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LIVNI - Del Sueño de Lo Nuevo A La Ciudad Existente

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DEL SUEÑO DE LO NUEVO A LA CIUDAD EXISTENTE

La arquitectura de las décadas del ´70 y ´80 en el Uruguay1


José Luis Livni

Aclaraciones previas

Antes de comenzar estas reflexiones interesa realizar ciertas precisiones:

 Como participante a través de la práctica profesional y la docencia en los


debates urbano-arquitectónicos de nuestro país en las décadas a considerar,
las ideas que en este artículo se desarrollen estarán, seguramente, teñidas por
mi propia ubicación en el panorama nacional y no pretenden un
distanciamiento y objetividad, en mi caso inalcanzables.
 El escaso tiempo con que esta colaboración me fue encargada quita a la
misma todo carácter académico y la limita a una simple “puesta al día” de
pensamientos sobre la arquitectura nacional de los últimos años.
 La brevedad de este aporte lo restringe a las facetas que se entiende más
salientes, dejando de lado, sin duda, numerosas experiencias de interés que un
trabajo de mayor alcance y más matizado debería tener en cuenta.
 Por último, la inmediatez del período considerado no ha habilitado, aún, a la
decantación de los juicios, a la comprensión global de las interrelaciones
culturales, al necesario desbroce entre lo significativo y lo llamativo, por lo que
debemos considerar los pensamientos que siguen como meras notas hacia el
futuro estudio que este período merece.

Marco de referencia

Las últimas décadas constituyeron, en el Uruguay, tiempos de grandes cambios. De la


contestación radical de los ´60, pasando por la represión y dictadura de los ´70 y la
gradual recuperación de espacios de libertad en los primeros ´80 que culminó con la
restitución de la democracia en el ´85, hasta el actual proceso de incertidumbre y
carencia de un Proyecto Nacional con el que se identifique la sociedad en su conjunto,
indican la rapidez del proceso y la profundidad de las transformaciones.
Todo ello en un marco de estancamiento económico, persistente desde los ´50, que
puso en discusión el modelo de Estado Benefactor construido en la primera mitad de
este siglo sin haber sustituido ese modelo por otro que dé factibilidad a una sociedad
de menores contrastes socio-económicos.
Ideológicamente, se pasó de la certidumbre de la Revolución inevitable, con la
contracara de su rechazo a cualquier precio, a la disgregación de las ideologías
cerradas sin que por ellos se superaran sus discursos o sus verdades permanentes.

1
Livni, José Luis. “Del sueño de lo nuevo a la ciudad existente. La arquitectura de las
décadas del ´70 y ´80 en el Uruguay. En Arquitectura en Uruguay. 1980 – 1990. Montevideo,
Grupo de Viaje G84 (CEDA), 1991.
Entorno disciplinar

En este marco la evolución de la cultura urbano-arquitectónica se desarrolla


correlacionadamente pero sin relaciones mecánicas de causa y efecto.
Nuestra cultura se ha caracterizado, desde la formación de nuestra nacionalidad, por
una actitud de apertura hacia el pensamiento internacional y sus influencias, acotada,
sin embargo, en su materialización, por los limites de recursos restringidos y una cierta
modestia, lo que permite una adecuación de las mismas a una sensibilidad que evita
los grandes gestos y los excesos y filtra los impulsos vanguardistas, a veces
mediatizándolos, y los adapta a las reales necesidades y posibilidades, como sucedió
con el lenguaje de la Arquitectura Renovadora en las décadas del ´30 y ´40, utilizado
en forma apropiada con excelentes resultados.
Para entender el proceso de estas décadas es necesario conocer el ambiente
intelectual en la Facultad de Arquitectura en la década precedente. En los ´60 culmina
el proceso de cambio generado por el nuevo Plan de Estudios 1952. Se habían
alejado los profesores que no concordaban con los fundamentos del Plan y se acentuó
claramente la identificación del pensamiento y la proyectación arquitectónica con el
inevitable cambio revolucionario y “científico” que la historia determinaba como seguro.
En lo disciplinar no sólo se proyectaba, predominantemente, para “después de la
revolución” sino que se entendía a la arquitectura como resultado de una clara
interpretación del programa y una buena utilización de los recursos tecnológicos
disponibles. La palabra “forma” era identificada a frivolidad o, peor aún, a una actitud
reaccionaria. La importancia del concepto de “parti” se reducía a una clara
organización de la planta, y perdía sus connotaciones formales y espaciales. Se había
perdido la tradición compositiva anterior, su preocupación por la jerarquía de las
distintas partes de un proyecto entre sí y con el todo, el reconocimiento de los
sistemas de proporción, toda relación con la historia, y se había restringido el
vocabulario utilizable al lenguaje definido por la arquitectura renovadora, en sus
ejemplos más característicos del Le Corbusier de los años ´30 y del Mies de los años
´50, que eran vistos como manifestaciones de una común idea de modernidad.

Mirar revistas era considerado negativo, se pensaba en el concepto de “tabula rasa”


como el más indicado para permitir un proceso de proyectación “científico” y sin
preconceptos. Obviamente las revistas eran, como en toda facultad, rigurosamente
miradas, pero ello se realizaba en forma subrepticia, impidiendo así su debate y la
transmisión critica de las viejas generaciones. La revista mas influyente entonces era,
sin duda, “L´Architecture d´Aujourdui”, con su carácter ecléctico, su mera presentación
de ejemplos, sin consideraciones críticas o de valoración de los mismos.

Los aportes de arquitectos de la talla de Payseé, Leborgne, Lorente, Sichero, Jones,


Odriozola, etc. no eran considerados ni valorados, perdiéndose, así, la necesaria
relación entre una práctica profesional fecunda y el semillero de ideas que debe ser
una Facultad de Arquitectura.

La doctrina de los CIAM, explicitada en la Carta de Atenas, era la guía para actuaer en
la nueva ciudad post-revolucionaria. No existía reflexión acerca del contexto, de la
búsqueda de una arquitectura nacional (hoy diríamos apropiada). Quienes lo
procuraban en su búsqueda personal, como el Arq. Mario Payseé, no eran conocidos
por la facultad oficial, y aun la presencia de docentes que como Serralta enfatizaban
en su enseñanza la importancia de las proporciones y los sistemas compositivos
(había trabajado con Le Corbusier) o como Gómez Gavazzo que había enfatizado la
importancia global del “partido”, no logró que se superaran los limites de un lenguaje
anodino, sin vitalidad y que en la década del ´50 había perdido su vanguardismo y se
había edulcorado en búsquedas superficiales y decorativas, dentro de las cuales el
ejemplo de la arquitectura brasileña tuvo, en nuestro medio, particular impacto.
La insistencia del Profesor L.C. Artucio en la vigencia de un pensamiento
culturalmente amplio, humanístico, se estrellaba en la aceptación de la arquitectura
racionalista como respuesta única e inevitable del siglo XX. El conocimiento de los
textos de Zevi, los artículos de Ernesto Rogers en Casabella, a los que se sumó luego
el libro sobre arquitectura española de Carlos Flores motivaron la inquietud de las
nuevas generaciones (y de docentes como Antonio Cravotto) y el comienzo de nuevas
búsquedas.
Se toma así el Grupo Sol, con el explicito proyecto de conocer la arquitectura nacional
e identificar sus rasgos definitorios, de ampliar el conocimiento de la arquitectura
internacional con nuevas figuras: Aalto, un Wright leído en clave no racionalista, los
expresionistas y constructivistas, las distintas propuestas racionales. También se
realizan ciclos de visitas a obras de arquitectura y se redescubre Vilamajó en su
dimensión ecléctica, a Bonet, a los primeros arquitectos renovadores y a los valores de
la vilipendiada arquitectura historicista.
Simultáneamente las nuevas obras de Le Corbusier, Marsella, Ronchamp, La
Tourette, indiscutibles debido a su autor, terminaron por quitar apoyo a aquel lenguaje
predeterminado, posibilitando búsquedas, a veces derivadas de estas obras, pero en
otros casos más libres.
Es entonces cuando se descubre la nueva arquitectura inglesa y, a través de la
misma, el pensamiento urbano planteado por el Team X al que se acepta como
continuidad y no como ruptura del pensamiento renovador. Se unen así
conceptualmente la arquitectura de ladrillo inglesa, el entusiasmo por las nuevas
tecnologías, el utopismo de ciertas propuestas como Archigram, Metabólicas, etc.
como partes de un nuevo pensamiento de vigencia indiscutible cuya adecuación a las
capacidades tecnológicas y económicas del país era necesario realizar, constituyendo
este propósito la clave de las experiencias de mayor vigor a realizar en los años ´70.

La práctica profesional en los ´70

La aprobación en el año 1968 de la Ley de Vivienda crea, con su globalidad de


enfoque, un marco institucional y financiero en el cual encuadrar el propósito de dar
respuesta al problema de la vivienda del país. Aprobada por consenso en el
parlamento, con la excepción del Partido Comunista, en un periodo de dura
confrontación política, marca una voluntad común de volcar recursos importantes a la
vivienda y de experimentar con nuevas formas de gestión tales como los Fondos
Sociales de Vivienda (creados por acuerdo paritario en ciertos sectores laborales,
anteriores a la Ley, 1967, pero incorporados a ella), y muy especialmente las
Cooperativas de Vivienda, en sus modalidades de ahorro previo y ayuda mutua,
combinadas con formas alternativas de propiedad: el “uso y goce” individual,
quedando la propiedad en poder de la cooperativa, sus posibles organizaciones como

grupos aislados o como Cooperativas Matrices de base territorial o gremial, con


capacidad de promover nuevos grupos y dar continuidad a las experiencias, (el Centro
Cooperativista Uruguayo que ya estaba realizando las primeras cooperativas de
vivienda previamente a la Ley colaboró, a través de su equipo inicial de 5 personas, el
cual integrábamos, en la redacción del capítulo X “De las cooperativas…”).

Esto posibilitó una intensa experimentación, rápidamente llevada a la práctica, que


constituyó un campo fértil para la concreción de las aspiraciones, vagamente
enunciadas a nivel de la Facultad. (Paradójicamente tanto la Facultad como el Centro
de Estudiantes de Arquitectura, Ceda, se opusieron a esta Ley, la primera por
considerarla “propietarista”, desconociendo el aporte jurídico de la figura del usuario, el
segundo acompañando a la CNT, central única de los trabajadores, que rechazaban
tanto la absorción de los Fondos especiales de vivienda de ciertos Entes del Estado,
que eran vistos como conquistas que se perdían, a pesar de su ineficacia, como a la
Ayuda Mutua por considerarla un mecanismo de sobreexplotación de los sectores
populares, lo que de paso nos muestra lo caldeado y radical del debate del momento).
Es en las Cooperativas de Vivienda del período, tanto de Ayuda Mutua como de
Ahorro Previo, que encontraremos, en sus virtudes y limitaciones, la materialización
más significativa de las intenciones de la década del ´70.
En ayuda mutua, en pequeños conjuntos primero y en conjuntos mayores luego, se
ensayaron distintas formas de asociación, morfologías diríamos hoy, desde el conjunto
volcado a un espacio central COVIMT 1, hasta organizaciones lineales simples o
complejas, COVIMT 3, Éxodo de Artigas 1 y 2, COVISAN 2, pasando por la
reconstitución de la manzana, COVINE 1, o agrupamientos muy libres y movidos,
COVISAN 1, etc.
La MESA 1, conjunto intercooperativo de 420 viviendas, en cuyo proyecto trabajamos
y de cuya dirección y concreción de los detalles de urbanización somos responsables
(y adiós la objetividad), nos muestra, en su gran escala, los limites de una
organización urbana periférica, debido a los terrenos disponibles pro parte de la
Dirección Nacional de Vivienda, aislada relativamente de su entorno por grandes
ensanches, jamás realizables de sus vías circundantes, y basada exclusivamente en la
utilización de las variaciones de una única tipología: una planta, dúplex, tres niveles de
dúplex sobre local comercial, sobre vivienda de un dormitorio o sobre pasaje, con lo
cual resolver un tramo de 14 hectáreas de ciudad autosuficiente. La utilización de las
dos direcciones de sus bordes y el aprovechamiento de los desniveles del terreno,
permiten atenuar la monotonía y ajenidad del conjunto, al dar recorridos peatonales
variados y conformar espacios libres de pequeña escala: triangulares, cuadrados y
rectangulares, o meros ensanches, que con tratamientos diferenciados permiten
identificar las distintas partes del conjunto e individualizarlas, lo que se acentuó aun
mas con el uso, incorporación de equipamientos y sobre todo el crecimiento de la
vegetación y las nuevas especies plantadas por los vecinos.
El concebir los agrupamientos como tiras y no como “manzanas”, plantea el problema
de la no resolución específica de las puntas de tira, el carácter cerrado y de poca vida
de los pasajes a los que dan los costados de las viviendas marcan la principal
limitación. Una tipología flexible, crecedora, con un espacio extra “multiuso” en su nivel
superior, con un jardín al frente semipúblico y fondo privativo, en los que se han
producido agregados de parrilleros, galpones, hasta segundas viviendas, con mayor o
menos éxito arquitectónico, junto a una rica provisión de equipamientos: salón
comunal con cantina y vestuarios (al que se le mal agregó una cancha de bochas),

escuela, jardín de infantes, guardería, locales de reunión y abastecimiento, policlínica,


biblioteca, canchas deportivas, etc., aseguraron una calidad de vida a sus habitantes,
reforzada por los lazos de solidaridad generados durante el trabajo en la ayuda mutua
que supera sus virtudes y limitaciones urbano-arquitectónicas, y que se acerca al
cumplimiento de aquellas difusas aspiraciones al logro de una sociedad más solidaria,
que iluminaron (e iluminan) nuestras búsquedas del momento.
Hubo realizaciones en menor escala más logradas, COVIMT 1, que constituye hoy una
“Arcadia” en un barrio popular, COVINE 1 que conforma una manzana con especio
interior común, al que vuelca una de las tiras perimetrales cuyo frente, sino, daría a
una zona no urbanizada y desordenada (y en la que hay que lamentar la errónea
decisión de la cooperativa de realizar el local comunal en dos plantas en lugar de usar
su techo en una planta como parte del espacio central), Éxodo de Artigas en Fray
Bentos con su calle serpenteante, COVISAN 2 en Paysandú con su espacio lineal
ensanchado en su centro, donde está su local comunal y se relaciona con el área
circundante, la buena organización de Tebelpa o de la cooperativa General French etc.
En cooperativas de Ahorro y Préstamo se hicieron realizaciones de interés: el
Complejo Bulevar, 300 viviendas en áreas intermedias sobre una avenida, con una
organización en “H”, con un centro de servicios transversal que conforma un atrio
techado macro estructural se distingue como uno de los ejemplos en que la doctrina
del Team X se manifiesta con más claridad, aun en sus formas: puentes a los servicios
comunes, previsiones de crecimiento dejando huecos en las plantas inferiores, pero a
los que la realidad del cálculo estructural los hace sólo formales, pues de ser capaces
de soportar el crecimiento no hubieran mantenido la proporción de la estructura
marcada en las fachadas, también la flexibilidad interior, que admite varias decenas de
opciones de organización, lo que permitió a cada destinatario inicial adaptar la planta
a sus necesidades (lo que increíblemente funcionó como lo experimenté en los cuatro
años que viví allí) y los espacios libres interiores para recreación y juego de niños
hacen de esta obra un ejemplo excepcional de inserción de un gran conjunto en la
ciudad existente.

Otros ejemplos como LICOVI con su excelente inserción en un barrio residencial


enjardinado, variando las alturas desde la calle al interior de la manzana, también con
variedad de opciones y una rica articulación de sus circulaciones interiores cada tres
niveles. Una volumetría movida y el voladizo de terrazas o ambientes cerrados
enriquecen aun más la composición y facilitan el juego de las distintas escalas. UCOVI
es otro ejemplo de gran escala, verdadero hito volumétrico en la ciudad, pero afectado
por la terminación posterior, sin participación de los proyectistas, de los locales y
equipamientos a nivel del suelo, y en el que la tipología de acceso por espinas
interiores cada tres niveles conforma unidades muy fragmentadas y poco generosas
con su espacialidad interior.

Hay numerosos ejemplos factibles de ser enumerado pero sobre los uqe no nos
extenderemos, baste decir que el standard de estas cooperativas de Ahorro y
Préstamo sentó el nivel de una parte significativa de las realizaciones de la promoción
privada y se destacó francamente, con sus volúmenes movidos en ladrillo visto, del
promedio de la construcción especulativa que se realizó en esos años en el país,
Parque Posadas et al…
Simultáneamente debemos destacar otras búsquedas:
La de la sistematización del proyecto, claramente expresada en el Hospital Policial, de
limpia e interesante volumetría, de impecable organización y de gran coherencia en el
diseño de cada uno de sus elementos con el todo. Su carácter macro estructural, tan
afín a las búsquedas de los ´60, es el resultado de un programa complejo y de gran
escala y no de la imposición de una idea arquitectónica forzada, contrastando
favorablemente con otros ejemplos en que ese carácter se concretó de forma
discutible.
En el Centro de Convenciones de la A.C.J., ubicado en la falda del Cerro del Toro en
Piriápolis, encontramos una interesante ordenación volumétrica, definida, no por el
enriquecimiento del volumen por elementos adosados sino por un neto recorte de
estos en el espacio, con sus pronunciadas pendientes de cubierta y por la sabia
proporción de sus vanos insertados en los generosos planos de ladrillo laterales. La
relación y tratamiento de los espacios exteriores e interiores afirma la idea de micro
“polis” insertada en la naturaleza, muestra una mayor rigurosidad del proceso de
diseño convergente con las búsquedas disciplinares de los ´70 a nivel internacional.
La Terminal de Autobuses de Salto, del Ing. Dieste –uno de nuestros mejores
“arquitectos”-, permite percibir la solvencia tecnológica alcanzada en el trabajo con la
cerámica armada a la vez que la “nobleza” de las estructura resultantes; es discutible,
seguramente, su inserción urbana, por ser estructuras que piden un espacio

circundante libre y que logran sus mejores resultados en algunas plantas industriales y
sobre todo en el reciclaje de unos depósitos en el Puerto de Montevideo. La magnífica
cobertura de la Iglesia Parroquial de Durazno lleva la utilización de la cerámica armada
a grados de “poética” alcanzadas por arquitecturas religiosas de otros periodos y
excepcionales en estos tiempos.
La Torre Amalfi de Punta del Este es un claro ejemplo en que la arquitectura procura,
y logra, dignificar un edificio de carácter especulativo, en que las posibilidades
constructivas del predio deber ser totalmente aprovechadas, y en el que la labor de los
proyectistas se ve acotada por ellos, con lo que la espacialidad de las plantas
inferiores, de acceso y galería, cobre particular relevancia y apoya un edificio de
cuidadosa proporción de sus vanos y de refinada resolución de sus detalles,
favorecida por la abundancia de recursos disponibles en estas obras suntuarias.
No es responsabilidad de los proyectistas, sino de los políticos y técnicos, por omisión,
el resultado caótico que la suma de realizaciones, independientemente de su calidad
arquitectónica individual, ha generado en un magnifico emplazamiento natural como el
de la península y playas circundantes de Punta del Este, arbitrariamente “consumido”
sin un precio ordenamiento territorial que encuadrara su crecimiento.
No podemos terminar esta breve reseña de los años 70 sin destacar la Caja de
Previsión Social, del Arq. Mario Payseé, que aunque fruto de un concurso muy
anterior, con una propuesta racionalista a lo “Lever House”, se termina en esta década
en un lenguaje claramente actualizado, que demuestra una personal lectura de las
obras de Leslie Martin (Caius College) y Denis Lasdun, adaptando su enseñanza a un
limpio basamento con múltiples articulaciones con el medio urbano circundante que
dan a esta obra su carácter paradigmático de inserción de un programa complejo en el
centro de la ciudad, su capacidad de reorganizar un espacio circundante caótico y de
potenciarlo con sus múltiples espacios abiertos en diferentes niveles, con el uso de
materiales restringido al ladrillo de campo visto, que significó una referencia obligada
para quienes empezamos a percibir, confluyentemente al pensamiento internacional,
la importancia de la ciudad existente como marco necesario de las obras a realizar en
él. (en la década precedente su vivienda había constituido, también una referencia
obligada en la búsqueda de lenguajes con cierto arraigo en nuestra idiosincrasia y
“memoria histórica y estética” de nuestra sociedad y reconocimiento de la importancia
formativa del Taller Torres García).

Pensamiento y práctica urbano-arquitectónica en los ´80

Estas consideraciones se entroncan naturalmente con la preocupación fundamental de


los ´80, a nivel urbano-arquitectónico que fue la del reconocimiento de la ciudad, del
entorno, existente y su importancia ineludible en todo planteo individual.
Reconocido el fracaso de aquellas propuestas que, aun con un rico aporte sociológico,
planteaban la sustitución de la ciudad por un organismo nuevo, volúmenes en el verde,
para simplificar, en la propuesta ciamística y de macro estructuras complejas, con
diferenciación de redes vehiculares y peatonales, en el Team X y las propuestas
urbanas de mayor utopismo, que habían contribuido a dar fundamentos culturales a
procesos de destrucción y desarticulación urbana a lo largo y ancho del planeta,
correspondía buscar las formas con las cuales revertir esos procesos e inicial acciones
de recuperación y transformación urbana que potenciaran los valores existentes,
desarrollaran nuevos valores acordes a la época y a las necesidades y aspiraciones
de la población, y que, por sobre todo, recuperaran la identificación de los grupos
sociales con su entorno.

En esta búsqueda encontraremos lo más significativo del período, desde los avances
de los Congresos Nacionales de Arquitectos, el 2° dedicado a la problemática de la
vivienda en el país, pero dando especial énfasis a los aspectos morfológicos y
tipológicos de la misma, el 3° dedicado a La Ciudad y el 4°, recién realizado, con el
sugestivo título de “Construir la Ciudad”, pasando por la lucha del Grupo de Estudios
Urbanos por impedir la destrucción de nuestra Ciudad Vieja, de gran valor urbano y
patrimonial, mensaje luego generalizado a la ciudad en su conjunto, y que fue un
factor de movilización en las duras circunstancias de la dictadura (y no puedo menos
que destacar el fermental papel del Arq. Arana en esta lucha), o por estudios
académicos como Propuestas para una Ciudad Democrática, coordinado por el Arq.
Sprechmann, y el Estudio de Áreas Caracterizadas de un equipo de la Sociedad de
Arquitectos, que integramos, junto a miembros del Departamento de Planeamiento
Urbano de Montevideo, y finalmente por los estudios del Instituto de Urbanismo de la
Facultad de Arquitectura que procura hacer un diagnostico actualizado de la ciudad y
sus barrios.

Es así como se crea la Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja, cuya acción
ya permite percibir la reversión del deterioro del área, o más recientemente se
conforman el Consejo Auxiliar de los Pocitos, la Comisión Especial Permanente de
Carrasco y Punta Gorda; se revisan reglamentaciones de esas áreas y de Punta
Carretas, desarrollando piezas normativas más adecuadas a las partes de la ciudad
que regulan, y con mecanismos de gestión más particularizados y flexibles para
implementarlos.
La reciente formación de la Unidad Central de Preservación del Patrimonio Edilicio,
Urbano y ambiental del Departamento de Montevideo permitirá ir, gradualmente,
generalizando esas iniciativas a toda la ciudad.
Igualmente, la significativa creación, en 1990, del Ministerio de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, abre la década de los ´90 con la
esperanza de que se le preste le merecida e imprescindible atención al tema del
ordenamiento territorial en todo el país.
Con esa óptica del protagonismo de la inserción urbana y de respeto al entorno
analizaremos las realizaciones de la década del ´80, en el entendido de que la mismo
no tiene solución de continuidad con la década anterior y que lo que importa es, más
que precisiones cronológicas, el cambio de postura e ingreso de una nueva
generación al ruedo arquitectónico.
En 1975 la Intervención de la Facultad provocó el retiro de todos aquellos docentes
que no pasaron los filtros de “Fe Democrática” que, paradojalmente, exigía el Gobierno
de Facto. Ello significó la ausencia de un sector significativo de docentes, cuya
autoridad y capacidad eran generalmente aceptadas, con practicas establecidas,
presentaciones a concursos, etc. que debieron ser sustituidos, en muchos casos, por
profesionales con menores credenciales académicas y/o arquitectónicas, aun,
excepcionalmente por docentes de dudosas calificaciones, lo que significo un
descenso del nivel de docencia de la Facultad, tuvo, como contrapartida, un efecto
positivo en dos campos: primero facilitar la entrada a la docencia de jóvenes
generaciones talentosas, segundo, la ausencia de las figuras de mayor “autoridad”
permitió un grado de libertad y posibilidades de experimentación para los alumnos
inquietos sin los posibles limites que “los mayores” hubieran, seguramente, impuesto.
Es así como confluyen simultáneamente el cuestionamiento a las doctrinas y las
formas de la tradición renovadora con una generación docente que se halla libre de
ataduras con discursos anteriores y se siente en condiciones de experimentar, con
mayor o menor éxito, nuevas formas de aproximación al hecho arquitectónico y a la
conceptualización urbana.
Paralelamente, terminado a fines de los ´80 el dinamismo y la experimentación en el
campo de la vivienda; bloqueado el camino de las cooperativas, y muy especialmente
las de Ayuda Mutua, a las que por razones políticas se procura desarticular (con la
consecuencia de que su organización gremial, FUCVAM, pase al primer plano de la
resistencia con la recolección de firmas para impugnar una ley que las obligaba a
trasformar su forma de propiedad); acabado el Boom especulativo en Montevideo y
Punta del Este, que había generad tanto trabajo profesional como dudosas
realizaciones arquitectónicas, poniendo en tela de juicio el nivel de formación de los
profesionales; se abre un período de experimentaciones, de búsqueda que, iniciado
por las nuevas generaciones, arrastra, en su reflexión, a las generaciones anteriores.
Encontramos así un período de coexistencia de muy diversas propuestas que refleja,
aunque en forma atenuada, la “oferta” de caminos presente en el panorama
internacional.
Continúa existiendo una masa de construcciones rutinarias, sin interés, pero aparecen
en el panorama urbano realizaciones que marcan otra tónica. Tónica en la que la
búsqueda formal, la relación con el entorno, la utilización renovada de nuevas
tecnologías (o al menos las formas con que esas tecnologías se manifiestan),
aparecen, a veces en forma conjunta, generalmente como búsquedas independientes,
en propuestas teóricas, en presentaciones a concursos, en algunas realizaciones.
Es necesario tener presente el escaso dinamismo de la sociedad uruguaya, su
tradicional conservadurismo, el acceso por antigüedad a las jerarquías de las oficinas
de arquitectura de los organismos del Estado, como factores de limitación en estas
búsquedas, así como el hecho de que la superabundancia de oferta profesional tiende
a limitar, salvo excepciones, la continuidad de las realizaciones de los distintos
equipos.
La presentación de las obras se divide en distintos sectores y dentro de cada uno de
ellos procuraremos señalar los aspectos más significativos.

OBRA NUEVA

Vivienda Individual

En las viviendas individuales se aprecia una clara voluntad de forma, conocedora de


las vertiente del pensamiento internacional; ya en sus vertientes vernáculas y liberales,
Vivienda Villaamil-Marzano, en Manantiales, en que con gran solvencia compositiva se
reinterpreta en términos domésticos las construcciones utilitarias de nuestra campaña,
el juego espacial interior, la relación con un espacio exterior totalmente
“arquitecturado”, las vistas al paisaje abierto, todo ello realizado con gran sencillez
constructiva, constituyen un aporte, a la vez que una crítica implícita a tanta
arquitectura ostentosa y pobre en su abundancia de recursos realizada
simultáneamente en Punta del Este; o también el diálogo de la arquitectura consigo
misma que encontramos abundantemente desarrollado en la vivienda Scheps-
Barreira, en un diminuto terreno, en un barrio “isla”, Viejo Pancho, de las calles
estrechas y edificaciones de baja altura, en la que la vivienda se inserta con un gran
respeto por la escala, pero proponiendo a través de su forma, movida y con
multiplicidad de vanos en diferentes planos y la conformación de una terraza elevada,
verdadera pieza exterior, y por su material, ladrillo visto enrasado, una imagen
totalmente nueva. Es en su interior, de limitadas dimensiones, en que se da un
interesante juego espacial: desniveles, una escalera bien detallada, un patio cubierto
espacio interior exterior en su tratamiento, al que abren, cual fachadas, ventanas
desde los dormitorios, con postigones y todo, un fondo, con una fuente evocadora de
la presencia de Payseé en nuestra arquitectura. El resultado podría ser abrumador si
no estuviera contenido por un seguridad en el diseño un respeto de la relación de las
partes entre si que impone un riguroso orden compositivo.
Es en el campo de la vivienda individual el único caso en que la muestra representa
una pequeña porción del universo representado. En efecto existen numerosas
viviendas de interés desde la sencilla vivienda Arcos, a las más complejas del Estudio
C.V.S., como las viviendas Cagnoli, Santín, Suerto, en la Parada 38, etc., la
espacialmente rica ampliación de la vivienda Canale-Bentancour, la vivienda Reches
en Pinares etc., que merecerían comentarios particulares.

No es casual que en este campo abunden los ejemplos realizado s por los arquitectos
para ellos mismos, ya que la limitación de medios unida a la libertad de programa y a
la necesaria búsqueda singular, habilitan una mayor experimentación.

Incluiremos en este capítulo los reciclajes de viviendas, pues comparten con la obra
nueva las mismas inquietudes y recursos de lenguaje; ya se disimulando casi su
reciclaje, como en la vivienda Otero, casi desapercibida en su calle, hasta que se
observan dos ventanas cuadradas de pequeñas dimensiones, y que deja sus aportes
para el interior, con pario abierto central, al que abren el estar y comedor-cocina en
P.B. y, a través de ventanas, los dormitorios de la planta alta, una austeridad y
despojamiento intencional destacan especialmente los elementos de diseño calificado:
la estufa en doble curvatura acordada a la pared, sus tuberías de tiraje puntadas con
esmalte verde claro, al igual que las barandas de la escalera; en el fondo, logrado
mediante la demolición de los últimos ambientes, aparece un parrillero con glorieta
anterior cubierta por la estructura de una claraboya retirada de la casa, y montada, a la
manera de Choisy (¿Rossi?), sobre pilares cilíndricos apoyados en unas bases
cubicas, clara intención referencial muy contenida por una intencional contención de
los recursos utilizados.
Habría muchos otros reciclajes de interés a mencionar de Lorente Mourelle, de
Rodriguez Juanotena, de Plottier, de Taboada-Urrestarazu, de Viola-Rubio, de E. y L.
Mazzini en Atahualpa, etc., todos los cuales demuestran las posibilidades de, junto a la
recuperación patrimonial, crear ricas espacialidades en continentes predefinidos, y
aquí si rescatar la lección de las casas de Le Corbusier, de riquísima espacialidad
interior dentro de envolventes de gran simplicidad volumétrica.

Vivienda colectiva
Es en la vivienda colectiva en que apreciamos una significativa evolución respecto a la
década precedente.
Como resultado de las conclusiones del 2° Congreso Nacional de Arquitectos,
dedicado a la vivienda, se modificaron las formas de actuación en ese campo tanto a
nivel de la obra realizada directamente por el sector público, como en la financiada por
éste.
En ambos casos las consideraciones urbanas tuvieron relevancia y se procuró insertar
los conjuntos en el seno de la ciudad y no en sus áreas periféricas.
Para ellos se recurrió a varios instrumentos: realizaciones directas de escala
intermedia en huecos no urbanizados del tejido urbano y aprovechamiento de áreas
sobrantes de organismos institucionales, lo que dio lugar a conjuntos, generalmente de
cuatro niveles, con tipologías de circulación vertical cada dos unidades, siendo éstas
de doble orientación, gran avance respecto a obras precedentes como las 3600
viviendas del Euskal Erría, y que tanto en los predios del Piñeiro del Campo, del
batallón florida, como en los enfrentados al Cementerio del Buceo, conforman
conjuntos de escala adecuada, con buena definición y jerarquización de los espacios
públicos y semipúblicos, una construcción tradicional de buen nivel y un correcto
diseño del equipamiento comunitario, que refuerzan la inserción de estos conjuntos en
la ciudad, completando alguno de sus huecos y actuando como incentivadores del
mejoramiento de las áreas circundantes.

La repetición de estos recursos proyectuales en las ciudades del interior merece, sin
embargo, en muchos casos, ciertas reservas pues las relaciones de escala entre la
ciudad y los conjuntos son totalmente diferentes; sin embargo, el solo hecho de
respetar las cuadrículas, abandonando el eje heliotérmico y de definir con claridad los
espacios públicos son avances nada despreciables.

Otra forma de actuación consistió en Concursos Licitación: llamado a oferta del


proyecto y precio para construir en terrenos del Estado. Esto ha permitido el avanzar
en la concreción espacial de la diagonal monumental, de la Av. Del Libertador, con
soluciones desparejas a nivel arquitectónico, pero coherentes en su formulación
urbana. Este sistema ha dado lugar a dos ejemplos, actualmente en construcción, de
particular interés en lo urbano y en lo arquitectónico.

Nos referimos al Conjunto Rambla Sur, de Estudio 5 y a la Cervecería en La Aguada,


del equipo encabezado por el Arq. Inda. El primero, ubicado en la Rambla Costanera,
en una zona deprimida en que ya se habían insertado, como pabellones, una serie de
edificios representativos, Aladi, Unión Postal Iberoamericana, Embajada Alemana,
plantea un modelo posible de completar la “fachada” de la ciudad en ese punto, a
través de la realización de manzanas de cuatro niveles, elevadas en torres muy
modeladas en sus esquinas, una rica articulación urbana, una definición clara de los
espacios públicos y de los de uso del conjunto se ven reforzados por un diseño
arquitectónico que manejando dos planos de fachada, uno de base y otro en voladizo
y diferenciando los materiales de ambos, ladrillo visto y revoque, constituye ya, a
medio construir, un hito en la silueta costera de Montevideo (esperemos se concrete la
realización de otra propuesta de este Estudio, en Propios y Verdi, donde uno de los
anillos concéntricos de la ciudad encuentra la costa sobre un promontorio de césped y
se une a ésta por dos ramas que bajan paralelamente a la costa, y que signará uno de
los puntos destacados de la estructura urbana). El segundo, poniendo, en feliz
contradicción con las bases del llamado que preveía su demolición, el
aprovechamiento de las edificaciones subsistentes de una vieja cervecería para la
realización de un conjunto de una manzana en una de las áreas más deprimidas y
mejor servidas de la ciudad. En un triple dialogo de lo preexistente con lo nuevo y de lo
nuevo entre si, plantea una solución de un interés urbano excepcional a la vez que un
modelo de referencia para el aprovechamiento de numerosas edificaciones
industriales o de depósitos ahora redundantes.
Queremos destacar, en ambos ejemplos, el conocimiento y la referencia a la
arquitectura europea, en este caso a las realizaciones del IBA en Berlín, utilizadas en
forma creativa, apropiada a nuestras circunstancias culturales y económicas.
Una tercera forma de actuación consistió en concursos de anteproyectos para puntos
clave de la ciudad. Programas excesivamente ambiciosos, con costos resultantes
elevados, y sobre todo inercias burocráticas impidieron, hasta ahora, la concreción de
varios de ellos.
El del Barrio Reus al Sur, proponía la recuperación de las pocas unidades en pie, de
un conjunto de dos pequeñas manzanas con mansardas de pizarra, que albergaban
viviendas transformadas en conventillos, infamemente demolidas hace unos diez años.
El proyecto ganador planteaba una solución tipológica coherente con la preexistente y
conformaba un espacio urbano en el que la “memoria” y la modernidad se enriquecían
mutuamente.
El del Arsenal, un predio de 200 mts de largo que uno de las Avenidas radiales
estructuradoras de la ciudad en su confluencia hacia el Centro, planteaba un retejido
de la traba en ese sector mediante un conjunto habitaciones con muy ambiciosos
servicios colectivos, la debatida solución premiada realizaba ese entretejido mediante
diversos edificios separados entre sí y de distintos planeos tipológicos, torres, tiras,
pabellones, proponiendo una solución post-CIAM, con un dejo de ironía, pero en la
que se acepta su premisa fundamental de un espacio público continuo a nivel del
suelo como parámetro de referencia. Una formalización cuidada, con numerosas
alusiones vienesas (Hollein) afirmaban el carácter “vanguardista” de la propuesta.

El tercero, ese sí en construcción: el Edificio Yacaré, cercano al Mercado del Puerto,


en una zona de recuperación urbana en proceso de afirmación, planteaba el llenado
de un predio de relativo tamaño con un programa habitacional. La solución
seleccionada plantea una inserción respetando la escala y alineación de los linderos
interpretada en clave referencial a la excelente arquitectura racionalista de nuestro
país de los años ´30, en este caso el paradigmático Edificio Centenario, y la
organización de correctas unidades de vivienda, que se juegan a la continuación del
proceso de mejoramiento del área, ya que abren en su interior a un “corazón de
manzana” muy deteriorado.
El hecho de que el mismo equipo haya realizado, por concurso en concesión La Proa,
rematando la manzana de enfrente, y afirmando aún más, el pasaje peatonal del
Mercado que propusiéramos como idea para el Grupo de Estudios Urbanos, y que el
Municipio materializó tal cual, hacen pensar que estos presupuestos son acertados.

La cuarta línea de acción fue la de llamados a propuestas de Proyecto, Precio y


Terreno, financiados integralmente por el B.H.U., y seleccionados por jurados de
arquitectos de representación múltiple. Esta línea permitió la inserción de obras en
diferentes partes de la ciudad, una elevación del nivel de diseño arquitectónico y,
sobre todo, inserciones más adecuadas a las característica de las respectivas áreas,
independizándose de la indiferenciación de la reglamentación de alturas de la ciudad.
Globalmente los resultados parecen ser superiores a los de la Promoción Privada del
período anterior, debemos esperar su terminación para confirmar este juicio.

A pesar del bajo nivel promedio de la promoción privada, hubo ejemplos de interés, del
mencionado estudio C.V.S., del Arq. Garabelli y su equipo, de los arqs. Cecilio-
Magariños, y algunos más. De este último equipo con Lorente, destacamos el edificio
en Tomás de Tezanos, cerca de la Rambla del Buceo, de recortada silueta de ladrillo
visto y de interesante resolución de fachadas, lisa en una de sus caras y con terrazas
“logias” con antepechos con líneas de ladrillo resaltadas y de buena proporción de los
estares en las unidades. Los dos primeros realizaron también el edificio sobre el
Parque Batlle y frente a una calle posterior, Bahía Blanca, de muy adecuada
resolución de los frentes a situaciones urbanas muy distintas (deberíamos destacar,
también, su cooperativa de viviendas en la costa del Cerro).

Otro ejemplo a mencionar es el Edificio Agraciada que aprovecha una reglamentación


urbana de pasiva revestida en mármol para resolver con solvencia e interés
volumétrico una importante proa en un espacio destacado del NW de la ciudad, en la
Plaza Aparicio Saravia.

La Torre Libertad, de Falkenstein y Tuzman, se plantea con seriedad la aplicación del


lenguaje postmoderno en la tipología, muy pre condicionada, del edificio de propiedad
horizontal, nos queda la duda de qué va a ser de ciertos detalles si no se asegura un
permanente mantenimiento de la edificación.

Mención aparte merecen dos obras cercabas, CUTCSA 4 y el Hogar El Atardecer.


La primera, un conjunto de 118 viviendas y local comunal enclavado en un predio que
adquirimos con la intención de mantener de la casona, de infame memoria como
centro de torturas, preexistente la reja sobre Millán, una magnifica alameda central de
plátanos crecidos y reutilización de una fuente de hierro fundido. Esas condicionantes
permitieron insertar en un predio lineal que atraviesa el centro de la manzana un
conjunto de tres y cuatro niveles, con organización en doblo “H” y pasajes bajo los
bloques transversales que pautan la secuencia espacial de tres ámbitos
caracterizados en su tratamiento exterior en forma diferenciada. Es de destacar la
temprana preocupación del equipo técnico del C.C.U. por la inserción urbana ya
resaltada en el caso de LICOVI y que puede extenderse a las Sociedades Civiles A.
Lapido, Canelones, Ámsterdam y Las Delicias., etc.

El segundo ejemplo consistente en una la conformación de un espacio en “U” en cuyo


eje y con mayor escala y significación se encuentran los servicios comunes unidos a
dos tiras de habitaciones con baño destinadas a ancianos asistidos por el Ejército de
Salvación, una galería conforma un pasaje de circulación protegida, a la vez que da
escala y “recuerda” las galerías circundantes de nuestras primeras casas-patio. La
propuesta es además modélica en cuanto soluciona una reutilización de los fondos de
una casa quinta de interés patrimonial sin afectarla y demostrando la factibilidad de
una estimulante relación entre la permanencia y el cambio.
Hablar de la solvencia de este equipo en materia de díselo es hablar de uno de los
cuerpos de obra más ricos e interesantes de los últimos años, en los que la referencia
intelectual, a veces la cita de Rossi, Botta, Meier, da lugar a reinterpretaciones de gran
calidad arquitectónica, su ampliación del Hospital Evangélico con un gesto de
“bravura” en su entrada, digno de un Pei materializado por L. Kahn, es otra de sus
aportaciones, al igual que el sencillo Gimnasio del Instituto Crandon o la remodelación
de la biblioteca de su escuela. Sus presentaciones a concursos procuran ser
paradigmáticas, a veces con riesgos de contradecir el programa (Arsenal) pero otras
con una remarcable profundidad y originalidad en el análisis urbano y en la
formalización de las propuestas (Terminal de Autobuses de Montevideo).

Edificios públicos y empresariales

Uno de los integrantes del mencionado equipo, A. Villaamil, hoy residente en Francia,
realizó una de las más interesantes propuestas en los distintos edificios
complementarios a la Represa de Salto Grande. Sin limitaciones económicas, se optó
por resoluciones que se destacaran por la claridad de su masa, el buen uso del ladrillo
visto oscuro, la rica articulación en distintos niveles de los espacios interiores y la neta
proporción y recorte de los vanos exteriores, limitados pero siempre necesarios
composicionalmente. La sencillez, la macicez post-brutalista dan a estas obras una
particular fuerza y les permiten adquirir significación como “puertas” de comunicación
entre Uruguay y Argentina.
La planta industrial de Montevideo Refrescos –al igual que las plantas del Ing. Dieste-
permite apreciar la resolución de la actividad industrial en las mejores condiciones de
trabajo y eficiencia dentro de un continente arquitectónico-ingenieril, la participación
del Ing. Sasson fue muy importante en la resolución estructural seleccionada, y sienta
un punto de referencia para la construcción industrial en el país, tanto más importante
cuando que la necesaria reconversión industrial debido a la integración en el Mercosur
pondrá a estos programas en el primer plano de la actuación profesional.
Lorente y Pintos, realizaron, resultado de un concurso, la sede del Departamento de
Automóviles del B.S.E. Con una propuesta que se relaciona en escalas y tratamientos
a las dos calles que lo limitan, modesta y sencilla a la calle vecinal posterior y con una
contenida monumentalidad a Br. Artigas. Una fachada en que el acceso separa el
núcleo de servicios de las oficinas, resultas al exterior con un cuadriculado de
generosas dimensiones, profundo, en hormigón armado, que transige entre la escala
pública y la privada. De mayor destaque aun es el atrio interior, de cubierta inclinada y
tres paños de iluminación que lo cortan (en el concurso era todo de vidrio pero ello
hubiera sido imposible, por la luz, la climatización y el costo), al que balconean, con
alguna alusión a Aalto, pero pasando por Kahn en lo rotundo de las proporciones y
que constituye uno de los espacios interiores más generosos de nuestra arquitectura
uruguaya.
También de Pintos, con C. V. S. y quien escribe, es la Terminal de Autobuses de
Punta del Este, recién terminada, fruto de un concurso y que se planteó, en la
resolución del programa, el retejer una estratégica zona del balneario, la Angostura,
completando la manzana con el área cerrada de la Terminal y relacionando los
andenes a un pasaje abierto con estructura triangular de hormigón armado y cubierta
traslúcida, constituyendo una galería semipública, a la vez acceso a los ómnibus y
paseo urbano. El contraste de la liviandad de la misma y de los hangares de cubierta
liviana con el bloque transversal en ladrillo visto y sólidas proporciones (no hay ningún
distanciamiento crítico en este comentario) en los que se aprecia la referencia a las
proporciones de Payseé, con una impronta del presente, hace de este edificio,
coherente en el tratamiento de los espacios exteriores e interiores y rico en la
transición de escalas, una digna entrada al balneario esteño.
La sede del Banco N.M.B. de Villar y Pascale resuelve en “clave” tardomoderna, al
decir de Jencks, una esquina de la Ciudad Vieja; sucesivos desplomes invertidos
permiten una clara penetración de las estrechas veredas en la gran escala del espacio
interior del banco, todo resuelto con una cáscara de acero inoxidable y vidrios
coloreados.

Este equipo ha realizado algunos condominios de mayor interés de Punta del Este,
bien emplazados en la costa, con transiciones que adecuan su escala al entorno, con
profundas terrazas que hacen una propuesta de vida apropiada a nuestro verano,
generalmente en revoque blanco aunque con ejemplos muy bien tratados en ladrillo
(San Rafael).

La pequeña ampliación al Colegio San José, de de Ferrari-Gervaz, que con Bastarrica


y Otero constituyen uno de los equipos jóvenes de mayor búsqueda teórica y formal,
constituye, al igual que en el caso de la Compañía del Gas, ya reseñado, un agregado
a un edificio preexistente de tenue impronta neoclásica que se inserta con toda
naturalidad, sin renunciar al uso de un lenguaje expresivo contemporáneo de múltiples
alusiones culturales. La remodelación del frente de una estación de servicio de
Texaco, sobre los nuevos accesos a Montevideo, por parte de miembros de este
equipo, también reviste interés.

Casi enfrente Scheps-Barreira realizaron un laboratorio industrial, EUBSA, en el que


lograron mantener la escala de las casas quinta de la zona y al que reafirmaron con
una entrada en lenguaje postmoderno, tal vez algo excedida en su significación, pero
de muy buen díselo en si misma.

Finalmente conviene destacar los casos en que la arquitectura de los organismos del
Estado presenta mayor interés. Tal el caso del liceo de Juan Lacaze, que incorpora
nuevos lenguajes a la resolución de programas educacionales complejos, afirmando
en sus búsquedas inquietudes ya manifestadas anteriormente pero resueltas ahora
con una mayor madurez. Esto cobra especial significación pues entronca con un
explicito programa de formación y sistematización, a nivel de la Oficina de Arquitectura
de ANEP, con la intención de elevar el nivel promedio de diseño de los edificios
educacionales.
Rehabilitaciones y reciclajes

La obra más significativa ha sido sin duda la recuperación del casco histórico,
lusitano-español, de la ciudad de Colonia. La permanente actividad de una Comisión
Especial en la que destacan por su seriedad y amplitud de miras los Arqs. Odriozola y
A. Cravotto, ha permitido recuperar y revalorizar los espacios urbanos más
importantes: Plaza de Armas, la Parroquia, algunas de sus calles y sobre todo parte de
su muralla y su Portón fortificado; esto se ve complementado por una serie de
reciclajes públicos, Museo Portugués, Bastión del Carmen, Museo de los Azulejos, etc.
y privados en numerosas residencias con destino vacacional, la inserción de alguna
edificación nueva, algún hotel y residencias, se insertan con felicidad en este entorno,
aun en proceso de realización, al que puede criticarse el desplazamiento de la
población de bajos recursos que allí residía, problema común a tantos procesos de
mejoramiento urbano y que requiere para superarlo de voluntad política y recursos
especiales para evitarlo.
En Montevideo, la Ciudad Vieja fue el primer foco de atención, hoy ya manifestando
los resultados de la acción de la C.E.P.C.V. En el espacio público resalta la creación
del espacio peatonal junto al Mercado del Puerto que modificó el uso y la lectura de la
zona afirmando el rol de centro de servicios de comidas del Mercado y sus
adyacencias.
La Plaza España, resultado de un concurso, con rica propuesta de Fabiano, aun no
tiene asegurada su financiación aunque sí se está recuperando la Plaza Zabala con el
aporte privado (Discount Bank).
En esta zona se han desarrollado algunos de los reciclajes de mayor interés que a
continuación reseñamos.
Edificación nueva pero como pieza de la realización de la peatonal mencionada, es el
conjunto de restaurant y salas de reuniones La Proa. Manejando una doble volumetría,
un en revoque y en continuidad con los edificios aledaños, la otra en Torre de ladrillo,
levemente girada; con amplias galerías al exterior en planta baja y primer piso que
aseguran una rica interrelación con el espacio peatonal, se completa con una “pieza
urbana” clave un espacio de particular significación, acorde con su entorno pero sin
renuncias a la utilización del lenguaje de nuestra época.
También en la Ciudad Vieja se encuentra el Paseo de la Matriz, centro de servicios
que recicla una hermosa casona, afirmando su actualidad con un gesto deconstructivo
en su fachada, mediante una viga metálica armada en diagonal, a través de la cual se
accede a un espacio a doble altura, circundado por galerías en primer nivel con
barandas y escaleras muy bien detalladas, bajo una claraboya, y a un patio exterior de
muy buena resolución.
A la vuelta es halla la Junta Departamental de Montevideo en que se cumplió una
ampliación al predio lindero manteniendo la fachada neoclásica de su planta superior y
ordenando acorde a la misma la fachada de planta baja. Se ahueca su interior para
ubicar en él, algo apretadamente, la sala de sesiones del parlamento comunal en un
tambor cilíndrico bastante transparente, que se levanta desde el subsuelo y se une a
las galerías en planta baja por puentes. Una obra de gran interés en que se hubiera
deseado una liviandad mayor en el diseño de las barandas, dada la exigüidad del
espacio disponible. La restauración, en proceso, del Palacio Gómez, de estilo
neogótico veneciano, está permitiendo descubrir unos interiores de una magnificencia
artesanal oculta hasta el momento.
Entre varios reciclajes con destino a vivienda colectiva se destacan el de la calle
Ituzaingó, de Villar-Pascale, en el que una gran residencia, cuyos patios se revalorizan
con un buen tratamiento, como acceso y corazón de las unidades circundantes, t el de
la Casa del Virrey, en la que restaurando una fachada post colonial de gran interés y
conservando algunos elementos preexistentes: patios, alguna escalera, algunos
detalles constructivos u ornamentales, se realizan una serie de viviendas destinadas a
sectores de bajos ingresos. Es importante conocer los costos finales de la operación
para apreciar la factibilidad de su generalización y la viabilidad de gestionar este tipo
de complejas operaciones desde organismos estatales.

Este tema reviste particular importancia ante la existencia de áreas centrales de gran
valor patrimonial y urbano que sufren procesos de degradación y pérdida de población
que deben ser contrarrestados con formas de gestión capaces de insertar
edificaciones nuevas y, sobre todo, reciclar las existentes a niveles de costos
competitivos con los de la vivienda autoconstruida en la periferia.

Un carácter totalmente diferente presentan los reciclajes de Ingeniería de Sistemas y


del Banco Santander en Paraguay y San José.

En ambos se afecta intencionalmente la cáscara preexistente con elementos de otro


lenguaje procurando resaltar la actuación. En el primer caso un uso audaz del color y
una abundancia de elementos y materiales recomponen las dos plantas bajas de una
esquina con grandes transparencias a un interior igualmente trabajado. En el segundo,
con un refinamiento poco usual, se curva parte de la fachada a San José y se resuelve
bien la entrada en la esquina para acceder a un interior de diseño “cool” y refinado
totalmente excepcional y que nos transporta, momentáneamente, a Barcelona (con el
perdón de los Vascos) por la claridad con que e detallaron todos los elementos
aprovechando la abundancia de recursos que el programa permitía (esto permite
recordar que otro, el NMB, encargó numerosos reciclajes bien resueltos por el estudio
C.V.S.).

Con igual interés y refinamiento se resuelve el local de Manos del Uruguay en el


Shopping Center, un estrecho local en “L” da lugar a un juego espacial entre la planta
del local, una galería suspendida de gran liviandad y transparencia y la escalera que
las une, diferentes direcciones son utilizadas sin que se pierda en ningún momento el
pulso del diseño, freso y sugerente.

Arquitectura premiada en construcción

Ya referidos los ejemplos habitacionales, quedan dos ejemplos a resalta: el SODRE y


el Panteón de la Caja Bancaria.
Otros dos concursos de gran interés, que, entre otros, no han visto concretada su
realización, el Ministerio de Economía y Finanzas, excelente propuesta de Estudio 5 y
la “penúltima” versión del Ministerio de Justicia, concursado hace casi tres décadas, y
del que sólo se concreto hasta ahora la estructura.
El SODRE, en una muy discutida ubicación céntrica, que defendimos a pesar de las
estrecheces del predio, como forma de afirmar la Centralidad de la ciudad, resuelto
con una propuesta anti monumental, de gran permeabilidad con el espacio público,
conformando, casi, una plaza cubierta en su planta baja y con gran interés en su
organización y espacialidad interior. (La disposición de recursos para continuar esta
obra es, por lo menos, dudosa).
Si contará, seguramente, con recursos el Panteón de la Caja Bancaria, concebido en
términos deconstructivos, en un sencillo volumen primatico, con acceso lateral des
direccionado a los efectos de distorsionar la percepción espacial, a lo que contribuye
un audaz uso de la luz y la sombra para articular, o desarticular sus distintas partes.
Una visión laica, carente de la retorica usual en estos programas, y que se permite,
aun, alguna alusión al Arq. Vilamajó en una de sus caras laterales. Queda la incógnita
de si será posible mantener esta liviandad y frescura en la obra terminada.

La reseña realizada, que sin ser taxativa abarca una porción significativa de las obras
de interés, muestra, como ya dijimos, una común preocupación por la ciudad existente
que relaciona a las prácticas de intencionalidades muy distintas y lenguajes muy
variados, relativamente más contenida que la de países con mayores recursos, y en la
que una mayor concentración en lo disciplinar empieza a mostrar sus primeros
efectos, a pesar de la inferior formación de las nuevas generaciones.
Hallar los instrumentos de relación entre esa búsqueda disciplinar y la solución de los
temas de vivienda, servicios y, sobre todo, de reconversión urbana, para ubicarnos
competitivamente en el proceso de integración regional, son los retos del presente.
De que sepamos formular e implementar estrategias viables para ello dependerá la
pertinencia de nuestro aporte profesional a la sociedad.

Montevideo, marzo, 1991.

El autor.
Arq. José Luis Livni (n. 1943)
Profesor Agregado de Anteproyecto de Arquitectura.
Profesor Agregado de Introducción a la Historia de la Arquitectura.

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