Universidad Nacional del Nordeste.
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MATERIAL DE LECTURA
Bibliografía: PEREZ LINDO, AUGUSTO.
Para qué educamos hoy?
CAP. 2
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1. ¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN?
Aristóteles en el siglo IV a.C. advertía en La Política la dificultad para determinar que es lo que
se espera de la educación: Cuál debe ser esta educación y cómo ser ha de educar son cuestiones que
no deben echarse en el olvido; porque actualmente se discute sobre estos temas, y no están todos de
acuerdo sobre lo que deben aprender los jóvenes, tanto desde el punto de vista de la virtud como de
la vida mejor, ni está claro si conviene más atender a la inteligencia o al carácter del alma. Examinar
la cuestión partiendo del actual sistema educativo induce a confusión, y no está claro en modo alguno
si deben practicarse las disciplinas útiles para la vida, o las que tienden a la virtud, o las utilitarias,
ya que todas estas posiciones tienen partidarios.1
Parece difícil en principio, encontrar una definición comprehensiva de lo que podemos entender
hoy por educación. El concepto de educación se ha vuelto elusivo y complejo. Los cambios de
contextos y de paradigmas contribuyeron a la multiplicación de experiencias y de significados respecto
a los procesos educativos. Tratemos de revisar algunas definiciones.
En su Introducción a la Historia de la Pedagogía, Abbagnano y Visalberghi, señalan:
La educación es pues un fenómeno que puede asumir las formas y las modalidades más diversas,
según sean los diversos grupos humanos y su correspondiente grado de desarrollo; pero en esencia
es siempre la misma cosa, esto, la transmisión de la cultura del grupo de una generación a otra,
merced a lo cual las nuevas generaciones adquieren la habilidad necesaria para manejar las técnicas
que condicionan la supervivencia del grupo.2
Esta definición se encuentra muy próxima de la que formulara Emile Durkheim: La educación es
la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que no son aún maduras para la vida social.
Ella tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales
y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio especial al que
está particularmente destinado.3
1
Aristóteles, La Política, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2005, 1337a 34-42
2
Ver: N.Abbagnano; A. Visalberghi (1982) Historia de la Pedagogía, Fondo de Cultura Económica, México, p. 14
3
Emile Durkheim (1980) Éducation et sociologie, PUF, Paris, p.51
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En estas definiciones se destaca en primer lugar la idea de la educación como un trasvasamiento
cultural de las generaciones maduras a las más jóvenes. En segundo lugar, la necesidad de dotar al
niño con las habilidades necesarias para la supervivencia del grupo. En tercer lugar, particularmente
en Durkheim, la idea del cumplimiento de una exigencia de la sociedad en que se vive (ciudadanía,
socialización) y del ajuste al medio al que está destinado (o sea, las competencias para desempeñarse
en el trabajo o en la función social de cada uno; diferenciación). En cuarto lugar, la necesidad de la
formación física, moral e intelectual.
Podemos decir que estos han sido principios rectores de las políticas educativas modernas desde el
siglo XIX en casi todas partes. Pero aún dentro de este paradigma había connotaciones diversas. En el
Vocabulario de la Educación de Gaston Mialaret se indica que “el acto de conducir, de guiar un niño
o un adulto arracándolo de un estado inicial que se considera que debe ser superado, sigue siendo el
fundamento de la educación. En la pedagogía contemporánea, la educación tiene una significación
muy amplia y apunta a la totalidad de la persona.4
Aunque la etimología no parecen tener un peso decisivo en las definiciones actuales del concepto
de educación, notemos que la raíz latina “educare” la podemos traducir como conducir, guiar, orientar.
Modernamente lo podemos traducir como “formar” y éste sentido expresa una de las dimensiones del
fenómeno educativo.
Si partimos de la raíz “educere”, e-ducere puede ser traducido como hacer salir de, dar a luz. De
este significado se inspira la definición de Mialaret que citamos más arriba. En esta interpretación el
fenómeno educativo se orienta principalmente a desarrollo del niño y del individuo, se trata de un
proceso de gestación. En español el sentido próximo es el de “criar”. .
En la tradición romana, de origen campesino, la idea de crianza no era solo una metáfora: se trataba
de asegurar el crecimiento del niño y el punto de partida se encontraba en la familia. Un matiz diferente
al que había tenido la educación para los griegos entendida como paideia. De acuerdo a Henri-Irénée
Marrou: La paideia (o paideusis) llega a significar la cultura, concebida no en el sentido activo,
preparatorio, de la educación, sino en el sentido perfectivo que esta voz tiene hoy en día entre
nosotros: el estado de un espíritu plenamente desarrollado, en el cual han florecido todas sus
4
Gaston Mialaret (1979) Vocabulaire de l’Education, PUF, Paris, p.192
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virtualidades, el del hombre que ha llegado a ser plenamente hombre. Y es digno de señalarse que
Varrón y Cicerón cuando deban traducir paideia, escogerán, en latín, la palabra humanitas.5
Una lectura atenta de las definiciones usuales de la educación nos permite apreciar cuánto se alejan
estos sentidos primitivos de las ideas modernas de “instrucción” (principalmente cognitiva) y de
“aprendizaje” (práctico). No es ocioso recordar que en Francia se oponía la palabra “Instrucción”,
surgida de la Revolución de 1789, a la de “educación”, vinculada a las concepciones religiosas y
aristocráticas de “formación”.
Cualquiera que analice las justificaciones ofrecidas para las carreras universitarias actuales notará
que el énfasis dominante está en la preparación profesional para responder a demandas del mercado y
la sociedad. La educación cedió el paso a la “formación de recursos humanos”. Desde comienzos del
siglo XX en Europa y otros lugares la educación primaria y secundaria fue diseñadas para atender las
demandas laborales. Durkheim veía la educación como una parte del proceso de división social del
trabajo.
La idea de la educación tenía para Platón el sentido de un largo camino de perfeccionamiento. En
República afirma que hacen falta 50 años para formar un hombre. Para Confucio en la China (Siglo
VI a.C.) la educación también constituía un desarrollo espiritual para toda la vida y por eso manifiesta:
A los quince años de edad me concentré en el estudio. A los treinta años pude sostenerme. A los
cuarenta no tenía dudas. A los cincuenta conocí el mandato del Cielo. A los sesenta fui obediente a
este mandato. A los setenta pude seguir los pasos de mi mente sin cruzar los límites de lo correcto.6
En China, en India, en el mundo árabe, en África, en Europa y otros lugares se pueden encontrar
tradiciones sapienciales, religiosas y filosóficas que proponen modelos de educación muy exigentes
que duran toda la vida. Podríamos decir, recurriendo al psicoanálisis, que en todos ellos se ha tratado
de sublimar la naturaleza humana. También podríamos reconocer que se trataba de elevar el espíritu
humano a su más alto grado. Por eso los fundadores y santos católicos de las congregaciones religiosas
(San Benito, Santo Domingo, San Ignacio de Loyola, San Juan Bosco, entre otros) fueron
organizadores de escuelas.
5
Henri-Irénée Marrou (1965) Historia de la educación en la antigüedad, EUDEBA, Bs.As., p.117-118
6
Analectas, III, 4, citado por: Feng Youlan (1989) Breve historia de la filosofía china, Ediciones de Lenguas
Extranjeras, Beijing
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Aunque muchos observan en la actualidad las prácticas educativas como parte de un servicio
público o social orientado a la instrucción, la formación profesional o científica, no debemos olvidar
que el desarrollo de la cultura y del espíritu que hizo posible las civilizaciones, incluyendo la actual,
fue producto de una gran concentración intelectual y espiritual de individuos y grupos que
desarrollaron el ideal de un espíritu humano que se perfecciona a través de la educación intelectual y
moral.
Desde una perspectiva humanista y compleja Edgar Morin nos propone en “Los siete saberes
necesarios para la educación del futuro” : La educación del futuro deberá ser una enseñanza
primera y universal centrada en la condición humana. Estamos en la era planetaria; una aventura
común se apodera de los humanos donde quiera que estén. Éstos deben reconocerse en su humanidad
común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano.7
Los fines y las prácticas de la educación se han diversificado. La cultura científica se ha vuelto tan
importante como la educación multicultural. Los programas de aprendizaje virtual nos abren el camino
hacia todas las bibliotecas y todas las comunicaciones mundiales. La nueva conciencia ecológica
suscita nuevos comportamientos más preocupados por mantener una relación armoniosa con la
naturaleza. La desintegración social y los fenómenos de exclusión nos impulsan a reforzar la
solidaridad y la ciudadanía. La crisis de la familia y de las relaciones interpersonales pone en primer
plano la formación afectiva. Estos y otros elementos se han yuxtapuestos a las funciones tradicionales
de la escuela: la formación, la instrucción y la socialización.
En el Informe para la Unesco de Jacques Delors se destacan cuatro pilares de la educación:
aprender a conocer, aprender a hacer, aprender vivir juntos, aprender a ser.8 A partir de un
diagnóstico sobre el estado actual de la educación en el mundo el grupo expertos convocados por la
UNESCO estableció estas cuatros funciones esenciales para la educación del futuro poniendo el acento
en las competencias (capacidad para aprender a ser, conocer, hacer, vivir juntos). Este informe asume
que los individuos tendrán que aprender durante toda la vida y que las capacidades más importante no
son las profesionales sino las éticas, personales y sociales.
7
Edgar Morin (2002). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, Nueva Visión, Bs.As., p.47
8
Jacques Delors (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la Unesco de la Comisión Internacional sobre
la educación para el siglo XXI, Santillana, Madrid, cap. 4
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Si analizamos las experiencias educativas de distintas épocas y culturas veremos que tanto en
Oriente como en Occidente el aprendizaje para conocer o para desarrollar competencias prácticas
se encuentra generalizado. En el pensamiento de Confucio o de Aristóteles está la idea del “aprender
a convivir”, pero bajo la condición de adoptar las reglas sociales imperantes. En la Edad Media
cristiana la formación religiosa y la inserción en el mundo simbólico vigente era lo más importante.
En muchos casos la educación pública se impone como un proceso compulsivo. A partir del
Renacimiento en Europa aparece la idea de la autonomía individual que se despliega con la
modernidad. Esto lo podríamos comprender en la idea del aprender a ser.
Algunos significados del concepto de “educación” tienen raíces clásicas y son ampliamente
compartidos: se incluye en el fenómeno educativo toda actividad tendiente a transmitir de manera
sistemática conocimientos, destrezas, valores morales. Esto se puede aplicar a las academias y liceos
helénicos, a la escuela cristiana de la Edad Media o a la escuela moderna. Durkheim encontró a
principios del siglo XX un denominador común en las experiencias educativas: el hecho de que
siempre se encuentra una generación adulta que transmite sus conocimientos a las nuevas
generaciones. Además, puso el acento en el significado social de este proceso, el individuo es una
abstracción (en esto coincide con Karl Marx). Es la sociedad la que en última instancia trata de integrar
a los jóvenes a través de conocimientos socialmente necesarios.
Para Karl Marx, Friedrich Engels y los pensadores socialistas la educación debería servir para
lograr la igualdad social: La educación burguesa dominante forma parte del aparato ideológico del
Estado cuya función es reproducir la explotación y las desigualdades.9 En la misma línea Pierre
Bourdieu ve a la educación como un proceso de reproducción cultural y social.10 Tanto en el caso de
Durkheim como de estos actores la preeminencia de lo social es lo más significativo. Pero en la
filosofía de Emmanuel Kant lo que se busca es realizar plenamente las potencialidades de los
individuos.
Pensadores y líderes espirituales occidentales y orientales (Confucio, Platón, Buda, Séneca, San
Agustín, Santo Tomás de Aquino, Krisnamurti, etc.) se preocuparon por la formación intelectual y
9
Ver: Karl Marx; Friedrich Engels (1976) Critique de l’éducation et de l’enseignement, Máspero, Paris
10
Pierre Bourdieu (1970) La réproduction, Minuit, Paris. En español: La reproducción, Fontamara, México, 1995
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espiritual. Pero a veces los líderes religiosos han considerado como accesorio o como amenaza de
corrupción espiritual la búsqueda de nuevos conocimientos. Para algunos moralistas el hombre
virtuoso siempre estará cerca de la verdad. De lo cual podemos encontrar testimonio en la historia
general y en nuestra vida personal. Pero también encontramos ejemplos de personalidades que
imbuídas de la posesión de la virtud o de la verdad han querido eliminar a los que no pensaban de la
misma manera. A lo largo de la historia la libertad de pensamiento y el derecho a la diferencia se
abrieron paso muy tardíamente. El pluralismo forma parte de uno de los objetivos de la modernidad
que se opuso a las concepciones dogmáticas e intolerantes para proponer una educación fundada en la
búsqueda y transmisión libre de los conocimientos proporcionados por las ciencias. Pero, a su vez, la
modernidad adoptó actitudes dogmáticas e intolerantes cuando quiso imponer una concepción limitada
de la racionalidad y del progreso.
2. Una definición comprehensiva
Ante todo, podemos decir que el concepto de “educación” no se reduce al concepto de
“instrucción” (más ligada a la formación teórica) ni al concepto de “aprendizaje” (más ligado a la
adquisición de competencias prácticas). También hay que destacar algo que se encuentra implícito en
las experiencias educativas: que el dominio de competencias linguísticas es al mismo tiempo una
condición y un objetivo de toda comunicación pedagógica. Cuando Sócrates intentaba generar una
reflexión de cualquiera de los participantes en sus famosos Diálogos comenzaba por analizar el
significado de las palabras corrientes.
A partir de Edad Media prevaleció la enseñanza de Aristóteles. La Retórica, la Lógica y la
Argumentación ocupaban un lugar importante. En la educación moderna se abrió camino la
experimentación y la transmisión de las ideas científicas. Las competencias linguísticas fueron
perdiendo importancia en la escuela del siglo XX al mismo tiempo que, curiosamente, nacían o
renacían las disciplinas linguísticas, semiológicas y hermeneúticas.
Si consideramos todos los aspectos que venimos señalando podemos destacar un conjunto de
significados que pueden estar contenidos en la palabra “educación”, a saber:
a. Instrucción teórica, transmisión de conocimientos
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b. Formación en valores estéticos, morales y espirituales
c. Desarrollo de competencias linguísticas
d. Formación de actitudes y competencias para la vida social y el trabajo
e. Desarrollo de los individuos (individuación)
f. Socialización, integración social
g. Desarrollo de comportamientos adecuados frente a la naturaleza
h. Desarrollo de la reflexión, del espíritu crítico
Partiendo de estos elementos podemos intentar una definición comprehensiva diciendo que la
educación es una actividad bio-psico- social en la que mediante el lenguaje, informaciones y
actitudes se procura formar individuos capaces de construir conocimientos, valores estéticos,
morales y competencias para integrarse en una sociedad, resguardar la vida y alcanzar su plena
autonomía.
Actividad bio-psico- social. La educación es acción, esta es una tesis que justificó ampliamente
el constructivismo de Jean Piaget. Marx, Comte, Durkheim, Vigotsky, le dieron a la educación el
carácter de una práctica social diferenciándose de las teorías individualistas (como las de Kant). Todos
se inscriben en el período de la Revolución Industrial y de la formación de la sociedad de masas. El
objetivo de dominar y transformar la naturaleza era dominante, tanto para los socialistas como para los
liberales progresistas. Ahora podemos comprender que esta etapa histórica implicó una negación de la
naturaleza, que ahora estamos tratando de recuperar. Las investigaciones de Piaget, Konrad Lorenz,
Maturana y otros, han puesto de manifiesto la base biológica de los procesos cognitivos y de los
comportamientos humanos. Hablar de la educación como un proceso bio-psico- social significa religar
las funciones biológicas latentes en las dinámicas sociales de la educación, pero también implica
reconocer la centralidad de los aspectos psicológicos. En las sociedades contemporáneas el desarrollo
de la subjetividad, de la motivación, de la creatividad, aparecen como esenciales.
Lenguajes. En curioso que las definiciones tradicionales de la educación hayan omitido la
importancia del lenguaje como agente educativo y formativo. El “giro lingüístico” que se produce
desde mediados del siglo XX permitió comprender el desarrollo del lenguaje como un factor decisivo
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en la evolución histórica, en el desarrollo de las personas y en el pensamiento científico. La crisis de
la lecto-escritura en las sociedades contemporáneas así como la defensa de las identidades culturales
ha dado lugar en todo el mundo a políticas linguísticas. La educación tiene como condición el lenguaje
y como objetivo el dominio de los lenguajes disciplinarios. En la cultura contemporánea necesitamos
criterios hermeneúticos y teorías semióticas para interpretar los nuevos entornos creados por los
medios de comunicación y por los sistemas de información.
Informaciones. Considerar a la educación como un proceso de comunicación y de información
debería ser obvio. Si esto no ha ocurrido es porque en general se consideraba a la educación como un
proceso uni-direccional: de los adultos hacia los niños, de los sabios a los ignorantes. Ahora que
experimentamos un flujo extraordinario de informaciones de todo tipo, también sabemos por la
semiología, la lingüística, las teorías de inteligencia artificial y la informática, que el mundo funciona
mediante el intercambio permanente de información, desde el nivel molecular hasta el nivel de las
sociedades y eco-sistemas.
Explicitar la transmisión de informaciones nos permitirá relativizar por un lado la memorización
de las mismas (que en el pasado era crucial para cada individual y que en adelante dependerá de
recursos exogámicos, como las computadoras, los sistemas de información y los micro-chips
implantados en el al cerebro). Por otro lado, nos permitirá destacar la importancia de elaborar
paradigmas o modelos de conocimiento para seleccionar y aprovechar la masa de la información
disponible.
Las competencias informacionales (capacidad para seleccionar y aprovechar los datos que nos
brinda Internet) y hermeneúticas (lectura e interpretación de los códigos simbólicos con los que
interactuamos) constituyen herramientas básicas en la cultura actual.
Actitudes. En todas las culturas siempre aparece el conflicto entre una educación orientada hacia
el desarrollo de la inteligencia y una educación orientada hacia la acción moral o práctica. En el
Occidente moderno se privilegió la racionalidad en desmedro de las actitudes. En la teoría
psicoanálitica el deseo de saber (la pulsión epistemofílica) es un factor decisivo para los aprendizajes.
Un buen maestro transmite ante todo el deseo de aprender y sobre esa base puede lograr mejores
resultados que con la mera repetición o acumulación de informaciones. El concepto de “actitud”
involucra tanto la conducta como las disposiciones subjetivas.
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Formación de individuos. Lo que distingue a la educación de otras formas de comunicar
conocimientos e informaciones (como la televisión o la vida doméstica, por ejemplo) es que se propone
formar individuos en distintas dimensiones (cognitivas, éticas, estéticas, prácticas). Aquí aparece el
vínculo con la raíz etimológica e-ducere, hacer surgir, dirigir, formar. Sin el propósito de formación la
transmisión de conocimientos se reduce a capacitación.
Capacidad para construir conocimientos: es el aprender a conocer que nos propone el informe
Jacques Delors, de la Unesco. La función más ampliamente reconocida de la educación es la de
transmitir conocimientos. Pero, tanto las investigaciones de Jean Piaget y de las ciencias cognitivas
han dado un giro paradigmático al mostrar que el conocimiento implica “construcción”, actitud activa
de los sujetos de aprendizaje. La pedagogía de Paulo Freire también defiende y profundiza este punto
de vista criticando el viejo modelo de la instrucción enciclopédica y pasiva que hacía del alumno un
depósito de informaciones. En la “sociedad de la información” lo más importante es poseer la
capacidad para elaborar conocimientos. El almacenamiento de datos e informaciones depende cada
vez más de recursos exogámicos como las computadoras.
Valores estéticos y morales: también aquí se recoge uno de los aspectos que siempre se han
asociado con la educación en cuanto a los contenidos morales. No toda educación es moral, pero toda
verdadera enseñanza transmite siempre valores morales y culturales que definen el ideal del ser
humano o de la sociedad que se pretende alcanzar. Debemos señalar en cuanto a los valores estéticos
que se trata de explicitar algo que en parte la educación siempre ha reconocido pero que no siempre ha
valorizado. En la escuela china o japonesa la estética interviene en la actividad escolar, junto con las
actividades corporales. En las escuelas de América Latina, Europa y EE.UU. la enseñanza artística en
general ha cobrado mucha importancia, se ha revalorizada la pedagogía lúdica y el contacto con la
cultura musical, la danza o la producción artística.
Competencias para integrarse en la sociedad: por un lado se trata del aprender a hacer, de
aprender a resolver problemas, y, por el otro lado, se trata de integrar a los individuos a una sociedad
dada (socialización). Frente a los procesos de des-socialización y de exclusión que padecen las
sociedades actuales la función integradora de la educación sigue siendo esencial.
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Resguardar la vida: en el proceso evolutivo la educación tiene que ver con el desarrollo de
condiciones para mejorar la supervivencia; en la actualidad, frente a las serias amenazas al medio
ambiente, se trata de educar para preservar y mejorar la calidad de vida.
Alcanzar la plena autonomía: en principio la educación contribuye a completar la individuación
o desarrollo evolutivo de cada individuo; por otro lado, se trata de apoyar la realización de la plena
autonomía de cada persona, el aprender a ser que implica la formación para la libertad.
En esta definición tratamos de sintetizar las distintas funciones y finalidades que se atribuyen a la
educación en el curso de la historia y en la actualidad. Se trata de una síntesis ideal. Consideramos que
cada una de estas dimensiones educativas son las que la humanidad ha ido descubriendo a través de su
evolución histórica como posibilidades de perfeccionamiento. En la práctica, sabemos que en cada
sociedad los individuos, el Estado, las comunidades, las familias, deciden sobre los valores y sobre
los aspectos más importantes a tener en cuenta en los procesos educativos. Los actores, los momentos,
los métodos de aprendizaje pueden ser diversos. Esto forma parte de la complejidad y del pluralismo
inherentes a los sistemas educativos.