31/12/2023
EL PODER DEL SERVICIO
Hay cualidades poderosas que algunas personas más bien consideran un rasgo de debilidad
(la humildad, por ejemplo). La gente cree que el poder está donde hay orgullo, prepotencia
o arrogancia, pero Jesús nos enseña que más bien está en el servicio. Sé que la humildad
nos hace vulnerables ante algunas situaciones, pero también el orgullo porque provoca que
perdamos relaciones personales o profesionales. La diferencia es que siendo humildes
conservamos lo más importante: el favor de Dios.
Jesús no vino a ser servido sino a servir. Nos enseñó que servir no es de sirvientes sino de
señores. Si todos comprendiéramos el poder del servicio, nuestra situación familiar y
laboral sería mejor; es más, seguramente nuestra nación sería mejor. No podremos ser
perfectos como Jesús, pero podríamos imitarlo con nuestro servicio.
Nadie puede servir a dos señores,[1] por eso no le demos mayor importancia a nuestras
responsabilidades diarias (trabajo, estudios, etcétera) que, a nuestro Padre, ya que si lo
buscamos a Él primero nos irá bien en todo lo demás. No se puede servir a Dios y al diablo
al mismo tiempo,[2] por eso adorarlo y servirlo es innegociable.
[1] Mateo 6:24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará
al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.
[2] Mateo 4:8-10: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los
reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
En el Antiguo Testamento leemos la historia de Rut, quien a pesar de haber enviudado
permaneció al lado de su suegra Nohemí, cumpliendo con un triple compromiso de servirla
a ella, a su pueblo y a su dios.[3]
[3] Rut 1:14-18: Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas
Rut se quedó con ella. Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus
dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti;
porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo
será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así
me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.
Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
[4] Rut 2:1: Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec,
el cual se llamaba Booz.
Su servicio le trajo como resultado la bendición de volverse a casar[4] y además la hizo
portadora de bendición porque de ella descendieron el rey David,[5] Salomón y, más tarde,
Jesús.
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[5] Mateo 1:5-6: Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y
Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue
mujer de Urías.
¿Qué tal si todos adoptáramos el triple compromiso de servir a Dios, a la nación y a las
personas?
Aprende a servir sin importar tu situación social o económica. En la Biblia leemos que
incluso la esposa del administrador de Herodes servía a Jesús,[6] algo que nos demuestra
que gente de cualquier estrato social puede hacerlo.
[6] Lucas 8:1-3: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas,
predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas
mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se
llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza
intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Jesús nos motiva para que amemos a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda
la mente y con todas las fuerzas.[7]
[7] Marcos 12:29-31: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel;
el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay
otro mandamiento mayor que éstos.
Las primeras tres son abstractas, pero amarlo con todas las fuerzas implica estar disponibles
para servirle. Hazlo y cuando te quedes sin fuerzas, Él las renovará. De igual modo,
aprende a servir a la nación y a las personas con la misma pasión y entusiasmo, pues no se
puede servir a nuestro Padre sin servir a las personas. Así que seamos esforzados y
valientes para brindar servicio y todo lo que hagamos prosperará.
RENOVAR NUESTRO SERVICIO
Dios confía en ti como su servidor y eso no tiene precio, es solo misericordia de Dios. En
mi caso, después de varias décadas sigo sirviendo porque mi agradecimiento a Jesús, que
puso su vida por mí, es más fuerte en mi corazón que cualquier otra cosa. Tu servicio a
Dios no debe deteriorarse jamás. Nuestro servicio con Jesús es hasta que la muerte nos
termine de unir a Él en Su eterna presencia.
Es importante entender lo que nos aparta del servicio a Dios. Si Dios dice ámame con todas
tus fuerzas, lo amo y le sirvo hasta el cansancio.[1] [1]Marcos 12:30-31: Y amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
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¿Cómo puedo decirle a Jesús, estoy cargado de servir, si Él cargó mis pecados en la cruz?
¿Cómo le digo a Jesús, quien llevó mis enfermedades, que estoy cargado de servirle?
¿Cómo puedo decirle a Jesús que estoy cansado de servir si Él subió al monte Gólgota
cansado, llevando la cruz sobre su espalda? ¡No se puede!
El afán puede ahogar la semilla del servicio y hacerla infructuosa.[2]
[2]Mateo 13:22: El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el
afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da
fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Por tal razón, mi servicio se lleva el afán y no el afán se lleva mi servicio. La Palabra de
Dios es viva y eficaz, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas es capaz de
ahogar la semilla y hacerla infructuosa, así de malo puede ser el afán.[3]
[3]Hebreos 4:12: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Escoge entre retener la palabra viva y eficaz o ahogada e infructuosa. La semilla de la
Palabra es la misma para todos, pero la tierra no es la misma. Alguien podría ser buena
tierra para el rencor, pero otro decide ser buena tierra para el perdón. Uno podría ser buena
semilla para el trabajo y otro una mala semilla para el servicio.
Es mejor ser una mala tierra para cosas malas y buena tierra para el servicio. No podemos
servir a Dios y a las riquezas, porque el engaño de las riquezas ahoga la palabra y la hace
infructuosa. [4]
[4]Mateo 6:24-25: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas. Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué
habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
mucho más que ellas?
Jesús está enseñando sobre el servicio y a quién le sirves. Si te afanas, el afán puede
arrodillarte delante del señor de las riquezas, por eso, dime tu nivel de afán yo te diré a
quién estás sirviendo.
El dueño del oro, de la plata y de todo lo que hay en el mundo jamás te va a pagar mal.
Vela por los intereses de tu Señor y recibirás honra, de esa manera, confiadamente puedes
servir a Dios. El ser más inteligente que ha pisado la tierra dijo: no vine para ser servido,
vine a servir. El ser Señor de señores, el Rey de reyes, Dios el creador del universo dice:
Yo vine a servir. Precisamente, eso es lo que tenemos que hacer: servir.
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El verdadero liderazgo cristiano se forma en el proceso de aprender a obedecer y se
compromete a servir para liderar con responsabilidad.
El afán puede arruinar nuestra relación con Cristo Jesús.[5]
[5]Lucas 10:38: Aconteció que, yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada
Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual,
sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos
quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir
sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y
turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la
buena parte, la cual no le será quitada.
El caso de servir al estilo de Marta, es un servicio con afán y puede crear un conflicto
interno hasta el hecho de quejarse, la actitud está en decir: Señor yo te sirvo y tú te encargas
de todas mis cosas. El punto es no culpar a Jesús cuando estés afanado por servir. Eso no se
le hace a Dios, no solo Jesús murió por mí, si no que me da el honor de servirlo.
Es un gran honor que Dios le conceda a un ser humano sacado del fondo del lodo y del
pecado que se ponga a servir por el resto de su vida. Dios lo verá como especial tesoro.[6]
[6]Malaquías 3:13-18: Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y
dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué
aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los
ejércitos Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen
impiedad no sólo son prosperados, ¿sino que tentaron a Dios y escaparon? Entonces los
que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue
escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan
en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día
en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve
a Dios y el que no le sirve.
Yo quiero estar inscrito en dos libros, en el libro de la vida y en el libro de memorias de los
que le sirven.
Finalmente, ¿por qué has dejado de servir? Me cansé, pues descansa y sigue sirviendo, pero
no descanses eternamente. Me aburrí de servir, así que servías por entretenimiento. Me
hirieron, entonces perdona porque los cristianos eso es lo que hacemos. Pequé, por eso pide
perdón, apártate del pecado y sigue sirviendo. Me divorcié, entonces sirvan separados.
Tengo mucho trabajo, de manera que servías por desocupado. Me quedé sin trabajo, en
consecuencia, servías porque te iba bien. Siempre vamos a encontrar una oportunidad para
servir a Dios. Siempre vamos a encontrar cómo servirle. El servicio es hasta que la muerte
nos lleve a la presencia del Señor.