En este capítulo del libro "El maestro sin recetas", Paulo Freire explora la profunda
conexión que hay entre la educación liberadora y la promoción de los derechos
humanos. Sostiene que la educación no puede ser neutral, ante las injusticias sociales
y la opresión, sino que debe ser un instrumento para la transformación social y la
construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Freire dice que la educación tradicional, basada en la transmisión pasiva de
conocimientos y la memorización, no solo es ineficaz para el aprendizaje de los
estudiantes, sino que también permanecen las desigualdades y la discriminación. En
cambio, propone una educación liberadora que empodera a los estudiantes para que
se conviertan en sujetos críticos y transformadores de su propia realidad.
Freire nos dice que la educación y los derechos humanos son inseparables, es decir
la educación debe contribuir al respeto, la promoción y la defensa de los derechos
humanos. La educación liberadora es un derecho humano fundamental, todos los
individuos tienen derecho a una educación que les permita desarrollar su pleno
potencial y participar activamente en su entorno, la sociedad.
La educación debe ser crítica y transformadora, la educación no debe limitarse a la
adquisición solamente de conocimientos, sino que debe promover el pensamiento
crítico, la acción social y la transformación de las estructuras de poder opresivas que
solamente buscaban someter o dominar al individuo o grupo mediante la imposición
de restricciones y limitaciones en su libertad, derechos y oportunidades.
También recalca el papel del educador como facilitador del aprendizaje y la
transformación, los educadores deben ser guías y facilitadores del aprendizaje,
creando un ambiente de diálogo, participación y respeto mutuo. La educación tiene el
potencial de contribuir a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y
democrática, donde todos los derechos humanos sean respetados.
Enseñar a los estudiantes sobre sus derechos y responsabilidades como ciudadanos,
fomentando la participación activa en la vida pública y la defensa de los derechos
humanos. También promueve el respeto y la comprensión de la diversidad cultural,
combatiendo la discriminación y el racismo. A los estudiantes se les debe de enseñar
a fomentar valores como la tolerancia, el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.
Paulo Freire nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que juega la educación
liberadora en la promoción y defensa de los derechos humanos. Una educación que
empodera a los individuos para que se conviertan en agentes de cambio social,
capaces de construir un mundo más justo y equitativo para todos. Ambas se nutren y
se fortalecen mutuamente, ya que se centran en un camino hacia la transformación
social y la construcción de una sociedad donde la dignidad humana sea el valor
fundamental.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS
Freire, P. (2016). Derechos humanos y educación liberadora. En. Paulo Freire el
maestro sin recetas: El desafío de enseñar en un mundo cambiante. Villa das
Letras (Ed.) (pp.37-48) Siglo veintiuno editores