Comision 14
Grupo 3
Rubeola
Qué es
La rubéola es una infección vírica contagiosa. La rubeola es una
enfermedad infecciosa causada por el virus de la rubeola, un virus
del ARN perteneciente a su propia familia viral Matonaviridae, que
afecta, principalmente, a niños y a adultos jóvenes.
Según la Organizacion Mundial de la Salud (OMS), la rubéola puede
ser grave para las mujeres embarazadas, debido al denominado
síndrome de rubéola congénita (SRC).
Una mujer infectada durante las primeras 16 semanas (sobre todo
las primeras 8 o 10 semanas) del embarazo puede abortar, dar a luz
un bebé muerto o que éste nazca con defectos congénitos.
Las epidemias ocurren en intervalos irregulares durante la
primavera. Las mayores epidemias ocurren cada 6 o 9 años. En los
países desarrollados actualmente el número de casos es cada vez
menor.
Rubéola congénita
Es una afección que ocurre en un bebé cuya madre está infectada
con el virus que causa la rubéola. Congénita significa que la
afección está presente desde el nacimiento. La infección por
rubéola en el feto puede resultar en muerte fetal o en el
nacimiento de un bebé con defectos congénitos severos. El
síndrome de rubéola congénito (SRC) es causa importante de
ceguera, sordera, enfermedad cardiaca congénita y retraso mental.
Causas
La rubéola congénita ocurre cuando el virus de la rubéola en la
madre afecta al feto en los primeros 3 meses del embarazo.
Después del cuarto mes, si la mujer tiene una infección de rubéola,
es menos probable que la infección ocasione daños al feto.
La cantidad de bebés que nacen con esta afección es mucho menor
desde que se desarrolló la vacuna para la rubéola.
Las mujeres embarazadas y sus fetos están en riesgo si:
No tienen la vacuna contra la rubéola
No han padecido esta enfermedad en el pasado
Se transmite a través de estornudos, tos o el contacto con
superficies contaminadas (pañuelos, vasos, o manos).
Las posibilidades de que una persona no vacunada adquiera la
enfermedad si convive con alguien que la tiene son del 90 por
ciento.
Cuando el virus se introduce en el organismo, pasa a la sangre
atacando a los glóbulos blancos, que a su vez transmiten la
infección a las vías respiratorias, la piel y otros órganos.
Una vez que se padece la enfermedad, el paciente adquiere
inmunidad permanente, por lo que no vuelve a ser afectado por el
virus. En el caso de los bebés infectados antes del nacimiento, éstos
pueden ser contagiosos durante muchos meses después de nacer.
El periodo de incubación de la enfermedad, tiempo que transcurre
desde que el virus entra en contacto con una persona hasta que
comienzan a desarrollarse los síntomas, suele oscilar entre dos y
tres semanas.
A su vez, una persona infectada por el virus de la rubéola puede
transmitir la enfermedad a otras personas dos días antes de que los
síntomas se muestren, no desapareciendo el riesgo de contagio
hasta una semana después de la aparición de los signos de la
enfermedad.
Síntomas
Los síntomas comienzan entre los 14 y los 21 días después de la
infección. La rubéola se caracteriza por la aparición de pequeñas
erupciones en la piel de un color rosáceo que se inician en la cabeza
y progresan hacia las extremidades, haciéndose más numerosas en
el tronco.
Estas erupciones no provocan picores ni molestias y suelen
desaparecer en pocos días. Suelen mostrarse uno o dos días
después del contagio.
Junto a las manchas rojizas, los síntomas de la rubéola son bastante
similares a los de un sindrome gripal, con malestar general, fiebre
poco intensa, enrojecimiento de los ojos, dolor de garganta
(faringitis) e inflamación dolorosa de los ganglios, del cuello sobre
todo, alrededor de la nuca y en la región posterior de las orejas.
Mientras que en los niñosla rubéola suele revestir escasa gravedad,
acompañándose algunas veces de otitis (infecciones de oídos), es
más frecuente la complicación de la enfermedad entre los adultos
que la padecen.
Éstos pueden sufrir otras patologías más graves provocadas por
bacterias como neumonia o encefalitis (en uno de cada 1.000
casos). Esta última consiste en una infección que afecta al cerebro y
conlleva riesgo de coma, epilepsia e incluso muerte del paciente.
Prevención
La vacuna triple viral, que protege frente la rubéola, el sarampion y
las paperas, es eficaz en casi la totalidad de las personas a las que
se les administra.
Es una vacuna combinada que se recomienda en la niñez y es
aconsejable administrar la primera dosis cuando el niño cumple 12
meses y un refuerzo en el ingreso escolar.
En cualquier caso, también se recomienda la vacunación en
personas adultas no inmunes.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en los síntomas que presenta el paciente. Sin
embargo, muchos casos de rubéola son leves y/o pasan
inadvertidos.
Es difícil llevar a cabo el diagnóstico, ya que las erupciones en la piel
suelen ser poco intensas y de escasa duración. No obstante, el
especialista puede saber, mediante un análisis de sangre, si la
persona ya ha padecido la enfermedad y por tanto es inmune.
Tratamientos
No existe un tratamiento específico para la rubéola. La actuación de
los especialistas durante la enfermedad suele centrarse en el
control de los síntomas y va dirigida a mitigar la fiebre y el malestar
general, como si se tratara de un proceso gripal.
Se recomienda reposo y el aislamiento del paciente para evitar
nuevos contagios. Hay que acudir al pediatra si el niño con rubéola
respira con dificultad o la tos dura más de cuatro o cinco días.
En el caso de que se produzcan sobre infecciones bacterianas,
como la otitis o la neumonía, el especialista administrará
antibióticos al paciente.
Otros datos
Los bebés con este síndrome pueden presentar bajo peso al nacer,
diarrea, neumonia y meningitis. Las primeras 8 semanas de
gestación son las más susceptibles para el feto, con mayor
probabilidad de malformaciones congénitas, ya que es una época
muy importante del crecimiento fetal, con numerosos órganos y
sistemas en pleno desarrollo, que pueden verse dañados por el
virus.
Los especialistas recomiendan que las mujeres en edad fértil estén
inmunizadas contra la enfermedad para evitar el síndrome
congénito de la rubéola, o someterse a un análisis antes del
embarazo con el fin de detectar la presencia de anticuerpos contra
la rubéola.
La vacuna no se debe administrar durante el embarazo ni en los
tres meses anteriores a la concepción y las mujeres embarazadas
deben mantenerse alejadas de personas que ya se encuentren
infectadas.