Catedral de Córdoba: “Nuestra Señora de Asunción”.
Historia de su fundación.
En 1577, bajo el gobierno de Juárez de Figueroa, se diseñó el plano original de 70
manzanas de Córdoba, y se señalizó con una Cruz de Palo el sitio para la “Iglesia
Mayor” que corresponde con el emplazamiento actual de la iglesia Catedral, en ese
entonces se realizó una precaria construcción de barro y paja.
En 1581 el Cabildo cordobés se dispuso a iniciar la construcción pero recién se
comenzaron las obras en 1598 por falta de recursos económicos. Los que
comenzaron fueron Gregorio Ferreira y Juan Rodriguez, utilizaron cal, piedra y
ladrillos. En 1601 el carpintero Mateo Dominguez armó los tirantes del techo y
Hernando Alvarez fabricó treinta mil tejas para cubrirlo. Un año después el albañil
Juan Rodriguez techó el edificio. Sin embargo por problemas en la estructura las
vigas no soportaron el peso de las tejas y la catedral se desplomó causando tres
muertes.
Eso permitió que se rectificaran los planos ampliando también la misma, sin
embargo debido a otro nuevo accidente en 1677 durante una ceremonia cayó
nuevamente el techo de la iglesia provocando la muerte del párroco y el sacristán.
Posteriormente se contrató al arquitecto granadino José González Merguete,
radicado en Bolivia. Se dice que él sentó las bases de la actual catedral aunque no
llegó a terminarla, trabajó hasta su muerte en 1710, y se le atribuyen las bases y
gran parte de la mampostería.
Se reanudaron los trabajos en 1729 con los arquitectos jesuitas Andrés Blanqui y
Juan Bautista Primoli. Ellos eliminaron el armazón de madera del techo y
construyeron una bóveda de ladrillos para cubrir las naves y el crucero. En 1739 se
terminó la bóveda y se construyó la fachada, quien la diseñó fue Blanqui.
Blanqui trabajó casi hasta su muerte, en 1742. De él son el pórtico, el estilo
jesuítico, el uso de las piedras, el ladrillo y una argamasa especial que mezclaba cal
de las sierras de Córdoba con una pasta de tuna para obtener un cemento durísimo
e impermeable. Gian Battista Primoli diseñó el plano principal de la planta, con
forma de cruz latina de tipo basilical, siguiendo el modelo de la casi coetánea iglesia
jesuítica de Il Gesù en Roma.
Quien se encargó de la cúpula y otros detalles del edificio fue Vicente Muñoz. La
catedral se inauguró el 25 de mayo de 1758 aunque aún no estaba terminada,
faltaban las torres características. En 1787 se terminó el trabajo aunque se
desconoce el arquitecto que levantó las mismas.
El Cristo Redentor que está entre las torres fue instalado en 1901. Y la decoración
interior de la Iglesia corresponde a principios del siglo XX.
Ubicación y estructura.
Respecto a la ubicación de la Catedral, se encuentra en el núcleo histórico de
Córdoba, que coincide aproximadamente con el centro de la ciudad. La misma se
ubica frente al lado oeste de la Plaza San Martín (antigua Plaza Mayor), por su
costado norte se separa del Cabildo por un antiguo callejón llamado Santa Catalina.
Entonces, encontramos que en la manzana en ese momento se encontraba el lugar
en que se situaba el poder ejecutivo (Cabildo) y religioso (Catedral). Su fachada
principal está orientada hacia el sureste, lo cual es raro en los templos de su época,
ya que debían tener el altar mayor orientado hacia Jerusalén. En este caso debería
estar hacia el noreste y se encuentra hacia el sureste.
Es importante destacar que en los primeros años de construcción de la Catedral, la
mano de obra que se utilizó era de los pueblos originarios de nuestro país, muchos
de los cuales eran grandes artesanos. Por lo que en la catedral podemos ver la
unión de la influencia europea junto con la construcción americana.
Respecto a los planos de la Catedral, la misma posee una estructura de cruz latina,
con una cúpula central con presencia marcada del crucero. Por esta razón
encontramos la nave principal y de ella, desprendidas varias capillas laterales (muy
similar a la iglesia del Gesù en Roma, la primer iglesia jesuita que se construyó).
En cuanto a las bóvedas, cuentan con refuerzos en las cuatro esquinas para
soportar el gran peso de la cúpula.
Fachada.
Respecto a la fachada, tiene varias influencias en su construcción, por un lado, el
frontispicio pertenece al renacimiento clásico, se puede asemejar la parte central a
un arco de triunfo romano, se ve un gran pórtico con arcos y pilastras gemelas. El
pórtico es antecedido por una amplia escalinata y cerrado por un portal de hierro
forjado, trabajo de herrería en el cual se pueden observar las siluetas de San Pedro
y San Pablo. En 1901, fue añadida la estatua del Cristo Redentor en la cima de la
fachada, que fue traído de Francia.
Por otro lado, las torres y cúpula son de un acento puramente barroco, están
construidas con piedra y ladrillo, sus capiteles se ven descentrados en relación con
los adornos trebolados del primer cuerpo. Ambas torres tienen barandas de hierro y
terminan en la parte superior en cornisas quebradas y adornos en espiral, una de
las torres tiene reloj y la otra no. El reloj de la torre es un regalo que, a fines del siglo
XIX, realizó el ferrocarril inglés. Un ícono importante para destacar en las torres es
que en los ángulos de ellas encontramos decoraciones con formas de ángeles que
tienen características de pueblos originarios y se ven tocando la trompeta.
Marcando mucho esta idea de que la construcción tuvo la presencia de nuestros
primeros pobladores.
En cuanto a la cúpula, tiene una gran altura y está rodeada por cuatro torrecillas
octogonales de ángulo, de abajo hacia arriba se observan pares de columnas que
terminan en una cornisa superior. De allí trepan a la superficie curva de la misma,
grandes aletas con forma de ménsulas, coronadas con pináculos piramidales. Entre
ambos juegos de columnas hay ventanales curvilíneos. Por último los torreones de
la cúpula le dan un carácter románico español.
El domo está recubierto por gruesas nervaduras en gajos que terminan en
pequeñas columnas apoyadas sobre una arquería. La torrecilla tiene ventanas que
coronan la cúpula, además de estar adornada por pináculos y pilastras. Finalmente
termina en un cupulín con forma de bulbo que remata en una veleta que representa
un cáliz y una cruz.
Las puertas de entrada realizadas con algarrobo, están adornadas con tachones y
figuras estilizadas, son obras jesuíticas talladas.
Respecto a las campanas históricas re automatizaron en su totalidad, se les
incorporaron los electro-martillos que permiten operar desde la sacristía del templo.
Este sistema puede ser manejado a través de un teclado u órgano que permite que
las campanas toquen las horas, anuncien la misa, y el ángelus de manera
automática.
Interior.
Respecto al interior de la iglesia, podemos mencionar algunas partes importantes de
la misma, por ejemplo, el atrio, que antiguamente estaba cerrado por pilares y rejas,
que luego fueron removidos. En 1878 se colocaron tres puertas forjadas por el
artesano Fidel Massa. En la principal, encontramos los apóstoles San Pedro y San
Pablo y arriba la expresada fecha. En los laterales, en lo alto, se lee María y José.
Por otro lado, encontramos la sillería de los canónigos que el obispo de San Alberto
ordenó construir con el motivo de la visita del Papa Juan Pablo II en 1987. En la silla
más importante el obispo da cátedra, enseña la doctrina de la iglesia, son utilizadas
en grandes celebraciones y se ubican en el presbiterio que se encuentra detrás del
altar principal. El sillón episcopal, que es el nombre que recibe esta silla principal,
está hecho de madera tallada, en su decoración tiene una mitra, entre delicados
elementos del rococó. Esta y las demás sillas son piezas que corresponden a los
últimos años del siglo XVIII y fueron realizadas por artesanos cordobeses.
Podemos mencionar también el púlpito, desde donde se solía hacer la predicción,
aunque ya no es tan común en la actualidad. El mismo se integra con la tribuna o
taza, que termina en ménsula, el sombrero o altavoz, coronado por la cruz y el dosel
o espaldar, que une a esos dos elementos. Una escalera detrás de la pared permite
llegar a la tribuna. Fue realizado en madera dorada y es de estilo rococó.
Por la disposición de la Iglesia, se desprenden capillas de la nave principal, algunas
de ellas son la Capilla del Santísimo, que cuenta con trabajos realizados en plata
realizados en 1804 y es el sector más íntimo del templo; detrás de ella la capilla
penitencial, sobre la cripta de sepulcral de los obispos. En este recinto de mármol
blanco, están todos los nombres de todos los obispos y arzobispos de Córdoba;
Otra, es la de Nuestra Señora de Nieva, que cuenta con una figura principal
escultórica tallada traída de España a fines del siglo XVIII. Además en esta
habitación también hay numerosos cuadros que nos cuentan los milagros realizados
por la virgen, en el muro sur, está la tumba de Fray Mamerto Esquiú, hombre de dos
mundos, prócer argentino, llamado orador de la constitución.
El color dorado que ornamenta a cientos de molduras y predomina en general en
toda la Iglesia, es un revestimiento de ese metal. El altar principal, en cambio, sí
está realizado en plata del Alto Perú.
Interior:Decoración.
En la segunda década del siglo XX, se iniciaron las obras y pinturas que cambiarían
el interior de la catedral. El interior se divide en tres naves decoradas con murales,
sobre bocetos del catamarqueño Emilo Caraffa quien contó como colaboradores a
Manuel Cardeñosa y Carlos Camillioni, entre otros. Los motivos principales son la
visión del santísimo sacramento, y el triunfo de la iglesia. En el crucero, la asunción
y la traslación de San José. En las pechinas, los cuatro evangelistas, y dentro de la
cúpula, algunos profetas, y más arriba la gloria.
En el ábside, encontramos un cuadro que representa la asunción de la virgen a los
cielos, el mismo es proveniente de España. En sus paredes laterales la
transfiguración del señor y la aparición de Jesús, Maria y José a Santa Teresa.
Próximos a los ambones, un crucifijo y una imagen de vestir de nuestra señora de la
Asunción posiblemente traída de España, cerca de 1970.
En la cúpula encontramos una pintura llamada “La gloria” realizada por Emilio
Caraffa y su equipo de pintores europeos y argentinos. Otra de las pinturas más
importantes se encuentra en la bóveda y se titula “La iglesia triunfante” del mismo
pintor.
En cuanto a las naves laterales, fueron decoradas con pinturas por Augusto Orlandi
y Manuel Cardeñosa, a esto podemos sumarle también los trabajos de molduras y
esculturas de diversos artesanos. De igual manera en toda la catedral podemos
encontrar numerosas esculturas, pinturas y vitrales.
Las bóvedas de las naves laterales fueron pintadas por Carlos Camilloni con
motivos de ángeles y querubines.
En los retablos del crucero encontramos dos pinturas sobre lienzo, una de San
Jerónimo y la otra de San Pedro.