2191 2351 PB
2191 2351 PB
69
Fotografía e infancia
PORTADA
© 432204 José Antonio Bustamante Martínez,
Niña cargando muñeco sentada en una banca,
Fresnillo, Zacatecas, ca. 1940,
Colección José Antonio Bustamante,
Secretaría de Cultura.inah . sinafo . fn . mx .
Alquimia B
Archivos e investigación de la fotografía
enero • abril | 2021 | año 24 | núm. 69
Secretaría de Cultura
Alejandra Frausto Guerrero | Secretaria
Alquimia
Araceli Puanta Parra | Editora
Allan Ismael Rojas Elizarrarás | Diseño
Estefanía Alonso Hipólito | Diseño
Página 1
© 197889 Niño recargado en una silla, Ciudad de México, ca. 1920,
Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah. sinafo . fn.mx.
Alquimia, Año 24, Núm. 69, enero-abril de 2021, es una publicación cuatrimestral editada por
el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Col. Roma, alcaldía Cuauhtémoc,
C. P. 06700, Ciudad de México. Editora Responsable: Araceli Puanta Parra. Reservas de Derechos
al Uso Exclusivo Núm. 04-2016-051812234600-102. issn: 1405-7786. Ambos otorgados por el Ins-
tituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de título y contenido: 17059, otorgado por la Comisión
Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de
la publicación: Córdoba 45, Col. Roma, Alcaldía Cuauhtémoc, C. P. 06700, Ciudad de México. Este
número se terminó el 26 de marzo de 2021. Distribuidor: Coordinación Nacional de Difusión del inah.
Córdoba 45, Col. Roma, alcaldía Cuauhtémoc, C. P. 06700, Ciudad de México.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la
publicación.
Índice
5 Editorial 40 La segunda mirada: los niños
Juan Carlos Valdez del Halconazo del 10 de junio de 1971
Araceli Puanta Alberto del Castillo Troncoso
• 81 • • 84 • • 86 •
SINAFO SOPORTES E IMÁGENES RESEÑAS
Edith Natividad Rangel Cruz Araceli Puanta Luis Josué Martínez Rodríguez
Arturo Jaramillo Peñaloza
A la memoria
de José Antonio Rodríguez
Juan Carlos Valdez
Alquimia 5
en archivos, fototecas, bibliotecas y hemerotecas fue una pasión
compartida con Cannon Bernáldez, Paola Dávila, Brenda Ledesma y
Arturo Ávila, con quienes nuestro editor compartió generosamente su
conocimiento y horas, días de aprendizaje constante.
Alquimia 6
© 375905 Nacho López, Niña vende verduras junto a una carnicería, Ciudad de México,
octubre de 1951, Colección Nacho López, Secretaría de Cultura. inah.sinafo .fn.mx.
Alquimia 7
Realidad infantil
y fotografía
Araceli Puanta
Alquimia 8
Formando niños sanos
La higiene infantil en México 1920-1950
Mercedes Alanís
Alquimia 9
tamento de Salubridad Pública (dsp) —que durante esta época atra-
vesó por cambios hasta convertirse en la Secretaría de Salubridad y
Asistencia—, la Beneficencia Pública y la Secretaría de Educación
Pública, claves para que los preceptos higiénicos fueran inculcados
en los niños mexicanos.3
Alquimia 10
mensajes de médicos y enfermeras por medio de charlas y consultas,
ya fuera en el ámbito urbano o en el rural.
Alquimia 11
madres con sus hijos en brazos; en el centro de la composición está
© 389463
el médico, flanqueado por dos enfermeras. En el escritorio que lo se-
Nacho López para de las madres se encuentran instrumentos como la balanza o el
Personal médico imparte
curso sobre salud estetoscopio. Ésa fue la forma cotidiana en que los consejos médicos
a mujeres con niños, se fueron introduciendo en la población.
Ciudad de México,
1958-1964,
Colección Nacho López, En otra toma apreciamos con mayor claridad la austeridad del con-
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . sultorio y tres elementos clave. En el centro está un niño, su madre
lo sujeta de un brazo, mientras su otro brazo está en manos de una
Página 13 enfermera quien le aplica una inyección. Esta imagen de Nacho López
(arriba) captó la tranquilidad del niño como eje de armonía entre la madre y la
© 379312
Nacho López enfermera, ambas inclinadas y complementando los cuidados infan-
Enfermera vacuna a niño, tiles. Las enfermeras, enfermeras visitadoras y trabajadoras sociales
Ciudad de México,
1960-1965, fueron fundamentales en este proceso de educación higiénica, y se
Colección Nacho López,
consideró que tendrían un mayor acercamiento con las madres para
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . fungir como transmisoras de los conocimientos médicos.7
Alquimia 12
Alquimia 13
Desde la década de 1920 tuvieron lugar diversas campañas de salud.
Las brigadas móviles y las unidades sanitarias permitieron llevar a
lugares remotos del territorio nacional los principios de higiene pública
y privada. El diverso personal salubrista formado en la Escuela de
Salubridad de México, al que se sumaron después los prestadores
del servicio social médico en el marco del amplio proyecto nacional
de salud liderado por el médico Gustavo Baz Prada, fue fundamental
para poder generar un cambio en los hábitos de la sociedad.8
Alquimia 14
para recibir el servicio y donde organizaban largas filas, como se
aprecia en una foto de los años cuarenta en la que, a cielo abierto,
se ven formados esperando para el corte de cabello o la fila de
madres con sus hijos en brazos esperando su turno, mientras que
la enfermera toma sus datos. En esta toma se contraponen las vesti-
mentas de algunas mujeres con rebozo —una incluso con el cabello
algo alborotado— y el pulcro uniforme de la enfermera sin desaliño,
de mirada sobria y arreglo discreto, siguiendo las normas para lle-
var a cabo sus labores. Ellas fueron parte del personal sanitario que
persuadía e iniciaba a la población en los beneficios de la higiene, lo
que no siempre fue fácil.
Alquimia 15
Aunque no todos los niños podían asistir a la escuela, la educación
básica fue importante para instruirlos higiénicamente y fomentar que
debían mantener cuerpos saludables. Los niños transitaban entre la
escuela y sus casas, y así como podían contagiarse enfermedades,
también se esperaba que ellos transmitieran hábitos saludables en
© 90816 sus entornos.10 Las escuelas y las instituciones asistenciales como
Enfermera vacunando la Casa de Cuna, el Hogar Liberación, y la Casa del Niño fueron
a un niño, en la unidad
móvil de vacunación, espacios privilegiados para enseñar estas normas y realizar ejerci-
Ciudad de México, cio y fomentar una alimentación saludable. Estos lugares permitieron
ca. 1920,
Colección Archivo generar hábitos, pues a diferencia del alcance de los consultorios,
Casasola,
de las visitas domiciliarias o de las campañas, los niños estaban en
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . contacto con las normas en el día a día.
Alquimia 16
Sobre todo, en los establecimientos asistenciales los niños cumplían
tareas comunitarias, por lo que era ordinario que realizaran labores
de limpieza de habitaciones, ropa y cocina. Se les ve practicando
cómo se debe barrer, lavar, poner a secar y planchar la ropa, tal como
quedaron capturados por el lente de la cámara. Se ponía especial
atención en la higiene y cuidado personal y se habilitaban los espa-
cios para que realizaran estas actividades como parte de su rutina.
En estas fotografías tomadas en la década de 1940 se les observa
asumiendo su propio aseo, como lavarse la cara, peinarse y limpiar
su calzado. En varias tomas se puede observar que los niños tenían
© 367867
Niños y niñas realizan lugares designados para dormir, guardar su ropa y sus enseres de
tareas de aseo personal, higiene personal.
Ciudad de México,
ca. 1940,
Colección Salud Pública, Fuera de escuelas y establecimientos asistenciales, en espacios
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . como los comedores públicos se habilitaron amplias áreas para que
los niños incorporaran el lavado de manos en su rutina diaria.11 Los
Página 18 comedores cumplían distintas funciones; además de proporcionar
(arriba) alimentos, promovían hábitos de higiene, como el uso frecuente de
© 366657
Niñas se lavan las manos agua y jabón, implementos esenciales para disminuir la transmisión
en casa de asistencia, de enfermedades. Como se ve en otra imagen (p. 18), había muebles
Ciudad de México,
ca. 1930-1940, adaptados para niños pequeños con el propósito de que asearan por
Colección Salud Pública,
cuenta propia, aunque en ocasiones eran supervisados por algún
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . adulto.
Alquimia 17
Alquimia 18
En la otra fotografía (p. 18) se aprecia que se había destinado un
amplio espacio para el lavado de manos y el lavado de dientes. Como
estos sitios eran frecuentados por varias familias, se dispuso de ana-
queles donde se colocaban los cepillos dentales, lo que facilitó este
Página 18
(abajo)
hábito. Una vez más los niños de distintas edades aparecen llevando
© 463325 a cabo su rutina de manera individual.
Niños en la sala de aseo
dental del comedor,
Ciudad de México, En los comedores, establecimientos asistenciales y escuelas se fo-
ca. 1940,
Colección Salud Pública, mentaron hábitos alimenticios en los niños.12 Se privilegió el consumo
Secretaría de Cultura. de frutas, verduras y leche, en sustitución de café o atoles con agua.
inah . sinafo . fn . mx .
Los desayunos proporcionados en las escuelas urbanas o rurales
incluían normalmente leche, como se aprecia en la imagen.
© 253542
Niñas y niños tomando
sus alimentos en el interior La instrucción infantil también incluyó el ejercicio. Desde temprana
de la escuela Manuel
M. del Llano, edad se les inculcó la importancia de que el cuerpo estuviera vigo-
Monterrey, Nuevo León, roso, que se realizaran actividades al aire libre, no sólo de ejercicio,
1963-1965,
Colección Archivo sino de recreación y enseñanza. Hay diversas fotografías con niños
Casasola,
jugando, leyendo y tomando clases. En escuelas y establecimien-
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . tos asistenciales se aprovecharon los espacios para realizar distintos
Alquimia 19
© 253542 Niños y niñas haciendo tablas gimnásticas, Ciudad de México, 1935-1940,
Colección Salud Pública, Secretaría de Cultura. inah.sinafo . fn.mx.
Alquimia 20
1 Desde 1997 Alquimia ha publicado textos relacionados con el tema, como los de Eu-
genia Meyer, “¿Qué nos dicen los niños? Una primera mirada fotográfica a la infancia
durante la Revolución” (núm. 1); de Patricia Massé, “Niñas que juegan” (núm. 57);
de Cecilia Gutiérrez, “Álbum Hospicio de Niños de Guillermo Kahlo” (núm. 37) y de
Rebeca Monroy, “Polvo de aquellos lodos: fotografía de niños durante la Revolución”
(núm. 39).
2 “La higiene es el arte científico de conservar la salud y aumentar el bienestar […] tiene
una parte de ciencia desde el momento que informa determinadas circunstancias
del medio en que vivimos.” Luis E. Ruiz, Nociones elementales de higiene (México:
Imprenta de Aguilar e hijos, 1898), p. 9.
3 No se debe omitir que las instituciones privadas también se sumaron a esta labor.
Ana María Carrillo, “Surgimiento y desarrollo de la participación federal en los ser-
vicios de salud”, en Guillermo Fajardo et al., Perspectiva histórica de atención a la
salud en México, 1902-2002 (México: ops / unam / smhfm , 2002), pp. 17-64.
6 Los Centros de Higiene Infantil fueron instituciones clave desde 1922 para atender
mujeres embarazadas y niños pequeños. Entre 1929 y 1950 llegaron a tener una
presencia importante prácticamente en todos los estados del país. Mercedes Alanís,
“Más que curar, prevenir: surgimiento y primera etapa de los chi en la Ciudad de
México, 1922-1932”, Historia, Ciencias, Saúde–Manguinhos 22, núm. 2, (abril-junio
de 2015): 391-409.
8 Ana María Carrillo, “Salud pública y poder durante el Cardenismo: México, 1934-
1940”, Dynamis 25 (2005): 145-178.
11 Desde finales de los años veinte las autoridades pusieron en funcionamiento dor-
mitorios, baños y comedores públicos en áreas populares, como los del mercado
Abelardo Rodríguez y el de Peralvillo, que tuvieron gran afluencia por parte de la
población.
12 En las consultas y pláticas, así como en las visitas de las enfermeras a los domicilios,
se instruía a las madres para mantener una alimentación saludable e incorporar la
leche de forma cotidiana, sobre todo para los niños.
Alquimia 21
Alquimia 22
El trabajo infantil
en los inicios del siglo xx
David Guerrero Flores
Alquimia 23
© 120204 Winfield Scott, Niña lava en batea, Ciudad de México, ca. 1908,
Colección C. B. Waite / W. Scott, Secretaría de Cultura. inah. sinafo .fn.mx.
niños, las niñas, los chicos, las muchachas y los rapaces que nos
antecedieron en el pasado. Al ser el trabajo infantil una continuidad
perceptible en la historia de México, así como un fenómeno que llega
hasta nuestro presente,2 vamos a centrarnos en los inicios del siglo
xx , con el propósito de conjugar indicios y reflexiones sin dispersión
temporal de nuestras miradas.
Un escenario rural
Alquimia 24
© 606466 Niña baña a un niño en el río, Ciudad de México, ca. 1908,
Colección C. B. Waite / W. Scott, Secretaría de Cultura. inah.sinafo . fn.mx.
Alquimia 25
Acarreaba agua con un cántaro que me colgaba, uno atrás y
otro al frente. Iba yo lejos, con otras muchachas, a un ojo de
agua, ahí sacábamos el agua, estaba bien bonita, bien clarita;
ésa era para guisar y tomar, pero para bañarse, al río. Diario
se lavaba la ropa en el río, y diario a bañarse. Yo ayudaba
a eso. Temprano, tempranísimo, pa’ alcanzar los lavaderos,
porque luego iba más gente a lavar, lo hacíamos sobre unas
piedras grandes. También cuidaba borregos y guajolotes. Me
mandaba mi madrina: “Vete a llevar los borreguitos a pasear”.
A mí me gustaba andar en el campo. Llevaba una vara para
conducir a los animales y para matar a las víboras que anda-
ban por ahí.
Cuando era niña jugaba a moler tierra con mis amigas, según
era nixtamal, jugábamos a hacer las tortillas y hacíamos puras
gordas de lodo. También jugaba canicas, balero y matatena.
En casa de mis padrinos teníamos muñecas, buenas, de por-
celana. Y mi madrina nos hacía muñecas de trapo. Yo era muy
latosa. Me subía a los árboles a sacudirlos pa’ los tejocotes,
los capulines. “Órale, ándenles”, me subía por donde quiera.
También me gustaba saltar la cuerda porque había una, era
‘onde trillaban el trigo, ahí poníamos una reata grandota, y a
brincarla. Teníamos muchos juegos. Yo salía acabando de mo-
ler, entre darles de tragar a los perros, que era mi obligación,
que hacía yo unas gordas grandotas para que tragaran, ‘tons
ya: “Ora sí, ya vete a jugar”, ya me salía yo a buscar a mis
amiguitas, y vamos a jugar. Pus ahí no andaba uno con que
nomás puro juego, no, “Primero enséñese a esto”.3
Alquimia 26
© 675198 Niñas indígenas con cántaros, canastas y carga de leña, Ciudad de México,
ca. 1904, Colección C. B. Waite / W. Scott, Secretaría de Cultura. inah.sinafo .fn.mx.
Alquimia 27
ciar las características y dimensiones de los instrumentos de trabajo,
su manufactura y funcionalidad, la pericia y el hábito de su manejo.
Alquimia 28
© 675175 Niña carga a bebé en su espalda, Oaxaca, Oaxaca, ca. 1904,
Colección C. B. Waite / W. Scott, Secretaría de Cultura. inah.sinafo . fn.mx.
Alquimia 29
cenizos y polvosos, prematuramente callosos y habituados al contacto
de la tierra, las piedras, los residuos vegetales y las irregularidades
del suelo.
Alquimia 30
Alquimia 31
lización de instantáneas bajo la forma de postales e ilustraciones para
periódicos y revistas de la época, tanto nacionales como extranjeras.
El entorno urbano
Para ofrecer otro punto de vista sobre el trabajo infantil, vamos a si-
tuarnos en las calles de la ciudad de México.5 A principios del siglo xx
era común observar a un gran número de menores de edad trabajan-
Página 31 do en la vía pública, especialmente en actividades relacionadas con la
© 465008
Cagador in city of Mexico, economía informal, como la venta ambulante de dulces, frutas, flores,
Ciudad de México, cerillos y mercancía menuda. También estaban los músicos y cantan-
2 de enero de 1905,
Colección C. B. tes, niños y adultos, quienes recibían de los transeúntes monedas de
Waite / W. Scott,
un centavo como gratificación. Cerca de las iglesias abundaban los
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . limosneros que pedían caridad, “Por el amor de Dios”. En las calles
Alquimia 32
principales se escuchaba el canto estilizado o el grito pelado de los
vendedores de periódico, conocidos como “papeleros”, así como las
voces de los aseadores de calzado, los “boleros”, que ofrecían su
servicio a empleados de mostrador, servidores públicos y oficinistas.
En la circunvalación de los mercados se reunían y desplazaban carga-
dores y canasteros, firmes en su andar, con la mercancía equilibrada
sobre la cabeza o con la canasta vacía en espera del marchante que
requeriría sus servicios.
Podemos decir que niñas y niños eran parte esencial del paisaje
urbano. Un sinnúmero de ellos salía a las calles para llevar a cabo
actividades de subsistencia y cubrir sus necesidades básicas y las de
© 5500
Hombres y niños trabajan
sus familias. La calle, como espacio público, era un lugar de trabajo y
en una talabartería socialización, de aventura y desventura, de amistad y de riña, de ne-
del ejército,
Ciudad de México, cesidad y bonanza fortuita, de trabajo honrado, pero también de hur-
ca. 1915, to, robo y pillería, al tiempo que podía transformarse en una extensión
Colección Archivo
Casasola, del grupo doméstico, como en los mercados y los bulliciosos tianguis.
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx .
Los fotógrafos repararon a menudo en los niños trabajadores del es-
pacio urbano. Los hicieron posar frente a sus lentes para captarlos en
Página 34
© 5380 grupos reunidos para la toma, o bien en una instantánea sin interrum-
Voceadores cobrando pir sus labores u ocupaciones. No faltaron tampoco las tomas espe-
en la pagaduría
de un periódico, ciales, para dejar constancia de papeleros y boleros favorecidos por
Ciudad de México, las editoriales de prensa y las autoridades municipales, quienes los
ca. 1925,
Colección Archivo congregaban en la víspera de Navidad o con motivo del Día de Reyes
Casasola,
Magos para complacerlos con una comida, un convivio y donativos
Secretaría de Cultura.
inah . sinafo . fn . mx . de camisas, overoles, paliacates, gorras y zapatos que cubrieran y
Alquimia 33
Alquimia 34
© 5766 Mitin de trabajadores de “La Alina”, Ciudad de México, ca. 1920,
Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah. sinafo .fn.mx.
© 5267 Vidal M. Chávez y Manuel Corchado con miembros de la Unión de Expendedores y Voceadores,
Ciudad de México, enero de 1923, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah. sinafo .fn.mx.
Alquimia 35
uniformaran al gremio. La prueba de la filantropía quedó atrapada en
tomas fotográficas publicadas por los periódicos, como un reconoci-
miento al trabajo que los menores desempeñaban y una valorización
idealizada que encomiaba sus esfuerzos cotidianos, al tiempo que
promovía la imagen positiva de los rotativos que la patrocinaban, de
las juntas de beneficencia que congregaban a señores y damas de la
“buena sociedad” en este tipo de actos, en las que no podían faltar
las autoridades políticas y administrativas en turno.
Alquimia 36
© 367745 Niños trabajan en la huerta del Internado Nacional Infantil, Ciudad de México, 25 de octubre de 1939,
Colección Salud Pública, Secretaría de Cultura. inah.sinafo . fn.mx.
Alquimia 37
1 Eugenia Meyer es pionera de los estudios, “¿Qué nos dicen los niños? Una primera
mirada fotográfica a la infancia durante la Revolución”, Alquimia 1, núm. 1 (sep-
tiembre-diciembre de 1997): 30-36. Véase también el muestrario fotográfico de Gina
Rodríguez, Niños trabajadores mexicanos, 1865-1925 (México: unicef , inah, 1996).
3 Áurea Guzmán González, entrevista realizada por David Guerrero Flores (Ciudad de
México, 16 de enero y 18 de febrero de 2003). Versión arreglada para narrativa.
Alquimia 38
La segunda mirada:
los niños en el Halconazo
del 10 de junio de 1971
Alberto del Castillo Troncoso
Alquimia 40
visual emprendida por uno de los directores estrella del cine mexicano
contemporáneo.5 El propio Cuarón, un niño de 10 años en 1971, se
ha expresado sobre el Halconazo de la siguiente manera:
Alquimia 41
Para toda una generación, el 10 de junio de 1971 fue el bautizo de
fuego con el que acabó de manera abrupta su niñez, para dar inicio a
una intensa adolescencia que se desarrollaría en una de las décadas
más efervescentes del siglo pasado en México y el mundo.10
Una bella imagen abre esta pequeña exposición. En una de las facul-
tades universitarias se muestra el momento de la preparación de las
mantas y los carteles que definieron la protesta callejera y la dotaron
de distintos significados y sentidos. En una toma de frente puede verse
a una mujer de rodillas acompañada de un niño en cuclillas, quien
Mujer y niño en la Facultad
de Economía de la unam, reposa su barbilla en la mano izquierda. El pequeño se percibe muy
Ciudad de México,
concentrado en el rotulado de la letra “M” de una manta que se refiere
9 de junio de 1971,
Archivo Taibo / La Jornada a la lucha de los maestros.
Alquimia 42
Los trazos paralelos de los carteles y el contrapeso con las líneas
rectas de los adoquines contribuyen al ritmo interno de la imagen. En
ella, dos personajes tradicionalmente marginales en el ámbito de lo
público, la mujer y el niño, ocupan el centro de una escena con impor-
tantes repercusiones políticas; esto es, la gestación de la respuesta
estudiantil a la retórica gubernamental, el momento de preparación de
las consignas de las mantas que serían alzadas un poco después por
los estudiantes en las calles y que serían reproducidas por la prensa
en el espacio de la opinión pública.
Alquimia 43
En el centro de la imagen destaca una manta con la palabra “Pueblo”.
Se trata de otro de los ecos del 68, en el que abundaron los llamados
estudiantiles a grupos populares para unirse a ellos en su confrontación
con el poder y que se sintetizaron en la frase “Únete pueblo”, que las
brigadas llevaron por distintas zonas de aquella turbulenta ciudad.14
Alquimia 44
Granaderos y niños comparten una calle la víspera de la manifestación del 10 de junio de 1971,
Ciudad de México, 10 de junio de 1971, Archivo Taibo / La Jornada
Alquimia 45
otro par de infantes, que incluso parecen jugar en el espacio dejado
por dos de los camiones. En la víspera de la matanza, tenemos una
escena de vida cotidiana en el barrio de San Cosme, donde el or-
den tradicional permanece aparentemente imperturbable frente a la
llegada de tres camiones con las fuerzas del orden que no parecen
modificar la tranquilidad de los dueños naturales de la calle, quienes
continúan con sus juegos e intercambios habituales.
Hasta aquí este breve ejercicio que utiliza distintos miradores fotográ-
ficos para recuperar la participación de los menores en un episodio
Alquimia 46
tan relevante como la manifestación del 10 de junio de 1971, en una
zona muy cercana al centro histórico de la ciudad de México, la vís-
pera de la matanza perpetrada por los Halcones, el grupo paramilitar
financiado por el Estado mexicano.
Alquimia 47
1 Orlando Ortiz, Jueves de Corpus (México: Diógenes, 1971).
2 A fines de agosto de 1990, durante el coloquio internacional “El siglo xx. La experien-
cia de la libertad”, organizado por el poeta Octavio Paz, el escritor peruano se refirió
así sobre México: “México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el
comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México […]
es la dictadura camuflada, tiene las características de la dictadura: la permanencia,
no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inamovible”. El fa-
moso novelista disparó esas palabras al aire en la televisión, frente a la incomodidad
evidente de Paz y la sorpresa de Enrique Krauze, y salió del país al día siguiente,
desatando una serie de rumores que parecían confirmar la validez de su declaración.
Krauze alcanzó a replicar que en realidad se trataba de una “dictablanda”, pero fue
corregido por Paz, quien discrepó del término coloquial del historiador y corrigió al
peruano con el concepto más complejo de “régimen de partido hegemónico”. Con-
viene recordar que el presidente se llamaba Carlos Salinas de Gortari, el cual había
llegado al poder con un fraude electoral no tan perfecto en 1988.
3 Roma. Dir. Alfonso Cuarón. Prod. Alfonso Cuarón, Gabriela Rodríguez y Nicolás Celis
(2018; México-Estados Unidos, Netflix).
4 La película Roma aborda la vida cotidiana de una familia de clase media en los años
1970 y 1971. Cleo, la nana de la familia, una indígena mixteca, se enamora de Fermín,
uno de los Halcones y queda embarazada de éste. El filme recrea con rigor la matanza
del 10 de junio en una de sus secuencias más importantes. El análisis de decenas
de fotografías procedentes de diversos archivos y la puesta en página de casi todos
los diarios del día siguiente permite documentar algunas de las fuentes en las que
se basó Cuarón para construir su secuencia.
6 Camino a Roma. Dir. Andrés Clariond y Gabriel Nuncio. Prod. Agencia Bengala (2020;
México, Netflix).
7 Tomo el término en el sentido que le confirió Carlos Monsiváis, quien nombró así a los
testigos voluntarios e involuntarios de las escenas de crímenes, tragedias y desastres,
documentadas por el gran fotógrafo mexicano de origen griego, Enrique Metinides
en la segunda mitad del siglo pasado.
Alquimia 48
película infantil que me tocó ver en aquel año axial. Las conversaciones de sobre-
mesa entre adultos que intentaban minimizar estos hechos y apelaban a un regreso
al orden sólo incrementaban mi inquietud e incertidumbre.
11 Una síntesis interesante sobre el abordaje a este tipo de temas y su lectura e interpre-
tación desde la perspectiva del presente puede verse en Eugenia Allier, César Vilchis
y Camilo Vicente Ovalle (coords.), En la cresta de la ola. Debates y definiciones en
torno a la historia del tiempo presente (México: iis-unam, 2020).
12 Por lo que respecta al acervo particular, el registro que se conserva sobre este episo-
dio consta de 60 imágenes que fueron tomadas con varias cámaras de 35 mm, con
resultados de calidad muy diferentes. El cineasta Enrique Escalona, integrante de la
Cooperativa de Cine Marginal de los años setenta recopiló en formato positivo las
fotografías de distintos autores, periodistas y estudiantes, aficionados y profesionales,
con el objetivo de guardar una memoria sobre el episodio, distinta a la del discurso
oficial. Esta recopilación fue donada por el escritor Paco Ignacio Taibo II al diario La
Jornada, con la condición de asegurar el libre acceso a las imágenes además de
su difusión. Agradezco al escritor por haberme proporcionado el contexto en el que
fueron tomadas algunas de estas fotografías y también a los investigadores Ariel Arnal
y Rebeca Monroy por compartir la lectura de estas imágenes. En cuanto al acervo
de los agentes de los servicios de inteligencia, se trata de unas 80 fotografías de la
Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales de la Secretaría de Gober-
nación, que se pueden consultar en el Archivo General de la Nación.
13 Jorge Pérez Vega, entrevista realizada por Alberto del Castillo (Ciudad de México,
9 de noviembre del 2017).
15 Me permito aplicar algunas ideas y conceptos de Octavio Paz como uno de los
puntos de partida para leer en estas fotografías el trasfondo simbólico de ese tipo de
manifestaciones callejeras, como la del 10 de junio de 1971, que representaba una
aguda crítica del poder vertical y autoritario que gobernaba el país en aquellos años:
“En ciertas fiestas desaparece la noción misma de orden. El caos regresa y reina
la licencia. Todo se permite: desaparecen las jerarquías habituales, las distinciones
sociales, los sexos, las clases, los gremios […] Se ridiculiza al ejército, el clero a la
magistratura. Gobiernan los niños y los locos. Así pues, la fiesta no es solamente
un exceso, es una revuelta”, Octavio Paz, El laberinto de la soledad (México: fce,
1999), p. 57.
17 Algunas de las consignas escritas que pueden leerse en las mantas y carteles de
los estudiantes de esta fotografía son las siguientes: “Viva el Ché”, “El futuro nos
pertenece”, “Abajo la Junta de Gobierno”.
18 Me refiero al trabajo de registro llevado a cabo por el fotógrafo Manuel Gutierrez, “Ma-
riachito”, para el secretario de Gobernación Luis Echeverría, que puede consultarse
actualmente en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad, de la unam. Al
respecto, véase mi texto Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968. La fotografía
y la construcción de un imaginario (México: iisue, 2012).
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El último recuerdo
de un ser querido:
Romualdo García Torres
y la fotografía post mortem infantil*
José Luis Gómez de Lara
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Romualdo García, Mujer con bebé fallecido, Guanajuato, México, ca. 1908,
Fototeca Romualdo García, Museo de la Alhóndiga de Granaditas, INAH.
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Romualdo García, Niño, retrato mortuorio, Guanajuato, México, ca. 1908,
Fototeca Romualdo García, Museo de la Alhóndiga de Granaditas, INAH.
Romualdo García,
una vida dedicada a la fotografía
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Torres, a la capital del estado, donde los recibió un pariente lejano,
Cenobio Vázquez, dueño de la botica de la Cruz Verde. Éste empleó a
Feliciana como ama de llaves, de manera que ella y su hijo se fueron
a vivir a casa del boticario. Romualdo ingresó a la escuela de Belén
para estudiar las primeras letras, años después ingresaría a la Escuela
de Artes y Oficios que el gobernador Florencio Antillón fundó en 1873.
En esa escuela, Romualdo estudió pintura y música. De su maestro
Jesús Monroy copió sin mucha destreza algunos cuadros al óleo; sin
embargo, aunque siempre mostró gran entusiasmo y dedicación, la
pintura no pudo convertirse en su medio de vida.6 Vicente Fernán-
dez, su amigo inseparable, lo introdujo al mundo de la fotografía.
Uno de los intereses de Fernández fueron los procesos fotográficos
y la experimentación con ellos, él fue uno de los primeros que hizo
progresar el arte fotográfico. Abrió un gabinete para el público y, con
sus procedimientos en dicho arte, produjo hermosas fotografías. Fue
en esa habitación donde ingresó Romualdo a la fotografía.
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convertido en bloques de vidrio, mazacotes de cristal y gelatina de
los que casi nada podía rescatarse. Miles de imágenes que Romualdo
García había tomado a lo largo de 18 años fueron devoradas por el
agua, perdiéndose así uno de los testimonios gráficos más impor-
tantes de Guanajuato.9 Todo lo que hoy se conserva de su obra es
posterior a la inundación.
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Romualdo García, Niño, retrato mortuorio, Guanajuato, México, ca. 1908,
Fototeca Romualdo García, Museo de la Alhóndiga de Granaditas, INAH.
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si estuviera descansando, sumergido en un dulce sueño del cual se
supone que despertará. Esta negación de la muerte era producto del
gran dolor que causaba la pérdida de un ser querido. La negación
de la muerte era un hecho comprensible.16
La muerte niña
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de este pequeño ser, libre ya del pecado original mediante el bautis-
mo recibido; por otro, la firme convicción de que el niño, debido a su
corta edad, entraría de manera inmediata al paraíso. El deceso de
un niño representa la interrupción prematura del ciclo de una vida y
de la esperanza que trajo consigo; pero los niños también son sím-
bolo de pureza y santidad. Por ello, más que llorar una pérdida, los
mexicanos celebraban su muerte como el nacimiento de un ángel y,
como tal, lo vestían para conservar su memoria en cuadros, grabados,
esculturas y fotografías.
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vírgenes; otros vestidos de blanco sembrados de estrellas doradas
de papel, que ya los ubican en el cielo; gorritos, coronas de flores,
guarachitos de papel; rodeados de flores y macetas con plantas, o
tan sólo delante de un telón vegetal.
Conclusión
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Romualdo García, Niño, retrato mortuorio, Guanajuato, México, ca. 1908,
Fototeca Romualdo García, Museo de la Alhóndiga de Granaditas, INAH.
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no les importa, lo único que quieren es recordar a su niño por medio
de una foto y tenerlo presente para siempre.
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Romualdo García,
Mujer con niña
fallecida, Guanajuato,
México, ca. 1908,
Fototeca Romualdo
García, Museo
de la Alhóndiga de
Granaditas, INAH.
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* Agradecemos la digitalización de las imágenes a Jesús Lara, de la Fototeca Ro-
mualdo García.
4 Inflamación del intestino delgado causada por comer o beber sustancias contami-
nadas con bacterias o virus.
6 Claudia Canales, Romualdo García. Un fotógrafo, una ciudad, una época (Guana-
juato: La Rana, 1998), p. 17.
10 Diana Patricia Villalta Escobar, “Memento mori. Memoria del siglo xix ”, Universidad
Alas Peruanas, 2009, p. 5.
14 Roland Barthes, La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía (España: Paidós, 1989),
pp. 23-24.
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Infancias
trasatlánticas
Delia Salazar Anaya
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© 42115 Álvaro Obregón y miembros de la colonia francesa en su fiesta patria, Ciudad de México,
14 de julio de 1921, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.inah.sinafo.fn.mx.
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décadas del siglo xix. No obstante, en los retratos de otros inmigrantes
residentes en México, sellados por la lente de algunos fotorreporteros
nacionales de las primeras décadas del siglo xx —como los Casaso-
la—, figuraban los rostros de algunos niños que, al igual que Briquet,
transitaron entre buques trasatlánticos, ferrocarriles y paisajes de dis-
tintos países y culturas, como resultado de la aventura migratoria de
sus padres, parientes y paisanos. A estos niños de élite, en particular
a los de origen galo e hispano, que fueron los más fotografiados en
aquel entonces, dedicaremos estas líneas.
Habría que aclarar que, en pocas ocasiones, los niños y niñas que
pertenecían a las colonias extranjeras residentes en México fueron
protagonistas de las fotografías que solían tomar los fotorreporteros.
Por el contrario, en general salían en retratos de grupo, por casualidad
y casi ocultos detrás del faldón de una dama mayor, como puede
observarse por los zapatos y el bracito de una pequeña niña en la
foto que publicó El Demócrata en su edición del 15 de julio de 1921.2
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© 25011 Jean Périer y dos niños, durante la fiesta del 14 de julio en el Tívoli del Eliseo,
Ciudad de México, ca. 1924-1925, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.inah.sinafo.fn.mx.
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fue reconocido por su homólogo francés a fines de 1923. Así que,
seguramente, la foto fue tomada en el inmenso jardín Tívoli del Eliseo
en julio de 1924 o en julio de 1925, en donde, según las páginas de
sociales citadinas, se celebraron aquellas kermeses.
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© 19837 Menores ataviados con trajes patrios en la fiesta del 14 de julio, Ciudad de México, ca. 1924-1928,
Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah.sinafo.fn.mx.
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cos organizaban una festividad dedicada a san Ignacio de Loyola
al finalizar el mes de julio. En 1921, por ejemplo, el programa inició
en el Centro con una misa solemne en el templo de san Francisco,
y continuó con una romería en el Tívoli del Eliseo. A ella asistían las
familias más acaudaladas de inmigrantes vascos de origen hispano
que, según se decía, eran propietarias de casi todas las panaderías
de la Ciudad de México, aunque entre los franceses hubo otros que
tuvieron mercerías, zapaterías y sombrererías.
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ministro de España, durante una romería.5 En la foto se encuentran
cinco menores, aunque sólo uno a medias, vestido de marinero, como
se estilaba en la época; al centro, dos niñas ataviadas con elegantes
vestidos con singulares sombreros ocuparon el primer plano. A la
derecha, un niño salió de espalda, tal vez por una molestia en el ojo,
producto de las “batallas de confeti y flores” que alegraban la fiesta,
según los reporteros.
La foto de los niños gallegos muestra el esmero con que sus mayores
confeccionaron los trajes similares a los que usaban los campesinos
del antiguo reino de Galicia. Una camisa blanca, un chaleco bordado
y “calzones” o pantaloncillos cortos con botones que dejaban ver la
ropa interior o volados de otras telas. El atuendo no podría ser más
acorde por las polainas que se ajustaban en las piernas bajas hasta
el tobillo; se observa además que usaban zuecos o zapatos negros.
Todo ello acompañado por lo que debió ser una colorida faja en la
cintura y una montera (gorro picudo) de lana o terciopelo.
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© 106107 Niños integrantes de un equipo francés de beisbolistas, Ciudad de México,
ca. 1920, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.inah.sinafo.fn.mx.
© 213701 Niños españoles en las puertas del Templo de Santo Domingo durante las fiestas de La Covadonga,
Ciudad de México, ca. 1920, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.inah.sinafo.fn.mx.
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desde “la lejana Galicia”.7 Entre los niños que aparecían con vesti-
dos de lujo de Galicia, con todo y chaqueta, figuran dos pequeñas
niñas con las manos en la cintura, mostrando sus elegantes faldones
bordados y sus “dengues” cruzados al pecho. Una de ellas usa una
pañoleta triangular bien atada a la cabeza, conocida como pano.
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© 213737 Niños vestidos con trajes típicos de Galicia en las fiestas de la Covadonga, Ciudad de México,
6 de septiembre de 1920, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.inah.sinafo.fn.mx.
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© 208532 Niños de la colonia española, con vestimentas alusivas a distintas regiones de España,
Ciudad de México, ca. 1925, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah.sinafo.fn.mx.
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1 José Pérez Moreno, “Entrevista con el decano de los colonos franceses en México”,
El Demócrata, 14 de julio, 1921, primera sección, 7, y segunda sección, 2.
4 “La colonia española volcó ayer la inagotable alegría de su espíritu en ‘El Eliseo’ ”,
El Demócrata, 9 de septiembre, 1919, 1.
5 El archivo Casasola también conserva otra foto de Galas y Amalfi a la salida del
templo de Santo Domingo, al inicio de las celebraciones de Covadonga. Puede
consultarse con el número de inventario © 15776 Santiago Galas Arce, el Duque
de Marfi y otras personalidades durante una ceremonia. En mi opinión, es del 8 de
septiembre de 1919.
6 “La jocunda alegría ibera se desbordó ayer en la romería inicial de las ruidosas
fiestas de La Covadonga”, El Demócrata, 6 de septiembre, 1920, 9 y 10.
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© 211874 Niñas sobre motocicletas de un carrusel en un parque infantil, Ciudad de México,
ca. 1955, Colección Archivo Casasola, Secretaría de Cultura. inah.sinafo. fn. mx.
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Edith Natividad Rangel Cruz
La imagen
en una mirada antropológica
Al ser una antropóloga social tras la cámara direcciono el lente hacia aspectos
Edith Natividad
Rangel Cruz, sociales, donde el interés se centra en datos etnográficos. Como integrante del
Retrato de un hombre,
equipo de etnografía del Centro inah Querétaro, los registros que realizo son,
Querétaro, 5 de
junio de 2012. en general, aquellos que tienen que ver con patrimonios culturales tangibles e
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intangibles de los pueblos indígenas de Querétaro; por lo regular, las imágenes
recabadas son acerca de su organización social, arquitectura, prácticas cultu-
rales, tradiciones, fiestas, rituales, actividades laborales, procesos migratorios
etc. Empero, es cierto que no siempre fotografiamos todo lo que observamos,
debido a la prudencia, respeto o simplemente porque dejamos reservadas
ciertas imágenes para nuestro lente personal.
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Edith Natividad
Rangel Cruz,
Joven trabaja
artesanía,
Querétaro, 13 de
enero de 2011.
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Araceli Puanta
Niñas cargan
muñecos de tiempo
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El cambio en la altura de la toma dota a la imagen de una gran fuerza narra-
tiva; nos hace pensar que estamos viendo a las niñas y a sus muñecos con
la mirada de otro niño.
Aventuro que por indicación del fotógrafo las niñas miran arriba y a la derecha.
Y tal vez por la luz que les da de frente es que la más pequeña, con tierra
en las uñas y el rostro sucio, arruga el entrecejo. Sin embargo, esta expresión
puede interpretarse como demostración o mohín por algo distinto. El simbo-
lismo de la composición se vuelve más complejo con la anotación del propio
Nacho López. Según la información adicional de la fotografía, la guarda dice:
“Madrecitas sostienen muñecos de tiempo. Feb. 1949 […] Si una implora con
la vista, la otra diminuta madrecita se muestra dispuesta a tomar cualquier
© 381507
iniciativa antes que permitir que nadie le arrebate a su bebé. Potencial vía
Nacho López,
Niñas cargan sus crusis de las madres mexicanas”.
muñecas con un
rebozo, Ciudad de
México, febrero A siete décadas de esa escena, la imagen conmueve y las palabras de Nacho
de 1949, Colección López resuenan: las niñas son potencial. Trabajemos desde el juego y los
Nacho López,
juguetes en convertir sus capacidades en algo más que adversidades y pe-
Secretaría de Cultura.
inah.sinafo.fn.mx. sadumbres.
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Luis Josué Martínez Rodríguez
presenta la portada en pasta dura, forrada en rojo con un tejuelo que resguarda
un grabado en seco: una fotografía de un vegetal extraño que recuerda los
trabajos de las y los fotógrafos de vanguardia de la década de 1920. Con
una tipografía elegante, el libro indica en su título el contenido: Librado García
Smarth. La vanguardia fotográfica en Jalisco. El grabado de la portada, así
como el formato del libro, advierten aquel tiempo en que la fotografía era, so-
bre todo, objeto. Al abrirlo, relato visual y textual, como suelen ser los buenos
libros de fotografía, se va dibujando una sombra en la bruma: Librado García,
fotógrafo del cual hay pocas noticias biográficas, pero de quien, después de
una investigación minuciosa, tenemos un corpus de imágenes que develan un
productor consciente, una mirada formada y dispuesta por lo singular.
José Antonio Rodríguez y Alberto Tovalín (editores) nos otorgan un objeto que
complace a los lectores ya acostumbrados a ver en esta dupla trabajos de in-
vestigación y difusión de la fotografía nacional, entendida como la producción
de la imagen mecánica y digital en distintos estados de la república, y no sólo
aquella realizada en la Ciudad de México. Este libro bilingüe (español e inglés)
fue ganador del Premio Antonio García Cubas en la categoría al Mejor Libro
de Arte editado en México en 2020, otorgado por el inah y la Secretaría de
Cultura. Editado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco, debe su
existencia a la visión de la restauradora y gestora cultural Giovana Jaspersen,
en su momento secretaria de Cultura del mismo estado.
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El libro podría disfrutarse únicamente observándolo, su narrativa visual nos
advierte un fotógrafo que se entregó a la visualidad de su época y perfeccionó
los géneros del retrato y la naturaleza muerta durante la segunda y tercera
décadas del siglo xx. Esta “lectura” arroja entrañables sorpresas: miradas fe-
meninas enrarecidas por la conciencia de la manipulación de la imagen o
excéntricos desnudos masculinos. Sin embargo, como buenos amantes de la
fotografía, los editores intregan cuatro ensayos académicos que nos devuelven
la mirada, una y otra vez a las imágenes, añadiendo siempre algo, y a su vez,
borrando lecturas cerradas.
Arturo Ávila Cano y Rosa Casanova, en “El espléndido camouflage” y “El len-
guaje visual de las revistas y los refinamientos fotográficos de Smarth”, respec-
tivamente, se concentran en Librado García de papel, aquel que se construyó
en las revistas ilustradas, un medio protagónico en la difusión de su trabajo.
Ávila Cano analiza algunas imágenes publicadas en la revista “ilustrada y lite-
raria” CROM y Jueves de Excélsior, una intervención teórica que nos permite
considerar las revistas como dispositivos ideológicos, vitrinas de clase que
proyectan “lo íntimo como espectáculo”. Smarth se presenta como un fotógrafo
no sólo pictorialista, artífice del nacionalismo, sino como un creador de los
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ideales de una burguesía nacional ávida de proyectar su imagen dinástica.
Por su parte, Rosa Casanova se concentra en El Universal Ilustrado, órgano
de difusión de la cultura en 1920 y 1930, y elabora un detallado estudio de
dos épocas de este semanario, una tradicional y otra vanguardista. Así las
fotografías de Librado García se insertan en una misma publicación, pero en
dos momentos que dan cuenta de la flexibilidad estilística del fotógrafo. Tras
hilvanar su paso por el semanario, Casanova nos permite entender la configu-
ración del personaje del propio Smarth y su visión de los pueblos indígenas,
representaciones obligadas en los fotógrafos del momento.
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Arturo Jaramillo Peñaloza
Este volumen es una crónica visual en blanco y negro en la que Daniel Escorza
abre una ventana a esta extraordinaria colección fotográfica, e invita al lector
a contemplar estas fotografías, y, mediante su ensayo, da a conocer el con-
texto histórico y social registrado por las miradas que resguarda la colección
Archivo Casasola de la Fototeca Nacional. Sin duda, es una publicación que
representa una aportación al conocimiento y la reflexión, para beneplácito de
todos aquellos interesados en la historia y en la imagen fotográfica.
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JA R
El Sistema Nacional de Fototecas-Fototeca
Nacional lamenta el sensible fallecimiento de
Jose Antonio Rodríguez (1961-2021)
editor, investigador, crítico de la fotografía,
y entrañable y generoso amigo.
Deja un enorme legado a la investigación
y la edición especializada en fotografía.
Q. E . P. D.
CONTRAPORTADA
© 276339
Niños con triciclo y cámara fotográfica,
Ciudad de México, ca. 1916,
Colección Archivo Casasola,
Secretaría de Cultura.inah.sinafo. fn.mx.