LIVNI - Del Sueño de Lo Nuevo A La Ciudad Existente
LIVNI - Del Sueño de Lo Nuevo A La Ciudad Existente
Aclaraciones previas
Marco de referencia
1
Livni, José Luis. “Del sueño de lo nuevo a la ciudad existente. La arquitectura de las
décadas del ´70 y ´80 en el Uruguay. En Arquitectura en Uruguay. 1980 – 1990. Montevideo,
Grupo de Viaje G84 (CEDA), 1991.
Entorno disciplinar
La doctrina de los CIAM, explicitada en la Carta de Atenas, era la guía para actuaer en
la nueva ciudad post-revolucionaria. No existía reflexión acerca del contexto, de la
búsqueda de una arquitectura nacional (hoy diríamos apropiada). Quienes lo
procuraban en su búsqueda personal, como el Arq. Mario Payseé, no eran conocidos
por la facultad oficial, y aun la presencia de docentes que como Serralta enfatizaban
en su enseñanza la importancia de las proporciones y los sistemas compositivos
(había trabajado con Le Corbusier) o como Gómez Gavazzo que había enfatizado la
importancia global del “partido”, no logró que se superaran los limites de un lenguaje
anodino, sin vitalidad y que en la década del ´50 había perdido su vanguardismo y se
había edulcorado en búsquedas superficiales y decorativas, dentro de las cuales el
ejemplo de la arquitectura brasileña tuvo, en nuestro medio, particular impacto.
La insistencia del Profesor L.C. Artucio en la vigencia de un pensamiento
culturalmente amplio, humanístico, se estrellaba en la aceptación de la arquitectura
racionalista como respuesta única e inevitable del siglo XX. El conocimiento de los
textos de Zevi, los artículos de Ernesto Rogers en Casabella, a los que se sumó luego
el libro sobre arquitectura española de Carlos Flores motivaron la inquietud de las
nuevas generaciones (y de docentes como Antonio Cravotto) y el comienzo de nuevas
búsquedas.
Se toma así el Grupo Sol, con el explicito proyecto de conocer la arquitectura nacional
e identificar sus rasgos definitorios, de ampliar el conocimiento de la arquitectura
internacional con nuevas figuras: Aalto, un Wright leído en clave no racionalista, los
expresionistas y constructivistas, las distintas propuestas racionales. También se
realizan ciclos de visitas a obras de arquitectura y se redescubre Vilamajó en su
dimensión ecléctica, a Bonet, a los primeros arquitectos renovadores y a los valores de
la vilipendiada arquitectura historicista.
Simultáneamente las nuevas obras de Le Corbusier, Marsella, Ronchamp, La
Tourette, indiscutibles debido a su autor, terminaron por quitar apoyo a aquel lenguaje
predeterminado, posibilitando búsquedas, a veces derivadas de estas obras, pero en
otros casos más libres.
Es entonces cuando se descubre la nueva arquitectura inglesa y, a través de la
misma, el pensamiento urbano planteado por el Team X al que se acepta como
continuidad y no como ruptura del pensamiento renovador. Se unen así
conceptualmente la arquitectura de ladrillo inglesa, el entusiasmo por las nuevas
tecnologías, el utopismo de ciertas propuestas como Archigram, Metabólicas, etc.
como partes de un nuevo pensamiento de vigencia indiscutible cuya adecuación a las
capacidades tecnológicas y económicas del país era necesario realizar, constituyendo
este propósito la clave de las experiencias de mayor vigor a realizar en los años ´70.
Hay numerosos ejemplos factibles de ser enumerado pero sobre los uqe no nos
extenderemos, baste decir que el standard de estas cooperativas de Ahorro y
Préstamo sentó el nivel de una parte significativa de las realizaciones de la promoción
privada y se destacó francamente, con sus volúmenes movidos en ladrillo visto, del
promedio de la construcción especulativa que se realizó en esos años en el país,
Parque Posadas et al…
Simultáneamente debemos destacar otras búsquedas:
La de la sistematización del proyecto, claramente expresada en el Hospital Policial, de
limpia e interesante volumetría, de impecable organización y de gran coherencia en el
diseño de cada uno de sus elementos con el todo. Su carácter macro estructural, tan
afín a las búsquedas de los ´60, es el resultado de un programa complejo y de gran
escala y no de la imposición de una idea arquitectónica forzada, contrastando
favorablemente con otros ejemplos en que ese carácter se concretó de forma
discutible.
En el Centro de Convenciones de la A.C.J., ubicado en la falda del Cerro del Toro en
Piriápolis, encontramos una interesante ordenación volumétrica, definida, no por el
enriquecimiento del volumen por elementos adosados sino por un neto recorte de
estos en el espacio, con sus pronunciadas pendientes de cubierta y por la sabia
proporción de sus vanos insertados en los generosos planos de ladrillo laterales. La
relación y tratamiento de los espacios exteriores e interiores afirma la idea de micro
“polis” insertada en la naturaleza, muestra una mayor rigurosidad del proceso de
diseño convergente con las búsquedas disciplinares de los ´70 a nivel internacional.
La Terminal de Autobuses de Salto, del Ing. Dieste –uno de nuestros mejores
“arquitectos”-, permite percibir la solvencia tecnológica alcanzada en el trabajo con la
cerámica armada a la vez que la “nobleza” de las estructura resultantes; es discutible,
seguramente, su inserción urbana, por ser estructuras que piden un espacio
circundante libre y que logran sus mejores resultados en algunas plantas industriales y
sobre todo en el reciclaje de unos depósitos en el Puerto de Montevideo. La magnífica
cobertura de la Iglesia Parroquial de Durazno lleva la utilización de la cerámica armada
a grados de “poética” alcanzadas por arquitecturas religiosas de otros periodos y
excepcionales en estos tiempos.
La Torre Amalfi de Punta del Este es un claro ejemplo en que la arquitectura procura,
y logra, dignificar un edificio de carácter especulativo, en que las posibilidades
constructivas del predio deber ser totalmente aprovechadas, y en el que la labor de los
proyectistas se ve acotada por ellos, con lo que la espacialidad de las plantas
inferiores, de acceso y galería, cobre particular relevancia y apoya un edificio de
cuidadosa proporción de sus vanos y de refinada resolución de sus detalles,
favorecida por la abundancia de recursos disponibles en estas obras suntuarias.
No es responsabilidad de los proyectistas, sino de los políticos y técnicos, por omisión,
el resultado caótico que la suma de realizaciones, independientemente de su calidad
arquitectónica individual, ha generado en un magnifico emplazamiento natural como el
de la península y playas circundantes de Punta del Este, arbitrariamente “consumido”
sin un precio ordenamiento territorial que encuadrara su crecimiento.
No podemos terminar esta breve reseña de los años 70 sin destacar la Caja de
Previsión Social, del Arq. Mario Payseé, que aunque fruto de un concurso muy
anterior, con una propuesta racionalista a lo “Lever House”, se termina en esta década
en un lenguaje claramente actualizado, que demuestra una personal lectura de las
obras de Leslie Martin (Caius College) y Denis Lasdun, adaptando su enseñanza a un
limpio basamento con múltiples articulaciones con el medio urbano circundante que
dan a esta obra su carácter paradigmático de inserción de un programa complejo en el
centro de la ciudad, su capacidad de reorganizar un espacio circundante caótico y de
potenciarlo con sus múltiples espacios abiertos en diferentes niveles, con el uso de
materiales restringido al ladrillo de campo visto, que significó una referencia obligada
para quienes empezamos a percibir, confluyentemente al pensamiento internacional,
la importancia de la ciudad existente como marco necesario de las obras a realizar en
él. (en la década precedente su vivienda había constituido, también una referencia
obligada en la búsqueda de lenguajes con cierto arraigo en nuestra idiosincrasia y
“memoria histórica y estética” de nuestra sociedad y reconocimiento de la importancia
formativa del Taller Torres García).
En esta búsqueda encontraremos lo más significativo del período, desde los avances
de los Congresos Nacionales de Arquitectos, el 2° dedicado a la problemática de la
vivienda en el país, pero dando especial énfasis a los aspectos morfológicos y
tipológicos de la misma, el 3° dedicado a La Ciudad y el 4°, recién realizado, con el
sugestivo título de “Construir la Ciudad”, pasando por la lucha del Grupo de Estudios
Urbanos por impedir la destrucción de nuestra Ciudad Vieja, de gran valor urbano y
patrimonial, mensaje luego generalizado a la ciudad en su conjunto, y que fue un
factor de movilización en las duras circunstancias de la dictadura (y no puedo menos
que destacar el fermental papel del Arq. Arana en esta lucha), o por estudios
académicos como Propuestas para una Ciudad Democrática, coordinado por el Arq.
Sprechmann, y el Estudio de Áreas Caracterizadas de un equipo de la Sociedad de
Arquitectos, que integramos, junto a miembros del Departamento de Planeamiento
Urbano de Montevideo, y finalmente por los estudios del Instituto de Urbanismo de la
Facultad de Arquitectura que procura hacer un diagnostico actualizado de la ciudad y
sus barrios.
Es así como se crea la Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja, cuya acción
ya permite percibir la reversión del deterioro del área, o más recientemente se
conforman el Consejo Auxiliar de los Pocitos, la Comisión Especial Permanente de
Carrasco y Punta Gorda; se revisan reglamentaciones de esas áreas y de Punta
Carretas, desarrollando piezas normativas más adecuadas a las partes de la ciudad
que regulan, y con mecanismos de gestión más particularizados y flexibles para
implementarlos.
La reciente formación de la Unidad Central de Preservación del Patrimonio Edilicio,
Urbano y ambiental del Departamento de Montevideo permitirá ir, gradualmente,
generalizando esas iniciativas a toda la ciudad.
Igualmente, la significativa creación, en 1990, del Ministerio de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, abre la década de los ´90 con la
esperanza de que se le preste le merecida e imprescindible atención al tema del
ordenamiento territorial en todo el país.
Con esa óptica del protagonismo de la inserción urbana y de respeto al entorno
analizaremos las realizaciones de la década del ´80, en el entendido de que la mismo
no tiene solución de continuidad con la década anterior y que lo que importa es, más
que precisiones cronológicas, el cambio de postura e ingreso de una nueva
generación al ruedo arquitectónico.
En 1975 la Intervención de la Facultad provocó el retiro de todos aquellos docentes
que no pasaron los filtros de “Fe Democrática” que, paradojalmente, exigía el Gobierno
de Facto. Ello significó la ausencia de un sector significativo de docentes, cuya
autoridad y capacidad eran generalmente aceptadas, con practicas establecidas,
presentaciones a concursos, etc. que debieron ser sustituidos, en muchos casos, por
profesionales con menores credenciales académicas y/o arquitectónicas, aun,
excepcionalmente por docentes de dudosas calificaciones, lo que significo un
descenso del nivel de docencia de la Facultad, tuvo, como contrapartida, un efecto
positivo en dos campos: primero facilitar la entrada a la docencia de jóvenes
generaciones talentosas, segundo, la ausencia de las figuras de mayor “autoridad”
permitió un grado de libertad y posibilidades de experimentación para los alumnos
inquietos sin los posibles limites que “los mayores” hubieran, seguramente, impuesto.
Es así como confluyen simultáneamente el cuestionamiento a las doctrinas y las
formas de la tradición renovadora con una generación docente que se halla libre de
ataduras con discursos anteriores y se siente en condiciones de experimentar, con
mayor o menor éxito, nuevas formas de aproximación al hecho arquitectónico y a la
conceptualización urbana.
Paralelamente, terminado a fines de los ´80 el dinamismo y la experimentación en el
campo de la vivienda; bloqueado el camino de las cooperativas, y muy especialmente
las de Ayuda Mutua, a las que por razones políticas se procura desarticular (con la
consecuencia de que su organización gremial, FUCVAM, pase al primer plano de la
resistencia con la recolección de firmas para impugnar una ley que las obligaba a
trasformar su forma de propiedad); acabado el Boom especulativo en Montevideo y
Punta del Este, que había generad tanto trabajo profesional como dudosas
realizaciones arquitectónicas, poniendo en tela de juicio el nivel de formación de los
profesionales; se abre un período de experimentaciones, de búsqueda que, iniciado
por las nuevas generaciones, arrastra, en su reflexión, a las generaciones anteriores.
Encontramos así un período de coexistencia de muy diversas propuestas que refleja,
aunque en forma atenuada, la “oferta” de caminos presente en el panorama
internacional.
Continúa existiendo una masa de construcciones rutinarias, sin interés, pero aparecen
en el panorama urbano realizaciones que marcan otra tónica. Tónica en la que la
búsqueda formal, la relación con el entorno, la utilización renovada de nuevas
tecnologías (o al menos las formas con que esas tecnologías se manifiestan),
aparecen, a veces en forma conjunta, generalmente como búsquedas independientes,
en propuestas teóricas, en presentaciones a concursos, en algunas realizaciones.
Es necesario tener presente el escaso dinamismo de la sociedad uruguaya, su
tradicional conservadurismo, el acceso por antigüedad a las jerarquías de las oficinas
de arquitectura de los organismos del Estado, como factores de limitación en estas
búsquedas, así como el hecho de que la superabundancia de oferta profesional tiende
a limitar, salvo excepciones, la continuidad de las realizaciones de los distintos
equipos.
La presentación de las obras se divide en distintos sectores y dentro de cada uno de
ellos procuraremos señalar los aspectos más significativos.
OBRA NUEVA
Vivienda Individual
No es casual que en este campo abunden los ejemplos realizado s por los arquitectos
para ellos mismos, ya que la limitación de medios unida a la libertad de programa y a
la necesaria búsqueda singular, habilitan una mayor experimentación.
Incluiremos en este capítulo los reciclajes de viviendas, pues comparten con la obra
nueva las mismas inquietudes y recursos de lenguaje; ya se disimulando casi su
reciclaje, como en la vivienda Otero, casi desapercibida en su calle, hasta que se
observan dos ventanas cuadradas de pequeñas dimensiones, y que deja sus aportes
para el interior, con pario abierto central, al que abren el estar y comedor-cocina en
P.B. y, a través de ventanas, los dormitorios de la planta alta, una austeridad y
despojamiento intencional destacan especialmente los elementos de diseño calificado:
la estufa en doble curvatura acordada a la pared, sus tuberías de tiraje puntadas con
esmalte verde claro, al igual que las barandas de la escalera; en el fondo, logrado
mediante la demolición de los últimos ambientes, aparece un parrillero con glorieta
anterior cubierta por la estructura de una claraboya retirada de la casa, y montada, a la
manera de Choisy (¿Rossi?), sobre pilares cilíndricos apoyados en unas bases
cubicas, clara intención referencial muy contenida por una intencional contención de
los recursos utilizados.
Habría muchos otros reciclajes de interés a mencionar de Lorente Mourelle, de
Rodriguez Juanotena, de Plottier, de Taboada-Urrestarazu, de Viola-Rubio, de E. y L.
Mazzini en Atahualpa, etc., todos los cuales demuestran las posibilidades de, junto a la
recuperación patrimonial, crear ricas espacialidades en continentes predefinidos, y
aquí si rescatar la lección de las casas de Le Corbusier, de riquísima espacialidad
interior dentro de envolventes de gran simplicidad volumétrica.
Vivienda colectiva
Es en la vivienda colectiva en que apreciamos una significativa evolución respecto a la
década precedente.
Como resultado de las conclusiones del 2° Congreso Nacional de Arquitectos,
dedicado a la vivienda, se modificaron las formas de actuación en ese campo tanto a
nivel de la obra realizada directamente por el sector público, como en la financiada por
éste.
En ambos casos las consideraciones urbanas tuvieron relevancia y se procuró insertar
los conjuntos en el seno de la ciudad y no en sus áreas periféricas.
Para ellos se recurrió a varios instrumentos: realizaciones directas de escala
intermedia en huecos no urbanizados del tejido urbano y aprovechamiento de áreas
sobrantes de organismos institucionales, lo que dio lugar a conjuntos, generalmente de
cuatro niveles, con tipologías de circulación vertical cada dos unidades, siendo éstas
de doble orientación, gran avance respecto a obras precedentes como las 3600
viviendas del Euskal Erría, y que tanto en los predios del Piñeiro del Campo, del
batallón florida, como en los enfrentados al Cementerio del Buceo, conforman
conjuntos de escala adecuada, con buena definición y jerarquización de los espacios
públicos y semipúblicos, una construcción tradicional de buen nivel y un correcto
diseño del equipamiento comunitario, que refuerzan la inserción de estos conjuntos en
la ciudad, completando alguno de sus huecos y actuando como incentivadores del
mejoramiento de las áreas circundantes.
La repetición de estos recursos proyectuales en las ciudades del interior merece, sin
embargo, en muchos casos, ciertas reservas pues las relaciones de escala entre la
ciudad y los conjuntos son totalmente diferentes; sin embargo, el solo hecho de
respetar las cuadrículas, abandonando el eje heliotérmico y de definir con claridad los
espacios públicos son avances nada despreciables.
A pesar del bajo nivel promedio de la promoción privada, hubo ejemplos de interés, del
mencionado estudio C.V.S., del Arq. Garabelli y su equipo, de los arqs. Cecilio-
Magariños, y algunos más. De este último equipo con Lorente, destacamos el edificio
en Tomás de Tezanos, cerca de la Rambla del Buceo, de recortada silueta de ladrillo
visto y de interesante resolución de fachadas, lisa en una de sus caras y con terrazas
“logias” con antepechos con líneas de ladrillo resaltadas y de buena proporción de los
estares en las unidades. Los dos primeros realizaron también el edificio sobre el
Parque Batlle y frente a una calle posterior, Bahía Blanca, de muy adecuada
resolución de los frentes a situaciones urbanas muy distintas (deberíamos destacar,
también, su cooperativa de viviendas en la costa del Cerro).
Uno de los integrantes del mencionado equipo, A. Villaamil, hoy residente en Francia,
realizó una de las más interesantes propuestas en los distintos edificios
complementarios a la Represa de Salto Grande. Sin limitaciones económicas, se optó
por resoluciones que se destacaran por la claridad de su masa, el buen uso del ladrillo
visto oscuro, la rica articulación en distintos niveles de los espacios interiores y la neta
proporción y recorte de los vanos exteriores, limitados pero siempre necesarios
composicionalmente. La sencillez, la macicez post-brutalista dan a estas obras una
particular fuerza y les permiten adquirir significación como “puertas” de comunicación
entre Uruguay y Argentina.
La planta industrial de Montevideo Refrescos –al igual que las plantas del Ing. Dieste-
permite apreciar la resolución de la actividad industrial en las mejores condiciones de
trabajo y eficiencia dentro de un continente arquitectónico-ingenieril, la participación
del Ing. Sasson fue muy importante en la resolución estructural seleccionada, y sienta
un punto de referencia para la construcción industrial en el país, tanto más importante
cuando que la necesaria reconversión industrial debido a la integración en el Mercosur
pondrá a estos programas en el primer plano de la actuación profesional.
Lorente y Pintos, realizaron, resultado de un concurso, la sede del Departamento de
Automóviles del B.S.E. Con una propuesta que se relaciona en escalas y tratamientos
a las dos calles que lo limitan, modesta y sencilla a la calle vecinal posterior y con una
contenida monumentalidad a Br. Artigas. Una fachada en que el acceso separa el
núcleo de servicios de las oficinas, resultas al exterior con un cuadriculado de
generosas dimensiones, profundo, en hormigón armado, que transige entre la escala
pública y la privada. De mayor destaque aun es el atrio interior, de cubierta inclinada y
tres paños de iluminación que lo cortan (en el concurso era todo de vidrio pero ello
hubiera sido imposible, por la luz, la climatización y el costo), al que balconean, con
alguna alusión a Aalto, pero pasando por Kahn en lo rotundo de las proporciones y
que constituye uno de los espacios interiores más generosos de nuestra arquitectura
uruguaya.
También de Pintos, con C. V. S. y quien escribe, es la Terminal de Autobuses de
Punta del Este, recién terminada, fruto de un concurso y que se planteó, en la
resolución del programa, el retejer una estratégica zona del balneario, la Angostura,
completando la manzana con el área cerrada de la Terminal y relacionando los
andenes a un pasaje abierto con estructura triangular de hormigón armado y cubierta
traslúcida, constituyendo una galería semipública, a la vez acceso a los ómnibus y
paseo urbano. El contraste de la liviandad de la misma y de los hangares de cubierta
liviana con el bloque transversal en ladrillo visto y sólidas proporciones (no hay ningún
distanciamiento crítico en este comentario) en los que se aprecia la referencia a las
proporciones de Payseé, con una impronta del presente, hace de este edificio,
coherente en el tratamiento de los espacios exteriores e interiores y rico en la
transición de escalas, una digna entrada al balneario esteño.
La sede del Banco N.M.B. de Villar y Pascale resuelve en “clave” tardomoderna, al
decir de Jencks, una esquina de la Ciudad Vieja; sucesivos desplomes invertidos
permiten una clara penetración de las estrechas veredas en la gran escala del espacio
interior del banco, todo resuelto con una cáscara de acero inoxidable y vidrios
coloreados.
Este equipo ha realizado algunos condominios de mayor interés de Punta del Este,
bien emplazados en la costa, con transiciones que adecuan su escala al entorno, con
profundas terrazas que hacen una propuesta de vida apropiada a nuestro verano,
generalmente en revoque blanco aunque con ejemplos muy bien tratados en ladrillo
(San Rafael).
Finalmente conviene destacar los casos en que la arquitectura de los organismos del
Estado presenta mayor interés. Tal el caso del liceo de Juan Lacaze, que incorpora
nuevos lenguajes a la resolución de programas educacionales complejos, afirmando
en sus búsquedas inquietudes ya manifestadas anteriormente pero resueltas ahora
con una mayor madurez. Esto cobra especial significación pues entronca con un
explicito programa de formación y sistematización, a nivel de la Oficina de Arquitectura
de ANEP, con la intención de elevar el nivel promedio de diseño de los edificios
educacionales.
Rehabilitaciones y reciclajes
La obra más significativa ha sido sin duda la recuperación del casco histórico,
lusitano-español, de la ciudad de Colonia. La permanente actividad de una Comisión
Especial en la que destacan por su seriedad y amplitud de miras los Arqs. Odriozola y
A. Cravotto, ha permitido recuperar y revalorizar los espacios urbanos más
importantes: Plaza de Armas, la Parroquia, algunas de sus calles y sobre todo parte de
su muralla y su Portón fortificado; esto se ve complementado por una serie de
reciclajes públicos, Museo Portugués, Bastión del Carmen, Museo de los Azulejos, etc.
y privados en numerosas residencias con destino vacacional, la inserción de alguna
edificación nueva, algún hotel y residencias, se insertan con felicidad en este entorno,
aun en proceso de realización, al que puede criticarse el desplazamiento de la
población de bajos recursos que allí residía, problema común a tantos procesos de
mejoramiento urbano y que requiere para superarlo de voluntad política y recursos
especiales para evitarlo.
En Montevideo, la Ciudad Vieja fue el primer foco de atención, hoy ya manifestando
los resultados de la acción de la C.E.P.C.V. En el espacio público resalta la creación
del espacio peatonal junto al Mercado del Puerto que modificó el uso y la lectura de la
zona afirmando el rol de centro de servicios de comidas del Mercado y sus
adyacencias.
La Plaza España, resultado de un concurso, con rica propuesta de Fabiano, aun no
tiene asegurada su financiación aunque sí se está recuperando la Plaza Zabala con el
aporte privado (Discount Bank).
En esta zona se han desarrollado algunos de los reciclajes de mayor interés que a
continuación reseñamos.
Edificación nueva pero como pieza de la realización de la peatonal mencionada, es el
conjunto de restaurant y salas de reuniones La Proa. Manejando una doble volumetría,
un en revoque y en continuidad con los edificios aledaños, la otra en Torre de ladrillo,
levemente girada; con amplias galerías al exterior en planta baja y primer piso que
aseguran una rica interrelación con el espacio peatonal, se completa con una “pieza
urbana” clave un espacio de particular significación, acorde con su entorno pero sin
renuncias a la utilización del lenguaje de nuestra época.
También en la Ciudad Vieja se encuentra el Paseo de la Matriz, centro de servicios
que recicla una hermosa casona, afirmando su actualidad con un gesto deconstructivo
en su fachada, mediante una viga metálica armada en diagonal, a través de la cual se
accede a un espacio a doble altura, circundado por galerías en primer nivel con
barandas y escaleras muy bien detalladas, bajo una claraboya, y a un patio exterior de
muy buena resolución.
A la vuelta es halla la Junta Departamental de Montevideo en que se cumplió una
ampliación al predio lindero manteniendo la fachada neoclásica de su planta superior y
ordenando acorde a la misma la fachada de planta baja. Se ahueca su interior para
ubicar en él, algo apretadamente, la sala de sesiones del parlamento comunal en un
tambor cilíndrico bastante transparente, que se levanta desde el subsuelo y se une a
las galerías en planta baja por puentes. Una obra de gran interés en que se hubiera
deseado una liviandad mayor en el diseño de las barandas, dada la exigüidad del
espacio disponible. La restauración, en proceso, del Palacio Gómez, de estilo
neogótico veneciano, está permitiendo descubrir unos interiores de una magnificencia
artesanal oculta hasta el momento.
Entre varios reciclajes con destino a vivienda colectiva se destacan el de la calle
Ituzaingó, de Villar-Pascale, en el que una gran residencia, cuyos patios se revalorizan
con un buen tratamiento, como acceso y corazón de las unidades circundantes, t el de
la Casa del Virrey, en la que restaurando una fachada post colonial de gran interés y
conservando algunos elementos preexistentes: patios, alguna escalera, algunos
detalles constructivos u ornamentales, se realizan una serie de viviendas destinadas a
sectores de bajos ingresos. Es importante conocer los costos finales de la operación
para apreciar la factibilidad de su generalización y la viabilidad de gestionar este tipo
de complejas operaciones desde organismos estatales.
Este tema reviste particular importancia ante la existencia de áreas centrales de gran
valor patrimonial y urbano que sufren procesos de degradación y pérdida de población
que deben ser contrarrestados con formas de gestión capaces de insertar
edificaciones nuevas y, sobre todo, reciclar las existentes a niveles de costos
competitivos con los de la vivienda autoconstruida en la periferia.
La reseña realizada, que sin ser taxativa abarca una porción significativa de las obras
de interés, muestra, como ya dijimos, una común preocupación por la ciudad existente
que relaciona a las prácticas de intencionalidades muy distintas y lenguajes muy
variados, relativamente más contenida que la de países con mayores recursos, y en la
que una mayor concentración en lo disciplinar empieza a mostrar sus primeros
efectos, a pesar de la inferior formación de las nuevas generaciones.
Hallar los instrumentos de relación entre esa búsqueda disciplinar y la solución de los
temas de vivienda, servicios y, sobre todo, de reconversión urbana, para ubicarnos
competitivamente en el proceso de integración regional, son los retos del presente.
De que sepamos formular e implementar estrategias viables para ello dependerá la
pertinencia de nuestro aporte profesional a la sociedad.
El autor.
Arq. José Luis Livni (n. 1943)
Profesor Agregado de Anteproyecto de Arquitectura.
Profesor Agregado de Introducción a la Historia de la Arquitectura.