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‫בס״ד‬

en

Folleto semanal #45


PARASHAT BEHAALOTEJA
15 de Sivan - 21 de junio
Encendido de velas 6:59 pm

SHABAT
CON TUS 5
SENTIDOS

Rab Ishai Harari


Bet Hakneset Or Hashalom
Arcos Bosques

Beraja y Hatzlaja: Manuel Simões y familia


Leiluy Nishmat los soldados caídos
EL DE
AROMA SHABAT
Este Shabat leemos un libro completo de la Torá.
Pensamos que la Torá tiene únicamente cinco
libros, Bereshit, Shemot, Vaikra, Bamidbar y
Devarim, pero el Midrash plantea que en total son
siete, basándose en el versículo del Mishle (9:1):
‘Jatzva Amudeiah Shivaa’, “Labró sus siete
columnas”, en referencia a los siete libros de la
Torá que son los pilares que sostienen nuestro
mundo. ¿Cúales son los siete libros?
Si observamos cuidadosamente, nuestra Parashá
tiene algo diferente que no aparece en ningún
otro lugar de la Torá: dos letras ‘Nun’ giradas de
izquierda a derecha, ‫ נ‬,en sentido contrario al
hebreo, las cuales funcionan como paréntesis con
dos versículos: “Vayehi binsoa Haaron”, referidos a
la presencia divina que reposaba con Israel en su
travesía por el desierto. Estos versículos
constituyen un libro extra de la Torá, de manera
que Bamidbar se divide en tres: la primera parte,
desde su comienzo hasta el paréntesis; la
segunda, lo que está entre paréntesis, y la tercera,
va del paréntesis al final.
Con esta adición, la Torá cuenta con un total de
siete libros, uno para cada día de la semana. Y este
libro pequeño le corresponde al día de Shabat, en
el cual recitamos los dos versiculos al sacar el
Sefer Torá. Porque Shabat es el día especial de
Hashem y su Shejina reposa en nosotros.

SENTIDO
JAJA
!

Había un oficial de policía que todos los días veía


una moto con dos religiosos montados en ella con
mucha precaución. Un día el policía los detuvo y les
dijo: “¿Cómo es posible que nunca los he visto
haciendo ninguna falta a la ley?”
“Pues que le digo oficial” - respondió uno de ellos
“Es que Dios está siempre con nosotros”.
“Ah… son tres que van en una moto” - dijo el policía
“pues aquí tienen su multa por ir de a tres”.
TOQUE DE
REFLEXIÓN
En la Parashá de la semana, Behaaloteja, la Torá
sigue narrando los sucesos del pueblo de Israel en
el desierto. Cuarenta años de viaje fatigante,
pisando arenas ardientes, con el sol a cuestas,
portando todas las pertenencias.
¿Hasta cuándo? Hasta recibir la señal divina de que
pueden acampar. Respecto a esta incertidumbre,
nuestra Parashá revela diferentes reacciones del
pueblo. Algunos simplemente se quejaban sin
justificación alguna; otros buscaban lujos, como
comer carne y soñar con regresar a Egipto; un tercer
grupo se siente desaprovechado y desea un
segundo Pesaj, una segunda oportunidad. Por su
parte, Itro, el suegro de Moshé, se da por vencido y
abandona a medio camino.
Existen aquellos que aprovechan la situación para
una elevarse espiritualmente, como Eldad y Meidad
que profetizaban en el campamento; por último,
más triste aún, hay quienes entran en conflicto
hasta con sus propias familias, como cuando
Miriam y Aharón hablaban mal de Moshé.
Estas reflexiones me han surgido este último año
con la situación actual de Israel, respecto a lo cual
me pregunto, ¿cuándo va a acabar todo esto?,
¿cuándo vamos a descansar y llegar a la tierra
prometida? La respuesta surge de la Torá, que
inicia esta Parashá con la Mitzvá de Aharón
Hacohen de “encender las velas de la Menorá”. El
comentarista Rashi afirma que lo anterior
demuestra la grandeza de Aharón que hizo
exactamente lo que Hashem le ordenó sin cambiar
nada. No importa la situación en la que nos
encontremos y las quejas que tengamos: cada día
debemos encender una vela, hacer surgir la luz en
cada momento sin cambiar, manteniendo un
estado emocional calmado, lleno de confianza y
con la certeza de que contamos siempre con
Hashem. Tal vez por eso, en la mitad de la Parashá
encontramos algo inusual, una división con dos
‘Nun’, colocadas al contrario de lo normal: esto nos
detiene y nos dirige hacia al lado contrario, hacia el
inicio de la Parashá. Ya que la letra ‘Nun’ simboliza
‘Nefila’, “caida”, significando que frente a cada
tropiezo, antes de caer, debemos volver a encender
la vela y JAMÁS cambiar, ¡mantener nuestra
pequeña Menorá encendida, conservando la misma
emoción de siempre!
UNA DE LA PARASHA
La Parashá nos narra la difícil travesía
del pueblo a través del desierto y las quejas que
recibía continuamente Moshé de la gente por las
enormes dificultades. Moshé reunió setenta
ancianos para que le ayudaran y Hashem reposó la
profecía sobre ellos.
Con lo anterior, deseo que perciban la grandeza de
Moshé Rabenu, quien intenta ayudar al pueblo y
buscar su bienestar, a pesar de lo cual sus gentes se
pusieron en su contra, ante lo cual Moshé se dirigió
a los profetas con la esperanza de encontrar
comprensión y obtener un poco de sosiego. Pero
por el contrario, escucha como Eldad y Medad
profetizaban en su contra, diciendo que Moshe va a
morir y Yeoshúa va dirigir al pueblo en su entrada a
la tierra de Israel. Al no encontrar alivio con el
pueblo ni con sus amigos, los profetas, se dirigió a
su familia, Aharón y Miriam, sus propios hermanos,
con la idea de que seguramente ellos lo
comprenderían, pero se enteró de que a Miriam le
había dado lepra por hablar mal de él y criticarlo
ante Aharón.
Algo similar nos ocurre a veces: buscamos algo de
comprensión con nuestra familia, los amigos o la
comunidad pero nadie nos entiende, ¡situación
ante la cual nos enojamos y abandonamos todo!
Sin embargo, sabiamente la Torá nos plantea, a
través de la historia de Moshe Rabenu, el hombre
más humilde del mundo, que a pesar de las
respuestas terribles que recibió de todos, siguió
apoyando y pidiendo por el pueblo y por su familia,
a pesar de que no siempre estaban a su lado. De
esta manera lo malo se convierte en bueno y
logramos cambiar la idea que los demás piensan
sobre nosotros.

¿CUÁL ES EL SENTIDO?
¿Qué tienen en común
la Menorá, el Kaporet y las trompetas
que hizo Moshe?
Respuesta del acertijo de Naso:
Beten
Ganador: David Dana ¡Felicidades!
Los invitamos a contestar el acertijo
de esta semana: +57-310-866-0123
Refua Shelema: Elinor Yehudit bat Irene Rina
!
¡MUCHO GUSTO
ME LLAMO TEFILIN
La Torá menciona varias veces la Mitzvá del Tefilin, “Y
las atarás como señal sobre tu mano y serán frontales
entre tus ojos" pero no menciona su forma, materiales
ni color. Todos estos detalles, como muchas veces
sucede en el judaísmo, son ‘Halajá le Moshé
miSinai’, “Dios se lo enseñó a Moshé en el Monte
Sinaí”. Así pasó de boca en boca, de generación en
generación, hasta que fue escrito en la Mishná.
Nos colocamos el Tefilin en el brazo, cerca al corazón,
y en la cabeza para dedicarle a Dios nuestros
pensamientos, deseos y acciones. Por eso tomamos
lo más bajo y sucio de este mundo, un pedazo de
piel de animal muerto, y lo elevamos a un nivel
espiritual muy alto con las Perashiot que hablan de
la grandeza de Dios y de nuestra función en este
mundo. Como consecuencia, el Talmud Yerushalmi
afirma que Dios no creó nada cuadrado y, sin
embargo los Tefilin son cuadrados para recordarnos
que Dios nos colocó en este mundo para que
nosotros lo completemos y le pongamos límites,
como lo hace el Tefilin al estar sobre nuestro cuerpo.
Si observamos atentamente, el Tefilin de la cabeza
tiene dos letras ‘Shin’ grabadas: la del lado derecho
‫ ש‬del izquierdo, diferente,
es la usual de tres palos; ss,la
tiene cuatro, ‫ש‬
‫שש‬‫ש‬,que nos indican la forma en que está
escrita la Torá. La ‘Shin’ de los cuatro palos tiene en
medio tres espacios que forman una ‘Shin’ de tres
palos que encajan en la primera, lo que nos recuerda
las letras talladas en piedra de las Tablas de la Ley.
Por su parte, la ‘Shin’ corriente de tres palos nos
recuerda las letras normales del Sefer Torá no
grabadas sino escritas con tinta sobre el pergamino.
Además ambas ‘Shin’ rememoran por un lado los
tres patriarcas y por otro las cuatro matriarcas.
Por último, las dos ‘Shin’ simbolizan las 613 Mitzvot
de la Torá, porque las dos ‘Shin’ forman la palabra
‘Shesh’, 6 en hebreo, y si le sumamos los 7 palos que
en total tienen las dos ‘Shin’, sale 13. Más el valor
numerológico de cada ‘Shin’ que es 300: nos da la
suma total de 613, la cantidad de Mitzvot de la Torá.
El color negro del Tefilin representa la Unicidad de
Hashem, pues el negro corresponde a la ausencia de
luz: cuando cerramos los ojos vemos todo oscuro
pues no pasa la luz, lo que nos enseña que Hashem es
el único que tiene que estar en nuestro pensamiento,
deseos y acciones, como el mismo Pasuk que
decimos con el Tefilin: ‘Shemá Israel Hashem
Elokenu Hashem Ejad’, “¡Hashem es uno y único!”.
E
EL SONIDO D
LA HAFTARA
La Haftará de este Shabat, del profeta Zejaria,
habla de la construcción del segundo Bet
Hamikdash y presenta una visión especial de la
Menorá con sus siete brazos, que nos recuerda la
Mitzvá del comienzo de nuestra Parashá: encender
la Menorá cada día en el templo.
Esta Haftará comienza con otra visión de Zejaria:
él ve a Yeoshua el Cohen Gadol, ataviado con ropa
sucia (que representa los pecados del pueblo de
Israel) de pie junto al ángel de Dios. También está
el Satán acusándolo por sus pecados. Hashem
regaña al Satán y ordena que retiren la vestimenta
sucia, como símbolo de que Hashem recibirá su
arrepentimiento y eliminará todos sus pecados.
Dice Hashem: “Si van a seguir mis caminos les daré
una piedra de siete ojos y podrán vivir con
tranquilidad, cada hombre debajo de su viñedo”.
Los comentaristas explican que la piedra
simboliza la construcción del Bet Hamikdash y
que Hashem estará vigilando con siete ojos y
eliminará cualquier suciedad del pueblo de Israel.
El mensaje transmitido, es que cuando nos
ocupamos en construir nuestras vidas, avanzando
en ellas y poniendo una piedra a la vez para
aumentar nuestro hogar espiritual, no tendremos
tiempo para pecar y ¡eso hace que Hashem nos
observe con orgullo!

EL SEXTO SENTIDO
Si observamos atentamente, en la Jupá el novio
se ubica al lado derecho y la novia al izquierdo,
algo similar a la disposción de la fichas en el
tablero de ajedrez, donde el rey está a la derecha
y la reina a la izquierda.
Se trata de dos fichas, la más importante y la más
valiosa. La reina es la más valiosa que puede
recorrer todo el tablero sin límites y dar muchas
vueltas, todo por proteger a la ficha más importante,
la del rey. Esta última, limitada, puede dar un solo
paso a la vez: necesita la ayuda de la reina para
poder triunfar en el juego.
A consecuencia de ello, hay quienes acostumbran
que la Jupá comience con las siete vueltas de la
novia alrededor del novio, como símbolo de que
lo va a proteger física y espiritualmente.

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