0% encontró este documento útil (0 votos)
52 vistas12 páginas

Wittgenstein y Lacan Acerca Del Significado

Informe de lectura
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
52 vistas12 páginas

Wittgenstein y Lacan Acerca Del Significado

Informe de lectura
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 12

Por: Jaime Solarte Jacanamejoy

Presentado a: Jorge Mario Patiño

Seminario: El concepto de lenguaje en Wittgenstein

Wittgenstein y Lacan: acerca del Significado

Muchos son los puntos en los cuales nos podemos concentrar


cuando decidimos estudiar lo que se despliega del fenómeno del
lenguaje. Podemos estudiar este fenómeno desde una mirada
puramente lingüística, lógica, filosófica, antropológica, sociológica
etc. También podemos realizar un estudio interdisciplinario, o bien
transdisciplinario. Vemos así que el lenguaje se extiende en todo
aspecto de nuestra vida. Por todo, es inexcusable pasar por alto una
indagación acerca de este fenómeno ya que en todo momento lo
usamos, pero lo extraño es que no lo entendemos ni tenemos idea
de sus alcances.

Muchos pensadores se han dedicado a indagar sobre este


fenómeno, desde los griegos hasta nuestro tiempo, es un problema
que está de ida y vuelta. A veces se dice que una época anterior es
superada por una posterior, pero del tema en curso no podríamos
pensar en superación alguna. Las reflexiones del lenguaje que
tuvieron lugar en la obra de Platón (el Crátilo o del lenguaje) aún
mantienen su vigencia. Quizás algunos contemporáneos aseguren
haber resuelto todos los problemas de este fenómeno. Pero si esto
es aceptado no habría motivo de tanta teoría acerca del lenguaje.
Esto prueba que el lenguaje como objeto científico es fuente de toda
reflexión e investigación.

En el presente escrito apreciaremos dos nociones distintas que


distan por sus intereses, pero esto no quiere decir que estén
hablando de asuntos totalmente distintos. El hecho de que su objeto
de estudio sea el lenguaje los conduce a pensar en los mismos
problemas. Aquí no sólo enfatizare en el significado sino también en
el significante y significación, elementos que se deducen del
primero, que aunque Wittgenstein no los distingue se pueden
inferir.

Los aspectos de las cosas más importantes para nosotros están


ocultos por su simplicidad y cotidianeidad. (Se puede no reparar en
algo — porque siempre se tiene ante los ojos). Los fundamentos
reales de su indagación no le llaman en absoluto la atención a un
hombre. A no ser que eso le haya llamado la atención alguna vez. —
Y esto quiere decir: lo que una vez visto es más llamativo y poderoso,
no nos llama la atención. Wittgenstein, Investigaciones filosóficas. Parágrafo

129.

Precisamente lo que dice Wittgenstein en este pasaje fue lo que


considero tanto en el Tractatus como en las investigaciones
filosóficas, en el primero se convenció totalmente de que la lógica
era lo fundamental en el lenguaje. Aquí nuestro pensamiento y
mundo se rige por la figura lógica, aquella que se logra constituir por
medio de las proposiciones elementales, formando así un área muy
limitada, que es lo que denomina Wittgenstein, espacio lógico. Es al
interior de este espacio que las cosas pueden o no suceder, hay un
límite del lenguaje previamente establecido, y este se da en función
de las proposiciones elementales. Pero en una edad madura
Wittgenstein toma distancia de su postura inicial, y encuentra que
los problemas reales de la filosofía subyacen precisamente en
nuestro lenguaje ordinario, en lo que no reparamos, ni le damos la
más mínima importancia.

El cometido de Wittgenstein en el Tractatus es la aclaración lógica


del pensamiento, se trata de desenredar y delimitar con precisión
los pensamientos opacos y confusos. La lógica pone las condiciones
para que esto así sea, pero el lenguaje lógico no explica el mundo,
sólo señala posibilidades al interior de su espacio, un espacio que se
da en relación con las proposiciones lógicas, las cuales dictaminan
lo pensable.

La lógica es la que decide cuales relaciones pueden darse y cuáles


no. Pero la lógica no decide las relaciones de los objetos. Por otra
parte, un hecho es una figura, y el conjunto de todos los hechos es
la figura Lógica. “Lo que una figura representa es su sentido”
(pág.123). Encontramos aquí un punto interesante, es decir, la
cuestión acerca del sentido. El sentido para Lacan lo asocio con el
concepto de significación, es digamos, el resultado de un
significante más otro significante. Los sujetos obturamos un sentido
por medio de esta relación, pero Lacan advierte: aquí se esconde un
sinsentido. La palabra le corresponde una función, es decir, llenar
un vació que entraña al sujeto. La palabra a encubierto el vació,
vació imposible de llenar. Por esto, el sentido significante no puede
ser más que sentido aparente, porque a la base subyace un
sinsentido ineludible. Podría decir que el sentido significante es
también un sentido lógico, pero no referido a estado de cosas, sino
a estados psicológicos muy particulares. Contrario a esto, el sentido
para Wittgenstein consiste en un acuerdo o desacuerdo con la
realidad, es decir, que una relación sea falsa o verdadera es ya
sentido. El sinsentido, es una contradicción, esto quiere decir que
un objeto no es lo mismo que otro, sería lo mismo que decir, el
amarillo es amarillo. Por otra parte, la identidad de los objetos se
expresa con identidad de signos, estos signos serian para
Wittgenstein las unidades básicas con los cuales tenemos contacto
directo con mundo. Los signos son palabras y se refieren a estados
de cosas, representan un hecho, es decir, una posibilidad lógica.
Aquí la función de las palabras es nombrar los objetos. “Es la teoría
del significado-correspondencia, cuya esencia es: las palabras
individuales en un lenguaje nombran objetos, el objeto que
representa su palabra es su significado”.

En las investigaciones filosóficas podemos leer nuevas orientaciones


que parten desde la mima actividad filosófica. Cabe resaltar que si
bien la nueva obra de Wittgenstein admite nuevas puntuaciones no
deja de lado la utilidad que la lógica ofrece a la filosofía. Podría
decirse más bien que ahora Wittgenstein admite que el lenguaje
ordinario ocupa un lugar importante en la filosofía, y que éste
señala problemas importantes. La tarea de la filosofía no sólo se
reduce a esclarecimientos y descripciones sino también
exposiciones. Todo esto, porque en la filosofía todo permanece
abierto, no hay caducidad en los fenómenos, hay nuevas
posibilidades y nuevos descubrimientos. Los aspectos que presumen
mayor simplicidad son tal vez los más importantes. Es el caso de
nuestro lenguaje ordinario, por ejemplo: queremos enunciar algo
pero nuestras palabras usadas pueden significar otra cosa. Lo que
yo quería comunicar realmente no cumple su cometido, nos
quedamos perplejos por nuestro propio lenguaje. “Ese concepto
filosófico del significado reside en una imagen primitiva del modo y
manera que funciona el lenguaje. Pero también puede decirse que
es la imagen de un lenguaje más primitivo que el nuestro.” 1 En este
pasaje Wittgenstein alude a la concepción de significado de San
Agustín que afirma que a cada palabra le corresponde un
significado, en este sentido hay en cada palabra una
correspondencia con la cosa. Pero como dice Wittgenstein: “ De una
diferencia entre géneros de palabras no habla Agustín.”2 Aquí las
palabras son signos que describen cosas. Se trataría de un juego del
1
parágrafo 2.
2
Parágrafo 1.
lenguaje que sólo describe sustantivos, deja de lado otros géneros
del lenguaje. Y lo más importante, deja de lado el uso del lenguaje,
que es para Wittgenstein donde el lenguaje cumple su función.

“Nombrar aparece como una extraña conexión de una palabra con


un objeto. — Y una tal extraña conexión tiene realmente lugar
cuando el filósofo, para poner de manifiesto cuál es la relación
entre el nombre y lo nombrado, mira fijamente a un objeto ante sí y
a la vez repite innumerables veces un nombre o también la palabra
«esto». Pues los problemas filosóficos surgen cuando el lenguaje hace
fiesta. Y ahí podemos figurarnos ciertamente que nombrar es algún
acto mental notable, casi un bautismo de un objeto”3. El lenguaje
hace fiesta precisamente porque no usamos las palabras con
precisión, no utilizamos las herramientas adecuadas para nuestra
comunicación, nos hemos acostumbrados a utilizar términos sin
pensar si realmente su uso es adecuado con lo que realmente
queremos expresar. Sino analizamos con precaución nuestras
expresiones, desde luego que nuestro lenguaje no hace pasar un
mal rato. Si lo que expresamos no se ajusta a lo que pensamos,
mucho menos podremos comunicarlo.

Con respecto al origen de las confusiones del lenguaje Wittgenstein


nos dice que estas aparecen: “cuando el lenguaje marcha en el
vacío, no cuando trabaja.”4 Una reforma del lenguaje sería la
solución al problema, pero tal reforma no puede pensarse como una
transformación porque esto sería una prescripción, seria todo lo
contario a lo que Wittgenstein ha señalado anteriormente, es decir,
“la filosofía no puede en modo alguno interferir con el uso efectivo
del lenguaje; puede a la postre solamente describirlo” (parágrafo
124) Entonces, más que de una reforma se trata de una indicación

3
Ludwig, Wittgenstein. Investigaciones filosóficas. Ediciones Altaya S. A. Parágrafo 38. Pág. 10.
4
parágrafo 132.
que coadyuva a una mejor comprensión de nuestro lenguaje, y con
esto lograríamos evitar mal entendidos en el uso práctico del
lenguaje que es lo que prevalece aquí.

En el Tractatus la proposición sólo admitía un uso lógico, pero


vemos ahora nuevas características. Se sigue manteniendo en la
proposición dos posibilidades, lo verdadero y lo falso. Pero
Wittgenstein plantea un problema: si el requisito de una
proposición es que sea verdadera o falsa ¿qué garantiza lo falso o lo
verdadero? En el Tractatus lo verdadero y lo falso se juega al
interior del espacio lógico como una posibilidad. Ahora tenemos que
lo verdadero y lo falso aparecen en los juegos del lenguaje, es decir,
de acuerdo a las reglas que allí se sancionan o se ajustan al juego.
Esto presupone que lo verdadero y lo falso no se reduce a una
palabra, sino de la relación de estas al interior de la proposición o
en la suma de todas las proposiciones que se vinculan en el juego
del lenguaje. Pero ahora ¿por qué las palabras no pueden expresar
por sí solas lo verdadero o lo falso? Aparece aquí el problema del
significado. Podemos proyectarnos una cosa pero eso no garantiza
que captemos su verdadero significado, aquí se juegan ciertas
capacidades subjetivas, nuestras sensaciones, emociones,
imaginación, entendimiento etc. Dice Wittgenstein: estamos a lo
sumo bajo una compulsión psicológica, no lógica. Esto quiere decir
que las expresiones pueden cumplir una gran variedad de
aplicaciones al interior de un juego del lenguaje. Pueden suscitarse
aquí casos normales y anormales, los primeros admiten que las
palabras expresadas serán entendidas a lo sumo, pero esto no
sucede con los segundos, las expresiones pueden tornarse muy
inseguras en su significación. ¿Qué podríamos hacer al respecto? La
comprensión de aquellas aplicaciones del lenguaje sería la solución,
y para lograr esto debemos poner nuestros ojos sobre el empleo
real de una expresión, se trata de entender al máximo el sentido en
que fueron introducidas las palabras. Hay aquí actividades que
requieren de asociaciones, ordenaciones sistemáticas, inferencias
etc.

II

Ahora pasaré a describir algunas consideraciones que hizo Lacan al


respecto. Para ello propongo el texto: “instancia de la letra o la
razón desde Freud.”

Niños en manillas

“Oh ciudades del mar, veo en vosotras a vuestros ciudadanos


hombres y mujeres con los brazos y las piernas estrechamente
atados con sólidos lazos por gentas que no comprenderán vuestro
lenguaje y solo entre vosotros podréis exhalar con quejas
lagrimeantes, lamentaciónes y su suspiros, vuestros dolores y
vuestras añoranzas de la libertad perdida. Porque aquellos que os
atan no comprenderán vuestra lengua cómo tampoco vosotros los
comprenderéis”5. Leonardo Da Vinci, Cuadernos.

Lacan anuncia de entrada que la experiencia psicoanalítica le ha


estado confirmando su hipótesis capital: “el inconsciente se
estructura como un lenguaje”. Podría decirse que Lacan está
actualizando el psicoanálisis, y dicha actualidad no la encuentra
más que en la palabra, en lo que en ella descubre, y al mismo
tiempo esconde. Si bien Freud ha enseñado que el inconsciente es
la sede de los instintos, Lacan sugiere que está tesis sea revaluada,
o en el mejor de los casos, sea derogada por su descubrimiento,
pues, éste descubrimiento lo forjo el mismo Freud, aun sin medir las
consecuencias teóricas. ¿Por qué dice Lacan que hay que darle

5
Fragmento introducido por Lacan en la introducción a su texto: la instancia de la letra en el inconsciente o la
razón desde Freud. Pág. 473
tanta preeminencia a la palabra? Pues bien, Dice Lacan “el lenguaje
nos marca desde el nacimiento así sea con el nombre propio. Así
inicia nuestro ingreso al mundo, con las señales o registros más
simples del lenguaje, estos son los elementos que dan cuenta de
nuestro desarrollo mental. Inclusive las afasias, de las cuales no se
sabe sino por sus consecuencias anatómicas, lo que significaría que
sus causas serian del mismo tipo. Pero esto no es así. Sus causas
surgen a partir de un déficit del significante, es decir, no se logra la
significación. En efecto, el significante es tan poderoso que
interviene tanto los procesos mentales como los orgánicos.

Atento al movimiento del inconsciente fue que Lacan emprendió su


investigación, además, la misma obra de Freud le señalaba pistas
de la nueva dirección que debía tomar el psicoanálisis. Pero para
consolidar esta nueva dirección Lacan tuvo que servirse de la
disciplina que le daba la pista, es decir, la lingüística. Su tradición
le confirmaba que la lingüística prometía una nueva comprensión de
las ciencias. Lacan atendió a este llamado, y encuentra su punto de
referencia, es decir, lo que denomina algoritmo. Digamos la
herencia Saussureana. El significante sobre el significado. Dos
elementos que se encuentran separados mediante una barra,
señalando así su distancia y sus espacios. El significado se resiste a
una sola significación.

Aquí aparece nuevamente el problema que se planteó Platón en el


Crátilo, del cual difícilmente podemos llegar a una conclusión final.
Ahora ¿Cómo responde Lacan al problema? la solución va por otra
vía. Dado el caso que el significado por sí sólo no dice nada, Lacan
va a decir: el significante determina al significado y no al contrario.
Aparece la preeminencia del significante, por la sencilla razón: un
significante no llama a un significado, sino, a otro significante. Es
precisamente el enlace entre significantes el que debe interesar al
psicoanálisis porque lo que da cuenta de nuestro desarrollo mental
son las relaciones del significante. Por eso dice Lacan: “no hay
ninguna significación que se sostenga si no es por la referencia a
otra significación” (pág. 477). Con esta afirmación Lacan se está
oponiendo tanto al nominalismo como al positivismo. Por un lado el
acto de nombrar no lleva sino a un quiebre, y con esto hay sólo una
separación. En palabras de Lacan, la concepción nominalista no
puede ser más que una ilusión, pues la función del significante no
puede reducirse a una mera representación del significado.

Por otra parte, los positivistas en la búsqueda del “sentido del


sentido” encontraran que su cometido no logra tampoco mayores
rendimientos, el sentido del sentido se reduce en últimas a un
sinsentido. Todo se reduce al algoritmo: Significante sobre
Significado. Donde ya no se expresa ningún sentido, no hay sino dos
elementos opuestos. Ahora, si esta no es la función del significante
¿Cuál sería entonces? Sabemos que no se trata de representar al
significado porque lo que se logra no es más que un quiebre. Y
como sabemos que el elemento primordial del psicoanálisis es el
significante, no queda más que encontrar su función. Veamos en
que consiste tal función.

Dice lacan hablando del algoritmo: En cuanto que él mismo no es


sino pura función del significante, no puede revelar sino una
estructura del significante a esa transferencia” (Pág. 481) Ahora,
¿por qué hablar de la estructura del significante? La respuesta
inmediata sería porque un significante se compone del elemento
básico, es decir, la letra. Donde ya no queda sino un sinsentido.
Pero es a partir de la suma de fonemas que estructuramos el
significante, en consecuencia tenemos un orden cerrado. Hay aquí
elementos ordenados que obedecen a leyes del significante. A esto
se denomina Sincronía: todos los elementos pertenecen a un solo
momento y a una sola lengua. Pero a este concepto se le opone otro
concepto, a saber, la diacronía. Si bien estos elementos pertenecen
a un mismo momento, no se conservan, se extienden o no se rigen a
leyes estáticas como en la sincronía.

Cabe resaltar que cuando Lacan habla de los fonemas como unidad
básica del significante no se refiere al estudio que hacen
frecuentemente los lingüistas. Aquí poco interesa si aquellos
fonemas obedecen a un ordenamiento fonológico, esto no interesa
sino a la lingüística. Se quiere saber cómo se organizan estos
fonemas en la estructura del significante. Si bien lingüística ha
enseñado que el uso significante puede determinarse de manera
global bajo dos empresas: la gramática y el léxico. Empero, este uso
no puede reducirse a los señalamientos de aquellas empresas, pues
en expresiones tales como: Yo nunca… En todo caso…. entre otras.
A primera vista aquellas expresiones pueden simular inconclusas,
sin embargo llaman a un sentido o relación con algo.

Por otra parte tenemos una crítica al planteamiento de Saussure: él


presupone que la letra opera en una linealidad respecto de la
cadena del discurso. Pero si bien está explicación es necesaria no es
suficiente. El discurso no llama a una linealidad en el tiempo sino a
un punto en el tiempo, es decir, donde el significante logra su
organización. Podemos ver esto en el ejemplo de los niños que
observan el mismo objeto. Se supondría que el significante para
ellos sería el mismo, pero entre ello no hay acuerdo, y esto sucede
porque en ellos permanece una significación distinta, la cual tuvo
lugar en algún momento. Por esto cada sujeto intenta significar lo
que su pensamiento ha logrado configurar como verdadero, sin
importar si esto es entendido por la muchedumbre. Aquí aparece
una de las primeras funciones del significante, se trata de la función
metonímica, una función que admite posibilidades de significación,
como lo vemos en el ejemplo de los niños. Pero veamos otro ejemplo
para aclarar está función. La expresión “treinta velas” ya es un
indicador de un significante, éste sería barco. Es así como la
función metonímica opera, dejando ver entre líneas una conexión
entre el barco y las velas. Se trata de una relación palabra a
palabra.

Por otra parte tenemos la función metafórica, una función que


incluye a la vez la función metonímica, es decir, la función
metafórica opera de golpe con la función metonímica. Veamos esto
en una metáfora que introduce Lacan del poema “Booz dormido” de
Víctor Hugo. La frase “su gavilla no era avara ni odiosa” le permite
pensar a qué se refiere este significante gavilla que toma otro lugar,
es decir, el lugar de Booz. Esta expresión no podría comprenderse
sin remitirnos al sentido del poema, ya que la expresión por si sola
sería absurda. Podemos leer que Booz es el sujeto en dicha oración
y que la palabra gavilla viene a ocupar su lugar. Vemos aquí que no
se trata de una mera comparación entre gavilla y Booz sino de una
identificación entre ambas palabras, donde Booz se sustituye por
gavilla. Pero esto no quiere decir que el significante sustituido
desaparezca. Por el contrario, cumple la función metonímica. Esto
quiere decir que el elemento sustituido se ha anclado en la cadena
significante “como anillos cuyo collar se cella en el anillo de otro
collar hecho de anillos” (pág. 481)

Concluyamos. Lacan enseña que el significado es un elemento que


se resiste a la significación. Es un elemento pasivo. Si bien es un
referente necesario en el lenguaje, no es suficiente, es sólo un
recurso material que se toma sólo como referente. Contrariamente,
el significante si cumple funciones importantes. Pero esto sólo es
posible si un significante se liga a otro. Ahora, de esta unión
podríamos hablar de significación. A Wittgenstein si le importa
mucho el significado. En el Tractatus las palabras representan
objetos es su uso lógico, describen el mundo, pero en las
investigaciones filosóficas agrega que el lenguaje no solo describe
objetos sino también acciones, sensaciones, emociones, se da
órdenes, etc. Este acto de representar se convierte en un problema
serio. Nuestras expresiones cotidianas lo demuestran. Cuando
queremos expresar algo no usamos correctamente las palabras, y
por esto se desvía el sentido de nuestras ideas.

También podría gustarte