Técnicas para mejorar la comprensión lectora
A continuación, enumeramos 21 estrategias de lectura que funcionan en todo tipo
de contenido.
1. Vuelve a leer el texto
Normalmente, al leer un texto por primera vez nos quedamos con la idea principal.
Si luego queremos profundizar, volver a leerlo es una de las mejores opciones, ya
que cuando sabemos de qué trata, los detalles que en un principio pudimos pasar
por alto serán mucho más obvios tras la segunda lectura.
2. Usa tu conocimiento previo
La información que vamos aprendiendo en el transcurso de nuestra vida puede
resultarnos de mucha ayuda para afrontar nuevas situaciones. De igual modo,
cuando vayamos a leer un texto, estos conocimientos previos son de suma
importancia pues pueden facilitar la comprensión del mismo.
3. Lee entre líneas, usa las pistas del contexto
Cuando nos encontramos inmersos en la lectura de un texto y tenemos problemas
con el significado de una palabra, pero no disponemos de herramientas para
averiguar su significado, debemos fijarnos en las partes del texto que la rodean. De
esto precisamente es de lo que hablamos cuando nos referimos a ‘las pistas del
contexto’. Esta estrategia de comprensión lectora consiste en entender una
palabra cuyo significado desconocemos ubicándola en contexto con el resto del
texto. Debemos ser capaces de leer entre líneas, al final todo se basa en emplear la
lógica.
4. Piensa en voz alta
Todo adquiere mayor sentido cuando lo decimos en voz alta, puesto que es mucho
más sencillo entender algo cuando se explica mediante la voz, en lugar de leyendo
para uno mismo. Si leemos algo y resulta que no lo hemos comprendido por
completo, repetirlo en voz alta es una idea a tener en cuenta.
5. Haz un resumen
Cuando terminamos de leer puede que alguno de los detalles no haya quedado
del todo claros. En este caso, reunir los datos más importantes del texto tales como
los personajes, el motivo, los problemas, o los resultados, puede servir como ayuda
para llenar esos pequeños huecos argumentales que no quedaron
completamente claros durante la primera lectura.
6. Ubica las palabras claves
Afrontar un texto no es una tarea fácil. Ponerse a escribir sin seguir ningún tipo de
estructura o sin tener en cuenta los elementos que forman parte del relato
narrativo sería un error. Normalmente, los escritores colocan palabras claves,
palabras que se repiten a lo largo del texto y que ayudan al lector a prestar mayor
atención de manera inconsciente en eso que el autor quiere remarcar. Ubicar esas
palabras clave puede resultar de gran ayuda para la comprensión del texto.
7. Haz predicciones
Algo que siempre está en nuestra mente es la expectativa, expectativa ante
cualquier cosa. Hacer predicciones de cómo terminará el texto nos ayudará a
involucrarnos en el mismo.
8. Visualiza
Una estrategia que verdaderamente puede ayudarnos a la hora de comprender un
texto es crear nuestras propias imágenes mentales de eso que estamos leyendo.
9. Organizadores de texto
A la hora de estudiar o comprender un texto de mayor extensión, los organizadores
de texto pueden convertirse en nuestros mayores aliados. Puede que los
conozcamos como mapas conceptuales, algo muy parecido a un resumen del
texto, pero más ordenado. En estos mapas tomaríamos los datos más relevantes,
los cuales uniríamos mediante conexiones con sus respectivos conceptos. Si existe
alguna relación entre un concepto y otro, resulta muy positivo hacer una conexión
entre ellos o una jerarquía que ayude a ver de una manera gráfica cómo uno afecta
al otro y viceversa.
10. Evalúa lo aprendido
Una vez hayamos leído el texto en cuestión, verificar si lo hemos entendido todo o,
si por el contrario, existen partes que nos hayan costado más, es muy importante
para lograr una total comprensión del texto. Si existe algo que no haya quedado
del todo claro y somos conscientes de ello desde un principio, es mucho mejor
percatarse de ello a tiempo para poder corregirlo.
11. Cuestiona el texto
A medida que vayamos leyendo debemos tomarnos el tiempo que sea necesario
para cuestionar el contenido. Realizar preguntas acerca de lo que estamos leyendo
nos ayudará a comprender su planteamiento al mismo tiempo que puede
proporcionarnos una nueva perspectiva. Si nos cuestionamos eso que hemos leído,
seremos capaces de interpretar mucho mejor el relato.
12. ¡Para!
No somos máquinas, por lo que de la misma manera que nuestros músculos se
cansan después de realizar una actividad física, nuestros ojos y nuestra mente
también pueden sentir ese cansancio. Tras largos periodos de tiempo leyendo sin
apenas descanso, lo más probable es que nuestra comprensión y atención
disminuyan considerablemente. Lo más aconsejable en estos casos es parar y
tomar un descanso realizando otro tipo de actividad que nada tenga que ver con
la lectura.
13. Monitorea y repara tu entendimiento
Como lectores, tenemos que estar concentrados en eso que estamos leyendo,
poniendo toda nuestra atención en el relato para poder comprender su
argumento. Si se diese el caso de que no acabamos de entender lo que hemos
leído, debemos parar e intentar reparar esa falta de entendimiento. Podemos
comenzar por releer eso que no ha quedado del todo claro y si todavía tenemos
dificultades siempre podemos buscar soluciones alternativas como pedir ayuda a
alguien que sí entienda el contenido del texto.
14. Parafrasea
Una excelente estrategia de comprensión lectora que podemos llevar a cabo
cuando no tenemos muy claro algún concepto de un texto, es tratar de repetir eso
que acabamos de leer, pero empleando nuestras propias palabras.
15. Toma apuntes
Los apuntes son una parte importante del aprendizaje puesto que nos sirven de
repaso. Sirven para ubicar los puntos importantes del texto y para organizar la
estructura del mismo. Unas notas realizadas a mano nos ayudarán a tener las ideas
mucho más claras y ordenadas.
16. Ajusta el ritmo en el que lees
Es muy probable que cuando comencemos a leer un texto vayamos mucho más
rápido, pero conforme avancemos en el relato el ritmo de lectura disminuya, ya
que nuestra mente se cansa antes. Llegados a este punto, no debemos agobiarnos.
La comprensión es más importante que la velocidad. Aquí el que comprende gana.
17. Ten prioridad por alguna información
Esta es una técnica de comprensión lectora importante, ya que, en algunas
ocasiones, los autores, además de dar a conocer la idea principal de su relato,
también mencionan una serie de detalles que de una forma u otra sirven para
complementar la idea principal, aunque no sean del todo relevantes para su
comprensión. Esto puede terminar confundiendo al lector y, para evitar que esto
suceda, cuando nos encontremos ante un texto bastante extenso y lleno de
información, lo más aconsejable es que nos centramos en buscar lo que nos
interesa y, una vez hayamos comprendido la idea principal, pasemos a prestar
mayor atención a los pequeños detalles.
18. Proponte un objetivo como lector
Para muchos leer resulta apasionante y para otros es simplemente una actividad
más. Lo que sí que es un hecho que puede afectar tanto a ávidos lectores como a
personas que dediquen menos tiempo a la lectura, es que a la larga leer por leer
no resulta nada placentero. Lo mejor que podemos hacer para no acabar hastiados
por la lectura es marcarnos una serie de objetivos, escoger temas que nos interesen
y saber cuándo tomar un descanso.
19. Conexiones textuales
Para tener una mayor comprensión del texto no es suficiente con leerlo. También
es necesario detectar relaciones dentro del propio relato en el caso de que éste
fuera bastante extenso. Los conectores ayudan mucho para llevar a cabo esta labor,
puesto que nos pueden resultar muy útiles a la hora de obtener una comprensión
integral de lo que estamos leyendo.
20. Haz una lectura rápida
Una manera sencilla de interpretar y conocer la idea principal de un texto en un
primer momento, es realizando una lectura rápida y superficial que sirva para
obtener una idea general de lo que ocurre en la historia.
21. Para, Resume, Pregunta
Una vez hayamos concluido la lectura, debemos hacer tres cosas que nos servirán
para averiguar si hemos entendido el texto en cuestión. Estos tres pasos consisten
en detenerse a reflexionar lo que acabamos de leer, hacer un pequeño resumen
del contenido y finalmente pasar a plantearnos una serie de preguntas en relación
al argumento. Esto se traduce en una mejor comprensión del texto, puesto que
durante su lectura hemos buscado soluciones para entender eso que en un
principio no acabamos de ver con claridad.