Imperio Incaico
Imperio Incaico
Imperio incaico
Tawantinsuyu
Imperio precolombino
1438-1533
Estandarte Inca
Inca
• 1438-1478 Pachacútec
• 1478 Amaru Inca Yupanqui
• 1478-1493 Túpac Inca Yupanqui
• 1493-1525 Huayna Cápac
• 1525-1532 Huáscar
• 1532-1533 Atahualpa (no oficial)
Precedido por Sucedido por
← (1438) (1532) →
← (1438) (1533) →
(1533) →
← (c. 1450)
← (c. 1460)
← (1470)
← (1477)
Los orígenes del imperio se remontan a la victoria de las multietnias, lideradas por
Pachacútec frente a la confederación chanca en Yawarpampa, a mediados del siglo XV,
hacia 1438. Luego de la victoria, el curacazgo incaico fue reorganizado por Pachacútec,
con quien el Imperio incaico inició una etapa de continua expansión, que prosiguió con
su hijo el décimo inca Amaru Inca Yupanqui, luego por parte del undécimo inca Túpac
Yupanqui, y finalmente del duodécimo inca Huayna Cápac, quien consolidó los
territorios. En esta etapa la civilización incaica logró la máxima expansión de su cultura,
tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina,
así como asimilando los de otros estados conquistados.
Luego de este período de apogeo el imperio entró en declive por diversos problemas, el
principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los hermanos
Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso en una guerra civil. Entre los incas la viruela
acabó con el monarca Huayna Cápac, provocó la guerra civil previa a la aparición
hispana y causó un desastre demográfico en el Tahuantinsuyo. Finalmente Atahualpa
vencería en 1532. Sin embargo su ascenso al poder coincidió con el arribo de las tropas
españolas al mando de Francisco Pizarro, que capturaron al inca y luego lo ejecutaron.
Con la toma del Cuzco en 1533 culminó el Imperio incaico. Sin embargo, varios incas
rebeldes, conocidos como los «Incas de Vilcabamba», se rebelaron contra los españoles
hasta 1572, cuando fue capturado y decapitado el último de ellos: Túpac Amaru I.
Los incas consideraban a su rey, el sapa inca, como el «Hijo del Sol». Muchas formas
locales de adoración persistieron en el imperio, la mayoría de ellas relacionadas con las
sagradas Huacas locales, pero los líderes incas alentaron el culto al Sol de Inti - su dios
del Sol - e impusieron su soberanía por encima de otros cultos como el de Pachamama.
Historia
La primera imagen del inca en Europa. Pedro Cieza
Fuentes históricas
Los primeros vestigios escritos sobre el imperio incaico lo constituyen las crónicas
registradas por varios autores europeos (posteriormente existieron cronistas mestizos e
indígenas que también recopilaron la historia de los incas); estos autores recopilaron la
«historia incaica» basándose en relatos recogidos por todo el imperio. 6 Los primeros
cronistas tuvieron que enfrentar varias dificultades para poder traducir la historia incaica
ya que, además de existir una barrera idiomática, se enfrentaron al problema de
interpretar una manera de ver el mundo totalmente distinta a la que estaban
acostumbrados.6 Esto condujo a que existan varias contradicciones entre los textos
coloniales y un ejemplo de ello lo representan las cronologías sobre los gobernantes
incas; así, en muchas crónicas se atribuyen las mismas hazañas, hechos y episodios a
distintos gobernantes.6
Sobre las crónicas del imperio incaico, es importante acotar que sus diversos autores
tuvieron ciertos intereses al escribirlas. En el caso de los cronistas españoles, su interés
fue «legitimar la conquista a través de la historia». Para lograr dicho objetivo, en
muchas crónicas se señala que los incas conquistaron usando enteramente la violencia y
por lo tanto no tenían derechos sobre los territorios conquistados. En otro caso los
cronistas ligados a la Iglesia católica buscaron legitimar la evangelización describiendo
a la religión incaica como obra del demonio, a los incas como hijos de Noé y tratando
de identificar a las deidades incaicas con las creencias bíblicas o el folklore europeo. 6
Igualmente existieron otros cronistas mestizos e indígenas que también tuvieron un
interés de ensalzar el imperio o alguna de las panacas con las cuales se emparentaban,
como el caso del Inca Garcilaso de la Vega, en su obra "Comentarios reales de los
incas" quien mostraba un imperio incaico idealizado donde no existía la pobreza, se
repartía la riqueza y los recursos se explotaban racionalmente.7
Los ayllus y panacas tenían cantares especiales mediante los cuales narraban su historia.
Estos cantares se ejecutaban en determinadas ceremonias frente al Inca. Estos relatos, a
manera de memoria colectiva, constituyen los primeros registros históricos recogidos en
las crónicas.6
Otro recurso utilizado para registrar la historia fueron unos mantos y tablas que
contenían pinturas representando pasajes heroicos. Estos documentos fueron guardados
en un lugar denominado Poquen Cancha. Se sabe que el virrey Francisco de Toledo
envió al rey Felipe II cuatro paños que ilustraban la vida de los incas añadiendo con sus
propias palabras que «los yndios pintores no tenían la curiosidad de los de allá».6
Además, algunos hechos pasados fueron almacenados en los quipus, aunque no se sabe
cómo pudieron utilizar estos sistemas de cordeles y nudos para almacenar hechos
históricos existen varias crónicas que describen que los quipus servían para evocar las
hazañas de los gobernantes.6
En general, en el imperio incaico se recordaban los hechos que les parecían importantes
de recordar y no era necesaria la precisión. Además, los gobernantes podían ordenar
excluir intencionalmente de los registros históricos algunos hechos que pudiesen
molestarles. María Rostworowski denomina a esta cualidad de la historia incaica una
«amnesia política» que era asumida por todo el vulgo pero que era recordada por las
panacas o ayllus afectados, un factor que contribuyó a las futuras contradicciones en las
crónicas europeas sobre los incas.6
La reinvención de tradiciones
El aporte para esta recreación e invención de tradiciones fue tanto hispano como andino;
esto se evidencia en las crónicas del siglo XVI en donde se describen personajes como
el caso de Tunupa y Huiracocha con los apóstoles Tomás y Bartolomé, describiéndolos
como hombres blancos y barbados que impartieron enseñanzas. Igualmente el
imaginario europeo buscó, e incluso creyeron encontrar, «el dorado» y el «país de las
amazonas» en el nuevo mundo. En otros casos, afirmaban que el Cuzco tenía el perfil de
un león americano (puma), poniendo similitudes con algunas ciudades del renacimiento
europeo que tenían perfil aleonado.6 Más recientemente, en el siglo XX, aparecen otros
elementos de esta reinvención de tradiciones, como son los casos de la bandera del
imperio incaico y la ceremonia cuzqueña del Inti Raymi.8 Cabe indicar que todas estas
reinvenciones, son parte de un proceso natural en todas las culturas, pero para entender
la historia incaica es necesario diferenciar cuales son los aspectos sincréticos o
inventados y cuales no lo son.6
Existen dos mitos difundidos sobre el origen de la etnia cuzqueña. El más difundido es
la versión garcilasiana de la pareja Manco Cápac y Mama Ocllo; el otro es el mito de
los cuatro hermanos Ayar y sus cuatro hermanas, este último mito es recogido por
Betanzos, Waldemar Espinoza, Cieza de León, Guamán Poma de Ayala, Santa Cruz
Pachacuti y Sarmiento de Gamboa.7
Casi en su totalidad, la élite Hanan taipicalas fueron aniquilados y los Hurin taipicalas,
élite sacerdotal, lograron huir y refugiarse en las islas del lago Titicaca. Luego de allí
avanzaron al valle los pobladores oriundos como los huallas, alcahuisas, sahuaseras,
antasayac, lare, poque, pinaguas y ayamarcas que se opusieron a su establecimiento;
para superar dicho conflicto, la élite puquina realizó múltiples estrategias, una de ellas
fue la alianza matrimonial, para luego convertirse en una confederación de estados y por
último, en un gran imperio andino.
Fue recopilada por varios cronistas, entre ellos Juan de Betanzos, Felipe Guamán Poma
de Ayala, Pedro Cieza de León, Juan Santacruz Pachacuti y Pedro Sarmiento. Según
este mito, la historia se inició en tres cuevas ubicadas en el cerro Tamputoco llamadas
Maras Toco, Sútic Toco y Cápac Toco; de las cuales salieron tres grupos llamados
Maras, Tampus y Ayar. Los hermanos Ayar eran cuatro varones y cuatro mujeres, los
varones eran Ayar Uchu, Ayar Manco, Ayar Cachi y Ayar Auca. Uchu corresponde al
ají, Manco a un cereal (Bromus Mango) y Cachi a la sal; la onomástica a estos tres
nombres nos da a entender a un culto por los productos de la tierra. Auca, en cambio,
hacía referencia a la actitud guerrera.7
Estos 4 hermanos iban acompañados por sus hermanas Mama Ocllo, Mama Raua,
Mama Ipacura o Mama Cura, y finalmente Mama Huaco.7
Los 8 hermanos iban junto a sus ayllus buscando donde asentarse recorriendo de sur a
norte, en su camino realizaban labores agrícolas y cuando cosechaban se retiraban
buscando otro lugar. Primero hicieron su paso por Guaynacancha, ahí Mama Ocllo
quedó embarazada de Ayar Manco. Luego avanzaron a Tamboquiro, en donde nació
Sinchi Roca. Posteriormente llegaron a Pallata y de ahí a Haysquisrro, estos viajes
duraron varios años.7
En Haysquisrro conspiraron contra Ayar Cachi; temerosos del poder que ostentaba, pues
podía derribar cerros y formar quebradas con el tiro de su honda, le pidieron que
regresara Tambotoco a recoger el topacusi (vasos de oro), el napa (insignia) y unas
semillas, una vez adentro un enviado llamado Tambochacay lo encerró dentro de la
cueva.7
Después de eso hubo varios intentos de llegar al lugar donde se hundió la vara, pues
eran repelidos por los naturales, hasta que Ayar Manco tomó la decisión de enviar a
Ayar Auca para que se adelantara con su aillu y poblase esa tierra. El llegar a ese lugar
Ayar Auca se convirtió en piedra, en el sitio que posteriormente sería el Coricancha.
Luego de varios enfrentamientos con la población local, Ayar Manco y Ayar Uchu
llegaron hasta el lugar y tomaron posesión de este, desde ese momento Ayar Manco
pasa a llamarse Manco Cápac.7
Si bien ambos mitos narran un éxodo poblacional buscando tierras fértiles, solo el mito
de los hermanos Ayar narra la petrificación de personajes y este último relato es muy
recurrente en otras etnias del área central andina.7
Sobre la ubicación de las cuevas, Bingham en 1912 comisionó a George Eaton para
ubicar las ventanas de Tambotoco, teniendo en cuenta que todavía existe el poblado de
Pacarictambo pero la búsqueda de Eaton no encontró las cuevas. Luego en 1945, Jorge
Muelle, Luis Llanos y César Lobón recorrieron Mollebamba buscando el sitio de
Guaynacancha (en el distrito de Pacarictambo), ahí asoció un grupo de cavernas cerca
del peñón de Puma Orqo con las cuevas de Tambotoco. Posteriormente Gary Urton
aportó investigaciones sobre el poblado de Pacarictambo, afirmando que fue trasladado
en tiempos de la colonia y que era muy posible que su ubicación original hubiese sido
cercano a las ruinas de Maukallajta, cercana al sitio encontrado por Muelle, Llanos y
Lobón en 1945.7
En general, el relato de los hermanos Ayar nos muestra a un hombre guerrero (Ayar
Auca) y a una mujer guerrera (Mama Huaco), dando una visión distinta a la de
Garcilaso, en donde el rol femenino está dedicado al tejido, la cocina y el cuidado de los
infantes; este mito narra un hecho ocurrido durante una de las tantas batallas para
posesionarse del Cuzco, en la que Mama Huaco hiere a un hombre luego le abre el
pecho y sopla sus «bofes» haciendo que la gente de Acamama huyera temerosa.7
Origen (histórico)
Artículo principal: Origen de la etnia incaica
De escasa movilidad; se tienen pocas noticias de sus sucesivos gobiernos: Sinchi Roca,
quien habría gobernado desde 1230 a 1260 sin conseguir una expansión significativa en
el entonces reino cuzqueño; Lloque Yupanqui, que culminaría su gobierno en 1290 con
el mérito de llegar a concretar diversas alianzas con distintos pueblos circundantes a los
incas; Mayta Cápac reconocido por su victoria ante los acllahuiza y que culminaría su
gobierno alrededor de 1320; y Cápac Yupanqui, el primer conquistador, a quien se debe
la victoria ante los condesuyo. En un golpe de Estado, Cápac Yupanqui derrocaría a
Tarco Huaman, sucesor de Mayta Cápac. Este período habría durado aproximadamente
120 años, iniciándose aproximadamente en 1230 d. C. (año en que comienza el gobierno
de Sinchi Roca), hasta 1350 d. C. (año en que culmina el gobierno de Cápac Yupanqui
tras su envenenamiento por parte de Cusi Chombo en un golpe de Estado organizado
por Inca Roca. Quien sería su sucesor, Quispe Yupanqui, también sería asesinado).
Una visión etnohistórica más general de este período describe que los incas llegaron al
Cuzco alrededor del [[siglo XIII]] d. C. y, en el siglo siguiente, lograron imponerse a las
poblaciones más cercanas al valle cuzqueño. Desde su llegada al Cuzco, los incas se
habrían mezclado con algunos de los pueblos que habitaban el lugar y expulsado a
otros. Habrían organizado su predominio al hacer alianzas con distintos curacas
estableciendo relaciones de parentesco y al enfrentarse en guerras. A estas prácticas, que
continuaron, se sumaron otras como el acopio de excedentes y mano de obra y la
práctica de la redistribución. Para entender esta situación habría que considerar, además,
que el prestigio religioso que acompañó a los incas fue la piedra angular de la eficacia
de todos los mecanismos de expansión que emplearon en esta época.
Se denomina preestatal a esta etapa, porque en ningún momento surgió en sí una sólida
idea de estado o nación incaica; sino aún existía la idea andina de considerarse una
macroetnia, si bien esto cambiaría al extenderse significativamente el territorio de la
etnia luego del gobierno de Cápac Yupanqui y sus diversas conquistas. El fin de este
periodo coincide con el fin de la dinastía de los gobernantes Hurin Cuzco (Rurin
Qusqu), quienes vieron en Cápac Yupanqui a su último representante.
Con Pachacútec se inicia el modelo imperial, con Túpac Inca Yupanqui se expande y
con Huayna Cápac se consolida.
Gobierno de Pachacútec
Fue un destacado militar que logró importantes victorias durante el gobierno de su padre
Pachacútec. En 1471 asumió el trono y amplió las fronteras del imperio hacia el sur,
hasta llegar al río Maule en Chile. También sometió al reino Chimú y a algunos pueblos
del altiplano y del norte argentino. Sofocó la resistencia de los chachapoyas y avanzó
por el norte hasta Quito. Quiso incursionar en la selva, pero una rebelión de los collas lo
obligó a desviarse hacia el Collao. Mejoró la recaudación de los tributos y nombró
nuevos gobernantes visitadores (tuqriq). Murió en 1493.
Crisis de sucesión
Las crisis de sucesión eran un fenómeno coyuntural que era muy frecuente en la historia
política del imperio. El que aspiraba a ser el nuevo soberano debía demostrar que era el
«más hábil», tenía que ser confirmado por un oráculo y además tenía que ganar adeptos
en las panacas cuzqueñas.11
Por su parte, Atahualpa era hijo de Tocto Coca (mujer que pertenecía a la panaca de
«Hatun Ayllu»); y al morir su padre ordenó edificar en la localidad de Tomebamba un
palacio en su honor. Este hecho enojó al curaca de Tomebamba llamado Ullco Colla,
quien envió mensajes a Huáscar acusando a Atahualpa de sublevación; además
Atahualpa se quedó en el norte acompañado de varios generales importantes leales a
Huayna Cápac, que tenían un aprecio especial por Atahualpa. Luego de este hecho,
Atahualpa envió presentes a su hermano Huáscar, pero este último ordenó hacer
tambores con los cueros de los mensajeros. Según Rostworowski, Atahualpa fue
incitado a rebelarse por los generales de su padre, con quienes había participado en
varias batallas contra los nativos del norte.12
Gobierno de Huáscar
Huáscar no estuvo de acuerdo con el testamento de Huayna Cápac, ya que se creía con
derecho de heredar todo el imperio incaico según las leyes, costumbres y tradiciones
incaicas. Huáscar se enfrentó en 1531 después de muchos años de paz a su medio
hermano Atahualpa, quien también se consideraba legítimo heredero del trono en la
región de Quito. Muy pronto importantes regiones del imperio fueron sacudidas por
sangrientas batallas entre tropas cuzqueñas y quiteñas, que terminaron con la victoria
final de los últimos. Huáscar fue tomado prisionero y muerto posteriormente por orden
de Atahualpa.
Gobierno de Atahualpa
Hijo de Huayna Cápac con la noble incaica Tocto Ocllo Coca. Tras la muerte de su
padre, se convirtió en gobernador de la ciudad de Quito. Bien sea al temor que le tenía a
su hermano Huáscar o la ambición de convertirse en soberano, luego se proclamó Inca
en Quito y así inició la guerra de sucesión incaica. Sus tropas, dirigidas por
Chalcuchímac y Quizquiz, derrotaron al ejército de Huáscar en la batalla de Quipaipán
(Apurímac) y entraron triunfantes al Cuzco. Enterado de la victoria, Atahualpa marchó a
Cajamarca para ser coronado inca. En el trayecto fue aclamado por los pueblos del
norte. Sin embargo, al llegar a Cajamarca, fue tomado prisionero por los conquistadores
españoles en la emboscada de Cajamarca. Era el año 1532. Este hecho marcó el fin del
imperio incaico.
En contra de lo pensado, Atahualpa (que gobernó de facto entre 1532 y 1533), no forma
parte de la capaccuna al nunca ceñir la mascaipacha. Por lo tanto es impropio llamarle
sapa inga, como algunas veces se le titula. Quito fue incendiada por completo por el
general Rumiñahui en 1534, antes de la llegada de los españoles a la ciudad en busca de
los tesoros del imperio, y fundada nuevamente por el español Sebastián de Belalcázar
sobre las cenizas del pueblo incaico el 6 de diciembre de 1534.
La caída
Muchos de los que habían sufrido las represalias atahualpistas terminaron aliándose con
las fuerzas hispanas; destacando etnias como los huancas, cañaris y los propios
cuzqueños, cuyos remanentes se vieron revitalizados gracias al cambio de tornas en la
situación militar. Los españoles, a fin de ganarse el favor generalizado de los Andes,
nombraron una serie de nuevos incas según los procedimientos oficiales del Cuzco.
Todos estos factores combinados explican cómo los españoles consiguieron tomar
pacíficamente enormes porciones de territorio sin apenas conflictos armados. Inclusive
usaban a su favor narrativas propagandísticas para deslegitimar fuerzas contrarias que
verdaderamente suponían una amenaza, como los remanentes atahualpistas (que
resistieron hasta 1535) y los rebeldes de Vilcabamba (que resistieron hasta 1572).
Incas coloniales
Geografía y territorio
Ubicación geográfica
Según las fuentes históricas en el territorio de Argentina, entre 1479 y 1535, el imperio
incaico conquistó las partes occidentales de la actuales provincias de Catamarca,
Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, San Juan, y el extremo noroeste de Mendoza
incorporándolas al Collasuyo. Algunas investigaciones sugieren la influencia incaica en
parte de la Provincia de Santiago del Estero (zona interfluvial en donde está la ciudad de
Santiago del Estero), pero la incorporación de esa zona al imperio no ha sido probada.
Tradicionalmente se atribuye la conquista al inca Túpac Yupanqui. Los pueblos que
entonces habitaban esa región, los omaguacas, los diaguitas (incluidos los calchaquíes),
los huarpes y otros, intentaron resistir pero los incas lograron dominarlos, trasladando a
sus territorios a los mitimaes o colonos deportados de las tribus de los chichas, que
habitaban en lo que es el suroeste del actual territorio boliviano.
Los incas construyeron caminos (el camino del inca), centros agrícolas y de producción
de tejidos, asentamientos (collcas y tambos), fortalezas (pucarás) y numerosos
santuarios en lo alto de las montañas en donde realizaban sacrificios humanos
especialmente de jovencitas y de niños tal como lo demuestran las momias de
Llullaillaco, utilizando también construcciones preexistentes.
Según una leyenda, los fundadores del imperio incaico, Manco Cápac y Mama Ocllo
nacieron de la espuma del lago Titicaca, entre Perú y Bolivia.
En el territorio del Brasil, existen dos caminos que los incas habrían construido, en el
noreste desde Quito llegando al actual estado de Roraima en el límite de Las Guayanas,
que según el investigador chileno Roland Stevenson surge de un mal pronunciamiento
del nombre quechua "Guayna Capac", padre de Huáscar y Atahualpa, y el llamado
camino de Peabiru (pea-camino; Biru-Perú) que conecta las costas del Océano
Atlántico, en el actual estado de São Paulo, con la ciudad del Cuzco en los Andes por el
cual el portugués Aleixo García habría incursionado llevándose metales preciosos de la
actual Bolivia, antes de la conquista española.[cita requerida]
En el territorio de Ecuador, en el siglo XV, los Incas Túpac Yupanqui y Huayna Cápac
conquistaron el territorio y lo incorporaron a su imperio.
A mediados del siglo XV la zona fue invadida por las fuerzas del inca Túpac Inca
Yupanqui, quien al mando de un poderoso ejército se encaminó desde el sur para
ampliar sus dominios. Al principio la campaña le resultó relativamente fácil pero luego
debió enfrentar a los bracamoros, el único pueblo que pudo obligar al Inca a abandonar
sus tierras sin poder incorporarlo al imperio.
Cuando el inca empezó a avanzar sobre los cañaris, fue aún más difícil para ejércitos
incaicos, pues estos los rechazaron luchando con bravura, obligándolos a replegarse
hacia tierras de lo que hoy es Saraguro, donde debieron esperar la llegada de refuerzos
para poder iniciar la campaña. Esta vez considerando la inmensa superioridad de los
Incas, los cañaris prefirieron pactar y someterse a las condiciones impuestas por estos.
Después de esto Túpac Yupanqui fundó la ciudad de Tomebamba, actual ciudad de
Cuenca, ciudad donde se discute que pudo haber nacido Huayna Cápac.
El Imperio incaico se originó en el territorio del Perú ocupando la costa, sierra y selva
alta del territorio peruano (abarcando aproximadamente la mitad de su actual
superficie).
A comienzos del siglo XIII inicia la historia inca desde el Cuzco como capital teniendo
a Manco Cápac como fundador. Los Incas tuvieron desde entonces tres expansiones, la
tercera la mayor pues se desarrolló primero hacia el norte empezando con el centro-
oeste de Perú hasta el sur de Colombia, y después hacia el sur empezando con el sur de
Perú hasta el centro de Chile. En el siglo XV el sapa inca Pachacútec dividió
Tawantinsuyo tomando la capital como punto de referencia en cuatro suyos:
Chinchaysuyo, Contisuyo, Antisuyo y Collasuyo.
En 1525 se inicia una guerra civil entre Huáscar y Atahualpa por la sucesión al trono,
ganando esta disputa Atahualpa, pero quedando el imperio enfrentado e inestable. En
estas circunstancias llegan los españoles quienes en Cajamarca capturan
sorpresivamente a Atahualpa en una entrevista en 1532.
Algunos historiadores consideran la hipótesis de que este relato tiene una base histórica
verdadera y que las islas estarían ubicadas en la Polinesia. Algunos han considerado que
se trata de las islas Marquesas, de Huahine, de la isla de Pascua o de Mangareva.
Hacia el noreste, se extendía hasta la selva amazónica de las actuales repúblicas de Perú
y Bolivia. Son muy poco nítidos sus límites con esta debido a las esporádicas
expediciones de exploración de la selva por parte de los habitantes del imperio debido a
la gran cantidad de enfermedades y el miedo que los nativos poseían a esas zonas, pero
se sabe que dominaban las actuales ciudades de Potosí, Oruro, La Paz y Cochabamba en
Bolivia y prácticamente toda la sierra peruana.
Hacia el sureste, el imperio incaico llegó a cruzar la cordillera de los Andes (lo que en
geopolítica moderna se conoce como encabalgarse), llegando un tanto más allá de lo
que ahora se conoce como las ciudades de Salta y Tucumán en Argentina. El territorio
incaico de la actual Argentina, conformó una zona especial que se denominó Tucma o
Tucumán, que abarcaba las actuales provincias de La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta
y Jujuy. También incorporó la región de Cuyo, abarcando San Juan y parte de Mendoza.
Hacia el sur, existen pruebas de que el Imperio incaico llegó a abarcar hasta el Desierto
de Atacama (actual III Región de Atacama) en dominio efectivo, pero con avanzadas
hasta el río Maule (actual VII Región del Maule de Chile), donde debido a la resistencia
de los purumaucas (o picunches, pertenecientes a la etnia mapuche) no pudo seguir
avanzando.
Hacia el oeste, si bien el Imperio Incaico limitaba con el océano Pacífico, hay quienes
además postulan que los Incas habrían incluso llegado a mantener, a pesar de las
limitaciones navales de la época, una cierta relación comercial con algún pueblo
desconocido de la lejana Polinesia (Oceanía). El tema ha sido estudiado por José
Antonio del Busto en una reciente publicación. Una de las personas que defendió esta
teoría fue el difunto explorador difusionista noruego Thor Heyerdahl.
Los cronistas afirmaron que el imperio incaico estuvo dividido en cuatro distritos
conocidos como suyos (del quechua suyu): Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y
Contisuyo. El centro de esta división era el propio Cuzco. Se ha atribuido al inca
Pachacútec la creación de este sistema de organización del territorio; sin embargo
sabemos que se trataba de una práctica que antecedió al gobierno de este gran
reformador. Antes de consolidarse el dominio incaico en el Cuzco, el espacio en torno
de esta ciudad estuvo también dividido en cuatro partes. Las divisiones entonces
correspondían a los territorios de los señoríos del área. Cuando Manco Cápac y sus
clanes se establecieron en la zona, crearon los cuatro suyus incaicos a partir de esta
división.
Organización territorial
Mapa del Tahuantinsuyo con sus suyos
(regiones) y wamanis (provincias).
Cada provincia (wamani) estaba dividida en sayas o partes en las cuales habitaba un
número variable de ayllus. El número de sayas de cada provincia solía basarse en la
dualidad, si bien es cierto que algunas provincias llegaron a tener tres sayas, como la de
los Huancas.
Para la mejor administración del imperio, era necesario asegurar que todos trabajaran y
cumplieran lo que se les imponía. Con esta finalidad, los incas crearon una organización
decimal que consistía en una escuela de funcionarios, cada uno de los cuales controlaba
el trabajo de diez que estaban bajo su inmediata autoridad:25 26
Organización política
Artículo principal: Gobierno del Imperio incaico
El gobierno imperial era de tipo monárquico teocrático, la máxima autoridad era el sapa
inca, aconsejado por el consejo imperial. Símbolo de su poder era la mascapaicha, una
especie de borla de lana roja que ceñía en la cabeza. Ejercía las funciones de su
gobierno desde el palacio particular que cada uno se hacía construir en el Cuzco. Desde
donde concedía audiencia y administraba justicia. También viajaba con frecuencia por
el Tawantinsuyo, llevado en andas sobre hombros de cargadores, para atender
personalmente las necesidades de su pueblo.27
El sapa inca
A estos gobernantes, a los que se atribuía un origen divino, se les suele asociar los
títulos de sapa inga y cápac.
La Coya: Es el término que recibía la esposa principal del sapa inca, para distinguirla
del resto de las mujeres miembros de familia imperial como la esposa del emperador.
Era la señora soberana y se encontraba por encima de las esposas secundarias. En
ausencia del inca, era quien se encargaba del gobierno de la capital, Cuzco. También
organizaba, en caso de necesidad, las ayudas brindadas a los damnificados en caso de
grandes catástrofes
La Ñusta: Es el término que se les daba las princesas en el Imperio Inca. La ñusta era
virgen e hija del sapa inca. También se les denominaba así a las esposas secundarias del
emperador, el equivalente a concubinas.
El derecho hereditario
El principal criterio para elegir al nuevo inca fue la normativa de elegir al «más hábil».
El nuevo inca podía ser hijo del antiguo inca con la coya o con cualquier concubina. Los
herederos debían ser mayores de edad. El inca podía nombrar a un sucesor, pero este
tenía que ser aceptado por los dioses (a través de un oráculo) y por las panacas.11
El criterio de elegir al «más hábil» como gobernante fue un criterio muy difundido por
todo el territorio, muchas de las macroetnias y etnias elegían como gobernante al que
demostraba mayor capacidad de mando y no eran necesariamente los hijos propios; esta
costumbre fue tan eficaz que el virrey Toledo ordenó: «no hacer novedades, dejando la
sucesión al antiguo derecho y costumbre».11
En el caso de los gobernantes incaicos, el más hábil era también el que ganaba más
partidarios en las «panacas», demostrando su capacidad de negociación política. Esto
también llevó a luchas entre las panacas por el poder, que ocasionaron crímenes por
motivos políticos.11
En el caso de las «panacas», era importante el estatus social de la madre pues todo hace
indicar que el patrón de convivencia post-matrimonial del Cuzco era exogámico y
matrilineal. Es decir que lo único que diferenciaba a los hijos de un Inca era su
ascendencia materna y era lo que le otorgaba más rango a unos que a otros. En la red
social incaica, una madre con abundante parentela poseía mayor capacidad para ejercer
la «reciprocidad», tan importante en la estructura social incaica.11
En general fueron varios aspectos los que primaban ante la elección de un soberano
incaico, pero los criterios eran tan ambiguos que en muchos casos, cuando uno de los
hijos del inca demostraba ser hábil en la política, la administración y la guerra, se
imponía ante sus hermanos. Como ejemplos, Pachacútec se impuso ante Inca Urco (Inca
Urco fue nombrado sucesor por Huiracocha Inca); Inca Roca se entronizó luego de la
muerte de Cápac Yupanqui a manos de su propia esposa llamada Cusi Chimbo, mujer
que luego sería desposada por el mismo Inca Roca; Atahualpa se impuso ante su
hermano Huáscar, en un proceso en el que Atahualpa fue ganando batallas y aliados
políticos demostrando su habilidad como gobernante. En general, la muerte de un Inca,
casi siempre traía consigo un periodo coyuntural de inestabilidad política en la que uno
de los hijos tenía que demostrar su habilidad para entronizarse en el poder.11
Consejo imperial
Estandarte
El guión o estandarte real era una banderilla cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos
de ruedo, hecha de lienzo de algodón o de lana, iba puesta en el remate de una asta
larga, tendida y tiesa, sin que ondease al aire, y en ella pintaba cada rey sus armas y
divisas, porque cada uno las escogía diferentes, aunque los generales de los Incas eran el
arco celeste y dos culebras tendidas a lo largo paralelas con la borda que le servía de
corona, a las cuales solía añadir por divisa y blasón cada rey las que le parecía, como un
león, un águila y otras figuras. Tenía por borla el dicho estandarte ciertas plumas
coloradas y largas puestas a trechos.
Bernabé Cobo, Historia del Nuevo Mundo (1609)
Otras investigaciones señalan incluso que esta bandera fue creada recién en 1973 para
conmemorar el aniversario de una emisora radial de la ciudad del Cuzco llamada
«Radio Tahuantinsuyo», y que de allí se habría extendido su uso hasta que la
Municipalidad Provincial del Cuzco la adoptó oficialmente como emblema de la ciudad
en 1978.37 En esta misma línea se pronuncia el propio Congreso de la República del
Perú, cuando señala que los orígenes de esta falsa bandera del imperio incaico se
remontan recién a las primeras décadas del siglo XX cuando algunos autores,
especialmente indigenistas, la mencionan y describen como supuesto emblema del
imperio de los incas. Al haberla asumido Radio Tahuantinsuyo como emblema de la
radioemisora, la confusión se extendió y el error se difundió masivamente.38
Organización social
El aillu
La palabra «ayllu» de origen quechua y aimara significa entre otras cosas: comunidad,
linaje, genealogía, casta, género, parentesco. Puede definirse como el conjunto de
descendientes de un antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra en forma
colectiva y con un espíritu solidario.
El «aillu» fue la base y el núcleo de la organización social del imperio. Los aillus creían
que descendían de un antepasado común, por lo cual los unían lazos de parentesco. Este
antepasado podía ser mítico o real; y en todos los casos, los aillus, conservaban un
«mallqui» (momia) al cual rendían culto y por medio del cual daban sentido a sus
relaciones.39 Además del mallqui, los miembros de un aillu tenían divinidades tutelares
comunes y tributaban a la tierra de forma común.39
Un aillu poseía ganado, tierras y agua al que todos sus miembros tenían derecho
siempre y cuando cumplieran obligaciones establecidas entre los miembros. Cada aillu
manejaba el tamaño de sus «tupus» (unidad de medida de la tierra), cada «tupu»
entregado debía ser trabajado para no perder el derecho sobre la tierra. En la actividad
agrícola los miembros del aillu se ayudaban mutuamente; el hecho de pertenecer al aillu
les daba derecho a recibir ayuda en el caso de que su propia familia nuclear no fuera
suficiente; esta ayuda generalmente se daba en tiempo de cosecha, siembra o en la
construcción de las viviendas de los recién casados; en estos casos entraba en juego el
«principio de reciprocidad» que obligaba a devolver la ayuda prestada.39
En el caso del curaca (jefe del «aillu»), podía pedir ayuda para pastar su ganado o
trabajar la tierra. Este estaba obligado a brindar comida y chicha a los que lo ayudasen
pero no estaba obligado a devolver la ayuda, por lo cual existía una reciprocidad
asimétrica con este.39
En el caso de las tierras comunales, todos los miembros del «ayllu» la trabajaban
organizados por el «curaca» y el «llacta camayoc». La producción de las tierras
comunales era almacenada y redistribuida entre los miembros del aillu que lo
necesitasen.39
John Murra señala que un buen ejemplo de esto fueron los reinos aimaras, tanto Collas,
Lupacas y Pacajes lograron controlar territorios discontinuos en la costa a manera de
enclaves. En lugares con distancias considerables se construyeron viviendas que
albergaban a los miembros del aillu, los miembros del aillu se turnaban para trabajar
estas tierras alejadas.39
Si bien en las zonas de altura del imperio incaico la característica general de los aillus
fue agrícola, existieron aillus agrícolas y ganaderos a la vez y otros que solo eran
ganaderos. Los aillus eminentemente ganaderos se ubicaban en Chinchaycocha y el
Collao; estos aillus se dedicaban a la crianza de llamas y alpacas de las cuales se obtenía
fibra; carne fresca o carne seca a la que se le denominaba «charqui»; pellejos para la
elaboración de «ojotas», correas, bolsas y sogas; huesos para fabricar agujas,
instrumentos musicales u otros; y «taquia» (excremento) para combustible. En la costa,
los aillus tenían poblaciones especializadas en agricultura, intercambio, pesca y
artesanía.39
La dualidad
Los cronistas españoles describieron a los curacas en parejas pero sin especificar la
dualidad debido a que esta forma de organización era desconocida en Europa. En 1593
se describieron curacazgos divididos en dos mitades, en los cuales cada mitad tenía un
curaca al frente; esta situación se describió de los curacazgos de Acarí, Lima y los
curacazgos Lupacas del Collao y Tarata.39
También existieron curacazgos en donde gobernaban mujeres con su «segunda
persona», estos datos provenían de los curacazgos de Colán. En el Cuzco sucedía lo
mismo, basando su organización en el principio de dualidad.39
Las funciones que cumplían cada parte son poco claras. Las crónicas no describen las
funciones específicas que cumplían los jefes étnicos de cada mitad. Lo que sí se
describe es que uno de los jefes estaba subordinado al otro; Rostworowski describe que
en el caso del Cuzco la mitad de arriba era más importante pero en el caso de Ica la
mitad de abajo lo fue.39
La sociedad inca, fue jerárquica y rígida. Existieron grandes diferencias entre las clases
sociales, estas diferencias eran respetadas por todos los habitantes del imperio. Las
clases jerarquizadas formaban una pirámide donde el Inca, con todo el poder, se
encontraba en la cúspide (plana), mientras que el pueblo, que era la gran mayoría,
constituía su base social.
La nobleza inca
En el imperio existían dos linajes principales, Hanan Cuzco y Hurin Cuzco, de los
cuales provenía el sapa inca o monarca. Cada vez que un inca moría había inestabilidad
política entre estos dos linajes y la descendencia del último monarca por el poder.
Cuando se instituía al nuevo inca, este conformaba un nuevo linaje propio o panaca.
Hubo al menos una docena de panacas en el imperio, cuyos miembros tenían varios
privilegios.
Si bien el sapa inca, la coya (su esposa), el auqui (heredero del inca) y sus hijos
(primeras generaciones de cada panaca) conformaban la familia real o realeza del
imperio, existía un número importante de personas que se les consideraba nobles, sean
de sangre o de privilegios. Entre los nobles de sangre estaban los restantes miembros y
descendientes de las panacas y dentro de los nobles de privilegio estaban aquellas
personas que destacaron por sus servicios. Una de sus características que diferenciaba a
la nobleza inca del pueblo era el enorme tamaño de sus orejas, causado por el uso de
aros expansores.
Las panacas
Las panacas eran linajes de los descendientes directos de un inca reinante, excluyendo
el sucesor y conservaban la momia del inca fallecido, al igual que sus memorias, quipus,
cantares y pinturas en recuerdo del finado de generación en generación.
Estas panacas reales formaban la élite cuzqueña. Tuvieron un rol en la política del
incanato y sus alianzas y enemistades fueron cruciales para la historia de la capital inca.
Se dice que hubo otras panacas, que tuvieron un papel importante en épocas anteriores.
Una nota curiosa acerca de las panacas, es que si se le añaden las panacas tradicionales,
se obtiene un total de ocho panacas por cada dinastía, el cual es un número frecuente en
la organización andina de los aillus por ser un múltiplo de la dualidad y de la
cuadriplicación.
Hurin Cuzco
Panaca Inca
Chima Panaca Manco Cápac
Raura panaca Sinchi Roca
Awayni panaca Lloque Yupanqui
Usca Mayta panaca Mayta Cápac
Apu Mayta Cápac panaca Cápac Yupanqui
Hanan Cuzco
Panaca Inca
Wikak'iraw panaca Inca Roca
Awkaylli panaca Yáhuar Huácac
Suqsu panaca Viracocha Inca
Hatun Ayllu Pachacútec
Cápac ayllu Túpac Yupanqui
Tumipampa panaca Huayna Cápac
Hatun Runa
Eran el grueso de la población que iniciaba su servicio al estado con la mayoría de edad,
de ahí su significado «hombre mayor». Eran la población común del imperio incaico
que estaban dedicados a las actividades de ganadería, agricultura, pesca y artesanía; eran
la fuerza de trabajo. Se podía disponer de ellos para servir en el ejército y trabajar las
tierras del estado, también podían ser nombrados «mitimaes» o «yana».39
Hasta antes de casarse, los padres eran los que designaban el trabajo a sus hijos.
Posterior al matrimonio el hombre adquiría responsabilidades con el estado. A partir del
matrimonio los «Hatun runa» debían prestaciones al estado para toda su vida. Pero antes
de eso los niños iban teniendo obligaciones menores que iban incrementando en
responsabilidad con la edad. Existieron adolescentes a los cuales se les encargaba la
tarea del acarreo de cargas para el estado y el ejército; a los adultos mayores se les
encargaban tareas auxiliares en las que se requería mayor criterio.39
Según crónicas de Pedro Pizarro, los jorobados habrían sido utilizados como bufones de
la corte y las mujeres acompañaban a sus hombres en la prestación de servicios, tanto
para la guerra como para las labores agrícolas.39
Fueron pobladores que eran trasladados a otras regiones junto con sus familias y bajo el
mando de su jefe étnico, estas poblaciones permanecían en territorios alejados por un
tiempo determinado cumpliendo tareas asignadas por el estado o por sus mismos jefes.
Estos grupos no perdían sus derechos comunales, además mantenían lazos de
reciprocidad y parentesco. Según las crónicas, los «mitmaqkuna» mantenían sus
vestidos y tocados utilizados en sus pueblos de origen, además se trasladaban llevando
consigo sus bienes.39
Yanaconas
Básicamente los «yanakuna» fueron población escogida por sus habilidades para prestar
un servicio especial, se documentan grupos yanakuna llevados desde Chan Chan al
Cuzco para sus servicios metalúrgicos, así como grupos Cañaris trasladados al valle de
Yucay para el cultivo del maíz. En el caso de la producción maicera de los cañaris de
Yucay, sirvió para la alimentación directa de las panacas cuzqueñas.39
La población «yana» también era entregada por el inca a otros curacas para servicios
especiales, en este caso hacían lo que ordenaba la persona a las que estaban a cargo. Los
yanas estaban repartidos en casi todo el imperio, se documentan «yanas» al cuidado de
las momias de los soberanos incaicos; asimismo el Sol y las huacas tenían «yanas» a su
servicio (Cieza de León describe a los yanas al cuidado de las huacas de «Huanacaure»
y «Huarochirí»).
Los primeros europeos identificaron a los «yanas» como poblaciones sin derechos,
comparándolos con la concepción de esclavos que existía en la Europa de aquellos años.
Sin embargo existe información que descarta esta posibilidad que fue publicada por J.
Murra; esta información señala que los «yanas» tenían derecho a recibir tierras para su
sustento. Investigaciones de W. Espinoza señalan que el estatus de «yana» era algo
común antes del imperio y su número fue aumentando a medida que el territorio se
extendía.
Piñas
La situación de los «piñacunas» fue extensiva para sus parejas e hijos, quedando como
propiedad del estado incaico, enviándolos a trabajar en zonas de difícil acceso,
generalmente en cocales de la selva de montaña; existen evidencias de que el estado
también les proporcionaba tierras para su propia subsistencia.39
Actividades económicas
Artículo principal: Economía del Imperio incaico
Las crónicas coinciden que el éxito de la economía incaica se basaba en una correcta
administración de los recursos, para hacer efectiva esta forma administrativa se
construyeron depósitos y se utilizaron los quipus como un sistema de contabilidad.
Si bien las crónicas mencionan que la riqueza de los incas se basó en la entrega de
tributos, las investigaciones recientes muestran que esto no fue así; más bien el éxito del
imperio se logró en una correcta administración de la mano de obra, Pease afirma que
esto logró que el estado tenga la producción necesaria para la redistribución.39
La base de la economía fue la agricultura; las tierras eran comunales. Cada familia
tenía sus tierras para cultivarlas y alimentarse. Las familias más numerosas, recibían
mayor cantidad de tierras.
La forma de trabajo de las tierras era la minka, es decir, «se ayudaban en tareas
agrícolas en forma comunitaria». El Portal Fuenterrebollo, nos dice que «… bien
cuando un individuo tenía tanto trabajo que no podía con él, o en caso de huérfanos,
enfermos y viudas». «Cuando no se podía cultivar ciertas especies necesarias (las papas,
por ejemplo), parte de la comunidad se asentaba en otras zonas. Esta forma de obtener
recursos se conocía como "complementariedad ecológica"».
Los incas no solo cultivaron los terrenos planos o semi inclinados, usaron un sistema
ingenioso para cultivar las laderas de los cerros, esta técnica consistía en formar
terrazas, denominadas “andenes”, que rellenaban con tierra vegetal que era contenida
con muros de piedra. Además de la lana que les proporcionaban los auquénidos,
sembraron, cosecharon y usaron el algodón para la confección de su vestimenta. En las
tierras correspondientes a la selva alta, sembraron y cosechaban la “hoja sagrada”: la
coca.
Pescaban diversas especies de peces y cazaban aves silvestres. Para mantener tal
cantidad de tierras sembradas, los incas fueron grandes ingenieros hidráulicos: mucho
de los canales de regadía de la sierra aún hoy, funcionan perfectamente e irrigan las
nuevas tierras de cultivo.
La tenencia de la tierra
La tenencia de la tierra era un derecho que los pobladores tenían por pertenecer a un
determinado grupo étnico. Los curacas repartían la tierra de acuerdo a las necesidades
de los individuos y sus familias. La unidad de medida era el «tupu», pero las
dimensiones del «tupu» podían variar de acuerdo al rendimiento de la tierra. De acuerdo
a esto una unidad doméstica recibía 1 1/2 tupu, al nacer un hijo varón se les asignaba un
tupu adicional y si nacía una mujer se les asignaba 1/2 tupu adicional; si los hijos se
casaban, los tupus adicionales se les retiraba a la familia.39
Algunos cronistas indican que el reparto de las tierras era anual, Guamán Poma señala
que ese reparto se realizaba después de la cosecha en el octavo mes del calendario
incaico y que esa actividad recibía el nombre de «chacraconacuy» (esto correspondía a
los meses de julio y agosto). John Murra señala que esta ceremonia anual era una
ceremonia de reafirmación de las tierras y que existía una continuidad en la tenencia de
la tierra por parte de cada familia. La ceremonia del «chacraconacuy» contemplaba la
fertilización de la tierra, la limpieza y reparación de canales y acequias así como
sacrificios a la «Pachamama».39
En las crónicas se señala que luego de una conquista la tierra y el ganado eran
declarados «propiedad del estado» y que luego eran cedidos a las poblaciones
conquistadas. En realidad la tenencia de la tierra luego de una conquista era
condicionada por la riqueza y los recursos que existían en ese territorio. Por lo general,
a los productores de tubérculos se les dejaba continuar con la posesión de sus tierras; en
cambio a los grupos productores de maíz y coca, era común que se les expropiara sus
tierras para dedicarlas al estado o a los cultos, teniendo en cuenta que esta producción
era especialmente importante para la religión incaica.39
Existió una marcada diferenciación entre las tierras del estado y las destinadas al culto,
estas eran administradas independientemente y sus cosechas eran almacenadas por
separado. Inti, Mama Quilla, Chuquiylla, Pachamama tenían tierras asignadas a su culto,
así como también los santuarios de los antepasados míticos como Huanacaure; además
el estado, en muchos casos, asignó tierras a las deidades de las etnias conquistadas. La
mano de obra para el trabajo de las tierras estatales y de culto se obtuvo de la mita. 39
Los mercaderes
Agricultura
Al ser los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron
aprovechar al máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el
accidentado terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de técnicas
agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a los incas
organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para
poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros
tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de
trabajo que se encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía
almacenar adecuadamente los recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
También se hacían cultivos en terraza.
Herramientas agrícolas
Los antiguos peruanos del Cuzco para realizar sus labores agrícolas utilizaron, como no
tenían yunta por la falta de animales, el arado de tracción humana que denominaban la
tajlla o chaquitajlla, que es un palo puntiagudo, con una punta un tanto encorvada, que
a veces era de piedra o de metal. Antes de su terminal tenía esta herramienta otro palo
transversal, el agricultor apoyaba su pie para hundirlo en la tierra y luego hacer el surco.
Las herramientas manuales incaicas empleadas en la agricultura no han podido ser
superadas, sobre todo cuando se trata de trabajar en las laderas andinas o en ámbitos
limitados como los andenes.
Fertilizantes
Los andenes
Andenes en el Valle
Sagrado de los Incas.
Los incas tuvieron una especial preocupación por encontrar formas para mejorar las
condiciones del suelo para la agricultura. La variedad del clima y del territorio difícil,
los llevaron a buscar soluciones diversas, y fueron muchas las formas que encontraron
para hacer frente al problema. Entre las medidas más conocidas se encuentran la
construcción de andenes, que durante el gobierno incaico se le dio una gran
importancia. Aunque demandaban movilizar grandes cantidades de mano de obra, que
el estado incaico podía realizar con relativa facilidad. Los andenes son terrazas agrícolas
artificiales que sirven para obtener tierra útil para la siembra en las escarpadas laderas
andinas. Permitían aprovechar mejor el agua, tanto en lluvia como en regadío,
haciéndola circular a través de los canales que comunicaban sus diversos niveles, con
esta medida evitaban al mismo tiempo la erosión hidráulica del suelo. Los andenes no
solo servían para el cultivo del maíz, sino para el cultivo de diferentes productos
agrícolas, y aún para diferentes usos: para sembríos, para evitar la erosión, para el
lavado de la sal mineral, etc.
Los camellones
Eran terrenos artificiales construidos en las riberas del lago Titicaca. Se trataban de
montículos de tierra que permitían almacenar y aprovechar mejor el agua en lugares de
frecuentes inundaciones a causa de las lluvias. Usaron una serie de técnicas agrícolas en
los camellones, entre ellas, el trazado de surcos artificiales para dar protección a las
plantas, facilitar el drenaje durante las lluvias, inundaciones, riego, como fuentes de
abono y, especialmente, para disminuir el crudo frío nocturno en las alturas, evitando de
este modo las heladas.
Sistemas de riego
El acueducto de Cumbemayo es parte de esta obra
Productos agrícolas
Ganadería
Trabajo
El trabajo representó la principal actividad del imperio incaico y presentó las siguientes
formas: mita, minca y ayni.
La Mita era un sistema de trabajo a favor del Estado, donde se movilizaban
multitudes de indígenas a trabajar por turno de tres meses en labores de
construcción de caminos, puentes, fortalezas, centros administrativos, templos,
acueductos, explotación de minas, etc. Existía una mita para servicios especiales
como las labores de cargueros del sapa inca, músicos, chasquis y danzantes, los
obligados a cumplir esta labor eran los adultos hombres casados, pero no las
mujeres, comprendían entre los 18 y 50 años.
La Minca, minka, o minga, es el trabajo que se realizaba en obras a favor del
ayllu y del Sol (Inti), una especie de trabajo comunal en forma gratuita y por
turno, era una forma de beneficio para el Estado, donde concurrían muchas
familias portando sus propias herramientas, comidas y bebidas. Las familias
participaban en la construcción de locales, canales de riego, así como la ayuda
en la chacra de las personas incapacitadas huérfanos y ancianos. Cuando el ayllu
convocaba al trabajo de la minka, nadie se negaba, pero las personas que no
asistían al trabajo eran expulsados del ayllu y perdían su derecho a la tierra.
El Ayni era un sistema de trabajo de reciprocidad familiar entre los miembros
del ayllu, destinado a trabajos agrícolas y a las construcciones de casas. El ayni
consistía en la ayuda de trabajos que hacía un grupo de personas a miembros de
una familia, con la condición que esta correspondiera de igual forma cuando
ellos la necesitaran, como dicen: "hoy por ti, mañana por mi" y en retribución se
servían comidas y bebidas durante los días que se realicen el trabajo. Esta
tradición continúa en muchas comunidades campesinas del Perú, ayudándose en
las labores de cocina, pastoreo y construcción de viviendas.
Administración incaica
La base contractual verbal de la administración de bienes y servicios se basaban
frecuentemente en dos principios básicos: la reciprocidad y la redistribución.
Reciprocidad y redistribución
Sistemas de abastecimiento
El Tambo era un recinto situado al lado de un camino importante usado por personal
estatal itinerante como albergue y como centro de acopio para fines administrativos y
militares. Su importancia está en que los tambos son las edificaciones de mayor
presencia a lo largo del Imperio inca. El camino del inca (Qhapaq Ñam) tenía tambos
distantes 20 o 30 km (una jornada de camino a pie) entre sí. Su principal función era la
de albergar a los chasquis (emisarios) y a los funcionarios incas que transitaban estos
caminos. No se tiene información si albergaban a hombres comunes y corrientes.
Personas de las comunidades cercanas eran reclutadas para servir en los tambos como
parte del sistema de trabajo denominado mita.
Además de servir de refugio, se sabe que los tambos eran centros de acopio de
alimentos, lana, leña u otros materiales básicos para la alimentación. De este modo, en
épocas de penurias climáticas o desastres naturales los tambos alimentaban y proveían
de algunos materiales para la población de las aldeas más cercanas. Como la agricultura
era la principal fuente de alimentación de los habitantes del Imperio inca, la
administración estableció estos lugares como una bodega donde se podía guardar
alimento en caso de emergencia, asegurando así el buen vivir de la población.
Los chasquis
Los chasquis eran corredores jóvenes que llevaba un mensaje o recado en el sistema de
correos del Tahuantinsuyo, desplazándose a la carrera de una posta a la inmediata
siguiente.
Era el mensajero personal del inca, que utilizaba un sistema de postas para entregar
mensajes u objetos. Fundamentalmente transportaban la información en los Quipu que
había sido elaborada por los Quipucamayoc. En pocas palabras, los chasquis eran como
los carteros de la realeza inca.
Los chasquis eran viejos diestros y preparados físicamente desde temprana edad, y
recorrían a través de un sistema de postas (tambos), los extensos caminos construidos
por el Estado inca, pues de ellos pudiera depender una orden de suspensión de una
acción bélica a tiempo o llegaran los refuerzos a una batalla. Eran hijos de curacas,
gente de confianza.
Ejército
El ejército fue una institución muy importante cuya principal tarea fue la conquista de
nuevos territorios para anexarlos al imperio, aunque también tuvo un papel destacado en
mantener bajo el dominio del Cuzco a los grupos étnicos recientemente conquistados,
tales como los Guallas, Sahuasiray, Antasayas, etc.
Al parecer el mando era dual, pues a la cabeza estaban jefes representantes de las
mitades Hanan y Hurin. Existían cuadros permanentes en manos de los miembros de los
linajes incaicos, incluyendo al Inca y sus parientes más cercanos. La formación de los
miembros de la élite tenía un fuerte componente militar, sus ceremonias de iniciación
concedían mucha atención a las aptitudes militares y resistencia física.
A partir del inca Túpac Inca Yupanqui se empezaron a formar militares profesionales,
desligados por completo de las tareas productivas. Es el caso de la guardia personal del
Inca además de castas guerreras y hereditarias.
Religión
Artículos principales: Religión incaica, Mitología incaica, Cosmovisión incaica,
Calendario incaico y Rituales incas.
La religión estuvo constantemente presente en todos los ámbitos de las labores incaicas.
En las leyendas de formación del imperio incaico, se percibe una marcada diferencia
sexual entre hombre y mujer. Eran politeístas (es decir, creían en numerosos dioses),
destacando el culto al "Dios Sol (Inti)".
Cosmovisión Andina
Según la mitología incaica, existían tres mundos diferentes, los cuales habían sido
creados por el dios incaico Viracocha (también conocido como Wirakocha o
Huiracocha). La división se hacía de la siguiente manera:
2. Kay Pacha (mundo del presente y de aquí): Es el nombre del mundo terrenal,
donde habitan los seres humanos y pasan sus vidas. Representado por el puma, animal
de a pie, del mundo terrestre.
3. Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos): Era el mundo de abajo o
mundo de los muertos, de los niños no nacidos y todo lo que estaba debajo de la
superficie de la tierra o del mar. Las fuentes, cuevas u otras de las aberturas de la
superficie terrestre eran considerados líneas de comunicación entre el Uku Pacha y el
Kay Pacha. Este mundo es regido por el dios Supay y es representado por la serpiente,
animal rastrero y de las profundidades.
Templos
• Pascaumati.
• Templo de la Luna.
Festividades
Así como de carácter colectivo. Se celebraban los momentos de tránsito vital, ritos de
pasaje, etapas de ciclos astrales, llegada de las lluvias, de la cosecha. Tenemos por
ejemplo:
Dioses incaicos
Viracocha
Inti (Sol)
Era el dios Sol y dios supremo, el cual ejercía la soberanía de la actualidad en el plano
divino (Hanan Pacha). Igualmente era hijo del dios Sol del mundo antiguo (Ñawpa
Pacha) y reinaba sobre el ser humano en el mundo actual (Kay Pacha). Inti era la
divinidad popular más importante del imperio incaico, adorado en varios santuarios. Se
le entregaban ofrendas de oro, plata y ganado, así como las llamadas Vírgenes del Sol.
También se le hacían ofrendas humanas en el mes de los Capac Hucha, la cual muchas
veces consistía en reos de muerte, como dios más importante.
Era la madre Luna y esposa de Inti. Madre del firmamento, de ella se tenía una estatua
en el Templo del Sol, en el que una Orden de Sacerdotisas le rendía culto. En
contraposición a los incas, los antiguos moche consideraban a la Luna la deidad
principal.
Pacha Mama
Llamada también Madre Tierra ya que era la encargada de propiciar la fertilidad en los
campos. Se le tributaban ofrendas o pagos.
Pachacámac
El culto hacia él fue preponderante en la Costa Central del imperio incaico y su
influencia era tal que fue comúnmente considerado una reedición de Viracocha. Al igual
que otros dioses andinos, Pachacámac es un dios poseedor de múltiples atribuciones; no
obstante, suele ser conocido bajo el título de "dios de los temblores". Aparentemente, su
culto tuvo una suerte de sincretismo con el actual Señor de los Milagros, el cual tiene
rasgos de este antiguo dios pagano según la historiadora María Rostworowski.
Kon
Era el dios del viento y la lluvia. Se menciona que vino desde el Norte, apareciendo por
primera vez en el mar. Kon era originalmente una deidad de la costa peruana,
específicamente de la cultura Paracas y Nazca. Posteriormente, los incas más tarde lo
incluirían a su panteón.
Chaska Qoyllur
Era la personificación del planeta Venus. Los incas la establecieron como la diosa de la
belleza, autora de las flores y protectora de las doncellas. La diosa Chaska era descrita
como una bella mujer celestial de extensa cabellera rizada. Fue el hecho de ser la
estrella más hermosa de todas lo que hizo que el Sol la considerase su paje.
Mama Cocha
Madre del Mar, a quien se le rendía culto para calmar las aguas bravas y para la buena
pesca. Era la madre que representaba todo lo que era femenino.
Kuychi
Supay
Originalmente, Supay era el dios de la muerte y regente del Uku Pacha (mundo interior)
dentro de la mitología incaica. Al igual que otros dioses andinos, Supay era un dios
ambivalente, ya que podía ser tanto una deidad malevolente como una benevolente.
Posteriormente, tras la conquista del imperio incaico, el concepto de Supay fue
tergiversado para relegarlo como el demonio.
Aparte del gran Huiracocha y el culto a los dioses generales del panteón incaico, la
población común tenía su propio panteón de dioses regionales y/o menores. De manera
semejante a los romanos, los incas autorizaron que las religiones pertenecientes a las
culturas integradas dentro del imperio se mantuviesen. Esto se efectuaba bajo la
siguiente condición: aceptar la hegemonía del culto solar por encima de sus costumbres
y/o tradiciones anteriores.43 Muchos de estos elementos culturales fueron integrados de
una u otra forma dentro de la mitología incaica. Por nombrar un ejemplo, se tiene al dios
Illapa, cuyo culto fue forjado para poder oficializar a otros dioses atmosféricos dentro
del panteón incaico.44 A pesar de ello, el culto hacia estas divinidades permaneció
mayormente dentro de su región respectiva:45
Amaru era una deidad serpiente o dragón a menudo representada como una
serpiente alada, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, cuernos de
taruka y cola de pez. Dependiendo de las variaciones del Amaru, ya sea en las
diversas características animales, nombres o tonalidad de su piel según cuenta la
leyenda, siempre estuvo presente la forma ofídica del Amaru. En la mitología
inca, el Amaru era símbolo de sabiduría, por lo que se colocaba la imagen de
dicho ser totémico en los niños de las Casas del Saber “Yachaywasikuna”. El
Amaru está asociado a la economía del agua, que riega las tierras agrícolas,
simbolizando la vitalidad del agua que permite la existencia del pueblo aimara.
Así la deidad Amaru simboliza el agua que corre por los canales de riego, ríos y
manantiales y que hace posible que las semillas del cultivo se transformen en
hortalizas. El Amaru es un ser mítico que también está relacionado con el
inframundo, la tierra y los terremotos. A pesar de que los Amarus son deidades
benefactoras, los Amarus suelen tener un comportamiento hostil hacia los
humanos.
Apu era un dios o espíritu de las montañas. Todas las montañas importantes
tienen su propio Apu, y algunas de ellas reciben sacrificios para resaltar ciertos
aspectos de su ser. A algunas rocas y cuevas también se les atribuye el mérito de
tener su propio Apu.46 Los principales ‘Apus’ incas eran los de Salkantay y
Ausangate.
Coyllur es una divinidad celeste, cuyo nombre proviene del quechua y significa
literalmente "estrella". Coyllur es la diosa de todas las estrellas dentro del
panteón incaico.
Ekeko era un dios del hogar y la riqueza. Los antiguos hacían muñecos que lo
representaban y colocaban una versión en miniatura de sus deseos en el muñeco;
se creía que esto hacía que el usuario recibiera lo que deseaba.
Huaytapallana era un dios que tuvo un rol importante durante las épocas de
sequía. En otras leyendas, Huaytapallana era una mujer de cautivadora belleza,
ella era la hija de Huallallo Carhuincho. Huaytapallana se enamoró del joven
Amaru, el hijo de Paryaqaqa. Ambos padres tenían una enemistad mutua antes
de este evento, enemistad que le llevó a Huallallo matar a Amaru. Paryaqaqa,
entristecido por la muerte de su hijo, envió una poderosa inundación que ahogó a
Huaytapallana. Ambos dioses, ya muy encolerizados, tuvieron un violento
combate que arrasó con todo lo que había a su paso. Cuando la batalla terminó,
Paryaqaqa fue el vencedor. El derrotado Huallallo, muy enojado, se convirtió en
devorador de hombres, pues este culpa a estos de su miseria. Huiracocha, viendo
estas atrocidades, castigó a Huallallo y a Paryaqaqa por sus crueldades
convirtiéndolos a ambos en enormes nevados.
Hurkaway era una divinidad ctónica que representaba todo lo que estaba bajo la
Tierra. Se la representaba como una serpiente guardiana que asechaba en el Uku
Pacha. Otra representación que tiene Hurkaway es la de una mujer con
características de serpiente. Se cree que esta divinidad es en realidad Urcaguary,
la divinidad inca de los metales y los tesoros.
Kolash fue el dios de las aves y sus trinos. Kolash nació como un pájaro para
después convertirse en humano, similar al dios Paryaqaqa. Kolash expresa la
esencia de todas las cosas.
Mallko era conocido como el primer hijo del dios Sol (Huiracocha o Inti) en el
mito de Vichama. Esto establecía a Mallko como hermano de Vichama y medio
hermano de Pachacámac y Kon. Cuando Pachacámac despedaza su cuerpo para
crear los alimentos, de los restos del ombligo y cordón umbilical de Mallko, el
dios Sol crea otro nuevo niño. Este nuevo niño sería conocido como Vichama.
En otras representaciones, Mallko era el dios inca de la ley.
Mallku (espíritus de las montañas) era una deidad que representa el espíritu y la
fuerza de las montañas.
Mama Allpa era una diosa de la fertilidad representada con múltiples senos.
Mama Nina (Madre del Fuego) era la diosa de la luz, el fuego, los volcanes.
Mama Wayra (Madre de los Vientos) era la diosa del aire y del viento,
protectora de las aves. Era considerada como una diosa purificadora.
Paryaqaqa (en ortografía moderna quechua: Parya Qaqa) era el dios del agua
en la mitología preincaica, proveniente de la etnia de los Yauyos para ser más
precisos. Era un dios de las tormentas y considerado un dios creador. Nació
halcón al igual que sus cinco hermanos para luego convertirse en Kolash
(humano proveniente del nido). Posteriormente, fue adoptado por los incas a su
panteón. Pariacaca es considerado variante regional del dios Illapa.
Paricia era un dios que envió una inundación para matar a los humanos que no
lo respetaban adecuadamente. Posiblemente otro nombre para Paryaqaqa.
Pikiru (también conocido como: Piguerao) era el dios de la noche y el mal. Él,
junto a su hermano Catequil, fueron dioses gemelos tutelares.
Pusikaqcha (también como: Pusikajcha, Pusikakcha o Pusicakha) fue un
antiguo dios creador venerado por los diversos pueblos aimaras ubicados en el
altiplano. Posiblemente, el dios Pusikaqcha era un equivalente y/o nombre
alterno de los dioses Huiracocha e Illapa.
Qhaxra-kamayuq fue una deidad guardiana que se esforzaba por evitar que los
ladrones entraran en la casa.
Qhoa (también conocido como: Chuqui Chinchay) era un dios cuya forma era la
de un colosal felino quimérico, es decir, reunía múltiples atributos de otros
animales. Esta divinidad encarna diversos astros y fenómenos atmosféricos.
Rímac y Chaclla fueron dos dioses hermanos quienes se inmolaron para acabar
con una sequía que azotaba la costa en la antigüedad. Rímac se convirtió en un
río y Chaclla se volvió la lluvia.
Tunupa era una deidad altiplánica. Según los mitos del Collasuyo, Tunupa puso
orden en el mundo y muchas veces se le confunde con Ticsi Huiracocha. Tunupa
estaba acompañado de Tarapacá y Taguapacá, quienes le ayudaban a ordenar el
mundo, se le identificaba con los volcanes y los rayos, a los cuales él gobernaba.
También tenía poder sobre el agua y ordenaba los aluviones.
Urcuchillay era el dios inca del ganado y los animales. Era venerado
principalmente por los pastores incas. Esto a raíz de que, gracias a esta deidad,
los animales eran resguardados y se ampliaba la multiplicación de los mismos.
Respecto a su representación, Urcuchillay estaba identificado con la
constelación de Lira. Asimismo, Urcuchillay también es representado como una
llama de múltiples colores.
Vichama (también conocido como: Huichama o Atipa) era el hijo del dios Sol
(Huiracocha o Inti)[cita requerida] en el mito de Vichama. Esto establecía a Vichama
como hermano de Mallko y medio hermano de Pachacámac y Kon. Vichama fue
creado por el dios Sol a partir de los restos del ombligo y cordón umbilical de su
hermano Mallko, el cual fue despedazado por la furia de Pachacámac. En dicho
mito, Vichama es una divinidad vinculada con la muerte, la venganza, y en
menor medida, con la guerra.
Wasikamayuq era el dios tutelar del hogar. Wasikamayuq era apoyado por otras
deidades como el Qhaxra-kamayuq, ambos aseguraban la seguridad en los
hogares.
Yana Raman (también conocido como: Libiac Cancharco, Libiac Binac Vilca o
simplemente Libiac) era un dios pre-inca del rayo. Considerado el creador por la
etnia de los Yaros o Llacuaces. Una vez los Yaros fueron anexados por los Incas
al Tahuantinsuyo, su divinidad principal pasó a reconvertirse en el dios Illapa.
Arquitectura
Acllahuasi en Pachacámac.
Fortaleza de Sacsayhuamán.
Se desarrolló bajo las exigencias de la nobleza cuzqueña, que interesada por afirmar su
poder, levantó gigantescas construcciones líticas, imponiendo reverencia y asombro en
las comunidades, cuyo trabajo colectivo, sujeto a la explotación estatal (mita) hizo
posible tales edificaciones a lo largo del Tahuantinsuyo, especialmente en su centro de
poder: Cuzco.
Kanchas
Kallankas
Ushnu
Tambos
El Acllahuasi
Tambo Colorado
Huánuco Pampa
Tomebamba
Cajamarca
Quito
Shincal
Batungasta
Lumbra
Los Huacos-Hualmay
La Paya-Guitián
Paria Vieja
Uma Porco
Cochabamba
Pumpu
Aypate
Curamba
Armatambo
Santiago de Chile
Farfán
La Viña
Moqi
Sama La Antigua
Cabeza de Vaca
Huacones-Vilcahuasi
Vilcashuamán
Coricancha en Quenqo
Inticancha
Tambomachay (Fuentes de agua)
Construcciones militares y conmemorativas
Dada la dominación y explotación de la nobleza cuzqueña sobre las otras naciones, los
incas debieron siempre afirmar su supremacía con la presencia militar, para ello
edificaron fortalezas
Incahuasi
Sacsayhuamán
Puka
Pisaq
Arquitectura de élite
Ollantaytambo
Pucará
Machu Picchu
Cerámica
Textilería
Artículo principal: Textilería incaica
El arte textil en el Perú tuvo sus antecedentes en Huaca Prieta. Alcanzó su máximo
desarrollo con los paracas y luego con los chancay. Durante el clasismo andino
finalizado con los incas. Los vestidos hechos de tejidos de diferentes cualidades fueron
expresión de las diferencias sociales.
Escultura
Pintura
Los murales pintados se aplicaban sobre paredes enlucidas con barro empleando pintura
al templo, técnica diferente a utilizada para las pinturas rupestres. Hacia el Horizonte
Temprano, la pintura era aplicada directamente sobre la pared enlucida, mientras que
durante el Período Intermedio Temprano' se cubría el muro enlucido con pintura blanca
para luego aplicarle el dibujo deseado. Otro medio usado en la misma época consistía en
trazar motivos incisos sobre el barro húmedo para luego rellenarlo con pintura.
En la época moche se usó pinturas murales y de alto relieve de barro como los
descubiertos en la Huaca de la Luna y en la Huaca del Brujo, en departamento de La
Libertad, a unos 5 km al sur de Trujillo.
La técnica y el uso de mantos pintados sobre telas de algodón llano era costumbre de
toda la costa, con mayor énfasis en el norte. Todavía por los años de 1570 a 1577
existían artistas especializados en el arte de pintar mantos que ejercían su oficio
trasladándose de un lugar u otro. En aquel tiempo estos artesanos pedían licencia ante el
oidor para usar de su arte e ir libremente por los valles sin ser estorbados.
En los museos y colecciones privadas se pueden apreciar estos mantos, empleados quizá
para cubrir paredes desnudas o servir de vestimenta a los señores importantes.
Otro renglón dentro del arte pictórico fue la realización de una suerte de mapas pintados
que representaban un lugar o una región. El cronista Betanzos cuenta que después de la
derrota de los chancas infligida por el príncipe Cusi Yupanqui, los dignatarios
cuzqueños se presentaron ante él para ofrecerle la borla y lo encontraron pintando los
cambios que pensaba introducir en el Cuzco.
Esta noticia no sería suficiente para confirmar tal práctica si no fuese apoyada por otra
referencia la afirmación en el juicio sostenido por las etnias de Canta y de Chaclla en
1558-1570. Uno de los litigantes presentó allí ante la Real Audiencia de los Reyes los
dibujos de su valle indicando sus reclamos territoriales, mientras los segundos
exhibieron una maqueta de barro de todo el valle. Sarmiento de Gamboa decía que al
conquistar un valle se hacía una maqueta y se le presentaba al Inca, quién delante de los
encargados de ejecutar los cambios se informaba de sus deseos.
Arte plumario
El cronista Santa Cruz Pachacuti cuenta que para los grandes acontecimientos, como el
matrimonio de Huayna Cápac con su hermana el día que recibió la borla o mascaipacha
insignia del poder, se recubrieron los techos de paja de los palacios y los templos del
Cuzco con las más vistosas mantas confeccionadas con plumas multicolores. El
espectáculo debió ser magnífico y sobrecogedor pues los brillantes colores de las
techumbres contrarrestaban con la sobriedad de las piedras y las cenefas de oro de los
muros palaciegos.
Orfebrería y metalurgia
Música
Los incas contaron con varios instrumentos musicales de viento y percusión entre los
que se encuentran: la quena, la tinya o Wankar, el calabacín, la zampoña y la baqueta.
La música desempeñaba un papel importante en distintas ocasiones. Se sabe que había
música amorosa, guerrera, fúnebre y agrícola. La música incaica se componía de cinco
notas musicales.
Una característica fue la ejecución de música durante las labores agrícolas en tierras del
Estado, con lo cual convertían las duras faenas del campo en amenas reuniones.
Las flautas eran uno de los instrumentos más populares. Las quenas por lo general, eran
confeccionadas con huesos humanos mientras que otras flautas eran de arcilla, plata o,
las más comunes, de carrizos.
Entre ellas destacan los sikus de caña y de cada instrumento está dividido en dos
mitades con tonos complementarios y tocados por un par de instrumentos. Para formar
una melodía es necesario que ambos instrumentos toquen alternadamente cuando les
corresponde y además en forma simultánea con los demás registros.
Las antaras o flautas de Pan eran hechas de cerámica de nueve tubos acodados, las de
carrizos se mantenían unidas por finas soguillas.
En cuanto a las trompetas halladas en las tumbas de la costa, pertenecían a uno de los
tributos de los señores yungas. Con frecuencia se encuentran quebradas ya que su
destrucción forma parte del ritual funerario.
Un instrumento musical básico fue el tambor. Dicho instrumento podía ser de diversos
tamaños y sonidos, y se utilizaba para marcar el ritmo en las danzas y bailes colectivos.
Los había pequeños, ilustrados por Guamán Poma, que eran tocados por mujeres;
grandes, que eran confeccionados con piel de puma u otorongo y llamados poma tinya y
finalmente, los runa tinya, confeccionados con piel humana.
Entre los grupos campesinos y en ciertas festividades y/o celebraciones soplaban en las
cabezas secas de venados como si fuesen flautas y marcaban con ellas los pasos de los
danzantes.
Literatura
Antes de la conquista española existía una rica y variada literatura oral en el área del
Imperio inca. Algunas muestras de poesía religiosa, narraciones y leyendas quechuas
han llegado a nosotros gracias a que fueron transcritas por cronistas como Cristóbal de
Molina, el Cuzqueño, autor de Fábulas y ritos de los incas (1575); Santa Cruz
Pachacuti, indígena evangelizado defensor de la Corona española, que escribió la
Relación de antigüedades de este reino del Perú (1613), donde describe la religión y
filosofía quechuas y recoge en lengua quechua algunos poemas de la tradición oral; el
Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616); y Felipe Guamán Poma de Ayala cuya obra
Nueva crónica y buen gobierno permite reconstruir buena parte de la historia y
genealogía de los incas, así como numerosos aspectos de la sociedad peruana posterior a
la conquista.
Gracias a ellos y a otros cronistas del siglo XVII, una parte de este legado pervivió y es
una fuente viva para la literatura posterior. Esa labor fue continuada mucho después por
antropólogos, historiadores e investigadores modernos y contemporáneos. Uno de los
más influyentes es José María Arguedas, importante también por su obra novelística,
que subraya la importancia del carácter bilingüe y multicultural del Perú.
Ciencia y tecnología
Tecnología militar
Los incas eran hábiles forjadores de metal, construyeron armas de bronce y objetos
domésticos. Construyeron hachas y mazas para el contacto cuerpo a cuerpo y entre otros
objetos militares también armas arrojadizas como arcos y flechas, usando también
hondas llamadas huaracas. Son conocidas las mazas con cabeza de forma estrellada con
un orificio al centro a fin de colocarla en un palo.
Descubrimientos
Según el historiador José Antonio del Busto con la expedición marítima llevada a cabo
por Túpac Yupanqui, los incas habrían descubierto Oceanía, habiendo llegado a
Mangareva e isla de Pascua.[cita requerida]
Astronomía
En la astronomía incaica destacó el Sol, y su culto, parece ser una constante en las
culturas de la antigüedad, sin duda por el rol que el astro rey cumple en el "calendario
agrícola". Los incas adoraban al Sol fundamentalmente para que les proporcionara
abundantes cosechas. Era una fuerza dominante y un símbolo de prestigio y poder.
En el Perú el culto al Sol se oficializó debido a las conquistas incaicas. Estos, que
adoraban al Sol al extremo de afirmar que los gobernantes eran sus hijos, llevaban su
religión a todos los pueblos que iban sometiendo por medio de la guerra.
El Sol ("Inti", en quechua), al que acostumbran representar por un gran disco de oro
circundado de rayos, era adorado en templos cubiertos totalmente de oro, como lo era el
Coricancha o "patio de oro" en la ciudad del Cuzco. También se afirmaba que el maíz
eran las lágrimas del Sol debido al color dorado que tiene el maíz seco. Por lo tanto se
ofrendaba al Sol la bebida que se elaboraba con el maíz: la chicha.
El culto al Sol tenía su apoteosis en la Fiesta del Sol ("Inti Raymi" en quechua) que
hasta ahora se reproduce, todos los 24 de junio, en la ciudad del Cuzco.
Algunos cronistas afirman que los incas podían predecir los eclipses.
Medicina
Se estima que los incas cultivaron cerca de setenta especies vegetales, entre ellas, papas
(Solanum tuberosum y otras), camotes (Ipomoea batatas), maíz (Zea mays), ajíes,
algodón (Gossypium barbadense), tomate, maní ( Arachis hypogaea), oca (Oxalis
tuberosa) y quinua (Chenopodium quinoa).
La ganadería, en cambio, fue menos favorecida. Esto se debió a la escasa fauna andina.
Utilizaron llamas como bestias de carga y alpacas como fuente de alimentos y
vestimenta. La vicuña fue también muy apreciada. Se crio también el cuy (Cavia
porcellus), hasta hoy uno de los principales potajes de la gastronomía andina.
Matemática y escritura
Los contenidos o conceptos matemáticos fueron aplicados por los Incas, principalmente,
en el cálculo de resultados y cantidades de la Economía. Si bien en el incario se
desarrollaron importantes sistemas de medición, son más conocidos los quipus y
yupanas, que representan la importante presencia matemática en la administración
incaica. Los quipus eran sistemas mnemotécnicos que consistían en tiras anudadas; solo
se anudaban los resultados de las operaciones matemáticas realizadas anteriormente en
los ábacos o yupana.
Los cronistas españoles narran que los khipu kamayuqkuna leían en los nudos de los
quipus la historia de los incas, relatando nacimientos, guerras, conquistas, nombres de
los nobles y tiempos de tales eventos. «Son quipos unos memoriales o registros hechos
de ramales, en que diversos nudos y diversos colores significan diversas cosas. Es
increíble lo que en este modo alcanzaron, porque cuanto los libros pueden decir de
historias, y leyes, y ceremonias y cuentas de negocios, todo eso suplen los quipos tan
puntualmente, que admiran».49 La escritura que subyace bajo los quipus aún no ha sido
descifrada. Existe en la actualidad un estudio sobre la posible escritura incaica, del
inglés William Burns, que considera que fue de carácter alfanumérico representado con
figuras geométricas en telares y en dibujos del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala
que se habría originado en la época del gobernante Pachacútec.
Por otra parte, algunos clérigos y cronistas españoles, de los siglos XVI y XVII, (como
Fernando de Montesinos50o Diego González Holguín) relataron que en tiempos pre-
incas si pudo haber existido un sistema de escritura alfabética, llamada Qquelcca (que
en quechua significa escribir o dibujar), pero que, en tiempos del inca Pachacuti se dio
su prohibición, con amenaza de pena de muerte, con el fin de usarse los quipus en su
lugar.51 Según la tradición oral, se debió a que un oráculo le reveló que el uso de
escritura solo provocaba desastres naturales y que ya había pasado 4 siglos antes que el
uso de escritura había coincidido con la invasión de pueblos bárbaros (provenientes del
actual Brasil y Colombia), en donde había fallecido el soberano de ese entonces en la
defensa del Cusco, ciudad que quedaría casi deshabitada y en una decadencia tal que los
amautas habían olvidado como practicar la escritura, y no querían volver a usar las
letras por miedo a traer nuevas tragedias.52
"Tupac Cauri mandó por ley que, so pena de la vida, ninguno tratase de quilcas, que
eran pergaminos y ciertas hojas de árboles en que escribían, ni usasen de ninguna
manera de letras. Y porque tiempos después un sabio amauta invento unos caracteres, lo
quemaron vivo".
Montesinos, XVII
“…sintiéndose (Huaina Capac) cerca de la muerte hizo su testamento como entre ellos
era costumbre, y en una larga vara, a manera de báculo, fue poniendo rayas de distintos
colores en que se conocía y entendía su última y postrera voluntad”
Santa Cruz Pachacuti, 1530
Véase también
Portal:Imperio incaico. Contenido relacionado con Imperio incaico.
Historia del Perú
Ejército incaico
Aillu
Antiguo Perú
América precolombina
Guerra civil incaica
Expansión del Imperio incaico
Caminos incaicos
Pisos ecológicos
Referencias
1.
* Kupriienko, Serhii (2013). The social and economic system of the Inca Empire
Tawantinsuyu. Kyiv: Taras Shevchenko National University of Kyiv, Ministry of
Education and Science of Ukraine.
Terence D'Altroy, The Incas, pp. 2–3.
Cerrón Palomino, Rodolfo (1985). Lingüística quechua. Cuzco: CERA
Bartolomé de Las Casas. p. 271. ISBN 978-9972-691-59-1.
Schwartz, Glenn M., ed. (2006). After collapse: the regeneration of complex
societies. The University of Arizona Press. ISBN 978-0-8165-2936-0.
Lone, Darrell E. La (1982). «The Inca as a Nonmarket Economy: Supply on
Command versus Supply and Demand». Contexts for Prehistoric Exchange: 291.
Consultado el 29 de noviembre de 2023.
Rostworowski Tovar, María (octubre del 2010). «1. La historia de los incas».
Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El Comercio S. A. -
Producciones Cantabria S.A.C. pp. 17-25. ISBN 978-612-4069-47-5.
Rostworowski Tovar, María (octubre del 2010). «2. La ocupación del Cusco».
Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El Comercio S. A. -
Producciones Cantabria S.A.C. pp. 26-35. ISBN 978-612-4069-47-5.
Rostworowski Tovar, María (octubre del 2010). «1. La historia de los incas».
Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El Comercio S. A. -
Producciones Cantabria S.A.C. p. 25. ISBN 978-612-4069-47-5. «... así aparecen como
productos del siglo XX elementos como la famosa bandera del Tahuantinsuyu y la
celebración del Inti Raymi, que realmente no encuentran asidero en ninguna fuente
prehispánica o colonial temprana. La fiesta más importante de los incas se sabe que fue
el Cápac Raymi, que se celebraba alrededor del solsticio de diciembre; mientras que el
arco iris, si bien fue un elemento alegórico típico de los incas, no fue utilizado en forma
de bandera bajo ninguna circunstancia.»
Julián Santillana (2000). «Los estados panandinos: Huari y Tiwanaku». En
Teodoro Hampe Martínez, ed. Historia del Perú. Culturas prehispánicas. Barcelona:
Lexus. ISBN 9972-625-35-4.
Martti Pärssinen (2003). «Copacabana: ¿El nuevo Tiwanaku? Hacia una
comprensión multidisciplinaria sobre las secuencias culturales post-tiwanacotas de
Pacasa, Bolivia». En Ana María Lorandi, Carmen Salazar-Soler, Nathan Wachtel, ed.
Los Andes: 50 años después (1953-2003) - Homenaje a John Murra (1 edición). Perú:
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp. 229-280. ISBN 9972-
42-592-4.
Rostworowski Tovar, María (octubre del 2010). «7. El derecho hereditario y la
mascapaicha». Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El
Comercio S. A. - Producciones Cantabria S.A.C. pp. 90-95. ISBN 978-612-4069-47-5.
Rostworowski Tovar, María (octubre del 2010). «7. El derecho hereditario y la
mascapaicha». Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El
Comercio S. A. - Producciones Cantabria S.A.C. pp. 98-101. ISBN 978-612-4069-47-5.
NUEVOS DATOS SOBRE LA PREHISTORIA LOCAL EN LA QUEBRADA
DE TOLOMBÓN. PCIA DE SALTA. ARGENTINA. Autor: Verónica I. Williams.
Consultado 01-11-2010
«argentina». Archivado desde el original el 7 de octubre de 2016. Consultado el
28 de septiembre de 2016.
Horizonte Inca. El Kollasuyu.
Zapater Equioíz, Horacio (octubre de 2011). «Los incas y la conquista de Chile»
(PDF). Revista Historia (Santiago: Pontificia Universidad Católica de Chile) (16): 249-
268. Archivado desde el original el 3 de febrero de 2014. Consultado el 1 de noviembre
de 2014.
Ortiguera, Toribio de 1586 Jornada del Río Marañón. Madrid: Atlas, 1968
Sarmiento de Gamboa, Pedro (1572) Historia de los Incas. Miraguano Ediciones,
2001. ISBN 9788478132287
Cabello Valboa Miguel (1586) Miscelánea Antártica. Lima: Instituto de
Etnología, Universidad de San Marcos, 1951.
Buse de la Guerra, Hermann (1967) Los peruanos en Oceanía: geografía y
crónicas del Pacífico: 55, 236, 248. Mejía Baca.
Zárate, Agustín (1555) Historia del descubrimiento y conquista del Perú.
Buse de la Guerra, Hermann (1973) "La Expedición de Tupac Inca Yupanqui";
Historia Marítima del Perú, Época Prehistórica; Tomo II, Volumen 2, p. 859 al 928.
Lima.
Kauffmann Doig, Federico (2002) "La Expedición de Túpac Yupanqui"; Historia
y Arte del Perú Antiguo 4:669-675. Lima.
Rowe, John Howland (1 de julio de 1985). «La Constitución Inca del Cuzco».
Histórica 9 (1): 35-73. ISSN 2223-375X. Consultado el 4 de noviembre de 2022.
Valcárcel, 1964a, pp. 40-41.
Del Busto, 2011, p. 75.
Del Busto, 2011, pp. 51-54.
Cieza, 1553. "y cada capitanía llevaba una bandera y unos eran honderos y otros
lanceros y otros peleaban con macana"
Acosta, 1590.
Garcilaso, 1609
Murúa, 1613.
Pachacuti Yamqui, 1613.
Guamán Poma, 1615.
Cobo, 1653.
Arco celeste se refería al arco iris.
«Bandera Gay o Bandera del Tahuantinsuyo Terra.com». Archivado desde el
original el 27 de noviembre de 2012. Consultado el 6 de julio de 2011.
«Cusco cambiará la bandera de arco iris debido a semejanza con insignia gay».
Consultado el 28 de septiembre de 2016.
Congreso de la República del Perú, ed. (2003). «"Bandera del Tahuantinsuyo"».
Archivado desde el original el 1 de octubre de 2012. Consultado el 4 de julio de 2011.
Teresa Vergara (2000). «Tahuantinsuyo: El mundo de los Incas». En Teodoro
Hampe Martínez, ed. Historia del Perú. Incanato y conquista. Barcelona: Lexus.
ISBN 9972-625-35-4.
«Discovery». Consultado el 28 de septiembre de 2016.
Alberti, Giorgio y Enrique Mayer, Reciprocidad e intercambio en los Andes
Peruanos, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1974.
«Imperio incaico». Archivado desde el original el 21 de noviembre de 2018.
Consultado el 21 de noviembre de 2018.
Fernando Silva Santiesteban. «Los dioses y el poder: el desarrollo político del
Perú antiguo». Consultado el 17 de diciembre de 2023.
Limón Olvera, Silvia. «Sacrificio y poder entre los incas». Consultado el 17 de
diciembre de 2023.
Manuel Burga. «Cambio en las mentalidades andinas y triunfo del cristianismo
(siglo xvii)». Consultado el 17 de diciembre de 2023.
Sacred Mountain Expedition: April 2007
«Cabeza de Viracocha». www.culturaydeporte.gob.es. Consultado el 23 de marzo
de 2021.
Girault, L. p. 30.
"Historia natural y moral de Indias". José Acosta.
Memorias antiguas historiales y politicas del Perú, Francisco de Montesinos
(XVII).
La escritura de los Incas, UNSAAC (1934).
Durand, Fernando (25 de diciembre de 2012). «IMAGENES Y TEXTOS
SELECTOS: HISTORIA DE LA ESCRITURA ANCESTRAL INCAICA».
IMAGENES Y TEXTOS SELECTOS. Consultado el 18 de diciembre de 2023.
«Gail Silverman presenta libro sobre decodificación de los tocapus incas».
arqueologica.pe. 12 de junio de 2023. Consultado el 18 de diciembre de 2023.
54. https://www.raco.cat/index.php/ExNovo/article/download/250696/335576/0
Bibliografía
Gasparini, Graziano & Margolies, Luise (1997). Arquitectura inka. Caracas:
Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas, Facultad de Arquitectura y
Urbanismo, Universidad Central de Venezuela.
Kamen, Henry. Imperio. ISBN 84-03-09316-0.
Marzal, Manuel (2005). Religiones andinas. Colección: Enciclopedia
Iberoamericana de Religiones 4. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-711-2.
Ortiz Rescaniere, Alejandro (2006). Mitologías amerindias. Colección:
Enciclopedia Iberoamericana de Religiones 5. Madrid: Editorial Trotta.
ISBN 978-84-8164-858-4.
Pease. Los últimos incas del Cuzco.
Rostworowski, María. Enciclopedia Temática: Incas. ISBN 9972-752-00-3.
Rostworowski, María (1995). Historia del Tahuantinsuyo. Lima: Instituto de
Estudios Peruanos, IEP Ediciones. ISBN 9972-51-029-8.
Rostworowski, María (1997). Pachacutec y la leyenda de los Chancas. Lima:
Instituto de Estudios Peruanos, IEP Ediciones.
Rostworowski, María. Historia de los incas. Lima: Prolibro - Asociación
Editorial Bruño.
Rowe, John H. (1946). Inca Culture at the Time of the Spanish Conquest.
Handbook of South American Indians. Washington, Bureau of South American
Ethnology. Bulletin 143, vol.2.
Vargas, Angles. Historia del Cuzco.
Villanueva Sotomayor, Julio R. (2001). El Perú en los tiempos modernos. Lima,
Perú: Empresa Periodística Nacional S.A.C.
Von Hagen (1957). Realm of the Incas.
VV. AA. Culturas prehispánicas. Muxica Editores. ISBN 9972-617-10-6.
VV. AA. Historia Universal: América precolombina. Editorial Sol 90.
ISBN 9972-891-79-8.
Ward, Thomas (2018). The Formation of Latin American Nations: From Late
Antiquity to Early Modernity. University of Oklahoma Press. ISBN 978-0-8061-
6150-1.
Bibliografía sudamericana
María Rostworowski: Historia del Tawantinsuyu Instituto de Estudios Peruanos
Lima (1988) seis mil ejemplares.
Franklin Pease: Historia Los Incas. Pontificia Universidad Católica del Perú
PUCP- Fondo Editorial Lima (1991)
Virgilio Roel Pineda: Cultura Peruana e historia de los Incas. Universidad Alas
peruanas. Fondo de Cultura Económica. Lima (2001)
Waldemar Espinoza: Los Incas. Economía Sociedad y Estado en la Era del
Tahuantinsuyo. Amaru Editores. Lima (1987)
Jesús Lara. La Cultura de los Inkas. Editorial "Los Amigos del Libro". La Paz-
Cochabamba (1967)
José Antonio del Busto Duthurburu: Historia Cronológica del Perú. Edición de
Petro Perú. Lima (2006)
Lumbreras Editores Historia del Perú Una mirada al pasado.Perú Lima(2017)