EL MÉTODO COMPARATIVO
A pesar de que el y significado de Gálatas comprensible a los Iectores casuales que lo lean por
primera vez sin tener conocimiento de ningún otro de los libros incluidos en el canon bíblico, su
valor para el exegeta moderno puede aumentar grandemente si se estudia en relación con el
resto de las Escrituras. Ningún libro de la Biblia puede interpretarse adecuadamente sin ser
comparado con los demás para ver su relación y explicarse todas las alusiones que de ellos
puedan encontrarse. El uso de un pasaje de la Escritura para ilustrar o interpretar a otro, ya sea
por medio de alguna similitud o por algún contraste inherente, se llama en ambos casos método
comparativo.
Este método es triple. Consiste, en primer lugar, en la relación de un pasaje con otro, dentro de
las obras de un mismo autor. Cualquier escritor que tiene una base definida de creencias o
conceptos se referirá a todas ellas en sus producciones. Si tales creencias constituyen su modo
de pensar, inevitablemente fundará sobre ellas las enseñanzas principales. Gálatas es la parte
básica del conjunto de las cartas de Pablo, porque contiene el corazón del llamado Evangelio
Paulino. Es de esperar, por consiguiente, que sus enseñanzas serán suplementadas o
repetidas en otras epístolas escritas por el misino autor. Pasajes análogos de otras cartas de
Pablo pueden declarar con mayor claridad la verdad que Gálatas expone y servir, por
consiguiente, de comentario a su contenido.
Una segunda forma del método comparativo es la relación entre el Nuevo y el Antiguo
Testamento. El Nuevo Testamento esta relacionado con el Antiguo como los frutos de un árbol
con sus raíces. Sin las raíces los frutos no pueden existir, porque de ellas depende su origen y
mantenimiento. Sin los frutos, las raíces son fútiles porque el árbol no puede cumplir sino por
medio de ellos el propósito de su creación. Las; raíces de la revelación divina han de ser
buscadas en el Antiguo Testamento, donde se encuentran los principios del conocimiento de
Dios, la experiencia del pecado, y la promesa de redención. Los frutos de esta revelación están
en el Nuevo Testamento, en la revelación de Cristo. Sin él, el Antiguo Testamento es una
historia sin final, un camino que no conduce a ninguna parle. Las enseñazas del Nuevo
Testamento a menudo pueden ser mejor explicadas mostrando su paralelismo, con algún hecho
del Antiguo; mientras que la comparación de la sombra hebrea con la sustancia cristiana, a
menudo, dará a un medió sin importancia del Antiguo Testamento un nuevo valor histórico.
El tercer principio básico de este método es el más amplio y el más convincente. La Escritura es
una unidad en Cristo. Si su autor fundamental es el Espíritu Santo (I Pedro 1:10 12), el
estudiante de la Biblia tiene derecho a esperar que habrá una profunda unidad entre todas las
partes de la revelación escrita. A pesar del hecho de que fueron escritas por varios autores de
diferentes nacionalidades, y de diversos gustos, inclinaciones, caracteres, propósitos, y en
tiempos y lugares separados, hay un objeto común que los dirige a todas a una misma meta,
este es Cristo. Si una parte depende; de la otra para su objetivo común, una comparación de
las dos debe mostrar la relación entre ambas y esclarecer su unidad.
El Uso De Este Método
El paso inicial en el método comparativo es encontrar algún punto de contacto o semejanza
entre los pasajes que han de ser comparados. A menudo depende de algún tema, doctrina, o
un suceso que se discute en dos o más pasajes paralelos. Puede ser una persona cuyas
actividades o carácter ilustran el método divino de tratar con los hombres, o que ha aportado
una contribución espiritual al desarrollo de tal conocimiento.
Muy frecuentemente un pasaje del Antiguo Testamento es citado en el nuevo sin dar ninguna
referencia a su contexto. En tal caso un estudio comparativo de la fuente original de la
referencia, juntamente con la aplicación por el autor novo testamentario, ensancha y profundiza
su significado