Unidad 6
Unidad 6
UNIDAD VI
E. Responsabilidad del Estado:
1. Responsabilidad del Estado: consideraciones generales
Es frecuente que el Estado en el cumplimiento de sus funciones y en el ejercicio de sus actividades pueda llegar a
dañar o perjudicar a los particulares o administrados, ya sea afectando de algún modo su patrimonio o bien sus
derechos no patrimoniales.
Interrogante: Ante estas situaciones se plantea la necesidad de precisar si el Estado debe o puede ser responsabilizado
por tales perjuicios, en qué forma y con qué extensión, determinando además cuáles serían los medios jurídicos de
que pueden valerse los administrados para hacer efectiva tal supuesta responsabilidad.
En tal sentido, cabe señalar que hasta el año 2014, el régimen al cual se ha encontrado sometido el Estado nacional,
provincial y municipal, por la actuación desplegada en la órbita extracontractual en el ámbito del derecho público, había
sido delineado y establecido fundamentalmente por vía pretoriana, a través de la doctrina que iba sentando en sus
decisiones la CSJN, ello como necesaria consecuencia de que no se hubiera dictado, ni en el orden nacional ni
provincial, una norma destinada a regular de manera integral la materia.
La CSJN de este modo configuró un verdadero régimen integral en la materia, abarcativo de los distintos ámbitos en
los que podía verse comprometido el deber estatal de responder, esto es, por su actividad ilícita, lícita,
administrativa, legislativa, judicial, omisiones, así como también respecto de los presupuestos de procedencia,
eximentes y el alcance de la indemnización.
Con la sanción de la ley 26.944, de responsabilidad del Estado Nacional –en el año 2014- y 26.994 -nuevo CCyCN-, el
Congreso ha establecido un régimen de derecho positivo que resulta aplicable, en principio, sólo en el orden federal,
es decir, al Estado nacional y sus reparticiones, invitándose a las provincias y a la CABA a adherir a sus disposiciones
(art. 11), habiéndolo hecho hasta ahora sólo algunas de ellas (Sta. Cruz, Chubut, Santiago del Estero).
ARTÍCULO 1765 CCyCN.- Responsabilidad del Estado. “La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios
del derecho administrativo nacional o local según corresponda”.
Concepto y significación
En el campo del derecho público, la responsabilidad se basa en un principio sustancial de justicia distributiva que
tiende a evitar la producción de cualquier daño injustificado y no repartido equitativamente entre la población.
En términos generales, podemos decir que habrá responsabilidad del Estado cuando los ACTOS Y HECHOS EMITIDOS
POR SUS ÓRGANOS en ejercicio de sus funciones OCASIONEN UN DAÑO O PERJUICIO susceptible de apreciación
pecuniaria.
Evolución jurisprudencial
En la jurisprudencia de la CSJN se advierten tres períodos netamente diferenciados:
1) IRRESPONSABILIDAD:
En este primer período NO se admitía, salvo contadas excepciones, la responsabilidad extracontractual del Estado en el
plano del derecho público, ya que, basándose en la doctrina de la doble personalidad del Estado, la CSJN sostuvo
que éste, como poder público, era irresponsable porque obraba en virtud de su "soberanía". Además como
persona jurídica (en el ámbito del derecho privado) sostuvo que el Estado sólo era responsable contractualmente,
pero no extracontractualmente, y finalmente aceptaba la responsabilidad del Estado cuando ésta surgía de una ley.
Fundamentos:
a) El FUNDAMENTO CIVILISTA de la jurisprudencia radicaba en una interpretación estricta y gramatical del antiguo
art. 43 C. Civil (antes de la ley 17.711), que impedía ejercer acciones criminales o civiles por indemnización de
daños contra las personas jurídicas, aunque sus miembros en común, o individualmente, hubiesen cometido
delitos que redundasen en beneficio de ellas (CSJN, 1886).
b) La Corte fundamentaba su postura también en RAZONES DE DERECHO PÚBLICO. Partiendo de la distinción clásica
entre actos de autoridad o de imperio y actos de gestión, consideró en algunos casos, que una de las razones que
pueden inducir a declarar la irresponsabilidad del Estado por los primeros, es el hecho de que haya actuado como
poder público en ejercicio de su soberanía, no estando, por tanto, sometido en tales casos a las reglas que rigen la
responsabilidad en el derecho común, aplicable a los segundos.
c) RAZONES DE ORDEN PROCESAL: La Corte invocó frecuentemente un tercer argumento para sostener la
irresponsabilidad del Estado. Se basaba en la disposición de la ley 3952 (luego modificada), según la cual para
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demandar a la Nación era menester contar con una venia legislativa previa, salvo en aquellos casos en que
hubiera actuado como persona jurídica.
Mendoza: tuvo precisiones muy interesantes en el campo del Derecho Público Constitucional ya desde su constitución
provincial de 1895 donde estableció la base del texto que finalmente permanece en la actual CN de 1916 bajo el art.
40: “El Estado como persona jurídica, podrá ser demandado ante la justicia ordinaria, sin necesidad de autorización
previa del Poder Legislativo y sin que el juicio deba gozar de privilegio alguno. Sin embargo, siendo condenado al
pago de alguna deuda, no podrá ser ejecutado en la forma ordinaria, ni embargados sus bienes, salvo el caso de
hallarse asegurado aquella con prenda, hipoteca o anticresis, en que podrá llevarse ejecución sobre los bienes que
constituyan la garantía. En los demás casos corresponde a la Legislatura arbitrar el modo y forma de verificar el
pago. Los trámites de esta decisión, no excederán de tres meses, so pena de quedar sin efecto, por la sola expiración
del término, la excepción concedida por este artículo”.
2) RESPONSABILIDAD SUBJETIVA:
En el segundo período, la CSJN, cambiando de criterio, admitió la responsabilidad extracontractual del Estado, en el
ámbito del derecho público, en los supuestos de CULPA A ÉL IMPUTABLE, invocando los arts. 1109 y 1113 C. Civil.
Hacia 1933 el Tribunal condenó a la Nación al resarcimiento del daño derivado de un incendio provocado por la
negligencia en que habían incurrido sus agentes al reparar una línea telegráfica (CSJN, "Sociedad Anónima Tomás
Devoto y Compañía c/Gobierno Nacional s/daños y perjuicios", 1933). La evolución jurisprudencial queda finalmente
consumada con el fallo que pronunció en el caso "Ferrocarril Oeste de Buenos Aires c/Provincia de Buenos Aires", por
daños y perjuicios emergentes de un informe errado del Registro Público de la Propiedad. El alto tribunal sostuvo que
existe responsabilidad del poder público por falta cometida en el servicio.
3) RESPONSABILIDAD OBJETIVA:
En el tercer período la CSJN ha prescindido de la consideración de que los daños deriven de un comportamiento ilícito,
culposo o doloso, para responsabilizar extracontractualmente al Estado en el ámbito del derecho público, admitiendo
incluso la responsabilidad de aquél por los daños derivados de su actividad lícita.
Con ello se abre el camino a una concepción objetiva de la antijuricidad, poniendo de relieve los elementos “daño” e
“injusticia” por encima del concepto clásico de “culpa”.
La ANTIJURIDICIDAD DEL DAÑO es contemplada en sentido “OBJETIVO” desde el punto de vista de la posición del
sujeto dañado, y existirá siempre que el titular del patrimonio dañado no tenga el deber jurídico de soportar el daño.
Problema: Ahora bien, no obstante haber admitido ya en tales precedentes la denominada responsabilidad del Estado
por su actividad lícita, cabe señalar que la misma Corte continuó fundando, en forma simultánea y durante muchos
años, sus sentencias directamente en los arts. 1109 y 1113 1er párr. del C. Civil, y exigiendo por ello la demostración
de la “culpa” en el funcionario.
Importante: Ello ocurrió así hasta que recién en 1984, en “VADELL”, podría afirmarse que REAFIRMÓ EL CARÁCTER
“OBJETIVO” DEL FACTOR DE ATRIBUCIÓN DE SU RESPONSABILIDAD, debido a que en dicho precedente se condenó al
Estado acudiendo a la TEORÍA DE LA “FALTA DE SERVICIO” aplicando por vía “subsidiaria” y no ya “directa” el art.
1112 C. Civil, y consagrando –de este modo- una responsabilidad de tipo “objetiva” y “directa” fundada en el “irregular
cumplimiento de las funciones a cargo de sus órganos”.
Se afirma la responsabilidad es:
⮚ Objetiva: porque no se exige demostrar la existencia de “culpa” en el agente, así como tampoco
“individualizar” al autor del daño.
⮚ Directa: en razón de que el accionar de sus órganos, precisamente por aplicación de la “teoría del órgano”, se
considera “directamente” atribuible al Estado, estimándose por ende inaplicables los artículos 1109 y 1113 C.
Civil.
Este criterio jurisprudencial ha sido receptado en el inciso d) del artículo 3 de la Ley 26.944, al disponerse que el factor
de atribución para los casos en que la actuación u omisión estatal sea ilegítima, es precisamente la “FALTA DE
SERVICIO”, aclarándose que consiste en una ACTUACIÓN U OMISIÓN IRREGULAR DE LAS FUNCIONES A CARGO DEL
ESTADO, de modo que se ha receptado el factor de atribución principal que había adoptado la Corte Suprema de
Justicia de la Nación a partir de “Vadell”.
Ahora bien, ¿en base a qué criterio determina el Tribunal si en un caso concreto ha existido falta de servicio?
Pues bien, en “Zacarías” sostuvo que “la falta de servicio es una violación o anormalidad frente a las obligaciones del
servicio regular, lo cual entraña una apreciación en concreto que toma en cuenta:
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❖ la naturaleza de la actividad,
… y, por lo tanto, “SE SATISFACE CON HABER APLICADO LA DILIGENCIA Y LA PREVISIÓN ADECUADAS A LAS
CIRCUNSTANCIAS DE TIEMPO Y LUGAR”.
Sin embargo, en algunos casos cronológicamente posteriores a “Vadell” el Alto Tribunal no ha acudido a la teoría de la
“falta de servicio”, no ha aplicado “subsidiariamente” el art. 1112 CCiv, sino que dictó sentencia aplicando
“directamente” las normas contenidas en dicho cuerpo normativo de derecho privado.
Clases o tipos de responsabilidad:
a) Actividad lícita
b) Actividad ilícita
● Por la índole de la actividad estatal: es importante destacar que este criterio clasificatorio para nada atiende al
órgano que realiza la actividad de la cual surge la responsabilidad. Así, tanto órganos del PL como del Judicial
pueden provocar la responsabilidad administrativa del Estado cuando realizan funciones que no son las específicas
suyas (función legislativa y judicial), sino por el contrario, cuando hayan ejercido función administrativa.
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a) Legislativa: en materia de responsabilidad por acto legislativo, el principio general es que si el acto legislativo se
ajusta a la Constitución, aunque su aplicación ocasione daños a los particulares, NO IMPLICA RESPONSABILIDAD
PARA EL ESTADO.
Excepciones: en caso de ocasionarse un “perjuicio especial”. Además, tratándose de ley inconstitucional o bien
que produzca un enriquecimiento sin causa para el Estado, no caben dudas sobre el deber de indemnizar el daño
ocasionado.
Supuesto de ley inconstitucional:
1. Inconstitucionalidad formal u orgánica: la violación de normas de competencia o en el proceso de formación
de leyes, NO puede –en principio-, fundar un sacrificio grave que justifique autónomamente una pretensión
indemnizatoria.
2. Inconstitucionalidad material o sustancial: suscita agravios que merecen la reparación indemnizatoria,
porque en esos hechos las leyes de alcances o efectos generales pueden producir perjuicios individuales,
causadores de sacrificios graves. Ej. se puede tomar el caso en que una provincia o la Nación pretendiera
impedir el tránsito de mercaderías de una provincia a otra, en contravención al principio contenido en el art.
11 CN. CONTINÚA EN PUNTO 6.
b) Judicial: en materia de responsabilidad por acto judicial, por principio general, la respuesta clásica ha sido la de la
IRRESPONSABILIDAD ESTATAL, basada en que el acto jurisdiccional se caracteriza por su fuerza de “verdad
legal”, o cosa juzgada. De esta forma, si se considera que la sentencia declara el derecho, no puede surgir
responsabilidad de ella, pues el acto es –obviamente- conforme a derecho.
Excepción: este principio cesa cuando, por un acto jurisdiccional posterior dictado según los procedimientos
establecidos al efecto, se reconoce que hubo ERROR JUDICIAL en el acto procesal que originó el perjuicio,
entendiéndose por tal a TODO ACTO JUDICIAL EJECUTADO POR EL JUEZ EN EL PROCESO, QUE RESULTA
OBJETIVAMENTE CONTRADICTORIO CON LAS CONSTANCIAS DE LA CAUSA O AL DERECHO APLICABLE AL CASO.
Otros requisitos exigidos para que el error judicial genere al Estado la obligación de responder, se exigen doctrinaria y
jurisprudencialmente, además de los requisitos comunes al resto de los supuestos, que:
a) NO HAYA SIDO CONSENTIDO: el acto que origina el daño sea declarado ilegítimo y dejado sin efecto.
b) Que las CONSECUENCIAS PERJUDICIALES NO HAYAN PODIDO EVITARSE o hacerse cesar mediante la
UTILIZACIÓN DE LOS REMEDIOS PROCESALES ORDINARIAMENTE PREVISTOS con ese fin en el ordenamiento:
es decir, que no haya habido culpa de la víctima, habiéndose –no obstante- afirmado que, si bien este
requisito debe considerarse relevante, no es esencial.
c) No basta con la mera revocación o anulación de la resolución judicial sino que se requiere ACREDITAR CUÁL
ES LA “FALTA DE SERVICIO” imputada al servicio de justicia y su RELACIÓN CAUSAL CON EL DAÑO.
En los casos de error judicial se reconoce el derecho indemnizatorio, porque si el damnificado por el error no obtuviera
un resarcimiento por el daño que se le ha inferido, quedaría vulnerado el principio de la igualdad ante las cargas
públicas, y también se habría violado el derecho de propiedad en el sentido amplio en que lo entiende la jurisprudencia.
La responsabilidad del Estado por actos judiciales se acepta sin mayores discusiones en la esfera penal, más no había
suscitado igual apoyo cuando se la pretendía extender a los actos judiciales que resuelven cuestiones civiles,
comerciales o de cualquier otra índole. No obstante, actualmente se admite en cualquier tipo de proceso, siempre que
haya existido error judicial. CONTINÚA EN PUNTO 7.
c) Administrativa: En relación con la responsabilidad por actos y hechos administrativos, desde el punto de vista
práctico, cuantitativamente, es la causa más frecuente de provocación de daños, dado el carácter inmediato,
permanente y continuo de la actividad administrativa exteriorizada por los tres órganos del Poder.
Teniendo en cuenta la evolución jurisprudencial, actualmente la CSJN admite en forma amplia la responsabilidad
extracontractual del Estado por el irregular cumplimiento de las funciones a su cargo, habiéndoselo
responsabilizado, entre muchos otros casos, por los daños ocasionados por informes erróneos del registro de la
propiedad, por el mal estado de aceras, calles y rutas, por el defectuoso ejercicio de sus facultades de policía de
control, por el uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad, incluso cuando sus agentes se
encontraran en franco de servicio.
● Responsabilidad directa e indirecta: en el régimen del CCyCN la responsabilidad directa es la que corresponde a
una persona por un hecho o acto propio (anterior art. 1109 C. Civil). En cambio, es indirecta la que corresponde a
un sujeto de derecho por el daño causado por un dependiente o por las cosas de que se sirve o que tiene a su
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cuidado (anterior art. 1113 C. Civil). La aplicación de tales criterios no son discutidos en el ámbito del Derecho
Privado, pero en el campo del derecho administrativo hay criterios muy variados. Por ejemplo:
1. Distinción según actúen "funcionarios" o "empleados": es asumida por autores (lessi) que aceptan la
diferenciación entre “funcionarios”, que representarían la voluntad del Estado, por tener atribuido poder
decisorio, siendo –por ello- verdaderos órganos suyos; y los “empleados”, que por limitarse a ejecutar las
decisiones adoptadas por los primeros serían dependientes que realizan operaciones materiales; esta postura
parece encontrar algún apoyo en el actual art. 43 C. Civil luego de la reforma de la Ley 17711.
Crítica: La falta de distinción entre funcionarios y empleados por parte del derecho positivo, elimina la
posibilidad de fundar en ella la distinción entre responsabilidad directa e indirecta de la administración, lo que
ha llevado a la jurisprudencia a entender que dicha responsabilidad será siempre directa por ser órganos
propios del Estado los que actúan en su nombre.
2. Distinción según se trate de "actos" o "hechos" de la Administración: algunos autores (Casetta) adoptan este
criterio para distinguir entre responsabilidad directa e indirecta. Sería directa cuando su causa es un “acto”, lo
cual importa una declaración de voluntad, de conocimiento o de juicio; en tanto que sería indirecta cuando es
por un “hecho” de la Administración, es decir, una mera actuación o comportamiento material.
Crítica: Pero se ha objetado a tal postura que en la generalidad de los casos la responsabilidad es causada por
una actividad administrativa en la que se confunden y entrelazan una serie de actos y hechos, sin que pueda
establecerse la preponderancia de los unos y de los otros como causa generadoras de la responsabilidad.
Ambos comprometen la responsabilidad, siempre directa, del Estado.
3. Distinción según se trate de actividad "legítima" o "ilegítima" del Estado: este punto de vista se apoya en el art.
36 CCiv, según el cual "se reputan actos de las personas jurídicas los de sus representantes legales, siempre que
no excedan los límites de su ministerio. En lo que excedieren, sólo producirán efectos respecto de sus
mandatarios". Pero tal criterio parte de una confusión acerca de la actuación de los órganos del Estado. Pues,
para determinar si un hecho o acto puede ser atribuido directamente a una persona jurídica NO debe atenderse
a la competencia -que sirve para diferenciar sólo su actuación legítima de la ilegítima-, sino a la apariencia
externa de los ellos. Si son reconocibles como propios de la función o actividad normalmente desarrollada por
el órgano para cumplir con los fines encomendados al ente, a éste último se les imputan.
NO interesa la legitimidad o no de la actividad, sino que la misma haya sido realizada dentro del ejercicio
aparente de la función encomendada al agente del Estado; tal es la solución adoptada por el art. 43 C. Civil.
4. Distinción según actúe un "órgano" o un "ente dependiente" del Estado: es la postura defendida por algunos
autores (Gordillo y Dromi), para los cuales la actuación de los órganos –siempre a través de sus agentes- es
propia del Estado cuando actúan como tales, es decir, en ejercicio de las funciones que les han sido
encomendadas o con ocasión de las mismas. En este caso, la responsabilidad es “directa” pues es el Estado
quien actúa del único modo que puede hacerlo. Pero distinto es el caso de la actividad desarrollada por entes
administrativos con personalidad propia (entes autárquicos, empresas del Estado, etc.), ya que en estos
supuestos comprometen la responsabilidad –ahí sí- “indirecta” del Estado al que pertenecen.
5. Posiciones que no adhieren a la distinción y sostienen que la responsabilidad del Estado es SIEMPRE “directa”:
por último, en CRITERIO QUE PARECE MÁS RAZONABLE, hay autores que sostienen que la responsabilidad del
Estado por la actividad de sus órganos es siempre “directa”, omitiendo la consideración de una responsabilidad
“indirecta” del Estado por la actividad propia de sus entes descentralizados. Ello con fundamento en que la
responsabilidad estatal por las obligaciones de tales entes deriva del carácter estatal de su patrimonio, lo que
torna innecesario acudir a eventuales aplicaciones analógicas de disposiciones o principios propios de derecho
privado (Comadira).
Ventaja: diferencia los sujetos responsables, lo cual resulta más adecuado a las peculiaridades de una buena
organización administrativa, que exige que los entes dotados de recursos y patrimonio propio hagan frente a las
obligaciones nacidas de su actividad, giro y objeto social, respondiendo el Estado central sólo en forma
subsidiaria, cuando el patrimonio de aquellos se encuentran en un estado de impotencia frente a las obligaciones
que pesan sobre él, con lo cual se hace efectivo por un lado el principio de unidad patrimonial del Estado y, por
otro, se salvaguarda la propia personalidad de éstos, con lo cual se concilia la sustancial identidad del Estado y
sus entes con la división formal de personalidades jurídicas. Por lo tanto, en los juicios que se promuevan como
consecuencia de hechos, actos u omisiones imputables a los entes descentralizados, la legitimación pasiva le
corresponderá directamente a ellos y no al Estado central.
2. Fundamento jurídico de la responsabilidad del Estado
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Dificultades básicas: la CN NO contiene ninguna norma que consagre, de manera clara y expresa, el principio de la
responsabilidad del Estado. No obstante, otros preceptos constitucionales la reconocen implícitamente, y permiten
sustentar válidamente su existencia.
⮚ Art. 116: admite que la Nación puede ser demandada, sin ninguna clase de prerrogativas.
Por otra parte han surgido corrientes doctrinales y jurisprudenciales pretendiendo cimentar dicha responsabilidad, en
algunos casos, en disposiciones contenidas en nuestro Código Civil, principalmente en sus arts. 1109, 1112 y 1113.
Mientras que, otros opinan que dicha solución NO sería aceptable pues no es procedente ni conveniente que una
cuestión como la que estamos tratando, que es de derecho público, quede librada a principio y normas del derecho
privado, que no son aptos para regirla.
Hay que tener en cuenta, que NO EXISTE UNA ÚNICA RAZÓN que fundamente acabadamente todos los variados
supuestos de responsabilidad del Estado, sino que por el contrario es posible mencionar aquellas que se fundan
predominantemente en principios de Derecho Privado y las que son propias del Derecho Público.
Teorías originadas en el Derecho Privado
1) Teoría de la representación: esta teoría, basada en principios y normas propios del derecho privado, o más
especialmente del derecho civil, se funda en el postulado de que EL REPRESENTADO RESPONDE POR LOS ACTOS
CUMPLIDOS POR SU REPRESENTANTE. En ese sentido, el Estado aparece como el representado, y sus agentes
públicos como los representantes, resultando la responsabilidad del primero de los cartabones que configuran la
culpa in eligendo o in vigilando.
Crítica: la relación entre el Estado y sus agentes públicos NO es una relación de derecho privado y fundada en él,
sino una vinculación de derecho público, regida por principios especiales.
2) Teoría organicista: tiene vinculación con la anterior. Según esta teoría LOS AGENTES PÚBLICOS ACTÚAN COMO
ÓRGANOS DEL ESTADO, haciéndolo a nombre de éste, y como componentes de él, de suerte que todo lo que ellos
hagan, se debe suponer hecho por el Estado, que sólo quiere y actúa por sus órganos.
Teorías del Derecho Público
1) Tesis de la expropiación: este criterio explica la responsabilidad estatal recurriendo a los principios de la
expropiación (art.17 CN), según los cuales si la propiedad de los particulares debe ceder ante las exigencias de la
utilidad pública, ello no impide que deba ser debidamente indemnizada.
De esta forma, SI LA ACTIVIDAD DEL ESTADO, en el cumplimiento de sus fines, PERJUDICA A LOS PARTICULARES,
es natural que tenga que RESPONDER POR DICHOS DAÑOS.
2) Tesis del sacrificio especial: Mayer en el siglo pasado sostuvo que todo perjuicio o daño generado por la actividad
estatal y que afecte a un individuo de manera desigual y desproporcionada con respecto a los demás, debía ser
compensada por el Estado.
3) Tesis de la igualdad ante las cargas públicas: La doctrina de la igualdad ante las cargas públicas fue sostenida por
Teissier, con fundamento en el art.13 de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, el cual prescribe
que LOS CIUDADANOS NO DEBEN SUFRIR MÁS LOS UNOS QUE LOS OTROS LAS CARGAS IMPUESTAS EN EL INTERÉS
DE TODOS. Pero este autor agrega, limitando el principio expuesto que, todos los ciudadanos deben soportar
necesariamente, sin derecho a indemnización alguna, los perjuicios resultantes de los actos del Estado, cumplidos
en el ejercicio legítimo y regular de sus potestades como poder público.
Conclusión: el derecho a la reparación por daños está abierto sólo a favor de los particulares cuando esos perjuicios
son imputables a un ejercicio ilegal de ese poder público.
4) Tesis del enriquecimiento sin causa: los principios del enriquecimiento sin causa y del abuso del derecho sirvieron
para que Hauriou fundamentara la responsabilidad del Estado. Era necesario para el maestro francés que hubiera un
ejercicio de facultades exorbitante de parte de la Administración (como es el derecho de expropiación, el de
trabajos públicos, el de legislar, etc.), del que derivara un perjuicio especial para el administrado y un
enriquecimiento sin causa -correlativo a ese perjuicio del particular- para el Estado.
5) Tesis de los derechos adquiridos: Este criterio elaborado por Gierke explica la responsabilidad del Estado
recurriendo a un principio de derecho natural: el de la INVIOLABILIDAD DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS. Según
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esta teoría, al reconocer la Constitución del Estado ciertos derechos fundamentales del Hombre, obliga a este
último a indemnizar el perjuicio que los particulares puedan sufrir en relación con esos derechos, ya que aquél
reconocimiento constitucional transforma los derechos naturales en verdaderos derechos positivos, incorporados al
patrimonio particular.
6) Tesis del seguro contra el riesgo social: Para Duguit, el Estado debe actuar para beneficio de toda la comunidad, y
si su accionar importa un riesgo, pues puede perjudicar a algunos administrados, es natural entonces que los daños
ocasionados deban ser reparados convenientemente por el Estado, como representante de esa comunidad,
asumiendo el cargo de efectuar la debida distribución de ese riesgo, mediante el pago de la indemnización
correspondiente.
7) Tesis de la inviolabilidad de la propiedad: La jurisprudencia ha solido fundar la responsabilidad estatal en la garantía
de inviolabilidad de la propiedad (art.17, C. Nac.). Numerosos fallos han hecho lugar a demandas de daños contra el
Estado por su actividad lesiva, entendiendo que el concepto constitucional de propiedad garantiza todos los
intereses apreciables que el hombre pueda poseer, fuera de sí mismo, de su vida y de su libertad (CSJN. "Bordieu
c/Municipalidad de la Capìtal"; Fallos 145:307).
8) Tesis de la lesión antijurídica resarcible: el español García de Enterría recurría a la doctrina de la lesión antijurídica
resarcible, sosteniendo que la legislación española garantiza la inmunidad patrimonial siempre que un daño causado
por la actividad estatal no deba ser soportado por los administrados.
9) Tesis del deber de restitución exigido por la justicia distributiva: para el chileno Soto Kloss el fundamento de la
responsabilidad del Estado es la idea objetiva del deber de restitución exigido por la justicia distributiva.
10) Tesis basada en los principios del Estado de Derecho (CLAVE): en nuestro país, algunos autores (Marienhoff,
Escola, Fiorini, Reiriz, entre otros), han sostenido que el Estado responde con fundamento en el COMPLEJO DE
PRINCIPIOS Y DERECHOS INHERENTES A LA NOCIÓN DEL ESTADO DE DERECHO, y que tienden a lograr la
seguridad jurídica y el respeto del derecho de los administrados.
Estos principios resultan de concretas disposiciones constitucionales, de expresiones del Preámbulo y de ciertos
principios capitales del Derecho ("no dañar a otro", "dar a cada uno lo suyo"), que también integran nuestro
ordenamiento jurídico. Entre esos principios pueden mencionarse: el derecho a la vida y la integridad física; el
respeto a los derechos adquiridos o a la propiedad (art. 17, C.N.); las reglas sobre expropiación (art. 17, C.N.); la
igualdad ante las cargas públicas (art. 16); el afianzamiento de la justicia mentado en el Preámbulo de la
Constitución; el reconocimiento de los derechos esenciales enumerados en el art. 14 o los innominados del art.
33, C.N.; la garantía de la libertad plasmada en el art. 18, C.N.; el principio de necesidad indemnizatoria para la
abolición de la esclavitud, establecido en el art.15, C.N.; el sometimiento del Estado a juicio que surge del art.
116; etc.
3. Régimen jurídico positivo aplicable (pregunta de examen)
Como vimos al analizar la evolución de la responsabilidad del Estado, en un principio, ésta se regía principalmente por
disposiciones del Código Civil, en la medida que fue superándose el principio de irresponsabilidad estatal. Pero este
régimen fue prontamente superado, afirmándose paulatinamente el criterio de que dicha responsabilidad debía
regularse por principios propios del derecho público.
Diferentes posturas doctrinarias
Existe una gran divergencia en la doctrina sobre cuál sea el régimen jurídico que gobierna la responsabilidad del
Estado.
⮚ Kemelmajer de Carlucci: existe un derecho de daños, presidido por principios comunes a los derechos público y
privado. Y, sin que ello implique negar que la responsabilidad del Estado reconoce algunas reglas específicas,
propician la UNIDAD EN LA TEORÍA DEL RESPONDER. El fraccionamiento en compartimientos estancos no
concuerda con la unidad del ordenamiento jurídico y lleva a resultados contradictorios cuando se trata de actos u
omisiones que pueden ser imputados tanto a particulares como el Estado. Ej. Cuadros postula la aplicación directa
de las normas del Código Civil, con fundamento en la que denomina teoría de la “pertinencia normativa”.
⮚ Gordillo: NO serían de aplicación los criterios y principios elaborados por el derecho civil, ya que el DERECHO
“PÚBLICO”, principalmente por obra de la jurisprudencia, ha formulado una serie de reglas específicas para tratar
la responsabilidad del Estado. Aunque reconocen que en ciertos casos las normas del Código Civil resultan
aplicables, advierten que se lo hace con una constante modificación en atención a los principios del derecho público.
⮚ Marienhoff: la responsabilidad del Estado puede darse ante dos tipos de actos o hechos.
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A) Cuando dichos actos o hechos son similares a los de los particulares (ej. actos de comercio realizados por
empresas del Estado, actos regidos fundamentalmente por el derecho privado, etc.) y se despliegan en el
ámbito del derecho privado, se aplicarían precisamente las normas del derecho “privado”.
B) Pero las normas específicamente civiles NO pueden ser aplicables (solo por analogía) a las relaciones que traba
el Estado con los particulares cuando actúa en el ámbito del derecho público, en el ejercicio de funciones
propias del poder público. A situaciones diferentes, reglas diferentes.
Conclusión: existe una innegable unidad del derecho de daños presidida por principios comunes al derecho público y
privado, así como también existe una necesaria e indudable UNIDAD DEL DERECHO.
Con prescindencia de que los principios sean comunes a todos los regímenes o ámbitos, el régimen jurídico aplicable
será uno u otro dependiendo de las particularidades de cada caso.
Esta comunidad de principios NO “impone”, sin embargo, como necesaria consecuencia, aplicar en forma “directa” las
normas del CCyCN al Estado cuando actúa en el campo del derecho público, sino por el contrario, y tal como
acertadamente lo ha puesto de resalto la CSJN en “Barreto”, en su caso la APLICACIÓN ANALÓGICA de tales
disposiciones resulta procedente siempre que:
Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (caso “Barreto”) y de los Tribunales inferiores (VER EN
PUNTO 5)
Competencia para resolver las contiendas que se susciten en la materia
La existencia de responsabilidad extracontractual del Estado da lugar, como es natural, a conflictos y contiendas entre
los particulares, por un lado, que pretenden que se les reconozca su derecho a una justa indemnización, y el Estado, que
puede entender que tales reclamos no son procedentes.
⮚ Responsabilidad de DERECHO PÚBLICO: el derecho de los particulares a ser indemnizados por el Estado, en
virtud de su responsabilidad extracontractual de derecho público, constituye según la csjn a partir del caso
“Barreto”, un caso regido por el derecho administrativo. En consecuencia, todos los conflictos y cuestiones
que se susciten en esta materia deberían ser sometidos y resueltos, en principio y salvo disposición en
contrario del legislador, por la JUSTICIA EN LO PROCESAL ADMINISTRATIVO, o por la que tenga atribuida esta
competencia.
Esta conclusión es aplicable tanto en lo que se refiere a la responsabilidad del Estado por hechos o actos de la
administración pública, como en lo atinente a la que resulte por actos legislativos o judiciales, excepto que un
texto legal expreso disponga lo contrario.
⮚ Responsabilidad de DERECHO PRIVADO: cuando el Estado actúa en el ámbito del derecho privado, ese
derecho subjetivo a ser indemnizado adquiere carácter privado, siendo regulado por el derecho común y de
competencia de los JUECES DE LA JURISDICCIÓN DEL FUERO CIVIL Y COMERCIAL.
En la práctica: los tribunales de nuestro país no siguen pacíficamente la doctrina sentada por la CSJN en “Barreto”,
considerando en muchos casos, como en Mendoza, a estas acciones sometidas en TODOS LOS CASOS al fuero civil o
comercial (actualmente por expresa prescripción legal, Ley 8808 de Mendoza).
Prescripción de las acciones
El art. 7 de la Ley 26.944 ha dispuesto que el plazo de prescripción para demandar al Estado nacional, cuando está en
juego su RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL, es de 3 AÑOS, sin distinguir según se trate de actividad lícita o
ilícita.
Con anterioridad a esta ley, ante la ausencia de norma específica, la jurisprudencia había aplicado en algunos casos el
plazo de prescripción de dos años previsto por el artículo 4037 del Código Civil (“Cipollini”, “García”).
El art. 9 de la Ley 26.944 prescribe que la acción contra funcionarios y agentes públicos prescribe a los TRES AÑOS y
fija idéntico plazo de prescripción para que el Estado ejerza la acción de repetición en contra de los funcionarios o
agentes causantes del daño, el que se establece que comenzará a computarse a partir de que quede firme la sentencia
que estableció la indemnización.
4. Presupuestos de la responsabilidad. Ley 26.944, alcance y ámbito de aplicación
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La CSJN (caso “Tejedurías Magallanes”) ha sostenido en sus precedentes que para que exista responsabilidad
extracontractual del Estado por su actuación en el derecho público, deben acreditarse los siguientes presupuestos:
a) Existencia de un DAÑO actual y cierto,
b) el factor de atribución o FALTA DE SERVICIO,
c) RELACIÓN DE CAUSALIDAD directa e inmediata entre el accionar del Estado y el daño,
d) posibilidad de IMPUTAR JURÍDICAMENTE esos daños al Estado.
En “Columbia” agregó los siguientes recaudos para que se configure la denominada responsabilidad del Estado por su
actividad lícita: (VER ADEMÁS PUNTO 9)
1) Necesaria verificación de la existencia de un “SACRIFICIO ESPECIAL” en el afectado (“Laboratorios Ricar”).
2) AUSENCIA DE UN DEBER JURÍDICO A SU CARGO DE SOPORTAR EL DAÑO
Estos dos requisitos han sido receptados de manera expresa en los incisos d) y e) del art. 4 de la Ley 26.944.
No obstante, este art. 4 suscita dos observaciones respecto de los términos en que han sido regulados los
presupuestos de procedencia de la responsabilidad por acto lícito:
❖ No parece correcto afirmar que la relación de causalidad debe ser “exclusiva” (inciso c): la práctica demuestra que
muchas veces el daño lo ocasiona un tercero pero, precisamente, debido a la acción o inacción estatal que ha
posibilitado que se produzca el hecho dañoso, lo que podría haberse evitado en caso de que el Estado hubiese
actuado de modo diferente, no debiendo excluirse la posibilidad de que se presenten causas concurrentes.
❖ La carga de demostrar que el “sacrificio especial” produzca la “afectación de un derecho adquirido” (inciso e): la
noción de “derechos adquiridos” es una de las más difíciles de determinar con precisión, corriéndose el serio
riesgo de dejar sin reparación a planteos que, en caso de efectuarse una interpretación extensiva de este recaudo,
deberían ser acogidos favorablemente. Cabe tener presente que la CSJN ha sostenido con mayor propiedad, en
relación con esta exigencia, que un presupuesto básico consiste en que la actuación estatal lícita dañosa haya
producido una lesión a “una situación jurídicamente protegida”.
Algunos de estos recaudos merecen una especial atención:
A) EXISTENCIA DE UN DAÑO: perjuicio indemnizable.
Se exige que ese daño tenga las siguientes características:
1. Puede ser actual o futuro, pero tiene que ser CIERTO y NO meramente eventual, hipotético o conjetural. Se admite
el resarcimiento del daño futuro pero de inevitable producción (”Godoy”).
2. Puede ser patrimonial o moral, pero deberá ser siempre SUSCEPTIBLE DE APRECIACIÓN PECUNIARIA o
económicamente valuable. Respecto al daño moral hay unanimidad en admitirlo como rubro indemnizable en el
ámbito de responsabilidad extracontractual del Estado, especialmente cuando el agravio moral es susceptible de
engendrar perjuicios materiales o económicos. De esta forma, no serían indemnizables el daño puramente moral ni
tampoco el dolor moral, mientras que los perjuicios corporales o físicos en cambio sí se consideran indemnizables,
aunque se los estima intransferibles.
3. La mayor parte de la doctrina entiende que el daño debe ser especial o particular, es decir que afecte a una persona
o a un grupo de sujetos determinados o determinables. Mientras que otros autores (como Marienhoff), discrepan
con esa tesis, sosteniendo que el perjuicio puede ser general y originar responsabilidad en el Estado.
Hay que destacar que tratándose de responsabilidad por actividad lícita, NO se debe indemnizar el daño general
que no supere las condiciones normales de existencia en sociedad; es decir, el que todos estamos obligados a
soportar, como consecuencia de la vida en una comunidad organizada y que requiere de ciertos sacrificios comunes
como condición de su existencia (ej. servicio militar obligatorio u otras cargas públicas).
B) ACTIVIDAD ESTATAL
Debe tratarse de un acto o hecho que sea atribuible al Estado. Para determinar cuando la actuación de un agente
importa una actuación orgánica y no personal se han propuesto tres criterios:
a. Criterio subjetivo: tiene en consideración la finalidad perseguida por la persona física y órgano individuo. Es decir,
que indaga en la intención del sujeto para determinar si el mismo entendió actuar en calidad de órgano del Estado o
privadamente.
� Críticas: porque resulta muy INSEGURO, ya que obliga a indagar sobre aspectos psicológicos muy difíciles
de establecer.
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b. Criterio objetivo: conjunto de atribuciones o competencias del órgano: si la actuación del órgano coincide con la
competencia que tiene atribuida a ella, se imputa al Estado.
� Crítica: lleva a resultados injustos, al EXCLUIR LA RESPONSABILIDAD del Estado por la ACTUACIÓN
ILEGÍTIMA de sus órganos.
c. Criterio objetivo: el ejercicio de la función: la actuación funcional, tanto la regular como la irregular, se
consideran orgánicas y, en consecuencia, se imputan o atribuyen al Estado.
No interesa si esa actividad es, en sí misma, lícita o ilícita para que nazca la responsabilidad, aunque si importa para
determinar la extensión de la misma.
C) FACTOR DE ATRIBUCIÓN
Para que el Estado sea condenado a responder será necesario acreditar, por parte de la víctima del daño, que ha
existido un irregular cumplimiento de los deberes legalmente impuestos al Estado (FALTA DE SERVICIO), y además, el
imprescindible nexo de causalidad adecuada entre dicho incumplimiento y el daño sufrido. Este presupuesto deberá
acreditarse cuando se impute al Estado responsabilidad por su actividad ilegítima, NO cuando se le atribuya
responsabilidad por su actividad lícita.
D) RELACIÓN DE CAUSALIDAD ADECUADA
Se requiere además que esa actividad guarde una relación de causalidad adecuada con el daño que se ha de
indemnizar. No se trata de determinar la imputabilidad material o atribución de la actividad del Estado, sino si las
consecuencias dañosas de esa actividad estatal se siguen necesariamente de la misma o sí, por el contrario, obedecen
a otras causas (ej. caso fortuito, el hecho de la víctima, etc.).
El nexo causal debe ser DIRECTO E INMEDIATO, más NO se exige que sea exclusivo (SCJMza., “Norton”). En tal caso
sólo correspondería exonerar parcialmente al Estado de su responsabilidad y hacerlo responder en proporción a su
participación en el hecho dañoso.
La relación de causalidad NO SE PRESUME.
Eximentes de responsabilidad
❖ Si no se acreditó debidamente los requisitos anteriormente explicados, el Estado deberá ser exonerado de
responsabilidad.
❖ El Estado podrá asimismo liberarse de la obligación de reparar, a pesar del carácter objetivo que reviste el
factor de atribución, INTERRUMPIENDO EL NEXO CAUSAL; es decir, demostrando que no ha existido relación
de causalidad entre el irregular cumplimiento de las funciones a su cargo y el daño sufrido, lo que puede
deberse a las siguientes circunstancias:
1) existencia de caso fortuito o fuerza mayor.
2) existencia en el caso de culpa de la víctima.
3) hecho de un 3ro por quien no debe responder.
La Ley 26.944 ha receptado estas eximentes en su art. 2, al prescribir que se exime de responsabilidad al Estado en los
siguientes casos:
a) Por los daños y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean asumidos por el Estado
expresamente por ley especial;
b) Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un tercero por quien el Estado no debe responder.
5. Responsabilidad por el ejercicio de la función administrativa. Evolución jurisprudencial de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. Casos “Devoto”, “Vadell” y “Barreto”. Aplicación del artículo 1112 del Código Civil
CASO: Tomás DEVOTO y cía. C/ Gobierno Nacional. Bs. As. (22/09/1933)
En este fallo la CSJN no se refirió a la anterior interpretación del art. 43 CC ni tampoco se detuvo ante el hecho de que la
Nación, cumpliendo con un SP, actuaba como poder público.
Por el mismo se condena a la Nación por el daño derivado de un incendio provocado por la negligencia en que
incurren agentes del Estado, radicaba en la reparación de una línea telegráfica nacional.
Considerando que el recurso de apelación entablado por el Ministerio Fiscal en la notificación, es el ordinario de
apelación a que se refiere el art. 3 de la ley 4035, como lo ha entendido la Cámara al concederlo.
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Que esta Corte ha resuelto que el recurso es procedente, aun cuando el fisco o la Nación no sea la parte actora.
Que en cuanto al fondo de la causa, debe entenderse que el apelante comprende en sus agravios no sólo el monto de la
indemnización fijada, sino también el derecho de exigirla y la obligación de reparar dyp por parte de la Nación.
Que la cuestión de hecho, a saber, si el incendio producido lo fue por culpa o imprudencia de los empleados, ha sido
resuelta afirmativamente.
Que en nada influye, para definir la responsabilidad del Estado, por el desempeño negligente de sus empleados, que
aquellos NO SE HAYAN PRODUCIDO INTENCIONALMENTE, o la causa generadora del incendio sea casual, dado que la
causalidad sólo puede equipararse al caso fortuito, en cuanto ambas circunstancias los sucesos no han podido preverse
ni evitarse. Pero el estrago producido ha podido ser previsto y evitado desde que él ha ocurrido por FALTA DE
ATENCIÓN DEL GOBIERNO y en tanto estos EJECUTABAN TRABAJOS BAJO SU DEPENDENCIA.
Sentencia: la CSJN impone al que ocasionó el incendio por culpa o negligencia, la obligación de reparar los daños
ocasionados a 3ros, extendiéndose esa responsabilidad A LA PERSONA EN CUYA DEPENDENCIA SE ENCUENTRA EL
AUTOR DEL DAÑO o por las cosas de que se sirve o tiene a su cuidado.
CASO: VADELL, Jorge c/ Provincia de Bs. As. (1984)
Se declara la responsabilidad de la provincia en razón de sucesivos errores cometidos por el Registro de la Propiedad
Inmueble, que provocó superposición de dominio respecto de una propiedad, en sus sucesivas transferencias.
Se demuestra la responsabilidad de la provincia toda vez que el Registro de la Propiedad al incurrir en omisión,
CUMPLIÓ DE MANERA DEFECTUOSA LAS FUNCIONES QUE LE SON PROPIAS, y que atienden sustancialmente, a otorgar
un conocimiento cabal de las condiciones de dominio de los inmuebles.
El Tribunal sostuvo que “quien contrae la obligación de prestar un servicio, la debe realizar en condiciones adecuadas
para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento
o irregular ejercicio”.
Esta idea objetiva de la FALTA DE SERVICIO encuentra fundamento en la APLICACIÓN POR VÍA SUBSIDIARIA DEL ART.
1112 CC que establece un régimen de responsabilidad por los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en
el ejercicio de sus funciones, por cumplir de manera irregular las obligaciones legales impuestas .
CASO: BARRETO y ots. c/ Provincia Bs. As. (21/03/2006)
Los padres de una menor fallecida al recibir un disparo proveniente del arma reglamentaria de un policía que
perseguía a un delincuente, impetraron una acción de dyp ante la CSJN, por tratarse de una demanda deducida contra
la provincia de Bs. As., por vecinos domiciliados en otro Estado. El máximo Tribunal se declaró incompetente para
entender en forma originaria.
Fundamento de los padres: los padres de la menor afirman que la provincia cumplió en forma defectuosa con la
obligación de entrenar al suboficial, tanto técnica como psicológicamente, para cumplir adecuadamente sus
funciones. Fundan su pretensión en el art. 1112 C. Civil.
Se corre vista al MP y éste dice: Para que proceda la competencia originaria de la CSJN (art. 116 CN) es necesario que el
otro litigante tenga vecindad distinta respecto a dicho Estado local. Según se desprende de la demanda, los actores no
cumplen con el requisito señalado, extremo que en estos supuestos es esencial.
En efecto, si bien denuncian domiciliarse en Capital Federal, esa afirmación no se corresponde con la información que
surge del poder general que adjuntan, del que se desprende que viven en Los Polvorines, provincia de Bs. As., por lo que
en autos se hallarían enfrentadas una provincia con sus vecinos. En consecuencia, el que invoca el fuero federal tiene la
obligación de probar los extremos necesarios para hacerlo surtir, toda vez que se trata de un fuero de excepción, los
actores deberían probar la distinta vecindad que invocan.
La vecindad, según la CSJN exige la residencia efectiva, el ánimo de permanecer, 2 años de domicilio y residencia
continuos. En tales términos, hasta que no se aclare dicho domicilio real, dado que el art. 116 establece taxativamente
los casos en los que la CSJN ejercerá su competencia originaria y exclusiva, el procedimiento no es susceptible a esta
instancia.
Aplicación del artículo 1112 del Código Civil
Se trata evidentemente de una norma de derecho público, puesto que prescribe la RESPONSABILIDAD DE LAS
PERSONAS PÚBLICAS ESTATALES POR EL EJERCICIO IRREGULAR DE LA FUNCIÓN PÚBLICA y ella puede invocarse como
fundamento legal mayor de esta clase de responsabilidad sin conectarla con la responsabilidad indirecta del art. 1113
CC.
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En tal sentido, la responsabilidad del Estado por los actos de sus órganos es siempre DIRECTA, fundada en la idea
objetiva de la FALTA DE SERVICIO, aun cuando no excluye la posibilidad de que se configure la falta personal del
agente público.
6. Responsabilidad por acto legislativo. Supuestos en que procede (VER PUNTO 1)
7. Responsabilidad por acto judicial. Error judicial. Constituciones Provinciales VER TAMBIÉN PUNTO 1
La procedencia de la reparación en caso de error judicial está expresamente consagrada por algunas normas aisladas
que poseen jerarquía constitucional en virtud de lo estatuido por el art. 75 inc. 22 CN, como la disposición del art. 10
de la CADH (IMPORTANTE) que prescribe que “TODA PERSONA TIENE DERECHO A SER INDEMNIZADA CONFORME A LA
LEY EN CASO DE HABER SIDO CONDENADA EN SENTENCIA FIRME POR ERROR JUDICIAL” y con los arts. 9.5 del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos que dispone que “toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa tendrá el
derecho efectivo a obtener reparación”, y 14.6 de la misma Convención.
También ha sido reconocida en forma expresa por numerosas CONSTITUCIONES PROVINCIALES (art. 5°, Constitución
de Salta, del art. 13° inc. 10° de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, art. 24° de la del Chaco, art.
60° de la del Chubut, art. 12° de la de La Pampa, artículo 40° de la del Neuquén, el 29° de la de Santa Cruz y en el 40° de
Tierra del Fuego).
Recurso de Revisión: recaudos establecidos en los Códigos de Procedimientos Penales de las Provincias
Un supuesto específico de error judicial está expresamente previsto en los Códigos Procesales Penales de las
provincias que receptan la responsabilidad del Estado-juez en caso de resultar procedente un recurso de revisión,
exigiendo con tales fines los siguientes requisitos: “sólo procede a instancia de parte, el imputado debe haber sufrido
pena privativa de la libertad por más de tres meses y no debe haber contribuido con su dolo o su culpa al error judicial”.
Art. 504 CPPM. Reparación: “La sentencia de la que resulte la inocencia de un condenado podrá decidir, a instancia de
parte, los DYP CAUSADOS POR LA CONDENA. Estos serán reparados por el Estado siempre que aquél NO haya
contribuido con DOLO o CULPA al error judicial. La reparación sólo podrá acordarse al condenado, o por su muerte, a
sus herederos forzosos”.
Surge no obstante el interrogante acerca de si estas normas adjetivas han quedado derogadas luego de haber sido
incorporadas a nuestro derecho y elevadas a jerarquía constitucional las disposiciones de los tratados.
Otros supuestos: Sin embargo, cabe destacarlo, el problema de la responsabilidad estatal por ejercicio de la función
judicial no se agota en el supuesto de la sentencias erróneas, ya que, muchas veces los daños son provocados por
actos procesales que no son sentencias o por la irregularidad o deficiencia con que se ejecutan dichos actos procesales
tales como decretos de embargo o de levantamiento de medidas precautorias, secuestros, extracciones de fondos
depositados judicialmente.
No obstante, en el caso “Tortorelli” la CSJN sostuvo que las irregularidades procesales (en el caso, la declaración de
quiebra y prohibición de salir del país a un homónimo del fallido), comprometían la responsabilidad del Estado “pero
no en el marco del denominado ‘error judicial’ (que sólo puede ser concebido a propósito del ejercicio de la potestad
juzgadora de los jueces), sino en el espacio de los errores ‘in procedendo’ cometidos por magistrados, funcionarios o
auxiliares de la justicia que individualmente o en conjunto concurren a la defectuosa prestación del servicio de justicia”.
Daños causados por la prisión preventiva: Un supuesto que despierta especial interés es el referido a la responsabilidad
del Estado por los daños causados por la prisión preventiva, que de acuerdo a la jurisprudencia de la CSJN se considera
procedente en los casos en que ha existido una “dilación indebida de los procedimientos seguidos con el imputado bajo
prisión preventiva” ( 1/11/99, “Rosa”), o cuando ha habido “arbitrariedad manifiesta o error judicial grosero al ser
dispuesta”.
Respecto del primer supuesto, en el citado caso “Rosa”, el imputado fue absuelto por el beneficio de la duda pero
había sido privado de su libertad durante cuatro años, considerando la mayoría del Alto Tribunal que el mantenimiento
de dicha medida en los dos primeros años de detención había sido producto del ejercicio regular del servicio de
justicia, pero a partir de ese lapso el procedimiento había excedido razonables pautas temporales.
Por su parte, el art. 5 de la Ley 26.944 dispone que “los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no
generan derecho a indemnización”, lo cual negaría de manera concluyente cualquier posibilidad de condenar al
Estado Nacional y sus reparticiones por su actividad judicial cuando esta no pueda reputarse ilegítima.
En el terreno doctrinario (Said, Pérez Hualde) se ha sostenido que –en particular-la prisión preventiva, en la medida en
que se trata de un instrumento procesal útil para la persecución de la delincuencia, pero que implica asumir el riesgo
cierto de privación efectiva de la libertad de personas que no son culpables, por cualquier tiempo que fuera, debería
indemnizarse, por principio, en todos aquellos casos en que el proceso no desembocó en condena efectiva del
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detenido, aún cuando la medida pueda ser considerada “lícita”. Se señala que se trataría del uso de un instrumento en
beneficio de la comunidad por el cual corresponde que esta asuma el costo efectivo de su empleo, afirmándose que en
tales casos el imputado posee un derecho a ser indemnizado por la actividad lícita del Estado pero que le ha
producido un daño que no tiene el deber de soportar y que resulta violatorio del principio de igualdad ante las cargas
públicas y de inocencia, posición ésta que ha sido receptada jurisprudencialmente en el voto en disidencia del juez
Pérez Hualde en el caso “Fader Mora” (SCJMza., Sala I, 11/4/12).
Por lo tanto, dada la sólida estructura lógico jurídica del razonamiento propiciado en el terreno doctrinario y
jurisprudencial, no cabe sino propiciar la necesidad de efectuar una interpretación del tema -y del artículo 5- que no
excluya por completo la posibilidad de indemnizar en estos casos, ello sin perjuicio de destacar que resultaría, quizás,
recomendable que el legislador dictara una norma tarifando prudentemente las indemnizaciones que deben
abonarse, por ejemplo, por cada día de detención sufrida.
8. Responsabilidad por omisión. Requisitos exigidos para que se configure la omisión antijurídica
Interrogante: en qué medida el Estado está obligado a responder por los daños que ocasiona la omisión de sus
órganos en adoptar las medidas que impidan la generación de perjuicios en la vida o patrimonio de los particulares.
Se trata de una RESPONSABILIDAD OBJETIVA y le resultan aplicables los principios generales que rigen la
responsabilidad del Estado por acción, sobre la base de la noción de “falta de servicio” que, según se ha visto, recepta
nuestra CSJN a partir de “Vadell”, aplicando por vía subsiadiaria el precepto contenido en el art. 1112 CCiv.
La clave para determinar la “falta de servicio” y, consecuentemente, la procedencia de la responsabilidad estatal por un
acto omisivo se encuentra en la configuración o no de una OMISIÓN ANTIJURÍDICA, la cual se perfila sólo cuando sea
razonable esperar que el Estado actúe en determinado sentido para evitar los daños en la persona o en los bienes de
los particulares.
Pregunta de examen: Ahora bien, la configuración de dicha omisión antijurídica requiere que el Estado o sus entidades
incumplan una OBLIGACIÓN LEGAL EXPRESA O IMPLÍCITA impuesta por el ordenamiento jurídico, tales las vinculadas
con el ejercicio de sus funciones de policía, incumplimiento éste que puede hallarse impuesto también por otras
fuentes como la costumbre y los principios generales del derecho.
Asimismo, pero fundamentalmente, para que se genere la obligación de responder, resulta necesario que se trate de
una obligación o deber concreto, y NO simplemente de un deber que opere en dirección genérica y difusa (CSJN,
“Torres, Francisco”), es decir, debe tratarse de una obligación a cuyo cumplimiento puede ser compelida la
Administración, aún cuando para ello fuera menester cumplimentar determinadas cargas procesales.
La responsabilidad del Estado por omisión en el ejercicio de tales funciones no debe ser analizada con criterios rígidos o
inflexibles, dependiendo del lugar, objeto o índole de la actividad o de las personas, pues su ejercicio es contingente,
circunstancial, no uniforme, fijo o igual en todos los casos o situaciones, por lo que no siempre es una obligación de
resultado.
Receptando estas pautas jurisprudenciales, la Ley 26.944 no se limita a exigir en estos casos la configuración de una
falta de servicio, disponiendo en el art. 3 inc. d) que “LA OMISIÓN SÓLO GENERA RESPONSABILIDAD CUANDO SE
VERIFICA LA INOBSERVANCIA DE UN DEBER NORMATIVO DE ACTUACIÓN EXPRESO Y DETERMINADO”.
Sin embargo, estas exigencias parecen tener que ser aplicadas con suma prudencia, ello a los fines de no dejar sin
reparación a supuestos que merecen ser contemplados, consideración que se ve reforzada en aquellos casos en los
cuales se encuentran en juego derechos fundamentales de los ciudadanos, habiéndose destacado en este sentido que
en nuestros días la existencia de claros estándares internacionales en materia de derechos humanos, que hacen posible
asignarles un contenido sustantivo concreto, permiten afirmar que las obligaciones estatales vinculadas a la
operatividad y vigencia de los derechos sociales quedan comprendidas entre los deberes expresos y determinados a los
que hace referencia la CSJN (Aguayo).
Casuística: análisis de la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza; casos “Torres” y “Pascual”
“TORRES FRANCISCO C/ PROVINCIA DE MENDOZA” (1989)
Plataforma fáctica: En diciembre de 1982 el Sr. Francisco Torres inició juicio por dyp contra la provincia de Mendoza.
Dicha acción fue iniciada en virtud de que en el año 1981 se produjo una gran crecida que arrasó la defensa aluvional
construida por la provincia, que motivó que las aguas destruyeran plantíos y otros bienes de su propiedad ubicados en
la zona de Barrancas.
Pretensión: ser reparado por los dyp sufridos como consecuencia del aluvión. La interposición de la demanda se hizo
ante el fuero civil.
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Fundamento: el art. 128 inc. 19 CN Mza. impone al Estado la vigilancia y seguridad del territorio y sus habitantes”; el
art. 1109 C. Civil, ya que el Estado faltó a su deber de diligencia; “falta de servicio” por no cumplir con la actividad
riesgosa; y responsabilidad por el riesgo o vicio de la cosa imputable a los dependientes.
Gobierno provincial: contesta la demanda y solicita su rechazo, fundándose en que es inaplicable el art. 1113 ya que el
Estado no es dueño ni guardián del recurso natural. No debe recurrirse a normas del C. Civil, sino a principios propios
del Derecho Público. Además, la ley de aguas tampoco otorga el dominio sobre ríos sino que el Estado tan sólo
administra y gobierna el uso del agua. Las inundaciones producidas fueron efecto de un caso fortuito o fuerza mayor.
Juez de 1ra instancia: hizo lugar a la demanda, con estos argumentos: a) el hecho se subsume en la órbita de
responsabilidad extracontractual del Estado; b) el actor ha probado el hecho imputable al Estado: c) no existe caso
fortuito, pues el daño era previsible; d) el Estado puede decidir entre hacer una obra u otra, pero si la omisión causa
daño, debe repararlo.
Apelación: la Cámara confirmó la sentencia. La demandada interpone recurso de casación.
Normativa aplicable: el DERECHO PÚBLICO.
La omisión antijurídica en la visión unitaria del derecho de daños
El art. 1074 CC dispone que “toda persona que por cualquier omisión hubiese ocasionado un perjuicio a otro, será
responsable solamente cuando una disposición de la ley impusiere la obligación de cumplir el hecho omitido”.
Además, hay que tener en cuenta que lo que se exige es que el Estado se enfrente a una situación en la cual está
obligado a actuar, esa obligación NO es menester que sea expresa sino que basta con que se den 3 requisitos:
1) Existencia de un INTERÉS NORMATIVAMENTE RELEVANTE: sea cualitativamente (ej. la salud, la vida de las
personas) o cuantitativamente (patrimonial).
2) NECESIDAD MATERIAL DE ACTUAR para tutelar el interés.
3) PROPORCIÓN ENTRE EL SACRIFICIO que comporta el actuar Y LA UTILIDAD QUE SE CONSIGUE en el accionar.
Conclusión SCJM (muy importante): la sentencia recurrida adolece de un error de derecho, al NO verificarse el 1er
presupuesto de la responsabilidad del Estado por acto lícito: la ANTIJURIDICIDAD; porque NO SE PROBÓ QUE EXISTÍA
UN DEBER DE ACTUAR EXPRESO Y DETERMINADO POR EL CUAL SE IMPUTE LA OMISIÓN, y frente a tal inexistencia, es
irrelevante el análisis de los demás requisitos. En este caso NO operan los supuestos de responsabilidad por acto lícito,
por ello debe revocarse la sentencia y en consecuencia rechazar la demanda.
“Gobierno de la provincia de Mendoza. PASCUAL LORENZO C/ MOYANO CLAUDIO POR DYP S/INC. CAS” (1998)
Plataforma fáctica: El Sr. Lorenzo Pascual, el 21/10/98 circulaba en moto por la calle Las Heras de San José con dirección
al Sur. En el cruce de Patricias disminuye la marcha cuando por el oeste un transporte escolar a gran velocidad lo
embiste y lo arrastra varios metros.
Pretensión: Pascual reclama dyp contra Moyano, y también ejerce dyp contra la Provincia de Mendoza invocando la
imposibilidad de hacer efectiva la indemnización resarcitoria por el incumplimiento de los deberes derivados del
poder de policía sobre lo preceptuado en la Ley de Tránsito. Relató la imposibilidad de ser debidamente resarcido ya
que el transporte escolar prestaba servicios sin la cobertura de un seguro de responsabilidad civil contra terceros y
tanto Moyano como Pointelein carecen de bienes para responder por el daño causado.
1ra instancia: acogió la demanda contra Moyano pero la rechazó respecto del Estado por falta de prueba en la conducta
omisiva.
Cámara de Apelación: hizo lugar a la demanda y condenó a la Provincia. La Provincia deduce recurso extraordinario de
casación e inconstitucionalidad contra la sentencia de Cámara.
Normativa a tener en cuenta: art. 1074 CC y arts. 198 y 264 de la ley de tránsito.
SCJM: aplicó el art. 1074 adoptando la teoría del daño único con los principios comunes. Para hacer responsable al
Estado se debe dar el deber de actuar para evitar un daño a otra persona.
Lo que ocupa en el caso NO es el control de los seguros de responsabilidad por 3ros de vehículos particulares que hace
la policía de tránsito.
La responsabilidad por omisión nunca es rígida sino flexible al modo, ocasión y circunstancia.
El transporte de pasajeros es un SP; que lo cumplan particulares no lo priva de su carácter ni del control estatal donde
es requisito esencial el seguro.
Existe FALTA DE CONTROL ESPECÍFICO LEGALMENTE IMPUESTO (importante). La responsabilidad es por el mal
funcionamiento del servicio, NO por su accionar ilícito.
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Por lo tanto se condena a la Provincia.
9. Responsabilidad por su actividad lícita. Noción. Presupuestos específicos. Supuestos. Alcance de la reparación:
jurisprudencia (caso “El Jacarandá”), normativa
⮚ Responsabilidad por actividad ilícita: existe obligación de indemnizar los daños que guardan una relación de
causalidad adecuada con una actividad antijurídica.
⮚ Responsabilidad por actividad LÍCITA: surge cuando el ejercicio regular de una función del Estado, no obstante la
absoluta juridicidad del hecho o actos considerados en sí mismos, puede derivar en un daño para quien NO se
encuentra en la obligación jurídica de soportarlo.
De esta forma, todo sacrificio de los derechos particulares realizado por la Administración Pública en el curso de una
actividad legítima debe ser compensada mediante una justa reparación, en virtud del principio de intangibilidad del
patrimonio.
Ejemplos de responsabilidad por actividad lícita: 1) por hechos y actos administrativos legítimos: a) los casos de
revocación de actos administrativos estables por razones de oportunidad, mérito o conveniencia; b) realización de
obras públicas que impliquen disminución del valor de inmuebles linderos de particulares; 2) por leyes o
reglamentos: a) leyes que establezcan un monopolio estatal en actividades que pertenecían a la iniciativa privada,
o que prohiben la explotación o elaboración de productos en beneficio de otros intereses particulares o generales;
b) leyes o reglamentos que establecen prohibiciones de importar determinadas mercancías con el objeto de nivelar
la balanza de pagos y proteger la industria nacional.
Fundamento: la IGUALDAD ANTE LAS CARGAS PÚBLICAS (art. 16 CN).
Alcance de la reparación: (pregunta de mesa)
❖ En el caso de responsabilidad derivada de actos ilegítimos del Estado: hay acuerdo en que la reparación debe
ser INTEGRAL.
❖ En el caso de responsabilidad derivada de actos legítimos del Estado: las opiniones han estado divididas:
A) Limitación al daño emergente: La indemnización debe limitarse a la reparación del daño emergente con
exclusión del lucro cesante (Marienhoff). Fundamento: la necesidad de aplicar analógicamente el art. 10 de la
Ley de Expropiaciones N° 21.499 que consagra dicha solución, por lo que llaman la “fuerza expansiva de los
principios de la expropiación”.
También, se ha considerado que la indemnización del lucro cesante no es procedente porque:
✔ De adoptarse la solución contraria es probable que el Estado deba, por ejemplo, continuar con sus
contratos inconvenientes por la mera razón de que la revocación le resultaría sumamente onerosa,
incumpliendo con su finalidad de tender al bien común, pues le saldría económicamente más
desventajoso revocar un contrato inconveniente que continuarlo (Hutchinson).
B) Reparación integral: (Bianchi, Tawil), la indemnización debe ser integral y que no resulta factible aplicar en
estos casos analógicamente la norma expropiatoria en tanto NO RESULTA ADMISIBLE RECURRIR A LA
ANALOGÍA PARA RESTRINGIR UN DERECHO.
Dentro de esta corriente, pero como una alternativa de solución a estos problemas, se ha propiciado para los
casos del ejercicio por la Administración de la facultad de “rescate” en los contratos de concesión de servicios
públicos, que se fijen en los respectivos contratos cláusulas que en función de las características económicas y
financieras del negocio “tasen” o “tarifen” la indemnización por lucro cesante, tal como se lo ha hecho en
algunas concesiones.
Jurisprudencia: también ha distado de ser pacífica, ya que si bien la CSJN registra precedentes en los cuales ha
rechazado la procedencia del rubro invocando analógicamente la referida norma expropiatoria (“Motor Once”),
también ha considerado que la obligación de resarcir los daños no puede limitarse al daño emergente con
exclusión del lucro cesante (“Jucalán Forestal”), si bien estimando dicho rubro con suma prudencia con
fundamento en razones de equidad (“Sánchez Granel”).
Pregunta de mesa: La CSJN parece haber finalmente establecido esta última postura, a partir de la sentencia dictada
en el año 2005 en el caso “EL JACARANDÁ”, en el cual sostuvo que “la extensión del resarcimiento debe atender a
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las características particulares de cada situación”, NO EXISTIENDO “COMO PRINCIPIO, FUNDAMENTO PARA
LIMITARLO AL DAÑO EMERGENTE CON EXCLUSIÓN DEL LUCRO CESANTE”, criterio luego mantenido en la causa
“Zonas Francas Santa Cruz” y “Malma Trading” (2014). Ello sin perjuicio de supeditar la procedencia del reclamo a la
estricta comprobación de que los daños en concepto de lucro cesante efectivamente se han producido y son una
consecuencia directa e inmediata del obrar del Estado - lo cual no se consideró acreditado en el caso “El
Jacarandá”-, exigiendo el Alto Tribunal en sus precedentes acreditar la existencia de una relación directa, inmediata
y exclusiva, de causa a efecto, entre la conducta impugnada y el perjuicio cuya reparación se persigue. Sin embargo,
cabe destacar que el criterio restrictivo que limita la indemnización al daño emergente, tuvo también acogida en
los votos emitidos en disidencia en estas causas por Highton de Nolasco.
En el campo normativo, cabe destacar que en el orden nacional se ha establecido expresamente que “cuando se
revoquen por razones de oportunidad, mérito o conveniencia contratos del sector público nacional, ya sean de obra,
de servicios, de suministros o de consultoría, la indemnización que corresponda abonar al contratista no incluirá el
pago de lucro cesante ni gastos improductivos” (art. 26 Ley 25344 y art. 1 del Dec-reg. 1160/00). El mismo principio
es receptado en los supuestos de revocación de contratos por razones de oportunidad.
Importante: Esta es también la solución receptada por el art. 5 de la Ley 26.944 para el orden federal, al disponerse
que “en NINGÚN CASO PROCEDE LA REPARACIÓN DEL LUCRO CESANTE”.
La cátedra entiende que debe reconocerse el lucro cesante en aquellos supuestos en que la acción estatal lícita haya
ocasionado un daño cierto y debidamente acreditado a un particular, ello sin perjuicio de fijarse prudencialmente en
cada caso la indemnización por razones de equidad.
CASO: EL JACARANDÁ SA C/ ESTADO NACIONAL (30/11/05)
Plataforma fáctica: una sociedad resultó adjudicataria de una licitación pública para la explotación de una estación
de radiofonía y solicitó la entrega de la posesión de la emisora, que no se concretó. Ante esto la adjudicataria
obtuvo en sede judicial una condena a establecer la fecha de entrega, la cual no fue cumplida. Posteriormente, el
PEN dejó sin efecto la adjudicación de la emisora y ordenó fijar la reparación por daño emergente que le
correspondería a la adjudicataria de acuerdo al art. 18 de la ley 19.549. Ante ello, la sociedad promovió demanda de
nulidad del acto administrativo que dejó sin efecto la indemnización.
1ra instancia: admite la demanda. Alzada: revoca.
CSJN: confirma la sentencia ya que la actora no produjo prueba respecto de los gastos afrontados con motivo de la
licitación, ni de gastos o inversiones para dar comienzo a la expropiación, ni invocó lesión al patrimonio
directamente producida por la demora en la toma de posesión. Si bien admitió que la indemnización no debe
limitarse al daño emergente, rechazó la demanda por dyp porque el actor no produjo prueba suficiente.
Ley 26.944. RESPONSABILIDAD ESTATAL. Sancionada: Julio 2 de 2014
ARTICULO 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad o inactividad les produzca a los
bienes o derechos de las personas.
La responsabilidad del Estado es objetiva y directa.
Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
La sanción pecuniaria disuasiva es improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios.
ARTICULO 2° — Se exime de responsabilidad al Estado en los siguientes casos:
a) Por los daños y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean asumidos por el Estado
expresamente por ley especial;
b) Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un tercero por quien el Estado no debe responder.
ARTICULO 3° — Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad ilegítima:
a) Daño cierto debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b) Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal;
c) Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya reparación se persigue;
d) Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del Estado; la omisión sólo genera
responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación expreso y determinado.
ARTICULO 4° — Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima:
a) Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b) Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal;
c) Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño;
d) Ausencia de deber jurídico de soportar el daño;
e) Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad, configurado por la
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afectación de un derecho adquirido.
ARTICULO 5° — La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter excepcional. En ningún caso procede
la reparación del lucro cesante.
La indemnización de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del bien y los
daños que sean consecuencia directa e inmediata de la actividad desplegada por la autoridad pública, sin que se tomen
en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas.
Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a indemnización.
ARTICULO 6° — El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios ocasionados por los
concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les atribuya o encomiende un cometido estatal,
cuando la acción u omisión sea imputable a la función encomendada.
ARTICULO 7° — El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad extracontractual es de tres (3)
años computados a partir de la verificación del daño o desde que la acción de daños esté expedita.
ARTICULO 8° — El interesado puede deducir la acción indemnizatoria juntamente con la de nulidad de actos
administrativos de alcance individual o general o la de inconstitucionalidad, o después de finalizado el proceso de
anulación o de inconstitucionalidad que le sirve de fundamento.
ARTICULO 9° — La actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el ejercicio de sus funciones por no
cumplir sino de una manera irregular, incurriendo en culpa o dolo, las obligaciones legales que les están impuestas, los
hace responsables de los daños que causen.
La pretensión resarcitoria contra funcionarios y agentes públicos prescribe a los tres (3) años.
La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o agentes causantes del daño prescribe a los tres (3) años de
la sentencia firme que estableció la indemnización.
ARTICULO 10. — La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las normas específicas. En caso de
ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma supletoria.
Las disposiciones de la presente ley no serán aplicadas al Estado en su carácter de empleador.
ARTICULO 11. — Invítase a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a los términos de esta ley
para la regulación de la responsabilidad estatal en sus ámbitos respectivos.
ARTICULO 12. — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.