La Sombra de la Estancia
El doctor Lucas Moreno, un joven y escéptico investigador paranormal, se encontraba en
un punto muerto en su carrera. La fama que había cosechado tras resolver algunos casos
menores se había desvanecido, y los medios ya no lo buscaban. Por eso, cuando recibió una
llamada del hacendado don Pedro Álvarez, un hombre de avanzada edad y aspecto
macabro, no dudó en aceptar la propuesta.
Don Pedro era el dueño de una antigua estancia ubicada en la inmensidad de la Pampa. La
casona, de arquitectura colonial, se erguía solitaria en medio de campos interminables.
Según el hacendado, extraños sucesos ocurrían en la estancia desde hacía generaciones.
Ruidos inexplicables, sombras que se deslizaban por los pasillos, objetos que se movían por
sí solos y una sensación constante de ser observado eran algunas de las manifestaciones que
aterrorizaban a los habitantes del lugar.
Al llegar a la estancia, Lucas fue recibido con una mezcla de hostilidad y esperanza por los
peones. Estos hombres, curtidos por el trabajo en el campo, aseguraban haber visto y oído
cosas que escapaban a toda explicación lógica. El investigador, armado con sus
instrumentos y su escepticismo, se dispuso a investigar.
Las primeras noches en la estancia fueron tranquilas, pero a medida que pasaban los días,
los fenómenos paranormales se intensificaron. Lucas comenzó a experimentar pesadillas
recurrentes en las que veía a una mujer vestida de blanco vagando por los pasillos de la
casona. Los peones le contaron la leyenda de una joven que había sido encerrada en el
sótano de la estancia por amor a un peón. Se decía que su espíritu erraba por la casa
buscando venganza.
A medida que profundizaba en su investigación, Lucas descubrió un diario antiguo en el
que se describían los horrores que habían ocurrido en la estancia a lo largo de los años. Un
ritual satánico, un asesinato, una maldición... Todo apuntaba a que la casona estaba
marcada por una fuerza oscura.
Una noche, mientras exploraba el sótano, Lucas se encontró cara a cara con la aparición de
la mujer vestida de blanco. Aterrorizado, intentó huir, pero la entidad lo persiguió por los
oscuros pasillos. En ese momento, una fuerte tormenta azotó la estancia, y los truenos y
relámpagos iluminaron la escena. La aparición se desvaneció, y Lucas se desplomó al
suelo, exhausto y temblando.
Cuando despertó, se encontraba en su habitación, rodeado por los peones. Le contaron que
había estado delirando durante horas y que había pronunciado palabras incomprensibles. A
partir de ese momento, Lucas comenzó a creer en las historias que le habían contado. La
estancia estaba maldita, y él se había convertido en su prisionero.
Lucas, cada vez más sumergido en el misterio de la estancia, decide profundizar en la
historia de la mujer fantasma. Con la ayuda de los peones, logra desenterrar un viejo diario
en el que se relata la trágica historia de Amalia, una joven esclavizada por el antiguo dueño
de la estancia. Enamorada de un peón, fue encerrada en el sótano como castigo y murió de
hambre y tristeza.
Armados con esta nueva información, Lucas y los peones deciden realizar un ritual para
liberar el espíritu de Amalia. Creen que al darle un entierro digno y pedirle perdón por las
injusticias cometidas, podrán romper la maldición que atormenta a la estancia. Sin
embargo, las cosas no salen como ellos esperaban.
Durante el ritual, una tormenta eléctrica sacude la estancia y los vientos aúllan con fuerza.
De repente, la aparición de Amalia se manifiesta con mayor intensidad. Sus ojos, antes
llenos de tristeza, ahora arden en furia. La mujer fantasma, lejos de agradecerles, los ataca
con una fuerza sobrenatural.
Lucas y los peones luchan por sus vidas mientras la estancia se convierte en un caos.
Muebles se mueven solos, objetos vuelan por los aires y las paredes parecen cerrarse sobre
ellos. En un momento de desesperación, Lucas recuerda las palabras de un antiguo libro
sobre ocultismo que había encontrado en la biblioteca de la estancia. Según el libro, para
vencer a un espíritu vengativo, es necesario confesar los pecados cometidos y pedir perdón
de todo corazón.
Con voz temblorosa, Lucas se dirige a la aparición de Amalia y le confiesa los horrores que
se han cometido en la estancia a lo largo de los años. Le pide perdón en nombre de todos
los que la han lastimado. Al escuchar sus palabras, la furia en los ojos de Amalia comienza
a disminuir. Poco a poco, su figura se vuelve transparente hasta desaparecer por completo.
Con el espíritu de Amalia finalmente en paz, la estancia vuelve a ser un lugar tranquilo. Los
fenómenos paranormales cesan y los peones pueden por fin vivir en armonía. Lucas,
agotado pero aliviado, abandona la estancia, llevándose consigo una profunda cicatriz y una
nueva perspectiva sobre el mundo sobrenatural.
