El Camino Del Héroe New
El Camino Del Héroe New
TAROT
, del
HEROE
El Tarot como camino iniciático
HAJO BANZHAF
-
Este libro propone al lector un acercamiento en profundidad a los 22
arcanos mayores del Tarot desde las perspectivas psicológica e iniciática.
Tomando como base la psicología jungiana y sus extensos conoci-
mientos sobre esoterismo, Hajo Banzhaf, un especialista en Tarot reco-
nocido internacionalmente, explica la historia que la baraja Waite
cuenta sobre el "viaje del héroe".
Esta historia, la más antigua del mundo, nos pertenece a todos,
inmersos como estamos en un heroico proceso de maduración psicoló-
gica y evolución espiritual. Frecuentemente, el viaje empieza con una cri-
sis o una misión que cumplir. El héroe, o heroína, se pone en marcha y
a lo largo del camino se encuentra con adversarios, personas que le ayu-
dan, pruebas, peligros, desafíos ... Una vez conseguida su meta, empren-
de el camino de regreso transformado por las experiencias vividas.
El libro, tomando el Tarot como referencia, nos describe diversos
aspectos del viaje, ya que durante la vida podemos encontrarnos asu-
miendo distintos cometidos en el camino del héroe. El autor nos reve-
la cómo los arcanos marcan y definen nuestra posición en cualquier
momento dado de nuestra saga personal, y llevándonos de carta
en carta, etapa a etapa, nos explica los diversos arquetipos, tareas,
objetivos, riesgos, pruebas y sentimientos profundos
inherentes a cada carta. Nos desvela también cómo cada
uno de ellos funciona como una señal de alerta que
nos orienta en nuestro camino hacia la liberación.
Cuando hayamos recorrido el "camino del
héroe", habremos dado un gran paso en el
conocimiento de las razones del alma.
HAJO BANZHAF nació en 1949 en
Alemania. Estudió idiomas en Francia
y Filosofía en la Universidad de
Münster. Actualmente está considera-
do una de las mayores autori.dades
europeas en Tarot y Astrología. Ha
publicado hasta la fecha diez libros tra-
ducidos a diversos idiomas, entre los
cuales podemos destacar Aprenda a con-
sultar el Tarot; Guía de los Tarots Rider,
Crowley y Marsella; Las llaves de la astrología
y Las llaves del Tarot, todos ellos publica-
dos por Edaf.
Tírulo del onginal:
TAROT UNO DIE REISE DES HELDEN
C> De la traducción: CAROLA PRUENCE.
11' 2001. Editorial EDAF, S. A., por acuerdo con Schnedo" e \ 'crlagsbcr.m111¡; & \
'erl.1g, D 876-18 Airr.mg/ Grnnany.
© H ajo Bamhaf.
Editorial Edaf, S. A.
Jorge Juan, 30. 28001 Madrid
Dirección en Internet: http:/ /\\ww.edaf.nct
Correo electrónico: [email protected]
Edaf y Morales, S. A.
0
Oriente, 180, n. 279. Colorúa Mocte1uma, 2da. Scc.
C.P. 15530. México D .F.
http:/ / \\~\w.arrakis .cs/-c daf
cdal@cdaf y moralcs.com.nu
Edaf \' Albatros, S. A.
0
San Martín, 969, 3. , Oficina 5
1004 Buen o~ Aires, Argentina
edafuJ l @inrcrar.ar
Edaf Antill~, !ne.
A\•. J.T. Piñcro, 1594 - Caparra Terracc (00921 - 1413)
San Juan, Puerto Rico
[email protected]
Puede entra.r en contacto con el autor en \\WW.taror.de
Octtdm: 200 l
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, rú su tratamiento
informático, ni la transmisión de nin-
guna forma o por cualquier medio, ya sea clectrórúco, mecánico, por fotocopia, por
registro u otros métodos, sin el
permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
Depósito legal: M. 43.935-2001
l.S.B.N.: 84-414-0973-0
PRINTED IN SPAlN IMPRESO EN ESPAÑA
Imprime: ANZOS, S. L. - Fuenlabrada (Madrid}
Contenido
Págs.
AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
¿QUÉ ES EL TAROT? .... . .. . .. .. .. . . . .............. .
15
Origen, estructura y simbolismo de las cartas ... . ...... . 17
Cómo usar este libro .. ........... .. ............ . 26
EL VIAJE DEL HÉROE ............................... . 29
Origen y significado del viaje del héroe ......... ... . . . 31
Los ARCANOS MAYORES ........... . ...... .. .. . ...... .
39
EL Loco ............. . ....... ... ............... .
41
El héroe de la historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
EL MAGO y LA SUMA SACERDOTISA ................... . .
47
Los padres celestiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
47
El padre celestial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
La madre celestial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
LA EMPERATRIZ Y EL EMPERADOR ..... .. ........ . ..... .
55
Los padres terrenales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
La madre terrenal .. . ...... .. . .. .............. .
56
El padre terrenal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
57
Los padres celestiales y los padres terrenales . . . . . . . . . . . . .
58
EL HIEROFANTE .... ..... .. ....................... . 63
La educación del héroe .... . ......... . ........... .
63
Los AMANTES ................... . .... ... ........ . 67
La decisión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
EL CARRO ........ . . .. ... . . . ... . ................ .
71
La partida del héroe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
LA JUSTICIA ......... .. .. .. . .. ................... . 85
La madurez .... . .. ..... . ................. .. . .
85
EL ERMITAl'iO .............. . .................... .
93
Nuestro verdadero nombre ....................... . 93
7~
El TAROT Y El VIAJE DEL HÉROE
Págs.
LA RL'r.DA DE LA FORTL'NA ................••......... 101
La llamada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1O1
LA FUERZA ...................................... 111
El orgullo desmesurado o el animal que nos ofrece ayuda . . . 111
E1 COl.GADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............ 12 7
La gran crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 7
LA M UERTE ...................................... 137
El descenso al infrrmmndo ........................ 137
L-\ TEMPL\SZA ................. . .... .. ........... 155
Guía de almas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 5
EL DIABLO ............... . • •......... . .......... 169
En el reino de las sombras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
L A TORRI::. ................ . ..... ... .............. 187
La dramática liberación . . ................ . ...... 187
LA E ST Rl::.LL,\ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
La fuente de la juventud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
LA L UNA ....... .. .............. . .... ... ......... 205
El peligroso retorno ............................. 205
EL SOL ......................................... 221
El retorno a la luz o la reconciliación ................ 221
EL Juno ....................................... 231
La sanación ........... ... ........ . ........... 2 31
EL Ml'~DO ...................................... 235
El paraíso recuperado ........................... 235
B IBLIOGRAFÍA Y LITERATL'RA Rl::.COMENDADA ....•.......... 241
Í NDICE 0~0 1\IA S TICO ............................... 245
Lista de ilustraciones
Págs.
Mapa del Viaje del H éroe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cubierta del libro
El III de Copas y IX de Oros, diseño original . . . . . . . . . . . . . . . 20
20
El III de Copas y IX de Oros, Tarot Waite ...... . . . ........ .
Arthur Ed1vard Waite y Pamela Colman Smith 21
23
El Colgado: Tarots de Marsella, Waite y Crowley
La Justicia y la Fuerza: Tarots de Marsella, Waite y Crowley 24
32
El mundo antes y después del cambio introducido por Copérnico ..
H eracles en la Pieza del Sol (vasija, cerámica) ....... . . . . . .. . 33
Visión del mundo de los babilonios ....................... . 34
El Dios egipcio del Sol en la barca del millón de años . ....... . . 35
El arco diurno del Sol y el viaje a través del inframundo . ..... . 36
La meta del viaje ................ .. ............. . ... . . 37
Perceval con ropa de loco (detalle) ............ . . . ... . . . .. . 42
El Loco )' El Ermitaño ....... . .. ..... .. ............... . 43
Los padres celestiales y los padres terrenales 59
Quirón como profesor de Aquiles (detalle) 64
64
El Arqnero (Sagitario) como centauro ......... . .......... .
La decisión al comienzo del camino de Heracles ............. . 68
El Tao ................ . .... . ...................... . 72
El Sol, una ilustración del tarot realizada por el Maestro de Ferrara. 75
Manda/a: Un mapa del camino de la vida ................ . 76
La niñez del héroe: el estado simbiótico 81
Madurez y desarrollo de la personalidad en los arcanos mayores .. 81
Los Amantes, El Carro y La Justicia . .............. . . . .. . . 86
87
Perceval conquista al Caballero Rojo con una lanza (detalle) . . .
9~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Págs.
El Emperador y su «doble» La Justicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
La Emperatriz y stt «doble» Los Amantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Perceval con El Ermitafio, Trevrezent . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Hermes Trismegisto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Odín, el dios germánico de la Sabiduría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Moisés recibe las leyes divinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
La Esfinge fenicia de Ne1nrud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
El Oráculo de Delfos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
El tipo intelectual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
El tipo emocional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
El tipo sensorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
El tipo intuitivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
El qtterttbín en La Rueda de la Fortuna y en El Mundo ....... 107
La tarea vital: El Mago, La Rueda de la Fortuna . . . . . . . . . . . 108
El Mago y La Fuerza del Tarot de Waite . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
El Mago y La Fue1·za del Tarot de Marsella .. ............... 112
Heme/es hila lana vestido con ropas de mujer ............... 113
La conciencia rodeada por el inconsciente . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Dioniso cabalgando una pantera 115
El degenerado rey N abucodonosor 117
Relación entre La Suma Sacerdotisa y La Fuerza . . . . . . . . . . . . 118
Aquiles mata a Pentesilea .............................. 122
Heracles e Hipólita ..... . .. .. ......................... 123
El Colgado y su opuesto, El Mundo ....................... 128
Dante, que ha perdido su camino en el bosque . . . . . . . . . . . . . . . 129
El Colgado del Tarot de Marsella y del Tarot de Waite . . . . . . . . 132
Crecimiento personal a través de La Emperatriz y de El Colgado . . 133
[] 10
LISTA DE ILUSTRACIONES
Pág s.
Combinados, El Mundo y El Colgado forman la cruz egipcia . . . 134
El Colgado y La Muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
«Morir» y «Nacer» son opuestos de la misma polaridad .. . ..... 141
El descenso al inframundo, o el viaje nocturno del héroe a través
del mar . . . .. . ................. .... . ............ 142
143
El Pájaro del Alma, Ba
143
Nut, Diosa de los Cielos
La diosa escorpión, Selket . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Maat, la Diosa de la Justicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Pesando el corazón en la Sala de Maat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Anubis lleva a cabo el ritual de apertura de la boca . . . . . . . . . . 145
La pluma conecta El Loco, La Muerte y El Sol . . . . . . . . . . . . . . . 132
147
Jonás es tragado por una ballena
148
Dios, Jonás, y los arcanos mayores
Estructura: El Emperador y La Mu.erte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Crucifixión: La Fuerza, La Muerte y El Colgado ...... . ..... 150
El Jinete Muerte . .. . ......... . . . ....... , .... . ........ 151
Miguel, el que pesa las almas . . ...... ......... . ......... . 156
Crucifixión y descendimiento: El Colgado, La Muerte, La Templan-
za y El Diablo ................................... 157
El encuentro: El Colgado, La Muerte y La Templanza . . . . .. . . 158
Ego, renacimiento y los arcanos mayores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Virgilio guía a Dante en el descenso al Infierno 161
Cibeles guía a Eneas a través del inframundo (detalle) ........ 162
Renuncia y abstinencia: La Muerte, La J.'emplanza y El Diablo .. 164
En nuestro distanciamiento de la obsesión nos guían: El Hierofante,
La Templanza y El Diablo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Terror al percibir los demonios interiores (detalle) . . . . . . . . . . . . 170
II ~
EL TA ROT Y EL VI A JE DEL HÉRO E
Págs.
«El sueño de la razón produce monstruos» .. . ....... . ....... 171
Lucifer vigila las partes escindidas de las almas que han caído .. 171
Confusión en el Infierno . . .......... . .................. 172
«La Inundación» .. . .... . ..... . .... . .. . .... . .. . .... . .. 174
Medusa con la cabeza coronada de serpientes . . . . . . . . . . . . . . . . 178
La diosa madre indú Kali . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Libertad y prisión: Los Enamorados y El Diablo
183
La Torre y el IV de Bastos como polos opuestos . . . . . . . . . . . . . . . . 188
La Torre de Babel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
«La caída de losgigantes» ...... . ... . .. . .... . ...... . . . .. 190
Perseo vence a Medusa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
Edipo y la Esfinge . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
La barca cruza el inframundo ..... . ....... . ............ 195
La Torre en el Tarot de Marsella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
El Carro y La Torre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
Vi1;gilio y Dante luego de abandonar el inframundo ..... . .. .. 200
Las leyes de este mundo (La Justicia) y las leyes del cosmos (La Es-
trella) . . .. . .. . .. . . . ... . ... . .................. . . 202
Planetas y arcanos mayores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
Orfeo pena por haber perdido a Eurídice ..... . .... . .. . ..... 207
Gilgames con la hierba de la inmortalidad .. . . . ............ 208
210
El Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio
La Muerte y La Luna .... . ............. .. ... .. . .. .. . .. 211
El estrecho puente que conduce a la vida eterna (detalle) . .... . . 212
La mujer estrella y la luna negra como polaridades del alma 213
Odiseo se resiste a las sirenas . .. . .......... . .... . ......... 214
Teseo conquista al Minotauro 214
Consciente e inconsciente: El Ermitaño y La Luna 218
[:] 1 2
LISTA DE ILUSTRACIONES
Págs.
Jasón es escupido por la serpiente . . . . .... . ................ 222
El retorno a la luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
El loco ingenuo y el loco puro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224
Hermes, el Dios de los Caminos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
La unificación de La Fuerza, La Templanza y El Sol .. . ...... 226
La carta de El Sol en el Tarot de Marsella .................. 226
Reconciliación de los opuestos: El Mago, La Rueda de La Fortuna
y El Sol ............... ............. . ..... . . . .... 227
El duelo entre Perceval y Feirfeis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
231
Aclaración del significado de El Juicio
Perceval y el Castillo del Santo Grial ... . ..... . . .. .. . ...... 232
La Suma Sacerdotisa, La Fuerza y El Juicio . . . . . . . . . . . . . . . . 233
El regreso, la tarea, la meta ............................. 236
El círculo como símbolo del ego ........................... 236
La elipse como símbolo de la unidad 236
La carta XXI como símbolo de la totalidad .. . .... . ......... 237
La Templanza al final del camino 237
Crecimiento)' totalidad: La Emperatriz, El Colgado y El Mundo. 237
Dante es guiado por Beatriz, m ánima, hacia la percepción de lo
más Elevado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
IJ a
Agradecimientos
ESEO AGRADECER A SALLIE N!CHOLS, psicóloga jw1giana norte-
D americana, por su inspiración. Muchos años atrás, su profundo
libro,]ungy el Tarot (publicado por Samuel Weiser en 1980), atrajo mi
atención hacia el trasfondo mitológico de las cartas. Al familiarizarme
con su trabajo, pude comprender claramente la intensidad que adquie-
re el viaje del héroe en los arcanos del tarot. Me siento muy agradeci-
do a ella por esta razón, y desde entonces no he abandonado el cami-
no que su libro abrió ante nú. Reconocer los símbolos arqueápicos de
los 22 arcanos mayores en el camino que el ser humano recorre en la
vida, e intentar acomprenderlos en su profi.mdidad, ha resultado ser
w1a de mis experiencias más enriquecedoras.
En igual medida, hago extensivo mi agradecimiento a Helmut
Remmler, fundador y director del Instintto C. G. Jung de Múnich,
quien me ha guiado durante muchos afios, ayudándome a entender el
significado de innumerables símbolos, auténticos indicadores en mi
camino y en la vida cotidiana. Sin duda, él habría escrito el prólogo de
este libro, pero, lamentablemente, murió antes de poder hacerlo.
Doy las gracias también a Stuart Kaplan, de U.S. Games Systems,
lnc., por autorizarme a reproducir en el libro cartas del Tarot Universal-
Waite y del Tarot de Marsella. He contado con su inestimable ayuda a
través de los años, igual que lo hará quien desee acercarse al mundo de
las imágenes del tarot.
Y, en último lugar, aunque no por ello menos importante, agra-
dezco a la misteriosa dama vestida de negro que me dio una cita a
medianoche, hace más de 20 años: fue mi primer contacto con las car-
tas del tarot. Era judía polaca y no llevaba en Múnich mucho tiempo.
Desconozco su nombre y no sé dónde se encuentra en la actualidad.
Mirándolo rea·ospectivamente, nuestro encuentro fue un cruce de
caminos que ha cambiado mi vida por completo.
/
¿QUE ES EL
TAROT?
L TAROT es Lm oráculo que comenzó a usarse en el siglo >.'V1
y que sigue vigente aún en nuestros días. Consta de 78
cartas divididas en dos grandes grupos: w10 de 22 cartas,
los arcanos mayores ',y otro de 56, correspondiente a los
JE
arcanos menores. Mientras los arcanos mayores están
compuestos de 22 cartas ilustradas individualmente con distintos te-
mas, y ordenadas siguiendo Lma secuencia numérica, los arcanos me-
nores, precursores de los naipes modernos, están divididos en cuatro
palos: Bastos, Espadas, Copas y Oros, de los que posteriormente se crea-
ron los de Tréboles, Picas, Corazones y Diamantes. Igual que en los
naipes, las series comienzan con w1 As, seguido de w1 dos, Ltn tres, y así
hasta llegar a diez, que es la carta
más alta. Siguen a continuación las
Origen, estructura
figuras Rey, Reina, Caballero y Paje,
lo que significa que hay Lma carta
y simbolismo
extra en comparación con los nai-
pes modernos.
de las cartas
Se desconoce si existió origi-
nalmente entre estos grupos algu-
na relación, o si coincidieron en el
tiempo por puro azar. Igual que ocurre con su origen, el misterio está
aún por desvelar. Existen razones para creer que los arcanos menores
llegaron a Europa desde el mtmdo islámico durante el siglo X\1, aLm-
que no está claro qué uso se les daba ni qué significaban, si tenfan al-
gún valor oracular o si eran, simplemente, un juego de naipes de salón.
Menos incluso es lo que sabemos sobre los arcanos mayores que, se-
gún la opinión de la gente familiarizada con el tarot, son mucho más
relevantes. Aparecieron en el año 1600, y las hipótesis sobre su origen
son muy diversas. Lo mismo sucede con tantas otras cosas relacionadas
con el tarot. Hay quien sostiene que las cartas fueron creadas alrede-
dor del año 1600, ya que es entonces cuando aparecen las primeras re-
ferencias sobre su existencia. Según otra teoría, tener los arcanos ma-
yores entre las manos es como tener delante El Libro de la Sabiduría
de la casta sacerdotal del antiguo Egipto, que llegó a Europa misterio-
samente.
Una de las historias más imaginativas cuenta que las cartas llegaron
a Palestina con el éxodo de Moisés y las gentes de Israel, ya que Moi-
sés había sido iniciado en los misterios egipcios, alcanzando el rango de
Sumo Sacerdote. Una vez en Palestina, el tarot se habría relacionado
I Latín arkmmm, «secreto»; m·ka11.11, «secretos».
17 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
con la Cábala, las enseñanzas secretas judías que, significativamente,
asigna a las 22 letras del alfabeto hebreo un profundo contenido sim-
bólico. La correspondencia numérica de dichas letras con los 22 arca-
nos mayores del tarot constituye el argumento base de esta teoría.
Cabe recordar, sin embargo, que muchas otras cosas con 22 compo-
nentes han sido relacionadas con el tarot, como por ejemplo el Evan-
gelio según San Juan 2, que consta de 22 versículos. Parece, pues, que el
deseo es padre de la percepción: las complicadas acrobacias intelectua-
les, con las que en muchas ocasiones se intenta dar soporte a una teo-
ría, son consideradas evidencia irrefutable, como si de w1a doctrina se-
creta se tratara.
Cynthia Giles dice al respecto en su interesante Libro sobre el tarot:
De los autores que se consideran a sí mismos conocedores en la
materia, cada uno pone especial cuidado en distinguirse de los «otros»,
que defienden teorías falsas, o que han accedido -solamente- a un
aspecto parcial de la verdad. La naturaleza secreta del conocimiento
que dicen tener. .. , parece eximirlos de la responsabilidad de dar soporte
a sus historias. Como consecuencia, acabamos pensando que no exis-
ten razones válidas para creer lo que proponen, aunque tampoco po-
nemos en duda sus sinceras intenciones. Baste decir que cualquier
nuevo investigador del tarot ha de partir prácticamente de cero, ya que
el misterio de las cartas está aún por descubrirse, si es que ello ocurre
algún día 3.
Incluso las definiciones de la palabra tarot, que aparece a finales del
siglo X\1, difieren unas de otras, y son tan numerosas e imaginativas
como las historias sobre el origen de las cartas. Van desde «camino
real» (del egipcio tar «camino» y ro «rey»), a La ley divina (del hebreo
Torah), o a la explicación más bien profana de que las cartas podrían
provenir de un valle por donde pasa un río llamado Taro, cerca de la
ciudad de Parma, al norte de Italia. Lo único que en realidad podemos
afirmar es que tarot es una palabra francesa, y que la última «t» no se
pronuncia. Aquellos que insisten en pronunciarla, lo hacen porque ven
una conexión entre la primera y la última «t» que, solapadas, formarían
un círculo o una rueda, que es otro significado de la palabra, rota
(latín) «la rueda». Si agregamos la palabra egipcia orat («anunciado»)
y recordamos que Ator era la diosa egipcia de la iniciación, enton-
ces podemos entender la frase que el ocultista norteamericano Paul
Foster Case ha creado a partir de las cuatro letras pronunciadas: ROTA
Max Liginbuchl, Das Ge/Jeimnis des Dreikraeftespiels, Pfullingen, Baum, 1961.
3 Cynthia Giles, T11e Tarot, Nueva York, Paragon Housc, 1992, p. 70.
fil] 18
ORIGEN, ESTRUCTURA Y SIMBOLISMO DE LAS CARTAS
TARO ORAT TORA ATOR =La rueda del tarot anuncia la ley de la
iniciación.
Lo más probable es que la verdad sobre el origen de las cartas, y el
auténtico significado de su nombre, se encuentren en algún pw1to de
convergencia de las teorías existentes. Yo, personalmente, opino que el
interrogante sobre su antigüedad no es significativo. Como veremos en
este libro, el tarot es un legado de sabiduría arquetípica que se remonta
a las tempranas épocas del despertar de Ja conciencia de la hw1unidad.
Preguntarse si las cartas que ilustran este mensaje tienen 400 ó 4.000
años de antigüedad parece, pues, completan1ente irrelevante. En cual-
quier caso, y para que nos hagamos w1a idea, las imágenes de los arca-
nos mayores son más antiguas que el papel y la imprenta.
Los arcanos mayores encierran esta fuente de sabiduría en el pro-
fundo simbolismo de sus imágenes. Los 56 arcanos menores, en cam-
bio, no tienen tal dimensión. «El hecho de que ningún autor de libros
sobre ocultismo, o cualquier otro tema, haya asignado a los arcanos
menores un propósito distinto del adivinatorio «demuestra con nuevos
argumentos» ... , seg(m A. E. Waite, «que las dos series no están rela-
4
cionadas entre sí» . Es más, Waite afuma que los arcanos mayores per-
tenecen al divino mundo de la filosofia, mientras que los arcanos
menores están destinados a la adivinación, y únicamente sirven para
5
este fin .
Hasta casi entrado el siglo xx, la ilustración de estas 56 cartas sepa-
recía mucho a los naipes que conocemos hoy, cuyo diseño se basa en
la representación de w1 número de símbolos igual al valor de la carta,
es decir que el III de Copas está ilustrado con tres copas, y podemos
ver nueve monedas de oro en el IX de Oros (figura 1, página 20). Es-
tas cartas, igual que el III de Corazones o el IX de Diamantes, eran
muy dificiles de interpretar, ya que era necesario aprender de memoria
la totalidad de los significados, a. los que se había llega.do sintetizando
el simbolismo del número y el del palo 6 . Esto cambió en 191 O cuando
A. E. Waite diseñó un nuevo tarot, que fue pintado por Pamela Col-
man Smith, y publica.do por Rider & Co., Londres. Los arcanos me-
nores fueron entonces ilustrados por primera. vez (figura. 2 ). Desde en-
tonces, las 78 cartas de casi todos los tarots crea.dos llevan imágenes
que reflejan su significa.do. El tarot Waite, frecuentemente llama.do Ri-
der-Waite, es aún, probablemente, el más popular.
4 A. E. Waite, The Pictorial K ey to t/Je Tarot, York Bcach, ME, Sarnucl Wciscr,
1973, p. 66.
5 A. E. Waitc, T11e Pictorial Key to the Tarot, pp. 167-168.
6 Bastos -fuego-, Espadas - aire-, Oros - tierra- , Copas - agua.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Aun reconociendo la importan-
cia de esta aportación, no debemos
olvidar la diferencia existente entre
las imágenes que surgieron del in-
consciente colectivo de la humani-
dad a lo largo de los siglos, los 22
arcanos mayores, y las ilustraciones
creadas por un individuo, los arcanos
menores, por muy inspiradas que
estas sean. No cabe duda de que una
imagen es de gran utilidad para ex-
plicar una idea, pero no puede nwKa
compararse con la profimdidad sim-
bólica de una figura arquetípica. Por
esta razón, no tiene mucho sentido
analizar las ilustraciones de los arca-
Figura I. El 111 de Copas y el IX de Oros -diseño
nos menores en detalle. El III de
tradicional.
Copas ilustra, por ejemplo, el festi-
val de la cosecha, simbolizado por
frutos que se encuentran a los pies
de unos personajes que están dan-
zando. Cualquiera que observe la
imagen puede comprender lo que la
carta viene a decir: el desarrollo de
los acontecimientos ha sido favora-
ble, la cosecha ha dado sus frutos, y
la persona se siente agradecida y fe-
liz. Esta carta no tiene en realidad
otro mensaje. Cualquier especulación
sobre la razón por la que uno de los
personajes lleva zapatos dorados
mientras otro los lleva azules, o so-
bre el tipo de frutas y vegetales ilus-
trados, es secundaria y trivial.
Figura 2. Las mismas cartas en el Tarot ilustrado
Los 22 arca.nos mayores simbo-
por Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith.
lizan el camino que cada persona ha
de recorrer en el transcurso de su
vida. Y los símbolos, contrariamente a lo que ocurre con los signos, ico-
nos, códigos y cifras, no son artificiales ni inventados. Un símbolo no
intenta esconder lo aparente. Por el contrario, ilustra algo que es tan
grande y profimdo, que resulta dificil expresarlo en palabras y hacerlo
comprensible a nuestra mente. El círculo es el símbolo del todo origi-
nal e indivisible, del paraíso, del hemisferio divino, de la unidad de to-
~ 20
ORIGEN, ESTRUCTURA Y SIMBOLISMO DE LAS CARTAS
das las cosas, de la conciencia y del inconsciente
colecticvo, del yo, de lo que es completo, eterno,
y mucho más aún ... Ninguno de estos significados
ha sido inventado. La sabiduría contenida en la
simbología del círculo fue percibida igualmente
por todas las culturas de la humanidad.
Es más probable que encontremos las claves
para entender el profundo significado de los sím-
bolos en el conocimiento del alma humana, que
en sociedades secretas, órdenes y logias, que sella-
man a sí mismas esotéricas. En el siglo xx, el psi-
cólogo stúzo C. G. Jung abrió una nueva vía a la
comprensión del simbolismo arquetípico, y a lo
que aún hoy se denomina, acertadamente, la sabi-
duría secreta. No estamos hablando, sin embargo,
de la difusión de supuestos misterios, ni de la bús-
queda de significados escondidos. Tampoco es
una forma de impedir el acceso al conocimiento,
hundiéndolo en la oscuridad. Las imágenes ar-
quetípicas constin1yen por sí mismas una fuente
de sabiduría, y su naniraleza es secreta, porque
tiene su origen en las relaciones esenciales e invi-
sibles, que están más allá del 1mmdo de las apa-
riencias, en la realidad deu·ás de la realidad. Este
conocimiento esotérico está presente en todas las
culturas y es más antiguo que cualqtúer religión,
habiéndose convertido, en algunos casos, en el
núcleo de su filosofia, generalmente basada en dos
temas centrales, el camino de la vida y el signifi-
cado de la muerte.
Resumiéndolo lo más brevemente posible, po-
demos decir que la idea fi.mdamental de dicha sa-
biduría secreta es que vivimos en una realidad po-
larizada, en w1 mtmdo en el que solo podemos
percibir y comprender algo, en la medida en que
Los autores de los nuevos diseños
tomamos su polo opuesto como punto de refe-
de las cartas.Arthur Edward Waite
rencia. No podríamos identificar algo como mascu-
( 1857-1942) (Colección de
lino si no existiera su contrario, lo femenino. Sin
R. A. Gilbert), Pamela Colman Smith
la noche, no existiría el día. Sin la muerte, no po-
( 1878-1951 ), Enciclopedia del
dríamos ser conscientes de que estamos vivos. Si
Tarot, vol. 111, Stuart Kaplan, 1990,
entendernos esta ley de polaridad como un princi-
Stamford, CT: US Games Systems.
pio que abarca nuestra realidad de forma total,
(Reproducción autorizada.
debemos asimismo afirmar que existe un polo Prohibidas futuras reproducciones.)
2 I [¡]
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
opuesto a la polaridad, que es la unidad inimaginable, lo divino, lo pa-
radisíaco, que cada religión describe de manera distinta, con sus res-
pectivas in1ágenes y símbolos. La ruptura de esta unidad original, el es-
tado de conflicto, la multiplicidad, y el posible retorno al paraíso
perdido, forman parte del conocini.iento esotérico con respecto al ca-
mino de cada ser humano a lo largo de la vida.
Todas las enseñanzas espirituales describen este tránsito como una
vía de curación, cuya finalidad última es el retorno a la totalidad. Igual
que la psicología jungiana, partimos de la idea de que el individuo es
en un principio «incompleto», al estar parte de su totalidad en la «som-
bra». Esta es una zona de nuestra naturaleza esencial, que la mente
consciente experimenta como ajena o ausente y que, gradualmente,
acaba por integrar. Mientras permanece en la oscuridad, es fuente de
ciertos comportamientos irregulares, con los que intenta atraer nuestra
atención. Al aceptarla e integrarla, alcanzamos finalmente la curación.
Las 22 ilustraciones de los arcanos mayores nos revelan el canúno que
debemos recorrer en el transcurso de nuestras vidas. Ello hace que es-
tas cartas sean únicas, adquiriendo una dimensión que va mucho más
allá de cualquier lecn1ra posible de tma tirada. Aquí es donde se en-
cuentra el significado más profundo, el verdadero corazón del ta.rot.
Una persona que es capaz de comprender las imágenes arquetípicas del
viaje, y de reconocer las relaciones existentes entre ellas, seguramente
encontrará en los arcanos mayores una forma fascinante y clara de
otientación y de ayuda.
Cabe preguntar si la aparición de nuevos tarots ha distorsionado el
simbolismo original. Algunos de los más recientes están ilustrados con
la
temas completamente distintos, e incluyen elementos inexistentes en
versión original, mucho más sencilla. Los esn1diosos del tarot deberían
analizar si la profunda sabiduría que entra.ii.an las in1ágenes de las car-
tas fue enriquecida con símbolos análogos, o si los cambios efecn1ados
son (ui.icamente distorsiones del valor simbólico 01iginal. Cua.i1do un
tarot muestra un personaje ahorcado en la carta de El Colgado, pode-
mos deducir que el creador usó el nombre original de la carta sin co-
nocer su verdadero significado. En cambio, si El Colgado tiene una po-
de cruz, con la pierna derecha (consciente) doblada en
sición en forma
lugar de la izquierda (inconsciente), el símbolo del elegido (ver lámina 3),
estamos ante un enriquecimiento del simbolismo original. No solo no
lo distorsiona, va aún más lejos que la versión a.i1tigua, al dejar claro
que el sacrificio podría incluso ser voluntario y asuni.ido consciente-
mente por el elegido. La apa.iición de brotes en los maderos de la cruz
nos habla de una nueva energía vital, como consecuencia del sacrificio.
En el tarot publicado por Aleister Crowley en 1944 (el tarot Crow-
ley Thot) la ilustración de la carta de El Colgado nos muestra a una
[] 22
ORIGEN, ESTRUCTURA Y SIMBOLISMO DE LAS CARTAS
El COLGADO
Figura 3. El Colgado del Tarot de Marsella; El Colgado del Tarot Waite; El Colgado
del
Tarot Crowley.
persona crucilicada, en la frontera entre la vida y la muerte, sin espe-
ranza (ver figura 3). Mientras que la Serpiente de la Vida aún le man-
tiene firme, como si del hilo de seda de Ariadne se tratara, su atención
(cabeza) está orientada hacia la Serpiente de la Muerte, en la parte in-
ferior. No se trata, en este caso, de una falsificación de la simbología
original, sino de una ampliación, tm enriquecimiento, técnica que ha
demostrado su utilidad en otras áreas de estudio, como por ejemplo la
simbología de los sueños en la psicología jungiana.
Existe una variación en el tarot de Waite que, atmque pasa des-
apercibido a muchas personas, estoy convencido de que distorsiona el
significado global del tarot. Waite cambió los números de las cartas de
La Fuerza y de La Justicia. La Justicia estaba originalmente en la oc-
tava posición y La Fuerza en la undécima. Waite, en su tarot «corre-
gido», como él lo llamaba, intercambió los números de estas dos car-
tas, asignando a La Fuerza el VIII y a La Justicia el XI (ver lámina 4 en
página 24).
Cuando realizó Waite este cambio no dio ninguna razón de peso
que lo justificara, y ello ha dado pie a numerosas especulaciones sobre
las posibles causas. La Cábala, las enseñanzas secretas judías, tiene como
elemento central el Árbol de la Vida, símbolo de la Creación, que
consta de diez centros energéticos, llamados Sefirá en singular, y Sefirot
en plural, conectados entre sí por 22 senderos. Mientras que en un ni-
23 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Reajuste
La JUSTICIA
[ Luj u~
La FUERZA
Figura 4. Columna izquierda: La Justicia y La Fuerza con su numeración original.
Columna del
medio: cartas con la nueva numeración en el Tarot Waite, de Arthur Edward Waite y
Pamela Colman Smith. Columna derecha: la secuencia original, pero con nuevos
nombres
(Reajuste y Lujuria) en las cartas de Aleister Crowley.
ORIGEN, ESTRUCTURA Y SIMBOLISMO DE LAS CARTAS
ve!, los diez Sefirot corresponden a los diez números cardinales, los 22
senderos tienen su paralelismo en las 22 letras del alfabeto hebreo y,
como algunas personas suponen, en los 22 arcanos mayores. Podría ser
esta la razón por la que Waite consideró necesario cambiar la numera-
ción de las cartas. Aleister Crowley, que también conocía la Cábala en
profundidad, rebatió esta teoría, recuperando en su tarot Thot la anti-
gua secuencia numérica.
Según otra especulación, ciertos sabios de la Antigüedad alteraron
conscientemente la estructura de las cartas, con el fin de dificultar a los
no iniciados el acceso al conocimiento. Aunque esta teoría nw1ca ha
podido ser descartada seriamente, todo parece indicar que no es correcta.
La supuesta existencia de tm lenguaje codificado secreto que mantenga
oculto el conocimiento choca frontalmente con la naturaleza ilumina-
dora de los símbolos que mencionamos previamente. Por otra parte, el
cambio de posición sería tan poco significativo que no impediría que
nadie, realmente dispuesto a esforzarse en la tarea, acabara por descu-
b1ir el «código». Como veremos a lo largo de este libro, la estructura
original de las cartas, con su contenido mitológico, resulta mucho más
convincente. Podemos también llegar a la misma conclusión, compa-
rando el simbolismo de los números ocho y once con los respectivos
temas de cada carta.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Cómo usar este libro
lIAcER UNA TIRADA DE CARTAS PARA DAR RESPUESTA A UNA PREGUNTA
determinada es solo una de las formas de usar el tarot. Este libro nos
propondrá otra forma de hacerlo que, aunque menos conocida, nos
permitirá abordar las cartas a un nivel más profundo. Para ello debe-
mos considerar los 22 arcanos mayores como señales arquetípicas,
como mojones que señalan el camino que conduce a un tesoro escon-
dido y di.fkil de encontrar, que es el reencuentro con la totalidad, la in-
dividuación. Las posibles conexiones entre las cartas nos permiten re-
lacionar significados, y nos van descubriendo la filosofia de vida que
nos fue legada con el tarot. Cuando hayamos conseguido comprender
y hacer nuestro el mensaje de las cartas, estas se convertirán en una va-
liosa forma de orientación y ayuda. Estaremos entonces en condiciones
de reconocer las tareas, crisis y vivencias felices que la vida nos pone de-
lante, ensanchando nuestro conocimiento y, consecuentemente, nues-
tro nivel de comprensión.
Si cree reconocerse en algún momento de la lectura, no se sor-
prenda. Tenga en cuenta que los 22 arcanos mayores representan el es-
pectro de experiencias posibles, en cada caso individual, a lo largo de la
vida. Al decir «en cada caso individual» damos por entendido que no
existen garantías de llegar a la última carta. Estamos hablando, por
lo tanto, de un potencial. Cabe señalar también que la misma secuen-
cia de cartas nos ofrece imágenes de nuestro desarrollo en una gran
variedad de aspectos vitales. Y, de acuerdo con la ley hermética que
dice que «el macrocosmos es igual al microcosmos», cada etapa tiene
la misma estructura que la totalidad del camino. Como resultado, po-
dríamos encontrarnos simultáneamente en las siguientes etapas (cartas
del tarot):
1. En El Colgado en nuestro caminar por la vida, situación típica
que no ocurre solamente a la mitad del trayecto.
2. En El Mundo en relación con nuestra ocupación o profesión,
una vez que hemos encontrado nuestro sitio.
3. Entre El Diablo y La Torre refiriéndonos a una relación, en
caso de que nos hayamos enzarzado en dependencias de las que quere-
mos desprendernos, o cuando entramos en contacto con nuestra pro-
pia sombra (El Diablo ), en las fricciones y conflictos, al romper reite-
radamente con los viejos esquemas (La Torre) --esta experiencia
también es posible en la misma etapa.
INTRODUCCIÓN
4. La Estrella en la solución de problemas personales, ya que re-
cientemente hemos salido victoriosos de una crisis decisiva (La Torre),
y estamos nuevamente llenos de esperanza, en busca de nuevos hori-
zontes (La Estrella), aunque primero debemos atravesar ese momento
de inseguridad e incertidumbre (La Lnna) hasta ver nuevamente la luz
en la realidad (El Sol), que nos permita forjar soluciones (El Juicio) y
encontrar una posición estable (El Mnndo ).
5. En El Carro al comenzar w1 nuevo proyecto. Una vez que he-
mos comprendido que nuestros planes son importantes para nosotros
(El Hierofante) decidimos correr el riesgo (El Carro) con todo nues-
tro corazón (Los Amantes).
6. Inmersos en la tarea de dar vida (La Emperatriz) a un impulso
(El Mago), que ha desencadenado tlll proceso interno todavía incons-
ciente (La Swna Sacerdotisa), que nosotros ahora queremos materia-
lizar (El Emperador).
7. Si hablamos del desarrollo de la conciencia, en la fase de reco-
gimiento (El Ermitaño) conectamos con nuestra individualidad y, a
partir del conocimiento adquirido, descubrimos cuál es nuestra ta.rea
en la vida (La Rueda de la Fortuna).
Como hemos visto, esta forma de usar las cartas no requiere hacer
una tirada. La carta correcta es la que refleja la situación que nos pre-
ocupa, y al relaciona.ria con otras cartas, estamos profundizando en la
comprensión y orientación de nuestra vida. Naturalmente, también es
posible hacer el camino a la inversa. Cuando perdemos nuestro norte,
de los arcanos mayores, a fin de ver cómo des-
podemos sacar una carta
cribe el ta.rot nuestra situación actual. Al final de cada sección encon-
tramos un esquema orientativo, en el que se describen las tareas y ries-
gos a tener en cuenta en cuenta en este proceso.
EL VIAJE
DEL
/
HE ROE
Una parábola del viaje del héroe a través de la vida
Cuando se da vida a un mito en una ceremonia ritual o ...
cuando se esmcha un cuento de hadas,
sus poderes de sanación actúan sobre quienes hayan sentido
genuino interés, dejándose conmover,
y a través de esta participación (él o ella)
entrarán en contacto con la representación arquetípica
de la situación, logrando así restaurar el «orden» l .
1
Emma Jung y Maric-Louisc von Franz, The Gmil Leyend,
Nueva York, Putman, 1970, p. 37.
L VIAJE DEL HÉROE es la historia más antigua del mundo.
Su estructura básica está entretejida de mitos, cuentos de
hadas y leyendas, que nos relatan cómo una persona se
pone en marcha para dar cumplimiento a la gran tarea. Es
la misma historia, detrás de todas las historias, que se ha
E
venido contando hasta el día de hoy, una y otra vez, en todos los idio-
mas y culturas, de la misma forma, aunque con innumerables nombres
distintos. No ha sido creada ni inventada por nadie, sino que es un
mensaje de sabiduría que procede directamente del alma. Podríamos
decir que «hemos traído con nosotros» este conocimiento. Al ser la his-
toria más antigua del mundo, es también una historia ejemplar, una pa-
rábola del carrúno que los seres humanos
recorremos a lo largo de nuestra vida.
Por ello es tan interesante. Y debe ser
Origen y
contada repetidamente, para que no per-
damos de vista por qué estamos en la
significado del
Tierra, y qué vinimos a hacer aquí.
Muchos etnólogos, psicólogos, filóso-
viaje del héroe
fos y sociólogos han estudiado este tesoro
escondido en nuestros mitos y cuentos de
hadas buscando sus raíces. Ante todo, deseamos agradecer al psicólogo
suizo C. G. Jung por la esclarecedora interpretación que hace de este
fenómeno, en la que nos dice que los temas, comunes a estas tradicio-
nes, están conectados con al alma del ser humano. Nos ha demostrado
que no solo tenemos unas características externas que nos individuali-
zan como personas, con independencia de nuestra edad, raza o género,
tenemos también algo que nos es común en un determinado plano es-
piritual. Jung ha denominado este universo interior inconsciente colec-
tivo. Este nivel, que conecta a todos los ser~s humanos, es el de los ar-
no se adquieren a través de la
quetipos del alma, cuyas imágenes
experiencia, sino que las «hemos traído con nosotros». El sabio anciano
es, por ejemplo, uno de estos arquetipos. Podría incluso aparecer en los
sueños de alguien que jamás lo ha visto o tenido noticia de su existen-
cia. Ello quiere decir que, aun sin tener un ejemplo externo, el incons-
ciente es capaz de mostrarnos imágenes arquetípicas que proceden de
una fuente colectiva. Lo mismo puede decirse de los ángeles, un ar-
quetipo que es aún menos probable que hayamos visto alguna vez.
El viaje del héroe es una situación arquetípica, un conjunto de ac-
ciones entretejidas a partir de esas imágenes primigenias. Por ello, y a
pesar de sus muchas variaciones, tanto el viaje como las imágenes nos
resultan tan extrañamente familiares. Nos hablan siempre de una bús-
queda, de la aventura de ir en pos de un tesoro escondido, muy dificil
EL TAROT Y EL VIAJ E DEL HÉRO E
de encontrar, y de sus diversos com-
ponentes. El filólogo Walter Burkert
ha resumido estos componentes de
la siguiente manera:
A raíz de una pérdida o una mi-
sión, el héroe debe lle\'ar a cabo una
tarea. Se pone en marcha, y a lo largo
del camino se encuentra con adversa-
rios y con quienes Je ofrecen ayuda.
Logra hacerse con la fórmula mágica,
y hace frente a su oponente, vencién-
dolo, aunque es frecuentemente mar-
cado en este proceso. Una \'ez que
consigue Jo que busca, deshaciéndose
de perseguidores y adversarios, coge el
camino de regreso a casa. Finalmen-
te, hay una boda y una ascensión al
trono 2.
No importa cuántas veces esta
historia haya sido contada, ni las mu-
chas colecciones de cuentos de hadas
y mitos con los que se la pueda rela-
cionar, solo nos ha sido entregada
una vez completa y en imágenes, y es
a través de los arcanos mayores. No
nos estamos refiriendo solamente a la
ilustración de los hechos arquetípi-
Figura 5. El mundo antes y después de Copérnico.
cos, sino a las conexiones individuales
La Madre Tierra se encuentra en el centro de toda
entre las distintas etapas, que se des-
existencia en la perspectiva geocéntrica (arriba). En
prenden de la estructura de las cartas.
el sistema heliocéntrico (abajo) todo gira alrededor
Su significado, en relación con nues-
del Sol. (Harmonia Macrocosmica, de Andreas Cella-
tro viaje, nos resulta entonces com-
rius, Prussian Sr.ate Library, Berlín.) ·
prensible al más profundo nivel.
Aparentemente, los elementos esen-
ciales del viaje del héroe solían leerse
en el cielo, siendo los movinlientos de
dos grandes luces, el Sol y la Luna, importantes puntos de referen-
cia. Para poder entenderlo debemos considerar el mundo como lo ha-
cían las gentes que vivieron en el nlilenio anterior a los grandes can1bios
», en Propyliieen Geschichte de1· Liu-
2 Walter Burkert, «Mythos und Mythologie
ratur, ,·o l. 1, Berlín, Prop~ ·laecn Vcrlag, 1981, p. 14.
ORIGEN Y SIGNIFICADO DEL VIAJE DEL HÉROE
introducidos por Galileo y Copérnico (ver
lámina 5).
Hoy sabemos que la Tierra gira sobre su
propio eje y alrededor del Sol. Sin embargo,
de acuerdo con nuestra percepción, el Sol
continúa saliendo por la mafi.ana y ponién-
dose por la tarde, y a pesar de todos los des-
cubrimientos científicos de los pasados si-
glos, nada ha cambiado esta experiencia. Y si
queremos comprender la Jústoria que el alma
nos cuenta, debemos abrirnos a su realidad,
,. ver el mundo tal como se ha mostrado a Jos
ojos de los hombres desde tiempos inmemo-
riales.
Viaje nocturno a través del mar de Heracles
La Monta.fía del Mundo, en la que los se-
en la Pieza del Sol. (Vasija, cerámica,
res humanos vivimos, se encuentra en el cen-
Museo Vaticano.)
tro, flanqueada por poderosas colunmas. La
colunma izquierda está coronada por la Lw1a
y la derecha por el Sol, y an1bas sostienen la bóveda del cielo, bajo la cual
nos sentimos todos tranquilos y seguros.
Este antiguo concepto se ve muy claramente en la representación es-
quemática que los babilmúos se hacían del mLmdo (ver figura 6 en pá-
gina 34). Aquí, la Montaüa del Mundo se eleva en el disco central, que
está rodeado por el océano. El aiúlio del horizonte contiene las esferas
Visión bizantina del
mundo; la Montaña
del Mundo con
' • J. , t columnas que sirven
de soporte al cielo.
(Biblioteca del
Vaticano.)
33 m
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
por las cuales viajan los
planetas. Y, bajo el hori-
zonte, se encuentra el in-
framundo. En esta con-
cepción del mundo de los
babilonios es posible es-
tudiar dos fenómenos que
han inquietado a los seres
humanos en la Antigüedad,
y que permanentemen-
te han intentado explicar.
¿Cómo es posible que el
Sol se ponga cada tarde por
el oeste, apareciendo sor-
prendentemente a lama-
ñana siguiente por el este?
¿Cómo llega hasta alli? Sin
que nadie lo vea durante la
noche, aparece nuevamen-
te por el lado opuesto al
otro día. Las mentes más
iluminadas llegaron a teo-
rias diversas. Una de ellas
Figura 6. Visión del mundo de los babilonios. (Adaptado de
propone que al atardecer
Bof1tlonisches Weltbild, de Gerhard J. Bellinger. Knaurs Gruber
el Sol sube a una barca en
Religionsführer, Múnich, 1990, p. 50.)
la puerta del oeste, fre-
cuentemente asociada a
una descendente Luna creciente, y viaja a través de la noche de los cie-
los. La noche de los cielos era considerada un mar nocturno, y de ahí la
historia del viaje nocturno del héroe a través del mar.
En otra parte se difundió la noticia de que el Sol desaparecía bajo el
horizonte cada tarde, de lo que se dedujo que tenía que haber un
mundo inferior, que el Sol cruzaba por la noche. Ello ha dado origen a
las historias que hablan del descenso a un mundo inferior, y que nos
cuentan que las almas de los muertos esperan ansiosamente la llegada de
la luz y de la energía vital del Sol, regocijándose cuando este se sumerge
en el mundo de Las tinieblas. Aparecieron también historias sobre la lu-
cha del poder de la luz contra el poder de las tinieblas, a la hora de las
brujas. El ascenso triunful del Sol cada mañana era, pues, la evidencia de
su naturaleza invencible.
Se dio también suma importancia al movimiento de la Lw1a, la se-
gunda luz más grande del cielo. Al final de su ciclo, y por tanto al final
del mes original, La fase creciente de la vieja Lw1a podía verse por última
~34
ORIGEN Y SIGNIFICADO DEL VIAJE DEL HÉROE
\·ez en la maf'lana, por el horizonte del este. A ello le seguía un prome-
dio de tres noches sin Ltma, antes de que la luz pudiera verse nueva-
mente por primera vez en el horizonte del oeste, al atardecer. En esos tres
dias y noches la Luna supuestamente cruzaba el mundo inferior porque,
;cómo, si no, podría aparecer repentinamente por el oeste después de
haber sido vista por el este la última vez? Otra historia análoga a esta del
Lielo, y que forma parte de la tradición de muchos pueblos, cuenta que
d héroe viaja al inframundo a llevar a cabo una importante tarea, re-
;resando victorioso, o levantándose entre los muertos al cabo de tres
dias. Sin duda, estamos muy familiarizados con este argumento que en-
.:ontramos en la Biblia y en la fe cristiana, seg{m el cual Cristo «fue cru-
.:ilicado, murió, fue enterrado, descendió a los infiernos y resucitó de
e'1tre los muertos al tercer día ... ».
Debernos agradecer a los antiguos egipcios su importante aporta-
aon de conocimientos sobre los símbolos y las conexiones con el viaje
del héroe, o sea, las cartas de los arcanos mayores, han ilustrado con ri-
.:as imágenes el viaje de Ra, su Dios del Sol. En su barca, llamada «la
arca del millón de ai'í.os», cruzaba Ra diariamente el cielo del día y el
.:: elo de la noche.
Este tema puede enconu·arse también en los 22 arcai1os mayores.
Las cartas impares, del I al X, cuentan la historia del Sol a través del cielo
Jíumo, mientras que las pares, del X al XVIII, desc1iben el descenso al
mframw1do y el posterior regreso a la luz. Como resultado, de cada par
dt: cartas relacionadas entre sí por suma cruzada se pueden hallar corres-
? •ndencias de significado.
Los momentos de cambio en este viaje están marcados por El Er-
rr1taño y La Luna. Aunque el cangrejo (Cáncer) puede fácilmente re-
...c nocerse en la carta de La Lw1a, tenemos que consultar la astrología
para saber que El Ermitaño corresponde a Saturno y al signo de Capri-
= Dios egipcio del Sol en la barca del millón de años. Izquierda: el viaje a través del
mar nocturno
(cielo estrellado). Derecha: el viaje a través del cielo diurno --disco solar-. (Papiro
de Ani,
British Museum, Londres.)
3 5 fil]
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Arco del Día
Arco de la Noche
Figura 7. El arco diurno del sol y el viaje a través del inframundo,
en las imágenes de los arcanos mayores.
ORIGEN Y SIGNIFICADO DEL V IAJE DEL HÉROE
El JUICIO El MUNDO
-6Ura 8. La meta del viaje .
.:omio. Ello quiere decir que estas cartas reflejan también el momento
.:e cambio de los ciclos anuales del Sol, el Trópico de Cáncer y el Tró-
D .:o de Capricorruo.
El leitmotiv de ambos u·amos del camino se encuentra, pues, en los
primeros arcanos. De las cartas impares, la primera es la que deter-
-.!Ila el tema central: El Mago (1) muestra el sendero masculino del des-
arrollo de la conciencia, que va de izquierda (inconsciente) a derecha
- nsciente). Por ou·a parte, La Suma Sacerdotisa (II) es la clave del
sendero femenino de las cartas pares, que va de derecha a izquierda,
onentado a la oscuridad, a lo inconsciente, a lo secreto, y que es en de-
=;.;.;::i,-a el camino a través de los misterios. Naturalmente, el canuno no
- ~ del hombre ru de la mujer. De hecho, la única forma de reencon-
~....r la totalidad es recorrer ambos las dos vías. El canU.no del héroe es
CL-nbien el can1ino de la heroína, aunque la mayor parte de los n1itos
_ !herndos proceden de sociedades pauiarcales y tienden a contar lus-
as wulaterales de héroes que Llevan a cabo grandes haza.fías.
El psicoanalista C. G. Jung describe la evolución del yo corno un
..:eso de individuación que implica descubrir y desarrollar nuestra sin-
-;uundad, permitiendo que aflore la naniraleza individual, a fin de en-
- _ ::ramos a nosotros n1ismos y alcanzar finalmente la totalidad. Este
ammo, comparable al del Sol, puede ser también subdividido en dos
.:ciones, siendo la primera n1itad de la vida el momento del desarrollo
pc~n al y del crecin1iento exterior. En la segw1da n1itad, por el contra-
37 [¡]
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
rio, nos volvemos hacia nuestro interior y tomamos contacto con la
sombra. El tema común de las tres últimas cartas nos habla del resul-
tado final del proceso de individuación, es decir, la personalidad unifi-
cada, que ha madurado hasta alcanzar la totalidad.
Quienes han atravesado los dos mundos llegan al tema final de las
cartas XIX a XXI, que representa el retorno a la luz -El Sol-, el mis-
terio de la transformación -El Juicio-, el paraíso recuperado -El
Mundo- (ver figura 8 en página 37). La vigésimo segunda carta, con el
número O, es El Loco. El bufón de Shakespeare dice: «La locura, señor,
recorre el orbe como el sol» 3.
3
Shakcspearc, Noche de reyts, acto 3, escena 2.
LOS ARCANOS
MAYORES
o ES EXTRAÑO que de todas las personas sea pre-
cisamente El Loco el vencedor en este gran
viaje? Hoy en día tenemos del héroe una idea
completamente diferente: esperan1os que sea
valiente, fuerte, firme, inteligente, con aura de
eterno ganador. Con una mirada retrospectiva podremos comprobar,
~in embargo, que estos bravos héroes invencibles son bastante recientes,
aunque algw1os de ellos, como Gilgames, Heracles, 01ión o Perseo for-
man parte de la historia hace tres o cuatro mil afios. Este tipo de héroe,
daran1ente masculino, es propio de los albores del patriarcado, y bási-
de los poste1iores, con los que también estamos fami-
camente distinto
liarizados, y que siguen vivos a tra-
,·es de la tradición oral, en nuestros
cuentos de hadas y leyendas. En El Loco
e:.tos casos, al menos al principio, el
'.1éroe no es particularmente valien- El héroe de la historia
;:e, fuerte, galante ni hábil. Suele
-.er más bien el joven, el tonto o el
.neo. Y no deja de ser interesante que sea precisamente el «simple»
.::uien lleve a cabo con éxito la gran tarea. Todas las lústorias tienen tm
:-.urón similar. Cuentan, por ejemplo, cómo w1a gran sombra cae sobre
J.Il reino floreciente, y el rey manda a buscar un héroe dispuesto a sal-
ar sus tierras del peligro amenazador. Normalmente, el rey tiene tres hi-
·~· Los dos mayores manifiestan de inmediato su voluntad de ponerse
en marcha y solucionar el problema. Son más o menos sinceros, pero
aunque intentan salir airosos de la prueba, no lo consiguen. Cuando el
·10 menor se prepara también para intentarlo, todos se ríen de él, dán-
•lo por perdedor. Y atmque sabe que no es particularmente inteli-
=-enre, valiente o hábil, decide igualmente aswllir el riesgo. Luego de
~Lichas pruebas y extraordinarios acontecinúentos, acaba haciéndose
n el tesoro escondido y dificil de encontrar, y lo lleva de regreso a
.:..l:>.1, liberando así al reino de la terrible amenaza I. El rey habría creído
.o. ..:ualquiera capaz de tal hazafia, especialmente a sus hijos mayores, que
le parecían mucho, y que eran casi tan inteligentes y valientes como
cr.;;. el, o como lo había sido algtma vez. A su hijo menor, en cambio, no
-.e1a como a un héroe. Este es el cwioso mensaje que encierran todos
cuentos conocidos, procedentes de pueblos del mtmdo entero: la
~na que consigue encontrar la solución al gran problema es preci-
~aturalmentc, hay muchos equivalentes femeninos de la historia, en los que la
ri<:queña, a diferencia de sus -rrccucntementc- malas hermanas, es la heroína.
cx:mplo, Cenicienta, Psique, o la hija pequc1ia del Rcv Lcar.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Perceval con ropa de loco. Perceval dejando atrás su madre y su casa [detalle].
(Edmund von
Worndle, Perceval HallVinzentium, Brixten.)
EL LOCO
samente aquella que creíamos incapaz de hacerlo.
~larie- Louise von Fra.nz nos da la explicación:
"El simple» ... , dice ella, «simboliza esencialmente
la personalidad íntegra y genuina ... Esta integri-
dad es más importante que la inteligencia, el auto-
control o cualquier otra cosa. Es en esta natura-
leza genuina donde radica la salvación de la
situación» 2 . Sería prematuro y a la vez erróneo
!>a.car la conclusión de que este es el viaje de El
Loco. Aunque es verdad que el héroe comienza
el viaje como El Loco, es capaz de evolucionar
con gran rapidez. Al final de la historia, sin em-
bargo, debe adoptar nuevamente una actitud
!llOdesta y sencilla, similar a la que inicialmente
terúa. Nos recuerda a Perceval, que se adentra en
el mundo vestido como w1 loco y, como él, en-
cuentra el Castillo del Santo Grial al final de la
historia. También aqtú vemos aparecer a El Loco
como w1 tonto simple al principio del relato,
El ERMITAÑO
emergiendo más tarde como El Loco sabio.
Las cartas muestran a El Loco acompañado
por w1 perro que simboliza el poder de los ins-
tintos, que lo protege a lo largo del camino y sale
en su auxilio cuando lo necesita. A pesar de en-
contrarse al borde del abismo y de no ser cons-
aente de ello, nwKa llega a caer. El ladrido del
~rro lo pone sobre aviso o, más probablemente
.:¡uizá, siente el in1pulso de seguir en otra direc-
ClÓn, sin llegar nwKa a darse cuenta lo cerca del
~ligro que ha estado. Las montaü.as cubiertas de
"1eve que conforman el escenario de la carta re-
~resenta.n las cumbres que aún le quedan por es-
.:J.lar en su viaje, y que son el hogar del Ermita.ti.o.
Es la meta de la primera parte del viaje, al final de
Figura 9. Las cumbres cubiertas de nieve en el
horizonte de El Loco nos muestran el mundo donde
El Ermitaño se siente como en su propia casa.
Representan las alturas de la sabiduría que El Ermitaño
ha alcanzado, pero que El Loco aún debe escalar.
! Maiie-Louisc Von Franz, ShadoJ11 and Evil in Fairy Tales, Zúrich, Spring, 1974,
p 185.
43 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
la serie de cartas impares: el conocimiento, o más exactamente, el auto-
conocimiento. Todo lo que lle''ª El Loco en su ' ~aje está dentro de su
hatillo, y ello ha dado lugar a todo tipo de especulaciones (ver figura 9
en página 43). La mejor explicación se la debemos a Sheldon Kopp,
que llamó al hatillo «la bolsa del conocimiento no usado» 3.
Con ello expresa Ja ápica y a la vez interesante actinid de El Loco:
no sabe nada o no hace uso de lo que sabe aunque, en contrapartida,
sus conocimientos jamás le bloquean u obstruyen. En cierto sentido
personifica al 11Íl'í.o que todos llevamos dentro que, como al resto de los
11Í11.os, le encanta probar siempre cosas nuevas y coger can1inos imprevi-
sibles. No cabe duda de que esta actitud abierta y Libre de condicionan-
tes es la ideal para el aprendizaje de cosas nuevas. Waite llamó a esta
carta «la mente en busca del conocimiento».
Sin embargo, cuanto más adultos nos vamos haciendo, más tende-
mos a reafirmarnos en nuestras convicciones y opiniones. Dando por
sentado que estamos siempre en lo cierto, sin excepción, perdemos
todo interés por conocer cómo se ve la realidad más allá de nuestras
ideas. Vi~os en un mundo de conceptos, a los que con gran orgullo
llamamos conocimiento pragmático, y que bloquea nuestra capacidad
de abrirnos al conocimiento que procede de nuestro interior. Nos afe-
rramos a aquellos juicios e in1ágenes que nos infunden una cierta sensa-
ción de seguridad, aunque la realidad es bien diferente. Nuestra vida se
vuelve aburrida, rutinaria y monótona, y al no surgir cosas nuevas e in-
que nos ilusionen, la alegría de vivir se marchita en nosotros.
tensas
Y, qué duda cabe, la realidad nos da alcance, una vez tras otra, hacién-
donos reconocer, en nuestras crisis, que nuevamente nos hemos hecho de
ella una idea equivocada.
Por el contrario, El Loco representa el lado alegre y sin grandes
complicaciones que también tenemos, a quien la perfección o los erro-
res le son completamente indiferentes. Con alegria y de forma desenfa-
dada va por la vida probando cosas nuevas, sin temor a equivocarse, a
hacer el ridículo. Si algo no funciona, simplemente lo vuelve a intentar
hasta que lo consigue o hasta perder el interés. Le gusta e>..'Perirnentar
ese sentimiento de felicidad que nace del corazón, y se sorprende ante
la cantidad de posibilidades, Ja gran variedad de cosas que la vida y el
mundo le ofrecen.
3 Shcldon B. Kopp, T/Je Hanged Man, Palo Alto, CA, Scicncc and Behavior
Books, 1974, p. 7.
EL LOCO
Palabras clave sobre EL LO e o
"1 '
El nii1o, el ingenuo, el simple.
Probar cosas nuevas. Ausencia de prejuicios, aprendi-
zaje lúdico.
M ETA: Alegría de vivir, experiencias adquiridas de forma lú-
dica.
Rl ESGOS: Torpeza, confüsión, descuido, tontería.
SENTl1 \1IE:-..rros VITALES: Espíritu aventurero, curiosidad, fuertes instintos, ac-
titud abierta, capacidad de asombro, alegría despreo-
cupada, deseo de probar nuevas cosas.
~ ...... """'" s TÍPICO EN EL HÉROE CLÁSICO tener dos pares de padres,
unos terrenales y otros celestiales. Esta imagen nos es fa-
miliar, ya que en muchos mitos el héroe es hijo de pode-
rosos dioses, aunque criado por padres humanos, en algo
similar a una corte real. Algunas veces esta situación no
es evidente debido a los orígenes desconocidos del héroe. En otras oca-
siones los cuentos de hadas nos dan indicios de los otros padres del hé-
roe, que se ha criado con sus padrastros. En el tarot estos dos pares de
padres están representados por las tuatro primeras cartas numeradas.
El Mago y La Suma Sacerdotisa son los padres celestiales del héroe y
simbolizan la polaridad original entre lo masculino y lo femenino en el
plano celestial, es decir, «en el mundo de las ideas». Cuando hablamos de
«masculino» y «femenino» en
este libro, nos referimos al con-
tenido simbólico de estos térmi-
El Mago y
nos y no a la división de papeles
o al conjunto de cualidades que
La Suma Sacerdotisa
les son propias. El arquetipo
masculino y el arquetipo feme-
Los padres celestiales
nino son los dos principios origi-
nales que, como el yin y el yang,
solo pueden conjuntamente formar la totalidad. Simbolizan los dos po-
los de la dualidad, a partir de los cuales nuestra conciencia percibe la
realidad. En la página 48 encontraremos una lista de conceptos mascu-
linos y femeninos.
Esta dualidad se manifiesta también en los dos caminos que nos
conducen hacia el conocimiento, el mágico y el místico, que corres-
ponden a su vez a las dos formas de acercarse a la naturaleza: la inter-
,·ención o la adaptación L. La vía de El Mago es la que escoge el in-
dividuo fáustico, que explora y penetra la naturaleza, que intenta
comprenderla y desentrafiar sus secretos, con el fin último de reinar so-
bre ella. Este es también el can1ino escogido por los seres humanos en
occidente, y que ha dado como resultado nuestro actual nivel de vida,
1unto a las bendiciones y maldiciones de la tecnología. Es el camino a.e-
ª''º del poder exterior y de la acción, a través del cual se consigue
·cualquier cosa que sea posible». Y si algo nos van mal o nos produce
una sensación perturbadora, siempre podemos deshacernos de ello. En
ambas situaciones, la energía de El Mago se dirige a Ja acción, en con-
traste con La Suma Sacerdotisa, que nos muestra el camino del misticismo
1
Hay dos posibilidades de entender la teoría de Darwin. «La supervivencia de los
más aptos» es normalmente traducido como «la supervivencia de los más fuertes».
Cuando hablamos de aptitud, hablamos también de aptitud para adaptarse, de
forma
que la frase también significa «la supervivencia de los que mejor se adaptan».
4 7 fil]
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
FEMENINO
MASCULINO FEMENINO MASCULINO
11
o
Pasivo Logos Eros
Activo
Análogo
Derecha Izquierda Causal
Abajo Abstracto Concreto
Arriba
Día Noche Análisis Síntensis
Sol Luna Detallado Holístico
Flujo Reflujo Separado Conectado
Inconsciente Distancia Proximidad
Consciente
Mente Alma Fuera Dentro
Razón Intuición Directo Indirecto
Cantidad Calidad futensi110 Intensi110
Tener Ser &tremo Moderado
Permeable Lineal
Penetrante Cíclico
Actuar Dejar que las cosas Angular Redondo
ocurran Duro Blando
Engendrar Concebir Rudo Sua11e
Tensión Relajación Justicia Moral
Renovar Preservar Ley Misericordia
Acción Reacción Luz Oscuridad
Extravertido Intro11ertido Tono alto Tono bajo
Involuntario Constante Cambiante
Voluntario
Concepto Imagen Descubrir Esconder
EL MAGO Y LA SUMA SACERDOTISA
y el arte de «dejar que las cosas ocurran por sí mismas». Esta forma de
entender la vida la encontramos también en las tradiciones orientales.
Escoger este camino implica estar preparados y esperar hasta ser en-
contrados, tocados y transformados por lo divino, al tiempo que se
ejercita la paciencia. Dicho de forma más sencilla: El Mago busca por
la vía mística hasta ser encontrados. Ambos son caminos de conocimiento
que tienen conjuntamente su analogía en la polaridad de la Creación y
en las dos mitades de nuestro cerebro. Ninguno de estos caminos es más
más correcto o mejor que el otro. Llevados a Ja exageración,
importante,
cualquiera de ellos es negativo: solo son valiosos y buenos si los vivi-
mos de forma equilibrada. El héroe de la historia, al igual que nosotros
mismos, deberá coger uno y otro sendero para alcanzar finalmente el
objetivo.
El Mago:
El padre celestial
EL MAGO PERSONIFICA EL PRlNClPlO ACTIVO y CREA-
DOR. Representa la conciencia solar que ilumina
todas las cosas y que busca la transparencia y la cla-
ridad. La carta lo muestra en la actimd de un maes-
tro que no actúa valiéndose de su propia fuerza,
sino que recibe la energía desde las alnrras y la ma-
terializa sobre la Tierra. Esta conexión entre lo de
aniba y lo de abajo queda reflejada también en la vara
que tiene en su mano y en el símbolo del infinito
sobre su cabeza. Son los dos mw1dos y su constante
intercan1bio.
La mesa cuadrada que se encuentra frente a El
Mago, en correspondencia con el número cuatro,
representa el nivel de realidad terrenal. Los símbo-
los dispuestos sobre ella son los cuatro palos del ta-
rot, Bastos y Espadas, Copas y Oros, relacionados
con los cuatro elementos, fuego y aire, agua y tierra,
y que conjuntamente simbolizan la totalidad, ya que, El MAGO
de acuerdo con las enseñanzas grecorromanas, la
Creación se basa en estos cuatro elementos. Estos elementos represen-
tan aqtú tareas, más exactamente, las tareas vitales de El Mago. La carta
49 rn
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
nos habla por tanto de la inteligencia, la voluntad y la capacidad de lle-
var a cabo eficazmente las tareas que nos han sido asignadas en la vida,
a través de las cuales podremos alcanzar nuevamente la totalidad.
La presencia de rosas rojas (amor divino) y lirios blancos (pureza del
alma), así como el fondo dorado de la carta, que en los arcanos mayores
del Tarot de Waite simboliza lo «noble», nos presentan a El Mago como
una valiosa fuerza orientada hacia la consecución de metas elevadas y no
como a un charlatán.
Palabras clave sobre EL MAGO
El creador, el maestro.
Acnur, tom.1r iniciativa, impubar, acept.1r una t.1re.1 y
lleg,u- ,1 dominarl.1.
J\laestna, autorrea.lización, percepción.
J\kgalom.m1.1, fant.1sí.1~ de omnipotencia, charl.na-
nen,1.
Si :--11\IIE:>.:1 O\\ I L\I l \: Seguridad en ~1 mismo. <;emir~e conectado J pod1.:ro
sas ti.lentes de energia.
EL MAGO Y LA SUMA SAC ERDO T ISA
La Suma Sacerdotisa:
La madre celestial
EN EL POLO OPUESTO AL MAGO, La Smna Sacer-
dotisa entra.ti.a la pasividad, el principio receptivo.
Representa el deseo de dejarse guiar, y la paciencia de
esperar el momento apropiado para reaccionar ai1te
un impulso. Ella nos trai1smite el mensaje de que
todo tiene su tiempo justo, y de que las cosas deben
ocunir sin nuestra intervención prematura. Esta cai·ta
es, por tai1to, expresión de nuesu·a confiai1za en esa
voz interior que nos indica la senda a seguir, y que
de forma perfectamente fiable nos va diciendo si
debemos actuai·, cuándo, dónde y cómo hacerlo.
La Suma Sacerdotisa se encuentra sentada entre
dos colwnnas, cada w1a de las cuales se ensancha en la
parte superior, como símbolo de su volw1tad recep-
tiva. Llevai1 las letras B y J, haciendo w1a referencia
al pasaje bíblico del primer templo de Jerusalén. El
Rey Salomón hizo construir dos columnas al frente,
llamadas Boaz y Jak.im (2 Crónicas 3:17 y 1 Reyes
7 :21). Se desconoce el significado original de estas
columnas y de sus nombres, aunque se hai1 hecho muchas especulaciones
al respecto. Cabe destacai·, fündamentalmente, que ocupai1 w1 lugar espe-
cial en la simbología de la francmasonería. En las cai·tas del tarot son de
color bla.t1CO y negro, símbolo de la polaridad 01iginal, que es ai1áloga a
las existentes entre luz y oscuridad, día y noche, verai10 e invierno, con-
ciencia e inconsciente. El trono de La Stm1a Sacerdotisa se encuenu-a en el
centro de esta polaiidad, dejai1do claro que ainbos extremos son igual-
mente importantes para ella. La Suma Sacerdotisa no separa ni evalúa,
porgue sabe que an1bos polos, conjuntainente, formai1 la totalidad. Si los
dividimos, presentándolos como opuestos, no solo perdemos la unidad
original, sino que nuesu·a percepción será cada vez más unilateral. En este
contexto sería lógico tainbién leer las letras B y J como Baal y Yahvé
Jehová). Baal era esposo de Astai·té, la poderosa Reina de los Cielos se-
mítica, representada por la Ltma, símbolo de la noche. Yahvé (Jehová), el
1
Dios del Antiguo Testai11ento, era adorado como dios de la luz , ya que
I La siguiente limitación debería ser agregada «oficialmente» a esta afirmación,
·a que, para descontento de la Iglesia, gran parte de la gente de Israel consideraron
a
.\starté, Reina de los Ciclos, incluso como la esposa de Yavhé.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HtROE
él, como todos los dioses patriarcales, lucha contra los poderes de la os-
curidad.
Podemos decir que ambas fuerzas tienen igual valor, considerando
que en el nivel más elevado (al tiempo que profundo), cualquier sepa-
ración en luz y oscuridad, bien y mal, Dios y Diablo, vida y muerte, es
irreal e incorrecta. En el fondo de nuestro corazón, los seres humanos
sabemos que la totalidad solo puede ser alcanzada cuando la luz y la os-
curidad celebran su tmión, más allá de cualquier limitación o valoración.
Este profundo conocimiento de la unidad que lo contiene todo es la
«sabiduría del útero», personificada en La Suma Sacerdotisa, y expresada
en los rollos de la Torah 2, la ley divina, que descansan sobre sus piernas.
Ella no cree en la ley impresa, pero inn1ye el verdadero significado que
hay detrás de cada palabra, igual que le ocurrió a María, según nos
cuenta la maravillosa historia de la Navidad: «María recordó todas estas
cosas y meditó profundamente sobre ellas» (Lucas 2:19).
El mismo concepto se expresa también en su corona, en la que apa-
recen las tres fases de la Luna, creciente, llena y menguante, y que nos
habla de la conciencia lunar y de los ciclos naturales. Esto es exacta-
mente lo que la carta representa. La luz indirecta de la Luna nos permite
percibir las cosas, y si bien no ofrece la misma claridad que el Sol, es ca-
paz de llegar hasta esas zonas de oscuridad que eluden la conciencia so-
lar, ya que desaparecen con los primeros rayos de luz al amanecer. La
Swna Sacerdotisa representa el mundo de los sueños, los sentimientos,
la sensibilidad y el conocimiento inniitivo de las conexiones. Ella es la
más profunda fuente de inspiración, y vibra con mayor intensidad
cuando nuestra conciencia diurna y solar está adormecida.
2 Se conoce por la Torah a los cinco libros de Moisés, el comienzo del Antiguo
Testamento. Estos libros continen las leyes del pueblo Judío, razón por la cual
suele
comparárselos con la Ley Divina. Originalmente y hasta nuestros días, los libros
que se
encontraban en las sinagogas estaban escritos en rollos. Por esta razón vemos un
rollo
como parte de la imagen de la carta.
El MAGO Y LA SUMA SACERDOTISA
Palabras clave sobre
LA SUMA SACERDOTISA
ARQUETIPO: La Reina de los Cielos.
TAREA: Paciente espera de tm impulso (interior o exterior).
Aguardar el momento adecuado, estando preparada.
Ser receptiva, acn1ar como tm eco.
META: Certeza intuitiva, comprensión profunda, premoni-
ción de los acontecinúentos. Comprensión de los
sueños, intuición de las conexiones.
RIESGOS: Huir de la realidad, dudar. Indecisión constante.
SENTIMIDffOS VITALES: Dejar que las cosas ocurran por sí núsmas, dejarse
guiar, sentirse inspirado núentras la conciencia per-
manece adormecida.
1 LOS PADRES CELESTIALES NOS ENSEÑAN el arquetipo mascu-
lino y el arquetipo femenino en el mundo de las ideas, Jos
padres terrenales encarnan estos principios arquetípicos de
forma concreta: como Ja Madre Naturaleza (La Emperatriz),
y el poder de Ja cultura y la civilización (El Emperador). Si
®
a:nbas fuerzas conviven armoniosamente, los seres humanos se sienten
seguros y protegidos, viviendo también en armonía en un entorno po-
:I\·o. La Madre Naturaleza, fuente de toda vida, está constantemente
.undo a luz cosas nuevas, mientras que El Emperador, por su parte, es
responsable de la cosecha. La Madre Naturaleza se nos presenta en su
csudo salvaje original. El Empera-
r crea jardines en medio de la
c.Leza, y construye espacios segu-
La Emperatriz y
donde la gente se sienta prote-
rdi de su acción extrema. Mientras
El Emperador
e ella es la quintaesencia de los
..:zrnb1os cíclicos, él intenta, en la
Los padres terrenales
CX'dida de lo posible, equilibrar y
nar estas situaciones. La Madre
·a:llialeza puede producir los frutos más hermosos durante largos
:::xric ><ios de tiempo, pero en otras épocas, imprevisiblemente, dejará
~e . us hijos mueran de hambre. Por ello él construye graneros, fabrica
:eras e inventa la calefacción y el aire acondicionado, a fin de equi-
..:.lJn.r sus fluctuaciones.
El cometido del Emperador es la creación de la verdadera civiliza-
. que implica el ennoblecinúento de la naturaleza dura y salvaje. Sin
__, .argo, la fuerza de El Emperador, llevada a tm extremo, conduce a
- neutralización de todos los ciclos, a la canalización de todos los ríos,
.;a construcción de jw1glas de cemento, excesos de asfalto, parques
monos, selvas cuadradas y espacios estériles e inútiles en un mundo
wrico y artificial. Cuando las estructuras se vuelven excesivamente rí-
- . ella sabe cómo suavizar las cosas o, si fuera necesario, provocar su
~ ~a. Al mismo tiempo, amorosamente, cubre con yedra las feas
¡::uredes de cemento y llena de flores los lugares abandonados. Las co-
que El Emperador crea, en cambio, necesitan cuidados constantes
?Uª no oxidarse o convertirse en semillas, que caerán nuevamente
re ella.
Li Emperatriz, igual que la Madre Naturaleza, personifica todo lo
::.aairal, El Emperador, por su parte, todo aquello que es creado con
manos. A ella le corresponde lo redondo: la línea recta es Ja excep-
~n en su mw1do. Él representa lo recto, pues prefiere construir cosas
adradas y de superficie lisa, mecánicamene, o sus propias manos.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Incluso la experiencia del tiempo es para La Emperatriz redonda y
cíclica, sin principio ni final, sin cambios: es el paso del año, el eterno
retorno de lo que siempre ha sido. Para él, el tiempo es lineal: todo
tiene un principio y un final, y llama progreso a lo que ocurre entre
estos dos momentos. Por eso, en el mundo de La Emperatriz se da
por sentado que todo lo que pasa volverá, como ocurre con la rueda
de la eterna reencarnación. En el mundo lineal del Emperador todo
tiene w1 principio y un final, y ello implica, necesaria.mente, que solo se
vive una vez.
La Emperatriz:
La madre terrenal
m
LA MADRE NATURALEZA ESTÁ SENTADA EN su
TRONO, adornada con los símbolos de la fertilidad
y rodeada por ellos: las granadas que de sus ropa-
jes, las mieses, la selva, el río, todo ello nos dice que
ella es tierra fértil, y fuente de la que nacen todas las
formas de vida. Las doce joyas de su corona repre-
sentan los doce meses del año y nos indican que de-
tenta el poder sobre las estaciones. Por otra parte,
el símbolo de Venus en su trono enfatiza el aspecto
apacible y la cualidad fértil de la Madre Naturaleza,
que cuida y nutre. Su otra faceta salvaje y destruc-
tiva, que se manifiesta en forma de catástrofes natu-
rales, queda relegada al fondo de la carta.
La Emperatriz es la encarnación absoluta de la
creatividad y de la fuerza vital. Es la fuente original,
virtualmente inagotable, que da vida a nuevas co-
sas, w1a y otra vez. Representa las fases fértiles, la
evolución de situaciones vitales y las etapas de re-
novación cíclica.
LA EMPERATRIZ Y EL EMPERADOR
Palabras clave sobre LA EMPERATRIZ
ARQUETIPO: La Madre (La Madre Naturaleza).
Tl.RE:\: Traer al mundo cosas nuevas. La fertilidad.
~Ir .TA: Fuerza vital, crecimiento, renovación cíclica, afirmación
de la vida.
Rlr'iGO: Crecimiento desordenado, inestabilidad.
· 1:-:--11,\IIENTO \llTAL: Caminar en terreno fértil, sentirse vivo, conocer los ci-
clos vitales, confiar en la abtmdancia.
El Emperador:
El padre terrenal
E E.\ll'ERADOR PERSONil'ICA LA ~STRL'CfURA, EL OR-
. la claiidad y la realidad. Como patiiarca que es,
-Jiltiza la seguridad y el orden, y asume con ello una
-~'1 responsabilidad. Su notable fuerza radica en la
,·eraiKia, y en no soltar el hilo rojo que tiene en
~JilO. Con el proceso de can1bio que en general ha
. nmentado la imagen del padre en el siglo XX, hay
·nes opinan que los valores que encarna son en la
~.ilida d completan1ente obsoletos. Olvidai1 muy
:c..mente estas personas que lo que él representa, en
:-ea....dad, es el poder de hacer que ideas, deseos e in-
:iones se conviertan en realidad. Él es quien hace
... "Uta, es quien conoce la forma adecuada de rea-
los trabajos. Por todas estas razones, y contraria-
re a ciertas acusaciones de las que es objeto, El Em-
xrador no es hostil a la vida. Al contrario, en su mano
cha lleva a modo de cetro la ai1tigua cruz egip-
d Ankh, que simboliza la conexión vital entre lo E 1 E M p ERAD O R
eruno y lo masculino, con su eje vertical que ter-
en forma cie gota. Para los egipcios era, pura y
emente, el símbolo de la vida. Este cea·o lo define, pues, como wia
u protectora que tiene como cometido la conservación de la vida.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Palabras clave sobre EL EMPERADOR
El padre (Tío Sam).
ARQU:HIPO:
Sin tirubear, convertir en realidad ideas, intenciones
o deseos largamente acariciados.
Mr.TA: Establecer un orden, crear un entorno seguro y es-
tructurado. Detentar el poder de forma estable.
Terquedad, pcrtcccionismo, rigidez y dureza.
SE:-,'TIMIEXIUS \Tl.\LI:-'>: Conciencia de sus responsabilidades. Actitud realista
y seria. Tener el hilo rojo en su mano.
Los padres celestiales y
los padres terrenales
EN LA SECUENCIA DE LO DOS PARES DE PADRf que aparece en la fi-
gura 10, las cartas dejan claros algunos conceptos fundamentales sobre
el viaje del héroe.
Ambos pares de padres aparecen en la siguiente secuencia en las pri-
meras cuatro cartas: masculino (1), femenino (2), femenino (3) y mas-
culino (4 ). Dado que los números impares se consideran masculinos y
los pares femeninos, en cierta forma podemos decir que tendría más
sentido si a El Emperador le correspondiera el ( 3) y a La Emperatriz el
( 4 ). Veremos, sin embargo, que esta particular estructura de las cartas
contiene algunos mensajes importantes:
1. El nivel terrenal es tm reflejo del reino celestial, de ahí que los
padres terrenales aparezcan en posición invertida, como si de tm espejo
se tratara.
2. Todo aquello que se vuelve tangible, adoptando una forma en
el mundo material, está sujeto a w1a evolución en cuatro etapas. Para
LA EMPERATRIZ Y EL EMPERADOR
xa 1 O. Padres celestiales y padres terrenales.
s9 m
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
que esto ocurra es preciso que un impulso ( 1) encuentre tm eco posi-
tivo, que actúe de forma receptiva (2). Este impulso seria inútil e inefi-
caz sin el eco y, a su vez, no habría eco sin impulso. Pero, una vez que
se han encontrado, el uno y el dos se w1en para formar el tres, el fi-uto
maduro (3), que tomará posteriormente su propia forma (4). En el pro-
un ser humano, los pasos son: el esperma ( 1 ), el
ceso de creación de
huevo (2 ), el feto ( 3) y el momento en que la crianira ve la luz de este
mundo y su forma se hace visible ( 4 ). En el proceso creativo los pasos
son: la idea ( 1 ), la resonancia positiva, el terreno fértil que necesita para
ser útil y efectivo (2 ), la maduración del proyecto ( 3) y su posterior plas-
mación en la realidad ( 4 ).
3. Esta estrucmra nos da una valiosa información sobre el viaje del
héroe. Las primeras cuatro cartas ya nos anticipan en qué consiste el
viaje, qué tareas han de cumplirse y en cuánto tiempo. La \'Ía masculina
es el sendero de la voluntad y de la conciencia, pero es tanibién el ca-
mino de las leyes, del conocimiento profimdo de las leyes del mundo y
de la vida. Esta etapa consiste en atravesar la se1ie de cartas impares, en-
cabezadas por el arcano El Mago (I). La naniraleza de esta carta nos ha-
bla de una etapa activa, en la cual los desafios han de ser buscados, su-
perados y dominados. A esta almra, es importante que el héroe, es decir,
cada uno de nosotros, se separe del útero materno, La Emperatriz (111),
para adentrarse en el mundo y convertirse en aduleo. La Suma Sacer-
dotisa (11), por su parte, lidera la vía femenina a través de las cartas pares,
que nos dirigen hacia abajo, hacia las misteriosas profundidades del in-
consciente, hacia los misterios de la vida. En este caso, la lección que te-
nemos que aprender es el arte de «dejar que las cosas ocurran». El tramo
que estamos recorriendo representa la primera etapa de la vida. Luego,
al llegar a la mitad del can1ino, las cosas cambiarán.
La tarea a la que ahora nos enfrentarnos no puede superarse con tru-
cos, por muy agudos que sean. Ha llegado el momento de involucrarse
genuinamente, pues esta prueba no podrá ser resuelta por medio de la
contemplación o de las frases inteligentes. Solo será posible hacerlo for-
mando parte de las experiencias, sin reservas. Esta es la vía de los deseos
y de la misericordia, por la que avanzaremos cuando el canúno lo de-
no cuando nosotros queramos. Esta opción requiere que
termine, y
exista en nuestro interior el deseo incondicional de dejarnos guiar.
Como ya hemos visco, la primera mitad del viaje tiene que ver con
el abandono del útero materno (La Emperatriz III) y el crecimiento. El
desafio ahora es recuperar la humildad y devolver los símbolos masculi-
nos de poder previamente adquiridos (El Emperador IV), confiando en
que seremos guidados por un poder superior. El investigador de temas
mitológicos y seguidor de Jung, Joseph Campbell, dice de este proceso:
D 60
LA EMPERATRIZ Y El EMPERADOR
«Los símbolos normales de nuestros deseos y temores se convierten en
sus opuestos, finalmente .. ., porque el desafio ya no es la vida, sino la
muerte». Lo dificil de abandonar entonces no es el útero, sino el falo» 1.
Es necesaiio, sin embargo, que nuestro ego alcat1Ce w1 cierto nivel de
estabilidad y fortaleza pai·a cumplir con las tai·eas asignadas. Por esta ra-
zón, estas dos etapas del camino no se pueden vivir en orden inverso.
Además de contar con tm ego desarrollado y estable, es necesai-io ex-
plorar las leyes de la vida en la primera mitad del camino, la vía de El
Mago, antes de iniciar la via de La Suma Sacerdotisa, que es la senda de
la gracia y del misticismo, que nos conduce a la superación del ego y a la
recuperación de nuestra totalidad.
1 Joseph Campbell, T11c H ero with a Thousa11d Faces, Nueva York, Panthcon,
1949, p. 12.
IEROFANTE (o SUMO SACERDOTE) ERA EL NOMBRE dado
a los grandes sacerdotes en los misterios de la Antigüe-
dad clásica. La palabra tiene origen griego y signifi-
ca «aquel cuyo cometido es la enseñanza sagrada» (hie-
tt
ros = sagrado, phantes =enseñar). En otros tarots la
carta se llama simplemente El Sumo Sacerdote y, en las más antiguas, El
Papa. Las dos llaves al pie del trono se refieren a Pedro, el primer Papa,
a quien Jesús dijo, según la tradición Bíblica: «Y yo te daré el Reino de
los Cielos» (Mateo 16:19). A partir de entonces, Pedro se convierte en
el guardián de las puertas del Cielo, de acuerdo con las creencias popu-
lares, y las dos llaves pasan a ser los elementos simbólicos más destaca-
dos en el escudo de armas de los
papas. La corona de tres pisos, las
rres cruces de sus vestiduras y la
El Hierofante
cruz triple del Sumo Sacerdote son
los símbolos de su responsabilidad
La educación del héroe
en los tres niveles, cuerpo, mente
y alma, y, a su vez, Cielo, Tierra
e Infierno.
En contraste con los arcanos anteriores, en esta carta vemos otros
personajes de menor tamaño, además de la figura arquetípica principal.
on las primeras figuras humanas que aparecen en un plano secundario:
unos novicios que, de pie o arrodillados ante el trono, esperan las ins-
rrucciones del Sumo Sacerdote. En el tema de esta carta podemos en-
contrar paralelismos con el despertar de la conciencia del niño, con su
primera percepción consciente, dirigiendo la mirada hacia unos padres
o adultos, cuya figura, igual que su experiencia, es mucho mayor. En
este momento el niño comienza a despertar gradualmente del senti-
miento de unidad original, de la desconexión de todo y de todos. Dice
yo» por primera vez, y comienza a crear así, progresivamente, la fron-
tera entre él mismo y los demás.
El Hierofante está relacionado con la educación del héroe, con la
preparación necesaria para hacer frente, más adelante, a lo que encon-
rrará en el mundo exterior. Esta carta corresponde a la etapa en que la
conciencia comienza a adquirir forma, y a aprender a diferenciar el bien
del mal. Representa también la confianza en Dios, que nace en la in-
tancia, y que el héroe necesitará, sin duda, a lo largo de su viaje.
El contenido esencial de las enseñanzas se refleja en la mano del
umo Sacerdote, que está dando su bendición: los dedos extendidos
Lmbolizan el mundo visible (lo aparente), mientras que los otros de-
dos representan lo invisible (lo oculto y trascendente). En el misticismo
!lun1erológico, el cinco, La suma de los dedos, representa el significado,
EL TAROT Y EL VI AJE DEL HEROE
Quirón como profesor de Aquiles (detalle). Qean-Baptiste Regnawlt, Louvre, Paris.)
El Arquero (Sagitario) como un
centauro (Tradatus sphaere,
Bibliotheque Nationale, París).
El HIEROFANTE
lo que es esencial, como fácilmente puede deducirse de la palabra
quintaesencia (latín quint =cinco, essentia =naturaleza). El mensaje es,
por tanto, que solo aquellos que dirijan su atención en ambas direc-
ciones podrán comprender lo que es esencial, el significado. Quienes
olo miran al exterior están tan lejos de encontrar orientación como
los que únicamente centran su atención en lo trascendente. Por esta
razón, el héroe ha de transitar por los dos mundos a fin de encon-
trar lo esencial: el mundo exterior de la conciencia que corresponde al
.irco diurno del Sol y el mm1do interior e inconsciente del viaje a través
del mar.
Los Nibelungos cuentan cómo Sigfrido fue criado por el enano
Regin. En la mitología griega, el sabio centauro Quirón era consi-
derado gran maestro y educador, y admirado por ello. Él transmitió
us conocimientos a muchos héroes como Jasón, Asclepio, Aquiles y
Heracles, preparándolos para su posterior viaje por la vida. El centauro
e frecuentemente usado como símbolo del signo zodiacal de Sagi-
tJ.rio, que está relacionado, a su vez, en el plano arquetípico, con el Sumo
acerdote.
Palabras clave sobre EL HIEROFANTE
ARQUETIPO: El santo.
TAREA: Atender y respetar lo aparente y lo que está oculto.
Búsqueda de conocimiento.
META: La quintaesencia, el significado. Hallar el camino.
Hipocresía, actitud condescendiente. Afectación, al
RIESGO:
asumir el papel de guru.
SE:-..'TIMIENTOS \1TALES: Sentirse «respaldado» por la confianza en Dios.
Experiencias importantes y significativas.
~EL TAROT DE WAITE, y en muchos otros tarots modernos,
Los Amantes (o Enamorados) nos presentan el tema del
amor puro y genuino. La carta muestra a Adán y a Eva en
el Paraíso, desnudos e inocentes, antes de la Caída, reci-
biendo la bendición de Rafuel, el arcángel de los anlantes.
E
Detrás de ellos, el Árbol de la Vida, y el manzano, Árbol de la Sabiduría,
que tiene enrollado en su tronco tma serpiente. La montaña que está al
t\mdo simboliza las experiencias más destacadas, los puntos culminantes,
.a mayor felicidad. Si consideramos que el viaje del héroe es análogo al del
1, esta carta nos estaría indicando que hemos llegado al cenit, al punto
mas alto de la trayectoria del Sol, a su posición al mediodía y, que es, al
mismo tiempo, la experiencia más maravillosa en
:mestro proceso de desarrollo de la conciencia.
Como veremos más adelante, en el polo Los A.man tes
puesto de la medianoche se encuentra la carta
De ello se desprende que el nuevo La decisión
del Diablo.
d1~eño de la carta obedeció a poderosas razo-
nes. Sin embargo, para comprender el signifi-
-.ado de esta etapa del viaje del héroe, será necesario recordar la versión
mas antigua de la carta: Lm joven se encuentra de pie entre su madre y
su amada. En las alturas vemos a Cupido con w1 arco en la mano, cuya
echa está a ptmto de clavarse en el joven. Con sentimientos inflama-
dos y valentía en el corazón, el joven decide abandonar la casa de sus
padres -su madre- para seguir su propio canlino de ahora en adelante
unbolizado por la amada). Aunque, teniendo en cuenta que aún no
..;, conquistado realmente el corazón de su aniada, esta imagen no ha
de: interpretarse literalmente. Es posible que solo la haya visto una vez
·e,·emente, o que haya oído hablar de ella, y que esto haya despertado
~"! él el deseo de rescatarla, conquistarla, liberarla. En La flauta mágica
..:e: ~Iozart, este es el momento en que Tanuno se entera a tra-
e de la Madre Noche de que su hermosa hija Panuna está en
:nIDos del presumiblemente siniestro Sarastros, nlientras que el
m·en jura apasionadamente que la salvará. Esta clara decisión,
~.ic1da de la propia voluntad, y del fondo del corazón, consti-
'.U"C una de las más intensas experiencias de felicidad en el pro-
.:e o de desarrollo de la conciencia. La determinación y la deci-
•n asociadas a esta carta no solo son el tema central de la
nmma, son además tm requisito previo e ineludible para em-
prender el viaje. Sin la decisión de abandonar el hogar paterno,
d \la.je nunca tendría lugar.
Los Amantes del Tarot de Marsella.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
La decisión al comienzo del camino de Heracles. Herodes en lo encrucijada. (Lucas
Cranach,
El Viejo, Herzog Anton-Ulrich Museum, Braunschweig.)
El tema de las antiguas cartas se hizo muy popular en pintura, y so-
lía denominarse, significativamente, «La Decisión» o «La Encrucijada»,
convirtiéndose en símbolo de la decisión entre virtud y vicio. Lucas
Cranach, por ejemplo, lo ha presentado como tal, al comienzo su ciclo
de Heracles.
~ 68
LOS AMANTES
Palabras clave sobre LOS AMANTES
ARQCETlPO: La encrucijada.
TAREA: Tomar una decisión libremente y con el corazón.
META: Declarar nuestra lealtad inquebrantable a tm camino,
persona o tarea.
RI ESGO: Efusividad, entusiasmo.
SENTii\llENTOS \ 'lTALES: Sentir las emociones del corazón. Resolución y de-
terminación.
O:\' RAPIDEZ Y Rf.50LL'CI():-;, el héroe se ha subido a su carro,
con el fin de adentrarse en el mundo y vivir sus propias ex-
periencias. A sus espaldas deja la ciudad de su infancia que
hasta el .día de hoy Je ha brindado protección, y tma mm-
quilizadora sensación de seguridad. Lleva un bastón en su
mano derecha, cuya punta dorada representa los nobles objetivos que
desea alcanzar: la conquista del tesoro, la liberación de la bella prisio-
nera, la búsqueda de Ja hierba de Ja vida o la recuperación del paraíso
perdido.
El héroe es presentado como el Dios de la Primavera, a quien la
gente adora como a un salvador, porque ofrece cálidas y fértiles estacio-
nes y los libera del fiio, la oscuridad,
y las privaciones del invierno. En todo
Occidente se considera a este dios jo-
El Carro
\·en y hermoso hijo de la Diosa de los
1
Cielos . Las vestiduras de la diosa
La partida del héroe
reproducen un cielo estrellado, igual
que la cubierta del carro en la carta.
El cinturón del Zodiaco que lleva puesto el héroe es el que ella le en-
tregó. Como charreteras, en los hombros lleva dos máscaras con la cara
de la luna, que posiblemente sin1bol.izan a la Reina de los Cielos, ado-
rada también como Diosa de la Ltma. Sin dar mayores explicaciones,
\\'a.ite llamó Urim y Thtunmin a estas máscaras, que se mencionan en
numerosos sitios del Antiguo Testamento (Éxodo 28:30, Deuterono-
mio 33:8 y Ezra 2:63 ). Aparentemente, eran instrumentos oraculares de
los grandes sacerdotes del antiguo pueblo de Israel, usados en los ritos
..:elebrados en honor a la gran Diosa 2.
De la misma forma que en algw1os cuentos de hadas el héroe lleva
una estrella en la frente, la corona del conductor del carro está ador-
el n(rmero ocho, sin1boliza
nada con una estrella octogonal que, como
la conexión con las cosas más elevadas. Por otro lado, el cuadrado en su
pecho, relacionado al número cuatro, representa la realidad terrenal.
Esto tan1bién le .identifica como el sabio que viene de los Cielos (VIII)
a la Tierra (IV) para llevar a cabo su gran tarea. Nosotros estamos muy
ó.miliarizados con este tema, que encontramos en diversos mitos, como
Como, por ejemplo, Atis, hijo de la fiigia Cibeles; Adonis, de la griega Affodita;
Dumuzi, hijo de la sumeria Inana; Tarnmuz, hijo de la babilonia Istar, y Baldur, hijo
<k la germana Frigg.
2 Urim y Thummin fueron traducidos por Marthin Luther por «luz» y «ley».
Traducciones más recientes conservan los nombres hebreos, interpretándolos
como
ntos oraculares.
trume
JI~
El TAROT Y El VIAJE DEL HÉROE
por ejemplo en Jesucristo, qtúen bajó a la Tierra,
como hijo de la virgen celestial, para redimir a los
seres humanos.
Dos esfinges tiran del carro del héroe, una blanca
y otra negra, aunque cada w1a de ellas contiene, al
mismo tiempo, el color de la otra. Existe por tanto
tma analogía con el simbolismo del Tao, el signo
chino de la totalidad (ver figura 11 ).
El negro y el blanco representan la dualidad con
que nuestra mente consciente percibe la realidad. Sin
embargo, no podemos afirmar con certeza que la rea-
Figura 1 1. El Tao.
lidad sea como nosotros la vemos. Solo sabemos que
nuestra conciencia es incapaz de percibir nada si no
cuenta con la referencia del polo opuesto. No podríamos, por ejemplo,
reconocer lo masculino, como tal, si no conociéran1os lo femenino. Sin
tensión, no habría relajación. Sin tma imagen del Diablo, no podríamos
plantearnos la idea de Dios como la sun1a de todas las cosas buenas. Si
no existiera la muerte, no seiíamos conscientes de estar vivos. La vida
solo tiene sentido, en definitiva, a partir de la certeza de la muerte.
Atmque hemos nacido como parte de esta dualidad, durante nues-
tra infancia no éramos conscientes de ello. Este fenómeno se nos ha ido
revelando poco a poco, con el progresivo desarrollo de nuestra perso-
nalidad. La expresión «desarrollo de la personalidad» resulta bastante
acertada para definir el desarrollo de todo aquello que es inherente a
nosotros mismos. Hablando de forma figurada, todas las posibilidades
de la mente inconsciente son «simples», in.natas, es decir, no desarrolla-
das, indiferenciadas. Desarrollarlas significa tomar conciencia de ellas,
elevándolas por encima de su simplicidad inconsciente, y desplegán-
dolas ante nuestra conciencia polarizada, para poder así reconocerlas.
A través de estos pasos hacia la percepción, llegarnos a comprender, de
forma cada vez más eficaz y diferenciada, la realidad exterior, así como
nuestro potencial interno. Lentamente, nos vamos haciendo conscien-
tes de que vivimos en la tensión entre opuestos. Igual que la energía de
w1 imán atrae o repele, siempre existe tensión en una polaridad. Con
mucha frecuencia experimentamos fricciones a causa de esta tensión, y
nos agotamos yendo de un extremo al otro, que son las dos posibilidades
de la polaiidad. Y, en nuestro esfuerzo por hallar clatidad, por encontrar
tma solución, tomamos partido en el conflicto. Deterrni.namos que uno
de los polos es bueno y correcto, y el otro malo y erróneo, generando
con ello deseo y consideración hacia el primero, y temor y rechazo hacia
el otro. Sin embargo, en la medida en que avanzamos en este proceso,
comenzarnos a percibir que no estamos haciendo justicia a la realidad,
demasiado compleja para reducirla a una fórmula tan elemental.
EL CARRO
Cada vez que lleguemos a la conclusión de que hemos alcanzado la
,-erdad, podemos al mismo tiempo afirmar, con toda segmidad, que no
es así. Es más, creer que se está en posesión de una verdad absoluta con-
duce al ser hun1ano, antes o después, a m1a actitud tiránica, desde la que
mtenta convencer a los demás de la, supuestamente, única forma co-
rrecta de entender el mundo, usando incluso el chantaje como estrate-
gia. Esto puede verse claramente en la vehemencia proselitista düigida
que lamentablemente se halla con
especialmente a los nuevos conversos,
demasiada frecuencia en los círculos esotéricos. Podemos encontrar esta
!>Jtuación de forma reiterada en la historia de la Iglesia, y evidentemente
también en el escenaiio político, cuando un humai1ista utópico se con-
'1erte en tm déspota asesü10. La claridad ünplica en todos los casos una
' isión mlliateral de las cosas, siendo por tanto contraiia a la w1idad, que
todo lo contiene. Por ello, el Tao Te King dice:
El Tao que puede expresarse
no es el Tao;
la palabra que puede ser definida
no es la palabra inmutable 3.
Saber que nuestra realidad no es absoluta es la base de la tolerai1cia,
p<ro, fundamentalmente, es la posibilidad de crecer más allá de los
[m1ites que nuestra mente tenía previamente, interesándonos por la
n:.tlidad de otros, y desai·rollando tm conocin1iento cada vez más pro-
fundo+. Quizá nos ayude incluso a recordai·, ocasionalmente, que los
colores que creemos percibir tampoco son reales. «Alú fuera» no exis-
·i.:n los colores. Son nuestras vibraciones electromagnéticas las que creai1
. colores, por medio de nuestros ojos y de nuestro cerebro. Ello hace
que sea u.na experiencia altan1ente subjetiva, que se traduce en diversas
~ )nnas de vivir la n1isma realidad.
La razón de ser de este can1i.no del desarrollo personal es la mufica-
:ion de opuestos, cuya meta final es la totalidad, y la m1idad de todas las
"tl'>.lS a un nivel más elevado. Sin embargo, esto no cambia la forma en
que ü1icialmente nos relacionamos con los opuestos en largos trechos de
es así como debe ser. En el proceso de búsqueda del conoci-
.:arruno, y
rmento aprendemos a diferenciar de forma cada vez más precisa, y a
.:ri.:ar pares de opuestos progresivamente más sutiles, que son de i.nesti-
'"'":.lble ayuda a la hora de elaborar nuestros juicios. El resultado es el
L'lO T z.c, Tno te Cl1i11g, Ch'u Ta'kao, trad., Londres, Allcn & Unwin, 191 7.
- Es re c.:s p~ cc i sa m c nrc ol rema de la bcUa hisroria «El Rcv y el Cadá' cr»,
que
Hcmm::h Zimmcr cucnra en su libro T11e Ki11.g 1111d t/Je Col'pse: Tales of t/Je
Soul's Co111¡11est
Ev1 •• Joscph CampbcU, cd ., Nueva Yo rk, Panrhcon, 1948.
13 D
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
desarrollo de un mundo intacto, que"ª creciendo con todo aquello que
tenemos en alta estima, que queremos, y por lo que creemos que \'ale
la pena luchar. En contrapartida, hay otro mundo que también crece,
conteniendo en sí todo lo malo, y que, pensamos, debería existir. Por
muy arrogante que esta actinid nos pueda parecer, implica la afirmación
de que algo salió mal en el proceso de la Creación y, a pesar de la evi-
dente limitación de nuestras mentes, se nos concede el derecho a man-
tener tal opinión. Esta opinión es en realidad necesaria e indispensable
para el desarrollo y solidificación de la conciencia de nuestro ego. Sin
unas fronteras claramente delimitadas, no puede emerger tm ego fuerte.
Sin experimentar nuevas diferencias en reiteradas ocasiones, la mente
consciente permanece indiferenciada. Solo cuando penetran10s el mundo
de los opuestos con suficiente profundidad podemos y debemos poner
en práctica el arte de la unificación. En primer lugar, tenemos que crear
fronteras que nos separen con\'enientemente de todo lo ajeno y externo
a nosotros\ de tal forma que un ego fortalecido pueda posteriormente
lle\'ar a cabo el trabajo de superar estas fronteras.
El Carro nos dice que el paraíso de la infu.ncia, la unidad incons-
cientemente experimentada, ha llegado a su fin, con la resuelta decisión
de la carta anterior (Los Amantes). El héroe, o la heroína, se han aden-
trado en el mundo polarizado, en el cual desarrollarán su conciencia,
prO\'OCando así su despertar. En el proceso, él o ella deberán evitar que-
brarse por la tensión que generan las dos posibilidades, los dos anima-
les, dominando con habilidad las contradicciones, y uniendo las fuerzas
opuestas en un gran salto adelante. El héroe o la heroína se encuentran
aún en la fase inicial. Él o ella son aún inexpertos y, fieles a los buenos
consejos recibidos, no deben sobrestimar su habilidad, ya que podría de
pronto ocurrirles lo que al aprendiz de hechicero.
En la leyenda del Grial, esta etapa corresponde al momento en que
Perce\'al se pone la armadura del Ither, d Caballero Rojo, un enemigo
que ha vencido y, como consecuencia, cambia de niño a hombre, al me-
nos exteriormente. Parece entonces un caballero de \'erdad, la encarna-
ción de w1a persona mayor, más madura. Sin embargo, debajo de la ar-
madura continúa aún usando su \'estimenta de loco y, para hacer justicia
a su aspecto exterior, tendrá que crecer aún interiormente.
Existen también otros mitos que describen los peligros de esta etapa,
dejando constancia de hijos de dioses que caen a la Tierra. Los ejemplos
más significativos son Ícaro y Faetón, que fracasan al sobrestimar unos
poderes que aún no dominan. Como orientación en este viaje pueden
ayudarnos los mapas del alma, tal como los conocemos hoy día, a través
:; A un ni,•cl muy elemental, esto quiere decir que somos capaces de decir clara-
mente «no» cuando queremos decir «no».
EL CARRO
de las imágenes destinadas a la
meditación del budismo tibetano,
los mandalas. La estrucnu·a básica
npica de estas imágenes consta de
un círculo central que contiene el
unbolo de la perfección, w1 Buda,
un Bodhisattva, la imagen de
Krishna. En occidente suele ser tma
ñgw-a abstracta, como los manda-
.as de Santa Hildegarda de Bingen,
que contienen un símbolo de Cris-
~o. Este círculo inte1ior está rodea-
do por una cruz o un cuadrado,
que es a su vez contenido por tm
urculo exterior.
Desde tm ptmto de vista sim-
oolico, el círculo siempre repre-
-.enta el todo, lo originario o, ex-
presado en términos gráficos, el
paraíso. La cruz o el cuadrado, al
estar asociados al número cuatro,
.:orresponden, sin embargo, al he-
:nisferio terrestre, al mundo del
:iempo y del espacio. Visto desde
e ta perspectiva, el mandala con
.m círculo interior y otro exterior
:-:os muestra los dos paraísos entre
• 1~ cuales se encuentra la cruz del
:::iempo y del espacio. Esta estruc-
:-..Jia, dividida en tres áreas, puede
-.er interpretada en diversos nive-
El Sol, una ilustración del tarot realizada por el
.c relacionados entre sí. En el len-
Maestro de Ferrara, Italia.
;uaje de los cuentos de hadas, el
crculo interior es el paraíso inicial
_ue frecuentemente corresponde
J.. mw1do de la niñez, y que a me-
Gudo se pierde al principio de la historia cuando, por ejemplo, la pelota
• •rada, símbolo de la totalidad original, cae dentro de la fuente.
La cruz es el ca!11ino por el que vagabundeamos en busca del paraí-
' perdido, mientras que el círculo exterior simboliza la meta, un pa-
J.lSO que, si bien es cierto que guarda relación con el de la infancia,
- en realidad diferente. El círculo interior y el círculo exterior son si-
CJ.lares entre sí, tienen el mismo centro, pero no son w1a misma cosa.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Mandala: Un mapa del camino de la vida. (Tibetan Thanka, c. 1800, de Philip
Rawson: Tantra: The
lndian Cult of Eaasy, Nueva York y Londres, Thames & Hudson, 1973.)
EL CARRO
El círculo interior es el paraíso de la ignorancia, el otro círculo es
mucho más amplio, es el paraíso de la omnisciencia. En medio de ellos
!>e encuentra el conocimiento de la conciencia, con su limitación es-
pacio-temporal. Visto desde una perspectiva psicológica, el círculo
interior simboliza el inconsciente, la cruz es la mente consciente y el
CLrculo exterior el inconsciente colectivo. O, expresado en términos de
C. G. Jung, el inconsciente, el ego y el yo. El budismo denomina a
estos tres niveles unidad, separación (multiplicidad) y totalidad, que
corresponden, a su vez, a la ausencia de ego, a las atadurns del ego y a
la liberación del ego, y también, a la ignorancia, al conocimiento y a la
sabiduría.
En la leyenda del Grial, la Caída, la expulsión del Árbol de la
:abiduria, que es siempre w1 manzano en la tradición popular, es parte
esencial del argwnento. Para encontrar la salvación, los caballeros van en
busca del Grial, que, según se dice, se encuentra en el Castillo del Santo
Grial, en la isla de Avalon. Nos cuenta la tradición que esta isla está cu-
bierta de manzanos en flor. En todos estos casos se puede ver cómo el
origen y la meta se asemejan, aw1que no son exactamente iguales, por-
que el círculo exterior, a pesar de tener el mismo centro, siempre sim-
boliza un nivel superior de evolución. Visto a través de este ptisma, el
camino correcto en la vida no implica w1a regresión, que nos hunda en
el inconsciente, sino w1a apernLra hacia algo superior, el inconsciente
colectivo.
De la misma forma que la humanidad ha sido capaz de diferenciar
el bien del mal, desde el momento en que comió de la fruta del Árbol
de la Sabiduría, también la consciencia despierta en nuestro interior,
permitiéndonos percibir lo que está bien y lo que está mal. Como con-
secuencia, según nos dice la Biblia, el ser hwna.no pierde el paraíso, que
~ la unidad de todas las cosas, la ausencia de diferenciación, donde no
existen valores, ni tensiones entre opuestos, que nos resultan tan exte-
nuantes. Desde entonces, nos dice, vivimos en pecado, palabra que
se traduce también como «separación», y que significa el abandono del
circulo interior y la pérdida del centro. Dado que cuando w1a persona
toma conciencia de su propio yo, en un sentido figurado, ha comido del
.-\rbol de la Sabiduría, todos nosotros nos hemos separado de nuestro
centro; esta es una herencia inevitable que la Iglesia denomina «pecado
onginal».
En los arcanos mayores, este tema aparece por primera vez en la
arta de El Hierofante (El Swno Sacerdote), que representa el primer
de. pertar de la conciencia, y que significa el reconocinúento de nuestra
OJ.ruraleza «pecadora», en la medida en que el niüo comprende que esta
experiencia va acompaüada de tm sentimiento de consternación y reco-
noce desde entonces esta n1rbación.
77~
EL TAROT Y EL VIAJE D EL HÉROE
Los tres niveles del camino
ORIGEN NIVEL ORIGEN
NIVEL
Círculo
Simbolismo Círculo Cruz
Paraíso
Cuento de hadas Paraíso perdido Mtmdo
recuperado
Subconsciente Consciente Inconsciente
Psicología
colectivo
Inconsciente Yo
Psicología F¡go
jungiana
Desarrollo de la Simple Desarrollado Unificado
personalidad
Personal Transpersonal
Conciencia Prepersonal
F.sttulo del ego Ausencia _de ego Ligado al ego Libre del ego
Conocimiento l¿¡norante Informado Sabio
Polarizado Paradoja
Comprensión de la Indiferenciado
realidad
Budismo Unidad Multiplicidad Totalidad
Isla de los
Leyenda del Grial Manzano del Búsqueda
paraíso Manzanos en
Flor
~ 78
EL CARRO
Aunque el ni.J1o puede tener un lado «mejor», también tiene una
parte que es rechazada y aun desterrada por sucia y mala. Estas prime-
ras tensiones de opuestos entre el bien y el mal permiten y prohíben, in-
dican que el tiempo del paraíso está llegando a su fin. El niño se en-
cuentra entonces en la séptima carta, El Carro, en la que empieza la
larga búsqueda de la unidad perdida.
El conocimiento de las tres etapas del camino de la vida puede en-
contrarse en tma gran variedad de culmras, en filosofias que divergen
considerablemente entre sí y en numerosas escuelas de pensan1iento.
Y dado que la etapa media del camino representa el desarrollo del ego,
debemos ser cuidadosos de no censurarlo de forma premamra y con-
füsa. No es en realidad cuestión de evitar su desarrollo, como algunos
.. seudogurus» nos quieren hacer creer, sino precisamente lo contrario.
En tm principio es extremadamente i.Jnportante que el ego evolucione
\ º se fortalezca a fin de que pueda recorrer el canlli10 del mw1do exte-
rior (consciente). Durante esta fase vivi.J11os separados (el pecado here-
dado), tristes y abandonados en este mundo, lejos de Dios, o como se
lo q1úera describir. A1m así, no debemos eludir este camino, dando la
\Uelta, para regresar a la iIKonsciencia, sino que tenemos que cumplir
esta tarea de forma sincera. El objetivo posterior será superar el ego, y
\·olvernos tma vez más humildes y modestos. Atravesar con éxito esta se-
cuencia de etapas evolutivas es naturalmente más dificil que evitar, desde
el temor, cualquier forma de evolución del ego, aferrándonos a w1 esta-
dio infantil de conciencia.
El significado de estas fases se puede ilustrar con la i.Jnagen de un ice-
berg, ya que, por lo que sabemos, solo una séptima parte es visible, per-
maneciendo el resto bajo las aguas. Si i.Jnagináramos al iceberg comple-
umente sun1ergido en un principio, esta i.Jnagen correspondería al
e~tado de inconsciencia total al comienzo de la vida. La lenta aparición
de la punta en la superficie corresponde al maravilloso despertar de la
.:onciencia del ego. Este es el momento en que un niño se reconoce en
d espejo y dice: «yo» por primera vez, trazando fronteras y experimen-
undose a sí mismo como diferente y separado de los demás.
El momento del despertar de la conciencia, cuando tma parte del
rodo se hace consciente de sí misma, es algo magnífico. De forma
breve, lo vivimos cada mañana, cuando despertamos a un nuevo día.
Facilmente se puede entender por qué la humanidad ha considerado
esta capacidad de percepción como parte del divino Logos. En nuestro
e¡emplo, esa parte, que se ha vuelto consciente de sí misma, corres-
ponde a la punta del iceberg. Y si diéramos a esta p1mta del iceberg w1a
función, consistiría en reconocer sus posibilidades, el mundo que la ro-
dea, y proporcionar orientación. Sería verdaderamente absurdo y pre-
.unrnoso, en cambio, si la punta del iceberg sostuviera que el objetivo
79 [!]
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
del viaje depende únicamente de ella, ya que, sin duda, los seis séptimos
que están bajo el agua, y las corrientes marinas circundantes, tienen
mucho que decir al respecto. Como sería también grotesco que negara
la existencia de la parte sumergida, fingiendo que no hay nada bajo
el agua.
La imagen que acaban1os de describir corresponde, de alguna ma-
nera, a la simación de la mente occidental al comienzo del siglo xx. Por
entonces, Sigmund Freud encontró incomprensión, y w1a vehemente
que el subconsciente fuera
resistencia a sus esfuerzos por conseguir
«aceptado en la buena sociedad». Se rieron todos de él porque creían
rotundamente que tal tontería no existía en la realidad. Desde entonces
esta actimd ha cambiado considerablemente. En la acmalidad son mu-
chas las personas que aceptan la proposición de C. G. Jung, sensible-
mente más an1plia, en la que el inconsciente ya no se reduce a un de-
pósito de cosas suprimidas e indecentes: al contrario, se considera un
hecho que todas las fuerzas que guían al ser humano habitan en el in-
consciente. Retomando la imagen del iceberg, es obviamente impor-
tante que la conciencia del ego (la punta del iceberg) sea fuerte en tm
principio, ya que luego tendrá que aprender a no tomarse a sí misma de-
masiado en serio, y a reconcocerse, aunque sea pequeña, como la parte
consciente de la totalidad. En la psicología jungiana, la totalidad, las
siete séptimas partes del iceberg, equivalen al yo, cuya conciencia es el
ego. La fuerza que guía y que determina la dirección a seguir es el yo,
mientras que el ego es responsable de la orientación, la percepción y la
comprensión. Visto desde este ángulo, Freud y Jung se complementa-
ban magníficamente. Mientras que Freud, con su famosa frase «donde
estaba el id, estará el ego» hace énfasis en el paso del círculo interno (el
inconsciente) al cuadrado (el ego), C. G. Jw1g, al describir el proceso
de individuación, lo podría equiparar diciendo «donde estaba el ego, es-
tará el yo», pasando así del cuadrado al círculo exterior.
En este contexto, nos resulta más fácil entender la tradición judeo-
cristiana según la cual Lucifer, que significa la Luz más Brillante, fue en
un principio el ángel preferido de Dios. De acuerdo con fuentes gnós-
ticas, su primer hijo. Debe haber supuesto rm gran regocijo para Dios
ver cómo la luz ilwninó a sus criamras y estas tomaron conciencia de sí
mismas. De acuerdo con la tradición, sin embargo, Lucifer quiso ser
más grande que cualquier cosa o persona existente, y ello provocó su
Caída de los Cielos. Desde entonces ha estado congelado en el mar de
hielo del inframundo, y vigila, como un siniestro amo, las almas que allí
caen (ver página 171 ). Nuestra conciencia es w1a capaciad de percepción
divina, pero cuando excede sus límites y se vuelve arrogante, y cae en la
megalomanía, cambia su esencia benefactora original por tm poder dia-
bólico, que actúa con sangre fría, y al que obsesiona el poder.
EL CARRO
Figura 12. La niñez del héroe: el estado simbiótico.
Figura 13. La partida y la transformación en adulto: maduración y desarrollo de la
personalidad.
Figura 14. El proceso de iniciación: la apertura transpersonal.
Figura 15. El objetivo: renacimiento-redención-totalidad-
la conciencia de la unidad de todas las cosas.
sr a
EL TAROT Y EL VIAJ E DEL HÉROE
Las tres etapas de nuestro desarrollo, pre\famente descritas, están re-
presentadas en el tarot, en cada una de las siguientes cartas consecuti-
\'as: de la I hasta la VI (ver figura 12 página 81) nos muestra la niñez
del héroe o de la heroína, la fase simbiótica inconsciente; de la VII hasta
la XII (ver figura 13 en página 81 ) la partida, la etapa en la cual él o ella
se hacen adultos, desarrollan su ego, y descubren la individualidad; de
la XIII hasta la XVIII (figura 14 en página 81) el verdadero camino de
la iniciación, la puerta transpersonal que conduce a la totalidad, al in-
consciente colectivo, a la unidad de todas las cosas, y así hasta llegar a la
meta final del viaje, ilustrada en las cartas XIX hasta la XXI (figura 15 en
página 81).
Si consideramos el viaje del héroe como una alegoría del paso por la
vida de los seres humanos, podríamos dividirlo en una «sección obliga-
toria» y una «sección voluntaria». La carta XIII, La Muerte, es la fron-
tera. Todos llegamos hasta este punto. Dependiendo de nosotros mis-
mos, y de lo que hacemos con nuestras \'idas, experimentaremos la
muerte como un final o como un tema clave, una etapa de transición
esencial que tiene lugar en la mitad de la \ida, tras la cual nos espera lo
que importa de verdad, la iniciación, la fase transpersonal, y el desarro-
llo del yo. Esta estructura del tarot nos indica, sin embargo, que pri-
mero tenemos que pasar por la sección obligatoria, a fin de madurar,
para luego poder tomar parte en los ejercicios voluntarios.
Aunque pueda parecernos tentador adentrarnos directamente, y sin
demora, en los temas más elevados, pasando por alto todo aquello que
nos parece «sencillamente» material, el mensaje es bien claro: antes de
abordar lo trascendente debemos aprender a manejar eficazmente la
realidad cotidiana. De igual forma, para superar el ego y alcanzar el yo,
tendremos que desarrollar primero un ego fuerte, capaz de encontrar su
sombra a lo largo del camino, sin ser devorado por ella.
EL CARRO
Palabras clave sobre EL CARRO
TAREA: Dominar las contradicciones, arriesgar algo nuevo.
META: Experimentar el mundo, adentrarse en lo descono-
cido, llevar a cabo grandes cosas, dar exitosamente el
gran salto adelante.
RIESGO: Arrogancia, falta de autocontrol, impulsividad.
SE:--'TIMIE:--'TOS VITALES: Optimismo, deseo de acción. Estar alerta, haber ad-
quirido un mayor nivel de conciencia, haberse con-
vertido en adulto.
A JcSTICIA ES TRADJCIONALi \IENTE LA OCTA\'A CARTA (ver
página 24) de los arcanos mayores del taro t. Waite la co-
loca, sin embargo, en la posición w1décima. Teniendo en
cuenta que representa las primeras experiencias del indivi-
duo que abandona el hogar paterno para salir al mundo,
!"'< 1sición adecuada en el viaje del héroe tendría que ser la original, es
:.r. la octava. Y si recordamos que las cartas son señalizaciones en
rro camino arqueúpico por la vida, La Justicia nos indica entonces
hemos llegado al punto en que somos plenamente responsables de
rros mismos, que es el mensaje esencial de la carta. Mientras que
1 • nll11bres en nuestra casa eran las del clan, a partir de este momento
emos que aprender a vivir según las
del mundo. Durante la nÍI1ez, está-
·~ bajo los cuidados de nuestra fa-
La Justicia
ahora, en can1bio, sabemos que las
iran bien o no, dependiendo, en gran
La madurez
da, de cómo cuidemos de nosotros
o~. Este es el significado de la carta
La Justicia, ÍJ.1ciuyendo la lección de que recogemos lo que cosecha-
. que obtenemos siempre lo que merecemos.
L Justicia se nos presenta como la diosa Dike, que lleva u.na corona
~meja un muro, y que es la protectora de la ciudad y del orden cí-
En su mano derecha tiene la espada en alto para dictar justicia y
e ecutarla. Podemos ver la parte derecha del trono, y su pie dere-
a que tanto la ley como la justicia se asocian al lado derecho, nues-
~e racional y consciente. Todos estos símbolos nos hablan de una
on meditada y de w1 juicio razonable, a los que se llega haciendo
m.:i.l.L is crítico, basado en abw1dantes datos objetivos. La balanza en
~o izquierda nos dice que ni la mnúción ni el sentido de la justi-
~'1 ido olvidados. El énfasis se ha puesto, no obstante, en
derecho. La carta de La Justicia simboliza p1i.ncipal-
d jtúcio inteligente y consciente, como opuesto com-
-~~tario de la·carta Los Amantes, que corresponde a las de-
••11:~s espontáneas, tomadas con el corazón. Entre estas dos
;;e halla El Carro, que anwKia la entrada en la fase cons-
' '.TIOmento en el que se puede mate1ializar cualquier idea
. __ ....... ...ible, que haya sido meditada previamente. Si ponemos
.:.¡r...J.!> juntas, veremos esta transición en la esfinge negra,
do de Los Amantes, como símbolo de nuestro ÍIKons-
• y la blanca, nuestra conciencia, próxill1a a La Justicia.
La Justicia del Tarot de Marsella.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
La JUSTICI A
Figura 16. Los Amant es: la decisión espontánea del corazón. El Carro: desarrollo
de la conciencia.
La Justicia: juicio deliberado y consciente.
En este sentido, no existe ningún sistema de valores o método de in-
terpretación que prefiera una carta a otra. En ciertas simaciones de la
vida hay que decidir con el corazón, mientras que en otras se requiere
la intervención y ayuda de nuestro juicio crítico. En el proceso de des-
arrollo de Ja conciencia se produce tma expansión de la misma, debido
a que la mente, al despertar, comienza a ejercitarse en la toma de deci-
siones. Con frecuencia nos encontran1os la espada como símbolo de dis-
cernin1iento agudo y sutil. Los mitos, por ejemplo, nos describen el mo-
mento en que el joven héroe se hace con su poderosa espada. Tenemos
el caso de Sigfiido, que forja nuevamente la espada rota de su padre,
Balmung. Arturo es la única persona capaz de sacar a Excalibur de la
roca, y Perceval recibe su espada en su prin1era, y todavía inconsciente,
visita al Castillo del Santo Grial.
En el momento de su partida, el héroe solo tiene tm bastón, que co-
rresponde a la lanza o al mazo, como símbolo de voluntad y de coraje.
Estas fueron precisamente las armas utilizadas por dos famosos jóvenes
en sus prin1eros actos de sangre. David mató a Goliat con su honda, y
Perceval conquistó a Ither, el caballero rojo, con una lanza. Ahora, sin
embargo, es tiempo de dominar nuestro ánin10 y de entrenar nuestra
voluntad, superando nuestra ardiente e impemosa sed de acción, con el
fin de desarrollar unas sólidas facultades intelecrnales, sin las que no
podrían1os llevar a término las tareas que nos esperan. Una persona de
LA JUSTICIA
temperamento impen10so solo
podrá convertirse en caballero
si aprende a sopesar cuidadosa y
conscientemente las consenien-
cias de sus actos. Al igual que la
espada, estos poderes mentales
se encuentran en estado bruto
original; tenemos, pues, que mol-
dearlos, afinarlos y dominarlos,
para que el héroe pueda ser fi-
nalmente armado caballero. El
tiempo dirá luego si él o ella se
convierten en protectores de
los desfavorecidos, como Robi.n
Hood, si dedican su tiempo a la
como los
búsqueda espirinial,
Caballeros del Santo Grial, o si
Perceval conquista al Caballero Rojo con una lanza
acaban conviertiéndose en crue-
(detalle). (Edmund von Worndle, Perceval Hall
les, inmisericordes ladrones.
Vinzentium, Brixen.)
Como ocmre con cualqLúer
espada, la astucia tiene doble
tilo. Aunque la razón, la capacidad de percepción y la inteligencia son
:urna.mente valiosas, enriquecedoras e indispensables en el ca.mi.no que nos
espera, nuestra mente también es capaz de avaricia, manipulación, asntcia,
o de convertirnos en traidores, mentirosos y calculadores sin escrúpulos.
e puede hacer mal uso del sentido de la justicia que esta carta repre-
-.enta, desarrollando prejuicios, o peor aún, permitiéndonos a nosotros
:nismos condenar a otros seres humanos.
Elías Canetti describe este vicio corno w1a enfermedad del juicio, tan
extendida entre la gente que, en su opinión, casi todos la padecemos:
Las personas, en muchas ocasiones, actuamos como lo hace un juez
cuando ejerce el poder desde su sillón. Solo en apariencia se sitúa el juez
la línea divisoria que separa el bien del mal. Se considera a sí mismo
en
parte del bien, y la legitimidad del ejercicio de su cargo deriva precisa-
mente del hecho de que cree pertenecer de manera absoluta al reino del
bien, como si de su lugar de nacimiento se tratara. Su juicio es vincu-
lante, y sus conocimientos sobre el bien y el mal son el producto de lar-
Son muchos y muy diversos los asuntos sobre
gos años de experiencia.
los que emite juicios. El juez juzga permanentemente, por decirlo de al-
guna manera. Es cmioso, sin embargo, que quienes no son jueces, quie-
nes nunca han sido designados para este cargo (porque nadie en su sano
juicio se habría atrevido a hacerlo), emiten juicios y veredictos con la
mayor ligereza y sobre cualquier materia. En realidad se podrían contar
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
con los dedos de la mano aquellos que se sentirían avergonzados de
1
algo así .
Otro significado de la carta de La Justicia se refiere a que solo los in-
dividuos que tengan la mayoría de edad establecida por ley pueden ser
llevados ante los tribunales, o ser considerados culpables. Un niño no es
legalmente culpable de nada. Nadie puede llevar a un niño ante un tri-
bunal. En cambio la gente joven, y muy especialmente los adultos, de-
bemos responsabilizarnos de nuestros actos, en el sentido estricto del
término, y este es precisamente el mensaje de esta carta. Describe w1 as-
pecto especialmente valioso del ego maduro: la voluntad de asumir res-
ponsabilidades ante uno mismo y ante los demás. Cuando algtúen intenta
eludir esta etapa evolutiva, negándose a hacer frente a las dificultades,
permanece inmaduro como un niño, no importa la edad que tenga.
Estas personas son f.ícilmente reconocibles, pues no asumen las respon-
sabilidades, suelen ser muy malos perdedores y, sobre todo, no toleran
que se les considere jamás culpables de nada. En su lugar desarrollan
una perfecta pero ridícula estrategia de responsabilizar a un tercero, y
quien lo ve desde fuera comprueba, indignado, que consiguen hacerlo
con éxito una y otra vez, aun en las situaciones más increíbles. Dado que
este es un estado de conciencia infantil e inmaduro, no es de extrañar
que nos encontremos a estos individuos adoptando el comportamiento
exactamente opuesto, quejándose, lamentándose, sosteniendo que no
valen nada y afirmando que son culpables de todo mal.
Los egos maduros, por el contrario, saben asumir responsabilidades,
cuando hay razones que lo justifiquen, y ponen claros e inequívocos lí-
mites cuando alguien intenta traspasarles una culpa ajena. Como es na-
ntral, pueden admitir sus fallos, sin dejar por ello de sentirse bien con-
sigo mismos. Por su parte, los egos inmaduros o débiles siempre miran
a otros con em~dia , se colocan, abiertamente y sin pudor en sintación
ventajosa con respecto a los demás, y rara vez evolucionan más allá del
«yo quiero». Los egos maduros aprenden a ser magnánimos, se permi-
ten a sí mismos ser generosos, deseando cosas buenas a las demás per-
sonas, actúan con justicia en sin1aciones difkiles, son coherentes y saben
acotar las situaciones con claridad. Pueden adquirir compromisos por
medio de acuerdos o pactos, igual que saben, de forma clara y decidida,
decir «no» cuando lo consideran oportuno. Todos estos valores son
consustanciales al estadio de madurez del ego.
La que acabamos de describir es la tarea a cumplir en esta etapa del
viaje del héroe, y ello requiere una percepción clara. ¿Dónde sino aquí
le estaría esperando esta etapa evolutiva? Al llegar a este punto dejamos
1 Ehas Canctti, Cr11111ds a11d PoJ11e1; Nueva York, N(xrnday Pres~, J 984, p.
332.
'8. 88
L A JUSTIC IA
Figura 17. El Emperador
(IV) y su «doble»
La Justicia (VIII)
representan la derecha
arquetípica, que domina
en las estructuras
patriarcales. Del Tarot
de Marsella.
EL EMPERADOR
Figura 18. La
Emperatriz (111) y
su «doble»
Los Amantes (VI)
representan la izquierda
que domina
arquetípica,
en las estructuras
matriarcales. Del Tarot
de Marsella.
LA EMPERATRIZ
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
atrás la mitad del camino, la experiencia activa del proceso de desarro-
llo de la conciencia. Por esta razón, la antigua secuencia numérica de las
cartas (La Justicia, VIII) resulta más adecuada que la numeración dada
por Waite (La Justicia, XI).
En tarots más antiguos, como el de Marsella, existe una conexión
entre El Emperador, que gobierna con su lado derecho (racional),
creando orden y estableciendo límites, y La Justicia, que administra jus-
ticia y vigila las fronteras del orden. El Emperador tiene el número IV,
cuyo doble es el VIII, que corresponde a la carta de La Justicia (ver fi-
gura 17 en página 89). Su equivalente es La Emperatriz III, que go-
bierna con el lado izquierdo y que, duplicando su número, nos conduce
a la carta de la decisión del corazón, que como sabemos está también
en el lado izquierdo (figura 18 en página 89). Tenemos aquí, pues, una
interesante analogía.
Las sociedades matriarcales, así como nuestra actual forma de en-
tender la niñez, llevan la impronta de la figura materna, que hace ma-
yor hincapié en la moralidad y en los juicios del corazón. El lado oscuro
puede traducirse en la insociabilidad propia de situaciones de coacción
colectiva, en venganzas de sangre y en los juicios de gran carga emo-
cional, los linchan1ientos. Las épocas y estructuras patriarcales, como es
el caso de la adolescencia, están dominados por sólidas leyes, por juicios
razonables y meditados, mai1ifestándose su aspecto oscuro en las discu-
siones bizantinas, en el fariseísmo, en la dureza, en la severidad y en el
dogmatismo brutal. El arquetipo izquierdo se distingue por su sentido
comw1ita.rio y por el carácter colectivo de la propiedad, propio de las es-
tructuras matriarcales. En cambio, el arquetipo derecho tiene estructu-
ras típicamente patriarcales, considerai1do el derecho a la propiedad
individual, estimulai1do el desarrollo del ego y estableciendo fronteras
duraderas.
LA JUSTICIA
Palabras clave sobre LA JUSTICIA ir~ t
..
•
•
•
~!
'
1•
ARQUETIPO: Inteligencia.
TAREA: Comprender las leyes de este mundo, desarrollar un
juicio inteligente, equilibrado, y w1a actitud valiente.
META: Responsabilidad personal, objetividad. Justicia y eq1ú-
librio, percepciones inteligentes.
RIESGO: Fariseísmo, actitud ápica de quien cree saberlo todo,
11
•
prej1úcios, juicios presuntuosos, astucia.
'
SE"-11 ,\lll:~TOS \1TALl:5: Recoger lo que uno ha sembrado, tratar a otros y ser
tratado con justicia, decisiones inteligentes.
El ERMITAÑO
L f!NAL DE LA SEIUE DE CARTAS IMPARES, termina el viaje
del sol en el cielo diurno. El Ermitafio, de pie en las al-
turas nevadas, nos enseña que la cosecha del viaje diurno
2 es el conocim.iento más elevado, que encontramos en
nuestro proceso de desarrollo de la conciencia. Los mi-
tos y Jos cuentos de hadas definen esta etapa como tma fase de retiro y
contemplación, o nos relatan el encuentro con un viejo sabio que vive
recltúdo. Es él qu.ien entrega al héroe las herramientas mágicas. De él
aprende la fórmula mágica que le protegerá a lo largo del camino, el
·ábrete Sésamo» que necesitará al final para concltúr su gran tarea. Aqtú
es, en definitiva, donde aprende su verdadero nombre. Ello significa
que el héroe o cualqu.ier per-
~ona que coja el camino
que conduce a la concien- El Ermitaño
cia, comprende en este mo-
mento qu.ién es en realidad, Nuestro verdadero nombre
con independencia de todo
Jo que sus padres, educado-
res, familiares y amigos puedan haberle dicho al respecto. En el camino
que conduce al desarrollo de la conciencia, esta percepción de la verda-
dera identidad es un fruto que solo puede cosecharse en la soledad y en
el silencio. Únicamente en este contexto podemos experimentar qu.ié-
nes somos de verdad. Este sabio anciano, al igual que las otras imáge-
nes arquetípicas, no es una manifestación exterior. Aunque tengamos la
convicción de haber recibido el conocimiento a través de alguna per-
sona, no es así. En realidad, se trata de la manifestación de un poder ar-
quetípico que actúa en nuestro interior y que, como mucho, utiliza a
otro ser hrnnano como vehículo. Sería trivial salir en busca de algún an-
ciano sabio, por muy interesante que este encuentro pudiera ser, con Ja
intención de constatar que El Ermitafio nos está esperando en alguna
parte. Es mucho más importante escuchar la llan1ada interior, que es en
este caso rn1a invitación al retiro y a la soledad. Únicamente alli lo en-
contraremos, y solo entonces nos revelará el conocimiento que nos per-
mita saber qu.iénes somos en realidad.
Lamentablemente, en nuestra época existe el problema generalizado
de la desaparición del silencio, hasta el punto de que ha llegado a ser in-
creíblemente dificil encontrar un lugar tranquilo donde poder oír la voz
de El Ermitafio. Como resultado, muy poca gente llega a conocer su
nombre verdadero. Son muchos, en realidad, qtúenes desconocen su
identidad real. En su Jugar desesperan, intentando imitar y representar
lo que es «ch.ic», lo que es «in», lo que está de moda, es decir, lo que no
son. Y, atmque cada ser hrnnano haya nacido como un ser ún.ico e irre-
93 m
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
petible, cada vez es más la gente que llega al momento de su muerte
siendo una simple copia. C. G. Jung afirma que nuestro talento innato
para imitar a otros «es sumamente útil para fines colectivos, pero muy
pernicioso en el proceso de individuación» 1.
En la historia de Perceval, su primo Sigune le ayuda en el proceso de
desarrollo de la conciencia. Hasta ese momento, había respondido a la
pregunta sobre su identidad identificándose con el papel de hombre
atractivo, o hermoso y querido hijo, como su madre solía llamarlo. Sin
embargo, ahora ha tomado conciencia de su verdadero nombre, y de
muchas otras cosas que en la etapa anterior permanecieron inconscien-
tes. Al mismo tiempo reconoce su culpabilidad en relación con su visita
al Castillo del Santo Grial, pues debido a su ingenua ignorancia olvidó
formular la pregunta que todo y a todos redime. Por esta razón, su
primo le llan1a «Perceval, el desdichado». Desde tiempos inmemoriales
el desarrollo de la conciencia ha ido acompañado de sentimiento de culpa.
Es imposible vivir y no ser culpable. Nadie puede ocupar nuestro lugar
en el mismo momento. No podríamos aljmentarnos sin matar (aunque
ello significara matar plantas «exclusivamente»), o sin robar a otras cria-
turas lo que les pertenece, como la leche y Ja miel. «Visto desde el punto
de vista del inconsciente, la conciencia se convierte claramente en una
culpa, en tma auténtica y trágica ofensa, dado que únjcamente de esta
forma puede el hombre alcanzar Ja meta de ser él mismo» 2. Pero si la
culpa de nuestros ancestros fue comer el rruto del Árbol de la Sabiduría,
la nuestra es la falta de conocimiento, y muy especialmente de auto-
conocimiento. El héroe, al igual que Ja humanidad, ha perdido defini-
tivamente la inocencia del inconsciente y, ahora, al llegar a Ja mjtad del
camino, tiene que preocuparse por superar la penumbra de la semi-
consciencia. Y, como condición previa al acceso al inconsciente colec-
tivo, tendrá también que alcanzar un alto nivel de claridad en el último
tercio del viaje.
Otra personificación de este arquetipo la encontramos en la leyenda
del Grial: es el tío de Perceval, Trevrezent, que \ive recluido como un
ermitaño. En su larga búsqueda del Grial, Perceval \'llelve una y otra vez
a este lugar, hasta que finalmente encuentra el camino correcto. No solo
aprende de este ermitaño cosas que serán luego decisivas, sino que re-
cibe de sus manos la fórmula mágica. El anciano le susurra al oído una
plegaria que podrá repetir en voz alta cuando se encuentre en momen-
tos de peligro extremo.
1 C. G. Jung, «Thc Rdation berwccn thc Ego and Thc Unconscious», en Two
Essnys 011 A11n~vticnl Psycholog:v, C\V 7, § 242.
l Emma Jung y Maric-Louisc ,·on Franz, TI1e Grnil Legend, Nueva York, Putnam,
1970, p. 205.
EL ERMITAÑO
Una vez que el héroe, igual
que nosotros mismos, ha
aprendido su verdadero nom-
bre, no debe olvidarlo o ne-
garlo jamás. En otras palabras,
cuando descubrimos quiénes
somos en verdad, el desafio
implícito, desde ese preciso
momento es ser siempre fieles
a nosou·os mismos, no u·aicio-
narnos en ningún caso, so
pena de acabar como Perceval,
teniendo que regresar a este
,ugar una vez más para comen-
zar desde el principio el pro-
de autoconocimiento.
.:eso
Este mensaje queda refle-
1ado en la forma como El Ermi-
taño cubre y oculta su cabeza,
protegiéndose de influencias ex-
ternas. Según Waite, con la luz
de la lámpara parece decir: «Mi
.ugar también puede ser tu
Perceval con El Ermitaño,Trevrezent, detalle. (Parzival
.ugar» 3. Parece dejar claro, por
Cycle, Edward lile, Witlelsbacher Ausgleichsfond, Múnich.
LJ.nto, que la expe1iencia de ese
Foto: AKG Berlin, reproducción autorizada.)
encuentro no está reservada a
'-!IlOS pocos escogidos, sino que
e w1 paso adelante en el camino de la conciencia, abierto a cualquier
-.er humano que escoja el silencio.
El Ermitaño entrega como regalo al héroe una herramienta mágica
oo.ra que lleve en su viaje, y esto es algo que no ocurre solo en los cuen-
-'"'s de hadas. Muchas veces recibimos regalos inesperados. El regalo
_ uede ser w1a melodía, u.na imagen, tma frase, una piedra, tma pluma,
!>implemente w1a palabra, tma silaba, w1 símbolo. Será fácil recono-
.:erlo sabiendo que suele llegar a nosotros de forma natural, conmo-
-;.endonos profundamente y dejándonos la extraiia sensación de que hay
.:...go mágico en él. A una mente extremadamente racional, estas cosas
-.ueden parecerle curiosas o extrafi.as, pero, aun así, ocurren. Cuando re-
bimos un regalo de estas caracteásticas debemos guardarlo cuidadosa-
aiente hasta que podamos ponerlo a prueba en tma simación verdade-
~ A. E. Waitc, Pictorial K ey to the Tarot, York Bcach, ME, Samuel Weiser, 1973,
104.
95 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Hermes Trismegisto, el legendario maestro de conocimiento y autor de las Leyes
Herméticas.
(Suelo de mosaico, Catedral de Siena.)
en un momento de temor, tal vez. Si entonces recorda-
ramente dificil,
mos la frase, la imagen, la melodía, el tacto de la piedra o de la pluma,
sentiremos que un gran poder viene al instante en nuestra ayuda. Es im-
portante no olvidar lo que los mitos y cuentos de hadas nos dicen sobre
el uso de fórmulas mágicas: no pueden comprarse ni inventarse; no de-
ben jamás divulgarlas u olvidarlas; deben ven.ir a nosotros por sí mismas
o sernos transmitidas. Solo han de usarse en momentos de gran nece-
sidad.
EL ERMITAÑO
¿Cómo puede explicarse
este fenómeno? El incons-
ciente tiene llll «poder mági-
co» que puede salir en nues-
tra ayuda, particularmente en
simaciones dificiles. Lamen-
tablemente, muchas de las
personas que han vivido y
reconocido esta expeiiencia,
mantienen a su inconscien-
te prisionero, convirtiéndo-
lo en esclavo sumiso de sus
banalidades, en un catastró-
fico ejercicio de «pensanúen-
to positivo». Intentan, de esta
forma, satisfacer los deseos
más tontos y egoístas de su
ego, hambriento de poder.
Es posible incluso que el 90
por 100 de las plegaiias estén
orientadas a objetivos simi-
lares.
Sería sensato, al menos,
.igradecer a Dios desde el fon-
do de nuestro corazón por
protegernos, afortunadamen-
te para nosotros, de unos
planes supuestamente razo-
nables y de unos estúpidos
deseos. Recordemos, además,
de la Sabiduría, acompañado por sus
Odín, el dios germánico
que el inconsciente tiene «po-
cuervos Hugin y Munin. (Hulton Deutsch Collection, Londres.)
deres mágicos», y puede pro-
tegernos de la forma más
maravillosa.
Namralmente, ni la frase, ni la imagen, rú la piedra, poseen poderes
magicos, como tampoco los tienen los ingeniosos amuletos y talismanes
comprados con dinero en alguna tienda: es el inconsciente el que dota
J. estos objetos de poderes. Cuanto más intentemos analizar nuestra fór-
mula mágica, hablando de ella con orgullo o revelándola a terceros, más
la\'aremos» su magia. No nos quedará al final sino una fórmula sin
J.lma, palabras vacías, rima.les muertos, frases huecas, piedras sin vida. La
magia habrá desaparecido. Por esta razón, los héroes han de preservar
a fórmula mágica en su interior, como un tesoro. Es necesaiio que
97 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
comprendamos que este es
un regalo, que podemos
aceptar y agradecer, y no
algo conseguido por mé1i-
tos propios, de lo que el
ego pueda vanagloriarse.
El anciano sabio es w1
arquetipo especialmente
significativo, que se ha en-
carnado en diversas figuras
de nuestra cultura occi-
dental: Hermes Trismegisto
(Hermes Tres Veces Gran-
de) füe una figura legen-
da1ia que, de acuerdo con
distintas fuentes, vivió e im-
partió sus enseñanzas en
los albores de la avanzada
civilización del antiguo
Egipto. Posteriormente,
los egipcios le elevaron a la
categoría de Thot, su Dios
de la Sabidwía. Y, como
muesu·a un suelo de mo-
saicos de la Catedral de
Siena, fue contemporáneo
de Moisés. Los alquimis-
tas, los francmasones, casi
Moisés, el arquetipo del sabio anciano, recibe las leyes divinas
todas las sociedades secre-
en el Monte Sinaí. Analogía de El Ermitaño, en la montaña,
y la ley divina de la siguiente carta. (Lorenzo Ghiberti, puerta tas occidentales y
muchas
del Paraíso del Baptisterio, Florencia.)
sociedades esotéricas, le
llaman padre fundador o lo
asocian a sus orígenes de
tma u otra forma.
Merlín, figura clave del viejo sabio en el ciclo de leyendas del Rey
Arturo, nos es a(m más familiar. Otro ejemplo es Odín, dios germánico
de la Sabiduria, originario de los países nórdicos. Se colgó del fresno,
Yggdrasil, durante nueve días, tiempo durante el cual experimentó su
iniciación. Desde entonces, como expresión de la habilidad adquirida de
«viajar a tierras lejanas», es decir, de hacer viajes astrales, lo acompaii.a.n
sus dos cuervos, Hugin y Munin.
Otro representante histórico del venerable anciano es Tales de
Mileto, filósofo que vivió en el siglo \'I a. de C. Los g1iegos le llamaron
EL ERMITAÑO
el primero de los siete sabios del mm1do antiguo. Dos de las respuestas
dadas por él han Llegado hasta nosotros, y se puede decir que son úpi-
cas de m1 ermita.fio. En contestación a la pregtmta: «¿Qué es lo más difi-
cil?», respondió, con gran profundidad: «Conocerse a uno mismo». Y a la
pregm1ta: «¿Qué es lo más fácil? », posiblemente con m1a sonrisa, respon-
dió: «Da.r consejo a otros>>.
Dentro de nuestra tradición judeocristiana, Moisés es, sin duda, la
representación más familiar de este arquetipo. Recordó a un pueblo en-
guió durante cuarenta días
tero su verdadero nombre, su identidad. Los
hacia m1 destino previamente determinado y les entregó las leyes divi-
nas. La ascensión al Monte Sinaí para recibir las leyes divinas encuentra
su analogía en el tarot en la transición de la carta El Ermitafio a La Rueda
de la Fornma.
Palabras clave sobre EL ERMITAÑO
r. - -·
,_}-:-
. =~ :- ~ .
ARQUETIPO: El anciano sabio.
TAREA: Retiro, concentración inte1ior, seriedad, contempla-
ción.
META: Autoconocimiento, protección contra las influencias
externas. Descubrir la propia esca.la de va.lores, ser au-
ténticamente tmo mismo.
RIESGO: Carácter extra.fio, excéntrico, como de otro mundo,
amargado.
SE::-..'Tl1\1LE:-.:TOS \'lTALES: Claridad, espacio interior. Encontrarse a uno mismo
y sentirse bien en la propia piel.
99 ~
La RUEDA de la FORTUNA
L HÉROE HA TOMADO YA CONCIENCIA de su verdadera
identidad. Una vez recorrido el arco diurno del sol, el día
se hace noche, y es el momento de encontrar tm oráculo
que responda a la única pregtmta que realmente importa:
«¿Cuál es mi tarea?». Es necesario descubrir la identidad
E
verdadera y alcanzar así el grado de madurez necesario para poder for-
mular esta pregtmta y comprender su respuesta.
La Rueda de la Fornma es, probablemente, la carta que suele inter-
pretarse de forma más errónea y superficial. Incluso Waite hizo una crí-
tica al respecto, ya que desde los días de Eliphas Levi 1, el mensaje oculto
w1a mera simplificación. De hecho, si nos
de esta carta ha sido reducido a
concentrarnos exclusiva-
mente en su nombre, no
Uegaremos a comprender
La Rueda de la Fortuna
el significado de este ar-
cano del tarot. Ya se Uame
La llamada
La Rueda de la Fortw1a,
o simplemente Suerte, el
nombre no refleja, en ningtmo de los dos casos, el signficado de la carta.
una rueda, la rueda del tiempo. En su cons-
' u representación gráfica es
tante girar trae siempre cosas nuevas, haciendo a su vez que otras que-
den atrás.
Las dos figttras que se encuentran a los lados comparten el mismo
ignificado simbólico. Ambas tienen su origen en la mitología egipcia:
.\nubis con cabeza de chacal, que encarna la fuerza de renovación vital,
\ eth, con forma de serpiente, símbolo de los poderes destructivos. En
as cuatro esquinas vemos querubines, figttras que simbolizan a los cua-
rro evangelistas, y que a su vez representan los cuatro elementos. En su
..:1 •njunto significan la Creación, y son siempre w1a expresión de la tota-
dad. Aparecen la forma de una esfinge que gobierna la
wudas en
rueda. Tradicionalmente la esfinge tiene cara htunana, a.las de águila,
..:11la y patas de león y el cuerpo de un buey. La esfinge del Tarot de
WJ.ite, que no tiene alas, es aún hoy w1 enigma, ya que en otros tarots
m.l!> antiguos las alas son siempre claramente visibles.
Los símbolos a.lqtúmicos de la sal (0), azufre ( ~ ), merctuio ( ~ )y
,¡gua (z::::) se encuentran en el interior de la rueda. En el círculo exterior
"gura escrita la palabra «Torah» con las letras hebreas del nombre di-
o, Yahvé, JHVH ('1"!'1'1) intercaladas. Si analizamos este simbolismo
Famoso ocultista del siglo XIX.
IOI ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
globalmente, encontramos el siguiente
mc:.:nsaje: ser, existir y pasar son los po-
deres que mantienen la rueda en movi-
miento. Se manifiestan en lo emer-
gente, en el aspecto creati\'o (Anubis),
en la existencia, en la capacidad de con-
sen·ación (esfinge ) y en el descenso,
fase destructi,·a (Seth). El conjunto de
ellos corresponde a la ley divina (Torah
y Yahvé ), que retan al ser humano a
transformarse, partiendo desde la base,
hasta alcanzar las más altas cualidades
(simbolismo alquímico ).
En síntesis, La Rueda de la Fortuna
representa la totalidad de tareas que
Como símbolo de la totalidad, la esfinge une en
sí misma los cuatro elementos. (Esfinge fenicia hemos de cumplir a lo largo de
nuestra
de Nemrud, British Museum, Londres.) ,.¡da. Cuando aparece esta carta, nos está
diciendo que el tema en cuestión entra
en nuestra \'ida para que lo abordemos
y dominemos. Como si de tm mosaico
se tratara, a partir de t0dos estas aspect0s indi,'iduales surgirá una ima-
gen que nos permitirá en un principio comenzar a intuir nuestra tarea
en la \'ida, que irá desvelándose con mayor claridad con el paso del
tiempo. Sin embargo, ello no quiere decir en ningún momento que
pueda resumirse en una única fórmula o palabra. Se puede hacer una
descripción pictórica, como siempre se ha hecho de los oráculos a lo
largo del tiempo. Tenemos un ejemplo de ello en el héroe que pregunta
cuál es su tarea en la vida, y recibe esta profunda respuesta, «busca el te-
soro escondido y dificil de encontrar».
Al analizar esta respuesta desde una perspecti\•a psicológica, C. G. Jung
nos da una esclarecedora explicación. Debemos agradecerle su estudio
sobre los caracteres que, a primera ,.¡sta, parece guardar similimdes con
las antiguas tipologías. T ung establece también una diferencia entre las
cuatro estructuras básicas de la conciencia humana, a las que denomina
funciones de la conciencia: pensamiento, emoción, sensación, inn1ición.
Podemos compararlas con otros clásicos grupos de cuatro elementos,
como fuego, tierra, agua y aire, o los cuatro temperamentos, sanguíneo,
colérico, melancólico y flemático. Sin embargo, Jung pone el énfusis en
la dinárnica que es propia de la tipología jungiana. Mientras que otros
sistemas de definición clasifican los caracteres de forma «fija» y defini-
tiva en una categoiía, o en una categoría mixta, Jung da por sentado que
la conciencia humana consta de los cuatro aspectos, aunque no se ha-
yan desarrollado en la misma proporción. Basándose en una gran \'arie-
a I02
LA RUEDA DE LA FORTUNA
dad de tradiciones, mitos y
cuentos de hadas, así como
en la simbología alquímica, y
naturalmente también en su
propio trabajo como médico
y terapeuta, reconoce que los
seres humanos frecuentemen-
te desarrollamos solo u·es de
las cuatro funciones de la con-
ciencia durante la primera mi-
tad de la vida. La cuarta per-
manece en los dominios del
inconsciente, convirtiéndose
en tema central de algunos
cuentos de hadas que nos ha-
blan del alma que ha sido ven-
dida, o de la perla (símbolo de
la totalidad) que se pierde al
El Oráculo de Delfos.
comienzo de la hist01ia. Los
dos pares de padres del héroe,
que reflejan sus orígenes y ha-
bilidades, son una estrucnu·a
dividida en cuau·o pártes, que representan la totalidad innata del héroe.
Sin embargo, w1a de estas cuatro personas suele ser considerada «lama-
drastra», y se la trata por ello con poca consideración. De acuerdo con
Jung, el trabajo que corresponde a la segw1da mitad de nuestra vida es
ocuparnos de este tema, «extrayéndolo de las profundidades y explo-
rándolo». Estamos hablando, en términos psicológicos, del tesoro es-
condido y dificil de encontrar.
¿Cómo se entiende esto? Aparentemente desarrollamos nuesu·as for-
talezas en detrimento de nuestras partes más débiles. Cuanto más in-
tensamente destaque tma de las tres funciones de la conciencia que he-
mos desarrollado, más profimdamente se hundirá en el inconsciente la
cuarta función, permaneciendo ausente en nuestro lado consciente. Ello
se convierte, pues, en fuente de muchos errores y fracasos, que nos cau-
san insatisfacción e infelicidad.
C. G. Jung denominó al aspecto más desarrollado de la conciencia
la fimción principal del ser hun1<1.110. Las dos sigtúentes, que son tan1-
bién funciones conscientes, a diferencia de lo que indica el modelo sim-
plificado de la página 104, normalmente evolucionan en distinto grado,
,. son llamadas primera y segunda función auxiliar. Nuestra parte in-
consciente, el tesoro escondido y dificil de encontrar, es la función infe-
rior y menos valorada.
IOJ ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Por ejemplo, si tma persona ha
desarrollado de forma especial sus fun-
ciones intelectuales, por regla general
MENTE CONSCIENTE
ha descuidado los sentimientos. La fi-
Jo presenta de forma sim-
gura 19 nos
Pensamiento
ple y esquemática.
Intuición Sensación
Este desequilibrio inicial no signi-
fica forzosamente que exista un fallo
en el proceso de desarrollo, o que sea
mejor potenciar por igual, desde el
Se11dmll11110
principio, los cuatro aspectos de la
conciencia. Segi.'.m lo que podemos ob-
MENTE INCONSCIBITE
servar, parece que es natural, bueno y
correcto desarrollar tres de estas fun-
ciones al comienzo de nuestra vida y,
luego, en la segunda mitad, enfrentar-
Figura 19. El tipo intelectual. nos intensamente a Ja restante. Recor-
demos que en el viaje del héroe el te-
soro no es encontrado hasta llegar a la
última etapa. Las tareas correspondien-
tes a los cuatro aspectos distintos serían,
desde una perspectiva psicológica, las que citamos a continuación.
Las personas que responden al modelo citado más arriba son consi-
derados, en general, «cerebrales en exceso». Si les pidiéramos que nos
dijeran espontánean1ente lo que sienten, nos responderían de inme-
diato: «Creo que siento .... ». Para ellos el pensamiento es mucho más ve-
loz que los sentimientos, y siempre tienen al instante respuestas a cual-
quier pregunta. O sea que, en realidad, lo que estas personas hacen es
in1aginar Jo que sería correcto sentir en una situación dada, y expresarlo.
Sin embargo, sería erróneo deducir que no sienten la respuesta. El pro-
blema es que, al no estar Ja función emocional suficientemente desarro-
llada, necesitan más tiempo para ejercitarla. Dicho en otras palabras, al
contrario que su fi.mción intelectual, esta función no está tan perfecta-
mente diferenciada como para poder utilizarla de inmediato. Por esta
razón les resulta a estas personas tan incómodo u-abajar con ella. Al es-
tar poco o nada desarrollada, su estado es simple y primitivo, y no cons-
tituye tm motivo de orgullo. La función intelectual, en cambio, es
habitualmente brillante en estos casos. Como consecuencia, estos indi-
viduos se sienten más cómodos ofreciendo la in1agen de su lado civili-
zado y manifestando a su vez un cierto desdén por los sentimientos, su
lado menos desarrollado, al que consideran inferior. Piensan, en resu-
midas cuentas, que la httmanidad bien podría prescindir de este aspecto,
llegado el caso. En la segunda etapa de la vida, sin embargo, es frecuente
D 104
LA RUEDA DE LA FORTUNA
que estas personas tengan que enfren-
tarse a situaciones que les desafían a
aceptar los sentimientos y a desarrollar
MENTE CONSCIENTE
emociones.
En este mundo de gente «excesiva-
Sentimiento
mente cerebral», no fu.ltan tan1poco
Sensación Intuición
los individuos «viscerales». Estas otras
personas tienen unas funciones emo-
cionales tan desarrolladas, que son in-
creíblemente rápidas en emitir, de
Pansamiemo
forma visceral, sus juicios u opiniones.
En su caso, el modelo de conciencia es
MENTE INCONSCIENTE
el que aparece en la ilustración del tipo
emocional (figura 20).
Como mínimo, podemos decir que
han descuidado su lado intelecmal, y
Figura 20. El tipo emocional.
que lo pasan mal intentando encontrar
razones que justifiquen sus juicios emo-
cionales, o tratando de ofrecer explica-
ciónes que respondan a algún tipo de
lógica. Si alguien afumara, en cambio,
que no saben «pensar», con toda seguridad discreparían vehemente-
mente. Esto ocurre porque nuestra sociedad glorifica el pensamiento,
de forma tan wlliateral, que admitir tma opinión así sería devastador. Las
personas del tipo emocional llaman pensamiento a la expresión de sus
deseos, o a su extraordinaria agudeza instintiva, que en ningún caso po-
dría considerarse pensamiento lógico, analítico y coherente.
Es evidente que el tesoro escondido y dificil de encontrar sería la
emotividad, para los individuos «excesivamente cerebrales», y, para los
«viscerales», el ejercicio del pensamiento objetivo.
Los individuos de tipo sensorial perciben el mtmdo a través de los
sentidos, traduciéndolo en color, gusto, olor y forma exterior. Pueden
abandonarse a este ejercicio de placer sensorial, quedándose en las for-
mas externas, y dejando de lado las múltiples posibilidades que un ob-
jeto o un plan pueden ofrecer. Carecen por completo de capacidad in-
tuitiva. En casos extremos pueden ver lo que es, pero no lo que es
posible. El tesoro perdido sería, en este caso, desarrollar el olfato, con-
siderar las numerosas posibilidades que el mundo puede ofrecer, en su
Yariedad, ser capaces de considerar tendencias diversas y de valorar las
oportw1idades que un experimento, o cualquier otra cosa, puedan ofre-
cer. En resumen, abrir el ojo interior (ver figura 21 en página 106).
El tipo opuesto experimenta el mundo de forma exactamente in-
Yersa. Los individuos del tipo intuitivo se sienten tan fascinados por las
105 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
posibilidades de una idea, objeto o
proyecto que, como resultado, des-
cuidan la forma y los hechos objeti-
MENTE CONSCIENTE
vos. Viven envueltos en fantasías, que
rara vez acaban materializando. Su te-
Sensación
soro perdido es aprender a vivir en el
Sentimiento
marco de la sobria realidad, no con-
tentándose con tener una mera visión
de las cosas, y desarrollar la paciencia
que hará posible que esa \'isión se
Intuición
concrete, traduciéndose en acción (fi-
gura 22 ).
MENTE INCONSCIENTE
Los querubines, las cuatro figuras
simbólicas que hallamos en las esqui-
nas de las cartas, representan los cua-
tro elementos, fuego, tierra, aire y agua.
Figura 21 . El tipo sensorial.
corresponden a las
A su vez, estos
cuatro funciones que hemos descrito
anteriormente, bajo la forma de cua-
tro temperamentos. Todos los queru-
bines llevan libros en sus manos, sim-
bolizando las tareas y lecciones que
impartirán. Si alguien formula la pre-
gunta: «¿Cuáles son mis tareas en esta
vida?», una de las cuatro figuras res-
ponderá: «Aprende de mí, desarrolla
mi naturaleza esencial y conquistarás
MENTE CONSCIENTE
la totalidad».
Al final de los arcanos mayores en-
Intuición
contramos la carta El Mtmdo, con el nú-
mero XXI, que corresponde al círculo
Sentimiento Pensamiento
exterior del ma.ndala (ver página 76 ),
el paraíso recuperado de las leyendas y
cuentos de hadas. En el plano espiri-
Sensación
tual representa el reencuentro con la
totalidad, que es la meta final de nues-
MENTE INCONSCIENTE
tras vidas. Aqtú nos encontran1os nue-
vamente con los querubines, pero a
diferencia de la carta X, esta vez no
llevan libros en sus manos. Ello signi-
Figura 22. El tipo intuitivo. fica que las lecciones de La Rueda de la
Fornma han sido aprendidas durante
el trayecto que existe entre ambas car-
fil] 106
LA RUEDA DE LA FORTUNA
Figura 23. En La Rueda
de la Fortuna,
los querubines
sostienen libros en sus
manos e imparten
En El Mundo,
lecciones.
los querubines no
tienen libros, ya que
las lecciones han sido
aprendidas.
La RUEDA de la FORTUNA El MUNDO
tas. Se ha conquistado la totalidad, la cu.arta fimción ha sido integrada
finalmente, con éxito, y la persona ha sanado (ver figma 23).
Con la Rueda de la Fortuna llegamos a la serie de cartas pares. En
el viaje del sol, este momento corresponde al atardecer, por el horizonte
del oeste. Es Ja imagen del retorno de la luz al otro polo, oscuro y olvi-
dado. Este instante ilustra la necesaria existencia de leyes compulsivas, y
el cambio que, inevitablemente, experimenta el sol en este punto. En
consecuencia, las expe1iencias que vivimos a través de esta carta son tam-
bién necesarias e ineludibles.
Según su contenido simbólico, Jo «masculino» separa y lo «feme-
nino» une. El tramo masculino del carnina que hemos atravesado nos
separa del origen. El femenino, el que tenemos delante, nos une a él.
Mientras que el pensamiento masculino separa, marcando siempre nue-
\'OS límites, y diferencias cada vez más sutiles, el pensamiento femenino
es analógico y holistico. Reconoce y da relevancia a los tenitorios co-
munes, rechazando, por tanto, las fronteras. El pensamiento masculino
reprocha al femenino su. ambigüedad. Por su parte, el femenino se tíe de
la Ju.cha masculina por encontrar claiidad, consciente de que la realidad
2
es demasiado compleja para que tma sin1ple fórmula pueda abarcai·la .
2 Esto no se refiere, naturalmente, al pensamiento del hombre y de la mujer .
.\lasculino y femenino han de entenderse desde una perspccti\'a simbólica, como el
~~n
\ d yang. (Ver la tabla de la página 48. )
EL TAROT Y EL V IAJE DEL HÉROE
Figura 24. El Mago
encarna la fuerza y
habilidad de dominar
las tareas, mientras que
La Rueda de la Fortuna
simboliza la tarea en sí.
La R UEDA de la FOR TUNA
El camino a través de las cartas impares nos guía hacia la multiplicidad,
es decir, en dirección opuesta a la unidad original, y nuestro ego, in-
merso en w1 proceso de despertar y desarrollo, de búsqueda constante
de claridad, se vuelve cada vez más parcial, más unilateral. Sin embargo,
el camino de las cartas pares que nos queda aún por recorrer, y que, en
un principio, posiblemente intentaremos eludir, será el que nos gtúe a
través de la paradoja de nuestras percepciones, hasta alcanzar la wúdad
de todas las cosas. «Por muy raro que parezca, la paradoja es una de
nuestras más valiosas posesiones espirituales, núentras que la unifornú-
dad de sigiúficado es signo de debilidad», dice C. G. Jung. Más adelante
continúa: «Solo la paradoja nos acerca, en alguna medida, a la com-
prensión de la vida en su totalidad. La ausencia de ambigüedad y de
contradicciones responde a una actintd unilateral, ineficaz a la hora
de expresar lo incomprensible» 3.
Al ego no le gttsta en absoluto el cambio de orientación que nece-
sariamente ocurre una vez que se llega a este punto. En realidad, detesta
tener que renunciar a ser el único medio capaz de explicar claramente
las, cosas. Por esta razón tal vez, los oráculos son interpretados, en algu-
nas ocasiones, de forma prematura y errónea. Las dos reacciones posi-
bles ante el cambio pueden verse con claridad en la interpretación pa-
triarcal y en la interpretación matriarcal de la sigttiente carta (La Fuerza) .
. l C. G. Jung, Psicología y alquimia, CW, vol. 12, § 15.
fil] 108
LA RUEDA DE LA FORTUNA
Si este cambio fuera rechazado, ello nos llevaría de forma inevitable a la
carta de El Colgado que, aparentemente, nos habla de desesperanza.
Las cartas pares de los arcanos mayores siempre se relacionan con
otras cartas por suma cruzada (ver figura 24). En este caso, la carta X,
La Rueda de la Fortuna, nos conduce hacia la primera carta, El Mago.
Mientras que la Rueda de la Fortuna simboliza los objetivos que ten-
dremos que alcanzar durante la vida, El Mago encarna la fuerza y la ha-
bilidad necesarias para hacerlo. Podemos afirmar, por lo tanto, que siem-
pre estamos en condiciones de llevar a cabo y dominar las tareas que se
nos asignan.
Palabras clave sobre LA RUEDA
DE LA FORTUNA
- 11
ARQUETIPO: La llamada, la predicción. • .-::! •
TAREA: que es necesario,
Reconocer en nuestro interior lo
aceptar las tareas asignadas.
Transformar lo básico en algo de mayor dimensión,
dominar las tareas, alcanzar la totalidad.
RIESGO: Fatalismo, comprensión equivocada de las tareas.
SE:-.IJ.\l!F:-.:Tos \1TALES: Hechos y experiencias que nos pernúten alcanzar la
totalidad, atmque en l.111 principio no nos gusten.
A Ft..:ERZA 1:-.S L':-\A DE LAS DOS CARTAS a las que A. E. Waite
cambió su posición original (ver página 24). En el orden
tradicional le correspondía el XI, abriendo el segundo
grupo de diez cartas de los arcanos mayores, mientras que
la carta de El Mago encabeza las primeras diez. Las simi-
linides entre ambas son evidentes, y vVaite las resaltó en su tarot, pin-
tándolas con los mismos colores. En ambos casos, el tema central es la
fuerza. El Mago personifica el ímpetu creativo, la maestría y el poder
de influir sobre las cosas, mientras La Fuerza expresa vitalidad, pasión
y alegría de vivir (ver figuras 25 y 26 en la página 112). Sobre la ca-
beza del personaje,
en ambas cartas ve-
mos el símbolo del
La Fuerza
infinito. En el Tarot
de Marsella está re-
El orgullo desmesurado o
presentado, de ma-
nera menos explí-
el animal que nos ofrece ayuda
cita, en la forma de
los sombreros.
Este símbolo nos indica que los dos mtmdos están en constante co-
nexión, produciéndose intercambios entre ambos niveles. En el caso de
El Mago, se refiere a la relación de lo de arriba con lo de abajo, del ma-
crocosmo con el microcosmo. En el de La Fuerza simboliza la relación
armónica entre nuestra parte civilizada (mujer) y nuestra nan1 raleza ani-
mal (león). En consecuencia, encontramos la füerza femenina al princi-
pio de la vía femenina de las cartas pares, guiándonos hacia los secretos
que se encuentran en las profundidades. Evidentemente esto es mucho
más convincente aqtú, en la posición XI, que en la VIII.
El significado de esta carta en el viaje del héroe depende de la inter-
pretación que escojamos, la patriarcal o la matriarcal. El león es símbolo
de nuestra naniraleza instintiva e impulsiva, de nuestras pulsiones pasio-
nales, salvajes, agresivas, y de nuestro instinto de conservación, en toda
su desnudez. Los mitos patriarcales nos hablan del héroe que mata al
león, aunque en las historias que mejor conocemos, los protagonistas
no tienen muy buen final. Sansón füe víctima de un ardid, perdiendo
toda su füerza. El glorioso Heracles tuvo también considerables proble-
mas, en especial con su lado femenino. En un primer ataque de locura
mató a su mujer e hijos, y como consecuencia de otro acto de locura
posterior, füe sentenciado a expiar su culpa, asumiendo un cometido fe-
menino. Tuvo que servir durante tres ai1os en la corte de la reina lidia
Onfalia, vestido con ropas de mujer, hilando y haciendo otros trabajos
femeninos, mientras ella vestía con su piel de león y su mazo. Aunque
III e
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
esta «terapia» le ayudó a integrar su
lado reprimido, hasta el punto de
curarse, su lado femenino interior
aún no había sanado por completo.
La herida que le quedaba le costó la
vida.
En esta versión de la historia pa-
triarcal de la matanza del león, la
al orgullo desme-
carta corresponde
surado, a la soberbia, a la insolente
negativa a someternos a la ley divina,
según la cual tenemos que cumplir
El MAGO La FUERZA
las tareas que nos füeron asignadas.
En este ptmto, es necesario conquis-
Figura 25. El Mago y La Fuerza del Tarot de Waite.
tar al dragón de forma femenina, es
decir, aceptándolo 1.
Por fortuna, el tarot ha preser-
vado para nosotros la imagen de esta
mujer domando al león amorosa-
mente. Tan solo en algunos fragmen-
tos de relatos mitológicos encontra-
mos referencias sobre este tema, que
parece haber sido bastante popular
en épocas matriarcales. La gran diosa
Inanna, versión sumeria de Venus, era
representada montando el león que
ella misma había domado. Se solía
decir que su sucesor babilonio, Istar,
era el león. La diosa griega Artemisa
füe considerada tan1bién una mujer
leona. Posteriormente, como resul-
Figura 26. El Mago y La Fuerza del Tarot de
tado de la condena que la religión
Marsella.
cristiana hizo de nuestra naturaleza
impulsiva e instintiva, el león, que la
Sagrada Virgen tiene bajo su pie, pasó a ser símbolo del anticristo. Se
pone de relieve, de esta forma, el intento de la conciencia por mantener
en tm puño, esclavizar, o incluso matar, al animal interior que será, de
la sombra>>.
aquí en más, considerado pecador. «La mera supresión de
como Jungla denominó, de forma probablemente irónica, «actúa como
1 Cf. Erich Neumann, Amo1· and Psyche: 111e Psychic Developmmt of the
Femmim
Princeron, Princcron Univcrsity Prcss, 1970, p. 132.
¡. • ··~
tdf ll2
LA FUERZA
Heracles hila lana vestido con ropas de mujer. La Reina se ha quitado su piel de
león y el mazo.
(Bartholomaeus Spranger, Kunsthistorisches Museum, Viena. Reproducción
autorizada.)
IIJ ~
EL TAROT Y EL VIAJE DE L HÉROE
un remedio, igual que lo haria una decapita-
ción ante un dolor de cabeza» 2.
Al entrar en contacto con nuestro lado
oscuro y salvaje, sería igualmente inapro-
piado minimizar, evitar o suprimir al animal
que Uevamos dentro, como tratarlo con \~o-
lencia o rigidez. Existe una razón importante
para que este encuentro tenga lugar ahora,
en la mitad del camino. Hasta a este punto,
nuestra meta fue desarrollar y fortalecer el
ego, preparándolo para esta confrontación,
ya que un ego débil se1ía fácilmente devo-
rado por la mente inconsciente. C. G. Jw1g
nos llama reiteradamente la atención sobre
Figura 27. La conciencia, rodeada por el
lo confi.1so que resulta el término subcons-
inconsciente.
ciente, pues parece implicar que existe un yo
consciente, de gran magnitud, que no tiene
dificultad alguna en controlarlo. Jung prefe-
ría, en can1bio, hablar del inconsciente, cuya
relación con la conciencia es esquematizada en la figura 27.
La conciencia que la humanidad ha desarrollado en unos pocos mi-
lenios, y que cada ser humano debe experimentar en el transcurso de su
vida, se encuentra completamente rodeada por el inconsciente. Cuando
la conciencia es débil y las fronteras son permeables, el inconsciente
puede, sin mayores problemas, inundarla. Sin lugar a dudas, podemos
hablar, en este caso, de desorden mental. Los llamados pueblos primiti-
vos lo denominaron la pérdida del alma. Por ello es por lo que, para po-
der hacer !Tente a este peligro, el ego debe madurar y fortalecerse en el
primer tramo del camino. Es necesario que tenga un anclaje firme en
la realidad exterior, para estar en condiciones de dialogar con las fuer-
zas inconscientes, manteniendo en rodo momento el control. De otra
forma, el ego sería fácilmente devorado, inundado o arrasado por sen-
timientos, fantasías e imágenes del inconsciente. En consecuencia, el
héroe de mitos y cuentos de hadas solo puede ser aquel que ha tenido
un encuentro consciente con el peligro, sin que la noche o el monstruo le
devoraran.
Una de las grandes figuras mitológicas que no luchó contra su lado
salvaje interior, sino que lo encarnó, bajo la forma de una fuerza divina,
fue Dioniso, que sabía incluso cómo montar a la bestia salvaje.
1
C. G. Jung, «Psychology and Rcligion», en P~ c ho/ogy and Religion: West a11d
East, CW, v. 4, § 133.
LA FUERZA
Dioniso era el dios del vino,
de la embriaguez y de las baca-
nales. La mitología deja cons-
tancia de que era hijo de la ciu-
dad de Tebas, y de que se fue a
tierras extraü.as a una edad muy
temprana. Ya como w1 atractivo
joven, regresó con w1a multi-
tud de músicos y bacantes de
Asia Menor, con el fin de intro-
ducir su culto en Tebas. Pero,
como estas multitudes danzan-
tes no fueron bien recibidas,
marcharon fuera de las puertas
de la ciudad, tocando tan1bo-
res, cantando y silbando, e ins-
talaron su campamento en las
laderas del Monte Citeron. Su-
cedió entonces algo extraü.o: fas-
cinadas y seducidas por el dios,
cada vez más mujeres abando-
Dioniso cabalgando una pantera. (Mosaico helénico,
naban sus hogares en la noche,
Delos. Foto: autorización de Leo Maria Giani, Múnich.)
escabulléndose fuera de Ja ciu-
dad, a las fiestas que Dioniso
celebraba en los montes.
Penteo, el honorable rey de Tebas, consideró que este culto salvaje
era una atrocidad. Cuando Dioniso se apareció ante él un día, como
un hombre joven, el rey inmediatamente lo envió a las mazmorras.
Increíblemente, de forma milagrosa, logró escapar. Una vez más se apa-
reció al rey, y haciendo uso de su seducción, le habló de las orgías de sus
festivales, describiéndole los detalles de semejante depravación. De esta
forma logró despertar la curiosidad lasciva del rey, con tal intensidad,
que no resultó deficil seducirlo. Se dejó convencer para ponerse ropas
femeninas que le permitieran ir, sin ser reconocido, desde la ciudad
hasta el can1po de las Bacantes. Una vez allí, se escondió dentro de tm
árbol, desde el cual podía observar las salvajes celebraciones. Lo que vio
fue tan tremendo que por poco no se le cayeron los ojos de las órbitas.
Quedó tan aturdido con todo aquello que olvidó su sigilo, y las muje-
res que danzaban en estado de éxtasis lo descubrieron. En su embria-
guez, pensaron que era un león de las montañas, corrieron hacia él, lo
sacaron del árbol, lo desmembraron vivo y clavaron su cabeza en el ce-
tro de Baco, regresando luego a Ja ciudad con su trofeo, cantando y bai-
lando. Solo al llegar allí recobraron la normalidad. La mujer que llevaba
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
el cetro era Agave, la madre del rey, y cuando se dio cuenta de lo que
había ocurrido se llenó de espanto.
Estas historias nos cuentan lo peligroso que es esclavizar, suprimir o
matar el animal que llevamos dentro (nuestra parte salvaje). Cuando su-
primimos algo, o creemos tenerlo bajo control, es muy posible acabar
siendo víctimas aquello que hemos rechazado. Si Penteo hubiera dado
a su naturaleza animal espacio suficiente, podría haberse familiarizado
con ella, para llegar a conducirla. En cambio, fue vencido, en el estricto
sentido del término, por w1a lujuria reprimida, y por tanto inconsciente,
que él creía tener controlada.
Cuando nos acercamos al anin1al amistosamente y con cuidado,
suele convertirse en una fuerza aliada, dispuesta a ayudarnos. Muchos
cuentos de hadas nos hablan de una bestia peligrosa y salvaje que ha de
ser domada. El héroe que consigue hacerlo, dejándose luego guiar por el
animal, encuentra el tesoro o lo que, en ese caso, buscara. Marie-Louise
von Franz ha estudiado muJtin1d de cuentos de hadas, con el fin de ave-
riguar si existe un mensaje común, w1a recomendación única e irrefuta-
ble sobre cómo debe comportarse el ser htm1ano en w1a simación dada.
Sus esfuerzos, no obstante, parecen haber sido en vano, ya que no se ha
encontrado ninguna verdad absoluta en el inconsciente colectivo, que
es la fuente original de los cuentos de hadas. El consejo depende ente-
ramente de la situación, difiriendo incluso en situaciones análogas. Solo
parece haber una regla sin excepciones: ¡aquel que hiere a la bestia que
Je ofrece ayuda, encontrará siempre el infortunio en su can1Íno! 3.
Para sobrevivir en el tramo de viaje que nos queda, Ja conciencia
debe descubrir cuál es la correcta actitud a adoptar frente al incons-
ciente. Tendrá que aprender a dejarse guiar confiadamente y, sobre
todo, no perseguirá las metas de ambición y avaricia que pueda tener el
ego. Si el ego se negara a este «ejercicio de humildad», intentando, con
sucios trucos, robar al inconsciente sus poderes mágicos, se perderla
4
toda autenticidad . En casos así, el ser humano se vuelve esclavo de sus
fantasías de omnipotencia y fracasa en su viaje al mundo inferior, o se
convierte él mismo en tm animal. En el tema central de algunos cuen-
tos de hadas que nos hablan de tres hermanos o hermanas, suelen exis-
tir obstáculos ante Jos que fracasan los dos herma.nos mayores, mientras
que el simple, el que tiene un «corazón puro», lleva a término con éxito
la tarea.
1
· Maric-Louisc von Franz, SIJ11dow nnd Er•il en Fnir_ v Tn/es, Zúrich, Spring, 1974,
pp. 119-120.
4 «Dejar de lado lo auténtico ~ e~ otra interpretación de la palabra ~ pecado » . Es
in-
teresante recordar que el n .<> 11, número correspondiente a esta carta, también lo
es
del pecado.
o II6
LA FUERZA
La Biblia nos cuenta algo similar con relación al rey babilonio Nabu-
conodosor que, desoyendo el consejo recibido en un sueño, al encon-
trarse en w1a ocasión de pie en el techo de su palacio, exclamó jactan-
ciosamente: «¡Mirad qué grande es Babilonia! La construí para que fuera
mi capital y diera testimonio de mi poder, gloria y majestad» (Daniel 4:30).
Estando estas palabras aún en sus labios, el rey se transformó en animal,
y en adelante mvo que «vivir con burros salvajes y comer pasto como un
buey» (Daniel 5:21).
¿Por qué es el viaje a las profundidades tan peligroso? ¿Por qué teme
el ser humano descender a las profimdidades y adentrarse en la oscuri-
dad? Nuestra conciencia siente atracción hacia todo aquello que tiene
apariencia de orden, ya que está al alcance de su comprensión y cree po-
der calibrarlo y, tarde o temprano, controlarlo. Por ello solemos hablar
del orden divino, dejando todo lo fortuito y caótico al Diablo. Estos as-
pectos del viaje nos los encontraremos en nuestro recorrido por las car-
tas pares. La Suma Sacerdotisa nos indicará, como vimos al principio,
el camino a seguir, que tiene que ver con la voluntad de involucrarse y
con el arte de dejar que las cosas ocurran.
El degenerado rey Nabucodonosor; que se convirtió en animal. {William Blake,Tate
Gallery, Londres.)
IIJ rn
El TAROT Y El VIAJE DEL HÉROE
En la numeración original,
La Fuerza, primera carta de la
etapa femenina del carnina, está
en conexión con La Sacer-
dotisa por suma cruzada (ver
figura 28 ). Esta relación nos
permite comprender «que no
haremos nada» en d camino r~ -
tante. En realidad, la fase activa,
que corresponde a la etapa del
Mago, ha llegado a su fin, y a
partir de ahora nos limitaremos
a dejar que las cosas «ocurran».
El Mago nos guió en nuestra
La FUE RZA
saljda del útero materno al
mundo exterior. En aquel mo-
Figura 28. La Suma Sacerdotisa: la voluntad de involucrarse.
La Fuerza: el encuentro con la naturaleza impulsiva mento, lo que realmente im-
e intuitiva.
portaba era la actividad, y la
capacidad de dominar con ha-
bilidad las tareas asignadas.
Ahora, que hemos llegado a la mitad del camino, se ha producido un
cambio. La Suma Sacerdotisa adopta el papel de guía, y nosotros debe-
mos devolver los símbolos masculinos de poder, que con tanto trabajo
conqujstamos en la primera parte del carnino. El ego maduro, estable y
de poder, debe finalmente reconocer sus limitaciones, recupe-
ávido
rando la hwnildad y la modestia. Hasta ahora, el héroe debía tener ex-
periencias. En adelante, el desafio será estar abierto a las experiencias,
con todo nuestro corazón. Las cosas ya no ocurrirán cómo y cuándo el
ego lo desee, sino cuándo y por qué lo desea el yo. En el fururo, nada
podrá ser forzado. Las experiencias se resistirán a cualqwer tipo de pla-
nificación, llegando a nosotros a su debido tiempo, sin que se las pueda
decidir en seminarios de fin de semana. Nuestro ser esencial «es», ge-
el mo-
nuina e involuntariamente, y nada ocurrirá hasta que no llegue
mento adecuado, no importa que oremos con devoción o permanezca-
mos inmóviles meditando envueltos en humo de incienso v música Nueva
Era. La segunda mitad del viaje, que comienza aquí, puede conducir al
héroe a la visión de lo Más Elevado, aunque ello solo ocurrirá una vez
que hayamos cumplido eficazmente las tareas de la primera mitad del
can1Í.no.
A partir de este pw1to, ya no nos queda nada que aprender, 1u aun
en los libros más sabios. Solo nos resta involucrarnos de corazón, po-
niendo nuestra alma, en aquello que nos sea asignado. A esta etapa
corresponde la fórmula alquímica «Destrwd los libros para que vuestros
D 118
LA FUERZA
corazones no se rompan en pedazos» 5, que C. G. Jung consideraba de-
cisiva, y «no permitáis que el pensamiento opaque los sentimientos, re-
trasando así el regreso del alma» 6. Ahora, como muy tarde, el intelecto
debe aceptar, de forma constructiva, su fimción como «oficina princi-
pal», cuartel general, y estación de control, que supervisa en lugar de
imponerse, que da soporte, coordinadamente, a los diversos aspectos de
nuestra personalidad, en lugar de suprimjr radicalmente lo que no nos
gusta, de dar órdenes y de tiranizar. La función de esta estación de con-
trol es, fundamentalmente, percibir qué ocurre en nuestro interior, que
es muy importante, y Llegar a comprender que escapar no es nunca la
solución.
Todo ello hace que esta parte del camino sea incierta e incómoda.
Nos encontramos en este punto, titubeando nuevamente, como en el
momento de dar nuestros ptimeros pasos, en la etapa anterior. Nada sa-
bemos sobre el funtro. Y no solo eso: todo lo que hasta al1ora nos era
fan1iliar, y lo que hasta hoy nos parecía obvio y comprobado, puede Lle-
gar a da.fiarnos en el tramo del camino que estamos atravesando. Nos
sentiremos, pues, irritados y atemorizados. En este contexto, C. G. Jtmg
comparó el miedo infantil a la inmensidad del mundo, con el miedo que
experimentamos cuando entramos en contacto con nuestro 1lli1o inte-
rior, w1 mw1do que es igualmente amplio y desconocido. Este temor,
nos dice, «es legítimo en la medida que nuestro Weltanschauung racio-
nal, con sus certezas morales y científicas, en las que creemos ardorosa-
mente, precisamente por ser cuestionables, se hace afücos debido a los
hechos del otro lado» 7.
Los griegos Llama.ron al mtmdo inferior al reino de las sombras. Y alli
es, precisamente, donde el viaje nos conduce. Fue C. G. Jung quien in-
trodujo el término «sombra» en psicología para describir la suma de
nuestras posibilidades no vividas, y normalmente no amadas. En la som-
bra permanece aquello que aparentemente no tenemos, pero que, curio-
samente, siempre percibimos en los demás. Cuando, al sugerir alguien
que hemos cometido tm error, nos sentimos súbitamente furiosos, mal-
hurnorados e incomprendidos, o cuando respondemos a las críticas con
una irritación dificil de contener, podemos estar seguros de haber en-
trado en contacto con nuestra zona de sombra.
Si no fuera así, las críticas y acusaciones no nos harían tanta mella.
Podríamos, en cambio, con tranquilidad y decisión, aclarar el male.n-
5 Rosarimn Philosophicmn, un trabajo alquímico de 1550.
6 C. G. Jung, «Psychology of thc Transfcrencc,,, en Tbe Practice of Psycboterapy,
CW, vol. 16, § 488.
7 C. G. Jung, «The Rclation between the Ego and the Unconscious", en Tivo
Essagys on Ana(vtical Psychology, CW, vol. 7, § 324.
II9 rn
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
tendido. Pero, tan pronto nos tocan la sombra, nuestra parte no amada,
el ego dispara la alarma sin demora. Molesto y empecinado, niega todas
las acusaciones, especialmente cuando esta característica está escondida
en las profundidades, y no se tiene la menor conciencia de ella. Sin em-
bargo, el hecho de experimentar algo que nuestro ego no reconoce, no
prueba que no nos pertenezca, sino que ignoramos su existencia. En
este proceso, sobre todo, el grado de indignación nos revela si w1 re-
proche o una acusación ocultan tm tema en sombra.
Dado que la sombra contiene todas las posibilidades que no des-
arrollamos, por razones culn1rales, morales o personales, podemos de-
cir que abarca al «ser humano interior» completo, en todo su potencial.
Por esta razón, el reino de las sombras no se limita, exclusivamente, a
los temas censurados. Incluye también las posibilidades positivas, por las
que vale la pena luchar, aunque en el presente nos resulten tan incon-
cebibles que nuestro ego no logre visualizarlas. Parecen, en verdad, de-
masiado grandes, demasiado arriesgadas, excesivamente osadas, y no
nos sentimos capaces de algo semejante. Podríamos Llamarlas la parte lu-
minosa de la sombra.
Para hacer frente a la sombra se requiere coraje y fortaleza, ya que
nos estan1os enfrentando a un lado nuestro, poderoso y desconocido.
Este es un aspecto clave del proceso de maduración que nos pernútirá
aprender cosas muy importantes sobre nosotros núsmos. De hecho,
cada ego posee la especial habilidad de verse, con gran fucilidad, en una
luz siempre favorable con respecto al objeto comparado. Es sorpren-
dente ver cómo, atm los más desviados maleantes y los peores crinúnales,
son capaces de hacerlo sin el menor esfuerzo. Ya sea un traficante de
drogas sin escrúpulos, un tirano sin sentinúentos, tm estafador o w1 tor-
turador despiadado, ningtmo de estos egos encuentra obstáculos en dar
una imagen de su persona perfectamente positiva, cargando con la culpa
del mal a terceros, a la voluntad de Dios, o a causas de fuerza mayor.
Cuando intentamos vernos a nosotros mismos en una luz fuvorable,
exenta de cualquier tipo de autocritica, estarnos cediendo a Las ingenuas
órdenes de nuestro ego. Ntmca encontraremos nuestra totalidad, si no
aceptamos y reconocemos que la sombra también nos pertenece. A al-
gunas personas, quizá, les resulta relativamente fácil de hacer cuando las
sombras son gigantescas. Durante el proceso, el ego puede incluso sen-
tirse orgulloso de confesar que tiene un lado abismal y perverso y de ser,
por ejemplo, un individuo violento, temido por todos, tm terrible ase-
sino de masas o un horrible dictador. A estas personas se les concede
luego más espacio en los libros de historia, que el dedicado a lo que es
bueno y correcto.
La integración de la sombra es, para la mayor parte de la gente, muy
si implica admitir el más banal indicio de
desagradable, especialmente
[] 120
LA FUERZA
pobreza o desa.liil.o, simaciones que nos resultan embarazosas y que nos
avergüenzan hasta el punto de esperar, ardientemente, que no lleguen
nunca a oídos de nadie. En ciertos momentos, es dificil admitir que so-
mos nosotros mismos, y no el vecino, los cobardes, ladrones, mentiro-
sos, indecentes, incultos, detestables, manipuladores, falsos, débiles,
gusanos, conformistas, que tenemos los mismos deseos, ambiciones,
adicciones y debilidades de las que solemos acusar a otros, condenán-
dolos con hipocresía. En definitiva, que no somos realmente tan buenos,
útiles y solidarios como nos gusta pensar. Todo esto se nos hace muy,
muy dificil. Pero si no existiera la sombra, no sería posible percibir un
perfil claro y definido. «Las formas vivas necesitan sombras intensas que
den plasticidad a la in1agen», dice C. G. Jtmg. «Sin sombras, solo tene-
mos un fantasma bidimensional, tm niño relativan1ente bien criado» s.
En otra sección señala que «no es en absoluto deseable que las personas
permanezcan en un estadio infantil, alin1entando una visión engail.osa
de sí mismos y traspasai1do a sus vecinos todo lo desagradable, inva-
diéndoles con prejtúcios y proyecciones» 9.
Sin embargo, en el centro de la confrontación con el inconsciente,
el mundo de las sombras, está el encuentro con el polo opuesto inte1ior
de nuestra sexualidad. Como explica Jung, el inconsciente del hombre
se comporta de forma femenina (a lo que llamó ánima) y el incons-
ciente de la mujer lo hace siguiendo pautas masculinas (animus). Tomar
conciencia de esta sex'Ualidad interna opuesta, encontrarla y aceptai-Ia, es
parte esencial del viaje. En tai1to estemos fascinados por esa sex'Ualidad
opuesta, «allí» en el otro sexo, sentiremos por ella un enmsiasmo nam-
ral. Pero en el momento en que comience a ser vital aceptarla como (la)
nuestra, se desatará la c1isis. Un hombre que descubre su lado feme-
nino, oculto hasta entonces, se sentirá in1potente, en un primer mo-
mento, y lo juzgará como una debilidad o una cobardía. Ello le llevará
a mantener una actimd de dureza. Demás está decir que, a estas almras,
a(m no es consciente de que es esta femineidad interior, precisamente,
lo que le conducirá a w1a visión de lo Más Alto. Y cuanto más débil sea
su ego, más temerá el fracaso, y acmará con mayor dureza, si cabe, en
el mundo exterior.
En lugar de solidez interior, cultiva tilla actimd de dureza exterior,
que en realidad esconde blai1dura interna y una sensibilidad excesiva.
Las personas que se sienten insultadas con rapidez y facilidad, suelen ser
capaces de tilla brutalidad extrema, aunque solo sea para compensar su
8 C. G. Jung, TIPo Essays 011 AnaZytical Prychology, CW, vol. 7, § 400.
9 C. G. Jung, «Psychology of thc Transfcrcncc», en The Practice of Psychoterapy,
CW, vol. 16, § 420.
I2I ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
blandura interior. En lugar de acep-
tar su lado femenino y madurar,
tienden a combatirlo cada vez que
lo encuentran.
Un famoso ejemplo de este tipo
de carácter es el héroe griego
Aquiles, que fue dependendiente
de su madre toda la vida. Ella in-
tentó con\'ertirlo en inmortal su-
mergiéndolo en la LagW1a Estigia
cuando nació (el nombre significa
«odio»). Mientras lo hacía, el talón
del que lo estaba sosteniendo
quedó fuera. Inmisericorde hacia el
mundo exterior, pero con una sen-
sibilidad interna extrema, frecuen-
temente ofendido y resentido,
Aquiles mata a Pentesilea. (Recipiente cerámica,
Aqtúles fue considerado W10 de los
Antiquity Collection, Múnich.)
más capaces, así como w10 de los
más crueles guerreros en la Guerra
de Troya. Y, en lugar de conectarse
con su ánima, que encontró en la
reina amazona Pentelisea, la mató.
Después de haberlo hecho, se enamoró perdidamente de su cuerpo
y lo violó. Su historia tiene un mal final muy apropiado: permitió que
la hermosa Polixena le sonsacara el secreto sobre la vulnerabilidad
de su talón. Poco después, fue víctima de una conspiración. Siempre
que el ego sueña con derrotar al ánima o al animus, nos amenaza el
peligro, pues «cada acción del ego es seguida por una del incons-
ciente» H> .
La siniación es similar en el caso de una mujer que no es consciente
de su lado masculino interior, que combate en el mundo exterior. Dado
que no confia en su propia masculinidad, experimenta como amena-
zante todo lo masculino que encuentra en el mundo exterior, deseando
su destrucción, u opta por el papel de víctima indefensa. Entabla una lu-
cha, no menos eficiente, consiguiendo que su lado masculino desarro-
lle un sentimiento de mala conciencia. Dado que el sistema patriarcal
niega a la mujer formas de expresión directas y agresivas, este tipo de
mujer que lucha indirectamente, está adoptando el papel femenino «clá-
Thc Relation bcrween rhc Ego and rhc Unconscious», en Two
to C. G. Jung, «
Essa_vs on A11a~vtical Psychology, C\V, vol. 7, § 382.
o 122
LA FUERZA
sico en una sociedad patriarcal». El
primer tipo es desctito en la psico-
logía jungiana como «castradora».
Lo mismo puede «castrar» al hom-
bre que tiene a su lado en el área
alta de su masculinidad (cabeza),
como en la baja (sexo), cortándole
en seco constantemente, dándole
órdenes, tratándolo como si fuera
tm niño tonto, o alejándose de él
sexualmente. No estan1os hablando
de un comportamiento consciente
que pueda considerarse malicioso
o malintencionado, sino de una
forma inconsciente e inmadura de
abordar el problema. Y aunque el
comportan1iento es inocente y no
es «malo», es necesario que la mu-
Heracles e Hipólita. (Recipiente cerámica, Museo
jer madure y confronte a su incons-
Cívico, Barletta, Italia.)
ciente.
Estos problemas femeninos es-
tán, en cierta forma, relacionados
con el mito de Heracles, que nos
cuenta otra batalla mortal con w1a
reina amazona, Hipólita, hija del dios Ares. La novena de sus doce ta-
reas era conseguir el cinturón de Hipólita. Navega, pues, hasta la tierra
de las amazonas y les da un ultimátwn para que le sea entregado el cin-
turón, símbolo de poder de la tribu. Sin duda, Hipólita está dispuesta
a entregárselo voluntariamente, aunque Hera, la celosa enemiga de
Heracles, no va a concederle una victoria fácil. Haciéndose pasar por
amazona, incita a las otras guerreras amazonas a atacar al héroe. Furioso
por esta traición, el héroe mata a la reina, que, a sus ojos, ha roto la pro-
mesa dada.
Si hacemos una lectura del mensaje de esta leyenda desde una pers-
pectiva femenina, veremos que nos habla de una mujer marcadamente
masculina, que está decidida a establecer una conexión positiva con el
animus. Dmante este proceso, la reina representa la conciencia, mientras
que las gentes de su pueblo simbolizan los varios aspectos de su natura-
leza esencial. Sin embargo, al no ser a(m tma personalidad unificada, no
atina a reconocer las fuerzas fundamentales en su interior. Consciente-
mente, no cabe duda de que estaba dispuesta a prescindir de sus sím-
bolos de poder y a rendirse ante su polo opuesto, pero subestimó la
fuerza y potente individualidad de las diferentes partes de su naturaleza
I2J ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
esencial, no integradas hasta ese momento. Estas partes, incitadas por
una fuerza arquetípica, hicieron que el propósito consciente naufragara.
Odiseo, cuyos proyectos de retornar al ho-
Ello es aplicable también a
gar fracasan reiteradamente a causa de sus compañeros, sus partes no in-
tegradas, hasta que finalmente consigue hacerlo en solitario, es decir,
wúficado (ver página 214). A él se le permitieron tres intentos. A Hipólita,
en cambio, el destino solo le concedió uno.
Es interesante destacar que los mitos nos cuentan repetidamente
que la gran tarea solo puede llevarla a cabo quien mantenga una rela-
ción con alguien del otro sexo en la vida real. Podemos verlo en el caso
de Odiseo, que, de no haber sido por Circe, se habría perdido, lo
mismo que Perseo y Atenea, Teseo y Ariadne, Dante y Beattiz, lnanna
y Ninshubur, y muchos otros. Parece, pues, que esta confrontación en-
tre hombre y mujer es un catalizador indispensable para el autocono-
cimiento y el desarrollo del yo en cada ser humano. Quizá, podría
también entenderse que la verdadera razón de ser de las relaciones
amorosas es que constituyen un marco idóneo para avanzar en nuestro
proceso de desarrollo, y no la de elevarnos hasta el séptimo cielo 11 .
Ello es aplicable a la relación entre sexos y, de forma exactamente igual,
a la relación niño-adulto. En cualquier caso, a partir de imágenes
arquetípicas, podemos deducir que el rechazo desencantado a conti-
nuar relacionándose con el otro sexo («Estoy definitivamente harto/a
de los/las hombres/ mujeres» ) implica un estancamiento, un calle-
jón sin salida, en. definitiva, la decadencia. Ese camino ciertamente
no conduce a la madurez. Tampoco al cumplimiento de nuestra gran
tarea.
Al final de la etapa masculina del camino, que conduce hacia la con-
ciencia, nos espera el autoconocimiento (El Ermitaño), como el más
preciado fruto. La meta de la primera mitad del camino era descubir
quiénes éramos en realidad, condición imprescindible para emprender
la segunda. A partir de aquí, ya no hay más cimas que subir. La Rueda
de la Fortuna es, sin embargo, el momento esencial en el que nos aden-
tramos en las profundidades, donde está el tesoro escondido y dificil de
encontrar. Pero si la mente consciente, ahora orgullosa y segura de sí
misma, se negara a participar, sería como si el sol, en lugar de ponerse
al atardecer, continuara su movimiento en dirección oeste, perdiendo así
todo contacto con la Tierra.
Aquellas personas cuyo pensamiento es extrañamente distante nos
parecen lejanas y desconectadas de las realidades terrenales. Las en-
11 Cf. Hajo Banzhaf y Brigitte Thelcr, Secrers of Love nnd Pnrtnersbip, York Beach,
ME, Samucl Weiser, 1998, pp. 25 y ss.
a 1 24
LA FUERZA
contramos excesivamente inteligentes, abstractas y sin fuerza vital.
Parecen no encontrar el momento de cambiar su vida, y continúan en
su actitud unilateral. Les falta profundidad dionisíaca para hacernos
vibrar con sus palabras; carecen de la sensualidad que se desarrolla en
el camino inferior y de la pasión que esta carta representa. Como de-
cíamos, dan la impresión de no encontrar el momento de dar un giro
a su vida, o tal vez piensen que ellos se rigen por otras leyes. Lo cierto
es que aún tienen que hacerse con el verdadero sentido de las cosas,
para llegar a crecer en las profundidades. Este es el tema de la próxima
carta.
Palabrasclavesobre LA FUERZA
-
.
ARQUETIPO: Domar a la bestia.
Alegre aceptación de la vida, coraje y compromiso.
TAREA:
META: Alegría de vivir, pasión, encuentro con nuestra natu-
raleza instintiva y salvaje.
RIESGO: Orgullo desmedido, dureza, brutalidad.
SENTI~!IENTOS VITALES: Sentirse completamente vivo, comprometerse apasio-
nadamente y cuando sea necesario mostrar las uñas.
El COLGADO
E:-..:ERAL\lE:\TE, L.\ I~lAGE:\ DE EL COLGADO provoca en
la gente una impresión dificil de olvidar. Casi todo el
mundo, cuando tiene esta carta en sus manos por pri-
mera vez, le da la vuelta w1a y otra vez, antes de enten-
der con claridad cuál es su posición correcta. En todos
los tarots clásicos, el personaje de la carta aparece en w1a posición que
le es característica, suspendido de un pie, con la cabeza hacia abajo.
Este era el castigo que sufrían los traidores en la Edad Media. Sin duda,
aquí se nos presenta también el tema de la traición, o, más exacta-
mente, la traición a nuestras cosas y a nuestra propia persona. El
Colgado representa el callejón sin salida en el que nos encontramos,
la trampa en la que caemos, cuan-
do cogemos el camino equivocado.
Aplicado al viaje, quiere decir que,
El Colgado
aparentemente, el héroe no ha lo-
grado cumplir con éxito la meta el
La gran crisis
viaje diurno. Ha rehusado empren-
der el viaje a través de la noche y será
forzado por el destino a dar la vuelta.
De la simbología de la carta podremos deducir claramente cuál es el
problema. El Colgado forma una cruz con sus piernas, y con los brazos
w1 triángulo. Igual que el cuadrado, la cruz representa el número cua-
tro. Desde tiempos inmemoriales, el cuatro, igual que estas dos figuras,
ha simbolizado el reino terrenal. En cambio, el triángulo, y el número
tres, representan la divinidad. En este sentido, la posición de El Colgado
nos habla del mundo al revés donde se encuentra, un mundo en el que
lo divino está abajo y el reino terrenal arriba. En otras palabras, que todo
lo que es esencial, real y significativo se halla debajo del mundo terrenal
y que, por esta razón, los seres humanos estamos estancados en este
pw1to. Si nos cruzáramos con alguien en esta situación tan incómoda,
seguramente le aconsejaríamos que invirtiera su postura. Se encontraría
entonces de pie y en la posición correcta. El camino que nos queda por
recorrer tiene que ver con este proceso de revertir las cosas, como se ve
al comparar esta carta con los últimos los arcanos mayores.
Cuando damos la vuelta al XII ( 12 ), el número de El Colgado, te-
nemos el XXI (21 ) (ver figura 29 en página 128). Ya sabemos que la
carta XXI, al final del viaje del héroe, representa la recuperación del pa-
raíso y, a otro nivel, la totalidad alcanzada. Si comparamos ambas cartas
entre sí, la figura de la carta XXI es El Colgado invertido, con las piernas
cruzadas en la parte inferior y los brazos abiertos formando un triángulo en
la superior. La quietud de El Colgado se traduce aqtú, en la carta XXI,
en vida, danza y movimiento. Podemos decir, pues, que hemos encon-
127 ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Figura 29. El Colgado
O<IVD10:J rn
y su opuesto,
El Mundo. El XII se
convierte en XXI,
la quietud se convierte
en movimiento,
y lo que está al revés
vuelve al mundo real.
u·ado el camino que conduce, desde el mundo del re\'és, al mtmdo de
la realidad.
Como veremos, El Colgado es también desesperanza ante La
Muerte, la siguiente carta. Se plantea aquí la necesidad de enfrentarnos
a este hecho inevitable, que es parte de nuestro destino. En la medida
en que cerremos los ojos e intentemos suprimir cualquier pensamiento
sobre el tema, nos mantendremos en la misma situación de El Colgado
y, tarde o temprano, nos convertiremos en w10 de tantos muertos vi-
vientes. Sin embargo, el camino de iniciación que comienza aquí nos
permite convertirnos en personas perfectan1ente vivas y liberadas, per-
sonas que saben convivir con la muerte, que es el tema de la siguiente
carta. Nadie está vivo, decía Martin Luther King, en tanto tema a la
muerte.
El Colgado simboliza todas las crisis que tienen por objetivo forzar-
nos a cambiar nuestro rumbo, así como las crisis propias de la mediana
edad. Al hablar de una crisis de la mitad de la vida, parece que nos es-
tamos refiriendo a alguna invención del siglo xx, pero nada más lejos de
la realidad. Esta crisis del can1bio de dirección, como podría quizá lla-
marse, más acertadamente, se conoce desde siempre. Dante comienza
la Divina Comedia diciendo: «Al llegar a la mitad del viaje de la vida,
me desvié del camino recto, y desperté solo, en el oscuro bosque». l
1
Dante, The Divine Comedy, «lnferno», 1.1.
EL COLGADO
0
Dante, que ha perdido su camino en el bosque. Comienzo de la Divina Comedia.
(«El Bosque»,
grabado en madera de Gustave Doré.)
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Es la primera frase de este magnífico retrato del viaje nocturno a través
del mar.
No se puede hacer una descripción mejor del tema de esta carta.
Todo parecía estar en orden ... y, precisamente ahora, cuando creíamos
tener las cosas bajo control, ¡de pronto esto! Así es como comienzan
muchos cuentos. Nosotros siempre creemos tenerlo todo controlado.
Pero, para nuestra desgracia, una y otra vez la vida se toma la libertad
de dar un giro, tomando una dirección completamente diferente a la
que habíamos imaginado, o planificado con tanto esmero. La expresión
de profunda indignación « ... ¡y de pronto esto!», deja ver claramente
que esta crisis del cambio de dirección, como ou·as tantas crisis, nos pi-
IJan siempre desprevenidos. C. G. Jw1g comenta al respecto: «Aun las
personas inteligentes y cultas viven la vida sin tener conocinúento de
que estos cambios pueden surgir, y entran en la segunda mitad defi-
cientemente preparadas. En su opinión, deberían existir «escuelas que
informen y orienten a la generación de los 40 sobre la vida que tienen
por delante y sus necesidades. Esto no parecía necesario en épocas en
que las religiones jugaban un papel importante y ofrecían la ayuda y la
comprensión adecuadas a cada etapa de la vida» 2.
Ello no quiere decir, sin embargo, que el significado de esta carta se
limite a la crisis de la mediana edad. Abarca todas las crisis en las quepo-
damos encontrarnos empantanados, que supogan una prueba de pa-
ciencia y fuercen w1 cambio de actitud o de dirección. Tampoco debe-
mos imaginar que estas crisis pueden soslayarse desplegando nuestra
inteligencia, haciendo ejercicio de piedad, o comportándonos como
alumnos modelo. «Nadie que se halJe en su camino hacia la totalidad»,
nos dice C. G. Jung, como si estuviera describiendo esta carta, «puede
escapar a esta detención, a esta suspensión tan característica, que es la
esencia de la crucifixión. Con toda seguridad, se irá tropezando con co-
sas frustrantes que le pondrán de muy mal humor: primero aquello que
no desea ser (la sombra), segundo lo que no es (el «otro», la realidad
individual del «Tú»), y tercero su «no-ego» (el inconsciente colectivo).
Y un poco después agrega, «el encuentro con el inconsciente colectivo
es una fatalidad, de la que el individuo no tiene la menor idea, hasta que
ocurre» 3.
Esta crisis, que .Karlfried Graf Dürckheim describe como crisis triple,
afecta a todos los seres humanos, y es frecuentemente desencadenada
2
C. G. Jung, «Thc Stagcs of Lifc», en TJJc Structure 1111d Dy11nmics of tlJe
Psyche,
CW, mi 8, § 784.
; C. G. Jung, « Psych o lo~ of rhc Transferenct:», en Tiu Prnctice of PsyclJoternp,v,
CW, rnl. 16, § 470.
o 130
EL COLGADO
por alguno de nuestros miedos primigenios ~: miedo a la destrucción
(muerte y ruina), miedo a la soledad y a la desolación, o miedo a la des-
esperación de enfrentarnos a la pregtmta sobre el sentido de la vida. Este
último miedo es especialmente insidioso, porque poca gente cuenta con
él. Al mismo tiempo, lo que nos permite mantenernos en pie, aun en las
crisis más importantes, es encontrarles algún sentido. Hasta las crisis más
insignificantes se hacen intolerables si las consideramos absurdas y ca-
rentes de significado.
Al llegar al final del segundo tercio del camino, una vez cumplida la
tarea de desarrollar del ego, aún nos queda por vivir la mayor crisis. ¡Y
todo había ido tan bien hasta ahora! Hemos desarrollado tm ego fuerte
y alcanzado todas las metas importantes: coche, casa, éxito, una impre-
sionante cuenta bancaria, un/a esmpendo/a esposo/a y una familia
feliz. Gozamos de prestigio, nos sentimos importantes y estamos en
buena forma. ¡O eso pensábamos! El\ posible incluso que hayamos con-
vertido en realidad el sueño de vivir en una» isla», creyendo que de ver-
dad podríamos perdemos. En su lugar, nos vemos obligados admitir,
consternados, que segiümos dentro, que estamos estancados y que no
hay escapatoria posible. Todo parece haberse vuelto muy amargo de
pronto. Intentamos anestesiamos para no ser conscientes de esta reali-
dad, o nos esforzamos por reproducir, aunque en dosis cada vez mayo-
res, las emociones que antes nos apasionaron. Con creciente intensidad,
sin embargo, empezarnos a experimentar la certeza de que nada puede
ayudarnos. Ahora, que lo tenemos todo, nos encontramos de pronto
vacíos, y solo vemos con espanto la muerte que nos aguarda. ¡Qué
horror! Y la simación empeora cada vez más, al empeñarnos en solu-
cionar los nuevos problemas que se nos presentan desde nuestras viejas
certezas, que segtiimos considerando válidas. «Pero, nos dice C. G. Jw1g,
no podemos vivir la tarde de la vida de acuerdo con el programa de la
mañana, porque lo que era grande por la maüana nos parecerá pequeño
al atardecer, y lo que en un principio era verdadero, será más tarde fulso» 5.
El investigador Ken Wilber, que ha estudiado el tema de la con-
ciencia, hace una significativa descripción de esta crisis: «Nos hemos
identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra personalidad,
en la convicción de que estos aspectos forman parte de nuestro verda-
dero yo, y nos pasamos la vida intentando defender, proteger y prolon-
gar lo que es simplemente tma ilusión» 6. Nos explica también lo va.liosas
4
Cf. Karlficld Graf Dürckhcim, Meditier&11-J11ozt1 tmd wie, Friburgo, Alemania,
Herder, 1976, p. 36.
:; C. G. Jung, «Thc Stagcs ofLifc», CW, vol. 8, § 784.
6 Kcn Wilbcr, No Btmdary, Boston, Shambhala, 1981, p. 57.
IJI ~
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Figura 30. El Colgado
en el Tarot de Marsella,
suspendido de
su pierna izquierda.
El Colgado en el Tarot
de Waite, suspendido
de la pierna derecha.
El COLGADO
que son estas crisis: «Contrariamente a lo que opina la mayor parte de
los profesionales, esta persistente insatisfacción ante la vida no es signo
de "enfermedad mental", de tma pobre integración social, o de un pro-
blema de carácter. En este sentimiento de infelicidad existencial se es-
conde el embrión de tma inteligencia muy especial, que se encuentra
normalmente enterrada bajo el peso aplastante de la hipocresía social».
el
El sufrimiento intenta ayudar a esta inteligencia a que encuentre
punto de ruptura, pues la actitud común de desdén y rechazo le impide
tomar conciencia de la situación. Tampoco se trata, sin embargo, de
dramatizar o glorificar el sufrimiento, apegándonos a él. Tenemos que
entenderlo como un impulso hacia la perfección.
Ya que esta clase de situaciones nos cogen por el lado izqtúerdo, es
decir, nuestro lado inconsciente, El Colgado que vemos en los tarots
antiguos está suspendido del pie izquierdo. Waite fue el prin1ero en al-
terar este simbolismo, en un intento de expresar que pueden existir bue-
nas razones para asumir conscientemente esta posición (pie derecho =
).
lado derecho
El Colgado significa que hemos llegado al final de un camino y que
debemos dar la vuelta. También puede indicar que estamos abordando
algo desde el ángulo erróneo, y que debemos cambiarlo, o que w1 des-
cuido u olvido por nuestra parte ha provocado el estancamiento de al-
gún asunto importante. Para llevar a cabo este cambio, además de nues-
tra sincera voltmtad, necesitaremos paciencia, tma considerable dosis de
~ 132
EL COLGADO
Figura 3 1. La Emperatriz
m
muestra el desarrollo
y crecimiento en
la abundancia exterior.
El Colgado simboliza la
formación de raíces
y el crecimiento hacia
las profundidades.
El COLGADO
paciencia. Esta carta se interpreta también como w1 sacrificio, ya que la
crisis que representa generalmente nos obliga a abandonar las posturas
familiares y las cosas que considerábamos evidentes o inevitables, de
forma que la vida pueda continuar. En este contexto, la carta de El
Colgado del Tarot de Waite nos desafia a no esperar hasta que el des-
tino fuerce este cambio de dirección, sino a escoger, conscientemente,
la posición invertida. Al cambiar radicalmente de perspectiva, estamos
creando las condiciones necesatias para abrirnos al valioso conocimiento
que procede de nuestro interior. Por esta razón, la cabeza del Colgado
está rodeada por un halo, señal de que ha visto la luz (figw-a 30). La
meta de esta carta supone también desarroUar raíces y crecer interna-
mente, como complemento del arcano La Emperattiz, con el que está
conectado por suma cruzada, que personifica el crecinUento en la abtm-
dancia exterior (figura 31).
A un nivel más profundo, El Colgado simboliza a una persona que
,·oluntatiamente hace un sacrificio. La forma de cruz, similar a la letra
T, se refiere a la letra griega Tau (T ), cuyo equivalente hebreo es Thau
n ), y cuya forma nos recuerda el armazón que actúa como soporte en
la carta de El Colgado del Tarot de Marsella. En tiempos bíblicos, sin
7
embargo, la letra hebrea aún te1úa la misma forma que la letra griega ,
Cf. Robcrt Graves, TI1e WIJite Goddess, Londres, Fabcr, 1977, p. 21 O.
133 ~
El TAROT Y El VIAJE DEL HEROE
y se la consideraba el signo del
elegido. Era la marca de Caín y,
contrariamente a lo que sostenía
la tradición popular, no era un
estigma, sino el signo de alguien
a quien Dios había puesto bajo su
especial protección (Génesis 4: 15).
Los israelitas, hasta el tiempo de
los jueces, la tatuaban en la fren-
te de los miembros de la tribu,
como un distintivo de casta real
y, entre los diversos rangos exis-
tentes, escogían a su rey sagrado,
que solía auroinmolarse al termi-
nar su periodo de mandat0.
Si combinamos la carta XII y
la XXT, El Colgado y El Mundo,
resulta la antigua cruz egipcia, el
Ankh, cuyo eje vertical termina
en forma de lazo (ver figura 32).
En la unificación de estos dos sím-
bolos, y de los géneros masculino
y femenino, los egipcios vieron el
signo de la vida.
Figura 32. Combinados, El Mundo y El Colgado forman
La gran tarea que nos espera
la cruz egipcia.
ahora es ir desde El Colgado hasta
El Mundo, y unir ambos polos.
Atados a la cruz terrenal (El Col-
gado), sentimos una profunda
añoranza del Paraíso (El Mundo). Algo en nuestro interior nos hace oír
la llamada del yo, que desea guiar a nuestro ego hasta la totalidad, hasta
lo más elevado, donde se unen todas las cosas. Queda por ver ahora si
seguiremos esta llamada y atravesamos el umbral de la iniciación. No
debemos o h~dar , sin embargo, que aun en el caso de que ello ocurra,
no existen garanáas de alcanzar finalmente la meta. También podemos
optar libremente por continuar colgados. «La etapa obligaroria» del
viaje termina con la próxima carta, la Muerte. En este caso sí existe la
certeza absoluta de que todos nosotros, sin excepción, alcanzaremos
este punt0. El camino puede terminar aquí, o continuar hasta alcanzar
lo más Elevado: depende de cada individuo en particular. El yo, el
objetivo a alcanzar en la vida, como Emma Jung dice, «no es completo,
está presente en nosotros como un potencial, que solo puede mani-
festarse en el curso de un proceso específico». Sin embargo, no existen
o 134
EL COLGADO
garantías de que el yo llegue a desarrollarse a través del proceso bioló-
gico natural de la vida. Aparentemente, hay muchos casos en los que
esto no ocm-re» 8.
Palabras clave sobre EL COLGAD O
ARQUETIPO: La prueba.
TAREA: Realizar cambios en nosotros mismos, llamada inte-
rior y voluntad de hacer un sacrificio.
META: Crecimiento a un nivel profi.mdo.
RlESGO: Permanecer colgado indefinidamente dando vueltas
en círculo.
SENTJ}.IJENTOS VITALES: Sentirse estancado, o como una noria, dando vueltas
en el mismo punto. Crisis vitales. Estar en el sitio in-
de sentido, desgaste,
correcto. Inactividad carente
ejercicio de humildad, prueba de paciencia.
s Emma Jung y Marie-Louisc von Franz, 171e Gmil Legend, Nueva York, Putnam,
1970, p. 133.
135 ~
'-m.-1,.. ....... :-.: CIERTA HISTORIA ZE:-.:, el maestro advierte a su alumno:
«La muerte es una experiencia interesante, pero el miedo
1
acaba por estropearla» • Lo mismo ocurre con la carta de
La Muerte, wia de las más temidas y, al mismo tiempo,
peor comprendidas del tarot. Representa el fin natural,
una füerza que se ha agotado y que, por lo tanto, debe regenerarse. Nos
habla de tma fase que ha llegado a su fin y a la que es tiempo de decir
adiós. Sin embargo, no nos aclara si esta partida nos infimde temor o si,
por el contrario, la hemos estado deseando y esperando durante algún
tiempo.
Los personajes de la carta están mirando o caminando hacia la iz-
quierda, que representa el oeste, el atardecer, la oscuridad, el final y la
noche. En cambio La
Muerte cabalga hacia la
derecha, hacia el este y el
La Muerte
nuevo día. Esta es tam-
bién la dirección del
El descenso al inframundo
viento, y la dirección en
la que navega la barca de
la muerte del Faraón, que puede verse en el río. Por el este, podemos
ver el sol inmortal detrás de las simples torres, heraldos de la Jerusalén
celestial, que encontraremos nuevamente en la carta A.'VII. La dirección
escogida por los personajes de la carta nos indica que nosotros, los se-
res humanos, solo vemos el lado oscuro de las cosas. Únicamente tene-
mos delante de nuestros ojos el final, la muerte y la nada absoluta. El
verdadero significado de la experiencia de esta carta lo encontraremos,
sin embargo, atravesando un profündo proceso de cambio, que nos
conducirá a un nuevo amanecer y a una nueva füerza vital.
En contrapartida, debemos aclarar que esta observación no ha de
alentarnos a interpretar erróneamente la carta de La Muerte como el co-
mienzo de algo nuevo y el abandono prematuro de la noche, punto in-
termedio entre el atardecer y la mal"iana de este proceso. La Muerte
simboliza la partida, y el final de algo. Y solamente cuando este aban-
dono se haya cumplido, cuando lo viejo se haya desvanecido total-
mente, estarán dadas las condiciones para la transformación. Hermann
Weidelener 2, profesor alemán, nos aclara el significado de la partida,
cuando nos invita a que nos preguntemos siempre, antes de partir de un
1
J a m\ ~ llcm van de \"lctcring, Zen Kon.11 as a Mcn.m of R en.lizing E
11lightemnmt,
Boston, Tuttlc, 1994.
2 Hcrmann Wcidclcncr, Die Goetw· i11 1ms, Múnich, Go ldman, 1987, p. 68.
13 1 ra
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Figura 33. Sin una
genuina separación
un verdadero final,
y
caeremos nuevamente
en el estado de
El Colgado.
El COLGADO La MUERTE
lugar, si hemos cumplido con lo que se esperaba de nosotros. Ser cons-
cientes de ello nos permite andar por nuestro camino con dignidad, ya
que, en caso contrario, la partida sería en realidad una huida. Sin em-
bargo, tendemos a ir apresuradamente de tm lugar a otro, gtúados siem-
pre por la esperanza de encontrar algo mejor, más excitante o más pla-
centero. A toda velocidad vamos abriendo puertas de par en par, sin
cuidarnos de ir cerrando las que dejamos a nuestras espaldas, y sin cues-
tionarnos, en ningún momento, si hemos Uevado a cabo nuestro tra-
bajo. Continuamente salimos corriendo en lugar de partir, y ello inva-
riablemente encierra w1a maldición. El desafio en este punto consiste en
dejarnos ir, de verdad, ya que es condición indispensable para que lo
nuevo pueda emerger. Dejarse ir genuinamente significa que, al hacerlo,
pongamos en eUo toda nuestra atención. La solución, que nos salvará
de la desesperanza de la carta anterior, El Colgado, siempre tiene como
condición ineludible el abandono de lo viejo, sin que hayamos tenido
antes ni la más fugaz imagen de lo que vendrá en el futuro. Si no existe
una auténtica separación, no puede haber can1bio verdadero. En su lu-
gar, caemos reiteradamente en el arcano El Colgado, oscilando de un
extremo al otro, entre estas dos cartas.
Esta situación bien puede compararse con un disco rayado, que re-
pite constantemente lo mismo. Siempre que tengamos la sensación de
estar atrapados en este «disco rayado», repitiendo la misma experiencia
LLna vez tras otra, podemos afirmar, con total seguridad, que nos en-
~ r38
LA MUERTE
conu·a.mos en la posición de la carta El Colgado, eludiendo La Muerte
(ver figura 33). Son situaciones de este tipo las que nos van permiten
continuar nuesu·o camino, aunque evitando, con demasiada frecuencia,
afrontar etapas nuevas que nos hagan avanzar en nuesu·o proceso evo-
lutivo. Esui.ctamente hablando, el hecho de que seamos insegmos y tími-
dos, que tengamos temor a fracasar y a hacer el tonto, o que nos creamos
superiores ante determinadas etapas del viaje, no can1bia en nada las co-
sas. En el primer caso, nuestro ego es demasiado débil, en el último está
inflado, y en cualquiera de ellos, incluyendo el de la timidez, queda claro
que nos tornamos a nosou·os mismos demasiado en seiio, obstaculi-
zando así nuestro avance. El Tao Te King dice al respecto:
Un hombre de puntillas no puede estar firmemente en pie;
ttn hombre a horcajadas no puede avanzar;
un hombre que se exhibe a sí mismo no puede brillar;
un hombre que se aprueba a sí mismo no goza de prestigio;
un hombre que se alaba a sí mismo no tiene mérito;
ttn hombre que se glorifica a sí mismo no puede alcanzar la excelencia;
todo ello, al compararlo con el Tao, se le llama:
«Exceso de comida y de acción».
Aun en otras cosas, suelen ser rechazados.
Por tanto, el hombre del Tao no busca su compa1iía 3.
Por ello es importante superar el ego. Debemos, pues, aprender a no
tomarnos a nosotros mismos tan en serio, y a hacer a tm lado el ego que
tanto hemos trabajado en desarrollar, a fin de que el paso que conduce
hacia nuestra evolución fütura se desbloquee.
Este fallo forma parte del tema central del maravilloso viaje del hé-
roe, escrito sobre Bastian Balthasar Bux, w1 nit1o pequeño y gordo que,
sentado en el techo de su escuela, lee el Libro La historia interminable.
Cuanto más lee Bastian, más le atrapa la historia (cuanto más leamos el
Libro de nuestra vida, más nos atraerá hacia ella). De pronto, la historia
le pide que salte dentro, pues no puede continuar sit1 él, aunque Bastian,
que no es muy valiente, lo rechaza. Entonces la historia interrumpe su
relato, vuelve al principio y empieza de nuevo. Esto ocmre, w1a vez tras
otra, hasta que llega al punto en que Bastian debe saltar. Fit1almente,
reúne el coraje para hacerlo, y salta denu·o de Fantasía, el i.nframw1do de
La historia interminable. Recién entonces la historia puede continuar.
El hámster dando vueltas en su rueda es otra de las it11ágenes que
ilustra el acto de correr en un mismo ptmto, sit1 avanzar, que El Colgado
1
• Lao Tzu, Tao te Ching [Ch'u Ta-kao], trad., Londres, Alkn & Unwin, 1917,
verso 24.
1
39 ~
EL TAROT Y EL VIAJ E DEL HÉROE
simboliza tan bien. Debido al deseo y a la alegría de vivir de la carta
La Fuerza, iniciamos algunas veces ciertas acciones, que de pronto se
convierten en un acto de rotación sobre sí mismas (El Colgado). No
comprendemos, sin embargo, qué ha pasado y por qué aquello que nos
hizo en su día tan felices, llenándonos de energía, se convierte de pronto
en este sinsentido de correr sin avanzar. En lugar de buscar una verda-
dera solución, como abandonar la rueda, reaccionamos haciendo cosas
4
que Paul Watzlawick ha descrito como «más de lo mismo» . Incremen-
tan1os la velocidad de nuestra absurda carrera en la rueda de la locura y
de pronto, cuando tma fuerza externa, La Muerte, para la rueda, nos
quedamos tan perplejos como el hán1ster. Completamente desorientados,
intentamos poner la rueda en movimiento nuevamente algtmas veces
antes de abandonarla, descorazonados, con la firme convicción de que
todo se ha acabado ya. Es posible que, al dar tm paso atrás, compren-
damos lo absurdo y fütil de la situación a la que nos hemos esclavizado
y que, al tomar distancia, comprendamos que la muerte no solo ha su-
puesto una solución, sino trae consigo la redención.
El Colgado es como la fruta madura en el árbol, que debe caer para
que la vida se renueve, con el nacimiento de nuevos frutos. Esta acción
de dejarse caer simboliza tma muerte. Rechazarla significa.ría segttir col-
gada del árbol, pudriéndose gradualmente, sin haber creado nueva vida,
y sin haber podido evitar el final, que acaba.ría siendo, sencilla.mente, un
fu1a.I estéril.
Trasladado a los seres hw11anos, este ejemplo nos dice que no estamos
obligados a aprender de nuestras crisis. Si al llegar a este punto no hemos
consegtudo encontrar tma respuesta al problema, limitándonos a quejar-
nos y lamentarnos desconsolada.mente, con toda probabilidad continua-
remos haciéndolo el resto de nuestra vida. En este caso, sin duda, la
muerte es el fin del viaje, y también el fin de la vida. Podemos, en cambio,
aprender de estas crisis, dejándonos ir, y viviendo esta experiencia como
el tema central de la madurez, después de la cual vendrán, más adelante,
las cosas realmente importantes. Por esta razón, la carta de La Muerte
aparece en el tarot a la mitad y no al fu1al.
Existen otras formas análogas de ver el tema, como, por ejemplo, la
concepción del mundo de algtmas culturas antiguas, tales como la celta,
de cuyos druidas dijo el poeta romano Lucano: «Si vuestras canciones
encierran verdades, La Muerte es entonces solo el punto medio de tma
larga existencia» 5. En el mismo contexto, podemos comprender este
mensaje: «Si mueres antes de morir, no morirás realmente cuando mueras» .
.¡ Cf. Paul \Vatzla\\ick, Vom Sch/ecten des G11te11, Múnich, Pipcr, 1991, p. 23.
' Lancclot Lengyel, Le Sec1-u des Celts, Forcalquier, Francia, Robcrt More! Editcur,
1969, p. 24.
LA MUERTE
Figura 34. «Morir» y
«Nacer» son opuestos
de la misma polaridad.
La MUERTE
Por todo ello, las sagas de numerosos países nos transmiten el mensaje
de que el encuentro y la confrontación con la muerte es w1a etapa clave
en nuestra vida, haciendo hincapié en que los seres hlll11anos debemos
morir, y nacer nuevamente, para poder percibir la realidad. La Biblia nos
dice, «Enséñanos lo corta que es la '~da para que podamos volvernos sa-
bios» (Salmos 90:12). Nuesn-o ego preferiría, en cambio, oír el mensaje in-
verso: «Enséñanos a ser tan sabios que creamos que nunca vamos a morir! ».
No debemos olvidar que los grandes cambios necesitan tiempo, ya
que estamos hablando de un descenso al i.nfran1tmdo. El retorno a la
luz, el nacimiento de algo nuevo, no ocurre hasta llegar a la carta XIX,
El Sol. Estas cartas están tan íntiman1ente relacionadas, por tanto, como
la tarde y la mañana.
En ambos arcanos vemos w1 caballo de color claro. En el caso de La
Muerte, el pálido caballo que monta es el cuarto caballo del Apocalipsis
(Revelaciones 6:8). El Sol, en cambio, nos muestra el caballo blanco,
el caballo real, que lleva al héroe que ha renacido. En la carta de La
Muerte, el sol se está poniendo 6, mientras que vuelve a brillar en todo
su esplendor en la carta de El Sol. En L'l Muerte el caballo lleva como
jinete un esqueleto, mientras que es un ni.il.o quien cabalga en el arcano
El Sol. (Debido a esta transformación, podemos deducir que existe una
6 La puesta del sol corresponde al tema de la carta. Según otras interpretaciones,
sería un sol naciente. Aw1que tendría lógica en el lado este del mundo, la carta, en
sí
misma, no representa una nueva mañana. En cualquier caso, el sol está en el
horizonte,
en contraste con su posición al mediodía, en la carta de El Sol.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
Figura 35. El descenso al inframundo, o el viaje nocturno del héroe a través del
mar.
fuente de juvenrud entre estas dos cartas. De otra forma, este rejuvene-
cimiento no tendría explicación. Lo encontramos en la carta XVII. El
muchacho ondea una bufanda roja, el color de la vida, m.ientras que la
Muerte lleva la bandera negra, que es su símbolo. Sin embargo, la mís-
tica rosa blanca, como signo de vida, nos habla de la fase de regenera-
ción vital que la Muerte trae consigo. La pluma en el yelmo de la
Muerte está caída. La pltuna en la cabeza del chico, sin embargo, se
mantiene perfectamente erecta. Todos estos detalles nos desvelan hasta
qué punto están relacionadas entre sí estas cartas, que simbolizan la po-
laiidad muerte/nacimiento (ver figura 34 en página 141 ). Estainos ha-
blai1do también del descenso al inframundo y del retorno a la luz (El
Sol). El viaje nocturno está en medio de las dos.
Las cai·tas XIII a XVIII también se denominai1 las cartas nocturnas
(ver figura 35). Sus imágenes son de color negro como La Muerte, El
Diablo y La Torre, y representai1 aspectos de la noche como L1. Luna y
La Estrella. Únicamente la cai·ta de La Templanza parece a primera \~Sta
fuera de lugar en esta oscura compat1ia. Pero pronto entenderemos que
es una füerza ind.ispensable en el inframundo. Corresponde a la guía de
almas que los libros de la muerte de diversas culturas mencionan. Y ya
que los ángeles son los guías de las almas en nuestra trad.ición occiden-
tal y cristiana, esa es la imagen de la cai·ta.
El tema del \~aje al otro mLmdo, el viaje nocnLrno a través del mar,
no solo es común a todas las tradiciones religiosas, tanto orientales como
occidentales, sino que concuerda siempre, en todos los casos, y en cada
uno de los puntos esenciales. Estas culniras «considerai1 la muerte como tu1
viaje, que tiene por objetivo el reencuentro con el núcleo no adulterado
de nuestro ser, atmque para ello nos dejemos llevar temporalmente del
Cielo al Infierno, teniendo que regresar incluso, en algtmas ocasiones, con
tm cuerpo nuevo. También coinciden en que únicamente las personas sa-
bias tienen conciencia de la muerte, y en que es necesario prepararse mo-
ral y espüin1almente, si deseamos tener una buena muerte» 7.
- Caro! Zalcski, Otherworld ]1111mevs, Nuc,·a York~ · Londres, Oxford Univcrsity
Prcss. 1988, p. 40.
'
LA MUERTE
El Pájaro del Alma, Ba, se eleva del cuerpo del Nut, Diosa de los Cielos. (Egyptian
Museum,
difunto. (Papiro deAni, British Museum, Londres.) El Cairo.)
Para descubrir en qué consiste el viaje nocturno a través del mar, po-
demos observar el inframundo de los egipcios, ya que ningún otro pue-
blo nos ha legado imágenes tan impresionantes de lo que sus sabios han
visto en otros mundos. Podemos observar con toda claridad, por ejem-
plo, cómo el alma se separa del cuerpo del muerto y se eleva, encarnán-
dose en un pájaro que luego continúa el viaje. Su nombre es Ba.
El difimto se encuentra custodiado por deidades protectoras,
como Nut, Diosa de los Cielos, o la diosa escorpión Selket, mien-
tras las gtúas de almas del otro mundo, Anubis, con cabeza de
chacal, o Wepwawet, con cabeza de lobo, conducen a su «Ba»
en presencia de Maat, la Diosa de la Justicia.
Maat es siempre representada con una pluma de avestruz,
como se muestra en Ja lámina de la página 144. Incluso la
pluma, por sí sola, simboliza que estamos en presen-
cia de la justicia divina. La prueba decisiva, El Juicio
de los Muertos, tiene lugar en la sala que lleva el
nombre de la diosa.
En el papiro de la página 144 vemos a Anubis (iz-
quierda), guía de las almas, acompañando dentro a Jos
muertos. En un platillo de la balanza hay un recipiente con
el corazón del difunto, y en el otro una pluma, símbolo de
Maat, que representa la justicia absoluta e incorruptible.
En la parte superior de la balanza puede verse su sig-
no. Anubis lee el resultado de la aguja y se lo comunica al
La diosa escorpión, Selket (Egiptian Museum, El Cairo).
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
personaje, de pie, a la derecha, que
se encarga de llevar el control. Es
el Dios de la Sabiduría, Thot, con
cabeza de ibis, quien anota el re-
sultado. Si el corazón tiene el mis-
mo peso que la pluma, entonces la
punta de la aguja se mantendrá en
posición vertical, y ello implicará
que el difimto ha vivido de forma
correcta y que podrá ir ante Osiris,
señor del reino de los muertos.
Si el corazón no pesa suficiente
o pesa en exceso, entonces está per-
dido, y eso es precisamente lo que
está esperando el monstruo que se
halla situado al lado de la balanza.
El Glotón, como los egipcios lo lla-
maron, podía luego devorar el co-
razón eternamente. En la escena re-
presentada, el muerto ha pasado la
prueba, y Orus lo está llevando ante
Osiris, detrás de cuyo trono Isis y
Neftys están de pie para darle la bien-
venida. El difunto permanecerá en
el reino de Osiris hasta que Anubis
venga a darle el aliento de la vida en
Arriba: Maat, la Diosa de la Justicia. (Museo
el ritual de apertura de La boca, para
Archeologico, Florencia.)
Abajo: Pesando el corazón en la Sala de Maat. (Papiro que pueda regresa al
mundo supe-
de Hunefer, British Museum, Londres.)
nor.
LA MUERTE
Vemos, pues, que la balanza, como sím-
bolo de equilibrio, es también w1 tema cen-
tral del inframtmdo egipcio, y podemos en-
contrar w1a analogía en la balanza de la carta
La Templanza. Como ya dijimos, la habitación
correspondiente a este viaje al inframundo es
la Sala de Maat, la Diosa de la T usticia, cuyo sím-
bolo es la pltmu. En las cartas de los arcanos
mayores solo tres figuras llevan una plwna en
la cabeza: El Loco, La Muerte y el niño de la
carta de El Sol.
Estas tres cartas están conectadas entre sí
en diferentes niveles (ver figura 36, página 146).
Para empezar, digamos que El Loco es el
héroe que debe descender al inframundo al
llegar a la carta de La Muerte, y que nueva-
mente verá la luz del día en el arcano El Sol.
La plwna nos habla de las pruebas que hay que
pasar en este tramo intermedio, y que están
relacionadas con los acontecimientos que tie-
nen lugar en la Sala de Maat. Otra conexión
entre El Loco y El Sol se encuentra en las dos
figuras, similares entres sí, y sin embargo com-
Anubis lleva a cabo el ritual de la
pletamente diferentes, del loco aniñado y el
apertura de la boca. (Pintura funeraria
loco sabio, y del loco inocente y el loco puro.
egipcia en Tebas.)
Entre ellos encontramos el arcano de La
Muerte, condición previa ineludible para esta
transformación. El inocente sol blanco de la
carta de El Loco encuentra su polo opuesto en el arcano La Muerte,
que es ennegrecinúento alquínúco, brillando luego, como oro inmor-
tal, al llegar a la carta de El Sol.
Nuestras tradiciones judeocristianas conocen el viaje nocturno a
través del mar, principalmente a través de la historia de Jonás, que fue
tragado por la ballena (Jonás 1:3). Al principio, Jonás recibió la orden
de Dios: «Ve a Núúve, esa gran ciudad, y habla mal de ella» (es decir,
amenázalos con un castigo) (Jonás 1:2). Como tarea, esta orden corres-
ponde a La Rueda de la Forttma. ¿Qué hace Jonás? Lo que la mayoría
de nosotros hubiera hecho de haber entrado en contacto, por primera
vez, con un aspecto de nuestra tarea en la vida: salir corriendo.
En realidad, nos gusta imaginar que esta tarea es importante y pla-
centera. Mucha gente, llena de añoranza, piensa: «A11, si yo supiera de
verdad cuál es nú tarea en la vida ... » , seguramente porque creen que se
encuentra en algún lugar del reino de sus talentos y fortalezas. Sin em-
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
La MUERTE
Figura 36. Las tres cartas están conectadas entre si por la pluma.
bargo, la tarea es siempre alcanzar la totalidad, y la única forma de ha-
en contacto con nuestro polo opuesto, con nuestro lado
cerlo es entrar
inferior, primitivo y torpe, que hemos descuidado y, frecuentemente,
desdeñado hasta hoy (ver página 104). Pero, cuando nos lo encontra-
mos, en sus distintas formas, inmeruatamente nos inrugnamos y manifes-
tamos nuestro rechazo: «¡Cualquier cosa menos esto!». Podria decirse que
cada vez que exclamamos algo así, desde el fondo de nuestra alma, es
más que probable que hayamos encontrado una piedra del mosaico, como
inruca nuestra tarea.
Quizá Jonás también haya pensado: «¿Yo? ¿Ir a Nínive? ¡No estoy
loco! ¡Seguro que me matan allí! ¡Cualquier cosa menos eso! ». De modo
que decidió coger un barco que lo llevara en la rurección exactan1ente
opuesta, a Grecia. Los griegos llamaron hubris, que significa «orgullo
desmedido» e «insolente desafio», al rechazo a cumplir las ódenes ruvi-
nas. Como hemos visto en la carta XI, este sacrilegio es parte del espec-
tro de significados de la carta La Fuerza. Según los griegos, es princi-
palmente esta ofensa lo que castigan los ruoses, y hasta Jonás recibió por
ello su recompensa, sin mayor dilación, por meruo de la carta El Colgado.
¿Existe una situación más desesperada que un barco perrudo en meruo
del mar? Esto es exactamente lo que le ocurrió a Jonás. Completamente
perrudos y muertos de miedo, los marineros especulaban e intentaban
averiguar quién era responsable de esta calamidad. La culpa recayó so-
LA MUERTE
bre Jonás, gue inmediatamente
se mostró arrepentido, confesán-
dose sinceramente culpable y
aswniendo la responsabilidad del
desasn·e. Y, como era consciente
de haber ignorado el mandato de
Dios, solo deseaba morir. Des-
pués de dudarlo un poco, los
maiineros lo tiraron por la bor-
da, pero en lugar de morir en-
gullido por las olas, como espe-
raba, fue devorado por tm pez.
Pasó n·es días y tres noches (un
periodo de tiempo típico en el
viaje nocnirno a través del mar)
dentro del estómago del animal,
at1tes de gue este lo escupiera
en tierra. Después de este pro-
ceso de pmificación, Jonás se
sentía prepai·ado para aceptar
el mandato divino y cumplir
con la tai·ea asignada.
Esta histo1ia podría recons-
truirse bastante bien a pai·tir de
las cartas del tarot, atmque te-
niendo en cuenta gue la Biblia
solo deja constancia de la ple-
Jonás, tragado por una ballena: un tema típico del viaje
garia gue Jonás rezó mientras
nocturno a través del mar. (Cappella degli Scrovegni
estaba dentro del estómago del
all'Arena, Padua.)
pez, y no de lo gue experimentó
alli. No vemos, por tat1to, nin-
gm1a relación con las cai·tas XIV a la XVIII (ver figura 3 7 en página 148).
Al llegar a la carta XIII, nos enconn·ai11os al final del segundo tercio
del canúno, gue tiene que ver con el desarrollo y superación del ego,
gue pondremos ahora al servicio del yo supetior. «Siempre que la pai·te
consciente y la parte at1imal de nuestra personalidad estén en conflicto
con nuestro proceso interno de crecimiento, la consecuencia será la cru-
cifixión», nos dice Matie-L0túse von Frat1z, como si estuviera descri-
biendo el at-cat10 El Colgado. «La voltmtad de la parte consciente ha de
morir y someterse al proceso de crecimiento inte1ior» s. Por ello, este es
s Maric-Louisc von Franz, SJmdoll' aud E11il i11 Fairy Tales, Zúrich, Spring, 1974,
pp. 39-40.
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
•
Figura 37. Mandato de Dios (Rueda de la Fortuna). Orgullo excesivo (La Fuerza).
Barco en peligro (El Colgado).Tirado por la borda (La Muerte}. Protección y guía (La
Templanza).
Regreso a tierra (El Sol).
el estadio de la superación del ego: no es un «egocidio», sino el «asesi-
nato» del ego, por llamarlo de alguna manera.
El Colgado nos agota y nos prepara para cumplir el objetivo. Esta ob-
servación no debe llevarnos, sin embargo, a la conclusión de que las fuer-
zas del ego ya no jugarán un papel en el camino funrro. En un sentido po-
sitivo, podemos decir que se ponen al servicio del yo, que es símbolo de
la lmidad superior. Podrian agruparse, en cambio, sedientas de poder,
pero ello detendria probablemente el proceso en cualquier momento.
L'ls cartas del tarot relacionan entre sí las cartas de El Emperador y
La Muerte por suma cruzada, y nos muestran su interacción (figura 38).
Mientras que El Emperador crea estructuras y levanta paredes que sir-
ven de cimientos al ego en este proceso, La Muerte se encarga de su di-
solución y superación. El ego constantemente establece Límites, fronte-
ras entre el ego y el no-ego, entre el ego y la sombra, entre la mente y
el cuerpo, entre Dios y el ser humano, entre el bien y el mal, etc. Al lle-
gar a este plmto, Lma vez más, podemos ver lo falsas que son, en última
instancia, todas las fronteras. Originalmente tuvieron tm valor, una fun-
ción y una justificación, ya que nos sirvieron para construir el ego, que
tenía que separarse a sí mismo de todo lo demás, a fin de que su exis-
tencia fuera posible. Aun así, todas las fronteras son erróneas y arbitra-
rias, y por tanto no deben ser duraderas 9. Cuando llegamos a este pw1to
del camino, tenemos que disolver y superar las fronteras, para hacer si-
tio, en su lugar, a nuestra experiencia en continua expansión. Como de-
cíamos antes, El Colgado nos va agotando, hasta que estamos dispues-
tos a hacer el sacrificio de vencer y superar estas fronteras.
Hay w1 mensaje adicional relativo a la conexión entre estas dos car-
tas. Al llegar a este plmto, hemos alcanzado el Límite de lo factible (El
Emperador= acción y poder). A partir de este momento, nada ha de for-
zarse, de la misma forma que no podemos caer dormidos a voluntad, ni
9
Cf. Ken \Vilber, No Bo1111dnr_ v, Boston, Shambhala, 198 J.
LA MUERTE
Figura 38. Creación
de estructuras
(El Emperador).
Destrucción de las
estructuras (La Muerte).
El EMPERADOR La MUERTE
somos capaces de observarnos o supervisamos a nosotros mismos y ver-
nos mientras lo hacemos. Los intentos de controlar la sin1ación, proce-
dentes del ego, al alcanzar este ptmto deben, sin embargo, fracasar. Por
nuestra parte, solo podemos crear las condiciones previas al proceso de
dejar que las cosas ocurran y, como en un sueño, confiar en que la vo-
luntad cruce el un1bral hacia el otro lado.
Desde la Antigüedad, el ser humano ha temido todo aquello que es
hostil a la vida y glorificado lo que la potencia e intensifica. Tánatos, la
muerte, y Eros, la fuerza vital, representan en la mitología griega las dos
partes de la polaridad 10. Incluso la magia más antigua ha intentado siem-
pre prohibir el polo de la muerte y conjurar el polo de la vida. Hoy en
día hacemos lo mismo, viviendo el tema de la muerte en silencio y con-
virtiéndolo en tabú, mientras que reverenciamos todo aquello que inten-
sifica la vida, presente en el cine, la televisión, la publicidad, el consumismo,
el culto al cuerpo y la eterna juventud. En los arcanos mayores, si La
Fuerza conserva su posición origina XI, estos opuestos se hallan en las car-
tas de La Fuerza y La Muerte, con El Colgado en la posición intermedia.
El ser humano es crucificado (El Colgado) entre los dos polos, el de
la muerte (La Muerte) y el de la vida (La Fuerza) (ver figura 39, página
150). En la medida que vamos cumpliendo más años, el ego empieza a
10 Eros, que equivale a La Fuerza aquí, y no a Los Amantes, debe ser entendido
en su forma original, y como la fuerza original, ya que las más antiguas tradiciones
grie-
gas lo describían como el Dios de la Creación. Solo muchos siglos después se
com;r-
tió en el arquero que dispara flechas, y que hoy conocemos como Cupido.
El TAROT Y El VIAJE DEL HÉROE
Figura 39. Eros
(La Fuerza XI)
yTánatos
(La Muerte XIII).
el polo de la vida
y el polo de
la muerte, entre
los cuales el ser
humano es
cricificado
(El Colgado XII).
Tarot de Marsella.
reconocer con mayor fucilidad el carácter efimero de su naturaleza, y la
imposibilid,1d de escapar a la muerte. En su desesperación, intenta dis-
traer su atención del destino ineludible, conjurando ardientemente el polo
de la vida. «Todos somos valiosos objetos de queja», decía Elías Canetti a
este respecto. «Cada uno de nosotros está convencido, en su testarudez,
de que no debería morir» 11.
Siguiendo un programa de actividades, deportes, sexo y diversiones
de todo tipo, intentamos experimentar placer y demostrarnos a nosotros
mismos, constantemente, que nuestra ,·italidad sigue intacta, evitando
así, en Ja medida de lo posible, mirar en la otra dirección, hacia la nada,
que tanto aterrotiza a nuestro ego.
Las terapias rápidas son muy populares en Ja actualidad, porque se-
ducen a los pacientes haciéndoles creer en curas meteóricas, y se jactan
de su éxito y aparente superioridad frente a los métodos de terapia trans-
personal, que tardan más tiempo, pero que son más profundos. Muchos
de estos métodos rápidos crean en la persona emocionalmente depri-
núda la motivación de hacer algo excitante. Cuando una chispa así en-
ciende el fuego interior, el individuo se siente realmente bien durante
algún tiempo. Sin embargo, tal como muesn·an las cartas del tarot, el
tramo del C<U11ino que va desde El Colgado hasta La Fuerza es un paso
atrás. Además, cada vez se necesitan mayores dosis de Fuerza para con-
jurar el polo de la vida, ya que la muerte llama con creciente vehemen-
cia a la puerta de la conciencia. Más tarde o más temprano la ,·ida nos
obligará, de forma inexorable e inevitable, a continuar nuestra marcha
en la otra dirección y confrontarnos con lo inevitable, aceptando la idea
de la muerte y de Ja n·ansit01iedad.
11 Elias Canncni, Crowds am{ Poll'er, NoonJa\ Prcss, 1984, p 526.
O r50
L A MU ERTE
La Muerte muestra la dirección a seguir. (Salvador Dalí, Der Todesreiter, 1935, ©
Demart pro
Arte B.V.NG Bild-Kunst, Bonn, 1999, reproducción autorizada.)
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HEROE
Poco importa en este proceso si nuestros conceptos sobre la muerte
son inteligentes, bien estrucn1rados o amplios. El único factor decisivo
es la forma en que abordamos el tema, la cercanía con que lo hacemos
y la profundidad de los sentimientos que nos inspiran.
De la misma forma que una catedral se convierte en un museo
muerto al recorrerla con el ánimo de hacer un recorrido turístico, nunca
alcanzaremos a comprender el significado de la muerte si nos limitamos
a pensar en ella. Basta con arrodillarnos, dentro de la catedral, para cam-
biar nuestra actitud de observador distante, por la de la alguien que
reza, con devoto sentimiento de pertenencia. En ese mismo momento,
el museo se transforma en un templo, de la misma forma que la muerte
fría y hostil puede llegar a transformarse en una experiencia sagrada.
Cuanto más honestos seamos al arrodillarnos, más enriquecedora
será la experiencia que tengamos. Esto ocurre, por otra parte, porque
nuestra reverencia a la vida crece en la proximidad de la muerte. La
muerte es, en realidad, la verdadera iniciación, la única puerta hacia lo
verdaderamente secreto. Todo lo que hayamos considerado secreto en
el camino recorrido hasta hoy es, en comparación, solo palabrería su-
perficial.
Si desviamos la mirada, con actitud testaruda y temerosa, experia-
mentaremos frecuentes cambios de humor, ya que, normalmente, este
rechazo produce síntomas maníaco-depresivos. Y cuanto más desespe-
radamente conjuremos el polo de la vida (La Fuerza), más profunda será
nuestra caída en la depresión (El Colgado). La Muerte nos muestra en-
tonces la solución, la dirección correcta a seguir.
En su importante trabajo sobre el desarrollo de la mente humana,
Ken Wilber deja claro que las verdaderas transformaciones solo pueden
tener lugar a través de Tánatos, el polo de la muerte. Eros, el polo de la
vida, solo puede aportar cambios, si los entendemos como desvíos 12.
la conciencia con una casa de ocho plantas. Una vez
\Vilber compara
que el ego se ha instalado confortablemente en uno de los pisos y se ha
acostumbrado a la vista, su deseo es permanecer allí. Pero si la vida co-
mienza a ser aburrida, vacía, desesperanzada, o si tenemos episodios de
melancolía como consecuencia de la monotonía, entonces el ego con-
jura rápidamente al polo de la vida para cambiar de rumbo. Ello su-
pondría, por ejemplo, redistribuir los muebles y permanecer dentro de
las mismas paredes. En otras palabras, cambian1os de trabajo, comenza-
mos una nueva relación, buscamos emociones sexuales intensas, nos en-
tregamos al consumismo, o hacemos cualquier cosa que creemos que
puede cambiar el ritmo de vida exterior, sin poner en peligro nuestro
11 Cf Kcn \Vilbcr, Up ¡,.0111 Erfen, \Vhcaron, IL, Thcosophical, 1996, pp. 77 ,. ~ -
LA MUERTE
ego. Desconocemos que las transformaciones profundas solo tienen lu-
gar a través de la experiencia de la muerte, momento en el que aban-
donamos la conciencia. Solo entonces tenemos la oportunidad de pe-
netrar en el inconsciente colectivo, aunque no debemos olvidar que el
precio de cualqtúer transformación importante conlleva el riesgo de es-
trellarnos en el proceso. En este punto, precisamente, está el peligro, en
este escenario, en esta carta. Aqtú comienza el camino de iniciación en
el viaje a través de la noche. No existen garantías, ni billetes de ida y
vuelta. ¡Pero existen guías de almas!
Palabras clave sobre LA MUERTE
ARQCETIPO: La muerte.
TAREA: Partida y descenso al inframundo, retirada. Conclu-
sión de algo, separación.
M ETA: Separación, superación del ego, disolución de las
fronteras, profunda transformación.
RIESGO: Sentirse muerto de miedo. Estrellarse.
SE:--'TI.\llt.:-:Tos \1TALES: Expe1imentar la conclusión o agotamiento de algo.
Búsqueda de paz y regeneración. Partida.
1 I:-..'TE:-..!AR.-\..\105 E:\TE:\Dl:.R l:.L SIG:\IFJC:\DO DE 1'.STA CARTA,
basándonos en su nombre, descubririarnos que no resulta
muy revelador. A pesar de que considerarnos la templanza
(la moderación) una virtud cardinal, este concepto se en-
cuentra tan devaluado en la actualidad, que raramente se le
adjudica un valor positivo. En cambio, si centrarnos nuestra atención en
el tema de la mezlca correcta, que nos presenta la imagen, habremos
dado con el verdadero mensaje.
Existen muchas te01ías acerca de la figura del ángel. ¿Está mezclando
algo o simplemente lo está pasando de un recipiente al otro? ¿Qué con-
tienen los recipientes? Las energías que habían estado hasta ahora orien-
tadas a nuestro crecimiento exterior, se
canalizarán, a partir de este momento, en
la dirección opuesta, potenciando nuestro
La Templanza
crecimiento inte1ior. Este es un contenido
muy importante de la carta. Atmque más
Guía de almas
importante aún es el símbolo de la mez-
cla correcta, como expresión de la unifi-
cación, tema esencial de esta última etapa del camino. Una vez que la
muerte ha disuelto las fronteras creadas previamente por el ego, solo
resta volver a w1ir lo que fue separado. Sin embargo, la carta también
simboliza la moderación, sensibilidad imprescindible para sobrevivir
a los peligros que acecharán en el tramo de can1ino que aún queda por
delante. La guía de almas, que la carta personifica en un ángel, repre-
senta el conocimiento inf.ilible del camino correcto. En la tradición cris-
tiana, quien asume este papel es el Arcángel iVliguel, que en las pinntras
de los maestros antiguos nos recuerda la prueba en la Sala de ~1aat. Un
demonio intenta desequilibrar la balanza, pero Miguel lo aparta, devol-
\~endo así el equilibrio a la balanza (y a los seres humanos).
A pesar de sus suaves colores, la carta nos habla del infrai11w1do. La
de los lirios es un elemento clave para hacer la interpretación de
imagen
este arcano ya que, de acuerdo con la tradición griega, estas flores cre-
cen allí. Debido a ello, el Hades era también llamado tierra de asfodeli-
nas, que es un tipo de Lirio. El iris, por su parte, lleva el nombre de la
diosa griega Iris, mensajera de los dioses y conocedora del inframundo,
y es, al mismo tiempo, símbolo e indicio de su presencia. En la simbo-
logía cristiai1a, el Lirio de oriente es considerado la flor de la pasión. Si
tenemos en cuenta el tramo del canuno en el que nos encontran1os
ahora, el paralelismo con la Pasión es evidente. Las cartas que van desde
El Colgado (XII) a El Diablo (XV) muestran el cainino de Ctisto con
la Cruz a cuestas, y su posterior descenso al infrai11tmdo. Ello concuerda
con el Credo cristiano, que nos dice: «Fue crucificado, murió, fue en-
EL TAROT Y EL VIAJE DEL HÉROE
terrado y descendió a los infier-
nos ... » . Cabe recordar que la Biblia
deja constancia de la existencia de
un ángel en la tumba (figura 40 en
página 157).
El camino indicado por las car-
tas es un símbolo de la estrecha
vía de la individuación, es decir, del
sendero que conduce a nuestro pro-
pio yo, guiándonos de vuelta hacia
la luz, hacia el sol que esconde den-
tro de sí una corona. Esta corona se
puede ver en la línea pw1teada, al
mover la carta hacia delante y ha-
cia atrás. Después de la muerte del
viejo rey (el ego), comienza aqtú el
camino que conduce al sol y a la
coronación del nuevo rey (el yo ).
En todos los cuentos de hadas se
hace alusión a este tema, al final,
cuando el héroe se convierte en rey.
De modo que la vía de desarrollo
y superación del ego que muestran
las cartas VI a la XII se convierte
Miguel, el que pesa las almas. (Guariento di Arpo,
en la verdadera expe1iencia de des-
Museo Bottacin, Padua.)
arrollo del yo en este último tercio
de la etapa transpersonal del ca-
m1110.
El yo, la fuerza que ordena lo que sucede en la esfera del alma y las
emociones, desea conducir al ser humano hacia la totalidad. Este obje-
tivo está presente en los muchos temas de nuestros sueños y, en un
plano lúdico, lo encontramos en la necesidad, en el impulso de termi-
nar un puzzle, de hacer solitaiios o crucigran1as, o en el deseo de com-
pletar tma colección de objetos. Esta fuerza interna, de la que no somos
conscientes en nuestra vida cotidiana, se revela cuando nos sentimos im-
pulsados hacia la totalidad. Mientras que el desarrollo del ego implicaba
la separación del todo, la lucha del yo nos guía ahora por el camino que
conduce a la unidad, a la totalidad. Para poder alcanzar nuestro obje-
tivo, debemos confiar en esta gtúa, antes inconsciente, teniendo en
cuenta que el ego se resistirá, al ser demasiado orgulloso, o demasiado
débil y temeroso.
En el primer caso, hay falta de conocimiento interior, en el segundo,
falta de confianza. Por esta razón, el yo a menudo procura que nos en-
LA TEMPLANZA
El COLGADO la MUERTE
Figura 40. Crucificado (El Colgado). Muerto (La Muerte). Enterrado (La Templanza).