Literatura Infantil: Cuentos y Estrategias en Primaria
Literatura Infantil: Cuentos y Estrategias en Primaria
lectura en
Educación Primaria
Tema 3: Literatura infantil
Para poder animar y fomentar la lectura entre el alumnado es necesario
disponer y hacerles llegar materiales de literatura infantil que despierten su
interés y su vocación por leer. Para lograr realizar esta acción de manera
adecuada el docente debe conocer la gran variedad y diversidad de literatura
existente para el público infantil, así como las distintas tipologías que hay, las
características que la definen, las posibilidades que tiene, etc. Entre todo este
amplio abanico de materiales literarios se ha considerado que el ejemplo más
relevante por su historia y por sus características definitorias son los cuentos,
de ahí que a lo largo de este tema nos hayamos centrado específicamente en
esta tipología de obra en la descripción de los personajes más comunes que
aparecen en los cuentos, así como de las colecciones y recopilaciones de
cuentos más interesantes para trasladar al aula. Por último, se indicarán una
serie de criterios que pueden resultar de utilidad a cualquier profesor que
quiera trabajar en clase con algún ejemplo de literatura infantil.
ÍNDICE
Objetivos ............................................................................................................ 2
1
Objetivos
2
3. Literatura infantil
3
Relatos de aventuras: historias donde el nivel de acción es alto y
trepidante, y en las que los personajes actúan con libertad, autonomía,
liderazgo, valentía, etc. siendo ejemplo que a los niños les gustaría
imitar.
Narraciones de ciencia ficción: historias centradas y derivadas del
desarrollo tecnológico y científico y que anticipan situaciones y contextos
futuristas.
Libros informativos o de divulgación científica: acercarán a los niños
a contextos y situaciones no tan comunes como las historias de vida
real, permitiéndoles descubrir un mundo más amplio y diverso.
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Independientemente de la tipología y las características de la literatura infantil
que elijamos, un hecho constatado es que este tipo de materiales y recursos no
están adecuadamente integrados en la formación académica ni en el contexto
escolar, dejando a un lado la posibilidad que tienen para crear lectores
apasionados y fuertemente interesados en descubrir los mundos encerrados en
los libros. Para lograr una correcta integración de la literatura en el currículum
educativo es importante retomar la idea de que leer debe ser una acción libre y
voluntaria y en ningún caso obligar a leer determinados libros (por muy buenos,
clásicos y tradicionales que sean) que no hayan sido escogidos libremente por
el alumno en base a sus gustos y preferencias personales; ante este hecho el
docente solamente debe hacer la función de cicerone que muestra e informa de
las múltiples posibilidades y alternativas que tiene el niño (acorde a su edad,
nivel madurativo, estadio del desarrollo y competencia lectora) para que éste
elija la que considere que mejor se adapta a sus intereses.
Los cuentos que nuestros padres nos narran cuando somos pequeños se
convierten inevitablemente en recuerdos imperecederos e inolvidables que nos
acompañan a lo largo de toda la vida y que, es muy posible, que nosotros, a su
vez, se los transmitamos de la misma forma a nuestros hijos, ya que tanto en
un caso como en el otro son una fuente de placer indescriptible. Estos cuentos
serán el punto de partida a partir del cual se aprende a disfrutar y a saborear la
literatura y despiertan en el lector el interés por perderse en los distintos
lugares mágicos de las historias.
Los cuentos son algo tan antiguo como la propia comunicación entre seres
humanos, puesto que surgieron como un medio a través del cual explicar y
entender mejor el mundo y las cosas que en él pasan. De hecho existen pocas
manifestaciones artísticas tan antiguas como el cuento y las leyendas, que han
estado presentes en cualquier pueblo y cultura desde el comienzo de la
civilización hasta la actualidad.
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Cualquier cuento popular o de tradición oral se caracteriza por (Mendoza, 2002,
181-190; Rodríguez Abad y Prieto, 2007, 25-27):
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No tiene un espacio fijo, cada narrador sitúa la acción en los espacios
reales de referencia para sí mismo pudiendo variar de un narrador a
otro.
Suelen incluir elementos dicotómicos y contradictorios: social/cómico,
real/maravilloso, escatológico/sentimental, alegría/tristeza, etc.
Está estrechamente vinculado con el legado folclórico o popular.
Muchos de los autores de cuentos son anónimos.
Los cuentos se encuentran dispersos y con ligeras variaciones en
distintas zonas geográficas, no sólo de un mismo país sino de todo el
mundo.
Gran parte de los cuentos se pierden en la “noche de los tiempos”.
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Cuentos realistas o de costumbres: la temática de esta tipología de
cuentos se relaciona con lo real, ya que reflejan fielmente el
costumbrismo y las formas de vivir de distintos colectivos fuertemente
estereotipados.
Cuentos de animales: la temática de esta tipología de cuentos se
relaciona con lo metafórico, ya que los personajes suelen ser animales
como el zorro, el lobo, los sapos y ranas, ratones… que actúan como si
fueran seres humanos de “forma natural” (y no por medio de algún
encantamiento o magia) y que se enfrentan entre sí (astutos/feroces,
pequeños/grandes, etc.). Esta tipología de cuentos se diferencia de las
fábulas en el hecho de que en los cuentos de animales no se suelen
incluir moralejas.
Cuentos combinados: se puede establecer una cuarta categoría en la
que, en mayor o menor medida, se mezclan y combinan elementos de
las tres tipologías anteriores.
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Cuentos acumulativos: son cuentos fuertemente vinculados con el
juego y con los que se consigue trabajar la memoria y el vocabulario. No
poseen un final cerrado dando la sensación de que quedan sin terminar,
puesto que siempre se puede continuar el cuento sumando nuevos
personajes o situaciones.
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Téngase en cuenta que la atención está íntimamente vinculada al interés
y que “atraer la atención” es lo mismo que “suscitar el interés”. Cuando
un niño no presta la atención debida a un cuento de forma reiterada, el
problema excede del narrador para interesar al psicólogo.
¿Cuándo contar?: posiblemente, el mejor momento es a primera hora
de la mañana, cuando la capacidad de atención está más despejada y la
mente más lúcida, dispuesta a la reflexión. Si se contaban al anochecer
y antes de acostarse, era para que el oyente se durmiera pensando en
la historia, soñara con ella.
¿Explicamos los contenidos?: es importante que el narrador
comprenda el mensaje que el cuento transmite a la mente preconsciente
del niño, para que el oyente lo reelabore y reescriba. Todo eso,
naturalmente, siempre que aceptemos que el cuento de hadas contiene
un problema vital que el niño va descodificando paulatinamente. Por lo
tanto, no, no es necesario explicar los contenidos sino que se debe dar
libertad al niño para que vaya interiorizando y asumiendo los mensajes
contenidos en el cuento.
¿Pedimos algo a cambio o dejamos tiempo para pensar?: hay que
permitir que el niño extraiga sus propias conclusiones, puesto que lo
cuentos clásicos enfrentan al oyente con los conflictos humanos básicos.
Por lo tanto, lo ideal es elegir la segunda opción.
¿Repetimos la misma historia?: es frecuente que los niños pidan que
se les cuente la misma historia una y otra vez, o relean un libro infinidad
de veces. ¿Por qué lo hacen? Sencillamente, porque el relato ha tocado
fondo, ha calado en su espíritu y necesita meditar. Por ello, esto es muy
positivo, ya que la misma historia le dirá cosas diferentes según su
estado de ánimo y los intereses del momento.
¿Hacemos advertencias previas?: los más pequeños no son sensibles
al humorismo, por lo que necesitan que la narradora comience a reír
para que ellos la sigan. Otras observaciones preliminares deben estar
basadas en despertar el interés del oyente, en mantener en vilo su
atención hacia el relato. En este sentido jugar con la sensibilidad del
niño o con el título, que muchas veces, cuando es sugerente, llama la
atención del oyente y en muchos casos, actúa como revulsivo.
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¿Y el miedo en los relatos clásicos?: es verdad que muchos relatos
clásicos incluyen fragmentos que producen angustia y miedo al niño
oyente, lo cual es motivo suficiente de rechazo por parte de muchos
adultos. Por lo tanto, respecto al miedo, conviene aclarar algunos
conceptos: el miedo es inherente al ser humano, el niño necesita echar
fuera los miedos y vencerlos, y más que del cuento, el miedo depende
de la actitud del narrador y del modo de narrar.
¿Qué responder cuando preguntan “¿Pasó de verdad?”?: a esta
pregunta debe contestarse que es solamente un cuento, o bien una
historia basada en un hecho real para adornarla, o en fin, una historia
totalmente verdadera. En definitiva, siempre debe responderse la
verdad.
¿Cómo contar y qué actitud adoptar?: la dicción debe ser clara; el
tono, no monocorde (aunque imitar la voz de los personajes depende de
la edad de los oyentes: un tono de cabritilla para niños de diez años
puede resultar ridículo); el discurso, pausado (no contar de un tirón, sino
dejar espacios en suspenso cuando la ocasión lo requiera); la actitud,
relajada y abierta; el talante, risueño. Tomar en serio tanto el relato
como los oyentes. Contar con absoluta seriedad, creer en lo que se
hace, tomar en serio incluso la historia más inverosímil. Vivir el relato y
conocer su mensaje íntimo, aunque sin transmitirlo a los oyentes.
¿Cuál es la disposición idónea del narrador y de los oyentes?: hay
una norma elemental: no distraer a los oyentes con movimientos
absurdos o vestimenta inadecuada. Hay que moverse, pero por dentro; o
sea, hay que conmoverse. Los oyentes deben estar relajados y
predispuestos a escuchar con unas normas elementales que deben
tener en cuenta. La disposición en semicírculo es la ideal: permite el
control eficaz de los oyentes por parte del narrador sin apenas mover los
ojos; además, une a los receptores, que compartirán alegrías, miedos y
tristezas más unánimemente.
¿Son para niños?: los cuentos de hadas nunca fueron pensados para
niños, sino concebidos para entretenimiento para los adultos, como
divertimento de una elite cultural. Si en la actualidad sólo los niños leen
este tipo de historias, no es porque los niños como tales tengan una
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especial predilección por ellas, sino porque las modas literarias no les
afectan. El gusto por esas historias no es un gusto específicamente
infantil, sino un gusto normal y constante de la humanidad, que en los
adultos se encuentra momentáneamente atrofiado por influencia de la
moda…
¿Qué función cumplen en la sociedad actual?: entre los pueblos
primitivos, los cuentos o historias orales cumplían tres funciones
básicas: socializadora, iniciática y crítica. Explicaban el mundo y la vida;
transmitían la experiencia y los acontecimientos y hacían la crítica de la
propia sociedad, generalmente a través de los cuentos de los animales
humanizados. En la actualidad, las funciones de los cuentos son mucho
más amplias y diversas.
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Los personajes basados en figuras religiosas (curas, frailes, monjas)
solamente tienen una función cómica y suelen representar
comportamientos pérfidos.
Aunque muchos personajes pertenecen a la aristocracia y a la realeza
sus comportamientos y palabras no se corresponden con dicha clase
social.
Los antagonistas siempre son castigados, dada la mentalidad simple del
niño (todo es “blanco” o “negro”) necesita que el mal encarnado a través
de personajes arquetípicos siempre reciban un castigo acorde a los
hechos que han realizado.
Perderse en el bosque significa pasar por un periodo de soledad y
reflexión hasta que uno se encuentre a sí mismo.
Hablar por medio de símbolos o con un lenguaje indirecto, de forma que
el empleo de un lenguaje simbólico permita que los cuentos sean
asimilados por todas las culturas de manera universal.
Muchos objetos cotidianos se hacen de un material bello pero delicado
como es el cristal, para representar la fragilidad y transitoriedad de una
situación determinada, de forma que al romperse se pase a una nueva
situación que es la esperada.
La manzana está cargada de significado y simbolismo y suele hacer
referencia a la madurez y al inicio de un período de cambio.
El héroe siempre corre el peligro de morir por falta de alimento, ya que el
acto de comer tranquiliza a los niños y les hace sentir seguros.
El canibalismo o la antropofagia son considerados actos tan punibles y
reprobables que justifican cualquier acción que les ponga fin.
Los números tres y siete suelen estar siempre muy presentes. En el
primer caso los números representan personas: el uno significa el
progenitor dominante, el dos encarna a los padres y el tres representa al
niño en relación con los padres.
Los objetos mágicos siempre aparecen cuando el protagonista tiene
necesidad de una ayuda inmediata por encontrarse en un peligro
inminente que no es capaz de superar sólo.
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Algunos cuentos proporcionan una visión positiva de la mentira, ya que
ésta desempeña un factor clave en el desarrollo cognitivo del niño
permitiéndole liberarse mentalmente de ciertas limitaciones.
Tanto es así, que el cuento de tradición oral puede ser usado en todas las
etapas educativas. En Educación Infantil a partir de la narración hecha por el
docente, en Educación Primaria por medio de la lectura en voz alta o en
silencio de los estudiantes y en Educación Secundaria a través del recuerdo y
la reinterpretación de las historias incluidas en cada cuento.
3.2. Personajes
Son muchos y muy diferentes los personajes que aparecen en los cuentos
siendo las características más destacadas (Mendoza, 2002, 176-181):
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Representan la forma de pensar y actuar de la sociedad de la época en
la que tuvieron su origen y que se ha mantenido relativamente estable a
lo largo de los siglos.
Los personajes femeninos, aunque aparecen prácticamente en todos los
cuentos, suelen introducir una imagen sesgada y peyorativa de la mujer.
Y cuando el personaje femenino presenta cualidades y valores positivos
estos atributos vienen acompañados de una alta debilidad, pasividad y
sumisión.
Los personajes masculinos no protagonistas también suelen aparecer de
manera bastante estereotipada: el tonto, el débil, el pobre, el astuto, los
que engañan…
Mientras que los personajes masculinos protagonistas acaparan todas
las características positivas: belleza, valor, inteligencia, fortaleza…
Entre los personajes que cumplen estas características podemos incluir (Lage,
2013, 94-102; Rodríguez Abad y Prieto, 2007, 121-150):
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Lobo: representa el peligro en estado puro y salvaje, tanto de la
naturaleza como de la sociedad.
Madrasta: hay una clara tendencia a la ausencia o muerte de la madre,
esto se debe a que históricamente una de las principales causas de
mortalidad de la mujer fue el parto lo cual se ha reflejado en los cuentos.
De ahí que, como sustituta de la madre muerta, es frecuente la
existencia de una madrastra cruel que no tiene aprecio por los hijos que
no son suyos. De esta forma el niño puede ver que sus madres son las
mejores (les quieren profundamente) aunque a veces les castiguen.
Ogros: criatura humanoide horrenda que se alimenta de niños y que
suelen desempeñar el rol de antagonistas o de ayudantes del
antagonista.
Príncipe: es el gran protagonista de los cuentos, ya que representa un
ideal de comportamiento y de todos los valores positivos: alto estatus
social, riqueza, belleza, fortaleza, valentía, sinceridad, fidelidad, etc.
Actúa siempre de acuerdo a una rígida escala de valores en la búsqueda
de la felicidad propia a través de la consecución de la felicidad para su
princesa.
Princesa: es la gran protagonista de los cuentos, y aunque la mayor
parte del relato se centra en ella, toda la acción es responsabilidad
directa del príncipe; acceden al estatus de princesas bien por nacimiento
o bien por matrimonio. Al igual que el príncipe, la princesa también
representa un ideal de comportamiento y todos los valores positivos, en
su caso: belleza, inteligencia, soñadora, sinceridad, fidelidad, habilidad
para las labores domésticas, etc.
3.3. Colecciones
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librerías y editoriales tienen una sección dedicada a esta literatura con obras de
gran interés y calidad.
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nuestra cultura y nuestra tradición adecuándolos y acercándolos al
contexto escolar y a los niños y niñas.
Cuentos populares españoles (de José María Guelbenzu): recoge
cuentos maravillosos de distinta tipología y temática y provenientes de
diversas colecciones de toda España. Todos ellos caracterizados por su
alto carácter rítmico, sus valores literarios y su fuerza narrativa.
Mitos, cuentos y leyendas de los cinco continentes (de José Luis
de Prada): recoge textos que van desde el origen de la tierra, al ser
humano y la vida, hasta los cuentos y leyendas más extraordinarios. Se
divide en cinco capítulos correspondientes a cada uno de los
continentes.
El círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero
(de Jean-Claude Carrière): incluye cuentos provenientes de todas las
civilizaciones pero con la peculiaridad de que todos los textos tienen en
común tratar de abrir un camino hacia la sabiduría.
El despertar del jaguar (de Federico Navarrete Linares): es una
recopilación de textos narrativos, leyendas, adivinanzas y costumbres de
los indios de toda América incluyendo palabras, rituales, plegarias,
canciones y juegos.
El árbol de los soles (de Henri Gougad): es una extensa recopilación
de textos desde oriente hasta occidente incluyendo cuentos y leyendas
relativas a las conquistas del ser humano llenas de emociones, vivencias
y belleza.
La memoria de los cuentos (de Miguel Díez y Paz Díez-Taboada):
incluye una breve historia del género narrativo a partir de la cual se
catalogan cuentos, leyendas y mitos de todo el mundo.
Cuentos populares de ogros (de Desparmet): ofrece cuentos
populares sobre ogros y ogresas (como personajes producen espanto y
terror) provenientes de países árabes, del norte de Europa y de los
países mediterráneos.
A oriente del sol y a occidente de la luna (de Asbjorden y Moe): son
cuentos recopilatorios recogidos en boca de los campesinos de los
fiordos noruegos. En estos cuentos el protagonista es la naturaleza, los
mitos y las creencias nórdicas.
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El cuarto de las hadas (de Madame D’Aulnoy): recoge los diez
cuentos más bellos de esta autora donde príncipes y princesas
embrujados, malvadas madrastras, animales parlantes, hadas y otros
elementos de la sabiduría popular adquieren forma literaria.
Para estar al tanto de estas colecciones así como de otras obras literarias que
puedan salir publicadas se recomienda que tanto desde la familia como desde
la escuela se visite regularmente la biblioteca y/o la librería, ya que estos dos
contextos seguramente estarán muy bien informados y actualizados acerca de
las novedades literarias que vayan saliendo.
19
Para poder seleccionar unos determinados libros es necesario asumir la
responsabilidad de escoger entre la gran producción que existe en el mercado
literario y contrastar distintos materiales para valorar cada uno en su justa
medida y escoger aquellos que mejor se ajustan a las necesidades y
características de los futuros lectores. Por todo ello, se trata de una tarea
compleja, comprometida y laboriosa en la que es necesario tener en cuenta
(Fundación Germán Sánchez Ruipérez. 2007, 27-28):
Una vez resueltas las dudas anteriores, Portell (2007, 40-43) sugiere tener en
cuenta otros aspectos que facilitan la selección de obras literarias infantiles:
20
Un buen libro para niños también tiene que gustar al adulto, ya que
cuanto mayor sea el abanico de lectores a quienes llega el libro mayor
es su calidad. Así, para su selección el adulto debe exigir lo mismo que
a una obra que fuera para disfrute propio.
El valor estético y literario tiene que prevalecer sobre el valor didáctico,
dado que aunque se trate de literatura dirigida a niños (lo que se asocia
a una etapa vital en la que se produce un continuo crecimiento y
aprendizaje) el objetivo principal es captar la atención y el interés del
lector dejando en un segundo plano los temas y mensajes dirigidos a la
adquisición y desarrollo de conocimientos.
Un buen libro tiene que estimular la capacidad crítica del lector, aunque
la capacidad crítica de los niños no tenga el nivel de complejidad de la
de un adulto, todo libro debe potenciar y favorecer el desarrollo de esa
competencia.
Un buen libro tiene que ser original y aportar algo nuevo al lector, es
cierto que hoy en día ya está “todo inventado”, pero eso no quiere decir
que no se puedan hacer nuevas combinaciones o planteamientos
diferentes con los mismos elementos.
Un buen libro es comunicación, es decir, para que sea un buen libro
debe tener la capacidad de transmitir y despertar en el lector imágenes,
emociones, reflexiones, etc.
La limitación de presupuesto.
La necesidad de equilibrar las colecciones.
La producción editorial en sí misma y la presión del marketing (no
siempre aquellos libros infantiles que deseamos adquirir se encuentran
accesibles en el mercado).
Los estereotipos en los personajes protagonistas (por ejemplo: padres
comodones y madres sacrificadas).
21
Si finalmente erramos en la elección, la consecuencia es que no se va a
producir el encuentro deseado en el libro y el niño.
Para hacer frente a estos problemas los expertos sugieren (Luque, 2002, 17-
24; Rodríguez Abad y Novell, 2006, 94):
22
Basarse en los distintos premios de prestigio que tiene este tipo de
literatura (por ejemplo: la medalla Hans Christian Andersen a nivel
mundial o el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil a nivel
nacional).
23
Es recomendable ofrecer libros con historias fácilmente
reconocibles, con seres humanos o animales de protagonistas.
24
abre puertas que les descubren nuevos territorios en los que
poder actuar.
Los libros de conocimiento siguen siendo una magnífica opción
para aprender a buscar y encontrar información sobre cualquier
tema que os planteen.
Es conveniente elegir libros con argumentos más complicados,
que contengan tensión narrativa pero teniendo en cuenta que al
niño puede cansarle un libro con demasiado texto.
25
lector. Antes de escoger los mejores libros, es más importante centrarnos en
los lectores, en sus posibilidades, sabiendo que cada lector constituye un caso
único. Por lo que hay que educar al lector para que constituya una relación con
el autor por medio del texto. Lo importante es llevar la actividad del lector hacia
variables como la imaginación y la invención y después escoger libros que
inciten al lector a cooperar con el texto.
Sea como sea, los libros no deben convertirse en un objeto de “usar y tirar”
sino que deben permitir la relectura y que los niños se renueven a través de
ella de forma que revivan emociones, entiendan nuevos conceptos y
desarrollen otras sensaciones.
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27
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