o de la organización,
dispersar su energía somática en pequeños n sideos como costo de
LA ENERGÉTICA 139
p r0 ducción de varios reductos e instrum entos de disparo. Podemos
advertir la im portancia que esto tiene en la nat i iraleza de la uti-
lización del tiem po p o r parte de las bandas de cazadores y reco-
lectores. Veamos el relato de R ichard B. Lee sobre los bosquimanos
Kung: “Los bosquimanos K ung de Dobe, a pesar de su am biente
agreste, dedican de doce a diecinueve horas por semana a la ob
tención de alim entos. A u n el individuo más lab r rioso del campa-
mento, un hom bre llam ado orna [szc] quien salió a cazar durante
dieciséis de los 28 días, dedicó un m áxim o de 32 horas semanales
a la búsqueda de com ida.” 14 D urante el tiem po restante, las m u
jeres realizan diversas tareas domésticas, y tanto 1o s hombres como
las mujeres dedican una cantidad desproporcionad a. de tiempo a las
visitas, la diversión y la danza. La cantidad de tiem po efectiva-
mente gastada en trabajos no productivos varí n obviam ente en
diferentes sociedades y ecologías, p ero m uchos o tiros estudios con-
tenidos en el mismo volum en apoyan la observad ón de Lee y han
llevado a Sahlins a describir a los cazadores (con su h abitual hu-
mor) como la “sociedad rica o rig in al”.15
Esto significa que si el hom bre ha aum entado su “tiem po exce-
dente” durante la evolución de la cultura, lo ha hecho porque ya
disponía de tiem po excedente. Así pues, el procebo crucial no era
el tiem po tanto como la tecnología, la invención cle mecanismos de
disparo y de mecanismos de extracción de energíi En esta form a,
el hom bre ha podido dedicar gradualm ente m ás y más de este
tiempo excedente prim ario al proceso de aceleran ■ la actuación de
la Segunda Ley de la T erm odinám ica, de e m p r ja r la energía a
través de su sistema cu ltu ral. A l dedicar más y m a.s tiem po al costo
de producción, y aum entar así la producción, el m bre ha aum en-
tado efectivam ente la cantidad de la vida human a que puede sos-
tenerse, y por ende la cantidad de tiem po que p uede dedicarse a
actividades im productivas. Sin embargo, la prop c rción gastada en
ocio ha dejado, a través del tiempo, de ser p oporcionalm ente
com partida por todos los productores y se h a vu elt o una ocupación
especializada de una clase lim itada; en consecue ncia, los produc-
tores han debido dedicar más y más tiempo a producción. C i
tamos de nuevo a Sahlins: el hom bre se sentend:io a sí mismo a
trabajar arduam ente durante toda su vida.
Las unidades de operación tam bién actúan c orno mecanismos
de disparo al concentrar poder de toma de decisi ones. Esto puede
14 Lee, 1968, p. 37. Reproducido de Man the Hunter, co nps. Richard B. Lee
e Irven De Vore, con permiso de Aldine Publishing Co.
i® Sahlins, 1972, cap. l.
140 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MEN TALES
verse estructuralm ente como la form ación de unidades de opera
ción cada vez más inclusivas y como la aparis :ión de mayores n ive
les de integración, niveles desde los que se tornan decisiones que
afectan a un núm ero creciente de personas ocupantes de niveles
inferiores de la organización. A m edida que entran a una sociedad
procesos y formas más energéticos, su control se concentra despro
porcionadam ente en las manos de pocas per sonas, de modo que
menos decisiones independientes son responsables de mayores libe
raciones de energía. P or ejem plo, en una organización grande,
com pleja pero coordinada, una sola decisión desatará una cadena
de decisiones dependientes subsecuentes, lo q ue generará una li
beración de energía niucho m ayor de lo qus ; habría sido posible
si las diversas decisiones subsecuentes l) no e ituviesen coordinadas
y, 2) por lo tanto, no estuviesen ordenadas p ara disparar las libe
raciones planeadas. El establecim iento de la concentración de po
der a niveles de organización más altos es un conducto directo
para el control y la liberación de cantidades de energía cada vez
más grandes.
El poder social, la capacidad para lograr que alguien haga lo
que nosotros queremos m ediante nuestro co.atrol de los procesos
energéticos que le interesan, es el elem ento central de todos estos
procesos de organización. El ejercicio de pod er social desde unida
des de operación bien definidas y desde div srsos niveles de inte
gr ación es sin duda uno de los tipos de in strum ento de disparo
más im portantes a disposición del hom bre. Sin tal ejercicio, todo
instrum ento tecnológico que req u iriera la ac lividad de más de un
hom bre recibiría apenas una atención esporádica o aleatoria. La
evolución de la cultura ha perm itido u n a ttmento sostenido del
costo energético de la producción, de modo c ue el patrón caracte
rístico de los ecosistemas m aduros es una ops :ión posible en el fu
turo. Las artes m anuales incluían las p rin c ij>ales acciones de dis
p aro en las sociedades más prim itivas; es c ecir, la energía que
activaba los disparadores era energía hu m ana. A m edida que avan
zaba la cultura, el hom bre ha recurrido cad a vez más a los dispa
radores no hum anos: prim ero las herram ie utas manuales, luego
la domesticación de plantas y animales, en s.sguida el control del
viento y el agua, más tarde la m aquinaria y Los combustibles fósi
les, y más recientem ente las acciones subnuc [eares. El costo ener
gético total p er capita de la acción de dispar o ha aum entado sos
tenidam ente. El hom bre, en su inm enso t ntropocentrism o, ha
tendido a congratularse y a ver esto sólo co mo una disminución
p e r capita del insumo de energía hum ana; has ;ta hace poco tiempo,
LA ENERGÉTICA 141
tendía a pasar por alto la im portancia cósmica de las enormes can-
tidades de energía no hum ana requeridas por es t e avance.
El flu jo , en el área de la inform ación y el ignificado, debe
tratarse con considerable cuidado. Ya que he opt ¿ do por un enfo-
que de las conexiones del in terior con el exteri ■>r que em pleará
una com binación del análisis energético y el an álisis estructural,
deberemos exam inar toda el área de la com uni cación, la infor-
mación, el significado y la estructura energética; y el análisis del
flu jo de energía es una herram ienta im portante en este proceso.
B. L a Segunda L ey y el orden
Si podemos suponer que convenimos en em plear la energía en el
sentido del com plejo energético y exp lorar el p ro 'alema de la rela-
ción existente entre el significado y la inform a cji ón, todavía nos
quedarán algunos problem as de interpretación de funcionam iento
de la energía.
Es probable que una parte de la presentación o riginal de W h ite
sobre la energía haya contribuido a una interp ret ación errada de
la aplicación de la Segunda Ley. “La segunda ey de la ternio-
dinámica nos dice que el conjunto del cosmos se está derrum ban-
do en sentido estructural y se está abatiendo en s■m tido dinám ico;
la m ateria se está volviend o menos organizada y energía se está
volviendo más uniform em ente difusa.” Hasta a tbuí no hay pro-
blema; pero W h ite continúa en térm inos más d u dosos: “Pero en
un m inúsculo sector del cosmos, el de los sistema s vivientes mate-
riales, se invierte la dirección del proceso cósmico la m ateria ad
quiere una organización más alta y la energía se vu elve más con-
centrada. . . La evolución biológica es sim plem en :e una expresión
del proceso term odinám ico que avanza en una d i rección contraria
a la especificada para el conjunto del cosmos por la Segunda
Ley.” 16 ¿Tiene razón W hite cuando afirm a que los sistemas vi-
vientes han “invertido el proceso cósmico" de al gú n modo? Si así
ocurre, la Segunda Ley no tiene m ucho de ley.
Erwin Schrodinger opina de otro modo:
Todo lo que ocurre en la Naturaleza significa un incremento de la
entropía de la parte del mundo donde ocurra. Por lo tanto, un orga-
nismo viviente aumenta de continuo su entropía — o podríamos decir
16 Leslie A. White, 1949, p. 367. Reproducido de The Science of Culture,
copyright 1949, con permiso de Farrar, Straus and Giroux
142 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M I :n t a l e s
que produce entropía positiva—, de modo que tiende a aproximarse
al peligroso estado de la entropía máxima, q■_ie es la muerte. Sólo
puede mantenerse alejado de ella, es decir, vi; o, extrayendo de con-
tinuo, de su ambiente, entropía negativa, que e 3 algo muy positivo . . .
Un organismo se alimenta de entropía negativ ¿ 17
Schródinger señala que los organismos vivi e ntes no invierten en
ningún sentido el proceso cósmico; si acaso, lo aceleran. Su vida
misma depende de una conversión continua d e energía, de las for-
mas superiores a la entropía, o de una alimi m tación de entropía
negativa, como dice Schrodinger. El hecho d que el hom bre no
sea un mecanismo que está increm entando la concentración de
energía, sino un mecanismo que está gastando energía más de p ri
sa por virtu d del proceso vital, tiene gran i mportancia; es posible
que su entendim iento erróneo haya confund.ido a algunos antro
pólogos.
Pero el p ro p io argumento de Schrodinger procede luego a per-
petuar otra noción dudosa que ha sido aceptida p o r muchos cien
tíficos sociales:
Un sistema aislado, o un sistema situado en u m ambiente uniforme . . .
aumenta su entropía y se acerca con rapidez al estado inerte de la
entropía máxima. Ahora reconocemos que es ;a ley fundamental de
la física es sólo la tendencia natural de las coi ¡as hacia el estado caó
tico (la misma tendencia manifestada por los libros de una biblioteca
o los montones de papeles y manuscritos en un escritorio) si no lo
impedimos. (El análogo del movimiento irregular del calor, en este
caso, es nuestro manejo ocasional de estos obj etos sin molestarnos en
volverlos a poner en sus lugares correctos). . . Así pues, el proceso
mediante el cual se mantiene estacionario u n organismo a un alto
nivel de orden (= bajo nivel de entropía) coi isiste realmente en una
absorción continua de orden del ambiente. . . En efecto, en el caso
de los animales superiores conocemos muy bie a la clase de orden del
que se alimentan, o sea el estado muy bien ordenado de la materia
en compuestos orgánicos más o menos compli irados aue les sirven de
alimento. Tras de utilizarlos, los devuelven en una forma muy degra
dada, aunque no del todo degradada porqu; ; todavía pueden utili
zarlos las plantas (las que tienen en la luz solar, por supuesto, su
suministro más poderoso de “entropía negativ1a”).i8
11 Erwin Schrodinger, 1967, p. 76. Reproducido dt: f.Vhat Is Life?; con per
miso de Cambridge University Press.
18 Ibid.., pp. 78, 79. Es popular el argumento ele uiia consolidación del orden
que corresponde en algún sentido al proceso entrópico. Ubbelohde sostiene
que no está totalmente aclarado si la vida puede “evadir” la Segunda Ley
LA ENERGÉTICA 143
¿Qué entiende Schrodinger por “ord en ” en el a n biente? Cuando
.alude a los libros mal colocados se refiere a una an alogía posible;
pero luego se refiere al consumo n u tritivo de o: :ganizaciones su-
periores” de energía y su conversión en form as degradadas. La
confusión sugerida aquí es que el “orden" sea una diferencia efec-
tiva del grado de integración de la form a física, d e m odo que su
“fragm entación” p o r conversión generaría u na se] ie de form as de
orden in ferio r (como ocurre con la conversión de l i carne en heces,
o con la explosión de una bom ba atómica), o sea sólo un orden a
los ojos del observador, es decir, los libros que o arecen desorde-
nados para el p ro p ietario pueden parecerle muy ordenados a la
sirvienta que los coloca al revés en los anaquele] tras desempol-
varios.
No es ésta una cuestión secundaria; gran parte de la discusión
de la entropía en la teoría de la com unicación ) la inform ación
gira alrededor del proceso del orden y el desordee ; ¿es un proceso
real, o es una m etáfora?
Una ilustración reciente puede aclarar que, por lo menos en un
sentido, es en efecto un desorden m etafórico y n o energético.
La energía libre implica alguna estructura ordenada, comparable con la
de una tienda donde toda la carne se encuentre en un mostrador, las
(1955, cap, 13); y a Boulding lo impresiona más el hecho (ie que los “castillos
del orden se vuelvan cada vez más complejos” que el hecf o de que “la cons-
trucción de pequeños castillos de orden, cada vez más coniplejos, se realice a
costa del incremento del caos en otra parte” (1968, p. 162). Aun Bateson, quien
en forma tan diestra y creativa se abre camino por el laber L nto de la teoría de
la energía, tropieza ligeramente en este punto: “Podemoí comparar la bús-
queda de información con la búsqueda de valores. En la t úsqueda de valores,
está claro que lo que ocurre es que el hombre trata de 'en ¡j añar' a la Segunda
Ley de la Termodinámica. Trata de interferir con el curso natural o aleatorio
de los sucesos, para lograr algún resultado de otro modc improbable.” (Ba-
teson, 1966, pp. 419-420. Reproducido de Communication, The Social Jviatrix
of Psychiatry, por Jurgen Ruesch, M. D., y Gregory Bateson Copyright © 1968,
1951, por W. W. Norton & Company, Inc., Nueva York, N. Y.) En un artículo
marcado por el entusiasmo, Maruyama sostiene que los procesos cibernéticos
amplificadores de la desviación, como el demonio de Maxw<41, eluden de algún
modo la Segunda Ley de la Termodinámica; llega a esta conclusión obser-
vando que la información puede aumentar rápidamente en estos procesos, pero
no presta atención al hecho de que debe de haber un ga¡;to de energía para
que ocurran los procesos (1968, p. 306; publicado origi talmente en 19'63).
Flannery, en su ensayo generalmente perspicaz, repite e confusión (1972,
p. 423). Quizá le interese también al lector el material cita 3o por J. G. Miller
(1965, p. 194), referente a la relación existente entre la ir formación y la ne
gentropía, tomado de De Beauregard y Zeman.
144 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
legumbres en otro mostrador, etcétera. La energí a constreñida es energía
disipada en desorden, como la misma tienda tras haber sido azotada
por un huracán. Por esto la entropía se define también como una me
dida del desorden. Corresponde al hecho de qu e una lámina de cobre
represente una entropía menor que el mineial de cobre de donde
salió.10
¿Es la lám ina de cobre un orden de organ ización más al to que
el m ineral del que se extrajo? Presum iblem ente, el cobre que se
encuentra en el m ineral está constreñido p cr diversas impurezas,
distintas de los m inerales y elementos, que deben separarse. No
sólo requiere este proceso un insumo de cos to energético de pro
ducción para hacer la separación (cuya energí a se pierde a manos
de la entropía), sino que la misma energía q u e mantiene unido al
m ineral se convierte también, presum iblein ente, en entropía. La
m ayor “organización” m anifestada por la lá mina de cobre resul
tante es ordenada en térm inos de la cultura en la que se procesó,,
pero tiene claram ente un m aterial menos com plejo que el repre
sen taclo por el m ineral original. La conversió n del m ineral en una
lám ina de cobre corresponde exactam ente u la descripción que
hace M ary Douglas de la preocupación del l om bre por otras par
tes de su am biente: “C uando sacudimos el polvo, empapelamos,
decoramos, lim piamos, no nos mueve la ansiedad por escapar a la
enferm edad sino que estamos reordenando positivam ente nuestro
am biente, conform ándolo a una idea.” 2° Cu tn d o sacamos el cobre
del m ineral lo estamos “conform ando a una idea”; pero no esta
mos instituyendo un orden nuevo y de más al to grado en el sistema
total. Estamos instituyendo o m anteniendo e n grado de orden en
el sisteina cultural, pero a expensas del ord en en el sistem a natu
ral. Ese orden cu ltu ral reside por com pleto en nuestra mente. La
división de los átomos, la desviación de los r íos, la elim inación de
árboles, las matanzas de judíos, infieles o co munistas, han formado
parte en una u otra época del procedim iento seguido por el hom
bre para introd ucir más orden en su m undo cu ltu ral; pero no
debemos considerar estas acciones como un 2 especie de reversión
del proceso cósmico. Por el contrario, ta le s acciones aceleran el
proceso cósmico, la conversión de energía, y la consolidación de
la entropía.
R esulta d ifícil asegurar que investigadore t tan distinguidos en
19 Georgescu-Roegen, 1973, p. 40.
20 Douglas, I970a, p. 12. Reproducido de Purity and D anger, con permiso
de John Farquharson Ltd-
LA ENERGÉTICA 145
los campos del estudio de la energía puedan haber se dejado arras
trar por una m etáfora de “orden”, de la organiz ación del signifi
cado por la vía de la organización de la inform a ción, a la orga
nización de las form as energéticas. Lo im p ortan te es que no lo
hagamos. Lotka observó correctam ente que la Seg a nda Ley de la
Term odinám ica no puede ser violada p o r meras acciones h um a
nas, ni siquiera por la vida que prom ueve la se!lección n atu ral:
“En todos los casos considerados, la selección n a tu ra l funcionará
de tal m anera que aum entará la masa total del sistema orgánico,
aum entará la tasa de circulación de m ateria p o r el sistema, y au
m entará el flu jo total de energía por el sistema, m ientras haya un
residuo no utilizado de m ateria y de energía dispon ible.” 21 El meo
llo del argum ento de Lotka es que la evolución, como un meca
nismo que sigue la Segunda Ley de la T erm o dinám ica, logró
acelerar “la circulación de m ateria a través del ci :lo vital, agran
dando la rueda y haciéndola g irar inás ráp id o ” .22 El principio de
Lotka establece que, en la evolución, la selección n atural favorece
a las poblaciones que convierten la m ayor cantidat ti de energía, es
decir, que controlan la m ayor cantidad de form a,> y procesos de
energía. En la evolución cu ltu ral, la extensión d e la evolución
biológica en este campo, como en otros, los meca nismos desenca-
denadores han perm itido la liberación de cantidades aún mayores
de energía. Las sociedades que lo han logrado h an obtenido así
una ventaja de adaptación inm ediata, aunque la especialización
im plicada puede dism inuir su adaptabilidad a lar go plazo. Ya se
ha sugerido que los instrum entos de disparo aum entan el flu jo
de energía, no sólo p o r la liberación de energía qu e perm iten sino
también por la liberación de energía involucradt i en su propia
operación, es decir, en el costo energético de la p' roducción.
La noción de la existencia de “islotes” o “castillos”, o de un
orden local, puede considerarse una m etáfora del descubrim iento
mucho más im portante, realizado p o r los ecólogos, de la naturaleza
de la obtención de estados estables en los ecosiste m as (que discu
tiremos en seguida). Podemos considerar estos estad os estables como
“islotes” de organización en sentido de la inform aci án, pero no son
en modo alguno reductos de form as energéticas q ue combatan la
entropía. Más bien son instrum entos que perm iten acelerar la ener
gía hacia la entropía en lugar de que irradie de reg reso al espacio,
o se convierta en formas de eq u ilib rio que, por e í momento, no 2
21 Lotka, I922a, p. 148.
22 Ibid., p. 149.
146 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
tengan insumos ni productos. En efecto, si [os térm inos islotes y
castillos de entropía negativa tienen alguna aplicación, se aplica-
rán a algunas porciones del m undo inani m ado, no del mundo
animado.
No se ha pasado por alto el problem a del ‘ord en ” en estos con-
textos, aunque su solución dista m ucho de a cl ararse todavía. Lotka
observó hace algunos años que la noción de q ue la evolución pro
cede “de los estados menos probables a los e litados más probables”
carece probablem ente de sentido si no pode ;n os enunciar algunas
condiciones im portantes.
Carece de sentido si no se indica en forma explícita o implícita la
característica acerca de la cual se establece 1a probabilidad. La pro-
habilidad es esencialmente una cuestión de dasificación. Un suceso
improbable es miembro de una clase pequeñ y el hecho de que lo
sea o no depende claramente de nuestro siste 'na de clasificación. Por
esta razón, al afirmación general que a veces se hace, en el sentido
de que la dirección de la evolución va de los estados menos probables
a los estados más probables, no es sólo inadS cuada sino en realidad
carente de sentido. Es una afirmación indefin ida por cuanto no espe-
cifica con relación a cuál característica se es ablece la probabilidad;
y es incompleta por cuanto no llama la ate Ación sobre la conexión
fundamentalmente importante que existe e ntre las probabilidades
particulares en cuestión y la energía disponi ale 23
Los matem áticos han prevenido desde la r ;;o tiem po que “Todas
las configuraciones particulares son a p riori igualm ente impro-
bables”.24
La confusión — tan profu n da en la lite ra ;iura especializada que
debiera ser objeto de u na investigación esp scial— se resuelve fá-
cilmente. Entre m ayor sea la energía existen te en un sistema, más
com plejo será ese sistema. Pero la com plejida d no es lo mismo que
el orden. Como observó M aranda, “O rden s; gnifica un sistema cu
yas propiedades pueden proyectarse en tér rn inos de un conjunto
constante de proposiciones relacionadas”.?.5 P odemos añadir que las
proposiciones son fenóm enos miéntales. Por lo tanto, una comple-
•23 Lo Lka, I925, pp. 34-35. Reproducido, con permi ^o, de Hlements of Physical
Jíiology, (e) 1925, The Williams and Wilkins Co., í|Saltimore.
24 Rapoport, 1968, p. 141. Véase también Burge s, 1963, citado por J. G.
Miller, 1965, p. 201; según Miller, Burgers “sostiene que la distinción existente
entre el orden y el desorden es formulada por el ohservador viviente y no es
inherente al mundo físico contemplado por los fí; icos". Véase también Tri-
bus, 1961.
25 Maranda, 1972, p. 330.
LA ENERGÉTICA 147
jidad dada puede estar muy bien ordenada, o p uede estar m uy
desordenada; y u n conjunto con un orden dado pu e:de ser m uy com-
piejo o m uy simple. D esafortunadam ente, el e r r o de los discípu-
los de la teoría de la inform ación consiste en h i ber confundido
estas dos nociones. U n sistema de energía m uy alta, puede aparecer
muy ordenado o muy desordenado.
C. E L HOMBRE EN EL EOOSISTEMA
U na decisión que debe tomarse en todos los estud; os de la energía
en la sociedad hum ana es la referente al m arco q ue deba usarse
para obtener m ejor las clases de respuestas que es temos buscando.
De p artid a podemos identificar ciertas caracterís aicas energéticas
del hombre y su universo p articu lar en térm inos si itemáticos: 1) El
hombre, el individuo, es un sistema disipativo, es decir, un sis-
tema que requiere un insumo regular y genera u rt producto regu-
lar. Se llam a disipativo porque, si cesara el insume el sistema con-
tinuaría y finalm ente se disiparía a través del producto. 2) El
hombre es m iem bro de una especie que, dado qete sus miembros
componentes son seres hum anos, debe ser tam bién un sistema disi-
pativo. 3) Los individuos no operan en térm inos d ii la especie, sino
en términos de sociedades o comunidades, las q ue también son
sistemas disipativos, p o r la misma razón que la es aecie. 4) Las co
munidades o conjuntos de com unidades pertenec| n a colectivida-
des más grandes de comunidades que se extiender desde los agru-
pamientos regionales hasta los Imperios. 5) Las co munidades o los
conjuntos de comunidades y las unidades más g r ;indes son partes
de ecosistemas, es decir, sistemas de intercam bio energético.
Todos los sistemas disipativos com parten vari ;is características
por las que pueden contrastarse con los sistemas de eq u ilib rio.26
Todos ellos requieren flujos de energía p ara coh tinuar existien-
do; todos m anifiestan u n estado de homóstasis durante alguna
fase de su existencia; m anifiestan una sucesión re gu la r de estados
hasta que se alcanza la condición hom ostática; ’j su crecim iento
y su tamaño fin al se determ inan por la cantidad de energía que
fluye a través de ellos.
Sin embargo, los sistemas disipativos pueden m anifestar estados
diferentes, de acuerdo con la razón relativa de i ;asumo-producto:
26 Blackburn ha enumerado estas características (1973, pj► . 1142-1143). Ashby
se refiere a los sistemas de equilibrio como sistemas “de energía tensa” (1958, p. 3).
148 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
l) en los sistemas en expansión, el insumo es m ayor que el pro
ducto; 2) en los sistemas en declinación, el producto es may0r
que el insumo; y 3) en los estados estables, el insumo es igual al
producto. De acuerdo con la Segunda Ley d ^ la Term odinám ica,
todos los sistemas disipativos deben ser fin alm ente term inales. Por
lo tanto, los tres estados que acabamos de m encionar describen
fases del ciclo vi tal, la trayectoria o la sucesi ón de tal sistema.
La gráfica 8 indica las curvas aproxim ada; ; de algunos sistemas
conocidos que im plican seres humanos. De 1as curvas indicadas, la
de la vida hum ana es la única que tiene u na duración interna,
hom ostáticam ente lim itada; todas las demá; ; están determ inadas
por elem entos externos. El ecosistema y el I niperio hum ano m ani
fiestan las dos prim eras fases, la expansión y alguna porción de
un estado estable. Las dos prim eras curvas, 1a de la población hu
mana y la de la cultura hum ana, sólo m anifiestan hasta ahora la
p rim era fase, la de la expansión. Los maci'ohistoriadores, como
Spengler y más tarde Toynbee, han especula do sobre los mecanis
mos que producen esas curvas peculiares en ere las curvas sociales
humanas. Sin em bargo, el desarrollo del estu > dio de los ecosistemas
ha perm it ido un entendim iento más claro de la naturaleza de tales
sistemas y del papel que desempeña en ellos la energía.
En los estudios de ecosistemas 27 se consid sra la fase de expan
sión del sistema disipativo como su fase inm ai lura; el estado estable
se considera como la madurez. Cada fase tiene muchas caracterís
ticas que sólo ahora se están aprovechando por sus im plicaciones
para el desarrollo hum ano.28 Pero entre las cuestiones que están
bien claras se encuentra el hecho de que la estructura de un sis
tema en expansión es m uy diferente de la es' tructura de un estado
estable; y en su gran evolución, la especie hum ana sólo ha conocido
la prim era de estas fases. Además, un estado estable im plica la
obtención de cierta clase de eq u ilib rio con el ambiente. Pero este
eq u ilib rio es disipativo; es decir, no es un sietema de eq u ilib rio en
descanso sino un sistem a que depende de un insumo y un pro
ducto regulares. En consecuencia, el am biente debe proveer el
insumo regular. Así pues, un estado estable no sólo refleja algo
de la estructura interna del organismo (es decir, el tam año de la
mecha de la vela, el patrón genético que detennina la duración
de la vida y el tam año del cuerpo) sino t ambién la estructura
am biental de! sistema. Por últim o, cuando observamos curvas tales
27 Odum, 1971; Margalef, 1968.
2 S Rappaport, I 97la; Margalef, 1968.
Número de miembros Biomasa Tamaño
150 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
como la de la vida hum ana, la especie y l ;i cultura, un Im perio
o un ecosistema, estamos observando clara] n ente conjuntos com
plejos de subsistemas; y, en el caso de las cuatro últim as curvas,
estos subsistemas pueden continuar sobrevi v iendo aunque se frag
m ente el macrosistema, m ientras sigan clisponiendo del insumo
requerido por las partes.
Estos sistemas y subsistemas nos dan un m arco para exam inar la
carrera del hom bre y la evolución del pode:: social. P or supuesto,
el “Imperio" es sólo una clase de sociedad hum ana, y el modelo
que aparece en la G ráfica 8 puede aplicarse tam bién a cualquier
sociedad hum ana, a cualquier nivel donde el insumo del sistema se
componga de individuos vivos. Así pues, lo que nos da esta curva
es la trayectoria o sucesión de com binacione : de unidades de ope
ración.
Argum entam os antes que no existe ninguna “frontera n a tu ra l’'
entre el individuo y la especie. Evidentemen: :e puede argüirse que,
para un sistema viable, no basta un indivii i uo, y que la especie
no ha actuado nunca (hasta donde sabemos) como una unidad (o
p o r lo menos como una unidad efectiva). E1 investigador decide
arb itrariam en te dónde deberá trazarse la lín ea divisoria alrededor
de algún subconjunto p articu lar dentro del con ju n to macro'huma-
no. El hecho de que muchos investigadores s 2 hayan interesado en
las unidades reproductivas o económicas h a generado un interés
por las fam ilias; el interés por los grupos de supervivencia mínima
ha llam ado la atención sobre las com unida1f es; el interés en los
sistemas de poder ha hecho que se preste a t mción a las naciones,
etcétera. Pero en cada caso se escogieron la : fronteras porque se
creyó (correctam ente o no) que la unidad así circunscrita proveería
un campo de estudio fructífero.
La atención al área ecológica más am plia llevó a R oy A. Rap-
p aport a proponer que el estudio de la sociedad hum ana (y aquí
se refería específicamente a una sociedad agrícola de Nueva Gui
nea) podría considerar con provecho tres unidades: "la población
local o ecológica; el ecosistema; y la población regional”.29 Rappa-
port sugirió estas unidades en el contexto de una sociedad agrícola
p rim itiva y tam bién dentro del contexto de ana antropología que
acababa de descubrir el m anejo de los proc esos ecológicos y eco
nómicos. Desde un ángulo diferente, pero tratando de avanzar
hacia la misma meta que según creo buscaba R appaport, quiero
sugerir un m odelo más general, ú til para la investigación de cual
20 Rappaport, 1969. p. 184.
LA ENERGÉTICA 151
quier sociedad, no sólo de la sociedad p rim itiva o p rein du strial;
y me parece que la antropología dispone de una herram ienta m e
jo r que el com plejo ecológico-económico que do :n inaba el pensa-
m iento de R ap p ap ort cuando propuso estas unid ades.
Distingamos cuatro sistem as.
1. L a un idad de operación de la investigación es un com plejo
arbitrariam ente escogido que incluye u na poblacc ín í hum ana cuyos
m iem bros com parten una postura de adaptación común ante un
am biente en el que se presum e que h abrá de ojperar. En el caso
del estudio de R appaport, se trataba del grupo lo < (:al Tsem baga del
pueblo M aring; pero p od rían haber sido los mon tañeses de Nueva
Guinea, o un grupo doméstico, u na com unidad, una nación, un
grupo de personas tem poralm ente unidas en una tarea común, etc.
La “población local, ecológica”, de R appaport, sería un ejem plo
específico. A q u í se in clu iría tam bién la “sociedad clásica del an
tropólogo y su “c u ltu ra ”.
2. E l sistema de p o d er com prende todas las pobt aciones hum anas
con las que intercam bia form as y procesos ener;|^éticos la unidad
de operación (es decir, insumo y producto), incluí dos los elementos
materiales, las energías gastadas en las activida il es dirigidas, los
marcadores energéticos que transportan inform a hión, etc. El tér-
mino com prende la “población regional” de R a p paport pero es
considerablem ente más am plio. Se propuso la “po blación regional"
porque R ap p ap ort estaba particularm ente intere sado en los “agre-
gados distinguidos por los criterios de la contin uidad regional y
los intercam bios de personal, m aterial genético y bienes” .a0 El con-
cepto del sistema de poder no abarca sólo la p c blación regional,
definida p o r el intercam bio social, económico y genético, sirio
tam bién las relaciones de poder (que siempre so:ti potencialm ente
recíprocas) que afectan directam ente a la unid ad de operación
focal. Esta expansión del uso de R ap p ap ort es necesaria porque
en el mundo contem poráneo es evidente que ñocas poblaciones
hum anas viven en aislam iento suficiente para n o verse seriamente
influidas por la acción de los sistemas de poder, muchos de cuyos
operadores quedan fuera de los lím ites de la “po bla ción regional”
definida por R appaport. En los casos, como el e>tudio de Rappa-
port, que tienen u n interés específico por el inte:i -cam bio económi-
co, quizá convenga distinguir la “población reg:]onal” como una
subunidad dentro del sistema de poder; por sup rpesto, ésta es una
cuestión de estrategia de la investigación, pues e t m odelo general
so Rappaport, 1968.
152 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
que estoy sugiriendo debe perm anecer abie rto para que pueda
centrarse el interés en otras unidades de ope ración cuando lo de
m anden los objetivos de la investigación.
Los m iembros de un sistema de poder no t íenen que estar conti
guos a la unidad enfocada por la investigación. Por ejem plo, para
entender una aldea guatem alteca es necesario reconocer relaciones
de poder que la conectan con diversas ofici ñas gubernamentales,
lugares de mercado, tiendas, parientes, etc., que operan a diversas
distancias, y algunos de los cuales nunca tie lien ocasión de venir
directam ente a la aldea. El problem a genere 1 no difiere en una
población urbana que puede ser el foco de la investigación: un
ghetto, un grupo de muchachos en una esqu ina, una oficina eje
cutiva, un departam ento gubernam ental, etc., están sujetos a diver
sas relaciones externas que proveen u na parte del sistema de rela
ciones hum anas dentro del cual operan. D ebe quedar claro aquí
que estoy usando el “sistema de poder” en u n sentido am plio para
incluir no sólo las relaciones “políticas” y sociales sino también
las relaciones económicas y genéticas, como 1o hizo R appaport.
3. El ecosistema, tal como lo definió Ra-apaport para el uso
antropológico, es un “sistema de intercam bio; ; m ateriales entre las
poblaciones de las diversas especies y las sus tancias no vivas pre
sentes dentro de un área dem arcada’’^1 En este punto no debo
sólo exp an dir o extender el concepto del ecosistema que tiene
R appaport, sino que debo estirarlo tan to q ue puede rebasar el
cam po más tradicional de la ecología.
Es rauy conveniente tra ta r un estanque d t,do, una playa o un
bosque como un “ecosistema” cerrado, y con siderar las cosas que
están fuera de a llí como meras fuentes de intumos. Por supuesto,
el modelo tiene una u tilid ad lim itada cuand o los insumos dañan
gravem ente lo que podría ser de otro modo u n estado estable orde
nado. Este concepto del ecosistema puede ma titenerse, siempre que
no haya realim entación a las fuentes del insu; rao, de modo que los
insum os subsecuentes cambien en consecuenci a. U n aspecto crucial
del ecosistema es el hecho de que incluye en su in terior todas las
zonas entre las que haya intercam bio, pero no incluye ninguna
zona que sólo experim ente un m ovim iento e n una sola dirección
(es decir, insum o o producto, pero no ambas cosas). Por ejemplo,
no solemos pensar que el sol sea parte del ecosistema forestal, sino
la fuente de un insumo de tal ecosistema.
Esto se aleja por lo menos en dos sentidos de la orientación de
31 Rappaport, 1969, p. 184.
LA ENERGÉTICA 153
los ecólogos que han desarrollado el concepto del ecosistema. P ri
mero, han tendido a ser mucho menos precisos a i:erca de las fro n
teras de un sistema,. es decir, a ser arbitrarios en cuanto a las
fron teras. En esto, los ecólogos tienen sin duda el . derecho de p re
cedencia y de la práctica. C uando se realizan tr abajos empíricos,
la insistencia en una diferenciación com pleta enti e insumos y p ro
ductos podría ser difícil y, en muchos casos, de es casa im portancia.
Sin embargo, propongo esto como un tipo ideal, íin pretender que
el trabajo em pírico encuentre necesario siempre tal uso estricto.
Segundo, lo que quizá sea más im portante en te aría, los ecólogos
tienden a usar como criterio cardinal de un ecoí listema su estabi
lidad, su logro de un estado estable, la presencia de homóstasis.32
La presencia de un estado estable, o de una freca encía de flu ctu a
ción relativam ente baja, tiene un atractivo que evidentem ente ha
sido ú til para los ecólogos. Es obvio que nada ga r amos con re fu tar
la utilidad del modelo de los ecólogos. Pero si observamos de nue
vo la gráfica 8 será obvio tam bién que, al examinar la especie
hum ana estamos exam inando sistemas que puede :i estar en expan
sión durante extensos periodos; durante este tiempo hay un insumo
y un producto regulares, y me parece más conven iente subrayar la
existencia d el intercam bio que la equivalencia r id ativa de tal in
tercambio. Una de las características de la ocupación hum ana ha
sido el hecho de que la m ayoría de las sociedades ignoraban si esta
ban explotando un ecosistema m aduro o inm aduro, es decir, si
estaban interrum piendo un ecosistema en expans: ón o sacando re
cursos energéticos de un sistema m aduro, de est ado estable. Creo
que la diferencia es im portante cuando se trata i de la sociedad
humana, porque la p ropia especie hum ana ha si: i o un sistema en
continua expansión; nunca ha alcanzado un esta d o estable en con
junto, aunque es probable que haya habido alga t nos periodos en
los que algunos subsistemas hum anos hayan m antenido una ho-
móstasis.
Sospecho que una de las razones del atractivo de la noción de
la equivalencia del intercam bio puede relacionarse menos con su
utilidad p ara la investigación que con una pr eocupación cons
tante de los estudios occidentales por la cuestión del equilibrio.
En térm inos técnicos, un sistema en estado estab l e no es un siste
ma en equilibrio, ya que este ú ltim o es un siste :n a que no in ter
cambia m ateria ni energía con su am biente. Sin embargo, M yron
Tribus y E dward C. M clrvin e han indicado que tales sistemas de
32 Margalef, 1968, pp. 11-12.
154 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
eq u ilib rio se encuentran realm ente, en cierto sentido, 'fuera de equi
lib rio con su propio am biente.33 Es decir, el am biente sigue el
curso de la Segunda Ley; los sistemas de e<rju ilib rio parecen ser
altos temporales 34 en el curso de este proceso. Sospecho que el
hecho de que los estados estables den la i ]usión de ser estados
de equilibrio, de que perm itan una continuaci ón sutil del h ábito de
contem plar la especie hum ana y las sociedades hum anas es una
analogía organicista, se relaciona con el valo] ' aparente asignado a
tales sistemas. P or supuesto, hay una razón m ucho más im portante
que exam inarem os más adelante: si la espec ]e hum ana y sus cul
turas no alcanzan alguna clase de estado es ]able, hay muchas ra
zones p ara sospechar que no tendrem os que preocuparnos en ab
soluto.
M ientras que R ap p ap ort asigna al ecosistema un “área dem ar
cada”, pero deja indefinida tal área, yo la defin iría como el área
dentro de la cual la realim entación del com p iejo energético afecta
a la actividad subsecuente. Puede observar se que el ecosistema
“n a tu ra l”, contem plado en esta form a, exclu í ría, además del sol, la
corriente del río que lo dota de agua y cualc uier otro insumo que
no se vea afectado por los sucesos producto res dentro del sistema.
Se propone así que un ecosistema es un sistema com puesto de
subsistemas relacionados por el intercam bio l e elementos del com
p lejo energético, cuando el intercam bio se d efine de tal m odo que
abarca a ambos, al insumo y al producto.
Debe ser obvio que el sistema de poder, nal como lo definimos
antes, es un sistema en cuyo in terio r hay une i realim entación. Ade
más, puede incluir u na re a lim entación pro veniente de más allá
de las fronteras de lo que se considera tra dicionalm ente como el
ecosistema. Consideremos el estanque. M ientras los sucesos no
generen un interés fuera del ecosistema, el estanque perm anecerá
cómodam ente aislado. ¿Pero qué ocurre si u n conservacionista ob-
serva el estanque y descubre una descarga proveniente de pozos
petroleros cercanos, y que este insumo está am biando la ecología
i-
del ecosistema? Si el conservacionista no h ace nada a l respecto,
podríam os sostener sólo que el insumo ha cambiado, y con él el
ecosistema. Pero si el conservacionista detien e el insumo de petró
leo y retira el petróleo del estanque, yo d iría que se ha vuelto
parte del ecosistema de ese estanque; y si el estanque se coloca
luego como un refugio de conservación, d > e m odo que no haya
33 Tribus y Mclrvine, 1971, p. 125.
34 Dyson, 1971, p. 20.
LA ENERGÉTICA 155
nuevos insumos sin una realim entación a las oj ’ícinas de conser
vación, donde se iniciará una acción desencaden; Ldora al respecto,
l as oficinas en cuestión, según cualquier lógica, form arán p arte del
ecosistema.35
Sin embargo, hay una diferencia im portante eln el intercam bio
de los ecosistem as y de los sistemas de poder. M ientras que los
sistemas de poder reciben insumos provenientes d e los ecosistemas
más amplios, ellos mismos son en ú ltim a instan; ;ia finitos dentro
de tales sistemas más am plios. El hom bre puede m an ip u lar los
ecosistemas menores, pero no puede eludirse el hecho de que el
hombre, ju n to con su sistema de poder particu jar, se encuentra
en últim a instancia claram ente dentro de u n ecosi t ema m áxim o, el
de la biosfera. Por esta razón, el sistema de poder y el ecosistema
no son, en últim a instancia, dos sistemas separa; i os que se inter-
sectan, como el ecosistema de R appaport y el sistema regional,
sino que están arreglados en sentido jerárquico. Sin embargo, me
apresuro a agregar que, en el caso de u na unir ad de operación
p articular que constituya el foco de una investigación, puede ocu
rrir que el interés p articular se concentre en un e cosistema in ferio r
que haya quedado p articularm ente atrapado dent ro de un sistema
de poder más am plio. Pero el investigador no d ebe o lvid a r jam ás
que todo sistema de poder reside en un ecosistema más am plio,
mientras que no ocurre lo contrario, y que los insumos energé
ticos hum anos de u n ecosistema sólo constituyen u na parte de los
insumos totales.
4. E l u n iver so es la fuente del insumo energéti ;;o externo, sobre
todo la radiación solar, el insum o más im portante de nuestro sis
tema; y allí se encuentra la entropía, el producto más im portante.
La estructura del universo no tiene una im p ortan cia metodológica
inm ediata para el entendim iento de los ecosistemas menores y los
sistemas de poder de este m undo, pero debemos p ostular dos fases
del universo para que el sistema funcione: la fr ente fin al de la
energía es el derrum be de la gravedad, m ientras que el producto
de nuestro sistema es sólo entropía.36 A qu í podrí; imos insertar un
sistema interm edio, la biosfera, algo que m e parece enteram ente
aceptable.
La gráfica 9 sugiere las principales relaciones d t2 flujos del com
plejo energético existentes entre las diversas clases de sistemas aquí
mencionados. Se sugiere tam bién otra característica im portante para
a.s Odum, 1971, pp. 58-60.
3'6 Dyson, 1971.
156 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
n u e s tr o e n t e n d im ie n t o d e e sto s siste m a s. T o dos n u e s tro s s is te m as
( u n iv e r s o , e c o siste m a , s is te m a d e p o d e r , y u n id a d d e o p e r a c ió n
fo c a l) so n e s c e n a rio s d e c o n v e r s ió n d e e n e r t ía , es d e c ir, la con-
v e r s ió n de e n e rg ía en e n t r o p í a . P e r o el f l u j o e n t r e siste m a s tie n d e
a o c u r r i r a tr a v é s d e la m a s a o d e la t r a s la c ..ó n e n e r g é tic a (ra d ia -
c ió n , e tc .). El p ro c e s o im p lic a t a m b ié n u n ilno v im ie n t o p r e d o m i-
n a n t e d e e n e r g ía d e l s is te m a , d e sd e el m ás g r a n d e h a s ta el m ás
p e q u e ñ o , h a s ta q u e f in a lm e n t e se p ie r d e e n ilna n o s d e la e n t r o p ía ,
p o r e fe c to de la S e g u n d a L e y de la T e r m o d i n á m ic a .
S u r g e a h o r a u n i n t e r r o g a n t e c r u c ia l a c e r c ó d e l p r o d u c t o d e la
u n i d a d fo c a l. E n té r m in o s e s tr ic ta m e n te e n e ijgé tic o s, la u n id a d fo-
c a l r e c ib e de o tr o s s iste m a s m á s d e lo q u e le s re g re s a e n fo r m a
u t iliz a b le . E n e fe c to , la m a y o r p a r t e d e l p r 1>d u c to d e l a u n id a d
fo c a l n o se d e s tin a a esto s o tr o s s iste m a s sin o a la e n t r o p ía . L as
n u m e r o s a s cosas q u e f lu y e n e n u n s is te m a so c i ;i l, co m o lo s m e n s a je s ,
la e n e r g ía d e d ic a d a a l t r a b a jo , e tc., se p i e r d hn e n té r m in o s e n e r-
g é tic o s a n te la e n t r o p í a y n o se t r a s la d a n ef e c tiv a m e n te a o t r o
Radiación solar
Entropía
GRÁFICA 9. Relaciones de flujo de masa-er ergía-infor mación
LA ENERGÉTICA 157
segmento del ecosistema o el sistema de poder. Pero esta energía
no se pierde sólo a manos de la entropía, ya qu s a m enudo apro-
vecha la energía alm acenada en el sistema terres tre y acciona su
salid a, liberan do así u na energía considerablem ente m ayor que
ella misma.
D. L a so c ie d a d h u m a n a : u n s is t e m a en ]expan sió n
Volvamos ahora al tema principal, la energétic de la sociedad
hum ana. Debe advertirse que el uso de la energ la como nuestra
variable p rin cip al no niega en ningún sentido las diversas for-
mas asumidas por la energía (es decir, las divers s s clases de m ine
rales, nutrim entos, sustancias orgánicas, gases, óte.), tienen una
im portancia diversa p ara el hom bre. No estamos afirm ando que el
hombre “viva sólo de energía” de algún modo, ss no que todos los
elementos am bientales utilizados o producidos pe r el hom bre son,
en sí mismos, formas de la energía, y que esto perm ite usar la
energía como una variab le que nos ayuda a ente Sider la condición
hum ana.
Consideremos, para los fines de esta discusión, la especie huma-
na, no en alguna de sus varias partes, sino como un conjunto p ar
ticular de form as de energía. El hom bre como u u a form a de ener-
gía, sus comportamientos, su control del acervo, las conversiones
energéticas en las que se ve im plicado, constituS en una variable
independiente. Las variables dependientes son ciértas facetas de la
organización social, en p articu lar el patrón de e\olución de la es-
tructura de poder.
El hom bre mismo es una form a energética en vanos sentidos.
Primero, es un convertidor de energía. Incorpc ra (o “cap tu ra’',
como dice Leslie W h ite) form as de energía en su sistema biológico
(oxígeno, nutrim entos, etc.), y los convierte en fo rmas degradadas
y calor de desecho. Luego incorpora am plias vari s:dades de elemen-
tos, compuestos y organismos a su sistema cultus al y tam bién los
degrada. En el proceso, el hom bre y su sistema csjiltu ral convierten
estos insumos energéticos en lo que llam arem os productos (es de
cir, una producción de conversión de energía de finida como algo
ú til en el orden cu ltu ral del hom bre), desechos (t:s decir, una p ro
ducción de conversión de energía definida como algo in ú til para
el orden cultural), y entropía, el calor de desech , de grado bajo,
que es la fin alidad del sistema.
T ras ser concebido, le hom bre inicia un ciclo v ital en el que es
158 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
prim ero un sistema de conversión de ene agía en expansión (es
decir, tiene un insumo de energía m ayor que el producto). Du
rante la m ayor parte de su vida ad ulta actú a como un sistema d e
estado estable (es decir, un sistema de equilil ario variab le donde el
insumo y el producto son equivalentes d urante un periodo d e
tiem po). En sus últim os años se convierte en un sistem a declinante
(es decir, un sistema donde el insumo es m enor que el producto).
Schrodinger es tal vez poético, pero ciertam ente no se refiere al
hom bre cuando afirm a que la m uerte es “íd peligroso estado de
m áxim a en tro p ía ”. Lo que ocurre con la m uerte no es, obviam ente,
que el hom bre se convierta en entropía, ya q ue el cadáver perm a
nece en un estado de degradación continua. Más bien, el hom bre
ha cesado de ser un convertidor de energía. T od avía puede tener
alguna utilidad (de acuerdo con el orden proyectado por la cul
tu ra particular) para un banco de ojos, para adorno de los estantes
de un estudiante de m edicina, o p ara fabricar pantallas de lám
paras.
Como convertidor de energía, el hom bre elabora instrum entos
extrasom áticos para ayudarse en su adaptación a un grado desco
nocido para otras especies existentes. Estas elaboraciones form an
parte de lo que suele llam arse su “cu ltu ra ”, y los complejos espe
cíficos de herram ientas, habilidades, conoc imientos y com porta
m ientos que se utilizan en la adaptación y m anipulación de la ener
gía constituyen su “tecnología”. El proceso de form ación de la
cu ltu ra es costoso en térm inos de energía; y el costo es un indi
cador del nivel de adelanto alcanzado p o r l a cultura.
Además de ser un convertidor de energí a, el hom bre se trata
colectivam ente como u n gran acervo de una clase particular. La
distancia social y las masas de personas h acen aparecer al hombre
más como un acervo. Sin embargo, debe subrayarse que la noción
del acervo es en cierto sentido m etafórica, porque es el hombre
como convertidor de energía quien lo integ aa, no necesariamente
el hom bre almacenado. Pero cuando consic erarnos la especie en
conjunto, en térm inos demográficos, podem os concebir al hom bre
en esta form a, porque la mera masa y su distribución diferenciada
tienen una im portancia considerable.
La distinción que existe entre el hom bre como convertidor y el
hom bre como acervo aparece a m enudo en ei contexto del hombre
como actor que se contrasta con el hom bre como una colectividad
m anipulada. Cuando exam inarnos las u n id ades de operación, dife
renciam os un aspecto p articu lar (es decir, el poder) de las relacio
nes que dependen de los diferentes contralles ejercidos por los
LA ENERGÉTICA 159
in d iv id u o s s o b re la s f o r m a s d e e n e r g ía q u e lo s r<j>dean; a q u í e s ta
m os t r a t a n d o a l h o m b r e c o n v e r t i d o r .
L a g r á f ic a 1 0 a n a liz a e n f o r m a e s q u e m á tic a lo s p ro c e so s m e d ia n t e
l os c u a le s c o n v i e r t e e l h o m b r e la e n e r g ía e n c u t u r a ( p o r o p o s i-
c ió n a la c o n v e r s ió n d e e n e r g ía e n b io m a s a h u nfi a n a ). T o d o s lo s
e le m e n to s d e l a m b ie n te q u e in g r e s a n a l s is te m a te c n o ló g ic o h u -
m a n o a t r a v ie s a n p o r la s fases d e e ste p ro c e s o , p a s ijmd o d e la fo r m a
a m b ie n t a l o r i g i n a l a u n a f o r m a d e a c e r v o u o ti a, y t e r m in a n d o
p r in c ip a lm e n t e e n la e n t r o p í a y e l d e se c h o . E l d ia g r a m a n o p r e -
te n d e m o s t r a r t o d a la e c o lo g ía d e l p ro c e s o , y o imite ( lo s in s u m o s
(Alto)
rVxV> T ra n s p o rte '
y acervo
yo°
O rd e n a m ie n to
P o sitivo
del V a lo r T ra n s p o rte
y acervo
Fuente^ f"
o rig in a l
(B ajo)
V a lo r
n eg a tivo D e se ch o
S in v a lo r E n tro p ía
V O
GRÁFICA 10. El flujo de energía y el ordenamiento del valor
e n e rg é tic o s a u x ili a r e s d e la p r o d u c c ió n . T a m p o co t r a t a d e in d ic a r
la c o m p le jid a d d e la s fa se s i n t e r d e p e n d ie n t e s en e l p ro c e s o d e
m a n u fa c t u r a (la lá m in a d e c o b r e d e G e o rg e s c u -R i ae g e n es s ó lo u n a
e s ta c ió n in t e r m e d ia e n e ste la r g o p ro c e s o ). M e d ia lH e la e x tr a c c ió n ,
lo s e le m e n to s se c o lo c a n b a jo c o n t r o l y e x p e r i m e n i a n u n a se c u e n c ia
d e a lte r a c io n e s e n t r e la c o n v e r s ió n ( c u a n d o e x p e r i m e n t a n la e x
tra c c ió n , l a m a n u f a c t u r a o e l c o n s u m o , es d e c ir , se p r o c e s a n a tra v é s
d e fo rm a s u tiliz a b le s p o r e l h o m b r e ) y e l a c e r v o (c u a n d o se a lm a -
c e n a n y tr a n s p o r t a n ) . E n c a d a e ta p a de la m a n it f a c t u r a tr a ta m o s
u n p r o d u c t o d if e r e n t e . P e r o a l f i n a l se p r e s e n ta e l p r o d u c t o p a r a
160 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
el proceso de conversión m ás im portante, el d el consumo. A q uí lo
tom a el hom bre y lo destruye o lo a rro ja cotn iéndoselo, disparán
dolo, usándolo o, en el caso de objetos d urables tales como l a
piedra, sim plem ente llam ándolo m onum ento y dejándolo allí. L os
monum entos constituyen un acervo muy refi fiado. En cada punto
del sistema se pierde una parte del insum o original de energía
ante el desecho y la entropía. Por supuestí >, una parte de este
desecho reingresa al sistema para el reciclaje (: ndicado por la flecha
que va de “desperdicio" a “acervo”). H ay tam bién un “costo ener
gético” en apoyo ele las tecnologías en acci t>n (refrigeración, ilu
m inación, calefacción), muchas de ellas mu ■y costosas en uso de
energía. Los propios procesos m anufacturero t usan grandes canti
dades, pero lo mismo ocurre con muchos suce: ¡os de consumo, como
las grandes fiestas, los potlatches, las cruza das, las guerras, etc.
T od o suceso cu ltu ral tiene un com ponente d e costo energético.
A qu í nos interesa el insumo de energía en la producción, en
los procesos de m anufactura y extracción, y en la relación de estos
procesos con la estructura del poder. Desde et punto de vista de la
conversión de energía y del costo energético de la producción, todo
lo que le ocurra a un producto antes del mo:tn ento en que se con
sume puede considerarse como parte del pro ceso de producción.
Las num erosas actividades de Jo que econ om istas y demógrafos
llam an el “sector terciario” o el “sector de los servicios” con el
conjunto de los esfuerzos institucionales e in d ividuales que rodean
al proceso de la producción m oderna. Los bienes y el papeleo
im plicados antes de que el autom óvil sea a rr ajad o al lote de dese
cho o la taza de café sea ingerida, constituyen gastos de energía,
pérdidas de energía ante el desecho y la entr opía, dedicados a la
preparación de algo para el consumo.
La función central del consumo y la destrucción ha sido bien
señalada por el ecólogo A lfred Emerson, quien observó que la
m uerte es un -fenómeno de adaptación. Para que una especie o el
conjunto de la población continúen adap tán l ose, debe haber pro
ducto tanto como insumo. A l hacer esta observación, Emerson
estaba exam inando una población como u n acervo de converti
dores que requiere constante reclutam iento y elim inación de miem
bros. De igual modo, el consumo es la necesatia destrucción y deva
luación de las form as de energía no hum an as que el hom bre ha
llevad o a su sistema para prom over su propia supervivencia. T anto
los economistas capitalistas corno los m arxistes han hecho hincapié
en la producción, la fase de insumo del proc eso. La subestimación
del consumo ha dejado a medias el exam en de la situación y sin
LA ENERGÉTICA 161
d u d a h a c o n t r ib u i d o a l a r á p i d a a p a r ic ió n d e la s crisis d e p o b la -
c ió n y e n e rg ía .
S i re c o n o c e m o s q u e e l c o n s u m o , la d e s tr u c c ió n d e l a c e rv o , es t a n
i m p o r t a n t e c o rn o la p r o d u c c ió n p a r a la v i d a h u r a a n a , se sig u e q u e
la b a s e d e l p o d e r n o r e s id e s ó lo e n e l c o n t r o l d e lo s m e d io s d e
p r o d u c c ió n s in o ta m b ié n e n e l c o n t r o l d e l c o n j {m ío t o t a l d e l os
p ro c e s o s d e c o n v er s ió n , in c lu id o s e l c o n s u m o 7 la d e s tr u c c ió n .
J a c k G o o d y , e n su e x a m e n d e la te c n o lo g ía m i l i ta:r d e Á f r ic a ,
o b s e r v ó q u e lo s “ d iv e rs o s s iste m a s p o lít ic o s n o se c o r r e la c io n a n
t a n t o c o n la s d ife r e n c ia s e x is te n te s e n la p r o p i e d a d d e lo s m e d io s
d e p r o d u c c ió n (n i s iq u ie r a e n la p r o p ie d a d d e l os p r o p io s o b je -
tos d e la p r o d u c c ió n ) c o m o c o n l a p r o p ie d a d de lo s m e d io s d e
d e s tr u c c ió n y la n a t u r a le z a d e ta le s m e d io s ” .37 G o o d y se e sta b a
r e f i r i e n d o e s p e c ífic a m e n te a la t e c n o lo g ía d e la g u e r r a y l a d e s
t r u c c ió n d e l a c e r v o h u m a n o y d e l a c e rv o c u l t u r a l . E sto se h a v u e l-
to a h o r a d o lo r o s a m e n te e v id e n te , n o s ó lo a n te la in c a p a c id a d p a r a
r e a li z a r u n a d is t r ib u c ió n a d e c u a d a d e lo s p r o d u i :tos, s in o a n te la
a c u m u la c ió n d e d e se c h o s n o b io d e g r a d a b le s e n e s is te m a a m b ie n -
ta l h u m a n o . E n v i r t u d de q u e l a p r o d u c c ió n d e la s so c ie d a d e s
a v a n z a d a s n o h a to m a d o e n c u e n ta la g e n e r a c ! ó n i n e v it a b le d e
d ese ch o s y d e e n t r o p ía , a h o r a e n c a ra m o s e l p r o b l sm a d e u n a c risis
q u e p u e d e e n c o n tr a r s e m ás a l l á d e l p u n t o d e r r n o c o n v e n ie n te .
L a a t e n c ió n r e la t i v a p r e s t a d a a d iv e r s a s a c t i v i|dades
i e n e rg é tic a s
e n d iv e rs o s p u n to s d e e ste c o n t in u o v a r í a d e u n . s o c ie d a d a o t r a ,
p e r o es o b v io q u e to d a s la s s o c ie d a d e s d e b e n m a n e ja r esto s p ro -
cesos e n e rg é tic o s.. L o s h in d ú e s c lá sic o s p a r e c e n h a b e r u t iliz a d o e s ta
c a d e n a c o m o l a b a se d e l o r d e n a m ie n t o d e sus e stp ato s so c ia le s, asig-
n a n d o u n r a n g o e s p e c ífic o a la s o c u p a c io n e s r e l ii c io n a d a s c o n d i-
v e rso s p u n to s d e l p ro c e s o , p e r o s o b re t o d o d e a c u sr d o c o n el g ra d o
d e c o n e x ió n c o n la s fo r m a s y p ro c e s o s e n e r g é tic ú s (v é a se la g rá fi-
ca 1 1 ) . E n la p a r t e i n f e r i o r d e l sis te m a se e n c o n t i a b a n q u ie n e s n o
37 Goody, 1971, pp. 42-43. Reproducido de Technology Tradition and the
Sta te in Africa (Nueva York y Londres: Oxford Universir i Press), con permiso
del Instituto Internacional Africano. Han sido probable: :n ente los marxistas,
más que el propio Marx, quienes no han concedido sufíciiente importancia al
control de los medios de destrucción y de consumo. Marx reconoció claramente
que el consumo form a parte del proceso de producción e varios sentidos. La
producción es al mismo tiempo consumo, así como el coiInsumo requiere pr o-
ducción. De igual modo, la producción crea la necesid del consumo; por
último, el consumo completa el acto de la producción. Si n embargo, los segui-
dores de M arx han tendido a concentrarse en los modos medios de produc-
ción antes que en el proceso más am plio de la conversión (Véase Marx, 1971,
pp. 22-28.)
162 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
t e n í a n n in g ú n r a n g o , lo s d e s c a s ta d o s , r e la c io tji a d o s c o n lo s m a te -
r ia le s d e d e s e c h o , h u m a n o s y a n im a le s , y c o n la s u c ie d a d e n g e n e-
r a l. L u e g o v e n í a n q u ie n e s r e a li z a b a n e n e fe c t o la c o n v e r s ió n m e-
Sistema energético
Acervo y
Producción -Destru cci ó n-r ntro pía
transporte
Desechos
Sistema de castas
SUDRA VAISYA KSHATRIYA BRAH MANES
Agricultores Comerciantes Guerreros Sacerdotes
y realeza
ctl
N os
JD ro O
:: ro :: o
ZJ
O
E
—
o.
E ::
D.
DESCASTADOS
Manipuladores de suciedad y excreoe ncias
GRÁFICA 11. Rangos modif icados de las castas hin l úes clásicas de acuerdo
con la posición ocupada en el proceso energético Louis D u m on t (1970,
pp. 67-68) se ocup a de la dicotom ización sucesiva; H aro ld A. G o u ld (1971)-
o frece algunas bases p a ra la descripción de las ca stas. Yo he con jetu rad o
distinciones b in arias sobre la base de diversos do cfum entos y d el p a p e l de
los procesos energéticos. D u m o n t (1970, p. 68) id|en tifica al V aisya como
“ ag ricu lto r” y al S u d ra como “sirvien te no lib re ”
LA EN ERGÉTICA 163
diante la producción, los sudras; la producción er a trab ajo agrícola
y obviam ente im plicaba el gasto constante de ener gía y el contacto
con los recursos naturales y las cosas m ateriales. Kn seguida se en
contraban los miem bros de la casta comerciante, los vaisyas, quie
nes m anejaban los productos, el acervo. Luego esf aban quienes no
traficaban con m ateriales pero m antenían una au toridad de poder
mediante el control de la fuerza: los kshatriyas fta m aban la casta
real y guerrera. En la cim a se encontraban los brs dimanes, quienes
habían alcanzado un estado de pureza, de libertad fren te a los
procesos vitales, y vivían sólo del poder asignada i ; tampoco ellos
tenían nada que ver con los procesos m ateriales. 38 Si -observamos
este ordenam iento, veremos que revela un con ju n to de diferencia
ciones binarias acerca de los procesos de energía: a ) los miembros
de las castas se separan de los descastados; b) 1c>s brahm anes, la
casta más alta, se separan de todas las otras castas sobre la base de
la pureza/im pureza; e) las dos castas inferiores s t separan de las
dos castas superiores p orq u e se ocupan de lo m a terial por oposi
ción a lo inm aterial; d) las tres castas superiores se oponen a la
casta de los sudra porque se ocupan de cosas cult tírales, no de los
recursos naturales. Podría proseguirse esta clase d e análisis estruc
tural, pero aquí sólo q uiero ilu strar la fo rm a en que los procesos
energéticos parecen determ inar los criterios del sis tema de ordena
miento social de una sociedad.
El m eollo del problem a energético que ahora afronta la hum a
nidad es la expansión, tanto cu ltu ral como biológica. Son las con
secuencias ya evidentes de un crecimiento irrestsicto lo que ha
hecho que la atención pública se concentre en el tema de la ener
gía; en cambio, todavía no se generalizan las implicaciones para
la ciencia social. Podría argum entarse que todos los problemas
fundamentales que ahora afron ta la hum anidad son una conse
cuencia directa o indirecta de esta expansión. Y las cosas se con
funden más aún por el hecho de que muchas teoi ías de la ciencia
social se han basado en las consecuencias de la expansión, pero
no consideran esta dinám ica fundam ental.39
ss Me apresuro a señalar que los ordenamientos de las castas indias varían
grandemente; aquí utilizo un sistema simplista descrito en el año 650 por un
budista chino visitante. El análisis estructural presentado í quí es enteramente
tentativo y tendría que completarse y cotejarse con otras v ariantes del sistema
antes de que pudieran formularse conclusiones firmes acer :a de la estructura.
Estos materiales provienen de Gould, 1971, esp. p. 3.
39 Daly, comp., 1973, es uno de un gran conjunto de emayos y libros que
han aparecido recientemente sobre la cuestión de la energía en la vida contem-
poránea. Se postula para el futuro la mayor contribución de las ciencias so-
164 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
Ya hemos señalado que la especie hum a na tiene dos asp ectOs
semi-independientes de la expansión: el del acervo biológico, la
biomasa hum ana, y el del acervo cu ltu ral de m ateriales y sírnbolos.
La expansión dem ográfica varía obviam ente con los factores cul-
turales, pero debe suponerse que sólo podrá asegurarse siquiera un
estado estable si se m antiene una tasa de rep roducción ligeram ente
p o r encima de la tasa de m ortalidad proba le. En general, debe-
mos suponer que el acervo hum ano aum ent,irá a cierta tasa expo
nencial si no se im ponen lim itaciones culturales o ambientales.
Pero el crecim iento del acervo cu ltu ral e s obviam ente u n pro
blem a diferente. La cu ltu ra es una con ju nción continua de dos
facetas, Ja energía y el significado, o ‘la m atería y la m ente”. El
com ponente energético se expande clarante rite; ya se trate de for
mas durables tales como el granito tallad o, a de elementos extraí
dos del am biente, procesados y consumidos, o de ondas de sonido
o m ovim ientos corporales transitorios, e sta r :mos m anejando cosas
que pueden cuantificarse, medirse y compararse. Pero lo que dis
tingue estos elem entos com o culturales no e ;i su calidad energética
o su cuantificación, sino los significados y los valores que se les
han asignado arbitrariam ente. Es esta conju n ción de valor y signi
ficado con un tipo p articu lar de form a energética lo que constituye
la cultura. El problem a de la aplicación del concepto del “creci
m iento” o la “expansión” al acervo cu ltu ral es que, aunque resulta
apropiado p ara el aspecto energético, no es en modo alguno rele
vante p ara el aspecto del com portam iento p sicológico. Esto lo ilus
tra un problem a surgido en antropología co n respecto a la noción
de las “culturas com plejas”, hace algunos añ os. Algunos académicos
insistían en que la sociedad au stralian a abori j en tenía una “cultura
com pleja” porque los significados asignados a las relaciones de
parentesco y la estructura de tales relacione s eran bastante in trin
cados. El térm ino sociedades com plejas se est; aba poniendo de moda
al mismo tiem po para referirse a las sociedades de un conte-
dales; hasta ahora se han visto agitadas por el hecho de que gran parte de la
teorización de los cuarenta años anteriores se real zó dentro de un modelo
de búsqueda del equilibrio. El "funcionalismo” de la antropología social bri-
tánica y la sociología norteamericana empezó a peí der su lustre en Jos años
cincuentas, cuando se descubrió un contraste con laí¡ llamadas "teorías de con-
flicto”, como las de Marx. Sin embargo, esta conc _’pción pierde de vista los
problemas más fundamentales. No se trata del fun eíonalismo ni del conflicto
sino de la naturaleza expansiva de los sistemas ac ;:rca de los cuales se han
elaborado estas teorías y el hecho de que ninguno
teorías estaba enter amente conectado a las cuestion¿s más básicas de la natu
raleza de los procesos energéticos de los sistemas que describen.
LA ENERGÉTICA 165
n id o energético m uy alto, las sociedades dotadas de una base in-
dustrial.
No podemos tratar el crecimiento y la expan; ,íón cuantitativa
de la cultura en térm inos de las estructuras me n tales, sino que
debemos u tilizar los aspectos m edibles o c u a n tifi ;ables de la cul
tura que podamos encontrar, es decir, las formas o los procesos
energéticos. Sin embargo, ni siquiera aquí pode ;n os escapar p or
completo al aspecto estructural, porque la d iferen <tiación de la for-
ma, la distinción misma entre una form a y otra, depende de los
aspectos mentales de la cultura. Pero m ientras qu e la discrimina-
ción de las “cosas” se basa en criterios culturales, >u cuantificación
debe basarse en las form as energéticas que de all í derivan.
Si centramos la atención en la cantidad del a m biente bajo con-
trol, convendrá especificar algunas clases p rin cip al es de form as de
energía que son particularm ente im portantes en e:1 uso d el poder.
Para tal fin, propondría yo el siguiente conjunto i e dependencias:
1. La naturaleza de cualquier clase p articu lar de recurso natu-
r al sólo perm itirá ciertas clases de ap licaciones tecnológicos. (No
podemos tener una tecnología de combustibles si no tenemos com-
bustibles. Esto no niega el ingenio del hombre: s álo nos recuerda
la existencia de lím ites físicos que una tecnologí £ dada no puede
traspasar.)
2. En cualquier am biente dado (con algún ce n ju n to dado de
recursos naturales), la cantidad de producción económica posible
estará lim itada por la tecnología disponible. Es i:o no niega que
pueda inventarse otra tecnología, o que puedan im portarse otros
recursos: sólo afirm a que existe u n límite, más allá del cual no
puede extraer más, u n a tecnología dada, de un a ajnbiente dado.
3. La cantidad de producción existente d en tro de cualquier sis-
tema social fija lím ites a la población total que puede sobrevivir
dentro de ese sistema. Esto no niega que a menú do haya algunos
procedimientos para aum entar la producción, ni qu < e otras circuns-
tancias, tales como las guerras o las revoluciones puedan reducir
también las poblaciones: sólo insiste en que la p re ducción fija lí-
mites a la población.
4. El tam año de una población fija lím ites al núm ero de uni-
dades de operación que pueden operar dentro de un am biente
dado. Esto no niega el ingenio ilim itad o de la ca ■^acidad del hom-
bre para in ven tar nuevas clases de intereses: sólo refleja el hecho
de que las unidades de operación tienen que ver ¿on la adaptación
y que una población de un tamaño dado sólo ser á capaz de algún
conjunto fin ito de com portam ientos de a d a p ta d '■n.
166 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M .UNTALES
Todos estos factores (recursos naturales, te i;nología, producción,
población, unidades de operación) se refiere- a las form as y los
flujos de energía, identificables por las ideas, los comportamientos,
los artefactos contingentes correspondientes. toda sociedad, los
elem entos que se encuentran en cada uno de estos conjuntos están
potencialm ente sujetos al control, de modo q ne sirven como bases
del poder. En un sistema social, el poder au menta con la expan-
sión del control de cualquiera de estos fen óm enos.40
Me parece que algunas de las dependencias propuestas se aceptan
generalm ente. Las dependencias existentes en ire los recursos natu-
rales, la tecnología y la producción parecen di fícilm ente refutables.
La dependencia existente entre la producci ón y el crecim iento
de la producción está apoyada por varias d ase s de estudios. En tér-
minos m altusianos generales, los frenos princi pales del crecim iento
de la población han sido tradicionalm ente e ham bre y la enfer-
medad, y la segunda es producida frecuentem e nte por la prim era.41
O tra clase de datos proviene de los estudios demográficos contem-
poráneos que revelan generalm ente una corr elación entre los in-
crementos del ingreso y las dism inuciones d e la m ortalidad y los
aumentos de la fecundidad.^ En ausencia d e la inm igración o la
em igración, la m o rtalidad y la fecundidad son los dos factores
principales de la producción colectiva de un increm ento de la
población.
No hay duda de que las dos prim eras gra rfcdes revoluciones del
control del hom bre sobre su am biente, la agí ícola y la industrial,
generaron grandes increm entos de la tasa de crecim iento demográ-
fico. Antes de la revolución agrícola, la tasa ilnedia de crecim iento
de la población m undial era de cinco pers <|>nas por año; desde
entonces hasta 1650, una fecha que puede Considerarse como el
inicio de la R evolución Industrial, el prom e dio llegó a 625 per-
sonas p o r año. Desde 1650 hasta 1960, el cree imiento m edio anual
de la población fue de siete m illones, y pars el período de 1960
a 2000 se estima tal crecim iento en 90 m illo:nes de personas. “A
410 Bierstedt sugirió que “El poder parecería deriva;■de tres fuentes: 1) nú
mero de personas, 2) organización social, y 3) recurso s" (1950, pp. 730-738). Si
interpretamos en sentido estricto a Bierstedt, sus tre ; elementos corresponde-
rían a la población, las unidades de operación y lo; ; recursos naturales. Los
elementos restantes, la tecnología y la producción, se sugieren claramente en
la noción de Marx de “los medios de producción".
411 Thompson, 1956, p. 976.
42 Spengler, 1959, p. 812.
LA ENERGÉTICA 167
la r g o p la z o ” , c o n c lu y e M a r v i n H a r r is , “ la p r o o u c c ió n h a -d e t e r
m in a d o l a r e p r o d u c c i ó n ” .434
E l c o n ju n t o f i n a l d e e le m e n to s d e n u e s t r a c a d l n a d e d e p e n d e n -
cia s es e l q u e s o s tie n e q u e l a o r g a n iz a c ió n s o c ia l, e s p e c ific a d a a q u í
e n t é r m in o s d e u n id a d e s d e o p e r a c ió n , se e x p a n d le y se v u e lv e m á s
c o m p lic a d a p o r v i r t u d d e l c r e c im ie n t o d e la p <r b la c ió n . E s ta b le
c im o s a n te s u n a d is t in c ió n t í p i c a i d e a l d e l o q ce o c u r r i r í a si la
p o b la c ió n o la s f u e n te s n o h u m a n a s d e l c o n t r o l a u m e n t a r a n p o r
s e p a r a d o (v é a se la g r á f ic a 6 ). C o m o s u b r a y é e n t o n ces, n i n g u n o de
esto s casos es p o s ib le e n e l c a m p o d e l c re c im ie h t o m a c ro s c ó p ic o .
L o q u e o c u r r e e n e fe c to es q u e , a m e d id a q u e c re c e n la s p o b la -
c io n e s , e x p a n d e n sus f o r m a s d e o r g a n iz a c ió n só c ia l y a u m e n t a n
la c a n t id a d d e f o r m a s d e e n e r g ía n o h u m a n a q u e p o n e n b a j o su
c o n t r o l.
L a m e jo r d e m o s tr a c ió n d e l p r i m e r o d e e sto s h e C o s se e n c u e n tr a
e n u n e s tu d io d e v a r ia s c u lt u r a s r e a liz a d o p o r IV"ic h a e l J . H a r n e r ,
q u i e n t r a b a jó c o n u n a m u e s t r a d e 1 1 7 0 s o c ie ii a d e s y e n c o n t r ó
p r u e b a s im p r e s io n a n te s e n e l s e n tid o d e q u e e l d e s^ rc o llo d e r e in o s
y E s ta d o s s ig u e c la r a m e n te a l a e x p a n s ió n d e la p o b la c ió n , es d e
c ir , lle g a d e s p u é s d e t a l e x p a n s ió n . H a r n e r p t o p u s o e sp e c ífic a -
m e n te q u e e l m e c a n is m o r e s p o n s a b le d e este f e n ó m e n o es la r e ía -
c ió n e x is te n te e n t r e l a p o b la c i ó n y lo s re c u rs o s . A m e d id a q u e se
e x p o n d e la p o b la c ió n , a u m e n t a l a p r e s ió n s o b r e lo s re c u rs o s , y - es
e s p e c ífic a m e n te e l r e s u lt a d o d e l a escasez d e r e c u f sos lo q u e g e n e ra
a lg u n o s c a m b io s e n la o r g a n iz a c ió n s o c ia l. S e g ú n H a r n e r , e sto c o n
tr a s ta “ c o n la s te o r ía s e x is te n te s , b a s a d a s e n lo s c o n c e p to s d e l e x -
c e d e n te o e l m e r o c r e c im ie n t o d e l a e n e r g ía , q r. e n o h a n p o d id o
e x p lic a r , e n té r m in o s d e u n s o lo p ro c e s o , l a evo l .u c ió n d e la o rg a-
n iz a c ió n p o lí t i c a y la e s t r a t if ic a c i ó n d e la s c la s e s 1 44
A f i r m a H a r n e r q u e su p o s ic ió n “ d i f i e r e d e l m a :'"x is m o p o r c u a n to
s u b r a y a l a i m p o r t a n c i a d e l a escasez d e lo s m e d í os d e p r o d u c c ió n .
L a escasez (d e m a n d a s u p e r io r a la o fe r ta ) es ese n c i a l p a r a q u e e l
m e d io d e p r o d u c c ió n c o n s titu y a u n a b a s e d e l p o <3e r s o c ia l a tr a v é s
d e su p r o p i e d a d o c o n t r o l. P o r e je m p lo , e l m e d ie » m a t e r i a l d e p ro -
d u c c ió n m ás i m p o r t a n t e d e u n a s o c ie d a d n o s e rá l a b ase d e l p o d e r
so c ia l si es ta n a b u n d a n t e q u e su o f e r t a su p e re a su d e m a n d a ” .
43 Datos citados por Harris (1971, p. 223), quien los ttj>:ma de Deevey, 1960.
Véase también Polgar, 1972, pp. 204-205. La distinción rntre las dos revolu-
ciones fue introducida originalmente por Childe en 1936
44 Harner, 1970; la cita es de las pp. 84-85. Reprodui iida con permiso del
autor y del Jo u rn al of Anthropological Research (antes Southwestern Journal
of Anthropology).
168 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
‘En esencia . . . el control o la propiedad de m edios de producción
escasos, y por ende valiosos, es la fuente del poder social.” 45
Sin embargo, desde el p un to de vista de este estudio es necesario
que volvam os a ocuparnos de algunas depen dencias no tomadas
explícitam ente en cuenta por H arner, o sea l a relación existente
entre la producción y la tecnología. En un vol amen que ha tenido
considerable efecto sobre el exam en an trop olóicjico de estos p roble
m as, Esther Boserup propuso que la presión dem ográfica no ex
plica sólo el desarrollo sino tam bién el m ejora m iento o el adelanto
de la tecnología en las sociedades agrícolas.46 Sostiene Hoserup que
la presión dem ográfica sobre los agricultores genera avances de la
tecnología, en p articular la reducción gradual del tiem po que p er
manece la tierra en barbecho, lo que a su vez genera u n aumento
de la producción. Por su parte, el aum ento dc; la producción p er
mite una nueva expansión de la población, lo que m antiene el
proceso en marcha .
. A quí debemos observar que las posicione.3 de Boserup y de
H arner dependen (como este ensayo) del sup uesto de que la se
lección n atu ral puede h aber elim inado algun as poblaciones que
no hayan increm entado la producción o camb íado su organización
social. Se a firm a en efecto que, cualesquiera que hayan sido las
m otivaciones, quienes no hayan percibido la amenaza para su su
pere ivencia y no hayan toniado las medidas n ecesarias para readap
tar sus sistemas ya no se encontrarán entre nosotros o habrán opta
do por alguna de varias opciones m enos cfica ces para el desarrollo
pero que perm iten la supervivencia.
, C onvendrá introd u cir tam bién otra línea de pensam iento que
com plem enta el interés de H arner por la exp ansión de la organi
zación social. Robert C arneiro sostiene que el increm ento de la
com plejidad de la organización social (en par cicular se refiere Car
neiro al surgim iento del “Estado”) no tiene 1os mismos resultados
en -todos los ambientes.47 Si, en aras de la exp osición, comparamos
los ambientes abiertos a la nueva expansión demográfica con los
ambientes que por alguna razón circunscriben la población, las op
ciones serán diferentes. Cuando las poblaciones pueden expandirse
por tierras abiertas sin oposición, tenderán a hacerlo así. Sin em
bargo, pueden estar circunscritas por el hech c de que el ambiente
n atu ral es inhóspito p ara sus capacidades te etnológicas y de otra
índole, en cuyo caso estarán “circunscritas ::>or el am biente”; o
Ibid., pp . 70-71.
4G Boserup, 1965; Spooner, comp., 1972
4 7 Carneiro, 1970, pp. 733-738.
LA ENERGÉTICA 169
pueden estar situad as, ju n to con otras sociedades, en un área de
“concentración de recursos” particularm ente rica para su tecno-
logia dada, de modo que la m udanza parezca p roíiundam ente des
ventajosa. En el segundo caso, a m edida que cre ce su población
y (o) la población de los grupos vecinos, estas sabciedades se vol-
verán “socialmente circunscritas”.48
El argum ento de C arneiro sugiere entonces qu e cuando los re-
cursos son especialmente atractivos por comparae:ión con los de
otras áreas, la respuesta de la población es la co mpetencia, luego
probablem ente el conflicto, con otros grupos q ii e experim enten
problemas semejantes, y esto conduce a la asign a ción (para usar
nuestra term inología) de más poder a un jefe, y a la form ación de
alianzas ofensivas y defensivas. Esto significa que tales grupos con-
centrarían o centralizarían el poder, y que tratare an de coordinar
la acción con otros grupos cuando ello les resulta ra ventajoso.
No podemos proseguir aquí este conjunto de argumentos. Sin
embargo, hay algunas cuestiones im portantes que debemos mencio-
nar por lo menos antes de pasar a otros aspectos del problem a de
la evolución. El conjunto de argumentos antes b O:squejados se !h a
referido a las sociedades agrícolas y, sobre todo en antropología,
a las sociedades del periodo preindustrial. Creo que puede apli-
carse la misma clase de argum ento, que la pres ión dem ográfica
explica la adopción de mejores tecnologías y el cr ecim iento social,
a las sociedades del periodo industrial y del llam ;ido periodo pos
industrial.
Dada la form a específica de los elementos del argum ento, taJ
respuesta no sería inevitable. Sin embargo, si o ^servamos la es-
tructura del argum ento, p o d remos ver que en e f icto es aplicable
a las épocas posteriores. En su form a más escue ía el argum ento
afirma que en el caso de que quienes toman dec-siones p ara una
sociedad se vean privados de recursos necesarios', p o r cualquier
razón que sea, tratarán de m ejorar su control au -mentando la ener-
gía existente en el sistema, fortaleciendo su organ ización social, o
en ambas formas. Lo que diferencia a las socied ades industriales
de las sociedades preindustriales no es un cam bil> de este patrón
básico sino un cambio de la naturaleza de los eleen entos que ope-
ran dentro de ese patrón. En particular, cambia quien toma las
decisiones de una sociedad”, y cambia tam bién 1it que constituye
“recursos necesarios”, la naturaleza intrínseca de los controles, y
la form a en que puede fortalecerse la organizació ii social.
48 Carneiro afirma que Napoleón Chagnon sugirió este termino.
170 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
Así pues, en las sociedades complejas, dota das de numerosos ni-
veles de articulación, gobiernan los tom adoré s de decisiones, y lo
que ellos perciben como recursos n ecesario no serán necesaria-
mente los percibidos por otros m iem bros de la sociedad. Lo que
le parecía necesario a H itler no lo parecía p ar a todos los alemanes;
ni lo que parecía necesario para el presidente N ixon parecía igual-
m ente im portante para todos los norteam eric á nos. Lo que se nece-
sita para la m archa de una nación conteinp c ránea es tan extenso
y variado que nadie puede estar consciente de su totalidad. De
igual modo, una "escasez’' debe percibirse m ajichos años antes para
evitarla, y la presión dem ográfica se vuelve m uy relativa a los.
medios de transporte y las condiciones de m ercado que influyan
específicam ente sobre la distribución de los = bienes. El avance tec-
nológico es tam bién considerablem ente m ás com plicado que el
m ero acortam iento del p eriodo de barbecho de la tierra. Sin em
bargo, cuando una tecnología depende de una larga cadena de pro-
cesos secuenciales, y cuando la innovación p u ede req u erir muchos
años de teorización y experim entación, no se obtendrán inevita-
blem ente soluciones que puedan aplicarse en for :ma directa. La con-
centración de personas aum enta la p robabili eiad de la concepción
de innovaciones, pero sus aplicaciones pueden req u erir m ucho más
tiem po.
P or últim o, la noción del fortalecim iento d e la sociedad im plica
en las sociedades industriales cosas tales co ino la consolidación
m ilita r y el “control de las ideas”, al igual que la m era centrali-
zación y unificación. Pero las cuestiones fej ndam entales son las
mismas, aunque las manifestaciones se vuelaran m uy intrincadas.
La logística de la aplicación de controles y la m anipulación del
poder se vuelve cada vez más enredada. En áurna, la sociedad hu-
m ana sobrevive todavía sobre la base del on tro l del ambiente,.
pero los elem entos en el proceso son más co mplejos.
El proceso de supervivenecia a través de la selección natural
es más com plicado, pues está claro que algun éls sociedades son con
tinuam ente más eficaces, m ientras que otras ; no lo son. Esto es
p articularm ente evidente en las sociedades n iás avanzadas, donde
son más claras las diferencias tecnológicas, o donde se pone de
m anifiesto u na agresividad constante. Dos <t> más sociedades en
conflicto p o r los recursos lim itados pueden resolver su enfrenta-
m iento en una de dos fo rm a s :u n a sociedad puede ad q u irir supe-
riorid ad sobre la otra, en cuyo caso la segu nd a es absorbida, des
trnida, o subordinada de alguna m anera; o pu eden descubrir ambas
sociedades que son aproxim adam ente iguales y perm anecer en u n
LA ENERGÉTICA 171
estancamiento. Si la tecnología es sencilla toda'vía, este estanca
m iento se m anifestara en periódicas m tensm caci ones, encuentros,
oscilaciones entre el conflicto y la cooperación. P<;ro a través de la
evolución de la sociedad hum ana ha aum entado c'e continuo la ca
pacidad para el desarrollo sistemático de la t ecnología y para
la incorporación intencional de otras sociedades p'ara fortalecer la
posición de la sociedad propia. C uando las sociedades enfrentadas
en un estancam iento desarrollan este proceso, te' r emos lo que he
llam ado u na “intensificación estru ctu ral”, o se a que la supervi
vencia con respecto a otras sociedades parece de pender de nuestra
capacidad p ara expandir nuestro control sobre el am biente. La su
pervivencia, un valor p rim ord ial en la m ayoría de las sociedades
supervivientes, está ligada a la expansión del con trol energético.4'9
A mediados del siglo x x era evidente la inte n sificación estruc
tural en el precepto o dogma del desarrollo. A principios de la
R evolución Industrial podían distinguirse las sociedades en des
arrollo de las otras sociedades, es decir, las socied ades que se esta
ban concentrando en la expansión de su control sobre el am biente
frente a las sociedades que no habían adoptado ese hábito. A me
diados del siglo ^ x im portaba poco nuestra filos ofía política, p o r
que el desarrollo se había convertido en la relig ió n de los gobiernos
de todo el m undo. Las concepciones del desarro Ilo varían de un
lugar a otro; en las sociedades de alta energía, la expansión demo
gráfica se ve cada día más como u na amenaza qu <i como un activo
para la supervivencia, pero la expansión cultural goza todavía de
gran reputación. La pretensión de que el propós: to del desarrollo
ha sido “el m ejoram iento de los niveles de vida de las personas”
no debe oscurecer el hecho de que ésta es sólo una p arte de la
verdad. Dado que muchos de los problem as de los “niveles de vid a”
que necesitan “m ejoram iento” d erivan de u na filosofía del des
arrollo anterior, la intensificación estructural m ercantil e indus
trial, no parece sincera la pretensión de que el desarrollo se está
persiguiendo como un favo r para los habitantes de la T ie rra escasos
de energía. En efecto, son las naciones de energía abundante las 49
49 Yo propuse inicialmente este término (1970a, p. 89) pero Benjamín J.
Cohen ha llegado más recientemente a la misma conclusííón. Sostiene Cohen
que el imperialismo se debe al hecho de que la relación entre los Estados o
las soberanías nacionales es anárquica y competitiva, de modo que la domi-
nación interna es una consecuencia lógica de esa situación Cohen llama “de-
fecto" a este estado anárquico de las cosas, pero está dano que tal estado es
enteramente ordenado y necesario, y que no puede ser e otro modo. Véase
Cohen, 1973, p. 245.
172 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y ME NTALES
que prom ueven el dogma del desarrollo, porq ue son ellas quienes
están convirtiendo la m ayor cantidad de en ergía y piensan que
ello es necesario para la supervivencia a su niv el de gasto cultural.
Las naciones de energía escasa favorecen el d vísarrollo por la mis
ma razón, pero con m enor fervor.
En suma, en etapas anteriores de la historia de la hum anidad, el
hom bre se ha adaptado a casi todos los ambientes ofrecidos por
el m undo, m ediante diversas culturas. En est: í vasta área geográ
fica y a través de lentos cambios climatológico: evolucionaron tec
nologías diferentes. El control creciente p erm itido por estos des
arrollos p rod u jo varios efectos. Por ejem plo, la especie en conjunto
se volvió más segura, porque una catástrofe 1<)cal o una falla tec
nológica no significaban que otras adaptacion es sufrirían la misma
suerte. De igual modo, lo que era importante para una población
resultaba insignificante para otras; la seguri d ad de la especie se
benefició con la diferenciación cul tural. T am bién aum entó el con
trol por efecto de la tecnología diferenciada. L os instrum entos de
acervo y de conversión se m ultiplicaron y exp anciieron. Cada in
crem ento del crecim iento ocurrido en esta e sf ira de formas y pro
cesos energéticos significaba una base nueva de poder; y cada in
cremento del ejercicio del poder significaba que la organización
social debía expandirse, en cierto sentido, para contener las influen
cias nuevas. Sin embargo, esta expansión ha v enido ocurriendo a
un costo energético continuam ente creciente. 3il costo sigue siendo
bajo para las sociedades de b ajo nivel energ: :tico. A med id a que
aum enta el nú raero de habitantes, se vuelve a más marcados los
efectos sobre el ambiente. A m edida que ava nzó la tecnología, el
am biente empezó a su frir cambios perm anentess e irreversibles. La
agricultura condujo al desmonte de bosques y tierras de pastos, a
la erosión y al cambio clim atológico; la industria ha generado la des
composición de los m inerales del subsuelo y a ^gunos desechos tóxi
cos. T odo aumento de la extracción de energí: aum entaba el costo,
tanto de la energía gastada en la conversión corno de la energía
perdida en el paso de las materias prim as ha sta el consumo final
y el desecho.
El cosmos no se ha in vertid o sino que contínúa avanzando irre
versiblem ente, convirtiendo la entropía baja en entropía a lta; y
en la T ie rra se desarrolla el mismo proces o : el hom bre forma
parte de tal proces o, no es un agente separa do. El crecim iento de
]a población y el m ejoram iento de la tecnolo gía son procesos que
aceleran la entropía. Como afirm aba Georgescn-Roegen, “pareciera
LA ENERGÉTICA 173
que la especie hum ana estuviese decidida a lleva r una vida breve
pero excitante”.5'0
Podría sostenerse que, durante gran parte de la existencia del
hombre, no pudo haber estado consciente de os efectos, sobre
todo de los efectos a largo plazo, de su proceso h abitacional. Pero
la m ayoría de las culturas de todos los niveles i an mostrado un
conocim iento considerable, o un sentido de dejs•astre, acerca del
am biente que las rodeaba, y muchas de ellas h ,m instituido y a
menudo consagrado dogmas que prom ueven ine c. idas de conserva-
ción. Es posible que el hom bre ind u strial sepa i n ás, pero es muy
probable que el aumento de nuestros conocimi ^ntos dependa de
la cantidad de daño que estamos causando. En efecto, si alguna
vez se ha revelado una falt a de sensibilidad ha cia el efecto del
hom bre sobre el am biente, tal cosa ha ocurrido e n los últim os días
de las civilizaciones avanzadas y de ráp id o p ro,E T eso. La tecnolo-
gía de producción avanzada ha m ostrado escasa atención al p ro
blem a de la destrucción; el proceso de insumos provenientes del
am biente ha superado am pliam ente toda preocu p ación por el pro-
ducto o por los lím ites de los recursos. Puede ocua rir, como observó
C. S. Lewis, que “La conquista de la N atural e:za por parte del
Hom bre resulte ser, en el m om ento de su cons limación, la con-
quista del H om bre por parte de la Nat uraleza”.
so Georgescu-Roegen, 1973, p. 47. En la sección vmD se encontrará una dis
cusión más extensa del creciente costo energético de la p reducción.
51 Lewis, 1973, p. 327. Rapoport, al discutir la especul ación acerca del de-
monio de Maxwell, observa que el demonio debe crear e ntropía para realizar
su trabajo, de modo que finalmente dispondrá de sí m::smo. "Esto conduce,
a su vez, a especulaciones acerca de procesos similares en todas las actividades
de ‘organización’, la perfección de la tecnología, la acu Anulación de conoci-
mientos científicos, etc. ¿Nos estamos ‘desnaturalizando’ hí.sta el punto de que
‘ordenemos’ el mundo para adecuarlo a nuestras nec idades?” (Rapoport,
:e s
1968, p. 138.)
V III. LO M E N T A L
A. D ist in c io n e s b in a r ia s y n iv e l e s
E ntre numerosos elementos que distingu c n a las ciencias “na-
lo s
turales" de las ciencias “sociales”, uno de los más fundam entales
h a sido sin duda el uso de las variables mentales. No hay duda de
que su elim inación gradual de la física y 1a biología fue el dis-
Lintivo del éxito paradójico de la mente sobre la m ateria. En cam-
bio, en las ciencias sociales, no sólo subsisten tales variables sino
que en muchas áreas siguen siendo fundam a ntales para todo un
aparato. El poder, sobre todo en el análisis d .2 casos empíricos, re
quiere que tratemos el tema de los “valores', porque es precisa
mente en esta área que la especie hum ana s<i ha diferenciado en
sociedades distintas que tratan el m undo c n formas profunda
mente diferentes.
Entre todas las áreas de las que se ha ocupado la ciencia social
la de los valores es la más nebulosa e im preci 5a. M ientras que mu
chas otras áreas de la psicología y la sociología han avanzado
im presionantem ente en los últim os decenios, nuestro entendim ien
to de los valores permanece esencialm ente igsial que hace algunos
años. En esta sección exam inaré los valores desde un punto de vista
que me parece por lo menos coherente y útil . para nuestra teoría
del poder y el control. No lo propongo corno “el enfoque” del
tema. Más bien me parece un au x iliar mej or que algunos otros
para el presente ejercicio, y un au x iliar que puede ayudarnos
hasta que los valores puedan arrojarse a los museos del intelecto
que albergan otras vestiduras anteriores del vitalism o. El argu
mento se basa en el estructuralism o. Se incia con la noción central
de las diferenciaciones binarias; sostiene que tal noción provee la
base del ordenam iento y que el ordenam iento, para los fines prác
ticos, puede m anejar la m ayor parte de lo que entendemos por
valor.
En la discusión de las unidades de operación, el paso de un
agregado b ru to o masivo a u na unidad dota'da de cierta coheren
cia se anunció en prim er térm ino por un p roceso que llamamos
sim plem ente identificación, el reconocim iento de que existe cierta
colectividad a la que llam am os “nosotros” y que se diferencia de
algún modo de alguna otra cosa llam ada “ell as”. La identificación
consiste en la decisión de algunos actores c e que son en cierto
174
LO MENTAL 175
sentido más semejantes entre ellos mismos que con respecto a algún
conjunto de otros, y que, por contraste, los otros son de algún modo
desemejantes.
A l h ab lar de desemejanzas o diferencias nos Colocamos clara
mente dentro del campo de las estructuras menta!
poner que el m undo que nos rodea está compues to de cosas cuya
sim ilitud varía y, además, que nuestros poderes d e observación no
nos engañan p o r com pleto cuando nos dicen que dos caballos se
parecen más entre sí que un caballo y una escaler a. Pero tam bién
sabemos que la línea divisoria entre la semejanza y la desemejanza
depende en gran m edida de nuestra propia experiencia y que es
siempre una frontera r elativa. Así pues, independi cntem ente de lo
que sea el m undo real, las distinciones que trace:n os deben con
cordar con nuestras propias estructuras mentales. Hateson h a seña
lado que este dualism o al que recurrim os se basa probablem ente
“en el contraste de la codificación y la transm isión existente dentro
y fuera del cuerpo”. A l exam inar este mundo in terno, el de “la
comunicación, organización, etc., dejamos atrás t tado ese mundo
donde los efectos son generados por fuerzas y choc ues e intercam
bios de energía. Entramos a un m undo donde los ‘efectos’ — y no
estoy seguro de que debiéram os usar todavía la misma palabra—
son generados por las dife r encia s . . . A h o ra les su giero que la pa
labra ‘idea’, en su sentido más elem ental, es sin<ünim o de 'dife
rencia
Tam bién, en su form a más sim ple, “diferencia” es sólo eso; no
nos dice nada acerca de la base, la form a, o los s:gnificados rela
cionados. La identificación de la semejanza por oposición a la
desemejanza (la base de la solidaridad mecánica de Durkheim )
revela una diferenciación binaria, el mecanismo fu mdam ental para
los análisis estructurales de Lévi-Strauss (y, en efecto, todo el re
surgim iento de los estudios estructurales de los ú ltimos años), y
puede verse en la operación de todas las culturas, ya sean simples
o complejas. Probablem ente no resulta exagerada l a sugerencia de
que la base de la diferenciación b in aria de la cu ltu ra hum ana
descansa en p rim er térm ino en esta distinción entee in terio r y ex
terior, la segregación del yo y algo más; y como h s. indicado Lévi-
Strauss, luego procedemos a elab orar nuevas dist tnciones, ind efi
nidamente.
Para entender la diferenciación binaria, es im poetante que no la
confundamos con su m anifestación cuando se combina con otra
i Bateson, 1972, pp. 454, 452-153.
176 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
evaluación. D iferenciar es una cosa; el criterio en que se basa la
d iferenciación es otra cosa. Ignoro si puede afirm arse que el mero
hecho de la identificación, es decir, de est. rblecer una diferencia
ción binaria, im plica la asignación inrnediat a. de algo que podam os
llam ar valor; y no estoy seguro de que e . lo im porte r ealm ente.
U na vez que la diferenciación establecida se presenta p ara su codi
ficación en la cultura, deberá encontrar su Jugar en las estructuras
m entales existentes. Sin em bargo, puede oc urr ir que una d iferen
ciación se base en algún criterio que ya te nga im plícitas algunas
prioridades de evaluación u ordenam iento. U na cosa es la id enti
ficación de personas a causa de su sexo; ot i a cosa es su identifica
ción porque sean representantes p articu larm ente repulsivos o atrac
tivos del sexo. Pero la diferenciación pued^3 ocu rrir sin tan clara
evaluación, como la que hace una ocupada cajera entre los indi
viduos que hacen cola para pagar en su caj a . Pero la m isma cajera
em pezará a reconocer algunos clientes asidu os p o r su conducta ha
cia ella y empezará a sentir preferencia po .: algunos de ellos.
Las diferenciaciones binarias pueden fija r ae por diversas razones,
entre ellas la asignación de nombres. En el marco cognoscitivo del
actor, el objeto diferenciado recibe atenci ón a causa de algunas
de sus características; y de ord inario la a si ^nación de un nombre
tendrá alguna relación de asociación con esa característica. Sin
embargo, los nom bres pueden ser com pletam ente engañosos, y la
diferenciación puede ocu rrir sin que el indi viduo pueda cabalmen
te aclarar y form ular un nom bre apropiad» > al criterio en que se
basa la diferenciación.
La cu ltu ra se construye así m ediante sucesivas diferenciaciones
binarias. En la visión que el p ropio Lévi-Strauss tiene de este
proceso, se proyecta como el núcleo de la construcción cultural, y
Lévi-Strauss describe la reconstrucción cultua al de un grupo de abo
rígenes australianos concentrados en un campo:
Por consiguiente, y aunque la organización sq>cial esté reducida al caos
en razón de las nuevas condiciones de exist 3ncia impuestas a los in-
dígenas y de las presiones laicas y religios as que experimentan, h
actitud reflexiva intelectual subsiste. Cuando ya no es posible man-
tener las interpretaciones tradicionales, se el aboran otras que, corno
las primeras, están inspiradas por motivación s (en el sentido de Saus-
sure) y por esquemas. Estructuras sociales, alntafío simplemente yux-
tapuestas en el espacio, se ponen en correspo idencia, al mismo tiempo
que las clasificaciones animales y vegetales j: ropias de cada tribu. Se-
gún su origen tribal, los informadores conc ;ben el esquema dualista
con forme al modelo de Ja oposición o de la semejanza
i y lo formalizan
LO MENTAL 177
en términos, ya sea de parentesco (padre e hijo) ya sea de puntos
cardinales (Este y Oeste), ya sea de elementos (tier ra y mar, agua y
fuego, aire y tierra), ya sea, por último, de diferenci as o de semejanzas
entre especies naturales. Toman también concienci i. de esos diversos
procedimientos y tratan de formular reglas de ec uivalencia. Nadie
duda de que si el proceso de deterioración se inter rumpiese, ese- sin-
cretisino no pudiese servir de punto de partida a u r a sociedad nueva,
para elaborar un sistema global en el que todos los aspectos se encon-
trarían ajustados.2
Puede discutirse si la dicotom ía yo/otro, dentro yfuera, es funda-
mental para todas las distinciones binarias poste riores en algún
sentido genérico, pero no puede ponerse en dude la continuidad
de su im portancia fundam ental. La dicotom ía n 3 se aplica sólo
a un individuo sino a toda unidad operativa de identidad que
surja por virtu d de su aplicación y a toda form a o proceso energé-
tico nuevo que surja en u na relación social. Por l o tanto, el hecho
de que puedan usarse muchas categorías y nombe es no reduce la
diaria actividad de tom a en decisiones binarias qu e se requiere de
cada individuo, cualquiera que sea el n ivel de eneLgía de su socie
dad o la cantidad de poder que posea el in d ivid uo.
Por supuesto, las diferenciaciones binarias se com binan, recom
binan, reiteran, subdividen, correlacionan y, en geeteral, se someten
a continuos procesos binarios nuevos. La clasifica! ;ión del sistema
de castas que aparece en la gráfica 11 sugirió u n ejem plo. Louis
Dumont, al exponer su análisis fundam ental del se stema de castas,
descubrió que debía p artir de esta diferenciación bin aria y sim ple
mente postular la elaboración posterior del mismo proceso.3 A lgu
nos estudiosos de este aspecto de la actividad m enta Lhan inform ado
durante algún tiempo que parece existir u na limite ición al núm ero
de dimensiones taxonómicas que la mente hum ana puede m anejar
cómodamente d en tro de un contexto de comuni cación social. Se
ha sugerido que tal núm ero fluctúa entre seis 4 y siete.5 Entre las
ilustraciones más recientes se encuentra un estudie > de las taxono
mías folclóricas realizado por B rent B erlín, D enn is E. Breedlove
y Peter H. Raven, donde se sostiene convincentem ente que “Hay
por lo menos cinco, quizá seis, categorías taxonóm icas etnobioló-
gicas que parecen ser m uy generales, si no es que universales, en
2 Claude Lévi-Strauss, 1966, pp. 158-159. Tomado de El p ensamiento salvaje ,
México, Fondo de Cultura Económica, pp. 231-232.
3 Dumont, 1970, pp. 56 ss.
4 Wallace, 1970, p. 82.
5 G. Millcr, l 956.
178 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M UNTALES
la c ie n c ia b io ló g ic a f o lc ló r ic a . . . L a s c in c o categorías etnobioló-
g ic a s se a r r e g la n e n f o r m a je r á r q u i c a y la s c aij;acterísticas asignadas
a c a d a e s tr a to so n m u t u a m e n t e e x c lu y e n t e s ” .
L a s u g e re n c ia m ás i m p o r t a n t e , e n t r e la s q l i e n o e s tá n in c lu id a s
e n e l fe n ó m e n o d e seis o sie te n iv e le s , se b asi en una observación
d e L é v i-S tr a u s s e n e l s e n tid o d e q u e “ la c if rjta de dos m il parece
c o r r e s p o n d e r b ie n , c o m o o r d e n d e m a g n itu d , a una suerte de um-
b r a l e n l a v e c in d a d d e l c u a l se s itú a n l a c a p 'a|ccidad de la memoria
y e l p o d e r d e d e f in ic ió n d e la s e tn o z o o lo g ía s o etnobotánicas fun-
d a d a s e n la t r a d ic ió n o r a l ” .7 I r a R . B u c h le r y H enry A . Selby han
d e m o s tr a d o q u e l a c if r a a p r o x i m a d a d e 2 0 4' ' s e ría e l n ú m e r o de
e le m e n to s , c la se s, o c a r a c te r ís tic a s te r m in a le s q u e se e n c o n t r a r ía n
e n u n a t a x o n o m ía c o m p u e s ta d e o n c e n iv e l iis c o n u n a p a r tic ió n
b i n a r i a s is te m á tic a .8 N o p o d e m o s p r o s e g u ir a q u í la c u e s tió n d e n ú
m e ro s e sp e c ífic o s , p e r o s e ñ a la r e m o s q u e e sta i n v e s tig a c ió n c o n d u c e
a u n c o n j u n t o i m p o r t a n t e d e in t e r r o g a n t e s r e f e r e n te s a n u e s tro
e n t e n d im ie n t o d e lo s n iv e le s d e l a o r g a n iz a c ió n s o c ia l.
E n la p r i m e r a p a r t e d e este l i b r o p r o p u s e u n a d is t in c ió n e n tr e
lo s n iv e le s d e l a a r t i c u la c ió n y lo s n iv e le s d e la in te g r a c ió n , u t i l i
z a n d o e l p r i m e r t é r m in o p a r a h a c e r r e f e r e n cia a lo s n iv e le s q u e
p u e d e n e n c o n tr a r s e e n e l t e r r e n o e m p ír ic o en e l c u rs o d e la s in
te ra c c io n e s de u n a s o c ie d a d y e l s e g u n d o téri n in o p a r a h a c e r r e f e
r e n c i a a l a c la s ific a c ió n d e n iv e le s q u e u n a so c ie d a d tie n d e a u t i
li z a r p a r a d e s c r ib ir su p r o p i a o r g a n iz a c ió n . S e h a s o s te n id o q u e el
'6 Berlin, Breedlove y Raven, 1973, p. 240. R eproducido de American An-
throjjologist, vol. 75, núm . l. Hay numerosos casos citados p or W allace (1970)
y G. M iller (1956) de la ubicuidad de estos núm eros. En el contexto actual,
convendrá observar que la obra general de J. G. Miller sobre los sistemas
vivientes sugiere “siete niveles de sistemas vivientes. . . pero no sostengo que
haya exactamente estos siete, ni menos” (1965, p. 213).
7 Lévi-Strauss, 1966, p. 154. Ed. cit., fce, pp. 224-225.
s Buchler y Selby, 1968, pp. 305-309. Otro resultado sugerente de su análisis
revela que, si continuamos sistemáticamente la partí :ión binaria de las clases,
desde el prim er nivel hasta el undécimo (donde sólo subsiste una de las 2 047
características originales), el número de característic rs eliminadas en el nivel
siete es 32, en el nivel ocho es 16, y en el nivel nu cve es 8. Estas cifras de 8,
16 y 32 corresponden estrechamente a los puntos d e inflexión observados por
Piaget y sus colegas en el comportamiento de aprc ndizaje y desarrollo de los
niños. “P. Greco ha demostrado que la construccí ón de números naturales
ocurre sólo de acuerdo con lo que podríamos llamar una aritmetización pro
gresiva, cuyas etapas se caracterizarían aproxim adamente por los números 1 -7;
8-15; 16-30; etc. Más allá de estos límites, donde el progreso es lento, los
números involucran todavía sólo aspectos inclusivos (clases) o seriales mientras
siga siendo prominente la síntesis de estas dos ca l acterísticas.” (Piaget, 1972,
P. 42.)
LO MENTAL 179
n ú m e r o de n iv e le s q u e se p u e d e n e n c o n t r a r e n los siste m a s d e tra -
d ició n f o lc ló r ic a u o r a l f lu c t ú a e n t r e c in c o y s e i;; C r e o q u e e sta
ci f r a p u e d e u t iliz a r s e p a r a la s s o c ie d a d e s h u m a n a s , c u a lq u ie r a q u e
se a s u n i v e l d e c o m p le jid a d o su g r a d o d e i lu s t r a c ió n . E n la s i
g u ie n t e se c c ió n , q u e se o c u p a d e l a e v o lu c ió n d e lo s siste m a s d e
p o d e r, r e s u lt a r á c o n v e n ie n te e l u s o d e c e rc a d e si S te n iv e le s d e i n
te g ra c ió n . J a m e s G . M i l l e r h a o b s e r v a d o q u e “ seis e s ta n d a r te s q u e
Cuadro l. N i v e l es d e l a s u n i d a d e s d e o p e r a d o r , e n la socied ad
p ap u an a de K ap au k u
Unidades de Niveles de Niveles
operación reportadas parentesco p olíticos/legales
Fratría Fratría
Hermandad Hermandad
Subhermandad Subhermandad
Confederación C<mfederación
Linaje Linaje L i naje
Sublinaje Sublinaje Sublinaje
Aldea A ' dea
Casa Casa
Familia polígina Familia polígina Familia polígina
Familia nuclear Familia nuclear
F uente: Basado en Pospisil, l 958a. La diferenciación si m e las indicaciones
de Pospisil, 1963a y b.
se e n c u e n t r a n e n u n o d e lo s s a lo n e s d e l P a la is d é s N a tio n s d e la s
N a c io n e s U n i d a s e n G in e b r a r e p r e s e n t a n seis n i v S le s d e la o r g a n i-
z a c ió n s o c ia l. E n lo s e s ta n d a r te s se le e : F a m ilia , A l de a, C la n , E s ta d o
M e d ie v a l, N a c ió n , y F e d e r a c ió n ” .9 E sta c o in c id e n c ia a p r o x im a d a
r e v e la q u e n o s o y m u y o r ig in a l, p e r o t a m b i é n sig nif i c a q u e y o soy
p r o b a b le m e n te m u y h u m a n o e n lo to c a n te a m i p o t e n c i a li d a d es-
t r u c t u r a l m e n t a l. Es p o s ib le q u e e l a r g u m e n t o co nv in c e n te d e q u e
lo s n iv e le s d e in t e g r a c ió n se d e t e r m in a n p o r a n a t u r a le z a d e
n u e s tra s m e n te s , a n te s q u e p o r e l n ú m e r o d e s u cesos d e l m u n d o
e x te r n o , se d e m u e s tr e e n e l e x a m e n d e la s so c ile d a d e s d e escasa
e n e rg ía . Si seis o s ie te n iv e le s es e l n ú m e r o a lc a n zad o p o r n u e s t r a
c iv iliz a c ió n , es d e e s p e ra rs e q u e la s s o c ie d a d e s m ú s s im p le s te n g a n
m e n o s n iv e le s si la c a n t id a d d e e n e r g ía d e t e r m i r. a d ic h o n ú m e r o .
9 J. G. M iller, 1965, p. 213, n. 16.
180 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
Pero no parece ocurrir así, com o puede ilustr iirse con algunos ejem-
píos que servirán de paso p ara p lan tear otras cuestiones igualm ente
im portantes.
La descripción que hace L eopold Pospisil d e la organización po-
lítica y de parentesco de los kapauku de Pa p úa revela la presencia
de dos jerarq u ías o niveles yuxtapuestos p ero separados. En el
cuadro 1 aparecen diez tipos de unidades de operación reportados
p o r Pospisil. A d em ás, hay algunas facciones políticas que se for-
m an alrededor del G ran H om bre y que incl uyen un conjunto de
clientes y apoyadores que se congregan inde lpendientem ente de su
relación de parentesco con el G ran Hom bre Estas facciones pue-
den ocu rrir dentro de cu alq uiera de los seg inentos políticos: con-
federación, linaje, sublinaje, o aldea.10 Pospie il distingue claramen-
te la im portancia relativa de las diversas u n i dades y sus funciones
diferenciales, pero yo he realizado la separad°ón en dos conjuntos,
y si hay alguna interpretación errada del inform e de Pospisil,
la responsabilidad es mía. A un q ue hay sólo un jefe político de la
fam ilia, en el área del parentesco es responsa ble de dos niveles po-
sibles de fam ilias.
En la región K onku del Estado de M adre s, B renda E. F. B.eck
describe un caso en el que los dos sistemas se han vuelto mucho
más diferenciados pero conservan aún una m portante identifica
ción residual (cuadr o 2). En el ejem plo in d o, los niveles de la
nación y el Estado, definidos e impuestos a nivel nacional, se en
cuentran por encima de los niveles locales ta como se contem plan
localm ente. Parece probable que ahora se o h serve el mism o resul
tado si colocamos los distritos impuestos por la adm inistración na-
cional encima del sistema kapauku.
P or últim o, para com parar estos dos casos con una sociedad tec-
nológicam ente compleja, de alta energía, exa itninemos el sistema de
niveles de los Estados Unidos (cuadro 3). En l ■3s Estados Unidos hay
muchas variaciones, según que la vecindad se a u na unidad política
viable o que pensemos más en el sistema de pueblo-condado-estado,
o más como un residente urbano. Pero, otra vez, no es tan im por
tante que haya precisamente seis niveles corr o el hecho de que el
sistema incluya alrededor de seis niveles. Poe supuesto, tam bién se
ha atrofiado el núm ero de los niveles de pa rentesco existentes en
1° Véase Pospisil, 1958b, p. 82; I963a, p. 41. Dado que las facciones pueden
ocurrir en cualquier parte, las he omitido de la g ráfica 13. Tales facciones
permiten un aumento de los niveles políticos de ti empo en tiempo. Además,
Pospisil casi no les presta atención en las obras c(insultadas (véase también
I958a, 1963b).
LO MENTAL 181
los Estados Unidos, y no hay ninguna correspon dencia entre las
dOS jerarquías más allá del n ivel fam iliar.
Debemos hacer varias observaciones a propósit 3 de estos ejem-
plos. La prim era se refiere a lo que ocurre con lo s sistemas de ni-
C u a d r o 2. N iveles pol í ticos y de p ar entesco en K oriku
Niveles políticos Nivela de parentesco
(La India)
(Estado de Madras)
Konku (NaTu, región política) Casta
naTu (región administrativa y
ceremonial) ........................ Subcasta (jati)
kiramam (aldea de recaudación) Clan (nc mbre común here-
dado; exógamo)
Ur (caserío ^ alrededor de
400 habitantes) Linaje
ur (asentamiento particular)
kuTumpam (unidad de vivienda) Familia
F uente: Basado en Beck, 1972, pp. 2-4. Beck afirma que los niveles conec-
tados por puntos se corresponden entre sí: “Las subcastas s2 asocian a menudo
a los territorios subregionales o naTu, y los clanes se cone ctan a menudo con
un área kiramam” (p. 4).
Cuadro 3. N iveles políticos y de parentesco en lor Estados Unidos
Niveles políticos Niveles de parentesco
Estados Unidos (nación)
Estado
Condado/ciudad
Pueblo/sección de ciudad Parientes distantes
Vecindad Parientep cercanos
Unidad familiar ................ Unidad familiar
veles a medida que las sociedades se vuelven ix ás com plejas; o
mejor dicho, se refiere a la naturaleza del proceso de la compleji-
dad cuando se la contem pla a través de lo que oct.:rre con los nive-
íes. En el sistema papuano de K apauku, los nivel^ s políticos están
marcados por el hecho de que cada uno de ellos íliene un jefe res-
182 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M EN TALES
ponsable de la resolución de las disputas q ue ocurran entre las
unidades existentes dentro de su campo de autoridad. Así pues,
éstos son claram ente niveles de articulación rompuestos de unida-
des consensúales. Sin embargo, difieren de 1*os niveles de articula
ción donde los jefes han podido obtener un poder independiente
adicional, como ocurre con algunos Grandes Hombres de cualquier
reino o sistema m ás avanzado. A quí, los niveles se basan por ente
ro en el poder asignado. En consecuencia, p uede haber una escasa
delegación real de autoridad de los niveles snperiores a los inferio
res, porque los jefes de los niveles superiores no tienen más poder
que el asignado a ellos. En tal virtu d , tiene] i realm ente poco que
delegar, fuera de lo que han recibido del pu eblo mismo al que de
legarían.
Los niveles de parentesco son niveles de a r ticulación com puestos
de unidades coordinadas en las que no tienen autoridad ni pun
tos de confrontación. Estos niveles actúan m ás bien como círculos
de distancia social, en el sentido en que Sa álins trató de definir
las relaciones de intercam bio.13
A l com parar a los kapauku de Papúa con a región K onku y los
Estados Unidos, podemos entender por qué se separa el parentesco
a medida que los sistem as se vuelven más complejos. Las unidades
de parentesco son fun d am en talm ente unidades coordinadas. Si se
hace necesario el ejercicio de funciones de poder externo, las u n i
dades en cuestión lo h arán en p rim er térnii :no m ediante el poder
internam ente asignado, y luego m ediante ot ros conductos de ejer
cicio del poder. Pero a m edida que el siste ma sigue adquiriendo
poder, se plantea el problem a de que las unidades deban centrali
zarse para poder ejercer por sí m ismas el p oder, o bien renunciar
a los papeles de poder, perm anecer como u rñdades coordinadas, y
desem peñar otras funciones. Pospisil señala explícitam ente que la
fratria, la h erm andad y la subherm andad, r o están políticam ente
organizadas y esencialmente carecen de toda función política. Son
especialm ente im portantes en cuestiones mat imoniales y religiosas,
y tam bién im portan en las cuestiones hered Jtarias, aunque en for
ma secundaria, porque la m ayoría de los hombres tend rán hijos
o hermanos como posibles herederos.1112 En |s1 caso de Konku, los
11 S a h lin s , 1965. P o s p is il (1 9 63 b , p . 33) p re s e n ta tre s g ra n d e s c a te g o ría s de
d is ta n c ia s s e ria le s u tiliz a d a s p o r u n K a p a u k u ; la i m e e b a g e e está in te g r a d a p o r
v e in t it r é s c a te g o ría s de p a r ie n te s ; la o f a a b a g e e p u d e i n c l u i r a q u ie n q u ie r a
q u e in te re s e , sea a m ig o o e x tr a ñ o ; la j a p e b a g e e in c íu y e a to d o s lo s m ie m b ro s
d e la s c o n fe d e ra c io n e s t r a d ic io n a lm e n t e h o s tile s .
12 P o s p is il, I 9 5 8 a , p . 16.
LO MENTAL 183
dos sistemas se diferencian de tal modo que tres cíe los cinco nive
les políticos han conservado cierta identificación , pero las corres
pondencias de subcasta/naTu y de clan /kiramarn no son funciona
les como lo son los linajes y sublinajes entre los p apuanos kapauku.
En el sistema de los Estados Unidos no hay n in g u na corresponden
cia entre los dos sistemas por encima del n ivel fam iliar, y aun la
fam ilia tiene escasa im portancia legal, excepto e: r los pocos esta
dos donde todavía existen leyes de propiedad comunal.
En términos m uy generales, la diferenciación disi sistema, de tal
modo que el parentesco desempeña cada vez un papel m enor en
los asuntos de la sociedad a m edida que las sociedades se vuelven
más complejas, parece incuestionablem ente relaci tm ada con la na
turaleza de los sistemas de reciprocidad. Cuando el poder empieza
a concentrarse en el sistema, las unidades de pare: i tesco deben cen
tralizarse o ser remplazadas por otras unidades qn e puedan centra
lizarse. Por ejem plo, las confederaciones y las facciones políticas
están desplazando ya a las herm andades entre los papuanos kapau
ku. En general, parece ser que ocurren ambas cosas, pero el despla
zamiento fin al del parentesco se debe a su incap acidad para con
servar las cualidades de ambos tipos de sistemas.13
Por cierto, esto concuerda con lo que sabemos acerca del uso de
la organización de parentesco como un instrum en to de poder en
las sociedades más complejas. Ya se trate del incesto racionalizado
de los faraones y los incas, o de los m atrim onios internos de la
realeza europea, o de las posesiones fam iliares i n terconectadas de
los Du Pont y los R ockefeller, tenemos aquí un instrum ento para
la coordinación de las organizaciones a fin de que conserven el
poder en los sistemas donde se espera la aparición de pretendientes
a sus controles.
Todos han observado el desplazam iento del sis tema de parentes
co. Pero detrás de las razones inm ediatas que acabamos de sugeri r
funciona un proceso estructural más profundo. En la evolución de
los sistemas de poder podremos observar que el proceso de centra
lización debe u tilizar relaciones sociales básicas diferentes de las
empleadas en los procesos de coordinación o en la centralización
anterior. Esto da la im presión de que las nuev :is relaciones que
surgen desplazan o m arginan a las que antes tení an la im portancia
principal. Dado que las relaciones de parentesco proveyeron a las
sociedades prim itivas de su p rin cip al idiom a de relación, parece
13 Godelier expresa nociones que me parecen muy similares, pero las presen
ta demasiado enredadas en las fuerzas y las relaciones productivas para que po
damos estar seguros. (Véase Godelier, 1972, pp. 95-96.)
181 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
inevitable que dejen de servir para tal fin c;l ando .surgen nuevos
niveles de integración.
No constituye ningún problem a la deterOninación de que los
niveles de integración sean productos de la rn ente hum ana o indi-
cadores de diferenciación en un sistema de j:□loder. En efecto, son
ambas cosas. A l analizar u n sector de la soc:; edad norteam ericana
desde la cúspide hasta la base, encontrarem o ; muchos sectores se-
parados con conjuntos cerrados de niveles d i: articulación, forma-
dos por decreto adm inistrativo o surgidos de n tro de algún reducto
sem iprotegido del sistema. Es obvio que lo; ; Estados Unidos no
están lim itados a seis niveles de relaciones de poder. Pero las auto-
ridades colectivas históricas de los Estados U n idos han considerado
conveniente evitar la m ultiplicación del nú m ero de niveles políti-
cos administrativos; en su lugar se crean nue vos dominios interio-
res, dentro de los cuales pueden construirse 1 as niveles adicionales
necesarios. Por ejem plo, dentro del gobierno estatal o federal hay
muchas oficinas y agencias, cada una de ellas con su propio sistema
de niveles. Sin embargo, para integrar todo el sistem a sólo tene-
m os cerca de seis niveles; por esta razón, me oarece conveniente la
retención del uso originalm ente propuesto por Ju lia n Steward
— “niveles de integración”— para el conjunto del sistema, aplican-
do la designación de “niveles de articu lación ” a los niveles de dife-
renciación del poder que se descubran en l ;i práctica dentro de
cualquier parte del sistema en estudio.
Entre las cosas que se ponen en claro cua ndo se exam inan los
niveles, ya sean taxonómicos de las unidade de operación y las
personas o de otras clases de sucesos, se encuen tra la tendencia muy
fuerte a agrupar los que ocurran más o men os dentro del mismo
nivel. Esta noción es ú til en el problem a de los valores. Pocas
convenciones satisfactorias h an surgido con re ;¡pecto a la cuantifica-
ción del significado, pero desde hace mucho íiempo se habla de la
cantidad de va lo r; por ejem plo, se dice “teiji er gran v a lo r”, “au-
m entar de v a lo r”, “valor excedente", etc. M e parece que tal uso
es fundam entalm ente m etafórico y que ha o ocurecido un enfoque
m ás n atu ral de toda la cuestión del significad o y el valor. La idea
general del valo r se basa en la noción del oro enam iento; en conse-
cuencia, se ha podido h ab lar de los valores o íjdenados en una posi-
ción má s alta como “m ayores” o dotados d¿ m ayor v a lo r”. Sin
em bargo, un exam en más detenido de la cu ostión sugerirá que e]
valor, como el significado, no puede ser cua ‘1.tificado. El ordena-
niien io ordinal no es un instrum ento que oOdene necesariamente
los objetos en términos de su cantidad. Po el contrario, es un
LO MENTAL 185
ordenam iento que puede basarse en cualquier criterio. Cuando
ordenamos la belleza de las m ujeres o la calidad de los alimentos,
y utilizamos la expresión “más”, estamos h ab lan do en sentido me
tafórico; no está im plicada aquí una cuantificació; i en sentido ener
gético. Ésta no es una observación nueva: h a est ado im plícita des
de hace m ucho tiem po en la insistencia del rel; itivism o cu ltu ral;
pero cobra una im portancia especial cuando u ;l imos las formas
energéticas al significado y tratamos de aclarar s■i s relaciones.
En cierto sentido, el problem a de la cuantificación del signifi
cado es un problem a falso. Si no nos referim os a la cuantificación
de las formas energéticas a las que se asignan l os significados, no
puede haber ninguna cuantificación: está claro que, p ara in trod u
cir el valor, el significado o la estructura mentaC. en la discusión,
tales conceptos deben expresarse como características singulares de
sociedades o unidades de operación específicas. No puede realizar
se ninguna com paración entre diversas culturas, y ;i no digamos una
medición de las estructuras mentales, sin tomar como punto de
partida alguna estructura existente. Podemos s■i stener (como lo
hizo Lévi-Strauss) que la estructura del m ito es la m isma para toda
la hum anidad prim itiva, o que el m ito tiene estru cturas inevitable
mente peculiares de una unidad de operación o un ind ivid u o da
dos. Como q u iera que ello sea, debemos empezac en algún punto,
con algún conjunto de m ateriales culturales, algunas distinciones
ya establecidas, con significados ya asignados. C o mo quiera que se
actúe, toda presentación cuantitativa que no se r efiera a las formas
de energía podrá ser refutada en form a inmedia l:a e incontestable
por quienquiera que tenga definiciones d iieren 'tes y significados
arbitrarios. Es probable que Lévi-Strauss se v u e l t^a inm ortal, pero
no lo será porque alguien demuestre que estaba en lo cierto o que
estaba equivocado.
B. L a n a t u r a l e z a d e l o r d e n a m i Eidro
Volviendo ahora a la cuestión de la creación d e valor, podemos
proponer lo siguiente: dado un u n iver so de elerh entos numerosos
que se consideran equivalentes en algún sentidi?, se seguirá, tan
inevitablem ente com o la reiteración de la p rop ia diferenciación
binaria, que las piezas se ordenarán entre sí. L a. literatu ra antro-
pológica (sobre todo desde el surgim iento del es Cructuralismo mo-
derno) contiene abundantes ilustraciones de este principio.
Independientem ente de la form a en que form ú lemos el proceso
de ordenam iento en términos mentales, es im por Cante que lo con-
186 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
templemos como un proceso sociológico con correspondencias
de estructuras mentales. Se aplica el ordenam i m to a un universo de
objetos o procesos de energía que se han defi nido como equivalen
tes por alguna tipología o taxonom ía. T al universo puede estar
integrado en su totalidad por autom óviles, o por autom óviles de
la G eneral M otors, o por autom óviles Cadillac, o por autom óviles
Cadi llac del modelo 1972, etc. A l considerar este universo, el ob
servador puede contentarse con d ejarlo como un todo indiferencia
do, pero de ord inario no lo hace si tiene tiem po o curiosidad. Em
pezará a diferenciar, y con la diferenciación encontrará algunas
razones para p referir algunos elem entos sob: :e otros, y term inará
con un ordenam iento. La fo rm ulación de u na taxonom ía o una
clasificación no tiene en sí misma ningún v a lo r implícito, pero el
establecim iento mismo del ordenam iento fija im p lícitam ente un
orden de prioridades. U na vez que hayamos establecido una p rio
rid ad para las cosas, habrem os introducido ts mbién, en form a im
plícita, el proceso de la maximización, m ediante el cual el ind ivi
duo — si tiene opciones— busca lo que se en cuentre más arrib a en
su jerarquía de preferencias ordenadas o evit s. lo que se encuentre
muy abajo.
Este proceso de a) diferenciación binaria, b) taxonom ía y clasifi
cación.. y e) ordenam iento con la concesión im plícita de prioridad,
no es una actividad aleatoria, no organizada ni relacionada con la
cuestión del poder y el control. Más bien es un reflejo de estruc
tura m ental del control abierto. Lo que hac 2 el individuo, por sí
mismo y en coordinación con otros, es la criación de una imagen
del m undo dentro de su mente, una imagen que le parece “sensa
ta”. U na vez dotado de esta “sensatez”, el i ndividuo trata de su
poner que el mundo está construido, en efecto, como lo dice su
modelo m ental. Recordemos aquí la observación de M ary Douglas:
“C uando sacudimos el polvo, empapelamos, decoramos, limpiamos,
no nos m ueve la ansiedad por escapar a la enferm edad, sino que
estamos reordenando positivam ente nuestro am biente, conform án
dolo a una idea” .14 Así pues, el ordenam ien lo es un esfuerzo por
ordenar los sucesos del m undo externo de tal modo que se compor
ten como lo dictan nuestras lim itaciones mentales y que reflejen
nuestra capacidad para m anejarlos. Se conv ierte en un procedi
m iento p ara poner orden en el ambiente, p ira im buir a las cosas
un va lo r positivo o negativo que les perm ita ser m axm uzadas, m i
nimizadas u optimizadas.14
14 Douglas, I970a, p. 12.
LO MENTAL 187
D ada la im portancia del ordenam iento como una actividad co
m ún a todos los seres hum anos (y presum iblem ente a todos los
seres no humanos que deban tom ar decisiones ac hrca de la adapta-
ción al a m biente, resulta desafortunado el hech o de que una de
]as obras recientes (en inglés) más influyentes, q Lie se ocupa de la
evolución de las estructuras de poder, presente el ordenam iento
como algo que carece de im portancia real parh los pueblos más
prim itivos y sólo cobra im portancia cuando el h om bre ha alcanzado
el control de la agricultura.
U na de las tesis principales de la obra de M orfon Fried sobre la
evolución política es que las prim eras sociedades hum anas eran
igualitarias y que el ordenam iento apareció con lo que podríam os
considerar sociedades tribales o reinos. “El ordenam iento”, dice
Fried, “existe cuando el núm ero de posiciones deseadas es m enor
que el de las personas capaces de ocuparlas. . . ^il rango no tiene
una conexión necesaria con la posición económ ica en ninguna de
sus formas, aunque con frecuencia adquiere sign íficación económi
ca”/15 El h incapié en la independencia del order am iento frente al
orden económico es im portante para Fried poi que identifica el
siguiente gran cambio de la sociedad, la aparición de la estratifi
cación social, totalm ente en térm inos económ icis: “La estratifica
ción . . . es un sistema mediante el cual los m i mbros adultos de
una sociedad disfrutan un derecho de acceso preferente a los recur
sos básicos”.16
Esta delineación y las definiciones relacionadas son desafortuna
das. Hay un problem a grave conectado con el u so que hace Fried
del “ordenam iento”, que afecta hasta cierto pun to su tratam iento
de la “estratificación”. C onviene identificar lo que F ried ha lla
m ado una “sociedad de rangos” como una socied ad donde el orde
nam iento ocurre aproxim adam ente en la form a descrita p o r este
autor, pero resulta engañosa la definición del o-denam iento social
en estos térm inos. El ordenam iento es un proces< > m ediante el cual
se ordenan los elementos de algún universo de tai <modo que varíen
consistentemente a lo largo de alguna dimensiósi arb itraria. En el
sentido de una ordenación de las cosas, es obvio que el ordena
miento no esperó a la aparición del neolítico; ya existía en las
sociedades subhum anas.17 El m eollo del argum en to de Fried no es
15 Fried, IS67, p. 52.
i« Ibid.
17 Irwin Bernstein infoin:nó en un estudio específico pe esta cuestión que,
JL
para 22 mil interacciones registradas entre siete grupos de monos, “la inspec-
ción de los datos en lo referente a los episodios agónicas revela que existían
188 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
que estuviesen ausentes todas las clases de o r i enam iento, sino que
las sociedades no estaban em pleando el or cenam iento como un
instrum ento im portante en las p r imeras etapas. Pero sí coloca
Fried, al estudioso de las sociedades compa jadas, en la posición
d ifícil de tra ta r de explicar lo que ha hecho el hom bre, desde el
p un to de vista sociológico, antes del desarrollo de la agricultura.
La verdad es que, entre otras cosas, estaba o rdenando a la gente.
Es obvio que el ordenam iento no se aplica sólo a las diferen
ciaciones binarias, como la distinción del r ey frente a todos los
demás. Cuando se aplica a la sociedad humíina, el ordenam iento
se usa mucho más como un instrum ento de coordinación. En la
experiencia diaria, hay ocasiones en que algu sen debe ser prim ero,
otro debe ser segundo, etc., sim plem ente p or1aj ue la naturaleza de
la situación im pide que todos actúen al mismo tiempo. El ordena
m iento es el instrum ento utilizado p ara detecm inar quién actuará
en cuál orden. Cuando un grupo de personas se ponen de acuerdo
sobre el ordenam iento, no estarán necesaria m ente estigmatizando
en form a perm anente a un ind ivid uo con alg ana posición inferior
o superior (aunque así puede ocurrir). Más com únm ente estarán
diciendo: “dada esta situación, utilizarem os el ordenam iento si
guiente”. R. L auriston Sharp, por ejem plo, describe la organización
social de los aborígenes australianos yir yoron c como integrada por
veintiocho papeles para cada individuo, la mitad de los cuales
em plea con personas del mismo sexo, y la m irad con personas del
otro sexo.
La naturaleza de los catorce papeles masculinos desempeñados por
‘órdenes dominantes’ estables en todos los grupos, excepto los monos verdes”.
(Bernstein, 1970, p. 89. Reproducido de “Primate Stat us Hierarchies”, Primate
Behavior, vol. I, con permiso de Academic Press y del doctor Bernstein.) M. R.
A. Chance, en un artículo de reseña sobre el orden d'í rango de los primates,
sostiene que la dominación no depende sólo de los £tributos conductistas de
la agresión o la competencia, sino que implica tambia:n una cuestión de foco
de atención en ciertos animales: “...e l efecto de atracción de la atención de
un animal en un grupo es esencialmente la cualidad que lo coloca en una
posición focal en términos conductistas, y que tien<le también a colocarlo
cerca del centro espacial del grupo”. (Chance, 1967, r. 509. Reproducido de
Alan, vol. 2, núm. 4, publicado por el Instituto Antr apológico Real.) Chance
informa que en Loda la literatura reseñada aparece "la persistente atención
centrípeta de los miembros subordinados de un rango hacia los miembros más
dominantes o hacia un individuo supremamente dominante” (ibid.). El hin
capié que se hace en el “foco de atención” da la impresión de que hay bue
nas razones para pensar que el resto de los primat :;s están empleando un
estructuralismo básico en su comportamiento, justo coino lo hacemos nosotros.
LO MENTAL 189
t0d0 hombre yir yoront significa que toda relacidn individual entre
varones implica una inferioridad o superioridad d finida y aceptada.
Un hombre no tiene ningún trato con otro homlj)re (ni con alguna
mujer) en términos exactamente iguales. Y cuandu cada uno se en
cuentra al mismo tiempo en posiciones relativamen te débiles y en un
número igual de posiciones relativamente fuertes nadie puede ser
absolutamente fuerte ni absolutamente débil.18
L o q u e d e s c rib e S h a r p es u n c o n ju n t o c o o r d in a d o d e r e la c io n e s ,
e n c u y o s té r m in o s t e n d r í a q u e d e s c r ib ir s e la s o c ie d a d y i r y o r o n t
c o m o u n a u n i d a d p u r a m e n t e c o o r d in a d a . P e r o
tid o m ín im o , e l r a n g o es u n a p a r t e i m p o r t a n t é d e l c u a d r o . Es
ta m b ié n i m p o r t a n t e q u e r e c o n o z c a m o s su e x is t e n c ia , n o s ó lo p o r
q u e así se d e m u e s tr a la o p e r a c ió n d e l r a n g o en s o c ie d a d e s e x tre -
m a d a m e n te p r i m i t iv a s , s in o t a m b i é n p o r q u e e l or d e n a m i e n t o de
o b je to s im p lic a n e c e s a r ia m e n te la f o r m u la c i ó n d e u n j u i ci o y l a
c o n c e s ió n d e u n v a lo r . E l v a lo r p u e d e ser a p e r as la a f ir m a c ió n
d e q u e q u i e n q u i e r a q u e se e n c u e n t r e a l a c a b e z a d e l a lí n e a d e b e r á
se r a lg u ie n q u e se p a a d ó n d e se d ir ig e la lín e a . Q u ie n e s se re s is
te n a r e c o n o c e r el o r d e n a m ie n t o en e sta s socieda* l es “ i g u a li t a r i a s ”
a f r o n t a n u n i n t e r r o g a n t e d if íc il: ¿d e d ó n d e p r o v e n e n lo s v a lo r e s ,
si n o so n in tr ín s e c o s a l o r d e n a m ie n to ?
S in e m b a rg o , l a d e f in ic ió n q u e d a F r ie d d e u n a s o c ie d a d d e r a n
gos tie n e u n a d i f i c u l t a d m á s g r a v e . M e p a r e c e i m p o s ib le c la s ific a r
a lg u n a s o c ie d a d c o m o c a r e n te d e r a n g o s , d e acu ca d o c o n su d e f i
n ic ió n . H a b la n d o o t r a v e z d e lo s y i r y o r o n t , d ic e S h a r p : “ L o s y i r
y o r o n t n o p u e d e n t o le r a r s iq u ie r a je f e s o líd e r e s m o d e r a d o s , m ie n
tras q u e u n lí d e r d o t a d o d e a u t o r i d a d a b s o lu t a so b r e to d o e l g r u p o
s e ría a lg o i m p e n s a b le .” 19 M u y b ie n ; e s to p a r e c e l a s o c ie d a d ig u a
li t a r i a , s in ra n g o s , d e F rie d . S h a r p se p r e g u n t a e n to n c e s c ó m o se
r e a liz a n la s o p e r a c io n e s te c n o ló g ic a s , y r e s p o n d e c o n u n e je m p lo
e n e l q u e u n jo v e n s in p a r ie n t e s c o n s a n g u ín e o s i inm e d ia to s a q u ie
nes p u e d a r e c u r r i r s u g ie re a lo s s u b o r d in a d o s e n e l s is te m a d e
o r d e n a m ie n to q u e i n v i t e n a o tr o s p a r a q u e l o a y u d e n c o n l a t a r e a
q u e a f r o n t a . É sta es c la r a m e n te u n a d i f e r e n c i a c i ón , y h a y c ie r to
o r d e n a m ie n t o .90 A l p a r e c e r s ó lo p u e d e h a b e r u n o , o p o c o s, d e esto s
in d iv id u o s p o r f a m i lia , ¿ p e r o es c o r r e c ta l a a f ir m a c ió n d e q u e e ste
h o m b re es la ú n ic a p e r s o n a c a p a z d e f o r m u l a r t a l s u g e re n c ia ? Es
Sharp, I 958, pp. 4-5. Reproducido de Systems of P o litical Control and
Bureaucracy in Human Societies, Minutas de la Reunión rim averal Anual de
1958, con permiso de la Sociedad Etnológica Norteamericana.
19 lbid.
20 lbid., p. 6.
190 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y ME SÍTALES
probable que sea el único, o uno de los pocos, a quienes escuche
la gente, pero seguramente habrá otros que también serían capaces
<le hacerlo. Si esto es así, tendríam os que consi d erar a los yir yoront
como una sociedad de rangos en la definició] i de Fried. Sin em
bargo, cuando exam inam os más detenidam en i e la descripción de
Sharp se aclara que hay varias de tales p o si ñones ordenadas en
efecto ocupadas por una sola persona, pero d e nde sería difícil sos
tener que los ocupantes actuales sean los únicos capaces de alcan
zar esa posición. No sólo hay chamanes, sino q ue Sharp aclara que
los “jefes de fa m ilia ” tienen una autoridad p recisa sobre otros a
través de sus papeles como padres, esposos, o prim eros varones so
bre los miembros del lin aje más jóvenes. Observa Sharp que los
jefes de fam ilia “no reconocen ninguna a u toridad política más
alta". 21 Así pues, aparte del ordenam iento inh trente al parentesco,
un jefe de fa milia se coloca p o r encima de -todos los demás miem
bros; en algunas 'familias extensas, seguram enle h ab rá varios hom
bres capaces de realizar esta tarea.
En un sentido más general, otros estudioscs no han dejado de
reconocer esto:
El poder se fortalece por la acentuación de las desigualdades, que son
su condición previa, así como el poder es la condición previa de su
mantenimiento. El ejemplo de las sociedades “primitivas” que podría
mos llamar igualitarias demuestra la generalid ad del hecho y su for
ma más atenuada. Las posiciones de superior idad e inferioridad se
establecen de acuerdo con el sexo, la edad, 1a situación genealógica,
la especialización y las cualidades personales.22
N aturalm ente, la literatu ra del ordenam i ento presta especial
atención al aspecto jerárqu ico de los sistema ;> implicados. Me pa
rece m uy im portante que se reconozca el ord enam iento dentro de
la perspectiva del sistema en el que opere; ahí actúa el ordena
m iento como un instrum ento de coordinad 5n que establece re
laciones recíprocas dentro del conjunto más amplio. U na de las
razones de 1a subestimación de este aspecto es d hecho de que algu
nos sistem as de ordenam iento alcanzan diferencias extrem as entre
los grados o rangos, y en estas circunstancias resulta un poco difícil
estirar la noción de la equivalencia o recipcocidad. A qu í el pro
blem a estriba en la confusión de un sistem a ideal, ideológico o
simbólico, con un sistema energético. No hay d uda de que el sueldo
21 !bid., p. 7.
22 Georges Balandier, 1970, pp. 37-38.
LO MENTAL 191
de un capitán del ejército será m uy superior al de un recluta, ni de
que el capitán tiene una cantidad ex trao rd in ari; de poder sobre
el recluta. Nosotros reconoceríamos sin dificultad, en este caso, una
clara relación de poder-dom inio. Pero la diferenci a no es tan gran
de entre el capitán y un teniente, y en muchas cosas funcionarán
esencialmente como equivalentes; es decir, amb()s son m iembros
de un conjunto singular generalm ente reconocido El aspecto ideo-
lógico de esta situación es el agrupam iento de e .itos rangos como
parte de un conjunto de oficiales de baja g rad u ad ón. La diferencia
de rango ayuda a coordinar sus actividades y, b c j o circunstancias
restringidas, da poder al u n o sobre el otro. Pero 1a cercanía de sus
rangos hace que ésta sea una equiv a lencia re lativ,i cuando se com-
paran con los cabos o con los generales.
Así pues, el ordenam iento sirve para d ar estafcji lidad a las rela-
ciones y para establecer reglas claras de distinci án entre los ele-
mentos de algún conjunto específico. En este sed:tido, sería de es
perarse que el fenóm eno del ordenam iento tuvie; (e una estructura
sim ilar a la de los niveles de integración, que es también un pro-
ducto m ental. L o que hace el rango es tom ar un ejo n ju n to lim itado
de categorías, que constituyen algún universo, y establecer priori-
dades entre ellas. Esto ha provocado alguna con fusión en el en
tendim iento de la estratificación social de las soci ;edades avanzadas.
Los argumentos de Louis D um ont a este respe (;to resultan muy
ilustrativos, sobre todo cuando se rein terp retan d entro del marco
de esta teoría. Para los fines del análisis que sigu e, convendrá que
el lector consulte de n uevo la gráfica 11.
D um ont ataca a muchos investigadores esepeci ;ilizados en la In
dia que identifican el ordenam iento de las cost as como un pro-
ducto de las desigualdades del poder, una posició n que ilustra con
una cita de F. G. Bailey: “ . . . e l sistema de ran j íos de los grupos
de castas se fundaba en el control diferenciado d e los recusos pro
ductivos de la ald ea”.23 D um ont sostiene que el ordenam iento de
las castas depende de la posición ritu al, de la ideología, no del
poder. Señala que, si se utiliza la base de p oder en el exam en de
los casos em píricos de las castas de la India, “se crea u n residuo
inexplicable por las nociones claras y supuesta,m ente básicas del
poder y la riqueza. Esta dualidad i ns o l ut a . . . :uelga como una
piedra de m olino del cuello de la literatu ra con ;:em poránea”.24 El
2 3 F. G. Bailey, Caste and the Economic Frontier (Ma nchester: Manchester
University Press, 1957), pp. 266-267, citado en Dumont, 1 )70, p. 76.
24 Louis Dumont, 1970, p. 75. Reproducido de Honko Hierarchicus: An
Essay on the Gaste System, © 1966 por Editions Galli ílnard; traducción in-
192 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
poder, en el sentido de “fuerza legítim a”, no ci racteriza a los brah-
manes, de m odo que no puede utilizarse para explicar su posición
en la cúspide del sistem a.
Me parece que una revisión de la controver d a a la luz del con
cepto del poder que utilizam os aquí d em ostrar' que tanto D um ont
como los “m aterialistas” a quienes ataca tie
Dum ont concibe el poder sólo en el sentido del uso de la fuerza.
Pero si reconocemos que el poder asignado co r tinúa teniendo gran
im portancia en todos los sistem as y que lo qu ;i se ha lla m ado “re
ligioso” se refiere específicamente a las situa d ones donde se ex
presa el poder colectivo asignado en un idiomi i ideológico sagrado,
veremos que no ocurre que los kshatriyas (lo; ; guerreros y la rea
leza) tengan poder y los brahm anes (sacerdotes) no tengan poder,
sino que los kshatriyas tienen el poder indepen diente de las armas,
m ientras que los brah manes tienen el poder asignado de la reli
gión. Así pues, el rango m ayor de los brahm anes sobre los kshatri
yas, en el sistema de castas de la India, no pl a ntea el interrogante
de que el “p o d er” (en el sentido de la fuerza) o el “ritu a l” (en el
sentido de un ordenam iento de posiciones) sea más im portante
en la explicación del sistema, sino que indica la operación con
ju n ta e independiente de ambos conceptos den tro del m arco de la
estructura total del poder. En virtu d de que D um ont se interesa
por el sistema de rangos, considera el poder como fuerza) subor
dinado a un sistema ritu a l basado en ú ltim a instancia en el con
traste de pureza-impureza. Creo que la subo idinación ritu a l sólo
refleja el hecho de que, hasta hace poco tie cupo, la necesidad del
poder asignado era claram ente tan im portante p ara la integración
social dentro del conjunto de la sociedad comc la clase de controles
de energía a disposición de los gobernantes p ;alíticos. En otras pa
labras, el poder asignado era necesario p o rq ue los con troles ener
géticos directos no bastaban. Quizá podamos ver una prueba de
esta situación observando lo que está ocurrí ;indo con el ordena
m iento ritu a l bajo los controles que están surgiendo en la India
en proceso de industrialización, donde el po ce r asignado está pa
sando del idiom a religioso al político, y la cantidad de fuerza a
disposición de los gobernantes políticos es considerablem ente ma
yor que en el periodo precolonial. El result ado es una serie de
grandes cambios en el sistema de castas. Aue en el periodo colo
nial, cuando surgían los prim eros elem entos d e la industrialización,
glesa © 1970 por George \Videnfeld and Nicolson, L1d., y por la Universidad
de Chicago, con permiso de la University of Chicago Press.
LO MENTAL 193
el sistema de castas proveyó una base p ara la esta'ailidad político-
social que resultaba muy ventajosa p ara los im per [alistas.
La im portancia de este argum ento puede verse en el hecho de
que la posición ritu a l subrayada p o r D um ont es u n sistema de ran
gos, o lo que él llam a una jerarq u ía: “ el p r incip io -m ediante
el cual se ordenan los elem entos de un conjunto en relación con el
todo”.25 Prefiero el térm ino ordenam iento al de j\j arquía porque
este ú ltim o tiene otros usos m ejores (y resulta d ifícil d e utilizar
como un verbo), y encuentro d ifícil concebir algú n ordenam iento
que no abarque im plícitam ente “elementos de un conjunto orde
nados en relación con el todo”. En térm inos de e ita teoría, el or
denamiento (la “je ra rq u ía ” de D um ont) es en p lim era instancia
una característica de los conjuntos coordinados. Pero cuando las
sociedades crecen, y cuando el poder de los sistem a s agrícolas com
plejos, preindustriales, se concentra cada vez más en los controles
de los medios de producción, el p atrón del ordenam iento (es decir,
las sucesivas diferenciaciones binarias) se aplicará a secciones más
grandes de la sociedad, y entonces resulta conveni ente la diferen
ciación del proceso como estratificación social de a lguna clase. Lo
que parece confundir las ideas en el caso indio, lo que enfrenta
a D um ont a los “m aterialistas”, es el hecho de q ue la dicotom ía
trazada da al poder asignado del brahm anism o u n rango m ayor
que el concedido al poder m aterial independiente, así como podría
decirse que, en el Islam, A lá ocupa una posición más alta que úri
gobernante secular ante los ojos de los creyente i. Sin embargo,
cuando pensamos en cualquier entidad social sot erana, ya sea : '(f.
nivel de la banda o de la nación, vemos que es la ideología lo qUfe
dota de identidad a la unidad, y la unidad con tin uará m ediante el
poder asignado en la paz y en la guerra. Ningu .na sociedad hu
mana ha fundado jam ás su solidaridad en el mer o “poder”; m ás
bien, el “poder” surge a) después de que haya a i guna • base para
la diferenciación de los controles y b) cuando se fr agmen te la soli
daridad del poder asignado a causa del conflicto de intereses. • ' •
Basta observar a los Estados U nidos hoy en día. doride se dá 'al
gobierno un gran poder asignado y hay gran co.afusión entre éi
pueblo acerca de la acusación constitucional de u n ’ presMente.
Cuando el presidente reclam a para su cargo un m anto sagrado,
como ha ocurrido durante la época en que se escribieron estas
páginas, el pueblo se divide social e individualm e nte acerca de la
forma en que deba reaccionar. Muchos tienen t odavía u n a “reli- 25
25 Ibid., p. 66.
194 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
gión" para lo sagrado y no han aceptado la concesión de este
carácter al presidente. Pero la Iglesia se ha fargm entado y subor
dinado desde hace m ucho tiem po en los Est ados Unidos, de modo
que aún no se resuelve la cuestión de quién deba recibir el poder
asignado.
Si el lector retrocede ante la idea de que lia diferencia existente
entre brahm anes e intocables sea una diferí m cia de rango antes
que de poder, deberá recordar que el sistem s de castas es un con
ju n to m ental de pocos elem entos que, como h an aclarado Dumont
y otros autores, opera de modo m uy im per'fe eto en el m undo real.
D um ont tiene razón sin duda cuando con;
cinco categorías; por otra parte, sus oponen'íes “m aterialistas" se
guram ente tienen razón cuando observan q't e quienes controlan
porciones más estratégicas del am biente tie n den a ocupar los es
tratos superiores, m ientras que quienes contr íalan porciones menos
estratégicas ocupan los estratos inferiores.
C. Clases de VALORES
He venido sosteniendo que los valores no a parecen de un modo
m ístico sino que derivan ele procesos de or denamiento- más am-
plios. U na tendencia an terior de la an trop o logía norteam ericana 26
a abstraer los valores y estudiarlos como si f t esen de algún modo
/• • /
independientes de las fo rm as y los procesor energéticos, y . quizá
aun de las estructuras mentales que los p ro d u eron, no ha resultado
tan fructífera como prom etía. D entro de nu ¿stro enfoque hay dos
formas de tratam iento de los valores que co 'acuerdan hasta cierto
punto con el modo más tradicional, pero n Os perm iten conservar
una relación clara del sistema de valores con las unidades de ope
ración y las formas energéticas, los actos y los objetos. Las elec-
ciones se refieren de ord inario a cosas espec ficas y mucho m enos
frecuentem ente a categorías abstractas. En c^mbio, cuando habla-
mos de valores, vemos que los individuos i cluyen fácilm ente el
valor, dentro de un solo discurso, como cos as y como categorías.
Por ejem plo, hay una diferencia cuando disb utimos la m axim iza-
ción, según que digamos que 1) Jorg e está t i[atando ele lograr que
le aum enten el sueldo, o 2) que Jorge está tratando de obtener
“riqueza”. Lo prim ero es algo específico, q u iz' un cheque mensual;
lo segundo es una categoría abstracta que ó uede significar cosas
2s Kiuckhohn, 1951; Albert, 1956.
LO MENTAL 195
diferentes para personas diferentes y en el lenguajíe de diferentes
unidades de operación.
Así pues, conviene distinguir las clases de v a lb r , o categorías,
de los objetos y los actos v a liosos,, o de las formas y los procesos de
energía. “R iqueza”, “h o n o r”, “prestigio”, “am or son categorías
en las que diferentes individuos o unidades de o Aeración podrían
clasificar actos u objetos m uy diferentes. Las clases de valores tam-
bién se ordenan de ordinario, de m odo que, en algún discurso,
podría sostenerse que el h onor tiene un valor májs alto que la ri-
queza, o a la inversa. T am bién entre los actos y los objetos, un
joven podría colocar el afecto m anifiesto de una j Oven p o r encima
del p rivileg io de un viaje alrededor del mundo. Este joven 'habrá
realizado un ordenam iento, colocando el valo r d^ un objeto p or
encima del valor de un acto.
Los valores, como todos los rasgos culturales, ex •sten sólo en un
contexto de conjuntos de relaciones sociales, den tro de unidades
de operación específicas o entre ellas. Debe sups >nerse que toda
unidad de operación inform al y form al, desde las l.Unidades de iden-
tidad, tiene algún sistema de valores, algún ord en i miento de prio-
ridades, com partido por sus miembros o im p lan tad o como política
por sus líderes, que le perm ite m anipular los aspee sos del am biente
que le interesen de modo particular. U n actor i individual tendrá
tantos sistemas de valores como unidades de opers.ción en las que
participe. No es éste el lugar adecuado para exam inar los proble-
mas de conflicto in d ivid ual surgidos de este hech o, bien recono
cidos en la literatu ra bajo otros títulos, como el c e “conflicto de
papeles”. Pero en vista de nuestro interés por 1a génesis de los
valores, es im portante reconocer que el surgim ien t 0 de una nueva
unidad de operación exige im plícitam ente la crt ación de algún
conjunto nuevo de valores, de prioridades. Es p ro bable que todas
las unidades de operación bien establecidas incurra 1 i en una especie
de dualism o de valores. T ratan de m axim izar cier objetos, actos
o sucesos, y de m inim izar otros. Y al mismo tiemp o explican estas
elecciones con racionalizaciones expresadas en et idioma de las
clases de valores a las que asignan el rango más alto d en tro del
contexto del suceso.
Un individuo afronta un problem a poco común para las unida-
des de operación más complejas. No sólo debe e scoger entre los
objetos y los actos ordenados cuando pueden ocur :ir en conjuntos
de ordenam iento muy diferentes, sino que tam bi ¿n desempeñará
papeles en varias unidades de operación diferentes y debe tomarse
en cuenta el ordenam iento relativo ele las u nidadé s. C uando hace
196 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
una elección em pírica particular, el individ' ao puede descubrir que
la elección se plantea entre un objeto de g ran v a lo r en la unidad
A pero rechazado en la unidad B, y que asigna m ayor va lo r a la
unidad B que a la unidad A ; y se encuenl ra en un dilema.
Puede existir alguna especie de ordenam iento m aestro que nos
perm ita hacer ciertas elecciones con m ayor facilidad. Edward Ban-
field, a resultas de su trab ajo en un pueble del sur de Italia, pro
puso la siguiente ‘‘hipótesis de predicción” que en su opinión ex
plicaba la conducta de los individuos a q u i m es estaba estudiando:
“M axim izar la ventaja m aterial, a corto p lazo, de la fam ilia nu
clear; suponer que todos los demás harán lo m ism o.” 27 Este mo
delo me ha parecido útil para establecer proposiciones sim ilares
en el caso de otras unidades de operación. Su estructura requiere
que identifiquem os la p rin cip al unidad der operación en nuestra
jerarq u ía de unidades, así como la p rin c ¡pal clase de va lo r en
la jerarq u ía de esa unidad. Y por últim o n os da una guía para la
m axim ización del va lo r de otras unidades de nuestro ambiente.
M aurice G odelier sugiere una form ulaci 'n : sim ilar, en algunos
sentidos, a la que estoy recom endando ahore.. Sostiene G odelier que
hay “estructuras” tales como el “parentesco”, las “relaciones p olí
ticas”, las “relaciones religiosas”, que en fo.rma colectiva com pren
den la estructura de la sociedad y al misme tiem po fija n las je ra r
quías de los valores.
El papel dominante desempeñado por una estructura dada significa
que hay una jerarquía de estructuras en ur ta sociedad, y me parece
que esta jerarquía es la base de la jerarquía de los “valores”, es decir,
de las normas del comportamiento prescrito y, a través de esta jetar
quía de valores, es la base de la jerarquía d 2 las necesidades de indi-
viduos y grupos. Para explicar la racional] dad del comportamiento
económico de los individuos, no basta con ocer la jerarquía de sus
necesidades y explicar las estructuras sociale de acuerdo con esto.
Por el contrario, debemos partir de las e itructuras, de la relación
entre ellas y sus papeles precisos, para poder entender la racionalidad
del comportamiento de los individuos. . . ! n última instancia, por
conducto de la jerarquía de las necesidades “socialmente necesarias”,
la jerarquía de la estructura determina, sob re la base de las fuerzas
productivas de la sociedad, la distribución d<i.1 trabajo social entre las
diversas clases de producción. . . Así pues, 1 racionalidad intencional
del comportamiento económico de los miembros de una sociedad está
27 Edward Banfield, I958, p. 85. Reproducidode The Moral Basis of a
Backward Society, copyright 1958 por The Free Press, con permiso de Mac-
miílan Publishing Co.
LO MENTAL 197
g o b ern ad a siem p re p o r la ra c io n a lid a d fu n d a m e n t;;il, n o in te n c io n a l,
de la estru ctu ra je rá rq u ic a de las relacion es socialei q u e caracteriza a
esta sociedad .28
E n e s e n c ia , G o d e li e r e s tá t r a t a n d o d e d e m o s tr a r q u e la j e r a r q u í a
o e l s is te m a d e o r d e n a m ie n t o d e lo s “ v a lo r e s ” s e f u n d a r á e n u n a
e s tr u c tu r a , y q u e e s ta e s t r u c t u r a e n c u e n t r a a la v e z su lu g a r e n
u n o r d e n a m ie n t o c o n o tr a s e s tr u c tu r a s d e a c u e r d o c o n su i m p o r
ta n c ia e n t r e la s “ fu e rz a s p r o d u c t iv a s d e la s o c ie d ad ” . S i se m e p e r
m itie r a h a b l a r d e “ s is te m a d e p o d e r " e n lu g a r d e “ fu e rz a s p r o d u c
tiv a s d e l a s o c ie d a d ”, y d e “ u n id a d e s d e operaco ó n ” en lu g a r d e
“e s t r u c t u r a s ” , la s d o s f o r m u la c io n e s s e r ía n m u y s im ila re s , p o r lo
m e n o s e n a p a r i e n c ia .
A s í p u e s , c u a n d o h a b la r n o s d e v a lo r e s n o s e s t m o s r e f i r i e n d o a
u n c o n ju n t o de f o r m u la c io n e s d e e s t r u c t u r a m e n t al, b a s a d o e n p r i
m e r a in s ta n c ia e n d is tin c io n e s b in a r i a s s u c e s iv a :¡ y y u x ta p u e s ta s ,
d o n d e e l c o n ju n t o p a r t i c u la r d e c a d a u n a d e ta ]es d is tin c io n e s se
r e f ie r e a a lg u n a u n i d a d d e o p e r a c ió n p a r t i c u la r (es d e c ir, es c o m
p a r t i d o p o r sus m ie m b r o s ) . E l h e c h o d e q u e v ar ia s u n id a d e s d e
o p e r a c ió n p u e d a n t e n e r c o n ju n t o s s im ila re s , o a u n a p a r e n t e m e n t e
id é n tic o s , r e s u lt a in t e r e s a n t e p a r a e l a n á lis is c u l t u r a l, p e r o n o p a r a
la e p is te m o lo g ía . U t i li z a n d o n u m e r o s a s d i f e r e n cia c io n e s b in a r ia s ,
o rd e n a m o s c o n ju n to s , c a te g o ría s o c lases d e o b je to s y a c to s (fo rm a s
y p ro c e s o s e n e rg é tic o s ) e n e l m u n d o e x t e r n o . D a d o q u e esto s c o n
ju n t o s o r d e n a d o s so n n u m e ro so s, p u e d e n d escri] airs e e n té r m in o s
d e n iv e le s ta x o n ó m ic o s , y u n s o lo o r d e n a m ie n to ) d e v a l o r p u e d e
i n c lu ir c lases d e v a lo r d e c ie r ta g e n e r a li d a d y f o rm a s e n e rg é tic a s
^e s p e c ífic a s. A s í, e l s e r h u m a n o ig n o r a l a d is tin c i 5n a c a d é m ic a c lá
s ic a e n tr e la c la se y la cosa. E n to d o s lo s casos, s in e m b a rg o , lo s
p r o p io s s iste m a s d e o r d e n a m ie n t o p a r t i c u la r e s f ar m a r á n p a r t e d e
la s e q u iv a le n c ia s d e s ig n ific a d o s r e f e r e n t e s a a lg u 'na u n i d a d de o p e
r a c i ó n . A d e m á s , lo s o r d e n a m ie n t o s e s p e c ífic o s se rv i r á n a esas u n i-
* d a d es d e o p e r a c ió n c o m o p a r t e d e s u e q u ip o d e a d a p t a c ió n a l
m u n d o e x t e r n o , p a r a h a c e r e le c c io n e s y d ecisiono ;s.
E stos o r d e n a m ie n t o s d e v a lo r e s e s tá n s u je to s al c a m b io , e sp e c í
fic a m e n te d e d o s c la se s: 1) lo s c a m b io s q u e o c u r r e n a c a u s a de la
o p e r a c ió n d e l a s e le c c ió n n a t u r a l s o b re la s u n i d ad es d e o p e r a c ió n
o lo s i n d iv id u o s c u y o s o r d e n a m ie n to s s o n a n t i t é tic o s a su p r o p i a
s u p e r v iv e n c ia , y 2) lo s c a m b io s de a d a p t a c ió n q u e o c u r r e n c u a n d o 28
28 Godelier, 1972, pp. 98-99. Reproducido de R ational ity and Irrationality
in Economics, traducción inglesa de Brian Pearce. Copyrii iht © 1966 por Fran-
gois Masper. Reproducido con permiso de M onthly Revibw Press.
198 ESTRUCC URAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
la experiencia provee una realim entación a irravés de la inform a-
ción y el significado, de modo que las cat e gorías se reordenan,
re fo rm ulan o redefinen, se descartan o se cor! ibinan en un patrón
nuevo. En el segundo caso, los procesos son extraordinariam ente
complejos y constituyen el tema de gran par <e de la psicología y
la psicología social, así como de algunas pa <tes de la antropolo-
gía, la economía, la politología y, en form a d irecta o indirecta, de
todo el conjunto de ciencias biomédicas que ; e ocupan del funcio-
nam iento del sistema nervioso.
Así como la elección del uso de estructure s mentales como un
tema de análisis es una decisión metodológi ;a, el m ayor peligro
de su uso deriva del descuido m etodológico y del mal juicio. La
lingüística generativa y de transform ación, as í como la antropolo-
gía estructural, han sido excitantes y sugere n tes, al establecer de
nuevo, dentro de estos campos, la im p o rtan : ia de los principios
racionalistas al lado del em pirism o anterior. Pero la reafirm ación
del racionalism o no asegura su uso correcto, así como el uso de
métodos em píricos no garantiza que sus hall<izgos serán correctos.
Los mayores beneficios de los análisis estruc tjurales (de las estruc-
turas mentales) provienen de los prim eros nii < v eles del análisis, los
considerados más superficiales por los estruc turalistas. A medida
que los modelos creados trazan nuevas transfi ormaciones en estruc-
turas más profundas, se vuelven más general <ís. Esto no carece de
propósito en sí m ismo; pero los modelos res ^ ltantes son cada vez
más el producto del m arco m ental previo c el propio analista y
menos del producto de la historia de una conftunidad en el mundo
externo.
U n m ito extraído de un inform ante boror<> singular y luego de
varios de sus compañeros de tribu nos perrn <te establecer algunos
elementos de la estructura derivados directamjiente (teniendo siem-
pre presentes los errores empíricos que se co meten en la recolec-
ción de tales datos) de la actuación individu al Cuando se compa-
ran estos modelos con los de otras tribus a m azónicas, vernos que
hay más variaciones; y buscamos regularida jl es y llegamos así a
niveles de generalidad más profundos, como 1| clasificación de con-
juntos contrastantes corno representativos de un contraste de “cul-
tura-naturaleza”, o un contraste de “pureza-ím pureza”, o un con
traste de “nosotros-ellos”. Cuando hacemos ejsto, nos alejarnos del
universo demográfico-social p articu lar; y por a misma razón alcan-
zamos un nivel de profundidad que se vue< ve incierto desde el
punto de vista metodológico. Porque este pr ocedim iento nos per-
m ite an alizar, pero no prepara un terreno s<ilido para la síntesis,
LO MENTAL l g.9
es decir, para un retorno a lo específico. Por e ■emplo, podem os
reducir a un m odelo com ún una fábu la p atriótic .i norteam ericana
y un mito bororo, pero una vez que lo hayamos h echo no estaremos
seguros de que el modelo nos ayudará a construí r un m ito nuevo
que resulte aceptable para una com unidad num erosa. U na razón
im portante de esta debilidad sintética es el hecho de que las es
tructuras mentales no se refieren sólo a los sistem as nerviosos in d i
viduales sino tam bién a las unidades de operació. i sociales de una
clase u otra. La selección y la evolución de part< ís y sus recom bi
naciones y transform aciones particulares dentro d^d contexto social
están dirigidas por factores que operan como v ariables sociales
cuyos vehículos son sistemas nerviosos humanos. Las estructuras
mentales de las unidades de operación son construcciones sociales.2®
Estas construcciones se realizan en el contexto d e las sociedades
reales y confrontan problemas reales de sup erviv m cia y readapta
ción dentro de una mezcla de fuerzas y de fact ores ecológicos y
sociales. La conjunción específica de estas fu er zas en cualquier
punto es raras veces pronostica-ble para el parí icipante, aunque
esté fam iliarizado con gran parte de lo que haya ocurrido antes
en esa sociedad y en contextos sim ilares; sin algiín'a teoría de esa
conjunción, sólo podrán intentarse acerca del re íultado las clases
de síntesis más generales.
Así pues, para resolver el problem a de la sínt esis debemos estar
dispuestos a utilizar estructuras m entales siem pre q ue parezcan ú ti
les, y no necesariamente en la form a que h a sido más p op u lar
entre los estructuralistas inclinados hacia la genética, la búsqueda
de modelos más profundos. Quizá podamos fo rm ula r hipótesis in
teresantes acerca del origen ú ltim o de los model ■as mentales, pero
el hombre basa sus decisiones en modelos estruct urales más inm e
diatos y “superficiales”; y en efecto, es probable que los modelos
n uevos deriven menos de niveles estructurales hi p otéticos más pro
fundos que de las semejanzas y los contrastes b i narios inm ediat a
mente precedentes. Porque cualquiera que sea la verdad acer ca de
los niveles más profundos del estructuralism o, también es cierto
que el hom bre produce de continuo diferenciacio oes binarias basa
das en lo inm ediato, con inclusión de preceptos y conceptos inm e
diatos. Sobre esta base, el hom bre segmenta lut ;go, recom bina y
elabora en form a binaria, logrando productos c ue pueden tener
una apariencia extraordinariam ente simple pero ocultan una his
toria tortuosa de construcción social y m ental, tanto consciente 29
29 Véase Berger y Luckmann, 1967.
200 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M UNTALES
como' inconsciente.30 A quí el argum ento bási s:o es que, para fines
d el. análisis, debemos distinguir lo m ental de lo energético extra
in d ivid u al (es decir, exterior a cualquier ind íviduo particular, no
exterio r a todos los individuos), y además d ebemos distinguir el
contexto social. particular, es decir, la unidad de operación y sus
problem as de adaptación, dentro de la cual están ocurriendo es
tructuras m entales específicas. Esto nos perm i te identificar los fac
tores ecológicos y sociales que confluyen ccn ciertos fenómenos
mentales.
Si recordamos que nuestra distinción m en' al-energctica fue p u
ram ente metodológica, entenderem os que los fenómenos mentales
tienen tam bién un carácter fundam entalm eníe energético; después
de todo, form an parte del individuo que lo;i experim enta. Están
integrados p o r elem entos energéticos, y el “significado" que tienen
es sólo el modo como un in d ivid u o vu elve c i nsciente y potencial
m ente. exterioriza la in fo rmación organizada con los componentes
de su sistema nervioso y de acuerdo con la composición estructu
ra l de. ese sistema. P or lo tanto, las estruc iuras m entales y sus
elem entos -de inform ación componentes están sujetos a procesos de
selección n atu ral como cualesquier otros procssos energéticos, y sólo
podem os suponer que tales procesos de selecci ón están funcionando
continuam ente dentro del individuo, y dent ro de la sociedad no
sólo dentro de cada unidad de operación sino tam bién entre dichas
u nidades. Dado que todos nuestros pensam; .entos se form an por
tales contrastes y sirven para fo rmar otros, n os vemos fluctuando
entre un extrem o (o extrem o aparente) y el o tro. Cuando las cosas
se ponen. dem asiado ruidosas, queremos sile si cio; cuando trab aja
mos mucho, queremos descanso; cuando cosnemos mucho, quere
mos d eja r de hacerlo; y así con todo lo que hacemos. Hay dema
siado,. luego muy poco, y fluctuam os. Cada unidad de operación
realiza sus actividades con ritmos específicos. La unidad doméstica
está. dom inada por el ciclo de veinticuatro horas, la com unidad
p o r el ciclo -a nual, el sistema político nacion;d de los Estados U n i
dos por el ciclo presidencial de cuatro años, y así sucesivamente.
Cada uno de estos ciclos contiene puntos de extrem os en un
continuo. - • ■■
La naturaleza de la relación entre lo que llam o aquí lo “men
ta l” y' 1o ■“energético” tam bién h a recibido la atención de Lévi-
Strauss. En un ensayo de 1972, sostiene qu e el proceso de codifi
cación del que es capaz la mente es esencialm ente coherente con
so v é a s e L é v i-S tra u s s , 1966, p p . 6 6-74 ; 1972, esp. p ll.
LO MENTAL 201
la estructura del resto del m undo. “Porque la h aturaleza parece
cada vez más dotada de propiedades estructural es sin duda más
ricas, aunque de la misma clase, que los códigos e structurales donde
las traduce el sistema nervioso, y que las p rop iedades estructurales
elaboradas por el entendim iento para regresar, en la m ayor m edida
posible, a las estructuras originales de la realid; id.” El valo r del
reconocim iento de esta correspondencia e interacción para Lévi-
Strauss reside en el hecho de que le perm ite e limin ar “la amenaza
de regresar a alguna clase de dualism o filosófico’ .31
A un q ue simpatizo plenam ente con el deseo de Lévi-Strauss de
eludir la metafísica, confieso que no estoy segur o de que no sea
prem atura su inclinación a identificar correspon dencias entre los
procesos estructurales de la m ente (en los que in tluye Lévi-Strauss
los procesos sensoriales y cerebrales) y las características estructu
rales del m undo externo. A u n si aceptamos que tiene razón Lévi-
Strauss acerca de la naturaleza de estos procesos elem entales (una
cuestión sobre la que no puedo opinar), el aspect a más im portante
del análisis estructural no reside tanto en esta,t fases originales
como en la aplicación de patrones m entales (estr u cturales) elem en
tales a fenómenos externos mucho más com pli r ados. Las corres
pondencias sugeridas por B rent B erlin y Paul K aLy 32 entre la apa
rición p rim itiva del blanco y el negro corno tér minos de colores
básicos y los sonidos /a/ y /p/ resultan sugerentes a este n ivel ele
mental; pero se aclararán escasamente los interro; gantes planteados
acerca de la dicotom ía existente entre la natureleza y la cultura
o entre el comunismo y el anticom unism o si bus :amos la clase de
estructuras ecológicas indicadas por Lévi-Strauss.
El problem a no reside en el argum ento in m e d i ito propuesto por
Lévi-Strauss sino en sus ram ificaciones u na vez a ;:eptado. En esen
cia, Lévi-Strauss sostiene que las estructuras ment ales pueden cons
truir modelos como sucesos energéticos porque la estructura in trín
seca del proceso m ental form a parte de la est r uctura intrínseca
del resto del m undo energético. La ú ltim a parte de este enunciado
es enteram ente aceptable, pero la causa propuests i aparece dudosa.
T a l causa nos llevaría a suponer que todas las construcciones de
la cultura son en algún sentido una reconstrucciós i de la estructura
del m undo real. Si así ocurriese, no necesitarí amos una ciencia
especial de la cu ltu ra ni un área de estudio lla m ada “estructura-
lismo”. R esulta d ifícil encontrar una analogía e x acta para la p ro
si Lévi-Strauss, 1972, p. 22.
32 Berlin y Kay, 1969, pp. 104-110.
202 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y M ENTALES
posición, pero se asemeja un poco al argum >m to de que la cons
trucción de la cultura sigue los principios de la herencia biológica.
Si eso es cierto, será sin duda im portante y elim inará gran parte
del trabajo de la antropología cultural. Pero resulta por lo menos
muy cuestionable que las propiedades estrut :turales de la mente
tengan capacidad para rep rod u cir el m odelo del átomo sin reque
rir que el investigador se em barque en una reconstrucción de la
historia de la ciencia.
C ontra la propuesta de Lévi-Strauss, yo sostendría que nos resul
taría más ú til el estudio estructural si exam in amos la relación que
existe entre cualquier transform ación o modelo estructural y la
situación am biental y vital inm ediatam ente a :aterior; si vemos que
las condiciones antiguas se reflejan en los usos actuales, ello se
debe al hecho de que todavía tienen un sigo ñficado sim ilar o es
tructuralm ente paralelo al significado existente en su génesis.
Como sugerí antes, no se trata de buscar 1 ts condiciones de la
génesis original, sino los principios de una re generación constante.
En virtu d de que las distinciones binarias está n operando de conti
nuo y form an parte de la vida diaria, conve ndría encontrar con
juntos de m etavalores a los que p ud ieran referirse todas nuestras
clases de valores o un con jun to im portante de ellas, una descrip
ción más am plia que se les aplique o de la que sean casos espe
ciales. La dicotomía naturaleza/cultura de l . évi-Strauss y el con
traste pureza/peligro de M ary Douglas nos proveen de metaclases
en las que podem os ver muchos sucesos etnográficos actuando en
una form a sistemática y ordenada. Por supues to, los objetos y actos
particulares así clasificados pueden variar gr andemente, aun den
tro de una sociedad pequeña. La distinción y o /otro, que es obvia
mente fundam ental para el estudio de la psi eología social y de la
cultura, así como para todo análisis de la o: "ganización social, es
común a todas las sociedades.
En el contexto actual existe tal distinción, la de control/fuera
de control, que parece actuar como una m etaclase para muchas
clases que se han sugerido en la literatu ra etnográfica, además
de haber sido exploradas en los análisis comjaarativos. En los ú lti
mos días de la preparación de este lib ro puOe exam inar treinta y
tantos ensayos referentes a la etnografía del poder en las áreas de
Oceanía y el Nuevo M undo.33 T ras de p la ititear el interrogante
33 Estos ensayos se presentaron en la reunión de IS74 de la Asociación Nor-
teamericana para el Avance de la Ciencia, en San Francisco, y ahora están
siendo preparados para su publicación por Raymond Fogelson y el autor.
LO MENTAL 203
de su conform idad a una clasificación de control fu e r a de control,
se hizo cada vez más evidente que las principal es clases binarias
observadas en el contexto del interés por el pode r descansaban en
la ecuación del control relativo. Las clases de val ores, así como las
cosas o los tipos específicos de cosas, se orden c ron en términos
de su controlabilidad relativa, su accesibilidad r i lativa a la mani-
pulación hum ana. Entre las mencionadas se e n contraban las si-
guientes (el control relativam ente mayor se indic a por la prim era
clase mencionada):
orden desorden
puro impuro
natural sobrena tural
seguridad peligro
humano sobrehumano
pronosticable impronosticable
familiar desconocido
conocido desconocido
claro ambiguo
observancia de la etiqueta inobservancia de la etiqueta
cultura naturaleza
lugar central periferia
responsabilidad irresponsabilida d
entendible incomprensible
relaciones sociales ostracismo
creencia incredulidad
racional irracional
etcétera. La lista no es interm inable, pero sólo está lim itada por
la im aginación y la capacidad de com paración d el hom bre. Debe
mos recordar que éstas son clases de valores en 1a s que se colocan
diversos objetos e individuos, así com o com portam ientos específi
cos. La represión de las mujeres en las sociedades de las m ontañas
de Nueva G uinea agrupa varias de estas clases p ;ira indicar cuán
completamente im pronosticables y poco confiables son las m ujeres
(desde el punto de vista de los hombres).
No se requ iere mucha im aginación para concebir la calidad
fundam ental del control en el m undo m ental del hom bre. Las
nociones de amenaza, escasez y choque reflejan u na falta relativa
de control por parte del actor. No parece im prob cible que, si que
remos alcanzar las clases de m etavalores básicos a(plicables a toda
la hum anidad, tales clases deberán re fle ja r esta cuestión funda-
mental, que por cierto constituye el interés central del poder social.
204 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
En el estado actual de nuestra ignoranci a son infinitos los te-
mas que podem os exp lorar; sin embargo, q uiero term inar la dis
cusión de los valores y las estructuras m ental es con la exploración
de algunas proposiciones y esfuerzos ilustra tiivos que buscan regu-
laridades entre lo energético y lo m ental.
D. A l g u n a s r e g u l a r id a d e s m e n t a l :es -e n e r g é t ic a s
Debemos reconocer desde el p r incipio que l os valores de un ind i
viduo pueden cam biar en respuesta a factores energéticos existentes
dentro del organismo y en el ambiente. E 11 lo que sigue no me
ocuparé de los prim eros. En el contexto dea. conjunto de la socie
dad, el funcionam iento del organismo hu mano in d ivid u al a este
respecto tiene claram ente una im portanci a secundaria y, aun si
fuese decisivo, es probable que sea muy imprevisible.34 En todo
caso, ese tema escapa a los lím ites del presen te ensayo que se ocupa
de la relación entre el campo energético e x terior y las unidades
sociales que se m ueven en el interior.
Consideremos entonces la proposición d ¿ que la inclinación a
cam biar un m odelo m ental y sus proyecci ones relacionadas en el
m undo externo varía con la consistencia pravia experim entada por
el actor con respecto a su capacidad para ejercer control y poder.
Esta posición sostiene esencialm ente que el control y el poder del
individuo, su postura de adaptación en u n mom ento dado, refle
ja rá n cierto grado de consistencia en esas m arterias o algún cambio.
Es la variación de la consistencia, no nece tariam ente la cantidad
absoluta de control, lo que desempeña el papel p rincipal en la
determ inación de los cambios de las estructuras mentales. La con
sistencia no debe entenderse como alguna especie de constancia
inerte; puede ser una tasa de crecim iento regular, o una declina
ción regular, o u na oscilación regular; p u <íde ser cualquier clase
de consistencia que perm ita pronosticar lo q ue ocurrirá y el ajuste
34 Me han convencido los argumentos de G. L,owell Field y John Higley,
quienes sostienen que “El comportamiento de las personas influyentes resulta
poco claro e imprevisible por ahora; tal compo tamiento contiene siempre
suficientes elementos de arbitrariedad, capricho, o mera ausencia de una ex
plicación obvia, para colocarlo permanentemente fu era de toda teoría de pro-
nóstico preciso”. (Field y Higley, 1973, p. 3. Reparxjducido de Elites and Non-
Elites: The Possibilities and Their Side Effects, e:i:>n permiso de Mss Module
Publications.) Esta postura se aplica sin duda a u r a teoría de la clase presen-
tada aquí; sin embargo, yo me inclinaría a pensar que una teoría de esta
arbitrariedad sería posible pero constituiría una Jarea separada.
LO MENTAL 205
del com portam iento de adaptación a tal suceso. Si tal regularidad
cambiara, los modelos mentales cam biarían para m anifestar dife-
renciaciones binarias, y en algunos casos (como en ilas í¿*inversiones
• >j
que exam inaremos más adelante) para crear co h trastes efectivos.
¿Qué se puede decir si la situación de poder ^ de control está
sujeta a fluctuaciones irregulares pero continuas? Presum iblem en-
te, los elementos mentales reflejarán este hecho, pero es posible
que los actores encuentren una regularidad en lias fluctuaciones
mismas que perm ita una adaptación nueva con las posibilidades
de pronóstico correspondientes.
O tro factor es el grado de rapidez del cambio de control o de
poder que puede afro n tar un ind ivid u o o una u n idad. Cuando el
cambio es abrupto, se refleja rá en una m odificación aguda y abier
ta de la proyección de los valores. En efecto, lo :> valores pueden
cam biar con tanta rapidez como el sistema de poder y control.
Pero otra vez, las clases más generales de valore e experim entarán
un cambio menor, y las clases más específicas ca mbiarán en m ayor
grado.
Los cambios de esta clase han recibido recien temente el nom
bre de “inversiones simbólicas” y pueden ilustraese por las conse
cuencias de la decisión adoptada en 1954 por 1a Suprem a C orte
de los Estados Unidos acerca de la integración r acial de las escue
las.35 En los años inm ediatam ente siguientes, se escuchó cada vez
más la expresión “Lo negro es herm oso”, en contraste con las aso
ciaciones de valores preponderantes en la socieda< 1 norteam ericana
dominada por los blancos y orientada hacia lo blanco; el cambio
reflejaba el hecho de que la población negra h rbía recibido un
poder delegado del gobierno federal y que pod: a usarlo a nivel
local para lograr una educación m ejor; y reflejab a también la po
sibilidad de que este ligero increm ento pudiera generar aumentos
nuevos si 1a población negra hacía un esfuerzo serio para obte
nerlo. U no de los conductos principales para la i v iciación de cam
bios intencionales en una sociedad (independiente: "tiente de su éxito
final) es la insistencia en una profecía que se re aliza a sí misma.
Esto no difiere mucho de “la g ran m en tira” prac íicada por la dic
tadura nazi bajo su m inistro de Propaganda G oebbels, ni de la
noción de que el papel de la ciencia en el estudio de la sociedad
es “hacer h istoria’’, no sólo estudiarla. En todo c aso, tal cambio es
una inversión del ordenam iento sim bólico ante rior. En la grá-
35 Bro un v. Topeka Board of Education. Este aspect > de las inversiones
simbólicas se explora más extensamente en mi próximo artículo, “Power Cor-
relates of Changes in Symbols”.
LO MENTAL 207
fica 12 se advierte que ha cam biado el signo de pe >der del gobierno
hacia los negros; gracias a este cam bio de poder, que los dotó de
cierto p o d er delegado, los negros in virtieron luego los signos de su
apreciación relativa de las cosas negras y las cosa; blancas.
Lo que acabo de describir difiere poco del or denam iento con
trastante otorgado a ciertos símbolos críticos, o “ diacrítica” (en la
term inología de Fredrik B arth), que marca las fr onteras existentes
entre dos sociedades o unidades de operación q ue tratan de con
servar su p rop ia identificación individualista. Algunos estudiantes
universitarios de los Estados Unidos usan algo, a m enudo un an i
mal, como sím bolo de su universidad, y tal cosa contrasta con los
símbolos usados por otras universidades rivales. U n estudiante co
locará su sím bolo p articu lar por encim a de todas las otras u niver
sidades. Dado que esto ocurre en cada una de 1as universidades,
todo caso específico es una inversión del ordenam ie nto de cualquier
otro caso particular. Las banderas nacionales pueden considerarse
de un modo semejante, como ocurre también coe los símbolos re
presentativos de cualquier unidad corporativa o ce alquier otra uni
dad que se encuentre en alguna posición de com petencia con otra.
Puede observarse que las inversiones sim b óli :as contrastantes
marcan fronteras claras en las relaciones sociales, ya sea en el es
pacio o en el tiempo. Yo d iría que tales inver siones m arcarán
siempre algunos cambios en la estructura de po c er, independien
temente de que ya se hayan realizado, se encuentren en proceso, o
se proyecten. Desde el p un to de vista de una u n id ad de operación
dada, las inversiones serán im portantes para su supervivencia, en
el sentido de conservar su identificación y evitar la confusión o
asimilación con otras unidades.
De paso podemos observar que la inversión rev ela, quizá m ejor
que cualquier otra cosa, el carácter esencialmente b inario del ord e
namiento básico. Sin embargo, la m ayoría de loe cambios de va
lores im plican más que una simple inversión de os elementos o r
denados: m odifican el ordenam iento, de modo q 't e los elementos
pueden aparecer o desaparecer, subir o bajar, mej ■ara r o em peorar.
La adaptación de una sociedad, o cualquier u nidad de opera
ción, con su ambiente, continuará m ientras perin anezcan constan
tes los insumos y los productos. Esto es cierto sin duda, porque es
algo tautológico y trivial a la vez. Pero como tautología llam a
nuestra atención sobre el hecho de que “la consi;>tencia de la ex
periencia” antes m encionada se refiere a la adaptación, y que la
relación de los cambios m entales con los cambio r experim entales
forma parte de la respuesta de la unidad de operación ante nn
208 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MI NTALES
cam bio del ambiente. Las imágenes m entales son un componente
im portante de la toma de decisiones, porque g! an parte de la adap
tación de una unidad ocurre en térm inos de tales imágenes. A quí
lo im portante es que, con el cam bio de las i m ágenes, se m odifican
ciertas consecuencias de toma de decisiones; esto puede alterar la
capacidad de respuesta futura. Si la adaptación es la “capacidad
para responder'',36 las estructuras mentales d id hom bre fija rá n lí
mites claros a su adaptación, y el hecho de que tales estructuras
cambien por pasos binarios significa que con frecuencia no se pue
den alterar para tom ar en cuenta el cambio real ocurrido en el
am biente. Los cambios binarios particulares pueden aproxim arse
a algo apropiado al cam bio del control, per! > también es posible
que cam bien la imagen a algo muy diferente y mal adaptado. En
la cu ltu ra de los Estados Unidos, se contrasta “p erd er el control”
con “conservar el control". Im pulsado por la frustración de su in
capacidad para m odificar el am biente en la form a que desea, un
hom bre puede cam biar de “conservar" a “per :3er" su control cuan
do tal cosa resulte poco apropiada p ara la situación, de modo que
se generará una nueva pérdida de control re al, lo que a su vez
restringirá más aún su capacidad p ara actuar.
La tautología es tam bién trivial, pero su trivialidad es igual
m ente ú til porque llam a nuestra atención sc bre el hecho de que
pocas sociedades conocidas p o r el hom bre m c derno han disfrutado
esta clase de existencia de estado estable, y n inguna sociedad com
puesta de hombres m odernos podrá p reten der que la ha experi
mentado. En consecuencia, es posible que sea cierto el principio
general que acabamos de enunciar, aunque sn utilidad puede tener
un interés más teórico que práctico o em pírico. Pero su virtu d
reside en el hecho de que llam a nuestra atención sobre ciertas áreas
específicas del enfoque si nos interesa la rel a ción que existe entre
el m undo m ental y la experiencia física.
Podemos concebir que la adaptación, como “capacidad para res
p o n d er”, ocurre a diversos niveles. Bateson , seguido y am pliado
por Slobodkin, ha propuesto que la adaptarión a las perturbacio
nes o los cambios del am biente siguen una ser ie de respuestas, cuan-
as Slobodkin, 1968, p. 197. En realidad, dice Slob odkin: “En términos fun
cionales, podemos pensar que la adaptación altera a capacidad para respon
der, en lugar de constituir una respuesta.” (Reproducido de Population Biology
and Evolution, comp. Richard O. Lewontin, con pec;miso de Syracuse Univer-
sity Press.) Sospecho que Slobodkin estaría de acue1do en que la “alteración
de la capacidad para responder” es sólo el uso verbal; un estado dado de la
adaptación puede depender sólo de su capacidad y no de una alteración de
tal capacidad.
LO MENTAL 209
do el tiempo lo perm ite, de modo que los m iem bros de u na pobla.:
ción tratarán en prim er térm in o de ad ap tar su comportam iento; si
eso no da resultado, em pezarán a h acer cambio; ¡ fisiológicos; y
si eso tam bién fracasa, la población experim entará cambios gené
ticos.37 Cada uno de estos “niveles” es progresiva m ente más “p ro
fun d o”, requiere más tiempo, resulta más d ifícil do alcanzar y más
irreversible si se logra.
Bateson h a observado tam bién que, en contras; :e con la in fo r
mación, los valores son imágenes que nos dirigen en nuestros es
fuerzos por adaptarnos a nuestro am biente^8 Si si am biente no
parece conform arse a los valores, tratarem os de r eform arlo para
que se ajuste a la form a de la imagen. En cam bio la - inform ación
está integrada por elem entos am bientales que sirvo n para cam biar
nuestras imágenes. No es sorprendente entonces l a afirm ación de
que, si el am biente corresponde ya a nuestras im ágenes, no trata
remos de cambiarlo. En cambio, si el am biente no nos parece apro
piado, nuestras imágenes nos orientan hacia la clase de ordena-'
miento que discutimos antes. El ordenam iento d e los valores de
las unidades de operación evoluciona gradualm ent e a través de la
experiencia con lo que parezca — dentro del contexto pertinente—
funcionar m ejor con respecto a algunos elem entos particulares del
ambiente, es decir, en situaciones particulares. M ientras el com
portam iento sea coherente con ese ordenam iento, y m ientras el
am biente parezca responder apropiadam ente al esfuerzo, no cam
biarán los valores.
El cambio en tales sistemas ideales de estado estable se indica
por el hecho de que los esfuerzos tendientes a con! ro lar las formas
energéticas se vu elven menos eficaces o de p ronto pierden tóda su
eficacia. La ineficacia, esta incoherencia entre la i dea m ental y el
desempeño energético, puede generar entonces d i tersas respuestas
individuales, pero la adaptación consiste en la selección de las
respuestas que nos perm iten con tin uar respondieoido al am biente
en alguna form a eficaz a pesar del cambio.
Consideremos una imagen de espejo del mod 2lo de Bateson-
Slobodkin de niveles de respuesta a las p ertu rb aciones del am bien
te y concibamos u na diversidad de clases de va! or que difieren
en el grado de su generalidad, es decir, en el núms sro de subclases,
objetos y actos que pueden incluirse en ellas. Poctría considerarse
que las clases muy generales de gran alcance, como l as de “el b ien ”,
a? B a te s o n , 1972, p p . 346-363; S lo b o d k in , 1968, p p . 194 ys.
as B a te s o n , 1966, p . 42.
210 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y SIENTALES
o “la virtu d ”, son relativam ente profundas m ientras que las de
alcance más lim itado, como “una bebida frí ', son menos profun-
d as. U na serie así, de lo más específico a 1d más general, sería la
siguiente: este vaso d e cerveza que estoy tom ando — vasos de cer-
veza - cerveza — bebidas alcohólicas — bebidas — bienes de
consumo — productos orgánicos procesadoi — productos manu-
facturados — bienes — u tilid ad — . . . y, d e pendiendo del sistema
de valores, quizá el ú ltim o elem ento sería £1 bien o el mal. (No
debemos introd ucir aquí la noción de “niive l sin hacer referencia
a algún caso em pírico específico, porque s1(guram ente nos im pli-
caría en alguna clase de taxonom ía.)
El cam bio de los valores se realizará de xjin modo sim ilar al de
los niveles de Bateson-Slobodkin. Prim ero las respuestas a las
alteraciones del am biente generarán algunos cam bios en los valores
más superficiales. Si esto no funciona, se debilitará la clase de
m ayor alcance. Por ejem plo, si descubrimos que la cerveza de la
m arca A darns, que antes nos gustaba, se e (tá deteriorando, cam
biamos a otra marca; pero si todas las ccrve as empiezan a caernos
m al, ensayamos el vin o; cuando esto tambié :a fracase, quizá proba-
remos una bebida no alcohólica, y así sucesi ■tamente. Es obvio que
no podemos proceder indefinidam ente haci a las clases más gene-
rales, porque m oriríam os.
Así pues, las clases más generales cambia n con m ayor lentitud
que las más superficiales. Esto no ocurre sol o porque los cambios
rápidos se opondrían a la adaptación, corno en el caso que acaba
rnos de citar, sino porque las clases general a s no sólo son m ás am-
plias sino que tam bién se yuxtaponen. A l g unas cosas específicas
como los bienes de consumo pueden perte jiecer a una clase más
am plia de bienes básicos y a una clase más am plia de cosas boni-
tas. La jerarq u ía de valores no es una serie de pirám ides separadas,
sino una serie de pirám ides yuxtapuestas c ue perm iten clasificar
objetos y actos particulares en clases difere n t es, más generales. Los
cambios de las clases más generales ocurren más lentam en te, pero
lo hacen en form a regular. Es probable que el proceso más común
sea la elim inación gradual de subclases e: pecíficas, u objetos y
actos específicos, de la clase más general. P (!)r ejem plo, “la v irtu d ”
solía ser una clase de v a lo r am plia y bien r (^conocida en 1a cultura
occidental, pero a través de los años (supongio que sobre todo desde
el inicio de la R evolución Industrial) se n erosionado gradual-
mente los elementos específicos de lo que se clasificaba com o vir-
tud. Las subclases tales como la frugalidad, la castidad, las buenas
obras y la honestidad, han abierto paso al m undo cam biante de la
LO MENTAL 2ll
e x p e r ie n c ia y h a n t e n d id o a p a lid e c e r y fr a g m e a ta rs e , d e m o d o
q u e a lg u n o s e le m e n to s d e la c la se s ig u e n s ie n d o o b s e r v a d o s p o r
u n id a d e s d e o p e r a c ió n e sp e c ífic o s , p e r o e l c o n ju n í o de la c la se n o
se o b s e r v a a m p lia m e n t e e n la a c t u a lid a d . P o c o s e n 'e e n d e ría n d e q u é
h a b la m o s si p id ié r a m o s q u e u n a n a c ió n a c tú e e n f o r m a v ir t u o s a .
L a p r o f u n d i d a d d e la c la se d e v a l o r a f e c t a d a p o r lo s c a m b io s
o c u r r id o s e n e l m u n d o e n e r g é tic o r e f l e j a r á h a s t a c ie r t o p u n t o e l
g ra d o d e p e r t u r b a c i ó n g e n e r a l d e l a m b ie n t e fa m ií ia r . E n e s te s e n
tid o , e n t r e m á s g e n e r a l o p r o f u n d a sea l a c la se , m ás e s t r u c t u r a l
s e rá p a r a n u e s tr a s s o c ie d a d e s y u n id a d e s d e o p e r a c ió n ; es d e c ir ,
m á s d i f í c i l n o s r e s u lt a r á su c a m b io . Es p r o b a b le q u e p u e d a d e c i
d ir c o n escasa v a c ila c ió n si to m a r é a h o r a u n t r a g o d e c e rv e z a ; es
m ás d i f í c i l la d e c is ió n d e r e n u n c i a r p a r a s ie m p r e a to m a r c e r v e
za; m á s d if í c i l a ú n la d e c is ió n d e r e n u n c i a r p o r c o m p le to a l a l
c o h o l; y así s u c e s iv a m e n te .
P o r c ie rto , n o h a y r a z ó n p a r a p e n s a r q u e e l o 7 d e n a m ie n t o p a r
t ic u la r d e u n c o n ju n t o d e v a lo r e s r e f l e j a r á e l g r a d o d e p r o f u n
d id a d . Es d e c ir , p o d e m o s c o lo c a r l a p o s e s ió n d e u n a u t o m ó v i l
n u e v o e n u n lu g a r m u y a lt o d e n u e s t r a li s t a d e p r e fe r e n c ia s e n
a lg ú n m o m e n to ; p e r o e s to es m u y e s p e c ífic o y e st á s u je t o a c a m
b io s e n m e d id a m u c h o m a y o r q u e u n v a lo r d e m e n o r r a n g o , d ig a
m os la t r a n q u i li d a d (o l a e x c ita c ió n ) , q u e s e a m u ch o m ás g e n e r a l.
A l o r d e n a r lo s v a lo r e s d e b e m o s r e s p o n d e r a lo s e le m e n to s c o n o
cid o s e x is te n te s e n e l a m b ie n te , lo s q u e e n c u a lq u ie r m o m e n to d a d o
p u e d e n s e r u n a m e z c la d e c la se s d e e s p e c ific id a d m a y o r y m e n o r .
■ O t r a r a z ó n p a r a q u e c o n s id e re m o s q u e la s d a s e s d e v a l o r g e n e
ra le s c a m b ia n m á s le n t a m e n t e q u e la s clases e s p e c ífic a s se r e la c io n a
con la d is c u s ió n a n t e r i o r d e la s lim it a c io n e s d e lo ¡ ¡ e le m e n to s t a x o
n ó m ic o s. S i e x is te n c la se s d e v a lo r e s e n u n e s q u e m a ta x o n ó m ic o ,
p o d e m os e s p e r a r u n a t a x o n o m ía g r u e s a d e la s clae es, d e m o d o q u e
p o d r ía e x is t ir a lg ú n c o n ju n t o b á s ic o q u e , p a r a e l f iló s o fo así i n c li
n a d o , se e n u n c ia r ía a c u a lq u ie r n i v e l d e n t r o d e l i n t e r v a l o d e seis
o s ie te .39 D a d o q u e se s u p o n d r á q u e c a d a u n a d e ta le s c la se s i n
c lu y e u n g r a n n ú m e ro d e a c to s, es c la r a m e n t e m ás f á c i l c a m b ia r
e l c o n te n id o de l a c la se q u e lo s n o m b r e s d e la c fase g e n e r a l. P o r
39 Esto me recuerda a Platón, quien identificaba cinc<j tipos de virtudes:
sabiduría, temperancia, valor, justicia y santidad (Jowett, trad. 1937, I, 118,
Protagoras; p. 349 de la 3^ ed. de Jowett). En La Repúbl'ca, omite Platón la
santidad (Jowett, trad. 1937, I, 696, Libro IV; p. 453 de l r 3:.t ed. de Jowett).
Aristóteles se inclina mucho más en esto, como en much|is otras cosas, a las
distinciones binarias simples; la virtud se divide en lo m(kral y lo intelectual
{McKeon, comp. 1941, Nichomachean Ethics).
212 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
ejem plo, cam bian los cánones de la belleza, pero la belleza sigue
siendo una clase valiosa.
O tra generalidad que podemos postular acerca de los valores es
que, a medida que las u n idades de operación tienen más expe
r iencia) es decir, a rnedida que tengan que readaptarse con rnayor
frecuencia, su esquema general será tal que otorgará un rango ma
y o r a las clases de valor de mayor generalitlad y un rango m enor
a las clases de va lo r más específicas. Esto r sfleja el hecho de que
la experiencia demostrará de ordinario que ; el alto ordenam iento
de objetos y sucesos específicos se ve fru strado más a m enudo que
el alto ordenam iento de una categoría o el ase general. La clase de
valo r general puede perm anecer elevada porque puede satisfacerse
con diversos elem entos específicos, m ientras que de otro modo sería
continuam ente atacada por la experiencia desafortunada. Así pues,
el grado en que las clases generales se colo c uen por encima de las
clases específicas refleja la m ayor experien cia del individuo.
R esulta particularm ente interesante la re] ación que hay entre el
cambio de valo r y el poder. Como se ha so ¡ítenido reiteradam ente,
el poder es un aspecto om nipresente de las relaciones sociales;
tanto la decisión de ejercerlo, como la naturaleza específica de ese
ejercicio, deben corresponder siempre a algún ordenam iento valo-
rativo de los resultados potenciales.
A l revés de lo que ocurre con muchos aspectos de la cultura
form al, los cambios de las relaciones de pod er y de la experiencia
pueden ser muy repentinos. Estamos acost ambrados a considerar
los valores como cosas que tienden a ser p articularm ente tenaces,
pero ya hemos observado que esta tenacidad se relaciona proba
blem ente con su grado de especificidad. Sin embargo, hay muchas
cosas que pueden tratarse en térm inos específicos, y hay diferencias
claras entre varios objetos y actos específicos que pueden valuarse
m uy alto y no cambian fácilm ente. Así pue r, debemos buscar aquí
algunos otros factores. U no de ellos, quizá obvio pero im portante,
es el hecho de que las clases percibidas como particularm ente es
tratégicas p ara la capacidad de adaptación actual de la unidad
serán colocadas en rangos altos y en consec uencia serán resistentes
al cambio. Sin embargo, queda en duda la corrección de la apre
ciación del papel estratégico de algunos elem entos, lo que depende
en parte de la duración de la experiencia antes mencionada. Un
in d ivid u o debe aprender, si no es que in v enta en algún sentido,
lo que sea crucialm ente im portante para 1á supervivencia de una
unidad de operación.
No podemos pretender que este exam en general del área mental
LO MENTAL 213
y de los valores en p articular resuelva todos los problem as de sín
tesis antes mencionados; en efecto, yo d iría que tales problem as
no tienen solución en conjunto. N uestro exame n sugiere algunos
sentidos en los que el razonam iento del universo energético al
m ental aclarará nuestro entendim iento. En inversiones simbólicas,
invoqué el poder social como u n instrum ento in l ermedio, porque
conecta específicamente ambos universos. Esta conexión puede bus
carse tam bién en otras formas, m ediante cambios d el am biente que
quizá no im pliquen ninguna conexión intermedie r del poder. Dos
de tales casos son la regla de B ennett sobre el abandono de las
féculas y la Ley de Engel.
M. K. Bennett ha sugerido que un aumento d e1 ingreso de una
sociedad irá acom pañado de una dism inución de las féculas en la
alim entación diaria y un aum ento de un conjunto más am p lio de
alimentos. Bennett postula que el cambio constante que observó
en las prácticas alim entarias “presum iblem ente. . se basa en la
psicología hum ana, en una regla general de que las poblaciones
aum entarán la diversidad de sus alim entos cu ando puedan h a
cerlo”.40 No hay ninguna razón inm ediata para atacar esta ads
cripción m ental, pero conviene señalar que exi ste tam bién una
explicación que puede derivarse directam ente de la Segunda Ley
de la T erm odinám ica y del p rincip io de Lotka.
El argum ento de Bennett puede enunciarse e n los térm inos si
guientes: cuando un aum ento del ingreso anuncie, un aumento del
insumo energético de una unidad de operación, el producto cam
biará de tal modo que los alim entos feculentos, que tienen espe
cíficamente un alto contenido calórico pero se aroducen con un
costo de producción bajo en calorías, serán des plazados por a li
mentos que en sí mismos tienen un in tervalo m ucho más am plio
de valor calórico pero tendrán u n costo de proe ucción m ayor en
términos de energía. En el curso de la evolución cultural, la selec
ción n atu ral favoreció pronto a las poblaciones h umanas que con
taban con una alim entación suficientem ente v ariada para soste
nerse en los tiempos buenos y en los malos. Coi i la aparición de
las organizaciones estatales, los agricultores ru ra l es se convirtieron
en campesinos de subsistencia. A l mismo tiempo, se red u jo la di
versidad de los alim entos consumidos y aum entó la dependencia
frente a uno o pocos productores de muchas cal c rías con un costo
de producción bajo en energía. Dado que los ali mentos feculentos
corresponden a esta descripción, la dependenci a se centró cada
vez más en ellos. El aum ento de los costos energéticos asociado al
4° Bennett, 1954, p. 218; véanse también pp. 25-33.
214 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
desarrollo económico o a la m ovilidad social condujo a la apari
ción de una m ayor diversidad de alim entos que no dependían de
ningún aum ento en el insumo calórico p er cap ita (lo que también
p od ría ocurrir) sino sólo del aum ento del in sum-o energético en el
proceso de la producción de alimentos. D ado que existe un lím ite
superior al consumo de calorías posible en la alim entación hum a
na, un aum ento del insumo no puede increm entar indefinidam ente
la cantidad del producto calórico. Así pues, la consecuencia es un
aum ento del costo energético de la producci ón de alimentos. Esto
genera inevitablem ente un desplazam iento h acia la producción de
alimentos que requieran un insumo m ayor c e energía por un pro
ducto calórico equivalente p er capita; y esto se traduce en el aban
dono de los grandes productores de calorías con. escasa energía, en
aras de los alim entos de m enor producto cal <'rico relativo por uni
dad de insumo.
Este proceso general ha sido confirm ado 1 ecientemente para los
Estados Unidos en un estudio de Jo h n S. Steinhart y Carol E.
Steinhart. Entre 1940 y 1970, el m ejoram iento de la tecnología
agrícola perm itió un increm ento de la p roducción de alimentos
para el consumo. Sin embargo, el aum ento de los alimentos con
sumibles cuesta cada vez más energía en el proceso de produc
ción. D urante el periodo se elevó de menos de cinco a casi nueve
el núm ero de kilocalorías necesario p ara asam entar en una kilo-
caloría los alim entos consumibles. Los a u to r es observaron también
que se estaba nivelando la curva que relaci Dnaba estas dos varia
bles, de modo que se estaba aproxim ando al p unto en el que nin
gún avance tecnológico p erm itiría obtener más kilocalorías consu
mibles, cualquiera que fuese el aum ento del costo de producción.41
El principio más general que sigue este proceso puede enun
ciarse como sigue: a m edida que se desarrol ]a una sociedad, es de
cir, a m edida que aum enta el insumo de energía per capita, el
costo energético de la producción se increme en tará en relación con
el aum ento total del producto energético.42 Este principio puede
derivarse directam ente de la Segunda Ley y del principio de Lot-
ka,43 y puede observarse que no se aplica sólo al costo energético
de la producción de alimentos, sino tambi én en toda producción
ind u strial y agrícola .44 La razón fundam en tal de esto es que, en
41 Steinhart y Steinhart, 1974, pp. 310-311.
42 Adams, 1962, pp. 88-89.
4-3 Lotka, 1922a, pp. 148-149.
h Cottrell presenta claramente el caso de la agríe altura en su volumen pio
nero (1 955, cap. 7).
LO MENTAL 215
l a m a y o r ía d e la s clases d e p r o d u c c ió n , e l t r a b a jo h u m a n o p r o v e e e l
i n s u m o m á s b a r a t o e n t é r m in o s d e l a e n e r g ía ; a m e d id a q u e se
u t iliz a n o tr a s f u e n t e s d e e n e r g ía , d e b e a u m e n t a i* n e c e s a r ia m e n te
e l c o sto e n e r g é tic o d e la p r o d u c c ió n . D e b e a d v er t ir s e a q u í q u e
e sto se a p lic a a la s itu a c ió n d e l d e s a r r o llo , es d e c ir , c u a n d o a u m e n
ta e l in s u m o d e e n e r g ía p e r c a p it a , n o n e c e s a r ia m e n te a la s s it u a
c io n e s d e c r e c im ie n to d o n d e a u m e n t a l a b io m a s a si n n in g ú n in c r e
m e n to c o n c o m it a n t e p e r c a p i ta .
U n a t e o r ía e c o n ó m ic a c o n e x a q u e e n u n c ia r e l a cio n e s d e in s u m o -
p r o d u c t o es l a “ L e y ” d e E n g e l e n el s e n tid o d e q u e “ la p r o p o r c ió n
d e l p r e s u p u e s to d e u n c o n s u m id o r q u e se g a s ta e n a lim e n to s tie n d e
a d is m in u i r a m e d id a q u e a u m e n t a e l in g r e s o d e l c o n s u m id o r ” .45
C o m o o c u r r e c o n la s f o r m u la c io n e s d e B e n n e t t , se e n u n c ia a q u í
u n a r e la c ió n d e in s u m o - p r o d u c to q u e s ig u e lo s p r in c i p i o s e n e r g é
tico s b á sic o s. E l fe n ó m e n o d e s c r ito p o r E n g e l es a n a c o n s e c u e n c ia
d ir e c t a d e l h e c h o d e q u e el o r g a n is m o h u m a n o a>i u l t o d is f r u t a u n
e s ta d o e s ta b le t r ó fic o , c o n u n lí m i t e m á x im o d e co n s u m o p o r u n i
d a d d e tie m p o . U n a u m e n to d e l in g r e s o p u e d e in c r e m e n t a r lo s
costos d e lo s a lim e n to s , p e r o h a y u n lí m i t e a l a ca p a c id a d d e l ser
h u m a n o n o r m a l p a r a c o n s u m ir a lim e n to s . U n a' a m e n to c o n t in u o
d e l in s u m o e n e r g é tic o e n e l p r e s u p u e s to fa m il: a r d e b e g e n e r a r
n e c e s a ria m e n te u n a d is m in u c ió n r e l a t i v a e n l a p r o p o r c i ó n d e a l i
m e n to s . E x p r e s a d o en té r m in o s e n e rg é tic o s , el in d i v id u o tie n e u n a
c a p a c id a d li m i t a d a p a r a l a c o n v e r s ió n s o m á tic a d e la e n e rg ía . E l
h o m b r e s ó lo p u e d e a u m e n t a r l a c a n t id a d d e e n e rg ía c o n v e r t id a
e n su a m b ie n t e r e c u r r i e n d o a m e c a n is m o s d e d is p a r o q u e li b e r a n
e n e rg ía e x tr a s o m á tic a , es d e c ir , n o p r o v e n i e n t e d e lo s a lim e n to s .
T a n t o e n e l c aso d e B e n n e t t c o m o e n el d e E n g e l se e x a m in a n
c a m b io s o r ig in a d o s e n e l a m b ie n t e , es d e c ir, e n u n a m o d ific a c ió n
d e la d is p o n i b i li d a d d e p r o d u c to s a lim e n tic io s . E n a m b o s caso s
e stá i m p lic a d a la c a p a c id a d h u m a n a d e c o n s u m o : u n lí m i t e s o m á
tic o s u p e r io r q u e c o n s titu y e u n a s e le c c ió n n a t u r a ' a c e rc a d e c u á n t o
p u e d e c o n s u m irs e y , p o r lo t a n t o , a c e rc a d e l o q u e p u e d a c o n s u
m irse . L o s v a lo r e s c a m b ia n a m e d id a q u e c a m b i :i l a c a p a c id a d d e
p ro d u c c ió n ; p e r o l a c a p a c id a d d e c o n s u m o d ig e s tiv o p e r m a n e c e
a p r o x im a d a m e n te c o n s ta n te . E n a m b o s casos, e n c o n tr a s te c o n la s
in v e rs io n e s s im b ó lic a s e x a m in a d a s a n te s , lo s ca m b io s s o n le n to s
y p r o b a b le m e n t e in c o n s c ie n te s p a r a m u c h o s i n d i v i d u o s. P e r o t a n t o
estos casos c o m o la i n v e r s ió n s im b ó lic a r e f l e j a n c a m b io s e n lo s
45 h . S. Houthakker, 1968, p. 63. Reproducido de Txternational Encyclo-
pedia of the Social Sciences, Copyright @ 1968 por Crowell Collier and Mac-
millan, Inc., con permiso de Macmillan Publishing Co.
216 ESTRUCTURAS ENERGÉTICAS Y MENTALES
sistemas de valores, y tam bién reflejan el h echo de que la rapidez
del cam bio puede relacionarse estrechamen Le, por una parte, no
con el ordenam iento del valor sino con su p :rofundidad, y p o r otra
parte reflejan su especificidad, las conexiones directas que puede
tener con los elementos energéticos del m undo externo que están
sujetos a cambios del poder y el control.
O tro caso de cambios externos m uy estud iados, pero acerca de
los cuales sabemos sorprendentem ente poco en teoría, puede ad
vertirse en la secuencia de las promociones de rango que ocurren
durante el proceso de la m anufactura o l a producción (véase la
gráfica 10). Con la asignación original de r ;mgo a un recurso na
tural, hay en cada etapa d e la secuencia d e extracción y produc
ción una prom oción del valor adscrito al o! ajeto en cuestión. Los
econom istas han considerado esto como el “valor agregado” que
ocurre durante la m anufactura y el m anejo subsecuente del m ate
rial. En el sistema energético, se “agrega v alo r” cuando se gasta
energía en el posterior procesam iento o m anejo del objeto. Hay
.el costo energético de la producción y la en<;rgía del m aterial per
dido en todo proceso de conversión. Esta a dición de valor, equi
parada a la pérdida de energía, continúa h asta que el objeto en
cuestión llega al acto del consumo, en cuyo momento se degrada
su rango, quizá sólo a un nivel inferior, peo:o más probablem ente
hasta una exclusión total del sistema de o rd enamiento. La mayo
ría de las sociedades tienen una categoría de desecho total, que
excluye de toda consideración posterior al material degradado.
. Nicolas Georgescu-Roegen ve en esto el rr eollo del proceso eco
nómico: “El verdadero producto económico del proceso económi
co no es un flujo m aterial de desechos, sino > un flu jo inm aterial:
el disfrute de la vida.” Luego sostiene que “este flu jo — que, como
un sentim iento entrópico, debe caracteriza: la vid a a todos los
niveles— sólo existe m ientras pueda alim en tarse de continuo en
la entropía baja del am biente. Y si avanza :mos otro paso, descu
brim os que todo objeto de va lo r económico —ya sea un fru to re
cién cortado de un árbol, una pieza de rop a, un m ueble, etc.— ,
tiene una estructura m uy ordenada, o sea u na entropía b a ja ”.
“ . . .debido a la escasez p articu lar de la baja entropía am biental,
desde el p rincip io de la historia el h om bre ha tratado continua
mente de in vertir medios para absorber m ejo r la entropía baja. En
la m ayoría de los inventos del hom bre (aun que no en todos), po
demos ver una economía de entropía baja cada vez m e jo r”.4616
16 G e o rg e s c u -R o e g e n , 1973, p p . 4 2 -4 3 .
LO MENTAL 217
No está clara aún la clase de relaciones consis tentes que podre-
mos encontrar fin a lm ente, a través de la histo- ia de la cu ltu ra
humana, en tre el ordenam iento, el costo energét ico
i de la produc-
ción, la acum ulación de alta entropía, y otras fa i: etas de todo este
proceso de la ecología energética del hom bre.47 Hasta que conte-
mos con algunos estudios que se ocupen especí icamente de esta
cuestión, g ran p arte de lo que se dice (sin excluli r ni las observa-
ciones de Georgescu-Roegen ni este ensayo) debe t onsiderarse como
especulación. La antigua controversia occidental acerca de que la
mente o la m ateria sea el actor dom inante, co n o gran parte de
nuestro pensam iento m etafórico, es un instrum en to que nos man-
tiene en la ignorancia en lugar de ayudarnos entender m ejor
la Naturaleza que es el Hombre. Nuestras estruc iuras mentales no
surgieron independientem ente de su propia natu raleza energética;
pero tampoco es en algún sentido un m odelo p r■ <^existente el com-
portam iento derivado de la composición de esa naturaleza. Nues-
tro entendim iento putativo del m undo es nuestra propia invención,
pero una invención determ inada de algún modo por nuestra pro-
pia naturaleza.
47 Odum (1971) se ocupa de esta área en varios punto , en mi opinión de
manera muy poco satisfactoria. Aunque elude la metáfora de que el flujo
de energía es como el flujo de dinero (véase Parsons, 1963ji Odum se conforma
con un análisis basado en lo inverso, es decir, que el fluj o de dinero es como
el flujo de energía (cap. 6). También sugiere correlaciones de valor más obvias
(es decir, en términos de la energía potencial almacenada o en términos de los
costos de reposición de la energía o de la pérdida de ti empo en los sistemas
complejos; véanse pp. 155-156), pero no examina el modo en que los sistemas
culturales evalúan efectivamente las formas energéticas.
T e rc e ra P a r te
U N M O D E L O DE L A E V O L U C IÓ N D EL P O D E R
IX . E L M ARCO
G ran parte d e la e la b o r a c ió n r e c ie n t e d e m o d e lo ,5 te ó ric o s y c o n
c e p tu a le s d e l a e v o lu c ió n d e l a s o c ie d a d h a s id o r e a liz a d a p o r u n a
u n id a d c o o r d in a d a d e a n t r o p ó lo g o s p ro fe s io n a le s , l a m a y o r ía d e
lo s c u a le s h a n e s ta d o c o n e c ta d o s , e n u n a f o r m a u o tr a , c o n la U n i
v e r s id a d de M ic h ig a n o l a U n i v e r s id a d d e C o l u m b ia . M u c h o s d e
ta le s a n t r o p ó lo g o s p e r te n e c e n a l a p r i m e r a o la se g u n d a g e n e r a
c io n es d e d is c íp u lo s d e L e s lie 'W h ite o d e J u l i a n S te w a rd - L a p r i
m e r a g e n e r a c ió n d e p e n d ió m ás d e m a t e r ia le s e tn o g r á fic o s , m ie n tr a s
q u e la s e g u n d a , y en e fe c to u n a te r c e r a q u e a h o ra e s tá s u rg ie n d o ,
h a n t r a b a ja d o m á s co n m a t e r ia le s p r e h is tó r ic o s y n a t u r a lm e n t e
r e c o n o c e n la i n f lu e n c i a d e u n g r u p o d e in v e s tig a d o r e s m á s a m p lio .
. E l e s fu e rz o a c t u a l d e p e n d e m á s d e u n a b a se e t n o g r á fic a , p e r o
v e re m o s q u e r e c u r r e a m a t e r ia le s a r q u e o ló g ic o s p a r a la c o n f ir m a
c ió n d e a lg u n a s c o n c lu s io n e s b a s a d a s e n e l a n á lis i s d e l p o d e r , d e
o t r o m o d o e s p e c u la tiv a s . S in e m b a r g o , d e sd e e l p r i n c ip io d e b e q u e
d a r c la r o q u e to d o e l m o d e lo es u n a te o r iz a c ió n t a s a d a p r i n c i p a l
m e n te e n s u p o s ic io n e s d e d u c tiv a s d e r iv a d a s d e lo s p r i n c ip io s d e la
o p e r a c ió n d e l p o d e r y la s s u g e re n c ia s d e lo s d a to s p r e h is tó r ic o s e
h is tó ric o s . L a e la b o r a c ió n d e te o r ía , y a se a r e a li z a d a p o r lo s h is t o
r ia d o re s o p o r lo s c ie n tífic o s s o c ia le s , d e b e tr a z a r u a p a t r ó n de este
tip o ; la s d if e r e n c ia s t e n d e r á n a c o n c e n tr a r s e e n 1 a n a t u r a le z a d e
lo s e s tím u lo s q u e g e n e r a n p r o p o s ic io n e s e h ip ó te s is . N a d íe p o d r á
e n c o n t r a r e n t e r a m e n t e s a t is f a c t o r io e l m o d e lo q u e a q u í se p r o p o n e ,
n i s iq u ie r a y o m is m o . Es u n i n t e n t o d e s ín te s is q u e, s e g ú n e s p e ro ,
s e r v ir á p a r a i n t r o d u c i r a lg u n a s c o rr e c c io n e s d e l p e n s a m ie n to g e
n e r a l a c tu a l. P a r a e l le c t o r c u y o in t e r é s r e s id a t o t a lm e n t e e n lo s
p ro b le m a s c o n te m p o r á n e o s , la d e d ic a c ió n d e la p a r t e f i n a l d e l li b r o
a este te m a p u e d e p a r e c e r e s o té r ic a ; p e r o n o lo es d e sd e u n a p e r s
p e c tiv a a n t r o p o ló g ic a . Se t r a t a m á s b ie n d e c o n t e m p l a r l a o p e r a
c ió n d e l p o d e r d e sd e la p e r s p e c t iv a m ás a m p lia , p a ra q u e p o d a m o s
e n te n d e r m e jo r c u á le s d e lo s p ro c e s o s a n t e r io r e s se e s tá n r e p it i e n d o .
A. Evolución : general y específic
L a d if e r e n c ia c ió n e s ta b le c id a p o r S a h lin s e n t r e la e v o lu c ió n g en e -
r a l y la e v o lu c ió n e s p e c ífic a 1 s ig u e s ie n d o f u n d a m e n t a l p a r a n u e s-
i Sahlins, 1960.
221
22 - UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D IX PODER
tro entendim iento. Si decim os que toda unidad de operación hu
m ana trata de adaptarse, sólo estamos propo: l iendo que, desde el
n ivel in d ivid ual, los seres hum anos están exderim entando de con
tinuo con procedim ientos específicos para e L control de su am
biente.
A sí pues, toda evolución es específica. El térm ino general se
refiere a un m odelo conceptual que traza [a línea de máximo
desarrollo evolutivo en el curso de la histori a hum ana. No es una
línea seguida por alguna sociedad singular, así como no puede
trazarse la historia de una sociedad rastreand.a la trayectoria de la
vida de algún m iem bro singular. La evoluci ón general es el bos
quejo de la evolución de la especie; la evolu ción específica es el
bosquejo de la evolución de cualquier subunidad p articu lar de
la especie durante cualquier periodo en el que exista como una
unidad separada.
Sin embargo, debemos tener cuidado con e I concepto de la evo
lución general porque podemos caer fácilm: m te en un antropo-
centrism o victoriano. Debemos establecer con claridad los criterios
utilizados p ara d efinir esta trayectoria geneial. Sahlins considera
explícitam ente la evolución general como “el paso de menor a ma
yor transform ación energética, menores a madores niveles de inte
gración, y m enor a m ayor adaptabilidad genera l”.2 Las dos prim e
ras nociones se aplican sin d ificu ltad a la ev olución de la especie
hum ana como la conocemos hasta ahora; peri ) no ocurre lo m ismo
con la adaptabilidad .3 Si utilizam os la noci ón de la adaptación
que propone L. B. Slobodkin como la capí icidad p ara cambiar,
concluirem os que la capacidad de adaptación de la especie humana
no puede considerarse superior a la de m uch os virus e insectos, de
acuerdo con las pruebas acum uladas durante largo tiem po; la com
p lejid ad derivada del control de tanta energía obliga a la sociedad
y la cultura hum anas a asum ir patrones de com portam iento rígi
dos y conservadores que inh iben su capaci c.ad de cambio en el
futuro.
Cuando hablamos de la evolución general de la vida, podemos
diferenciar claram ente algunas especies qu .2 logran la supervi
vencia y la adaptación continua m ediante el cambio genético por
oposición al cambio fisiológico o conductual La utilización de la
2 Ibid., p. 38. Reproducido de Evolution and Culi 11 re, comps. Marshall Sah-
lins y Elman R. Service, con permiso de University of Michigan Press.
3 Roy A. Rappaport, en “Energy and the Structui e of Adaptation”, adopta
esta postura y examina algunos mecanismos implicados desde el punto de vista
de la teoría ecológica y de sistemas; Slobodkin, I96£ presagió esta tesis.
EL MARCO 223
c a n t id a d t o t a l d e e n e r g ía p r o c e s a d a c o m o u n c r i t c rio d e b e p la n
te a rs e p r i m e r o e n té r m in o s de l a v i d a e n c o n ju n t o . D e n t r o de e ste
m a rc o , la a d a p t a c ió n d e la s e sp e c ie s e v o lu c i o n a m e d ia n t e p ro c e s o s
sim b ió tic o s , d o n d e la p r e s e n c ia d e u n c o n ju n t o p a i t i c u la r d e e sp e
cies y re c u rs o s p r o v e e e le m e n to s d e u n r e d u c t o p a r a u n a f o r m a
e s p e c ífic a d a d a . P u e d e s o s te n e rs e q u e , c o n s id e r a d a en c o n j u n t o, la
v id a h a r e v e la d o u n a te n d e n c ia a a u m e n t a r la c a n ti d a d d e e n e r g ía
p ro c e s a d a e n lo s p ro c e s o s v it a le s a t r a v é s d e su h is to r ia . N o e stá
c la r o si e sto s ig u e u n a c u r v a s u a v e ( a p a r te de l a i: tit e r v e n c ió n d e l
h o m b re ) . E n to d o c a so , n o se s ig u e q u e e l c o n t r o ' s u p e r io r f i n a l
d e la e n e r g ía p o r u n a s o la e sp e c ie (lo q u e e q u iv a l: i r ía a u n a c e n
tr a liz a c ió n d e l c o n t r o l d e la v id a p o r u n a s o la e sp e c ie ) p u e d a a d a p
ta rs e a la r g o p la z o . E n e fe c to , to d o i n d ic a q u e ja m á s p o d r á a lc a n z a r
se t a l c e n t r a liz a c ió n y q u e , a u n si p u d i e r a a lc a n z a r l e, se t r a d u c i r í a
p r o b a b le m e n te e n u n d e s a s tre p a r a la e s p e c ie c e n :r a liz a d o r a .
C u a n d o h a b la m o s d e la e v o lu c ió n g e n e r a l d e la es p e c ie h u m a n a ,
p o r o p o s ic ió n a la e v o lu c ió n g e n e r a l d e la v id a , d e b e m o s p o n e r
ta m b ié n e n te la d e j u i c i o la a d a p t a b i li d a d d e la te n d e n c ia a c o n
t r o la r m á s e n e r g ía y p o r lo t a n t o a a v a n z a r h a c ia u n a c o n c e n tr a
c ió n d e ] a e n e r g ía e n m a n o s d e u n n ú m e r o c a d a vez m e n o r d e
s u b u n id a d e s d e la e sp e c ie . L o q u e o b s e r v a m o s a q u :l e q u iv a le a la s
fases i n m a d u r a y m a d u r a d e l m o d e lo d e u n e c o sist :; m a (v é a n s e la s
g rá fic a s 8 y 1 8 ). L a t r a y e c t o r ia e v o lu t i v a e s p e c ífi ca d e l h o m b r e
tra z a h a s ta a h o r a la p o r c ió n a s c e n d e n te d e l a c u r v a s ig m o id e a ; es
r a z o n a b le q u e v e a m o s e n e s ta fa se d e l a c u r v a l a ev o lu c ió n g e n e r a l
d e l h o m b r e , p o r o p o s ic ió n a la c u r v a tr a z a d a p o r c u a lq u ie r su b
u n id a d e s p e c ífic a d e l h o m b r e . P e ro e sto n o s ig n ific a q u e e l a u m e n
to d e l p r o c e s a m ie n to d e e n e r g ía , q u e n o s d a e l m e jo r ín d ic e d e
esta p o r c ió n d e l a c u r v a , s e g u ir á s ie n d o u n í n d i ce s a tis fa c to r io
c u a n d o la c u r v a e m p ie c e a n iv e la r s e h a c ia u n estí id o e s ta b le . E n
e fe c to , u n o d e lo s p r o b le m a s q u e a f r o n t a m o s a h o r a es la m o d e
la c ió n d e e sta s e g u n d a se c c ió n d e la c u r v a , u n p r ciceso d e n i v e la
ción q u e r e s u lt a i n e v i t a b le e n v i s t a d e la f i n i t u d d e l e c o s iste m a
d e la b io s fe r a q u e h a b i t a m os. A s í p u e s , d e b e m o s m :ed if ic a r la d if e
r e n c ia c ió n a n t e r i o r d e S a h lin s p a r a r e c o n o c e r e l h 2c h o d e q u e la
e v o lu c ió n g e n e r a l sig u e h a s ta a h o r a e l p a t r ó n d e aui n e n to d e l c o sto
d e la e n e r g ía d e s c r ito p o r d ic h o a u t o r ; p e r o e l h e ch o d e q u e t a l
e v o lu c ió n esté p e r d i e n d o su c a p a c id a d d e a d a p ta c ió n in d ic a q u e
d eb em o s e m p e z a r a e x p e r i m e n t a r c o n o tr a s p o s ib il id ad es.
R e g re s e m o s a la e v o lu c ió n d e l p o d e r c o m o la d im e n s ió n p a r t i
c u la r d e la e v o lu c i ó n d e l a c u l t u r a q u e n o s in te r e s a aq u í: q u e re m o s
d is tin g u ir las v a r ie d a d e s e s p e c ífic a s d e la e v o lu c ió n . Se h a u t iliz a d o
224 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D IX PODER
el térm ino p r í stino para hacer referencia al p rimer surgim iento de
alguna m anifestación evolu tiva particular. M<arton Fríed, en espe
cial, distingue entre “las situaciones p rístin as y las secundarias,
aplicando esta distinción. . . al desarrollo de la estratificación y
del Estado. U na situación prístina es aquell a donde el desarrollo
ocurre sólo sobre la base de factores internos. En tal situación no
hay ningún m odelo externo de diseño más com plejo que ayude a
configurar la nueva sociedad. T am poco exis :e una sociedad m á s
com plejam ente organizada que estimule el pr oceso del desarrollo”.
Fried subraya que las sociedades evolucionan obviam ente en con
tacto con otras sociedades, pero que se a p lic i el térm ino p rístino
cuando “ninguna de las culturas externas es más com pleja que la
cultura en cuestión”.4 Las situaciones de desar rollo secundarias son
todas aquellas que no son prístinas.
Debemos hacer una observación, tal vez de m enor im portancia,
en relación con el uso de Fried. C uando deci: nos que algo es prís
tino, no lo estamos colocando necesariamen :;e en la línea de la
evolución general. Por ejem plo, dos sociedades rivales pueden in
ventar y d esarrollar alguna form a nueva de organización tecnoló
gica o social para afron tar el problem a. Am has podrían ser prísti
nas. Pero una podría resultar m ás eficaz y e'[.i m inar a la otra. Es
probable que el m undo haya presenciado el sr rgim iento de muchas
formas prístinas que resultaron inadecuadas p ara las demandas de
adaptación de las situaciones que afrontaban. La evolución general
traza el surgim iento de las formas prístinas seleccionadas n atu ral
mente para la supervivencia.
Todas las porciones del m odelo construido aquí, excepto la ú lti
ma, se refieren al increm ento de la fortu n a de Lhom bre, un periodo
de inm adurez ecológica para la especie. Lo q ue observamos en el
proceso es la aparición de form as de organiz ación social cada vez
más complejas, aunadas a una diversidad creciente de form as cul
turales. Hasta hace poco tiempo, las cliscusi .ones de la evolución
cultural tendían a prestar gran atención a as características del
n ivel m áxim o de integración alcanzado. Por ejem plo, al com parar
una banda de cazadores con un reino, la organización de la banda
suele contrastarse con el perfil del reino; se presta menos atención
al interior de la organización del reino, a la :; subunidades que lo
componen. H erbert Sim on ha observado que “El tiem po requerido
para la evolución de una form a com pleja a p a rtir de elementos
simples depende decisivamente del núm ero y la distribución de
4 F r ie d , 1967, p . 111.
EL MARCO 225
potenciales form as interm edias estables”.5 Sostiene Siimon que toda
0rganización más grande o más inclusiva depende la aparición
de “subconjuntos” que deben presentarse previam énte en una u
otra form a. A sí pues, en el bosquejo más grueso, la evolución traza
la aparición de nuevos bloques de construcción, poat)s de los cuales
surgen en niveles cada vez más altos, mientras q u e muchos más
ocupan lugares interm edios dentro de la estructura m ás amplia.
U na crítica inevitablem ente enderezada contra loSi esfuerzos que
tratan de trazar el p erfil de la evolución indica <|ue las formas
intermedias, los “subconjuntos”, difieren m ucho d ■2 las organiza-
ciones de alcance sim ilar que todavía se encuentran en alguna po-
sición m áxim a. P or ejem plo, aunque podem os com laarar la banda
de cazadores con una vecindad suburbana de los 1 stados Unidos
?en términos de su organización interna, está cla ro que las rela-
iciones exteriores de los dos grupos generan caracter ísticas comple
itamente diferentes. La diferencia, que no es en m o j o alguno una
'.cuestión superficial de formas culturales, reside funi 1am entalm ente
en la naturaleza de la estructura de poder total de la banda, por
una parte, y del suburbio como parte de una sociedá d más am plia,
de alcance m undial, por la otra. La diferencia se advierte fácil-
mente en el caso de la incorporación de los indios tribales de las
tierras bajas sudamericanas a las sociedades cívica s de las nacio-
nes, tales como Brasil,'6 o la creciente dependenci a y dislocación
de los esquimales del Ártico. H an variad o los p ro ¿esos
. partícula-
res de adaptación y subordinación que han venido operando a este
respecto desde la domesticación de la agricultura, y constituyen
íel tema perm anente de estudio de muchos an trop ójl ogos.
La gráfica 13 trata de presentar una imagen esq u em ática de al-
gunas de las principales variaciones evolutivas im P1icadas en las
sociedades de niveles diferentes, y al mismo tiempo t|rata de sugerir
paralelos estructurales que puedan buscarse a travéi de una com-
paración de tales sociedades. Se confrontan socied ades de niveles
de integración diferentes, indicados por las colu m nas verticales;
dentro de cada celdilla se encuentran algunos tér minos común-
mente aplicados a las subdivisiones o “subconjunti )s”, a las uni-
dades de operación peculiares de estos niveles. D ado que cada
columna representa un dom inio m áxim o con un nú iñ ero diferente
de niveles, el diagram a nos p erm ite diferenciar en form a esque-
mática cuatro clases de procesos evolutivos: prísStl7l o, em ergente,
5 Simon, 1965, p. 66.
6 Ribeiro, 1970.
226 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN L EL PODER
i n t e g r a d o r y d e sin teg r a d o r . E n lo s t é r m in o s d e l p r e s e n te a n á lis is ,
lo q u e d is tin g u e a la e v o lu c ió n e m e rg e n te d e la p r í s t in a es e l
h e c h o d e q u e , e n e l p r i m e r caso , la u n id a d d e o p e r a c ió n e n cues-
t ió n se e s tá e x p a n d ie n d o d e n t r o d e u n d o n i n i o e x is te n te , lo q u e
g e n e r a u n e n f r e n t a m ie n t o i n e v it a b le c o n la u n i d a d m ás p o d e r o s a
d e l d o m in io , si su d e s a r r o llo c o n t i n ú a h a s ta ese p u n t o . E n e l caso
Niveles Nivel máximo efectivo jpl sistema
de _
integración Banda Jefatura Estado Nación
Integrador
----------------------- --^f[—
Nación
Nación > o Area
CD
—
13 metropolitana
Emergente
ro
vn
03
o
Estado Ciudad Ciudad
'f de reino de Estado
Pueblo Pueblo Pueblo
Jefatura de jefatura ce provincia de provincia
Linaje \ecíndad Vecindad
Banda Banda Clan l inaje C!an
Comunidad C lan Comunidad
Banda Comunidad Asociación
Eanda Banda
G r á f ic a 13. Tipos de evolución en los si,itemas en expansión
p r í s t in o n o h a y o t r o p o d e ro s o s u p e r o r d in a lio e n e l d o m in io d e la
u n id a d q u e e v o lu c io n a , d e m o d o q u e la co rifr o n t a c ió n f in a l d e b e rá
e s ta b le c e rs e c o n o tr o s d o m in io s m á x im o s .
F r ie d h a a p lic a d o e l t é r m i n o p r í s t in o a la a p a r ic ió n d e l E stad o
c u a n d o n o e s ta b a p r e s e n t e n in g ú n o t r o Es ta d o m á s a v a n z a d o . Yo
a p lic a r í a m ás a m p lia m e n t e e l t é r m in o a c u a lq u i e r u n i d a d social
EL MARCO 227
em ergente que se expanda hacia una posición má » com pleja desde
l a cima, es decir, no desde adentro ni desde un ni vel in ferio r, sino
desde el nivel máximo. C uando tratam os de desí :u b rir si algunas
de las características form ales utilizadas en la evoíución emergente
o prístina son tomadas de los Estados existentes, estamos clasifi
cando las estructuras disidentes en térm inos de sus rasgos formales.
En cambio, si nos concentramos exclusivam ente en la estructura,
podremos ap licar el térm ino no sólo a la aparició n de los Estados
arcaicos del Cercano O riente, o a la aparición del reino incaico en
Perú, sino tam bién al surgim iento de la nación j aponesa desde su
aislam iento em brollado hasta una gran potencia industrial. Las
características form ales del desarrollo japonés han sido tomadas del
exterior, sobre todo su tecnología. P ero puede s<a tenerse que la
evolución de la estructura del •poder es un pro: :eso interno. Es
probable que la m ayoría de los casos de surgim iento prístino a
diversos niveles hayan fracasado en últim a instancia. D ado que
el núm ero absoluto de tales unidades dism inuye a m edida que las
comunidades de sociedades pasan de una condi ~ión coordinada
a otra centralizada (más adelante exam inarem os estas formas), re
sulta inevitab le que la m ayoría de las unidades m áxim as de un
nivel de integración se vuelvan subordinadas en el nivel siguien
te. Antes de su subordinación política al dom ini o de los Estados
Unidos, Hawai era una sociedad prístina en e v o lución. Luego se
integró al dom inio en expansión de los Estados U nidos, y su or
ganización autóctona se desintegró rápidam ente y fue rem plazada
por nuevas unidades de operación, basadas en m ayor medida en
las relaciones religiosas, políticas y económicas de Occidente.
La flecha horizontal de la gráfica 13 indica la i r t egración evolu
tiva de entidades subordinadas por otras entidads :s de escala ma
yor. En este proceso nos interesa el nivel efectiva! de regencia de
la unidad m áxim a en cuestión. Por ejem plo, durante el periodo
en que la parte occidental de los Estados U nidos tenía todavía el
carácter de territorio, el poder gobernante efectiva provenía direc
tamente del puesto m ilitar local, aunque la fuente fin al del poder
delegado era Ja capital nacional. Así pues, el p o íe r efectivo ejer
citado por la nación sobre los indios en ese inom ento y ese lugar
tenía más bien el carácter de un poder ejercita rio por un jefe
competitivo, dotado de una tecnología más avanzas 3a, pero además
con recursos adicionales inagotables. C on la creación de reservas
para los indios y la conversión de los territorios e :a estados miem
bros de la u nión federal, la población india se vo'ívió menos b eli
cosa y más dom inada por una burocracia gubern amental. D entro
228 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D EL PODER
del contexto nacional actual, las com unidade e indias varían desde
las reservas hasta las comunidades de enclave, urbanas y rurales,
que tratan de com petir con otros sectores de 1a población residente
en los Estados Unidos.
O curre una integración p aralela a nivel regional y estatal den
tro de las naciones, como las que lograron su independencia en
A m érica L atin a a principios del siglo x i x , q ue en esencia no se
integraron al nivel nacional sino hasta la aparición de nuevos
recursos y m ercados en la últim a parte de ese siglo. Por ejemplo,
los estados de Brasil continuaron d isfrutando un alto grado de
autonom ía hasta los años treintas, como ocuri ió también con algu
nos de los estados sureños de México. Sin embargo, este proceso
de incorporación es esencialmente unidirecci >nal y, como tal, im
plica la destrucción o la transform ación d a ta de los eslabones o
lazos que antes proveían su integridad a las u nidades menores y la
subordinación de tales unidades a nuevas clases de conexiones que
las ligan a la organización más am plia. En afecto, una de las ca
racterísticas cardinales de la evolución emergente e integradora es
el hecho de que el idiom a que expresa las n uevas relaciones exis
tentes entre la unidad m enor y la m ayor d tferirá de los idiomas
que han servido como lazos internos que unen a la unidad m enor.
Esto se observará con m ayor claridad cuand e> examinemos el sur
gim iento de los niveles superiores.
La evolución desintegradora se refiere al aspecto o la fase del
proceso evolutivo por cuyo conducto se ro m pe la unidad de ope
ración social en cuestión. Es una evolucióe muy fam iliar en el
rom pim iento de las unidades domésticas, de las empresas, los Im
perios y los reinos, y se debe fundam entalm snte a la term inación
de las bases de poder que m antienen u nid a; a las sociedades. La
desintegración a través de la conquista iimpt sica de ordinario una
integración sim ultánea de los componentes r esiduales en el domi
nio conquistador. Como una form a del proceso social, es probable
que los diversos elementos de la desintegraci 6 n constituyan el tema
de muchas investigaciones, en vista del hint apié creciente que se
está haciendo en la im portancia del logro d e condiciones de esta-
do estable en el ecosistema antropocéntrico.
B. L a se c u e n c ia d el c r e c im ie n t o
El modelo de evolución presentado aquí difie re en algunos sentidos
im portantes de los modelos generales que L> han precedido y de
los que puede afirm arse que ha surgido. D Os diferencias relevan-
EL MARCO 229
tes son sus postulados en el sentido de que la evo! ución de los sis-
temas de poder a) ha seguido un cam ino múltiple que perm ite la
creación sucesiva de b) un conjunto de procesos a los que llam are-
mos la “secuencia del crecim iento” a m edida qu .* surgen nuevos
niveles de integración. Para aclarar la naturaleza e esta variación,
examinemos algunos esquemas anteriores.
En su ensayo germ inal, Sahlins reintroduce casai a limente la anti
gua dicotom ía p rim itiva de la sociedad y la civili ación, societas y
civ itas; dentro de la prim era, propone Sahlins tre< form as progre-
sivamente superiores, la banda, la t r ibu y la je fa tu ra; y dentro de
l a segunda propone la “form a arcaica”.7 Los dos exámenes espe
cíficos más influyentes de los últim os años 'han dido el lib ro de
Elman R. Service, P rim itive Social O rganization, c onde se sigue la
secuencia de banda-tribu-jefatura, y el lib ro de Fe ied, The Evolu-
tion of P olitical Society, donde se rechaza esa seca encia y se susti-
tuye por las nociones de sociedades igualitarias-so^ciedades de ran-
gos-sociedades estratificadas-Estado. Fried sostien ! que “no 'hay
ninguna necesidad teórica de la etapa trib al en la evolución de la
organización política'', y que los fenóm enos citad os para ilustrar
tal condición “pueden ser el producto de procesos estimulados por
la aparición de sociedades relativam ente muy or ganizadas en m e
dio de otras sociedades organizadas en form a m urfi o más sim ple”.8
Al proponer las sociedades estratificadas, se enconta ó Fried con una
categoría residual y vacía en térm inos etnográfic ds. Sostuvo que
esta fase evolu tiva p articu lar era teóricam ente ni cesaría pero no
habría podido sobrevivir en una condición p ríst ina porque casi
inm ediatam ente se convirtió en el Estado. M ás a delante exam ina-
remos estas sugerencias de Fried: la carencia de i m portancia de los
grupos “tribales” existentes y la im portancia de la a sociedades “es-
tratificadas” no existentes.
Fried ha tenido gran influencia: difícilm ente en <e ntrarem os una
síntesis etnográfica o arqueológica que no recurra a su form ulación.
Las diferencias entre las opiniones de Fried y las su colega pare-
cieron resueltas cuando Service ofreció un model < b interm edio de
tres clases generales: la sociedad igualitaria (que i <i cluiría tribus y
bandas), la sociedad jerárq u ica (que quizá incluii ía los dominios
de Grandes Hombres y sin duda las jefaturas), y lai Civilizaciones
Arcaicas o Im perios clásicos”.9
7 Sahlins, 1960, pp. 36-37.
8 Fried, 1967, pp. 173, 170; véase también 1968a.
'9 Service, 1971, p. 157. Este modelo apareció por pri nlera vez en Fried,
Harris y Murphy, comps., 1967, p. 167.
230 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEN PODER
C on este cierre de filas a cargo de mis p redecesores, espero que
no se considerará este trabajo regresivo y utóp ico al restablecer in
tencionalm ente la banda, la tribu y la jefatu ra , y u tilizar el Estado
sólo como un concepto muy generalizado.10 S, srá evidente que mi
procedim iento se explica p o r el hecho de q u e los térm inos son
adecuados para describir los elem entos de un c. secuencia más ana
lítica que las presentadas por Service y Friecl. No regreso a un
territorio abandonado porque estas form ulaciones posteriores sean
poco satisfactorias (en efecto, me parece que sus lineam ientos ge
nerales son preferibles a los de la form ulaciór anterior), sino por
que la form ulación an terior puede m ejorarse si se presta más aten
ción a las variables que voy a u tilizar aquí: t i pos de ejercicios del
p o d er;11 el carácter sim ultáneam ente dual del p roceso de crecimien
to; y un reconocim iento de que la evolución de la sociedad ha se
guido algunos principios básicos inm utables a lo largo de su curso.
Por lo que toca a l ú ltim o punto, he aprendide a tanto acerca de los
“p rim itivos” observando la sociedad en su f, )rm a industrializada
altam ente diferenciada como he aprendido a, terca de esta ú ltima
sociedad leyendo acerca de los “p rim itivos”. P uedo presum ir esto,
no porque esté más convencido que Fried de que podarnos exam i
nar en alguna parte ciertos ejem plos p rístin o s de la sociedad h u
m ana en su estado anterior, sino porque creo que la sencillez y el
prim itivism o tienen estructuras comunes, rela d onadas con la can
tidad de energía que procesan. Las unidades de operación de baja
energía afron tan ciertos p roblem as básicos comunes, independien
temente de que existan ahora o hayan existide ) hace diez m il años;
y cuando sus respuestas deban form ularse b ajo restricciones simi
lares, m anifestarán estructuras similares. Evidentemen te variarán
en la m edida en que d ifieran las restriccio mes am bientales (las
“tensiones socioam bientales” de K en t F la n n ,ry ),12 y tam bién por
cuanto hayan sido influidas por sociedades de modos de adapta
ción diferentes, cuyos elem entos formales pue< .í en tener escaso efec
to de adaptación o selección.
Hay una secuencia de crecim iento fundam ental que se repite en
el curso de la evolución social hum ana. Es.á integrada por tres
fases que, tomadas en conjunto, pueden vers c: como una secuencia
10 El Estado debe considerarse como parte de una de las dicotomías intelec-
tualcs entre las que podemos incluir status/contrato, mecánico/orgánico, Gessell-
schaft/Gemeinschaft, folclórico/urbano, tradicional/m aderno; todas estas dico-
tomías signen teniendo alguna utilidad, incluida la de prc-Estado/Estado.
11 Véanse las secciones iiid y iv.
12 Flannery, 1972, p. 409.
EL MARCO 231
c o m p le ta y t e r m in a l. T a le s so n la id e n t i d a d , la c o o r d i n a c ió n y la
c e n tra liz a c ió n . L a i d e n t i d a d es e l p ro c e s o d e s c r ito a :a tes p a r a la fo r-
m a c ió n de u n a u n i d a d d e o p e r a c ió n de i d e n t id a d , 3 tr a v é s d e l c u a l
se id e n t i f i c a n e n t r e sí, c o m o s im ila r e s e n a lg ú n sen : id o , v a r ia s u n i-
d a d e s s e p a ra d a s ( in d iv id u o s o u n id a d e s d e o p e r a c iÓn m á s c o m p le -
ja s) q u e n o e s tá n a r t ic u la d a s n i r e la c io n a d a s e n fo r m a a lg u n a . N o
es n e c e s a r io q u e e l g r a d o d e c o n c ie n c ia m u t u a v a y a m ás a ll á d e u n a
id e n t ific a c ió n c o m ú n ( a u n q u e e llo p u e d e o c u r r i r p o k~ o tr a s ra z o n e s).
L a i d e n t id a d es f u n d a m e n t a lm e n t e la d ife r e n c ia c ió - i b i n a r i a d e a l-
g ú n c o n ju n t o d e “ n o s o tr o s ” f r e n t e a a lg ú n c o n ju .a to d e “ o tr o s ” .
L o s o tr o s p u e d e n c o n t i n u a r r e la t i v a m e n t e in d e fi- i id o s, es d e c ir,
a p a re c e r c o m o i n f in it o s ; p e r o el “ n o s o tr o s ” te n d r á m a r c a d o r e s es
p e c ífic o s o d ia c r ític o s p o r c u y o c o n d u c to se s e p a r a r á' n d e l re s to .
L a c o o r d in a c ió n es la c o n d ic ió n d ir e c t a o i n d i r e c -a g e n e r a d a p o r
l a in t e r a c c ió n de lo s m ie m b r o s c o m p o n e n te s s o b re u n a b a s e c o o r-
d in a d a , es d e c ir , c u a n d o se e s ta b le c e u n a c o n c e s ió n r e c íp r o c a d e
p o d e r. N o h a y n in g u n a s u b o r d in a c ió n o s u p e r o r d i n a c ió n c a te g ó -
r ica d e a lg ú n s u b c o n ju n t o d e la t o t a li d a d f r e n t e a c tro . E l o r d e n a
m ie n to es u n m e c a n is m o i m p o r t a n t e d e la c o o rd in a c ió n , p e r o p u e -
de re a liz a r s e s o b re c u a lq u ie r b a se y n o im p li c a n e cje s a r ia m e n te u n
c o n tr o l o u n p o d e r d ife r e n c ia d o . L a c o o r d in a c ió n d e la s r e la c io -
nes c re a u n a u n i d a d d e o p e r a c ió n c o o r d in a d a y p yr lo t a n t o im
p lic a q u e c a d a m ie m b r o c o n c e d e c ie rto s d e re c h o s d e t o m a d e d ec i-
sio n es a o tr o s m ie m b r o s ( n o n e c e s a r ia m e n te lo s m ism o s e n c a d a
p a r), a c a m b io d e lo c u a l r e c i b i r á d e re c h o s a p r o x i m a d a m e n te e q u i-
v a le n te s . A s í p u e s , la s u n id a d e s c o o r d in a d a s se f u n d a n e n e l h e c h o
d e q u e c a d a m ie m b r o c o n c e d e y r e c ib e c ie r t a c an -id a d d e p o d e r .
E1 in t e r c a m b io n o es n e c e s a r ia m e n te ig u a l, p e r o ta m p o c o p u e d e
e sta r c e n t r a liz a d o o e n fo c a d o en a lg u n o d e lo s m i e m b r o s o en u n
s ü b c o n ju n t o d e m ie m b ro s .
**L a c e n t r a liz a c ió n es la c o n d ic ió n q u e se p r e s e njt a c u a n d o u n a
m a y o r ía d e l c o n ju n t o e n fo c a la s r e la c io n e s s o b re u n a m in o r í a o u n
solo e le m e n to . L a r e la c ió n p r e c is a e x is t e n t e e n t r e lo s m ie m b ro s
in d iv id u a le s de l a c o le c t iv id a d y e l i n d i v i d u o o la u n i d a d c e n tra -
;liza d o s v a r i a r á n c o n la clase d e p o d e r e je r c id o y l a c a n t id a d d e
=p o d e r e x is te n te e n e l siste m a . E n la s u n id a d e s d e escasa e n e rg ía ,
ta l r e la c ió n se b a s a e x c lu s iv a m e n te e n e l p o d e r asi e[n a d o , y la u n i-
d a d es u n a u n i d a d c o n s e n s u a l; si e x is te u n a c o n c e n jtr a c ió n r e a l de]
a p o y o d e la m a y o r ía o d e a lg u n a f u e n t e d e p o d e r ex t e r n a e in d e -
p e n d ie n te , la u n i d a d s e rá d e m a y o r ía ; y si e l p o d er d e l a f ig u r a
c e n tra l a u m e n ta t a n t o q u e d ic h a f i g u r a d e b e d e le - a r lo p a r a e je r -
c ita rlo , la u n i d a d c o n s t it u ir á u n a u n i d a d c o r p o r a t i j,a.
f- * LB U&V.KJM 4X K «Bretr™»TE<iza
232
o
O A
o
O n t ;? 0
0 M
A / O \
°á$o
UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DkiL PODER
s> f~\'
U
V
□
Secuencia Coordinación Centralización
de crecimiento Identidad
Unidad Unidad consensual,
Tipo de unidad de identidad Unidad de mayoría o
de operación fragmentada coordinada corporativa _
'1. Poder independiente
Tipo de 1. Poder independiente 1. Poder independiente de cada unidad
poder en de cada unídad de eada unidad-------- —ee-notitutiva----------
operación constitutiva constitutiva • 2. Poder concedido
2. Poder concedido recíprocamente
recíprocamente entre miembros
entre miembros individuales
individuales " 3. Poder concentrado
en una unidad central
(ya sea por asignación,
Gráfica 14. Tipos de unidades de operación en la secuencia fundamental
del crecimiento
EL MARCO 233
He descrito las tres fases de la secuencia de crea m iento tal como
ocurrirían en un conjunto singular de unidades de operación o in
dividuos. La característica crucial de estos proces <>s es el hecho de
que la centralización de una u n idad suele o cu rrir como parte de la
coordinación de esa unidad con otras unidades. D icho de otro m o
do, la centralización de una unidad en un nivel es un lazo dialéc
tico con la coordinación de esa unidad con otras del n ivel siguien-
te. Por esto todos los niveles, excepto el más al o, experim entan
necesariamente toda la secuencia de crecim ient D. En cualquier
punto de la evolución, el n ivel superior será un con jun to coordi-
nado de relaciones, aunque puede m ostrar tende n cias oscilatorias
hacia la centralización y hacia el sentido contrario O curre así por-
que la centralización a un nivel es sim ultánea cor la coordinación
al nivel siguiente. U na unidad se centraliza comc una respuesta a
la presión externa, y en las sociedades hum anas la única presión
continua es la ejercida por otras sociedades. Esta presión de otras
sociedades exige la coordinación externa, al mism c tiem po que bus
ca la centralización interna.
La m ayoría de los análisis de los m odelos de e ■solución cu ltu ral
han utilizado una noción de etapas, pasos o nivel es de integración
que presenta las etapas o los niveles como una su cesión de fases en
una escalera, donde cada una sigue a la precede lite. N uestro mo
delo utiliza todavía el n ivel de integración como inarco de referen
cia, pero hace hincapié en la secuencia de crecí mien to de la coor
dinación y la centralización (véase la gráfica 15). C uando un
conjunto de unidades de operación componentes experim enta la se
cuencia de identidad-coordinación-centralización, lo que ocurre en
seguida, en cierto sentido, es que se detiene. Ua centralización
puede reforzarse, pero no hay ninguna clase nu ■2va de estructura
básica a la que puedan desplazarse las unidades. Además, no pue
den centralizarse en m ayor medida de lo p erm itido p or la cantidad
de poder disponible; si hay una gran cantidad de poder, se usará
en la centralización al nivel siguiente. Por lo t :m to, la conexión
dialéctica de la centralización a un nivel inici ■ la coordinación
al n ivel siguiente y desata una nueva secuencia de crecim iento a un
nivel más alto. Esta repetición del ciclo de creci miento en un pe
riodo de tiem po tan breve como la historia hum ana resulta posible
gracias al proceso hum ano de la diferenciación binaria m ental: la
fácil “creación” de unidades nuevas a p a rtir de combinaciones de
las unidades antiguas es una característica peculiar de nuestra espe
cie; se logra m ediante el proceso de la cordinación. Así es como
la combinación de la estructura m ental y la expansión energética
234 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEU PODER
conduce a la organización social a través de un conjunto repetitivo
de secuencias de crecimiento, donde cada secue: ncia sucesiva requie-
re una cantidad de energía mucho m ayor que !a precedente y, por
la misma razón, aparece inevitablem ente si se inyecta más energía
al sistema.
Las gráficas 15 y 16 utilizan sólo la secuen cia de coordinación-
centralización. No hay necesidad de incluir la identidad en el dia
g ram a porque es un requisito im plícito de la coordinación, y a este
nivel de m acrodescripción com plicaría inneces :iriam ente la presen
tación. A un q ue ya se han hecho estas observa ciones, deseo reiterar
algunos aspectos de la coordinación, la centra] ización y los niveles
de integración. El prim ero de ellos es el hech o de que la coordi
nación puede basarse en cualquiera de una gra n diversidad de mo
dos o instrum entos de conexión. Obviament: 2, el parentesco, los
lenguajes comunes, las redes comerciales (el tr ueque silente y fo r
mas más complejas), el com portam iento de elusión, etc., sirven
para este propósito.13 Por lo tanto, se p lantean estos interrogantes:
¿cuál clase de coordinación?; ¿basada en cuál :ss criterios?; ¿condu
cente a cuáles clases de relaciones? La coordin a ción deja fundam en
talm ente la toma ele decisiones en manos de cada individuo, o en
las manos de los tomadores de decisiones de la :; unidades operativas
m ás grandes.
O curre la centralización cuando una unidac. de operación se en
cuentra en posición de tener el poder de tomé :r decisiones para un
gran núm ero de unidades. Es im portante entender que la centrali
zación puede va ria r a) con respecto a la especi .acidad de las decisio
nes que pueden tomarse y b) con respecto a 1a clase de unidad de
operación encargada de tom ar las decisione].14 Por ejem plo, en
una banda de cazadores y recolectores puede haber cierto consenso
acerca de la asignación de la tom a de decisio nes en m ateria de cu
raciones a favor de un ind ivid u o que haya de mostrado una capaci
dad superior a la de los demás. Y el individu o que d irija una par
tida de caza p articular debe ser alguien a qu ien los demás hayan
asignado, por el mom ento, el poder de toma de decisiones a causa
de su habilidad.
13 L a n a tu r a le z a y la c o m p le jid a d d e lo s lazo s d e c o o r d in a c ió n c o n s titu y e n
u n te m a q u e nos a le ja r ía m u c h o d e l p re s e n te a n á lis i >. H y m e s (l9 6 8 ) h a seña-
la d o c u á n d i f í c i l re s u lta c la s ific a r a u n e l u so d e l le n ¡»u a je en este s e n tid o . S in
e m b a rg o , p o r a h o r a sólo te n g o q u e t r a t a r este te m a en t é r m in o s de c a te g o ría s ,
s in d e ja r de a d v e r t ir q u e se r e q u ie r e u n a ta q u e m á s p r o f u n d o y a m p lio de la
c u e s tió n .
14 P a u la B r o w n , 1951.
Unidad o
EL MARCO
GRÁFICA 15. La secuencia del crecimiento. Empezando a cualquier nivel (Y) por debajo
del nivel máximo del sistema, la Unidad A experimenta una coordinación con uni
dades similares para formar la Unidad B. A medida que se concentra mayor energía
per capita, la Unidad B oscila a través de varias fases hasta que se centraliza como
235
Unidad C. La centralización de la Unidad C ocurre al mismo tiempo que dicha unidad
se coordina con unidades similares en la Unidad D. El surgimiento de la Unidad C
constituye la aparición plena de un nuevo nivel de integración (Y + 1)
236 UN MODELO DE LA EVOLUCION DE PODER
Niveles de Pnncipa.es
integración Unidades . Unidades Unidades instrumentos
social coordinadas semicentralizadas centralizadas de control
energético
Mundial
(Coordinación +. (Mundo)
interplanetaria)
Inter
nacional
jL -'
Naciones Unidas --- Bloques
Concejo de Seguridad
Organizaciones regionales, Fuentes
mercados comunes de energía
Nacional Corte Mundial subnuclear
Ligade las Naciones Socialismo
Naciones Unidas ^ de Estado
Naciones
Capitalismo Mundial Capitalismo
Socialismo Mundial Industrialización
Estados Nacionalesen C ombustibles
.Estado desarrollo fósiles
o reino Movimientos de liberación
Mercantilismo
Cruzadas ___ Reinos, Pólvora
Religiones Ciudades-Estado:
mundiales Caballos de guerra
i\
Alianzas
Jefaturas enexpansión Energía del viento
Provincia Reinos segmentarios y del agua
ojefatura Primeros Estados feudales Dinero
Meta!urgia
Confederaciones4- utilitaria
Jefaturas
A!ianzas lngeniería, poder
sobre el trabajo
A
Gran Hombre humano
Local Domesticación de,
o banda C onfederaciones- plantas yanimales
de tribus K Industrias
Linajes ^ Bandas hogareñas
segmentarios
PRONIVELES Bandas familiares relacionadas Cultura de uso
del fuego
Unidad Coordinación Usode
doméstica a través del parentesco, herramientas
O mnívoros
la inierdependencia <___Unidades Domésticts Aprendizaje
económica. etc. social
Coordinación de individuos
a través de laafinidad, la Individuos
Individual consanguinidad, la proximidad,
laespecializaciónde laedad,
el sexo, etc.
G r á f ic a 16. M o d e l o e s q u e m á t i c o d e l a e v o l u c i ó n d e l
p o d e r , c o n su g e r e n cia s d e fo r m a s c o o r d in a da s y sem i
c e n t r a l i z a d a s . A d v i é r t a s e q u e la c o r r e l a c ió n c o n la
t e c n o lo g í a se r e f i e r e a la s s o c ie d a d e s p r í s t i n a s y s ó lo
t r a t a d e s e r s u g e r e n te
EL MARCO 237
La centralización no significa que la tom a de decisiones resida
necesariamente en un individuo. Es posible que el c onjunto de an
cianos integren la unidad de toma de decisiones; o u n grupo de
mujeres que asisten a otra, durante el alum bram iento de un niño,
pueden ayudarle tam bién a decidir si h ab rá de conservar al niño
o no; o la p artid a de caza puede decidir por consenso cuándo haya
llegado el m om ento de cam biar sus tácticas. El h echo de que el
organism o de tom a de decisiones pueda ser un gru p o antes que un
ind ividu o es algo m uy im portante que no siem pr = se reconoce.15
El sesgo etnocéntrico de nuestra propia sociedad h ace que tenda
mos a considerar el papel del ind ivid uo tom ado r de decisiones
como algo tan im portante que un contraste bin ari o dom inante lo
ha postulado como lo opuesto de alguna clase de proceso “de gru
po" o “dem ocrático”. La cuestión se ha oscurecidi > porque no se
trata de que un solo individuo tome la decisión, sin o de cuáles sean
las restricciones para la toma de una decisión. P or ejem p lo , el líd er
de una unidad de consenso tom a decisiones b ajo l a restricción de
que una m ala decisión no provocará la acción apr r piada. En cam
bio, una decisión tomada por el consenso de un g r t po de ancianos
puede reflejar en efecto el hecho de que uno de e Jos sea específi
camente respetado por su opinión en la m ateria de que se trate,
y se discutirán soluciones tentativas hasta que a p arezca una que
parezca satisfacer la restricción de recibir su aprobai úón. ¿Con cuán
ta frecuencia escuchamos que un líd e r tomó en efecto la decisión
por sí mismo, o no la tomó; que estuvo in flu id o o no por sus con
sejeros?
La centralización es algo relativo; es tan imp ortante saber a
quién excluye como saber a quién incluye. El hec h o de que en las
sociedades más complejas, tales como las jefaturas, los individuos
puedan ejercer al parecer un poder extrao rd in ari d no debe oscu
recer el hecho de que tal concentración aparente i de poder sólo
puede existir y persistir m ediante el cu ltivo de u n poder asignado
continuo, independientem ente de que se logre en un contexto de
temor o de carisma.
15 Véase V a n s in a , 1962, q u ie n to m a la c u e s tió n d e “ u nsó lo lí d e r q u e d e le -
ga a u t o r id a d ” c o m o u n c r it e r io p r in c ip a l p a r a la d ife r e n c i ac ió n de u n a c la s i-
fic a c ió n d e lo s re in o s a fric a n o s . E l e tn o c e n tr is m o d e lo s c ilen tíf ic o s so cia le s de
'O c c id en te los h a ce c a e r e n e sta tr a m p a . D e s d e E n r iq u e \ I I I , lo s c iu d a d a n o s
de h a b la in g le s a se h a n f a m ilia r iz a d o c o n la s u p re m a c ía de L s o b e ra n o s in g t l a r ,
Y los e u ro p e o s la h a n a d o p ta d o g e n e ra lm e n te desd e e l T ea ta d o d e W e s tfa lia
de 1648, “ q u e c o n f ir m ó e x p re s a m e n te e l d e r e c h o d e lo s se b e ra n o s s e c u la re s a
d e te r m in a r las o b lig a c io n e s re lig io s a s d e sus s ú b d ito s ” (W E.tk in s , 1968).
238 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D:IL PODER
Es posible que el m ejor ejem plo de la cen tralización del poder
en m anos de un conjunto de unidades de operación de muchos
miembros sea la observada en algunas sociedades de A frica Occi
dental, uno de cuyos casos. notables es el de la sociedad yako del
sur de Nigeria. Los yako estaban goberna dos por un conjunto
com plicado de asociaciones voluntarias. Sir embargo, detrás de
esta colección de asociaciones se encontraba ta población yako in
tegrada por cerca de cuarenta mil personas l esidentes en cinco al
deas. No había absolutam ente ningún gobiea no coordinador entre
estas a ld e a s:p ro b a b le m e n te tendrían que considerarse colectiva
mente como una unidad de identidad. Cada aldea estaba integra
da por un conjunto de distritos donde v iv ía n de trescientos a qui
nientos varones adultos divididos entre patrie Janes localizados cuyo
núm ero fluctuaba entre cinco y once. A su vez, los patriclanes se
subdividían en varios patrilinajes.
A p rim era vista, este sistema parecería ten er cuatro niveles (por
encima de la unidad fam iliar): p atrilin aje, p atriclan, distrito y al
dea, con un quinto nivel incipiente en form a de la unidad de iden
tidad del conjunto de aldeas. Pero si exami :t amos la organización
efectiva del poder descubriremos que la serie de asociaciones volun
tarias a las que se asigna el poder existen a nivel del distrito o de
la aldea. Por lo tanto, los p atrilin ajes y p atriclanes no forman
parte de los niveles de poder ele la articulación. La situación se
asemeja un poco a la que citamos antes par: i los papuanos kapau-
ku, donde se han descrito las relaciones coordinadas de parentesco
en sentido etnográfico como si se encontrase:, estructuralm ente a la
par con los elementos que constituyen los niveles de la articulación
d el poder. En efecto, los yako son un caso p articularm ente intere
sante porque tienen una organización que h :t logrado instituir una
serie de unidades consensuales, las asociaciones voluntarias, como
las figuras focales del proceso de centralización. Algunas de estas
unidades pueden ejercer una fuerza coerciti va, porque una de las
asociaciones a nivel de distrito puede ejercer un poder indepen
diente del que se le ha asignado, y dos de 1;rs cinco organizaciones
a nivel de aldea pueden hacerlo específica m ente.
Si tratáram os de clasificar la sociedad yak o en térm inos del mo
delo que vamos a describir, la identificarían ios com o una jefatura,
pero donde la concentración de la toma de decisiones se encuentra,
como dice C. D aryll Forcle, “am pliam ente d istribuida entre varias
agencias independientes y yuxtapuestas. I.as relaciones políticas
más generales se traducen luego, en gran me dida, en modos de coo-
EL MARCO 239
p e r a c ió n y d e c o m p e te n c ia e n tre t a l e s a s o c i a c i o n e s ' .16 A s í pues, en
lu g a r d e q u e un s o lo je f e r e c ib a p o d e r a s ig n a d o y te n g a c ie r to po-
d e r in d e p e n d ie n te , v e m o s aquí que e l p o d e r se d i s 1:r i b u y e e n tre la s
a s o c ia c io n e s , la s que fo rm a n un c o n ju n to o rd e n a d o, c o o rd e n a d o ,
d e u n id a d e s d e o p e r a c ió n .
N ada nos d ic e que ta l c o o r d in a c ió n pueda d u i ja r e te rn a m e n te ,
s o b re to d o cuando e s té s o m e t i d a a la lle g a d a de n n e v o s o b je to s de
c o n tr o l, y p o r lo ta n to de nuevas fu e n te s de poder En e l m o d e lo
q u e s ig u e , d e b e re c o n o c e rs e com o el p a tró n m ás c om ú n , no com o
una d e s v ia c ió n , el hecho de que la c e n t r a l i z a c i ó i ji puede a s u m ir
d iv e r s a s fo rm a s y r e a liz a r s e en v a r ia s u n id a d e s de o p e r a c ió n d ife -
re n te s . La in v e s tid u r a d e l p o d e r to ta l e n u n s o l o i ln d i v i d u o es c o n
m ucho la e x c e p c ió n en la s o c ie d a d hum ana y ce o r d in a r io ha
d e s a ta d o s u c e s o s fa ta le s com o la R e v o lu c ió n f r a n c e r ;a o e l a s e s i n a t o
d e l tir a n o . Es m ás com ún que lo s tir a n o s s o b re v i va n p o rq u e tie -
nen un p o d e r a s ig n a d o por un c u e rp o de apoyo s u b o r d in a d o s
in m e d ia to s que lo s e n c u e n tra n c o n v e n ie n te s , i n d e|p e n d i e n t e m e n t e
d e l te rro r m ás g ra n d e que puedan in v o c a r .
10 F o rd e , 1967, p p . 122-123.
X . L O S N IV E L E S D E I N T E G R A C IÓ N
E l modelo de la evolución del poder (véase 1a gráfica 16) se cons-
truye con cinco niveles de integración, prece dlidos por dos proto-
niveles y coronados por un sistema cósmico i naginario, futurista,
para los fanáticos de los sistemas in trap lan et ;arios o interplaneta-
rios. El núm ero de niveles de integración, con o hemos observado,
es producto de la conveniencia en el m anejo d<ti m aterial; si exam i
náramos cualquier caso particular, quizá en co n trariam os que el
núm ero de niveles de articulación im plicado i es distinto del nú
m ero em pleado aquí. La mayor parte del m aterial etnográfico
que he revisado encaja bien en este sistem a. Los problem as deri-
van de dos dificultades. U na es que no se d isponei de datos sufi-
cientes (sin una extensa investigación caso por caso) para tener
una imagen clara de la naturaleza relativa de las fuentes de poder
existentes en la sociedad; la otra es que no he elaborado indices
de los intervalos de cantidades de energía o ontroladas en los di
versos niveles. Esta últim a d ificu ltad es d a r ámente un programa
para la investigación futura; si llega a rea Iizarse tal programa,
nos dará una base para depender menos de ]os niveles clásicos de
la integración, los que serán sustituidos po r un índice del des
arro llo del poder. En tal virtu d , el presen te modelo debe verse
sólo como parte de una serie continua de estaciones intermedias
hacia la m ejor form ulación de los procesos d e la evolución.
Cada nivel de integración incluye dos fact ñ as de la realidad: a
la derecha de la gráfica 16 (bajo las U n id ades Centralizadas) se
encuentran las designaciones de las clases de u nidades de operación
que poseen una organización in tern a central izada. Como ya hemos
indicado, va riará la estructura de poder p a rticu lar de la centra-
lización. Sin embargo, la cantidad de poder centralizado aumenta
en los niveles superiores, de modo que el p ader ejercido desde el
centro (que es necesariamente coherente c<jn su estructura par
ticular) es desproporcionadam ente mayor. A la izquierda (bajo
las U nidades Coordinadas) se encuentran l os conjuntos coordina
dos o las comunidades de unidades centraliz;idas del tipo indicado
a la derecha. Disponemos sin dificultad de ana term inología para
las unidades centralizadas, como se sugirió en el análisis anterior
de la secuencia del crecimiento. Sin embar! *o, el sesgo centralista
que caracteriza nuestro pensam iento acerca de estas cosas nos ha
dejado con pocos términos apropiados para las clases de unidades
240
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 241
coordinadas a las que pertenecen las jefaturas, los reinos y las na
ciones. U na razón práctica de esta carencia de un a term inología
consistente es el hecho de que pueden form arse u n idades coordi
nadas de acuerdo con criterios muy diversos; dado nuestro modo
form alista de p ercib ir las cosas, es más probable que caracterice
mos tales cosas en términos de los criterios y las fo: 'mas p articula
res que asumen y no como m iem bros de una clase más am plia de
unidades. Por lo tanto, los términos que designa n los conjuntos
coordinados deben tomarse sólo como ilustrativos: n o pretenden ca
racterizar la diversidad de los conjuntos que pueden aaber ocurrido.
A. LOS PROTONIVELES
Incluimos aquí los protoniveles p ara d ejar en claro que los proce
sos principales reproducidos en cada n ivel están p resentes en los
órdenes inferiores del desarrollo. Los individuos son organismos
centralizados, un conjunto coordinado de los cuales es la colecti
vidad que integra la u n idad doméstica. De igual m odo, la unidad
doméstica es una entidad centralizada que, en u nión de otras, inte
gra la banda. Ni el ind ivid uo ni la unidad dom ést: ca por sí solos
son organizaciones viables. Sólo podrán sobrevivir durante perio
dos limitados, pero en últim a instancia no pueden sob revivir apar
te de una coordinación superior. A lgunos indivie luos, como los
japoneses que se escondieron en las islas del Pacífico después de la
segunda G uerra M undial, pueden sobrevivir solos muchos años,
pero es obvio que no pueden reproducirse, y su éxito mismo en el
aislamiento los m arca sim ultáneam ente como un Eracaso para la
especie. La coordinación ocurre m ediante divereos mecanismos
culturales básicos, fundam entalm ente el lenguaje oomún, la con
sanguinidad (principalm ente la filiación), las aliemzas de afines
y otros rasgos culturales de o rd in ario propicios p ara la supervi
vencia recíproca dentro del am biente. Los in d ividuos no pueden
sobrevivir sólo por la coordinación; debe haber p o r lo menos algu
nos periodos m ínim os en los que actúen con algú n grado de cen
tralización (como en la asistencia a los en ferm os, o a las m ujeres
que dan a luz, el cuidado de los infantes, y Otras actividades que
requieren la toma centralizada de decisiones); de otro m odo no
sobrevivirán, como ocurre con los individuos aislac l os.
La unidad sociológica básica del sistema es la u n idad doméstica.
Adviértase que no estoy llam ando a esta unidad “l:i fa m ilia ”, aun
que obviam ente se compone en lo fundam ental de r elaciones fam i
liares. La unidad doméstica es la unidad centraliz ada que provee
212 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN IE L PODER
la base necesaria para la reproducción de los individuos. Dado el
im pulso genético, es im probable que una secuencia de unidades
dom ésticas endógamas pueda sobrevivir inde Einiclamente. Una uni
dad tan inm aculadam ente concebida no pu ede responder por el
resto de la especie; requiere la coordinació n de un conjunto de
tales unidades. En consecuencia, se propo ne el nivel local como
la organización social hum ana m ínim a qu e puede sobrevivir du
rante varias generaciones. Ni siquiera aquí podría haber sobrevi
vid o la especie si sólo hubiese existido un a unidad coordinada a
este nivel. H ubo muchas de tales unidades que, tomadas en con
ju n to , constituyeron una coordinación terri torial continua, tal vez
de acuerdo con el patrón clásico de los d ialectos franceses. Pero
toda clasificación o taxonom ía es arbitraria t; y m ientras entenda
mos que la supervivencia de una sola de t s les unidades coordina
das sería incierta, podemos iniciar aquí nues t ra secuencia evolutiva.
Antes de exam inar las fases de los nive tes de integración, un
examen de la unidad dom éstica puede resulta r instructivo. El ci
clo de la unidad doméstica reproduce la se cuencia de crecimiento,
en form a sim ilar a la recapitulación de la f ilogenia que ocurre en
la ontogenia. La gráfica 17 muestra cómo evoluciona la unidad
dom éstica a través de la secuencia de unid tdes de operación esta
blecida antes, incluido un paso inicial como una unidad agregada.
En la prim era generación habrá una divers .:dad de hombres y mu
jeres casaderos; esta característica perm ite clasificarlos como una
unidad agregada; es decir, están persiguien do independientem ente
un tipo común de meta, o sea alguien del sexo opuesto. En algún
punto, los m iem bros de dos pares descubr en que se sienten atraí
dos recíprocam ente y, en tal virtu d , form a n dos unidades de iden
tidad. En el cortejo establecen relaciones recíprocas que, gracias
a la alianza subsecuente, convierten cada par en una unidad coor
dinada. Estas unidades coordinadas produ t:en luego descendientes,
un acontecim iento que convierte a cada u na de ellas en una uni
dad centralizada (sin considerar por ahor a. si el padre, la madre,
o ambos, constituyen el elem ento centrali; ssador). Los descendien
tes, constitutivos de la segunda generación, pasan su infancia como
miembros subordinados de estas unidades de operación centraliza
das hasta llegar a la n ub ilid ad e iniciar una repetición de la se
cuencia com portándose como m iem bros d t2 una unidad agregada.
M ediante el sim ple instrum ento de las reg las de incesto de la uni
dad doméstica que im ponen el m atrim on:so con una persona del
sexo opuesto de la misma generación, se establece un sistema de
m atrim onio entre primos en el curso de dos generaciones.
m
Generación Unidad agregada Unidades de identidad Unidades coordinadas Unidades Icentralizadas
/'"O '.
> ®=A 0 = A
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN
Primera
fi» ^ j ISA A ©OA
®=A
o
c> e
o
/•/■V ,'A o rrTi
IWI
. í =Á j © =:A
, 0 !
Segunda o
A O 1)Á ®A0
b o
\7
4
243
GRÁFICA 17. Secuencia de crecimiento de las unidades domésticas
244 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEU PODER
Con este ejercicio no tratarnos de explorar jsl juego coordinado
de las reglas del parentesco, sino mostrar que la unidad dom éstica,
como se ilustra en el p atrón de repetición ge n eracional, sigue una
secuencia de crecimiento que es, en efecto, u n ciclo de creciente
concentración del poder interno. Así pues, la expansión y concen
tración del poder está im plícita en los p ro to n i ^eles de la evolución
social, como ocurre también en el ciclo vita' individual. No es
algo que surja m arginalm ente en etapas posteriores de la evolución,
sino algo estructural al nivel más bajo. Este hecho extraord in aria
mente im portante ha sido oscurecido hasta cierto punto por la
preocupación excesiva de los antropólogos ce n el análisis del as
pecto coordinado de las relaciones de parentes <:o. No ha dejado de
advertirse la existencia del poder en las fa rnilias y las unidades
domésticas, pero la presencia de la dinám ica del poder expansio-
nista como un proceso central para los niveles más bajos de opera
ción social pone en claro que la expansión ao es algo reservado
para las etapas posteriores del desarrollo cult ural.
Las unidades domésticas se coordinan med¡ante la exclusividad
territorial, las relaciones consanguíneas y afin es, y otras formas cul
turales que las caracterizan como relativam ei i te relacionadas. En
la gráfica 16, la fase coordinada de la unidas dom estica se refiere
al hecho de la coordinación y a la situación empírica existente en
tre las bandas durante ciertas estaciones en que se separan para
aprovechar m ejor los recursos dispersos o las variaciones ecológicas
estacionales. Su coordinación se intensifica periódicam ente en ri-
tuales estacionales con los que todos están fa rníiliarizados. Así pues,
esta separación estacional altern a con perio < dos de m ayor con ni
nielad .
En la secuencia de crecim iento entre los n veles dom ésticos y lo-
cales hay una posición de transición entre u ni conjunto laxam ente
coordinado de unidades domésticas y un conj u nto centralizado que
constituirá una banda. Hasta donde yo sé, n o existe ningún nom
bre p articu lar para esta posición; en la gráfi ca 16 se indica por el
térm ino “bandas fam iliares relacionadas”. D ado que las fases in
termedias reaparecen a niveles más altos, se; hace conveniente la
institución de una categoría de una fase “sem icentralizada”. Es
evidente que la m ayoría de las sociedades c aen en este intervalo,
y en efecto oscilan en su interior, entre los extremos polares de la
centralización y la coordinación.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 245
B. E l n iv e l local: ban da y t r ib u
La banda es la form a viable más p rim itiva de la organización so
cial hum ana centralizada. Su centralización se bas i. por entero en
el poder asignado, y la naturaleza de la toma de d ecisiones ha sido
descrita a m enudo en la litera tu ra .1 Ya he come ¿ tado la impor-
tancia del ordenam iento balanceado entre estos i :i dividuos; pero
el ordenam iento, aun a este nivel energético muy bajo, puede ma-
nifestar fácilm ente una calidad más notoria y detí ;rm inante sobre
bases distintas del sexo, la edad y la capacidad ind ividual. C ontra
Jo que suele creerse, entre algunas bandas es evide; i te una diferen-
ciación de rangos m ediante la acum ulación de u n m ejor control
sobre el am biente. Edwin A. W in ck ler ha resumí c o:
Hart y Pilling (1960) han descrito el comercio de erechos sobre las
mujeres que constituye una carrera política entre los tiwi [una pobla-
ción aborigen de Australia]. La recompensa de una t arrera afortunada
no es el acceso al cargo político, sino la organizaci 'n
' de esposas de
varias edades en un equipo eficiente para la recolecsiión de alimentos,
lo que provee un nivel de vida más alto para el ems>resario político y
atrae a su campo a hombres más jóvenes o meno s afortunados. La
maduración de tal carrera política durante el ciclo vital de los indi-
viduos es un determinante importante de la distribstción de personas
y recursos en momentos particulares, y transmite un slentido de proceso
político organizado que no se obtendría con los eS>isodios de “reso
lución de conflictos” .2
Cuando ahondamos la exploración descubrimos q ue los líderes es
quimales y xavantes (Brasil),3 al igual que los lídebes tiwi (Austra-
lia),4 tienen claramente más esposas que otros iembros de sus
bandas y, quizá en parte como una consecuencia d e esta situación,
no es infrecuente que el liderazgo tienda a seguir una línea here-
ditaria particular. Así pues, cuando hay muy escas jis diferencias de
poder, el éxito ele los individuos en competencia puede conducir
a la introducción de una base nueva de ordenantiiento.5 Este or-
1 Véase, por ejemplo, Lévi-Strauss, 1967; véase una crítiq;a en Service, 1966,
cap. 4.
2 Edwin A. Winckler, 1970, p. 310. Reproducido de “Poli tí•cal Anthropology”,
Bieinial Review oj Anthropology, 1969, comp. B. Siegel, co n permiso de Stan-
ford University Press.
3 Laughlin, 1968, p. 317.
4 Pilling, 1968, p. 141.
5 El éxito de la adaptación aparece disfrazado a veces, c etrás de otros pro-
216 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE L PODER
denam iento tiene un éxito de adaptación rel; i tivo, y su presencia
en una población aborigen australiana no significa que se encon
traría en todas las organizaciones de bandas d <í este nivel, sino que
puede existir.
El papel del líder consiste en encabezar a sus seguidores a donde
ellos decidan ir. Es posible que esta posición sea particularm ente
codiciada o no, pero, para conservarla debe tener el individuo ha
bilidad para tom ar decisiones que parezcan a p ropiadas a los miem
bros ele la banda. Muchos autores han subra yaclo la falta de auto
rid ad m anifestada por los líderes de bancas, pero — com o lo sugerí
antes en este ensayo— la “autoridad de hab ü idad” es tan im por
tante en la evolución continua del poder co rno la “autoridad del
p o d er”. El énfasis que se ha puesto en la lit gratura en la “caren
cia” de autoridad, más bien que en una clase particular de auto
ridad, ha alejado la atención del hecho muy im portante de que la
banda estará necesariam ente centralizada p ara que la población
sobreviva y utilice las mejores habilidades d isponibles.
La banda se encuentra tam bién en una l ase term inal de una
secuencia de crecimiento. El crecim iento demográfico sólo puede
traducirse en la rnera expansión mecánica de la banda. Esto reque
riría el alejam iento de nuevas unidades coordinadas o la formación
de unidades nuevas por encima de las exis :entes, para crear así
nuevos niveles de articulación. J. B. Birdsell |reseñó recientemente
Ja litera tu ra existente sobre el tamaño de la g bandas de cazadores
y concluyó que la “tribu dialéctica” austral ; ana (un conjunto de
bandas coordinadas por un dialecto común) “se aproxim a estadís
ticam ente a 500 personas”. En opinión de Birdsell, esta cifra de
pende de las posibilidades de la comunicac íón;G Sin embargo, el
tam año de cada banda parece llegar en pr om edio a veinticinco
m iembros, de acuerdo con los datos censales obtenidos en tres po
blaciones de cazadores separadas (la India, Á frica y A ustralia).7
Algunas circunstancias especiales pueden generar agrupam ientos
cesos. Forde informa que, entre los yako de África Occidental, e? culto ikpurng-
kara tenía mayor prestigio que el culto estructuralm t'ntc similar y más antiguo
del okindom porque aquél era más nuevo. Sin en bargo, probablemente era
más importante el hecho de que se ocupaba de los problemas surgidos del
crecimiento de la población: la escasez de la tierra, el robo de gar ado, los
derechos de vivienda, etc. Así la sociedad más nue\■a, debido al momento de
su aparición, era más decisiva la supervivencia y tenía un rango m;ís elevado.
Véase Forde, 1967.
o Birdsell, 1968, p. 232.
7 !bid., p. 23!?; véase también Martin, quien esti :na una cifr a similar para
los havasupai de Norteamérica (1973).
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 247
más grandes, pero la reseña de B irdsell indica que las excepciones
son probablem ente menores de lo que antes se pesc aba.
Así pues, el tam año potencial de las bandas de':>e considerarse
en términos de su mera actuación y en térm inos de >u actuación en
una coordinación más intensa con otras bandas, es decir, como
organizacione!i tribales o porciones de tales orga:íiizaciones. Por
razones que probablem ente com binan los factores scológicos y de
poder, por una parte, y los factores históricos form a ies, p o r la otra,
variará la organización interna p articu lar de las b a ndas. Peter R i-
viere hace una comparación interesante entre dos grupos aldeanos-
de indios sudamericanos, los trio y los akwe-shava :ate. Ambos de
penden de la agricultura de roza y quema, la caz s, la pesca y la
recolección. Los trio, quienes viven en aldeas de u ñ as treinta per
sonas, no tienen división dual de facciones d en tro de sus comu
nidades, pero consideran cada aldea como la unidas 1 m ínim a de la
integridad e integración. Los akwe-shavante vive r. en aldeas de
80 a 350 individuos divididos en facciones que ap oyan a uno u
otro jefe, de ord inario por lineam ientos de lin aje.3 En esta form a,
se puede apreciar aun al nivel más bajo de la organización humana
viable el surgim iento de conflictos de decisión qu e, de continuar
la expansión, conducirían a la diferenciación de n nevos niveles de
■ te
in . gracion.
■/
La expansión y la adaptación de las organizaci ones de bandas
han ocupado la m ayor parte de la historia hum an: i. Los Grandes
Hombres de M elanesia y N ueva G uinea, a los que pueden asimi
larse los jefes akwe-shavante, proveen la ilustració:si clásica de la
evolución prístina de la banda hacia la jefatu ra. Los Grandes Hom
bres, que recurren a diversos enlaces sociales, tratan de concentrar
el poder social para avanzar a un n ivel más alto. Por razones no'
enteram ente aclaradas por los especialistas, su fra caso es aparen
temente inevitable, de m odo que en ú ltim a instan cia son rem pla
zados por com petidores. La competencia y el con dicto entre las'
bandas no conducen al enclave y la incorporación, porque ningu
na banda tiene poder suficiente para retener el poder social sobre
otras. Por lo tanto, si una banda se enfrenta con éxito a otra, a'
causa de la circunscripción social o ecológica, el res' altado debe ser
la dispersión o el desplazam iento de la población v ecina. Los cau-
, tivos pueden ser muertos, quizá devorados o escla ^izados; y si es
necesario serán unidos en m atrim onio o adoptados.
■ El problem a de la naturaleza de la incorporación a la banda y
a Riviere, 1970.
248 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
la organización a nivel in ferio r cobra im p orta:acia cuando el orden
social niás am plio alcanza niveles de integr cción superiores. Las
jefaturas, fundadas en el poder asignado p o r los individuos, están
dispuestas a incorporar a los vecinos si no necesitan in m ediata
m ente los recursos y si las unidades m e n o r :s están dispuestas a
otorgar lealtad al jefe extran jero (lo cual sig n ífica que pueden ate
morizarse hasta el punto de aceptar el dom: nio de tal jefe). Sin
embargo, al nivel local o de la banda, la base real de la expansión
es la coordinación más am plia de la tribu, lo que perm ite la agre
gación de un núm ero de individuos bastante p ara constituir la
base de una jefatu ra. Dado que se ha puesto en duda la existencia
m isma de la tribu, nos ocuparemos brevemeí rte de este tema.
M encioné antes la conclusión de M orton I'ried en el sentido de
que jamás existió entre los prim itivos prístinos algo parecido a
“la trib u ”. “La m ayoría de las tribus parecen fenóm enos secun
darios en un sentido muy específico: puede n ser el producto de
procesos estimulados por la aparición de sociedades relativam ente
muy organizadas en otras sociedades de orga nización mucho más
simple. Si esto puede demostrarse, el tribalismo puede considerarse
corno una reacción ante la form ación de u.aa estructura política
com pleja más bien que como una etapa prelim inar necesaria en
su evolución.” 9 Ya he indicado que me pat ece ú til la noción de
“trib u ”; y es ú til precisam ente como una des ígnación para las rela
ciones coordinadas que existen entre dive] sas bandas o aldeas.
Fried no pudo incluir la “trib u ”; yo no pu edo prescindir de ella.
En efecto, si no existiera la palabra tr ibu,, yo tendría que inventar
una o d ejar la categoría sin ninguna designación específica. Como
están las cosas, el n ivel local de la integra ción es el único para
el que existe un térm ino adecuado para la designación de la uni
dad coordinada.
La clase de coordinación que ocurre a este nivel puede intro
ducir nuevos elem entos energéticos que no suelen encontrarse den
tro de una banda singular, porque una colectividad de bandas
puede ocupar un territorio mucho más ext enso que el de las uni
dades domésticas dispersas. Cuando lo perm ite la ecología, puede
evolucionar el comercio, basado en las vari aciones de los recursos
de com ponentes tribales, estableciendo así otro enlace coordinado
que m ás tarde podrá extenderse a otras tribus.
Algunas tribus, como las de los indios de las planicies antes
citados, fluctúan esencialm ente en un patr ón que repite la coor-
9 F rie c l, 1967, p . 170.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 249
dinación ele la organización de las unidades d om ésticas dentro de
una banda, sólo que a un nivel más alto. O tras; como los tonga
de A frica, continúan esencialm ente como una se::ie de aldeas, se-
m ilrashum anies p ero conectadas p o r una gran d iversidad de ob li
gaciones de parentesco, rituales, y de otras d a: es, que resultan
equilibradoras.101 Para la tribu, “la form ación de cuerpos políticos
regionales resulta d ifícil con frecuencia. . . La unidad más alta
debe contener con las divisiones segmentarías c e la infraestruc
tura, con grupos locales, económicamente autón omos, dispuestos
a definir y defender sus propios intereses contra todos los inva-
sores ’ 7 11
A este nivel se pone en claro que la coordinación no tiene que
ser siem pre amistosa. La guerra, o m ejor dicho hts incursiones, en
busca. de m ujeres, de botín, u ocasionalm ente de “esclavos”, form a
parte im portante del sistema de relación que de be verse como un
instrum ento de coordinación. En este contexto, l í>s esclavos son de
ord inario individuos agregados a la banda o la u rúdad tribal, quie
nes pueden tener tareas especiales pero de ordi n ario desempeñan
el papel de forasteros residentes. Estos esclavos n u guardan ningu
na relación con la esclavitud m ob iliaria que a p arece cuando las
sociedades alcanzan niveles de evolución más alíos. Por supuesto,
el parentesco y el lenguaje siguen siendo im por íantes en la cone
xión de estos componentes. Pero los sistemas pu i den volverse mu
cho más extensos. A rth u r R. Sorensen J r. ha inf c rmado, por ejem
plo, que en la región fronteriza brasileño-colom b iana hay más de
veinticinco grupos lingüísticos diferentes, pero c ada individuo ha
bla con fluidez tres o cuatro lenguajes o más, y h ay cuatro linguae
francae. Esta situación extrem a se debe a la p resencia de agrupa-
mientos patrilineales exógenos donde los lengu ajes se m antienen
estrictam ente. Por lo tanto, cada niño debe hablai el lenguaje de su
padre y el de su madre, así como algunos de sus vecinos. 1 2
Sahlins ha analizado tam bién una form a p articular de expan
sión depredadora que ocurre con un tipo partir :ular de reorgani
zación tribal, el de los llam ados “linajes segmen íarios”.13 R e firién
dose específicamente a los la r de los tiv de A fri ca Occidental y a
las aldeas de los nuer, Sahlins argum enta convincentemente que
estas organizaciones corresponden a la situación de coordinación
10 Gluckman, 1965a, pp. 91-97, derivado de materiales de Elizabeth Colson.
11 Sahlins, 1968, p. 17. Reproducido de Marshall D. Sahlins, Tribesmen,
© 1968. Con permiso de Prentice-Haü , Inc., Englewood Cliffs, Nueva Jersey.
12 A. R. Sorensen, 1S67.
13 Sahlins, 1968.
250 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE L PODER
general que resulta lógicam ente necesaria, y a<iemás que sólo po
d rían o cu rrir en una situación in te rtrib a l, es decir, no podrían
ocu rrir en respuesta a las jefaturas u otras for m as. de organización
más evolucionadas. Esto se opone especifícame ote a la afirm ación
de Fried de que la trib u surgió como una reacción a tales organi
zaciones más avanzadas. Sin embargo, como señe da Sahlins, los casos
de depredación son más o menos especiales, y no hay necesidad de
atacar una form a más general del argum ento de Fried. En efecto,
si la tribu es una organización coordinada, se seguiría que la
centralización de una trib u hacia la posición general de la je fa
tura derivaría específicam ente de las presiones de la circunscrip
ción social. Así pues, aunque no es necesaria inente una reacción
ante las sociedades más avanzadas, com o sugi ere Fried, la centra
lización sería una reacción ante otros grupos.1'*
Una de las cosas que perturbaron a Fried en los esfuerzos de
definición de la tribu fue el hecho de que las fronteras que servían
para identificar las tribus eran exactam ente las mismas que se uti
lizaban para identificar y diferenciar las ban l as. Para Fried, “la
m ayoría d e las llam adas tribus” parecían “curiosas m escolanzas,
antes que unidades homogéneas, cuando se exam inaban más de
cerca”.1” Estoy enteramente de acuerdo con es ' o; así son las tribus
y por eso precisamente satisfacen tan bien la necesidad estructural
de una entidad coordinada que pone en re lación las bandas, los
linajes, los clanes, y (o) las aldeas. Sin ellas ya no podría haber
evolución hacia las jefaturas. Cuando en con t amos una categoría
estructuralm ente necesaria, tan abundante en la literatu ra, debié
ra m os seguir la im plicación y aceptar que la ribu es un concepto
útil.
Cuando preguntem os por qué unas unidad es domésticas encuen
tren conveniente form ar bandas más centra lizadas, diremos que
una razón tan buena como cualquier otra es para sobrevivir me
jo r, m ientras lo perm itan el com plejo del am b iente y la tecnología.
Cuando se trata de defenderse frente a otras unidades en expan
sión, conviene aum entar el núm ero de mie mbros de la propia
unidad. C uando planteam os el m ism o interro gante a la amalgama
de componentes tribales (bandas, aldeas, lin ajes, clanes, etc.), la
respuesta es la misma. Resulta ventajosa la extensión del área de
paz, pero tam bién hay ventajas en la capacidad de ir a la guerra.
Cuando encontram os restricciones a la expansión de la producción
14 Sah lins, 1961, p. 342; Fried, 1967; 1968a.
rn Fried, 1968a, p. 13.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 251
por medios pacíficos, el control de los medios de d estrucción puede
ser igualm ente útil.
C ualquiera que sea el impulso, Lucy M air h a sugerido — de
acuerdo con algunos m ateriales de A fric a O rienta 1— la existencia
de dos condiciones im portantes que deben satisface] :se antes de que
surja una jefatu ra (M air habla aquí de “reino'’, pero nosotros lo
interpretarem os como u n a jefatu ra).10 U n a de t ales condiciones
es el poder ritu a l heredado, y la otra es la capacidi id para atraer y
conservar un grupo de partidarios. M air presenta dos ejem plos (los
gusii y los m andari) donde puede encontrarse en p roceso una tran
sición hacia la je fa tu ra m ediante el apego de clie.ates, partidarios
que, en estos casos, provienen de ord in ario de so :iedades vecinas
o de otros componentes menos afortunados de a misma tribu.
Estos individuos eran, por una razón u otra, re rngiados que se
arrim aban a los líderes locales para obtener p ro lección y apoyo
en la búsqueda de los medios necesarios para el matrim onio, etc.
Los a lu r del occidente de U ganda tenían lin ajes de jefatu ra su
puestamente dotados de her,, cierta cualidad de j efatura necesaria
para la actividad ritu a l y política que sólo podía o atenerse a través
de la herencia. Dado que este poder no podría ob i enerse mediante
la im itación ni m ediante el éxito económico, los pueblos sin jefe
pedían a los a lu r que les enviaran un h ijo de j e f ; para que fuese
su jefe. Más tarde, el nuevo jefe declararía su inde p endencia fren te
a su padre y procedería a gobernar por sí solo. M i ir trata especial
mente de dem ostrar que los reyes pueden surgir sin la conquista,,
una observación im portante sin duda. P orque una vez establecidos,
las jefaturas o los reinos en expansión podrían c onquistar a sus
vecinos (o ser conquistados por ellos), pero subsis le el interrogante
básico de las form as en que surgen las jefaturas sn p rim er lugar.
La relación de patrón-cliente aparece entre el n ivel de integra
ción de la banda y el de la jefatu ra. Es el proceio principal para
que los individuos empiecen a concentrar un p oder independiente
del poder asignado que les han concedido sus com pañeros. Aparece
primero en la obtención de mujeres, quienes pi oveen alim entos
y niños, pero más tarde se concentra crecientem i nte en la obten
ción de otros bienes necesarios. A m edida que ev oluciona, la re la
ción ele patrón-cliente se convierte en sentido eslructural en una
combinación de los modos de relación ya existen tes. Dado que la
reciprocidad es ya una base establecida de in te ria m bio en los o r
ganismos políticos a nivel de las bandas, ahora se convierte en una 16
16 Mair, 1962, cap. 4.
252 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE I. PODER
relación que diferencia más aún a las persona a de rango más alt0
y m ás bajo. La mera concesión recíproca de pod er o el intercam bio
entre dos individuos no puede generar m ás q r e una unidad coor
dinada; contando con un superordinado, la p auta cam bia ahora
de tal m odo que existe una reciprocidad entra ; el poder asignado
y el poder delegado. Los individuos de ranga in ferior buscan la
posición de cliente y así se m ultiplican con r aspecto a un patrón
particular; y el patrón de rango superior resp onde en form a recí
proca, pero ante numerosos clientes. En cons ecuencia, los clientes
asignan poder o bienes al patrón, y el patrón reciproca im plicán
dose en efecto en lo que llega a ser un proceso de delegación de
poder y de bienes. El patrón eficaz es aquel que logra acum ular
más, de modo que pueda dar más y así gar ar inás clientes. La
base fundam ental del poder es el tam año d a 1 conjunto total de
la clientela, ya que la fuente básica del poder del individuo de alto
rango sigue siendo la asignación. En virtu d de que la pauta de
patrón-cliente evoluciona para los individuos conio parte de una
com petencia con otros que aspiran al rango e l svado, no contribuye
a la solidaridad sino a la segmentación comp lem entaria. Así pues,
por sí misma no conduce a la estratificación social sino a la m ul
tiplicidad fluctuante de dominios ordenados de Grandes Hombres
y de jefes ricos y carismáticos.17
Nueva G uinea y M elanesia constituyen un úrea im portante para
la comparación, porque allí existen m uchas sociedades agrícolas
semicentralizadas entre la tribu y la jefatu ra. Los componentes son
aquí aldeas, y la organización básica com bina la dependencia coor
dinada del parentesco con el surgim iento de dos niveles políticos
de integración claram ente marcados. H. A. Pt >well ha descrito esta
situación para los isleños trobriand, una so eiedad hortícola esta
ble con un n ivel de integración que podría d escribirse como tribal
avanzado:
Quizá la mejor descripción breve de las organi n a c io n e s políticas autóc
tonas de los trobriand sea su identificación co n o una variante de los
sistemas de liderazgo competitivo individual de los “Grandes Hom
bres” que son comunes en algunas partes adyacentes de la Melane
sia, modificados en las Trobriands, por lo menos en la Isla Kiriwina
Norte, por el sistema del rango. Este sistema restringe el derecho a
competir por el liderazgo político en cualqni rr localidad dada a los
miembros del grupo de descendencia matrili? ieal de más alto rango
o subclan (dala) asociado a ella, y al mismo t empo tiende a asegurar
'17 Véase una discusión de los Grandes Hombres e i Sahlins, 1963 y 1968.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 25.3
que se seleccione entre ellos a un hombre como líde] ■ de la localidad,
por lo menos en potencia. Las relaciones económicas y políticas de la
población tienden a enfocarse sobre él, de modo que la población
se organiza a su derredor y tienden a cooperar coro > una unidad en
competencia con las poblaciones de otras localidades similarmente di
rigidas y organizadas. La actividad política de los trobriand consiste
así en un proceso continuo de creación, expansión y contracción de
grupos de partidarios y áreas de influencia por parte de hombres cali-
ficados para competir por el liderazgo. . . El atribu to del rango con-
fiere a quienes lo poseen ciertas ventajas que los pr oveen del núcleo
de un grupo de partidarios y del derecho a aspirar a expandirlo por
lo menos hasta un punto conmensurable con su ratjigo.18
Los kapauku, a n te s c ita d o s , c o n s titu y e n o tro e je m p l o de e s te s is -
te m a , d o n d e son e x p líc ito s lo s n iv e le s y e l s is te m a de c lie n te s . E n
tre lo s n iv e le s p o lític o s (v é a s e el c u a d ro 1 ), s ó lo t re s no son sub-
d iv is io n e s d e l s is t e m a d e p a r e n t e s c o : l a u n id a d d o m é s tic a , la a ld e a
y la c o n fe d e r a c ió n . P o r ra z o n e s q u e ya hem os in d ic a d o , no in c lu i
r ía m o s a la u n id a d d o m é s tic a com o un n iv e l v ia b l e p o r s í m is m o ;
p o r lo t a n t o , a c e p ta r ía m o s la a fir m a c ió n d e q u e lo s k a p a u k u tie n e n
c la r a m e n te una o r g a n iz a c ió n de banda, p e ro t a m t ié n se h a n cen
tr a liz a d o h a s ta c ie r to p u n to p a ra fo rm a r c o n ju n to s de G ra n d e s
H o m b re s c la r a m e n te c o o r d in a d o s . La u n id a d m á : ci m a de lo s ka
pauku es la c o n fe d e r a c ió n , p e ro el lid e r a z g o de la c o n fe d e r a c ió n
depende de la o b te n c ió n de m uchos p a r tid a r io s , o que a su vez
se l o g r a p r in c ip a lm e n te m e d ia n te la e lo c u e n c ia y la g e n e r o s id a d ,
e s ta ú ltim a d e p e n d ie n te de la r iq u e z a , que a su vez depende de
la o b te n c ió n de p a r tid a r io s . Los p a r tid a r io s se a pr e g a n m ie n tr a s
e l l o lo s b e n e f i c i e ; s i a p a r e c e un G ra n H o m b re m á .; p r o m e t e d o r , es
p r o b a b le que m uchos p a r tid a r io s c a m b ie n de p a tr ó n . P o r lo ta n to ,
e l lid e r a z g o de la c o n fe d e r a c ió n depende c o n s ta n te m e n te d e l é x ito
p e r s o n a l, d e m o d o q u e un p a tró n que e n v e je z c a o v e a d e c lin a r su
fo rtu n a s e rá d e s p la z a d o .
En lo s ca so s c ita d o s d e Á fr ic a O r ie n ta l, e s tá d a to que un G ra n
H o m b re kapauku, d o ta d o de poder r itu a l h e re e a do , te n d rá un
in s tr u m e n to p a ra fija r e l n ú c le o de su c o m p e te n c ia en s í m is m o y
e n su s d e s c e n d ie n te s . J. A . B a rn e s , q u ie n no p re s t a ta n ta a te n c ió n
a l r itu a l, o b s e rv ó que la s m o n ta ñ a s de N ueva G u in e a no a lb e r
gan el “ d o g m a de la d e s c e n d e n c ia ” que es t a n cor n ú n en A f r i c a . 19
18 Powell, 1960, p. 118. Reproducido del Journal of the Royal Anthropo-
logical Institute, vol. 90, núm. l.
19 Barnes sugiere también que “...a pesar de estas ac araciones, creo que
todavía puede postularse que el desorden y la irregularidad de la vida social
251 CN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D EL PODER
La d e s c e n d e n c ia es s ó l o una de v a r ia s c o n e x io n e s p e r s o n a le s que
p o d r ía usar un G ra n H o m b re p a ra ganar se g u i d o r e s ; en e fe c to ,
ta le s s e g u id o r e s n i s iq u ie r a se l i m i t a n (e n e l c aso d e lo s kapauku)
a la c o n fe d e r a c ió n p a r tic u la r encabezada por é l. D iv e r s o s o b s e r
v a d o re s de M e la n e s ia y de N ueva G u in e a h an in fo r m a d o e le una
s itu a c ió n e s e n c ia lm e n te s im ila r , lo que p la n t ea de nuevo la p o s i
b le im p o r ta n c ia de lo s e le m e n to s s a g ra d o s , en el s e n tid o de la
r e lig ió n y e l r itu a l, y en e l s e n tid o de lo sa._ j a d o de R e d fie ld , es
d e c i r , d e la s c u e s t i o n e s del dogm a que no d e b en c u e s tio n a r s e .2 °
A n te s de s e g u ir a d e la n te , e x a m in e m o s p or un m o m e n to la s
el ases d e e je r c ic io del poder que e s ta m o s m a :í e j a n d o a h o ra . En la
banda, corn o se re c o rd a rá , el poder c e n t r a ] iz a d o se basaba por
e n te ro en la a s ig n a c ió n . D ado que la tr ib u es p o co in á s que una
c o o r d in a c ió n de b a n d a s , r e q u ie r e c ie r to in c r e m e n to de lo s r e c u r s o s
p e ro depende aún m ás de un a u m e n to de 1;i p o b la c ió n . En cam
b i o , la s j e f a t u r a s in tr o d u c e n un e le m e n to n u e v o e n e l e s c e n a r io del
p o d e r. La c o n s tr u c c ió n del apoyo de un g ru p o de p a r tid a r io s s ig
n ific a la o b te n c ió n de tr ib u to s en e s p e c ie , s u a c u m u l a c i ó n , y lu e g o
Ja p r o v i s i ó n d e p e r ió d ic a s f ie s ta s de r e d is t r i b u c ió n . El G ra n H om
b re depende del poder a s ig n a d o de lo s in d iv id u o s ( in c lu id o s lo s
h a b ita n te s de o tra s a ld e a s ) que se c o n v ie r t m en sus p a r tid a r io s
p o rq u e lo g r a o b te n e r y d is tr ib u ir r iq u e z a , t r d u n fa r com o líd e r g u e
rre ro , y convencer com o o ra d o r. E l G ra n H o m b re es u n líd e r de
bandas que s u rg e ; no t ie n e una a u to r id a d de poder a p la s ta n te ,
p e ro en lu g a r de depender del consenso g e n e ra l de lo s m ie m b r o s
de la banda, ha e s ta b le c id o una s e r ie de r e d a c io n e s r e c íp r o c a s con
lo s in d iv id u o s . U tiliz a el poder que se l e h ; i a s ig n a d o p a ra ganar
m ayor r iq u e z a y p o d e r; y la base a g r íc o la y g a n a d e ra (c e rd o s ) le
p e r m ite a c u m u la r e s te m a te r ia l de ta l m od 3 que su é x ito m is m o
le da c ie r ta base de p o d e r in d e p e n d ie n te . S in e m b a rg o , e s te poder
e n las M o n ta ñ a s , p o r c o m p a r a c ió n co n la s itu a c ió n e x is te n te e n tr e los tiv , p o r
e je m p lo , se d e b e e n p a r te a l a lt o v a lo r c o n fe r id o a la m a ta n z a ” (1962, p . 9).
L a v io le n c ia y la m a ta n z a p o r sí m is m a s tie n e n u n a e fic a c ia in c ie r t a a la rg o
p la z o p a r a la d is m in u c ió n de la p o b la c ió n , p e r o s: n d u d a p r o v o c a r ía n c ie rto
d e s o rd e n ; es p o s ib le q u e t a l d e s o rd e n h a y a s id o co n te n id o p o r u n “ d o g m a ”
a p r o p ia d o .
20 R . R e d fie ld c o n s id e ra d e m a s ia d o c a te g ó ric a 1a n o c ió n d e lo s a g ra d o de
D u r k h e im y p r o p o n e q u e “ u n o b je to es s a g ra d o en la m e d id a en q u e haya
re s is te n c ia , e m o c io n a lm e n te a p o y a d a , a p o n e r lo en d u d a e n té r m in o s ra cio n a le s
o p r á c tic o s ” (1941, p . 353). L a re s is te n c ia a p o n e r en d u d a es el te m a c e n tra l
a q u í; p a r a e x p r e s a rla p r e fie r o e l t e r m in o d o g m a , p o r q u e n o im p lic a n in g ú n
a s p e c to s o b r e n a tu r a l n i n ie g a q u e la re s is te n c ia p re d e e n c o n tra rs e d e n tr o de
u n m a r c o ra c io n a l.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 255
i n d e p e n d ie n t e es in e s ta b le o , m e jo r d ic h o , p o c o c o n fia b le . I d e a l-
m e n te , si u n G r a n H o m b r e d e s e a r a a s e g u r a r su jbo s ic ió n c o m o la
f ig u r a c e n t r a l d e la t r ib u , t e n d r í a q u e d is o c ia rs e - c o rn o d ic e P e te r
W o r s le y — d e u n a le a lt a d e s tr e c h a c o n c u a lq u ie r a d e lo s s e g m e n to s
o lo s p a r t i d a r i o s i n d iv i d u a le s d e lo s q u e d e p e n d fe. “ P a r a u n ir lo s ,
d e b e c o lo c a rs e p o r e n c im a d e e llo s ; n o p u e d e id e n tific a r s e c o n n i n
g u n a a ld e a o c la n . U n o de lo s m e d io s m á s efica< :es p a r a lo g r a r lo
es la p r o y e c c ió n d e su m e n s a je a l p la n o s o b r e n a tu r a l. T r a n s m i t e
u n m e n s a je d e D io s o d e lo s a n c e s tro s y p id e a l p u e b lo q u e se u n a
a l m o v im ie n t o s o b re la b a se d e u n a le a lt a d c o m ú
y u n a o r g a n iz a c ió n q u e e s tá n p o r e n c im a d e t o d o s e llo s y lo s
u n e n ” .2123 L a v e n t a j a d e l a l u r a f r ic a n o s o b re su: : v e c in o s e r a la
c re e n c ia c o m ú n e n la e fic a c ia r i t u a l d e sus je fe s ; y e l é x ito d e lo s
m o v im ie n to s m ile n a r io s e s tu d ia d o s p o r W o r s le y se d e b ía a u n a
r e c e p t iv id a d c o m ú n a la e fic a c ia d e l lí d e r .
C. El nivel regional y el papel centralizadOR DEL DOGMA
U n a tesis p r e h i s t ó r i c a s o b re la q u e p a r e c e e x is tí r u n a lt o g r a d o
d e c o n s e n s o es q u e la s p r im e r a s s o c ie d a d e s c e n t r a liz a d a s p o r e n
c im a d e l n i v e l d e la b a n d a f u e r o n p r o b a b le m e n t e t e o c r á tic a s .22 C i
ta n d o a J u l i a n S te w a r d , V . G o r d o n C h ild e , R o h e r t A d a m s y A .
L e o O p p e n h e im , y u t iliz a n d o m a t e r ia le s s o b re la e v o lu c ió n p r e
h is tó r ic a e n lo s A n d e s , R i c h a r d P . S c h a e d e l h a s os te n id o q u e “ la
p r im e r a a r q u it e c t u r a p ú b li c a e stá r e p r e s e n t a d a p o r la c a p i lla r e l i
g io sa ” . S e g ú n S c h a e d e l, “ lo s a c o n te c im ie n to s d o c u m e n ta d o s e n
M e s o p o ta m ia e n t r e 2 5 0 0 y 1 7 0 0 a. c. ( O p p e n h e im ), p a r e c e n c o rr e s
p o n d e r a los a c o n te c im ie n to s . . . d e la c o s ta p e r n a n a e n t r e 5 0 0 y
1 2 5 0 . D o s in g r e d ie n te s d e l a s itu a c ió n s u b r a y a c a p o r A d a m s y
p o r O p p e n h e im f u e r o n . . . la c o e x is te n c ia , en e L c e n tr o c e r e m o
n ia l, d e s e g m e n to s p o lític o s c o n se g m e n to s re lig io c o s d u r a n t e a lg ú n
tie m p o , s e g u id a p o r u n p r e d o m in io d e lo s p r i m e r o s s o b re lo s s e g u n
d o s . . . ” 23 L u e g o , es f u n d a m e n t a lm e n t e i m p o r t a n te “ . . . e l h e c h o
d e q u e u n a o r g a n iz a c ió n p o lí t ic a te o c r á tic a s ó lo p u e d a c o n c e b irs e
e n té r m in o s f u n c io n a le s c u a n d o e l f a c t o r r e d is t ri b u t i v o es e s e n
c ia lm e n te c íc lic o . L a f u e r z a i n t e g r a d o r a d e la fu n c ió n r e lig io s a se
21 Worsley, 1957, p. 27; citado en Netting, 1972, p. 234
22 Flannery, 1972, p. 413: “Todos los datos a nuestra disposición sugieren
que los gobernantes de los estados ‘prístinos’ de la primera generación se reclu-
taron entre los linajes reales santificados.”
23 Shaedel, s. f. b, pp. 3-4 6. Usado con permiso del autor.
256 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
basa en este principio de participación. El me canismo de coerción
secular que caracteriza al urbanismo funciona [ es nocivo para el
sistema" .24
Schaedel ha conectado dos elem entos im p ordíantes: lo que llam a
un sistema de redistribución cíclica (del tipo practicado entre los
indios mesoamericanos contem poráneos y p or las sociedades de
Grandes H ombres de Melanesia) y la aparición de organizaciones
teocráticas como la prim era m anifestación d e la centralización
supralocal. R ob ert N etting ha defendido recies i tem ente el paralelo
etnográfico a p artir de ciertos m ateriales de A frica Occidental (y
de nuevo los alur): cuando las sociedades es 1:án expandiendo su
población, de modo que los recursos se están volviendo lim itados
y los problem as de adm inistración de la sociedad no pueden ma
nejarse en términos de relaciones coordinadas, “el dom inio de ri
tuales religiosos socialmente inclusivos y la m aterialización de las
fuerzas sagad as se consideran como atrib u t es cruciales del lid e
razgo institucionalizado em ergente en la p alítica localizada . . .
Cuando están débilm ente desarrollados los mecanism os coercitivos
organizados, estos fines pueden lograrse m ej ar m ediante la con
centración de potencia mágica en un líder, la expansión de su
autoridad religiosa y la cristalización de u r a com unidad m oral
m ás inclusiva ” .25 Si preguntamos cómo pudo surgir este elem ento
religioso, sagrado o dogmático, una posibilieí ad es que haya for
m ado parte de un sistema an terior de relaci ones coordinadas; es
decir, no sólo el lenguaje, o el parentesco, o el comercio, sino tam
bién las creencias comunes m anipulables, pueden haber estado im
plicadas en la coordinación básica. O tra p osibilidad es que las
tensiones del tipo citado por N etting o ene ontrado p or W orsley
en M elanesia después de la segunda G u erra M undial hayan hecho
que la población se m ostrara dispuesta a as ignar poder a alguna
actividad o algún objeto de marco religioso.
24 Ibid., p. 14.
25 Robert Netting, 1972, pp. 240-242. Reproducid* > de Population Growth:
Anthropological Implications, comp. Brian Spooner, :on peirmiso de mit Press.
Robert Lowie propuso antes un argumento más gene ral de orientación similar:
“Con un objetivo francamente evolutivo, reuniré a! ^unos datos de las tribus
americanas más simples para mostrar que las creencias religiosas se utilizaban
para obtener allí influencia política, y sugeriré que la admiración que rodeaba
al protegido de las potencias sobrenaturales forma ba la base psicológica de
desarrollos políticos más complejos. Es posible que un jefe titular consolide
su posición combinando las bendiciones espirituales con la eminencia civil, o
aliándose con los funcionarios religiosos, lo que anunciaría el espectáculo fa-
miliar del Estado
— : i : —
í
y la
i~
Iglesia unidos
~
en apoyo
________ __
del orden
.
establecido” (Lowie,
/
t .
1967, p. 84).
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 257
Pero fundam entalm ente la im portancia de lo q ue p odríam os
concebir como “relig ión ” reside en el hecho de q ue las jefatu ras
prístinas eran sociedades dependientes todavía en alto grado del
poder asignado. T odos los Grandes Hombres que surgían a la je fa
tura, y muchos de los llam ados reyes africanos, de'aendían de las
mismas fuentes de poder asignado que les dieron su poder básico
desde el principio, es decir, de otros individuos. Y cuando el sis
tema alcanzó ese n ivel, el poder asignado siguió siendo im portante.
Nadie ha descrito m ejor este fenóm eno que G luc kman para los
barotse de Á frica:
[Los] ricos y poderosos no forman lo que podríamos 1. amar una 'clase'
separada, apartada de los pobres por un estilo de vida muy diferente . . .
En efecto, los poderosos y los ricos usan la tierra y los bienes que
controlan para atraer seguidores, y el prestigio de u ;i hombre se de
termina por el número de dependientes o súbditos q ue tenga, mucho
más que por la mera posesión y uso de bienes. El pre stigio y el •poder
son importantes en todas estas sociedades y permiten que un hombre
controle la acción de otros; pero dicho hombre gan al ese control me
diante el establecimiento de relaciones de dependenci ei personal con el
mayor número de otros individuos que pueda.26
Más tarde, G luckm an aclaró que esta d epende i d a del poder
asignado descansa todavía en el n ivel de producci ón: “Dados los
bienes y las tecnologías a disposición de la econom ía barotse, los
ricos y poderosos no podrían v iv ir en casas más cómodas, amue
bladas en form a relativam ente lujosa, o vestirse co n ropas más fi
nas; por lo tanto, no tendría caso que trataran de ejercer su poder
para beneficiarse del sudor de los súbditos o p ara expropiar sus
bienes.” 27 En suma, los ricos barotse tom aban su tributo pero re
compensaban el trib u to con regalos.
No hay ninguna conexión energética necesaria entre el poder
asignado y la religión, pero hay una conexión men tal decisiva'. El
poder asignado es esencialm ente la concesión de poder; pero es
26 Gluckman, 1965b, p. 46. Goody confirma también estadescripción gene-
ral en África Occidental, pero sugiere que la situación relat : vamente primitiva
de la agricultura africana —donde no se usaba el arado n: la rueda— y los
suelos relativamente malos hacían que los agrupamientos m ás grandes no pu-
dieran depender tanto del poder independiente agregado por un jefe. Las
jefatuias de África Occidental, aun las grandes, persistieron hasta la introduc-
ción del caballo, las armas de fuego y otros recursos de intercambio, bien
entrado el siglo xxx, en la utilización del poder asignado como un cimiento
fundamental de la estructura del poder. (Véase Goody, 19^1, pp. 30-32.)
21 Gluckman, 1965b, p. 46.
258 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
algo más, porque al asignar acepta el asigna dor el hecho de que
el asignado es capaz de ciertas cosas. En la literatu ra etnográfica se
afirm a a m enudo que el asignado “tiene pod m”. El com plejo del
maná de M elanesia y Polinesia, y el poder in e ividual de los indios
norteam ericanos, tienen esta clase de poder asi ,^nado. Los poderosos
son intrínsecam ente capaces en ciertos sentido j, y al mism o tiempo
se reconoce esa capacidad cuando otros indivi duos aceptan que los
poderosos tienen tales capacidades, tales pod 1mes. Sólo se necesita
un pequeño paso psicológico, del que es cap ;iz cualquier hombre,
para proyectar este poder asignado como si en efecto se hubiese
concedido a un individuo, como si existiera Iaparte de él y se le
diera en alguna form a misteriosa. Así puesJ el sobrenaturalism o
no es intrínseco al poder asignado, pero p uede asociársele fácil
m ente^8
Es probable que recu rrir a poderes sobrenae eurales por individuos
que se consideraban insuficientem ente fuert es anteceda a las jefa-
.turas. R ivicre, en el ensayo citado antes, ob serva entre los akwe-
shavante que “los más poderosos acusan de b ru jería a los menos
poderosos, m ientras que la b ru jería misma es practicada por los
más débiles contra los más fu ertes. . . Para l< os shavante, la fuerza
física se asocia con la superioridad; las sane:iones m ísticas, con la
in ferio rid a d ”.29 T am poco se lim ita esta claec de poder (religioso)
asignado a las jefaturas, como lo ilustra el liincapié que hacen los
negros norteam ericanos contem poráneos en “el alm a”, o los indios
norteam ericanos en el poder que reside en i a adhesión a antiguas
prácticas legales tribales.30 Y Goody observ a específicamente entre
los grupos de A frica O ccidental que “los a jatóctonos, más débiles
en poderío m ilitar, eran más fuertes en poder sobrenatural, lo que
servía como cierto contrapeso a su in feriori dad p o lítica”.31
La religión debe verse fundam entalm ente como un instrum ento
que aum enta y extiende el poder de asigna ción. La asignación de
poder a un líd er o un G ran H om bre sobre a base de la autoridad
de h abilidad cesará si el individuo falla oersistentemente en el
cum plim iento satisfactorio de sus obligacio nes. Si el poder puede
“asignarse” a un objeto o un acto no 1-iuma nos, es decir, a un tam
bor, un com portam iento ritu al, una relacíón presuntiva de des-
28 Lane, 1974.
29 Peter Rivi6re, 1970, p. 252. Reproducido de YWitchcraft Confessions and
Accusations, comp. Mary Douglas, publicado por Tavistock Publications Limit
ed. con permiso de Associated Book Publishers Li mited.
ao Stanley, 1974.
31 Goody, 1971, p. 65.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 259
cendencia (es decir, un conjunto de personas), 1;is personas que
puedan co n tro lar los actos o los objetos en cuesti ón tendrán m u
chas de las ventajas del poder asignado sin tener siem pre todas las
responsabilidades. En efecto, en el caso del R ey D ivino de los
shilluk, el rey mismo no tenía poderes adm inist:"ativos efectivos.
El poder basado en el dogma, la creencia, la re lig i ün, etc., es poder
asignado por el creyente, no un poder independiente de la figura
a quien se asigne. Por lo tanto, si algo ocurre que debilite el dog
ma, y no se dispone de controles sustitutos, todo í:1 sistema depen
diente del dogm a podrá derrum barse. La im portancia de la redis
tribución cerem onial residía en el hecho de que daba cierto poder
independientem ente a los sacerdotes. La im portancia del aislam ien
to para estos sistemas reside en el hecho de que m antiene alejadas
las creencias com petitivas. U na vez disipado, el poder asignado
basado en el dogma no podrá reagruparse.
En un sentido más general, R oy R ap p ap ort Ir i observado que
“la santidad. . . es un equivalente funcional del p oder político en
tre algunos pueblos del mundo. Podemos distinguir entre las so
ciedades hum anas del pasado y del presente en un continuo que
va desde las sociedades gobernadas en gran m edida por la conven
ción sagrada en ausencia total o casi total de a tLtoridades hum a
nas . . . hasta las sociedades contem poráneas de O ccidente, donde
las autoridades dependen m ucho más del poder que de la santi
dad”.^ R ap p ap ort añade que, a-m edida que auc alentaba la com
petencia tecnológica, la capacidad coercitiva dire< :ta desplazaba la
necesidad de esta clase de santidad. O bservando que los “Estados
arcaicos eran teocráticos, por lo menos al princip Eo”, propone lu e
go R ap p ap ort que “la santidad, antes que el p oder, proveyó un
fundam ento p ara la p rerrogativa reguladora de las autoridades
discretas. En efecto, es posible que la santidad h aya perm itido el
surgim iento de las autoridades discretas”.3233
'Wallace h a sugerido una tipología de las religiones que se re la
32 Rappaport, 197lb, p. 37. Reproducido con p^ermiso de “The Sacred in
Human Evolution”, Anuual Heview of Ecology and Systemnatics, vol. 2, p. 37.
Copyright © 1971 por Annual Reviews, Inc. Todos los derechos reservados.
33 Ibid., p. 39. Rappaport utiliza aquí una definición limitada de la santidad,
pero es algo más o menos equivalente a mi uso del término dogma. Para
Rappaport, la santidad es "la calidad de verdad irrefutable imputada por los
ieles a proposiciones no verificables” (ibid., p. 29). Es ta definición parece
contener un elemento de la irracionalidad inherente que caracterizaba al uso
que daba Redfield a este término, lo que no me parece necesario para mis
propios argumentos. De igual modo, el uso de la expresión los fieles tiende
a volver tautológica la aseveración.
260 lJN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
ciona con el presente argum ento. M ientras qu >2 las organizaciones
de bandas y tribus tienen religiones de carácter “ind ivid u alista”
o “cham anista”, las jefaturas y los reinos tienen religiones que
W allace llam a “olím picas”, religiones p roven ien tes de alguna fuen
te de “poder” más grande, más distante, más englobadora. Presu
m iblem ente, tiene que surgir una religión qu e reclame una apli
cación más am plia que la de las deidades y los espíritus locales
que satisfacían las necesidades de bandas y al deas separadas.34 No
trataré de trazar aquí la evolución de las intecrelaciones existentes
entre lo sagrado y lo secular. El surgim iento c el teísm o como una
religión occidental dom inante, la evolución de otras variedades
en el Este, y la continua coherencia de estes religiones con los
acontecim ientos seculares am eritan u na investigación seria. Sabe
mos que la relación entre lo religioso y lo político continuó en
grados variables de intim idad a n ivel estatal hasta la R evolución
inglesa del siglo x vn y la R evolución norteam e ricana del siglo xviii .
Probablem ente no nos alejarem os mucho de l a verdad si sugerimos
que la religión se vio desplazada mucho tiein po antes como la base
p rin cip al del poder, pero su im portancia como el vehículo del
dogma para el gobierno de las actividades sólo empezó a verse
desplazada por el dogma no teísta con el é x ito secular de los mer-
cantilistas y el acondicionam iento tecnológico de la Revolución
Industrial, y sólo se vio gravem ente am enaza!la después de que la
R evolución Industrial se hubo consolidado. Es cierto que los es
pañoles, los ingleses, los holandeses y los fra nceses m ataban a los
nativos y se m ataban entre sí en nom bre de Dios; y bien entrada
la segunda m itad del siglo x x se estaba lib 'ando en los Estados
Unidos una guerra contra la difusión del “coin unismo ateo”, mien
tras que los jefes de Estado árabes p rop on ían seriam ente una gue
rra santa contra Israel.
Es probable que se sostenga bajo u n escrutinio m ás cuidadoso
la correlación general indicada entre la re lig i án y las jefaturas, por
una parte, y entre las jefaturas y ciertos ti]jos de religiones, por
la otra. Sin embargo, el hincapié que se ha c:e en esta correlación
directa aleja la atención de una variación ad ccional del dogm a que
lo relaciona con el paso de los procesos coo rdinados a los centra-
lizadores. Esto se aclarará si consideramos el carisma como pariente
cercano del dogm a, sólo que referido a los “poderes” específicos
que pueden atribuirse a los individuos ante c que a las ideas.
El resurgim iento en cualquier periodo, d e los enlaces coordina
34 Wallace, 1966, p. 88.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 261
dos por oposición a los enlaces centralizados, han desaparecer el
carisma de los papeles puram ente políticos. Consícderando las va-
riaciones culturales existentes entre las sociedades en m ateria de
estilo, el carisma se encuentra en los ojos del adorador tanto como
en la calidad del hom bre; por lo tanto, es prob ;ible que se en
cuentre a llí donde haya necesidad de un buen lid <srazgo. Es decir,
los buenos líderes son hechos en gran parte por los seguidores.35
El carisma se pondrá particularm ente en evideni ;ia cuando una
sociedad se esté centralizando y la gente sienta ia necesidad de
tener confianza en los líderes en el terreno p olítico . En consecuen
cia, el carisma tenderá a aparecer en diversas á reas de la vida
donde los individuos sean incapaces de actuar, de resolver sus p ro
blemas, sin alguna asignación o concesión de poder. El carisma es
una form a de concesión o asignación del poder particularm ente
dogmática, es decir, no crítica.
La asignación de poder es 'fundam entalm ente un proceso de
centralización; otorga el derecho de tom ar decision es a alguna u n i
dad o algunas unidades y lo niega a otras. C uan d o los miembros
de una sociedad, correctam ente o no, se convence n de que les con
viene la centralización política, es probable que asignen carisma
al líder político. Pero la centralización política es distinta de la
centralización form ulada en otros idiomas, ya que se relaciona con
la definición de las fronteras máximas de las so^:iedades. O curre
a menudo que las sociedades de m enor escala, o los segmentos
menores de sociedades más amplias, consideran qu 2 su bienestar no
reside en el fortalecim iento de la integridad de la 5 fronteras m áxi
mas, sino en el fortalecim iento de alguna porción m enor, de alguna
red específica de relaciones definida en form a d íferente del con
junto total; y esto se hace en cierto modo para definir más clara
mente las relaciones existentes entre esa parte y 1.i s otras partes, y
entre esa parte y el total. Éste es un proceso de c aordinación, y es
probable que se asigne carisma a los líderes de esos segmentos y
redes menores. En cambio, en las sociedades grandes, no es pro
bable que la asignación directa de poder a u n líder p articu lar
tenga una duración extensa a causa de su imposil ailidad para reci
procar con un com portam iento que beneficie a un núm ero m uy
grande de personas.
Para ilu strar lo anterior, podemos com parar el carisma asignado
a líderes tales como H itler, C hurchill, De G aulle y Roosevelt,
durante épocas de crisis nacional tales como la segunda G uerra
M undial, con el carisma asignado a sus sucesore i: políticos en pe-
35 V éase W o r s le y , 1968, I n t r o d u c c ió n a la s e g u n d a e d ició n .
UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE] „ PODER
r io d o s en q ue la s u p e r v iv e n c ia d e la n a c ió n n o e ra la c u e s tió n p r i
m o r d ia l. En e l ú ltim o caso, e l c a r is m a a s ig n a d o se d e s t i n ó a líd e
re s de re d e s de in te r é s m e n o re s , com o la s d d c o m e r c io , lo s de
p o r te s , lo s c u lto s r e lig io s o s , la c ie n c ia , e tc . E s p e r a r ía m o s que el
c a r i s m a se a s i g n a r a a G r a n d e s H o m b r e s a b o r í g m e s d e é x i t o p o r q u e
son c e n tr a liz a d o r e s ; por la m is m a r a z ó n , e s p e r a r ía m o s que se a s ig
n a ra un c a r is m a s im ila r a líd e r e s m ile n a r io s , m e s iá n ic o s o n a tiv is -
ta s c o n t e m p o r á n e o s q u e , e n un s e n tid o m uy r< ; a l , t r a t a n de c e n tra
liz a r a su d e r r e d o r a lg u n a n o c ió n d is tin ta d e l E s ta d o p o lític o , y a
n iv e l lo c a l o r e g io n a l, a n te s que n a c io n a l.
P or lo ta n to , e s p e r a r ía m o s el c a r is m a e s p i: it u a l is t a o te ís ta en
la s je fa tu r a s b a la n c e a d a s y en lo s E s ta d o s f r : rg m e n ta d o s de O c c i
d e n te a p r in c ip io s de la e ra c r is tia n a . E l c a r i :m a p o lític o s e r ía de
e s p e ra rs e en O c c id e n te en el s ig lo xix y e n l a p r im e r a m ita d del
s ig lo x x , p e ro no a h o ra ; en e l p e r io d o de e x j ma n s i ó n m e r c a r itilis ta
d e l Im p e r io c o l o n i a l d e lo s s i g l o s xvi y x v n , pe ro no en e l p e r io d o
de la lla m a d a d e p r e s ió n . En sum a, el c a r is m a p o lític o va u n id o
a la c e n tr a liz a c ió n p o lít ic a , m ie n tr a s q u e e l c ar is m a s e c ta r io y lo c a l
a p a re c e cuando a p a re c e n re d e s de m enor o m ayor a lc a n c e . E l es
fu e rz o e n p ro de “ u n s o lo m u n d o ” , q u e s i g u ió a la s e g u n d a G u e rra
M u n d ia l, a s ig n ó su c a r is m a a líd e r e s del “ re a rm e m o r a l” y o tra s
re d e s de r e la c ió n que e s p e c ífic a m e n te seguían fro n te ra s d is tin ta s
de la s d e l E s ta d o n a c io n a l. En e s t o s e s f u e r z o : ¡, c r i t e r i o s ta le s com o
la ra z a , el c u lto r e lig io s o , la a fin id a d é t n i c a, la o c u p a c ió n , e tc .,
d e s i g n a n a l o s p a r t i c i p a n t e s ; o es p o s i b l e q u e b a s te s e r u n c re y e n te .
E s ta c o r r e la c ió n e n tre lo s r a s g o s f o r m a l e s c ar a c t e r í s t i c o s d e l lid e
r a z g o y la c la s e d e p ro c e s o que fu n c io n a en u n m o m e n to dado nos
p e r m ite i d e n t i f i c a r a lg u n a s r e g u la r id a d e s e n t r e e l p o d e r s o c ia l ( q u e
a su vez d e r iv a de lo s c o n tr o le s e n e r g é tic o s ) y la n a tu r a le z a de la
c u ltu r a en un p u n to del tie m p o . Las in v e r s io n e s s im b ó lic a s , m en
c io n a d a s en la Segunda P a r te , son e le m e n to : m uy com unes de lo s
c a m b io s d e é n fa s is , d e lo s p r o c e s o s de c e n t r a 'í i z a c i ó n a lo s p ro c e s o s
de c o o r d in a c ió n ; ta le s in v e r s io n e s r e fle ja n u rr c a m b i o en la d ir e c
c ió n y e l o b je tiv o de la a s ig n a c ió n d e l p o d e r. De ig u a l m o d o , c ie r
ta s c o n d i c i o n e s e c o l ó g i c a s e s p e c í f i c a s p u e d e n l le v a r a lo s i n d i v i d u o s
a c a m b ia r d e unos p ro c e s o s a lo s o tro s . Los m ig r a n te s tra ta rá n de
i d e n t i f i c a r s u s r e la c io n e s con un a m b ie n te n ■a e v o , t r a t a r á n de a c la
r a r y f o r t a le c e r sus c o n tr o le s . A l a c t u a r a s í, e s t a b l e c e r á n r e la c io n e s
c o o r d in a d a s p o r una p a rte y c e n tr a liz a d a s p or la o tr a . E l lid e r a z g o
q u e s u rg e r e fle ja r á l a e s c a la d e l a o p e r a c i ó n , y la s f o r m a s c u ltu r a le s
e s c o g id a s r e f l e j a r á n el n iv e l d e la id e n tific a c ió n .
C om o h ip ó te s is de tr a b a jo , c re o que p c ede s o s te n e r s e que el
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 263
dogma, la aceptación irrestricta de un proceso de to m a de deci
siones, se m anejará siem pre y hasta cierto p u n to caracterizará la
ideología de las unidades centralizadoras al n ivel de integración
más alto. No hay duda de la existencia actual d<d dogma a ese
n ivel en g ran parte del m undo occidental, pero no en un vehículo
religioso o, m ejor dicho, teísta. El idiom a h a caín biado. En los
Estados Unidos, p o r ejem plo, ha sido sustituido por el Im perio del
Derecho, sus sacerdotes son ahogados y sus sumos sacerdotes son los
magistrados de la Suprem a C orte. Además, si existe al nivel cen
tralizado más alto, podrá sostenerse tam bién que ai . siguiente n ivel
más alto, que necesariam ente será coordinado, se encontrarán los
elementos de un nuevo protodogm a que espera e l alza del telón
p ara iniciar su acto. Pero esto es algo m arginal p a :a nuestra expo
sición, de m odo que retornarem os a las jefaturas.
Parece probable que las tribus se hayan cent] alizado, p or lo
menos en la form a que acabamos de describir. ¿Qué decir entonces
de la conquista, de la guerra? Confieso que me re sulta difícil con
cebir una jefa tu ra que surja de una guerra tribaS sin jefes. Fried
ha señalado con razón que “la frecuencia de la gsierra aum enta a
medida que las sociedades se vu elven m ás com pf j a s ”,36 y no co
nozco ninguna prueba en contrario. En efecto, u n extenso estudio
reciente del poder entre las naciones m odernas, concluye que las
naciones que tienden a tener más poder en gen iíra l son las que
más probablem ente se in vo lu crarán en la guerra:
Las naciones más poderosas, d ond e el p o d e r d eriv a de los recursos
dem ográficos, in d u striales y m ilitare s m edios, van a la' g u e rra con
m ayo r frecu en cia, pasan m ás meses en la g u erra, y p ie rd en más vidas
(en núm eros absolutos y com o p o rcen tajes de su po bla ción y sus fu e r
zas arm adas) que las naciones m enos poderosas. A d emás, han ten d id o
con m ayo r frecu en cia q ue las naciones m enos poden osas a ser el acto r
in iciad o r, y las guerras in te rn acio n ales q ue in ician tien d en a ser m ás
sangrientas que las in iciadas p o r naciones m enos \poderosas.3'7
P e ro n o se t r a t a a h o r a d e s a b e r l a m a g n it u d d e la s g u e r r a s s in o
su r e la c ió n c o n l a c e n tr a liz a c ió n , y a e sto se r e f i r i 5 m i o b s e r v a c ió n
a c e rc a d e la p r e s e n c ia a n te c e d e n te d e u n je f e . A u n c u a n d o p u d o
36 Fried , 1967, p. 214. Esto se confirma en el estudio d e: la guerra realizado
por Otterbein en diversas culturas (1970). Otterbein descubre que el refin a
miento m ilitar aum enta en los grados más altos de la ciintralización política
(p. 75); y entre m ayor sea el refinam iento m ilitar, “más probable será que las
comunidades de una unidad cultural participen en guerras externas ofensivas
frecuentes o continuas” (p. 88).
37 Stuckey y Singer, 1973, p. 39. Usado con permiso de los autores.
264 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE.L PODER
haber habido jefes, como ocurrió entre los “ bárbaros” que asola
ron algunas partes de Europa en form a p eriódica durante el p ri
mer m ilenio de nuestra era, el resultado era r i ras veces el estab le
cim iento de jefaturas m ayores estables. C arneiro sostiene que, en
virtu d del crecim iento demográfico, los incentivos para la guerra
cam biaron de la m era venganza o el p illaje a una necesidad de
adquisición de tierras y que, en estas circunst ancias, la aldea con
quistada afrontaba cuatro posibilidades: a) la expulsión; b) el ex
term inio; e) la subordinación al tener que p agar tributos o im
puestos; d) la subordinación p o r la incorpo:ración política. Está
claro que las dos prim eras opciones no condu tiría n a un increm en
to de la centralización, ya que sim plem ente el ím inan individuos; y
las dos últim as posibilidades presum en obvian ente un sistema exis
tente que conoce los tributos o los im puestos o posee los meca
nismos necesarios para la incorporación, lo q 'Lie presupondría una
je fa tu ra (por lo menos). C uando buscamos 1a explicación de Car
neiro acerca de cóm o ocu rriría la centralizaeión, se nos dice que
“ a través de la repetición de la guerra de este tipo, vemos aparecer
en la costa de Perú ciertas unidades te rrito riales que superan a la
aldea en tam año y en grado de organizació n. La evolución p o lí
tica estaba alcanzando el nivel de la je fa tu ra '.ss En otras palabras,
a pesar de que no podía ocurrir, en efecto ocurrió. No hago esta
cita para refu ta r la tesis más am plia y mucht > más convincente de
C arn eiro que im plica como un requisito pre v io la circunscripción
social y am biental, sino para sostener que la s jefaturas no habrían
surgido en respuesta a las guerras entre or ^anizaciones distintas
de las jefaturas sino en respuesta a otros factores relacionados con
la circunscripción. En cuanto al argum ento c e C arneiro en el sen
tido de que hay una “incapacidad m anifiest: i de las unidades po
líticas autónom as p ara renunciar a su sobe cania en ausencia de
restricciones externas aplastantes”,39 yo tendr: a que señalar que las
propuestas de M air y de N etting, aunadas a la redistribución cí
clica postulada p o r Sc'haedel, nos perm iten p ensar que las jefaturas
teocráticas originales surgieron como un in strum ento que garan
tizaba la seguridad económica m ediante el desempeño ritu al. Si
el poder asignado en el dogma resulta fruc tífero, es decir, si hay
rendim ientos económicos satisfactorios, podre i funcionar. Un Gran
H om bre m elanesio de éxito económico d ot;ido de dogma podría
«s Robert L. Carneiro, 1970, p. 735. Reproducid' con permiso de Science,
vol. 169 (21 de agosto de 1970). Copyright 1970 po:: la Asociación Norteame
ricana para el Avance de la Ciencia.
139 zbid., p. 734.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 265
h a b e rs e c o n v e r t i d o e n u n je f e ; y es p r e c is a m e n te e ste e le m e n to e l
q u e h a n t r a t a d o d e i n t r o d u c i r lo s m o v im ie n t o s m i le n a r io s .4041
E l d e s p la z a m ie n to d e lo s a g ra d o p o r lo s e c u la r, o de lo d o g m á -
tic o p o r lo d u d o s o , es u n a s p e c to d e la e v o lu c ió r ji d e l p o d e r ta n
i m p o r t a n t e c o m o la a p a r i c i ó n o r ig i n a l d e lo s a g r a d o. L a p a u t a g e
n e r a l p a r e c e h a b e r s id o q u e l a n u e v a te c n o lo g ía p ro v e y ó a lo s g o
b e r n a n te s , o a sus d e s a fia n te s , d e n u e v o s e le m e n to s d e c o n t r o l q u e
le s d a b a n u n p o d e r in d e p e n d ie n t e y le s p e r m i t í a n r e c u r r i r a l u s o
d e la fu e r z a c u a n d o p a r e c ía f a l t a r e l p o d e r a s i g n Ld o . P a re c e p r o
b a b le q u e e l i n t e n t o d e G r a n d e s H o m b re s p o r l o g r a r e sto , c u a n d o
e n e fe c to n o h a b ía n a lc a n z a d o e sta c la se d e p o d e ] - in d e p e n d ie n te ,
e x p liq u e su in c a p a c id a d r e g u la r p a r a lo g r a r u n a i u te n s ific a c ió n d e
la c e n t r a liz a c ió n .
Es p r o b a b le q u e e l c aso m á s n o t a b le d e la d e s tr u m ió n d e l d o g m a
p o r lo s a c to re s m is m o s c u y o p o d e r h a b í a d e p e n d i d o d e ta l d o g m a
h a y a o c u r r i d o e n 1 8 1 9 , c u a n d o e l r e y , o je f e p r i n ci p a l, d e H a w a i
y t o d a su n o b le z a p r e s c in d ie r o n d e l d o g m a y d e l p o d e r a s ig n a d o
d e l m a n á y e l ta b ú q u e lo s h a b í a p r o v e íd o d e pr< l e c c ió n s a g ra d a
y d e u n p o d e r e x t r a o r d i n a r i o s o b re la p o b la c ió n . L a l i t e r a t u r a h a
p r e s e n ta d o e sto c o m o u n su c e so e x t r a o r d i n a r i o , p er o e n e fe c to p a
re c e h a b e r s id o u n a n e c e s id a d p a r a q u e lo s g o b e in a n t e s s e c u la re s
c o n t i n u a r a n g o b e r n a n d o . L a s c o n d ic io n e s d e l m a n á y e l t a b ú se
h a b ía n v u e l t o t a n in te n s a s q u e la r e a le z a e s ta b a t ^t a lm e n te in m o
v iliz a d a . A e sto se u n í a e l h e c h o d e la in t r o d u c c ió n d e a rm a s d e
fu e g o e u r o p e a s , y e l p o d e r in d e p e n d ie n t e e fe c t iv o d e l r e y e r a ta l,
q u e p u d o p r e s c in d ir d e l p o d e r a s ig n a d o e x c e s iv o y p a r a liz a n t e q u e
t a n to lo s a n tific a b a . L a s o lu c ió n f u e u n a i n v e r s i ó n s im b ó lic a m a
siv a p a r a r e c h a z a r el r i t u a l d e la r e li g i ó n e n c o n j u n to . P o r s u p u e s
to, la c re e n c ia n o se d e tu v o , y e n g r a n p a r t e co n t i n u ó h a s ta q u e
se v i o g r a d u a lm e n t e s u p la n t a d a p o r e l p r o t e s t a n t i im o c o m p e t it iv o
y p o lít ic a m e n t e m á s f u e r t e q u e lle g ó p o c o d e s p u é s d e la “r e v o l u
c ió n c u l t u r a l ” .44-
40 Balandier ha observado que “ En toda sociedad, el po qer político conserva
siempre algo de su carácter sagrado; y en el caso de las sociedades ‘tradicio-
nales’ es bien manifiesta la r elación con lo sagrado. Pero y í esté oculto o ma-
nifiesto, lo sagrado está siempre presente en el poder pol ítico”
í (1970, p. 38).
Ésta es una de esas aseveraciones que pueden considerar e correctas si defi-
nimos los términos. Si sagrado = dogma, yo estaría de a ¿uerdo; pero si sig-
nifica religión en el sentido tradicional, yo no estaría tan seguro, porque en
el mundo contemporáneo hay algunos segmentos de la hunoanidad que utilizan
idiomas no religiosos en sus dogmas políticos.
41 Davenport, 1969; mi interpretación se ha basado en un ensayo de Stan
Verhoeven (1974).
266 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D E , PODER
E n re s u m e n , la s je f a t u r a s s o n c e n tr a liz a c io n e s d e tr ib u s q u e d e
p e n d e n e n a lt o g r a d o d e l p o d e r a s ig n a d o , p e r o q u e p o se e n u n in s
t r u m e n t o p a r a lo g r a r el p o d e r a s ig n a d o de v a r ía s b a n d a s d i f e r e n
tes, v a r ia s “s u b c u lt u r a s ” d ife r e n te s . S c h a e d e l h a s u g e rid o q u e e l
é x it o d e la s p r im e r a s je f a t u r a s te o c r á tic a s se d e b ió a l e x c e d e n te
e c o n ó m ic o c e n tr a liz a d o e n u n “ f o n d o c e r e m o :ni a l ” p a r a la r e d is
t r ib u c ió n c e r e m o n ia l. A u n q u e s in d u d a a lg o d e e sta a c u m u la c ió n -
f o r t a le c ió e l r i t u a l y a sus p r a c tic a n te s , p r i m ar d i a lm e n t e e r a u n
in s t r u m e n t o p a r a c o r r e g ir m e d ia n t e u n p o d e r ce n t r a liz a d o la s d es
ig u a ld a d e s d e l a m b ie n t e y d e l p ro c e s o e c o ló g ic o . E l a lm a c e n a
m ie n t o d e a lim e n to s p a r a s o p o r t a r lo s a ñ o s m a lo s de c u a lq u ie r
p a r t e d e la p o b la c ió n e s ta b le c ió ta m b ié n o tr o s la z o s c o la te r a le s .
P e r o e l o r d e n p o lí t ic o e r a s ie m p r e in e s ta b le p o r q u e d e p e n d ía d e
la a s ig n a c ió n d o g m á tic a , u n p ro c e s o q u e s ó lo s irv e p a r a u n id a d e s
d e e sc a la li m i t a d a . L a m a y o r e x p a n s ió n , q u e se h a c ía n e c e s a ria a l
m e jo r a r la te c n o lo g ía , r e q u e r í a la s u b o r d i n a d ó n d e la a s ig n a c ió n
d o g m á tic a a l p o d e r in d e p e n d ie n t e .
D. El n iv e l e s t a t a l y la e s t r a t if ic .vción s o c ia l
E l in te r é s d e la l i t e r a t u r a p o r el te m a d e l “ Es •a d o ” 42 h a r e s u lt a d o
f r u c t í f e r o , p o r q u e h a o b lig a d o a r e f l e x i o n a r s o b re v a r io s tern as
im p o r t a n t e s ta le s c o m o la n a t u r a le z a y la s ch u s a s d e la c e n tr a li-
z a c ió n , l a n a t u r a le z a d e la e s t r a t if ic a c ió n , e tc S in e m b a rg o , tie n e
ta m b ié n u n a s p e c to d e s a f o r tu n a d o , p o r q u e e l in te r é s se h a v u e l t o
c o n d e m a s ia d a fr e c u e n c ia el d e l a c a d é m ic o c u e , h a b ie n d o i n v e n
ta d o u n a c a te g o ría , se p a s a e l r e s to de su v ie a b u s c a n d o en v a n o
u n a s u s ta n c ia p a r a lle n a r l a . E n e l caso d e l O i ig e n P e r d id o d e l Es
ta d o , n i s iq u ie r a p o d e m o s d ig n if ic a r n u e s t r a c a te g o ría a f ir m a n d o
q u e se t r a t a d e u n a “ c a te g o r ía ló g ic a ” : n o d e r i v a d e n in g ú n p r o
ceso m e n t a l p a r t i c u la r m e n t e o r d e n a d o , s in o qu e h a s id o c o n fig u
r a d a p o r e l u so “f o lk ló r i c o ” in t e le c t u a l de la t r a d ic ió n o c c id e n ta l.
Q u iz á p o d a m o s c u lp a r d e to d o a A r is t ó t e le s , q u ie n e n su p r i m er
e x a m e n de la s o c ie d a d s im p le m e n te c o n s id e ró q u e la c iu d a d -E s
ta d o e ra la s o c ie d a d y la s o c ie d a d e ra e l E staí i o. E n u n a r g u m e n t o
d if e r e n t e , M a r x p u d o d e c ir ta m b ié n q u e “ E 1 E st a d o y la e st r u c
t u r a d e la s o c ie d a d n o so n , d e sd e e l p u n t o d ,2 v is ta d e la p o l í t i ca)'
dos cosas d ife r e n te s . E l E s ta d o es la e s t r u c t u r a d e l a s o c ie d a d ” .43
42 Véase Fried, 1968b; Carneiro, 1970.
43 Bottomore y Rubel, comps., 1964, p. 216. Tomado de Kart Marx: Selected
Writings in Sociology and Philosophy, comps. T. B Bottomore y Maximilían
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 2G7
T engo la im p r e s ió n de que el in te r é s p o r el H s ta d o c o n tin ú a
p o rq u e se c r e e que su o r ig e n s ig n ific a un p u n to de in fle x ió n en
la h is to r ia hum ana, cuando e l h o m b re lo g r ó h a c e is e de ta n to po
d e r q u e r e a lm e n te pudo s u b o r d in a r a s u s s e m e ja n te s ; se p e r d i ó la
a u to n o m ía del h o m b r e . 44 P e r o al e x a m in a r la sec u e n c ia s u g e r id a
en la g r á fic a 16 r e s u lta d ifíc il a c e p ta r que el E s ta d o haya a p a re
c id o en fo rm a r e p e n tin a . E l p r im a te in fr a h u m a n o que s ir v e com o
c e n tro d e a te n c ió n p a r a o tr o s m ie m b r o s d e s u “ bar da” ha r e c ib id o
ya un poder a s ig n a d o , aunque no haya d e s a r r o lla d o la s p o s ib ili
dades p a ra su e x p lo ta c ió n com o lo hace e l h o m b r e. P o r lo ta n to ,
yo te n d r ía que c o n v e n ir h a s ta c ie r to p u n to con A r is tó te le s y con
M a rx ; en la m e d id a en que el poder es in h e r e n te a la s o c ie d a d
hum ana, la s o c ie d a d c o n s titu y e el E s ta d o .
A lg u n o s o b s e rv a d o re s r e c ie n te s han v is to a M a ix com o una fi
g u ra d e p r o p o r c io n e s c o p e r n ic a n a s , p o r q u e su te o r ía s itu ó a l in d i
v id u o o a l g ru p o d e n tro de la e s tr u c tu ra e c o n ó m ic a , id e n t if ic a n d o
a s í d o s e s t r a t o s o “ c la s e s ” d e a c u e rd o c o n su c o n tr c 1 r e la tiv o de lo s
m e d io s d e p r o d u c c i ó n . P a r a e l s ig lo x i x , la in d u s t r ia liz a c ió n h a b ía
e x p a n d id o ta n to la s o c ie d a d que la s te o r ía s de la es t r u c t u r a s o c ia l
e x is te n te s n o p o d í a n e x p l i c a r l a . M a r x , c o n e sa h a b i l i d a d d e m a s ia d o
hum ana, r e s o lv ió el a s u n to con una s e n c illa d if e r e n c ia c ió n b in a
r ia , e x p o n ie n d o una d in á m ic a h a s ta e n to n c e s O cu lta . P e ro com o
o c u rre c o n t o d o s lo s c o n t r a s t e s b in a r io s , a u n lo s q u e s a c u d e n p a r a
d ig m a s , la e n e r g é tic a e ra m ás c o m p lic a d a ; a lg u n o s p e n s a d o re s pos
te r io r e s p r o c e d ie r o n a d e t a l l a r la s v a r i e d a d e s e n e r g é tic a s , a dem os
tra r al m is m o t ie m p o el n o ta b le v a lo r te ó r ic o de la fo r m u la c ió n
y lo s i n e v i t a b l e s p r o b l e m a s e m p í r i c o s p o s t e r i o r e s q u e o r i g i n a b a ta n
to e n tre p e n s a d o re s “ m a r x is ta s o rto d o x o s ” com o “ a n tim a r x is ta s ” .
P or s u p u e s to , la te o r ía de M a rx no e ra a lg o t an s im p le com o
una m e ra d ife r e n c ia c ió n b in a r ia ; p e ro en su in f lu e n c ia g e n e ra l
h iz o lo que ta le s c o n tra s te s deben h a c e r: al d iv id ir en dos e l u n i
v e rs o , s e ñ a la b a a lg u n a s c a r a c te r ís tic a s c o m u n e s d e c ie r ta s c o s a s q u e
se h a b í a n c o n s id e r a d o e n tid a d e s s e p a ra d a s y d i s :i n t a s . E n tre lo s
a g r u p a m ie n to s m á s im p o r t a n t e s d e c o n c e p to s que acom pañaban al
a rg u m e n to de M a rx se e n c o n tra b a la a fir m a c ió n de que el “ E s
ta d o ” , c o n c e b id o desde la r g o t ie m p o a trá s com o u na e n tid a d que
se r e f e r í a a d iv e r s a s cosas, desde lo s g o b e rn a n te s , la é lit e g o b e r
n a n te , o la c la s e g o b e rn a n te , por una p a r te , h a s ta la to ta lid a d del
Rubel. Copyright @ 1956, C. A. Watts and Co. Ltd., Jjondres. Usado con
permiso de McGraw-Hill Book Company.
44 Evidentemente, no estoy tratando de explicar aquí (los
to los usos del tér-
mino Estado que abundan en la literatura.
268 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D IX PODER
pueblo soberano, por la tierra, había sido níal identificado; que
el Estado no se encuentra en ninguno de estos extrem os, sino que
surge como una clase particular de sociedad que bifurca la p ro
piedad de los medios de producción del proc eso productivo y deja
que la determ inación de los sucesos derive c e una confrontación
interna inevitable. Así pues, M arx sostuvo n o sólo que una socie
dad estatal está bifurcada, sino tam bién q r e es inherentem ente
incom patible y en ú ltim a instancia autodestr uctiva.
H ubo de tran scu rrir un siglo antes de q ue los investigadores
occidentales enfocaran colectivam ente las ra m ificaciones de la teo
ría de M arx, aunque ésta proveyó desde el p rincipio el lecho ger
m inal para los “teóricos m arxistas”. Y la ate: ición colectiva se en
focó finalm ente en estos problemas, en par re porque las condi
ciones m ism as que M arx trató de aclarar con su dicotomía habían
crecido tanto en términos energéticos que y n no podían eludirse.
En cierto sentido, los investigadores que no se sentían comprome
tidos con la praxis (la creencia de que el estudio mismo de los
sucesos debiera diseñarse para im pulsar su avance hacia la final
“sociedad sin Estado”) sintieron que el argu t ien to de M arx ame
nazaba sus propias posiciones de poder soci d , delicadam ente ba
lanceadas, y se resistían a ad m itir públicam er te que tal argum ento
pudiera tener alguna utilidad. Sólo cuando el curso de los sucesos
les perm itió argüir que el razonam iento de M arx había sido un
producto de su época, pudieron estos investi ^adores aceptar la sa
b iduría de M arx e ilu m in ar su propio pens: imiento con las ideas
de M arx.
D entro de las tradiciones más lim itadas de la antropología, es
probable que el trabajo reciente más in flu yrn te en esta área haya
sido de nuevo el de M orton Fried, quien p ropuso en su modelo
evolutivo de los p ro b lem as políticos que la aparición de la estra-
tificación se relaciona estrechamente con la aparición del Estado,
pero la estratificación surgió prim ero y Jueg n fue superada o cap
turada de algún modo por el Estado.45 Esto le perm itió sostener
que ninguna sociedad estratificada an terior i f Estado pudo haber
-51 La exposición de la posición general de Friccl :;e encuentra en su ensayo
de 1967, caps. 5-6. Su posición representa algo más que una antropología po-
pulachera, como lo sugiere el hecho de que los ec itoresi de la International
Encyclopedia of the Social Sciences le pidieron que escribiera el artículo sobre
“El Estado: La institución” (Fried, 1968b). Es evidente que no estoy de acuerdo
con algunas de sus ideas, pero debo señalar que l a obra de Fried tiene el
mérito, tan raro en las ciencias sociales, de permitinji os observar dónde residen
los problemas y de continuar la búsqueda de su solución.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 269
s o b r e v iv id o , p o rq u e la e s tr a tific a c ió n h a b r ía p r o d 'utc i d o al E s ta d o ,
com o a fir m a b a M a rx .
En s u m a , F r ie d s o s tie n e que una “ s o c ie d a d e s tr a tific a d a es a q u e
lla donde lo s m i e m b r o s d e l m is m o sexo y de edah e q u iv a le n te no
tie n e n ig u a l acceso a lo s re c u rs o s b á s ic o s que s o s t ie n e n la v i d a ’ ’ .40
C re o que la p r o p o s ic ió n es s e n s a ta en sí m is m a , p e ro d e m a s ia d o
g e n e ra l p a ra r e s u lta r ú til en e l a n á lis is que e s ta m o s d e s a r r o lla n d o .
T a m b i é n se d i c e a q u í l o q u e e ra (y es) la b a s e d e j o d e r d e la e s tr a
tific a c ió n , p e r o no se d e f i n e r e a lm e n te la e s t r a t i f i na c i ó n . Nos d ic e
que h a y s o c ie d a d e s c o n d e s ig u a l a c c e s o a lo s r e c u :r s o s , ¿ p e r o cóm o
s a b re m o s en el te rre n o e m p ír ic o cuándo te n d re m os una e s tr a tifi
c a c ió n ? En su búsqueda de o r íg e n e s , F r ie d c o n te s ta e s te in te r r o
g a n te a fir m a n d o que “ el b lo q u e o del acceso a g rupos de tr a b a jo
m ás a m p lio s d e r iv a de un p ro c e s o a n te r io r de b l :aq u e o de lo s re
c u rs o s b á s ic o s . . . la c u e s tió n de lo s o r íg e n e s de a e s tr a tific a c ió n
g ir a akededor del p ro c e s o m e d ia n te el cual p a saro n lo s re c u rs o s
b á s ic o s de la p r o p ie d a d com u n a l a la p r o p ie d a d p r i v a d a ” .47 Y
e s to , c o n c lu y e en g e n e ra l F r ie d , es una re s p u e s t a a la s p r e s io n e s
d e m o g r á fic a s , e n a lg u n o s c a s o s a p o y a d a p o r u n c a m b i o d e la s r e g l a s
de r e s id e n c ia . Los “ o r íg e n e s ’’ de F r ie d pueden p :m e c e r a n tic lim á
tic o s h a s t a q u e re c o rd a m o s que ta le s s o c ie d a d e s n o e x is te n de n in
gún m odo; e n c u a n to a p a r e c ie r o n se c o n v i r t i e r o n en E s ta d o s , y no
p o d r ía haber s o b r e v iv id o n in g ú n caso p r ís tin o . S in abandonar la
s u s ta n c ia de la “ d e fin ic ió n ” de F r ie d , c re o que podem os ir m ás
a l l á . 48
S i la o r g a n iz a c ió n s o c ia l o p e ra a tra v é s de la s e s tr u c tu ra s m en
ta le s y de la s e s t r u c t u r a s e n e r g é tic a s , y F r ie d ha es c o g id o lo e n e r
g é tic o , echem os n o s o tro s un v is ta z o al a s p e c to m e n ta l. La e s tr a ti
fic a c ió n es b á s ic a m e n te un fe n ó m e n o de o r d e n a :a l i e n t o , p e ro no
es el o r d e n a m ie n to de in d iv id u o s , n i de s e g m e a to s p a r a le lo s o
u n id a d e s de o p e r a c ió n m ás a m p lio s , com o lo s 1i n a j e s , la s a ld e a s
o la s b a n d a s . A n t e s que un o r d e n a m ie n to d e e l e m e n to s m o d e ra d a
m e n te d e s ig u a le s d e n t r o de un s o lo c o n ju n to , es u n o r d e n a m ie n to
d e c o n j u n t o s ; y l o s p r o p i o s c o n j u n t o s se d i s t i n g u e n p o r el h e ch o de
que lo s m ie m b r o s de uno de lo s c o n ju n to s son e x tre m a d a m e n te
d e s i g u a le s , e n t é r m in o s c o le c t iv o s , a lo s m ie m b r o s d e l o tro c o n ju n -
to . E n e s ta fo rm a s u r g ió un m a c r o o r d e n a m ie n to de lo que h a b ía
s id o en p r im e r té r m in o m e ra s d ife r e n c ia s de ra n g o in d iv id u a le s .
Fried, 1967, p. 52; véase también cap. 5.
46
47 Ibid.,, p. 191.
48 Fried no la llama “definición” en el texto; pero así ^parece en el índice
analítico.
270 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL. PODER
La e x p a n s ió n e n e r g é tic a d e l n ú m e ro de p e rs o r as y de la s d ife r e n
c ia s de ig u a ld a d p e r c e p tib le s lle v a r o n a q u ie nes t e n ía n m a y o re s
c o n t r o le s y p o d e r s o c ia l a f o r m a r u n a u n i d a d de; id e n t id a d s e p a ra d a
(s i M a rx pudo in v e n ta r la , ta m b ié n p o d r ía n t a b e r lo hecho e llo s )
y lu e g o una u n id a d c o o r d in a d a que se s e p a ró en un ra n g o d is
tin to y s u p e r io r al de lo s m ie m b r o s que no c o n ta b a n . D ada la
d e s ig u a ld a d que se h a b r í a m a n ife s ta d o en u r a s o c ie d a d c e n tr a li
z a d a a n iv e l d e je f a t u r a , t a l o r d e n a m ie n to de co n j u n t o s d e s ig u a le s
h a b r ía s id o c a s i in e v it a b le . L a e x c lu s iv id a d e n t : e lo s e s tr a to s h a b r í a
s id o in h e r e n te al hecho de que la u n id a d s u pe r i o r e ra e x p líc ita
m e n te una u n id a d c o o r d in a d a (e s d e c ir , su o r g a n iz a c ió n in te r n a
se b a s a e n la r e c i p r o c i d a d ) y , d e i g u a l m o d o , h a b r í a quedado fu e ra
del s is te m a de o r d e n a m ie n to .
En e s te m a rc o s u p u e s to , v o lv a m o s a e x a m in a r la p r o d u c c ió n de
lo s c a m b io s e n e r g é tic o s . F r ie d es m uy e s p e c ífic o cuando a fir m a
que la s c o n d i c i o n e s que im p u s ie r o n e l s u r g im ie n to de la e s tr a tifi
c a c ió n d e r iv a r o n en p r im e r té r m in o de la p r e s ió n d e m o g r á fic a , la
que a tra v é s de una s e r ie de p ro c e s o s in te r m e d io s c o n d u jo al s u r
g im ie n to de la p r o p ie d a d p r i v a d a . 49 A u n q u e la p r o p ie d a d p r iv a d a
a p a r e c ió s e g u ra m e n te en a lg ú n m o m e n to , ye v a c ila r ía en u s a r la
com o un hecho h is tó r ic o en un m o d e lo , p o rq ue e llo r e q u ie r e que
f o r m u le m os s u p u e s to s e s p e c ífic o s a c e rc a de l o s s is t e m a s d e v a lo r e s
en una s e r ie de s itu a c io n e s a r c a ic a s p a ra la s que te n e m o s escasas
p ru e b a s . F u n d a m e n ta lm e n te , la p r o p ie d a d p r iv a d a es a lg ú n con
ju n to d e o b je to s o a c to s a lo s q u e se c o n c e d e r d e re c h o s e x c lu s iv o s ;
m ás e s p e c ífic a m e n te , ta le s d e re c h o s p e r te n e c e n a a lg u n a c la s e de
v a lo r e s de p r io r id a d r e la tiv a m e n te e le v a d a . C uando em pezam os a
e x p lo r a r lo s d e ta lle s de e s ta s c la s e s de v a l o 're s y a e x a m in a r su
fu n c io n a m ie n to en d iv e r s a s s o c ie d a d e s , a d v e r tim o s p ro n to que la s
fo rm a s de e x c lu s ió n pueden ser o b v ia s u o h s c u ra s y no s ie m p r e
pueden re c o n o c e rs e s in d ific u lta d . A s í p u e s , au n q u e a c e p to s in re
tic e n c ia s que la p r o p ie d a d p r iv a d a es en te o r í a una c u e s tió n im
p o r ta n te , c re o que puede u s a rs e m e jo r c u a n r io sabem os cuál c la s e
de o b je to s e n e r g é tic o s e s tá n im p lic a d o s y d ' ün d e pueden h a b e rs e
e n c o n tra d o ta le s o b je to s en la s itu a c ió n de c o n tro l y poder m ás
a m p lia de la s o c ie d a d . P o r e je m p lo , puedo re ^c o n o c e r l a im p o r ta n
c ia g e n e ra l de la tie r r a ; p e ro ta m b ié n me i m p r e s io n a el hecho de
que la tie r r a no haya desem p e ñ a d o en A fr ic e i e l m is m o papel que
en E u ro p a .
H ay o tro p r o c e d im ie n to que puede o fr e c e r ' u n a o p c ió n a Ja d e - 1
0
10 Fried, 1967, pp. 191-226.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 271
p e n d e n c ia d e l c o n c e p to de la p r o p ie d a d p r iv a d a si n d e ja r d e a s ig
n a r le un lu g a r de im p o r ta n c ia en la e x p lic a c ió n m ás a m p lia . Los
p r e h is to r ia d o r e s que han s e g u id o el m o d e lo de S te w a rd han sos
t e n id o que la s j e f a t u r a s te o c r á tic a s fu e ro n s e g u id a s p o r el m ilita
r is m o o p o r e l d e s p la z a m ie n to g r a d u a l d e lo s a s p e c to s s a g r a d o s p o r
lo s e le m e n to s s e c u l a r e s . S i es c i e r t o que la s je f a t u ] as s u r g ie r o n en
p a r te p o r e fe c to d e l c r e c im ie n to d e m o g r á fic o que 21 m is m o tie m p o
p r e s io n ó s o b re lo s r e c u r s o s a m b ie n ta le s y e n c o n tró una s o lu c ió n a
esa p r e s ió n e n la c e n tr a liz a c ió n y la r e d i s t r i b u c i ó n c e r e m o n ia l ( p r e
s u m ie n d o la p r e s e n c ia o e l s u r g im ie n to de una t e >an o l o g í a adecua
d a ) , es l ó g i c o que e l c r e c im ie n to d e m o g r á fic o c o n t :in u o g e n e re una
p r e s ió n e n tre la s je f a t u r a s , l a que p r e s u m i b l e m e n t e2 s e r e s o l v e r á en
a lg u n a m e d id a p o r m e d io d e la g u e r r a . E l s u r g im i en t o d e lo s m i l i
ta r e s s e r ía e n t o n c e s u n a e ta p a n e c e s a r ia m e n te p o s t er i o r a una je fa
tu ra c e re m o n ia l e fic a z en una r e g ió n de p o b la c ió n c r e c ie n te . La
a p a r ic ió n de un e jé r c ito no s ó lo im p lic a r ía la c o n q u is ta e x te rn a ,
s in o que adem ás in s titu ir ía la c e n tr a liz a c ió n s e c u la r , ya que d a r ía
a una fig u r a c e n tra l e l c o n tr o l d e una fu e n te i m p <ar t a n t e de poder
in d e p e n d ie n te , es d e c i r , lo s m e d io s de d e s tr u c c ió : 1 . E s to s e ñ a la r ía
la fija c ió n de dos te n d e n c ia s que c o n s id e r o e s tr : í c h a m e n t e in te r
d e p e n d ie n te s : a) la c o n q u is ta y el s o m e tim ie n to d e o tr a s s o c ie d a
d e s, y s u in c o r p o r a c ió n p o r d iv e r s o s m e d io s ; y b ) la fija c ió n de la
e s tr a tific a c ió n s o c ia l, el o r d e n a m ie n to in te r n o d e una u n id a d de
o p e r a c ió n de q u ie n e s tie n e n a u to r id a d de poder fre n te a q u ie n e s
no la tie n e n o la tie n e n en m e n o r m e d id a .
La r e la c ió n que veo e n tre el poder s e c u la r , basado p r in c ip a l
m e n te e n lo s m i l i t a r e s y en a lg u n o s c o n tr o le s e c o n ó m ic o s , y e l s u r
g im ie n to de la e s tr a tific a c ió n no es u n a te o r ía d el E s ta d o basada
en la c o n q u is ta , donde lo s c o n q u is ta d o r e s const h uyan una c la s e
s u p e r io r y lo s c o n q u is ta d o s c o n s titu y a n una d a s e in fe r io r m a r g i
nada. L a p r o p ie d a d p r iv a d a es i m p o r t a n t e , p e ro el e le m e n to m ás
c e n tra l es el poder en g e n e r a l. La p r o p ie d a d p r iv a d a tie n d e a
c e n t r a r e l a n á lis is en lo s m e d io s de p r o d u c c ió n , co n e x c lu s ió n del
consum o o de la d e s t r u c c i ó n . S i la s j e f a t u r a s d e p en d í a n del poder
a s ig n a d o , s u s o r íg e n e s p o d r í a n e n c o n tr a r s e e n la a c u m u la c ió n d ife
r e n c ia d a de lo s p ro d u c to s y en la m a n ip u la c ió n d e la o p in ió n po
p u la r . E l c ic lo c e r e m o n ia l de la r e d is tr ib u c ió n , en la m e d id a en
que ha c o n tin u a d o o p e ra n d o en la s c o m u n id a d e s c a m p e s in a s con
te m p o rá n e a s d e M e s o a m é r ic a , n o ha o p e ra d o p o :~q u e lo s a n c ia n o s
d e la c o m u n id a d fu e s e n “ p r o p ie ta r io s ” de to d a 1a t i e r r a , s i n o p o r
q u e c o n tr o la b a n el consum o de g ra n p a rte de e lia . P r e s e n ta r é una
a n a lo g ía (y d e b o s u b r a y a r q u e se t r a t a de u n a a n al o g ía , n o de u n a
272 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D LL PODER
“explicación de su fun cionam iento”). Goody distingue en Á frica
O ccidental tres grados de concentración del p oder de acuerdo con
las diferencias de los medios de destrucción: a) las sociedades b é
falas, Lasadas principalm ente en el arco y l a flecha igualitarios;
b) los reinos de los pastizales, basados princip i lmente en el control
del caballo de guerra; c) los reinos de los b osques, basados en el
control de las armas de fuego. “La dicom ot [a existente entre los
Estados de rifles del bosque (donde el caballo no podría operar, en
parte por causa de los árboles, en parte p c r causa de la mosca
tsetsé) y los Estados de caballos de las saban; is corresponde a dife
rencias im portantes de los sistemas sociales. En los pastizales, los
estamentos gobernantes tendían a ser dinastía; masivas, entre cuyos
segmentos circulaba a m enudo el cargo de jefe. En el bosque, el
cargo tendía a ser m ás autocrático y a perm; m ecer dentro de una
dinastía más estrecha.” 50 Lo que quiere d ycir Goody es que el
control de estos im plem entos destructivos exterm inaba el poder
relativo de las sociedades y su grado de conyentración.
En las condiciones más prístinas no encontram os tan grandes
diferencias tecnológicas como las que crearí; t la introducción del
caballo o de las armas de fuego, sino el cont rol del consumo. Esto
ha sid o bien corroborado en las sociedades de G rand es H ombres,
y aquí hemos sostenido que tal control pudo haber pasado a través
del dogma a los fondos cerem oniales contr; d ados por grupos de
hombres antes que p o r G randes Hombres si i gulares. En efecto, si
el control de la tierra estuviese en manos c e linajes o de clanes,
como ha ocurrido en algunos casos, el cont; ol diferenciado de la
tierra h abría surgido sobre una base comun ;il, bajo la adm inistra
ción de alguna unidad de operación de “élite” a nom bre de la
comunidad. El cambio a la propiedad privad r pudo haber ocurrido
más tarde, cuando se acentuó la presión d emográfica. Parece así
que la “propiedad privada" de la tierra se v ío precedida por gran
des diferencias en el control de la tierra. Si tal concentración co
m unal se realizó prim ero, parece probable que el control ejercido
sobre esa tierra haya tratado de increm ent; ir la producción para
garantizar un consumo adecuado. La prim er; i tarea del G ran Hom
bre fue el aseguramiento del consumo, por q ue tal era la base de
su poder.
Yo argum ento, prim ero, que los orígenek de la estratificación
se encuentran en la diferenciación del pode y por niveles, y que las
diferencias iniciales de la base de poder r esidían m ás probable-
so Goody, 1971, p. 55.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 273
mente en el control del consumo que en el control cíe la pro d uc-
ción.51 Segundo, como han observado los prehistor iadores, el sur
gim iento de los m ilitares siguió poco después del énfasis ceremo
nial, y esto debe de haberse traducido en el contr el de los medios
de destrucción. Además, como se indicó antes, esto debe de haber
ocurrido en respuesta a la circunscripción, al crecim iento de la po
blación; y la ausencia de la m ilitarización habrá con ducido al some
tim iento de la sociedad por otra donde hayan pro,gresado más las
habilidades m ilitares.
Hasta aquí he tratado la estratificación como si fuese sim ple
mente una diferenciación b in aria ordenada. A q u í surgen algunos
problem as: ¿cuál fue el proceso de la diferenciad ón b in aria que
reconoció dos unidades de operación (o dos conjui r tos) no equiva
lentes?; ¿y se lim itó a dos la diferenciación de unidades de opera
ción no equivalente? Examinem os en prim er término el segundo
interrogante.
A m edida que crecieron las poblaciones h um an as y m ejoro la
tecnología agrícola, no hubo necesidad de control 2 r sólo los recur
sos básicos, sino tam bién muchas actividades interm edias, entre, ellas
la determ inación del mom ento en que debiera in iciarse la siembra,
y la dirección de u n ejército en la defensa con tra vecinos atacan
tes. “Las sociedades son conjuntos de papeles d ifer enciados que se
ordenan en sentido funcional y evalu ativo”, escribe H arold A.
Gould a propósito del surgim iento de la especial ízación ocupacio-
nal en las prim eras civilizaciones.
Está claro que no podrían ordenarse individualme a te centenares de
papeles ocupacionales formalmente diferenciados. ¡I'sto superaría aun
a las habilidades clasificatorias del hombre! Está claro también que las
funciones de los papeles ocupacionales individuales deben contemplar
se y juzgarse de acuerdo con su lugar en estructura 5 sociales más am-
f' plias cuyas funciones globales hagan grandes contri' Duciones a la ope
ración del sistema estatal. . . Algunas ocupaciones tenían tanto en
común que no eran necesarias ni viables las discrims n aciones de rango
‘ entre ellas. Carpinteros, alfareros, tejedores y vidrr ;ros tenían en co
r mún los hechos de ser artesanos y de recibir aproximadamente la misma
51 Podríamos agregar aquí que este hincapié principal ipero no fundamen
tal) en el consumo plantea la posibilidad de que los primeros controles se
ejercieran sobre lo que llaman los ecólogos el extremo “final” del proceso
de flujo de energía y que el desplazamiento gradual del control de la pro-
ducción avanzara sostenidamente hacia el extremo inicia" Por supuesto, los
esfuerzos que luego hicieron los Imperios para apoderarse de los recursos natu
rales fueron movimientos dirigidos todavía más hacia “el origen”.
274 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE] _ PODER
r e m u n e r a c ió n p o r su tr a b a jo . L a d e te r m in a c ió n d e l “ m é r ito ” y p o r lo
ta n to d e l “ ra n g o ” p o r m e d io s m o n e t a r i o s . . . se c o n v ir t ió en un g ra n
i n s t r u m e n t o d e e v a l u a c ió n p o r q u e e l m e r c a d o s 2 c o n v i r t i ó e n e l m e c a
n is m o d o m i n a n t e p a r a l a r e g u l a c i ó n d e l f l u j o d e b ie n e s y s e r v ic io s e n
e l s is te m a e sta t a l y e n la b a s e p r i m a r i a p a r a la d e t e r m i n a c i ó n d e l v a l o r
d e lo s p r o d u c t o s g e n e r a d o s p o r u n p a p e l . 52
C o n c lu y e G o u ld que la c iv iliz a c ió n p r e in < l u s t r i a l no p r o d u jo
s im p le m e n t e una e s tr a tific a c ió n basada en e l acceso a re c u rs o s bá
s ic o s , s in o e s tr a to s que “ r e fle ja b a n una m e da s u til de poder y
fu n c io n e s ” . L u e g o p r o p o n e p o r lo m e n o s t r e s c la s e s d e p a p e l e s o c u -
p a c io n a le s : “ p a p e le s de é l i t e s d e p o d e r , p a p < d es d e e je c u c ió n té c
n ic a , y p a p e le s s e r v ile s ” .
La p ro p u e s ta de G o u ld es im p o r t a n t e , no s ó lo por su r e c o n o c i
m ie n to de q ue una s im p le d ife r e n c ia c ió n b i n a r ia no h a b r ía p e r s is
t id o d u ra n te la r g o tie m p o en una c iv iliz a c ió n en e x p a n s ió n , s in o
ta m b ié n p o r su s u g e r e n c ia de que la d if e r e n c ia c ió n se basaba en
d is tin ta s c la s e s d e p o d e r . L o que lla m a G o u li “ p a p e le s d e é l i t e de
p o d e r” me p a re c e n p a p e le s basados en la au t o r i d a d d e l p o d e r , es
d e c ir , p a p e le s basados en a lg u n o s c o n tr o le : > in d e p e n d ie n te s ; sus
“ p a p e le s de e je c u c ió n té c n ic a " s e r ía n p a ra n í p a p e le s basados en
la autoridad de
l a h a b i l i d a d ; y l o s “ p a p e le s s e r v i l e s ” s e r í a n p a r a
m í p a p e l e s c o n e s c a s o p o d e r y n i n g u n a a u t c r i d a d a l n i v e l s o c ia l.
E s p o s ib le que e l s u r g im ie n to de una s e r ie d e e s tr a to s no se h a y a
v u e lto e x p líc ito a n te s de la a p a r ic ió n de 1o s r e in o s , p e ro la d ife
r e n c ia c ió n d e la o c u p a c ió n se r e c o n o c í a segu r a m e n te ya en lo s r e i
n o s y es p o s i b l e que haya s id o u n a e s tr a tific : i c ió n in c ip ie n te e n la s
s itu a c io n e s m á s d e s a r r o lla d a s .
E s p r o b a b le que deba p la n te a r s e en d iv e r s o s p u n to s d e l p ro c e s o
e v o lu tiv o la fo rm a en que o p e ra ro n lo s p r o - esos d e d ife r e n c ia c ió n
b in a r ia p a ra s e p a ra r u n g ru p o s u p e r io r , o d e élite, de l o s d e m á s . 53
L a h i s t o r i a m á s a n t i g u a , a l i g u a l q u e l a p o s t s ;r i o r , h a p r e s e n c i a d o l a
s u c e s iv a s e g m e n ta c ió n h o r iz o n ta l d e u n i d a d ' 2s d e o p e r a c ió n que se
e n c a rg a ro n d e g o b e r n a r la s o c ie d a d . E n la s p r i m e r a s e t a p a s , es p o
s ib le q u e t a l p ro c e s o h a y a o c u r r id o e n la f o rm a s u g e r id a p o r D o n E .
D um ond, q u ie n lo ve s u r g ir en la s s o c i e d a d es o rd e n a d a s a tra v é s
d e la e x p a n s ió n d e m o g r á f ic a c o n la c o n s ig u i e n t e e sca se z d e re c u rs o s
b á s ic o s y su c r e c ie n te c o n tro l p o r in d iv id u o s d e a lto r a n g o .
53 Gould, 1971, pp. 5-6. Reproducido, con permiso, de Gould, Caste and
Class: A Gomparative View, 1971, Addison-Wesley, Reading, Mass.
53 Véase Keller, 1963.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 275
A s í p u e s , d a d a u n a s o c ie d a d c a d a v e z m á s g r a n d e a|u n q u e in e s t a b le ,
c o m p u e s t a d e v a r io s s e g m e n to s , c a d a u n o d e e llo s c o n p o c o s h o m b r e s
d o t a d o s d e u n a a l t a p o s ic ió n , c o n e l t i e m p o es p o s i b l e q u e ta le s i n d i
v id u o s se v u e l v a n s u f i c i e n t e m e n t e n u m e r o s o s p a r a f o r m a r u n g r u p o
s o c ia l e s p e c ia l. ¿ C u á n t o s se r e q u e r i r í a n p a r a t a l e f ; c to ? N o s v e m o s
t e n t a d o s a c i t a r a q u í e l i n f o r m e d e B i r d s e l l 54 e n e l s e n t i d o d e q u e la s
t r ib u s d ia le c t a le s d e A u s t r a l i a tie n e n u n a p o b la c ió n i e 5 0 0 m ie m b r o s
a p r o x im a d a m e n te , u n a c if r a c o n s ta n te q u e tie n d e a p re s e rv a rs e m e
d i a n t e la f r a g m e n t a c i ó n c u a n d o u n a t r i b u se v u e l v e d e m a s ia d o g r a n d e ,
o p o r l a i n t e g r a c i ó n c o n lo s v e c in o s c u a n d o u n a t r i b r . se v u e lv e d e m a
s ia d o p e q u e ñ a . . . E s t o y s u g i r i e n d o l a e x is t e n c ia d e c i e r t o u m b r a l n u
m é r i c o q u e la élite d e b e s u p e r a r a n te s d e q u e se i n d in e a c o lo c a r l a
i d e n t i f i c a c i ó n c o n su s m i e m b r o s p o r e n c i m a de la i d e n tific a c ió n con
s u p r o p i a u n i d a d d e p a r e n t e s c o lo c a liz a d a . 65
L o q u e e s tá s u g i r i e n d o D u m o n d es q u e e n a l g ú n p u n t o h u b o u n a
d ife r e n c ia c ió n s u fic ie n te de un n ú m e ro b a s ta n te g la n d e de in d iv i
d u o s d e a lto ra n g o , ju n to con sus h ija s p r e s u m ib le m e n te c a s a d e ra s
y sus h ijo s h a m b r ie n to s de h e r e n c ia , p a ra que e n c o n tr a r a n conve
n ie n te e l e s ta b le c im ie n to de una d ife r e n c ia c ió n b i n a r ia e n tre e llo s
m is m o s com o una u n id a d de o p e r a c ió n y el re s te de la s o c ie d a d
com o o tra u n id a d de o p e r a c ió n , y que al a c tu a r íl s í c o lo c a b a n su
u n id a d por e n c im a de la o tra u n id a d o la s o tra s u n id a d e s .
P re g u n ta D u m o n d , a p r o p ó s ito de la c ifr a de q u in ie n to s s e ñ a la
da por B ir d s e ll, en una n o ta al p ie que s ig u e al p a s a je a n te s c i
ta d o : “ ¿ F u e s ó lo p o r a c c id e n te que e l s a ló n de b a ile de la s e ñ o ra
A s to r tu v ie s e cupo p a ra cuatrocientas p e r s o n a s ? ” 56 S i n tra ta r de
c o n t e s t a r e s te i n t e r r o g a n t e , p o d e m o s s e ñ a l a r q u e o l r o s a u t o r e s se l o
han p la n te a d o ta m b ié n . F ra n k B o n illa , en un i r fo rm e s o b re u n
e s tu d io e x te n s o d e la s o c ie d a d v e n e z o la n a a c tu a l, e n c o n tr ó que se
c o n s id e r a b a n g e n e r a lm e n te im p o r ta n te s 346 p e rs e rn as en la to m a
d e d e c is io n e s n a c io n a le s . “ E s to s 3 4 6 p o d r í a n c o n s ie le r a r s e c o m o 'l o s
400' de V e n e z u e la . La r e p e tic ió n de e s te n ú m e ro en lo s e s fu e rz o s
q u e se h a c e n p a r a i d e n t i f i c a r a lo s n o t a b le s de lo s s is t e m a s s o c ia le s
d e m a g n itu d e s m uy d ife r e n te s s u g ie r e que puede e x is tir a lg ú n lí-
m ite n a tu ra l al n ú m e ro de p e rs o n a s m u t u a m e n t ; c o n s c ie n te s de
e s ta r im p l ic a d a s en lo s e s tra to s s u p e r io r e s del p oder o en lo s s is
te m a s de sta tu s de una c o m p le jid a d d a d a . ” 57 L a e s p e c u la c ió n de
54 Se r e fie r e a B ir d s e ll, 1968.
55 D o n E . D u m o n d , 1972, p . 302. R e p r o d u c id o d e Fopvlation Growth: An-
thropological Implications, c o m p . B r ia n S p o o n e r, c o n p e r m is o d e mit P ress.
.56 I b i d . j p . 309.
57 F r a n k B o n illa , 1970, p . 18, n . 19. R e p r o d u c id o d e The Failure of Elites
con p e r m is o d e mit Press.
276 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
B o n illa r e in tr o d u c e lo s lím ite s d e la c a p a c id a d hum ana, o c a p a c i
dad c o le c tiv a , p a ra m a n e ja r la c a n tid a d . H ay s in duda a lg u n a s
“ c o m u n id a d e s pequeñas” m a y o re s de c u a tr o c ie n to s o q u i n i e n t os
m ie m b r o s . P e ro p o c a s lle g a n a m il s in m a n ife c ta r a lg u n a s te n d e n
c ia s h a c ia la fo r m a c ió n de fa c c io n e s o a lg u n a c la s e de f is ió n .
N o hay duda de la e x is te n c ia de un u m b r c 1, m á s a llá del cual
d e ja de ser la c o m u n id a d hum ana una c o m u n id a d en el s e n tid o
d e la G e m e i n s c h a f t d e F e r d in a n d T o n n i e s 5S o d e l a “ c u l t u r a a u té n
tic a ” de L é v i - S t r a u s s . r>9 S i el n ú m e ro se v u e l v 2 d e m a s ia d o gande,
com o in d ic ó D um ond, el p r o b le m a puede r e s o lv e r s e m e d ia n te la
fis ió n , la s e g m e n ta c ió n en dos o m ás c o m u n ic a d e s ; e s to o c u rre de
o r d in a r io m e d ia n te la e x p u ls ió n de lo s e l e m e :a t o s m á s m a r g in a le s ,
g e n e r a lm e n te la s f a m i l i a s jó v e n e s o m e n o s a fo rtu n a d a s , o d e a c u e r
do con o tra s lín e a s de s e g m e n ta c ió n ya e x i s t í m te s . O tro c o n d u c to
es l a i n t e g r a c i ó n d e l a c o m u n id a d d e n tro de u n d o m in io m ás g ra n
de, p a ra c o n v e r tir s e en una lo c a lid a d r e s i d e n ;i a l s i n una G e m e in -
s c h a f t t e r r i t o r i a l e x c lu s iv a , y a que lo s r e s i d e : te s t ie n e n su p r o p ia
c o m u n id a d d e r e la c io n e s en o tra p a r te , h a b i t i t a lm e n te d e r iv a d a de
sus o c u p a c io n e s y de su c la s e s o c ia l. P a re c e m uy p r o b a b le que el
te m p ra n o s u r g im ie n to de lo que c o n s id e r ó S o u ld una “élite de
p o d e r” haya s id o p r im e r o una “ c o m u n id a d ” en sí m is m a y s ó lo
te n ta tiv a m e n te u n e s tr a to s o c ia l d i s t i n t i v o . Sc s p e c h o que la fo rm a
c ió n de un s e g m e n to c o m p le ta m e n te s e p a ra c o se d e b ió a la p re
s e n c ia de p ro c e s o s s im ila r e s en o tra s s o c ie d a d es, de m odo que la
a m e n a z a d e v e c i n o s m á s e f i c a c e s se v o l v i ó rn á s te m ib le p o rq u e e llo s
e s ta b a n a d q u ir ie n d o esa c la s e de c e n t r a l i z a c i 5n .
H a s ta aquí he e x a m in a d o la e s tr a tific a c i ó n en té r m in o s de la
d ife r e n c ia c ió n de lo s n i v e l e s y la s e p a r a c ió n e íe u n a é l i t e , u n a é l i t e
de p o d e r. El a n á lis is de G o u ld in d ic a que la s e p a r a c ió n de la
élite no es c l a r a m e n t e e l ú n ic o a s p e c to de 1a e s tr a tific a c ió n , ni s i
q u ie r a el m ás im p o r ta n te . En la s s o c i e d a d e s nás c o m p le ja s , la seg
m e n ta c ió n h o r iz o n ta l que s u rg e se b a s a c ia r a m e n te en un re c o n o
c im ie n to m á s r e fin a d o d e l s u r g im ie n to de d i f e r e n c ia s en e l p o d e r:
la c a n t i d a d r e l a t i v a d e p o d e r ; lo s t ip o s d e b a ses d e p o d e r ; lo s tip o s
de e je r c ic io del p o d e r; el g ra d o de o r g a n i c a c ió n com o una u n i
dad de o p e r a c ió n , e tc . A l u tiliz a r lo s c o n c e p to s s u r g id o s en e s ta
á r e a e s ta m o s im p lic a d o s e n u n a d ife r e n c ia c ió n d e l u s o q u e n o d e r i
va s ó lo de d ife r e n c ia s c o n c e p tu a le s y t e ó r i c as de d iv e r s o s acadé
m ic o s , s in o ta m b ié n del hecho de que la i n p o r ta n c ia p o lític a de5
9
8
58 Tonnies, 1957.
59 Lévi-Strauss, 1963, pp. 366-367.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 277
lo s e s tr a to s y la e s t r u c t u r a d e la e s t r a t if ic a c ió n h aj h e c h o q u e se
e n t ie n d a l a i m p o r t a n c i a e s p e c ia l d e c ie rto s c o n c e p t o s e n e l m u n d o
c o n te m p o rá n e o .
M e p a r e c e q u e , si q u e r e m o s m a n t e n e r u n e s q u e m a a n a lít ic o q u e
n o s sea ú t i l d u r a n t e to d o e l c u r s o d e la e v o lu c i ó n d e l p o d e r , c o n
v e n d r á d e j a r d e in s is tir e n u n a t e r m in o lo g í a e s p e c ífic a e n e ste p u n
to y u t i l i z a r l a t e r m in o lo g ía q u e p a re z c a m á s a p r op ia d a e n c a d a
m o m e n to d e la h is t o r ia . P a r a e l p e r io d o m á s ani lig u o , so sp e c h o
q u e el t é r m in o c a s ta p o d r í a s e r v i r ta n b ie n c o m o c u a lq u ie r o t r o ,
y a q u e — si e stá en lo c ie r to G o u ld — la d if e r e n c ia c ió n q u e s u r g ía
e n esa é p o c a , q u e c o n t in u ó h a s ta la e x p a n s ió n m e r c a n t ilis t a , e r a
u n a e s t r a t if ic a c ió n p o r o c u p a c ió n u n t a n t o r i t u a li z ad a . L a o c u p a
c ión se r e f e r í a a q u í a l a e s p e c ia liz a c ió n d e l tr a b a i o e n c o n tr o le s
d ife r e n c ia d o s d e lo s e le m e n to s d e l a m b ie n te . H a y a c u e r d o g e n e r a l
a c e rc a d e q u e e l t é r m in o cla s e s o c ia l es m u y ú t i l s i se r e s tr in g e a
u n f e n ó m e n o s u r g id o c o m o p a r t e d e l p ro c e s o r e v o l u c io n a r io i n d u s
t r ia l, d o n d e se a g o tó e l u s o r e s t r i c t i v o d e la c a s ta f r e n t e a l é x it o
e m p r e s a r ia l c o n la s n u e v a s fu e n te s d e e n e r g ía y lo s d iv e rs o s r e d u c
tos q u e se e s ta b a n v o lv i e n d o d is p o n ib le s . L a p re : he r e n c ia p o r e l
h in c a p ié d e W e b e r e n la c u e s tió n d e las o p o r t u n i d a d e s v it a le s d e
b a se e c o n ó m ic a e n u n a s itu a c ió n d e l t r a b a jo c o m o u n b ien / 60 o p o r
e l c o n t r o l d if e r e n c ia d o d e lo s m e d io s d e p r o d u c c ió n d e M a r x , o sea
“la f u n c ió n e n la o r g a n iz a c ió n d e la p r o d u c c i ó n ” / 1 d e b e se r u n a
c u e s tió n m e to d o ló g ic a q u e d e p e n d e m á s d e l p r o b le m a d e q u e se
tra te , q u e d e a lg u n a i m p o r t a n c i a in t r ín s e c a d e la d e f in ic ió n . E n
lo s té r m in o s d e l p r e s e n te a n á lis is , la d e s c r ip c ió n q u e h a c e J o s e p h
S c h u m p e te r d e la e s t r u c t u r a d e c la se s c o m o e l “ o r d e n a m ie n t o d e
f am ilia s in d iv i d u a le s p o r su v a lo r s o c ia l d e acuerd< a c o n a p titu d e s
d ife r e n t e s ” 62 p o d r í a u s a rs e e n m u c h o s p u n t o s d e f a h is t o r ia si se
e x p a n d ie r a u n poco.'63
¿ D e b e rá c o n c e p tu a r s e la e s t r a t if ic a c ió n c o m o u h a v a r i a b le e n
te ra m e n te in d e p e n d ie n t e ( a u n q u e c o n t r ib u t i v a ) d e l E s ta d o ” , c o m o
sup o n e F r ie d ? D ic e F r ie d , “ . . . u n E s ta d o e s . . . e l c o m p le jo d e
in st i tu c io n e s p o r c u y o c o n d u c to se o r g a n iz a e l p o d e r d e la s o c ie d a d
Gerth y Mills, comps. y trads., 1946.
'61 Bendix y Lipset, 1966.
'62 Schumpeter, 1966, p. 45. Adviértase aquí que las "ap titudes” deben ser
juzgadas por alguien, y podríamos presumir que será el jiui ':io de los más po
derosos el que determine el resultado.
'63 En otra parte he realizado un análisis del surgimiento de las clases socia-
les contemporáneas de América Latina sobre la base de la d ferenciación de las
nuevas bases de poder y los criterios cruciales (1973a). Véast ; Ossowski, 1966, y
Bendix y Lipset, 1966, donde se reseñan las clases sociales
278 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
sobre una base superior al parentesco. . . E r. últim a instancia, el
poder de un Estado puede m anifestarse en u na fuerza física real,
un ejército, una m ilicia, una fuerza policiaca, un conjunto de al
guaciles, dotados de arm as especializadas, eje: cicios m ilitares, cons
cripción, una jerarq u ía de mando, y las dem ás galas del control
estructurado”.64 Si aceptamos los hallazgos d e los prehistoriadores
acerca del surgim iento de un brazo m ilitar e n las jefaturas teocrá
ticas, y estoy en lo cierto al suponer que tal arm a no podría des
tinarse exclusivam ente a la agresión externa y la defensa, la lim i
tación de la je fa tu ra al surgim iento p rem ilitar o la inclusión de
tal surgim iento dependerá del uso que que t amos dar al término.
El hincapié en la “base superior al parentesco” contiene también
algunas tram pas de definición, porque no hay duda de que muchos
reinos antiguos, al igual que las jefaturas, continuaron usando
el parentesco como un criterio im portante d: i1 reclutam iento en el
grupo de élite, y ni siquiera la diferenciación de los estratos excluyó
una base de parentesco. Pero el parentesco c ejó de ser tam bién el
único criterio del poder en grupos tan prim : tivos como los papua-
nos kapauku, aun antes de que surgieran l ;ss jefaturas. De modo
que el parentesco no es un elem ento categó:r ico, y la presencia de
la fuerza legítim am ente constituida p erm itir: que una jefatu ra ma
dura sea calificada de “Estado” bajo estas d efiniciones.
La proposición de Fried en el sentido de que la estratificación
debe de haber precedido al Estado tam bién carece de im portancia.
El propio Fried observó que el Estado “ma n tiene un orden de es
tratificación ”^5 lo que sugiere que la estra: ificación, aun bajo su
concepción, no pudo haber durado mucho ssn el Estado. No se tra
ta de saber cuál de estas nociones apareció prim ero, sino de que
surgieron esencialm ente como parte de un solo com plejo de dife
renciación social, cada una de ellas en resp siesta a la necesidad de
controlar áreas diferentes del conjunto nac ]ente. Como se sugirió
antes, la estratificación fue una diferenciad ón del conjunto de la
sociedad en segmentos no equivalentes (no: ¡otros los consideramos
“horizontales”). Así pues, al revés de lo que ocurrió con las bandas,
64 Fried, 1967, pp. 229-230. Elman Service no c ee que la jefatura sea un
"Estado” y sugiere una definición similar en algunos sentidos a la de Fried:
“Un Estado verdadero, por poco desarrollado que se encuentre, puede distin
guirse de las jefaturas en particular, y de todos lo; niveles inferiores en gene
ral, por la presencia de esa forma especial de con trol, la amenaza consistente
de la fuerza por un conjunto de personas legí timamente constituido para
usarla" (1962, p. 171).
6.5 Fried, 1967, p. 235.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 279
la s a ld e a s , lo s li n a je s o lo s c la n e s a n t e r io r e s n o e s tr a tific a d o s , la
e s t r a t if ic a c ió n s u r g ió c o m o la p r i m e r a d if e r e n c i a c ió n d e q u ie n e s
t e n ía n p o d e r p o r o p o s ic ió n a q u ie n e s n o lo t e n í a n e n té r m in o s m u y
g e n e ra le s . P e r o q u ie n e s t e n í a n p o d e r p o d í a n sep ar a rse c o n c e b ib le
m e n te c o m o u n a u n i d a d c o o r d in a d a f r e n t e a l re sto . Es p o s ib le q u e ,
d e sd e la s p r i m e r a s s e ñ a le s d e la e s t r a t if ic a c ió n , qu i en es e st a b a n
d e s tin a d o s a f o r m a r e l e s tr a to s u p e r i o r n o s ó lo e n e en t r a r a n su p r o
p i a id e n t i d a d s in o q u e lo lo g r a r a n p o r q u e y a e st ab a n lig a d o s e n
a lg u n a f o r m a ( p o r e je m p lo , a tr a v é s d e c lie n te s , p a r ie n te s , e tc .), a
lo s líd e r e s . A s í p u e s , e n la t e r m in o lo g í a c o n t ^ n p o iá n e a , u n e s tr a t o
s u p e r io r , e l d e lo s líd e r e s y l a é l i t e se s e p a r ó com . a p a r t e d e l to d o
g e n e r a liz a d o , y a l m is m o tie m p o a p a r e c ie r o n ta r e as e s p e c ia liz a d a s
d e l a g o b e r n a c ió n ( in c lu id a s la s a c tiv id a d e s r e l i g i o sas).
E n e ste s e n tid o , la c u e s tió n d e l g o b ie r n o h a s i l o r e i n t r o d u c i d a
r e c ie n t e m e n te c o m o a lg o q u e d e f in e a l E s ta d o y q u iz á ta m b ié n q u e
e x p lic a su s u r g im ie n t o e n a lg u n a f o r m a . W r i g h t e x p re s ó e l p r i m e r o
d e e sto s p u n to s s o s te n ie n d o q u e “ u n E s ta d o p u e d e re c o n o c e r s e
c o m o u n a s o c ie d a d d o n d e las o r g a n iz a c io n e s e sp e c i a liz a d a s d e to m a
d e d e c is io n e s r e c ib e n m e n s a je s p r o v e n ie n t e s d e rn u c h a s f u e n te s d i
fe r e n te s , tr a d u c e n esto s m e n s a je s , lo s c o m p le m e n ta n c o n d a to s p r e
v ia m e n t e a lm a c e n a d o s , to m a n d e c is io n e s e fe c tiv a - , a lm a c e n a n d o e l
m e n s a je y la d e c is ió n , y t r a n s m i t e n d e re g re s o la s d e c isio n e s a o tra s
o r g a n iz a c io n e s ” . O b s e r v a W r i g h t q u e e l p r o c e s a m ie n to d e la i n f o r
m a c ió n p la n t e a d e m a n d a s a l a c a p a c id a d d e lo s c a n a le s , d e m o d o
q u e “ e l n ú m e r o d e n iv e le s d e l a j e r a r q u í a a d m in i s t r a t i v a d e u n a
o r g a n iz a c ió n d e p e n d e d e l r i t m o a l q u e esa o r g a n iz a c ió n d e b a p r o
c e sa r l a i n f o r m a c i ó n r e f e r e n t e a la s a c t i v i d a d e ;s q u e r e a li z a ” .66
J o h n s o n l le v ó e ste a r g u m e n t o m á s a d e la n t e y sosa :u v o q u e “ e l d es
a r r o llo p r i m a r i o d e l E s ta d o im p li c a la so b recarg a i d e l a o r g a n iz a
c ió n d e t o m a d e d e c is io n e s d e u n a je f a t u r a . D a clo q u e n o p u e d e
d e m o s tra r s e q u e u n s o lo f a c t o r t a l c o m o e l i n c r e :atie n t o d e la i r r i
g a c ió n , d e la p o b la c ió n , la g u e r r a , e l i n t e r c a m b io lo c a l, h a y a l l e v a
d o e l d e s a r r o llo d e l E s ta d o , p a r e c e r ía se r q u e se r e q u i e r e n v a r ia s
fu e n te s d e in s u m o s d e i n f o r m a c i ó n p a r a i m p o n e ' c a m b io s b á sic o s
d e la o r g a n iz a c ió n a e s te n i v e l ” .®7
E sto s a r g u m e n to s s o n i m p o r t a n t e s , p e r o d e b e n m a n e ja r s e c o n
c u id a d o . W r i g h t se c u id a d e s e ñ a la r q u e “ la i n f o r m a c ió n n o p u e d e
e x is t ir p o r sí m is m a . Se t r a n s m i t e e n f o r m a d e m a t e r ia le s o d e
e n e r g ía ” .68 A s í p u e s , la c u e s tió n d e la “ c a p a c id a ; i d e lo s c a n a le s ”
66 Wright, próxima publicación.
67 Johnson, 1973, pp. 160-161.
6s Wright, próxima publicación.
28Q U N MODELO DE LA EVOLUCIÓN DI ,L PODER
a d m in is tr a tiv o s t ie n e que ver con la to m a d e d e c is io n e s , p o r una
p a rte , y con lo s m a rc a d o re s de in fo r m a c ió ] i e n e r g é tic a , por la
o tra . E l a rg u m e n to de J ohnson, en e l s e n tid a d e que ta l in s u m o
de in fo r m a c ió n p o d r ía “ im p o n e r c a m b io s b á s ic o s en la o r g a n iz a
c i ó n ’ ’, p re s u p o n e que a lg u ie n ha d e c id id o ya que el s ig n ific a d o
a s ig n a d o a e s ta i n f o r m a c i ó n nueva es m á s im c o r la n te que e l s ig n i
f ic a d o a s ig n a d o a la o r g a n iz a c ió n e x is te n te . Podem os a c e p ta r la
p o s tu ra a s u m id a por am bos a u to re s en el se n t i d o de que la can
tid a d d e i n s u m o e n e r g é t i c o se r e l a c i o n a n e c e s , ]r ia m e n te con la c o m
p le jid a d d e la e s tru c tu ra je r á r q u ic a ; p e ro la idea de que e l a u m en
to de la i n f o r m a c ió n “ o b lig a " a la s e s tr u c tu ra s a c a m b ia r (c o m o
c re o que e s tá s o s te n ie n d o Johnson) s ó lo f u ac i o n a en la m e d id a
en que la s e le c c ió n n a tu r a l p e r m ite una s a li c a ( e n v a r io s s e n tid o s )
p a ra la s o r g a n i z a c i o n e s que no desean a lb e i g a r el in c r e m e n to de
la in fo r m a c ió n . A sí pues, el a r g u m e n to de }a in fo r m a c ió n puede
r e d u c ir s e en e fe c to a un a u m e n to de la e n e ig ía ; p a ra e llo s ó lo se
r e q u ie r e q u e p re s te m o s la d e b id a a te n c ió n a lo s c a m b io s o c u r r id o s
en el flu jo de m a rc a d o re s de la i n f o r m a c ió n .
C re o que la id e n tific a c ió n del “ E s ta d o ” co m o a lg o que s u r g ió
con la s ta re a s e s p e c ia liz a d a s d u ra n te la s j efa tu ra s te o c r á tic a s , o
n iá s ta rd e con e l s u r g im ie n to del b ra z o m il: ta r , o m ás ta rd e aún
con el r e c lu ta m ie n to de b u ró c ra ta s in d e p e n d ie n te s y la f o r m a li-
z a c ió n de n iv e le s a d m in is tr a tiv o s ; es d e c ir , la e le c c ió n de uno u
o tro d e v a r io s c r ite r io s , d e p e n d e p o r e n te ro d e l p r o b le m a que e s te
m os e x a m in a n d o . En la o b ra de F r ie d no Saa y nada que p ru e b e
el s u r g im ie n to de la e s tr a tific a c ió n lib r e de o tro s a d it a m e n to s in
c ip ie n te s de lo que p o d r ía m o s lla in a r el " E st a d o ” .
E n tre un c o n ju n to de “ je f a t u r a s ” c o o r d in a d a s y un r e in o b ie n
c e n tr a liz a d o hay una d iv e r s id a d de c o n d i c :o n e s p o lític a s . A id e n
S o u tb a ll h a d is tin g u id o "E s ta d o s s e g m e n t a r i ) s” donde “ e l e je r c ic io
d e la a u t o r i d a d c e n t r a l d e p e n d e d e la d e le g a c ió n consensual que le
hagan la s u n i d a d e s c o m p o n e n te s en cada c a so , s i n n in g ú n re c o n o
c im ie n to e s ta b le d e l d e re c h o a im p o n e r y m a n te n e r ta l d e le g a c ió n
m e d ia n te la c o e r c i ó n ” .09 L o s lla m a d o s E s ta d o s “ fe u d a le s ” o r e in o s
-69 Aiden Southall, 1965, p. 126. Reproducido de PoUtical Systems and the
Dislribution of Power, comp. Michael Banton, publicado por Tavistock Publica-
tions Limited, con permiso de Associated Book Putlishers Limited. El análisis
de Southall sostiene en efecto que la mayoría de los Estados africanos son
“segmentarios”, pero que es importante distinguir entre los Estados que poseen
esta base consensual (que Southall describe como 'piramidal”) y los Estados
donde la imposición se considera como un derecho que puede ejercer la auto
ridad central (un sistema “jerárquico”). Southall uti iza los términos delegación
y asignación precisamente en sentido contrario al d = este ensayo.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 281
c o n s titu y e n o tro e je m p lo de la v a r ie d a d se m ic e n t r a liz a d a . E s ta s
e n tid a d e s s o n ta n d ife r e n te s , y la c a te g o r ía " f e u d a l ' ' es t a n v a r ia d a ,
q u e G o o d y , e n tr e o tr o s , c o n s id e r a q u e e l té r m in o n o d e b ie r a u s a rs e
en u n c o n te x to c o m p a r a t i v o . 70 A q u í i n c l u i m o s e s ta s e n t i d a d e s e n t r e
la s “ s e m i c e n t r a l i z a d a s ” p o rq u e e s tá c la r o q u e n o sos a e j e m p l o s d e l a
"n o c e n tr a liz a c ió n ” , c o m o o c u rre con la s je fa tu r a s p o lin e s ia s com
p e tid o r a s , y t a m p o c o 'h a n a lc a n z a d o el g ra d o de i i nt e g r a c i ó n je r á r
q u ic a c a r a c te r iz a d a por la s in te r d e p e n d e n c ia s in ts r n a s p r o p ia s de
lo s r e in o s de lo s buganda y lo s b a ro ts e , con su “ p o lític a de la
c a p ita l" y sus c o n s e jo s in te g r a d o s por m ie m b r o s d e s ig n a d o s a n te s
que h e r e d ita r io s ; o de lo s E s ta d o s m ás c o m p le jo s de A fr ic a O c c i
d e n ta l, de e c o n o m ía s d ife r e n c ia d a s , m ano de obra e s c la v a , c o m e r
c io e x te r io r , m a g n a te s te r r a te n ie n te s , m e r c e n a r io s , y aun r e v u e lta s
c a m p e s i n a s ; 71 o de la s m o n a r q u ía s a b s o lu ta s m e r c a n tilis ta s de la
E u ro p a d e lo s s ig lo s x v n y x v n i. N o es q u e lo s r e in o s s e m ic e n tr a -
liz a d o s tu v ie s e n s im p le m e n te re y e s m ás d é b i l e s , s i s to que la e s tru c
tu ra m is m a de su s is te m a de poder e ra p lu r a l, p <>r c u a n to el re y
e s ta b a n e u t r a liz a d o p o r el hecho de c a re c e r de p e d e r s e c u la r ( c o m o
o c u r r ía e n e l “ r e in o d iv in o ” s h ilu k ) o d e p e n d ía d e . p o d e r a s ig n a d o
por un c o n ju n to de p a r tid a r io s in m e d ia to s , q u i e n es r e te n ía n lo s
c o n tr o le s de lo s e le m e n to s b á s ic o s del a m b ie n te .
E l p r o b le m a a fr o n ta d o por e l r e in o a causa de la c e n tr a liz a c ió n
se a s e m e j a b a al de la s je fa tu r a s en a lg u n o s s e n ti d os p e ro d ife r ía
en o tro s . T a n to e l re y com o su s je fe s s a b ía n lo qu e p o d r ía s ig n i
fic a r e l p o d e r in d e p e n d ie n te . P o r lo ta n to , e x is tía in e v ita b le m e n te
e n t r e e l r e y y su s a p o y a d o r e s - s u b o r d in a d o s in m e d i s to s u n p r o b le m a
d e lic a d o de e q u ilib r io e n tre el poder que le a s ig n a b a n al re y (e l
que d a r ía n lo s a p o y a d o r e s - s u b o r d in a d o s m ie n tr a s así c o n v in ie r a a
sus in te r e s e s ) y el poder d e le g a d o por el re y , q ■a i e n p r e s u m ib le
m e n te lo m a n ip u la r ía y e q u ilib r a r ía , u t iliz á n d o lo p a ra m o s tra r
f a v o r e s , e n f r e n t a r a lo s a p o y a d o r e s e n t r e s í, e t c é t e . :a . E s t a s itu a c ió n
s e m ic e n tr a liz a d a n o i n h i b í a l a e x p a n s i ó n . E n e l c a s 'a d e l o s b e m b a s y
lo s z u l ú e s , lo s p r í n c i p e s y lo s j e f e s a d m i n i s t r a b a n í e r r ito r io s a nom
b re d e l re y , p e ro p e r ió d ic a m e n te m o v iliz a b a n a su s s e g u id o r e s en
apoyo de su p r o p ia lu c h a por e l p o d e r d 2 Q u ie n e s se e n c o n t r a b a n
en la p e r ife r ia d e l r e in o se e x p a n d ía n h a c ia a fs i e r a , p e ro o c a s io
n a lm e n te se m o v i l i z a b a n h a c ia e l c e n tro p a ra t r a .:a r d e u s u rp a r e l
tro n o m is m o .
E s to s p r o c e s o s c o m p e titiv o s se r e f l e j a n ta m b ié n en e l s u r g im ie n
to G o o d y , 1971.
71 G lu c k m a n , 1963, p . 1546.
7 2 ! b i d . Véase t a m b ié n C o ls o n , 1958, p . 45.
282 UN MODELO DE L A EVOLUCIÓN DEL PODER
to de la estratificación. R ecordando la especulación an terior sobre
el tam año de una élite incipiente, veremos q Lie la figura central
tendría escaso poder por encima de las otras figuras principales.
La centralización de tal grupo debe de haberse basado en el poder
asignado. Los “apoyadores inm ediatos” eran l os miembros p rinci
pales del estrato superior; y eran inevitablem e nte débiles todos los
reyes que dependían fundam entalm ente del poder asignado de su
g ru po inm ediato de apoyadores y tenían así e :>caso poder indepen
diente propio.
Podemos ver un ejem plo del paso de la con dición semicentrali-
zada a u n reino centralizado en el análisis que hace Joseph P.
Sm aldone del efecto de la aparición de armas de fuego en el Sudán
central a fines del siglo x ix . Antes de tal aparición, el rey depen
día de sus vasallos feudales para la provisión de fuerzas militares,
y cada uno de tales vasallos tenía sus propios partidarios, los que
m ovilizaría en au x ilio del rey . . . si así lo decidía. Como ocurrió
en la E uropa feudal, “La posesión de cabal los de guerra estaba
m onopolizada por la clase gobernante, lo qu ■; aseguraba la dispo
n ib ilid ad inm ediata de una fuerza de caballe:da para satisfacer las
necesidades m ilitares del Estado . . . La posesi ón del caballo im pli
caba virtu alm en te la obligación m ilita r”.73 El poder del rey depen
día en gran medida de estos vasallos, quienes i nstituían realm ente
la base del poderío m ilitar. L a introducción c e las armas de fuego,
controladas por el rey, centralizó el poder e n sus manos, porque
las nuevas armas eran usadas p o r la infante :d a y eran particular
mente eficaces contra la caballería. No sólo desplazó la infantería
a la caballería aristocrática, sino que los ejércitos se pusieron a
m enudo bajo el mando de esclavos, quienes respondían a los de
seos del rey m ejor que sus vasallos sem iindependientes. “A medida
que los funcionarios esclavos desplazaban g: adualm ente a la no
bleza feudal, el tradicional conflicto feu d al-burocrático tendía a
resolverse en favor de la burocracia: el gobi arno de la aristocracia
feudal cedía lentam ente ante el gobierno de la autocracia real.” 74
73 J o s e p h P . S m a ld o n e , 1972, p . 598. R e p r o d u c id o d e " F ir e a r m s i n th e Cen*
t h a l S u d a n : A R e v o lu t io n " , J o u r n a l o f A f r i c a n H i s \o r y , v o l. 13, n ú m . 4, con
p e r m is o d e C a m b r id g e U n iv e r s it y Press.
lbid., p . 605. N o d e b e p e n s a rs e q u e la in t r o d r c c ió n d e a rm a s d e fuego
c o n d u jo a u to m á tic a m e n te a la c e n tr a liz a c ió n d e l p o d e r; es o b v io q u e t a l cosa
d e p e n d ió d e la d is t r ib u c ió n de las a c unas. E n Á f r ic a O c c id e n ta l y en e l S udán
C e n tr a l fu e r o n s o b re to d o las f ig u r a s c e n tra le s q u i enes r e c ib ie r o n la s arm as.
E n c a m b io , e n E t io p ía se d is t r ib u y e r o n a m p lia m e n te la s a rm a s y s ir v ie r o n p ara
r e f o r z a r “ la f r a g m e n ta c ió n d e l p o d e r c a ra c te rís tic a d i :1 E s ta d o e tío p e desd e hace
m u c h o t ie m p o ” ( C a u lk , 1972, p . 6 30 ).
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 283
La c o n fe d e r a c ió n e x p líc ita c o n s titu y ó o tro c o n d u c to de c e n tr a li
z a c ió n d e la s j e f a t u r a s e n r e in o s . La c o n fe d e r a c ió n de la s je fa tu r a s
o c u r r ió p r e s u m ib le m e n te cuando a lg ú n c o n ju n to de je f e s p e r c ib ía
una am enaza com ún, p e ro su c a r a c te r ís tic a seg m e n t a r i a no le s
p e r m itía r e a c c io n a r s ie m p r e en e s ta fo rm a . Es p r o b a b le que el
lla m a d o “ Im p e r io ” a z te c a , que se e n c o n tra b a en e x p a n s ió n en la
época d e la c o n q u is ta , fu e s e b á s ic a m e n te una a l i ;m z a d e tre s je fa
tu ra s : Tacuba, Texcoco y T e n o c 'h t it la n , dond(; e s ta ú ltim a se
h a b ía v u e lto e l m ie m b r o d o m in a n te tra s un p e r io d o s u b s e c u e n te
d e c o n q u is ta s e x t e r n a s . 75
C uando lle g a m o s a la e ta p a del r e in o , de n uevo c a m b ia m o s
n u e s tro h in c a p ié , del p ro c e s o de c o o r d in a c ió n a ;. p r o c e s o de cen
tr a liz a c ió n ; y e n c o n tra m o s c ie r to d e s a c u e rd o acer :a de que lo s r e i
nos de e s ta e s c a la fu e s e n e s ta b le s en Á fr ic a . T a l es r e in o s r e fle ja n
el paso a lo que d e s c r ib e S o u t 'h a ll com o “un s ir te m a p o lític o . . .
donde la a u to r id a d se a s i g n a desde el c e n tro , dc ju re y de facio.
P or s u p u e s to , e x is te s ie m p r e e l c o n s e n tim ie n to de lo s g o b e rn a d o s ,
p e ro se o b s e r v a c la r a m e n te cuando la m a y o r ía c o n s id e r a le g ítim o
e l d e re c h o de a s ig n a c ió n desde e l c e n tro , en e l se n t i d o de que la
im p o s ic ió n de e s te d e re c h o es ta m b ié n legítima” Sin e m b a rg o ,
M ax G lu c k m a n c re e que
en la consideración más amplia hay una profunda inestabilidad evi
dente en estos Estados; aunque la influencia u nificadora del reino
puede mantener unidos los segmentos durante muí hos años, el Estado
tendía a derrumbarse en última instancia. . . Dadc * que los segmentos
del reino no dependían unos de otros para la producción especiali
zada de diversos bienes, después de un periodo cuyos límites no puedo
fijar, el Estado se desmoronaría y quedarían mue l as jefaturas peque-
ñas. Creo que la existencia de fuerza en el cent! 'o, y la supremacía
ritual, son insuficientes para dotar a tal Estado de una estabilidad
interna permanente. Es probable que algunas regio nes de África hayan
manifestado lo que podría llamarse un equilibrio oscilante entre un
75 Gibson, 1964. Observa Robert McC. Adams, desde otro ángulo, que “El
término ‘Imperio’ no resulta enteramente adecuado para estas pautas. ...M u
chas de las características que tendemos a asociar con los Imperios faltaban
aparentemente o se encontraban a lo sumo muy escasamente desarrolladas”
(1966, p. 153). Dado que el calpulli, una unidad basa<la todavía en alguna
medida en la localidad y el parentesco, parece haber ido uno de los com-
ponentes principales de la unidad provincial, el waman, resulta difícil ver en
la sociedad azteca algo más que un reino que surgía ^ que estaba tratando
de conquistar a las jefaturas vecinas.
76 Southall, 1965, p. 126 (la expresión asignado de Sóuthall nuestra ex-
presión delegado).
284: UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL P ODER
E s ta d o g r a n d e q u e se m a n t i e n e u n id o d u ra n te a lq ú n t ie m p o y v a r io s
E s ta d o s m e n o r e s . 777
8
Si p o d e m os s u p o n e r que la base de e s ta c a rc n c ia de e s ta b ilid a d
fu e la in c a p a c id a d p a ra c o n s o lid a r un c o n tro l s u fic ie n te p a ra la
r e te n c ió n de un poder c o n tin u o s o b re lo s d i v e r sos s e g m e n to s del
r e in o , la s ig u ie n te o b s e r v a c ió n de G lu c k m a n t :m d r á m ás s e n tid o
aún: “ S ó lo en la s m in a s de sal y de ja d e , y en a lg u n o s p u n to s
im p o r ta n te s d e la s r u t a s c o m e r c ia le s , e s ta b le c e n lo s je fe s una a u to
r id a d m á s p e rm a n e n te . De ig u a l m o d o , c re o q u e d o n d e q u ie r a que
un E s ta d o a fr ic a n o haya t e n id o una h is to r ia m ás p r o lo n g a d a y
m á s p e rm a n e n te se d e s c u b r i r á que ta l e x p e r ie n c ia se b a s a en a lg u
n a c la s e e s p e c i a l d e c o m e r c i o e x t e r i o r , o e n l a d i í e r e n c i a c i ó n i n t e r n a
e x is te n te en la n a c i ó n . ” 75
La o b s e r v a c i ó n d e G l u c k m a n se v e c o r r o b o r a d a p o r la s s o c ie d a d e s
p o lin e s ia s de un n iv e l de in te g r a c ió n c o m p a r a 'b le :
L o s s is te m a s p o l í t i c o s a v a n z a d o s d e l a P o l in e s i a e s t a b a n e x c e s iv a m e n te
g r a v a d o s . E n H a w a i y o tr a s is la s a p a r e c e n e n la s h is t o r ia s t r a d i c io n a le s
c ie r t o s c ic lo s d e c e n t r a li z a c i ó n - d e s c e n t r a liz a c ió n : u n a p e r i ó d i c a d is o -
1u c ió n v i o l e n t a d e la s j e f a t u r a s m á s g r a n d e s e n je f a t n r a s m á s p e q u e -
ñ a s y , d e l m is m o m o d o , u n a r e c o n s t i t u c i ó n p e r ió d ic a d e la g r a n
s o c ie d a d . . . L a e x p a n s ió n d e u n r e i n o p a r e c e h a b e r i m p l i c a d o u n a
e x p a n s ió n e x a g e r a d a d e l a p a r a t o a d m i n i s t r a t i v o ' y s u c o n s u m o c o n s
p ic u o . L a d i s m i n u c i ó n c o n s i g u ie n t e d e la r iq u e z a y la s e s p e ra n z a s d e l
p u e b lo se e x p r e s ó f i n a l m e n t e e n u n d e s c o n t e n t o q u e d e s t r u y ó a l je fe
y a la je f a t u r a . 7 9
Si c re e m o s , com o M a rx , que la e s t r a t i f i c a c i >n es a l g o in h e r e n te
a l s u r g im ie n to d e l E s ta d o , y q u e e l E s ta d o es e n e s e n c ia e l fu n c io
n a m ie n to de ta l id e n tific a c ió n , no se s ig u e de a q u í n e c e s a r ia m e n te
que h a b rá de d e s a p a re c e r la e s tr a tific a c ió n o el E s ta d o . E l hecho
de que la s c o n tr a d ic c io n e s sean in h e r e n te s a la e s tru tu ra puede
s ig n ific a r la e x is te n c ia de una te n s ió n c o n s t: i n te , p e ro no h a b rá
n e c e s a r ia m e n te un n iv e l de r e s o lu c ió n s u p e ra o r . C uando el hom
b re p e r c ib e la s e s c is io n e s , com o la s d e r iv a d a s de ta le s c o n tr a d ic
77 Gluckman, 1965, p. 143.
78 Ibid., pp. 143-144. Gluckman cita luego a los lo :i, quienes ocupaban una
tierra de bosques y un área de pelanicie costera, y así podían mantener un
reino estable continuo. A primera vista, el ejemplo de los lozi parece apoyar
el argumento de Carneiro acerca de la importancia de la concentración de los
recursos para la formación de los Estados.
19 Sahlins, 1968, pp. 92-93.
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 28-5
ciones, cam biará sus actos para reconocer los hechos. Pero esto no
significa que in terp retará correctam ente la base e :oergética del he
cho, y por ende no significa que su com portam iento consecuente
resolverá o m ejorará la situación; dada la comple^ idad de los pro
pios componentes energéticos, y dada la acentuar :ión exponencial
de tal com plejidad cuando se trabaja con sistema: ¡ de significados,
resulta casi inevitable que los intentos de corree d ón sólo logren
generar nuevos problemas. No sólo plantea tales p roblemas la p ro
pia estructuración cultural, sino que el carácter e xpansivo del sis
tema hum ano significa que, cualesquiera que ser.n los elem entos
culturales en acción, constantem ente tendrán que m anejar un com
ponente energético mayor. Así pues, el Estado y la estratificación
están intrínsecam ente conectados con el proceso de expansión; lo
que está menos claro es que el m ero hecho del i ncremento de la
energía controlada p er capita vu elva inevitables 1cus contradicciones
m arxistas y las confrontaciones de la estructura d el poder.
No me interesa tanto la “naturaleza” del Estado como la eluci
dación de la posibilidad de que alguna socieda< i llegue a tener
un poder excesivo y confiable que no se utilice f inalm ente en la
explotación de otros. C ualesquiera que hayan sido las razones
complejas de la ausencia de consolidación del p oder de clientela
de los Grandes Hombres de M elanesia en jefa turas prim itivas,
podemos excluir la posibilidad de que muchos G randes Hombres
no quisieran hacerlo. Si exam inam os de nuevo l a cuestión de la
consolidación de las jefaturas, podremos v e r los gérmenes del pro
blema con m ayor claridad.
Esta jefa tu ra m arca una centralización sobre 1 is protoorganiza-
ciones coordinadas, ya sean organizaciones tribal es de recolectores
o incipientes organizaciones de Grandes Hombres. En térm inos
analíticos, el m eollo del cambio se encuentra en la presencia de
mecanismos en la je fa tu ra que pueden extender 1 os controles, con
solidar los controles, o p erm itir de algún modo que ciertos ind i
viduos retengan controles con exclusión de otros ; y este conjunto
de otros form a la base energética de la clase ba>ja que surge. En
general, se ha aceptado desde hace mucho tiemp o que es la “tec
nología" lo que perm ite este cambio. Pero la tec nología que opera
en esta fase de la historia hum ana no es sólo la tecnología de las
herram ientas y las armas extrasom áticas (es decir, el poder inde
pendiente de los gobernantes), ni la del poder asignado por los
miembros individuales de la población, sino alg una combinación
de ambas cosas. Lo que creo que puede haber ocu;tr ido es que quie
nes recibieron (en prim era instancia) la asignad ón de la tom a de
286 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL P ODER
d e c is io n e s e s ta b a n e n u n a p o s ic ió n e s p e c ia l p a r a b e n e fic ia r s e d e sus
c o n o c im ie n to s y su c o n tro l y p a ra e x p a n d ir lo s . T a le s c o n o c im ie n
to s se r e f e r í a n a c u e s tio n e s que a fe c ta b a n d ir e c l a m e n te el c o n tro l
o e l p o d e r, c o m o e l p r o n ó s tic o del m o m e n to en que d e b ie r a sem
b ra rs e y c o s e c h a rs e , en que d e b ie r a a b a n d o n a rs e un a s e n ta m ie n to
y tr a s la d a r s e a o tro , en que d e b ie r a r e b a ja r s e o e lim in a r s e a un
tir a n o , e tc é te r a .
S i p a r tim o s d e la n o c ió n de q ue to d a a u t o r i d a d , es d e c i r , q u i e n
q u ie r a que posea d e re c h o s a s ig n a d o s de to m a q e d e c is io n e s , tie n e
por d e fin ic ió n m ás poder que q u ie n e s lo han c o n c e d id o , vem os
que el p r o b le m a es la e x p lic a c ió n de la r e te r i c ió n del poder de
esa a u t o r id a d cuando no t o d a s s u s d e c is io n e s b e n e fic ie n a q u ie n e s
conceden el poder (e s d e c ir , el p u e b lo ) . La r es p u e s ta r e s id e p ro
b a b le m e n te en la s s itu a c io n e s en que la s a u i e o r id a d e s c o m b in a n
e l é x ito (p a ra m a n ife s ta r r e g u la r m e n te que p oseen un poder “ su
p e r io r ” ) con lo s sucesos p e r ió d ic a m e n te p re p a r ados p a ra a fr o n ta r
lo s d e s a fío s e s p e c ífic o s a la c o n tin u a c ió n de su e je r c ic io d e l p o d e r.
T a le s é x ito s pueden b a s a rs e en la s a c tiv id a d es m ilita r e s , en la s
o p o r tu n id a d e s fa v o r a b le s p a ra g a n a r c lie n te s , en el c o n tro l ú n ic o
d e a lg ú n p u n to c r u c ia l d e u n s is t e m a c o m e r c i sl 1, e n una c a p a c id a d
e s p e c ia l p a ra la s m a n ip u la c io n e s y la s e l i m i t ia c io n e s in te r n a s de
la s f a c c io n e s o líd e r e s r iv a le s , o c u a lq u ie r coss que haga depender
al p u e b lo de la s d e c is io n e s de la s a u to r id a d e s . El o r ig e n de e s ta
d e p e n d e n c ia no debe b u s c a rs e en la d im e n s i ó n p s ic o ló g ic a (a u n
que o b v ia m e n te se m a n i f i e s t a a h í) s in o en la es t r u c t u r a d e l p o d e r,
donde se p r o v e e re fu e rz o desde a r r ib a p a ra n u e v o s id io m a s de re
la c ió n y p a ra la e x p r o p ia c ió n c o n tin u a p e r i> g r a d u a l de c ie r t a s
c a p a c id a d e s d e t o m a d e d e c i s i o n e s d e l o s n i v e l es i n f e r i o r e s a m anos
d e lo s n i v e l e s s u p e r i o r e s . C a d a d e c i s i ó n r e t i r a l a y e je r c ita d a a n iv e l
s u p e r io r d e b ilit a no s ó lo el poder d e l n iv e l i n fe r io r s in o ta m b ié n
la c a p a c id a d de to m a de d e c is io n e s d e l n iv e l in fe r io r .
Es s in duda d ifíc il la c o n ju n c ió n de to d a s ; e s ta s c la s e s de a c ti
v id a d e s ; y ta m b ié n s e r ía d ifíc il su r e te n c ió n . T o d o e s to s ig n ific a
que, a la r g o p la z o , p o c a s je fa tu r a s te n d r ía n h is t o r ia s p r o lo n g a d a s ,
y que la s e le c c ió n n a t u r a l fu n c io n ó e n tre e lle i s c o m o lo hace e n tre
la s p o b l a c i o n e s c o m p e tid o r a s que buscan e l m is m o r e d u c to . L a ob
s e r v a c ió n hecha hace a lg u n o s años por L o váe , en el s e n tid o de
que la r e lig ió n se e n c u e n t r a en e l fo n d o de la c e n tr a liz a c ió n p o lí
tic a , e s ta b a en la senda c o rre c ta . P e ro el p r o b le m a es que, m ie n
tra s q u e la r e lig ió n es u n a de la s fo rm a s que puede a s u m ir e l p r o
c e s o , s ó lo es u n a de e lla s . L o que debe de h a b e r o c u r r id o es q u e
a lg ú n c o n ju n to de in s tr u m e n to s p e r m itió 1a c o m p le m e n ta c ió n del
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 287
p o d e r a s ig n a d o p o r p a r t e d e a lg u n o s líd e r e s q u e o t t u v i e r o n e l c o n
t r o l de fu e n te s de p o d e r i n d e p e n d i e n t e y l o u t i li z a r o n e n f o r m a
tá c tic a . T a n t o e l a p o y o e x c e s iv o a la tesis d e lo s p r im e r o s E sta d o s
te o c rá tic o s c o m o la s o b je c io n e s a t a l tesis 80 e s tá n p ar c i a lm e n t e e r r a
d o s. S e t r a t a b a d e m a n t e n e r e l p o d e r a s ig n a d o ; y c o m o p o d e m o s
c o n f ir m a r lo a h o r a p o r e l e x a m e n d e l a h is t o r ia , e st a p u e d e lo g r a r s e
p o r c o n d u c to s d is tin to s d e l “ te ís m o ” . S i é s te es e l i n t e r r o g a n t e
c r u c ia l d e l “ o r ig e n d e l E s ta d o ” , d e b e re m o s e x a m i n a r d e n u e v o
a lg u n o s casos e n b u s c a d e p r u e b a s d e e ste p ro c e s o . N o se t r a t a n e
c e s a ria m e n te d e la “ r e li g i ó n ” , n i d e la s c a n tid a d e s d e in f o r m a c ió n ,
n i d e n in g u n a o t r a c la s e g e n e r a l d e fe n ó m e n o s d e f in id o s p o r c a r a c
te rís tic a s fo r m a le s , s in o d e la c o n ju n c i ó n e s p e c ífi ca d e fe n ó m e n o s
d e d iv e rs o s ó rd e n e s q u e o r i l l a r o n a l a g e n te a c(rn ce d e r p r im e r o
y lu e g o v e rs e p r i v a d a d e su d e r e c h o a e je r c e r su p r o p i o p o d e r i n
d e p e n d ie n te e n a ra s d e sus p r o p io s in te re s e s .
L a e x p a n s ió n d e la s je f a t u r a s c o n d u jo a la cdn q u is t a y a lo s
p r o b le m a s c o n s ig u ie n te s d e la g o b e r n a c ió n d e lo s p u e b lo s c o n q u is
ta d o s. L a p a u t a d e e x p a n s ió n c o n t i n u ó c o n l a e v o lu c ió n d e lo s
r e in o s , y e l s u r g im ie n t o d e l a d o m in a c ió n y la estr; orif ic a c ió n i n t e r
n as se v i o a c o m p a ñ a d o de la e x t e n s ió n d e l a d o m in a c ió n s o b re
o tra s s o c ie d a d e s y d e l s u r g im ie n to d e la e s t r a t if ic a ció n im p e r ia l e n
lo e x t e r n o . L a s u b y u g a c ió n e x t e r n a r e p r o d u c ía e n té rm in o s e s tr u c
tu ra le s la d o m in a c ió n in t e r n a . B a jo la v i d a t r i b a l , La g u e r r a p o d r ía
t r a e r c a u tiv o s , p e r o e n esa v i d a h a b í a p o c o e s p a c io p a r a u n s e c to r
d e e s c la v o s . P o c o s d e e llo s p o d r í a n se r a te n d id o s y u sa d o s, p e r o
e n g e n e r a l se t r a t a b a n c o m o m ie m b r o s m a r g in a le s d e la t r i b u . E n
c a m b io , la s je f a t u r a s a ll a n a r o n e l c a m in o p a r a e l m a n e jo d e u n n ú
m e ro m a y o r d e ta le s d e s d ic h a d o s ; y l a e x p a n s ió a d e lo s r e in o s
s ig n ific ó l a p a r t i c i p a c ió n d e u n n ú m e r o d em as; La d o g r a n d e d e
in d iv id u o s p a r a im p o n e r le s e l s t a tu s d e e sc la v o s . Po r lo ta n to , la
a p a r ic ió n d e lo s I m p e r io s f u e u n a e x t e n s ió n n ats ir a l d e l E s ta d o ;
80Fried formula la objeción, pero también la suposicii ón correcta, acerca
del punto donde reside el problema: “Dado que muchos Estados primitivos
eran teocracias o concebían las reglas políticas como un c ios, han abundado
las teorías que atribuyen el origen del Estado al surgimiento de un sacerdocio
poderoso. Tales teorías tienden a omitir o a interpretar ma] los casos negativos,
como el de la China antigua, donde los sacerdotes ocupaban una posición
marginal. Pero es más grave aún el hecho de que tal t =orización tienda a
perder de vista la cuestión principal: independientemente e los papeles alter-
nativos ocupados por quienes desempeñaban puestos de liderazgo, ¿cuáles fue-
ron las condiciones que impusieron, o por lo menos apo /aron, el desarrollo
y la concentración de tales formas nuevas y extremas de poder social?”
(1968b, p. 148).
288 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
no fu e en m odo a lg u n o un “ avance e v o lu t iv o ” s o b re la fo rm a
e s ta ta l p a r tic u la r im p lic a d a . N o re p re s e n tó un n iv e l de in te g r a
c ió n a d ic io n a l; m ás b ie n fu e una e x te n s ió n
m ás d o m in io s d e n tro d e l d o m in io e s ta ta l.
E l d e s a r r o llo de lo s Im p e r io s fu e en c ie r to s s e n tid o s una m a n i
fe s ta c ió n m ás a b ie r ta del a d e la n to te c n o ló g i c o que el c r e c im ie n to
d e l p o d e r s o c ia l in t e r n o . En lo e x te rn o , el p spel del poder te n d ió
a s e r s e c u n d a r io d e sd e e l p r in c ip io , p o rq u e e l a s p e c to f u n d a m e n t a l
de la c o n q u is ta e ra el del c o n tro l e fe c tiv o , el del p o d e r ío y la
c a p a c id a d m il it a r e s . S e d ic e q u e lo s in c a s e n e x p a n s ió n c o n c e d ía n a
sus s ú b d ito s p o te n c ia le s la a lte r n a tiv a de u r i ir s e v o l u n t a r i a m e n te
a l Im p e r io p a ra c o m p a r tir sus b e n e fic io s o de ser c o n q u is ta d o s y
subyugados p o r la fu e rz a . P e ro no f u e e se e l e s t i l o de to d o s lo s I m
p e r io s . P o r l o m enos en u n s e n t i d o , la s r e l a c i e n e s e x t e r n a s d e l E s ta
do im p e r ia l t ie n d e n a i n v e r t i r la p a u ta de la o r g a n iz a c ió n in te r n a .
E n la s c u e s t i o n e s d e l c o n t r o l y e l p o d e r, la p a u ta e x te rn a c o n s is te
en un d e s p lie g u e in ic ia l de c o n tro l y, una v ez que se haya d e te r
m in a d o dónde r e s id e el c o n tr o l, se p r o s e g u ir á donde sea p o s ib le
s o b re la base del p o d e r. En lo in te r n o , en c a m b io , la p a u ta e s ta
ta l ha s id o la p r e fe r e n c ia del uso del pode: * y, si eso fra c a s a , se
r e c u r r ir á a la f u e r z a , es d e c i r , a l c o n t r o l d i r e : t o . N o es c o m p l i c a d a
la ra z ó n de e s te fe n ó m e n o . C uando se tra tr i con e x tr a n je r o s , la s
d ife r e n c ia s c u ltu r a le s p u e d e n s e r ta le s q u e r e s u lte n e c e s a r io d e m os
tra r c u á l es l a n a tu r a le z a de n u e s tro s c o n t r o le s a n te s de que poda
m o s e s p e ra r una re s p u e s ta al uso del p o d e r.
D ado que la r e g u la c ió n y el o rd e n in te r n o s dependen m ucho
m ás del p o d e r, el a d v e n im ie n to de nuevos in s tr u m e n to s te c n o ló
g ic o s ha r e s u lta d o a veces m ás v is ib le en la d o m in a c ió n de o tro s
p u e b lo s que e n la d o m in a c ió n d e l p r o p io p u e b lo d e l c o n q u is ta d o r .
E l a d v e n im ie n to de nuevas fo rm a s de t r a n s 'a o r t e , com o la dom es-
tic a c ió n de lo s a n i m a le s de c o m b a te , de la b r id a , la s illa y e l es-
tr ib o ; o e l m e jo r a m ie n to s u c e s iv o de lo s ba cos que c ru z a n m a re s
y océanos, aunado a lo s in s tr u m e n to s de n t v e g a c ió n , tu v o o b v ia -
m e n te a lg u n a s c o n s e c u e n c ia s in te r n a s , p e rd e s to s a d e la n to s , p e r
m itie r o n ta m b ié n la fo r m a c ió n de v a s to s I m p e r io s c o n tin e n ta le s e
in t e r c o n tin e n ta le s . En e s to s Im p e r io s , la ex p a n s ió n de la e s p e c ie
a s u m ió una nueva d ir e c c ió n im p o r ta n te , p er q u e ya no se tra ta b a
s im p le m e n t e de que la s p o b la c io n e s se d i h r n d ie r a n por e fe c to de
su p r o p io c r e c im ie n to n a tu r a l, s in o que e l i n c re m e n to de lo s n iv e
le s d e in te g r a c ió n a p u n ta b a h a c ia una in c o r p o r a c i ó n d e la s p o b la
c io n e s v e c in a s que e ra fra n c a m e n te d e p re d ad o ra .
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 289
E. El nivel nacional y la época histórica RECIENTE
A l d e s v ia r n u e s tra a te n c ió n de lo s r e in o s a la s n a c io n e s y de lo s
Im p e r io s p r e in d u s tr ia le s y m e r c a n tilis ta s a lo s Im p e r io s in d u s tr ia
le s , a v a n z a m o s cada vez m ás h a c ia la época de la h is to r ia e s c r ita .
E s te e n s a y o , q u e es u n in te n to d e c o n s tr u c c ió n d e 1o s l i n e a m i e n t o s
te ó r ic o s de la e s tru c tu ra d e l p o d e r, n o p re te n d e sei • u n tra ta d o de
la e v o lu c ió n de la s o c ie d a d o la h is to r ia hum anes. C uando tra
ta m o s s u c e s o s c o n t e m p o r á n e o s s e n tim o s a m e n u d o e l d e s e o d e a p o r
t a r r e s p u e s ta s m á s e s p e c ífic a s ; p e r o y o c o n tin u a r é aq u í c o m o en la s
e ta p a s p r e c e d e n t e s y s ó lo e x p l o r a r é a lg u n o s s e n tid o i e n que la te o
r ía g e n e ra l puede ayudar a in te r p r e ta r a lg u n a s c a r a c te r ís tic a s de
la h is to r ia c o n te m p o rá n e a . En el p ro c e s o , s u g e r i r £ a lg u n a s re g u
la r id a d e s q u e m e p a r e c e n d e r iv a d a s d e la n a t u r a l e z ;i d e l p o d e r y l a
e s tru c tu ra del p o d e r.
U no de lo s a rg u m e n to s p r in c ip a le s de e s te esqil e m a es que el
p ro c e s o de la e v o lu c ió n del poder ha c o n d u c id o a l s u r g im ie n to de
e n tid a d e s s o c ia le s cada vez m ás p o d e ro s a s . A unque e s to puede ex
p lic a r s e en p a r te por e l a u m e n to de la p o b la c ió n o del te r r ito r io
de la s e n tid a d e s im p lic a d a s , n in g u n o de e s to s c r i le r io s c o n s titu y e
un in d ic a d o r c o n fia b le . H ay p ru e b a s c la r a s de que en e l V a lle de
M é x ic o , a n te s de la c o n q u is ta e s p a ñ o la , h a b ía u n i l p o b la c ió n que
flu c tu a b a e n tre uno y tre s m illo n e s d e p e r s o n a s , d ;^v i d i d a s en e n ti
dades que c la s ific a r ía m o s aquí com o je fa tu r a s , q ue c a y e ro n g ra
d u a lm e n te b a jo la d o m in a c ió n d e l r e in o a z t e c a . P :i r a e l s ig lo xvn,
e s ta p o b l a c i ó n h a b ía d is m in u id o a c e rc a de s e te n tc l m i l p e r s o n a s , 81
p e ro la e s tru c tu ra e ra la de un r e in o e s p a ñ o l b ie i i d e fin id o , cuya
p o r c ió n c e n t r a l m e x ic a n a e s ta b a g o b e r n a d a p o r u ri v ir r e y y p o s e ía
un n iv e l de in te g r a c ió n in fe r io r al del e m p e ra d o r e s p a ñ o l. A q u í
lo im p o r ta n te es q u e lo s n iv e le s de in te g r a c ió n s ;ig u e n s ie n d o la s
c o n s tr u c c io n e s m e n ta le s e la b o r a d a s a lr e d e d o r de los hechos e n e r
g é tic o s ; aunque p ro v e e n una c la s ific a c ió n de t a l ss h e c h o s , en sí
m is m o s no p e r m ite n n e c e s a r ia m e n te m e d ir lo s . .
D ado que n u e s tra v a r ia b le in d e p e n d ie n te es el p o d e r, r e s u lta
m u y fá c il a c e p ta r e l h e c h o de que pueden e x is t ir je fa tu r a s y r e in o s
que m a n ifie s ta n una g ra n d iv e r s id a d de e x t e n s i o i t es d e m o g r á fic a s
y te r r ito r ia le s ju n to con c o n d ic io n e s a m b ie n ta le s que conceden a
cada uno de e llo s un re d u c to e s p e c ia l, aunque d ifíc ilm e n te p e r
m a n e n te . E l c o n tra s te que hay e n tre lo s n iv e le s q ue e s ta m o s exa-
s1 Gibson, 1964, pp. 5-6.
290 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE L PODER
m in a n d o aquí puede a p r e c ia r s e con fa c ilid a d m ucho m ayor en té r
m in o s del n ú m e ro r e la tiv o de d o m in io s e x is te n te s en a lg u n a po
b la c ió n d a d a , a n te s que en té r m in o s d e la e n e r g ía a b s o lu ta c o n tro
la d a por el p o d e r de un d o m in io o de la p o b la c i ó n e x is te n te en
t a l d o m in io . E n un e s tu d io r e c ie n te d e C h a r le s T illy se e s t i m a q u e
h a b ía en E u ro p a , en el año 1500, c e rc a de q u in ie n to s g o b ie r n o s
fo r m a lm e n te a u tó n o m o s ; e s ta c ifr a ha d e c lin a d o a h o ra a c e rc a de
tr e in ta y c i n c o . 82 L a c ifr a de q u in ie n to s r e p r e :s e n t a r e in o s y p ro
b a b le m e n te a lg u n a s je f a t u r a s r e s id u a le s (o m ás b i e n a lg u n a s e n ti
d a d e s q u e c o n s id e r a r ía m o s a q u í a l n i v e l d e la je f a t u r a ) ; la c i f r a de
tr e in ta y c in c o se r e f i e r e a la s n a c io n e s in d u s tr ia le s , p e ro in c lu y e
lo s m in iE s ta d o s de M ónaco y San M a r in o , c o :n o s e ñ a la T illy . En
e s t a c la s e d e c o m p a r a c i ó n queda e n te ra m e n te cl a r a la im p o r ta n c ia
d e c o n s id e r a r la n a c ió n com o un n iv e l d e i n t e ,^ r a c i ó n d is tin to , p o r
e n c im a del r e in o . A unque no se d is p o n e de c ifr a s , h a s ta donde
yo sé, e s tá ig u a lm e n te c la r o que la c o m p a r a c ió n de c ifr a s de go
b ie r n o s a u tó n o m o s a fr ic a n o s en 1800 y 1970 p r o v e e r ía p r o b a b le
m e n te un c o n tra s te m ayor aún.
C uando d e s v ia m o s n u e s t r a a te n c ió n de lo s r e in o s a la s n a c io n e s ,
e n tra m o s a la h is to r ia m o d e rn a , p o rq u e la n a e ió n ha e v o lu c io n a d o
a t ravés de la e x p a n s ió n del flu jo de e n e r g la im p u ls a d a por el
c a p ita lis m o y e l in d u s tr ia lis m o . É s to s fu e ro n os in s t r u m e n to s que
p ro v e y e ro n la c e n tr a liz a c ió n de la c o le c c ió n d e r e in o s que se t r a n s
fo r m a ro n en n a c io n e s . A n te s de la s n a c io n e s e x is tió la c o o r d in a
c ió n de lo s r e in o s , e n tid a d e s que se e s ta b a n a p r o x im a n d o a lo s
lím ite s d e l g lo b o p a r a fin e s d e l s ig lo x v i. E s ta e x p a n s ió n im p lic a b a
o b v ia m e n te la g u e rra , la c o n q u is ta y el c o m e r c io ; im p lic a b a ta m
b ié n la a p a r ic ió n de lo que A. L. K ro e b e r ha lla m a d o la s “ r e lig io -
n e s m u n d i a l e s ” .83 M i e n t r a s que la s je fa tu r a s y lo s r e in o s e n t r a b a n
cada ve z m á s e n c o n ta c to , c o m p e te n c ia y c o n : lic to que e lim in a b a n
p o r s e le c c ió n a m u c h o s d e l o s p a r t i c i p a n t e s , 1<>s s u c e s o s c o n t r i b u í a n
a l s u r g im ie n to de c u ltu r a s in t e r s o c ia le s y a la tr a n s m is ió n c u ltu
r a l. E l R e in o D iv in o de S h illu c k ayudó a c e n tr a liz a r c e rc a de
c ie n m il p e rs o n a s ; e l c r is tia n is m o , a tra v é s d e u n a é l i t e d é b ilm e n te
c e n tr a liz a d a d e e c le s iá s tic o s , ayudó a c o o r d in i r p r im e r o la E u ro p a
O c c id e n ta l y O r ie n t a l, y lu e g o la m ayor par le del N uevo M undo.
sz E s ta s e s tim a c io n e s a p a re c e n e n e l a r t íc u lo d e C 'i l l y de p r ó x im a p u b lic a
c ió n . A g ra d e z c o a l p r o fe s o r T i l l y e l p e rm is o q u e m e c o n c e d ió p a r a h a c e r u n a
re fe r e n c ia a ta le s e s tim a c io n e s .
83 F.n e l s e n tir lo d e K r o e b e r , es d e c ir, c o m o u r a r e lig ió n q u e p re te n d ía
a p lic a rs e a to d o s y no a u n a je f a t u r a o u n r e in o sin g u la r e s . Véase K ro e b e r,
1948, p. 406. W a lla c e c la s ific a estas r e lig io n e s c o m o m o n o te ís ta s (1966, p p . 94-96).
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 291
E l Is la m e s ta b le c ió d e ig u a l m o d o u n a fa ja d e c o s tu m b r e s c o m u n e s
que ib a desde E spaña h a s ta F ilip in a s . Es im p o r t a ] i te e n te n d e r la
fu n c ió n c o o r d in a d o r a de e s ta s r e lig io n e s . E n la E u ro p a m e d ie v a l,
es p o s ib le que lo s d iv e r s o s r e in o s fe u d a le s hayan t 1m i d o m o n a rc a s
a n a lfa b e to s , p e r o e l c le r o m a n te n ía e in c r e m e n ta b a e l c o n o c im ie n
t o d e la le y y la c o s tu m b r e , d e la c r e e n c ia c o m ú n , y d e lo s r e g is t r o s
ju d ic ia le s . E l c o n tro l de e s ta s fo rm a s le daba un p oder s u fic ie n te
en o c a s io n e s p a ra d o m in a r a lo s re y e s y aun p a ra la n z a r la s C ru
zadas, u n a c o o r d in a c ió n de un c o n ju n to de u n i d a t l es c o n s e n s u a l e s
d e p o d e r a s i g n a d o p o c o c o n f i a b l e . A s í c o m o la s j e f a t u r a s t a h itia n a s
c o n o c ía n lo s d iv e r s o s d io s e s de cada una de e lla s ] e l D io s de la
c r is tia n d a d y e l D io s d e l I s la m d e r iv a r o n h is tó r ic a m e n te d e la m is
ma fu e n te .
En lo s I m p e r i o s c e n tr a liz a d o s , c o m o e n lo s E s ta c os s e g m e n ta r io s
a fr ic a n o s , e l re y o e m p e ra d o r te n ía un c o n tro l r e cd r e la tiv a m e n te
escaso s o b re la s á r e a s m ás d is t a n t e s y p e r ifé r ic a s . K 1 fa m o s o d ic h o
c o lo n ia l español de “ Se a c a ta p e ro no se c u m p le ” , e x p re s a b a el
hecho de que el re y se e n c o n tra b a en e fe c to a ir uchos m eses de
d is ta n c ia , y sus ó rd e n e s p o d ía n ser a r c h iv a d a s o d e s a te n d id a s d u
ra n te la r g o s p e r io d o s . La “ c o lo n ia ” d e b ía p r o d u ;i r c ie r ta s cosas
p a ra la m a d re p a tr ia , p e ro la le n titu d de la c o m u n ic a c ió n y del
tra n s p o rte s ig n ific a b a que lo s a g e n te s lo c a le s d e le ] j a d o s por la co
ro n a e ra n m ás im p o r t a n t e s que la c o ro n a m is m a d e n tro de la
lo c a lid a d . K a rl W . D e u ts c h ha o b s e rv a d o que “ la base d e lo s Im
p e r io s es la a p a tía p o lític a de la m ayor p a rte de su p o b l a c i ó n ’ ’ , 84
una o b s e r v a c ió n in d ic a tiv a de que lo s Im p e r io s d escansaban m ás
en la d e b ilid a d de lo s g o b e rn a d o s que en la f u e ] za de lo s g o b e r
n a n te s . Los Im p e r io s p r e in d u s tr ia le s se b a s a b a n ec 1 e l poder in d e
p e n d ie n te , p e ro la c a n tid a d de poder que p o d ía i 1 e je r c e r e ra en
e x tre m o lim ita d a .
La 'h u m a n id a d fo r jó Im p e r io s s o b re una t e c n o lo g ía to d a v ía no
ta b le m e n te p r im itiv a ; p e ro t a l te c n o lo g ía b a s ta b a p a ra lle g a r a lo s
c o n fin e s de la T ie r r a en un p e r io d o m uy b re v e . Es p o s ib le que
no se h a y a s u b ra y a d o s u fic ie n te m e n te el hecho d e que la n o c ió n
de “ u n m undo” te n ía ya im p o r ta n c ia e n lo s p r i m e r o s m il a ño s del
c r is tia n is m o . Los v ik in g o s e s ta b a n d e s m e m b ra n d o E u ro p a al m is
m o tie m p o que d e s e m b a rc a b a n en el N uevo M undo; el Is la m
lu c h a b a al m is m o tie m p o en E u ro p a O c c id e n ta l y en A fr ic a del
N o rte y lle g a b a a lo p ro fu n d o del sur y e l s u d e s te de A s ia . C h in a
c o m e r c ia b a in te n s a m e n te con A fr ic a , y el océano ín d ic o e ra esce-
«4 D e u ts c h , 1968, p . 72.
292 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DDL PODER
n a r io de u n a c o m p e te n c ia que a h o ra se h a o l v id a d o . Lo q u e p Ud 0
p a re c e r un m o v im ie n to c íc lic o p a ra lo s e s t u d io s o s a n te r io r e s d eb e
v e rs e a h o ra com o c ic lo s de e x p a n s ió n ; cad a ascenso y descenso
s e ñ a la b a no s ó lo la a p a r ic ió n de un s u c e s o r . s in o de un sucesor
en un cam po s ie m p r e m ás p o b la d o , que p o d ía u tiliz a r un re p e r
to r io te c n o ló g ic o cada vez m ás avanzado.
E l á re a d e e x p a n s ió n de una s o c ie d a d se d ( t e r m i n a por lo s ocu
p a n te s a c tu a le s del a m b ie n te y por el n iv e l de in te g r a c ió n de la
s o c ie d a d en e x p a n s ió n . E l hecho de que A m ér ic a del N o rte e s tu
v ie s e b i e n ocupada p o r c a z a d o re s , r e c o le c to r e a y a g r ic u lto r e s p r im i
tiv o s s ig n ific a b a que e ra un te r r ito r io a b ie r to p a ra la e x p a n s ió n
im p e r ia l de lo s e u ro p e o s . E l hecho de que M e s o a m é r ic a y lo s
Andes a lb e r g a r a n je fa tu r a s y r e in o s en e x p a i i s ió n pudo haber re
p re s e n ta d o una d ific u lta d m a y o r si n o h u b i e ; ;e m e d i a d o la p re s e n
c ia s ig n ific a tiv a de unas c u a n ta s d ife r e n c ia s te c n o ló g ic a s . E spaña,
P o r tu g a l, F r a n c ia , H o la n d a e In g la te r r a , I m p e r io s m e r c a n tilis ta s
en e x p a n s ió n , a lg u n o s de e llo s c o o r d in a d o s t ajo lo s in te r e s e s a r ti
c u la n t e s d e la Ig le s ia r o m a n a , a v a n z a r o n h a c ia e l O e s te y r o d e a r o n
A fr ic a p a ra lle g a r a l L e ja n o O r ie n te . A l la d t ) d e R om a, la Ig le s ia
o r ie n ta l s u r g ió en E u ro p a O r ie n ta l p a ra e n f re n ta rs e al I s la m en
e x p a n s ió n . Y la s g ra n d e s re d e s c o o r d in a d a s en e x p a n s ió n se v ie
ro n r e c íp r o c a m e n te lim ita d a s .
Los r e in o s c r is tia n o s a r r o ja r o n fin a lm e n te al Is la m de E u ro p a ,
y con la te c n o lo g ía de la n a v e g a c ió n m a r ítim a , la p ó lv o r a y el
c a b a llo de g u e rra se i n i c i ó una s e r ie de e x p ;m s io n e s c o m p e titiv a s .
La c o o r d in a c ió n de la Ig le s ia c a tó lic a no p .ad í a c o n te n e r al con
ju n to que se d ife r e n c ia b a r á p id a m e n te , de m odo que s u r g ie r o n
una tra s o tra d iv e r s a s ra m a s del p r o te s ta n tis m o y, en la m e d id a
en que la r e lig ió n desem peñó a lg ú n p a p e l, la c o o r d in a c ió n des
cansó s ó lo en el r e c o n o c im ie n to de un D ic s com ún, no de una
Ig le s ia c o m ú n . E l p r o te s ta n tis m o d e v o lv ió esc m c i a l m e n t e e l c o n tro l
de lo s e le m e n to s de la r e lig ió n a lo s r e in o s en e x p a n s ió n . C om o
o b s e rv ó m á s ta r d e W e b e r , e l c a p ita lis m o m e t c a n tilis ta s u r g ió com o
la nueva re d c o o r d in a d o r a p a ra la c o n s t r u c t :i ó n de E s ta d o s e Im
p e r io s que se in d e p e n d iz a b a n cada vez m á3 de lo s c o m p r o m is o s
e x ig id o s por R om a. Los Im p e r io s se o rd e n aro n en e s te g ra n p ro
ce so d e c o o r d in a c ió n . En g e n e r a l, lo s E s ta d o ; ; d e l n o r t e d e E u ro p a ,
In g la te r r a y en m e d id a m ucho m enor H o .a n d a , se e x p a n d ie r o n
no s ó lo p o r e l é x ito d e s u s p r o p io s e s fu e rz o s im p e r ia lis t a s s o b r e lo s
p u e b lo s tr ib a le s d e N o r t e a m é r ic a , s in o t a m b •é n p o r la e x p lo ta c ió n
de la r iq u e z a de m e ta le s p r e c io s o s que lo s I m p e r io s ib é r ic o s tra -
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 293
je r o n de M e s o a m é r ic a y S u d a m é r i c a . 85 In g la te r r a no c r e c ió s ó lo
p o r e l c o lo n ia lis m o d ir e c to , s in o ta m b ié n p o r la e at p l o t a c i ó n c a p i-
ta lis ta in d ir e c ta del c o lo n ia lis m o ib é r ic o .
D e n tro de lo s r e in o s de E u ro p a O c c id e n ta l, i n d e ]p e n d i e n t e m e n t e
d e su é x ito s o b r e io s p u e b lo s te c n o ló g ic a m e n te i n f er i o r e s del N ue-
v o M u n d o , h a b ía to d a v ía g ra v e s p r o b le m a s d e c e n t s: a l i z a c i ó n lo c a l.
E n c ie r t o s s e n tid o s , e l I m p e r i o e s p a ñ o l d e l s ig lo x v i ] e r a m á s s ó lid o
q u e e l r e in o e s p a ñ o l. P e r o e r a m á s im p o r t a n t e aún <:1 h e c h o de que
la te n d e n c ia s e c u la r iz a n te que em pezó a d e s p l a z si r a la Ig le s ia
com o el v e h íc u lo de la le y y e l o rd e n con e l a s e e i(ls o de lo s m ili-
ta re s en la s ú ltim a s je fa tu r a s p r e h is tó r ic a s a lc a n z ó su c lím a x du-
ra n te la e x p a n s ió n m e r c a n tilis ta de E u ro p a . Jean B o d in s o s te n ía
e n e l s ig lo x v i q u e la n o c ió n d e la s o b e r a n ía debe d ■2s c a n s a r en u n a
le y p u ra m e n te s e c u la r , una le y que haga descansa r su a u to r id a d
fin a l e n e l E s ta d o y e s té lib r e de la in flu e n c ia de la Ig le s ia . Ade-
m ás, la in s e g u r id a d del re y in d iv id u a l en su tro n o c a r a c te r ís tic a
de to d a la E u ro p a m e d ie v a l, a lc a n z ó una s e r ie d 2 c lím a x en el
“ d e re c h o d iv in o ” p r o c la m a d o p o r Jacobo I, la le y J e s u c e s ió n fija
de la r e in a Ana, y la n o c ió n e x p re s a d a por L u is X IV en el sen-
tid o de que “E l E s ta d o soy y o ” . E l m e r c a n tilis m o y lo s b a lb u c e o s
te c n o ló g ic o s y e c o n ó m ic o s de una r e v o lu c ió n in d u s t r ia l in c ip ie n te
e s ta b a n in tr o d u c ie n d o d e m a s ia d a s bases nuevas dc poder que el
a b s o lu tis m o s e c u la r n o p o d ía c o n t e n e r e fic a z m e n te en e l m o m e n to
m is m o en que se e s ta b a p r o c la m a n d o . La R e v o lu a ió n in g le s a del
s ig lo xvn y la s R e v o lu c io n e s fra n c e s a y n o r t e a m e r ic a n a del s i
g lo xviii r e c h a z a r o n e l g o b i e r n o d e una é lite basa d o en la h e re n -
c ia ; su s a n c ió n s a g ra d a se h a b í a v u e lto a m b ig u a dor la p r o life r a -
c ió n d e la s I g l e s i a s , y el dogm a d e l a d e s c e n d e n c i a ;;e p e r d i ó e n lo s
b u rg o s q u e c a d a v e z e x p e r im e n ta b a n c o n m a y o r i n t i s n s i d a d la s n u e -
vas fo r m a s e n e r g é tic a s de la s que s u r g ía e l p o d e r.
E l Im p e r io b r itá n ic o s u r g ió com o u n Im p e r io m e r c a n tilis ta , p e r o
p a ra fin e s d e l s i g l o xviii e s t a b a p r o d u c ie n d o la R e s o lu c ió n In d u s -
t r i a l . S u c o n t r o l b á s ic o s o b r e e l p ro c e s o in d u s tr ia l :e r m i n ó con lo s
c ic lo s de lo s Im p e r io s p r e in d u s tr ia le s , y s u r g ió en el m undo o c c i-
d e n ta l una s e c u e n c ia de c r e c im ie n to e n te ra m e n te nueva. E l c a p i-
ta lis m o m u n d i a l d e s p le g ó la c o o r d in a c ió n m u n d ia l b a jo la s bande-
ra s c r is t ia n a s e is lá m ic a s , y e sa e x p a n s ió n h a b r í a de :o m p l e m e n t a r s e
(o d e s e r d e s p la z a d a , d i r í a un m a r x is ta ) p o r e l s o c i St l i s m o m u n d ia l.
Los re y e s h a b ía n p e r d id o ya ■su d e re c h o d iv in o y a h o ra se v e ía n
d5 D e n u e v o , d a d o q u e n o e s to y t r a t a n d o d e e s c r ib ir u n h is t o r ia m u n d i a l
s in o e n a p lic a r u n m o d e lo , li m i t a r é m i d is c u s ió n a l m u r d o o c c id e n ta l, u n
área c o n la q u e e s to y f a m ilia r iz a d o .
294 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DEL PODER
c r e c ie n te m e n te d e s a fia d o s p o r e l r e p u b l i c a n i s m o q u e en una fo rm a
u o tr a acom pañaba el s u r g im ie n to de la n a c í o n a lid a d . Los Im p e
r io s m e r c a n tilis ta s se c o n v ir tie r o n en Im p e r í os in d u s tr ia le s o se
d e rru m b a ro n . In g la te r r a , F r a n c ia y R u s ia se co n v i r t i e r o n ; E spaña
y P o rtu g a l n o lo h ic ie r o n . P a ra fin e s d e l s ig l o , e l r e p e n t in o s u r g i
m ie n to n a c io n a l de A le m a n ia se e x p a n d i ó p ara fo rm a r u n nuevo
Im p e r io in d u s tr ia l. Los p e q u e ñ o s E s ta d o s ita lia n o s e s ta b a n tra ta n
do de c e n tr a liz a r s e fu e ra del c o n tro l del I m p e r io a u s tro -h ú n g a ro ,
y Japón, tra ta n d o de c o la r s e e n tre lo s E s ta d e s in d u s t r ia le s , se en
fre n tó c o n é x ito a R u s ia . E n el N u e vo M u n d í ), l o s E s t a d o s U n id o s
e s ta b a n c re a n d o su p r o p io Im p e r io i n d u s t r i a í, e x p a n d i é n d o s e por
lo s d o m in io s tr ib a le s in d io s , a p o d e r á n d o s e de la m ita d de M é x ic o ,
c o m p ra n d o A la s k a , y f i n a l m e n t e o c u p a n d o lo ; ; p o c o s r e d u c t o s in s u
la r e s que quedaban del d e rru m b e del I m p e r ío c o lo n ia l español a
fin e s del s ig lo x ix . A lg u n o s h is to r ia d o r e s r í c ie n te s han lla m a d o
“ I m p e r io de p a p e l" a la e x p a n s ió n b r i t á n i c ; l, y en e fe c to lo e ra .
La e x p a n s ió n b r itá n ic a , una vez e lim in a d o s lo s h o la n d e s e s y lo s
f r a n c e s e s , se e x t e n d i ó h a s ta lo s ú ltim o s c o n f i r es d e la T ie r r a s o b re
p u e b lo s m uy in fe r io r e s en el te rre n o te c n o ló ; p e o .
En e l p e r io d o que va de 1850 a 1930 a p r< r im a d a m e n te , se ob
s e rv ó la c e n tr a liz a c ió n a n iv e l m u n d ia l bajo una a d m in is tr a c ió n
p r e d o m in a n te m e n te e u r o n o r te a m e r ic a n a . D e n tro de e s ta is la lle n a
de G ra n d e s H o m b re s , G ra n B re ta ñ a ocupaba g e n e r a lm e n te la po
s ic ió n m á s a lta . A le m a n ia e s t a b a s u p e r a n d o y ;a a I n g l a t e r r a cuando
la p r im e r a G u e rra M u n d ia l d e s tru y ó el I m p e r ío a le m á n y el Im -
p e r io a u s tro -h ú n g a ro . M ás ta rd e , ju n to con Japón, A le m a n ia p e r-
d ió en su segundo in te n to de c o n s tr u c c ió n im p e r ia l, p e ro lo g r ó
d e m o s tra r q u e e l I m p e r io in d u s t r ia l e ra , e n ef e c t o , un Im p e r io de
p a p e l. I n g la t e r r a , F r a n c ia , H o la n d a y B é l g i c ; t se d e s p o j a r o n d e sus
c o lo n ia s .
P e ro a sí c o m o la c o o r d in a c ió n c r is tia n a se e x p a n d i ó a n te s h a c ia
e l E s te a l la d o d e la in flu e n c ia is lá m ic a , a h o r a e l c a p ita lis m o m un
d ia l e n c o n tra b a su o p o s ic ió n b in a r ia en e l so c ia lis m o . Com o in d i
c a ra M a rx en e l s ig lo xix , lo s g r a n d e s I m p ;sr i o s in d u s tr ia le s e ra n
a la sazón una nueva u n id a d c o o r d in a d a , y M a rx se c o n v i r t i ó en
e l p r o fe ta d e l o rd e n c o n tr a r io . M ie n tr a s q u e el m e r c a n t i l i s m o h a b ía
p u e s to la s f o r m as y p ro c e s o s e n e r g é tic o s d ;ú c o m e r c io en m anos
d e la b u r g u e s ía p r o v e íd a de m ano de o b ra n o c a lific a d a , la in d u s
tr ia liz a c ió n puso el p ro c e s o de p r o d u c c ió n en m anos de lo s in
d u s tr ia le s , la c la s e m e d i a y e l p r o le ta r ia d o ur b a n o . E l ascenso del
s o c ia lis m o com o una fu e rz a p o lític a im p o r t; in te fu e una re s p u e s ta
a una se ñ a l fa ta l que a la vez lo in h ib ía : el m u n d o e s ta b a lle n o .
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 295
N o h a b ía n in g ú n “ o t r o ” l u g a r d e sd e e l c u a l p u d i e r a a ta c a r u n
e jé r c it o , c o m o a n te s se h a b í a n a ta c a d o e n t r e sí ]as je f a t u r a s , lo s
r e in o s o lo s I m p e r io s . P e r o e l t r i u n f o d e l s o c ia lis m o e x ig ía q u e f u e
se a lg o m á s q u e u n i n s t r u m e n t o d e c o o r d in a c ió n ; t e n d r í a q u e
c e n tr a liz a r s e , y p a r a e l l o n e c e s ita b a u n a n a c ió n -E s taid o c o m o v e h íc u
lo . L a r e b e li ó n h a b ía s id o s ie m p r e u n a f o r m a h o n o r a b l e p a r a e l
d e s p la z a m ie n to d e la s fig u r a s c e n tra le s , d e s d e la s r e v u e lt a s f o lc ló
ric a s d e lo s k a c h in g u m la o c o n t r a e l s is te m a g u m $ a h a s t a la d e c a
p it a c ió n de C a r lo s I y L u is X V I , e l r e c h a z o de J o rg e I I I p o r lo s
E sta d o s U n id o s y , l o q u e t a l v e z s e a m á s i m p o r t a n t e , la r e b e lió n
h a i t i a n a c o n t r a lo s b la n c o s fra n c e s e s . P e r o e l so c ia lis m o n o e ra
u n a f u e r z a s u fic ie n te m e n te s ó lid a e n n in g u n a p a r 't e; es c ie r t o q u e
lo s t r a b a ja d o r e s o p e r a b a n lo s m e d io s d e p r o d u c c ió n , p e r o n o lo s
c o n t r o la b a n ; y lo q u e e r a m ás i m p o r t a n t e : n o c o n t r o la b a n lo s m e
d io s d e d e s tr u c c ió n .
L o u is A lt h u s s e r h a o b s e r v a d o q u e “ R u s ia e r a e l e sla b ó n m á s
d é b il d e la c a d e n a d e E s ta d o s i m p e r ia le s ” .86 Fue; e n R u s ia , d es
m e m b r a d a p o r la p r i m e r a G u e r r a M u n d ia l, d o n de el s o c ia lis m o
c a p t u r ó u n a e n o r m e u n i d a d d e o p e r a c ió n c e n t r a liz a d a . E n u n a
f o r m a s im ila r a la u t iliz a d a p o r e l I m p e r io e s p a ñ o l p a r a c o n t r o la r
a lo s s e c to re s b a jo s d e M é x ic o y P e r ú , e l g o b ie r n o c o m u n is ta r u s o
t r a t ó d e u n c ir a to d o s lo s se c to re s d e la p o b la c i ó n a la t a r e a d e la
e x p a n s ió n d e l E s ta d o s o c ia lis ta . U n E s ta d o s in g u la r p o d r ía s e r
a b s o r b id o p o s t e r io r m e n t e p o r l a r e d c o o r d in a d a d e l c a p it a lis m o
m u n d i a l: se t r a t a b a t a m b ié n d e i n s t i t u i r u n a r e d co o r d i n a d a m u n
d ia l d e E s ta d o s s o c ia lis ta s ; y p a r a ta l f i n se p r o m u lg a r o n la s I n
t e r n a c io n a le s .
L a s I n t e r n a c io n a le s n o g a n a r o n m á s E s ta d o s ; e so se lo g r ó m e
d ia n t e e l c o u p d e g r a c e d e l im p e r ia li s m o i n d u s i r i a l: la s e g u n d a
G u e r r a M u n d i a l .87 C o n t i n u ó la e x p a n s ió n d e la c coo r d i n a c ió n c a p i
ta lis t a m u n d i a l, p e r o a h o r a e n c o n f r o n t a c i ó n c o n la c o o r d in a c ió n
s o c ia lis ta m u n d i a l. A m b a s e s ta b a n d e d ic a d a s a u n s o lo p r o p ó s ito ,
el d e la d o m in a c ió n e x t e r n a y la c e n t r a liz a c ió n i r te r n a . C o m o h a
b ía o c u r r i d o a n te s c o n lo s I m p e r io s in d u s t r ia le s , te n ía n a lc a n c e
m u n d i a l p e r o n o c o n t r o la b a n e l m u n d o . S ó lo p od : rí a n o b t e n e r este
86 Citado en Godelier, 1972, p. 100 (cursivas de Althusser).
87 Se ha sostenido que, si Alemania hubiese ganado la se'junda Guerra Mun-
dial, todo esto habría sido diferente. Yo lo dudo: el procefco se había iniciado
claramente, y a veces se olvida (a causa de su gran hinca' nié en el desarrollo
y de sus símbolos de triunfo) que los nazis también eran si'jcialistas. El mundo
habría parecido diferente, pero no habría sido fundam en talmente diferente
por lo que toca a la estructura que estamos describiendo aquí.
29G UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN D i:,L PODER
control m ediante su propio desarrollo, lo qu € dependía en alguna
medida de su incorporación económ ica de los “Estados nuevos" del
T ercer M undo; en consecuencia, el desarrol lo se convirtió en la
tarea crucial de todas las naciones; el conflic to estructural se con
virtió en una intensificación estructural; la 1■acha del G ran Hom
bre contra el G ran H om bre se convirtió en la lucha de una su-
pernación contra otra supernación, y a est a lucha le llam aron
“d esarrollo”.
A l considerar la expansión de las banda;:, las jefaturas y los
reinos, el aspecto más evidente del proceso es la expansión geo
gráfica de algunos a expensas del desplazam iento de otros. Para
la época m ercantilista, esto se estaba volvien tío más difícil porque
los propios reinos estaban llenando en conj u nto la T ierra, y nin
guno de ellos tenía controles suficientes para realizar la conquista
de todos los demás. En consecuencia, el efec i o tecnológico del in
dustrialism o no generó muchos bloques de construcción nuevos a
niveles de integración más altos, sino que tales niveles surgieron
del in terio r de los Estados existentes, basados en los reinos (y de
ord inario imperiales). A prim era vista, esto p nede parecer un cam
bio im portante en la pauta de evolución de 1 poder, pero no creo
que sea nada más que el producto natural . de las restricciones
derivadas del hecho de que el m undo es r edondo y finito. Las
estructuras internas del poder se vieron altera tilas significativamente
por la integración de los reinos, las jefaturas y las bandas que
acom pañó a los m ovim ientos hacia niveles de integración nuevos.
Ya se ha señalado que, cuando surge un nuevo nivel de inte
gr ación, el idiom a p articu lar de las relacion es que servían como
redes de coordinación y de las que servían p ara centralizar las uni
dades componentes se ve desplazado a med ida que se impone la
nueva centralización. P or ejem plo, la religión ha servido para
coordinar los reinos, pero no ha servido com o el instrum ento cen-
tralizador de los reinos ni como el instrum en to coordinador de las
naciones. El idiom a centralizador de los reint >s preindustriales giró
alrededor de las unidades de operación h ereditarias. Dos lugares
donde un idioma an terior se vio funcional mente desplazado pero
se conservó form alm ente intacto fueron los Estados insulares de
Jap ó n e Inglaterra. En Jap ón, la divinidad del em perador alcanzó
proporciones exageradas, semejantes al m an ', en el prim er mile
nio de nuestra era, pero la divinidad se separó en algún momento
de la aristocracia y se concedió exclusivam ^m te al propio empe
rador. Bajo el S'hogunado, y más específicamt mte en la época toku-
gawa, el em parador era el sím bolo divino d e Jap ó n , pero el go-
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 297
bierno efectivo estaba en manos de cortesanos no divinos. Este
desplazam iento acom pañó al surgim iento de un reino japonés a
p a rtir de la an terior jefa tu ra en expansión. Los IIL onarcas ingleses,
cuyo surgim iento del nivel de la jefatu ra se vio marcado por la
conquista norm anda, hicieron reclamaciones postetr iores al derecho
d ivino pero en realidad fundaban su gobierno e n el dogma de la
descendencia, y la nobleza gobernante también b ;i saba su derecho
en esa regla. Con el surgim iento de la nación i ndustrial, la Cá-
mara de los Lores exp erim entó una ráp ida de clinación. Como
ocurrió en el caso de Jap ó n , la m onarquía no ;;e vio elim inada
sino desplazada, de modo que el gobierno efeclt ivo se puso en
manos de individuos no constreñidos p o r la desr:endencia, niien-
tras que la fam ilia real continuaba actuando co n i o el sím bolo de
centralización del conjunto de la nación.
El m undo contem poráneo está claram ente inte ■j rado por nacio-
nes, las que experim entan los problem as del orde nam iento en for-
ma m uy sim ilar a la experim entada por los G ran ■Ies Hombres, las
jefatu ras y los reinos. Está claro que las nacione):s varían am plia-
mente en cuanto a la cantidad de control y de p < bder que pueden
ejercer, pero las bases del control están cam biar do de continuo.
M ientras que las naciones industriales originales ; dependían pri-
m ordialm ente de sus propios recursos te r r ito r ia l:s para im pulsar
su desarrollo industrial, las naciones industriales ¿Le hoy dependen
en gran medida de los recursos im portados de o•ti ■os países. P or lo
tanto, no debe sorprendernos la agresividad de ih ostrada por los
nacionalistas árabes en el decenio de 1970; lo ú ■t ico que está en
duda es la capacidad de los árabes para lograr u ■n grado de coor-
dinación más alto que el observado a través de su historia. Esto
plantea otra vez la cuestión del idioma. Dado q ue el Islam ha
sido un lazo de unidad p rincipal en el M edio O ■rl ente, hay razón
para sospechar que no servirá efectivam ente co Ono una base de
centralización del poder entre esas naciones. A m c dida que las na-
ciones del llam ado T ercer M undo encuentran p r oc edimientos para
la coordinación más eficaz de sus intereses, creare^n organizaciones
de poder que gradualm ente cam biarán el p erfil g> Oneral de todo el
mundo.
Si aceptamos el hecho de que el m undo no podrá ser nunca
“uno” en el sentido de la centralización política, deberemos inte-
resarnos más especialm ente en las clases de siste.O n as de coordina-
ción que pueden m anifestarse o surgir ahora y qu¿ quizá no fueron
im portantes p ara la coordinación de los reinos d ■í form as anterio-
res. Esto excluiría las redes ya antiguas, como as relaciones co-
298 UN MODELO DE LA EVOLUCIÓN DE]L, PODER
m e r c ia le s y b a n c a r ia s , la s a filia c io n e s r e lig io fa s , la s c o m u n id a d e s
lin g ü ís t ic a s , e tc é te ra . E n t r e la s c la s e s d e c o o r d i n a c i ó n a n iv e l in t e r
n a c io n a l q u e se m a n i f i e s t a n a h o ra en u n g ra d o m a y o r o m e n o r de
d e s a r r o llo se e n c u e n t r a n la s s i g u i e n t e s :
a) H ay un c o n ju n to de b lo q u e s r e g io n a le s f d e te r m in a d o s gene
r a lm e n t e p o r la p r o x im i d a d y p o r c ie r t a t
d i a c r í ic a d e le n g u a je , r a z a
y c u ltu r a : el Á fr ic a N e g ra , el M e d io O r ie n i e is lá m ic o , A m é r ic a
L a tin a , E u r o p a O r ie n ta l, E u r o p a O c c id e n t a l, e tc . L o s m i e m b r o s de
cada c o n ju n to se o r d e n a n a s í m i s m o s d e a c u i ír d o con e l c o n ju n to
p a r tic u la r de r e la c io n e s c o o r d in a d a s con e l q u e se r e l a c i o n e n m ás.
b) H ay ta m b ié n una u n id a d c o o r d in a d a de l ir s g r a n d e s p o te n c ia s :
lo s E s ta d o s U n id o s , R u s ia , C h in a , F r a n c ia , I n g la te r r a , en la que
ta m b ié n q u ie r e n p a r tic ip a r la In d ia , B r a s il, A le m a n ia O c c id e n ta l
y J a p ó n . T a m b ié n hay aquí un o r d e n a m ie n t o , e s p e c ia lm e n te e n tre
lo s g ig a n te s . e) H ay la c o n fr o n ta c ió n c o o r d in a d a e n tre lo s dos
p r in c ip a le s d o m in io s p o lític o s y e c o n ó m ic o s , el c a p ita lis m o m un
d ia l y e l s o c ia lis m o m u n d ia l, cada uno de e lfo s c o m p e titiv o en lo
in te r n o e in te r n a c io n a lm e n te o rd e n a d o e n t é r :m i n o s d e l p o d e r r e la
tiv o . d) H ay la s N a c io n e s U n id a s y lo s o tr o : o r g a n is m o s in te r n a
c io n a le s . Y hay lu e g o u n a o r g a n iz a c ió n i n c i p i a r te de lo s s e g m e n t o s
s u b n a c io n a le s de lo s p u e b lo s in d e fe n s o s , com o la c o o r d in a c ió n de
lo s o r g a n is m o s in d io s n o r te a m e r ic a n o s con 1( >s o r g a n i s m o s apenas
lig e r a m e n te o r g a n iz a d o s to d a v ía de lo s m o v im ie n to s p a n in d io s de
A m é r ic a L a tin a . La ú ltim a o r g a n iz a c ió n , d o ta d a de c o n s id e r a b le
in t e r é s e tn o g r á fic o e in tr ín s e c o , e s tá to d a v ía m a l d e fin id a , y to d a
v ía no se a c la r a n lo s c r ite r io s de la c e n t r a l i z a c ió n a causa de la
d o m in a c ió n d e id io m a s d e r e la c io n e s d e c o o r d in a c ió n m á s a n tig u o s
ta le s com o la e tn ic id a d , la ra z a , o el o r ig e n n a c io n a l.
Los tre s c o n ju n to s m e n c io n a d o s en ú ltim o té r m in o o p e ra n en
una fo rm a c o o r d in a d a n o r m a l: sus m ie m b r o s e s tá n o r d e n a d o s y se
im p lic a n en d iv e r s a s r e la c io n e s r e c íp r o c a s . E f ú ltim o de e llo s , por
s u p u e s to , e s tá in t e g r a d o por una s e r ie de a g e n c ia s a d m in is tr a tiv a s ,
p e ro la s n a c io n e s q u e s o n sus m ie m b r o s le d en c ie r to c a rá c te r c o n
s e n s u a l. E l p r i m e r c o n j u n t o , e l d e l o s b l o q u e :s r e g i o n a l e s , p ro m e te
c o n v e r tir s e en a lg o m ás; m i p r o p ia sospech e es que ta l c o n ju n to
puede s e r la p r ó x im a g ra n u n id a d c e n tr a liz a d o r a que se f o r m a r á
por e n c im a del n iv e l de la n a c ió n . S in e m b a rg o , lo que e s tá ocu
r r ie n d o a h o ra es l a a p a r ic ió n de u n o o p o c o o E s ta d o s c o m p e titiv o s
que d o m in a n en cada á re a r e g io n a l. La i m | uo r t a n c i a de C h in a y
d e B r a s il n o r e s i d e s ó lo e n s u t a m a ñ o , sus re c u rs o s p o te n c ia le s y su
in t e n c ió n , s in o en el hecho de que am bos se e n c u e n tra n en una
r e g ió n fra g m e n ta d a p o r la d e s m e m b r a c ió n c e lo s Im p e r io s in d u s
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 299
tr ía le s . En A s ia O r ie n ta l, J a p ó n y la In d ia pueden fo r m u la r a lg u
n a s r e c la m a c io n e s , p e r o p a re c e c la r o q u e s e r á C h i ; ei a q u i e n o b te n g a
e l p o d e r d o m in a n te e n e l á re a . E n A m é r ic a L a t i n e , la s p r e t e n s io n e s
n e r v io s a s d e A r g e n t i n a o M é x ic o no am enazan s e :r i a m e n t e la hege
m o n ía fu tu ra de B r a s il. D o s de la s g r a n d e s r e g i o : í es d e l m u n d o se
e n c u e n tra n en una c o n d ic ió n de c o n fr o n ta c ió n b ala n c e a d a d e n tro
de sus p r o p ia s á re a s : Á fr ic a y O c e a n ía . En a m 'aas r e g io n e s hay
n a c io n e s lla m a d a s n e o c o lo n ia le s , d o m in a d a s por el r e s id u o de la
a n te r io r p o b la c ió n e u ro p e a c o lo n ia l, y h a y n a c io n e s in d íg e n a s . L a s
dos s itu a c io n e s no son s im ila r e s por c u a n to la s n a c io n e s n e o c o lo
n ia le s de A fr ic a a lb e r g a n g ra n d e s p o b la c io n e s a f r ic a n a s n e g ra s ,
m ie n tr a s que lo s n e o c o lo n ia lis ta s de O c e a n ía t i :n e n una m e z c la
é tn ic a . D e n tro de la p r o p ia Á fr ic a N e g ra hay u na c o o r d in a c ió n
te n ta tiv a , p e ro to d a v ía es d é b il, q u iz á poco m á : ; e fic a z que una
u n id a d de id e n tid a d .
Los Im p e r io s in d u s t r ia le s que se d e r r u m b a r o n al fin a l de la se
gunda G u e rra M u n d i a l e s tá n s ie n d o r e m p la z a d o s po r e s to s b l o q u e s
r e g io n a le s c o m p e titiv o s . Los b lo q u e s d ifie r e n de lo s Im p e r io s en
v a r io s s e n tid o s . Se s e m e ja n por c u a n to lo s m ie m b ro s del m ás a lto
n iv e l fo rm a n p a rte de la c o o r d in a c ió n m u n d ia l e x c lu s iv a de la s
p o te n c ia s de a lto ra n g o . P e ro se d ife r e n c ia n p o r: ] ue no c o m p ite n
p o r c o lo n ia s r e m o ta s s in o que c o m p ite n a ) e n tre el l o s m is m o s por
la d o m in a c ió n d e n t r o d e s u d o m i n i o y b ) c o n la s n a c i o n e s d e d o m i
n io s v e c in o s por el c o n tro l de la s p e r ife r ia s . ¿A dónde p e rte n e c e
Sudán, al Á fr ic a N e g ra o al M e d io O r ie n te ? ¿C ó m o b a la n c e a r á
M é x ic o s u s la z o s c u l t u r a l e s con A m é r ic a L a tin a fíe n te a su d e p e n
d e n c ia e c o n ó m ic a d e lo s E s t a d o s U n i d o s ? ¿Q ué oc; r r r i r á con N u e va
G u in e a (e n tr e A u s tr a lia e In d o n e s ia ) o con C o i ea? Los b lo q u e s
r e g io n a le s d ifie r e n ta m b ié n de lo s Im p e r io s por cu a n to tie n d e n a
se r n iu c h o m ás hom ogéneos en té r m in o s é tn ic o s .
N o p o d r ía m o s c o n c l u i r e s ta d e s c r ip c ió n s in a lg u n a r e fe r e n c ia a
lo s c o n g l o m e r a d o s t r a n s n a c io n a le s o c o r p o r a c i o n e :; m u l t i n a c i o n a l e s
(c t n ). Se h a e s c r ito m ucho a c e rc a de su fu e rz a , de la c a n tid a d de
e n e r g ía que c o n tr o la n , y d e l h e c h o de que sus p re s u p u e s to s anua
le s s u p e r a n a lo s de la m a y o r ía de la s n a c io n e s de l m undo. E s ta
c la s e d e c o m p a r a c ió n es s u g e r e n t e p a ra a lg u n o s f: n e s , p e r o r e s u lta
engañosa en e l m a rc o del o r d e n a m ie n to de la s n a c io n e s . Las ctn
y la n a c ió n no son r e a lm e n te e q u iv a le n te s . Las ctn n o desean n i
p re te n d e n la s o b e r a n ía o la a u t o n o m ía p o lític a s ; c u ie r e n y asum en
la p r o te c c ió n de su g o b ie r n o n a c io n a l, p o rq u e su p o n e n que e s tá n
a c tu a n d o e n e l m e jo r in te r é s de am bos. Su a c titu d h a c ia lo s p a ís e s
m ás p o b re s en lo s que o p e ra n no es la de q u ie n tra ta con una
300 UN MODELO DE LA SOLUCIÓN EN EL PODER
e n tid a d e q u iv a le n te s in o la de q u ie n se e n f r e n t :i a un cam p o por
e x p lo ta r , u n m e rc a d o p o r e x p a n d ir , u n a b u r o c r a d a p o r m a n ip u la r .
Su a p a r ic ió n a m e d ia d o s del s ig lo xx r e fle jó el c r e c im ie n to y la
c e n tr a liz a c ió n c o n c o m ita n te del poder e c o n ó m i co d e n tro de lo s
E s ta d o s U n id o s y la a p a r ic ió n e n lo s p a ís e s m á s p o b r e s de un nue
v o c o n ju n to d e fo r m a s d e e n e r g ía que d e b ía n c o n t r o l a r s e , es d e c i r ,
la s in d u s tr ia s nuevas d e r iv a d a s del n a c io n a lis m o y de la s p o lític a s
d e s u s tit u c ió n d e im p o r ta c io n e s , así c o m o d e lo s r e c u r s o s n a t u r a le s .
Los p r o p io s E s ta d o s n a c io n a le s m o d e rn o s es l á n m al e q u ip a d o s
p a ra e x p l o t a r lo s r e c u r s o s e x tr a n je r o s m e d ia n te sus p r o p io s g o b ie r
nos, ya que ta l a c c ió n s e r ía una in te r v e n c ió n p o lític a a b ie r ta y
s e g u ra m e n te se v e r í a com o una g ra n am e n a z a in te r n a c io n a l. U na
p a rte del dogm a que o p e ra d e n tro de u n s is t e m a d e n a c io n e s c o o r
d in a d o a n iv e l m u n d ia l es el de la s o b e r a n ía . Ya se tra te de Ja
m a ic a o de C h in a , -h a y c ie r ta e q u iv a le n c ia en el r e c o n o c im ie n to
d e la s o b e r a n í a , y se s u p o n e que se o b s e r v a n c i ;sr t a s r e c i p r o c i d a d e s
e n tre lo s g o b ie r n o s de ta le s n a c io n e s s o b e r a n a ;i. S in e m b a rg o , la s
n a c io n e s de a lto ra n g o en el m undo han a lc a n z a d o esa p o s ic ió n
g r a c ia s a lo s c o n t r o le s que e je r c e n , y s ig u e s ie n i o im p o r ta n te p a ra
e lla s la o b te n c ió n de lo s b e n e fic io s que pueda;i a p o rta r la s n a c io
nes m ás d é b ile s m e d ia n te e l e je r c ic io y la c o n se r v a c i ó n del poder
d o n d e q u ie r a que puedan. La o b te n c ió n de a p o y a d o re s ha s id o
n e c e s a r ia d e s d e que lo s G r a n d e s H o m b re s d e s c ;a b r i e r o n que su p o
der d e p e n d ía del é x ito de la a c u m u la c ió n e c o ;mó m i c a d e r iv a d a de
esa fu e n te . Los g o b ie r n o s se h a n v e n id o c o m p o rta n d o com o c a p i
ta lis ta s por lo m enos desde lo s s ig lo s xvn y >:v r n . L a s r e p ú b lic a s
y la s d e m o c r a c ia s (e n el s e n tid o o c c id e n ta l) e i ap r e s a r o n sus m eca
n is m o s de c r e c im ie n to m á s e fic a c e s en e l li b e r a lis m o del s ig lo xix .
La s e p a r a c ió n de la e m p re s a fre n te al e x c e s iv o c o n tro l g u b e rn a
m e n ta l e ra f u n d a m e n t a l p a r a e s ta n o c i ó n , a u n j u e e l r e c o n o c im ie n -
to y la p r o te c c ió n n a c io n a le s e ra n ig u a lm e n t ; im p o r t a n t e s ; e s ta s
c o s tu m b re s c o n tin ú a n aún. E s o b v io que lo s o b ie r n o s no pueden
d e s c o n e c ta rs e de la s a c tiv id a d e s y lo s é x ito s 'y fra c a s o s ) de e s ta s
e m p r e s a s e c o n ó m i c a s d e l e g a d a s , y a se t r a t e de ía B r i t i s h E a s t In d ia
C o m p a n y , la H udson Bay C om pany, o la m de C h ile .
Los E s ta d o s s o c ia lis t a s s u r g ie r o n tra s Ja d e m o s t r a c i ó n de la d e b i
lid a d de lo s Im p e r io s en la p r im e r a G u e rra M u n d ia l y tra ta ro n
de m a n te n e r el c o n tro l d ir e c to de sus p r o p i a s e m p re s a s económ i
ca s. E l c o m e r c io e x t e r io r y la a s is te n c ia t é c n ic a i se r e a l i z a b a n e x c lu
s iv a m e n te p a ra b e n e fic io e x p líc ito de la p o l á t ic a e s ta ta l. D espués
de la segunda G u e rra M u n d ia l, la e x p a n s ic n de la e m p re s a se
c o n v ir tió en un in s t r u m e n t o p r in c ip a l del d e s a r r o llo c a p ita lis ta ,
LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN 301
y lo s E s ta d o s U n id o s m a rc h a b a n c la r a m e n te a la cabeza de e s to s
e s fu e rz o s . Las ct n p r o v e e n a lo s E s ta d o s c a p i t a l i s ; ;as de u n m eca-
n is m o de e m p re s a e c o n ó m ic a en e l e x te r io r que e; in h e r e n te a la
o r g a n iz a c ió n de lo s g o b ie r n o s s o c ia lis ta s .
E s s in duda v á lid o e l a rg u m e n to de que la s C T rjr c o n s t i t u y e n en
a lg u n a fo rm a una am enaza p a ra la p le n a s o b e ra n í a a u tó n o m a de
la s n a c io n e s m ás pequeñas. P e ro la a s e v e r a c ió n d s que ta le s c o r-
p o r a c io n e s r e m p la z a r á n a l E s ta d o n a c io n a l c o m o 1a e n tid a d d o m i-
n a n te de c o n t r o l s o c i a l es s e g u r a m e n t e una e x t e n s ;!ó n in ju s tific a d a
d e ese a r g u m e n t o . E l in te r r o g a n te que podem os f c r m u la r c o n m a-
yor fa c ilid a d a c e rc a de la c rN _ , p a r a id e n tific a r papel p o lític o
p o te n c ia l, es e l m i s m o q u e p la n te ó S ta lin a c e rc a del papa: ¿C uán
ta s d i v i s i o n e s tie n e ? En ú ltim a in s ta n c ia , e s ta s c o r ;ao r a c i o n e s e s tá n
s u je ta s a lo s c a p r ic h o s y la s p o lític a s de lo s g o b ie r n o s b a jo lo s
c u a le s o p e ra n ; y es p a r tic u la r m e n te p r o b a b le que se le s p id a su
apoyo p a ra ta le s p o lític a s . E l hecho de que e je r z a n c ie r to g ra d o
de a c c ió n in d e p e n d ie n te no la s v u e lv e d ife r e n te s de sus p re d e c e -
s o ra s en n in g ú n s e n tid o im p o r ta n te . Son la c o n t ; -a p a r t i d a in d u s -
t r ia l c o n te m p o rá n e a de la s g r a n d e s c o m p a ñ ía s c o re e r c ia le s m e rc a n -
tilis ta s , y s u m is m a e x te n s ió n s o b r e v a s ta s á re a s d e m undo es a l a
vez u n a base p a ra su p o d e r y la fu e n te de s u v u l ae r a b ilid a d .
S ie m p r e r e s u lta m ás d ifíc il la p e r c e p c ió n c la r a d e lo s c o n to rn o s
de lo s p ro c e s o s e s tr u c tu r a le s c o n te m p o rá n e o s que la de lo s con
to rn o s de lo s p ro c e s o s del pasado. P e ro el v a lo r de un e n fo q u e
e s tru c tu ra l c o n s is te en que nos p e r m ite a p r e c ia r o r e p e titiv o , lo
d u p lic a tiv o ; nos p e r m ite s e g u ir lo s c o n to rn o s q u e e fe c tiv a m e n te
d e s c r ib e n el pasado p a ra ver cóm o p ro y e c ta n el fu tu ro . La p ro
y e c c ió n de lo s b lo q u e s m u n d ia le s com o lo s c o n j u ek t o s c o o r d in a d o s
que s u rg e n es s ó l o un a rg u m e n to que s ig u e la see u e n c i a de c r e c i-
m ie n to que p a re c e c a r a c te r iz a r en e fe c to la e v o lu c ió n del poder
en el pasado. E n c a m b i o , la s v a s t a s d ife r e n c ia s q u ii s u p u e s t a m e n t e
s e p a ra n a la s n a c io n e s s o c ia lis ta s de la s n a c io n e s c a p ita lis ta s s ó lo
hacen una a rru g a en e s te te jid o . La c e n tr a liz a c i e n de la n a c ió n
y la o s c ila c ió n de lo s c o n ju n to s c o o r d in a d o s de n a c io n e s h a c ia la
c e n tr a liz a c ió n y e n s e n tid o c o n tr a r io p a re c e n s e r 1a s p a u t a s del po-
d e r d o m in a n te s en el fu tu ro in m e d ia to , a l i g u a l q 'u e e n el pasado.
X I. L O S P R O C E S O S R E P E T I T IV O S
A. L a expansión energética y ea reducción mental
E n la S e g u n d a P a r t e de e s te ensayo e x p lo r a m os a lg u n o s a s p e c to s
de dos fa s e s de n u e s tra in v e s tig a c ió n , el e n e ng á l i c o y el m e n t a l.
A h o r a v a m os a e x a m in a r u n a s p e c to e n e l q u e p a re c e n u n ir s e e s ta s
fa s e s d e n tro de lo s p ro c e s o s e v o lu tiv o s e h i ttó r ic o s del r n o d e lo
p ro p u e s to .
Ya se p r o c e d a por d e d u c c ió n a p a r tir del p .in c ip io de L o tk a y
la Segunda Ley de la T e r m o d in á m ic a , o en ’fo r m a e m p ír ic a m e
d ia n te una v is ió n g lo b a l d e to d o el c o n ju n to del d e s a r r o llo de la
e s p e c ie hum ana, un hecho que p a re c e i n d is p u ra b ie en la s o c ie d a d
y la c u ltu r a hum anas es q u e en su to ta lid a d se h a n v e n id o expan
d ie n d o a una ta s a e x p o n e n c ia l desde la p r im t i r a a p a r ic ió n de e sa
c a lid a d que lla m a m o s “ h u m a n i d a d ” . E s t e h e c l to h a s id o r e g is tr a d o
por lo s p r e h is to r ia d o r e s en la fa s e in ic ia l y p or lo s s o c ió lo g o s de
in c lin a c ió n h is tó r ic a d u ra n te el p e r io d o m á s t c e rc a n o .1 E n tre lo s
in v e s tig a d o r e s m ás r e c ie n te s , C a r n e ir o ha d e d ic a d o g ra n a te n c ió n
a e s te p r o c e s o y ha p ro p u e s to una r e g la en té t m i n o s de la s f o r m a s
c u ltu r a le s im p lic a d a s : “ S i o tro s fa c to re s p e r m .m e c e n c o n s ta n te s , e l
n ú m e ro de nuevos ra s g o s c u ltu r a le s g e n e r a d :>s p o r una s o c ie d a d
es p r o p o r c io n a l al n ú m e ro que ya te n g a .” 1
2 Luego a s im ila e s ta
r e g la a l p r in c ip io de la a c c ió n de la m asa en el cam po de la q u í
m ic a , donde la “ v e lo c id a d de una r e a c c ió n q u í m ic a es. . . p ro p o r
c io n a l al n ú m e ro de u n id a d e s d is p o n ib le s ( m o lé c u la s , io n e s , e tc é
te ra ) q u e e n tre n a l p ro c e s o en e l m o m e n to d 2 d o ” .3
Véase Ogburn, 1922; Hart, 1959; Carneiro, 1969.
1
2 Carneiro, 1969, p. 1022. Reproducido con permiso de la Academia de Cien-
cias de Nueva York y del autor.
3 Ibid., citando a Samuel Brody (Bioenergetics ar d Growth [Nueva York:
Reinhold Publishing Corporation, 1945], pp. 514-515, 516). El pasaje continúa:
“Es el principio del interés compuesto, donde el ‘in terés se agrega al capital
continuamente, momento a momento’, no en forma ;tnual, semestral o trimes
tral. . . El principio de la acción masiva puede apli earse a la tasa de multi
plicación de cualquier categoría de unidades repro luctoras, siempre que la
tasa de reproducción tiende a ser directamente proporcional al número de
unidades reproductoras.” Hart expresó antes la relac ón existente entre la tasa
y el nivel de desarrollo como sigue: “Las cuturas 'rumanas se desarrollan a
través de una serie de impulsos de crecimiento, do nde la magnitud de una
variable mensurable dada en un momento dado tiende a ser una función mate-
302
LOS PROCESOS REPETITIVOS 303
C uando contemplam os esta expansión macroscóp ica de la espe-
cie, no estamos enfocando ninguna unidad de op 2ración particu-
lar. Señalamos antes que, m ientras que el hom bre v ive como parte
de muchas unidades de operación, cada unidad de operación tiene
su p ro p ia trayectoria o carrera vital. Lo único qi[re podemos de
cir de todas ellas es que cada una debe tener un p rincip io y un
fin al. Por lo tanto, cuando decimos que ha h abid o una expansión
exponencial, estamos diciendo que la totalidad se ha expandido,
pero que esto ocurrió precisam ente porque muchla s unidades de
operación se agotan o desaparecen; al mismo t i ;mpo, aparecen
otras unidades de m ejor adaptación o m ejor cont rol sobre el am-
biente. Sim plem ente por azar, a través del tiem po r ¿ sulta inevitable
la aparición de algunos controles que perm iten la supervivencia a
un n ivel de población mayor, sobre tod o si el ho mbre se dedica
a inven tar una tecnología nueva. Dado que la resp uesta del mejo-
ram iento de la tecnología es una respuesta orie ntada hacia la
supervivencia, la expansión ha tenido un alto valo r selectivo. Cuan-
do el hom bre “descubrió” este hecho, conectó el va[l or de la super-
vivencia con la energética de la expansión, e inv bntó una acele-
ración estructural. Pero e s a expansión ha sido p or entero una
expansión del componente energético, de la cant i slad de energía
procesada y la cantidad de acervo acum ulado A parentem ente,
la mente hum ana no ha evolucionado en ninguná form a marca-
da durante el mismo periodo. Las diferencias de dom portam iento
que existen entre el hom bre del Paleolítico Medr o y el hom bre
moderno, hasta donde sabemos, no revelan diferenr ias notables de
las estructuras mentales, sino la acum ulación del equipo cultural
en el que el hom bre pudo ejercer estas capacidader mentales.
La form ulación de C arneiro resulta m uy ú til los m ateriales
que estaba m anejando, o sea las form as culturales residuales his-
tóricas y protohistóricas. Sin embargo, desde el p u n t o de vista con-
temporáneo, y recordando los argum entos presen Sados en la Se
gunda Parte, creo que una variab le más im p ortan tb que la de los
“rasgos culturales” es la conversión de energía, el p r oceso m ediante
el cual se gasta energía de tal m odo que h ay una p ^rdida a manos
mática constante (de ordinario logística; menos a menudo d ; Gompertz) de la
condición existente en el momento inmediatamente preceder te” (1959, p. 217).
Hart ha presentado muchos ejemplos, así como la formula,dión de varias “le-
yes" (“La ley de la aceleración cultural”, la “ley de los impulsos logísticos”),
para describir el proceso implicado. Sólo me resisto a segu'r a Hart más de
cerca porque nunca estoy seguro acerca de las clases de m idades que está
manejando.
304 LOS PROCESOS REPETITIVO S
de la e n tr o p ía . P r e fie r o s u b ra y a r la c o n v e rs i ó n de e n e r g ía a n te s
que el in s u m o com o la v a r ia b le in d e p e n d ie n te p o rq u e el p ro c e s o
de in s u m o e n v u e lv e im p líc ita m e n te la c o n v e r s ió n , p e ro el p ro c e
so de c r e c im ie n to c u ltu r a l e n v u e lv e la c o n v e r s ió n m e d ia n te el
consum o y la c o n v e r s ió n m e d ia n te la p r o d u c ;i ó n . Es p o s ib le que
lo s s is t e m a s c o m p l e j o s d is ip a tiv o s , d o ta d o s d e g r a n a lm a c e n a m ie n t o
de e n e r g ía , p e r s is ta n y se d e s a r r o lle n d u r a n i.e p e r io d o s e x te n s o s
m e d ia n te la u tiliz a c ió n de fu e n te s a l m a c e n a c ía s, m ie n tr a s que el
in s u m o sea m u y b a jo . A s í p u e s , d e s d e e l p u n t o d e v is ta fu n c io n a l,
la v a r ia b le in m e d ia ta m e n te im p o r ta n te es la c o n v e r s ió n . A la r g o
p l a z o , es o b v i o q u e e l i n s u m o d e te r m in a en ú l t im a in s ta n c ia lo que
q u e d a rá d is p o n ib le p a ra nuevas c o n v e r s io n e s . Podem os a fir m a r
e n to n c e s la t a s a d e l c a m b i o c u l t u r a l e s p ro p o r c i o n a l a la ta sa
que
d e c o n v e r s i ó n d e e n e r g í a r e a l i z a d a d e n t r o d e l s i s t e m a . E s to p u e d e
e x p a n d ir s e si q u e re m o s c o n s id e r a r la c u rv a ex p o n e n c ia l a s c e n d e n te
com o c ie r to in d ic a d o r del avance c u ltu r a l, p e rq u e el c a m b io r e la
tiv o o c u r r id o e n tre dos p u n to s c u a le s q u ie r a d e la c u rv a s e rá ta m
b ié n r e la tiv o a la ta s a de c o n v e r s ió n e n tre esos p u n to s .
Si la e v o lu c ió n de la s o c ie d a d hum ana r esp o n d e d ir e c ta m e n te
a la c a n t id a d d e e n e r g ía q u e fu n c io n a e n e l s is te m a , la p r o p o s ic ió n
se a p l i c a r á p r e s u m ib le m e n te no s ó lo a la s s o 'c i e d a d e s p r im itiv a s y
a r c a ic a s s in o ta m b ié n a la s s o c ie d a d e s c o n te tn p o r á n e a s y fu tu ra s .
S in e m b a rg o , la lite r a t u r a re fe re n te a la s soci edades fu tu ra s tie n d e
a conceder escasa im p o r t a n c ia a la e n e r g ía co m o la fu e rz a d in á
m ic a que se e n c u e n t r a d e trá s de to d o e l s is t e m a c u l t u r a l y la con
s id e r a m ás b ie n com o a lg o n e c e s a r io s ó lo p i ra la im a g e n ju d e o -
c r is tia n a de la p o r c ió n m a te r ia l de e se s is t e m a . Si el a rg u m e n to
del p re s e n te ensayo es c o r r e c t o , e s to c o n s t i t u ^e u n g ra v e e rro r. La
c a n tid a d de e n e r g ía e x is te n te en e l s is te m a n o t ie n e s ó lo una r e la
c ió n d ir e c ta c o n la c a n tid a d de e n e r g ía que se c o m u n i c a r á y a lm a
c e n a rá , s in o que adem ás e s ta rá s u je ta al i n e v ita b le in s tr u m e n to
h u m a n o - c u ltu r a l d e la r e d u c c ió n de ta m a ñ o .
IJ n a s p e c to im p o r ta n te del p ro c e s o de la d ife r e n c ia c ió n b in a r ia
es s u c o n s ta n c ia . Es o b v io que e x is te n g r a n d es d i f e r e n c i a s in d iv i
d u a le s en la c a p a c id a d r e la tiv a p a ra p r o y e ct a r nuevas m o d ific a
c io n e s a l a m b ie n te , p e ro c o n s ta n te m e n te e s t am o s im p o n ie n d o v ie
ja s c a te g o r ía s b if u r c a d a s a lo s s u c e s o s n u e v o s, c o n lo que lo s r e d u
c im o s y lo s s im p lific a m o s ; en una p a la b r a , m e n ta lm e n te lo s c la s i
fic a r n o s . Es m ás im p o r ta n te aún el hecho d a la e x is te n c ia r e g u la r
d e n u e v a s f o r m u l a c i o n e s d e t a l e s d i f e r e n c i a c i an e s , n u e v a s f o r m a s d e
d iv is ió n del m undo que se in v e n ta n y e x p e r im e n ta n . La m ayo
r ía de ta le s fo rm a s , c o m o o c u rre con lo s m L it a n te s le ta le s del p ro
LOS PROCESOS REPETITIVOS 305
ceso genético, se extinguen solas (y en algunos caí os extinguen a
sus recipientes). Pero de tiem po en tiempo aparecí* alguna form a
que sobrevive al proceso de filtración social y se convierte en el
fundam ento de un gran “descubrim iento” o u na gr an “inven ción ”.
Los occidentales han tendido a considerar este pr oceso de nueva
división del m undo como una m anifestación del p logreso. Sin em
bargo, tam bién puede considerarse como un instrum ento que u ti
liza el hom bre para reducir el tam año del mundc a dimensiones
que pueda m anejar.
Vistas así las cosas, podem os considerar a la h tim anidad como
una especie que confronta un am biente regularme ;nte cambiante,
sobre todo a través de la expansión dem ográfica; p ero la confron
tación se ha realizado reiteradam ente con un equi po m ental re la
tivam ente fijo. Por nuevos que sean los sucesos p ercibidos, deberán
reducirse a un alcance comprensible y a dimensiones fam iliares. La
totalidad del com ponente energético puede haber escapado al con
trol del hombre, pero el hombre podrá siempre c ortar una parte
de tam año adecuado y darle form a para que encaj 2 en el “ord en ”
exigido por sus propias lim itaciones mentales. En esta teoría ge
neral de la evolución del poder, no ha sido n e c osario proponer
muchas de tales estructuras m entales; en efecto, t odas las que se
han sugerido pueden considerarse repeticiones de 1 a diferenciación
binaria y del ordenam iento. La diferenciación bine iria produce co
sas y unidades de operación; el or denam iento ord ena las cosas, las
personas y las unidades. Si continuam os esta operación para in clu ir
otros procesos básicos que podrían considerarse universales, parece
probable que podrem os fo rm u lar más y m ejores pr oposiciones. Por
ahora, los procesos básicos de la diferenciación bi naria y el orde
nam iento son suficientes, e igualm ente necesariosí para las socie
dades simples y las sociedades complejas. La s e c l encia de cr eci
miento rep etitiva es en esencia un proceso de cre ación de nuevas
unidades de operación integradas por unidades de identidad exis
tentes. Los niveles de articulación y de in teg rad ó n tienen obvia
mente su origen en la diferenciación binaria. A p arecen como ni
veles de distancia social en círculos coordinados; a m edida que el
poder aum enta, se convierten en niveles de are ;iculación. Pero
la mente hum ana que opera dentro de u na socied; id está lim itada
en cuanto al núm ero de tales dimensiones taxonó n icas que puede
usar sin dificultad; de modo que, a pesar de los aumentos demos
trables del poder y la posibilidad de increm entar los niveles casi
indefinidam ente, esto no ocurre. Los niveles de i n tegración susti
tuyen a los niveles de articulación, lo que reduce ; a un m áxim o
306 LOS PROCESOS REPETITIVO,
de s e is o s ie t e e l n ú m e ro de n iv e le s que la m e
£n te hum ana puede
m a n e ja r .
A sí p u e s , m i e n t r a s q u e la s s o c i e d a d e s s e v u e I v e n c r e c ie n t e m e n t e
c o m fy leja s e n t é r m in o s d e s u s e s t r u c t u r a s entt r g é t ic a s , la s d i m e n -
s i o n e s d e s u o r g a n i z a c i ó n s e r e i n t e g r a n c o n s t a n t e m e n t e a la s d i
m e n s i o n e s e s t r u c t u r a l e s m e n t a l e s q u e s o n c o m p r e n s i b l e s p a r a la
m e n t e h u m a n a . ¿ T i e n e q u e s e r a s í? ¿ N o s u p e r ; i r á e s ta s l i m i t a c i o n e s
m e n ta le s el uso de la s c o m p u ta d o ra s y de o tro s a d e la n to s de la s
c o m u n ic a c io n e s y el p r o c e s a m ie n to de la i n f o r m a c ió n ? R e c o rd a
m os aquí la o b s e r v a c ió n de C. S. L e w is : ‘ 1L a c o n q u is ta de la
N a tu r a le z a por p a r te del h o m b re r e s u lta ser , en el m o m e n to de
su c o n s u m a c ió n , la c o n q u is ta del h o m b re por p a r te de la N a tu ra
le z a ." 4 S i el h o m b re lo g r a s u p e ra r la s l i m i t r tc io n e s de su p r o p ia
m e n te p a ra c o n s tr u ir m á q u in a s que puedan cr e a r e s t r u c t u r a s que
la m e n te sea in c a p a z d e c o m p r e n d e r , h a b r á ci eado una N a tu r a le z a
que ya no es h u m a n a . A lg u ie n p o d r ía p re g t r n ta r : ¿por la s u p e r
v iv e n c ia de q u ié n e s tá t r a b a ja n d o el h o m b r 3? ; ¿por la suya p ro
p ia o por la de la c o m p u ta d o ra ?
En e l p ro c e s o b á s ic o de e x p a n s ió n de la h u m a n id a d , la expan
s ió n e n e r g é tic a se p e r c i b e y se re d u c e a la ca p a c id a d m e n ta l del
h o m b re . S in e m b a rg o , la e x p a n s ió n c o n t i n ú r l, y de nuevo se p e r
c ib e y se r e d u c e a la c a p a c id a d d e l h o m b re ; y e l p ro c e s o c o n tin ú a .
Si la e x p a n s ió n e x c e d ie r a a la c a p a c id a d d el h o m b re y é s te no
p u d ie r a r e d u c ir la a su ta m a ñ o , p e r d e r ía el co n t r o l . L a r e d u c c ió n
a la c a p a c id a d del h o m b re es el a rm a s e c re ta de la a d a p ta c ió n
hum ana; el h o m b re puede m a n e ja r a lg o cu rn d o puede “ r e d u c ir lo
a su ta rn a ñ o ” . S i n o puede h a c e r lo , ese a lg o lo m a n e ja r á a é l.
C o m o o c u rre e n o t r a s e s p e c ie s , l a c o m p o s i c i ó n b i o l ó g i c a del hom
b re es t a l q u e la e s p e c ie h u m a n a se e x p a n d í r á h a s t a que to p e con
la s r e s t r i c c i o n e s n a t u r a l e s a t a l c r e c im ie n to e e m o g r á fic o ; y el h o m
b re en su e s ta d o m ás p r im itiv o v iv ía a p a r sn t e m e n t e de a c u e rd o
con e s te p r in c ip io h a s ta c ie r to p u n to . P e ro cuando su c a p a c id a d
c u ltu r a l le p e r m itió fo r ja r s e una nueva c o n c e p c ió n del m undo,
d ife r e n c ia r dos p a rte s del a m b ie n te de ta l m odo que p u d ie r a re
c o m b in a r la s en una fo rm a d ife r e n te , e l h o m b re e n c o n tró p r o c e d i
m ie n to s ca d a vez m ás n u m e ro s o s p a ra a p a rt i r la s r e s t r i c c i o n e s que
de o tro m odo h a b r ía n c o n tin u a d o lim ita n d , a su e x p a n s ió n . P o r lo
que se r e f e r í a a la s u p e r v iv e n c ia de la e s p e c ie , e s t a e x p a n s ió n e ra
su p r o p ia re c o m p e n s a . L a e v o lu c ió n de la c u ltu r a ha te s tim o n ia d o
e s ta i n t e r r e l a c i ó n r e ite r a tiv a de la s c a p a c id a d e s m e n ta le s del hom
b re con su a m b ie n te c a d a vez m á s c a m b ia n te .
4 L e w is , 1973, p . 327.
LOS PROCESOS REPET I TIVOS 307
Se a d v e r tir á que e x p líc ita m e n te m e e s to y a b s t. u n ie n d o de p ro
poner aquí una r e la c ió n de “ causa y e fe c to ” ; n o h ay nada in tr ín
seco en el a rg u m e n to que nos p e r m ita s o s te n e r q ue el e le m e n to
e n e r g é tic o o e l e le m e n to m e n ta l h a y a “ causado” en a lg u n a fo rm a
al o tro . T oda p r o p o s ic ió n g e n e ra l de esa c la s e c .ar e c e de s e n tid o
te ó r ic o a c a u s a d e la m e to d o lo g ía e m p l e a d a . S e re c< ar d a r á q u e d e s d e
e l p r in c ip io s u b ra y a m o s el hecho de que la d is t i n c ió n e n e r g é tic a -
m e n ta l e ra una c o n v e n ie n c ia m e to d o ló g ic a . S ospecho que lo que
se e n c u e n t r a d e trá s d e l r u b r o “ m e n ta l” es t a m b i é n e n e r g é tic o , p e r o
] as in v e s tig a c io n e s r e a liz a d a s en ta le s á re a s no n as han p r o v e íd o
de h e r r a m ie n ta s adecuadas p a ra m a n e ja r lo s suc< :s o s en té r m in o s
e n e r g é tic o s . E n c o n s e c u e n c ia , l o m e n ta l y lo e n e r g í tic o s o n e n to d o
c a s o a s p e c t o s o fa s e s d e una cadena s in g u la r o un
del m undo e x te rn o ; y en té r m in o s g e n e r a le s c are c e de s e n tid o
p ro p o n e r que a lg u n a de la s dos fa s e s o a s p e c to s p u d ie r a c o lo c a r s e
en una r e la c ió n “ c a u s a l” con la o tra .
B. L as f a s e s de l a e x p a n s ió n
E l hecho de la r e d u c c ió n m e n ta l no conduce a u na r e d u c c ió n de
la e x p a n s ió n , a m enos que e l in te n to se d i r i j a e s p e c ífic a m e n te en
esa d ir e c c ió n , y aun e n to n c e s e l m o d e lo c o n s tr u id o por lo s a c to re s
debe e s ta r s u f ic ie n t e m e n t e de a c u e rd o con lo s h e ch o s p a ra que se
tra d u z c a en e fe c to en un e s ta d o e s ta b le . En la Se g u n d a P a rte de
e s te e n s a y o o b se r v é i n c i d e n t a l m e n t e que lo s te ó r is o s d e l e c o s is te m a
se han p re o c u p a d o en fo rm a e s p e c ia l por c o n s i d e ra r el e c o s is t e
m a com o un fe n ó m e n o h o m o s tá tic o , y que ta l h in c a p ié p a r e c ía
e r ra d o e n e l ca so d e la e x p a n s ió n h u m a n a . N o h ay d u d a d e q u e la
e s p e c ie h u m a n a e n c o n j u n t o n o h a s e g u i d o t o d a v í a l a fa s e d e f r e n a
m ie n to d e la fa m ilia r c u rv a s ig m o id e a d e l e c o s is ts :m a m a d u ro (v é a
se, l a g r á f i c a 8 ) , d e m o d o q u e c o n v e n d r á e x p l o r a r aq u í , b r e v e m e n t e ,
la s r e l a c i o n e s i m p l i c a d a s .
¿A qué se d e b e que la c u ltu r a p a re z c a m a n ife s ta r ta l e x p a n s ió n
c o n tin u a , a l re v é s d e lo q u e o c u rre c o n l o s e c o s i s t em a s o la s f o r m a s
f is io ló g ic a s ? Los e c o s is te m a s t ie n d e n a lle g a r a u rt c lím a x , es d e c i r ,
a un e s ta d o e s ta b le de m a d u re z ; p e ro no e s tá c la r o si la e s p e c ie
hum ana lle g a r á a lg u n a vez a ta l c lím a x ..s Las s .ac i e d a d e s p a r tic u
la r e s a lc a n z a n a veces un e s ta d o e s ta b le a p a r e n t 2, p e r o ta l e s ta d o
5 Hablo aquí de climax en el sentido del ecólogo, del estado estable alcan-
zado por un ecosistema maduro, no en el sentido propues fo por A. L. Kroeber,
de un "clímax cultural”. (Véase Kroeber, 1947, p. 4).
308 LOS PROCESOS REPETITIVOS
m uestra algunas diferencias marcadas con el de los sistemas fisio
lógicos. En realidad, hay escasa razón para pro nosticar que el sis
tema cu ltu ral hum ano alcanzará un clím ax; ^
cu ltu ra ha proveído al hom bre de las herra ■mientas que le han
perm itido convertir lo que es un clím ax p ara u n ecosistema en una
etapa de crecim iento para el sistema social h umano.
G regory Bateson ha observado que “todos l os sistemas biológicos
en evolución contienen subsistemas que son p otencialm ente rege
nerativos, es decir, que experim entarán una ‘explosión’ exponen
cial si no se corrigen. . . La potencialidad regenerativa de tales
subsistemas se m antiene de ord inario frenada por varias clases de
conexiones de control que conducen a un ‘esi ado estable’ ”. Dada
esta dinám ica, “el sistema en conjunto tiende a ‘expandirse’ hacia
un área de lib ertad no usada”.6 Para una esp ecie cuyo comporta
m iento sólo puede experim entar cambios de adaptación relativa
mente lentos m ediante la m utación genética y la variación aleato
ria, no h ay grandes probabilidades de movi m ientos rápidos hacia
nuevos reductos ecológicos, a menos que la :asa de reproducción
sea muy ráp ida y la población sea grande, co rao ocurre con algunas
especies de insectos. Para la m ayoría de las especies, un “área de
lib ertad no usada” significa in evitab lem ente un habitáculo ade
cuado para la especie en su form a actual. Pero en el caso de la
hum anidad, la cultura — con sus mecanismos inherentes de inven
ción y adaptación— dota al hom bre de un instrum ento que le
perm ite destruir la tendencia hacia el esta do estable. Mediante
el desarrollo de nuevas capacidades tecnológicas se crean nuevas
“áreas de libertad no usada”, lo que genera n uevas oportunidades
para la expansión demográfica.
C arneiro, siguiendo a H erbert Spencer, ha distinguido entre un
cam bio cuantita tivo de la cultura y u n camb: o cualitativo. Exami
nando la acum ulación de rasgos culturales e n la Inglaterra anglo
sajona, sostiene C arn eiro que el p atrón de ' a expansión cultural
siguió dos curvas separadas. La prim era, que va desde el año 450,
o antes, hasta el año 650, tuvo una pendiente m arcada; la segunda,
desde 650 hasta la conquista norm anda, tu v D una pendiente mu
cho m enor (véase la gráfica 18a) J C arneiro a :'irm a en consecuencia
que el prim er periodo fue u na época de desarrollo cultural, en
la que se estaban creando nuevos rasgos culturales o, dicho de
otro modo, se estaban inventando, descub: iendo o importando
e B a te s o n , 1972, p p . 441, 501.
7 C a r n e ir o , 1969, p p . 1018-1022. L a s e c u a c io n e s d e la s d o s lín e a s son, respec-
tiv a m e n te : y = .575x + 99.75 e y = .0 8 8 x + 220.8.
LOS PROCESOS REPETITIVOS 309
de más a llá de las fronteras de la unidad p o lítica nuevos instru-
mentos para el control del am biente. El segundo p eriodo fue una
época de crecimiento cul tur al, en la que se d ifu n d iero n los nuevos
rasgos por la extensión geográfica de la Inglaterra anglosajona.
En los periodos de desarrollo cu ltu ral se rompi n los patrones
de adaptación existentes por efecto de los n uevos controles del
ambiente. Pueden considerarse como periodos en los que se des
cartan las adaptaciones de estado estable an terior es por la in tro
ducción de nuevas form as de enfrentam iento, y en los que m uy
probablem ente se están abriendo, d en tro del am biente, nuevas
“áreas de libertad no usada”. Los periodos de cree:m ien to cu ltu ral
son aquellos en los que estas áreas nuevas están adoptando gra
dualm ente, y p o r ende extendiendo, la nueva adap tación. C arn eiro
señala, por ejem plo, que el p rim er m olin o h id rá u lico de granos
apareció en el año 762, y p ara el año 1086 había y a 5 600 de tales
m olinos.8
A h ora podem os sugerir que este p ar de curvas y su distinción
como patrones de desarrollo y de crecim iento tienen otra correla
ción dentro de la estructura del poder. El proc sso m ediante el
cual se expanden las unidades centralizadas a tra yés de u na m u l
tiplicación de su núm ero es u n proceso coordinado, pero no su
giere ningún cam bio m arcado en la tecnología; es decir, es u n
cambio cuantitativo, no cualitativo. En cambio, la centralización
marca un cam bio cualitativo, un cambio en la caa tidad de energía
que se está poniendo b ajo control en u na parte del sistema. La
gráfica 18b sugiere que estas fases son congrue a tes. El proceso
de desarrollo tiene como p aralelo u n proceso de centralización del
poder, m ientras que el proceso de crecim iento tiei le como paralelo
un proceso de coordinación. A sí pues, lo que ¿[escribimos antes
como una secuencia de crecim iento se inicia coi i la intersección
de las dos líneas y avanza m ediante un proceso de coordinación
hacia una nueva fase de centralización.
Si comparamos ahor.a la correlación sugerida con la curva que
suele asignarse al proceso de la sucesión ecológ ica (gráfica 18c),
veremos que el periodo de desarrollo correspond e a la expansión
ecológica de la producción, y el periodo de cr ecim iento corres
ponde al periodo ecológico de la madurez. Sin e mbargo, hay una
diferencia p o r cuanto el insumo constante de energía alcanza en
el ecosistema u na posibilidad p rodu ctiva m áxim a, y el sistema pasa
a un estado estable. En la expansión de la soci edad y la cu ltu ra
8 !bid., p . 1020.
310
LOS PROCESOS REPETITIVOS 3H
h u m a n a s , s o s te n d r ía m o s q u e o c u r r i r í a p r e c is a m e n t e : e s to s i n o fu e s e
p o rq u e lo s nuevos in v e n to s e lim in a n e s te m e c a n es n i o g o b e rn a n te
n a tu ra l y p e r m ite n que un in c r e m e n to d e l in s u m o e n e r g é tic o p re
s io n e en fa v o r de una e x p a n s ió n c o n tin u a .
La fa s e d e s c r ita com o “ c r e c im ie n to ” por C a rn e e ro , que se a p ro
x im a a l e s ta d o e s ta b le de un e c o s is te m a , no se r e p i t e e x a c ta m e n te
e n la e v o lu c ió n s o c io c u ltu r a l. E n lu g a r d e a p r o x im a rs e a u n e s ta d o
e s ta b le p e rfe c to , la fa s e de c r e c im ie n to se c a r a c t e r iz a por la o s c i
la c ió n y p o r u n a e x p a n s ió n g r a d u a l. L a o s c ila c ió n es c o m ú n a to d a
c o n d ic ió n de e s ta d o e s ta b le de un s is te m a d is ip a tiv o c o m p le jo ,
p o rq u e lo s d iv e r s o s fa c to re s o p e ra n ra ra s veces d e m odo ta l que
se n e u t r a l i c e n r e c íp r o c a m e n te a la p e r f e c c ió n . E s te c a r a c te r ís tic a es
com ún al e c o s is te m a y a la fa s e c o o r d in a d a , o d e c r e c im ie n to , de
la s e c u e n c ia de c r e c im ie n to . S in e m b a rg o , el hee ;h o de que e s ta
fa s e de c o o r d in a c ió n se c a r a c te r ic e ta m b ié n por una e x p a n s ió n
g ra d u a l n o t ie n e p a r a le lo en la s s u c e s io n e s de e c e s is t e m a s , p o rq u e
la fu e n te p r in c ip a l del in s u m o e s tá d e te r m in a d a po r la e n e r g ía a
d is p o s ic ió n d e l e c o s is te m a a tra v é s de la fo to s ín te e is . Son lim ita d a s
la s f o r m a s en la s q u e lo s in s u m o s n u e v o s , a d i c i o n a le s , d e l p ro c e s o
de f o to s ín te s is p e r m ite n que un e c o s is te m a dado pase r e p e n tin a
m e n te a u n p e r io d o nuevo de in m a d u r e z avanz ida (s i podem os
d e c ir lo a s í) y l u e g o se e q u i l i b r e en un e s ta d o e s ta bl e nuevo y m as
a lto . En la e v o lu c ió n d e l s is t e m a s o c ia l h u m a n o , lo que o c u rre es
p r e c is a m e n te la a p lic a c ió n c o n s is te n te de in s u m o e nuevos. E n p r i
m e r lu g a r , la p o b la c ió n tie n d e a s e g u i r c r e c i e n d o ., l o que p e r m ite
c ie r ta in n o v a c ió n c o n tin u a ; y en segundo l u g a r , l ei c i r c u n s c r i p c i ó n
c re a d a p o r la p r e s ió n de e s ta p o b la c ió n tie n d e a 'h a c e r q u e a lg ú n
s e c to r o c o m p o n e n te s o c ia l i n n o v e en el te rre n o t e c n o ló g ic o y ge
n e re la p o s ib ilid a d de un d e s a r r o llo a c e le r a d o a p a r tir de un
p e r io d o a n te r io r de c r e c im ie n to y c o o r d in a c ió n 1e n t o s . ■
La g r á fic a 19 t r a ta de in d ic a r e n fo rm a e sq u e e n á tic a la a p a r ie n
c ia d e e s te p r o c e s o a p lic a d o a la e v o lu c ió n g e n e re i 1 d e la ^ s o c i e d a d
hum ana. P a ra fin e s ilu s tr a tiv o s y ta l vez s u g e r e e ite s , he in d ic a d o
lo s lin e a m ie n to s del p ro c e s o si cada uno de 1c s g ra n d e s m o v i
m ie n to s desde una fa s e de d e s a r r o llo c e n tr a liz a d c r h a s ta una fa s e
d e c r e c im ie n to c o o r d in a d o r a lc a n z a r a n un nuevo n iv e l de in te g r a
c ió n basado en u n a nueva c e n tr a liz a c ió n d e u n i d a d es c o o r d in a d a s .
P o r s u p u e s to , la g r á fic a 1 9 es e s q u e m á t i c a , c o m o l o es e l p a r a d i g m a
d e lo s n iv e le s d e i n t e g r a c i ó n e n la e v o lu c ió n ( g r a f ;’c a 1 6 ). A s í c o m o
la s e s tr u c tu ra s de p o d e r re a l se com ponen de n i ’ ^e le s de a r tic u la
c ió n e s p e c ífic o s , lo s casos r e a le s de la e v o lu c ió n e s p e c ia liz a d a se
com p o n e n d e p e r io d o s e s p e c ífic o s d e c e n t r a liz a c ió e i y c o o r d i n a c ió n .
312 LOS PROCESOS REPETITIVO 3
E l p a tró n que s u rg e es e l que ya hem os sp n a l a d o com o c a ra c -
te r ís tic o d e l a v a n c e d e la te c n o lo g ía e n l a h i s t íb r i a h u m a n a . C h .a u n -
ce y S ta rr y R ic h a r d R udm an han o b s e rv a d o q ue
U n a r e s e ñ a h i s t ó r i c a d e l d e s e m p e ñ o d e o p c i o :í es t é c n ic a s e s p e c ífic a s
r e v e la d o s c a r a c t e r ís t ic a s p r e d o m i n a n t e s . P r i m e r o , c u a n d o e l d e s e m p e ñ o
d e u n t i p o d a d o d e i n s t r u m e n t o o s is te m a se t ra z a f r e n t e a l t ie m p o ,
s ig u e u n a c u r v a s ig m o id e a . . . L a s e g u n d a . . . es q u e e l c r e c im ie n t o
g e n e r a l d e u n c a m p o t e c n o ló g i c o e s tá i n t e g r a d o p o r u n a s e rie d e c u r
va s s ig m o id e a s . C a d a c u r v a a p r o v e c h a e l n i v í ;1 d e la a c t u a c ió n d e l
i n s t r u m e n t o d e l a g e n e r a c ió n a n t e r i o r . . . P o r jo t a n t o , e l c r e c im ie n t o
g l o b a l d e u n c a m p o t e c n o ló g i c o e s p e c íf ic o e x h ib e a m e n u d o u n p a
tró n e x p o n e n c ia l.9
N o hay duda de que la e v o lu c ió n de la s f i ses e n e r g é t i c a s de la
9 Chauncey Starr y Richard Rudman, 1973, p. 36Ü j!Reproducido, con per-
miso, de Science, vol. 182, núm. 4110 (26 de octubre de 1973). Copyright 1973
por la Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia.
LOS PROCESOS REPETITIVOS 313
c u ltu r a hum ana tie n e a p r o x im a d a m e n te la s c a r a c te r ís tic a s s u g e r i
d a s p a r a e l a d e la n to te c n o ló g ic o . T a n t o la r e p e tid ó n de la s c u rv a s
s ig m o id e a s com o en e l p a tró n e x p o n e n c ia l d e l cu a d ro g e n e ra l ti
p ific a n ta n to la e v o lu c ió n d e l p o d e r , m a n ife s ta d a en e l s u r g im ie n to
de n iv e le s de in te g r a c ió n cada vez m ás a lto s , com o lo s a s p e c to s
d ir e c ta m e n te r e la c io n a d o s con e l c o n tro l de la s f o rm a s e n e r g é tic a s
que in te g r a n e l a m b ie n te . P or e je m p lo , en la g r d fic a 19, la lín e a
(d e c r e c im ie n to ) de la c o o r d in a c ió n de b a n d a s r e ( :o l e c t o r a s es m á s
p la n a q u e la l í n e a d e la s j e f a t u r a s , y é s ta es m á s p a n a que la lí n e a
d e lo s r e in o s , e tc é te r a . P a re c e p r o b a b le que la -ta ; a de a c e le r a c ió n
d u ra n te la s fa s e s d e la c e n tr a liz a c ió n ( d e s a r r o llo ) m a n ife s ta r á una
p e n d ie n te c r e c ie n te , d e a c u e rd o con la te o r ía s o s t :n i d a a q u í y con
la s o b s e r v a c io n e s de W illia m E. O g b u rn , L e s lie W h ite , H o r n e ll
H a rt y R o b e rt C a r n e ir o . E s to p la n te a c l a r a m e r r :e un p r o b le m a ,
p o rq u e en la p a rte s u p e r io r de la c u rv a tie n d e n a y u x ta p o n e rs e
la s fa s e s de la c o o r d in a c ió n a la s fa s e s de la c e n tr a liz a c ió n ; y es
p r e c is a m e n te e s to lo que o b s e rv a m o s en e l m u n d í > c o n te m p o rá n e o
y lo que causa m ucha c o n fu s ió n en la in t e r p r e t a c ió n de lo s p ro
cesos a c tu a le s del tip o que e s ta m o s d is c u tie n d o ; p o rq u e s ie m p r e
que la s v a r i a b l e s tie n d e n a l in f in it o , com o p a re c e h a c e r lo la c u rv a
de u tiliz a c ió n e n e r g é tic a y e x p a n s ió n c u ltu r a l, s: ; deduce necesa
r ia m e n te que no pueden s e r v ir d u r a n t e m ucho tie m p o c o m o v a r ia
b le s s ig n ific a tiv a s y que la s c o n d ic io n e s que la : han p r o d u c id o
d e b e rá n s e r r e m p la z a d a s p ro n to por o tra s c o n d ic i o n e s.
C. O scilaciones “verticales” y “horizo NTALES'
La a lte r n a c ió n de la s fa s e s de c o o r d in a c ió n y cí n tr a liz a c ió n que
puede a d v e r tir s e en la v is ió n p a n o r á m ic a de la e so l u c i ó n s o c ia l y
c u lt u r a l r e s u lta ig u a lm e n te ú til en el exam en de lo s p ro c e s o s que
e s t á n e x p e r i m e n t a n d o s o c ie d a d e s p a r t i c u l a r e s e n u n m o m e n to d a d o .
La lite r a tu r a de la e tn o g r a fía y la h is to r ia e s tá l ena de e je m p lo s
d e s o c ie d a d e s q u e p a r e c e n e s t a r e x p e r i m e n t a n d o a g ú n tip o d e o s c i-
la c ió n , f lu c t u a n d o e n tre una c la s e d e e x t r e m o y o Lr a ; u n ca so b ie n
c o n o c id o en la a n tr o p o lo g ía es e l de lo s e x tr e m os k a c h in de la s
s o c ie d a d e s gum sa y g u m la o m e n c io n a d a s en el e it
i u d io c lá s ic o de
E dm und L e a c h . 10 C r e o que m uchos de e s to s c a s 'ds p u e d e n a n a li-
z a r s e c o n la s m i s m a s h e r r a m i e n t a s c o n c e p t u a l e s q u fc h e v e n i d o u s a n -
do en la d e s c r ip c ió n de e s te m o d e lo .
10 L e a c h , 1965.
311 LOS PROCESOS REPETITIVO í
P r im e r o , debe re c o rd a rs e que e l m o d e lo d e s c r ib e un s is te m a en
e x p a n s ió n . C u a n d o c o m p a ra m o s d o s s o c ie d a d e : ; e n fa s e s d i f e r e n t e s ,
e s ta m o s d ic ie n d o que una de e lla s es e l resuS
de e x p a n s ió n que la ha lle v a d o m ás le jo s q u e la o tra en té r m i
n o s d e p o d e r, en t é r m in o s d e l c o n t r o l r e la tiv o que e je r c e s o b re el
a m b ie n te . L a c o o r d in a c ió n de una s e r ie d e e l e rn e n t o s c e n tr a liz a d o s
y la c e n tr a liz a c ió n de u n a s e r ie d e e le m e n t o s c o o r d in a d o s im p lic a n
un c o n tro l m ayor y m a n ifie s ta n un poder m ay o r {v é a s e la g r á fi
ca 1 8 ). Si tra ta m o s al h o m b re com o una fo rm a de e n e r g ía , y su
c o m p o r ta m ie n to , su c o n tro l del a c e rv o y la s c o n v e r s io n e s e n e rg é
t ic a s en que se e n c u e n t r a im p lic a d o com o v a r ia b le s in d e p e n d ie n
te s , la v a r ia b le d e p e n d ie n te que nos in te r e s a s e rá lo que o c u rra
en la e s tr u c tu ra del p o d e r, con sus c o n s e c u e n c ia s en o tra s p a rte s
d e l s is te m a .
E n la s s o c ie d a d e s de b a ja e n e r g ía , el i m p i als o m ayor h a c ia la
e x p a n s ió n p r o v ie n e d e l c r e c im ie n to d e m o g r á fic o . E s te in s u m o fu n
d a m e n t a l p r o s ig u e , o b v ia m e n te , a lo la r g o de la h is to r ia del hom
b re , c o n tin u a m e n te d iv e r s a . La e x p a n s ió n d e m o g r á fic a o c u rre en
c u a lq u ie r a de dos c ir c u n s ta n c ia s : a ) e l a m b ie n te que puede m ane
ja r s e con la te c n o lo g ía e x is te n te no e s tá l i m ita d o , de m odo que
la p o b la c ió n puede e x p a n d ir s e s in r e s tr ic c i ó n ; b) el a m b ie n te
que puede m a n e ja r s e con la te c n o lo g ía e x is tí m te e s tá r e s tr in g id o .
E n e l p r im e r caso, e l p ro c e s o p r in c ip a l d e l c r e c im ie n to es l a s im p le
s e g m e n ta c ió n , g e n e r a c io n a l y (o ) c o la te r a l. S i ss t e p r o c e s o c o n tin ú a
r e g u la r m e n te , g e n e ra rá una u n id a d de c o o r d in a c ió n en e x p a n s ió n
c o n tin u a , en cuyas p e r ife r ia s d is m in u ir á n p r< d a b l e m e n t e la s r e la
c io n e s en la in te n s id a d de la in te r a c c ió n y, por lo ta n to , en la
r e c ip r o c id a d ; la p e r ife r ia fin a l se t r a n s f o r m ar á en r e la c io n e s de
id e n tid a d y en ú ltim a in s ta n c ia en la a u s e n s ia de to d a r e la c ió n .
A p a r e n t e m e n t e , s in e m b a r g o , e s ta c la s e d e s it i í a c ió n n o h a e x is tid o
d u ra n te la r g o tie m p o en la m ayor p a rte del in u n d o ; aunque hay
a h o ra m uchas p a rte s de la T ie r r a d e s o c u p a d as, e l l o no o c u rre así
p o rq u e nunca hayan s id o ocupadas, s in o p iar q u e , por c u a lq u ie r
ra z ó n que se a , lo s p u e b lo s que v iv ía n a n te s al l í se m u d a r o n , o se
e x tin g u ie r o n sus lín e a s p a r tic u la r e s .
Las r e s tr ic c io n e s a la e x p a n s ió n d e m o g rá f:ca (h u m a n a o e x tra
hum ana) se a p l i c a n a la te c n o lo g ía e s p e c ífic a y a la s r e la c io n e s so
c ia le s c o n o c id a s p o r e l p u e b lo . La p r e s ió n r e s u lta n te de la expan
s ió n fre n te a la s r e s tr ic c io n e s puede a l i v i a r :se e n to n c e s m e d ia n te
la in n o v a c ió n t e c n o ló g ic a y (o ) s o c io ló g ic a . E i p o s ib le que la in n o
v a c ió n te c n o ló g ic a lo g r e e lim in a r la r e s tr ic c ió n , o que p ro v e a un
s u s titu to que p e r m ita la c o n tin u a c ió n de la e x p a n s ió n d e la p o b la
LOS PROCESOS REPETITIVOS 315
c ió n , p e ro con nuevos c o n tr o le s a d ic io n a le s s o b re ; e l a m b ie n te (e l
poder ha a u m e n ta d o ta m b ié n ) . L a in n o v a c ió n so c i o l ó g i c a puede
p r o d u c ir ta m b ié n un a u m e n to d e l c o n tr o l o d e l p o d e r q u e p e r m ita
hacer a un la d o o e lim in a r la r e s tr ic c ió n ; o p u ede g e n e ra r una
in te n s ific a c ió n d e l uso del poder d e n tro d e l g r u p o, de m odo que
e l m a y o r p o d e r in te r n o p e r m ita una d e n s id a d de p o b la c ió n m a y o r.
H ay o tr a p o s ib ilid a d (m e d ia n te la in n o v a c ió n te c n o ló g ic a y [o ] so
c io ló g ic a ) : puede e je r c e r s e c o n t r o l s o b r e la e x p a n :; i ó n d e m o g r á fic a .
S in e m b a rg o , si n o lo g r a n e s to to d a s la s p o b la c io n e s c o n tin g e n te s ,
el c o n tro l de una de e lla s no r e s o lv e r á lo s p r o b le m a s en ú ltim a
in s ta n c ia , o la p r e s ió n d e o tr a s p o b la c io n e s e n e x p a n s ió n s u s titu ir á
a la p r e s ió n de la e x p a n s ió n lo c a l.
D a d a s e s ta s p o s i b i l i d a d e s , es e v i d e n t e q u e , si h ay una r e s tr ic c ió n
a l c r e c im ie n to d e m o g r á fic o , r e s u lta c a s i in e v ita b le i e n un u n iv e r s o
de p o b la c io n e s que haya en a lg ú n p u n to una i n no v a c ió n que ge
n e re m ayor poder o c o n tro l s o b re a lg ú n s e g m e n to del a m b ie n te .
P o r lo ta n to , la e x p a n s ió n de la p o b la c ió n p r o d t ece a l a r g o p la z o
la e x p a n s ió n c u l t u r a l . 11 S in e m b a rg o , la e x p a n s ió n c u ltu r a l no
o c u rre s ó lo en un n iv e l s in o en un n ú m e ro c r e c ie n te de n iv e le s .
E l a u m e n to del c o n tro l y el poder en una s o c i sd a d p ro d u c e fi
n a lm e n te una in te n s ific a c ió n de la s r e la c io n e s q u e s ó lo puede re
s o lv e r s e m e d ia n te la c o o r d in a c ió n p r im e r o , y 1u e g o m e d ia n te la
c e n t r a li z a c i ó n . C u a n d o e s to o c u r r e , se h a a l c a n z a d ^o u n nuevo n iv e l
de in te g r a c ió n . Si em pezam os con la e x p a n s ió n de la banda, no
te n d re m o s s ó lo la s im p le p r o d u c c ió n de m á s b a n c as, s in o ta m b ié n
la c o n s e c u e n c ia in e v it a b le d e l s u r g im ie n to d e la o r g a n iz a c ió n (c o o r
d in a c ió n ) tr ib a l, y lu e g o el s u r g im ie n to de la s j efa tu ra s ( c e n tr a li
z a c ió n ) . D ado que a h o ra e x is te n dos n iv e le s de i n te g r a c ió n , la ex
p a n s i ó n q u e h e m o s v e n i d o m e n c i o n a n d o se r e a l i z a s i m u l t á n e a m e n t e
en dos n iv e le s . N o s ó lo c o n tin ú a la e x p a n s ió n de la s bandas, en
busca de n u e v a s fo rm a s d e c o o r d in a c ió n y c e n tr a liz a c ió n , s in o que
la s j e f a t u r a s se e x p a n d e n ta m b ié n y s ig u e n la m ie ¡m a s e c u e n c ia de
c r e c im ie n to . A s í p u e s , e l p ro c e s o d e e x p a n s ió n g e n e ra lo que pare
c e r í a s e r u n a s e r ie c o n t i n u a y s im u lt á n e a de p r o c e sos d e id e n tid a d -
c o o r d in a c ió n - c e n tr a liz a c ió n que o c u rre n a l m is m o tie m p o al n iv e l
d e la u n id a d d o m é s tic a , de la b a n d a /a ld e a , de 1el j e f a t u r a , y m ás
ta rd e a l n iv e l d e l r e in o o d e l E s ta d o , y a u n c o n t in ú a h a s ta e l n iv e l
d e e x p a n s ió n m á x i m a. M ie n tr a s que un in d iv id u o d a d o p u e d e en
11 Este tema ha sido ampliamente reconsiderado desde]a publicación de la
obra de Boserup; véase Spooner, 1972. Debemos recordar tlambién que cuando
hablamos de la “expansión cultural” sólo podemos estar iros refiriendo a la
estructura energética.
316 LOS PROCESOS REPETITIVOS
contrarse en el proceso de casarse (coordinacióei al nivel fam iliar),
su aldea puede estarse centralizando contra una com unidad vecina
agresiva, y su jefa tu ra puede estar involucrada en una guerra con
u na je fa tu ra vecina en un esfuerzo por dom :<nar y desplazar o
subordinar al vecino (centralización).
He subrayado que estos procesos sim ultáneo: parecerían ser se
cuencias de crecim iento. En efecto, la presencia de restricciones,
com binada con el hecho de que cada éxito c<ím petitivo significa
la derrota de otra parte, hace que los procesos no sean in fin ita
m ente expansivos sino que m anifiesten una oscilación entre la
expansión y la contracción. Esta oscilación puede ocu rrir sim ultá
neam ente en dos fases o dim ensiones: a) h o rizontal es decir, el
cam bio de una unidad (de identidad) fragmeeitada a una unidad
coordinada y el m ovim iento contrario (en o tra;s palabras, la fusión
y la fisión, o la recom binación y la segmentación); y b) vertical,
es decir, el paso de una unidad coordinada a una unidad centra
lizada y viceversa (tam bién descrito como la i aitegración y desinte
gración, centralización y descentralización, etc §tera). En la gráfica
15, los dos procesos se indican por a) la coordi nación de las unida
des centralizadas “A ” y b) su centralización en unidades “B ”. A m
bas clases de oscilación reflejan la intensifica; :ión y la fragm enta
ción de las relaciones.
La oscilación horizontal a n ivel de la banda es fam iliar como la
respuesta de una banda a la variación estacional de la disponibi
lidad de recursos. Las cacerías comunales ana í ales de búfalos por
parte de los indios de las Praderas constituyeei un ejem plo clásico,
pero Lee afirm a que “la división del año en dos fases, un periodo
de concentración y un periodo de dispersión , parece ser caracte
rística de . . . la m ayoría de los cazadores-recolectores del m undo”.12
En el caso de los bosquim anos Kung, indica Lee que el periodo
de concentración (es decir, de coordinación) p ermite la operación de
campos de iniciación de jóvenes, prolonga d as danzas de trance
que requieren el apoyo de un núm ero de personas m ayor que
el que podría reu n ir la banda fam iliar disp crsa ordinaria, el co
m ercio recíproco entre grupos que se ven s<'lo en grandes inter
valos, y contratos de m atrim onio. Sin embargo, los periodos de
concentración significan tam bién un trab ajo de subsistencia adicio
nal y mayores tensiones; a m enudo surgen co a flictos que provocan
la dispersión del campo.
12 Richard B. Lee, 1972b, p. 344. Reproducido de Population Growth: An-
thropological Implications, comp. Brian Spooner, cc n permiso de mit Press.
Véase también Birdsell, 1973.
LOS PROCESOS REPETITIVOS 317
E l p a tró n e s ta c io n a l h a b itu a l de lo s b o s q u i m ¡i n o s K ung es de
nueve m eses de d is p e r s ió n y tre s m eses de c o n c <bn t r a c i ó n . En un
cam po que se h a b ía a s e n ta d o ju n to a la c o m u n i 'i a d g a n a d e ra he-
re ro , e l p a tró n se h a b í a in v e r tid o de m odo que si e t e bandas d ife -
re n te s se c o n c e n tra b a n r e g u la r m e n te d u ra n te n ■j i e v e m eses. E s to
r e s u lta b a p o s ib le por un in c r e m e n to de d o s c la s e t d e p o d e r : a ) lo s
h e re ro p r o v e ía n le c h e , c a rn e y p ro d u c to s a g r íc o l as p a ra c o m p le -
m e n t a r lo s a lim e n to s r e c o le c ta d o s y cazados; b) l os c o n flic to s que
de o tro m odo h a b r ía n d e s in te g r a d o el cam po c o n ce n t r a d o se r e s o l -
v ía n m e d ia n te e l e m p le o de lo s h e r e r o com o i n t e r v e n to re s p a ra el
m a n te n im ie n to del o rd e n . E l poder d e r iv a d o de lo s h e re ro h a b ía
c a m b ia d o lite r a lm e n te e l p a tró n de o s c ila c ió n , lo que p e r m itía un
p e r io d o m ás p r o lo n g a d o d e v id a s e d e n t a r i a . 13
Los casos a n a liz a d o s por S a h lin s com o la “ e x ;ma n s i ó n d e p re d a -
d o ra ” de lo s “ lin a je s s e g m e n t a r i o s ” 14 i l u s t r a n la flu c tu a c ió n h o r i-
z o n ta l p u ls a n te a n iv e l tr ib a l. E s ta o r g a n iz a c ió n de lin a je a c é fa la
se e x p a n d e h a c ia el te r r ito r io v e c in o y a s í e x p e r i tn e n t a c ie r to g ra -
do de in te g r a c ió n in te r n a . S in e m b a rg o , una v ez a lc a n z a d a una
fa s e e x p a n s iv a p a r tic u la r , el avance se r e la ja y el s is t e m a re g re s a
a una c o le c c ió n tr ib a l c o o r d in a d a de lin a je s a u t t j»n o m o s .
Las s ig u ie n te s o s c ila c io n e s v e r tic a le s o c u rre n er dos fa s e s , la de
tr ib u - G r a n H o m b re y la de G ra n H o m b r e - je fa t u r a . E l e je m p l o
c lá s ic o de la p r im e r a f a s e es e l p a s o de la s itu a c i á n tr ib a l a la s i-
tu a c ió n de G ra n H o m b re d e s c r ito por Leach e n tjr e lo s k a c h in , el
paso del gu m la o al g u m s a .ls Las a ld e a s g u m ía ó e ra n pequeñas
( t íp ic a m e n te e s ta b a n in te g r a d a s por c e rc a de d ie z fa m ilia s ) , com u
n id a d e s to ta lm e n te a u tó n o m a s que v iv ía n en u na c o n d ic ió n de
c o o r d i n a c i ó n c o n o t r a s d e t a l e s a ld e a s . “ E l i d e a l g u m s a i m p l i c a l a
n o c ió n d e u n a j e r a r q u í a d e a u t o r id a d : je f e u m a - je fe d e d o m in io -
je fe de a g r u p a m ie n to a ld e a n o - líd e r d e a ld e a - líd e r de l i n a j e . ” 46 L a s
a ld e a s g u m lao n a c ía n de o r d in a r io por e fe c to de la r e b e lió n s u r-
g id a d e n t r o d e la s it u a c i ó n g u m s a c o n t r a lo s je f e s á u m s a . E l p r o c e s o
c o n tr a r io o c u rre , e n tre o tra s cosas, p o r la in f lu e n c t a d e a s e n ta m ie n -
to s s h a n c e rc a n o s , c la r a m e n te c e n tr a liz a d o s . L e a c h e x p lo r a m uchos
fa c to re s d e e s ta o s c ila c ió n y s u g ie r e v a r ia s ra z o n e s p o r la s que una
c o m u n id a d dada p a s a rá de una c o n d ic ió n a la o t a, o v ic e v e r s a .
La p r o p ia p o s ic ió n del G ra n H o m b re e s tá b a j o un p ro c e s o o s c i-
la to r io c o n tin u o . L o s G ra n d e s H o m b re s típ ic o s a ¿u m u la n p a r tid a -
1a Lee, I972b.
h Sahlins, I961.
1 5 Leach, 1965.
15 Ibid., p. 234.
318 LOS PROCESOS REPETITIVOS
nos y s u m in is tr o s de a lim e n to s , buscando e l é x ito y c o n c e n tra n d 0
así un poder c r e c ie n te en sus m anos. M uchos o b s e rv a d o re s del
fe n ó m e n o del G ra n H o m b re han s e ñ a la d o su c a rá c te r o s c ila to r io ,
aunque no e s tá n to ta lm e n te d e a c u e rd o s o b re as c a u s a s e s p e c í f i c a s .
A l d e s c r i b i r a lo s m a e - e n g a d e N u e v a G u in e a , so s ti e n e J. J. M e g g i t t
q u e h a y u n c i c l o d e p a z y g u e r r a . 17 L a p a z es u n p e r i o d o d e e x p a n
s ió n e c o n ó m ic a b a jo p o c o s G r a n d e s H o m b re s . S u é x ito g e n e ra u n a
nueva e x p a n s ió n y nuevo c r e c im ie n to d e m o g r ;í f i c o y , p o r lo ta n to ,
la g u e rra . E n tre lo s c la n e s h a y una o p o s ic ió n s e g m e n ta r ia p e rm a
n e n te , y la g u e rra s ig n ific a e l tr iu n fo p a ra a lg u n o s G ra n d e s H o m
b re s , p e r o ta m b ié n la d e r ro ta y la fr a g m e n ta c ió n de lo s c la n e s de
lo s p e r d e d o r e s . Los c ic lo s se i n i c i a n e n to n c e s de nuevo. La e x p li
c a c ió n de S a h lin s se p a r e c e m ás a la d e s c r ip c i ó n que hace Leach
de la o s c i l a c i ó n g u m l.a o - g u m s a : el G ra n Hom Dr e tr iu n fa n te d e r iv a
s u é x ito d e l in c r e m e n to del flu jo de b ie n e s r e c ib id o s de sus p a r ti
d a r io s ; e s to se c o n v i e r t e in e v ita b le m e n te en u na e x p lo ta c ió n , y el
r e s u lta d o es u n a r e b e lió n de lo s s e g u id o r e s d i r i g i d a por o tro G ra n
H o m b re a s p ir a n te . En l o s s is t e m a s m ás d e s a r : ro l l a d o s de P o lin e s ia ,
la e v o l u c i ó n p o lític a ta m b ié n
se e s ta n c ó f i n a l m e n t e p o r u n a s o b r e c a r g a d e l as r e la c io n e s e x is te n te s
e n t r e lo s líd e r e s y s u p u e b lo . P e r o la t r a g e d ia p o l in e s i a f u e e n c ie r t o
s e n t id o c o n t r a r i a a la t r a g e d ia m e la n e s ia . E n 1a P o lin e s ia , e l t o p e e v o
l u t i v o f u e d e t e r m i n a d o p o r la e x p l o t a c i ó n d e i a p o b l a c i ó n e n g e n e r a l
a f a v o r d e l a f a c c i ó n p r i n c i p a l ; e n la M e la n e ; iia , d e s e m p e ñ ó t a l f u n
c ió n la e x p l o t a c i ó n d e la f a c c i ó n d e l g r a n h o m b r e e n f a v o r d e la d is
t r i b u c i ó n p a r a l a p o b l a c i ó n e n g e n e r a l. 13
La o s c ila c ió n de la c o n d ic ió n s e m i c e n t r a l lii z a d a a la c o n d ic ió n
c e n tr a liz a d a es m enos flu id a , p o rq u e la c e n r a liz a c ió n im p lic a el
lo g r o de c ie r to g ra d o de e s ta b ilid a d . S in e ra i b a r g o , la e s ta b ilid a d
puede s e r e fím e r a . N o c o n o z c o n in g ú n caso e tr a n s ic ió n d e l G ra n
H o m b re al je fe , p e ro la d e s c r ip c ió n que h a. c e M a ir de lo s g u s ii
p a r e c e m o s t r a r p o r lo m enos una p a rte de ta p r o c e s o . 19 H a b í a s e is
tr ib u s de g u s ii, c a d a u n a de e lla s c o m p u e s ta de c la n e s , u n o de lo s
c u a le s e ra e l c la n de lo s “ fu n d a d o re s ” . H a l t ía una id e n t if ic a c ió n
m uy fu e rte con un te r r ito r io de c la n e s p e sí f i c o , de m odo que,
17 M e g g itt, 1967, p p . 30-32.
i s M a r s h a ll D . S a h lin s , 1963, p . 300. R e p r o d u c id o d e " P o o r M a n , R ic h M a n ,
B ig M a n , C h ie f: P o lit ic a l T y p e s in M e la n e s ia a n d P o ly n e s ia ” , Comparative
Stiidies in Society and Flistory, v o l. 5, c o n p e r m is o d e C a m b r id g e U n iv e r s ity
P ress.
M a ir , 1962, p p . 109-112; n o h e p o d id o c o n s u lt a r su f u e n te o r ig in a l: P.
M a y e r, The Lineage Principie in Gusii Society, 1949.
LOS PROCESOS REPETITIVOS 319
c u a n d o lo s r e f u g ia d o s d e lo s a ta q u e s d e lo s g u e r r e r o s m a s a i o n a n d i
v e c in o s buscaban a s ilo , s ó lo e ra n a c e p ta d o s s o b re una base de de
p e n d e n c ia - c lie n te la . L a “ tr ib u " g e tu tu e s ta b a m e n os a m e rc e d del
a ta q u e e x tr a n je r o , y lo s h o m b re s p r in c ip a le s del cl a n de lo s fu n
d a d o re s r e c ib ía n un n ú m e ro d e s p r o p o r c io n a d o de ta le s r e f u g ia d o s ,
lo que e x p a n d ía su r iq u e z a y su p o d e r. Los d i sn t e s v a ro n e s se
c o n v e r tía n en sus a p o y a d o re s , y la s m u je r e s se c o n v e r tía n en sus
esposas, lo que m u ltip lic a b a e l ta m a ñ o d e l c la n en am bas g e n e ra
c io n e s . Los m ie m b r o s d e l c la n u tiliz a b a n a lo s ap o y a d o re s m ascu
lin o s com o una fu e n te de fu e rz a in d e p e n d ie n te co n tra lo s a ta c a n
te s . M a i r s e ñ a la q u e e s to p a r e c e h a b e r s id o u n a j e l a t u r a in c ip ie n te ,
p e r o n o te n ía m ito s e s p e c ia le s q u e c o n s a g r a r a a u n c la n s o b re o tr o s ;
y M a ir e s p e c u la s o b re la p o s ib ilid a d de que se h u b ie s e in v e n ta d o
un m ito si e l p ro c e s o no se h u b i e s e in te r r u m p id o .
La o s c i l a c i ó n e n t r e u n a c o l e c c i ó n d e j e f a t u r a s se i l u s t r a e n la h is
to r ia de la s je fa tu r a s p o lin e s ia s m ás avanzadas, so b r e to d o la s de
T a h ití y H a w a i, a n te s de la c e n tr a liz a c ió n fin a l en r e in o s a p r in
c ip io s d e l s ig lo x i x . 20 S e h a d e s c r ito un p a tró n s im i l a r p a ra la s r e
la c io n e s e x is te n te s e n tre lo s c e n tro s c e r e m o n ia le s m ayas de la s tie
r r a s b a ja s , d o n d e e l p o d e r c a m b ió de uno a o tro d e c u a tro c e n tro s
r e g i o n a l e s a t r a v é s d e l o s a ñ o s . 21 D e n tro d e la t r a eti c i ó n o c c id e n ta l,
es p r o b a b l e que la d e s c r ip c ió n que hace C a r n e ir c de la s j e f a t u r a s
in g le s a s a n te s de la C o n q u is ta N o rm a n d a ilu s tr e b ie n el p ro c e s o :
L o s E s ta d o s d e la H e p t a r q u í a e s ta b a n f r e c u e n t e m e n i e e n g u e r r a , a h o r a
c o n u n o , a h o r a c o n o t r o , a u m e n t a n d o s u p o d e r y e x p a n d i e n d o sus
f r o n t e r a s a e x p e n s a s d e su s v e c in o s . P e r o e l a v a n c e o a c ia la a g r e g a c ió n
p e r m a n e n t e d e t o d o s lo s p u e b lo s y t e r r i t o r i o s d e I n i ^ a t e r r a e n u n s o lo
E s t a d o c o h e s iv o e r a l e n t o , i n t e r m i t e n t e y r e v e r s ib
g lo v n , p o r e je m p lo , N o r t h u m b r i a o c u p a b a l a p o s ic i ó n d o m i n a n t e ,
p e r o n o p u d o r e t e n e r la , y a q u e la p e r d i ó a n t e M e r :ia d u r a n t e e l s ig lo
s ig u ie n t e . E n e l s ig lo ix c a m b ió e l p o d e r o t r a v e z , a h o r a a W e s s e x , q u e
b a j o e l r e y A l f r e d o y s u s s u c e s o re s p u d o c o n t r o l a r v i r t u a l m e n t e t o d a
I n g l a t e r r a . P e r o e s te c o n t r o l f u e e f í m e r o . L a s i n v a s io n e s d a n e s a s d e
lo s s ig lo s x y xi p e r t u r b a r o n a I n g l a t e r r a d e n u e v o e i m p i d i e r o n su
c o n s o li d a c ió n e n u n s o lo E s t a d o b ie n in t e g r a d o . L a u n i f i c a c i ó n y c e n
t r a l i z a c i ó n f i n a l d e I n g l a t e r r a s ó lo se l o g r ó d e s p u és d e la c o n q u is t a
n o r m a n d a . A s í p u e s , es p o s i b l e q u e e l p e r i o d o d e la h i s t o r i a in g le s a
q u e v a d e 6 5 0 a 1 0 6 6 n o h a y a p r o v e í d o la s c o n d ic io i í es r e q u e r i d a s p a r a
e l d e s a r r o l lo c o n t i n u o a la ta s a r á p i d a a n t e r i o r . 22
2-0 V éase D a v e n p o r t, 1969; H a n s o n , 1973.
21 M a rc u s , 1973, p p . 122-123.
22 C a r n e ir o , 1969, p . 1020.
320 LOS PROCESOS REPETITIVO S
Las c a m b ia n te s a lia n z a s y c o n fe d e r a c io n e s d< t j e f a t u r a s han s id o
d e s c r ita s ta m b ié n en e l p ro c e s o de fr a g m e n ta c ió n o c u r r id o en lo s
E s t a d o s s e g m e n t a r io s d e l e s te y e l s u r d e A f r i c a G lu c k m a n d e s c r ib e
la s itu a c ió n d e c o o r d in a c ió n m e d ia n te la re b e l ó n y la g u e rra c iv il
en e s to s E s ta d o s con
tecnologías que obligan a la gente a dispersarse para asegurar su sub
sistencia. La difusión amplia y rala de la gente sobre la tierra . . . re
quiere que el gobernante delegue poder a sus subordinados sobre al
gunas secciones territoriales de su reino. El po qer delegado es poder
cedido. En muchas tribus sudafricanas. . . las secciones territoriales
pueden participar en la circulación del tribut i a través del rey . . .
[pero] no están unidas por un sistema económi:o integrador, diferen
ciado. Los habitantes . . . desarrollan fuertes leal ■ades hacia sus propios
líderes, y también hostilidad hacia otras seccio r í es y hacia el propio
gobierno central. En virtud de que las armas son sencillas. . . y son
propiedad de cada hombre, cada una de las auto:ridades locales tiene su
ejército privado para apoyar sus aspiraciones ae poder . . . La presión
de estas fuerzas generó una segmentación continua de varios Estados
y jefaturas africanos.2a
M a ir s e ñ a la ta m b ié n que la “ h is to r ia r e c ie n te de lo s g o b e rn a n te s
b ito e s tá l l e n a , p o r u n a p a r te , d e g o b e rn a n te s q u e tra ta n d e e x te n
der su a u to r id a d m e d ia n te el a s e n ta m ie n to d '2 m i e m b r o s del c la n
fu e ra de sus f r o n t e r a s , y por la o tra , de p r í n c ip e s que re c h a z a n la
a u to r id a d s u p e r io r c u a n d o se e n c u e n t r a n s u f ic ie n t e m e n te le jo s del
c e n tro del p o d e r ” .24
E l fe n ó m e n o d e la o s c ila c ió n es a m e n u d o t m e v id e n te que o lv i
dam os que m uchos de ta le s c a s o s f o r m a n p a r t 2 e n r e a lid a d de p ro
c e s o s d e e x p a n s ió n o c o n t r a c c ió n a m á s la r g o p la z o . M á s i m p o r t a n t e
aún es e l h e c h o de q u e la s o s c i l a c i o n e s s o n m a n ife s t a c io n e s v is ib le s
d e p ro c e s o s d e c o n c e n tr a c ió n d e l p o d e r b á s ic a m e n te u n id ir e c c io n a
le s . L a s o s c ila c io n e s s o n s im p le m e n t e o s c i l a c i o n es h a s t a q u e a l g u i e n
in tr o d u c e u n n u e v o e le m e n t o d e c o n t r o l e n e l e s c e n a r io . E l c a m b io
d e lo s b o s q u im a n o s kung en un c a le n d a r io e st
s a c io n a l o c u r r ió con
el p o d e r d e r iv a d o de lo s h e re ro ; lo s c o n f l i c t o ís c o m p e t i t i v o s de lo s
'23 G lu c k m a n , 1963, p . 1531. R e p r o d u c id o c o n p e : m is o d e T h e Y a le L a w
J o u r n a l C o m p a n y y d e F re d B . R o t h m a n a n d C o ra p a n y , d e T h e Y a l e L a w
J o u r n a l , v o l. 72, p. 1531. C u a n d o G lu c k m a n a f i ^ n a q u e “ E l p o d e r d e le g a d o
es p o d e r c e d id o ” , se está r e f ir ie n d o a u n a s itu a c ió n e n la q u e el p o d e r básico
es in d e p e n d ie n te , y e l p o d e r d e l g o b e r n a n te es e l q e se e n c o n tr a r ía e n u n a
u n id a d m a y o r it a r ia .
24 M a ir , 1962, p . I3 2 . R e p r o d u c id o de P r i m i t i v e G o ‘'j e r n m e n t , c o n p e rm is o de
P e n g u in B o o k s .
LOS PROCESOS REPETITIVOS 321
je fe s ta h itia n o s a lc a n z a r o n un n iv e l nuevo por la d is p o n ib ilid a d
d e l p o d e r e u ro p e o d e r iv a d o ; e l c r e c im ie n to de la p o b la c ió n en el
p e r io d o fe u d a l avanzado, aunado a la s r a m ific a c i o nes c o m p lic a d a s
que im p lic a b a , g r a d u a lm e n te d io a lo s r e y e s una b ase m á s a m p lia
de p o d e r in d e p e n d ie n te ; y a s í s u c e s iv a m e n te . M u chas o s c ila c io n e s
m a rc a n u n c r e c im ie n t o r e a l, a u n q u e g r a d u a l, d e l c o n t r o l y e l p o d e r
en e l s is te m a , y su c o n c e n tr a c ió n s im u ltá n e a a n iv e le s m ás a lto s .
E s p o s ib le que la r e in a V ic to r ia haya t e n id o m e n jo s p o d e r que la
r e in a Is a b e l; p e ro e l g o b ie r n o b r itá n ic o te n ía m u n h ís im o m ás po
der en e l s ig lo x ix que en el s ig lo x v i. E l e n t e ar d i m i e n t o de la s
o s c ila c io n e s nos p e r m ite c e n tra r la a te n c ió n en sl hecho de lo s
c a m b io s s im u ltá n e o s que e s tá n o c u r r ie n d o d e n trc del s is te m a de
p o d e r.
E n tre la s o s c ila c io n e s m ás v is ib le s de la h i s t o r i a se h a n encon
tra d o lo s a ltib a jo s im p e r ia le s . A m e d id a que se en ¿t e n d í a n lo s r e i
n os p a ra f o r m a r I m p e r io s , la e s p e c ie I J : iu m a n a e m p ez ó p o r p r i m e r a
vez a a lc a n z a r lo s lím ite s g e o g r á fic o s de lo s c o n t i] t e n te s . Los Im
p e r io s a n tig u o s c u b r ía n in m e n s o s te r r ito r io s gen ag r á f i c o s , y lo s
Im p e r io s m e r c a n tilis ta s p o s te r io r e s c ru z a ro n lo s on l é a n o s y c u b r ie
ro n la T ie r r a . E l a s c e n s o y la c a íd a d e r e in o s y ce n tro s im p e r ia le s ,
d u r a n te u n p e r io d o d e tre s m il a c u a tr o m i l a ñ o s e a e l V ie jo M u n
d o , y p o r lo m e n o s d u r a n te un m ile n io a n t e s d e C o ^] ó n e n e l N u e v o
M undo, fu e ro n o s c ila c io n e s r e v e la d o r a s de un a u m e n to g ra d u a l e
in e x o r a b le d e l c o n tro l y e l p o d e r, c o m o lo han d e n n o s tra d o p r e h is
to r ia d o r e s e h is to r ia d o r e s . Los c ie lo s a p a r e n te s d e l as c iv iliz a c io n e s
han fa s c in a d o a lo s h is t o r ia d o r e s y h a n g e n e ra d o d iv e rs a s h ip ó te s is
que no s ie m p r e h a n s id o e n te ra m e n te ilu s t r a d a s .
C re o que la s o s c ila c io n e s son p a r te s in e v ita b le s d e l p ro c e s o evo-
1u t i v o ; son la m a rc h a v a c ila n te de una u n id a d , de cu a l q u i e r n iv e l,
e l c o n ta c to d ir e c to con e l a m b ie n te , la p ru e b a de l a v a lid e z de la s
im á g e n e s m e n ta le s y del c o n o c im ie n to a c u m u la d o ] Es el im p u ls o
e s tr u c tu r a l, c o n s ta n te e in h e r e n te , h a c ia la e x p a n s i ó n , lo que m ue
ve a lo s a c to re s y a la s u n id a d e s que o p e ra n a en nayar de nuevo.
E l p a tró n o s c ila n te s ó lo s ig n ific a c ie r ta fa lta de é x it o , lo que pue
de d e b e rs e a c u a lq u ie r a de m uchas c ir c u n s ta n c ia s d iv e r s a s . P e ro
“ é x ito ” no es l a p a la b r a a p r o p ia d a , s o b re to d o cu a n d o re c o n o c e
m os que e l c o n s u n to y la d e s tr u c c ió n son p a rte s n e c e s a r ia s del es
c e n a r io . E l hecho de que m u e ra n lo s a n c ia n o s , s ig n i f i c a r á e l é x ito
d e lo s jó v e n e s a la r g o p la z o . O lo que es u n a c e n i r a liz a c ió n a fo r
tu n a d a p a ra una n a c ió n , u n E s ta d o , u n a je fa tu r a o un G ra n H o m
b re , p u e d e s ig n if ic a r e l d e s a s tre p a r a o tro s .
L o im p o r ta n te d e l p ro c e s o o s c ila to r io es q u e a le r t a a l o b s e rv a d o r
322 LOS PROCESOS REPETITIVOS
sobre lo que debe buscar. T od a unidad de o p eración se encontra-
rá en alguna etapa de oscilación en cualquier momento dado; la
búsqueda de su estado y de los factores que la m ueven nos perm i
tirá entender el funcionam iento actual del sis tema de poder.
D. El poder hacia la cim a : la teo lía general
En las páginas anteriores hemos señalado re iteradam ente la ten
dencia del poder a avanzar hacia la cima de u n sistema. Convendrá
que enunciemos de nuevo aquí los com ponerles teóricos del pro
ceso, porque es sin duda una de las reiteraci an es más i mpo rtantes
del a rg n mento total. Es te proceso no se obse:rva sólo en la evolu
ción global del sistem a h u m ano, sino que es tá im plícito también
en la energética fu n d am ental del m ovim iento y puede determ inar
se en form a em pírica en el curso de cualqt iier microfase de la
h istori a .
El argam ento puede resum irse en algunos espectos del conjun to.
En la base se encuentra el proceso de expanr ión de la energía en
el sistem a, derivado de los procesos descritos por Lotka dentro de
la biosfera, y más específicam ente de la aceler ;rción estructural apa
recid a dentro del com ponente social hum ano. De nada sirve pre
gan tarnos si este aum ento de la energía del sis teína es “causado”
por un factor u otro, si tratam os de en con trrr nn “m otor prim or
dial"; por ahora tendrem os que contentarno :; con el hecho de su
conform idad con el principio am p liamente observado de la selec
ción n atu ral y con la Segunda Ley de la T e rntodinám ica como una
“explicación". La concentración de energía dentro del sistema vi
tal correspon de a la Segunda Ley, y tal c o n zentración continuará
m ientras puedan satisfacerse las condiciones c e la vida y se dispon
ga de la pro visión continua de energía solar.
F n térm inos humanos, este increm ento de as formas y los flujos
energéticos significa un aum ento del control del ambiente, lo que
significa a su vez un aum ento del poder existente dentro del siste
ma h u m ano. Este proceso es inevitable, deter m inante, y sin excep
ción si observamos el sistema en conjunto. Esto quiere decir que
algunas partes individuales pueden d ejar d e observar el proceso,
pero ta les partes serán m arginadas y (o) eliminadas en consecuen
cia. Además, el hecho de que una unidad de op eración dada no
obtenga control sobre los procesos energé t ice>s disponibles significa
sólo que otra unidad lo obtendrá cuando lo perm ita su competen
cia tecnológica. El proceso es indeterm inadt ) y lleno de excepcio
LOS PROCESOS REPETITIVOS 323
n e s si s ó lo o b s e r v a m o s u n s e c to r li m i t a d o d e l c o n j u n t o m á s a m p lio .
E n i g u a ld a d d e o tr a s c ir c u n s ta n c ia s , r e s u lt a im p o ¡ ;i b le p r o n o s t ic a r
e l c o m p o r t a m ie n t o d e c u a lq u ie r u n i d a d p a r t i c u l a r d e n t r o d e u n
a g r e g a d o o u n a c o m u n id a d d e ta le s u n id a d e s , a m e n o s q u e te n g a
m o s c o n o c im ie n to s e sp e c ia le s a c e rc a d e la h i s t o r i a y la c o n d ic ió n
a n t e r io r e s d e la s u n id a d e s i n d iv i d u a le s y d e la s cir c u n s ta n c ia s d e l
su ce so .
E l a u m e n t o d e l c o n t r o l tie n e c o m o u n a c o n s e c u e n c ia d e e s tr u c
t u r a d e p o d e r l a s e c u e n c ia d e c r e c im ie n to d e t e r m i n a n te de las u n i
d a d e s de o p e r a c ió n . L a c e n t r a liz a c ió n de la t o m a d e d e c is io n e s
d e b e s e r p r e c e d id a p o r la c o o r d in a c ió n , la q u e a su v e z d e b e s e r
p r e c e d id a p o r la i d e n t i d a d e n t r e la s u n id a d e s . L a s e c u e n c ia d e
c r e c im ie n to c o m o ta l c o n s titu y e e l in c r e m e n to d e .os n iv e le s d e u n
s is te m a . D a d o c u a lq u ie r a g re g a d o , p o d e m o s d e c ir q u e e s tá n s u r
g ie n d o n iv e le s n u e v o s c u a n d o se c o o r d in a n , y q u e e s tá n p le n a m e n
te c o n s t it u id o s c u a n d o se c e n tr a liz a n . P u e s to q u e s o s te n e m o s q u e la
c e n t r a liz a c ió n o c u r r e p e r m a n e n t e m e n t e s ó lo c u a r .d o la s u n id a d e s
e n c u e s tió n se e n c u e n t r a n e n t r e u n a c o m u n id a d d 2 u n id a d e s sem e
ja n t e s (y e sto só lo h a s ta q u e lo s n iv e le s m ás a lto s e x t r a ig a n e l p o
d e r , c u a n d o t a l v e z se d e s c e n tr a liz a r á n ) , se sig u e q u e e l n i v e l m ás
a lt o d e c u a lq u ie r sis te m a e s ta r á i n t e g r a d o p o r u n c o n ju n t o c o o r d i
n a d o d e u n id a d e s c e n tra liz a d a s . Es c o n c e b ib le la ce n t r a liz a c ió n d e
to d o e l s is te m a h u m a n o c u a n d o se re c o n o z c a u n a a m e n a z a c o m ú n
p r o v e n i e n t e d e l a m b ie n te , p e r o t a l c o sa r e s u lt a d i f í c i l de im a g in a r
e n v is t a d e la f r a g m e n t a c ió n i n h e r e n t e q u e o c u r i e a n i v e l m e n o r
d e n t r o de lo s s is te m as c o m p le jo s .
L a s o s c ila c io n e s d e s c rita s a n te s c o m o a lg o q u e o c u r r e e n t r e lo s
p o lo s d e la i d e n t i d a d y la c o o r d in a c ió n , p o r u n a p a r te , y l a c o o r
d in a c ió n y la c e n tr a liz a c ió n , p o r la o t r a , n o so n m ás q u e e l p ro c e s o
n a t u r a l d e e n s a y o s s u c e siv o s y d e s e le c c ió n n a t u ra l a c e rc a d e la s
u n id a d e s q u e h a b r á n d e c e n tr a liz a r s e a e x p e n s a s d e o tra s , m ie n t r a s
r e c ib a e l s is te m a c a n tid a d e s c re c ie n te s d e e n e r g ía . S i se ig u a la n e l
in s u m o y e l p r o d u c t o d e e n e r g ía y se o b tie n e u n e s ta d o e s ta b le ,
ta le s o s c ila c io n e s r e f l e j a r á n la s f lu c tu a c io n e s d e la c o n c e n tr a c ió n
d e n t r o d e lo s c o n ju n to s c o o r d in a d o s a m e d id a q u e u n m ie m b r o p r i
m e r o , y lu e g o o tr o , o b t ie n e n u n a v e n t a j a te m p o r a l.
P o r ú lt i m o , a l o b s e r v a r lo s su ceso s h is tó r ic o s p u e d e s o s te n e rs e
q u e to d o c a m b io d e u n a e s t r u c t u r a d e p o d e r , c u a l ss q u ie r a q u e se a n
sus in d ic a c io n e s s u p e r fic ia le s , c o n s t i t u i r á u n m o ^am ie n to h a c ia la
c o n c e n t r a c ió n d e p o d e r e n lo s n iv e le s s u p e r io r e s d e u n s is te m a si
e s tá a u m e n t a n d o l a c a n tid a d d e l in s u m o e n e r g é t ir o d e l s is te m a m á s
a m p lio . P o r e je m p lo , e l a u m e n to d e l p o d e r d e l p r e s id e n te n o r t e
324 LOS PROCESOS REPETITIVOS
a m e r ic a n o , ta n c o m e n t a d o , s ó lo r e fle ja una c ;>n s e c u e n c i a a b s o lu ta
m e n te in e v ita b le de la e x p a n s ió n del s is te m a n o r te a m e r ic a n o , au
nada a la e x p a n s ió n del s is t e m a hum ano m ¿^s a m p l i o d e n tro del
que c o m p ite . E s to no q u ie r e d e c ir que ta l p o d e r d e b a c o n c e n tra r
se e n u n p r e s id e n te in d iv id u a l; p e ro sí d e b e i n v e s tir s e a n iv e l p re
s id e n c ia l; la c la s e p a r tic u la r de u n id a d de o p e r a c ió n a ese n iv e l
te n d rá q u e r e s p o n d e r a lo s é x i t o s te n ta tiv o s a l t r a t a r c o n o tra s u n i
d a d e s s e m e ja n te s ( q u ie n e s e je r c e n e l p o d e r e n o tra s u n id a d e s e q u i
v a le n te s ) .
E n re s u m e n , e l a u m e n to d e la s f o r m a s e n e r g é t i c a s d e un s is t e m a
s ig n ific a la c r e a c ió n de nuevos c o n tr o le s ; t a l es c o n tr o le s s u r g ir á n
d o n d e q u ie r a que se e n c u e n t r e n la s fo rm a s e n e r g é tic a s , no necesa
r ia m e n te donde se c o n c e n t r e el poder del s i st e m a . A m e d id a que
c o n tin ú a el c r e c im ie n to de lo s c o n tr o le s , l o ¡¡ c o n t r o l e s e x is te n te s
te n d e rá n a c o n c e n tra rs e . E n c o n s e c u e n c i a , lo s n u e v o s fo c o s d e l p o
der s e r v ir á n c o n s ta n te m e n te com o fu e n te s de poder p a ra la s con
c e n tr a c io n e s a n iv e le s m a y o re s , m ie n tr a s c o :n t i n ú e n a u m e n ta n d o
lo s in s u m o s e n e r g é tic o s d e l s is te m a .
X II. E L P O D E R SO C IA L Y EL FU T U R O
L a t e s is g e n e r a l de e ste e n s a y o h a s id o q u e l a re 1a c ió n p a r t i c u la r
d e l h o m b r e c o n e l a m b ie n te es f u n d a m e n t a lm e n t e s im ila r a la d e
c u a lq u ie r o t r a e sp e c ie , p o r c u a n to es u n e s fu e r z o c on t i n u o p o r e je r
c e r c o n t r o l s u fic ie n te p a r a e x t r a e r e n e r g ía d e l a m b ie n te . S i n em -
b a rg o , a lg o p a r t i c u la r m e n t e t í p i c o d e l h o m b r e es s u m o d o d e co m -
p o r t a m i e n t o c u lt u r a l, el q u e lo ll e v a a b u s c a r e sta s e g u r id a d d e
c o n t r o l m e d ia n t e la r e d e f in ic ió n c o n s ta n te d e sí m is m o y d e s u a m
b ie n t e , lo q u e le p e r m it e d e s a r r o lla r su s o c ie d a d h a s ta c o n v e r t i r la
e n u n s is te m a e n p e r p e t u a e x p a n s ió n . E l a r g u m e n to s u g ie re q u e
e s ta e x p a n s ió n c o n s ta n te es a lg o in h e r e n t e a l p a p >d d e u s u a r io d e
e n e r g ía d e l h o m b r e d e n t r o d e l s is te m a t e r m o d in á t i ic o , q u e e l h o m
b r e n o e stá h a c ie n d o n a d a p a r t i c u la r m e n t e “ a n t i n a t u r a l ” p o r v i r
t u d d e e ste c o m p o r t a m ie n t o .
E l e n s a y o se h a o c u p a d o p a r t i c u la r m e n t e d e l p r o c eso d e l p o d e r
s o c ia l p o r q u e es a h í d o n d e p o d e m o s a p r e c ia r c o n e s p e c ia l c la r i d a d
la f o r m a e n q u e e l m o d o d e c o m p o r t a m ie n t o c u l t u r a l d e l h o m b r e
le h a p e r m i t i d o -n o s ó lo e x p l o t a r p r o g r e s iv a m e n tt ; o tr a s á re a s d e l
a m b ie n te , s in o ta m b ié n e x p lo t a r s e a sí m is m o . A d e m ás, se s o s tie n e
q u e e sto es t í p i c o d e l h o m b r e d e s d e e l s u r g im ie n t o i n i c i a l d e l c o m
p o r t a m ie n t o c u l t u r a l; n o es a lg o p e c u lia r a lo s siste m a s m á s r e
c ie n te s , b a sa d o s e n la a g r i c u lt u r a o la in d u s tr ia . E l h o m b r e h a
u s a d o s ie m p r e l a c a p a c id a d p a r a m a n i p u la r su to m a d e d e c is io n e s
a f i n d e m e jo r a r su s itu a c ió n .
E l a c e n to p r i n c i p a l d e l e n s a y o se h a c a r g a d o e n e l a n á lis is y e n
la p r o y e c c ió n d e a lg u n a s p a r t e s d e e ste a n á lis is p ar a a y u d a r a e n
t e n d e r e l p a s a d o . A h o r a c o n v e n d r á d e d ic a r u n a s c u a n ta s p á g in a s
a l f u t u r o , a f i n d e s u g e r ir a lg u n o s d e lo s e fe c to s c u e p u e d a n te n e r
la s cosas q u e h e m o s lla m a d o c o n t r o l y p o d e r soc tal. P r i m e r o t r a
ta re m o s d e d e s c a r ta r a lg u n a s cosas q u e n o p u e d e n o c u r r i r ; lu e g o
e x p lo r a r e m o s u n p o c o la s o p c io n e s r e s ta n te s .
A . ALGUNAS OOSAS QUE NO PUEDEN PJLSAR
E ste e n s a y o h a t r a t a d o de r e la c i o n a r l a s o c ie d a d d e l h o m b r e c o n la
e n e rg ía . N o h e m o s e n fo c a d o l a i m p r u d e n t e d e s tr u c c ió n d e l a m
b ie n te p o r p a r t e d e l h o m b r e , e n p a r t i c u la r e l h em b r e o c c id e n t a l;
325
326 EL PODER SOCIAL Y EL FÜTURO
ésta es una cuestión extraordinariam ente im p ortante, pero queda
fuera de nuestro campo teórico. Es probable qu e el hom bre, como
especie, pueda v iv ir en la T ie rra durante un periodo indefinido
(indefinido por cuanto dependa de la continuación de condiciones
ecológicas apropiadas, y no podemos pronosticar el mom ento en
que estas condiciones elim in arán al hom bre, independientem ente
del abuso que de tales condiciones haga el h ombre), pero sólo si
a) cam bia su elección de com binación energética y b) reduce la
cantidad de conversión energética que ejerce , para alcanzar algo
sem ejante a un sistema de estado estable. Es obvio que el poder
y el control sociales desempeñan un papel im portante en cada una
de estas elecciones.
La “com binación energética” se refiere a la selección particular
entre la diversidad de form as a disposición del hom bre, es decir,
las clases de recursos que explota el hom bre j ara su p rop ia conti
nuación. En el m om ento de escribir estas líne as, destaca en la aten
ción del público la cuestión de algunos recur sos específicos, como
el petróleo y los m inerales cada vez más raros, y las perspectivas de
su disponibilidad futura. T a n im portante coiao su disponibilidad
es el problem a de su residuo tras el uso. Ést e es, en los términos
más generales, el problem a de los desechos, l os compuestos y las
condiciones que subsisten tras la conversión, p ara los que ya no hay
tecnología. El problem a de la contam inación de m ateriales y ga
ses es evidente; menos atención se ha prest s do al problem a del
calor presente en la atm ósfera a resultas del uso de casi todas las
clases de form as energéticas, excepto la conversión solar y directa
y la derivada de la radiación solar directa, la gravedad, y el m ovi
m iento de la T ie rra (que incluye los vientos y las mareas). En una
reseña reciente, 'W illiam R . Frisken estima q ue
A m á s la r g o p la z o ( d ig a m o s , m á s d e 1 0 0 a ñ o s ) , t e n e m o s e l p r o b l e m a
m á s g r a v e d e em p e z a r a c a le n t a r e l c li m a d i ) e c t a m e n t e c o n n u e s t r a
p r o p i a c o n v e r s ió n e n e r g é t ic a . E s te p r o b l e m a se n o s xp la n t e a r á (e
v n
g r a d o s l i g e r a m e n t e d if e r e n t e s e n u n m o m e n t o d a d o ) in d e p e n d i e n t e
m e n t e d e q u e d e r iv e m o s n u e s t r a e n e r g ía d e l c i r b ó n , lo s r e a c to r e s n u
c le a re s , o lo s g e n e r a d o r e s d e f u s i ó n a p e n a s i m a g in a d o s p o r a h o r a . . .
s i c o n t i n u a m o s d u p l i c a n d o n u e s t r a ta s a d e c o e v e r s ió n e n e r g é t ic a c a d a
1 7 .5 a ñ o s , e n c e r c a d e 2 5 0 a ñ o s a lc a n z a r e m o s 1a ta sa a l a q u e a b s o r b e
m o s a h o r a r a d i a c i ó n s o la r e n la s u p e r f ic i e d e Ja T i e r r a A
i F r is k e n , 1973, p . 65. R e p r o d u c id o d e T h e A t m o s p h e r i c E n v i r o n m e n t , con
p e r m is o de T h e J o h n s H o p k in s U n iv e r s it y Press.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 327
U n c a m b io a tm o s fé r ic o p o s ib le m e n te im p o r ta n te el m á s c o rto p la z o
es e l e fe c to de in v e r n a d e r o del a u m e n to de b i ó .x i d o de c a rb o n o
que e le v a la te m p e ra tu ra , aunque p a re c e m uy i n c ie r ta la n a tu ra
le z a de e s te p ro c e s o . C la u d e M . S u m m e rs s o s tie n e que hay r e c 0-
le c to r e s de e n e r g ía , e s p e c ífic a m e n te lo s que u t i liz a n la e n e r g ía
s o la r y d e l v ie n to , que “ no a ñ a d ir á n c a rg a de ca lo r a la b io s fe r a
d e la T ie r r a ; p o d e m o s l l a m a r l o s s is t e m a s e n e r g é t i e o s n o v a r i a b l e s ” .
S in e m b a rg o , la e s tim a c ió n de S u in m e r s a c e rc a f el m o m e n to en
que e s ta r ía m o s lib e r a n d o c a lo r a la ta s a de a b s o r c ió n de la r a d ia
c ió n d e l S o l s ó lo lle g a a 99 a ñ o s a p a r tir de a h o ra , n o a 2 5 0 .2 Si el
p r o b le m a d e la c o m b in a c ió n e n e r g é tic a c o rre c ta f t ese s ó lo un p ro
b le m a té c n ic o , ya s e r ía b a s ta n te e m b r o lla d o . P er o adem ás lle v a
c o n s ig o un p r o b le m a im p líc ito y q u iz á m ás d i f í r :i l aún en la d i
m e n s ió n d e l p o d e r s o c ia l.
La c o m b in a c ió n r e la tiv a de fo rm a s y fu e n te s e n e r g é tic a s d is p o
n ib le d e n tro d e c u a lq u ie r c o n te x to p a r tic u la r d e t ri r m i n a r á e n g ra n
m e d id a la c a n tid a d y la c o n c e n tr a c ió n de p o d e r so c ia l que p ro b a
b le m e n te e n c o n tra re m o s a llí. La s itu a c ió n p e t r o le r a c o n te m p o rá
nea c o n s titu y e un buen e je m p lo . E l p e tr ó le o h a s id o p re s e n ta d o
(c o n to d a in te n c ió n por p a rte de la in d u s tr ia ) com o el p r in c ip a l
re c u rs o e n e r g é tic o del in d u s tr ia lis m o m o d e rn o . D esde la p r o p ie
dad in ic ia l de la tie r r a p e tr o le r a h a s ta e l c o n s u r e id o r fin a l, el pe
tr ó le o e n g e n d ra una re d in c r e íb le m e n te c o m p le j a de poder y con
tro l que lle g a a lo p ro fu n d o del g o b ie r n o y la ec o n o m í a de casi
to d a s la s n a c i o n e s d e l m u n d o , a s í c o m o a un g ra r i c o n ju n to de in
d u s tr ia s q u e d e p e n d e n e n té r m in o s f in a n c ie r o s o t é c n ic o s d e l p e t r ó
le o . .É s ta es u n a v a s ta u n id a d de o p e r a c ió n c o o r d in a d a que tra ta
de p re s e rv a r e l acceso a sus p r o p io s re c u rs o s p l u r a le s y de u tiliz a r
el poder que a s í o b tie n e en su p r o p io b e n e fic io . E l p r o b le m a del
h o m b re es l a c r e a c ió n d e s u fic ie n te s c o n tr o le s c o n tr a r io s p a ra e je r
cer poder s o b re e s te s is te m a c o o r d in a d o c o m p le jo . Si el s is te m a
e s tu v ie s e c e n tr a liz a d o , la ta re a p o d r ía ser u n p o r :o m ás fá c il, p o r
que e n to n c e s p o d r ía c a p tu ra rs e el c e n tro . P e ro 1el g r a n v e n ta ja de
la s u n id a d e s c o o r d in a d a s p a r a fin e s d e s u s u p e r v iv e n c ia es e l h e c h o
de q ue no tie n e n un s o lo c e re b ro , n i un s o lo s is t ? m a n e r v io s o v u l
n e r a b le .
E s tá c la r o que la c u e s tió n d e l p o d e r s o c ia l y s a base de c o n tro l
es f u n d a m e n t a l e n e s te c o n t e x t o . S i fu e s e p o s ib le d is m in u ir la im
p o r ta n c ia del p e tr ó le o en la c o m b in a c ió n e n e r hé t i c a , la u n id a d
c o o r d in a d a s e r ía m enos p o d e ro s a , p e ro ta l u n ir a d e s tá tra ta n d o
2 S u m m e rs , 1971, p p . 105-106.
328 EL PODER SOCIAL Y EL FUT URO
e s p e c ífic a m e n te de e v ita r esa p o s ib ilid a d . Si n e m b a rg o , a lg o que
n o p o d re m o s te n e r e n ú ltim a in s ta n c ia es u si s is te m a basado en la
a c tu a l c o m b in a c ió n e n e r g é tic a , y e s to s ig n if ic a en c o n c re to que
d e b e m o s r e d u c ir n u e s tra d e p e n d e n c ia d e l p sit r ó l e o y o tr o s re c u rs o s
e n e r g é tic o s no r e n o v a b le s .
Si a c e p ta m o s la te o r ía p ro p u e s ta a n te r io r m e n te en e s te ensayo,
c o n c lu ir e m o s que la c a n tid a d de e n e r g ía c o n v e r t id a no puede con
tin u a r a c e le r á n d o s e y debe en e fe c to r e d u c ir s e y n iv e la r s e . D ado
que ya se h a in s is tid o m ucho s o b re e s te a r j u m e n to , s ó lo lo re s u
m ir e m o s a q u í. L a c o m p le jid a d , y p o r ende gra n p a rte d e la fo rm a ,
de la o r g a n iz a c ió n s o c ia l y p o l í t i c a , e s tá d ir e c ta m e n te d e te r m in a d a
por la c a n tid a d de e n e r g ía que se c o n v ie r t 3 e n el s is t e m a . D ado
que m uchas de la s fo rm a s p a r tic u la r e s de ta e n e r g ía que n e c e s i
ta m o s se e s tá n a g o ta n d o , no podem os a u m en t a r in d e f in id a m e n t e
la 'ta s a de c o n v e r s ió n . E s to s ig n ific a que la c o n v e r s ió n de e n e r g ía
y la s o c ie d a d hum ana te n d rá n que n i v e l a r s s: e n una c o n d ic ió n de
e s ta d o e s ta b le . S i la e s p e c ie n o in v e n ta a lg ú n m e c a n is m o p a ra n iv e
la r s e a su p r o p ia t a s a , es o b v i o que la n a t u r ale z a , d e la que fo rm a
p a rte , la n iv e la r á , si n o es q u e la e lim in a .
P o d r ía m o s a ñ a d ir a q u í a lg o que ya in e n c i o n a m o s a n te s . A l n iv e l
m á x im o de la o r g a n iz a c ió n s o c ia l de la e s p . í c ie , puede haber una
u n id a d de o p e r a c ió n c la r a m e n te c o lo c a d a p ■ar e n c im a de o tra s en
t é r m i n o s d e lo s c o n t r o l e s y del p o d e r que e j erc e , p e r o es i m p o s i b l e
que e s ta u n id a d de o p e r a c ió n c o n s titu y a u n n iv e l a d ic io n a l de
in te g r a c ió n p o r e n c im a d e s u s s e m e ja n te s co . bo c a d a s a m e n o r n i v e l .
La e s p e c ie no a lc a n z a r á nunca una e s t r u c t ar a de poder m o n o lí
tic o , s im p le m e n t e p o rq u e s ie m p r e e s ta rá c o m p u e s ta de p a rte s que
e s t a r á n c o n t e n d i e n d o p o r e l c o n t r o l , y e s to s i g n i f i c a i n e v i t a b l e m e n t e
que ta le s p a rte s e s ta rá n e je r c ie n d o poder en tre sí y c o n te n d ie n d o
p o r m e jo r e s p o s ic io n e s p a ra h a c e r lo . En té rs n i n o s e s tr u c tu r a le s , la
c im a s ie m p r e s e rá m ú lt ip le . N unca h a b rá u r í a s o la “ a g e n c ia s u p ra -
n a c io n a l, u n E s ta d o p o r e n c im a d e l o s E s t a d o s” , q u e pueda e je r c e r
in d e fin id a m e n te u n poder in d e p e n d ie n te e ■a b e n e fic io o en p e r
ju ic io de la e s p e c ie h u m a n a .3 E l h o m b re n unca p o d rá e s ta r po
lític a m e n te u n ific a d o ; en ú ltim a in s ta n c ia e n c o n tr a r á n iv e le s de
v id a que r e q u e r ir á n m enos e n e r g ía , y d e s c ■ab r i r á que debe cam
b ia r su c o m b in a c ió n e n e r g é tic a . Todos é s to s son p r o n ó s tic o s segu
ro s y no tr iv ia le s , p e ro ta m b ié n tie n e n m uy escasa u t i lid a d in m e
d ia ta . ¿ P o d rá la te o r ía del poder s o c ia l a d ara r la s o p c io n e s e x is
te n te s ?
3 V éase F r ie d , I9 6 8 b , p . 150.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 329
B. ¿C uál nivel de vida ?
E l h o m b re e s tá c o lo c a n d o e l a m b ie n te fu e ra de co n tr o l a u n a ta s a
que es a l g u n a fu n c ió n d e la c a n tid a d de e n e r g ía c o n v e r tid a . E n tre
m ás avanzada sea la c u ltu r a , m ayor s e rá la e s tr x (i c t u r a c i ó n c o n s i-
g u íe n te del a m b ie n te . En la s c o m u n id a d e s c i e n t í ic a s se re c o n o c e
cada vez m ás a m p lia m e n te que el h o m b re debe r e d u c ir la c a n ti-
dad de su c o n v e r s ió n e n e r g é tic a y que debe e n c o •b t r a r un c a m in o
p a r a a lc a n z a r u n e s ta d o e s ta b le e n la e c o n o m ía y l a e c o lo g ía . 4 P e r o
p e r s is te una n e b u lo s id a d a c e rc a de la e s tru c tu ra de e s te fu tu ro .
Tendem os a t e n e r n o c io n e s d o g m á tic a s , p e r o s u s t a n c ia lm e n te oscu-
ra s , com o la “ fa s e s u p e r io r de la s o c ie d a d c o m u i l is ta ” de M a rx ,5
o una e s p e c ie de d u a lis m o e n tre la lib r e v o lu n t a d y la e n tr o p ía
in e v ita b le . P o r e je m p lo :
P o d r ía m o s a d o p ta r com o n u e s tra filo s o fía c a r d in a l la r e g la de que
n i n g ú n h o m b r e y n i n g u n a i n s t i t u c i ó n d e n u e s t r a So c ie d a d p o d r á a c -
t u a r e n a lg u n a f o r m a q u e d i s m i n u y a la s o p c io n e s ec o n ó m ic a s y s o c ia -
le s d e q u ie n e s v i v i r á n e n e l p la n e t a d u r a n t e lo s p r ó i ir n o s 1 0 0 a ñ o s . E s
p r o b a b l e q u e s ó lo l a r e l i g i ó n o r g a n iz a d a t e n g a l a u e rz a m o r a l n e ce -
s a r ia p a r a g e n e r a r la a c e p t a c ió n d e t a l r e g la , p e r o es p r o b a b l e t a m b i é n
q u e t a l a c e p t a c ió n d e r iv e d e u n p r o g r a m a i l u s t r a d o g e n e r a liz a d o , d e
e d u c a c ió n p ú b l i c a . 6
A l s u g e r ir la r e lig ió n , J o rg e R a n d e rs y D onel a M eadow s han
r e c u r r id o a u n in s t r u m e n t o que fu n c io n ó en la e t .ap a d e e v o lu c ió n
de la s je f a t u r a s ; lu e g o s u g ie r e n la e d u c a c ió n p ú h lic a , la panacea
que ha c a r a c te r iz a d o la época m o d e r n a , s in re c o n o c e r q u e la edu-
c a c ió n p ú b lic a es una v a r ia b le d e p e n d ie n te del s is te m a , no una
v a r ia b le in d e p e n d ie n te que d ir ija e l s is te m a .
H a r r is o n B ro w n c o n te m p la tre s p o s ib ilid a d e s u tu ra s :
E l p r i m e r o , y c o n m u c h o e l m á s p r o b a b l e , d e lo s p a t r o n e s , es u n a
r e v e r s ió n a la e x is t e n c ia a g r a r ia . É s t e es e l p a t r ó n q u e s u r g i r á c a s i
4 Véase D. H. Meadows y otros, 1972; Daly, comp., 197p.
5 “En una fase superior de la sociedad comunista, cuan 3o se haya desvane
cido la subordinación esclavizante del individuo a la división del trabajo, y con
ella la antítesis existente entre el trabajo mental y el trab ajo físico; cuando el
trabajo no sea ya simplemente un medio de vida sino qu( se haya convertido
en la principal necesidad de la vida; cuando las fuerzas productivas hayan
aumentado también con el desarrollo global del individuo, y fluyan más abun-
dantemente todos los resortes de la riqueza cooperativa ” (Bottomore y
Rubel, comps., 1964, p. 258).
e Randers y Meadows, 1973, p. 300.
330 EL PODER SOCIA L Y EL FUTUU O
s e g u r a m e n te , a m e n o s q u e e l h o m b r e pueda a b o Ili r la g u e rra -, a m e n o s
que pueda r e a liz a r la t r a n s ic ió n que im p lic a la u tiliz a c ió n de nuevas
f u e n t e s e n e r g é tic a s , y a m e n o s q u e p u e d a e s ta b il i z a r la s p o b la c io n e s .
A p e s a r d e la s d i f i c u l t a d e s q u e c o n f r o n t a la c i v i l i z a c i ó n i n d u s t r i a l ,
hay una p o s ib ilid a d d e a lc a n z a r la e s t a b iliz a c ió n , de e v i t a r la g u e rra ,
y de n e g o c ia r con é x ito la tr a n s ic ió n d e lo s r e c .irs o s . En e sc ta s o , la
h u m a n id a d c o n fro n ta rá un p a tró n que a p a re c í ; en el h o r iz o n te de
s u c e so s c o m o la s e g u n d a p o s i b i l i d a d m á s p r o b a b le : la s o c ie d a d i n d u s
t r i a l c o le c t iv iz a d a , c o m p le t a m e n t e c o n t r o la d a .
L a t e r c e r a p o s i b i l i d a d q u e c o n f r o n t a la h u m a n i d a d es la d e la s o
c ie d a d i n d u s t r i a l l i b r e d e a lc a n c e m u n d i a l , d o n d e lo s s e re s h u m a n o s
p u e d a n v i v i r e n r a z o n a b le a r m o n í a c o n s u a m b ie n t e . Es i m p r o b a b l e
q u e t a l p a t r ó n p u e d a e x i s t i r a lg u n a v e z d u r a n íe l a r g o t i e m p o . S e g u
r a m e n te s e rá d i f í c i l d e a lc a n z a r , y d e m a n t e n e r u n a v e z a lc a n z a d o . S in
e m b a r g o , h e m o s v is t o q u e e l h o m b r e t ie n e p o d a r p a r a c r e a r t a l s o c ie
d a d y p a r a i n v e n t a r p ro c e s o s q u e p e r m i t a n s u p sr p e t u a c i ó n s o b r e u n a
b a s e e s ta b le . D a d a la e x is t e n c ia d e e s te p o d e r , n o p u e d e p a s a rs e p o r
a lt o la p o s i b i l i d a d d e l s u r g i m i e n t o e v e n t u a l d e l t e r c e r p a t r ó n , a u n q u e
la p r o b a b i l i d a d d e t a l s u r g i m i e n t o , a J u z g a r p í >r la s t e n d e n c ia s e x is
te n te s , p a r e z c a e x t r e m a d a m e n t e b a ja .
Luego o b s e rv a B ro w n : “ E n e fe c to , e s tá f u e r ;i d e d u e la que, si e l
h o m b re lo q u ie r e , p o d r á c re a r una c o m u n id a d m u n d ia l d o n d e lo s .
s e re s hum anos puedan v iv ir c ó m o d a m e n te y en paz con to d o s .” 7
C om o R a n d e rs y M e a c lo w s, B ro w n c o n te m p la c la r a m e n te lo s
p r o b l e m as e n e r g é t i c o s , p e r o su p r im e r a i n c l i n í t c ió n es u n a p o s tu ra
nn poco m ás r e a lis ta a c e rc a del d e s tin o f i n a !í que de ahí puede
d e r iv a r . Si se te r m in a la d is p o n ib ilid a d de l o s re c u rs o s no re n o
v a b le s , e l h o m b re se v e r á r e d u c id o a una e x i ; ¡t e n c i a a g r a r ia en la
que pueda s o b r e v iv ir con lo s re c u rs o s r e n o v a b le s . P e ro ta m b ié n
a B ro w n le r e s u lta d ifíc il r e s is tir s e a la c u lt u ;a en la que v iv e , y
s u g ie r e que, si e l h o m b r e p u d ie r a “ a b o lir la g u e rra ” , ta l fin a l po-
d r ía e v ita r s e ; y , a d e m á s , q u e “ si e l h o m b r e lo q u ie r e ” , p o d rá c re a r
u n a c o m u n id a d m u n d ia l c ó m o d a . E s p o s ib le q iu e B r o w n h a y a ig n o -
ra d o que la g u e rra fu e una m a rc a d is tin tiv a c e la s s o c ie d a d e s n e o
lític a s , y q u e h a a u m e n ta d o , e n lu g a r d e d is m i n u ir , c o n la c a n tid a d
de poder y e n e r g ía del s is te m a . La v o lu n ta d del h o m b re puede
te n e r e sca so e fe c to s o b re e s ta s itu a c ió n , a m enos que pueda c o n te
n e rs e la e x p a n s ió n .
G re g o ry B a te s o n busca ta m b ié n una s o lu c ió n y, com o l o s ' o tr o s .
7 Brown, 1954, pp. 264-265. Tomado de The Ch,dlenge of Maris Future
por Harrison Brown. Copyright 1954 por Harrison Brown. Reproducido con
permiso de The Viking Press, ínc.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 331
a u to re s c ita d o s , e s tá a g u d a m e n te c o n s c ie n te del c jo m p o n e n t e e n e r-
g é tic o . S in e m b a rg o , su p r e o c u p a c ió n es que m a n te n g a m o s una
“ c iv iliz a c ió n e le v a d a ” . C o n v e n d r á p r e s e n t a r s u a r g u m e n t o con c ie r -
to d e ta lle :
A s í p u e s , es n e c e s a r io q u e t r a t e m o s d e d e f i n i r lo ele v a d o ” .
a) N o s e r ía s e n s a to , aunque fu e s e p o s ib le , un r e :o r n o a la in o c e n -
c ia d e lo s a b o r íg e n e s a u s t r a li a n o s , d e lo s e s q u im a le s y d e lo s h o s q u i-
m a n o s . T a l r e t o r n o i m p l i c a r í a u n a p é r d i d a d e la s a b id u r ía que lo
i m p u l s ó y s ó lo i n i c i a r í a t o d o e l p r o c e s o d e n u e v o .
É s ta es u n a o b s e r v a c ió n im p o r ta n te y s a g a z ; y , c o cn o s e rá e v id e n te
m ás a d e la n L e , es g r a n d e la p r o b a b ilid a d de la i n i c ia c ió n “ de to d o
e l p ro c e s o de n u e v o ” . P e ro la o b je c ió n de B a te s c n se e n u n c ia en
té r m in o s de la c a p a c id a d m e n ta l hum ana — e s cb e c í í i c a m e n t e de
la m e m o r ia — , y n o e x a m in a la in e v ita b ilid a d aun s in e sa m e m o r ia .
U ) P o r l o t a n t o , d e b e p r e s u m ir s e q u e u n a “ c i v i l i z a ^ i ó n e le v a d a ” t e n -
d r á , d e l la d o t e c n o ló g ic o , t o d o s lo s in s t r u m e n t o s q i e s e a n n e c e s a r io s
p a r a p r o m o v e r , m a n t e n e r ( y a u n a u m e n t a r ) , la s a b i d u r í a d e e s ta c la s e
g e n e r a l. E s to p u e d e i n c l u i r la s c o m p u t a d o r a s y l o in s t r u m e n t o s d e
c o m u n i c a c i ó n c o m p le jo s .
e ) U n a c i v i l i z a c i ó n “ e le v a d a ” c o n t e n d r á t o d o l o q u e sea n e c e s a r io
(e n m a t e r i a d e in s t i t u c i o n e s e d u c a t iv a s y r e lig io s a s ) p a r a m a n t e n e r e n
la p o b l a c i ó n h u m a n a la s a b i d u r í a n e c e s a r ia y p a r a i a r a l p u e b l o s a tis -
f a c c i ó n f ís ic a , e s té t ic a y c r e a t i v a . H a b r á u n a c o r r e s h o n d e n c ia e n t r e l a
f l e x i b i l i d a d d e l p u e b l o y l a f l e x i b i l i d a d d e la c i v i l i z a c ió n . H a b r á d i
v e r s id a d e n la c i v i l i z a c i ó n , n o s ó lo p a r a a c o m o d a r la d iv e r s id a d g e n é -
t ic a v i v e n c i a l d e la s p e r s o n a s , s in o t a m b i é n p a r a p r o l e e r la f l e x i b i l i d a d
y la “ p r e a d a p t a c i ó n ” n e c e s a r ia p a r a u n c a m b io i m p r e v is i b l e .
A q u í p ro p o n e B a te s o n que “ d e l la d o te c n o ló g ic o ’ e s ta rá d is p o n i-
b le un e s ta b le c im ie n to c a r a c te r ís tic o de una c iv i iz a c ió n de m uy
a ita e n e r g ía , in c lu id a s la s c o m p u ta d o ra s y lo s in s tr u m e n to s de
c o m u n ic a c ió n c o m p le jo s " . P ro p o n e ta m b ié n B a te e o n una “ d iv e r s i-
dad” que r e q u e r ir ía u n a lto c o s to de m a n t e n i m i c ;n t o .
d ) U n a c i v i l i z a c i ó n “ e le v a d a ” e s ta r á l i m i t a d a e n s u s t r a n s a c c io n e s c o n
e l a m b ie n t e . C o n s u m i r á r e c u r s o s n a t u r a le s n o r e n d)v a b le s s ó lo c o m o
u n m e d io p a r a f a c i l i t a r e l c a m b io n e c e s a r io ( c o m e u n a c r i s á l id a e n
m e t a m o r f o s is d e b e v i v i r d e su s r e c u r s o s a c u m u l a d a s ). P o r l o d e m á s ,
e l m e t a b o lis m o d e la c i v i l i z a c i ó n d e b e d e p e n d e r d e l in g r e s o e n e r g é t ic o
q u e la N a v e E s p a c ia l ll a m a d a T i e r r a o b t i e n e d e l so :. E n e s te s e n t id o ,
se r e q u i e r e u n g r a n a v a n c e t é c n ic o . C o n la t e c n o lo sr ía a c t u a l, es p r o -
332 EL PODER SOCIAL Y EL FUTU P.O
b a b le que el m undo s ó lo p u d ie r a m a n te n e r u n a pequeña fr a c c ió n de
su p o b la c ió n hum ana a c t u a l si u s a r a c o m o f u e n ::es e n e r g é tic a s s ó lo la
f o t o s ín t e s is , e l v i e n t o , la s m a r e a s , y l a e n e r g ía h : d r á u lic a . s
B a te s o n e lu d e a lg u n o s de lo s e rro re s de l o ;j o tr o s a u to re s . N o
in v o c a d ir e c ta m e n te la “ v o l u n t a d ” , la e d u c a c ió j r , o la r e lig ió n p a ra
r e s o lv e r el p r o b le m a . T a m b ié n a d v ie r te que, si e l h o m b re ha de
o b te n e r la in m e n s a c a n tid a d de in s u m o e n e r g é tic o n e c e s a r ia , te n
d rá q u e v o lv e r s e e x tra te rre s tre e n s e n t id o e c o ló g ic o (e s p e re m o s q u e
su fo r tu n a sea m a y o r q u e la d e íc a r o ) . P e r o en o tra p a r te , B a te s o n
p a re c e a c la r a r q u e e s to s e r ía im p r o b a b le : “ La u n id a d de s u p e r v i
v e n c ia es e l o r g a n i s m o m ás el a m b ie n te. E s ta m os a p r e n d ie n d o por
a m a rg a e x p e r ie n c ia que el o r g a n is m o que d es tru y e su a m b ie n te
se d e s tru y e a sí m i s m o . ” '9 C u a n d o B a te s o n so s t i e n e que el o rg a
n is m o s ó lo puede s o b r e v iv ir en c o n ju n c ió n c o ;i su a m b ie n te , p e ro
lu e g o a f ir m a que la fu tu ra “ a lta c iv iliz a c ió n e s ta rá lim ita d a e n sus
tr a n s a c c io n e s c o n e l a m b ie n te ” , n o s s e n tim o s a lg o in s e g u r o s a c e rc a
de su s ig n ific a d o de lo s té r m in o s . E s tá c la r o q ue el sol puede ser
p o co m ás q u e u n re c u rs o e n e r g é tic o ; t o d o lo d ism á s p r o v i e n e a h o ra
d e l s is t e m a te r re s tr e , e n una fo rm a u o tra . N o puedo d e ja r d e sos
pechar que e l ju ic io de B a te s o n se h a sesgado ta m b ié n por la no
c ió n m á g ic a de una a lta c iv iliz a c ió n basada en escasa e n e r g ía .
M ie n tr a s que B ro w n , R a n d e rs y M eadow s co m p a rte n el d u a lis
m o im p líc ito que, com o o b s e rv ó B a te s o n , es fu n d a m e n ta l en el
L ib r o del G é n e s is , B a te s o n y M a rx p a re c e n s a te n e r que ta l dua
lis m o puede e lu d ir s e y que el h o m b re p u e d it te n e r el m undo y
ta m b ié n e l c ie lo . M i lim ita d a fa m ilia r id a d c o ii M a rx hace que no
e n tie n d a cóm o lo g r a r ía ta l hazaña; por su p a rte , B a te s o n s u g ie r e
que n o s c o n e c te m o s d ir e c ta m e n te con e l s o l. E n e l p re s e n te ensayo,
e l a rg u m e n to es u n poco d ife r e n te . E s p o s ib ls : q u e se r e q u i e r a un
d u a lis m o m e n ta l- m a te r ia lis ta por ra z o n e s m e s o d o ló g ic a s , p e ro no
se usan com o a c to re s que c o n fro n te n , d o m in e n , o p ie r d a n . M ás
b ie n , lo m e n ta l y lo e n e r g é tic o s o n d o s a s p e c t :>s d e un s is te m a que
pueden c o n s id e r a r s e c o in c id e n te s en to d o a c ts ) h u m a n o ; to d o a c to
es a l m i s m o tie m p o un r e s u lta d o de am bos c i m p o n e n te s .
B á s ic a m e n te , es p r o b a b l e que to d o s e s to s a u to re s convengan en
que la e s p e c ie debe a lc a n z a r a lg o p a r e c id o a un e s ta d o e s t a b le ,
p e ro en una u o tra m e d id a to d o s p a re c e n a rra s tra d o s por lo que
he lla m a d o la m a g ia de una c iv iliz a c ió n e le r a d a con escasa e n e r-
s B a te s o n , 1972, p p . 495-497.
9 Ibi d..I p . 483.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 333
g ía .i- 0 A s í p u e s , a f r o n t a m o s una d o b le c u e s tió n : n o s ó lo ¿cóm o lo -
g ra re m o s u n e s t a d o e s t a b le ? , s i n o ta m b ié n ¿a c u á l n i v e l t r a t a r e m o s
de a s e n ta rn o s ? B a te s o n s o s tie n e que el re to rn o a un a e x is te n c ia de
c a z a y r e c o le c c ió n e q u iv a ld r ía a s a c r if ic a r la g ra n Sa b i d u r í a acum u-
la d a h a s ta a h o ra por la h u m a n id a d . R oy R a p p a h o rt va m ás a llá
y n i s i q u i e r a se s i e n t e c ó m o d o c o n l a s u g e r e n c i a d e H a r r i s o n B r o w n
en e l s e n tid o de que la e x is te n c ia a g r a r ia es u n a s o lu c ió n :
P o d r ía m o s p r e g u n t a r s i u n a o r g a n iz a c ió n h u m a n a a n i v e l m u n d i a l
p o d r á p e r s i s t i r y r e f in a r s e i n d e f i n i d a m e n t e a e x p e n í as d e la d i s m i n u -
c ió n d e la e s t a b i l i d a d d e s u s p r o p i o s c im ie n t o s e cd ó g ic o s . N o p o d e -
m o s y n o d e s e a r ía m o s r e t o r n a r a u n m u n d o d e e c o s is : te m a s a u t ó n o m o s
t a l c o m o e l d e lo s ts e m b a g a [ u n a s o c ie d a d a g r íc o la U e N u e v a G u i n e a ] ;
e n ta le s s is te m a s , t o d o s lo s h o m b r e s y t o d a s la s m u - e re s s o n ( y d e b e n
s e r) a g r ic u lt o r e s . S in e m b a r g o , p o d r í a m o s p r e g u n t a r i os s i n o se in c r e -
m e n t a r í a n la s p r o b a b i l i d a d e s d e la s u p e r v i v e n c ia h u m a n a i n v i r t i e n d o
la t e n d e n c ia m o d e r n a d e s u c e s io n e s a f i n d e i n c r e m i>n t a r l a d i v e r s id a d
y la e s t a b ili d a d d e lo s e c o s is te m a s lo c a le s , r e g i o n a l k:s y n a c io n a le s , si
es n e c e s a r io a e x p e n s a s d e l a c o m p l e j i d a d y la í n t e r d e p e n d e n c ia d e l a
o r g a n iz a c ió n e c o n ó m ic a m u n d i a l . u
Los a n tr o p ó lo g o s han tra ta d o a m enudo la s s o c ie d a d e s cam pe
s in a s o p r i m i t i v a s c o m o s i se e n c o n t r a r a n e n u n es a d o e s t a b l e , s ó l o
p a ra d e s c u b r ir m á s ta rd e q u e no e ra a s í. S i n e m b a rg o , h a y a lg u n a s
ra z o n e s p a ra suponer que m uchas s o c ie d a d e s han v iv id o d u ra n te
p e r io d o s e x te n s o s p o r lo m enos en un e s t a d o c u a s •i e s t a b l e o s c i l a n t e .
D esde lu e g o , la s bandas de c a z a d o re s y r e c o le c té re s a u st r a l i a n o s
que s o b r e v iv ie r o n h a s ta e l s ig lo pasado deben de haber a lc a n z a d o
c ie r ta c la s e de e s ta d o e s ta b le , ya que h a b ía n p e n a a n e c id o a p r o x i
m a d a m e n te en ese e s ta d o d u ra n te m uchos m i l e n i mas. L a p o b la c ió n
se m a n t e n í a ta m b ié n en esa c o n d ic ió n , p r e s u m ib lé m e n te con flu c -
t u a c io n e s del tip o m e n c io n a d o en la ú ltim a secc: ó n . R e c o rd a m o s
ta m b ié n que d ic h a s bandas lo g r a r o n lim ita r la a ta lid a d p o rq u e
una m a d re co n m ás de un in fa n te en b ra z o s h a b r f a te n id o p r o b le -
m as p a ra s e g u ir lo s m o v im ie n to s de la banda. S in e m b a rg o , un
c a m b io a la v id a s e d e n ta r ia , “ d e s a tó el c r e c im ie ú t o d e m o g r á fic o ,
i ° E n t r e la s m á s e n c a n ta d o ra s d e estas fo r m u la c io n e s m á gica s, a u n q u e ya
fr a n c a m e n te in c r e íb le s , p o d e m o s c it a r e l a r g u m e n to de Sh¿ p a r d e n e l s e n tid o
d e q u e es d e e sp e ra rse u n r e t o r n o a la caza y la re c o le c c ió n , p e r o c o n c o m p u -
ta d o ra s s u b te rrá n e a s (1973).
11 R o y A . R a p p a p o r t , 1971a, p . 8 0 . R e p r o d u c id o d e “ T h e F lo w o f E n e rg y
in a n A g r i c u l t u r a ! S o c ie ty ” , p u b lic a d o o r ig in a lm e n t e en ,'ic i e n t i f i c A m e r i c a n ,
s e p tie m b r e d e 1971, c o n p e r m is o d e W . H . F re e m a n a n d C
334 EL PODER SOCIAL Y EL FUTUR O
porque las m ujeres podían tener hijos con frec irencia sin . . . redu
cir su capacidad para proveer a todos ellos”.12
U na vez en la vida sedentaria, las condicio;oes locales pueden
haber restringido el crecim iento y la expansión, pero sospecho que
debemos considerar la invención de la agricultu ra y la vida seden
taria como la apertura real de la caja de Pane.ora. Si observamos
los sistemas socioculturales totales dentro de 1 os cuales han v iv i
do los hom bres y en cuyas bases han sobreviví ;:1o, veremos que se
ha frenado escasamente la expansión dem ográfica y cultural desde
esa época. Los argumentos en el sentido de c ue las poblaciones
urbanas no se reproducen y que las tasas de natalidad declinan
con la educación representan pequeños retroeesos en un cuadro
inundado por lo demás de crecim iento. Ha h abido muchos casos
particulares en que ha declinado el crecimien io demográfico por
diversas razones; pero tales casos no han bast ado para m odificar
la exp ansión general.
A demás de los recolectores, el único tipo de sociedad que podría
adjudicarse el crédito del establecim iento de u n estado estable es
la sociedad cam pesina. En los últim os años ha aparecido una lite
ratu ra que sostiene que estas “sociedades parci: iles” han inventado
un procedim iento para restringir el avance o la expansión. La
teoría del “bien lim itad o” de Foster representa la ética,i3 m ientras
que la tesis de W o lf acerca del “fondo ceremo nia l” (que resultara
tan útil en el análisis que hace Schaedel de la organización de las
jefaturas prístinas) 14 y la descripción que ha: :e R ubén R eina de
la presión com unitaria 16 sugieren algunos de los procesos sociales
que pueden funcionar. R esulta d ifícil sostener que las poblaciones
campesinas constituyen típicam ente un estado estable en términos
demográficos, pero quizá pueda afirm arse ra sonablem ente que a
través de los siglos se han instituido diverso: ¡ instrum entos para
restringir la expansión cultural. Sin embargo, los campesinos for
m an necesariamente subsectores (“mitades de sociedades”, en los
térm inos de Kroeber), y a m enudo m uy m argi n ados, de las macro-
sociedades complejas. Están sujetos a muchas clases de presiones,
entre ellas las rentas, los impuestos, los tribuios, y las desventajas
d e mercado, que sólo pueden aum entar si 1c>s superordinados se
enteran de que los campesinos están encontra n do lucrativa su ocu
pación. A un sin una hipótesis de “fondo ce rem onial”, podem os1
12 L e e , 1972a, p. 342.
iS F o s te r, I 967, cap. 6.
14 W o lf , 1966, p p . 7-9.
i;, R e in a , I 963.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 335
p r o n o s t ic a r r a z o n a b le m e n te la r e t ic e n c ia d e lo s c a m p e s rn o s a m a -
n if e s t a r u n é x i t o e x c e s iv o . P e r o la c u e s tió n d e lo , , c a m p e s in o s e n
e l c o n t e x t o d e l e s ta d o e s ta b le es e n g a ñ o s a , p o r q u e é l p r o b le m a c ru -
c ia l n o es la e x p a n s ió n d e lo s c a m p e s in o s s in o 1 á e x p a n s ió n d e l
c o n ju n t o d e la s o c ie d a d . C u a n d o la s o c ie d a d cam p e s in a m a n ifie s te
u n a h o m ó s ta s is c u lt u r a l, p u e d e o c u r r i r sim p le m e n te q u e lo s sec-
lo re s s u p e r io r e s e s té n e x p a n d ie n d o sus a c tiv id a d e s cu lt u r a le s a cos-
ta d e la s r e n t a s y lo s im p u e s to s de lo s c a m p e s in o s . S i a sí o c u r r e , la
s o c ie d a d se e s ta r á e x p a n d ie n d o e n e fe c to .16
E l p r o b le m a q u e a f r o n ta m o s es e l h e c h o d e q u e la s o c ie d a d
h u m a n a h a s id o s ie m p r e u n s iste m a e n e x p a n s i ó n y h a y a lg u n a s
ra z o n e s i m p líc it a s p a r a e ste f e n ó m e n o e n la n a t u r ale z a d e la b io -
lo g ia y l a c u lt u r a . P e r o e stá c la r o q u e ta l e x p a n s ió n n o p u e d e
c o n t i n u a r d u r a n t e m u c h o tie m p o , q u e la s o c ie d a d h u m a n a t e n d r á
q u e p a s a r a o t r a c la se d e e sta d o . L a e x is te n c ia a g ra ia s u g e r id a p o r
H a r r is o n B r o w n p u e d e f u n c i o n a r si n o s in te r e s a p r i n c ip a lm e n t e
Ja c u e s tió n d e la e n e r g ía . P e r o la m a y o r ía d e lo s a u to r e s , in c lu id o
B r o w n , p r e f i e r e n u n a s o c ie d a d q u e c u e n te c o n m u ah as d e la s v e n -
ta ja s d e u n s is te m a d e a lt a e n e r g ía , p e r o q u e se base e n u n u so
e n e r g é tic o m e n o r . E sto p la n t e a u n d ile m a in s o lu b , e.
Se t r a t a e n to n c e s d e s a b e r si l a p r o p u e s t a a g r a r ia d e B r o w n p u e -
d e s o s te n e rs e o si a f r o n t a p r o b le m a s g ra v e s . D a d o q u e la s o c ie d a d
h u m a n a , c o m o o tr a s s o c ie d a d e s , lo g r a la s u p e r v i v e ,a c ia a l c o sto fi-
n a l d e la s o b r e p r o d u c c ió n , p u e d e s u p o n e r s e q u e e 1 é x i t o c o n t i n u o
d e u n s is te m a a g r a r io d e p e n d e r á t a m b ié n d e la p re sí ó n c o n s ta n te d e
la s o c ie d a d h a c i a la e x p a n s ió n , y a se a c u l t u r a l o d e m o g r á fic a ,17 o
d e a m b a s clases. L a s s o c ie d a d e s a g r a r ia s tie n e n y a u n a ta s a ta n
e le v a d a d e g a s to e n e rg é tic o , q u e su ta s a d e c a m b io e v o lu t i v o es
16 Nuestra preocupación p o r un estado estable energético no debe confun-
dirse por el análisis que hace Bateson en “Bali: T he Value System of a Steady
State” (1972, pp. 107-127). Bateson no se interesa explícitame nte por un sistema
energético, sino por un sistema de valores; como tal, el “e s tado estable” tiene
algo de metafórico. Sin embargo, la situación balinesa de 5crita por Bateson
tiene algunos elementos de un estado estable energético. La falta de informa-
ción demográfica y las alusiones a las actividades expansivas ocurridas en otras
épocas en Bali, sugieren que la condición aparente descrita po r Bateson puede
haberse debido a una combinación de control colonial con una economía de
abundancia. Otras investigaciones sugieren que el crecimien to demográfico es-
taba desarrollándose a ritm o norm al durante la visita de B afeson a Bali, y que
la expansión cultural está ocurriendo ahora en algunas áreas. Véase Geertz,
I 963, pp. 21-22.
i 7 “Toda especie que no pueda producir, en potencia, m ás jóvenes que el
número de miembros de la generación paterna, está elimina ■i a” (Bateson, 1972,
p. 430).
336 EL PODER SOCIAL Y EL FU X IJRO
r e la tiv a m e n te e le v a d a , y n e c e s a r ia m e n te m a n :f e s t a r á n una te n d e n
c i a a a v a n z a r h a c i a lo s l í m i t e s d e s u a m b i e n t e , c o n la s c o n s e c u e n c i a s
in e v ita b le s de lo s in te n to s de avance c u ltu ra l y c ir c u n s c r ip c ió n
d e m o g r á fic a . A s í p u e s , la e x is te n c ia a g r a r ia i m p lic a e v e n tu a lm e n te
una ta s a m a y o r d e c o n f li c t o y una p r o b a b i l i d ad m a y o r d e l re to rn o
a lo s n i v e l e s d e in te g r a c ió n p r o p io s d e la s j e f a t u r a s o d e lo s r e in o s .
P r e s u m ib le m e n te , el avance se fr e n a r ía o d e le n d r ía en a lg ú n m o
m e n to , p o r e fe c to de la a u s e n c ia de fo rm a s e n e r g é tic a s adecuadas,
com o la fa lta d e s u fic ie n te s d o t a c i o n e s d e h ie : :r o u o tr o s m in e r a le s .
A s í pues, es d e p r e s u m ir s e que e l h o m b re se e s t a n c a r í a en u n es
ta d o e s ta b le cuyos lím ite s m á x im o s s e r ía n ag r a r io s y que en el
te rre n o e m p ír ic o e s ta r ía in te g r a d o p r o b a b le : m e n te por una g ra n
d iv e r s id a d d e a d a p ta c io n e s a g r a r ia s que c o n t i m d e n y c o m p ite n en
tre sí de a c u e rd o con la s c ir c u n s ta n c ia s lo c a l^e s. Lo que o c u r r ir ía
in e v ita b le m e n te s e r ía la e x p e r im e n ta c ió n r e p e tid a de c a tá s tro fe s
de a d a p ta c ió n a m e d id a que la p o b la c ió n c r s c ie r a por e n c im a de
lo s lím ite s de la p r o d u c c ió n e c o ló g ic a p o t e n ; i a l . 18
P a re c e n cosas im p o r t a n t e s la s c a tá s tro fe s to d a v ía re c o rd a d a s o
lo s r e c o r d a to r io s d e l a m b ie n te que p ro v e a n u na señal de p e lig r o .
B a te s o n ha o b s e rv a d o que, “ en p r in c ip io , 1o s c o n tr o le s h o m o s tá -
tic o s de lo s s is t e m a s b io ló g ic o s deben ser a c t iv a d o s por v a r ia b le s
q u e n o s e a n n o c i v a s e n s í m i s m a s ” .19 D e i g u a l m o d o , e n l o s s is t e m a s
c u ltu r a le s no debe e s p e ra rs e que o c u rra u n a s e r ie de c a tá s tro fe s
que v u e lv a n in n e c e s a r ia s nuevas s e ñ a le s . E l si s t e m a debe te n e r a l
gunos s ig n ific a d o s c u ltu r a le s a s ig n a d o s a la s v a r ia b le s que p re v e n
g a n d e l p e lig r o in m in e n te , p a r a q u e p u e d a f u n c io n a r e l m e c a n is m o
h o m o s tá tic o .
O tro a s p e c to d e la s s o c i e d a d e s a g r a r i a s y d: ; o r d e n s u p e r i o r es e l
hedho de que sus m ie m b r o s p ro m o v e rá n in e \ it a b l e m e n t e y en fo r
m a c r e c ie n te la e x p lo ta c ió n de sus s e m e j a r i te s p a ra su s u p e r v i
v e n c ia y b e n e fic io . R e c o rd a re m o s que M a r g a le f s o s tu v o e s to com o
un p r in c ip io a p lic a b le a lo s e c o s is te m a s en g e n e r a l , 20 y su a rg u
m e n to es u n a a p lic a c ió n p a r tic u la r del p r in c ip io m ás g e n e ra l p ro
p u e s to p o r L o tk a p o c o s a ñ o s a n te s . L a d e p e r d e n c ia c re a d a p o r lo s
n iv e le s s u p e r io r e s e n tre lo s n iv e le s in fe r io r e s s u b o r d in a d o s a e llo s ,
con la in e v ita b le m a r g in a c ió n que de ahí se s i g u e , es i n h e r e n t e a
-is “ M e in c li n o a p e n s a r q u e , d u r a n te m u c h o s a ñ c:s f u t u r o s , las p o b la c io n e s
h u m a n a s a lt e r n a r á n e n tr e lo s fa n ta s m a s d e la s o b re ]ao b la c ió n y lo s fa n ta s m a s
de la d e s a p a r ic ió n p o r u n a escasa fe c u n d id a d (c o m b o c u r r ió d u r a n t e e l de-
c e n io d e I 9 3 0 )” (M e d a w a r , 1973).
19 B a te s o n , 1972, p . 443.
20 M a r g a le f, 1968, p. 16.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 337
la s c u ltu r a s a g r a r ia s ta n to com o a o tra s c u ltu r a s . Debem os te n e r
c u id a d o de no c o n f u n d i r a q u í lo s ig u a le s o rd e n a d o s co n lo s s u p e r-
o r d in a d o s - s u b o r d in a d o s de d ife r e n te s n i v e l e s . ) 21
B a te s o n n o c o n s id e r a a la s s o c i e d a d e s d e c a z a d o ra s y r e c o le c to r e s
com o una fo rm a p o te n c ia l de v id a , p e ro la h is to r ia del h o m b re
d e m u e s tra que ta le s s o c ie d a d e s tie n e n a lg u n o s a s j j e c to s p o s itiv o s .
La ú n ic a s o c ie d a d h u m a n a que ha a lc a n z a d o un e ,st a d o a p r o x im a
d a m e n te e s ta b le es l a s o c ie d a d de c a z a d o re s y r e c o ! e c to re s . L a p re
s e n c ia del h o m b re s o b re la T ie r r a ha o c u r r id o p r in c ip a lm e n te
en esa c o n d ic ió n , y lo s a b o r íg e n e s a u s tr a lia n o s y 1o s b o s q u i m a n o s
de Á fr ic a d e m u e s tra n que ta le s s o c ie d a d e s han so b r e v i v i d o con
b a s ta n te é x ito , p o r lo m e n o s h a s ta que c o n o c ie r o n la s v e n t a j a s de
la c iv iliz a c ió n m e r c a n tilis ta e in d u s tr ia l.
E l a s p e c to nóm ada es im p o r ta n te , p o rq u e s ir v e p a ra m a n te n e r
b a ja la ta s a de n a ta lid a d ; y el n iv e l de la r e c o te : c ió n es im p o r
ta n te , p o r q u e la ta s a d e u s o d e e n e r g ía es t a n b a ja que la ta s a del
avance c u l t u r a l s e r ía c o r r e s p o n d ie n t e m e n t e b a j a . Eo ¡t a o p c ió n tie n e
o tro s a s p e c to s p o s itiv o s . Las e s tru c tu ra s m e n ta le s del h o m b re se
m a n ife s ta r o n e m in e n te m e n te adecuadas p a ra m a n e ¡j a r la s c la s e s d e
p r o b le m a s q u e se p r e s e n t a r o n a e se n i v e l . A d e m á s , lo s m e c a n is m o s
g o b e rn a n te s de e s ta s s o c ie d a d e s son to ta lm e n te de a s ig n a c ió n ; no
hay s u fic ie n te c o n tro l del a m b ie n te p a ra una co: i c e n t r a c ió n del
p o d e r. P or c ie r to , e s ta s s o c ie d a d e s ta m b ié n se a j l i s ta n a la id e a
d e m o c r á tic a y a lo s id e a le s m a r x is ta s . Todos lo s h o m b re s s e r ía n
ig u a le s a n te la le y , a lg o e v id e n te m e n te im p o s ib le en un s is L e m a
c o m p le jo . E l le m a de “ a cada q u ie n de a c u e rd o con sus n e c e s i
dades; de cada q u ie n de a c u e rd o con su c a p a c i d a d ’ s e r ía una re a
lid a d . Se lo g r a r ía a s í lo que M a rx d e s c r ib ió c o rn o la “ r e s o lu c ió n
d e fin itiv a d e l a n ta g o n is m o e x is te n te e n tre el h o m b re y la N a tu ra
le z a , y e n t r e un h o m b r e y o t r o ” . 22
N o e s to y e n te ra m e n te s e g u ro de e n te n d e r lo q u o; v e í a M a rx en
el s o c ia lis m o fin a l; p e ro s in e n tra r a un te rre n o m ís t ic o que m e
r e s u lta to ta lm e n te e x tra ñ o , n o puedo v e r o tra c la s e de e s ta d o e s ta
b le q u e s a tis fic ie r a a la m a y o r ía de la s f i l o s o f í a s p o ític a s de o r ie n -
ta c ió n d e m o c r á tic a y s o c ia lis ta . En el s is te m a de c a s ta s , el h in -
d u is m o ha c o n s tr u id o un m o d e lo de flu jo e n e o g é tic o en una
s o c ie d a d to ta lm e n te e s tr a tific a d a p a ra p u r ific a r y p er m it ir que Jos
m ás p u ro s v iv a n r a z o n a b le m e n te b ie n . E l s is te m a p o d r ía r e s u lta r
d e s a le n ta d o r p a ra un e x tra ñ o o p a ra el im p u r o , ae r o lo s in d io s
21. A d a ^ , 1974a.
22 B o t t o m o r e y R u b e l, c o m p s ., 1964, p . 244.
338 EL PODER SOCIAL Y EL F U T URO
p a re c e n h a b e rs e a ju s ta d o a é l d u ra n te m u c h e s s i g l o s . 232
4 Es p o s ib le
que la d e m o g r a fía de e s ta d o e s ta b le de la I i id ia haya d e p e n d id o
en épocas pasadas de la s h a m b ru n a s p e r i ó d i c ; i s, un m é to d o p re fe
r id o p o r la n a tu r a le z a , a u n q u e lo s s e re s h u m a n o s n o lo c o n s id e r a n
en g e n e ra l com o el m ás c o n v e n ie n te . U n e c o n o m is ta ha s u g e r id o
que la “ e c o n o m ía b u d is ta ” tie n e m uchos a s | )e c t o s p o s itiv o s : “La
p r o p ie d a d y el consum o de b ie n e s es u n m e e io p a ra un fin , y la
e c o n o m ía b u d is ta es el e s tu d io s is t e m á t i c o de la c o n s e c u c ió n de
fin e s dados con el m ín im o de m e d io s .” A u er q u e e s te e c o n o m is ta
e la b o r a un a rg u m e n to c o n v in c e n te a c e rc a de que el id e a l del bu
d is m o p o d r ía a d e c u a rs e a la s n e c e s id a d e s de u n e s ta d o e s ta b le , n o
in d ic a cóm o p o d r ía una s o c ie d a d b u d is ta a g ra n e s c a la , basada
en la a g r ic u ltu r a , e v a d ir d u ra n te un m ile n io o m ás la p r o b a b le
o c u r r e n c ia de la e x p a n s ió n d e m o g r á fic a que im p o n d r ía una fin a l
c o n c e n tr a c ió n d e l p o d e r . 24
Si la ta s a del c a m b io c u ltu r a l, así com o el n iv e l de e v o lu c ió n
a lc a n z a d o , se c o n e c ta n d ir e c ta m e n te con la c a n tid a d de e n e r g ía
que se c o n v i e r t e , es d e p r e s u m ir s e que d e b e m os c o n te m p la r el fu
tu ro de la s o c ie d a d hum ana con e s ta c o n s id e r a c ió n en m e n te . En
e s te ensayo, que se o c u p a del p o d e r s o c ia l h r i m a n o , s o s te n d r ía m o s
a d e m ás que la s o r g a n iz a c io n e s p o lític a s y s o ie ia le s se e n c o n tra rá n
encadenadas a e s ta v a r i a b l e ta n to com o a la te c n o lo g ía , e l s is te m a
de c o m u n ic a c ió n , la p r o d u c c ió n de a l i m e n t o s, o c u a lq u ie r o tro
a s p e c to del p ro c e s o de a d a p ta c ió n . Puede d is fr u ta r s e de la lib e r
ta d , p e ro no con una s o c ie d a d de a lto n iv e O . e n e r g é t i c o ; s ó lo la s
s o c ie d a d e s de r e c o le c to r e s han o fr e c id o e s to al h o m b re en épocas
a n te r io r e s , y ni s iq u ie r a e lla s pueden g a r a ei t i z a r que flo r e c e r á n
ta le s c a r a c te r ís tic a s .
E l p r o b le m a del g o b ie r n o g ir a a lr e d e d o r Ide l hecho de que la
c la s e d e g o b ie r n o que podem os p re v e r c le p e n d e de la c a n tid a d de
e n e r g ía e x is te n te en e l s is te m a ta n to com o de la c la s e de a rte , la
c la s e d e v i v i e n d a , la c la s e d e r e c r e a c i ó n , e tc é e e r a . A s í c o m o r e s u lta
im p o s ib le una c in e m a to g r a fía a lta m e n te d e s ar r o lla d a s in la e n e r
g ía n e c e s a r ia p a ra lo s d iv e r s o s p ro c e s o s e lé c e r ic o s , q u ím ic o s y de
d e s a r r o llo r e q u e r id o s , es d ifíc il que se puec :a te n e r un g o b ie r n o
c e n t r a liz a d o s in e l p o d e r in d e p e n d ie n te q u e d e b e p r o v e n ir d e fu e n
te s r a z o n a b l e m e n t e b ie n d e s a r r o lla d a s d e a l i m e n to s , v iv ie n d a e im
p le m e n to s . Las o r g a n iz a c io n e s t r ib a le s p r e v a O e c ie r o n d u ra n te g ra n
23 G o u ld , 1971. D o u g la s re s u m e la e x p e r ie n c ia de a lg u n a s castas b ra h m a n e s
e n e l s e n tid o d e q u e ta m b ié n e lla s p u e d e n s u f r i r ite s tric c io n e s in te n s a s p a ra
c o n s e rv a r su p u r e z a (1970a, p . 171).
24 S c h u m a c h e r, 1973, p . 235.
EL PODER SOCIAL Y EL FUTURO 339
p a rte de la e s ta n c ia del h o m b re s o b re la T ie r r a , y to d a v ía e ra n
m uy v is ib le s d u ra n te lo s ú ltim o s tr e s c ie n to s años, p o rq u e no re
s u lta b a fá c il la o b te n c ió n del poder a d ic io n a l n ic e s a r io p a ra la
c e n tr a liz a c ió n .
P or la m is m a ra z ó n , el s u p u e s to de que una “ Re l i g i ó n ” o una
“ e d u c a c ió n g e n e r a liz a d a ” g e n e ra rá n una “ é tic a ” , s alo puede te n e r
s e n tid o si el n iv e l de e n e r g ía de la s o c ie d a d y el n iv e l del poder
e x is te n te en e l s is t e m a son a de cu ad o s p a ra ta le s i i ns t r u m e n t o s . Las
r e lig io n e s o r ie n ta d a s h a c ia lo s o b r e n a t u r a l f u n c i o n o tr o n d u ra n te la s
je fa tu r a s , en la s s o c ie d a d e s de b a ja e n e r g ía , p o r q u e lo s g o b ie r n o s
no p o d ía n s o s te n e r la b u r o c r a c ia y lo s tr a b a ja d o r e i no p r o d u c tiv o s
e n la s c a n t i d a d e s r e q u e r i d a s . L a s p r o p u e s t a s d e f u t í i ro s u tó p ic o s no
deben c o n s id e r a r s ó lo la s fu e n te s e n e r g é tic a s , s in o ta m b ié n la es
tru c tu ra del poder que n e c e s a r ia m e n te g e n e ra rá n ta le s fu e n te s , y
lo s s is t e m a s de a d m in is tr a c ió n y c o m u n ic a c ió n q u o: p o d r á s o s te n e r
ese n i v e l d e c o n v e r s i ó n e n e r g é tic a . Q u iz á sea d e m a s ia d o p e d ir le al
h o m b re q u e , si q u ie r e s o b r e v iv ir , te n d rá que d e ja r d e ser h u m a n o .
S i s e n tim o s c u r io s id a d por la c o n fig u r a c ió n d e l fu tu ro , la g r á fi-
ca 8 n o s s u g e r ir á a lg u n a s o p c io n e s fa m ilia r e s . P a r a e l in v e r s io n is ta
p e t r o l e r o d e W a l l S t r e e t , la s d o s p r i m e r a s o p c io n e s p a r e c e r á n a tra c
tiv a s ; p a r a e l p a r tid a r io d e lo s e c o s is te m a s , e l e s ta c o e s t a b le de ese
m o d e lo p a re c e rá a g r a d a b le ; p a ra q u ie n e s c re e n en e l A p o c a lip s is ,
la v id a hum ana p ro v e e un m o d e lo ta n bueno com o c u a lq u ie r
o tro ; p a ra m í, lo s m o d e lo s de la u n id a d d o m é s tic r o del Im p e r io
pueden c o n s t i t u i r la s p o s i b i l i d a d e s m á s v ia b le s , a u n q u e la s p o r c io
nes h o r iz o n ta le s de la d e c lin a c ió n s e r ía n p r o b a b le m e n te m ucho
m á s q u e b ra d a s , m u c h o m á s e x te n s a s , h a s ta e l p u n íoo e n que la de
c lin a c ió n del h o m b re se a s e m e j e de a lg ú n m odo a su ascenso: la
ta s a d e su c o n v e r s ió n e n e r g é tic a m a r c a r ía su lu g a r en la e s c a la .
O B R A S C IT A D A S
A dam s, R ic h a r d N.
1 9 6 2 . “ C h a n g i n g D i e t a r y a n d H e a l t h P r a c t ic e s . " E n Agriculture, p p . 86-
96. C i e n c ia , T e c n o lo g ía y D e s a r r o llo : E nsayos de lo s E s ta d o s U n id o s
P r e p a r a d o s p a r a la C o n f e r e n c ia d e la s N a c io n e s U n id a s s o b r e la A p l i
c a c ió n d e C i e n c ia y T e c n o l o g í a e n B e n e f i c i o d e la s Á r e a s M e n o s D e s
a r r o ll a d a s , v o l. 3. W a s h in g t o n , D . C . : G o v e r n m >; n t P r i n t i n g O f f i c e .
1 966. “ P o w e r a n d P o w e r D o m a in s .” América L atina 9 (2 ), p p . 3 -2 2 .
1967. T h e Second Sowing: Power and Secondary Development in Latin
America. San F r a n c is c o : C h a n d le r P u b lis h in g Co.
I9 7 0 a .Crucifixión by Power: Essays on Guatémalan National Social
Structure, 194 4-1966. A u s t i n : U n i v e r s i t y o f T e x a s P re ss.
I 970b. “ B ro k e rs a nd C a re e r M o b ility S y s te m s¡ in th e S tru c tu re of
C o m p l e x S o c ie tie s .” Southwestern Journal of Anthropology 26 (4 ),
pp. 315-327.
1 973a. “ P o w e r C o n c e n tr a tio n , S o c ia l C la s s , á n d H um an S u r v iv a l:
T h o u g h ts o n t h e E n e r g e t ic s o f E x p a n d i n g S ó c i e t y . ” M é x i c o , D . F .:
In s titu to N a c io n a l d e A n t r o p o lo g ía e H i s t o r i a.
I 973b. “ E l p o d e r : S us c o n d ic io n e s , e v o l u c i ó n y e s t r a t e g ia . ” E n Estudios
sociales centroamericanos, n ú m . 4 ( e n e r o - a b r i l ) , p p . 64-141. S a n J o s é ,
C o s ta R ic a : E d ito r ia l U n iv e r s ita r ia C e n t r o a m e r ic a n a (e d u c a ) .
l 974a. “ H a r n e s s i n g T e c h n o l o g i c a l D e v e lo p m e n f . ” E n Rethinking VIo-
dernization: Anthropological Perspectives, c 6 m p ila d o p o r J o h n S.
P o g g ie J r., y Roben N. Lynch. W e s tp o rt, C o n n .: G re e n w o o d P re ss.
1974b. “ S t r u c t u r e , E n tro p y and a S te a d y S ta te E c o n o m y .” Reviews in
Anthropology 1 (1 ), p p . 5-17.
1974c. " C o r r e l a t i v o s d e p o d e r d e c a m b io e n 1ojs s ím b o lo s . ” E n Home
naje a Gonzalo Aguirre Beltrán, I I , p p . 1 5 3 -1 6 5 . M é x ic o , D . F .: U n i
v e r s id a d V e r a c r u z a n a e In s titu to I n d ig e n is t a In te r a m e r ic a n o .
P r ó x im a p u b lic a c ió n . “ Pow er C o r r e la t e s o f C lr a n g e s i n S y m b o ls . ” E n
Forms of Symbolic Inversión, c o m p ila d o p o r B a r b a r a B a b c o c k A b r a -
h am s. Ita c a : C o r n e l l U n i v e r s i t y P re s s .
340
OBRAS CITADAS 341
A dam s, R o b e rt M cC .
1966. T h e E v o l u t i o n o f U r b a n S o c i e t y . C h ic a g o : A :li de i P u b l i s h i n g C o .
A lb e r t, E th e l
1956. “ V a lú e s in N avaho S o c ie t y . ” A m erican A n th rop ologist 58,
p p . 221-248.
A r is t ó t e l e s . V éa se M c K e o n , R ic h a r d , com p. 1941.
A ro n , R aym ond
1966. P e a c e a n d W a r : A T h e o r y o f I n t e r n a t io n a l É x c h a n g e . T ra d u c
c i ó n a l in g lé s d e R . H o w a r d y A. B. Fox. N ueva Y o rk : D o u b le d a y
a n d Co.
A s h b y , W . R oss
I 958. “ G e n e ra l S y s te m s T h e o ry as a New D i s c i p l i h e.” G eneral Sys
t e m s 3, p . 3.
B a ile y , F . G .
1960. T rib e, C aste and N ation. M a n c h e s te r : M a n ¿h e s t e r U n iv e r s ity
P re s s .
1970. S t r a t a g e m s a n d S p o i l s . N u e v a Y o r k : S c h o c k e n J3o o k s .
B a la n d ie r , G e o rg e s
1970. P o l i t i c a l A n t h r o p o l o g y . T r a d u c c ió n a l in g lé s c^e A . M. S h e r id a n
S m it h . N u e v a Y o r k : R a n d o m H o u s e .
B a n fie ld , E d w a r d
1958. T h e M o r a l B a s i s o f a B a c k w a r d S o c i e t y . G le n c o e, 111.: T h e F r e e
P re s s .
B a n n e s te r, E. M ic h a e l
1 9 6 9 . “ S o c io d y n a m ic s : An In te g r a tio n T h e o re m of P o w e r, A u th o r ity ,
In flu e n c e a n d L o v e .” A m e r i c a n S o c i o l o g i c a l R e v i e :' oj , 3 4 , p p . 3 7 4 - 3 9 3 .
B a n to n , M ic h a e l, c o m p .
1965. P o l i t i c a l S y s t e m s a n d t h e D i s t r i b u t i o n o f P o w § r . L o n d r e s : T a v is -
to c k P u b lic a tio n s .
B a rk e r, R o g e r, y H . F. W r ig h t
1955. T h e M i d w e s t a n d I t s C h i l d r e n . E v a n s to n : R o i tv, P e t e r s o n Co.
B a rn e s , J . A .
1962. “ A fr ic a n M o d e ls in th e New G u in e a H ig h la n d s ” M an 62 (2),
pp- 5 -9 .
342 OBRAS CITADAS
B a r th , F r e d r ik
1967. “ O n th e S tu d y of S o c ia l C h a n g e .” A m e r i¿a n A n th rop ologist 69
(6 ), pp. 6 6 1 -6 6 9 .
1969. E t h n i c G r o u p s a n d B o u n d a r i e s . B o s to n : L it t le , B ro w n and Co.
B a te s o n , G r e g o r y
1966. “ In fo r m a tio n , C o m m u n ic a tio n , a n d M e t a c o m m u n ic a tio n .” En
C om m u n ica tion a n d C u l t u r e ,, c o m p i l a d o p o r A . G . S r n it h . N u e v a
Y o rk : H o lt , R in e h a r t a n d W in s to n .
1972. S t e p s t o a n E c o l o g y o f M i n d . N u e v a Y o r k : B a lla n tin e B o o k s .
B cck, B rc n d a E. F.
1972. P e a s a n t S o c i e t y i n K o n k u . V a n c o u v e r : U r iv e r s ity o f B r it is h C o-
l u m b i a P re s s .
B e n d ix , R e in h a r d
1956. W o r k a n d A u t h o r i t y i n I n d u s t r y . N u e v a Y o r k : J o h n W ile y a n d
Sons.
1960. M a x W eber: An I n tellectu a l P ortrait. G ;ird c n C ity : D o u b lc d a y
a n d Co.
B e n d ix , R e in h a r d , y S e y m o u r M a r t in L ip s e t
1966. C la s s , S t a t u s a n d P o w e r , 2 ^ ed. N u e v a Y drk : The F re e P re ss.
B e n n e tt, M . K .
1954. T h e W o r l d ' s F o o d . N u e v a Y o rk : H a rp e r.
B e rg e r, P e te r L ., y T h o m a s Luckm ann
1967. T h e S o c i a l C o n s t r u c t i o n o f R e a l i t y . N u e v a Y o r k : D o u b le d a y a n d
C o ., A n c h o r B o o k s .
B e r l i n , B r e n t , D e n n i s E . B r e e d lo v e , y P e t e r H . * .a v e n
1 9 7 3 . “ G e n e r a l P r in c ip ie s o f C l a s s i f i c a t i o n a n d N o m e n c l a t u r e in F o lk
B i o l o g y . ” A m e r i c a n A n t h r o p o l o g i s t 7 5 (1 ), p ■u. 2 1 4 -2 4 2 .
B e r lin , B re n t, y P a u l K a y
1 9 6 9 . B a s i c C o l o r T e r m s : T h e i r U n i v e r s a l i t y c. n d E volu tion . B e r k e le y
y L o s A n g e le s : U n i v e r s i t y o f C a l i f o r n i a Pre< ■s.
B e r n s te in , I r w i n
1970. “ P r im a te S ta tu s H i e r a r c h i e s . ” P r i m a t e B ■h a v i o r 1, p p . 7 1 -1 0 9 .
OBRAS CITADAS 343
B ie r s t e d t , R o b e r t
1 9 5 0 . “ A n A n a ly s i s of S o c ia l P o w e r.” A m erican S oc i o l o g i c a l R eview
15 (6 ), p p . 7 3 0 -7 3 8 .
B ir d s e ll, J . B .
1968. “ S o r n e P r e d i c t i o n s f o r t h e P le is t o c e n e B a s e d o p E q u ilib r iu m S ys
te m s a n i o n g R e c e n t H u n t e r G a t h e r e r s . ” E n M a n t h e H u n t e r , c o m -
p i l a d o p o r R . B . L e e e I . D e V o r e , p p . 2 1 2 - 2 1 3 . C h ic a g o : A l d i n e
P u b iis h in g C o .
1973. “A B a s ic D e m o g r a p h ic U n it.” C urrent A n ih rop ology 14 (4 ),
pp. 3 3 7 -3 5 0 .
B la c k b u r n , T h o m a s R.
1973. “ In fo r m a tio n a n d t h e E c o lo g y o f S c h o la r s . ” S c i k n c e 1 8 1 , p p . 1 1 4 1
1146.
B la k e , J u d i t h , y K in g l s e y D a v is
1 9 6 8 . “ O n N o r m s a n d V a l u e . ” E n T h e o r y i n A n t h r o p o l o g y , c o m p ila d o
p o r R o b e r t M a n n e r s y D a v i d K a p la n , p p . 4 6 5 -4 7 2 . C h ic a g o : A l d i n e
P u b lis h in g C o .
B la ir , P e te r M .
1964. E x c h a n g e and P ow er in S o cia l L ife. N ueva j5fo r k : John W ile y
a n d S ons.
B o n illa , F r a n k
1970. T h e F a i l u r e o f E l i t e s . V o l. 2 d e P o l i t i c s o f C h , un g e i n V e n e z u e l a .
C a m b r id g e : mit P re s s .
B o s e ru p , E s th e r
1965. T h e C o n d itio n s o f A gricu ltu ra l G r o w th : T h e T c o n o m ic s o f A gra-
rian C h a n g e U n d e r P o p u l a t i o n P r e s s u r e . C h ic a g c l» A l d i n e P u b li s h -
in g Co.
B o tto m o re , T . B .
I 966. E l i t e s a n d S o c i e t y . Ifa rm o n d s w o rth : P e n g u in B ooks.
B o tto m o re , T. B ., y M a x i m i l i a n R u b e l, c o m p s .
1964. K a r l M a r x : S e l e c t e d W r i t i n g s i n S o cio lo gy an A P h ilosop h y. N ue
v a Y o r k : M c G r a w - H ill B o o k C o .
B o u ld in g , K e n n e th E .
1968. B e y o n d E c o n o m i c s . Ann A rb o r: U n iv e r s ity o f M ic h ig a n P re s s .
344 OBRAS CITADAS
B o w e rs , N a n c y
1 971. “ D e m o g r a p h ic P r o b le m s in M o n ta n e G u i n e a . ” E n Culture
New
and Population: A Collection of Current S íu d ie s c o m p ila d o p o r
S te v e n P o lg a r , pp. 1 1 -3 1 . C a m b r id g e , M a s s . S c h c n k m a n P u b li s h -
in g Co.
B r o o k f i e l d , I- I. C ., y P a u la B r o w n
1 9 6 3 . Struggle for Land . M e l b o u r n e : O x fo rd U i tiiv e r s i l y P re s s .
B ro w n , H a r r is o n
1954. The Challenge of Man’s Future. N u e v a "Y o r k : V ik in g P re s s .
B r o w n , P a u la
1951. “ P a tte rn s of A u th o r ity in W est A fr ic a ." Africa 21, pp. 261-278.
B u c h le r , I r a R ., y H e n ry A . S e lb y
1968. Kinship and Social Organization: An Introduction to Theor y
and Method. N u e v a Y o r k : T h e M a c m i l l a n C q .
B u n g e , M a r io
1 9 6 3 . The 1'lyth of Simplicity. E n g le w o o d C liff, N. J .: P r e n tic e - H a íí.
B u rg e rs , J . M .
J 9 6 3 . ” O n th e E m e rg e n c e o f P a tte r n s o f O r d c r . ’ ' Bulletin of the Amer
ican Mathematics Society 6 9 , p p . 1-25 ( c i t a d o en J . A . M i l l e r 1 9 6 5 ,
p . 2 0 1 ).
B u rn s , T o m , y M a tth e w Cooper
1971. Value,, Social Power, and Economic Excfrange. E s t o c o lm o : Sam -
h a lls v e t a v e - f o r la g t .
C a lh o u n , J o h n B .
1973. “ R ( x ) e v o l u t i o n , T r i b a l i s m , a n d t h e C h e s jhi r e C a t : T h re e P a th s
fro m N o w .” Technological Forecasting an d Social Change 4(3),
pp. 263-282.
C a r n e ir o , R o b e r t L .
1969. “ T h e M e a s u re m e n t of C u ltu r a l D e v e lo j^ m e n t in th e A n c ie n t
N e a r E ast and in S a x o n E n g l a n d . ” Tr ansactions
A n g lo of the New
York Academy of Sciences, 2& s e r ie 3 1 ( 8 ) , p p . 1013-23.
1 97 0 . "A T h e o ry of th e O r ig in of th e S ta te Science 169 (3947),
pp. 733-738.
1972. “ F ro m A u to n o m o u s V ill a g e s to th e S ta te : A N u m e r ic a l E xpan-
OBRAS CITADAS 345
sion.” En P o p u l a t i o n G r o w t h : A n t h r o p o l o g i c a l Im p lication s, compi
lado por Brian Spooner, pp. 64-77. Cambridge: mit Press.
Caulk, R. A.
1972. “Firearms and Princely Power in Ethiopia £n the Nineteenth
Century.” J o u r n a l o f A f r i c a n H i s t o r y 13 (4), pp. 609-630.
Chance, M. R. A.
1967. “Attention Structure as the Basis of Primate Íí.ank Order.” M an
2(4), pp. 503-518.
Chapple, Eliot
1940. ‘‘Measuring Human Relations.” G en etis P sych o lo g y M onographs
23, pp. 3-147.
Childe, V. Gordon
1948. M a n M a k e s H i m s e l f . Londres: Watts and d o. (Publicado por
primera vez en 1936.)
Cohen, Abner
1969. “Political Anthropology: The Analysis of the Symholism of Power
Relations.” M a n , s. 4, pp. 215-235.
Cohen, Benjamín J.
1973. T h e Q u e s t i o n o f I m p eria lism : P olitica l E co n o m y o f D om in a n ce
and D ependence. Nueva York: Basic Books.
Cohen, Ronald
1972. Reseña. A m erica n A n th rop ologist 74 (6), p. 1|427.
Cohen, Ronald, y John Middleton, comps.
1967. C o m p a r a t i v e P o l i t i c a l S y s t e m s . Garden City, N. Y.: The Natural
History Press.
Cohen, Ronald, y Alice Schlegel
1968. “The Tribe as a Socio-Political Unit: A Cros í-Cultural Examina-
tion.” En E s s a y s o n t h e P r o b l e m o f T r i b e , compil ado por June Helm,
pp. 120-149. Seatle: University of Washington Préss.
Coleman, James S.
1973. “The Loss of Power.” A m erica n S ociologica l Review 38(1), pági
nas 1-17.
Colson, Elizabeth
1958. “The Role of the Bureaucratic Norms in Afrícan Political Struc-
346 O B R A S C IT A D A S
tu r e s .” En S y stem s o f P o litica l C o n t r o l a n d B u e a u c r a c y in H u m a n
S o c i e t i e s , c o m p i l a d o p o r V e r n e R a y , p p . 4 2 - 4 8 . M i n u t a s d e la R e
u n ió n P r im a v e r a l A n u a l de I 958 de la S o c ie d a d E tn o ló g ic a N o rte -
a m e r ic a n a . S e a tle .
C o t le r , J u l i o
1 9 6 9 . “ A c t u a le s p a u t a s d e c a m b io en la s o c ie d a d r u r a l d e l P e rú .” En
D om in a ción y ca m b ios en el P erú, por José M a to s M ar y o tr o s ,
p p . 6 0 -8 0 . L i m a : In s titu to de E s t u d io s P e ru a n o r.
C o ttr e ll, F rc d
1955. E n e r g y a n d S o c i e t y . N u e v a Y o rk : M c G ra w -H il l Book Co.
+ ■
D a h l, R o b e rt
1 9 5 7 . “ T h e C o n c e p t o f P o w e r . ” B e h a v i o r a l S c i e n c e 2 ( j u l i o ) , p p . 2 0 1 -2 1 5 .
1968. “ P o w e r.” En In tern a tion a l E n cyclop ed ia oj the S ocial S c ie n c e s ,
X II, pp. 4 0 5 -4 1 5 . N ueva Y o rk : C r o w e ll, C o llie r and M a c m il la n .
D a h re n d c rf, R a lf
1959. C l a s s a n d C l a s s C o n f l i c t i n I n d u s t r i a l S o c i e i y . S ta n fo rd : S ta n fo rd
U n iv e r s ity P re s s .
D a ly , H e rm a n E ., c o m p .
1 973 . T o w a r d a S t e a d y - S t a t e E c o n o m y . S a n F r a n c i sco: W . H . F re e m a n
a n d Co.
D a v e n p o r t , V V i lli a m
1969. “ T h e T la w a iia n C u ltu r a l R e v o lu tio n ’: Som e P o litic a l a n d E con-
o m ic C o n s id e r a t io n s . ” A m erica n A n t h r o p o l o g i s ¡l 71 (1 ), p p . 1-20.
D e e v e y , E d w a r d S.
1960. “ T h e H u m a n P o p u la tio n .” S cien tific A m erjca n 203, p p . 195-203.
D e u ts c h , K a r l W .
l 968. T h e A n a l y s i s o f I n t e r n a t i o n a l R e l a t i o n s . E rj g le w o o d C l i f f s , N . J .:
P re n tic e - H a ll.
D o b z h a n s k y , T h e o d o s iu s
1 9 6 7 . M a n k i n d E v o l v i n g : T h e E v o l u t i o n o f t h e Hf u m a n S p e c i e s . N u e v a
H a v e n : Y a le U n i v e r s i t y P re s s .
D o u g la s , M a ry
1970a. P u r i t y a n d D a n g e r : A n A n a ly s i s o f C o n c j p t s o f P ollu tion and
T a b o o . L o n d r e s : P e lic a n B o o k s .
OBRAS CITADAS 347
D o u g la s , M a ry , c o m p .
I 9 7 0 b . W i t c h c r a f t C o n f e s s i o n s a n d A c c u s a t i o n s . M o n o g r a f í a asa 9. L o n
d re s : T a v is to c k P u b lic a tio n s .
D u m o n d , D o n E.
1 972. “ P o p u la tio n G r o w th a n d P o litic a l C e n tr a liz a tid n .” En P op u la tion
G r o w t h : A n t h r o p o l o g i c a l I m p l i c a t i o n s , c o m p ila d o p o r B r ia n S p o o n e r,
p p . • 2 8 6 -3 1 0 . C a m b r id g e : m it P re s s .
D u m o n t, L o u is
1970. H o r n o H i e r a r c h i c u s : An E ssay on the C aste S ystem . C h ic a g o :
U n iv e r s i ty o f C h ic a g o P re s s .
D yson, F re e m a n J.
1971. “ E n e rg y in th e U n iv e r s e .” En E nergy and P*o w e r , p p . 19 -2 7. A
S c ie n tific A m e r ic a n B ook. San F r a n c is c o : W . H F re e m a n and Co.
E a r ls , J o h n
1973. " L a o r g a n iz a c ió n del poder en la m i t o l o g ía q u e c h u a .” En
I d e o l o g í a m e s i á n i c a d e l m u n d o a n d i n o , c o m p ila ó o p o r J u a n O s s io ,
p p . 3 9 3 - 4 1 4 . L im a : Ig n a c io P r a d o P a s to r.
E a s to n , D a v id
1953. T h e P o l i t i c a l S y s t e m . N u e v a Y o r k : A lfr e d A . K n o p f.
E d e l, A b r a h a m
1959. "T h e C oncept ofL e v e ls i n S o c ia l T h e o r y . ” E n S y m p o s i u m o n
S o c i o l o g i c a l T h e o r y , c o m p i l a d o p o r L l e w e l l y n G ro s s , p p . 1 6 7 -1 9 5 .
E v a n s t o n , 111.: R o w , P e t e r s o n a n d C o .
E tz io n i, A m it a i
1961. A C o m p a r a t i v e A n a l y s i s o f C om p lex O rg a n iz a tio n s. N u e va Y o rk :
T h e F r e e P re s s .
F ie ld , G . L o w e ll, y J o h n H ig le y
1973. E l i t e s a n d N on -E lites: T h e P ossib ilities a n d T h e ir S id e E ffects.
W a r n e r M o d u la r P u b lic a tio n s , M ó d u lo 13, 4 0 p p . A n d o v e r , M ass.
F la n n e r y , K e n t
1972. " T h e C u ltu r a l E v o lu tio n of C iv iliz a tio n s .” An n u a l R eview of
E c o l o g y a n d S y s t e m a t i c s 3, p p . 3 9 9 - 4 2 6 .
F o rd e , C . D a r y ll
1 9 6 7 . “ T h e G o v e r n m e n t a l R o le s o f A s s o c ia t io n s a r r io n g t h e Y a k o . ” E n
C o m p a r a t i v e P o l i t i c a l S y s t e m s , c o m p i l a d o p o r R o :na l d C o h e n y J o h n
348 OBRAS CITADAS
M id d le to n , pp. 1 2 1 -1 4 1 . G a rd e n C ity , N. Y .: The N a tu ra l H is to r y
P re s s . T a m b i é n en Á frica 3 1, n ú m . 4 (1 9 6 1 ), p p . 3 0 9 -3 2 3 .
F o rte s , M e y e r, y E . E . E v a n s - P r itc h a r d , com ps.
1940. A f r i c a n P o l í t i c a l S y s t e m s . L o n d r e s : O x f o r d. U n i v e r s i t y P re s s .
F o s te r, G e o rg e
( T r a d u c c ió n p u b lic a d a por F C E .)
1967. T z i n t z u n t z a n : M e x i c a n P easants in a Cha n g in g W o r l d . B o s to n :
L ittle , B ro w n a n d C o.
F r ie d , M o rto n H.
] 967. T h e E vo lu tio n o f P olitica l S o ciety: A n É ssays in P olitica l An-
t h r o p o l o g y . N u e va Y o rk : R a n d o m H ouse.
1968a. ”On th e C o n c e p ts ‘ T r i b e ’ a n d ‘ T r i b a 1 S o c ie t y '. ” E n E s s a y s
of
on the P rob lem of T ribe,, c o m p i l a d o p o r J lun e H e l m , p p . 3 -2 0 .
S e a tle : U n iv e r s ity o f W a s h i n g t o n P re s s .
1968b. “ S ta te : The In s titu tio n ." I n t e r n a t i o n a l E n c y c l o p e d i a of the
S o c i a l S c i e n c e s , , X V , p p . 1 4 3 -1 5 0 . N u e v a Y o r k : M a c m i l l a n y The
F r e e P re s s .
F r ie d , M o rto n , M a r v in H a r r is , y R o b e rt M u rp h y , com ps.
1 9 6 7 . VSa r : T h e A n t h r o p o l o g y o f A r m e d C o n flict a n d A ggresio n . N ueva
Y o r k : N a t u r a l H i s t o r y P re s s .
F r ie d r ic h , C a r l J.
1950. C o n s t i t u t i o n a l G o v e r n m e n t and D e m o c r a ^y . L e x in g to n , M ass.
X e r o x C o lle g e P u b l i s h i n g .
F r is k e n , W i l l i a m R .
1 9 7 3 . T h e A t m o s p h e r i c E n v i r o n m e n t . P u b li c a d íj) p a ra R e s o u rc e s fo r
th e F u tu r e . B a ltim o r e y L o n d r e s : T h e J o h n H o p k in s U n iv e r s ity
P re s s .
G a te s , D a v i d 1\1.
1962. E n e r g y E x c h a n g e in the B iosp h ere. N ueva Y o rk : H a rp e r and
Row.
G e e r tz , C liffo r d
J 963. P e d d l e r s a n d P rinces. C h ic a g o : U n iv e r s ity of C h ic a g o P re ss.
G e o r g e s c u - R o e g -e n , N ic o la s
1973. “ T h e E n tr o p y L a w and th e E c o n o m ic P r c b le m .” En T ow ard a
OBRAS CITADAS 349
S teady-S tate E conom y, c o m p ila d o por H e rm á n I . D a ly , pp. 37-49.
S a n F r a n c is c o : W . H. F re e m a n and C o.
G e rth , H . H ., y C . W r ig h t M ills , c o m p s . y tra d s .
1946. M a x W e b e r : E s s a y s i n S o c i o l o g y . N u e v a Y o r k : O x f o r d U n iv e r s ity
P re s s .
G ib b s , Jack
1972. S ociologica l T heory C on stru ction . H in s d a le , 111.: The D ry d e n
P re s s .
G ib s o n , C h a r le s
1964. The A ztecs under S pa n ish R ule. S ta n fo rd : íS t a n f o r d U n iv e r s ity
P re s s .
1971. “ S tru c tu re of A z te c E m p ir e . ” E n A r c h a e o l o g y o f
th e N orthern
M e s o a m e r i c a : P a r t O n e , c o m p ila d o p o r G o r d o n F E k h o l m e Ig n a c io
B e r n a l, p p . 3 7 6 - 3 9 4 . H a n d b o o k o f M i d d l e A m e r jiic a n I n d i a n s , c o m -
p i l a d o p o r R o b e r t W a u c h o p e , v o l. 10. A u s t i n : U n i v e r s i t y o f T e x a s
P re s s .
G lu c k m a n , M ax
1963. “ C iv il W a r a n d T h e o r ie s o f P o w e r in B a r o t s id a n d : A fr ic a n and
M e d i e v a l A n a lo g ie s . ” Y ale L a w Journal 7 2 ( 8 ) , P p . 1 5 1 5 -1 5 4 6 .
l 965a. P olitics, Law and R itu al in T rib al S o c i e t )K C h ic a g o : A ld in e
P u b lis h in g Co.
1 9 6 5 b . T h e I d e a s i n B a r o t s e J u r i s p r u d e n c e . N u e v a H a v e n : Y a le U n iv e r
s it y P re s s .
1 9 6 8 . “ I n t e r - h i e r a r c h i c a l R o le s : P r o f e s s io n a l a n d P a i t y E t h ic s
in T r i b a l
A re a s in S o u th a n d C e n tr a l A f r ic a . ” E n L o c a l e v e l P o litics, com
p i l a d o p o r M a r c J . S w a rtz , p p . 6 9 - 9 4 . C h ic a g o : A l <(1in e P u b l i s h i n g C o .
1971. “ T r ib a lis m , R u r a lis m a n d U r b a n is m in S o u th a n d C e n tr a l A f r i-
c a .” E n P r o f i l e s o f C h a n g e : A f r i c a n S o c i e t y a n d C o l o n i a l R u l e , c o m -
p ila d o p o r V íc t o r T u r n e r , p p . \27-\66. V o l. 3 d e C o l o n i a l i s r n i n
A f r i c a , 1 8 7 0 - 1 9 6 0 , c o m p ila d o p o r P e te r D u ig n a n y L . H . G a n n . C a m -
b r id g e : C a m b r id g e U n i v e r s i t y P re s s .
G o d e lie r , M a u r ic e
1 9 7 2 . R a t i o n a l i t y a n d I r r a t i o n a l i t y i n E c o n o m i c s . X . r a d u c c i ó n a l in g lé s
d e B r i a n P e a r c e . L o n d r e s : Nlb.
350 OBRAS CITADAS
G a ld h a m m e r , H ., y E . S h ils
1939. "T y p e s of Pow er and S ta tu s .” A m e r ica n Journal of S ociology
54 (2 ), p p . 1 7 1 -1 7 8 .
G o n z á le z , N a n c ie L .
1972. “ P a tr o n - C Iie n t R e la tio n s h ip s at th e I n t er n a t io n a l L e v e l.” En
S tru ctu re a n d P r o cess in L atín A m erica : P a tr o n a g e, C lien ta g e a n d
P o tw e r S y s t e m s , c o m p i l a d o p o r A r n o l d S t r i c k o i i y S id n e y M . G r e e n -
fie ld , pp. 1 7 9 -2 0 9 . A lb u q u e r q u e : U n iv e r s ity of New M e x ic o P re s s .
G oo d en o ug h , W a rd
1 9 5 6 . “ R e s id e n c e R u le s . ” S o u t h w e s t e r n J o u r n a l o f A n t h r o p o l o g y 12 (1 ),
p p . 2 2 -3 7 .
G oody, Jack
1971. T e c h n o l o g y , T r a d i t i o n a n d t h e S tate in Africa . N ueva Y o rk y
L o n d r e s : O x f o r d U n i v e r s i t y P re s s .
G oud, H a r o ld A.
1 9 7 1 . G a s t e a n d C l a s s : A C o m p a r a t i v e V i e w . A c d is o n - W e s le y M o d u la r
P u b li c a t io n s , M ó d u l o 11, 2 4 p p . R e a d i n g , M a s s .
G ro s s , L l e w e l l y n
1959. S y m p o s i u m on S ociologica l T heory. E v a n ito n , Ill.: Row, P e te r-
son a n d C o.
G u lic k , J o h n
1955. S o c i a l S t r u c t u r e a n d C u l t u r e C h a n g e i n a L e b a n e s e V illage.
V ik in g F u n d P u b lic a tio n s in A n t h r o p o lo g y , n ú m . 21. N u e v a Y o rk :
W e n n e r - G r e n F o u n d a tio n f o r A n t h r o p o lo g ic a l R e s e a rc h .
G u y o l, N a t h a n ie l B .
1971. E n e r g y i n t h e P e r s p e c t i v e o f G e o g r a p h y . E n g le w o o d C l i f f s , N . J .:
P r e n tic e - H a ll.
H a n s o n , F . A lla n
1973. “ P o litic a l C h a n g e s in T a h i t i a n d S a m o a A n E x e r c is e in E x-
p e r i m e n t a l A n t h r o p o l o g y . ” E t h n o l o g y 12 (1 ), pp . 1 -1 4.
H a r n e r , M ic h a e l J.
1 9 7 0 . “ P o p u l a t i o n P r e s s u r e a n d t h e S o c ia l E v o l u t i o n o f A g r i c u l t u r -
a lis t s . ” S o u t h w e s t e r n J o u r n a l o f A n t h r o p o l o g y 2 6 (1 ), p p . 6 7 -8 6 .
H a r r is , M a r v in
1971. C u l t u r e , M a n a n d N a tu r e . N u e v a Y o rk : T
í h o m a s Y . C r o w e ll C o .
OBRAS CITADAS 351
H a rt, C. W . M ., y A r n o ld P illin g
1960. The T i w i o f N o r t h A u s t r a l i a. N u e v a Y o r k : í j l o lt, R in e h a r t.
H a rt, H o r n e ll
1959. “ S o c ia l T h e o ry and S o c ia l C h a n g e .” En Sym p o siu m on S ocio-
logica l T h e o r y , c o m p ila d o por L le w e lly n G r o s s , jp p . 1 9 6 -2 3 8 . N ueva
Y o rk : Row, P e te rs o n , a n d Co.
H ass, Hans
1972. L a e v o l u c i ó n y l a e n e r g í a : E l o c u l t o c o m ú n d e n o m i n a d o r . B a r-
c e lo n a : P la z a & J a n e s . ( P u b l ic a d o o r ig in a lm e n t e c o m o E n e r g o n ,
V i e n a - M u n i c h - Z u r i c h : V e r l a g F r i t z M o l d e n , 1 9 7 0 .] i
H e a th , D w ig h t
1 9 7 2 . “ N e w P a t r o n s f o r O l d : C h a n g in g P a t r o n - C l i e i ji t R e l a t i o n s h i p s i n
th e B o liv ia n Y u n g a s .” E n S t r u c t u r e a n d P r o c e s s i n L a t i n A m e r i c a :
P a t r o n a g e , C l i e n t a g e a n d P o w e r S y s t e m s , c o m p ila d o p o r A r n o ld
S t r i c k o n y S id n e y M . G r e e n f i e l d , pp. 1 0 1 -1 3 8 . A l t i u q u e r q u e : U n iv e r -
s it y o f N e w M e x i c o P re s s .
H e lm , J u n e , c o m p .
1968. E s s a y s o n t h e P r o b l e m o f T r i b e . M in u ta s d e ía R e u n ió n P r im a
v e r a l A n u a l d e la S o c ie d a d E tn o ló g ic a N o r t e a m e r ic a n a . S e a tle :
U n i v c r s i t y o f W a s h i n g t o n P re s s .
H ic k e l, W a lte r J.
1971. W ho Owns A m erica ? N ueva Y o rk : P r e n t ic e - H a ll.
H o fs ta d te r , R ic h a r d
1955. S o c i a l D a r w i n i s m i n A m e r i c a . B o s t o n : B e a c o n , P re s s .
H o m a n s , G e o rg e
1961. S o c i a l B e h a v i o r . N u e va Y o rk : H a r c o u r t B r a c e J o v a n o v ic h .
H o r o w it z , I r v in g L o u is
1 9 6 9 . “ T h e N o r m o f I l l e g i t i m a c y : T h e P o l i t i c a l No c io lo g y o f L a t i n
A m e r ic a .” E n L a t i n A m e r i c a n R a d i c a l i s m , c o m p il a d o p o r I . L . H o r o
w i t z , J. d e C a s t r o y J. G e r a s s i, p p . 3 -2 8 . N u e v a Y o r k : R a n d o m
H o u s e , V in ta g e B ooks.
H o u t h a k k e r , H . S.
1 9 6 8 . “ E n g e l, E r n s t . ” I n t e r n a t i o n a l E n c y c l o p e d i a o í t h e S o c i a l S cien
c e s , V , p p . 6 3 -6 4 . N u e v a Y o r k : M a c m i l l a n y T " h e F r e e P re s s .
H o w a r d , A la n
1972. R e se ñ a d e l lib r o de I. G o ld m a n , A n c i e n t P o b m e s ia n S o c ie t y , en
A m erican A n t h r o p o l o g i s t 7 4 (4 ), p p . 8 1 1 -8 2 3 .
352 OBRAS CITADAS
H y in e s , D e l l
1968. “ L in g u is tic P r o b lc m s in D e fin in g th c C Dn c e p t of ‘ T r i b e ’ .” En
E ssays o n th e P r o b le m o f T r i b e , c o m p i l a d o p 1i>r J u n e H e l m . M in u t a s
d e l a R e u n i ó n P r i m a v e r a l A n u a l d e l a So c ie d a d E t n o l ó g i c a N o r
t e a m e r ic a n a . S e a t lc : U n i v e r s i t y o f W a s h i n g t o n P re s s .
J o h n s o n , G re g o ry A la n
1973. L o c a l E x c h a n g e a n d E a r l y S t a t e D e v e l o ¡ y’ m e n t i n S o u t h w e s L e r n
I r a n . E n s a y o s A n tr o p o ló g ic o s , n ú m . 5 1 . A n n A r b o r : M u s e o d e A n
tr o p o lo g ía , U n iv e r s id a d de M ic h ig a n .
J o w e t t , B ., t r a d u c c i ó n a l in g lé s
1 9 3 7 . T h e D i a l o g u e s o f P l a t o . 2 v o ls . N u e v a Y o r k : R andom I-Io u s e .
K e lle r , S u z a n n e
1963. B eyond Lhe R u l i n g C lass. N u e v a Y o rk ; k a n d o m H ouse.
K l u c k h o h n , C ly d e
1951. “ V a lu e s and V a lu e O r ie n ta tio n in th e T h e o r y o f A c t io n . ” E n
T ow ard a T heory o f A c t i o n , c o m p ila d o p o r T a lc o t t P a rs o n s y E.
S h ils , p p . 3 8 8 -4 3 3 . C a m b r id g e : H a r v a r d U n i v i =r s i t y P re s s .
K ro e b e r, A . L .
1947. C u l t u r a l a n d N a t u r a l A r e a s o f N a t i v e N \orth A m e r i c a . B e r k e le y
y L o s A n g e le s : U n i v e r s i t y o f C a l i f o r n i a P r e s s.
1948. A n t h r o p o l o g y . N ueva Y o rk : H a rc o u rt, B r a ce a n d Co.
K r o p o tk in , P y o tr
1904. M u t u a l A id: A F a cto r of E volu tion . L o n d re s : W illia m H e in c -
m ann.
L a n e , R o b e rt
1974. “ P o w e r C o n c e p ts :in M e la n e s ia and N o r tjín v e s t N o r t h A m e r ic a .’
E n s a y o l e í d o a n t e la A s o c i a c i ó n N o r t c a m e r i c r n a p a r a e l A v a n c e d e
la C ie n c ia , R e u n i o n e s s o b r e la E t n o g r a f í a d c1 P o d e r , 2 8 d c f e b r e r o ,
S a n F r a n c is c o .
L a s s w e ll, H a r o l d , y A b r a h a m K a p l a n
1950. P o w e r a n d S o c i e t y . N u e v a H a v e n : Y a le U n i v e r s í t y P re s s .
L a u g h lin , W illia m S.
1 9 6 8 . “ I -I u n t i n g : A n I n t e g r a t e d B i o b e h a v i o r S y ; t e m a n d I t s E v o l u t i o n -
a ry I m p o r t a n c e . " E n M a n t h e I l u n t e r , c o m p ila d o p o r R ic h a r d L e e
e Irv e n D e V o re , p p . 3 0 4 -3 2 0 . C h ic a g o : A l d i t i e P u b l i s h i n g Co.
OBRAS CITADAS 353
Leach, E d rn u n d R .
1965. P olitica l S y s t e m s o f H i g h l a n d B u r m a . B o s to B
n :e a c o n P re s s .
Lee, R ic h a r d B.
1968. “ W h a t H u n te r s D o f o r a L iv in g , o r, H o w lo M a k e O ut on
S c a rc e R e s o u r c e s .” E n M a n t h e H u n t e r , c o m p i l a r o p o r R . B . L e e
e I r v e n D e V o r e , p p . 3 0 -4 8 . C h ic a g o : A l d i n e P u b l . s h i n g C o .
l 9 7 2 a. “ P o p u l a t i o n G r o w t h a n d t h e B e g in n in g s o j£ S e d e n t a r y L i f e
A r n o n g th e !K u n g B u s h m e n .” E n P o p u l a t i o n G r o w t h : A n t h r o p o l o -
g i c a l I m p l i c a t i o n s , c o m p ila d o p o r B r ia n S p o o n e r, p p . 3 2 9-342. Cam
b r i d g e : mit P re s s .
1 9 7 2 b . “ T h e I n t e n s i f i c a t i o n o f S o c ia l L i f e a r n o n g t h e ! K u n g B u s h m e n . ”
E n P o p u l a t i o n G r o w t h : A n t h r o p o l o g i c a l I m p l i c a t i o n s , c o m p ila d o p o r
B r i a n S p o o n e r , p p . 3 4 3 - 3 5 0 . C a m b r id g e : mit P re s s .
L e e , R ic h a r d , e Ir v e n D e V o re , c o m p s .
1 9 6 8 . M a n t h e H u n t e r . C h ic a g o : A l d i n e P u b lis h in g Co.
L e n s k i, G e r h a r d
1966. P o w e r a n d P r i v i l e g e . N u e v a Y o rk : M c G ra w -H i 1.
L e o n tie f, W a s s ily
1 9 6 8 . “ I n p u t - O u t p u t A n a ly s i s . ” I n t e r n a t i o n a l E n c y c l o p e d i a o f t h e S o c i a l
S c i e n c e s , V I I , p p . 3 4 5 - 3 5 4 . N u e v a Y o r k : M a ^ n i l l a n y T h e F r e e P re s s .
L é v i- S tr a u s s , C la u d e
1963. S t r u c t u r a l A n t h r o p o l o g y . T r a d u c c ió n a l in g lé s d e C l a i r e Jacob-
son y B ro o k e G r u n d f e s t S c h o e p f. N ueva Y o r k : B a s ic B o o k s .
1966. T h e S a v a g e M i n d . C h ic a g o : U n i v e r s i t y o f C h i c a g o P re s s .
1967. “The S o c ia l and P s y c h o lo g ic a l A s p e c ts of C l:ie fta in s h ip in a
P r i m i t i v e T r i b e : T h e N a m b i j u a r a o f N o r t h w e s t e r r ¡ M a t o G r o s s o .”
E n C o m p a r a t i v e P o l i t i c a l S y s t e m s , c o m p ila d o p o r J t o n a ld C o h e n y
J o h n M id d le to n , p p . 4 5 - 6 2 . G a r d e n C ity , N . Y .: T h s N a t u r a l H is t o r y
P re s s . O r ig in a lm e n te e n T r a n s a c t i o n s o f the N ew York A c a d e m y of
S c i e n c e s 7 ( 1 9 4 4 ) , p p . 16 - 3 2 .
1972. “ S tr u c tu r a lis m and E c o lo g y .” S ocial S c ie n c e I n f o r m a tio n 12 (1 ),
p p . 7 -2 3 .
L e w is , C . S.
1973. “ T h e A b o litio n o f M a n .” En T ow ard a S tea d j-S ta te E conom y,
354 OBRAS CITADAS
c o m p ila d o p o r H e r m á n E . D a ly , pp. 3 2 1 -3 3 2 . S |i n F r a n c is c o : W . H.
F re e m a n a n d C o.
L o tk a , A lf r e d
1 9 2 3. “ N o t e on th e E c o n o m ic C o n v e r s io n F a c to rs o f E n e rg y .” P roceed-
in gs o f th e N ation al A ca d em y o f S cien ces 7, p p . 1 9 2 -1 9 7 .
1922a. “ C o n tr ib u tio n to th e E n e r g e t ic s of E v o l u íji o n . ” P roceed in gs of
t h e N a t i o n a l A c a d e m y o f S c i e n c e s 8, p p . 1 4 7 - 1 5 1 .
1 9 2 2 b . “ N a t u r a l S e le c t io n as a P h y s ic a l P r i n c i p i e ” P r o c e e d i n g s o f t h e
N a t i o n a l A c a d e m y o f S c i e n c e s 8 , p p . 1 5 1 -1 5 4 .
1 92 5 . E l e m e n t s o f P h y s i c a l B i o l o g y . B a ltim o r e : W illia m s a n d W ilk in s .
1945. '‘T h e L a w o f E v o lu tio n as a M a x i m a l P r: r3n c iipl l e . ” H uman B io
lo gy 17, p p . 1 6 7 -1 9 4 .
L o w ie , R o b e r t H .
1927. T h e O r i g i n o f t h e S t a t e . N u e v a Y o r k : H a r c o u r t, B ra c e a n d C o .
1967. “ S o rn e A s p e c ts of P o litic a l O r g a n iz a tio n A m ong th e A m e r ic a n
A b o r ig in e s . ” E n C o m p a r a t i v e P o l i t i c a l S y s t e m s . c o m p ila d o p o r R o n -
a ld C o h e n y J o h n M id d le t o n , p p . 6 3 - 8 7 . G a ^ e n C ity , N . Y .: T h e
N a t u r a l H i s t o r y P re s s . T a m b i é n e n J o u r n a l o f t h e R o y a l A n t h r o -
p o l o g i c a l I n s t i t u t e 78 , n ú m s . 1-2 ( 1 9 4 8 ) , p p . l -24.
M c K e o n , R ic h a r d . . c o m p .
1941. T h e B asic i
VVorks a f A r i s t o t l e . N u e v a Y o r k : R a n d o m H ouse.
M a c P h c rs o n , C. B.
1962. T h e P olitica l T h eo r y o f P ossessive I n d iv i d u a l i s m : H obbes to
L o c k e . O x f o r d : C l a r e n d o n P re s s .
M a ir , L u c y
3962. P r i m i t i v e G o v e r n m e n t . L o n d r e s : P e n g u in
l\ 1 a r a n d a , P ie r r e
1 9 7 2 . “ S t r u c t u r a l i s m in C u l t u r a l A n t h r o p o l o g y .” E n A n n u a l R e v i e r a
o f A n t h r o p o l o g y , c o m p ila d o p o r B e r n a r d J . I S ie g e l, 1, p p . 3 2 9 - 3 4 8 .
P a lo A lto : A n n u a l R e v ie w s . I
M a rc u s , Joyce I
1973. “ T e r r i t o r i a l O r g a n iz a tio n o f t h e L o w l a n c| C la s s ic M a y a . ” S cien ce
1 8 0 ( 4 0 8 9 ) , p p . 9 1 1 -9 1 6 .
OBRAS CITADAS 355
M arg alef, R .
1968. Perspectives in Ecological Theory. C hicago: U rliversity o f Chicago
Press.
M artin , J oh n F.
1973. “O n th e E stim atio n o f th e Sizes o f L o cal G ro u p s in a H un tin g -
G a th e rin g E n viro n m e n t.” American Anthropologist 75 (5), pp. 14 4 8
1468.
M aru yam a, M ag oroh
1968. “T h e Second C yb ernetics: D e v ia tio n -A m p lify i |n g M u tu a l C ausal
Processes.” En Modern Systems Research for the Behavioral Scien-
tist, co m p ilad o p o r W . B uckley, p p . 3 04-313. C h icag o: A ld in e P ublish-
ing Co.
M arx , K a rl
1964. V éase B o tto m o re y R u b e l, comps.
19 7 1. The Grundrisse. C o m p ilad o y trad u cid o a l inglés p o r D avid
M cL ellan . N ueva Y o rk : H a rp e r a n d R o w .
M aybury-L ew is, D avid
1969. R eseñ a de Mythologiques: Du miel aux cendres. En American
Anthropologist 7 1, p p . 1 1 4 -1 2 1 .
M eadow s, D . H ., D. L . M eadow s, J . R an d ers, y W . W . B ehrens
(E dición d el FCE.)
1972. The Limits of Growth. N ueva Y o rk : U n iverse Books.
M edaw ar, P. B.
1973. R eseñ a. New York Review of Books, 8 de m aj zo.
M eggitt, M. J.
1967. “T h e P a tte rn o f L ead ersh ip am ong th e M ae-Enga o f N ew G u i
n e a .” En Anthropological Forum 2 (1), p p . 20- 35. B ob b s-M errill
R e p rin t núm . A -44 1.
M erriam , C harles E d w ard
1934. Political Power: Its Composition and Incidehce. N ueva Y o rk :
M cG raw -H ill B ook Co., W h ittle se y H ouse.
1950. Political Power. G lencoe, I ll.: T h e F ree Press.
M ille r, G eorge
1956. “T h e M agical N u m b er 7, Plus o r M in u s 2: Sorne L im its on
356 OBRAS CITADAS
O ur C a p a c ity of P r o c e s s in g In fo r m a tio n .” Psychological Review 63,
pp. 8 1 -9 7 .
M ille r , Jam es G.
1965. “ L iv in g S y s te m : B a s ic C o n c e p ts .” Behayioral Science 1O (3 ),
p p . 1 9 3 -2 5 7 ; 10 (4 ), p p . 3 3 7 -3 7 9 .
l\ ! I o o r e , A l e x a n d e r
1973. Life Cycles in Atchalan. N u e v a Y o rk : T e a c h e r s C o lle g e P re s s .
M o s c a , G a e ta n o
1939. The Ruling Class. N u e va Y o rk : M c G r a w - Hti l l .
M u rd o c k , G e o rg e P e te r
1 9 4 9 . Social Structure. N u e v a Y o rk : l \ 1 a c m ill a n ,
N e ttin g , R o b e rt M cC .
1971. The Ecological Approach in Cultural 'fitudy. A d d is o n - W e s le y
M o d u la r P u b lic a tio n s . R e a d in g , M ass.
1 9 7 2 . “ S a c r e d P o w e r a n d C e n t r a l i z a t i o n : A s p e c ts o f P o l i t i c a l A d a p -
t a t i o n in A f r i c a . ” E n Population Growth: Anthropological Implica-
tions, c o m p ila d o por B r ia n S p o o n e r, pp. 21 9-2 4 4 . C a m b r id g e : mit
P re s s .
N ic h o la s , R a lp h
1966. “ S e g m e n t a r y F a c t i o n a l P o l i t i c a l S y s te m s .’ En Political Anthro-
pology, c o m p i l a d o p o r M a r o J . S w a r tz , V i c t o r W . T u rn e r y A rth u r
T u d e n . C h ic a g o : A l d i n e P u b l i s h i n g C o .
O d u in , H o w a r d
1 9 7 1 . Environment, Power, and Society. N u eva Y o rk : W ile y - In te r -
s c ie n c e .
O g b u rn , W illia rn E .
1 9 2 2 . Social Change. N u e v a Y o rk : B. W . H u e b ,c h .
O liv e r , S ym m e s C .
I 9 6 2 . Ecology and Cultural Continuity as Contf ibution Factors in the
Social Organization of the Plains Indians. P u b l ic a c io n e s d e la U n i v e r
s id a d d e C a l i f o r n i a s o b r e la A r q u e o l o g í a y la E t n o l o g í a N o r t e a m e r i
c a n a s , v o l. 4 8 , n ú m . 1, p p . 1 -9 0 . B e r k e l e y y P os A n g e le s : U n i v e r s i t y
o f C a l i f o r n i a P re s s .
O s s o w s k i, S t a n is la w
1966. “ D iffe r e n t C o n c e p t io n s of S o c ia l C la s s .” En Class, Status and
OBRAS CITADAS 357
P o w e r , c o m p ila d o por R e in h a r d B e n d ix y S eym o u r M a r tin L ip s e t,
2 ^ e d ., p p . 8 6 -9 6 . N u e v a Y o r k : T h e F r e e P re s s .
O tte r b e in , K e ith F.
1970. T h e E volu tion of W a r : A C r o s s C u l t u r a l S t u \iy . N u e v a H a v e n :
hraf P re s s .
P a r k in s o n , C. N o rth c o te
1 9 5 7 . P a r k i n s o n ’s L a w a n d O th er S tu dies in A d m i n i s t r a t i o n . B o s to n :
H o u g h to n M if f lin Co.
1971. T h e L a w o f D e l a y . B o s to n : H o u g h to n M i f f l i n Co.
P a rs o n s , T a lc o t t
1954. E s s a y s in S o cio lo g ica l T h e o r y . G le n c o e , 111.: T t h e F r e e P re s s .
1963. " O n t h e C o n c e p t o f P o l i t i c a l P o w e r . ” P r o c e e c'-i n g s o f t h e A m e r
i c a n P h i l o s o p h i c a l S o c i e t y 1 0 7 (3 ), p p . 2 3 2 -2 6 2 . 'T a m b ié n e n C l a s s ,
S t a t u s a n d P o w e r , c o m p ila d o p o r R e in h a r d B e n d ix y S e y m o u r M a r t ín
L i p s e t , 2 ^ e d ., p p . 2 4 0 -2 6 5 . N u e v a Y o r k : The F re< : P re s s , 1966.
P ia g e t J e a n
1969. “ G é n e s is y e s t r u c t u r a e n p s ic o lo g í a . ” E n L a s n o c i o n e s d e e s t r u c
t u r a y g é n e s i s , p o r M a u r i c e d e G a n d i l l a c y o tr o s , p p . 2 4 1 -2 6 6 . B u e n o s
A ir e s : E d i t o r i a l P r o t e o . ( T r a d u c c i ó n d e la e d ic ió n fra n c e s a d e 1 9 6 6 .)
1972. T h e P r n c i p l e s o f G e n e t i c E p i s t e m o l o g y . N u e Yv ao r k : B a s ic B o o k s .
P illin g , A r n o ld
1 9 6 8 . " S o u t h e r n A u s t r a l i a : L e v e ls o f S o c ia l O r g a n i z a t i o n . ” E n M a n
t h e H u n t e r , c o m p ila d o p o r R ic h a r d L e e e I r v e n D e V o r e , p p . 138-
1 4 5 . C h ic a g o : A l d i n e P u b l i s h i n g C o .
P l a t ó n . V é a s e J o w i t t , B ., tr a d u c c ió n , 1937.
P o lg a r , S te v e n
1972. " P o p u la tio n H is to r y and P o p u la tio n P o lic ie s fro m A n th r o p o lo -
g ic a l P e r s p e c t iv e . ” C urrent A n th rop ology 13 (2 ), p p . 2 0 3 -2 1 1 .
P o lg a r , S te v e n , c o m p .
1971. C u l t u r e a n d P o p u l a t i o n : A C o l l e c t i o n o f C urnent S tudies. C am
b r id g e , M a s s .: S c h e n k m a n P u b l i s h i n g C o .
P o s p is il, L e o p o l d
1958a. “ K a p a u k u Papuan P o litic a l S tru c tu re .” En System s o f P olitica l
358 OBRAS CITADAS
C o n t r o l a n d B u r e a u c r a c y i n H u m a n S o c i e t i e s , c o m p ila d o p o r V e r n e
R ay, p p . 9 - 2 2 . M i n u t a s d e la R e u n i ó n P r i m s .v e r a l A n u a l d e 1 9 5 8
d e la S o c ie d a d E t n o l ó g i c a N o r t e a m e r i c a n a , S ea t le .
1958b. K a p a u k u Papuans and T h eir Law. P u b l :íc a c io n e s de A n tro p o
lo g ía de la U n iv e r s id a d de Y a le , núm . 54. N ueva H aven: Y a le
U n iv e r s ity P re s s .
l 963a. Kapauku Papuan E conom y. P u b li c a c i o n e s de A n tr o p o lo g ía de
la U n iv e r s id a d de Y a le , núm . 67. N ueva H ^ven: Y a le U n iv e r s ity
P re s s .
1963b. T h e K a p a u k u P a p u a n s o f W e s t N e w G u i n e a. N u e v a Y o rk : H o lt,
R in e h a r t a n d W in s to n .
P o w e ll, H . A .
1960. “ C o m p e titiv e L e a d e r s h ip in T r o b r ia n d P p li t i c a l O r g a n iz a tio n .”
Jo u rn a l o f the R oya l A n th ro p o lo gica l l n s t i t u i e 9 0 (1 ), p p . 1 1 8 -1 4 5 .
T a m b ié n e n C o m p a r a t i v e P o l i t i c a l S y s t e m s , c o m p ila d o por R o n a ld
C o h e n y J o h n M id d le to n , p p . 1 5 5 -1 9 2 . G a rl en C ity , N. Y .: The
N a t u r a l H i s t o r y P re s s , 1 9 6 7 . 1
R a n d c rs , J o rg e n , y D o n e lla M eadow s
1973. “ T h e C a r r y in g C a p a c ity o f O u r G lo b a l E n v ir o n m e n t : A L o o k
at th e E th ic a l A lte r n a tiv e s .” E n T o w a r d a S t e a d y - S t a t e E c o n o m y ,
c o m p ila d o p o r H e r m a n E . D a ly , p p . 2 8 3 -3 0 6 . I S a n F r a n c is c o : W . H.
F re e m a n a n d C o .
R a p o p o rt, A n a to l
1 9 6 8 . “ T h e P r o m is e a n d P itfa lls o f In fo r m a tio n T h e o ry .” En M odern
S ystem s R e s e a r c h f o r t h e B e h a v i o r a l S c i e n t i s t , c o m p ila d o por W .
B u c k l e y , p p . 1 3 7 - 1 4 2 . C h ic a g o : A l d i n e P u b lis h i n g C o .
R a p p a p o rt, R o y A .
1968. P i g s f o r t h e A n c e s t o r s . N u e v a H a v e n : Y a l je U n i v e r s i t y P re s s .
1 9 6 9 . “ S o rn e S u g g e s tio n s C o n c e r n i n g C o n c e p t a n d M e t h o d i n E c o lo g ic a l
A n th r o p o lo g y .” E n C o n t r i b u t i o n s t o A n t h r o p o l o g y : E c o l o g i c a l E s s a y s ,
c o m p ila d o p o r D a v id D a m s , p . 184. B o le t ín 2 3 0 d e l M u s e o N a c io n a l
d e C a n a d á , S e r ie A n t r o p o l ó g i c a , n ú m . 8 6 . O tja w a .
1 9 7 1a . “ T h e F l o w o f E n e r g y i n a n A g r i c u l t u r a l S o c ie t y . ” E n E n e r g y
a n d P o w e r , p p . 6 9 -8 0 . S a n F r a n c is c o : W . H . F r e e m a n a n d C o .
1 9 7 1 b . “ T h e S a c re d in H u m a n E v o lu t io n . ” En A nnual R eview of
E c o l o g y a n d S y s t e m a t i c s 2, p p . 2 3 - 4 4 .
OBRAS CITADAS 359
R a y , V e rn e , c o m p .
1958. S y s t e m s o f P o l i t i c a l C o n t r o l a n d B u r e a u c r a c y i n H u m a n S o c i e t i .e s .
M i n u t a s d e la R e u n i ó n P r i m a v e r a l Anual de l 9 58 de la S o c ie d a d
E t n o l ó g i c a N o r t e a m e r i c a n a . S e a tle .
R e d fie ld , M a rg a re t P a rk , c o m p .
1962. H u m a n N atu re a n d th e S tudy o f S o ciety: T h e P ap ers o f R o b ert
R e d f i e l d . C h ic a g o : U n i v e r s i t y o f C h ic a g o P re s s .
R e d fie ld , R o b e rt
( E d ic ió n d e l F C E .)
194 l . T h e F o l k C u l t u r e s of Y u c a t a n . C h ic a g o : U rki v e r s i t y of C h ic a g o
P re s s .
1942. In tr o d u c c ió n a L e v e l s o f I n t e g r a t i o n i n B i o l o g i c a l a n d S o c i a l
S y s t e m s . V o l . 18 d e B i o l o g i c a l S y m p o s i a , c o m p ila d o p o r J a c q u e s C a t -
te ll. L a n c a s t e r , P a .: J a c q u e s C a t t e l l P re s s .
R e in a , R ubén
1 963. “ T h e P o t t e r a n d th e F a r m e r : T h e F a te o f T w o I n n o v a t o r s in
a M a y a V i l l a g e . ” E x p e d i t i o n 5 (4 ), p p . 1 8 -3 0 . F í l a d e l f i a : M u s e o de
la U n i v e r s i d a d d e P e n s ilv a n ia .
R ib e ir o , D a rc y
1968. T h e C i v i l i z a t i o n a l P r o c e s s . W a s h in g to n , D . C The S m it h s o n ia n
P re s s .
1970. O s i n d i o s e a c i v i l i z a g a o . R io d e J a n e ir o : E d ito r a C iv ilic ;:a o B ra -
s il e i r a , S. A .
R iv ie r e , P e te r
1 9 7 0 . “ F a c t io n s and E x c lu s io n s in Tw o S o u th A riae r ic a n V illa g e S ys
te m s .” E n W i t c h c r a f t C o n f e s s i o n s a n d A c c u s a t i o n s , c o m p ila d o p o r
M a r y D o u g la s , p p . 2 4 5 -2 5 6 . M o n o g r a f í a asa 9. L o n d r e s : T a v i s t o c k
P u b lic a tio n s .
R o d g e rs , W i l l i a m B ., y R ic h a r d E . G a r d n e r
I 9 6 9 . “ L i n k e d C h a n g e s i n V a lu e s a n d B e h a v i o r in th e O ut I s la n d
B a h a m a s .” A m erica n A n th rop ologist 71 ( l) , pp. 2 1 -3 5 .
R o e t h li s b e r g e r , F . I I . , y '.IV. D ic k s o n
1939. M a n a g e m e n t and the W ork er. C a m b r id g e : H a rv a rd U n i v e r s it y
P re s s .
R o s s i, In o
1973. “The U n c o n s c io u s in th e A n th r o p o lo g y o f í j la u d e L e v i- S t r a u s s . ”
A m e r i c a n A n t h r o p o l o g i s t 75 (1 ), p p . 2 0 -4 8 .
360 OBRAS CITADAS
Russell, Bertrand
1938. Power : A New Social Analysis. Nueva Yo::k: W. W. Norton.
Sahlins, Marshall D.
1958. Social Stratification in Polynesia. Seatle: University of Wash-
ington Press.
1960. “Evolution: Specific and General.” En Evolution and Culture,
compilado por M. D. Sahlins y Elman Service, pp. 12-44. Ann Arbor:
University of Michigan Press.
1961. “Segmentary Lineage: An Organization of Predatory Expansion.”
American Anthropologist 63, pp. 322-345.
1963. “Poor Man, Rich Man, Big Man, Chief: Political Types in
Melanesia and Polynesia.” Comparative Studies in Society and His-
tory 5, pp. 285-303. Bobbs-Merrill Reprint n úm. A-339.
1965. “On the Sociology of Primitive Exchange.” En The Relevance
of Models for Social Anthropology, compilado por Michael Banton.
Monografía núm. 1 de la Asociación de Antropólogos Sociales. Nue-
va York: Praeger.
1968. Tribesmen. Englewood Cliffs, N. J.: Pren tice-Hall.
1972. Stone Age Economics. Chicago: Aldine-AtBerton.
Sanders, William T.
1972. “Population, Agricultural History, and Sodetal Evolution in Me-
soamerica.” En Population Growth: Anthrop ological Implications,
compilado por Brian Spooner, pp. 101-153. (Cambridge: mit Press.
Schaedel, Richard P.
n.d.a “The City and the Origin of State in Aitnerica.” Inédito.
n.d.b. “The Commonality in Processual Trends in the Urbanization
Process: Urbanization and the Redistributive Function in the Cen-
tral Andes.” Inédito.
Schrodinger, Erwin
1967. What Is Life? Cambridge: Cambridge University Press.
Schumacher, E. F.
1973. “Buddhist Economics.” En Toward a Steadjy-State Economy, com-
OBRAS CITADAS 361
p ila d o p o r H e r m á n E . D a ly , p p . 2 3 1 -2 3 9 . S a n F r a n c is c o : W . H . F r e e -
m a n a n d Co.
S c h u m p e te r, J o s e p h
1966. “The P r o b le m o f C la s s e s ." E n C l a s s , S t a t u s a n d P o w e r , c o m p ila
d o p o r R e in h a r d B e n d ix y S e y m o u r M a r t in L ip s e t 2 ^ e d ., p p . 4 2 -4 6 .
N ueva Y o rk : The F r e e P re s s .
S c h w a r tz , R i c h a r d D . , y M i l l e r , J a m e s C .
1 9 6 4 . " L e g a l E v o l u t i o n a n d S o c ia l C o m p l e x i t y . ” Am erica n Journal of
S o c i o l o g y , 70 , p p . 1 5 9 -1 6 9 .
S e r v ic e , E l m a n R .
1962. P r i m i t i v e S o c i a l O r g a n i z a t i o n . N u e v a Y o r k : R a n d o m H o u s e .
1966. T h e H u n t e r s . E n g le w o o d C lif fs , N . J .: P r e n t io i- H a ll.
1971. C u l t u r a l E v o l u t i o n i s m : T h e o r y i n P r a c t i c e . N u e v a Y o r k : H o lt,
R in e h a r t a n d W in s to n .
S h a rp , R . L a u r is to n
1958. " P e o p le W i t h o u t P o litic s .” E n S y s t e m s o f P o l , í i c a l C o n t r o l a n d
B u r e a u c r a c y i n H u m a n S o c i e t i e s , c o m p i l a d o p o r V é r n e R a y , p p . 1-8.
M in u t a s de la R e u n ió n P r im a v e r a l Anual de 1 9 8 de la S o c ie d a d
E tn o ló g ic a N o r te a m e r ic a n a . S e a tle .
S h e p a rd , P a u l
1973. T h e T e n d e r C a r n i v o r e a n d t h e S a c r e d G a m e . l l ueva Y o rk : C h a r
le s S c r i b n e r ’ s S o n s .
S h e rz e r, J o e l
1972. C o m u n ic a c ió n p e r s o n a l. 15 d e fe b re ro .
S im o n , H e r b e r t
1957. M o d e l s o f M a n . N u e v a Y o r k .
1965. “ T h e A r c h ite c tu r e o f C o m p le x ity .” G en era l S ystem s 10.
S k in n e r , G . W .
1959. “ T h e N a t u r e o f L o y a ltie s in R u r a l I n d o n e s ia .” E n L o c a l , E t h n i c ,
a n d N ation al L oyalties in V i l l a g e I n d o n e s i a , c o m p ila d o por G. W .
S k in n e r . N ueva Y o rk : In s titu to de R e la c io n e s P a c íf ic a s ; N ueva
H aven: U n iv e r s id a d d e Y a le , E s t u d io s d e l S u d e s te A s iá t ic o .
S lo b o d k in , L . B .
1968. “ T o w a r d a P r e d ic tiv e T h e o r y o f E v o lu t io n . ” Ep P op u la tion B io-
lo gy an d E v o l u t i o n , c o m p ila d o p o r R ic h a r d O. L ew o n t i n , pp. 187-
205. S y ra c u s e : S y ra c u s e U n i v e r s i t y P re s s .
362 OBRAS CITADAS
S m a ld o n e , J o s e p h P .
1 9 7 2 . “ F ir e a r m s i n th e C e n tr a l S u d a n : A R e v o ^ u tio n .” J o u r n a l o f A fri
ca n H istory 1 3 (4 ), pp. 5 9 1 -6 0 7 .
S o r e n s e n , A r t h u r R ., J r .
1967. “ M u lti- L in g u a lis m in th e N o r th w e s t A m azo n .” A m erican A nthro-
p o l o g i s t 6 9 ( 6 ) , p p . 6 7 0 -6 8 5 .
S o re n s o n , E . R ic h a r d
1 9 7 2 . “ S o c io - e c o lo g ic a l C h a n g e a m o n g t h e F o r e o f N e w G u in e a .” C ur-
r e n t A n t h r o p o l o g y 13 ( 3 - 4 ) , p p . 3 4 0 -3 7 2 .
S o u t h a l l, A i d e n
1965. “ A C r i t i q u e o f t h e T y p o l o g y o f S ta te s a ri d P o l i t i c a l S y s te m s .” E n
P o l i t i c a l S y s t e m s a n d t h e D i s t r i b u t i o n o f P o . v e r , c o m p ila d o p o r M i-
c h a e l B a n t o n , p p . 1 1 3 -1 4 0 . L o n d r e s : T a v i s t o r k P u b l i c a t i o n s .
S p e n g le r , J o s e p h J .
1 9 5 9 . “ E c o n o m ic s a n d D e m o g r a p h y . ” E n T h e S i u d y o f P o p u l a t i o n , c o m
p i l a d o p o r P h i l i p M . H a u s e r y O t i s D u d l e y D u n c a n , p p . 7 9 1 -8 3 1 .
C h ic a g o : U n i v e r s i t y o f C h ic a g o P re s s .
S p ic e r , E d w a r d
l 9 7 J. “ P e r s is t e n t C u ltu r a l S y s te m s .” S cien ce 17 4 (l 9 de n o v ie m b r e ) ,
pp. 7 9 5 -8 0 0 .
S p o o n e r, B r ia n , c o m p .
1972. P o p u l a t i o n G row th: A n th rop ologica l Ifn plication s. C a m b r id g e :
m it P re s s .
S ta n le y , S a m
1 9 7 4 . “ A m e r i c a n I n d i a n P o w e r a n d P o w e r le s s n £ss.” E n s a y o l e í d o e n la s
R e u n i o n e s s o b r e l a E t n o g r a f í a d e l P o d e r d e l a A s o c ia c ió n N o r t e a m e
r i c a n a p a r a e l A v a n c e d e la C ie n c ia , 2 6 d e f e b r e r o , S a n F r a n c is c o .
S ta rr, B e tty
I 9 5 4 . “ L e v e ls of C o m m u n ity R e la tio n s .” A m erican Journal of S ocio-
l o g y 6 0 ( 2 ) , p p . 1 2 5 -1 3 5 .
S ta rr, C h a u n c e y , y R ic h a r d R u d m a n
1 973. “ P a ra m e te rs o f T e c h n o lo g ic a l G r o w t h . ” Sc i e n c e 182 ( 4 1 1 0 ) , p á g i
n a s 3 5 8 -3 6 4 .
S ta v e n h a g e n , R o d o lf o
1967. “ Las r e la c io n e s e n tre la e s tr a tific a c ió n ¡so c ia l y la d in á m i c a de
OBRAS CITADAS 363
c la s e s .” En E structura, estra tifica ción y m o v i l i d a ií s o c i a l , c o m p i l a d o
p o r A n th o n y L e e d s, p p . 1 2 6 -1 5 1 . E s t u d io s y m o r io g r a f ía s 2 0 , W a s h -
i n g t o n , D . C . : U n i ó n P a n a m e r ic a n a .
S te in h a r t, J o h n S., y C a r o l E . S t e i n h a r t
1974. “ E n e rg y U se in th e U. S. F o o d S y s te m .” S c ie fic e 184 ( 4 1 3 4 ) , pá
g in a s 3 0 7 - 3 1 6 .
S te v e n s o n , R . F .
1968. P o p u l a t i o n a n d P o litica l S y s te m s in T r o p i c a l A fr ica . N ueva Y o rk :
C o lu m b ia U n iv e r s ity P re s s .
S te w a rd , J u lia n
1955. T h e o r y o f C u l t u r e C h a n g e . U r b a n a : U n i v e r s i t y o f I l l i n o i s P re s s .
S t r i c k o n , A r n o l d , y S id n e y M . G r e e n f i e l d , c o m p s .
1972. S t r u c t u r e a n d P r o c e s s i n L a t í n A m e r i c a : P c t r o n a g e , C l i e n t a g e
a n d P o w e r S y s t e m s . A l b u q u e r q u e : U n i v e r s i t y o f N e w M e x i c o P re s s .
S tu a rt, W illia m . T.
1 9 7 2 . “ T h e E x p l a n a t i o n o f P a t r o n - C l i e n t S y s te m s : S ó m e S t r u c t u r a l a n d
E c o l o g ic a l P e r s p e c t iv e s . ” E n S t r u c t u r e a n d P r o c e s s i n L a t i n A m e r i c a :
P a t r o n a g e , C l i e n t a g e a n d P o w e r S y s t e m s , c o m p H a d ó p o r A r n o l d S tr ic
k o n y S id n e y M . G r e e n f i e l d , p p . 1 9 - 4 2 . A l b u q u e p q u e : U n i v e r s i t y o f
New M e x ic o P re s s .
S t u c k e y , J o h n , y J . D a v i d S in g e r
197 3 . “ T h e P o w e r fu l a n d th e W a r - P r o n e : R a n k in g th e N a tio n s b y
R e l a t i v e C a p a b i l i t y a n d W a r E x p e r ie n c e , 1 8 2 0 -1 £f6 4 .” E n s a y o le íd o
e n la r e u n i ó n d e la A s o c ia c ió n N o r t e a m e r i c a n a p a r a e l A v a n c e d e la
C ie n c ia , j u n i o , M é x i c o , D . F . P u b li c a d o e n e s p a ñ o l p o r e l I n s t i t u t o
N a c io n a l d e A n t r o p o lo g ía e H is to r ia , M é x ic o , D .
S u m m e rs , C la u d e M .
1 971. “ T h e C o n v e r s io n o f E n e rg y .” En E nergy a n d P o w e r , p p . 9 5 -1 0 6 .
S a n F r a n c is c o : W . H . F r e e m a n and Co.
S u m n e r, W illia m G ra h a m
1906. F o l k w a y s . N u e v a Y o r k : G in n and Co.
S w anson, G uy
1960. T h e B i r t h o f t h e G o d s . A n n A r b o r : U n i v e r s i t y o f M i c h i g a n P re s s .
S w a r tz , M a r c J . , V i c t o r W . T u r n e r , y A r t h u r T u d e , co m p s .
1 9 6 6 . P o l i t i c a l A n t h r o p o l o g y . C h ic a g o : A l d i n e P u b l i s h i n g Co.
i
364 OBRAS CITADAS
T a a g e p e ra , R e in
1968. “ G ro w th C u rv e s of E m p ir e s . ” G e n e r a l S y s Xe m s 13, pp. 1 7 1 -1 7 5 .
Taw ney, R . H .
( E d ic ió n d e l F C E .)
J 9 3 1 . E q u a l i t y . N u e v a Y o r k : H a r c o u r t , B r a c e a n dl C o .
T h o m p s o n , W a rre n S.
1956. “ T h e S p ir a l of P o p u la tio n .” En M a n ’s R o l e in C h a n gin g th e
F a c e o f t h e E a r t h , c o m p ila d o por W . L. Thdm as J r., pp. 9 7 0 -9 8 6 .
C h ic a g o : U n i v e r s i t y o f C h ic a g o P re s s .
T i l l y , C h a r le s
1 9 7 4 . “ R e f le c t i o n s on E u ro p e a n S ta te m a k in g .” En The F orm ation of
N ation al S tates in W estern E urope, c o m p ila d a por C h a r le s T illy .
P r in c e to n : P r in c e to n U n iv e r s ity P re s s .
T o n n ie s , F e r d in a n d
1957. C o m m u n i t y a n d S o c i e t y , G e m e i n s c h a f t a n d G e s e l l s c h a f t . T ra d u c -
c ió n a l in g lé s d e C h a r le s P . L o o m i s . E a s t L a n s i n g : M i c h i g a n S ta te
U n i v e r s i t y P re s s .
T r ib u s , M y r o n
1961. “ I n f o r m a t i o n T h e o r y as t h e B a s is f o r T h e r r h o s t a t ic s a n d T h e r m o -
d y n a m ic s . ” T r a n s a c t i o n s o f th e A m erica n S o ciety o f M ech a n ica l En-
g i n e e r s , s e r ie 5 . J o u r n a l o f A p p l i e d M e c h a n i c s 83 ( m a r z o ) , p p . 1-8.
T r ib u s , M y r o n , y E d w a rd C . M c lr v in e
1 9 7 1 . “ E n e r g y a n d I n f o r m a t i o n . ” E n E n e r g y a n & P o w e r , p p . 1 2 1 -1 2 8 .
A S c i e n t i f i c A m e r i c a n B o o k . S a n F r a n c is c o : W . H . F r e e m a n a n d C o .
T u llis , F. L a M o n d
1970. L o r d a n d P ea s a n t in P e r u : A P a r a d ig m o f P olitica l a n d S ocial
C h a n g e . C a m b r id g e : H a r v a r d U n i v e r i s t y P re s s .
U b b e lo h d e , A . R .
1 9 5 5 . l\ !f a n a n d E n e r g y . N ueva Y o rk : G e o rg e B r á z ille r
V a n s in a , J a n
1962. “A C o m p a r is o n of A fr ic a n K in g d o m s .” Af rica 3 2, pp. 3 2 4 -3 3 4 .
V e r h o e v e n , S ta n
1974. “The O v e r flo w o f H a w a iia n R e lig io n : R e v p lu t io n o r E v o lu tio n ? ”
M a n u s c r i t o e n p o s e s ió n d e l a u to r.
OBRAS CITADAS 365
W a ll a c e , A n t h o n y F . C.
1966. R e l i g i ó n : A n A n t h r o p o l o g i c a l V iew. N u e v a Y o r k : R a n d o m H o u se.
W a t k in s , F r e d e r ic k M .
1 9 6 8 . “ S ta te : The C o n c e p t.” I n t e r n a t io n a l E n cyclogbed ia of th e S ocial
S c i e n c e s , X V , p p . 1 5 0 -1 5 6 . N u e v a Y o r k : M a c m i l l a r ii y T h e F r e e P re s s .
W e b e r, M a x
[1 9 4 6 .J V é a s e G e r t h , H . H . , y C . W r i g h t M i l l s , c o m p s. y t r a d s .
1964. T h e T h e o r y o f S o c i a l a n d E c o n o m i c O r g a n i z a t i o n . T ra d u c c ió n al
in g lé s d e A . M. H e n d e rs o n y T a lc o tt P a rs o n s . G le n c o e , Ill.: The
F r e e P re s s .
W h i t e , L e s l ie A.
1943. “ E n e r g y a n d th e E v o lu t io n o f C u lt u r e . ” A m e r i c a n A n t h r o p o l o g i s t
45, p p . 3 3 5-356.
1 9 4 9 . T h e S c i e n c e o f C u l t u r e . N u e v a Y o r k : F a r r a r a n d S tr a u s .
1 9 5 9 . T h e E v o l u t i o n o f C u l t u r e . N u e v a Y o r k : M c G | r a w - H ilL
W h y te , W illia m F.
19 7 4 . “ R u r a l P e r u — P e a s a n ts as A c t i v i s t s . ” E n C o n t e m p o r a r y C u l t u -
res and S ocieties o f L a t í n A m e r i c a , c o m p ila d o p o r D w ig h t H e a th ,
2 a . e d ., p p . 5 2 6 - 5 4 1 . N u e va Y o rk : R andom Housc
W in c k le r , E d w in A.
1970. “ P o litic a l A n th r o p o lo g y .” En B ien n ia l R evieco o f A n th rop ology,
1 9 6 9 , c o m p ila d a por B. S ie g e l. S t a n f o r d : S ta n fo rd U n iv e r s ity P re s s .
W o lf , E r ic
1 9 6 6 . P e a s a n t s . E n g le w o o d C liffs ,, N. J .: P r e n t ic e - H a l l P u b lis h in g Co.
1 9 6 7 . “ L e v e ls o f C o m m u n a l R e l a t i o n s . ” E n S o c i a l A n t h r o p o l o g y , c o m
p ila d o p o r M a n n in g N a s h , p p . 2 9 9 -3 1 6 . H andbook o f M id d le Am e
r ic a n In d ia n s , c o m p ila d o por R o b e rt W auchope, v o l. 6. A u s tin :
U n i v e r s i t y o f T e x a s P re s s .
W o lf , E r ic , y E d w a r d C. H ansen
1972. T h e H u m a n C on d ition in L a t i n A m e r i c a . N d eva Y o rk : O x fo rd
U n iv e r s ity P re ss.
W o r s le y , P e t e r
1957. “ M ille n a r ia n M o v e m e n ts in M e la n e s i a . ” R h o C Le s - L i v i n g s t o n Ins-
t i t u t e J o u r n a l 2 1 , p p . 1 8 -3 1 .
1968. T h e T r u m p e t S h a ll S o u n d : A S tu d y o f “ C arg o" C ults in M e la
n e s i a . S e g u n d a e d i c i ó n a u m e n t a d a . N u e v a Y o r k : S ch o c k e n B o o k s .
366 OBRAS CITADAS
V V r ig h t , H e n r y T .
1974. “ A n E x p la n a tio n o f th e O r ig in o f th e St a te .” V o lu m e n c o m p ila -
do p o r Jam es H ill. S a n ta Fe: E s c u e la de I n v e s t ig a c ió n N o r te a m e r i-
cana.
ÍN D IC E A N A L Í T I C O
A cce so a l p o d e r : 86 t u r a l , 2 0 2 ; e s tru c tu r a c ió n d e l, 329; y
A d a m s , R o b e r t M c C .: 2 55 , 2 8 3 n s u p e r v iv e n c ia , 3 27, 332; y v a lo re s ,
A d a p t a c ió n : c o m o la c a p a c id a d p a r a 2 09 -2 1 0, 211
c a m b ia r , 222; c o m o la c a p a c id a d p a A m is t a d : 4 4
r a re s p o n d e r , 2 0 8 ; c o m ú n , 7 3; y c o n Á ra b e s : 4 0, 6 2, 2 f >O, 297
s is te n c ia d e la e x p e r ie n c ia , 2 07 ; y A r g e n t in a : 111, 2 0 9
c o n t r o l d e la e n e rg ía , 2 23 ; y c o n t r o l A r is tó te le s : 45, 211 n> 266
d e l a m b ie n te , 2 22 ; y c r e c im ie n to c u l A r o n , R a y m o n d : Ü8 n
t u r a l , 309; y la e x p e r ie n c ia , 2 12 ; y A r t ic u la c ió n . Vé as e N iv e le s d e a r t ic u -
p r o d u c t o e in s u m o , 160; n iv e le s d e , la d ó n
2 08 -2 1 0; lím it e s d e, 2 08 ; d e l h o m b r e A s h b y , W . R o ss: 147 n
a l a m b ie n te , 172; d e u n id a d e s d e A s ig n a c ió n d e n o m b re s : 176
o p e r a c ió n , 7 1-73 ; y e l o r d e n a m ie n to , A u s t r a lia : 2 9 9
2 45 ; d e la s o c ie d a d a l a m b ie n te , 2 0 7 ; A u t o r id a d : 258; t o m a d e d e c is ió n , 2 8 5
p ro c e s o s s im b ió tic o s y la , 2 2 3 ; p o r 2 86 ; d e f in ic ió n d e , 4 6-48 ; clases de,
e l e s ta b le c im ie n to de m e ta s , 138-139; 50, 2 4 6 ; “ c a re n c ia ” d e , 2 46 ; y l e g i t i
y c l c a m b io d e v a lo re s , 197. V é a s e m id a d , 46-53; r ec o n o c im ie n to d e la ,
t a m b i é n E v o lu c ió n 4 1; e s tr a tific a c ió n d e la , 271. V é a s e
A f r ic a : 105, 119, 2 46 , 2 53 , 257, 2 7 0 , 272, t a m b i é n A u t o r i d a d d e l p o d e r y de
283, 291, 298, 2 9 9 , 320. Vé a s e t a m la h a b ilid a d
b i é n A l u r , A f r ic a O r ie n t a l, B it o , A u t o r id a d d e l p o d e r y d e la h a b i l i
B o s q u im a n o s , B u g a n d a , G u s ii, H e r e - d a d : 5 0-51 , 5 0 -5 3, 2 46 , 274
r o , M a n d a r i, M a s a i, N a n d i, N ig e r ia , A y u d a e x t r a n je r a ¡¡ 102
N u e r , S h illu c k , S o c ie d a d e s d e Á f r ic a A z te c a s : 52, 283, 2 89
O c c id e n ta l, T o n g a , Z u lu
A f r ic a O r ie n t a l: 2 51 , 253 B a ile y , F. G .: 2 2, 94, 191
A g e n c ia C e n tr a l d e I n t e lig e n c ia : 61 B a la n d ie r , G e o rg es: 2 2-23 , 4 5 , 2 6 5 n
A g e n c ia s u p r a n a c io n a l: 328 B a li: 335 n
A g r ic u lt u r a : in v e n c ió n d e la , 334; te c B a n d a s : 7 8, 2 41 ; na tu ra le z a c e n tr a liz a
n o lo g ía a g r íc o la , 214-215 d a d e la s, 2 45 ; y las re la c io n e s d e
A k w e -s h a v a n te : 247, 258 je f a t u r a , 251-25S ',; c o n flic to s e n tr e las,
A le m a n ia : 294, 295 n , 298 2 4 7 -2 4 8 ; c o o r d i n a c ió n e n tr e las, 247;
A lim e n t o : 213 e v o lu c ió n d e 1a!s, 226, 2 29 , 2 30 ; e x
A lth u s s e r , L o u is : 295 p a n s ió n d e la s , 246, 248, 315; e n se
A l u r : 251, 255, 2 56 c u e n cia d e c r e c im ie n to , 246; y la o s
A m b ie n t e : a n á lis is d e l, 4 2 -4 3 ; c a m b io c ila c ió n h o r iz o n t a l, 316; y la in c o r
e n e l, y e fe c to s o b re e l c a m b io e n p o r a c ió n , 2 47 -2 4 8; y la p o lít ic a , 2 5 1
u n a p o b la c ió n , 2 08 -2 1 0; c a m b io e n e l, 2 52 ; y e l e je r c ic io d e l p o d e r, 254 -2 5 5;
d e b id o a la te c n o lo g ía , 172; c a m b io e l o r d e n a m ie n to e n las, 245-246; ta
n a tu ra l d e l, 304-305; re s tric c io n e s m a ñ o d e las, 2 4p-247, 275
d e l, 230; c o n t r o l d e l, 2 6-28 , 29, 5 6 B a n f ie ld , E d w a r d t 196
58, 322; y d e s a r r o llo c u lt u r a l , 308; B a n n e s te r, E . M i c h a e l: 25 n
y d e s a s tre , 173; y e v o lu c ió n , 303 -3 0 4; B a r k e r , R o g e r : 12 9
y e x p a n s ió n , 292; e x p lo t a c ió n d e l, B a rn e s , J . A .: 2 5 3 -254
325; o r d e n e n e l, 142; r e o r d e n a m ie n B a ro ts e : 65, 84, 2 57, 281
t o d e l, 144; y tr a n s fo r m a c ió n e s tru c - B a r th , F r e d r ik : 6 7 , 207
367
368 ÍNDICE ANALÍTICO
Bateson, Gregory: 121 n , 132-133, 135, ración y el, 70; rapidez del, y valo
143 n , 175, 208-210, 308, 330-333, res, 205; estructural, 89; y estructu
335 n, 337 ra, 116-11 7; como inversión sim bóli
Beck, Brenda E. F.: 180 ca, 205, 262; mecanismos de disparo
Bemba: 281 para el, I 17 -138; en el ordenamiento
Bendix, Reinhard: 27 n , 108-109 de valores, 197; en los valores y la
Beneficio: 22 producción , 214-216; en los valores
Bennett, M. K.: 213, 215 del indivi: l uo, 204
Berlin, Brent: 177, 201 Cambios binarios: 207-208
Bernstein, Irwin: 187 n Cambio intencional: 205-206
Bierstedt, Robert: 21, 166 n “Capacidad de los canales”: 279-280
Birdsell, J. B.: 246 Capitalismo: 290, 295, 298
Bito: 320 Carisma: 26 ]., 262
Blackburn, Thomas R.: 147 n Carlos I: 295
Blancos: 103, 205-206 Carneiro, R obert L.: 109, 168-169, 264,
Bloques regionales: 298-299 284 n, 302,, 303, 308, 311, 313, 319
Bodin, Jean: 293 Casta: 162-1 63, 181, 191, 194, 277, 337
Bonilla, Frank: 275 Castillo A rmas, Carlos: 61
B ororo: 198 Catástrofe: 336
Boserup, Esther: 168, 315 n Cazadores y recolectores: 80, 81, 82; y
Bosquimanos: 139, 316, 317, 331 la toma d e decisiones, 234; y el es
Bosquimanos kung: 139, 316, 320 tado estaqle, 336-337
Boulding, Kenneth E.: 143 n Centralización: 231, 232, 233-234; ace
Buganda: 281 leración de la, 313; del control, 223;
Burguesía: 294 y coordinación, 313, 323; de toma de
Brahmanes: 162-163, 192 , 3 3 8 n decisiones, 237-238, 323; y desarrollo,
Brasil: 225, 228, 249, 298-299 309; en 1 as estados feudales, 280;
Breedlove, Dennis E.: 177 permanente, 323; de poder, 328
Brody, Samuel: 302 n 339; como cambio cualitativo, 309;
Brookfield, H. C.: 108 relativida d de la, 237; y religión,
Brown, Harrison: 329-330, 332, 333, 286; fase semicentralizada de la,
335 244, 281; y socialismo, 294-295; su-
Brown, Paula: 108 pralocal, 256; tribal, 249-250; y gue
Brujería: 258 rra, 263, 264
Buchler, Ira R.: 178 Centralización supralocal: 256
Budismo: 338 Centralizado : reinos, 282; sociedades y
Burgers, J. M.: 146 n teocracia, 2 55; unidades, 74, 241, 245
Burns, Tom: 25 n Cibernética: 143 n
Burocratización: 108-109 Ciclos de pa :í: 318
Ciencia: soci al y natural, 174
Cadillacs: 186 Circunscripción: 168-169, 264
Calhoun, John B.: 133 n “Civilización elevada”: 331-332
Cambio: y adaptación, 71-72, 222; bi Civitas: 229
nario, 208; común, 34; y consisten Clases: 76, 93, 103
cia, 204; en la cultura, 308-309; d ifi Clases de valor: y los cambios en el
cultad de, 2 l l ; del ambiente, 208 mundo en ergético, 207-211; control
209; general y específico, 209-211; en en las, 202 -203; y los objetos, 194; y
el ingreso y la alimentación diaria, la taxonomía, 211-212
213-214; intencional, 205; en mode Clientela: 63-65, 251-252
los mentales, 204; unidades de ope Codificación: 200-201
INDICE ANALÍTICO 369
Coerción: 21 Consistencia: y cambio, 204; de la expe
Cognición: 130 riencia, 207
Cohen, Abner: 120 n Consumo: 159-160, 214-215; como base
Cohen, Benjamín J.: 171 n del poder, 272-273; y conversión de
Colombia: 249 energía, 303-304. Véase también
Combinación energética: 326, 327 Bennett, M. K.; Ley de Engels
Comparación: de grupos, 20, 21; de so Contradicciones marxistas: 284-285
ciedades, 28, 33; y estructuras, 118, Contrastes: 200
185-186 Control: 37, 54; y cambio del modelo
Competición: para el poder, 281-282; mental, 204; y conciencia, 123; y
entre bloques regionales, 298-299. consistencia, 20'í; y coordinación,
Véase también Conflicto 315; y expansión demográfica, 315;
Complejidad: y poder asignado, 63; y diferenciado del poder, 38-43; y ex
energía, 146-147; y orden, 146; de las pansión energéti ca, 306; del ambien
estructuras políticas, 248; de la orga te, 26-28, 29; aumento del, 323-324;
nización social, 168 y poder independiente, 56-58; de la
Complejo: dominios, 89; sociedades, información, 13jl -132; y relaciones
164 interpersonales, 33; no recíproco, 38;
Complejo energético: 129-130, 141 y organización del trabajo, 31; y
Complejo masa-energía-información: fuera de control, 202-203; de la gen
129-130, 131, 155-156 te, 22, 38-39; como proceso, 53; y
cambio cualitativo en la centraliza
Comportamiento: aspectos comunes ción, 309; seguridad del, 325; del sis
del, 73-75; paralelo, 72; relacionado tema social, 166; dentro de una so
con el poder, 20-21 ciedad, 28; y estructura, 116, 118
Computadoras: 306 120; superioridad en el, 31; de sím
Comunicación: 88, 306. Véase también bolos, 41; y tecnología, 31, 172; de
Información cosas, 39; transferido, 55; validez del,
Comunidades: 199, 276 32; y clases de valores, 203. Véase
Comunidades gumlao y gumsa: 100 también Flujos y formas de la ener
101, 295, 313, 317 gía, estructuración
Concentración del poder: 61; y cambio Control de símbolos: 41-43, 57-58
en la estructura política, 323-324; y Conversión de energía: 128, 142; y con
la unidad doméstica, 244; niveles de sumo, 159-161, 304; dentro de la
la, 99; y medios de destrucción, 271 cultura, 159; y cambio cultural, 338;
273; y la evolución social, 244 y declinación de 1 hombre, 339; ex
Conciencia: 123 pansión de la, 1 57-158; como flujo,
Conducta: expectativas, 34-35; patro 134, 135-136; y st futuro, 328; y ma
nes, 98 sa, 131; y poder, 161; somática, 215;
Conflicto: 102-103; en la existencia estado estable de la, 158, 326, 328;
agraria, 336; entre bandas, 247-248; entre sistemas, 155-156; y el desecho,
y centralización del poder, 169; de- 326
cisional, 247; y surgimiento de la es Conversión somátic; i de la energía: 215
tratificación, 281-282; y el nivel tri Cooper, Matthew: 25 n
bal, 249 “Cooperación antagónica”: 103
Confrontación: 93, 94, 102 Coordinación: capi talista, 295; y cen
Conglomerados transnacionales (ctn): tralización, 261, 313, 323; cristiana,
299-301 294; mecanismos culturales de la,
Conquista normanda: 297, 308, 319 241; y toma de decisiones, 234; en
Consentimiento: y legitimidad, 51-53 las unidades domésticas, 244; y ere-
370 ÍNDICE ANALITICO
c im ie n t o , 309; e id e n t id a d , 323; a n i C h a p p le , E l i o t : 129
v e l in t e r n a c io n a l, 2 9 8 ; y n iv e le s d e C h e c o s lo v a q u ia : 61
la a r t ic u la c ió n , 95; e in s tr u m e n to s C h íc a n o s : 62 , 75
d e c o n e x ió n , 234; y o r d e n a m ie n to , C h ild e , V . G o r d o n : 167 n , 2 55
168; y r e lig ió n , 2 92 ; y e v o lu c ió n so C h in a : 105, 2 91, 2 9 8 , 299, 300
c ia l, 2 3 0 -2 3 3
C o o r d in a c ió n in t e r n a c io n a l: 298 D a h l, R o b e r t 43, 54 n
C o re a : 299 D a ly , H e r m .n E .: 163 n
C o s to d e p r o d u c c ió n d e la e n e rg ía : D a r w in is m o s o c ia l: 71
1 36-138, 144, 160-161, 173 n , 2 1 3 -2 1 4 D e c lin a c ió n d e l h o m b r e : 339
C o tle r , J u lio : 88 D e m o n io d e M a x w e ll: 118, 143 n , 173 n
C o t t r e l l, F r e d : 2 1 4 n D e p e n d e n c ia : 2 86
C r e c im ie n to : c o o r d in a c ió n d e l, 309-311; D e s a r r o llo : y c e n tr a liz a c ió n , 309; y
c u lt u r a l , 309; d e la s fo r m a s e n e r g é ti p re s io n e s d e m o g rá fic a s , 168; e in t e n -
cas, 172; d e la p o b la c ió n , 166-167; s ific a c ió n e s tr u c t u r a l, 171
d e l p o d e r , 107. Véase ta m b ié n E x D e s c u b r id o r a s: 3 05
p a n s ió n D e s e c h o : 15/ -163, 2 1 6 , 326
C r e c im ie n to d e la p o b la c ió n : 105-107, D e s ig u a ld a d * ::s y p o d e r : 190
164, 167, 334; y la e x p a n s ió n c u l t u D e s in te g r a d 0 n : 228
r a l , 315; y e l d e s a r r o llo , 168; e n la s D e s o rd e n : 14 3. Véase ta m b ié n E n t r o -
s o c ie d a d e s d e b a ja e n e rg ía , 314; re s p ía
tr ic c io n e s s o b r e e l, 166, 3 15 ; y las i n D e s tru c c ió n . Véase C o n s u m o , E n t r o p ía ,
n o v a c io n e s te c n o ló g ic a s , 311 D e se ch o
C r io llo s : 65 D e u ts c h , K a W .: 29 n , 291
C r is is e n e rg é tic a : 137, 160-161 D ia b lo : 92
C r is tia n is m o : 2 9 0 -2 9 5 D i a c r ít ic a : 2|07, 298
C ru z a d a s : 291 D ic o t o m ía d e n t r o / f u e r a : 177
c t n : 299-301 D if e r e n c ia d é n : b in a r ia , 174-177, 185
C u a d ro s d e o rg a n iz a c ió n : 109 186, 199, 2-00, 304; p o r a s ig n a c ió n
C u a n t if ic a c ió n : y la s fo r m a s e n e r g é ti d e n o m b r é:s, 176; d e o r d e n a m ie n to
cas, 185; y lo s v a lo re s , 184-185 e n tr e b a n q as, 2 45 ; d e p a p e le s , 273-
C u lt u r a : a u té n tic a , 2 7 6 ; bases d e la , 2 7 4 ; d e se:i n e ja nza s, 175-176; y e s tra -
27 n , 158, 176; c a m b io e n la , 308, t if ic a c ió n , 2 7 8 ; “ n o s o tro s ” y “ e llo s ” ,
338; d e f in ic ió n d e la , 123-127; c o m o 174, 177, ¿ 02-203
e c o s is te m a , 307; y a m b ie n te ; 329; y D if e r e n c ia d á:n b in a r ia : 174-186, 199,
e x p a n s ió n , 307; y c r e c im ie n to , 309; 2 00 , 2 0 2 -2 0 3; c o m o base d e la c u lt u -
m o d e lo d e , 125; y re la c io n e s so cia le s, r a , 1 75 -1 7 0 c o m o base d e l e s tr u c tu -
1 26-127; e s ta d o e s ta b le d e la , 309; y r a lis m o , 1 7 5; c a m b io e n la , 304-305;
s ím b o lo s , 126-127; ra sg o s d e la , 302, e n M a r x , 26 7 -2 6 8 ; c o m o u n a e s tru c -
303, 310 t u r a m e n t a l, 305-306; e n e l o r ig e n
C u lt u r a l: in t e r m e d ia c ió n , 6 6 ; c a m b io , d e los n iv d es, 305; e in v e r s ió n s im -
304; d e s a r r o llo , 308; d if e r e n c ia c ió n , b ó lic a , 2 0 / ; y los v a lo re s , 196-197
172; e q u ip o , 303; e x p a n s ió n , 315; D if e r e n c ia d é n “ n o s o tro s -e llo s ” : 174-
c r e c im ie n to , 304; m e c a n is m o , 241; 175, 177, ¿02-203
p o te n c ia l, 3 2, 53, 92 D im e n s ió n n u la : 132, 135
C u n a , lo s , d e San B la s : 4 9-50 , 51 D io s : 92, 26
C u rv a s s ig m o id e a s : 312-313 D is t in c ió n y *)/ o t r o : 175, 177, 202
D o b e : 139
C h a g n o n , N a p o le o n : 169 n D o b z h a n s k y , T h e o d o s iu s : 71
C h a n c e , M . R . A .: 187-188 n D o g m a : 254 n , 2 5 9 n ; y l a to m a d e
ÍNDICE ANALÍTICO 371
d e c is io n e s , 2 62 -2 6 3; d e la d e s c e n d e n 129; p o te n c ia l id a d d e la , 32; y el
c ia , 253, 297; n o te ís ta , 2 60 ; p o d e r c r e c im ie n t o d ó la s o c ie d a d , 171-173;
b a s a d o e n e l, 257, 2 59 c o m o a c e rv o , 158, 159-160; y e s tr u c
D o m in io : 2 6 t u r a , 120; t r a sl a c ió n y r a d ia c ió n d e
D o m in io s . Vé a s e D o m in io s d e l p o d e r la , 134; y m e c a n is m o s d e d is p a r o ,
D o m in io s d e l p o d e r : a u t o n o m ía de los, 134; 136-141; u sos e n e l m u n d o , 1 28
104; c o m p le jo , 89; p o t e n c ia lid a d c u l 129; u t i liz a c ió a d e la , y e x p a n s ió n
t u r a l d e lo s , 92; d e f in ic ió n d e lo s, c u lt u r a l , 3 1 2 -3 13; y “ v a lo r a g re g a
86; e x p a n s ió n d e lo s , 105; m ú lt ip le , d o " , 2 1 6 ; y t r a b a jo , 129. V é a s e t a m
8 6-93 ; n ú m e r o d e lo s , y n iv e le s , 2 8 9 b i é n C o n v e rs i ó n d e e n e rg ía , E s t r u c
2 90 ; u n i t a r i o , 8 6, 88 t u r a e n e r g c tic i , E n t r o p ía , P r in c ip io
D o m in io e m in e n te : 5-8 d e L o t k a , T e i m o d in á m ic a
D o m in io s m ú lt ip le s : 8 6-93 E n t r o p ía : 121 n ¿ 128, 132, 136, 141
D o m in io u n i t a r i o : 86-93 145, 156, 1 57 , 158, 160, 161, 172-173,
D o u g la s , M a r y : 144, 186, 2 02 , 338 n 2 1 6 -2 1 7 ; y e l p o d e r, 2 2 -2 3 , 4 5; y es
D u a lis m o : 175, 3 29 , 332; v e r s u s m o ta d o s e sta b le s, 145-146
n is m o , 25 E n t r o p ía n e g a tiv a. V é a s e E n t r o p ía
D u m o n d , D o n E .: 2 7 4 -2 7 6 E q u i l i b r i o : 1 5 3 -1 54; d e la m a s a -e n e r
D u m o n t , L o u is : 177, 191-194 g ía , 135-136; s iste m a s d e , 147, y n o
D u r k h e im , E m ile : 254 n ta , 148, 150; m e c a n is m o s d e d is p a r o
d e l, 137-138
E a r ls , J o h n : 97 Escasez: 167, 169-170
E a s to n , D a v id : 4 6 -4 7 n E s p a ñ a : 2 6 0 , 2 8 9, 291, 2 9 2 , 293, 294
E c o ló g ic o : fa c to re s , 200; s u c e s ió n , 309, E s p e c ia liz a c ió n o c u p a c io n a l: 2 7 3 -2 7 4
310. V é a s e t a m b i é n E c o s is te m a s E s p e c ific id a d d e I la e v o lu c ió n : 121-122
E c o n o m ía : y c a m b io , 1 00-101; y e n E s q u im a le s : 225,, 2 45 , 331
t r o p ía , 2 16 ; y e s tr a t ific a c ió n s o c ia l, E s t a b ilid a d : 117
187 E s ta d o : y la t om a d e d e c is ió n , 279;
E c o s is te m a s : 148, 150; y c u lt u r a , 307; s u r g im ie n t o d el, 2 80 ; e v o lu c ió n d e l,
y e c o lo g ía , 152, 153; e l in t e r c a m b io 2 25 ; c o m o e x t en s ió n d e lo s im p e r io s ,
e n lo s , 1 52-155; f u t u r o s , 333; fases 2 8 7 -2 8 8 ; y la f u e rza , 288; F r ie d s o b re
m a d u r a s e in m a d u r a s de lo s , 153, e l, 2 68 -2 6 9; y e1 g o b ie r n o , 279; y e l
2 23 ; e in s u m o o p r o d u c t o , 152-155 p ro c e s o de i n fo r m a c ió n , 279 -2 8 0;
E d e l, A b r a h a m : 93 n M a r x s o b re e l , 2 67 -2 6 8; o r ig e n d e l,
E d u c a c ió n : 3 29 , 339 2 6 6 -2 6 7 , 2 8 7 ; y e l p o d e r , 2 6 7 ; y la
E la b o r a c ió n d e te o r ía : 221 e s tr a t ific a c ió n , 2 77 -2 7 8; y la e s tr u c
É l i t e : 2 04 n , 2 74 -2 7 6, 2 7 8 -2 7 9 t u r a d e la soc ie d a d , 266
E m e rs o n , A l f r e d : 160 E s ta d o , D e p a r ta m e n to de lo s E s ta d o s
E n e rg é tic o e x t r a i n d iv i d u a l: 2 00 U n id o s : 61
E n e r g ía : c o m o base d e la c u lt u r a , 2 7 E s ta d o e s ta b le : 148, 2 08 , 3 07 ; b u d is ta ,
2 8 ; 158-159; re c o le c to re s d e , 327; y 3 37 -3 3 8; e co n o m ía y e c o lo g ía d e l,
c o m p le jid a d , 146, 280; y c o n t r o l d e l 329; y la c o n v er s ió n d e e n e rg ía , 328;
a m b ie n te , 3 2 2 ; r e c o n o c im ie n to c u l y la e n t r o p ía , 145-146; e n e l f u t u r o ,
t u r a l d e la , 2 9; d e f in ic ió n d e la , 128 326; e l h o m b i e c o m o , l l 7 - I l 8 , 158;
130; y c a m b io s e n la a lim e n t a c ió n y l a o s c ila c ió r , 311; e n la s s o c ie d a
d ia r ia , 2 I 3-214; y la e x p a n s ió n , 3 03 des c a m p e s in a í , 334-335. V é a s e t a m
3 04 ; c o n t r o l d e la , 2 2 3 ; e i n f o r m a b i é n H o m ó s ta : ¡is
c ió n , 1 30 , 131-132, 2 79 -2 8 0; in s u m o E s ta d o s fe u d a le s : 2 80 -2 8 1, 2 82 , 321
y p r o d u c t o de la , 2 14 -2 1 5; c o m o E s ta d o in d u s t r ia 1 de a lc a n c e m u n d ia l:
m a s a , 130-131; 133, 135; y m e d ic ió n , 330
372 ÍNDICE ANALÍTICO
“Estados segmentarios”: 280 Estructura energética: 120-173; defini
Estados semicentralizados: 280-282 ción de la, 121-122; y expansión,
Estados Unidos: 194, 200, 207, 225, 227; 303, 306 (uéase también Expansión);
niveles políticos y de parentesco en y lo ment il, 130-131; papel de la, en
los, 180-182 la cultur;t, 123-125, 126-127. Véase
Estrategia del poder: 33 también Energía, Estructura men
Estratificación: 187; por casta, 277; y tal, Term adinámica
la complejidad, 280; conflicto y, 281 Estructura mental: 120-121; y la meta-
282; y el poder de destrucción, 271 clase control/fuera de control, 202
273; y la diferenciación, 278; surgi 203; y la cultura, 123, 124, 126; y
miento de la, 278-279, 280; y la ex el dualismo, 175; y lo energético,
pansión, 287; Fried sobre la, 268 130-131, 1-64-165, 200-201, 204-217; y
269; imperial, 287; y el parentesco, el alimento y la alimentación dia
277-278; militar, 271-273; por ocupa ria, 213-2 14; limitaciones de la, 305
ción, 277; origen de la, 270; y la 306; y el principio de Lotka, 213; y
autoridad del poder, 271; y la base la selecció; i natural, 200; y el cambio
del poder, 269; y el ordenamiento de poder, 204-207; y la inclinación
de conjuntos, 269-270; por la clase al cambio; 204; relación de la, con
social, 277; y el Estado, 277-278 el control y el poder, 204; y las
Estratificación imperial: 287-288 fronteras relativas, 175; y la Segun
Estratos: 93-94, 274-276 da Ley d<: la Termodinámica, 213;
Estructura: 115-217; cambio en la, 116; y la sociedad compleja, 305-306; co
comparaciones de la, 118; y el con mo construcción social, 199; superfi
trol, 116-117, 119, 120; en la cultura, cial y profunda, 198-202, 2 ll; y los
123, 124, 126-127; definición de la, valores, l 7-4, 194-199, 207-213. Véase
115- 118; y la privación de estructura, también Ldiferenciación binaria, Or
Il9; disipativa, 148-150; energética, denamiento, Inversiones simbólicas,
121, 122, 128-173; y Lévi-Strauss, Valores
201; mental, 120, 121, 174-217; del Etiopía: 282 n
mito, 116, ll9, 122, 185; y la natura Etnografía: 98; y etnología, 98; de po
leza del hombre, 118; de las unida der, 302
des de operación, 119; y el orden, Etzioni, Amitai: 27 n
116- 117; fuera de control, 116-117, Europa: 264, 270, 290, 291, 292, 293,
118-120, 122-123; del poder, 89, 160; 298
y la relatividad, 116; y la estabili Evans-Pritch; ird, E. E.: 97
dad, 117; y la tecnología, 119; y el Evolución: 24-25; de formas complejas,
inconsciente, 123; como lo usó Go- 224-225; desintegradora, 228; de la
delier, 196-197; como un verbo, ll9- unidad dqméstica, 242-244; general
120, 122-123. Véase también Estruc y específita, 221-222; secuencia de
tura energética, Estructura mental crecimiento en la, 230-234; indicado
Estructuración: 122-123, 329 res de la, 33-34; y niveles de integra
Estructuralismo: ll5-ll6, 175 ción, 222, 225-228; modelos de la,
Estructuras de equivalencia: 34 236; y organización política, 229; de
Estructura del poder: 37, 42-43; cam poder, 157 , 179-180, 181, 289-290; y
bio en la, 323-324; y los rasgos cul formas pr stinas, 223-224; procesos
turales, 310; dependencia en la, 286; de la, 225- 228; y recursos, 223; sa
y los insumos de energía, 160; evo grada, 265; y la Segunda Ley de la
lución de la, 157; futuro de la, 328; Termodiná mica, 145-147; curvas sig
de los reinos semicentralizados, 281; moideas de la, 312-313; y el sistema
y las inversiones simbólicas, 205-207 social, 311; y organización social,
ÍNDICE ANALÍTICO 373
2 24 ; d e la s o c ie d a d , re la c io n a d a c o n F r a n c ia : 2 60 , 203-294, 298
e l d e s a r r o llo d e la te c n o lo g ía , 171; F ra n c o c a n a d ie n s e s : 62
d e la s especies, 2 22 ; y la u n id a d so F re y , F r e d e r ic k W : 88 n
c ia l e m e rg e n te , 225-227; y e l tie m p o , F r ie d , M o r t o n H .: 2 1, 187-188, 189,
2 2 4 -2 2 5 2 2 4 , 2 2 9 , 2 30 , 24 8, 2 5 0 , 2 68 -2 6 9, 270,
E v o l u t i o n o f P o l i t i c a l S o c ie ty , T h e 2 77 -2 7 8, 287 n
( F r ie d ) : 2 29 F r ie d r ic h , C a r l J .: 43
E x c e d e n te : 184 F ris k e n , W i l l i a m ] L : 326
E x is te n c ia a g r a r ia : 336; e l f u t u r o , 330 F u e rz a : 2 1, 4 0, 8 0 82; y u n id a d e s f o r
E x p a n s ió n : d e b a n d a s , 315; d e l a c e rv o m a le s , 83, 8 4; co m o p o d e r in d e p e n
b io ló g ic o , 163-164; d e la s je fa tu r a s , d ie n te , 5 6; y o r d e n a m ie n to , 191-193;
315; y c o n tr a c c ió n , 316; c u lt u r a l , 302, y e l e s ta d o , 288
303, 315; d e l a c e rv o c u lt u r a l , 164-165; F u e rz a d e t r a b a jo : 31-32
d e l d o m in io , 106; y e v o lu c ió n d e l F u t u r o , e s tr u c tu r a d e l: 329-339
p o d e r , 2 87 -2 8 8; d e la s o c ie d a d h u
m a n a , 157-173; y c r e c im ie n to d e m o G a te s , D a v id M .: 1 34 n
g r á fic o , 105-107, 314-315; y siste m a s G e m e in s c h a ft: 230 n , 276
d e p o d e r , 105-107, 108, 310, 314; d e G e n e ra l M o to r s : 186
p r e d a d o r a , 2 49 -2 5 0, 317; y p ro b le m a s G én e sis: 121 n , 332
so cia le s, 163. Véase ta m b ié n C r e c i G e o rg e s c u -R o e g e n , . N ic o la s : 144 n , 159,
m ie n t o 172-173, 2 16
E x p e c ta tiv a s c o n d u c tis ta s : 34 G e t u t u : 319
E x p lo t a c ió n : d e l a m b ie n te , 325; d e l G ib b s , J a c k : 26-27 n
h o m b r e , 325 G lu c k m a n , M a x : 34-35, 61, 65, 82 n ,
E x te n s ió n d e la a s ig n a c ió n o la d e le 103, 257, 283-284, 320
g a c ió n : 65 G o b ie r n o : 2 79
G o b ie r n o c o lo n ia l: 90, 102, 2 93
F a c to r r e d is t r ib u t i v o : y las p o lít ic a s G o d e lie r , M a u r ic e : 183 n , 196-197
te o c rá tic a s , 2 5 5 -2 5 6 G o n z á le z , N a n c ie L .: 89 n
F a m ilia s e x te n s a s : 78 G o o d y , J a c k : 161, 257 n , 258, 2 72 , 281
F a m ilia : b a n d a d e , 79; u n id a d e s d e , G o u ld , H a r o ld A .: 163 n , 273-274, 276-
78, 2 41 -2 4 2, 277 277
F e n o m e n o lo g ía : 123 n G ra n d e s H o m b r e s d e M e la n e s ia : 229,
F ie ld , G . L o w e ll: 2 0 4 n 247, 252, 253, 2 56, 257, 272, 285,
F la n n e r y , K e n t : 99 n , 143 n , 230, 255 n 317-318
F lu jo : d e e n e rg ía , 28, 129, 131-140; d e G r u p o s é tn ic o s : 75^-76
in f o r m a c ió n , 131-135. Véase ta m b ié n G u a te m a la : 6 1, 76, 77, 152
F lu jo s y fo r m a s d e e n e rg ía G u e r r a : c o m o fa c to r d e c e n tr a liz a c ió n ,
F o g e ls o n , R a y m o n d : 202 n 2 63 -2 6 4; c ic lo d e la , 317-318; y e l
F o rd e , C. D a r y ll : 2 3 8 , 2 46 n c r e c im ie n t o dem . ^g r á fic o , 263-264
F o r e : 108 G u e r r ille r o s : 62
F o rm a s y f lu jo s d e la e n e rg ía : 19, 2 7 G u lic k , J o h n : 9 0 -9 7
28, 3 2 -3 3 , 128-141, 155-156, 2 90 ; y G u s ii: 2 5 1 , 318
la m e t á f o r a d e la lá m in a d e c o b re , G u y o l, N a t h a n ie l 'B.: 131
143-144; e n lo s sis te m a s d is ip a tiv o s ,
1 47-157; e n lo s e co siste m a s, 147-157; H a b ilid a d e s y e l o j n t r o l : 38-39
e in f o r m a c ió n , 131-135; in t e r p r e t a H a c ie n d a : 89
c ió n d e la s , 134-137; y o r d e n a m ie n H a ití: 295
to , 159 H a r n e r , M ic h a e l J .: 167-168
F o s te r, G e o rg e M .: 64, 334 H a r r is , M a r v i n : 2 5 n , 167
374 INDICE ANALITICO
Hart, Hornell: 3-02-303 n, 313 Indios de Sudamérica: 225, 249. Véase
Hawai: 227, 284, 319 también Akwe-shavante, Bororo,
Heath, Dwight: 97 Nambikuai a, Indios trio, Xavante
Herero: 317. 320 Indios nortei mericanos: 51-52, 80-82,
Hickel, Walter J.: 89 227-228, 25 3, 292, 298, 316
Higley. John: 204 n Indios trio: 47
Hitler, Adolf: 170 Individuos: las unidades agregadas,
Holanda: 260, 292 73-77; y . centralización, 241-242;
Homan, George: 47 y la sobrevíívencia, 241
Hombre, el: y la diferenciación cultu Indonesia: 299
ral, 172; y la declinación de la ener Industrial: imperio, 294; Revolución,
gía, 339; como forma energética, 157 166, 171, 26O; sociedad, 330
158; naturaleza del, 118; como un Industrialism<>: 296
sistema de estado estable, 118 Industrializac ííón: 294
Homóstasis: 147, 153. Vé'ase también Influencia, el poder como subclase de
Estado estable la: 21
Horizontal: oscilación, 316-317; seg Información: y la capacidad de canal,
mentación, 274 279-280; co atrol de la, 132; y ener-
Hymes, Dell: 234 n gía, 130, 1|31 -132 y nota, 279-280;
flujo de 1i 133-135; como masa,
Ideas: 175 133 n; en as estructuras mentales,
Identificación: de la élite, 274-276; de 200; patroijies de la, 135; procesa-
las unidades, 77, 174-175 miento de la, 110-111, 279; teoría
Identidad: 75; y coordinación, 323; co de la, 131, 133; y los sistemas de
mo fase de secuencia de crecimiento, mecanismos de disparo, 137-138; y
230-232; de las sociedades, preserva el cambio <le valor, 197-198; dimen-
ción de la, 116 sión nula de la, 132
Ideomasa: 133 n Inglaterra: 26D , 292, 293, 297, 298, 308,
Iglesia católica: 292 319
Igualdad: 26,78 Inglaterra an¡(rlosajona: 309, 319
Imágenes mentales: 208 Ingreso: consumo e, 215
Imperialismo: 102 Innovación: sDciológica y técnica, 314-
Imperio: la apatía como base del, 291; 315
aparición del, 287-288; austro-hún Instrumentos de conexión: 234
garo, 294; azteca, 283, 289; británico, Insumo: y epolución del sistema so-
101-102; bizantino, 112; carolingio, cial, 311; a umento del, 214-215
112; mercantilista, 293-294; y blo Insumo-producto: 160; análisis del,
ques regionales, 299; y tecnología, 130-131; y los sistemas disipativos,
291 147-148; rel ación entre, 215
Imperio austro-húngaro: 294 Integración: Evolución e, 222; evoluti-
Imperio bizantino: 112 va, 226-228; niveles de la, 96-98; pa-
Imperio británico: 101-102, 112, 293 ralela, 228
Imperio carolingio: 112 Intensificación estructural: 171, 303
Incas: 52, 227 Interdepender cia: de los individuos,
Indefenso: 44 57; de las tjlases sociales, 103-104
Independiente: dominio, 104; poder, Interés: social y personal, 35
56-58 Interés propio y el poder: 38
India: 191-193, 246-247, 298, 338 Intermediación : cultural, 6 6 ;d e po-
Indios cuna: 49-50, 51 der, 66-69
Tndios de las praderas: 80-82, 316 Internacionales, las: 295-296
ÍNDICE ANALÍTICO 375
In to c a b le s : 194 L e o n tie f , W a s s ily : 130-131
In v e n c io n e s : 304-305 L é v i-S tra u s s , C la u c íe: 51, 119-120, 122,
In v e rs io n e s s im b ó lic a s : 2 05 , 2 62 ; c o n 123 n , 175, 176, 178, 185, 2 00 , 201,
tra s ta n te s , 2 0 7 ; y e l p o d e r s a g ra d o , 2 02 , 2 7 6
2 65 ; y e l p o d e r s o c ia l, 2 13 L e w is , C . S.: 173, 5 06
Is la m : 2 9 1 , 2 93 , 297 L e y d e E n g e l: 126, 2 13 , 215
Is le ñ o s t r o b r ia n d : 2 5 2 -2 5 3 L ib e r t a d n o u s a d a ; 308
Is r a e l: 2 60 L íd e r : 60, 2 45 , 24 ^
x r r : 300 L íd e r e s : c a ris m a d é lo s , 2 61 -2 6 2; e n la s
so cie d a d e s c o m p le ja s , 62; p o te n c ia
J a c o b o I : 293 m á g ic a d e lo s, 2 56
J a m a ic a : 300 L ig a d e la s N a c io n es: 105
J a p ó n : 2 27 , 2 94 , 2 96 , 298 L o t k a , A lf r e d : 24, 136 n , 145-147, 322,
J e fa tu ra s : 2 66 ; c o n s o lid a c ió n d e las, 336
2 8 5 ; y c o n t r o l a tra v é s d e la te c n o L o w ie , R o b e r t H .: 5 1-52 , 2 5 6 n , 2 86
lo g ía , 2 85 ; y la to m a d e d e c is io n e s , L o z i: 61, 2 8 4 n
2 7 9 -2 8 0 ; y e v o lu c ió n , 226, 229, 23-0, L u is X I V : 2 93
2 38 ; e x p a n s ió n d e la s , 2 84 ; y re in o s , L u is X V I : 295
2 8 2 -2 8 3 ; y m ilit a r is m o , 2 71 ; y s e le c
M a c P h e rs o n , C. B . 66
c ió n n a t u r a l, 2 8 6 ; y re la c io n e s p a
M a e -e n g a : 318
tr ó n - c lie n te , 2 51 -2 5 2; y e je r c ic io d e l
M c lr v in e , E d w a r d C .: 153-154
p o d e r , 2 54 -2 5 5; y r e lig ió n , 2 5 7 -2 6 2 ;
M a ir , L u c y : 251, 2 54 , 3 18-319, 320
r e q u e r im ie n to s p a r a la s , 2 51 ; y p o
M a l t u s , T h o m a s 56-57 n
d e r r i t u a l , 251, 278; y o s c ila c io n e s
M a n d a r i: 251
v e rtic a le s , 317, 318-319; y la g u e rr a ,
M a r a n d a , P ie r r e : 1 15-116, 146
2 6 3 -2 6 4
M a rc a d o re s d e la in f o r m a c ió n : 132 n ,
J e fe s in d io s , a u t o r id a d d e lo s : 5 0 -5 3
135
Je fe s : t r ib a le s a fr ic a n o s , 90; d e p a z, 52;
M a r g a le f, R . : 136 336
p o lin e s io s , 84; fu e rte s , 5 2; t it u la r e s ,
M a r in g : 151
52 M a r t ín , J o h n F .: 2 4 6 n
J e r a r q u ía s : 109-110, 229; p a p e l de las,
M a r u y a m a , M a g o r ó h : 142-143 n
e n e l o r d e n a m ie n to , 190, 193; y v a
M a r x , K a r l : 2 3 , 66 , 103, 161 n , 164 n ,
lo re s , 196, 210-211
166 n , 267 -2 6 8, 2 77, 284, 294, 329,
J o h n s o n , G r e g o r y A la n : 110, 279-280
332, 337
J o r g e I I I : 295
M a s a i: 319
M a x im iz a c ió n : 186
K a c h in : 100-101, 317 M a y a s : 52
K a p la n , A b r a h a m : 2 0 -2 1 , 2 9 n M a y b u r y - L e w is , D av i d : 116
K a y , P a u l: 201 M e a d o w s , D o n e lla : 329, 330, 332
K o n k u ( I n d ia ) : 180-182 M e c a n is m o s d e <lis pa ro : 136-140
K r o e b e r , A . L .: 290, 307 n M e d a w a r, P. B .: 3 ft6 n
K r o p o t k in , P ’ e t r : 103 M e d ic ió n : 129
K s h a t r iy a : 162-163, 192 M e d id a s d e conse rv;a c ió n : 173
M e d io O r ie n t e : 2 9:8, 299
L a s s w e ll, H a r o ld : 21, 2 9 n M e d io s : d e d e s trc í c c ió n , 294 -2 9 5; d e
Leach, E d m u n d R . : 2 1 -22, 100-102, p r o d u c c ió n , 21- , 215, 251
313, 317 M e g g itt , M . J .: 31 c3
L e a lt a d : 80, 97 M e la n e s ia : 2 5 2 , 2 56-258, 318. V é a s e
L e e , R ic h a r d B .: 139, 316-317 t a m b i é n G ra n d e ^ H o m b re s de M e -
L e g it im id a d : 42, 4 6 -5 3 la n e s ia , Is le ñ o s t co b r ia n d
376 ÍNDICE ANALÍTICO
Mental: cambio, 207-208; construcción, Nicholas, R a lph : 2 2
289; lo, y el dualismo energético, Nigeria: 238
121-122, 13-0; modelo, 204; fenómeno, Niveles: de Respuesta de adaptación,
116-147; reducción, 306-307; varia 209; y la confrontación, 93-96; defi
ble, 174. Véase también Diferencia nición de los, 94; determinación de
ción binaria, Estructura m ental, O r los, 94-96; y dominios, 289-290; ex
denamiento, Valores pansión de los, 105-106; particulares
Mente: 121, 179. Véase también Estruc y específico :¡, 97-98; y el ordenam ien
tura m ental to, 184-185
Mercantilismo: 292-294 Niveles de ar ticulación: 93-112, 178
Merriam, C. E.: 44-45 184; origen de los, 305-306; y niveles
Mesoamérica: 256. Véase también G ua políticos, 1 ÍÍ1-182
temala, México Niveles de in' legración: 96-98, 99, 178
Mesopotamia: 255 184; y el gasto energético, 335-336;
Metas: 138 y la expansión de la sociedad, 292;
México: 76, 79, 96, 228, 289, 295, 299 y los nivele;i de parentesco, 182; y el
Migrantes bolivianos: 77 liderazgo, 170; como construcciones
M ilitar: 278; consolidación, 170; sur mentales, 2 39; modelo de los, 3 1 1
gimiento de lo, en las jefaturas, 271; 313; origen de los, 305-306; y el efec
y estratificación, 271-273 to tecnológi':o del industrialismo, 296
M iller, James G.: 132 n, 143 n, 178 n, Niveles de pa:rentesco: 182. Véase tam
179 bién Niveles políticos y de parentesco
Mito: análisis del, 198-199; estructura Nivel doméstico: 244
del, 116, 120, 122, 185 Nivel local: y nivel doméstico, 244
Modelo de Bateson-Slobodkin: 209 245; y sobrev ivencia, 242
Mónaco: 290 Niveles p olíti :os y de parentesco: en
Monismo versus dualismo: 25 los papuane>s kapauku, 179-183; en
Moore, Alexander: 64 n los konku, 180-182; en los Estados
M uerte: 158 Unidos, 180-182
Murdock, George Peter: 78 Nixon, Richar d M.: 89, 170
M utual Aid (Kropotkin): 103 Nuer: 249-250
Nueva Guine^: 105, 107, 150, 151, 203,
Naciones: 84-85; y las bases para el 247, 252-255, 299, 318, 333. Véase
control, 297; coordinación entre las, tambié'n Papuanos kapauku, Mae-
297-298; surgimiento de las, 296-297; enga, Tsempaga
evolución de las, 225; y el industria
lismo, 296-297; origen de las, 290-291 Oceanía: 299
Naciones Unidas: 60, 104, 179, 298 Ocio: 139
Nambikuara: 51 Ocupación: 2 77
Nandi: 319 Odum, H.: 27 -28 n, 136-137 n, 217 n
Natchez: 52 Ogburn, W ill iam E.: 313
N atural: recurso, 165, 216; selección, Oliver, Symmes C.: 80-81
71-72, 136 n, 145-147, 168, 170-171, Omnipresencia del poder: 45-46
197-198, 200, 286-287 Oppenheim, A . Leo: 255
Naturaleza: del hombre, 18; propieda Orden: 115-116, 121 n; complejidad
des estructurales de la, 201 del, 146-14';'; como acontecimiento
Negros: 103, 205, 206, 258 cultural, 144-145; económico, 187;
Neolítico: 79 en el ambiente, 142-143; y la infor
Netting, Robert: 256, 264 mación, 133 j y la organización, 143
Newcomb, Theodore: 24-25 147; en la naturaleza física, 120-121;
ÍNDICE ANALÍTICO 377
y el ordenamiento, 186; y las pro la estratificació: i , 277-278. Véase
posiciones relacionadas, 146-147; y también Unidad» 5s domésticas
el reordenamiento, 144; y la Segun Parkinson, C. Nortlicote: 108-109
da Ley de la Termodinámica, 141 Partido Comunista: 61, 79
147; y los valores, 184-185 Partido Demócrata : 79
Ordenamiento: 184-194; poder asigna Partido Republicano: 79
do en el, 193; en las bandas, 245 Patrón de aumenío del costo de la
246; bases para el, 245-246; y la coor energía: 223
dinación, 188, 231-233; y los símbo Patrones: 98
los críticos, 207; y la diferenciación, Perú: 88 n, 227, 29 6
185-186; y la experiencia, 212; y la Petróleo: 327-328
fuerza, 191-193; y las jerarquías, 190 Piaget, Jean: 122 n_ 178 n
191; y el orden económico indepen Platón: 211 n
diente, 187; y el parentesco, 189-190; Población: y el ecosistema, 152-155; lo
como medio para ordenar, 186; como cal, 151; y las unidades de opera
una estructura mental, 305-306; y la ción, 165, 167; y la producción, 165,
pauta de patrón-cliente, 251-252; y 166; regional, 151-152; aumento de
las prioridades, 186; y la profundi la, 289; estado estable de la, 328
dad, 210-211; y la especificidad, 209 Poder: análisis del 26-36, 45-46, 102;
212; y la estabilidad, 191; y la estra bases del, 19-20, 76, 161, l 72; y la
tificación, 269-270; y la inversión centralización, 169, 238; y el caris-
simbólica, 207; y la taxonomía, 186; ma, 261; concentración del, 99-100,
y los valores, 174, 184-185 323-324; y el con: ;umo, 272-273; y el
Ordenamiento de lo específico a lo control, 37-43; y l is unidades de con
general: 209-210 trol, 43-44; y las unidades coordina
Ordenamiento simbólico: 207 das, 231-233; y l:i toma de decisio
Organización: cambio y, 138; y la com nes, 58-59; definí ;ión del, 19-25; di
plejidad, 146-147; evolución de la, námica del, 43; en los ecosistemas,
299; internacional, 298; del trabajo, 152; y los pápele: de élites, 274-276;
31; y el orden, 144-147; poder den y las formas y lo: ( flujos de energía,
tro de la, 44-45; cuadros de, 109; 19, 28-29; y la en tropía, 45; y la evo
voluntaria, 80 lución, 236, 289; ejercicio del, 56,
Organizaciones voluntarias: 79-80 254-255; expansión del, 105-106, 314;
Origen del Estado: 287 explotador, 66; expropiado, 66; ex
Oscilación: y la centralización, 318 tensión del, 65-66; y los flujos de
319; histórica, 321; horizontal, 316 energía, 28; y la fuerza, 21, 40, 191
317; como estado estable, 311; y el 193; y las unidades fragmentadas,
éxito, 321; vertical, 316-320 76; en la amista d, 44; y las funcio
Oscilación histórica: 321 nes, 274; y el crecimiento per capita,
Oscilaciones verticales: 316-320 108; en la socied ad humana, 267; y
Otterbein, Keith F.: 263 n la identificación dle actores, 45-46; in
dicadores del, 26-28; del individuo,
Paleolítico: 107 38, 39, 234-239; yj las desigualdades,
Papeles: 273-274 190; y la influencia, 20-21; y las
Papuanos kapauku: 238, 253-254, 278; unidades de parentesco, 183; y la
niveles políticos y de parentesco de legitimidad, 52-53; omnipresencia
los, 179-183 del, 45-46; y las organizaciones, 44
Parentela: 78 45; pautas del, y el futuro, 301; fí
Parentesco: y las bandas políticas, 252 sico y social, 19; }' el aumento de la
254; y el ordenamiento, 189-190; y población, 289; potencialidad del,
378 ÍNDICE ANALÍTICO
4 4 -4 5 ; c o m o p r o b a b ilid a d , 19-20; c o P o te n c ia lid a d r e a l: 32
m o p ro c e s o , 5 3-54 ; c o m o fe n ó m e n o P o te n c ia lid a d re g e n e ra tiv a d e u n s u b -
p s íq u ic o , 2 6, 3 7-38 ; r e c ip r o c id a d d e l, s is te m a : 30£
38, 7 7-78 , 2 51 -2 5 2; r e la t iv o , 2 0; y la P o w e ll, H . A 2 52
r e li g i ó n , 2 58 -2 5 9; y las u n id a d e s P re s id e n te , d e lo s E s ta d o s U n id o s : 62,
re s p o n d ie n te s , 4 4; y e l r i t u a l , 2 5 1 ; 84, 89
y las re la c io n e s so cia le s, 2 4 -2 5 , 30, P r e s tig io : 257
37-38; y las c ie n c ia s s o c ia le s , 19; y e l PRI d e M é x ic o : 79
s is te m a s o c ia l, 1 66 ; e s tra te g ia d e l, P r im e r a G u e r r a M u n d i a l : 2 94 , 295, 300
33; y e l p a s a d o s u b h u m a n o , 2 6; s u b Primitive Social Organization (S e rv ic e ):
o r d in a d o , 86; s u p e r o r d in a d o , 8 6; y 229
e l c o n t r o l d e l s ím b o lo , 4 1 ; s is te m a P r in c ip io d e I . o tk a : 213, 214, 302
d e l, 4 4 -4 5 , 151-152, 155, 179-181; P r iv a r d e est iju c tu r a : l l 9
tá c tic a s d e l, 33; tr a n s fe r e n c ia d e l, P r o b a b ilid a d : 19-20, 146
54-55, 6 6 -6 9 ; y lo s v a lo re s , 174; c o P rocesos d u p llic a tiv o s : 301
m o v e rb o , 53-54. Véase también P o P rocesos s im b ió tic o s : 223
d e r a s ig n a d o , P o d e r d e le g a d o , A u t o P r o d u c c ió n : 139; e c o n o m ía d e la , 160;
r i d a d d e l p o d e r , D o m in io s d e l p o y lo s in d u s t r ia le s , 2 94-295; s ig n if ic a
d e r, E s tru c tu ra d e l p o d e r d o d e la , 2 1-22, 2 14-215, 2 50 -2 5 1; y
P o d e r a s ig n a d o : 5 9-63 , 99; y la c e n tr a la p o b la c ió íi , 165-166; y la te c n o lo
liz a c ió n , 2 6 1 ; y e l p o d e r d e le g a d o , g ía , 165
6 0 ; e x te n s ió n d e l, 6 5 ; y la c o n c e s ió n P r o fe c ía q u e be re a liz a a s í m is m a : y
m ú l t i p l e d e p o d e r, 61; e n las s o c ie e l c a m b io , 2 05
dad e s p r im it iv a s , 62; y e l o r d e n a P ro g re s o : 2 6
m ie n t o , 193-194; y la r e lig ió n , 259; P r o le ta r ia d o : 294
y la s so cie d a d e s c o m p le ja s , 6 2-63 ; y P r o m o c ió n d tj ra n g o : 216
e l s o b r e n a tu r a lis m o , 2 5 8 -2 5 9 P r o p ie d a d p r í v a d a : 270-272
P o d e r d e le g a d o : 5 8-61 ; e x te n s ió n d e l, P ro p o s ic io n e s \ 146-147
6 5-66 " P s ic o lo g is m o *’ : 34
P o d e r d e p e n d ie n te : 58-63 P u e r ta d e t r a b a jo : 136-137 n
P o d e r d e r iv a d o : 58 n P u n t o d e J a n o : 68
P o d e r e x p lo t a d o r : 6 6, 99
Q u e r e r : 330, |s32
P o d e r e x p r o p ia d o : 66
P o d e r r i t u a l e n la s je fa tu r a s : 251 R a n d e rs , J o r g e n : 329, 330, 332
P o lin e s ia : 84, 2 58 , 281, 284, 3X8. Véase R a p o p o r t , A r1.atol: 135, 173 n
también H a w a i, T a h i t í R a p p a p o r t , R o y A .: 150-154, 222 n ,
P o lít ic a : 2 2, 249 259, 333
P o lít ic a : a p a tía , 291; c e n tr a liz a c ió n , R a v e n , P e te r H . : 177
2 8 6 -2 8 7 ; c a m b io p o l ít ic o , 100; n iv e R e b e ld e s p a l =s tin o s : 62
les p o lít ic o s y d e p a re n te s c o , 181, R e c ip r o c id a d ^ p a t r ó n - c lie n t e , 63; d e l
2 5 2 -2 5 4 ; n iv e le s p o lít ic o s y n iv e le s p o d e r , 4 4 -4 |5, 7 7-78 ; d e lo s d e re c h o s ,
d e a r t ic u la c ió n , 181-182; o r g a n iz a 77-78
c ió n , 100-102, 229; p a r tid o s p o lít ic o s , R e c u rs o s : co n t r o l d e lo s , 2 2, 82; y c o m -
| *
79; p o d e r p o lít ic o , 259; e s tr u c tu r a , b in a c ió n en e rg é tic a , 326; y la e v o lu
2 5 5 -2 5 6 ; u n id a d , 328 c ió n , 222-2 23; im p o r t a n c ia d e lo s ,
Political Systems of Highland Burma 168-170; l i d e ra zgo y, 256; y la p o b la
(L e a c h ): 100-101 c ió n , 167; jy e l p o d e r, 2 2, 82; y el
P o r t u g a l: 292, 294 re g re s o a la e c o n o m ía a g r a r ia , 330;
P o s p is il, L e o p o ld : 180, 182 y la d if e r e n c ia c ió n s o c ia l, 275; y la
P o t e n c ia lid a d d e l p o d e r: 4 4 -4 5 e s tr a tific a c ió n , 269 .
ÍNDICE ANALÍTICO 379
Redfield, Robert: 96 n, 254 Sanciones: 21
Redistribución ceremonial: 259 Santidad: 259. Véase también Dogma,
Redistribución cíclica: 264 Religión, Sagracjto
Reina Ana: 293 San Marino: 290 t
Reina Isabel: 321 Schaedel, Richard P.: 255-256, 264,
Reina, Ruben: 334 266, 334
Reina Victoria: 321 Schrodinger, Erwia: 141-143, 158
Reinos: y la centralización, 281-282; Schumpeter, Joseph: 277
cristianos, 292; y los dogmas de la Secuencia de crecimiento: de la uni
descendencia, 296-297; europeos, 293; dad doméstica, 242-244; como mo
y la pauta de expansión, 287; inesta delo de evolución, 230-235; y niveles
bilidad de los, 283-284; cambio de de los sistemas, 323; y unidades de
las jefaturas a, 282-283 operación, 305; fase terminal de la,
Relaciones: marco conceptual de las, en las bandas, 946
103; no recíprocas, 38; estabilidad Segunda Guerra Mundial: 295, 300
de las, debido al ordenamiento, 191 Segunda Ley de la Termodinámica.
Relaciones de poder: 43-45 Véase Termodi námica
Relación del aspecto del poder: 33-34 Seguridad: y adaptación de las espe
Relaciones interpersonales: control en cies, 172
las, 33-34 Selby, Henry A.: 178
Relaciones no recíprocas: 38 Señales de información: 135
Relaciones patrón-cliente: 63-65, 251 Ser: 118
252 Service, Elman R,: 229, 230, 278 n
Relatividad del poder: 20, 94 Shan: 101
Religión: 339; y el poder asignado, Sharp, R. Lauriston: 188-190
258-259; y las jefaturas, 260-261; y Shepard, Paul: 333 n
la coordinación, 292; olímpica, 260; Sherzer, Joel: 50 n,
y la centralización política, 286-287; Shilluck: 259, 290 ¡
y el poder, 258-259; y la preserva Significado: en |a cultura, 123-127;
ción del planeta, 329; en respuesta equivalencia deí, 124-127; y la in
a la tensión, 256; “mundial”, 290 formación, 164; y la organización,
Religiones mundiales: 290 143-147
República Dominicana: 104 Significados y valpres compartidos: 34
Revolución agrícola: 166 Simbolismo: 120 n, 126-127
Revolución francesa: 239, 293 Simbolización: 26
Revolución inglesa: 250, 293 Simon, Herbert: 224-225
Revolución norteamericana: 26-0, 293 Síntesis: 199
Rituales, religiosos: en la política: 256 Sistema termodinámico: papel del
Riviere, Peter: 247, 258 hombre en el, 325
Rossi, Ino: 123 n Sistemas disipativos: 147-150, 311
Rudman, Richard: 312 Sistemas en expansión: 157-173
Rusia: 294, 295, 298 Skinner, G. W.: 97
Russell, Bertrand: 128 n Slobodkin, L. B.: 99 n, 208, 209, 222
Smaldone, Joseph P.: 282
Sagrado, lo: desplazamiento de, 265; Social: clase, 76, 93, 277; complejidad,
elementos de, y los niveles de orga 305; construcción, 199; distancia, 305;
nización, 254; y el poder político, evolución, 224, 225-228, 241-244 (véa
259 se también Evolución); factor, en
Sahlins, Marshall: 97-98, 139, 221, 223, los fenómenos mentales, 200; interés,
229, 249-250, 252 n, 317 34-35; organiza^:ión, 168, 224, 225-
380 ÍNDICE ANALÍTICO
2 2 8 , 242, 2 4 5 ; p o d e r , 140, 327 ( v é a s e S u b o rd in a d o s en lo s d o m in io s m ú l t i -
t a m b i é n P o d e r); o r d e n a m ie n to , 187; p le s : 90
r e la c ió n , 37-38, 126, 127, 195, 2 0 7 ; S u b s is te m a s : p Mate n c ia lid a d r e g e n e r a ti-
c ie n c ia , 19, 174; e s tr a to , 94, 2 6 7 ; es v a d e lo s , 30 3
t r a t if ic a c ió n , 93-94, 187, 2 7 4 -2 7 6 ; sis S ucesos in c o n s c |í e n te s : e s tr u c t u r a n a t u -
te m a , 161-163, 166 r a l d e lo s, l 2 3
S o c ia lis m o : 2 94 -2 9 5, 298, 300, 337 S u d á n c e n tr a l: 282
S o c ie d a d : a n á lis is d e la , 151-157; y la S u d ra : 162-163
a u t o r id a d , 5 0-53 ; y e l c a m b io e n S u m m e rs , C la u d e M .: 327
re s p u e s ta a l a m b ie n te , 2 09 ; d e f i n i S u m n e r, W i l l i a m G r a h a m : 103
c ió n d e la , 2 2; y la e v o lu c ió n d e l S u p e r io r id a d y c o n t r o l: 31
p o d e r , 2 89 ; y e x p a n s ió n d e la , 2 9 2 ; S u p e ro rd in a d o s e n lo s d o m in io s m ú l-
f u t u r o d e la , 329-339; d e a lt a e n e r tip le s : 9 0
S u p e r v iv e n c ia 171, 2 41 ; y e l c a ris m a
g ía , 180; id e n t id a d d e la , 116; y la
s e le c c ió n n a t u r a l, 7 1-72 ; e l p o d e r e n d e lo s líd e re s , 2 61 -2 6 2; d e las u n id a -
des d o m é s tic as, 2 41 -2 4 2, 2 50 ; y la
la , 2 67 ; y e l p ro g re s o , 2 1 3 -2 1 4 ; y la
c o m b in a c ió n e n e rg é tic a , 326; d e l n i-
u n id a d d e o p er a c ió n d e la in v e s t i
v e l lo c a l, 24 -242; d e la u n id a d d e
g a c ió n , 151; e s tr a tific a d a , 2 69 ; y la
o p e r a c ió n , 2 C2 ; y lo s n iv e le s d e p o -
e s tr u c tu r a , 116
b la c ió n , 303; v a lo r s e le c tiv o d e la ,
S o c ie d a d a rc a ic a : 229
303; d e la s e ; p e cie s, 306; t r ib a l, 250-
S o c ie d a d a u s tr a lia n a a b o r ig e n : 77, 164,
2 51 ; u n id a d d e la , 332
176, 246. V é a s e ta m b i é n T i w i , Y i r S u p re m a C o r te d e lo s E s ta d o s U n id o s :
Y o ro n t
263
S o c ie d a d h in d ú : 161-163, 337
S o c ie d a d ig u a l it a r ia : 187-190, 2 29
T á c t ic a d e l poCl e r: 33
S o c ie d a d q u e c h u a : 97
T a c u b a : 283
S o c ie d a d p r ís t in a : 224, 226-227
T a h i t í : 2 91 , 3 19 , 321
S o cied a de s d e A f r ic a O c c id e n ta l: 238, T a x o n o m ía lc ló r ic a , 177-179; y el
2 5 6 , 257 n , 2 5 8 , 2 7 2 , 281, 282 n . V é a
o r d e n a m ie n t o , 185-186; y la s clases
s e t a m b i é n T iv , Y a k o d e v a lo re s , 2 ll- 2 1 2
S o c ie d a d e s a g ra ria s : 335-336 T a x o n o m ía s fe Ic ló ric a s : 177-179
S o c ie d a d e s d e p o lic ía s : 80-82 T e c n o lo g ía : y =l m e jo r a m ie n t o a g r íc o -
S o c ie d a d e s “ s u b d e s a r ro lla d a s ” : 105 la , 2 1 3 -2 1 5 ; e l c o n t r o l d e la s je f a
S o c i e t a s : 2 29 tu r a s , 2 8 5 -2 8 6 ; y e l c o n t r o l, 31, 119,
S o re n s e n , A r t h u r R ., J r.: 249 172; d e f in id » ! n d e la , 31; y la p r o
S o re n s o n , E. R ic h a r d : 108 d u c c ió n e c o n árn ic a , 165; e fe c to d e la ,
S o u t h a ll, A id e n : 280-283 s o b re e l a m b ie n te , 172; y lo s im p e
S o b e ra n ía : 300-301 r io s , 2 88 ; y la e v o lu c ió n d e la so
S p e n c e r, H e r b e r t : 308 c ie d a d , 171; y e l p o d e r in d e p e n -
S p e n g le r, O s w a ld : 148 d ie n te , 5 7; y e l o c io , 139; y lo s r e
S p ic e r, E d w a r d : 75 c u rs o s n a t u r ;a les, 165; y la s e s tr u c tu -
S t a r r , B e t t y : 96 ra s , 118-119; y la s u p e rv iv e n c ia , 303
S ta r r , C h a u n c e y : 312 T e c n o ló g ic o : c a m p o , 312; c r e c im ie n to ,
S ta v e n h a g e n , R o d o lf o : 93 107; e fe c to , $o b r e lo s n iv e le s d e i n
S t e in h a r t , C a r o l E .: 2 14 te g r a c ió n , 2 in n o v a c ió n , p re s io -
S t e in h a r t , J o h n S.: 2 14 nes d e m o g r á ; fic a s s o b re la , 314-315
S te w a rd , J u lia n : 9 6 , 184, 255 T e ís m o : s u r g í m ie n to d e l, e n O c c id e n -
S tu a r t, W i l l i a m T . : 67 te , 2 60 ; y e l o r ig e n a e l E s ta d o , 287
S u b c o n ju n to s : 225 T e n o c h t it la n : 2 83
ÍNDICE ANALÍTICO 381
T e o c r a c ia : 2 5 5 -2 5 6 r a , 2 4 9 -2 5 0 ; y l os c u e rp o s p o lít ic o s
T e r c e r M u n d o : 296, 297 re g io n a le s , 249; y la s u p e rv iv e n c ia ,
T e r m o d in á m ic a : P r im e r a y S e g u n d a 251
L e y e s d e la : 121, 128, 138; S e g u n d a T r i b u d ia lé c tic a : 246
L e y d e la , 139, 141-147, 148, 154, T r i b u s , M y r o n : 153-154
156, 2 13 , 214, 302, 322 T r u j i l l o , R a fa e l: 104
T e x c o c o : 283 T u l l í s , F . L a M o i i d : 88
T ie m p o : 2 2 4 -2 2 5 ; e x c e d e n te , 139 T se m b a g a : 151, Í 33
T i e r r a : 271-272 T z in t z u n t z á n : 64
T i l l y , C h a rle s : 290
T i v : 249, 2 5 3 -2 5 4 n U b b e lo h d e , A . R .: 142-143 n
T i w i : 245 U n id a d c o r p o r a t i ¡>a : 74, 84
T o m a d e d e c is io n e s : 280; c o m o a c t i v i U n id a d d e o p e r a c ió n d e la in v e s tig a
d a d b in a r ia , 177; c e n tr a liz a c ió n d e c ió n : 151
la , 2 37 , 323; e n la s je f a t u r a s , 279; U n id a d d e s u p e r viv e n c ia : 332
c o n flic to s e n la , 2 47 ; y c o n t r o l, 29, U n id a d m a y o r ita : :ia : 80-82
55; e n la s u n id a d e s c o o r d in a d a s y U n id a d p o l ít ic a : 328
c o n s e n s u a le s, 7 9-80 ; y la c o o r d in a U n id a d e s a d m in is t r a tiv a s : 74, 84
c ió n , 2 34 ; p o t e n c ia lid a d c u l t u r a l en U n id a d e s a g re g a d as: 73-77
la , 32; y la d e p e n d e n c ia , 2 86 ; y e l U n id a d e s co nsen s u a le s: 7 9-80 ; y la
d o g m a , 263; y e l p ro g re s o d e l h o m to m a d e d e c is io nes, 2 3 7 ; y lo s n iv e
b re , 325; y la s im á g e n e s m e n ta le s , les d e a r t ic u la c ió n , 182
208; y e l p o d e r , 2 0 -2 1 ; y la s p o s ic io U n id a d e s c o o r d in ad a s: 7 7 , 78, 2 31 , 233,
nes d e p o d e r , 2 8 5 -2 8 6 ; y lo s m e c a n is 2 40 ; y lo s n iv e l: ; s d e in t e g r a c ió n , 182
m o s d e d is p a r o , 139-14-0 U n id a d e s d e id e n t id a d : 74-78
T o m a d o r e s d e d e c is io n e s : 8 9, 169-170 U n id a d e s d e o p e r a c ió n : a d a p ta c ió n d e
T o n g a : 249 la s , 7 1-72 ; a g re g adas, 7 3-77 ; c e n t r a li
T o n n ie s , F e r d in a n d : 276 z a c ió n d e las, 2 31-233; c e n tra liz a d a s ,
T o p e e v o lu t iv o : 318 7 3-74 ; y e l cam b io , 70; c o o rd in a d a s ,
T o y n b e e , A r n o l d J . : 148 7 7-78 ; c o o r d in a c ió n d e la s, 230 -2 3 3;
T r a b a j o : 129 d e f in ic ió n d e l as, 71; e v o lu c ió n d e
T r a n s fe r e n c ia d e l p o d e r y e l c o n t r o l: la s , 2 30 -2 3 3, 30:í ; fo r m a le s , 73, 82-85 ;
55 fra g m e n ta d a s , 73-77; y la s e c u e n c ia
T r a n s fo r m a c ió n : y e v o lu c ió n , 222; d e d e c r e c im ie n to . 305; y la s e g m e n ta
la in f o r m a c ió n , 134; e s tr u c t u r a l, c ió n h o r iz o n t a l , 274; y la fa se d e
200-201 id e n t if ic a c ió n , 2 30-231; id e n t id a d d e
T r a n s p o r t e y a lm a c e n a m ie n to d e m a las, 7 5 -7 6 ; in f o i m a le s, 73, 7 7-82 ; y las
te r ia : 134 e s tr u c tu r a s m e n ta le s , 198-199; y la
T r a s la c ió n y r a d ia c ió n d e e n e rg ía : 134 s e le c c ió n n a t u r i l, 71; y la o s c ila c ió n ,
T r i b a li s m o : 248 321; y e l t a m a ñ o d e la p o b la c ió n ,
T r i b u : 78, 2 45 ; c e n tr a liz a c ió n d e la , 165, 167; y e l s is te m a d e o p e r a c ió n
2 50 ; y lo s c o m p o n e n te s d e e n la c e , d e la in v e s tig a c ió n , 151; y la s c o n s
2 48 ; y e l c o n f lic t o , 249; y la c o o r d i tr u c c io n e s s o c ia les, 199; e s tr u c tu ra s
n a c ió n , 2 4 8 -2 5 0 ; d ia lé c tic a , 246; re la c io n a d a s cSm la s, 118-119; y la
s u r g im ie n t o d e la , 2 48 ; y la e v o lu s u p e rv iv e n c ia , 2 12 -2 1 3; y lo s m e c a
c ió n , 2 29 , 2 30 ; y la h o m o g e n e id a d , n is m o s d e d is p a r o , 139-140. V é a s e
2 50 ; y la s flu c tu a c io n e s h o r iz o n t a t a m b i é n U n id a d es co n se n su a le s, U n i
les, 317; n e x o d e la , c o n la s j e f a t u d a d e s c o o r d in a das, U n id a d e s m a y o -
ra s , 250; y e l e je r c ic io d e l p o d e r, r it a r ia s
2 5 4 -2 5 5 ; y la e x p a n s ió n d e p r e d a d o U n id a d e s d e p a r e n te s c o : 183
382 ÍNDICE ANALÍTICO
Unidades domésticas: como base del energía, 29; génesis de los, 195; je
sistema, 241; centralización de las, rarquías de los, 196, 210; cuantifica-
242; y concentración del poder, 244; ción de los, 184-185; ordenamiento
ciclo de las, 242-244; rasgos de coor de los, 174, 184-185, 197-198, 211;
dinación de las, 244; sobrevivencia compartidos, 34; las relaciones socia
de las, 241, 250 les y los, 195; tenacidad de los, 212
Unidades formales: 73, 82-84 Vansina, Jan: |237 n
Unidades fragmentadas: 73-77 Verhoeven, Stan: 265 n
Unidades informales: 73, 77-78. Véase Violencia: 258-254 n
también Unidades coordinadas
Universidad de Columbia: 221 Wallace, Anthony F. C.: 34, 259-260
Universidad de Michigan: 221 Weber, Max: 19, 27 n, 277, 292
Universidad de Texas: 68 White, Leslie A.: 24, 27, 141, 157, 313
Unión Soviética: 61 Winckler, Edwiin A.: 245
Universo: 155 Whyte, William F.: 88 n
Wolf, Eric: 971 334
Vaisya: 163 Worsley, Peter: 255-256
Validez del control: 32 Wright, Henry T.: 97, 279
Valor: agregado, 216; creación del,
185-186; plusvalía, 66
Valor calórico: 213 Xavante: 245
Valor selectivo de la expansión: 303
Valores: 130, 174; y las distinciones Yako: 238, 246 n
binarias, 197; cambios en los, 203 Yir Yoront: 18 9-190
204, 205, 207-211, 215-216; y diferen
cias, 175; y las formas y los flujos de Zulú: 34, 281
ÍN D IC E G E N E R A L
P refa cio . . 9
R e c o n o c im ie n to s 15
P rim era P arte
L a NATURALEZA DEL PODER
I. I n t r o d u c c i ó n ............................................................................................................ 19
II. Los e le m e n to s b á s i c o s ................................................................................. 26
III. C o n s i d e r a c i o n e s a d i c i o n a l e s ........................................................................ 37
A . Poder y c o n t r o l .......................................................................................... 37
B. R e c i p r o c i d a d y o m n i p r e s e n c i a ...................................................... 43
C. A u to r id a d y le g itim i d a d ............................................................... 46
D. T ip o s de e je r c ic io del p o d e r ...................................................... 53
IV . La d iv e r s id a d d e u n id a d e s de o p e r a c i ó n .................................... 70
A. U n id a d e s f r a g m e n t a d a s ........................................................................ 73
B. Las u n id a d e s i n f o r m a l e s ............................................................... 77
C. U n id a d e s f o r m a l e s ................................................................................. 82
V. D o m in io s y n iv e le s del p o d e r ............................................................... 86
A. L o s d o m i n i o s d e l p o d e r ........................................................................ 86
B. N iv e le s y c o n f r o n t a c i o n e s ............................................................... 93
C. La e x p a n s ió n de d o m in io s y n i v e l e s .................................... 105
383
384 ÍNDICE GENERAL
Segunda Parte
Estructuras energéticas y mentales
V I. U na n o ta s o b re la e s tru c tu ra , la m e n te y la m a te r ia ,
y la c u l t u r a ............................................................... 115
V II. La e n e r g é t i c a ............................................................... 128
A . E n e r g ía y f l u j o .................................... 128
B. La Segunda Ley y el o rd e n . 141
c. E l h o m b re en el e c o s is te m a . 147
D . L a s o c ie d a d hum ana: un s is te m a e n ex p a n s ió n 157
V III. Lo m e n ta l 174
A. D is tin c io n e s b in a r ia s y n iv e le s - . 174
B. La n a tu r a le z a del o r d e n a m ie n to . 185
c. C la s e s d e v a l o r e s 194
D. A lg u n a s r e g u la r id a d e s m e n ta le s - e n e r g é tic a s . . 204
Tercera Parte
Un modelo de la evolución del poder
IX . El m a r c o ................................................................................. 221
A. E v o lu c ió n : g e n e ra l y e s p e c ífic a * . 221
B. La s e c u e n c ia del c r e c im ie n to . . . 228
X . Los n iv e le s de in t e g r a c ió n 240
A . Los p r o t o n i v e l e s ............................................. 241
B. E l n iv e l lo c a l: banda y tr ib u . „ 245
c . E l n iv e l r e g io n a l y e l p a p e l c e n tr a liz a d b r d e l d o g m a 255
D. E l n iv e l e s ta ta l y la e s tr a tific a c ió n s o c i a l . . 266
E'.. E l n iv e l n a c io n a l y la época h is tó r ic a r e c ie n te 289
INDICE GENERAL 385
X I. Los procesos repetitivos 302
A. La expansión energética y la reducción fnental 302
B. Las fases de la expansión . . . . 307
C. Oscilaciones “verticales” y “h orizon tales 313
D. El poder hacia la cima: la teoría genera l 322
X II. El poder social y el f u t u r o .......................... 325
A. Algunas cosas que no pueden pasar . 325
B. ¿Cuál n ivel de v i d a ? ................................. 329
O b r a s c i t a d a s .......................................................................................... 340
Í n d i c e a n a l í t i c o ................................................................................. 367
E s te li b r o se t e r m in ó d e i m p r i m i r e l
d ía 25 d e ^ mayo d e 1983 e n lo s ta lle re s
d e G r á f ic a P a n a m e ric a n a , S. C. L ., P a
r r o q u ia n ú m . 911, 03100 M é x ic o , D . F .
Se t ir a r o n 3 000 e je m p la re s , e m p le á n
dose e n su c o m p o s ic ió n tip o s B a s k e r-
v i l l e d e 8:9, 9 :1 0 , 10:11 y 11 p u n to s .
OS
co
O T R O S T ÍT U L O S DE LA C O L E C C IÓ N
S O C IO L O G ÍA
A c h a , J u a n . A r t e y s o c i e d a d : L a t i n o a m é r ic a . (2 v o ls .)
A n d e r s o n , N e ls . S o c i o l o g í a d e l a c o m u n i d a d urbana.
A y a la , F . O p p e n h e i m e r .
A z e v e d o , F e r n a n d o d e. S o c i o l o g í a d e la e d u c a c i ó n .
B a lá n , J o rg e ; H . L . B r o w n in g , y E liz a b e th J e lin . E l h o m b r e e n u n a s o c i e d a d e n
desarrollo. M ov ilid a d geo g r á fica y so cia l en M on terrey.
B a rb e r, B e rn a rd . E s t r a t i f i c a c i ó n s o c i a l : a n á l i s i s c o m p a r a t i v o d e e s t r u c t u r a y
proceso.
B a r c la y , G le n St. J o h n . N a c i o n a l i s m o d e l s i g l o xx.
B a tte n , T . R . L a s c o m u n i d a d e s y s u d e s a r r o l l o .
B e n d ix , R . L a r a z ó n f o r t i f i c a d a .
B la lo c k , H u b e r t M . E s t a d í s t i c a s o c i a l .
B o r k e n a u , F ra n z . P a r e t o .
CEPAL. C o n f e r e n c i a m u n d i a l d e p o b l a c i ó n .
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o So c i a l i s t a . i . L o s p r e
c u r s o r e s , 1780-1850.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o so'p i a l i s t a . 11. M a r x i s m o
y a n a r q u i s m o , 1850-1890.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t b s o c i a l i s t a . n i . L a
S e g u n d a I n t e r n a c i o n a l . P r i m e r a p a r t e , 1889-1914.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o so c i a l i s t a . iv . L a S e
g u n d a I n t e r n a c i o n a l . S e g u n d a p a r t e , 1889-1914.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o s o c i a l i s t a . v. C o m u n i s
m o y s o c i a l d e m o c r a c i a . P r i m e r a p a r t e , 1914-1931.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o s o c i a l i s t a . v i . C o m u n i s
m o y s o c i a l d e m o c r a c i a . S e g u n d a p a r t e , 1914-1931.
C o le , G e o rg e D o u g la s H o w a r d . H i s t o r i a d e l p e n s a m i e n t o s o c i a l i s t a . v i l . S o c i a l i s
m o y f a s c i s m o , 1931-1939.
C o m te , A u g u s to . P r i m e r o s e n s a y o s .
C o r n e liu s , W a y n e A . L o s i n m i g r a n t e s p o b r e s e n l a c i u d a d , de México y la po-
lítica.
C o s e r, L e w is A . H o m b r e s d e i d e a s . E l p u n t o d e v i s t a d e u h s o c i ó l o g o .
C o s e r, L e w is A . L a s i n s t i t u c i o n e s v o r a c e s .
C h a te a u , J e a n , y o tr o s . L o s g r a n d e s p e d a g o g o s .
C h in o y , E ly . L a s o c i e d a d .
E tz io n i, A . L o s c a m b i o s s o c i a l e s .
E t z io n i, M in e r v a M . L a m a y o r í a d e u n o .
F a ir c h ild , H e n r y P . D i c c i o n a r i o d e s o c i o l o g í a .
F ra z e r, S ir Ja m e s. L a r a m a d o r a d a .
F r ie d m a n n , G ., y P. N a v ille . T r a t a d o d e s o c i o l o g í a d e l t r a b a j o . (2 v o ls .)
F o u g e y ro lla s , P ie r r e . C i e n c i a s s o c i a l e s y m a r x i s m o .
F o u g e y ro lla s , P ie r r e . L o s p r o c e s o s s o c i a l e s c o n t e m p o r á n e o s .
G ib b o n s , D o n C. Delincuentes juveniles y criminales.
El hombre radical.
H a m p d e n - T u r n e r , C h a rle s .
H o b s o n , J o h n A . Veblen.
H o r o w it z , I r v i n g L o u is .Fundamentos de sociología políti^a.
H o r o w it z , I r v i n g L o u is .Ideología y utopía en los Estados Unidos.
J a g u a r ib e , H e lio . Hacia la sociedad no represiva.
K a h l, J o s e p h A . La industrialización en América Latina.
K a r d in e r , A b r a m . El individuo y su sociedad.
K le in , J . Estudio de los grupos.
L e m k a u , P . Higiene mental.
M a n n h e im , K a r l . Libertad, poder y planificación democrát ica.
M a r t in d a le , D o n A lb e r t . La sociedad norteamericana.
M a r v in , F r a n c is S. Comte.
M a s o n , P h i l i p . Estructuras de la dominación.
M e lo t t i, U m b e r t o . Revolución y sociedad.
M e lo t t i, U m b e r to . Sociología del hambre.
M e r t o n , R o b e r t K . Teoría y estructuras sociales.
M ic h a e l, D o n a ld N . La próxima generación.
M ills , C. W r ig h t . La élite del poder.
M ills , C. W r i g h t . La imaginación sociológica.
M ills , C. W r ig h t . Poder, política y pueblo.
O ro z c o , Jo sé L u is . La pequeña ciencia. Crítica de la cienhia política norteame-
ricana.
P a d u a , J o rg e . Técnicas de investigación aplicadas a las ciejicias sociales.
P ik e , E. R . Diccionario de religiones.
P re s s a t, R . La práctica de la demografía.
R eca sén s S iches, L u is . Wiese.
R o g e rs , E., y L . S v e n n in g . La modernización entre los campesinos.
R u iz , R a m ó n E d u a r d o . México, 1920-1958, El reto de la abreza y el analfabe-
tismo.
R u m n e y , J u d a h . Spencer.
S o la r i, A ld o E. Poder y desarrollo. América Latina.
S te g e r, H a n n s - A lb e r t . Las universidades en el desarrollo social de la América
Latina.
T im a s h c f f , N . S. Teoría sociológica.
T o r r e P ., O s c a r d e la . El turismo, fenómeno social.
V a iz e y , J o h n . Capitalismo.
W e b e r , A lf r e d . Historia de la cultura.
\V e b e r, M a x . Economía y sociedad.
\V h y te , W i l l i a m H o ll in s w o r t h . El hombre organización.
Z e is e l, H . Dígalo con números.
RICHARD NEWBOLP ADAMS
E N E R G IA Y ESTRU C TU RA
U N A T E O R I A D E L P O D ] SR S O C I A L
¿ Q u é e s el p o d e r s o c ia l? La e s tr u c tu r a q u e d e te rm in a e l p ro
c e s o d e c o n t r o l s o b r e la e n e r g í a . T a l e s t r u c t u r a m o d e l a la s v i
d a s d e la s p e r s o n a s , c o n d i c i o n a lo s d e s a r r o l l o s d e la c u l t u r a ,
d is e ñ a a lt e r n a t iv a s in d iv id u a le s y d e g r u p o q u e n o c o in c id e n
c o n lo s s u e ñ o s y lo s d e s e o s d e la g e n t e . E I p o d e r s o c i a l e s
r e s p o n s a b l e d e la c e n t r a l i z a c i ó n c r e c i e n t e d e l a s s o c i e d a d e s
Fotografía de la portada: Lourdes Grobet
m o d e r n a s , d e la c r e a c i ó n d e e n o r m e s z o n a s d e m a r g i n a c i ó n
s o c ia l y d e l d e t e r io r o d e l m e d io . L a s p o t e n e ia lid a d e s h u m a
n a s s e s u b o rd in a n a él y s o n p o r él d e s tru id a s . Es n e c e s a rio ,
e n to n c e s , e n te n d e r e s e p r o c e s o d e c o n tro l e n e rg é tic o p a ra
p o d e r c o m b a t i r l o : e s a e s la f i n a l i d a d d e e s t e lib r o d e R i c h a r d
N e w b o l d A d a m s , a n t r o p ó l o g o d e la U n i v e r s i d a d d e T e x a s .
E n e r g í a y e s tr u c tu r a p r o p o n e d e e n t r a d a , c o m o a n u n c i a s u
s u b t í t u l o , u n a " t e o r í a d e l p o d e r s o c i a l ” ; t a m b ié n a n a l i z a la s
p e r s p e c t i v a s d e e s t o s p r o b le m a s y d a lo s e j e m p lo s in d is p e n
s a b le s p a ra c o m p r e n d e r lo s .
m egi
simo
FO N D O DE C U L T U R A ECON C M I C A