Ficha de lectura
Presentación del libro
Título: Una reflexión filosófica sobre el arte
Autor: Rubén Muñoz Martínez.
Fecha de publicación: 2006
Editorial: THÉMATA. REVISTA DE FILOSOFÍA
Numero de páginas: 16 paginas
Referencia del documento en APA: Muñoz Martínez, R. (2006). Una reflexión
filosófica sobre el arte. Thémata: Revista de filosofía, (36), 239-254.
Autor de la ficha
Nombre: Andrés Mauricio Montaño
Curso: Filosofía del arte
Curso: _6
Escuela de Ciencias Sociales Arte y Humanidades – ECSAH-Filosofía
Reseña- Análisis
Una reflexión filosófica sobre el arte es un texto claro y conciso que devela sus intenciones
y pretensiones desde el inicio de la obra. Los argumentos que se van develando dentro del
documento están finamente estructurados para ofrecer al lector una serie de componentes
que respondan al quehacer artístico. Cada uno de los subcapítulos del escrito intenta
exponer una parte del proceso creativo, desde la visión articula del autor hasta el producto
final que se consigue. De igual manera uno de los aspectos a resaltar es como el articulo no
reduce sus explicaciones a meras maneras estéticas si no que se determina desdés visiones
filosóficas de carácter metafísico, en el que el mundo, la realidad y el individuo son puestos
en la mira.
Para empezar que hay que aclarar que el texto es una opción clara y sencilla para trabajar
las cuestiones estéticas desde la filosofía. Utiliza como funestes primerias tanto artistas
como pensadores para defender los puntos de vista que propone. En este sentido se da un
vaivén de argumentos tanto de corte Noetico metafísicos, como artísticos siendo la
estructura orgánica que va a ser visible durante la lectura.
Lo primero que lleva acabó y considero que es la mejor forma de empezar un articulo es
sentado las bases de lo que va a mostrar a continuación. Para ello juzga con razón la noción
de arte y se pregunta si es necesario o no el quehacer creador. De esta manera el autor
reconoce que antes que cualquier propuesta ontológica metafísica es fundamental construir
un cimiento con el cual asumir el tema en cuestión.
La noción de arte la propone Muñoz como algo que no ha sufrido cambios sustanciales a
través de la historia, lo que deja ver que para el autor no existe un subjetivismo imperante al
definir el tema. Pero también nos dice “El arte es algo que no puede ser encerrado en una
definición o abarcado desde una mirada global que pretenda explicar su totalidad”. (Muñoz,
2006, pp. 241). El arte hoy se comprende como una mismidad expresada, un lenguaje en la
que el hombre pueda mostrar su espíritu y la naturaleza que lo rodea. Así pues, la idea de lo
artístico se mantiene en lo temporal del tiempo como idea, pero al mismo tiempo no es algo
que positivistamente se pueda enumerar, la esencia no puede ser descrita de manera
ortodoxa, su entidad puede ser ambigua.
Por su parte en la noción de necesidad el autor enfrenta la idea de lujo con la de creación.
Se cuestiona si es esencial para la existencia humana el arte o por si el contrario es mero
entretenimiento aristocrático. Muñoz asume una postura tajante, no hay otra manera en la
que el hombre pueda conseguir su trascendencia, es se “«algo» sin lo cual otro «algo» no
sería posible”. (Muñoz, 2006, pp. 241). Lo artístico no requiere de cosas externa para
existir, ni tampoco de fines sensibles enmarcados en una época tecnológica.
Siguiendo con lo anterior se puede decir que la obra de arte es esencial al hombre, es algo
que marca y conduce al sujeto a situaciones exclusivas, fuera de lo cotidiano. El impulso
que tiene cada individuo, lo reconozca o no, hacia lo bello es algo casi natural. Muchas
veces depuramos por sentido común aquellas obras que consideramos de la más alta calidad
o lo que llaman “obras maestras” sin necesariamente conocer esos limititos estéticos
teóricos por los que se rige. El arte retoma concepciones del presente y los lanza hacia el
futuro mientras perece en un olvido que no es histórico sino más bien temporal.
La inmortalidad que se busca en la producción artística es similar en como el mito ofrece su
verdad trascendente. En ellas no se da un sentido práctico tal como se concibe en el siglo 21
con esas marcadas ideas tecnológicas, sino que son un murmullo antiguo que trae consigo
un saber mitológico, que pone en el centro de su construcción al ser como máxima. Es una
necesidad humana con lo cual no se podría conocer al hombre y al mundo o comprender
mejor la realidad de este.
Ahora bien, con lo anterior expuesto es menester determinar las cuatro categorías
ontológicas con las que el autor pretende describir al arte, las cuales serian el artista, la
realidad, la conjugación y el producto o resultado. Cada una de ellas se organiza desde
argumentos de corte metafísico filosófico y también de carácter estético. Por cuestiones de
limite estructural del presente ensayo, se fijará el foco en los primeros cuestionamientos.
Uno de los argumentos base de corte filosófico es el dado desde Hegel con la idea de que el
espíritu se manifiesta en el arte. En la categoría de artista lo anterior se expresa de manera
concisa. Existe un instinto creador, el cual se enmarca en una genialidad que arranca la
subjetividad de las cosas y del hombre mismo. De esta manera el artista es aquel individuo
que devela lo oculto de las cosas, las posa en el propio sentir y luego lo traduce al mundo.
Otro aspecto, es el del fin en si mismo. El arte no existe por nada mas que la voz de la
conciencia, aquella entidad de la que Heidegger hace mención cunado intenta descifrar la
subjetividad especial del artista. Esta puede llevar al hombre a mantener varias horas de
trabajo prolongado, por la simple voluntad de crear, no por determinantes exterior. Muñoz
nos dice “El artista además de poseer un talento innato es alguien que dedica su vida por
completo a su obra, pudiendo incluso esto llevarle a la locura” (Muñoz, 2006, pp. 245).
Conocer lo mas hondo de las cosas es ante todo una tarea del artista, con aquello que
Schopenhauer definía como intuición. Esta noción metafísica está enmarcada en el estudio
de la categoría de realidad. Según el autor el individuo se enfrenta a un mundo que se
encuentra por fuera de el que existe sin la necesidad de su subjetividad. El hombre no releja
el mundo tal y como se le parece si no que descubre y busca aquello esencial de las cosas,
para que estas se vuelvan la fuente de su creación. Así la realidad se subjetivista en la mente
del artista y después se ofrece al mundo como objetividad trasformada. El pintor o musico
como afirmaba Heidegger, ofrece una obra en la que se comprime la noción universal de lo
verdadero creando así un nuevo mundo.
Ese develamiento de la esencia o experiencia primaria de las cosas es el tema central de las
categorías de conjugación y el resultado. El acontecer de lo verdadero se da en estos
momentos. El artista busca en la realidad aquellas expresiones ciertas que se encuentran en
la profundidad de cada cosa incluyendo el abismo mismo hombre, en donde se manifiesta
el ser, que no es otro que el trascendental del mundo. En este proceso se asoma el deseo de
infinitud de un ente finito que posee deseos de inmortalidad.
De esta manera la obra de arte es un ente material trascendental el cual es forma, en la que
se expresa lo verdadero objetivo, y un contenido que ofrece la belleza del ser en el que se
acentúa la verdad del mismo. Es “es el «desvelamiento» del Mundo, la expresión del todo,
la «creación» de nuevos mundos, la comunicación de belleza a través de las almas... es, en
definitiva, un maravilloso misterio”. (Muñoz, 2006, pp. 254).
Referencia
Muñoz Martínez, R. (2006). Una reflexión filosófica sobre el arte. Thémata: Revista de
filosofía, (36), 239-254. https://institucional.us.es/revistas/themata/36/N4.pdf