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The Ink of Your Skin - KookV.

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The Ink Of Your Skin ✧ KookV.

taeofkook
Copyright Information

This ebook was automatically created by FicLab v1.0.101 on May 5th, 2024, based on
content retrieved from www.wattpad.com/story/348454155.
The content in this book is copyrighted by taeofkook or their authorised agent(s). All
rights are reserved unless explicitly stated otherwise. Please do not share or republish
this work without the express permission of the copyright holder.
If you are the author or copyright holder, and would like further information about this
ebook, please read the author FAQ at www.ficlab.com/author-faq.
This story was first published on August 4th, 2023, and was last updated on May 5th,
2024.
FicLab ID: UZnXUD3S/lvtvpjpo/10700E5S
Table of Contents

Cover
Title Page
Copyright Information
Table of Contents
Summary
✧ The Ink Of Your Skin.
✧c.-001 [1/2]
✧c.-001 [2/2]
✧c.-002
✧c.-003
✧c.-004
✧c.-005
✧c.-006
✧c.-007
✧c.-008
✧c.-009 [1/2]
✧c.-009 [2/2]
✧c.-010 [1/2]
✧c.-010 [2/2]
✧c.-011
✧c.-012
✧c.-013
✧c.-014
✧c.-015
✧c.-016
✧c.-017
✧c.-018
✧c.-019 [1/2]
✧c.-019 [2/2]
✧c.-020
✧c.-021
✧c.-022
✧c.-023
✧c.-024
✧c.-025
✧c.-026 [1/2]
✧c.-026 [2/2]
✧c.-027
✧c.-028
✧c.-029
✧c.-030
✧c.-031
✧c.-032
✧c.-033
✧c.-034
✧c.-035
✧c.-036
✧c.-037
✧c.-038
✧c.-039
✧c.-040
✧c.-041
✧c.-042
✧c.-043
✧c.-044
✧c.-045
✧c.-046
✧c.-047
✧c.-048
✧c.-049
✧c.-050
✧c.-051
✧c.-052
✧c.-053
✧c.-054
✧c.-055
✧c.-056
✧c.-057
✧c.-058
✧c.-059
✧c.-060
✧c.-061
✧c.-062
✧c.-063
✧c.-064
✧c.-065
✧c.-066
✧c.-067
✧c.-068
✧c.-069
✧c.-070
✧c.-071
✧c.-072
✧c.-073
✧c.-074
✧c.-075
✧c.-076
✧c.-077
✧c.-078
✧c.-079
✧c.-080 (Epílogo).
✧Especial.
Extra: Gemini y Fourth.
Extra: Mos y Bank.
Summary

title The Ink Of Your Skin ✧ KookV.


author taeofkook
source https://www.wattpad.com/story/348454155
published August 4th, 2023
updated May 5th, 2024
words 438,608
chapters 89
status Complete
rating Unknown
Boyxboy, Bts, Complete, Drama, Gay, Humor, Jungkook, Kooktae, Kookv, Lgbt,
tags
Romance, Taehyung, Taekook, Vkook, Yaoi

Description:
Mantener la imagen de una familia perfecta nunca había sido tan difícil para TaeHyung como ahora.
Tras la muerte de su madre, todo parecía derrumbarse a cada paso que daba, sin importar cuánto
cuidado tuviera al pasar, la delicadeza de sus pasos. TaeHyung siempre se encontraba a sí mismo
debatido entre ser el hijo perfecto para el alcalde, o un hermano comprensivo y protector para su
hermano pequeño, quién había comenzado a comportarse como un rebelde en los distritos más
peligrosos de Seúl.
Consumido, agotado por la presión, la preocupación y el peso de toda situación que aumentase la bola
de problemas, TaeHyung no sólo se ve envuelto en una disputa constante con su peor versión, si no que
la inesperada aparición de Jeon Jungkook en su vida, lo vuelve todo mucho más caótico.
Y no es hasta que conoce al individuo, que TaeHyung finalmente aprende el significado real de la
palabra “problemas”.
O, al menos, hasta que Jungkook parece convertirse en su único lugar seguro. ✧ menciones:
geminifourth, mosbank, entre otros. ⚠ esta historia contiene lenguaje malsonante, menciones
constante de agresiones físicas y/o sexuales, uso de alcohol, drogas y escenas sexuales explícitas.
Queda completamente prohibida la copia y/o adaptaciones de esta novela. Todos los derechos están
reservados a sus autores. REGISTRADA EN SAFE CREATIVE© taeofkook © 2023.
✧ The Ink Of Your Skin.

N/A: Escribí y publiqué algunos capítulos esta novela en el 2017, una vez
al mes al mismo tiempo en que actualizaba Smile Again. La primera y última
vez que escribí dos historias a la vez. Al no poder seguir su ritmo como me
gustaría, decidí mandarla a borradores con la esperanza de traerla de vuelta
algún día. Pues hoy es ese día. Os presento a mi más querida creación… The
Ink Of Your Skin. Deseo mucho que os guste tanto como a mí, porque he
escrito un capítulo completo sólo para darle un buen inicio xD
Cap dedicado a Miaonim_ ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Overdrive’ de Conan Gray, que probablemente sea
una de las canciones más acertada para este fanfic.

La vida en los suburbios de la gran Seúl no es ni por asomo es parecida a


la que TaeHyung estaba acostumbrado a vivir, él lo sabe, siempre lo ha
sabido. Edificios abandonados, mobiliario viejo, polvoriento y comido por las
polillas dejado en cualquier parte y gente luchando en las calles por ganarse
la vida día tras día en un mundo tan cruel, inhumano, lleno de hipocresía.
TaeHyung estaba al tanto de la diferencia entre ambas partes de aquella
ciudad en la que había crecido, pero jamás pensó que debería vivirlo en su
propia piel.
Sin embargo, no es hasta que su hermano pequeño, Gemini, le da un giro a
su vida y arrastra a TaeHyung consigo hasta el acabose, lanzándolo de cabeza
en brazos del diablo. Del enemigo.
En un intento por evitar que Gemini perdiera el rumbo de su vida y
cumplir con la promesa que una vez le hizo a su madre, mientras el señor
Kim lucha por hacerse con el control total de aquella ciudad, sin límites,
TaeHyung se ve obligado a dejar atrás todo lo que una vez conoció como su
lugar seguro. Un lugar seguro que, probablemente, ya no existía.
Y es ahí cuando todo se tuerce.
Siguiéndole la pista a su hermano rebelde, se adentra en lo más profundo
de los suburbios, aquel lugar del que nadie en la élite tenía permitido hablar,
tal vez por pecar de hipócritas o porque en realidad le traían sin cuidado, y
los problemas comienzan a llegar sin cese alguno.
Las carreras ilegales eran algo de lo que TaeHyung había sido advertido
con antelación, pidiéndole ser cauteloso a la hora de relacionarse con aquellos
que participaban en ellas. Desgraciadamente, los suburbios tenían oídos en
todas partes, por lo que el primer problema llegó subido en una moto y lleno
de tatuajes, con el nombre de Jeon Jungkook en su documento de identidad.
Jungkook parecía ser el protagonista de aquellas famosas carreras
clandestinas, ganándose la atención de todos junto a su séquito de corredores
cada vez que aparecía en escena. Con cierto aire de superioridad, semblante
serio y un aura misteriosa vagando a su alrededor cada vez que se movía,
combinado con su apariencia varonil, cabello oscuro y ojos del mismo color,
no era un secreto que despertaba interés en todo aquel que se le acercase.
Y sólo con verle, TaeHyung sabía que debería haber desaparecido de su
vista en cuanto tuvo oportunidad, mas no lo hizo. Ese fue su mayor error. El
principio del fin. El acabose.
Tres meses antes…
“¿Qué hacemos aquí exactamente, Banky? Porque aún no me queda del
todo claro.” TaeHyung preguntó a su mejor amigo, el cual se mordía las uñas
sin cesar, luciendo tan nervioso que había logrado contagiárselo a él.
Estaban fuera de un bar para moteros (o un local que parecía ser eso
mismo, pero sin serlo, no estaba seguro del todo), metidos en el coche del
más bajo de los dos (Banky, su mejor amigo, metro setenta y cinco), quien
lucía indeciso, sin saber muy bien qué hacer con respecto a sus planes. Planes
que TaeHyung desconocía, pues le había seguido un poco a ciegas.
“Quiero verle la cara a ese hijo de puta.” Expresó este, con la mandíbula
apretada.
“¿No lo has hecho ya? Esta es la quinta vez en el mes que vienes. Este
sitio me da escalofríos.”
“No, aún no he tenido el valor para entrar.”
El ceño del rubio se frunció. “¿Y cuándo lo vas a tener?”
“Cuando aumenten mis ganas por matarlo, TaeHyung.”
“Vale…” Asintió, poco convencido, mientras masticaba su labio inferior.
“Así que pretendes atacar físicamente al dueño de un bar para moteros. Un
hombre que fácilmente puede medir dos metros de ancho y otros dos de
largo, ¿no?”
“Es el hijo de puta que se folla a Jiaer cuando no estoy. Me engaña con él
en mi propia cama, ¿qué pretendes que haga?”
“Hm, no sé… ¿Dejar a Jiaer?”
Banky soltó un bufido, volviendo a enfocar su atención en la ventana,
verificando que nadie saliera o entrase en aquel local. “Eso ya lo he hecho,
pero no puedo simplemente dejarlo estar. Es mi orgullo del que estamos
hablando.”
“Suplicaste borracho a tu primera novia para que no te dejara, Bank, no
tienes orgullo.”
“Pues mi dignidad.”
TaeHyung resopló, conociendo lo suficiente al susodicho como para poder
contraatacar sin problemas. “Te cagaste en los pantalones a los quince años
en mitad del campamento. Menos aún tienes dignidad.”
Otro bufido abandonó los labios del castaño, quien le fulminó. “¿Por qué
somos amigos a estas alturas?”
“Porque ningún otro gilipollas estaría en este coche metido, esperando a
que aparezca otro gilipollas para que nos parta las piernas.” Respondió, su
respuesta siendo más que obvia.
Bank se mantuvo en silencio casi de inmediato, vaciando sus pulmones en
cuanto la ola de arrepentimiento llegó a él. TaeHyung estaba en lo cierto,
aquello no tenía sentido alguno.
“Tienes razón… Y ahora que lo dices en voz alta, suena incluso ridículo.”
“Exacto. Lo es.”
“Que le den a Jiaer, a su amante y a la madre que los parió a los dos. A la
mierda.” Dijo, muy convencido, mientras se ponía el cinturón.
TaeHyung asintió, orgulloso. “¡Bien dicho!”
“Anda, vámonos. Te invito a cenar para celebrar mi regreso como soltero
de oro.”
“Eso suena mucho mejor que enfrentarnos a un armario empotrado con
patas, dónde va a parar.”
Negando con la cabeza mientras reía, Banky encendió el motor de su
coche, acelerando en cuanto tuvo oportunidad, muy predispuesto en avanzar
y marcharse de allí. Hasta que una moto apareció repentinamente,
bloqueándoles el camino. Ambos soltaron un grito, sobresaltándose tras la
aparición repentina.
“¡Me cago en…!” Exclamó el castaño, mientras que su amigo se llevaba
una mano al corazón. “¿De dónde ha salido ese imbécil?”
El dueño de dicha moto se bajó en cuestión de segundos, la gran mayoría
de su rostro oculto tras un pañuelo y el casco (que se quitó), no tardando en
rodear el coche donde dos muchachos confundidos y horrorizados se
encontraban. Al instante, dio un golpe en el lado del copiloto, haciendo que
TaeHyung se sobresaltara. Un segundo después, otro golpe sonó e hizo vibrar
las paredes internas del coche, esta vez en la puerta del copiloto.
Banky miró por la ventana, sólo para encontrarse con el desgraciado que
su novia había elegido para ponerle los cuernos. Y una cubeta de agua fría
cayó sobre él.
“Abre la puerta.” Indicó el primero, el dueño de la moto, haciéndole señas
con la cabeza a TaeHyung.
“¡Y una mierda!”
El amante de Jiaer golpeó por segunda vez la puerta de Banky. “Salid del
coche.”
TaeHyung miró a su mejor amigo, una mezcla de terror y angustia
pasando por sus ojos, mientras Bank observaba a través del retrovisor.
“¿Qué hacemos?”
“Hazle caso y sal.”
“¿Estás loco?”
“Atrás hay cinco gilipollas más, TaeHyung. Si salimos por las buenas,
igual hasta tienen piedad de nosotros.”
El ceño del rubio se frunció inmediatamente. “¿Piedad? ¿Quién cojones
son?”
“El de mi derecha es el amante de Jiaer, a los otros no los conozco.”
Otro golpe más sobresaltó al rubio.
“Fuera del coche.” Indicó el descerebrado que iba en moto. TaeHyung no
tardó en mirarle, incluso cuando sólo podía ver sus ojos.
“¡Espérate que estamos hablando!” Le chilló, siendo recibido con otro
golpe más. “Van a abollar la puerta…”
“Sal del coche, ya veremos que hacemos después.”
Esta vez, TaeHyung miró al frente, procesando cuáles serían sus distintas
opciones y cuál de ellas era menos un suicidio que otras. Entonces, una
bombillita se le encendió.
“Da marcha atrás y acelera rápido, Bank.”
“¿Qué?”
“Que des marcha atrás y aceleres sin pensarlo, corre.”
“¿Cómo voy a hacer eso? No—”
TaeHyung rodeó la palanca con el puño, mientras los golpes a su izquierda
no cesaban.
“Uno, dos y tres. ¡Dale!”
“¡Espera!”
Los gritos de ambos se mezclaron con el sonido de la puerta abriéndose a
la fuerza, logrando que chillaran al unísono antes de que una mano arrancara
el cinturón de seguridad del cuerpo de Bank y jalase de él hacia fuera,
prácticamente lanzándolo del coche.
“¡TaeHyung!”
“¡Banky!”
TaeHyung quiso abrir la puerta, pero uno de los individuos que estaban en
la parte trasera se lo impedía, manteniéndole allí encerrado. Inmediatamente,
buscó al dueño de la moto con la mirada, viéndolo junto a Bank. Sus ojos se
encontraron por menos de dos segundos.
“¡Déjame salir!” Chilló, aporreando la puerta mientras escuchaba a su
mejor amigo gritar.
“¡¿Qué crees que haces?! ¡Suéltame!”
La espalda de Banky se estrelló contra el capó de su propio coche a manos
del amante de su ex novia.
“¿Quién coño sois y qué venís a hacer aquí?” Quiso saber el susodicho.
“¿De qué hablas?”
“No te hagas el tonto. Veo este coche mínimo una vez por semana delante
de mi bar y la gente como vosotros dos no viene por aquí a no ser que sea
para causar problemas. ¿Quién os envía? ¿Con qué fin?”
Bank se incorporó con la mandíbula tensa. “A mí no me envía nadie. He
venido para ver de cerca al gilipollas que se acuesta con mi novia.
“¿Tu novia?” Repitió, el atisbo de una sonrisa apareciendo en sus labios,
mientras se separaba, bajando la guardia. “¿Jiaer es tu novia?”
“Sí. Y ahora que lo hago, no puedo entender qué mierda le vio.” Escupió.
Finalmente, aquella sonrisa hizo acto de aparición. “Supongo que todo lo
que te faltaba a ti, ¿no?”
Notando la burla gotear de sus palabras, le hirvió la sangre, así que no lo
pensó demasiado cuando escupió una cantidad considerable de saliva en su
rostro, empujándole poco después.
“Hijo de puta.”
El amante negó lentamente, riéndose entre dientes, antes de abalanzarse
sobre él. Y, en un descuido, desesperado por evitar que convirtieran a su
mejor amigo en comida para peces, TaeHyung aporreó y jaló de la puerta
hasta abrirla, golpeando de manera accidental a aquel que se lo impedía,
logrando que este cayera al suelo.
“¡Bank! ¡Banky!” Chilló, saliendo del coche con dificultad, siendo
interceptado por otro de los individuos, quien sostuvo su cuerpo en alto.
“¡No, suéltame! ¡Suéltame!”
Forcejeó con el desconocido hasta el punto en que las pulseras de pinchos
que este llevaba agujerearon las palmas de sus manos, sangre comenzando a
pintarlas em consecuencia. Él se horrorizó, moviéndose erráticamente,
logrando que su contrincante perdiese la paciencia y lo soltase, empujándole
hacia el suelo, donde cayó.
“Puto niñato de mierda.” Escupió, mirándole desde arriba, inclinándose
para sostenerle la camisa en un puño. “Ven aquí.”
Antes siquiera de ponerle una mano encima, el individuo fue apartado por
alguien más. “Para.” Ordenó una tercera voz. “Estate quieto y no hagas
gilipolleces.”
“Jungkook, me ha—”
“Es el puto hijo del alcalde, imbécil, no te conviene hacerlo. Vete.”
Empujándole lejos cuando titubeó entre si golpearle o no, señaló calle arriba.
“Largo. Que te largues.”
El chico le hizo caso al dueño de la moto, corriendo calle arriba mientras
miraba hacia atrás, confundido. Un segundo después, una mano cubierta por
el cuero de un guante se puso frente a él, invitándole a tomarla.
“Levanta.” Indicó.
TaeHyung lo hizo, pues le temblaban las piernas lo suficiente como para
hacerse el indignado.
Quedó frente a frente con el susodicho en cuanto este le ayudó a ponerse
en pie, no dudando en fulminarle. Hasta que se quitó la bandana que cubría y
protegía su rostro del frío a la hora de conducir, tendiéndosela para después
señalar su mano herida.
“Límpiate con eso, puedes quedártelo.” Dijo.
El rubio tragó saliva, analizando su rostro, demasiado ocupado para
reaccionar.
Ojos negros, grandes, bordeados por oscuras pestañas. Nariz recta y
prominente, labios finos y adornados en la esquina por dos aros negros,
combinando con la barra metálica en su ceja. TaeHyung sólo reaccionó
cuando presionó la tela de la bandana contra su mano, haciendo un nudo
alrededor de las heridas. Siseó.
“A mí no me importan vuestros apellidos ni lo que vuestras familias sean
capaces de hacer.” Indicó, su voz ronca haciendo estragos en él, quien se
estremeció. “No volváis por aquí. Es un consejo.”
Sin decir nada más, tampoco esperando una respuesta por su parte, aquel
hombre conocido como Jungkook se alejó en dirección a su moto, subiéndose
en ella.
“Mos, vámonos.” Indicó al otro individuo, quien tenía reducido a Bank en
el suelo, usando su pie contra la espalda del susodicho para inmovilizarlo,
este todavía berreando cosas incoherentes.
Aquellas palabras fueron suficientes para que hiciera lo pedido,
permitiendo al castaño moverse cuando levantó el pie y se separó, alejándose
de él sin dejar de observarlo. El ruido de un motor llenó la silenciosa calle, y
en cuestión de segundos ambos desapareciendo de su vista. TaeHyung no
tardó en socorrer a su mejor amigo, quien comenzaba a levantarse con
dificultad.
“¿Estás bien?” Le preguntó, ayudándole a ponerse en pie.
Bank señaló su mano, visiblemente preocupado.
“Tú eres el que está sangrando…” Le recordó. TaeHyung miró en la
misma dirección, observando la tela oscura alrededor de esta, cubriéndole las
heridas.
“No es nada.” Murmuró.
✧c.-001 [1/2]

N/A: Sinceramente no sé qué decir. He iniciado tantas historias y he


publicado tantos primeros capítulos que me he quedado prácticamente sin
repertorio. Estoy aterrada y emocionada por partes iguales, tan solo espero
que apoyéis este nuevo (no tan nuevo, porque tiene siete años) proyecto y os
encante tanto como a mí xD
Cap dedicado a Miaonim_ ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Let Me Out’ de Dover, una canción más vieja que yo,
pero amo.

Jungkook miró la hora en su reloj de muñeca, soltando un suspiro cuando


vio que, nuevamente, Jaemin llegaba más tarde de lo normal al trabajo. El
hombre siempre avisaba cuando tenía algún percance que le impidiera cubrir
su puesto como camarero en el bar de Mos a la hora establecida (casi siempre
debido a su hijo pequeño, ya que aún estaba adaptándose a ser padre soltero),
por lo que Jungkook, tras muchos años de amistad, siempre se ofrecía a
cubrirle.
Volviendo a suspirar, se acercó a Mos en la barra, quién terminaba de
atender a unos clientes.
“Oye, ¿sabes algo de Jaemin? Porque vuelve a llegar tarde y no puedo
quedarme mucho tiempo. Mañana abro temprano el estudio.”
Mos asintió, contando los billetes y guardándolos en la caja registradora.
“Le acabo de llamar, dice que está al venir. Ha tenido que llevar a Lyo con
sus abuelos.”
“Bueno, vale…” Asintió, relamiéndose los labios y mirando a su
alrededor.
El hermano pequeño de Mos, Fourth, llamó su atención, tras encontrarlo
en una de las mesas más alejadas del bar, charlando animadamente con otro
chico que parecía tener su edad, ambos observando un folleto publicitario.
Jungkook nunca había visto al otro chico antes.
“¿Y quién es ese que está con tu hermano? Es la primera vez que lo veo
por aquí.”
“Oh, es un chico que conoció en la jornada de puertas abiertas de la
universidad. No le conozco muy bien, pero parece un niño rico.”
Volviendo a echarle un rápido vistazo, el azabache asintió, notando que
aquello era cierto por su vestimenta. Camisa a rayas con el logo de una marca
increíblemente cara, reloj de varios quilates en la muñeca y unas gafas de sol
colgadas en el cuello de la camisa, que ya deberían haberle robado, pero
sorpresivamente ahí seguían.
Cuando levantó la vista, vio que Mos le ofrecía una bandeja. “Toma, ve y
ofréceles algo, a ver si pide alguna bebida cara. Que sea sin alcohol, debe
tener la misma edad que Fourth.”
“Vale…”
Accediendo conforme otro suspiro abandonaba sus labios, Jungkook tomó
la bandeja, dirigiéndose al otro lado del bar hasta donde el par de
adolescentes se encontraban, riendo por algo que Fourth había dicho y que
parecía tener muy consternado al otro chico.
“No puedo creer que me haya descubierto… Tiene mi ubicación en el
móvil.” Se quejaba.
“¿Viene para buscarte?”
“Sí, está de camino…” Bufó, logrando que Fourth riera más fuerte.
“Debe estar cabreadísimo…”
“No te rías, seguro que me va a tener más controlado que nunca. Menudo
infierno me espera…”
Fourth meneó la cabeza de un lado a otro. “¿Y por qué le mientes? La
biblioteca nunca es un sitio fiable para usarlo de excusa, Gem, es demasiado
accesible.”
“Yo no estoy acostumbrado a mentir, nunca lo hago…” Se excusó,
encogiéndose de hombros.
“Entonces, deja de hacerlo.”
Otro suspiro abandonó los labios de su acompañante.
Jungkook se acercó a ellos con la bandeja bajo el brazo y una pequeña
libreta entre manos, relamiéndose los labios mientras destapaba la punta del
bolígrafo.
“Hola, ¿qué os pongo de beber?”
“Yo quiero una Coca Cola, por fa, Jungkook, dile a Mos que me lo
descuente de mi sueldo.”
“Yo te invito.” Inmediatamente se apresuró a decir el otro chico. “A mí
ponme una Coca Cola sin azúcar ni cafeína, por favor.”
Su tono de voz era calmado, dándole así un aspecto muy sofisticado y
elegante. No cabía duda que era un niño rico.
El ceño del azabache se frunció al escuchar su orden. “¿Eso existe?”
Fourth soltó una carcajada, mientras el otro chico se mostraba confundido.
“¿Sí…?”
“Es zero zero. Doblemente cero.” Le dijo Fourth, sabiendo que así la
reconocería al instante.
Y efectivamente, así fue. “Oh, ya, como las notas de tu hermano en el
instituto. Todo negativo.”
“Eso es.”
“Pues en seguida os traigo las bebidas.” Aseguró, dándoles una sonrisa
amplia.
“Gracias, Jungkook.”
“Muchas gracias.”
Él se alejó hacia la barra, volviendo un par de minutos después con dos
botellas de vidrio de Coca Cola, Coca Cola doblemente cero y dos vasos
altos, los cuales puso en la mesa frente a ellos.
“Aquí tenéis.”
“Muchas gracias.” Dijeron al unísono.
“¡Camarero!”
Otra voz, en una de las mesas cercanas, aclamaba la atención de
Jungkook, quién bufó antes de acercarse, oyendo a los jóvenes que dejaba
atrás murmurar.
“Tú no lo entiendes… Mi hermano es demasiado sobreprotector, me pone
de los nervios. Si llego a decirle que vengo a este barrio, le da un ataque.”
“Normal.” Bufó, antes de señalar su muñeca. “Lo que me extraña es que
no te hayan robado ya ese reloj que tienes ahí, con lo caro que parece… Aquí
hay gente con las manos muy largas, Gemini.”
Inmediatamente, sus palabras hicieron que se deshiciera del reloj,
guardándolos en los bolsillos. Era un regalo de su padre. Su rapidez al actuar
hizo a Fourth reír.
“Yo tampoco te dejaría poner un pie si fuera tu hermano. Por suerte no lo
soy, porque me gusta tenerte aquí.”
Gemini se sonrojó hasta las cejas, logrando que la risita de Fourth fuera
audible de nuevo.
“A mí también me gusta estar contigo, por eso no quiero que TaeHyung se
entere. Él no me dejaría venir a verte. Es demasiado protector conmigo.”
“Ya quisiera yo que Mos fuese así conmigo. Él sólo me hace caso cuando
necesita que le cubra en el bar.”
Esta vez, fue Gemini quién soltó una risita. “Seguro que eso no es
cierto…”
“Sí que lo es, sí.” Afirmaba, sintiendo su teléfono vibrar contra sus
pantalones y sacándolo para ver de quién se trataba.
Por su parte, Jungkook le prestó atención a la chica que aclamaba su
presencia, llegando junto a ella y encontrándose con una gran sonrisa
encantadora por su parte. Él no tardó en reconocerla, pues era una clienta
bastante habitual. Más de lo que le gustaría, incluso.
“Hola, guapo.”
“Hola, Jinny, ¿vas a querer lo mismo de siempre?” Cuestionó.
Ella sacó un papelito de su sujetador, mostrándoselo con las cejas en alto.
“Y que esta vez sí aceptes mi número de teléfono, tengo buena propina
para darte. Hoy es mi día de cobro.”
Perfecto, ahí iba de nuevo…
“No trabajo aquí, Jinny, ya lo sabes, sólo le hago un favor a Jaemin. Las
propinas no me benefician.”
“Entonces, ¿qué hago para conseguir tu número?” Quiso saber, sin mostrar
signos de rendirse pronto.
Jungkook estaba francamente harto, algo que ni siquiera se molestó en
ocultar, dejando escapar un suspiro prolongado. No le pagaban lo suficiente.
De hecho, ni siquiera le pagaban como era debido, pues Jaemin simplemente
le daba una pequeña parte de su sueldo como agradecimiento y Lyo una
piruleta.
“Pues si necesitas un profesional con el que tatuarte, yo encantado te dejo
mi tarjeta para que me contactes y concertamos una cita telefónica.”
“Oh, sí, me interesa.” Inmediatamente accedió. “¿Cuánto cobras por el
tatuaje?”
“Eso depende de la zona y el tamaño.”
Una sonrisa amplia cruzó por sus labios. Quizás no debería haber
preguntado eso.
“Quiero hacerme un tribal en el monte de venus.”
A Jungkook se le formó un nudo en la garganta.
Para su suerte, que no era mucho, el susodicho apareció por la puerta, tan
apurado como siempre, recordándole la principal razón por la que no podía
enfadarse con él: era uno de sus mejores amigos, aquel que le pidió ser el
padrino de su hijo, a quién Jungkook adoraba.
“¿Me das tu tarjeta, guapo?”
Él negó sin pensárselo dos veces. “Jinny, tú no quieres hacerte ningún
tatuaje, lo que quieres es que te vea desnuda y no estoy interesado. Soy gay,
te lo he dicho muchas veces.”
Al instante, Jinny se puso roja como un tomate y luego palideció, la
vergüenza pintando sus pupilas brillantes por aquella humillación tan
evidente. Jungkook no se arrepintió en absoluto de haber sido demasiado
brusco con ella, pues era la quinta vez en el mes que debía recordárselo. No
tenía demasiada paciencia.
“Jaemin tomará tu orden, ¿de acuerdo? Yo me retiro.” Informó, para acto
seguido marcharse por donde había venido.
Se dirigió al almacén, despojándose del delantal atado con un nudo en su
cintura y suspirando. Pasó junto la mesa de Fourth y aquel amigo suyo,
quienes esta vez miraban algo en el móvil de Fourth, viéndose horrorizados y
conmocionados, algo que fue notorio en sus voces.
“¿Crees que está muerto?” Escuchó al otro chico, a quien Fourth
anteriormente se había referido como Gemini, sonando angustiado.
“Eso parece… Está ahí tirado, no se mueve…”
“Dios, qué horror…”
Aquella conversación alertó a Jungkook, quien, con el ceño fruncido, se
acercó al par de adolescentes una vez más.
“¿Qué narices estáis viendo?” Quiso saber.
Ambos levantaron la mirada al mismo tiempo.
“Un chico de mi instituto me envió el vídeo de alguien tirado en el
descampado, creo que es reciente… No parece tener signos vitales.”
Explicaba un consternado Fourth, tragando saliva.
Jungkook le dio la vuelta a la mesa, llegando junto al susodicho.
“¿Y a ti por qué tienen que enviarte ese tipo de cosas?” Bufaba, pasando
una mano por su hombro para así poder ver mejor la pantalla.
“N-No lo sé…”
Mirando con atención el vídeo en pausa, pudo ver a un chico tirado
bocabajo sobre el suelo húmedo del descampado al que siempre acudían para
presenciar las famosas carreras clandestinas, aquellas en las que él solía
participar años atrás. Acercó sus dedos a la pantalla, usando dos de ellos para
ampliar la imagen, en caso de que pudiera reconocer a la víctima en cuestión.
Entonces, junto a Fourth, el otro muchacho, Gemini, emitió un grito.
“¡TaeHyung!” Exclamó, con el corazón situado repentinamente en la
garganta. “¡Es TaeHyung!”
“¿Qué?” Fourth parecía confundido.
El azabache miró al chico con atención, quien temblaba y ahora se
encontraba pálido, sus ojos progresivamente llenándose de lágrimas
conforme la realidad lo golpeaba.
“¿Lo conoces?”
“E-Es mi hermano… Ese es su abrigo.” Señaló a la prenda de ropa color
café que llevaba puesto. “Es él… Dios mío, TaeHyung…”
“Gemini, ese abrigo probablemente lo tenga la mitad de la población, no
tiene por qué ser el suyo.”
El mencionado negó con la cabeza, tragando el nudo en su garganta y
dejando escapar algunas lágrimas traicioneras, llorando de manera silenciosa.
Fourth puso una mano en su hombro, apretando con suavidad para
demostrarle apoyo.
“No… Es su abrigo, Fourth, t-tiene sus iniciales… Yo también tengo uno
con las mías, fue un regalo de mi madre.”
Sacó su teléfono del bolsillo, mostrando su fondo de pantalla donde ambos
hermanos se encontraban, cada uno con su respectivo abrigo cosido a mano
por su propia madre, comparándolo así con la imagen de aquel vídeo. Señaló
las letras bordadas a la altura del hombro, que apenas podían apreciarse
debido a la calidad de imagen.
Jungkook observó la imagen en el teléfono de aquel muchacho,
reconociendo a su hermano sin necesidad de hacer mucha memoria. Podría
recordar ese rostro en cualquier parte incluso con los ojos cerrados. Era el
primogénito del alcalde.
“Prueba a llamarle, a ver si te estás confundiendo.” Propuso, logrando que
aquellos ojos llenos de lágrimas se posaran sobre él.
Accediendo, el chico inició una llamada rápida desde la pantalla de su
teléfono, llevándoselo al oído. Esperó un segundo, dos, tres, cuatro y hasta
cinco, pero nadie contestó.
Gemini soltó un sollozo.
“Oye…”
“Me dijo que vendría a buscarme y no le hice caso…”
“No digas eso, no ha sido tu culpa, Gem.”
Poniéndose en pie, Gemini agarró su chaqueta sin siquiera pensárselo dos
veces.
“¿Dónde vas?”
“Tengo que ir a buscarle, Fourth. Confirmar si es él o no.” Respondió,
caminando hacia la salida una vez el susodicho fue tras él. “Si es… Si es mi
hermano… Dios…”
Fourth agarró su chaqueta de detrás del mostrador sin dejar de seguirle.
“Te acompaño.”
Sin embargo, Jungkook los detuvo antes siquiera de que pudieran salir del
local.
“No podéis ir, Fourth, sabes que no dejan entrar a menores de veintiuno en
ese sitio. No os dejarán entrar.”
“Soy el hijo del alcalde, puedo entrar en cualquier lado.” Informaba
Gemini, con la barbilla temblando.
“Las cosas no funcionan así aquí, chico.” Le dijo, negando lentamente.
Él lo señaló, sorbiendo por la nariz. “Me importa una mierda, Jungkook o
cómo te llames, yo solo quiero ir a comprobar si la persona de ese vídeo
aparentemente fallecida es mi hermano mayor o no. Y si crees que puedes ser
de ayuda, entonces ven con nosotros o déjanos en paz.”
“Gem…” Fourth puso una mano en su hombro, pues él no solía
comportarse de ese modo.
Inmediatamente el susodicho se quedó de piedra, mirando a los ojos de un
Jungkook que se veía amenazante pero no con ganas de serlo, por lo que al
instante se arrepintió de sus palabras y del tono empleado. Él nunca le faltaba
el respeto a nadie.
“L-Lo siento… Y-yo…” Fue a disculparse, cuando Jungkook ya estaba
empujándoles fuera del local.
Ni siquiera podía culpar a ese chico de ser un maleducado, pues su
situación le impedía ser razonable. Probablemente él fuese la persona más
capacitada para entenderle.
“Deprisa.” Indicó, dejando su delantal encima de la barra.
Ambos adolescentes salieron corriendo calle abajo, Fourth guiando a su
nuevo amigo hacia el viejo recinto, quien corría sin mirar atrás, como si su
vida dependiera de ello. Y así era, en cierto modo.
“Eh, eh.” Mos llegó antes de que Jungkook también saliera. “¿Dónde vais?
¿Dónde va Fourth?”
“Al descampado, deberías venir también si quieres impedir que tu
hermano se traume de por vida. Hazme caso.”
Aquella respuesta hizo que Mos se viera confundido, sin embargo, no
dudó en tomar el consejo de Jungkook, dándose la vuelta para buscar a
Jaemin con la mirada, señalándolo en cuanto lo localizó saliendo del
almacén.
“¡Jaemin!” Gritó, captando su atención. “Te dejo a cargo del bar un
momento, vuelvo en seguida.”
Y, sin esperar una respuesta por su parte, él siguió a Jungkook calle abajo
también.
“¿Me puedes explicar qué cojones está pasando?”
“Alguien ha encontrado un cuerpo en el descampado.” Explicó, apretando
los labios mientras aligeraba el paso.
La voz de Jungkook ni siquiera tembló al decirlo, pues no era ningún
misterio que muchos jóvenes aparecían sin signos vitales por las calles del
barrio. Muchos morían por sobredosis de narcóticos, por heridas de arma
blanca o incluso de fogueo. Ocurría varias veces al año y ya nadie podía estar
sorprendido, pues el consumo de sustancias, alcohol y cuentas pendientes sin
saldar era algo de lo que todos habían oído hablar.
“…el amigo de Fourth cree que puede ser su hermano mayor, quién venía
a recogerle.”
“¿Su hermano?” Mos le miró con el rostro descompuesto tras aquella
noticia.
“El hijo del alcalde… Ese que apareció fuera de tu bar con el exnovio de
Jiaer. Creo que lo recuerdas, ¿verdad?”
“Sí, claro que me acuerdo… Le diste tu pañuelo favorito y yo le rompí la
nariz al otro.” Asintió. “¿De verdad es su cuerpo?”
Jungkook se encogió de hombros, suspirando sin saber muy bien qué
decir. Podría no estar sorprendido, pero jamás serían noticias agradables.
“No lo sé, espero que no… El chico está convencido de que es él por su
abrigo, dice que sólo su hermano lo tiene porque es un regalo familiar. Sus
iniciales están bordadas.”
“¿Y lo están?” Cuestionó. Él asintió. “Joder…”
“¡Usted no lo entiende! Necesito encontrar a mi hermano, está ahí dentro y
tengo que verlo, por favor. Se lo suplico, señor.”
La voz de Gemini, quien sollozaba con una mano en el pecho y estaba a
punto de ponerse de rodillas frente al guardia de seguridad. Ambos se
apresuraron a alcanzarlos, angustiados por la desesperación en su voz.
“No, lo siento, son las reglas.”
“Por favor… Seguro que usted lo ha visto. Es un chico alto, coreano, rubio
y lleva puesto un abrigo largo color café.”
Inmediatamente, los ojos del guardia se suavizaron, reconociendo aquella
descripción pero no de un modo agradable para aquel que tenía en frente.
Antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, Mos y Jungkook llegaron
tras el par de adolescentes.
“Vienen con nosotros, Mark, déjalos pasar.” Jungkook dijo, dándole una
mirada de súplica.
Mark, quien entendió al instante, se hizo a un lado. Mos pasó primero,
llevándose a su hermano y a Gemini consigo, mientras él se quedó atrás.
“Junto a los tanques de gasolina.” Murmuró.
“Gracias.”
“La policía va a venir pronto, alguien ha dado el aviso. Será mejor que os
deis prisa.” Advirtió.
Asintiendo, Jungkook se alejó sin emitir palabra alguna, no tardando en
alcanzar al resto y siendo él quien los guiara hacia el lugar que Mark le había
mencionado, preparándose mentalmente para lo que pudiera llegar a
encontrarse mientras escuchaba los sollozos desesperados de Gemini.
“¡TaeHyung!” Gemini se desgarró la garganta con aquel grito,
inmediatamente queriendo abalanzarse hacia el cuerpo tirado bocabajo junto
los bidones de gasolina, reconociendo el abrigo de su hermano mayor más
que nunca gracias a sus iniciales bordadas.
Mos inmediatamente lo sostuvo, impidiendo que se acercara más de la
cuenta. “No lo toques, no puedes tocarlo, muchacho.”
“No, no, no… No puede ser cierto. No puede, no. Mi hermano.
TaeHyung… No…” Negaba, comenzando a jadear.
Luego, cayó al suelo junto a su hermano, tapándose el rostro sin dejar de
sollozar. “¡No, por favor! ¡TaeHyung!”
Fourth se agachó a su lado, abrazándole con los ojos llorosos, mientras
Mos y Jungkook se miraban, sin saber qué hacer en aquellos momentos tan
difíciles. Él no tenía hermanos, tampoco familia más allá de Fourth y Mos,
por lo que quizás, jamás llegaría a entender su miedo ni dolor, pero sí que lo
comprendía.
“TaeHyung… No… Por favor…”
Alguien emitió un quejido superficial, algo que apenas llegó a sus oídos,
de no ser porque aquel mismo sonido se repitió, más audible esta vez. Gemini
se destapó el rostro, observando el cuerpo de TaeHyung.
“Eh, eh, está respirando, ¡está vivo!” Gritó, no dudándolo en subirse
encima de su hermano y darle la vuelta. “TaeHyung, respira, respira…”
Entonces, una vez tomó el rostro ajeno entre sus manos, quedó helado, no
reconociendo aquellas facciones en absoluto. Ese no era TaeHyung. No era
su hermano.
“Hay que llevarle al hospital rápido.” Mos dijo, palmeándole el hombro.
“Vamos, deprisa, quita de ahí.”
“No…”
“Gem, Gemini, ¿qué pasa?” Fourth quiso saber, confundido ante su estado
estoico.
Él se dio la vuelta, en completo estado de shock. “N-No es TaeHyung…”
✧c.-001 [2/2]

N/A: Me he propuesto un reto y es evitar mencionar la famosa frase de


‘este capítulo es mi favorito’ o ’este capítulo forma parte de mi top…’ en, al
menos, una cuarta parte del fanfic (nivel extremadamente difícil), veremos
cuánto duro xD
Cap dedicado a Sonrmy_x ♡♡
Hoy os recomiendo ‘PRETTY WHEN U CRY’ de PLVTINUM, parece
que cada mes su nueva música está hecha para mí.

“Este niño es un inconsciente.” Se quejaba TaeHyung, soltando un bufido


mientras miraba la dirección exacta de su hermano menor en el teléfono.
“¿Cómo es posible que sea tan irresponsable?”
Junto a él, conduciendo el que era su coche, Bank soltó una carcajada.
“Porque es un adolescente, eso y emborracharte a escondidas viene dentro
del pack de la pubertad. Parece que nunca has tenido dieciocho años, hijo…”
Otro bufido abandonó sus labios. Ojalá pudiera tomarse la vida tan a la
ligera como su mejor amigo lo hacía. Las cosas serían tan fáciles…
“Claro que he sido adolescente y he tenido dieciocho años, Banky, pero
jamás he mentido a mis padres sobre dónde estaba.” Dijo, como si fuera
obvio, mientras sus ojos estaban fijos en el teléfono. “Es aquí, detente.”
El coche se detuvo junto a un descampado, lo que hizo que TaeHyung
frunciera el ceño, escuchando a Bank resoplar.
“A ver, ¿le hubieras dejado venir hasta aquí si te lo hubiese pedido?”
“No.” Respondió, conciso.
“Pues entonces, ahí tienes el porqué de su mentira. Gemini iba a venir sí o
sí, porque está en su etapa rebelde y si tú le dices que no, va a ignorarte.”
Meneando la cabeza de un lado a otro, TaeHyung no podía comprender
que el comportamiento de su hermano tuviese algún tipo de excusa. A él se le
caería la cara de vergüenza al pensar siquiera en mentirle a sus padres.
“Tienes que ser más comprensivo con él.”
“No puedo, Banky, ¿cómo voy a ser comprensivo? Me oculta cosas y
acaba en el peor lugar posible de la ciudad, ¿a ti te parece que eso es
normal?”
Banky asintió como si su pregunta fuese absurda. “Sí.”
“Pues a mí no, creo que es muy imprudente por su parte. Este sitio no está
hecho para él, y creo que ambos sabemos el por qué.” Señaló, recordándole
silenciosamente qué sucedió la última vez que ambos estuvieron allí.
El pelinegro puso los ojos en blanco, apretándose el puente de la nariz con
dos dedos, resoplando. TaeHyung era demasiado correcto para ser su amigo y
eso siempre traía inconvenientes a su amistad. Sin embargo, él no podía
culparlo por ser sobreprotector con Gemini, pues era prácticamente su bebé.
TaeHyung lo adoraba.
“Mira… Entiendo que quieras proteger a Gemini de muchas cosas y es
totalmente comprensible, pero tu hermano necesita vivir su vida incluso si no
es lo que esperas para él.”
Dejando escapar un suspiro, supo que Banky tenía razón cuando no pudo
decir nada a su favor. Mordiéndose el labio inferior, miró nuevamente su
teléfono, donde la ubicación de Gemini se marcaba. Estaba a tan sólo
kilómetro y medio de distancia, sin embargo, ahora no sabía si era tan
correcto como creía el estar allí.
“¿Qué hago ahora, entonces?”
“No sé, ¿qué te nace hacer?”
TaeHyung se frotó el rostro con ambas manos, mirando por la ventana
ahora que estaban estacionados. Podía escuchar música a todo volumen a
pocos metros de distancia y eso le llenaba de angustia. Gemini nunca había
rozado ese ambiente antes.
“Aquí hay gente muy peligrosa…” Murmuró, como si quisiera
autoconvencerse de que estaba haciendo lo correcto. “¿Y si le hacen algo? ¿Y
si le atracan? Pueden darle una puñalada o acabar en problemas.”
“En ese caso, vayamos a buscarle.”
Su ceño se frunció, visiblemente confundido. “¿Si? ¿Crees que es lo
correcto?”
“Tú eres el que decide eso, yo sólo voy detrás de ti.”
“Vale…”
Mordiéndose el labio inferior, volvió a vaciar sus pulmones, viendo como
su hermano acababa de desactivar su ubicación en tiempo real, por lo que
frunció el ceño. A estas alturas, difícilmente sabía lo que estaba haciendo,
pero su preocupación por Gemini era más fuerte que cualquier cosa. Tener un
hermano menor tan irresponsable y descuidado le traería problemas en un
futuro, él lo sabía y pretendía evitarlo a toda cosa.
“¿Dónde está?”
TaeHyung, quién miraba su teléfono, negó. “La ubicación no es exacta y
menos ahora que la ha desactivado, pero debe estar por aquí cerca.”
“Tal vez esté viendo las carreras, mucha gente suele venir aquí porque la
bebida es más barata.”
“Gemini tiene dieciocho, no puede beber aún.”
El pelinegro soltó una carcajada. “Bueno, esa es tu opinión…”
Optando por simplemente ignorarle, meneó la cabeza a modo de negación.
Estaba demasiado ocupado sobrepensando e imaginando escenarios trágicos
para su hermano, como para pararse a pensar en otras cosas.
“Creo que deberías quedarte aquí en caso de que aparezca por algún lado,
yo iré a buscarlo.”
“¿Estás seguro?”
“Sí, claro.”
“Pero, ¿no decías que este sitio era peligroso?”
TaeHyung asintió. “Y lo es, pero tengo mi ubicación compartida contigo,
así que no hay ningún problema, te avisaré si pasa algo.”
Dejando escapar un suspiro, resignado, Bank asintió. “Está bien, de
acuerdo… Tú sabrás lo que haces.”
“Llevo spray de pimienta, además, estaré seguro.”
“Eso espero. Ten cuidado.”
“Claro.”
Bajó del coche sin pensárselo dos veces, echándole un rápido vistazo a
aquel lugar mientras caminaba sin rumbo fijo, hacia donde la música se
escuchaba.
Conforme se acercaba más y más al cúmulo de gente drogada,
alcoholizada y sin aparente sentido común, TaeHyung podía entender menos
la situación.
¿Qué se le había perdido a su hermano allí? En un sitio lleno de drogas,
gente alcoholizada, carreras clandestinas sin ningún tipo de seguridad y
patrullas de policía paseándose cada cinco minutos. Gemini solía temerle a
los policías cuando era pequeño, así que no podía entenderlo siquiera. Se le
escapaba de las manos.
TaeHyung entró en su chat con Gemini al no tener ni idea de dónde
buscarle, leyendo sus último mensaje, de hacía quince minutos. Aquellos que
Gemini nunca contestó.
TaeHyung:
¿Por qué me has mentido diciendo que estarías en la biblioteca?
¿Sabes que tienes la ubicación compartida activada y puedo ver dónde
estás?
¿Puedes explicarme haces y como has llegado al distrito Jung?
Ese sitio es peligrosísimo, Gemini. Ahora mismo voy a buscarte. Ni se te
ocurra moverte de dónde estás, que nos conocemos.
Por supuesto, su hermano le había dejado en visto, ignorando
completamente sus mensajes. Aquello hizo que se sintiera molesto,
comenzando a teclear con rabia un nuevo mensaje. Gemini jamás le había
ocultado algo como eso, pero ahora todo era tan confuso.
TaeHyung:
¿Dónde estás?
El mensaje fue leído casi al instante, por lo que su ceño se frunció,
mirando hacia todos lados en caso de poder verlo.
Aquel sitio era inmenso, probablemente de los espacios abandonados más
amplios que existiera en la enorme Seúl. Estaba lleno de gente joven que
saltaba y gritaba por la fuerte música, coches caros, motos grandes y más
civiles alrededor de estos.
Bufando, observó que su hermano no parecía tener intención de
responderle, así que decidió enviarle otro mensaje, conmocionado por la
decepción.
TaeHyung:
No sé qué narices te pasa, Gemini, pero si continúas ignorándome y
haciendo lo que te da la gana, vas a acabar muy mal. Te lo advierto.
Entiendo que quieras disfrutar tu juventud y estoy totalmente a favor de
que lo hagas, pero no a espaldas de mí o de papá. Ambos queremos lo mejor
para ti y esto no es justo.
Sin tener la oportunidad de enviar el último mensaje escrito, TaeHyung
sintió algo punzante presionándose en su espalda baja, para acto seguido oír
una voz ronca que le sobresaltó.
“Dame todo lo que tengas.”
Inmediatamente se le heló la sangre, su corazón deteniéndose por un
instante para acelerarse poco después.
Su primer instinto fue alcanzar el spray de pimienta que llevaba consigo,
pero al primer movimiento, el objeto punzante se acercó más a su cuerpo.
“Ni se te ocurra, no te muevas.” Siseó. “Date la vuelta.”
Lentamente, él lo hizo, encarando a su agresor.
Era un hombre rubio, igual de alto que él y prácticamente de su misma
edad. Parecía tener la piel áspera, con algunas heridas superficiales cerca de
la nariz y una cicatriz grande en la mejilla. Al girarse, presionó la navaja
contra su estómago, sin llegar a cortarle pero enviándole una advertencia.
“Dame el móvil.” Pidió.
Con el corazón errático, latiéndole a mil por hora y un nudo en la
garganta, TaeHyung acotó dicha petición. Manos temblorosas le arrancaron
el teléfono de las suyas.
“El abrigo, dame el abrigo.”
Entonces, el corazón errático se le paró. Cualquier cosa menos su abrigo.
“No… Mi abrigo no.”
La punta de la navaja se acercó a sus costillas peligrosamente. TaeHyung
volvió a congelarse.
“Que me des el abrigo.”
“E-Era un regalo de mi madre…”
“No me importa. Dame el puto abrigo, o lo consigo yo por las malas.”
Tragando saliva y sintiendo como las lágrimas se agolpaban en sus ojos,
accedió, despojándose de su prenda más preciada para entregársela, sintiendo
que estaba perdiendo una parte de él al dársela.
“Ese reloj me gusta.” Señaló su muñeca izquierda. Y, sin siquiera
pestañear, se lo arrancó. “Ahora es mío, gracias.”
TaeHyung sorbió por la nariz.
“Un placer hacer negocios contigo.” Dijo aquel repugnante ser, antes de
darle un empujón y desaparecer de su vista a paso rápido.
Quedó a solas de nuevo, temblando, llorando silenciosamente por su
abrigo y mirando a todos lados sin saber qué hacer. Lo más inteligente era
volver con Banky, contarle lo sucedido y buscar a Gemini juntos, pero sólo
de pensar que lo que acababa de pasarle a él, podía sucederle a su hermano y
se le paraba definitivamente el corazón.
Así que comenzó a andar de nuevo, estableciendo un rumbo fijo que le
llevó a un grupo de personas (las cuales no parecían estar perjudicadas por el
alcohol ni ninguna sustancia adictiva). Ellos le observaron con confusión, una
vez llegó a su altura.
Se sentía como una oca en medio de un montón de perros.
“Hola, lamento la interrupción, eh… ¿Por casualidad habéis visto a un
chico alto, de pelo negro y boca de pato? Se llama Gemini.”
“¿Por qué? ¿Eres policía?”
Aquella pregunta le descolocó.
“¿Qué? No, no, claro que no… Sólo busco a mi hermano.”
“¿No eres el hijo del alcalde?” Una de las chicas cuestionó.
“Sí, eso sí…”
“¿Y qué se te ha perdido a ti por aquí?”
“Mi hermano, ¿lo habéis visto?”
Las cejas del chico más alto se alzaron. “Depende… ¿Qué nos vas a dar a
cambio?”
TaeHyung sentía que cada vez se perdía más en la conversación,
desesperado por respuestas que claramente allí no obtendría.
Sin embargo, otro de ellos pareció notar su angustia, riendo y poniendo
una mano en el hombro de su amigo.
“No seáis oportunistas, el pobre muchacho lo está pasando mal.” Regañó a
los demás con un tono jocoso. “Aquí no hemos visto a la persona que buscas,
lo siento.”
Él asintió. “Vale, gracias…”
“Pero quizás si me das tu teléfono y llego a verlo, puedo contactar
contigo.”
Los demás soltaron una carcajada, palmeando su hombro como si
estuvieran celebrando algo sin que TaeHyung lo supiera.
“Me han robado el móvil.”
“Ouch… En ese caso, no puedo hacer nada por ti, lo siento.”
“Ya… Gracias de todos modos.” Haciendo una pequeña reverencia, la
cual le hizo sentirse increíblemente estúpido, se alejó de allí.
Durante la siguiente media hora, TaeHyung se recorrió todo el
descampado sin descanso alguno. Preguntó a un segundo grupo, un tercero,
cuarto, décimo, vigésimo y contó quince más hasta rendirse.
“¿Has visto a un chico alto, de pelo negro y boca de pato?”
“¿Habéis visto a mí hermano? Es alto, cabello negro y camisa de rayas.”
“¿Sabes si alguien ha visto a un chico alto, pelo negro y camisa a rayas?
Es mi hermano.”
“Disculpad, no encuentro a mí hermano, es…”
Y ninguna respuesta positiva, sin ningún dato que le facilitará su
búsqueda, TaeHyung supo que no sacaría nada de todo eso. Nadie había visto
a su hermano, y de haberlo hecho, no parecían tener interés en decírselo.
Entonces, el ruido de varias sirenas de policía opacando a la fuerte música,
hizo que perdiera definitivamente su oportunidad de buscar y encontrar a
Gemini, cuando todos comenzaron a correr y gritar, alertando a otros para
que hicieran lo mismo, huyendo del lugar sin siquiera mirar atrás.
“¡La policía, la policía, corred!”
Algunos empujaron a TaeHyung fuera del camino, logrando que este se
sintiera desconcertado y confundido, viendo como decenas de personas
pasaban por su lado a toda prisa.
“¡Corred, corred!”
“Dicen que han encontrado un cuerpo junto a los bidones de gasolina. Por
sobredosis.” Escuchó a un grupo de chicas murmurar, antes de que estas
desaparecieran de su vista en cuestión de segundos.
El corazón se le paró por unos instantes, mirando a su alrededor sin tener
ni idea de qué hacer, dónde meterse o cómo actuar. Nunca había estado en
una situación así, rodeado de policías por todas partes y con gente corriendo
despavorida en direcciones diferentes. Y no podía evitar sentirse asustado.
Caminó lo más rápido que pudo, oyendo las sirenas de policía cada vez
más cerca mientras avanzaba, temiendo mirar hacia atrás en caso de que
pudieran verle. Sudaba frío, le latía el corazón a toda prisa y tenía un nudo en
la garganta que se hizo más grande en cuanto divisó a una pareja de policías
aparecer frente a él, dándole la espalda.
“No me jodas…” Susurró para sí mismo, deteniéndose sin saber a dónde
ir.
Entonces, una mano que salió de la nada, atrapó su muñeca, jalando de él
hacia el interior de un viejo almacén diminuto. Inmediatamente chilló por la
sorpresa, ocasionando que esa misma mano se posara en sus labios.
“Cállate, no grites.” Siseó una voz masculina, muy cerca de su rostro.
TaeHyung miró a aquel que había acudido en su ayuda forzosamente,
topándose con un par de ojos oscuros que dieron paso a los rasgos faciales de
alguien a quien recordaba casi a la perfección.
Sus caminos se habían encontrado anteriormente, gracias a Banky y sus
celos justificados. Aún conservaba el pañuelo que le dio.
Con lentitud, el sujeto aflojó el agarre poco a poco, hasta que soltó su cara.
“¿Qué narices está pasando aquí?”
“Silencio.” Insistió, mandándole a callar antes de asomarse sólo un poco.
Ofendido, TaeHyung frunció el ceño. “No, nada de silencio, ¿por qué…?”
Y, de nuevo, la mano del azabache se posó sobre su boca, impidiéndole
hablar. Él se quejó, entrecerrando los ojos, completamente molesto.
“La policía nos encontrará si no te callas de una vez, así que haz favor de
cerrar esa boca si quieres evitar dormir en un calabozo esta noche, ¿lo
entiendes?”
Antes de que le soltara de nuevo, una voz sonó a menos de tres metros de
distancia.
“Me ha parecido escuchar algo por aquí.” Murmuró uno de los policías.
TaeHyung volvió a quedar helado.
“Mira tú por esa zona y yo por esta.” Otro dijo.
TaeHyung buscó respuestas en los ojos de aquel que tenía delante, cuyo
nombre desconocía. El azabache le observó de vuelta, relamiéndose los
labios, como si estuviera pensativo, ni siquiera dándole tiempo a él de hablar.
“Bésame.” Le dijo, sin tapujos.
Kim quedó perplejo, no siendo capaz de digerir aquella orden
correctamente. Creía (deseaba) haber oído mal.
“¿Disculpa?”
“Que me beses, tenemos que pasar desapercibidos.”
De inmediato, un bufido abandonó sus labios. Esto no podía ser real.
“Ahora entiendo por qué la policía está tan alerta… Vas drogado hasta las
cejas, ¿no es así?”
Un golpe sonó fuera del almacén abandonado, logrando que el rubio se
sobresaltara, inconscientemente pegándose más a su acompañante, quién
bufó.
“¿Quieres dormir en tu cama esta noche, o prefieres el calabozo? Porque
ahí es dónde acabarás si te descubren.” Señaló, pareciendo muy serio a ojos
de TaeHyung, cuyos labios se apretaron en cuanto sintió que los observaba.
“Voy a besarte, intenta parecer lo más receptivo posible.”
Y, acto seguido, aquel completo desconocido atacó sus labios sin
pensárselo dos veces, sosteniéndole el rostro con una mano y usando la otra
para apretarle la cintura. Kim se estremeció, cerrando los ojos con fuerza a la
hora de devolverle el beso, intentando seguir su ritmo.
“¡Creo que aquí hay alguien, Dong!”
La voz del primer policía sonó, sus pisadas acercándose antes de
iluminarlos a ambos con la linterna. El azabache no se inmutó siquiera,
volviendo aquel beso más húmedo y caótico cuando introdujo su lengua para
profundizarlo, chupando la impropia y ladeando la cabeza para un mejor
contacto. TaeHyung chilló debido a la impresión.
“Oh-huh… Lo siento.” Se disculpó en voz baja el policía, antes de
retroceder en sus pasos como si él no hubiera visto nada en absoluto, saliendo
así del almacén. “No entres aquí, Dong, hay dos chicos… Bueno, no entres.”
“Vale, sigamos buscando por aquí.”
Aquella lengua en su boca continuaba acariciando la suya propia casi de
manera ínfima, logrando que todos los vellos en su cuerpo se erizaran,
sintiendo cómo le sostenía por la cintura y no parecía tener intención de
soltarle, apretando cada cierto tiempo su cintura tras usar ambas manos
cuando TaeHyung le tomó del rostro.
Oyeron a los policías alejarse, pero eso ni siquiera pareció ser una buena
excusa para separarse, tampoco que las sirenas volvieran a sonar unos
minutos después, haciéndose lejanas progresivamente en señal de que se
marchaban.
No fue hasta que TaeHyung notó algo vibrando contra su pierna,
proveniente de los pantalones ajenos, que cobró consciencia de sus actos,
recordando por qué habían empezado a besarse en primer lugar y sintiéndose
avergonzado cuando descubrió que seguían haciéndolo sin necesidad alguna,
solo por gusto. Él no tardó en separarse, notando algo de resistencia por parte
del azabache, quién accedió con un bufido, como si separarse de aquel beso
hubiera resultado un fastidio.
“Tu teléfono… E-Está sonando.” Avisó, algo desconcertado.
Tomando dicho teléfono, el azabache llegó a ver el número de Fourth en la
pantalla antes de que la llamada se cortara. Un suspiro abandonó sus labios,
relamiéndoselos poco después y analizando el rostro de aquel que tenía en
frente.
“¿Te encuentras bien?” Quiso saber, recordando que hace menos de
quince minutos pensaba en aquel individuo como un cadáver.
“¿Yo?” TaeHyung se señaló, confundido.
“Sí, tú. Sólo estamos nosotros dos aquí.”
“Estoy bien, sí…” Asentía, para luego retractarse. “Bueno, no, me han
robado el teléfono, mi abrigo y el reloj… Además, tampoco encuentro a mi
hermano pequeño.”
“¿Gemini?”
Nada más escuchar su nombre salir de aquellos labios, los ojos se le
iluminaron. “¿Le conoces? ¿Lo has visto?”
“Está en el bar de mi mejor amigo, es amigo de su hermano, Fourth. De
hecho, se ha llevado un buen susto con la persona que te ha robado hace un
rato…” Explicó, logrando que la expresión de su rostro se volviera aún más
confusa. “Ven conmigo, te llevo con él.”
Sin pensárselo dos veces, TaeHyung le siguió, aclarándose la garganta.
Parecía como si ambos hubieran omitido el hecho de que habían estado
besándose hace menos de dos minutos, pero era mejor así.
Caminó tras el azabache a paso rápido, abrazándose a sí mismo. Tal vez
nunca asimilaría que acababa de perder el único recuerdo que tenía de su
madre.
“Oye, y… ¿A qué te refieres con que Gemini se ha llevado un buen susto
con quién me robó?”
“Hace un rato encontraron su cuerpo tirado junto a unos bidones, una
posible sobredosis.” Explicó, sin querer dar muchos detalles.
TaeHyung no tardó en hilar esa información con lo que había oído por
parte de aquellas chicas anteriormente.
“¿Ha muerto?”
“No, va de camino al hospital, mi amigo se ha encargado de eso. El caso
es que alguien lo grabó, difundió el video por todos lados y le llegó a Fourth,
amigo de tu hermano. Tu hermano lo vio, reconoció el abrigo y creyó que
eras tú.”
Su corazón dio un vuelco antes de apretarse.
“¿Pensó que yo había muerto?”
“Que te habían matado, diría yo.” Asintió. “Pero no, cuando llegamos y
vimos que aun respiraba, se dio cuenta de que no eras tú, solo alguien con tus
pertenencias. Lo siento por eso, por cierto.”
TaeHyung negó. “No, no importa…”
Encogiéndose de hombros, el azabache ni siquiera pudo mostrarse
confundido por su indiferencia.
“Si tú lo dices… Son cosas de ricos, supongo.”
“No es eso.” Apenas murmuró, un nudo creciendo en su estómago. “El
reloj y el móvil puedo reemplazarlos con dinero, ni siquiera importan. Lo
único que me importa era ese abrigo. Fue un regalo de mi madre…”
Sólo entonces, el azabache se aclaró la garganta, asintiendo antes de
señalar al frente, una vez visualizó el bar de Mos.
“Aquí es. Tu hermano está ahí dentro.”
“¿Sabes si está bien?”
“Mejor ahora que sabe que no eres un cadáver, asumo.” Respondió.
TaeHyung meneó la cabeza a modo de asentimiento, respirando hondo y
adentrándose detrás del susodicho, quién abrió la puerta para que pasara. De
inmediato, visualizó a Gemini abrazado a Banky, encontrándose con ambos
pares de ojos, seguido de unos terceros, quien debía de ser Fourth, aquel que
tocó el hombro de su hermano para así llamar su atención.
“Gemini, mira quién está ahí.” Señaló en su dirección.
Al instante, Gemini levantó la mirada del suelo, topándose con los ojos de
su hermano y separándose de Banky con rapidez, corriendo hacia él.
“¡TaeHyung!”
Lo abrazó con fuerzas, respirando hondo, aliviado. Bank se acercó a ellos,
acariciando la espalda del menor.
“¿Cómo has llegado tú aquí?” Le preguntó TaeHyung.
“Al ver que no venías, quise salir a buscarte, pero entonces la policía llegó
y me dijeron que me fuera de allí si no quería tener problemas. Te llamé, no
hubo respuesta así que lo intenté con Gemini…” Señalando al susodicho,
explicó. “Él me dijo que te habían atracado y llegué hasta aquí.”
Gemini lloriqueó, abrazando más fuerte a su hermano.
“No sabes el susto que me has dado, TaeHyung… Pensé que estabas
muerto…”
“Pues estoy muy vivo, jovencito.” Le dijo, besando su frente. “El que va a
morir vas a ser tú, pero de viejo después del castigo que te vas a llevar.”
Y, en lugar de quejarse, Gemini rio. “Sí, sí, castígame todo lo que quieras,
no me importa…”
Fourth se acercó a Jungkook, quien se encontraba cerca de la barra, atento
a su teléfono. Vació sus pulmones de aire, aliviado también, pues la angustia
de su nuevo amigo había llegado hacia él hasta contagiarlo por completo.
Palmeando el hombro de Jungkook, le dedicó una pequeña sonrisa.
“¿Cómo lo has encontrado?”
“Estaba dando vueltas en la zona de carreras, casi lo pilla la policía.”
“Oh, ¿y cómo os habéis librado de ella? Estaba todo lleno cuando nos
fuimos.”
Aclarándose la garganta, Jungkook prefirió no entrar en detalles. “Con
mucha suerte.”
Su teléfono vibró, la respuesta de Mos a sus previos mensajes llegando.
Jungkook:
¿Cómo va todo? ¿Has llegado al hospital?
Necesito un favor.
Moslhong:
Todo bien. Ha sido una sobredosis, pero está estable.
¿Qué pasa? ¿Ha aparecido el hijo del alcalde ya?
Mirando al frente, vio como los hijos del alcalde continuaban abrazados.
Entonces, por un milisegundo, sus ojos se toparon con los del rubio, antes de
que este volviera a prestarle atención a su hermano.
Jungkook:
Necesito que recuperes el abrigo que llevaba.
Él está aquí, sano y salvo. Sólo ha sido un susto.
La respuesta de Mos no tardó.
Moslhong:
Hecho.
Menos mal. ¿Su amigo también está allí?
Él observó al susodicho, quien sonreía en dirección a su amigo y miraba
alrededor, como si estuviera en busca de algo.
Jungkook:
¿Al que le rompiste la nariz? Sí, está aquí también.
¿Le digo algo de tu parte?
Mos le envió emoticonos riéndose.
Moslhong:
No, han sido demasiadas emociones fuertes por hoy. Otro día, mejor.
Riendo, asintió para sí mismo, levantando la mirada para ver cómo
Gemini se acercaba a ellos, más concretamente a Fourth y probablemente
para despedirse de él.
“Me marcho ya, Fot… Jungkook, gracias a todos por la ayuda. Siento
haber causado tantos inconvenientes.”
El azabache asintió. “No has causado ningún inconveniente, descuida.”
“Gracias.”
Fourth abrazó a su amigo con fuerza. “Descansa, Gem, espero que ese
castigo del que tu hermano habla no sea muy duro…”
“Lo será, eso seguro. Quizás no nos veamos en un tiempo, pero te
escribiré todos los días y te llamaré para convencerte de que vengas a mi
universidad. Sabes que no pienso rendirme.”
“De acuerdo, esperaré tus mensajes y llamadas. No te olvides.”
“Nunca.” Se separó, solo para volver a abrazarlo. “Adiós, Fourth.”
“Adiós, Gemini.”
Finalmente, el pelinegro se giró en dirección a su hermano, quien lo guio
la puerta junto a su amigo, ambos saliendo del local y dejando a TaeHyung
atrás. Él no avanzó, sino que se quedó quieto junto a la salida, mirando a
Jungkook, con cuyos ojos se encontró.
Le dio una pequeña sonrisa de agradecimiento, viéndole asentir antes de
salir por la puerta, desapareciendo tras esta.
✧c.-002

N/A: Lo único que voy a decir es que amo con locura a este Jungkook xD
Cap dedicado a LittleDream521 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Sneakers’ de Knox, una gran forma de empezar la
semana gracias al maravilloso Descubrimiento Semanal.

La música tecno a todo volumen le rompía los tímpanos, tanto, que


Jungkook era incapaz de adivinar si tenía los altavoces a veinte metros o justo
pegado a sus orejas. El ambiente lleno de gente millonaria hinchándose a
alcohol caro y cocaína premium tampoco era de su agrado, pues hacia años
que había dejado de disfrutar las fiestas.
“¿Puedes repetirme qué hacemos aquí?” Le preguntó a Mos, quién se
encontraba a su lado, mirando a todas partes.
Habían sido invitados a aquella fiesta por parte del mismo anfitrión, quién
siempre contaba con ellos desde que se conocieron en las carreras
clandestinas y Jungkook le ganó el primer puesto. Él lo apreciaba, a pesar de
que siempre rechazaba dicha invitación. Sin embargo, hoy Mos había
acabado arrastrándolo hacia aquel cúmulo de universitarios borrachos.
“Divertirnos un poco, a estas alturas ya no sabemos ni lo que es eso.” Le
recordó, palmeando su hombro.
“Pues yo estoy bien así.”
“Si tú lo dices…”
Mos simplemente se encogió de hombros, antes de que sus ojos captaran
algo que no tardó en mostrarle a Jungkook, señalando a lo lejos.
“Mira eso.”
“¿El qué?”
“Allí, al fondo de la pista.” Insistía, hasta que finalmente supo a lo que se
refería.
Kim TaeHyung, el primogénito del alcalde, se encontraba junto a su
amigo y un par de chicos que recientemente llegaban, uno de ellos no
dudando en besar al pelinegro, mientras que las manos del otro viajaron con
rapidez a la cintura de TaeHyung, algo que pareció incomodarle.
“¿No es el hijo del alcalde? El hermano del chico este que siempre está
con mi hermano, Gemini.”
Asintiendo, Jungkook se pasó la lengua por los labios. “Sí, es él, ¿por
qué?”
“¿Te conoce?”
De inmediato, el recuerdo del beso que ambos compartieron en el
descampado semanas atrás, ocasionó una mueca en su rostro, ladeando la
cabeza. Jamás lo había mencionado en voz alta. A nadie. Tampoco pensaba
hacerlo.
“Bueno… Algo así.”
Mos esbozó una sonrisa brillante, que más bien era como una señal de
alerta para todo aquel que lo conociese.
“Genial, porque tengo ganas de divertirme y voy a necesitar tu ayuda.”
Su gesto se torció. “No me gusta cómo suena eso.”
“Tranquilo, no necesito que hagas nada, sólo mantener al hijo del alcalde
vigilado mientras yo me acerco a su amigo.” Explicó, volviendo a señalarlo.
Ahora, el rubio se dirigía hacia la barra, acompañado por uno de los
chicos, quién seguía sin soltarle ni siquiera cuando avanzaban entre los
demás estudiantes. Jungkook bufó, antes de mirar a Mos.
“¿Y para qué?”
“Tú entretenlo y del resto me encargo yo, ¿vale? No te preocupes.”
Resoplando, apenas se molestó en negar su petición, pues realmente no
tenía nada más interesante que hacer.
“Bueno… Pero no hagas tonterías, ¿de acuerdo? Que nos conocemos.”
“Claro que no. Te enviaré un mensaje cuando haya terminado, nos
vemos.”
Mos se alejó tras despedirse de él con un par de palmadas en la espalda,
desapareciendo entre el cúmulo de universitarios como si formara parte de
ellos. Jamás entendería la capacidad de socializar que ese hombre tenía.
Superaba sus expectativas.
Echando un rápido vistazo a su alrededor, buscó a Kim TaeHyung con la
mirada, hallándolo en la barra junto al mismo tipo, sentados en los taburetes y
sin ninguna pizca de espacio personal entre ambos gracias a él, quién
acortaba la distancia cada vez que hacia el amago de alejarse. Hasta
Jungkook, viéndolo de lejos, se sentía incómodo.
Sin embargo, su atención se vio interrumpida cuando un chico algo más
bajo que él, apareció delante.
“Hola, ¿tú eres Jungkook?”
“Eh…, sí, soy yo, ¿qué pasa?”
“Munik me ha hablado muy bien de ti, dice que eres el mejor corredor de
carreras que conoce.” Comenzó, gesticulando nerviosamente, por lo que el
ceño del azabache se frunció, extrañado. “Me gustaría saber si estás
interesado en participar este fin de semana, organizo una carrera y, bueno…
Quiero que estés allí.”
Aún con el ceño fruncido, el azabache murmuró: “¿Quién es Munik?”
Aquella respuesta pareció descolocar al muchacho desconocido, quien tal
vez esperaba algo positivo. Un segundo después, la atención de Jungkook
volvió a ser tomada por el primogénito del alcalde, quien parecía estar
despidiéndose de su acompañante mientras señalaba los baños.
“Oh, e-es el que ha organizado esta fiesta, Lee Munik. Alto, pelo negro…
Un poco más delgado que tú.”
Él negó. “No tengo ni idea, pero no importa; no estoy interesado. Hace
tiempo que dejé de competir en carreras clandestinas.”
“Te pago tres millones.”
Por supuesto, dicha cifra nubló su mente, devolviéndole la mirada. Se
había prometido a sí mismo no volver a pisar una pista de carreras, pero
necesitaba el dinero más que cualquier cosa.
Sus ojos viajaron de nuevo hacia TaeHyung, verificando que aún estuviera
en la barra, y una vez pudo confirmarlo, suspiró, relamiéndose los labios.
“Dame tu número.”
Sonriente, el tipo le entregó una tarjeta que parecía tener ya preparada.
“Aquí tienes.”
“Te llamaré.”
“Eso espero, Jungkook, me han hablado muy bien de ti.”
Él asintió, guardando la tarjeta en los bolsillos traseros de sus pantalones.
“Eso espero. Adiós.”
Y, acto seguido, continuó con su camino en dirección al rubio, quien
abandonaba a su acompañante en la barra y caminaba hacia toda prisa; el
alivio presente en su rostro, como si se hubiera liberado de un peso extra.
Lo abordó antes de que pudiera llegar al baño, apareciendo frente a él sin
previo aviso y colocando ambas manos sobre sus hombros, empujándole
hasta adentrarse en un pequeño cuarto, que probablemente usaban como
almacenaje, encerrándole entre su cuerpo y la pared contra la que lo empujó.
“¡Ay!” Chillaba el susodicho, sintiendo que caería al suelo. “Pero,
¡¿qué…?! ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame!”
TaeHyung quedó desconcertado tan pronto como chocó contra la pared,
mostrándose confundido antes de reconocer el rostro que tenía en frente. Su
ceño se frunció, asimilando lo que acababa de ocurrir.
“¿Tú otra vez? ¿Qué…? ¿Qué se supone que haces?” Susurró.
Jungkook se encogió de hombros. “Podría preguntarte lo mismo, aunque
te he visto un poco agobiado con ese chico que te ha seguido hasta la barra y
pensé que quizás querrías algo de ayuda.”
El ceño del rubio se frunció aún más. No sonaba creíble en absoluto,
mucho menos viniendo de alguien cuyo primer plan para evadir a la policía,
fue pedirle que se besaran. Seguro que era un pervertido.
“Yo no necesito tu ayuda, descuida, puedo arreglármelas solito.” Aseguró,
buscando la forma de salir sin éxito alguno. “¿Me permites?”
Jungkook ladeó la cabeza, haciéndose el desentendido. “¿Para qué
necesitas permiso?”
“Para marcharme, por favor.”
“Oh… No. Estamos bien aquí.”
Inmediatamente, sintió una ola de confusión aún más grande que la
anterior, llegar a él. ¿De verdad acababa de rechazar su petición de dejarle
salir, o había escuchado mal?
“¿Disculpa?”
“Si sales ahora, el pesado de la barra te buscará y continuará intentando
ligar descaradamente contigo, yo solo te estoy echando una mano para
evitarlo.”
“¿Echarme una mano? ¿Empujándome al interior de un armario?”
“Justo con las manos te he empujado, así que sí, tiene sentido.” Asentía,
muy convencido. “Además, aquí solo caben dos personas, tú y yo, así que es
inaccesible para un tercero. Es imposible que siga molestándote.”
TaeHyung, para el que la paciencia no era precisamente una virtud, apretó
los labios, sintiendo como cada vez se ponía más de los nervios. Era como si
aquel hombre estuviera burlándose de él descaradamente, divirtiéndose a su
costa sin ningún motivo aparente.
“Ya, ¿y tú cómo sabes que estaba molestándome?”
Señalando su rostro con la barbilla, respondió sin demasiados rodeos: “Por
tu cara de asco.”
Aquella respuesta pareció ser más ofensiva de lo que debería, porque
TaeHyung se puso recto de repente.
“Yo no tengo cara de asco, ¿cuál es tu problema?”
“Ninguno, sólo quería ayudar.” Respondió, volviendo a encogerse de
hombros como si estuviera decepcionado por su reacción. “Pensé que serías
más agradecido…”
TaeHyung ladeó la cabeza. No podía creer que estuviera recriminándole
algo cuando él estaba allí en contra de su voluntad. Esto debía ser algún tipo
de cámara oculta, pero estaba demasiado enfadado para no tomárselo en
serio.
“¿Agradecido? ¿Yo? Tú eres quien ha aparecido de la nada delante de mis
narices y, sin medir palabra alguna, me has encerrado entre un montón de
cajas guardadas. Dudo mucho que deba darte las gracias cuando ni siquiera sé
qué es lo que haces aquí.”
“¿Aquí dónde? ¿En la fiesta?”
“Mismamente.”
“Ese tal Munik nos invitó. Suele invitarnos a muchas de sus fiestas, en
realidad… Debo de caerle muy bien.”
Los ojos del rubio se entrecerraron. “Pues yo nunca te he visto por aquí.”
“Es que por regla general no vengo, pero hoy ha sido la excepción.”
Sospechoso, muy sospechoso. Altamente sospechoso. Gritaba la mente
alerta de TaeHyung.
“Oh, vaya… Qué casualidad…”
Para su sorpresa, el azabache negó, su mano subiendo discretamente hasta
posarse en su cintura, donde permaneció sin darle demasiada importancia.
“No, casualidad ninguna.”
“¿No?”
Él miró en dirección al agarre, no pasándolo por alto, pero sí dejándolo
pasar hasta querer asegurarse de qué tramaba con exactitud, viéndole negar
mientras esbozaba una sonrisa ladeada.
“Vine porque sabía que estarías aquí y quería verte.”
Sin embargo, las palabras que salieron de sus labios fueron suficientes
para que el cerebro de TaeHyung desconectara, poniéndole, quizás, más
nervioso de lo que debería estar. Tragó saliva, obligándose a sí mismo a
mantener la compostura.
“¿A mí?” Cuestionó. Jungkook asintió, sabiendo que estaba logrando su
objetivo. “¿Por qué? Ni siquiera te conozco… Ni siquiera me conoces, no
tiene sentido.”
El teléfono del azabache emitió un sonidito. Ese debía ser Mos avisándole
que era libre de nuevo, pero había una parte de él que no quería moverse de
allí. Y fue esa parte a la que terminó haciendo caso.
“Me llamo Jungkook, y yo sí te conozco, TaeHyung. Sé que eres el hijo
del alcalde, que te gusta acompañar a tu amigo cuando espía al amante de su
exnovia y, según tu hermano, eres muy sobreprotector. Tanto, como para
colarte en un distrito que está a tomar por culo de la gran ciudad, sólo para
asegurarte de que todo está bien. ¿He acertado?”
Un escalofrío recorrió su espalda cuando acto seguido, el azabache mostró
sus dientes en la misma sonrisa ladeada, ocasionando que una cantidad
cuestionable de aire quedara estancada en sus pulmones, manteniéndola allí
hasta que volviera a necesitarla. Sentía como el corazón le latía en la
garganta, contra las costillas, en los pulgares y en el oído. Y sabía que no
estaba preparado para escucharle decir nada más.
“No me gusta espiar a nadie.” Le corrigió, tragando saliva con dificultad.
Jungkook rio muy cerca de sus labios, relamiéndoselos poco después y
asintiendo. TaeHyung no tenía ni idea de qué es lo que pasaba por su mente.
Estaba en blanco.
“Ni tampoco soy sobreprotector, sólo evito que mi hermano cometa
estupideces.”
“Supongo que eso tiene sentido… Pero no es asunto mío, en realidad, sólo
mencionaba eso para rememorar lo sucedido en aquel almacén, cuando
estábamos evitando que nos viera la policía.”
Él se removió, algo incómodo. “No lo digas de esa forma, lo haces sonar
cómo si fuéramos delincuentes… Y yo no soy nada de eso.”
“Lo sé, pareces ser una persona muy correcta. Eso me gusta.”
“Ya…”
“También me gustó el beso, mucho.” Mencionó, con la otra mano
alcanzando el rostro ajeno, acariciándole el labio inferior con su pulgar. “No
he podido dejar de pensar en ello desde entonces.”
Quedando en completo silencio tras aquella confesión, tragó saliva de
nuevo, continuó obligándose a mantener la compostura, incluso cuando era
demasiado difícil. Estaba jugando con su cabeza sin que pudiera hacer nada
para evitarlo, lo sabía, pero fue capaz de confirmarlo cuando atacó sus labios
y él cedió inmediatamente, siguiéndole el beso sin siquiera pensárselo dos
veces.
Entreabrió los labios tan pronto como sintió la lengua de Jungkook
golpearlos, permitiendo que se adentrara en su boca y que él la chupara,
jalando poco después del inferior. Este ladeó la cabeza, profundizando el
beso tras mejorar el ángulo.
Kim no se reconocía a sí mismo, sin saber qué hacía ni por qué su cuerpo
reaccionaba como lo hacía. Unos dedos fuertes se apoderaron de su garganta,
rodeándola a la misma vez en que otros apretaban su cintura posesivamente,
mientras la cabeza le daba vueltas, siendo incapaz de comprender qué narices
hacía besando a un completo extraño y dejando que este hiciera con él lo que
quisiera. Pero la realidad es que secretamente le encantaba.
Sentía los dientes impropios rasgando la tierna carne de sus labios,
suavizando tal acción con su lengua, la cual dejaba pequeñas lamidas en
ellos, jalando por última vez antes de separarse, emitiendo un chasquido que
resonó entre las cuatro paredes que les rodeaban.
Jungkook le sonrió, lamiendo su lengua en cuanto la sacó para relamerse
los labios, algo que le causó un escalofrío de pies a cabeza y no pudo ocultar.
“Quizás este tampoco pueda olvidarlo.” Susurró, usando el pulgar para
limpiar la estela de saliva que su lengua había dejado en ellos. “Pero creo que
ha merecido la pena.”
No dijo nada, simplemente se mantuvo en silencio, asimilando lo
sucedido.
“Debo irme… Ha sido un placer encontrarte de nuevo.”
Y, sin esperar una respuesta por su parte, Jungkook abandonó aquel
pequeño cuarto del mismo modo en que había entrado en él.
Unos minutos más tarde, cuando se recuperó de aquel encuentro,
TaeHyung salió con la barbilla en alto y los labios cosquilleándole,
respirando hondo mientras caminaba entre los universitarios, en busca de su
mejor amigo.
Bank se encontraba en la otra parte de la pista, luciendo iracundo desde la
otra punta, por lo que él caminó más deprisa.
“¡Será hijo de puta!” Exclamaba hacia su teléfono, aquel que dejó en
segundo plano cuando visualizó a TaeHyung acercándose. “¡Aquí estás!”
“¿Qué ha pasado? ¿Por qué gritas tanto?”
“El imbécil ese con el que me engañaba Jiaer, no sé qué narices hacía en la
fiesta, pero ha llegado y ha arruinado mi cita con Hangdo. Lo voy a matar.”
TaeHyung frunció el ceño, completamente confundido. “¿Qué ha hecho?”
“Insinuó que nos habíamos acostado y no volví a llamarle.” Sus dientes
chirriaron por la rabia. “Y cuando Hangdo se fue, tuvo la decencia de hacerse
el tonto y decirme que por fin estábamos solos, que llevábamos mucho
tiempo sin vernos y mi nariz parecía estar muy bien desde la última vez.”
A lo lejos, Bank visualizó al enemigo, teniendo la intención de
abalanzarse sobre él cuando le vio sonreír descaradamente en su dirección.
Kim actuó con rapidez, deteniéndolo al instante.
“¡Gilipollas! Te voy a arrancar el pelo a bocados.” Gruñía, removiéndose
para salir del agarre.
Los ojos de TaeHyung se dirigieron hacia el mismo lugar que Banky
señalaba, topándose con Jungkook y aquel chico del que su amigo hablaba,
quienes se acercaban a ellos. Entonces, no tardó en hilar de qué iba todo esto,
lo que le hizo sentir inexplicablemente ridículo.
Acababan de utilizarle.
“¿Por qué estás tan rabioso, bebé? ¿Qué te sucede?” La razón de que Bank
tuviera canas verdes, habló, muy sonriente.
Soltándose de TaeHyung, quien estaba demasiado conmocionado para
actuar, este no tardó en alcanzar el cuello de su camisa, zarandeándole
mientras Mos continuaba riendo, como si no sucediera nada.
“Te voy a sacar los ojos con dos cucharas y luego voy a mear sobre tu
puto cadáver.” Siseó.
La sonrisa del más alto se amplió, mostrándose pensativo. “Hm…
Curiosos fetiches. No los comparto, pero podría hacer una excepción.”
Bank le empujó. “Cállate, porque te juro que no respondo. Imbécil.”
“¿No respondes?” Esta vez, sus cejas se alzaron, dando un paso cerca del
castaño. “Me gustaría ver eso, especialmente si acabas igual que la última vez
que nos vimos. Debe ser interesante romperte la nariz una segunda vez.”
Volviendo a empujarle, Bank chocó contra TaeHyung, quien recobró la
consciencia, sosteniendo a su amigo.
“Banky, suficiente. Vámonos de aquí.”
“Eso, hazle caso a tu amigo.” Asentía Mos, divirtiéndose con la situación.
TaeHyung jaló del castaño para sacarlo de allí, ignorando sus reproches
incluso cuando estos comenzaban a causarle migraña. Pasó junto a Jungkook,
ni siquiera tomando en cuenta su presencia porque estaba demasiado
enfadado para hacerlo, haciendo caso omiso del modo en que este estaba
observándole.
“¡Adiós, bebé!”
Mos se despidió, logrando que Bank se pusiera aún más violento,
removiéndose.
“Banky, para.”
“Me ha humillado, TaeHyung, quiero partirle la cara.” Le dijo.
Y, oyendo la risa del susodicho a sus espaldas, TaeHyung sólo fue capaz
de pensar en que a él también lo habían humillado descaradamente y no podía
dejarlo pasar. No de nuevo.
Deteniéndose en seco, permitió a Banky disfrutar de su corta libertad,
antes de darse la vuelta. Se acercó al par de amigos, quienes, junto a otro
montón de estudiantes, parecían muy atentos a lo que sucedía entre ellos. Él
no titubeó cuando estuvo cerca, levantando el brazo y estampando la palma
de su mano contra el rostro ajeno. Un golpe seco resonó, haciendo eco.
Aquello ni siquiera tomó por sorpresa al azabache.
“Gilipollas.” Escupió TaeHyung.
Luego, desapareció llevándose a Bank consigo.
“Vaya hostia…”
Jungkook, resignado y con los labios muy apretados, miró a Mos, cuyo
silbido le retumbó en los oídos.
“Esta me la vas a pagar.”
✧c.-003

N/A: Capítulo más largo hasta la fecha, como autoregalo de cumpleaños,


que en España ya es veintiséis de octubre y soy un año más vieja xD
Cap dedicado a Seudonimo23 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Tonight Tonight’ de Hot Chelle Rae, una canción que
me pone de muy buen humor y me encanta.

“Me usó como un puñetero trapo viejo, Bank, ¿te lo puedes creer?”
Bufaba, mirando su reflejo en el espejo.
El castaño bufó en la otra línea. “No me sorprende para nada, a la vista
está que es igual de estúpido que su amigo. Tal para cual.”
“Ya, pero me siento tan ridículo…” Bufaba, sonando tan fastidiado como
lo estaba.
Había pasado una semana desde que se encontró a aquel imbécil en la
fiesta de su compañero de facultad, Munik, y pasados esos siete días,
continuaba sin poder quitarse lo sucedido de la cabeza. Es como si alguien se
lo hubiera grabado a fuego lento.
“No eres ridículo, bobo, sólo te dejaste llevar. No tenías ni idea de cuáles
eran sus intenciones…” Bank intentó tranquilizarlo, pues pensaba más de la
cuenta. “Además, en tu defensa diré que, incluso siendo un gilipollas, tiene su
encanto… Nadie puede culparte.”
Otro bufido abandonó los labios de TaeHyung. “Ya me jodería, si encima
de imbécil pareciera un anacardo con patas…”
Riendo a carcajadas, Bank soltó un suspiro, mientras el rubio se movía por
la habitación en busca de su cinturón favorito. No lo encontraba por ninguna
parte.
“En fin… ¿Qué estás haciendo ahora?”
“Vestirme. Gemini vendrá en un rato, quiere que le lleve a un lado.”
Respondió, abriendo el cajón de su mesita. Bingo. “Oh, aquí está.”
“Uf… Pues ten cuidado. Últimamente los lugares que frecuenta tu
hermano son bastante cuestionables.”
Esta vez fue él quien soltó una risa, meneando la cabeza de un lado a otro.
Por suerte hoy estaba a salvo de toparse con cierto gilipollas cuyo hobby era
encerrar a otros en armarios.
“Mira quién va a hablar, el que me hizo esperar delante de un bar durante
toda la noche y al que terminaron rompiéndole la nariz.”
Bank resopló. “Eso fue un descuido. No hace falta que me lo recuerdes de
por vida.”
“Claro que hace falta. De todas formas, imagino que iremos al centro.
Creo que quiere hacerse su primer tatuaje, o algo así le escuché decir cuando
hablaba con ese amigo suyo.”
“¿Cómo? ¿Gemini con tatuajes?” Bank parecía perplejo, por su tono de
voz. “¿Y no te da un infarto?”
Suspirando, pasó una mano por su frente, volviendo a mirarse en el espejo.
Llevaba camisa favorita de su madre.
“Todavía me tiemblan las manos sólo de pensarlo… Pero a estas alturas,
prefiero estar al tanto de lo que hace, que enterarme tarde. Quiero que confíe
en mí.”
Bank emitió un sonido sorpresivo, lo que le hizo bufar, poniendo los ojos
en blanco.
“Vaya… Qué pensamiento más maduro, TaeHyung. Me enorgullece que
hables y pienses así.”
Resoplando, se pasó la lengua por los labios, pues sabía que sus palabras
eran un arma de doble filo. “Gracias, gracias…”
“¿Seguro que el chico ese sólo te besó o también logró que te fumaras un
porro con él?”
Finalmente, tras recibir un ataque pasivo agresivo por parte de su mejor
amigo, TaeHyung vació sus pulmones. No era Bank si el sarcasmo o la ironía
no brotaba de sus poros. Aquel hecho tan previsible era parte de su excéntrica
personalidad.
El timbre sonó, lo que le advirtió a TaeHyung de que Gemini ya había
llegado.
“Eres un gilipollas.” Le dijo, dirigiéndose a la puerta.
“Sólo bromeo, cariño… Sé que a ti no te van esas cosas.”
TaeHyung abrió, encontrándose con Gemini tras ella y haciéndole una
señal para que entrara. Su hermano lo hizo, frotándose las manos. Parecía
estar nervioso, como si estuviera buscando la forma de decirle algo. Algo que
TaeHyung ya sabía.
“Bueno, te dejo que ya ha llegado Gem. Hablamos luego, suerte con esas
compras.”
“Igualmente, cariño. Espero que sepas mantener la compostura y no te de
un infarto mientras que a tu hermano le hurgan en la piel con una aguja.
Besos.”
Rodando los ojos, colgó. Él esperaba lo mismo.
Se giró hacia su hermano, quién había tomado asiento en el sofá y
mantenía la atención fija en su teléfono, una pequeña sonrisa destacando en
su rostro. Acercándose a él, captó dicha atención, logrando que levantarse la
vista para enfocarla en él. TaeHyung se veía expectante, pues aún no le había
comentado a qué lugar exactamente quería ir.
“¿Y bien? ¿Adónde iremos?”
Gemini se mordió el labio inferior, sintiéndose nervioso de nuevo.
“Verás… Sabes que dije que cuando cumpliera los dieciocho, quería hacer
algo nuevo, ¿verdad?”
Él asintió. “Claro.”
“Pues llevo un tiempo pensando en ello, y he… he tomado la decisión de
que me voy a hacer un tatuaje.”
Tan pronto como soltó aquellas palabras, comenzó a sudar frío. TaeHyung
alzó las cejas.
“¿Un tatuaje?”
“Sí, p-pero pequeñito. Muy pequeño. De esos que prácticamente no se
ven.” Asentía, jugueteando con sus manos y riendo nerviosamente. “Vamos,
que igual ni me acuerdo de que lo tengo…”
El rubio también asintió, apretando los labios. Agradecía que Gemini fuera
capaz de tomar decisiones por sí mismo y quisiera consultarlas con él
previamente, incluso si estas podían repercutir de manera negativa en su vida
y perjudicar la salud del más mayor. Después de lo sucedido hacía unas
semanas, era como recibir un soplo de aire fresco.
“De acuerdo… ¿Ya tienes un sitio pensado?”
“En el hombro.”
TaeHyung soltó una risita, negando. “No, digo un sitio físico al que ir.
Para hacerte el tatuaje.”
“Oh… Sí, Fourth me recomendó el estudio de un amigo de su hermano.
Dice que allí hacen los mejores tatuajes de toda la ciudad y encima me harán
un descuento por ir de su parte.”
El gesto del rubio se torció.
A TaeHyung no le molestaba en absoluto que su hermano y ese chico,
Fourth, fueran amigos, dado que Gemini parecía bastante feliz por tener a
alguien como él en su vida, y, por consecuente, la felicidad impropia era la
suya. Pero había algo en el hecho de que siempre, sin importar qué, tenía que
haber alguien relacionado con esos imbéciles, involucrados en sus asuntos.
Era lo que más desconfianza le causaba de todo.
Sin embargo, teniendo en cuenta de que era algo que sí o sí, Gemini haría,
prefería estar al tanto de ello y simplemente brindarle su apoyo. Incluso si eso
significaba que su calidad de vida disminuyera considerablemente.
“Vale…”
“¿Sí?” El menor parecía sorprendido por su aceptación. “¿No te enfadas?”
“Bueno… Teniendo en cuenta que es algo que vas a hacer sí o sí, prefiero
que tengas la confianza suficiente conmigo como para contármelo y así
apoyarte, a tener que enterarme por sorpresa.”
Sus ojos brillaron de inmediato. “¿Eso significa que me acompañarás?”
“Oh, por supuesto que voy a acompañarte. Ni de broma pienses que te
dejaré solo con una máquina de agujas y un tatuador.”
Riendo, se abalanzó a los brazos de su hermano mayor. Parecía eufórico, y
de algún modo, contagiaba a TaeHyung, cuya sonrisa no tardó en aparecer.
Incluso si Gemini no era su hermano de sangre, jamás fallaba en
recordarle a su madre. Tenía su misma risa escandalosa y encantadora.
Aquella que tanto extrañaba en sus peores días y sin la que le costaba
horrores seguir adelante.
Media hora más tarde, TaeHyung aparcaba frente al estudio de tatuajes
que Gemini le había estado indicando durante todo el camino, vaciando sus
pulmones una vez miró hacia el frente y lo visualizó. Parecía un sitio decente.
“Aquí es.” Señaló el menor, mientras se despojaba del cinturón. Luego,
miró a su hermano, quien parecía estar debatiendo consigo mismo.
“¿Vamos?”
Devolviéndole la mirada, asintió. “Sí, claro.” Dijo, acto seguido
quitándose el cinturón también.
Ambos bajaron del coche, cruzando la calle hasta llegar al otro lado,
donde el estudio se encontraba. TaeHyung miró a su hermano una última vez,
tragando saliva mientras entraba tras él. No podía creer que de verdad lo
haría.
“E-Espera un momento.” Balbuceó, inmediatamente captando la atención
de Gemini, quién se apoyaba en el mostrador vacío.
“¿Qué pasa?”
“¿Cómo de grande es el tatuaje?”
“Pequeño, ya te lo he dicho.” Repitió.
Los ojos del rubio miraron hacia todos lados, encontrando que sólo
estaban ellos dos allí, a pesar de que podía escuchar ruidos viniendo del
interior de otro cuarto algo más amplio.
“Ya, pero exactamente cómo… ¿Más pequeño que una hormiga?”
Gemini soltó una risita. “No, tan pequeño no. Del tamaño de un escarabajo
adulto, más o menos unos tres centímetros.”
Finalmente, él pudo tragar saliva, sintiéndose aliviado al saber que no se
trataba de algo demasiado exagerado o llamativo. No quería que pudiera
arrepentirse de él toda la vida, teniendo en cuenta que aún era bastante joven.
“Vale…” Suspiró, mordiéndose el labio inferior.
Un segundo después, el corazón le dio un vuelco y su rostro formó la
mayor mueca de desagrado jamás vista, tan pronto como Jungkook apareció
frente a él.
Esa aparición era justo lo que le faltaba.
“Vaya, Gemini, veo que vienes acompañado.” Comentó a modo de saludo,
esbozando una sonrisa en dirección al mayor de ambos hermanos.
TaeHyung se mantuvo en silencio, simplemente poniendo los ojos en
blanco.
“Me daba miedo hacerme mi primer tatuaje solo… He oído que duele
mucho.”
Sin borrar aquella sonrisa que rozaba la burla hacia TaeHyung, a quien no
le quitaba la vista de encima, el azabache puso una hoja de papel frente a
Gemini, para luego tenderle un bolígrafo de punta fina.
“No te creas, ¿eh? Eso depende mucho del umbral del dolor que tengamos
cada uno. Y también de la zona, claro.” Explicó, señalando una línea de
puntos sobre la hoja. “Toma, tienes que rellenar esta hoja y luego firmar aquí
para indicar que eres mayor de edad.”
Agarrando el bolígrafo, Gemini comenzó a poner sus datos sobre el papel.
“Fourth me ha dicho que tú te haces tus propios tatuajes, ¿es verdad eso?”
“Sí, me hice la gran mayoría de los tatuajes que llevo en las manos durante
una práctica. Es la zona más accesible, así que tampoco tiene gran
dificultad.” Respondió, encogiéndose de hombros. Gemini le tendió la hoja
que brevemente revisó. “Vale, pues pasemos al estudio. ¿Tu acompañante
quiere entrar o prefiere quedarse aquí?”
En cuanto aquellos ojos volvieron a posicionarse sobre él, dándole una
mirada que solo TaeHyung era capaz de identificar al reconocer la diversión
en estos, se aclaró la garganta, poniendo una mano en el hombro de su
hermano.
“Él entra con nosotros, creo que le daría un infarto si se queda aquí fuera.”
Bromeó.
Riendo, Jungkook se alejó del mostrador, guiñándole un ojo al rubio e
indicándoles con una señal que fueran tras él. “Seguidme.”
Gemini fue el primero en avanzar, agarrando el brazo de su hermano para
que fuera tras él. Se adentraron en una sala más amplia, en la que
predominaban los colores negro, blanco y rojo. Tenía un escritorio a la
izquierda del todo, estanterías y cajones donde muy probablemente guardaba
el material de trabajo, botiquines de emergencia, una camilla, dos sillas, un
sillón y diseños pegados a las paredes.
“Wow, qué bonito lo tienes decorado.” Señalaba Gemini, mirando a todas
partes.
Jungkook, quien se colocaba unos guantes negros de látex, sonrió.
“Muchas gracias.”
“¿Es obra tuya?”
“Me ayudaron bastante los dueños del local, la mujer es diseñadora de
interiores y le encantó la idea, pero sí, en parte es obra mía.” Asintió,
moviendo los dedos para acomodarlos bajo el material. “¿Te has echado
alguna crema anestésica o algo por el estilo?”
Gemini meneó la cabeza a modo de negación, sintiéndose repentinamente
nervioso.
“No, nada.”
“Muy bien, pues ve diciéndome el diseño que tienes en mente mientras.”
Pidió, mirando a TaeHyung poco después, quien se encontraba de pie
mirando a todos lados. Él sonrió. “Puedes sentarte en ese sillón de ahí, igual
es un poco incómodo si estás todo el tiempo de pie.”
Fulminándole con la mirada, hizo lo sugerido, esta vez observando a su
hermano, quien sacaba un papel del bolsillo, donde tenía el diseño impreso.
“Aquí tienes el diseño. Es algo sencillo y bastante minimalista, ya que mi
universidad no deja a los estudiantes tener tatuajes visibles.”
“Perfecto.” Asintió, llevándoselo consigo al escritorio
TaeHyung, cuya atención se encontraba fija en su hermano, frunció el
ceño tras haber visto lo que planeaba tatuarse. “¿Te vas a tatuar el número
siete?”
Gemini asintió, lo que le confundió aún más.
“¿Por qué? Creí que sería un dibujo o alguna de esas cosas que te gustan,
no un número.”
“Es por el siete de enero.”
“¿Siete de enero?”
“Sí, el día en que llegué a casa.”
Su corazón dio un vuelco, sintiendo como se hacía inesperadamente
pequeñito en aquel estudio. ¿Cómo no había sido capaz de adivinarlo antes?
Ese día cambió su vida por completo, pues no sólo llegó su hermano, sino
que también su compañero de vida. Su persona favorita en el mundo.
“Cuando cumplí once años, dijiste que al cumplir la mayoría de edad, te
harías un tatuaje en honor al día en que llegué del orfanato a casa. Nunca
pudiste porque te dan miedo las agujas, pero yo siempre quise hacerlo.”
Esbozando la sonrisa más dulce que pudo, alargó el brazo para pellizcarle
la mejilla.
“Algún día cumpliré mi promesa y me haré ese tatuaje.” Aseguró.
Gemini le devolvió la sonrisa. “Podrías hacértelo ahora, conmigo… Así
ninguno de los dos nos lo hacemos solos. Estamos acompañados del otro.”
“No lo sé, Gem…” Dijo, casi disculpándose con la mirada. Este le sonrió.
“Bueno, pues otro día será. No pasa nada.”
Jungkook apareció con el calco hecho. “¿Dónde quieres el tatuaje,
Gemini?”
“Cerca del hombro.” Respondió, poniéndose en pie y levantándose la
camiseta de mangas cortas que llevaba puesta, señalando el lugar bajo el
hueso de su hombro. “Más o menos por aquí.”
“Vale, pues te voy a poner el hectográfico para que veas cómo queda el
diseño y tú me dices qué te parece, ¿de acuerdo? Si es muy grande, muy
pequeño… Todo eso.”
Asintiendo, Gemini se quedó quieto para que el azabache pudiera hacer su
trabajo, sabiendo que un TaeHyung excesivamente pensativo se encontraba a
menos de dos metros, con la vista fija en todo lo que sucedía, dándole vueltas
a la cabeza. Él sabía el pánico de su hermano por las agujas, es por eso que
jamás podría sentirse decepcionado con TaeHyung por nunca hacerse ese
tatuaje. Incluso si le hacía más ilusión que cualquier otra cosa.
“¿Cómo lo ves?” Separándose, Jungkook le dio espacio para que se mirara
al espejo.
“Tiene el tamaño perfecto y está justo donde lo quería.” Dijo, viendo la
enorme sonrisa del tatuador. Él soltó una risita nerviosa.
“Muy bien, pues ve sentándote en esa silla de allí mientras yo voy
preparando la mesa.”
“De acuerdo.”
Jungkook tomó el dispensador de jabón, papel, los botecitos que contenían
el pigmento, además de algunas agujas desechables que dejó sobre la
pequeña mesa portátil y conectó la máquina a su respectiva batería, ajustando
el pedal. Luego, se quitó los guantes, lanzándolos al cubo de basura y
agarrando otros exactamente iguales, antes de mirar al muchacho, quien
parecía algo asustado. Él tomó asiento en la silla contigua a la suya.
“¿Estás preparado?”
“Sí… Aunque rezo por que duela menos de lo que espero…”
“No pienses tanto en eso o harás que te duela más al estar tan tenso. Debes
relajarte, y si no puedes soportar el dolor, me lo dices y hacemos las pausas
que hagan falta hasta terminarlo, pero antes que nada, tranquilízate.”
Gemini rio de nuevo, asintiendo cuando el azabache encendió la máquina.
“¿No crees que estoy siendo demasiado dramático? Es un tatuaje de tres
centímetros apenas…”
“Eso da igual, no importa. El tamaño es lo de menos ahora mismo. Es tu
primer tatuaje, mida lo que mida te vas a sentir nervioso igual, sigue
tratándose de una aguja atravesándote la epidermis, después de todo. No creo
que sea una sensación con la que estés familiarizado.”
“Ya, tienes razón… Pero no digas eso muy alto o mi hermano me saca de
aquí por los pelos…” Bromeó, liberando así un poco de la tensión que sentía.
Jungkook rio, mirando al susodicho, quien se mordía el labio inferior.
Poco después, se enfocó en el hermano pequeño.
“¿Te parece bien si empezamos ya? ¿O necesitas un poco más de tiempo?”
Él se apresuró a negar. “No, no, estoy bien. Empieza, empieza.”
“De acuerdo.”
La aguja se enterró superficialmente en la piel de su brazo poco después,
haciendo su recorrido durante siete largos minutos en los que Jungkook iba
preguntándole cómo se sentía. Para su propia sorpresa, Gemini encontró que
no era tan doloroso cómo había esperado que lo fuera inicialmente, y para
mayor sorpresa aún, todo terminó en lo que duraba un parpadeo.
“Listo.” Señalaba el azabache, apagando la máquina y dejándola a un lado,
tras tirar la aguja. “Voy a limpiártelo.”
“¿Ya? ¿Tan pronto?”
“Es un tatuaje pequeñito, no se tarda demasiado.” Dijo, esparciendo el
jabón para quitar los restos de tinta extra y eliminando todo aquello con
papel, su obra maestra saliendo a la luz. “¿Te ha dolido mucho?”
Él negó. “Apenas, estaba más asustado de lo que debía.”
“Da mucha impresión, es normal. Cuando te dicen que son agujas
atravesándote la piel, piensas que vas a morirte de dolor.” Comentaba,
cubriéndole el brazo con papel transparente. “Aunque, también te digo, te lo
has hecho en una zona donde no duele mucho, quizás en otra parte sí hubieras
sentido algo más de molestia.”
Aquello hizo que Gemini se sintiera intrigado, pues no sabía mucho de
tatuajes. “¿Cuáles son las zonas donde más duele tatuarse?”
“Hmm… Pues hay varias. Las rodillas, codos, cara, cuello, por todo el
abdomen, especialmente en las costillas, en la espalda también resulta
bastante molesto… Y como tatuador, la peor de todas son los pies Duele
mucho si tienes patitas de pollo, además de ser súper incómodo.” Respondió,
logrando sacarle una risita. “Ya está.”
“¿Puedo mirarme?”
Jungkook asintió. “Sí, míratelo. Pero sin tocar.”
Gemini se puso en pie, acercándose al espejo para verse el tatuaje. No era
muy grande, tenía el tamaño justo y un trazo perfecto. De inmediato, una
enorme sonrisa apareció en su rostro. No podía creer que de verdad lo había
hecho.
“¿Qué te parece?” Quiso saber, notando su emoción evidente.
“Increíble, es justo lo que había imaginado que sería, Jungkook.” Expresó,
dirigiéndose hacia su hermano, quien se encontraba expectante para verlo
también. “Mira, TaeHyung, ¿te gusta?”
Contagiado por su sonrisa enorme, el rubio asintió. “Me encanta, es muy
bonito.”
“Tengo que enseñárselo a Fourth, me dijo que quería verlo. Voy a salir un
momento a llamarle, ¿vale? En seguida vuelvo.”
De nuevo, el azabache asintió. “De acuerdo, iré apuntándote mientras el
nombre de la crema que debes usar.”
Sin decir nada más, Gemini abandonó el estudio feliz como una perdiz,
llamando a Fourth en cuanto alcanzó su teléfono. Estaba tan contento, que ni
siquiera parecía ese mismo chico que había entrado con el corazón encogido,
temeroso por cómo sucederían las cosas.
Jungkook, quien había quedado a solas con el hermano mayor del
susodicho, le observó detenidamente, viéndole pensativo y distante. Era la
primera vez en mucho tiempo que daría lo que fuera por saber qué pasaba por
la mente de alguien.
“Oye, si te animas a tatuarte, os puedo hacer precio por ser dos. Hoy estoy
generoso.”
El primer impulso de TaeHyung fue negar su propuesta, sin embargo, en
cuanto levantó la mirada del suelo y miró a su hermano, supo que era el
momento idóneo para hacerlo. Quizás, si seguía alargándolo, nunca llegaría a
hacerlo realmente, siendo incapaz así de cumplir aquello que le prometió en
el pasado.
“Ya… ¿Y no hay otra persona que pueda hacerlo por ti? Prefiero las
manos de otro profesional.”
De inmediato rio, su orgullo no sintiéndose herido en absoluto, mientras se
quitaba los guantes que acababa de usar y los tiraba al cubo de basura.
“Aún no has estado en mis manos para preferir las de alguien más…
Tampoco las hay mejores. Y, de todas formas, hoy mi compañero está de
descanso, así que eso no será posible.” Falsamente, se lamentó. “Tienes la
opción de negarte, o aceptar lo que te propongo y aprovechar mi oferta.”
Un suspiro abandonó los labios del rubio. “Ya veo…”
“Para tu hermano parece ser muy importante y tú te ves con ganas de
hacerlo…” Comentó, paseándose a su alrededor. “Mi consejo, que ni siquiera
has pedido, es que no le des demasiadas vueltas.”
TaeHyung le observó con el ceño fruncido.
“¿Demasiadas vueltas? Es un tatuaje. Algo que permanecerá de por vida
en mí.”
“Y yo te diría que lo pensaras con detenimiento si se tratase de una
chorrada, pero no creo que ese sea el caso.”
“No, no lo es…” Murmuró, aclarándose la garganta.
Sin quitarle la vista de encima, Jungkook se mordió el labio inferior. “Pues
la decisión final es tuya.”
El silencio que se formó entre ambos poco después ni siquiera podía
catalogarse como algo incómodo, TaeHyung pensativo mientras el tatuador
en cuestión se desinfectaba las manos dentro del baño, saliendo a los pocos
minutos, cuando este ya parecía tener clara su decisión.
“¿Qué lugar me recomendarías que sea discreto?”
“Depende de lo que tú consideres discreto…”
“Poca visibilidad. No quiero que me echen de la universidad a medio año
de acabar la carrera.”
Bufando, Jungkook puso los ojos en blanco. Los ricos y sus normas
absurdas. “Ya veo…”
Le echó un rápido vistazo al rubio, mirándole de arriba abajo mientras
pensaba en una parte de su cuerpo donde un tatuaje fuese poco visible y
aprovechaba la situación para mirar de más, cuando le oyó suspirar y sintió
que se estremecía bajo su intensa mirada. Al poco tiempo, se encontró con
sus ojos, expectantes.
“En el muslo podría ser una buena zona. Discreta, no duele mucho y ahí
siempre quedan bonitos.”
TaeHyung miró sus muslos cubiertos por la tela del pantalón. Luego, a
Jungkook. “¿En el muslo?”
“Eso he dicho, sí.”
“¿No duele?”
Ladeando la cabeza, hizo una aproximación no tan exacta. “Es soportable,
para un tatuaje pequeño lo recomendaría.”
Y, sin siquiera pensárselo por más de cinco segundos, el rubio accedió.
“Muy bien, de acuerdo. En el muslo será.”
Satisfecho, Jungkook no pudo evitar la sonrisa que cruzó sus labios.
“De acuerdo, pues ve quitándote los pantalones y sentándote en la camilla
mientras yo preparo el calco. Quieres el mismo diseño de tatuaje que Gemini,
¿no?”
“Sí, el mismo.” Asintió.
Se puso en pie para desabrocharse los pantalones, evitando pensar lo
menos posible en lo que estaba haciendo, frente a quién lo estaba haciendo y
aprovechando que Jungkook se alejaba de nuevo hacia su escritorio. Luego,
se trasladó hacia la camilla. Podía sentir como el corazón le latía a toda
velocidad, esperando pacientemente a que terminara de dibujar el diseño que
Gemini había elegido, en el papel hectográfico. Estaba más nervioso que
nunca.
Unos minutos después, Jungkook llegó frente a él de nuevo, dándole una
mirada para nada discreta que puso sus vellos de punta.
“¿Dónde lo quieres exactamente?”
Mirando su piel desnuda, señaló veinte centímetros por encima de su
rodilla. “Aquí.”
Sin decir nada más, el azabache presionó aquel papel contra su piel,
dejándolo allí por unos segundos, en los que sus dedos causaron escalofríos
indescriptibles, antes de retirarlo y que la tinta azul del bolígrafo quedara
marcada en su piel.
“Listo, mírate en el espejo y dime qué tal.”
TaeHyung se bajó de la camilla, encaminándose hacia el espejo que se
encontraba a poca distancia, sintiendo los ojos de Jungkook sobre su cuerpo
sin ningún tipo de vergüenza. Él suspiró. ¿En qué momento había accedido a
semidesnudarse delante de ese imbécil?
“¿Cómo lo ves? ¿Muy grande, muy pequeño…?”
“Está bien, me gusta así.”
“Perfecto, pues en ese caso ven aquí.” Palmeando la camilla, le indicó que
tomara asiento de nuevo en ella.
Él lo hizo, tomando una profunda respiración cuando le vio situarse en
medio de sus piernas, cambiándose los guantes que se había puesto en un
descuido suyo, por otros iguales y agarrando otro botecito con tinta negra,
más papel y agujas desechables. Luego, miró a TaeHyung atentamente,
pasándose la lengua por los labios.
“¿Preparado?”
Lentamente, asintió. “Sí…”
Sus ojos se suavizaron.
“Pregunto de nuevo porque no me has convencido: ¿Preparado?”
“Lo estoy, sí.” Volvió a asentir.
Esta vez, sí que convenció al tatuador, quién no tardó en encender la
máquina, tomando con su otra mano el muslo de TaeHyung, aquel que volvía
a estremecerse.
“Bien. Si tienes miedo a las agujas, será mejor que mires para otro lado o
simplemente no mires. Cierra los ojos.” Le aconsejó. “Voy a dejar la máquina
encendida durante unos segundos para que te acostumbres al ruido, mientras
decides qué hacer.”
“E-Estoy bien por ahora.” Murmuró, sintiendo un nudo en la garganta,
mientras el ruido del motor le ponía los vellos de punta.
TaeHyung desconocía si se sentía así de nervioso por el tatuaje, por las
agujas o porque lo único que le separaba de estar desnudo frente a Jungkook
era su ropa interior. Y, sin duda alguna, ese no era un escenario que hubiese
visto posible.
“Comenzamos, ¿de acuerdo?” Avisó.
Él asintió, sin medir palabra alguna.
Lo siguiente que notó, fue el leve escozor de algo pinchándole la piel de
manera superficial y con mucha rapidez, por lo que terminó cerrando los ojos
con fuerza, adaptándose a la sensación. No era agradable, pero tampoco
demasiado dolorosa, a excepción de cuando pasaba por la zona más cercana a
su cadera.
Alrededor de diez minutos después, los pinchazos se detuvieron y el ruido
de la máquina cesó. TaeHyung abrió los labios, visualizando al azabache
limpiando la poca sangre en su muslo.
“¿Ya?”
Este asintió, dedicándole una sonrisa orgullosa. “Rápido, ¿verdad?”
“Sí… Q-Quiero verlo.”
“En cuanto lo limpie, ahora dudo que puedas ver mucho más de manchas
negras.” Dijo.
Acto seguido, esparció el jabón en la zona, del mismo modo en que había
hecho con Gemini, sólo que de una forma algo más lenta, casi rozando lo
íntimo. Luego, pasó un papel suavemente, terminando por cubrirle la pierna
con papel film.
TaeHyung no pudo evitar sentirse como un plato con sobras que guardaría
en el microondas.
“Ya está, puedes ir a mirártelo.”
Una vez se separó de él para que pudiera ponerse en pie, este lo hizo,
alejándose de nuevo hacia el espejo. Por supuesto, Jungkook no desperdició
la oportunidad de mirar, ya que él no dejaba escapar oportunidades
fácilmente.
“¿Qué te parece? ¿Te gusta?”
“Hm… Ha quedado bonito.”
“¿Ves? Te dije que no había mejores manos que las mías.” Insistió,
orgulloso de su trabajo.
Dejando escapar un bufido, puso los ojos en blanco. “Ya, seguro…”
Por supuesto, ante aquella respuesta en la que claramente dejaba entrever
que estaba aún molesto por lo sucedido en la fiesta, una semana atrás,
Jungkook rio, apoyándose en la camilla mientras TaeHyung se acercaba para
agarrar sus pantalones.
“Eres un poco rencoroso, ¿verdad, TaeHyung?”
“¿Yo?” Kim se señaló a sí mismo, agachándose para agarrar sus
pantalones. Jungkook le miró el culo descaradamente. “En absoluto, no sé
por qué lo dices. No es como si me importara que un imbécil decidiera
usarme para que el otro imbécil de su amigo pudiera molestar al mío.”
Otra risa abandonó sus labios, posando una mano en su cadera. “Yo no te
usé, estás equivocado.”
“Claro que lo estoy.” Accedió sarcásticamente. “Para nada me encerraste
en un cuartito, me hiciste creer toda esa mierda que me dijiste y luego me
besaste, mientras ese amigo tuyo se encargaba de fastidiarle la cita a Bank.”
“¿Te creíste eso que dije sobre lo que sucedió en Jung?”
TaeHyung bufó. “No.”
La mano en su cadera, aquella que recientemente notaba, subió hasta
posarse en su cintura, notando la respiración del azabache en su cuello. Él
tragó saliva, sintiéndose inexplicablemente débil.
“Pues era verdad.” Susurró, logrando que levantara la mirada para
observarle.
Antes de que el rubio pudiera decir algo, cualquier cosa, Gemini apareció
en el estudio de nuevo, tan sonriente como cuando se fue.
“A Fourth le ha encantado mi tatuaje, dice que ya me falta poco para
convertirme en un—” Y, como era de esperar, se quedó de piedra en cuanto
visualizó la escena frente a sus ojos, perplejo. “¿Qué estáis…?”
TaeHyung empujó a Jungkook lejos, recobrando la compostura. ¿Qué
había sido ese descuido tan absurdo por su parte? Debía recordarse a sí
mismo lo que pasó la vez anterior, para que no volviera a suceder nunca más.
Para su suerte, Gemini olvidó lo que acababa de ver, cuando el papel film
en su muslo fue lo suficientemente llamativo como para darse cuenta de que
él también se había tatuado. Justo como una vez le prometió que lo haría.
Claramente, su emoción fue mil veces mayor que la confusión que en un
inicio había sentido.
“¡Lo hiciste! ¡Te has hecho el tatuaje!”
“Sorpresa.” Su hermano le dedicó la mayor sonrisa, terminando de
colocarse los pantalones y sintiendo una leve molestia en el muslo. Ahora sí
que era fastidioso. “Me he animado a última hora, quería sorprenderte.”
“No pensé que al final lo harías… Qué bien, me encanta. Seguro que a
papá le da un infarto doble, pero le va a gustar.”
Abrochándose el cinturón, TaeHyung rio, evitando al mirada del azabache
a su izquierda.
“Confío en que sí.”
Unos minutos después, salieron del estudio hacia recepción de nuevo,
donde Jungkook le entregó a TaeHyung la misma hoja que Gemini había
firmado para confirmar que era un adulto y daba su consentimiento. Luego,
otro papel más pequeño fue a parar a manos del hermano mayor.
“Esta es la crema que siempre recomiendo a quienes vienen a tatuarse, es
la mejor que conozco. Si por casualidad no tienen en farmacias, pedid alguna
que sea parecida.” Indicó.
“¿Y esta cosa cuándo me la puedo quitar?” Quiso saber el menor,
refiriéndose al papel film. “Me siento como un trozo de fiambre para
refrigerar.”
Jungkook soltó una risa. “Pasadas las seis, siete, ocho horas,
aproximadamente.”
“Entendido.”
“Tenéis que lavarlo dos veces al día con jabón neutro y agua tibia, nada de
agua muy caliente. Secad con cualquier toalla o gasa de tejido suave que no
tenga pelusas, mucho cuidado. Los primeros días tapadlo bien cuando vayáis
a ducharos. Nada de rascaros, ni tocar más de lo debido el tatuaje.”
Gemini asintió. “Vale… Fourth me dijo que tuviera mucho cuidado con el
sol.”
“Bastante. Y ahora no sirve de nada que os diga esto porque ni siquiera
hace buen tiempo, pero las piscinas y las playas están terminantemente
prohibidas. El cloro y el agua salada son cualquier cosa menos vuestros
amigos.”
“Algo había escuchado sobre eso, sí.” Murmuraba Gemini. “Se agradecen
mucho los consejos, Jungkook.”
El azabache negó. “No es nada, para eso estoy.”
“Gracias.”
“Cualquier duda que tengáis, me podéis llamar.” Dijo, entregándole su
tarjeta a TaeHyung, mirándole directamente a los ojos.
Tomándola, el susodicho se la entregó a Gemini, enviándole una indirecta
que claramente recibió, sonriendo sin que la derrota lo alcanzara. Él no se
rendía bajo ningún concepto y TaeHyung iba a ser la mayor prueba de ello.
El teléfono de Gemini sonó, la melodía que él mismo había establecido
para Fourth, haciéndole sonreír. Inmediatamente miró al mayor.
“¿Te importa pagar tú y ahora yo te doy mi parte? Por favor. Es que
Fourth me está llamando. ¿Vale? Gracias, te quiero. Eres el mejor.” Avisó,
saliendo de allí con rapidez, sin siquiera darle oportunidad a su hermano de
responder.
“Vale…”
De nuevo a solas con Jungkook, TaeHyung suspiró, viéndose fastidiado.
“¿Cuánto es?”
“Con la oferta exclusiva son setenta mil por dos tatuajes.”
“¿Y sin la oferta?”
“Noventa mil.”
Asintiendo, sacó su cartera, entregándole nueve billetes de diez mil wons.
“Toma, aquí tienes.”
Jungkook ladeó la cabeza, mostrándose confundido. “¿Has ignorado el
hecho de que te estoy cobrando menos dinero porque soy una persona
generosa?”
“No necesito que me cobres menos dinero, gracias por la oferta, pero me
gusta pagar justamente por el trabajo de los demás.” Respondió, su barbilla
en algo. “De lo contrario, sentiría que me estoy aprovechando y no soy ese
tipo de persona.”
Claramente, el azabache recibió aquella daga que, de una forma muy sutil,
TaeHyung le lanzó para que comprendiera el mensaje, volviendo a reír y
negando con la cabeza.
“No es bueno que seas tan rencoroso…”
TaeHyung se mostró falsamente confundido. “No, para nada, es que no me
gusta utilizar a otros para mi propio beneficio. No lo necesito. Y tú has hecho
un trabajo impresionante como para cobrarme menos de la cuenta… Sería
injusto.”
“Creo que te has tomado muy en serio todo lo que sucedió en la fiesta…”
“Bueno… Después de todo, fuiste tú quien dijiste que no serías capaz de
olvidar lo que pasó en la fiesta, ¿verdad? Y que lo decías en serio.”
Asintiendo, Jungkook suspiró. “Así es.”
“Pues yo te daré otro motivo para que nunca lo olvides.” Prometió, algo
que más bien sonaba como una amenaza, sus labios curvándose en una
sonrisa dulce. “Ni ese día, ni ningún otro en el que nuestros caminos se
crucen.”
Con el ceño fruncido, el azabache bufó.
“¿Me estás amenazando?”
Aquella pregunta hizo que TaeHyung se viera falsamente vulnerable,
confundido y casi herido. Tanto, que por un momento Jungkook se arrepintió
de hacerla.
“¿Por quién me tomas, Jungkook? Soy el hijo del alcalde, no puedo hacer
esas cosas…” Susurró, tomando una de las tarjetas que tenía sobre el
mostrador, jugueteando con ella. Luego, volvió a sonreír. “Pero sí otras
mucho peores.”
Y, acto seguido, se marchó del estudio, no sin antes guiñarle un ojo.
Jungkook rio para sí mismo, meneando la cabeza de un lado a otro. No tenía
ni idea de lo que le esperaba.
✧c.-004

N/A: Puede que este sea mi TaeHyung favorito de todos los que he creado
hasta el momento, pasando por encima del TaeHyung maravilloso de Belong
Together y al bruto pero encantador de Hated You First, simplemente lo amo
xD
Cap dedicado a proof_vante ♡♡
Hoy os recomiendo ‘GENZO’ de Villain, llevaba años sin recomendar
nada de él y lo echaba de menos.

Habían pasado unos cuantos días desde que Kim TaeHyung apareció en su
estudio acompañado de su hermano pequeño (más bien, era al revés, pero
para Jungkook no). Y, al inicio, no tuvo demasiado en cuenta aquella
amenaza que dejó caer de una manera para nada amable. De hecho, no le
había hecho caso en absoluto, pues TaeHyung estaba lejos de parecer
amenazante.
Sin embargo, cuando el viernes por la mañana, un señor con traje de
marca y maletín oscuro apareció en su estudio con una orden de registro, en
nombre del Departamento de Sanidad, Jungkook no sólo supo que su
compañero de trabajos era un completo cobarde, sino que el hijo del alcalde
estaba lejos de ser amable. El hijo de puta le había enviado descaradamente a
un inspector de sanidad.
Mos, quién se encontraba tras la barra, soltó una carcajada. “¿En serio?
¿Una inspección de sanidad?”
“Como lo oyes…”
“Menudo cabronazo, ¿y qué pasó?”
Dándole un sorbo a su cerveza, se encogió de hombros. “Nada, tenía todo
en regla y cumplía con las normas, así que no hubo ningún problema. Sólo
vino por tocar los huevos.”
“Joder… ¿Y tan mal besas para que el hijo del alcalde te envíe a un
inspector?” Se burló.
Jungkook puso los ojos en blanco, señalándolo. “Fue por tu culpa, en
realidad. Me pediste que lo entretuviera y ahora está buscando cómo
conseguir mi cabeza.”
Inmediatamente, Mos meneó la cabeza a modo de negación, dispuesto a
salir en defensa propia, pues estaba siendo acusado injustamente. Jungkook
parecía haber olvidado pequeños datos importantes sobre los que en realidad
había sucedido aquella noche. Y él no iba a permitirlo.
“De eso nada, guapo. Yo te pedí que lo entretuvieras, sí, de acuerdo; pero
meterle la lengua hasta la tráquea fue cosa tuya.”
El azabache ni siquiera pareció tener la necesidad de decir algo a su favor.
“Meh… Eso es verdad.” Se encogió de hombros, oyéndole reír.
Los ojos de Mos se perdieron tras él, luciendo repentinamente preocupado
por algo, sin poder quitarle la vista de encima a su hermano pequeño,
mientras secaba uno de los vasos que acababa de fregar. El cambio drástico
en su postura ocasionó que Jungkook mirase en la misma dirección, sólo para
encontrarse con Fourth y aquel chico, Gemini, quién parecía estar en un
considerable estado de ebriedad, charlaban entre risas.
“¿Va todo bien?” Quiso saber, terminando lo restante de su cerveza y
enfocándose en él de nuevo.
Este asintió, a pesar de que no parecía estar siendo demasiado honesto.
“Sí, bueno… Fourth y yo hemos estado teniendo alguna que otra discusión
recientemente.”
“¿Y eso por qué?”
“Por sus estudios. Desde que se junta con ese chico no para de repetir que
quiere entrar en su misma universidad y comenzar la carrera de Diseño
Gráfico. No sé qué voy a hacer con él.”
Jungkook frunció el ceño, pues para él la respuesta parecía demasiado
obvia.
“Dejarle, ¿no?” Murmuró, sin comprender el porqué de su actitud. “Digo,
es lo que tu hermano quiere, al fin y al cabo.”
“Pero Fourth no encaja en ese sitio, Jungkook.”
Mirando al susodicho, siguió desconociendo sus razones para decir
aquello, encogiéndose de hombros simplemente. No parecía haber nada malo
en él.
“¿En una universidad?”
“Privada.” Especificó. “Dónde van los niños más repelentes que puedan
llegar a existir. Allí todos estrenan ropa cada día y él sigue usando la misma
desde que tenía doce años. ¿Qué va a hacer rodeado de toda esa gente? No
encaja.”
Comprendiéndolo finalmente, Jungkook suspiró. Podía entender la
preocupación de Mos, más no la compartía.
“Deberías dejar que sea él quien decida eso y simplemente limitarte a
apoyarle como su hermano mayor que eres. Para uno de nosotros que va a
poder tener un buen futuro…”
“Sí, supongo que tienes razón.” Asintió, vaciando sus pulmones. “O no, no
lo sé… Estoy hecho un lío.”
El teléfono del azabache sonó, dándole fin a su conversación con Mos al
tomarlo tan pronto como reconoció el contacto de Dohyun, aquel que estaba
interesado en su participación en una de las carreras clandestinas que
organizaba.
Shin Dohyun (Clandestinas):
¿Estás cerca del distrito Jung? He pasado a comprar, por si estabas
interesado en hablar sobre la próxima carrera.
El tipo había terminado contactando con él al ver que Jungkook no lo hizo
de primeras, consiguiendo su número gracias a terceros que conocían al
azabache y no dudando en llamarle, queriendo que se viera implicado sí o sí.
Jungkook:
Estoy en el bar de un amigo.
Su siguiente mensaje llegó de inmediato.
Shin Dohyun (Clandestinas):
¿Nos encontramos fuera del antiguo recinto ferial? Quiero comentarte
algunas cosas importantes.
Jeon se quedó quieto, pensativo antes de volver a enviar algo. No sabía
qué hacer.
Y es que estaba un poco indeciso aún, pues, incluso si necesitaba el
dinero, se había prometido a sí mismo no acercarse más de lo necesario a un
circuito de carreras. Sin embargo, la cantidad de dinero prometida no era algo
que pudiera pasar por alto, ni siquiera si no estaba demasiado receptivo al
respecto.
Jungkook:
Te veo allí en cinco minutos.
Escribió, no dándose tiempo de pensarlo demasiado, y, acto seguido,
bloqueó su teléfono, guardándolo de vuelta en sus bolsillos para así ponerse
en pie. Claramente, captó la atención de Mos.
“¿Te marchas ya?”
“Sí, pero vuelvo en seguida. El tipo ese que organizó la fiesta del otro día
quiere verme para hablar sobre una carrera próxima.”
Inmediatamente, el más alto de ambos frunció el ceño. “¿Volverás a
correr?”
“Aún no lo tengo muy claro.” Murmuró, encogiéndose de hombros.
“Bueno… Tú sabrás lo que haces, supongo.”
“Eso espero, si.” Un suspiro abandonó sus labios mientras asentía.
La verdad es que no, él no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Tan
sólo fluía con el tiempo, adaptándose a cada cosa nueva que llegaba a sus
pies. Porque tampoco tenía otra opción. Su historial de vida se basaba en eso
mismo: adaptarse y sobrevivir desde que era un niño.
En otra parte de esa misma ciudad, donde la vida parecía tener otro color
completamente distinto, TaeHyung se encontraba, preparándose para bajar
del coche de su compañero de facultad, con quien acababa de tener una cita
improvisada.
“Bueno, Changmin, muchas gracias por la cena…” Suspiró, con una
sonrisa. “Sigo sin entender muy bien qué relación tiene cenar juntos, con un
trabajo de la facultad, pero me lo he pasado muy bien, aún así.”
Changmin, a su lado, rio. “Sólo era para despejarnos un poco.”
“Pues ha funcionado, gracias.”
“No es nada, me alegra de que así sea.” Sentenció, esbozando una sonrisa
dulce. “Por cierto, quería preguntarte algo antes de que te marcharas.”
Kim asintió. “Claro, dime.”
“¿Irás a la fiesta que organizará Munik mañana?”
“Eh… Pues la verdad es que no tengo ni idea.” Respondía, encogiéndose
de hombros. Estaba lejos de admitir que aquel plan no le traía los mejores
recuerdos. “¿Por qué?”
“Bueno, porque me gustaría que—”
El teléfono de TaeHyung sonó, interrumpiendo lo que Changmin estaba a
punto de decir. El rubio inmediatamente reconoció la melodía que le había
asignado a su hermano, por lo que no tardó en contestar dicha llamada.
“Discúlpame un momento, es importante.”
Suspirando, no le quedó más remedio que asentir, mientras TaeHyung se
llevaba el teléfono a la oreja. “Claro…”
“Gemini, dime.”
Alguien tosió al otro lado de la línea, aclarándose la garganta.
“Eh, hola… ¿TaeHyung? Soy Fourth, amigo de tu hermano. Él… Está
aquí conmigo y creo que se encuentra un poco borracho.”
De inmediato, su primer impulso al escuchar aquello, fue sentirse
horrorizado, pues Gemini no solía beber alcohol por nada del mundo. Nunca
había tenido la necesidad de hacerlo.
“¿Qué?” Casi exclamó, recordando al instante que debería ser más
comprensivo y, sobre todo, mantener la compostura. “¿Está— está bien?”
“Borracho… No hace más que contar chistes malos, pero más allá de eso,
parece estar bien.” Murmuraba, algo cohibido. “El problema es que no sé qué
hacer con él.”
TaeHyung suspiró. Tenía el corazón en la garganta y un ataque de nervios
a punto de comenzar. Sin embargo, respiró hondo, asintiendo.
“No te preocupes, ¿estáis en el mismo sitio de la otra vez?”
“En el bar de mi hermano, sí.”
“Muy bien, pues en seguida voy para allá, ¿vale? Espérame ahí.”
Un sonidito afirmativo sonó. “Vale…”
“Gracias por avisarme, Fourth. Ahora te veo.”
Y, sin dejarle decir nada más, TaeHyung colgó, llevándose dos dedos al
tabique nasal, apretando. Parecía haber olvidado por completo la existencia
de su acompañante, pues en el momento en que le escuchó hablar, casi se
sobresaltó.
“¿Va todo bien?” Quiso saber, viéndole aparentemente estresado.
Con lentitud, asintió, buscando la forma más efectiva de no perder los
nervios. “Sí, todo genial… Son cosas de familia, no te preocupes. Debo ir a
recoger a mi hermano.”
“Oh.” Musitó. “¿Quieres que te lleve? Me pilla de camino.”
Kim le observó con el ceño fruncido. “Pero si no te he dicho dónde es…”
Changmin casi palideció antes de ponerse rojo como un tomate.
“Ya, ya, p-pero no hace falta… Me refiero a que puedo llevarte a
cualquier sitio si lo necesitas, sin importar las distancias. Yo te llevo.”
“Ow, muchas gracias, Changmin, pero no hace falta, no quiero quitarte
más tiempo.”
“Para mí no es un problema, no me quitas tiempo.” Se apresuró a decir,
antes de que TaeHyung acercase su mano a la puerta. “Lo digo en serio.
Quiero llevarte… De verdad.”
Haciendo una mueca, le observó, viéndose pensativo. Para él era mucho
más cómodo ir hasta el distrito Jung acompañado por alguien, pero no quería
ser quien arrastrara a ninguno de sus compañeros. Sin embargo, si este se
ofrecía…
“Muy bien, de acuerdo. Te lo agradezco.”
La sonrisa que Changmin le dio fue brillante. “Genial, pues pásame la
dirección.”
Aproximadamente veinte minutos después, llegaron al bar donde Gemini
se encontraba, en el centro del distrito Jung, TaeHyung siendo el primero en
bajarse del coche casi desesperado.
“Te espero aquí, ¿vale? No quiero que me roben el coche…” Murmuraba
Changmin.
“Claro, no te preocupes. En seguida vuelvo.”
Suspirando, cerró la puerta a sus espaldas, dándole una sonrisa antes de
dirigirse al otro lado de la calle. El bar tenía la puerta cerrada y una
campanita sonaba cada vez que alguien la abría para entrar, haciendo que
todos los que se encontraban dentro, o en su gran mayoría, se giraran a mirar.
Así que TaeHyung no pudo ocultar su incomodidad cuando tuvo quince pares
de ojos sobre él nada más adentrarse, rápidamente perdiendo dicha atención y
apretando los labios.
“TaeHyung, aquí.” Escuchó la voz de Fourth al final del bar, apenas
compartiendo una mirada con el hermano de este, Mos, quien se encontraba
tras la barra.
Él simplemente asintió a modo de saludo, no tardando en dirigirse hacia
ambos jóvenes.
Conforme se acercaba, podía escuchar a Gemini reír entre hipidos,
contando chistes absurdos y casi llorando por ellos, mientras que Fourth
intentaba mantenerle lo más cuerdo posible, considerando que esa era su
primera borrachera.
“Ahí va otro, ahí va otro.” Anunciaba, sonando emocionado. “¿De dónde
vienen los hámster?”
“No lo sé…”
“De Hamsterdam.”
Gemini se echó hacia delante por la risa, viendo como Fourth tan sólo
sonreía, moviendo la cabeza a modo de asentimiento. Para su suerte,
TaeHyung llegó a la mesa en cuestión de segundos, logrando que palideciera.
“¡TaeHyung!”
“Sí, hola.” Saludó, poniendo los brazos en jarras, señalando a su hermano.
“Veo que te lo estás pasando muy bien, ¿verdad?”
“¿Q-Qué haces aquí?”
“Vengo a por ti. Alguien me ha llamado para decirme que al parecer estás
pasando por tu primera borrachera, ¿es eso cierto, Gem?” Quiso saber,
incluso cuando la respuesta era demasiado obvia.
El menor de ambos hermanos tragó saliva, buscando refugio en Fourth,
quien apartó la mirada, señalándose a sí mismo como culpable. Luego, miró a
su propio hermano.
“¿Yo? ¿B-Borracho?” Se señaló, casi bufando. “Claro que no, ¿qué
tonterías dices? Si yo no bebo, TaeHyung… Se han debido de confundir con
otro muy parecido a mí.”
“Oh, ¿así que no eres tú el que lleva cuarenta minutos con un repertorio de
chistes malos?”
Aquella pregunta no sólo le dejó en evidencia cuando no supo que
responder, sino que también formó un hueco en su corazón, viéndose
vulnerable y herido.
“¿Malos? ¿Crees que mis chistes son malos?” Susurró, volviendo a mirar a
Fourth. “¿Fourth, son malos?”
El mencionado no sabía dónde meterse.
“Eh…”
“Nos vamos a casa, Gemini, venga.” Decía su hermano, tomándole del
brazo para que se pusiera en pie.
“Pensé que te gustaban por cómo te reías…” Continuaba diciendo,
completamente desolado mientras TaeHyung le obligaba a incorporarse con
algo de dificultad, pues su cuerpo se sentía más pesado de la cuenta.
Fourth se apresuró a negar. “No, sí que me gustan… Me he divertido
mucho.”
“¿De verdad lo dices?”
“Claro.” Asintió, dándole una pequeña sonrisa que Gemini no tardó en
corresponder.
El menor de los hermanos Kim se dirigía hacia la barra poco después,
guiado por Fourth y TaeHyung, quienes cuidadosamente jalaban de él para
evitar que perdiera el equilibrio en cualquier momento y cayera al suelo. Sin
embargo, Gemini era lo suficientemente grande y pesado como para que la
situación fuese dificultosa, aun así.
“¿Habéis pagado ya?” Quiso saber el rubio. Fourth negó.
“No, pero yo invito, no te preocupes. La vez pasada me invitó él a mí.”
“Claro que no, es el bar de tu hermano, no puedo dejar que pagues.
Perderíais ingresos.” Se negó en rotundo, deteniéndose frente a la barra.
“Siéntate ahí mientras, Gem.”
“Vale…”
La puerta se abrió justo cuando Gemini tomaba asiento, Jungkook
apareciendo e inmediatamente topándose con TaeHyung de primeras, lo que
le hizo bufar. Por supuesto, el sentimiento fue exactamente el mismo para él,
poniendo los ojos en blanco.
Su mente necesitaba descansar de ver esa cara a cada rato. No iba a poder
soportarlo.
“Vaya, pero si está aquí mi cliente favorito, Don Perfecto. ¿Cómo van
esos tatuajes?” Se interesó, colocándose junto a él y posando una mano en su
espalda baja.
Sintió cómo se estremecía bajo su tacto, lo que le hizo sonreír y morderse
el labio inferior. Sin embargo, aun así, TaeHyung optó por ignorarle, mirando
al muchacho tras la barra, aquel que se había convertido en un dolor de
cabeza para Bank, su mejor amigo.
“¿Cuánto es lo de ambos?”
“En seguida te lo digo.” Indicó, viéndole asentir.
“No tienes que pagar también por mí, TaeHyung, de verdad…” Se
apresuró a decir nuevamente Fourth, apoyándose a su lado. “Yo trabajo aquí,
así que se me descuenta del sueldo y listo. No es necesario que te molestes.”
Incluso si el punto del chico era justo y coherente, Kim volvía a negar.
“Considéralo un agradecimiento por avisarme del estado de mi hermano y
preocuparte por él.”
“Qué generoso eres, hombre…” Susurró el azabache, sólo para que él
pudiera escucharle.
De nuevo, fue ignorado, aunque su cuerpo continuaba reaccionado
positivamente ante la cercanía, por lo que ni siquiera necesitaba una respuesta
verbal.
Mos llegó frente a él luego de hacer cálculos en la caja registradora.
“Son cincuenta mil.”
A TaeHyung se le secó la garganta, horrorizado. “Pero, ¿cuánto ha
bebido?”
La risa de Jungkook llegó a sus oídos.
“Pues han pedido tres mojitos, un ron con coca cola y cinco cervezas, pero
hoy es el día de cerveza gratis, así que no se cobran.”
Junto a él, Gemini soltó una risita. “Quiero otro ron con coca cola… O no,
mejor un mojito. Ponme un mojito, Mos… O dos. ¿Tú quieres uno,
TaeHyung?”
“Gemini, cállate.”
“¿No quieres? Pues vale…” Se encogió de hombros.
Bufando, sacó su cartera a regañadientes, meneando la cabeza de un lado a
otro en señal de negación. No podía creer que Gemini estuviera dándole
tantos disgustos a la vez. Ni siquiera le habían levantado el castigo del todo
todavía.
El sonido de vasos rompiéndose sonó a sus espaldas, mientras le entregaba
a Mos cinco billetes de diez y otros tres como propina, inmediatamente
mirando hacia atrás.
“Joder, Jaemin, qué susto me has dado…”
Uno de los camareros había dejado caer por accidente su bandeja llena de
vasos vacíos que acababa de recoger.
“Lo siento, lo siento.” Murmuró, agachándose a por la bandeja. “Que
nadie se acerque, cuidado con los cristales.”
Luego, él se acercó a la barra, dejando dicha bandeja que Jungkook tomó.
“¿Te has cortado?” Quiso saber este, viéndole negar.
“Estoy bien, tranquilo.”
“Es la tercera vez que te pasa esta semana, Jaemin.” Recordaba el jefe, sus
labios apretados. No parecía molesto, pero sí preocupado a ojos de
TaeHyung. “¿Va todo bien?”
Asintiendo, suspiró, sus ojos cansados siendo la prueba irrefutable de que
aquello no era cierto.
“Sí, perdona, es que tengo la cabeza en otra parte, lo siento. Puedes
descontarme las pérdidas de mi sueldo.”
“No voy a hacer eso.” Aclaró, entregándole un paño para que se secara.
Luego, tomó el dinero que TaeHyung le entregaba. “Gracias.”
Y, mientras cerraba su cartera, escuchó la conversación en completo
silencio cuando Jungkook se involucró.
“¿Sigues teniendo problemas con el alquiler? ¿No has podido solucionarlo
todavía?”
“El dueño quiere que me largue porque no estoy de acuerdo con que suba
el precio del alquiler, así como si nada. Dice que está en todo su derecho de
echarme si me niego a cumplir con el contrato… No sé dónde voy a ir con un
niño de cuatro años.”
“Os podéis quedar en la trastienda mientras encontráis algo… Hay dos
colchones y calefacción.”
“Yo tengo una habitación vacía en mi apartamento, por si lo necesitas.”
Propuso Jungkook.
Jaemin asintió, intentando darles una sonrisa. “Gracias, chicos, de
verdad.” Musitó, suspirando. “Bueno… Voy a limpiar este desastre antes de
que alguien pueda hacerse daño.”
“De acuerdo.”
TaeHyung intentó contener el impulso de meterse dónde no le llamaban,
dándose la vuelta antes de ser consciente de lo que estaba por decir y
aclarándose la garganta cuando fue tras él.
“Disculpa.” Llamó al camarero, quien se giró de inmediato. “Siento
entrometerme, pero creo que deberías saber que no pueden subirte el alquiler
a menos que tu contrato esté por vencer próximamente. No es legal.”
“Aún queda bastante para que se cumpla un año, entré en el piso hace
menos de cinco meses.”
“En ese caso, no puede hacerlo, también si lo que pide es más de un dos
porciento de lo que ya pagas.”
Su ceño se frunció. “Bueno… No entiendo mucho de números, pero creo
que sí supera ese porcentaje con creces. Pago casi millón trescientos de wons
al mes y lo que propone sobrepasa el millón y medio.”
Asintiendo, TaeHyung le dio la razón. “Deberías denunciarlo o dar parte,
entonces. No es legal lo que te pide ni lo que exige.”
“Vale…”
Una mano se posó en el hombro de TaeHyung, quien miró a su izquierda
para ver a Jungkook junto a él, observándole con interés. Se abstuvo de bufar,
simplemente poniendo los ojos en blanco.
“¿Cómo sabes tanto sobre alquileres y leyes, Don Perfecto? ¿Te lo ha
enseñado tu padre el alcalde?”
“En realidad, y ya que te interesa mucho, me lo ha enseñado mi carrera.
Estoy graduado en derecho y voy en mi segundo año del máster en abogacía.
Mi padre no tiene nada que ver.” Respondió, mirándole a los ojos.
Creyendo que su respuesta le dejaría callado, Jungkook sorprendió al
rubio esbozando una sonrisa ladeada. “Todo un cerebrito, me encanta.”
TaeHyung bufó, apartando la mano ajena de su cuerpo y devolviéndole la
mirada al camarero, quien parecía querer decirle algo, pero no sabía cómo
hacerlo. Él se aclaró la garganta, quitándose el bolso que llevaba consigo y
sacando un bolígrafo de este, alargando su brazo hasta alcanzar una servilleta
en la barra. Apuntó algo que no tardó en entregarle a Jaemin poco después.
“Toma, aquí tienes mi número. Si necesitas ayuda o asesoramiento,
puedes llamarme cuando quieras.”
Indeciso, él lo tomó. “Gracias… Aunque no creo poder pagarte por tus
servicios.”
“No ejerzo como abogado todavía, así que no te ofrezco nada profesional,
sólo ayuda. No te voy a cobrar por conocimientos básicos.”
“Oh… Está bien, te lo agradezco mucho, eh…” Buscando la forma en que
dirigirse a él, balbuceó.
“TaeHyung, me llamo TaeHyung. Encantado.”
“Te lo agradezco mucho, TaeHyung.”
Sonriéndole, asintió. “Un placer.”
Luego, cuando Jaemin se alejó para continuar con su trabajo, Kim se giró
de nuevo, ignorando al azabache que tenía a su derecha y directamente yendo
a por Gemini, quien se encontraba medio dormido en la barra.
“Gen, venga, vámonos que nos están esperando para irnos a casa.”
Con dificultad, este se bajó de la silla. “¿Has llamado a papá?”
“No, es un amigo con el que estaba.”
“Ah.”
Sosteniendo al menor, dejó escapar un suspiro antes de observar a Fourth.
“Gracias por avisar, Fourth, hasta pronto.”
“No es nada, id con cuidado. Ah, y dile que me llame, uhm… Por favor.”
“Claro.” Asintió.
Salieron del bar bajo, claramente, la atenta mirada del azabache, quien
continuó observando a TaeHyung incluso a través del cristal, mientras este
llegaba a un coche aparcado y metía a Gemini en los asientos traseros.
Jungkook salió antes de que pudiera meterse él también, alcanzándolo con
rapidez. No había tenido suficiente tras ese pequeño encuentro.
“Eh, oye, amigo.” Le llamó, llegando a su altura. TaeHyung le dio una
mirada de pies a cabeza.
“Dame un momento, Changmin, ya nos vamos.” Se dirigió al conductor,
soltando un bufido y alejándose del coche para caminar hacia él. “¿Qué
quieres?”
“Sólo felicitarte por el éxito de tu amenaza. Eso de enviarme un inspector
de sanidad es otro nivel de venganza. Enhorabuena.”
TaeHyung sonrió tras aquel halago. “Muchas gracias.”
“Lastimosamente para ti, no has conseguido nada porque tengo todos los
papeles en regla, pero fue un buen movimiento.”
“Lo sé.”
Eso sí que confundió a Jungkook. “¿Lo sabes?”
“Claro.” Kim se encogió de hombros, cruzando los brazos a la altura de su
estómago. “Yo mismo vi tu estudio de cerca y pude comprobar que todo
estaba en perfecto estado y cumpliendo las normas establecidas por Sanidad.”
“Ya veo… Así que sólo querías asustarme, ¿no?”
“Depende. ¿Ha funcionado?”
Jungkook negó. “En absoluto.”
“Entonces no. No envié a nadie para que te cerraran el estudio, sino para
que vieras lo que soy capaz de hacer con una simple llamada.” Señaló,
indiferente. “Y creo que has podido darte cuenta, así que ya sabes por qué no
debes molestarme otra vez.”
Una sonrisa de labios sellados cruzó por el rostro del azabache, dando un
paso más cerca en dirección a TaeHyung, quien no se movió ni un
centímetro, quedando en la misma posición.
“Ya… Pero el problema es que ahora tú te has metido conmigo y me has
molestado. Has iniciado un conflicto continúo por querer hacerte el
gracioso… No eres tan inteligente como crees.”
Tras aquella amenaza directa, él simplemente sonrió.
“Tú tampoco lo eres, Jungkook.” Señaló, su dedo índice chocando contra
el pecho ajeno mientras negaba, ojos amplios y brillantes calando en él. “Y
ojalá lo fueras, honestamente… Porque te ahorrarías muchísimos problemas
conmigo que, estoy seguro, no querrás tener.”
El mencionado rio suavemente. “¿Me estás amenazando?”
Y, esta vez, TaeHyung asintió, viendo cómo pasaba la lengua por sus
labios. “Por supuesto.”
“Muy bien, lo tendré en cuenta.”
Jungkook seguía sin verse afectado por sus amenazas, tampoco sentía ni
una pizca de miedo incluso cuando había comprobado en carne propia lo que
el hijo del alcalde era capaz de hacer. Simplemente estaba… expectante, a la
espera de su siguiente movimiento.
Changmin hizo sonar el claxon del coche.
“¿Te queda mucho, TaeHyung? Hay gente muy rara por aquí…”
“Ya voy, no te preocupes.” Se apresuró en decirle, haciendo un gesto con
las manos.
Poniendo los ojos en blanco, Jungkook simplemente suspiró, pasándose la
lengua por los labios.
“Bueno… No te molesto más, no vaya a ser que tu novio salga de aquí
llorando porque le han rajado las ruedas del coche.”
De inmediato, el rubio frunció el ceño.
“¿Novio?” Repitió, casi con burla. “Si yo tuviera novio, ni siquiera
hubiera dejado que te acercaras a más de dos metros de mí, Jungkook.”
Aquella respuesta pareció gustarle demasiado al azabache, porque su
sonrisa no tardó en aparecer, alumbrándole el rostro.
“Oh, ya veo… Así que accediste por gusto.”
“Por desgracia, más bien diría yo.” Corrigió, encogiéndose de hombros.
Jungkook soltó una carcajada. “Ya, pues no lo parece por el modo en que
has estado actuando desde entonces, Don Perfecto. Yo creo que te
avergüenza admitir que te gustó.”
“No me avergüenza para nada. Lo admito: me gustó.” Dijo, sin tapujos,
para luego señalarlo. “Lo que no me gustó tanto es que fuera con un imbécil
como tú… Pero supongo que de los errores se aprende, ¿verdad?”
Una sonrisa radiante jaló de sus labios, formulando aquella pregunta de la
manera más ingenua posible.
Hasta que la voz de Changmin volvió a sonar.
“TaeHyung, ¿te falta mucho? Por favor.” Quiso saber, sonando más
desesperado con cada segundo que pasaba.
Por última vez, y sin borrar su sonrisa, él se dirigió a Jungkook, poniendo
una mano sobre el pecho ajeno para que sintiera aquella despedida como algo
más que eso.
“Y ahora, si me lo permites, voy a marcharme. Ha sido un placer charlar
contigo.”
Jungkook le devolvió la sonrisa sin titubear, lejos de sentirse ofendido por
sus palabras que buscaban ser hirientes. Impidió que TaeHyung se diera la
vuelta y caminase lejos de él, tras colocar una mano en su muñeca, jalando
hacia atrás hasta devolverlo a su posición. Kim bufó, antes de sentir como
unos labios se posaban sutilmente sobre su oreja.
“El placer será mío cuando, en lugar de usar esa boca para hablar, lo
emplees en hacer algo mejor, Don Perfecto.” Susurró, logrando que un
escalofrío le recorriera de pies a cabeza.
Notando aquello, sonrió, para que luego TaeHyung lo empujara con rabia
en cuanto besó su comisura labial. Tenía las mejillas ardiendo, pintadas de un
potente color rojizo.
“Imbécil.” Siseó, dándose la vuelta y finalmente marchándose de allí a
toda prisa.
✧c.-005

N/A: Tengo varias cosas que decir y no quiero hacer esta nota muy larga,
pero es bastante importante. Lo primero es que este capítulo no es para todo
el mundo. Si hay personas sensibles a ciertos temas como podría ser la
agresión sexual, entre otros, evite leerlo (o se detengan en el momento en que
TaeHyung sale del baño). Lo segundo es que tal vez aparezcan más parejas
de las mencionadas en la descripción y lo tercero es que estoy trabajando en
el próximo fanfic que quiero sacar de borradores, además de haber decidido
cuál será el que probablemente (si es posible, claro), estaré actualizando una
vez termine este. Aunque para eso quede mucho aún xD
Nota (07/02/2024): Capítulo modificado por nuevas normativas.
Cap dedicado a ttokkii_com ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Brokenhearted’ de Karmin, amo demasiado toda su
música. Es maravillosa.

Tan pronto como llegaron al apartamento de TaeHyung y este se despidió


de Changmin, su compañero, llevó a Gemini al salón, ayudándole a tomar
asiento en el sofá. Había dejado de contar chistes malos (afortunadamente)
pero todavía seguía bastante perjudicado por el alcohol.
“¿Quieres cenar algo?” Le dijo, quitándole el abrigo que su madre había
hecho para ambos, sintiendo una punzada de dolor en cuanto recordó que ya
no tenía el suyo.
Gemini negó. “No tengo hambre…”
Ahora, su hermano parecía haber entrado en esa etapa de la borrachera
donde te sentías miserable contigo mismo, manteniendo la cabeza gacha
conforme TaeHyung le hablaba.
“Vale… ¿Prefieres dormir aquí en el sofá o en mi cama?”
“Aquí está bien.”
Notando su estado, puso una mano en su muslo, sólo así logrando que le
mirara. “¿Te sientes bien?”
De nuevo, este negó, la barbilla temblándole.
“¿Qué ocurre?”
“Echo de menos a mamá…” Susurró, logrando que el corazón de su
hermano se rompiera en pedazos. “No paro de pensar en qué haría o diría ella
con cada cosa que hago, TaeHyung…”
Sorbiendo por la nariz, apretó su pierna. “Gem…”
“…Con el tatuaje, con mentirte, con irme a la zona más peligrosa de la
ciudad y no decírselo a nadie. Al verme borracho por primera vez… ¿Cómo
se sentiría? ¿Estaría muy decepcionada?”
“No, claro que no, nunca.” Negó, eliminando sus propias lágrimas. “Ella
te habría castigado como yo lo hice, se habría espantado al ver el tatuaje, pero
estaría muy feliz nada más enterarse del significado.”
Gemini le miró a los ojos, el dolor en los propios siendo más que evidente.
“¿Tú crees?”
“Por supuesto.” Asintió, esta vez deshaciéndose de las lágrimas en el
rostro ajeno con una pequeña sonrisa. “Eras su bebé, jamás podría estar
decepcionada de ti. Nadie podría.”
Sólo entonces, tras la seguridad que demostró tener en sus palabras con
aquel tono de voz, el menor asintió, sorbiendo por la nariz.
“Papá tenía razón cuando dijo que mamá nunca se iría del todo si tú
estabas aquí. Siempre sabes que decir, como pasaba con ella.”
TaeHyung le sonrió. “Al igual que para mamá, también eres mi bebé.”
“Pero ya no lo soy, tengo diecio—”
Antes de que pudiera acabar su frase, el rubio usó sus dedos índice y
pulgar para atrapar los labios de Gemini, enviándole a callar de una manera
bastante ingeniosa.
“Silencio.” Indicó.
Con dificultad, Gemini rio, siendo liberado por su hermano poco después.
“¿Eso que has dicho quiere decir que no estás enfadado conmigo?”
Murmuró tras el pequeño silencio para nada incómodo que se formó entre
ambos.
Confundido, TaeHyung le miró, su ceño fruncido. “¿Por qué lo estaría?”
“Porque me he emborrachado y yo nunca he hecho eso.”
Él se encogió de hombros.
“Bueno… No te voy a decir que me apasiona la idea, pero al fin y al cabo,
siempre hay una primera vez para todo.”
“¿Eso es que no?”
“No, no estoy enfadado, sólo triste porque prometiste que tú primera
borrachera sería conmigo… Pero no te guardo rencor.”
De nuevo, el menor de ambos hermanos soltó una risita perezosa, cayendo
hacia atrás cuando perdió las fuerzas y el control de su cuerpo por completo.
“Lo siento… Prometo que si llego a fumarme un porro alguna vez en mi
vida, eso sí será contigo.”
Acto seguido, la mirada que TaeHyung le dedicó fue amenazante. “¡Te
mato!”
Gemini rio aún más fuerte, retorciéndose mientras el rubio lo señalaba.
“No, no…”
“Ni se te ocurra, Kim Gemini.”
“Es una broma, tranquilo, es una broma. A mí no me gustan esas cosas.”
Murmuró, su cansancio siendo más que evidente ahora, cuando apenas tenía
fuerzas para hablar.
“Más te vale.”
“Tengo sueño…”
TaeHyung se puso de pie, suspirando. “Bueno, te dejaré dormir. Voy a
darme una ducha y a acostarme, ¿vale? Hasta mañana.”
Un sonido afirmativo abandonó los labios del menor, a segundos de caer
profundamente dormido.
El sábado por la noche, TaeHyung se encontró a sí mismo mirando su
reflejo en el enorme baño de aquella casa, donde la música resonaba por
todas partes y los gritos de universitarios la secundaban.
“Joder… Esta mierda pigmenta más que las cenizas de un muerto.” Oyó a
Bank quejarse mientras se aplicaba una sombra oscura en el párpado.
Él soltó una risita. “¿Acaso has llegado a maquillarte antes con cenizas de
muerto?”
“Ni de broma, ya lo que me faltaba.” Bufó, quitándose lo sobrante con un
disco de algodón y finalmente admirándose en el espejo y sonriendo de par
en par. Estaba orgulloso con el resultado.
Bank había comenzado a explorar nuevos estilos diferentes, no solo de
ropa, sino también de maquillaje, optando por cosas más llamativas que le
hicieron salir de su zona de confort en ciertas ocasiones. Sin embargo, se veía
mucho más cómodo consigo mismo ahora, vistiendo como realmente le
apetecía y maquillándose sin tener vergüenza ninguna, incluso si eso
significaba que ciertas personas pudieran sentir rechazo hacia él. No era algo
que le importase.
“Bueno, yo ya estoy. ¿Tú qué tal?”
TaeHyung, quien ahora se encontraba pendiente a su teléfono, le echó un
rápido vistazo, sonriendo por lo bien que se veía. Había confeccionado aquel
jersey de cuadros blancos y negros, que le llegaba hasta la cintura, con sus
propias manos. Del mismo modo en que hizo el de TaeHyung; sólo que el
suyo era más largo, a la altura de la cadera. Y le quedaba perfecto.
“Bien, estoy esperando a que Gemini me responda para poder irme
tranquilo.”
“¿Todavía sigue con resaca?”
Kim asintió. “Es su primera borrachera y ni siquiera se molestó en tener el
estómago medianamente lleno antes de comenzar a beber, tampoco tomó
agua… Así que sí, aún le dura la resaca. Por inconsciente.”
“Ya aprenderá para la próxima.” Asumió, sacando su propio teléfono
cuando este sonó, leyendo algo que causó en él una sonrisa de oreja a oreja.
“Oh, Hangdo ya ha llegado a la fiesta, dice que está buscándome.”
“Ve a darle encuentro, si quieres, yo saldré en cuanto Gemini me diga
algo.”
Bank tecleó algo antes de mirarle. “¿Seguro? Puedo esperar aquí contigo.”
“No te hace falta, ve y aprovecha mientras yo no estoy. Luego os costará
encontrar tiempo para estar a solas.”
“Bueno… Está bien, aunque creo que viene acompañado de ese amigo
suyo, Changmin, con el que saliste el otro día. Al parecer está deseando
volver a verte… No sé, algo me dice que le gustas.”
El rubio no tardó en poner los ojos en blanco.
“Oh, ¿de verdad? ¿Tú crees?” Sarcásticamente cuestionó, dejando escapar
un bufido poco después al ver la diversión en los ojos del castaño. “Pues no
sé qué te hace pensar eso, la verdad…”
“Pequeñas cosas, simplemente. Ya sabes.”
“Ni idea, yo no he notado nada. No es como si pedirme cenar juntos para
poder hablar mejor sobre nuestro proyecto en común pudiera significar algo.”
Murmuró, encogiéndose de hombros. “Tampoco eso de cruzar media ciudad
sólo para llevarme a por mi hermano borracho.”
Bank soltó una carcajada. “Tienes razón, no creo que le gustes.”
“En absoluto.” Negó, relamiéndose los labios.
“Bueno… Voy a buscarlos mientras, tú me avisas cuando sepas algo de
Gemini para unirte a nosotros, ¿vale? No tardes mucho.”
“Sí, no te preocupes, voy en seguida.”
Dándole un golpecito en la barbilla, guardó su neceser de maquillaje antes
de cruzar hacia la salida, despidiéndose de él con una sonrisa amplia y
finalmente abandonando aquel baño, donde sólo ellos dos se encontraban.
El rubio suspiró, volviendo a escribirle a su hermano para así llamar su
atención y que este le respondiera lo más pronto posible.
TaeHyung:
¿Cómo estás? ¿Te sigue doliendo la cabeza? (Enviado a las 22:45)
Te he hecho una transferencia de cien mil para que pidas algo de cenar.
Tienes helado en el congelador y yogures en la nevera. (Enviado a las 22:45)
Acuérdate de beber mucha agua, Gem. (Enviado a las 22:46)
¿Me respondes, por favor? (Enviado a las 22:50)
Al menos envíame un emoji para saber que no te ha consumido la mierda.
(Enviado a las 23:00)
Resoplando al ver que no parecía tener intención alguna de siquiera coger
el teléfono, meneó la cabeza de un lado a otro, su atención siendo
inmediatamente captada por el sonido de la puerta abriéndose de nuevo. Él
miró, sólo para encontrarse a aquel que parecía ser su sombra últimamente.
Jungkook.
Inevitablemente, un bufido abandonó sus labios tan pronto como se topó
con sus ojos.
“Vaya, pero si es el que dice haber rechazado todas las invitaciones a
fiestas de Munik… En una fiesta de Munik. Otra vez…”
Jungkook le dedicó una sonrisa ladeada. “Hola a ti también, rubito. Me
alegra que te guste verme tanto como a mí.”
“Sí, claro… Eso es justo lo que he dicho.” Rodando los ojos, murmuró.
“¿Has venido por otra excepción de las tuyas, o esta vez sí que te apetecía
estar aquí?”
Pasándose la lengua por los labios, el azabache se acercó a él, escondiendo
ambas manos en los bolsillos de sus pantalones, echándole a TaeHyung un
rápido vistazo de pies a cabeza. No fallaba en hacerle suspirar con cada cosa
que elegía para vestir y Jungkook ni siquiera se molestaba en ocultarlo.
“Asumo que lo que quieres saber realmente es si estoy aquí por ti o por
gusto. Y por desgracia, no es ni una ni la otra, sino por trabajo… Aunque
ahora que te veo, podría decir sin problemas que me quedo por la primera
opción.”
Asintió para sí mismo, su sonrisa volviéndose radiante en cuanto le
escuchó bufar. Le encantaba causar todo tipo de reacciones en él.
“Vete a la mierda, ¿quieres?”
Su teléfono vibró, la notificación de que Gemini había respondido a sus
mensajes haciéndole perder el interés en cualquier otra cosa
momentáneamente, desbloqueando dicho teléfono para así entrar en la
conversación reciente con su hermano.
Gem:
Estoy bien, tranquilo. Me he dado una ducha, por eso no te he podido
responder antes.
He pedido mucha comida para cenar, así que te guardaré un poco en el
microondas. No creo poder comérmelo todo yo solo.
Veré una serie y estaré en videollamada con Fourth el resto de la noche,
por si no te respondo. Pásatelo bien.
Mientras leía los mensajes de su hermano, pudo sentir la presencia del
azabache cada vez más cerca, acortando la distancia hasta que la sensación de
extrema cercanía le hizo fruncir el ceño.
“¿Por qué me dices cosas tan desagradables, rubito?”
TaeHyung tan sólo llegó a enviarle un corazón y un dedo pulgar hacia
arriba, antes de guardarse el teléfono y mirar de nuevo a Jungkook, apenas
pudiendo empujarle algunos centímetros lejos de sí.
“No me gusta estar cerca de ti. Eres molesto.” Señaló.
Su sonrisa se hizo presente, causando escalofríos en él. Él levantó las
cejas. “Oh, ¿sí…?”
“Sí, mucho. Y, por tu bien, espero que en este preciso instante ese amigo
tuyo no esté intentando molestar a Bank. Porque si estás usándome de nuevo,
te prometo que vas a arrepentir—”
Sin darle oportunidad alguna de seguir hablando, Jungkook sostuvo un
lado de su rostro, empujándole hasta que chocó contra la pared y besándole
sin ningún tipo de advertencia previa.
TaeHyung frunció el ceño antes de cerrar los ojos con fuerza, viéndose a sí
mismo siendo incapaz de separarse incluso si eso era todo lo que su cerebro
le gritaba. Él, por el contrario, se encontró devolviéndole el beso con la
misma intensidad, entreabriendo los labios para darle paso a su lengua, contra
la que batalló y perdió vergonzosamente.
Sintió una de las manos ajenas posándose con descaro sobre su culo,
apretando y logrando robarle un gemido. Él se separó.
“¡Oye!”
Y, riendo, Jungkook volvió a besarle, mordiéndole el labio inferior al
mismo tiempo en que se agachaba para tomar sus muslos y alzarlo,
consiguiendo que rodeara su cadera con ambas piernas sin tener que pedirlo.
Guio a ambos hacia el lavabo, sentando a TaeHyung allí y colocándose en
medio de sus piernas abiertas. Este sostuvo su rostro con ambas manos, ni
siquiera quejándose cuando los dedos del azabache comenzaron a explorarle
el cuerpo sin ningún tipo de vergüenza.
Introdujo los dedos dentro de su jersey, rozándole la piel y sintiendo cómo
se estremecía bajo su tacto. Sonrió, lamiendo una fina línea en su labio
inferior, para luego chuparlo y rasgarlo, apretándole las caderas con fuerza.
TaeHyung ni siquiera sabría explicar cómo se sentía, ni tampoco por qué
se dejaba hacer cuando tenía muy claro que Jungkook no era una persona de
la que pudiera fiarse. Sin embargo, él jadeó en cuanto el pulgar del susodicho
rozó uno de sus sensibles pezones, enviándole escalofríos por todo el cuerpo
que ni siquiera pudo ocultar. Suspirando, permitió que lo masajeara, siendo
esta una zona erógena que no se avergonzaba en demostrar.
Podía notar el modo en que su miembro despertaba poco a poco, cada vez
sintiendo más y más calor por todas partes, hasta el punto en que le costaba
respirar, pensar con claridad. Era complicado tener cordura cuando Jungkook
parecía saber exactamente lo que hacía, qué partes debía tocar y en cuales
podía detenerse. Como si él fuera un experimento andante.
El azabache dejó de besarle para depositar pequeños besos en su cuello,
obligándole a levantar la cabeza y así poder darle un mejor acceso, al mismo
tiempo en que TaeHyung pasaba los dedos por su pelo, tragando saliva y
suspirando con cada beso.
Sabía que si continuaba avanzando, eso ya sería demasiado, por lo que tan
sólo disfrutó del contacto, relamiéndose los labios mientras sentía los
impropios en su garganta, dirigiéndose hacia las clavículas y usando sus
dientes para dejar una ínfima marca.
“Espero que mañana eso no esté ahí.” Susurró, volviendo a cerrar los ojos.
Su risita llegó a los oídos de TaeHyung. “Esta vez me estoy asegurando de
que seas tú quien no lo olvide. Por supuesto que estará.”
“Que te jodan…”
“Prefiero ser yo quien lo haga.” Subiendo de nuevo hasta su mejilla,
alcanzó sus labios una vez más, impidiéndole hablar.
TaeHyung le siguió el beso con la misma intensidad que antes,
sosteniéndole por el cuello mientras devoraba sus labios sin piedad alguna.
Estaba demasiado mareado por las cosquillas que los labios ajenos le
producían como para ponerse a pensar en si aquello era lo correcto o no, en si
se arrepentiría después, cuando supiera que Jungkook estaba volviendo a
utilizarlo para distraerlo y que así su amigo pudiera molestar de nuevo a
Bank. Banky no se molestaría con él por pasárselo bien, lo entendería. Estaba
seguro. Él lo comprendería perfectamente.
Le chupó los labios ansiosamente, con hambre, sediento de él. De alguien
a quien apenas conocía, pero había estado en su cabeza más tiempo de lo que
debería. Más que cualquier otra persona. Y eso se merecía un premio.
Dejó de besarle para ir directo a su pecho semidescubierto, aprovechando
ese pequeño detalle y chupando con avidez su piel caliente. Claramente ahí
aparecería otra marca.
Luego, Jungkook acortó la distancia para besarle de nuevo, irrumpiendo
con su lengua en la boca de TaeHyung, en un beso que, por desgracia, no
duró tanto como él quería.
Separándose por última vez, el azabache esbozó una sonrisa satisfecha,
“Así de lejos es cómo te gusta tenerme, ¿verdad?” Quiso saber en un
susurro, jalando de su labio inferior antes de dar un paso hacia atrás,
definitivamente acabando el beso.
TaeHyung bufó, reconociendo la burla detrás de sus palabras y al fondo de
su mirada. Se bajó del lavabo de un salto, acomodándose los pantalones sin
siquiera molestarse a mirar a Jungkook, sólo cuando quiso empujarle para
quitárselo de en medio.
“Vete a la mierda.” Le dijo, antes de abandonar el baño.
“No te enfades, rubito…” Escuchó a sus espaldas, en un tono de voz
burlesco.
Poniendo los ojos en blanco, se alejó de allí a toda prisa. Era un imbécil.
Había vuelto a caer y ni siquiera podía culparle por ello, pues había
participado activamente incluso cuando sabía dónde se estaba metiendo.
“¡TaeHyung, eh!”
La voz de Changmin sonó por encima de la fuerte música, logrando que
girase el rostro para verle caminando hacia él, justo cuando iba en busca de
Bank. Tratando de darle su mejor sonrisa, a pesar de que era la última
persona a la que querría ver justo ahora, TaeHyung se detuvo.
“Hola, Changmin.” Le saludó en cuanto llegó a su altura.
“¿Buscas a Bank?”
Él asintió, topándose con los ojos del azabache a lo lejos y viéndole
sonreír. Ignorándole, se enfocó en Changmin.
“Sí, le dije que nos encontraríamos en un rato.”
“Yo sé dónde está, te llevo si quieres. Está con Hangdo y unos amigos
más.” Le propuso.
Volviendo a asentir, le sonrió. “Claro, sí, te lo agradecería mucho.”
“Vale, pues vamos.”
Changmin tomó su mano sin preguntar siquiera, jalando de él hacia la
multitud. TaeHyung no puedo evitar sentirse un poco incómodo, pero lo dejó
pasar.
“¿Quieres algo de beber? Hay barra libre.”
“No, gracias, quizás más tarde.”
“¿Seguro? Recuerda que siempre se acaban las mejores bebidas… Luego
te tocará beber lo peor que haya.”
Él soltó una risita. “Sí, seguro, ahora mismo no me apetece nada.”
“Bueno… Yo sólo digo, quién avisa no es traidor.” Bromeó, logrando
hacerle reír por segunda vez.
“Descuida.”
Continuaron caminando entre el cúmulo de estudiantes, avanzando con
cuidado e intentando no ser golpeados por cualquiera que fuese más
expresivo de la cuenta, evitando codazos y manotazos que se daban al aire.
De un momento a otro, cuando pasaban cerca de un grupo al que
TaeHyung reconoció de su carrera, sintió como su espalda chocaba
repentinamente contra la pared, y, en un parpadeo, tenía a Changmin muy
cerca de su rostro, acorralándolo. Él se estremeció, frunciendo el ceño.
“¿Qué…? ¿Qué haces?”
“Lo siento, no quería que te pisaran. Van un poco borrachos.” Le sonrió,
soltando una pequeña risita, aunque no se movió, sino que acortó la distancia
un poco más.
“Oh, ya veo… Gracias…” Susurró, sintiéndole cada vez más cerca.
“No es nada.”
El aliento mentolado de Changmin chocó contra sus labios, acortando la
distancia hasta apenas rozarlos. Por instinto, TaeHyung giró el rostro.
“Estás muy cerca, Changmin…” Con la incomodidad siendo notoria en su
voz, murmuró.
Changmin se apartó poco después, aclarándose la garganta. Había perdido
todo el brillo en su mirada, alcanzando a verse molesto a ojos de un
TaeHyung que, por segundos, se sentía más confundido.
“Claro, disculpa… No quería incomodarte.”
“Está bien.”
En cuanto se separó, Kim pudo respirar con alivio, no teniendo ni idea de
cómo sentirse al respecto, mucho menos cuando el agarre en su mano se
volvió más tosco, apretándole los dedos sin cuidado alguno.
Un par de minutos después, Changmin paró de caminar para detenerse
junto a una de las habitaciones más grandes de aquella casa.
“Es aquí.” Señaló.
TaeHyung miró alrededor con el ceño fruncido. “¿Están dentro?”
“Sí, a Bank le dolía un poco la cabeza y vinieron para estar más cómodos.
Dijo que así sería más fácil que nos encontraras.”
“Oh…”
Todavía confundido, el rubio se adentró tan pronto como Changmin abrió
la puerta para que lo hiciera, sintiéndole entrar tras él. Y, en cuanto puso un
pie en aquella habitación completamente vacía, donde se supone que deberían
estar sus amigos, pudo confirmar que algo raro se estaba cociendo en el
ambiente.
“Pero si aquí no hay nadie, Chang…” Fue a decir, antes de que una fuerza
externa a él lo empujara por la espalda, haciéndole caer bocabajo en el
colchón. Todas las alarmas sonaron en su cabeza. “¿C-Changmin?”
Lo siguiente que notó, fue como este se le subía encima, tomándole por
los brazos y cruzándolos tras su espalda.
“¿Changmin, qué narices haces?”
“Estoy harto de ti, TaeHyung.” Siseó, inclinándose hasta que sus labios
rozaron la oreja del susodicho. “Me rechazas constantemente, pero luego te
follas al primer drogadicto que se te cruce por delante.”
Algo dentro del rubio tembló, sintiendo como se le aceleraba el corazón.
Esto no podía estar pasando.
Comenzó a zarandearse bruscamente, intentando salir de aquel agarre sin
éxito alguno, sólo consiguiendo que los dedos ajenos apretaran más fuerte sus
muñecas. Lágrimas de impotencia se agolparon en las esquinas de sus ojos.
“Changmin, no…”
“Cállate.” Escupió, con los dientes apretados.
Una de sus manos atrapó las de TaeHyung, aplastándolas contra su
espalda para evitar que se moviera más de lo debido, usando la otra para
desabrocharse el cinturón y bajarse la cremallera. Kim sudó frío al reconocer
aquel sonido, sus ojos ensanchándose, pues supo lo que ocurriría.
“No, Changmin, para.”
“Cierra la puta boca.”
De algún modo, se las arregló para rasgar el jersey de TaeHyung, aquel
que Banky había hecho con sus propias manos, despedazándolo.
“¡Para!” Gritó, moviendo las piernas al sentir cómo el material del
cinturón le raspaba las muñecas, rodeándolas en un nudo apretado. “¡Estate
quieto! ¡No! ¡Basta!”
El susodicho agarró un puñado de su cabello, empujándolo hacia abajo,
hasta que la cara de TaeHyung se presionaba contra la cama y sus gritos ya
no eran audibles para nadie. El corazón se le paró por unos insantes.
“Que te calles.”
“¡Suéltame!”
Gritó con todas sus fuerzas, sintiendo como su nariz se doblaba por la
presión y el cuero cabelludo le picaba. Dejó escapar aquellas lágrimas,
llorando silenciosamente mientras sentía a Changmin moviéndose encima de
él y la dureza dentro de sus pantalones frotarse contra su parte trasera. Quería
vomitar.
Un segundo después, ya no sintió nada, solo el cuerpo de Changmin
saliendo de encima del suyo propio a la fuerza y el golpe que este hizo al
chocar estrepitosamente contra el suelo. Aquello le hizo sollozar más fuerte,
incorporándose con dificultad gracias a sus rodillas temblorosas, quedando
sentado en la cama.
Jungkook se encontraba sobre Changmin esta vez, estampándole el rostro
en repetidas ocasiones contra el suelo.
“Hijo de puta.” Escupía, agarrando un montón de su cabello para así
levantarle la cabeza y poder estampársela de nuevo. “Cómo puedes ser tan
repugnante…
El amigo del azabache, Mos, se adentró un segundo después en la
habitación a toda prisa, sus ojos ampliándose en cuanto vio la escena frente a
sus ojos. No tardó en reconocer a TaeHyung, quien se encontraba temblando
y sollozando encima de la cama, con su jersey rasgado y las manos atadas.
“¿Qué demonios…?”
“No te atrevas a ponerle una mano encima, porque te juro que te voy a
reventar, malnacido.”
“Jungkook, Jungkook, para.” Trató de detenerle, quitándose la cazadora
para cubrir a TaeHyung con ella. “Lo vas a matar, estate quieto.”
Mos le quitó el cinturón de las muñecas, masajeándolas y ayudándole a
tomar asiento sobre la cama, tomando también su teléfono con cuidado de no
tocarle más de lo debido. Kim se encontraba en silencio, únicamente notando
el latir de su corazón y escuchando las voces de los demás, junto a los
graznidos débiles de Changmin.
“Voy a llamar a tu amigo, ¿de acuerdo? Vendrá en seguida.” Oyó que le
decía. Él simplemente asintió.
Vio a Mos alejarse No tenía fuerza para abrir la boca y hablar, ni siquiera
la tenía para llorar. No tenía palabras, energía suficiente para moverse,
tampoco parecía ser capaz de reaccionar a lo que ocurría.
“Muérete.” Jungkook siseó en dirección a Changmin, golpeándole el
estómago para luego ponerse en pie e ir hacia TaeHyung sin pensárselo.
Él le vio acercarse. Jamás pensó que su cara sería lo primero que vería
luego de que alguien hubiera estado apunto de abusar sexualmente de él. Del
mismo modo en que jamás pensó que aquello podía pasarle.
“¿Te duele algo? ¿Te ha hecho daño?” Quiso saber, admirándole de cerca,
sin llegar a tocarle. Kim negó. “¿Te ha tocado?” TaeHyung volvió a negar.
“Tranquilo, ¿vale? Vas a estar bien, lo solucionaremos.”
“TaeHyung, TaeHyung.” Inmediatamente reconoció la voz de Banky,
antes de verlo entrar por la puerta, horrorizado nada más encontrar a
Changmin en el suelo. “¿Qué…?”
Y, tan pronto como sus ojos se encontraron con los del rubio, no necesitó
oír ninguna explicación, tan sólo correr hacia él y abrazarlo.
“Mi amor… ¿qué te ha hecho?” Susurró, apretándolo contra su cuerpo.
TaeHyung sollozó, desgarrándose la garganta.
✧c.-006

N/A: Este capítulo es como un masajito al corazón después de lo que


vivimos en el anterior. Amo mucho a Jungkook, Mos, Banky y Gemini, estoy
muy orgullosa de esos personajes xD
Cap dedicado a thensu_yt ♡♡
Hoy os recomiendo ‘JENNIFER’S BODY’ de PLVTINUM, Dutch
Melrose y Chris Grey, mi canción de la semana.

TaeHyung salió de aquella casa sin mirar a nadie, ni siquiera cuando todos
miraban hacia él. Absorto en sus pensamientos, siendo guiado por Bank,
quien lo sostenía con fuerza mientras caminaba a su lado. No miró a
Jungkook en ningún momento, tampoco a su amigo, Mos, cuya chaqueta
intentó devolverle en vano, pues este le obligó a quedársela. En el fondo, él lo
agradecía, es por eso que, mediante Bank, prometió devolvérsela lo antes
posible.
“¿Quieres que me quede a dormir contigo?” Preguntó Banky en un
susurro, mientras el rubio abría la puerta de su apartamento con sumo sigilo.
Él negó, adentrándose allí y encontrarse a un Gemini profundamente
dormido en el sofá, tal y como lo esperaba.
“Estoy bien.” Apenas susurró.
“¿Seguro?”
“Sí. Puedes irte tranquilo, de verdad. No pasa nada.”
Miró su reflejo en el espejo que tenía junto a la puerta, palideciendo en
cuanto vio que tenía el jersey rasgado hasta el punto en que podía ver su piel
a través de los cortes. El corazón se le paró por unos instantes, sintiendo la
mano de Bank sobre su hombro.
“Me quedo aquí.”
Él inmediatamente se giró. No quería quedar marcado por aquello, incluso
si no era algo que pudiera elegir.
“No, de verdad que estoy bien, Bank, te lo prometo.” Insistió. “Además,
mañana tengo que levantarme temprano para ir a hacer compras y estoy
seguro de que no vas a querer madrugar.”
“Madrugar o no es en lo último que pienso ahora mismo, TaeHyung.”
“Ya, pero me entiendes… Sólo estoy un poco abrumado por todo, nada
que en un par de días se me pase.”
“¿TaeHyung? ¿Qué pasa?”
La voz de Gemini, perezosa y ronca, sonó, indicando que estaba despierto.
Él miró en su dirección, topándose con sus ojos confundidos, antes de mirar a
Bank.
“Vuélvete a dormir, Gem, no es nada.”
El menor de ambos hermanos se incorporó. “¿Por qué discutís?”
“No estamos discutiendo, sólo hablábamos.” Bank se apresuró en
contestar.
Sólo entonces, con el ceño fruncido y la mirada perdida, los ojos de
Gemini hallaron el inusual estado de la ropa que TaeHyung llevaba puesta,
especialmente su jersey, que se encontraba roto, como si alguien lo hubiera
rasgado.
“Tu ropa…” Señaló. “¿Qué le ha pasado a tu ropa?”
“Oh, nada, no es nada. Hemos tenido un percance con un picaporte al
volver. Ya sabes, cosas que pasan.”
Incluso si TaeHyung se esforzó en sonar convincente, no pudo lograrlo en
absoluto, pues su hermano sabía que algo no iba bien.
“¿Y por qué parece cómo si hubieras estado llorando?” Preguntó de
nuevo.
TaeHyung y Banky se miraron entre sí, conforme Gemini analizaba a
ambos, no queriendo perderse nada. Notó el miedo en los ojos de su
hermano, quién no parecía saber qué contestar y ahora buscaba apoyo en
Bank. Aquello terminó de confirmar sus sospechas.
“Qué… ¿Qué ocurre, TaeHyung?”
“Tu hermano y yo hemos discutido.” El castaño habló con rapidez, pero la
respuesta había tardado demasiado en llegar como para que él pudiera creerla.
Lentamente, Gemini negó.
“No…”
Entonces, poco a poco, todo pareció tener sentido para él. Los ojos
llorosos de su hermano, el miedo plasmado y la inseguridad plasmados en su
rostro, junto a aquella prenda de ropa totalmente destrozada. Conforme hilaba
en su cabeza, sintió como se le caía el corazón desde un quinto piso,
estampándose contra el suelo y rompiéndose en un montón de pedazos.
“TaeHyung… ¿Alguien— alguien te ha…?” Tuvo miedo de preguntar,
cuando finalmente supo lo que ocurría.
Las lagrimas se agolparon en los ojos del rubio inmediatamente. “No,
Gem, yo…”
Viéndose incapaz de poder formular una frase completa que le quitara la
preocupación de encima a su hermano, sintió como Bank volvía a apretarle el
hombro con suavidad, sus propias lágrimas ganándole la batalla. Sollozó en
silencio, apretando los labios con fuerza. Nada de esto era justo.
Gemini no dijo nada, tampoco necesitó que él dijese nada para ir corriendo
a abrazarlo, apretándole con todas sus fuerzas, pero al mismo tiempo
temiendo hacerle daño.
Esa noche ambos durmieron abrazados en la cama del más grande, una
vez cenaron y Bank se fue a casa después de TaeHyung insistir demasiado y
prometer que le llamaría nada más despertarse, incluso si eso significaba
perturbarle el sueño. Gemini se negaba a soltarle, a pesar de haberle
escuchado decir que estaba bien, él sabía que no era cierto. Siempre lo sabía.
Y es que TaeHyung no era capaz de asimilar lo que había ocurrido. Lo que
habían intentado hacerle. Mientras se movía en la cama, dando vueltas de un
lado para otro intentando conciliar el sueño, no hacía más que preguntarse a
sí mismo “¿por qué?”
¿Por qué le había pasado eso? ¿Por qué Changmin se tomó la libertad de
decidir por él lo que harían? ¿Qué derecho creía tener sobre él o su cuerpo
para hacerlo? Y, ¿cómo es que no lo vio venir? Se había estado comportando
raro durante el poco tiempo que pasaron juntos: acercamientos extraños,
insinuaciones fuera de lugar, actos que no dejaban a nadie indiferente, pero,
aun así, no lo vio venir.
Estaba confundido, asustado y lleno de inseguridades. Se culpaba a sí
mismo, a la misma vez en que sabía que no era justo.
A la mañana siguiente, despertó por culpa de los rayos de luz que se
filtraban por las rendijas de las persianas, aquellas que ni siquiera se molestó
en bajar correctamente la noche anterior, demasiado ocupado queriendo
desaparecer, dormir por horas y no despertar hasta que aquel suceso se
evaporase mágicamente de su mente. Por desgracia, eso no pasó.
Al instante, sus ojos buscaron el reloj que tenía colgado en la pared,
dándose cuenta de que eran las once en punto de la mañana.
“Dios…” Resoplaba, frotándose el rostro con ambas manos.
“Buenos días.” Escuchó la inconfundible voz de Gemini, quien se
adentraba en la habitación. Necesitó verle ahí parado, frente a él, para darse
cuenta de que estaba solo en la cama. “Te he traído el desayuno.”
Su hermano llevaba consigo una bandeja con todo tipo de alimentos.
Dulces, tostadas, diferentes opciones para untar, una onza de chocolate, taza
de café, vaso de agua y otro de zumo de naranja recién exprimido. TaeHyung
se sentía como un zombi (además, aseguraba lucir como uno), vacío por
dentro y herido por fuera, sin embargo, aquel detalle tan simple le hizo
esbozar la sonrisa más dulce posible.
“Muchas gracias, Gem… Eres el mejor.”
“¿Cómo has dormido?” Quiso saber, viéndose temeroso a ojos del mayor,
quién comprendía su intranquilidad a la perfección.
“Bien, he dormido muy bien. Hacía años que no compartíamos la misma
almohada, es como si hubiésemos viajado a cuando éramos pequeños otra
vez… Echaba de menos esos tiempos.”
Gemini esbozó una sonrisa de labios sellados. “Yo también.”
Colocó la bandeja sobre las piernas del rubio, quién se incorporó para
observar más de cerca todo lo que había en ella. Era demasiado.
“¿Has preparado tú todo esto?”
“Especialmente las tortitas… Son las famosas tortitas caseras de mamá.”
Señaló el plato hasta arriba de tortitas de avena y plátano. “Sé que te gusta
comerlas cuando tienes un mal día, así que he hecho muchas.”
La sonrisa de TaeHyung se volvió triste por un segundo, antes de que se le
iluminaran los ojos. “Es un detalle precioso, Gem, muchas gracias… Tienen
una pinta increíble.”
“Saben aún mejor, así que empieza a comer antes de que se enfríe todo lo
demás.”
Riendo suavemente, asintió. “De acuerdo, pero primero deja que me lave
los dientes.”
“Claro.”
El teléfono de Gemini sonó al mismo tiempo en que TaeHyung se ponía
en pie para ir al baño, desperezándose en el proceso y suspirando. Estaba
demasiado cansado, apenas había dormido.
“Oh, es Fourth, debo responder, en seguida vuelvo.”
“No te preocupes.”
Entró en el baño poco después, mirando su reflejo en el espejo. Tenía
ojeras oscuras bajo los ojos, señal de que no había dormido absolutamente
nada, junto a sus labios resecos y un arañón en la frente, justo donde iniciaba
el crecimiento de su pelo. Saber por qué tenía esa pequeña herida le hizo
estremecerse, automáticamente mirándose las muñecas. Estaban algo rojas
aún, marcadas por el cuero de su propio cinturón.
TaeHyung cerró los ojos, apoyándose en el lavamanos.
“No ha pasado nada, no ha pasado nada… Es una tontería.” Susurraba
para sí mismo, queriendo autoconvencerse de que no era más que una
exageración.
Sin embargo, no podía engañarse por mucho que lo intentara. Él sabía la
gravedad de aquella situación, de lo que Changmin había estado a punto de
hacerle, e incluso si se esforzaba por restarle importancia, jamás lo
conseguiría. Aquello le seguiría de por vida y no podía hacer nada para
cambiarlo.
Se lavó los dientes mientras luchaba por mantener la mente en blanco,
evitando a toda costa mirarse en el espejo una vez más. Luego, volvió a su
habitación, vaciando sus pulmones antes de volver a sentarse en la cama,
observando el desayuno que Gemini había preparado para él. Una sonrisa jaló
de sus labios tan pronto como agarró el tenedor y pinchó una tortita,
llevándosela a los labios. Llevaba meses sin probarlas.
“Mamá, estoy seguro de que estarías muy orgullosa si pudieras probar
esto.” Suspiró, mirando al techo mientras mordía otro trozo. Eran idénticas a
las que ella preparaba.
“Respira hondo y cálmate, ¿vale, Fourth? Ya verás como ha sido una
equivocación y todo se arregla.” Oyó a Gemini murmurar, mientras se
paseaba fuera de su habitación. “Por favor, no llores, estoy seguro de que se
trata de un fallo.”
Inmediatamente, el ceño de TaeHyung se frunció, agudizando su oído para
poder enterarse de lo que Gemini estaba hablando.
“¿Cómo que piden una sanción de casi siete millones?” Aquello le quitó el
aliento. “¿A la cárcel? Eso ni siquiera tiene sentido… Sí, sé de lo que son
capaces, Fot, pero no es justo. No… Puedo pedirle ayuda a algún conocido de
mi padre, tiene muchos contactos… Vale, te llamo en cuanto sepa algo, ¿de
acuerdo? Tú haz lo mismo. Adiós.”
Oyó a su hermano suspirar, manteniéndose en silencio durante unos
segundos, antes de aparecer nuevamente en su habitación con el rostro
desencajado, como si estuviese intentando ocultarle algo.
“¿Están ricas las tortitas?” Señaló su plato. “He intentado seguir la receta
lo mejor posible…”
“Están deliciosas, pero, ¿qué le pasa a Fourth? Te he oído hablar con él y
no he podido evitar pegar la oreja… ¿Va todo bien?”
Gemini se aclaró la garganta, asintiendo. “Sí, sí, todo bien, no te
preocupes.”
Sin embargo, TaeHyung, quién conocía a su hermano mejor que nadie,
frunció el ceño, sabiendo que no estaba diciendo la verdad. Gemini podía
mentirle a cualquier persona, pero no a él. Jamás a él.
“Todo bien, ¿de verdad?” Alzó las cejas. “¿Entonces por qué alguien será
sancionado con una multa de siete millones de wons o siquiera irá a la
cárcel?”
Finalmente, el pelinegro suspiró, tomando asiento a los pies de la cama
ajena.
“Es que no quiero que estés involucrado en nada más, con todo lo que ha
pasado… Creo que es demasiado para ti.”
Sus ojos se suavizaron a la hora de mirarle, sonriéndole dulcemente.
“Bueno, te agradezco el detalle, pero eso déjame decidirlo a mí, ¿vale?”
Pidió. Gemini asintió. “Bien, entonces dime de qué se trata.”
“Te… ¿Te acuerdas de Jungkook? El chico que nos tatuó hace poco, es
amigo de Fourth y siempre está en el bar de su hermano. También fue quien
te llevó conmigo el día que me escapé de la biblioteca.”
Un nudo se instaló en su garganta nada más reconocer aquel nombre. Por
supuesto que se acordaba de él.
“Me acuerdo de él, sí.” Asintió.
“Le han metido en el calabozo por golpear a un tipo en una fiesta.”
Explicó.
Lo siguiente que TaeHyung sintió, fue un balde de agua fría cayéndole
sobre la cabeza a cámara lenta, su corazón encogiéndose conforme Gemini
seguía hablando.
“…Al parecer esa persona lo ha denunciado, esta madrugada lo detuvieron
y quieren llevarlo a juicio. Piden que se le imponga una sanción de siete
millones por daños, además de prisión preventiva.”
La sangre le hirvió.
“¿Qué? Pero eso es ridículo, al que golpeó es quien debería estar en un
calabozo, no él.”
Sus palabras llenas de indignación, por supuesto, no resultaron
indiferentes para Gemini, cuyo ceño se frunció. “¿Cómo sabes tú…?”
TaeHyung suspiró, mordiéndose el labio inferior al no saber qué
responder.
“Él… Golpeó a Changmin. El chico que intentó… Ya sabes… Eso.”
Señaló, sus labios apretados esta vez. Los ojos de Gemini se oscurecieron por
unos instantes.
“Changmin fue quién vino contigo a recogerme el viernes por la noche,
¿verdad? Ese que tenía miedo de que le robaran el coche por estar dónde
estábamos.” Recordó de inmediato, viéndole asentir.
“Sí, él.”
Sus dientes se apretaron, sintiendo como la sangre ardía en sus venas,
lleno de impotencia, rabia y desagrado. “Debería haberle pillado en medio de
un tiroteo entre bandas y reventarle la cabeza a balazos, maldito hijo de
pu…”
La voz de TaeHyung le detuvo.
“Gemini, basta.” Sentenció. “A lo que iba, es que gracias a Jungkook la
situación no escaló a peor. Llegó justo a tiempo para pararle los pies.”
“Te ayudó.”
“Sí, me ayudó.” Asentía de nuevo, tragando saliva.
De no ser por Jungkook ni siquiera quería parar a pensar en lo que podría
haberle pasado. Si no hubiese llegado en el momento justo, qué sería o qué
hubiese ocurrido con él. Ante la cantidad de suposiciones y escenas que se le
pasaban por la mente, TaeHyung sintió un escalofrío, vaciando sus pulmones
en un suspiro tembloroso.
“¿Fourth te ha dicho dónde está?”
“¿Jungkook?” Cuestionó. Él asintió. “Imagino que en el cuartel de policía,
lo tienen encerrado hasta que alguien pague su fianza o lo trasladen a los
juzgados.”
Mordiéndose el labio inferior, tragó saliva. “Ya…”
TaeHyung se puso en pie, dejando la bandeja a un lado, bajo la atenta
mirada de Gemini, cuyo ceño se frunció al verle dirigiéndose hacia su
armario.
“¿Por qué lo preguntas?”
“Voy a ir a ver qué puedo hacer.”
Sacó una camisa cualquiera, sin siquiera prestarle demasiada atención,
colocándosela nada más despojarse de su pijama.
“Te acompaño.” Dijo Gemini, sin pensárselo siquiera. Él le observó.
“No, tú espérame aquí, ¿vale? No quiero que estés metido en nada de
esto.”
“Ya lo estoy, en realidad. Jungkook es como un hermano para Fourth y le
tengo aprecio, además de ser la persona que evitó que un imbécil te—”
De nuevo, la voz de su hermano interrumpió lo que iba a decir.
“Gemini.”
Él entendió que TaeHyung no quería siquiera oír a otros mencionarlos.
“Lo siento.” Murmuró.
Volviendo a suspirar, mientras se colocaba los pantalones esta vez,
TaeHyung supo que si no aceptaba a Gemini yendo con él, su hermano se
encargaría de aparecer por sí mismo de algún modo.
“Puedes venir conmigo, pero con la condición de que te quedes en el
coche en cuanto lleguemos a comisaria, ¿de acuerdo?”
Gemini asintió. “Por supuesto.”
“Muy bien, pues date prisa en vestirte que nos vamos.”
Un segundo más tarde, el menor desapareció de su habitación.
Tardaron alrededor de media hora en llegar a comisaria, TaeHyung
aparcando justo en frente del edificio y quitándose el cinturón. Estaba
nervioso, inseguro por lo que podría pasar si no actuaba como debería. Sólo
sabía que Jungkook estaba donde estaba por pararle los pies a alguien que
intentó propasarse con él, y en cierto modo le debía mucho.
“Ya hemos llegado, así que sabes lo que tienes que hacer.”
“¿No puedo ir contigo?” Pidió, en caso de que no pensara mantener la
palabra. TaeHyung le observó con el ceño fruncido, enviándole un mensaje
silencioso que captó al vuelo. “No. Perfecto, no pasa nada, me quedo aquí
calladito, quietecito y sin molestar.”
En cuanto Gemini sonrió, el rubio asintió, estando de acuerdo con la
respuesta que él mismo se había dado, mientras abría la puerta.
“Volveré en seguida, ¿de acuerdo? Espérame aquí.”
“No pienso moverme.”
“Más te vale.” Señaló.
Salió del coche poco después, cerrando a sus espaldas y agarrando sus
pertenencias, las cuales guardó en los bolsillos de su abrigo largo. Cruzó la
carretera para llegar hasta la otra calle, adentrándose en aquel edificio
gigantesco con el corazón acelerado. No era su primera vez allí, puesto que
su padre era el alcalde presentándose a sus terceras elecciones consecutivas y
él un estudiante graduado de Derecho, pero sí era su primera vez sin tener ni
idea de lo que hacer.
Nada más llegar a recepción, se acercó al mostrador, donde una chica
atendía.
“Buenos días.” Sonrió, tratando de verse calmado. “¿Podría hablar
personalmente con el comisario general? Es importante, me gustaría ver a
alguien que tienen en el calabozo.”
“Hm… Creo que el señor Choi está reunido ahora mismo, pero veré qué
puedo hacer.” Respondió, pulsando un botón del teléfono antes de llevárselo
a la oreja. Estuvo unos segundos en silencio. “Comisario Choi, le llamaba
porque hay aquí un señor que quiere reunirse con él, dice que es por un
asunto importante acerca de un preso.”
TaeHyung miró hacia todos lados, aclarándose la garganta y respirando
hondo, antes de que la mujer se dirigiera a él.
“¿Cómo es su nombre?”
“TaeHyung, Kim TaeHyung. Soy el hijo del alcalde.”
Ella asintió. “Es el hijo del alcalde, señor comisario… Vale, en seguida lo
envío. Sí, sí, por supuesto. Gracias, comisario Choi.” Tan pronto como colgó,
miró a espaldas del rubio. “Gyuvin, acompaña al señor Kim al despacho del
jefe, por favor.”
Un guardia de seguridad inmediatamente se posó junto a TaeHyung. “Por
aquí, señor.”
Él miró a la chica, agradeciéndole con una sonrisa y un leve asentimiento,
antes de caminar junto al guardia de seguridad.
Llegaron hasta una cabina al final del pasillo, rodeada de cristales
blindados desde los que se podían ver las celdas. Buscó a Jungkook con la
mirada, encontrándolo tras los barrotes de la última celda y suspirando, para
acto seguido encontrarse con sus ojos. Tenía la marca de un golpe en el
pómulo cubierta por una pequeña venda adhesiva.
TaeHyung levantó su mano para saludarle, intentando darle una sonrisa
que al azabache le resultara tranquilizadora, mientras que el guardia de
seguridad golpeó la puerta, oyendo al comisario Choi darle el permiso de
entrar.
“Adelante, señor.”
“Gracias.” Le dijo, cortando el contacto visual con Jungkook para así
adentrarse al despacho, donde el comisario Choi se encontraba.
Era un hombre de mediana edad, estatura media y complexión gruesa,
sentado tras su escritorio lleno de papeles, carpetas y vasos de café. Justo lo
que él imaginaba encontrarse. No estaba equivocado.
“Siéntate, muchacho.” Le indicó.
TaeHyung tomó asiento frente a él.
“Gracias por recibirme, comisario.”
“No es nada. Uno siempre tiene tiempo para recibir al hijo del señor Kim,
nuestro alcalde.” Dijo, con una sonrisa. “Me han dicho que vienes por uno de
los presos, ¿a qué se debe?”
Llenando sus pulmones de aire, miró hacia el ventanal que tenía a su
izquierda, volviendo a encontrarse con los ojos de Jungkook, quien no podía
verle debido al blindado de los cristales. Él tragó saliva.
“Verá, se trata de Jeon Jungkook, según tengo entendido lo detuvieron
esta misma madrugada.”
El comisario asintió. “Está en lo cierto, sí. ¿Qué pasa con él? ¿Lo
conoce?”
“Es un conocido, más bien. Considero que se le está acusando
injustamente y no merece estar donde está.”
Poniéndose cómodo, esta vez fue el comisario Choi quien soltó un suspiro,
viéndose cansado. “A su amigo se le acusa de asaltar a otro estudiante,
dejarlo inconsciente, reventarle el tabique nasal y causarle una hemorragia
interna, señor Kim. No parece ser nada injusto.”
Aquella información le dejó helado, perdiendo todo rastro de seguridad
que había en él. No estaba preparado para afrontar los datos.”
“…Si quiere sacarlo del calabozo, le recomiendo pagar su fianza y ya
como consejo profesional, buscarle un buen abogado, porque lo va a necesitar
de ahora en adelante.” Aconsejó, echándose hacia atrás en la silla. “¿Hay algo
más que quiera decir?”
“B-Bueno, yo…”
TaeHyung estaba en blanco, con el corazón acelerado y la mente
completamente vacía. Sabía la gravedad de las acciones de Jungkook, e
incluso si estaba ahí expresamente para que salir en su defensa, conocía todos
los riesgos. No tenía muchas opciones y meterse en la boca del lobo,
sabiendo que su declaración podía señalarle de por vida, no era una de ellas,
por desgracia.
“No, no tengo nada más que decir.”
El comisario asintió. “En ese caso, ha sido un placer, señor Kim.”
“Gracias por recibirme, comisario Choi.”
Poniéndose en pie, salió del despacho con un nudo en la garganta,
suspirando. Encontró los ojos de Jungkook una última vez, antes de darse la
vuelta y desaparecer por donde había venido.
Jeon, quien contaba con algo de esperanza en su ser, terminó por darse
cuenta de que simplemente había sido un idiota. Nadie se arriesgaría por él.
TaeHyung abandonó la comisaria despidiéndose del guardia de seguridad
que lo había guiado y de la chica de recepción con una dulce sonrisa, saliendo
al exterior y suspirando. Gemini, expectante, le observó desde el coche,
viéndole cruzar la carretera nuevamente para llegar hasta allí, adentrándose.
“¿Qué? ¿Cómo ha ido?” Quiso saber, impaciente.
Con lentitud, el rubio negó. “He hecho todo lo que he podido…”
“¿No ha habido suerte?” Murmuró esta vez, algo decepcionado.
“Por desgracia no.”
“Mierda…”
Gemini se llevó las manos a la cabeza, frotándose el rostro. Sabía que
Jungkook era importante para Fourth, aquel a quien consideraba un gran
amigo, además de tenerle aprecio no sólo por cuidar de él en el bar,
aconsejarle durante su primer tatuaje y guiarle, sino por haber impedido que
alguien más, un monstruo, hiciera lo que quisiera con TaeHyung, su hermano
mayor y la persona a la que más quería.
“Papá.” La voz del susodicho le hizo girarse de inmediato, sólo para verle
al teléfono. “Tengo un favor muy, muy grande que pedirte.”
Su padre, al otro lado de la línea, suspiró. “Estoy a punto de entrar en una
reunión importante, TaeHyung, ¿de qué se trata? Espero que Gemini no se
haya metido en líos otra vez.”
El rubio miró a su hermano, negando.
“Gemini está bien, es… es por un amigo. Está en el calabozo por mi culpa
y necesito que lo saques de ahí, por favor.”
“¿Disculpa? ¿He oído bien, Kim TaeHyung? Un amigo tuyo está…
¿dónde?”
TaeHyung se pasó una mano por el pelo, casi viéndose desesperado a ojos
de Gemini. Sabía que debía dar explicaciones, pero ahora no estaba
preparado para hacerlo.
“Por favor, papá, no es lo que crees. Te— Te prometo que pienso
contártelo todo en cuanto vuelvas, ¿vale? Creo que entenderás por qué te lo
pido.”
Un suspiro abandonó los labios del señor Kim. “Más te vale, TaeHyung.
Dime cómo se llama ese amigo tuyo.”
“Jeon Jungkook, el comisario Choi es quién está a cargo de todo.”
“De acuerdo.”
Su corazón dio un salto.
“Bien… Gracias, papá. Te quiero.”
Otro suspiro sonó. “Ya, yo también te quiero… Dale un beso a tu
hermano.”
El rubio colgó poco después, dejando su teléfono en cualquier parte y
frotándose el rostro de nuevo, sintiendo como le latía el corazón a mil por
hora. A su lado, Gemini continuaba mostrándose expectante.
“¿Qué? ¿Qué te ha dicho?”
Diez minutos después, Jungkook salía de comisaria como si fuera un
hombre nuevo, encontrándose a TaeHyung junto a su coche y bufando, antes
de ver cómo este cruzaba la carretera hasta llegar a él. Tal vez alguien sí que
se arriesgaría, al fin y al cabo.
“No habrás tenido nada que ver con que me hayan sacado del calabozo sin
pagar ninguna fianza, ¿verdad?”
Kim negó. “En absoluto.”
Relamiéndose los labios, ahuecó el inferior con su lengua, asintiendo. “Ya
me parecía a mí… No tienes tanta autoridad como para llegar hasta ese
punto.”
“Pues no, definitivamente no. Aunque creo que mi padre sí… No sé, cómo
es el alcalde y eso.”
Viéndole encogerse de hombros, bufó, pero él estaba dedicándole una
sonrisa.
“Te debo una, rubito.”
Sólo entonces, TaeHyung le miró con seriedad, sus ojos suavizándose aun
así. “No me debes nada, Jungkook. Gracias a ti pude salir de esa habitación
sin un trauma completo que me persiguiera de por vida… Esto es lo mínimo
que podía hacer por ti.”
“Sólo hice lo que cualquier persona con dos dedos de frente haría.”
“No todos se implicarían del mismo modo en que tú lo hiciste, mucho
menos por alguien a quien no conocen de nada.”
Jungkook volvió a sonreírle. “No he dicho todo el mundo, sino quienes
tienen dos dedos de frente, que son pocos. Además, sí que te conozco,
rubito… ¿O te crees que yo beso a cualquiera?”
TaeHyung soltó una risita, siendo él quien bufara esta vez. Sin embargo,
antes de que pudiera decir algo al respecto, el sonido de un claxon le
interrumpió. Ambos levantaron la vista para ver a Jaemin, el camarero que
trabajaba con Mos, dentro de su coche.
“Esa es mi señal para irme, supongo. No he pisado mi apartamento en
todo el día.”
“Lo siento.” Murmuró, sintiéndose inexplicablemente culpable.
El azabache puso una mano bajo su barbilla, obligándole a encontrarse con
su mirada en caso de que quisiera evadirla.
“No te vuelvas a disculpar por algo como esto nunca más, mucho menos
en mi presencia.” Sentenció, mirándole a los ojos. “Haber pasado la noche en
un calabozo no hace que me arrepienta de haberle reventado la cabeza a ese
inútil, que quede claro. Lo hubiese hecho mil veces, incluso sin ningún
ricachón teniendo que acudir a su padre el alcalde.”
TaeHyung rio suavemente. “Espero que al menos le votes en las
elecciones…”
“Hm… Ya veremos, Don Perfecto, depende de qué tanto me convenzan
sus propuestas electorales.”
Él asintió. “Me parece justo.”
Jaemin hizo sonar la bocina de nuevo, por lo que Jungkook miró en su
dirección, soltando a TaeHyung y haciéndole una señal con la cabeza para
que supiera que iría de inmediato.
“Bueno, rubito, nos vemos.”
“Sí… Oh, y dale las gracias a ese amigo tuyo, Mos, por ofrecerme su
chaqueta, por favor. Esta misma tarde iré a entregársela personalmente.
Aprecio mucho que tuviera ese detalle.”
“Por supuesto, se lo daré.” Accedió, meneando la cabeza. “Allí nos
veremos.”
“Claro.”
“Ah, y… Asegúrate de llevar también a tu amigo, el que espía a los
amantes de sus novias. Mos quiere enterrar el hacha de paz.”
Ante aquella confesión, TaeHyung frunció el ceño. “¿De paz? ¿No querrás
decir de guerra?”
“Eso aquí no existe, me temo.”
Y, en respuesta, él no pudo decir nada, pues era increíblemente cierto.
“Tienes razón…”
Jungkook le dedicó una última sonrisa ladeada, antes de que Jaemin
hiciera sonar la bocina de nuevo.
“En fin, rubito… Te dejo antes de que cierto camarero insistente funda el
motor de su coche por mi culpa, no vaya a ser que me caiga otra denuncia del
cielo. Ahí tu padre no puede hacer nada, supongo.”
“No creo, no.” Él negó, estando de acuerdo. “Y yo también debo
marcharme, Gemini tiene que estar de los nervios.”
“Salúdale de mi parte.”
“Claro.”
Despidiéndose con la mano, TaeHyung se dio la vuelta para ir de nuevo
hacia su coche, teniendo a Jungkook con los ojos fijos en él, siendo incapaz
de apartarlos incluso si Jaemin estaba por fundir el motor de su coche.
“¡Ponte unos pantalones más sueltos, rubito!” Le gritó.
Kim se giró, frunciendo el ceño antes de mirar su vestimenta. No entendía
nada. “¿Eh?”
“Para el tatuaje, así no se roza.” Señaló, viendo como mantenía la vista fija
en sus piernas. “Se curará mal si no le das espacio para respirar.”
“Ya… ¿Y quién necesita respirar? ¿Mi tatuaje o tú?”
Jungkook quedó en silencio, encogiéndose de hombros tras no tener
respuesta para eso. TaeHyung rio, dándose la vuelta una vez más y llegando
al coche, sabiendo que los ojos ajenos continuaban pendientes a cada paso
que daba.
✧c.-007

N/A: Que no se note que el MosBank es una de mis ships favoritas del
momento… xD
Cap dedicado a LittleDream521 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Just Us’ de mi cantante favorito en el mundo
mundial, James Arthur.

“¿Estás seguro de que quieres ir hasta allí ahora?” Banky le preguntó,


observándole con preocupación.
TaeHyung no había mencionado nada sobre el acontecimiento pasado,
tampoco permitió que su amigo dijera algo al respecto, simplemente hizo
como si nada hubiera ocurrido. Bank por supuesto lo aceptó, pues no le
forzaría a nada. Por el contrario, lo que esa misma mañana habían vivido,
pareció ser lo suficientemente interesante como para que toda su atención se
viera absorta en los hechos.
“Sí, le dije a Jungkook que iría sin falta.”
“Le dijiste que irías conmigo.”
TaeHyung asintió. “Él me lo pidió.”
Tras ellos, Gemini frunció el ceño, tan extrañado como Bank se sentía.
“¿Por qué te pidió que fuera él?” Quiso saber, dejando su móvil al lado.
“Eso justo quiero saber yo.” El castaño se unió, viendo como TaeHyung
apretaba los labios al coger una curva.
Este se encogió de hombros, pues realmente tampoco tenía una respuesta
concreta para darle. Al fin y al cabo, la que Jungkook le había dado, ni
siquiera era convincente.
“Según él, dijo que Mos, su amigo, quería enterrar el hacha contigo.”
Inmediatamente, Bank se vio horrorizado, tomando sus palabras por donde
no eran. “¿Que quiere hacer qué?”
“Enterrar el hacha.” Repitió, confundido por su mueca, hasta que supo
cuales eran sus pensamientos. “Me refiero a hacer las paces, malpensado…”
“Ah, bueno… Tiene sentido, sí.” Asintió. “Después de cómo te trató y se
preocupó, no tengo cuerpo ni fuerzas para seguir constantemente en disputa
por él. Supongo que yo también quiero enterrar… el hacha.”
Una risita abandonó los labios de TaeHyung, mientras Gemini continuaba
confundido tras ellos, su ceño fruncido y los ojos entrecerrados.
“¿Por qué siento que eso de enterrar el hacha tiene una connotación
sexual?”
Mirándose entre sí en completo silencio, ambos mayores soltaron una
carcajada al unísono.
Llegaron al distrito Jung alrededor de veinte minutos después, TaeHyung
aparcando el coche justo en frente del bar de Mos y echándole un último
vistazo en cuanto los tres se bajaron, rezando por que nadie decidiera cometer
actos vandálicos contra su preciado tesoro.
“Fourth me está esperando dentro del almacén, me adelantaré, ¿vale?”
Gemini avisó, viendo a su hermano asentir antes de dejarlos atrás.
TaeHyung soltó un suspiro, agarrando la cazadora de aquel chico y
doblándola cuidadosamente. Olía a su suavizante favorito e, inevitablemente,
siempre terminaba pensando en su madre.
“Oye, ¿crees que tu hermano y el chico ese tendrán algo?”
“¿Qué chico? ¿Fourth?” Cuestionó de vuelta, encogiéndose de hombros en
cuanto Bank asintió. “Pues, ¿quién sabe? Gemini nunca ha hablado sobre su
orientación sexual conmigo, así que todo puede ser.”
Los labios del castaño formaron una mueca, su ceño fruncido al no saber
descifrar el comportamiento de ambos adolescentes, en especial del menor de
los hermanos Kim, a pesar de que las señales eran más que obvias.
“Yo estoy convencido de que se traen algo.” Señaló.
“Tal vez sí.” Volvía a encogerse de hombros, dirigiéndose hacia la otra
acera.
“Aunque, eso de dos hermanos gays… Al final va a ser cierto que la
homosexualidad es hereditaria.”
TaeHyung soltó un bufido, mirando a su mejor amigo como si hubiese
pasado por alto el detalle más importante, el que resaltaba por encima de
cualquier otro.
“Gemini es adoptado, Bank.” Le recordó.
Entonces, el ceño del mencionado se frunció, apenas pareciendo caer en
cuenta de aquel dato. “Pues también es verdad…”
Dejando escapar una carcajada, Kim negó, su cabeza meneándose de un
lado a otro conforme abría la puerta del bar y se adentraba primero. Como
cada fin de semana, aquel lugar se encontraba casi a rebosar de clientes fieles,
junto al propio dueño y Jungkook, quien estaba atendiendo, paseándose por
las mesas.
Él se dirigió inmediatamente hacia la barra, aprovechando que no había
nadie pidiendo y Mos estaba libre.
“Eh, hola.” Saludó, esbozando una sonrisa de labios sellados en cuanto el
dueño le vio. Bank fue tras él, notando su presencia a sus espaldas.
Los ojos de Mos viajaron desde TaeHyung a su acompañante. “¿Qué tal?
¿Todo bien?”
“Sí, todo genial… Venía para devolverte esto.”
Él le entregó su chaqueta, aquella que prácticamente le obligó a usar la
noche anterior, cuando ni siquiera era consciente de lo que pasaba a su
alrededor y sólo Bank, él y Jungkook tenían idea de lo que ocurría.
“Oh, traes mi cazadora.” Pareciendo haber olvidado su existencia por
completo, la agarró con una sonrisa y los ojos ensanchados. “Qué bien huele,
¿la has lavado?”
“Por supuesto, sería una falta de respeto por mi parte traértela sin lavar
antes.” TaeHyung asintió. “Gracias por dejármela, en serio… Y también por
ayudarme después de lo sucedido. No es algo que cualquiera hubiera hecho.”
Devolviéndole la sonrisa, Mos dejó su chaqueta a un lado. “No tienes que
agradecerme por nada, en realidad. Son cosas que simplemente no deberían
pasar y por desgracia pasan. Me alegro de que al menos Jungkook y yo
estuviéramos cerca para poder impedir algo mucho peor.”
TaeHyung asintió, pues él también se alegraba.
“Gracias.”
“¿Por qué no os sentáis y tomáis algo? Yo os invito, como agradecimiento
por haberme dejado la cazadora más limpia que cuando la compré.” Propuso,
logrando que el rubio soltara una risita, mientras sus ojos viajaban hacia
Bank, señalándolo. “Incluido tú.”
“Si invitas tú, claro que sí.” Accedía el castaño.
Satisfecho, su sonrisa se hizo más grande. “Pues no se hable más. ¡Fourth,
¿dónde estás?! ¡Mueve el culo y prepara una mesa para nuestros nuevos
clientes!”
Jungkook apareció junto a TaeHyung, dejando los vasos que acababa de
recoger sobre la barra para que Mos se encargara de ellos, casualmente
poniendo una mano en la espalda baja del rubio.
“Tu hermano está colocando la mercancía en el almacén, yo me encargo.
Venid conmigo.”
Jungkook procedió a llevarse al rubio y compañía consigo en dirección a
las mesas, usando aquella misma mano en su espalda baja para guiarlo.
TaeHyung no se quejó en absoluto, incluso si seguían calificándose entre
ellos como completos conocidos.
“Acabo de limpiar esta mesa, sentaos aquí.” Indicó. “¿Qué vais a querer?”
“Yo un mojito, Gemini dice que son muy dulces.” Pidió Bank, recibiendo
una mirada fulminante por parte del rubio, haciéndole reír. “Oye, no me
mires así…”
“¿Tú qué vas a querer, rubito?”
“Una cerveza sin alcohol, por favor.”
El azabache asintió. “Marchando, en seguida os lo traigo.”
“Gracias.” Ambos dijeron, uno detrás del otro.
“Me gusta este sitio, la verdad es que es… Diferente.” Comentaba Bank,
echándole un rápido vistazo a las instalaciones.
De acuerdo con él, TaeHyung asintió. “La verdad es que sí, es bastante
acogedor.”
“Creo que de no ser por la zona en la que está, tendría muchos más
clientes de lo habitual.”
“Puede ser…”
Un botellín de cerveza sin alcohol junto a su respectivo vaso y una copa
con un líquido verde claro, se posaron frente a ellos, a manos del azabache,
cuyos ojos claramente sólo estaban puestos en TaeHyung, algo que Bank,
observador por naturaleza, no dejó escapar.
“Aquí tenéis.”
“Qué rápido, gracias.”
Jungkook le guiñó un ojo. “Ser rápido es mi especialidad.”
En cuanto este abandonó la mesa, Bank codeó a TaeHyung con una
pequeña sonrisa traviesa, la cual daba más miedo que cualquier llamada de
advertencia que su propio padre pudiera hacerle. Bank daba miedo cuando su
cabeza funcionaba bien, básicamente.
“¿Qué te traes tú también con ese camarero…? Porque entre las miraditas
que os dais, ese beso en la fiesta y a saber qué habéis hecho cuando no he
estado yo presente, podría asumir cualquier cosa.”
Por supuesto, él bufó. “Tú podrías asumir cualquier cosa incluso
conociendo los detalles, lo cual no es el caso, porque no te pienso contar
nada.”
Bank puso los ojos en blanco, resoplando. “Bah… Aburrido.”
“Sí, sí, lo que tú digas.”
“Mira, por ahí viene tu hermano con su amiguito especial.” Señaló al final
del local, donde Gemini y Fourth salían de un almacén.
Ambos reían por algo que Fourth había dicho, empujándose levemente
entre sí, mientras se acercaban hacia ellos, una vez Fourth los señaló. La risa
escandalosa y contagiosa de su hermano le hizo sonreír, calentándole el
corazón hasta sentir que podría llorar, pues llevaba meses sin escucharla,
tanto que por momentos temía olvidarla para siempre.
“Ya estamos aquí, hemos descargado las cajas en almacén.”
“Hola, chicos.” Fourth saludó, quienes se lo devolvieron con
asentimientos y sonrisas amplias. “Voy a ir a por nuestras bebidas, Gem,
¿qué vas a querer?”
“Eh, pues…” De inmediato, miró a su hermano, encontrándose con que él
ya lo estaba observando, atento a su orden como si quisiera darle una
advertencia. No tardó en sudar frío. “U-Una cerveza sin alcohol, por fa.”
TaeHyung le golpeó el brazo. “Puedes pedir lo que quieras, no seas tonto.
Mientras bebas con moderación, no como la última vez.”
“Entonces, ron con Coca Cola.” Finalmente pidió lo que deseaba,
esbozando la mayor de las sonrisas.
“Ya mismo lo traigo.”
Alguien bufó. “Ron con Coca Cola, qué rico…” Por supuesto, no podía
tratarse de otra persona que no fuera Bank, a quien parecía estar a punto de
salirle una úlcera por mantenerse en silencio.
Gemini le sacó la lengua. “A mí me gusta, tonto.”
“Ya, y a mi abuelo también… La diferencia es que tiene ochenta y siete
años.”
“Te estás bebiendo un mojito, Banky, la bebida de las princesitas, lo que te
convierte en la última persona capaz de burlarte de mí.”
“Pero si me lo recomendaste tú, renacuajo.” Le recordó, resoplando.
El menor quedó en completo silencio, sin ningún tipo de arma con la que
defenderse. “Pues también es verdad…”
Riendo, Bank le pellizcó la mejilla.
Alrededor de hora y media más tarde, cuando TaeHyung se había
terminado su segunda cerveza sin alcohol, después de asegurarle al dueño del
bar que la pagaría incluso si se negaba a tomar su dinero, él y Bank
escuchaban con atención la anécdota de cómo Gemini y Fourth se
conocieron.
“…Nunca he visto una universidad tan grande, así que no estaba
acostumbrado. Aquí normalmente tienen lo básico, aulas, un laboratorio viejo
que nadie usa y baños sin puertas. Ni cafeterías, ni nada por el estilo.”
“¿No tenéis cafeterías?” Bank, completamente extrañado, cuestionó.
“Tenían, pero cuando mi hermano estudiaba allí, encontraron ratas en la
cocina y después de muchas peleas con el consejo de estudiantes, decidieron
cerrarlas. En las elecciones pasadas prometieron reabrirlas con su respectivo
control de sanidad, pero se ve que no es el caso.”
“¿Mi padre prometió abrirlas?”
Fourth asintió. “Entre otras muchas cosas… Pero no importa, no me estoy
quejando, al fin y al cabo, no somos la población más importante.”
“Claro que lo sois, Fourth, no digas eso.”
“Está bien.” Volvió a asentir, terminándose su bebida. “El caso es que me
dieron una beca para estudiar Diseño Gráfico en la Universidad de Seúl y
todavía estoy pensando en qué hacer.”
“¿Qué es lo que tienes que pensar tanto? No cualquiera tiene la suerte de
que le den una beca y poder estudiar lo que te gusta en la universidad más
grande de todo el país. ¿Es que acaso tienes opciones mejores?”
Ante la pregunta de Bank, el gesto del menor se torció. “Es por mi
hermano, en realidad… A él no le agrada la idea de que vaya, cree que no
encajo.”
“¿Por qué?” TaeHyung quiso saber, confundido.
“Porque no tengo tanto dinero como el resto.”
Gemini soltó un bufido. “Perdóname, pero eso es ridículo. Vas a estudiar,
no a pujar por un collar de diamantes, a nadie le importa el dinero que
tengas.”
“Cariño mío, con todo el dolor de mi corazón, te digo que por supuesto les
va a importar, y mucho, además.”
TaeHyung estuvo de acuerdo, haciendo una mueca. “Es cierto… A la
gente le encanta hablar de los demás, especialmente si son personas de las
que puedan sacar algo a relucir.”
De nuevo, el menor de los hermanos Kim, soltó un bufido.
“Pero, callaos la boca…”
“No, hay que ser realistas, Gemini, cielo. Son cosas que llevan pasando
toda la vida y lo más seguro es que sigan pasando, pero está en uno mismo
decidir si el qué dirán es más importante que seguir adelante con tus sueños.”
Dijo, mirando a Fourth. “¿Tú quieres estudiar en esa universidad,
independientemente de lo que piensen los demás?”
Fourth se quedó en silencio, pensativo. “Sí…”
“Pues entonces, prepárate para escuchar un montón de mierda y acepta esa
beca.”
“Exacto. La opinión ajena no te va a dar de comer en un futuro, da igual si
es positiva o negativa. Tu hermano debería estar al tanto.” Señalaba
TaeHyung, viéndole asentir lentamente.
“En eso tienes razón…”
“¡Disculpad! ¿El Range Rover de color negro que hay ahí afuera es de
alguien?”
Jaemin, que se adentraba en su lugar de trabajo, quiso saber, mirando a
todos lados. TaeHyung tragó saliva, pues era su preciado tesoro.
“¿No es el tuyo?” Gemini le observó, a lo que él asintió, poniéndose en
pie.
“Es mío, ¿por qué?”
“Te han pinchado la rueda delantera izquierda. No he visto quién ha sido y
creo que no se han llevado nada, o al menos no lo parece, pero tienes un buen
pinchazo…”
“¿Qué? ¿En serio?” Gemini parecía horrorizado.
Llevándose ambas manos al rostro, suspiró, sintiendo como un cubo de
agua helada iba a parar hacia su cabeza.
“No me jodas…”
“¿Tienes ruedas de recambio? Yo puedo cambiártela, soy mecánico.
Bueno…, y camarero.”
Inmediatamente, se le iluminaron los ojos, asintiendo de manera
desesperada. “Sí que tengo una rueda de repuesto, ¿me harías el favor?”
Jaemin asintió. “Por supuesto.”
Y, gracias a la seguridad de su contestación pudo respirar con
tranquilidad, antes de ponerse en pie y acercarse al hombre.
“No sabes cuánto te lo agradezco, Jaemin, me salvas la vida.” Suspiraba,
entregándole las llaves del coche. “Toma, aquí tienes las llaves. La rueda está
en el maletero y también hay una caja con herramientas, agarra las que
necesites.”
Agarrando las llaves con los ojos entrecerrados, Jaemin observó al rubio,
visiblemente confundido cuando notó que este ni siquiera parecía tener
intención de ir con él.
“¿No…? ¿No vienes?”
“Oh, ¿necesitas mi ayuda? Es que no tengo ni idea de cambiar ruedas.”
Él negó. “Yo puedo solo, pero, no sé… ¿Vas a dejarme a solas con tu
coche?”
Ahora, TaeHyung parecía incluso más confundido que él. “¿Sí…?”
“¿Estás seguro? Es— es un Range Rover, creo que esos coches cuestan
mucho. Más que este bar, diría yo…”
“¡Oye! Un respeto, que este bar es lo que te da de comer, bocachancla.”
La voz de Mos sonó desde atrás de la barra, su ceño fruncido en señal de
ofensa. No consentía que nadie insultara algo que consideraba un segundo
hogar, lo que tanto trabajo, sudor y lágrimas le había costado sacar adelante.
“Jaemin, no estoy preocupado por el pensamiento de que vayas a robarme.
Primero porque no te veo capaz, segundo porque sé dónde trabajas y tercero
porque tú sabes quién soy y a qué me dedico.” Señaló, viéndose más relajado
que nunca.
Con lentitud, asintió. “Vale… Si a ti te parece bien, por mí perfecto.
Además, a todo eso añádele que tengo un hijo pequeño, lo que significa una
boca que alimentar, así que no puedo permitirme robar.”
“Pues más razones a mi favor.”
“De acuerdo, en ese caso, voy a ponerme manos a la obra. No tardo.”
Aseguró, recibiendo una sonrisa por parte del rubio, antes de girarse, en
busca de su persona favorita en el mundo.
Jungkook se encontraba limpiando una mesa que acababa de quedarse
vacía, por lo que se le acercó cautelosamente, teniendo muy claro que este ya
había notado su presencia.
“Jungkook, amigo…”
“Sí, sí, sí, vete ya y date prisa.” Respondió al instante, sin necesidad de
que dijese nada.
Jaemin esbozó una sonrisa inmensa. “Mil gracias, te debo una.”
“¿Una?” Bufó.
“Bueno, muchas, pero—”
El azabache le cortó.
“Largo.”
“Voy, voy.”
Tan pronto como se alejó, Jungkook volvió a soltar un bufido, levantando
la mirada sólo para encontrarse a TaeHyung y sus ojos brillantes, que ya
estaban observándolos. El rubio le dedicó una pequeña sonrisa, una sonrisa
de agradecimiento. O eso quería pensar él. Guiñándole un ojo, continuó con
su trabajo.
Sin embargo, TaeHyung no pareció quedarse satisfecho con aquella
interacción mínima, pues en cuanto quiso darse cuenta, tenía al rubio a su
lado, una mano posándose sutilmente en su hombro.
“Agradezco tu consideración al cubrir a Jaemin para que se ocupe de mi
coche.”
“Tampoco hay más opciones.” Se encogió de hombros. “Digo, por aquí no
suelen pasar taxis, menos a esta hora, no tendríais forma de volver a casa.”
Kim no tardó en mostrarse horrorizado. “¿No pasan taxis?”
“Muy de vez en cuando.”
“Joder…”
“Por eso, vuestra única opción sería volver a pie, cosa que veo improbable
por esos zapatitos que llevas.” Mirando hacia sus pies, señaló. “Dormir en un
hostal, algo más improbable aún porque seguramente no estéis
familiarizados, y…”
Un golpe fue a parar hacia su hombro, haciéndole saber que estaba
ofendiendo a Don Perfecto con sus prejuicios.
“Echa el freno, ¿quién te piensas que soy? Por supuesto que podría dormir
en un hostal. Vamos, sin ningún tipo de problema, no pasa na—”
Jungkook le observó con las cejas alzadas y la cabeza ladeada. “Hay
plagas de cucarachas por todas partes. Arañas en los baños, colchones
podridos y humedades hasta en los espejos, rubito. ¿De verdad pondrías tu
culo en un colchón que huele a calcetín sudado?”
Inmediatamente (y como era de esperar) el rostro de TaeHyung se arrugó
en una incontrolable mueca de desagrado, algo que hizo a Jungkook reír.
“Eso pensaba yo…”
“Bueno, no dormiría ahí… N-Ni de broma… Pero seguro que hay otras
opciones mucho más factibles, ¿no?”
El azabache se mostró pensativo, antes de asentir. “Sí, claro, podrías
quedarte en mi casa, aunque no creo que quisieras dejar a tu amiguito y a tu
hermano durmiendo en la calle, ¿verdad?”
“¿Por qué en la calle?” De nuevo, mostró su confusión.
Jungkook, quien limpiaba otra de las mesas, se irguió, dándole una sonrisa
ladeada.
“Porque sólo tengo una cama y eres al único que metería en ella.”
Antes de que TaeHyung pudiera decir algo al respecto (que tampoco había
mucho para decir, realmente, pues aquella confesión le dejó completamente
en blanco), Jaemin volvió a adentrarse en el local con una sonrisa y algunas
manchas de grasa en la cara.
“¡Listo, rueda cambiada!”
Kim le echó un último vistazo a Jungkook. “Cerdo.” Sentenció, para acto
seguido alejarse de él hacia Jaemin.
“Ha sido menos complicado de lo que pensaba, la verdad es que estos
coches nuevos son mucho más fáciles de manejar que a los que estoy
acostumbrado.” Decía, echándose flores a sí mismo con orgullo,
encontrándose con la sonrisa amplia del rubio, a quien le tendió las llaves.
“Toma, tus llaves.”
“Mil gracias, Jaemin, te debo la vida… Literalmente.” Masculló para sí
mismo aquello último. “¿Cuánto te debo?”
Él negó inmediatamente. “Nada en absoluto, hombre. Al revés, yo te lo
debía a ti por la ayuda del otro día, no sabes cuánto me ha servido.”
“Oh, ¿en serio?” Se vio interesado, guardándose las llaves. “¿Has
conseguido un acuerdo con tu casero?”
Entonces, el gesto de Jaemin se torció.
“Bueno… No exactamente, más bien todo lo contrario, voy a
denunciarlo.”
“¿Cómo? ¿Y eso?”
“El muy desgraciado aprovechó que me fui a dormir a casa de mi madre
cuando mi hijo se puso enfermo este fin de semana, para cambiarme la
cerradura y meter a otros inquilinos. Conseguí hablar con ellos y que al
menos me dejaran entrar a por mis cosas.”
TaeHyung no tardó en mostrarse horrorizado, su ceño fruncido. “No
fastidies… ¿En serio?”
“Cómo lo oyes… Pero bueno, mientras que busco un abogado económico
que pueda ayudarme, estoy buscando casas y quedándome con mi madre, así
que no me quejo.”
“Un abogado económico.” Repitió para sí mismo, negando con la cabeza y
suspirando. Eso jamás saldría bien.
“No puedo permitirme otra cosa, con lo que cobro…” Tan pronto como
dijo aquello, miró a Mos. “No me estoy quejando, ¿eh? Que conste.”
Este lo señaló.
“Más te vale.”
Y, para cuando miró de nuevo a TaeHyung, vio como rebuscaba algo en
su cartera, sacando lo que parecía ser una tarjeta de contacto que le entregó
sin dudarlo.
“Toma, aquí. Es el número de un abogado amigo de la familia, te podrá
ayudar. Le dices que…”
Jaemin enrojeció hasta las pestañas, incapaz de escuchar lo que TaeHyung
decía al sentir sus manos comenzando a temblar, conforme agarraba la tarjeta
y veía el precio de sus servicios. Era prácticamente lo que él ganaría en toda
su vida trabajando como camarero y mecánico a tiempo completo.
De inmediato, trató de devolverle la tarjeta.
“No, no, no… M-Muchas gracias.”
“¿Por qué no?” Confundido, el rubio quiso saber. Le observó con el ceño
fruncido, dejándole ver su estupefacción.
“¿Tú ves cuánto cobra ese hombre por prestar sus servicios? Es que me
sale más caro tener otro hijo… No, no puedo permitírmelo. Te agradezco en
el alma el detalle, pero no…”
Una pequeña risa escapó de los labios de TaeHyung, confundiéndole aún
más.
“¿Q-Qué pasa? ¿De qué te ríes…?”
“No has escuchado nada de lo que te he dicho, ¿verdad?”
Algo avergonzado, Jaemin se encogió de hombros. “Bueno… Apenas…
Es que ha sido ver el precio y quedarme en blanco. ¿Puedes repetir…?”
“Claro. Mira, tú llamas al teléfono que ves ahí, preguntas por Jung Hoseok
y le dices que vas de mi parte, Kim TaeHyung, que yo te envío. Él me
conoce, es amigo de mi padre y nos debe varios favores. No te va a cobrar.”
Aquello dejó al pobre muchacho de piedra. “¿No me…? ¿No me va a
cobrar nada? ¿Gratis…?”
“Exacto, gratis.” Asintió.
“¿Pero la gente trabaja gratis donde vives tú…?”
“No, nadie trabaja gratis en ningún lado, ni siquiera por amor al arte, pero
siendo el hijo del alcalde consigues que mucha gente te deba favores. Y eso
es esto, un favor.”
“Oh… Ya veo… Así que te deberé un favor yo a ti.”
Esta vez, TaeHyung negó, sonriente por su ingenuidad. “No, no me debes
nada porque me has cambiado la rueda del coche y me has ahorrado muchos
dolores de cabeza. Simplemente considéralo como un agradecimiento de mí
hacia ti.”
Jaemin tenía muchas emociones encontradas, todas ellas mezclándose
entre sí y casi causándole un colapso del que no sabía cómo escapar. No
estaba acostumbrado a tanta humanidad.
“TaeHyung, tenemos que irnos.” Gemini le habló desde la mesa. “Papá me
acaba de llamar para que vayamos a casa, quiere hablar con nosotros.”
“Vale, voy, dame un momento. Ve pagando la cuenta, mientras.”
Su hermano asintió.
“Ay, madre…” Oyó a Jaemin susurrar, mordiéndose el labio inferior.
“Voy a tener que cambiarle el nombre a mi hijo…”
Otra risa abandonó los labios del rubio. “¿Cómo se llama?”
“Lyon. Pero mañana mismo lo llevo al registro civil y se lo cambio a
TaeHyung, te lo prometo. Aunque esto no le va a gustar ni un pelo a
Jungkook, pero bueno… Que se joda.”
“¿Por qué no le va a gustar?”
“Es su padrino, él eligió el nombre porque yo soy muy malo para eso. Casi
le pongo nombre de tortuga al pobre, qué lástima…” Llevándose una mano al
rostro, volvió a negar.
TaeHyung rio más fuerte. “Me encanta el nombre de Lyon, por mí
deberías dejárselo así.”
“¿Sí…?”
“Claro.”
“Pues menos mal, porque Jungkook me mata.” Suspiró, aliviado. Luego,
le dio una sonrisa. “Ahora en serio, TaeHyung, te agradezco en el alma esto
que has hecho por mí sin conocerme. De todo corazón, en serio.”
El mencionado le devolvió la sonrisa con dulzura. “No es nada, Jaemin,
me alegro de poder serte de ayuda. Y espero que todo esto se arregle,
encuentres un lugar cómodo para vivir con tu hijo, sin caseros tocapelotas de
por medio.”
“Sí, yo también.” Rio, asintiendo.
“Bueno, debo marcharme ya, tengo que ocuparme de unos asuntillos
familiares.”
“Por supuesto, sí… Yo tengo que ponerme a trabajar, o sino Mos me va a
arrastrar de los pelos.” Bromeó. “Gracias de nuevo, TaeHyung.”
“Un placer.”
Dejando a Jaemin atrás, fue con Gemini y Bank hacia la barra, llegando
justo cuando su hermano recibía el cambio de lo que acababa de pagar.
“Ya estoy, podemos irnos.”
“Pues venga, vamos.” Asentía Gemini. “Adiós, Fourth, te llamaré cuando
llegue a casa.”
“Adiós, chicos.”
“Eh… Un momento. Id vosotros, antes debo hablar con alguien sobre algo
importante. Ahora os sigo.” Dijo Bank, dándole su bolso al susodicho, viendo
a ambos hermanos asentir.
“Vale, pero no tardes.”
“Descuida, en seguida estoy con vosotros.”
Gemini y TaeHyung abandonaron el recinto, dejando al mejor amigo del
rubio allí. Jungkook se quitó el delantal, entregándoselo a Fourth, quién se
sobresaltó por la rapidez de sus movimientos.
“Aguanta esto, en seguida vuelvo.” Avisó, saliendo detrás de TaeHyung
antes siquiera de que cruzara la calle. “Rubito, espera un momento.”
Kim se giró, encontrándose con Jungkook para luego mirar a su hermano
y darle las llaves. “Espérame dentro, que hace frío.”
“Okay.”
Gemini se alejó, dejándoles a solas, por lo que pudo prestarle toda su
atención al azabache.
“¿Qué puedo hacer por ti?”
“Nada, sólo quería decirte algo. El próximo fin de semana estaré como
asesor en una carrera clandestina que se celebra aquí cerca… Tengo entradas
de sobra, Fourth estará allí, así que supongo que tu hermano también querrá
ir.”
Él ladeó la cabeza, haciéndose el desentendido. “Oh, ¿quieres que le de a
Gemini una entrada?”
“Y tengo otras dos más, en caso de que quieras ir tú y llevarte a algún
amigo. Ya sabes, para mantener vigilado a tu hermano y evitar que pueda
meterse en más líos.” Propuso, entregándole un sobre mientras se lamía el
labio inferior.
TaeHyung no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. “¿Estás intentando
invitarme para que vaya a verte competir?”
“Yo no compito, sólo asesoro a quien sí lo hará. Que es compañero tuyo,
por cierto… Pero si no quieres ir, allá tú, simplemente te ofrezco la
oportunidad.”
“Claro… Para que pueda tener más vigilado a Gemini, ¿no?”
Él asintió. “Exacto.”
“De acuerdo, en ese caso lo pensaré.”
Analizando las expresiones ajenas, continuó sonriendo al no ver rastro
alguno de inseguridad o vergüenza, algo que le maravilló. Le encantaban las
personas seguras de sí mismas y que estas lo demostraran.
“Como quieras.” Indiferente, respondió.
TaeHyung dio un paso al frente, más cerca de Jungkook, mientras el ápice
de su lengua remojaba sus labios sutilmente, algo que no pasó desapercibido
por la otra persona.
Su mano se posó en el pecho de Jungkook. “Aunque, de todos modos,
como tampoco es de vital importancia que yo vaya, quizás simplemente
llevaré a Gemini para asegurarme que llega bien y luego vuelva a recogerle.
Las carreras no son lo mío…”
De nuevo, Jungkook se encogió de hombros, aunque sus ojos seguían fijos
en la lengua del rubio.
“Allá tú.”
“Bien. Te deseo suerte como asesor en caso de que no nos veamos hasta
dentro de mucho.”
Él asintió. “Gracias, aunque no la necesito. Soy muy bueno.”
“Seguro que lo eres.” Estuvo de acuerdo, dejando de remojarse los labios
y simplemente sonriéndole cuando vio a Bank salir del bar con cara de pocos
amigos. “Ya nos veremos por ahí, Jungkook… Que te vaya muy bien.”
“Igualmente, rubito.”
Bank llegó a su lado, echando humo por las orejas. “Vámonos de aquí
antes de que mate a alguien.”
Y, sin decir nada más, TaeHyung se giró hacia su amigo, caminando junto
a él y dejando a Jungkook atrás. Por supuesto, sus ojos viajaron por todo el
cuerpo del rubio, aprovechando que le daba la espalda.
“¡Me has hecho caso con los pantalones!” Dijo en voz alta.
De nuevo, él se giró, entendiendo a lo que se refería y asintiendo, su
sonrisa ensanchándose.
“¡Lo sé!” Exclamó de vuelta. “¡Espero que seas capaz de decírmelo una
segunda vez, mirándome a la cara!”
Su gesto se torció, encogiéndose de hombros casi inocentemente. “¡No lo
creo!”
Riendo, TaeHyung entró en su coche, mirando a Bank, quien ya estaba
dentro, mientras se ponía el cinturón y arrancaba.
“¿Ha ido todo bien?”
Este ni siquiera le miró. “Voy a matar al gilipollas ese.” Fue todo lo que
dijo.
✧c.-008

N/A: Primer capítulo que me hace llorar cual magdalena… Empezamos


bien la historia xD
Cap dedicado a BlancaluzTorres4 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘anatomy’ de kenzie, genial para comenzar la semana.

Llegaron al hogar de los Kim alrededor de veinte minutos después, tras


dejar a un muy molesto Bank en su propio apartamento, sin que este quisiera
explicar qué había ocurrido para estar así.
Su padre los esperaba en el despacho, por lo que TaeHyung respiró hondo
antes de adentrarse detrás de Gemini, quién parecía tener el corazón en la
garganta. Nunca habían tenido miedo de su padre, pero algo en todo ok que
les había ocurrido últimamente, lograba que estuvieran tensos a su alrededor,
inquietos.
“Hola, papá.” Saludó el menor de ambos, acercándose para abrazar al
hombre, quién beso su frente y le devolvió el abrazo. “¿Cómo ha ido todo por
Shanghái?”
“Bien, mucho trabajo, pero bien, los inversionistas están muy contentos.
Ahora debo prepararme para las elecciones.”
“Eso es aún más trabajo…”
El señor Kim esperó a que su primogénito le saludara para hablar,
copiando las mismas acciones que efectuó en Gemini.
“Ya, pero es lo que tiene la alcaldía, que requiere bastante tiempo y
esfuerzo.” Besando la frente de TaeHyung, se encogió de hombros. “¿Y
vosotros de dónde venís a estas horas?”
“Estuvimos en el bar de un amigo, nos invitaron.” Aclarándose la
garganta, TaeHyung explicó, prescindiendo muchos detalles.
Su padre, quién no se veía demasiado convencido de aquella explicación
tan pobre, prefirió dejarlo pasar, vaciando sus pulmones y asintiendo, antes
de tomar asiento en el sofá e indicarles que hicieran lo mismo.
“Bueno… ¿Cómo estáis? ¿Todo bien por aquí?” Quiso saber, mirándolos
con atención. “Lo último que he hablado con cualquiera de vosotros ha sido
para sacar a un amigo de TaeHyung de la cárcel y ni siquiera me ha dado
explicaciones. Como comprenderéis, no estoy muy tranquilo…”
Inmediatamente, TaeHyung se removió, un poco incómodo. Todavía
estaba buscando la manera de explicarse a sí mismo lo que había pasado.
Gemini habló por él, aclarándose la garganta.
“En realidad no fue un amigo suyo, papá, sino mío. Más bien, es casi
como un hermano para Fourth… Te he hablado de Fourth, lo recuerdas,
¿verdad?”
“Claro, ese chico por el que te escapaste de la biblioteca y acabaste en el
distrito Jung, sí, lo recuerdo perfectamente.” Su padre asintió, analizando a
ambos con los labios apretados. “Supongo que a eso os dedicáis en mi
ausencia, ¿no? A visitar los barrios con mayor tasa de vandalismo en la
ciudad y juntaros con gente que fácilmente podría robaros las ruedas del
coche si parpadeáis más de cinco segundos.”
Aquellas palabras no pudieron no ofender a Gemini, cuyo ceño se frunció.
“Fourth no es así, papá. Él es un buen chico, se rodea de gente trabajadora y
humilde.”
“Ya lo veo, ya…” Bufó, cruzándose de brazos. “Por eso tuve que sacar de
la cárcel a uno de ellos.”
“Del calabozo, papá, no de la cárcel.” Le recordó el rubio, compartiendo la
misma mueca que su hermano.
“Bueno, ahí es donde hubiera acabado tarde o temprano, y donde acabará
seguramente en un futuro, ya te lo aseguro, TaeHyung.”
“No digas eso.” Pidió Gemini, echándose hacia atrás, visiblemente
molesto.
El señor Kim ni siquiera se inmutó ante su tono de voz, encogiéndose de
hombros y manteniendo una pose calmada. Gemino no podía estar más
enfadado con él, pues ni siquiera se había parado a escuchar detalles, unos
detalles que quizás tampoco le importarían lo suficiente como para cambiar
su opinión tan cerrada.
“¿Qué? Es la verdad, hijo.”
“Tú no los conoces, no tienes ni idea.”
“Tampoco me hace falta, sé de sobra que no será ni la primera ni la última
vez que vayan a pediros ayuda para que los saquéis de la cárcel, porque así es
como esa gente acaba. Así o en un callejón, una de dos.”
“¡Papá!”
Ante las crueles palabras de su padre, Gemini se puso en pie, totalmente
horrorizado. Fourth ya le había advertido antes de eso cuando se conocieron
en la universidad y quiso presentarle a su grupo de amigos, de todos los
prejuicios que tenían la gente sobre ellos, de cómo vivían en el día a día y
cómo muchos sobrevivían. A Fourth no parecía importarle demasiado, pero a
él sí.
“Siéntate, Gemini.” Pidió TaeHyung, dándole una palmada en el muslo.
Luego, una vez hizo lo pedido, suspiró, mirando a su progenitor. “A mí nadie
me pidió ayuda, papá. De hecho, ni siquiera conozco a Jungkook lo suficiente
para pedirnos favores mutuamente.”
Él bufó. “Ya…”
“Lo digo en serio.” Insistía, mirándole a los ojos. “Tú me conoces, sabes
cómo soy. No me involucro con gente que pueda causarme problemas, lo
sabes de sobra.”
“Eso es cierto.”
“Jungkook no me pidió ayuda, yo no tenía ni idea de que estaba en el
calabozo hasta que Gemini me lo dijo, porque Fourth se lo había dicho a él.
Fourth tampoco pidió que ayudásemos a nadie, sólo estaba desesperado por
su amigo.”
El señor Kim se acomodó mejor en el sofá, observando a TaeHyung con
detenimiento, de vez en cuando analizando las expresiones de su hijo menor,
quien asentía para confirmar lo que el mayor decía.
“De acuerdo… En ese caso, ¿por qué quisiste sacarlo de allí? El comisario
Choi me advirtió sobre lo ocurrido, el historial de ese tal Jungkook no es para
nada enriquecedor.”
“¿Y él qué narices sabe?”
“Es el comisario, Gemini, te lo estoy diciendo.” Señaló. “El padre de
vuestro amigo lleva más de quince años en la cárcel por robo a mano armada
que acabó en homicidio imprudente. Comprenderéis que no me tranquiliza
precisamente todo esto.”
Ambos se quedaron en silencio, compartiendo una mirada confunda e
incluso horrorizada, antes de que TaeHyung meneara la cabeza en señal de
negación, suspirando. No estaba preparado para recibir más información de la
que ya tenía consigo, aquella que le atormentaba. El historial de Jungkook o
de su familia ni siquiera era importante ahora mismo.
“Nosotros… Nosotros no sabíamos nada sobre eso, papá.”
“Pues deberíais. Ese chico golpeó a otro estudiante hasta dejarlo
inconsciente.”
“¿Y acaso te han explicado por qué?” Gemini cuestionó, saliendo en
defensa de Jungkook. “¿El comisario te dijo qué hizo ese otro estudiante para
que Jungkook le diera una paliza? ¿O esa parte prefirió callársela?”
Un nudo se instaló en la garganta del rubio, quien no pudo evitar
reaccionar ante la furia de Gemini, tosiendo débilmente y colocando una
mano en su muslo para que se calmara.
“Gem, por favor…”
Sólo entonces, el señor Kim miró entre ambos con el ceño fruncido, como
si supiera que tenían más información de la que estaban dándole.
“Probablemente prefiriera callársela, sí.” Asintió, estando de acuerdo.
“Pero parece que vosotros conocéis dicha razón, ¿verdad? Así que tal vez
podáis compartirla conmigo, así estamos todos al tanto.”
“Pues—”
Antes de que Gemini volviese a tomar la palabra, sin siquiera pensar en lo
que estaba a punto de decir, TaeHyung lo interrumpió de nuevo.
“Gemini…” Musitó, enviándole un mensaje silencioso.
“Lo siento.”
TaeHyung miró a su padre, cuyos ojos esta vez se habían suavizado
considerablemente. Al fin y al cabo, siempre sería su padre y siempre estaría
al tanto de cuando las cosas iban mal. Incluso si no estaba presente. Sabía que
esta era una de esas veces.
“¿TaeHyung, tienes algo que contarme?”
Entonces, el nudo en su garganta se intensificó, poniéndose tan nervioso
como la simple idea de tener que relatar lo sucedido, que sus manos
empezaron a temblar incontrolablemente y las lágrimas se agolparon en sus
ojos. No sabía si estaba preparado para explicar lo sucedido.
“No sé… No sé cómo decirlo, papá…” Admitió.
Su voz apagada, ronca, casi inaudible hizo que el hombre se sintiera aún
más intranquilo, alargando el brazo hasta alcanzar la mano de TaeHyung,
dándole un sutil apretón, sabiendo así que lo que tenía para contarle no le
dejaría indiferente.
“¿Qué pasó?” Preguntó, usando un tono de voz más calmado.
Una lágrima lo delató, por lo que cerró los ojos con fuerza.
“El… El chico al que Jungkook golpeó es un compañero de la
universidad. Estudiamos juntos. El día anterior fui a cenar con él para hablar
sobre un proyecto… Teníamos— tenemos amigos en común.”
“Comprendo.”
“Yo también estaba en esa fiesta con ellos…” Admitió, su barbilla
temblando. “E-Estuve presente cuando Jungkook le golpeó.”
Su padre asintió. “Está bien.”
“Pero desearía no haberlo estado nunca, papá…” Finalmente dijo,
sollozando sin ser capaz de ocultar su pesar.
Notó cómo Gemini le frotaba la espalda y su padre le apretaba la mano
sólo un poco más fuerte, sintiendo su inquietud incluso cuando tampoco tenía
fuerzas para levantar la vista y mirarlo.
“Está bien, está bien, TaeHyung…” Le oyó susurrar, silenciosamente
indicando que no le debía más información, que aquella era más que
suficiente.
Sin embargo, el rubio negó, sorbiendo por la nariz. “No…”
Necesitaba sacarlo, deshacerse de la culpa y del dolor que pensar en ello
constantemente le causaba, un dolor que prefería callarse para sí mismo, pero
no podría soportar mucho más. Necesitaba que alguien le dijera que todo
estaría bien.
“Jungkook le golpeó porque intentó abusar de mí…” El corazón le dio un
vuelco en cuanto mencionó aquellas palabras.
El señor Kim, que ya podía adivinarlo sólo por la forma en que su hijo
mayor se comportaba al decirlo, sintió cómo algo frío y puntiagudo se le
clavaba en el pecho, atravesándole la piel, el corazón y el alma. Abrazó a
TaeHyung con fuerza, palmeando la cabeza de Gemini en el proceso,
mientras los tres mantenían un silencio sepulcral.
TaeHyung necesitó algunos minutos antes de recomponerse, minutos en
los que podía escuchar el corazón de su padre acelerado, su respiración
pesada y a Gemini sorber por la nariz.
“Lo siento…” Susurró, separándose del abrazo grupal y sorbiendo por la
nariz.
“No te disculpes por eso, TaeHyung.” Le dijo, viendo como se quitaba las
lágrimas rápidamente. Luego miró a Gemini, posando su mano en el hueco
entre su cuello y rostro. “Siento haber juzgado a tus amigos.”
Gemini asintió. “Está bien, no lo sabías.”
“No, pero ahora lo sé.” De nuevo, sus ojos viajaron al mayor. “Y te
prometo que voy a encargarme de esto, TaeHyung.”
“No… No es necesario, papá.”
El susodicho le cortó antes de que pudiera decir algo más. “Por supuesto
que lo es, es muy necesario. Nadie os pone una mano encima y se va como si
nada. No a mis hijos y mucho menos si yo puedo impedirlo. Y puedo.”
“Papá…”
“Te voy a dejar fuera de esto, nada de lo que haga te salpicará, eso tenlo
por seguro.” Prometió, quitándole una lágrima solitaria. “Sólo necesito un
nombre.”
“No es—”
“Park Changmin.”
La voz de Gemini sonó por encima de la suya.
TaeHyung le observó con pesar. Lo último que quería era que cualquier
cosa pudiera salpicarle.
“Gemini…”
“Vi su documento de identidad cuando entré en el coche.” Explicó,
dirigiéndose a su padre y sacando algo de su cartera que le entregó. “También
tenía una tarjeta de Park & Park Constructions, la empresa de sus padres.
Toma, es esta de aquí. La cogí para abanicarme porque tenía calor.”
Tomando dicha tarjeta, la observó con detenimiento, asintiendo. “Muchas
gracias.”
Este también asintió. “Ojalá sea de ayuda.”
“Mucho, hijo, te lo aseguro.” Dijo, inclinándose para abrazarlos a ambos,
suspirando.
El dolor en su pecho era indescriptible, cerrando los ojos cuando sintió la
calidez de aquel abrazo consumirlo, una calidez que no calmó su pesar en
absoluto, sino que lo incrementó, la gravedad de lo sucedido atormentándole.
Había prometido cuidarlos y protegerlos de todo mal, pero sentía que había
fallado en su labor estrepitosamente, y no se lo perdonaría jamás.
Una semana después, TaeHyung se encontraba en su apartamento,
tumbado en la cama junto a Banky, quien no le había dejado solo en ningún
momento, visitándolo cada día de la semana sin excepción alguna, notando
como poco a poco volvía a ser él mismo, algo que le tranquilizaba incluso si
no lo mencionaba en voz alta, pues prefería no tocar el tema si TaeHyung no
era quién abría la boca para hacerlo.
Él sabía que su amigo necesitaba tiempo para sanar, para tomar el rumbo
de su vida nuevamente y dejar lo sucedido atrás, pues no era algo fácil de
superar.
“¿Sabes quién nos ha invitado a un evento mañana por la noche?”
Comentó, llevándose una cucharada de helado a los labios.
Bank le observó, curioso. “¿Quién?”
“Jungkook. Me ha dado entradas para una carrera clandestina que se
celebrará mañana, al parecer él estará como asesor y nos invitó.
Especialmente a Gemini, ya que Fourth estará allí, y bueno… Obviamos
hechos. Pero sabiendo que si le dejo ir solo, puedo sufrir un infarto
inminente, nos incluyó.”
Un bufido abandonó sus labios inmediatamente, poniendo los ojos en
blanco y echando la cabeza hacia atrás. “Ya, claro… Seguro que sólo por
Gemini, como si realmente fuera tan considerado.”
TaeHyung soltó una carcajada. “Sí, sé que es una excusa un poco mala,
pero en realidad también le encuentro sentido. A mí de verdad me daría un
infarto sabiendo que mi hermano está allí, en especial después de lo que yo
mismo viví en ese recinto.”
“Hm… Pues también es cierto.”
“¿Crees que deberíamos ir?”
“No lo sé.” Él se encogió de hombros. “Sólo de pensar en ver a ese amigo
suyo, Mos, el del bar, me dan ganas de transformarme en un rinoceronte,
clavarle el cuerno y convertir su estómago en un telescopio. Pero si tú quieres
ir…”
Otra risa abandonó los labios del rubio, acomodándose mejor en la cama
al ponerse de lado, sólo para poder verle mejor. Bank no había mencionado
absolutamente nada de lo que sucedió entre ese chico, Mos, y él cuando ellos
abandonaron el bar. Se negaba.
“¿Por qué tan agresivo? ¿Qué te hizo ese tal Mos para que quieras
matarlo? Pensé que sus intenciones eran buenas cuando Jungkook dijo que
planeaba enterrar el hacha contigo…”
Él puso los ojos en blanco casi de inmediato, resoplando. Aquellas
palabras sonaban como una burla a sus oídos.
“Si tú supieras…” Masculló.
“Pues dímelo, así me entero.” Le dijo, como si fuera obvio. “Que con
tanto secretismo yo no puedo.”
“Oye, cálmate, ¿eh? Tú tampoco quisiste decirme cómo es que acabaste
con Jungkook en el baño de una mansión ajena. Eso te lo tienes bien
guardadito.”
Al instante, Kim se puso rojo como un tomate. “Bueno… Tienes razón
ahí…”
“Exacto.”
“Hicimos cosas de adultos, simplemente. No voy a entrar en detalles.”
Bank asintió. “Con esa información me vale.”
“Perfecto, te toca.”
Vaciando sus pulmones, se preparó para contar la experiencia más
traumática de su vida.
“Verás…”
Unos días antes, en un lugar muy, muy lejano (o séase, el distrito Jung)…
“Id vosotros, antes debo hablar con alguien sobre algo importante. Ahora
os sigo.” Dijo Bank, dándole su bolso al susodicho, viendo a ambos
hermanos asentir.
“Vale, pero no tardes.”
“Descuida, en seguida estoy con vosotros.”
Gemini y TaeHyung abandonaron el recinto, dejando al mejor amigo del
rubio allí. Mientras tanto, Bank se acercó a Mos, quien le observaba con
atención.
“¿Qué puedo hacer por ti?” Amablemente se dirigió a él, viéndole ladear
la cabeza.
“No sé, dímelo tú. Tu amigo le dijo a TaeHyung que se asegurara de
traerme esta noche porque querías enterrar el hacha conmigo… Así que
quiero escucharte decirlo.”
Soltando una risita, Mos ni siquiera se mostró avergonzado, dejando a un
lado el trapo que había usado para secar algunos de los vasos que
anteriormente sacó del lavavajillas y saliendo detrás de la barra para quedar a
la misma altura que el castaño.
“Me parece justo.” Accedió. “Considero que tú y yo hemos empezado con
el pie izquierdo.”
“No sé en qué te basas para decir eso.” Ajeno a todo, Bank se hizo el
desentendido, oyéndole reír. “Pero digamos que te entiendo, sí. Continúa.”
“En primer lugar, me gustaría aclarar que no conocía tu existencia en la
vida de Jiaer. Nunca mencionó que estaba en una relación cuando nos
veíamos, cosa que dejó de pasar hace mucho tiempo, por si te interesa.”
Encogiéndose de hombros, negó. “Me trae sin cuidado, honestamente, ella
ya no es mi problema… Aunque agradezco la honestidad.”
“De haber sabido que tenía pareja, jamás me hubiera involucrado.”
“Está bien saberlo.” Asintió esta vez, cruzándose de brazos. “De haber
sabido que no tenías ni idea, nunca hubiera parecido por aquí para ver quién
eras. Supongo que asumí las cosas demasiado pronto.”
“No te culpo, en realidad. Desconozco cuál hubiera sido mi reacción de
estar en tu lugar.”
Relajando su postura, Bank mordisqueó la comisura interna de su labio,
viéndose pensativo antes de volver a tomar la palabra.
“Sí, bueno… Yo… Lamento haberme presentado aquí con intención de
causarte problemas, estaba enfadado y ni siquiera pensé demasiado en mi
actitud.”
“Yo lamento haberte roto la nariz.”
“No me rompiste la nariz.”
“Sí te la rompí.” Tomó su rostro sin permiso alguno, girándolo para
observarle. “Tienes el tabique más pequeño, asumo que aprovechaste para
hacerte una rinoplastia.”
Él le quitó la mano con el ceño fruncido.
“Es ácido hialurónico, se va a los seis meses.” Bufó, sumamente
confundido por lo seguro que se veía. “Y, de todos modos, ¿cómo te sabes las
proporciones exactas de mi nariz? ¿Estás perturbado?”
Una risa abandonó los labios del más alto. “Tú querías saber quién era el
hijo de puta con el que te engañaba tu ex, y yo quería saber quién era el
gilipollas que vino a causarme problemas. Creo que es perfectamente justo,
¿no?”
Ahí, Bank no tuvo argumentos ninguno en su favor, por lo que
simplemente se encogió de hombros.
“Supongo…”
“Aun así, lamento no haberte aclarado las cosas antes de actuar y recurrir a
la violencia. Y creo que, ya que te veo receptivo, podríamos enterrar el hacha
de paz. Ya sabes, para zanjar el tema de una vez por todas.”
De inmediato, su ceño se frunció. “¿De paz? ¿No querrás decir de
guerra?”
“No, es que esa frase es bastante típica… A mí me gusta la originalidad.”
“Ow, bueno… En ese caso, de acuerdo.” Asintió finalmente, tendiéndole
la mano para que este la estrechara. “Estamos en… ¿paz?”
Mos negó, descartando aquel gesto tan educado y mordiéndose la esquina
del labio inferior. “Estamos en paz.” Concordó. “Pero prefiero que sellemos
el trato a mi manera, si no te importa.”
El castaño fue a decir algo, cuando unos dedos se adueñaron de su camisa
perfectamente planchada, jalando de él hasta que chocó contra el cuerpo
ajeno y ni siquiera teniendo tiempo de asimilar lo que estaba sucediendo para
el momento en que Mos comenzó a besarlo, irrumpiendo en su boca con la
lengua casi inmediatamente.
TaeHyung interrumpió su anécdota con una carcajada que estuvo a punto
de dejarlo sordo.
“¡No me lo puedo creer!” Chilló, retorciéndose. “Te metió la lengua en la
garganta…”
“Es repugnante, TaeHyung, no te rías.” Se quejaba, meneando la cabeza
de un lado a otro. “Te juro que como vuelva a verlo, le arranco los ojos y me
los guardo como recuerdo. No lo soporto.”
“Ahora entiendo por qué Jungkook dijo ‘enterrar el hacha de paz’ y no” de
guerra “…”
Bank se tapó la cara con una almohada. “Cállate, por favor…”
“No sé por qué lo categorizas como un evento traumático, hombre, si tú
mismo dijiste que Mos era bastante atractivo para ser un gilipollas.”
“Porque sólo se burla de mí, TaeHyung, no quería ni hacer las paces ni
nada, sólo seguir riéndose a mi costa. Y yo como un imbécil accedí, porque
soy tonto y no aprendo.” Negando, soltó un bufido.
TaeHyung se dio la vuelta, quedando bocabajo en el colchón. “Hm…
Viéndolo así, supongo que te entiendo, yo también me sentí humillado
cuando supe que Jungkook me había usado para que Mos llegara hasta a ti.
No es divertido.”
“Nada divertido.”
Con el ceño fruncido, Kim analizó las entradas que Jungkook le había
dado una semana antes, asintiendo para sí mismo, mientras su cabeza
maquinaba un plan. Finalmente, sonrió, satisfecho, bajo la atenta mirada del
castaño.
✧c.-009 [1/2]

N/A: Este capítulo, al contrario que el anterior, me hace sentir


especialmente emocionada. Me gusta… mucho, mucho xD
Cap dedicado a LittleDream521 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘labour’ de Paris Paloma, una de las voces más
bonitas que he escuchado nunca.

“¿Estás seguro de esto?” Bank quiso saber. TaeHyung ni siquiera le


observó al contestarle.
“Muy seguro, ¿por qué no lo estaría?”
Se dirigían al sur del distrito Jung, donde aquella carrera clandestina
organizada por Dohyun, un compañero de su facultad y a la que Jungkook le
había invitado.
“Porque pensé que todo estaba bien entre ese chico y tú después de… Ya
sabes.”
Sólo entonces, TaeHyung le miró. “¿De que evitara que me violaran en la
fiesta?” Pronunció. Bank se quedó en silencio. “Le agradeceré toda mi vida
por ello, pero eso no quiere decir que vaya a ignorar todo lo demás.”
“¿Y qué es exactamente todo lo demás?”
“¿De quién habláis?” Gemini, atrás del todo, quiso saber, quitándose los
auriculares que llevaba puestos.
“De nadie, son cosas de adultos.”
El ceño de su hermano se frunció ante la brusquedad de aquella
contestación. “Tengo dieciocho años, soy un adulto.”
“Pues de gente mucho más adulta incluso.”
Un bufido abandonó los labios de Gemini, poniendo los ojos en blanco.
Banky soltó una risita.
“Tu hermano y yo hablamos de chicos, cariño, apuesto a que no quieres
formar parte de la conversación.”
Sólo entonces, y gracias a la explicación resumida por parte del castaño,
Gemini se mostró horrorizado, negando antes de volver a colocarse los
auriculares en cuanto vio que Fourth le había enviado una nota de voz.
“Dios, no…” Fue lo último que murmuró.
TaeHyung simplemente suspiró, enfocándose en la carretera a sabiendas
de que Bank estaba pendiente a él, queriendo sonsacarle aún más
información, por lo que, antes de abrir la boca, bufó.
“Sólo quiero divertirme un poco, ¿de acuerdo? Tal y como él lo hizo
conmigo. Algo inocente, nada del otro mundo. No es como si fuera a
prenderle fuego a su coche…”
Viéndole encogerse de hombros, el castaño rio. “Eso sería divertido de
ver, definitivamente.”
“Y mucho.” Estuvo de acuerdo, asintiendo.
Llegaron a la zona sur del distrito Jung alrededor de media hora después,
con un excesivamente emocionado Gemini llevando las entradas y TaeHyung
rezando por encontrarse su coche de una pieza en cuanto volvieran. Sin
embargo, mientras se alejaba, decidió que pensar en aquello era lo que menos
necesitaba justo ahora. No si quería pasar una buena noche.
“Fourth dice que están dentro, aún falta como una hora para que empiece
la carrera.”
Bank se aferró al brazo de TaeHyung. “¿Y quiénes se suponen que
compiten?”
“No sé, creo que un tal Dohyun de la facultad de mi hermano, al que
asesorará Jungkook y otro chico que se llama Hangdo.”
Inmediatamente, ambos, TaeHyung y Bank, se detuvieron, mirándose
entre sí como si desearan haber escuchado mal. Gemini los observó sin
entender nada, frunciendo el ceño.
“¿Qué os pasa?”
Kim señaló a su mejor amigo, quien estaba igual de confundido que él.
“¿Ese no es tu…? No mencionaste que estaría involucrado en esta carrera…
¿Tú lo sabías?”
“No, claro que no, no tenía ni idea, TaeHyung, ni siquiera estaba al tanto
de que compitiera en carreras clandestinas.” Explicó. “Además, llevo sin
hablar con él desde lo que pasó, corté todo tipo de contacto con él.”
Gemini, quien seguía confundido y lo demostraba con su mueca, meneó la
cabeza de un lado a otro.
“No estoy entendiendo nada, ¿qué pasa? ¿Cuál es el problema con ese
chico, Hangdo, o como se llame? ¿Os ha hecho algo?” Quiso saber. “Porque
si preferís que nos vayamos, puedo decírselo a Fourth, no pasa nada.”
De inmediato, el rubio negó, pasándose la lengua por los labios. Que
Hangdo estuviera allí no significaba que Changmin también lo hiciera, ellos
ni siquiera eran tan buenos amigos y tenían sus propias vidas. No significaba
nada. Changmin no tendría por qué estar allí.
“No, no… No importa, está bien.” Asintió, más para sí mismo que para los
demás.
“¿Seguro?”
“Por supuesto.” Aseguraba, caminando en dirección a la entrada. Y, ante
la mirada confundida de su hermano, quien esta vez se quedó quieto, golpeó
suavemente el hombro, haciendo su mejor esfuerzo por verse calmado.
“Vamos, Gem, no querrás perderte la carrera, ¿verdad?”
Él negó, sin emitir palabra alguna. Odiaba cuando TaeHyung le ocultaba
información solo por no querer involucrarlo en sus problemas, sin embargo,
no podía hacer nada para evitarlo, pues él también había mentido y ocultado
cosas a su hermano.
Avanzaron hacia la fila de personas que esperaban para entrar, esperando
pacientemente su turno al ver que esta avanzaba con suma lentitud.
Entonces, el teléfono de Gemini sonó.
“Oh, es Fourth.” Murmuró, antes de aceptar la llamada con una pequeña
sonrisa, una sonrisa inconsciente. “Dime, Fot.”
Bank le dio un codazo al hermano mayor, quien sonrió.
“Ya estamos aquí, esperando en la fila… Sí, bueno… Hay bastante gente
por delante de nosotros.” Luego, una mueca de confusión apareció en su
rostro. “Oh, ¿se puede hacer eso? No tenía ni idea… Bueno, vale, si tu
hermano no se mete en problemas, por mí perfecto.”
Esta vez, TaeHyung miró a Bank con el ceño fruncido, sin entender nada.
Poco después, Gemini cortó la llamada, tras despedirse de Fourth.
“¿Qué pasa? ¿Para qué te ha llamado?”
“Para decirme que su hermano nos ayudará a entrar.”
“¿El gilipollas del bar?”
Gemini asintió. “Sí, Mos. ¿Por qué le llamas así?” Quiso saber, mirándole
con interés.
“Porque es gilipollas y trabaja en un bar. Fácil.” Explicó, encogiéndose de
hombros.
E incluso si él tenía una perspectiva completamente diferente de Mos, el
menor de los hermanos Kim se encogió de hombros.
“Tiene sentido.” Murmuró, devolviendo su vista al frente y reconociendo
al susodicho en cuanto este apareció tras los guardias de seguridad,
acercándose a ellos. “Oh, ahí está.”
Mos habló con aquellos hombres como si los conociera de toda la vida
(que, tal vez, así era), haciéndolos reír antes de enfocarse en la cola, mirando
a todos aquellos que esperaban su turno para mostrar la entrada y entrar y
sonriendo en cuanto halló los tres rostros familiares que buscaba,
especialmente al más característico de todos. Él los señaló, para que luego
uno de los guardias de seguridad mirase hacia ellos también, haciéndoles un
gesto e indicándoles que se acercaran.
“Vamos, nos están llamando.” Indicó Gemini, sonriendo de oreja a oreja.
No lo diría en voz alta, pero estaba muy emocionado de que TaeHyung
hubiese aceptado ir allí sólo por él. O al menos, esa era la información que
tenía.
Tras ellos, Bank bufó, siguiendo al par de hermanos a regañadientes. “Y
yo que pensaba que me libraría de ver al imbécil ese…”
“Pero si mi hermano no se separa de Fourth, ¿cómo puedes pensar eso?”
Ante la pregunta de TaeHyung, él simplemente se encogió de hombros.
“No lo sé, pero era muy feliz en mi ignorancia.”
Llegaron junto a Mos, quien esperaba pacientemente junto a la puerta, una
sonrisa de labios sellados en su rostro. Tras él, Fourth se encontraba, más
sonriente aún nada más ver que Gemini se acercaba, recibiéndole con un
fuerte abrazo.
“Hey, hola.” Saludó Gemini, haciéndole reír por las cosquillas que su
respiración en el cuello le causaron. “¿Cómo es que nos dejan pasar con tanta
gente esperando?”
Mos puso sus manos sobre los hombros de cada guardia de seguridad.
“Estos dos señores son clientes VIPs de mi bar, así que tenemos tratos
pendientes a cada rato a cambio de bebidas gratis. ¿Verdad, compañeros?”
Los dos asintieron a la vez. “Exacto. Pero si alguien pregunta, no os
hemos dejado entrar.”
“Ni siquiera os hemos visto.” Corroboraba el otro, manteniendo la
compostura.
Gemini les mostró su mayor sonrisa. “Muchas gracias.”
“Será mejor que entremos antes de que empiecen a quejarse por el
favoritismo, a la gente de aquí no le gusta que se les cuelen los niños ricos.”
Aconsejaba Mos, haciéndoles una señal para que fueran tras él.
Siguiendo su consejo, Bank se aferró al brazo de TaeHyung, caminando
tras Mos, Fourth y Gemini, quienes iban delante.
“¿Cómo saben que somos ricos?”
“Pero, ¿tú te has visto?” Lo señaló, casi riendo antes de detenerse y
permitir que los menores fueran delante, quedándose atrás con el resto. “Esa
camisa que llevas puesta fácilmente cuesta lo mismo que tres meses de
alquiler del bar.”
Gemini se miró a sí mismo, algo avergonzado. “No es tan cara…”
“Olvidas que eres el hijo del alcalde, Gem, quieras o no, mucha gente va a
reconocerte.”
“Ya, eso sí es verdad…”
Mos puso un brazo alrededor de los hombros de Bank con discreción,
creyendo que este no se daría cuenta incluso cuando estaban teniendo
contacto físico.
“¿Cómo vais por aquí? ¿Lo estáis pasando bien?”
“Acabamos de llegar.” Señaló el castaño, sonando tan obvio que Mos rio,
antes de recibir un codazo en las costillas por su parte. “Y no me toques,
mequetrefe.”
Quejándose tras el golpe, no pudo dejar de reír. “¿Qué me has llamado? Y,
¿por qué estás tan a la defensiva? Pensé que habíamos enterrado el hacha.”
Por supuesto, Bank no hizo más que fulminarle con la mirada, dejándole
ver qué tan descontento se sentía por su presencia allí. “Sí, un hacha es justo
lo que quiero enterrarte yo, pero en la cabeza. Puto gilipollas.”
Mos rio más fuerte, soltándole.
“Qué bien que hayáis venido. Tenía ganas de que presenciaras una carrera,
estoy seguro de que te van a gustar mucho.” Fourth dijo, caminando
alegremente junto a Gemini, ambos siendo completamente ajenos al caos que
se había desatado tras ellos.
“¿Son emocionantes?”
“Bastante, sí.” Asintió. “Aunque he de decir que antes me lo parecían más,
pero desde que Jungkook no participa se han vuelto un poco monótonas. Aún
así, siguen siendo súper divertidas.”
El ceño de Gemini se frunció, mostrándose interesado en algo que había
dicho. “¿Jungkook ya no compite? Pensé que veníamos a verle a él.”
“No, hace algunos años que dejó de hacerlo, hoy está como asesor del
chico que organiza la carrera.” Explicó. “Al parecer, Jungkook nos dijo que
este chico estaba muy desesperado por ganar, ya que se había apostado
mucho dinero, alguien le habló de Jungkook e inmediatamente él lo
contactó.”
“Ya veo… Así que estará interesante.”
“Siempre que las carreras tienen la esencia de Jungkook son interesantes,
incluso si él no está presente. Te va a encantar.”
TaeHyung miró a su alrededor conforme se adentraban en el recinto más y
más, encontrando barras de bebida por todos lados y puestos de comida
ambulante, como una pequeña feria improvisada. La primera vez que estuvo
ahí, ni siquiera se paró a mirar detenidamente a su alrededor, sin embargo,
ahora que estaba más tranquilo, podía hacerlo. La gente hablando, gritando,
música alta, risas, motores sonando para comprobar su funcionamiento,
coches derrapando porque sí. Era curioso. E incluso si el ambiente realmente
no era su estilo, le gustaba, era algo nuevo, distinto a lo que estaba
acostumbrado.
Sintiendo como Bank se inclinaba sobre él para murmurar algo en su oído,
dejó de prestarle atención a todo lo que le rodeaba.
“Oye, ¿ese de ahí no es Jungkook?” Susurró, siendo TaeHyung el único
capaz de oírle.
Miró en la dirección que señalaba, viendo al azabache a lo lejos, con una
chica rubia pegada a su cuerpo que le susurraba algo al oído. Sus cejas se
alzaron, ladeando la cabeza tan pronto como se encontró con los ojos ajenos
y Jungkook sonrió, apartando a la chica. Entonces él apartó la mirada.
“Vamos a la pista, quiero enseñarte los coches que han traído, vas a
alucinar.” Decía Fourth, jalando de Gemini.
Eufórico, el pelinegro asintió, pues era un amante de los coches lujosos y
llevaba años ahorrando para comprarse uno él mismo.
“TaeHyung, voy con Fourth a la pista, ¿vale? Nos vemos.”
“Ten mucho cuidado, Gemini.” Le dijo, arrugando su expresión.
Mos golpeó su brazo sólo para llamarle la atención. “Tranquilo, no hay
mucho peligro por aquí, van a estar bien.”
Por supuesto, Bank bufó, poniendo los ojos en blanco. Aquello sonaba
ridículo considerando lo que le habían hecho a TaeHyung la última vez que
estuvieron allí.
“Ya, claro… Permíteme que lo dude, mequetrefe, pero te recuerdo que
hace poco más de un mes, apareció un chico muerto con el teléfono, el reloj y
el abrigo de mi mejor amigo tras habérselo robado a punta de navaja.”
Inmediatamente un escalofrío recorrió el cuerpo del susodicho.
“No hace falta que me lo recuerdes porque yo mismo fui quién llevó a ese
chico al hospital, que está vivo, por cierto, tuvo una sobredosis. Me refiero a
que es seguro porque Gemini va con Fourth y aquí nos conocemos entre
todos. No nos robamos los unos a los otros.”
“Hm… Qué enternecedor.” Con evidente sarcasmo murmuró, luego miró
a TaeHyung. “Necesito ir al baño, ¿me acompañas?”
Él asintió. “Claro.”
“¿Dónde están los baños, mequetrefe?” Quiso saber, dirigiéndose a Mos
una vez más.
Este, que seguía sin saber el significado de aquella palabra, señaló con la
cabeza a lo lejos. “Justo detrás de ese puesto de hamburguesas. Son baños
portátiles.”
Banky puso una mueca de desagrado al instante. “Vaya por Dios, qué
asco…”
“Están limpios, mi tía se encarga de dejarlos implutos todos los días.”
“Impolutos. Pluto es el amigo de Mickey Mouse.”
Mos le fulminó, logrando sentirse un poco humillado. Odiaba que le
corrigieran con un tono de voz tan obvio, como si se creyeran superiores a él
por saber hablar mejor.
“Me has entendido, ¿verdad? Pues con eso es más que suficiente.”
“Como tú digas.” Encogiéndose de hombros, se giró a TaeHyung,
haciéndole un gesto para que fuera tras él. “Vamos. Hasta luego,
mequetrefe.”
El rubio se dirigió a Mos, antes de caminar tras Bank. “Si mi hermano
llega antes que yo, dile que no se aleje mucho, ¿vale? Que se quede por aquí
cerca para reunirnos antes de la carrera. En seguida volvemos.”
“Claro, yo me encargo.”
“Gracias.”
“Oye, ¿y qué significa eso que me ha dicho el gilipollas de tu amigo?”
“¿El qué? ¿Mequetrefe?” Cuestionó, algo confundido. Mos asintió, así que
arrugó el rostro. “Huh… Es una palabra despectiva, se usa para decir que
alguien es insignificante. Pero no se lo tomes en cuenta, está molesto porque
cree que te has burlado de él.”
Asintiendo de nuevo, se cruzó de brazos, masticando su labio inferior. “Ya
veo…”
“¿TaeHyung? ¿Qué haces?” Bank apareció entre la multitud al ver que
estuvo caminando solo durante unos segundos.
“¡Voy! Bueno, nos vemos en un rato, Mos.”
Despidiéndose de él con un gesto, fue tras Bank, esta vez para seguirle en
dirección a los baños portátiles, aquellos que no parecían darle mucha
confianza al castaño. Sin embargo, para su suerte, estaban vacíos cuando
llegaron, sin nadie esperando para entrar.
“¿Me esperas aquí fuera?”
TaeHyung se apoyó sutilmente contra el muro más cercano, asintiendo.
“Claro. No tardes mucho.”
“No, descuida, probablemente el mayor tiempo que pase ahí dentro, sea
rezando para no contraer una enfermedad de transmisión sexual que me
acompañe de por vida.” Suspiró. “En fin, entro que me hago pis. Espérame.”
Viéndole desaparecer tras la puerta corrediza, TaeHyung negó para sí
mismo, dejando escapar una pequeña risita, segundos antes de sentir su
teléfono sonar, notificándole de un nuevo mensaje que su padre le había
enviado. De inmediato se sintió inseguro, no sabiendo qué tan recomendable
sería sacar el teléfono en el mismo lugar dónde se lo habían robado un mes
antes, más aún teniendo en cuenta lo que Mos había dicho hacía unos
minutos.
Sin embargo, el constante envió de mensajes llegando a su teléfono y
notificándoselo con la misma melodía una y otra vez, le hizo atreverse a
sacarlo, mirando con rapidez a qué se debía tanta insistencia por parte de su
padre.
Papá:
TaeHyung, viajo a Busan esta noche para una reunión con el alcalde,
llegaré el lunes por la mañana. Tu hermano tiene el teléfono de adorno, así
que díselo tú.
Si necesitáis algo llamad directamente a mi teléfono, en caso de que no
conteste, dejadle el recado a Serim. Te he enviados su contacto
anteriormente, debes tenerlo por ahí guardado.
Y por el tema de ese impresentable que se acercó a ti, no te preocupes, ya
me he encargado de ello. No volverá a molestarte ni acercarse a ti.
Que tengáis un buen fin de semana. Mantén un ojo en Gemini. Hasta el
lunes.
Os quiero.
Suspirando, se sintió aún más intranquilo cuando leyó el tercer mensaje,
un escalofrío recorriéndole de pies a cabeza. Ni siquiera sabía a qué se refería
cuando decía que él se había encargado, y, en realidad, desconocía si quería
saberlo o no. Su padre era una persona aparentemente pacífica, pero era capaz
de hacer cualquier cosa por ellos y eso le asustaba.
“Rubito.” La voz de Jungkook sonando directamente en su oído le
sobresaltó, logrando que estuviera a punto de chillar, antes de observarle con
los ojos como platos. Él rio, visiblemente entretenido tras su reacción. “¿Te
he asustado?”
TaeHyung le fulminó. “Por supuesto que me has asustado, gilipollas, si
apareces de la nada.”
“Es que no te has acercado a saludar y me ha parecido un poco descortés
por tu parte, teniendo en cuenta que estás aquí por mí.”
Entonces, una risa abandonó sus labios, guardándose el teléfono mientras
ponía los ojos en blanco.
“No estoy aquí por ti, sino porque mi hermano quería venir. Le encantan
los coches y las carreras, además de pasar tiempo con Fourth, pensé que por
esa misma razón me habías invitado, pues tú mismo lo dijiste.” Le recordó,
usando su dedo índice para señalarlo. “Además, no me acerqué porque
parecías estar muy ocupado con esa chica tan guapa y no quería interrumpir.”
Los ojos de Jungkook brillaron intensamente, entendiendo aquella
explicación como una clara muestra de que estaba celoso. Y, demasiado
satisfecho, sonrió, masticando su labio inferior, sin ser capaz de apartar sus
ojos de TaeHyung.
“Oh… ¿Estabas celoso, rubito?”
“Para nada, sólo no quería interrumpir. Soy considerado, eso es todo.”
Encogiéndose de hombros, explicó, recordando momentáneamente cuál era
su plan. Él se le acercó un poco más. “Aunque… Ahora que estás aquí y no
parece haber nadie merodeando a tu alrededor más que yo, considero que es
un buen momento para saludar.”
“Estás en lo cierto.” Señaló.
TaeHyung puso una mano en su pecho. “Debo decir que vine aquí un poco
emocionado por la idea de verte competir… Ya me han dicho que llevas un
tiempo sin hacerlo, así que estoy algo decepcionado.” Ladeó la cabeza,
haciendo una mueca de fastidio.
El azabache rio suavemente. “Lamento decepcionarte, pero es algo que
tengo muy interiorizado. Ya no compito.”
“Y no te obligo, sólo me parecía interesante verte hacerlo…” Añadió,
encogiéndose de hombros sin mirarle a los ojos, estos divagando por su
abdomen. “Fourth dice que eras muy bueno.”
“¿Eso dice?”
Él asintió, abultando los labios sólo un poco, trazando líneas al azar por el
pecho ajeno. Jungkook suspiró, dándole a entender que estaba consiguiendo
justo lo que quería.
“Así es.”
“Bueno… Tal vez algún día podría hacerte un circuito privado sólo para
que puedas comprobar si eso es cierto o no.” Propuso, viendo el interés en su
mirada cuando levantó la cabeza para observarle, poco después moviéndola
para asentir, pareciendo estar encantado.
“Me parece un muy buen plan, Jungkook, honestamente. Te tomo la
palabra.”
“Bien.”
“Bien.” Repitió, apenas sonriéndole. “¿Sabes? Yo también soy muy bueno
en el tema de las motos.”
Sus cejas se alzaron. “¿Te gusta conducir?”
Y, lentamente, TaeHyung negó, mordiéndose el labio inferior antes de
enfocarse en los ojos ajenos.
“Me gusta montar.”
Jungkook sufrió un escalofrío cuando aquellas palabras le golpearon
exactamente del modo en que TaeHyung así lo había planeado, suspirando.
Sintió cómo su vientre bajo cosquilleaba, el comienzo de una erección tirante
formándose en sus pantalones. El rubio le sonrió, a la espera de que sus
acciones dieran los frutos esperados.
Por supuesto, él lo consiguió sin esfuerzo alguno cuando Jungkook lo
tomó del cuello para pegarse a él y seguidamente besarlo, devolviéndole el
beso con la misma intensidad, pues también disfrutaría de su plan.
Entreabrió los labios en cuanto sintió su lengua golpear justo en el centro,
dándole paso al interior de su boca y recibiéndola gustoso, batallando contra
ella sin rendirse bajo ningún concepto, al mismo tiempo en que los dedos de
Jungkook le apretaban la cintura con fuerza pero sin ser demasiado brusco,
únicamente jalando de TaeHyung más cerca, como si no pudiera tener
suficiente de él.
Por su parte, las manos del rubio se posaron a cada lado de su cuello,
sonriendo en mitad del beso. Luego, oyó el silbido de Bank a sus espaldas y
se separó, sabiendo que esa era su llamada para despedirse.
“Tengo que irme.” Murmuró, despegándose de sus labios sin dificultad
alguna; incluso si no quería.
“No es estrictamente necesario.”
“Bueno… Lo es porque mi amigo ha vuelto, así que ya no necesito nada
con lo que entretenerme.” Dando un paso hacia atrás, le dijo, casi
lamentándose antes de señalar a sus espaldas, para que Jungkook pudiera ver
a Bank.
Él no tardó en entenderlo. “Oh… ¿Así que entretenerte?”
“Esperar aquí fuera yo solo era muy aburrido…” Encogiéndose de
hombros, dijo, luego dando paso a una sonrisa brillante. “Menos mal que
llegaste tú a distraerme.”
“TaeHyung, ¿nos vamos? Tu hermano me ha enviado un mensaje.” Oyó a
Bank decir en voz alta.
Asintiendo, sonrió aún más en dirección a Jungkook. “Claro. Nos vemos
en la pista, Jungkook, ojalá ese amigo tuyo gane la carrera. Chaito.” Y, sin
esperar ninguna respuesta por su parte, se despidió de él con la mano.
Jungkook le vio marcharse, sabiendo que ni siquiera tenía derecho a
sentirse molesto puesto que él había empezado todo aquello. Tal vez incluso
se lo merecía sólo un poquito.
✧c.-009 [2/2]

N/A: Este capítulo no sólo me pareció una montaña rusa de emociones


mientras lo escribía, sino que también hizo que me sintiera extremadamente
de Jungkook como personaje, lo amo muchísimo xD
Cap dedicado a LaZaNaHoRiAdEjK1997 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Learn To Love’ de Big Time Rush, uno de los
grandes grupos que marcaron mi infancia y adolescencia temprana.

Jungkook buscó a Mos por los alrededores poco después, encontrándolo


junto a una barra de cerveza en la que Jaemin se encontraba, atendiendo. Por
supuesto, él estaba asumiendo poco a poco que TaeHyung le había utilizado
descaradamente y sabiendo que no podía haber nada para remediarlo, algo
que era muy complicado para su pobre cerebro acostumbrado a que nadie
jugara con él. Pero, suponía, siempre había una primera vez para todo,
aunque no le gustara en absoluto.
“Jungkook, hola.” Jaemin meneó la mano en su dirección a modo de
saludo.
“Hola.” Su saludo llegó en forma de suspiro, apoyándose en la barra.
“Oh, aquí estás.” Mos le señaló en cuanto lo vio venir, llegando a su lado.
“Te ha estado buscando el chico ese, Dohyun, porque necesita decirte algo
urgente.”
Su ceño se frunció, pues no tenía noticias del mencionado. “¿Urgente?”
Mos asintió, dándole un sorbo a su botellín. “Parecía bastante estresado,
tanto que hasta casi me contagia… De no ser porque echaba humo, quizás
incluso lo hubiese conseguido.”
“¿Qué te pasa?”
Ante la pregunta de un curioso Jaemin, el más alto simplemente suspiró,
pasándose la lengua por los labios mientras meneaba la cabeza de un lado a
otro. Sólo de pensarlo le hervía la sangre y se le apretaban los dientes
automáticamente.
“El gilipollas ese, el amigo del rubito, Bank, creo que se llama. Intenté
hacer las paces con él y el muy imbécil lo único que hace es burlarse de mí e
intentar humillarme. Se cree más listo que yo.”
“Es más listo que tú.” Señaló Jungkook, siendo lo más objetivo posible.
Jaemin soltó una carcajada, mientras pasaba un paño húmedo por el
mostrador.
“Vete a la mierda.”
Su mejor amigo le fulminó de inmediato, por lo que se encogió de
hombros, antes de volver a hablar.
“Tampoco sé qué otra cosa esperabas, Mos. Tu idea de enterrar el hacha
fue meterle la lengua hasta la garganta y asumir que él estaría bien con ello.”
Dejando escapar un bufido, Mos supo que no tenía forma de defenderse
cuando ni siquiera llevaba la razón. A su lado, Jungkook suspiró, sabiendo
que era lo suficientemente orgulloso como para nunca admitirlo en voz alta.
“Bueno…”
Antes de que cualquiera pudiera abrir la boca, incluso Jaemin, quién
estaba a punto de ofrecerle a Jungkook una bebida, Dohyun, aquel que
organizaba aquella carrera, llegó corriendo hacia Jungkook, mostrándose
aliviado por haberlo encontrado finalmente. Parecía como si hubiese estado
años en su búsqueda.
“Jungkook, Jungkook…” Llegó a su lado jadeando, con los ojos brillantes.
“Dios, al fin te encuentro, pensé que te habías ido ya.”
El azabache, quien parecía un poco confundido ante la desesperación que
dejaba entrever, frunció el ceño.
“Te dije que me quedaría hasta el final de la carrera.”
“Ya, pero pensé que habías cambiado de opinión, y… Bueno, eso no
importa.” Negó, recuperando poco a poco el aire perdido. “Necesito pedirte
un favor, muy, muy grande.”
Sus cejas se alzaron esta vez. “¿De qué se trata?”
“Verás… Lo más probable es que ni siquiera aceptes, estoy al tanto, pero
te prometo que estoy desesperado por ganar y sé que eres la única persona
capaz de ayudarme.”
“Al grano.” Mos ordenó, impaciente.
Dohyun tragó saliva, respirando hondo, ante la mirada confusa e
interesada del azabache.
“Necesito que compitas por mí.”
“¿Qué? No, ya te dije que yo no participo en carreras desde hace
bastante.”
“Por favor, Jungkook, te pagaré lo que me pidas, lo juro. La cantidad que
tú pongas, no me importa, puedo permitírmelo.” Ojos suplicantes fueron a
parar hacia Jungkook, quién estaba muy convencido de seguir negándose.
“Yo no estoy preparado para competir, y no puedo dejar que ese imbécil se
lleve la victoria.”
Jeon negó, manteniendo la compostura. Él había sido muy claro al
respecto. “Ese no es mi problema, Dohyun. Acordamos que yo vendría, te
asesoraría en todo lo que pudiera y hasta ahí.”
“Lo sé, lo sé… Pero estoy desesperado por ganar y no me veo capaz de
subirme a un coche… No puedo.”
“En ese caso, cancela la carrera.”
“Eso sería como darle la victoria al estúpido de Hangdo, lo cual es
humillante.”
“Pues aplázala, compañero.” Propuso Mos, encogiéndose de hombros.
“Mi amigo ya dijo que no correría y dudo que puedas hacer algo para
convencerlo, te lo aseguro. Yo llevo meses intentándolo.”
Dohyun hizo una mueca, sus labios sellados torciéndose. Finalmente,
sintiéndose derrotado y sin esperanzas algunas, suspiró, moviendo la cabeza a
modo de asentimiento. Jungkook le observó con lástima, sintiendo su
desesperación; sin embargo, no podía hacerle aquel favor por más que
quisiera, pues debía cumplir una promesa. La primera promesa que alguna
vez hizo.
“Bien, vale… Supongo que hablaré con los organizadores del evento para
avisarle de que se cancela la carrera. Gracias de todos modos, Jungkook, te
ingresaré lo restante del dinero esta misma noche.”
Él también asintió. “De acuerdo.”
Y, sin decir nada más, Dohyun se marchó por donde había venido, casi
cabizbajo y a toda prisa.
“Pobrecito…” Murmuró Jaemin.
“Deberíamos ir avisando a los demás de que no habrá ninguna carrera,
seguro que muchos ni se enteran y se quedan esperando por horas.” Propuso
Mos, separándose de la barra.
Jungkook estuvo de acuerdo. “Sí, eso sería lo más adecuado.”
“Vamos primero a buscar a Fourth y al resto, estaban viendo los coches en
la exposición. El hermano del rubito es súper fan de los coches lujosos y
estaba deseando ver la carrera.” Comentó, colocándose bien la chaqueta.
Luego, se giró hacia su camarero favorito. “Nos vemos el lunes, Jaemin.”
Este se despidió de ellos con una sonrisa.
“Adiós, jefe. Adiós, Jungkook.”
Caminaron entre la multitud poco después, esquivando brazos y piernas de
bailarines no profesionales que trataban de danzar al ritmo de la música lo
más rítmicamente posible, mientras buscaban con la mirada a Fourth, quien
no parecía estar por ninguna parte.
Sin embargo, para suerte de ambos, Mos divisó a lo lejos al mejor amigo
del rubito, Bank, con quien él tenía una disputa constante y ahora mantenía
una conversación con otro hombre, al que Mos reconocía de fiestas pasadas
en las que los encontró juntos.
Mos señaló para que Jungkook mirase en la misma dirección, cosa que el
azabache hizo.
“Ahí está el amigo del rubito con su novio.”
“¿Ese es su novio? Pero si es el que corría contra Dohyun.” Murmuró,
desconociendo aquel detalle por completo. Aunque tampoco es como si
hubiese estado demasiado al pendiente de aquel muchacho, únicamente lo
estaba de su amigo.
El más alto se encogió de hombros. “No sé si es su novio con exactitud,
pero sí que tienen algo. Estuvieron juntos en las últimas fiestas a las que
fuimos.”
“Pues no tenía ni idea.” Comentaba, esperando que cualquiera de los
demás estuviera cerca. “No veo a Fourth por ninguna parte, ni a los demás.”
Mos negó, sacando su teléfono en cuanto apartó la mirada de Bank y
compañía cuando los dejaron atrás. Podía simplemente acercarse a él y
preguntarle si sabía algo, pero se negaba en rotundo a interrumpir lo que
parecía ser una discusión.
“No, ni yo, voy a enviarle un mensaje a ver dónde se han metido.”
Conforme él contactaba con su hermano menor, Jungkook continuó
buscando por los alrededores, sin hallar rastro alguno de TaeHyung, su
propio hermano o Fourth, lo cual le sacaba un poco de quicio, pues el mayor
de los Kim ni siquiera se separó de su amigo chico desde que llegaron al
recinto.
“Le llegan los mensajes, hace menos de diez minutos estuvo en línea.”
Oyó a Mos decirle, por lo que asintió.
“Que vengan ellos hasta aquí, así no nos perdemos. Además, en caso de
que se hayan dispersado, será más fácil encontrarlos.”
Asintiendo, el pelinegro volvió a prestarle atención a su teléfono, hasta
que una voz ajena a ellos sonó a sus espaldas. Una voz que no se dirigía a
ellos, pero era lo suficientemente alta como para que pudieran escucharlas.
“¡Lo siento, ¿vale?!” Era Bank, el amigo de TaeHyung. Jungkook apenas
miró hacia atrás, mientras que Mos la reconoció sin necesidad de hacerlo. “Te
he estado ignorando estos días porque no quería involucrarme contigo, no
después de lo que pasó en la fiesta.”
“Eso ni siquiera tiene sentido, yo no hice nada.”
“No es porque hicieras algo, Hangdo, es porque el desgraciado de
Changmin es tu amigo y quiero evitar que TaeHyung rememore lo ocurrido
una y otra vez si tú estás cerca. No es tu culpa y lo lamento muchísimo, pero
estoy protegiendo a mi mejor amigo.”
Un bufido sonó. “O sea, ¿me estás diciendo que rompes conmigo porque
Changmin y yo somos cercanos?”
“No rompo contigo porque tú y yo nunca hemos empezado a salir.”
“Y tampoco dejarás que lo intentemos.” Volvió a bufar.
“Pues no… Lo siento, de verdad, pero no.”
La angustia era más que evidente en su tono de voz, tratando de explicarse
lo mejor posible para que nadie se sintiera mal. Sin embargo, no parecía tener
efecto alguno, pues Hangdo le miró como si estuviera loco.
“Sabes lo ridículo que suena eso, ¿verdad? Que una mierda así me
salpique, cuando yo no estaba siquiera involucrado, ni mucho menos
presente.”
“Hangdo…”
Bank lo intentó de nuevo, pero el mencionado le interrumpió.
“Además, ¿cómo estás tan seguro de que Changmin fue quién lo hizo? Tú
tampoco estabas en esa habitación mientras ocurría, sólo TaeHyung y ese par
de gilipollas. ¿Y si fueron ellos y quisieron echarle la culpa?”
Jungkook y Mos, quien también escuchaba la misma conversación, se
miraron entre sí con el ceño fruncido, incapaz de creer que él hubiera dicho
eso. Entonces, aquella voz volvió a sonar.
“¿Cómo sabes que eso no fue así? O, no sé, que TaeHyung se lo inventara
todo para darle a Changmin una mala imagen. No tienes idea de lo común
que es—”
La sangre de Jungkook comenzó a hervir en sus venas tan pronto como le
oyó decir aquello, apretando los dientes en cuanto se sintió lo suficientemente
enfermo para no querer escuchar nada más. Y, como si alguien hubiese
concedido sus deseos silenciosos, Hangdo se calló repentinamente, el sonido
de un fuerte golpe sonando en su lugar.
Ambos, Mos y él, se giraron para ver al mejor amigo de TaeHyung con el
puño pegado en la cara ajena, dando un par de pasos hacia atrás y
señalándolo mientras Hangdo se llevaba una mano al lugar afectado.
“No te vuelvas a acercar a mí.” Sentenció, dándose la vuelta con una
mueca de dolor.
Bank inmediatamente se encontró con los ojos sorprendidos de Mos, quien
a su lado tenía a un Jungkook todavía pensativo, pasando junto a ellos
mientras sorbía por la nariz. Luego, Mos miró a Jungkook.
“¿Qué ha sido eso?”
“No lo sé.” Masculló, aún con la sangre hirviendo. Algo hizo click en su
cerebro, lo que le llevó a darse la vuelta y caminar lejos de Mos. “Te veo
luego.”
Este fue tras él, sin entender nada. “¿Dónde vas ahora?”
“A buscar a Dohyun.”
Aquella respuesta le confundió aún más. “¿Para qué?”
“Para evitar que cancele la carrera.” Fue todo lo que dijo, antes de
desaparecer definitivamente de su vista.
En otra parte del mismo recinto, TaeHyung seguía al par de adolescentes
que miraban anonadados aquellos coches, como si nunca hubieran visto nada
igual. Esa misma noche, no sólo había confirmado la pasión de su hermano
por los coches, también que su nuevo amigo era exactamente igual o más
apasionado aún que él.
“¡Mira! Este de aquí es mi favorito, siempre que lo traen intento hacerme
una foto con él.”
“¿Eso se puede? Yo también quiero.”
“Sí, claro que se puede.”
TaeHyung sonrió por la emoción que ambos emanaban. “¿Queréis que os
haga una foto junto al coche?”
Fourth le miró, sus ojos brillantes. “¡Por favor, sí!”
“Pues venga, poneos.” Indicó, sacando su teléfono y enfocándolos en
cuanto cada uno se puso a un lado del coche, muy sonrientes. Hizo unas
cuantas fotos, sin borrar su propia sonrisa.
Bank llegó junto a ellos mientras TaeHyung continuaba fotografiándolos,
con una expresión amarga en el rostro.
“Ya he vuelto.”
“Listo, os he hecho más de diez, espero que os guste. Te las comparto,
Gem.”
“Sí, yo te las envío, Fouth.”
Tan pronto como las recibió, se las envió a su amigo, quien ya tenía su
teléfono en mano. Estaba realmente emocionado. “¡Me encanta esta! La voy
a poner de perfil.”
“¿Cuál? Yo también quiero.”
TaeHyung se giró hacia Bank, sólo así notando su expresión.
“¿Dónde te habías metido? Por un momento creí que te habías marchado.”
Quiso saber, frunciendo el ceño. “¿Y por qué tienes esa cara? ¿Qué ha
pasado?”
Él negó. “No, no ha pasado nada… Quise ir a comprar algo para comer,
pero aquí sólo venden perritos calientes y hamburguesas congeladas. Estoy
un poquito asqueado.”
“¿Seguro?” Cuestionaba de nuevo, al no terminar de creer su respuesta.
Entonces, una pequeña herida sangrante en su mano le llamó la atención, por
lo que inmediatamente la sostuvo. “¿Qué te ha pasado en los nudillos? Te
están sangrando.”
“Oh, pues ni idea, me habré cortado con algo seguramente.”
Esta vez, Bank sonó convincente hasta para sí mismo, encogiéndose de
hombros y negándose a darle demasiada importancia, incluso si la tenía. No
quería que TaeHyung supiera lo ocurrido, pues sabía lo mucho que le
afectaría.
Para su suerte, Fourth logró que toda la atención se desviara de él (aunque
sólo tenía la de TaeHyung) y se enfocara su mueca de pura confusión, tan
pronto como abrió la boca.
“Chicos, tenemos que ir a la pista de carreras. Ya mismo.”
Gemini se mostró curioso. “¿Por qué?”
“Jungkook va a competir en lugar del otro chico.” Mencionó, ocasionando
así que TaeHyung se sintiera algo desconcertado.
“¿Qué?”
Todavía podía recordar la firmeza con la que Jungkook expresó que por
nada del mundo se vería involucrado en una carrera clandestina de nuevo. Sin
excepciones, o, en caso de haberlas, debían ser muy estrechas. Él no
comprendía nada.
“Pensé que no competía.” Murmuró Gemini.
“Ya, pensábamos lo mismo.”
Bank y él siguieron al par de adolescentes hacia la pista, quienes
prácticamente corrían para estar lo más cerca posible del circuito, Fourth
buscando alguna cara conocida que le diera respuestas, mientras Gemini
parecía absorto en las luces y los coches que llegaban. Él no tardó en
encontrar a su hermano junto a uno de los coches alineados en la salida.
“¡Mos, aquí, ven!” Le llamó, de inmediato captando su atención y
viéndole correr hacia ellos.
“Por fin te encuentro, joder, llevo casi media hora buscándote. La carrera
va a empezar ya.”
“Estábamos haciéndonos fotos con los coches expuestos ahí al lado.”
Explicó. “¿Cómo es eso de que Jungkook va a participar en la carrera? Pensé
que se negaba.”
Él asintió. “Lo sé, yo también pensaba así. El chico vino hace un rato y le
pidió que compitiera en su lugar porque no se sentía preparado, Jungkook se
negó, pero se le han cruzado los cables y ahora quiere competir.”
El sonido de un megáfono encendiéndose y emitiendo una sirena para
captar la mayor atención posible impidió que Fourth cuestionara el motivo de
aquella decisión tan tajante por parte del azabache, logrando que todos
observaran al centro de la pista, donde una chica rubia se encontraba.
TaeHyung no tardó en reconocerla como aquella chica que estaba con
Jungkook.
“¡¿Me escucháis todos?!” Chilló a través del megáfono. “¡Quiero que
prestéis atención a este momento histórico que viviremos esta noche! Nuestra
leyenda del motor… ¡el único e inigualable, Jeon Jungkook! Vuelve para
darnos algo de lo que hablar finalmente.”
Todos a su alrededor vitorearon, coreando el nombre del azabache entre
gritos. TaeHyung se sintió intrigado, pues no creyó que sería tan importante.
“Su contrincante debe estar muy preparado si realmente quiere adueñarse
de la carretera hoy. Así que te deseo la mayor suerte del mundo, Hangdo…
La vas a necesitar.” Rio, haciendo que muchos abuchearan al recientemente
mencionado.
Sólo entonces, TaeHyung recordó que el interés amoroso de Bank en los
últimos tres meses también se encontraba allí, metido en su coche y
compartiendo la carretera con Jungkook. Él miró a su mejor amigo, quién
tenía una expresión de desagrado.
“¿Has visto a Hangdo por ahí?” Quiso saber, mientras oía a la chica del
megáfono dar comienzo a la cuenta atrás, levantando una bandera a cuadros.
Bank negó. “No, la verdad es que no nos hemos visto.”
“Oh…”
“…Dos, uno… ¡Ya!” Tan pronto como bajó la bandera, ambos coches
arrancaron, pasando junto a ella a toda velocidad. TaeHyung no pudo evitar
estremecerse, viendo lo cerca que estuvieron de llevársela por delante.
La música que sonaba por los parlantes cambió a Fast Car de Taio Cruz,
algo que encontró demasiado ingenioso y acertado. Él suspiró, oyendo a
Gemini quejarse por la impresión.
“Jesús… Casi se la llevan de copiloto…”
“A mí siempre me pone muy tenso ese momento, aunque están más lejos
de ella de lo que parece, en realidad no pasan tan, tan cerca.” Le explicaba
Fourth.
“¿Nunca ha habido ningún accidente?”
“Sí, bastantes, por eso mismo Jungkook dejó de competir, era bastante
peligroso.”
TaeHyung miró hacia el frente, buscando el coche del azabache con la
mirada y encontrando que iba por detrás del de Hangdo, casi pisándole los
talones mientras el otro iba a toda velocidad. Su ceño se frunció al ver que no
iba tan rápido como debería, lo cual no parecía tener sentido alguno en su
cabeza.
La gente continuaba aclamando el nombre de Jungkook como si sus vidas
dependieran de ello, subiéndose a las vallas que rodeaban el improvisado
circuito sólo para poder grabar aquel momento.
“¡Jungkook, Jungkook! ¡Jeon, Jeon! ¡Jeon Jungkook, Jeon Jungkook!”
Gemini se unió de gritos junto a Fourth, cuyas manos se levantaron en el aire,
entrelazadas entre sí. “¡Jungkook, Jungkook, Jeon Jungkook!”
“¡Más rápido, Jungkook! ¡Alcanza a ese mamón!” Alguien delante de
ellos gritó.
El azabache continuaba pisándole los talones a Hangdo, quien
probablemente estaba saboreando la victoria con el ego por los cielos al ver
qué tan poco apoyo recibía, a tan sólo veinte metros de la línea de meta. A
TaeHyung se le encogió el corazón, pues indiscutiblemente quería que
Jungkook ganase aquella carrera y este no parecía ir a conseguirlo.
“¿Por qué no lo adelanta…? Puede ir más rápido.” Murmuró, confundido,
sonando tal vez más angustiado de lo que debería.
Fourth miró hacia atrás con una sonrisa “Es parte de su técnica, no te
preocupes.”
Sin embargo, de un momento a otro, el coche de Hangdo se detuvo
bruscamente, sus ruedas echando humo antes de que comenzara a golpear el
claxon cuando Jungkook pasó por su lado, alcanzándolo y cruzando la línea,
como si supera que eso iba a pasar en cualquier momento. Los vitoreos
aumentaron, Fourth y Gemini dando saltos de alegría mientras que TaeHyung
se veía más y más confundido.
“¿Cómo ha…?”
“El asfalto ha quemado las llantas del coche de Hangdo por ir a demasiada
velocidad, algo que ocurre frecuentemente en corredores novatos.” Le
explicó Mos cuando un grupo de personas se dirigieron al coche del
mencionado para echarle agua con una manguera a presión. “Pierdes el
control, te fallan los frenos y terminas deteniéndote en seco para no
estrellarte. Error de principiante.”
Gemini estaba anonadado ante tal explicación. “Wow…”
TaeHyung volvió a mirar al frente, viendo como Hangdo salía de su coche
muy alterado y golpeaba bruscamente el capó, hasta que Jungkook se le
acercó, tomándole por los hombros para decirle algo que sólo él pudiera
escuchar, algo que dejó a Hangdo muy quieto y en tensión. Él miró a Bank,
quién también percibió aquel pequeño detalle.
“¿Qué crees que…?”
Bank simplemente se encogió de hombros, incluso si era el único de los
dos que podía asumir cosas. “No tengo ni idea.”
Alrededor de quince minutos después, cuando todos se dispersaron de la
pista y atosigaron a Jungkook con si victoria totalmente esperada, el azabache
se vio obligado a alejarse de la multitud para estar a solar con sus
pensamientos y respirar hondo. Necesitaba algo de tranquilidad.
Mientras inhalaba el humo de su cigarro, se preguntó a sí mismo por qué
tuvo una reacción tan inmediata, por qué aceptó algo que durante tanto
tiempo estuvo negando rotundamente, qué le había llevado a subirse en aquel
coche y competir después de haberse prometido a sí mismo que jamás
competiría de nuevo, incluso si la sensación que le dejaba la victoria no se
igualaba a nada que hubiera sentido antes, pero sabía que era lo mejor para él.
“Aquí estás.” Una voz que conocería en cualquier lugar sin dificultad
(pues había estado persiguiéndole incluso en pesadillas), sonó a su lado,
apenas levantando la mirada del suelo para ver a TaeHyung junto a él.
“Todos te están buscando.”
Él asintió. “Lo sé.”
“¿No vas a salir a recibir a tus fans?” Bromeó, logrando que una pequeña
sonrisa adornara sus labios, antes de negar.
“No… Por el momento no, estoy bien así.”
“Vale.”
“¿Qué te ha parecido?” Quiso saber, mordiéndose el labio inferior y
jugueteando con su piercing allí. TaeHyung le miró.
“Bueno… No acostumbro a presenciar carreras clandestinas, pero he de
decir que la tuya me ha sorprendido.” Dijo, acomodándose a su lado en el
muro. “Aunque recuerdo haberte oído decir que no competirías por nada del
mundo y justo acabas de hacerlo…”
Jungkook se encogió de hombros, tirando el cigarro al suelo y pisándolo.
Luego, se agachó para recogerlo y lanzarlo al cubo de basura más cercano.
“Supongo que hay excepciones.”
“Creí que ni siquiera eso.”
“Pues resulta que sí.” Volvió a encogerse de hombros, pasándose la lengua
por los labios.
TaeHyung hizo una mueca. “En ese caso, has debido de tener una razón
muy importante, porque parecías bastante convencido de lo que me dijiste.”
Dijo, viéndole asentir. “De todos modos, te felicito por tu victoria.”
El azabache rio entre dientes. “Gracias… Aunque no olvido ese juego
sucio tuyo de hace un rato, ¿eh? Estuvo muy feo lo que hiciste conmigo.”
“¿Qué hice?”
Por supuesto, él se hizo el desentendido, sus ojos brillando en el más puro
de los desconciertos. No parecía tener ni idea de a lo que se refería.
“Lo sabes perfectamente, rubito, no te hagas el tonto.”
“No, no tengo ni idea de qué me hablas, Jungkook, en serio.” Insistió,
mirándole para demostrar su confusión fingida. “¿Por qué no me aclaras la
memoria?”
Esta vez, soltó una carcajada, volviendo a juguetear con el piercing en su
labio. “Porque eso sería seguirte el juego y no estoy dispuesto. No por
segunda vez en el día, al menos… Conservo un poco de orgullo.”
“Oh, bueno… Tú sabrás.”
TaeHyung se encogió de hombros.
“Lo que sí voy a hacer es una cosa que tenía planeada por si venías.”
Recordó, poniéndose recto al separarse de la pared.
“¿Por si venía yo? ¿El qué?”
El azabache tomó su mano. “Ven conmigo.”
Acto seguido, comenzó a jalar suavemente de TaeHyung, quién camino
con el ceño fruncido a sus espaldas, sin tener ni idea de a dónde se dirigían,
pero confiando ciegamente (incluso si, tal vez, no es lo que debería).
Abandonaron el recinto con rapidez, algo que logró dejar intranquilo al rubio,
quien constantemente miraba hacia todos lados.
“En seguida volvemos adentro, Mark, sólo estaremos fuera un momento.”
Le dijo a uno de los guardias de seguridad, quien asintió.
“Sin problema. Y enhorabuena por esa victoria, campeón.”
Él le sonrió de oreja a oreja. “Gracias.”
Luego, continuó guiando a TaeHyung unos metros fuera del recinto, hasta
llegar al aparcamiento donde, para suerte del propio rubio, pudo encontrar su
coche intacto, tal y cómo lo había dejado. Sin embargo, se estaban dirigiendo
a una camioneta negra aparcada en el otro lado, que parecía pertenecerle a
Jungkook, pues este se detuvo, desbloqueándola y abriendo el maletero,
sacando de él una bolsa.
“Aquí está…”
A su lado, Kim no podía sentirse más fuera de lugar, especialmente
cuando le tendió aquella bolsa.
“Toma, esto es para ti.”
Mirando dicha bolsa, su ceño se frunció, sin realmente saber si debería o
no mirar el contenido con detenimiento. Confiaba en Jungkook, pero
continuaba sintiéndose algo inseguro a su alrededor.
“¿Para mí?”
“Sí, mira lo que hay dentro. Te va a gustar, estoy seguro.” Insistía,
asintiendo.
TaeHyung así lo hizo, no queriendo ser desconfiado y simplemente
llevando a cabo lo que Jungkook pedía, metiendo la mano en el interior de la
bolsa y sacando un trozo de tela grande, marrón, que además olía a
suavizante. De inmediato, sus ojos se ensancharon tan pronto como reconoció
aquel trozo de tela como su tan preciado abrigo. El abrigo que su madre hizo
expresamente para él.
“¿Q-Qué…?” Susurró, incapaz de concebir lo que estaba sucediendo.
Miró a Jungkook en busca de respuestas. “¿Cómo…? ¿Cómo lo has
conseguido…?”
“La noche en la que ocurrió todo, le pedí a Mos, quien llevó al chico que
te atracó al hospital, que por favor recuperase ese abrigo. Él lo trajo de vuelta
esa misma madrugada y yo me encargué de llevarlo a una tintorería para que
lo dejaran en perfecto estado.” Explicó, su gesto torciéndose poco después.
“Pero tardaban demasiado en ocuparse de él, así que tuve que acudir a otra
tintorería. El puñetero abrigo ha viajado más que yo en un mes.”
Una risita eufórica abandonó los labios de TaeHyung, cuyas lágrimas
comenzaban a agolparse en las esquinas de sus ojos.
“Yo… Yo… No tengo palabras, Jungkook, muchas gracias.” Le dijo,
admirando aquel objeto tan preciado para él y acercándolo a su pecho para
abrazarlo. “No sabes cuánto significa para mí.”
“Está bien, rubito, tampoco he logrado la paz mundial. Además, ni
siquiera he podido recuperar tu teléfono o tu reloj… El gilipollas ese lo
vendió antes de que le diera la sobredosis. Literalmente desafió a la ciencia.”
Otra risa salió de los labios de TaeHyung, quién negaba. “No me importa
el teléfono ni el reloj, este abrigo era todo lo que necesitaba de vuelta. Te lo
agradezco de todo corazón, de verdad. Creí que nunca volvería a verlo.”
“¡TaeHyung, TaeHyung!” La voz de Gemini sonó a lo lejos, viendo a su
hermano caminar a toda velocidad hacia ellos.
Él eliminó sus propias lágrimas, mientras veía a su hermano junto con
Bank llegar a su misma altura. El amigo de Jungkook, Mos y Fourth iban tras
ellos a un paso más lento.
“¡Por fin te encuentro! ¿Qué hacéis aquí fuera? Os hemos estado buscando
por todas partes…” Fue a decir algo más, cuando notó que TaeHyung llevaba
aquel abrigo en sus manos y se le ensancharon los ojos nada más reconocerlo.
“¡Eh, nuestro abrigo! ¡Lo has recuperado!”
Bank también lo notó. “Es verdad, el abrigo que te robaron, ¿dónde lo has
encontrado?”
“Han sido él.” Señaló a Jungkook, quien estaba a sus espaldas, luego
señaló a las de su mejor amigo. “Y él también, Jungkook le pidió a Mos que
lo recuperase y este lo trajo del hospital cuando fue a llevar a ese chico que
me robó.”
“Oh… Cuánto me alegro de que hayas podido recuperarlo.” Bank le
sonrió, sintiendo la presencia de Mos a sus espaldas en cuanto este llegó. Él
suspiró.
“¿Por qué alguien debe separarse del grupo todo el tiempo? Vamos a tener
que ponernos un chip de esos, como a los perros.” Se quejaba el dueño del
bar, poniendo los ojos en blanco. “Llega un punto en el que me estreso…”
Bank puso una mano en su muñeca. “Ven conmigo.” Le indicó, sin
siquiera pararse a escucharle decir algo, cuando ya estaba jalando de él hacia
atrás.
“¿Qué? ¿A dónde…?”
“¡Oh, ahora que Mos ha mencionado a los perros! Papá me acaba de
llamar para decirme que tiene una sorpresa para nosotros en casa. Como pista
ha dicho que ladra y se hace pis por todas, partes así que he asumido que
debe ser o un perrito o mi hermano gemelo.”
“¿Qué?”
Gemini parecía sumamente emocionado, mientras que Jungkook y Fourth
soltaron una carcajada al unísono. A TaeHyung le costó un poco procesarlo.
“Sí, por mi cumpleaños le pedí un cachorro y creo que me ha hecho caso.
Vamos a recogerlo, sea cual sea, ¿vale? Le dije que iríamos.”
“Eh… Vale, pues vayamos a recogerlo. Eso sí, como sea lo del hermano
gemelo, se va de vuelta al orfanato, ¿eh? Yo otra repetición tuya no quiero.”
Por supuesto, Gemini lo fulminó, dándose la vuelta para llamar a Bank y
avisarle de que se marcharían.
“¡Bank, nos va… mos…”
Y, para sorpresa de absolutamente todos los que se giraron en dirección al
castaño, presenciaron cómo este besaba sin pudor alguno a Mos, acto seguido
separándose con una sonrisa.
“Ahora sí, hacha enterrada.” Sentenció, dando un paso hacia atrás antes de
dirigirse nuevamente hacia TaeHyung y compañía como si nada. “¿Nos
vamos?”
✧c.-010 [1/2]

N/A: Vuelvo a advertir de que este capítulo no es apto para todo el


mundo, abstenerse personas muy sensibles (esto ya lo aviso en la descripción,
pero nadie lo toma en cuenta :(…). Y con esto dicho, os dejo con el pequeño
drama singular, he sufrido mucho escribiendo este capítulo. En parte es el
que me ha hecho amar la personalidad del señor Kim y su complejidad como
personaje, aunque yo lo haya creado xD
Cap dedicado a ByLuser ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Lego Blocks’ de NERIAH, perfecta para empezar la
semana.

“Te prometo que sigo sin creerme que le hayas besado…” Decía
TaeHyung, negando mientras veía a Bank manejar en dirección a la
universidad.
Era su primer día de universidad después de las vacaciones de Navidad y
ambos, a pesar de no estudiar la misma carrera, agradecían que estas
estuvieran tan conectadas como para compartir edificio. TaeHyung odiaba
tener que socializar con personas que no conocía, a pesar de que eso era lo
que hacía todo el tiempo. Desventajas de ser el hijo del alcalde.
“No sé qué es lo que te escandalizas tanto, recuerdo perfectamente haber
salido del baño y verte con las manos de ese tal Jungkook en el culo.”
Bufaba, haciéndole reír.
“No estaban en mi culo.”
“Oh, por supuesto que lo estaban.”
“Que no.”
La risa de Bank fue aún más escandalosa. “Bueno, cariño, lo que el
señorito quiera, si prefieres autoengañarte…”
“No me autoengaño, Bank, es que si hubiesen estado ahí, claramente lo
hubiese notado. No sería la primera vez.” Explicó, dándole un guiño
sugestivo que le hizo chillar, a la vez que ambos reían.
“Míralo, qué calladito se lo tenía…”
TaeHyung se encogió de hombros, indiferente. “¿Qué pasa? Me gusta
mantener mi privacidad.”
Ahí, la risa de Bank fue aún más escandalosa, mientras aparcaba el coche
en su plaza de la universidad, respirando hondo y quitándose cinturón tras
recuperarse del pequeño ataque.
“Ya lo veo, ya…” Suspiraba, relamiéndose los labios. Ambos salieron del
coche casi al mismo tiempo. “Por cierto, al final no me has contado nada
sobre ese perrito que mencionó tu padre. ¿Resultó ser un cachorro?”
“Uy, si yo te contara…”
“Cuenta, cuenta.” Pidió, interesado.
“Pues mira, inicialmente nos gastó una broma de muy mal gusto para
Gemini, porque iba con toda su ilusión y el pobre se encontró con un perro
que funcionaba a pilas. Casi se pone a llorar.”
Bank hizo un puchero, sintiendo pena por su preciado hermano postizo.
“Ow, pobrecito mi Gem…”
“Sí, todo un drama.” Asintió, estando de acuerdo. “El caso es que mi
padre montó un show, le puso al cachorro falso una etiqueta en el pecho para
que lo pulsara y ladrase. Ladro, Gemini se asustó, a un cocinero se le cayeron
los platos al suelo y apareció un cachorro de Pomerania entrenado por mi
padre.”
“¿Real?”
TaeHyung asintió otra vez, adentrándose en la universidad mientras
saludaba silenciosamente a algunos compañeros, a quienes simplemente les
daba una sonrisa y movía la mano para no parecer descortés. La realidad era
que no quería estar allí, pero apenas le faltaban meses para terminar el máster
y eso sí que lo deseaba con todas sus fuerzas.
“De carne, hueso y pelo, sí. Es precioso. Mi padre dice que es una
responsabilidad para los dos, se llama Yeontan.”
Los ojos de Bank brillaron intensamente, pues era la persona más amante
de los animales que TaeHyung podía conocer.
“¿Tienes foto? Quiero verla.”
Asintiendo una vez más, el rubio sacó su teléfono de los bolsillos traseros,
inmediatamente accediendo a su galería.
“Sí, hice varias fotos para enseñártelas. Iba a enviártelo por mensaje, pero
se hizo pis encima de Gemini y tuvimos varios percances más…”
Bank soltó una carcajada, como era de esperar. “Ni siquiera me sorprende,
a vosotros os persigue la mala suerte…”
Y, como era de esperar también, TaeHyung no pudo decir nada en su
defensa, ya que aquello era tan cierto que incluso resultaba desesperante.
Suspirando, le tendió el teléfono en cuanto halló el pequeño álbum de fotos
que creó expresamente para aquel cachorro.
“Míralo, es una bolita de pelos.”
Tomando el teléfono ajeno, Bank amplió la imagen, dejando escapar un
chillido. “¡Pero si es precioso! ¿Cómo has dicho que se llama?”
“Yeontan, tuvimos que mezclar los nombres que nos gustaban a ambos
para decidirnos, porque no había manera. Gemini quería ponerle Yeobie y yo
Tannie, terminamos mezclando ‘Yeo’ y” Tan “, la ‘n’ de en medio era para
que sonara mejor.”
“Es un buen nombre, me gusta.” Asentía, admirando al cachorro por
última vez. “Le queda perfecto, además… Me encanta.”
TaeHyung guardó su teléfono al poco rato, una sonrisa dulce adornando
sus labios mientras caminaban por los pasillos.
“Sí, a mí también… La verdad es que mi padre se ha esforzado mucho en
darnos esta sorpresa, sabía que haría muy feliz a Gemini, llevaba desde los
seis años pidiendo un cachorro… Y después de la muerte de mi madre, esto
es justo lo que necesitaba. Bueno, y yo también, supongo.” Tras la mención
de su progenitora no borró la sonrisa, viendo como Bank se la devolvía y
pasaba un brazo alrededor de sus hombros.
Hablar de la pérdida de su madre aún dolía, pero se consolaba pensando
que ella estaba observándolos en todo momento, estuviera donde estuviese.
“Los animales siempre traen felicidad, cariño. Ese perrito va a ser de las
mejores terapias que podréis tener nunca.” Aseguraba el castaño, apretándolo
contra su cuerpo suavemente. “Tu padre se está esforzando mucho.”
“Lo sé…” Murmuró, esta vez su barbilla llegando a temblar sólo de pensar
en su padre. “Para él también está siendo muy duro todo esto. Creo que se
culpa por no poder estar con nosotros todo el tiempo.”
Bank emitió un sonidito, suspirando poco después al soltarle. “Bueno, la
política es lo que tiene… Quita mucha energía, tiempo y pelo.” Comentó,
logrando que sus palabras le hicieran reír.
“Mi padre todavía tiene una cantidad generosa de pelo, dudo mucho que
esté preocupado por eso.” Dijo, recuperándose de su pequeño ataque de risa.
“Afortunadamente para él.”
“Lo que sí sé que le preocupa mucho es el hecho de que pueda pasarnos
algo estando solos. Después de contarle lo que viví en esa fiesta, está más
sobreprotector de lo normal.”
De nuevo, el castaño le observó con preocupación, pues TaeHyung
intentaba tocar aquel tema lo menos posible y eso él claramente lo había
notado.
Seguía siendo un tabú, algo que entendía a la perfección, pues al propio
Bank tampoco le gustaba recordarlo, aún le hervía la sangre ante el simple
pensamiento. La idea del ‘y si’ lograba que sus vellos se pusieran de punta.
Jamás tendría palabras de agradecimiento suficientes para darles a Jungkook
y Mos tras haber protegido a su mejor amigo, sin importar todas las disputas
que pudiera llegar a tener con este último, pues TaeHyung iba por delante de
todo. Era su otra mitad.
Volvió a rodearle de manera cautelosa, acariciándole el hombro. “Es lo
más normal del mundo, TaeHyung, es tu padre. Hasta yo tengo pesadillas con
lo que pasó y no te vi nacer, preocuparse es lo menos que ese hombre puede
hacer, considerando que eres su hijo.”
“Ya… Supongo que tienes razón.” Murmuró, apretando los labios. “Sólo
temo que eso influya en su objetivo durante las elecciones. Está trabajando
muy duro.”
“Créeme que lo sé, pero deberías dejar de pensar en cosas que no vas a
poder evitar, TaeHyung, porque no te harán ningún bien.”
Lentamente, asintió, mostrándose pensativo al saber que Bank tenía toda
la razón en sus palabras, encontrando que en realidad él no podría evitar que
algo como lo que le había pasado afectara a su padre, hermano o a cualquier
persona cercana. No cuando era incapaz de que le afectara a sí mismo.
Simplemente no podía.
“Oye, ¿qué es todo ese jaleo de allí?” Escuchó a Bank cuestionar, lo que le
sacó de sus pensamientos.
Levantó la mirada para observar el mismo punto concreto, topándose con
sus compañeros de carrera aglomerados alrededor de un círculo, todos
murmurando cosas y cuchicheando entre sí sobre algo que TaeHyung ni Bank
podían escuchar.
El castaño inmediatamente se acercó, llevándose por ende a TaeHyung
consigo. Tocó el hombro de una chica a la que aparentemente conocía,
llamando así su atención.
“Perdona, cariño, ¿puedes decirme qué ha pasado? ¿Por qué estáis todos
aquí reunidos?”
“¿No os habéis enterado? Es por Park Changmin, un estudiante de
derecho.” Ante la mención de aquel individuo, Bank se arrepintió de
preguntar, apretando a TaeHyung, cuyo cuerpo reaccionó, congelándose,
contra sí. “Está ingresado en la UCI desde el sábado por la madrugada…
Dicen que su condición es grave.”
Otra chica más se unió. “Sí, estaba saliendo de una fiesta cuando unos
hombres enmascarados lo abordaron en mitad de un callejón y le dieron una
paliza.”
“Es horrible…”
Bank no dijo nada. TaeHyung mucho menos, hasta que la primera chica
volvió a abrir la boca tras leer algo en su teléfono y jadear. Tenía una mueca
horrorizada.
“Al parecer no sólo le golpearon, sino que también le cortaron… E-
Eso…”
“¿Eso?”
“El pene. Le cortaron el pene. Lo están comentando por todas las redes
sociales de la facultad. Qué asco, por Dios…” Lloriqueó, tapándose la boca.
Aquella noticia cayó como un cubo de agua fría sobre la cabeza de
TaeHyung, quien inconscientemente dio un paso hacia atrás, sintiendo cómo
se le instalaba un nudo en la garganta. De inmediato, Bank le observó,
tomándolo por los hombros en cuanto comenzó a temblar sin ser capaz de
controlarlo.
Él sabía quién lo había hecho.
“TaeHyung…”
“V-Voy a vomitar.” Fue todo lo que pudo decir, notando como el aire
apenas llegaba a sus pulmones.
Con las piernas temblorosas se dio la vuelta, avanzando dificultosamente
hacia el primer baño vacío que interceptó. Bank fue tras él, ni siquiera
tomándose el tiempo de disculparse con las chicas a las que dejaron atrás,
quienes se encontraban confundidas ante tal reacción.
Entró en el baño detrás de TaeHyung, sosteniéndole en cuanto cayó junto
al inodoro debido a sus piernas inútiles. Vació el contenido de su estómago
allí, demasiado nervioso, confundido y horrorizado como para siquiera
explicar cómo se sentía tras conocer la noticia.
Tenía miedo, se sentía desconcertado, fuera de lugar, incapaz de digerir
toda esa información que acababa de recibir sin ningún tipo de advertencia
por medio.
“¿Te sientes bien?” Cuestionó el preocupado castaño, viéndole negar y
limpiándole los labios húmedos con un pañuelo.
“N-No… No puedo respirar, Bank…” Llevándose una mano temblorosa al
pecho, notó su corazón acelerado e hipó. “Me late el corazón muy rápido…”
Otra arcada le hizo acercar su rostro al inodoro, incluso cuando el nudo
que acababa de instalarse en su estómago le impediría vomitar cualquier cosa
que tuviera. Podía sentir cómo se le cerraban los pulmones, dejando como
consecuencia la sequedad en su garganta.
“Mi padre…” Trató de decir, cuando se le cerró la garganta también,
comenzando a toser bruscamente.
“Tu padre, ¿qué pasa con tu padre?” Cuestionó, buscando respuestas en su
mirada y obteniéndolas sin que él tuviera que decir algo. “¿Crees que ha sido
él quien ha…?”
TaeHyung apoyó como pudo la espalda contra la puerta, su pecho
subiendo y bajando de manera discontinua, tosca y desesperada. Bank ni
siquiera dudó en agacharse, levantando su cuerpo del suelo con algo de
dificultad.
Salió del baño afianzando el agarre para evitar que TaeHyung se le
resbalara, corriendo fuera de aquel establecimiento sin siquiera pararse a
mirar atrás cuando la atención ajena se enfocó en ellos. Podía sentir a
TaeHyung luchando por tomar aire y temblando contra su cuerpo,
aferrándose a su camisa sin fuerzas.
“Respira conmigo, TaeHyung. Toma aire y suéltalo poco a poco.” Le
indicaba, respirando hondo.
“No puedo, no…”
“Sí que puedes, inténtalo, ¿vale?” Repitiendo el proceso, esperó a que él lo
hiciera a su misma vez.
Kim trató de llenar sus pulmones de aire fresco sin éxito alguno, mientras
los ojos se le llenaban de lágrimas que le impedían ver, sollozando
silenciosamente. No podía creer lo que estaba sucediendo.
“Otra vez, respira conmigo. Inspira y espira.” Volvió a hacerlo para que
TaeHyung copiara sus acciones, asintiendo al ver que estaba consiguiéndolo
con algo de dificultad. Sufría espasmos de vez en cuando debido al llanto, por
lo que se veía obligado a afianzar el agarre aún más.
Desbloqueando su coche como pudo, sentó al rubio en el asiento del
copiloto para así poder tenerlo vigilado mientras él conducía, colocándole el
cinturón de seguridad e inmediatamente moviéndose hasta su asiento,
haciendo lo mismo. Arrancó poco después, viendo que su amigo no
presentaba mejoría.
“No sabemos si tu padre es el que ha hecho eso, TaeHyung, no puedes
estar convencido de ello.” Le dijo, acercándole una pelota de gomaespuma
que tenía por allí guardada. “Aprieta esto, toma.”
Las manos temblorosas del rubio hicieron lo pedido, encontrando que
carecía de fuerza suficiente como para aplastar la dichosa pelotita.
“Pero dijo q-que se encargaría de él, Banky… Que nunca más vol—
volvería a molestarme…”
“TaeHyung, cariño…”
“T-Tengo que hablar con él.” Le interrumpió de repente, tratando
fallidamente de incorporarse para sacar su teléfono. “Debo llamarle para
asegurarme de que no lo ha hecho y no es un asesino… D-Debo…”
Bank puso una mano en su abdomen, impidiéndole hacer lo que planeaba.
“No, ahora mismo no puedes hacer eso, ¿vale? Tú concéntrate en respirar
hondo y pensar lo menos posible. Inspira y espira, vamos.”
“Por favor…” Hipó, negando. Las contracciones del diafragma ante la
falta de aire estremeciéndole de pies a cabeza, sollozando al ver hacia dónde
se dirigían. “No… No quiero ir al hospital…”
“Es necesario, cariño, debes calmarte.”
TaeHyung sollozó más fuerte.
“N-No, por favor, Bank… Sabes los malos recuerdos que me trae… No
quiero…”
“Estaré contigo, no te dejaré solo en ningún momento, ¿está bien? Sólo
iremos para que te revisen y nos volveremos a casa lo más pronto posible.”
Insistía con el corazón en un puño, frotándole el muslo. “Recuerda que debes
presentarme a Yeobie.”
TaeHyung negó, temblando de pies a cabeza. “No…”
“¿Tannie?”
“No…”
“¿Yeotan?”
Otro sollozo abandonó sus labios. “Yeontan…”
“¡Eso! Yeontan… Hay qué ver lo complicados que sois los coreanos para
ponerles nombres a vuestras mascotas.” Se quejaba, en un intento (que
parecía dar sus frutos) porque TaeHyung desviara la atención de sus
pensamientos en él. “Con lo fácil que es ponerle algo más fácil.”
“¿C-Como qué?”
“No sé.” Encogiéndose de hombros, dijo. “Sardina, por ejemplo… O
brócoli, cebolla, remolacha, kimchi…”
TaeHyung se limpió una lágrima, observándole. “¿Tienes hambre?”
Susurró, haciéndole reír.
“Un poco.”
Aparcó su vehículo en la primera plaza vacía que vio, quitándose el
cinturón y haciendo lo mismo con el de TaeHyung, no sin antes arrebatarle la
cartera del bolsillo más grande en su abrigo para sacar su identificación.
Luego, se apresuró en abrirle la puerta tan pronto como bajó del coche,
ayudándole a hacer lo mismo. Seguía sin tener fuerza en las piernas, temblaba
y el corazón aún le latía más rápido de lo normal, así que volvió a sostenerlo.
Cerrando la puerta y bloqueando su coche poco después, caminó lo más
rápido posible al interior del hospital, notando como TaeHyung temblaba más
y más conforme se iban adentrando. Bank sabía los malos recuerdos que
habían causado en él los hospitales, las salas de espera y todo lo que
conllevase estar ingresado. Era algo de lo que, probablemente, jamás se
recuperaría. No después de haberse pasado años allí.
“Señorita, disculpe.” Se acercó a recepción, poniendo la identificación de
TaeHyung sobre el mostrador. “Mi amigo está sufriendo un ataque, necesita
que lo revisen urgentemente. Le cuesta respirar, no tiene fuerzas y ha
vomitado. También está un poco acelerado.”
Ella introdujo el documento ajeno en su ordenador. “Kim TaeHyung,
¿cierto?” Bank asintió. “¿Hace cuánto se siente así?”
“Hace menos de quince minutos. Estábamos entrando en la universidad
cuando pasó.”
“¿Padece ansiedad? O, ¿ha estado bajo niveles altos de estrés
recientemente?”
“Sí, bastante. Justo recibió una noticia impactante antes del suceso.”
Asintiendo, la mujer sacó la tarjeta de TaeHyung para entregársela al
castaño, quién volvió a tomarla con algo de dificultad. “De acuerdo, vayan a
la puerta número siete, en seguida les atenderá la Doctora Ahn.”
“Muchas gracias.”
Bank caminó rápidamente hacia la sala de espera, ni siquiera dándole
tiempo a buscar dicha puerta cuando una mujer de mediana edad, bata blanca
y pelo atado en una coleta perfecta, salió al pasillo.
“¿Kim TaeHyung?”
“Aquí, es él.” Se apresuró en acercarse, llevando el cuerpo de su
silencioso amigo en los brazos. “Creo que ha tenido un ataque de pánico o
algo parecido. Ha vomitado, está temblando y le cuesta respirar.”
Abriendo la puerta para que ambos pudieran pasar, se hizo a un lado.
“Pasad, déjalo sobre la camilla, voy a tomarle la tensión.”
El castaño así lo hizo nada más adentrarse en la consulta, cuidadosamente
dejando a TaeHyung sobre aquella camilla, inmediatamente sintiendo la
tensión que desprendía su cuerpo. Una vez más, el miedo se apoderaba de él,
siendo incapaz de ocultarlo.
“¿Quieres que me quede aquí o espere fuera?”
“Gemini…”
“¿Voy a avisarlo de que estás aquí?”
Él asintió. “No le digas nada, por favor…”
“Nada de nada, tranquilo.” Bank se inclinó para depositar un beso en su
frente, girándose hacia la doctora. “Doctora Ahn, esperaré fuera, ¿de
acuerdo? Por favor… Cuídemelo.”
Sonriéndole dulcemente, movió la cabeza a modo de asentimiento. “Por
supuesto, cielo, cuenta con ello.”
La doctora llegó a su lado tan pronto como Bank salió y cerró a sus
espaldas, colocándose guantes blancos de látex antes de tomar el aparato para
tomarle la tensión, sentándose en un taburete cercano.
“Hola, cielo, ¿me prestas tu brazo un segundo? Lo necesito pata tomarte la
tensión.”
TaeHyung estiro el brazo, permitiendo que ella pudiera cubrírselo con
aquel aparato que poco a poco comenzaba a apretarle.
“Gracias. Ahora necesito que respires hondo, cierres los ojos e intentes
calmarte lo máximo posible.” Pidió. Kim intentó hacer lo pedido, sin efecto
alguno. “Tienes la tensión un poquito alta, ¿es algo común que esto pase?”
Lentamente, negó. “No…”
“Bueno, eso está muy bien saberlo, son buenas noticias.”
“¿Significa que me puedo ir ya?”
“¿Ya? ¿Tan pronto? Pero si acabas de llegar, hombre… ¿Tan mal te he
caído? Porque me considero a mí misma una mujer bastante moderna y
divertida.”
De nuevo, negó, sintiendo el sabor amargo de su propio vomíto. “No me
gustan los hospitales…”
“Lo entiendo perfectamente, no es un sitio nada agradable de visitar. A mí
tampoco es que me haga gracia, entre tú y yo… Pero me pagan por trabajar
en uno y debo mantener la compostura.” Se lamentaba en un tono de voz
jocoso, que hizo a TaeHyung sonreír. “Qué sonrisa más bonita tienes,
TaeHyung.”
“Gracias… ¿Puedo lavarme los dientes? Me siento un poco asqueado
después de vomitar, por favor.”
“Por supuesto, deja que te acerque el lavabo portátil, espera.” Al instante
se puso en pie, moviendo aquella pila a ruedas que puso junto a la camilla.
“En seguida te doy un cepillo desechable.”
Caminó hacia un mueble que tenía justo al lado, abriendo un cajón y de él
sacando uno de los cepillos que había mencionado, entregándoselo a
TaeHyung, junto con una monodosis de pasta dental que no tardó en agarrar,
casi desesperadamente. Odiaba el repugnante sabor que se le quedaba en la
boca después de vomitar, incluso si no estaba familiarizado con hacerlo.
Se lavó los dientes con urgencia, frotándose la lengua y escupiendo a los
pocos minutos, enjuagándose con abundante agua. Mientras tanto, la doctora
Ahn parecía estar mirando algo en su ordenador, poco después moviéndose
de nuevo hasta alcanzar un bote de pastillas.
“Muchas gracias. ¿Me puedo ir ya?”
“Aún no, voy a ponerte una pastilla debajo de la lengua para que te
calmes, ¿vale? Después de eso volveré a tomarte la tensión, y si estás mejor,
serás completamente libre de irte.”
Suspirando, asintió. “Bien…”
La doctora Ahn le tendió una pastilla alargada.
“En tu informe dice que no eres alérgico a ningún medicamento, así que
no hay problema. Tienes que colocártela debajo de la lengua, en menos de
veinte minutos comenzarás a notar los efectos, estarás más calmado y podrás
respirar mejor. Dime si te notas algo diferente, ¿vale?”
“De acuerdo.”
Colocándose aquella pastilla bajo la lengua, no tardó en hacer una mueca
de desagrado en cuanto el sabor amargo y químico impactó en su paladar,
algo que hizo a la doctora reír.
“Es asqueroso, ¿verdad? Yo sufro siempre que debo tomarme una… Ya
podrían inventar algo que no supiera tan mal.”
“Ojalá…”
Su teléfono vibró dentro del bolsillo de su abrigo a los pocos minutos,
antes de emitir un sonidito. Él miró a la doctora, como pidiendo permiso,
pues debía ser Bank avisándole de algo.
“¿Puedo…?”
“Sí, claro, siempre y cuando no veas nada que pueda alterarte demasiado.”
“Es mi amigo.”
“Entonces, perfecto.”
Desbloqueando su teléfono, encontró el mensaje de Bank justo en la
pantalla de inicio.
Banky:
No me respondas. He llamado a tu hermano y le he contado que estás en
el hospital en revisión, me ha perdido que vaya a recogerlo. Como no quiero
cargar a dos Kim en brazos al hospital, iré a su facultad para traerlo. No
tardaré.
Una pequeña sonrisa jaló de sus labios, tecleando una respuesta incluso
cuando Bank le había pedido que no lo hiciera.
TaeHyung:
Ten cuidado. Me han puesto una pastilla debajo de la lengua y ahora
quiero vomitar, pero estoy mejor.
No me respondas si vas conduciendo.
Bloqueando nuevamente el teléfono, suspiró. Podía sentir cómo el
medicamento poco a poco hacía su efecto, relajando sus músculos y
dejándole respirar sin notar dificultades a la hora de hacerlo.
“Doctora, me siento más relajado.” Murmuró. Ella se levantó de su
escritorio y fue hacia él.
“Eso está perfecto, TaeHyung. ¿Puedes respirar mejor?”
Asintiendo lentamente, respiró hondo para demostrarlo. “Mucho mejor.”
“Pues voy a tomarte la tensión otra vez, ¿vale?”
“Vale.”
TaeHyung esperó a que hiciera lo pedido, de nuevo la sensación de aquel
trozo de tela acolchado rodeándole el brazo, cerrándose conforme ella
apretaba una pequeña pelota de plástico al final del cable y apretándole cada
vez más el brazo.
“Ahora tu tensión está estupenda, TaeHyung.” Anunció con una sonrisa
brillante. Él se la devolvió.
“Gracias, doctora…”
“…Lo que me preocupa un poquito más es que hayas estado bajo estrés
durante mucho tiempo. Asumo que eres estudiante, pero debes relajarte un
poco más y agobiarte menos. No es sano.”
Esta vez, negó, vaciando sus pulmones antes de mirar hacia otra parte.
Raramente solía abrir su corazón a alguien más, pues odiaba que le
observaran con lástima, pena, como si se lamentaran de su situación. Él se
lamentaba todos los días, no quería que nadie más lo hiciera.
“No tiene que ver con mis estudios, doctora. Mi carrera es agotadora, pero
no me causa ningún estrés, lo sobrellevo bastante bien.” Admitió,
relamiéndose los labios.
Ella volvió a tomar asiento en la silla. “¿Hay algo más, entonces?”
Y, tan pronto como TaeHyung asintió, se relajó en aquella silla.
“¿Te apetecería hablar conmigo de lo que te ocurre?”
Encogiéndose de hombros, el rubio encontró que ni siquiera sabía por
dónde empezar. Le habían perseguido desgracias tras desgracias durante el
último año. Tantas, que había perdido la cuenta por completo.
“Bueno… Partiendo de la base de que soy el hijo del alcalde, supongo que
debe imaginar cuál es mi situación…”
“Complicada, ¿verdad?”
“Bastante, sí.” Afirmó. “También perdí a mi madre hace seis meses, por
cáncer. Ella estuvo mucho tiempo ingresada en este hospital… Solía
acompañarla todo el tiempo, no quería despegarme nunca.”
“Eso habla muy bien de ti, TaeHyung, que la acompañaras durante sus
sesiones. Estoy segura de que lo apreciaba muchísimo.” Aseguraba,
consiguiendo que él sonriera, sabiendo que eso era cierto. Muy cierto.
Una lágrima se deslizó por su mejilla, delatándolo en el proceso. No tardó
en limpiarla.
“Me gusta pensar que sí.”
“Oh, yo sé que sí. Cuido a pacientes de oncología y los atiendo a diario,
ellos agradecen en todo momento estar acompañados, incluso si no lo dicen.
Tu madre, además, tenía la suerte de que su compañía fueras tú, su hijo…
Eso lo hace aún mejor.”
Más lágrimas mojaron sus mejillas, sollozando silenciosamente al
comprender que no podía evitarlas y que dejarlas ir era justo lo que
necesitaba.
“La echo de menos… Hay muchas cosas que necesito decirle.”
“Díselas, nada te lo impide. Que no esté físicamente no significa que su
memoria se haya esfumado, TaeHyung. Habla con ella.”
Él observó a la doctora. “¿Cree que funcionará?”
“Por supuesto.”
Un sollozo abandonó sus labios, ni siquiera molestándose en ocultarlo.
Seguía siendo un niño pequeño que por las noches buscaba a su mamá,
cuando tenía pesadillas y no podía dormir. Cuando la tormenta le asustaba.
Cuando Gemini le robaba los juguetes. Todavía necesitaba su lugar seguro
para ocultarse.
“¿Cómo le digo que no sé si estoy siendo un buen hermano mayor para mi
hermano? Necesito tantas respuestas, doctora Ahn… No sé si lo estoy
haciendo bien o simplemente estoy amargándole la adolescencia.”
“Bueno… No conozco cuál es vuestra relación, TaeHyung, pero considero
que, teniendo en cuenta la preocupación que demuestras, eres un gran
hermano mayor. Ella estaría orgullosa.”
Una vez más, la observó, sus ojos llorosos haciéndole sonreír con ternura.
“Me encantaría que así fuera…”
“Estoy convencida de que lo es.”
TaeHyung se sintió mucho más relajado, tal vez por la pastilla o por
haberse desahogado con aquella doctora tan encantadora, hasta el punto de
sentirse algo atontado, lo que quizás le llevó a preguntar en voz alta:
“Usted… ¿Cree que es mi culpa?”
Ella ladeó la cabeza, logrando verse algo confusa. “¿El qué, cielo?”
“Que ese chico, Changmin, quisiera abusar de mí en la fiesta.” Murmuró,
mirando sus propias manos. “Nunca me gustó, pero sí sabía que yo le gustaba
a él. Acepté algunas de sus citas porque no quería ser descortés. Tal vez debí
haberle dicho que no estaba interesado, pero aún así… No estoy seguro de si
merecía lo que me hizo.”
Tan pronto como sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, él apretó los
labios, sorbiendo por la nariz y sollozando silenciosamente. Tenía la cara de
Changmin en su cabeza cada vez que cerraba los ojos antes de irse a dormir y
no podía hacer nada para evitarlo.
“Nadie merece algo como eso, TaeHyung, sin excepciones. No busques la
manera de culparte por algo que no debía haberte ocurrido jamás.” Le dijo,
poniendo una mano amistosa en su hombro.
“Entiendo, doctora… Gracias…”
“Sé que no vas a querer hablar del tema, pero necesito asegurarme antes
de que cruces esa puerta. ¿Te has revisado con un profesional?”
Él negó de inmediato. “No, no, n-no hubo contacto más allá de la agresión
física por encima de la ropa. Alguien más lo impidió, descuide. Yo… Estoy
bien, físicamente, al menos.”
“Bueno… Me alegra que no pasara a mayores, dentro de lo desagradable
de la situación. Aún así, deberías hablar con un profesional, un psicólogo o
terapeuta, que pueda ayudarte a sobrellevar lo sucedido mucho mejor. Te va a
servir de mucho.”
“He pensado en eso, sí… Lo tendré en cuenta.”
El teléfono de la doctora Ahn sonó sobre su escritorio, viéndose obligada a
disculparse con TaeHyung para ir a atenderlo. Alejándose, aceptó dicha
llamada, murmurando el nombre de la chica que se encontraba en recepción.
“Dile que en seguida salgo, estoy con un paciente.” Pidió, riendo poco
después suavemente. “Claro, muchas gracias, Hyeju.”
Poco después, colgó, girándose hacia TaeHyung, cuyo teléfono sonó casi
al instante. Él miró un poco por encima la pantalla para ver el mensaje de
Banky, avisando que él y Gemini estaban en la sala de espera.
“Uhm… ¿Podría marcharme ya? Me encuentro mucho mejor. Además,
usted debe seguramente atender a otros pacientes…”
“Sí, tu tensión arterial ya se ha establecido, así que no hay nada de lo que
preocuparse. Eso sí, debes descansar más, tanto física como mentalmente,
TaeHyung. Pídele ayuda a un profesional, como ya te he sugerido.”
“Claro, doctora.”
Bajándose de la camilla sin mucha dificultad, pues había recuperado
considerablemente la fuerza de sus músculos, suspiró, acomodándose el
abrigo. Antes de dirigirse a la puerta, miró a la señora Ahn, cuya sonrisa le
contagió.
“Gracias por escucharme, doctora Ahn. Yo también estoy convencido de
que los pacientes agradecen tenerla a usted como doctora.”
La sonrisa de la mujer se ensanchó. “Gracias, cielo.”
Asintiendo una vez más, esta vez sí que se dirigió hacia la puerta,
sintiéndose mucho más tranquilo, aliviado y sin aquel peso extra que jalaba
de su corazón. Sin embargo, antes de poder abrirla, escuchó su voz desde
atrás.
“Un momento, TaeHyung.” Pidió. Él se giró. “No sé si te sentirás cómodo
al hacerlo, pero… ¿Podrías decirme cuál era el nombre de tu madre? Me
gustaría saber algo.”
“Kim Nakyung.” Respondió.
Ella sonrió de nuevo, una sonrisa algo triste. TaeHyung tuvo la necesidad
de preguntar:
“¿La conocía?”
“Era una de mis pacientes, sí. Una mujer increíble.”
Sus palabras hicieron que el corazón del rubio se apretara, pero su sonrisa
resurgiera inmediatamente. “Increíble” era la palabra perfecta para describir a
su madre.
“Lo era, sí.”
“Te pareces mucho a ella, TaeHyung.”
Aquello le devolvió un poco la esperanza. “Gracias.”
Poco después, abandonó la consulta como si nunca hubiera estado ahí,
como si jamás hubiera llorado delante de una desconocida. Como si hubiese
vuelto a nacer.
Buscó a Gemini y a Banky con la mirada, encontrándolos sentados en las
bancas de la sala de espera. Junto a ellos, el inconfundible rostro de Jeon
Jungkook se encontraba, mirando directamente en su dirección tan pronto
como notó la puerta abriéndose, una leve mueca de preocupación destacando.
TaeHyung suspiró.
✧c.-010 [2/2]

N/A: Este capítulo me ha causado un huequito en el corazón y me ha


hecho amar a Jungkook incondicionalmente xD
Cap dedicado a Hidalgos_Fiver_Pushi ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Unspoken’ de mi gran artista favorita de todos los
tiempos, Cascada. Llevo siendo su fan desde los once años. La amo tanto.

Jungkook se adentró en el hospital mientras mencionaba para sí mismo el


recorrido que ese día le tocaba efectuar, en base a los pacientes que atendería.
Saludó a Hyeju, la recepcionista con un asentimiento de cabeza y una sonrisa
de labios sellados, afianzando el agarre en las bolsas que llevaba consigo.
“Libros para colorear y lápices para Eugene… Libro de poesías para
Wooram, otro de fábulas para el pequeño Aram, y…” Mirando el interior de
su bolsa, hizo memoria. “Ajedrez para el señor y la señora Bang.”
Finalizando el conteo junto a su ruta memorizada, sonrió para sí mismo.
Ser voluntario en el hospital era un dolor para su cartera, pero un masaje a su
corazón de hombre peluche, aquel que se encariñaba de todos y sufría
silenciosamente cuando muchos perdían la batalla. Pero eso no era un
impedimento para seguir ayudando.
Entró en el área de oncología infantil, justamente en la sala donde todos
los pequeños jugaban en sus ratos libres. Y, como cada lunes, el rostro de su
infante favorito, Aram, le dio la bienvenida con una sonrisa inmensa en
cuanto se adentró.
“¡Jungkook!” Chilló su nombre, esperando a que una de las enfermeras
empujara su silla de ruedas hasta alcanzar al azabache.
Tan pronto como estuvo a su altura, este se agachó. “Hola, Aram, ¿cómo
estás hoy?”
“Muy bien, hoy es mi penúltima sesión y pronto podré irme a casa, así que
no nos veremos tanto…”
El corazón de Jungkook dio un salto de felicidad.
“Pero eso es la mejor noticia que podrías darme, renacuajo, tenemos que
celebrarlo a lo grande.” Dijo, automáticamente metiendo la mano dentro de
las bolsas y sacando aquel cuento de fábulas infantiles que compró para él,
entregándoselo. “Mira lo que te traigo. Hace poco me dijiste que echabas de
menos los cuentos que te leía tu abuelo, ¿verdad?”
Aram asintió. “Sí…”
“Pues he encontrado los más divertidos que existen, así cuando vuelvas a
casa y los leas, te acordarás siempre de tu abuelo. Y de mí, por supuesto…
Nunca puedes olvidarte de mí.”
“Claro que no, Jungkook, ni tú de mí.”
“Jamás.” Concordó, sonriéndole antes de abrir los brazos. “¿Me das un
abrazo?”
El pequeño se inclinó hacia delante, adentrándose en el hueco que
Jungkook había dejado y rodeándole con sus pequeños brazos.
“Eres mi mejor amigo, Jungkook, te voy a echar de menos cuando me
vaya.”
Una pequeña lágrima se escapó del rebaño, delatándole en el proceso. Sin
embargo, él no podía estar más feliz. Había visto a ese niño crecer y superar
aquel maldito cáncer con tan sólo cinco años. Era su guerrero favorito.
“No tienes que echarme de menos, Aram, estoy convencido de que
volveremos a vernos fuera del hospital.”
Aram se separó, observándole con ojos esperanzadores mientras se
acomodaba en su sillita. “¿De verdad lo crees?”
“Por supuesto.” Afirmó, muy seguro de sí mismo y de su palabra. “Los
mejores amigos siempre terminan encontrándose de cualquier forma,
nosotros no vamos a ser la excepción. Ya verás como la vida nos reúne
cuando menos te lo esperes.”
Asintiendo débilmente, logró que su sonrisa iluminara el rostro del más
mayor. “Vale, Jungkook.”
“Así me gusta, renacuajo.” Dijo, antes de ponerse en pie. “Ahora debo
irme, el señor y la señora Bang me esperan para jugar el torneo de ajedrez de
todos los lunes. No puedo tardar, o se enfadarán conmigo.”
“¡Es verdad, el torneo! Le prometí a la señora Bang que iría a verlo…
Pero mi siguiente sesión es dentro de un rato… Creo que no va a darme
tiempo.”
“No te preocupes por eso, Aram, yo le dirá que estarás demostrándole tu
apoyo desde la consulta, seguro que ella lo nota y gana, ya verás. Está en
racha la mujer, lleva más de catorce partidas ganadas.”
“Pues el señor Bang debe estar que echa humo…”
Jungkook soltó una carcajada. “Y que lo digas, renacuajo…”
Alrededor de dos horas más tarde, tras despedirse de Aram, entregarle sus
lápices y libro para colorear a Eugene, a Wooram su libreta de poesías y
presenciar la victoria de la señora Bang al ajedrez contra su pobre marido, el
señor Bang, Jungkook dejaba atrás el área de oncología con una sonrisa y
dolor en el estómago tras reírse tanto con aquel matrimonio. Pasar tiempo con
todos ellos era como depurar la parte más podrida de su alma.
“¡La próxima vez tienes que jugar tú, Jungkook!” Oyó a la señora Bang
decir, mientras se alejaba. Él rio. “Mi marido ya es un rival demasiado fácil.”
Asintiendo, le mostró su pulgar en el aire, viendo como ella caminaba con
dificultad hacia el baño.
“Por supuesto que sí, señora Bang. Cuente con ello.”
Aquello sonó como una promesa, tanto para la mujer como para él, quién
todos los días aparecía en el hospital con el corazón encogido, y se marchaba
del mismo modo, teniendo que esa fuera su última vez viendo a cualquiera de
ellos.
Saliendo al pasillo, caminó hacia el mostrador de recepción nuevamente,
tras mirar su reloj y ver que ya casi estaba por finalizar el horario de la
doctora Ahn, su persona de confianza.
“Hyeju, hola, ¿sabes si la doctora Ahn ha salido ya de su consulta?”
“Creo que aún no ha salido, lleva alrededor de una hora con otro chico.”
Explicó, viendo su historial. “Voy a llamarla, me pidió que le avisara si te
veía, tiene que darte la lista de lo que necesitan los pacientes de oncología
para el próximo lunes.
“Vale.”
Jungkook asintió, observando atentamente como Hyeju tomaba el teléfono
y llamaba a su doctora de confianza, aquella que le llevó a convertirse en
voluntario hacía un año atrás. Mientras esperaba, escuchó una voz
terriblemente conocida a sus espaldas, lo que le hizo girarse casi de forma
obligatoria para comprobar si se trataba de esa persona o no.
“¿Por qué no me dices lo que le pasa? Me estoy empezando a poner
nervioso, Bank.”
Y, efectivamente, Kim Gemini, acompañado por el mejor amigo de su
hermano mayor TaeHyung, se adentraba en el hospital con una mueca de
preocupación.
“Tu hermano me ha dicho que no te diga nada, lo siento. No quiere que te
preocupes más de la cuenta.”
El adolescente bufó. “Demasiado tarde.”
Girando la cabeza al negar, acabó topándose con el azabache, cuyos ojos
parecían confundidos al verle allí también. Él emitió un sonidito de sorpresa
nada más reconocerle. Gemini se detuvo en seco.
“¿Jungkook? ¿Qué haces aquí?”
“La doctora Ahn dice que estará contigo en seguida, Jungkook.” Le
avisaba Hyeju, antes siquiera de que pudiera darle una respuesta al menor.
“De acuerdo, muchas gracias.” Asintió, girándose hacia Gemini y
compañía. “¿Vais para consulta?”
“Sí, TaeHyung está dentro… Pero no sé por qué.”
Tan pronto como dijo aquello, mientras comenzaban a caminar en
dirección a la sala de espera, Jungkook pudo escuchar al mejor amigo del
rubio bufar, como si sintiera las palabras de Gemini filosas, dirigirse a él.
“¿Tú por qué has venido? ¿Fourth está bien?”
“No estoy aquí por nadie en concreto, soy voluntario en el área de
oncología.”
“Oh…”
La puerta de la consulta dónde la doctora Ahn atendía a sus pacientes se
abrió, TaeHyung apareciendo tras ella con los ojos hinchados y la nariz algo
roja, señal de que había estado llorando.
Sus ojos se toparon con los de Jungkook, viéndose sorprendido al
reconocerlo y luego suspirando, pues encontrarse parecía ser algo de todos
los días. Tanto, que mostrar sorpresa resultaba casi ridículo.
Tras él, la doctora Ahn apareció. “Jungkook, pasa. Tengo que darte algo.”
El azabache no tardó en hacer lo pedido, pasando junto a TaeHyung sin
quitarle la mirada de encima, asintiendo a modo de saludo y adentrándose en
consulta.
Gemini fue el primero en avanzar hacia él, tomándole por los hombros y
demostrando su gran preocupación.
“¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?” Quiso saber, analizando su rostro.
“Estoy bien, tranquilo. No ha sido nada.” Respondió, sonriendo
débilmente para restarle importancia al asunto.
Sin embargo, Gemini no parecía convencido.
“¿Seguro? Bank me dijo que habías venido de urgencia, pero no quiso
explicarme lo que te pasaba.”
“Yo se lo pedí, no quería que te preocuparas más de la cuenta, ¿de
acuerdo? Pero estoy bien, he tenido un pequeño ataque de pánico y ya me
encuentro muchísimo mejor. No hay nada de lo que preocuparse.”
Viéndose algo más tranquilo ahora que sabía lo ocurrido (o al menos una
pequeñísima parte), Gemini asintió, relamiéndose los labios y suspirando con
alivio. Siempre se ponía en lo peor cuando alguien cercano a él estaba en el
hospital. No podía evitarlo y quizás jamás lo haría.
“Vale… Me alegro de que estés mejor ahora.”
“Sí, yo también.” Palmeándole el hombro, TaeHyung asintió, antes de que
su teléfono comenzara a sonar. Lo tomó con las manos un poco temblorosas
aún, sintiendo como se le paraba el corazón en cuanto vio el nombre de su
padre en la pantalla. “Es papá…”
Todo lo que sabía era que su padre estaba de viaje por temas de las
elecciones que se aproximaban. No habían hablado desde el pasado viernes,
tampoco le había mencionado nada sobre el hospital, lo sucedido con
Changmin o cualquier cosa relacionada durante su estadía en aquella
consulta. Sabía que Bank tampoco lo había hecho, por lo que no debía de
estar al tanto. Sin embargo, sabía que así era. Él se enteraba de todo sin
excepción.
“Le dije que estabas en el hospital, supongo que estará preocupado.”
Gemini explicó, antes de que pudiera hacer cualquier pregunta al respecto en
voz alta.
La idea de hablar con su padre no le resultaba precisamente tentadora justo
ahora, no después de lo que él estaba seguro que había hecho como forma de
tomar venganza (y, quizás dar una gran advertencia), pero, todavía cuando la
incomodidad y la tensión era más que evidente en su postura corporal, se las
arregló para poner la mejor sonrisa que pudo.
“Claro, le llamaré.” Asintió. ¿Os importaría mientras traerme algo de la
cafetería? Tengo el estómago vacío y necesito algo dulce con urgencia.”
Su hermano menor fue el primero en asentir inmediatamente. “Claro, ¿qué
te traemos?”
“Cualquier cosa está bien… Un croissant o algo por el estilo.”
“Vale, espéranos aquí.”
“¿Traes dinero, renacuajo?” Bank le preguntó, haciéndole una señal a
TaeHyung para que se quedara en su lugar mientras él iba tras el menor.
“No, pero apuesto que tú sí.”
Lo último que TaeHyung escuchó antes de que desaparecieran tras el
ascensor, fue a Bank bufar.
Vaciando sus pulmones por décima vez en lo que llevaba de día,
TaeHyung se preparó para llamar a su padre a los pocos segundos de que la
llamada se cortase, llenándose de valor y recordándose a sí mismo que no
debía mencionar nada acerca de Changmin estando en un sitio público.
“TaeHyung, por fin alguien me coge el teléfono, tu hermano lo tiene de
adorno.” Le escuchó quejarse nada más descolgar. “¿Cómo estás? ¿Qué ha
pasado? Gemini me ha dicho que habías ido al hospital.”
“Estoy bien, no ha sido nada del otro mundo… Supongo que estos días he
dormido menos de lo normal y me ha pasado factura.”
Rascándose la frente para calmar su nerviosismo, rezó porque no hiciera
muchas más preguntas.
“Ya veo… En ese caso, descansa en cuanto llegues a casa.”
“Claro, papá, eso haré, sí.” Asintió incluso cuando sabía que no le estaba
viendo. “Te… Te dejo que se me va a acabar la batería y necesito que me
dure hasta llegar a casa.”
Por supuesto, el leve titubeo en su voz fue suficiente para que las
sospechas del señor Kim se confirmaran, pues el mayor de sus hijos era la
viva imagen de su madre: un libro abierto. Cualquiera podía adivinar si las
cosas iban bien para él, especialmente cuando se le conocía. Y él tenía muy
claro que ese no era el caso. Su hijo no estaba bien.
“Vale… Ya hablaremos más tarde, volveré a casa en unas horas. Quédate
allí con Gemini, ¿de acuerdo? Necesitamos aclarar algunas cosas.”
Apretando los labios, TaeHyung tenía muy claro que esa conversación con
su padre era lo único que necesitaba para confirmarlo todo, viéndose
obligado a asentir.
“Claro. Nos vemos, papá. Adiós.”
“Adiós, hijo, te quiero. Díselo también a tu hermano.”
Al poco tiempo, ambos colgaron casi a la vez. El rubio suspiró, dejando
escapar una bocanada de aire que no sabía que estaba conteniendo hasta ese
preciso instante. Tenía miedo de que las cosas se torcieran más se lo que ya
estaban y no fuese capaz de hacer nada para evitarlo.
Tras él, una puerta se abrió y se cerró a los pocos segundos, Jungkook
saliendo de aquella consulta en la que el propio TaeHyung había estado,
acercándosele tan pronto como vio que seguía allí de pie.
“Rubito.” Le llamó, apareciendo a su lado.
TaeHyung apenas le devolvió la mirada, suspirando cuando llegó a su
lado, ni siquiera molestándose en hablar. La voz del azabache sonó de nuevo.
“¿Qué haces aquí fuera tan solito?” Cuestionó, poniendo una mano
amistosa en su hombro. “¿Gemini y tu amigo se han ido sin ti?”
“Están en la cafetería.” Respondió.
“Ya veo… Tu hermano dijo que no sabía lo que tenías, ¿es grave?”
TaeHyung negó, comenzando a caminar hacia el pasillo. “No, todo está
bien, sólo fue un susto sin más.” Explicó, viéndole asentir. “¿Y tú? ¿Qué
tienes para estar aquí?”
“Soy voluntario en el área de oncología, vengo todas las semanas para
acompañar y pasar tiempo con los pacientes.” Señaló al fondo, donde dicha
área se encontraba. “Les traigo cuadernos y libros para colorear, juegos de
mesa… Lo típico.”
Los ojos de TaeHyung se perdieron al final del pasillo, sintiendo como
miles de agujas se le clavaban en el alma. Aquel lugar había sido como su
segunda casa durante un tiempo, pero pensar en ella le traía los peores
recuerdos posibles. No había sido precisamente la mejor etapa de su vida.
“Oh…” Apenas susurró, sintiendo una presión en el pecho. Jungkook le
observó, atento a sus reacciones.
“¿Pasa algo?”
Con lentitud, pero la mirada aún perdida, negó. Él sabía que aquello no era
para todo el mundo. “No, no, qué va…” Sorbió por la nariz. “Sólo pienso que
es un pasatiempo muy… bonito. No creí que te dedicarías a ello en tu tiempo
libre.”
Un bufido abandonó los labios del azabache. “¿Y eso por qué? ¿A qué
exactamente crees que me dedico en mi tiempo libre?”
“No lo sé.”
“¿Entonces?” Su ceño se frunció, entre confuso, molesto y ofendido.
TaeHyung negó, pues tal vez no debería haber hablado con tanta rapidez.
“No, nada… Déjalo, en realidad son cosas mías.”
Haciendo el amago de alejarse un poco más, Jungkook se lo impidió al
instante, sosteniéndole la muñeca sin ejercer presión siquiera, aunque su
mirada le indicaba que no estaba contento en absoluto.
“Ahora quiero saber a qué te refieres, rubito, así que no huyas.” Pidió,
devolviéndole a su lugar.
“Jungkook—”
“¿Cuál es la imagen tan distorsionada que tienes de mí? Porque creo haber
demostrado que soy una persona bastante decente para cuidar enfermos
cuando no estoy tatuando o en el bar de Mos.”
A pesar de que la voz de Jungkook sonaba bastante tosca, como si
estuviera a la defensiva, consiguió mantener su postura calmada, frente a un
TaeHyung que apenas logró separarse del agarre, negando antes de frotarse el
rostro. Aún estaba demasiado tenso y sensible para confrontar a alguien en
este preciso instante.
“No… No es lo que crees, Jungkook, no lo decía porque tuviera una
imagen alterada de ti o porque te viese haciendo otra cosa completamente
diferente.”
Sólo así, con esas palabras, los ojos del susodicho se suavizaron.
“¿Entonces?”
“Considero que no es algo que todo el mundo tenga la capacidad de hacer.
Se necesita mucha fuerza mental.”
“Ya, créeme que lo sé, TaeHyung.”
Él asintió. “Yo también lo sé.” Luego, apartó la mirada cuando sintió que
se le humedecían los ojos. “Tuve que acompañar a mi madre durante sus
sesiones de quimioterapia, sus idas y venidas a urgencias y su paso por
quirófano.”
Tan pronto como la primera lágrima lo delató, él respiró hondo, tratando
de contenerse para no llorar frente a Jungkook, quién le observaba sin emitir
palabra alguna, únicamente atento a sus reacciones, a su postura de máxima
vulnerabilidad.
“…Todo eso para que al final nada sirviera.” Murmuró, en apenas un
susurro.
Jungkook inmediatamente sostuvo su rostro, obligándole a levantar la
mirada y conectarla con la suya propia, viéndole a los ojos. Kim tenía
lágrimas acumuladas en las esquinas y una expresión de dolor más que
evidente. El azabache negó.
“No digas eso, rubito. Estoy convencido de que sirvió para algo.”
“No…”
“Sí.” Insistió, quitándole otra lágrima con el pulgar, que se quedó sobre su
mejilla. “Sirvió para que tu madre supiera que estabas con ella todo el tiempo
y eso ya es mucho. Muchísimo.”
Negando, TaeHyung apenas tuvo fuerzas para hablar, demasiado
concentrado en aguantarse las lágrimas y el dolor. Jungkook volvió a tomar la
palabra.
“Hazme caso, sé de lo que te hablo. Veo a diario como muchos pacientes
están solos durante sus sesiones y después de ellas, sin que nadie aparezca
por ningún lado. No vienen a verlos incluso teniendo familia en todas partes,
ni siquiera sus propios hijos.”
Aquello hizo que su corazón, magullado por los recuerdos de su madre y
el dolor de haberla perdido tan recientemente, se partiera en un montón de
trozos diminutos, desiguales, que se desperdigaron por todo el suelo.
“¿De verdad pasa eso?”
Jungkook asintió. “Desgraciadamente sí, todo el tiempo. Gente mayor, con
nietos, bisnietos… E incluso niños pequeños que vienen del orfanato. Están
solos, sin excepción.”
“No lo sabía…”
“Nadie lo sabe, pero esa es la razón principal por la que existimos los
voluntarios, para acompañar a quienes necesitan apoyo en estos momentos
tan complicados.” Jungkook le quitó una lágrima solitaria de la mejilla. “Por
eso te digo que tú probablemente le diste a tu madre algo que le sirvió de
mucho, tu compañía. Y por experiencia, puedo asegurarte que es la mejor
cura.”
Más lágrimas delataron al rubio, esta vez siendo incapaz de ocultarlas. No
podía hacer otra cosa mas que imaginarse a su madre en aquella situación:
completamente sola en la sala de quimioterapia, sin nadie a su lado. Sin papá,
Gemini o él dándole la mano para que sintiera en todo momento que estaba
acompañada. El alma se le partía en pedazos.
Dando un paso hacia atrás, salió del agarre que Jungkook ejercía en su
muñeca, apartándose de él para que no le viera llorar. Él no solía derrumbarse
con tanta facilidad y tampoco pretendía hacerlo, no quería que se
aprovecharan de su momento más vulnerable.
“Está bien, tienes razón.” Asentía, pasándose la lengua por los labios y
quitándose sus propias lágrimas a la fuerza. “Gracias.”
Vio a Bank y a Gemini a lo lejos, saliendo del ascensor mientras sentía
como Jungkook acortaba la distancia entre ellos, queriendo asegurarse de que
sus palabras no le habían afectado negativamente.
“Rubito…”
“Tengo que irme, Jungkook. Ya… Ya nos veremos por ahí.”
Kim hizo el amago de alejarse, incluso cuando ni siquiera estaba molesto
o dolido con el azabache por haberle abierto los ojos con un tema lleno de
una crueldad y realismo que él desconocía, pero sí con el resto del mundo por
no haberle facilitado el mismo apoyo que su familia le entregó a su madre.
Sin embargo, antes de pudiera alejarse mínimamente, Jungkook le rodeó la
muñeca para detenerlo una vez más.
“Espera, espera, necesito que hagas algo por mí antes, por favor.” Pidió,
mirándole a los ojos.
Sorbiendo por la nariz, asintió, tratando de calmarse a sí mismo
exitosamente en el proceso. “¿Qué pasa?”
“El miércoles es festivo, así que aprovecharemos para hacerle a Fourth su
fiesta sorpresa de cumpleaños. Gemini no sabe nada porque no hemos tenido
forma de contactar con él, pero le alegrará mucho tenerle allí.”
“Vale, se lo diré. ¿Será en el bar?”
“En mi casa, te pasaré la dirección por mensaje.”
De nuevo, asintió, sin siquiera pararse a pensar en que Jungkook no tenía
su número de teléfono, cuando vio a Gemini y a Bank mover la mano en el
aire para así llamar su atención.
“Nos vemos el miércoles, rubito.” Le dijo, volviendo a sostener un lado de
su rostro sólo para que le observara, estremeciéndole en el acto. “Y no estés
triste, ¿vale? Toda esa gente de la que te he hablado me tiene a mí para
hacerles compañía, así que ya nunca más estarán solos.”
TaeHyung se relamió los labios por la distancia que los separaba, viendo
la sonrisa de Jungkook de cerca y siendo incapaz de decir algo cuando casi
quedó hipnotizado mientras era él esta vez quien se alejaba.
A los pocos segundos, Gemini apareció frente a él con una sonrisa de oreja
a oreja y la bolsa de papel en la que probablemente iría su croissant,
tendiéndosela.
“Toma, aquí tienes el desayuno. Bank supuso que tendrías ganas de tomar
algo calentito, y como no estábamos seguros de si podrías tomar café ahora
mismo, te hemos traído un chocolate caliente. Dicen que es la receta especial
de una de las cocineras.”
Él le devolvió la sonrisa, pudiendo oler su desayuno. El estómago le rugió.
“Gracias.”
“¿Qué quería Jungkook? Parecía estar diciéndote algo importante.”
“Oh… Dijo que este miércoles le harían una fiesta sorpresa a Fourth por
su cumpleaños y que deberías ir. Va a enviarme la dirección de su casa por
mensaje.”
Bank, quien llegó sin emitir palabra alguna, inmediatamente frunció el
ceño.
“¿Y desde cuándo tiene tu número?”
Aquello, por supuesto, fue un choque de realidad para TaeHyung, ya que
no había caído en ese pequeñísimo dato. “Pues… No tengo ni idea.”
Murmuró, algo confundido.
Se giró casi al instante, buscando al azabache con la mirada y no
encontrándolo por ninguna parte. ¿En qué momento había desaparecido? Y,
lo más importante aún, ¿de qué forma se pondría en contacto con él? En
ningún momento preguntó por su número.
✧c.-011

N/A: Estoy muy emocionada por este capítulo, especialmente por la


aparición de un personaje que ya he mencionado anteriormente en varias
ocasiones y he expresado lo mucho que me gusta, porque no recuerdo haber
escrito a alguien así antes. Estoy súper encantada xD
Cap dedicado a 5Maji5 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Dirt’ de LÉON, una de las voces más maravillosas
que he escuchado en mi vida y amo incondicionalmente.

“¿Qué debería regalarle por su cumpleaños?” Gemini se preguntaba en


voz alta, dando vueltas en la cama tamaño king size de su hermano, quien
parecía estar en su propio mundo también, apenas escuchando lo que decía.
Él se giró para mirarle. “Tú eres una persona muy original, TaeHyung ¿qué
hago?”
Este parpadeó en cuanto escuchó su nombre. “¿Eh?”
“A Fourth para su cumpleaños, que qué puedo regalarle, estoy
completamente en blanco.”
“Hm… No sé.”
Habían llegado a casa del hospital hacía unas cuantas horas, TaeHyung
habiendo logrando calmarse para su propio bien y el de cualquiera que le
rodease, aunque aún era incapaz de quitarse las imágenes de todos esos
pacientes que Jungkook había mencionado. Se le apretaba el corazón de una
manera increíblemente angustiosa, ya no sólo por pensar en ellos como si
fuera su propia madre, sino porque imaginaba su dolor todo el tiempo y eso
apenas le dejaba respirar.
“¿Cómo no vas a saber? Eres la persona más creativa que conozco,
todavía me emociono cuando llegan las Navidades sólo para abrir tus regalos,
TaeHyung.” Bufó, oyendo su risita.
“Pero tú eres su amigo, conoces a Fourth mejor que yo.”
“Y aún así no tengo ni idea de qué regalarle… Creo que me va a odiar de
por vida.” Murmuró, torciendo el gesto. “No quiero hacerle un regalo
increíblemente caro y que parezca como si estuviera presumiendo algo,
¿sabes…?”
Él negó. “La verdad es que no, supongo que todavía no he desbloqueado
ese sentimiento.”
En respuesta, Gemini soltó una carcajada. “TaeHyung, lo digo en serio.”
Se quejaba, golpeándole el hombro.
“Y yo también, no es algo que haya pasado por mi mente en ningún
momento al querer hacerle un regalo a alguien, honestamente. Si a ti te pasa
es porque, de cierta forma, es justo lo que estás pensando: que quizás vayas a
comprarle algo lo suficientemente caro como para que él, por sí mismo, no
pueda permitírselo.”
Dejando escapar un pequeño suspiro, el menor le dio varias vueltas a las
palabras dichas por su hermano, formando un puchero con los labios poco
después.
“¿Tú crees?”
“Sí, quizás lo hagas con un pensamiento altruista, sin maldad.”
“Es posible, sí.” Terminó por admitir, sintiéndose culpable de sus propios
pensamientos. “Realmente quiero hacerle un regalo especial, no porque yo
pueda permitirme cosas que él no, sino porque es mi amigo.”
TaeHyung se dio la vuelta en la cama, quedando bocarriba cuando su
teléfono vibró y alargó el brazo hasta alcanzarlo, viendo que se trataba de un
mensaje de un número que no tenía agendado.
(+82 657 98…):
Rubito, soy yo.
[Ubicación]
Guárdate esta dirección para cuando necesites verme, estaré a tu
disposición las veinticuatro horas del día.
Ah, y para el cumpleaños de Fourth, claro.
Estás invitado, dile a ese amigo tuyo tan gracioso que venga también,
estoy convencido de que a Mos le hará ilusión ver a su cómplice en el campo
de guerra. No hace falta que traigáis regalos, aunque tú puedes ponerte un
lacito y a mí me harías muy feliz, incluso si no soy el cumpleañero.
Bufando, no necesitó que el susodicho se presentara para saber que se
trataba de Jungkook. Puso los ojos en blanco, ignorando aquellos mensajes a
pesar de que estos le habían causado un muy brusco estremecimiento y
volviendo a bloquear su teléfono. No le daría el gusto de responderle; no por
el momento, al menos.
“Pues busca algo que sepas que va a hacerle ilusión.”
“Eso intento, TaeHyung, pero no sé el qué… Tengo la mente en blanco
ahora mismo.”
Suspirando, se pasó la lengua por los labios. Si al menos conociese a
Fourth lo suficiente como para poder darle ideas, o al menos tuviera la mente
en condiciones para pensar correctamente, tal vez pudiera ayudar a su
hermano. Lastimosamente, ese no era el caso.
“En ese caso, buena suerte.”
Dándole una mala mirada, Gemini alcanzó a patearle el muslo. “¡Oye! Se
supone que soy tu hermano pequeño, sangre de tu sangre, debes ayudarme.”
“Eres adoptado, Gemini.”
Otra patada fue directa a su muslo. TaeHyung rio.
“Ya, ya, lo siento, lo siento… Es que tengo la cabeza en otra parte.” Se
disculpó.
Gemini volvió a girar sobre el colchón mirando a su hermano mayor
atentamente. “¿Por qué? ¿En qué estás pensando?”
“En muchas cosas…” Un suspiro abandonó sus labios. ‘Jungkook me dijo
que era voluntario en el hospital donde estuve, que acompañaba a pacientes
con cáncer cuando no tenían a nadie más.’ Comenzó, viendo la mueca triste
del menor. “Me hizo pensar en mamá…”
“Pero ella nos tuvo a nosotros.”
“Lo sé, por eso. Hay gente que tiene familia, pero aun así están solos.
Pasan ese proceso, que probablemente será el más difícil de sus vidas, sin
nadie. Creo que es injusto y muy, muy cruel… No me hubiera gustado ver a
mamá en esa situación.”
Gemini abultó los labios, asintiendo. “Ya… A mí tampoco. Nadie merece
estar solo en esa situación.”
“Exacto, nadie se lo merece.” Corroboraba el rubio, su cabeza moviéndose
débilmente a modo de asentimiento, teniendo la mirada perdida en el blanco
techo, como si allí estuvieran grabadas todas las respuestas. Respuestas a
preguntas que ni siquiera sabía que se estaba haciendo.
Voces y pisadas, mezcladas con el ruido de una puerta grande abriendo y
cerrándose, notificó a ambos hermanos de la llegada de su padre, por lo que
ambos se miraron entre sí. TaeHyung había acabado contándole sobre sus
sospechas a Gemini luego de que este supiera lo que le había sucedido a
Changmin por un post aleatorio en Facebook que le hizo llevarse las manos a
la cabeza. Sin embargo, su hermano ni siquiera se veía tan horrorizado como
él lo estuvo en primer lugar, sino que parecía incluso satisfecho.
“¿TaeHyung? ¿Gemini?”
El mayor de ambos hermanos suspiró, poniéndose en pie primero.
“¡Estamos en mi habitación!”
“Bajad, por favor.” Pidió en un tono de voz suave, alzándola únicamente
para que pudieran oírle.
Gemini miró a TaeHyung. “¿Vamos?”
Este asintió, mordiéndose el labio inferior. No tenía ni idea de lo que le
depararía aquella conversación con su padre, únicamente sabía que su
corazón y alma estaban divididos a partes iguales. Una parte ansiaba de la
manera más egoísta posible que aquel suceso hubiese ocurrido realmente a
manos de su padre, queriendo sentirse protegido, tener la seguridad de saber
que haría lo que fuera por Gemini y él. La otra, por el contrario, estaba
horrorizada con el simple pensamiento.
Bajaron a paso rápido por las escaleras, llegando a la primera planta,
donde pudieron ver el equipaje de su padre justo en la entrada, mas no había
rastro de él.
“He pensado que voy a regalarle una tableta gráfica. Sé que le hará mucha
ilusión porque necesita una si decide aceptar la beca, así que me parece una
gran idea. Va a darle mucho uso, de eso estoy seguro.”
“¿Todavía no ha aceptado?”
Gemini negó. “Es que aún lo está debatiendo con su hermano, ya sabes…
A Mos no le parece la mejor idea del mundo, aunque me parece que poco a
poco comienza a ceder.”
“Joder… Y tú te quejas porque yo soy muy sobreprotector contigo… No
sabes de lo que te estás librando, muchachito.”
Su hermano soltó una carcajada. “Es que lo eres.”
Por supuesto, TaeHyung le fulminó.
El señor Kim apareció tras la puerta del pequeño vestidor que tenían a un
lado, habiendo dejado su abrigo y cartera. Parecía calmado, frotándose las
manos mientras observaba a sus hijos y les sonreía, una sonrisa cálida, dulce,
llena de anhelo.
“Papá, hola.” Gemini fue el primero en saludar. “¿Cómo ha ido todo por
Busan?”
“Muy bien, ya casi hemos acabado los puntos importantes de nuestro
programa electoral y ahora tenemos que centrarnos en hacer una buena
campaña.” Explicó, acercándose a ellos mientras abría los brazos. “Pero no
hablemos de trabajo, dadle un abrazo a vuestro padre que os ha echado de
menos.”
Inmediatamente, aun cuando estaba confundido y angustiado, TaeHyung
corrió a sus brazos como si aún fuera un niño, del mismo modo en que
Gemini lo hizo, los tres fundiéndose en un abrazo de oso.
“¿Qué tal las cosas por aquí? ¿Todo bien?” Él se separó para observarlos a
ambos, enfocándose en el mayor. “¿Cómo estás? ¿Qué te han dicho en el
hospital?”
“Nada… Todo está bien, no ha sido más que un susto, ya te lo dije.”
“¿Seguro?”
“Claro, papá. No dormí muy bien estos días y me sentí mal nada más
llegar a la universidad, pero ya estoy muchísimo mejor, de verdad.” Asintió.
Mirando a su otro hijo para que este terminara de confirmar las palabras
de su hermano, le vio asentir.
“Bank y yo le compramos chocolate caliente y un croissant salado, está
perfectamente.”
Finalmente, el hombre pareció fiarse de sus hijos, meneando la cabeza a
modo de asentimiento también, junto a un pequeño suspiro que abandonó sus
labios.
“Bien… De todos modos, esta noche te quedarás aquí en lugar de irte a tu
apartamento, no me gusta que pasen estas cosas y duermas fuera de casa, no
si yo estoy aquí. Hoy duermes en tu habitación.”
Gemini soltó una pequeña risita. “¿Por qué parece como si le estuvieras
dando un castigo, papá?”
“No, claro que no, pero me preocupé mucho cuando me llamaste esta
mañana diciéndome que ibas al hospital, porque tu hermano estaba en
urgencias y sé que me quedaré bastante más tranquilo sabiendo que esta
noche TaeHyung duerme aquí, eso es todo.”
“Está bien, pasaré la noche aquí, no me importa. Echaba de menos mi
antigua habitación, así que de algún modo también lo necesito.” Aceptó el
castaño, recibiendo una sonrisa dulce por parte de su padre. “Aunque… Me
gustaría preguntarte algo antes, es… Es importante.”
Acto seguido, miró a Gemini, comunicándose con la mirada y apretando
los labios, pues tenían las mismas preguntas y, por mucho que quisiera
dejarle fuera de cualquiera situación mínimamente negativa, sabía que su
hermano se enteraría tarde o temprano, por lo que prefería que ambos se
enterasen a la vez.
Si había algo que le prometió a su madre y pensaba cumplir a rajatabla,
eso era no separarse de Gemini bajo ninguna circunstancia, no importaba si
discutían, si se distanciaban durante días o estaban enfadados; jamás podía
dejarlo atrás.
“De acuerdo, creo que sé lo que quieres preguntarme, me han llegado
muchas noticias sobre lo sucedido y supuse que ibais a enteraros sí o sí. Es
sobre el despojo humano ese, ¿no? El que intentó sobrepasarse contigo.”
Un nudo se instaló en la garganta del rubio, antes de asentir. “Park
Changmin, sí… ¿Tú…? ¿T-Tienes algo que ver con lo que le pasó?”
Su padre señaló el sofá que tenían a menos de un metro. “Sentaos.”
Inmediatamente, TaeHyung sintió como se le erizaba la piel.
“Papá…”
“Sentaos, hacedme el favor.” Pidió de nuevo, conduciéndolos hacia dicho
sofá, tomando él asiento en uno de los sillones que quedaba justo en frente.
Gemini obligó a su hermano a sentarse, ya que este parecía estático
delante del sofá, como si fuese incapaz de moverse por sí mismo. Luego,
miró a su padre con atención, esperando una respuesta que ya podía imaginar.
“Por favor, dinos que no has tenido nada que ver…”
“Lo único que puedo decirte, TaeHyung, es que soy tu padre.” Comenzó.
“Y partiendo de esa base, no puedes pedirme que me quede quieto si alguien
se propasa contigo o con tu hermano. Me da igual quién sea la otra persona,
no me importa.”
Llevándose ambas manos al rostro, ni siquiera necesitó escuchar más para
saber que sus sospechas, tal y como esperaba, eran más que ciertas.
“Sabes perfectamente cómo es la justicia en este país y alrededor del
mundo, eres consciente de que ese desgraciado se hubiera librado de
cualquier pena judicial que pudiera caerle en caso de tú haberle denunciado.”
TaeHyung sabía que aquello era cierto, tan cierto que la simple idea de
denunciar aquella atrocidad le había parecido inútil desde un inicio. Pues él,
con sus propios conocimientos, sabía que jamás llegaría a nada. Changmin
saldría a la calle con las manos limpias y un futuro impecable. Nada
cambiaría. Aun así, se negaba a que aquello fuera cierto.
“No…”
“Ese desgraciado estaba en una fiesta cuando los hombres que contraté le
encontraron. Bebiendo, fumando maría y pasándoselo bien con todo aquel
que podía, como si nunca hubiese hecho nada malo, como si no hubiera
intentado violarte.” Lo señaló, recordándole la cruda realidad. “¿De verdad
crees que iba a permitirle seguir con su vida así sin más, cuando casi arruina
la tuya? No, TaeHyung. Eres mi hijo, así que no, jamás.”
“Papá, no… Así no funciona esto… No está bien, lo sabes…”
“Me importa una mierda si está o no está bien, cariño. Lo único que me
importa es que nada ni nadie os haga daño y si puedo impedirlo, sea como
sea voy a hacerlo.”
TaeHyung tragó el inmenso nudo que se le había formado en la garganta.
Tenía emociones encontradas. Se sentía confuso, asqueado, horrorizado y
lleno de incredulidad, como si no pudiera creer todo lo que estaba
sucediendo. Estaba desesperado porque alguien saliera de cualquier
habitación y gritara que todo era una broma, una broma de muy mal gusto.
Ese hombre de ahí no era su padre, su padre no cometía tales atrocidades y
estaba convencido de ello. Era incapaz de reconocerle.
Sin embargo, en cuanto levantó la mirada y vio sus ojos, aquellos que
siempre le hacían sentir seguro, querido y protegido, supo que nunca había
dejado de ser él. Aunque la imagen que tenía de él estuviera distorsionada;
seguía siendo su padre.
Su barbilla tembló, dándose cuenta de que estaba llorando cuando notó la
humedad de sus propias lágrimas empapándole las mejillas, teniendo que
quitárselas con manos temblorosas. Sollozó. El señor Kim se puso en pie,
inclinándose para quitarle algunas lágrimas a su hijo, mirándole a los ojos.
“Tiene lo que se merece y no me arrepiento de haber sido yo quien se lo
haya dado, porque sólo de esa forma me aseguraré de que lo que te hizo a ti,
no se lo hará a alguien más.” Acariciando su rostro, le dijo, con voz suave.
“¿De qué me sirve ser el alcalde y proteger al pueblo si no puedo proteger a
mi propia familia?”
Lentamente, asintió, sorbiendo por la nariz y dejándose acariciar,
permitiendo volver a su lugar seguro en cuanto le abrazó, refugiándose bajo
su ala. Del mismo modo en que lo hacía cuando tenía cinco años y huía a
esconderse de las pesadillas que lo atormentaban por las noches.
“Nadie va a haceros daño nunca más, ¿de acuerdo?” Susurraba,
acariciando la nuca de Gemini, a quien unió al abrazo silenciosamente,
jalando de él mientras besaba la frente del mayor. “Os lo prometo.”
A TaeHyung nunca le habían gustado las promesas, no desde que su
madre prometió quedarse siempre a su lado y desgraciadamente jamás pudo
cumplirlo. Aun así, dejó que el dolor interminable de su corazón se calmara
confiando en aquella, mientras sollozaba, aferrándose a lo único que le
quedaba. Diciéndose a sí mismo que todo estaría bien, que podría superarlo,
como cada pequeña cosa que había llegado a su vida en forma de desafío, se
autoconvenció de que el miedo pasaría tarde o temprano. Él era fuerte, tantos
golpes en la vida le habían enseñado a serlo.
✧c.-012

N/A: Este capítulo… Me gusta mucho pero no es mi favorito, je je xD


Cap dedicado a Sueterverde ♡♡
Hoy os recomiendo ‘That’s What I Get’ de charlieonnafriday, lo conocí
hace nada.

El miércoles llegó más pronto de lo que al pobre Gemini le hubiera


gustado, pues pasó gran parte del día subiéndose por las paredes, queriendo
asegurarse de que su regalo era perfecto y nada estaba fuera de su sitio.
TaeHyung creyó que después de haber revisado quince veces la caja de la
tableta gráfica que había comprado para Fourth, y comprobar que todo estaba
bien, estaría mucho más tranquilo, pero no era el caso.
“¿Te puedes tranquilizar, por favor? Me estás poniendo de los nervios
hasta a mí.” Le decía su hermano mayor, viendo como movía la pierna de
arriba abajo constantemente.
Bank dejó escapar un bufido. “Y a mí, y eso que ni siquiera estoy
viéndolo, pero sólo con imaginármelo me saca de mis casillas. ¿Por qué
narices está tan nervioso, si es un simple cumpleaños?”
“¡No es un simple cumpleaños!” Inmediatamente se quejó el menor,
ofendido. “Es el cumpleaños de Fourth.”
“Ya veo… ¿Tu novio?”
Las mejillas de Gemini no tardaron en enrojecer de manera furiosa. “¡No
es mi novio! Somos… Somos amigos, b-buenos amigos, nada más.”
“Oh, claro.” Asintiendo, Bank se vio falsamente convencido, sus ojos
entrecerrados mientras una sonrisa juguetona jalaba de sus labios a la misma
vez, aguantándose las ganas de reír.
“¿Por qué pones esa voz tan ridícula? Estoy diciendo la verdad. Fourth y
yo sólo somos buenos amigos. Igual que mi hermano y tú.”
Al instante, TaeHyung y Bank compartieron miradas cómplices, el rubio
apretando los labios para aguantarse la risa, mientras que su mejor amigo
parecía ser incapaz de continuar ocultándolo, dejando escapar una sonora
carcajada que ofendió al menor de los hermanos Kim. Como consecuencia,
este bufó, su ceño fruncido.
“¿De qué te ríes tanto?”
“Cariño, ese chico y tú ni de broma os comportáis como amigos… Siento
ser yo quien te lo diga.” Se lamentó de una manera aún más sarcástica (si es
que eso era siquiera posible). “Parecéis una pareja adolescente, incluso te
escapas para poder ir a verle de vez en cuando… Tu hermano y yo no
hacemos eso.”
“Porque no os hace falta, TaeHyung y tú pertenecéis a la misma clase
socioeconómica, al mismo barrio; Fourth y yo no.”
“Oh…”
TaeHyung dejó escapar un sonido afirmativo. “Hm… Ahí tiene razón.”
“Sí, desgraciadamente sí…” Concordaba Bank, asintiendo mientras sus
labios se mantenían apretados. “Aunque si realmente te gustara, no sería
ningún problema.”
“En absoluto. Fourth es un chico muy dulce y encantador, me cae muy
bien.”
“Lo sé.” Murmuró Gemini, relamiéndose los labios.
El teléfono de TaeHyung sonó en la guantera, por lo que rápidamente el
tema de conversación se trasladó desde su hermano hasta dicho teléfono,
haciéndole señas a Bank para que lo tomara y revisara sus notificaciones por
él.
“Hazme el favor de mirar quién es, Banky.” Pidió.
Haciendo lo pedido, este desbloqueó la pantalla, mirando los mensajes
recientes que tenía sin leer, todos ellos de un número desconocido, pero con
la foto de un sujeto que le resultaba increíblemente familiar.
“Oh, un tatuador muy guapo te habla. Quiere saber si nos queda mucho
para llegar y si al final llevarás ese lacito que te pidió que usaras…” Leyendo
aquello último, logró sentirse confundido, mirando a TaeHyung para obtener
respuestas, encontrándose de lleno con sus mejillas rojas. “¿De qué lacito
habla?”
Él se atragantó con su propia saliva, negando. “De… De ninguno, no le
hagas caso, son tonterías suyas. Dile que estamos llegando.”
“Bueno…”
Alrededor de diez minutos más tarde, cuando llegaron al barrio donde
Jungkook vivía, TaeHyung trató de buscar aparcamiento en la zona más
segura, negándose a que otro imbécil pinchara las ruedas de su coche en un
descuido cualquiera. Casi sopesaba la idea de comprarse una bicicleta con la
que llevar a Gemini a sus salidas con Fourth, pues al menos así no dolía tanto
si alguien se la robaba.
“¿Por qué no aparcas aquí mismo? Hay sitio” Gemini, al borde de un
ataque de nervios, cuestionó.
TaeHyung, al borde de otro ataque, pero en este caso de histeria, dejó
escapar un bufido. “Porque es zona de carga y descarga, ¿no ves que hay un
supermercado justo en frente? No se puede aparcar, Dios santo… ¿Así
pretendes sacarte el carnet de conducir?”
“Es que quiero llegar ya, tardas mucho.”
“Pues te esperas.”
“Pero—”
“En silencio.” Inmediatamente añadió, oyéndole bufar y suspirando.
Amaba a su hermano, pero a impaciente no había nadie que le ganase.
Bank señaló un punto cercano. “Ese sitio de ahí está libre, mira a ver.”
Y, dirigiéndose a él, TaeHyung encontró un hueco lo suficientemente
amplio para su camioneta junto a dos motocicletas grandes, para suerte de un
Gemini que había perdido la esperanza de llegar a tiempo al cumpleaños de
su querido amigo.
Por supuesto, fue el primero en salir, respirando hondo, como si estuviera
aliviado por simplemente haber llegado. Tras él, su hermano dejó escapar un
bufido, rodando los ojos mientras un hombre con la ropa sucia y el cabello
desordenado se les acercaba, sonriente.
“Hola, b-buenas tardes…” Saludó con algo de tartamudez, llegando hasta
ellos torpemente.
TaeHyung le devolvió la sonrisa, viéndose algo confundido. “Buenas
tardes.”
“¿Quieres que te vigile el coche? Cobro— cobro poco dinero, así te
aseguras de que no te lo roben… Aquí hay mucho delincuente suelto y-y tu
coche parece ser muy caro.” Lo señaló, luego, miró a TaeHyung como si
supiera que le conocía de algo. “Oye… Yo a ti t-te he visto antes…”
Sin embargo, antes de que fuera a decir algo de nuevo, una voz sonó, no
muy lejos de donde ellos se encontraban. Para el rubio no fue difícil
reconocerla.
“¡Raehwan, cuidado con timarles que son mis amigos, ¿eh?! ¡Sé dónde
vives!” Jungkook dijo en tono jocoso, apareciendo tras una puerta abierta,
que debía ser de su propia vivienda. En lugar de echarse para atrás, el chico
simplemente rio, saludándole con la mano.
TaeHyung se relamió los labios, reconsiderando su propuesta. No le
vendría mal un par de ojos vigilando su coche.
“¿Y cuánto cobras?”
“Poco, diez mil por hora. A-Aunque si eres amigo de Jungkook te puedo
hacer una oferta… E-Es mi amigo también, nos conocemos de hace mucho.”
Kim negó, sacando su cartera. “No hace falta, tranquilo. Mira, te voy a dar
cien mil wons si me prometes que vigilarás mi coche como si fuera el tuyo,
¿de acuerdo? Desconozco el tiempo que estaremos fuera, pero si te quedas
hasta que volvamos, te daré un extra.”
“Cien mil wons, e-eso es una locura, hombre…” Dijo, manteniendo el
equilibrio a duras penas, viéndole sacar la cantidad de dinero exacta.
Parecía borracho, mas no olía a alcohol ni a ninguna sustancia que le
hicieran pensar que estaba perjudicado por las drogas, así que TaeHyung
simplemente prefirió no darle muchas vueltas al asunto. Le tocaría fiarse de
aquel hombre.
“¿Me lo prometes o no?”
“Sí, sí, claro que sí…” Asintió, sus ojos brillantes observando los billetes
en sus manos. TaeHyung se los tendió, algo que pareció sorprenderle,
tomándolos con rapidez. “Pero si son de verdad…”
“Confío en ti, Raehwan, espero que a mi coche esté intacto cuando vuelva,
¿de acuerdo?”
“Cuenta con ello…”
“Muy bien, pues muchas gracias.”
Dedicándole una última sonrisa, puso una mano en el hombro de Gemini,
quién se mantuvo en silencio, al igual que Bank. Los tres caminaron en
dirección a donde Jungkook se encontraba, esperando por ellos de brazos
cruzados y con la cadera pegada a una barandilla, pacientemente.
Lo primero que Jungkook hizo, nada más verlos llegar, fue darle una
mirada de pies a cabeza al rubio descaradamente, no molestándose siquiera
en disimular, tampoco en esconder su decepción cuando vio que no le había
hecho caso.
“Vaya, rubito… No has tenido en cuenta mi petición, ¿dónde te has dejado
el lacito?”
“Envolviendo el regalo de mi hermano, ¿lo quieres ver?” Cuestionó,
mirándole con las cejas alzadas.
Jeon bufó, aun mostrándose decepcionado. “No, muchas gracias.”
Entonces, TaeHyung se encogió de hombros. “Tú te lo pierdes.”
“¿Ha llegado ya Fourth? ¿Está aquí?” Gemini quiso saber, haciéndose
paso entre su hermano y Bank para llegar hasta Jungkook, logrando verse tan
ansioso como se sentía.
“No, pero está al llegar, Mos le ha enviado a comprar alcohol, quiere que
tenga su primera borrachera con él cerca.” Explicó, echándose hacia atrás.
“Venid, pasad. No creo que tarde mucho más en llegar, hace un buen rato que
se fue.”
Mientras que se adentraban en el apartamento del azabache, TaeHyung le
dio un golpe en la nuca a su hermano, quien se quejó en voz alta.
“¡Ay!”
“Ya podrías aprender de tu amiguito…”
Gemini volvió a bufar, sonrojándose. “¿Es que no lo vas a superar nunca?”
“Jamás.”
Jungkook cerró la puerta tan pronto como ellos tres se adentraron,
topándose con Mos, una chica pelirroja que estaba abrazada a otra chica de
cabello oscuro y tres chicos más, a los que TaeHyung no conocía, pero creía
haberse topado en el recinto donde se le celebró aquella carrera clandestina.
El dueño del bar les sonrió nada más verlos llegar.
“Ya estáis aquí, menos mal. Fourth estará contento de ver más caras
nuevas que el último año.” Suspiró. “Gracias por venir.”
“¿Dónde dejo esto? Es su regalo…”
Una de las chicas se puso en pie, haciéndole señas para que se acercara.
“Ven, déjalo aquí con los demás.”
Gemini fue tras ella, entregándole su bolsa. “E-Es un poco frágil, hay que
tener cuidado.”
“No te preocupes.”
Jungkook colocó una mano en la espalda baja de TaeHyung,
introduciéndolo hacia los demás, del mismo modo en que hizo con Bank,
tomándole a él por los hombros.
“Venid, que os presento al resto.” Mencionó. “Esos tres que parecen
marmotas en el sofá son Yibo, Leedo y Jay. Dicen y hacen muchas tonterías
cuando están borrachos, especialmente Leedo, pero son inofensivos.”
El recientemente mencionado saltó en su defensa. “¡Oye! Que yo no digo
tonterías cuando estoy borracho.”
“Tienes razón, tienes razón.” Jungkook se apresuró en rectificar. “Dices
tonterías todo el tiempo, no sólo cuando estás borracho.”
“Serás gilipollas…” Bufó.
Por supuesto, el azabache le ignoró. “Luego, esas dos que parecen
imantadas son Siyeon y Sua, hablan poco porque se pasan el día metiéndose
la lengua hasta la garganta, pero no os asustéis, también son inofensivas.”
Una patata frita voló hacia la cabeza de Jungkook, quien consiguió
esquivarla.
“…Bueno, a veces no lo son, pero la gran mayoría del tiempo sí.”
TaeHyung soltó una risita, sintiendo los dedos del azabache deslizarse
hasta su cintura, donde permanecieron, causándole un pequeño escalofrío que
supo disimular.
“Y ellos son Gemini, el gran amigo del que Fourth tanto nos ha hablado.”
Lo señaló, causando que este se sonrojara.
“¡Oh, tú eres Gemini! Ya decía yo que me sonabas de haberte visto en
algún lado, Fourth te tiene en su foto de perfil de WhatsApp. Qué guapo
eres.”
Él se sonrojó aún más. “Gracias…”
“Este es Bank, también habéis oído hablar de él, creo.” Jungkook esta vez
señaló al castaño, girándose poco después hacia él. “Siéntate por ahí.
Hacedles un hueco, maleducados.”
Uno de los presentes, Jay, hincó cautelosamente su codo en el costado de
Mos, llamando así su atención, que estaba en el recientemente mencionado,
quien se hacia paso entre los pares de pies que le impedían avanzar en
dirección al hueco libre del sofá.
“¿No es al que le partiste la nariz…?”
Un bufido sonó, perteneciente a Bank. “No me partió la nariz, de milagro
me rozó. Todo lo que haya dicho confirmándolo es una gran y vil mentira.”
Repetía él, como por décima vez en lo que llevaba de vida.
“Ow…”
Mos soltó una risita, tomándole del brazo para ayudarle a llegar hasta el
lugar vacío junto a él.
“Sólo nos peleamos un poco, pero fue por una chorrada, ahora somos
buenos amigos, ¿verdad, bebé?”
El castaño se mostró indiferente, haciendo una mueca mientras se sentaba.
“Hm… A ratos.”
Mos rio más fuerte, encantado con su respuesta.
“Y… Este rubito de aquí es TaeHyung, el hermano mayor de Gemini.”
Jungkook finalizó con las presentaciones tras señalar al último desconocido,
su sonrisa haciendo acto de aparición cuando le sintió estremecerse bajo sus
dedos.
“Son los hijos del alcalde Kim, ¿verdad?” Sua, una de las chicas,
cuestionó.
“Correcto.” Asentía TaeHyung, mostrando una sutil sonrisa. “Encantado.”
“Vaya… No pensaba conocer tan de cerca a los hijos del alcalde, esto es
nuevo para mí. Sois más altos de lo que parecéis en las fotos… Y bastante
más guapos, que ya es decir.”
Un suspiro abandonó los labios del azabache. “Bueno… Pues ya están
hechas las presentaciones, ¿queréis beber algo? Tenemos refrescos,
cerveza… y agua. Ahora Fourth traerá las bebidas fuertes, que para eso es el
cumpleañero. Jaemin quizás también traiga algo, si es que se digna a
aparecer, claro.”
“Sí, yo quiero una cerveza, pero no sé qué marca tienes. ¿Me lo
muestras?”
Inmediatamente una de sus comisuras se movió en una sonrisa ladeada,
juguetona, mirándole con exagerada lascivia, pues le había dado la
oportunidad perfecta para insinuársele una vez más. Acercándose a su oído,
susurró, sólo para que él pudiera oírle.
“¿Delante de todo el mundo, rubito? Qué descarado… Mejor vamos a un
sitio donde haya más privacidad, ¿no te parece?”
TaeHyung rio, asintiendo. “Claro, te sigo.”
El azabache silbó, visiblemente encantado con dicha respuesta antes de
dirigirse a los demás. “En seguida volvemos, ¿quién más quiere cerveza?”
“Yo.”
“Yo también.”
“Y yo.”
Yibo levantó la mano, indicando que él también quería.
“Vale… Dos, tres, cuatro, cinco y seis.” Jungkook hizo un conteo por
encima. ‘Traeré el paquete entero y ya os la repartís entre vosotros.’ Luego,
se giró hacia TaeHyung de nuevo. “Por aquí, rubito, sígueme.”
Él así lo hizo, caminando tras Jungkook, quien le guiaba hacia la cocina.
Una vez llegaron, mientras Jeon sacaba las cervezas de la nevera, TaeHyung
miró alrededor. Su apartamento no era grande, ni mucho menos espacioso,
pero estaba bien amueblado, limpio y todo parecía extremadamente
ordenado, además de oler muy bien, como afrutado. Le gustaba, era
acogedor.
“Estas son las que tenemos, de marca blanca… ¿Quieres probar una?”
Mostrándole un botellín de cerveza, cuestionó.
Kim asintió, por lo que sacó dos, una para TaeHyung y otra para él,
moviéndose de nuevo por la cocina en busca del abridor, que, como siempre,
tenía perdido en cualquier parte (por culpa de Mos, claramente). Cuando lo
encontró, abrió ambos botellines, dándole el suyo a TaeHyung.
“Toma, aquí tienes.”
“Gracias.”
TaeHyung le dio un sorbo, mostrándose algo desconfiado al principio,
pues tenía un paladar bastante exquisito con las bebidas alcohólicas y
realmente las cervezas no eran lo suyo. Sin embargo, aquella no estaba tan
mal como pensaba.
“Oh, me gusta. Está… decente.”
Jungkook rio, bebiendo también.
Entonces, le observó, alejando el botellín de sus labios mientras buscaba la
forma más adecuada a la que dirigirse a él, suspirando al ver que realmente
no había una correcta, simplemente debía ir al grano y ya. TaeHyung se
preparó para hablar.
“Oye, yo… Quería pedirte un favor.” Murmuró, captando su atención. Los
ojos oscuros del azabache fueron directos hacia él.
“¿Qué pasa?”
“Es sobre el tema del voluntariado que haces en el hospital.” Comenzó,
viéndole asentir. “Me… Me gustaría unirme también.”
“Ow…” Jungkook emitió, sin saber muy bien qué decir. “Eso no es algo
que me esperaba escuchar justo hoy, honestamente. ¿Puedo preguntar por
qué? ¿A qué se debe?”
“A lo que me dijiste sobre toda esa gente que pasa por un periodo tan duro
como ese sola, sin nadie que los acompañe cuando más lo necesitan. Es
injusto. No me gusta saber que ocurre.” Se encogió de hombros, pues él
tampoco sabía de qué manera explicarse. “Pienso que es mi madre y…”
Las cejas ajenas se alzaron. “¿Te da pena?”
“No, me da impotencia.” Negó, relamiéndose los labios mientras se
apoyaba en la encimera. “Gemini y yo siempre buscábamos un hueco en
nuestra agenda para estar con mi madre, y si no lo teníamos, simplemente lo
forzábamos. Incluso mi padre siendo el alcalde conseguía un par de horas,
fuese como fuese.”
Jungkook escuchaba atentamente, apenas esbozando una sonrisa débil al
ver cómo los ojos de TaeHyung se humedecían conforme le explicaba lo que
ellos habían vivido.
“Entiendo…”
“Por eso me causa impotencia saber que otros no le dan la suficiente
importancia en estar con sus familiares durante ese proceso… Y me gustaría
estar a mí, tal y como lo estuve para mi madre.”
Él asintió. “¿Te consideras lo suficientemente fuerte como para hacerlo?”
“¿Por qué no lo sería?”
“Porque no es sólo pasar tiempo y acompañarlos, TaeHyung. Te encariñas
con ellos, niños, adultos, gente mayor… Al final terminan siendo parte de tu
vida de alguna forma y hay que ser realistas, no todos logran vencer la
dichosa enfermedad. Muchos se van y duele.”
Algo se clavó en su pecho, teniendo que apretar los labios, moviendo la
cabeza poco después, tras un pequeño silencio.
“Lo sé, créeme que lo sé… Y me considero bastante fuerte, sí.”
“De acuerdo, en ese caso pásate por el hospital cuando tengas tiempo y
dile a la doctora Ahn que quieres unirte al programa de voluntariado, estará
encantada de tener a alguien más. No somos muchos.”
“Vale.” Dándole otro sorbo a su cerveza, volvió a asentir. “Pero…
¿Podrías venir conmigo?”
Jungkook le observó en silencio durante unos segundos, mordiéndose el
labio inferior. “Claro, yo te acompaño. Sólo tienes que llamarme, tienes mi
teléfono, así que no será difícil.”
“Sí… Y, sobre eso… ¿Cómo conseguiste el mío? Porque no recuerdo
habértelo dado en ningún momento.”
Esta vez, el azabache soltó una risita. “No puedo revelar mis tácticas de
seducción, rubito, lo siento. Es secreto.”
“¿Tácticas de seducción?” Repitió, frunciendo el ceño. “¿Otra vez intentas
burlarte de mí?”
“Claro que no, nunca me he burlado.”
TaeHyung levantó ambas cejas. Alguien parecía tener problemas de
memoria a corto plazo.
“¿Seguro que no, Jungkook? Porque se me ocurren varias ocasiones en las
que te has burlado descaradamente de mí.”
“¿Cuándo? ¿Cuándo te besé en la fiesta de ese tal Munik? ¿O en esa otra
fiesta, cuándo estuvimos en el baño?” Rememoró, viéndose interesado al dar
un paso más en su dirección. “Porque ninguna de esas veces me burlé de ti.”
Tragando saliva, se obligó a mantener la compostura. Jungkook estaba lo
suficientemente cerca como para ni siquiera poder pensar con claridad.
“Ya, seguro…” Bufó, negando con la cabeza y poniendo los ojos en
blanco.
“Lo digo muy en serio, rubito. Mos me pidió que te entretuviera y dijo que
me avisaría cuando ya no fuese necesario, cosa que hizo mucho antes de que
yo te besara. Eso nació de mí, porque quise hacerlo, del mismo modo que
sucedió en el baño. Ahí nadie me había pedido nada, lo hice sin más, porque
quise.”
TaeHyung se estremeció de pies a cabeza, luchando por verse impasible,
asintiendo sin mostrar ningún tipo de interés, como si aquella información no
estuviera causándole millones de estremecimientos internos por minuto,
como si no significara nada.
“Oh, ¿sí…?” Cuestionó, ladeando la cabeza.
“Sí.” Asintió, dejando su botellín sobre la encimera y haciendo lo mismo
con el ajeno, quitándoselo de las manos. “Exactamente igual que ahora.”
Después de eso, el rubio apenas tuvo tiempo de pestañear, ni mucho
menos reaccionar ante sus palabras (las cuales debió haber tomado como
advertencia), cuando sintió sus labios siendo atacados por los de Jungkook,
quien le sostuvo el rostro con ambas manos.
El beso comenzó como algo lento, pausado, disfrutando del contacto tras
ladear la cabeza, profundizándolo así, con su lengua adentrándose sin ningún
tipo de obstáculo, hallando la de TaeHyung y barriéndola suavemente,
danzando con ella, chupándola del mismo modo en que chupó sus labios,
jalando del inferior y lamiendo una fina línea sobre él.
Luego, una de sus manos viajó hasta la cintura del rubio, apretando tan
pronto como sintió las impropias a cada lado de su cuello, posesivamente,
mientras la otra le rodeaba la garganta del mismo modo.
TaeHyung desconocía la razón de por qué siempre terminaba besando a
Jungkook o viceversa, especialmente cuando él no era ese tipo de chicos que
besaba y pasaba la noche con cualquiera, nunca lo había sido. Sin embargo,
había algo que le encantaba de todo esto, algo que no sabía descifrar y
tampoco lo buscaba, en realidad, pues se negaba a darle demasiadas vueltas.
Llevaba mucho tiempo sin disfrutar, sin sentirse tan vivo como ahora.
“¡Oye, oye!” Una voz femenina sonó a sus espaldas, Siyeon adentrándose
en la cocina sin siquiera inmutarse tras haber interrumpido aquel beso.
“Guardaos las lenguas, Fourth está en la esquina, Raehwan acaba de avisar.”
A regañadientes, Jungkook se separó, pero su mano continuaba en la
cintura del rubio, cuyas mejillas estaban algo sonrojadas.
“Ya vamos. Llévate las cervezas, toma.” Dándole la caja con dichas
cervezas, esperó a que Siyeon se marchara de nuevo para mirar a TaeHyung.
“Venga, rubito, a cantar cumpleaños feliz.”
Él asintió. “Espera… ¿Raehwan no es quién está vigilando mi coche?”
“Claro, es nuestro cómplice, quien nos tiene que avisar si Fourth viene o
no, para estar preparados.”
“¿Y mi coche…?”
“Yo le dije que te hiciera el favor de vigilarlo, así nadie vuelve a pincharte
las ruedas.” Respondió, como si fuera obvio.
“Oh…” El ceño de TaeHyung se frunció, mirándole con algo de
confusión. “¿Y… por qué?”
Una sonrisa radiante apareció en los labios de Jungkook.
“Porque así tú me debes algo a mí.” Respondió, inclinándose para
morderle el labio inferior tan pronto como los entreabrió, oyéndole jadear.
“Será mejor que nos vayamos, rubito… Un segundo más aquí contigo y no
seré capaz de salir de la cocina.”
Separándose, Jungkook le guiñó un ojo, para acto seguido salir, jalando de
su brazo.
Este tragó saliva, todavía sintiendo el fantasma de sus labios sobre los
suyos y suspirando.
✧c.-013

N/A: No voy a decir que este capítulo también me gusta, porque esa frase
se va a convertir en el nuevo “es mi favorito” y realmente estoy
reservándomela para el momento perfecto, pero… xD
Cap dedicado a TAEJKF ♡♡
Hoy os recomiendo ‘18’ de Loving Caliber, una banda que amo.

“¿Estás seguro que de quieres hacerlo?” Su padre preguntó a través de la


línea telefónica, mientras él mantenía los ojos fijos en la carretera, pendiente
del pequeño atasco que se había formado allí.
Iba a reunirse con Jungkook, quién le esperaba en el hospital, para poder
hablar con la doctora Ahn y entrar dentro del programa de voluntarios. Estaba
ansioso, nervioso y emocionado, convencido de que a su madre le encantaría
verle en aquella nueva faceta.
Su padre, el señor Kim, por otro lado, no parecía tan emocionado, aunque
tampoco se oponía a ello.
“Estoy muy seguro, papá. A mamá le hubiese encantado que lo hiciera y a
mí también.”
TaeHyung escuchó al hombre suspirar. “Tienes razón… Pero no me gusta
que te involucres tanto en esas cosas, pueden afectarte mucho.”
“Bueno, en ese caso correré el riesgo, creo que soy bastante capaz.”
Insistió, relamiéndose los labios mientras se detenía en un semáforo y la
notificación flotante de un mensaje reciente aparecía en su pantalla. Un
mensaje de Jungkook, a quien sorpresivamente ya había agendado.
Jungkook:
Rubito, ¿dónde te has metido? Llevo aquí más de quince minutos.
Que me guste ese culo que tienes no significa que vaya a esperar por él
tanto tiempo. Hazme el favor de darte prisa.
Bufando, puso los ojos en blanco mientras negaba, tratando de ignorar el
modo tan violento en el que se terminó sonrojando, pues la honestidad y lo
directo que Jungkook era, no fallaban en ponerle un poco nervioso.
“Sé que eres capaz, hijo, solo… No quiero que salgas perjudicado.”
Esta vez, TaeHyung asintió incluso si su padre no podía verle. “Lo sé,
papá, quieres protegerme, y lo agradezco, pero podré soportarlo. Ya lo hice
una vez.”
“Sí, supongo que en eso tienes razón.”
“Además, no es como si fuera a estar solo, ¿sabes? Ese chico con el que
me ayudaste, Jungkook, también está en el programa de voluntariado. Va
todas las semanas al hospital.”
“¿Al que saqué de la cárcel?”
Él ahogó un bufido, volviendo a poner su coche en marcha. “Del calabozo,
papá, pero sí.”
“Es el que te ayudó cuando… pasó todo eso, ¿verdad?” Su pregunta le
hizo estremecerse, por lo que simplemente emitió un sonido afirmativo,
apretando los labios. “Hablé con el comisario Choi sobre su caso, deberías
decirle que no se preocupe. No habrá juicio, denuncia, ni nada que le
perjudique en un futuro por lo que hizo.”
Ahí, TaeHyung se sintió confundido, frunciendo el ceño al no saber a lo
que se refería. “¿Qué quieres decir? ¿Qué has hecho?”
“Nada, solo hice que limpiaran su historial, simplemente. La paliza a ese
desgraciado nunca ocurrió, tampoco estuvo en el calabozo esa noche. No hay
rastro alguno de lo que sucedió, ya no.”
Otro mensaje de Jungkook le llegó cuando ya veía el hospital a lo lejos,
así que simplemente lo ignoró, llenando sus pulmones de aire para luego
vaciarlos con lentitud.
“Gracias por eso, papá.”
“No me las debes, lo hice porque me sentía en deuda con él por ayudarte,
nada más. Aún no me agrada la idea de que tú y tu hermano os rodeéis tanto
de esa gente, especialmente de ese chico, Jungkook. No me fío.”
Mientras estacionaba su coche en el aparcamiento del hospital, casi dejó
escapar un bufido, cerrando los ojos por al menos un segundo.
“Papá…”
“Es la verdad, TaeHyung, te recuerdo que su padre está cumpliendo una
condena por homicidio. No digo que él esté siguiendo sus mismos pasos,
pero por si acaso ándate con ojo y procura mantener distancias.” Pidió,
logrando que TaeHyung apretara los labios con fuerza.
“A buenas horas…” De manera completamente inconsciente, susurró.
“¿Qué?”
Y, por supuesto, no tardó en ponerse nervioso, aclarándose la garganta en
cuanto sintió que podría delatarse ahí mismo. “Eh… No, nada, papá, nada.
Que debo irme, me están esperando en el hospital. Llego súper tarde.” Se
apresuró en contestar, casi al borde de un ataque de nervios.
Más mensajes de Jungkook continuaban llegando, incluso llamadas
perdidas canceladas.
“Está bien, pero ten en cuenta lo que te he dicho, ¿vale? No quiero
disgustos, TaeHyung. Con tu hermano viviendo la vida loca por ahí ya es más
que suficiente.”
“Lo entiendo, sí, no te preocupes, tendré cuidado. Hablamos luego, adiós.”
Finalmente, colgó antes de que su padre pudiera decir algo, ni siquiera
dejándole despedirse. Guardó el teléfono en su bolso, frotándose el rostro con
ambas manos, sintiéndose totalmente estresado. Entonces, tan pronto como se
destapó el rostro, encontró que Jungkook estaba de brazos cruzados justo en
la puerta del hospital, mirando en dirección a su coche con una mueca de
pocos amigos. De algún modo, aquella imagen le hizo temblar, incluso
cuando jamás se había sentido intimidado por él.
No tardó en bajar del coche, agarrando algo que había traído única y
exclusivamente para el azabache, su bolso y el abrigo, junto a las llaves, no
dudando ni un segundo en acercarse a él lo más rápido posible.
“¡Lo siento, lo siento!” Se disculpaba, no dándole tiempo a decir algo al
respecto. En realidad, ni siquiera hacía falta, pues observaba a TaeHyung
como si quisiera lanzarle rayos láseres a la cabeza.
“Llegas veinticinco minutos tarde.”
“Ya, lo sé, me disculpo por eso. Es que he estado en medio de un atasco y
hablando con mi padre. No suele tener mucho tiempo para hacerlo, así que
me ha sido imposible cortarle antes. Lo siento, en serio.”
Jungkook bufó, poniendo los ojos en blanco. “Excusas y más excusas… Si
no eres capaz de tomarte en serio esto, tal vez ni siquiera deberías
considerarlo, TaeHyung.”
Aquella insinuación no pudo no traer como consecuencia a un TaeHyung
sumamente ofendido, cuyo ceño se frunció. Por supuesto que se lo tomaba en
serio, no había hecho más que pensar en ello durante días.
“¡Claro que soy capaz! ¿Por quién me tomas?”
“Por alguien muy impuntual, rubito.”
“Ha sido un contratiempo, normalmente soy súper puntual cuando nada se
interpone en mi camino. No es mi culpa que un atasco me hiciera llegar
tarde.” Señaló, dejando ver su molestia con el ceño fruncido.
Jungkook esbozó una sonrisa de labios sellados, golpeándole bajo la
barbilla. Entonces, TaeHyung volvió a tomar la palabra.
“Estoy muy capacitado para hacer esto, te lo aseguro.” Decía, haciendo
exactamente aquello. “Es más, he vaciado el maletero de mi coche en caso de
que tuviéramos que ir a por cosas justo hoy.”
“Vaya… Eso es estar muy implicado, rubito. Me sorprendes.”
Mostrándose falsamente sorprendido, el azabache no apartó las manos de
su rostro ni por un segundo. Y, por supuesto, TaeHyung notó la burla
exagerada en su tono de voz, algo que Jungkook no se molestó en ocultar.
Dándole un golpe en la mano para que la apartase, bufó, cruzando los brazos
por debajo de su pecho.
“No te burles de mí, imbécil. Lo digo en serio, estoy totalmente capacitado
para lo que sea.”
“De acuerdo.” Jungkook aceptó, guardando las manos en los bolsillos. “En
ese caso, te voy a presentar a nuestros pacientes y mejores amigos a partir de
ahora. Sígueme.”
Aquello le dejó confundido, pues no era ese el orden que pensó que
seguirían nada más llegar él. Sin embargo, permitió que tomara su mano y lo
guiase hacia el interior del hospital, yendo tras él.
“Creí que primero debíamos hablar con la doctora Ahn… O eso fue lo que
dijiste.”
“Ya he hablado con ella, pero ahora mismo está en una reunión
importante, así que no puede ocuparse de eso. Conocerás a los pacientes
primero y luego rellenarás la ficha, ¿de acuerdo?”
Finalmente entendiendo, asintió. “De acuerdo, sí.”
“Bien. ¿Estás nervioso?”
De nuevo, asintió, incapaz de ocultarlo en cuanto se le aceleró el corazón
nada más ver la palabra “Oncología” en un letrero al final del pasillo.
“Como nunca… Hace tiempo que no cruzo esa puerta de ahí.” Señaló al
frente, su barbilla temblando. “La última vez que lo hice fue para recoger las
pertenencias de mi madre cuando se fue. Pero son situaciones diferentes,
supongo.”
“No sabría qué decirte. Ahora vas a encontrarte con un montón de niños
que están deseando salir de estas cuatro paredes y desgraciadamente no
pueden hacerlo, también a gente mayor muy consciente de su estado, bastante
consciente. Será difícil, tanto para ti mantener la compostura como para
ellos.”
TaeHyung tomó una bocanada de aire, sabiendo muy bien a lo que se
enfrentaba incluso cuando quizás no estaba tan preparado como debía. Sin
embargo, estaba convencido de que su fuerza mental le ayudaría.
“¿Estás preparado?” Jungkook le obligó a mirarlo. Él asintió. “¿Quieres ir
antes a la zona de pediatría, o…?”
“Lo dejo en tus manos, no me importa.”
“De acuerdo… Te presentaré primero a los más pequeños, aunque te
advierto que tienen una energía impresionante, no sé si estarás a la altura.”
Dijo, sus cejas en alto como si estuviera intentando desafiarle. Claramente, el
rubio bufó.
“Por supuesto que voy a estar a la altura, me ofende que lo pongas en
duda, siquiera.”
Jungkook se encogió de hombros, levantando las manos. “Bueno, bueno,
yo sólo aviso. Vas a recordar este día por el resto de tu vida, debes estar muy
preparado… ¿Debería darte unos minutos para que lo asimiles?”
Ante aquella pregunta, TaeHyung volvió a bufar, poniendo los ojos en
blanco e incluso atreviéndose a empujarle tan pronto como llegaron a la zona
de oncología pediátrica, invitándole muy cortésmente a que avanzara por
delante de él.
Para su sorpresa, ya apenas se sentía nervioso, por lo que asumió que ese
sería su objetivo.
“Detrás de ti, por favor.”
El azabache asintió. “De acuerdo, como el señorito quiera y ordene.
Sígueme.”
Haciendo lo pedido, caminó tras Jungkook en cuanto este cruzó la puerta
primero. Él se detuvo durante apenas un segundo, respirando hondo y
mirando a través del largo pasillo para así hacerle entender a su confundido y
conmocionado cerebro lo que acto seguido harían, cuando alcanzó al
azabache sin mirar atrás.
Tenía el corazón acelerado, ansioso a la par que asustado, pero también
relajado, pues tenía muy claro que era capaz de hacerlo. Su madre le había
dado la fortaleza con la que ahora mismo contaba y era algo que lo
perseguiría de por vida. Allá a donde fuese.
Ocultando las manos en sus bolsillos, notó algo inusual en ellos: una tela
fina, fría que normalmente no estaba allí. Entonces, lo recordó.
“Espera.” Pidió, volviendo a detenerse, esta vez obligando a Jungkook a
hacer lo mismo, quien se giró con el ceño fruncido. Él sacó aquel trozo de
tela, tendiéndoselo. “Esto es tuyo, toma. Me lo diste el día en que nos vimos
por primera vez.”
Jungkook reconoció su bandana favorita al instante. “¿Aún la conservas?”
“Claro, sí. En realidad, pretendía dártela en un futuro, pero no sabía si
volveríamos a vernos… Y como ahora me apareces hasta en la sopa, supe
que era el momento de devolvértela.” Dijo, oyendo su risa mientras la
admiraba. “Está limpia, ¿eh? No tiene restos de mi sangre, puedes estar
tranquilo.”
La risa del azabache fue mucho más estruendosa. “Agradezco que te hayas
tomado la molestia de lavar mi bandana favorita. Es todo un detalle.”
“¿Favorita?” Su ceño se frunció con aquel dato que desconocía por
completo y no debía ser ni siquiera importante, pero para él parecía serlo.
“¿Quién en su sano juicio le da su accesorio favorito a un completo
desconocido?”
“Supongo que yo.” Respondió, encogiéndose de hombros como si no
fuese la gran cosa, mientras ambos retomaban su caminata. “Además, no
podía dejar al hijo del alcalde desangrándose delante de mis narices, ¿en qué
clase de persona me convertiría si lo hiciera?”
“Oh, en el peor de los villanos, por supuesto.”
“Exacto… Y yo soy todo un caballero, rubito.”
Asintiendo, dejó escapar un bufido silencioso, apenas recordando lo que
su padre le había dicho, algo que, sin duda alguna, debía compartir con
Jungkook, quien se detuvo a las puertas de lo que parecía ser una pequeña
biblioteca.
“Por cierto, ahora que mencionas a mi padre, creo que es conveniente que
sepas que ha limpiado tu historial delictivo.”
Él no tardó en mostrarse confundido de nuevo. “¿Qué quiere decir eso?”
“Lo que ocurrió esa noche no pasó, no hay rastro. No habrá un juicio en el
que puedan inculparte, no recibirás ningún castigo y jamás constará que
estuviste detenido en un calabozo. Simplemente no tuvo lugar.”
Y, comprendiendo entonces a lo que se refería, asintió, apretando los
labios. De algún modo lo que podría pasarle después de haberle dado una
paliza a semejante imbécil no le quitaba el sueño, pero agradecía que no fuera
un problema en el futuro.
“Vale, gracias. Lo aprecio.”
TaeHyung se extrañó al verle tan calmado, como si saber aquello no le
hubiera afectado en absoluto.
“De… nada, supongo.” Murmuró en respuesta.
La puerta que les separaba de dicha habitación se abrió gracias a que
Jungkook empujó hacia dentro, permitiendo a TaeHyung ver su interior.
Efectivamente, se trataba de una mini biblioteca mezclada con un cuarto de
juegos, lleno de libros, juguetes y sillitas para los más pequeños, los cuales
estaban esparcidos por allí.
Aquel ambiente se sentiría totalmente entrañable, de no ser porque a
TaeHyung se le paró el corazón, empuñándose inmediatamente nada más
encontrarse con dos niñas pequeñas, casi de la misma edad, jugando entre
ellas sin demasiada energía. Ninguna tenía cabello, estaban muy delgadas y
pálidas, pero contaban con sonrisas inmensas, riendo sonoramente.
“Ven, te quiero presentar a alguien.” Escuchó a Jungkook decir, sintiendo
como tomaba su mano.
Se obligó a pensar en cualquier cosa que no implicara sentir lástima,
porque sabía que no era lo más correcto, no cuando su función allí era la de
animar y hacerles olvidar todo aquello.
Entonces, una voz aguda le hizo abandonar sus propios pensamientos.
“¡Jungkook, Jungkook!”
Inmediatamente, miró hacia abajo, encontrándose con un niño pequeño de
ojos grandes y sonrisa brillante, levantando sus brazos en dirección al
azabache, que no dudó en inclinarse para alzarlo.
“¿Qué tal, Aram?”
“¡Muy bien! ¿Y tú qué haces aquí? Siempre vienes los lunes porque no
tienes que trabajar, ¿es que ya no trabajas?”
La risa de Jungkook sonó, acallando los pensamientos de TaeHyung
cuando este se sintió culpable por haber interferido en su horario. No tenía ni
idea.
“Sí, claro que trabajo, pero hoy he venido porque quería presentaros a un
amigo al que a partir de ahora también veréis muy a menudo.” Le dijo, acto
seguido girándose en dirección a él. “Mira, este de aquí es TaeHyung.
TaeHyung, este es Aram.”
“Hola, TaeHyung, encantado.”
Kim no pudo no sonreírle de vuelta. “Encantado, Aram, me alegro de
conocerte.”
“Yo también a ti… ¿Eres muy amigo de Jungkook?”
Ambos se miraron al instante, antes de que TaeHyung se enfocara de
nuevo en el menor. “Hm, algo así.”
“Él es mi mejor amigo, siempre me trae libros y lápices para colorear. ¿Te
gusta colorear? Jungkook dibuja y me deja colorear sus dibujos.”
“Oh, sí, es muy divertido… Aunque no se me da tan bien, tengo poca
paciencia.” Asintió, haciendo una mueca.
“No pasa nada, yo puedo enseñarte. ¿Te gustan los cuentos?”
“¡¿Bromeas?! Me encantan, tengo un montón de cuando era pequeño.
Cuando tenía tu edad, me regalaban dos por semana al salir de la escuela.”
“¡¿En serio?! ¡A mí también! Tengo muchísimos cuentos, mi abuelo me
los leía. Ahora que ya no están, Jungkook siempre trae cuando viene a verme.
Mi favorito es el de la liebre y la tortuga. ¿Quieres verlos todos?”
TaeHyung asintió con efusividad, su corazón rebosante de orgullo,
conmocionado. “Por supuesto, estoy deseándolo.”
Jungkook bajó a Aram al suelo tan pronto como este comenzó a mover las
piernas de emoción, algo poco usual en él, ya que no contaba con fuerzas
suficientes para caminar por más de cinco minutos. Sin embargo, incluso
alcanzó a dar un pequeño salto que le dejó justo en frente de TaeHyung,
tomando su mano.
“Ven, vamos, ven conmigo.” Indicó, jalando de él. El rubio le siguió.
“¡Jungkook, ven tú también!”
Asintiendo mientras reía, contagiado por la emoción de su mejor amigo
pequeñito, el azabache fue tras ellos.
Un par de horas más tarde, cuando el tiempo de ambos allí se hubo
alargado considerablemente, Jungkook y TaeHyung se marcharon con la
promesa de que visitarían a Aram por última vez, antes de que su estadía en
aquel hospital llegar a su fin.
TaeHyung notaba como su corazón bombeaba con rapidez, sintiéndose tan
feliz cómo hacía años que no pasaba. Ese niño le había devuelto toda la
energía que perdió durante los últimos meses de su vida.
“¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?”
“Muy bien. Aram es increíble, ya lo echo de menos y acabamos de
marcharnos.” Expresó, su sonrisa contagiando a Jungkook.
“Te entiendo, es un sentimiento que comparto desde que lo conozco.
Ahora ya sólo te queda firmar el formulario y serás oficialmente un
voluntario más, si eso es lo que quieres.” Explicó, viéndole asentir.
“Sí que quiero, pero, ¿qué hay del resto de pacientes?”
“Por desgracia, se nos ha hecho super tarde, no podrás conocerlos hasta
que empiece otra vez el horario de visita. Creo que te hubiese encantado
conocer al señor y a la señora Bang, son mi par favorito.”
“¿Son un matrimonio?”
“Sí, llevan aquí meses. Primero enfermó ella y luego él, ambos tienen
cáncer de páncreas.”
“Oh…” Asintió. “¿Y… y Aram? ¿Qué tiene él?”
“Cáncer infantil, pero afortunadamente se lo cogieron a tiempo. Ahora
parece que se está curando, en nada tendrá su última quimioterapia. Con
suerte no volveremos a verlo por aquí nunca más.”
Los labios del rubio se curvaron en una pequeña sonrisa, mirando a
Jungkook mientras caminaba a su lado.
“Puedo… ¿Puedo preguntar qué te llevó a convertirte en voluntario?”
“No es como si fuera un secreto, en realidad. Tuve un accidente de coche
hace poco más de un año.”
“Ow, ¿un accidente de coche?”
Jeon asintió. “Durante una carrera, sí. Mi oponente perdió el control, se
detuvo en seco y no me dio tiempo a frenar por la velocidad a la que iba. Él
salió casi ileso, pero yo estuve a punto de no contarlo.”
El gesto de TaeHyung se torció sólo con imaginarse aquella escena,
viéndose horrorizado.
“Vaya…”
“Me ingresaron durante seis meses, mucho tiempo. Yo me aburría como
una ostra, así que a veces solía escaparme por las noches, cuando las
enfermeras no se daban cuenta. No hacía nada, simplemente iba de un lado a
otro, recorriéndome el hospital. Hasta que en uno de esos paseos nocturnos
conocí a la señora Bang, nos hicimos muy amigos, tanto que iba a visitarla
cada vez que podía.” Sus labios se estiraron en una sonrisa inconsciente,
conforme relataba aquel suceso. “Cuando me dieron el alta, prometí venir a
verla siempre que pudiera. Luego me enteré del programa para voluntarios y
ni siquiera lo dudé.”
Su sonrisa contagió a TaeHyung, cuyos ojos se suavizaron notablemente.
“Eso es muy bonito, Jungkook…”
“Supongo que sí. He conocido a gente increíble en todo el tiempo que
llevo aquí… Se podría decir que me ha cambiado la vida en muchos aspectos.
Ya no compito en carreras clandestinas, sino que vengo a acompañar a
enfermos de cáncer.”
“Un gran giro de los acontecimientos, a decir verdad.”
“Y tan grande…”
“¿No compites por el accidente? ¿Tienes miedo de que vuelva a pasar?”
Esta vez, el azabache negó. “No, pero le prometí a alguien muy importante
que no estaría involucrado en nada de eso otra vez.”
“Entiendo… En ese caso, supongo que debió ser difícil tomar la decisión
de correr finalmente el otro día, ¿no?” Quiso saber, arrepintiéndose al
instante, pues no quería ser demasiado invasivo. “Siento si mis preguntas
están fuera de lugar, pero…”
“No pasa nada, descuida.” Se apresuró en decir. “Y sí, fue muy difícil
montarme en ese coche y volver a la carretera después de todo este tiempo,
pero la verdad es que no me arrepiento.”
“¿Lo echabas de menos?”
“Sí, pero no es por eso… No iba a dejar que alguien como ese gilipollas
ganara.”
TaeHyung se sintió mucho más confundido tras aquella confesión.
“¿Gilipollas? ¿Te refieres a Hangdo?”
“No memorizo nombres de gente gilipollas, rubito, ya te lo he dicho. El
caso es que le gané, herí su orgullo de principiante y estoy súper contento…
Aunque me hubiese encantado partirle los dientes también, pero bueno.”
“¿Por qué querrías partirle los dientes?”
“Cosas de la vida… Simplemente se metió con quién no debía.”
Jungkook se encogió de hombros, negándose en rotundo a darle una
respuesta demasiado detallada. Por supuesto, el rubio permaneció igual de
confundido que al principio, por lo que golpeó su barbilla con un dedo,
señalando a sus espaldas tan pronto como llegaron a recepción.
“¿Vas a firmar o no, rubito? Me muero de hambre y tienes que llevarme a
comer algo.”
Su ceño se frunció. “¿Tengo?”
“Has llegado tarde, es tu castigo por hacerme esperar tanto.” Afirmó,
escondiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, haciéndose el
desentendido.
Bufando, TaeHyung se acercó al mostrador de recepción, siendo seguido
por el azabache.
“Hyeju, ¿podrías darnos el formulario que deben rellenar los voluntarios
en el área de oncología? Mi amigo quiere unirse al programa.” Tan pronto
como señaló al rubio, posó una mano discreta en su cintura, sintiéndole
estremecerse contra su cuerpo. Él ocultó su sonrisa pícara.
La chica tras el mostrador no dudó en asentir. “Por supuesto, en seguida.”
Dijo, para acto seguido agacharse en su mesa y sacar una hoja de papel que le
entregó a TaeHyung, junto a un bolígrafo aleatorio. “Tienes que rellenar
todos los datos que aparecen y poner tu firma.”
“De acuerdo.” Murmuró.
Cinco minutos más tarde, una vez le hubo entregado el formulario relleno
con sus datos a la recepcionista, quien le felicitó por unirse al programa,
TaeHyung sintió como un peso extra abandonaba sus hombros mientras
abandonaba el hospital. Finalmente había dado el paso.
Su madre estaría tan orgullosa de él al verle en aquella posición, cuidando
y ayudando de todo el que podía, justo como ella le había enseñado. Sólo con
ese pensamiento se le hinchaba el pecho de alegría.
Por supuesto, aquella sensación no duró mucho, pues un brazo alrededor
de sus hombros, impidiéndole seguir caminando, le sacó de su pequeña
burbuja. Jungkook estaba junto a él, muy sonriente y con las cejas en alto,
como si quisiera recordarle algo sólo con mirarle así.
“¿Dónde ibas tan rápido, rubito?”
“A mi casa.” Respondió, como si fuera obvio.
Y, sin perder su sonrisa, Jungkook negó. “No, no, no, de eso nada…
Tienes que alimentar a la bestia, o la bestia se alimentará sola.” Barriendo su
cuerpo de arriba abajo con los ojos, se detuvo en los ajenos, sonriéndole
dulcemente.
El rubio no tardó en mostrarse confundido, pues eso era todo lo que sentía
estando cerca de Jungkook. O al menos cuando no estaban metidos en
ninguna habitación diminuta.
“¿Qué? ¿De qué bestia hablas?”
“De mí.”
Aquella respuesta llegó sin más, sabiendo que sólo esas dos palabras eran
más que suficientes para que entendiera su insinuación descarada. Cosa que
claramente logró, enorgulleciéndole, pues sus mejillas enrojecieron de
manera furiosa. Luego, empujó el cuerpo del rubio más cerca de sí, antes de
tomar la palabra otra vez.
“Vamos a comer, rubito… Me debes un almuerzo por tardón.”
TaeHyung quiso bufar, pero para el momento en que se descuidó,
Jungkook ya estaba guiándolo sin esfuerzo alguno hacia el restaurante de
comida rápida más cercano. Su cerebro lloró desconsoladamente, sabiendo
que no tenía escapatoria.
✧c.-014

N/A: Realmente me encanta la dinámica entre TaeHyung y Jungkook, es


muy entretenida y emocionante de escribir xD
Cap dedicado a Hidalgos_Fiver_Pushi ♡♡
Hoy os recomiendo ’#icanteven’ de The Neighbourhood y French
Montana, una canción que no sale de mi cabeza desde hace varios meses.

TaeHyung siguió a Jungkook hasta el interior de aquella cantina un poco a


regañadientes, emitiendo algún que otro bufido mientras se lamentaba por no
tener la suficiente capacidad de negarse cuando lo creía conveniente. Aunque,
en realidad, no es como si tuviera energía para hacerlo, pues había consumido
la gran mayoría en el trayecto desde su apartamento al hospital.
“Vamos a sentarnos aquí, ven.” El azabache lo guio hacia una de las
mesas vacías, indicándole que tomara asiento frente a él, cosa que hizo sin
rechistar. “Aquí venden las mejores pizzas que puedas probar en tu vida.”
Inmediatamente, el ceño de TaeHyung se frunció. “¿Vas a comer pizza a
estas horas?”
Jungkook miró su reloj como si no hubiese entendido la pregunta,
confundido.
“Son las dos de la tarde, rubito… ¿Qué hora es buena para pedir una pizza,
según tú?”
“Pues no sé, no estoy muy acostumbrado a comer esas cosas.” Se encogió
de hombros, excusándose. El azabache se rio en su cara, meneando la cabeza
de un lado a otro.
De algún modo, sabía con certeza que diría algo parecido, pues TaeHyung
cumplía con el noventa y cinco por ciento del cliché de cualquier persona que
perteneciera a la clase alta. No se salvaba ni por asomo, cosa que, para su
propia sorpresa también, maravillaba a Jungkook.
Sus cejas se alzaron, no dudando en analizar cada detalle del rostro ajeno.
“¿Y qué se supone que comes tú, si se puede saber? ¿Foie de pato? ¿Entrecot
a la plancha? ¿Jamón ibérico, tal vez? No sé, los ricos coméis cosas raras.”
“¿Por qué hablas como si fuéramos una especie extraña?” Quiso saber,
con los ojos entrecerrados.
“Porque sois una especie extraña, efectivamente.”
Por supuesto, aquella respuesta que sonó muy obvia a sus oídos ofendió al
rubio. “Pues yo me considero una persona bastante normal a la que le gusta
cuidarse y no comer comida basura. ¿Eso es ser extraño?”
“No, rubito. Ser extraño es creer que hay una preestablecida para comer
pizza.”
TaeHyung puso los ojos en blanco, agarrando el menú que tenía justo en
frente y revisándolo para buscar algo de su agrado, sabiendo que la mirada de
Jungkook estaba sobre él en todo momento. Al final, se vio obligado a
observarle por encima del menú.
“¿Es que acaso no vas a mirar lo que hay en la carta?”
Este negó, sus ojos brillantes. “No me hace falta, pido lo mismo siempre
que vengo aquí. Además, no tienen postre, así que estoy buscando algo dulce
para después.”
Sabiendo que se refería a él, las comisuras de TaeHyung apenas se
elevaron, meneando la cabeza de un lado a otro, negándose a reaccionar
positivamente ante aquel hecho tan descarado.
“Pues espero que hayas encontrado mínimo un cheesecake detrás de mí,
porque yo no estoy disponible.” Señaló, mientras cerraba el menú y volvía a
dejarlo sobre la mesa, acto seguido cruzándose de brazos. La sonrisa que
Jungkook le dio fue casi desafiante.
“Eso ya lo veremos…” Aseguraba, echándose hacia atrás. “¿Has decidido
ya qué vas a querer?”
El rubio asintió. “Número siete, ensalada caprese. Oh, y una botella de
agua que no esté muy fría, por favor.”
Jungkook ni siquiera se molestó en evitar el bufido que automáticamente
abandonó sus labios
“Agua y ensalada en una pizzería… No voy a hacer ningún comentario al
respecto porque conservo un poco del respeto que te tengo.”
“Vaya, se agradece que no vayas a hacer ningún comentario sobre algo
que no te incumbe en absoluto, como es mi alimentación. Todo un detalle por
tu parte, teniendo en cuenta que soy yo quien va a pagar…” De manera
irónica respondió a su ataque, levantando las cejas y cruzándose de brazos, al
mismo tiempo en que veía al azabache ponerse en pie.
Dedicándole una sonrisa vacilona, Jungkook dio un paso hacia atrás.
“Faltaría más… Cualquier cosa por mi rubio favorito. En seguida vuelvo.”
Tan pronto como este se fue, TaeHyung resopló, aguantándose las ganas
de lanzarle un menú a la cabeza. No entendía cómo es que su cuerpo
reaccionaba positivamente a cualquier cosa que tuviera que ver con él, con
alguien tan… Indeseable. Le producía tantos escalofríos sólo con mirarle, que
llegaba a sentirse ridículo por no hacer nada para evitarlo.
Mientras continuaba lamentándose por su pobre control sobre sí mismo,
sintió como su teléfono vibraba, una llamada entrante de Gemini apareciendo
en pantalla. Inmediatamente la aceptó.
“Hola, Gem.”
“TaeHyung, ¿qué tal? Oye, sé que estás muy ocupado ahora mismo, pero
tengo un trabajo de la universidad para mañana y quería preguntarte si puedo
hacerlo en tu apartamento. Allí hay menos ruido y puedo concentrarme
mejor.”
Él asintió incluso si su hermano no podía verlo. “Sí, claro, no hay
problema. ¿Tienes llaves?”
“Eh, sí… Creo que sí.” Le oyó murmurar. “¿Cómo va todo por el
hospital?”
“Muy bien, he conocido a un niño llamado Aram al que le encantan las
fábulas, como esas que mamá nos leía de pequeños, ¿te acuerdas?”
Gemini rio, el anhelo siendo más que evidente en su voz. “Claro que me
acuerdo, tienes una estantería llena de todos ellos. Creo que no te falta
ninguno por coleccionar.”
TaeHyung también rio suavemente, pues eso era más que cierto. Su madre
le volvió un fan empedernido de las fábulas y cuentos para niños desde una
edad muy temprana, tanto que coleccionaba todos los que veía. Una obsesión
que estuvo a punto de contagiarle a su hermano, pero desgraciadamente se
quedó en el intento.
“Eso es cierto.”
“Bueno, TaeHyung, te dejo que voy a pedir un taxi hasta tu apartamento,
¿vale? Nos vemos allí cuando llegues.”
“De acuerdo, nos vemos allí. Ten mucho cuidado, ¿eh? Y no me dejes
comida por el suelo, que nos conocemos.” Advirtió, oyendo su risita
avergonzada mientras a lo lejos divisaba al azabache acercándose con una
bandeja.
Colgó conforme la confusión aparecía en su rostro, guardándose el
teléfono en el abrigo de vuelta y frunciendo el ceño conforme veía a
Jungkook acercarse más y más, portando en dicha bandeja la comida para
ambos.
“Ya está aquí la comida.” Anunciaba, entregándole primero su bol de
ensalada, que sorpresivamente tenía mejor pinta de lo que TaeHyung
imaginó.
“¿Tan pronto? Pensé que tardarían más en prepararla…”
Sentándose frente a él de nuevo, Jungkook negó, tomando una porción de
su pizza. “Siempre son muy rápidos, uno de los cocineros estuvo a punto de
conseguir un récord Guinness hace más de quince años por eso mismo.”
“Oh… No tenía ni idea.” Expresó su admiración con un leve asentimiento.
“¿Y sueles venir mucho por aquí?”
“Normalmente intento pasarme siempre que vengo temprano al hospital, le
llevo comida a Jaemin y a su hijo, otras simplemente compro almuerzos para
los pacientes que no pueden salir y tampoco tienen una dieta muy estricta.
Me gusta consentirlos.”
La sonrisita que apareció en el rostro del rubio estaba llena de dulzura.
“Eso es adorable viniendo de ti.”
Por supuesto, Jungkook bufó tras soltar una carcajada.
“¿Qué quieres decir con eso?”
“Hm… Nada.” Se encogió de hombros rápidamente, atreviéndose a probar
la ensalada para comprobar que no sólo se veía apetecible, también sabía
deliciosa. “Qué rico… Está mucho mejor de lo que me imaginaba…”
“¿Quieres probar un trozo de pizza?” Propuso, poniendo una porción en
alto. “Es de masa fina, supongo que no tendrá tantas calorías para que te
asustes.”
TaeHyung puso los ojos en blanco. “No me asustan las calorías, para tu
información.”
“Como tú digas… ¿Quieres o no? Aprovecha que estoy siendo generoso
contigo, normalmente nunca comparto mi comida con nadie.”
“Pero si la voy a pagar yo.” Le recordó, con el ceño fruncido. El azabache
se encogió de hombros como si eso no significara nada bajo su criterio, que
era el más razonable de todos, por supuesto.
“¿Y qué? Sigue siendo mía.”
“Bueno… Déjame darle un bocado simplemente, no quiero que se me
mezclen los sabores.”¿O eres escrupuloso?”
Jungkook le observó con las cejas en alto. “¿Me lo estás preguntando en
serio, rubito? Mi lengua ha estado más veces dentro de tu boca este mes que
en la mía propia.” Dijo, logrando que TaeHyung se sonrojara al instante.
“Qué exagerado…” Murmuró, conforme el azabache le tendió la porción
de pizza, quedando esta frente a sus labios.
“Muerde.”
Él así lo hizo, hincando sus dientes en la masa y llevándose un trozo
pequeño de esta, comenzando a masticar bajo la atenta mirada del azabache.
El sabor del queso, la salsa barbacoa semi dulce, la carne madurada y el
bacon crujiente explotaron en su paladar.
“¿Qué te parece? ¿Te gusta?”
“Está deliciosa.” Asintió, relamiéndose los labios cuando tragó. “Nunca
pensé que estaría tan buena…”
“¿Ves? Eso te pasa por prejuicioso, rubito.”
“No tengo prejuicios.” Se apresuró en aclarar. “Es simplemente que estoy
acostumbrado a comer la comida que preparan los cocineros que trabajan en
casa desde que soy pequeño. Son cosas muy diferentes.”
El gesto de Jungkook se torció, asintiendo. “Tiene sentido… En mi casa
nunca cocinaba nadie, así que no sé lo que es comer comida casera, pero
supongo que de cierto modo puedo comprenderte.”
Una punzada de culpabilidad atravesó a TaeHyung, quién masticaba un
trozo de mozzarella aparentemente fresca y dejó de hacerlo para observar con
atención al azabache.
“¿Nadie?”
“Bueno… Mi padre a veces preparaba fideos de sobre cuando estaba de
buen humor o fuera de la cárcel, aunque estoy muy seguro que eso ni de
broma cuenta como comida casera.”
Ante la mención de su progenitor, Kim no pudo evitar el escalofrío que
recorrió su cuerpo cuando le vio encogerse de hombros como si nada, como
si su situación ni siquiera tuviera la importancia suficiente para hablar de ello.
La curiosidad de preguntar por una figura materna surgió, mas la mantuvo
oculta, no queriendo ser demasiado invasivo.
“Nunca he probado fideos de sobre, pero apuesto a que no suena tan mal
como dices. Estoy convencidísimo.” Dijo y Jungkook rio, negando con la
cabeza.
“Se nota que no los has probado, sí.”
TaeHyung bufó, rodando los ojos. “Eres un idiota, ¿te lo han dicho alguna
vez?”
“No tanto como te gustaría, me parece a mí…”
“En ese caso, voy a estar súper encantado de ser yo quien te lo recuerde
todos los días de mi vida.”
Los ojos de Jungkook brillaron al instante, mirándole con interés. “Vaya…
Eso suena muchísimo mejor de lo que parece, rubito. ¿Cómo piensas hacerme
llegar ese recordatorio? ¿Será en persona? ¿Vendrás a verme hasta mi casa?”
Ladeó la cabeza, pensativo mientras se mordía el labio. “Tal vez debería
comprar sábanas nuevas…”
Esta vez, la risa de TaeHyung fue la que sonó. “Definitivamente deberías
comprar sábanas nuevas. E incluso un colchón.”
“¿Tú crees?”
“Claro, esos sueños que tienes necesitan un buen soporte.” Asintió,
relamiéndose los labios. “Pero no, ya que has conseguido mi número
mágicamente con tus tácticas inventadas de seducción, te enviaré un mensaje
siempre que considere necesario recordarte lo idiota que eres.”
Jungkook levantó las cejas y alzó un dedo, llegando a verse ofendido por
el modo tan descarado en que TaeHyung se burló de él, sin piedad ni
consideración alguna.
“Primero de todo, rubito, no son tácticas inventadas, existen y son tan
útiles que te sorprenderían. Segundo, no puede considerarse por arte de magia
conseguir un número de teléfono que tú mismo me brindaste sin darte
cuenta.” Respondió, logrando que TaeHyung se sintiera inexplicablemente
confundido.
“¿Yo mismo te brindé? ¿Cómo?”
“Firmaste el consentimiento para tatuarte con tus datos.” Le recordó.
El ceño del rubio se frunció aún más. “Datos a los que no puedes darle el
uso que te de la gana, Jungkook, eso es ilegal.”
“…Por eso mismo no los utilicé, porque protejo la privacidad de mis
clientes. Sin embargo, fue muy diferente cuando encontré esa etiqueta en tu
abrigo donde ponía tu dirección y teléfono móvil, ahí sí que pude darle el uso
que a mí me apeteciera.” Volvía a recordarle, tan orgulloso de su ingenio que
ni se molestó en ocultar la sonrisa victoriosa que jalaba sus labios.
TaeHyung quedó en completo silencio, analizando en su mente todos y
cada uno de los pequeños detalles de su abrigo favorito, el que usaba cada
vez que podía y su madre tejió para él, encontrando que, efectivamente, tenía
una pequeña etiqueta cosida por ella para cualquier caso de emergencia.
“Ya veo… Así que tu táctica de seducción se basa en tomar números
telefónicos aleatorios y contactar con el dueño. Qué poco original,
Jungkook… Esperaba más de ti.”
“¿Poco original?” El mencionado entrecerró los ojos. “Los números de
teléfono me llegan solos, ni siquiera necesito pedirlos o buscarlos. El tuyo fue
aún más fácil, porque llegó a mis manos por casualidad. Yo tan sólo
aproveché la ocasión, sin más.”
“Y eso mismo demuestra tu falta de originalidad.”
Entonces, se encogió de hombros. “Me da igual, honestamente. La
originalidad es para aquellos que deben hacer pequeños esfuerzos a la hora de
conquistar a alguien y ese no es mi caso. No tengo que esforzarme.”
“¿No tienes?”
“Nop.” Negó, señalándolo poco después. “Ni siquiera contigo.”
TaeHyung levantó las cejas, dudando en si estaba sorprendido, ofendido o
simplemente la situación le resultaba divertida. Unos segundos más tarde,
descubrió que era la tercera.
“Ya veo… ¿Crees que soy fácil?”
“No, nadie es fácil; aunque te intereso y ni siquiera te molestas en
ocultarlo. Eso me gusta, a decir verdad, no soy un fanático de aquellos que se
hacen los interesantes cuando ya están a tus pies.”
El rubio soltó una pequeña risa ante aquella confesión tan directa.
La confianza y seguridad que tenía Jungkook en sí mismo era digna de
admirar, sin duda alguna. Sabía que era atractivo, pero no consideraba que
fuese superior a nadie por serlo, tampoco por ser consciente de ello y que
nadie supiera demostrar lo contrario. Aquello era algo que para TaeHyung
resultaba casi hipnotizante, pues no todos eran capaces de conocer su propio
valor sin ser egocéntricos en el proceso.
“Yo no estoy a tus pies, Jungkook.”
“Créeme que lo sé, rubito… Pero ojalá lo estuvieras.” Admitió, mirándole
a los ojos mientras se mordía el labio.
Por supuesto, el susodicho se estremeció de pies a cabeza, suspirando y
mirando hacia otro lado tan pronto como reconoció aquella respuesta como
un comentario sugerente, igual de directo que todos los que salían por su
boca. Otra cosa que TaeHyung adoraba silenciosamente era sentirse deseado.
Ni siquiera se escondía.
“Eres un descarado…” Masculló.
Jungkook estuvo de acuerdo, asintiendo. “Y a ti te gusta.”
“Correcto.”
Esbozando una sonrisa satisfecha, Jungkook dio la conversación por
finalizada allí, donde no debían admitir nada más de lo necesario en voz alta
si querían mantener la compostura y así evitar que el ambiente se sintiera
demasiado pesado alrededor de ambos.
Sin embargo, la atención de TaeHyung cambió de objetivo, enfocándose
esta vez en un chico que se encontraba en la mesa de enfrente, sus ojos
atentos a cada cosa que pasaba entre ellos, manteniendo el ceño fruncido y
una mueca de pocos amigos. Su mirada intensa y pesada logró que TaeHyung
se sintiera algo intimidado, cosa que Jungkook pareció notar.
“¿Pasa algo?”
Kim negó, visiblemente incómodo. “Es que atrás de ti hay un chico
mirándonos… Creo que lleva bastante tiempo haciéndolo, pero no le he
prestado atención hasta ahora.”
“¿Un chico?” Su ceño se frunció también, aunque pareció entenderlo al
instante, no mostrándose sorprendido en absoluto. “¿Tiene el pelo largo y
castaño?”
“Lo tiene bastante más largo que tú, por los hombros, más o menos.”
Respondió, usándole como referencia, ya que el cabello del azabache se
asomaba por los costados de su nuca casi tímidamente.
“¿Tiene tatuajes?”
“Sí, y también un piercing en la nariz… Va acompañado de una chica con
el pelo rosa.” Murmuró, intentando no hacer contacto visual con él, por lo
que miró a Jungkook en busca de respuestas, sólo para encontrarse con su
mueca de pesar. “¿Lo conoces?”
Él chasqueó la lengua, apretando los labios. “Por desgracia sí, es mi ex…”
“¿Es tu ex novio?”
“Algo así… Nunca tuvimos nada serio, sólo nos acostábamos.” Explicó.
“Él quería formalizarlo, yo no… Y lo dejé.”
“Terminaste con él.”
“Sí, por teléfono.”
TaeHyung se inclinó sobre la mesa, horrorizado. “¿Rompiste con él por
llamada?”
“Por mensaje.” Aclaró, haciendo una mueca, como si supiera que no había
estado precisamente en lo correcto, pero aún así no quisiera admitirlo.
“Aunque no había nada que romper, ya te he dicho que sólo nos acostábamos.
Nunca fue nada serio, él era el único que cambió de parecer al final.”
Un bufido abandonó los labios del rubio. “Eres un insensible.”
“No es mi culpa que otros quieran algo que yo no, rubito. Siempre soy
muy tajante con mis preferencias, límites y todo eso. Además, terminamos en
muy buenos términos, para tu información.” Le hizo saber, aclarándose la
garganta. “Aunque, para evitar inconvenientes o que se forme un escándalo,
creo que deberíamos irnos de aquí…”
“¿Y qué pasa con la cuenta, genio?” Cuestionó, mirándole con las cejas
alzadas.
Jungkook entreabrió los labios como si hubiese olvidado aquel
pequeñísimo detalle. “Eh… Puedes ir a pagar mientras te espero aquí, si le
dices al dueño que vas de mi parte te hace un descuento, seguro.”
“Ya, claro…” Resoplaba, poniendo los ojos en blanco. “Porque por cómo
me está mirando, no es probable que me clave un cuchillo ni nada por el
estilo si paso por su lado, ¿verdad?”
“Obviamente no, TaeHyung.”
El susodicho se puso en pie, llevándose la cartera consigo. “Más te vale.”
Fue todo lo que dijo, antes de rodear la mesa y desaparecer de su vista.
Jungkook no miró hacia atrás en ningún momento, evitando así
encontrarse con Seokhwa, quien fue su pareja únicamente sexual durante los
últimos tres meses y rezando de manera silenciosa porque TaeHyung volviera
a la mesa sano, salvo y sin ningún cuchillo clavado en cualquier parte de su
cuerpo.
Afortunadamente (para ambos), el rubio apareció tan sólo tres minutos
después, con los labios apretados y una mueca de pocos amigos, pero sin
ningún cuchillo clavado e intacto, por lo que Jungkook no entendía su
enfado.
“¿Te ha hecho algo, o…?”
“No, pero me ha mirado muy mal y ha dicho algo francamente ofensivo
sobre mí cuando he pasado por su lado. Se piensa que soy su reemplazo o
algo parecido.” Bufó, agarrando su abrigo.
El azabache se puso en pie, aguantándose las ganas de reír. “Ya le
gustaría…” Murmuró en voz baja.
TaeHyung no tardó en darse la vuelta, observándole con el ceño fruncido,
habiéndole escuchado decir algo, pero no llegando a entenderlo.
“¿Qué has dicho?”
“No, nada, nada…”
“Ah, bueno.” Asintió, dejándolo estar mientras ambos abandonaban el
loca, agradeciendo internamente que la puerta estuviera al otro lado de dónde
se encontraba aquel individuo. “Pues agradecería que, si tan bien habéis
terminado, le dijeras que no soy su reemplazo ni mucho menos tengo nada
que ver contigo.”
“A ver, rubito, un poco sí que tienes que ver… Nos hemos besado en
muchas ocasiones, tu padre me ha sacado del calabozo, somos voluntarios en
el mismo hospital y, por si fuera poco, no puedes olvidar esa vez en el baño
en la que te—”
“¡Ni lo digas!” Se apresuró a detenerle, con las mejillas rojas como
tomates. “Y eso no significa nada. Nada de nada. No tenemos una relación
basada en el sexo como la que tenías con él, ni tampoco estoy interesado en
tenerla. Ni siquiera nos conocemos mucho, en realidad.”
Jungkook ladeó la cabeza. “¿Desde cuándo conocer a alguien es necesario
para acostarte con esa persona?”
“Desde que lo establecí como una preferencia personal, ¿tal vez?”
“Uhm, bueno…” Mordiéndose el labio, pensativo, miró a TaeHyung.
“¿Qué quieres saber, entonces? Ya conoces mi nombre, dónde vivo, en qué
trabajo, el nombre de mis amigos, a lo que me dedico en mi tiempo libre…
¿Qué otra cosa necesitas conocer?”
TaeHyung sentía que se le iba la vida en ello tras aquella pregunta,
incapaz de comprender cómo una persona podía ser tan sumamente estúpida
cuando se lo proponía.
“¡Nada, porque no me quiero acostar contigo!”
“Sí que quieres.” Respondió, observando el modo en que sus facciones
adoptaban una mueca de seriedad. “No me mientas a la cara, rubito, sé
perfectamente que quieres. Yo también, así que no pasa nada.”
Sólo entonces, TaeHyung se vio en la necesidad de tomar una respiración
profunda, calmarse (mas no negar las palabras ajenas, pues, una vez más,
seguía sin ser un mentiroso al cien por cien) y volver a tomar la palabra, antes
de que Jungkook dijera algo que pudiera hervirle la sangre.
“El punto aquí no es ese, el punto es que ese chico con el que te acostabas
piensa que ahora soy tu reemplazo y esa idea no me resulta atractiva en
absoluto.” Decía, mientras Jungkook le escuchaba con atención. “Así que
agradecería mucho que le dijer—”
Dicha atención que Jeon tenía puesta única y exclusivamente en él, se vio
opacada en el momento exacto en que el susodicho vio a Seokhwa avanzar
hacia la puerta con rapidez, mirando hacia todos lados como si estuviera
buscando a algo (o a alguien, en este caso), por lo que de inmediato,
Jungkook silenció a TaeHyung, usando su boca para acallar lo que fuese que
estaba diciendo.
Le besó casi con urgencia, sosteniéndole la nuca con una mano y la cintura
con otra, obligándole prácticamente a quedarse quieto. TaeHyung se quejó
primero, luego le correspondió el beso como si segundos antes no estuviera
tratando de establecer límites entre ambos, pues eso no parecía importar
ahora, cuando su cuerpo al completo reaccionaba positivamente a cada cosa
que Jungkook le hacía.
Debido a su reacción inmediata, Jungkook suavizó el agarre y la fuerza
que sus labios ejercían sobre los de TaeHyung, olvidando de manera
repentina cuál fue el objetivo inicial para besarle y muy probablemente que
Seokhwa estaba viéndolos, ignorando su presencia como si no recordaba que
estaba allí también, ni siquiera cuando le escuchó gruñir. Por desgracia, para
TaeHyung no pasó tan desapercibido, por lo que se separó en cuestión de
segundos, fulminando a Jungkook con la mirada tan pronto como comprendió
sus intenciones.
Lo siguiente que hizo, fue estamparle la mano en el rostro.
“No vuelvas a besarme en lo que te queda de vida, Jungkook.” Le advirtió.
“Y mucho menos si es para ahuyentar a cualquiera de tus antiguos ligues.
Imbécil.”
El susodicho bufó. “Rubito…”
“Vete a la mierda.” Escupió, dándole un empujón para apartarlo
definitivamente.
TaeHyung se alejó con la mandíbula apretada, la barbilla en alto y esa
sensación tan bochornosa de haber sido utilizado una vez más. Estaba harto.
Tanto que no se giró en ningún momento, ni siquiera cuando aún escuchaba a
Jungkook llamándolo.
✧c.-015

N/A: No sabéis lo que me divierte ver vuestras quejas por no mencionar


que algún capítulo es mi favorito, pero eso se debe a que estoy siendo
bastante exigente con lo que escribo y todavía no hemos llegado al capítulo
estrella… Hay que tener paciencia xD
Cap dedicado a Lechitadefresa_95 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘me & ur ghost’ de blackbear, uno de mis artistas
favoritos del mundo.

Tan pronto como TaeHyung abandonó aquella cantina cercana al hospital


para incorporarse a la carretera, un suspiro abandonó sus labios. No podía
evitar sentirse ridículo, a la par que bastante humillado, pues Jungkook
siempre se las arreglaba para utilizarle como si de un trapo viejo se tratase,
algo increíblemente vergonzoso si partía de la base de que eran prácticamente
dos completos desconocidos.
Sólo con mencionar la cantidad de veces que se había sentido utilizado por
el azabache, TaeHyung entraba en un estado de cólera. No era justo. No
podía dejarse ningunear una vez más y por supuesto, no lo haría. O al menos,
lo intentaría lo mejor posible.
Mientras maldecía a Jungkook internamente y odiaba su existencia sin
cortarse ni un pelo, sintió su teléfono sonar, sacándole de la pequeña burbuja
en la que él mismo se había metido, aquella donde ahora mismo sólo existía
Jungkook, el desprecio que sentía por él y a la misma vez lo mucho que le
gustaba sentirse deseado. Era tan caótico, confuso y estresante, que apenas
escuchó el sonido de su teléfono, casi ignorando involuntariamente la
llamada de Gemini. Por suerte, alcanzó a oír el tono antes de que este
colgase.
“Gemini, dime.”
“TaeHyung…” Le oyó susurrar su nombre. La voz de su hermano sonaba
agitada, como si estuviese en un aprieto. Él no pudo evitar preocuparse, tal
vez incluso más de lo necesario. “Tenemos un problema.”
Inmediatamente, frunció el ceño. “¿Tenemos…?”
“Sí, bueno… E-Es… Se trata de Fourth, en realidad…” Balbuceó, casi con
dificultad. El ceño del rubio se fruncía más y más, gradualmente. “Resulta
que ha discutido con Mos, su hermano, ha hecho la maleta y se ha escapado
de casa.”
“¿Qué?”
“Está aquí ahora… En casa. E-En la tuya, en tu apartamento… Le he
dicho que podía quedarse aquí hasta que Mos y él arreglen las cosas.”
Viéndose incapaz de digerir aquella información, se obligó a sí mismo a
detener el coche tan pronto como abandonó la autopista, llenándose los
pulmones de aire. No podía creer que las cosas se torcieran de tal manera, no
en tan poco tiempo y definitivamente no en cadena. Necesitaba un poco de
paz.
“Gemini…” Susurró, frotándose el rostro con ambas manos. “No puedes
acoger a todo aquel que se te cruce por el camino, cielo. Mucho menos si se
trata de mi casa, mi propiedad. Lo sabes, ¿verdad?
“Pensé que habías dicho que tu casa es mi casa también…”
TaeHyung ahogó un grito casi de inmediato, espantando al menor, quien
rápidamente se mostró horrorizado.
“Dios mío de mi vida, Gemini…” Mascullaba, sus labios fuertemente
apretados mientras pensaba en cómo reaccionar sin salirse del pellejo, pues
reconocer la angustia en la voz de su hermano era más que suficiente para
saber que debía calmarse. “¿Está Fourth ahí contigo ahora?
El pelinegro emitió un sonido afirmativo. “Está a mi lado…”
“Bien, pues esperadme ahí, ¿de acuerdo? Llegaré en seguida.”
“Vale…”
“Te veo ahora.”
Vaciando sus pulmones, colgó sin siquiera esperar una respuesta por parte
de Gemini, frotándose el rostro con ambas manos y gruñendo en voz
excesivamente alta para liberar un poco de estrés. Estaba agotado mental,
física y emocionalmente.
Llegó a su apartamento (un apartamento ocupado por su hermano
adolescente y su querido amigo) alrededor de veinte minutos después,
rezando internamente por saber cómo resolver aquel problema y enfrentar la
situación lo más humanamente posible, obligándose a ser empático, además
de considerado, tan pronto como vio al par de adolescentes sentados en el
sofá.
Fourth estaba decaído, podía notarse en el ambiente y TaeHyung ya se
imaginaba eso, pues este ya había comentado en ocasiones anteriores las
diferencias con su hermano mayor. Por otro lado, Gemini estaba
esforzándose por sacarle alguna que otra sonrisa por más diminuta que fuese,
usando sus chistes terroríficos para hacerle reír.
“¿Cómo se dice puerta en inglés?”
“Door.”
“¿Y el que las vende?”
“No lo sé…”
“Vendedoor. ¿Y el que las compra?”
Fourth se encogió de hombros, sin energía suficiente para hablar.
“Compradoor.”
Finalmente, una pequeña risita abandonó sus labios, dejando satisfecho a
un muy sonriente Gemini.
TaeHyung cerró la puerta a sus espaldas, sólo así haciéndose notar. Nada
más verlo, Fourth se puso en pie, como si tuviera la necesidad imperiosa de
hacer una reverencia para saludarle formalmente, sólo por permitirle quedarse
allí. Gemini también se puso en pie, pasando un brazo por los hombros de su
amigo.
“Hola, chicos.” Saludaba, dejando su abrigo y bolso en el perchero.
“TaeHyung, eh… hola…” Fourth se apresuró en devolverle el saludo
tímidamente, cabizbajo. “Antes de que digas nada, q-quiero agradecerte por
permitir que me quede aquí con vosotros esta noche. Sé que es inesperado y
probablemente estés muy ocupado, por eso mismo te prometo que mañana a
primera hora me marcharé sin problemas. P-pero en serio lo aprecio. No sabía
a qué otro sitio acudir…”
Y él, que inicialmente estaba convencido de no dejarle quedarse, sintió
cómo se le quebraba el alma, topándose con aquel par de ojos tristes, llorosos
y enrojecidos por el llanto previo. TaeHyung no pudo no cambiar de opinión.
Tomando una respiración profunda, apenas sonrió, acercándose a ellos.
“No tienes nada que agradecer, Fourth, eres bienvenido aquí siempre que lo
necesites.”
“Gracias…”
El rubio tomó asiento en su sofá, relamiéndose los labios. “Ven, siéntate.
Tú también, Gem, sentaos los dos.” Pidió, esperando pacientemente a que
ambos hicieran lo pedido. Fourth se sentó junto a él, un poco inseguro y
avergonzado, en especial cuando TaeHyung le miró, todavía sonriendo.
“¿Quieres contarme lo que ha pasado?”
“Fourth ha discutido con su hermano.” Explicó Gemini.
Este asintió. “Sí… Al final seguí vuestro consejo y terminé aceptando esa
beca para poder cumplir mis sueños, estudiar lo que me gusta.”
La sonrisa de TaeHyung se hizo un poco más amplia. “Me alegra que lo
hicieras, estoy convencido de que te va a ir muy bien en esa universidad.”
“Va a ser el mejor de su clase.” Aseguraba Gemini, luciendo todo lo
orgulloso que él no podía estar.
“Gracias… Yo también estoy muy emocionado, súper emocionado…”
Jugueteando nerviosamente con sus manos, murmuró al final. “El problema
es que mi hermano no piensa lo mismo. Él cree que no encajo ahí, que estaría
mucho mejor en otro sitio incluso si esa universidad me puede abrir mil
puertas para el futuro.”
“Entiendo, e imagino que eso no te hace sentir muy cómodo.”
Con los ojos inundados en lágrimas que intentaba aguantarse, Fourth negó.
“Me molesta que no confíe en mí. Hace que me sienta inútil y empiece a
cuestionarme si realmente soy incapaz por el simple hecho de no encajar.
“Pero sí que eres capaz de hacerlo, tan capaz que incluso recibiste una
beca por ello mismo.” Le recordó. “Además, tal vez es cierto que no encajes
allí, porque, como ya te dijimos anteriormente, hay gente que va a mirarte por
encima del hombro simplemente por tu status social, por tu ropa, por tu
peinado… No puedo negártelo. Pasarás un mal momento en el que te sentirás
inferior al resto, pero no lo eres.”
“Lo sé…”
“La gente puede llegar a ser muy desagradable cuando creen estar por
encima de ti, entiendo también a tu hermano en ese aspecto, ya que lo más
probable es que sólo quiera evitarte un sufrimiento innecesario.”
Fourth agachó la cabeza. “¿Tú también crees que he tomado la decisión
incorrecta al aceptar esa beca?
“En absoluto.” Negó, logrando confundirle aún más. “Has tomado la
decisión que querías, pensando en tu futuro y queriendo cumplir tus metas.
No hay nada erróneo en eso, al contrario.”
“¿Entonces…?”
“Lo que quiero decirte es, que como hermano mayor que soy, puedo
entender al tuyo por querer protegerte.” Él miró a Gemini, cuyos labios se
apretaron. “Pero dentro del cascarón no haces nada, no evolucionas. Ni
aprendes, ni puedes ver el mundo que te rodea, nada.”
Gemini señaló a TaeHyung. “Te lo dice un sobreprotector extremo…”
Bromeó.
Soltando una risita, Fourth asintió, sabiendo exactamente lo que
TaeHyung quería decir con sus consejos. “Entiendo… En ese caso, seguiré
adelante con la universidad. Incluso si eso no es lo que Mos quiere para mí.”
“Tarde o temprano, comprenderá que sólo intentas tener una mejor vida en
el futuro.”
“Que ambos la tengamos, en realidad.” Murmuró. “Cuando me gradúe,
quiero montar mi propio negocio y con el dinero que ahorre, comprar una
casa para mi hermano. Así ya no tendría que preocuparse de pagar el alquiler
ni nada de eso.”
De inmediato, el corazón de TaeHyung se apretó con fuerza, la dulzura en
los ojos ajenos conforme explicaba sus planes a largo plazo derritiéndole las
entrañas. Tanto, que no pudo evitar pellizcar una de sus mejillas,
conmocionado.
“Eso es encantador, Fourth.” Le dijo, logrando que este se sonrojara.
Luego, miró a su propio hermano. “Ya podrías aprender tú también, ¿eh?”
Gemini se sintió prontamente atacado, conforme Fourth se deshacía entre
carcajadas. “¡Oy! Será posible… ¡Pero si tú puedes comprarte las casas que
quieras, dramático!”
“El detalle, Gemini, el detalle… Que hay que explicártelo todo.”
“Claro, claro, el detalle…” Su hermano rodó los ojos, antes de que el
timbre sonara y tuviera que ponerse inmediatamente en pie. “Ese debe ser el
repartidor, hemos pedido la cena. Voy a abrir.”
“Sí, venga, haz algo.” Murmuraba por lo bajo, siendo fulminado mientras
que Fourth reía, sentándose más cerca de él. “Menos mal que estás tú aquí
para soportarlo conmigo, Fourth…, porque no sé qué sería de mí.”
Por supuesto, lo siguiente que escuchó fue a Gemini bufar mientras se
alejaba en dirección a la puerta. Él miró al otro adolescente, quien ahora
parecía más calmado.
“¿Te sientes mejor?” Quiso saber, viéndole asentir.
“Mucho mejor, sí. Tus consejos me han servido de mucho. Supongo que
puedo comprender un poco a mi hermano sin arrepentirme de mis decisiones
por querer asegurarme un futuro… Te lo agradezco mucho, TaeHyung.”
Él le dedicó una sonrisa. “No me des las gracias, estoy encantado de poder
ayudarte.”
“También te agradezco por permitir que me quede aquí… Cuando me fui
de casa no sabía a dónde ir. Jungkook estaba ocupado, en el bar no podía
quedarme y Gemini era la única persona a la que podía acudir sin sentirme
juzgado…” Suspiró, relamiéndose los labios. “Él me dijo que no te
importaría que me quedara.”
“Y no me importa en absoluto, Fourth. Eres bienvenido aquí, a pesar de
que la idea inicial me tomó por sorpresa.” Admitió, viéndole sonreír.
“Muchas gracias…”
Tras el rubio, la voz de Gemini volvió a sonar, sus pasos acercándose.
“Eh… Fourth… Alguien te busca…” Apenas murmuró, logrando así que
tanto el mencionado como su hermano se dieran la vuelta.
TaeHyung frunció el ceño tan pronto como vio que Jungkook se
encontraba allí, de pie junto a Gemini, en su salón. En su maldito
apartamento. Sus ojos se oscurecieron, formando una fina línea con los
labios. Esto era justo lo que le faltaba. La guinda del pastel. Sólo que el pastel
eran realmente sus nervios y Jungkook acababa de cruzar la línea para
alterarlos.
“Jungkook…”
“¿Qué haces tú aquí?” Quiso saber TaeHyung, poniéndose en pie y
señalándolo.
“He venido a buscar a Fourth, Mos está muy preocupado por él. Sabía que
estaría aquí ya que no lo encontramos en ninguna parte y anteriormente
Gemini mencionó que suele quedarse en tu apartamento. La dirección estaba
apuntada en tu abrigo, así que…” Respondió, encogiéndose de hombros, ni
siquiera necesitando que TaeHyung hiciera más preguntas para tener que
contestarlas, pues el rubio era como un libro abierto.
Fourth se puso en pie, suspirando. “Estoy bien, Jungkook… Simplemente
discutimos y no tenía ganas de seguir allí, así que vine con Gemini.
TaeHyung me deja quedarme esta noche.”
El susodicho cruzó los brazos por encima de su pecho. “Pero, ¿qué ha
pasado?”
“Lo de siempre, ya sabes… He aceptado la beca y no le ha hecho especial
ilusión. Ya sabes cómo es.” Masculló. Jungkook soltó un suspiro,
entendiendo la postura del menor. “Sé que se preocupa por mí, pero no es
justo que yo tenga que hacer todo lo que él diga.”
Asintió, pues él siempre había estado dividido entre ambos cada vez que
discutían por lo mismo una y otra vez, tratando de comprender los dos puntos
y mantener la calma cuando todo se desbordaba.
“Te entiendo, sí, tienes razón… Pero al menos podrías llamarle y decirle
que estás bien, que esta noche te quedarás aquí.” Pidió, viéndole apretar los
labios.
Fourth raramente se molestaba con su hermano, siempre prefería callarse,
escuchar y asentir para evitar discusiones mayores. Sin embargo, ahora
parecía desganado, cansado, sin ánimos de hablar.
“¿Puedes avisarle por mí, por favor? No me apetece hablar con él justo
ahora…”
Y, suspirando, Jungkook asintió una vez más, siendo incapaz de negarse.
En el fondo, Fourth también era como un hermano pequeño, parte de su
familia. Los cuatro, Mos, Fourth, Jaemin y él habían crecido juntos en el
mismo vecindario, por lo que siempre acudiría en ayuda de ambos si lo
necesitaban. Sin excepciones.
“Claro, sí… Yo le avisaré, tranquilo.” Accedía, esbozando una tenue
sonrisa cuando Fourth le abrazó. “Pero es mejor que te quedes conmigo,
¿vale? Así al menos estará más tranquilo… No quiero que se altere
demasiado, lleva todo el día muy preocupado.”
El menor suspiró, incapaz de no sentir pesar por su hermano incluso si ya
se había hecho ilusiones de tener su primera fiesta de pijamas con Gemini, a
cuyos ojos acudió para ver su reacción. Este le sonrió, indicando que estaba
bien si no pasaban la noche juntos0, por lo que asintió.
“De acuerdo, me quedaré contigo.”
“Bien… ¿Y por qué no me avisaste desde un principio, a todo esto?”
“Te llamé e incluso fui a tu estudio, Jungkook, pero Ian me dijo que
estabas en una cita muy importante, que le habías cambiado el turno a
traición y que si te veía por allí iba a arrancarte los huevos con pinzas.” Dijo,
viendo su mueca horrorizada, lo que le hizo reír. “Sus palabras no las mías.”
TaeHyung estuvo a punto de atragantarse, pues no necesitaba ser muy listo
para saber que todo aquello que Fourth había mencionado se debía a él, quien
había estado con Jungkook durante las últimas horas. Inexplicablemente, se
sonrojó, aclarándose la garganta y mirando hacia otro lado antes de que
alguien más pudiera notarlo, pues comenzaba a sentir los ojos del azabache
sobre él.
De nuevo, el timbre sonó, por lo que Gemini volvió a ponerse en pie.
“Ahora sí que debe ser el repartidor. Me muero de hambre…”
Gemini se alejó una vez más por el pasillo.
“Gracias por entenderme, Jungkook.” Oyó a Fourth suspirar. “Eres de los
pocos que no cree que vaya a fracasar.”
“Sé que no vas a fracasar, renacuajo; es más, nos vas a sacar de pobres a
todos los que vivimos allí. Incluso a Lyon, que sólo tiene cinco años.”
Bromeó, levantando la vista para fantasear. “Ya me lo imagino en un jacuzzi
para bebés…”
Fourth soltó una carcajada. “¿Eso existe, acaso?”
“No sé, en mi vida he estado en un jacuzzi. Eso debe saberlo aquí mi
amigo el rubito.” Acto seguido, Jungkook se dirigió a él, quien no tardó en
bufar. “¿Sabes si existen jacuzzis para bebés?”
Las cejas de TaeHyung se alzaron. “¿Me ves cara de dependiente de
grandes almacenes?” Cuestionó. El menor de los tres soltó una risita.
“Te veo cara de persona que ha estado en más jacuzzis de lo que yo alguna
vez podré experimentar, rubito. Apuesto a que incluso tienes uno en tu casa
prácticamente olvidado ya que nadie lo usa.”
“Aquí llega la cena.” Anunciaba Gemini, llegando con cajas de pizzas.
“¿De qué hablabais?”
“De jacuzzis.”
“Oh, nosotros tenemos uno en casa de mi padre, da masajes y todo, pero
casi nunca lo utilizamos porque intentamos ahorrar agua.” Su gesto se torció,
oyendo a Jungkook bufar. “Toma, llevaos un par de pizzas, he pedido más de
las que puedo comer yo solo. Mi hermano no cena carbohidratos por la
noche.”
De nuevo, un bufido abandonó los labios del azabache, aceptando las
pizzas gustosamente. “Adivino… Cena ensalada y bebe agua a temperatura
ambiente.”
“Pues sí, justo eso… ¿Cómo lo sabes?” Gemini parecía sorprendido.
“No, por nada, intuición, supongo.” Respondía, sintiendo la mirada
fulminante de TaeHyung sobre él mientras reía y se encogía de hombros.
Diez minutos más tarde, Fourth y él abandonaban el apartamento de Don
Perfecto y su hermano, incorporándose a la carretera poco después, rumbo a
casa de Jungkook, quien ya había avisado a Mos de que todo estaba bien, su
hermano estaba sano, salvo, pero lo suficientemente molesto como para no
querer pasar la noche en casa, así que se quedaría con él. Mos aceptó, un
poco a regañadientes, pues en realidad no tenía otra opción.
“¿Crees que mi hermano está muy enfadado?” Oyó a Fourth preguntar,
deduciendo por su tono de voz que estaba preocupado.
“No, claro que no. Mos se preocupa demasiado, tanto que te sobreprotege
y no deja que salgas del cascarón, pero es algo que necesitas hacer tarde o
temprano. No puedes quedarte en el barrio toda la vida, no si tienes la
oportunidad de irte.”
Lentamente, Fourth sintió como se le encogía el corazón. “Mos tiene
miedo de que yo le deje como hicieron con nosotros mamá y papá, ¿verdad?
Ellos nos abandonaron.”
Jungkook suspiró, apretando los labios.
“Sí… Tal vez sea eso, no puedo asegurártelo ni tampoco negarlo, pero tú
no vas a dejar a nadie, Fourth, sólo quieres una vida mejor.”
“Lo sé…” Asentía.
Su teléfono sonó, sacándole de su burbuja antes siquiera de poder entrar,
tan pronto como vio el contacto de Gemini en pantalla. Él no dudó en
aceptarla, llevándose el teléfono inmediatamente a la oreja con una sonrisa
que desconocía tener.
“Gemini, dime.”
Jungkook rio ante la euforia en su voz, arrepintiéndose sólo un poco de
haberle privado pasar la noche con su querido amigo, pues parecía demasiado
contento de quedarse allí.
“Oh, TaeHyung, hola…” La mención del rubio hizo que Jungkook dejara
la mente en blanco, atento a la conversación ajena. “¿De verdad harías eso?
¿Crees que funcionará?” Fourth sonrió, algo de esperanza brillando en su
mirada. “Sí, por supuesto que tienes mi aprobación, claro que sí. Te lo
agradezco muchísimo, TaeHyung, de verdad. Hasta pronto.”
Y, con un suspiro, Fourth colgó.
“¿Va todo bien?” Quiso saber, extrañado ante su cambio de humor tan
inmediato. El menor asintió.
“Sí, era TaeHyung, el hermano de Gemini. Me ha propuesto acercarse uno
de estos días al bar y tener una conversación con Mos sobre todo esto, ya
sabes, para que se tranquilice y no esté siempre tan a la defensiva.”
Comprendiendo lo que decía, Jungkook movió la cabeza a modo de
asentimiento, haciendo una mueca también. “Es una buena idea, sí… Creo
que podría funcionar.”
“Espero que sí.”
Sin dejar de asentir, masticó su labio inferior, mostrándose pensativo
cuando la imagen de TaeHyung era todo lo que tenía en la cabeza ahora
mismo. De algún modo, siempre se las arreglaba para terminar ahí.
“Oye, Fourth, y tú… ¿Qué opinas del rubito?” Quiso saber, tras un largo
silencio.
“¿Te refieres a TaeHyung?” Cuestionó, ladeando la cabeza antes de verlo
asentir. “Él me gusta, parece una persona amable. Iba a acogerme en su casa
sin conocerme siquiera y pretende ayudarme, creo que no puedo decir nada
malo sobre él.”
“Sí… Se ve como un buen tipo.”
Las palabras de Jungkook corroborando lo que había dicho, lograron que
Fourth se animara a compartir un poco más de información.
“Gemini me ha hablado mucho sobre él, también. Creo que es un poco
como su modelo a seguir, ya que siempre menciona lo fuerte que es después
de todo lo que han pasado.”
“¿Te refieres a la pérdida de su madre?”
“Y a muchas cosas, en realidad. Para tener la vida tan solucionada como la
tienen, han pasado por mucho. No sólo su madre murió de cáncer hace menos
de un año, durante ese proceso también rompió su relación de casi tres años
cuando descubrió que su pareja estaba con él sólo por dinero.” El ceño de
Fourth se frunció, molesto. “¿Te lo puedes creer? Usar a una persona de
manera tan descarada…”
Inmediatamente, y sin siquiera poder evitarlo, Jungkook se dio por
aludido, tal vez más de lo que debería y de lo que indudablemente admitiría.
No podía decir que había sido demasiado considerado con TaeHyung.
“Menudo hijo de puta…” Masculló, apretando los labios aún cuando sabía
que estaba siendo un hipócrita.
“Demasiado, sí… Yo no hubiese aguantado tanto.”
✧c.-016

N/A: Podría decir abiertamente que este es mi capítulo favorito, sólo que
no lo es xD
Cap dedicado a TAEJKF ♡♡
Hoy os recomiendo ‘So Beautiful’ de mi macho y el socio de nuestro
querido bebé Jungkook en el estudio, DPR IAN.

El viernes a las ocho en punto de la noche, TaeHyung y Gemini se dirigían


al norte del distrito Jung, donde un muy nervioso Fourth esperaba por ellos
en el bar de su hermano, con quién aún no había solucionado las cosas,
ambos siendo lo suficientemente orgullosos como para no dar su brazo a
torcer. Especialmente el mayor.
TaeHyung estaba decidido a ser de ayuda, no pretendiendo involucrarse
demasiado ni mucho menos queriendo dar lecciones a nadie sobre cómo ser
un buen hermano, puesto que él no era precisamente un ejemplo a seguir. Sin
embargo, apreciaba a Fourth como un gran amigo de Gemini y al mismo
tiempo comprendía la preocupación de su hermano mayor por dejarle salir
del cascarón.
Él soltó un suspiro, mirando a su izquierda, donde Gemini se encontraba,
mirando por la ventana con el labio inferior entre los dientes. Parecía
pensativo, preocupado, como si algo carcomiera su mente poco a poco.
“¿En qué piensas tanto, Gem?” Preguntó.
Su hermano le observó, habiendo salido forzosamente de su burbuja,
confundido. “¿Hm…?” Murmuró, apenas prestándole atención.
“Te veo muy distraído, distante.” Señalaba, deteniéndose en un semáforo.
“¿Tienes muchas cosas en mente?”
Con lentitud, Gemini negó, dejando escapar un pequeño suspiro. Él sabía
que no podía ocultarle cosas a TaeHyung; no porque fuese insistente, sino
porque, al igual que su hermano, era un libro abierto. Trasparente, fácil de
leer.
“No, en realidad no…”
Aprovechando el semáforo en rojo, TaeHyung le observó con interés,
conociéndole lo suficiente como para adivinar que había algo mal con él.
“¿Pasa algo, Gemini? Sabes que puedes contarme cualquier cosa,
¿verdad?” Sintiéndose en la necesidad de recordarle a cada rato que estaba
ahí para él, sin excepciones. Este asintió, mordiendo su labio.
Si bien era cierto, había una cosa que mantenía al menor de los hermanos
Kim en una disputa constante (consigo mismo, mas no con él resto), que le
dejaba intranquilo, inseguro y muy confundido al no tener ni idea de cómo
afrontarlo. Se trataba de algo tan nuevo, inusual para él, que incluso era
complicado asimilarlo. Gemini no había pasado por nada parecido
anteriormente en su vida, y quizás eso era lo que más le asustaba.
Suspirando en cuanto el coche se puso en marcha otra vez, miró a
TaeHyung con el labio inferior entre los dientes, dispuesto a abrirse en canal
allí mismo.
“Tú… Recuerdas esa vez en la que Banky me preguntó si estaba
interesado en Fourth, ¿verdad?”
Él asintió, atento a la carretera. “Claro que sí.”
“Yo dije que no.”
“Sí, me acuerdo de eso, ¿por qué lo dices?” Quiso saber, únicamente
observándole por menos de un minuto antes de devolver la vista al frente.
“Porque creo que sí lo estoy… Y mucho.”
De nuevo, TaeHyung le observó. “¿Te gusta Fourth?” Cuestionó,
simplemente, sin ningún tipo de maldad en su voz. Gemini asintió.
“Así es…”
“¿Y por qué eso sería un problema? Fourth es un buen chico, parece muy
atento, divertido y se ve que es súper inteligente, Gem, no veo que haya nada
malo en que te guste.”
Algo dentro del menor se removió, casi haciendo un puchero involuntario,
pues no tenía ni idea de cómo expresarse. Su madre era la única capaz de
leerlo sin problemas, sin que él tuviera que decir nada, pero ella ya no estaba
allí, por desgracia.
“No… No es un problema. Al menos, eso no lo es.”
“Entonces, ¿cuál es?” Deteniéndose en otro semáforo, se giró casi
completamente hacia él para poder observarlo. “¿Que te gusten los chicos?
¿Que seas gay?”
Gemini negó. “No lo sé, TaeHyung… Estoy— estoy muy confundido.”
Dijo, acto seguido frotándose el rostro con ambas manos.
Suspirando, el mencionado sostuvo una de sus muñecas para impedirle
hacerse un destrozo en la cara. Este le observó, sus ojos brillantes, llenos de
angustia y miedo.
“Escúchame, Gemini, ¿vale?” Comenzó. “Que te gusten los chicos, no es
un problema. Ser homosexual, si ese es tu caso, tampoco lo es, ni mucho
menos que te guste tu mejor amigo, ¿de acuerdo? No hay nada de malo en las
tres cosas que he mencionado. Absolutamente nada.”
“Ya…”
“Lo digo en serio.” Insistía, evitando que mirase a otro lado cuando giró la
cabeza. “A mí me gustan los hombres, soy abiertamente gay, eso lo sabes de
sobra. Banky es bisexual, le gustan tanto hombres, como mujeres. Son
preferencias, nada más. No dicen nada sobre ti, ni te definen, nada.”
El ceño de Gemini se frunció levemente. “¿Estás seguro de eso? Todos
mis compañeros de la universidad tienen novia, salen con chicas o se
acuestan con ellas. Pero yo no, nunca he estado con una ni tampoco me
interesa. Soy un bicho raro, TaeHyung.”
“Gemini…”
“Es la verdad. No tengo suficiente con ser adoptado, el hijo del alcalde y
el pobrecito que perdió a su madre por cáncer, ¿ahora también voy a ser el
homosexual de mi clase?”
Y, como era de esperar, TaeHyung soltó un suspiro, ladeando la cabeza.
No podía negar que aquellas palabras le molestaban un poco, pero en cierto
modo era capaz de entender a su hermano, pues él mismo se había sentido así
muchas veces. Tanto, que prefería no enumerarlas.
Antes de poder decir algo más, el semáforo volvía a ponerse en verde, por
lo que se vio obligado a avanzar, chasqueando la lengua.
“¿A ti te gusta el picante?” Cuestionó, luego de un corto pero incómodo
silencio.
Gemini asintió. “Mucho.”
“A mí no.”
Gemini volvió a asentir, conociendo ese dato mejor que nadie. “Lo sé…
Tú odias el picante.”
“¿Eso me hace un bicho raro en comparación a ti, que si te gusta?”
Cuestionaba otra vez, levantando las cejas.
“A ver, un poco sí… El picante debería estar dentro de las maravillas del
mundo, no entiendo cómo no puede gustarte.” Murmuró, instantáneamente
siendo fulminado por su hermano, lo que le hizo reír. “No eres un bicho raro
porque no te guste el picante, TaeHyung, es una broma. Son gustos.”
El rubio asintió, saliendo victorioso luego de que Gemini hubiese dado
justo en el clavo. “Exacto, a eso mismo me refiero. Son gustos. Que a ti te
guste el picante y a mí no, no significa nada, simplemente son mis
preferencias.”
Aquello logró dejar pensativo al menor, quien se mantuvo en silencio,
contemplando las palabras ajenas y analizándolas, encontrando que tenía
mucho sentido. No era diferente al resto ni mucho menos raro. Estaba
ahogándose en un vaso de agua cuando, en realidad, las personas que debían
aceptarle por lo que era, en realidad ya lo hacían. Y que, incluso si ya no
tenía a su madre para que actuase como voz de la razón en todos sus
problemas, siempre seguiría teniendo a TaeHyung.
“Eh, ¿y ese niño?” Le oyó murmurar, segundos antes de que el coche se
detuviera bruscamente.
Gemini, quien apenas salía de su segunda burbuja cuando escuchó la voz
de TaeHyung, alarmada y confundida, miró hacia todos lados, topándose con
aquello a lo que se refería.
Un niño pequeño, de aproximadamente cuatro años, se encontraba sin
compañía de nadie en la vía pública, deambulando en solitario junto a la
carretera. El infante no lloraba, no se quejaba ni tampoco parecía estar
asustado; solo caminaba en línea recta.
“Voy a ir a ver qué le ocurre, Gem, quédate aquí dentro, ¿vale?” Se dirigió
al susodicho, viéndole asentir.
Acto seguido, TaeHyung salió de su coche mientras miraba a todos lados,
queriendo evitar ser arrollado por un coche antes de llegar a la acera,
acercándose al pequeño que justo detenía su caminata cerca de unos bancos.
Él se puso de cuclillas para estar a su altura, sonriéndole dulcemente.
“Hola, pequeñín, ¿te has perdido?” Le dijo, mirándole con atención. El
pequeño asintió, mirando a todos lados.
“Estoy buscando a mi padre… Pero creo que no está por aquí.”
“Ya veo… ¿Puedes decirme tu nombre?”
“Me llamo Lyon.” Respondió.
TaeHyung inmediatamente recordó que así se llamaba el ahijado de
Jungkook, el hijo de Jaemin.
“Vaya, Lyon… Qué nombre tan bonito tienes, es precioso.” Dijo y las
mejillas ajenas enrojecieron al instante. “Yo me llamo TaeHyung, encantado
de conocerte.”
“Me gusta tu nombre.”
Su sonrisa se amplió. Era adorable.
“Muchas gracias, cielo, a mí el tuyo también.” Le dijo. “Y, por
casualidad… ¿El de tu padre es Jaemin? Que trabaja como camarero en el bar
de un hombre muy alto y fuerte, Mos.”
Lyon no tardó en asentir, sus ojos ensanchándose, brillantes como dos
estrellas. “¡Sí! Mi padre se llama así, Jaemin… Na Jaemin. Trabaja… trabaja
en el bar del tío Mos y también ayuda a los coches a caminar. ¿Conoces a mi
padre? ¿Lo has visto?”
TaeHyung sostuvo sus brazos con cuidado, moviendo la cabeza cada vez
que decía algo y sintiéndose mucho más tranquilo al saber dónde pertenecía
aquel niño que deambulaba completamente solo por el parque.
“Conozco a tu padre, mi coche es uno de esos a los que ayudó. ¿Estabas
con él cuando te perdiste?”
“No, estaba con la señora Hwang y su hijo, son nuestros vecinos. Papá me
deja con ellos cuando tiene que irse al trabajo, pero me enfadé con Hyunjin,
así que me fui.”
El ceño del rubio se frunció. “¿Te escapaste de casa de tu vecina?
¿Hyunjin es su hijo?”
Lyon volvió a asentir, mordiéndose el labio inferior, un poco cohibido a la
hora de darle una respuesta.
“Era mi amigo… Ya no lo es, dice cosas muy feas que no me gustan.”
“¿Te dijo algo feo y por eso te fuiste?” Cuestionó, viéndole asentir por
tercera vez. “¿Puedo saber qué fue lo que te dijo?”
“Que papá no volvería a recogerme nunca más porque me había
abandonado, como mi madre.”
Un peso extra se instaló en el pecho de TaeHyung, quien se esforzó en
ocultarlo a duras penas, meneando la cabeza de un lado a otro. Los niños eran
tan crueles que a veces no podía comprender cómo sus padres los educaban.
Él asintió, haciéndole ver que comprendía su situación. “Entiendo…
Hyunjin te dijo eso y tú te escapaste de su casa, ¿verdad? ¿Le dijiste a alguien
que te irías?”
“Nop. Me fui cuando nadie miraba, porque sino la señora Hwang no me
dejaría.”
“¿Y hace mucho que te fuiste de allí?”
Lyon se encogió de hombros, frotando sus propios brazos. “No lo sé, pero
no hacía tanto frío como ahora.” Luego, miró al cielo, señalándolo. “Creo que
todavía estaba el Sol ahí puesto. Ya se ha debido de ir.”
“¿Tienes frío, Lyon?”
“Un poquito.” Él le mostró sus dedos índice y pulgar levemente separados,
los cuales le servían como medida.
Inmediatamente el rubio se deshizo de su chaqueta sin siquiera pensarlo,
rodeando el cuerpo del más pequeño para que así entrase en calor, frotándole
los brazos. Lyon esbozó una dulce sonrisa a modo de agradecimiento.
“¿Así mejor?”
Él volvía a sentir. “Sip. Muchas gracias, señor TaeHyung.”
Dejando escapar una bocanada de aire tras devolverle la sonrisa,
TaeHyung observó a Lyon mientras sopesaba sus opciones, que no eran
muchas en realidad. Por no decir que era una sola. Llevar al menor de vuelta
con su padre.
“Vale, Lyon… Vamos a hacer una cosa, ¿vale?” Comenzó con su
propuesta, mirándole a los ojos. “Yo conozco a tu padre y de hecho voy de
camino al bar donde él trabaja, así que puedo llevarte con él sin problema,
pero—”
Su voz enérgica le interrumpió.
“¡Sí, vamos!”
TaeHyung puso una mano en su abdomen en cuanto vio las intenciones
que tenía de avanzar, deteniéndole.
“Espera, espera, antes debo decirte algo muy importante.” Dijo, poniendo
un dedo en alto. Lyon se quedó quieto. “Esto que has hecho de escaparte es
bastante peligroso, lo sabes, ¿verdad? Hay gente muy mala con la que podías
haberte cruzado.”
“Lo sé…”
“Gente que puede engañarte diciendo que conoce a tu padre, pero en
realidad no es así, sólo lo dicen para engañarte.” Añadió. “Dime, ¿has
hablado con alguien en todo el rato que has estado solo?”
“Nop.”
“¿Alguien más se te ha acercado? ¿Te han dicho algo? ¿Ofrecido
golosinas, dulces…?”
“Tampoco. Sólo tú.”
“¿Seguro?”
“Sí, señor.”
“Bien…” Satisfecho y aliviado, asintió. “Debes tener mucho cuidado,
¿vale? No puedes irte con desconocidos.”
Lyon volvió a asentir, viéndose avergonzado y culpable. TaeHyung quería
guardárselo en el bolsillo de su camisa.
“Pero tú sí que conoces a mi padre, ¿verdad? No quieres engañarme.”
“Yo conozco a tu padre, efectivamente, igual que a tu tío Mos y a Fourth,
mi hermano pequeño y él son grandes amigos, por eso los conozco. Aun así,
tienes que ser cuidadoso. No puedes escaparte, así como así.”
El pequeño se abrazó a sí mismo, algo cohibido tras la regañina. “Vale…
Lo siento mucho, señor TaeHyung. No lo volveré a hacer.”
“Muy bien, confío en tu palabra. Ahora vamos a buscar a tu padre, el
pobre debe estar buscándote hasta debajo de las piedras.” Suspiró. Luego,
abrió los brazos hacia él. “¿Quieres que te lleve en brazos? Así no pasarás
tanto frío.”
Sin dudarlo, Lyon ocupó el espacio vacío entre sus brazos, acurrucándose
contra TaeHyung, cuyo corazón se derritió al instante, alzándolo
cuidadosamente.
Se dio la vuelta, encontrándose con los ojos confundidos de Gemini, quien
había estado observando todo desde la ventana del coche, sin entender nada
ni mucho menos enterarse. Él ladeó la cabeza tan pronto como vio a su
hermano sosteniendo a aquel niño tan confiadamente.
“Cámbiate y vete a los asientos de atrás, necesito que lo vigiles. No
tenemos sillita para bebés.” Le indicaba al menor, quien aún con la confusión
por delante supo reaccionar a tiempo, bajándose del coche y cambiándose de
lugar.
“¿Por qué nos lo estamos llevando?”
“Es el hijo de Jaemin, el camarero del bar. Te acuerdas de él, ¿cierto?”
Gemini asintió. “Pues este es Lyon, se ha escapado de casa de su vecina.
Lyon, este es mi hermano pequeño Gemini. Gemini, este es Lyon.”
“Hola.” El pelinegro le dedicó su mejor sonrisa, mientras que el niño
parecía muy sorprendido.
“¿Eres el amigo de tío Fourth?”
Todavía confundido, este asintió mientras TaeHyung lo sentaba en la parte
de atrás, colocándole dos cinturones. “Así es…”
“Él habla mucho de ti, me dijo que también te gustaban los videojuegos y
tenías un montón, como a mí.”
Aquella confesión tan inocente hizo que Gemini esbozara una sonrisa casi
avergonzada, sonrojándose hasta las orejas. Él colocó una mano protectora en
el abdomen del niño, para sostenerlo cuando el coche se pusiera en marcha.
“…Mi padre tenía una consola en casa de los abuelos, pero tuvimos que
venderla para poder irnos a la nuestra. No teníamos mucho dinero, o eso dice
la abuela… Yo creo que la vendió para que el tío Jungkook no volviera a
ganarle nunca.”
TaeHyung rio conforme volvía a su asiento, cerrando la puerta y
colocándose el cinturón, pues eso era algo que perfectamente vería a
cualquier hombre capaz de hacer.
“¿Fourth te ha hablado más sobre mí?”
“Dice que eres muy divertido, aunque cuentas chistes muy malos.”
Respondió.
Esta vez, Gemini se sintió ofendido a la par que avergonzado, volviendo a
sonrojarse. Su hermano soltó una carcajada que fue incapaz de controlar, lo
que le molestó en demasía, terminando por fulminarle. No era su culpa que
todos tuvieran humor de amargados.
“Vaya…”
Alrededor de veinte minutos más tarde, tras haberse recorrido aquel
distrito de punta a punta sólo para llegar a aquel dichoso bar, TaeHyung
aparcaba a una calle de distancia, bajándose del coche inmediatamente para
sacar a Lyon, quien parecía tener una conversación sobre videojuegos super
interesante con Gemini (sin ningún tipo de preocupación por su pobre padre),
de la parte trasera.
“Ya hemos llegado, Lyon.” Le dijo, la mismo tiempo en que le quitaba los
cinturones.
Gemini se bajó por el otro lado, cerrando la puerta a sus espaldas y
suspirando. Tras él, la voz gruesa de un hombre le sobresaltó.
“¡Coño, pero si son los hijos del alcalde!” Exclamó dicha voz. “Y traéis al
enano… ¿Dónde te habías metido, Lyo? Tu— tu padre te está buscando
como loco por todas partes. Pobre hombre…”
TaeHyung inmediatamente miró en su dirección, encontrando un rostro
bastante conocido, por lo que frunció el ceño.
“¡Hola!” Lyon le saludó con la mano, enérgicamente.
“Oh, hola… Raehwan, ¿cierto?” Murmuró su nombre, viéndole asentir.
“¿Sabías que Lyon estaba desaparecido?”
“Jungkook me envió a buscarle al otro lado, pero no lo encontraba por
ninguna parte… Normal, si estaba contigo. ¿Dónde lo has encontrado? Están
t-todos desesperados, no sabían dónde más buscar.”
“Estaba a veinte minutos de aquí, cerca de un parque.” Le explicó,
acomodando al menor entre sus brazos. “Eh… Oye, Raehwan, ¿podrías
hacerme un favor? Te pagaré.”
Este asintió. “Claro que sí, amigo, pide por… por esa boquita.”
“¿Podrías cuidarme el coche un momento? Tengo que hablar con el dueño
del bar, Mos, y llevar a Lyon con su padre.”
“Faltaría más, yo me quedo con él, no p-pasa nada… Ni siquiera tienes
que pagarme.”
TaeHyung le dedicó una sonrisa encantadora. “Muchas gracias, Raehwan,
te debo una.” Aseguró, viéndole negar.
“No es necesario, muchacho. Los amigos de Jungkook son mis amigos.”
“Bien. Gracias.”
Conforme su sonrisa se hacía más grande en señal de agradecimiento, él se
despedia de Raehwan con un movimiento rápido de mano, guiando a Gemini
hacia el bar de Mos que se encontraba calle arriba, donde llegaron tan sólo un
minuto después. Dejó a Lyon en el suelo antes de entrar, simplemente
sosteniendo su pequeña mano para que este lo hiciera por sí solo.
Tan pronto como pusieron un pie dentro de dicho bar, TaeHyung vio todo
el caos que la desaparición del pequeño había causado.
Jungkook se encontraba junto a la barra, móvil en mano y hablando con
alguien, viéndose preocupado. Por otro lado, Mos parecía atento a la
conversación que este mantenía, probablemente comunicándose con la
policía para informar de lo sucedido.
“¡Papá!” Chilló Lyon, llamando la atención de su padre, que yacía medio
inconsciente en una silla, sollozando mientras Fourth frotaba su espalda
suavemente, su rostro cubierto por una mueca llena de angustia.
Sin embargo, tan pronto como la voz de Lyon sonó, llenando el ambiente
cargado de tensión, todos los presentes voltearon en su dirección.
Jaemin se levantó de su silla con las piernas temblorosas y una expresión
de lucidez. TaeHyung se acercó a él para que pudiera alcanzar a su hijo sin
problemas, entregándoselo inmediatamente. Jungkook y Mos fueron tras
ellos.
“Lyon…” Susurró su nombre, observándolo, como si no pudiera creer que
estuviera allí realmente. Luego, miró al rubio. “¿D-Dónde lo has…?
¿Cómo…?”
“Veníamos de camino aquí y lo vimos caminando solo por un parque. Me
dijo que estaba buscándote, pero se había perdido. Parece ser que se escapó
de casa de tu vecina por algo que su hijo le dijo sobre ti…” Él frunció los
labios, inseguro. “Creo que deberíais hablar de eso. Es importante.”
Jaemin asintió, sin saber qué decir o reaccionar, aún en shock. “Vale…
Muchas— muchas gracias, TaeHyung. Dios… Lyon…”
Toqueteó la cara de su hijo, quizás para cerciorarse de que en realidad
estaba ahí, incapaz de creerlo, para luego abrazarlo con todas sus fuerzas y
ser correspondido del mismo modo, sintiéndole suspirar. No sólo Jaemin
estaba aliviado, Lyon también.
“No es nada…” Murmuró, sintiendo un pequeño hueco en el pecho.
El padre del niño tragaba saliva constantemente, incapaz de no verse
horrorizado ni tampoco de soltar a su hijo, a quien apretaba con todas sus
fuerzas mientras observaba a TaeHyung.
Una mano se posó en la cintura de TaeHyung, antes de que este se girase,
topándose con los ojos brillantes de Jungkook.
“¿Sabes si alguien…?” Quiso saber.
Él negó. “No, me dijo que nadie más se le había acercado en todo el
tiempo que estuvo solo. No le ofrecieron nada, ni él habló con ninguna otra
persona… Sólo conmigo.”
“Vale, bien… Menos mal…”
“Sí…”
Jungkook tragó saliva también, dejando de mirar a su ahijado para
enfocarse en los ojos de TaeHyung, cuyo rostro acunó con su mano libre,
aquella que no le sostenía la cintura todavía. Estaba alterado.
“¿Cómo sabías quién era él?”
“No lo sabía, simplemente me acerqué porque lo vi allí solo y quería
asegurarme de que no fuese lo que yo pensaba.” Explicó, relamiéndose los
labios. “Luego me dijo su nombre y supe que era hijo de Jaemin.”
Ninguno de los dos parecía ser consciente de la cercanía entre ambos ni
mucho menos de la tensión, que no desaparecía ni siquiera en estos casos tan
extremos. O al menos, así fue hasta que una mano se posó en el hombro de
TaeHyung, obligándole a girarse para encontrarse con Mos.
“Gracias por traerlo hasta aquí, TaeHyung. Su padre está muy nervioso
ahora mismo para decírtelo, así que lo hago en su nombre.”
Él le sonrió. “No tenéis que darme las gracias.”
“Claro que sí, no sabes el susto que nos ha dado ese mocoso… Lo hemos
buscado durante horas hasta debajo de las piedras.”
“Me lo imagino, ha sido muy escurridizo. Pero lo importante es que está
bien, con su padre y conoce medianamente la gravedad de sus acciones.”
Suspiró, pudiendo respirar hondo ahora. “Gemini le ha hecho prometer que
no volverá a hacer nada parecido si quiere que le preste su consola un día.
Bajo la aprobación de su padre, claro…”
Mos soltó una risita. “Jaemin está traumatizado con las consolas desde que
Jungkook le ganó doce veces seguidas a un videojuego.” Dijo, viendo al
rubio sonreír.
“Sí, él nos ha comentado algo sobre eso…” Asentía. Poco después, se
aclaró la garganta, llenando el pequeño silencio que acababa de formarse con
su voz, mientras observaba al dueño del bar. “Eh, Mos… No sé si ahora
mismo es el momento más adecuado, pero necesito hablar contigo sobre algo
importante.”
Este también asintió. “Tranquilo, Jungkook ya me ha advertido para lo que
venías. Sígueme, antes de que esto empiece a llenarse de gente.”
“Oh… De acuerdo.”
Tan pronto como Mos avanzó hacia el final del local, TaeHyung le siguió,
despidiéndose de Jungkook con un asentimiento.
Jeon se quedó allí de pie, viéndolos alejarse antes de que Jaemin llamase
su atención. El susodicho se acercó hasta él con su hijo en brazos, ahora
luciendo mucho más tranquilo, aunque su mirada era de súplica cuando le
observó, este adivinando qué era justo lo que iba a pedirle antes siquiera de
que abriera la boca.
“Jungkook…”
“Yo me quedo con el mocoso aquí mientras trabajas, no te preocupes.” Se
anticipó, viendo su pequeña sonrisa mientras Lyon iba hacia él. ‘Total, no
tengo nada que hacer.’ Agachándose para alzarlo, suspiró. “Arriba, enano.”
Abrazándose a su cuello, caminó con él en brazos hasta la barra.
Media hora más tarde, TaeHyung y Mos seguían hablando al final del bar,
Jungkook siendo prácticamente incapaz de apartar la mirada de ellos, en
especial cuando mutuamente decían algo que hacía al otro reír. Él estaba
convencido de que su mejor amigo estaría bastante reacio a tener ese tipo de
conversación con TaeHyung, mas grande fue su sorpresa al ver que era todo
lo contrario; que hablaban como si se conocieran de toda la vida.
Mos puso una mano en el hombro de TaeHyung, mencionando algo que,
por supuesto, le hizo reír, y a un Jungkook que actuaba sin consciencia
propia, bufar.
Jaemin emitió un silbido, llamando así la atención del azabache, quien
dejó de observar aquella escena inexplicablemente molesta para mirarle a él,
levantando las cejas nada más encontrarse con la mirada sugerente que estaba
recibiendo.
“¿Qué pasa?” Murmuró, jugueteando con las manos de Lyon, quien estaba
entretenido con un vídeo que se reproducía en el teléfono del propio
Jungkook. “¿Por qué me miras así?”
“No, por nada, por nada…” Negaba, haciéndose el desentendido, aunque
en el fondo de su mirada intentaba decirle algo. “Pero, sabes que Mos no está
intentando quitarte a tu chico, ¿verdad? Sólo están hablando.”
Jungkook frunció el ceño. “¿De qué narices hablas? Yo no tengo ningún
chico.”
“Bueno, si tú lo dices… No seré yo quien te lleve la contraria.”
Encogiéndose de hombros, murmuró. ‘Seguramente sean cosas mías,
tampoco es como si llevaras media hora intentando leerles los labios. Ni
mucho menos mirando a Mos como si hubieras olvidado completamente que
es tu mejor amigo desde los seis años.’ Jaemin asentía para sí mismo,
mientras secaba un vaso. “Sí, debe ser eso… Cosas mías.”
Dejando escapar un bufido, Jungkook ni siquiera se molestó en responder
nada, poniendo los ojos en blanco antes de volver a mirar hacia atrás,
encontrándose con que TaeHyung y Mos terminaban su conversación y se
levantaban de la mesa.
“Me has dejado mucho más tranquilo, la verdad.” Decía aquel a quien
consideraba su mejor amigo, casi un hermano.
“Es comprensible, a todos los hermanos mayores nos llega ese miedo de
dejarlos salir del cascarón, pero es lo más sano para ellos.” TaeHyung
asentía. “Te lo dice alguien que ha acabado haciéndose un tatuaje por su
hermano, de imprevisto.”
Mos soltó una carcajada, palmeándole el brazo amistosamente. Jungkook
entrecerró los ojos, no oyendo nada, sólo estando pendiente a los gestos que
hacían.
“…Te lo agradezco, TaeHyung, en serio.”
“No me agradezcas, es un placer.” Aseguraba, pasando junto a su hermano
y Fourth y poniendo una mano en los hombros de Gemini, mientras que Mos
avanzaba. “Nos vamos ya, Gem.”
“¿Tan pronto? Es muy temprano, aún…”
“Tenemos que sacar a Yeontan y darle de comer, acuérdate que ahora es tu
responsabilidad.” Le recordaba.
Gemini asintió, poniéndose en pie a regañadientes. “Es verdad, es
verdad… Nos vemos el lunes en la universidad, Fot, ¿de acuerdo? Te enviaré
fotos del cachorro para que lo veas con su nueva correa.”
El mencionado esbozó una sonrisa de oreja a oreja. “Sí, por favor. Y
muchas gracias por venir a hablar con mi hermano, TaeHyung… Te debo
una.”
“Claro que no, descuida. Dice que ya hablaréis cuando estéis en casa, pero
estoy convencido de que dará su brazo a torcer.”
Fourth suspiró.
“Espero que sí…”
Cinco minutos después, ambos hermanos salían del bar, luego de que
TaeHyung hubiese recuperado su cazadora a manos de un muy agradecido
Lyon, quien abrazó a los dos y prometió a Gemini portarse muy bien, sólo si
así este le dejaba jugar con su consola un día de estos. A regañadientes, su
padre aceptó.
“Qué inteligentes son los niños de hoy en día…” Comentaba el menor de
los hermanos, haciendo a TaeHyung bufar.
“Lo dices como si tuvieras cuarenta y cinco años, Gemini. Tú también eras
bastante inteligente para lo que te convenía cuando tenías la edad de Lyon, no
te quites mérito.”
Él rio, tocándose los bolsillos y sólo así notando que le faltaba algo. “¡Mi
móvil! Me lo he dejado dentro.” Anunciaba, deteniendo su caminar.
TaeHyung puso los ojos en blanco, pues no existía nadie más descuidado que
su hermano.
“Ve rápido, anda…” Le indicó.
Gemini desapareció por dónde había venido inmediatamente, dejándole
allí a solas. Este suspiró, segundos antes de ver a Jungkook aparecer por la
puerta, saliendo del bar en su búsqueda. Él sonrió al verlo allí de pie, pues no
había llegado tarde.
“Rubito.” Llamó a TaeHyung, caminando hacia él.
Este se cruzó de brazos, a la espera de su llegada con la cabeza ladeada.
“Por fin, hombre… Ya tardabas en venir detrás de mí. Empezabas a
asustarme.” Se burló descaradamente.
Jungkook soltó una risita. “Olvidaba decirte algo importante.”
“¿De qué se trata?”
“El lunes, ¿estás libre por la mañana?”
Kim asintió, frunciendo el ceño. “Sí… Tengo clases por la tarde, ¿por qué
lo preguntas?”
“Para que me acompañes al hospital, por lo del voluntariado. Así conoces
al señor y la señora Bang, ya sabes… El otro día no fue posible.” Explicó,
mirándole atentamente, con el labio inferior entre los dientes.
“Oh, claro… Sí, iré, por supuesto. Sin problema.”
Aquellas palabras hicieron que Jungkook esbozara una diminuta sonrisita,
satisfecho con su respuesta afirmativa, una respuesta con la que él, por
supuesto, ya contaba de antemano.
“Perfecto, pues nos vemos el lunes, rubito.” Dijo, a modo de despedida,
golpeándole suavemente la barbilla. “Espero que esta vez no tardes tanto.”
TaeHyung soltó un bufido.
“Seré muy puntual, por eso no te preocupes.” Aseguraba, cruzándose de
brazos. “Sólo espero que a ti no te de por querer librarte de otro ex usándome
a mí o a mi boca. Sería todo un detalle…”
“Cuenta con ello.” Aseguraba, acercándose mínimamente a él y
presionando el dedo pulgar contra su labio inferior. “Pero sólo a lo de usarte a
ti… Lo de tu boca es algo que veo poco probable. Aún no he podido usarla
del todo.”
De nuevo, el rubio bufó en cuanto Jungkook le guiñó un ojo,
lamentándose al mismo tiempo en que se le insinuaba de manera descarada.
Aquello le hizo sufrir un escalofrío que le recorrió de pies a cabeza.
“Sigue soñando.” Masculló.
Las cejas de Jungkook se alzaron, contorneando con su dedo el labio
inferior ajeno. “¿Contigo?” Susurraba contra estos, no pudiendo quitarles la
mirada ni por un segundo. “Descuida, rubito, eso es algo que hago desde que
te conocí.”
“Oh, ¿en serio?” Susurró de vuelta, falsamente impresionado. Copió su
expresión, desafiante, ya que claramente sabía todo lo que ocasionaba en
Jungkook sin necesidad de esforzarse.
“Muy en serio.”
“Ya… Pues espero que te guste muchísimo eso que sueñas conmigo,
porque es lo máximo que vas a conseguir de mí.”
Acto seguido, visualizó la figura de Gemini aparecer nuevamente tras
Jungkook, lo que le obligó a empujarle con suma discreción, para no alertar a
su hermano, quien se acercaba a ellos, mirando algo en su móvil sin enterarse
de nada. Jungkook le sonrió, desafiante.
“Fourth justamente iba a salir para dármelo, menos mal que me ha pasado
aquí y no en otro sitio.” Suspiraba Gemini, llegando a su lado. Él miró entre
ambos, notando cierta tensión, algo que le descolocó un poco. “Eh… ¿Nos
vamos?”
“Claro, vamos. Raehwan debe estar esperándonos todavía.” Asintió, como
si no pasara nada.
“Es cierto.” Murmuró el menor, siguiéndole. “Adiós, Jungkook.”
“Adiós, Gemini. Rubito…”
El mencionado ni siquiera se giró a mirarle, por lo que su corazón latió
más fuerte, más vivo que nunca. Le encantaba.
Una vez ambos se alejaron lo suficiente, Gemini se acercó a TaeHyung, un
poco curioso.
“¿Qué te estaba diciendo Jungkook?” Quiso saber.
TaeHyung se apresuró a negar. “No, nada… Me propuso ir el lunes al
hospital para conocer al resto de pacientes que no pude la última vez,
simplemente.”
“Oh, ya veo…” Asintió, comprendiendo.
✧c.-017

N/A: No soy capaz de explicar con palabras todo lo que este capítulo me
hace sentir… xD
Cap dedicado a ttokkii_com ♡♡
Hoy os recomiendo ‘WHISKEY DIAL’ de una de las voces más bonitas
que pueden existir para mí, Villain.

“Jungkook, ¿estás dentro?” Golpes sonaron en la puerta del almacén,


seguidos de la voz de Jaemin.
El azabache, que terminaba de ordenar todas las provisiones necesarias
para que el bar subsistiera durante aproximadamente un mes, emitió un
sonido afirmativo, tratando de ir lo más rápido posible, pues esta vez era él
quien llegaba tarde.
“Sí, estoy aquí.” Dijo. Un segundo después, la puerta se abrió, Jaemin
apareciendo tras esta.
“Qué raro, pensaba que ya te habías ido a trabajar, ¿cómo es que aún
sigues aquí? Ian debe estar echando espuma por la boca, teniendo en cuenta
lo poco que le gusta abrir el estudio…” Bromeó.
Dejando escapar un bufido, Jeon asintió. Incluso si sabía que podía contar
con Ian, su compañero de trabajo, socio, amigo y prácticamente familia
después de tantos años juntos, no era ningún secreto lo mucho que este
odiaba el turno de por las mañanas.
“En realidad, hemos vuelto a cambiar turnos por hoy. Tengo algo
importante que hacer por la mañana y no le ha quedado más remedio que
abril él.”
Jaemin ladeó la cabeza, intrigado por sus planes “¿Algo importante?”
“Así es, muy importante.”
“Ya… Y no tendrá nada que ver con cierto chico alto, guapo, rubio, hijo
del alcalde… ¿cierto?”
Con una sonrisa, Jungkook ni siquiera se molestó en negarlo, asintiendo.
“Pues sí, da la casualidad de que sí. TaeHyung también es voluntario en el
hospital, un voluntario novato, así que yo me encargo de presentarles a los
pacientes.”
Los ojos de Jaemin brillaron al instante, conociendo a su amigo lo
suficiente como para saber que él no hacía nada (a excepción de dicho
voluntariado en el hospital) con intenciones altruistas, por lo que, cruzándose
de brazos, analizó su postura.
“Me encanta que te tomes tan en serio esa vocación como para cambiar
todos tus horarios por ayudar a un nuevo voluntario… Se nota que llevas la
caridad en la sangre, Jungkook.” Golpeándole el brazo, se puso a su lado para
elevar otra caja y así ayudarle.
“Gracias.”
“…No es como si estuvieras interesado en el hijo del alcalde y
aprovecharas cualquier oportunidad para demostrarlo, ¿verdad que no?”
De nuevo, el azabache rio, meneando la cabeza de un lado a otro. Ya había
pasado esa etapa de su vida donde prefería ocultar cosas que resultaban
demasiado obvias hasta para el mismo, especialmente frente a personas que
lo conocían como las palmas de sus propias manos. No era necesario.
Quienes le rodeaban no eran tontos, sabían que todo lo que él hacía siempre
tenía un motivo de peso detrás. Y, en este caso, cabello rubio, un tatuaje en el
muslo efectuado por el propio Jungkook y los labios más hipnóticos que
cualquiera hubiese podido probar. Definitivamente no iba a dejar pasar
ninguna oportunidad.
“Sería tonto si no lo hiciera, Jaemin.” Señaló, al mismo tiempo en que
abría una de las cajas restantes y sentía su teléfono vibrar ante los mensajes
que probablemente le pertenecían a TaeHyung. Miró la hora en su reloj de
muñeca. Efectivamente, estaba tardándose más de la cuenta.
“Mierda…” Masculló, nada más ver qué tenia como veinte mensajes
suyos sin leer.
Rubito:
Ya he llegado al hospital. [11:23 a.m]
¿Dónde estás? No te veo por ninguna parte. [11:30 a.m]
Normal que no te vea, si ni siquiera estás aquí todavía. [11:32 a.m]
Llegas tarde, Jungkook. [11:40 a.m]
Recuerdo que la vez anterior, alguien me hizo pagar la comida por
haberme tardado unos cuantos minutos… ¿Debería devolverte el castigo?
[11:51 a.m]
Una sonrisa inconsciente jaló de sus labios al leer aquel mensaje.
Rubito:
Espero que estés de camino, porque yo no espero más de treinta minutos
por nadie y tú no vas a ser la excepción. Me da igual si has tenido un
accidente mortal en el camino. [12:03 a.m]
Bueno, ahí quizás no tanto… Pero sería todo un detalle que igualmente
me avisaras de que vas a llegar casi cuarenta y cinco minutos tarde. [12:03
a.m]
“¿Qué ocurre?” Su maldición alertó a Jaemin, quién le observó con
preocupación.
“Llego tarde… El rubito me va a dar tal patada en los huevos que voy a
estar tres meses meando por una pajita.”
Jaemin rio a todo pulmón. “¿Y por qué no te vas? Yo me encargo de esto,
hombre.”
“¿Si?”
“Claro, sin problemas. Vete con tu chico.”
Esta vez, Jungkook rodó los ojos, mientras tecleaba una respuesta para el
rubio. “Que no es mi chico, pesado…”
“Ya, porque él no lo sabe.”
Jungkook:
Voy de camino, rubito. Sano y salvo. De una pieza. Perdóname. [12:23
a.m]
Salió del bar despidiéndose de Mos y el hombre que siempre traía la
mercancía todas las semanas con un asentimiento, atento al teléfono mientras
se dirigía a su moto.
TaeHyung le envió otro mensaje.
Rubito:
¿Sano y salvo? Perfecto, me alegro mucho. Porque no vas a estar nada
sano en cuanto yo te vea. Mucho menos de una pieza.
Él resopló, con una sonrisa ladeada. Tenía tanto carácter… Le encantaba.
Jungkook:
¿Si? ¿Y qué me vas a hacer?
Podía imaginarse a TaeHyung bufando y rodando los ojos al leer su
mensaje, por lo que sonrió más abiertamente. Adoraba jugar con su
paciencia.
Su teléfono vibró mientras agarraba el casco de la moto.
Rubito:
No quieras saberlo.
Cómo en diez minutos no estés aquí, yo mismo iré a conocer a los demás
pacientes. Diez minutos. Ni uno más, ni uno menos. Date prisa.
Antes de colocarse dicho casco, tecleó una última respuesta.
Jungkook:
A tus órdenes, bebé.
No esperó una respuesta por parte de TaeHyung, incluso si todo en lo que
pensaba era en el rostro que podría tener tras leer aquello. Simplemente
cubrió su cabeza con el casco y arrancó la moto, rumbo al hospital.
Llegó alrededor de siete minutos después, agradeciendo el poco tráfico
con el que se había encontrado mientras se estacionaba en cualquier plaza
libre, bajándose de la moto con rapidez. No había alcanzado el límite
interpuesto por TaeHyung, pero tampoco quería jugar con fuego y hacerle
esperar más tiempo del necesario, así que se apresuró en adentrarse lo más
rápido posible.
TaeHyung estaba en recepción, junto al mostrador de Hyeju que se
encontraba vacío, de brazos cruzados y una expresión que, por supuesto era
de pocos amigos. Poquísimos. Jungkook tomó aire, acercándose a él, cuyos
ojos ya tenía puestos encima.
“Llegas tarde. Muy tarde.” Fue lo primero que dijo nada más tenerle el
frente. El azabache le sonrió.
“Sí, lo sé. Lo siento, rubito, he tenido un contratiempo de última hora en el
bar de Mos y he tenido que tardar un poco más de lo que esperaba.
Perdóname.”
Tras aquella explicación, sus ojos se suavizaron y relajó la postura,
llegando a verse un poco preocupado.
“Ow, ¿está todo bien?”
Jungkook asintió, pasándose la lengua por los labios. “Todo bien, no te
preocupes. El camión que trae las provisiones semanales se atrasó y estuve
ayudando a descargar mientras Jaemin no llegaba.”
“Bueno… Me alegro de que no haya sido nada preocupante, porque eso
significa que alguien hoy me debe un almuerzo a mí.” Recordó, sus
comisuras elevándose en una pequeña sonrisa.
Aquella propuesta resultó encantadora a oídos de un azabache que
únicamente esperaba el momento perfecto para atacar.
“Cuenta con ello, rubito. Aunque si lo que querías era una segunda cita
conmigo, no tenías más que pedírmela, sabes que estoy a tu disposición de
manera exclusiva. No puedo rechazarte.” Él dio un golpecito con su dedo
índice debajo de la barbilla ajena. TaeHyung la levantó, mirándole con las
cejas levantadas. “Mucho menos si me miras con esa carita…”
“Me alegra que digas eso.” Esta vez, sus labios se estiraron en una sonrisa
dulce, satisfecha, que contagió al azabache.
“¿Sí?”
TaeHyung asintió. “…porque pienso pedir lo más caro que tengan en la
carta.”
Claramente, para Jeon fue inevitable no mostrarse confundido, fuera de
lugar. Poco después bufó, apartando su mano, fulminándolo en el proceso. Ya
no era tan divertido. No si su cuenta bancaria estaba en juego. El rubio se
puso recto, recobrando la compostura tan pronto como supo que había
logrado su cometido.
“¿Y bien? ¿Vas a presentarme al resto de pacientes o pretendes que nos
quedemos de pie aquí mucho más tiempo, sin hacer nada? Porque tengo clase
en unas horas.” Le recordó, poniendo sus cejas en alto.
“No te preocupes, ya mismo te llevo a conocer al resto de pacientes. Ven,
sígueme.”
Tomando su mano, jaló del rubio del mismo modo que lo hizo la vez
anterior, guiándolo hacia el área de oncología y notando la tensión en su
cuerpo, aquella que traspasaba los límites y lo alcanzaba a él. Mordiéndose el
labio inferior, se giró a mirarle mientras caminaban.
“¿Te gusta el ajedrez?”
Aquella pregunta pareció tomar a TaeHyung de imprevisto, por lo que
frunció el ceño. “Sí, ¿por qué lo preguntas?”
“Porque el señor y la señora Bang son muy fanáticos de jugarlo, creo
habértelo comentado en alguna otra ocasión. Compiten entre ellos todo el
tiempo y se desafían mutuamente, aunque siempre es la señora Bang quien
termina ganando, a su marido no se le da del todo bien.”
“Oh, sí… Recuerdo que me lo contaste la última vez que estuvimos aquí.”
“En ese caso, ¿se te da bien jugarlo? Asumo que sí, porque eres un
cerebrito y estoy convencido de que no fallas una, pero la señora Bang es una
mujer con años de experiencia y mucho tiempo libre.” Le advirtió. “No me
gustaría que una señora mayor te humille en tu primer día…”
TaeHyung se pasó la lengua por los labios, casi ofendido al ver como
Jungkook hacía suposiciones erróneas sobre él de una manera tan descarada y
desvergonzada, sin siquiera conocerle ni un poco.
“Es mi segundo día aquí.” Corrigió, antes de responder a sus dudas. “Y,
para tu información, los juegos de mesa se me dan genial. Sin excepción.”
Adentrándose en una de las habitaciones, que resultaba muy parecida a la
biblioteca infantil donde TaeHyung conoció a Aram anteriormente, Jungkook
señaló al fondo para que pudiera visualizar aquel matrimonio del que hablaba
siempre. TaeHyung miró en la misma dirección, encontrando a un hombre y
una mujer de mediana edad, ambos sentados en sus respectivas sillas de
ruedas, rodeando una mesa circular.
“Son esos de allí. Y espero honestamente que lo que dices sea cierto y
estés a la altura, rubito, porque a la señora Bang le encantará tener un nuevo
oponente.”
Asintiendo, dejó escapar un bufido, poniendo los ojos en blanco. Con él
no funcionaba aquella sucia jugarreta, pues TaeHyung no se dejaba intimidar
por nadie, mucho menos por alguien que únicamente intentaba ponerle
nervioso como su método más factible de entretenimiento.
Por supuesto, atacó de vuelta, pegándose a Jungkook sólo para que él
pudiera escuchar lo que decía.
“Yo siempre estoy a la altura de todo, Jungkook, ya deberías saberlo.”
Mencionó, encontrándose con sus ojos por unos instantes. “Aunque, ahora
que lo dices pensé que tú también jugabas.”
El azabache se señaló. “¿Yo?”
“Llevas mucho tiempo viniendo por aquí, seguro que en más de una
ocasión has debido de unirte a una de esas partidas…” Levantando las cejas,
le observó con atención e interés. Este bufó. “Dime, ¿a ti si te ha humillado o
eres igual de bueno que ella?”
Tras aquella pregunta, soltó una risa, meneando la cabeza de un lado a
otro. “Honestamente, los juegos de mesa no son mi fuerte, me aburren.
Prefiero… Otro tipo de juegos más enérgicos.” Sus ojos se encontraron con
los de TaeHyung, casi mirando a través de su alma para que sintiera la
indirecta en lo más profundo de su ser. “Creo que entiendes de lo que te
hablo.”
E incluso si TaeHyung se estremeció de pies a cabeza, lo supo ocultar,
ignorando el modo en que su corazón se había acelerado tan bruscamente.
“Hm… No, en realidad no.”
“¡Jungkook!”
Otra voz sonó, femenina y enérgica, siendo esta la oportunidad de oro del
rubio para enfocarse en aquello por lo que estaba allí: conocer nuevos
pacientes y pasar tiempo con ellos. Nada de ligar con Jungkook o caer en sus
jueguecitos. Eso podía hacerlo en cualquier otro momento. No ahora.
De repente, TaeHyung se vio a sí mismo frente aquel matrimonio,
pudiendo observarlos más de cerca.
“¡Te volví a ganar! Así que estas chocolatinas se vienen conmigo.”
Escuchó a la mujer decir, arrastrando con sus manos las barritas de chocolate
que estaban en el centro, llevándolas a su parte de la mesa.
Ella parecía extranjera, de piel blanca, casi pálida, adornada por algunas
arrugas evidentes y ojos rasgados de un color verde oscuro, en combinación
con el pañuelo que cubría su cabeza. La edad no parecía haber tenido efecto
sobre ella; pero se notaba cansada, a pesar de toda la energía que desprendía.
El hombre, que a simple vista le daba la espalda, tenía rasgos asiáticos y se
veía algo más mayor, cansado, a la misma vez que risueño. Con una sonrisa
amplia, la cual hacía sus pequeños ojos negros desaparecer.
“Buenos días, señor y señora Bang. Os veo igual de competitivos que
siempre. ¿Cómo va la partida?” Jungkook los saludó en cuanto llegaron a su
mesa.
“¡Llegas justo a tiempo! Acabo de ganar tres Kit Kat y un Snickers. Hoy
estoy en racha, muchacho.”
Su marido bufó, eso no era ninguna novedad.
“Vaya, enhorabuena, señora Bang.” Dijo, sonriéndole tan pronto como
ella le mostró sus recompensas por haber ganado. Él posó una mano por la
espalda baja de TaeHyung, empujándolo más cerca. “Aunque hoy he traído
conmigo un nuevo oponente que puede hacerte perder esa racha.”
Inmediatamente, ella levantó la mirada de sus preciadas chocolatinas,
enfocándola en ambos jóvenes, sólo así notando que Jungkook estaba
acompañado por otro muchacho.
“¿Un nuevo oponente?” Repitió, con el ceño fruncido. “¿Has traído a uno
de tus amigos para que juegue contra mí? Tú realmente quieres verme perder,
¿eh, sanguijuela?” Le dijo, oyendo su risa mientras se enfocaba en su marido.
“¿Cuánto le has pagado?”
El señor Bang se encogió de hombros. “Yo nada, pero espero que sea lo
suficientemente eficiente como para ganarte y que me des un respiro. Estoy
viendo torres y caballos por todas partes…”
“No le hagan caso, señor y señora Bang, soy un nuevo voluntario.”
Corregía TaeHyung a su maleducado acompañante, dándole una mirada casi
furibunda. “Me llamo TaeHyung, encantado de conocerlos.”
“Igualmente, TaeHyung… Entonces, ¿no juegas al ajedrez?”
La pereza que demostró la señora Bang al dirigirse a él le sorprendió, mas
no lo tuvo en cuenta, asintiendo. “En realidad, sí que lo hago.”
“¿Juegas bien?”
“Algo así… Fui campeón en el campeonato escolar por tres años
consecutivos cuando era más pequeño, no creo haber perdido facultades.”
Por supuesto, ahora se mostró mucho más interesada, incluso emocionada,
se podría decir, con sus ojos brillantes y la sonrisa de oreja a oreja. TaeHyung
sintió alivio al no haber sonado como alguien prepotente, sino que había
dicho justo lo que la señora Bang quería escuchar.
“¡Un profesional! Me encanta.” Celebró, ignorando por completo sus
chocolatinas. “Siéntate, TaeHyung.”
Él así lo hizo. “¿Quiere que juguemos una partida?”
“¿Bromeas? Lo estoy deseando, mocoso. Si te gano sería como subir de
categoría automáticamente, el mequetrefe de mi marido sería un recién
nacido a mi lado. Es la oportunidad de mi vida.”
Dejando escapar una risita, TaeHyung se acomodó en la silla que
Jungkook puso para él, una vez el señor Bang se apartó de la mesa. Fue
incapaz de no recordar a Banky en cuanto escuchó aquel insulto tan
característico de él.
Mientras la señora Bang ponía el contador a cero, su marido aprovechó tal
distracción para tomarle del brazo y así obtener su atención. TaeHyung le
observó.
“Por favor, déjala en ridículo… Está insoportable.”
Y, sonriente, él asintió. “Lo intentaré.”
“No entretengas a mi oponente, mequetrefe.” Volvía a sonar la voz
femenina, golpeándole la mano a su marido para que soltara a TaeHyung.
“Empiezas tú, muchacho. Suerte.”
Jungkook tomó asiento frente al señor Bang, a la derecha del rubio, quien
soltó una risita, antes de hacer el primer movimiento y pulsar el contador de
aquel reloj analógico que ella misma había reiniciado.
“Mequetrefe… Me encanta esa palabra, señora Bang. Me recuerda mucho
a mi mejor amigo, él suele decirla todo el tiempo.”
“¿Cómo se llama?”
“Banky.”
Dos nuevas piezas se movieron por el tablero y otros dos golpes fueron a
parar al reloj analógico simultáneamente.
“Vaya… Un nombre súper original. ¿Es de aquí?”
“Es de Tailandia.”
“Me encanta Tailandia, fuimos a Chiang Mai en nuestra luna de miel y me
enamoré del país. Quisiera volver en algún momento.”
Ella movió otra pieza.
“¿Usted es de aquí? No tiene acento.” Quiso saber TaeHyung, viéndole
negar y moviendo otra pieza a su favor.
“Nací y crecí en Italia, pero vine de viaje por ocio hace muchos años y
conocí a Chungmo, mi marido.” Respondía, señalando al señor Bang, a quien
el rubio miró con una sonrisa. “Nunca volví a mi país, fue como si Corea me
atrapase en el momento en que la pisé.”
Chungmo asintió. “Así es. Elettra y yo nos conocimos en el parque
Namsan hace más de cuarenta años… Ahora se podría decir que es su lugar
favorito.”
Poniendo una mueca de falso desagrado en dirección al hombre, ella bufó.
“Lo haces ver como si sólo hubiese sido importante para mí, cuando eres tú el
que siempre dice que quieres que esparzan tus cenizas en el lago.”
Inmediatamente, el hombre se sonrojó, haciendo a su mujer y los más
jóvenes reír. Hasta que TaeHyung movió su rey.
“Jaque mate.” Pronunció este, borrándole la sonrisa a la señora Bang de
cuajo.
Ella miró en dirección al tablero, incapaz de creer lo que estaba viendo
incluso cuando la risa de Chungmo fue tan estruendosa que parecía poseído
por algún demonio, posiblemente viviendo el mejor momento de su vida
desde que ambos entraron en aquel hospital.
“P-Pero cómo… ¿Cómo es posible…?” Confundida, miró a TaeHyung
esta vez. “¿En qué momento?”
TaeHyung se encogió de hombros, compartiendo una mirada fugaz con
Jungkook, quien parecía sorprendido. “No lo sé, señora Bang, supongo que
ha debido de ser un descuido. Jungkook dice que usted es muy buena.”
“¡Pues por supuesto que soy buena!” Exclamó, avergonzada e inclusive
ofendida. “Quiero la revancha ahora mismo, mocoso. Seguro que has hecho
trampas…”
Así mismo, el rubio le concedió la revancha. Una revancha que volvió a
ganar en tiempo récord, del mismo modo en que ganó la segunda, tercera,
cuarta y hasta quinta revancha, viéndose obligado a rechazar una sexta
petición, pues no quería ser abusivo, ni siquiera cuando se había planteado
dejar a la furibunda mujer ganar.
“¡Maldita sea! ¡Esto no puede ser verdad!” Elettra siseó, completamente
ofendida. “¡Y tú deja de reírte!” Se dirigió a su marido.
“Hoy es el mejor día de mi vida…” Suspiraba el señor Bang, acomodado
en aquella silla de ruedas como si estuviera viendo su película favorita.
“Cinco a cero, no he visto nada igual desde el último mundial que vi…”
TaeHyung se aclaró la garganta, mordiéndose el labio para evitar sonreír.
“En su defensa, debo decir que ha sido la mejor oponente que he tenido
nunca, señora Bang. Debe estar muy orgullosa.”
“Lo estaré cuando te gane, renacuajo.”
“Eso no lo veo tan probable… Pero me encantará verlo, sin lugar a
dudas.” Dijo, descaradamente, sólo para provocar a la mujer, cuyos ojos
brillaron, aceptando aquel desafío y señalándolo con una sonrisa perversa.
“No más que a mí, mocoso descarado. La próxima vez que vengas, espero
que traigas chocolatinas como para alimentar a toda una nación, porque vas a
perder tantas veces que vamos a tener que intercambiar sillas. Y no vas a
querer volver en tu vida…”
TaeHyung correspondió su sonrisa, mostrándole sus dientes y tendiéndole
la mano. “Trato hecho, señora Bang.”
Ella se la estrechó. “Trato hecho.”
El reloj de Jungkook sonó, avisándoles de que su tiempo allí llegaba a su
fin, desgraciadamente para todos.
“Tenemos que irnos, el horario de visita está por acabar.”
“Cierto.” Recordaba Kim, asintiendo mientras veía al azabache ponerse en
pie y él hacía lo mismo, agarrando su abrigo que había colocado en el
respaldar de la silla.
“¿Cuándo volvéis? Mi mujer probablemente vaya a necesitar practicar si
quiere ganar al muchachito.” Quiso saber el señor Bang, recibiendo un golpe
por parte de la susodicha para nada indiscreto. “¡Oye! Vigila esas manos,
bestia.”
TaeHyung, quien terminaba de colocarse su abrigo, no supo qué respuesta
darle, ya que él dependía un poco de lo que Jungkook propusiera, así que le
miró, en busca de una respuesta.
“Tal vez el próximo lunes nos tengáis por aquí de nuevo. Hay tiempo de
sobra para practicar, Elettra.” Bromeó con la mujer, apunto de recibir un
golpe por su parte. “No me golpee, señora Bang, sabe que yo estoy de su
parte.”
Por supuesto, el rubio le fulminó, así que él le guiñó un ojo.
“Más te vale…”
“¿Cuáles son sus chocolatinas favoritas, señora Bang?”
“Baci Perugina, son bombones de mi tierra.” Respondió.
Hubo un segundo en el que TaeHyung perdió el hilo de la conversación al
recordar a su madre, quien también fue una gran fanática de aquellos dulces
italianos, aquellos que su padre siempre terminaba consiguiendo de alguna
manera. Una pequeña sonrisa jaló de sus labios.
“Tiene usted un muy buen gusto, a mi madre le encantaban esos
bombones.”
Ella le devolvió la sonrisa, como si no estuvieran desafiándose
mutuamente. Tal vez porque entendió el significado tras aquella mirada
perdida y esa sonrisa triste.
“Nos veremos el próximo lunes.”
“Por supuesto que nos veremos, mocoso.”
“Un placer conocerla, igualmente a usted, señor Bang.”
“El placer es mío, créeme.” Le dijo Chungmo, haciéndole reír. “Adiós,
Jungkook, tened cuidado.”
“Adiós, nos vemos la semana que viene.”
Se alejaron por donde habían venido, oyendo el leve murmullo de la
señora Bang al decir: “Me encanta ese chico… Voy a acabar con él.” Y, por
supuesto, la risa de su marido.
Él sonrió, pues aquel encuentro había superado sus expectativas y el hueco
en su corazón ahora estaba lleno, dándole una sensación de inexplicable
felicidad, como si no sólo conocer a Aram, aquel niño dulce e inocente,
apasionado por las fábulas, hubiese sido la mejor experiencia que había
vivido en mucho tiempo, también conocer al señor y la señora Bang.
“Creo que les has gustado, ¿eh, rubito?” Señalaba Jungkook, sacándolo de
su pequeña burbuja.
Este le observó. “¿Tú crees?”
“Pues claro, no he visto a la señora Bang tan emocionada desde que su
marido le preparó un banquete lleno de comida típica italiana, para celebrar
su primer aniversario juntos en el hospital. Le has dado una nueva meta.”
La sensación de una manta aterciopelada cubriéndole el corazón le hizo
reír. “Eso espero…”
“¿Vas a dejarle ganar?”
“Ni de broma.” Respondió al instante. Jungkook volvió a reír, sacándole
una pequeña sonrisa. “Si dejo que gane, arruinaría su meta por el simple
hecho de que no la conseguiría con su propio esfuerzo. Sería injusto para
ella.”
“Supongo que tienes razón, es muy honesto por tu parte. Me gusta que
pienses así… Además, verte ganar tantas veces resulta bastante excitante.”
Kim se relamió los labios, ocultando así su sonrisa y prefiriendo no decir
nada, pues oír a Jungkook admitir aquello era más que suficiente para coronar
sus cinco victorias anteriores frente a la señora Bang.
Sin embargo, incluso si tuvo intenciones de decir algo al respecto,
tampoco sería muy capaz, pues todo su mundo dejó de funcionar en cuanto
apartó la mirada de Jungkook y se enfocó en el frente, presenciando el
momento exacto en que las puertas del ascensor frente a él se abrían y Park
Changmin aparecía tras estas, su silla de ruedas siendo empujada por una
enfermera. Estaba lleno de vendas, heridas que aún no sanaban y tenía desde
el abdomen hasta los muslos cubierto por una faja apretada.
TaeHyung dejó de respirar, caminar e incluso reaccionar. Se estremeció
tan pronto como reconoció a aquel individuo, causando que un sinfín de
recuerdos fueran a parar a su mente, dejándole inmóvil. No podía apartar los
ojos de Changmin, quien salía del ascensor a tan sólo unos metros de
distancia, sin siquiera haberlo visto.
“¿Qué haces ahí parado? Vamos fuera, tengo hambre.” Oyó la voz de
Jungkook, ajeno a lo que estaba sucediéndole, hasta que se dio la vuelta y vio
su rostro de puro horror, descompuesto. “¿Estás bien?”
El azabache se le acercó con el ceño fruncido, sin comprender por qué no
se movía, hablaba o simplemente pestañeaba. TaeHyung parecía ido, como si
alguien hubiera desconectado su cerebro y sólo quedara un cuerpo sin alma.
Aterrorizado, en completo estado de shock.
Jungkook empezó a preocuparse.
“Rubito, ¿qué ocurre?” Quiso saber nuevamente, mirando hacia todos
lados en busca de lo que había causado aquello.
Entonces, lo vio. Vio al monstruo que tuvo la poca hombría de propasarse
con TaeHyung aquella noche, al que pudo detener milagrosamente para evitar
que pasara a mayores. Que destruyera de manera definitiva una vida ajena. Y
la sangre le hirvió en las venas.
Actuó lo más rápido posible, girando a TaeHyung para que sólo él
estuviera en su campo de visión, impidiéndole seguir presenciando como
Changmin se paseaba por el hospital bajo el cargo de una enfermera y
tomando su rostro cuidadosamente. Hizo que le mirara a los ojos, notando el
terror plasmado en ellos. El corazón se le encogió.
“Oye, escúchame.” Pidió, queriendo ver alguna reacción silenciosa por su
parte. “¿Me oyes?” Kim dejó escapar un suspiro tembloroso. “Sé lo que está
pasando por tu cabeza ahora mismo, pero no tienes nada que temer. Ese
despojo no puede hacerte nada, nunca más podrá, ¿entiendes?”
TaeHyung cerró los ojos con fuerza, deseando hacerse pequeño en ese
preciso instante y sólo así poder desaparecer de la vista de todos. Sin
embargo, Jungkook no lo permitió, acariciándole los pómulos.
“Mírame, TaeHyung, necesito que me prestes atención.” Volvía a pedir. El
rubio así lo hizo. “Vamos a salir del hospital, te llevaré hasta la salida y
quiero que mires hacia el frente en todo momento. Ni a los lados, ni abajo, ni
arriba, sólo al frente. ¿Está bien?”
Él asintió, su cuerpo rígido antes de sentir como Jungkook entrelazaba sus
dedos con los impropios, en un agarre fuerte y seguro, antes de proceder a
jalar suavemente de él. Mantuvo la mirada en el frente, en la puerta de salida,
incluso si podía reproducir la imagen de Changmin en su cabeza sin siquiera
verle.
Sentía cómo le temblaban las manos, como sus extremidades apenas
respondían a lo que el cerebro les ordenaba, como caminaba de manera torpe,
siendo incapaz de mantener la compostura. Y, una vez cruzaron la puerta, el
aire fresco impactó contra su rostro. El corazón se le aceleró, apenas cayendo
en cuenta lo que acababa de pasar.
“Respira hondo.” Oyó a Jungkook decirle, inmediatamente notando sus
manos en los hombros, subiendo hacia su cara, la cual sostuvo. “Aquí fuera
no hay nadie al que no quieras ver, sólo estamos tú y yo, ¿de acuerdo? No
hay nadie que pueda hacerte daño.”
TaeHyung se obligó a sí mismo a respirar hondo, forzando a sus pulmones
a tomar aire, al mismo tiempo en que notaba las caricias que Jungkook le
otorgaba. Cuando su respiración se reguló y ya no sentía el golpeteo
acelerado del corazón en los oídos, levantó la mirada, encontrándose con los
ojos ajenos, fijos en él y llenos de preocupación.
“Lo siento…” Apenas susurró. El azabache negó.
“No quiero que te disculpes por eso, no es tu culpa.” Le recordaba, sin
cesar las caricias. “Lo que te ocurrió es algo difícil de sobrellevar, aunque tú
seas fuerte, TaeHyung. Muy fuerte. Fue injusto y un acto de cobardía, pero
jamás tu culpa.”
Sólo entonces, con esas palabras tan simples pero significativas, los ojos
se le llenaron de lágrimas.
“¿P-Puedes llevarme a otra parte, por favor…?” Susurró, temblando. “No
quiero seguir aquí…”
Jungkook asintió sin pensárselo.
Unos minutos más tarde, le guio hacia su moto, colocándole el casco y
ayudándole a subirse, obligándole a abrazarle por la cintura antes de arrancar,
manteniendo un agarre fuerte que le impidiera caer, incluso si estaba
demasiado débil para sostenerse. Condujo hasta el establecimiento de comida
más lejano que conocía, durante un tiempo, sintiéndole sollozar y temblar
contra su espalda, mientras una ola de impotencia le apretaba el corazón con
fuerza y él sólo era capaz de acariciar el dorso de sus manos juntas sobre su
estómago.
✧c.-018

N/A: Este capítulo es una cura al corazón, considerando la montaña rusa


de emociones que se nos viene encima xD
Cap dedicado a tearainvx ♡♡
Hoy os recomiendo ‘So Big’ de Iyaz, una canción que marcó mi
adolescencia.

La llegada al siguiente bar de confianza de Jungkook fue silenciosa, a


excepción del pequeño llanto constante que TaeHyung emitía, sus temblores
continuos e hipidos que difícilmente Jungkook podía escuchar, pero sí sentir.
Afortunadamente, logró calmarse a sí mismo en un corto plazo de tiempo,
donde sus emociones seguían a flote, pero ya no tenía cómo hacerles frente,
pues se había quedado sin lágrimas.
Jungkook aparcó frente al local, siendo el primero en bajarse de la moto y
ayudarle a hacer lo mismo, deshaciéndose de los broches del casco para que
pudiera quitárselo. Sólo entonces, vio sus ojos rojizos, hinchados y húmedos.
“Muchas gracias por esto…” Susurró TaeHyung, con un tono de voz débil
que no le caracterizaba. “Siento— siento haberte hecho venir hasta tan
lejos…”
“No tienes que disculparte por nada.” Insistía, tomando su mano luego de
guardar ambos cascos protectores en el cajón bajo el asiento, guiándole hacia
dicha cantina. “Ven, sígueme. Aquí venden el mejor ramen que vas a probar
en tu vida.”
Kim tragó saliva, sus ojos todavía llenos de lágrimas. “E-En realidad no
tengo mucha hambre ahora mismo…”
Inmediatamente, Jungkook le observó. “¿Seguro que no? Porque recuerdo
a cierta persona amenazando con dejarme la cuenta bancaria a cero por haber
llegado tarde, y, francamente, ese no es un privilegio que vaya a darle a
cualquiera, rubito.” De nuevo golpeó su barbilla. “Así que aprovecha la
oportunidad.”
Un leve silencio reinó, ambos caminando con lentitud en dirección al
establecimiento. TaeHyung sorbió por la nariz, necesitando algunos segundos
antes de volver a tomar la palabra.
“¿E-Estás incitándome a que me aproveche de ti?”
“De mí no, de mi bondad.” Especificó, queriendo dejar las cosas claras en
anticipación. De él no se aprovechaba nadie.
Quitándose un par de lágrimas, permitió inconscientemente que Jungkook
tomara su mano, mientras se adentraban en el local. “¿Y cuál es la
diferencia?”
“Pues que no te estás aprovechando de mí porque soy consciente de que
yo mismo te he invitado a hacerlo y prácticamente estoy obligándote. Estoy
intentando ser una persona considerada, eso es todo.” Explicó, encogiéndose
de hombros.
TaeHyung comprendió su breve explicación, asintiendo con la cabeza y
manteniéndose en silencio. Jungkook le guio hacia una mesa vacía junto a la
ventana, tomando asiento frente a él sin poder siquiera quitarle los ojos de
encima. Usualmente el rubito presentaba un fuerte carácter, se preocupaba en
demasía por su imagen (incluso si no lo aparentaba) y mantenía ojos en todas
partes; pero ahora no era así. Ahora parecía confundido, fuera de lugar,
asustado, sus ojos moviéndose de un lado a otro a través de la carta que
acababa de abrir. E, inevitablemente, Jungkook se sentía preocupado.
“¿Qué vas a pedir?” Le preguntó al cabo de un par de minutos en
completo silencio.
Este levantó la mirada de aquella carta que estuvo ojeando, sin haberle
prestado atención realmente a lo que había leído. La confusión más honesta
pintó su rostro, dejando escapar un suspiro.
“No… No lo sé, ni siquiera estaba leyendo la carta. Tengo la cabeza en
otra parte ahora mismo…” Admitió, dejándola de vuelta en su sitio.
Jungkook la agarró, dedicándole una pequeña sonrisa.
“Tranquilo, rubito, no te preocupes. Afortunadamente para ti, estás con el
rey del ramen y sé exactamente lo que recomendarte según tus gustos. He
probado toda la carta hasta el momento.”
Su ceño se frunció, viéndose sorprendido ante aquel dato. “¿Toda, toda?”
“Desde el primer plato hasta el último.” Aseguraba con un asentimiento
leve. “Fourth y yo venimos desde que él tiene uso de razón, por lo que ya te
puedes imaginar el tiempo que es eso. Cada vez que volvía, pedía algo nuevo
para probar y así constantemente, hasta haber tachado todo de la carta.”
Por supuesto, el rubio mostró mucha más sorpresa, incluso admiración por
su acompañante, pues él se consideraba a sí mismo alguien bastante
quisquilloso con la comida; ni de broma podía probar cualquier cosa sólo
porque sí.
“Vaya…”
“Sí, es alucinante, lo sé.” Un orgulloso Jungkook dijo, meneando la
cabeza sin borrar aquella sonrisa. “Podría haberme dedicado a ser catador de
comida, pero soy demasiado honesto y maleducado cuando algo me parece
una puta mierda.”
TaeHyung dejó escapar una carcajada que ni él mismo vio venir,
satisfaciendo a Jungkook, cuya sonrisa se ensanchó automáticamente.
“Pues no te habría ido muy bien como catador, no, eso seguro…”
Respiraba hondo, negando cuando logró calmarse.
Ahora se encontraba mucho más tranquilo, desconociendo el momento
exacto en que su mente hizo ‘click’ y cambió de humor sin ningún tipo de
advertencia, como si diez minutos antes no hubiese estado al borde de un
ataque errático de pánico, como si no se hubiera encontrado a Park Changmin
a tan sólo unos metros de distancia. Claramente, él no iba a quejarse, eso
seguro. Cualquier cosa menos eso.
Sin embargo, y para su mala suerte constante, el hecho de encontrarse con
un par de ojos que anteriormente no habían dudado en hacerle sentir
incómodos, resopló, nada más reconocer al ex novio (o lo que sea que fuesen)
de Jungkook a un par de mesas de distancia.
Jungkook notó aquel cambio repentino de humor, frunciendo el ceño.
“¿Va todo bien?”
“Sí, no te preocupes… No es nada.” Masculló, no queriendo ser
demasiado dramático, incluso si aquello no era lo que necesitaba justo ahora.
Probablemente nunca.
El azabache no creyó en sus palabras, analizando su rostro, pues sabía que
estaba ocultándole algo. Una vez más, TaeHyung era muy fácil de leer y él
una persona a la que no le resultaba complicado darse cuenta.
“¿Qué ocurre, TaeHyung? Dímelo.”
Y, finalmente, este supo que ni siquiera existía una posibilidad de dejarlo
pasar, por lo que se vio obligado a abrir la boca. “Es… Tu ex novio, amigo,
lo que sea… Está a unas mesas de diferencia, no para de mirar.”
De manera automática, Jeon se dio la vuelta, topándose con los ojos
oscuros de Seokhwa, aquel que no tardó en apartar la mirada, como si
hubiese sido pillado in fraganti. Relamiéndose los labios, suspiró, volviendo a
observar a TaeHyung.
“Cámbiame el sitio, ponte en mi lugar.” Le indicó, poniéndose en pie.
“No es necesario, Jungkook, de verdad.”
“TaeHyung, hazme caso, ¿de acuerdo? Después de lo que ha pasado hoy
no voy a dejar que otra cosa te cause inconvenientes, así que ponte en pie y
siéntate en mi silla.” Insistió a modo de ultimátum, logrando que este tragase
saliva.
El rubio se puso en pie, aclarándose la garganta. “Está bien, está bien…”
“…o si lo prefieres, puedes sentarte en mis piernas, soy bastante cómodo y
no me quejo.” Añadió en el último momento, recibiendo una mirada
fulminante. Sus cejas se alzaron, tomándoselo como un claro rechazo.
“¿No?” TaeHyung parpadeó. “Bueno, vale… Tú te lo pierdes.”
Un segundo después, estaba intercambiando asientos con TaeHyung,
quedando frente a frente, pero esta vez siendo él quien tuviera a Seokhwa y
sus ojos acechadores encima todo el tiempo. Era verdaderamente incómodo.”
TaeHyung volvió a tomar la palabra tiempo después, tras un corto silencio
para nada incómodo.
“¿Y bien… qué me recomiendas? Ya que eres todo un experto.”
Manteniendo ambas manos bajo su barbilla, miró con atención al azabache,
encontrándose con sus ojos en el proceso.
Jungkook se mostró pensativo. “Hm… Depende. ¿Fideos de arroz o de
trigo?”
“De arroz, aunque no me molesta si son de trigo. Tampoco suelo comerlos
muy a menudo…” Respondió, oyéndole bufar.
“Perfecto… Justo la respuesta que esperaba viniendo de ti. ¿Te gusta el
picante?”
En esta ocasión, TaeHyung negó rotundamente, sin necesidad de
pensárselo. Era extremadamente sensible al picante.
“Nada de nada.”
“Otra respuesta igual de previsible, bien, no estoy sorprendido. ¿Carne de
cerdo o ternera? O de res, como prefieras llamarlo.”
Ladeando la cabeza, lo pensó por unos instantes, antes de contestar,
todavía manteniéndole la mirada. “De res.”
“¿Con o sin verduras? Asumo que con, porque antes de esto ibas a
desplumar mi cuenta bancaria con una maldita ensalada presa, o caprese,
como se llame.”
TaeHyung bufó, poniendo los ojos en blanco. Sabía que no desperdiciaría
una oportunidad para meterse con su alimentación, pues todos caían en el
mismo tópico.
“Caprese.”
“Lo que sea… ¿Con o sin verduras?”
“No me gustan todas las verduras, pero sí, con verduras. Y, para tu
información, no iba a desplumar ninguna cuenta bancaría porque yo mismo
puedo pagar mi comida.” Señaló, viendo su sonrisa en primer plano.
“Además, no entiendo por qué tanto rechazo hacia las ensaladas, cuando es
una de las comidas más simples, variadas y sanas que existen.”
“Sí, sí, por supuesto… Riquísimas todas.”
El azabache no pudo ocultar lo perezoso que se sentía de participar en
aquella absurda guerra sobre ensaladas, echándose hacia atrás y bufando
como si estuviera intentando no dormirse. Por supuesto, y como era de
esperar, su comportamiento ofendió a TaeHyung, quién le golpeó por debajo
de la mesa. Este saltó tras el impacto.
“¡Oye, ten cuidado donde golpeas! Un poco más arriba y me dejas sin
herencia…”
“No hagas esas caras, eres un maleducado.”
“Ya te lo advertí, de hecho, que soy demasiado honesto y maleducado
cuando algo me parece una puta mierda. E indudablemente, las ensaladas me
lo parecen.”
TaeHyung bufó. “Serás idiota…”
“Lo que tú digas, rubito.” Asentía, dejando pasar aquel insulto como si
nada, para volver a sentarse recto. “¿Continuamos con el cuestionario para
elegir qué plato vas a escoger, o estás muy ofendido?”
Todavía fulminándole, al no haberse recuperado de su evidente molestia,
el rubio sentenció. “Continuamos.”
“Perfecto. ¿Quieres que lleve brotes de soja?”
“Sí, claro, me gustan los brotes.”
Jungkook le observó con los ojos entrecerrados, como si estuviera
deseando hacerle la siguiente pregunta: “¿Eres un poni? Así, por
casualidad…”
Él, quien no se la esperaba, pero tampoco resultaba sorprendente recibirla,
volvió a bufar.
“¿Y tú eres gilipollas?” Aquella respuesta confundió al azabache.
“Eh… ¿no…?”
Sus cejas se alzaron. “¿Seguro?”
“Sí, creo que sí…” Asintió. “¿Pero eres un poni o no? Porque sólo comes
verdura, brotes y fideos de arroz. No sé si estoy sentado con el hijo del
alcalde o con su gato persa.”
Otro bufido abandonó los ojos de TaeHyung, quien se echó hacia atrás en
la silla, cansado y bastante molesto para ser una persona bastante calmada (o
al menos, así se consideraba a sí mismo la gran mayoría del tiempo).
Jungkook estaba poniéndole de los nervios con sus bromas absurdas y
comparaciones sin sentido.
“¿Sabes qué? Vamos a hacer una cosa.” Inclinándose hacia delante de
nuevo, le desafió con la mirada. “Vas a elegir por mí lo que comeré, ¿de
acuerdo?”
“Me interesa, continua.”
“…Decidirás cuál será mi comida de hoy, pero bajo la única condición de
que no será nada picante.” En cuanto el ceño ajeno se frunció, decepcionado,
añadió. “No puedo comer picante, así que deja de mirarme así.”
Él suspiró, aceptando a regañadientes. “Bueno…”
“Si das en el clavo y eliges algo que definitivamente volvería a pedir una
segunda vez, te deberé un favor. Si no, me lo deberás tú a mí. ¿Trato?”
Tan pronto como TaeHyung le tendió la mano para que este la estrechara,
aceptando, Jungkook no dudó ni por un momento en hacerlo, apretando
suavemente, sellando aquel trato. Y es que estaría mal de la cabeza si no
llegaba a aceptar una propuesta tan jugosa como aquella. Especialmente, si
venía de TaeHyung.
“Trato hecho, rubito.”
“Bien.” Satisfecho, se acomodó en la silla. “Y, por favor, insisto, nada de
picante.”
“Puedes estar tranquilo, no voy a elegir nada que pueda causarte una
úlcera estomacal a largo plazo. Te he traído aquí para disfrutar, ya que aún no
aceptas mi propuesta de pasar la noche conmigo.” Señaló, dejándole mucho
más calmado, incluso con aquella insinuación para nada indiscreta de por
medio.
TaeHyung soltó una risita, viéndole ponerse en pie. “No pierdas la
esperanza tan rápido.”
“Y no lo hago, descuida.” Agarrando su teléfono de la mesa, aseguró. “En
seguida vuelvo con la comida. Vas a alucinar.”
“Más te vale…”
Jungkook desapareció de su vista unos segundos después, alejándose entre
las mesas en dirección a la barra. Una vez a solas consigo mismo, suspiró,
sacando su teléfono móvil, pues no quería quedarse sin hacer nada, en caso
de que los pensamientos autodestructivos volvieran a hacer su aparición.
Odiaba tener que enfrentarse a ellos él solo.
Buscó el chat de Banky en los más recientes, recordándose que debía
fijarlo para que no fuera tan difícil encontrarlo entre toda esa marabunta que
comúnmente se presentaba en sus mensajes.
TaeHyung:
Hola, estoy esperando a que Jungkook traiga la comida y me aburro. Hoy
ha sido un día intenso… No iré a clases. ¿Qué haces?
Escribió, esperando una respuesta temprana. Afortunadamente, dicha
respuesta llegó en menos de medio minuto, lo que le hizo agradecer en voz
baja tener un amigo tan pendiente del teléfono.
Banky Universaly:
Justo estoy saliendo de almorzar, voy a mi penúltima clases. Estoy
agotado…
¿Qué te pasa? ¿Por qué dices eso y por qué no vienes? ¿Va todo bien?
Él se mordió el labio.
TaeHyung:
He conocido a un matrimonio increíble en el hospital, incluso competí
contra la mujer al ajedrez, le gané cinco partidas y me ha retado para el
próximo lunes.
Todo ha ido genial por esa parte, me emociona mucho todo esto del
voluntariado.
Pero al salir de allí, me he encontrado con Changmin y no he podido evitar
que el mundo se me viniera encima. Estoy muy enfadado… Odio que las
cosas sean así.
Conforme terminaba de escribir, con una mueca amarga en el rostro, sintió
la presencia de alguien frente a él, lo que le hizo levantar la mirada
inmediatamente, asumiendo que se encontraría con Jungkook. Sin embargo,
estaba muy lejos de ser así.
Frente a él, aquel chico cuyos ojos parecían estar imantados a su nuca se
encontraba, dándole una mirada de pocos amigos. Ni siquiera pudo leer la
respuesta de Bank cuando se vio obligado a bloquear el teléfono por mera
privacidad, observándole con confusión. Había sido tan maleducado de tomar
asiento sin pedir permiso siquiera.
“Eh… ¿hola? ¿Te puedo ayudar en algo?”
“Sí, en realidad, sí que puedes.” Asintió, su tono de voz sonando a la
defensiva desde el primer momento, cosa que le alertó. No estaba en
condiciones de pasar por algo como eso justo ahora. “¿Eres el nuevo novio de
Jungkook?”
“No lo soy.”
“¿Y qué haces aquí con él?”
Sutilmente se encogió de hombros. “¿Comer…? Es un restaurante, digo, la
gente viene aquí por eso.”
Un bufido abandonó sus labios. Él ni siquiera esperaba sonar tan
sarcástico. En realidad, desearía no haberlo hecho, en primer lugar.
“No me vaciles, ¿quieres? Te lo pregunto porque antes de ti, Jungkook
estaba conmigo, pero de un momento a otro me dejó. Esta es la quinta vez
que lo veo contigo a su alrededor, y si no eres su pareja, ¿qué se supone que
eres?”
“Amigos, somos amigos.” Respondió, lo más calmadamente posible.
El chico frunció el ceño, tomándose aquella respuesta como algo muy
parecido a un insulto. “Jungkook no tiene amigos, o al menos, no como tú.”
TaeHyung no entendía qué significaba eso, pero tampoco sabía si quería
preguntar.
“¿Disculpa?”
“Eres su tipo, cariño.” Lo señaló con descaro. “Igual que lo era yo hasta
hace meses, así que probablemente esté intentando reemplazarme contigo.
Algo que, y no te ofendas, no va a conseguir.” Murmuró aquello último.
Incapaz de ocultar su inconformidad con las palabras usadas, TaeHyung
ladeó la cabeza. “Primero que todo, no estoy interesado en ser tu reemplazo.
En absoluto, créeme. Y segundo, no lo soy. De verdad, te lo puedo asegurar
con la mano en el pecho.”
“Porque no puedes.”
Él se inclinó, apoyándose con los codos en la mesa. Estaba comenzando a
hartarse. “Porque no lo necesito.”
Entonces, se rio. En su cara. Se rio en su cara.
“Te besó delante de mis narices, corazón… ¿Por qué crees que lo hizo?
Buscaba ponerme celoso.” Recordó, algo que hizo a TaeHyung sentirse aún
más molesto. “Incluso si me dejó él a mí, todavía está interesado, siento ser
yo quien te lo diga.”
TaeHyung respiró hondo, obligándose a mantener la compostura y lo que
era aún más complicado, la calma. No estaba en su mejor momento,
definitivamente.
“No tienes que sentir nada, eh… ¿Cómo es que te llamas?”
“Seokhwa.”
“Seokhwa, eso. No tienes que sentir nada, Seokhwa, porque, como estoy
tratando de decirte, Jungkook y yo no somos nada. Apenas nos conocemos,
no sé casi nada sobre él. Tampoco me interesa.”
“Ya…” Musitó, en apenas un bufido. “No te interesa, por eso estás aquí
comiendo con él, ¿verdad?
Apunto de sufrir un tic nervioso, el rubio apretó los labios. ¿Quién
demonios se creía que era para acercarse así como si nada e intentar
humillarlo de una manera tan descarada? Era abusivo, injusto y una falta de
educación tan grande que él no estaba dispuesto a tolerar. No de alguien que
le hablaba como si intentara señalar lo inferior que era en comparación a sí
mismo. Estaba muy fuera de lugar.
“Sí, por eso estoy aquí, comiendo con él a pesar de que no me interesa.”
Señaló, con los nervios a flor de piel. “Y allí estás tú, en la otra parte del bar
porque, incluso si todavía está interesado en ti, o eso quieres creer, no te ha
invitado.”
Esta vez, los ojos del individuo se oscurecieron, dispuesto a contratacar
antes de que Kim volviera a abrir la boca, sin paciencia alguna. Había
rebosado sus límites.
“No sé quién te has pensado que eres para acercarte a mí e insinuar que
estás por encima, pero lo que si sé, es que estás muy equivocado si crees que
voy a permitírtelo.”
“Lo único que digo es que—”
TaeHyung le interrumpió, tajante, ni siquiera titubeando en atacarle de
vuelta.
“Cállate, estoy hablando yo. No sigas demostrando la poca educación y
falta de amor propio que tienes, hazme el favor.”
La mandíbula del contrario se apretó, rojo de la rabia. “¿Cómo te atreves
a…?”
Por supuesto, TaeHyung volvió a interrumpirle. No iba a perder más
tiempo escuchando como la bilis le salía por la boca en forma de palabras
absurdas y sin sentido alguno. Tenía cosas más importantes que hacer.
“Si lo que tanto te molesta que Jungkook haya roto contigo, vas a su mesa
y le lloras a él, no a mí. Yo no tengo nada que ver. No soy tu reemplazo, ni
busco serlo, así que no me molestes.”
“Eres un imbécil.”
“Y tú un descarado.” Le dijo, encogiéndose de hombros. ‘Ahora vete a
contarle tus problemas a quienes sí le interesen, porque no es mi caso, te lo
aseguro.’ Le invitó cortésmente a marcharse, y, viendo que seguía allí
sentado, levantó las cejas, haciéndole un gesto con la mano. “Largo.”
Tan pronto como los ojos de Seokhwa se encontraron con aquellos
oscuros, penetrantes y pertenecientes a Jungkook, quien se acercaba con una
bandeja de comida tras él rubio, soltó un bufido, poniéndose en pie.
“Vete a la mierda.” Escupió, dándose la vuelta.
Kim asintió. “Allí nos veremos.”
Viéndole marchar, soltó un bufido, meneando la cabeza de un lado a otro.
Estaba cansado de que todos los imbéciles se le pusieran en fila para tocarle
las narices. No tenía tanto aguante, ya no.
Jungkook anunció su llegada dejando la bandeja sobre la mesa, viéndose
preocupado cuando miró a TaeHyung.
“¿Qué hacía Seokhwa aquí? ¿Qué te ha dicho?” Quiso saber, mirándole
con interés.
TaeHyung, por supuesto, no estaba dispuesto a echarle más leña al fuego,
por lo que simplemente negó, restándole importancia. Una importancia que
en realidad sí tenía, pues la gente no podía tomarse tanta libertad.
“Nada importante, no te preocupes.” Se apresuró en negar. “¿Cuál es mi
plato?”
“Este de aquí.” Tendiéndole el que estaba más al borde, Jungkook dijo,
sus ojos fulminando a Seokhwa, quien había vuelto a su mesa.
No necesitaba ser un genio para saber cuál había sido su motivo para
acercarse a TaeHyung (pues tenía muy claro que Seokhwa tuvo la iniciativa),
pues conocía al susodicho como la palma de su mano. Sabía lo orgulloso que
era, lo inseguro que se volvía y qué tanto odiaba aquel hecho, llegando así a
querer defenderse de unos ataques jamás recibidos.
“Huele bien… ¿Qué lleva?”
“Mucho picante.” Dijo, para que automáticamente TaeHyung le fulminara.
Él rio. “Es broma, es broma. Tiene brotes de soja, huevo marinado en
diferentes salsas, caldo y carne de cerdo, fideos de trigo y brotes de bambú
fermentados. Especialidad de la casa.”
“¿Brotes de bambú?” Horrorizado, miró al azabache, seguido de su plato.
“¿Y no le has puesto verduras?”
Este alzó las cejas. “Era mi elección, ¿cierto? Pues come y no te quejes.”
“Pero brotes de bambú…”
“Suena asqueroso, lo sé, pero hazme caso, no te vas a arrepentir. Sé de lo
que te hablo.”
Suspirando, finalmente accedió, pues habían llegado a un trato y él era un
hombre de palabra. Una palabra de la que ahora mismo se arrepentía.
“Bueno…”
“Primero prueba el caldo y después los fideos, así sabe muchísimo mejor.”
Aconsejó, recibiendo una mirada temerosa por su parte. “No me mires así,
rubito. Me vas a dar la razón, ya lo verás.”
“Eh…”
“Come.” Sentenció, con una mirada de advertencia.
TaeHyung tragó saliva. Incluso cuando quiso retrasar el momento de
probar aquella comida, sabía que no podía hacerlo por mucho tiempo.
Primero porque se iba a enfriar y seguramente supiera mucho peor, segundo
porque Jungkook le observaba como si fuera su guardaespaldas. No tenía otra
opción.
Hundiendo la cuchara en el cuenco, tomó una porción de caldo que se
llevó temblorosamente hasta los labios, absorbiéndolo con los ojos cerrados.
Al instante el fuerte sabor inundó su paladar. Estaba caliente, algo salado y
podía notar la carne de cerdo además de las verduras. Para su sorpresa, sabía
delicioso.
Jungkook, expectante, sonrió cuando su expresión fue de estar tocando el
cielo con los dedos.
“¿Qué te parece?”
Kim le observó, sus ojos brillantes. “Es el mejor ramen que he probado en
mi vida, Jungkook…” Admitió, darle la razón resultando más fácil de lo que
creía.
“Te lo dije, rubito, pero no querías hacerme caso. Es el plato favorito de
Fourth, la persona más quisquillosa que conozco con la comida. Ese
desgraciado sólo come verduras, así que claramente te iba a gustar.”
Con una pequeña sonrisa de satisfacción, volvió a probar el caldo. “Está
delicioso… Fourth tiene muy bien gusto.”
“Sí tú lo dices…” Murmuró, enfocándose en su propia comida ahora. El
rubio volvió a observarle, el fantasma de la curiosidad apareciendo a través
de sus ojos.
“Sois muy cercanos, ¿verdad? Fourth, Mos y tú.”
Jungkook asintió. “Desde pequeños, sí.”
“Lo suponía, casi parecéis familia…”
“Somos familia, en realidad. Crecimos en el mismo barrio, Fourth nació
cuando yo tenía apenas cinco años, es como mi hermano pequeño también.
Cuidaba de él siempre que Mos tenía que salir, luego de que sus padres se
fueran.”
Incapaz de ocultar su curiosidad, frunció el ceño. “¿Dónde fueron sus
padres?”
“No lo sé, los abandonaron nada más cumplir Mos los dieciséis, nunca
supimos nada más de ellos. Tuvo que hacerse cargo de Fourth él sólo desde
entonces.”
“Ow…” Murmuró, sintiendo una pequeña punzada de dolor en el pecho.
Ahora podía entender al mayor de esos hermanos mucho mejor. “Debió ser
muy duro para ellos…”
El azabache asintió, dándole la razón. “Fue una mierda, honestamente.
Aunque por suerte tuvimos ayuda de otros vecinos. Los padres de Jaemin, los
de Raehwan, ese que se ofrece siempre a cuidarte el coche… Todo el barrio
estaba pendiente de nosotros. Los tres huérfanos.”
Al instante tragó el segundo nudo que se le formó en la garganta, dejando
a un lado su comida para enfocarse en Jungkook.
“No… No sabía que tú eras…”
“En cierto modo no lo soy, pero ya me entiendes…” Sus labios se
curvaron en una pequeña sonrisa. “Mi padre lleva en la cárcel más tiempo del
que puedo recordar, mi madre murió cuando nací… Es complicado.”
“Entiendo, sí.” Asintió, haciendo una mueca. “Lo siento, no debe ser muy
cómodo para ti hablar de todo esto…”
Jungkook se apresuró en negar. “No, no me molesta. Es la vida que me ha
tocado vivir y no puedo cambiarla, eso es todo. Tuve a un abuelo increíble
que cuidó de mí todo el tiempo que pudo.” Añadió, viéndole sonreír.
“Suena como algo muy bonito…”
“Lo fue, sin duda lo fue.” Correspondiendo a su sonrisa, volvió a darle la
razón. “Aunque no le gustaba mucho eso de las carreras… Casi le da algo
cuando tuve el accidente.”
TaeHyung rio casi tímidamente. “Pobrecito, normal que no le gusten. Yo
estaba atacado el día que te vi competir y ni siquiera te conozco lo suficiente,
no me quiero ni imaginar como estaba ese pobre hombre.”
“Ya, yo tampoco… Sí que se lo hice pasar un poco mal, sí…”
“¿Por eso dejaste de competir?”
“Se lo prometí luego del accidente, no quería que se preocupase por mí
más de lo debido. Suficiente tuvo con mi padre.” Explicó, sus labios
apretándose en una mueca de decepción tras agachar la cabeza. “Aunque no
he sido capaz de cumplirlo…”
Notando su pequeña bajada de ánimos, el rubio se aclaró la garganta,
aventurándose a darle un par de golpecitos en la mano, sólo para que volviera
a mirarle.
“Desconozco por qué terminaste participando en esa carrera, Jungkook,
pero estoy seguro de que, fuesen cuales fuesen tus razones, él lo hubiera
entendido perfectamente. E incluso sé que estaría muy orgulloso de tu
victoria.”
Aquellas palabras, inevitablemente, calaron en lo más profundo de su
corazón, esbozando una diminuta sonrisa, mientras sus ojos permanecían
fijos en los de TaeHyung, quien le correspondió de inmediato. Su abuelo
había sido quien le inculcó aquellos valores que él siempre llevaba por
delante. Por supuesto que lo hubiese entendido.
“Yo también lo creo, sí…” Susurró, asintiendo.
Al cabo de media hora, ambos terminaron sus platos mientras charlaban de
cosas banales, prácticamente sin sentido. Jungkook continuaba burlándose de
la alimentación mientras este simplemente bufaba, optaba por ignorarlo y se
enfocaba en su comida, hasta que el azabache hacía un pequeño chiste y se
reía.
“No he comido tanto en mi vida…” Suspiraba TaeHyung, echándose hacia
atrás en la silla.
“¿A que ha merecido la pena?”
Poniendo su cuenco en la bandeja junto al del rubio, Jungkook levantó las
cejas en su dirección, viéndole asentir.
“Sí…”
“Te lo dije.”
“Lo sé, lo sé… No me lo recuerdes.” Resoplaba, oyéndole reír mientras
veía como se ponía en pie. “¿Vas a pagar?”
“No, al baño. Ya pagué antes, cuando pedí. ¿Por qué? ¿Quieres algo
más?”
De inmediato, negó, viéndose tan horrorizado que le hizo reír. “No, no por
supuesto que no… Es por si te importaba que te esperase fuera mientras.
Necesito hablar con mi padre antes de que se me olvide y aquí dentro hay
mucho ruido.”
“Sí, sin problemas, no te preocupes. Ve.”
“Gracias.” Kim le sonrió, poniéndose en pie mientras agarraba sus cosas.
Una vez tuvo sus pertenencias consigo, fue directo hacia la salida,
abandonando el local bajo la atenta mirada del azabache, quién esperó a no
ver rastro alguno de él para moverse también.
Jungkook miró a su alrededor, específicamente a la mesa que se
encontraba a lo lejos, donde Seokhwa, aún pendiente a ellos, estaba,
topándose una vez más con su mirada penetrante y oscura. Apretando la
mandíbula, no dudó ni por un segundo caminar hacia él, muy seguro de lo
que hacía.
Llegó a su altura sin titubear, aprovechando la soledad con la que este
contaba para sentarse frente a él en la mesa, del mismo modo en que había
hecho con TaeHyung.
“¿Qué haces aquí?” Quiso saber, mirándole con recelo.
“Vengo a aclararte un par de cosas que pareces no haber entendido.”
Explicó, relamiéndose los labios.
Seokhwa soltó un bufido. “¿Qué cosas?”
“El por qué te dejé. Algo que en realidad ni siquiera debería explicarte
porque, en primer lugar, habíamos acordado que no sería nada serio, pero tú
decidiste saltarte ese paso e ignorar mis limitaciones.”
“No fue mi culpa haberme enamorado de ti, Jungkook.”
“Claro que no.” Estuvo de acuerdo. “Ni tampoco la mía haber tomado la
decisión de dejarte porque no quería seguir involucrado contigo.”
El castaño volvió a bufar, echándose hacia atrás.
“Ya…”
Jungkook ladeó la cabeza, buscando la forma correcta de expresarse sin
ser demasiado brusco, incluso si deseaba serlo. “Siéndote honesto, Seokhwa,
no me importa cómo te sientas con respecto a mí.” Admitió. “Me importaba
hasta hace una hora, aproximadamente, cuando decidiste sentarte frente a mi
acompañante para incordiar, creyéndote con un derecho que no tienes.”
“¿Ese imbécil te ha dicho—”
“No le llames imbécil.” Interrumpió lo que estaba por decir. “Y no, él no
me ha dicho nada, tampoco ha sido necesario, porque, aunque no lo creas, te
conozco muy bien.”
“¿Sí?”
“Sí.” Asintió, levantando las cejas. “Sé que eres tan inseguro como para
acercarte a cualquiera que veas como una amenaza e intentar quitarlo de en
medio, creyendo que son tu reemplazo. Me resulta adorable, en cierto modo.”
Con los labios apretados y una mueca de pocos amigos, Seokhwa frunció
el ceño. “¿El qué?”
“Que creas haber tenido un impacto en mi vida lo suficientemente grande
como para tener que reemplazarte.” Respondió, sabiendo que sus palabras
habían conseguido el efecto deseado cuando se removió. “Y aun peor, que
creas que usaría a alguien como TaeHyung para hacerlo.”
“TaeHyung… ¿Él es TaeHyung?” Pronunció su nombre con repulsión,
casi bufando.
Asintiendo, Jungkook esperó a que dijese algo, cuando sólo parecía estar
tragándose su propia bilis, digiriendo sus últimas palabras. Al ver que no
decía nada, apoyó sus codos sobre la mesa, mirándole atentamente.
“Te lo diré por primera y última vez, Seokhwa: olvídame. Si tan
enamorado estás, desenamórate y sigue con tu vida, o al menos permíteme a
mí hacer lo mismo con la mía.” Sentenció, poniéndose en pie. “Muchas
gracias.”
“No me vengas con tecnicismos, Jungkook, sé claro. Simplemente di que
quieres follarte a ese gilipollas y ya.” Dijo, antes de que pudiera dar cualquier
paso lejos.
“Lo que yo quiera hacer no es asunto tuyo, nunca lo ha sido.”
Seokhwa asintió. “Muy bien… Como tú digas, no volveré a molestar a tu
nuevo novio si tanto le ofende lo que digo.”
“No le ofendes.” De inmediato le aclaró, observando sus ojos oscuros con
desgana. “Te ofendes a ti mismo creyendo que estás por encima de él. Es
absurdo, Seokhwa, francamente… No te humilles así, ¿quieres?”
Las mejillas del castaño se tiñeron de un potente rojo, viéndose furioso.
“Serás…”
Sin embargo, Jungkook se dio la vuelta, despidiéndose con un fugaz y
seco “Adiós.” Antes de alejarse por dónde había venido y salir del local sin
mirar atrás. Estaba harto de Seokhwa y sus jueguecitos mentales.
TaeHyung esperaba por él fuera, guardando el teléfono en sus bolsillos
justo cuando apareció y portando una sonrisa brillante en el rostro.
“Ya estoy.” Le dijo, llegando a su lado. “¿Nos vamos?”
“Sí, por favor. Bank y mi hermano están de camino a mi casa.” Asintió.
“¿Te importa acercarme?”
“No me importa, yo te llevo, descuida.” Respondió, poniendo una mano
en su espalda baja, para así guiarlo hacia el aparcamiento, donde su moto se
encontraba estacionada. “¿Qué tal la llamada con tu padre?”
La sonrisa de TaeHyung fue aún más brillante. “Genial, he conseguido
que mande a pedir tres cajas de Baci perugina.”
“Baci pegu… ¿Esos no son los bombones que la señora Bang mencionó?”
“Así es.” Asintió, satisfecho. “Son sus favoritos, así que he pensado
llevarle algunas cajas el lunes, en caso de que gane nuestro mini torneo.”
“¿Y qué pasa si no gana?”
“Pues se los doy sin más, total, yo no puedo comérmelos.” Encogiéndose
de hombros, oyó al azabache bufar. “El chocolate amargo me da dolor de
cabeza, antes de que llegues a decir alguna de tus tonterías.”
Jungkook rio. “Vaya… Hay qué ver cómo me conoces ya, ¿eh, rubito?”
“Sí, por desgracia sí…” Asentía, dándole una sonrisa fingida que le hizo
reír aún más, mientras permitía que este le colocase el casco.
“¿Por desgracia, en serio? Es bastante ofensivo que le digas eso a la
persona que acaba de descubrirte un nuevo mundo deliberadamente.”
TaeHyung le observó con ojos brillantes, viéndose arrepentido cuando en
realidad no lo estaba, sino que era todo lo contrario.
“Oh, lo siento… ¿Te he ofendido?”
En respuesta, Jungkook demostró su decepción sin dudarlo, jalando de las
correas que sostenía hasta que TaeHyung estuvo a dos centímetros de
distancia, acercándose para atrapar sus labios entre los propios, en un beso
corto, jalando del inferior antes de separarse ruidosamente.
“Bastante, sí… Deberías retirarlo.”
Él por supuesto le dedicó su mejor sonrisa, negando. “Ni de broma.”
✧c.-019 [1/2]

N/A: Me disculpo de antemano por dejarlo aquí, pero creo que entenderéis
la razón del corte jejeje xD
Cap dedicado a borahae_inyourheart ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Too Little Too Late’ de JoJo, ya que me ha dado por
reconectar con los temazos de mi infancia.

Algunas horas más tarde, TaeHyung se encontraba en su habitación,


tumbado en la cama, acompañado por Gemini (quién se encontraba en el
sofá) y Bank (que estaba tumbado junto a él), ambos compartiendo un
helado, ya que Gemini había comprado el suyo propio.
Y es que tan pronto como TaeHyung explicó a su mejor amigo lo sucedido
en el hospital esa misma mañana, este no necesitó más detalles para entrar en
la primera tienda de conveniencia que le pillara cerca, nada más salir de su
última clase en la universidad, recoger a Gemini e inmediatamente
presentarse en el apartamento del rubio con dos tarrinas de helado extra
grandes.
“¿Su ex novio os sigue a todas partes, o cómo va la cosa?” Cuestionaba
Banky, con el ceño fruncido, luego de que TaeHyung les contara a ambos lo
sucedido con aquel chico, Seokhwa.
El rubio se encogió de hombros, escarbando en el bote de helado con la
cuchara. “No fueron novios, sólo tenían encuentros espontáneos… O al
menos eso es lo que Jungkook dice, pero sí, esta es la segunda vez que nos
encontramos con él.”
“Que ni siquiera hayan tenido algo oficial es otra prueba más irrefutable
de que ese chico está mal de la cabeza.”
Gemini emitió un sonido afirmativo. “Estoy de acuerdo con Bank, no
parece una persona muy cuerda…”
“Ya, la verdad es que no…”
Los labios de TaeHyung se fruncieron, pues solo con recordar lo que aquel
individuo había tenido la decencia de decirle, la sangre le hervía. Seguía sin
tener muy claro quién se creía que era para dirigirse a él de esa forma.
“¿Y qué fue lo que te dijo?” Quiso saber su mejor amigo, mostrando
curiosidad.
Él se encogió de hombros, pues en realidad no quería darle más
importancia de la necesaria, incluso su intervención le había sentado como
una patada en el estómago.
“Tonterías, ya sabes… Estaba convencido de que Jungkook quería darle
celos conmigo y que me usaba para reemplazarle, aunque según él, ni
siquiera estoy a su altura.” Tan pronto como dijo aquello, oyó a Bank soltar
un bufido, por lo que de antemano podía imaginarse su mueca.
“Qué descaro…” Expresaba este, poniendo los ojos en blanco.
“Realmente no me importa, no es más que una persona vacía y asustada
vertiendo sus inseguridades sobre mí. No me quita el sueño.”
“La gente tiene el ego muy subido hoy en día…” Murmuraba Gemini,
atento a su teléfono, pues claramente estaba hablando con Fourth, su gran
amigo y persona favorita en el mundo (TaeHyung por supuesto no se puso
celoso en cuanto se enteró de este pequeño detalle. En absoluto).
A la misma vez, el teléfono de TaeHyung sonó junto a él, la pantalla
iluminándose con el contacto de Jungkook. Inmediatamente se incorporó,
tomándolo. Banky le observó con las cejas alzadas.
“Menuda rapidez, hijo de mi vida…”
En respuesta, dejó escapar una risita mientras revisaba los mensajes del
azabache.
Jungkook:
Rubito, necesito que me hagas un favor. Pero no el que me debes por lo de
esta tarde.
Pasándose la lengua por los labios, incapaz de ocultar su sonrisa e interés,
rio para si mismo, bajo la atenta mirada de su mejor amigo. Tecleó una
respuesta breve.
TaeHyung:
Dime.
Banky le codeó, mirando la pantalla. “¿Qué te traes con ese?”
Él se encogió de hombros. “Nada… ¿Por qué lo dices?”
“Porque no te he visto responder tan rápido en mi vida. Y te conozco
desde que teníamos seis años… Ni a mí me respondes con ese ímpetu.”
Dado su grado de dramatismo, TaeHyung dejó escapar un bufido, pero no
pudo negar lo que dijo, pues Jungkook volvió a escribirle, así que su atención
rápidamente cambió de rumbo.
Jungkook:
¿Tienes libros que no utilices o sabes de alguien que los tenga? Estoy
recolectando algunos para el hospital, ya sabes. Cuantos más sean, mejor.
Sin darle una respuesta inmediata, el rubio miró hacia delante, donde tenía
toda su colección de fábulas antiguas y libros que sus padres solían leerle
antes de ir a dormir. Otro suspiro salió, apretando los labios conforme tomaba
una decisión extrema.
Tenía muchos recuerdos escondidos tras aquellas páginas, recuerdos que
no volverían a repetirse, pero sabía que allí le darían un mejor uso.
“Yo tengo varios libros para colorear que mi sobrina no utiliza.” Oyó a
Bank decir, dado que este se encontraba mirando los mensajes también. Entre
ellos no existía la privacidad. “También tengo por ahí guardadas algunas
enciclopedias con descripciones breves. Si las quieres, son todas tuyas.”
Él asintió, mientras tecleaba. “Estaría genial, sí.”
TaeHyung:
Tengo algunos que podrían servir, Banky también. Preguntaré entre mis
compañeros de la facultad si también tienen.
¿Te los llevo el próximo lunes al hospital?
“Gemini, ¿tienes libros que no utilices?”
Su hermano levantó la mirada de su propio teléfono. “¿De qué tipo?”
“A poder ser, libros infantiles.”
“Hm, sí… Creo que tengo bastantes en mi habitación de cuando era
pequeño. ¿Para qué los necesitas? ¿Son para el hospital?”
“Para los niños.” Asintió, viéndole hacer lo mismo.
“Vale, luego te los doy.”
La respuesta de Jungkook tardó menos de lo esperado, haciendo su
teléfono sonar y siendo Bank el primero en leer los mensajes, silbando al
mismo tiempo en que reía. Claramente, aquella reacción captó la atención del
rubio.
Jungkook:
Si el jueves estás libre, ¿podrías llevármelo al estudio? Es más cómodo
para mí, así puedo revisarlos con tiempo.
Además, también sería una buena oportunidad para hablar sobre ese
favor que me debes… Creo que sabes a lo que me refiero, rubito.
Las mejillas de TaeHyung enrojecieron al instante, dejando escapar un
bufido. “Qué descarado…”
“Ese hombre no pierde el tiempo, es increíble.” Expresó su admiración
entre risas.
“Es idiota…”
Incluso si estaba avergonzado por su descaro y lo conveniente que era, no
perdió tiempo en responderle.
TaeHyung:
Tengo clases hasta las ocho de la tarde. ¿Es estrictamente necesario ir o
puedo simplemente llevártelos al hospital? Yo mismo los revisaré.
“¿No vas a aceptar tener una tercera cita con él? Pobrecito… Con lo
ilusionado que se le ve.” Bank cuestionó, más entretenido en aquella
conversación que con su serie favorita.
“No digas tonterías, ni siquiera le has visto…”
Este se encogió de hombros. “Ni falta que me hace.”
Su teléfono sonó.
Jungkook:
Nos vemos el jueves, rubito. A las nueve y media cierro el estudio, pásate
sobre esa hora. No tardes, o será favor doble.
Inmediatamente apretó los labios. Junto a él, la risa del castaño fue más
estruendosa esta vez, logrando que llegara a sentirse un poco humillado por
Jungkook. ¿Quién demonios se creía que era para darle órdenes?
“Será…” Susurró, antes de que el susodicho le enviara el emoticono de un
guiño.
“Pues nada, mañana a prepararse para una tercera cita, cariño.” Banky
golpeó su espalda, burlándose de él al guiñarle un ojo, tal y como Jungkook
había hecho vía mensaje. “Ya sabes, elige bien la ropa interior que vayas a
usar, hay que causar buena impresión.”
“¡Banky!”
TaeHyung no tardó en mostrarse horrorizado, sus ojos como platos y las
mejillas ardiendo otra vez, mientras el mencionado reía sin parar. Su hermano
menor, quien todavía estaba frente a ellos (a pesar de que parecían haber
obviado ese pequeño detalle), les observó con el ceño fruncido y una mueca
de desagrado. No quería crecer nunca.
La noche del jueves llegó más pronto de lo que Jungkook imaginó,
viéndose a sí mismo con las puertas del estudio a medio cerrar, mientras
terminaba de despachar a un cliente, cuya sesión había sido, con diferencia, la
más larga que había tenido en todo el mes.
Estaba agotado y sentía las manos entumecidas, pero no podía negar que
se sentía sumamente orgulloso de su trabajo. Él sabía que era bueno en ello y
jamás le avergonzaba demostrarlo.
“Ya sólo falta hacerte el sombreado y meterle un poco de color a las
flores, yo creo que en una o dos sesiones más, como mucho, lo tienes
terminado.” Le explicaba al cliente, quien observaba su brazo recién tatuado
con adoración.
“Se me va a hacer hasta raro cuando ya lo haya terminado por completo.”
Expresó, en una pequeña risita. “He pasado más tiempo aquí que en mi casa y
te he visto más que a mi mujer. Porque no me gustan los hombres, sino hasta
te pedía una cita.”
Jungkook también rio, contando los billetes y guardándolos en la caja.
“Siempre puedes invitarme a una cerveza, no es nada romántico y yo lo
acepto sin duda.”
“Por supuesto.” Asintió, sin borrar su sonrisa. “He recomendado tu estudio
a varios conocidos míos que me han preguntado por el tatuaje y estaban
interesados, para que lo sepas. Por si quieres hacerme un descuento tímido en
la próxima sesión, ya sabes…”
“Oye, pues te lo agradezco mucho, de verdad. Diles que vengan de tu
parte y te haré un descuento del quince por ciento.”
El hombre, quien a primera vista sólo parecía estar bromeando, habiéndole
incluso guiñado un ojo para acentuar sus intenciones, no pudo evitar mostrar
sorpresa, pues no esperaba aquella respuesta en absoluto.
“Oh, ¿estás hablando en serio?”
Jungkook asintió. “Totalmente, claro que sí. Tú me consigues clientes
nuevos y yo te lo recompenso, considero que es un trato justo. Debo ganarme
a mi público.”
“Por mí encantado, honestamente…” Admitió, haciéndole reír de nuevo.
“Pues bueno, nos vemos dentro de tres semanas otra vez, ¿vale? Le diré a mis
conocidos que vengan de mi parte, así me ahorro algo, que nunca viene mal.”
“Perfecto, en tres semanas nos vemos, Hyuk. Ve con cuidado y acuérdate
de curarte bien ese tatuaje, ¿de acuerdo? No te olvides de la crema.”
“Entendido.”
Hyuk, su cliente favorito, abandonó el estudio poco después,
despidiéndose con la mano y cerrando la puerta a sus espaldas. Jungkook
suspiró, acercándose a esta e inmediatamente cambiando el cartel de
“abierto” por el de “cerrado” nada más darle la vuelta. Odiaba el turno de
tarde, pero Ian había estado tanto tiempo cubriéndole, que casi se sentía como
un criminal frente a su socio.
La camioneta de TaeHyung aparcó frente al estudio exactamente diez
minutos después, mientras que Jungkook terminaba de hacer cuentas y
ordenar un poco el escritorio. Nada más levantar la mirada, vio al rubio con
una caja a rebosar de libros en sus manos, esperando tras la puerta cerrada.
No tardó en ponerse en pie, yendo directamente a abrirla y dejarle pasar.
“Pasa, estaba haciendo cuentas.” Haciéndose a un lado, permitió que se
adentrara antes de volver a cerrar, admirando en el proceso aquella caja.
“¿Has traído todo eso?”
TaeHyung asintió. “Teníamos muchos libros en casa que no usábamos,
Bank también tenía cuadernos de su sobrina para colorear, la gran mayoría
sin estrenar siquiera. Además, he ido preguntando a mis compañeros de
facultad, como te dije y muchos de ellos tienen bibliotecas a rebosar en sus
casas, así que ha sido fácil recolectar.”
Él le ayudó a dejar la caja sobre el mostrador, ya que parecía ser bastante
pesada para llevarla por sí mismo. Ojeando por encima muchos de los libros,
silbó. Ni siquiera sabía si sería capaz de contarlos todos, pues debían ser más
de doscientos fácilmente.
“Wow… No he visto tantos libros desde que fui a la biblioteca pública.”
Expresó, haciéndole reír.
“No sabía que por aquí teníais bibliotecas.”
“Sólo teníamos una y cerró hace más de quince años… Ahora está
abandonado, muchos sintecho lo usan como refugio.”
“Oh, ¿en serio?” Cuestionó, su ceño fruncido.
Jungkook asintió, sacando una de las enciclopedias que Bank le había
dado. “Sí, Raehwan, ese que siempre se queda vigilando tu coche, ¿lo
recuerdas?” TaeHyung asintió. “Él vive allí desde hace bastante.”
El corazón de TaeHyung inmediatamente se apretó en un puño, tragando
saliva e intentando no demostrar cómo se sintió tras aquella noticia, pues no
quería hacerle ver a Jungkook que sentía lástima.
“Qué mierda… ¿No tiene otro sitio para quedarse?”
“Muchas veces le he ofrecido que venga conmigo a vivir, es un buen
amigo mío desde que tengo uso de razón. Sus padres nos ayudaron mucho, ya
te lo dije… Pero él se niega a depender de mí, dice que no le debo nada.”
Entonces, el rubio esbozó una diminuta sonrisa. “Raehwan parece un buen
hombre.”
Y Jungkook asintió al instante, pues no había mayor realidad que esa.
“Es de las mejores personas que he conocido en mi vida, te lo aseguro, no
te haces una idea. Mucha gente tiende a juzgarlo por haber sido un adicto en
el pasado, pero no tienen ni puta idea de lo leal que es.”
“¿Fue adicto…? No… No lo sabía.” Aquella noticia le impactó un poco, a
pesar de que podía imaginárselo.
El azabache volvió a asentir, agarrando otra de las enciclopedias y
revisándola por encima.
“Lleva años limpio, pero pasó mucho tiempo enganchado a la droga y le
han quedado varias secuelas a raíz de eso. Es un buen tipo, siempre está
pendiente al resto, aunque lo ha pasado francamente mal en la vida… Sus
padres murieron y unos meses después el banco le quitó la casa que había
heredado por diversas deudas que tampoco pudo pagar.”
“Eso es una mierda…”
“Bastante.” Concordó, relamiéndose los labios sin darle demasiada
importancia. “Aun así, Raehwan se las arregla con lo poco que tiene, aprecia
las pequeñas cosas y no necesita mucho para ser feliz. Todos le admiramos
por eso.”
Aquella pequeña sonrisa que TaeHyung esbozó anteriormente, volvió,
sintiéndose conmocionado por el modo tan dulce en que Jungkook se refería
a su viejo amigo. Era adorable.
“Es algo digno de admirar, realmente.”
“Lo sé.” Murmuró, agarrando una colección empaquetada de fábulas. “¿Te
han dado una colección entera de cuentos para niños?”
“Sí, son todas las fábulas de Esopo. Aram me dijo que eran sus favoritas
porque le recordaban a su abuelo, así que supuse que le gustaría poder leerlas
todas cada vez que quisiera.” Asintió, sin borrar su sonrisa.
Jungkook le observó con el ceño fruncido. “¿Son tuyas?”
“Eran de mi madre, en realidad, las conservaba desde que era niña y luego
nos las regaló a mi hermano y a mí, pero a Gemini no le gusta mucho eso de
leer…” Explicó, encogiéndose de hombros.
“¿Y estás seguro de que quieres donarlos, rubito? Creo que es una
decisión que debes reconsiderar.”
Como era de esperar, este volvió a asentir, muy sonriente. “Claro que sí,
estoy seguro al cien por cien, descuida. No voy a tener hijos que puedan
heredarlos, probablemente tampoco sobrinos, así que no van a estar en otro
lugar mejor que en una biblioteca llena de niños pequeños.”
Los ojos de un muy sorprendido azabache continuaban sobre él, a la
espera de que en algún momento se arrepintiera por haber añadido aquella
colección a la lista de libros para donarle al hospital. Sin embargo, eso no
pasó. TaeHyung parecía muy convencido, por lo que bufó.
“Pues sí que estás implicado, sí…”
“Por supuesto, ¿qué te piensas? No me tomo esto del voluntariado como
un hobby, para mí es muy serio.”
“Ya, ya lo veo.” Señaló, resoplando mientras guardaba la colección de
nuevo en la caja.
“Además, a mi madre le encantaría saber que sus fábulas estarán rondando
por el hospital que fue su segunda casa durante tanto tiempo. Ella misma los
hubiera donado de haber sido posible.”
De nuevo, le observó con interés. “¿Sin decirte nada?”
“Totalmente, lo haría a escondidas.” Afirmó, haciéndole reír.
“Cómo se nota entonces que eres su hijo…”
TaeHyung no supo cómo tomarse aquello, a pesar de que él también
estaba riendo. “¡Oye! ¿Qué quieres decir con eso?”
“Pues que eso de hacer las cosas a escondidas es algo que, muy
probablemente, tú también harías. Estoy convencido.”
“¡Claro que no!” Negó, sin dejar de reír. “Gemini es quien hace esas cosas
porque está en su etapa rebelde, yo no. Soy bastante decente.”
Jungkook le observó con las cejas alzadas.
“¿No? ¿Seguro?”
“Muy seguro.”
“En ese caso, has tenido muy poca diversión en tu vida…”
De nuevo, un bufido abandonó sus labios, sintiéndose repentinamente
ofendido. Ni siquiera se conocían lo suficiente como para suponer cosas
aleatorias sobre el otro, pero siempre era algo que Jungkook hacía, sin
importar nada.
Él ladeó la cabeza, mirándole con desaprobación, sus cejas alzadas. No
acababa de atacarle con el mayor tópico existente que siempre debían oír las
personas que, como él, eran aplicadas. No lo había hecho en serio.
“¿Perdona? ¿Qué narices te hace pensar eso?”
“Que eres Don Perfecto.” Respondió, sonando demasiado obvio hasta para
él mismo.
Claramente, TaeHyung tomó aquella respuesta como nula e inservible, por
lo que no sólo parecía molesto, también decepcionado, ya que no aportaba
nada de veracidad a sus suposiciones y, francamente, esperaba mucho más de
alguien que parecía muy seguro de lo que decía.
“Sólo por eso, ¿en serio? Creí que ibas a darme una respuesta innovadora,
que me hiciera cambiar de parecer…” Fue incapaz de ocultar dicha
decepción, haciendo un puchero. “Ahora necesito escuchar más razones por
las que creas que soy una persona aburrida.”
“Yo no he dicho aburrida, rubito, sino con escasez de diversión en su
vida.”
“Es lo mismo, no va a sonar mejor porque uses tecnicismos, Jungkook. No
me voy a sentir menos atacado, tampoco.”
Encogiéndose de hombros, el azabache pasó la lengua por sus labios.
Tampoco iba a negarlo. “Bueno, si prefieres decirlo así, adelante… Pero esas
palabras no han salido de mi boca, que conste. No pretendo ofenderte.”
“Y no lo haces, descuida. Quizás me ofenderías si dijeses algo con
fundamento, pero todo lo que sale por tu boca es ridículo.”
Esta vez, fue Jungkook quien se sintió inexplicablemente atacado.
“Ow…” Musitó, sorprendido por la honestidad de sus palabras. “¿Lo que
digo suena ridículo para ti, rubito?” Le vio asentir, así que frunció los labios.
“En ese caso, perdóname.”
TaeHyung asintió, aceptando sus falsas disculpas.
“Siéndote honesto, considero que eres una persona algo aburrida ya que no
haces nada mínimamente cuestionable, todo lo que haces debe ser legal y
correcto; nada fuera de lo normal, porque, claro, como eres abogado…”
“No soy abogado.”
A pesar de su interrupción breve, el azabache siguió hablando,
ignorándolo por completo. “…Te tomas las cosas muy en serio, súper en
serio. No puedes desafiar a la ley, ni seguramente tampoco al alcalde, que es
tu padre.” Continuaba asumiendo, conforme la distancia entre ellos
menguaba. “Debes tener reglas super estrictas hasta contigo mismo, un cartel
gigantesco en tu habitación con todas esas cosas prohibidas que no debes
hacer.”
“¿Cosas prohibidas?” Repitió. Sonaba tan ridículo como parecía.
“Así es, sí.”
“¿Cómo hacerme un tatuaje?”
Jungkook ladeó la cabeza, viéndole dar un paso en su dirección.
“Probablemente.”
“¿O tal vez… Presenciar una carrera clandestina?”
“Sí.” Asintió.
Los labios de TaeHyung se curvaron en una sonrisa ladeada, colocando
sus manos en los hombros del azabache.
“¿Venir hasta el estudio de un tatuador impresentable a estas horas de la
noche, también cuenta?” Dichas manos subieron hasta el cuello ajeno, dedos
fríos causándole un estremecimiento que no pudo ocultar.
Él asintió, sintiendo un cosquilleo en su espina dorsal. “También.”
“¿Besar impresentable del tatuador?”
“Por supuesto.” Volvió a asentir, relamiéndose los labios en cuanto
TaeHyung acarició el inferior con la yema de su pulgar. “Eso debe estar en
mayúsculas.”
Su otra mano acarició muy lentamente la nuca de Jungkook, volviendo a
causarle un estremecimiento, por lo que sonrió, acercándose a él todo lo
posible, únicamente para que sus labios se rozaran de manera ínfima.
“¿Sí? ¿Tú crees?” Susurró contra estos. El azabache asintió una última
vez, decidido incluso si sentía todo su cuerpo en llamas. “Ya… ¿y qué hay de
acostarme con él?”
“Eso no ha pasado todavía.” Le recordó, rodeándole la cintura con ambas
manos.
TaeHyung se separó sólo para poder mirarle a los ojos, casi viéndose
desafiante. “¿Estás seguro?”
✧c.-019 [2/2]

N/A: Este capítulo hace que me sienta un poquito orgullosa de mi


progreso en cierto aspecto jejejeje xD
Cap dedicado a jeeonthvv ♡♡
Hoy os recomiendo ‘THE DEVIL WEARS PRADA’ de PLVTINUM,
Shaker y Vana. Mi canción de la semana.

Jungkook empujó a TaeHyung contra la puerta, cerrándola de un portazo


que resonó por todo el estudio con su espalda. Le besó con ganas. Sediento,
hambriento, luchando con los dichosos botones de su camisa perfectamente
planchada para poder deshacerse de ella. Había perdido la suya propia en el
trayecto hacia aquella sala donde atendía a sus clientes. Sus labios se
trasladaron al cuello ajeno, depositando pequeños besos húmedos y castos.
Kim se estremeció de pies a cabeza.
La situación había escalado demasiado deprisa para que TaeHyung
pudiera entender lo que estaba pasando, lo que él mismo estaba haciendo, en
realidad; pero tampoco tenía lugar para el arrepentimiento en su organismo.
Ni una pizca.
Levantó la cabeza conforme sentía los labios de Jungkook subir por su
cuello, dándole un mejor acceso a su garganta, la cual chupó y casi succionó
ávidamente. Sólo esperaba que no hubiera marcas allí a la mañana siguiente,
porque eso sí era un problema que no deseaba tener por nada del mundo.
“No… No dejes marcas…” Pidió, su voz saliendo con algo de dificultad.
Jungkook besó su mandíbula. “Descuida, no lo haré.”
“Más te vale.”
Aquello fue lo último que dijo, antes de sentir como se separaba de él y le
daba la vuelta, empujándolo de nuevo contra la puerta. La respiración de
Jungkook fue a parar a su cuello, mientras notaba cómo unos dedos hábiles
desabrochaban sus pantalones desde atrás. Él ahogó un jadeó tan pronto
como estos mismos se internaron en su ropa interior.
“No amenaces si no tienes el control.” Oyó su voz seca, causándole
escalofríos, antes de depositar un casto beso en su nuca.
TaeHyung fue a decir algo, pero los dedos de Jungkook rodeándole el
miembro le robaron la voz de cuajo, obligándole a ahogar un gemido cuando
este comenzó a masturbarle con rapidez, impidiéndole pensar con claridad
siquiera.
Pequeños jadeos se escaparon de sus labios involuntariamente, cerrando
los ojos con fuerza al verse incapaz de controlarlos, mucho menos el modo
tan receptivo en que su cuerpo reaccionaba al tacto de Jungkook, quien
masajeaba su miembro y le besaba el cuello sin siquiera pararse a pensar ni
por un segundo, dónde es que estaban. No le importaba, ese dato mucho
menos era relevante, no ahora.
“¿Tienes condones?” Su voz ronca chocó contra el oído de TaeHyung,
quién de estremeció.
Este asintió. “Sí, pero no lubricante.”
“Tendremos que improvisar, entonces.”
Acto seguido, comenzó a masturbarle con más rapidez, formando círculos
con el pulgar alrededor de la punta, apretando sólo un poco la hinchada
cabeza y llenándose así los dedos de líquido preseminal, quién sería su mayor
aliado esa noche, junto a los suaves gemidos melodiosos que TaeHyung
dejaba escapar. Sonaban como música para sus oídos.
Soltó su miembro, terminando por desabrocharle los pantalones que
cayeron hacia abajo por sus piernas, llegando al suelo junto con la ropa
interior y zapatos.
Jungkook se arrodilló en el suelo, impidiéndole darse la vuelta cuando lo
intentó, manteniéndole en esa postura con una mano en su cadera. TaeHyung
suspiró, sintiéndole respirar muy cerca de sus nalgas, aquellas que apretó con
la mano libre. Él jadeó.
“Cuidado dónde tocas…” Apenas susurró, tragando saliva.
La risa ronca llegó a sus oídos. “¿Cuidado? Voy a tocarte por todas partes,
rubito. Ve haciéndote a la idea.” Advirtió, volviendo a apretarlas, disfrutando
de lo esponjosas que se sentían bajo sus manos antes de depositar un casto
beso sobre una de ellas.
Manteniéndose en silencio, simplemente se dejó llevar, permitiendo que
Jungkook hiciera con él lo que quisiera, pues también era algo que él mismo
quería, incluso si no iba a admitirlo en voz alta. Prefería demostrarlo con
acciones, haciéndole ver que estaba receptivo a todo incluso si no quería
perder su orgullo.
Mordió su labio inferior, sintiendo como los labios de Jungkook no se
despegaban de él, trazando una línea de besos de lado a lado e hincando sus
dientes en la tierna carne. TaeHyung siseó, cerrando los ojos con fuerza.
“Imbécil…”
“No me insultes.” Pidió suavemente, empujando un dedo en su interior.
TaeHyung gimió, lo que le hizo sonreír.
Notando como aquel dedo se adentraba lentamente en su interior, si
ningún tipo de resistencia y perfectamente lubricado gracias a su propio
líquido preseminal, no pudo evitar suspirar. Esto no era lo que había planeado
para su noche perfecta de jueves, pero tampoco tenía fuerzas para quejarse;
no cuando estaba usando las únicas que le quedaban para aguantarse los
gemidos.
Jungkook movía la muñeca despacio, de arriba hacia abajo y simulando
tijeras en cuánto añadió un segundo, logrando así dilatarle más
profundamente. Su cabeza daba vueltas, envuelto en una ola de placer que
jamás había experimentado antes, incluso si tuvo una vida sexual bastante
activa en los últimos años. Nunca había sentido que podía alcanzar el límite
sólo con un par de dedos dentro de él, algo que quizás debería hacerle sentir
avergonzado, pero no lo hacía.
Los movimientos eran rápidos pero suaves, dilatando sus paredes con la
única intención de hacerle pasar el mejor momento de su vida cuando
estuviera bajo su poder, bajo sus indicaciones. Apretándole las nalgas con su
mano libre, separándolas para poder ver dicha acción, donde sus dedos
desaparecían tras el fruncido agujero, siendo engullidos.
“No sabes cuánto estoy disfrutando la vista desde aquí abajo…”
Susurraba, con los ojos brillantes, hipnotizado por la imagen. Luego, mordió
su labio inferior, ignorando vilmente la dureza bajo su propia ropa interior.
TaeHyung lloriqueó, apoyando la frente contra la puerta cerrada, tratando
de sostenerse.
“Sólo… Dios… Haz lo q-que tengas que hacer y date prisa.” Pidió, casi
con urgencia. Una urgencia que intentó no demostrar, pero fue imposible.
No tenía lugar para la vergüenza. No cuando en todo lo que podía pensar
era en Jungkook reemplazando sus dedos por su propio miembro cuánto
antes, llenándolo. Estaba desesperado y no era algo que buscara ocultar,
incluso si eso significaba dejar un poco de su orgullo intacto atrás. Podía
correr el riesgo.
Tras él, Jungkook chistó, meneando su cabeza de un lado a otro,
visiblemente decepcionado ante aquella petición, que por supuesto él
rechazó.
“No, no, no, nada de darse prisa. No me gusta ir rápido, sino tomarme mi
tiempo y disfrutar de lo que hago.” Respondió en voz baja, besando una de
sus nalgas castamente, mientras continuaba dilatándole, moviendo la muñeca
un poco más rápido. Otro gemido escapó. “Y a ti también te gusta, por lo que
veo…”
Apoyándose contra la puerta, mantuvo los ojos fuertemente cerrados,
incapaz de ocultar aquellos gemidos por mucho más tiempo cuando ni
siquiera tenía el control de su propio cuerpo. No podía hablar, tampoco
quejarse por el modo tan descarado en que Jungkook se burlaba de él; como
si le gustara hacerle sufrir, como si disfrutara de su evidente desesperación.
En algún momento se lo devolvería, TaeHyung lo tenía muy claro. Pero no
sabía cuándo.
Entonces, el azabache se separó, sacando sus dedos y poniéndole fin a
semejante tortura con un último y sonoro beso en la nalga derecha, que le
hizo estremecerse. Luego, se puso en pie, colocándose detrás del rubio,
procediendo a despojarse de sus prendas restantes.
No tardó demasiado en hallarse a sí mismo completamente desnudo,
pegando su cuerpo a la espalda de TaeHyung y permitiéndole así sentir su
dureza. Este volvió a gemir, segundos antes de que una mano de Jungkook le
rodeara la garganta, dándole un mejor acceso a su oído cuando le empujó
hacia atrás.
“Voy a necesitar tu cooperación ahora.” Susurró, hincando los dientes en
el lóbulo ajeno.
Asintiendo, TaeHyung tragó saliva. No podía hablar, pero sabía que su
desesperación era notable, que Jungkook podía notarla.
Fue liberado en cuestión de segundos, sólo para sentir como aquellas
mismas manos tomaban sus antebrazos y jalaban de estos hacia atrás,
llevándolos hacia su espalda. Él no tenía ni idea de qué iba todo esto, pero
estaba dispuesto a cualquier cosa.
El miembro erecto de Jungkook chocó contra sus dedos, enviándole un
mensaje silencioso que no tardó demasiado en captar. Dificultosamente lo
rodeó como pudo, oyéndole jadear y sintiendo una corriente eléctrica
sacudiendo su espina dorsal, mientras se apresuraba a mover la muñeca,
masturbándolo a un ritmo medio.
Se deleitó esta vez con aquellos sonidos estremecedores, los gemidos
roncos y suaves jadeos que indicaban una mandíbula apretada, sin necesidad
alguna de contenerse. Sonrió, moviendo su mano un poco más rápido,
encontrando que adoraba el simple hecho de complacer sexualmente a otros.
O al menos, a quienes lo deseaban del mismo modo. Adoraba sentirse
deseado, saber que era mutuo y poder jugar con los puntos débiles, causar
placer. Adoraba saber que estaba haciendo las cosas correctamente.
“Joder…” Siseó, su voz ronca acariciándole la mejilla, del mismo modo
en que paseaba los dedos libremente por su garganta.
Comenzó a besarle el cuello, depositando pequeños y cortos besos en la
piel caliente, sintiéndole estremecerse mientras el placer se formaba con
lentitud en su bajo vientre, moviendo las caderas contra las de TaeHyung,
deslizándose contra sus dedos.
“Necesito estar dentro de ti. Ahora.”
Él asintió de nuevo, luchando por encontrar su voz. “Hazlo.”
Finalmente, Jungkook se separó, agachándose en busca de preservativos
guardados en la ropa de TaeHyung y hallando un par de ellos en los bolsillos
de sus pantalones, sacándolos con un suspiro. No tardó en cubrir su miembro
con este, relamiéndose los labios en el proceso. Había jugado lo suficiente
como para sentirse desesperado, ansioso. Necesitado. Tal y como sonaba.
“¿Estás preparado?” Quiso saber, tomándole por las caderas. TaeHyung
volvió a asentir. “Quiero oírte.”
“Lo estoy.”
Usó su mano libre (aquella que no sostenía a TaeHyung) para alinearse en
su entrada, frotando la punta ínfimamente contra el fruncido agujero antes de
comenzar a adentrarse muy lentamente, casi sin moverse.
A pesar de que estaba bien dilatado, pues él mismo se había encargado de
que fuera así, sus paredes le apretaron de manera brusca, abrazándolo,
asfixiándolo y abrasándolo al mismo tiempo; la calidez que su interior
emanaba haciéndole sentir repentinamente mareado. Una vez estuvo dentro
por completo, ambos gimieron al unísono, con los ojos fuertemente cerrados.
“¿Estás bien?” Volvió a preguntar, quedándose quieto para que pudiera
acostumbrarse a la intromisión.
Sin embargo, lejos de sólo asentir, TaeHyung movió las caderas hacia
atrás, enviándole un mensaje muy claro y conciso. Él rio, tomándolo en
cuenta.
Lo sostuvo con mayor determinación, hundiendo los dedos en las caderas
ajenas. Luego, salió de él hasta que sólo la mitad de su miembro estaba fuera,
volviendo a adentrarse con lentitud, penetrándole a un ritmo lento, muy lento,
casi asfixiante. Otro gemido abandonó los labios ajenos, haciéndole saber que
hacía lo correcto cuando acarició ínfimamente su próstata y la espalda de
TaeHyung se arqueó.
Comenzó a moverse un poco más rápido, disfrutando del modo tan
constante en que terminaba encontrándose con las caderas de TaeHyung al
final de cada embestida, como si estuviera anticipándolas. Aquello le
maravillaba más de lo que siquiera podía expresar con palabras.
De repente, se quedó quieto, simplemente admirando el modo en que se
penetraba a sí mismo con su miembro, sus nalgas esponjosas rebotándole en
la pelvis cada dos segundos, gimiendo escandalosamente, sin importar si
estaba siendo demasiado ruidoso o alguien en la calle pudiera escucharle.
Sólo con la vista sentía que podía correrse.
“Joder…” Sollozó, volviendo a reunirse con las caderas del azabache
cuando este empezó a moverse. “Joder, joder, Jungkook.”
Desesperado, buscó apoyó en la puerta, aferrándose a ella como si esta
pudiera frenar su caída cuando las piernas le fallaran estrepitosamente. Podía
notarlas temblar, sin fuerzas para mantenerse en pie siquiera. Jungkook
pareció darse cuenta, su risa ronca poniéndole los vellos de punta tan pronto
como sonó contra su oído.
Le rodeó el abdomen con un brazo, empujándole hacia atrás, de modo que
su espalda estaba pegada contra su pecho. “Te tengo, tranquilo.” Susurró, sin
ningún ápice de burla, besándole la comisura.
Luego, unos dedos envolvieron su garganta, obligándole a mirar hacia
arriba y así tener mejor acceso a su cuello, el cual besó sin ningún tipo de
pudor, ignorando las gotas de sudor que le mojaban la piel caliente. Le
penetró más rápido, fuerte y brusco, alcanzándole la próstata con cada
embestida.
Sentía que no podía aguantar más, con el bajo vientre cosquilleándole y su
miembro erecto, hinchado y rojizo goteando líquido preseminal. Estaba
llegando al límite.
“Jungkook…” Gimió su nombre. “Dios, Jungkook… Jungkook…”
“Quiero verte la cara.” Dijo —algo que más bien sonó como una orden
directa, una petición que llevaría a cabo sin restricciones—, y acto seguido le
soltó, saliendo de él con lentitud y separándose sin emitir palabra alguna.
No iba a perder la oportunidad de presenciar aquella escena por nada del
mundo.
TaeHyung gimió, la sensación repentina de vacío causándole una pequeña
conmoción que no duró demasiado, puesto que Jungkook no lo permitió.
Sostuvo su cuerpo nuevamente, dándole la vuelta y golpeándole contra la
puerta en el acto, quedando esta vez frente a frente con él, ni siquiera dándole
tiempo a reaccionar cuando lo alzó, obligándole a rodearle las caderas con
ambas piernas.
Él así lo hizo, aferrándose a su cuello y estremeciéndose cuando la punta
del miembro ajeno rozó su entrada de nuevo, no tardando en adentrarse por
segunda vez, llenándolo. Ambos gimieron al unísono, TaeHyung cerrando
fuertemente los ojos tras la intromisión.
Los abrió poco después, topándose con los brillantes, oscuros y
penetrantes de Jungkook que ya estaban fijos sobre él, a cada pequeño gesto,
mueca o expresión de dolor, placer, miedo, nerviosismo. Jadeó,
manteniéndole la mirada mientras el constante movimiento del azabache
embistiéndole desde abajo ponía sus vellos de punta, entrando en un bucle del
que ya no había forma de escapar.
Y es que la cabeza le daba vueltas, estaba mareado, hipnotizado,
anonadado. Nunca se había sentido así, ni mucho menos se había parado a
pensar por qué estaba haciendo esto con Jungkook, alguien a quien apenas
conocía y en ciertas ocasiones difícilmente soportaba. No era el tipo de
persona que se iba a la cama con un desconocido, no lo había hecho nunca.
Sin embargo, esta parecía ser una clara excepción, pues no existía lugar para
el arrepentimiento.
Colocó una mano en el costado del cuello ajeno, sus dedos temblorosos
alcanzándole la mejilla, esforzándose por encontrar su propia voz que le
permitiera hablar. “Quiero montarte.” Susurró.
E inmediatamente, siendo víctima de un cosquilleo que casi le hace
correrse allí mismo, Jungkook miró a sus ojos para verificar que estuviera
hablando en serio. Una vez pudo asegurarse de que así era, no dudó en
complacer su deseo, moviéndose con él en brazos hacia el sofá más cercano,
sosteniéndole por la cintura para evitar que se le resbalara durante el corto
trayecto, tomando asiento sin siquiera salir de él. Lo acomodó en su regazo,
echándose hacia atrás de modo que su espalda se encontraba pegada al
pegajoso cuero.
TaeHyung se apoyó en sus hombros, saltando sobre él tan pronto como
buscó una postura cómoda, con ambas piernas a cada lado del regazo ajeno,
impulsándose hacía arriba y rozando sus propios pies cuando bajaba.
Jungkook mantuvo una mano en su cintura, mientras la otra le sostenía el
rostro, acercándose para besarlo.
Los chasquidos de sus labios chocando entre sí, sus lenguas peleando y
sus cuerpos encontrándose en cada embestida llenaron el silencio de aquel
lugar, junto al inconfundible ruido de gemidos desvergonzados mezclándose,
mientras TaeHyung se corría entre ambos abdómenes desnudos.
Separándose del beso, TaeHyung miró los ojos de Jungkook, viendo el
placer y el deseo en su mirada. Él sabía que estaba a punto de correrse, del
mismo modo en que tenía muy claro que hacerlo realmente estaba en sus
manos, pues ahora era él quien tenía el control total de la situación. Por ello
mismo, aminoró la velocidad de sus movimientos, acunándole el rostro con
ambas manos. Jungkook pareció confundido.
“Me encantaría volver a oírte decir que soy…” Necesitó tomar algo de aire
antes de continuar hablando, agotado tras el asfixiante orgasmo y meciéndose
sutilmente en su miembro. “…que soy una persona aburrida y con escasez de
diversión. ¿Puedes… Repetirlo para mí justo ahora?”
Jungkook, que conocía aquella mirada desafiante en sus ojos, le advirtió
con su tono de voz. “Rubito…”
El rubio levantó las caderas y volvió a bajar, haciéndole gemir,
inclinándose para morder su labio inferior, jalando de él hasta que Jungkook
reemplazó sus dientes por los propios, viéndose casi desesperado. Estaba
viendo las estrellas.
“¿Por qué no lo repites, Jungkook? ¿Qué te sucede?” Insistió, repitiendo
aquel sutil movimiento de caderas. “Sigo siendo aburrido para ti, ¿verdad?”
“TaeHyung, muévete.”
Lentamente, el susodicho negó, una brillante sonrisa apareciendo en su
rostro cuando volvió a levantar y bajar sus caderas y le hizo gemir de nuevo.
Él se estaba moviendo, pero no del modo en que Jungkook deseaba. No era
suficiente.
“Dilo. Di que soy una persona mustia, aburrida… Y haré lo que me
pides.” Relamiéndose los labios, continuó meciéndose.
Jungkook tragó saliva. “No eres un aburrido, ¿de acuerdo?” Siseó, al
borde del colapso. La lentitud de aquellos movimientos estaba acabando con
su poca cordura. “Estaba equivocado, ¿vale? Lo siento. No lo eres.”
Acto seguido, se inclinó para ser él quien mordiera su labio inferior,
jalándolo y chupándolo, mientras sostenía sus caderas, indicándole que
acotara sus peticiones. TaeHyung rio, separándose con un chasquido de
labios sonoro y aún con ambas manos acunándole el rostro. Levantó las
caderas, las bajó y volvió a levantarlas, quedándose en el aire.
“¿No lo soy…?”
“No.” Repitió, casi suplicante.
Bajando de nuevo, volvió a subir. Jungkook cerró los ojos, su cabeza
dando vueltas. “¿Seguro?”
“TaeHyung.” Trató de sonar amenazante, pero sólo fue capaz de gemir
cuando sus movimientos tomaron un poco más de intensidad al mecerse,
dándole una clara advertencia.
“¿Seguro?”
“Seguro.” Sentenció.
Finalmente, TaeHyung, bajó por última vez, apretando sus paredes hasta
que el miembro de Jungkook se volvió a ver asfixiado por ellas, corriéndose
dentro del preservativo con un gemido gutural inmediato.
“¿Ves cómo no era tan difícil decirlo?” Le sonrió cínicamente,
empujándole hacia atrás para así poder sacar el miembro ajeno de su interior.
Mientras Jungkook se recuperaba del orgasmo reciente, TaeHyung
aprovechó para ponerse en pie con las piernas aún un tanto temblorosas,
dirigiéndose hacia la puerta cerrada, en busca de sus pertenencias. Se vistió
bajo la atenta mirada del azabache, quien respiraba profundamente. Poco
después, cuando ya estaba listo, sus ojos se encontraron.
“Ha sido un placer demostrarte que puedo ser muy divertido.” Volvió a
sonreírle, aferrándose al picaporte. “Una lástima que tú no hayas estado a la
altura…”
Seguidamente, haciendo un puchero, abrió la puerta y salió del estudio.
Por supuesto, Jungkook le dijo algo desde el interior, sonando muy ofendido,
lo que alimentó a su monstruito orgulloso interior.
Abandonó el local a paso rápido, sacando las llaves de su coche mientras
continuaba oyendo a Jungkook detrás, girándose para verle dentro del estudio
con únicamente su ropa interior puesta y una mueca de pocos amigos. Su
sonrisa se hizo más grande, moviendo la mano a modo de despedida. Un
segundo después, entró en su coche, y cinco más tarde, desapareció por la
carretera.
Adoraba golpear dónde más dolía.
Quince minutos después, a mitad de camino, la pantalla de su móvil se
iluminó, el mensaje de Jungkook reflejándose en la pantallita inteligente de
su camioneta.
Jungkook:
No puedes decirme esas cosas tan feas e irte de allí con una sonrisa. Estoy
bastante molesto ahora mismo, rubito.
Has gemido tanto mi nombre que tus palabras ahora no tienen ningún
sentido, pero me disculpo si no he estado a la altura de tus expectativas.
Prometo que la próxima vez no dirás lo mismo. Especialmente porque no vas
a tener aire ni para respirar.
Buenas noches, cuidado en la carretera y gracias por los libros.
Me sigues debiendo un favor, Don Perfecto.
Con una sonrisa satisfecha y una risita sutil, TaeHyung aparcó frente a su
apartamento.
✧c.-020

N/A: Este capítulo es, para mí, otra montaña rusa de emociones (aunque
no negativas). Me encanta xD
Cap dedicado a 21stCenturyG1rl ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Back To Me’ de mi banda favorita, The Rose.

“¿Cómo va todo por ahí? ¿Te llegaron ya esas cajas de bombones que
pediste?” Su padre cuestionó, al otro lado de la línea.
Últimamente sólo podían comunicarse por llamadas telefónicas,
videollamadas o simplemente mensajes rápidos, puesto que el señor Kim se
encontraba de un lado a otro, finalizando con los detalles de su campaña
electoral. No era fácil ser el alcalde, pero era aún peor ser el hijo de uno.
Ahora, TaeHyung iba rumbo al hospital para su tercera aportación como
voluntario, algo que le gustaba mucho más de lo que esperaba, considerando
los torneos de ajedrez que le esperaban con el señor y la señora Jang, y la
cantidad de cuentos que aún tenía por mostrarle a Aram y al resto de los
pequeños. Era una vocación oculta que desconocía tener, pero le encantaba.
“Me llegaron esta mañana, justo a tiempo para dárselas a la señora Bang.”
“Muy bien, pero no vayas a darles todas del tirón o se le va a subir el
azúcar a la pobre mujer. Esos bombones son muy dulces.”
“No, tranquilo, papá, le llevaré una caja por semana, así también puede
compartirlos con su marido y otros pacientes… Me han dicho que siempre
hace trueques por los pasillos, tiene bastantes amigos.”
Dejando escapar una risa, el señor Kim bufó. “Madre mía…” Suspiró.
“Por cierto, Gemini me dijo que estabas recolectando libros para los niños del
hospital, ¿llevas muchos?”
“Sí, hemos recolectado más de trescientos libros entre Jungkook y yo,
tenemos para hacer tres bibliotecas públicas.” Bromeó, haciéndole reír otra
vez, incluso si la risa de su padre sonaba un poco forzada, tal vez tras la
mención del azabache.
“¿Aún te juntas con ese chico, TaeHyung? Pensé que tendrías en cuenta
mi consejo y mantendrías las distancias con él.” Murmuraba, claramente la
disconformidad notándose en su voz.
Aclarándose la garganta, el rubio prefirió omitir detalles, del mismo modo
en que prohibió a su mente generar recuerdos de qué tanta distancia mantuvo
con Jungkook anteriormente, sobre todo en su estudio. No era algo que
quisiera tener en mente, no mientras mantenía una conversación con su padre
y mucho menos si iba al volante.
Sin embargo, sí que soltó un pequeño suspiro, intentando ser lo más
comprensivo posible. “Sabes que es complicado, papá. Gemini y Fourth son
inseparables. Allá donde vaya Gemini, voy yo y allá donde vaya Fourth, casi
siempre va Jungkook.”
“Ya…”
“Además, somos compañeros de voluntariado, es obvio que vamos a
cruzarnos más de una vez en el hospital, y no conozco al resto de voluntarios
como para alejarme del único que puede echarme una mano.” Murmuró. O
dos, susurró en su mente, sonrojándose ante el simple pensamiento.
Su padre también suspiró, cansado. “Bueno, bueno… Yo sólo quiero que
tengas cuidado, ¿vale? Nada más.”
“Y lo tengo, papá, descuida, sé cuidarme muy bien.” Aseguraba,
adentrándose en el aparcamiento del hospital y buscando una plaza vacía.
“Está bien…”
Entonces, una duda involuntaria le surgió, causándole un leve nudo en la
garganta cuando pensó en ella más de lo necesario, pues sabía que no le hacía
ningún bien a su mente herida, traumada y machacada.
“Papá, tú…” Comenzó, a tientas, un poco inseguro. “Tú no pensarás que
no sé cuidarme por lo que pasó, ¿verdad? Lo de Changmin…”
“Ni me menciones su nombre, TaeHyung.” Inmediatamente pidió, su tono
de voz considerablemente más seco esta vez. Él tragó saliva, un poco
cohibido ante tal respuesta.
“Lo siento…”
“Por supuesto que no pienso eso de ti. Lo que ocurrió no fue tu culpa,
nunca lo será y me niego rotundamente a que creas que lo fue. No tiene nada
que ver con eso, ¿vale? Sólo temo que estando cerca de ese tipo de
individuos, como Jungkook, tu reputación se vea manchada o la gente asuma
cosas de ti que no son.”
Su ceño se frunció solo un poco, pudiendo respirar con alivio tras aquella
aclaración, pero aún así manteniendo la confusión al no entender su
preocupación del todo.
“¿Qué van a asumir?”
“Pues ya sabes, TaeHyung, lo típico… Es un chico de clase baja, viviendo
en la peor zona que puede existir en esta ciudad y rodeado de malas
influencias. Es obvio que los malos comentarios van a surgir.”
El ceño del rubio se frunció aún más. Ahora no sólo estaba confundido,
sino que se sentía un poco molesto. Sin embargo, tan pronto como miró hacia
el frente y divisó la figura de Jungkook dentro del hospital, le hizo desechar
aquel pensamiento, pues no tenía tiempo para cambiar la mentalidad de su
padre, ni mucho menos sus prejuicios.
“Tengo que dejarte, papá, ya he llegado al hospital.” Avisó, oyéndole
aclararse la garganta. “Hablamos más tarde.”
“Muy bien, hasta luego. Ve con cuidado y, por favor, ten en cuenta lo que
te digo…”
Un suspiro abandonó sus labios sin siquiera tener la capacidad para
aguantarlo. “Sí, descuida…”
“Oye, no me suspires, maleducado, que soy tu padre.” Le regañó, sólo con
esa frase logrando que su sonrisa volviera a su sitio. Siempre reprendía a sus
hijos de esa forma, desde que TaeHyung era un niño, pues lo había aprendido
de la señora Kim.
“Lo siento, lo siento…” Rio. “Mucha suerte con esa entrevista que te estás
preparando, estoy convencido de que va a salir todo genial, papá. Te quiero.”
“Yo también te quiero, hijo. Envíale saludos a tu hermano de mi parte,
anda, y de paso dile que a ver su puede responderme los mensajes antes de
que cierren WhatsApp, allá por el dos mil cincuenta.”
Otra risa abandonó sus labios. “Vale, yo se lo digo.”
“…Tiene el teléfono de adorno ese muchacho…”
Sin dejar de reír, colgó, sintiendo una pequeña presión en el pecho.
Echaba de menos cuando su padre era sólo su padre, no el alcalde también. A
veces daría todo lo que fuera por volver atrás en el tiempo, incluso si sólo
eran un par de horas.
Salió del coche poco después, llevando una de las cajas de bombones
consigo y bloqueando el acceso antes de encaminarse hacia el interior del
hospital, viendo como Jungkook caminaba de un lado a otro con las manos en
la cara, frotándosela mientras permanecía cabizbajo. No parecía haberle visto
todavía, ni siquiera cuando cruzó la puerta principal y llegó a su lado.
Aquello le extrañó.
“Jungkook, ¿qué haces?” Quiso saber, frunciendo el ceño. Era muy
inusual que no notase su presencia, incluso hasta resultaba ofensivo hasta
cierto punto.
Finalmente, el azabache levantó al vista, enfocándose en él y
permitiéndole ver la preocupación que sus ojos oscuros parecían esconder,
apenas dejando escapar un pequeño suspiro.
“Hola… No te había visto, perdona.” Murmuró su disculpa con voz muy
bajita, incluso cuando no había hecho nada realmente para disculparse.
Por supuesto, aquello hizo que TaeHyung se sintiera mucho más
confundido. No sólo era poco común que Jungkook no notara su presencia,
también lo que era que actuase así de raro, cabizbajo y desanimado.
TaeHyung empezó a contagiarse de su preocupación.
“No… No te preocupes, acabo de llegar, en realidad.” Murmuró,
aclarándose la garganta. “¿Pasa algo? Pareces decaído.”
Él negó, tragando saliva. “No, no, descuida, todo está bien.”
Como era de esperar, pues en el poco tiempo que llevaban conociéndose
mutuamente, TaeHyung había descubierto algunos aspectos de él y podía
reconocerlos a la perfección (algo en lo que su profesión también influía de
manera directa), supo que estaba mintiendo.
“¿Seguro…? Porque no pareces estar diciendo la verdad.” Se tomó el
atrevimiento de insistir, dejándole ver su preocupación.
Jungkook volvió a dejar escapar un pequeño suspiro, esta vez llevando
ambas manos a su nuca y frotándola del mismo modo en que había hecho
momentos antes con su rostro. Estaba estresado, preocupado, asustado y con
el corazón encogido. Y era tan fuerte la mezcla de todas esas emociones, que
ni siquiera se veía capacitado para poder ocultarlas todo lo bien que debería.
Miró al rubio durante unos segundos, pensando en qué decisión tomar: si
guardarse la noticia para él mismo, o directamente compartirla con
TaeHyung.
Relamiéndose los labios, respiró hondo. “En realidad sí que ha pasado
algo bastante malo.”
“¿Cómo de malo…?”
“Una puta mierda, básicamente.”
TaeHyung asintió, entendiendo más o menos la magnitud de lo que
sucedía, sin saber qué ocurría realmente.
“¿Y querrías contarme eso tan malo que ha sucedido? No sé, tal vez puedo
ayudarte con algo, o cualquier cosa…”
“Esa es la principal razón por la que no quiero decírtelo, TaeHyung, no
quiero que te involucres más de lo debido.” Respondió, una respuesta que, sin
lugar a dudas, le confundió aún más, pues su ceño se frunció.
TaeHyung ladeó la cabeza, habiendo perdido por completo el hilo. “¿Por
qué me involucraría?”
“Porque te conozco, rubito, sé exactamente cuál sería tu primera reacción
nada más enterarte.”
“¿Involucrarme?”
“Así es.” Asintió, pasándose nuevamente la lengua por los labios. “Y no
quiero que lo hagas, porque me corresponde a mí hacerlo, ¿de acuerdo? Yo
fui quien lo prometió, quien se quiso hacer responsable desde un principio
y…”
El rubio le interrumpió. “Espera, espera, ¿acaso esto tiene que ver las
carreras clandestinas?”
“No, es otro tipo de promesa. Una más… complicada de cumplir, por
desgracia.”
“Está bien… Puedes compartirla conmigo, ¿de acuerdo? No haré nada que
me pidas no hacer y me limitaré a escucharte simplemente, o a darte algún
consejo espontáneo si es que lo necesitas.” Aseguró. “Pero cuéntamelo,
porque ahora mismo estoy en vilo.”
Asintiendo conforme otro suspiro abandonaba sus labios, Jungkook
asintió. “Primero promete que no te involucrarás.”
TaeHyung bufó, poniendo los ojos en blanco.
“No me involucraré.”
El azabache sostuvo su barbilla, manteniéndole la cabeza quieta. “No,
promételo.”
“Lo prometo…”
“Bien.” Volvió a asentir. “Se trata de Aram, el viernes fue su última
resonancia para descartar definitivamente algún rastro del cáncer que padece.
Los médicos estaban convencidos de que estaba completamente limpio, o al
menos así lo demostraban sus análisis.”
De inmediato, el corazón de TaeHyung se lanzó desde un quinto piso,
pudiendo imaginar a lo que estaba por referirse y sintiendo cómo se le
llenaban los ojos de lágrimas. Automáticamente, Jungkook puso dos dedos
bajo su barbilla.
“…Pero no, resulta que han encontrado otro par de nódulos cerca de su
rodilla. Son nódulos muy pequeños, pero es la prueba de que el maldito
cáncer sigue ahí.”
“Oh…”
“El problema es que sus padres están hasta arriba de deudas, se han
gastado todos los ahorros y la herencia del abuelo de Aram en su tratamiento
y ahora mismo no tienen nada.” Continuó explicando. “Sus padres son buena
gente, súper buenos… Siempre me mantienen informado de cualquier
novedad porque saben que Aram y yo nos tenemos mucho aprecio.”
TaeHyung asintió, aguantando sus propias lágrimas. Apenas había pasado
tres horas contadas junto a Aram, pero habían sido más que suficientes para
que ese niño risueño se ganara su corazón.
“Hace un rato estuve con ellos, ahí fue cuando me enteré de la noticia… Y
los vi tan angustiados, tan horrorizados y con tantísimo miedo por lo que
pudiera pasarle a su hijo, que yo mismo me ofrecí a pagarle el tratamiento.”
Aquello le descolocó. “¿Tú?” Señaló al azabache.
“Sí, yo… Lo cuál es ridículo porque de milagro llego a fin de mes… Pero
no pude evitarlo, me nació solo.”
“Entiendo, lo entiendo perfectamente.” Volvió a asentir, tragándose el
nudo que estaba en su garganta. “Pero, ¿por qué no quieres que me involucre
si tú no vas a poder pagarlo todo? Yo podría ayudarte, no me causa ningún
problema.”
Las cejas del azabache se alzaron, señalándolo. “¿Ves, rubito? Justo lo que
te dije que no hicieras, lo estás haciendo.”
“¿Cómo pretendes que no lo haga, Jungkook? Es la vida de un niño de lo
que estamos hablando.”
“¿Te crees que no lo sé? Pienso en ese niño todos los días de mi vida,
vengo todas las semanas única y exclusivamente para verlo a él, por supuesto
que sé de lo que estamos hablando. Pero no quiero arrastrar a nadie más, yo
fui quien se metió en esto.”
Un pequeño suspiro abandonó los labios de TaeHyung. “Pero yo puedo
ayudarte.”
“No.” Repitió, sus ojos suavizándose al encontrarse con los impropios.
“Le prometí a Aram que nos encontraríamos fuera del hospital y haré todo lo
posible por cumplirlo. Lo voy a conseguir, cueste lo que cueste.”
“¿Tú solo?”
Este asintió, decidido. “Es mi deber.”
Bufando, TaeHyung incluso podía sentirse un poco angustiado, debido a
su insistencia. Por más que se esforzaba, no lograba entenderlo.
“Jungkook, no seas imbécil, no hay nadie que te obligue a hacerlo
completamente solo, no tienes ningún deber, puedes dejar que—”
“Aram es mi hermano, TaeHyung.”
Un pequeño silencio ocurrió. Claramente, aquella noticia pilló por
sorpresa al rubio, quien apenas logró aclararse la garganta nada más digerirla,
no sabiendo qué decir ni mucho menos cómo reaccionar. Él simplemente
parpadeó, mirando a Jungkook con los ojos muy abiertos.
“¿Qué?”
“Es mi hermano.” Repitió, vaciando sus pulmones en el proceso.
“P-pero, ¿cómo…?”
“Mi padre dejó embarazada a una mujer en la cárcel, una adicta que murió
antes del parto y a la que operaron ya fallecida para sacarle a su hijo.”
Respondió, llevándose una mano a la frente. “Aram estuvo viviendo en la
cárcel durante dos meses, antes de que pudieran sacarlo y llevarlo con sus
tíos, que son sus padres legalmente ahora.”
Arrugando el rostro, TaeHyung sintió como se le apretaba el corazón en
un puño. “¿Y… hace cuánto lo sabes?”
“Me enteré a los pocos meses de haber empezado el voluntariado. Fui a
ver a mi padre a la cárcel, hablamos y le conté sobre esto… Nada más
mencionar a Aram se le descompuso la cara. No pudo ocultármelo.”
“Dios… ¿Ellos lo saben? ¿Aram lo sabe?”
Jungkook negó. “No quiero que nadie se entere, ni sus tíos, ni él, nadie. Si
te lo cuento a ti es para que entiendas por qué estoy tan implicado en todo
esto, nada más. No puedes contárselo a nadie.”
“Descuida, no voy a delatarte, tranquilo. ¿Mos tampoco sabe nada? ¿Ni
Fourth? Para andarme con cuidado cuando estén ellos cerca.”
“Mos, Fourth y Jaemin lo saben, sí.”
Él asintió, mordiendo su labio inferior. “Vale… Pues en ese caso, no me
involucraré más de lo debido.”
“Perfecto.”
“…Pero…” Añadió, con las cejas en alto. “Sí te ayudaré a que consigas el
dinero, de una manera u otra. Y eso no me lo vas a impedir por nada del
mundo, ya te advierto.”
Jungkook apenas bufó. “¿Y cómo me vas a ayudar?”
“Ya pensaré en algo, por eso no te preocupes. Ahora, me tienes que
acompañar para tener ese torneo tan emocionante con la señora Bang, quizás
en medio de todo eso, sacamos alguna solución a todo este tema. Ellos tienen
más experiencias que nosotros en la vida.”
Deteniéndose antes siquiera de que TaeHyung pudiera dar un paso tras
sostenerle la mano, lo agarró por la barbilla para que le observara de nuevo,
manteniendo el ceño fruncido.
“¿Tú qué parte no has entendido de que nadie tiene por qué enterarse,
TaeHyung?”
“La misma que tú cuando he dicho que no diría nada, supongo. Me refería
a una solución rápida para conseguir dinero, no a contarles que Aram es tu
hermano, idiota.” Bufó, dándole un golpe en la mano y dedicándole una mala
mirada. “Y ahora date prisa, que esta caja de bombones pesa.”
Sólo entonces, ante lo ofendido que TaeHyung parecía y a su mueca,
Jungkook se permitió soltar la primera carcajada real del día, siguiéndole de
cerca en cuanto se alejó.
“Espera, espera, que vas muy rápido.” Pidió, agarrándole la muñeca para
detenerlo, caminando a su lado. “Además, con todo el tema de Aram y su
tratamiento, no hemos hablado de lo que pasó el jueves.”
Las cejas del rubio se alzaron. “¿Y de qué hay que hablar? ¿De qué nos
acostamos?”
“No sé, yo he hecho la pregunta esperando a que lo negaras o te hicieras el
tonto.” Admitió, con un gesto de sorpresa. “La verdad es que ahora me pillas
desprevenido…”
Riendo, TaeHyung meneó la cabeza de un lado a otro. No tenía remedio.
“Eso te pasa por prejuzgar.” Lo señaló, respirando hondo antes de
colocarse una mano en el pecho, visiblemente satisfecho al copiar sus
palabras exactas en días anteriores. “Uy, qué bien sienta ser el que lo dice y
no al que se lo dicen, hombre…”
Jungkook soltó una carcajada tan pronto como reconoció aquellas palabras
como las suyas propias, meneando la cabeza de un lado a otro mientras
ambos se adentraban en la zona de oncología y notaba, por primera vez en las
tres semanas que TaeHyung le acompañaban, como su cuerpo no estaba tenso
en absoluto.
Media hora más tarde, cuando aquel mencionado torneo contra la señora
Bang había dado comienzo y TaeHyung llevaba acumuladas dos victorias y
otra en camino. Jungkook seguía pensativo sobre qué podía hacer para
conseguir el dinero que pagaría el tratamiento de Aram.
“Como me vuelvas a ganar, pienso decirles a los guardias de seguridad
que no te dejen entrar.” La señora Bang amenazó a TaeHyung
descaradamente, una mirada furibunda en su rostro que hizo al rubio reír.
“No amenaces al muchacho, Elettra, encima que nos ha traído
bombones…” Defendía su marido al nuevo voluntario.
De inmediato, ella le observó por encima de sus gafas de cerca,
manteniendo las cejas alzadas. “¿Nos? Querrás decir ‘me’, porque esos
bombones son míos, tú no vas a ver ni el envoltorio, mequetrefe.”
Chungmo no pudo evitar bufar.
“Bah… Egoísta…”
“Jaque mate.” Señaló TaeHyung, indicando su tercera victoria con una
sonrisa de oreja a oreja. Por supuesto, la señora Bang le fulminó hasta la
saciedad. “Póngase las pilas, señora Bang, porque a este paso va a perder su
título…”
Ella gruñó. “En tus sueños, sanguijuela.”
“Bueno… Veamos si ahora tiene algo más de suerte.”
“Quítale los bombones si pierde otra vez, TaeHyung, hazlo por mí.”
Ante las suplicas del señor Bang, él soltó una carcajada, asintiendo,
incluso si realmente no tenía pensado hacerlo. Aquellos bombones eran más
que una recompensa por haber ganado; eran un regalo personal de
agradecimiento.
“Envidioso…” Su mujer escupió, fulminándole antes de enfocarse en
Jungkook, mientras TaeHyung movía su pieza. “¿Y tú en qué estás pensando,
jovencito? No le has dado tanto uso a ese cerebro tuyo en la vida.”
Kim volvió a reír, golpeando el cronómetro. “Tiene la cabeza en otra
parte.”
“Y que lo digas…”
La señora Bang miró hacia delante de nuevo, conforme Jungkook
reaccionaba al sonido de su voz, suspirando tras notar que llevaba un tiempo
apartado de la realidad y metido en una dichosa burbuja. Relamiéndose los
labios, vio como TaeHyung parecía atento a los movimientos de la señora
Bang.
“Lo siento.” Carraspeó, acomodándose en la silla. “Tengo muchas cosas
en mente ahora mismo.”
Chungmo puso una mano en su brazo. “¿Va todo bien?”
“Sí, bueno…” Estando a punto de encogerse de hombros, terminó por
negar. “No, en realidad no. Lo cierto es que tengo algunas deudas que pagar y
estoy buscando la forma más rápida de conseguir dinero.”
“¿Necesitas mucho dinero?”
“Un poco, sí.” Admitió en un suspiro, inmediatamente notando como el
matrimonio se miraba entre sí. TaeHyung también lo notó.
“Chungmo y yo tenemos algunos ahorros que podríamos dejarte si tan
urgente es la situación, no nos importa…”
Su cabeza no tardó en moverse de un lado a otro, negando rotundamente.
“No, no.”
“Él no aceptará dinero de nadie, por experiencia lo advierto…”
“Exacto.”
“¿Y qué piensas hacer, entonces?”
Otro suspiro abandonó los labios del azabache, quien se encogió de
hombros. “Estoy pensando en alguna solución que no implique a nadie más
dándome dinero, pero no tengo nada en mente ahora mismo. Me he quedado
en blanco.”
Chungmo se apoyó en la mesa, suspirando. “¿Qué se te da bien? Aparte de
ser camarero y trabajar como tatuador, eso ya vemos que se te da genial.”
“Eh, gracias…” Sonrió, casi tímidamente. “Aunque no sé qué más podría
hacer aparte de eso…”
“¿Tienes experiencia con la mecánica? Arreglar coches, motos, motores
en general… Ahora mucha gente trabaja por su cuenta como mecánico a
domicilio, dicen que se gana bastante bien.”
Una bombilla imaginaria se iluminó sobre la cabeza de TaeHyung, cuyos
ojos brillaron.
“Lo único que sé del tema es por las veces que he visto al padre de mi
ahijado arreglarle la moto, más allá de eso soy nulo. A mí se me daba bien
competir.”
La boca del señor se frunció. “Hm, entiendo… ¿Y clases particulares?
Eres un chico muy listo, seguro que alguien te contrataría para eso.”
“En la zona en la que vivo nadie puede permitirse un profesor particular,
señor Bang…” Explicó con una sonrisa triste, negando lentamente.
“Y desplazarte te saldría mucho más caro, claro.” Asentía, asumiéndolo
sin necesidad de que el propio Jungkook lo mencionara, viéndole asentir,
todavía manteniendo aquella sonrisa triste. “Bueno, seguiremos pensando en
una solución. ¿Necesitas ese dinero ya mismo?”
“De aquí a un par de meses como mucho.”
“Vale… Pues a ver que se nos ocurre.”
Alrededor de una hora más tarde, cuando TaeHyung obtuvo la séptima
victoria y casi humilló a una furibunda señora Bang, quien agarró sus
bombones con recelo y le prometió despellejarlo en su próxima visita, ambos
abandonaron el hospital al mismo tiempo, todavía Jungkook viéndose
preocupado y pensativo.
“¿No se te ha ocurrido nada aún?” Quiso saber, caminando junto a él. Este
negó.
“Tengo el cerebro frito y cada segundo que pasa me desespero más.”
Bufaba, sintiendo la impotencia correrle por las venas. Estaba desesperado.
“No sé cómo narices voy a conseguir el dinero…”
Aclarándose la garganta, TaeHyung se aferró a la chaqueta que sostenía en
sus manos casi con timidez, viéndose inseguro por aquella idea a la que
estuvo dándole vueltas anteriormente.
“Bueno, a mí se me ha ocurrido algo que tal vez podría funcionar, pero no
sé qué tan dispuesto estarás tú…”
“Ahora mismo mucho, TaeHyung. Soy capaz de cualquier cosa.” Admitía,
mirándole con los ojos brillantes.
El mencionado ladeó la cabeza. “¿Estás seguro?”
“Segurísimo. Dime, ¿qué es?”
Antes de responder, dejó escapar un suspiro, relamiéndose los labios.
“Fourth nos dijo que en las carreras clandestinas en las que solías competir,
se gana mucho dinero. Muchísimo.”
Jungkook no tardó en negar, sabiendo por dónde iban los tiros.
“No. Ni de broma, rubito, no voy a competir. Le hice una promesa a mi
abuelo y ya la incumplí una vez.”
“Lo sé, lo sé, ¿vale? Sé lo importante que es para ti cumplir esa promesa
que le hiciste a tu abuelo, pero también debes cumplir la que le hiciste a
Aram y por desgracia no hay mucho tiempo.”
“No.”
TaeHyung puso una mano delante de sí mismo, frenando lo que Jeon
estaba por decir. “Escúchame primero, ¿de acuerdo?”
“No…”
“Jungkook.”
“Rubito, no—”
“Escúchame.” Finalmente, colocó una mano en su pecho, mirándole a los
ojos para indicarle que guardara silencio de una vez por todas. “Hasta donde
tengo entendido, tu abuelo era el padre de tu padre, lo que también le
convierte en abuelo de Aram, ¿verdad?”
El azabache ladeó la cabeza, su mandíbula apretándose y sus ojos
oscureciéndose.
“TaeHyung, no vayas por ahí…”
“¿Es verdad o es mentira, Jungkook? Responde.” Insistió.
“Sí, mi abuelo también es el de Aram, pero él no lo sabía. Murió antes de
que yo mismo me enterase.”
Tragando saliva, mantuvo la compostura con algo de dificultad. “Lo siento
mucho, pero entiendes a donde quiero llegar con todo esto, ¿verdad?” Alzó
ambas cejas. “¿Crees que tu abuelo no entendería lo que intentas hacer? ¿Qué
se sentiría decepcionado al no verte cumplir la promesa que le hiciste?”
“TaeHyung…”
“Respóndeme, Jungkook.” Ordenó, perdiendo la paciencia y dedicándole
una mirada severa. “Porque yo no conocí a tu abuelo, pero estoy convencido
de que ‘decepción’ sería lo último que sentiría por ti. No después de saber
que sólo quieres salvarle la vida a un niño.”
De nuevo, Jungkook negó lentamente. “Tú no lo entiendes…”
“Claro que lo entiendo. ¿Te crees que no le hice promesas a mi madre
antes de morir? Promesas que desgraciadamente no he podido cumplir, sin
embargo, sé que ella me entendería si estuviera aquí.”
Manteniéndose en silencio al no saber qué decir, ni cómo expresar lo que
pasaba por su mente, el azabache simplemente vació y llenó sus pulmones
seguidamente, pasándose la lengua por los labios poco después. Ni siquiera
sabía qué era lo correcto ahora mismo y eso rompía todos sus esquemas.
Debido a su silencio y deduciendo el linchamiento que Jungkook estaba
dándole a sus sesos, TaeHyung se tomó el atrevimiento de tomarle el rostro,
consiguiendo que volviera a mirarlo, encontrándose con un par de ojos
brillantes.
“Comprendo que no es fácil para ti y que quieres mantenerte firme, pero
no deseches mi idea con el pensamiento de que estarías fallándole a tu
abuelo, porque no es así.”
Jungkook volvió a negar, casi abatido ante el simple pensamiento. No
quería decepcionar a nadie, mucho menos la memoria de su abuelo.
“No lo sé, TaeHyung…”
“Bueno, si se te ocurre otra idea mejor, entonces ve a por ella. Mientras
tanto, esto es lo único que tenemos por el momento. Así que al menos
piénsalo, ¿vale?”
“Vale…”
“Bien… Pues ahora debo marcharme, tengo un examen importante en
menos de dos horas. Él suspiró, bajando sus hombros tras verle asentir.” Nos
vemos por ahí, ya me dirás que tal va todo.”
“Adiós. Suerte en tu examen.”
Dio un par de pasos lejos de Jungkook, con los dientes apretando su labio
inferior y la cabeza dándole vueltas, pues sabía que aún debía decir algo más,
algo que, quizás, Jungkook necesitaba oír. Entonces, se detuvo, volviendo
atrás en sus pasos y llegando de nuevo frente a él.
“Una última cosa.” Murmuró, topándose con sus ojos otra vez. Ojos llenos
de confusión.
“¿Qué?”
“Tu abuelo. Él probablemente se sentiría muy orgulloso al ver que eso que
tanto miedo le daba para ti, te ha llevado a algo tan maravilloso como pagarle
el tratamiento a Aram.”
El corazón de Jungkook se apretó inmediatamente, negándose a soltar una
mísera lágrima cuando las sintió agolparse en las esquinas de sus ojos, pero
asintiendo para que TaeHyung supiera que sus palabras no habían sido en
vano, porque sabía que tenía razón.
Su abuelo nunca conoció a Aram, jamás supo que tenía otro nieto, pero
estaba seguro de que también habría hecho hasta lo imposible por ayudarlo.
Sin importar nada.
“Ahora sí, me marcho. Nos vemos.”
Y sin decir nada más, TaeHyung se alejó de Jungkook en dirección a su
coche, dejándole allí parado con el corazón en un puño y un sinfín de
emociones mezcladas en él.
✧c.-021

N/A: Sólo vengo a decir que necesito darle más protagonismo a Banky
porque actualmente es de mis personas favoritas en el mundo xD
Cap dedicado a ttokkii_com ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Won’t Forget’ de Emblem3 y Supermodels, es
demasiado buena.

El viernes a última hora de la mañana, cuando su última clase había


terminado y se reunía con Banky en la salida de la facultad, TaeHyung pudo
soltar el suspiro que llevaba aguantando desde que iniciaron las clases.
Estaba agotado, con un montón de proyectos pendientes, exámenes sorpresa
y prácticas de las que necesitaba hacerse cargo sí o sí, así podía empezar
cuánto antes con su deseado emprendimiento.
“Estoy muerto… Creo que ni siquiera soy capaz de caminar por mí
mismo.” Se quejaba Bank, arrastrando los pies con notable pereza mientras
lloriqueaba.
A su lado, el rubio soltó una risita. “¿Te ha ido muy mal el examen?”
“Hm, no, no tan mal, meh…” Hizo un leve ruidito. “Podría haberme ido
peor, la verdad. ¿A ti el tuyo qué tal?”
“Bien, aunque ha sido eterno… El examen más largo que he hecho en mi
vida.” Suspirando, bajó los hombros. “Y lo peor es que en estos días tengo
una pequeña reunión con mi padre, ya que quiere que tome una decisión
sobre la herencia de mi abuelo.”
Bank frunció el ceño. “¿Hablas de ese hotel a las afueras? Pensé que
habías renunciado a tu parte de la herencia antes incluso de que el viejo se
muriera…”
“Ya, pero eso él no pareció captarlo, se ve, ya que me dejó en el
testamento a pesar de haber sido muy claro.”
“¿Y qué vas a hacer?” Quiso saber, abultando los labios en una mueca, al
mismo tiempo en que le observaba con curiosidad.
De nuevo, el rubio se encogió de hombros, pues él tampoco tenía ni idea
sobre qué decisión tomar al respecto. Tenía en la cabeza otras cosas mucho
más importantes que un hotel del que ocuparse a tiempo parcial.
“Honestamente no lo sé… Mi padre está harto de decirme que lo piense
con calma, ya que eso nos generaría una gran fuente de ingresos que, aunque
no necesitemos, nunca viene mal. Y yo estoy al tanto de que eso es cierto,
pero me niego a hacerme cargo de algo que lleve el nombre de mi abuelo.”
El gesto del castaño se torció, mostrándose fastidiado por lo que este le
contaba, pues sabía de antemano lo tormentosa que había sido la relación de
TaeHyung con su abuelo. “Entiendo…”
“De todos modos, ya lo pensaré, aunque ahora mismo no estoy preparado
para tomar una decisión, tengo cosas bastante más importantes de las que
encargarme que el puñetero hotel de mi abuelo.”
Antes siquiera de poder decir algo más, mientras un largo suspiro
abandonaba sus labios, el teléfono que llevaba en mano sonó, la pantalla
iluminándose con un mensaje de Jungkook en ella. Inmediatamente,
TaeHyung entró en su chat, extrañado al recibir un mensaje suyo, después de
varios días sin tener respuesta alguna por su parte.
Casi estaba dando por hecho que ahora Jungkook le odiaba.
Jungkook:
Mañana sábado a las diez en punto de la noche te quiero en el
descampado de la zona sur. Distrito Jung. Trae a tu hermano y a ese amigo
tuyo tan gracioso si están libres.
Él, por supuesto, no tardó en fruncir el ceño, viéndose aún más confundido
con aquel mensaje singular que cuando no obtuvo ninguno. Claramente,
Bank notó aquello, por lo que toda su atención fue a parar hacia él, mirándole
con las cejas alzadas, pues su expresión había cambiado repentinamente.
“¿Quién te habla?” Quiso saber, muy interesado.
Kim no le respondió de inmediato, demasiado ocupado en escribirle una
respuesta.
TaeHyung:
¿Puedo saber para qué me necesitas allí?
“¿Es Jungkook?” La voz de Bank sonó una vez más, tras no obtener
contestación por su parte. TaeHyung asintió.
“Sí, es él… Espera un momento.” Pidió, deteniéndose al ver que Jungkook
estaba escribiendo.
Segundos después, otro mensaje suyo llegó.
Jungkook:
Corrección, rubito: Te quiero, no te necesito.
Él rodó los ojos al instante, antes de leer el siguiente.
Jungkook:
Y, obviamente, es para que vengas a verme competir. Tengo una carrera
en la que participar, y ya que has sido quien me ha dado la idea, he pensado
que deberías estar allí para verme ganar. Por segunda vez.
Un bufido involuntario abandonó sus labios, incluso si estaba sonriendo de
manera involuntaria, ni siquiera dándose cuenta de ello. Poco después, miró a
un muy confundido Bank, quien todavía esperaba por una contestación más
extensa.
“¿Estás libre mañana por la noche?”
Con el ceño fruncido, asintió. “Estoy libre durante todo el día, ¿por qué?”
“Nos invitan a una carrera como la de la otra vez. Jungkook es quien
compite.”
Aquella respuesta fue más que suficiente para que los labios del castaño
esbozaran una sonrisa gigantesca.
“Vaya… Y te ha invitado él mismo, ¿verdad? Para que seas su animador
profesional.” Se burló, oyéndole bufar.
“Qué exagerado eres, hombre, claro que no me ha invitado por eso, es por
Gemini, ya sabes lo mucho que le gustan los coches y todo ese mundillo.”
Bank puso los ojos en blanco, obviando lo mal que mentía. Él era la última
persona en el mundo a la que TaeHyung conseguiría engañarle, eso estaba
más que claro. Era un hecho.
“No uses a tu hermano de excusa conmigo, cielo, te conozco casi desde
que llevabas pañales… No puedes mentirme y lo sabes, no a mí.”
Entonces, derrotado por el Dios de la sabiduría (que en realidad era su
mejor amigo), TaeHyung dejó escapar un suspiro prolongado, poniendo los
ojos en blanco y simplemente accediendo a ser honesto con él, ya que era lo
más fácil.
“Bueno, vale, sí, quiere que vaya para verle ganar y yo quiero ir por eso
mismo. Me… Me gusta verle competir, aunque sea peligroso, no sé… Es
excitante, supongo.” Admitió, tal vez dándole más detalles de los que Bank
realmente necesitaba. Sin embargo, él no iba a quejarse por ello, esbozando
una sonrisa satisfecha.
“Así me gusta, que no me ocultes cosas.” Dándole un par de golpecitos en
el hombro, señaló, orgulloso de su impacto y lo que conseguía sólo con unas
cuantas palabras. “¿A qué hora es esa carrera?”
TaeHyung miró su teléfono antes de responder. “Hm… Dice que tenemos
que estar allí, en el descampado, a las diez en punto.”
“Bien, pues a las nueve te espero en mi casa para que me recojas.”
“Perfecto.”
“¿Sabes con quién competirá? Porque espero no volver a encontrarme con
el imbécil de Hangdo por allí, o a ese sí que le pincho las ruedas del coche sin
pensármelo dos veces.” Hizo una mueca de asco cuando mencionó su
nombre, algo que de primeras extraño mucho a TaeHyung.
Su ceño se frunció, visiblemente confundido. “No, no tengo ni idea de
contra quién compite… ¿Y qué problema tienes tú con Hangdo? Hasta dónde
yo sé, estabas encantadísimo con él.”
“Tú mismo lo has dicho, estaba.” Señaló con un bufido. “De todos modos,
no es nada, simplemente me he dado cuenta de que no es mi tipo y eso es
todo.”
Acto seguido, Bank tuvo la intención de seguir caminando, tras encogerse
de hombros levemente. TaeHyung frenó sus intenciones, sosteniéndole del
brazo antes de que pudiera alejarse demasiado.
“¿Qué pasa?” Quiso saber, sus cejas alzadas al no entender por qué le
detenía de tal manera.
“Eso quiero saber yo, Banky. Normalmente no cambias de parecer tan
rápido, ni mandas a la mierda a las personas, así como si nada, tiene que
haber pasado algo muy gordo antes. ¿Qué ha sido?”
El castaño se encogió de hombros. “Nada.”
“Banky.” TaeHyung ladeó la cabeza. “Me has hecho admitir que voy a esa
carrera por Jungkook, no seas tú el que le ocultes cosas al otro, ¿eh? Porque
me enfado.”
“Es que no ha sido nada, TaeHyung, en serio.”
Levantando las cejas, profundizó la intensidad de su mirada. “Que nos
conocemos, Bank… Tú tampoco puedes mentirme a mí y lo sabes.”
Bank soltó un pequeño suspiro, relamiéndose los labios. Ojalá sus razones
para no querer tener a Hangdo cerca de sí mismo, fueran tan sencillas como
simplemente admitir que estaba interesado en un tatuador aleatorio.
Notando el repentino cambio en su mirada, TaeHyung entrecerró los ojos,
teniendo sus propias sospechas de lo que podría haber pasado.
“No tiene nada que ver conmigo ni con lo que Changmin hizo, ¿verdad?”
Bank meneó su cabeza de un lado a otro. “No quiero hablar de eso,
TaeHyung…”
“Dime la verdad. ¿Tuvo o no tuvo que ver?”
“TaeHyung…”
“Dímelo.” Insistió, mirándole a los ojos. “Te dije que no debías alejarte de
Hangdo por eso, que yo estaba bien y podía soportar que siguieras viéndolo.
No me molestaba.”
“Pero a mí sí.” Le dijo, tragando el nudo que se había formado en su
garganta, finalmente admitiéndolo. “Tenía miedo de que verme cerca de
Hangdo o simplemente viéndole a él, te hiciera recordar lo que pasó. No
quería que eso pasara, ni tampoco aumentar la posibilidad de que lo
revivieras.”
El nudo que Bank tragó se instaló en la garganta del rubio. “No era
necesario, Bank…”
“Sí lo era, sí.” Asintió, a modo de insistencia silenciosa. “Y más teniendo
en cuenta lo hijo de puta que resultó ser Hangdo también.”
Aquellas palabras no pudieron no confundirle, pues su ceño volvió a
fruncirse por sí solo, sin llegar a entender a lo que se refería con ellas. Estaba
en blanco.
“Qué… ¿Qué quieres decir con eso?”
“Nada, sólo lo digo porque es así, y ya está. Dejemos el tema aquí.” Pidió,
viéndole negar.
“No, dímelo. Sabes que puedo soportarlo.”
“Pero yo no quiero que tengas que soportarlo, ya he hablado suficiente, tal
vez incluso más de lo que debía. No tienes por qué saber todo si no te aporta
nada, TaeHyung, mucho menos algo negativo.”
TaeHyung ladeó la cabeza, insatisfecho después de aquella respuesta.
“¿Por qué negativo?”
“Porque sí.”
“No, dime por qué.”
“TaeHyung…”
Harto de tantos rodeos, el mencionado le sostuvo el rostro con ambas
manos, impidiéndole que ignorase su pregunta constantemente y obligándole
a encontrarse con sus ojos.
“Por favor, dímelo. Te adoro y adoro que quieras protegerme a tu manera,
pero quiero saberlo, porque si es algo malo, yo realmente consideré a Hangdo
una persona muy cercana a mí durante varios años y no quiero guardarle
respeto a alguien que te hizo daño.”
Banky dejó escapar un suspiro tembloroso, mirando hacia abajo, a sus
propios dedos, aquellos que TaeHyung sostuvo poco después.
“No me hizo nada, nada más que quejarse por haberle ignorado durante
semanas después de lo que pasó. Yo entendí su postura y me disculpé…
Quería que me entendiera también.”
“¿No lo hizo?”
Su barbilla tembló, encogiéndose de hombros para evitar llorar. “Eso es lo
de menos…”
“Entonces, ¿qué pasó?”
“Defendió a Changmin, TaeHyung. Dijo que no podía estar tan seguro de
que fuera culpable, que no podía dar por hecho lo que hizo porque… porque
quizás te lo habías inventado para darle una mala imagen.” Tragando aquel
nudo de nuevo, soltó, un suspiro abandonando sus labios.
TaeHyung sintió un pequeño fragmento de algo filoso atravesándole el
pecho y quedando incrustado en su corazón por, al menos, unos cuantos
segundos, los que necesitó para digerir aquellas palabras y repetir en su
mente cuáles habían sido los pensamientos de Hangdo, alguien a quien
apreciaba y respetaba desde hacía años.
“…por eso considero que es un imbécil y no quiero saber nada de él.
Borré su número y eliminé todo lo que podía relacionarme.” Finalizó, su
barbilla casi temblando.
Entonces, el rubio le abrazó, apretándolo contra su cuerpo sin siquiera
pensárselo.
“Te quiero.” Susurró.
Banky dejó escapar unas cuantas lágrimas que estaba ocultando. “Yo
también te quiero…”
Aquel abrazo no duró demasiado, separándose al poco tiempo, pues no
eran tan cariñosos entre ellos realmente; pero ambos sabían que lo
necesitaban después de todo por lo que habían pasado, tanto individualmente
como juntos.
“¿Cuándo lo hizo?” Volvió a preguntar.
Él parecía confundido. “¿Eh…?”
“Cuando te dijo todo eso, lo que pensaba realmente de… de mí y de lo que
pasó esa noche.”
“Oh… Fue el día de la carrera, cuando Jungkook compitió contra él y
ganó.” Respondió, pasándose la lengua por los labios. “Viste que tenía sangre
en la mano porque le di un puñetazo.”
Los ojos de TaeHyung se ampliaron. “¿Tú le diste un puñetazo?”
“Sí, estaba enfadado.”
“No te creo…”
“Pues es la verdad. De hecho, Jungkook y su amigo estaban allí también.
Ellos me vieron.”
Aquel dato nuevo le impactó tal vez más de lo que debería, creando
distintas suposiciones en su mente. “¿Jungkook y Mos estaban allí?”
“Eso he dicho, sí.”
Su ceño se frunció. “¿Os escucharon hablar…?”
“Probablemente lo hicieran.” Asintió, encogiéndose de hombros. Había
estado muy ocupado tragándose su propia bilis mientras luchaba por no darle
más de un golpe a aquel impresentable, como para darse cuenta de algo más.
“¿Por qué tan interesado en eso?”
“No, no, por nada… Sólo era curiosidad.” Negó, tragando saliva, siendo él
esta vez quien continuara con el camino hacia su coche. “¿Vamos a almorzar
algo? Me muero de hambre.”
“Tú eliges.”
Asintiendo, ambos abandonaron la institución.
El sábado a las ocho en punto de la tarde, TaeHyung terminaba de
arreglarse en la planta baja de casa de sus padres, dado que había pasado todo
el día cuidando de sus cachorros, Yeontan y Gemini, aquel al que, como
siempre, debía esperar.
Aún faltaba una hora para tener que ir a recoger a Banky e incluso dos
para que la carrera comenzase, pero a él le gustaba ser puntual. O al menos,
esa era su intención.
“¡Gemini, ¿te falta mucho?!” Exclamó, tomando asiento en el gran sofá
del salón cuando terminó de ponerse los zapatos, suspirando.
“¡Ya casi estoy, espera un momento!”
Meneando la cabeza de un lado a otro bufó. Ese ‘momento’ podía
convertirse en dos minutos o dos horas más. Con él nunca se sabía, Gemini
podría pasarse horas y horas frente al espejo en busca de algo decente que
ponerse incluso si sólo iba a hacer la compra.
Su teléfono volvió a sonar, la musiquita que le había puesto a Jungkook
esa misma mañana haciéndole tomar su teléfono al instante, viendo que se
trataban de sus mensajes.
Jungkook:
Ayer no me respondiste, y ya que odiaría mucho sentirme ignorado por mi
rubito favorito, me tomaré tu silencio como una respuesta positiva. Nos
vemos en dos horas.
Inmediatamente apretó los labios, viendo que, en efectivo, había olvidado
responder a su último mensaje donde pedía que fuera para verle competir, por
lo que no tardó en escribirle de vuelta, casi con urgencia.
TaeHyung:
Lo siento, creí haberte respondido a pesar de que lo leí rápido. Tenía la
cabeza en otra parte.
Gemini está terminando de arreglarse, tiene complejo de príncipe
extraviado en los suburbios, pero tan pronto como termine, recogeremos a
Bank e iremos hacia allí. Espero que ganes y no hagas que este viaje sea en
vano…
Sólo con imaginarse la sonrisa de Jungkook al leer el mensaje, él también
sonrió, mordiendo la esquina de su labio inferior. Pronto, su respuesta llegó.
Jungkook:
Ja, ja, muy gracioso, rubito. Pero verme a mí nunca será en vano, y por
supuesto que ganaré. Es más, quizás incluso te dedique mi victoria…
Él soltó un pequeño suspiro, notando como se le aceleraba el corazón.
Aquella propuesta totalmente inocente (o eso quería pensar él) le había
pillado con la guardia baja.
TaeHyung:
Estaría bien que lo hicieras, sí. Me lo merezco.
De nuevo, su teléfono sonó con la melodía de Jungkook, mirando hacia
abajo para ver lo que le había escrito, mientras el ruido de la puerta principal
abriéndose le hizo carraspear. No quería que su padre le viera en medio de
una conversación con Jungkook, incluso si era vía mensaje.
Jungkook:
Así será, entonces.
Aunque creo que mi esfuerzo también merece una recompensa, ¿qué me
darás si gano la carrera?
“¿TaeHyung? ¿Gemini? ¿Estáis en casa?” La voz del señor Kim sonó
desde la entrada.
TaeHyung:
La enhorabuena.
“Estoy aquí en el salón, papá.” Habló en voz alta, aclarándose la garganta
de nuevo. Su teléfono volvió a sonar.
Jungkook:
Aguafiestas.
¿No puedes darme algo mejor?
El señor Kim se adentró en el salón con sus maletas y una sonrisa de oreja
a oreja, tras haber oído la voz de su hijo mayor, creyendo que estaría
completamente solo en aquella casa tan grande. TaeHyung le devolvió la
sonrisa nada más verlo entrar, tecleando una respuesta rápida antes de tenerlo
cerca.
TaeHyung:
Pide lo que quieras, entonces.
Escribió, enviándolo sin siquiera pensar demasiado en ello. Luego,
bloqueó su teléfono, guardándoselo en el bolsillo y acto seguido poniéndose
en pie. Su padre le abrazó de inmediato, besándole la frente.
“¿Cómo ha estado todo en mi ausencia? ¿Bien?”
Él asintió. “Sí, todo genial, papá. Ahora Gemini, Banky y yo saldremos a
dar una vuelta, mi hermano está arriba terminando de arreglarse.”
“Muy bien.” Le sonrió, acunándole el rostro con ambas manos. “Espero
que no bebáis mucho, ¿eh? Ya me contó Gemini cómo fue su primera
borrachera…”
Dejando escapar una carcajada, TaeHyung suspiró. “Yo no voy a beber
mientras esté conduciendo, sabes que soy una persona responsable al volante.
Además, sólo pasearemos un rato. Ya sabes, para desconectar de la
universidad y todo…”
“Oh, justo planeaba hablarte de eso, de lo que harás justo después de
graduarte.” Recordó, pasándose la lengua por los labios. “Sé que pretendes
fundar tu propio bufete de abogados por aquí cerca, así que he hablado con
algunos de mis contactos para que me avisen en cuanto encuentren un local
decente en el que puedas instalarte.”
Los ojos de TaeHyung brillaron intensamente. “¿En serio?”
“Claro que sí.” Dedicándole una pequeña sonrisa, asintió. “También
tenemos que hablar sobre el hotel del abuelo.
Automáticamente, él bufó, poniendo los ojos en blanco.
“Sabes que no puede quedarse en stand by todo el tiempo, TaeHyung. Es
un proyecto que necesita movimiento y ahora mismo está parado porque no
te decides. Deberías hacerme caso y tomarlo en cuenta, te va a venir muy
bien para tu futuro.”
“No quiero encargarme personalmente del hotel de mi abuelo, papá, ya te
lo he dicho.”
“Bueno, tú dale un par de vueltas al asunto, te lo piensas mejor y me dices.
Ahora entiendo que estés enfadado y no puedas pensar con claridad.”
“Murió hace dos años, creo que soy perfectamente capaz de pensar con
claridad…”
Su padre negó, oyendo las pisadas de Gemini en las escaleras. “No,
créeme que no.”
Suspirando, TaeHyung no dijo nada más, pues su hermano adentrándose
en el salón le hizo enfocarse sólo en él, dedicándole una sonrisa tan pronto
como le vio corretear hacia el progenitor de ambos, colgándose de su cuello
del mismo modo en que TaeHyung lo hacía: como si aún fuera un niño.
“¡Papá!”
El hombre le abrazó con fuerza. “¿Cómo está el segundo rey de esta casa,
grandullón? ¿Todo bien?”
“TaeHyung y yo vamos a salir con Banky.”
“Ya me lo ha dicho tu hermano, espero que esta vez tengas mucho más
cuidado que cuando tuviste tu primera borrachera, ¿eh?” Lo señaló, viendo
sus mejillas enrojecer y reír avergonzado. “Esta noche sale la entrevista que
di en la televisión local, espero que le echéis un vistazo, al menos.”
“¿Esta noche? Pensé que sería mañana.”
“No, han adelantado la programación porque el gilipollas de Dakho se
estaba quejando por no ser el protagonista. Su entrevista salía a las seis de la
mañana.”
TaeHyung torció el gesto. “Bueno… Si no estamos aún en casa,
buscaremos un momentito para verlo. Prometido.”
Su hermano asintió, estando de acuerdo. “Exacto, no vamos a
perdérnosla.”
“Muy bien, así me gusta.” Satisfecho, pellizcó la mejilla de su hijo mayor
y frotó el flequillo del menor con gracia. “Yo en un rato iré a cenar con Mill,
mi jefe de campaña, así que si volvéis y no estoy, ya sabéis por qué es.”
“Seguramente nos quedemos en mi apartamento si es muy tarde.”
Él estuvo de acuerdo, asintiendo. “Mejor entonces.”
El teléfono de TaeHyung volvió a sonar, esta vez con la melodía
preestablecida para Banky, por lo que supuso que este estaba avisándole de
que ya se encontraba listo. Y, cuando visualizó la pantalla de su teléfono,
pudo confirmarlo.
Banky Universaly:
Cuando quieras podéis venir a por mí, estoy listo.
Él sonrió. “Bank dice que ya podemos ir a recogerle, Gem, ¿nos vamos?”
“Sí, sí, vamos. Nos vemos mañana, papá, que vaya bien esa cena.”
“Igualmente, chicos. Iré a ducharme ahora. Tened mucho cuidado.”
“Que lo pases bien, papá.” TaeHyung le sonrió, pasando por su lado junto
a Gemini.
Unos minutos después, los hermanos Kim abandonaron la finca sin mirar
atrás.
✧c.-022

N/A: Casi llegamos al primer tramo del drama (que aumentará


gradualmente esta vez) jijiji xD
Cap dedicado a Jugodecajita ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Sleepwalking’ de mi ser más amado, James Arthur.

La llegada al distrito Jung fue casi caótica: con Bank y Gemini cantando a
todo pulmón las mismas canciones que sonaban en la radio una y otra vez,
mientras TaeHyung luchaba arduamente por no contraer migrañas, en
especial cuando la voz de Céline Dion sonó en My Heart Will Go On y su
hermano trató de imitar el agudo. Jesús.
“¡Pero qué bien te ha salido!” Halagaba Banky, tras haberse tapado los
oídos durante todo el tiempo que Gemini quiso lucirse en la canción, con una
sonrisa claramente falsa.
El menor de los hermanos Kim le observó con los ojos brillantes. “¿Tú
crees?”
“Totalmente, sí.” Asintió, convencido, antes de dirigirse a TaeHyung.
“Hazme el favor de aparcar en el otorrino más cercano, guapo, creo que he
desarrollado sordera parcial…”
TaeHyung dejó escapar una carcajada, al mismo tiempo en que Gemini
bufaba, viéndose muy ofendido frente a las palabras hirientes de Bank.
“Gilipollas…” Masculló.
“Banky, yo no sé de qué te quejas si tú cantas igual o peor.”
“¡Serás…!”
“¡Gracias!” Le dijo Gemini a su hermano, poco antes de darse cuenta que
eso también era una ofensa directa hacia él. “…¡Oye! Pero, ¿tú de qué vas?”
La risa de TaeHyung fue mucho más estruendosa, mientras aparcaba en un
sitio vacío frente a la reconocida moto de Jungkook, suspirando antes de
quitarse el cinturón y salir del coche, esperando pacientemente a que los
demás hicieran lo mismo, ambos lidiando con su indignación.
Una vez todos estuvieron fuera, Gemini fulminase correctamente a su
hermano y Bank pasara junto a este con la barbilla en alto, haciéndole saber
que no le dirigiría la palabra en, al menos, dos minutos, los tres se dirigieron
hacia la fila interminable de personas que esperaban por entrar en aquel
descampado. Y, como cada vez que visitaban aquella zona de la ciudad,
TaeHyung rezaba porque su coche estuviera intacto cuando volvieran. Temía
por sus pobres ruedas recién repuestas, por su radio de último modelo y por
todo en general. Siempre temía, estaba en su sangre de persona desconfiada.
“¿Le has dicho a tu amigo que ya estamos aquí?” Bank se dirigió al
pelinegro en cuanto se pusieron atrás del todo de la fila, una mueca de
fastidio adornándole el rostro mientras miraba a todos lados.
Este asintió, poco después de haberse guardado el teléfono en el bolsillo
delantero del abrigo. “Sí, Fourth y los demás están dentro desde hace un buen
rato, pero no está muy pendiente del móvil o no debe tener batería, porque le
dije que estábamos llegando y aún no me ha respondido.”
“Pues llámale, a ver si puede salir alguien y colarnos como la última vez…
No me apetece nada estar aquí de pie esperando como si fuera una columna.”
Antes de que Gemini pudiera hacer o siquiera decir algo, el teléfono de
TaeHyung sonó, nuevamente la melodía establecida para Jungkook
haciéndole saber que se trataba de él. Y, por supuesto, Bank, quien ya se la
había memorizado, reconociéndola al instante, se inclinó cerca del rubio,
mirando por encima de su hombro tan pronto como este sacó su teléfono.
“¿Es Jungkook? Mira a ver qué quiere.” Ordenó, golpeándole el brazo
repetidamente.
TaeHyung así lo hizo, desbloqueando la pantalla y abriendo el chat de
Jungkook que aparecía directamente entre las notificaciones. Tenía alrededor
de mensajes suyos, algunos recientes y otros no tanto, respondiendo a
aquellos que él mismo envió.
Jungkook:
Si puedo pedir lo que yo quiera, entonces vete preparando porque no voy
a cortarme ni un pelo, rubito. Y ya me conoces demasiado bien para saber
que no tengo ni una pizca de vergüenza. [09:02 p.m]
Quien avisa no es traidor. Yo te aviso con antelación porque soy
considerado. [09:02 p.m]
Envíame un mensaje cuando estés aquí. [09:18 p.m]
La carrera empieza dentro de media hora, ¿dónde se supone que te has
metido? He salido quince veces fuera para ver si llegabas y lo único que he
conseguido es sentirme como el esfínter de una persona con estreñimiento.
[09:30 p.m]
El rubio dejó escapar una risita que no pudo controlar al momento,
mordiéndose el labio inferior y negando mientras escribía la respuesta que
Jungkook ansiaba leer. Banky le observó, interesado.
“¿Qué te ha dicho?”
“Nada… Sólo preguntaba si nos faltaba mucho para llegar. Le he dicho
que estamos aquí.”
TaeHyung:
Estamos fuera esperando en la fila, acabamos de llegar.
Y, como era de esperar, Jungkook no tardó ni un minuto en responderle de
vuelta, su teléfono vibrando a los pocos segundos de haber enviado el
mensaje. No podía negar que estaba sorprendido.
Jungkook:
Voy.
Aquello fue todo lo que envió, corto y conciso, sin necesidad de muchas
más palabras. Pero, por alguna razón, TaeHyung sintió un cosquilleo
recorrerle la espina dorsal sin reparo, haciéndole suspirar.
“Ya viene.” Anunció, viendo la mueca de alivio en el rostro de Banky, la
persona menos paciente que había conocido nunca.
“Menos mal…”
Jungkook tardó menos de tres minutos en salir por la puerta que los dos
guardias de seguridad custodiaban, decidiendo quién podía o no entrar, según
qué tan sospechoso parecieran o lo que indicase su carnet de identidad. El
azabache habló con ambos guardias, con los que parecía ser bastante cercano,
pues ambos le sonrieron cuando apareció y saludó, señalando al fondo, donde
TaeHyung, Banky y Gemini se encontraban. Ellos asintieron, por lo que
inmediatamente Jungkook le hizo una señal al rubio para que se acercaran.
“Vamos.” Indicó, agarrando el brazo de su mejor amigo para guiarlo.
Bank, quien parecía sorprendido, lo demostró con sus siguientes palabras.
“Vaya… Eso ha sido muy rápido.”
Ignorando las quejas de los civiles que se quedaron atrás en la fila, viendo
como ellos avanzaban sin miramiento alguno y protestando en voz alta, con
algún que otro insulto esporádico, TaeHyung mantuvo la barbilla en alto
hasta llegar frente a Jungkook, quien tendió su mano para tomar la impropia.
“Aquí están. Gracias otra vez, chicos, nos vemos luego.”
“Suerte, Jungkook.”
“Invítanos a una cerveza si ganas, ¿eh? Nos la debes.” Le recordaba el
otro guardia, Mark, guiñándole un ojo antes de que Jeon asintiera, riendo.
“Por supuesto, contad con ella. Gracias.” Afianzando el agarre en la mano
de TaeHyung, jaló de él. “Venid, por aquí.”
TaeHyung asintió a modo de agradecimiento hacia ambos guardias,
sonriéndoles y recibiendo pequeñas sonrisas a cambio, caminando tras
Jungkook con la certeza de que Gemini y Bank iban tras él.
Se adentraron en el descampado que anteriormente parecía haber sido un
viejo estadio deportivo al aire libre o algo similar, muy descuidado en la
actualidad. El ambiente allí dentro era exactamente igual que la vez anterior,
sino un poco más efusivo, pues la gente parecía eufórica por lo que fuese a
pasar, amontonada en grupos de varias personas que no hacían más que
chillar, hablar entre ellos mientras bebían, bailaban gracias a la fuerte música
que sonaba en los parlantes e incluso se besaban con lascivia. TaeHyung no
había presenciado algo así antes, ni siquiera cuando solía ir activamente a
fiestas.
“¿Siempre dejan pasar a cualquiera que vaya con alguien que conozcan?”
Quiso saber Bank, sintiendo verdadera curiosidad por cómo funcionaba todo
aquello.
El azabache negó. “No, nada de eso. A nosotros nos conocen de toda la
vida, saben que no vamos a dejar entrar aquí a cualquiera, por eso no hay
problema en dejar pasar a alguien que vaya conmigo, Mos, o incluso Jaemin.
Se fían.”
“Vaya…” Ni siquiera viéndose sorprendido, asintió, pues ya parecía ser
algo común. “Todos os conocéis por aquí, ¿no? Porque no es la primera vez
que decís eso.”
“Es un barrio muy pequeño, casi nunca hay caras nuevas, así que es fácil
ser cercano con todo el mundo. Sólo tenemos una escuela infantil, dos
institutos y una universidad a trozos. Raro es el vecino del que no sepamos su
nombre.”
“Suena acogedor, supongo. En la zona donde vivo sólo conozco a los
perros y gatos de mis vecinos, no he socializado mucho…”
TaeHyung bufó. “Ni lo hagas, tus vecinos son un asco.”
Dejando escapar una carcajada, Jungkook jaló de él más cerca, soltándole
la mano y rodeándole los hombros para poder guiarle mejor.
“Un poco, la verdad…”
No tardaron mucho en llegar hasta donde Mos, su hermano, Jaemin,
aquellos amigos que conocieron en el cumpleaños de Fourth y otro par de
individuos, a los que TaeHyung no había logrado identificar aún, se
encontraban.
“Mirad, ahí están los demás.” Jungkook señaló.
Y, tan pronto como Fourth visualizó a Gemini, salió de entre la multitud
para correr hacia él.
“¡Aquí estás!” Exclamó, abalanzándosele.
Sonrojado hasta las pestañas, el más alto de ambos rio avergonzado,
devolviéndole el abrazo con timidez, pues no podía evitar sentirse un poco
cohibido con sus propios sentimientos. Sin embargo, por suerte Fourth no lo
notó antes de separarse, dedicándoles pequeñas sonrisas a los demás.
“Hola, TaeHyung, Banky, me alegro de veros por aquí, también.” Se
dirigió a ellos, antes de mirar nuevamente al menor de los hermanos Kim,
aferrándose a su camisa de manera inconsciente. “Y tú, pensé que no llegarías
nunca…”
TaeHyung y Bank compartieron una mirada discreta, cómplice.
Gemini resopló, todavía sonrojado. “Te dije que estábamos de camino
hace un rato, desde la casa de Bank hasta aquí se tarda bastante.”
“Ya… Imaginé que no os faltaba mucho para llegar, pero no he podido
responderte porque me he quedado sin batería en el móvil nada más entrar en
el recinto. He estado toda la tarde en el bar ayudando a mi hermano y no me
ha dado tiempo a cargarlo.”
Mos se acercó a ellos con una sonrisa de oreja a oreja, mientras el par de
adolescentes parecía absorto en su propio mundo, dónde nadie más que ellos
dos existían.
“Pero si ha venido mi gran aliado de guerra, yo creí que después de la
última vez no volvería a verte por aquí…” Le saludó a su manera, colocando
su brazo alrededor de los hombros ajenos casualmente. “¿Te han vuelto a
arrastrar?”
Bank asintió, mirándole con el ceño fruncido. “¿Cómo lo sabes?”
“Nunca has venido por voluntad propia… A no ser que hayas querido
hacerlo hoy para verme a mí.” Dejó caer, de una manera muy sutil. Esta vez,
el castaño le sonrió. Una sonrisa falsa, por supuesto.
“Justo eso, sí… Has dado en el clavo.”
Mientras tanto, Jungkook aprovechó que todos parecían tener
conversaciones pendientes entre sí, para alejarse tan sólo un poco del grupito,
llevándose a TaeHyung consigo con discreción.
“Ven conmigo.” Le dijo, apenas susurrando para que nadie más le
escuchara. Él le siguió, pues parecía tener algo importante que decirle.
El rubio le miró atentamente. “¿Qué ocurre?”
“Cómo verás, he seguido tu consejo tal y cómo me lo habías pedido.”
Comenzó, viéndole asentir. “También hemos estado haciendo cuentas con
Mos, ya que se le dan mejor los números que a mí y llegamos a la conclusión
de que no será suficiente con participar en una carrera individual.”
Torciendo el gesto, suspiró, pues por desgracia se veía venir eso. “Me lo
imaginaba…”
“Obviamente con ganar una sola no me da para cubrir todos los gastos del
tratamiento, así que tendremos que organizar más.” Continuó, viéndose algo
fastidiado. “Por suerte tengo contactos viejos que pueden conseguirme
oponentes contra los que competir.”
“Pero no te gusta mucho la idea, ¿verdad?”
Jungkook se encogió de hombros. “Ya sabes que no, rubito… Pero
tampoco puedo hacer otra cosa. Esta es la forma más rápida de ganar dinero
que conozco.”
Asintiendo, TaeHyung podía entender a la perfección su situación, incluso
si nunca se había visto a sí mismo en una parecida, pero sí sabía lo que era
estar entre la espada y la pared, incumpliendo una promesa muy valiosa que
iba dirigida a un ser querido. Dolía horrores no poder cumplirla.
“Lo sé, claro que lo sé… Pero, como ya te dije, recuérdate por qué estás
haciendo esto.” Insistió. “No es por gusto ni por avaricia, es por alguien que
te importa y nadie debe sentirse decepcionado por las decisiones que tomes.”
Los labios de Jungkook se estiraron en una pequeña sonrisita. Parecía
tener preparadas las palabras más adecuadas todo el tiempo, como si le
hubieran entrenado expresamente para ello. Debía ser un talento nato.
“Qué bien hablas, rubito… ¿Has pensado en ser psicólogo en lugar de
abogado? Se te daría bien.”
Y, bufando, el mencionado rio. “Dejé la carrera de psicología a la mitad,
así que no lo creo. Supongo que me va más la justicia.”
“Hm, bueno…” Imágenes bastante agradables fueron a parar a la mente de
Jungkook, quién le observó de pies a cabeza, sin borrar aquella sonrisa.
“Verte con traje en los juzgados también debe ser un espectáculo, así que no
me quejo.”
Otra risa abandonó sus labios, luchando contra su propio organismo por no
sonrojarse, pues quería mantener la compostura lo más que pudiera.
“Para de decir tonterías, idiota, céntrate.” Le dijo, golpeando su pecho.
“Estábamos hablando de las carreras.”
“Oh, cierto, eso. Dijiste que me darías lo que quisiera si ganaba, ¿cierto?”
TaeHyung negó, haciéndose el desentendido. “Hm, no, no lo dije.”
Acercándose un poco, conforme le rodeaba la cintura con ambas manos,
ladeó su cabeza, observándole con las cejas en alto.
“Claro que lo dijiste, rubito.”
“Nop.”
Los labios de Jungkook volvieron a estirarse en una sonrisa ladeada. “He
guardado el mensaje, así que no puedes escapar de tus palabras por mucho
que quieras. Lo dijiste.”
“¿Lo has guardado?” Sorprendido, cuestionó, viéndole asentir. “Vaya…
Pues sí que estás interesado, ¿eh?”
“Bastante.”
“Qué curioso, porque con lo increíblemente aburrido que soy, según tú, no
me esperaba esta confesión para nada.” Haciendo una mueca, recordó sus
palabras anteriores sin darle demasiada importancia, consiguiendo sacarle
una risa al azabache.
Este negó, manteniéndole la barbilla en alto con sus dedos índice y pulgar
sosteniéndola. “Ya te dije que el rencor no es bueno, TaeHyung.”
“No soy rencoroso, sólo mencionaba algo que dijiste y me ha sido
imposible no recordar justo ahora…” Aclaró, sus ojos brillando con inocencia
frente a los de Jungkook. “Aunque claro, al poco tiempo te retractaste de tus
palabras, así que quizás debería quedarme con eso, considerando lo
interesado que pareces estar.”
“Exacto, eso es, estoy muy interesado. No he parado de darle vueltas a lo
que podrías darme si gano…” Volvía a sonreírle. “Y ya sé lo que quiero.”
TaeHyung se mostró interesado. “Ah, ¿sí?” Jeon asintió. “¿Y qué es?”
En lugar de darle una respuesta, el azabache continuó sosteniéndole el
rostro, esta vez llevando su dedo pulgar a los labios, jalando del inferior hacia
abajo, enviándole un claro mensaje que contrastó con su mirada oscura y
penetrante. TaeHyung lo entendió, riendo apenas.
“Eres un cerdo, ¿lo sabías?” Bufó, golpeándole el pecho de nuevo. “Ni de
broma tendrás mi cabeza por debajo de tu ombligo. Jamás.”
Jungkook pareció decepcionado, sus ojos brillando intensamente. “¿No?”
“A menos que estés soñando, no.”
Aquellos mismos ojos que le observaban con lujuria, se hicieron más
pequeños en cuanto se estrecharon, poniendo en duda aquellas palabras que
él decía con tanta seguridad.
“¿Estás seguro, rubito? Porque recuerdo que tuvimos una conversación
bastante parecida a esta, en la que negabas rotundamente la posibilidad de
acostarte conmigo fuera de mis sueños y, bueno… Ya sabes cómo terminó
eso.”
Viéndole encogerse de hombros, TaeHyung soltó una risita.
“¿Cómo terminó?” Cuestionó, mostrando interés. “Porque sólo recuerdo
apiadarme de ti y ayudarte a que tuvieras más fantasías con las que soñar,
nada más. Tú no aportaste nada, Jungkook.”
Inmediatamente el rostro le brilló, como si hubiese estado esperando aquel
ataque pasivo agresivo durante días, pues una sonrisa pícara apareció en su
rostro, ni siquiera luciendo ofendido por sus palabras. El ego de Jungkook no
era frágil en lo más mínimo y eso era algo que maravillaba a TaeHyung.
“Bueno… Si de verdad piensas eso, déjame ganar esta carrera y aportar
algo a esos sueños. ¿Quién sabe? Quizás eres tú quién termina soñando
conmigo.”
“¿Tú crees? No estoy yo tan seguro…”
“Yo sí, y mucho.” Aseguró, sus ojos fijos en los ajenos, que tenían una
chispa indiscutible de diversión.
Pensativo, TaeHyung miró de un lado a otro, ladeando la cabeza para
acomodar mejor aquellos pensamientos y hacerse un poquito de rogar frente a
Jungkook, quien parecía ansioso por una respuesta.
Al poco tiempo, este volvió a mirarle, habiendo tomado una decisión.
“Hm… Creo que deberías ganar primero esa carrera y luego veremos lo que
sucede, ¿no te parece? Porque sería una decepción francamente grande si
terminas siendo el perdedor.”
“Voy a ganar, de eso que no te quepa duda, rubito.”
“¿Sí?” Sus cejas se alzaron. “¿Tan seguro estás?”
“Muy seguro. Tanto como para ir visualizando esa cara tan bonita que
tienes por debajo de mi ombligo.” Aseguró en un susurro ronco,
sosteniéndole el rostro de nuevo.
No tardó mucho en acortar la distancia que los separaba, hincando sus
dientes en el labio inferior del rubio, jalándolo. Le besó poco después,
chupando aquel mismo lugar en el que sus dientes habían estado, paseando la
lengua por allí antes de introducirla dentro de su boca, sosteniéndole el rostro
con ambas manos para profundizar el beso. Los chasquidos que sus labios
emitían al encontrarse causando escalofríos en TaeHyung, cuyas manos se
colocaron en el pecho de Jungkook, correspondiéndole con la misma
intensidad.
Poco después, el rubio se separó, con los labios rojizos e hinchados,
buscando los ojos de Jungkook sin soltarle el rostro.
“Primero gana esa carrera y luego visualiza mi cara donde quieras.”
Susurraba, dedicándole una sonrisa desafiante. “Porque hasta que eso no
pase, lo único que conseguirás es engañar a tu pobre cerebro. Y eso es muy
cruel, Jungkook… Muchísimo.”
El azabache soltó una carcajada ronca. “Tienes poca fe en mí si crees que
no ganaré.”
“Tengo mucha fe, no te equivoques.” Aclaró, ladeando la cabeza y
pasando su pulgar por el labio inferior ajeno. “Pero estás creándome
expectativas que quizás no llegues a cumplir nunca y no puedes jugar así
conmigo…”
Seguido de aquello, se inclinó únicamente para depositar un húmedo beso
en los labios ajenos, dejando al dueño de estos casi sin aliento, antes de
volver a separarse. Jungkook estaba alterado, excitado y prácticamente al
borde de perder la cordura. Sus ojos no tardaron en encontrarse de nuevo.
“Estaré impaciente de verte cruzar esa línea de meta. Oh, y de que me
dediques la victoria, por supuesto.”
“Cuenta con ello.” Aseguró, recibiendo una sonrisa satisfecha por su parte,
antes de separarse cuando le sonó el teléfono. “Deberías volver con los
demás, me están esperando en la pista. La carrera va a empezar ya.”
TaeHyung asintió, dando un paso hacia atrás.
“De acuerdo. Te veo en un rato… Suerte ahí fuera.”
“No la necesito, aunque te lo agradezco.” Le sonrió, oyendo su risa antes
de que se diera la vuelta. Entonces, recordó algo importante cuando ya se
alejaba. “¡Espera!”
Su voz le frenó de inmediato, logrando que se diera la vuelta sólo para ver
como Jungkook se despojaba de su cazadora de cuero, tendiéndosela en
cuanto volvió a acercarse a él, confundido.
“Toma, póntela y dame tu chaqueta.”
Su ceño se frunció. “¿Qué? ¿Para qué?”
“Tú simplemente dámela, no preguntes ahora, ya lo verás luego.”
Un poco confundido aún, accedió, quitándose la chaqueta que llevaba
puesta y entregándosela, mientras él se ponía la que Jungkook le había dado,
siendo abrazado por un nuevo tipo de calidez que nunca antes experimentó,
tan pronto como el característico olor del azabache impregnó sus fosas
nasales.
“Nos vemos dentro de un rato, rubito.” Fue todo lo que le dijo, colgándose
su chaqueta en el hombro y finalmente desapareciendo entre la impaciente
multitud.
Sin entender muy bien lo que acababa de suceder, el mencionado se giró,
volviendo con los demás.
✧c.-023

N/A: Me encanta empezar la semana con capítulos a los que yo llamaría


“montaña rusa de emociones”, simplemente me dan la vida xD
Cap dedicado a jjk1997cc ♡♡
Hoy os recomiendo ‘you were there for me’ de Henry Moodie, para
empezar con una lloradita.

“¿Ya se ha ido Jungkook?” Fue lo primero que Mos le preguntó, nada más
este acercarse a ellos. Sin embargo, antes siquiera de que TaeHyung pudiera
responderle, le señaló. “¿Por qué llevas puesta su chaqueta?”
Claramente, aquella pregunta fue suficiente para que Bank, quien estaba
justo a la izquierda de Mos, con el brazo de este todavía alrededor de sus
hombros (pues parecían haber congeniado sorpresivamente bien en las
últimas semanas), le observara, analizando así su vestimenta. TaeHyung
jamás usaría una cazadora de cuero.
“Eso digo yo… ¿Dónde ha ido tu abrigo?” Cuestionó, tocándole el
hombro para girarle sólo un poco y ver su figura desde esa perspectiva. “¿Es
que acaso han vuelto a robártela?”
Gemini también se acercó. “¿Otra vez te han robado?”
“No, no, no.” El rubio negó de inmediato. “Nadie me ha robado, por el
amor de Dios, tranquilizaos todos. Jungkook se acaba de ir porque le han
llamado desde la pista y me ha pedido que intercambiemos abrigos. No sé
muy bien por qué, la verdad, tampoco he tenido tiempo de preguntar.”
Entonces, y de manera automática, los labios de Mos, el gran confidente
de Jungkook, esbozaron una sonrisa que lucía casi maliciosa.
“Oh… Con que es por eso…” Asentía para sí mismo, aguantándose la risa
que delataría su complicidad con el azabache. Y es que era más que obvio
que él tenía detalles que TaeHyung desconocía.
Bank le observó con la cabeza ladeada y una expresión confusa, pues
también estaba siendo consciente de que había algo escapándose de su
alcance. Y eso él no podía permitirlo.
“¿Qué sabes tú que los demás no, Donkey Kong de los suburbios?”
De inmediato, los ojos de Mos fueron a parar hacia el castaño,
entrecerrados. “¿Cómo me has llamado?”
“No, nada de ofenderse, primero respóndeme. Creí que éramos
compañeros de batalla, por eso de que querías enterrarme el hacha, ¿cómo es
que no me has contado nada? Estoy muy decepcionado.”
Una cabeza aleatoria, más concretamente la de Jaemin, quien parecía muy
horrorizado al respecto, apareció junto a Mos.
“¿Qué querías enterrarle el qué?”
Bank se giró para mirarle. “El hacha, pero no estamos hablando de eso
ahora. Habla, mequetrefe.”
“¡Deja de insultarme!” En tono quejumbroso, protestó frente al castaño, su
ceño fruncido. “Y no pienso decir nada de nada, que lo sepáis. Ya podéis
hacerme cosquillas en los huevos para que abra la boca, que yo voy a
permanecer calladito. Así que dejad de atosigarme.”
Absolutamente todos los presentes se mostraron asqueados con su petición
tan desagradable e inusual, apartando la mirada de él.
“Hijo de mi vida…” Murmuraba Siyeon, una mueca asqueada luciendo en
su rostro.
Sua compartió la misma mueca. “Qué puto asco, Mos.”
Satisfecho y muy sonriente, este volvió a pasar el brazo por los hombros
de Bank, como si nada, empujándolo más cerca de sí mismo.
“¡Atentos, atentos, ya casi empieza!” Anunciaba Fourth, dando un salto y
señalando la pista.
TaeHyung miró en aquella dirección inmediatamente, donde la misma
chica rubia de la vez anterior se ponía en el centro, sosteniendo una diminuta
bandera a cuadros por encima de su cabeza y un megáfono en la otra que
llevó a sus labios, junto a una sonrisa radiante.
“¡Buenas noches a mis grandes amantes del motor!” Exclamó, obteniendo
la atención deseada. “Esta noche tenemos con nosotros, una vez más, al
inigualable, el ganador absoluto de todas y cada una de las carreras en las que
ha participado… ¡Jeon Jungkook!”
Señalando el coche del susodicho, este se hizo notar bajo los gritos y
vítores de su público más fiel, pulsando tres veces el claxon.
“¿Ganador absoluto?” Gemini frunció el ceño, intrigado por lo que
acababa de oír. “¿No ha perdido ninguna carrera?”
A su lado, Fourth negó. “Cero. Ha ganado todas, sin excepción.”
“¿Entonces por qué dejó de competir?”
“Tuvo un accidente bastante grave hace más de un año, casi no lo cuenta.
Pasó varios meses ingresado en el hospital y al poco tiempo su abuelo murió
de un infarto.” Explicó.
“Oh… ¿En serio? Qué mal…”
“Sí, previamente a su fallecimiento, Jungkook le prometió que nunca más
volvería a competir.”
TaeHyung, quién ya conocía esa historia suspiró, mordiéndose el labio
inferior mientras observaba al azabache en la pista, todavía oyéndose los
gritos con su nombre. Todos allí parecían adorar el hecho de que Jungkook
volviera a las carreras, por lo que no podía evitar sentirse un poco
responsable al respecto, incluso si él no quería estar allí realmente.
“…A su abuelo le daba miedo que participaste en esas carreras, se asustó
muchísimo tras el accidente… Nosotros creíamos que se moría allí mismo, en
la sala de espera. Jungkook no quería darle ningún otro disgusto, por eso lo
dejó.”
“Es una lástima… Apuesto que debió sentirse muy culpable después de
eso.” Murmuró Gemini, viendo a su gran amigo asentir.
“Muchísimo.”
TaeHyung mordió más fuerte su labio, sintiendo la culpa carcomerle los
sesos. Esto era por una buena causa, el señor Jeon estaría de acuerdo. Lo
entendería.
“¡En el segundo volante tenemos a Kim Youngmin, veterano de las
carreras y rey del asfalto en Busan! Ha venido aquí única y exclusivamente
para competir contra Jeon Jungkook, ¡así que vamos a recibirle con un fuerte
aplauso!”
Tal y como dijo la presentadora, el público al completo aplaudió a dicho
contrincante, coreando su nombre del mismo modo en que lo hicieron con
Jungkook, sólo que por menos tiempo de lo debido, dejando así muy claro
cuál era el favorito general.
Banky se inclinó hacia Mos. “¿Ese es bueno?”
“Muy bueno.” Asintió, echándole un rápido vistazo. “No es la primera vez
que compite con Jungkook, de hecho, se llevan bastante bien.”
“¿Acaso se lleva bien con todos contra los que compite?” Quiso saber, por
pura curiosidad.
El pelinegro dejó escapar una carcajada. “Con todos menos con tu ex.”
Por supuesto, Bank resopló, poniendo los ojos en blanco antes de que
estos se encontraran con los de TaeHyung, quién parecía interesado en la
conversación que ambos mantenían. Le dedicó una sonrisa, alargando el
brazo para sostener su mano.
Aquel comentario que más bien era una pequeña burla hacia el susodicho,
aclaró muchas dudas e infundió otras muchas en él. Quizás más de las que ya
tenía.
“Ese imbécil no era nada mío…” Masculló.
“Me alegro, entonces.”
Dejando escapar un suspiro, el rubio se relamió los labios, hincando los
dientes levemente en el superior antes de levantar la mirada, buscando a
Jungkook con la mirada y topándose con sus ojos a través de la ventanilla.
Inmediatamente le guiñó un ojo, viéndose desafiante a ojos de un TaeHyung
que sólo podía estar nervioso y ansioso, mientras a lo lejos seguía escuchando
a la presentadora dar comienzo a la carrera.
“…En tres, dos, uno… ¡Ya!” Bajó la bandera en un movimiento rápido, su
cuerpo inclinándose en una reverencia antes de ponerse recta de nuevo,
sonriendo de oreja a oreja.
Kim Youngmin fue el primero en arrancar, acelerando por la pista
mientras dejaba a Jungkook atrás, quien le siguió poco después, pisándole los
talones. El azabache se pasó la lengua por los labios, respirando hondo para
calmar la adrenalina que sacudía bruscamente su cuerpo, tratando de
mantener la compostura cuando sus dedos se enroscaron alrededor del
volante.
Ya no era el mismo Jungkook de hacía dos años. Seguía sin tener miedo,
sin importarle nada, pero continuaba con la imagen del abuelo Jeon en mente,
con la promesa que una vez le hizo y el modo en que esta le trajo paz. No
podía olvidarlo. Jamás podría. Incluso si su abuelo ya no estaba.
“¡Jeon! ¡Jeon! ¡Jeon!” Los gritos del público retumbaban en sus oídos,
acompañados por la fuerte música.
Una parte de él seguía extrañando aquella sensación de adrenalina y
tensión mezcladas. La euforia del momento, sentir que tenías todo el poder en
tus manos y escuchar a la gente gritar tu nombre, poniendo toda su fe en ti,
señalándote como ganador. Pocas cosas habían hecho sentir tan vivo a
Jungkook como esta.
Suspiró, vaciando sus pulmones mientras pisaba el acelerador,
prontamente dejando el coche de Youngmin atrás en la primera curva,
logrando que este se desestabilizara por un momento y casi perdiendo el
control, recuperándolo al instante. Jungkook sonrió, sintiendo su corazón latir
desbocado.
“¡Jungkook! ¡Jungkook! ¡Jungkook!”
“¡Vamos, Jungkook!” Alguien gritó a través de un megáfono. Una voz
masculina. Su sonrisa se hizo más grande.
Por el espejo retrovisor divisó el coche de Youngmin tras el suyo,
pisándole los talones hasta el punto en que ambos coches se fundirían en uno
solo si terminaba frenando bruscamente. Respiró hondo, afianzando el agarre
de sus dedos en el volante y manteniendo la vista fija en la carretera,
negándose a pensar en que Youngmin podía ganarle en cualquier momento.
Porque eso no pasaría. No podía perder. Se lo debía a Aram.
“Estoy tan tenso que parezco una palomita de microondas.” Suspiraba uno
de los amigos del azabache, Leedo, quien casualmente se encontraba tras
TaeHyung.
Y, a pesar de mantenerse en un silencio sepulcral, el rubio sonrió,
compartiendo la misma sensación. Él tenía el corazón en un puño, en lo más
alto de su garganta, casi pudiendo saborearlo. Nunca se había sentido tan
tenso, nervioso y ansioso por ver a alguien cruzar la línea de meta. Se sentía
casi criminal (quizás porque lo era).
“Yo agradezco no haberme hecho la manicura, de ser así habría perdido
dinero tontamente.” Bank murmuró, oyendo a una de las chicas bufar.
“Dímelo a mí… Me he comido todo el acrílico.”
Él la observó con una mueca de pesar. “Lo siento muchísimo…”
“Dios, yo ya no recordaba lo que era estar tan nerviosa en una de estas,
parece que hasta estoy metida dentro del coche.”
“Y que lo digas, tengo los huevos de corbata.” Mos concordó.
Siyeon, aquella que había engullido sus uñas postizas, emitió un chillido,
golpeando al susodicho. “¡Mos, la madre que te parió, qué puto asco!”
TaeHyung meneó la cabeza de un lado a otro, sintiéndose repentinamente
desconcertado, sin entender lo que los demás hablaban, únicamente
enfocándose en la carrera, en Jungkook y su oponente, aquel que acababa de
sobrepasarle. Su corazón se aceleró, una mueca de preocupación destacando.
“¡Jeon Jungkook! ¡Jeon Jungkook!”
“¡Ya casi lo tienes!”
“¡Youngmin fuera! ¡Youngmin fuera! ¡Youngmin fuera!”
Él respiró hondo, tragando saliva. Estaba tan nervioso que podía sentir el
corazón en los oídos, mezclándose con la música y los gritos del público,
aquellos que subían de decibelios conforme el azabache y su oponente se
iban acercando cada vez más a la meta, todavía Jungkook ocupando el
segundo lugar cuando giraron en la cuarta curva. Aquello, sin duda alguna, le
dejaría canas verdes en un futuro.
“¿Por qué siempre tiene la manía de quedarse detrás…? Me estoy
poniendo de los nervios.” Mascullaba uno de sus amigos, ni siquiera teniendo
la intención de girarse para ver de quién se trataba.
“Porque así el oponente se confía y baja la guardia.”
“A mí sí que se me está bajando, pero la tensión. Voy a morir aquí.”
“¡Jeon! ¡Jungkook! ¡Jungkook! ¡Jeon! ¡Jeon Jungkook!”
“¡Youngmin! ¡Kim Youngmin! ¡Fuera!”
En la quinta y última curva, a tan sólo veinte metros de la línea de meta,
Youngmin, tal y como aquel amigo del azabache había mencionado
anteriormente, se sintió lo suficientemente confiado como para burlarse de
aquellos que coreaban su nombre con intenciones negativas; haciendo sonar
el claxon repetidas veces y sacando el dedo de en medio por la ventana.
Jungkook se le adelantó en lo que un suspiro duraba, pisando el acelerador y
colándose en dicha línea de meta en menos de quince segundos.
La ovación con su nombre no tardó en llegar, todo el público coreándolo
mientras ponían los brazos en alto, como si acabasen de ganar un mundial de
fútbol tras aquella victoria magistral.
TaeHyung pudo respirar con alivio, llevándose ambas manos al pecho
conforme regulaba su respiración, una sonrisita satisfecha apareciendo en sus
labios, mientras veía a Jungkook salir del coche, nada más este detenerse.
Lo primero que Jungkook hizo antes de salir, eufórico y con el corazón
bombeando a toda velocidad, fue alargar el brazo en dirección al asiento del
copiloto y coger la chaqueta que TaeHyung le había entregado hacía tan sólo
unos minutos, sacándola por encima de su cabeza mientras abandonaba su
coche y comenzaba a darle vueltas en el aire.
El corazón del rubio inmediatamente se aceleró, viendo como un grupo de
personas se acercaban a Jungkook con la intención de abrazarle, sabiendo con
exactitud lo que aquello significaba.
Jungkook estaba dedicándole la victoria.
“¡Ese es mi hombre!” Mos celebraba como si el ganador hubiera sido él,
avanzando entre los presentes junto con Jaemin y los demás.
Viéndolos alejarse, Kim suspiró, sintiendo como Banky llegaba a su lado.
“¿El hecho de que haya ondeado tu chaqueta en el aire qué significa
exactamente…?” Quiso saber, mirándole con suspicacia.
Y, como era de esperar, él tan sólo se encogió de hombros, ocultando una
gran sonrisa.
“No sé de qué me hablas.” Dijo, para acto seguido caminar tras los demás,
evitando perderse entre la multitud.
Resoplando, Bank fue tras él.
Llegaron a la pista los últimos del grupo, justo cuando Jungkook se
despedía de su oponente con un leve apretón de manos e inmediatamente
Mos, Jaemin y los otros cuatro chicos cuyos nombres TaeHyung no lograba
recordar, levantaron al azabache del suelo, manteándolo entre risas.
“Son como una manada de jabalíes, qué locura.” Comentaba Banky,
observando la escena de brazos cruzados.
TaeHyung soltó una carcajada. “Sólo están celebrando que Jungkook ha
ganado, no seas exagerado…”
“No lo soy, es más, me encanta que se comporten tan primitivos hasta el
punto de que sólo necesiten llevar taparrabos. Es adorable y me pone muy
cachondo.”
La carcajada de TaeHyung se convirtió en un bufido inminente, poniendo
los ojos en blanco antes de enfocarlos nuevamente en Jungkook, quien había
vuelto a tener los pies en el suelo y abrazaba a sus dos amigas, compartiendo
una fugaz mirada con él en el proceso.
“Tú no tienes remedio, ¿eh…? Estás desatado.”
“Meh.” Este se encogió de hombros, indiferente. “Al menos no
intercambio miraditas ni ropa con cierto tatuador guapito y luego me hago el
tonto diciendo que no es nada…”
Sintiendo de pleno aquella indirecta, el rubio dejó escapar una carcajada.
No iba a decir nada al respecto, primero porque Bank tenía toda la razón y
segundo porque los demás llegaron tras Jungkook en cuanto este se les
acercó.
“¡Vamos a por una ronda de chupitos al bar, yo invito!” Exclamaba un
efusivo Jaemin.
Un bufido abandonó los labios del dueño de dicho bar. “Pero si no tienes
dinero, desgraciado, ¿cómo vas a invitar?”
“¡Que sí tengo! Hoy en el taller he arreglado la camioneta de un tipo que
me ha dejado propina extra. Tengo de sobra para cubrir los caprichos de
Lyon y algunos míos durante todo el mes. Menudo cumpleaños va a tener mi
chiquitín.” Alardeaba, orgulloso y muy satisfecho, con una sonrisa de oreja a
oreja.
Siyeon golpeó su brazo mientras asentía. “Vaya… Estás hecho todo un
padrazo, ¿eh?”
“Bueno…” Encogiéndose de hombros, murmuró. “Uno hace lo que
puede.”
“Claro que sí. Anda, vamos para el bar, padre del año, que ahora lo abres
tú.” Mos comenzó a empujarle para que caminara, inmediatamente pasando
un brazo alrededor de los hombros de Banky en cuanto llegó junto a él.
El castaño chilló por la sorpresa, mirándole con el ceño fruncido. “¡Ay!
¿Qué haces, mequetrefe?”
“Tú te vienes conmigo, belleza.”
Mos se alejó con el resto, llevándose a Bank, quien ni siquiera tuvo
fuerzas de rechazarle luego de que se dirigiera a él de una forma tan dulce y
acertada (según su propio criterio sobre sí mismo). TaeHyung apenas fue
consciente del momento en que todos comenzaron a dejarlos atrás, incluido
su propio hermano, quien quiso preguntar algo acerca de la situación, pero al
ver que tenía rienda suelta para marcharse, lo hizo sin mirar atrás. Y es que
Jungkook acercándosele fue más que suficiente para robar toda su atención,
suspirando cuando lo tuvo cerca.
“¡No os quedéis atrás!” Chilló una de las chicas.
Jungkook asintió en su dirección. “¡Ahora os damos encuentro, no te
preocupes, Sua!”
Un segundo después, sus manos rodearon la cintura de TaeHyung,
aprovechando que habían quedado solos para poder estar tan cerca de él
como lo deseaba.
“Enhorabuena por esa victoria.” Dijo este, pasándose la lengua por los
labios.
Siguiendo aquel sutil movimiento con los ojos, el azabache le sonrió.
“Gracias… Aunque estoy seguro de que sabes la manera correcta en la que
premiarme, ¿cierto?”
“Hmm…” Ladeando la cabeza, se mostró pensativo, incluso cuando
conocía la respuesta de antemano. Y es que no había hecho más que pensar
en ella. “Bueno… Sí que la sé, pero aún no estoy del todo convencido de si
debería hacerlo o no.”
“¿Por qué no?”
“Porque no creo que te la merezcas realmente… Digo, lo que me pides es
algo muy personal, ¿no te parece? No me pongo de rodillas frente a
cualquiera.”
Sus comisuras se estiraron por sí solas, llevando una mano hasta los labios
ajenos cuando le acunó el rostro. Era incapaz de quitarle los ojos de encima,
como si tuviera una fuerza bruta que se lo impidiera cada vez que lo
intentaba. No podía. Sus ojos simplemente volvían a él.
“Pero yo no soy cualquiera, rubito, ambos lo sabemos.”
TaeHyung masticó su labio inferior, volviendo a verse pensativo. “Hm,
tienes razón… No eres cualquiera, eres el desgraciado que me ha puesto de
los nervios hace un rato.”
Jeon soltó una carcajada.
“¿Por qué dices eso? ¿Qué he hecho?”
“Ir en segundo puesto prácticamente durante toda la maldita carrera.”
Señaló, como si fuera obvio, visiblemente alterado.
La risa de Jungkook fue aún más estruendosa. “Pero eso es parte de mi
estrategia, rubito. Mis oponentes se confían al ver que van adelantados y
entonces les paso por encima. No importa la cantidad de veces que lo siga
haciendo, siempre caen… No es mi culpa que funcione.”
“Ya, pues no sabes lo mal que lo he pasado, graciosillo.”
“Ow… ¿Es que acaso estabas preocupado por mí?” Con un tono de voz
dulce le habló, sosteniéndole el rostro con ambas manos para así poder
mirarle mejor.
El rubio se estremeció de pies a cabeza cuando aquellos ojos oscuros le
observaron de cerca, incapaz de decir algo cuando Jungkook tomó su silencio
como una respuesta positiva y le sonrió, inclinándose para acto seguido
capturarle el labio inferior.
Le besó con lentitud, afianzando el agarre en sus mejillas mientras ladeaba
la cabeza y así poder profundizarlo, hundiendo su lengua en el interior de la
boca ajena, lamiendo cada pequeño rincón en ella e inmediatamente
alcanzando la impropia, enlazándolas. Chupó su labio inferior con avidez,
emitiendo un sonidito que hizo al rubio estremecerse de pies a cabeza,
devolviéndole el beso con la misma intensidad e ímpetu.
Aferrándose a su cuello, TaeHyung empujó a Jungkook más cerca de sí
mismo, colgándose de él mientras le chupaba los labios e hincaba los dientes
en la tierna carne del inferior, oyéndole jadear en el proceso. Sonriendo, se
separó sólo un poco.
“Agradece haberme dedicado la victoria de una forma tan original, sino
esto no estaría pasando.”
“Por supuesto que sí.” Asintió, volviendo a besarle inmediatamente,
llevando ambas manos a su espalda baja y alcanzando su culo, aquel que
apretó a su antojo, sin siquiera pedir permiso.
TaeHyung jadeó. “Estamos en público, no seas descarado.” Pidió, apenas
separándose unos milímetros.
El azabache se encogió de hombros, acortando la distancia para jalar de su
labio inferior con los dientes una vez más. Parecía encantarle hacer lo mismo
una y otra vez.
“Bueno, podríamos ir a tu coche…”
TaeHyung negó, susurrando contra sus labios: “No…”
“¿Por qué no?” Besándole lentamente, quiso saber.
“Porque si desaparecemos todos sabrán por qué lo hemos hecho, harán
comentarios al respecto y-y no me apetece que eso ocurra.” Explicaba,
tratando de seguirle el beso a duras penas, mientras luchaba por mantener una
cordura que poco a poco estaba perdiendo. Poniendo ambas manos a cada
lado de su cuello, finalmente se separó con un suspiro. “Vamos con los
demás, anda.”
Sin embargo, Jungkook se negó en rotundo, afianzando el agarre en su
cintura y volviendo a besarle, pues parecía no tener suficiente de él.
“No, no quiero.” Una vez más, su voz sonó suave, casi aterciopelada
contra los labios del rubio.
“Jung… Kook…” Logró mencionar, aprovechando los cortos
milisegundos que había entre chasquido y chasquido para tomar la palabra.
Al ver que no surgía efecto, le sostuvo del rostro, separándose. “Jungkook.”
El susodicho chupó su lengua. “¿Qué hay de lo que dijiste? Eso de
’primero gana esa carrera y luego visualiza mi cara dónde quieras…’ ¿No
piensas cumplirlo?”
“No dije que no fuese a hacerlo.”
“¿Entonces?”
“Simplemente no hice mención a ninguna carrera en específico. Puede ser
esta o puede ser cualquier otra en la que participes. Dijiste que serían más,
¿cierto?” Jungkook asintió. “Pues entonces, te tocará esperar.”
Finalmente separándose, volvió a asentir. “Ya veo… Supongo que ahora
es tu turno de jugar conmigo, ¿no?”
Sus labios no pudieron no estirarse en una sonrisa pícara.
“Supones bien.”
“Me parece justo.” Accedía, aún moviendo la cabeza a modo de
asentimiento. ‘También te vendrá bien prepararte para cuando vuelva a ser mi
turno.’ Ladeó la cabeza, sus ojos entrecerrados, como si estuviera dudando de
algo. “No sé si serás capaz de soportarlo o no…”
TaeHyung dejó escapar una risita, dando un paso más cerca de Jungkook
esta vez. “Por supuesto que lo seré, Jungkook, ¿por quién me tomas?”
“No lo sé… Sólo son mis suposiciones, nada más. No quiero
subestimarte.”
“Pues lo haces.”
Sus cejas se elevaron. “¿Sí?”
“Y mucho.” Asintió, colocando una mano en su pecho. “Así que deja de
hacerlo, porque entonces tu recompensa final será un triste apretón de manos
y no creo que eso te haga muy feliz… ¿o sí?”
El azabache dejó escapar una pequeña carcajada. “En absoluto.”
“Bien, eso pensaba. Y ahora vámonos antes de que alguien pueda hacerse
ideas equivocadas sobre lo que estábamos haciendo aquí solos. No quiero
tener que estar aclarando cosas… Especialmente a Banky.”
Caminando junto a él en cuanto avanzó entre la multitud, Jungkook pasó
un brazo por sus hombros para mantenerlo cerca.
“¿Quieres tu chaqueta o prefieres seguir usando la mía?” Cuestionó.
TaeHyung le observó.
“¿Tienes frío?” Preguntaba de vuelta, viéndole negar. “Entonces seguiré
usando la tuya mientras tanto.”
Con una sonrisa, Jeon aceptó sin mencionar nada al respecto, simplemente
asintiendo y mirando en dirección a aquellos que exclamaban su nombre
cuando pasaba cerca, dedicando pequeñas sonrisas y leves asentimientos a
modo de saludo, agradecimiento o simple cortesía. Eso era algo que también
había echado en falta.
“Siento que acabo de besar a una estrella del rock en ascenso.” Escuchó a
TaeHyung murmurar, lo que le hizo reír inevitablemente.
“Exagerado… No son más que gente borracha emocionada porque vuelvo
a correr después de mucho tiempo. Lo creas o no, esta práctica comenzaba a
volverse popular cuando apenas me adentraba en ella, así que ahora tiene
muchísimos más fanáticos.”
Su ceño se frunció, mostrando interés en el tema. “¿Cuánto tiempo has
estado participando en carreras clandestinas?”
“Desde los dieciocho. Ahora tengo veinticuatro, llevo más de un año sin
correr… Aproximadamente cuatro años y medio.”
“¿Sin descanso? ¿Todas las noches?”
Jungkook negó. “No, sólo los fines de semana.”
El rubio se mantuvo pensativo, haciendo un cálculo mental rápido de todo
el tiempo que eso suponía. Mientras tanto, Jeon lo empujó más cerca de su
cuerpo, justo cuando pasaban cerca de un grupo muy amplios de jóvenes a
los que él, a simple vista, conocía; saludando a algunos con leves
asentimientos de cabeza y pequeñas sonrisas.
“Sigue siendo muchísimo tiempo…”
“Ya, pero era la única forma que tenía de llevar dinero a casa y de poder
pagarme la formación que necesitaba para dedicarme a lo que me dedico
actualmente. Gracias a esto también conseguí ahorrar y abrir mi propio
negocio.”
“¿Tu propio negocio? ¿Te refieres al estudio?”
Meneando la cabeza de arriba abajo, asintió. “Fue un generador de
ingresos bastante viable durante los primeros dos años… No tengo quejas al
respecto. Aunque ahora quiera mantenerme todo lo alejado posible, en ese
tiempo aprovechaba todas las carreras que me ofrecían incluso si no me
gustaba el oponente.”
TaeHyung hizo una mueca, pues podía entenderle perfectamente. Incluso
si Gemini y él nunca tuvieron problemas económicos, siempre crecieron con
diversas anécdotas que su madre les contaba y tomaron como pequeñas
lecciones. Ella, a diferencia de sus hijos, fue criada en el seno de una familia
humilde, con muy pocos recursos. Poquísimos. Tuvo que verse obligada a
escalar los obstáculos que la falta de dinero añadió a su complicada vida,
hasta lograr hacerse con un camino exitoso y próspero.
Su madre siempre fue un ejemplo a seguir, incluso si no llegó a conocer
todo lo que le hubiera gustado de ella.
“Imagino, debió haberte sido de mucha ayuda. Quizás yo también hubiera
acudido a las carreras clandestina si me gustara conducir, fuese bueno
haciéndolo y necesitase dinero. Pero no es ninguno de los casos.”
Otra risa abandonó los labios del azabache. “No, no, tú mejor vienes como
mi animador silencioso personal, lo de correr me lo dejas a mí.”
TaeHyung le fulminó de inmediato, mostrándose totalmente ofendido.
“Qué descaro…” Expresó, frunciendo el ceño. “¿Acaso crees que no sería
un buen oponente?”
“En realidad, serías tan bueno que no podría competir contra ti.”
Aquellas palabras le descolocaron un poco, pero fueron bien recibidas.
“¿Huh? ¿Y eso por qué?”
“Porque me desconcentraría todo el tiempo pensando en lo que podríamos
estar haciendo en lugar de simplemente competir… Sería un infierno por el
que no me gustaría pasar.”
Debido al tono tan dramático que utilizó para expresarse y la mueca de
dolor que brilló en su rostro, TaeHyung no pudo evitar reír, a pesar de que
estaba un poco sonrojado, mientras negaba y ocultaba el tono rojizo de sus
mejillas.
“Tu honestidad me deja pasmado.”
“Lo sé.”
Sus comisuras se elevaron. “Pero admito que me agrada el que no puedas
competir conmigo, asumo que soy de los pocos a los que rechazarías, ¿me
equivoco?”
“Ya te dije que acepté todas las carreras que me proponían incluso si no
me gustaba el oponente, así que tú serías el primero al que le diría que no. Y
el único, de hecho.” Explicó, viendo su sonrisa crecer. “Deberías estar
orgulloso, rubito.”
“¿Quién dice que no lo estoy?”
Jungkook volvió a reír, satisfecho con esa respuesta.
Poco después, abandonaron el recinto sin mirar atrás, despidiéndose de
Mark y Danhee, aquellos guardias de seguridad que esa misma noche le
facilitaron la entrada a Gemini, Bank y él.
“Adiós, chicos. Hasta la próxima.” Se despedía el azabache, volviendo a
jalarle un poco más cerca.
“Buenas noches, y enhorabuena, Jungkook.”
“Enhorabuena por la victoria, campeón.”
Riendo casi tímidamente, les agradeció con una sonrisa. “Gracias,
gracias.”
“Buenas noches, gracias.” Se despedía TaeHyung también, sonriéndoles y
aquella sonrisa siéndole devuelta doblemente, alejándose por donde habían
venido. “Parecen buena gente.”
El azabache asintió, estando de acuerdo.
“Lo son, te lo aseguro.”
“Me gustan.” Añadía, mirando alrededor.
Luego, aquella duda que le surgió anteriormente y vio viable enlazar con
el tema del que estaban hablando, volvió, logrando que una bombilla se
encendiera sobre su cabeza.
“Por cierto.” Tomó la palabra. “Ya que has mencionado eso de rechazar
oponentes… ¿Qué tiene que tener alguien para que no quieras correr contra
él?”
La respuesta para Jungkook fue más que obvia.
“Tu cara.”
TaeHyung rio. “¿Y hablando en serio?”
“Hm… No me gusta compartir la pista con novatos, con gente sin un
mínimo de experiencia, siento que sólo me harían perder el tiempo y ganar
fácil. No me gusta eso.”
“Gente sin experiencia…” Repitió. El azabache movió la cabeza a modo
de asentimiento.
“Así es.”
“¿Cómo Hangdo? Contra el que competiste la otra vez y nunca diste
explicaciones al respecto, ya sabes… Ese imbécil.” Levantó las cejas, viendo
como su mueca cambiaba a una de pocos amigos sólo con acordarse de él.
Un bufido abandonó sus labios. “Lo recuerdo, sí.”
“¿Por qué fuiste su oponente si no querías serlo?”
“Ya te dije que lo hice porque debía y ya. No hay más explicación.”
“Pero sí que lo hay.” Insistió, viendo el bar de Mos a lo lejos y
deteniéndose en seco, ocasionando que Jungkook hiciera lo mismo,
mirándole con los ojos entrecerrados. “¿Fue por mí?”
Inmediatamente su ceño se frunció, observando el modo tan sutil en que
una sonrisa aparecía en sus labios, ni siquiera molestándose en ocultarla.
“¿De qué hablas, rubito? Me parece que el tinte que usas se te está
subiendo a la cabeza…”
Una carcajada se le escapó. “Bank me dijo que Mos y tú oísteis la
discusión que tuvo con Hangdo esa noche, donde me acusaba de inventar
todo lo que sucedió con Changmin en la fiesta. Luego, mágicamente
apareciste en la pista queriendo competir cuando jurabas no hacerlo por nada
del mundo.” Le recordó.
Jungkook apretó los labios, sintiéndose incapaz de huirle al par de ojos
que le observaban con expectación, tan brillantes y ansiosos por conocer la
verdad. Sin embargo, lo hizo.
“No voy a responderte a eso.” Musitó, conforme se alejaba.
Tras él, TaeHyung soltó una carcajada, no tardando en seguirle para
adentrarse en el bar al mismo tiempo, impidiéndole huir cuando tomó su
brazo.
“¡Vamos! ¿Tanto te cuesta decírmelo?” Se quejó.
El silencio sepulcral que había allí dentro y se magnificó cuando el rubio
cerró la puerta a sus espaldas, hizo que borrase su sonrisa, encontrándose con
varios pares de ojos desconcertados, llenos de angustia y preocupación.
“TaeHyung…” Gemini le llamó, viéndose incrédulo.
Su hermano se mostró confundido, sin saber por qué todos allí parecían
tener un aura oscura. Entonces, tan pronto como miró hacia el frente, donde
Mos tenía la televisión colgada y vio a su padre en ella, supo que algo no iba
bien. Jungkook también pareció notarlo.
“¿Qué ocurre?”
“Es el alcalde.” La voz de Jaemin sonó. “Quieren demoler las zonas con
menor presupuesto socioeconómico y convertirlo en oficinas.”
✧c.-024

N/A: ¿Qué pasa si dejo el capítulo por aquí y me voy como si nada?
jejejeje xD
Cap dedicado a LailaVillar ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Give Me a Kiss’ de Crash Adams, estoy enamorada.

El silencio sepulcral que había allí dentro y se magnificó cuando el rubio


cerró la puerta a sus espaldas, hizo que borrase su sonrisa, encontrándose con
varios pares de ojos desconcertados, llenos de angustia y preocupación.
“TaeHyung…” Gemini le llamó.
Su hermano se mostró confundido, sin saber por qué todos allí parecían
tener un aura oscura. Entonces, tan pronto como miró hacia el frente, donde
Mos tenía la televisión colgada y vio a su padre en ella, supo que algo no iba
bien. Jungkook también pareció notarlo.
“¿Qué ocurre?”
“Es el alcalde.” La voz de Jaemin sonó. “Quieren demoler las zonas con
menor presupuesto socioeconómico y convertirlo en oficinas.”
TaeHyung tragó saliva. “¿Y eso quiere decir qué…?”
“Que muchas familias se quedarán sin casa. Echarán abajo la antigua
biblioteca, los edificios al norte que siguen habitados por decenas de
personas. Un centenar de personas sin recursos terminarán en la calle.”
Algo se clavó en su pecho, mirando a Gemini en busca de respuestas, sólo
para encontrar que parecía igual de desconcertado que él. No entendía nada.
¿En qué momento su padre había tomado esa decisión? ¿Por qué? ¿Qué le
impulsaba a hacerlo?
“Pero no puede hacer eso…”
“Sí que puede. Las condiciones de esos edificios no son aptas para que
nadie pueda vivir en ellos; la estructura, paredes llenas de hongos, paredes
con filtraciones…” Explicaba uno de los presentes, Leedo, quien parecía
conocer la situación. “Podrían venirse abajo en cualquier momento. Y ya
advirtió a las familias para que los desalojaran con tiempo. En menos de un
mes comenzarán las obras.”
“¿Y cómo mierda sabe las condiciones en las que esa gente vive si ni
siquiera se aparece por aquí?” Jungkook escupió su pregunta con rabia.
Mos se encogió de hombros, tras la barra. “No hace falta, tiene personas
que lo hacen por él. Puede enviar a cualquiera y que estudie la zona.”
“¿A cualquiera?” El ceño del azabache se frunció, incapaz de pensar con
claridad, especialmente cuando se giró y vio el rostro consternado de
TaeHyung, como si sintiera culpabilidad por algo.
TaeHyung, que tenía el corazón en un puño y el alma hecha pedazos,
pareció aún más confundido cuando aquellos ojos oscuros le observaron,
fulminantes. Él no tuvo oportunidad de decir nada, pues Jungkook se le
adelantó.
“¿Tú tienes algo que ver en todo esto?” Cuestionó de manera brusca, tanto
que el rubio no podía reconocerle justo ahora, logrando verse aún más
desconcertado.
“¿Qué…?”
“Nunca antes os habíamos visto por aquí y ahora venís casi todos los putos
días.” El azabache puso su dedo índice contra su pecho. “¿No es eso
demasiada casualidad, TaeHyung?”
“¿D-De qué estás hablando?”
“Jungkook, ¿qué dices?” Mos le observó con el ceño fruncido.
“Tu hermano mágicamente se volvió mejor amigo de Fourth sin intención
alguna y a tu amigo le dio por investigar al tío con el que su novia le ponía
los cuernos, ocho meses antes de que al puñetero alcalde, que es tu padre, le
diera por demoler esta zona. No me digas que no huele un poco raro aquí.”
Banky, quien observaba la situación incrédulo, frunció el ceño tan pronto
como se sintió señalado, ladeando la cabeza. Esperaba estar oyendo mal.
“¿Pero este chico es gilipollas?” Murmuró en voz alta, dejando muy en
claro su desconcierto.
A TaeHyung se le formó un nudo en la garganta que pudo tragar,
afortunadamente. “¿Estás… estás diciéndome que somos unos infiltrados o
algo así? ¿Es eso lo que insinúas?”
Los ojos de Jungkook brillaron.
“¡Vaya! Qué listo eres cuando quieres, hombre.” Escupió, su voz tan llena
de sarcasmo que hirió profundamente a TaeHyung.
Esto no estaba sucediendo en serio. No podía estar pasando de verdad.
“Jungkook, basta.”
TaeHyung dio un paso más cerca del azabache. “No soy ningún topo,
ninguno de nosotros teníamos ni idea de que esto estaba sucediendo.”
“Claro que no.” Gemini apoyó las palabras de su hermano.
“No, por supuesto que no… Aquí, los hijos del alcalde.” Señaló a ambos
jóvenes. “No tenían ni puta idea de lo que tramaba su padre, ¿verdad que no?
Sabían lo mismo que nosotros.”
“Jungkook…”
A la defensiva, el susodicho se giró para mirar a todo aquel que estuviera
observándole con una mirada de advertencia, sintiéndose en medio de una
ventisca donde todos los objetos volaban hacia él. Estaba demasiado molesto
para ser racional.
“Vamos, ¿es que a nadie más le huele mal todo esto?”
“Cállate, Jungkook.” Pronunció Fourth, sus labios apretados. “Estás
diciendo estupideces.”
“¿Sólo a mí me parece que se están riendo en nuestras caras, Fourth? ¿No
ves nada de sospechoso en que ese niñato esté tan interesado en ser tu
amigo?”
Gemini frunció el ceño, viéndose verdaderamente molesto por primera
vez. “¿Eres imbécil?”
Con un nudo en la garganta, TaeHyung se despojó de la chaqueta que
llevaba puesta. “Gemini, Bank, vámonos a casa.” Les pidió, viendo como su
hermano parecía estar a punto de decir algo. “Gemini, por favor.”
Finalmente, y manteniendo la mandíbula apretada, el pelinegro hizo lo
pedido, poniéndose en pie del mismo modo en que Bank lo hacía.
Los ojos del azabache volvieron hasta él.
“¿Vas a huir sin más, rubito?”
TaeHyung contempló su mirada con dureza, enfrentándolo. “No me voy a
quedar escuchando como señalas a mi hermano, a mi mejor amigo y me
señalas a mí de algo que no es cierto, Jungkook, eso seguro.”
Sus cejas se alzaron. “¿No es cierto?”
“No, no lo es, pero tú no quieres escuchar y yo no pienso discutir contra
un muro de cemento sordo, inmaduro y estúpido.” Le dijo, estampando la
chaqueta ajena contra su pecho. ‘Esto es tuyo.’ Luego, le arrebató la suya
propia de las manos. “Y esto es mío.”
“Muy bien.” Asintió, aceptando la situación y su chaqueta en el proceso.
“Gracias por la dedicatoria, pero ahora mismo puedes metértela por el
culo.”
Una vez Gemini y Bank llegaron con él, compartió una última mirada con
Jungkook, antes de mirar al resto. “Buenas noches, chicos.”
“Id… Id con cuidado.” Jaemin le dedicó una sonrisa tensa, conforme todos
los demás se despedían con leves asentimientos.
TaeHyung asintió. “Gracias.” Fue todo lo que dijo, girándose y poco
después abandonando el lugar.
Jungkook mantuvo la vista fija en la puerta que TaeHyung y compañía
acababan de cerrar, vaciando sus pulmones al mismo tiempo en que negaba.
No pasó mucho tiempo, mientras devolvía la mirada al frente, hasta que algo
frío y líquido impactó en su rostro, apenas abriendo los ojos a tiempo para ver
a Fourth, delante de él sosteniendo un vaso de agua.
“¡Fourth!” Su hermano mayor exclamó.
“¿Qué demonios…?”
“Eso es para que se te enfríen las ideas, imbécil.” Escupió el menor. “A
ver si así aprendes a escuchar de una puñetera vez.”
Mos llegó en cuestión de segundos, apartando a su hermano de Jungkook.
“Fourth, vete para el almacén, vamos.”
“No me voy a ningún lado, Mos. Ha echado a mi mejor amigo de aquí
como si fuera un perro, sin molestarse siquiera en confirmar si lo que decía
era cierto o sólo estaba vomitando estupideces.” Miró al mayor con los ojos
llenos de lágrimas.
“Fourth…”
Luego, sus ojos viajaron hacia Jungkook, ignorando las palabras de Mos,
sólo para señalarlo. “Te prometo que si por lo que acabas de hacer, si por esta
mierda que has liado de la nada, sin tener ni una maldita prueba, mi amistad
con Gemini se ve afectada, tú estarás muerto para mí a partir de hoy,
Jungkook.”
Algo punzante se clavó en el pecho del mencionado, mirando a aquel a
quien consideraba un hermano pequeño con dolor
Mos jaló del menor hacia atrás, alejándolo de él mientras continuaba
fulminándolo con la mirada. Ese ambiente tan tenso, incómodo y casi
asfixiante era algo nuevo para todos los presentes, quienes se conocían de
toda la vida. Y es que Fourth nunca se había dirigido a Jungkook de esa
forma. Jamás.
“Vete para el almacén ya mismo, Fourth, no te lo repito más veces.”
“De acuerdo.” Escupió, dedicándole una última mirada y finalmente
marchándose de allí.
Una vez no hubo rastro alguno de Fourth, Mos vació sus pulmones,
cruzándose de brazos y contemplando la expresión consternada de Jungkook,
quien parecía haber recibido un balazo allí mismo.
“Has dicho mucha mierda por esa boca sin pensar, amigo mío…” Le dijo,
en un tono de voz calmado.
Jeon bufó, aún alterado. “¿Tú crees, Mos?”
“Totalmente.”
Entonces, Jungkook miró a su alrededor, donde contempló las miradas
consternadas de sus amigos, encontrando que todos se veían igual de
decepcionados y nerviosos que Mos.
“¿Pensáis lo mismo que él?”
“No creo que señalar a esos tres chicos fuera el movimiento más
inteligente, para ser honesta.” Se pronunciaba Sua. “Me caen bien, y aunque
no los conozca, no parecen ser el tipo de persona que haría algo así.”
“Eso nunca se sabe, Sua, la gente sabe fingir muy bien. No olvides que
son los hijos del alcalde, después de todo.”
“Estoy al tanto de ese detalle desde que aparecieron en el cumpleaños de
Fourth, bebieron cerveza de marca blanca con nosotros y se sentaron a
escucharnos hablar sobre gilipolleces aleatorias durante toda la noche.” Ella
se dirigió a Jay. “¿De verdad crees que se tomarían tantas molestias por un
proyecto de su padre? No nos necesitarían.”
Siyeon, estando de acuerdo con su pareja, asintió. “Sí, se veían igual de
confundidos que todos nosotros cuando conocieron la noticia.
“El rubio ese hasta parecía estar a punto de llorar.”
El pecho de Jungkook no pudo evitar apretarse ante la mención de
TaeHyung. Había estado demasiado ocupado señalándolo como culpable para
notar lo confundido y fuera de lugar que parecía.
“TaeHyung me ayudó con el desgraciado de mi casero en más de una
ocasión e incluso me facilitó en contacto de un muy buen abogado, ¿por qué
harían eso?”
“No hay ninguna razón. Además, que de ser el caso, con darse una vuelta
por el barrio sería más que suficiente para saber que estamos en la mierda y
muchos edificios ni siquiera cumplen la normativa.” Siyeon miró al
arquitecto del grupo. “¿O no es cierto, Leedo?”
Este asintió. “Lo es, sí. Hace años que muchos de ellos dejaron de ser
habitables, pero la gente sigue ahí porque no tienen otro sitio donde ir…”
“Mis tíos tuvieron que mudarse porque se le caían las paredes a trozos,
intentaron llamar al ayuntamiento para buscar una solución, pero aquí no se
ayuda a la clase obrera, así que ahora están viviendo en un albergue.” Explicó
Yibo, de brazos cruzados.
Dejando escapar un pequeño suspiro, viendo a un derrotado azabache,
Jaemin se le acercó, palmeándole el hombro sólo para llamar su atención,
consiguiendo así que levantara la vista del suelo, ya que parecía cabizbajo.
“Yo creo que te has precipitado, Jungkook… Si realmente tenías dudas
sobre ellos, esa no ha sido la manera más idónea de hacérselas saber.”
“Concuerdo con él.”
Jungkook asintió, escondiendo las manos en los bolsillos y relamiéndose
los labios. “Ya… ¿y cómo estáis tan seguro de que no es lo que yo digo? Que
no tienen nada que ver en todo esto.”
“Porque ese proyecto que menciona el alcalde, lleva cerrado más de diez
meses, Jungkook. Mucho antes de que aparecieran por aquí cualquiera de
ellos, inclusive Gemini. No tenían ni idea de nada, igual que nosotros.” Mos,
que estaba absorto en su teléfono móvil, leyendo, se lo entregó. “Toma, lee
esto.”
El azabache así lo hizo, encontrando el artículo más reciente sobre aquello
de lo que hablaban. Su corazón dio un vuelco, pues era cierto. Aquel acuerdo
con la empresa de construcciones llevaba firmado más de diez meses.
“De haberlo sabido, probablemente ni siquiera hubiesen venido a verte.”
Siyeon murmuró. “¿Para qué lo harían? ¿Para estar en el foco de atención y
salir perjudicados? Sería estúpido.”
Aún confundido, alterado y muy molesto, Jungkook tragó saliva, lo que
sus amigos decían entrándole a duras penas en la cabeza. No podía pensar
con claridad, mucho menos razonar. Tenía un cúmulo de emociones que le
arañaban el estómago y golpeaban su pecho sin cesar. Estaba conmocionado,
más incluso de lo que admitiría alguna vez.
En otra parte de la ciudad, una hora más tarde, pero compartiendo el
mismo sentimiento autodestructivo, TaeHyung volvía a su apartamento con
Gemini en el asiento del copiloto tras haber dejado a Bank en su casa,
prometiendo llamar cuando ambos estuvieran en la propia.
“No puedo creerme que hiciera esto…” Oía al menor mencionar,
meneando la cabeza de un lado a otro.
TaeHyung ni siquiera era capaz de comprender cómo estaba sintiéndose.
Estaba decepcionado. Con su padre, con Jungkook por pensar así, con él
mismo por no haber sabido defenderse, con todo el mundo. Dolido, enfadado,
lleno de rabia y tristeza.
Jamás creyó capaz a su padre de hacer algo tan inhumano como esto. Su
padre, aquel que prometió que la política jamás le haría convertirse en
alguien despreciable.
“¿De verdad va a dejar a tanta gente sin hogar?” Volvía a cuestionar su
hermano, esta vez dirigiéndose a él.
Y, por primera vez en mucho tiempo, TaeHyung no supo que contestarle.
“No… No tengo ni idea, Gem…” Admitió, relamiéndose los labios.
“Como ya dijo ese chico, las condiciones de esos cimientos no eran las más
adecuadas para tener gente viviendo allí. Se terminarían derrumbando tarde o
temprano, quizás incluso llegando a causar verdaderas desgracias.”
Gemini le observó con los ojos entrecerrados. “Eso sigue sin ser una
excusa para dejar a decenas de familias en la calle como si nada.”
“Lo sé, lo sé… Simplemente estoy intentando buscarle un propósito a todo
esto.” Asentía, tratando de no ser consumido por la angustia, de una manera
poco exitosa.
“No hay ningún propósito; ese hombre es un puto egoísta.”
Tan pronto como el pelinegro dijo aquello, TaeHyung giró la cabeza para
mirarle. “Gemini, no hables así de él, es nuestro padre.”
“Pues nuestro padre es un puto egoísta.” Escupió.
“Gemini.”
El susodicho le observó. “¿Qué? ¿Acaso vas a negarlo y justificarlo como
siempre haces?”
“Gemini, por favor…”
“¿Por favor qué?” Le observó, entre confundido, decepcionado y molesto.
“No puedes defender a papá, no de esto. Sabes que es injusto.”
TaeHyung podía sentir como su corazón se aceleraba cada vez más,
encontrando imposible el salir de esa situación ileso y temiendo por los restos
que quedaban de aquella familia que poco a poco iban desmoronándose a su
paso. No podía hacer nada por defender a su padre, tampoco para mantener
calmado a Gemini. No podía ser imparcial por el simple hecho de que su
corazón dolía.
“Es injusto, sí.” Concordó, apenas susurrando, mientras estacionaba el
coche fuera de su apartamento. Ni siquiera sabía cómo actuar, pues nadie le
había dado instrucciones.
Luego, la voz de Gemini sonó.
“A mamá no le hubiera gustado que esto pasara…”
Y su corazón terminó de romperse, siéndole imposible ocultar las lágrimas
que amenazaban con salir.
“Lo sé… Créeme que lo sé.”
Compartiendo aquellas lágrimas, su hermano le observó. “¿Qué haremos?
No podemos volver al distrito Jung… quien nos conozca va a querer nuestra
cabeza en conjunto. ¿Cómo veré a Fourth a partir de ahora?”
“Gemini, no pienses en eso.” Con una presión en el pecho, le observó,
acariciando su rostro.
“Fourth es mi único amigo, TaeHyung, no quiero que nada de lo que papá
pueda hacer me separe de él. Jamás se lo perdonaría.”
Lentamente, el rubio apretó los labios, eliminando una lágrima solitaria
que se le escapó. “Nada de esto tiene por qué afectaros directamente, ¿de
acuerdo? Ya encontraremos una forma en la que poder solucionarlo.”
“Vale…”
Y, como siempre, como cada vez que TaeHyung conseguía calmar a su
hermano pequeño, este asintió, confiando en aquellas palabras y creyéndolas
firmemente, pues era lo único que tenía. Mientras tanto, TaeHyung luchaba
consigo mismo por saber mantener sus palabras, tratando así de proteger lo
único que le quedaba, entregándole su mejor sonrisa.
“Lo arreglaremos, ¿vale? Todo va a ir bien.”
Gemini asintió. “Vale, sí.” Limpiándose sus propias lágrimas, le dijo.
“Pero, ¿qué va a pasar con toda esa gente?”
De nuevo, e inevitablemente, TaeHyung no supo qué responder.
“No tengo ni idea, Gem… Ojalá la tuviera.”
Una vez el ambiente entre ellos se volvió menos tenso, ambos salieron del
coche con rapidez, habiéndose prometido mutuamente pedir algo de cenar
(por supuesto, a petición del menor) y ver una película (que también elegiría
Gemini) para no acabar el día con un sabor tan amargo de boca. Era una
tradición que no podían perder.
El teléfono de Gemini sonó mientras este esperaba a que su hermano
abrirse la puerta.
“Es Fourth.” Dijo en voz alta, captando así la atención ajena. TaeHyung le
observó. “Dice que siente mucho el comportamiento de Jungkook hace un
rato.”
TaeHyung le sonrió con dulzura. “No tiene que disculparse por nada, no es
su culpa.”
“También dice que él confía en nosotros y sabe que no tenemos nada que
ver en todo esto. Todos lo saben. Bueno… menos Jungkook, claro.”
Inmediatamente una presión desconocida se adueñó de su pecho mientras
empujaba la puerta para adentrarse en el apartamento, incapaz de controlarla
cuando incrementó ante el pensamiento de que ahora Jungkook lo odiaba.
Todo se había torcido en el último momento, sin que él pudiera hacer nada
para evitarlo.
“Está bien, lo que él piense no es relevante ahora.” Respondió, buscando
autoengañarse en el proceso. “Dale las gracias de mi parte.”
Gemini asintió, adentrándose tras él.
“Lo haré.”
A la mañana siguiente, TaeHyung abandonó su propio apartamento más
temprano de lo que debería, habiéndole dejado a Gemini una nota avisando
de que estaría fuera por algunas horas mientras él descansaba, pues esa
misma noche había sido muy claro al mencionar que no quería dirigirse a su
padre. Y eso era justo lo que TaeHyung haría.
Tardó menos de media hora en llegar a la finca de los Kim, aquella en la
que prácticamente había crecido, aparcando en su plaza y saliendo tan pronto
como se despojó del cinturón. Estaba alterado, intentando mantener la calma
en cada paso que daba, algo que le resultaba casi imposible.
“Oh, buenos días, señorito TaeHyung.” Saludaba el amo de llaves,
Kyungsoo, a quien le sonrió tan pronto como se adentró en la casa principal,
encontrándoselo de bruces. “¿No viene el señorito Gemini con usted?”
“Se ha quedado descansando, ha sido una noche muy larga.”
Asintiendo, el hombre le sonrió. “¿Necesita que avise a su padre de que ha
llegado?”
“No, no te preocupes, Kyungsoo, muchas gracias, yo mismo lo buscaré.”
“De acuerdo. En ese caso, le veo luego, señor.” Dijo, para acto seguido
hacerle una reverencia y continuar con su camino en dirección a la cocina.
Nuevamente a solas, TaeHyung vació sus pulmones, aferrándose a los
extremos de su chaqueta conforme avanzaba hacia el despacho de su padre,
que quedaba en la primera planta. El silencio lo abrumó, intentando mantener
la mente ocupada. Y es que la casa solía estar vacía todo el tiempo, a
excepción de las personas que conformaban el servicio.
Por lo general el señor Kim no solía estar por allí, o al menos, no desde
que entró de lleno en la política, pasando todo su tiempo en viajes, meetings
o reuniones con personas demasiado importantes como para que TaeHyung
pudiera recordar sus puestos. Vivir allí para él se había vuelto un dilema tras
la muerte de su madre, es por eso que decidió comprar su propio apartamento
y la misma razón por la que Gemini casi que parecía vivir con él allí también.
Llegó al despacho de su padre, llenándose los pulmones de aire tras
escuchar su voz tras la puerta, preparándose mentalmente para abrirla.
“TaeHyung, TaeHyung.” Antes siquiera de poder enroscar los dedos en el
picaporte, otra voz sonó en aquel pasillo, teniendo de inmediato al secretario
de su padre junto a él, frenándole. “No puede entrar, el señor Kim está en una
llamada muy importante ahora mismo.”
Él suspiró. “Lo siento, Meen, pero lo que debo decirle es incluso más
importante.”
“Pero ahora mismo es posible, señor TaeHyung, el señor Kim está
ocupado.”
Dispuesto a entrar, ignorando lo que Meen le decía, él volvió a ser
detenido por la mano del susodicho sosteniendo su muñeca bruscamente, por
lo que le observó, encontrándose con ojos oscuros que parecían fulminarlo.
Aquello le descolocó un poco.
“No puede, su padre está ocupado, como le digo. Tiene que esperar.”
“¿Qué crees que haces? Suéltame, Meen.” Indicó, ojos confundidos
mirando el lugar que sus dedos apretaban con fuerza. “Me haces daño.”
El secretario le soltó, un poco avergonzado, como si no hubiese sido capaz
de controlarse a sí mismo. “Lo… Lo siento, señorito Kim.” Se disculpó,
tragando saliva. “No era mi intención hacerle daño, me disculpo.”
“Está bien, no pasa nada.” Asintió, sin borrar la confusión de su rostro.
“Tengo que hablar urgentemente con mi padre, no me importa que esté
ocupado ahora mismo, ¿de acuerdo? Puedes marcharte.”
Abrió la puerta sin siquiera escuchar una respuesta, encontrándose con su
padre sentado en su sillón como usualmente lo estaba, manteniendo el
teléfono contra la oreja y una taza de café en la otra, junto a una expresión de
desconcierto en cuanto reconoció a TaeHyung, incorporándose en la silla.
“…Eso deberías hablarlo con los de la constructora, ellos sabrán mejor
que decirte…”
El rubio cerró a sus espaldas, cruzándose de brazos y esperando a que su
padre le tuviera como prioridad en ese preciso instante.
“Eh… Te llamo dentro de un rato, Saop, me ha surgido un percance.” Fue
todo lo que le dijo a aquel con quien hablaba, inmediatamente colgando antes
de mirar al rubio con el ceño fruncido. “TaeHyung, ¿qué haces aquí?”
“Vengo a hablar contigo, papá.”
“¿Y no podías esperarte un momento?”
TaeHyung negó. “No, claro que no, es algo importante.”
“Bien… ¿Dónde está tu hermano? ¿Gemini no ha venido contigo?”
“Gemini no quiere verte, así que se ha quedado en mi apartamento y lo
hará durante un tiempo.” Respondía, aquellas palabras confundiendo al señor
Kim, quien pareció extrañado.
Sus cejas se alzaron. “¿No quiere verme?”
“No, está muy decepcionado y enfadado contigo, papá. Exactamente igual
que yo.”
Poniéndose en pie mientras ladeaba la cabeza, creyendo haber escuchado
mal, el hombre se apoyó sobre su escritorio, mostrándole al mayor de su hijos
lo fuera de lugar que se sentía, no comprendiendo nada.
“¿Puedo saber por qué? ¿Qué ha pasado?”
Y, como era de esperar, TaeHyung bufó, incrédulo. No podía creer que
realmente estuviera preguntándole eso.
“¿Que qué ha pasado? Tú eres lo que ha pasado, papá, vas a demoler más
de cinco edificios donde viven decenas de familias, personas con muy bajos
recursos y estás aquí sentado, en tu despacho, como si nada. Tan tranquilo…”
Su padre negó. “TaeHyung, no tienes ni idea, hijo. Esos edificios están en
condiciones nefastas, ni siquiera se puede vivir ahí dentro. Es necesario
echarlos abajo para volver a construir.”
“Construir, ¿no?” Repitió, con los ojos entrecerrados. “¿Construir el qué?
¿Oficinas?”
“Ese es el plan, sí.” Asentía, llegando a verse un poco inseguro.
“¿Y qué hay de la gente que vive ahí? De todas esas familias que por tu
puñetero proyecto van a quedarse en la calle. ¿Acaso van a dormir encima de
un escritorio? ¿Harás que coman en el ascensor? ¿O qué pasa con ellos?”
El señor Kim agachó la cabeza, relamiéndose los labios mientras buscaba
la forma de explicarle la situación a su hijo mayor, respirando hondo.
“Como ya te he dicho, hijo, esos edificios no están en condiciones para
vivir desde hace muchísimo tiempo. No deberían estar ocupados, así que,
lamentándolo profundamente, no puedo hacer nada.”
Sin embargo, su voz sonó, logrando descolocarle nuevamente.
“¿No puedes hacer nada? ¿En serio? Esto no es justo y lo sabes. Lo sabes
mejor que nadie.”
Respirando hondo, se frotó el rostro con ambas manos, desesperado ante
aquella lucha con su hijo; una lucha que jamás creyó llegar a tener, puesto
que contaba con su apoyo todo el tiempo.
“Oye… Entiendo que te parezca injusto, ¿vale? Pero hace tiempo
acordamos que ni Gemini ni tú os meteríais en mis asuntos cuando se tratara
de política y eso es justo lo que estás haciendo.” Le recordó, topándose con
sus ojos que comenzaron a humedecerse.
“No, papá. Tú acordaste que protegerías a esta ciudad, que cuidarías a
todos por igual y te estás olvidando de la gente que más te necesita.”
La barbilla del mencionado tembló, negando antes de que una lágrima se
le escapara. Señaló a su padre, con el corazón en un puño. Estaba herido,
decepcionado ante la decisión ya tomada. Era incapaz de reconocer a su
padre y eso era algo que él tampoco imaginó que pasaría. No cuando el día
anterior prometieron verse como si nada.
El señor Kim suspiró. “TaeHyung, comprendo como te sientes. Tienes un
corazón muy grande y no te gusta la idea de lo que sucederá, pero todo irá
bien, ¿de acuerdo? No debes preocuparte.”
De nuevo, TaeHyung negó. Él ni siquiera parecía querer esforzarse por
entenderlo.
“Nada irá bien, papá, lo sabes. No tienes ni idea de la cantidad de gente
que va a perder sus casas y quedarán en la calle porque no tienen otro sitio a
donde ir. Familias con niños, personas a las que les cuesta la misma vida
llegar a fin de mes.” Musitó, rebuscando algo en sus bolsillos sin mirar.
“Hijo…”
“Gente a la que la vida no les ha tratado bien y ahora, por tu culpa, están
tratándoles peor.”
Con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas que desbordaban y terminaban
empapando sus mejillas, el rubio enfrentó a su padre, quien negaba, buscando
el momento exacto en el que tomar la palabra.
“No es así, TaeHyung.”
“Gente como mamá.” Añadió, dando un paso al frente sólo para dejarle
algo en el escritorio.
El señor Kim observó aquel pedazo de papel, encontrando que se trataba
de una foto. Su mujer, Nakyung, a la edad de dieciséis años, muy sonriente
mientras posaba junto al edificio donde creció. Al instante, sintió como se le
aceleraba el corazón.
TaeHyung volvió a hablar.
“Creo que se te ha olvidado de dónde venía ella, ¿verdad?” Señaló aquella
foto, sorbiendo sus lágrimas. “Que de no ser porque tuvo un poco más de
suerte, ahora sería una de esas personas a las que estarías echando a la calle.”
La barbilla le tembló. “No digas esas cosas, TaeHyung, yo no he echado a
nadie.”
“Tienes razón…” Asentía, tambaleándose de atrás hacia delante. “Tú solo
has dado la orden. El trabajo sucio ya lo harán otros, como siempre.”
“Oye, ya basta, ¿de acuerdo?” Le observó, sonando demandante.
El rubio ni siquiera se inmutó, encogiéndose de hombros. Estaba tan
molesto, decepcionado y herido en lo más profundo de su corazón, que
apenas sentía algo más que dolor.
“Me pregunto cómo se sentiría mamá al ver lo que estás haciendo, después
de todo lo que le costó aceptar tu decisión de meterte en la política porque
temía que eso te corrompiese.” En cuanto su padre levantó la mirada, apretó
los labios. “Le prometiste que nunca pasaría.”
“TaeHyung…”
“…Y tu primera propuesta ha sido demostrarle que tenía razón.”
Un golpe seco sonó en la mesa, sobresaltándole.
“¡Basta ya, TaeHyung!” Exclamó.
Entonces, miró a su padre. Parecía cansado, harto, molesto, pero también
dolido. Tal vez porque sabía que su hijo tenía razón y admitirlo supondría un
antes y un después en su carrera, en su vida. Como padre, como persona y
como representante de una ciudad.
“Comprendo que esto te moleste y no estés de acuerdo, pero deja de
meterte en mis asuntos e involucrarte. No quiero que lo hagas, ¿de acuerdo?
Mucho menos en nombre de tu madre.”
Lentamente, asintió; el hueco en su pecho agrandándose. Se limpió una
lágrima disimuladamente, respirando hondo. Sabía que seguir intentándolo
era inútil. Su padre ya había tomado una decisión. Eso era todo.
“Tienes razón, lo siento.” Murmuró, sorbiendo por la nariz. “No debí
haber mencionado a mamá ni hablar por ella. Ella estaría decepcionada
contigo, pero al fin y al cabo te perdonaría… Yo no creo poder hacer lo
mismo.”
Sin decir nada más, se dio la vuelta y salió por donde había entrado.
“TaeHyung, vuelve aquí, estamos hablando.” Oyó al señor Kim llamarle,
mientras avanzaba hacia la salida. “¡Detente, TaeHyung!”
No tenía pensado darse la vuelta, no diría nada ni tampoco escucharía.
Poco después, abandonó aquel lugar que una vez llamó hogar, sin
molestarse en mirar atrás, simplemente encerrándose en su coche y
permitiendo liberar aquellas lágrimas que tanto le costó ocultar,
deshaciéndose en sollozos.
✧c.-025

N/A: Me sorprende el hecho de saber que voy catorce capítulos adelantada


y no haberme dado cuenta hasta hace un día. No doy crédito xD
Cap dedicado a italiacdm ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Body 2 Body’ de Babylon ft. PENOMECO. Es
maravilloso.

TaeHyung pasó muchas noches en vela después de aquel suceso. Tal vez
tres, cuatro, o quizás hasta cinco. Dando vueltas en la cama, sin poder pegar
ojo, llorando desconsoladamente y sintiendo como una parte de él había
quedado olvidada aquella la casa donde creció. Más concretamente en el
despacho de su padre. Una parte que probablemente nunca volvería a él.
No respondió a las llamadas de su progenitor, Gemini tampoco, mucho
menos a sus mensajes. Ambos se negaban a verlo, a hablar con él, incluso si
este parecía desesperado por comunicarse con cualquiera de sus hijos. Ellos
no querían saber nada, estaban demasiado molestos y decepcionados como
para hacerlo y era algo que habían dejado muy claro.
Por eso mismo, cuando la quinta llamada entrante del día apareció en su
pantalla, TaeHyung apenas tuvo que mirarla para saber de quién se trataba,
rechazándola al momento y suspirando.
A su lado, Banky le observó con una mueca, no tardando en desviar la
mirada hacia la carretera. “¿Otra vez tu padre?”
“Así es.” Asintió, mordiéndose la esquina interna del labio inferior.
“Quinta vez que me llama hoy… Creo que intenta batir su propio récord,
porque a Gemini también le ha llamado varias veces.”
“¿No piensas responderle?”
“No, la verdad es que no.” Negó, esta vez apretando los labios. Decir
aquello en voz alta le estaba matando. “La sensación de saber que hace todo
eso conscientemente, teniendo en cuenta lo que conlleva y quiénes saldrán
afectados y que no le importe en lo más mínimo, es superior a mí. No puedo
reconocer a mi propio padre, Bank.”
Este suspiró, aprovechando el primer semáforo con el que se topó para
poder apretar su mano.
“Te entiendo muy bien, mi amor, sé que estás bastante decepcionado.”
Lentamente, Kim negó. “No sólo es decepcionado, estoy dolido,
enfadado… Se ha convertido en un egoísta, justo lo que prometió nunca ser.”
“La política es lo que tiene… Te ciega por completo, TaeHyung.”
Resoplando, asintió. “Lo sé, créeme que lo sé.” Murmuraba, vaciando sus
pulmones y apoyando la cabeza en el respaldar. Estaba tan agotado que
podría quedarse dormido de pie.
“Bueno… ¿Te apetece que vayamos a comer por ahí? Yo invito.”
“Sí, por favor. Me vendrá bien desconectar un poco.” Accedió,
mordiéndose el labio inferior. “Si me encierro en casa no voy a hacer nada
más que pensar en mi padre, en la mierda que es todo esto y en…”
“¿Jungkook?” Su mejor amigo acabó la frase por él, conociéndole lo
suficiente como para hacerlo. O incluso más.
TaeHyung ni siquiera fue capaz de negarlo cuando le observó, bufando.
Tampoco podía evitar estar molesto consigo mismo por pensar de más en
Jungkook. Era algo que, incluso si le llenaba de impotencia, no podía evitar.
“Sí, por desgracia sí, tampoco puedo dejar de pensar en ese gilipollas y en
cómo— cómo me humilló delante de todo el mundo…” Escupió, apretando
los dientes poco después.
El castaño dejó escapar una risita. “¿A quién no le molestaría? Desconfió
de ti, de tu hermano y de mí. Personalmente me importa una mierda, porque
no me conoce en absoluto, pero si fuese tú, estaría echando humo por las
orejas… Sobre todo después de que te acostaras con él.”
Inmediatamente tras oírle decir aquello, TaeHyung le observó con los ojos
como platos.
“T-Tú… ¿Desde cuándo sabes eso…?”
“Pues desde que pasó e incluso antes de eso, es más que obvio, cariño…
Vuestro lenguaje corporal se explica por sí solo, parece mentira que hayas
estudiado psicología durante año y medio.” Bufó, enfocándose en la
carretera.
“Joder…” Resoplaba mientras meneaba la cabeza de un lado a otro.
“Pero bueno, obviando eso, el caso es que comprendo cómo te sientes.
Que te señalara sin pensarlo es algo que a cualquiera le molestaría,
especialmente por la forma en que te trató.”
Él asintió. “Lo sé.”
Bank apretó los labios, haciendo una pequeña mueca, lo que le indicó a
TaeHyung que tal vez diría algo que a él no le gustaría demasiado escuchar.
No viniendo de su mejor amigo, al menos.
“Sin embargo, debo decir que también comprendo un poquito su
desconfianza.” Murmuró, sabiendo que saltaría al momento y anticipándose.
“Me explico, no comparto lo que hizo, dijo ni mucho menos la forma, pero sí
el pensamiento. Yo pensaría lo mismo estando en su lugar.”
“Banky…”
“No de ti, sino de todo el mundo.” Aclaró. “Piensa que mucha gente
cercana a él se quedará sin hogar, gente a la que seguramente aprecie.”
TaeHyung se mantuvo pensativo, sus ojos suavizándose al instante.
“Teniendo en cuenta eso y lo poco que puede hacer por ayudar, cualquiera
se sentiría impotente, tan impotente que necesitaría buscar un culpable lo
antes posible para descargar su ira sobre él.” Continuó, viéndole asentir
conforme él hablaba. “Tú no eres el culpable, yo tampoco, Gemini menos,
pero entiendes lo que quiero decir.”
“Somos las personas más cercanas al alcalde.”
Aliviado de que hubiese comprendido su punto, asintió. “Exacto. Nosotros
aparecimos por casualidad, nos acoplamos por ciertas razones, aunque no lo
tuviésemos planeado, ¿de quién sospecharías tú en su lugar?”
“De mí no, desde luego.”
“En su lugar, TaeHyung, no en el tuyo. Ya te estoy diciendo que no somos
culpables.”
De nuevo, apretó los labios, vaciando sus pulmones de aire. “Seguiría sin
culparme a mí o a ninguno de nosotros… Pero sí que, tal vez, tendría mis
pequeñas sospechas. Sospechas que ni de broma expresaría de un modo tan
humillante.”
“Lo sé, lo sé, eso es más que obvio, no necesitas aclararlo.”
“De todas formas, me da igual, no quiero saber nada de él ahora mismo.
Es un imbécil.”
“Comprensible, supongo.”
TaeHyung dejó escapar un bufido, estaba mentalmente agotado, sentía su
cabeza a punto de explotar y no podía evitar la desesperación que lo
acompañaba a todos lados. Suspirando, tomó la palabra de nuevo poco
después, tras un corto silencio.
“Odio todo esto… Ni siquiera sé qué hacer para arreglarlo.”
Banky le miró de soslayo, atento a la carretera.
“Es que tú no tienes que arreglar nada, TaeHyung, no eres tu padre ni
mucho menos te corresponde a ti corregir sus errores. Hay responsabilidades
que es mejor dejárselas a otra gente.”
“Pero no puedo seguir con mi vida sabiendo que otras muchas están
arruinadas por su culpa, Bank… ¿Cómo podría?”
Su amigo le dedicó una mirada triste, encontrando que había sonado más
insensible de lo que él mismo imaginaba y arrepintiéndose inmediatamente,
mientras negaba. Una vez más, conocía a TaeHyung no suficiente como para
saber que aquello haría mella en su corazón.
“Tienes razón, yo tampoco sería capaz de continuar teniendo en cuenta
todo eso.” Suspiró. “Aunque no tengo ni idea de qué podrías hacer para
ayudar.”
Algo angustiado, TaeHyung colocó el puño bajo su barbilla, mirando a
través de la ventana mientras le daba vueltas al asunto, siendo incapaz de
encontrar una solución a problemas que él ni siquiera había buscado, no le
incumbían, pero aún así decidía apropiarse de ellos sin importar nada.
Tampoco su padre o cómo este reaccionaría.
Observó los edificios que iban dejando atrás. Cafeterías, restaurantes,
tiendas de ropa, de conveniencia y algún que otro cine situado en el centro,
hasta que uno de aquellos llamó su atención, logrando que los ojos se le
ensancharan cuando la idea corrió por sí sola en su mente.
“Un hotel… Eso es…” Masculló para sí mismo, con el rostro brillante.
El castaño, que a duras penas escuchó lo que había dicho, le observó con
el ceño fruncido. “¿Qué?”
TaeHyung rápidamente negó, pues necesitaba darle varias vueltas al
asunto antes de mencionarlo en voz alta, ya que ahora mismo sonaba
descabellado hasta para sí mismo.
“No, nada… Sólo estaba pensando en algo que hablé con Gemini esta
mañana y acabo de recordar, tranquilo.” Respondió, dedicándole una sonrisa.
Bank asintió, encogiéndose de hombros.
“Bueno…”
Con un suspiro, sintió su móvil, que había guardado en los bolsillos de sus
pantalones, volver a sonar, únicamente sacándolo para ver que se trataba de
su padre y volviendo a colgar, poniendo los ojos en blanco. Sin embargo, en
el proceso, algo salió disparado de allí, aterrizándole en el muslo. Era otra de
las fotos antiguas que había rescatado de su madre.
La tomó entre sus dedos, sonriendo mientras acariciaba el rostro de su
madre, quien en aquella foto no tendría más de veinte años. Era tan risueña,
dulce y divertida, que podía sentir su presencia allá donde fuera,
acompañándole.
“Oye, ¿ese de ahí no es el estudio de Jungkook? Escuché a Gemini decir
que estaba en el centro.” Apenas pudo oír la voz de Bank, hasta que la
mención del azabache le sacó de su burbuja.
Miró a su mejor amigo con el ceño fruncido. “¿Qué has dicho?”
Este señaló de vuelta al lugar que había mencionado, obligándole a que
mirase también. “Ese local pequeño de ahí, ¿no es el estudio de Jungkook? Al
que fuiste con tu hermano para tatuarte.”
TaeHyung entrecerró los ojos, encontrando que, efectivamente, estaban
pasando junto al local donde Jungkook trabajaba.
“Sí, es ese.” Respondió, asintiendo sin querer darle demasiada
importancia. Hasta que la bombilla sobre su cabeza volvió a encenderse y se
sobresaltó allí mismo. “Espera, espera, estaciona un momento aquí al lado.”
“¿Por qué? ¿Qué pasa?” Bank no pudo evitar mostrarse confundido, al no
entender su repentino cambio de humor.
“Estaciona un momento, necesito hacer algo rápido.”
Y, aunque se encontraba confundido todavía, el castaño hizo lo pedido,
moviendo el coche hacia un espacio vacío. TaeHyung se quitó el cinturón
inmediatamente, abriendo la puerta para salir.
“En seguida vuelvo, espérame aquí.”
“¿Dónde vas?” Quiso saber, sintiéndose fuera de lugar.
Del mismo modo en que la puerta del copiloto se abrió, se cerró, la figura
de TaeHyung avanzando por la acera, dirigiéndose hacia aquel local que
anteriormente Banky había señalado. Él resopló, meneando su cabeza de un
lado a otro.
TaeHyung no dudó por un segundo (en realidad sí que lo hizo) en
adentrarse al pequeño estudio tan pronto como llegó, respirando hondo
mientras sentía su corazón acelerado golpeándole las costillas, rápido y
brusco, como el tambor de una lavadora que iba directa al desguace.
Pocas veces se había sentido tan nervioso, pero prefería asociarlo a que
estaba bastante enfadado con Jungkook, a pesar de que se encontraba dentro
de su tienda.
Este se encontraba tras el mostrador, terminando de atender a un cliente
que se marchaba, pasando junto a TaeHyung. Tan pronto como reconoció al
rubio, su mueca, una pequeña sonrisa amable, se transformó en un ceño
fruncido.
“¿Qué haces tú aquí?”
Kim caminó hacia el mostrador. “Sólo vengo a entregarte una cosa, nada
más. Yo tampoco quiero estar cerca de ti ahora mismo.”
“¿Y por qué has venido, entonces?”
“Para darte esto.”
Apretando los dientes ante su condescendencia, colocó aquella foto que
salió disparada de sus pantalones sobre el mostrador, empujándola hacia
Jungkook, quien la observó aún con el ceño fruncido, sin entender de qué se
trataba.
“Es una foto de mi madre cuando tenía menos de veinte años, en el distrito
Jung. Ella nació y creció allí, justo en la misma zona que mi padre piensa
reformar.” Explicó, encontrándose con sus ojos. “Si estuviera viva, muy
probablemente no permitiría que esto sucediera, así que yo tampoco lo haría
de haberlo sabido con tiempo.”
Jungkook se pasó la lengua por los labios, mirando la foto y luego al
rubio, encontrando que este era igual a la mujer de la foto. No había duda que
era su madre.
“No tengo nada que ver con lo que sea que planee mi padre, Gemini
tampoco y mucho menos Banky.”
“De acuerdo… Me alegro.” Asentía, impasible.
Quizás su orgullo era más grande que el arrepentimiento que comenzaba a
construirse dentro de él, pero no lo suficiente para dejar de sentir algo cuando
TaeHyung volvió a hablar, decidido.
“Muy bien. Sólo quería que lo supieras para poder sentirme mejor
conmigo mismo, incluso si no soy culpable, nada más. No estoy interesado en
mantener el contacto contigo, ni cualquier otra cosa. Me dejaste bastante
claro lo que piensas de mí.” Sentenció, dando un paso hacia atrás. “Eso es
todo, adiós. Suerte en tus próximas carreras.”
Girándose, no sin antes despidiéndose de él con la mirada, como si no
tuviera pensamiento de volver a verlo voluntariamente, TaeHyung se
precipitó hacia la salida.
Jungkook le vio marcharse y cruzar la calle hasta meterse en un coche a
través del cristal tintado del local, en completo silencio. Mantuvo los labios
apretados en una fina línea, sin saber qué decir, mucho menos qué hacer,
frotándose el rostro.
“Mierda…”
Definitivamente era imbécil.
El lunes por la mañana, con menos de tres horas de sueño acumuladas
durante el último fin de semana y su cabeza machacándole constantemente,
Jungkook se encontraba en la zona de oncología infantil en el hospital, junto
a una de sus dos personas pequeñitas favoritas en el mundo. La única que
ahora mismo era capaz de hacerle olvidar todo lo malo que tenía en mente.
“Mañana me tienen que sacar sangre para una prueba y estoy muy
nervioso, no me gusta…” Expresaba Aram, sus cejas fruncidas y la nariz
arrugada.
Sonriéndole, Jungkook le apretó con suavidad la mejilla. “A mí tampoco
me gustan esas pruebas, pero son necesarias. Además, se tarda muy poco,
seguro que en menos de lo que canta un gallo vuelves a estar aquí.”
“Ya, pero los pinchazos duelen…”
Ante aquella nueva mueca desanimada y la consternación en su mirada,
que hacía al menor verse tan vulnerable, Jungkook dejó escapar un suspiro,
tomando asiento junto a él en aquella cama, palmeándole el muslo.
“Sé que esos pinchazos duelen mucho y no te gustan, Aram, pero también
estoy convencidísimo de que podrás soportarlos como el niño tan fuerte y
valiente que eres, ¿me equivoco?”
Él negó esta vez. “Soy muy valiente.” Afirmaba, mostrándose seguro de
sus palabras. Tanto, que Jungkook le sonrió de oreja a oreja.
“Exacto, muy valiente. Eres el chiquitín más valiente que conozco, por eso
mismo estoy seguro de que, aunque te duela mucho, los soportarás como todo
un campeón.”
“Tienes razón.” Ágilmente asintió, sonriéndole de oreja a oreja, del mismo
modo en que Jungkook lo hacía. “Además, TaeHyung me trajo un cuento
nuevo hace poco, dijo que lo leyera esta noche si me sentía nervioso y no
podía dormir.”
Tras la mención del rubio, Jungkook sintió una extraña presión en el
pecho que le hizo apretar los labios. Todavía seguía debatiéndose consigo
mismo sobre qué hacer con respecto a él, con quien ni siquiera había hablado
desde el jueves anterior, cuando este se presentó en su estudio, dispuesto a
hacerle entrar en razón.
Y, para ser honestos, lo había conseguido, como también había
conseguido llenarle la cabeza de dudas.
“¿Él ha estado aquí?”
“Sí, hace un ratito. Quería saber si estaba bien, leímos mi cuento favorito y
luego se fue con el señor y la señora Bang para jugar al ajedrez. Yo quise ir
con ellos, pero hoy no tengo muchas fuerzas para caminar.”
El corazón del azabache se apretó, volviendo a acariciarle la mejilla, sólo
así logrando que aquella sonrisa recientemente borrada por su desánimo, en
el rostro del menor, volviera. Le dolía el alma sólo de pensar todo lo que
Aram estaba sufriendo.
“Otro día podrás acompañarlos, ya lo verás.”
“¿Tú lo has visto?”
“Así es, sí. Varias veces.”
“¡Yo quiero! La señora Bang dice que TaeHyung es muy bueno jugando y
está enfadada porque siempre le gana. Necesito ver eso.”
“¿Quieres ver como ganan a la señora Bang? Si ella se entera, no habrá
más dulces para ti, Aram, recuérdalo…”
Inmediatamente, horrorizado y con los ojos ensanchados, el menor le
observó. “¡No tiene por qué enterarse! ¿Acaso me delatarías…? Soy tu mejor
amigo, Jungkook, no puedes hacerme eso.”
Jungkook soltó una risita, asintiendo conforme volvía a apretar sus
mejillas.
“No voy a delatarte, tranquilo. Tu secreto está a salvo conmigo.”
“¡Más te vale!”
Ambos rieron, antes de que Aram se moviera para abrazarle.
Una hora más tarde, cuando el horario de visita casi llegaba a su fin,
Jungkook salió de la zona de oncología infantil, abandonando aquella planta
a paso rápido para así dirigirse a donde el señor y la señora Bang siempre se
encontraban.
El saber que TaeHyung también estaba allí le ponía un poco tenso, pues
sabía de sobra que él no quería verle tras lo sucedido, algo por lo que ni
siquiera podía culparle, pues había juzgado al rubio tontamente.
Con un suspiro abandonando sus labios, bajó las escaleras, y, desde el
pasillo, antes siquiera de entrar en dicha habitación, pudo escuchar las quejas
de la mujer por haber perdido otra ronda.
“¡Es que no hay manera contigo!” Decía, viéndole sonreír apenas. “Aún
con esa cara de cachorrito degollado y teniendo la cabeza en otra parte me
ganas. ¿Cuál es tu problema, mocoso?”
TaeHyung rio entre dientes, mientras el señor Bang salía en su defensa.
“Que el chico es muy bueno, Elettra, no le quites mérito.”
“¡Pues ya podría despistarse un poquito! Con tanta victoria ha estropeado
mi racha.” Bufó. “¿Sabes cuántas partidas seguidas he ganado?”
Negando, el rubio le observó, interesado, sin tener ni idea de aquel par de
ojos que lo observaban a lo lejos.
“¿Cuánto?”
“Dieciséis, todas contra el mequetrefe de mi marido aquí presente.”
Chungmo meneó la cabeza en señal de asentimiento, corroborando lo que
su mujer decía. “Correcto.”
“Wow… Enhorabuena, señora Bang.” Sorprendido, le dijo.
“Ni enhorabuena ni mierdas, mocoso, has arruinado mi racha perfecta.”
TaeHyung observó a la mujer con una mano en el pecho. “Me disculpo
sinceramente, señora Bang.” Expresó, viendo como ella asentía, aceptando
sus disculpas. “Me comprometo a ser un peor jugador a partir de hoy, así
usted consigue una oportunidad de ganarme finalmente.”
Ante aquella burla descarada, Jungkook rio para sí mismo, meneando la
cabeza de un lado a otro, mientras la señora Bang golpeaba la mesa,
visiblemente ofendida, aunque encantada por oír a su esposo reír.
“¡Será posible! El mocoso este se está burlando de mí, Chungmo, ¿lo
puedes creer?” Tras mirar al susodicho y descubrir que reía, le golpeó el
brazo. “¡Tú no te rías, mequetrefe!”
Chungmo vació sus pulmones de aire, recuperándose lentamente del
ataque de risa. “Ay… Hacía tiempo que no me reía tanto.”
“Más tiempo va a hacer como te pille…”
TaeHyung sonrió al hombre. “Me alegra saber que mi estancia aquí sirva
para algo, señor Bang.”
“Por supuesto que sí, muchacho.” Asentía este. “De hecho, hace poco
hablaba con Elettra sobre ti y le comentaba que me resultas muy familiar,
como si te conociera de algún sitio, pero no sabíamos de dónde…”
“Exacto. Luego vimos al señor Kim, el alcalde, en televisión y nos dimos
cuenta que eras idéntico a él.”
El rubio no pudo evitar sentirse un poco incómodo ante la mención de su
padre. “Hm, sí… Soy el hijo del alcalde, por suerte o por desgracia.” Afirmó,
con una pequeña sonrisa.
“Pues tu padre ha hecho mucho por nosotros, los que residimos aquí.”
Dijo la señora Bang.
Aquello pareció sorprenderle.
“Ow, ¿en serio?”
“En serio, sí, gracias a él es que se llevó a cabo todo el tema de los
voluntariados, además de que consiguió reducir el coste de muchos
tratamientos, como podría ser el nuestro. Se reunió con el primer ministro y
llevó a cabo dicha propuesta. Gracias a él pagamos menos de un treinta por
ciento.”
TaeHyung negó, confundido, siendo aquel el primer dato que conocía
sobre eso. Jungkook, aún desde su posición, compartía el mismo sentimiento
de no saber absolutamente nada.
“Vaya… No tenía ni idea…”
“Nosotros pensamos votarle en las próximas elecciones, aún más sabiendo
quién es su hijo.” Admitía ella, logrando sacarle una sonrisa.
“Se lo agradezco de todo corazón.”
Su teléfono vibró, la alarma que indicaba el final del horario de visitas
haciéndole resoplar, visiblemente triste. Las horas que pasaba allí eran su
único momento de paz mental, sin importar el lugar donde se encontrase.
Estar con ellos, el señor y la señora Bang, Aram y los demás niños, le hacía
olvidar todo.
“El horario de visita ha terminado, así que debo marcharme para que
puedan comer.” Anunció, girándose para agarrar su chaqueta del respaldar.
“¿Ya? ¿Tan pronto?” Chungmo le observó, mirando su propio reloj para
ver la hora. “Ow, son las dos de la tarde casi, no me había dado cuenta… Creí
que era mucho más temprano.”
“Sí, a mí también se me pasa muy rápido el tiempo estando con ustedes,
pero vendré el próximo lunes sin falta.”
“Más te vale, mocoso… Todavía tengo que ganarte al menos a una
partida.”
Con una sonrisa, asintió, poniéndose en pie. “Claro que sí, señora Bang,
tengo fe de que así será.”
“Por supuesto.”
Riendo suavemente, TaeHyung se colocó su abrigo antes de agarrar sus
demás pertenencias que había dejado sobre la mesa y rodearse el cuello con
la bufanda, pues el frío comenzaba a ser insoportable allí fuera.
“Os veré la próxima semana y traeré esos dulces de los que me habló,
señor Bang, ¿de acuerdo?”
“Oh, sí, me harías muy feliz si los encuentras, TaeHyung…”
Él asintió. “Cuente con ellos.”
Y, acto seguido, se alejó de allí con una sonrisa de oreja a oreja,
despidiéndose de su matrimonio favorito mientras abandonaba aquella sala,
suspirando.
Estaba tan agradecido por poder formar parte de algo tan bonito, que le
hiciera sentir tan realizado y tan bien consigo mismo tanto como con el resto.
Incluso si pensar en alguno de ellos yéndose de manera trágica supusiera un
dolor fuerte en el pecho, le hacía demasiado feliz como para simplemente
pensar solo en eso.
Bajando las escaleras mientras sacaba el móvil, llegó a la planta baja
escribiendo en su bloc de notas el nombre de los dulces que el señor Bang
había mencionado esa misma mañana.
“Sándwiches de fruta y… Yakgwa para el té.” Murmuraba para sí mismo,
queriendo recordarlos con el fin de ir en su búsqueda.
Una diminuta sonrisa aparecía en sus labios, sólo de pensar en cómo el
señor Bang reaccionaría si finalmente los consiguiera. Sonrisa que no tardó
en desaparecer, siendo reemplazada por una mueca de desconcierto y miedo
cuando unos dedos que salieron de quién-sabe-dónde, se enroscaron
alrededor de su muñeca y jalaron de él hacia la izquierda, obligándole a entrar
en un cuarto de baño para hombres.
TaeHyung chilló, sobresaltándose con dicha acción inesperada, sólo para
encontrarse cara a cara con Jungkook, dueño de aquella mano y de los ojos
que le observaban. Penetrantes, oscuros y brillantes.
“¿Qué…? ¿Qué demonios haces?” Cuestionó, el corazón latiéndole en la
boca del estómago, procediendo a soltarse bruscamente, dicha acción siendo
impedida. “Suéltame, Jungkook.”
“Mañana por la noche quiero que vayas al estudio.” Fue todo lo que dijo,
sujetándole el rostro al ver su mueca de confusión acentuarse. “Quiero
enseñarte algo.”
Con el ceño fruncido, negó. “No pienso ir.”
Sin embargo, el azabache ignoró aquello, inclinándose para besarle y poco
después separándose como si nada. TaeHyung estaba petrificado frente a él,
especialmente cuando dio un paso atrás.
“Te veo a las nueve, no tardes.” Sentenció, limpiando su propia saliva de
los labios ajenos, segundos antes de abandonar el baño sin mirar atrás.
“¿Qué? No… He— he dicho que no. No iré.” Gritó, sólo para que pudiera
escucharle.
Confundido, molesto y sin poder creer lo que acababa de pasar, le vio
marcharse. Debía ser una broma de mal gusto.
✧c.-026 [1/2]

N/A: Capítulo dividido en dos porque necesito separar del que sería un
candidato al cap favorito del que más orgullosa me hace sentir por mi
progreso je je xD
Cap dedicado a BlancaluzTorres4 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘We So Fly’ de The GGGG’s, para animar el
ambiente ji ji ji.

“¿Por qué estás tan empeñado en cerrar hoy el estudio si me toca a mí?”
La voz de Ian sonó tras Jungkook, quien miraba por la ventana en busca de
TaeHyung.
Eran pasadas las nueve de la noche, su hora de cierre y el momento en el
que, según el propio Jungkook, TaeHyung debería aparecer por la puerta.
Pero no, ese no era el caso. Kim TaeHyung no aparecía por ningún lado y
tampoco parecía tener intenciones de hacerlo. Aquello le ponía de los
nervios.
“He quedado con alguien, simplemente.” Murmuró en respuesta.
Ian era su socio, aquel a quien eligió con los ojos cerrados en el momento
en que supo que quería cumplir su sueño de abrir un estudio propio. Él le
siguió del mismo modo, con los ojos cerrados, sin tener ni idea de dónde se
estaban metiendo, sólo porque amaba la idea. Y, aún así, seguía odiando el
turno de tarde como nadie.
“¿A quién esperas?” Quiso saber, su voz sonando una vez más. “No me
digas que es al rubito ese del otro día, el hijo del alcalde.”
“TaeHyung.” Pronunció su nombre antes de apretar los labios. “Y sí, estoy
esperándole a él. Se supone que vendría a las nueve en punto, pero son casi y
media y aquí no aparece nadie…”
Ian llegó junto a él de brazos cruzados, mirando por la ventana también.
“¿Te disculpaste con él luego de lo que pasó en el bar?”
Jungkook le observó, manteniendo los labios apretados. Y ni siquiera
necesitó abrir la boca para darle una respuesta, sus ojos siendo más que
suficientes para hacerlo por él. Ian se rio en su cara, negando. Ahora lo
entendía todo.
“Por supuesto que no te has disculpado… Tú nunca te disculpas.” Se
burló, todavía riendo.
Fulminándole tan pronto como dijo aquello, el azabache dio un paso hacia
atrás, prefiriendo ignorar sus palabras mientras se dirigía hacia el mostrador y
agarraba sus pertenencias. Claramente, aquello confundió a Ian.
“Eh, ¿qué haces?” Le dijo, mientras Jungkook se ponía la cazadora.
“Me voy. Te dejo a cargo del cierre.”
“¿Qué? Pero si has dicho que te encargabas tú, Jungkook.” Con el ceño
fruncido, no dudó en quejarse.
Y, como era de esperar, él se hizo el desentendido, encogiéndose de
hombros antes de coger el móvil y las llaves de su camioneta del mostrador,
dirigiéndose a la salida con una sonrisa.
“Nah, hoy te toca a ti.” Sentenció, dándole un par de golpecitos en el
hombro. “Te veo mañana.”
Sin decir nada más, ni mucho menos esperar a que Ian hiciese lo mismo,
abandonó su estudio a paso rápido, oyendo las protestas de su queridísimo
socio, aquel al que acababa de abandonar a su suerte.
Se adentró en la camioneta, suspirando y revisando el teléfono en caso de
que tuviera algún mensaje de TaeHyung avisándole de que no aparecería por
ningún lado, algo que, por supuesto, no pasaría bajo ningún concepto, pues
había sido muy claro al decir que no iría. Jungkook simplemente se había
confiado, como hacía siempre.
“¿Cómo de enfadado debes estar, rubito…?” Murmuró para sí mismo,
observando su foto de perfil y dejando escapar un suspiro.
La llegada a casa del susodicho fue extremadamente tensa para un
Jungkook que ni siquiera sabía lo que diría en cuanto lo tuviera en frente,
mucho menos cómo reaccionaría TaeHyung al haberse plantado él allí. Lo
que sí sabía y tenía muy claro, era que conseguiría su objetivo contra todo
pronóstico.
Bajó de su coche, llenándose los pulmones de aire y tocando el timbre tan
pronto como estuvo frente a la puerta, esperando lo más pacientemente que
pudo. Las pisadas de TaeHyung y su voz chillando que en seguida abriría
oyéndose al instante, antes de tenerlo frente a él; con el ceño fruncido nada
más reconocerle. Incluso si esa era su pequeña fantasía, ver a Jungkook,
aquel a quién había dejado plantado en su propio estudio, frente a la puerta de
su casa, era lo último que esperaba ver.
“¿Qué haces tú aquí?”
El azabache dio un paso más cerca de él. “Vengo a por ti, ya que pareces
haber olvidado que hoy teníamos una cita.”
“No teníamos ninguna cita, ya te dije que no iría.”
TaeHyung ni siquiera podía concebir la poca vergüenza que Jungkook
tenía para presentarse allí, así como si nada. Sin embargo, la sangre le hirvió
cuando este ladeó la cabeza, mostrándose confundido.
“¿Por qué no…?”
Su ceño se frunció. Jungkook incluso parecía triste, vulnerable, pero no
era más que la imagen que quería dar. TaeHyung no iba a caer tan fácilmente.
Por nada del mundo. No sería un juguete con el que entretenerse siempre que
lo deseara, haciendo y deshaciendo a su gusto, como si nunca hubiera
desconfiado de él, como si jamás le hubiera humillado delante de todo el
mundo.
“¿Me lo estás preguntando en serio, Jungkook?” Casi escupió, siendo él
esta vez quien diera un paso cerca del azabache, señalándolo. No pasaría nada
por alto.
“Rubito…”
“Me humillaste.” Golpeó su pecho con el dedo índice. ‘Me acusaste de ser
un topo delante de todos tus amigos.’ Otro golpe más. “Acusaste a mi
hermano e incluso a mi mejor amigo sin tener ni una puñetera prueba.” Un
tercer golpe hizo que Jungkook arrugase el rostro. “Me encerraste en un
cuarto de baño porque te dio la gana, me ordenaste ir a tu puto estudio y
luego me besaste.”
Al cuarto golpe, Jungkook ya estaba suspirando, casi teniendo la intención
de dar un paso hacia atrás, pero sabía que eso le haría parecer un cobarde, por
lo que simplemente sostuvo su muñeca, impidiéndole continuar.
“¿Y ahora tienes el descaro de venir hasta mi casa porque no aparecí en tu
cita de mierda?” Ladeó la cabeza.
El azabache negó, buscando la forma de hacerse oír. “Sólo escúchame un
momento, ¿vale?”
“No, Jungkook, ni lo pienses. Ya te dije que no quiero tener nada que ver
contigo.” Respondió, sonando rotundo antes de soltarse. “Vete por dónde has
venido.”
TaeHyung se giró, dispuesto a adentrarse nuevamente en su apartamento,
dejándole allí atrás sin importarle nada en absoluto. Sin embargo, Jungkook
no iba a permitirlo otra vez, no cuando sabía que había actuado mal y las
consecuencias de ello eran algo por lo que, incluso si no planeaba admitirlo
en voz alta, no querría pasar.
“Por favor.” Musitó, casi con los dientes apretados, pues no solía suplicar
con frecuencia.
El rubio se giró. “¿Por favor qué, Jungkook?”
“Ven conmigo.” Repetía, pasándose la lengua por los labios. “Quiero
llevarte a ver algo que te gustará, lo prometo. Después de eso puedes
enviarme a la mierda otra vez si lo crees necesario, pero al menos
acompáñame.”
TaeHyung fue quien apretó los labios en una fina línea esta vez,
mostrándose pensativo incluso cuando ya tenía su respuesta clara desde antes
siquiera que Jungkook lo pidiera por favor. Sólo quería verle suplicar, tener
un poco del orgullo que había perdido en combate de vuelta. Su honor
levemente magullado.
Aún de brazos cruzados se dio la vuelta, adentrándose en su apartamento
sin mediar palabra alguna. Jungkook demostró confusión, no llegando a
comprender si se trataba de una respuesta afirmativa o negativa cuando ni
siquiera había hablado, pero sintiéndose considerablemente aliviado un
minuto después, al verle aparecer con un abrigo puesto, zapatos y las llaves
de casa en mano. Cuando cerró la puerta y se acercó a él, lo fulminó.
“Más te vale que no me hagas perder el tiempo.”
“Te aseguro que no lo haré.”
Bufando, caminó hacia la camioneta del azabache, esperando de brazos
cruzados a que la desbloqueara para poder entrar. Jungkook le siguió
inmediatamente, pulsando el botón en sus llaves antes de adentrarse en el
asiento del piloto, reuniéndose con TaeHyung en el interior del coche.
“¿Está muy lejos el sitio ese? Porque no puedo permitirme estar fuera toda
la noche, mañana tengo clases.”
Arrancando el coche, Jungkook no tardó en incorporarse a la carretera.
“Está a menos de cuarenta minutos, no sé qué tan lejos consideres tú eso,
pero te prometo que merecerá la pena.”
“Lo creeré cuando lo vea.”
“Bien.” Asintió, aceptando la sequedad de sus palabras. “Aram me dijo
que fuiste a verle y le regalaste un nuevo libro para que leyera por la noche si
se sentía nervioso.”
“Sí, sus padres me dijeron que estaba muy tenso por los nuevos análisis
que debían hacerle y quise consolarle de algún modo.” Respondía,
abrazándose a sí mismo con la mirada fija en la ventana. “¿Sabes algo de
cómo ha ido todo?”
El azabache negó. “Aún nada, supongo que el lunes nos enteraremos
cuando vayamos… Sólo espero que sean buenas noticias.”
“Yo también.” Murmuró, apretando los labios. No podía soportar el
ambiente tan tenso. “El señor y la señora Bang preguntaron por ti, querían
saber por qué no fuiste a verlos ayer. Estaban preocupados.”
“¿Y qué le dijiste?”
“Que no era asunto mío.” Fue su respuesta, encogiéndose de hombros.
Jungkook rio, negando sutilmente, pues sabía que aquello no era cierto y el
propio TaeHyung lo sabía, también. “Le dije que estabas ocupado con tus
cosas, simplemente. Nada más.”
“Bien… Está bien saberlo. Aunque sí que estuve allí, pero tú no me viste.”
Inmediatamente, el rubio le observó con el ceño fruncido. “¿A qué te
refieres?”
“Iba a reunirme con ellos justo después de pasar tiempo con Aram, pero
cuando llegué y te vi allí decidí echarme atrás. No quería que te sintieras
incómodo en mi presencia.”
TaeHyung bufó tan pronto oyó a Jungkook decir aquello, poniendo los
ojos en blanco. Eso ni siquiera sonaba como algo que diría.
“Ya, claro… No querías que me sintiera incómodo estando en una misma
habitación contigo, pero no te importó acorralarme en el cuarto de baño,
¿verdad? Ahí mágicamente dejaría de sentirme incómodo y pasaría a estar
súper feliz.”
El azabache suspiró, pues no podía decir nada a su favor ya que ni siquiera
existía. Aquello sonaba tan ridículo como lo era.
“Oye, lamento haberte juzgado y haber desconfiado de ti sin pruebas, ¿de
acuerdo? Estaba muy enfadado, me sentía impotente y verte como el culpable
parecía lo más razonable en ese momento, incluso si era injusto.” Finalmente
musitó, sonando más agitado de lo que debería.
“¿Por qué te disculpas como si tú fueras la víctima?”
“Porque nunca me he disculpado.” Admitió. “No así, al menos.”
Asintiendo, le observó con interés. “Ya veo… ¿Y realmente lo sientes?”
“No estaría llevándote a ninguna parte, ni mucho menos hubiera venido
desde mi estudio hasta aquí para recogerte.”
“Eso no es lo que he preguntado, Jungkook.”
Un suspiro brotó de sus labios, frustrado, antes de toparse con aquellos
ojos que esperaban una respuesta positiva. Se detuvo en el primer semáforo,
bajo la atenta mirada del rubio.
“Me arrepentí en cuanto te fuiste del bar, pero no quería admitirlo porque
estaba molesto conmigo mismo, así que sí, lo siento. No debí haberte
señalado sólo porque quería un culpable ni mucho menos hacerlo de esa
forma tan humillante. Lo siento.”
Satisfecho, Kim asintió. “Muy bien… Supongo que acepto tus disculpas.”
“¿Supones?”
“Sí, tomaré la decisión final en base a dónde sea que me lleves. Si me
gusta, te perdonaré completamente, y si no… Te mandaré a la mierda.”
Jungkook se obligó a sí mismo a no decir nada más que emitir un simple
bufido, pues sabía que TaeHyung estaba en todo su derecho, incluso si eso no
era lo que él quería.
“Estupendo, como si no me hubieran mandado a la mierda lo suficiente en
estos últimos días…”
TaeHyung no pudo evitar la carcajada que resurgió de su interior. “¿A
parte de mí?”
“Fourth me lanzó un vaso de agua, me gritó y amenazó con salir de mi
vida si Gemini dejaba de hablarle por mi culpa…” Ante la risita del rubio, él
frunció los labios. “No me había sentido tan regañado desde que tenía cuatro
años y meé en las plantas de mi vecina.”
“Eso te pasa por juzgar a quién no debes, pedazo de bruto.”
Esta vez sí que se quejó. “¡Oye! Que me he disculpado en serio, ya te he
dicho que estaba muy enfadado con todo el mundo en general. No fue excusa
para tratarte como lo hice, pero apuesto que puedes comprenderme, al menos
un poquito. Mucha gente que conozco se quedará en la calle.”
La risa del rubio cesó lentamente, su sonrisa borrándose del mismo modo,
antes de suspirar.
“Claro que puedo entenderte, es por culpa de mi padre que toda esa gente
se quedará en la calle. Me gusta tan poco como a ti y me siento igual de
impotente, Jungkook.”
“Lo sé, y lo siento, rubito. No pensé que esto también os afectaba a
vosotros.”
Ante aquella disculpa tan simple, como dulce y honesta, TaeHyung
asintió. “Nosotros somos los que menos importamos en todo esto, es
comprensible que no te parases a pensar en eso. Y no te culpo, en realidad,
pero también nos afecta.”
“Es comprensible, supongo…”
“Sí, lo es.” Asintió.
El resto del camino fue mucho más ameno, sin aquel ambiente tan tenso
que podía cortarse con un cuchillo de por medio, este habiendo sido
reemplazado por algún que otro breve intercambio de palabras sobre
cualquier cosa fuera que llamase su atención.
Llegaron al distrito Jung exactamente cuarenta y cinco minutos después, la
camioneta del azabache deteniéndose frente a un edificio que se encontraba
prácticamente en ruinas, pero al que TaeHyung podía reconocer sin ningún
problema, su corazón acelerándose tan pronto como Jungkook señaló hacia el
frente.
“Es aquí.” Anunció, quitándose el cinturón. “¿Reconoces este lugar?”
Con el corazón en un puño, Kim asintió, haciendo lo mismo, incapaz de
apartar la mirada.
Bajó del coche sin decir nada, tampoco esperando a que Jungkook lo
hiciera incluso si este le siguió, andando sobre una nube antes de ponerse
frente a la camioneta, admirando aquel edificio con los ojos llenos de
lágrimas. Llevaba años sin pasar por allí. Tantos, que se sentían como una
eternidad, pero podía recordarlo todo a la perfección.
“Aquí vivía mi madre…” Susurró, su barbilla temblando, antes de levantar
el brazo para señalar una ventana en lo alto del edificio. Una ventana hecha
trizas, sin cristales y con la fachada cayéndose a pedazos. “Justo ahí…”
El azabache apenas sonrió, apoyándose contra el coche a su lado. “¿Has
venido alguna vez?”
“Cuando era pequeño veníamos todos los fines de semana para ver a mis
abuelos.” Susurró, todavía bajo la incapacidad de mirar a otro lado que no
fuera aquel edificio. “Recuerdo que mi madre pasó años ahorrando para
poder comprarles una casa, pero ellos simplemente no querían marcharse de
aquí.”
“Era su hogar.”
Asintiendo, una lágrima traicionera se deslizó por todo su rostro.
TaeHyung no podía dejar de mirar aquel que fue el hogar de su madre
durante muchos años y Jungkook no podía dejar de observarle a él.
“Te traje porque pensé que tal vez querías volver a verlo una última vez.”
Le dijo, sólo así consiguiendo toparse con sus ojos llenos de lágrimas.
“Quizás de esa forma sí me perdonarías… Ya que no se me da muy bien
pedir perdón.”
“Se te da fatal…” Concordó, sorbiendo por la nariz, algo que hizo a
Jungkook reír.
“Gracias por el halago, hombre.”
TaeHyung también rio.
“Pero sí que te perdono… Y agradezco que me hayas traído.” Suspiró,
quitándose las pocas lágrimas. “Realmente quería volver aquí una última vez,
pero no sabía cómo. Sentía que se me caía la cara de la vergüenza al poner un
pie aquí.”
Jungkook volvió a mirarle, quitándole una lágrima que dejó olvidada.
“¿Por qué? ¿Por qué deberías sentir vergüenza?”
Él no supo que responder exactamente, así que se encogió de hombros,
todavía con la barbilla temblando y el cúmulo de emociones mezcladas
haciendo mella en su corazón. Tenía el alma destrozada.
“Porque todo esto es culpa de mi padre, Jungkook… ¿De qué manera
vuelvo al lugar donde mi madre creció, sabiendo que no volverá a existir por
su maldita ambición? Es vergonzoso.”
“No es vergonzoso, rubito.” Mencionó, cruzándose de brazos. “Sería
injusto para ti no volver aquí, no tener la oportunidad de despedirte de este
lugar lleno de todos esos recuerdos que tu madre tenía… Sólo porque tu
padre es quién es y él ha causado todo esto.”
Con los labios apretados, TaeHyung se quedó en silencio, un silencio al
que Jungkook se unió por unos segundos, mostrándose pensativos antes de
volver a tomar la palabra.
“Yo sé que te señalé y culpé por esa misma razón, incluso si no tenía
ningún derecho. Fui un completo imbécil; pero me arrepiento porque hice
contigo exactamente lo que odio que me hagan a mí.”
Sólo entonces, el rubio volvió a observarle. Tenía los ojos llorosos,
brillantes debido a aquellas lágrimas y un poco irritados. Parecía estar
conteniendo un llanto demoledor.
“¿El qué?”
Jeon vació sus pulmones y tomó una bocanada de aire antes de responder.
“Juzgarte por quién es tu padre.”
“¿Lo dices porque… porque el tuyo está en la cárcel?” Quiso saber.
Jungkook asintió. “¿Te juzgan por eso?”
“Todo el tiempo, a pesar de que me esfuerzo en no escuchar a nadie que lo
haga. La gente que no me conoce se cree con el derecho de atribuirme lo que
mi padre hizo, sin tener ni puta idea.”
TaeHyung le observó con ojos tristes. “Eso debe ser una mierda.”
“Lo es.” Estuvo de acuerdo, moviendo la cabeza a modo de asentimiento.
“Ellos nunca entenderán mi posición, pero me juzgarán aun así.”
“Ya… E incluso entendiéndola te juzgarían, nada cambia.”
Un suspiro abandonó sus labios. Aquello era dolorosa e increíblemente
cierto. “Tienes razón…”
“Por desgracia la tengo.”
El silencio llegó a ellos cuando ninguno tuvo nada más que decir, ambos
envueltos en sus propios y pequeños mundos con la compañía del otro.
TaeHyung admirando aquel lugar, siendo víctima de la nostalgia y la tristeza
que volver a verlo después de tantos años le producía, mientras que Jungkook
únicamente pensaba en lo que había dicho sobre su padre, lo que le llevó a
donde está ahora y el modo en que eso siempre le haría sentir impotente.
Jamás podría hacer nada para cambiarlo.
TaeHyung rio suavemente, su risita llegando a oídos de Jungkook, quien
al instante le miró, curioso por saber a qué se debía.
“¿Qué es tan gracioso?” Quiso saber, con una pequeña sonrisa.
Él se encogió de hombros. “La última vez que estuve aquí, fue el día en
que mi abuelo murió… Ese mismo día conoció a Gemini, aunque
previamente mi madre nos advirtió que quizás no se acordaría de nosotros,
pero no fue así.”
“¿Tenía demencia?”
“Sí, las secuelas empezaron justo después de morir mi abuela, avanzaron
progresivamente hasta el punto de que ya no reconocía a mi madre. Ella se
hacía la fuerte, sobre todo cuando los momentos de lucidez dejaron de
suceder.” El gesto de TaeHyung se torció. “Mi abuelo dejó de contar los
mismos chistes malos que siempre contaba, casi no hablaba y pasó de decir
mi nombre completo a llamarme simplemente Tete.”
“¿Tete? Es bonito.”
Este asintió, limpiándose una lágrima traviesa. “Recuerdo que tenía un
pequeño bloc de notas donde todos los días apuntaba mi nombre. Sin
excepción. No quería olvidarse de mí también incluso no había nada que
pudiera hacer para impedirlo.”
“Pero lo consiguió, no se olvidó de tu nombre, sólo lo acortó.”
“Así es.” Sorbiendo por la nariz, volvió a asentir. ‘Todos los días le
llamaba por teléfono al salir del colegio para contarle qué había hecho esa
mañana. Hacíamos videollamada y él siempre me decía “Tete, hoy tampoco
me he olvidado de ti, mira.’ Para luego enseñarme el bloc con mi nombre
escrito y la fecha de ese mismo día. No fallaba una…”
Sonriendo, el azabache se movió para quitarle una segunda lágrima bajo el
ojo, acariciándole la piel suavemente en el proceso.
“…A veces desearía haberme quedado con ese bloc de notas cuando mi
padre me lo dijo, pero estaba tan triste por mi abuelo que no podía pensar en
nada más.” Suspiró al final, manteniendo una sonrisa triste.
Jungkook apretó los labios, pues sabía mejor que nadie como TaeHyung
se sentía al respecto, por lo que negando, mantuvo toda su atención en él.
“No te martirices por eso, con mantener el recuerdo es suficiente y tú
probablemente siempre lo tengas contigo allá donde vayas. No necesitas algo
material para recordar que tu abuelo escribía tu nombre todos los días en un
cuaderno, aunque sé que te hubiera gustado tenerlo.”
TaeHyung asintió. “Me hubiera encantado, sí… Pero supongo que tienes
razón, me quedo con el recuerdo que es lo que perdura.”
“Claro que sí.”
“Gracias…”
“No me agradezcas, rubito.” Quitándole una tercera lágrima, se encontró
con sus ojos llenos de estas, dedicándole su sonrisa más dulce. “Bueno, ¿y
qué pasó cuando conoció a tu hermano? No has terminado de contar esa
historia.”
“Ow, cierto, casi lo olvido… Mi abuelo murió el mismo día que conoció a
Gemini, una hora después, para ser exactos.”
“Joder…” Expresó Jungkook.
“En realidad es una historia bonita, aunque de primeras no lo parezca. El
caso es que llevamos a Gemini para que mi abuelo lo conociera, mi madre
nos dijo cuál era la situación y lo que nos encontraríamos nada más llegar,
para que estuviéramos al tanto. Sin embargo, no pasó nada de eso. Mi abuelo
se acordaba de todos nosotros más que nunca.”
El ceño del azabache se frunció. “¿En serio?”
“De verdad.” Asintió. “Aunque no podía ni moverse de la cama, él estaba
eufórico. Nos cantaba sus canciones favoritas a todo pulmón, se burlaba de
mi padre como siempre hacía y volvía a contar esos famosos chistes malos
que tanto le caracterizaban, de los que ahora Gemini se ha adueñado…”
Jungkook rio, pudiendo recordar cómo Fourth siempre se quejaba de ellos.
“He oído hablar de ellos, sí.”
“Ni siquiera parecía estar enfermo, aunque claramente lo estaba.” Siguió
hablando, tras un prolongado suspiro. “En un momento, él le pidió a mi padre
que nos llevase a Gemini y a mi fuera de la habitación, así podía quedarse a
solas con su hija porque necesitaba decirle algo. Quería despedirse
correctamente.”
Una punzada de dolor atravesó el pecho del azabache, cuyos ojos se
mantuvieron fijos en los de TaeHyung. Incluso si se trataba de algo
demoledor, doloroso y que probablemente odiaría recordar, este tenía una
pequeña sonrisa en los labios.
“…Le dijo muchas cosas, cosas que se guardó para ella misma porque era
la única que necesitaba oírlas.”
“Imagino que ella también se quedó tranquila después de oírlas.”
El rubio volvió a asentir, su sonrisa agrandándose sólo de pensarlo. “Sí,
estoy seguro de que sí. Además, lo último que él mencionó le caracterizaba
tanto, que fue como si nunca hubiese estado enfermo, porque miró a mi
madre y le dijo: ‘Hija… Hay poco espacio en la familia ahora que Gemini
está aquí, así que tendré que hacerle un hueco.’ Y ya. Se quedó dormidito.”
Jungkook apretó los labios con fuerza. “Hostia puta…” Murmuró. La risa
de TaeHyung fue inminente después de eso.
“Puedes reírte, tranquilo, esa es la razón por la que yo mismo hace un rato
lo estaba haciendo.” Encogiéndose de hombros, aclaró. “Mi abuelo quería
que lo recordásemos por sus chistes, sus bromas malas… Por eso dijo lo que
dijo.”
“No es sólo divertido, es brillante, rubito. Yo también quiero morirme
haciendo esas bromas.”
TaeHyung volvió a reír.
“Bueno… Tú seguro que harías un comentario obsceno y luego cerrarías
los ojos como si nada. Morirías satisfecho.”
“Así es, sobre todo porque ese comentario iría exclusivamente dirigido
hacia ti.”
Rio más fuerte, falsamente conmovido cuando este le guiñó un ojo de
manera sugerente, golpeándole el pecho. “Oh, ¿En serio? ¿Desperdiciarías tus
últimos minutos de vida pensando en mí?”
Jungkook se pasó la lengua por los labios, antes de posar una mano en su
cintura, empujándole así sólo un poco más cerca de sí mismo.
“¿Desperdiciar?” Repitió, levantando las cejas, estando en desacuerdo con
él.
✧c.-026 [2/2]

N/A: Aquí os dejo mi mayor orgullo hasta ahora. No digo más xD


Cap dedicado a kaiiweqq ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Apartment’ de BOBI ANDONOV, perfecta para la
ocasión.

“¿Desperdiciar?” Repitió, levantando las cejas, estando en desacuerdo


con él.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de TaeHyung de pies a cabeza, el tono de
voz ronco ajeno haciéndole suspirar mientras negaba, sintiendo su corazón
bombear con fuerza, veloz, bruscamente. Él apartó la mirada, no queriendo
demostrar lo que aquella simple respuesta había significado para él, incluso si
ya era demasiado tarde y Jungkook ya estaba al tanto de lo que provocaba,
sosteniéndole su barbilla con dos dedos sólo para obligar a que le mirara de
vuelta.
Encontrándose con aquellos ojos oscuros, penetrantes y que le observaban
casi con adoración, TaeHyung no fue capaz de ocultar el estremecimiento que
sacudió su propio cuerpo por segunda vez.
Se abalanzó sobre sus labios sin pensarlo, inmediatamente siendo
correspondido por Jungkook, cuya mano se posó alrededor de su garganta,
rodeándola sin llegar a hacer presión siquiera, tan sólo devolviéndole el beso
con la misma intensidad.
Introdujo su lengua al interior de la boca ajena, topándose con la impropia
y batallando en busca de una victoria que sí o sí conseguiría, quedando como
claro ganador y burlándose de la derrota ajena cuando hincó los dientes en la
tierna carne del labio inferior impropio. Jungkook gruñó, sintiéndole sonreír
inmediatamente.
El azabache no quiso esperar más tiempo, agachándose sin separarse de
sus labios sólo para tomarle por los muslos traseros y elevarle, enviándole un
mensaje silencioso que TaeHyung comprendió, no tardando en rodearle la
cadera con ambas piernas. Luego, aquellos dedos hábiles de Jungkook
apretaron su culo fuertemente, robándole un gemido.
“Cuidado dónde tocas.” Masculló.
“Ya hemos tenido esta conversación antes, rubito. Creo que conoces de
sobra la respuesta.” Fue todo lo que Jungkook dijo, volviendo a atacar sus
labios.
Devoró su boca sin compasión alguna, tampoco vergüenza, pues no tenía
de eso. Separaba los labios para recibir la lengua del rubio y chuparla a su
antojo, mientras comenzaba a caminar con él entre sus brazos hacia su
camioneta. Abrió una de las puertas traseras, cuidadosamente agachándose
para adentrarse en los asientos y depositar el cuerpo ajeno en estos. Un
pequeño suspiro abandonó los labios del rubio, antes de que Jungkook se
colocase sobre él, habiendo cerrado dicha puerta a sus espaldas.
“¿Traes protección?” Cuestionó, aprovechando el segundo en que sus
labios se separaron para poder tomar la palabra.
Jungkook asintió, moviéndose para despojarle de la camisa que llevaba
puesta, pudiendo así deleitarse con la vista de su medio cuerpo desnudo.
TaeHyung se estremeció bajo aquella mirada llena de lujuria.
“Tengo condones y lubricante, no te preocupes por eso.” Fue su respuesta
rápida, recostándose sobre él para comenzar a besarle el cuello.
El rubio gimió sin poder controlarse. “¿Acaso tenías esto planeado?”
“Claro que no, ¿por quién me tomas?”
Volviendo a subir hasta sus labios, Jungkook le besó profundamente,
notando un par de manos acunándole las mejillas. TaeHyung le devolvió el
beso sin pensárselo, antes de separarse un par de centímetros.
“¿Y con quién pretendías usarlos?” Quiso saber, observándole con el ceño
fruncido.
Jungkook pudo notar el tono receloso de sus palabras, por lo que rio,
mordiéndose el labio inferior.
“Contigo, rubito. Los llevo conmigo desde el sábado, tenía la esperanza de
usarlos después de la carrera, pero no tuve la oportunidad,
desgraciadamente.”
Sólo entonces, Kim bufó, poniendo los ojos en blanco y golpeándole en el
pecho. Era tan previsible que no sabía ni por qué se había molestado en hacer
aquella pregunta; sólo sabía que estaba encantado con la respuesta.
“Eres un descarado…” Dijo, sus manos rápidamente volando hacia la
camisa a cuadros que Jungkook llevaba puesta, apresurándose en quitarle los
botones y despojarle de ella, junto a la camiseta negra que traía debajo.
“Por supuesto, y a ti te encanta, no lo niegues.”
“No lo he hecho.”
Jungkook sonrió, satisfecho, depositando un casto beso en sus labios y
sintiendo como le desprendían de su prenda superior, quedando en igualdad
de condiciones.
Las manos de TaeHyung viajaron por todo el torso desnudo, no queriendo
dejarse ni un poco de piel sin tocar. No era un secreto que el cuerpo de
Jungkook, bien trabajado, musculoso y repleto de tatuajes, le volvía loco. Y
de serlo, ahora mismo estaba siendo revelado frente a su dueño, quién parecía
encantado.
Alcanzó la hebilla del cinturón, deshaciéndose de este e inmediatamente
queriendo hacer lo mismo con los pantalones, hasta que los dedos impropios
se lo impidieron.
“¿Estas seguro de que quieres hacer esto aquí?” Jungkook le preguntó,
ojos brillantes buscando su mirada.
TaeHyung ladeó la cabeza. “¿Acaso tú no?”
“No he preguntado eso, rubito. Dijiste que no harías nada así en público.”
Incorporándose, el rubio miró por la ventana que tenía justo en frente,
tintada de negro al igual que el resto de cristales. Luego, observó a Jungkook,
quién parecía expectante.
“¿Crees que nos verá alguien?”
“Difícilmente.” Respondió. TaeHyung desabrochó sus pantalones al
instante.
“Entonces no sé a qué viene esa pregunta.”
Acto seguido, bajó aquellos con urgencia, sin molestarse en ocultar lo
desesperado que se encontraba, pues sabía que él se sentía del mismo modo.
Dejando escapar una risa, besó su cuello castamente.
“Sólo estaba siendo considerado.”
“Ya, bueno…” Introduciendo los dedos dentro de su ropa interior, alcanzó
el miembro duro, robándole un gemido ronco. “Tal vez deberías dejar tu
consideración para alguien que sí la necesite.”
Apretando el trozo de carne y comenzando a masajearla a un ritmo lento,
no tuvo tiempo de decir nada más cuando Jungkook atacó sus labios,
rodeándole la garganta con una mano y apretando mientras devoraba su boca
posesivamente. Introdujo la lengua una vez más, chupándole los labios y
mordiéndolos a su antojo, disfrutando de cómo TaeHyung era el que gemía
incluso no era él a quien estaban complaciendo.
Jungkook no tardó demasiado en desnudarle por completo; deshaciéndose
de aquellos pantalones ajustados que se amoldaban perfectamente a las
caderas estrechas del rubio. Los lanzó junto con su ropa interior, mientras
depositaba cortos besos en su cuello, notando la desesperación ajena por
hacer lo mismo y quedar en igualdad de condiciones. Era difícil desnudar a
alguien con sólo una mano libre.
“¿Te sientes ansioso?” Tuvo la decencia de preguntar, claramente
burlándose antes de sostener su barbilla, besándole.
“Cállate.”
Él rio. “Lo tomaré como un sí.” Susurró, moviéndose hasta internarse en
medio de sus piernas.
Un segundo después, movió las caderas hacia delante, su miembro duro
frotándose contra el del rubio cuando este lo soltó, robándole un gemido
ahogado. Besándole una vez más, comenzó a moverse como si estuviera
penetrándolo, notando las manos de TaeHyung en sus hombros y sus piernas
rodeándole la cadera, dejando escapar pequeños jadeos.
La sensación de piel contra piel era sofocante, placentera, logrando que a
TaeHyung le diera vueltas la cabeza, con los ojos fuertemente cerrados y los
labios entreabiertos para permitir a sus gemidos salir sin ningún tipo de
dificultad. Resultaba maravilloso el simple hecho de que Jungkook no
necesitara esforzarse demasiado para hacerle ver las estrellas. Únicamente
con un simple roce, una caricia o un beso corto y TaeHyung ya se deshacía
sin poder controlarlo.
Jungkook, que sostenía su propio peso con ambas manos, utilizó una de
ellas para apretarle el muslo, amasándolo y disfrutando de la suavidad, de lo
tersa que la piel de TaeHyung era. Cada centímetro de él era tan perfecto
como lo suponía y eso le volvía loco.
Gimió descaradamente contra su oreja, moviéndose para besarla poco
después; un casto beso que hizo al rubio estremecerse de pies a cabeza.
Jungkook sentía su clímax formándose en el bajo vientre, por lo que a
regañadientes se separó, sosteniendo a TaeHyung más cerca de sí mismo
antes de depositarlo en su regazo. Suspiró, tragando saliva tras sentir la
garganta seca. Estaba alcanzando un límite que ni sabía que tenía.
Tan pronto como las manos de Jungkook se posicionaron en sus nalgas,
separándolas y amasándolas, TaeHyung se colocó de rodillas en el asiento,
posicionándolas a cada lado del cuerpo ajeno para así darle un mejor acceso a
su zona más vulnerable, sabiendo lo que vendría a continuación.
“Mete dos del tirón.” Pidió, besando su barbilla y sintiendo como aquellas
manos dejaban de tocarle para buscar la tira de preservativos que tenía
guardada en los pantalones.
Sorpresivamente, el azabache negó, colocándose a sí mismo el condón.
“No, no voy a hacerte daño sólo por ahorrarnos unos minutos, olvídalo.”
Acto seguido, volvió a besar su cuello, habiendo roto el envase del
lubricante y humedeciéndose los dedos con aquel líquido viscoso, frío, antes
de frotar el agujero de TaeHyung, quién jadeó contra sus labios.
“Pero puedo— puedo soportarlo…” Casi suplicó.
Adentrando el primer dedo lentamente, Jungkook jaló de su labio inferior
con los dientes. “He dicho que no, rubito.” Sentenciaba, sacándolo hasta la
mitad para volver a introducirlo.
Resignado, TaeHyung apretó los labios, enfocándose en besar al azabache,
quien le correspondió al instante, dándole acceso total a su boca.
La espera por un segundo dedo fue tortuosa, permitiéndole divertirse a
costa de su sufrimiento cuando lloriqueaba, estremeciéndose al sentir como el
primero salía y se adentraba a un ritmo lento, sofocante y sin ningún tipo de
empatía por parte de Jungkook, quien disfrutaba la situación como nunca.
Sin embargo, aún sufriendo las consecuencias de aquella tortura,
TaeHyung no necesitó pedir nada más, cuando un segundo dedo acompañó al
primero en su interior, adentrándose con algo de resistencia y haciéndole
suspirar. Jungkook comenzó a moverlos como si fueran tijeras, cortando un
patrón imaginario sólo para poder dilatarle y posteriormente recibirlo a él de
la mejor manera posible.
Añadió un tercero por mera cortesía, oyéndole gemir un poco más alto
esta vez y sonriendo en mitad del beso que ambos compartían. Un beso
húmedo, descuidado, de esos que podían catalogarse como una guerra
estrepitosa de saliva; pero que al azabache tanto encendían. Como
recompensa, TaeHyung succionó su lengua de manera sutil, causando un
estremecimiento de pies a cabeza.
Los dedos finos de TaeHyung alcanzaron su cuello, separándose con los
labios húmedos e hinchados. “Suficiente.” Musitó, jadeante.
“¿Tú crees?” Jeon hincó sus dientes en el labio inferior ajeno. “Porque me
apetece escuchar cómo suplicas un poco más…”
“Yo no suplico, Jungkook.”
El mencionado esbozó una sonrisa ladeada. “¿Y a qué esperas para
empezar a hacerlo?”
“A que te bajes de la nube.”
TaeHyung le empujó hacia atrás, hasta que su espalda chocó contra el
respaldar de los asientos, teniendo así más espacio para él poder moverse, sus
ojos todo el tiempo sobre los de Jungkook, especialmente cuando atrapó su
miembro. Por desgracia, este impidió cualquiera que fuese su cometido,
sosteniéndole las muñecas y llevándolas hacia atrás.
“Jungkook.” Quiso hablar, siendo prontamente interrumpido cuando el
susodicho sostuvo su rostro y le obligó a mirarle.
“¿Esa es la contestación que merezco por tu parte, TaeHyung?”
TaeHyung gimió incluso si no estaba siendo tocado.
“He sido muy considerado contigo para que me respondas así, ¿no te
parece?” Susurró, levantándole las caderas e impidiéndole moverse. Con una
mano libre, alineó su miembro contra el fruncido agujero, frotando en
círculos antes de adentrarse lentamente.
De nuevo, un gemido abandonó los labios hinchados del rubio, cuyos ojos
se cerraron por la ola de placer que le sacudió tras sentirlo completamente
dentro.
“Eh, te estoy hablando. Mírame.” Al no obtener una respuesta, Jungkook
le obligó a ser visto por él nuevamente, afianzando el agarre en su barbilla.
“¿No crees que merezco algo mejor? ¿Un trato más justo?”
Meció las caderas de TaeHyung de atrás hacia delante, aprovechando que
—literalmente— tenía todo tipo de control sobre su cuerpo, oyéndole
gimotear.
“Jungkook…”
“¿No estás de acuerdo con lo que pido?” Él besó sus labios de manera
casta, separándose. “¿Por qué no respondes?”
Sin embargo, incluso si quería hablar, no podía. Las palabras no salían,
sólo podía gemir y lloriquear, quejándose ante aquella falta de atención, ante
la desesperación que estaba sintiendo. Se sentía desesperado, ansioso,
necesitado.
Y es que no era suficiente. Los pequeños toques, el leve movimiento de
sus caderas que Jeon efectuaba simplemente para burlarse de él, para hacerlo
sufrir al notar como el miembro ajeno rozaba sus paredes de una forma muy
sutil y saber que no podía hacer nada. Necesitaba más. Sentía que era un
muñeco de trapo a manos de Jungkook, algo que, en lugar de hervir su sangre
de rabia, lo hacía por excitación.
“Por favor…” Alcanzó a suplicar, tras ser mecido de nuevo. No podía
soportarlo más.
De nuevo, Jungkook se inclinó, hincando los dientes en su labio inferior y
jalando de él.
“¿Por favor qué?” Quiso saber, atento, esta vez moviendo sus caderas
hacia arriba, casi saliendo de su interior para volver a bajar. TaeHyung gimió,
retorciéndose en el agarre. “¿Qué necesitas?”
“No— No aguanto más… No puedo…” Negaba entre pequeños jadeos,
aquellos que no podía controlar. “Por favor…”
Finalmente, cediendo ante aquellas débiles súplicas, Jungkook lo soltó,
apiadándose de él y dándole así la libertad que necesitaba. TaeHyung no
tardó en aferrarse a los hombros ajenos, notando unos dedos hundiéndose en
su cintura, impulsándole hacia arriba.
Buscó sus labios inmediatamente, mientras comenzaba a subir por sí
mismo y luego se deslizaba hacia abajo, penetrándose con el miembro de
Jungkook. Ambos gimieron al unísono; Jungkook mordiéndose el labio
inferior, siendo incapaz de apartar la mirada de TaeHyung, viendo
embelesado como este saltaba sobre él sin ningún tipo de vergüenza. Era
hipnótico.
La tortura por la que TaeHyung había pasado minutos antes acabó en el
momento exacto en que le tocó ser él quien tomase las riendas del asunto,
aumentando la velocidad tan sólo un tiempo después incluso si era consciente
de que no iba a durar demasiado. Estaba sensible, con los nervios a flor de
piel, luchando consigo mismo para no desmoronarse allí mismo, y el hecho
de que Jungkook le observara como si fuera la octava maravilla del mundo,
con los ojos brillantes por la lujuria, por el deseo, mordiendo su labio
inferior, no ayudaba en absoluto.
“Joder…” Sollozó, gimoteando en voz muy bajita, su garganta demasiado
seca para ser ruidoso, meciéndose de delante hacia atrás desesperadamente.
“Joder, joder…”
El azabache sostuvo su cadera, frenando la intensidad y rapidez de
movimientos, aminorándolos tras controlarlos. Con dulzura le miró a los ojos,
chistándole. No quería que aquello terminase tan rápido.
“Jungkook…” Se quejó, confuso y agitado, su respiración entrecortada.
“¿Cuál es la prisa?” Susurraba aquella pregunta, inclinándose hacia
delante sólo para que sus labios depositaran un casto beso en el pecho
desnudo de TaeHyung, sin cortar el contacto visual.
TaeHyung no era dueño de sus actos, mucho menos de sus pensamientos.
No sólo estaba desesperado, ansioso y sediento por llegar a un clímax que
parecía alejarse de él a pasos agigantados, lo que aumentaba su considerable
desesperación, sino que estaba conmocionado, siendo víctima de un
sentimiento desconocido que se hacía más y más grande cuando sus ojos se
encontraban con los de Jungkook.
El ritmo lento que Jungkook acababa de establecer volvía a considerarse
una tortura, una tortura que TaeHyung disfrutaba como el que más,
permitiéndole besar cada centímetro de su piel desnuda a disposición del
azabache, cuyos labios se posaban en todas partes, buscando seguidamente
los propios, devorándolos una vez más.
Ninguno podía tener suficiente del otro y eso era peligroso, tanto como
para que ambos se mantuvieran alerta. Sin embargo, estaban demasiado
ocupados, siendo incapaz de notarlo.
TaeHyung se corrió con un gemido ahogado que murió en la boca de
Jungkook, sin necesidad de que este lo tocase, únicamente besándole y
penetrándole desde abajo, lenta pero profundamente. Cayó contra su hombro,
jadeando como si de un perro se tratase, notando los labios ajenos depositar
pequeños besos en la piel de su cuello, satisfecho.
Era la primera vez que Jungkook no necesitaba llegar al orgasmo para
sentirse de aquella forma, pues sólo con haber hecho sentir a TaeHyung
pleno, de haberlo complacido en todos los ámbitos posibles, era más que
suficiente.
Sin embargo, la peculiaridad residía en que ambos compartían el mismo
pensamiento.
TaeHyung salió de su regazo y con ello, Jungkook de su interior,
inmediatamente agachándose en medio de las piernas abiertas del azabache,
deshaciéndose del condón en un movimiento rápido que le hizo jadear.
Agarró su miembro, llevándoselo a la boca sin pensarlo, engulléndolo hasta
que la punta tocó el fondo de su garganta. Una pequeña arcada le hizo cerrar
los ojos, superándola exitosamente.
Chupó con avidez tras sacárselo de la boca, apretando los labios alrededor
del hinchado glande y formando círculos a su alrededor, mientras masajeaba
el resto con una mano. De nuevo, y sólo con aquella vista, Jungkook podía
correrse allí mismo.
“Mierda, TaeHyung…” Gruñía, dejando escapar pequeños gemidos
conforme sentía un nuevo orgasmo formándose en su vientre bajo.
Le apartó el cabello del rostro y lo levantó con dos dedos bajo la barbilla
ajena, encontrándose con aquel par de ojos brillantes, mientras acariciaba una
de sus tersas mejillas. No quería que nada se interpusiera en su vista;
absolutamente embelesado por lo que tenía justo delante. El rubio sacó la
lengua para formar círculos alrededor del glande una vez más, succionándolo
poco después. Otro gemido abandonó sus labios. Jamás imaginó que la
simple imagen de alguien con su miembro en la boca podía causarle tanto,
pero no cualquiera era TaeHyung.
TaeHyung movió la muñeca con rapidez, separándose a duras penas
cuando Jeon le apretó las mejillas y empujó suavemente su cabeza hacia
atrás, indicándole que lo hiciera. Un segundo después, este se corrió en su
propio abdomen con un gemido gutural.
Necesitó algunos minutos para recuperarse, jalando del rubio hacia arriba
y empujándolo de nuevo hacia los asientos. Se colocó inmediatamente sobre
él, entre sus piernas abiertas, en busca de aquellos labios por los que se
encontraba sediento. Tan pronto como los encontró, aún agitado y bañado en
su propio sudor, volvió a devorarlos sin clemencia en un beso lento pero
profundo, mientras sus cuerpos desnudos volvían a rozarse.
Media hora más tarde, TaeHyung se encontraba en la misma posición,
tumbado con la cabeza apoyada en el bíceps de Jungkook, quien yacía
tumbado a su lado, sus piernas entrelazadas mientras se besaban cada pocos
segundos.
“¿Sabes, rubito?” Pronunció, apenas separándose. “Ahora vas a tener que
pensar muy bien en qué me darás cuando termine la próxima carrera.”
Este rio. “Primero tendrás que ganarla, ¿no?”
De inmediato, el azabache le observó con el ceño fruncido, no pudiendo
evitar mostrarse ofendido.
“¿Acaso dudas de eso? Creo que ya he demostrado lo bueno que soy al
volante.”
“No, claro que no… Pero no puedes anticiparte a algo que aún no has
conseguido, recuerda que existe la posibilidad de que te lleves una desilusión
muy grande y yo no quiero aumentarla, sería desolador.”
“Indirectamente me estás diciendo que puedo perder.” Levantando las
cejas esta vez, bufó. La risa de TaeHyung fue instantánea.
“Que no, Jungkook, estoy convencido de que vas a ganar, en serio. Lo
único que no quiero es apresurarme, simplemente.” Insistía, pasándose la
lengua por los labios. “Además… Teniendo en cuenta cómo están las cosas
por allí, ni siquiera sé si podremos ir.”
El ceño de Jungkook volvió a fruncirse, como si hubiera olvidado qué era
lo que estaba sucediendo. “¿Y eso por qué?”
“No creo que sea un lugar demasiado seguro para nosotros justo ahora.”
Su gesto se torció, llegando a verse un poco angustiado. “Nunca lo ha sido en
primer lugar, pero después de lo que mi padre planea hacer, temo que
salgamos aún más perjudicados si ponemos un pie en el distrito.”
El azabache suspiró. Incluso si él ahora mismo podía poner la mano en el
fuego por TaeHyung y era consciente de que sus seres más allegados también
lo harían, no estaba seguro de que el resto de civiles afectados por las
reformas compartieran su misma opinión.
“Tal vez sea un poco arriesgado si tenemos en cuenta eso de lo que hablas,
pero sabes que estando yo o cualquiera de los chicos allí, nadie sería capaz de
haceros nada.”
TaeHyung le acunó el rostro con una mano, viéndose enternecido. “Ow,
eso es absolutamente enternecedor, Jungkook…” Expresó, sus ojos brillantes.
“…de no ser porque tú fuiste el primero en querer arrancarnos la cabeza.”
Esta vez, fue Jeon quien bufó, poniendo los ojos en blanco.
“Oye, que ya me he disculpado como tres veces por eso, rubito, deja de ser
tan rencoroso. Además, yo estaba enfadado y me sentía impotente, pero
jamás te pondría una mano encima. Ni a tu hermano, ni a ese amigo tuyo, ni
mucho menos a ti.”
“Eso lo sé, Jungkook.”
“Pues entonces, podéis venir sin problemas, si estamos con vosotros nadie
se os va a acercar con malas intenciones. Somos vuestro escudo humano,
rubito.”
Meneando la cabeza a modo de negación, TaeHyung rio, su corazón
acelerándose sin que él fuera testigo de ello.
“Muy bien… Hablaré con mi hermano y Bank para ver qué opinan ellos.”
“Perfecto.”
Él asintió. “Perfecto.” Repitió, apretando los labios para ocultar su sonrisa.
Un segundo después, el teléfono de TaeHyung sonó, casi llegando a
sobresaltarle antes de que se incorporara a toda velocidad, buscándolo entre
su ropa tirada por el suelo del coche. Cuando lo encontró y vio el nombre de
Gemini en la pantalla, sus ojos se ensancharon.
“¡Mierda!” Exclamó, inmediatamente respondiendo. “Gemini, hola.”
“TaeHyung, ¿dónde estás? Estoy fuera de tu apartamento y aquí no me
abre nadie, pensé que no saldrías de casa…”
Él se aclaró la garganta. Había olvidado que Gemini no llevaba llaves
consigo el día de hoy.
“Eh, sí… L-Lo siento, Gem, he tenido que salir por una urgencia y me he
olvidado de avisarte, pero ya mismo estoy de camino. Tardaré…” Miró a
Jungkook, cuya mueca le hizo lloriquear silenciosamente. “¿Por qué no le
dices a la vecina que te deje pasar a su casa mientras que llego? Sabes que te
adora.”
“¿Vas a tardar mucho?”
Gemini parecía confundido.
“Un… Un poquito, sí, estoy algo lejos.”
“Bueno, está bien… Preguntaré a la señora Min si me deja pasar a su casa
mientras tanto, porque me estoy congelando de frío… Date prisa, por fa.”
“Voy lo más rápido que puedo.”
Jungkook soltó una risita, por lo que inmediatamente le clavó el codo en
las costillas, oyéndole jadear. Poco después, despidiéndose de su hermano y
prometiendo llegar lo más pronto posible, TaeHyung colgó.
“Vístete. Ahora.” Ordenó, estirando el brazo para agarrar una camisa
cualquiera, ni siquiera molestándose en mirar si le pertenecía o no,
únicamente lamentándose para sí mismo. “Dios mío, me he olvidado a mi
hermano fuera de casa… Soy lo peor.”
Jungkook, que continuaba riéndose, se apartó de su lado para ponerse la
ropa interior, buscando su camiseta negra.
“No te rías, gilipollas.”
“Has olvidado a la persona más importante de tu vida por acostarte
conmigo, TaeHyung… Es lo más gratificante que he oído nunca.”
El rubio le fulminó, terminando de colocarse los boxer y subiéndose los
pantalones inmediatamente.
“Si no te callas en este preciso instante, va a ir a verte competir quién yo te
diga.”
Tras aquella amenaza para nada sutil, Jungkook se quedó callado, todavía
riendo de manera silenciosa.
Casi una hora después, ya vestidos y sin los cristales empañados por el
vapor que ellos mismos causaron allí dentro, Jungkook estacionaba su coche
frente al apartamento de TaeHyung, quien parecía estar siendo controlado por
el demonio; nervioso hasta las pestañas. Tanto, que contagiaba al azabache
cada poco tiempo.
“Tranquilízate, que ya hemos llegado.” Le dijo, dejando escapar un
suspiro.
Quitándose el cinturón como si hubiese estado esperando que se
estacionara para, literalmente, volar por la ventana, TaeHyung abrió la puerta.
“Genial. Gracias por traerme, nos vemos luego. Adiós.”
Y, sin decir nada más (ni tampoco permitir que Jungkook lo hiciera),
TaeHyung se alejó a paso rápido.
“Adiós, adiós…” Mascullaba, viéndole alejarse.
Arrancó el motor cuando Gemini salía del edificio vecino, acercándose a
su hermano, sus ojos encontrándose con los del menor casi de inmediato,
quien parecía confundido al verle allí, señalándolo en mitad de una
conversación con su hermano.
“¿Ese de ahí no es Jungkook? ¿Estabas con él?” Quiso saber, su dedo
índice apuntando al coche que no tardó en alejarse por la carretera.
“No, claro que no, ¿qué dices?” TaeHyung tragó saliva, como si aquella
pregunta fuera absurda. “Anda, vamos para adentro que ya es muy tarde y
mañana tengo que levantarme temprano para ir a la universidad.”
Gemini bufó. “Pero si eres tú el que ha llegado tarde…”
“¡No me repliques y entra!” Señaló la puerta que acababa de abrir,
esperando que hiciera lo pedido. Nadie podía negar que estaba alterado.
“Vale, vale…”
Mirando a su hermano como si repentinamente le hubieran crecido doce
cabezas, Gemini hizo lo pedido.
✧c.-027

N/A: No puedo hacer sufrir a Jungkook porque lo amo con toda mi alma,
lo siento xD
Cap dedicado a jkke_13 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Yes or No’ de Laysha, recién enterándome de que
este maravilloso grupo volvió hace poco.

“Ya te he dicho que lo siento, Fourth, ¿qué más quieres que haga?”
Suspiraba Jungkook, viéndose cansado mientras salían del bar de Mos con el
menor, ambos dirigiéndose a su camioneta.
“Nada, porque no es conmigo con quien tienes que disculparte. No es a mí
a quien has tratado como un criminal, sino a TaeHyung.”
Poniendo los ojos en blanco, desbloqueó el coche. Esa mañana había
acordado llevar a Fourth a la universidad, ya que Mos estaba ocupado
haciendo inventario en el bar y el único autobús existente se encontraba fuera
de servicio por fallos del motor.
“Con él también he hablado y está todo más que arreglado.”
Fourth dejó escapar un bufido, abriendo la puerta e internándose en uno de
los asientos traseros. Aquella opción ni siquiera tenía cavidad en su cabeza.
Era simplemente imposible.
“Ya, claro, seguro que tú, precisamente tú, la persona más orgullosa y con
menos criterio propio, se ha disculpado.” Musitaba en tono de burla, mientras
Jungkook entraba en el lugar del piloto y se ponía el cinturón.
“Pues lo he hecho, para tu información.”
“Claro, claro…” Asintiendo sin realmente creer en sus palabras, el menor
se acomodó.
Jungkook le miró por el espejo retrovisor, poco después de incorporarse a
la carretera. “¿No me crees?”
“Seamos honestos, Jungkook, ni tú mismo te creerías.”
“Bueno… Allá tú si eliges o no confiar en mí.” Sentenció, encogiéndose
de hombros. “Aunque he de decir que me siento un poco herido con que me
tengas tan poca fe. No sabía que pensabas así de mí.”
“Ese es tu problema.”
Fourth copió su acción, encogiéndose de hombros al no demostrar indicios
de estar arrepentido por juzgar a quien consideraba como un hermano. Poco
después, su voz, sonando desconcertada y confundida, volvió a hacerse
presente.
“¿De dónde has sacado esta camisa?”
Jeon le observó una vez más por el espejo retrovisor. “¿Cuál?”
“Esta de aquí.” Cuestionó, levantando una prenda de ropa que acababa de
encontrar en el suelo del coche y revisándola en busca de alguna etiqueta.
“Gucci…” Su ceño se frunció. “Esta marca es bastante cara, ¿desde cuando
tienes dinero para pagártela?”
Y, esbozando una sonrisa satisfecha tan pronto como los recuerdos
fugaces de aquello que vivió con el dueño de dicha camisa, Jungkook
respondió, sin tapujos:
“No es mía.”
Inmediatamente, Fourth miró entre el azabache y la camisa.
“¿No es tuya…?” Repitió, aún más confundido. “¿Entonces de quién es?”
Volvía a preguntar, no necesitando pensar demasiado hasta que su cerebro,
rápido y atento, le encontró un dueño. Él chilló. “¡¿Es de TaeHyung?!”
“¿Me crees ahora o no, mocoso?”
Sin borrar aquella sonrisa victoriosa, Jungkook pareció encantado. Y, por
su parte, Fourth se veía tan horrorizado como debía de estarlo.
Llegaron a la universidad donde Fourth estudiaba, veinte minutos después,
habiendo pasado todo el trayecto casi en completo silencio, pues el menor
seguía receloso a hablarle, enfocándose simplemente en su tarjeta gráfica y
respondiendo con monosílabos casa vez que Jungkook le hablaba.
“¡Detente, detente!” Chilló repentinamente, logrando sobresaltar al
azabache, cuya atención estaba fija en la carretera. “¡Para aquí!”
“¿Qué haces? No grites, gilipollas.” Bufó, con el corazón acelerado
mientras aparcaba junto a la acera.
Fourth le ignoró por completo, abriendo la puerta y saliendo del coche a
toda prisa, habiendo encontrado su objetivo.
“El susto que me ha dado la rata enana esta…” Negaba, quitándose el
cinturón.
Todavía resoplando, fue tras él, poniendo los ojos en blanco nada más
divisar al hermano pequeño de TaeHyung y a Fourth corriendo hacia él.
“No corras tanto, que como se te caiga la tableta esa…” Decía Jungkook,
llevándose consigo la prenda que TaeHyung dejó olvidada en su coche,
teniendo la esperanza de verlo por algún lado.
“¡Gem, Gem!” Fourth chillaba. “¡Gemini!”
El susodicho detuvo su caminar nada más reconocer la voz del más bajito,
buscándole con la mirada. Tan pronto como divisó a Fourth, su sonrisa
apareció: amplia y brillante.
Una vez llegó a su altura, le tocó el hombro.
“Hola, Fot, hoy llegas más temprano.”
“Sí, es que me ha traído Jungkook, mi hermano estaba haciendo
inventario.” Respondió, señalando al azabache que aparecía a su lado.
La sonrisa de Gemini se borró gradualmente, quedándose en una pequeña
mueca de molestia. No era un secreto que se sentía a la defensiva cerca de
Jungkook, lo sucedido aquella noche en el bar de Mos todavía
permaneciendo en su memoria.
“Hm, ya veo…”
Por su parte, Jungkook continuaba mirando a todas partes, en busca del
único rostro que le interesaba ver. TaeHyung no parecía estar por allí cerca y
eso, de algún modo, le decepcionaba.
Fourth golpeó su estómago al cabo de un rato. “Jungkook, ¿no crees que
deberías disculparte con Gemini?”
“No es necesario, Fot…”
“Claro que lo es.” Insistió. “Jungkook, di algo.”
“Eh… Sí, sí, lo siento.” Asentía, ni siquiera teniendo consciencia del por
qué se disculpaba.
Fourth frunció el ceño, molesto. “Así no, Jungkook, tienes que ser más
creíble. Fuiste muy injusto con Gemini también, le debes una disculpa
honesta.”
Como era de esperar, este ignoró lo que le estaban diciendo, tan sólo
escuchándolo como una voz lejana. No tenía intenciones de prestar atención a
nada más, lo cual era bastante obvio, pues tampoco se molestaba en ocultarlo,
demasiado ocupado en buscar a TaeHyung, a quien no tardó en visualizar. El
rubio salía de su coche acompañado por Bank, ambos riéndose de algo que
desconocía.
“¡Jungkook!”
La voz de Fourth llegó una vez más a sus oídos, sonando tan indignado
como se veía. No podía creer su poca vergüenza, incluso si lo conocía desde
que tenía uso de razón.
“Te veo luego, adiós.” Fue todo lo que él dijo.
“¿Qué?”
Acto seguido, sin esperar respuesta por parte de los adolescentes, quienes
claramente estaban disconformes con su pobre disculpa, a la par que
confundidos, Jungkook avanzó entre los estudiantes hasta llegar a TaeHyung.
Banky, que estaba de frente a él, lo señaló nada más verlo.
“Rubito.” Saludó, justo cuando el rubio se daba la vuelta.
TaeHyung frunció el ceño. “Jungkook, hola, ¿qué haces aquí?”
“Vine para traer a Fourth, Mos estaba ocupado con cosas del bar, ya
sabes.” Explicaba, viéndole asentir, mientras él aprovechaba para revisar su
cuerpo de pies a cabeza, sólo así recordando cuál era realmente su propósito.
“Oh, se me olvidaba darte esto.”
Sacó la camisa que había dejado olvidada en su coche hacía unas cuantas
noches, un aire inocente e inofensivo moviéndose a su alrededor, conforme le
sonreía dulcemente.
“Toma, te la dejaste olvidada en mi coche y hasta ahora no he encontrado
oportunidad para devolvértela.”
Por supuesto, TaeHyung se puso rojo como un tomate, sus ojos
ensanchados mientras que Bank apretaba los labios, posiblemente ocultando
una sonrisa pícara, pues no necesitaba explicaciones para saber lo que había
sucedido entre ellos.
De inmediato, aquella camisa fue arrancada de sus dedos por un muy
sonrojado rubio.
“Gracias.” Espetó, con los labios apretados.
“Tú, en cambio, puedes quedarte con la mía.” Guiñándole un ojo, dijo, sin
borrar su sonrisa. “Te queda mucho mejor que a mí.”
TaeHyung apretó aún más los labios, escuchando la risita de Bank a sus
espaldas. Ahora mismo no sabía donde meterse, sobre todo cuando sabía que
las intenciones de Jungkook eran exactamente esas: dejarlo en evidencia.
“Pues menos mal que lo dices, porque la había usado como trapo de
limpieza.” Dijo, tratando de sonar aliviado, tanteando en el aire el brazo de
Bank y aferrándose a él. “Bueno… Y ahora, si nos disculpas, tenemos que
irnos a clase.”
El azabache sonrió aún más. “Por supuesto, adelante. Ya nos veremos por
ahí.”
“Claro, cuenta con ello. Adiós.”
“Adiós, rubito y compañía.”
“Hasta luego.” Con un asentimiento y sin dejar de sonreír, Bank se
despidió también.
TaeHyung jaló de su mejor amigo hasta que nos entraron en la facultad,
dejando escapar un suspiro. Lo que le faltaba justo ahora era tener que dar
explicaciones.
“Qué fuerte… Te has vuelto a acostar con él…”
“Banky, por favor…” Suspiraba, sintiéndose frustrado y avergonzado.
El mencionado rio. “No, si era más que predecible desde la última vez,
sólo me sorprende lo pronto que ha vuelto a ocurrir… Pero oye, no te culpo,
de tener a alguien así a mí disposición, yo también lo haría.”
“¡Banky!” Sonrojado hasta las pestañas, chilló.
“¿Qué? Es la verdad.” Encogiéndose de hombros, dijo, sin tapujos. “Será
un poco gilipollas, pero nadie le quita lo atractivo. Cualquiera cedería estando
en tu lugar. Yo te apoyo, mi amor.”
TaeHyung le dedicó una sonrisa tensa. “Te lo agradezco mucho, de
verdad, aunque agradecería aún más que no hablásemos de esto en un sitio
público. Lo último que quiero es que alguien se entere de mi vida sexual.”
“Oh, claro, claro, sin problema.” Accedía, simulando cerrar una cremallera
imaginaria sobre sus labios.
Finalmente pudo respirar hondo, un poco aliviado. “Bien, gracias…”
“¿Es muy incómodo follar en una camioneta?”
Él le dio una mirada horrorizada.
“¡Banky!”
“Perdón, perdón… No digo nada más.”
“Eso espero.” Lo señaló, casi amenazante.
Su teléfono vibró mientras fulminaba a Bank con la mirada, sacándolo sin
apartarla de él y viéndole encogerse, como si se sintiera verdaderamente
incómodo por el modo en que le observaba, haciéndose el desentendido.
“Y no, para tu información, no lo es. Es más cómodo de lo que parece.”
Luego, miró la pantalla del teléfono tras desbloquearla. Era un mensaje de
Jungkook.
Jungkook:
No hagas planes para esta tarde, pasaré a recogerte a las dos en punto.
Aquel mensaje le dejó profundamente confundido, su ceño frunciéndose
mientras buscaba qué responderle.
TaeHyung:
¿Y eso por qué? Ni siquiera me has preguntado si estaba libre o no.
Bank se le acercó, interesado al ver su expresión llena de extrañeza.
“¿Quién te habla? ¿Es otra vez tu padre?”
“No… Él sólo me llama, tranquilo.” Murmuró, observando la pantalla en
cuanto un segundo mensaje apareció en el chat que compartía con Jungkook.
Jungkook:
Te estoy avisando con tiempo para que no hagas planes porque vendrás
conmigo a almorzar. No necesito preguntar nada, rubito.
Inevitablemente, de sus labios escapó un bufido. “Será gilipollas…”
Mascullaba, tecleando una respuesta que podría sonar furiosa si estuviera
recitándola.
TaeHyung:
Admiro tu confianza, pero eso no significa que vaya a aceptar. Pídemelo
correctamente la próxima vez, hoy estoy ocupado.
“¿Es Jungkook?” Oyó al castaño preguntar, mientras hacía el intento por
mirar la pantalla.
Fulminándole, apretó los labios. “¿Nunca te han dicho que eres un
entrometido, Banky?”
“Tú ya sabías que era así cuando nos conocimos, no te hagas el
sorprendido ahora, TaeHyung.” Bufaba, tratando de apartar sus dedos de la
pantalla para así poder visualizar el contenido de aquellos mensajes. “Y quita
la mano que no veo, coño.”
De nuevo, el teléfono vibró, un tercer mensaje apareciendo, seguido de un
cuarto y un quinto.
Jungkook:
Tengo una sorpresa para ti y me ha costado muchísimo conseguirla, así
que no acepto un no por respuesta. A las dos en punto estaré allí, no hagas la
bromita de marcharte ni dejarme plantado esperando, que nos conocemos.
Si no respondo a tus quejas ni lloros a partir de ahora es porque voy de
camino al estudio. Estaré ocupado durante toda la mañana. Ian me va a
cortar los huevos si vuelvo a cambiarle un turno y creo que ambos (tú y yo)
sufriríamos mucho si eso pasa.
Hasta luego, rubito.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, viéndose obligado a aclararse la
garganta. No podía evitar derretirse allí mismo, frente a la mirada atenta de su
mejor amigo. Con lentitud, se encontró con los ojos brillantes del castaño,
quien claramente había leído los mismos mensajes.
“Si fuese tú, yo iría…”
Mordiéndose el labio inferior, asintió. “Yo también…”
Definitivamente, era más débil de lo que creía. Y ni siquiera le importaba.
Algunos proyectos entregados, exámenes hechos y notas recibidas más
tarde, TaeHyung salía de su facultad totalmente derrotado, como si seis
camiones de helados (con sus respectivos niños, adolescentes y adultos
corriendo detrás) le hubiesen pasado por encima, con Gemini caminando a su
lado, quejándose del mismo modo.
“No sé por qué he elegido esta carrera, si creo que ni siquiera me gusta el
diseño gráfico…” Lloriqueaba, bajando los hombros hasta que casi tocaran el
suelo. Estaba agotado mentalmente.
TaeHyung soltó una risita, revisando si tenía mensajes sin leer.
“…Lo único bueno de todo esto es que ahora comparto casi todas mis
clases con Fourth y podemos hacer los trabajos juntos.”
“Míralo, el que decía que no estaba interesado en su amigo…” Bufaba,
echándole un rápido vistazo a su hermano.
Gemini, sonrojado hasta las pestañas, resopló. “No me lo eches en cara, ya
admití que sí lo estaba…” Se quejó, haciendo un mohín. TaeHyung rio. “Por
cierto, ¿te importaría si vamos hoy a tu apartamento para terminar un trabajo?
No quiero encontrarme con papá en casa.”
Él asintió, viendo que tenía un mensaje de Jungkook avisándole de su
llegada. “Sabes que no me importa, Gem.”
“Gracias.”
Jungkook:
Estoy fuera, no tardes. Se me acercan mujeres muy raras y me dan miedo.
Una risita abandonó sus labios sin ser él consciente siquiera, captando la
atención del menor.
“¿De qué te ríes?” Quiso saber, mostrándose interesado.
“¿Eh?” Le observó, antes de negar. “No, de nada… Simplemente hablaba
con alguien sobre… algo. No tiene importancia.”
Gemini se encogió de hombros, apenas esforzándose por creerle.
“Si tú lo dices…”
Él tecleó una respuesta para Jungkook, no parándose a pensar en lo que
pasaba por la mente de su hermano ahora mismo. Mucho menos si tenía que
ver con él.
TaeHyung:
Estoy saliendo, intenta sobrevivir a la energía femenina un poco más.
“Por cierto, ahora que lo has mencionado, te daré las llaves del coche para
que vayas a casa porque yo tardaré, he quedado para comer con alguien. Ya
sabes lo que te voy a decir, ¿verdad?” Mirándole con las cejas alzadas, le
advertía. Él asintió, emocionado, pues adoraba conducir el coche de su
hermano.
“Sí, sí, que tenga cuidado y nada de acelerar cuando no debo. Entendido.”
Satisfecho con la respuesta, TaeHyung también asintió, sacando las llaves
del bolso que llevaba consigo.
“Muy bien, pues toma, aquí tienes.” Él se las entregó. Gemini no dudó ni
un segundo en arrebatárselas. “Quiero que me avises tan pronto como
lleguéis a casa, ¿de acuerdo? Que no se te olvide o me preocuparé más de la
cuenta.”
“Tranquilo, ninguno de los dos queremos eso.”
“Exacto.”
Poco después, el sonido de un claxon hizo que ambos hermanos mirasen
hacia la carretera, reconociendo la camioneta de Jungkook a unos metros de
distancia. El rubio llenó sus pulmones de aire.
“¿Ese de ahí no es Jungkook?” Gemini quiso saber.
TaeHyung asintió, mirando al azabache.
“Así es.”
“¿Él es con quién irás a comer?”
De nuevo, asintió. “Sip.”
“Pues me has mentido.” Señalaba, con el ceño fruncido, no dudando en
verse ofendido por lo que acababa de descubrir. “Esa es la misma camioneta
que te dejó el martes por la noche en casa y dijiste que no era él. Mentiroso.”
Jungkook volvió a hacer sonar el claxon de su coche, metiéndole prisa.
Mirando a su hermano menor, TaeHyung resopló. “La misma persona que
me hizo creer que estaba en la biblioteca y apareció en un bar al otro lado de
la ciudad, ¿se está atreviendo a reclamarme o me lo parece a mí?”
Inmediatamente, Gemini enrojeció, quedando en completo silencio.
“Me lo parece a mí, correcto.” Asentía, acomodándose el bolso en uno de
los hombros. “Te veo en casa más tarde. Ya sabes lo que tienes que hacer.”
“Sí, vale… Hasta luego.”
“Ten cuidado con el coche.”
Sin decir nada más, el rubio se alejó a paso rápido, acudiendo al rescate de
un Jungkook que parecía atascado entre un grupo de chicas y su camioneta,
buscándole con la mirada en el proceso. Él rio al notar su molestia, negando.
“¿Cómo es que nunca te habíamos visto por aquí?” Quiso saber una de
ellas, apoyándose en la ventana.
Jungkook bufó, apartando aquella mano disimuladamente. No había
pasado cinco minutos dentro de una esponja de baño gigante para que ahora
cuatro ricachonas lo llenasen de marcas.
“¿Tú me ves cara de estudiar en esta universidad?”
La misma chica se encogió de hombros, tan risueña que casi parecía una
niña pequeña, volviendo a apoyarse. “¿Y por qué no?”
“Oye, has dicho que tienes un estudio de tatuajes, ¿verdad?” Preguntaba la
más alta de todas, pareciendo interesada. Él asintió. “¿Eres tatuador? O sea,
¿haces tú los tatuajes o los hace alguien más?”
“Los hago yo, sí, soy tatuador.”
Ella parecía francamente encantada, o al menos así se veía desde la
perspectiva de TaeHyung, quien a lo lejos analizaba su lenguaje corporal y
admiraba como reaccionaba positivamente a cada cosa que Jungkook decía,
con una sonrisa de oreja a oreja.
“¿Y dónde tienes el estudio? Porque me gustaría hacerme un par de
tatuajes pronto, pero aún no he encontrado a ningún tatuador que me inspire
confianza para mi primera vez.”
“Bueno, es que ahora mismo nuestra agenda está a rebosar.” Explicaba,
buscando una de las tarjetas que siempre llevaba consigo, pues nunca se sabía
dónde podía encontrar clientes.
De inmediato, la chica se mostró desilusionada.
“Oh… ¿No podrías hacerme un hueco? Son tatuajes bastante
pequeñitos…”
“Precisamente de tatuajes pequeños es que se nos ha llenado la agenda.”
Finalmente encontrando lo que buscaba, se la ofreció. “De todos modos, aquí
te dejo una tarjeta con todos los datos.”
Los dedos ajenos no tardaron en arrebatársela con rapidez, dicha tarjeta
volando de su vista. “¿Te llamas Jungkook?”
“Así es.” Él asintió.
“¿Y este de aquí es tu número?”
“No, qué va, es el del estudio. Abrimos de lunes a viernes sin falta, así que
puedes llamar o pasarte por allí siempre que lo necesites.” Explicó,
recibiendo una sonrisa brillante por su parte.
“Eso es genial, lo tendré en cuenta.”
“Perfecto. Mi socio te atenderá sin problemas.”
Aquella sonrisa amplia y brillante se borró en cero coma, por arte de
magia. Como si nunca hubiera estado allí.
Jungkook estuvo a punto de sentirse culpable, pero TaeHyung apareció y
él ya se estaba olvidando de la conversación más reciente, enfocándose en el
susodicho tan pronto como reconoció su cabello rubio y brillante.
“¡Por fin apareces, rubito!” Celebró su llegada con un suspiro.
Inmediatamente el grupito de chicas se giró a verle, encontrándose con su
pequeña sonrisa.
“Lo siento, estaba dándole indicaciones a Gemini para que volviera a casa
sin destrozarme el coche en el acto.” Fue su explicación más resumida,
asintiendo y sonriendo a las presentes. “Hola, chicas.”
“¿TaeHyung?” Susurraba una de ellas, luciendo fuera de lugar.
“Excusas, excusas y más excusas…” Resoplaba, antes de hacerle una
señal para que entrase. “Súbete, anda, que al final vas a terminar pagando tú
la comida por tardar tanto y hacerme esperar.”
“Ya voy, no me seas llorón.”
Otra de las chicas se aclaró la garganta, mientras Kim rodeaba el coche y
se subía en el asiento del copiloto. Parecía que algo se le escapaba.
“¿Vosotros os conocéis?”
“No, se está subiendo en mi coche porque hoy en día los secuestros han
evolucionado y ahora se hacen así.” La respuesta del azabache fue tan seca,
directa e insultante, que incluso TaeHyung se sintió ridículo.
“Ow…”
“Qué brusco…”
Riendo, TaeHyung se apresuró en hacer el ambiente menos tenso e
incómodo, especialmente para aquella que acababa de ser un poquito
humillada.
“No le hagáis caso, sólo está bromeando. Somos amigos.”
“Oh, vale…”
Jungkook se inclinó hacia su oreja. “Los amigos no se acuestan juntos,
rubito.”
E inmediatamente, este hincó el codo en su estómago, silenciándolo en el
proceso, puesto que casi le hizo perder el aliento. “Vámonos ya.” Siseó,
tratando de mantener la compostura.
“Sí, vamos, vamos.” Resoplando, accedió, arrancando el coche. “Nos
vemos, señoritas.”
“Adiós.”
Ellas se despidieron con sonrisas grandes, dulces y un movimiento rápido
de manos.
“¿Se puede ser más bestia?” Jungkook no tardó en recriminarle, una vez se
incorporaron en la carretera y dejaron aquel grupo atrás, recuperándose del
golpe.
“¿Y tú más gilipollas? Casi ridiculizas a esa pobre chica por hacer una
pregunta.”
Jungkook bufó. “Me da igual, bruto… Casi me mueves el pepperoni de
sitio con ese golpe.”
Mostrándose confundido, TaeHyung creyó haber oído mal su reclamo.
“¿Pepperoni? No hay ningún hueso que se llame así.” Suavemente rio.
“¿Acaso estás confundiendo el peroné con el esternón?”
“Hablo de la pizza que me comí esta mañana para desayunar, llevaba
pepperoni.”
“Oh… Eso tiene mucho más sentido.”
“¿Crees que me has hundido el esternón?” Cuestionó, ahora viéndose
preocupado e incluso un poco asustado. “No me jodas, rubito, que el sábado
tengo que competir… A ver si me va a pasar algo por tu culpa.”
“Claro que no, ni siquiera te he dado tan fuerte.”
“¿Estás seguro?”
Él miró a Jungkook, sintiéndose culpable. “¿Te he dado muy fuerte?”
“Un poquito.”
Al instante, la mano de TaeHyung se posó en el lugar que anteriormente
había golpeado, frotando con suavidad. Jungkook se aclaró la garganta,
manteniendo la compostura en cuanto un escalofrío recorrió su espina dorsal.
“A ver, más abajo…” Indicó.
El rubio, creyendo que se trataba del lugar dónde le había herido, hizo lo
pedido.
“Más…”
Por segunda vez, TaeHyung bajó la mano, moviéndola hacia el abdomen
ajeno.
“Un poco más…”
Y, tan pronto como se acercó a su ombligo, supo cuál era realmente la
petición que estaba acotando y las intenciones del azabache, por lo que le dio
un suave puñetazo en el estómago. Jungkook se quejó en voz alta.
“¡Ouch!”
“Eso por cerdo.”
Resignado, se encogió de hombros, aceptando la derrota con humildad.
“Bueno, había que intentarlo…”
✧c.-028

N/A: Feliz año nuevo, os recibo con el que podría ser mi capítulo favorito,
pero sólo podría… xD
Cap dedicado a miriv_11 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Just Friends’ de Why Don’t We, mi descubrimiento
del año (literalmente)

Media hora más tarde, después de haber dejado atrás más de diez
restaurantes, veinte puestos de comida rápida y sentir como su propio
estómago parecía querer devorarse a sí mismo, TaeHyung comenzó a perder
la esperanza de que Jungkook estuviera llevándolo realmente a almorzar y la
sustituyó por el pensamiento de que, tal vez, estaba a punto de ser
secuestrado.
“Eh, oye…” Mencionó, acabando con el silencio. Jungkook le observó por
el rabillo del ojo, asintiendo para hacerle saber que estaba escuchándole.
“Cuándo le dijiste a esas chicas que me estabas secuestrando, no hablabas en
serio, ¿verdad?”
Este soltó una carcajada. “Depende.”
“¿De qué?”
“De si esa es una de tus fantasías sexuales o no.”
Su ceño se frunció. “No lo es.”
“Entonces no te estoy secuestrando, puedes estar tranquilo.”
“Ya… ¿Y a dónde me llevas? Porque hemos dejado atrás tantos sitios para
comer, que estoy empezando a cuestionarme si seguimos en Seúl o no.”
Expresó sus dudas con un deje de cansancio.
Jungkook volvió a reír, asintiendo, pues sabía que eso pasaría. “No te
preocupes, todavía seguimos en Seúl.”
“Perfecto, pero te has saltado la parte más importante de la pregunta.”
“Te estoy llevando a un lugar que te va a encantar, rubito, y con esa
información debería ser más que suficiente. No por nada tengo un gran
historial detrás de mí…” Guiñándole un ojo, respondió.
TaeHyung dejó escapar un suspiro.
“De todos modos, ya estamos llegando.”
“De acuerdo…” Asintió, resignado, pues sabía que no le sacaría más
información aunque lo intentara con todas sus fuerzas. Fuerzas que
claramente no tenía. “Al menos me dirás qué es eso que tanto te costó
conseguir, ¿no?”
“Nop, ni de broma.”
Su ceño volvió a fruncirse. “¿Qué? ¿Por qué no?”
“Porque no.” Dijo. Acto seguido, el coche se detuvo frente a un
restaurante. “Ya hemos llegado, es aquí.”
Claramente, para TaeHyung esa respuesta no sólo estaba incompleta, sino
que ni siquiera era suficiente. Sin embargo, su atención se desvió tan pronto
como visualizó el edificio frente a él. Tenía un letrero gigante, “Sal-add
Everything”, podía leerse en letras de un potente color verde. TaeHyung no
había visto nada igual en su vida.
“¿Dónde estamos?” Quiso saber, saliendo del coche tras Jungkook,
completamente confundido.
“En el paraíso de los rubitos, Fourth y las vacas: un local especializado en
ensaladas. Tienen de todos los tipos y de todas las clases. Fourth lo descubrió
hace un par de semanas, así que pensé que te gustaría.” Encogiéndose de
hombros, explicó, guiándolo hacia la entrada.
A TaeHyung se le derritió el corazón allí mismo.
“…de no ser el caso, por favor finge que te encanta, porque este lugar está
a tomar por culo y no quiero arrepentirme de haber venido.”
“No necesito fingir, me encanta en serio.” Expresó, sonriente. “No sabía
que existía un sitio así…”
“Ya, por suerte yo tampoco…”
“¿Y por qué me has traído? Ya te perdoné por haberme acusado de ser un
topo, cuando me llevaste al edificio de mi madre. No necesitabas tomarte
tantas molestias.” Quiso saber, una vez ambos se encontraban sentados en la
mesa.
Jungkook, quien estaba echándole un vistazo al menú, dejó de hacerlo
momentáneamente. “No es por eso.”
“¿Entonces?”
Él se encogió de hombros. “Las dos últimas veces te he arrastrado
conmigo a sitios de mi preferencia, así que supuse que sería una buena idea
estar en igualdad de condiciones… Y te traje aquí. Fourth dice que este lugar
es muy moderno, tienen estos aparatos táctiles de aquí para pedir
directamente y ya los camareros te traen la orden.” Explicó, señalando lo que
parecía ser un control remoto, pegado a la superficie de la mesa.
Aquello sorprendió a TaeHyung.
“¿De verdad lo dices? ¿Incluso te vas a pedir una ensalada?”
“Los cojones, eso sí que no, rubito.” Se apresuró a negar, viéndose casi
horrorizado. El rubio soltó una carcajada. “Estoy buscando el sándwich más
grande que tengan en la carta, ni de broma me como una ensaladita. Eso es
para yeguas.”
La punta de un zapato se clavó en su espinilla inmediatamente.
“¡Eh!” Él levantó la vista para mirar al culpable.
“Perdón, se me ha escapado la pezuña… Soy una yegua torpe.” Se
disculpó con notable sarcasmo, oyéndole reír.
Bufando, Jungkook puso los ojos en blanco, asintiendo mientras masticaba
su labio inferior, siendo incapaz de quitarle la vista de encima. Todo acerca
de él le volvía lo suficientemente loco como para molestarse en ocultarlo.
“Ya veo… Una yegua torpe, ¿eh?” Repetía, observándole con suma
atención. “¿Y ya ha decidido mi pequeño poni lo que quiere comer? ¿Qué
variedad de césped le apetece?”
De nuevo, TaeHyung le golpeó por debajo de la mesa. El azabache sonrió.
“Sigue burlándote de mí, Jungkook, que se te va a borrar esa sonrisa tan
bonita que tienes en cuanto me dé por pedir lo más caro y te arruines.”
Su sonrisa se ensanchó considerablemente. “Lo siento, rubito, ¿qué has
dicho? No me he enterado. He dejado de oírte cuando has mencionado que
tengo una sonrisa bonita, casi me sonrojo.”
El rubio soltó una carcajada, dejando a un lado el menú que recientemente
había tomado para ver los platos, enfocándose en Jungkook.
“Considero que tienes una sonrisa muy bonita, te hace bastante justicia.”
Jungkook pareció encantado, al mismo tiempo que interesado en lo que
tenía para decirle. “¿En base a…?”
“A lo atractivo que eres.”
“Oh, vaya…” Aquel halago fue como recibir un masajito en el cerebro.
“Tú también eres precioso, aunque estoy seguro de que eso ya lo sabes,
mucha gente debe decírtelo a diario.”
Él asintió, apretando los labios en una sonrisita complacida. No era un
secreto que conocía su propia belleza, lo que esta causaba y el impacto que
tenía en los demás, por lo que estaba bastante acostumbrado a ello. Sin
embargo, no venía nada mal que alguien como Jungkook se lo repitiera de
vez en cuando.
“Bastante, sí… Desde pequeño es algo que me dicen mucho, la gran
mayoría cree que me parezco a mi madre.”
“Pero eso es bueno, ¿no?” Cuestionó, frunciendo el ceño. “¿Tú no crees
parecerte a ella?”
“Sí, sí que lo creo, tengo su misma sonrisa y la forma de los ojos.”
Señalaba su rostro mientras hablaba. “Es sólo que… No sé, nunca me había
parado a pensar en lo parecidos que éramos hasta que se fue…”
Los labios de Jungkook se estiraron en una pequeña sonrisa.
“¿Cómo era tu madre?” Quiso saber, pues realmente le interesaba.
Y es que la gente de su alrededor no acostumbraba a expresar cómo se
sentía. Mos siempre se guardaba las cosas para él mismo, incluso cuando su
malestar era evidente. Fourth, que era más sensible, intentaba controlar sus
emociones, pero se frustraba al no conseguirlo y simplemente terminaba
cerrándose en sí mismo. Jaemin sólo pretendía que todo iba bien.
“Era la persona más buena, divertida e inteligente que he podido conocer
en mi vida.” Respondió, sus labios siendo todavía adornados por una dulce
sonrisa, triste pero no apagada. “Siempre tenía algo bueno para decir, sabía
exactamente como animar a cualquiera. Era un don.”
Jeon asintió, escuchando con atención. “¿Ella también era abogada?”
“Psicóloga. De hecho, yo entré primero en la carrera de psicología porque
tenía a mi madre como ejemplo a seguir y sabía que eso le haría ilusión, pero
no era para mí.” Murmuró, esta vez apretando los labios.
La sonrisa que tenía se esfumó casi por completo, apagándose junto con el
brillo de sus ojos.
“Y elegiste estudiar derecho.” Añadía el azabache. “¿Se lo tomó mal?”
TaeHyung negó casi de inmediato. “No, no, para nada. Ella apoyaba cada
decisión que tomábamos, ambos lo hacían.” Se apresuró en contestar. “Todo
el tiempo nos decían a Gemini y a mí que hiciéramos las cosas por nosotros
mismos, no por ellos.”
“Eso está muy bien… Después de todo es vuestra vida.”
“Lo sé.”
Jungkook ladeó la cabeza, mirándole como si quisiera colarse dentro de la
impropia y enterarse de lo que pasaba por esta, pues sabía que había algo
carcomiéndole poco a poco. Algo que, inevitablemente, él entendería más
que nadie.
“¿Crees que decepcionaste a tu madre al cambiarte de carrera?”
Los labios de TaeHyung se apretaron. Había dado justo en el clavo.
“Incluso si sé que no lo hice, siempre me he sentido así… No puedo
evitarlo.” Encogiéndose de hombros, murmuró en voz baja, admitiendo la
cruda realidad que le acompañaba a todas partes. “Una parte de mi cree que
soy un mal hijo con ella.”
Aquellas palabras tan duras, pero que tanto impacto tenían en él, apretaron
con fuerza el corazón de Jungkook.
La comida por la que ambos esperaban y habían pedido en silencio, llegó a
su mesa a manos de una camarera sonriente, interrumpiendo la conversión
inintencionadamente.
“Aquí tienen su orden. Que aproveche.”
TaeHyung fue el primero en devolverle la sonrisa. “Muchas gracias.”
“Gracias.”
Haciendo una reverencia, la chica se marchó por donde había venido,
dejándolos a solas se nuevo. Jungkook miró al rubio.
“¿Por qué dices eso? ¿Qué te hace pensar que eres un mal hijo?”
Una vez más, sus labios se apretaron antes de responder, como si decir la
razón principal en voz alta le hiciera sentir aún más culpable.
“Todavía no he podido visitar su tumba…” Murmuró. “Y prometí que
nunca la dejaría sola.”
Jungkook negó, visiblemente conmocionado, ignorando por completo su
sándwich.
“Dijiste que estuvisteis con ella durante todo el proceso de la enfermedad,
¿verdad?”
“Sí, pasábamos todo el tiempo que podíamos en el hospital, a su lado. No
nos gustaba que estuviera sola.”
“¿Y crees que eso es algo que un mal hijo haría? ¿O una mala persona,
siquiera?” Volvía a preguntar. “Porque yo estoy bastante convencido de que
es todo lo contrario.”
TaeHyung dejó escapar un suspiro tembloroso. No quería romper en llanto
allí mismo, se sentía ridículo.
“No lo sé…”
“Hiciste todo lo que estaba en tus manos para que ella se sintiera
acompañada y supiera que, en el peor momento de su vida, cuando
probablemente más necesitaba a alguien, tanto tú como tu hermano, estabais
ahí. Eso es lo que un buen hijo haría.”
Sintiendo las lágrimas acumularse en las esquinas de sus ojos, agachó la
cabeza. Sin embargo, Jungkook no se lo permitió, colocando una mano bajo
su barbilla para subírsela de nuevo y así poder mirarle a los ojos.
“Te lo digo como alguien que está harto de ver a padres siendo malos
padres e hijos siendo malos hijos. Tú eres cualquier cosa menos eso.”
El rubio asintió. “Gracias…”
“Yo tampoco he tenido fuerzas para visitar a mi abuelo tantas veces como
me hubiera gustado, después de que murió, pero sé que eso no me hace un
mal nieto.” Le dijo, acariciando su mejilla lo mas suavemente que pudo. “Yo
era único que tenía y siempre estuve ahí, igual que tú con tu madre.”
Una lágrima solitaria bajó por su rostro, delatándolo en el proceso.
Jungkook la eliminó a tiempo.
“Tienes razón… Incluso si no encuentro el valor de ir a verla, yo sé que
ella jamás podría estar enfadada conmigo. Sabe que la quiero.”
“Exacto, eso es lo único que importa, con lo que deberías quedarte.”
Satisfecho, el azabache sonrió, golpeándole la barbilla. “Y ahora, hazme el
favor de sonreír o me pondré a llorar aquí mismo.”
Con los ojos llenos de lágrimas todavía, TaeHyung soltó una carcajada, tal
y como Jungkook lo había pedido, mientras negaba.
“Eres un idiota…”
“Te agradezco el cumplido.” Dijo, guiñándole un ojo.
Cuarenta minutos después, tras haber terminado su comida y charlar sobre
temas al azar, ambos salían de aquel restaurante más satisfechos que nunca.
TaeHyung porque había encontrado un nuevo local al que acudir sin que
nadie le mirara mal por pedir siempre ensaladas, y Jungkook porque había
dado en el clavo sin tener que esforzarse demasiado.
“¿Y cuándo dices que será la próxima carrera?”
“El sábado.” Respondió, caminando a paso lento junto al rubio. “¿Por
qué? ¿Vais a venir?”
“Todavía tengo que hablarlo con Bank y mi hermano, pero supongo que
sí.” Se encogió de hombros, oyéndole resoplar. “¿Sabes ya contra quién
compites?”
Jungkook asintió. “Sí, será contra Lee Junseong, un buen amigo mío del
instituto. Él y su novio son clientes habituales nuestros.”
“¿Es bueno?”
“No más que yo.” Fue su respuesta, logrando que TaeHyung riera de
nuevo, pues ya la veía venir.
El teléfono del rubio sonó antes de poder hacer algún comentario al
respecto, sacándoselo del bolsillo de su abrigo para mirar quién llamaba. Tan
pronto como vio el número de su padre en pantalla, suspiró, simplemente
dejándolo sonar tras guardarlo de vuelta en los bolsillos. Aquello extrañó a
Jungkook.
“¿No lo coges?”
“Hm, no… Es mi padre, llevamos varios días sin hablar.” Explicó,
haciendo una mueca cuando dejó de sonar. “Bueno, más bien llevo varios
días sin hablarle yo a él.”
Jungkook le rodeó los hombros con un brazo, empujándole más cerca de sí
mismo. “¿Sigues molesto con él?”
“No estoy molesto, sino decepcionado. Muy decepcionado.” Corregía,
llegando a verse verdaderamente angustiado. “No puedo creerme que hiciera
algo así, sin pensar en nada ni en nadie… Es mi padre y soy incapaz de
reconocerle ahora mismo.”
“Ya… Supongo que te entiendo, aunque estoy convencido de que sabes
que no podrás evitarle toda la vida. Tú mismo lo has dicho, rubito, es tu
padre.”
Él asintió. “Lo sé, tampoco pretendo hacerlo… Sólo necesito algo de
tiempo para asimilarlo todo y ver cómo actuar al respecto.”
Aquellas palabras despertaron la curiosidad en Jungkook, quién le observó
con el ceño fruncido, interesado.
“¿Qué piensas hacer?”
“Todavía no lo tengo claro, únicamente sé que no quiero quedarme de
brazos cruzados, mirando mientras todo se va a la mierda por su culpa. No es
justo. Nunca me lo perdonaría.”
El azabache asintió, sin quitarle la vista de encima. “Eres consciente de
que nada de esto es tu culpa, ¿verdad? No eres portavoz de tu padre ni mucho
menos debes hacerte cargo de sus malas acciones. No te corresponden,
TaeHyung.”
“Claro que lo soy, pero aún así quiero hacer algo.” Murmuró.
De nuevo, Jungkook movió la cabeza a modo de asentimiento, sus labios
apretados en una fina línea.
“Bien… Puedes contar conmigo si lo necesitas.” Se ofreció sin siquiera
pensarlo, sonriéndole tan pronto como TaeHyung miró hacía él,
devolviéndole la sonrisa.
“¿Sea lo que sea?”
“Sea lo que sea, claro.”
Su sonrisa se hizo más amplia. “Gracias.”
“No es nada, rubito.”
TaeHyung suspiró, vaciando sus pulmones mientras era guiado a paso
lento hacia el coche del azabache, manteniéndose durante un par de segundos
en su propia burbuja hasta que recordó el por qué estaban ahí.
Inmediatamente se detuvo, mirándole, algo que confundió a Jungkook.
“¿Por qué te paras?”
“Dijiste que tenías algo para darme, ¿de qué se trataba?”
“Oh, eso…” Pensativo, analizó el rostro expectante que tenía en frente.
“Bien, te lo daré. Extiende las manos y cierra los ojos, no los abras hasta que
yo te diga, ¿estamos?”
TaeHyung asintió inmediatamente. “Estamos, estamos.”
“Pues ciérralos, venga.”
Haciendo lo pedido, él cerró los ojos sin pensarlo, sintiéndose ansioso
cuando extendió las manos, esperando recibir lo que fuera que Jungkook
tenía para darle. Al cabo de unos segundos, escuchándole moverse y
murmurar en voz muy baja, algo se posó en sus manos.
“Ya puedes abrirlos.” Dijo.
De nuevo, acotó dicha petición, abriéndolos y mirando directamente las
palmas de sus manos, donde una vieja libreta se encontraba. El corazón se le
detuvo por un instante. Miró a Jungkook con ojos amplios, llenos de asombro
y conmoción mirando aquella libreta que no tardó en reconocer. Era la libreta
de su abuelo.
“¿C-Cómo…?” Balbuceó, tragando el nudo en su garganta antes de abrir
dicha libreta y encontrar que la primera página estaba repleta de dibujos y
garabatos. “¿C-Cómo la encontraste?”
Pasando a la siguiente página, encontró lo que buscaba, su nombre escrito
junto a todas sus respectivas fechas. Esta vez, el corazón le dio un vuelco,
mirando a Jungkook con los ojos llenos de lágrimas. La libreta de su abuelo
era lo último que pensaba recuperar después de tantos años.
“La casa de tus abuelos es de las pocas que no tuvo más inquilinos
después de quedar desalojada. Nunca se vendió, así que los muebles y todo lo
que había allí dentro están tal y como ellos lo dejaron.” Encogiéndose de
hombros, explicó. “Hace un par de días pasé por allí otra vez después de
llevar a Lyon al colegio, hablé con una vecina y le expliqué lo que quería
hacer. Ella me ayudó a entrar.”
Por segunda vez en el día, una lágrima solitaria lo delató, escuchando al
azabache mientras observaba el contenido de la libreta. En la página número
siete ya no sólo estaba su número, sino también el de Gemini.
“…sabía que era importante para ti y querías recuperarlo, así que estuve
buscándolo por todas partes hasta encontrarlo. Fue bastante fácil, en realidad,
tu abuelo lo había dejado en su mesita de noche.”
Finalmente, TaeHyung le observó, con los ojos llenos de lágrimas.
“Gracias… Muchas gracias, Jungkook.”
“No tienes que agradecerme nada, rubito, descui—”
Antes siquiera de poder terminar lo que estaba diciendo, sintió como unos
labios se posaban sobre los propios, mandándole a callar y besándole
castamente para separarse tan sólo segundos después. Aquel beso inesperado
le desconcertó, pero lo rápido que había acabado, aún más.
“Bueno, sí, sí que tienes que agradecerme, retiro lo dicho. Me he colado
en un edificio casi en ruinas por conseguirte esa libreta.”
Y, sorbiendo por la nariz, el rubio soltó una risita, inmediatamente
sosteniéndole la nuca con su mano libre para volver a inclinarse y besarle. Un
beso lento, calmado, sin prisas por convertirlo en algo más, simplemente sus
labios rozándose.
Atrapó los labios de Jungkook entre los suyos, chupando el inferior con
suavidad y jalando de él del mismo modo, disfrutando del contacto que se
sentía tan ínfimo, personal e íntimo, como si esa fuese la primera vez que se
besaban realmente. El corazón se le aceleró, notando las manos ajenas
aferrándose a su cintura, pegándole más cerca de sí mismo. Suspiró antes de
separarse.
“Gracias otra vez.” Susurró, dando un paso hacia atrás y levantando la
libreta. “Esto significa mucho para mí, muchísimo, Jungkook, más que
cualquier cosa. Te debo una.”
“No me debes nada, rubito.” Insistía, esbozando una sonrisa dulce
conforme jalaba de él más cerca, pegando sus pelvis. “Aunque si quieres
tener un detalle conmigo, ven a verme el sábado y será suficiente.”
TaeHyung rio suavemente. “¿Tantas ganas tienes de que vaya?”
“Bueno… Digamos que me gusta saber que estás viéndome ganar.” Él se
encogió de hombros.
Aquella respuesta fue más que suficiente, pues el rubio asintió. “De
acuerdo, pues intentaré estar presente, si eso te hace tan feliz…”
Jungkook se inclinó para hincar los dientes en su labio inferior, jalándolo
hasta que el rubio siseó.
“Mucho.”
✧c.-029

N/A: Este, oficialmente, es mi capítulo favorito (de los que están


publicados, por supuesto) hasta ahora xD
Cap dedicado a lamadreqlp ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Tongue Tied’ de GROUPLOVE, amo.

“¿Estás seguro de que van a venir?” Mos le preguntaba a Jungkook, quién


revisaba junto con Jaemin los frenos del coche que esa noche estaría usando.
Faltaba menos de una hora para que la carrera diera comienzo y las
personas a su alrededor no podían estar más eufóricas, asumiendo que el
azabache había vuelto allí para quedarse definitivamente. E incluso si aquello
le hacía sentir arropado, Jungkook ni siquiera lo planeaba. Él sólo quería
reunir todo el dinero necesario, pagar el tratamiento de Aram y marcharse
como si nunca hubiera estado ahí. Ese ya no era su mundo.
“Claro que lo estoy, el rubito me dijo que a las diez en punto estarían
aquí.” Limpiándose las manos de grasa con un trapo viejo, salió del coche.
“Ya estamos en paz, así que no te preocupes.”
“¿También te has disculpado con su hermano? Porque Fourth sigue
bastante molesto contigo.”
Él se encogió de hombros, mostrándose indiferente. “No, no lo he hecho,
pero confío en que el mocoso no me guarde rencor.”
“Ya… Pues no confíes tanto, mejor.”
Tras ellos, Jaemin abandonó el coche después de hacer sonar el motor,
comprobando así su estado.
“Esto ya está listo, Jungkook.” Avisó, quitándole el trapo de las manos
para limpiárselas él. “Va más rápido de lo que estás acostumbrado, así que,
con no pisar demasiado el acelerador en las curvas, debería ir todo bien. El
coche de Junseong es el mismo, así que estaréis en igualdad de condiciones.”
El susodicho asintió, mientras sintió su teléfono vibrar. “De acuerdo,
muchas gracias, Jaemin.”
“No es nada.”
Sacándose el teléfono de los bolsillos, vio que la pantalla estaba encendida
y con un mensaje de TaeHyung destacando en ella. Lo abrió con una sonrisa,
sonrisa que se borró gradualmente al instante.
Rubito:
Al final no podremos ir, Gemini se ha puesto enfermo a última hora y está
descansando. Lo siento, te deseo mucha suerte.
Aquella sonrisa fue reemplazada por un mohín. No podía explicar lo
negativamente que recibir tal mensaje había afectado a su estado de ánimo,
pero fue suficiente como para no poder ocultarlo de aquellos que lo
acompañaban.
Mos llegó a su lado, extrañado y casi preocupado por la expresión en su
rostro. “¿Va todo bien?”
“Sí, claro.” Él asintió, aclarándose la garganta mientras guardaba el
teléfono de vuelta en los bolsillos. “Es el rubito, dice que no van a poder
venir porque su hermano está enfermo.”
“Vaya… Lo siento mucho.”
“¿Por qué? No pasa nada, ni que fuera tan importante.” Bufó,
encogiéndose de hombros, ocultando su verdadero estado de ánimo. Mos
seguía observándole con exagerada lástima, llegando a hacer un puchero.
“Deja de mirarme así, que pareces tonto.”
“Pobrecito, su rubito no va a venir esta noche a verle competir… Qué
lástima…” Expresaba, acariciándole la nuca.
Jungkook se separó de él con un empujón.
“¡Quita! ¿Es que acaso te has vuelto gilipollas? Ya te he dicho que no
tiene importancia, no me importa si viene o no. Ni siquiera me afecta.”
Los labios de Mos se apretaron en una fina línea. “Pues menos mal que no
te afecta, hombre, porque si te ahora estás así de amargado, sabiendo que no
vendrá, no quiero ni imaginarme cómo deberías estar si te importase… Igual
hasta lloras.”
“Más quisieras.” Bufó. “Anda, vámonos con los demás antes de que esto
empiece.”
Su amigo asintió, yendo tras él. “¿Seguro que no quieres llorar? Yo te
cubro.”
Inmediatamente le fulminó con la mirada. “¿Quieres llorar tú? Te doy una
razón, si la necesitas.”
Dejando escapar una carcajada, el más alto negó.
“No, gracias, estoy bien así. El que me preocupas eres tú… Te veías tan
emocionado hace un rato, que ahora hasta lástima me causas. ¿De verdad no
te ha afectado que el rubito no pueda venir a verte?”
Otro bufido abandonó sus labios, mostrándose realmente irritado con la
situación. “Lo que me afecta es tener un amigo tan pesado como tú, Mos,
siéndote honesto.”
“Bueno, bueno…”
Ignorando por completo al más alto, Jungkook visualizó a los demás a tan
sólo unos metros de distancia, avanzando hacia ellos con Mos a sus espaldas.
Tenía que concentrarse en la carrera y nada más que en eso, por mucho que
su cabeza quisiera ver un rostro específico entre el público. No podía permitir
que eso le afectara.
Siyeon fue la primera en recibirle tan pronto como llegó, colgándose de su
brazo. “Aquí llega mi Toretto con pelo favorito.”
“¿Favorito?” Repitió, alzando las cejas. Él debía ser el único.
“Y con pelo.”
Mos apareció tras él. “Hola, chicos. Hoy Jungkook está triste porque su
rubito no puede venir a verle. Que nadie le diga nada u os dará una patada en
las tripas.”
“A ti el primero.” Lo señaló, con el ceño fruncido.
“¿No viene ese chico? ¿TaeHyung?”
“Su hermano se ha puesto enfermo a última hora.” Explicó, viendo la
mueca de Siyeon tornándose triste y no comprendiendo por qué todos
actuaban como si eso fuera similar a que TaeHyung hubiese muerto
trágicamente.
Ella le frotó la espalda, lloriqueando en silencio. “Ow, mi amor, lo siento
mucho…”
Por supuesto, dejó escapar un bufido, demostrando lo molesto que se
sentía al respecto. “Otra… Pero, ¿por qué todo el mundo reacciona igual?
Que no pasa nada.”
“Porque sabemos lo mucho que te gusta que venga a verte, no te pones así
de guapo para cualquiera ni mucho menos te esfuerzas en impresionar.” Lo
señaló, acomodándole el cuello de la cazadora que llevaba puesta. “Es normal
que estés triste.”
“Y sigue… Que no estoy triste, ni siquiera me importa, joder. No se acaba
el mundo porque TaeHyung no venga a una puñetera carrera, ni que fuera
indispensable.” Resoplaba, meneando la cabeza de un lado a otro,
visiblemente indignado.
Siyeon le observó con los labios fruncidos luego de que su mirada se
perdiera momentáneamente tras él. “¿No te importa?”
“Claro que no, ¿por qué me importaría?”
Ella señaló a sus espaldas. De inmediato, Jungkook se giró con las cejas
alzadas, encontrándose a TaeHyung tras él, de brazos cruzados y lo que
parecía ser una mueca decepcionada. El corazón de Jungkook dio un vuelco.
“Rubito…” Susurró, inconscientemente acercándosele. “¿Qué haces
aquí?”
TaeHyung se encogió de hombros, su barbilla en alto. “Venía para verte
competir, pero ya que no te importa tenerme aquí, lo más sensato sería
marcharme.” Él dio un paso hacia atrás. “Nos vemos, adiós.”
La mano del azabache rodeó su muñeca antes de poder siquiera dar un
paso más.
“No, no, espera.” Pedía, devolviéndole de vuelta a su lugar. Kim le
observó con el ceño fruncido. “No quería decir eso, es que estos gilipollas me
están poniendo de los nervios.”
“Ya…”
Por supuesto, el rubio no se veía convencido en absoluto, sino que estaba
aún más molesto. Mos soltó una carcajada. Jungkook tragó saliva, sintiéndose
desesperado. Atrapó su mano antes de que este pudiera decir o hacer algo
más.
“Ven conmigo.”
“¡Trátalo bien, TaeHyung, que casi se pone a llorar!” Gritaba aquel a
quien consideraba su mejor amigo.
El mencionado se aguantó la risa, sintiendo que pronto se derretiría allí
mismo si no se controlaba. Poniendo los ojos en blanco, Jungkook apretó los
labios. En cualquier momento se giraría y estamparía la puntera de su zapato
contra los testículos de Mos, sólo era cuestión de tiempo.
Tras haberse alejado unos cuantos metros con TaeHyung, suspiró, dándose
el lujo de rodearle la cintura con ambas manos.
“¿Cómo es que has venido? Hace un rato me habías dicho que no vendrías
porque tu hermano estaba enfermo.”
“Era una broma. Fourth le dijo a Gemini que seguía molesto contigo y
quería devolvértela, así que me lo pidió.” Explicó, inmediatamente oyéndole
bufar.
“Será gilipollas…”
“Supuso que te fastidiaría y a mí me pareció divertido, pero ya veo que no
es así. Ni siquiera te importa que venga.”
Tragando saliva, volvió a negar. Casi parecía angustiado por haberle
hecho pensar que no significaba nada para él, una situación que debería
asustarle en demasía, si teníamos en cuenta que Jungkook jamás se había
comportado así con nadie. Nunca.
“Claro que me importa, sólo dije todo eso porque Mos me estaba tocando
los huevos con el mismo tema una y otra vez, nada más. No iba en serio.”
“Ya…” Levantando la barbilla, asintió. “No te creo.”
Jungkook suspiró, jalando de su labio inferior. “Rubito, no seas tan
rencoroso…”
“¡Por supuesto que lo soy! Es más, me parece muy triste que dijeras eso,
sobre todo porque tenía una sorpresa preparada para ti y lo has arruinado.”
“¿Qué sorpresa?” Quiso saber, mirándole con los ojos brillantes.
El rubio se encogió de hombros, cruzándose de brazos conforme sentía los
dedos ajenos apretarle las caderas suavemente. Un escalofrío recorrió su
cuerpo de pies a cabeza.
“Ya ninguna, no te lo mereces.”
“Vamos, hombre, no te lo tomes tan personal.” Suspiraba de nuevo,
usando su mano izquierda para acunarle el rostro y así poder mirarle a los
ojos.
TaeHyung parecía molesto, con la barbilla en alto y los labios apretados
en una mueca. Queriendo suavizar aquella mueca, acarició su mejilla.
“Por favor, rubito.”
“¿Por favor qué?” Cuestionó, aún fulminándole.
Sabiendo lo que su mirada significaba, volvió a suspirar. Definitivamente
estaba cogido por los huevos, y lo peor de todo es que ni siquiera fue
consciente del momento exacto en que sucedió, sólo sabía que TaeHyung lo
tenía envuelto alrededor de su dedo sin necesidad de esforzarse.
“Deja de mirarme así, estás haciéndome sentir mal.” Admitía en apenas un
suspiro. “Ya te dije que me gusta saber que estás viéndome ganar, por eso
quería que estuvieras aquí.”
Algo más satisfecho ahora, TaeHyung cedió un poco, viéndose
complacido cuando asintió.
“Hm, vale, te creo…”
“¿Sí?”
“Creo que has sonado convincente, sí.” Volvía a asentir, rodeándole el
cuello con ambos brazos. “Además, con verte suplicar ha sido más que
suficiente, así que me doy por satisfecho.”
Cómo era de esperar, Jungkook bufó, queriendo decir algo para demostrar
qué tan ofendido se sentía ante aquella situación, cuando TaeHyung se
inclinó para besarlo, acallando sus futuras quejas exitosamente. Aquel beso
fue más que suficiente para que olvidara todo lo demás.
TaeHyung le besó con lentitud, ladeando la cabeza para mejorar el
contacto e inmediatamente sintiendo como Jungkook le correspondía,
afianzando el agarre en su cintura de nuevo. Entreabrió los labios, dando paso
a la lengua ajena, que buscó la suya propia y batalló contra ella, segundos
antes de separarse.
“…Aún así, tu sorpresa la verás una vez cruces la línea de meta.” Le dijo.
Él bufó. “¿En serio?”
“Por supuesto, sino no tendría sentido.” Fue su respuesta, sonando más
que obvia. “Merecerá la pena, lo prometo.”
“Eso espero, rubito, porque me has roto el corazón haciéndome creer que
no vendrías.”
TaeHyung soltó una carcajada, acariciándole la nuca con suavidad.
“Pobrecito… Y eso que ni siquiera soy indispensable…” No dudó en
burlarse, siendo fulminado en cuestión de segundos. Luego, la bocina que
avisaba a Jungkook de que debía estar en la pista sonó, obligándole a
separarse. “Te reclaman ahí fuera.”
“Sí, debería marcharme ya, me están esperando.”
“Es una buena idea.” Accedía, soltándole el cuello y dando un paso hacia
atrás. “Mucha suerte.”
Jungkook le sonrió. “No la necesito, pero gracias, rubito.”
“Cierto, cierto…” TaeHyung le devolvió la sonrisa, dándole un par de
golpecitos en el pecho. “Pues en ese caso, más te vale ganar.”
Aquello, que sonó como una amenaza y se sintió como tal, causándole
escalofríos, fue lo ultimo que TaeHyung dijo, para acto seguido guiñarle un
ojo y girarse, encaminándose de vuelta a donde el grupo se encontraba.
“¡Mucha suerte, Jeon!” Exclamó Siyeon, moviendo la mano en el aire.
Él le mostró el pulgar, antes de alejarse entre la multitud, quienes
aclamaban su nombre.
Por su parte, TaeHyung volvió con los demás.
“¡Sungho, ven!” Escuchó a Mos gritar, tan pronto como se reunía con
ellos y el par de chicas le dedicaban sonrisas amplias.
Un chico algo más bajo que él, ropa negra y un tatuaje que destacaba en su
cuello, se acercó con rapidez. Mos pasó una mano por su hombro.
“Quédate aquí con nosotros, Junseong dice que habéis venido los dos
solos.”
“¿No me vais a matar si no animo a Jungkook?” Bromeó.
“Yo sí, pero los demás seguro que no.” Siguiéndole dicha broma, ambos
rieron.
“Me parece justo.” Asentía, todavía riendo hasta que se topó con dos pares
de rostros que no había visto hasta ahora. “Oh, tenéis caras nuevas por aquí.”
Poco después, Mos se dirigió a TaeHyung y Banky.
“Sí, ese de ahí es Bank y el rubito se llama TaeHyung.” Señaló a ambos
respectivamente.
La sonrisa de Sungho se amplió. “Encantado, yo soy Sungho, la pareja de
quién competirá contra Jungkook.”
“Sólo falta por llegar Gemini, que está con mi hermano, pero a ese ya lo
conoces.”
TaeHyung se aclaró la garganta.
“¿Sabes si van a tardar mucho en venir?” Quiso saber el rubio, un poco
inseguro por no tener a Gemini a la vista.
Este asintió. “No te preocupes, han ido a comprar algo para comer,
volverán pronto.”
“Vale… Gracias.”
“Oye, ¿y tu novio es bueno en esto de las carreras?” Bank se dirigía al otro
chico. ‘Porque estoy harto de que compitan siempre dos “reyes de la
carretera’ como lo llaman por aquí. Me va a dar algo con tanto estrés.”
Sungho soltó una risita. “Junseong es bastante bueno, sí, y no es porque
sea mi novio.”
“Eso quiere decir que es malísimo.” Leedo bromeó desde atrás, siendo
fulminado por su pareja.
Los demás rieron, antes de que Sungho se dirigiera nuevamente hacia ellos
dos.
“Oye, ¿y vosotros dos sois de aquí? Porque nunca os he visto por el
distrito ni en esta zona. Y reconozco a todo aquel al que veo.”
TaeHyung negó. “Es la tercera vez que venimos a este lugar, nosotros
vivimos en el centro.”
“Sí, sólo hemos venido porque mi niño quería ver a su queridísimo amigo
Jungkook competir.” Añadiendo aquel dato por él, Banky puso un brazo
alrededor de sus hombros, sonriente. “¿Verdad?”
Empujándole con una mueca de fastidio, el rubio bufó. “No digas
tonterías…”
Sin embargo, aquello que Bank había dicho resultó de mucha ayuda para
Sungho, quién reconoció a TaeHyung de inmediato.
“¡Oh, tú eres ese TaeHyung!” Expresó, logrando que el susodicho se
sintiera repentinamente confundido. “Jungkook nos ha hablado mucho de ti a
Junseong y a mí, nunca pensamos conocer a su novio tan pronto.”
TaeHyung se sintió nervioso de repente, tragando saliva y evitando el
hecho de que sus mejillas estaban a punto de ponerse rojas.
“Yo… Yo no soy su novio.” Murmuró, dedicándole una sonrisita. “Sólo
somos amigos. Vine porque me pidió que lo hiciera.”
Aquello le confundió. “¿No sois pareja?” Cuestionó, viéndole negar.
“Pues qué raro… Eres el primer chico del que habla.”
Un segundo después de que Sungho dijera eso, Mos le tapó la boca desde
atrás, mientras que Bank codeaba a TaeHyung, este optando por no tomarse
tan en serio sus palabras.
“No le delates si no quieres que te suba el precio de los tatuajes, amigo
mío…” Siseaba Mos.
Sungho soltó una risita nerviosa. “Lo siento, lo siento, sólo me parecía
extraño, nada más. De hecho, yo fui quien le presenté a su antiguo ligue,
Seokhwa, era parte de mi círculo de amigos. Ya no.” Comentó, torciendo el
gesto. “Ahora me arrepiento de haberlo hecho…”
“¿Seokhwa es ese del piercing en la nariz?”
Él asintió. “El mismo, sí.”
“¿El que está híper obsesionado con Jungkook?” Siyeon quiso saber,
volviendo a verle asentir. “Huh, no lo soporto…”
“Ni yo, solía venir todos los días por el bar a ver si estaba allí.”
Banky se inclinó sobre TaeHyung, quién parecía escuchar aquella
conversación con suma atención, no queriendo perderse de nada de lo que
decían.
“¿No es ese el tipo que mencionaste? El que dijo que eras su reemplazo.”
“Sí…”
“Y por el estudio.” Añadía Ian, el socio del azabache, junto a una risita.
“Aún recuerdo cuando me pidió que les dejara el estudio libre para hacer ya
todos sabemos qué, porque quería darle una sorpresa. Jungkook casi lo echó a
patadas de allí y a me dejó de hablar como por dos semanas.”
“¿Y eso por qué?”
“Porque para Jungkook nuestro lugar de trabajo es sagrado, no quiere que
llevemos a nadie para hacer esas cosas.”
TaeHyung no pudo evitar atragantarse con el agua que estaba bebiendo,
nada más escuchar aquello. Por supuesto, su reacción desmesurada confundió
a los demás.
“¿A nadie?” Quiso saber, incapaz de ocultar su sorpresa.
“Absolutamente a nadie. Lo tiene como norma general.”
Aclarándose la garganta, asintió, tragando saliva. No sería la primera vez
que Jungkook se saltaba sus propias normas, eso seguro…
Leedo soltó un bufido. “Y que lo digas, yo una vez le pedí prestado el
estudio porque no sabía dónde llevar a una de mis citas y me mandó
directamente a la mierda…”
“¡Oh, ya empieza!”
Tan pronto como Ian gritó aquello, los ojos de todos se fijaron
inmediatamente en la carretera, viendo a Jungkook y su contrincante,
Junseong, en sus respectivos coches. TaeHyung escuchó a Sungho suspirar,
frotándose los hombros a sí mismo con una sonrisa.
“¡Buenas noches a todos y a todas!” La misma chica de siempre, rubia,
con una bandera a cuadros y un megáfono para que todos pudieran
escucharla, se puso en el centro de la pista, entre ambos coches. “¡Una vez
más nos encontramos aquí para ver un auténtico espectáculo al volante!”
Muchos de los presentes en el público gritaron, TaeHyung mirando a su
alrededor sólo para asegurarse de que Gemini estuviera cerca, pero no parecía
ser así. Él apretó los labios.
“En esta ocasión, tenemos a nuestro rey inigualable de la carretera, ¡Jeon
Jungkook!” Exclamaba de nuevo, logrando que la multitud aclamase su
nombre.
“¡Jungkook! ¡Jungkook! ¡Jungkook!”
“Y del otro lado, después de mucho tiempo, su contrincante más allegado,
¡Lee Junseong!”
Para sorpresa de TaeHyung, esa misma multitud coreó el nombre del
susodicho.
“¡Junseong! ¡Junseong! ¡Junseong!”
“¡Junseong, te quiero!” La voz de Sungho, llena de euforia, sonó.
Banky puso una mueca de desagrado que no pudo evitar.
“¡Gilipollas, vas a perder!” Por supuesto, Leedo gritó aquello con el único
afán de molestarle, consiguiéndolo e inmediatamente siendo atacado por él.
“¡Es broma, es broma!”
“¡…Damos paso a la carrera en tres…, dos…, uno… Ya!”
Haciendo sonar la bocina, ambos coches no tardaron en arrancar.
Jungkook, como siempre, quedándose atrás mientras que su oponente le
adelantaba sin ningún tipo de dificultad.
Aquello ponía sumamente nervioso a TaeHyung, quién no podía evitar
tener un nudo en el estómago mientras visualizaba al azabache en la
carretera, suspirando cada tres segundos.
Banky notó aquello, no tardando en frotarle los hombros. “¿Estás
nervioso?”
“Un poco…” Admitió, mordiéndose los labios.
Él sabia que Jungkook ganaría, no tenía dudas siquiera de que eso fuera a
pasar, pues depositó toda su fe en él la primera vez que lo vio competir, sin
embargo, el proceso que le llevaría a la victoria era como presenciar una
tortura en vivo y en directo.
“¡Jungkook! ¡Jungkook!”
La música que sonaba en los parlantes cambió para que “Tokyo Drift” de
Teriyaki Boyz combinara con el ambiente eufórico, tenso y lleno de
emociones fuertes que se vivía allí, junto a los gritos y vítores del público.
TaeHyung, una vez más, sentía que podía morir viendo a Jungkook
competir.
Por su parte, el mencionado estaba pletórico, como cada vez que se
encontraba a sí mismo en esa posición: con el público aclamando su nombre,
coreándolo mientras la música se convertía en una nueva fuente de
serotonina.
Pisó el acelerador sólo un poco, lo suficiente para hacerle saber a
Junseong que estaba allí también y debía mantenerse alerta. Él hizo sonar el
claxon en respuesta, por lo que Jungkook sonrió.
“Hola a ti también…” Susurró, mordiéndose el labio inferior antes de
ponerse recto, vaciando sus pulmones.
Nunca había sentido tantas emociones fuertes como cuando participaba en
aquellas carreras. Y es que muy pocas cosas le hacían sentir tan vivo, aunque
doliera horrores admitir que sería algo efímero, que no duraría para siempre.
Porque, incluso si adoraba ese mundo que tantas cosas buenas le dio cuando
más lo necesitaba y aquel lugar fuera como un segundo hogar para él, no
podía quedarse más tiempo de lo debido. Había hecho una promesa que tenía
que cumplir.
Al fin y al cabo, sólo estaba allí por Aram. Lo demás ya no importaba.
“¡Jungkook, vamos, que ya lo tienes!” La inconfundible voz de Jinny a
través del megáfono, sorprendiéndole, pues había pasado demasiado tiempo
en su propio mundo. “¡Junseong, acelera!”
El público continuaba gritando su nombre a todo pulmón, entre cánticos y
vítores dejándose las cuerdas vocales sólo para que supiera que estaban allí,
como cada vez que participaba, apoyándole.
“¡Jeon Jungkook! ¡Jeon Jungkook! ¡Jeon Jungkook!”
La pequeña sonrisa que adornaba su rostro se amplió, pisando el
acelerador de nuevo, sólo para colocarse junto al coche de Junseong, quien
miró a través de la ventana, sonriéndole. Él le guiñó un ojo, enviándole un
beso volador. Junseong rio, dejándole atrás.
Jungkook volvió a morderse el labio, jugueteando con el piercing y
vaciando sus pulmones. Inmediatamente, la imagen de TaeHyung, sin ningún
tipo de aviso, apareció de lleno en su mente.
¿Cómo estaría sintiéndose? ¿Estaría nervioso? ¿Emocionado? ¿Cómo se
vería?
El simple pensamiento del rubio mordiéndose los labios, jugueteando con
sus manos y suspirando cada pocos segundos en completa tensión y deseo
por verle ganar, hizo que algo dentro de él se activara, enviándole un
cosquilleo por todo el cuerpo.
TaeHyung ni siquiera debía estar en su cabeza ahora mismo, pero ahí se
encontraba, sin intenciones de marcharse. Como la gran mayoría del tiempo.
“¡Jungkook, cabronazo, cruza ya la meta!” Alguien gritó, haciéndole reír
indudablemente, pues ni siquiera necesitó ver al dueño de aquella voz para
saber que se trataba de Mos, su mayor fan y mejor amigo.
Negando, visualizó dicha línea a tan sólo unos metros, encontrando que
Junseong lo había adelantado con creces y necesitaba pisar el acelerador un
poco más. Él lo hizo al instante, llenándose los pulmones de aire antes de
hacer el claxon sonar, despidiéndose de su contrincante conforme le
adelantaba exitosamente.
Un segundo después, cruzó la línea de meta sin parpadear siquiera. Los
gritos con su nombre fueron más abundantes aún.
Salió del coche suspirando, con los nervios a flor de piel y la famosa
adrenalina corriéndole por las venas, mientras su sonrisa, brillante y amplia,
cegaba a todos los presentes. No tardó en buscar entre el público el único
rostro que quería ver, hallando a TaeHyung justo donde lo había dejado,
encontrando que ya no llevaba su abrigo consigo y únicamente vestía aquella
camisa a cuadros vieja que le arrebató a Jungkook.
Esa debía ser la famosa sorpresa de la que le había hablado. Y vaya que si
sorprendía.
“No me jodas…” Siseó para sí mismo, quedándose casi sin aire.
“¡Jungkook!”
Junseong corrió hacia él, con una sonrisa de oreja a oreja. Tan pronto
como estuvo a su altura, le dio un abrazo amistoso.
“Enhorabuena, hijo de puta, siempre me haces el lío.” Dijo, palmeándole
la espalda.
Riendo, asintió, antes de separarse. “Muchas gracias por haber participado
en esto, Junseong, siempre es un placer correr contra ti.”
“Qué va, el placer es mío. Me alegra que hayas vuelto a todo esto, en
cierto modo… Aunque sé que no vas a quedarte mucho tiempo.” Expresó
aquello último con una mueca triste, viéndole negar.
“No, por desgracia no… Pero estaré encantado de venir por aquí siempre
que pueda.”
“Y me verás ganar todas esas veces.” Aseguraba.
El azabache volvió a asentir. “Estoy convencido de que así será.”
“¡Mi amor!” Sungho llegó a ellos inmediatamente, saltando encima del
susodicho para colgarse de su cuello.
“Oh, aquí estás.” Atrapándole con rapidez, le sonrió. “Qué, ¿cómo he
estado?”
“Increíble.”
Jungkook apartó la mirada cuando fueron a besarse.
“Enhorabuena por la victoria, Jungkook.” Sungho le dijo, por lo que
volvió a girarse hacia ellos, sonriéndole.
“Gracias, muchas gracias.”
“¡Aquí está el campeón por tercera vez consecutiva, después de dos años
sin pisar un circuito!” Leedo y Mos llegaron primero, cada uno colocándose a
un lado del azabache para levantarlo del suelo, dando pequeños saltitos.
Riendo, este meneó la cabeza. “Parad, par de gilipollas, que me vais a
tirar.”
Siyeon, Sua e Ian aparecieron tras estos. Siyeon corrió directa a abrazarle,
en cuanto Jungkook fue depositado de vuelta al suelo.
“¡Felicidades, cariño mío!”
“Gracias, gracias.” Le dijo, devolviéndole el abrazo con la misma
intensidad.
Luego, ella se acercó a su oído disimuladamente, susurrando algo que sólo
él pudiera oír.
“Por casualidad, esa camisa que lleva el rubito no será tuya, ¿verdad? La
de cuadros, se parece muchísimo a una que te regalé…”
Otra risa abandonó sus labios. “¿Le queda mejor que a mí?”
“Bastante.”
“Entonces sí es mía.”
Los ojos de Siyeon brillaron intensamente. “¿Y qué significa eso? Porque
tú difícilmente le dejas tu ropa a alguien más, ni mucho menos te tomas
tantas molestias, cariño… La gente empieza a sospechar que no sois solo
amigos.”
“No me importa.” Jungkook se encogió de hombros, viendo a TaeHyung
aparecer junto con Bank. Su sonrisa se amplió. “Y ahora, si me disculpas,
preciosa, voy a saludar a mi querido amigo.”
Acto seguido, se separó de ella, oyendo su carcajada mientras avanzaba
hacia TaeHyung y compañía, una compañía que inmediatamente se movió de
lugar tan pronto como le vio llegar, alejándose. Jungkook silenciosamente lo
agradeció, mordiendo su labio inferior al tenerlo delante.
En definitiva, aquella camisa le quedaba mucho mejor que a él.
“Qué guapo estás con los trapos de limpieza, rubito.” Señaló, tomándose
la libertad de rodear su cintura con ambas manos.
TaeHyung le sonrió. “¿Te gusta? Me la puse hoy porque era una ocasión
especial…”
“Estás precioso, sin lugar a dudas, sí.” Asentía, empujándole un poco más
cerca de sí mismo, solo para alcanzar su oreja y susurrar allí. “Aunque debo
advertirte que todos reconocen esa camisa, así que será fácil para ellos
adivinar cómo llegó a ti…”
Apenas sonrojándose, él se encogió de hombros. “No me importa…
Además, siempre puedo negarlo y listo. Pueden suponer muchas cosas, pero
si nada se confirma… Serán solo eso, suposiciones.”
Jungkook soltó una risita. “Tienes que ser inteligente hasta para eso,
¿verdad?”
“Para todo.”
“Ya veo, ya…” Asentía, pasándose la lengua por los labios. “¿Y dónde te
has dejado a tu hermano? Porque no lo he visto por ninguna parte.”
“Mos dice que está con Fourth comprando comida y dando una vuelta por
el circuito, ya sabes cuánto le gustan los coches que siempre traen de
exposición. Se ha hecho fotos con todos los que ha visto.” Sus dedos viajaron
hasta la nuca del azabache, jugueteando con su cabello. “Jaemin y este otro
chico, Yibo creo que se llama, están haciendo vídeos para que Lyon vea
cómo es, dice que le encanta.”
Jungkook, estremeciéndose por el tacto ajeno, suspiró, asintiendo con una
pequeña sonrisa.
“Sí, le encanta… Cuando me retiré, estuvo como tres meses pidiéndome a
diario que volviera a competir sólo porque quería verme.”
“Pobrecito.” Rio, imaginándose la escena.
La sonrisa de TaeHyung, amplia y brillante, se borró de inmediato en
cuanto reconoció la figura de su hermano y Fourth apareciendo entre la
multitud. Gemini no sólo se veía consternado, conmocionado y muy molesto,
sino que su nariz sangraba a borbotones.
“¡Gemini!” Chilló, inmediatamente separándose del azabache para ir con
él. Su voz llamó la atención del resto, quienes miraron en la misma dirección.
“¿Qué te ha pasado?”
“Déjame ahora, TaeHyung.” Pedía entre suspiros, como si estuviera
controlándose. “No quiero hablar con nadie ahora mismo.”
Él, que no entendía nada, miró a Fourth en busca de respuestas. El menor
tenía una expresión llena de angustia, conforme veía a su hermano mayor y a
Jungkook acercarse, acompañado de Banky y los demás.
“Estábamos viendo la exposición de coches cuando un chico se acercó a
nosotros de malas maneras. Al parecer había reconocido a Gemini desde lejos
y vino para recriminarle que por culpa del alcalde, sus padres y su hermana
embarazada van a quedarse en la calle… Estaba muy enfadado.”
“¿Y te golpeó?” TaeHyung cuestionó, incluso cuando la respuesta era
obvia, queriendo tocar su rostro para verificar la gravedad de tal herida.
Este le observó con los dientes apretados. “Claro que me golpeó,
TaeHyung, hasta yo mismo lo haría estando en su situación.” Escupió, su
tono de voz lanzándole dagas al mayor, quien tragó saliva.
TaeHyung sabía que estaba molesto, que tal vez no pensaba en lo que
decía y que muy probablemente no sólo se sentía humillado, también herido
emocionalmente.
“¿Quién ha sido?” Cuestionó, mirando a Fourth de nuevo. “¿Lo conoces?
¿Sabes quién es?”
“Eso no importa.”
“Claro que importa, Gemini, no voy a dejar que alguien te ponga una
mano encima así como si nada, necesito saber quién ha sido y tener una
conversación con él.”
Los dientes de su hermano rechinaron. “¡Que da igual, TaeHyung! Nadie
se hubiera acercado a mí con intenciones de hacerme daño si yo no fuera el
hijo del alcalde, pero resulta que lo soy. Resulta que mi padre es un puñetero
egoísta y por su culpa no sólo decenas de personas van a quedarse en la calle,
sino que nosotros también saldremos perjudicados si venimos aquí.”
Un nudo se instaló en el pecho de TaeHyung, quien tragó saliva. Tenía los
ojos llenos de lágrimas, lágrimas que ni siquiera había sentido comenzar a
formarse, pero sabía que estaban allí.
“Y tú sabiéndolo has creído que venir aquí, donde cualquiera pueda vernos
y saber quiénes somos, sería la mejor idea.”
Algo traspasó dicho nudo, atravesándolo y clavándosele en el pecho, algo
filoso y duro, del tamaño de una daga, alcanzando su corazón.
“¡Eh! ¿Qué mierda dices, Gemini?” Banky saltó, llegando junto al rubio.
“Si estamos aquí en primer lugar, es porque a ti se te ocurrió la brillante idea
de escaparte para venir a ver a tu amiguito a escondidas.”
“Bank, no…” TaeHyung quiso impedirlo, su voz demasiado débil para
lograrlo siquiera.
El castaño señaló a Gemini. “Arrastraste a tu hermano desde el principio y
no veo que él se haya quejado en ningún momento de haber tenido que venir
sólo por ti, para que tú ahora quieras pagar tus frustraciones con él.”
Con la barbilla temblando por las lágrimas acumuladas, Gemini también
tragó saliva, apartando la mirada. Sabía que lo que Bank decía era más que
cierto, que estaba siendo injusto con su hermano mayor y que estaba
descargando toda su ira contra él, cuando ambos se encontraban en igualdad
de condiciones. Pero estaba demasiado molesto y se sentía lo suficientemente
humillado como para dar un paso hacia atrás.
“Me quiero ir a casa, no quiero seguir aquí.” Murmuró.
TaeHyung asintió, respirando hondo incluso cuando sentía que se echaría
a llorar en cualquier momento, la presión y el peso que tanta culpabilidad
injusta residía en él, pasándole factura.
“De acuerdo, nos iremos si eso quieres…” Accedió, negándose a decir
algo más.
“Será lo mejor, sí.” Accediendo, Bank puso una mano en su hombro,
apretándolo suavemente. “Yo conduzco.”
✧c.-030

N/A: Amo a este Jungkook por encima de mis posibilidades, lo amo tanto
que pondría una escultura de él bañada en oro como portada, lo amoooooo
xD
Cap dedicado a Tesshyung ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Strangers’ de Lewis Capaldi, cuya voz amo casi al
mismo nivel que a este Jungkook.

Una vez TaeHyung y los demás se marcharon, dejando a Jungkook con el


sabor de una victoria agridulce en los labios y un sentimiento de impotencia
que nació en cuanto vio al rubio a punto de llorar, este no perdió el tiempo
antes de dirigirse hacia Fourth, quién continuaba mostrándose consternado
por la situación anteriormente presenciada y ahora parecía un cachorro herido
a manos de Siyeon, su hermano mayor y Sua.
“Fourth, dime quién ha sido el imbécil ese.”
“¿Para qué?”
“Tú dímelo, sólo quiero hablar con él.”
Fourth negó. “No lo conozco, Jungkook… Sé que es un chico al que he
visto algunas veces por el barrio, incluso por el bar de mi hermano, pero no
tengo ni idea de cómo se llama.”
Mordiéndose el labio inferior, Jungkook dejó escapar un suspiro. “¿Puedes
llevarme hasta dónde os topasteis con él?”
En esta ocasión, el menor asintió.
“Sí, claro.”
“Pues vamos, te sigo.”
Fourth vació sus pulmones, relamiéndose los labios antes de comenzar a
andar por delante de Jungkook y su hermano, quien silenciosamente se les
unió, siendo movido por su instinto protector, aquel que siempre salía a la luz
cuando se trataba de él.
Guio a ambos hasta la zona donde exponían diversos coches todos los
fines de semana, muchos de ellos siendo los que Jungkook y otros
participantes solían usar durante las carreras.
“Por aquí estábamos Gemini y yo cuando se nos acercó.” Murmuró,
deteniéndose cerca de los puestos de comida, buscando por todas partes hasta
dar con una cara conocida. Entonces, halló al susodicho junto a un grupo de
chicas. Él lo señaló. “Es ese de ahí, el del pelo blanco.”
Mos se aclaró la garganta. “Lo conozco, le he visto varias veces por el
bar… Se llama Bonggil.”
El azabache asintió, visualizando al chico que le daba la espalda. Era
mucho más bajo que él, tenía el cabello blanco, tal y como Fourth había
mencionado y llevaba ropa holgada.
“De acuerdo, iré a hablar con él.” Avisó, dispuesto a hacer aquello mismo
que había dicho. Sin embargo, antes siquiera de poder dar un paso hacia él,
Fourth puso una mano en su brazo, impidiéndoselo.
“Hazme el favor de no pelearte con él, ¿vale? Ya tengo suficiente con
haber visto cómo pegaban a Gemini, no quiero que también te lleves tú
golpes.”
Jungkook le observó, viéndole los ojos cansados.
“Tranquilo, sólo voy a hablar, nada más.” Aseguraba, dándole una última
mirada. “A ti no te ha hecho nada, ¿verdad?”
“No, a mí no.”
Sólo entonces, asintió. “Bien… Pues ahora vuelvo.”
No esperó a que ninguno de los dos dijera nada, simplemente avanzó entre
la multitud, dejándolos atrás mientras se decía a sí mismo que no necesitaba
ser demasiado brusco a la hora de expresarse y que, como él y otros muchos
de sus allegados, aquel individuo sólo era una víctima más del alcalde. Al
igual que sus propios hijos.
“Oye, tú… Bonggil.” Lo llamó, pasándose la lengua por los labios.
El chico, que le daba la espalda, se giró con el ceño fruncido. “¿Pasa
algo?”
“Sí… Me gustaría hablar contigo sobre una cosa que ha sucedido
recientemente.” Observando a las chicas que parecían acompañarlo, añadió:
“A solas, si es posible.”
“De acuerdo, está bien.” Asintió, mostrando confusión antes de dirigirse a
ellas. “Os veo ahora en un rato, ¿de acuerdo? No tardo.”
Una vez se marcharon y quedó a solas con el azabache, se aclaró la
garganta, todavía sin saber cuál era el propósito de Jungkook, ni mucho
menos por qué este le observaba como si estuviera intentando no saltarle
encima. Lo único que tenía claro, es que había visto su cara en otro lado.
“Yo a ti te conozco…” Lo señaló. “Tú eres el chico que acaba de ganar la
carrera, ¿verdad? Jeon Jungkook, o al menos eso decía la chica. Vienes
mucho por aquí.”
“Ya no tanto, pero sí.”
“Bien… ¿Y qué puedo hacer por ti?”
Jungkook dio un paso en su dirección, quedando más cerca. “Verás, hace
un rato te cruzaste a dos chicos, uno de ellos era el hijo del alcalde. Te
acercaste a él y le diste un puñetazo en la nariz, si no me equivoco.”
Tomándose el atrevimiento de incluso tocarlo, su dedo índice golpeó la nariz
ajena, casi echándole el cuello hacia atrás. “Justo aquí, ¿verdad?”
Aquella acción inesperada causó incomodidad en aquel individuo, cuyo
ceño se frunció, antes de alejarse.
“¿Qué haces?”
“¿Me equivoco o no? Porque su nariz estaba sangrando cuando me
encontré con él.”
De nuevo, dio otro paso hacia atrás. “¿A ti qué te importa si le golpeé o
no?”
Su tono de voz seco, a la defensiva y el ceño fruncido que mantenía, sin
llegar a darle una respuesta positiva aún, hicieron que Jungkook sintiera
como la sangre le hervía en las venas.
“Bueno… Estoy intentando ser considerado contigo ahora mismo, pero no
cooperas.” Le dijo, acortando la distancia tras dar un paso en su dirección.
El chico retrocedió, mirando hacia los lados como si creyese que estaba en
una emboscada. “¿De qué va todo esto?” Quiso saber. “Sí, me enfrenté a él y
le di un puñetazo, ¿te molesta eso? ¿Te afecta?”
Jungkook negó, ladeando la cabeza. “Es cercano a alguien que me
importa, así que sí, indirectamente me afecta.”
“Pues lo siento por ti, pero a mí también me afecta que su puñetero padre
vaya a dejar a los míos sin casa. Tengo una hermana embarazada que
probablemente termine durmiendo debajo de un puente por su culpa.”
Escupió, siendo él quién se le acercara, manteniendo su estado defensivo.
“¿Tú sabes lo que es eso? ¿Eh, lo sabes?”
Empujándole por los hombros, el azabache volvió a obligarse a mantener
la calma. No podía señalarle por actuar así, ya que él mismo había hecho algo
parecido cuando acusó a TaeHyung de ser un infiltrado de su padre, pagando
toda su frustración con él, incluso si no lo merecía.
“Cálmate.” Pidió, mordiéndose la lengua. “Comprendo tu situación y que
te sientas así, porque, al igual que tú, tengo a gente cercana que también
perderá su casa por culpa de todo esto. Eso es una mierda, pero partirle la
nariz al hijo del alcalde no va a solucionar nada.”
Un bufido abandonó los labios de Bonggil, conforme se le expandían las
fosas nasales. “¿No? ¿De verdad?”
“Sí, de verdad.”
“¿Y tú cómo estás tan seguro?”
“Porque del mismo modo que tu familia y los otros civiles, ese chico no es
más que un daño colateral.” Le dijo, volviendo a golpearle con su dedo en el
pecho. “Créeme, él está tan disgustado como tú.”
Otro bufido sonó. “Ya, seguro… Se vive muy disgustado en una mansión
con jardín y piscina privada, ¿verdad? Apuesto a que debe estar súper
molesto durmiendo en su camita de príncipe, mientras mis padres tienen que
buscarse la vida.”
Jungkook ladeó la cabeza, suspirando.
“Entiendes lo que quiero decir, Bonggil. Que sea su hijo no quiere decir
que esté de acuerdo con lo que hace.”
El susodicho asintió, ahuecando su mejilla con la lengua. “Ya…”
Claramente no parecía tener intenciones de dialogar con él, mucho menos
de considerar sus palabras siquiera, por lo que Jungkook asintió,
comprendiendo cómo funcionaban las cosas antes de dar un paso hacia atrás.
“Mira… Créeme o no, eso no me importa; esto sólo era un aviso para que
no vuelvas a acercarte a él ni mucho menos golpearle.” Le dijo, encogiéndose
de hombros. “Si llego a ver que le haces algo, y reza porque no sea así, tu
nariz será la que acabe rota. Ni me molestaré en ser considerado contigo.”
Volviendo a asentir, lo fulminó con la mirada, pues sabía de antemano que
no tenía oportunidades en una pelea cuerpo a cuerpo.
“Perfecto, eso es muy valiente por tu parte. Te felicito.”
“Tú actuaste a traición frente a una persona que no podía defenderse, yo al
menos te estoy advirtiendo de lo que pasará. No seas un llorón.”
Sin decir nada más, tampoco escuchar una respuesta por su parte,
Jungkook se dio la vuelta, marchándose de allí. Incluso si comprendía su
situación, la entendía y apoyaba su enfado, jamás podía permitir que tocasen
a alguno de los suyos. Nunca.
El domingo por la mañana TaeHyung se despertó temprano, habiéndose
pasado toda la noche en vela, como casi todas las anteriores, sin poder pegar
ojo.
Gemini y él se habían ido a la cama en completo silencio, no hablándose
en ningún momento, así que TaeHyung se sentía miserable; con un dolor tan
fuerte que le traspasaba el corazón. No podía evitarlo, pues pensar que su
hermano, la persona a quién más quería y querría alguna vez, pensaba en él
de aquella forma. Le rompía el alma.
Salió del baño y seguidamente de su habitación, una vez se lavó los
dientes, la cara y se vistió cómodamente para el día, yendo directo a la cocina
a por un café. Él odiaba el café, pero no hallaba manera de sobrevivir tantas
horas despierto sin nada que le ayudase.
“¿Dónde he puesto la maldita leche…?” Murmuraba para sí mismo,
buscando entre los armarios un bote de leche que no estuviera vacío.
Finalmente, vio una al fondo del último armario, sacándola. “Aquí estás.”
Suspirando, apenas tuvo oportunidad de siquiera moverse una vez se puso
recto de nuevo, sintiendo un par de brazos rodeándole desde atrás y una
cabeza posándose en su hombro, ocultándose allí, dejándole inmóvil hasta
que escuchó la suave voz de Gemini, lo que le hizo sentir más tranquilo.
“Lo siento…” Susurró, lloriqueando. “Lo siento mucho, no debí haberte
dicho eso…”
Él se giró con algo de dificultad, viendo su rostro repleto de lágrimas. El
corazón se le rompió en mil pedazos. “Gemini…”
“Bank tenía razón, sólo estaba pagando mis frustraciones contigo porque
me sentía humillado después de que ese hombre me golpease, pero no es tu
culpa nada de lo que pasó. Lo siento mucho, TaeHyung.”
Asintiendo, se esforzó por darle su mejor sonrisa. “Está bien, lo entiendo,
¿vale? No te preocupes, no estoy enfadado contigo.”
Gemini sorbió por la nariz, apretando los labios. “No quise decirte todo
eso…”
“Lo sé, estabas enfadado, lo entiendo.”
“Es que odio la idea de que papá sea el culpable de todo lo que está
pasando, ¿sabes?” Le dijo, aún con la barbilla temblando. “Sé que no es
nuestra culpa y que probablemente no podamos hacer nada para evitarlo, pero
lo odio.”
TaeHyung le limpió aquellas lágrimas como pudo, comprendiendo su
dolor.
“Me duele pensar en toda esa gente que quedará en la calle. En todos esos
abuelos, en los niños, en las familias afectadas, sus mascotas… Todos. Es
injusto.”
“Claro que lo es, Gem, es muy injusto.” Concordaba, apretando los labios
para evitar llorar él también.
Sollozando, el menor de ambos hermanos volvió a ocultar su rostro en el
hueco entre su hombro y cuello, escondiéndose ahí como si supiera que de
ese modo nadie más podría hacerle daño. Una vez más, TaeHyung seguía
siendo su lugar seguro.
“No puedo… No puedo evitar pensar en la suerte que yo tuve, el
privilegio.” Pronunció, con voz temblorosa. “Incluso si no es algo que pedí,
ni tampoco busqué, llegó a mí el día que me adoptasteis.”
TaeHyung le sonrió. “También fue nuestra suerte.”
Gemini le devolvió la sonrisa con tristeza.
“Nuestros padres y tú no sólo me disteis una familia, sino también una
nueva vida… Una vida solucionada, en la que no tenía que preocuparme por
nada nunca más.” Añadió. “Y de no ser por vosotros a día de hoy podría estar
en cualquier lugar.”
“No, claro que no…” Quiso decir, pero él siguió hablando.
“…quizás hasta yo sería una de esas personas que terminará viviendo en la
calle.”
El corazón de TaeHyung se detuvo por un momento, viéndose horrorizado
ante el simple pensamiento de su hermano viviendo en aquellas condiciones.
“Gemini, no digas eso ni en broma.”
“Pero es la realidad, TaeHyung, lo sabes perfectamente.” Señaló,
quitándose las lágrimas. “Si no me hubierais adoptado vosotros o cualquier
familia, ahora estaría en un lugar muy diferente a este. Tal vez solo,
sobreviviendo por mi cuenta quién sabe dónde.”
Sus ojos se llenaron de lágrimas, porque incluso si quería negarlo, la
realidad era la que era. Dolorosa y desafortunada para muchos.
“Lo que quiero decir con esto es que yo he tenido suerte y la tendré
siempre, porque te tengo a ti, tengo la vida solucionada, estudio y hago lo que
me gusta; ellos no. A ellos le han dado la espalda cuando más ayuda
necesitaban.” Dejando escapar un suspiro, explicó. “Por es que me enfada
tanto esta dichosa situación.”
“Te entiendo perfectamente, Gem, a mí también me enfada y desearía
poder hacer algo al respecto.”
TaeHyung suspiró, volviendo a quitarle una lágrima solitaria del rostro
antes de asentir una vez más, observando los ojos de su hermano, quién le
sonrió con tristeza. Aquella pequeña sonrisa cargada de angustia y
desesperación fue más que suficiente para que tomara una decisión
irrevocable.
“¿Y sabes qué? Lo voy a hacer.” Sentenció.
Gemini le observó, confundido.
“¿El qué vas a hacer? No te sigo.”
“Intentar arreglar todo el destrozo de papá y su nuevo proyecto…”
Respondía, vaciando sus pulmones, temiendo que esa fuera la última vez que
pudiera hacerlo.
TaeHyung sólo esperaba que las cosas salieran lo mejor posible, y, sobre
todo, no morir en el intento a pesar de que las posibilidades de hacerlo eran
muy altas. Altísimas. Ese era su mayor deseo.
Necesitó un par de horas más para prepararse, mental y físicamente, antes
de salir de su casa, dejando atrás a un muy confundido Gemini, quién quería
respuestas. Respuestas que TaeHyung no tenía pensado darle de momento,
hasta que él mismo pudiera asimilar lo que su mente estaba planeando. Aún
no podía. Era demasiado para él. Probablemente sería incapaz de conseguirlo
hasta tenerlo todo el sus manos.
Se alejó por la carretera poco después, luchando contra sus propios
pensamientos y su miedo interno, queriendo acallarlo incluso si este era más
ruidoso que la música que sonaba en la radio.
Una vez llegó a la finca donde vivía su padre, rezando internamente por no
encontrárselo (aunque una parte de él ansiaba volver a verlo, la parte que
seguía siendo un niño adorando a su padre), mientras bajaba del coche y se
llenaba los pulmones de aire. El corazón le latía a toda velocidad y los
nervios se anudaban en la boca de su estómago. Estaba ansioso, tenso,
nervioso y atemorizado, sin saber lo que iba a encontrarse ahí dentro, lo que
sucedería.
Caminó hasta la entrada, pasando por el extenso camino de piedras
pequeñas hasta finalmente estar frente a esta. Era ahora o nunca, pensó para
sí mismo, justo antes de que se abriera en sus narices. Kyungsoo, el amo de
llaves, apareciendo detrás.
“Buenos días, señor TaeHyung.” Saludó, como si supiera de antemano que
él iría, y viendo su mueca confundida, le sonrió. “He reconocido su coche
mientras aparcaba. ¿Ha venido para ver a su padre?”
Él negó, adentrándose. “No, en realidad no… ¿Sabe si está en su
despacho?”
“Sí, justo acaba de tener una reunión.” Asintió, echándose a un lado para
dejarle pasar y cerrando la puerta tan pronto como lo hizo. TaeHyung dejó
escapar un suspiro. “¿Quiere que le avise de que ha llegado?”
“No te preocupes, Kyungsoo, yo mismo iré. Gracias.”
Este hizo una reverencia. “Es un placer, señor.”
Mordiéndose el labio inferior, TaeHyung avanzó hacia la sala de estar,
cruzándola hasta meterse en el amplio pasillo, que daba a diversas
habitaciones, siendo una de ellas el despacho privado de su padre y la
biblioteca familiar, donde solía esconderse con Gemini y su madre cuando
ambos eran pequeños.
Se llenó los pulmones de aire sólo para vaciarlos de inmediato, dejando
atrás dicha biblioteca con un leve movimiento de cabeza, negando. Llevaba
meses sin pisarla, temiendo los recuerdos que llegarían a él una vez lo
hiciera. No estaba preparado para rememorarlos sabiendo que ella ya no
estaba allí.
Tal vez, tampoco estaba preparado para todo esto, para hacerse cargo de
tantas responsabilidades. Responsabilidades que ni siquiera le correspondían.
Sin embargo, una vez se encontró a sí mismo frente a la puerta del despacho
de su padre, supo que no había vuelta atrás.
Tocó la puerta con los nudillos, cerrando fuertemente sus ojos antes de
escuchar la voz del alcalde tras esta.
“Adelante.”
Seguido de eso, TaeHyung enroscó sus dedos alrededor del picaporte y la
abrió lentamente, dejándose ver frente a su padre, quien no esperaba aquella
visita bajo ningún concepto. Llevaba días ignorando no sólo sus llamadas,
sino también sus mensajes.
“Hola, papá.”
El susodicho inmediatamente se puso en pie, con los ojos brillantes.
“Vaya… Por fin te dignas a dar señales de vida.” Murmuró, la angustia
siendo más que evidente en sus ojos. El corazón de TaeHyung se apretó con
fuerza. “Ya estaba empezando a pensar que no volvería a tener noticias de
mis propios hijos.”
TaeHyung miró hacia otro lado. “En realidad no vengo para hablar
contigo, sólo quería llevarme los documentos del hotel.”
El señor Kim no pudo evitar verse decepcionado ante las palabras de su
hijo mayor, apenas asintiendo. Lucía cansado, como si apenas hubiese
dormido correctamente, tal vez incluso comido. Parecía preocupado, triste,
tanto que el rubio se preocupó, llegando incluso a sentirse culpable.
“Ya veo… ¿Has decidido ya lo que harás?”
“Me voy a hacer cargo de él, sí.” Asintió, relamiéndose los labios. “Pero
ya que está a mi nombre y dentro de poco bajo mi responsabilidad, lo llevaré
como lo crea conveniente. A mi manera.”
“Muy bien, hijo.” Le dijo, mientras abría uno de los cajones que más a
mano tenía y sacaba toda una carpeta llena de documentos, bajo el nombre de
dicho hotel. Se los entregó a TaeHyung. “Toma, aquí tienes.”
Él los tomó. “Gracias. Oh… y tampoco quiero que te involucres, ni mucho
menos opines sobre las cosas que tengo planeadas.”
Su ceño se frunció, ladeando la cabeza como si fuera consciente de que
algo se le escapaba. Conocía demasiado bien a su primogénito como para no
hacerlo. “¿Por qué dices eso? ¿Qué pretendes hacer, TaeHyung?”
“Eso es asunto mío, papá.”
Con ambas manos apoyadas en el escritorio, le observó.
“El hotel de tu abuelo es un negocio familiar, TaeHyung, lo sabes de
sobra. La única condición que él te puso fue que mantuvieras eso en cuenta,
así que deberías respetarlo. No puedes actuar como se te venga en gana.”
TaeHyung abrazó la carpeta de documentos contra su pecho, alzando las
cejas, claramente retando a su padre.
“¿Por qué no puedo? ¿Acaso va a resucitar para impedírmelo?”
Su padre frunció el ceño, viéndose muy decepcionado ante aquel tono tan
evidente de burla, frío e impasible, ni siquiera manteniendo la seriedad que
merecía. Estaba convencido de que no le habían educado así.
“No hables así de tu abuelo, le debes un respeto.”
Asintiendo, dio un paso hacia atrás. “Claro… El mismo respeto que él
tenía por Gemini, ¿verdad? Que ni siquiera lo reconocía como su nieto por
ser adoptado.”
“TaeHyung…”
“No eres el más indicado para hablarme de condiciones ni promesas,
papá.” Siquiera dudó en recriminarle, señalándolo con un dedo acusatorio.
“No cuando prometiste muchas cosas que probablemente nunca vayas a
cumplir.”
El señor Kim suspiró, moviendo la cabeza continuamente, negando antes
de volver a mirarle. “¿Vas a seguir echándome en cara lo de esos edificios?”
“Por supuesto.”
“Ya hemos hablado de eso, TaeHyung, sabes lo que opino y que sólo
intento hacer lo mejor para todos.” Repetía, luciendo y sonando cansado.
“Pero tú no quieres escucharme.”
Él, con los ojos llenos de lágrimas que no pudo evitar y la barbilla
temblando, respondió: “No quiero escucharte porque sé que lo que vas a
decir, terminará por confirmarme la clase de persona que eres.” La mirada de
su padre se suavizó tan pronto como se encontró con la suya. “…y no quiero.
No quiero abrir los ojos y darme cuenta que esa persona es también mi
padre.” Lo señaló, quitándose las lágrimas furiosamente. “Alguien a quien
siempre he admirado pero ahora desprecio. No quiero.”
“TaeHyung, no digas eso.” Le pidió, casi de manera suplicante. “¿De
verdad crees que a mí me gusta todo esto? Porque no es así, no me gusta para
nada, pero son cosas que deben hacerse y desgraciadamente muchos saldrán
perjudicados en el proceso. Son daños colaterales.”
Una risa sarcástica abandonó los labios del rubio, quién ya ni siquiera
tenía fuerzas para controlar su llanto, mucho menos su dolor.
“Qué curioso que digas eso, papá.” Le dijo, respirando hondo. “Porque,
¿sabes lo que también son daños colaterales? Tus hijos, Gemini y yo. Más
concretamente Gemini, a quién ayer alguien tuvo la brillante idea de darle un
puñetazo sólo por ser tu hijo.”
La expresión del señor Kim se descompuso.
“¿Qué?”
“Sí… Resulta que la familia de esa persona, gracias a tu grandioso
proyecto, va a quedarse en la calle, con un bebé en camino, además.” El tono
de voz excesivamente enérgico que empleaba para hablar, ni siquiera hacía
justicia a cómo se sentía realmente, mucho menos aquella sonrisa de oreja a
oreja, falsa. “Así que pagó su evidente frustración con Gemini, ya que es hijo
del alcalde.”
Su padre dio un paso más cerca de él, luciendo confundido e
inevitablemente preocupado. “Quién… ¿Quién ha sido el del golpe? ¿Lo
conoces? Dame sus datos.”
TaeHyung asintió, tragándose el nudo en la garganta.
“Claro que lo conozco, papá, has sido tú.” Volviendo a señalarle, escupió.
“Tú has hecho que le rompieran la nariz a Gemini, que nos culpen de todo lo
que haces, que nos señalen. Porque nosotros somos otro daño colateral, pero
ni siquiera te has parado a pensar en ello.”
“No, yo no quería que nada de esto sucediera, lo sabes, TaeHyung.”
Respondió, sonando entre angustiado, confundido y herido, pero también
molesto, mientras se acercaba a su hijo.
“Pues es lo que has conseguido, papá.” Encogiéndose de hombros, dio
otro paso hacia atrás cuando estuvo frente a él.
Echaba de menos ser ese niño que corría a los brazos de su padre.
No. Echaba de menos a su padre, simplemente.
“¿Cómo voy a hacer algo para que salgáis perjudicados? Si eso es lo
último que pretendo, sois mi prioridad.” Le tomó del rostro, acariciándole las
mejillas y quitándole las lágrimas conforme negaba, un peso extra
apretándole el corazón. “Todo lo que hago es por vosotros.”
TaeHyung también negó, cediendo una vez más a sus lágrimas. “De haber
pensado en nosotros realmente sabrías que esto es lo último que querríamos
que hicieras.”
“Hijo…”
“A mamá no le hubiera gustado, lo sabes… Pero tampoco pensabas en ella
cuando tomaste la decisión.”
Una lágrima delató al señor Kim. “No digas eso, TaeHyung…”
“No estabas pensando en nadie, sólo en ti y en esas malditas elecciones
que quieres ganar.” Sollozó, permitiéndole ver qué tan grande era su dolor.
“Te has olvidado de todo, de la gente que realmente importa y la que te
necesitaba sólo por un puñado de votos.”
“Las cosas no son así, cariño.”
“Claro que lo son.” Escupió, harto de que le mintiera a la cara, soltándose
del agarre. Incluso si encontraba protección en los brazos de su padre, no
podía soportar la decepción. “Y lo peor es que tenías razón cuando dijiste que
si no podías proteger a tu familia, mucho menos serías capaz de proteger a
todo un pueblo.”
No podía decir nada a su favor, tal vez porque sabía que aquello era cierto
y reconocerlo dolía aún más, o simplemente porque había perdido la
capacidad de defenderse.
Y es que no era tan fácil como ponerse delante de su oponente a debatir,
era mucho más complicado que eso. Esta vez, era su hijo a quién tenía en
frente.
Entonces, sólo así pareció ser consciente de cómo estaba funcionando su
cabeza, viendo a su propio hijo como un oponente más, como si TaeHyung
fuera parte de todo esto cuando no era más que su familia. Aquella familia a
la que prometió proteger. Una promesa que había dejado olvidada.
Inmediatamente, el dolor en los ojos del hombre fue más que evidente,
dejándole helado mientras continuaba viendo a su hijo mayor.
“…sigue adelante con ese proyecto, papá, sigue haciendo todo lo que esté
en tu mano para ganar, sin que nada más importe. Sin pensar en nada, ni en
nadie, como ahora.” Alejándose hacia la puerta, murmuró. “Pero no esperes
girarte y que estemos ahí, porque eso no va a ocurrir.”
Otra lágrima lo delató, mientras el rubio abría la puerta. No dijo nada, sólo
vio como TaeHyung ponía un pie fuera de su despacho.
“Ojalá no ganes esas putas elecciones, honestamente.”
Respirando hondo, finalmente se dio la vuelta, abandonando aquel
despacho con un hueco gigantesco donde debería ir su corazón, apenas
sollozando mientras se alejaba por el pasillo. Sólo tuvo reflejos suficientes
para esquivar al secretario de su padre cuando dobló en la esquina.
“Señor, ¿qué hace aquí? Su padre está ocupado con una reunión, no puede
atender—” Murmuró, probablemente dispuesto a recriminarle que, una vez
más, estaba molestando al alcalde. Porque eso era todo lo que importaba.
“Ten un buen día, Meen, adiós.”
Eso fue todo lo que le dijo, ignorando su presencia y pasando por su lado
sin molestarse en ser descortés al haberle dejado hablando solo, siquiera. Un
minuto más tarde, salió de aquella finca justo después de despedirse de
Kyungsoo.
Vació sus pulmones tan pronto como entró en su coche, apretando los
labios mientras se ponía el cinturón y arrancaba, perdiéndose nuevamente en
la carretera entre sollozos desolados, encontrando que había perdido todas sus
lágrimas en el camino. Ni siquiera tenía fuerzas para llorar, estaba roto.
Unos minutos más tarde, aparcando en el primer sitio libre que vio, buscó
su teléfono casi desesperadamente, entrando en el chat de la última persona a
la que pensaba acudir.
TaeHyung:
¿Estás libre ahora? Necesito que me acompañes a un lugar, por favor.
✧c.-031

N/A: Otro capítulo perfecto para comenzar la semana con alegría aunque
para mí sea la peor del año con diferencia xD
Cap dedicado a KarenBaneL ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Bad Girls’ de MKTO, algo para animarme la semana
un poco.

“¿Estás libre ahora? Necesito que me acompañes a un lugar, por favor.”


Aquel mensaje fue lo primero Jungkook que vio nada más abrir los ojos,
despertándose con el sonidito de su teléfono sonando y moviéndose para
cogerlo de inmediato, pues tenía un tono específico para TaeHyung y ese era
el único que reconocía.
Con un ojo abierto y el otro cerrado, apenas acostumbrándose a la claridad
de la pantalla, entró en el chat que compartía con TaeHyung, escribiendo
torpemente.
Jungkook:
No tengo nada que hacer hasta dentro de un par de horas, llevaré a Lyo al
cine, ¿dónde quieres ir?
La respuesta del rubio llegó tan sólo medio minuto después, mientras
Jungkook aprovechaba esos segundos para desperezarse.
Rubito:
Te envío directamente la dirección. Llegaré allí en una media hora, te
espero fuera. Gracias.
[Ubicación].
Al azabache se le atascó el aire en la garganta cuando abrió el enlace de
dicha ubicación y vio que TaeHyung estaba dirigiéndose (además de citarle a
él mismo allí) hacia un hotel. Tuvo que toser bruscamente para poder tragar
saliva sin ningún tipo de dificultad.
Jungkook:
Allí estaré, rubito. Nos vemos.
Acto seguido, bloqueando el teléfono, suspiró, meneando la cabeza de un
lado a otro. No podía ceder tan rápido ante TaeHyung o cualquier otra
persona, pero algo dentro de él se volvía débil, pequeñito, como si no pudiera
evitarlo. Y es que realmente no podía, pues todo lo que hacía era imaginar el
rostro ajeno. Con ojos brillantes, sonrisa preciosa y labios carnosos; todo lo
demás era historia.
Por supuesto (como era de esperar), no tardó demasiado en levantarse de
la cama, ducharse y prepararse para salir de casa lo más rápido posible,
montándose en su camioneta en tiempo récord.
Ni siquiera se tomaba tantas molestias consigo mismo y era lo más valioso
que tenía, ¿qué le estaba pasando?
Llegó al hotel tan sólo media hora después, aparcando junto a la avenida y
buscando a TaeHyung con la mirada. El rubio se encontraba sentado en un
banco, a menos de tres metros de la entrada. Nada más bajarse del coche,
Jungkook pudo ver que se trataba de un edificio cerrado. Algo dentro de él
murió inevitablemente, mientras avanzaba hacia TaeHyung.
“Rubito, hola.” Saludó, posicionándose delante del susodicho. Este
inmediatamente levantó la mirada del teléfono, sonriéndole antes de ponerse
en pie.
Tenía la mirada apagada, triste, con los ojos un poco hinchados y algo
rojizos.
“Gracias por venir tan rápido, Jungkook, no sabía a quién más acudir para
esto.” Suspiró, ocultando las manos en los bolsillos.
El azabache no pudo no mostrarse confundido por sus palabras. “¿Ha
pasado algo?”
“Ven conmigo, mejor… Ahora te lo explico.”
TaeHyung avanzó hacia la entrada de aquel gran hotel, siendo seguido por
Jungkook, que le siguió de inmediato, aún un poco confundido.
“¿Me vas a explicar también por qué me has citado en un hotel?”
Cuestionó al poco tiempo.
Una risa abandonó sus labios, asintiendo conforme se detenía a las puertas
del susodicho, admirándolo, embelesado por su grandeza. Llevaba años sin
pisar aquel hotel, mucho antes incluso de que su abuelo muriese. Siempre
había encontrado que las decoraciones eran lo más bonito que vería en toda
su vida, tan sencillas pero encantadoras, simples. Le encantaban.
Suspirando, se mordió el inferior. “Este hotel ahora es mío.” Le dijo a
Jungkook, quien evidentemente creía haber oído mal.
“¿Disculpa?”
“Es mi hotel.” Asentía tras repetirlo. “Mi abuelo me lo dejó en herencia
antes de morir, hace como dos años… Estaba indeciso sobre hacerme cago de
él o no, hasta que justo hoy tomé la decisión final y lo acepté. Seré su dueño a
partir de ahora…”
Jungkook miró la entrada con asombro, apenas siendo capaz de ver el
interior debido a que las puertas estaban cerradas.
“Ya veo… ¿Y me has traído aquí para que estrenemos una de las
habitaciones, o…?”
El rubio negó, dejando escapar una risita. “Podría ser, pero tristemente no
es el caso. No ahora, al menos.”
“Bueno…”
Resignado, se encogió de hombros. No perdería la ilusión.
“Te he traído porque la única razón por la que he aceptado esta
responsabilidad, es porque quiero ser de ayuda.” Consiguió admitir,
respirando hondo una vez más, sintiéndose repentinamente nervioso cuando
los ojos confundidos de Jungkook volvieron a posarse sobre él.
“¿Ser de ayuda para qué?”
“Para la gente que mi padre ha echado a la calle. Quiero darles un sitio en
el que vivir mientras buscan la forma de redireccionar sus vidas… Un lugar
en el que puedan sentirse seguros, sin tantas preocupaciones.”
Sólo entonces, el azabache pareció entender cuál era sus intenciones
realmente, comprendido la angustia detrás de su mirada, el temor detrás de
aquella sonrisa triste, vacía y qué tan inseguro se encontraba por el modo en
que simplemente se movía. Nervioso, asustado, aterrorizado por hacer algo
mal y echarlo todo a perder.
“No quiero que parezca que tengo complejo de multimillonario salvador ni
mucho menos, pero esta es la única forma en la que puedo arreglar todo lo
que mi padre está haciendo mal.” Continuó hablando, como si necesitara
excusarse de algo. ‘No puedo— no puedo simplemente quedarme de brazos
mientras todo se va la mierda, ¿entiendes?’ Miró a Jungkook con los labios
apretados. “Lo entiendes, ¿verdad?”
En respuesta, Jungkook sostuvo sus hombros, impidiéndole moverse de
donde estaba. “Cálmate, ¿vale? Nadie va a pensar que tienes algún tipo de
complejo, rubito, puedes estar tranquilo.”
TaeHyung suspiró, como si aquellas palabras bastaran para hacerle sentir
aliviado, asintiendo.
“Y sí, entiendo perfectamente cómo te sientes.”
“Bien… Entonces hice bien en acudir a ti antes que a alguien más…” Dijo
en apenas un susurro. Jungkook sonrió, golpeándole bajo la barbilla. “¿Crees
que no me estoy equivocando en todo esto? Que quizás me estoy
precipitando…”
“A ver, vas a meter a decenas de personas en un hotel que hasta hace unas
horas le pertenecía a tu abuelo… No sé si es algo precipitado o es que
directamente te has fumado un porro como mi cabeza de grande y ahora
mismo estás alucinando.” Lo más honestamente que pudo, respondió.
Dejando escapar una risita, asintió, pues aquello era más que cierto. Se
había metido en la boca del lobo untado en mantequilla.
“Sí, la verdad es que tienes razón…”
“Pero es algo que te honra muchísimo, TaeHyung, así que no creo que sea
una equivocación.”
Para el rubio, aquellas palabras fueron lo más parecido a un abrazo a su
corazón magullado, por primera vez sintiendo que estaba haciendo algo bien,
que tenía sentido. Probablemente esa pequeña confirmación significaba más
para él de lo que Jungkook pudiera siquiera imaginar.
“¿De verdad lo dices?”
“Totalmente, rubito.” Le dijo, sonriéndole tan pronto como volvió a
encontrarse con sus ojos.
Devolviéndole la sonrisa, TaeHyung sostuvo su rostro con ambas manos,
acunándolo sólo para tener un apoyo establecido cuando se le acercara,
acortando la distancia que le separaba de él y seguidamente atrapando sus
labios.
Le besó con lentitud, disfrutando del modo en que todo se detenía cada
vez que eso ocurría, que sus labios se encontraban. Jungkook le devolvió el
beso de inmediato, aceptando el ritmo que TaeHyung había establecido
mientras agarraba su cintura y le empujaba más cerca de sí mismo,
introduciendo la lengua al interior de su boca.
Jadeando, el rubio se obligó a sí mismo a separarse, tomando una profunda
respiración.
“Te lo agradezco mucho, en especial porque voy a necesitar tu ayuda para
entrar ahí dentro.” Señalando a su izquierda, donde el hotel se encontraba,
sonrió aún más al verle confundido.
“¿Qué?”
“Es que no sé cómo deshacer el candado…” Rio torpemente.
Sabiendo que Jungkook a continuación haría algún comentario al respecto,
se inclinó de nuevo para besarle en los labios. Un beso casto y sin duración
apenas, pero suficiente para que este no encontrara forma alguna de negarse.
“¿Por favor…?” Suplicó, jugueteando con sus manos.
Jungkook dejó escapar un suspiro, mirando los ojos brillantes del rubio,
mordiéndose el labio inferior y moviéndose el piercing en el proceso, antes
de darle un golpe en la frente con su dedo índice. TaeHyung se quejó en voz
baja. De ninguna manera podía decirle que no a esa cara tan bonita.
“Eres muy conveniente cuando quieres, ¿verdad?”
La sonrisa del rubio se hizo más grande. “¿Eso es un sí?”
“Es un sí.”
“Genial—”
“Pero esto…” No dejándole siquiera empezar su frase, le sostuvo por la
barbilla, levantándole la cabeza sólo para poder atacar sus labios de nuevo,
besándole de manera tosca y húmeda, chupándole los labios en el proceso.
Luego, simplemente se separó. “…es para que tengas en cuenta que yo no
hago nada de forma altruista, rubito. Me debes una.”
Y, sin aliento ni saber qué responder, el rubio se quedó en blanco.
Jungkook pasó junto a él como si nada.
“Venga, vamos a ver ese famoso candado.”
TaeHyung fue tras él, relamiéndose los labios para confirmar que el
fantasma de aquel beso continuaba allí, suspirando. Podía verse a sí mismo
delirando solo por volver a besar a Jungkook una vez más.
“Creo que primero necesitas poner un código o algo así, ¿no? De lo
contrario, la alarma saltará y en menos de cinco minutos estaremos rodeados
de policía.” Jungkook señaló lo que parecía ser un teclado numérico de
seguridad junto a la puerta.
Este asintió. “Sí, tienes razón.”
Acto seguido, tecleó de memoria los números para poder desbloquear el
sensor de la alarma, bajo los ojos atentos de Jungkook, quién inmediatamente
apartó la mirada. Notándolo, TaeHyung rio.
“Puedes mirar, no pasa nada… Sé que no vas a entrar a robar.” Le dijo,
colocando una mano en su hombro. “Ya te puedes dar la vuelta.”
“¿Te sabes el código de memoria?”
“Claro, es mi fecha de nacimiento.” Asintió, dándole total libertad para
que se hiciera cargo de aquel dichoso candado que le impedía abrir la puerta.
Jungkook, que comenzó con su labor, meneó la cabeza, viéndose
interesado.
“Eso suena a que te llevabas muy bien con tu abuelo, ¿no?”
“En absoluto.” Negó, para su sorpresa. “Nos adorábamos mutuamente
hasta que Gemini llegó y él decidió que un niño adoptado no podía ser su
nieto; después de eso se volvió en un amor unilateral.”
Y, como era de esperar, Jungkook ni siquiera estaba sorprendido, pero sí
bastante consternado, poniendo los ojos en blanco, aún enfocado en abrir el
dichoso candado.
“Vaya… qué situación tan poco previsible…”
Riendo, TaeHyung asintió. “Sí, bueno… Ahora que soy más mayor no es
algo que me sorprenda, pero en su momento fue un shock emocional.”
“No tuvo que ser fácil, eso seguro.”
“Claro que no, yo era incapaz de entender por qué no quería a Gemini ni
cómo debíamos explicárselo a él.”
Los labios de Jungkook se apretaron con fuerza. “Me imagino… Siendo
mi abuelo la única familia que conozco, sería muy duro para mí saber que no
me acepta.”
Kim asintió. “Es diferente, supongo. Tu abuelo era una buena persona, el
mío al fin y al cabo sólo era un señor temiendo que un niño adoptado
arruinara la imagen de su familia. No son lo mismo.”
Este dejó escapar un bufido, el sonido del candado abriéndose llenando el
corto silencio que reinó. “Esto ya está.”
“Wow, menuda rapidez…”
Jungkook le sonrió. “Ser rápido es lo que me caracteriza, rubito.”
Por supuesto, tuvo que guiñarle un ojo de manera sugerente, mientras
TaeHyung finalmente empujaba la puerta y daba paso al interior de aquel
enorme hotel.
Llevaba muchísimo tiempo sin entrar allí y de antemano sabía que se
sentiría nostálgico, pero no había ni una sola parte de él que pudiera estar
arrepentida tras haber cortado el contacto con su hermano.
“Joder, este sitio es diez veces el supermercado que está al lado de mi
casa…” Expresaba el azabache, caminando tras él, completamente
asombrado por lo que veía.
TaeHyung soltó una risita, asintiendo. “¿Verdad? Cuando era pequeño
siempre terminaba perdido y el recepcionista tenía que llamar a mis padres.”
“Es gigante… ¿Cuántas estrellas tiene?”
“Cinco. Está catalogado como un hotel de lujo.”
Al instante, los ojos desorbitados de Jungkook fueron a parar hasta él,
manteniendo el ceño fruncido y una mueca de incredulidad.
“¿Y piensas traer a toda esa gente aquí? No van a poder pagarse una
habitación al día ni trabajando durante toda su vida, rubito. Ni siquiera los
más pequeños…”
TaeHyung volvió a reír, meneando la cabeza de un lado a otro. “Claro que
no, Jungkook, ¿cómo se supone que vaya a cobrarles? La idea es ayudar, no
endeudarlos.”
Aquello claramente confundió aún más al azabache, cuya perspectiva de
TaeHyung y su plan formulado estaba bastante alterada ahora mismo.
“¿Vas a dejar que se queden aquí sin pagar un solo won?” Cuestionó,
mostrándose sorprendido. TaeHyung asintió. “¿Y no hay una habitación para
mí?”
Sus palabras cargadas de un asombro e ingenuidad de los que no parecía
ser siquiera consciente, hizo al rubio reír.
“No, Jungkook, tú tienes un apartamento, trabajo y mucha cerveza en la
nevera.”
El mencionado bufó. “Ya me he quedado sin cerveza…”
“Pues compra.”
“Sólo compro cuando viene alguien… Y como sigues sin aceptar mi
invitación a pasar la noche conmigo…” Encogiéndose de hombros, lució
desolado.
Volviendo a reír, el rubio se mordió el labio inferior. “Ya te dije que no
perdieras la esperanza.”
“No lo he hecho.”
“Bien.”
TaeHyung se detuvo justo cuando llegaron al recibidor, mirando a su
alrededor con los ojos brillantes y una triste sonrisa en el rostro. Era igual de
bonito que cómo lo recordaba. No había cambiado nada.
Desde niño, siempre se encontraba a sí mismo maravillado por las
decoraciones que su abuelo había añadido, dándole un aspecto acogedor,
lujoso, brillante. El señor Kim había sido muy coherente con lo que quería
para su hotel, demasiado obsesionado con los pequeños detalles y la limpieza,
queriendo que todo se viera perfecto, tal y como su mente lo deseó desde un
principio. Y no se había equivocado en nada.
No podía evitar sentirse ansioso ante el pensamiento de que no haría las
cosas bien, temiendo fallar en algo y arruinarlo todo. Más que nunca,
necesitaba que las cosas funcionaran.
Un suspiro abandonó sus labios, dejando en evidencia su nerviosismo.
Jungkook lo notó, colocando una mano en su hombro.
“¿En qué piensas tanto, rubito? ¿Acaso fantaseas con pasar la noche
conmigo?”
“Más quisieras.” Murmuró, mientras negaba.
“Pues sí.”
De nuevo, rio. “En realidad, pensaba en el camino que tengo por delante a
partir de ahora. No será fácil.”
“Claro que no, nada de esto es fácil, TaeHyung.” Apretándole los
hombros, dijo. “No fue fácil para mí volver a las carreras clandestinas, pero
aún así lo hice porque la razón detrás de eso merecía la pena, igual que esto.”
Asintiendo, volvía a vaciar sus pulmones. Sabía que Jungkook era la
persona que mejor entendería su postura ahora mismo, la importancia del
sacrificio que llevar a cabo dicho proyecto le supondría. La única persona que
no tendría capacidad de juzgarlo.
“Eso es cierto… Merece mucho la pena.” Dijo, apretando los labios, sin
dejar de observar aquel espléndido lugar.
“Aunque vas a tener que limpiar un poco este sitio antes… Hay polvo
hasta en el techo.”
Una carcajada escapó de sus labios inevitablemente. “¿Qué esperas? Lleva
cerrado casi tres años.”
“¿Tanto?”
“Desde que murió mi abuelo, sí. Me lo dejó en herencia y no consideré
hacerme cargo de él hasta hace unos días.”
Jungkook asintió, vagamente recordando la conversación que tuvieron al
salir del restaurante al que por sorpresa le llevó. Ahora todo tenía más
sentido.
“¿A esto te referías cuando dijiste que tenías algo en mente para ayudar?”
Cuestionó. “Ya sabes, ese día en el sitio de ensaladas al que te llevé.”
“Sí, me refería a esto. Todavía estaba un poco en duda, no sabía si era
buena idea o no… Pero una conversación que tuve con Gemini esta mañana
me hizo tomar la decisión final.” Respondía, encogiéndose levemente de
hombros. “Así que ahora este sitio es oficialmente mío.”
Su teléfono sonó antes de que Jungkook pidiera decir algo, siquiera
preguntar por el mencionado. TaeHyung lo sacó del bolsillo, viendo el
contacto de Banky en pantalla.
“Ow.” Mencionó, pues Bank no era demasiado partidario de hacer
llamadas, siempre prefería mensajes rápidos.
“¿Qué ocurre?”
“Bank me está llamando.” Respondió, antes de llevarse el teléfono a la
oreja, atendiendo dicha llamada. “Dime, guapo.”
Un suspiro le recibió desde la otra línea. “Hola, mi vida. Te llamaba para
avisarte de que estoy con tu hermano en urgencias…”
Inmediatamente, el corazón de TaeHyung se detuvo por unos instantes.
Jungkook notó aquello, frunciendo el ceño y tomando su barbilla para
comprobar que todo estaba en orden.
“…pero no te preocupes que no ha pasado nada malo, sólo quería
revisarse la nariz después del golpe y todo está bien. Vamos a almorzar justo
ahora.”
“¿En qué hospital? ¿Y por qué no me ha dicho nada…?”
“Porque sabía que ibas a hablar con tu padre y no quería generarte más
estrés del que ya tenías. Además, me llamó para disculparse conmigo y
prácticamente he sido yo quien le ha obligado a venir.”
Suspirando con alivio, asintió, relamiéndose los labios mientras sentía la
mirada llena de preocupación sobre él, queriendo saber lo que sucedía, así
que le observó.
“Mi hermano ha ido al hospital para revisarse la nariz, pero todo está
bien.” Le dijo en apenas un susurro, viéndole asentir y notando su dedo
pulgar en la mejilla, acariciando suavemente.
“Me alegro.”
“¿Con quién hablas? ¿Estás acompañado?”
Él se aclaró la garganta. Por un momento había olvidado que seguía con
Banky en llamada.
“Eh…, sí, estoy con Jungkook haciendo algo, ya te lo contaré después.”
La risa del castaño llegó rápidamente a sus oídos.
“Vaya, vaya… Así que con Jungkook, ¿eh?”
“Bank… No empieces…”
“No, si yo no digo nada de nada, cariño. Tú disfruta, que te lo mereces.”
Con los ojos entrecerrados, resopló, pues su tono de voz jocoso estaba
comenzando a causarle migraña. “Banky…”
“¡Oh! Ahora que lo mencionas, de eso quería hablarte, también.” Recordó
repentinamente.
TaeHyung frunció el ceño, alternando atención entre Jungkook, quién el
observaba expectante y la llamada con Bank.
“¿De qué?”
“Resulta que este chico tan adorable, Fourth, llamó a tu hermano hace un
rato para ver cómo estaba y le dijo que anoche, justo cuando nos fuimos,
Jungkook fue a hablar con el chico ese que le golpeó.” Explicaba.
La sonrisa que apareció en su rostro fue diminuta, pero satisfecha,
llenándole el pecho de un calor indescriptible.
“¿En serio hizo eso?”
“Sí, incluso dijo que sería él quien le partiría la nariz si intentaba acercarse
a tu hermano otra vez.”
“Vaya…” Murmuraba, masticando su labio inferior. “Menuda sorpresa…”
Bank rio, pues sabía que había causado la impresión deseada en su mejor
amigo, satisfecho también.
“¿Verdad que sí? Ese tatuador guapo es todo un peluche.” Comentó, el
quejido de Gemini sonando en el fondo, probablemente horrorizado. Ambos
rieron. “Tu hermano dice que le des las gracias a Jungkook de su parte.”
Asintiendo, miró al susodicho de nuevo, encontrado su cabeza ladeada, sin
entender nada de lo que él decía, pues claramente no podía enterarse de
aquella conversación.
“Se lo diré, descuida.”
“Muy bien, pues te dejo que vamos a buscar un sitio en el que comer. Voy
a enviarte la ubicación por mensaje, en caso de que quieras unirte a
nosotros… Si no estás muy ocupado con tu gran amigo, claro.”
Él bufó. “Iré tan pronto como pueda. Adiós, imbécil, gracias por
acompañar a Gemini. Te debo una.”
“Bah, sabes que tu hermano es mío también, no me debes nada, no seas
tonto.”
“Vale, vale… Nos vemos en un rato. Te quiero.”
“Yo más, chao.”
Finalmente y manteniendo aquella sonrisa casi tímida, TaeHyung colgó la
llamada, enfocándose en Jungkook.
“¿Todo bien con Gemini?”
“Sí, está perfecto.” Asentía, guardándose el teléfono de vuelta en los
pantalones. “De hecho, me ha pedido que te de las gracias por haberle
defendido.”
El azabache no tardó en verse algo descolocado, aclarándose la garganta
sin saber qué decir. Por supuesto, ni siquiera fue necesario que abriera la
boca, pues TaeHyung se precipitó hacia él, tomándole por el cuello con
ambas manos e inclinándose para atraparle los labios.
Le besó despacio, sin prisas, disfrutando del contacto y haciéndole saber
qué tan agradecido se encontraba con él mediante aquel beso. Jungkook le
correspondió de inmediato. Chupó el inferior, jalando suavemente de él para
lamerlo, permitiendo que su lengua se adentrara en su boca, recibiéndola
gustosamente.
Poco después, se separó con un chasquido, volviendo a juntar sus labios
castamente y separándose de nuevo.
“¿Sabes…? Me estoy arrepintiendo mucho de no haberme hecho cargo de
este hotel antes.” Suspiraba, lamentándose junto a un mohín que adoraba sus
labios. “Y pensar que podría haber contratado un servicio de limpieza a
tiempo y justo ahora tendríamos una habitación completamente nueva y
limpia que estrenar…”
Jungkook le observó como si acabara de clavarle una daga en el corazón,
casi a punto de llorar. TaeHyung se alejó hacia la salida, por lo que
inmediatamente fue tras él. Se sentiría como un perro, de no ser porque no
contaba con la capacidad de pensar muy bien ahora mismo. Sus sentidos
estaban nublados.
TaeHyung iba a volverle loco.
“No me digas eso, rubito… No tengo mucho autocontrol cuando estoy
contigo.”
Un escalofrío recorrió el cuerpo del susodicho de pies a cabeza. “Está bien
saberlo para la próxima vez…”
“¿Próxima?” Sus ojos brillaron.
“Sí, cuando te agradezca por haberme ayudado hoy. Ahí seré mucho más
considerado y no te llevaré a ningún hotel semiabandonado, lo prometo.”
Aquella propuesta le hizo suspirar, incapaz de pensar con claridad,
únicamente asentir.
“Está bien… Te tomo la palabra.”
“Genial. ¿Mañana irás al hospital?”
“Sí.”
“Entonces nos veremos allí.”
Él parpadeó, confundido, viendo como salía del hotel. Una vez más, le
siguió. “¿Te vas ya?”
Este asintió, mirando la hora en su reloj antes de observarle otra vez.
Jungkook casi parecía un cachorro perdido, lleno de confusión, ingenuidad y
esperanza. TaeHyung nunca pensó encontrar aquel aspecto de él atractivo,
pero lo cierto era que le encantaba.
“Claro, dijiste que en un par de horas tenías que ir con Lyo al cine y ya
casi se cumplen. No quiero quitarte más tiempo.” Respondía, mientras
cerraba la puerta y tecleaba el número de seguridad para activar la alarma
otra vez.
Jungkook, que apenas parecía recordar ese dato, se vio horrorizado por
haber olvidado algo tan importante.
“Ow…”
“Te agradezco mucho que me hayas acompañado hoy, de verdad.” Le dijo
el rubio, acomodándose el bolso en los hombros. “Te debo una.”
Y, sin decir nada más, ni tampoco esperar a que el azabache lo hiciera, se
dio la vuelta en sus talones, alejándose con los ojos de Jungkook fijos en su
espalda siendo una sensación inconfundible. Él sonrió.
✧c.-032

N/A: Mi semana sigue siendo una completa mierda, pero el amor que
tengo por este TaeHyung (concretamente en este capítulo) lo mejora todo xD
Cap dedicado a dreamcometrue134 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Sleepwalker’ de Logan Henderson, una grandiosa
voz infravalorada.

“¿De verdad vas a meter a casi cien personas en el hotel de tu abuelo?”


Bank, quién parecía tan sorprendido como para besar el suelo con la
mandíbula, cuestionó.
El rubio asintió, tragando la carne que recientemente se había metido en la
boca. Antes de hablar, se limpió la boca con una pequeña servilleta.
“Bueno, técnicamente ahora es mi hotel, pero sí, ese es el plan.”
“¿Gratis?”
De nuevo, asintió. “Mi intención no es ganar dinero, venderé el hotel una
vez todo esto se solucione. No tengo interés en quedármelo.”
“¿Y qué te ha dicho papá? ¿Cómo se lo ha tomado?”
“No sabe la razón, tampoco pretendo decírselo… No es asunto suyo, sin
más.” Encogiéndose de hombros, explicó, viendo a su hermano echarse hacia
atrás. La noticia le había pillado por sorpresa.
Banky puso un trozo de mazorca en el plato del rubio. “No debería
entrometerse.”
“E igualmente lo hará, sabes cómo es mi padre.” Señaló el menor de los
hermanos Kim. “Siempre debe meter las narices en nuestros asuntos, pero
nosotros no en los suyos.”
“Así es…”
“Por eso no le has dicho nada.”
Vaciando sus pulmones, TaeHyung asintió, apretando los labios en una
fina línea. No importaba cuánto supiera que lo que hacía era correcto,
siempre una parte de él debía sentir culpa.
“Por eso y porque en cierto modo, siento que estoy yendo en su contra con
todo esto. Cómo si quisiera sabotearle, ¿sabes?”
Banky también asintió, frotándose el brazo tan pronto como vio que se le
apagaban los ojos. “Tú no estás saboteando absolutamente nada, cariño, sólo
haces lo que crees que es correcto. Igual que él.”
“Exacto.” El menor de los hermanos señaló. “Y si eso se puede considerar
sabotearle o ir en su contra, yo también lo hago.”
Una risita conmocionada abandonó sus labios. Gemini parecía tan seguro
de lo que decía que le calentaba el corazón.
“¿Tú?”
Gemini asintió, muy convencido. “Claro que sí, no pensarás que vas a
hacer todo esto solo, ¿verdad? Tienes un hermano pequeño por algo.”
La risa de TaeHyung se volvió algo más estruendosa. “¿Me vas a ayudar?”
“Por supuesto que lo haré.”
“Me uno, me encanta organizar cosas y no tengo nada mejor que hacer.”
Bank se apoyó en la mesa, mostrándose interesado. “¿Qué hay que hacer?”
Esta vez, la risa del rubio se convirtió en algo nervioso, tratando de ocultar
lo conmocionado que se sentía al respecto.
Tenía muy claro que ni Gemini ni Bank juzgarían sus decisiones (no
serían las personas más importantes de su vida, de ser así), mucho menos le
pondrían obstáculos para conseguir sus objetivos, todo lo contrario. Sin
embargo, estaba tan inseguro, nervioso y asustado por la posibilidad de
fracasar.
Su sonrisa de oreja a oreja se ensanchó cuando vio que ambos parecían
totalmente expectantes a que hablara. Él se apoyó en la mesa.
“Pues, veréis…”
El lunes por la mañana, TaeHyung se encontraba bajándose de su propio
coche en el parking del hospital y correteando hacia el interior, donde
Jungkook le esperaba, impaciente a morir. Con el ceño fruncido (tratando de
verse molesto), de brazos cruzados y una mueca de pocos amigos,
manteniendo el contacto visual con Kim, que se acercaba.
“Diez minutos tarde, rubito…” Señaló, tan pronto como llegó a su altura.
“Sí, sí, lo siento, perdóname. He tenido que llevar a Gemini a la facultad y
de camino Fourth le avisó de que había perdido el autobús, así que tenido que
ir a recogerlo.”
Su pecho bajaba y subía con rapidez, viéndose como si hubiera salido de
una maratón. Sus labios húmedos, entreabiertos, dejaban escapar pequeños
jadeos.
“…al final he tenido que dejarle a Gemini el coche para que vuelvan a
casa después de la universidad porque deben hacer un trabajo juntos y yo he
cogido un taxi.” Seguía diciendo, solo que el azabache no podía hacer nada
mas que mirarle la boca.
Este se mordió el labio, incapaz de ignorar aquellos pequeños detalles y
que su mente se viera alterada por ellos.
“…y por eso te llegado tarde, pero no te preocupes, que luego como
recompensa te invito a almorzar si estás libre, ¿vale?”
Finalmente, se encontró con aquellos ojos brillantes, expectantes,
obligándole a su cerebro dejar de fantasear. TaeHyung le sonreía de oreja a
oreja.
Él asintió. “Te tomo la palabra.”
La sonrisa del rubio se ensanchó. “Perfecto, pues vamos, ¿no? El señor y
la señora Bang nos están esperando.”
Jungkook volvió a asentir, un poco despistado todavía, mientras caminaba
tras él. De milagro sabía dónde estaba ahora mismo.
“Vamos, vamos…”
Una hora más tarde y cinco victorias a sus espaldas, TaeHyung se
encontraba frente a frente con su mayor oponente y nueva mejor amiga, la
señora Bang, quién con cada segundo que pasaba, parecía más enfadada, todo
lo contrario a su marido, cuya sonrisa era de oreja a oreja, escuchando
atentamente lo que el rubio decía.
“Así que ahora eres el dueño de un hotel de cinco estrellas.” Repetía
Chungmo, asombrado por el giro que habían dado los acontecimientos.
Asintiendo, el rubio suspiró. “Sí, pero casi en contra de mi voluntad, señor
Bang…”
“¿Por qué? ¿Es mucho trabajo?”
“Lleva más de dos años cerrado, desde que mi abuelo, su dueño anterior,
murió, así que ahora tengo que encargarme de todo el mantenimiento. No
sabía que era tan agotador y llevo menos de veinticuatro horas.”
Jungkook dejó escapar una risa. “¿Tanto?”
“Mi hermano y yo hemos contactado con más de cinco empresas de
limpieza, todas nos han dicho que están disponibles a partir de dos semanas,
dos semanas que no tenemos.”
Su gesto se torció. “Cierto… Los desalojos empiezan la semana que
viene.”
“Sí, por eso lo digo. Aunque al menos he conseguido cita para cambiar el
nombre pasado mañana y una empresa que nos envíe el letrero pronto.”
“Una buena noticia, eso está bien.” Señalaba la señora Bang, moviendo su
pieza.
Jungkook miró a TaeHyung, la noticia del cambio de nombre siendo
nueva para él. “¿Vas a cambiarle el nombre?”
“Claro… Ni de broma pienso llevar un hotel que tenga el nombre de mi
abuelo.” Moviendo su pieza, empujó la de la señora Bang. “Jaque mate.”
“¡Me cago en tu calavera!” Chilló, dando un salto en su silla.
Junto a ella, el señor Bang soltó una carcajada. “¿Es que te llevabas mal
con tu abuelo, TaeHyung?”
“Bastante, sí… Mi hermano pequeño es adoptado y eso a él no le gustaba
demasiado, por lo que nunca llegó a reconocerlo como su nieto. Se negaba a
verle, incluso.”
Bufando, Jungkook meneó la cabeza de un lado a otro. Incluso si ya
conocía esa historia, seguía hirviéndole la sangre como si acabara de
escucharla. Era simplemente despreciable.
“¡Señor Bang, señora Bang!” La voz inconfundible de Aram llegó a oídos
del cuarteto, quienes inmediatamente miraron hacia la puerta para verle entrar
correteando y con una sonrisa de oreja a oreja.
“¡Pero mira quién viene a vernos!”
“¡Hola, campeón!”
El niño se abrazó a las piernas del hombre, antes de buscar a Jungkook y a
TaeHyung con la mirada.
“¡Hola!”
TaeHyung le sonrió de oreja a oreja, acariciando su cabeza. “Aram, ¿qué
tal?”
“Bien, aburrido… ¿Estabais jugando? ¿Quién va ganando? ¿TaeHyung?”
El susodicho asintió, mientras que la señora Bang bufaba.
“Pero por poco tiempo, que conste…”
“Claro que sí.”
Riendo, Jungkook levantó a Aram del suelo para sentarlo en su regazo.
“¿Y qué haces tú aquí, enano? Pensé que estabas en una sesión.”
“La han cambiado para mañana, así que tengo todo el día libre…
TaeHyung dijo que hoy me traería un regalo.”
El rubio abrió los ojos ampliamente. Casi lo había olvidado.
“¿Regalo?”
“Sí, es cierto. Ya ha pasado un mes desde que empecé aquí de voluntario y
había traído regalos para todos. Esperad.”
Dándose la vuelta para agarrar su bolsa donde traía dichos regalos,
escuchó al señor Bang tomar la palabra, sonando perplejo.
“¿Un mes ha pasado ya?”
Y él rio, asintiendo conforme se incorporaba y abría la bolsa. “En realidad
es un mes y medio, faltan quince días para que sean dos.”
“O sea, que ha pasado un mes desde mi última victoria…”
La señora Bang lucía totalmente derrotada ante tal dato.
“Un mes y medio.” Corregía su marido.
TaeHyung le entregó una caja enorme de fruta escarchada a Chungmo.
“Toma, esto es para usted, señor Bang. Me dijo que le encantaba la fruta
escarchada, ¿verdad?”
Sus ojos estaban brillantes, aceptando la caja y observándole, totalmente
conmocionado.
“No pensé que lo recordarías, TaeHyung, pero sí que me encanta…
Muchísimas gracias.”
“Espero que las disfrute en mi honor, señor.”
Él asintió. “Por supuesto, así será.”
Tras entregarle un libro para colorear y sus respectivos lápices de colores a
Aram y otra caja de esos bombones que tanto le gustaban a la señora Bang,
TaeHyung se dirigió a Jungkook, dándole una pequeña bolsa.
“Y esto es para ti, toma, Jungkook.”
“¿Para mí también?” Cuestionaba, perplejo.
“Claro, es gracias a ti que estoy aquí, ¿cómo te iba a dejar sin regalo?”
Jungkook le sonrió, sólo entonces aceptando su regalo.
Lo abrió despacio, rompiendo la envoltura con lentitud hasta que el
contenido salió a la luz. Una bandana de color negro, rojo y blanco apareció
frente a sus ojos.
“Aram me ayudó a elegirla, dice que esos colores le recuerdan mucho a
ti.” Señaló. “Espero que te guste.”
“¿Bromeas?” Sus ojos se encontraron por unos segundos, en los que le
dejó ver cómo de emocionado se encontraba. “Me encanta, rubito, creo que
acaba de quitarle el puesto a mi bandana favorita después de tres años.
Gracias.”
“Yo quiero verla.”
Aram le jaló del brazo para poder tener dicha bandana a su alcance,
agarrándola y examinándola bajo el ojo crítico de un niño de apenas cuatro
años. Asintió, dándole su aprobación silenciosa antes de tomar su muñeca y
anudarla torpemente.
“Te queda muy bien, me gusta.”
Jungkook sonrió. “¿Me queda bien? ¿Crees que estoy guapo?”
“Mucho, sí. Tú siempre estás guapo.”
El corazón del azabache se derritió inmediatamente, mientras la señora
Bang dejaba escapar un prolongado ’aww…’ y su marido lo secundaba.
“¿De verdad piensas eso, Aram? Porque tú también eres muy, muy guapo.
Eres un niño precioso.”
“Lo sé… Mamá dice que soy tan guapo como tú y que me parezco a ti.”
Dijo, causándole un escalofrío, antes de que algo en su garganta se anudara.
Luego, Aram señaló al rubio. “Ella también piensa que TaeHyung es muy
guapo.”
Ambos compartieron una mirada rápida, casi cómplice. Jungkook asintió.
“Tiene razón, sí, es bastante guapo.”
Otra media hora más tarde y cuatro victorias nuevas a la espalda de
TaeHyung, junto a alguna que otra amenaza por parte de la señora Bang que
hacían a su marido reír, Jungkook y él abandonaban el hospital con la
promesa de volver la próxima semana y enseñarle a Aram a jugar al ajedrez.
“¿Te imaginas que se vuelve un profesional y os gana a ti y a la señora
Bang?” Decía Jungkook, haciendo al rubio reír.
“Sería muy interesante de ver, la verdad… A mí me encantaría.”
“¿En serio? ¿No afectaría a tu autoestima perder contra un niño de cuatro
años?”
TaeHyung no se lo pensó ni por un segundo cuando negó. “Claro que no,
si sólo con pensar lo bien que se lo va a pasar aprendiendo es un subidón para
mí.” Él le observó. “¿A ti te afectaría perder?”
“Un poco… Pero puedo soportarlo si se trata de Aram o de Lyon. No
sabes la de veces que me he dejado ganar porque él estaba teniendo un mal
día…”
El corazón del rubio se derritió una vez más, allí mismo. “Ow… Eso es
adorable, Jungkook, qué bonito.”
“Lo sé, lo sé, soy un padrino escepcional.” Asentía, inflando su pecho
como muestra de orgullo, junto a una sonrisa ladeada. El recuerdo de algo
que debía haber mencionado anteriormente llegando de repente a él. “Oh,
casi olvido decírtelo antes. La madre de Siyeon tiene una empresa de
limpieza con sus tías y su hermana mayor, así que tal vez pueda pasarte el
contacto para que hables con ellas.”
Los ojos ajenos brillaron con intensidad, mirando a Jungkook como si
acabara de salvarle la vida.
“¿Lo dices en serio?”
Este asintió. “Claro, llevan muchos años en esto. Seguro que te hace una
oferta por ser de nuestro círculo.”
“Eso sería genial, Jungkook, ¿me pasarías el número?”
“Por supuesto, se lo pido a Siyeon y te lo envío en cuanto lo tenga… Pero
primero me llevas a comer.”
Con una sonrisa de oreja a oreja, Kim accedió, inclinándose tras tomarle el
rostro con ambas manos y depositando un beso casto y sonoro en sus labios
que dejó a Jungkook perplejo.
“Cuenta con ello, voy a llevarte a la mejor pizzería que vayas a pisar en tu
vida.” Aseguró.
Lentamente, movió la cabeza a modo de asentimiento.
Tal y como había mencionado, TaeHyung le hizo conducir hasta la zona
céntrica de Seúl que quedaba a menos de veinte minutos en carretera,
llegando frente a un restaurante que decía ser italiano y pidiéndole que se
estacionara justo delante.
“Aquí es, para.” Señaló por la ventana.
Jungkook miró también. “¿Me has traído a un restaurante italiano?
¿Quieres que venda mis riñones por una pizza, rubito?”
“Claro que no, idiota, te dije que yo iba a invitarte.” Bufaba, mientras se
quitaba el cinturón. “Además, me han hablado muy bien de este sitio, dicen
que merece mucho la pena. Hace poco cambió de dueño y ahora lo lleva un
chef joven bastante recomendado.”
“Pues menos mal que venimos por recomendación de terceras personas,
porque estaba empezando a asustarme creyendo que había sido idea tuya, el
rey de las ensaladas…”
Él suspiró, notablemente aliviado. TaeHyung le fulminó al instante.
“Serás gilipollas…”
Salió antes del coche, actuando ofendido mientras dejaba a Jungkook
atrás, oyéndole reír y pidiéndole que se detuviera cuando él ya había entrado
en el local, ocultando su propia risa. Había algo totalmente diferente en
TaeHyung desde que llegó al hospital como voluntario. Una parte radiante de
él, nueva, que miraba la vida con una sonrisa. Y estaba muy conforme con
ella, agradecido.
“¿TaeHyung…?” Alguien susurró su nombre a sus espaldas, por lo que se
giró sin reconocer aquella voz, topándose de lleno con la última persona que
querría ver.
Tragando saliva, frunció el ceño. “Daeil…”
El susodicho se le acercó, conforme TaeHyung miraba a todos lados en
busca de Jungkook, que parecía haberse quedado atrás.
“Cuánto tiempo… ¿Qué ha sido de ti? ¿Cómo estás?”
“Bien, estoy bien.” Musitó, apretando los labios. Ni siquiera tenía
intención de devolverle la pregunta, demasiado incómodo como para hablar.
“Oh, me alegro. Yo también estoy muy bien.” Le sonrió, notando su
incomodidad a kilómetros y viendo como asentía. Claramente no le
importaba lo más mínimo como estaba y eso él lo sabía de sobra, pues
conocía al rubio demasiado bien. “De hecho, este es mi restaurante, lo
compré hace poco.”
Finalmente, vio a Jungkook adentrarse en el local también, por lo que
pudo suspirar. “Vaya…”
“Rubito, no me has esperado.” Oyó al azabache quejarse, una vez llegó a
su lado. De inmediato, notó un brazo rodeándole los hombros, lo que le hizo
sentirse aliviado, antes de que señalara a la persona que tenía en frente.
“¿Quién eres?”
“Oh, soy Daeil, su—”
“Es el nuevo dueño del restaurante.” TaeHyung interrumpió al susodicho,
sonriéndole a él. “Justo iba a preguntarle qué mesa está libre.”
Daeil carraspeó, asintiendo tras entender el mensaje. “Sí… En el fondo a
la izquierda hay una mesa libre, es toda vuestra. Podéis pedir lo que queréis
con un mando a distancia que tendréis a mano, pero la cuenta se paga en la
barra, al final.”
“Wow, cuánta tecnología.” Señalaba Jungkook, asombrado, antes de
enfocarse en TaeHyung, quién no parecía querer estar realmente allí. “Vamos
a nuestra mesa, ¿no?”
“Sí, vamos.”
“Espero que disfruten mucho.” El dueño pronunció, juntando ambas
manos en su regazo.
Sonriéndole de oreja a oreja, con un deje de burla en su mirada (pues no
necesitaba demasiadas explicaciones para saber que su presencia incomodaba
notablemente a TaeHyung hasta el punto de verse cohibido), Jungkook
empujó al rubio más cerca suyo.
“Gracias, así será.” Le dijo.
Acto seguido, guio a TaeHyung hacia la mesa señalada, notando como
este poco a poco se relajaba.
“¿Quién era ese?”
“Mi exnovio…” Respondía, junto a un suspiro prolongado. “Pero la
verdad es que preferiría no perder el tiempo hablando de él. No lo merece.”
“Descuida, yo tampoco quiero que hables de él.” Bufó, logrando sacarle
una risa, mientras ambos tomaban asiento en aquella mesa alejada.
Agarrando uno de los menús, TaeHyung ahora parecía radiante de nuevo,
con una sonrisa que le ocupaba toda la cara. Por supuesto, ignorando el hecho
de que tenía a su exnovio al otro lado del restaurante, mirándole por encima
del hombro como si hubiera cometido un crimen, pero eso raramente le
importaría.
“Mejor, mejor…”
“Por el amor de Dios, cuántas pizzas diferentes venden aquí… ¿Todas son
italianas?” Escuchó a Jungkook cuchichear, manteniendo su atención en la
carta.
“En su gran mayoría, sí, a excepción de un par que deben ser especiales de
la casa, ya sabes, lo típico. Los abuelos maternos de Daeil son italianos, así
que no es un novato haciendo pizzas… Pero sí un gilipollas.” Masculló al
final, oyéndole reír y sonriendo.
“Asumo que no terminasteis muy bien…”
“Asumes bien.” Meneando la cabeza a modo de asentimiento, dijo,
relamiéndose los labios antes de devolver su atención a la carta. “Hm… Creo
que ya sé lo que voy a querer.”
Jungkook le miró, sus ojos dándole señales claras de que procedería a
burlarse.
“¿Una ensalada capoeira de esas que siempre pides?”
Como era de esperar, el rubio dejó escapar un bufido, cerrando el menú y
depositándolo en su lugar. “Caprese, pedazo de bruto… Y no, graciosito, para
tu sorpresa esta vez no voy a pedir ninguna ensalada, sino una pizza.”
Por supuesto, los ojos del azabache le observaron como si repentinamente
a TaeHyung le hubiera crecido una cabeza extra por encima de la suya
propia.
“¿Qué? ¿Lo dices en serio? ¿Te vas a pedir una pizza?”
“Una pizza margarita, sí.” Este asintió, oyéndole bufar, pues acababa de
destruir sus expectativas. “Pequeña.”
“Ah, claro… Eso suena mucho más como tú.”
Los labios del rubio se estiraron en una sonrisita que trató de ocultar. “Es
que iba a pedirme la pizza vegetal, pero esa sólo la tienen en formato
familiar…” Se lamentó intencionalmente, sólo para escucharle tener arcadas
forzadas.
“Para, para por favor que me cierras el estómago.”
TaeHyung rio más fuerte.
“Lo siento, lo siento…”
La presencia de alguien a su derecha le hizo girarse y apartar la mirada de
Jungkook, sólo para ver a Daeil junto a él, sirviéndoles una pequeña cesta con
un tipo de pan en tiras gruesas, aromatizado con especias, aceitunas y otros
vegetales.
“¿Qué es esto?” Jungkook lo señaló.
“Una especialidad de la casa. Masa de pan especiada con orégano,
mantequilla de ajo y combinada con tomate seco o aceitunas. Lo servimos
como entrante gratuito.”
“Oh, vaya… Pues muchas gracias.”
“Espero que lo disfrutes.” Daeil se dirigió únicamente a TaeHyung
después de sonreírle al azabache, aunque su voz interrumpió lo que estaba a
punto de decir de manera completamente intencional, pues Jungkook podía
notar sus intenciones desde lejos.
“Aunque, ¿no es muy poco para dos personas? Quiero decir, aquí hay dos
trozos de pan alargado, ¿es uno para cada uno o cómo va la cosa…? No
entiendo.”
El dueño le entregó su mejor sonrisa, la más amable que tenía; pero a
Jungkook no le gustó en absoluto, pues sintió que lo que vendría a
continuación sería un intento de dejarle en ridículo. Y vaya si no se
equivocaba.
Él tomó un trozo de pan, admirándolo entre sus dedos con determinación.
“Bueno… En realidad son cuatro unidades, pero ya que conozco a
TaeHyung personalmente y sé que esas cosas no le gustan demasiado,
pues…”
Daeil quedó en completo silencio, viendo como Jungkook acercaba aquel
trozo de pan que había agarrado a los labios de TaeHyung y este lo mordía
sin decir nada, masticando con una sonrisa que iba sólo dirigida a él.
Entonces, se aclaró la garganta, encontrándose los ojos brillantes del
azabache.
“Yo creo que sí le gustan… ¿Podrías traer más, por favor?”
“Por supuesto…”
La sonrisa de Jungkook se amplió tras notar su incomodidad. “Gracias.”
Poco después, Daeil abandonó aquella mesa con una mueca de fastidio y
Jeon se encontró con los ojos del rubio.
“¿De verdad has estado tres años con ese gilipollas? Si seguro que tiene el
gorrito ese para sujetarle las ideas…” Bufó, sin ser realmente consciente de lo
que decía hasta que TaeHyung frunció el ceño.
“¿Y tú cómo sabes que han sido tres años? Si yo no te he dicho nada.”
Inmediatamente se atragantó con el trozo de pan. “No… Yo no lo sé.”
“Acabas de decirlo.”
“No… Has oído mal, seguro.” TaeHyung ladeó la cabeza, enviándole un
sinfín de amenazas en cuestión de segundos. “Tu hermano se lo dijo a Fourth
y Fourth a mí…”
Esta vez, TaeHyung bufó, cruzándose de brazos. “¿También te dijo lo que
pasó entre nosotros?”
“Sí, también. Pasó el mismo día en que Fourth se escapó de casa tras la
discusión con Mos y acabó en tu apartamento… Horas antes tú habías
discutido conmigo porque te besé para evitar a Seokhwa y bueno…”
“¿Te sentiste culpable?”
“Pues aunque no lo parezca, sí, y bastante… Aunque debo decir que mi
intención no era utilizarte, sólo quería evitar a ese pesado y me entretuve
besándote, pero es un poco tu culpa.”
De nuevo, el rubio bufó. “¿En serio?”
“Sí. O sea, no es tu culpa como tal, sólo… Ya sabes.” Se encogió de
hombros, sin tener ni idea de cómo continuar. “Da igual, déjalo. El caso es
que luego te quise invitar a almorzar para compensártelo.”
“Oh… Qué detalle…”
“Soy muy detallista con quienes me interesan.” Afirmaba, relamiéndose
los labios.
TaeHyung levantó la barbilla. “¿Sí? ¿De verdad?”
“De verdad, rubito.”
“¿Eso quiere decir que te intereso?”
“Bueno…” Su cabeza se ladeó, analizándolo antes de inclinarse y tomar su
rostro con una mano, para acto seguido estirarse por encima de la mesa y
alcanzar sus labios, depositando un casto beso en ellos. “Si eso no quiere
decirlo, tal vez esto sí.”
Alguien carraspeó a la izquierda, por lo que tuvieron que separarse para
ver a Daeil, quien esta vez no sólo traía los panecillos restantes, las bebidas
de ambos sobre una bandeja y también sus pizzas, sino una mueca de pocos
amigos inconfundible que TaeHyung ignoró del mismo modo en que lo hizo
Jungkook.
“Disculpad, aquí está vuestra orden… Que tengan buen provecho.”
El azabache asintió, mordiendo su labio inferior. “Muchas gracias.”
Daeil abandonó por segunda vez la mesa con un nudo en la garganta.
Jungkook volvió a mirar a TaeHyung antes de observar su plato. Tenía buena
pinta, pero estaba convencido de que no lo disfrutaría por tener el rostro del
aquel individuo en su mente.
“Espero que sea mejor chef que novio, porque sino me voy de aquí sin
pagar.”
TaeHyung soltó una carcajada. “Pero si voy a pagar yo.”
“Ah, bueno…”
Casi media hora más tarde, habiendo terminado de comer (y en el caso de
Jungkook, comer y criticar al exnovio de TaeHyung, además de a su
exquisita pizza), Jungkook se puso en pie junto a un suspiro prolongado.
“Voy al baño, rubito, que me meo.”
“Vale, yo iré mientras a pagar. Te espero fuera cuando termine, ¿de
acuerdo?”
Asintiendo, ambos caminaron juntos hasta que sus caminos se separaron
en el pasillo del baño, donde Jungkook desapareció.
TaeHyung dejó escapar una pequeña maldición, mirando a todos lados
mientras se dirigía hacia la barra, rezando internamente por no encontrarse a
Daeil por ningún lado, pues verle era lo último que quería ahora mismo.
Llegó a la barra en busca de alguien que pudiera atenderle, encontrando
que el sitio detrás del mostrador estaba vacío y sólo había un pedazo de tarta
que alguien debía recoger.
“…es mi ex, sí.” La voz de Daeil fue inconfundible para sus oídos,
girándose y encontrándolo a tan sólo unos metros, charlando con otro hombre
de espaldas a él y apenas riendo.
No tardó en fruncir el ceño cuando pudo escuchar con mayor detenimiento
aquella conversación e instantáneamente dándose por aludido, pues no había
manera de que estuviera refiriéndose a alguien más.
“Rompimos hace algunos meses y ya me ha cambiado por el primer
muerto de hambre que ha visto.” Bufaba, negando con la cabeza y riendo sin
gracia. “¿Te lo puedes creer…? Encima su novio de ahora parece un puto
yonki.”
La sangre del rubio hirvió tan pronto como escuchó aquello, del mismo
modo en que lo hizo la de Jungkook, quién justo salía del baño para darle
encuentro, sin que nadie más le viera ni notara su presencia detrás de las
columnas. Él no pudo evitar sentirse humillado incluso cuando no se estaban
dirigiendo a él directamente.
No era la primera vez que alguien tenía el atrevimiento de juzgarlo por su
apariencia, por cómo se comportaba e incluso por cómo decidía vivir su vida.
No debía ser algo nuevo ni sentirse así, pero lo hacía inevitablemente. Y eso
no le gustaba.
Un segundo después, el ruido de alguien chillando, sorprendido y la
imagen de TaeHyung estampando lo que parecía ser un trozo de pastel de
chocolate en la cara de su exnovio, fueron suficientes para que Jungkook
volviera a mirar.
“¡TaeHyung!” Exclamó su ex pareja, quitándose pastel del ojo, en
completo estado de shock. “¿Qué narices haces?”
“Eso debería preguntarte yo, pedazo de gilipollas. Agradece que no tenía
la tarta entera a mano, porque te iba a salir chocolate hasta por las orejas.”
Jungkook esbozó una sonrisita orgullosa, sintiéndose satisfecho, a la par
que arropado.
“¿Quién te crees que eres para hablar así de mi acompañante?” Volvía a
hablar, sonando tan molesto como se veía.
Daeil ladeó la cabeza, ni siquiera molestándose en verse falsamente
arrepentido por sus imprudentes palabras.
“¿Acompañante? Pensé que era tu novio.”
“Lo que seamos a ti no te importa. Para cambiar a alguien, la persona
reemplazada debe tener un valor inicial; un valor con el que tú no cuentas
porque todo lo que te queda me lo robaste a mí, Daeil, así que no tengas el
descaro de ir por ahí burlándote de Jungkook como si fueras mucho mejor
que él porque no te lo voy a permitir.”
Sus cejas se alzaron, riendo con evidente diversión. TaeHyung quería
sacarle los ojos con una cuchara. “Oh… ¿No me lo vas a permitir?”
“En absoluto, Daeil. Te faltan muchas cosas que él tiene sin necesidad de
esforzarse para mirarme con esa barbilla tan alta, así que bájala un poquito.”
Lo señaló, oyéndole bufar. “Y no me hagas hablar, porque me parece que en
los casi cuatro años que estuvimos juntos no llegaste a conocerme tanto como
crees.”
Una risa abandonó sus labios.
“¿Me estás amenazando?”
“Es una advertencia, en realidad… No creo que quieras una amenaza de
mi parte, te lo aseguro.” Escupió, poniendo el dinero bruscamente sobre la
barra. “Ahora límpiate eso que tienes en la cara y deja de parecer tan ridículo,
ya tienes suficiente con serlo, ¿no te parece?”
El pelinegro ahuecó la mejilla con su lengua y apretó los dientes,
evidenciando así su mal humor; algo que parecía querer ocultar desde un
inicio.
“Ahí tienes tu propina, aunque no te la mereces porque has sido un
profesional nefasto… Tanto que estoy pensando en dejarle una mala
valoración a tu restaurante en Google.”
“TaeHyung…”
“Quizás la quite cuando te disculpes con Jungkook por haber dicho cosas
tan absurdas de él a sus espaldas, o tal vez cuando me devuelvas el dinero
que me debes… O nunca.” Encogiéndose de hombros, sonrió. “Adiós, Daeil,
que te vaya genial.”
Dándose la vuelta, abandonó aquel restaurante sin mirar atrás, escuchando
la voz de su exnovio llamarle sin importar si eso causaba un alboroto.
TaeHyung no se había sentido tan desahogado en la vida.
Sin borrar la sonrisa inmensa en su rostro, Jungkook salió del baño un
minuto después, no queriendo que nadie supiera que había estado escuchando
a escondidas. Se despidió de Daeil, cuyo rostro estaba rojo de la furia y
cubierto de chocolate.
“Adiós, amigo, gracias por la comida.” Le dijo, moviendo la mano en el
aire. Luego, se señaló el rostro, riendo. “Te has manchado un poco, límpiate.”
Daeil le fulminó, pero eso sí que lo pudo ignorar, abandonando del mismo
modo aquel local y encontrando a TaeHyung en la salida.
“Ya estoy aquí, rubito.”
Él le sonrió, antes de que Jungkook se inclinara para depositar un casto
beso en sus labios.
“Me gusta esta pizzería… Pero creo que prefiero la que frecuento
habitualmente, es más acogedora y el dueño no parece recién sacado de una
caja coleccionista de Action Man.”
Una risita abandonó sus labios, asintiendo, pues estaba muy de acuerdo
con él.
“Sí, yo también… Deberíamos ir allí la próxima vez.” Dijo, rodeándole el
cuello con ambos brazos.
Jungkook alzó ambas cejas. “¿Próxima vez? ¿Acaso me estás invitando a
una segunda cita?”
“No… Me vas a invitar tú.” Aseguró.
Y claramente él asintió, porque no había manera de que pudiera negarse,
no cuando lo siguiente que el rubio hizo fue acariciar su nuca con suavidad,
enviándole un escalofrío que recorrió todo su cuerpo. Suspirando, mordió su
labio inferior.
Sólo TaeHyung era capaz de hacerle sentir que podía derretirse bajo su
tacto.
“Cuenta con ello…”
✧c.-033

N/A: Este capítulo está en mi top cinco de los que más sensaciones me
han producido escribiéndolos, lo amo xD
Cap dedicado a Taecomoentero ♡♡
Hoy os recomiendo ‘FREAKSHOW’ de PLVTINUM. Creo que a este
paso he recomendado toda su discografía y no me arrepiento.

TaeHyung salió de su última clase del día justo cuando el reloj marcaba
las tres en punto de la tarde, completamente agotado y muerto de hambre.
Odiaba el horario de mañana por esa misma razón, siempre llegaba a su casa
cansado, tarde y con el estómago rugiéndole.
Era miércoles, uno de esos días en los que sólo te apetecía llegar a casa,
tumbarte en el sofá y pedir cualquier comida basura a domicilio. Y,
sorprendentemente, ese era su caso, pero sólo la parte de pedir comida basura
podía cumplirse, pues todavía le quedaban obligaciones por hacer. Jungkook
y él habían acordado verse en el hotel para tomar las medidas de cortinas,
sábanas y otras cosas de las que debía hacerse cargo.
“Espero, como mínimo, estar nominado al Nobel de la Paz este año…”
Bufaba para sí mismo, desbloqueando su coche y dejando el bolso en el
asiento del copiloto.
Se puso el cinturón con notable pereza, lloriqueando para sí mismo.
Gemini se quedaría hasta tarde en la biblioteca, acompañado de Fourth y
algunos compañeros a los que no quiso llevar a casa, por lo que no debía
preocuparse por su hermano, pues Bank salía justo a tiempo para recogerlo y
llevarlo a casa.
Mientras conducía en busca del restaurante más cercano, sintió su teléfono
vibrar dentro del bolso, suponiendo que sería Jungkook enviándole mensajes
para avisarle de que él también iba de camino al hotel.
“Hamburguesas no… Perritos calientes tampoco…” Murmuró, viendo y
descartando los diferentes sitios a los que podía acudir para comprar el
almuerzo, pues quería compensar a Jungkook por ayudarle sin pedir
(sorpresivamente) nada a cambio.
Su teléfono volvió a sonar, justo cuando la quinta pizzería que apareció
frente a sus narices le llamó la atención, tras quince minutos de trayecto. Él
aparcó en el primer lugar vacío que vio, moviéndose para agarrar el teléfono
y poder atender los mensajes que recibía. Que, por supuesto, le pertenecían a
Jungkook.
Jungkook:
Voy de camino al hotel, rubito. Llevo protección por si acaso. [03:06 p.m]
Él dejó escapar una risita, negando, antes de leer el siguiente mensaje.
Jungkook:
Llego en quince minutos, rezo porque no me hagas esperar mucho… O
tendrás que recompensarme. [03:30 p.m]
Respondiendo al primer mensaje, TaeHyung escribió:
TaeHyung:
Está muy bien que uses el casco para protegerte, ese cerebro tuyo podría
deteriorarse si tienes un mal accidente de tráfico.
Luego, seleccionó el segundo.
TaeHyung:
Por supuesto que te recompensaré, tú no te preocupes por eso.
Nos vemos en un rato, voy a comprar unas cosas antes que te gustarán
mucho.
Y no, no son disfraces, que te conozco, cerdo.
Tras enviar el último mensaje, lo único que pudo hacer, mientras se
quitaba el cinturón, fue imaginar qué cara tendría al leerlo, riéndose para sí
mismo.
Salió del coche poco después, agarrando su cartera y las llaves,
bloqueándolo tan pronto como cerró a sus espaldas. El local frente a él
parecía tener pocos clientes, por lo que se sintió afortunado de no tener que
esperar tanto.
Tan pronto como se adentró en aquella pizzería el olor de la comida recién
hecha llegó a él, casi haciendo su estómago rugir allí mismo.
“Buenas tardes, ¿sabe lo que va a pedir?”
Asintiendo, se acercó a la chica tras el mostrador, quién le observaba con
una sonrisa amable, antes de mirar alrededor, a los carteles de promoción y
menús que tenían. Ese día parecía estar de suerte, pues en la carta aparecía la
famosa pizza al estilo coreano que tanto le gustaba a Jungkook. Él sonrió.
“Sí, quería una pizza mediana vegetal con extra de queso y otra familiar al
estilo coreano, una botella de agua pequeña y otra de gaseosa. Para llevar, por
favor.
“Por supuesto, en seguida.”
Diez minutos después, TaeHyung salía de aquel local con dos cajas de
pizza en su mano derecha y la bolsita con las bebidas en la izquierda, junto a
su sonrisa resplandeciente. Sabía que Jungkook apreciaría mucho su gesto e
inevitablemente eso le hacía sentir ansioso.
El sonido de un grito desgarrador a lo lejos le sacó de su burbuja, justo
cuando abría la puerta del coche y dejaba en los asientos traseros la comida.
Él se giró de inmediato, del mismo modo en que lo hicieron varias personas,
encontrado a una mujer de pie a tan sólo unos metros, con el cabello corto y
castaño.
“¡Dios mío!” Chillaba, totalmente aterrorizada. “No, no, no… ¡Ahora no,
ahora no!”
Y, confundido, TaeHyung se le acercó poco a poco, olvidándose por
completo de su coche y la comida.
“No me jodas, no, no.”
“Disculpa, ¿puedo ayudarte en al…?”
Una vez llegó junto a la mujer quedó en completo silencio, viendo cómo
esta se encontraba rodeada por un charco de agua. Sus ojos se ensancharon
inmediatamente, sabiendo lo que eso significaba. Ella le observó del mismo
modo.
“He— he roto aguas…”
TaeHyung tragó saliva, su mente en blanco. “Oh.”
La mujer comenzó a hiperventilar repentinamente, como si acabara de ser
consciente de ello.
“¡Dios, he roto aguas!” Chilló, temblando. “¡He roto aguas!”
Un segundo después, de sus labios brotó un alarido que sobresaltó a
TaeHyung, apenas reaccionando a tiempo para sostenerla cuando estuvo a
punto de caer al suelo.
“¡Joder!”
“Cuidado, cuidado, tranquila.” Le susurraba, tratando de que se
incorporase.
Ella volvió a gritar, dejándole momentáneamente sordo en el proceso y
encorvándose por el dolor. “¡Su puta madre, cómo duele!”
“Necesitas ir al hospital ya mismo.”
“No me digas, genio…” Soltó con evidente sarcasmo, tras un bufido que
se convirtió en otro grito ensordecedor. “¡Me cago en todo! ¡Joder! ¡Mierda!”
TaeHyung agarró su mano con fuerza, guiándola hacia su coche sin
preguntar siquiera. “Ven conmigo, tengo mi coche justo aquí al lado. Yo te
llevo, ¿vale? El hospital más cercano está a quince minutos, llegaremos
pronto.”
“¡Dios!”
Ignorando sus quejidos, aunque le molestasen los oídos más que nunca,
abrió la puerta del copiloto torpemente, ayudándole a entrar con sumo
cuidado. Una vez estuvo sentada, le puso el cinturón del mismo modo.
Luego, dio la vuelta al coche con rapidez, entrando en el lado del conductor y
poniéndose el cinturón antes de arrancar.
“Ya vamos, respira hondo y no pienses en el dolor.” Le dijo, sus dedos
temblorosos tecleando el número de emergencias junto al botón del GPS.
Ella gruñó. “Claro… Qué fácil es decirlo cuando no eres tú al que le va a
salir un niño del tamaño de un bulldog francés por la vagina.”
“Lo sé, lo sé, pero esta es mi primera vez atendiendo un parto, tenme un
poco de paciencia.”
“¡Anda! Qué casualidad, esta también es mi primera vez estando de
parto… Y la última, ya te lo digo.” Otra contracción le dejó sin aire,
jadeando. “Joder…”
La voz de una mujer reemplazó el sonidito de los pitidos y un grito de su
acompañante la opacó hasta el punto en que TaeHyung sentía que podría
volverse loco dentro de aquel coche, respirando hondo.
“Buenas tardes, voy de camino al hospital con una mujer que ha roto
aguas hace menos de cinco minutos. Tardaremos otros quince o veinte en
llegar. Por favor, avisen a un doctor. Gracias, adiós.”
Y del mismo modo en que inició aquella llamada, la terminó, tragando
saliva duramente, bajo la atenta mirada de su acompañante, quien no tuvo
tiempo de decir nada en admiración a su rapidez cuando lloriqueó.
“¡Maldita sean las putas contracciones de mierda!”
El gesto de TaeHyung se torció, viéndose obligado a frenar cuando el
semáforo se puso en rojo.
“¿Duele mucho?”
“Me quiero morir. Siento como si algo intentara aplastarme el vientre
hasta querer convertirme en una hoja de papel.”
“Suena doloroso, sí…” Murmuró, apretando los labios.
“¡Mierda!”
Volviendo a ponerse en marcha, respiró hondo, sintiéndose algo impotente
al no saber qué hacer para ayudar. Una parte de él seguía completamente en
blanco.
“Y cómo… ¿cómo te llamas?”
“Bomi, me llamo Bomi.” Tragó saliva con dificultad. “¿Cómo te llamas
tú?”
“TaeHyung.”
“TaeHyung… Bonito nombre.”
Él le sonrió. “Gracias, el tuyo también es muy bonito.”
Poco después, reinó el silencio al TaeHyung no saber qué más decir,
únicamente el ruido de los jadeos que Bomi dejaba escapar y sus lloriqueos
por el dolor.
Tenía curiosidad por saber más de ella y de su embarazo, siendo algo que
no podía evitar, más no quería ser un entrometido y hacerle sentir que estaba
en medio de un interrogatorio mientras sufría.
Sin embargo, Bomi pareció notar su incomodidad incluso a través de su
estado.
“Es un niño.”
TaeHyung le miró, confundido. “¿Huh, disculpa?”
Bomi se señaló la barriga abultada.
“Que tendré un niño.”
“Oh…” Su sonrisita apareció. “Debes estar muy emocionada y ansiosa por
conocerle, ¿no?”
Ella asintió apenas, sonriendo también, aunque aquella sonrisa no llegaba
a sus ojos. “Más que nunca… Aunque también estoy muy asustada,
TaeHyung.” Admitió.
“Es normal estarlo cuando tu vida va a cambiar por completo.”
“Lo sé… Es sólo que no pensaba criar a mi hijo sola, ¿sabes?” Murmuró,
inmediatamente topándose con sus ojos tristes. “El padre nos abandonó hace
menos de dos semanas. Se fue sin decir nada y no he vuelto a saber de él.
Supongo que su decisión es muy obvia.”
Algo se encogió dentro de él.
“Lo siento mucho, Bomi…” Dijo, viendo como la mujer negaba.
“No te preocupes, está bien. Él se lo pierde, después de todo.”
Entonces, TaeHyung asintió, encontrando que aquello era cierto. “Tienes
razón… Él se lo pierde.”
Bomi dejó escapar el décimo grito de la tarde, aferrándose al sujetamanos
en la zona superior izquierda y estrujándolo con fuerza. Una nueva
contracción quiso doblar su cuerpo a la mitad debido al profundo dolor y a la
sensación sofocante de presión. Sus dientes casi rechinaron cuando apretó la
mandíbula, sollozando silenciosamente. Era demasiado.
“Aunque, ¿s-sabes?” Titubeó, tragándose el dolor. ‘La verdad es que me
cago un poco en su árbol genealógico pasando por alto a nuestro hijo, porque
el… Ese hijo de la gran puta me prometió que formaríamos una familia
juntos. Juntos. Los… Los dos. Y ahora me ha dejado.’ Apretó los ojos con
fuerza. “Me ha dejado, TaeHyung, ¿te lo puedes creer? Me ha dejado a dos
semanas de tener a su hijo.”
El mencionado giró en la manzana, llenándose los pulmones de aire y
asintiendo, pues sabía que nada de lo que diría calmaría todo lo que ella
estaba sintiendo.
“¡Me ha abandonado el muy inútil! Le odio, le odio con toda mi alma.”
Escupió, apretando el puño libre. “Espero que cuando muera, los cuervos le
saquen los ojos y las gaviotas aniden en sus huevos.”
TaeHyung continuó en silencio, tratando de no verse horrorizado incluso
si lo estaba, sus ojos ensanchados atentos únicamente a la carretera.
“Móvil…” Oyó que decía de repente.
Él se giró para mirar a Bomi, que parecía algo más calmada por haberse
desahogado. “¿Eh?”
“Escucho un móvil…” Ella le observó también. “Está sonando en la parte
de atrás. ¿Es tuyo?”
Sólo entonces, fue capaz de escuchar la melodía de su teléfono sonando en
los asientos traseros (junto con su abrigo, la pizza y las botellas de refresco),
aquella que había escogido especialmente para Jungkook.
Mierda. Jungkook. Por un momento se había olvidado de que este se
encontraba esperándolo en ese dichoso hotel.
“Sí, es mío, debe ser un amigo con el que había quedado y me está
esperando, pero no te preocupes que le llamaré en cuanto lleguemos al
hospital.”
Bomi suspiró, echando la cabeza hacia atrás. “Vale…”
“¿Sigue doliendo mucho?”
“Tanto que estoy planteándome golpearme la cabeza varias veces contra la
ventana para perder el conocimiento.” Asentía, pasándose la lengua por los
labios, visiblemente agotada. “Y créeme que lo haría, de no ser porque
tendrías que cargar conmigo y ya me has ayudado suficiente.”
Una pequeña risita escapó de sus labios. “Claro que no, no digas eso,
Bomi, no eres ninguna carga. Aunque apreciaría mucho que evitases darte de
golpes contra la ventana, sobre todo porque hace poco me pincharon las
ruedas y todavía sufro.”
Bomi también rio, siendo esa la primera risa verdadera que alguien había
logrado sacarle en las últimas dos semanas, acompañada de dos pequeñas
lágrimas en las esquinas de sus ojos.
“Vale, vale, tranquilo, evitaré romperte el cristal a cabezazos.”
“Te lo agradezco en el alma, de verdad.” Sonriéndole, devolvió la vista al
frente.
La voz de Bomi que fue a decir algo al respecto, se vio atascada en su
garganta por un alarido de dolor, volviendo a sollozar inevitablemente y
apretar el sujetamanos. TaeHyung le apretó la mano libre como pudo,
acariciándola.
“Respira hondo, ¿vale? Ya casi estamos llegando, Bomi, no falta nada.”
Ella asintió, sus ojos llenos de lágrimas. “Sí… Lo intento, pero no
puedo…”
“Claro que puedes, tú respira conmigo.” TaeHyung tomó una profunda
bocanada de aire. ‘Respira… “Pidió, esperando a que lo hiciese y cuando lo
hizo, dejó escapar todo el aire en sus pulmones.”…e inspira lentamente.’
Bomi copió su misma acción otra vez. “Muy bien, ahora de nuevo.”
La castaña sollozó una vez más, tratando de respirar profundo, aunque
temblorosamente, que el aire llegase a sus pulmones sin interrupciones.
Estaba asustada, cargada de miedo, dolor e inseguridad.
El teléfono de TaeHyung volvió a sonar.
“Tu teléfono…” Susurró entre hipidos. El rubio negó.
“Ignóralo, tú continua con lo que estamos haciendo. Respira e inspira poco
a poco y cierra los ojos. No pienses en el dolor, ¿vale? Sólo concéntrate en tu
respiración.”
Asintiendo, hizo lo pedido. “¿E-Eres médico o algo así?”
“Soy abogado, o bueno, estoy terminando la carrera para convertirme
oficialmente en uno.”
“Oh, entiendo… ¿Y cómo es que…” Sus ojos se entrecerraron, otra
contracción más robándole el aliento antes de poder tomar la palabra de
nuevo. “…sabes tanto de esto? ¿Has hecho algún curso o algo así?”
El rubio volvió a asentir, por segunda vez viéndose obligado a detenerse
en otro semáforo. Bomi chasqueó la lengua.
“Hice un curso de primeros auxilios para ayudar a mi madre cuando
saliera del hospital.”
“¿Está ingresada?”
En esta ocasión, TaeHyung negó. “Estaba. Murió hace casi un año, tenía
cáncer.”
Bomi se arrepintió de hacer aquella pregunta en ese mismo instante, tan
pronto como TaeHyung contestó, viéndose consternada.
“Vaya… Lo siento mucho, TaeHyung…”
“No, no te preocupes, estoy bien.” Con una sonrisa, dijo, girando el rostro
para mirarle antes de reincorporarse a la carretera. “Además, al menos ese
curso me ha servido para ocasiones como esta.”
Ella le devolvió la sonrisa. “Claro que sí.”
Un minuto después, TaeHyung aparcó de cualquier forma en el parking,
agarrando rápidamente sus pertenencias (móvil, cartera y llaves) para salir del
coche y abrirle la puerta a Bomi, quién con su ayuda bajó torpemente. Al
instante, un paramédico estaba frente a ellos con una silla de ruedas.
“¡Putas contracciones!” Gritó, mientras volvía a tomar asiento.
“¿Hace cuánto han empezado las contracciones?”
“Menos de veinte minutos, diría yo.”
El paramédico asintió, corriendo hacia el interior del hospital después de
ponerle el tensiómetro. “¿Sabría decirme con qué frecuencia?”
TaeHyung negó, siguiéndole de cerca. “Se quejaba a cada rato, así que
probablemente menos de un minuto entre contracción y contracción. Estaba
muy asustada.”
“De acuerdo, gracias.” Le dijo, visualizando a una de las doctoras.
“Doctora Ahn, rápido, la necesito aquí. Ha llegado una mujer embarazada
con contracciones frecuentes y tensión alta desde hace casi veinte minutos.”
La misma doctora que atendió a TaeHyung durante su urgencia y se
encargaba de los voluntariados, se acercó inmediatamente, reconociendo al
rubio y dándole una sonrisa algo tensa. Ella se dirigió a Bomi.
“Hola, cielo, ¿cómo te llamas?”
“Yoon Bomi.”
“Encantada, Bomi, yo soy la doctora Ahn. Dime, ¿te sientes muy
mareada?”
Bomi negó de inmediato, respirando hondo tal y como TaeHyung le había
enseñado. “No, me siento bien, pero las contracciones me están matando,
doctora Ahn. No las aguanto. Estoy… Estoy muy nerviosa, mi amigo
TaeHyung ha tenido que enseñarme ejercicios de respiración por el camino
porque no podía más.”
La sonrisa de la doctora se ensanchó cuando hizo contacto visual con el
rubio, quien se la devolvió.
“Eso es normal, no te preocupes, ¿vale? Ahora vamos a llevarte a una
habitación para poder examinarte bien, ver si has dilatado y todo eso que
seguramente ya habrás oído miles de veces.”
“¿Me pueden sacar al bebé ya?”
Ella rio. “Todo eso depende de la dilatación, Bomi, no te apresures.”
“Está bien…”
“Nos vamos, ¿de acuerdo?”
“Sí, por favor, dese deprisa.” Desesperadamente movió la cabeza, antes de
buscar al rubio y tomar su mano con fuerza. “Ay, TaeHyung… Que voy a
tener a mi hijo ya… Qué nervios.”
El susodicho sonrió de oreja a oreja, poniéndose en cuclillas para tomar su
mano. “Todo va a salir bien, ya lo verás, estate tranquila.” Bomi asintió, el
horror siendo más que evidente en sus ojos. “Yo estaré aquí fuera
esperándote hasta que todo haya acabado, te lo prometo. No me moveré de
aquí.”
“Vale… Gracias.”
“No es nada, Bomi. Nos vemos dentro de un rato, mucha suerte y respira
como hemos aprendido, ¿de acuerdo?”
Por última vez, Bomi asintió, antes de que la doctora Ahn se alejase por el
pasillo arrastrando su silla de ruedas. TaeHyung permaneció allí de pie hasta
que no hubo rastro de ella, luego tomó asiento en una de las sillas en la sala
de espera, frotándose el rostro.
Probablemente le costaría meses, sino años superar lo que había vivido esa
tarde. El caos, la impresión, la experiencia inigualable y toda esa cantidad de
sentimientos mezclados.
Su teléfono vibró por tercera (o tal vez cuarta, quinta… ¿quién sabía?),
esta vez teniendo total capacidad para atender la llamada que le pertenecía a
un pobre y olvidado Jungkook, quien seguramente estaría muy molesto con
él. TaeHyung aceptó.
“Jungko—”
“Llevo una hora esperando aquí como un gilipollas, TaeHyung. Una hora
sin que contestes mis mensajes, mis llamadas ni mucho menos des señales de
vida… ¿Me puedes explicar de qué va todo esto?”
En efecto, sonaba tan molesto como TaeHyung creía que debía de estar. O
al menos, lo suficiente como para sustituir el agradable mote de “Rubito” por
su nombre de pila.
“Lo siento mucho, Jungkook, es que ha pasado algo cuando iba de camino
y ahora estoy en el hospital, por eso no he podido responderte antes.”
Aquello también fue suficiente para que Jungkook dejase a un lado su
molestia y la transformara completamente por preocupación, su ceño incluso
frunciéndose e incorporándose del asiento de la camioneta.
“¿Qué? ¿En el hospital?”
Suspirando, él asintió. “Una mujer embarazada rompió aguas a menos de
dos metros de donde yo estaba, así que tuve que traerla.”
“Pero, ¿tú estás bien?”
“Físicamente sí… Pero tengo la cabeza hecha un lío ahora mismo,
Jungkook.” Admitió, procediendo a disculparse por tercera vez, pues
realmente no sentía. “De verdad siento mucho no haberte avisado a tiempo y
que hayas tenido que esperarme, te prometo que no tenía nada de esto
planeado.”
El susodicho negó. “No te preocupes por eso ahora, ¿en qué hospital
estás?”
“En el mismo de siempre, acaba de atendernos la señora Ahn.”
“Perfecto, voy para allá.”
TaeHyung fue a decir algo más, justo cuando Jungkook colgó, dejándole
con una sensación extraña en el pecho. Caliente por la conmoción de saber
que acudiría a él y fría por la culpa de haberle hecho esperar tanto tiempo
incluso cuando tenía planes totalmente diferentes para ellos.
Incluso había comprado pizza para los dos…
Jungkook llegó al hospital media hora después, adentrándose e
inmediatamente buscando al rubio con la mirada, topándose con sus ojos,
pues este se encontraba mirando hacia la puerta con la intención de verle
también. TaeHyung levantó el brazo para indicarle que se acercara, cosa que
hizo de inmediato.
“Gracias por venir, siento—”
“¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?” Con rapidez, justo después
de sentarse a su lado, le tomó el rostro, analizándolo. “No pareces tener
heridas.”
Una risita abandonó sus labios. “Jungkook, he traído una embarazada, no
un jaguar. Estoy bien, sólo un poco…” Se encogió de hombros al no saber
cómo expresarse. “Raro, supongo. Es la primera vez que tengo que calmar a
una mujer con contracciones.”
“¿Estás bien?”
A pesar de su explicación, el azabache parecía no haberlo entendido.
Riendo todavía, TaeHyung volvió a asentir. “Sí, tranquilo… Aunque le
dije a Bomi que me quedaría aquí hasta que todo terminase y ella se
encontrara bien. No quiero dejarla sola.”
“Ya me lo imaginaba, rubito.”
“Siento no haberte podido avisar antes, de verdad, te prometo que no lo
hice intencionalmente.”
Jungkook movió la cabeza a modo de negación. “Lo sé, no te preocupes.”
“Hasta compré pizza para sorprenderte como agradecimiento por tu
ayuda.” Añadió, haciendo un puchero. “Encontré un local donde hacían esa al
estilo coreano que tanto te gustaba y quise llevártela, pero no he podido. Lo
siento.”
Con el corazón acelerado, el azabache se inclinó para acallar sus quejas
con un casto beso, sosteniéndole la barbilla, silenciándole antes de separarse.
“…seguro que está fría ya…” Acabó sus lamentos con un lloriqueó.
Jungkook volvió a besarle.
“Esto es más importante que cualquier pizza, rubito, así que no tienes por
qué disculparte. Ya nos comeremos esa pizza aunque esté fría y me invitarás
a muchas más, no te preocupes.”
TaeHyung mordió su labio inferior, hipnotizado por los ojos ajenos, por el
modo en que estos lo miraban. Tan brillantes, puros, llenos de una adoración
que no llegó a apreciar y una dulzura inigualable. Jungkook le sonrió.
“¿Seguro?”
“Segurísimo, claro que sí. Hay tiempo para todo, así que no me voy a
quejar por esperar a que tu nueva amiga tenga a su hijo. O a sus hijos, yo que
sé… Lo que lleve ahí dentro.”
De nuevo, el corazón del rubio se aceleró hasta sentirlo en su garganta,
riendo.
“Es un niño… Pero, ¿en serio te vas a quedar esperando?”
Jungkook apenas se encogió de hombros. “Mi plan de miércoles por la
tarde era medir cortinas y sábanas en un hotel, todo eso sin poder usar las
camas, claro… Así que imagínate lo que me afecta esperar en un hospital.”
“Aquí tampoco podemos usar las camas, Jungkook.”
“Bueno, esa es tu opinión.”
Otra risa abandonó sus labios. “Eres un cerdo…” Suspiraba, apoyando la
cabeza en el hombro ajeno poco después de aferrarse a su brazo.
Necesitaba tener a alguien cerca que le proporcionara paz, y de algún
modo esa persona era Jungkook. Sin ningún tipo de advertencia, señales (que
claramente él pudiera ver) o pistas, pero lo era. Y no había forma de que
pudiera quejarse, no cuando su corazón se sentía en una nube.
Al cabo de unas cinco horas, cuando TaeHyung dio por hecho que su
estómago se había devorado a sí mismo incluso después de haber comido tres
snacks de bolsa que Jungkook trajo para ellos y dos gaseosas (esas que tanto
odiaba), ambos se encontraban charlando.
“…la madre de Siyeon me dijo que mañana pueden dedicarse enteramente
al hotel sin problemas, así que le he pedido el favor de que midan una de las
cortinas, sábanas y algunos cojines para tener las medidas exactas.”
Explicaba el rubio. “Iré con Bank a comprarlo todo y el viernes nos
encargaremos de preparar el hotel.”
Jungkook asintió, escuchándole con atención.
“El jueves de la próxima semana es cuando empiezan los desalojos, ¿no?
Sé que algunas personas ya han dejado sus viviendas antes de tiempo.”
“Sí, tenemos muy poco tiempo para prepararlo todo, pero bueno… Nos
buscaremos la vida como sea.”
Al instante de decir aquello, notó una mano de Jungkook en su hombro,
apretando suavemente y masajeándolo poco después, enviándole ánimos de
manera silenciosa, pues sabía que TaeHyung los necesitaba.
Tan sólo unos minutos después, la señora Ahn apareció por el pasillo con
una sonrisa de oreja a oreja, un gorro quirúrgico y los ojos cansados.
“TaeHyung, hola, cielo.” Ella lo saludó, acercándose a ellos y
ensanchando su sonrisa cuando vio a Jungkook también allí, este sonriéndole
de vuelta.
“Doctora Ahn, ¿cómo va todo? He preguntado a otros doctores y nadie me
dice nada.”
“Todo ha salido genial, tu amiga Bomi ha dado a luz un niño sanísimo,
con los pulmones más sanos que he escuchado en mi vida.” Explicó, viéndole
suspirar, aliviado. “Ella me ha preguntado por ti, quería saber si seguías
aquí.”
TaeHyung se incorporó. “¿Ella está bien? ¿Puedo ir a verla?”
“Por supuesto que sí, seguro que está deseando verte. Habitación ciento
siete, en esta misma planta.”
De inmediato el rubio se puso en pie, dándole una mirada rápida a
Jungkook, quién no tardó en sonreírle.
“En seguida vuelvo, ¿vale?”
“Claro, rubito, aquí te espero.”
“Gracias.”
Un segundo después, desapareció a toda velocidad por el pasillo, ansioso,
nervioso y muy emocionado, buscando con la mirada la habitación donde
Bomi se encontraba descansando. La encontró al cabo de unos minutos,
golpeando para pedir permiso.
“Adelante.” Una voz cansada dijo desde el interior.
TaeHyung abrió, asomando la cabeza sólo para que Bomi pudiera ver que
se trataba de él. Tan pronto como sus ojos se encontraron, ella sonrió de oreja
a oreja, incluso si se sentía demasiado cansada hasta para mover los músculos
de su rostro.
“No te has ido…”
“Claro que no, ¿cómo iba marcharme sin saber nada de mi nueva mejor
amiga? No podría.” La sonrisa ajena se ensanchó aún más, conforme el rubio
se acercaba a ella. “¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?”
“Cansada y adolorida, pero muy bien… Ha sido parto natural, así que
estoy contenta porque me habían metido mucho miedo con todo el tema de la
epidural.” Explicó, antes de mover los brazos para mostrarle aquello que
sostenía. “Mira qué pequeñito es… Todavía no me lo creo.”
TaeHyung observó al bebé con el corazón derretido en su pecho.
“Es adorable, Bomi…”
“Y sorprendentemente guapo para ser un recién nacido, también, porque
todos los que he visto parecían castañas crudas.”
Una carcajada abandonó sus labios. “Tienes razón, sí.” Asentía,
suspirando. “¿Y ya tiene nombre, o aún no?”
Bomi se acomodó, luciendo pensativa antes de tomar la palabra otra vez.
“Pues, ¿sabes…? Tenía pensado llamarle igual que su padre y que fuera
una sorpresa para él… Estaba segura de que le haría ilusión, pero se ve que él
no opinaba lo mismo.” Dijo. El gesto de TaeHyung se torció. “Por lo que he
decidido nombrarle en base a la única persona que me ha ayudado en el
momento más importante de mi vida.”
“Eso es adorable, Bomi.”
“Lo sé.” Ella le sonrió, moviendo los brazos para mostrarle de nuevo al
bebé que dormía plácidamente. “Te presento a TaeHyung, TaeHyung.”
De inmediato, el corazón del (último) mencionado se detuvo por unos
instantes, antes de latir desbocado conforme sentía las lágrimas agolpándose
en sus ojos y se acercaba aún más a la cama. Estaba a punto de llorar si ella
no le decía ya mismo que era una broma.
“Bomi…” Susurró.
“Sé que quizás sea algo precipitado, ya que no nos conocemos de
prácticamente nada, ¿sabes? Pero ya sin conocerme me has ayudado más que
cualquiera de mi círculo. Has dejado todo lo que estabas haciendo por mí, me
has traído y calmado durante todo el camino e incluso te has quedado para
saber cómo estaba…” El rubio cedió, llorando silenciosamente a su lado. Ella
le sonrió. “Quiero que mi hijo tenga tu nombre, si te parece bien, claro.”
TaeHyung adulto sollozó. “Claro que me parece bien, Bomi, m-me parece
maravilloso y me hace muy feliz, te lo aseguro. Estoy encantado… Gracias,
mil gracias.”
Ella suspiró, aliviada, antes de quitarle las lágrimas con una mano
temblorosa.
“Gracias a ti, TaeHyung… Por todo.”
Este le sonrió con dulzura, acunando su mano. “No hay nada que
agradecer.”
Un tiempo más tarde, TaeHyung y Jungkook salían del hospital, yendo en
dirección al coche del rubio.
“¿Le ha puesto tu nombre al bebé?”
“Sí, para mí también ha sido un shock…” Admitió, incapaz de creerlo
todavía. “Ven, por aquí. La comida está en mi coche.”
“¿Y cómo te sientes al respecto?” Quiso saber, viéndole encogerse de
hombros.
“En realidad muy conmovido. También se ha convertido en un momento
que probablemente jamás sea capaz de olvidar y que termine así de… bonito,
me pone muy contento.”
“Me alegra que así sea, entonces.”
“Y a mí.” Asentía, mientras dejaba escapar un suspiro y abría una de las
puertas traseras, mostrándole ambas cajas de pizza apiladas de mala manera
en los asientos. “¿Ves? Estas son las pizzas, seguro que deben estar frías y
duras como piedras a estas alturas…”
Jungkook se inclinó a su lado para poder ver de lo que hablaba. “Claro que
no, no seas tonto, tampoco ha pasado tanto tiempo desde que las compraste.”
TaeHyung miró la hora en su reloj de muñeca. “Casi siete horas,
Jungkook… Yo creo que eso es bastante.”
“No es tanto, se pueden comer perfectamente.”
“¿Seguro?”
“Segurísimo.” Asintió, abriendo la caja más grande y sacando un trozo de
pizza. Efectivamente, estaba frío y duro como una piedra; mas no iba a
retractarse.
Se metió el trozo en la boca, mordiéndolo y masticándolo sin que
pareciera que estaba masticando un trozo de cartón, algo que se le dificultaba
bastante, pues su mandíbula parecía estar sufriendo.
Él tragó con dificultad, bajo la atenta mirada del rubio, quién había notado
su arduo trabajo.
“Hm… Bueñíchima…” Aseguraba, a pesar de que podía notársele la voz
rasposa debido al daño que aquel trozo había causado en su pobre garganta.
El rubio soltó una carcajada, meneando la cabeza de un lado a otro. No
sabía si Jungkook era orgulloso por naturaleza o simplemente no quería
hacerle sentir culpable por haber tardado tanto con la comida, pero fuese cual
fuese la razón detrás de su insistencia, estaba agradecido con él, por lo que se
inclinó para besar su comisura labial.
Jungkook le miró algo confundido, masticando un segundo trozo con las
mejillas abultadas.
“¿Qué pacha?”
“Nada.” TaeHyung se encogió de hombros, negando. “Sólo pienso que
eres encantador.”
✧c.-034

N/A: Estamos llegando a una ráfaga de capítulos que me encantan, me


hacen muy feliz fácilmente podrían estar en mi top de favoritos, así que me
emociono un montón xD
Cap dedicado a TAEJKF ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Loyal to Me’ de Nina Nesbitt, hace mil años que no
escuchaba algo de ella después de que fuera mi crush eterno.

“Esta caja pesa como un puto muerto…” Se quejaba Bank, dejando


escapar un suspiro antes de dejar la caja que llevaba en brazos en el suelo.
“¿Qué se supone que hemos metido aquí?”
“Creo que algunas colchas, mira a ver si está marcada con una ‘c’
mayúscula. Hay como diez de esas.”
Asintiendo, el castaño hizo lo pedido, mirando la zona superior de la caja.
“Sí, son colchas, vamos a ir sacando todas las cajas de este estilo para
ordenarlas por grupos.”
TaeHyung también asintió, metiendo la mitad de su cuerpo en el maletero
del coche y buscando una caja similar a la de Bank.
Acababan de llegar al parking del hotel que ahora le pertenecía a
TaeHyung; él, su hermano y Bank, después de haber pasado todo el día
anterior comprando las cosas necesarias para remodelarlo todo y mucha
comida. Estaban física y mentalmente agotados, pero ninguno de los tres
quería tirar la toalla.
“Listo, aquí van dos cajas llenitas de colchas, faltan doce más.” Suspiraba
el castaño, frotándose las manos. “En mi coche deben haber más seguramente
Gemini, hazme el favor de acercarte a mirar el maletero.”
Gemini, quién estaba a su izquierda con el teléfono en mano, no
respondió, así que ambos, TaeHyung y Bank, le observaron con el ceño
fruncido.
“Gem, ¿puedes dejar el teléfono un momento y ayudar, por fa? No vamos
a terminar nunca.” Pidió su hermano mayor.
Este asintió. “Espera un momento, es que Fourth me está diciendo algo
importante.”
“¿Ha pasado algo?” Quiso saber, incorporándose.
No había tenido noticias de Jungkook desde el miércoles por la noche, tras
lo sucedido con Bomi, así que no podía evitar sentirse un poco preocupado.
“No lo sé… Hace un rato me preguntó dónde estaba y si estaba ocupado,
no tengo ni idea de si ha pasado algo o sólo estaba aburrido, pero ahora no
responde.”
Bank se apartó del coche de TaeHyung, acercándose al suyo propio que se
encontraba en la plaza contigua, dejando escapar un suspiro. “No te
preocupes, lo más probable es que estuviera aburrido.”
“Ya…” Murmuró, asintiendo finalmente y bloqueando su teléfono, antes
de guardarlo yendo tras el castaño. “¿Con qué te ayudo?”
“Ven, saca esta caja de aquí que es un poco más grande, pero ten cuidado
que pesa mucho.”
Él hizo lo pedido, siseando cuando levantó dicha caja del maletero y sus
brazos se sintieron prontamente entumecidos.
“Joder, sí que pesa, sí…”
Bank soltó una carcajada. “Te he avisado.”
“Deberíamos ir metiendo las cajas dentro del hotel conforme las sacamos,
¿no creéis?” Propuso TaeHyung, frotándose las manos al ver la cantidad de
cajas que habían sacado. “Porque dejarlas aquí amontonadas no creo que sea
la mejor idea.”
“Es lo más lógico, sí. ¿Las dejamos en recepción?”
“Sí, claro.” Asintió, agachándose para agarrar una de ellas. “Voy a ir a
dejar esta dentro, ¿vale? Que pesa más que yo la desgraciada…”
Gemini soltó una risita, mientras TaeHyung se giraba torpemente, apenas
pudiendo ver el camino frente a él por culpa de dicha caja. Dejó escapar un
suspiro, su cerebro lloriqueando por el peso que debía soportar.
Entonces, un par de manos le arrebataron la caja sin avisar siquiera,
sobresaltándole hasta el punto en que dejó escapar un pequeño chillido.
Jungkook apareció frente a él con una sonrisa.
“Deja que te ayude, rubito.”
“¡Jungkook, qué susto, joder!” Resopló, llevándose una mano al pecho.
Bank y Gemini, a sus espaldas, se giraron inmediatamente. El rubio le
señaló con el ceño fruncido.
“¿Qué haces tú aquí?”
“Vengo a ayudar.” Respondía, como si fuera obvio, encogiéndose de
hombros. “Bueno… Mejor dicho, venimos; he traído compañía.”
Siyeon, Sua, Mos y Jaemin, quién llevaba en brazos a su hijo, se bajaron
de la camioneta del azabache, mientras que Leedo, el socio de Jungkook,
Yibo y otro chico cuyo nombre TaeHyung no lograba recordar pero sabía que
empezaba por la J, llegaron tras ellos. El corazón del rubio se paró por un
instante, viéndose incrédulo.
“¡Hola, hola!” Sua meneó la mano a modo de saludo. “¿Llegamos a
tiempo? Jungkook me dijo que íbamos a decorar habitaciones de hotel y he
venido corriendo.”
Jaemin sonrió, dejando a Lyo en el suelo. “Espero que no os moleste que
traiga al enano este, no tenía con quién dejarlo y además seguro que también
es de ayuda.”
“¡Hola!”
“Yo sólo espero que no me hagáis trabajar mucho…” Se quejaba Siyeon.
TaeHyung miró a Jungkook, quién parecía orgulloso, como si aquello
hubiera salido tal y como esperaba.
“¿Has…?”
“¡¿Has traído a toda esta gente para que nos ayude?!” Chilló Bank,
interrumpiendo lo que TaeHyung iba a decir.
Riendo, Jungkook asintió. “Esa es la idea inicial, sí. Pensamos que sería
buena idea venir a echar una mano.”
“¡Ay, bendito seas!” Mostrándose aliviado mientras veía al resto llegar,
suspiró. “Nunca pensé que me alegraría tanto de ver un hombre que no fuera
yo mismo.”
Mos, quién escuchó aquello, rio, soltándose de Siyeon que estaba aferrada
a su brazo y acercándose a él.
“¿Necesitas que te ayude con algo?”
“Claro que sí, mi amor.” Banky asintió, e inmediatamente le plantó la caja
más pesada en los brazos. “Toma, para que lo dejes en recepción.”
Este asintió. “En seguida.”
“Gracias, cariño. Los demás podéis ir agarrando cajas de mi maletero o el
de TaeHyung e ir dejándolas en la recepción del hotel, si no es mucha
molestia.”
Gemini se aclaró la garganta, dejando otra caja más en el suelo. “Oye,
Mos, ¿dónde está Fourth?”
“No lo sé.”
“¿Qué?” Viéndole encogerse de hombros, frunció el ceño. “¿Cómo que no
—”
Inmediatamente, unos brazos rodearon sus hombros desde atrás,
abrazándole con fuerza antes de oir la risa de Fourth a sus espaldas.
“¿Me buscabas?”
Por supuesto, él se sonrojó, dándose la vuelta para abrazarle correctamente
y riendo.
TaeHyung, todavía sorprendido y sin terminar de entender lo que estaba
pasando, miró a todos los presentes con ojos brillantes, sintiendo como las
lágrimas se le agolpaban en las esquinas de los ojos. Estaba más
conmocionado que nunca y ni siquiera podía evitarlo, tampoco sabía cómo.
“Vamos a dejar esto ahí dentro, rubito.” Le dijo Jungkook, sólo así
pudiendo sacarlo de su burbuja, haciéndole señales una vez este le devolvió
la mirada.
El mencionado asintió, aclarándose la garganta antes de tomar otra caja e
ir tras Jungkook rápidamente, siguiéndole hasta el interior del hotel.
Jungkook claramente notó que algo no iba del todo bien, o al menos que
TaeHyung parecía estar un poco raro, tal vez fuera de lugar.
“¿Todo bien?” Le preguntó.
“Eh… sí, supongo que sí… Es sólo que no me esperaba que vinierais
todos a ayudar.” Admitió, apretando las lágrimas cuando, sólo con
mencionarlo, podía sentirse conmovido. “Me ha… tomado por sorpresa,
digámoslo así.”
“¿Vas a llorar?”
Esta vez, el rubio rio, meneando la cabeza de un lado a otro. “No, pero
fácilmente podría.”
Ambos entraron en el hotel que se encontraba abierto de par en par, para
que así la carga y descarga resultase más rápida y cómoda. Dejaron las
primeras cajas junto al mostrador de recepción, con un pequeño suspiro.
Jungkook miró a TaeHyung.
“Sabes de sobra que no iba a dejarte solo con todo esto, rubito.”
“Sí, lo sé, pero que todos los demás se hayan implicado casi sin
conocerme significa mucho para mí, Jungkook.”
Su mano fue a parar hasta el rostro del rubio, acunándolo. “Bueno, es que
este proyecto no sólo es importante para ti, también lo es para todos nosotros.
Ese distrito es prácticamente nuestra vida, TaeHyung, y tendremos que ver
cómo poco a poco se va a la mierda.”
Él dejó escapar un suspiro, asintiendo. “Lo sé…”
“Y ver que hay alguien con tu mismo impacto socioeconómico de nuestro
lado también significa mucho para nosotros.”
La mueca de amargura en el rostro se TaeHyung se transformó en una
sutil sonrisa. “Supongo que puedo entender eso…” Murmuró, sintiendo como
Jungkook le apretaba los hombros. Él suspiró. “Bueno, vamos a seguir
sacando cajas que no podemos perder el tiempo.”
“Ow… ¿Tanta prisa tienes?”
“Bastante, sí. La empresa que se encargó del nuevo cartel lo traerá en
menos de dos horas y aparte de eso, necesito tenerlo todo listo para antes del
martes, que es cuando viene el inspector de sanidad.”
El azabache soltó un suspiro. “Me han entrado ganas de echarme una
siesta sólo con escucharte…”
“Ahora no es posible, lo siento mucho. Hay cosas que hacer, cortinas que
poner, sábanas que colocar y mucha comida por organizar.”
“¿Comida también?”
“Claro. Vamos, a por el resto de cajas… Si traes más de diez te llevas un
premio.”
Jungkook volvió a bufar, aunque él estaba siguiendo a TaeHyung cuando
este se dirigió a la salida, sintiéndose un poquito humillado.
“¿Por qué parece como si fuera tu perro?”
“Oh, no lo eres, Jungkook, es sólo para motivarte.”
“Ya… ¿y puedo elegir mi premio?”
El rubio se mostró pensativo antes de asentir, mordiendo su labio inferior.
“Por supuesto.”
Y los ojos de Jungkook brillaron con intensidad.
Tardaron alrededor de quince minutos en sacar todas las cajas del maletero
y llevarlas hasta recepción, otros quince para reunir todas las bolsas llenas de
comida (que eran alrededor de cien) guardadas en el remolque de una
camioneta que Gemini había rentado especialmente para eso.
“Este sitio es alucinante, TaeHyung.” Le dijo Sua, apareciendo junto a él
totalmente hipnotizada.
Leedo estuvo de acuerdo, boquiabierto.
“Y que lo digas…”
“No era tan bonito hasta que la madre de Siyeon y sus tías vinieron a
dejarlo todo impoluto, créeme. Han hecho magia en menos de veinticuatro
horas.”
La susodicha esbozó una sonrisa de oreja a oreja. “Muchas gracias por
confiar en ellas.”
TaeHyung le devolvió la sonrisa.
“Bueno, ¿cuál es el plan?” Jaemin se frotó las manos. “Tendremos que
repartirnos el trabajo.”
“Sí… Hay que poner cortinas, sábanas, colchas y fundas de almohadas en
casi doscientas setenta habitaciones. Por suerte la madre y tías de Siyeon nos
echaron una mano quitando todo lo que ahora debemos reemplazar.”
Explicaba el rubio, viendo los rostros horrorizados de todos los presentes.
“Probablemente esto nos tome más de un día, aunque no estáis obligados a
venir, por supuesto.”
Jungkook puso una mano en su hombro, apretando con suavidad. “Por eso
no te preocupes, rubito, estaremos ayudando hasta que no haya nada más que
hacer.”
Y él sonrió, una sonrisa pequeña, dulce, casi tímida, llena de un profundo
agradecimiento que no sabía cómo explicar y se incrementó cuando los vio
asentir.
“Muchas gracias…”
“También hay que dejar toda esta comida en la cocina.”
“De eso me puedo encargar yo, mi padre es cocinero, así que sé donde
guardar todo a la perfección. Soy bastante rápido y con que una persona me
ayude, es más que suficiente.” Leedo se ofreció.
“Yo te ayudo.” Jaemin dijo, señalando a Lyon. “Somos ayudante y
medio.”
TaeHyung dejó escapar un suspiro, asintiendo y riendo. “Perfecto, pues
Leedo y Jaemin, con Lyon, se encargan de la cocina. Genial.”
“El resto nos ocupamos de las habitaciones, podemos dividirnos por
plantas. ¿Cuántas son?”
“Tres.” Respondía Gemini.
“Tres plantas, vale. Pues si somos…”
Alguien interrumpió el cálculo mental de Bank, apareciendo por las
puertas.
“¡Hola!” Saludó el individuo, jadeando tras haber corrido.
Era un chico alto, con el cabello desordenado, un poco largo y oscuro,
junto a una enorme sonrisa de oreja a oreja.
“Oh, es mi compañero de piso, Xiaozhan, le pedí si podía venir a
ayudarnos.” Explicó inmediatamente Yibo.
“Lamento llegar tarde, casi me roban la moto saliendo del trabajo.”
Bank se aclaró la garganta.
“Estupendo, pues ahora con este chico tan agradable somos doce, lo que
significa que quedaríamos cuatro por planta.”
“¿Hay ascensor funcional?”
Gemini asintió en dirección a Fourth, quién realizó aquella pregunta. “Sí,
todo funciona perfectamente, ayer a primera hora vino un señor de
mantenimiento para comprobarlo todo.”
Jungkook al instante jaló de TaeHyung hacia él. “El rubito y yo vamos a la
última planta, vosotros dividíos como queráis.”
Así mismo, no esperó a que nadie más pudiera intervenir, ni siquiera el
propio TaeHyung, al que llevó consigo felizmente, con una sonrisa de oreja a
oreja en los labios. Cualquiera diría que estaba a punto de pasar la tarde más
agotadora de su vida y no precisamente por motivos de su preferencia.
“Jungkook, ¿qué haces?” Siseó el rubio en voz baja, una vez este dejó de
caminar para pulsar el botón del ascensor.
“No creerás que voy a meterme en una habitación con cualquiera teniendo
la oportunidad de hacerlo contigo, ¿verdad?” Las puertas se abrieron frente a
ellos, conforme TaeHyung bufaba; un poco satisfecho tras aquella respuesta
tan honesta. “Venga, sube.”
Poniendo una mano en su espalda baja, rozándole muy sutilmente el
trasero, Jungkook le empujó hacia el interior del ascensor, adentrándose tras
él.
Casi dos horas más tarde y alrededor de treinta habitaciones impolutas,
Jungkook se dejó caer en la cama que acababa de hacer junto al rubio,
completamente agotado, con los brazos entumecidos y casi sin sentir las
piernas.
“Dios bendito…” Suspiraba, pasándose las manos por el rostro.
TaeHyung le observó desde su posición, acercándose a él. “¿Qué crees
que haces? Levanta de ahí, hombre, vas arrugar las sábanas.”
“No puedo más, rubito, estoy muerto en vida…”
Por supuesto, bufó. “Oh, ¿en serio? Y yo que pensaba que eras un hombre
fuerte, con tus horas diarias de gimnasio y muy trabajador… Menuda
decepción.”
“Los hombres fuertes que vamos al gimnasio también nos cansamos.”
Resoplaba, apenas incorporándose para mirarle. “Y yo estoy súper cansado,
hemos pasado por más de treinta habitaciones sin parar, creo que me merezco
un descanso.”
“¿Descanso? Apenas llevamos dos horas, Jungkook, y todavía nos quedan
sesenta habitaciones, no es momento de ponerse a descan…”
Antes de poder terminar lo que estaba diciendo, una mano se posó en su
muñeca mientras estaba distraído hablando, jalando de él hacia abajo hasta
caer junto a Jungkook, quien de inmediato se colocó encima, sosteniendo su
rostro con una mano. No tardó en silenciarle con sus propios labios,
besándole de manera ansiosa, hambrienta, chupándole el inferior y jalándolo
antes de internar su lengua.
Un poco confundido, TaeHyung le siguió aquel beso como si su vida
dependiera de ello, entreabriendo los labios para recibir su lengua, suspirando
ante el contacto directo que le causó estremecimientos.
Él se separó unos segundos después, recuperando la consciencia de dónde
estaban. “No… Estate quieto que nos van a ver.”
“¿Quién? Si están todos ocupados.”
De nuevo, atacó sus labios, esta vez de una manera más lenta, pausada.
TaeHyung se separó de nuevo, oyéndole bufar.
“Nosotros también, no hemos terminado todavía. Céntrate.”
“Estoy muy centrado, rubito.” Decía, volviendo a besarle castamente.
“Pero estoy seguro de que podemos tomarnos un descanso, ¿no crees?”
Él negó, a nada de que Jungkook lo convenciera con otro beso. “No, claro
que no.”
Y como si supiera lo cerca que estaba TaeHyung de alcanzar su límite
para no tener forma alguna de negarse, le volvió a besar, presionando sus
labios sobre los impropios y chupando el inferior, antes de separarse por sí
mismo. Pasó el pulgar, algo rasposo, por la mejilla ajena, acariciándola
suavemente.
“¿Por qué no? Dijiste que podía elegir mi recompensa después de sacar
diez cajas, ¿verdad?”
Este asintió. “Sí.”
“Pues no sólo he sacado más de diez cajas, sino que he estado poniendo
cortinas y ropa de cama hasta hace un rato.” Le recordó, todavía acariciando
su rostro. “Yo considero que me lo merezco bastante… Más que nunca, en
realidad.”
Cerrando los ojos momentáneamente, TaeHyung dejó escapar un pequeño
suspiro, encontrándose con la mirada brillante del azabache sobre él.
“¿Has cerrado bien la puerta?” Quiso saber, apenas susurrando.
Jungkook movió la cabeza a modo de asentimiento. “Con seguro, sí.”
“Bien.”
Acto seguido, él mismo agarró al azabache por la nuca, empujándolo hacia
abajo para encontrarse de nuevo con sus labios, los cuales devoró sin piedad
alguna, mordiéndolos, chupándolos y jalando de ellos como si su vida
dependiera de ello. Sintió a Jungkook gruñir el mitad del beso, topándose con
su lengua, batallando contra ella para salir como claro ganador.
“Espero que después de esto…” Se separó tan sólo unos centímetros. “…
no te vuelvas a quejar.”
“Claro que no.” Aseguraba, acunándole el rostro con una mano antes de
volver a acortar la distancia entre ambos.
TaeHyung empujó a Jungkook e hizo que se tumbara sobre el colchón,
intercambiando posiciones, quedando sobre él e inmediatamente buscando
sus labios para volver a besarlo. Las manos del susodicho se posicionaron en
su cintura, apretando mientras sentía a TaeHyung tantear el botón de sus
pantalones vaqueros, desabrochándolo antes de internar los dedos en su ropa
interior.
Jungkook gimió en el momento en que aquellos dedos un poco fríos
alcanzaron su miembro semidespierto, dándole un suave apretón que le hizo
cerrar los ojos, suspirando conforme TaeHyung comenzaba a masajearlo
poco a poco.
“Rubito…”
Este siseó, besándole castamente. “Calla, no hagas ruido.”
Pasó el pulgar por la hinchada cabeza, notando como se ponía erecto bajo
su tacto y sonriendo contra sus labios, apretando un poco más fuerte esta vez.
Jungkook nunca se había sentido tan sensible con algo tan simple como lo
era la masturbación, como si de un adolescente precoz se tratara, apretando
los dientes, cerrando los ojos con fuerza y ahogando sus propios gemidos
mientras TaeHyung aumentaba considerablemente la velocidad de sus
movimientos, su muñeca yendo de arriba hacia abajo.
Echando la cabeza hacia atrás y separándose del beso en el proceso,
Jungkook respiró hondo, para luego observar hacia abajo, donde los dedos de
TaeHyung alrededor de su miembro se encontraban. El movimiento rápido,
conciso y el modo en que estos apretaban el glande de manera sutil, junto a la
mirada de deseo inconfundible en aquel rostro tan precioso, atractivo y
sensual que había visto en su vida.
De nuevo, sentía que podía correrse con la imagen.
Jungkook volvió a gemir, mordiéndose el labio inferior y jugueteando con
su piercing mientras hacía contacto visual con TaeHyung, quien le dio una
sonrisa.
“Fácilmente podría ser mi turno ahora de pedirte que me supliques.”
Por supuesto, el azabache negó con notable desesperación. “No…”
Su sonrisa se amplió, satisfecho, orgulloso. “Tranquilo, afortunadamente
para ti me lo reservaré para cuando menos te lo esperes.”
“Qué detalle…”
Jungkook rio casi sin aliento. Una risa ronca, seca, que puso de punta los
vellos de TaeHyung antes de sentir como este depositaba pequeños besos en
la sensible piel de su cuello.
Apretó la hinchada cabeza por última vez, pasando el pulgar alrededor del
agujero unas cuantas veces; aquello siendo más que suficiente para que el
azabache se levantara la camiseta con rapidez, sabiendo lo cerca que estaba
de culminar y eyaculando sobre su marcado abdomen, un gemido gutural
abandonando su garganta.
Satisfecho tras su cometido, TaeHyung le sostuvo el rostro con una mano,
besándole, pegándose a él sólo para sentir el calor que su cuerpo emanaba
después del orgasmo.
Luego, simplemente se separó, saliendo de su regazo.
“Espero que hayas disfrutado de tu recompensa, porque ya no habrá más
hasta que yo lo crea conveniente.”
El azabache asintió, recuperando el aliento antes de relamerse los labios.
“Sí, o yo… Y créeme que será pronto.”
Un escalofrío recorrió el cuerpo de TaeHyung, aunque pudo disimularlo.
“Si tú lo dices…”
Entonces, la puerta sonó, dos toquecitos muy sutiles alertando a ambos,
seguidos de una voz aún más sutil, perteneciente a un niño pequeño.
“TaeHyung, ¿estás aquí? Mi padre me ha enviado a buscarte, hay un señor
abajo preguntando por ti.”
Ambos se miraron.
“Lyon.” Gesticuló el azabache, moviéndose rápidamente para limpiarse el
abdomen con un pañuelo que TaeHyung le había lanzado y abrochándose los
pantalones del mismo modo.
TaeHyung señaló el baño, luego la puerta, indicándole que le abriera.
“¡Voy, voy!” Exclamaba, levantándose de la cama mientras el rubio se
adentraba en el baño. Suspiró, dirigiéndose hacia la puerta y abriéndola,
encontrándose a Lyon tras ella. “Hola, enano.”
“Jungkook, hola… ¿está TaeHyung aquí contigo? No lo encuentro por
ninguna parte.”
“Está en el baño, sí, ya mismo sale, ¿qué ocurre?”
Lyon señaló el pasillo. “Hay un señor fuera preguntando por él, viene en
un camión muy grande con otros tres señores… Yo no los conozco.”
El rubio no tardó en salir de nuevo a la habitación, secándose las manos.
“Aquí estoy, ¿qué pasa, Lyon?”
“Unos señores preguntan por ti.” Repitió por tercera vez.
TaeHyung miró la hora en su reloj de muñeca. “Oh, sí, deben ser los del
letrero, venían hoy. Gracias por avisarme, Lyon, vamos para abajo, venga.”
Asintiendo, Lyon sostuvo la mano de Jungkook cuando los dos salieron de
la habitación poco después, yendo hacia el ascensor, donde Jaemin se
encontraba, seguramente vigilando a su hijo.
“Aquí están, papá, los encontré.” Le dijo cuando estuvieron a su altura.
Jaemin pellizcó su mejilla. “Muy bien, campeón, lo has hecho muy bien.”
Llegaron a la planta baja en cuestión de medio minuto, TaeHyung siendo
el primero en abandonar el ascensor a toda prisa, reconociendo el camión que
estaba fuera tan pronto como lo vio, pues, efectivamente, era la empresa que
se había encargado de hacerle el letrero.
Él se acercó a los trabajadores. “Hola, buenas tardes, lamento haberles
hecho esperar. Gracias por venir tan rápido.”
“No se preocupe, ¿es usted Kim TaeHyung?”
“El mismo, sí.”
Jungkook llegó tras él, saludando con un asentimiento de cabeza y
posando su mano disimuladamente en la espalda baja del rubio, quien se
estremeció.
“Le traemos el letrero que pidió, para colocárselo ahora mismo. Dijo que
era urgente y lo necesitaba lo más pronto posible, así que hemos intentado
cumplirlo.”
Su sonrisa fue inmediata, asintiendo. “Lo agradezco mucho, sí. ¿Necesitan
algo para facilitarles el trabajo?”
“Sólo que firme esto de aquí.” Tendiéndole un informe y un bolígrafo,
pidió. TaeHyung lo hizo después de leer la letra pequeña. ‘Aquí… “De
nuevo, él firmó.” Y por último aquí.’ Haciendo lo pedido, le vio sonreír.
“Pues listo, podemos comenzar con la instalación.”
Golpeando el capó del camión en el que venían, envió un mensaje a los
otros dos compañeros suyos que se encontraban dentro de este, indicándoles
que comenzaran.
“Tardaremos aproximadamente unos veinte…, treinta minutos en quitar el
letrero antiguo y poner el nuevo, ya que está bastante deteriorado. Usted nos
va diciendo cómo lo ve, ¿de acuerdo?”
El rubio volvió a asentir, sintiéndose emocionado. “Claro, sí, por
supuesto.”
Veinticinco minutos después, con el nuevo letrero perfectamente centrado,
siendo justo lo que un especialmente contento y emocionado TaeHyung
pidió, los trabajadores abandonaron aquel lugar no sin antes haber señalado la
elegancia que desprendía el conjunto al completo. Por supuesto, TaeHyung
quedó mucho más orgulloso.
“¿Por qué le has puesto ese nombre, rubito?” Quiso saber Jungkook,
acercándose un poco más a él.
Este se encogió de hombros, observando el letrero.
“Gemini’s” junto al número cinco y una estrella mediana brillaba en lo
alto de la fachada. No podía estar más satisfecho.
“Es mi hermano… Sabes que a mi abuelo no le parecía bien que fuera
parte de la familia, pero para mí es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Gemini nunca se sintió querido en este sitio y ahora sí podrá hacerlo.”
Explicó, su tono de voz bajo, no queriendo ponerse más sensible de la cuenta.
Jungkook sonrió, acariciando los huesos de su cadera. “Me gusta ese
significado.”
Él le devolvió la sonrisa sin ser consciente.
“Gracias… A mí también.”
“¡TaeHyung, TaeHyung!” Gemini, como si alguien acabase de invocarlo,
junto a Fourth, quien iba tras él, salió del hotel a toda prisa. “¿Qué ha
pasado? Jaemin me ha dicho que tenía que venir urgentemente.”
Una vez llegaron a su altura, Fourth fue el primero en darse la vuelta, no
teniendo idea alguna de que vería aquel letrero completamente nuevo.
“No ha pasado nada, tranquilo, sólo era para que vieras el nuevo letrero,
acaban de colocarlo hace un rato.”
“¡Oh, Gem!” Lo llamó de inmediato el otro menor. “¡Mira eso de ahí!”
Este hizo lo pedido, dándose la vuelta un poco confundido, sus ojos
ensanchándose tan pronto como vio su nombre allí, en letras grandes. El aire
se le escapó de los pulmones.
“¡Es tu nombre, Gem!” Continuaba diciendo un muy emocionado Fourth.
De nuevo, se giró hacia su hermano. Tenía los ojos ensanchados, brillantes
por las lágrimas y la incredulidad. TaeHyung le sonrió.
“¿Te gusta?”
Sin poder hablar, corrió a los brazos de su hermano, abrazándole con todas
sus fuerzas.
✧c.-035

N/A: ¿Ya he dicho lo mucho que amo a este Jungkook? Es que es


perfecto, quiero uno solo para mí xD
Cap dedicado a VanteConChocolate ♡♡
Hoy os recomiendo ‘You Put A Spell On Me’ de Austin Giorgio, la amo.

Tan pronto como el sábado llegó, TaeHyung no pudo evitar sentirse


ansioso, incluso cuando había pasado las últimas veinticuatro horas
recorriéndose su hotel de arriba abajo, buscando alguna imperfección, algo
que arreglar antes de que el inspector de sanidad apareciera la próxima
semana.
Aunque no sólo estaba ansioso por todo lo que conllevaba ser un
empresario con veintitrés años, sin siquiera desearlo, también el hecho de que
hoy Jungkook participaría en la que probablemente sería su última carrera.
No podía evitar sentir nerviosismo.
El ambiente a su alrededor seguía siendo como siempre cuando llegó.
Gente eufórica, cantando, bailando y chillando al ritmo de la música mientras
los coches derrapaban en la pista a tan sólo unos metros. Sin embargo, todo
lo que él podía hacer era buscar a una persona. Aquella por la que estaba allí
y que le había dado un pase VIP ilimitado.
“¡Gemini, TaeHyung, aquí!” La inconfundible voz de Fourth sonó a lo
lejos.
Ambos miraron en dirección a aquella voz, encontrándose al susodicho
con su hermano mayor, Jaemin, las chicas y Leedo. No dudaron en ir hacia
dónde se encontraban.
“Veo que el pase especial de Jungkook ha servido para que podáis entrar
sin problemas.” Señalaba Mos, sonriente hasta que pareció notar la ausencia
de alguien y su sonrisa se convirtió en una mueca de confusión. “Eh… Me
falta un millonario, ¿dónde habéis dejado al graciosito?”
TaeHyung dejó escapar una carcajada en cuanto notó que se refería a
Bank.
“Él no ha podido venir, está en una cita.”
“¿Una cita?”
“Sí, aunque todavía no sé muy bien con quién, sólo que es para sus
prácticas de la universidad.”
Mos asintió, comprendiendo, con una leve mueca adornándole los labios.
“Ya veo…”
Gemini y Fourth, que momentáneamente se habían alejado para hablar de
sus cosas, se reunieron con el grupo muy sonrientes. Y sólo con ver la mirada
en el rostro de su hermano, además del modo en que se dirigía hacia él, supo
que iba a pedirle algo.
“TaeHyung…”
“Mos…”
Ambos dijeron al unísono, teniendo al par de hermanos mayores atentos y
mirándose entre sí por la esquina del ojo, sabiendo que algo tramaban.
“¿Qué ocurre?” Mos fue el primero en tomar la palabra.
Fourth pestañeó dulcemente. “¿Te molesta que Gemini se quede esta
noche a dormir en casa…? Por favor, es que quiero enseñarle el nuevo
videojuego que me he comprado.
“Claro, por mí no hay problema. Iba a comprar pizza para cenar de todos
modos, así que me servís como excusa para comprar más de una caja… Todo
son ventajas.” Encogiéndose de hombros, indiferente, respondió, haciéndoles
reír.
Los adolescentes miraron al segundo hermano mayor.
“Yo tampoco tengo ningún problema, siempre y cuando no me llames para
que te recoja a las nueve de la mañana, claro.”
“Puedo acercarle a tu casa después del desayuno, de todos modos tengo
que pasarme por el centro a comprar, no te preocupes por eso.” Le dijo Mos.
TaeHyung asintió, francamente encantado. Sus horas de sueño eran muy
importantes.
“Perfecto, entonces.” Dijo, sonriente, antes de enfocarse en los demás,
notando la ausencia de Jungkook aún más. “Por cierto, aunque no estéis todos
aquí, querría volver a agradeceros por lo de ayer. Significó mucho para mí
que os ofrecierais a ayudar. Mil gracias otra vez.”
Siyeon y Sua le abrazaron de inmediato, apretándole en un abrazo de oso
que hizo al rubio reír. “No tienes que agradecernos nada, TaeHyung, lo
hicimos porque queríamos ayudar. Igual que tú.”
“Exacto.” Jaemin estuvo de acuerdo, asintiendo. “Además, yo te debía
muchísimos favores desde que nos conocimos, en especial por esa vez en la
que trajiste a mi hijo de vuelta, así que no podía simplemente no ayudarte.
Somos amigos y los amigos están para eso.”
Aquella afirmación tan simple, pero tierna y dulce calentó el corazón del
rubio, cuya sonrisa se volvió casi una mueca de llanto.
“Os lo agradezco muchísimo aun así, de verdad.”
“No es nada, tranquilo.” Mos le palmeó el hombro amistosamente. “Por
cierto, Jungkook está cerca de la pista, creo que deberías ir a verle antes de
que compita. Le alegrará saber que has venido, aunque ya lo supiera.”
Él asintió sin pensárselo. “Claro, iré ahora mismo. Gracias, Mos.”
Llenándose los pulmones de aire, se despidió con un gesto rápido antes de
caminar en dirección a la pista, donde Jungkook debería estar. Avanzó y
avanzó entre la multitud, saludando a algunas personas borrachas que creían
conocerlo mientras mantenía su atención en cada rostro que veía, buscando el
de Jungkook.
“Eh, eh, tú…” Una voz perezosa, que arrastraba las palabras con dificultad
sonó cerca de él, girándose para ver a un hombre encorvado que sostenía una
bolsa pequeña, llena de un producto blanco polvoriento. “¿Quieres?
Cómprame, anda… Te hago precio, pero cómprame…”
Viendo como le ofrecía dicha bolsita, TaeHyung tragó saliva. “No,
muchas gracias, yo no consumo de eso.”
“Sólo un poco, por favor…” El muchacho tomó sus manos.
Un segundo después, algo impactó en la cabeza del individuo, dicho
impacto siendo suave pero suficientemente notorio como para llamar su
atención y que se diera la vuelta, viendo a Raehwan a unos metros de
distancia. TaeHyung también lo visualizó.
“¡Oye!”
“¡Ni se te ocurra, Mickey, largo de aquí o llamo a tu madre!” Su voz
autoritaria claramente lo reprendió, enviándole una amenaza directa también.
De inmediato, este salió corriendo por dónde había venido, despavorido y
asustado. El rubio pudo respirar hondo, agradeciéndole a Raehwan con una
sonrisa aliviada que este le devolvió al instante.
Tras despedirse de él, continuó con la búsqueda del azabache, a quien
encontró después de unos minutos cerca de la pista, dándole la espalda
mientras charlaba con otro chico cuyo rostro no podía ver. De inmediato, se
le acercó con una sonrisa que ni siquiera sabía que tenía, sólo para darse
cuenta que el otro chico era Seokhwa, el ex novio de Jungkook.
Inmediatamente se detuvo, su pequeña sonrisa transformándose en un
ceño fruncido nada más notar que no era una conversación amistosa, sino
algo más pasional.
“…lo que yo sienta o deje de sentir a ti no te importa, Seokhwa. Dejó de
importarte hace mucho.” Mencionaba el azabache, siendo eso lo único que
TaeHyung a oír y sonando como lo que parecía ser un reclamo.
Por su parte, Seokhwa negó. “Claro que me importa, todo lo que tenga que
ver contigo me importa.”
“No.” Insistió.
“¡Sí, Jungkook, claro que sí! Y mucho.”
Entonces, antes de que el susodicho pudiera decir o siquiera hacer algo,
Seokhwa tomó su rostro entre sus manos, besándole bruscamente.
Los ojos de TaeHyung, impactado por la escena, se ensancharon tan
pronto como vio aquello, jadeando sin siquiera ser consciente de ello,
únicamente siendo invadido por una extraña sensación de incomodidad que
se manifestaba con una presión en el pecho.
Él tragó saliva para acto seguido dar un paso hacia atrás, alejándose lo más
rápido que pudo por donde había venido. Confundido, molesto y un poco
dolido.
De repente no quería seguir allí.
Se reunió con los demás en el mismo sitio de antes, llegando justo cuando
Gemini y Fourth reían por algo que Jaemin había dicho, Siyeon y Sua
permanecían abrazadas y Leedo le enseñaba algo a Mos en su teléfono,
también riendo, hasta que llegó y captó la atención de todos por su mueca de
preocupación.
“¿Ya has visto a Jungkook?”
“Eh… No, no he podido.” Murmuró, negando mientras se aclaraba la
garganta. “En realidad, tengo que irme, me ha surgido una pequeña
emergencia.”
Gemini no tardó en verse preocupado. “¿Está todo bien? ¿Necesitas que te
acompañe?”
“No, no, todo está bien, ha sido un simple imprevisto del que tengo que
ocuparme, no te preocupes.”
“¿Seguro?”
Su hermano le conocía demasiado bien para saber cuándo y cuándo no
estaba mintiendo.
“Claro, tranquilo. Nos vemos mañana, ¿vale? Pasadlo bien esta noche.” Se
despidió con rapidez, no queriendo alargar más aquella conversación. Luego,
miró a Mos. “Dale suerte a Jungkook de mi parte.”
Este asintió, un poco confundido. “Yo se lo digo, no te preocupes.”
“Gracias.” Sonriéndole, finalmente se alejó.
Abandonó el descampado tan sólo un minuto después, con el corazón
latiéndole desbocado y esa misma sensación asfixiante en el pecho.
Unos minutos antes…
“¡Jungkook, Jungkook!” Una voz masculina aclamaba el nombre a tan
sólo unos metros. Él se giró al encontrarla desconocida, sólo para encontrarse
con Seokhwa caminando en su dirección.
Tan pronto como lo reconoció, bufó.
“¿Qué quieres ahora?”
“Me he enterado que has vuelto a competir y que hoy tendrás una carrera,
así que quería darte suerte.” Le dijo, esbozando una dulce sonrisa. O lo que
para él lo era.
“No necesito tu suerte, Seokhwa, puedes ahorrártela.”
El susodicho hizo un mohín. “Vamos… ¿Tan enfadado sigues conmigo?”
“No estoy enfadado, me produces pereza, que es aún peor.” Le respondió.
Seco, cortante, pues claramente no quería perder el tiempo con él. “¿Por qué
no me dejas en paz?”
Seokhwa cambió su peso de un lado a otro, tratando de no verse afectado
por las palabras del contrario.
“¿De verdad tienes que tratarme así, Jungkook?” Murmuró. “¿Tanto te
gusta el imbécil del hijo del alcalde para que con los demás te comportes
como si fuéramos basura?”
Este dio un paso en su dirección.
“No le llames imbécil, esta es la última vez que te lo repito, Seokhwa. A la
próxima te dejo sin dientes.”
El más bajo retrocedió. “Bueno, bueno, lo siento…”
“Y respondiendo a tu pregunta, porque parece que no te has enterado
todavía, lo que yo sienta o deje de sentir a ti no te importa, Seokhwa. Dejó de
importarte hace mucho.” Masculló mientras lo señalaba.
Era inaguantable. Siempre metiendo las narices donde no debía y
casualmente todo el tiempo se trataban de sus asuntos.
Por su parte, Seokhwa negó. “Claro que me importa, todo lo que tenga que
ver contigo me importa.”
“No.” Insistió.
“¡Sí, Jungkook, claro que sí! Y mucho.”
Jungkook, claramente harto de la misma situación una y otra vez, no tuvo
tiempo de decir nada al respecto cuando sintió un par de manos sujetarle el
rostro y unos labios presionándose inmediatamente sobre los suyos de
manera brusca.
Quedó confundido durante unos segundos, fuera de lugar, pero no el
tiempo suficiente como para que Seokhwa profundizara el beso, por lo que lo
envió lejos de sí con un empujón, tirándolo al suelo.
“¡¿Qué mierda crees que haces?!” Exclamó, acercándose a él con la
mandíbula apretada.
Seokhwa casi sollozó por su rudeza. “Yo… Lo siento mucho, sólo
quería…”
“Cállate la puta boca, me tienes harto.” Lo señaló desde arriba. “No te
vuelvas a acercar a mí, me da igual cuales sean las intenciones. No te quiero
cerca, ¿lo entiendes? Deja de molestarme.”
Hanbin, a quien conocía por ser uno de los organizadores principales de
aquellas carreras, llegó hasta él corriendo.
“Jungkook, Jungkook.” Lo llamó. “Te están esperando en la pista, corre.”
“¿Ya?”
“Sí, tu coche ya está listo.”
Bufando mientras Hanbin jalaba de él suavemente, miró hacia los
alrededores en busca de TaeHyung, a quién todavía no había tenido la
oportunidad de ver. Sin embargo, no vio rastro de él por ningún lado.
“Ven, por aquí. ¿Sabes ya con quién vas a competir?”
“Con un tal Robert, sí.” Asentía, dejando escapar un suspiro.
Apretó los labios, jugueteando con el piercing conforme seguía a Hanbin
hacia la pista, de vez en cuando mirando hacia atrás por si TaeHyung
aparecía mágicamente, aunque no era el caso, desafortunadamente.
La carrera termino alrededor de veinte minutos después, con la fulminante
victoria del azabache frente a Robert Mallari, un joven filipino que visitaba
aquella ciudad seis veces al año sólo por las carreras clandestinas. Una
victoria agridulce, si le preguntaban a Jungkook, pues sería la última en
mucho tiempo o incluso para siempre.
Salió del coche para mirar a su alrededor como solía hacer, admirando el
público que aclamaba su nombre entre gritos, del mismo modo en que veía a
sus amigos acercándose a toda prisa. Ellos parecían disfrutar sus victorias
incluso más que él.
“¡Mi peluche vuelve a ser ganador una noche más!” Gritaba Leedo,
corriendo para darle un abrazo. “Enhorabuena, guapetón.”
“Gracias, gracias…”
Jungkook rio, devolviéndoselo con la misma intensidad, hasta que
visualizó a Gemini apareciendo junto con Fourth, sin rastro alguno de
TaeHyung (a quien secretamente esperaba ver) y su ceño se frunció,
mostrándose confundido.
“Eh, un momento, ¿dónde está mi rubito?” Preguntó en voz alta,
dirigiéndose a Gemini. “¿Y tu hermano?”
“Se ha tenido que ir antes de que empezara la carrera por una emergencia.
Yo me quedo esta noche con Fourth y Mos, por eso estoy aquí.” Explicó.
“Felicidades por tu victoria.”
Este asintió, no pudiendo evitar sentirse un poco decepcionado.
“Gracias…”
TaeHyung, que justo salía de la ducha con su albornoz favorito y todavía
esa sensación tan molesta en el pecho, se dirigió a la cocina, abriendo el
congelador en busca de algo en lo que ahogar aquel sentimiento.
Normalmente no tenía helado, pero Gemini había dejado una tarrina a
medio comer, así que esa sería su cena de hoy.
“Chocolate y caramelo salado…” Leyó en el envase, su ceño fruncido. “A
ver a qué sabe esto…”
Antes siquiera de poder hincarle la cuchara, su teléfono sonó en lo alto de
la encimera, logrando que se le escapara un suspiro y el corazón se le
detuviera por un segundo, tan pronto como vio el nombre de Jungkook en su
pantalla.
Jungkook:
No te has quedado a verme hoy, rubito. Estoy muy triste.
Aunque te alegrará saber que he ganado… Otra vez.
Él sonrió apenas, sus labios apretados mientras tomaba el teléfono y
dejaba la tarrina de helado a un lado sólo para responderle.
TaeHyung:
Enhorabuena, ya imaginé que ganarías.
Y sí, lamento no haberme podido quedar, no quería causar
inconvenientes.
Para su sorpresa, la respuesta de Jungkook no tardó demasiado en llegar.
Jungkook:
¿Inconveniente en qué sentido?
TaeHyung:
Ya que pareces haberte reconciliado con tu ex, prefería que no hubiese
malentendidos al estar yo también allí. Por eso preferí irme, simplemente.
Su móvil volvió a vibrar, menos de un minuto después.
Jungkook:
¿Qué?
E inmediatamente se arrepintió de haber escrito aquello, pues sentía que su
mensaje podía leerse con un tono de voz receloso en el que ni siquiera se
había parado a pensar. No tenía motivos para comportarse así ni muchísimo
menos derecho.
Bloqueando el teléfono casi avergonzado, apretó los labios y decidió que
por hoy ignoraría lo sucedido aquella noche, sólo para poder aclarar su
mente. Lo necesitaba.
O al menos, ese era su pensamiento, hasta que cuarenta y cinco minutos
después sonó el timbre.
Él, que se encontraba sentado en el sofá, todavía con el albornoz puesto,
su ropa interior y una manta hasta el cuello mientras poco a poco se
terminaba el helado sin ser siquiera consciente, miró hacia la puerta con el
ceño fruncido, pues no esperaba a nadie.
Primero pensó que tal vez podría ser Gemini, pero desechó la idea tan
pronto como recordó que estaba con Fourth y no desperdiciaría esa
oportunidad.
Entonces, le sonó el teléfono a la izquierda, un mensaje reciente que le
obligó a soltar su helado a regañadientes. Era Jungkook.
Jungkook:
Abre, estoy fuera.
Inmediatamente se atragantó con saliva, aclarándose la garganta y
poniéndose en pie sin saber muy bien qué haría a continuación. Abrazándose
a sí mismo, un poco fuera de lugar, caminó hacia la puerta, sabiendo que
Jungkook estaba al otro lado.
La abrió con lentitud, apretando los labios antes de ver al azabache allí
fuera.
“Jungkook, ¿qué haces aquí?”
Este dio un paso cerca de él. “¿Por qué me dijiste eso?” Quiso saber,
confundido.
“¿El qué?”
“Que no querías causar malos entendidos quedándote allí después de que
hubiese vuelto con Seokhwa.” Dando otro paso más cerca, cuestionó. “¿De
qué forma podría volver con alguien con quien nunca he estado en primer
lugar?”
Un poco conmocionado por la cercanía, TaeHyung tragó saliva. Nunca se
había sentido tan nervioso con Jungkook cerca.
“¿A qué ha venido?” Insistió.
“Vi como hablabas con Seokhwa y luego él te besaba…” Apenas
susurrando, respondió, sintiendo escasez de aire en sus pulmones. “Así que
pensé tal vez estabais juntos otra vez.”
El azabache negó de inmediato, aún con el ceño fruncido. “No, para nada,
por supuesto que no. Jamás se me pasaría por la cabeza tener la más mínima
cosa con él de nuevo. Nunca, TaeHyung.”
“No necesitas darme explicaciones, Jungkook.”
“Pero te las doy porque quiero.”
TaeHyung se relamió los labios. “Está bien, no importa.” Insistió.
Jungkook sostuvo su cintura con ambas manos, causándole un escalofrío
de pies a cabeza que subió de intensidad al momento de toparse con aquellos
ojos oscuros. Él sintió que podía derretirse allí mismo.
“A mí sí que me importa; no habría venido desde el distrito Jung hasta
aquí de no ser el caso, rubito. Así que te daré todas las explicaciones que yo
crea conveniente porque no quiero participar en otra carrera y que tú te hayas
ido sin decirme nada.” Lo señaló con su dedo índice. El rubio se sonrojó.
“¿Te parece?”
Lentamente, asintió, sus ojos brillantes sobre los de Jungkook. “Sí…”
“Muy bien, pues ahora déjame entrar si no quieres que muramos
congelados.” Pidió, dándole una mirada rápida. “¿Llevas ropa debajo…?”
“Sólo la interior.”
Él tragó saliva, empujándole al interior de su apartamento sin decir nada y
cerrando la puerta con el pie.
“Jungkook, espera.” Susurró, poniendo ambas manos sobre su pecho para
detenerle, ya que este estaba guiándolo hacia el sofá. “Debería cambiarme
primero, es un poco incómodo estar sólo con un albornoz.”
Este inmediatamente llevó sus propias manos a la camiseta que estaba
usando.
“¿Quieres que me quite ropa yo también?”
“No, claro que no.”
“¿Entonces? Ya te he visto desnudo antes, no sé de dónde nace esa
incomodidad…”
El rubio bufó con las mejillas ardiendo, siendo él esta vez quién empujase
a Jungkook hacia el sofá, haciéndole caer. Mirándole desde arriba y
abrazándose a sí mismo, TaeHyung le señaló.
“Voy a cambiarme, espérame aquí quieto y en silencio, ¿estamos?”
Jungkook elevó una de sus cejas, jugueteando con el piercing en el labio
inferior. “¿Puedo mirar?” TaeHyung le fulminó de inmediato. “¿No? Vale…”
Un segundo después, el rubio desapareció en la habitación contigua,
dejándole a solas allí. Y veinte minutos más tarde, ambos se encontraban
sentados en el sofá muy cerca del otro, una vez TaeHyung volvió con un
atuendo algo más decente que su ropa interior y el albornoz.
“¿Tu padre no sabe nada de lo que estás haciendo?” Cuestionaba
Jungkook, sus dedos paseándose por el muslo desnudo del rubio, quien
llevaba un pantalón de pijama de seda.
Este se estremeció, negando.
“No, nada de nada. De milagro sabe con quién me relaciono a estas
alturas…”
“Apuesto que no le hace mucha gracia saber que te juntas con gente como
yo.”
TaeHyung suspiró, encogiéndose de hombros al verse incapaz de negarlo,
pues aquello era tan obvio que no encontraba forma alguna.
“Pues no… La verdad es que no, pero no es asunto suyo, soy lo
suficientemente mayor como para decidir por mí mismo y tener mi propio
criterio.”
Miró a Jungkook para ver su reacción tras haber admitido sus sospechas,
encontrando que ni siquiera parecía sorprendido, molesto o triste,
simplemente indiferente, pues él ya contaba con aquello. No era un
pensamiento que le tomara por sorpresa.
“Igual no le culpo, asumo que debe estar al tanto de lo sucedido con mi
padre, la cárcel y todo eso… Siendo él, yo tampoco querría a mis hijos
cerca.”
“¿Por qué no?” Su ceño se frunció, muy ofendido por que Jungkook
pensara eso de sí mismo. “Yo personalmente no tengo ni idea de lo que pasó
con tu padre, qué hizo o dejó de hacer, pero no tengo ningún derecho a
juzgarte por eso. Que sea tu padre no es razón suficiente para señalarte a ti.”
“Ya, bueno…”
Incluso si parecía indiferente de verdad, no algo forzado, esa respuesta ni
siquiera fue suficiente. TaeHyung tenía mucho más para decir.
“Además, ¿por qué lo haría?” Continuaba preguntando, sonando tan
indignado que a Jungkook le causaba ternura. “Me dijiste que prácticamente
te crio tu abuelo y hasta donde he escuchado, fue un hombre maravilloso. Eso
calza mucho mejor contigo.”
Esta vez, el azabache pareció falsamente sorprendido. “¿Tú crees?”
“Claro que sí.”
“Bueno… Es un alivio saberlo, al menos…” Admitió. “Sin embargo, mi
padre no es una mala persona en absoluto; aunque suene ridículo teniendo en
cuenta que está en la cárcel, pero él es un buen hombre. Nunca le hizo daño a
nadie, no causó ningún problema… De verdad que no. Jamás.”
TaeHyung meneó la cabeza a modo de asentimiento, haciéndole ver que
confiaba en sus palabras y en la veracidad de estas, pero que no podía evitar
verse extrañado o tener curiosidad al respecto.
“¿Entonces? No sé si debería preguntar, pero me acabas de confundir
mucho con la información que tenía y la que me has dado.”
Antes de responderle directamente, Jungkook llenó de aire sus pulmones,
necesitando pensar lo que iba a decir con claridad, mientras sus dedos
continuaban erizando la piel ajena con caricias casi inconscientes. Luego,
tomó la palabra.
“Mi padre trabajaba para un hombre con bastante poder en las calles a
cambio de que me pagaran los estudios y a mi abuelo su tratamiento para la
diabetes. Este tipo del que te hablo tenía muchos enemigos porque era
conocido básicamente por vender la mejor droga que podías encontrarte…
Así que un día alguien decidió robarle gran parte de la mercancía. Él y sus
hombres buscaron al culpable hasta localizarlo en una finca abandonada,
fueron a por él y la cosa se torció, forcejearon con armas de fogueo hasta que
una de ellas se disparó. Murió en el hospital.”
Una bola se le instaló en el estómago, incapaz de ocultar lo horrorizado
que se sentía luego de escuchar aquello. Jungkook ni siquiera podía culparle,
pues para él tampoco era nada fácil.
“Pero tu padre no estuvo presente, ¿no?”
Lentamente, negó. “No, nunca se involucró en nada de eso directamente,
hacia recados simples, sin importancia. Pero su jefe fue capturado por la
policía ese mismo día, y si entraba en la cárcel, todo los beneficios con los
que contábamos mi abuelo y yo, se iban a la mierda.”
“Y tu padre se sacrificó…” Asumía el rubio, siendo algo muy previsible.
“Así es, incluso si las pruebas estaban sobre la mesa, apuntando a su jefe,
él confesó un crimen accidental que no cometió ni sería capaz de.”
“Pues eso es una mierda, Jungkook…” Apenas bufó, torciendo el gesto en
una mueca de fastidio. Como abogado en proceso, encontraba bastante
injusticia en aquella condena errónea. “Aunque me alivia saber que él no hizo
nada, sigue siendo injusto.”
“Muy injusto, sí.”
“¿Lleva mucho tiempo en la cárcel?” Quiso saber, mirándole con atención.
“Quince años, todavía le quedan cinco o seis más, dependiendo de qué tan
buena sea su conducta… Aunque para mí están siendo eternos.” Admitió, aún
arrastrando aquella sonrisa triste.
TaeHyung la compartió, acariciándole el dorso de la mano. “Entiendo…”
Susurró tras un suspiro. “¿Y qué fue de su jefe? ¿Sabes algo de él?”
El azabache volvió a encogerse de hombros.
“Está muy agradecido, supongo, porque continuó pagándome los estudios
hasta que los terminé y me metí en las carreras clandestinas para conseguir
mi propio dinero. También tiene muchos contactos dentro de la cárcel que
protegen a mi padre… E incluso logró que le dieran permiso de salir unos
días por el funeral de mi abuelo.”
Los labios del rubio se apretaron inconscientemente. Ni siquiera podía
imaginar qué tan duro había sido todo eso para él. Estando en su pellejo,
probablemente ni siquiera querría sobrevivir a ningún obstáculo que la vida le
pusiera por delante.
“¿Eso al menos te tranquiliza?”
Jungkook, con una sonrisa triste en los labios, negó. “Ni en lo más
mínimo… Pero no es como si pudiera culparle, ¿sabes? No cuando todo lo
que ha hecho siempre es por nosotros.”
“Lo entiendo… Sientes que estás siendo desagradecido a pesar de que la
situación no es fácil para ti tampoco… Que no tienes ningún derecho a
quejarte.” Murmuró, refiriéndose a ambos cuando ni siquiera era su
intención. El azabache asintió, sin dejar de acariciarle. “Debe ser duro para ti
esa parte, ¿no? Saber que él está donde está por… ya sabes, vosotros, para
que no os falte de nada.”
“Bastante, sí…” Respondió, jugueteando con el piercing en su labio
inferior. “Aunque lo entiendo mejor que nadie, en cierto modo. Yo también
haría cualquier cosa por la gente que me importa, incluso cosas que jamás
pensé hacer o volver a hacer.”
“¿Te refieres a volver a competir en carreras clandestinas? Por lo del
tratamiento de Aram y todo eso.”
“Sí y no.” TaeHyung se mostró confundido. “Competí mucho antes de eso
y no tenía nada que ver con Aram, sino con alguien más.”
La confusión en sus ojos aumentó considerablemente, sabiendo la
respuesta pero no queriendo asumirla por miedo a estar en lo incorrecto. Sería
bochornoso a más no poder.
Jungkook sonrió.
“Contigo, rubito… Estabas en lo cierto la otra vez, lo hice por ti.”
“¿Y por qué? No hacía falta, Jungkook.”
“Porque no iba a permitir que ese inútil soltara toda esa mierda por la boca
como si nada y luego se fuera con una victoria a cuestas. No era justo.”
Un suspiro abandonó sus labios. Incluso si se sentía halagado y todo lo
que ahora mismo quería era lanzarse a los labios de Jungkook, no podía
evitar que la culpabilidad reinase en él. Por su culpa Jungkook había roto su
promesa.
“A mí no me afecta que Hangdo piense así, de todos modos. No me
importa.”
“Pero a mí sí, TaeHyung.” Le dijo, sin un ápice de arrepentimiento.
“Estuve en esa habitación contigo, vi lo que quiso hacerte y de qué manera
mientras tú no podías hacer nada para defenderte. Sólo para que otro
gilipollas se crea con el derecho de poner en duda tu verdad o la mía.”
El rubio esbozó una sonrisa. “Tú mismo lo has dicho, es un gilipollas… Y
los gilipollas dicen gilipolleces. Pero aún así te agradezco muchísimo que
quisieras defenderme a tu manera, de verdad.”
“No tienes que darme las gracias.”
TaeHyung le besó castamente cuando terminó de hablar. Él se retracto de
inmediato.
“Mentira, sí que tienes. Hazlo otra vez.”
Y, riendo, volvió a inclinarse para depositar otro beso en sus labios, esta
vez permitiendo que Jungkook llevase el control. Sin embargo, se separó al
poco tiempo, con el ceño fruncido mientras se relamía.
“Sabes a helado.”
TaeHyung señaló la mesa que tenía en frente. “Estaba comiéndolo antes
de que vinieras mientras veía una película. Gemini lo dejó en el
congelador…”
“¿Tú comiendo helado? ¿Por la noche?” Lo señaló, tocándole la frente
como si quisiera tomarle la temperatura. “¿Estás bien? ¿Tanto te ha afectado
creer que había vuelto con Seokhwa?”
El rubio dejó escapar una carcajada. “Oh, sí, muchísimo, no sabes
cuánto…”
Y riendo también, Jungkook sostuvo ambas mejillas, apretándolas e
inclinándose para besar sus labios abultados, aquel pequeño beso emitiendo
un chasquido húmedo. Poco después, se separó, admirando el rostro de
TaeHyung mientras se mordía el labio. No podía quitarle la vista de encima
aún si así lo deseaba.
“Deberías haberte quedado sin ropa…” Susurraba, mientras trazaba una
línea desde la mejilla hasta la mandíbula ajena.
Él se estremeció entre risas, apenas asintiendo, pues se sentía flotando en
una nube.
“Claro, como te lo mereces tanto…” Resopló.
Aquello indignó a Jungkook. “Creo que me lo merezco…” Bufó, actuando
como un crío haciendo un berrinche. “Además, sería un gran regalo de
cumpleaños.”
Eso tomó por sorpresa a TaeHyung, quien se separó por completo de él.
“¿Es tu cumpleaños?”
“No, faltan unos meses todavía, pero por si quieres anticiparte, ya
sabes…” Dejó caer para nada sutilmente, dándole una mirada sugerente.
Un bufido abandonó sus labios. “¿Pretendes que me cuele desnudo en tu
fiesta de cumpleaños? ¿En serio?”
“Nunca celebro mi cumpleaños, así que, ¿por qué no?” Encogiéndose de
hombros, respondió.
“¿Nunca?” Repetía. Jungkook negó, indiferente, como si aquello no
significase nada. “¿Ni siquiera cuando eras pequeño?”
De nuevo, negó.
“Tampoco. Mos iba a celebrarme una fiesta sorpresa el mismo día que sus
padres se fueron, así que podrás imaginarte lo bien que salió…”
Algo se rompió dentro del rubio. Las cosas habían sido tan difíciles para
todos que no podía dejar de asombrarse con cada pequeño detalle acerca de
ellos que conocía. Jamás había estado tan arrepentido de juzgar a Gemini por
sus amistades como ahora.
“Ow…”
“Sí, justo eso.”
TaeHyung no podía concebir el hecho de que alguien nunca hubiera
celebrado su cumpleaños, mucho menos siendo un niño pequeño. Era
desolador bajo el punto de vista de alguien al que le encantaban las fiestas de
cumpleaños ajenas y propias.
Tal vez porque sus padres siempre ponían mucho empeño en organizarlas
o porque él sí había crecido en una familia estructurada que hicieran de esas
fiestas algo especial, a diferencia de Jungkook.
Aquel pensamiento rasgaba su corazón cada vez más profundamente.
“¿Y nunca te ha hecho ilusión celebrarlo?”
Este volvió a encogerse de hombros. “Sí, no, no sé… Supongo que me es
indiferente.”
De verdad no le importaba en lo más mínimo y eso lo hacía aún más
horrible.
Su teléfono sonó antes de que el rubio pudiera decir algo. “Huh, ¿quién
será a estas horas?”
TaeHyung emitió un sonido, todavía dándole vueltas a lo que Jungkook
había dicho sobre no haber celebrado su cumpleaños nunca, sintiéndose
devastado mientras el azabache atendía la llamada.
“Jaemin, dime.” Murmuró, su ceño levemente fruncido mientras
escuchaba al susodicho. “¿Ahora? ¿Tan tarde?” Su ceño se frunció aún más.
‘Oh, claro, tiene sentido… Sí, no te preocupes, iré en seguida.’ Sonrió. “No
es nada, tranquilo.”
Colgando mientras reía y meneaba la cabeza, miró a TaeHyung, quién
parecía tener la cabeza en otra parte, por lo que sosteniendo su barbilla, hizo
que le mirase.
“¿En qué piensas tanto, rubito?”
“No… en nada, en nada.” Negó. “¿Quién era?”
“Jaemin, tiene que arreglar un camión de reparto y me ha pedido si puedo
quedarme con Lyo esta noche.”
Su ceño se frunció. “¿Tan tarde?”
“Es que necesita el dinero para el alquiler, han vuelto a subírselo y como
no leyó la letra pequeña del contrato donde decía que era una posibilidad
pues…” Explicó, dejando escapar un suspiro mientras se ponía en pie.
“Vaya mierda…”
“Pues sí, bastante… Bueno, debo marcharme ya. Te invitaría a
acompañarnos, pero no quiero traumatizar a mi ahijado.”
Riendo, se puso en pie también, meneando la cabeza de un lado a otro
antes de acompañarle a la salida.
“Ni siquiera has contemplado la posibilidad de que fuera a rechazarte,
¿verdad?”
“Sí, pero prefiero no hacerlo demasiado para evitar romperme el corazón.
Soy un hombre muy sensible, rubito…”
Este asintió, abriendo la puerta para que pudiera salir. “Oh, por supuesto
que lo eres.”
Antes de dar un paso hacia la salida, Jungkook colocó ambas manos en la
cintura del rubio, empujándole más cerca de su cuerpo y atacando sus labios
sin previo aviso.
Le beso de manera brusca, adentrando su lengua y chupando el inferior
con lascivia, logrando que el choque de sus labios uniéndose producirá un
sonoro y húmedo chasquido, que poco a poco estremecía cada vez más a
TaeHyung.
Luego, Jungkook desapareció de su vista con una sonrisa de oreja a oreja,
dejándole allí de pie.
✧c.-036

N/A: Tuve que editar el capítulo anterior a este porque accidentalmente


había subido el borrador y no la versión completa donde hay algunos cambios
(mínimos, pero ahí están) sobre la situación del padre de Jungkook. Maldita
falta de sueño… Estoy hasta el mismísimo moño xD
Cap dedicado a floflowwer ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Beautiful Things’ de Benson Boone, canción
maravillosa.

“Gemini, ¿estás listo ya?” TaeHyung miró fijamente la puerta del baño
donde su hermano se encontraba, luego de haber mirado la hora en su reloj
por décima vez en lo que llevaban de mañana.
Dicha puerta se abrió, Gemini apareciendo tras ella vestido, peinado y
oliendo a su perfume diario.
“Ya estoy, venga, vamos.”
“Por fin.” Suspiró el mayor, yendo tras él para agarrar sus llaves de la
encimera. “A este paso vas a llegar tarde todos los días de universidad.”
“Todavía falta hora y media para que empiece mi primera clase, no sé por
qué exageras tanto, la verdad… Además, necesito pasarme por casa de papá
para coger mi cargador portátil antes.”
TaeHyung le observó con cansancio. “¿Qué? ¿En serio?”
“Sí, lo necesito, se me acaba la batería muy pronto. ¿Me puedes llevar o
no?”
Otro suspiro prolongado abandonó sus labios mientras salían del
apartamento. “Tienes que conseguirte un coche lo más pronto posible,
Gemini, o empezaré a cobrarte un sueldo extra por utilizarme de chófer.”
Una vez desbloqueó su coche, Gemini fue el primero en adentrarse en él.
“Es que no hay ninguno que me guste…”
“Seguro que alguno debe de haber pero tú eres muy exigente.” Lo señaló,
poniéndose el cinturón. “Cinturón.”
Gemini copió su acción, bufando. “Hombre… Si voy a gastarme bastante
dinero en uno, lo mínimo es que cumpla mis expectativas, ¿no? No tengo por
qué conformarme con cualquiera sólo porque lo necesite.”
“Tú no lo necesitas, yo lo necesito.”
“Oh, ¿te estás quejando?” Cuestionó, frunciendo el ceño para verse aún
más ofendido de lo que ya estaba. “Porque fácilmente puedo ir en taxi y ya.
No tienes por qué sacrificarte por tu hermano pequeño ni nada parecido.”
El rubio dejó escapar una carcajada, deteniéndose en el primer semáforo
en rojo y agradeciendo que se encontrara ahí para poder reír a gusto,
disfrutando del papel de víctima que su hermano cumplía a la perfección,
todavía escuchando sus quejas.
Llegaron a la finca de los Kim media hora más tarde, cuando a Gemini se
le pasó la molestia y prometió ir a mirar coches para que TaeHyung pudiera
dejar su empleo como chófer a tiempo parcial.
“Te espero aquí, no tardes.” Señaló.
Gemini se bajó del coche con rapidez, dejándole a solas en su interior.
TaeHyung suspiró, sus labios apretados mientras negaba, claramente
habiendo escuchado al menor llamarle ‘pesado’ creyendo que no se enteraría
y fallando en el intento.
Echó hacia abajo el espejo que tenía justo en frente, viendo su reflejo en
él. Tenía un par de bolsas negras bajo los ojos y los labios bastante secos por
el frío, por el estrés que le había hecho mordérselos a cada segundo y
obviamente por la poca hidratación que les daba. Inmediatamente se inclinó
hacia la guantera, sacando de uno de los compartimentos una pequeña esfera
con bálsamo labial de esta, llevándose por delante sin ser consciente lo que
parecía ser una cadena.
“Oh.” Musitó, apenas notando su existencia y desconociendo totalmente
de dónde procedía. La acercó a su rostro para inspeccionarla, cuando lo
recordó.
Su padre se la había dejado prestada para el funeral de su madre un año
atrás porque sabía que tenerla con él le ayudaría. Nunca pidió tenerla de
vuelta, pero ahora quizás era, de los tres, quién más la necesitaba.
Con un suspiro, se aferró a dicha cadena, quitándose el cinturón y poco
después saliendo del coche.
Llegó a la puerta principal, adentrándose antes de que Kyungsoo, el amo
de llaves principal, pudiera cerrarla detrás de Gemini, siendo recibido con
una sonrisa cuando lo vio llegar y un asentimiento cortés.
“Buenos días, señor, me alegro de ver que vienen juntos esta vez.”
Él le devolvió la sonrisa. “Gracias, Kyungsoo, yo también me alegro
mucho de verte. ¿Está mi padre por aquí?”
“Está en el comedor, ¿quiere que le avise de que han venido? El señorito
Gemini ya me ha dicho que no…”
“No, no, descuide, no le moleste. Yo sólo vengo a dejarle algo en su
despacho.”
Kyungsoo asintió. “De acuerdo, pues ya conoce el camino.”
“Gracias.”
Recibiendo una última reverencia por su parte antes de ver a Kyungsoo
desaparecer por el pasillo, TaeHyung vació sus pulmones, yendo
directamente hacia el despacho de su padre que se encontraba al lado
opuesto. No estaba preparado del todo para volver a ver a su padre, por lo que
agradecía saber que no se encontraba cerca.
Llegó al despacho en cuestión de pocos segundos, encontrándose frente a
la puerta y abriéndola casi de inmediato, sólo para encontrarse a Meen, el
secretario de su padre, agachado frente a una de las estanterías, moviéndose
entre los papeles como si buscara algo urgentemente.
“¿Meen? ¿Qué se supone que haces?”
Tan pronto como su voz sonó en aquel espacio amplio, sin siquiera
haberse inmutado por el sonido de la puerta, Meen se puso en pie
inmediatamente. Tenía un semblante pálido, colocándose nervioso y apurado
mientras miraba a TaeHyung como si de un fantasma se tratase.
“Señor TaeHyung, ¿qué hace usted aquí?”
“Eso es justo lo que te pregunto yo a ti, Meen. ¿Qué es lo que rebuscas
tanto?”
“Nada, no es nada.” Dijo, antes de precipitarse hacia la salida. “No puede
entrar en el despacho de su padre sin permiso. Espere fuera, por favor.”
TaeHyung levantó sus cejas. “¿Perdona? ¿Estás intentando echarme?”
“Son órdenes del señor Kim.”
Por supuesto, aquella respuesta que parecía totalmente preparada, ni
siquiera fue suficiente para convencer a TaeHyung, sólo le hizo sospechar
aún más que algo no iba bien.
“Mi padre nunca ha dado órdenes de ese tipo, ya debería saberlo.” Le
recordó. “Además, debo entregarle algo y ya que siempre está ocupado,
prefiero dejárselo en el escritorio para saber que no se perderá, así que si me
permites…” Hizo el amago de pasar por su lado e internarse en el despacho.
Los dedos de Meen se enroscaron alrededor de su muñeca. TaeHyung no
sólo se sintió confundido, también un poco molesto.
“¿Qué crees que haces, Meen? Déjame entrar.”
“No puedo dejar que nadie entre en el despacho del señor sin supervisión,
son las órdenes.”
Su ceño se frunció aún más, soltándose del agarre bruscamente mientras le
mantuvo la mirada.
“Yo no necesito supervisión, soy su hijo, así que apártate de mi camino y
déjame entrar. No pienso volver a repetírtelo.” Ordenó, con la mandíbula
apretada.
Intentó adentrarse una segunda vez, en esta ocasión Meen le empujó hacia
atrás, intentando contener la fuerza de sus movimientos, cosa que TaeHyung
notó por su lenguaje corporal y la tensión que emanaba.
Él le observó con los ojos entrecerrados. Meen siempre le había parecido
un hombre dulce, atento y muy risueño, pero ahora era incapaz de
reconocerle.
“¿Cuál es tu problema?” Escupió, dejándole ver su evidente molestia.
“Quítate.”
“Lo siento mucho, pero no puedo hacer eso. Debe marcharse.”
Meen parecía impasible, con la mandíbula apretada y los ojos oscuros,
guardándose un sentimiento que TaeHyung desconocía.
El rubio dejó escapar una risa que carecía de diversión. Esto no podía estar
pasando en serio, era surrealista a más no poder. No podía concebir el hecho
de que alguien contratado para servir a su familia le tratara de esa forma tan
despectiva y claramente violenta. Ni siquiera tenía pensado permitirlo.
“Tú debes marcharte, esta es mi casa, por si lo has olvidado.” Lo señaló.
“No tienes ninguna autoridad sobre mí, así que por última vez te lo pido,
Meen, quítate o ahora mismo le digo a mi padre que estabas muy ocupado
rebuscando entre sus cosas a escondidas.”
“Señor…”
Sus cejas se alzaron, advirtiéndole cuando Meen no pareció tener
intención de moverse. “¿En serio así lo quieres?”
La mandíbula de Meen se apretó, del mismo modo que sus puños. Parecía
furioso, como si alguien acabase de pillarle con las manos en la masa, in
fraganti. Como si estuviera haciendo algo que claramente no debería.
TaeHyung asintió. “Muy bien.”
Acto seguido, tuvo la intención marcharse por dónde había venido, sin
embargo, una mano grande, rasposa y fuerte impactó en su rostro hasta
girárselo. La cadena que llevaba entre los dedos cayó al suelo. Él jadeó, en
completo estado de shock, antes de sentir esa misma mano y otra más
adueñándose del cuello de su camisa. Para cuando quiso darse cuenta, Meen
le asfixiaba.
“Maldito mocoso de mierda, te he dicho que te largues de aquí, ¿por qué
tienes que hacerlo todo tan difícil?” Escupió, zarandeándolo. “Tienes que
meter las narices dónde no te llaman siempre, ¿verdad?”
“¡Eh!” La voz de Gemini sonó a lo lejos, corriendo hacia ellos. “¡¿Qué
mierda crees que haces?!”
De repente, Meen le soltó como si acabara de ser consciente de lo que
estaba haciendo. Gemini llegó, empujándole con todas sus fuerzas hasta
tirarlo al suelo. TaeHyung estaba demasiado asombrado para hablar siquiera.
“¿Quién te crees que eres para ponerle una mano encima a mi hermano?”
Continuó diciendo, empujándole incluso cuando Meen estaba en el suelo.
“¿Cuál es tu problema, hijo de puta?”
El secretario se mantuvo en silencio.
“¡Responde!”
“¿Qué es todo este alboroto?” La gruesa voz del señor Kim reinó en el
ambiente, apareciendo por el pasillo. Miró a sus hijos. “Gemini, TaeHyung,
¿qué está pasando aquí?”
“Eso me gustaría saber a mí, papá.”
Meen se levantó inmediatamente. “Ha sido un malentendido, señor, no se
preocupe.”
El ceño del menor se frunció, volviendo a empujarle. “¿Un malentendido?
No hay ningún malentendido aquí, hijo de la gran puta, lo único que pasa es
que eres escoria.” Escupió, tomándole por el cuello de la camisa como él
había hecho con TaeHyung.
“Gemini, basta.” Su padre ordenó, con voz demandante y gruesa.
“¿Puedes explicarme qué te pasa? ¿Por qué llego y lo primero que veo es a ti
empujando a mi secretario?”
“No es nada, de verdad, señor Kim.” Insistía Meen.
Por supuesto, su tono de voz era bajo, casi afligido. Aquello superaba los
límites de Gemini, quien no tardó en volver a empujarle con todas sus fuerzas
hasta hacerle caer de nuevo. No iba a permitirlo.
“Tú cállate, imbécil.”
“¡Gemini!” Le gritó finalmente, viéndose decepcionado cuando este le
observó. “¿Cuál es tu problema?”
Meen tuvo el descaro de sorber por la nariz, levantándose a duras penas
con dificultad, como si estuviera realmente herido. “Señor, por favor, esto no
es necesario… Ha sido un malentendido y no quiero crearle problemas con
sus hijos.”
“No te preocupes, Meen, puedes retirarte. Hablaré con Gemini en
privado.”
Este asintió. “Sí, señor.”
Y acto seguido, se alejó por el pasillo sin mirar hacia atrás, caminando a
paso rápido. TaeHyung le observó desde su posición, con los ojos llenos de
lágrimas, sintiéndose cada vez más seguro de que estaba tramando algo que
él mismo había interrumpido.
La voz de Gemini le sacó de su burbuja.
“Que no se preocupe, papá, ¿es en serio?” El susodicho miró a su padre
como si no pudiera creer lo que acababa de decir, recibiendo una mirada de
advertencia por su parte.
“Gemini, hazme el favor de calmarte.”
Los ojos del rubio se llenaron de lágrimas y su corazón de impotencia. No
tenía fuerzas para hablar, ni mucho menos para encontrar su voz.
“¿Calmarme? Ni siquiera te has molestado en escucharme incluso si me
has preguntado. No has esperado a que te cuente que el desgraciado de tu
secretario estaba intentando ahorcar a TaeHyung cuando llegué, ni que le ha
dado un puñetazo en la cara.” Escupió, su mandíbula tensa. “Y que yo por
defender a mi hermano, le he empujado.”
Su padre quedó de piedra.
“Pero supongo que escuchar a quienes de verdad tienen algo importante
que decir ya no es lo tuyo, ¿verdad?”
“Gemini…” Casi suplicó el mayor, tragando el nudo en su garganta.
“No pasa nada, está bien.” Asintió, dando un paso hacia atrás. “Sigue
tranquilizando al gilipollas que le ha pegado a tu hijo en lugar de a tu propio
hijo, se ve que cagarla se te da bastante bien.”
El señor Kim miró a TaeHyung, habiendo estado demasiado ocupado
intentando calmar la situación como para pararse a pensar en él, sólo así
notando la pequeña marca que se comenzaba a formar debajo de su ojo. Algo
dentro de él se encendió, sin saber muy bien cómo reaccionar.
“Vámonos, Gemini.” Susurró, dando un paso hacia atrás.
Su hermano estuvo de acuerdo, asintiendo.
“Sí, será lo mejor…”
Ambos se dieron la vuelta, finalmente TaeHyung dejando escapar aquellas
lágrimas que había estado aguantando durante todo ese tiempo; el dolor en su
pecho incrementándose tras escuchar la voz de su padre llamándolos desde
dónde lo habían dejado.
“¿Estás bien? ¿Te duele?” Quiso saber, una vez se encontraban a solas en
el coche.
“Estoy bien, tranquilo.” Susurró, llenándose los pulmones de aire antes de
arrancar e incorporarse en la carretera. No estaba bien, nada bien, pero el
dolor era casi psicológico a estas alturas. Podía soportarlo.
Cuarenta y cinco minutos más tarde, salía del taxi que había tomado tras
haberle dejado prestado su coche a Gemini para que volviera a casa sin
problemas luego de la universidad, dejando escapar un suspiro conforme
avanzaba en dirección al hospital como cada lunes por la mañana. Para su
suerte, había logrado taparse aquella pequeña marca que comenzaba a
formarse con algo de maquillaje.
Todavía temblaba y parecía tener el corazón roto en mil pedazos, lleno de
nervios y mucho dolor por todo lo que sucedía. Cosas que se le escapaban de
las manos, que no podía arreglar por mucho que lo intentara.
Tenía la esperanza mínima de desconectar, pues eso era todo lo que
necesitaba.
La bocina de una motocicleta le hizo sobresaltar, girándose para ver a
Jungkook bajándose de la suya propia y quitándose el casco con una sonrisa.
“¡Hola, rubito!” Le saludaba, ondeando su mano en el aire.
TaeHyung le devolvió la sonrisa, esperando a que llegase a su altura. Una
vez Jungkook estuvo frente a él, suspiró. “He llegado antes que tú, eso
significa que tú has llegado tarde y, por lo tanto, me debes una comida.”
El azabache bufó. “Eres un aprovechado para tener tantos millones en el
banco, ¿eh, rubito?” Dijo, sosteniendo su cintura con ambas manos y
levantando las cejas. “O bueno… Tal vez lo que quieres es tener una cita
conmigo, ¿no?”
“Me sorprende que con lo rápido que eres para enviar indirectas, no hayas
captado la mía antes, Jungkook…” Dijo, abultando los labios. “Ahora estoy
un poco decepcionado.”
Sólo entonces, Jungkook se mordió el labio, observando los impropios
conforme jugueteaba con su piercing y sentía que estos lo llamaban a gritos.
Era incapaz de resistirse a TaeHyung, especialmente cuando le miraba con
esa cara, esos ojos brillantes que tantas cosas le hacían sentir.
Inclinándose, capturó su boca sin previo aviso, besándole suave y
lentamente, antes de separarse con un chasquido húmedo. TaeHyung le
sonrió.
“Eso significa que tú pagas, ¿verdad?”
Y de nuevo, él bufó, separándose. “Te tengo muy mal acostumbrado, eh,
rubito…”
TaeHyung se encogió de hombros. “Si tú lo dices.”
“Anda, vamos para adentro que hoy te toca darle clases de ajedrez a un
enano hiperactivo y ganarle otras quince rondas a la señora Bang, no
podemos perder más tiempo.” Le recordó.
“Cierto, cierto.” Asentía el rubio, yendo tras él.
De pronto, mientras caminaba detrás de Jungkook, siguiéndole, un leve
mareo le hizo detenerse en seco y quejarse. “¡Ay!” Siseó en voz muy bajita,
pero lo suficientemente audible para que el azabache se enterara.
“¿Qué pasa?” Quiso saber, dándose la vuelta con el ceño fruncido,
confundido al ver que TaeHyung estaba algo más lejos de lo que esperaba.
Sin embargo, su confusión pasó a segundo plano cuando vio que este se
desplomaba frente a él.
“¡Eh, TaeHyung!” Exclamó, atrapándolo a escasos segundos de que
impactara contra el suelo y tomándolo cuidadosamente entre sus brazos.
“¡TaeHyung!”
Eso fue lo último que TaeHyung escuchó antes de que todo se volviera
completamente negro a su alrededor.
Para el momento en que abrió los ojos, quien sabe cuánto tiempo después,
totalmente confundido, con dolor de cabeza y aún algo mareado, el rubio se
sentía fuera de lugar, apenas reconociendo a Aram sentado con las piernas
cruzadas en el borde de la cama, mientras leía un cuento.
“¿Aram?” Susurró su nombre, logrando que este le observara con una
sonrisa inmediata.
“¡Has despertado!” Chilló, gateando hasta llegar a su lado, dejando en el
olvido aquel libro. “¿Cómo estás? ¿Te duele algo?”
Aún confundido, asintió. “Me duele un poco la cabeza, pero estoy…” Él
miró a su alrededor. “¿Dónde estoy?”
“En el hospital. Jungkook dice que te caíste y vino corriendo, al parecer
estás enfermo, pero la doctora Ahn está segura de que no es nada grave.
¿Quieres que la llame?”
Esta vez, movió la cabeza a modo de negación. “Estoy bien de momento,
tranquilo… ¿Y Jungkook?”
Aram señaló la puerta. “Acaba de ir a dejar al señor y la señora Bang en su
habitación, ellos también estuvieron aquí hasta hace poquito para verte.
Estaban preocupados, pero no tanto como Jungkook, por eso me he quedado
a cuidarte mientras él se iba.”
Los labios de TaeHyung se ampliaron automáticamente en una sonrisa
dulce, sintiendo como se le derretía el corazón conforme llevaba una mano
hacía las mejillas regordetas de Aram, pellizcándolas hasta hacerle sonreír.
Tenía la misma sonrisa de Jungkook, con sutiles hoyuelos marcándose a los
lados. Era adorable.
“Es todo un alivio saber que el mini doctor Aram se ha quedado velando
por mi seguridad. Eso explica lo bien que me siento ahora.”
La sonrisa del menor se hizo más amplia. “¿Crees que soy buen doctor?”
“El mejor de todos.”
“¡Muchas gracias! Mi sueño es ser tan bueno como la doctora Ahn, es la
más lista y amable que conozco. Siempre se porta muy bien conmigo y con
todos los demás… Yo quiero ser así también.”
TaeHyung quiso llorar de ternura. “Estoy convencido de que vas a
lograrlo, Aram, ya lo verás.”
Al poco tiempo, la puerta se abrió, Jungkook apareciendo tras ella con una
mueca de cansancio, no esperando encontrarse con un TaeHyung sumamente
despierto, por lo que aquella mueca de convirtió en una diferente: brillante,
aliviada, sonriendo de inmediato.
“Pero mira quién está despierto…” Murmuró, caminando hacia él sin
pensarlo.
Aram se dio la vuelta. “¡Jungkook!”
“¿Qué tal? ¿Cómo te ha cuidado este pequeño enfermero?”
TaeHyung rio suavemente, poniendo una mano en el hombro de Aram.
“Muy, muy bien.”
Jungkook miró sorprendido al niño que parecía a rebosar de orgullo, con
el pecho hinchado y una sonrisa de oreja a oreja.
“¿En serio, Aram?”
“Claro que sí, voy a ser un gran doctor cuando sea grande.”
“Ya eres grande.”
“Más aún.”
El azabache soltó una risa cuando este lo fulminó. “Me alegra de haber
dejado a TaeHyung en buenas manos, entonces. ¿Por qué no vas a avisar a la
doctora Ahn de que ya se ha despertado? Seguro que estará contentísima de
escuchar cómo has cuidado de TaeHyung en mi ausencia.”
“¡Sí, voy, voy!”
Asintiendo efusivamente, Aram abandonó la habitación sin mirar atrás,
sólo gritando el nombre de la doctora a gritos.
Una vez a solas, TaeHyung miró a Jungkook, encontrándose con sus ojos
llenos de preocupación y alivio, logrando sentirse culpable incluso si sabía
que no era su culpa.
“Lo siento.” Susurró, relamiéndose los labios. “Aram me dijo que estabas
muy preocupado…”
Y este asintió, ni siquiera molestándose en ocultarlo. “Bastante, sí, pero
me alegro de que no fuese nada grave.” Apartándole el cabello que apenas le
tapaba los ojos, acarició suavemente su pómulo magullado. “Aunque no
puedo decir lo mismo de esto.”
Sólo entonces, TaeHyung recordó el golpe que Meen le había dado y la
posible marca que aquello dejaría.
Jungkook parecía molesto, confundido.
“¿Quién te lo ha hecho?” Quiso saber, refiriéndose a la marca.
TaeHyung negó. “No es nada importante, en realidad, solo fue un
accidente.”
“No lo parece…”
“Lo fue, de verdad.” Insistió, incluso si él mismo sabía que aquello era
mentira.
El azabache ladeó la cabeza. “No me mientas, rubito, sabes que puedes
decírmelo sin ningún problema. ¿Alguien te golpeó? Sólo quiero saberlo.”
Viéndose en la obligación de mirar hacia otro lado para evitar los ojos de
Jungkook, TaeHyung mordió su labio inferior, antes de sentir el agarre que
este ejercía sobre su barbilla, con suavidad obligándole a mirarle. Ahí supo
que no podía ni siquiera intentar ocultárselo.
“Fue… Fue el secretario de mi padre. Discutí con él porque no quería
dejarme entrar en su despacho y simplemente me pegó. Pero no pasa nada,
estoy bien, lo superaré. No pasa nada.”
Su ceño se frunció. “Sí que pasa, TaeHyung.”
“No, de verdad que no. Prefiero olvidarlo y ya.”
Jungkook asintió, dejando escapar un suspiro. Lo aceptaría porque sabía
que era más fácil para TaeHyung, incluso si lo estaba conforme.
“De acuerdo…” Accedió.
“Siento haberte asustado, aún así. No pretendía desmayarme delante de
ti… Ha sido sin querer.”
La tensión entre ellos se disipó cuando el azabache soltó una risita,
negando conforme sus dedos acariciaban la cara de TaeHyung.
“No te preocupes por eso, rubito, no te guardaré rencor, tranquilo.” Dijo.
Este rio también, disfrutando las caricias.
“Oh, menos mal, qué alivio…”
“TaeHyung, aquí estás.”
El señor Kim apareció en la habitación sin previo aviso, luciendo
preocupado, confundido y sorprendiendo a su hijo en el proceso, quien no
esperaba verle allí, mucho menos Jungkook.
“¿Papá?”
“¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?” Quiso saber, e inmediatamente llegó a
su lado para inspeccionarle.
“Estoy bien, papá.”
“¿Seguro? Tu hermano me dijo que te habías desmayado por una bajada
de tensión. Al parecer no has estado comiendo ni descansando bien estos
días.”
Un bufido casi involuntario abandonó sus labios. “Vaya… No sabría
decirte por qué.” Escupió con sorna, arrepintiéndose al instante en que vio
como el rostro de su padre cambiaba a uno de dolor. Él se aclaró la garganta.
“Estoy bien, papá, tranquilo. Jungkook me trajo hasta aquí.”
Entonces, mientras asentía, el señor Kim miró a su izquierda donde el
susodicho se encontraba. No parecía haber notado su presencia antes.
“Te agradezco que lo hicieras, Jungkook.” Se dirigió a él, sólo así
pudiendo verle a la cara finalmente. Su ceño se frunció de inmediato. “Espera
un momento, yo a ti te conozco…”
“Es Jungkook, ya te lo he dicho.” Repetía TaeHyung. “Lo sacaste del
calabozo hace unos meses, seguro que te acuerdas.”
Él movió la cabeza de un lado a otro a modo de negación, acercándose aún
más al azabache, quién parecía confundido, como si no esperase aquella
interacción. TaeHyung se sentía exactamente igual que él.
“No, no hablo de eso. Te conozco de antes, mucho antes… Reconocería
esa cara en cualquier lado, además.” Lo señaló, con los ojos brillantes. “Te vi
varias veces en el hospital cuando iba a visitar a mi mujer.”
“Claro, probablemente coincidiérais, Jungkook estuvo varios meses
ingresado también.” Señaló el rubio, viendo al susodicho asentir.
“Cierto.”
Para confusión de su propio hijo, el señor Kim volvió a negar. “Hablo del
programa para voluntarios, hijo, ese en el que estás ahora.” Le dijo. “Él solía
acompañar a tu madre por las tardes cuando Gemini y tú estabais en la
universidad.”
Entonces, TaeHyung se mostró bastante más confundido con esos datos
que desconocía. Jungkook esta vez no emitió palabra alguna, quedando
sumido en un profundo silencio que la voz de TaeHyung rompió.
“¿A mamá?”
“Sí, me acuerdo perfectamente. Nos cruzábamos casi a diario en la
biblioteca, ¿verdad?” Se dirigió al joven que estaba de pie junto a él, quién
asintió con la cabeza gacha.
TaeHyung no podía creerlo.
Aquello le dejó totalmente descolocado, buscando la mirada del azabache
para saber si eso era cierto o su padre estaba empezando a tener
alucinaciones. En cualquier caso, todo lo que obtuvo fueron muchísimas más
dudas, puesto que Jungkook no le devolvía la mirada.
“¿En serio?”
“Sí, claro que sí. Hasta le traía materiales de costura cuando tu madre se
empeñó en haceros esos abrigos a juego a Gemini y a ti.” Recordaba con una
sonrisa.
TaeHyung sintió una presión en el pecho desconocida, volviendo a buscar
los ojos del azabache sin demasiado éxito.
Jungkook no le dirigía la mirada. Y no sólo no parecía tener la intención
de hacerlo, sino que la evitaba a toda costa, por lo que no pudo evitar sentirse
confundido, un poco extrañado, fuera de lugar. No entendía nada.
Antes de que pudiera tomar la palabra, la doctora Ahn apareció con Aram
a su lado.
“¡Aquí traigo a la doctora!”
“Hola.” Saludó a los presentes, yendo hacia la cama del paciente.
“TaeHyung, ¿cómo te sientes?”
El mencionado necesitó buscar su voz antes de poder hablar, aclarándose
la garganta. “Eh… Bien, estoy bien, doctora Ahn, sólo me duele un poco la
cabeza, nada más.”
“De acuerdo, eso es normal, no te preocupes. Ahora tengo que tomarte la
tensión, así que voy a necesitar que los visitantes esperen fuera, si me hacen
el favor.” Sonriéndoles, pidió amablemente.
Su padre fue el primero en asentir. “Por supuesto, ¿sabe si le darán el
alta?”
“Es lo más probable, sí.”
“Bien… En ese caso, esperaré fuera.” Aliviado suspiró, mirando a su hijo
mayor. “Estaré ahí fuera mientras tanto, ¿vale? Tu hermano debe estar al
llegar.”
“Claro, sí…” Musitó, todavía buscando los ojos del azabache.
Jungkook no le miró en ningún momento, simplemente tomó a Aram en
brazos, evitando las dudas que TaeHyung debía tener y por supuesto, su
mirada llena de confusión.
“¡Adiós, TaeHyung! Que te mejores pronto.”
Él le dedicó su mejor sonrisa al pequeño. “Gracias, pequeño enfermero.”
Poco después, Jungkook abandonó la sala tras el señor Kim, apenas
despidiéndose en voz baja, muy baja, tanto que TaeHyung no pudo
escucharle.
✧c.-037

N/A: Creo que la (mi) espera por este capítulo (me) ha merecido la pena,
je je je xD
Cap dedicado a hornotruste_ ♡♡
Hoy os recomiendo ‘hurt my feelings’ de mi nueva obsesión, Tate McRae,
es simplemente maravillosa y su álbum una obra de arte. La amo.

TaeHyung salió de la zona de urgencias casi una hora más tarde, cuando la
doctora Ahn se aseguro de que todo estaba en perfecto estado con su salud;
aún un poco intranquilo y confundido, lleno de preguntas. Únicamente quería
dejar el hospital y hablar con Jungkook sobre lo que había sucedido allí
dentro.
Sin embargo, este no se encontraba en la sala de espera cuándo él llegó,
dejándole un poco decepcionado.
Gemini, quién estaba junto a su padre y Bank, se le acercaron
inmediatamente.
“¿Qué te han dicho? ¿Está todo bien? ¿Puedes irte ya a casa?” Su hermano
quiso saber, tomándole por los hombros.
Él asintió, mostrándose un poco agobiado. “Todo está bien, tranquilo, ya
me han dado el alta… Sólo necesito descansar un poco y no saltarme tantas
comidas, por lo demás no hay ningún problema.” Murmuró en respuesta,
buscando con la mirada un cuarto rostro. “¿Dónde… dónde está Jungkook?”
“Se fue hace un rato, Bank y yo nos cruzamos con él en la salida y dijo
que tenía prisa.” Explicó su hermano.
TaeHyung no pudo evitar sentirse mucho más decepcionado, como si
supiera que Jungkook le escondía algo y claramente trataba de evitarlo.
Aquello dolía un poco. Tal vez más de lo que estaba preparado.
“¿Seguro que te encuentras bien? ¿No te duele nada?” Quiso asegurarse su
padre, todavía inspeccionándole la marca del rostro con una mirada triste,
llena de culpabilidad. “¿Le has pedido que te revisen el golpe?”
“Sí, papá, tranquilo.”
El hombre suspiró, frotando los hombros de su hijo mayor. Se veía
miserable. “Lo siento mucho, TaeHyung.” Murmuró, para luego mirar a
Gemini, cuyo semblante era impasible. “Gemini, lo siento de verdad… No
sabía lo que había pasado con Meen hasta que os fuisteis y revisé en las
cámaras.”
Gemini soltó un bufido, poniendo los ojos en blanco. “¿Tuviste que
buscarlo en las cámaras para asegurarte de que decíamos la verdad? ¿No fue
suficiente que nosotros te lo dijésemos?”
“Gemini, déjalo…” Pedía el rubio, abrazándose a sí mismo.
“Sí, será lo mejor. Vámonos a casa, anda… Necesitas descansar.”
“Dejad que os lleve yo, he traído mi coche y puedo pedirle a Kyungsoo
que envíe a alguien para recoger el vuestro.”
Ante la petición del señor Kim, Gemini se mantuvo reacio. “Preferiría que
no, gracias.”
TaeHyung volvió a suspirar. Escuchar a gente discutir era lo último que
necesitaba en ese momento. Estaba cansado y con la cabeza adolorida. No
sólo por el golpe, la pérdida de conocimiento o el estrés, sino por toda la
información que había recibido de repente.
“Gemini, por favor…” Sobándose las sienes, murmuró. “No pasa nada,
que simplemente nos acerque a casa y ya. No quiero discutir ni más peleas.”
El hermano menor, que inicialmente estaba molesto simplemente asintió,
no queriendo causarle más inconvenientes a TaeHyung que pudieran
perjudicarle por una absurdez.
“De acuerdo…”
Su padre sonrió, aliviado. “Muy bien, vamos. Vente tú también, Bank, te
acercamos a casa.”
“Gracias, señor Kim.”
Frotando los hombros de TaeHyung, lo arropó contra su propio cuerpo,
yendo tras el adulto mencionado. Gemini los siguió un poco a regañadientes,
sin decir nada.
Llegaron al apartamento del rubio al cabo de unos minutos, tras haber
dejado a Banky en el suyo propio y que un silencio extremadamente
incómodo reinase en el interior de aquel coche, sumado a la tensión más que
evidente entre su padre y Gemini, que hacía muecas cada vez que el señor
Kim mencionaba algo, por muy insignificante que fuera.
“Ya hemos llegado…” Anunciaba el hombre, viendo la rapidez con la que
sus hijos se quitaron el cinturón. “Aunque, ¿no creéis que sería mejor que os
quedarais en casa estos días? Así TaeHyung puede descansar sin necesidad
de preocuparse por nada.”
“No, ni de broma.” Por supuesto, Gemini fue el primero en responder.
“Tu hermano necesita descansar y cuidarse bien, Gemini, lo sabes. Que
estés enfadado conmigo no te da derecho a actuar como una persona egoísta.”
El menor bufó, claramente indignado. “No estoy enfadado, sólo no quiero
tener nada que ver contigo ahora mismo. Son cosas muy diferentes.” Señaló,
volviendo a hablar antes de que pudiera decir algo más. “Además, puedo
cuidar de mi hermano sin ningún problema, igual que de mí mismo. Soy
adulto.”
“Ya… ¿Estás seguro de que puedes hacer eso?”
“Defendí a TaeHyung del inútil de tu secretario mientras estabas ausente,
así que creo que puedo hacerlo incluso mejor que tú, papá.”
Aquello pareció ser un golpe bajo, pues el hombre se quedó callado.
La parte más complicada de todo era que no podía decir nada para
defenderse, pues hasta él mismo sabía que era cierto. Había perdido toda
credibilidad como padre frente a sus hijos.
TaeHyung salió del coche sin emitir palabra alguna, apresurándose hacia
la puerta de su apartamento, pues se negaba a estar más tiempo bajo aquel
ambiente tenso. Gemini le siguió de inmediato, siquiera molestándose en
mirar a su padre una última vez, quien apretó los labios al sentirse impotente.
Siempre se vio a sí mismo como una persona con iniciativa, que
fácilmente podía salir de cualquier situación sin despeinarse, inteligente tanto
mental como emocionalmente. Sin embargo, ahora parecía estar entre la
espada y la pared, sin saber de qué manera actuar para arreglar los trozos
rotos de una familia que se desmoronaba a sus pies. Su propia familia.
No podía respaldar a sus hijos ni protegerlos de sí mismo estando bajo su
propio techo, ¿cómo iba a ocuparse de un pueblo entero?
“TaeHyung. TaeHyung, espera.” Gemini llamó al mayor, yendo tras él
rápidamente mientras este se adentraba en el apartamento, creyendo que
estaría molesto. “Lo siento, no quise ponerme así… Es sólo que no puedo
evitarlo.”
TaeHyung negó, tratando de darle su mejor sonrisa.
“No, tranquilo, no estoy enfadado, simplemente quería llegar ya a casa y
descansar.”
“Bien…”
Mordiendo su labio inferior, asintió conforme cerraba la puerta y se
quitaba el abrigo, ayudando a TaeHyung a hacer lo mismo. Colgó ambos en
el perchero, antes de seguirle hacia la sala de estar, viéndose un poco
preocupado por él, quién parecía tener la cabeza en otra parte.
“¿Tienes hambre?” Preguntó, llegando a su lado. “¿Te preparo algo de
comer? Fideos, arroz… He visto que tienes pollo en la nevera, ¿te apetece
una sopa de pollo calentita?”
Y él, que apenas tenía fuerzas para salir de sus pensamientos, negó. “No
tengo hambre ahora mismo, Gem, pero gracias…”
Gemini se sentó a su lado, preocupado. “¿Estás bien?” Repitió, queriendo
asegurarse incluso cuando TaeHyung ya lo había dicho muchas veces. “Creo
que deberías descansar, ¿por qué no vas a tu habitación y duermes un rato?
Prepararé algo de comer mientras tanto.”
“No… No puedo dormir ahora mismo… Tengo la cabeza llena de cosas
que no puedo procesar.”
“¿Tiene que ver con papá?” Quiso saber.
TaeHyung volvió a negar. “Con mamá.”
El ceño del menor se frunció, extrañado. “¿Qué ocurre?”
Antes de responder siquiera, necesitó tomar una profunda respiración y
encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pues se sentían y sonaban
raras en su cabeza.
“Es… Se trata de Jungkook, en realidad. Algo de lo que me enteré hace un
rato, cuando papá vino a verme al hospital y él estaba allí también.” Comenzó
junto a un suspiro, encontrándose con la confusión en los ojos de su hermano.
“Papá ya conocía a Jungkook de antes, se habían encontrado en el hospital
mientras mamá estuvo ingresada. La acompañó varias veces.”
Gemini frunció el ceño, apenas entendiendo. “¿La acompañó? ¿Cómo
haces tú también con esos pacientes?”
“Así es, sí, de la misma forma. El caso es que Jungkook conocía a mamá y
nunca nos dijo nada.”
“Bueno… Tal vez no sabía que era nuestra madre.” Supuso.
TaeHyung meneó la cabeza en negación. “Sí que lo sabía, yo mismo le
enseñé una foto de ella, e incluso hoy, en el hospital cuando papá lo
reconoció no parecía sorprendido.” Su mirada se perdió en alguna parte del
apartamento, con los ojos entrecerrados. “Es como si hubiera intentado
ocultarlo…”
“¿Y por qué?”
“No tengo ni idea, Gem, eso es lo que me confunde tanto.”
Este se encogió de hombros, aquella información resultándole extraña
pero no lo suficiente como para darle demasiadas vueltas al asunto, a
diferencia de su hermano.
“A ver, mamá ya mencionaba a una persona del hospital que estuvo con
ella durante ese tiempo en su carta de despedida… Pero no tenía ni idea de
que fuese Jungkook.”
TaeHyung inmediatamente le observó. “¿En su carta?”
“Sí… Estaba en el sobre. La leí hace mucho tiempo y nunca te dije nada
porque sabía que te era imposible leerla, pero recuerdo que hacía alusión a
alguien que conoció en el hospital. Un muchacho joven.” Explicaba, aún
manteniendo el ceño fruncido. “Pensé que era uno de los enfermeros, pero
esto tiene más sentido…”
Una semana después del fallecimiento de la señora Kim, el señor Kim
abrió un sobre y le entregó una carta a cada uno de sus hijos, desconociendo
la existencia de una cuarta para alguien más. Gemini se quedó con la suya y
TaeHyung guardó la que le pertenecía en dicho sobre, sabiendo que, tal y
como había dicho Gemini, desafortunadamente él jamás fue capaz siquiera de
tomar esa carta, el simple pensamiento de leer a su madre despidiéndose,
sabiendo que en poco tiempo ella se iría sin poder evitarlo, le rompía el
corazón.
Siempre, desde que se fue, hizo mil intentos por desdoblar aquel papel a
cuadros y leerlo, únicamente para poder estar en paz consigo mismo y con
ella, pero no podía. Se le empuñaba el corazón, su alma se rompía hasta decir
basta y terminaba llorando como un bebé recién nacido. Uno que ya no podía
refugiarse bajo el manto de su madre.
Sin embargo, esto volvía todo muy diferente.
Se puso en pie casi sin pensarlo, sorbiendo por la nariz y casi corriendo en
dirección a su habitación. Confundido, Gemini, a quién había dejado atrás,
fue tras él.
“¿Dónde vas?”
“Necesito encontrar esa carta.” Respondió, con un nudo en la garganta,
arrodillándose junto a los cajones de la estantería, donde guardaba toda clase
de documentos y cosas importantes.
Sacó varias carpetas relacionadas con su carrera, dejándolas tiradas en
cualquier parte, del mismo modo que hizo con libros viejos de materias que
ya no cursaba y libretas sin ningún espacio en blanco. Folios, hojas
cuadriculadas, pero no lo que buscaba.
“No la encuentro, no la encuentro.” Decía entre dientes. “¿Dónde narices
la he metido?”
Gemini, que también se había unido a la búsqueda, le entregó un sobre con
algo escrito en el dorso.
“Aquí, aquí, esta es la letra de mamá, toma.”
Él tragó saliva, tomándolo antes de compartir una mirada con su hermano,
quien le acarició los hombros, a sabiendas de que estaba nervioso y
angustiado. Gemini era mucho más fuerte que él en ese sentido.
Abrió el sobre con las manos temblorosas, sabiendo que allí dentro estaba
su carta, aquella misma que su madre había escrito para él hacía casi un año.
TaeHyung suspiró.
“¿Están las dos aquí?”
Gemini asintió.
“Sí, guardé la de Jungkook pensando que papá la enviaría directo al
hospital, pero creo que él tampoco tenía ni idea…”
Lentamente, sacó la que llevaba su nombre, viendo que, efectivamente,
había otra más junto a la suya. El corazón se le detuvo por unos segundos,
mirando al techo mientras tomaba una respiración profunda. Luego, volvió a
observarla.
Tal vez aún no estaba preparado para leerla, pero necesitaba hacerlo.
“Para TaeHyung, mi primer tesoro.
Cariño mío, no sé de qué forma empezar a escribirte esto sin sentir que se
me rompe el corazón en mil pedazos. Sólo quiero que sepas que estoy bien,
que no tengo miedo y que tú tampoco debes tenerlo.
No me voy triste, sola, ni mucho menos sin amor; porque papá, tu
hermano y tú os habéis encargado de que me sienta la mujer más querida,
amada y afortunada en el mundo. Me voy con una sonrisa grande, de esas
que tanto te gusta verme.
Me voy feliz. Feliz porque sé que dejo atrás al hombre más encantador del
mundo, más dulce, más detallista y maravilloso posible. Mi bebé, mi primer
amor. Tú, mi TaeHyung.”
Con los ojos llenos de lágrimas, necesitó parar un segundo para poder
quitárselas y seguir leyendo. Un segundo simplemente para respirar y
asimilar aquello que estaba leyendo, sollozando en voz baja. Gemini ya no
estaba en la habitación con él, se había marchado y había cerrado la puerta
para darle privacidad, cosa que silenciosamente agradecía.
“Me voy con un sentimiento de alivio grande, muy grande en el pecho,
porque estoy orgullosa del hombre, de la persona en la que te has
convertido. Tan inteligente, sensible, divertido, amable, lleno de humildad y
empatía… Justo como tu padre. Estoy orgullosa de ti, cariño.
Y, sobre todo, me voy tranquila porque, incluso si quiero quedarme con
vosotros, sé que una parte de mí siempre permanecerá a vuestro lado,
cuidándoos.
Te quiere mucho,
Mamá.”
Él sollozó, cubriéndose el rostro con una mano y el pecho con la otra, que
sostenía a su vez aquella carta.
Tenía el alma rota y el corazón destrozado, herido, lleno de un profundo
dolor que no se comparaba con nada, mucho menos podía afrontarse. Sin
embargo, también sentía alivio. Alivio por saber que había cumplido las
expectativas de su madre y estaba haciendo todo lo que ella quiso que hiciera.
Tal y como se lo había prometido.
Hipando y reuniendo los pedazos de su corazón que había dejado en el
olvido, se puso en pie con las piernas temblorosas, aferrándose a aquella carta
como si su vida dependiera de ello.
“Gracias, mamá.” Susurró para sí mismo.
El miércoles por la tarde, mientras anochecía y se despedía de un cliente al
que acababa de tatuar, a menos de dos horas de cerrar el estudio, Jungkook
encontró que se sentía francamente agotado. Había pasado gran parte del día
pensativo, dándole vueltas al modo en que debía comportarse estando cerca
de TaeHyung a partir de ahora y asumiendo muchas cosas sólo porque tenía
miedo y no estaba acostumbrado a tenerlo.
No podía quitarse a TaeHyung de la cabeza ni siquiera haciendo lo que
más le relajaba, lo único que calmaba su mente en los peores momentos y eso
era muy preocupante.
“Ian, voy a la parte de atrás a fumarme un cigarro, ¿vale? Avísame si
viene algún cliente.”
“¿Vas a fumar? Pensé que estabas dejándolo.”
Su compañero, quien estaba arreglando algo detrás del mostrador, le
observó con el ceño fruncido, completamente extrañado. Jungkook no dijo
nada, dejándole confundido cuando simplemente se marchó.
“Será gilipollas…” Masculló para sí mismo, meneando la cabeza.
La campana sobre la puerta sonó tres minutos después, un chico alto, rubio
y al que Ian ya conocía haciendo acto de presencia.
“Hola… Ian, ¿verdad?” Se dirigió a él, dedicándole una dulce sonrisa.
“¿Qué tal, TaeHyung?”
“Vengo porque estoy buscando a Jungkook, necesito darle una cosa y no
me contesta al teléfono. Supongo que ha estado trabajando todo el día.”
El pelinegro asintió. “Justo acaba de terminar con un cliente con el que
llevaba gran parte de la tarde… Creo que puedes encontrarlo en el callejón de
aquí al lado si es que no se ha fugado o algo por el estilo.” Bromeó antes de
soltar un bufido. “Lleva todo el día comportándose muy extraño.”
TaeHyung suspiró, ni siquiera tomándose aquel dato por sorpresa, pues él
mismo estaba siendo testigo de ello al no recibir respuestas a sus mensajes ni
llamadas. Era como si Jungkook estuviera haciéndole vacío.
“Voy a ver si lo encuentro… Gracias, Ian.”
“Un placer.”
No tardó en salir del estudio, rodeándolo hasta llegar al callejón sin salida
que estaba entre dicho local y un establecimiento de comida rápida. Encontró
al azabache allí, con la espalda pegada a la pared y un cigarro entre los dedos
índice y pulgar. Parecía estar en su propio mundo, pensativo.
Su ceño se frunció inmediatamente, cruzándose de brazos conforme se le
acercaba.
“Veo que alguien ha estado muy ocupado ignorándome estos días.”
Murmuró, llegando a su lado para hacerse notar.
Jungkook estuvo a punto de sobresaltarse, mirando a su izquierda donde
TaeHyung se encontraba. El corazón comenzó a latirle rápido, desbocado
contra las costillas. Tuvo que tragar saliva para poder hablar.
“Rubito…”
Por supuesto, TaeHyung lucía muy molesto.
“¿Qué haces aquí?” Quiso saber, topándose con sus cejas alzadas.
“Nada… Sólo he venido a buscar al imbécil que desapareció del hospital y
desde entonces no me contesta a las llamadas. Quería comprobar que no se
hubiera muerto.”
“He estado ocupado.”
“Ya, seguro que sí…” Él asintió, ni siquiera molestándose en creerle
cuando le entregó el sobre que llevaba consigo. “De todos modos, sólo venía
a entregarte esto, supuse que querrías leerlo.”
Jungkook frunció el ceño, tomando dicho sobre. “¿Qué es?”
“Léelo, mi madre lo escribió para ti.”
Algo se instaló en su pecho, suspirando mientras hacía lo pedido,
desdoblando la carta que acababa de sacar. Miró a TaeHyung por última vez,
antes de leer su contenido.
“A mi querido acompañante, Kook.
Quiero hacerte saber lo especial que ha sido tenerte a mi lado durante
estos meses, lo agradecida que estoy contigo por haber conseguido que mi
estancia en ese hospital no fuera tan oscura.
Nunca me sentí sola porque tenía a mi familia, pero tú me diste un tipo de
compañía que nadie más pudo. Me hiciste reír cuando no quería que nadie
me viera llorando, cuando mis días eran peores que otros y no tenía ganas de
nada. Eras como esa lucecita al otro lado del túnel.
Me pone muy triste no poder despedirme de ti como quisiera, poder
simplemente ir al hospital para decirte adiós, pero sé que esta carta llegará
a ti de alguna forma, tarde o temprano, estoy convencida.
Gracias, Kook… Gracias por ser esa luz al otro lado del túnel para
muchos.
Te llevaré siempre conmigo,
Nakyung.”
Un suspiro tembloroso abandonó sus labios poco después, aguantándose
las ganas de derramar aquellas lágrimas que se le habían acumulado en los
ojos. Nunca esperó ser lo suficientemente importante para que le escribieran
una carta de despedida.
Buscó a TaeHyung con la mirada, creyendo que encontraría su rostro
furioso, lleno de rabia e indignación, pero no fue así.
“Lo siento…” Murmuró, mirando al suelo.
“¿Por qué?”
Él se encogió de hombros. “Por habértelo ocultado durante todo este
tiempo, sé que debes estar muy enfadado, pero, no sé… No estaba preparado
para reaccionar en el momento en que te enterases.”
Finalmente, el ceño de TaeHyung se frunció. “No estoy enfadado contigo,
Jungkook, te lo aseguro, ni siquiera un poco. Me confunde que no
mencionaras nada sobre mi madre antes, pero sigue sin molestarme.”
Aquello tomó por sorpresa al azabache, quien parpadeó confundido.
“¿No?”
“Claro que no.”
“¿No te molesta que me escribiera una carta?”
El ceño de TaeHyung se frunció. “¿Por qué me molestaría eso?”
“Porque no soy un miembro de vuestra familia, sólo fui el tipo que estuvo
con ella unas cuantas veces en el hospital… No soy tan importante para
esto.” Explicó, abrazándose a aquel trozo de papel sin ser consciente.
Con una sonrisita, el rubio negó. “¿De qué hablas, Jungkook? ¿Cómo va a
molestarme eso?”
“No lo sé, rubito…”
“Si mi madre te escribió esa carta fue porque significaste algo para ella,
sin importar el tiempo o la intensidad.” Señaló, con voz suave. “Y,
honestamente, viendo de cerca cómo tratas a todos esos pacientes y lo felices
que se ven a tu lado, si ella no te hubiera escrito una carta, lo hubiera hecho
yo de haberlo sabido.”
Sus palabras tan honestas como inesperadas causaron una risita en
Jungkook, quien ahora luchaba por no sonrojarse como un adolescente.
“¿Tú por qué?”
“Porque si cuidaste a mi madre la mitad de bien de lo que cuidas al señor,
a la señora Bang o a cualquiera de esa gente, te debo mucho.”
Una pequeña sonrisa tímida se le escapó de los labios. “No me debes nada,
rubito, sabes que lo hago porque me gusta, porque a mí también me hace
feliz…” Él se encogió de hombros. “Además… Tu madre fue diferente a
todos los demás.”
“¿Por qué lo dices?” Quiso saber, viéndose interesado.
“Porque no era ella quien estaba sola, sino yo.”
El ceño del rubio se frunció. “¿Tú?”
Asintiendo, dejó escapar un suspiro con la barbilla en alto, el humo del
cigarro que inhalaba perdiéndose en la noche creciente. Apoyó la espalda en
la pared, relamiéndose los labios. Nunca había profundizado en aquella
historia con nadie porque era demasiado personal, pero sentía que TaeHyung
era el único que debía conocerla, de algún modo.
“Mi abuelo murió una semana antes de conocer a tu madre en el hospital.
Vine a recoger sus cosas y me encontré con ella en el ascensor.” Inició,
mirando al cielo. ‘Había estado toda esa semana aguantando como un
campeón para no derrumbarme, pero fue entrar en esa máquina del demonio,
que ella me viera y preguntara “¿Va todo bien, muchacho?’ y llorar como si
acabara de nacer allí mismo.”
TaeHyung mantuvo una sonrisa dulce en el rostro, escuchándole con
atención, asintiendo conforme Jungkook contaba aquella anécdota. Era
bonito escuchar a alguien hablar de su madre desde otra perspectiva.
“Le conté lo que había pasado y me hizo hablarle sobre él toda la tarde; de
las cosas que nos gustaba hacer juntos, pequeños detalles que nunca compartí
con nadie porque me daban vergüenza…” Rio suavemente, negando. “Tu
madre me consoló aun cuando ella venía de recibir la noticia de que su cáncer
ya no tenía cura… Y yo no lo sabía, no tenía ni idea. Me enteré después.”
La sonrisa del rubio se volvió algo más pequeña, pero conservando la
misma dulzura en su mirada.
“Ella era así, siempre.”
“Lo sé… Después de ese día, cada semana que iba al hospital para cumplir
con el voluntariado nos encontrábamos y hablábamos de todo lo que
habíamos hecho la semana anterior. Ella siempre os mencionaba y me
mostraba fotos de vosotros.”
Inmediatamente el rostro de TaeHyung adoptó un brillo casi cegador, sus
ojos ensanchados, llenos de emoción.
“¿Te habló de mí?”
Jungkook asintió, sintiendo como el corazón se le aceleraba con aquella
sonrisa. “Muchísimo… De ti, de tu hermano y de tu padre… Pero de alguna
forma yo me las arreglaba para escucharla sólo cuando te mencionaba.”
Las mejillas de TaeHyung enrojecieron sin previo aviso, tragando saliva
cuando se encontró con sus ojos oscuros.
“Así que ya me conocías cuando nos vimos por primera vez fuera del bar
de Mos, esa noche en la que fui con Banky a espiar y me diste tu pañuelo,
¿no? Sabías quién era yo incluso si nunca nos cruzamos en el hospital.”
“Sí que nos cruzamos.” Respondió, para sorpresa del rubio.
“¿En serio?”
“Sí, fue hace mucho y sólo una vez, en la salida. Yo salía y tú apenas
entrabas en el hospital, pero te reconocí al instante, ibas hablando por
teléfono con alguien.”
Con los ojos ensanchados, emitió un suspiro prolongado. “Wow… ¿Y por
qué nunca me dijiste nada?”
“No quería que te enterases.”
“¿No querías que supiera que me conocías de antes? ¿En serio?” Bufó,
poniendo los ojos en blanco al no obtener una respuesta por su parte. “Pues
menuda estupidez, Jungkook, ni que fuera algo malo…”
Jungkook negó. “No, lo que no quería era que supieras que yo ya estaba
interesado en ti cuando nos conocimos.”
El rubio se atragantó con su saliva. “¿C-Cómo?”
“Lo que oyes.” Señaló. “No te besé con la única intención de evitar a la
policía aquella vez en el descampado. Me he criado en ese sitio, sé mil
formas de evitarles, pero aproveché esa oportunidad.”
“Serás…”
“Y cuando le pedí a Mos que recuperase tu abrigo, tampoco fue por
caridad, sino porque era otra oportunidad más.”
Conforme Jungkook admitía poco a poco sus crímenes fríamente
planeados, TaeHyung quedaba más y más de piedra, con la boca temblando
sin poder hablar, únicamente observándole con los ojos ensanchados,
brillantes por la sorpresa. No podía asimilar todo lo que decía, mucho menos
la facilidad a la hora de contarlo, como si no le importara en lo más mínimo.
“…como en esas fiestas donde nos encontramos un par de veces. Si bien
no fui sabiendo que tú estarías allí, sí que me quedé nada más verte. Y por
supuesto, también aproveché esas oportunidades al máximo.” Finalizó,
quedándose satisfecho.
“¿Q-Qué? ¿Todas esas veces…” Lo señaló. “…tú?”
Él negó, mientras apagaba el cigarro contra la pared, tirándolo una vez
apagado en la papelera, pudiendo así darle toda su atención al rubio.
“Yo nada, rubito. Tú aparecías por arte de magia y yo usaba todo lo que
podía a mi favor.” Se encogió de hombros. “Tampoco me he molestado en
ser discreto ni ocultar que me gustas, así que no debería ser una sorpresa para
ti.”
Él se aclaró la garganta, pues eso era muy cierto. “B-Bueno, no, pero no
pensé que fueras tan consciente de todo…”
Jungkook soltó una risa ronca.
“Si no fuera consciente ni aprovechara la oportunidad, tendría que
esforzarme el doble para que me hicieras un mínimo de caso, TaeHyung.”
Apartándole el cabello del rostro, le dijo. “Y me gustas mucho como para
quedarme quieto.”
Siendo inmediatamente sacudido por un escalofrío que le hizo suspirar,
recorriendo su cuerpo de pies a cabeza, TaeHyung se apoyó en el tacto ajeno,
disfrutando de él tanto como podía, pues también era del tipo de persona que
aprovechaba las oportunidades al máximo.
Jungkook acarició sus mejillas y su labio inferior con el pulgar. “¿Te
molesta que lo haya hecho?” Cuestionó en voz baja, ronca, causándole otro
escalofrío que no pudo disimular.
TaeHyung negó casi desesperadamente, acortando la distancia que los
separaba para atrapar sus labios en un beso húmedo, descarado y hambriento,
introduciendo su lengua al interior de la boca ajena, enviándose a sí mismo
directo a una guerra de lenguas en la que no pensaba perder. No le importaba
que sus labios tuvieran el sabor del cigarrillo, ni siquiera cuando el aroma le
asqueaba; pues también sabía a caramelos mentolados y estos eran su mayor
perdición. Jungkook lo era, en realidad.
✧c.-038

N/A: Jungkook peluche es mi nuevo concepto favorito y siempre que


tenga oportunidad, hará acto de aparición jijiji xD
Cap dedicado a La_Orange_Del_Yoongi ♡♡
Hoy os recomiendo ‘messier’ de Tate McRae, otra vez, porque voy a ir
recomendando todo su repertorio hasta que saque nuevo álbum.

Para cuando el jueves llegó, a tan sólo un día de que los desalojos tuvieran
lugar, TaeHyung sentía que estaba subido en lo alto de una gelatina
gigantesca, temblando por todos lados y viéndose en la obligación de parar
para tomar un respiro.
“¿Seguro que no quieres venir?” Quiso saber Gemini, mientras terminaba
de arreglarse. “Bank pasará por mí dentro de treinta minutos, todavía te da
tiempo a prepararte.”
Suspirando, él negó. “No, no puedo, de verdad… Tengo muchas cosas que
hacer todavía. Además, ¿con quién se quedaría Yeontan si los dos nos
vamos? Es nuestro cachorro y apenas he pasado tiempo con él.”
“Bueno, bueno… Está bien, yo intentaré no volver muy tarde para mañana
estar fresco.” Decía, mientras se perfumaba. “¿A qué hora tenemos que estar
allí?”
“Lo más pronto posible, alquilé los autobuses desde las tres de la tarde que
es cuando empiezan los desalojos hasta las siete.”
Gemini asintió. “Perfecto, entonces no hay problema.”
Casi treinta minutos después, el menor de los hermanos Kim abandonó
dicho apartamento tan pronto como Banky vino a por él, ambos dirigiéndose
al distrito Jung para celebrar el tercer aniversario del bar de Mos, quién invitó
a sus tres ricachones favoritos a la pequeña fiesta. Fiesta a la que
desgraciadamente, TaeHyung no podía acudir.
Estaba demasiado ocupado para hacerlo siquiera, con miles de
documentos por revisar relacionados con el hotel, distribución de
habitaciones y diversas modificaciones que planeaba hacerle a su nuevo
proyecto, aquel que mañana finalmente abriría. Las manos le temblaban sólo
de ponerse a pensar en ello.
No fue hasta un par de horas después, mientras se colocaba el pijama tras
haber salido de una relajante ducha totalmente necesaria para su mente antes
de seguir trabajando, que el timbre comenzó a sonar casi desesperado.
Yeontan, quién era su único acompañante y le había seguido hasta el baño,
ladró.
“Ya, ya, mi vida, ya me he enterado.” Le decía mientras se abotonaba la
camisa de seda, confundido al no saber de quién se trataba.
Gemini se había llevado llaves y lo más probable es que tardaría mucho
más que un par de horas en volver, por lo que claramente no se trataba de él.
Banky mucho menos, y teniendo en cuenta que no tenía más amigos que
pudieran presentarse en su casa un jueves por la noche, no tenía ni idea de
quién se encontraba tras su puerta.
Lo único que sabía, era que dicha persona iba a fundirle el timbre.
“¡Ya, ya voy!” Casi gruñó, entrecerrando la puerta del baño para que
Yeontan no pudiera salir y escaparse, ya que últimamente estaba más
enérgico de lo normal. “¡Que ya voy!”
Tan pronto como abrió la puerta, algo molesto y cansado, se topó con
Jungkook tras ella, siendo este la última persona que esperaría encontrar allí.
“¿Jungkook?”
El azabache sonrió de oreja a oreja nada más verlo, tambaleándose
torpemente.
“Hola, rubito…”
“¿Qué haces aquí?”
“Vine a buscarte.” Lo señaló. “Ya que no aparecías por el bar, tenía que
verte de alguna forma… Así que pensé en venir a tu casa.”
Su corazón se aceleró inmediatamente, tragándose su propia emoción y
negando, pues Jungkook no parecía estar en sus cinco sentidos.
“E-Espera un momento… ¿Estás borracho?”
Usando sus dedos índice y pulgar para indicar una medida, Jeon
respondió: “Un poquito.”
TaeHyung se llevó las manos al rostro. “Dios santo…”
“Es que no aparecías por ningún lado y como me aburría hice una
competición de chupitos con Leedo y el novio de Yibo, Xiaozhan, o su
compañero de piso, no sé qué son, porque uno dice una cosa y el otro otra.
No se aclaran nunca…” Resopló, encogiéndose de hombros antes de lucir
confundido. “¿Qué estaba diciendo?”
“Eh… Nada, no importa.” Negó, necesitando centrarse.
“Oh, y gané esa competición, por cierto. La de los chupitos…”
“Enhorabuena.” Sonrió sin saber muy bien si eso era un logro o no. “¿Has
conducido hasta aquí borracho? Dime que no, por favor.”
“…aunque casi pierdo contra Leedo porque se bebió tres del tirón… El
hijo de puta tiene más aguante que un colchón cemento.” Bufaba, habiendo
ignorado las palabras de TaeHyung. “Menos mal que se atragantó y pude
adelantarle, sino sería bochornoso…”
“Jungkook.”
Este se tambaleó con el sonido de su fuerte voz. “Ay, dime…”
“¿Has conducido hasta aquí borracho?”
“Claro que no, Sua y Siyeon me trajeron hasta aquí, el apartamento de Sua
está a menos de veinte minutos del tuyo, así que aproveché que se marchaban
temprano para acoplarme.” Explicó, dejándole algo más tranquilo. “Hace
frio…”
TaeHyung le observó momentáneamente, analizando su postura y
entendiendo que no era dueño de sus actos en un ochenta por ciento, estando
lo suficientemente perjudicado por el alcohol como para pensar con claridad.
Dejando escapar un suspiro, se hizo a un lado. “Pasa, anda…”
Y, felizmente, Jungkook lo hizo.
Una vez dentro, TaeHyung se paseó por la salita con el azabache a sus
espaldas, siguiéndole sin saber a dónde iban, pero no queriendo despegarse
de él por nada del mundo.
“¿Qué estabas haciendo?”
“Nada, justo salía de la ducha cuando llamaste al timbre.”
“Joder, siempre llego tarde…” Bufó a modo de protesta.
El rubio soltó una carcajada, meneando la cabeza de un lado a otro. “Lo
dices como si hubieras venido aquí con otras intenciones que no fueran
simplemente verme.”
“No hay otras intenciones más que esas, rubito… Prácticamente he venido
aquí de forma inconsciente.”
Su ceño se frunció, interesado en una explicación algo más profunda, por
lo que dejó de andar para darse la vuelta y mirarle, dedicándole toda su
atención. “¿Inconsciente?”
“Quería verte y como no aparecías decidí hacerlo yo.” Admitió,
encogiéndose de hombros. “Así que llevé esos pensamientos a los hechos y
aquí estoy.”
Su honestidad dejó perplejo a TaeHyung, quien no estaba acostumbrado a
recibir tantas dosis de sinceridad seguidas y mucho menos viniendo de
alguien como Jungkook, que carecía de pelos en la lengua a la hora de
sincerarse, especialmente estando borracho.
No le avergonzaba ser directo, expresar cómo se sentía y con qué
intensidad. Sólo el pedir perdón parecía cohibirlo.
“Vaya… Pues sí que querías verme, sí.” Murmuró, ocultando su sonrisa
cuando Jungkook apretó los labios, mirando hacia todos lados sin saber muy
bien dónde estaba. Parecía un niño pequeño en la fábrica de Willy Wonka.
“¿Quieres algo de beber?”
Asintiendo, se encogió de hombros. “Vale.”
“¿Qué quieres? ¿Agua…?”
“Dejas la pregunta en el aire como si realmente hubiera una opción más
después.” Señalaba, riéndose a modo de burla.
TaeHyung rio también. “Ya… Lo cierto es que sólo tengo agua, me pillas
desprevenido. ¿Quieres un vaso?”
“Me vendrá bien, sí.”
“Vale, en seguida te la traigo.” Dijo antes de dirigirse hacia la cocina, sin
ser consciente de que Jungkook le seguiría como una nueva mascota.
Pasó por el baño sólo para poder abrir la puerta y dejar a Yeontan, el
verdadero cachorro en libertad, que inmediatamente correteó alrededor de
Jungkook, ladrándole emocionado al ver en él una cara desconocida. Una
cara desconocida que no tuvo muy en cuenta su aparición inesperada, pues
estaba bastante ocupado siguiendo a su dueño, temiendo perderse en aquel
apartamento tan grande.
“Espérame…” Pidió en voz bajita.
“No necesitas venir conmigo, puedes ir al salón, Jungkook, yo ahora te
llevo el agua.”
Por supuesto, sus palabras llegaron a oídos del susodicho como un simple
susurro inaudible que además se quedó en el aire; permaneciendo a su lado y
observando con suma atención como vertía agua en un vaso que
posteriormente le entregaría.
“Toma, aquí tienes.”
“Gracias.”
Dedicándole una sonrisa amable que el azabache no tardó en
corresponder, TaeHyung se dirigió al salón de nuevo, escuchando los pies de
Jungkook arrastrándose por el suelo inmediatamente, señal de que estaba
siguiéndole.
“¿Cómo ha ido la fiesta?” Quiso saber, buscando el cuenco de Yeontan
para ponerle más agua.
“Bien… Tu hermano y Gemini estaban en una mesa aparte hablando de
videojuegos y Mos se encerró con ese amigo tuyo en el almacén. A saber qué
hacían ahí dentro…”
“¿Qué? ¿Bank y Mos se encerraron en el almacén?” Preguntó. Jungkook,
quién se había aferrado a su ropa y le seguía de vuelta a la cocina, asintió.
“¿Por cuánto tiempo?”
“Casi una hora.”
Los ojos del rubio se ampliaron conforme volvía nuevamente a la cocina,
sintiendo tirantez en su camisa del pijama.
“Oye, espérame…” Se quejaba el azabache con voz aniñada, apretando
aún más la prenda que sostenía con el único afán de detenerlo. TaeHyung rio
suavemente, asintiendo antes de aminorar su paso.
Volvieron al salón poco después, tras haberle dejarlo el cuenco con agua a
Yeontan junto al de la comida. Por supuesto, Jungkook continuaba aferrado a
TaeHyung como si este fuera a echar a correr en cualquier momento,
dejándole en completa soledad.
“¿A qué hora tienes que estar mañana para el desalojo de las viviendas?”
Preguntó, tomando asiento a su lado en la mesa.
“Los autobuses que recogerán a los civiles estarán allí sobre las tres de la
tarde, que es cuando empiezan. Tu amigo, Leedo, me dijo que muy pocas
familias habían abandonado sus viviendas por el momento, ya que no tienen
sitio al que ir.” Explicó, firmando uno de los contratos. “Nadie sabe cuál es
mi propósito, así que debo prepararme para convencerles de que sólo quiero
ayudar y no entorpecer más las cosas.”
“Vas a convencerlos, ya verás.” Aseguraba. “Si no, ya me encargaré yo de
que acepten tu ayuda a la fuerza.”
TaeHyung negó, casi horrorizado mientras reía. “No, no hace falta,
muchas gracias, pero yo puedo encargarme sin ningún problema. Lo tengo
todo controlado… Creo.”
“Bueno…” Él señaló la montaña de hojas apiladas sobre la mesa, frente a
TaeHyung. “¿Y qué son estos papeles de aquí?”
“Cosas del hotel. Remodelaciones que pretendo hacer, contratos para
futuros trabajadores y asignación de habitaciones para los huéspedes…”
Explicó, pero Jungkook no parecía estar escuchándole siquiera, demasiado
perjudicado por el alcohol como para concentrarse. Él suspiró, siendo
consciente de ello. “Cosas del hotel, simplemente.”
“Ya veo… ¿y tienes que encargarte de todo eso?”
“Claro.” Asintió, oyéndole bufar.
“Pues menudo aburrimiento…”
Una pequeña risa abandonó sus labios otra vez.
“Sabes que has venido a verme revisar un montón de documentos y
planificar cosas, ¿verdad?” Le preguntó, queriendo que fuera consciente de su
elección.
Sin embargo, con medio rostro apoyado en su mano y los ojos
somnolientos, el azabache tan sólo se encogió de hombros, como si lo que
hubiera dicho no fuera un inconveniente en absoluto.
“Está bien… Me quedaré haciéndote compañía.”
El corazón de TaeHyung se apretó, derritiéndose peligrosamente en el
proceso. Jungkook estando borracho era una versión tamaño bolsillo del
original, algo así como un peluche con pendientes y tatuajes que se
emborrachaba para media hora después aparecer en la puerta de su casa sólo
porque quería verle. Le encantaba más de lo que podía expresar con simples
palabras.
Apretó sus mejillas suavemente, dedicándole una sonrisa amplia, llena de
dulzura y adoración. Jungkook pareció un poco confundido por aquella
repentina acción, mas no se quejó.
Una hora y media más tarde, cuando terminó de escribir palabras de
aliento (para sí mismo) y firmar contratos de futuros empleados, TaeHyung
estiró sus músculos que se encontraban entumecidos, suspirando y viendo
como Jungkook, que se había quedado dormido sobre la mesa, tenía los
labios fruncidos y la mejilla abultada.
Él rio, sintiéndose enternecido, para posteriormente zarandearle por los
hombros con suavidad.
“Jungkook, despierta…” Le dijo, oyéndole quejarse en sueños. “Jungkook,
venga, que ya es tarde, hay que dormir. Despierta, vamos…”
El susodicho se sobresaltó tras ser zarandeado un poco más fuerte,
levantando la cabeza al instante.
“¿Eh? ¿Qué pasa?” Con los ojos medio cerrados balbuceó, mirando a
todos lados hasta dar con TaeHyung, sólo así recordando que estaba en su
casa. “¿Nos vamos a la cama?”
“No, yo voy a la cama, tú puedes dormir en el sofá de mi habitación.”
Jungkook le fulminó mientras él se ponía en pie. Claramente ofendido, no
falló en seguir sus pasos tan pronto como TaeHyung se alejó de la mesa,
yendo tras él.
“¿Me vas a hacer dormir en un sofá?”
“Es un sofá muy cómodo.” Aclaró, oyéndole bufar. “Oye, no te quejes
tanto, eres tú el que ha venido por sorpresa, agradece que al menos te dejo
quedarte aquí en lugar de enviarte a tu casa.”
El azabache emitió un quejido, resignado. “Bueno… Pero dame algo para
dormir aunque sea. Con unos simples pantalones me conformo, duermo sin
camiseta.”
“Por supuesto.”
TaeHyung fue hacia el vestidor que tenía dentro de la misma habitación,
amplia y amueblada a gusto del rubio. Jungkook, todavía aferrado a su ropa,
le siguió casi silenciosamente, mirando cada rinconcito de aquel vestidor.
Nunca había estado dentro de una habitación tan grande.
“La madre que me parió, tu vestidor es como mi salón de grande…”
Él soltó una risita, conforme rebuscaba entre las perchas. “En mi defensa
debo decir que el apartamento ya venía con un vestidor, a mí no me hacía
falta todo esto.”
“Qué bien… El mío venía con un microondas.”
“Lo cual es mucho más útil que un vestidor.”
“También es verdad…”
Poco después, TaeHyung le tendió un pantalón gris de chándal que ni
siquiera había estrenado todavía. “Toma, pruébate este a ver qué tal.”
Jungkook lo estiró para comprobar la elasticidad. “¿Es cómodo?”
“No me lo he puesto nunca, así que no sé… Parece que sí lo es.”
“Estupendo, pues a dormir.”
Aquella suposición pareció ser más que suficiente para él, pues se llevó
los pantalones al hombro y salió fuera del vestidor sin molestarse en
probarlos siquiera.
TaeHyung fue tras él. “¿Dónde vas?”
“Tengo sueño.”
Acto seguido, se lanzó de cabeza al sofá, respirando hondo una vez la
comodidad del mueble lo abrazó.
“¿No tienes intención de probártelos al menos para saber cómo te
quedan?”
“En mi casa normalmente duermo desnudo, aquí soy considerado, así que
con cualquier cosa que no me apriete los huevos hasta dejármelos morados
me conformo.” Fue su respuesta. Concisa, clara y calzando a la perfección
con él.
“Bien… Te traeré un par de mantas y una almohada para que estés más
cómodo.” Dijo, dándose la vuelta para internarse nuevamente en el vestidor.
Abrió los cajones que se encontraban arriba del todo, donde guardaba
bolsas con ropa adecuada a otras estaciones y juegos de cama que no usaba
demasiado, pero estaban recién lavados aun así, sacando una manta gruesa y
su respectiva sábana. Luego, una mullida almohada que le resultase cómoda a
Jungkook.
Satisfecho con su elección final, se dio la vuelta sonriente, inmediatamente
sobresaltándose al encontrarse a Jungkook a sus espaldas y sin camiseta.
“¡Joder!” Gritó, logrando que él también se sobresaltara por el grito.
“Ay, ¿qué pasa?”
“Que casi me matas del susto, Jungkook.” Llevándose una mano al pecho,
suspiró, recuperándose. “¿Por qué apareces así de la nada sin avisar? ¿Y… y
por qué estás medio desnudo?”
Este parecía confundido, como si no entendiera por qué TaeHyung se
había asustado ni mucho menos le observaba como si fuera una especie
distinta.
“No estoy desnudo, llevo el pijama. Vine para que vieras lo bien que me
quedaban.” Respondió, señalando los pantalones que llevaba puestos,
aquellos mismos que él le dio. “¿Te gustan? Se me marca el pe—”
TaeHyung inmediatamente puso una mano en su boca. “Muy guapo, sí…
T-Te quedan fenomenal.”
“Gracias.” Le sonrió de oreja a oreja, habiéndose olvidado de lo que iba a
decir con aquel halago. Luego, observó la ropa de cama que llevaba consigo.
“¿Esa manta es para mí? ¿Y la almohada?”
“Sí, toma, llévatelas al sofá.”
Tan pronto como el rubio se las entregó, él las tomó sin rechistar,
siguiéndole una vez más fuera del vestidor en completo silencio.
Kim lanzó la almohada en el sofá, esperando a que Jungkook se tumbara
sobre ella para confirmar que era lo suficientemente cómoda, y una vez este
no mostró signos de querer quejarse, le pasó la sábana por encima, seguido de
la manta gruesa, tapándolo casi hasta las cejas. Finalmente, observó su obra
mientras reía, pues Jungkook le miraba con suma atención.
“¿Qué, estás cómodo?”
Él se encogió de hombros. “Estaría mejor durmiendo contigo, pero ya que
me has rechazado tan descaradamente… Esto no está nada mal, tampoco.”
“Perfecto, así me gusta.” Asintió, acercándose para subirle un poco más la
sábana y cubrirle el cuello. “Hala, ahora mucho mejor, no vas a pasar frío.”
Por supuesto, inocente de sí, no cayó en cuenta de que Jungkook, aún
borracho, seguía siendo un capullo inteligente y oportunista, que de ningún
modo desaprovecharía aquella situación para tomar ventaja. Sostuvo a
TaeHyung por la cintura, jalándolo hasta que lo tuvo encima de él.
“¡Jungkook!” Chilló, moviendo las piernas e intentando zafarse. “¡¿Qué
crees que haces?!”
El susodicho intercambió posiciones con él, dándose la vuelta y
tumbándolo en el sofá para colocársele encima. TaeHyung tenía las mejillas
rojas y una expresión de enfado que le hizo reír entre dientes, inclinándose
para capturar sus labios. Le besó con lentitud, rodeándole el cuello con una
mano antes de profundizarlo con su lengua.
TaeHyung logró separarse casi de inmediato, empujando al azabache.
“¡Para, Jungkook!”
“¿Por qué?”
“Porque estás borracho, no sabes lo que haces.” Dijo, sentándose lo más
pronto que pudo y poniendo los dedos sobre la boca ajena cuando este volvió
a querer besarle. “No, ni se te ocurra. A dormir ahora mismo.”
“Rubito…”
“A dormir o te mando al sofá del salón, tú verás.” Lo amenazó
directamente, viéndole negar con una mueca de horror.
“No, no, no.”
“Pues venga, duérmete.”
Poniéndose en pie otra vez, respiró hondo, tragando saliva mientras
Jungkook volvía a tumbarse, haciendo un puchero para resaltar su expresión
de profundo dolor al ser rechazado. TaeHyung fue hacia su cama,
tumbándose en ella.
“Descansa, Jungkook, hasta mañana.”
Este emitió un sonidito. Kim apagó la luz, suspirando.
A la mañana siguiente, el azabache despertó totalmente confundido, sin
dolor de cabeza, pero con la sensación de que no estaba donde debería estar,
pues el lugar en el que estaba acostado era considerablemente mucho más
cómodo que su colchón habitual.
Abrió los ojos lentamente, observando a su alrededor sólo para darse
cuenta de que estaba en una habitación que no le pertenecía abrazando un
peluche que tampoco era suyo.
Entonces, los recuerdos llegaron a su cabeza como dardos tranquilizantes.
Era la habitación de TaeHyung.
El susodicho apareció por la puerta, vestido con una sudadera ancha y
unos pantalones cortos de pijama, sosteniendo una taza de té caliente. Este le
sonrió nada más ver que se encontraba despierto, acercándose a él.
“Buenos días, dormilón, ¿cómo has dormido?” Le preguntó. “¿Te duele la
cabeza?”
Jungkook negó, incorporándose con dificultad. “No, sorpresivamente no…
Creo que tampoco bebí mucho, de todos modos.” Suspiró. “¿Qué hora es?”
“Son las doce del mediodía.”
“Ah, bueno…” Aclarándose la garganta, miró a su alrededor, enfocándose
en el peluche que se encontraba en su regazo. “¿Y esto? ¿Es que acaso me he
puesto a llorar en mitad de la noche?”
Sin entender, el rubio soltó una risita. “¿A qué te refieres?”
“Me has dado un peluche mientras dormía.”
TaeHyung rio más fuerte al ver lo que Jungkook señalaba, algo que
claramente le confundió.
“¿Qué pasa?”
“No es ningún peluche, Jungkook, es mi cachorro.” Dijo, su risa
consiguiendo que Yeontan se despertara, moviéndose y sobresaltando a
Jungkook.
“¡Coño, que se mueve!”
El azabache se movió con rapidez, alejándose despavorido del cachorro
que inmediatamente le ladró y saltando lejos del sofá. TaeHyung rio mucho
más fuerte, llevándose a Yeontan consigo, acariciando su lomo.
“Que no es un peluche, Jungkook; sino un perro. Vuelve aquí.”
Con lentitud, así lo hizo. “¿Es un perro de verdad?”
“Claro, ha debido de tumbarse encima de ti porque no le gusta dormir solo
y tú estabas mucho más cerca de su cama que yo.”
“Es enano…” Lo señaló, dudando de si tocarlo o no. Tan pronto como
acercó la mano, Yeontan lo olisqueó, permitiéndole acariciarlo e incluso
disfrutando dichas caricias con los ojos cerrados. “Me gusta, ¿cómo has dicho
que se llama?”
“Yeontan, es un pomerania y lo ves tan pequeño porque aún es un
cachorro, apenas tiene cuatro meses. Mi padre nos lo regaló a Gemini y a
mí.”
El cachorro lamió los dedos de Jungkook, quien se removió por las
cosquillas, riendo suavemente. TaeHyung sonrió, enternecido por la imagen
antes de besar la cabeza peluda del pequeño.
“¿Y tú hermano dónde está?”
“Vino de madrugada, despertó hace unas cuantas horas y se fue al
gimnasio, por suerte no entró en mi habitación… La que hubiera formado si
te ve durmiendo en el sofá.” Suspiró, dejando finalmente a Yeontan en el sofá
de nuevo y poniéndose en pie frente a Jungkook.
Este rio. “¿Por qué?”
“Porque todavía es un adolescente, se escandaliza con todo lo relacionado
con el sexo, ya sabes.” Encogiéndose de hombros, suspiró.
“Sí, Fourth es exactamente igual.” Asentía, coincidiendo en ese aspecto de
ambos jóvenes. “Oye, ¿tienes algún cepillo de dientes que dejarme? Me
gustaría lavarme los dientes si no es mucha molestia.”
Dándole un sorbo a su taza de té, el rubio se apresuró en asentir. “Por
supuesto que sí. En el tercer cajón a la izquierda hay una caja llenas de
cepillos sin utilizar, coge el que más te guste.”
“Perfecto, gracias.” Dedicándole su mejor sonrisa de labios sellados,
Jungkook se alejó para desaparecer tras la puerta del baño.
TaeHyung suspiró, escuchando el agua caer. Luego, la voz de Jungkook
sonó otra vez desde el interior.
“¡¿Te importa si me doy una ducha?!”
“¡Adelante!” Gritó de vuelta.
Cinco minutos después, mientras TaeHyung se aseguraba que esa misma
tarde los autobuses aparecerían en el distrito Jung a la hora acordada sin
ningún problema, vio a Jungkook salir del baño con una toalla atada a la
cintura y el cabello húmedo.
“Qué bien huele tu champú, me gusta.”
“Sí, la verdad es que es muy agradab—” Inmediatamente sus ojos se
ensancharon y el teléfono se le cayó al suelo nada más ver que Jungkook
usaba su toalla. “¡Esa es mi toalla del rostro!”
“¿Eh?” Este le observó con el ceño fruncido.
“¡Estás usando la toalla con la que me seco yo la cara! ¡Qué asco,
Jungkook!”
Encogiéndose de hombros, aquello pareció serle indiferente incluso si el
rubio estaba a punto de ponerse a llorar allí mismo. “¿Y qué quieres que
haga? No había más toallas en el baño.”
TaeHyung se agachó para coger su teléfono mientras bufaba.
“Claro que hay, pero ni siquiera te has molestado en buscar.” Continuaba
quejándose. “Has preferido coger la toalla que uso para secarme los ojos, la
nariz y la boca y secarte… Dios…”
Viendo que TaeHyung lucía realmente afectado por su —según él—
desconsideración, Jungkook se vio obligado a actuar.
“Bueno, si tanto te molesta que use tu toalla me la quito, no hay ningún
problema.” Dijo, para acto seguido deshacerse de la susodicha y quedar
completamente desnudo frente al rubio, quien apenas levantaba la vista del
suelo.
Quedó petrificado ante su desnudez, un nudo instalándosele en la
garganta.
“¿Q-Qué haces…? ¡Vístete ahora mismo, cerdo!” Chilló, casi correteando
hacia atrás bajo la atenta mirada de un Jungkook que no hacía más que
aguantarse las ganas de reír. “¡Deja de mirarme así y tápate de una vez!”
Y, riendo, se salió con la suya como siempre hacía, agachándose para
coger la toalla del suelo y volviendo a anudarla en su cintura, asintiendo.
“Vale, vale, ya me cubro… Aunque, ¿por qué actúas como si nunca antes
me hubieras visto desnudo, rubito?” Quiso saber, frunciendo el ceño
conforme se acercaba a él. “Digo, no es la primera vez que estoy sin ropa
delante de ti.”
El susodicho negó lentamente, buscando palabras que no parecían querer
salir de su boca, atascándosele en la garganta. Para ese momento, Jungkook
ya estaba delante.
“¿Qué pasa? No vas a decirme que te pone nervioso verme desnudo,
¿verdad?”
“Jungkook…” Respirando hondo, trató de sonar amenazante, mas no lo
consiguió. Las cejas del azabache se alzaron, expectante. “Cállate, hazme el
favor.”
Sus ojos brillaron, mostrándose falsamente confundido antes de avanzar
más.
“¿Qué me calle por qué? No he dicho nada malo, sólo quería asegurarme
de que no te pongo nervioso después de todas las veces en las que hemos
estado juntos sin ropa.” Colocando una mano suavemente en su cuello,
analizó al rubio. “¿Te molesta la pregunta?”
TaeHyung ahogó un jadeo, tragando saliva. “Jungkook, basta.”
“¿Por qué?” Volvió a preguntar.
Con los labios apretados, intentó darle una mirada de advertencia que
tuviera un poco más de impacto en él esta vez, fallando estrepitosamente de
nuevo. En su lugar, Jungkook agarró sus manos y jaló de TaeHyung hacia
delante, llevando esas manos hacia la toalla que llevaba puesta. Kim se
mordió el labio.
“¿No te molestaba que llevase tu toalla? Recupérala entonces, rubito.”
“No, puedes quedártela.” Le dijo, llenándose de valor mientras se
aventuraba a trazar el miembro duro de Jungkook sobre la tela. “Tengo más,
que falte una no marcará la diferencia.”
Él también podía jugar e incluso mejor, además.
Esta vez, Jungkook sufrió un escalofrío, sonriendo. “¿Seguro?”
TaeHyung asintió, sin dejar de tocar superficialmente por encima de la
toalla, sabiendo que sus acciones sí que causaban estragos en Jungkook.
“¿Por qué no?” Encogiéndose de hombros, subió hasta alcanzar su
ombligo, introduciendo la mano por debajo de aquella toalla. “Pensé que
quizás querrías llevártela de recuerdo.”
Relamiéndose los labios, el azabache continuó sonriente. “Sería todo un
detalle… Aunque si necesitara un recuerdo, ya te tengo a ti, ¿no te parece?”
Acto seguido, empujó a TaeHyung por los hombros, haciéndole caer hacia
atrás hasta que rebotó en el colchón. Se le subió encima antes de que pudiera
reaccionar siquiera, oyéndole jadear debido a la sorpresa.
Le besó de inmediato, mordiendo su labio inferior y jalando de él
suavemente para luego introducir su lengua. Usó los dedos para rodearle la
garganta, presionando sólo un poco mientras le chupaba la lengua de forma
hambrienta.
“No, no podemos…” Oyó que se quejaba, tratando de tomar la palabra
entre beso y beso. “Jungkook, para…”
“¿Qué? ¿Qué pasa?” Separándose apenas unos centímetros, le observó.
“Tenemos que irnos pronto, n-no podemos hacerlo justo ahora… Me
esperan en el distrito.”
“Aún quedan tres horas para eso, TaeHyung, hay tiempo de sobra.”
TaeHyung suspiró, mirándole como si una palabra más fuera suficiente
para convencerle. Jungkook depositó un casto pero húmedo beso en sus
labios, acariciándole la mejilla con el pulgar.
“Llegaremos a tiempo, te lo prometo. Seré rápido.”
Entonces, él asintió.
No tardó demasiado en desvestirle, jalando de las tres únicas prendas que
llevaba puestas y deshaciéndose de ellas tan pronto como TaeHyung se
mostró receptivo, devolviéndole el beso con la misma urgencia y necesidad.
“Tercer cajón.” Susurró contra sus labios.
Jungkook entendió al instante, asintiendo mientras chupaba su lengua y le
indicaba que se pusiera de lado, apretándole los muslos en el proceso.
Se alejó de TaeHyung sólo para arrastrarse en dirección a la mesita de
noche que tenía junto a la cama, abriendo el tercer cajón tal y como este le
había dicho y sacando una tira de condones junto a un botecito azul de
lubricante que observó detenidamente.
“¿Arándanos azules? Qué exótico, rubito.” Se burló con una risa,
deshaciéndose de la toalla que seguía alrededor de su cintura.
“Búrlate, pero deberías guardarte las energías para algo que sepas hacer
mejor.”
Los ojos del azabache se ensancharon. “Oh, ¿tú crees?” Cuestionó,
mirándole con el rostro brillante mientras esparcía un poco de aquel líquido
viscoso en sus dedos.
Chupó el índice para probarlo, saboreando el aroma a arándanos azules
bajo la atenta mirada de un TaeHyung que gimoteó.
“Tienes buen gusto.” Le dijo, viéndole asentir.
“Claro… No por nada estoy desnudo frente a ti.”
Jungkook sufrió un escalofrío con aquellas simples palabras, llevando sus
manos a las nalgas del rubio, apretándolas y separándolas para tener una
mejor vista de su entrada, la cual acarició con su pulgar, frotándolo.
TaeHyung gimió, esperando la entrada del primer dedo que no tardó en
llegar, deslizándose hacia dentro sin problemas gracias al lubricante frío y
pegajoso.
Un segundo dedo se le sumó, seguido de un tercero para terminar de
dilatarlo y finalmente siendo reemplazados por el miembro de Jungkook
envuelto en el condón, tan pronto como este sostuvo las caderas de
TaeHyung para darle la vuelta, quedando cara a cara con él.
“Jungkook…” Suspiró, notando como se adentraba poco a poco en su
interior.
Le rodeó el cuello con ambos brazos, ansiando el momento en que
estuviera completamente dentro. Y tan pronto como este llegó, gimieron al
unísono, sonriéndose antes de que Jungkook estableciera un ritmo lento pero
profundo, acariciando la próstata de TaeHyung superficialmente con cada
embestida.
Luego, ese ritmo lento se convirtió en uno más rápido, rozando lo brusco y
casi desesperado. Frenético, salvaje hasta el punto en que sólo el ruido de sus
gemidos y sus cuerpos chocando entre sí sonaba por toda la habitación,
llenando cada espacio silencioso de aquel apartamento.
TaeHyung agradecía profundamente que Gemini se hubiera marchado al
gimnasio sin el pensamiento de volver temprano, pues sabía que no sería
capaz de detenerse ni siquiera con él allí.
Besó el hombro de Jungkook tan pronto como este se recostó sobre él y su
miembro se vio atrapado en medio de ambos abdómenes, la deliciosa fricción
causándole pequeños delirios que le volvían completamente loco, con su
cabeza dando vueltas, gimoteando el nombre de Jungkook débilmente, sin
energías.
Echándose hacia atrás, se separó de él sólo para poder ver la escena que
tenía delante. El rostro de TaeHyung enrojecido, con los ojos brillantes,
dándoles una clara mirada de súplica y los labios hinchados por haber estado
mordiéndolos todo el tiempo. Su cuerpo desnudo, bajo una fina capa de sudor
y las marcas de sus propias manos en los muslos.
“Mierda…”
Jungkook gimió, acariciándole la cintura y bajando hacia las caderas,
donde apretó antes aminorar la velocidad de sus embestidas, sólo para
volverlas más profundas y certeras, sabiendo que golpeaba su próstata por el
modo en que se retorcía debajo de él.
“Por favor, Jungkook.” Suplicaba, usando ambas piernas para rodearle la
cadera, sollozando. “Por favor…”
Cubrió el cuerpo ajeno con el suyo propio poco después, usando sus
manos a cada lado de la cabeza ajena para sostenerse y así poder mantener
ese mismo ritmo, sabiendo que eso era justo lo que él quería, pues su
expresión placentera era todo lo que necesitaba ver.
El modo en que TaeHyung se mordía los labios, cerraba los ojos y echaba
la cabeza hacia atrás con la boca abierta, gimoteando el nombre de Jungkook
sin ningún tipo de vergüenza, mucho menos cuando este pasó el pulgar por
sus labios y mirándole a los ojos lo chupó, envolviéndolo con su ávida
lengua.
Eso fue la guinda del pastel.
Jungkook se corrió con un gemido gutural tras aquella escena, apretando
la piel de sus caderas, haciendo a TaeHyung jadear. Aun cuando el orgasmo
había frenado un poco sus embestidas debido a la intensidad, no fue
suficiente para evitar que TaeHyung lo acompañara, una fina línea de semen
pintando su abdomen plano por menos de un segundo; antes de que Jungkook
se inclinara y lo limpiara con la lengua.
Luego, le besó, permitiéndole probarse a sí mismo en aquella caótica
guerra de saliva y dientes. Poco después, salió lentamente de su interior,
apartándole el cabello del rostro para poder y se inclinó para besarle la frente.
“¿Ves? Te dije que sería rápido.” Susurró, oyéndole reír.
✧c.-039

N/A: Despedimos la semana con un capítulo que me rompe el corazón en


mil pedazos xD
Cap dedicado a jkke_13 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Hate the Goosebumps’ de køhvt, no tengo palabras.

Llegaron al distrito Jung tan sólo unas horas después, con las manos de
TaeHyung tan sudorosas que Jungkook tuvo que encargarse de conducir.
Y es que estaba nervioso, tan nervioso que no podía pensar con claridad.
La cabeza le daba vueltas, suspiraba a cada segundo y sentía que iba a morir
antes del siguiente. No podía aguantar mucho más así. No vivo, al menos.
Jungkook, que claramente notaba su inquietud, dejó escapar un bufido.
“Oye, apreciaría mucho que dejaras de suspirar tanto… Me parece que
aquí dentro el aire es limitado y yo también necesito respirar, ¿sabes?”
TaeHyung rio, acomodándose mejor en el asiento. “Lo siento, lo siento…
Es que no paro de darle vueltas a todo esto.” Se disculpó con rapidez,
tratando de mantener la calma.
“Está bien, rubito.”
“¿Puedo… puedo hacerte una pregunta?”
Los ojos de Jungkook fueron a parar hacia él, asintiendo.
“Claro, dime.”
“¿Qué crees que pensarán todos cuando les haga la propuesta?”
Una pequeña risita abandonó sus labios.
“Que estás fatal de la cabeza.”
TaeHyung también rio, bufando antes de golpear el brazo del azabache,
cuya risa se volvió más sonora.
“Lo digo en serio, Jungkook.”
“Ya, y yo.” Insistía, calmándose y suspirando, jugueteando con el piercing
en su labio inferior. “Pero honestamente no lo sé. Es probable que se sientan
desconfiados por la situación. Ya no sólo porque eres el hijo del alcalde, sino
porque aquí no estamos acostumbrados a que nadie haga algo simplemente
porque sí, ¿sabes?”
TaeHyung quedó pensativo, manteniendo la cabeza gacha y los ojos en su
regazo, asintiendo conforme Jungkook hablaba.
El azabache tenía más razón de lo que le gustaría admitir y eso no podía
evitar ponerle un poco nervioso, a la misma vez que inseguro, pues temía
haber actuado sin pensarlo demasiado y que todo se le saliera de control.
Quizás debió pensarlo con más claridad, pero ya era demasiado tarde para
cuestionarse si era o no lo correcto.
“Es entendible, sí… E igual sí que me he precipitado un poco y esto es una
locura.”
“Lo es, por supuesto que lo es.”
Él se aclaró la garganta, volviendo a mirarle. “¿Tú crees que estoy
cometiendo un error?”
“¿Sientes que es así?” Apenas girándose en busca de aquellos ojos
brillantes, llenos de angustia, quiso saber.
“No he preguntado eso.”
“Ya, lo sé, pero respóndeme primero.”
Lentamente, el rubio negó. “Sé que es y se siente como una locura todo el
tiempo, pero no algo erróneo.”
“Entonces ahí tienes la respuesta que buscas. No estás cometiendo ningún
error ni mucho menos deberías tener todas esas dudas que sólo te estresan
más. ¿Es una locura? Totalmente. ¿Deberías arrepentirte? Por nada del
mundo.”
“No me arrepiento.” Alcanzó a aclarar, suspirando. “Sólo temo hacerles
creer que hago esto por pena o por lavar la imagen de mi padre…”
Jungkook quedó en completo silencio después de que TaeHyung se
sincerara con él hasta ese punto, relamiéndose los labios y poco después
respirando hondo, antes de hablar. También estaba indeciso, pero sus
pensamientos eran mucho más claros que los del rubio.
“Cuando una persona hace algo por otra siempre pensamos en los distintos
motivos que tendrá. Compasión, sentimiento de culpa o de superioridad…
Pero nunca caemos en que simplemente tenemos a alguien bueno delante.”
Suspiró, apretándole el muslo. “Tú eres así, rubito, y tarde o temprano se
darán cuenta.”
Solo entonces, TaeHyung esbozó una sonrisa casi tímida, sintiendo como
se le calentaba el corazón ante aquel pensamiento. Y es que, del mismo modo
en que coincidían en que todo esto era una completa locura, ambos eran
plenamente conscientes de que no había ninguna intención oscura atrás.
TaeHyung no pretendía convertirse el héroe del pueblo ni tampoco que los
vecinos le miraran diferente. Sólo quería ayudar; arreglar algo que no había
roto pero se sentía en la obligación de reconstruirlo.
“Gracias…” Dijo y Jungkook golpeó sutilmente su barbilla. “Pero, ¿qué
pasa si deciden no venir?”
Este se encogió de hombros. “Deben ser muy orgullosos para que se de el
caso; no tienen otro lugar al que ir. Eres la única opción que los separa de
vivir en la calle ahora mismo.”
Y, por supuesto algo se rompió dentro de él, demasiado ocupado en
cuestionarse cosas como para caer en ese hecho.
“Eso es una mierda…”
“Lo sé, nada es fácil para nadie.” Murmuró, sin dejar de frotar su muslo.
“¿Te sientes mentalmente preparado para que aún así haya gente que no
quiera aceptar tu ayuda?”
“¿Tengo otra opción acaso?” Murmuró en respuesta, haciendo una
pequeña mueca con los labios.
“No, ninguna más que asumirlo… Sólo quiero saber si te afectará
demasiado o no.”
Él se encogió de hombros, sonriéndole para hacerle ver que ese
pensamiento no le quitaba el sueño siquiera, pues estaba mentalizado para
cualquier escenario que se diese, incluso si era demasiado. Prefería
simplemente no pensar tanto en ello.
“Lo hará, te lo aseguro, pero podré soportarlo. Me metí en la carrera de
derecho porque psicología para mí era demasiado catastrófico al ser tan
empático, así que esto es como autoflagelarme directamente.” Su
comparación hizo al azabache reír. “Pero sí, estoy preparado para todo…
Bueno y malo.”
Jungkook asintió. “Muy bien, pues vamos.”
Dándole los últimos golpecitos en el muslo, subió hasta su barbilla donde
dio el final, dedicándole su mejor sonrisa. Luego, se quitó el cinturón, viendo
que TaeHyung hacia lo mismo.
Este se llenó los pulmones de aire, dándose ánimos a sí mismo antes de
salir del coche con un pequeño suspiro.
Todo iba a salir bien.
Avanzaron en dirección a los edificios, aquellos que no sólo se
encontraban rodeados de los tres autobuses que TaeHyung había alquilado
para ese día en específico, sino también de medios de comunicación
nacionales que pretendían cubrir la terrible situación y noticia.
“Mierda… Los del canal de noticias…”
“Ignóralos, seguro que no te ven.”
TaeHyung se sentía más y más nervioso conforme se iban acercando, cosa
que claramente Jungkook pudo notar, alcanzando su mano a tientas y dándole
un leve apretón para luego entrelazar sus dedos.
“Mira, ese de ahí es la camioneta de Mos.” Señalaba Jungkook a lo lejos.
“¿El coche que está aparcando a su lado no es del tu amigo?”
Los ojos del rubio viajaron inmediatamente hacia donde Jungkook
apuntaba con su dedo, viendo que, efectivamente, aquel todoterreno le
pertenecía a Banky, quién poco después salía de él sonriente, cruzando la
calle en cuanto vio a TaeHyung y meneando su mano en el aire para
saludarlo.
“Sí que es, sí… ¿Qué hacen aquí?”
“Mos y Jaemin dijeron que vendrían para ayudar a los vecinos a sacar
todas sus pertenencias más rápido. Alguno son bastante mayores y se les
dificulta mucho.” Explicó.
Él asintió. “He oído que lo harían, sí, Fourth está en el hotel con Gemini
esperando a que lleguemos para asignar las habitaciones.”
“¡Hola, mi amor!” Banky llegó junto a ellos, abrazando a TaeHyung
inmediatamente, quién suspiro en sus brazos. “He venido por si necesitabas
refuerzos… Nunca se sabe con qué tipo de gente vas a encontrarte.”
“Muchas gracias por venir, Bank, te lo agradezco mucho.”
Jungkook tocó el hombro del rubio para que este le observara. “Iré a
ayudar, ¿de acuerdo? En seguida vuelvo.”
“Claro, sí…”
Apretándole los brazos a modo de despedida, este desapareció dentro del
edificio. TaeHyung se sentía repentinamente diminuto ahora, por lo que
Banky acunó su rostro, obligándole a mirarlo tras notar lo nervioso que se
sentía.
“¿Qué te preocupa tanto, corazón?”
Kim apenas negó, haciendo una mueca mientras escondía las manos en los
bolsillos. “Sólo estoy nervioso y un poco asustado, nada más… Temo que las
cosas no salgan bien.”
“¿Por qué no iban a salir bien?”
“No lo sé, Bank… Pero me da miedo equivocarme.”
Acariciándole el rostro suavemente, este le dio un pequeña sonrisa.
“No hay manera de que te equivoques haciendo esto, TaeHyung. Estás
ayudando a la gente, quieres arreglar un problema que no te pertenece porque
no puedes evitar ser una buena persona. ¿Cómo podrías equivocarte?”
De inmediato, las lágrimas que tanto se estaba empeñando en aguantar
salieron por sí solas, delatándolo cuando se deslizaron hacia abajo. Banky se
las quitó.
“Todo va a salir bien, ¿vale? Piensa en positivo.” Pedía, viéndole asentir.
Sus ojos se perdieron tras él. “¿Esos de ahí no son los periodistas de El
Informativo? ¿Qué hacen aquí?”
El rubio se encogió de hombros. “Cubrir la noticia y lucrarse de lo que
significa esta desgracia, probablemente.”
“Menuda novedad…”
“Pues sí…”
“¿TaeHyung?” Una voz que este ya conocía sonó a su izquierda, girándose
de inmediato para ver a Raehwan junto a un grupo de personas sosteniendo
una bolsa.
La realidad de que él también formaba parte de la población afectada le
golpeó con fuerza, su pecho sufriendo las consecuencias.
“Raehwan, hola…” Saludó.
“Hola, ¿q-qué haces aquí?” Cuestionó, frunciendo el ceño. “No creo que
sea lo más adecuado, podrías meterte en problemas si te ven. B-Bueno… Si
os ven.”
Uno de los chicos que acompañaba a Raehwan le dio un leve golpecito en
el hombro para llamar su atención, manteniendo la suya propia en el rubio, a
quien observaba con los ojos entrecerrados.
“¿Este no es el hijo del alcalde? El gilipollas que nos ha echado de la
biblioteca.”
Otra chica asintió. “Es cierto, me sonaba de algo… Tú eres el hijo del
alcalde Kim, ¿verdad?”
TaeHyung tragó saliva, sintiéndose aún más nervioso de lo que ya estaba.
“Soy yo, sí.”
Ambos miraron a Raehwan.
“¿De qué conoces tú al niñato este?”
“No lo llames niñato, Kang, y haced… haced el favor de calmaos.
TaeHyung e-es mi amigo, nos conocimos hace unos meses.” Mirando a su
alrededor, chistó en dirección al chico que anteriormente había hablado y
ahora sólo parecía querer sacarle los ojos a TaeHyung. “Para de mirarle así,
hablo en serio. Es mi amigo.”
Sus ojos entrecerrados se volvieron una mueca de asco. La chica tomó la
palabra. “¿Cómo puedes ser amigo de alguien así?”
“Siéndolo, n-no es tan difícil. Es un buen tipo, me ayudó y confió en mi
sin conocerme siquiera.” Él se dirigió a TaeHyung. “¿Verdad?”
El rubio asintió inmediatamente. “Tú me ayudaste a mí, en realidad, pero
sí.”
“¿Y por qué estás aquí?” Quiso saber otro de los acompañantes de
Raehwan, quien hasta ahora se había mantenido en silencio. Era un chico de
baja estatura, con el pelo rapado y una cicatriz en la mejilla.
La única chica del grupo asintió. “Sí, ¿qué se te ha pedido en el distrito
Jung?”
“Venimos a ayudar.” Respondió Banky, frotándole la espalda suavemente.
Alguien bufó. TaeHyung, con los ojos llenos de lágrimas y un nudo en la
garganta, levantó la cabeza para ver al hombre más alto, cuya mueca parecía
ser de pocos amigos.
“¿Ayudar? ¿Por qué querríamos vuestra ayuda? Es el hijo del alcalde, por
su culpa es que estamos como estamos.”
“Exacto, no necesitamos vuestra compasión.”
TaeHyung se limpió una lágrima solitaria.
“Podéis iros por dónde habéis venido.” Señaló el más bajo de todos,
haciéndoles una señal con la cabeza a los demás. “Vámonos, chicos. Le dije a
la señora Lim que estaríamos en el albergue temprano.”
“Será lo mejor, sí… Perderemos nuestro sitio si no llegamos a tiempo.”
“Vámonos.”
No tardaron demasiado en alejarse a paso rápido, mientras que Raehwan
se quedó atrás, aún delante de TaeHyung y Banky, atreviéndose a poner una
de sus manos sobre los hombros ajenos. Tan pronto como Kim levantó la
cabeza, viendo sus lágrimas, le dedicó una sonrisa triste.
“Vete a casa, TaeHyung, aquí l-la… la gente está muy enfadada como
para diferenciar quién es el bueno y quién el malo.”
Lentamente, asintió, sorbiendo por la nariz, todavía sintiendo la mano de
Banky masajeando su espalda. Raehwan se alejó de él después de sonreírle,
despidiéndose con la mirada.
TaeHyung miró al castaño. “Supongo que tiene razón… Tal vez esto ha
sido una estupidez.”
“Claro que no.” Banky negó rotundamente, mirando hacia el frente. “¡Eh,
vosotros!” Gritó, ocasionando que se dieran la vuelta. “Volved aquí.”
“Bank, ¿qué haces…?”
“Yo me encargo, tranquilo.” Murmuró en voz baja.
Por supuesto, eso no hizo más que dejar al rubio mucho más alterado,
preocupado y nervioso, pues Bank no era precisamente una persona calmada
ni mucho menos discreta.
Unos cuantos retrocedieron en sus pasos y se les acercaron, mientras los
demás permanecían estáticos atrás.
“¿Qué quieres tú?”
“Ni siquiera habéis dejado que mi amigo se explique.” Señaló al rubio a
sus espaldas. “Directamente habéis asumido que estamos aquí para
compadecernos de vosotros cuando no es así.”
Las cejas del más bajo se alzaron. “Oh, ¿no es así?”
“No, no lo es. Pero asumir cosas y juzgar a otros por quienes son sus
padres es más fácil que ser racional y pensar por uno mismo, ¿verdad?”
Escupió.
TaeHyung inmediatamente fue tras él, sosteniendo su brazo. “Banky…”
“Ya… ¿Y por qué según tú no debería juzgar a tu amigo? Siendo este el
hijo del alcalde, el mismo alcalde que ha decidido mandar a la mierda
decenas de viviendas por dos wons asquerosos y un puñado de votos. ¿Por
qué?”
“Porque eso es exactamente lo que hacen con vosotros, imbécil.”
“Bank, por favor…”
El castaño negó. “No, TaeHyung, es la verdad. ¿O me vais a decir que no
os miran mal allá dónde vais? Sólo por la ropa que lleváis puesta, por cómo
os veis o la condición que tenéis.”
La mandíbula de la chica se apretó, pero Bank continuó hablando.
“La gente se aparta de vuestro lado cuando pasáis y os mira por encima
del hombro, hasta se tapan la nariz… Asumen que tú, por tus tatuajes, eres un
pandillero.” Lo señaló con el dedo índice. ‘O que ese de ahí atrás, el de la
cicatriz.’ Indicó al susodicho. “Probablemente a ti te acusen de mil cosas sólo
por haberte quemado la cara, ¿me equivoco?”
Este se acercó a ellos de inmediato, con la mandíbula apretada y los ojos
entrecerrados, dispuesto a abalanzarse sobre él. Raehwan y el bajito lo detuvo
a tiempo.
“¿Qué mierda dices?”
“Para, Minhyuk, estate quieto… Basta.”
“No me equivoco, no.” Asumía Bank, asintiendo para sí mismo y
relamiéndose los labios. “Aunque me encantaría hacerlo; hablar por hablar y
no estar en lo cierto, pero sé que lo estoy. Y de verdad que lo lamento, porque
todo esto es una mierda.” Movió las manos para hacer ver que estaba
generalizando.
“Está bien, Banky, déjalo.” TaeHyung hizo el amago de alejarlo. “Deja
que se vayan.”
Este negó, manteniéndose en su lugar. “No, no, todavía no he terminado,
TaeHyung.” De nuevo los observó, uno por uno. “Siento que tengáis que
despediros del lugar que conocéis como vuestro hogar por una decisión
absurda, en serio lo siento… Pero no voy a dejar que juzguéis a mi mejor
amigo como si él hubiera elegido el apellido que va delante de su nombre. No
es justo.”
Quitándose otra lágrima, el susodicho asintió, atreviéndose a mirar a su
alrededor. No podía dejar que Bank saliera en su defensa y él permaneciera
en silencio como si nunca se hubiera defendido a sí mismo antes.
“Eso es cierto.” Murmuró, captando la atención de los presentes. “Yo no
soy mi padre, e incluso si me siento culpable y lamento de todo corazón lo
que está pasando, nada de esto es mi culpa.”
Raehwan estuvo de acuerdo, asintiendo. “Claro que no.”
“Y por eso he venido hasta aquí, porque quiero ayudaros… Tal vez no sea
la persona más idónea para hacerlo, o a la que os gustaría ver, pero de verdad
esa es mi única intención.” Sorbió por la nariz de nuevo. “Agradecería mucho
que al menos os quedaseis a escuchar lo que tengo para decir, porque creo
que merece la pena… Por favor.”
Ellos se miraron entre sí, en completo silencio y sin mostrar expresión
alguna, como si estuvieran comunicándose con la mirada, dejando a
TaeHyung y compañía inquietos, sin saber lo que aquel silencio significaba.
“Tengo un hotel… Es herencia familiar.” Volvió a tomar la palabra. “Mi
intención es que los afectados por esta situación puedan refugiarse allí hasta
que encuentren algo más. De manera indefinida y sin coste alguno.” Algo
inseguro observó sus rostros incrédulos.
Aquel a quien Raehwan se había dirigido como Kang bufó, su
incredulidad convirtiéndose en una señal de desaprobación.
“¿Gratis y por tiempo ilimitado?” Escupió. “¿De verdad crees que alguien
va a creerse esa estupidez?”
“No… No es ninguna trampa, hablo en serio. Podéis quedaros allí si
queréis, hay sitio para todos.” Angustiado, sus ojos recorrieron a todos los
presentes. “No pretendo causar inconvenientes, sólo ayudar. Ya lo he dicho.”
“Yo paso.” Decía el más bajito. “No eres tu padre, pero eso no quiere
decir que vaya a fiarme de ti.”
La chica asintió. “Ni yo.”
El nudo en la garganta de TaeHyung se hizo más grande.
“Nosotros también nos vamos, no podemos perder el tiempo con todo
esto.”
“Sí, vámonos.” Accedía otro de ellos, llevándose al muchacho de la
cicatriz consigo. “Raehwan, ¿tú vienes o te quedas? Nos esperan en el
albergue y dije que te guardaran un sitio.”
Tragando saliva, este miró a TaeHyung, dejándole ver qué tan inseguro se
encontraba y tratando de que algo en su expresión le diera más confianza de
la que sentía. No podía arriesgarse.
“Dijiste que los amigos de Jungkook son tus amigos, Raehwan, ¿lo
recuerdas?” Murmuró. Él asintió.
“Lo recuerdo…”
“Eso significa que soy tu amigo, los amigos se ayudan… Yo quiero hacer
eso contigo, así que por favor dame la oportunidad de cumplirlo…”
Eliminando otra lágrima más, casi suplicó.
Raehwan tragó saliva, apretando los labios.
“Me quedaré aquí, podéis seguir sin mí.”
“Allá tú.” Bufaba Kang, palmeándole el hombro. “Espero que luego no te
arrepientas… Mucha suerte, Rae.”
“Suerte, Raehwan.”
“Sí… Espero que te merezca la pena.”
Asintiendo a modo de despedida, vio como sus viejos amigos se alejaban
cada vez más. Luego, una mano tomó las suyas, dándole un apretón. Cuando
levantó la vista, se encontró con los ojos llenos de lágrimas de TaeHyung,
quien recibía palabras de aliento por parte del castaño.
“Gracias, muchas gracias por confiar en mí.”
Él trató de sonreírle. “Los amigos de Jungkook son mis amigos.”
“Raehwan, chicos.” La voz de Jungkook sonó a sus espaldas. El rubio se
giró de inmediato, encontrándose con sus ojos. “¿Qué ocurre? ¿Por qué estás
llorando?”
Jungkook llevaba a cuestas las maletas de una mujer anciana que iba
colgando de su brazo, caminando con notoria dificultad mientras se apoyaba
en un bastón torpemente.
Algunos vecinos del mismo edificio salieron tras ellos, llevando sus
propias pertenencias consigo. TaeHyung sintió que se le acababa el aire,
encontrándose de lleno con la cantidad de personas que poco a poco
abandonaban su hogar de por vida.
No estaba preparado para eso, definitivamente.
“Nada, por nada, no pasa nada…”
“Claro que pasa.” Insistió, sosteniendo la mano de aquella mujer para
indicarle que se aferrara más fuerte. “Venga por aquí, señora Lee, vamos a
descansar un momento, ¿vale?”
Ella asintió. “Vale… ¿Y mi hermana?”
“Jaemin está ayudándole a bajar sus cosas, no se preocupe.” Dedicándole
una sonrisa, dijo, antes de mirar nuevamente a TaeHyung. “Rubito, ¿qué
ocurre?”
“Nosotros sólo hablábamos, Jungkook…” Balbuceaba Raehwan
torpemente.
Admirando a los presentes con el ceño fruncido. Jungkook asintió sin
tener mucha confianza en lo que su viejo amigo decía.
“De acuerdo…”
“¡Narae, Narae!”
La voz de una mujer sonó a lo lejos, obligándoles a girarse para ver como
una anciana corría hacia ellos torpemente, Jaemin yendo tras ella despavorido
en un intento por detenerla. Parecía asustada, desconcertada y llena de
pánico, buscando hacia todos lados en busca de alguien.
“¡Nari! ¡Es mi hermana!” Exclamó la señora que había venido
acompañada de Jungkook. “¡Nari, estoy aquí! ¡No corras, puedes hacerte
daño!”
“TaeHyung, quédate con la señora Lee, voy a por Nari, ¿de acuerdo?” Le
dijo al rubio, soltándose cuidadosamente de ella y esperando a que él la
sostuviera. “Señora Lee, en seguida vuelvo, quédese con TaeHyung.”
“Vale…”
“Agárrese a mí, señora.” Pidió con una suave sonrisa.
Temblando, ella se sostuvo a su brazo. “Gracias, hijo… Mi hermana
mayor es como una niña pequeña, si no me ve se asusta y sale corriendo…”
Explicaba, una mirada melancólica reluciendo en sus ojos.
“Parece muy ágil.”
“Sí, pero no lo es…” Reía suavemente. “Hace una semana, mientras
recogíamos nuestras cosas del piso para empacarlo todo, se cayó de la silla en
la que estaba subida y se abrió la ceja. En su mente es una chiquilla todavía.”
El corazón de TaeHyung se apretó en un puño, acariciando la mano que se
aferraba a su brazo y dándole a la señora Lee una dulce sonrisa que ella
correspondió.
“Todos somos chiquillos en nuestras mentes, supongo…”
“Eso es cierto.” Asintió.
“¡Narae, Narae!”
Los gritos de la hermana mayor se escuchaban cercanos ahora, TaeHyung
levantando la mirada para ver cómo esta avanzaba junto a Jungkook, algo
más calmada pero luchando por ir rápido y llegar hasta su hermana pequeña.
Una vez estuvo frente a ella, sonrió de oreja a oreja.
“Aquí estás.”
“Nari, te dije que saldría primero y nos encontraríamos aquí abajo. No
puedes salir corriendo así como si nada, ¿qué pasa si te caes?”
“¡Yo nunca me caigo!” Ofendida, respondió. “Además, este chico tan
guapo de aquí me ha ayudado, ¿a que sí?”
Riendo casi avergonzado, el azabache asintió tan pronto como se encontró
con su mirada brillante, llena de dulzura e ingenuidad. “Cierto, cierto, pero
aún así debe hacerle caso a su hermana Narae, por desgracia no siempre
habrá un chico guapo como yo para ayudarla.”
La felicidad en su rostro se convirtió en una mueca de fastidio, bufando.
Poco a poco, los vecinos de aquella zona iban amontonándose alrededor
de la plaza donde estaban, hablando entre ellos con notable desesperación,
pues la gran mayoría ni siquiera sabían dónde irían a partir de ese momento.
Familias al completo totalmente destrozadas, parejas de ancianos
buscando qué hacer, personas mayores solas, sin nada más que una simple
maleta con ruedas.
El corazón de TaeHyung estaba destrozado.
“…los chicos y yo hemos pedido que se reúnan cerca. Yibo, Leedo y Jay
están trayendo a los que quedan en el edificio del fondo. Sua y Siyeon dicen
que no hay nadie más aquí.” Explicaba Jungkook, mirando en su teléfono y
leyendo los mensajes que iba recibiendo.
“¿Cuántos son?” Quiso saber Banky.
“Menos de los que esperábamos, algunos se marcharon poco después de la
noticia. Hay un albergue no muy lejos de la zona en el que se han refugiado.”
“He oído hablar de ese sitio, m-mis amigos van para allá.”
“Dudo que encuentren un hueco libre, está abarrotado.” Suspiraba el
azabache, guardándose el teléfono. “Deberían haberse quedado.”
Raehwan negó. “No… No quisieron hacerlo.”
Sólo entonces, él miró a TaeHyung, cuyo rostro parecía decaído, lleno de
angustia.
“¿No quisieron?”
“Creyeron que era una trampa de TaeHyung…”
Su propio corazón se volvió un puño, sintiendo como la sangre le hervía
en las venas hasta entrar en estado de ebullición. Incluso si podía entender
que se sintieran así después de todo, no concebía que alguien desconfiara de
TaeHyung. No cuando era la persona más noble que había conocido en su
vida.
Desgraciadamente, no todos lo conocían.
“Los medios de comunicación están ahí atrás entrevistando a un
matrimonio.” Señalaba Bank. “No se pierden ni una…”
El teléfono de Jungkook sonó de nuevo. “El edificio del fondo está vacío.”
Leyó. Otro mensaje más llegó. “Siyeon dice que en este de aquí tampoco hay
nadie… Imagino que están todos fuera.”
“¿Cuándo empiezan a demoler todo esto? No me gustaría estar cerca para
verlo.” Quiso saber Raehwan.
“El lunes a primera hora vienen los camiones.”
“¡Hijo de puta!” Una voz desconocida exclamó.
TaeHyung miró hacia todos lados del mismo modo en que los demás lo
hicieron, pues no era el único que había escuchado aquello y se notaba.
Entonces, divisó a un hombre corpulento y aparentemente furioso que
avanzaba hacia él a pasos agigantados, llegando hasta donde se encontraban
en cuestión de segundos.
“¡Tú, desgraciado! ¿Cómo te atreves a venir por aquí?” Lo señaló,
logrando que se sintiera angustiado repentinamente. “¿Es que no tienes
vergüenza siquiera?”
Jungkook le empujó tan pronto como intentó alcanzar a TaeHyung.
“¿Dónde vas tú?”
Los gritos de aquel individuo no sólo lograron alterar al rubio, quien chilló
por la sorpresa en cuanto Jungkook actuó, también la de muchos presentes
cercanos que se detuvieron a mirar lo que sucedía.
“Hay que tener los cojones bien puestos para presentarte aquí sabiendo lo
que el desgraciado de tu padre ha hecho.” Escupía, tratando de acercarse de
nuevo, sin importar que Jungkook se lo impedía con su propio cuerpo
actuando como escudo, pues intentaba pasarle por encima sin demasiado
éxito.
“Apártate.”
“¡¿No tienes suficiente con que tu padre nos haya quitado todo, que ahora
encima vienes tú a regodearte?! ¿Eh, malnacido?”
Encontrándose con aquel par de ojos que lo fulminaban hasta querer
convertirlo en cenizas, TaeHyung dio un paso hacia atrás, negando
suavemente.
“No… Yo no quiero hacer eso.”
“¡¿Y por qué estás aquí?!”
“Que te apartes.”
Con un último empujón y los dientes apretados, Jungkook hizo que aquel
hombre cayera al suelo. Una mujer que apareció de repente exclamó el
nombre del sujeto, corriendo hacia él despavorida y horrorizada.
“¡Ryeowook!” Inmediatamente se agachó a su lado para ayudarle a
levantarse. Ella miró a Jungkook, fulminándolo nada más reconocerlo.
“¡¿Cuál es tu problema, Jeon?!”
“Su marido estaba molestando a mi amigo, señora Kim.”
“¿Tu amigo? Ese desgraciado es el hijo del alcalde.” Indignada, siseó.
“¿Cómo tienes las agallas de ponerte a defenderlo cuando has crecido aquí?”
TaeHyung puso una mano en el brazo de Jungkook, apartándolo
suavemente para colocarse delante de él y dar la cara, pues ya había tenido
suficiente con Banky habiéndolo defendido un rato antes como para que
Jungkook se metiera en problemas con su propia gente por su culpa.
Avanzó hasta la mujer con determinación, ocultando a la perfección su
nerviosismo.
“Lamento lo sucedido, señora Kim, estamos todos muy alterados y—”
Ella lo apartó de un empujón. “¡Tú no te acerques!”
Jungkook sostuvo su cuerpo desde atrás, impidiéndole caer al suelo
cuando este perdió el equilibrio.
“Tienes muy poca vergüenza para presentarte aquí después de todo lo que
ha pasado y el imbécil que tienes al lado es otro gilipollas.” Señalando a
ambos, expresó, mientras su marido se ponía en pie. “Parece mentira que
hayas crecido en este barrio, Jungkook.”
“Usted no tiene ni idea, señora.”
“Y tú menos, pero ya veo que es algo de familia… Seguro que tu abuelo
estaría super orgulloso de ver cómo vendes a todas esas manos que te han
dado de comer.”
El corazón de TaeHyung se apretó incluso si no veía la expresión del
azabache.
“No diga eso, no sabe lo que está hablando.” Pidió, intentando sonar lo
más amable posible aun cuando se sentía molesto. “Ni él ni nadie ha
traicionado a nadie, todo lo contrario.”
“Oh, claro que no…” Bufó.
“Efectivamente, claro que no.”
“Mira, hijo… Eres el menos indicado para entrometerte, ¿sabes? Tienes
tantas víctimas a tus espaldas que lo más adecuado sería darte la vuelta con el
rabo entre las piernas, desaparecer y no volver por aquí nunca más.”
Lentamente, negó. “No pienso hacer eso. Vengo a ayudar.”
Una risa brusca abandonó los labios de la mujer. “¡Ayudar, dice!”
Exclamó, mirando a su alrededor. “¿Lo podéis creer? Quiere ayudar,
angelito…”
“Sí, señora, eso quiero. Y si me deja explicarme—”
Antes siquiera de poder iniciar dicha explicación, el reflejo de algo que
volaba en su dirección le hizo detenerse de pronto, apenas alcanzando a
apartar a la señora que tenía en frente y evitando que aquel objeto impactara
contra su cabeza recibiendo él el golpe.
Impactó de lleno cerca de su ojo, un jadeo conjunto sonando mientras él
quedaba inmovilizado por la situación, oyendo a Jungkook exclamar su
nombre.
“¡No necesitamos ayuda de gente como tú!” Chilló una voz masculina.
“¡Vete por dónde has venido!”
“¡Eso! ¡Lárgate de aquí!”
Unas manos sujetaron sus hombros. “Rubito, ¿estás bien?”
Inmediatamente reconociendo aquella voz como la de Jungkook, fue dado la
vuelta, encontrándose con su rostro preocupado. “Estás sangrando…”
Tragando saliva, negó, un poco mareado por la conmoción.
“E-Estoy bien, tranquilo…”
“TaeHyung, tu ceja está sangrando.”
“¡Fuera!”
“¡Largo!”
“¡No vuelvas a aparecer por aquí!”
“¡Vete!”
La gente a su alrededor continuaba gritando barbaridades que él ya había
dejado de escuchar, el dolor y la desesperación siendo más fuertes que
cualquier voz.
“¿Estás bien?”
“Sí, sí…” Asentía.
Pero no estaba bien. Estaba herido, física y mentalmente. Sangraba por
dentro y por fuera.
“¡Desgraciado, márchate!”
“¡Vete por dónde has venido!”
El sonido agudo de una sirena ensordeció a todos los presentes
inmediatamente. Jungkook se apresuró en cubrir las orejas de TaeHyung con
sus manos, apretando los ojos.
“¡¿Qué cojones estáis haciendo?!” La voz de Jaemin sonó a través de lo
que parecía ser un megáfono.
TaeHyung levantó la vista para verlo a sus espaldas, sosteniendo dicho
megáfono contra su boca. Parecía molesto, lleno de impotencia, decepción y
rabia. Su voz volvió a sonar, demostrándolo.
“¿No os da vergüenza tratar así a alguien que sólo quiere ayudaros? ¿No
se os cae la puta cara de vergüenza?” Escupió. “No tenéis ni puta idea de todo
lo que ha hecho esta persona por vosotros, ni puta idea.”
“¡Cállate!”
Jaemin pulsó el botón de la sirena tan pronto como escuchó voces
gritándole, logrando silenciarlas. De nuevo, Jungkook tapó los oídos de
TaeHyung.
“TaeHyung es el hijo del alcalde, pero también es quien me consiguió un
buen abogado cuando mi casero se pasó de listo queriendo subirme el
alquiler. Es quien trajo a mi hijo, Lyon, sano y salvo hasta mí cuando
desapareció.”
El mencionado sollozó silenciosamente, aferrándose a Jungkook cuando
perdió las fuerzas en sus piernas.
“TaeHyung es quien ha estado durante días esforzándose en reabrir un
hotel desde cero sólo para poder construiros un hogar y así enmendar los
errores de su padre incluso si no le correspondían.” Continuó diciendo entre
dientes. “Y ha venido aquí sabiendo a lo que se exponía porque aún así quería
dar la cara frente a vosotros. Demostrar que no es un cobarde.”
Jungkook le quitó las lágrimas del rostro para acunárselo, frotando sus
mejillas con los pulgares.
“Tranquilo, ¿vale? No pasa nada.”
“¿De dónde ha sacado el megáfono?” Susurró en medio de su llanto,
oyendo al azabache reír. “¿Y por qué está diciendo todo eso? ¿Se lo has
pedido tú?”
Este negó. “Dijo que te debía mucho y es un hombre de palabra.”
“Por vuestro bien, os recomiendo que escuchéis lo que tiene para decir y
seáis un poco menos salvajes. Aquí no nos comportamos como animales,
nunca lo hemos hechos.” Sentenciaba Jaemin en un tono de voz algo más
calmado. “No empecemos con quienes menos se lo merecen.”
Finalizando su comunicado improvisado, le entregó el megáfono a
TaeHyung con una sutil sonrisa.
“Toma, guapo.”
Él le devolvió la sonrisa, su corazón empuñado. “Gracias…”
Inmediatamente, unos dedos se aferraron a su cintura. TaeHyung
respondió hondo, mirando a los pares de ojos que tenía delante. Ya no le
observaban con rabia ni repugnancia, sino con confusión, incredulidad…
Casi arrepentimiento.
“Bueno… No sabía cómo empezar esto en primer lugar, pero creo que no
ha sido la mejor forma.” Murmuró, sorbiendo por la nariz y sintiendo cómo le
temblaba la barbilla. “Yo sé que estáis enfadados y no os culpo, de verdad
que no. No podría… De hecho, comparto vuestra indignación porque yo
también perderé muchos recuerdos aquí.”
Cediendo a su llanto, notó la mano de Bank en su hombro, apretando para
hacerle saber que estaba allí. Una sonrisa triste adornó sus labios, conforme
señalaba el edificio que tenía en frente.
“Mis abuelos vivían en ese piso de ahí… En el quinto. Mi madre creció en
este barrio, seguro que mucho os acordáis de ella. Se llamaba Nakyung, Min
Nakyung… Recuerdo que todos los fines de semana veníamos a verlos y
comprábamos croissants de chocolate en una panadería cercana.” Hipó,
volviendo a sorber por la nariz. “Ellos ya no están, mi madre tampoco… Así
que todos mis recuerdos se quedarán aquí. En este edificio.”
Sollozó silenciosamente, apartándose el megáfono cuando sintió que se le
rompía el alma en mil pedazos, no queriendo que su llanto fuera audible, pues
creía no tener derecho a derrumbarse.
“Lo siento… Sé— sé que no puedo comparar mi desgracia a la vuestra, no
cuando vosotros vais a perderlo todo. P-Por eso estoy aquí, porque quiero
daros un poco de tranquilidad, de estabilidad…”
“Estás haciéndolo muy bien, rubito, sigue así.” Jungkook le dijo en un
susurro cuando volvió a apartarse el megáfono de la boca.
Él asintió a modo de agradecimiento silencioso.
“Como bien ha dicho Jaemin, he estado trabajando en el viejo hotel de mi
abuelo que ahora me pertenece. Lo reabrí hace un par de días. Con… con
ayuda de toda esta gente que me acompaña, gente increíble, hemos
conseguido darle el aspecto más parecido a un hogar que hemos podido…
Para que os sintáis así.”
Los dedos de Jungkook apretando su cadera le hicieron suspirar,
llenándose de valor para terminar incluso cuando sentía que no podía más.
“Muy bien, continúa…”
“Allí tendréis comida caliente, una cama cómoda en la que dormir todas
las noches, todo lo que necesitéis. Sin excepción. Y gratis, por supuesto. No
pretendo sacar ninguna remuneración económica de todo esto, sólo intento
seros de… De ayuda.” Torpemente rio. “Ya lo he dicho muchas veces, lo
siento… Estoy un poco nervioso.”
Se quedó en silencio por un momento, observando las caras que tenía en
frente. Rostros de gente humilde, asustada, a la que le habían quitado todo lo
que tenía y sólo buscaba sobrevivir. Gente perdida, con responsabilidades y
preocupaciones a sus espaldas. Él sorbió por la nariz una última vez,
esforzándose por dedicarles su mejor sonrisa. Una que pudiera darles paz.
“Detrás de mí tenéis tres autobuses que están dispuestos a llevaros a
vuestro nuevo hogar. Sois libres de subiros si queréis y a mí me haríais muy
feliz.” Asintió. “Eso es todo, gracias por darme la oportunidad de
explicarme.”
Finalmente se giró, devolviéndole el megáfono a Jaemin con las manos
temblorosas y la sensación de que estaba subido en una nube.
No quería mirar, no quería ver como su plan fracasaba y su mayor temor
se hacía realidad. Mantuvo los ojos cerrados, permitiendo que Bank le
abrazara con fuerza y cuidado al mismo tiempo, frotándole la espalda
mientras él lloraba en completo silencio.
“Lo has hecho muy bien, cariño, muy bien. Estoy orgulloso de ti.”
TaeHyung sollozó contra su hombro, sintiéndose seguro.
“Ya se ha terminado, puedes estar tranquilo ahora.” Continuaba diciendo
en voz baja. “La gente está subiendo en el autobús, están confiando en ti y en
lo que dijiste. Lo has hecho bien. Respira.”
Él sollozó más fuerte, asintiendo conforme su corazón se sentía
profundamente liberado, desmoronándose poco a poco. A pesar de todo,
había tomado la decisión correcta. Lo había hecho bien.
✧c.-040

N/A: Amo a Jungkook, lo amo mucho, lo amo muchísimo, lo amo


demasiado. ¿He dicho que amo a Jungkook? Porque lo amo. Estoy
convencida de que es mi mejor creación hasta la fecha xD
Cap dedicado a gkvpoesie ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Bitter Sweet Love’ de James Arthur, amo su nuevo
álbum.

“¿Te sientes mejor?” Jungkook le preguntó, manteniendo un ojo en la


carretera y toda su preocupación en él.
“Sí, mucho mejor.”
Ambos se dirigían hacia el hotel para reunirse con todos los demás,
después de que Jungkook insistiera en que TaeHyung debía ver a un médico
para que le curase la ceja, no pudiendo estar calmado si eso no ocurría. Y
después de todo por lo que hablan pasado, TaeHyung no podía hacerle sufrir.
Por eso mismo, se vieron obligados a extraviarse del objetivo inicial.
“¿Seguro?”
“Claro, Jungkook, no te preocupes. Estoy bien ahora.”
“Vale.” Asintió, mirando hacia el frente de nuevo, aún pensativo. Aquella
respuesta no había sido suficiente para sentirse tranquilo al cien por cien.
Necesitaba asegurarse. “¿Muy muy seguro?”
Él rio. “Te lo prometo, de verdad… Ha sido un momento muy duro, pero
al final todo ha salido bien, o al menos mejor de lo que podría haber sido en
el peor de los casos.”
Jungkook señaló su cara con el ceño fruncido.
“Te han abierto la ceja con una piedra, TaeHyung.”
“Exagerado…” Bufó, tocándose la herida cubierta por una pequeña tirita.
“Sólo ha sido un corte de nada, ya lo dijo la doctora Ahn. Se curará en un par
de días, no hay nada de lo que preocuparse.”
“Bueno, muy bien…”
TaeHyung alcanzó la mano de Jungkook para darle un apretón,
consiguiendo que este volviera a mirarle. “Lo digo en serio, estoy bien. Me
alegra que al final todo nuestro esfuerzo no haya sido en vano.”
“Yo también.” Asentía, viéndose un poco más tranquilo ahora. “Sólo
desearía que hubiese sido de otra forma, simplemente.”
“Lo sé, todos lo deseábamos… Pero las cosas no salen siempre como
esperamos y eso está bien también.” Acariciando el dorso de su mano,
entrelazó sus dedos tímidamente. Jungkook le devolvió la sonrisa. “Además,
ha merecido la pena sólo por verte tan preocupado por mí.”
Riendo, el azabache meneó la cabeza de un laso otro, soltando un bufido.
“¿Cómo puedes quedarte con eso? Casi me muero hace un rato.”
TaeHyung también rio, quitándose el cinturón una vez se decidieron frente
al hotel.
“No puedo evitarlo, lo siento. Te ves tan encantador cuando estás
preocupado… Es adorable.”
Poniendo los ojos en blanco, en un muy fallido intento por no sonrojarse
(o simplemente por ocultar que ya lo estaba) tras los halagos del rubio, Jeon
se despojó del cinturón también, abriendo la puerta. Se hizo el desentendido,
luchando porque el modo en que TaeHyung estaba observándole no le
afectara. Pero ya era tarde. Hacía mucho tiempo que le afectaba.
“Anda, vamos que nos están esperando…” Murmuró una vez se reunió
con él fuera del coche.
Este sostuvo su mano antes de que pudiera avanzar, impidiéndole que se
alejara.
“Espera un momento, primero me gustaría agradecerte por lo de hoy.”
Dijo, pasando los dedos por su cuello hasta rodearlo. Jungkook suspiró,
estremeciéndose bajo el tacto ajeno.
“No me tienes que agradecer, rubito.”
“Claro que sí.” Jugueteando con su labio inferior, insistió, mirándole a los
ojos. “Me defendiste frente a la gente que te vio crecer, tus vecinos de toda la
vida, Jungkook, ¿cómo podría pasarlo por alto?”
El azabache meneó la cabeza a modo de negación. “Lo hice porque confío
en ti y aprecio tus intenciones. No iba a dejar que un barrio entero se te
lanzara al cuello.”
“Y por defenderme acabaron lanzándose al tuyo.”
“No me importa.” Encogiéndose de hombros, murmuró.
“Pero a mí sí.” TaeHyung acortó la distancia entre ambos
progresivamente, acercándose a sus labios sin presionarlos, sólo tentando a
Jungkook. “Y significa mucho, no sólo porque me defendieras, sino porque
me ayudaste, confiaste en mí y lograste que otros también lo hicieran.
Volviste una experiencia traumática en algo de lo que jamás podré
arrepentirme.”
Finalmente, el azabache, con ambas manos alrededor de la cintura ajena,
acortó la distancia que le separaba de TaeHyung, depositando un casto beso
en sus labios, sin siquiera llegar a profundizar, solo un simple roce. Nada más
que eso. Luego, se separó, admirando los ojos del rubio tan de cerca.
TaeHyung volvió a besarle, expresando su gratitud a través de aquel
encuentro, afianzando el agarre en su cuello y profundizándolo con su lengua,
que comenzó a batallar contra la de Jungkook en una guerra húmeda.
La melodía de un teléfono sonando llenó el ambiente, obligándoles a
separarse a regañadientes, Jungkook incluso dejando escapar un bufido,
visiblemente fastidiado, pues Kim había reconocido aquella melodía como el
sonido de su teléfono.
Jungkook le pasó el dedo pulgar por el labio inferior, jalándolo hacia
abajo, aún sosteniéndole la cara con ambas manos.
“Cógelo.”
“E-Es Banky.” Balbuceó, respirando hondo al sentir cómo su corazón
estaba acelerado. No tardó en responder, tragando saliva con dificultad antes
de hablar. “Bank, dime.”
“Hola, guapo, ¿cómo vas? Quería saber si os quedaba mucho para llegar,
estamos ayudando a los vecinos a instalarse y Gemini está un poco
preocupado por ti.”
Él asintió incluso si Bank no podía verlo. “No, justo acabamos de aparcar
fuera del hotel.”
“Muy bien, entonces ahora te veo. Oh, y no te asustes si ves a tu hermano
algo raro… Fourth dice que vieron en las noticias lo que pasó en el distrito y
le afectó mucho. Estuvo llorando un buen rato, pero ahora está mejor.”
TaeHyung sintió como se le apretaba el corazón, incapaz de no producirse
cuando se trataba de Gemini, la persona que más quería en el mundo.
Compartió una mirada de confusión y preocupación con el azabache, cuyos
ojos estaban fijos en él.
“Pero, ¿él está bien?”
“No te preocupes que todo está bien.” Le dijo, oyéndole suspirar. ‘Lo digo
en serio, TaeHyung, no pasa nada.’ Una voz sonó a lo lejos en la línea de
Bank. “Me llaman, guapo. Te veo ahora, ¿vale?”
“Sí…”
Tan pronto como Banky le colgó, ambos se adentraron al hotel que se
encontraba a rebosar, topándose con los amigos de Jungkook, quienes
continuaban ayudando a los vecinos con sus respectivas maletas.
Inmediatamente, divisó a Gemini tras el mostrador de recepción, topándose
con sus ojos quienes demostraron alivio, antes de abandonar su puesto y
acercarse corriendo hasta él.
“¡TaeHyung, TaeHyung!” Exclamó, segundos antes de llegar hasta él.
Tenía los ojos rojos, hinchados y brillantes, llenos de preocupación. “¿Qué ha
pasado? ¿Cómo estás?”
“Estoy bi—”
“Vimos en la televisión cómo esa gente quería golpearte…” Se fijó en la
pequeña herida en su ceja. “¿Te hicieron eso?”
Jungkook colocó ambas manos en los hombros del más joven. “Cálmate,
Gemini, tu hermano está bien.”
“¿Bien?” Confundido, sus ojos viajaron de un lado a otro. TaeHyung
asintió.
“Estoy bien, de verdad. Las cosas se salieron de control en el último
momento. Estaban enfadados y actuaron impulsivamente, pero conseguimos
arreglarlo todo… O más bien, Jaemin lo consiguió.” Sonrió al recordar que
aún no había podido darle una palabras de agradecimiento.
Gemini, que todavía se veía preocupado, suspiró. “¿No estás herido en
absoluto?”
“Fuimos a que me curarán al hospital, la doctora que me atendió dijo que
no es más que una herida simple.”
“Fuimos porque le obligué a ir.” Puntualizaba el azabache, recibiendo una
sonrisa diminuta por parte del hermano más pequeño, quién le agradecía
silenciosamente con la mirada.
Finalmente, el pelinegro asintió, logrando calmarse después de eso.
“¿Tú estás bien?” TaeHyung le pregunto, masajeándole el hombro
izquierdo. “Bank me dijo que estuviste un poco alterado, llorando.”
Gemini volvió a asentir. “Me preocupé mucho al ver lo mal que estaba
yendo todo… Temía que te hicieran daño.” Un pequeño suspiro abandonó
sus labios. “Cuando mencionaste a mamá y a los abuelos deseé estar ahí con
vosotros.”
El corazón del rubio se apretó en un puño, antes de abalanzarse
suavemente sobre él, abrazándole y suspirando, frotándole la espalda.
“¡Gem! Necesito que vengas, por favor.” La voz de Fourth a espaldas de
ellos sólo desde el mostrador, obligándoles a separarse.
Gemini se giró, luego miró al rubio. “Tengo que volver con Fourth, nos
quedan muchas habitaciones todavía.”
“Claro, ve.”
Sonriéndole, TaeHyung vio como su hermano volvía a su puesto con
Fourth, quién les saludó con la mano y una gran sonrisa. Al instante, sintió
los dedos de Jungkook en su cintura.
“¡Jungkook, Jungkook!”
Una voz aguda, aniñada y que claramente le pertenecía a Lyon, su ahijado,
sonó desde la entrada, ocasionando que el mencionado fuera el primero en
girarse, encontrándose al susodicho correteando hacia el, con su padre
siguiéndolo de cerca.
Se puso de cuclillas, preparándose para recibirlo y tomándolo entre sus
brazos en cuanto llegó, alzándolo.
“¿Cómo estás, enano?”
“Bien. ¡Hola, TaeHyung!” Saludaba al rubio, meneando la mano en el
aire.
Jaemin llegó tras él, riendo algo avergonzado y ajetreado, pues también
había tenido que desviarse en el último momento.
“Siento llegar tarde, chicos, Lyon salía antes del colegio y mi padre no
pudo ir a recogerlo, así que he pasado por él. Espero que no os importe que se
quede aquí, me ha prometido portarse bien y ayudar.”
“Yo siempre me porto bien, papá, eres tú al que la abuela regaña siempre.”
Le recordaba su hijo, haciendo a Jungkook reír.
“Pero bueno, Lyon, ¿qué manera es esa de dejar mal a tu padre?” Se
burlaba claramente el azabache.
“La madre que te parió, niño…”
TaeHyung sonrió, frotando el hombro de Jaemin quien resoplaba. “No hay
ningún problema con que se quede aquí, sabes que ambos sois bienvenidos
siempre.” Aseguraba, llenándose los pulmones de aire. “De hecho, me
gustaría hablar contigo un momento a solas, si es posible.”
Un poco confundido, este asintió. “Oh, claro.”
“Ven, sígueme.” Pidió, observando a Jungkook antes de llevarse a Jaemin
consigo. Por supuesto, el azabache tampoco tenía ni idea de nada.
Se alejaron unos metros, lo suficientes como para que este pudiera tener a
Lyon (quien ahora charlaba animadamente con Jungkook sobre lo que ese día
había hecho en el colegio) en la mira, pero también para que su conversación
fuera únicamente de ellos dos.
“Dime, ¿qué ocurre?”
TaeHyung llenó sus pulmones de aire. “Quería darte las gracias, en primer
lugar. Lo que hiciste por mí es algo que probablemente no olvide en la vida,
Jaemin. Te lo agradeceré siempre.”
“No me tienes que dar las gracias por nada, TaeHyung, ya te lo he dicho.”
Repetía, negando. “Después de cómo iniciaron las cosas entre nosotros y la
forma en que me has ayudado desde entonces, somos amigos para toda la
vida. Y los amigos se ayudan, ¿o no?”
Asintiendo, notó el modo en que su corazón poco a poco se calentaba,
siendo arropado por una manta de terciopelo cuya sensación era sumamente
agradable.
“Claro que sí… Pero aún así te lo agradezco, significó muchísimo para mí
todo lo que dijiste.” Insistió, viéndole sonreír.
“Bueno, es un placer haberte sido de ayuda, en ese caso. Me alegro.”
“Gracias.” Su sonrisa se amplió, antes de llevar una mano al bolsillo de su
abrigo, sacando de él un par de tarjetas plastificadas. ‘También me gustaría
darte algo.’ Tendiéndole dichas tarjetas, pronunció. “Toma, esto es para ti…
Para vosotros, más bien.”
Jaemin tomó el juego de tarjetas con el ceño fruncido, observándolas sin
saber cuál era su función.
“¿Tarjetas? ¿Por qué?”
“Si vas a la última planta, encontrarás una habitación con el mismo
número que aparece aquí.” Señaló el dorso de una de ellas, antes de
encontrarse con sus ojos confundidos. “Está reservada para un buen amigo y
su hijo.”
Sólo entonces, Jaemin fue consciente de lo que aquello significaba, dando
un paso hacia atrás y negando, sintiéndose fuera de lugar, perdido, incrédulo,
sin saber cómo reaccionar. Miró a TaeHyung, dejándole ver cuál era su
evidente situación.
“No… ¿Para mí? No puede ser cierto…” Balbuceó. El rubio asintió. “¿Por
qué?”
“Jungkook me contó que estabas teniendo problemas para pagar el alquiler
luego de que volvieran a subírtelo sin avisar. También supe que pasabas
muchas noches arreglando coches para conseguir un poco más de dinero, así
que quise ayudar.” Le explicó. “Esa habitación es vuestra, podéis quedaros
todo el tiempo que necesitéis sin que debas preocuparte por nada más que
conservar esa tarjeta.”
Sus ojos se llenaron inmediatamente de lágrimas, riendo y apretando las
tarjetas para controlar la lluvia de emociones que lo golpeó repentinamente.
TaeHyung sintió como se le apretaba el corazón ante aquella imagen.
“No tenías que hacer nada de esto, TaeHyung, no era necesario… De
verdad que no.”
“Tú mismo has dicho que los amigos se ayudan.”
Jaemin negó, sorbiendo por la nariz. “Sí, pero e-esto es diferente…”
“No, no lo es, Jaemin. Gracias a ti esa gente pudo escucharme, darme una
oportunidad de hacer las cosas bien.” Lo señaló. “Nada de esto hubiera salido
la mitad de bien sino hubieras estado allí.”
Un pequeño sollozo abandonó sus labios. “No… N-No puedo
aceptarlo…”
“Claro que puedes, ¿por qué no lo harías? La habitación ya está lista para
que podáis usarla y Gemini ha elegido personalmente los mejores
videojuegos para Lyon.”
Jaemin le observó, lágrimas empapándole el rostro. Luego, miró a Lyon,
quien se encontraba con Jungkook. El azabache permanecía atento a ellos,
mientras mantenía una conversación con el pequeño, extrañado por sus
lágrimas y preocupado.
“Yo no hago esto porque sienta que te deba algo, ni por compasión hacia
ti; lo hago porque te aprecio como amigo y te admiro como padre que hace
todo por su hijo.”
“Lo sé…”
“Simplemente quiero que puedas estar más tranquilo a partir de ahora.”
Sentenció, junto a una dulce sonrisa.
Jaemin asintió, cediendo a su llanto y acortando la distancia que le
separaba del rubio, abrazándole con todas sus fuerzas. Hipó, sollozó y se
desahogó en el hombro de TaeHyung, sintiéndose conmovido por su bondad.
“Te lo agradezco en el alma, TaeHyung, de verdad…” Balbuceaba,
sintiendo las manos del rubio frotándole la espalda. “Eres la persona más
buena que he conocido en mi vida.”
Él rio, sonrojándose. “Tú también lo eres.”
“Gracias…” Con los ojos llenos de lágrimas se separó. “Hazme saber si
Jungkook la caga contigo alguna vez, te prometo que me encargaré de él.”
TaeHyung rio más fuerte. “Lo haré, descuida.”
Poco después, una vez Jaemin se recuperó y pudo disimular su pequeño
llanto, le hizo una señal a Jungkook para que se acercara con Lyon, quien
claramente no había notado nada, demasiado ocupado explicándole al
azabache cuáles eran los colores en inglés.
“…blue es azul, muy bien.” Repetía Jungkook.
“Sí, y red es rojo. Tu color favorito.”
“Cómo te acuerdas, ¿eh?” Besando su mejilla, le sonrió.
“Claro.”
Jungkook miró a ambos tan pronto como llegaron. “Acaba de aprender los
colores en inglés.”
“Oh, sí, ha estado todo el camino señalando de qué color era cada cosa.
Este niño aprende más rápido que internet.” Reía, teniendo de vuelta al
susodicho. “¿Verdad que sí, Lyon?”
Este asintió.
“Por cierto, tengo que llevarte a un sitio que te va a gustar mucho, así que
deberíamos irnos ya, ¿te parece?”
Lyon volvió a asentir. “Vale… ¿Vamos solo nosotros dos?”
“Sí, pero no iremos muy lejos, estaremos por aquí cerquita.”
“De acuerdo.”
“Muy bien, pues vamos.” Sonriente, miró a TaeHyung, dedicándole una
mirada de agradecimiento. “Te lo agradezco en el alma, de verdad. Eres
increíble.”
TaeHyung le devolvió la sonrisa inmediatamente. “Disfrutad mucho.”
“Nos vemos, estaré de vuelta en un rato para ayudar, ¿vale? No
tardaremos mucho.”
Ellos asintieron.
“Sin problema, Jaemin, puedes tomarte el tiempo que necesites.”
Aseguraba el rubio.
“Gracias… Despídete, Lyon, que nos vamos.”
“Adiós Jungkook, adiós TaeHyung, hasta luego.” Lyon envió besos
voladores en dirección a ambos, despidiéndose con la mano también.
Tan pronto como se marcharon, el azabache miró a TaeHyung sin
entender muy bien de qué iba todo aquello. Por qué Jaemin había llorado y
ahora se marchaba hacia el ascensor con Lyon a cuestas. Sentía que se había
perdido de algunos pequeñísimos detalles que, tal vez, no eran tan pequeños.
“¿Qué ha sido eso?” Quiso saber, sus ojos entrecerrados.
“Jaemin y Lyon se quedarán en una de las habitaciones que reservé, así no
tiene que preocuparse por alquileres subidos repentinamente y puede pasar
más tiempo con Lyon.”
Aquella información le tomó por sorpresa. “¿En serio?” Cuestionó.
TaeHyung asintió. “¿Por qué no me habías dicho nada?”
“Tomé la decisión al poco tiempo de que te fueras la noche de tu última
carrera, apenas tuve oportunidad de comunicártelo con tantas cosas que
hacer.” Respondía, encogiéndose de hombros. “¿Te molesta?”
“Por supuesto que no, rubito.” Negó inmediatamente, llevando ambas
manos a su cintura y acercándose a él. “Sigues siendo tú comportándote
como una persona increíble, ¿cómo podría molestarme…?”
Aquellas palabras hicieron que TaeHyung se sonrojara sin poder evitarlo
siquiera, riendo.
“No lo sé… Los hombres como tú sois un poco raros, a decir verdad…”
Jungkook bufó, poniendo los ojos en blanco. “Pues para ser raro, te has
acostado conmigo tres veces… Creo que mucho no te afecta.”
“Cállate, hombre.” Siseaba, mirando hacia su alrededor para asegurarse de
que nadie había oído aquello. El azabache rio. “Además, yo no he dicho que
me afecte, al contrario, me resulta atractivo.”
“Ow.”
Por supuesto, esas palabras tomaron por sorpresa al azabache.
Especialmente, cuando TaeHyung se inclinó hacia él y susurró en su oído:
“Oh… Se me olvidaba decirte que yo también tengo una habitación para
mí, ya sabes, por lo que pueda surgir…” Relamiéndose los labios, se separó,
dándole una sutil sonrisa.
Jungkook tragó saliva.
Unos instantes después, se encontró a sí mismo empujando a TaeHyung
contra la pared de dicha habitación, atacando sus labios en un beso
hambriento, desesperado, húmedo, oyéndole suspirar cada vez que sus bocas
se encontraban, mientras se apresuraba en despojarle de su camisa,
quitándole los botones uno a uno.
“¿No es esto un poco… cruel?” Murmuraba el rubio, apenas separándose
para mirarle a los ojos. “Quiero decir, están todos los demás ahí fuera
ayudando y nosotros aquí.”
El azabache se inclinó para jalar de su labio inferior. “No te preocupes,
estoy seguro de que si cualquiera de ellos estuviera en mi lugar, me
entenderían.”
TaeHyung rio, rodeándole el cuello con ambas manos y permitiendo que
Jungkook lo levantara del suelo tomándole por los muslos traseros,
inmediatamente rodeándole la cadera con sus piernas. Jungkook lo llevó a
ciegas hasta la cama, lanzándolo sobre esta y no tardando en posicionarse
sobre él.
Se separó de sus labios para comenzar a depositar pequeños besos en la
piel tibia de su cuello, bajando hacia sus hombros y chupándole las clavículas
suavemente, deslizando los labios por todo el pecho de TaeHyung y
seguidamente hacia su ombligo, teniendo muy claras sus intenciones, por lo
que este suspiró, antes de sentir cómo comenzaba a desabrocharle los
pantalones.
Un segundo después, justo cuando los dedos de Jungkook se preparaban
para despojarle del cinturón, la melodía de un teléfono sonó, seguido de su
bufido.
TaeHyung se incorporó con rapidez. “Es mi teléfono.” Siseó, empujándole
fuera de sí y bajándose de la cama, corriendo en dirección al suelo junto a la
puerta donde había dejado su abrigo. Sacó el teléfono del bolsillo, la pantalla
iluminada reflejando el nombre de Banky, al que inmediatamente contestó.
“Bank, dime.”
“¿Dónde estás?” Quiso saber. “Tu padre está en recepción, está muy
alterado y dice que quiere verte urgentemente. Parece preocupado.”
Sus ojos se ensancharon.
“Oh, mierda.” Susurró, relamiéndose los labios. “En seguida voy.”
“Vale… Date prisa, porque han empezado a reconocerlo y es bastante
probable que tengamos problemas de aquí a un rato. La gente está que se
sube por las paredes.”
“Voy, voy.”
Colgó el teléfono de inmediato, respirando hondo mientras comenzaba a
abrocharse la camisa nuevamente, girándose para ver a Jungkook aún encima
del colchón, mirándole sin entender nada.
“¿Qué ocurre?”
“Mi padre está abajo, tengo que ir a encontrarme con él ya mismo.”
Bajándose de la cama también, se le acercó. “¿Por qué?”
“Pues porque está rodeado de gente a quien le ha quitado la casa,
Jungkook, y por mucho que entienda su enfado y lo comparta; sigue siendo
mi padre y preferiría evitar un desastre.” Terminando de abotonarse la
camisa, respondió, agachándose para tomar su abrigo. “¿Vienes o te quedas
aquí?”
“No, voy contigo.” Se apresuró en responder, agarrando la sudadera que
había tirado al suelo y colocándosela mientras TaeHyung abría la puerta.
Llegaron a recepción en cuestión de minutos, viendo la expresión de
lucidez en el rostro de Bank tan pronto como aparecieron juntos, ni siquiera
necesitando preguntar para saber lo que habían estado haciendo. A su lado, el
señor Kim parecía sumamente preocupado.
“Papá.” Llamó, logrando que mirase en su dirección, viéndose aliviado de
ver que se encontraba de una pieza.
“TaeHyung, ¿cómo estás? Te he visto en la televisión, ¿te han hecho
daño?”
“Estoy bien, no te preocupes, no ha sido nada… ¿Qué haces tú aquí? La
gente va a lincharte si llega a reconocerte. Eres la persona más odiada de este
hotel ahora mismo, papá.”
Él negó. “No me importa, necesitaba asegurar que estabas bien. Vi cómo
te lanzaban una piedra en la cara y un desgraciado iba directo a golpearte de
no ser porque tu amigo lo impidió.” Mirando al azabache, lo señaló. “Gracias
por eso, Jungkook, por cierto.”
“No es nada.”
TaeHyung se frotó el rostro con ambas manos, vaciando sus pulmones.
“Bueno, ya te he dicho que no ha sido nada, sólo un susto.” Repitió. “Así que
hazme el favor de marcharte, ¿vale? Las cosas se han calmado bastante por
aquí, no quiero que alteres a la gente cuando bajen a cenar. Han sido muchas
emociones fuertes por hoy.”
Su padre, quien aparentemente se veía aliviado, lució un poco triste,
incluso decepcionado, moviendo la cabeza a modo de asentimiento. El
rechazo de sus hijos era algo con lo que convivía a diario desde que
comenzaron los proyectos de su nueva campaña política, pero jamás llegaría
a aceptarlo sin sentir cómo se le desplazaba el corazón de sitio.
“Claro, sí… No te preocupes, me marcharé.” Musitó. TaeHyung se
arrepintió al instante, incluso si sabía que era lo mejor.
Y, antes de poder decir algo más, otra voz sonó tras el rubio, quien
inmediatamente se giró al reconocerla.
“¡TaeHyung!”
Bomi, su nueva mejor amiga y la encargada de su penúltima cana verde,
se encontraba a tan sólo unos metros, cargando al bebé recién nacido y
acompañada por otro chico y sus padres.
Sus ojos se ensancharon. “¡Bomi!” Luego, miró a su padre con notable
desesperación, haciéndole una señal para que este se girase. “Date la vuelta,
que no te vean.”
Él así lo hizo, girándose en dirección al mostrador de recepción donde
ahora mismo sólo Bank y Fourth se encontraban, pues Gemini había salido
un rato antes de su puesto para ayudar en la última planta.
No podía negar que aquello le dolía aún más, pero era algo que él mismo
se había buscado, por lo que no tenía derecho alguno de quejarse.
“¡Hola, cariño!”
Bomi inmediatamente avanzó hacia TaeHyung, abrazándole con un brazo
y sosteniendo al bebé con la otra.
“¿Qué estás haciendo aquí?” Quiso saber, apenas separándose del abrazo.
Bomi le mostró una tarjeta. “¿Te quedas en el hotel?”
“Nuestro apartamento es uno de los afectados por las demoliciones. Mi
hermano mayor, mis padres y yo vivíamos ahí…” Explicó, suspirando.
“Cuando te vi en medio de todo ese caos no podía creer que realmente fueras
tú.”
TaeHyung apretó los labios, evitando mirar a su padre. “Lo siento mucho,
Bomi…”
“No te disculpes, cariño, tú no me debes ninguna disculpa.” Frotándole el
hombro, murmuró, antes de optar por cambiar drásticamente de tema,
mostrando su bebé. “Mira qué grande está mi lentejita, sólo tiene una semana
y ya parece que va a hacer la comunión.”
Riendo, observó al bebé que dormía plácidamente en los brazos de su
madre.
“Es adorable…”
“Papá, mamá, Bonggil, venid, quiero presentaros a un amigo.” Bomi se
giró en dirección a su familia, quienes se acercaron de inmediato. Una vez
llegaron, señaló al rubio. “Este de aquí es TaeHyung, el chico que me llevó al
hospital cuando me puse de parto.”
La señora le sonrió dulcemente. “Con que tú eres el famoso TaeHyung,
¿eh…? Mi hija nos ha hablado mucho de ti, al inicio mi marido y yo no
comprendíamos por qué quiso ponerle el nombre de un desconocido a nuestro
nieto, pero ahora tiene mucho más sentido…”
“TaeHyung se quedó conmigo durante todo el parto, mamá.” Repetía
Bomi, conforme su madre acariciaba el brazo del rubio.
“Lo sé, por eso lo digo. Estamos muy agradecidos contigo, TaeHyung.”
Él le dedicó su mejor sonrisa. “No es nada, señora.”
Para Jungkook no fue difícil reconocer al joven que los acompañaba,
topándose con su mirada llena de vergüenza, intentando evitar la suya propia,
pues Bonggil sabía que lo recordaba a la perfección.
“Toma, aquí tienes mi tarjeta, muchacho.” El padre de Bomi le entregó
una pequeña tarjeta con sus datos. “Soy electricista, fontanero y también se
me da bastante bien la informática, si necesitas a alguien que te ayude con
cualquier cosa, siéntete libre de llamarme. Como agradecimiento por lo de
Bomi.”
TaeHyung tomó su tarjeta sin dudarlo. “Oh, muchísimas gracias. Lo
tendré en cuenta.”
“Deberíamos irnos ya, aún tenemos que dejar todo en las habitaciones y
nos han dicho que en nada pondrán la cena.”
“Sí, en media hora estará todo listo. Hemos contratado al mejor catering
de todo Seúl para que se encargue de las comidas.”
“¿En serio? Suena espectacular.”
“Y que lo digas, me está entrando hambre sólo de pensarlo.” Bromeaba la
señora, haciéndoles reír. “¿Hay postres especiales para diabéticos?”
TaeHyung asintió. “Para diabéticos, intolerantes al gluten, lactosa,
veganos… Para todos, hay comida para cubrir siete bautizos de elefantes
gemelos seguidos.” Aseguraba, sintiéndose inexplicablemente satisfecho
cuando vio sus miradas de ilusión. La familia al completo rio.
“A la lactosa también, ¿lo has oído, Bonggil? Vas a poder comer postre.”
Bomi se dirigió a su hermano, quien se sentía intimidado aún bajo la mirada
del azabache.
“Sí, sí…”
“Bueno, será mejor que nos marchemos, me gustaría darme una ducha
antes de cenar.” El padre de familia mencionó, agarrando sus maletas. Luego,
se giró hacia TaeHyung. “Oh, se me olvidaba, ¿hay que pagar un extra o algo
para ver la televisión? Es que mi mujer y yo vemos una telenovela todas las
noches antes de dormir.”
“No hay que pagar extra por nada, todos los servicios que ofrece el hotel
son gratuitos.” Explicó Jungkook.
TaeHyung asintió, sonriente. “Exacto, lo único que no cubre son gastos
personales, como ropa o comida, ya que ofrecemos un buffet libre bastante
amplio y variado durante todo el día. Por lo demás; agua, gas y electricidad,
corren por nuestra cuenta.”
“Me parece comprensible.”
La madre de Bomi le entregó una sonrisa dulce, asintiendo y volviendo a
frotarle el brazo con ternura.
“Es maravilloso que tengas esta iniciativa y unas ganas tan grandes de
ayudar, cielo… Eso habla muy bien de la persona tan buena que eres.” Le
dijo, consiguiendo que no sólo el corazón del rubio se apretara, también el de
su progenitor.
“Se lo agradezco mucho, señora.”
“A ti por todo lo que estás haciendo por nosotros. Estoy segura de que
Dios te va a devolver el doble.”
TaeHyung sonrió aún más.
“Nos vemos luego, TaeHyung.” Bomi se despidió de él, acercándose para
darle un fuerte abrazo. “Me alegra muchísimo verte de nuevo.”
“A mí también, Bomi, es una alegría saber que mini TaeHyung y tú estáis
bien.”
Ella besó su mejilla. “Gracias, cariño. Te veo en la cena.”
“Adiós.”
Jungkook se despidió de la familia al completo con un asentimiento leve
de cabeza, no apartando sus ojos del varón más joven hasta que este
desapareció al meterse en el ascensor poco después.
Vaciando sus pulmones, TaeHyung se giró hacia su padre.
“Es mejor que te marches ya, papá.” Le dijo, casi a modo de súplica.
El hombre, consternado, dolido y con el corazón hecho trizas, asintió. “Por
supuesto, no te preocupes.” Sonriendo apenas, dijo, quitándole el cabello del
rostro. “Cuídate mucho, ¿vale? Y dale un beso a tu hermano de mi parte.”
“Claro, se lo diré…”
“Bien. Nos vemos, TaeHyung.”
Su padre se alejó por donde había venido.
“Adiós, papá.”
E incluso si estaba aliviado de que todo hubiese salido bien y nadie causó
problemas por la presencia del alcalde, TaeHyung sintió que una parte de él
se rompía en mil pedazos viendo a su padre marchar.
Su niño interior aún no concebía que ya no fuera su lugar seguro.
Notando aquello, Jungkook puso una mano en su espalda baja, frotando
suavemente. Con los ojos llenos de lágrimas, el rubio le miró.
“Todo se arreglará, rubito, ya lo verás.” Aseguró.
TaeHyung, que simplemente quería calmar su dolor, asintió, apoyándose
en el tacto ajeno.
✧c.-041

N/A: Aún tengo muchas dudas sobre qué historia iniciar una vez acabe
esta (aún queda bastante) y eso me pone súper nerviosa, necesito ayuda xD
Cap dedicado a SeokJoonie_ ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Fade Into a Dream’ de LÉON, porque fue mi
inspiración para escribir este capítulo y la amo.

El lunes por la mañana, cuando todo se calmó lo suficiente como para que
TaeHyung dejara de sentirse agotado mental y físicamente, sobreestimulado y
de ver su nombre en noticias y periódicos nacionales, poco a poco volviendo
a la normalidad; llegó al hospital sintiéndose un hombre nuevo, con quince
kilos menos y una expresión de plenitud en el rostro.
Definitivamente era un hombre nuevo. Un hombre feliz.
“¡Rubito!” La tan conocida voz de Jungkook sonó a unos metros de
distancia, seguido del sonido de un claxon.
TaeHyung inmediatamente miró hacia atrás, encontrándolo en el
aparcamiento, todavía subido en la moto mientras se quitaba el casco,
permitiéndole ver su rostro conforme se echaba el cabello hacia atrás. Un
suspiro involuntario abandonó los labios del rubio, sintiendo estos tirantes
por una sonrisa que ni sabía que tenía.
Se encontraron en el camino hacia la entrada del hospital unos instantes
después, Jungkook no dudando en pasar un brazo por los hombros del rubio.
“Hoy hemos llegado a la vez, estamos empatados, rubito.”
Este rio, asintiendo mientras ambos se adentraban en el hospital. “Sí,
parece que quien pagará nuestra próxima comida tendrá que decidirse al
azar.”
“¿Próxima comida?” Jungkook le observó con las cejas alzadas. “¿Eso
quiere decir que planeas tener otra cita conmigo?”
“¿Acaso tú no?”
“Claro que sí, pero no sabía que tenías tantas ganas.”
Él se encogió de hombros. “Bueno, pues ahora lo sabes.” Dijo, y el
azabache soltó una carcajada, agarrando su rostro para hacer que le mirase y
poder depositar un casto beso en sus labios.
“TaeHyung, Jungkook, ¡hola!”
La doctora Ahn, que salía de su consulta, saludó ambos con una sonrisa de
oreja a oreja. TaeHyung meneó la mano en el aire para devolverle el saludo,
del mismo modo en que Jungkook lo hizo, poco antes de que ella
desapareciera tras otra habitación.
“Siempre que venimos está aquí, ¿no descansa nunca?” Se preguntaba el
rubio.
“No, nunca descansa. Desde que tengo uso de razón siempre ha estado
metida en el hospital, atendiendo o simplemente acompañando a los
pacientes. Todo el mundo quiere a la doctora Ahn.”
Jungkook tenía una pequeña sonrisa en el rostro conforme hablaba, una
sonrisa que probablemente desconocía, del mismo modo en que no parecía
ser consciente del modo en que sus ojos brillaban. TaeHyung sonrió,
encontrando adoración y admiración en ellos.
“Imagino que os conocéis bastante, ¿no? Hablas muy bien de ella.”
Este rio, algo avergonzado. “Es la mejor doctora bajo mi criterio, pero sí,
le tengo un gran aprecio. Me ha tratado desde que soy niño, igual que a mi
abuelo. Era la única que venía hasta casa cuando él se enfermaba y no
teníamos forma de movernos… Siempre se ha preocupado por nosotros.”
“Eso dice mucho de ella, se ve que es una gran profesional.”
“Lo hace, sí.” Asintió, su pulgar acariciando inconscientemente el cuello
de TaeHyung. “Además, todos los años se acuerda de mi cumpleaños. Cada
inicio de septiembre me levanto con un mensaje suyo felicitándome. Jamás se
le ha pasado por alto. Ni un solo día.”
“Qué bonito.”
“¿Verdad?”
Dedicándole una dulce sonrisa, el rubio apretó la mano que descansaba
sobre su hombro, logrando que Jungkook saliera de aquella pequeña burbuja
y le observara, devolviéndole la sonrisa.
“Jungkook, Jungkook, por fin te encuentro.” Una mujer se acercó a
ambos, luciendo aliviada tan pronto como divisó al azabache. TaeHyung no
tardó en reconocerla como la señora Lee, madre de Aram. “Llevaba un rato
buscándote, necesitaba hablar contigo.”
“Justo acabo de llegar, ¿qué sucede?”
TaeHyung se aclaró la garganta, sonriéndole a la mujer con amabilidad
antes de tocar el brazo de Jungkook, quien apenas le había soltado. “Te
espero arriba, ¿vale?”
Este asintió. “Claro.”
“Adiós, TaeHyung, cielo.”
“Adiós, señora Lee.”
Despidiéndose de ella con esa misma sonrisa dulce, el rubio fue directo
hacia las escaleras que conducían a la zona de oncología. Tan pronto como
puso un pie en aquella planta, la voz de Aram llegó a sus oídos, viendo al
infante correr hacia él y dejando atrás a su padre.
“¡TaeHyung!”
Rio nada más reconocerlo, saludando al señor Lee con la mano antes de
ponerse de cuclillas y atrapar a Aram en sus brazos, alzándolo.
“¡Hola!”
“Aram, hola.” Sonriente, acarició su mejilla para luego señalar la camiseta
roja tan llamativa que llevaba puesta. “Qué guapo estás con esa camiseta, ¿es
nueva?”
“Mi padre me la regaló hace poco, dice que él tiene una igual y así vamos
iguales.”
“Pues te queda muy bien.”
El pequeño le sonrió. “Gracias.” Dijo, para luego mirar hacia los lados, en
busca de alguien más. “¿Dónde está Jungkook? Pensé que vendría contigo.”
“Hablando con alguien, en seguida sube, no te preocupes.”
“Oh, vale. ¿Irás con el señor y la señora Bang a jugar al ajedrez?”
Cuestionó, viéndole asentir. “¿Puedo ir?”
“Claro que sí, ven conmigo.”
Aram inmediatamente se giró hacia su padre, quien los observaba con una
sonrisa. “¡Papá! Voy a ir con TaeHyung, ¿vale? Vamos a jugar al ajedrez con
el señor y la señora Bang.”
“Muy bien, Aram, pasáoslo bien.”
TaeHyung le devolvió la sonrisa, asintiendo. “Gracias.”
Juntos avanzaron hacia la pequeña sala de descanso y juegos que tenían
los más mayores de aquella zona, saludando a algunos pacientes que
TaeHyung reconocía de veces anteriores en las que sus partidas de ajedrez
con la señora Bang habían dado tanto de lo que hablar como para tener
público incluido.
“¿Y qué tal? ¿Cómo ha ido esa primera sesión? Tu madre dice que el
miércoles empezabas otra vez y estabas muy nervioso.” Quiso saber él,
aferrándose al cuerpo más pequeño para evitar que cayera.
“No ha sido para tanto, al principio lloré porque dolía mucho, pero duró
poquito.” Explicó. Su corazón se apretó. “Luego me quedé dormido todo el
día. Estaba super cansado. La doctora Ahn dice que eso es normal.”
TaeHyung le observaba con adoración, odiando el hecho de que alguien
tan pequeño, puro e inocente tuviera que pasar por todo eso, pero admirando
la fortaleza que tenía.
El rubio asintió. “Lo es, sí, no te preocupes.”
“No me preocupo, dijeron que esta medicación me ayudaría a curarme
más rápido. Además, mamá trajo el último libro que me regalaste con los
lápices y estuve coloreando mientras tanto. Fue divertido.”
“¿Estuviste coloreando?” Aram asintió. “¿Cuántos dibujos llevas ya?”
“Muchos, muchos… Casi acabo el libro.”
Fascinado, soltó un suspiro.
“Vaya… Pues tendré que traerte otros, ¿no te parece?” Propuso. Al
instante, el menor le observó con los ojos muy amplios y brillantes,
moviendo la cabeza visiblemente eufórico.
“¡Por favor, sí!”
Una pequeña risa abandonó sus labios, sintiendo como el par de brazos
que rodeaban su cuello se apretaban un poco más, señal de que Aram estaba
emocionado. Y, por consecuente, él también lo estaba.
“De acuerdo, así será. ¿Quieres que también te traiga lápices nuevos?
Puedo buscar rotuladores a base de alcohol, son muy divertidos de usar y hay
muchísimos colores, creo que podrían gustarte. De pequeño a mí me
encantaba colorear con ellos.”
“Sí, sí, por favor.”
“Vale.”
“¿Podrías traerme libros de coches para colorear? A Jungkook le gustan
mucho y quiero regalarle uno por su cumpleaños, por fi. Te regalaré otro a ti
también de lo que más te guste.”
Una vez más, se le apretó el corazón hasta quedar diminuto. “Por supuesto
que sí.”
Como agradecimiento, Aram presionó sus labios en la mejilla del rubio,
un pequeño y sonoro beso que casi le hace llorar.
“Gracias, TaeHyung, eres el mejor.”
Este le apretó más fuerte. “No es nada.”
Llegaron a la sala de descanso donde el señor y la señora Bang siempre se
encontraban tan sólo unos segundos después, encontrándolos en su respectiva
mesa con café y algunas chocolatinas rodeando el tablero de ajedrez.
“¡Mira quién está aquí!” Señalaba Chungmo.
“¡Hola!” Aram canturreó, moviendo los brazos a modo de saludo.
Tan pronto como el matrimonio reconoció la enérgica voz del menor, se
giraron, Elettra no tardando en empujar su propia silla de ruedas hacia ellos.
“¡Ay, menos mal que estás bien!” Exclamó, luciendo completamente
aliviada de ver al rubio allí. Chungmo, su marido, llegó tras ella. “Qué alegría
me da verte, desgraciado. Entre que la semana pasada te desmayaste y hace
dos días vimos cómo te tiraban piedras unos desalmados, nos tenías en un
sinvivir.”
Dejando a Aram en el suelo para que pudiera actuar con libertad,
TaeHyung se puso de cuclillas y abrazó a la señora Bang mientras reía,
conmocionado por su aparente estado de angustia.
“Yo también me alegro mucho de veros, señora Bang.”
“Estuvimos muy preocupados por ti, muchacho, mi mujer hasta se
desvelaba para ver las noticias por si salía algo más sobre ese hotel.”
TaeHyung llevó a la mujer de vuelta hacia la mesa. “Ha sido un fin de
semana muy caótico, sí, pero por suerte todo ha salido bien… Lamento
haberos preocupado, no era mi intención.”
“¿Qué ha pasado?” Aram quiso saber, subiéndose al regazo del señor
Bang y tomando asiento allí. “¿Por qué estabais preocupados por
TaeHyung?”
“Porque es un chico muy bueno y abrió un hotel para gente que se había
quedado sin hogar.” Le explicaba la mujer, viendo la sorpresa en los ojos del
más pequeño. “Lo que pasa es que esas personas estaban un poco enfadadas y
quisieron hacerle daño.”
Aram no tardó en mirar a TaeHyung con suma preocupación. “¡¿Te
golpearon?!”
Y volviendo a reír, el rubio negó, tomando asiento en su silla de siempre.
“Sólo fue un accidente, no pasó nada, tranquilo.”
“¿Entonces no te golpearon?”
“¿Quién ha golpeado a quién?”
Adentrándose en la sala, Jungkook se hizo de notar repitiendo lo último
que había escuchado, logrando que la atención grupal se posara en él.
“¡Jungkook!” Aram gritó su nombre, levantando los brazos para que lo
levantara en cuanto pasara por su lado. Él así lo hizo, llevándoselo consigo.
“Estábamos hablando de que unas personas enfadadas quisieron golpear a
TaeHyung y por eso el señor y la señora Bang estaban muy preocupado.”
Tomando asiento junto al rubio, este asintió. “Oh, con que era eso…”
“Yo les estaba diciendo que no fue para tanto, sólo se salió un poquito de
control, pero luego las cosas se calmaron.”
“Cierto, salió todo muy bien al final, pero nos llevamos un buen susto.”
La señora Bang le hizo una señal a TaeHyung, apuntando con su dedo
índice el tablero de ajedrez. Este le sonrió, asintiendo, como si estuvieran
teniendo una conversación privada delante de todos y sólo ellos dos fueran
capaces de entenderse. Ella pulsó el cronómetro.
“¿Y qué pasó?” Aram quiso saber, mostrándose curioso e intrigado.
“Algunas personas no estaban demasiado felices de ver a TaeHyung allí,
así que fueron bastante agresivos y desagradables con él.”
Esta vez, el pequeño miró a TaeHyung. “¿Te hicieron daño?”
“No, no pasó nada.”
“Porque yo lo evité.” Puntualizaba un muy orgulloso Jungkook.
TaeHyung bufó. “Sí, bueno…”
Aram miró al azabache de nuevo. “¿Tú lo evitaste? ¿Cómo?”
“Pues un señor muy grande se acercó a nosotros con la intención de
discutir y molestar a TaeHyung por simplemente estar allí, así que lo
defendí.” Explicó, con el pecho hinchado en orgullo. Su hermano pequeño
parecía asombrado. “Me puse delante de TaeHyung e impedí que se acercara
más de lo debido, luego lo empujé.”
“¡¿En serio?!” Jungkook asintió, su barbilla en alto. “¿Y cómo de grande
era?”
Señalando la puerta que tenían en frente, hizo que Aram también mirase.
“Igual de alto que esa puerta de ahí.”
“Vaya… ¿Y no te hizo nada?”
“Nop, nada de nada. De hecho, lo tiré al suelo.”
Los ojos del menor se ampliaban gradualmente conforme Jungkook
relataba la situación.
Por su parte, TaeHyung prefirió quedarse callado, manteniendo su
atención en la partida tan reñida que estaba teniendo con la señora Bang, pues
sabía que Jeon estaba simplemente alimentando su ego frente a la persona
que más lo admiraba del mundo, su propio hermano pequeño.
“Jaque mate.” Pronunció.
La señora Bang dejó escapar un gritito. “¡Me cago en…!” Siseó,
terminando por quedarse callada al ver que Aram aún tenía oídos para
escucharle. Ella señaló a TaeHyung, quien sonreía. “Te vas a enterar.”
TaeHyung rio más fuerte, comenzando instantáneamente una segunda
partida.
“Yo también quiero ser fuerte como tú y derribar a gente mala.” Oyó a
Aram decir, doblando el brazo y haciendo fuerza para mostrar unos músculos
definidos que claramente no tenía.
Jungkook meneó la cabeza, apresurándose a negar. “Esas personas no eran
mala gente, sólo estaban enfadados, grandullón.”
“Pero quisieron golpear a TaeHyung…”
“Lo sé y eso no está nada bien, no debieron haberlo hecho. Actuaron muy
mal. Pagaron sus frustraciones con quien más quería ayudar y menos lo
merecía, pero eso no los convierte en malas personas.”
El ceño de Aram se frunció. “Frustraciones… ¿Qué es eso?”
“El sentimiento que experimentamos cuando no somos capaces de
conseguir algo que queremos mucho.” TaeHyung explicó, moviendo su
pieza. Aram escuchaba atentamente. “¿Alguna vez le has pedido algo a Santa
Claus que querías con todas tus fuerzas y no te lo han traído?”
“Sí, una pelota de fútbol… Mis padres dicen que no puedo jugar porque es
peligroso.”
“¿Y eso te hace sentir mal?”
“Un poquito, sí.” Asintió, haciendo una mueca. “Me pone triste y me
enfada… ¿Eso es estar afrutado?”
La señora Bang rio. “Afrutado… El niño es una sandía…”
“Frustrado, y sí, es justo eso.” Respondía TaeHyung, orgulloso de haber
acertado con su explicación para hacerle entender. “Hay una razón de peso
que te impide tener el balón de fútbol que tanto quieres, como es tu salud. Y
aunque hay probabilidad de que en un futuro puedas conseguirlo; ahora no es
así, por lo que te sientes frustrado.”
Aram, que parecía embobado con las palabras que el rubio soltaba por la
boca, asentía cada pocos segundos, comprendiendo a la perfección lo que
decía e incluso sabiendo reconocer aquel sentimiento.
“Sentirse así es normal, pero no es del todo bueno. Mucha gente paga esas
frustraciones con otras personas y causan malentendidos, hacen daño… No
merece la pena frustrarse.”
“Wow…” Expresó el pequeño. “Eres muy inteligente, TaeHyung…”
En respuesta, TaeHyung le dedicó su mayor sonrisa, sintiéndose halagado
hasta la médula. “Ow, muchísimas gracias, Aram.”
“Ahora entiendo por qué le gustas tanto a Jungkook.”
La saliva del rubio tardó menos de lo previsto en quedarse atascada en su
garganta, provocándole un pequeño atragantamiento que derivó en una leve
tos algo violenta, tragando con dificultad. Miró a Aram como si no pudiera
creer lo que había dicho en voz alta (a pesar de que era una total obviedad),
quedando aún más impactado cuando Jungkook rio, ni siquiera molestándose
en desmentirlo (algo que no debía de sorprenderle pues, una vez más, era
obvio).
“¡Jaque mate!” La señora Bang se dejó la garganta en aquel grito,
levantando la pieza que acababa de hacerle ganadora como si de unas
olimpiadas se tratase. “¡He ganado, he ganado!”
El señor Bang aplaudió de inmediato, la victoria magistral de su mujer
consiguiendo que la atención se disipara hacia ella tan pronto como la
anunció, logrando que todos, incluido el propio TaeHyung, se vieran
sorprendidos.
“¡Te he ganado, mocoso!”
“Enhorabuena, señora Bang.” Murmuró, apenas saliendo de su pequeña
burbuja donde las palabras de Aram todavía resonaban.
“Por fin, Dios, ya soy feliz…” Un prolongado suspiro abandonó sus
labios, echándose hacia atrás en la silla. “Llevaba tanto tiempo soñando con
este momento… No me lo creo.”
“Ni usted ni nadie…” La voz de Jungkook pronunció, inmediatamente
siendo fulminado por ella.
“Vuelvo a ser la reina del ajedrez.”
“Pero ha ganado por primera vez después de dos meses, señora Bang, ¿no
debería estar avergonzada en lugar de celebrarlo?” Un muy confundido
Aram, que no lograba entender muy bien cómo funcionaba aquello del todo,
cuestionó.
Jungkook no tardó en taparle la boca para evitar que siguiera hablando,
pues los ojos fulminantes de la mujer viajaron hacia él a la velocidad de la
luz.
“En idioma de niño eso quiere decir felicidades.”
Ella volvió a fulminar a Jungkook otra vez. “Ya, ya, lo que vosotros
digáis… No vais a quitarle la ilusión de haber ganado después de tanto
sufrimiento. Este es el día más importante de mi vida como jugadora de
ajedrez profesional.”
Su marido la observó con el ceño fruncido. “¿Y tú desde cuándo eres
jugadora de ajedrez profesional?”
“Desde que me dio la gana serlo, ¿a ti qué te importa, mequetrefe? Soy
una anciana moribunda, no vengas a discutirme cuál es mi profesión porque
te paso por encima con el carrito tantas veces, que en mi tierra serías
proclamado como la nueva masa de pizza tradicional.”
“¡Ay, pizza, qué rico!” Exclamaba Aram, segundos antes de que Jungkook
volviera a taparle la boca.
Un rato más tarde, cuando Aram tuvo que volver a su habitación y la
señora Bang decidió que aquella victoria le había dejado un sabor de boca lo
suficientemente agradable como para no querer seguir jugando en todo el día
y en su lugar permanecieron charlando de cosas aleatorias, contando
anécdotas que tanto ella como el señor Bang catalogaban como ‘de viejos’, la
hora de abandonar el hospital había llegado oficialmente para Jungkook y
TaeHyung, quienes se vieron obligados a recoger sus cosas y marcharse.
“Le doy mi más honesta enhorabuena por la victoria, señora Bang.”
TaeHyung se inclinó para abrazarla. “Pero no se acostumbre, ¿eh? Esta vez
me ha pillado desprevenido.
Por supuesto, ella bufó. “Claro, claro, lo que tú digas…”
“Nos vemos el próximo lunes, señor Bang.”
“Ya puedes poner las pilas, ¿eh? Mi mujer no puede ganar dos semanas
seguidas, hombre, que se me va a caer el poco pelo que me queda del
disgusto…”
TaeHyung soltó una carcajada.
“¡Envidioso!” Chillaba Elettra.
Abandonaron aquella sala y seguidamente el hotel, todavía riendo por el
comportamiento aniñado del matrimonio.
“Es increíble lo mucho que una simple victoria al ajedrez puede animar a
una persona. No he visto a esa mujer tan feliz en los dos años que llevo aquí,
e incluso me disfracé de pizza por su cumpleaños…”
“¿Lo dices en serio?” Riendo, quiso saber, mostrando incredulidad al
respecto.
Jungkook asintió. “Más de lo que me gustaría, sí.”
“Joder, me hubiera encantado ver eso…” Se lamentó, haciendo al
azabache reír.
“¿Acaso tienes un fetiche por los disfraces?”
TaeHyung resopló, poniendo los ojos en blanco. “Oh, sí, me pone muy
cachondo ver a la gente vestida de pizza por ahí.”
“Bueno… Tendré que buscar el disfraz, entonces… Debo tenerlo
guardado en alguna parte del armario, seguro que lo encuentro por ahí.” Dijo
para sí mismo, poco después observando al rubio. “¿Cuándo dices que
quieres usarlo?”
En respuesta, recibió un golpe en el brazo. “Nunca.”
“Bah, aburrido…” Negando, dejó escapar un bufido para disimular su
decepción. “Por cierto, estaré ayudando a Jaemin y a Lyon con la mudanza,
por si más tarde te pasas por el hotel, para que sepas que nos encontraremos.”
Él asintió, sacando las llaves del coche. “Planeo pasarme después de la
universidad, sí, quiero ver cómo están las cosas por allí.”
“Pues te veré por allí.”
“Claro, puedo unirme a vosotros y ayudar, así tardamos menos. Quizás
luego podríamos pedir algo para cenar, yo invito.”
“Qué generoso estás últimamente, rubito…” Se burlaba, dándole un leve
empujón antes de volver a pasar el brazo por sus hombros, enviándolo de
vuelta a su lado. “¿A qué se deben tantas buenas acciones seguidas? ¿Planeas
convertirte en el Premio Nobel de este año?”
TaeHyung se encogió de hombros, siguiéndole rápidamente el juego.
“¿Me votarías si me presentan como candidato?”
“Sería el primero en votarte.” Aseguró, satisfaciendo su monstruito
interior.
Aquella afirmación tan inmediata, honesta y directa le hizo sonreír.
“Perfecto, entonces.” Ocultando su orgullo, pulsó el botón de desbloquear el
coche. “Nos vemos más tarde en el hotel.”
Jungkook le soltó un poco a regañadientes, dejándole ir.
“Hasta luego, rubito.”
No le quitó la vista de encima en ningún momento, ni siquiera cuando se
alejó de él para meterse en el coche, mucho menos cuando abandonó el
aparcamiento y poco después desapareció por la carretera. Simplemente
suspiró, deseando que nunca se hubiera ido.
Al cabo de unas horas, tras finalizar sus exámenes y entregar algunos
proyectos que tenía pendientes, TaeHyung salía de su última clase de la tarde,
sintiéndose inexplicablemente ansioso porque ese momento llegara.
“¿Crees que sacarás buena nota en el proyecto de Leyes Digitales?” Uno
de los compañeros que salía a la misma vez que él, le preguntó. “A mí se me
dificultan un poco todavía, no sé qué tal me habrá salido.”
“Yo creo que no me ha ido mal, pero ya lo veré mañana.”
“¿Y cómo es que te ha dado tiempo a terminarlo todo?” Cuestionaba una
de las chicas que lo acompañaban también. “Te he visto en las noticias por lo
de ese hotel, ha debido de tomarte mucho trabajo… No sería capaz de estar
atenta a todo.”
Él se encogió de hombros. “Bueno, he tenido ayuda, no lo he hecho solo.”
“¿De verdad vas a meter a tanta gente en un hotel de cinco estrellas? ¿No
te da miedo que alguien te robe?” Otra voz masculina cuestionó, viéndose
realmente preocupado.
La chica que anteriormente había hablado, golpeó su brazo. “¿Qué dices?
¿Por qué iban a robar nada?”
“Porque todos sabemos cómo es esa gente…” Bufó, su respuesta sonando
demasiado obvia. “Venderían a su propia madre por una rebanada de pan
recién horneado. Se mueren de hambre.”
“A ti se te mueren las neuronas.”
“Pero si es la verdad, ¿o me vas a decir que no has visto lo mismo que yo?
De no ser por el hotel, la gran mayoría estaría debajo de un puente.”
TaeHyung optó por ignorar la conversación que estaban teniendo,
especialmente cuando su teléfono comenzó a sonar con la melodía que le
había asignado a Jungkook, alejándose sin mediar palabra alguna mientras
contestaba.
“Ya voy para allá, Jungkook, estoy saliendo de la universidad.” Le dijo
nada más descolgar. “En media hora llego.”
“Estoy en el hospital, rubito.” Oyó que murmuraba, en un tono de voz
bajo, casi áspero, tratando de ocultar lo que sonaba como una profunda
tristeza que preocupó sumamente a TaeHyung. “Será mejor que vengas.”
Su ceño se frunció, deteniéndose al instante en que una inquietud comenzó
a nacerle en el pecho. “¿Por qué? ¿Qué ha pasado?”
“Es la señora Bang, TaeHyung… Deberías venir.”
Y sin decir absolutamente nada, tampoco esperar a que Jungkook le diera
más detalles de lo que sucedía, el rubio colgó, sabiendo en lo más profundo
de su corazón que algo no iba bien. Y ese algo le rompería el alma en mil
pedazos.
“¡Eh, TaeHyung!” Oyó que alguien le gritaba a sus espaldas. “¿Dónde
vas?”
No se inmutó siquiera, ignorando a sus compañeros mientras corría hacia
su coche, notando como el corazón le latía cada vez y más rápido, de modo
que parecía querer salírsele del pecho.
Dejó escapar algunas lágrimas en el camino hacia el hospital, teniendo
muy claro que llegaría para encontrarse con una noticia demoledora, pues no
era la primera vez que oía ese tono de voz en alguien.
Todavía podía escuchar a su padre a través del teléfono tan sólo un año
atrás, llamándole para avisarle que su madre había fallecido y que debía ir
corriendo a casa. Aún podía reconocerse a sí mismo corriendo entre los
estudiantes para buscar a Gemini y llevárselo consigo lo más rápido posible,
intentando mantener la calma aún cuando el corazón se le caía a pedazos por
el camino.
Llegó al hospital por segunda vez en el mismo día, sintiendo un ambiente
gélido en cuanto cruzó la puerta.
No era la primera vez que entraba con una sensación pesada en el pecho,
sabiendo lo que se encontraría incluso si prefería negárselo a sí mismo para
aferrarse a un ápice de esperanza. Sin embargo, no podía. Había cruzado esa
puerta más de cien veces en toda su vida y sólo seis de ellas lo había hecho
con una sonrisa. Esta no era una de esas. No podía serlo.
Respiró hondo, buscando con la mirada un rostro conocido, alguien que
pudiera darle respuestas o que simplemente le explicara lo que estaba
sucediendo.
“TaeHyung.” Oyó a Jungkook llamarle, por lo que inmediatamente trató
de hallarlo en algún lugar cercano a él.
Vio al azabache a tan sólo unos metros, junto a la sala de urgencias. Dio
un paso en su dirección, inseguro. Jungkook tenía la mirada apagada, lleno de
angustia, incredulidad y mucho dolor. Sólo con mirarle, supo que sus
sospechas eran ciertas.
Los pequeños pasos inseguros que daban en su dirección se convirtieron
en una carrera rápida, desesperada, llegando junto a él en apenas unos
segundos.
“Jungkook, ¿qué ha pasado?” Quiso saber, con el corazón en un puño.
Este acunó su rostro con ambas manos, mirándole como si se estuviera
preparando para cubrir el dolor que prontamente lo abrumaría. Acarició sus
mejillas primero, tratando de calmarse y ocultar las lágrimas que amenazaban
con delatarle.
“Sufrió una parada cardiorrespiratoria durante la cena.” Le explicó, sin
dejar de pasar los dedos por su rostro. “Intentaron reanimarla, pero— pero no
hubo forma de conseguirlo… No pudieron hacer nada.”
La primera lágrima traicionó a TaeHyung, su barbilla temblando.
“Se ha ido…”
Entonces, el pequeño atisbo de esperanza al que se había aferrado cobró
vida; piernas y brazos apareciendo sólo para poder empujarle de cabeza al
oscuro abismo. Cayó de bruces, sin previo aviso, únicamente sintiendo los
estragos de todas esas heridas que quedarían en él de por vida.
TaeHyung sollozó, siendo incapaz de evitarlo, notando como le
arrancaban una parte de él que irradiaba felicidad y la aplastaban frente a sus
narices, apagándola en el acto.
Jungkook no dudó en abrazarle con todas sus fuerzas, que eran pocas,
ignorando su propio dolor para apaciguar el que él estaba sintiendo. Cerró los
ojos, impidiéndole a las lágrimas salir mientras frotaba la espalda ajena,
haciéndole saber que su hombro era un lugar seguro en el que desahogarse.
“TaeHyung, Jungkook, chicos…” La voz de la doctora Ahn, quien salía de
aquella habitación, sonó suavemente tras ellos. Jungkook fue el único que
encontró agallas para girarse a mirar. “El señor Bang quiere veros, si es
posible.”
Asintiendo, le indicó sin necesidad de palabras que esperase un momento.
Ella lo comprendió, dedicándole una dulce pero triste sonrisa, antes de
desaparecer.
“Rubito.” Lo llamó en apenas un susurro. TaeHyung no reaccionó. ‘Eh,
rubito, mírame.’ Pidió, levantándole el rostro cuidadosamente, quitándole las
lágrimas con los pulgares. “Sé que estás triste y muy enfadado, pero
Chungmo quiere vernos, así que debemos ser un poquito fuertes, ¿vale?
Hagámoslo por él.”
Aún sollozando, él asintió. Jungkook besó su frente, abrazándolo más
fuerte y frotándole la espalda.
“Lo sé, lo sé, es una mierda… Pero ahora más que nunca ese hombre nos
necesita y se lo debemos.” Susurraba.
Aferrado a su cuello, TaeHyung dio todo de sí para respirar hondo y
calmarse, pues sabía que Jungkook tenía razón. Ellos tenían derecho a sentir
dolor, llorar y desahogarse, pero debían priorizar a sus pacientes. El señor
Bang era lo único que importaba ahora.
Con la barbilla en alto se separó de Jungkook, eliminando sus lágrimas y
cobrando el sentido como si nunca hubiera llorado.
“¿Vamos?” El azabache apretó su mano, ojos brillantes, llenos de
lágrimas, observándole con suma atención. TaeHyung asintió. “Respira
hondo y ven conmigo, vamos.”
Durante los cinco segundos que tardaron en cruzar la puerta de aquella
habitación, él se mentalizó para no derrumbarse en cuanto entrara y viera que
la señora Bang ya no se encontraba allí, como solía hacerlo siempre. Puso
una triste sonrisa en su rostro, luchando contra el impulso de sollozar una vez
lo hizo, encontrando a Chungmo sentado en un butacón.
El señor Bang los vio entrar, sus pequeños ojos inundados en dolor e
incredulidad causando estragos en ambos.
“Habéis venido…”
Jungkook apretó la mano de TaeHyung. “Claro que sí, señor Bang.”
“Por favor, sentaos.” Pidió, señalando los asientos vacíos frente a él. “Le
pedí a la doctora Ahn que os avisara porque quería hablar con vosotros, pero
no sabía si estaríais preparados. Elettra también era muy importante para
vosotros.”
“Usted también lo es.” TaeHyung logró decir. “Por eso estamos aquí.”
Él les entregó una sonrisa triste, casi vacía. “Gracias, de verdad…” Meneó
la cabeza de un lado a otro, sintiéndose fuera de lugar. “Me cuesta asimilar
que ya no está, ¿sabéis? Ha pasado muy poco tiempo todavía, pero tengo la
sensación de que nunca dejaré de sentirme así.”
“Es complicado, señor Bang.”
“Tienes razón, sí…” Susurró. “Es sólo que siempre creí ser yo quien se
marchara primero, incluso si ella enfermó mucho antes, ambos teníamos esa
percepción e incluso bromeábamos con ello.”
Tragando saliva, TaeHyung apretó los labios y respiró hondo, evitando las
lágrimas amenazantes.
“…pero todos sabemos que Elettra no podía quedar segunda en nada,
¿verdad?” Trato de bromear, viendo sus sonrisas aparecer. “Por eso también
quería que vinierais, porque sé que, de algún modo, se ha ido satisfecha.”
“¿Satisfecha?” Cuestionaba el azabache.
Chungmo asintió. “Desde que TaeHyung llegó y perdió su primera partida
contra él, se esforzó por estar a su altura y ganar. Practicaba todos los días
casi a todas horas… Era como si tuviera una nueva motivación.” Mirando al
rubio, le sonrió. “Hacía años que no veía a mi mujer tan feliz como cuando te
ganó esta mañana.”
TaeHyung no pudo no devolverle la sonrisa, viendo como comenzaba a
rebuscar algo en sus bolsillos.
“Elettra podía parecer una persona un poco seca, brusca… Pero sé que te
ganaste su corazón desde el primer día, igual que ella el tuyo.” Continuó,
sacando algo de su abrigo. “Por eso mismo quiero que te quedes con esto,
para que puedas acordarte de ella siempre.”
Extendiendo la mano hacia él, recibió lo que tenía para darle,
encontrándose con un caballo de ajedrez. TaeHyung necesitó una fuerza
extraordinaria para controlar su llanto.
“Era su pieza favorita.” Señalaba el señor Bang. “Y si hay alguien que
debería quedársela, ese eres tú. Su oponente favorito.”
Apretó aquella pieza, llevándosela al pecho y suspirando.
“También es mi pieza favorita… Ahora más que nunca.”
Chungmo le sonrió. Luego, sus ojos viajaron hacia el azabache.
“Jungkook, toma, esto es para ti.” Tendiéndole una hoja de papel doblada
en cuatro partes, lo puso sobre su mano extendida. “Elettra lo escribió
expresamente para dártelo. Estaba convencida de que querrías tenerlo.”
Desdoblando aquella hoja con las manos temblorosas y los ojos llenos de
lágrimas, Jungkook sintió como su corazón se partía en mil pedazos al
entender de lo que se trataba,
“Una receta…”
“Para hacer la pizza italiana perfecta, sí.” Asentía. “Hace un tiempo
prometió cocinarte su famosa pizza napolitana, sabía que era tu favorita.”
El azabache respiró hondo. “Tenía… Tenía entendido que los italianos
jamás daban sus recetas a nadie fuera del círculo familiar. O al menos, no
recetas que fueran tan sagradas como esta…”
“Nosotros nunca tuvimos hijos, muchacho… Y, por ende, tampoco nietos.
Sólo nos teníamos el uno al otro, hasta que llegaste tú.” Lo señaló. ‘Cuidaste
de Elettra y de mí desde el primer día, Jungkook. Eres lo más cercano a la
definición de familia que puede existir.’ Al azabache lo traicionó la primera
lágrima. Chungmo señaló a TaeHyung. “Luego llegó este chico tan increíble
y la palabra familia terminó de cobrar sentido.”
TaeHyung apretó los ojos con fuerza.
“Ella os quería mucho, aunque no lo dijese, igual que yo.” Siguió
diciendo, su voz acongojada por el llanto. “Nunca pudo daros las gracias
como era debido, así que yo lo haré por ambos.”
“No es necesario, señor Bang…”
“Gracias por haber permanecido a nuestro lado en los peores momentos de
nuestras vidas, y sobre todo por hacer que incluso en esos momentos hubiera
algo bueno que rescatar, que recordar.” La triste sonrisa adornándole los
labios haciéndose un poco más grande.
“Gracias a usted por permitirnos hacerlo.”
Chungmo apretó la mano que TaeHyung le tendió, buscando a tientas la
de un Jungkook cabizbajo, que ocultaba aquellas lágrimas que ya no podía
contener más.
Ambos abandonaron aquel hospital poco después, sintiéndose vacíos, con
el corazón colgando, profundamente heridos por un dolor que jamás se iría.
Permanecería junto a ellos de por vida.
TaeHyung lloró hasta quedar seco. Jungkook le abrazó, los pedazos de su
alma rota cayendo al suelo.
Esa misma noche, a tan sólo unas horas de diferencia, Bang Chungmo se
reunió con su querida Elettra, su gran amor, pues no podía aguantar
demasiado sin ella.
✧c.-042

N/A: Este capítulo me cura el alma, a diferencia del anterior… xD


Cap dedicado a TAEJKF ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Memories’ de Dean Lewis, perfecta para etapa del
fic.

TaeHyung no se despegó de su cama durante los siguientes días. No salía


de casa, no iba a clase ni tampoco parecía querer hablar con nadie. No tenía
energía, ganas ni mucho menos fuerzas para hacer algo más que no fuese
llorar. Estaba herido, como si hubiera perdido una parte de él.
Creía que después de morir su madre no habría nada que le hiciera sentir
ese dolor tan fuerte, tan profundo como para quitarte el aliento. Pero esto era
diferente. El señor y la señora Bang, Aram y los pacientes a los que atendía
en el hospital se habían convertido en parte de su vida. Una parte valiosa,
llena de lecciones y recuerdos que permanecerían en él de por vida. Dolía
demasiado.
Dando vueltas por la cocina, suspiró, viendo su propio reflejo en la
campana extractora. Realmente se veía miserable.
La puerta principal se abrió a tan sólo unos metros, su hermano
apareciendo tras esta. Sonrió en cuanto lo vio allí de pie, acercándose sin
dudarlo.
“Estás despierto, menos mal.” Tomándole por los hombros, suspiró,
frotándoselos suavemente. “¿Cómo te sientes?”
“Bien, estoy bien…”
Gemini había estado pendiente a él todo el tiempo, Banky tampoco se iba
de su lado y el señor Kim llamaba todos los días incluso si él no contestaba.
Siempre que miraba el teléfono, tenía un mensaje suyo preguntando cómo se
encontraba y recordando lo mucho que le quería.
“¿Has comido algo? Puedo prepararte cualquier cosa si tienes hambre. ¿Te
apetecen fideos? ¿Sopa? Creo que tienes suficientes verduras, podría
prepararte una crema o puré.”
Con lentitud, TaeHyung negó. “No, no me apetece nada, gracias.”
“¿Seguro?”
“Sí, de verdad.” Asintió, vaciando sus pulmones. “¿Qué has hecho hoy?”
“Presenté uno de los proyectos iniciales e hice dos exámenes, nada
interesante… Oh, y también vi a Jungkook hace un rato porque vino a
recoger a Fourth.” El rubio no tardó en mostrarse mucho más interesado, de
manera inconsciente tras escuchar aquel nombre. “Me preguntó por ti, quería
saber cómo estabas.”
“¿En serio?”
“Me dijo que si necesitabas algo hablase con él para pedírselo. Parecía
bastante preocupado ya que no respondías sus mensajes… Le dije que no
estás usando el teléfono en general.”
Una punzada de culpa retumbó en su pecho. Había estado tan enfocado en
su dolor, que prácticamente olvidó el que Jungkook también estaba sintiendo.
Después de todo, él compartía más recuerdos.
“¿Se veía muy mal?”
Gemini asintió, dejando su mochila sobre el sofá. “Estaba decaído, tenía la
mirada triste, pero sabe disimularlo muy bien y no cualquiera sería capaz de
notarlo. Creo que sigue bastante afectado, aunque no lo parezca.”
TaeHyung dejó escapar una pequeña risa que carecía de gracia.
“Todo lo contrario a mí, supongo, ¿no? Es como si me hubiese tragado la
tierra.”
Su hermano se encogió de hombros, suspirando mientras iba tras él en
dirección al sofá, donde tomó asiento. Era como si no pudiera estar de pie por
mucho tiempo, sintiéndose consumido, cansado y mentalmente asfixiado.
Todo esto le superaba. Estaba convencido de que era mucho más fuerte
para sobrellevarlo, pero la realidad es que no tenía fuerzas ni para fingir.
“Bueno… Yo creo que cada uno tenemos nuestra forma de lidiar con el
duelo. Jungkook sigue con su vida porque tal vez para él es más cómodo así,
mientras que tú te encierras en ti mismo.” Señalo, tomando asiento junto a él.
“El dolor es de las pocas cosas que no podemos comparar entre nosotros.”
“Sí, lo sé…”
El pelinegro apretó su mano tan pronto como agachó la cabeza, queriendo
demostrarle su apoyo incondicional. “Oye, no le des tantas vueltas, ¿de
acuerdo? Estás triste, permítete sentirte así el tiempo que necesites para poder
seguir adelante luego, sin tener que aguantarte nada. No es sano.”
A TaeHyung le sorprendió la madurez de su hermano, incapaz de ocultarlo
cuando le observó. Estaba inexplicablemente orgulloso del menor. Y por
supuesto, eso causó una pequeña risita en Gemini, quién sabía lo que aquella
mirada significaba.
“Tienes razón.” Asintió, tratando de devolverle la sonrisa. “Te lo
agradezco, Gem… Que hayas estado aquí para mí significa mucho.”
“No tienes que darme las gracias por eso. Soy tu hermano, TaeHyung,
¿qué otra cosa podría hacer? Sé cuanto te importaban el señor y la señora
Bang, lo feliz que te hacía ir al hospital para estar con ellos… No hay forma
en la que te dejara solo después de eso. Eres mi hermano.”
Una lágrima delató al rubio, quién inmediatamente la limpió para no
alertarle, mientras frotaba el brazo ajeno.
“¿Sabes? Me recuerdas mucho a mamá ahora.” Le dijo. Sus ojos brillaron
de inmediato.
“¿De verdad?”
“Sí, de verdad. Ella siempre sabía qué decir en el momento idóneo y cómo
animar a los demás, igual que tú.”
Gemini le devolvió la sonrisa. “Realmente no sé cómo animar a alguien en
estas situaciones… Sólo hago cualquier cosa para evitar verte mal incluso si
no está a mi alcance.”
“Y eso es suficiente para animarme, Gem.” Concluyó, acariciándole la
mejilla.
“Me alegro de que haya funcionado, entonces.”
Ambos compartieron una pequeña y suave risa.
Al cabo de un rato, cuando Gemini se encontraba mirando algo en su
teléfono y TaeHyung manteniendo la mente ocupada tras las hojas de una
revista, este observó la hora en el gran reloj que tenía delante, encontrando
que eran pasadas las ocho.
“Oye, ¿no tienes que ir al gimnasio? Siempre vas a esta hora.”
Guardando su teléfono, Gemini negó, acomodándose a su lado. “No, me
quedaré contigo.”
“De eso nada, tienes que ir al gimnasio.” Insistió, ocasionando que el
menor se mirase a sí mismo, buscando indicios de que necesitara ejercicio
físico urgente.
“¿Crees que he perdido la forma? No estoy seguro de haber ganado
peso…”
TaeHyung inmediatamente negó. “No, no es por eso; y de ser ese el caso,
tampoco sería un problema. Lo digo porque no quiero que interrumpas tu
rutina por mí.”
“Es que quiero quedarme aquí, TaeHyung, me necesitas y no me gusta
dejarte solo cuando estás así. He estado todo el día fuera por la universidad y
tú aquí sin compañía.”
“A mí no me gusta saber que por mi culpa dejas de hacer cosas que
normalmente haces.” Lo señaló. “Además, puedo estar solo sin ningún
problema, pero no quiero que tu vida se detenga porque yo esté mal, Gemini.
Me sentiría aún peor de ser así.”
“No es para tanto…”
“Claro que lo es. Ve al gimnasio y diviértete, no es necesario que te
quedes conmigo, puedo estar sólo sin problemas, de verdad.” Aseguraba,
repitiendo lo que ya había dicho incluso si su hermano parecía inseguro al
respecto.
Un pequeño suspiro abandonó sus labios. “No sé, TaeHyung…”
“Lo digo en serio, puedes irte. Yo me daré una ducha, cenaré algo y quizás
vuelva a la cama. Mañana me gustaría despertar temprano para ir al hotel,
tengo muchas cosas pendientes de las que ocuparme.”
Todavía inseguro e incluso angustiado por no saber qué hacer, Gemini
miró a su hermano como si sintiera que estaba mintiéndole para que
continuará con sus responsabilidades y lo dejara solo, pues él no se
encontraba del todo bien y eso era un hecho.
“¿De verdad quieres que me marche?”
“Serán un par de horas, podré soportarlo. Ve.”
“¿Seguro?”
TaeHyung entrecerró los ojos, devolviéndole la mirada. “Kim Gemini,
coge ahora mismo tu bolsita del gimnasio y desaparece de mi vista.”
“Pero—”
“O no vuelves a ver a Fourth hasta que a mí me de la gana.”
Él inmediatamente se puso en pie. “No serías capaz…”
“Te quito las llaves del coche, tú verás.” Encogiéndose de hombros,
demostró ser tajante con su insistencia.
“Bueno, iré, pero con la condición de que cenarás conmigo en cuanto
vuelva. Voy a comprar esa pizza vegetal que tanto te gusta.” Propuso, viendo
como estaba a punto de negarse y apresurándose a tomar la palabra otra vez.
“No le rechazaste la pizza a Jungkook, así que no te atrevas a hacérmelo a mí.
Si quieres que vaya al gimnasio, acepta.”
El rubio bufó, acomodándose en el sofá. “Bien… Pero que sea una pizza
pequeña, por favor, tengo el estómago cerrado.”
“De acuerdo.”
“Y sin refresco para mí, sólo agua.”
“Sí, agua que no esté muy fría, lo tengo, descuida.” Accedía, yendo hacia
el pequeño armario que tenía junto a la puerta para sacar su bolsa del
gimnasio y unos zapatos de hacer deporte. “Intenta no quedarte dormido,
¿vale? Volveré pronto.”
“Claro, te esperaré aquí.”
Gemini se colgó la bolsa al hombro finalmente, mirando a TaeHyung sin
estar muy seguro de si debía marcharse o no.
“¿Aviso a Banky para que venga y te haga compañía mientras no estoy?
Me pidió que le llamara si necesitabas algo…” Él miró su reloj de muñeca.
“Ya debe haber salido de la universidad.”
TaeHyung se apresuró a negar una vez más, casi desesperado. Apreciaba
que todos estuvieran tan pendientes de él y quisieran obsequiarle con su
compañía, pero no podía pretender que la vida de todo aquel que le rodease,
se detuviera junto con la suya propia. No era justo, mucho menos sano y
además le producía un amargo sabor de boca.
“No hace falta que lo avises, de verdad.”
El menor suspiró, viéndose angustiado. “Pero no quiero que te quedes
solo…”
“Estoy bien, Gemini, lo prometo… En serio. Todo esto me ha tomado por
sorpresa y me afecta bastante, pero voy a superarlo tarde o temprano, ¿vale?
No debes preocuparte tanto por mí.”
Intentó sonar lo más honesto que pudo, admitiendo algo que ya era obvio
pero aún así él necesitaba decir en voz alta.
Gemini asintió, dejando escapar otro suspiro. “Vale, de acuerdo… Te veré
luego.”
Satisfecho, le dedicó su mejor sonrisa del momento.
Tan sólo unos minutos después, cuando Gemini se había marchado y él
planeaba volver a la comodidad de su cama mientras esperaba a que volviera,
el timbre sonó, viéndose obligado a salir de todas las mantas en las que se
había metido para ocultarse.
Caminó perezosamente hacia la puerta, esperando ver a Gemini creyendo
que este había olvidado cualquier cosa, o a Bank, pues era bastante probable
que su hermano hubiera ignorado las indicaciones previamente dadas y lo
hubiera avisado aún así. Sin embargo, una vez abrió dicha puerta, encontró
que estaba equivocado. Muy equivocado.
“Papá…” Susurró.
El señor Kim se encontraba frente a él, aliviado de ver que después de
tantos días sin saber de su hijo mayor, este estuviera de una pieza. Llevaba
una bolsa de algo aparentemente congelado en las manos y una mueca de
preocupación.
“¿Qué haces aquí?”
“Vine a ver cómo estabas. Tu hermano y Bank me han dicho que apenas
comes, sólo duermes y sales de la cama para bañarte.” Explicó, apretando los
labios, pues no sabía cómo actuar en realidad. “Siento mucho lo que ha
pasado con el señor y la señora Bang, hijo… Sé que eran personas muy
importantes para ti y los querías mucho.”
Este apartó la mirada cuando el corazón se le apretó. Incluso si seguía
molesto con su padre, probablemente era la persona que más necesitaba en
momentos como este.
“Quizás soy la última persona a la que quieres ver ahora mismo, pero eres
mi hijo y no puedo dejarte so…”
TaeHyung no le dejó continuar, abalanzándose sobre él mientras daba
rienda suelta a aquellas lágrimas que tantas ganas tenían de salir, sollozando
contra su hombro. Inmediatamente aquel abrazo le fue devuelto, sintiendo
como los brazos de su padre le apretaban con fuerza.
Volvía a ser ese niño pequeño que corría a los brazos de papá para sentirse
seguro. Esos brazos que aún conservaban el efecto.
“Te he echado mucho de menos…” Sollozó, logrando que el corazón
ajeno se apretase con fuerza.
“Y yo, cariño, y yo… Pero siempre voy a estar aquí para ti, lo sabes,
¿verdad?” Le recordaba, acariciando su espalda. “Que haya diferencias entre
nosotros no va a cambiar el hecho de que soy tu padre y te quiero más que a
nada.”
TaeHyung sollozó aún más fuerte, escondiéndose en su cuello.
“Ven, vamos para dentro, ¿vale? Aquí fuera hace mucho frío y no quiero
que te enfermes.” Empujándole suavemente hacia el interior del apartamento,
cerró la puerta a sus espaldas sin soltarlo siquiera.
“Vale…”
“Aunque bueno, te he traído un bote de helado, no sé si es igual de
perjudicial para tu salud que quedarnos fuera…”
El rubio se limpió algunas lágrimas una vez ambos tomaron asiento en el
sofá, separándose para mirar a su padre y la bolsa que llevaba consigo y
ahora tenía en alto, mostrándosela.
“¿Me has traído helado?”
“De stracciatella, ese que siempre me pedías que te trajera cuando eras
pequeño y tenías un mal día. No sé si aún te gusta o a estas alturas lo
aborreces, pero pensé que te vendría bien un poco para animarte.”
“Me sigue encantando, sí.” Le dijo, tratando de sonreír.
“Menos mal… Estaba indeciso.” Él le devolvió la sonrisa sin dudarlo,
sacando un par de cucharas de la bolsa y tendiéndole una. Su tensión hizo al
rubio reír. “Toma, también he traído cucharas.”
TaeHyung volvió a abrazarle, pues realmente necesitaba a su padre.
Recostó la cabeza en su hombro, acurrucándose contra él. “Gracias, papá.”
Susurró.
En respuesta, el hombre lo apretó con fuerzas, besándole la frente y
dejando escapar un pequeño suspiro. Quizás no era el mejor padre del
mundo, pero pensaba en sus hijos todo el tiempo, a cada momento, desde que
estos se habían alejado de él. No había día que no lo hiciera.
¿Cómo estarían? ¿Qué estarían haciendo? ¿Habrían comido? ¿Estarían
durmiendo bien? ¿Sentirían mucho estrés por la universidad? ¿Les iría bien?
Miles y miles de preguntas que le llenaban de angustias al no tener
respuesta alguna. Preguntas que un padre negándose a estar ausente se hacía
constantemente.
“No sé qué voy a hacer ahora…” Escuchó a TaeHyung murmurar,
tomando una porción de helado con la cuchara y llevándoselo a la boca. “Va
a ser muy raro entrar en el hospital y saber que ya no volveré a verlos nunca
más… Muy doloroso.”
“Ser voluntario de pacientes con enfermedades es algo muy complicado,
TaeHyung, por eso tenía miedo de que te involucraras demasiado, porque
acabas encariñándote con todos y sufres muchísimo cuando no hay nada que
puedas hacer. Cuando se van…”
Él asintió. “Lo sé…”
Su padre suspiró, frotándole los brazos mientras le daba vueltas al asunto.
No quería que TaeHyung tuviera una idea equivocada de lo que quería decirle
realmente.
“Sin embargo, conociéndote y viendo el tipo de persona que eres, creo que
no hay nadie mejor para ese puesto que tú.”
El rubio le miró con los ojos llorosos. “¿Yo?”
“Sí… Apuesto a que hiciste todo lo posible por mejorar sus vidas, por
hacerles felices y que se olvidaran un poco de dónde estaban.” Quitándole
una lágrima traicionera, siguió hablando. “Y estoy seguro de hiciste a esas
personas muy felices, hijo.”
“Ellos también a mí…” Dijo, sorbiendo por la nariz. “¿Sabes? Una vez,
cuando descubrieron que éramos familia, me dijeron que estaban muy
agradecidos contigo.”
Aquello sorprendió a su padre. “¿Conmigo por qué?”
“Porque tú llevaste a cabo el programa de voluntariados y además
conseguiste que se redujera el coste de los tratamientos contra el cáncer. Me
prometieron que te votarían en las próximas elecciones…” Rio suavemente,
viéndole sonreír.
“Me hace muy feliz saber eso, TaeHyung, gracias por decírmelo.” Él le
devolvió la sonrisa. “Si gano estas elecciones, será porque ellos me han
estado apoyando donde quiera que estén. Lo presiento.”
TaeHyung asintió, notando como se le calentaba el pecho con la simple
idea.
“Yo no sabía que te encargaste de todo eso, de los voluntariados y
demás…”
“Fue por tu madre, en realidad.”
“¿Por mamá?” Cuestionó. Él asintió. “¿Y eso?”
“Antes de iniciar su tratamiento, me comentaba lo triste que se ponía al
ver como muchos pacientes no recibían visitas de sus familiares. Dijo que
sería buena idea crear un programa para todos ellos… Así que lo hice.”
Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. “¿Por ella?”
“Sabía que le haría feliz.” Susurró aquella respuesta, casi viéndose
cabizbajo. “Supongo que ya no pienso tanto en su felicidad como debería…”
TaeHyung puso una mano en su hombro, apretando con suavidad. “Nunca
es tarde, papá.”
El hombre le observó. Tenía los ojos llenos de tristeza, arrepentimiento y
un profundo dolor que no se iba desde la muerte de su esposa. Eso era lo
único de él que todavía no había cambiado.
“Cierto…” Acariciándole la mejilla, asintió.
Suspirando, TaeHyung se sintió algo más calmado sólo con la presencia
de su padre cerca, hasta el punto de dedicarle una pequeña sonrisa dulce.
Sonrisa que inmediatamente, tan pronto como este probó el helado que él
mismo había comprado y su rostro se arrugó en desagrado, se transformó en
una carcajada, mientras le escuchaba escupir en una servilleta.
“¿Qué ha sido eso?”
“Esta mierda es súper empalagosa, qué asco, Jesús…” Se quejaba,
limpiándose la boca con el dorso de su mano. TaeHyung continuaba riendo.
“Es un helado, papá, a ti no te gustan los dulces, ¿por qué lo has intentado,
siquiera?”
“Quería acompañarte, como cuando eras pequeño… Pasar un momento
padre-hijo entrañable, pero no recordaba que fuera tan dulce…” Un
escalofrío lo sacudió, junto al comienzo de una pequeña arcada. “Ugh, qué
asco…”
TaeHyung rio más fuerte. “¿Vas a vomitar?”
Otra arcada le hizo doblarse. La risa del rubio era todavía más sonora,
tanto que se vio obligado a forzar una tercera carcajada para que esta no se
detuviera, teniendo que ocultar su pequeña sonrisa de adoración por hacerle
reír.
“Dios mío de mi vida, es repugnante… ¿Tienes algo para quitarme este
sabor?”
Inmediatamente, mientras se recuperaba de la risa, el rubio asintió,
incorporándose con torpeza.
“¿Quieres agua?”
“Estaría genial, sí.”
“Voy.”
Conforme TaeHyung se ponía en pie y correteaba hacia la cocina, podía
seguir escuchándole luchar contra aquellas dichosas arcadas (unas forzadas y
otras completamente reales, pues era cierto eso de que no le gustaban los
dulces), por lo que no podría controlar su risa.
Volvió al salón tan sólo medio minuto después, con el vaso de agua hasta
arriba en mano, sólo para encontrarse a su padre en completo silencio,
hojeando el pequeño cuadernillo que una vez le perteneció a su abuelo y esa
misma noche había dejado en la mesita del salón. El corazón le dio un
vuelco, encontrándose con los ojos de su progenitor en cuanto este notó su
presencia.
“¿Cómo lo has recuperado?” Quiso saber, en apenas un susurro.
TaeHyung tomó asiento junto a él. “Nunca nos lo llevamos de casa de los
abuelos…”
El rubio tragó saliva. “Jungkook lo consiguió, en realidad. Le hablé del
cuaderno en una ocasión y que no tuve la oportunidad de llevármelo
conmigo, así que él lo recuperó por mí.” Explicó, siendo incapaz de ocultar la
pequeña sonrisa que adornó sus labios. “Unos vecinos le ayudaron a entrar en
casa del abuelo.”
Asintiendo, su padre analizó el cuaderno por última vez antes de dejarlo
sobre la mesa, dándole un pequeño sorbito al vaso de agua.
“Te gusta mucho ese chico, ¿no? Jungkook.”
Y, sin siquiera molestarse en ocultarlo, su hijo asintió. “Bastante, sí. Es
una buena persona y… y me trata muy bien. Hace que me sienta cómodo a su
lado, feliz… Es divertido estar con él.”
“Debe serlo, porque es del único chico que te he oído hablar en mi vida.”
Señaló, logrando que se sonrojara. “Pero me alegra saber que alguien te hace
sentir así.”
“¿No te molesta…?”
Tras aquella pregunta, el hombre quedó en silencio, necesitando unos
segundos antes de tomar la palabra nuevamente.
“Temía que estar cerca de él te perjudicase, pero resulta que tenerme como
padre es lo que te ha puesto en peligro al final.” Un suspiro abandonó sus
labios, viéndose culpable. TaeHyung le miró con tristeza.
“No digas eso…”
Él le entregó una sonrisa afligida.
“Ambos sabemos que es la verdad, hijo. Vi las noticias, cómo te trataban
por el simple hecho de ser mi hijo, como si ese acuerdo lo hubieras firmado
tú en lugar de yo mismo…” Negando, sus ojos se llenaron de lágrimas que no
pudo contener. “En ningún momento se me pasó por la cabeza que vosotros
seríais un daño colateral, debí… debí haber sido más precavido e inteligente.
No dejarme guiar por cuatro propuestas de mierda.”
TaeHyung alcanzó su brazo, apretándolo suavemente. “Papá, está bien.”
“No está bien, TaeHyung.” Negó una vez más, la primera lágrima
delatándolo. “Lo único bueno es que habéis demostrado lo diferentes que sois
en comparación a mí. El corazón tan grande que tenéis.”
“Lo dices como si tú fueras una mala persona.”
Este le observó. “Lo soy.”
“No, sólo te has equivocado.”
“Cuando mi error afecta a tanta gente, incluyendo mis propios hijos, ya no
es un error, es algo inhumano. No puedo simplemente equivocarme cuando
hay cosas tan importantes en juego.”
Viendo a su padre llorar, TaeHyung sintió que se le rompía el corazón en
mil pedazos. No se había parado a pensar en toda la presión que tenía, en el
arrepentimiento camuflado con seguridad que debería sentir a cada rato.
Y es que él mismo había dejado de ver a su padre como lo que era, para
únicamente verlo como el alcalde.
“Papá…”
Este le dedicó una sonrisa cargada de dolor, negando al sentir que se había
desviado de su objetivo inicial. “Ya, ya, lo siento… No estoy aquí para hablar
de mí, perdona. He venido por ti, centrémonos.”
“No, no es eso, papá. Yo no soy diferente a ti, en absoluto.”
“Claro que lo eres, ni en un millón de años conseguiría la misma valentía
que has demostrado tú tener para llevar a cabo todo eso. Jamás.” Insistió. “No
sé de quién has aprendido, pero…”
“De ti, papá.” Sonando molesto, interrumpió lo que estaba diciendo. Su
padre le observó sin entender a lo que se refería. “Cuando éramos pequeños y
el refugio de animales que teníamos a dos manzanas quebró, te pasaste días
arreglando nuestro garaje para poder darles un hogar temporal a todos esos
perritos. Lo llenaste de juguetes, comida, pañales y colchones para que no les
faltaran de nada.”
El hombre tragó saliva, recordando aquel momento como si no hubieran
pasado años desde que había sucedido.
“TaeHyung…”
“Estuvimos meses dando cobijo a más de veinte cachorros hasta que todos
ellos encontraron una familia que se ocuparan de ellos.” Continuó diciendo,
negándose a dejar de hablar, pues quería ser muy honesto con su padre.
“Gemini y yo se lo contábamos a todos nuestros compañeros e incluso él te
dedicó uno de sus primeros trabajos en el colegio por esa misma razón.”
“¿Un trabajo…? Nunca me lo enseñó…”
TaeHyung siguió hablando, ignorando la confusión ajena.
“Siempre me dije a mí mismo que quería ser tan bueno como tú, que me
gustaría ayudar del mismo modo en que lo hiciste.” Admitía, sus ojos llenos
de lágrimas otra vez. “Por eso me encargué del hotel del abuelo y de
convertirlo en un hogar para toda esa gente, porque tú me lo enseñaste,
papá.”
“Yo hice que toda esa gente perdiera su casa, TaeHyung.” Limpiándole
una lágrima, susurró. “Incluido la familia de esa amiga tuya y su bebé.”
TaeHyung apretó los labios. “El bebé se llama como yo…”
“Lo sé.” Le sonrió con dulzura. “Estaba allí cuando te presentó a sus
padres y a su hermano, pero tú nunca me hablaste de ella… ¿Le ayudaste? Oí
que dio a luz contigo cerca.”
“A dos metros, para ser más exactos, sí.” Asintió, el simple recuerdo
haciéndole reír. “Yo salía de comprar comida y justo ella rompía aguas a mi
derecha. Fui corriendo a ayudar, me quedé en blanco y casi fue Bomi quien
tuvo que llevarme de vuelta al coche.”
Su padre también rio. “¿No iba el padre del bebé con ella?”
“No, su pareja la abandonó dos semanas antes de que tuviera al bebé.”
“Vaya… Menudo cobarde.”
“Bastante, sí, pero estoy segura de que Bomi podrá encargarse de todo
sola. Se ve que es una mujer fuerte, decidida y adora a ese niño con todas sus
fuerzas. No le faltará de nada.”
“Si te tiene cerca, dudo que pueda faltarle cualquier cosa.” Quitándole el
cabello de la frente, dijo.
TaeHyung le sonrió, pues aquello era cierto. Él no dudaría en mimar a
aquel pequeño como si fuera parte de su familia. No por nada había aceptado
darle su nombre.
“Y aunque no me tuviera, seguiría sin faltarle nada. Ella es una gran
madre, sé que hará de todo por su hijo, como cualquier padre.”
El señor Kim le observó tan pronto como dijo aquello, viendo a su hijo
sonreír para sí mismo, casi de forma inconsciente. Él también sonrió,
meneando la cabeza a modo de asentimiento.
“Cierto… Los padres hacemos de todo por nuestros hijos.” Concordó,
relamiéndose los labios. “Hasta lo imposible…”
TaeHyung dirigió su sonrisa hacia él, permitiéndose el lujo de volver a
recostarse contra su hombro, pidiendo silenciosamente ser abrazado, cosa que
no tardó en cumplírsele.
Esa noche, tan pronto como Gemini llegó del gimnasio con la comida, fue
la primera vez en mucho tiempo que pasaron los tres juntos. Como una
familia. Sin peleas, sin discusiones; sólo ellos tres disfrutando de la compañía
del otro.
✧c.-043

N/A: Amo este capítulo con toda mi alma xD


Cap dedicado a bella_andria ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Beautiful Lie’ de The Goo Goo Dolls, de las mejores
bandas del mundo.
A la mañana siguiente, Gemini y TaeHyung despertaron por el olor de
tortitas recién hechas viniendo desde la cocina, algo que les extrañó,
únicamente recordando que su padre había pasado la noche con ellos cuando
llegaron al salón y lo visualizaron dando vueltas alrededor de la cocina.
Gemini se acercó a su hermano con el ceño fruncido. “¿Qué estará
haciendo?”
Y él, que aún estaba algo adormecido, se encogió de hombros.
“No tengo ni idea…”
Aquel cuchicheo leve fue suficiente para llamar la atención del hombre
más mayor, quién inmediatamente se giró en dirección a sus hijos, sonriendo
tan pronto como los vio.
“¡Chicos!”
“Papá, hola.” El menor de ambos hermanos avanzó hacia la cocina,
aclarándose la garganta.
“Buenos días.”
“Buenos días, id sentándoos en la mesa que esto ya casi está. He
preparado las famosas tortitas de mamá para desayunar.” Anunció, señalando
la mesa que tenía delante. “Espero estar a la altura…”
TaeHyung hizo lo pedido, tomando asiento de modo que quedaba frente a
frente con Gemini, quién le daba la espalda a su padre.
“Creí que te habías ido temprano por la mañana, ayer dijiste que tenías una
reunión muy importante con tu equipo antes de dar una conferencia para la
televisión.”
“He pospuesto la conferencia para más tarde, necesitaba hacer algo
todavía más importante antes.”
Conforme decía aquello, se acercaba a la mesa con un plato a rebosar de
tortitas recién hechas, con su respectivo sirope y una jarra de humeante café.
“¿El qué?” Gemini quiso saber, su ceño fruncido.
“Desayunar con mis hijos.” Colocando la fuente frente a ellos. “Tomad,
aquí tenéis las tortitas. Probadlas, a ver qué tal me han salido.”
El rubio olfateó el aroma que estás habían dejado en el aire, mientras
espera a que Gemini se sirviera e hiciera lo mismo con él. “Huelen muy
bien.”
“Sí.”
“Y rezo porque sepan mejor.” Sonrió, expectante. Ambos le dieron el
primer bocado. “¿Qué tal? ¿Están buenas?”
“Están increíbles, papá.” TaeHyung dijo.
Gemini respondió con un sonidito de satisfacción, asintiendo. “Y que lo
digas… Hacia tiempo que no probaba unas tortitas tan buenas…”
Aquellas palabras fueron más que suficientes para que el señor Kim
sonriera, aliviado, satisfecho y extremadamente contento de que a sus hijos
les hubiese gustado. Era un sentimiento que llevaba tiempo sin disfrutar.
“Pues me alegro de que hayan salido bien, es un alivio. Creí que me había
pasado con la esencia de vainilla.”
TaeHyung negó. “Para nada, están deliciosas.”
“Gracias.”
“¿Y cómo es que has pospuesto la conferencia esa? Creí que era
importante.” Sirviendo café en la raza de su padre primero, hizo lo mismo
con la propia y acto seguido la de TaeHyung, el menor de los hermanos
recibió pequeños asentimientos a modo de agradecimiento por parte de
ambos. “Quiero decir, no me estoy quejando por tenerte aquí, para nada… Es
agradable despertarse y que estés en casa.”
El señor Kim apretó la mano de Gemini. “Ya lo he dicho, tenía algo
mucho más importante que hacer y eso era desayunar con mis hijos.” Repitió.
“Además, hay algunas cosas que debo hablar antes con mi equipo de asesores
y por ello necesito atrasar la conferencia unas cuantas horas.”
“¿Seguirá siendo hoy, entonces?”
“Por la tarde, sí.” Asentía, degustando su propia creación. “¿Vosotros
tenéis algo que hacer? Puedo llevaros a la universidad si queréis.”
“A mí me vendría bien, sí, así mientras estudio en el camino. Tengo un
examen en dos horas.”
TaeHyung arrugó el rostro tan pronto como el amargo café inundó sus
papilas gustativas. No sabía por qué seguía tomándolo cuando le repugnaba
aquel sabor tan fuerte.
“Yo debo ir al hotel, pero primero necesito hacer algunos recados. Puedes
simplemente llevar a Gem, iré en mi coche.”
“¿Seguro?”
Él asintió. “Sí, no te preocupes.”
“Vale…” Aclarándose la garganta, buscó el modo de que aquella
conversación no terminase allí, pues realmente quería saber más cosas. “Oye,
y, ¿cómo va todo por el hotel? Lo poco que he visto ha sido gracias a las
noticias y sólo se enfocaron en cuando diste ese discurso tan emotivo. Me
interesa saber cómo van las cosas.”
“Por el momento bien… Hemos contratado a una empresa de limpieza
dirigida por la madre de Siyeon, una amiga de Jungkook, y sus tías.” Explicó,
dándole otro sorbo al café. Gemini río por su expresión asqueada. “Y también
estamos buscando gente que se encargue de la cocina.”
Gemini puso un dedo en alto, tomando el turno de palabra mientras
tragaba con dificultad.
“Este chico que también es amigo de Jungkook, Yibo, dice que su padre es
chef profesional y está buscando trabajo. Me pidió que le avisara para
contactar contigo cuando estuvieras mejor.”
“Oh, pues perfecto, le diré a Jungkook que me pase su contacto.”
“Vais a contratar gente cercana y de confianza, eso es bueno.” El señor
Kim murmuró, sus ojos brillantes visiblemente orgulloso. “Me alegra que las
cosas estén yendo bien por allí.”
“Gracias.”
Gemini miró a su padre con el ceño fruncido, extrañado al ver que tenía
una actitud demasiado positiva y agradable, como si hubiera ignorado el
hecho de que sus hijos habían actuado prácticamente en su contra.
Sin embargo, al ver la sonrisa de TaeHyung aparecer después de tantos
días cabizbajo y decaído, se guardó las dudas para sí mismo, simplemente
asintiendo mientras devolvía la atención a su comida.
Algunas horas más tarde, después de imprimir contratos, anuncios de “se
necesita personal” y ciertas cosas necesarias para sus trabajos pendientes de
la universidad, pasar por la tintorería para recoger los uniformes que había
encargado para los cocineros, además de dejar algunos abrigos que tenía
escondidos en el fondo del armario, TaeHyung aparcó fuera del hotel,
suspirando mientras se bajaba y apreciaba desde fuera el ambiente tan
acogedor que había conseguido transmitir con la leve decoración de la
fachada.
Saludó a los pocos huéspedes que se encontró en el camino con una
sonrisa, sintiéndose especialmente realizado al ver lo cómodos que parecían
estar allí. Sabía que no era fácil para ellos, mucho menos estaban felices
después de haber perdido todo lo que tenían, pero el hecho de que apreciaran
su buena acción y estuvieran mínimamente agradecidos por ello, era más que
suficiente para hacerle feliz.
“¡TaeHyung, TaeHyung!” Una voz dulce, aguda y aniñada sonó tras él,
quien inmediatamente se giró para ver a Lyon corriendo fuera del ascensor en
su dirección, dejando a Jaemin atrás.
Kim se puso de cuclillas, esperando su llegada con los brazos abiertos.
Una vez Lyon saltó sobre él, lo atrapó inmediatamente, alzándolo sin dejar de
sonreír. El pequeño besó su mejilla sonoramente.
“¡Hola!”
“¿Qué tal, Lyon?” Su sonrisa se ensanchó. “¿Cómo es que estás aquí tan
temprano? ¿No tienes que ir al colegio hoy?”
“Sí, pero he salido un ratito antes para ir al médico de los dientes.”
“¿Tienes que ir al dentista?” Cuestionó. Lyon asintió, haciendo una
mueca. “¿Por qué pones esa cara? ¿No te gusta ir?”
Esta vez, el menor movió la cabeza a modo de asentimiento, aquella
pequeña mueca en su rostro que indicaba desgana, pavor e incomodidad
acentuándose. TaeHyung dejó escapar una carcajada, afianzando el agarre
para que no se le resbalara.
“No, no me gusta, me da miedo… Pero papá y Jungkook dicen que si me
porto bien y dejo al doctor de los dientes trabajar sin molestar, me llevarán al
cine para ver la nueva película de Super Mario Bros.”
“Ya veo… ¿y te vas a portar bien?”
De nuevo, asintió. “Claro que sí.”
“Entonces, seguro que podrás ir a ver esa película.” Aseguraba, viendo a
Jaemin aparecer con una sonrisa y dejando a Lyon en el suelo. “Hola,
Jaemin.”
“¿Qué tal, TaeHyung? Me alegro de volver a verte por aquí.” Le dijo, su
voz extremadamente suave, antes de acercársele y rodearle con ambos brazos
en un abrazo que TaeHyung ni siquiera sabía que necesitaba, pero que
apreció e incluso devolvió. “Lo siento mucho, Jungkook me lo ha contado…
¿Cómo estás?”
Separándose sólo para verle, apretó sus hombros. El rubio le devolvió la
sonrisa. “Mejor, estoy mejor. Gracias por preguntar.”
“Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿verdad?
Cualquier cosa.”
“Lo sé, sí, te lo agradezco mucho, Jaemin.”
Este asintió. “No es nada.”
“TaeHyung, ¿por qué no vienes con papá, Jungkook y conmigo al cine?”
Lyon, quien volvía a los brazos de su padre y le rodeaba el cuello con ambos
brazos, propuso; sus ojos brillantes, llenos de emoción, fijos en el rubio.
Su padre lo señaló. “Aún no hay nada asegurado, jovencito, primero tienes
que ir al dentista.”
TaeHyung rio, preparado para oírle quejarse.
“Pero me voy a portar bien, papá.” Aseguraba, besando su mejilla
castamente.
Por supuesto, Jaemin se derritió en cuestión de segundos, pues no era un
secreto que Lyon era su mayor (y probablemente única) debilidad. “Bueno…
Si prometes portarte bien y lo cumples, entonces iremos a ver esa película.”
Dijo, mirando a TaeHyung después. “Lyon tiene razón, deberías venir con
nosotros, seguro que así desconectas un poco.”
“Es buena idea, sí…”
“Además, Jungkook estará encantado de que nos acompañes.” Puntualizó,
sabiendo lo que conseguiría con mencionarlo. “Lleva varios días pasándose
por el hotel con la esperanza de encontrarte por algún lado.”
Lyon inmediatamente le tapó la boca a su padre, aterrorizado. “¡No digas
eso, papá! El tío Mos dice que está mal hablar de esas cosas si Jungkook no
está cerca. Se enfadará mucho.”
“Ups… Ha sido sin querer.” Jaemin soltó una carcajada, viendo al rubio
sonrojarse. “Bueno, nosotros tenemos que irnos o llegaremos tarde al
dentista, pero ten en cuenta lo que te he dicho y anímate, ¿vale?”
TaeHyung asintió. “Lo tendré en cuenta, sí. Gracias.”
“Bien, pues nos vemos pronto, TaeHyung. Cuídate mucho y llámame si
necesitas algo, sabes que estoy disponible para mis amigos.”
“¡Yo también!” Chilló Lyon, logrando que el corazón se le derritiera y una
risita abandonará sus labios.
“Muchas gracias, Lyon, lo aprecio mucho.” Jugueteando con sus mejillas
hizo al pequeño reír. “Estaré encantado de ir con vosotros al cine, pero
primero debes portarte muy bien en el dentista, ¿vale?”
Este asintió. “Vale.”
Padre e hijo se marcharon poco después, TaeHyung aún riendo por lo
encantador, divertido e inteligente que resultaba ser Lyon a una edad tan
temprana. Definitivamente, Jaemin y sus padres estaban haciendo una labor
impecable con aquel pequeño.
Suspirando, escuchó a Jaemin decir algo a lo lejos, pero no le tomó
demasiada importancia, dirigiéndose hacia el mostrador de recepción que
ahora se encontraba vacío (pues aún no habían dado con el personal
cualificado para dicho empleo) y colocando uno de los anuncios que había
impreso esa misma mañana, donde indicaba los requisitos, además de su
contacto, para aquellos que quisieran postularse.
“Rubito.” Aquella voz única, inconfundible y que tantas cosas le produjo
en cuanto llegó a sus oídos, sonó, obligándole a girarse de inmediato para
encontrarse con Jungkook.
El azabache estaba vestido con una cazadora negra, unos pantalones
oscuros y esas botas que siempre usaba cuando viajaba en moto. El corazón
de TaeHyung dio un vuelco, dejando todo lo que estaba haciendo para
acercarse a él y abrazarle fuertemente, siendo empujado por una fuerza bruta
externa. Algo que le hacía actuar involuntariamente, siguiendo el instinto de
su corazón.
Sintió como este se reía contra su oído, suavemente, causándole un
escalofrío por todo el cuerpo, antes de rodearle la cintura con ambos brazos.
“Siento haber desaparecido estos días…” Susurró, escondiéndose en su
cuello. “Lo siento mucho…”
“Está bien, no te preocupes.”
Se separó poco a poco, permitiéndole a Jungkook acunar su rostro con
ambas manos. Tenía los ojos llorosos, por lo que le acarició las mejillas
usando los pulgares, muy suavemente.
“Me alegro de que hayas vuelto. Estuve preguntándole a tu hermano cómo
estabas todos los días, pero sus respuestas no eran suficientes incluso si eran
positivas. Es un alivio verte otra vez.” Sosteniéndole el rostro en alto susurró.
“Casi me olvido de cómo se ve esa carita tuya.”
TaeHyung rio, disfrutando del contacto con los ojos cerrados y suspirando,
volviendo a abrirlos solo para enfocarlos en Jungkook. “¿Cómo estás tú?”
“Bien, estoy bien…” Aseguró, y él realmente parecía estar hablando en
serio. “Trato de pensar en ello lo menos posible, aunque es difícil, muy
difícil… Pero creo que lo sobrellevo lo mejor que puedo. O al menos, de la
forma en que a ellos les gustaría.”
Su pequeña sonrisa apareció, triste, pero honesta. “Sí, apuesto a que la
señora Bang nos perseguiría en su silla de ruedas si llega a enterarse que
estuve tanto tiempo llorando por ella.”
“Te lanzaría el tablero de ajedrez a la cabeza.”
“Y diría que eso contaría como victoria magistral.” Añadió él, oyendo a
Jungkook reír.
“Estaría en lo cierto, además. Aunque el señor Bang le repetiría que eso
sería hacer trampa.”
“Oh, sí… Ella gritaría: ’¡Mequetrefe!’ y seguiría jugando en el suelo,
mientras yo me desangro a un lado del tablero. Aprovecharía mi posible
estado de coma para ganar ventaja.”
Jungkook rio más fuerte, sin dejar de acariciarle las mejillas. “Sabes que
eso fue justo lo que hizo cuando ingresaste a urgencias y vinieron a verte,
¿verdad? Se puso a jugar al ajedrez contigo mientras estabas inconsciente.”
El rubio le observó como si no pudiera creer lo que acababa de oír.
“¿Qué? ¿Me lo dices en serio?” Cuestionó, perplejo. Y tan pronto como
Jeon asintió, su carcajada resurgió.
Por alguna razón aquello no le resultaba tan descabellado como parecía,
pues la señora Bang era competitiva hasta el grado de jugar con alguien
inconsciente con tal de ganar (palabras de la mismísima Elettra Bang), ni
siquiera importando el hecho de que la persona en cuestión fuera una de las
más importantes en su vida.
“Dejó de jugar cuando Aram llegó y se quejó de que era trampa… Hasta le
sobornó con chocolatinas para que le guardara el secreto.”
“¿Y aceptó?”
Jungkook levantó las cejas. “¿Tú qué crees…? Estamos hablando de
Aram, rubito, me vendería a mí, que soy su mejor amigo, por un trozo de Kit
Kat mordido.”
“Pero será traidor…”
“Ha salido a mí, ¿qué puedo decirte?” Encogiéndose de hombros, dijo,
luciendo su orgullo con el pecho hacia delante. “Cuando le gusta algo no hay
nada más que se le ponga por delante, ni siquiera ese rubio tan guapo que le
regala libros para colorear…”
TaeHyung sintió como se le aceleraba el corazón, los ojos de Jungkook
causando estragos en forma de abejas asesinas, las mismas que se trasladaron
a su estómago. El azabache sonrió, su pulgar viajando casualmente hacia el
labio inferior ajeno, jalando de él sutilmente hacia abajo.
“Me he sentido muy impotente al ver que no podía hacer nada para que
estuvieras mejor.” Admitió aquello en apenas un susurro. “Sin verte todos
estos días, sin saber cómo estabas realmente… No me ha gustado.”
Una punzada de dolor fue a parar hasta su pecho.
“Lo siento…”
Jungkook negó. “No, no te disculpes, está bien. Necesitabas tu espacio
para sobrellevarlo a tu manera y eso también es válido… Quizás yo ni
siquiera hubiera conseguido animarte, de todos modos.”
TaeHyung también negó, mirándole con los ojos brillantes. Odiaba
encerrarse en sí mismo cuando no podía controlar lo que sentía, cuando el
dolor era tan fuerte que nada más importaba, pero realmente no encontraba
otra forma de sobrellevarlo. Y tampoco lo pretendía, no cuando le habían
arrebatado una esquina de su lugar seguro.
“Después de la muerte de mi madre, nada me ha hecho tanto daño como
esto, Jungkook… Ni siquiera distanciarme de mi padre.” Sorbió por la nariz,
pues sus lágrimas estaban al acecho de nuevo. “Simplemente no sé cómo
asimilar el hecho de que ya no estarán allí cuando entre por la puerta. Que ya
no jugaré al ajedrez con tantas ganas como solía hacerlo…”
El azabache eliminó la primera lágrima que cayó.
“Tal vez soy un exagerado porque ni siquiera estuve con ellos más de dos
meses, pero sólo ese tiempo fue suficiente para que me cambiaran la vida.”
“Lo sé, rubito…”
“Así que no, tal vez nada hubiera conseguido animarme, pero que
quisieras intentarlo significa mucho para mí. De verdad. Muchísimo.” Siendo
él quien sostuviera su rostro esta vez, le dijo. “No sabes cuánto.”
Acto seguido, acortó la distancia que los separaba, posando sus labios
sobre los ajenos en un beso casto, ínfimo, en el que no necesitaba hacer nada
más que disfrutar del simple contacto para volver a sentirse vivo. Jungkook
apretó su cintura, ladeando la cabeza para devolverle el beso de forma
calmada, capturándole los labios lentamente, chupándolos y apenas
mordiéndolos.
Luego, este se separó.
“¿Qué te parece si vienes conmigo?” Susurró contra sus labios, tomándole
del rostro para poder verle mejor. “Me gustaría enseñarte un lugar.”
TaeHyung asintió sin pensárselo, sin necesidad de escuchar a dónde
pretendía llevarle, pues confiaba ciegamente en él.
Ambos salieron del hotel a paso rápido y con las manos entrelazadas,
subiéndose en la moto del azabache poco después, cuando Jungkook se tomó
la molestia de ponerle el casco cuidadosamente, acariciando sus mejillas en el
proceso antes de besarlo por última vez; pues no podía evitar el impulso de
tocarlo siempre que tenía oportunidad. Era más fuerte que él.
Dejaron aquel edificio atrás, perdiéndose en la carretera durante unos
minutos, tal vez incluso horas. TaeHyung no estaba seguro, sólo podía —
quería, más bien— disfrutar del momento. De la brisa chocando contra su
rostro, del calor corporal que Jungkook emanaba y su propio olor tan
característico. Dulce, cítrico, casi mentolado. Le encantaba. Del modo en que
lo sentía estremecerse bajo su tacto y ni siquiera parecía molestarse en
ocultarlo, incluso oyéndole reír en voz bajita de vez en cuando.
Tiempo después, la motocicleta de Jungkook se detuvo frente a un enorme
parque natural, repleto de matorrales, árboles frondosos y hierba verde recién
cortada.
Ayudó a TaeHyung a bajarse, sosteniendo su mano y parte del cuerpo
ajeno hasta que sus pies tocaron el suelo, despojándole del casco también,
sonriendo en cuanto pudo ver su rostro de nuevo.
“Ya hemos llegado.” Anunció, guardando ambos cascos protectores
debajo de los asientos.
El rubio miró a su alrededor, embelesado por lo que sus ojos veían.
“Sígueme, ven, por aquí.” Notó como Jungkook tomaba su mano,
guiándole en dirección a aquellos árboles frondosos, cuyo tronco era grueso y
sus hojas destacaban por el brillo que tenían.
Llegaron a un lago minúsculo, tanto que casi parecía un estanque, con el
agua cristalina y algunos patos flotando sobre él.
TaeHyung miró a Jungkook. “Este sitio es increíble…”
“¿Te gusta?”
“Me encanta, sí…” Asentía, acercándose a las vallas que recubrían el lago
y apoyándose. Respiró hondo, llenándose los pulmones de aire fresco.
Jungkook llegó junto a él. “Es asombroso…”
“Lo es, sí.”
“¿Sueles venir mucho?”
El azabache meneó la cabeza a modo de asentimiento, sus ojos perdidos
en el horizonte. Estaba empezando a atardecer.
“Es la primera vez que vengo, en realidad.”
“Ow… Pensé que ya habías estado aquí antes.”
“No, nunca.” Negó de nuevo, cerrando los ojos por un par de segundos.
Luego, miró a TaeHyung. “Incluso si no hemos estado aquí antes, ¿no sientes
que te es familiar? Como si lo conocieras de toda la vida.”
La mirada de TaeHyung también se vio sumida en el horizonte,
permitiendo a los rayos solares golpearle el rostro, mientras asentía.
“Sí.” Susurró, volteando para mirar de nuevo a Jungkook. “¿Tienes idea
de por qué nos pasa?”
Al azabache le tomó unos segundos responder.
“Aquí es donde se conocieron el señor y la señora Bang, justo delante de
este lago…” Señaló al frente. Kim tragó saliva, recordándolo
inmediatamente. “Siempre mencionaron las ganas que tenían de volver al
menos una última vez, para despedirse de este lugar.”
TaeHyung se quedó en silencio, analizando las palabras de Jungkook e
imaginando cómo habría sido el primer encuentro entre el matrimonio.
Ambos eran polos opuestos, aunque se complementaban tan bien. Elettra era
impulsiva, con una personalidad llamativa, excéntrica y muy competitiva,
mientras que Chungmo era mucho más calmado, reía casi con vergüenza,
timidez.
“Ya que ninguno de los dos pudimos despedirnos de ellos tampoco, creí
que sería buena idea venir aquí.” Siguió diciendo Jungkook. “Pienso que es
una mejor forma de recordarlos, de tenerlos en mente, a diferencia del
hospital.”
La primera lágrima lo delató, dedicándosela al horizonte. “Me parece una
muy buena idea, sí.”
Jungkook entrelazó sus dedos con los impropios, acariciándole el dorso
con el pulgar suavemente, disfrutando del silencio que acompañaría a ambos
durante un tiempo.
“…y el día que volví al hospital como voluntario, ella justo salía de
hacerse una resonancia. Estaba tan mareada que nada más verme saludó dos
veces, aunque luego no quería ni hablarme por la vergüenza que había
pasado.” Reía, meneando la cabeza de un lado a otro mientras recordaba
aquel momento.
Llevaban una hora en aquel parque, habiéndose trasladado a un pequeño
banco cercano al lago, desde donde podían ver toda la ciudad.
Jungkook decidió que contarle anécdotas sobre su experiencia como
voluntario antes de que él llegara, sería una buena idea. Y no se equivocó,
pues TaeHyung había perdido todo rastro de sus lágrimas con cada anécdota
nueva que salía.
“Pobrecita, hasta yo me avergonzaría…” Recuperándose del ataque de
risa, se lamentó por ella. “Luego probablemente lloraría, porque pensar en
dos Jungkook juntos en la misma habitación debe ser lo más cercano a una
pesadilla que podría tener.”
Este golpeó su brazo a modo de protesta. “¡Oye!” Se quejó.
“¿Qué? Es verdad, con uno es más que suficiente.”
“Porque tú lo digas, seguro que a la señora Bang le hubiera encantado que
yo tuviera un gemelo. Me adoraba…”
El rubio volvió a reír, enternecido por su pataleta. “A mí también me
adoraba y no necesito duplicarme para confirmarlo. No tiene nada que ver.
Un TaeHyung es suficiente, dos ya es abuso.”
“Claro que tiene que ver, y mucho. Además, te apreciaba tanto porque yo
le hablaba de ti mucho antes de que te unieras al programa de voluntariado.”
Aquella confesión le tomó por sorpresa. “¿Qué?”
“Lo que oyes.”
“¿Ya me conocían?”
“Pues claro.” Respondió, como si fuera obvio. “El pañuelo que te di esa
vez, cuando aparecisteis frente al bar de Mos y casi te quedas manco por una
pulserita, me lo regaló la señora Bang. Por eso era mi favorito. Lo usé
durante meses, obviamente lavándolo…, así que cuando ya no me veía con él
puesto, se extrañó.”
TaeHyung, quien era incapaz de ocultar su evidente estupefacción,
parpadeó. “¿Y… y le hablaste de mí?”
Jungkook asintió, tan honesto que el rubio se quedaba pasmado entre
confesión y confesión.
“Correcto.”
“¿A ellos también les contaste que yo te gustaba?” Quiso saber.
“Que me interesabas, rubito, no te precipites… Pero sí.”
Este dejó escapar una carcajada, las abejas asesinas que descansaban en su
estómago activándose y destrozando todo a su alrededor.
“Por eso cuando discutimos después de lo de mi padre y dejamos de ir
juntos al hospital, el señor Bang estaba tan preocupado… Ahora todo tiene
sentido.” Susurró, más para sí mismo que para el otro. “¿Qué te dijeron
cuando me uní al programa?”
“Nada, porque nunca confirmé directamente que fueras tú, ellos sólo lo
asumieron.”
TaeHyung bufó, fulminándole con la mirada. Jungkook rio.
“No me mires así, ya sabes de sobra cómo soy. Es más, agradece que te
has enterado porque yo quise contártelo, sino ni siquiera estarías al tanto de la
mitad de los hechos… Se podría decir que eres un privilegiado en ese
sentido.”
“Oh, sí, tengo un súper privilegio…” Resoplando, continuó dedicándole
una mirada fulminante.
Y, todavía riendo, el azabache se mordió el labio inferior, empuñando la
camisa ajena y jalando de TaeHyung hacia él, únicamente para capturar sus
labios en un beso casto.
“Alegra esa cara, rubito.”
“Sólo porque estamos hablando del señor y la señora Bang en su lugar
especial y no quiero ensuciar nada de eso, sino te mandaba a la mierda.”
Jungkook rio más fuerte. “Me parece justo.” Accedió, para luego abrir los
brazos hacia él, invitándole. ‘Ven aquí, anda.’ Kim le observó con el ceño
fruncido. “Dame un abrazo, hombre, sé que lo estás deseando.”
“¿Lo estoy?”
“Claro.”
Manteniendo el ceño fruncido, TaeHyung optó por ignorarle
descaradamente (como era de esperar), así que se vio obligado a jalar de su
brazo hasta enviarlo en medio de los suyos propios, rodeándole a su antojo.
Este se quejó en voz alta.
“¡Oye!”
“Que vengas, coño. No te hagas el difícil.”
Y aunque estaba decidido a no ceder tan rápido, la sensación de estar entre
sus brazos era demasiado arrulladora y cómoda para fingir que no quería
estar allí.
“Bueno…”
✧c.-044

N/A: Como algunos ya sabéis, ayer Wattpad eliminó dos de mis viejas
historias, así que mi cuenta corre peligro de ser eliminada, lo cual convierte
esta actualización en algo bastante agridulce para mí. Lo he pedido hasta la
saciedad y por todos lados, pero me haríais un gran favor yéndome a seguir
en mi cuenta de respaldo -taeofkook, instagram (para manteneros más
informados) y demás. Yo mientras tanto voy a intentar no amargarme
pensando que ocho años de mi vida pueden irse a la mierda xD
Cap dedicado a fabi2713 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘PARADISE’ de mi mujer preciosa, SIYEON.

“Así que al cine, ¿eh?” Banky mencionó, la picardía destacando en su tono


de voz, pues anteriormente TaeHyung había hecho mención especial del
azabache.
TaeHyung se encontraba yendo de un lado a otro en su habitación,
mirándose al espejo cada cinco segundos incluso si no había cambiado
absolutamente nada de su atuendo desde hacía casi una hora. Estaba nervioso,
ansioso, a la espera de que Jungkook apareciera en cualquier momento frente
a la puerta de su apartamento para recogerle.
Mientras hablaba con Banky por teléfono y mantenía su atención en el
timbre, los nervios no hacían más que crecer en el estómago de un pobre
TaeHyung que apenas se acostumbraba al sentimiento tan abrumador.
“Jaemin y Lyon me invitaron a ver una de esas películas para niños,
supuse que me vendría bien desconectar. He estado tantos días encerrado que
ya quiero cambiar el color de las paredes.”
“Imagino… Pero ahora estás mejor, ¿no? Se te nota más animado en la
voz.” Señaló el castaño, quien no había parado de estar al pendiente suyo ni
por un segundo.
“Sí, la verdad es que si. Desde que fui con Jungkook a ese parque donde el
señor y la señora Bang se conocieron, me he estado sintiendo mucho mejor…
La verdad es que lo necesitaba.”
“Me alegro de que así sea, cariño.”
“A mí también.”
“Se nota que ese chico está muy pendiente a ti, además. Gemini dijo que
estuvo preguntando por cómo estabas durante días.”
Las palabras inocentes de Bank causaron un estremecimiento en él que ni
de broma pudo evitar, aún si se encontraba a solas.
Y es que, a pesar de saber muy bien lo que causaba en Jungkook, pues este
no sólo ni se molestaba en ocultarlo, sino que además lo demostraba
abiertamente y hasta se enorgullecía de ello, para TaeHyung resultaba
asombroso la facilidad con la que tenia a Jungkook envuelto alrededor de su
dedo. Parecía alguien tan difícil de domar y junto a él simplemente… Cedía
con los ojos cerrados.
“Lo sé, me dijo que estaba muy preocupado. Y de verdad lo parecía.”
“¿A que sí? Yo creo que le gustas.”
El asintió para sí mismo. Eso era más que obvio. “Crees bien, claro que le
gusto.”
Banky dejó escapar una carcajada. “Vaya, hombre, menuda seguridad…
Ya quisiera yo poder decirlo con la boca tan llena de orgullo.”
Riendo también, se movió hacia el espejo de nuevo, alisando la camisa
que llevaba puesta con ambas manos, suspirando al ver su reflejo. Sus
camisas favoritas aún estaban en la lavadora, así que eso mataba un poco la
ilusión que tenía por su atuendo de hoy. Tenía que conformarse con cualquier
cosa.
“No es orgullo, es una realidad, Bank, acuérdate lo que te conté. El propio
Jungkook me dijo que estaba interesado en mí desde antes de conocernos
fuera del bar, cuando estabas espiando a Mos.”
“¿Espiando a Mos? No sé de qué me hablas…” Sonando tan confundido
por sus palabras, que incluso TaeHyung (si no lo conociera como la palma de
su mano) estuvo a punto de creer que él realmente no sabía lo que decía.
Este bufó, mientras se desabrochaba el primer botón, algo más satisfecho
con ese resultado.
“Ya, claro que no…”
Bank simplemente se aclaró la garganta.
“De todos modos, lo que pretendía decir era que me agrada ese chico.
Parece tenerte entre sus prioridades y como alguien que te aprecia mucho, es
algo que valoro bastante. Todavía tengo ganas de matar al inútil de Daeil por
lo que te hizo, así que esto es un alivio.”
Asintiendo, el rubio hizo una mueca con los labios. Cualquier cosa era
color de rosa después de la relación que mantuvo con Daeil, donde se había
sentido humillado, utilizado y apartado por la persona que decía amarlo
incondicionalmente.
Había perdido mucha confianza en sí mismo después de eso, encerrándose
tras las cuatro paredes de su habitación. Llorando por un infeliz que había
decidido clavarle el puñal por la espalda al mismo tiempo en que enterraba a
su madre. Daeil no merecía ni una lágrima suya, sin embargo, tuvo varias.
“Por desgracia lo es, sí… Yo tampoco quería nada con nadie después de
eso, pero simplemente no puedo evitarlo. Jungkook hace que me sienta muy
bien.” Suspiró, sus labios esbozando una sonrisa que no sabía que tenía.
“¿Tanto?”
Él emitió un sonido afirmativo. “Es complicado de explicar, pero nunca
me he sentido así antes, ni siquiera en una relación de tres años con Daeil.”
“Me alegra oír eso, sinceramente.”
Sus labios se estiraron en una sonrisa dulce. Sabía que lo decía en serio.
Bank había sido aquella persona que le sacó la cabeza del pozo cuando
todo se inundaba a su alrededor, cuando no podía respirar y sentía que
moriría asfixiado. Se convirtió en su lugar seguro por mucho tiempo, una
sensación que todavía perduraba.
“Gracias…”
“No me des las gracias, tonto. Somos familia.”
“Lo sé, claro que lo somos.” Manteniendo aquella sonrisa, asintió. “Y por
eso mismo te las doy, por ser parte de mi familia.”
Bank emitió un sonido arrullador, pues no era un fanático empedernido de
la cursilería. Raras veces expresaba sus sentimientos o siquiera hablaba de
ellos, por lo que era casi vergonzoso.
“Ow… En ese caso, gracias a ti también, mi vida.” Dijo, para acto seguido
reír suavemente. “Y repito, estoy muy contento de que Jungkook te haga
sentir así. Parece una persona orgullosa, pero se ve que tiene debilidad por ti
y ese aspecto no es algo que cualquiera vaya a ofrecerte, créeme.”
“Lo sé, lo sé. Saber que tiene debilidad por mí es lo que más me gusta,
entre otras muchas cosas, claro…” Su insinuación hizo a Banky reír, antes de
que sintiera cómo le vibraba el teléfono. “Creo que ya vienen a recogerme,
Bank, tengo que dejarte.”
“Vale. Pásalo bien, ya me contarás qué tal la película.”
“Claro, espero enterarme de algo, al menos.” Bromeó, su teléfono
volviendo a sonar. “Hasta luego, guapo.”
Acto seguido colgó, saliendo de la aplicación para encontrarse en la barra
de notificaciones dos mensajes recientes de Jungkook.
Jungkook:
Ya estoy llegando.
Espero que te hayas puesto guapo para mí.
Una sonrisa apareció en sus labios, apenas bufando mientras tecleaba.
TaeHyung:
Yo siempre voy guapo, para ti me arreglo extra sólo si me interesa.
La respuesta del azabache, como era de esperar, no tardó en llegar,
haciéndole suspirar antes siquiera de poder leerla.
Jungkook:
No necesitas arreglarte extra para parecerme guapo, rubito.
TaeHyung dejó escapar una risita, sonrojándose en contra de su voluntad y
mordiéndose el labio. Jungkook no fallaba en hacerle sentir tímido.
Poco después, el timbre sonó y su teléfono volvió a vibrar, un nuevo
mensaje del azabache apareciendo.
Jungkook:
Estoy fuera, abre.
De inmediato su corazón se aceleró, teniendo que respirar hondo antes de
salir de la habitación con rapidez y dirigirse hacia la puerta, sintiendo su
pulso disparado mientras enroscaba los dedos en el picaporte. Abrió un
segundo después, encontrándose a Jungkook tras esta.
Llevaba parte del cabello atado en una pequeña coleta que se movía
graciosamente, su cazadora de cuero negra y dos aros del mismo color en el
labio inferior.
Jungkook, quien se encontraba recorriendo su cuerpo de pies a cabeza
descaradamente, silbó. “Pues sí que vas guapo, sí…”
Él esbozó una sonrisa. “Hola.”
“Hola. ¿Estás listo?” Le miró a los ojos, levantando ambas cejas. “Jaemin
y Lyon ya están en el cine, por suerte no tardaremos mucho en llegar.”
“Sí, déjame coger el abrigo y las llaves y ya podemos irnos. Espera un
segundo.”
Jungkook asintió, esperando pacientemente a que TaeHyung volviera
cuando este se marchó al interior del apartamento de nuevo, dejando la puerta
abierta. Apareció frente a él exactamente un minuto después, con todas las
pertenencias restantes y esa sonrisa brillante que tanto destacaba. Cerró la
puerta a sus espaldas, bajando los escalones hasta reunirse con Jungkook.
“Listo, vámonos.”
“¿No has invitado a nadie más? Me parece raro que no hayas querido
incluir a ese amigo tuyo.” Cuestionaba, abriendo la puerta del copiloto para
que TaeHyung pudiera entrar.
“Oh, gracias, qué caballeroso…” El rubio se burló, recibiendo un guiño
por su parte mientras tomaba asiento entre risas.
Rodeando el coche tan pronto como cerró la puerta del rubio, Jungkook
entró por el lado del piloto, sentándose a su lado.
“Y no, Bank no ha podido venir. O bueno, no ha querido, más bien. Dijo
que no planeaba actuar de sujetavelas esta noche, y ya que Mos tampoco
viene, prefiere quedarse en casa.”
“¿Por qué querría a Mos? Pensé que estaba saliendo con alguien.”
“¿Quién, Banky?” Poniéndose el cinturón, TaeHyung quiso saber,
viéndole asentir mientras hacía lo mismo. “Claro que no, ¿de dónde has
sacado eso? Lleva sin salir con alguien completamente en serio desde que su
ex le puso los cuernos con tu amigo.”
Jungkook se encogió de hombros, incorporándose en la carretera. “El día
de la última carrera, cuando te fuiste, noté a Mos un poco más raro de lo
normal. Le pregunté a tu hermano dónde estabas y él me dijo que te había
surgido una emergencia de última hora por la cual habías tenido que
marcharte, entonces también me di cuenta de que tu amiguito tampoco estaba
allí. Me dijeron que estaba en una cita.”
TaeHyung asintió, recordando aquel momento a la perfección.
“Correcto, sí, estaba en una cita.”
“Pues eso dio a entender que se veía con alguien, o al menos fue lo que
Mos captó.”
Entonces, todo comenzó a cobrar sentido, incluso si ahora era él quien
parecía sumamente confundido, pues Jungkook había pasado unos hechos
importantes por alto.
“Pero era una cita relacionada con cosas de la universidad, nada más.
Bank está planeando abrir su propio centro de estética en el centro y lleva
tiempo mirando locales en alquiler. Vio uno que le gustó y se reunió con el
propietario. Sin más.” Explicó. Jungkook emitió un sonidito afirmativo,
comprendiendo. “De todos modos, se encerró en el almacén con Mos el día
del aniversario del bar y obviamente pasaron cosas entre ellos, ¿cómo podría
tener pareja si hace eso?”
Jungkook no tardó en sentirse ridículo, pues tal y como TaeHyung asumía,
había pasado aquel detalle por alto. Quizás porque en el momento estaba
demasiado borracho o porque tal vez su atención estaba en otro lugar
totalmente lejano a ese.
“Joder, es verdad… Se me había olvidado.” Bufó.
TaeHyung dejó escapar una risita. “A saber qué tenías en la cabeza en ese
momento…”
“Pues lo que llevo teniendo desde que te conocí, tú.”
Aquella respuesta inmediata, honesta y con un tono de voz que indicaba
obviedad, fue suficiente para que el rubio volviera a sonrojarse. Las abejas
asesinas volvieron a activarse, destrozándole el estómago conforme un
cosquilleo de satisfacción le recorría la espalda, sonriente.
“Por cierto, quería preguntarte algo.” La voz de Jungkook sonó después de
unos cuantos minutos en los que reinó el silencio. “Aunque no estás obligado
a responderme y si te sientes incómodo o simplemente no quieres hacerlo,
está bien.”
Esta vez, hablaba con suavidad, casi temiendo que sus palabras fueran
dañinas para él, quien asintió, expectante y curioso.
“No te preocupes, dime, ¿de qué se trata?”
“Es sobre el hospital… Después de lo sucedido con el señor y la señora
Bang y el hecho de que ya no estarán allí con nosotros, me nace la duda de si
continuarás con tu voluntariado o prefieres retirarlo.”
Aquella pregunta, tal y como lo esperaba, tomó a TaeHyung por sorpresa.
“Oh…” Susurró, buscando la manera adecuada en la que expresarse.
Jungkook inmediatamente le observó. “No quiero que te sientas
presionado ni mucho menos juzgado por mí. No es eso, yo no te juzgo…
Jamás podría hacerlo.”
“Tranquilo, tranquilo… Lo entiendo perfectamente, no te preocupes.” Se
apresuró en responder. Luego, relamió sus labios y tragó saliva.
El ambiente se había tornado un poco tenso entre ambos, pero no lo
suficiente para que cualquiera de los dos pudiera llegar a sentirse incómodo.
TaeHyung no sentía que Jungkook estuviera atacándole directamente con
aquella pregunta, ni mucho menos queriendo juzgarle, sólo presentía que
tenía la misma duda que él, en su caso, podría tener. Y eso estaba bien.
“Quiero continuar con el voluntariado, en realidad.” Respondió al cabo de
unos segundos. El azabache le observó. “Sí que me ha afectado mucho todo
esto, pero creo que es normal… Después de todo, formé una relación muy
estrecha con ellos dos.”
“Claro que sí, no es nada fácil de sobrellevar. Eran parte de nuestras vidas,
también, siempre lo serán. Has vivido muchas cosas con ellos en tan poco
tiempo.”
Una pequeña sonrisa jaló de sus labios, pues era tranquilizador saber que
Jungkook comprendía con exactitud cómo se sentía.
“Lo sé.” Asintió. ‘Y también sé que me dolerá volver y ver que ya no
están allí… Que ya no tendré otra oportunidad de ganar a Elettra en el ajedrez
o de bromear con Chungmo.’ Una pequeña lágrima quiso traicionarlo, sin
embargo, no se lo permitió. “Pero me uní a este programa porque quería vivir
algo así. Ayudar. No puedo abandonarlo ahora. Ellos no hubieran querido
que lo hiciera y yo tampoco.”
Jungkook le sonrió con dulzura después de oírle decir aquello. Una sonrisa
de oreja a oreja que iba únicamente dedicada a él y le aceleró el corazón.
“Me alegra que quieras continuar haciéndolo.”
“Gracias. A mí también.”
“En realidad, te lo preguntaba porque Aram quería saber si volverías
después de eso… Y una parte de mí también quería saber la respuesta, en
realidad.” Admitió, enfocándose de nuevo en la carretera.
TaeHyung también sonrió. “¿Es la respuesta que esperabas?”
Para su sorpresa, el azabache asintió. “Sin duda alguna, sí.”
Y su sonrisa simplemente se amplió al mismo tiempo en que se le
aceleraba el corazón.
El coche de Jungkook se detuvo frente al cine tan sólo veinte minutos
después, siendo este el primero en bajarse y apresurándose en rodearlo para
poder abrir la puerta de TaeHyung a tiempo, quien se rio, pues ni de broma
parecía ser el tipo de hombre caballeroso.
“Estás muy galán hoy, ¿no?” Señaló, saliendo del coche sin dejar de reír.
“¿Me vas a pedir algo?”
Jungkook tan sólo se encogió de hombros. “Depende, ¿qué quieres
darme?”
Sin borrar la sonrisa ni por un segundo, TaeHyung se mordió el labio
inferior, encontrándose con aquel par de ojos brillantes, que se encontraban
expectantes por un movimiento suyo.
Así mismo se acercó a él, tomándole del cuello con ambas manos e
inclinándose para atrapar sus labios en un beso corto, apenas un roce de
labios simple.
Separándose, apenas tuvo tiempo de decir algo cuando alguien más
carraspeó, la fragancia que podría reconocer en cualquier lado llegando a sus
fosas nasales de inmediato.
“TaeHyung.” Aquella voz que fácilmente podía producirle un dolor de
cabeza sonó, viéndose obligado a dejar de mirar al azabache para enfocarse
en su dueño.
Daeil se encontraba saliendo del cine, sus dedos entrelazados con los de
una chica alta, delgada y de cabello largo, azabache y liso. El rubio escuchó a
Jungkook bufar, afianzando el agarre en su cintura inmediatamente.
“Hola otra vez, Daeil.”
Él ni siquiera encontró fuerzas para esconder la pereza en su voz. Aunque,
en realidad, tampoco se había esforzado demasiado en buscarlas.
“Hola. Me alegro de verte tan bien, hace poco me encontré con ese vídeo
donde te golpeaban con una piedra y pensé en llamarte para saber cómo
estabas, pero todavía tienes mi número bloqueado…” La sutil sonrisa que
tenía en el rostro se borró gradualmente.
TaeHyung suspiró. “Sí, sigo teniendo tu número bloqueado, pero ya has
visto que estoy perfectamente, así que puedes ahorrarte las llamadas
innecesarias.”
Daeil se aclaró la garganta, mostrándose incómodo, negándose a mirar a
Jungkook.
“Claro…” Él recordó que iba acompañado, por lo que recibiendo un
pequeño apretón de manos por parte de la chica que tenía a su izquierda, se
vio obligado a observarla. “Oh, se me olvidaba. Esta es Chaeri, una… una
amiga. Chaeri, este es TaeHyung, mi expareja.”
Ella le dedicó una gran sonrisa, tendiéndole la mano para que la
estrechara, cosa que TaeHyung hizo con las cejas alzadas.
“Encantada, TaeHyung, Daeil me ha hablado mucho de ti. Estaba
impaciente por conocerte en persona después de verte en tantas fotos…”
“Igualmente.” Asentía, devolviéndole la sonrisa sin muchas ganas.
Chaeri señaló a un silencioso Jungkook, quien todavía estaba aferrado a la
cintura del rubio. “¿Y él quién es?”
“Jungkook, él es Jungkook, mi cita.”
“Oh… Pues hacéis una pareja estupenda.” Dijo, sonando tan honesta que
hizo al azabache sonreír de oreja a oreja, asintiendo, pues él estaba súper de
acuerdo con eso.
“Gracias.”
TaeHyung también sonrió, enorgulleciéndose como si fuera un cumplido.
Daeil se aclaró la garganta. Claramente, él no opinaba lo mismo, pero eso a
nadie le importaba realmente. A nadie más que él, por supuesto.
El teléfono de Jungkook sonó, un mensaje apareciéndole en pantalla tan
pronto como lo sacó del bolsillo.
“Rubito, tenemos que irnos, la película va a empezar.”
Este asintió, entrelazando sus dedos con los del azabache. “Vamos.”
“¿Qué película vais a ver? Nosotros hemos salido de ver el estreno de
Oppenheimer. Ha sido alucinante, ¿verdad, Daeil? Nos ha encantado.”
“Sí, mucho.”
“Nosotros vamos a ver Super Mario Bros.”
Daeil se atragantó con su saliva, esperándose cualquier respuesta menos
esa. Buscó rápidamente los ojos de TaeHyung, quien seguía sonriendo, su
atención puesta en Jungkook hasta que notó la impropia sobre él y le miró,
cambiando por completo la expresión de su rostro.
“¿Mario Bros…? ¿A ti desde cuándo te gustan las películas para niños?”
“Desde que vi una, me pareció entretenido e hice lo mismo con otras cien
más, supongo.” Respondía, esquivando el intento de burla hacia su persona
con desinterés.
“Ya veo…” Dejando escapar una risita, asintió.
“A mí me encanta Mario Bros, mis hermanos y yo hemos jugado a todos
los videojuegos sin falta. Os va a encantar si sois fans de la saga, os lo
aseguro.” Una muy emocionada Chaeri dijo, ignorando por completo cuáles
habían sido las intenciones de su acompañante.
Por supuesto, aquello dejó a Daeil como el único fuera de lugar, llegando
incluso a sentirse incómodo.
TaeHyung le sonrió de oreja a oreja.
“¿Qué fan ni fan? Si TaeHyung no ha jugado videojuegos en su vida, no
se va a enterar de nada. Seguro que se queda dormido en mitad de la
película…”
El brazo de Jungkook rodeó su cintura una vez más, manteniendo las cejas
alzadas cuando miró a Daeil. Parecía celoso, molesto por algo que no lograba
comprender si teníamos en cuenta que él mismo había roto su relación con el
rubio.
“No te preocupes, que viene conmigo y la probabilidad de que se aburra es
nula. Soy un gran acompañante, así que puedes estar tranquilo que no se
dormirá en ningún momento.” Aseguraba, con el rubio asintiendo a su lado,
dándole la razón.
Aquello fue como un masajito directo al cerebro para Jungkook.
“Y además que tampoco necesitas ser un fanático de los videojuegos para
que te guste la película. Lo disfrutarás igual, TaeHyung.”
“Gracias, Chaerie.” Asentía en dirección a la sonriente muchacha. “Ahora
sí, debemos irnos sino queremos perdernos nada. Estoy aún más impaciente
después de verte tan emocionada, mis expectativas han subido mucho.”
Su risita llegó a los oídos del rubio. “Seguro que te encanta, ya lo verás.”
Un segundo después, Jungkook y TaeHyung dejaban atrás a la pareja, este
último sintiendo los ojos de Daeil en su espalda mientras afianzaba el agarre
en los dedos del azabache, suspirando mientras se alejaban. Tener a Jungkook
a su alrededor le daba un sentimiento de seguridad inexplicable, pues sabía
que no necesitaba fingir absolutamente cuando estaba con él.
“¿Te sientes bien, rubito?” Este quiso saber, susurrando sólo para que él
pudiera escucharle.
TaeHyung asintió. “Sí, no te preocupes… Es sólo que odio encontrarme
con Daeil todo el tiempo. Me pone enfermo.”
“Imagino. Sin conocerlo de nada yo también me siento enfermo, aunque
supongo que es por su evidente complejo de superioridad sobre mí. Tengo la
sensación de que me ve como una amenaza…”
El rubio no tardó en soltar una carcajada, que más bien sonó como un
bufido.
“Es mi exnovio, Jungkook, por supuesto que te ve como una amenaza.”
“¿Crees que aún sigue enamorado de ti?”
“Nunca lo estuvo, así que permíteme dudarlo…” Encogiéndose de
hombros, dijo. “Sólo se siente amenazado porque sabe que eres mejor de lo
que fue él alguna vez y sin necesidad de aparentar nada. Eso debe ser como
un golpe de ego.”
Jungkook rio esta vez, jalando de TaeHyung más cerca de sí mismo.
“¿Soy mejor?”
Él simplemente resopló. “Claro que lo eres, me parece absurdo que lo
preguntes, siquiera.”
“¿Y eso por qué?”
“Bueno… Si partimos de la base de que Daeil me utilizó, se aprovechó de
mí para sacarme dinero e intentar vaciar mis cuentas bancarias, eso te deja en
un lugar muy por encima de él.” Le recordó, escuchándole bufar. “Y fuera de
eso, eres infinitamente más divertido, considerado, atractivo y adorable que
él.”
Satisfecho por aquellas palabras (que evidentemente tomó como
cumplidos), Jungkook depositó sus labios en la comisura labial del rubio.
“Lo sé.”
“Oh, y también egocéntrico. Mucho más egocéntrico.”
“Eso también lo sé.”
“Y orgulloso, claro… Eres muy orgulloso.”
“Sí…”
“Y testarudo, vaya si eres testarudo…”
Este se aclaró la garganta. “Bueno…”
“Por no hablar de lo bruto que eres, tanto que asustarías a un ñu de siete
cabezas.”
Jungkook se alejó un poco, esta vez con el ceño fruncido. “¿Ahora me vas
a insultar o cómo funciona esto? Primero me atiborras de cosas bonitas y
ahora parece que quieres buscar a mi madre en el cementerio para reclamarle
por haberme parido.”
De los labios del rubio salió una carcajada sonora.
“No, claro que no, sólo señalo lo evidente, no necesariamente tiene que ser
algo malo. A mí me gustas con cada aspecto que he señalado, por eso estoy
aquí.”
“Ya, ya, seguro…”
TaeHyung giró la cabeza para depositar un beso en su mejilla. “Lo digo en
serio, idiota.”
“Claro, claro…”
“¡TaeHyung, Jungkook!”
La vocecilla aguda de Lyon captó inmediatamente la atención de ambos,
una vez se adentraron en la sala que les correspondía. Jaemin y el menor se
encontraban en tercera fila, meneando sus manos en el aire para indicarles
que se acercaran.
“Anda, vamos… No vaya a ser que mi orgullo se una a nosotros y no
podamos ver la película.”
El rubio volvió a reír, alcanzando a tomarle de la mano cuando pretendía
alejarse y dejarlo atrás, enviándole de vuelta a su postura anterior. Se acercó a
él, pegando los labios a su oreja.
“Si no me gustara el tipo de persona que eres, ni de broma me hubiera
acostado contigo tantas veces.” Susurró, únicamente para que pudiera oírle.
“También eres mucho mejor que Daeil en eso, por cierto.”
Finalmente satisfecho, Jungkook se separó con una sonrisita llena de
orgullo.
“Lo sé.”
Media hora después, cuando la película llevaba varios minutos de haber
comenzado y los cuatro se encontraban en sus respectivos asientos, con
TaeHyung en medio de Lyon y Jungkook, el menor de todos se giró hacia él,
masticando una golosina ácida.
“¿Quieres una gominola?” Lyon le ofreció la bolsa de dulces que su padre
le había comprado fuera en un puestecito, sacando de esta un gusano bañado
en azúcar. “Toma una lombriz.”
A TaeHyung, el enemigo público de las golosinas, se le retorcieron las
tripas, tratando de sonreír para no ser demasiado evidente.
“Oh, no me apetece, muchas graci…”
Lyon le metió la lombriz gelatinosa y grumosa por el azúcar en la boca,
antes siquiera de que pudiera terminar lo que estaba diciendo. Ya que, bajo su
percepción del tiempo, estaba tardando mucho.
“Cómetela, sabe a naranja.”
Su estómago se retorció aún más, girándose en dirección a un azabache
que reía, buscando ayuda con la mirada.
“¿Qué pasa? ¿No te gusta?” Susurró, evitando que Lyon escuchara aquella
conversación.
Horrorizado, TaeHyung negó.
Entonces y sin dejar de reír, Jungkook se inclinó sobre él, acortando la
distancia que los separaba y acercándose peligrosamente a sus labios que
rozó de manera ínfima, solo para morder el otro extremo de la golosina. Jaló
del dulce hasta llevárselo por completo, engulléndolo antes de depositar un
casto beso en los labios ajenos.
“¡Toad!” Lyon chilló, su atención fija en la pantalla, moviendo los pies en
el aire, emocionado.
Las luces se apagaron un segundo después, dándole a Jungkook la
oportunidad que necesitaba para seguir besando a TaeHyung sin
remordimiento alguno, profundizando el beso con su lengua, la cual barrió
por completo su boca.
Quejumbroso, el rubio se quejó, un poco avergonzado, pues estaban
rodeados de gente curiosa, entre los que se encontraban muchos niños
pequeños. Niños que no deberían estar viendo eso.
“No…”
Sin embargo, Jungkook ese día había decidido llevar las orejas de adorno
y dejarse los oídos en casa, porque volvió a besarle profundamente,
sosteniéndole del rostro y profundizando aquel nuevo beso una vez más,
ladeando la cabeza sólo con el afán de mejorar el contacto.
TaeHyung no tardó en recuperar la compostura que debido al segundo
beso había perdido.
“Basta, Jungkook, estamos en el cine…” Susurraba, separándose un poco
en contra de su voluntad.
El azabache bufó. “¿Y eso qué tiene que ver?”
“Que no es el lugar más adecuado para hacer estas cosas… Hay muchos
niños cerca, muy cerca. Tanto que tengo a tu ahijado a menos de veinte
centímetros sentado. Debemos comportarnos…”
“Rubito, estamos viendo una película cuyo protagonista es un fontanero
bigotudo que va a rescatar a una princesa. Con un dinosaurio antropomórfico,
una seta que chilla y una tortuga con cuernos como villano…” Le recordó,
logrando que su expresión fuera de puro horror, pues él ni siquiera sabía lo
que iban a ver. “Créeme, verán cosas peores que a dos hombres besándose.”
TaeHyung frunció el ceño, acercándose a Jungkook para que sólo él
pudiera escucharle. “¿Qué mierda dices que vamos a ver?”
“Exacto.”
Y, acto seguido, Jungkook volvió a hacer el amago de besarle, apenas
rozando sus labios cuando este se apartó con rapidez.
“No, estate quieto. Vamos a ver la película.”
“Pero—”
Señalando hacia el frente, le indicó que mirase a la pantalla. “La película.”
Como era de esperar (otra vez), Jungkook bufó, haciendo lo pedido a
regañadientes y de brazos cruzados, una mueca indignada y el
comportamiento digno de un niño de seis años saliendo a relucir.
“Tú te lo pierdes.”
TaeHyung se inclinó para besar castamente su mejilla.
✧c.-045

N/A: Sigo muy sensible, pero vuestros comentarios me hicieron muy feliz
y este capítulo lo mejoró todo. Amo a Aram con mi alma xD
Cap dedicado a VCUTCORE ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Lonely Dancers’ de mi bebé Conan Gray.

El lunes por la mañana, TaeHyung salía del taxi sintiéndose una persona
totalmente nueva. Visualizando el hospital a menos de cinco metros, un nudo
gigantesco se le formó en la garganta, obligándole a suspirar.
No sabía si estaba realmente preparado para afrontar su primer día de
voluntariado sin el señor y la señora Bang, pues todavía tenía ese sentimiento
de vacío que, suponía, jamás se llenaría con nada más. Lo que sí sabía, era
que no podía encerrarse más en sí mismo, no cuando otras personas también
le necesitaban.
Dejando el vehículo atrás y viéndole desaparecer en la carretera, se quedó
de pie frente a las enormes puertas del hospital. Era tan duro aceptar una
realidad que no quería vivir.
“¡Rubito!” La voz de Jungkook le hizo voltearse inmediatamente, viéndole
bajar de su moto y caminar hacia él.
TaeHyung suspiró, aliviado.
“Hola…” Apenas susurró, dedicándole una pequeña sonrisa.
“¿Por qué no me dijiste que vendrías más temprano? Estaba dejando a
Fourth en la universidad cuando vimos a tu hermano y nos dijo que habías
venido antes.”
Él se encogió de hombros, mirando de nuevo hacia aquellas puertas que
ahora se abrían para dar paso a una familia.
“Siempre sueles venir tarde y pensé que estarías ocupado… No quería
molestarte.”
Jungkook frunció el ceño. “Desconozco lo que te hace pensar eso, pero es
absurdo; tú no me molestas para nada, TaeHyung. No es un problema para mí
escaparme del trabajo o lo que sea por venir a acompañarte. Y menos cuando
sé que no quieres hacer esto solo.”
El corazón de TaeHyung se derritió hasta convertirse en un líquido
viscoso palpitante. Miró a Jungkook con los ojos brillantes, repletos de una
adoración que desconocía.
“Te lo agradezco, Jungkook.” Susurró, dándole un pequeño golpe en la
barbilla, seguido de mostrarle su mejor sonrisa, pues realmente apreciaba su
preocupación e interés. “Significa mucho para mí que estés aquí conmigo.”
“Lo sé, por eso mismo he venido.”
Mordiéndose el labio, TaeHyung se inclinó tras tomar su rostro con una
mano, acunándolo mientras acortaba la distancia que los separaba y
depositaba un casto beso en su mejilla. Aquello pareció tomar por sorpresa al
azabache.
“¿Y eso?”
“Por nada, simplemente creo que eres adorable.”
Él se encogió de hombros, intentando que esas simples palabras no
causarán demasiado en él. Por supuesto, falló.
“Bueno…” Murmuró. TaeHyung dejó escapar una risita, acariciándole la
mejilla. “¿Vamos?”
“Sí, vamos.”
Suspirando, el rubio apretó los labios con fuerza, volviendo a sentirse
nervioso e intranquilo otra vez, sólo que con menor intensidad, pues la
presencia de Jungkook le tranquilizaba considerablemente.
Jungkook tomó su mano, entrelazando los dedos y dándole un suave
apretón, recordándole que no estaba solo.
Ambos caminaron hacia el interior del hospital, adentrándose tan pronto
como las puertas corredizas se deslizaron a los lados. Una vez dentro,
TaeHyung sintió una profunda ola de tristeza golpearle, su corazón
apretándose tan pronto como vio la sala de urgencias al final del pasillo. Ahí
fue la última vez que vio al señor Bang. No podía creerlo.
“¿Te sientes bien?” El azabache susurró, acariciando su mano con el
pulgar.
Lentamente, este asintió. “Sí… Sólo un poco desanimado, pero creo que
es normal. Se me pasará.”
“También puedes tomarte el tiempo que necesites para volver, lo sabes,
¿verdad? Nadie va a recriminarte nada. La gente entenderá la situación,
rubito… Esto no es fácil.”
“Lo sé, pero no quiero alargarlo más tiempo. Necesito volver y hacerme a
la idea poco a poco, aunque cueste…” Murmuró, subiendo las escaleras que
llevaban a la zona de oncología con el corazón en un puño.
“Está bien, de acuerdo. Sólo no te fuerces, ¿vale?”
Él le dedicó su mejor sonrisa, asintiendo una vez más. “Descuida, no lo
haré.” Aseguraba. “Además, también echo en falta a Aram, ¿sabes? Quiero
verle y saber cómo va todo con su tratamiento.”
“Va todo perfectamente. Su cuerpo lo recibe sin dar problemas y mejora
poco a poco, está muy contento. Es más, me pregunta mucho por ti.”
Los ojos del rubio brillaron la siguiente vez que miró a Jungkook. “¿En
serio?”
“En serio, claro. He tenido que venir prácticamente todos los días de estas
dos últimas semanas porque la doctora Ahn me ha pedido que le haga un
favor y siempre que tengo oportunidad me paso a verle. Lo primero que hace
nada más verme entrar por la puerta, después de abrazarme, es preguntar
dónde estás, si vendrás pronto a verle y si sé algo de esas pinturas que le
prometiste.”
Tan pronto como dijo aquello, una punzada de culpabilidad fue a parar a
su pecho, apenas acordándose de la promesa que le había hecho a Aram un
par de semanas atrás. Lo había olvidado por completo.
“Mierda, las pinturas…” Se lamentó, tapándose el rostro con una mano.
“Se me ha pasado completamente por alto, no me lo puedo creer…”
Jungkook le apretó el hombro. “Oye, que no pasa nada, Aram sólo tiene
curiosidad, no te reclama por nada.”
“Pero le prometí que se las traería lo antes posible…”
“Ya lo sé, por eso mismo le expliqué que ya habías encargado esas
pinturas por internet y estaban de camino. Dijo que estaba bien y esperaría.
No te preocupes por eso, ¿vale?”
Con los labios apretados, volvió a suspirar. “Gracias…”
“No me las des.” Negaba, haciéndose el desinteresado hasta que fue
consciente de que la forma de agradecimiento que él realmente esperaba no
tendría lugar. Entonces, su ceño se frunció, sumamente ofendido. “Eh… Este
es el momento donde me besas y yo me retracto, ¿cómo te atreves a no seguir
la tradición?”
TaeHyung dejó escapar una carcajada inmediata, sosteniéndose de su
antebrazo. “Lo siento, lo siento.”
“No te disculpes. Rebobinemos…” Dijo, para acto seguido señalarle. “Di
tu frase.”
“Oh, sí. Gracias por cubrirme las espaldas.”
“No me des las gracias, está bi—” Ahora sí, tal y como lo deseaba desde
un inicio, el rubio acortó la distancia que los separaba para depositar un casto
beso en sus labios, silenciándole. Satisfecho, Jungkook sonrió. “En realidad,
sí, agradécemelo. He mentido a mi propio hermano por cubrirte las
espaldas… Eso no se hace.”
Tan pronto como otra carcajada resurgió de su garganta, TaeHyung le
golpeó el brazo. “¡Oye!”
Jungkook también rio. “Es broma, es broma… Pero ahí es dónde iría el
segundo beso de agradecimiento. ¿Tenemos que rebobinar otra vez?”
“Hm, no… No habrá segundo beso, por gracioso.”
“¿Cómo qué no?”
Antes de decir algo más, TaeHyung se detuvo e hizo que Jungkook
también parara en seco frente a la sala de descanso, aquella donde siempre
podían encontrar al matrimonio, miles de recuerdos fluyendo a su alrededor.
Ese lugar tenía más significado que cualquier habitación en aquel hospital,
habiéndose convertido en un lugar seguro para él durante casi tres meses.
Allí había reído, sufrido y ganado las mejores anécdotas que podían
existir. E incluso si ya no quedaba nada, si la posibilidad de crear nuevas
memorias estaba totalmente destrozada, esos recuerdos siempre
permanecerían con él. Por el resto de su vida.
“Es una mierda saber que ya no están.” Susurró.
“Lo sé.” Jungkook asintió, estando de acuerdo. “Pero consuela saber que
una vez estuvieron y tuvimos el privilegio de conocerlos.”
El corazón de TaeHyung se apretó aún más, mirándole con lo ojos
llorosos. Jeon le quitó la primera y única lágrima traicionera, acariciando su
mejilla en el proceso, notando como se apoyaba en el tacto y sonriendo.
“Tienes razón…”
Jungkook depositó un pequeño beso en su frente.
“Ven, sígueme.” Le oyó decir con un tono de voz suave, dulce, recibiendo
también un leve apretón en la mano.
Asintió en completo silencio, siendo guiado hacia el otro lado del pasillo,
al ala de oncología infantil, donde se respiraba un aire diferente. Más puro,
triste, pero lleno de energía positiva que no tardó en envolverlos.
Jungkook abrió la puerta de la sala de juegos que tenían junto a la
biblioteca, permitiéndole a TaeHyung reencontrarse con aquellos niños a los
que había visitado anteriormente. Muchos jugaban con muñecas, otros
permanecían sentados en las mesas coloreando libros o dibujando y los más
mayores se entretenían jugando juegos de mesa.
“¡TaeHyung, Jungkook!”
Allí estaba. Esa vocecilla dulce, enérgica, inquieta. La misma que le dio
las fuerzas que necesitaba para volver.
TaeHyung se giró para ver a Aram correteando hacia ellos con los brazos
extendidos. Él rápidamente se puso de cuclillas, esperando su llegada para
recibirlo. Una vez este llegó a su altura entre pequeños saltitos, lo atrapó,
elevándolo.
“¡Por fin has vuelto!” Chilló, aferrándose a su cuello y abrazándole como
si llevara años sin saber de él. “Te he echado mucho de menos.”
El nudo en el pecho de TaeHyung se deshizo de inmediato, siendo
reemplazado por una manta aterciopelada y calentita que casi le provocaba un
estrepitoso llanto.
“Yo también a ti, Aram, muchísimo. Y me alegro un montón de estar aquí
otra vez.” Apretándole un poco más fuerte, se permitió el lujo de cerrar los
ojos. “¿Cómo has estado? Jungkook me dijo que te sentías mejor.”
“¡Muy bien! Ya no tengo tanto sueño como antes y casi no me duelen los
pinchazos. El doctor dice que está muy feliz de que el tratamiento funcione.”
La sonrisa del rubio se hizo más amplia, pues aquella noticia era la mejor
que podía recibir justo ahora.
“No sabes cuánto me alegro, Aram.”
Este le abrazó de nuevo. “Yo también… Ya tengo ganas de curarme para
poder salir a la calle y volver al colegio. No me gusta mucho estar aquí…
Aunque es divertido cuando venís.”
“Le prometí que cuando le dieran el alta iríamos al cine con Lyon, quiere
conocerlo.” Jungkook explicó al rubio, quien asintió.
“Sí, a él también le gusta Mario, como a mí. Será mi primer amigo fuera
del hospital.”
TaeHyung esbozó una sonrisita al imaginarse a ambos pequeños
conociéndose. “Seguro que os lleváis muy bien, Lyon es un chico super
divertido al que le encanta jugar. Vais a ser grandes amigos.”
Como era de esperar, la sonrisa de Aram se amplió del mismo modo en
que le brillaron los ojos intensamente. Estaba tan emocionado sólo de
pensarlo, que a TaeHyung volvía a apretársele el corazón. Jamás había
deseado tanto algo como ver a Aram completamente curado y siendo un niño
feliz fuera de aquel hospital.
“Por cierto, TaeHyung, tengo que decirte algo…”
Al cabo de un rato, cuando los tres se encontraban sentados alrededor de la
mesa más grande, compitiendo entre ellos por ver quién coloreaba su
respectivo dibujo en los diferentes libros para colorear que TaeHyung le
había regalado al pequeño Aram, la vocecilla del susodicho sonó, rompiendo
el silencio.
Kim el observó, levantando la mirada del cuaderno. “Dime, corazón.”
“Le he pedido a mis padres que me compren un tablero de ajedrez para
jugar contigo. Sé lo mucho que te gustaba jugar con la señora Bang y he
pensado que tal vez querías seguir haciéndolo, pero conmigo…” Murmuraba,
casi avergonzado de la simple propuesta.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Aram continuó hablando.
“Yo no juego muy bien, apenas sé mover las fichas esas grandes, pero
Jungkook me ha estado ayudando estos días.”
“Busqué vídeotutoriales de cómo jugar al ajedrez.” Añadió el mencionado,
acercándose a TaeHyung para decir algo que sólo él pudiera escuchar.
“Aunque, siéndote honesto, no entiendo una mierda…”
Él rio, aún con las emociones a flor de piel. “Me encantará jugar contigo al
ajedrez, Aram.”
Sus palabras sorprendieron al más pequeño, quien casi no las esperaba.
“¡¿En serio?!”
“Sí, de verdad. También podemos jugar a otros juegos de mesa que te
gusten, conozco muchos. Parchís, damas, la oca… Puedo conseguirlos, así
Jungkook puede unirse a nosotros.”
“¡Por favor, sí!” Chilló, visiblemente emocionado. “Pero no quiero que te
gastes más dinero, Jungkook dice que ya has comprado esos rotuladores para
mí y mis padres creen que es demasiado. No quiero que te quedes pobre por
mi culpa…”
TaeHyung y Jungkook se miraron, el azabache viéndose obligado a
aguantar la risa.
“No te preocupes, Aram, dile a tus padres que no es demasiado, que lo
hago encantado. Y tú tranquilo, no me quedaré pobre por tu culpa, ¿vale?”
“¿Seguro…?”
“Segurísimo.”
Aram se bajó de la sillita sólo para abrazarle con todas sus fuerzas. “Eres
mi segundo mejor amigo. Te quiero, TaeHyung.”
Devolviéndole el abrazo, ni siquiera fue consciente del momento en que
sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, sólo sintió que se le derretía el
corazón en cuestión de segundos.
“Yo también te quiero, Aram.” Susurró, frotando su pequeña espalda.
Definitivamente no se arrepentiría nunca de volver.
Unas cuantas horas más tarde, después de que Jungkook se convirtiera el
claro ganador tres veces consecutivas, pues sus dibujos tenían mucho más
nivel que cualquiera (no por nada se dedicaba al mundo del arte como
tatuador), ambos salieron del hospital con el corazón contento, lleno y
arropado, pues esa sensación era la que causaba Aram todo el tiempo.
TaeHyung estaba triste, pero agradecido. Agradecido con Aram por
simplemente existir, con Jungkook por no haberle dejado solo ni por un
segundo y con el señor y la señora Bang por permitirle quedarse con aquellos
recuerdos que atesoraría eternamente.
“¿Tienes algo que hacer?” Jungkook quiso saber, caminando a su lado.
“Debo pasar por el hotel para mirar cómo va todo. El padre de Yibo se
incorporó hace un par de días y me gustaría presentarme ante él
correctamente… Los huéspedes están encantados con su comida.”
“Es muy, muy bueno… El mejor chef que conozco, la verdad. Me alegra
que hayas decidido darle ese puesto.”
“Yo sí que me alegro.” Rio. “¿Tú tienes que hacer algo?”
Jungkook negó. “No, en realidad no, ¿por qué?”
“Por si querías acompañarme al hotel.” Propuso, sintiéndose
inexplicablemente nervioso por primera vez desde que conoció al azabache.
Se aclaró la garganta. “Ya sabes, tengo una habitación allí y he pensado que
podríamos pedir algo para comer, mientras me ayudas a elegir qué juegos
comprar para el hospital. ¿Por fa…?” Le sonrió a modo de súplica, deseando
que su respuesta fuera afirmativa.
Notando aquel nerviosismo a kilómetros de distancia, el azabache sonrió,
inclinándose para acortar la distancia que los separaba y besando sus labios
castamente.
“Cuando dije que quería escucharte suplicar, no me refería en este
contexto, rubito.” Se burló de manera descarada. “Tú pagas la comida,
vamos.”
Tan pronto como se alejó, dejándole sonrojado y con la palabra en la boca,
TaeHyung bufó, yendo tras él en dirección a su moto aparcada a tan sólo
unos metros.
“Serás gilipollas…”
Jungkook debía agradecer ser su tipo ideal de hombre, que TaeHyung le
encontrara físicamente atractivo y encantador al mismo tiempo, y además
hubiera desarrollado una inexplicable adoración por él que, de momento, no
admitiría. Porque de lo contrario, las cosas serían muy distintas entre ellos
dos. Muchísimo.
El padre de Yibo era un hombre excepcional. Tanto, que prohibió a ambos
pedir comida a domicilio mientras fuera él quien se encargara de alimentar a
los huéspedes e incluso les obsequió dos recipientes a rebosar de ramen
recién hecho para que se llevaran a la habitación del rubio.
“Huele tan bien que podría alimentarme sólo por la nariz.” Murmuraba
TaeHyung, mientras abría la puerta de su habitación, casi babeando.
Tras él, Jungkook soltó una risita. “No te lo recomiendo mucho, eh… Las
secuelas son permanentes, sino mira a Raehwan.”
Entendiendo rápidamente a lo que se refería, Kim se mostró horrorizado.
“¡Jungkook, por Dios!” Chilló, logrando que este riera aún más fuerte,
adentrándose en dicha habitación.
“Yo sólo informo.”
“Se supone que Raehwan es tu amigo.” Bufó.
“Y lo es, sé que esas bromas no le afectan en absoluto, por eso las hago.
De lo contrario, ni abriría la boca. Es él quien se burla de su pasado
constantemente para dar lecciones a otros.”
Tomando asiento en su cama king size, TaeHyung resopló, acomodándose
de forma que quedara frente a frente con el azabache. De inmediato, el reflejo
de un recuerdo que vivió junto al susodicho pasó por su mente, teniendo la
necesidad imperiosa de mencionarlo.
“Huh, ahora que me acuerdo… El día de tu última carrera, cuando fui a
buscarte y te encontré con Seokhwa.” Jungkook le miró, expectante. “Antes
de eso me crucé con un tipo que quiso venderme algo… No sé qué tipo de
droga era, tampoco pregunté, la verdad. El caso es que Raehwan estaba cerca
y lo ahuyentó.”
Jungkook frunció el ceño, luciendo preocupado. “¿Intentó venderte
droga?”
“Técnicamente me suplicó que le comprara, sí.” Asintió. “Admito que me
dio un poco de miedo, parecía tan desesperado que me puse en lo peor si no
accedía, pero por suerte Raehwan acudió a mi rescate desde lejos.”
“Joder… ¿Ves cómo no puedes separarte de mí? Luego pasan esas cosas.”
Un bufido abandonó sus labios, mientras masticaba el trozo de carne y
ponía los ojos en blanco.
“¿A quién te crees que estaba buscando, si no? Pero estabas muy ocupado
con tu ex novio como para poder enterarte siquiera.” Le recriminó, siendo
Jungkook que bufaba esta vez.
“Y dale… Que no era mi novio. Y ni siquiera estaba con él por decisión
propia, en primer lugar; se me acercó mientras daba vueltas por el recinto
buscándote.”
“Claro, claro, buscándome…”
Jeon le fulminó. “Pues sí, listillo, te estaba buscando. En ese momento,
después de que el imbécil me besara a traición y cuando terminó la carrera…
Pero adivina quién se marchó sin decir ni un mísero adiós, sólo porque
decidió asumir cosas sin sentido.”
Sintiéndose un poco-bastante regañado por el azabache, TaeHyung se
concentró en su comida, sorbiendo los fideos como si se le fuera la vida en
ello y evitando descaradamente su mirada acusatoria, que no parecía querer
apartarse.
“Hm… Qué rico está esto…” De manera exagerada murmuró, oyendo su
bufido.
“Sí, riquísimo… Tanto que voy a dejarte disfrutarlo solo para que te sepa
mejor.”
Acto seguido, se puso en pie, el tono de voz serio y decidido que usó para
decir aquello, mientras dejaba su recipiente con comida en una de las mesitas
y se ponía en pie, siendo suficiente para que TaeHyung se sintiera alarmado.
“No, no, no.”
“Adiós, rubito.”
Dejando su cuenco junto al de Jungkook, se puso de rodillas en la cama
para atraparle la mano una vez pasó por delante de él, jalándolo hacia atrás.
“No te vayas, no te vayas.” Pidió en apenas un susurro, rodeándole el
cuello con ambas manos y acortando la distancia para besarle lentamente.
Luego, se separó tan sólo unos centímetros, pegando su frente a la ajena.
“Siento haberme marchado ese día sin avisar, ¿de acuerdo? Admito que me
puse un poco celoso, pero pensándolo en frío sé que es una absurdez haberlo
planteado así.”
El azabache asintió, estando de acuerdo. “Exacto. Te honra admitirlo
porqu—”
“…porque a ti te gusto yo.” Finalizó, sus ojos fijos en los ajenos.
Otro bufido abandonó sus labios. “Si tú lo dices…”
TaeHyung se inclinó para volver a besarle lentamente, acariciando su nuca
con la yema de los dedos y poniéndole los vellos de punta.
“¿Vas a negármelo?”
Jungkook mordió su labio inferior, observando los impropios. No tardó en
menear la cabeza a modo de negación, pues de ninguna forma podía decirle
que no y mentirle tan descaradamente a la cara. Era una persona orgullosa
que rara vez hablaba de sus sentimientos o incluso los admitía, pero también
honesto.
“No, claro que no.” Susurró.
El rubio esbozó una pequeña sonrisa satisfecha. “Eso pensaba yo…”
Su teléfono sonó antes de que tuviera el pensamiento de besar a Jungkook
otra vez, haciéndolo en el momento exacto en que sus labios se rozaron,
provocando que Jungkook soltara un bufido y se separara a regañadientes.
“¿Por qué últimamente nos interrumpen tanto? ¿Será una señal del
destino?”
Kim se encogió de hombros, sacando su teléfono mientras volvía a
sentarse en el colchón. “No sé, yo también me lo pregunto…”
“Yo lo pregunto más que nada para hacerme el tonto.”
“Es mi hermano.” Anunció, tras soltar una pequeña risita y aceptar la
llamada, llevándose dicho teléfono a la oreja. “Gemini, dime, ¿qué pasa?”
“TaeHyung, ¿estás viendo la televisión?”
La voz de Gemini parecía ajetreada, como si hubiera estado corriendo
durante mucho tiempo o simplemente estuviera alterado hasta el punto de no
poder controlar su respiración. Aquello preocupó un poco al hermano mayor.
“No, ¿por qué?”
“Pon las noticias locales.” Indicó, sonando apresurado. “Date prisa, está
papá dando la conferencia.”
“Voy, voy.”
Le hizo señales a Jungkook para que tomara el mando, encendiera la
televisión y se lo pasara de inmediato, no tardando en pulsar los botones que
le llevaran al canal de noticias. Su ceño continuaba fruncido, mientras veía a
su padre aparecer en la gran pantalla.
Estaba detrás de un altar y con diferentes micrófonos apuntando hacia él.
Parecía seguro de lo que decía, por lo que subió el volumen, queriendo
enterarse.
“…por eso mismo me gustaría aclarar que mi intención nunca fue
perjudicar a nadie ni mucho menos dejar familias en la calle, pero también
admito que mis verdaderas intenciones quedaron totalmente nubladas por la
ambición de los proyectos que he estado llevando a cabo. Hasta hoy.”
TaeHyung se acercó a la orilla de la cama.
“Quiero disculparme con todos los afectados. Por esos abuelos que han
perdido todo lo que tenían, su hogar y sus recuerdos. Por esos padres y
madres de familia que se han visto obligados a dejarlo todo atrás porque no
tenían más remedio. A esos niños que no podrán seguir creciendo en el único
sitio que han conocido como hogar hasta ahora. Me disculpo honestamente
con todos vosotros.” Siguió diciendo, sus ojos brillantes.
Jungkook, que parecía confundido, se posicionó a su lado. “¿Qué es esto?”
“No… No lo sé.” Susurró en respuesta.
“Si bien es cierto, las condiciones de esos edificios no eran las más
adecuadas para vivir, mi planteamiento fue erróneo y mis decisiones sólo
favorecían a aquellos que menos necesitan.” Señalaba el señor Kim.
“Aquellos por los que realmente inicié mi campaña.”
El nudo en la garganta del rubio se hizo más grande, mostrándose
confundido, pues no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Ni siquiera
cuando su padre esbozó una sonrisa triste.
“Tuve que ver a mis hijos haciendo todo lo contrario a mí para darme
cuenta de que estaba en el lado incorrecto. Y lo siento.” Susurró aquello
último. “Siento haberos dado la espalda, lo siento muchísimo.”
Los ojos de TaeHyung no tardaron en humedecerse. “Papá…”
Jungkook frotó sus hombros tan pronto como le sintió temblar.
“Pero os prometo que las injusticias acaban aquí.” Aseguraba,
manteniendo la compostura. “El proyecto que teníamos en mente para el
próximo año se ha cancelado por completo.”
“¿Qué?”
“Si bien no muchos de mis socios están de acuerdo con este plan de último
momento, considero que es lo que debo hacer. Esas oficinas que tiempo atrás
mencioné no tendrán lugar. O no en esa zona, al menos, sino que
reconstruiremos todos los edificios hasta hacerlos habitables de nuevo y que
puedan ser devueltos a sus respectivos dueños como es debido. Sin hipotecas
ni alquileres desmesurados de por medio.” Explicaba, llenándose los
pulmones de aire. “Sólo un hogar digno, uno que todos merecemos.”
TaeHyung y Jungkook se miraron. “¿Tú tenías idea de esto…?” Susurró el
azabache.
“Nada de nada.” Él negó. “La única información que tengo es de hace
unos días, cuando vino a verme después de lo sucedido con el señor y la
señora Bang y a la mañana siguiente canceló su reunión por desayunar con
Gemini y conmigo… Sólo eso.”
El azabache señaló a la televisión de nuevo. “Mira.”
Frente a ellos, en la pantalla, unos planos de edificios se presentaban con
el nombre “Nuevo Distrito Jung 2024”, mostrando viviendas, nuevas
bibliotecas e incluso la maqueta de una escuela secundaria.
“¿Eso es un instituto?”
“Y una universidad también.”
“¿Va a construir universidades e institutos?” Con el ceño fruncido,
Jungkook cuestionó.
TaeHyung apenas logró encogerse de hombros. “Gemini le contó que
Fourth había aceptado una beca tan lejos de su zona por las malas
condiciones que tenían vuestras universidades… Pero no pensé que lo
tomaría en cuenta siquiera.”
“No sólo eso, sino que todos los afectados serán remunerados con
trescientos cincuenta millones.” El señor Kim continuó diciendo, aquella
noticia tomando a ambos jóvenes desprevenidos.”
“¡¿Cuánto?!” Jungkook volvió a mirar al rubio, que parecía igual de
sorprendido. “¡¿Millones?!”
TaeHyung ni siquiera pudo abrir la boca para responder, apenas meneando
la cabeza a modo de asentimiento. El móvil se le resbaló de las manos,
cayendo al suelo.
“…sé y soy consciente de que un puñado de wons no devolverán
recuerdos ni tampoco lo pretendo, pero no sólo quiero daros el hogar que
merecéis ni servicios mínimamente decentes, sino que quiero recompensar las
pérdidas que yo mismo he causado.”
Las primeras lágrimas desbordaron sus ojos, provocándole un llanto
silencioso que, por más que intentó aguantar, no pudo, tapándose la boca para
quitarle intensidad a sus sollozos.
De nuevo, las manos de Jungkook se posaron sobre los hombros ajenos,
frotando. “Tranquilo, tranquilo…”
“Quizás no es mucho considerando lo que habéis perdido, pero es todo lo
que puedo daros por el momento, ya que mi hijo mayor, TaeHyung, está
haciendo el trabajo duro alojando a los afectados en su hotel.” Dijo aquello
último con una sonrisita gratificante, cargada de orgullo. Un orgullo que
traspasó al mencionado, pues sollozó sin poder evitarlo. “A veces creo que él
debería ser alcalde, y no yo, pero ni de broma dejo que entre en este mundo.”
Su pequeña broma hizo a los presentes reír, las cámaras enfocando al
público, quienes mayormente eran habitantes de la zona. TaeHyung sollozó
más fuerte aún.
“Eh, no pasa nada, cálmate.” La suave voz de Jungkook llegó a sus oídos.
“Respira hondo.”
Sin embargo, él no pudo hacerle caso, incapaz siquiera de escucharle,
demasiado enfocado en la televisión donde su padre se encontraba, hablando
sin parar.
“Por supuesto, no pretendo lavar mi imagen por un puñado de votos, sólo
quiero ser el alcalde que mi pueblo merece. El que prometí. Y si después de
esto, creéis que lo soy, estaré eternamente agradecido. Si no, lo entenderé
también.” Sonriendo, se llevó una mano al pecho, preparando su despedida.
TaeHyung necesitó sentarse a la orilla de la cama, siendo seguido por un
Jungkook que no lo soltó en ningún momento.
“Pensé… Pensé que jamás cambiaría de opinión.” Susurró, su voz
temblorosa.
“Pues ya ves que no es así, ha rectificado para bien. Y parece que quiere
hacer las cosas correctamente ahora, o eso está demostrando con lo que dice.”
Tapándose el rostro con ambas manos, sollozó. “Te juro que creí que iba a
perder a mi padre tal y como lo conocía, Jungkook, que esto— esto sólo iría a
peor… Cuesta abajo, pero no.”
Jungkook apartó aquellas manos que le impedían verle, reemplazándolas
por las suyas propias, acunándolo. “Tú mismo has escuchado cómo decía que
veros a vosotros dos actuar le ha hecho darse cuenta de lo mal que estaba
actuando, ¿verdad?”
“Sí…”
“Pues entonces, rubito. Tu padre ha decidido cambiar y hacer las cosas
bien gracias a vosotros, a ti.”
Él sollozó más fuerte, escondiéndose en el cuello de Jungkook, el único
lugar donde ahora mismo se sentía protegido, seguro. Como en casa.
Sintiendo sus manos acariciándole la espalda y su respiración calmada. Cerró
los ojos, repitiéndose aquellas palabras que el azabache había mencionado
con tantísima seguridad.
Gracias a vosotros. Gracias a ti. Gracias a él.
✧c.-046

N/A: A estas alturas ya no sé quién es mi personaje favorito, sólo sé que


podría morir por Jungkook mil veces y lo haría con una sonrisa xD
Cap dedicado a 2EAlex ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Bad Decisions’ de BOBI ANDONOV, yo
simplemente lo amo.

La moto de Jungkook aparcó frente a la finca de los Kim tan sólo una hora
después, TaeHyung bajándose tan rápido que probablemente se hubiera caído
de boca al suelo de no ser porque estaba lo suficientemente histérico como
para encontrar equilibrio donde no lo tenía.
“Gracias por traerme.” Le dijo al azabache, respirando hondo, mientras le
entregaba el casco que acababa de quitarse. Jungkook lo dejó sobre el
asiento, girándose de nuevo hacia él.
“No es nada, rubito, ¿te encuentras bien?”
Su preocupación era tan evidente mientras notaba y veía el nerviosismo de
TaeHyung a través de sus ojos, que no pudo ocultarlo siquiera.
“Estoy bien, tranquilo, sólo un poco histérico, pero supongo que eso
puedes imaginártelo.” Una sonrisa exageradamente nerviosa jaló de sus
labios. Parecía a punto de llorar.
Jungkook no tardó en acunarle el rostro con ambas manos, obligando a sus
ojos a encontrarse, pudiendo así acariciarle las mejillas con suavidad. El
rubio se relajó notoriamente bajo su tacto, suspirando.
“Escúchame, entiendo que estés así después de todo lo que ha pasado y
cómo te ha tocado vivirlo, pero necesitas parar un segundo y respirar hondo,
¿de acuerdo?” Le dijo. “No quiero volver a tener que cargarte hasta la sala de
urgencias de un hospital, rubito.”
Este cerró los ojos, sintiéndose diminuto indefenso. “Lo siento…”
“No te lo digo como un reclamo, TaeHyung, sino desde la perspectiva de
alguien que, francamente, se asustó mucho cuando eso pasó.” Se apresuraba
en aclarar.
TaeHyung entendió aquello, asintiendo. “Siento haberte asustado…”
Susurró esta vez.
“Está bien, no te preocupes, sólo intenta mantener la calma, ¿vale? Las
cosas no van a ser diferentes por más intensidad que sientas al vivirlas.”
“Lo sé, lo sé, tienes razón…”
Satisfecho, Jungkook bajó ambas manos hacia su cuello, poniéndolas a
cada lado antes de usar una para quitarle el cabello del rostro, sonriéndole.
“Bueno, te dejo que vayas dentro y te reúnas con tu padre, sé que en el
fondo lo estás deseando.” Bromeó, haciéndole reír. “Avísame si sucede algo
o necesitas que venga, ¿de acuerdo? Iré a ayudar a Mos con el bar mientras
tanto.”
Devolviéndole la sonrisa con la misma intensidad, Kim asintió. “Te
avisaré en cuanto tenga más información, no te preocupes.”
“Perfecto.”
“TaeHyung, aquí estás.”
La voz ajetreada de Gemini hizo saber a ambos que el menor de los
hermanos Kim se encontraba cerca, el susodicho girándose en cuanto la
escuchó. Su hermano recién salía del coche, con una mueca de angustia,
preocupación y confusión; probablemente muy similar a la que él tendría en
ese momento.
“Gem, ¿sabes algo más?”
“Lo mismo que tú.” Respondió, asintiendo en dirección al azabache a
modo de saludo. “Hola, Jungkook.”
“Deberíamos ir a hablar con él, con papá, que nos lo explique todo.”
Propuso TaeHyung.
Su hermano suspiró. “Deberíamos, sí… Vamos dentro, su coche está
aparcado en la parte de atrás, lo he visto cuando entraba. Debe estar en casa.”
“Yo os dejo, ya me avisas cuando sepas algo, ¿vale, rubito?”
“Vale. Gracias por traerme, guapo.” Girándose hacia él, el rubio se inclinó
para depositar un beso casto en su mejilla. “Nos vemos luego.”
Gemini emitió un sonido de desagrado tan pronto como Jungkook besó a
TaeHyung en los labios, disconforme con la despedida tan pobre por su parte.
TaeHyung rio, separándose con las mejillas rojas y empujándole.
“Hasta después, rubito. Adiós, Gemini.”
“Adiós, adiós… Oh, y si ves a Fourth, dile que le llamaré más tarde.”
Este asintió. “Claro.”
Una vez Jungkook se montó en su moto y desapareció calle abajo,
TaeHyung le dio un pequeño empujoncito a Gemini, cuya mueca seguía
siendo de desagrado total.
“Deja de mirarme así y vamos dentro, anda.” Indicaba, avanzando hacia la
entrada.
El pelinegro fue tras él.
“¿Desde cuándo estás con Jungkook?”
TaeHyung le observó con el ceño fruncido. “¿Estoy?”
“Saliendo.”
“No estamos saliendo.”
Dejando escapar un bufido, Gemini se detuvo a su lado, frente a la puerta.
“Ya, claro… Seguro que no.”
Por supuesto, él se hizo el desentendido hasta que Kyungsoo abrió, pues ni
siquiera tenía idea de cómo abordar aquella pregunta. Una pregunta que se
hacía a sí mismo y para la que aún no tenía respuesta.
“Buenas tardes, señorito Gemini y señorito TaeHyung, qué alegría verlos
por aquí otra vez.” Un muy sonriente Kyungsoo les hacía una reverencia a
modo de saludo.
“Hola, Kyungsoo, ¿qué tal?”
“Muy bien, todo genial como siempre.” Su sonrisa se amplió, haciéndose a
un lado para dejarlos entrar. “Pasen, por favor. ¿Han venido para ver a su
padre?”
“Sí, necesitamos hablar con él.”
“A poder ser urgentemente, por favor.”
Kyungsoo asintió. “Por supuesto. El señor ha llegado hace un rato y ahora
mismo se encuentra en su despacho, así que podéis reuniros con él allí. Estoy
seguro de que se alegrará mucho al veros.”
“Muchas gracias, Kyungsoo.” Le dijo TaeHyung, apretando su antebrazo
con una sonrisa dulce. “Vamos, Gem.”
Este sonrió al amo de llaves a modo de agradecimiento.
“Gracias.”
Ambos avanzaron por el extenso pasillo, dejando atrás habitaciones y a
muchos encargados del hogar a los que conocían desde niños, saludándolos
amablemente con movimientos de mano y pequeñas sonrisitas. Hacía
demasiado que no paraban por allí simplemente para estar en sus viejas
habitaciones, como solían hacerlo tiempo después de que su madre muriera.
TaeHyung se mudó unos meses previos al fallecimiento de su madre y una
vez ella se marchó, Gemini comenzó a pasar muchas noches en su casa,
mientras el señor Kim viajaba de un lado a otro, pues ambos se necesitaban
mutuamente.
“No veo al inútil de Meen por ningún lado.” Oyó a Gemini decir con los
dientes apretados, pues se encontraba alerta, mirando a todas partes en su
búsqueda.
“Papá lo despidió hace semanas, no vas a encontrarlo incluso si buscas
debajo de las piedras.”
Su ceño se frunció. “¿En serio?”
“Claro que sí.”
Una vez llegaron al despacho de su padre, encontraron que la puerta
estaba abierta y él parecía estar esperándolos en su sillón, sonriendo tan
pronto como los vio llegar.
“¿De quiénes son esas vocecillas que estoy oyendo?” Canturreó con una
voz dulce. “¿Han venido a verme mis chiquitines?”
Gemini fue el primero en entrar.
“Papá, hola.”
“Papá…” Susurraba el mayor.
Y, por supuesto, este fue el primero en llegar hasta su padre y darle un
abrazo, suspirando al ver que todo parecía estar bien. Aún era incapaz de
asimilar lo que había ocurrido esa misma tarde.
El hombre esperó a que su otro hijo se uniera al abrazo, manteniendo un
brazo extendido hacia él, quien inmediatamente entendió el mensaje e hizo lo
pedido.
“¿Cómo estáis?”
“Fatal, no entendemos nada, ¿qué ha sido eso?” Quiso saber el menor,
separándose para mirarle con el ceño fruncido. “¿A qué ha venido todo lo que
has dicho en esa rueda de prensa, papá?”
Suspirando, rompió el abrazo para volver a tomar asiento, esta vez en el
sofá, indicándoles que hicieran lo mismo. “Sentaos, por favor.”
Mirándose entre sí, asintieron, sentándose frente a su padre.
“¿Nos vas a explicar por qué has cambiado de opinión en el último
momento? Porque la gente está muy confundida y nosotros aún más.” Quiso
saber el mayor de ambos.
“Lo sé, lo sé… Creedme que lo sé, TaeHyung, pero es complicado.”
“¿Has mentido?”
El señor Kim miró a Gemini, cuyo ceño se encontraba fruncido. “Claro
que no, Gem, todo lo que he dicho, prometido y asegurado son cosas que
pienso cumplir cueste lo que cueste. No pretendo engañar a nadie.”
“¿Entonces?” TaeHyung, entre confundido y desesperado por conocer más
información, preguntaba de nuevo.
Su padre se echó hacia atrás, respirando hondo, buscando la manera de
hacerles saber lo que sucedía realmente incluso cuando para él aún era difícil
de comprender.
“Todo este tema de las nuevas oficinas en el distrito Jung no era un
proyecto que yo tuviera en mente desde el principio. No estaba en mis manos
ocuparme de él. De hecho, ni siquiera se me habría ocurrido hacer algo así.”
Inició, mirándoles a los ojos en todo momento, viendo la confusión en ellos.
“Mi equipo creyó conveniente crear una alianza con Moon Dakho, el
segundo postulante a alcalde.”
“¿Ese que se empeñó en adelantar la programación cuando salió tu
entrevista?” Preguntó Gemini.
Él asintió. “Ese mismo, sí. Ya que él tenía muchos votantes y sus
proyectos de futuro parecían ser mucho más prometedores que los míos,
acepté dicha unión. Hasta que me pusieron por delante los planos de esas
nuevas oficinas.”
“¿Tú no quisiste firmar?”
“No, pero tampoco tuve otra opción.” Respondió.
Aquellas palabras confundieron aún más al mayor de sus hijos. “No
entiendo… ¿Por qué no tendrías otra opción?”
“Porque a mí se me planteó un proyecto totalmente diferente en primer
lugar. Dakho me hizo enviar a un equipo de profesionales para que
determinaran el estado de esos edificios, una vez nos explicaron que parecían
inestables, se cerró el trato. En un inicio él quería derribar esos edificios para
reconstruirlos y que fueran habitables de nuevo, por eso me parecía buena
idea… Pero a mitad del trayecto cambió de opinión sin consultármelo.”
“Eso es imposible, papá.” TaeHyung señaló, echándose hacia delante en el
sofá. “No pueden cambiar de opinión de forma tan repentina y llevarlo a cabo
sin que tú des la orden. Eres el alcalde.”
Los ojos del susodicho se posaron sobre él. “Es que sí di la orden,
TaeHyung.”
“Entonces estabas de acuerdo…”
De nuevo, el señor Kim negó ante la afirmación de Gemini. “No, no di la
orden de forma consciente, ni siquiera estaba al tanto de que lo hacía.
Alguien falsificó mi firma en los documentos finales y así fue cómo pudieron
seguir con el proyecto a mis espaldas… Cuando quise darme cuenta ya no
había vuelta atrás. Había una cláusula a mi nombre y tenía que salir a dar la
cara.”
Gemini ahora parecía sumamente molesto. “¿Y quién narices falsificó tu
firma? Casi nadie tiene acceso a tus documentos.”
“Meen.” Susurró TaeHyung.
“¿Meen?”
Su padre asintió. “Exacto, Meen.”
“Pero, ¿cómo…?”
“Resulta que Meen, además de trabajar para mí durante años, también le
hacía trabajitos a Dakho cuando no me daba cuenta.” Explicó, cruzándose de
brazos. “Comencé a sospechar tras lo sucedido con aquella firma y pude
comprobarlo definitivamente el día en que golpeó a TaeHyung.”
TaeHyung tragó saliva. “Le vi hurgando en tus cajones… No quería
dejarme pasar.”
“Lo sé, dejé abierta la puerta de mi despacho a propósito para que tuviera
el camino libre. Tú llegaste, lo pillaste con las manos en la masa y se asustó
tanto que el muy… hijo de puta te golpeó.”
Apretando la mandíbula cuando mencionó aquel suceso, se vio obligado a
apartar la mirada, respirando hondo para calmarse.
“¿Por eso mirabas en las cámaras?” Quiso saber Gemini, apenas
digiriendo toda la información recibida. Su padre asintió. “¿No dudabas de
nosotros?”
Sólo entonces, los ojos del señor Kim se suavizaron, moviéndose hacia el
filo del sofá para alcanzar la mano de Gemini, apretándola con sutileza
mientras su cabeza se movía de un lado a otro, negando.
“Claro que no, ¿cómo podría dudar de vosotros? Sois lo único que me
mantiene cuerdo y la razón principal de que no haya tirado la toalla
todavía…” Aclaró, suspirando. “Pero si me paraba a pensar en que ese
desgraciado había golpeado a mi hijo, no podía ser racional después.”
El ceño del rubio se frunció, llegando a verse horrorizado. “¿Qué hiciste?”
“Nada malo, tranquilo… Sólo le obligué amablemente a que me contara
toda la verdad.”
Por supuesto, ninguno de sus hijos creyó aquellas palabras, pues incluso si
era un hombre amable, comprensivo y con un corazón inmenso, él mismo
admitía que había perdido gran parte de su cordura.
“Papá… ¿Qué hiciste?”
Finalmente, ante la presión que sus hijos ejercían sólo con mirarle, vació
sus pulmones. “Envié un inspector de sanidad al restaurante de sus padres e
hice que lo cerraran por una plaga de ratas que, claramente, mandé a esparcir.
Luego, de algún modo sus tres hermanos perdieron la beca y tuvieron que
volver a casa.”
“¡Papá, por el amor de Dios!”
“¿Qué pasa? Deberían agradecer que no metiera a ese inútil en la cárcel
por falsificación de documentos y traición… Llevaba cuatro años trabajando
para mí.” Bufó, sonando ofendido por el reclamo del mayor. “No me mires
así, TaeHyung.”
“Es que no es justo eso que has hecho… Su familia no tiene la culpa.”
“Nadie tiene la culpa aquí, pero ese muchacho debe aprender que no todo
en esta vida va a salir como uno quiere. No puedes traicionar la mano que te
da de comer y creer que saldrás ileso, hijo.”
TaeHyung suspiró, frotándose el rostro.
“Además, no te preocupes porque será algo temporal. En cuanto consiga
todo lo que quiero de él, ese restaurante volverá a abrir y las becas de sus
hermanos se reanudarán.”
Con los ojos entrecerrados y una expresión de pura incredulidad, Gemini
miró a su padre. “¿Qué es lo que quieres conseguir?”
“Información.” Encogiéndose de hombros, respondió, echándose hacia
atrás. “Necesito saber qué trama Dakho y cómo puedo quitármelo de en
medio para poder continuar con mi proyecto… Hasta ahora Meen me ha
proporcionado bastante, pero todavía necesito un poco más.”
“¿Para qué?”
“Para que se pudra entre rejas, por supuesto.” Respondió, esbozando una
sonrisa. “Dakho es corrupto a morir, Gem. Ha financiado proyectos y cerrado
miles de tratos con dinero que no le pertenece, enriqueciendo a todo aquel
que le convenga sin importar que haya manos manchadas de sangre de por
medio. Es un peligro para la sociedad.”
TaeHyung y Gemini se miraron de nuevo, ambos angustiados, sin saber
qué hacer o decir, meneando sus cabezas a modo de negación. Estaban
asustados. Notando aquello, su padre respiró hondo, volviendo a alcanzar sus
manos para apretarlas suavemente.
“Oye, todo va a salir bien, ¿de acuerdo? Quiero hacer las cosas como
corresponden y arreglarlo. Voy a cumplir mi promesa.”
El menor asintió. “Pero, ¿no es muy arriesgado eso que quieres hacer?”
“Quizás lo sea, sí, pero es mi deber como alcalde. Proteger a mi pueblo.”
“¿Y qué hay de ti?”
“¿Yo?” Señalándose a sí mismo, rio. “¿Creéis que me va a pasar algo? No,
claro que no, tontos. Tengo ojos en todas partes y mucha seguridad, podéis
estar tranquilos.”
“¿Seguro, papá…?” El rubio parecía sumamente angustiado.
Incluso si sabía que su padre era una persona fuerte, que iba protegido allá
donde fuera y contaba con un grupo entero de guardaespaldas cuando lo
requería, no podía evitar sentirse intranquilo. No quería perder a nadie más.
“Por supuesto, hijo.”
Con los labios apretados, ambos asintieron otra vez, obligados a confiar en
su palabra para no morir de miedo.
Un par de horas más tarde y por petición del menor, una vez el señor Kim
se marchó a cenar con su equipo para contemplar la idea de un nuevo
secretario que reemplazara al imbécil de Meen, TaeHyung y Gemini —
quienes antes de eso pasaron por casa de Bank para recogerle— optaron por
dirigirse al bar de Mos ya que necesitaban despejarse un poco; mantener la
mente ocupada para no pensar en lo peor. A este paso se volverían locos
como mínimo.
“Así que cumplirá con su promesa tal y como prometió.” Murmuraba
Mos, meneando la cabeza a modo de asentimiento.
El susodicho había cerrado el bar sólo para ellos y algunos clientes de
confianza, ya que era bastante tarde como para seguir abierto al público y no
quería que se llenara demasiado.
Todos se encontraban alrededor de dos mesas, mientras Jungkook y
Jaemin se encargaban de las bebidas, permitiendo al dueño tener un merecido
descanso.
“¿Y cómo es que ha cambiado de opinión así de repente?” Quiso saber
Siyeon.
“Habrá visto lo cruel e injusto que estaba volviéndose todo, asumo. Piensa
en toda esa gente que ha tenido que abandonar su casa a la fuerza…”
“Ya, también es cierto, sí…” Asentía. ‘Supongo que al ser un político, me
es más complicado pensar en él como algo más que eso. En mi cabeza no
entran que sean también seres humanos que sienten y padecen.’ Ella miró a
los hijos del susodicho. “Con todo el respeto, por supuesto.”
TaeHyung asintió. “No te preocupes, entiendo lo que quieres decir.”
“En realidad no sé cómo podéis con la presión de ser hijos del alcalde…
En vuestro lugar, no sé cómo lo sobrellevaría, pero seguro que muy mal.”
Murmuraba Sua, lamentándose de una vida que no le había tocado vivir.
El rubio rio entre dientes. “Yo lo llevo como el culo, honestamente.”
Admitió, haciéndoles reír.
“Debe ser muy estresante, la verdad.
“Sí… No se lo deseo ni a mi peor enemigo.”
Su teléfono vibró al poco tiempo de que Jungkook se sentara junto a él,
dándole un sorbo a su cerveza sin alcohol y frunciendo el ceño tan pronto
como sacó el teléfono de los bolsillos, no reconociendo el número que le
hablaba.
+8265748…:
Hola, TaeHyung, ¿cómo estás?
“¿Quién es este?” Susurraba para sí mismo, adentrándose en el chat del
desconocido. Su leve murmullo llamó la atención de Jungkook.
“¿Qué pasa?”
TaeHyung se encogió de hombros. “Un número desconocido me ha
hablado.”
Su teléfono vibró otra vez, un nuevo mensaje llegándole.
+8265748…:
Te hablo porque la última vez que nos vimos me dejaste un poco
preocupado, sentí que estabas bastante incómodo y quería saber si todo iba
bien.
“¿No sabes quién puede ser?”
“No, no tengo ni idea, pero me habla como si nos conociéramos de toda la
vida…”
De nuevo, otro mensaje llegó. Los ojos de Jungkook y los suyos fueron a
parar hacia la pantalla.
+8265748…:
Soy Daeil, por cierto. No me he identificado, jajaja.
Ambos bufaron al unísono, llamando la atención de Banky.
“Otra vez el gilipollas este…”
“¿Quién es? ¿Lo conoces?”
“Es Daeil, me debe estar hablando desde un número nuevo, porque el suyo
lo tengo bloqueado.” Resoplaba al responder, mirando la pantalla como si no
supiera qué hacer a continuación.
Siyeon también pareció interesada en la conversación ajena. “¿Es uno de
esos ex pesados?”
“No sólo pesados, cariño… Ese tipo es insufrible.”
“Ugh…”
“El día que fuimos al cine con Lyon y Jaemin nos lo encontramos en la
entrada, él iba con una chica.” Explicaba Jungkook. “Quiso ridiculizar a
TaeHyung por la película que íbamos a ver y al final le salió el tiro por la
culata, porque su cita era fanática de Mario Bros.”
Leedo, quien se había mantenido en silencio durante toda la conversación,
soltó un bufido, dándose por aludido inmediatamente.
“¿Desde cuándo ir a ver Super Mario es motivo de querer ridiculizar a
alguien? Menudo amargado de mierda… Tiene que tener la polla revenida de
tantas pajas mentales que se hace.”
TaeHyung se atragantó con su bebida. El teléfono le volvió a sonar medio
segundo después.
+8265748…:
Oye, sé que quizás no quieras responderme, pero con aclararme que estás
bien yo me conformo.
Resoplando, dejó su bebida apartada para finalmente enviarle una
respuesta.
TaeHyung:
Hola, Daeil.
¿Qué te hace pensar que estaba incómodo? Porque no lo estaba.
Y, ¿por qué si he bloqueado tu número, me escribes desde otro? Se supone
que debes entender el mensaje claramente.
La respuesta del susodicho tardó menos de un minuto en llegar.
+8265748…:
Perdona, sólo estoy preocupado, no quiero molestarte.
Sentí que ese amigo tuyo, Junghyuk, te incomodaba por cómo te tocaba y
se refería a ti. No sé, quizás sean suposiciones mías.
Su ceño se frunció.
“Se puede ser más ridículo…” Masculló.
TaeHyung:
Obviamente que son suposiciones tuyas, no puedo estar más cómodo con
él.
“Ow…” La voz de Jungkook junto a él le hizo saber que estaba leyendo su
conversación, por lo que levantó la mirada para observarle. “Qué bonito,
rubito…”
“No seas cotilla, idiota.” Señaló, indicándole que mirase a otro lado entre
risas.
“Mos, dame las llaves del almacén que Gemini y yo queremos mirar una
cosa, por fa.” Pedía Fourth, poniéndose de pie junto al mencionado. “No
vamos a tardar.”
Con el ceño fruncido, este hizo lo pedido, entregándole las llaves. “Nada
de hacer guarradas que nos conocemos, ¿eh?”
Como era de esperar, Bank se aclaró la garganta, pues no tardó en darse
por aludido.
“Dale las llaves y cállate, mejor…” Señalaba.
Riendo, ambos menores se alejaron de la mesa poco después.
El rubio siguió tecleando.
TaeHyung:
Y no sé a qué viene eso de llamarle ‘Junghyuk’ cuando sabes
perfectamente que se llama Jungkook, no quieras hacerte el interesante
fingiendo que no le conoces. Cualquiera diría que estás obsesionado…
Junto a él, Jungkook rio.
“¡Deja de mirar, cotilla! Es una conversación privada.”
“Una conversación en la que soy el protagonista, creo que tengo derecho a
curiosear un poco.”
TaeHyung negó. “No, no lo tienes.”
Y el azabache se encogió de hombros. “Bueno…”
No se podía decir que no lo había intentado, eso seguro.
De nuevo, a TaeHyung le vibró el teléfono, un nuevo mensaje de Daeil
(alias “El Insufrible”) apareciendo en su pantalla. Este bufó, vaciando sus
pulmones antes de volver a entrar al chat.
+8265748…:
Claro que no estoy obsesionado, TaeHyung, sólo me preocupo. Quieras o
no, eres muy importante para mí y quiero que quien esté a tu lado, te cuide
como yo no pude hacerlo.
Todavía pienso mucho en ti, ¿sabes?
Él rodó los ojos, previamente a teclear su siguiente respuesta.
TaeHyung:
Permíteme dudarlo. Casi parece que te gusta más a ti que a mí, Daeil,
tanto que podría conseguirte una cita con él de no ser porque está conmigo.
Y, ahora que lo dices, yo también pienso mucho en ti, ¿sabes…? Pero
cuando me acuerdo de todo el dinero que intentaste llevarte a mis espaldas y
cómo me sonreías cuando creías que no me daba cuenta, en quién
verdaderamente pienso es en tu puñetero árbol genealógico. Más
concretamente en los que ya no están.
Deja de molestar e intentar hacerte la víctima, Daeil, no te queda ese
papel. Eres ridículo.
“Bien dicho.” Oyó a Jungkook decir, por lo que se giró a mirarle
inmediatamente, justo a tiempo para verle mover la cabeza en otra dirección,
haciéndose el tonto, como si nunca hubiera estado curioseando.
Banky dejó escapar una risita. Jungkook le observó mientras se rascaba la
barbilla, pareciendo no entender por qué el rubio le miraba de tal modo.
“¿Qué? ¿Qué pasa…? ¿Por qué me miras así?” TaeHyung le fulminó. Él
pareció horrorizado. “¿Qué ocurre, rubito? Para de mirarme de esa forma, por
favor. Me asustas…”
La risa del castaño fue aún más sonora.
“Más te voy a asustar, tú sigue…”
“No sé de qué me hablas.”
“Ya, ya… No lo sabes.” Apartando la mirada lentamente, volvió a su
teléfono, bloqueando el contacto nuevo de Daeil antes de siquiera poder
recibir una respuesta por su parte.
Los demás, quienes parecían absortos en una conversación totalmente
ajena a ellos, miraron a TaeHyung y a Banky, como si los hubieran
mencionado.
“Por cierto, chicos, ahora que lo estábamos comentando. El sábado habrá
un concierto benéfico donde siempre se celebran las carreras.” Anunciaba
Leedo, con los ojos brillantes. “El grupo que vendrá es de unos amigos míos
y planeamos ir, ¿os apuntáis?”
Bank asintió de inmediato. “Por mí sí, hace mucho tiempo que no voy a un
concierto.”
TaeHyung miró a Jungkook, quien parecía únicamente expectante a su
respuesta.
“Yo creo que también me apunto.”
La sonrisa de Leedo se agrandó. “Perfecto.”
Al cabo de un rato, cuando TaeHyung había dejado atrás a su ex insufrible
y parecía disfrutar enteramente de una conversación animada entre las chicas,
Leedo, Bank y él, Gemini llegó a la mesa con cara de cachorrito degollado,
tomando asiento junto a su hermano sólo para jalarle del jersey, llamando así
su atención.
“¿Qué ocurre?” Cuestionó, mirándole. De inmediato, nada más ver su
expresión, se le encogió el corazón. “¿Qué te ha pasado, Gem?”
Este negó, indicándole que hablara más bajo, aprovechando la ausencia de
Jungkook que había ido al baño para que nadie los escuchara.
“Quiero irme…” Susurraba, aguantando las ganas de llorar.
“¿Por qué? ¿Ha pasado algo?” Él miró hacia todos lados, en busca de
Fourth, quien no había llegado con su hermano. “¿Dónde está Fourth?
¿Habéis discutido?”
“No, sólo quiero irme a casa, por favor… ¿Puedes inventarte algo?”
Tragando saliva, aún con el corazón en un puño, simplemente asintió.
“Claro, sí…”
Acto seguido se aclaró la garganta, viendo como Jungkook salía del baño
y al mismo tiempo Fourth del almacén donde había estado con Gemini,
portando una sonrisa de oreja a oreja ya que estaba absorto en su teléfono.
“Tenemos que irnos, chicos, me acaban de llamar para decirme que el
servicio estará de vacaciones este fin de semana y debemos ir a recoger a
Yeontan.” Murmuró, tratando de sonar convincente.
Bank pareció confundido, mas no dijo nada. “Ow, pues vamos.”
“¿Os vais ya?” Jungkook, que recién llegaba a la mesa, cuestionó.
“Sí, tenemos que ir a recoger a Yeontan a casa de mi padre.”
“Oh, bueno… Nos vemos el sábado, ¿no?”
Este asintió, poniéndose en pie tras agarrar sus cosas, del mismo modo en
que Bank y Gemini hacían. “Claro.”
Fourth también llegó a la mesa, apenas enterándose de lo que pasaba y
sólo reaccionando cuando vio al pelinegro con su abrigo puesto, dispuesto a
marcharse.
“¿Ya te vas, Gem?”
“Eh…, sí, sí. Nos vamos ya.” Se apresuró a responder. “Adiós.”
Aquella respuesta tan seca y atropellada le confundió. Sin embargo, no
tuvo tiempo de preguntarle nada más, pues había abandonado el bar lo
suficientemente rápido como para darle tiempo siquiera.
“Adiós, chicos. Hasta el sábado.” TaeHyung se despidió de los presentes.
“Hasta el sábado, cariño.”
Escuchando como los demás se despedían de ellos, TaeHyung y Bank
abandonaron el recinto para ir con Gemini, quien esperaba por ellos junto al
coche de su hermano, deseando estar en cualquier lugar menos ese.
TaeHyung desbloqueó el coche, adentrándose en el lado del piloto y
arrancando tan pronto como los otros dos hicieron lo mismo.
Una vez en movimiento, habiendo dejado atrás aquel sitio, Gemini
sollozó.
“Eh, ¿qué pasa?” Bank inmediatamente se giró. “¿Por qué lloras?”
“Gemini, ¿estás bien?”
Negando, él sollozó más fuerte. “Fourth me ha dicho que le gusta una
chica de nuestra universidad…” Hipaba, tapándose el rostro con ambas
manos.
El corazón de TaeHyung se apretó, compartiendo una mirada con el
castaño.
“Y quiere que le ayude a declararse.”
Bank cerró los ojos, lamentándose. “Ow…”
✧c.-047

N/A: Este es otro de mis capítulos favoritos, no tengo nada más que decir
xD
Cap dedicado a KarenBaneL ♡♡
Hoy os recomiendo ‘STUPID IN LOVE’ de MAX ft. HUH YUNJIN, mi
preciosa mujer. Amo lo increíblemente talentosa que es.

“Entonces, ¿Gemini no va a venir?” Cuestionaba Banky, justo después de


pararse en el primer semáforo.
Iban nuevamente en dirección al distrito Jung, donde los amigos de
Jungkook y el susodicho esperaban por ellos para ver aquel famoso concierto
benéfico.
TaeHyung se encontraba un poco intranquilo, habiéndose visto obligado a
dejar a un desolado Gemini, cuyo corazón se encontraba roto en mil pedazos.
Destrozado por los estragos de un amor no correspondido.
“Ha preferido quedarse en casa con mi padre y Yeontan, dice que verán
películas y jugarán videojuegos. Ya sabes, cosas que le gustan a ellos, para
que se anime un poco…”
Bank asintió. “¿Está muy mal?”
“Intenta no estarlo, pero puedes imaginarte lo poco efectivo que es.”
Respondió, viéndole hacer una mueca.
“Pobrecito… El primer amor siempre afecta mucho.”
“Bastante, sí.” Asentía, estando de acuerdo con un suspiro. “Hasta donde
sé, intenta hablar con Fourth lo menos posible porque sabe que es demasiado
obvio y no quiere preocuparlo.”
“¿Fourth no se da cuenta?”
“Ayer se quedó fuera de mi facultad haata que salí solo para preguntarme
si sabía lo que le pasaba a Gemini, que se había marchado sin decir nada
cuando lo más normal es que le espere siempre. Tuve que inventarme que se
encontraba mal.”
Un leve bufido escapó de los labios del castaño. “Joder, vaya dos… Cómo
se complican la vida los adolescentes de hoy en día…”
TaeHyung rio.
“Lo dices como si tú nunca hubieras ido al bar del amante de tu actual
exnovia para darle una lección.” Le recordó muy cruelmente, siendo
fulminado. “Y terminar con la nariz rota.”
El susodicho bufó, poniendo los ojos en blanco cuando una oleada de
vergüenza y ofensa calando sus sentidos.
“¡Y dale! Que no me rompieron la nariz, sólo fue una fractura leve.
Aproveché la situación para hacerme la rinoplastia, pero no tuvo nada que
ver.” Resoplaba, mientras TaeHyung reía. “Estás peor que Mos, que todavía
no lo supera.”
“Ni siquiera tú mismo lo haces, Banky…”
Encogiéndose de hombros, se hizo rápidamente el desinteresado.
“Bueno, pero eso no tiene por qué saberlo.”
Otra carcajada abandonó los labios de TaeHyung.
Llegaron al distrito Jung cuarenta y cinco minutos después, aparcando
frente al descampado donde tantas veces habían ido para ver a Jungkook
competir y salieron del coche con un suspiro de agotamiento. Tanto tiempo
en la carretera se volvía angustioso.
“Espero que este sea el mejor concierto en el que vaya a estar en mi vida,
porque odio con toda mi alma conducir tanto.”
TaeHyung rio. “Si esto se tratase únicamente del concierto, ninguno de los
dos estaríamos aquí, Bank…” Le recordaba.
Este hizo un mohín con los labios, ambos acercándose al par de guardias
de seguridad que vigilaban quienes entraban y quienes no, dejando atrás la
enorme fila. Tenían suerte de que Jungkook les hubiera conseguido un pase
VIP.
“Pues también es verdad…”
TaeHyung rio más fuerte, saludando con una sonrisa al par de guardias.
“Buenas noches.”
“Buenas noches.” Bank también saludó.
Ellos les devolvieron las sonrisas con amabilidad, asintiendo a modo de
saludo.
“¿Sólo sois dos esta vez? Echo en falta al tercero.” Señalaba Mark.
“Gemini hoy no puede venir, está enfermo y cuidando de nuestro cachorro
con mi padre. Quizás la próxima.”
“Qué mal, espero que se mejore.”
El rubio volvió a dedicarle una sonrisa en agradecimiento. “Muchas
gracias.”
“Oh, TaeHyung, se me olvidaba.” Mark impidió que siguieran andando
con su voz, obligándoles a darse la vuelta. Sacó lo que parecía ser un
pequeño oso de peluche envuelto en una bolsita trasparente, tendiéndoselo.
“Toma, esto es para ti.”
Confundido, el rubio tomó aquel objeto, antes de que Mark tomase la
palabra de nuevo.
“Mi abuela lo hizo para ti, fue una de las afectadas por los desalojos y me
pidió que te lo entregase ya que no te ve mucho por el hotel.”
Inmediatamente su corazón se derritió. “¿En serio?” Susurraba, analizando
aquel pequeño oso de peluche. “Es precioso, muchísimas gracias, Mark.
¿Cómo se llama tu abuela? Así puedo buscarla y darle las gracias
personalmente.”
“Narae, Lee Narae. Vive con mi tía abuela, su hermana Nari.”
Ambos, TaeHyung y Banky, no tardaron en reconocer aquellos nombres,
sus sonrisas ensanchándose.
“Las conocí a ambas el día de los desalojos, sí. Tu abuela es una mujer
maravillosa, Mark, la buscaré para agradecerle.”
El mencionado le devolvió la sonrisa con la misma intensidad. “De
acuerdo. Disfrutad el concierto.”
“Gracias.”
“Muchas gracias.”
Finalmente entraron en el recinto, la música fuerte y los gritos del público
ensordeciendo momentáneamente a TaeHyung, quién hizo una mueca. Nadie
había mencionado que fuera un concierto de rock, pero tal vez ese dato era
bastante necesario para alguien con el oído sensible.
“¿Dónde se supone que están? No los veo por ninguna parte.”
“No lo sé, voy a preguntarle a Jungkook.” Murmuraba, sacando su
teléfono móvil del bolsillo.
“¡TaeHyung, Banky, aquí!”
Una voz femenina que claramente le pertenecía a Siyeon les hizo voltear,
justo cuando los dedos del rubio se encontraban tecleando un mensaje para
Jungkook.
“Olvídalo, ahí están. Vamos.” Jalando de su brazo, Bank le guio hacia
donde el grupo al completo se encontraba.
Fourth, quién estaba atento a su teléfono, inmediatamente levantó la
mirada cuando sus nombres fueron mencionados, viéndolos acercarse y
extrañándose tan pronto como no divisó a Gemini con ellos. Entonces, la
enorme sonrisa que destacaba en sus labios, se borró, convirtiéndose en una
mueca confundida y decepcionada.
“Habéis llegado justo a tiempo, esto está a nada de empezar.” Indicaba
Mos, no dudando en pasar un brazo por los hombros de Bank.
“¿No ha empezado todavía? ¿Y entonces qué es eso que suena?”
“Música, se llama música, belleza.”
Bank le fulminó nada más reconocer la burla en su tono de voz, mas no se
alejó del agarre bajo ningún concepto.
“Qué gracioso eres, ¿no?”
“Nah, me vuelvo ingenioso sólo cuando estás cerca.” Respondía este,
encogiéndose de hombros y guiñándole un ojo. “Ya sabes, para
impresionarte.”
Bank rio, satisfecho con aquella respuesta.
“Eh, ¿por qué tardáis cada vez más en llegar?” Le reclamaba Jungkook a
TaeHyung, en un evidente tono quejumbroso, su expresión aniñada haciendo
al rubio reír.
“Es que Banky todavía no se sabe mover muy bien por la zona y como
hoy conducía él…”
“Hm, ya veo…”
Las manos de TaeHyung inmediatamente acunaron su rostro, viéndole
asentir. “Pero no te preocupes que al final hemos llegado a tiempo y no vas a
tener que echarme en falta, ¿verdad?”
Jungkook se encogió de hombros, apoyándose de forma inconsciente en el
tacto. TaeHyung se mostró pensativo.
“Oh, bueno… Olvidaba que tú nunca me echas en falta porque tampoco
soy tan indispensable.” Su gesto se torció.
Por supuesto, aquello espantó al azabache, sintiéndose ansioso de repente
y negando, casi horrorizado al creer que todavía pensaba así cuando estaba
muy lejos de la realidad.
“¿Qué? ¿Por qué dices eso?” Sus ojos ensanchados, oscuros y brillantes
como los de un niño, hicieron a TaeHyung reír. No tardó en verse
confundido. “¿De qué te ríes?”
Esta vez, para el azabache fue un poco más complicado entender que
TaeHyung únicamente actuaba para burlarse de él por, tal vez, ser tan
dramático. Su ceño se frunció, logrando que TaeHyung riera más fuerte,
teniendo que apoyarse en su pecho para buscar un soporte.
“¿Te estás riendo de mí?”
“Un poco, sí…” Admitió.
Jungkook le fulminó. “Qué bonito, ¿no?
“Pero no es nada personal, cariño, sólo encuentro que eres adorable
cuando te ves en esa situación tan repentina en la que no sabes qué decir.
Siempre tienes salidas para todo y encuentras respuestas hasta debajo de las
pie…”
“¿Cómo me has llamado?” Jeon le interrumpió en un tono de voz bajo,
ronco.
Claramente, el cerebro de Jungkook había dejado de funcionar en cuanto
el apodo cariñoso que TaeHyung había usado llegó a sus oídos, todo lo
demás que el rubio decía sonando como un leve murmullo.
TaeHyung lució confundido. “¿Eh?”
“Que cómo me has llamado.” Repitió, sabiendo que aquella confusión en
sus ojos sólo era producto de la creciente vergüenza.
“No sé a lo que te refieres, Jungkook.”
“Chicos, Sua y yo vamos a por bebidas a la barra, ¿quién viene?”
Tan pronto como escuchó a Siyeon decir aquello, TaeHyung vio una
salida con luces neón su cabeza pelirroja.
“¡Yo! Yo quiero ir a ver qué tienen, que hoy no me toca conducir.”
Hablando atropelladamente, se separó de Jungkook, quién soltó una carcajada
al notar su nerviosismo cada vez más evidente.
Llegó con la chicas, quienes parecían encantadas de que este fuera su
acompañante, mientras él sudaba frío.
“Mira a ver si hay algo para mí.” Pedía Bank, aún entre los brazos de Mos.
“Vale.”
“TaeHyung, espera.” La vocecilla algo cohibida de Fourth se dirigió a él,
antes de que pudiera alejarse siquiera. “¿Gemini hoy no vendrá con
vosotros?”
De inmediato, su corazón se apretó, viendo la decepción en aquellos ojos
que le daban un aspecto de vulnerabilidad absoluta.
“No, está con mi padre. Ha decido quedarse con él para pasar el día juntos.
Llevaban tiempo sin hacerlo.”
El sutil brillo esperanzador que tenía en su mirada, poco a poco se esfumó.
“Oh… No me lo ha dicho, creí que vendría, pero como no me responde a
los mensajes…”
“Bueno, también es que está un poco enfermo desde ayer y no coge el
teléfono para nada. Le duele la cabeza, por eso ha preferido quedarse allí.”
Añadió, en un intento por animar la situación.
Fourth asintió. “Vale. Espero que no sea nada…”
“Sólo un resfriado, tranquilo.”
Sonriéndole, TaeHyung se giró en dirección a las chicas otra vez, ahora sí
avanzando con ellas en dirección a la barra libre de bebidas. Detestaba con
todas sus fuerzas el amor adolescente.
Jungkook perdió de vista al rubio y no tardó en sentirse desganado,
aburrido, moviéndose entre los presentes hasta llegar a Mos y Banky, quienes
parecían muy ocupados hablando sobre algo que solo a ellos dos le concernía.
Sin embargo, él necesitaba quitarse algunas dudas con las que llevaba tiempo
batallando.
“¿Qué buscas tanto, Jungkook?” Le cuestionaba el castaño, mirándole con
curiosidad.
“A ti, me gustaría hacerte una pregunta sobre TaeHyung.”
Inmediatamente, todo lo que Bank estaba haciendo pasó a segundo plano.
Mos inclusive. Su cuerpo girándose por completo hacia Jungkook,
interesándose de más en lo que tuviera para decirle.
“Soy todo oídos, di.”
Tras él, Mos soltó una carcajada, pasando el brazo alrededor de su cintura
deliberadamente.
“¿Sabes si su ex volvió a ponerse en contacto con él después de la última
vez?”
Bank asintió para desgracia del azabache.
“Sí, de hecho, le llamó al ver que lo había bloqueado cuando volvíamos a
casa, pero TaeHyung no contestó, sino que bloqueó su número directamente.”
Un bufido sonó, era Mos poniendo los ojos en blanco.
“Joder, qué tipo más pesado, ¿no? No se cansa.”
“Es un desgraciado que tiene muy poca vergüenza. Después de lo que le
hizo tiene las narices de volver como si nada.”
El pelinegro asintió, conociendo aquella historia por Jungkook, quien
parecía muy indignado cuando se la hizo saber. “Ya, sí, me contaron lo del
dinero que intentó quitarle, menudo hijo de puta…”
“No es sólo el dinero, ese malnacido robó joyas que la madre de
TaeHyung le dejó en herencia, como un recuerdo.” Bank añadió más leña al
fuego.
Y Jungkook, que no había oído esa parte de la historia, sintió como la
sangre en sus venas comenzaba a quemarle poco a poco. Un pequeño
monstruito movido por la rabia, la impotencia y el profundo odio que había
generado contra aquel malnacido, creciendo en su interior.
“¿Qué?”
“Eso.”
“¿Y nunca se lo devolvió?” Quiso saber Mos. Bank negó, con los labios
apretados.
“No, las vendió aprovechando que TaeHyung estaba pasando por el luto.
Cuando se enteró hizo el amago de devolverle el dinero para evitar una
denuncia, pero lo que él quería era tener esas joyas de vuelta y nunca se
pudo…” Sus ojos se veían tristes conforme explicaba, pues era del dolor de
su mejor amigo del que estaba hablando. “Siempre que pienso en ese
momento me hierve la sangre.”
“Normal… Debió ser una puta mierda.”
“Mi pobre niño sufrió muchísimo por culpa de ese hijo de puta.”
Hubo un momento en que Jungkook había dejado de oír las palabras
dichas por Bank, tan enfadado, lleno de rabia e impotencia que su mente
había decidido simplemente desconectar.
“Oye, Banky y… ¿tú podrías conseguirme su número en algún
momento?”
“¿El de Daeil?” Preguntó. Jungkook asintió. “¿Para qué quieres el número
de ese inútil?”
“Para hablar con él de manera desinteresada simplemente. Ya que está tan
preocupado por TaeHyung, me aseguro de que se tranquilice al dejarle las
cosas claras.”
Este ladeó la cabeza, pensativo. “Hm, ya… ¿Vas a romperle algo?”
“Claro que no, soy una persona pacífica.”
“Entonces no.”
Mos dejó escapar una risa, pasando el brazo por sus hombros. “¿Quieres
que le partan los dientes?”
“Quiero que muera entre terribles sufrimientos; pero desearle eso a alguien
es cruel y malo para el karma, así que con un poquito de sufrimiento me
conformo.” Él miró a Jungkook. “¿Qué me dices?”
“No voy a recurrir a la violencia, pero te aseguro que se va a arrepentir de
cada cosa que le haya hecho a TaeHyung.”
Banky asintió. “Trato hecho. Luego te paso su número, tengo que buscar
la forma de conseguirlo de TaeHyung, yo no lo tengo guardado. No vaya a
ser que me entre un virus en el móvil al agendar a semejante mierda…”
La risa de Mos se volvió más estruendosa, justo cuando TaeHyung, Sua y
Siyeon llegaban, el sonido de Sua llorando exageradamente captando la
atención de todos.
“Siempre me pasa todo a mí…” Lloriqueaba Sua, aferrada al brazo de su
novia.
“¿Qué te ha pasado?”
“Un borracho ha vomitado a dos centímetros de donde estábamos y casi le
cae todo encima a Sua.” Explicaba Siyeon. “Pobrecita mía…”
El ceño de Jungkook se frunció en desagrado. “Joder, qué asco…”
“Dímelo a mí, que si llego a pasar un milisegundo antes me barnizan en
cerveza y perritos calientes… La madre que lo parió, el puto borracho no
tenía otro sitio en el que dejarse los intestinos que a mi lado.”
“Ha sido horrible.” Decía el rubio entre risas, rodeando a los presentes y
llegando junto a Bank para entregarle un vaso de tubo igual al suyo. “Toma,
para ti, es un mojito sin alcohol. Jaemin estaba en la barra y lo ha preparado
como te gusta.”
Bank inmediatamente acunó su rostro con una mano. “Ay, te amo.
Gracias.”
Sonriéndole, TaeHyung se giró esta vez hacia Jungkook, entregándole un
botellín de cerveza que no había pedido, pero sabía que le gustaría porque era
la misma que tenía en su nevera.
“Esto para ti, toma.”
Jungkook lo aceptó con una sutil sonrisita jalándole de las comisuras.
“Vaya… Te has acordado de cuál es la que me gusta.”
“Lo dices como si no te prestara atención.”
“¿Acaso sí lo haces?” Quiso saber, alzando las cejas incluso si la respuesta
afirmativa era más que previsible. Él simplemente quería oírle decir lo que
sabía de sobra.
Bufando, TaeHyung apartó la mirada. Jungkook rio, inclinándose para
depositar un casto beso en la comisura de sus labios.
El concierto empezó tan sólo quince minutos después, logrando que la
sordera parcial de TaeHyung volviera por menos de cinco segundos, hasta
que sus oídos sensibles se acostumbraran a la fuerte música, llegando incluso
a disfrutarla como los demás.
Las manos de Jungkook estaban alrededor de su cintura, mientras veía a
Ian, Siyeon, Leedo, Sua y Jay dar pequeños saltitos frente a ellos al ritmo de
la música, poniendo los brazos en alto.
“¿Alguna vez has estado en un concierto así?” El azabache se acercó a su
oído para preguntar.
Él negó. “Nunca, no suelo escuchar rock.”
“¿No te gusta?”
“No es mi estilo, pero tampoco me disgusta… Creo que está bien.”
Respondía, encogiéndose de hombros. “Lo disfruto.”
“¿Sí?” Preguntaba de nuevo, viéndole asentir. “Porque tengo un plan que
quizás te resulte más tentador que esto, pero no sé si lo prefieras a quedarte
aquí con toda esta gente…”
TaeHyung dejó de mirar al escenario para enfocarse en él, su ceño
fruncido, expectante.
“Te escucho.”
“Mi casa está a menos de diez minutos. He pensado que podíamos
escaparnos durante un rato, ya sabes…” Ambos pulgares le acariciaron los
huesos de su cadera, logrando que se estremeciera. “Estoy empezado a
aburrirme un poco de este sitio.”
El rubio tragó saliva, relamiéndose los labios. De repente sólo eran ellos
dos frente a un público ruidoso y música alta, pero sólo podían oírse el uno al
otro. Como si nada más existiera.
“Pensé que te gustaba estar aquí…”
“Y me gusta, pero la idea de estar contigo a solas es aún mejor.” Sin
detener las caricias, le dijo, mirándole con ojos brillantes. “¿No quieres
acompañarme?”
TaeHyung suspiró. “Sí que quiero, pero vas a necesitar algo más
convincente.”
Aceptando el pequeño trato, Jungkook apenas asintió, no tardando es
enconderse entre el hueco de su cuello y hombro, depositando un pequeño
beso allí. Un beso sutil, ínfimo, que TaeHyung no hubiera sentido si no se
tratase de Jungkook. Y, por supuesto, activó esas famosas abejas asesinas que
se hospedaban en su estómago.
Ahora estaba ansioso.
Se separó de inmediato, mareado por lo que un beso tan diminuto le había
hecho sentir y buscando a Bank con la mirada, llegando hasta él y tocándole
el brazo hasta que se dio la vuelta.
“Banky, iré con Jungkook a buscar algo, volvemos en un rato, ¿de
acuerdo?”
Este asintió, sus ojos brillantes, pues no había forma alguna de que pudiera
engañarle.
“Claro, pasadlo bien. Hasta luego.”
TaeHyung ni siquiera se molestó en hacerle cambiar de opinión, girándose
nuevamente en dirección al azabache, quien esperaba por él con una sonrisa
pícara en los labios. Sabía muy bien lo que causaba y eso le encantaba.
“¿Vamos?”
“Vamos, sí…”
Jungkook tomó su mano un segundo después, guiándole fuera del barullo
lo más pronto posible, esquivando brazos en alto, borrachos saltarines y
amantes del rock empedernidos que se dejaban la garganta en cada canción.
No tardaron en quedar a solas de nuevo, vaciando sus pulmones una vez
dejaron todo atrás.
Salieron del recinto poco después, despidiéndose de Mark y el otro
guardia de seguridad cuyo nombre TaeHyung no lograba recordar (y en caso
de hacerlo, ahora no tenía la capacidad para asociarlo), con movimientos
simples de cabeza.
“¿A cuánto dices que está tu casa?”
“A menos de diez minutos.”
TaeHyung asintió.
Exactamente diez minutos después, su espalda chocó bruscamente contra
la pared del salón de Jungkook, suspirando antes de sentir cómo este lo
elevaba por los muslos, obligándole a rodearle la cintura con ambas piernas.
Se aferró a su cuello, mientras el azabache caminaba hacia su habitación tras
cerrar la puerta de una patada.
“Más te vale haber cerrado bien…” Susurraba contra sus labios.
Jungkook mordió el inferior. “Tranquilo, rubito.”
No tardó demasiado en depositar el cuerpo ajeno sobre su cama,
posicionándose sobre él sin dejar de besarlo, únicamente moviéndose para
deshacerse de los botones de su camisa, despojándole de ella.
Acarició su cuerpo desnudo con lentitud, oyendo los pequeños suspiros
que dejaba escapar contra sus labios y sonriendo en medio del beso,
sintiéndole temblar bajo su tacto. TaeHyung tenía la piel suave, caliente y
sensible al tacto ajeno. Eso le encantaba.
Le besó el cuello, depositando castos y pequeños besos que fueron
bajando hasta llegar a sus hombros, pegando los labios contra las clavículas
de TaeHyung.
“Jungkook…” Susurró, relamiéndose los labios.
Este continuó bajando sin inmutarse siquiera, apenas reconociendo la
súplica en su voz mientras se enfocaba en besarle el pecho, seguidamente el
abdomen y luego deteniéndose bajo su ombligo, donde chupó. TaeHyung
jadeó, notando como el azabache comenzaba a despojarle de sus prendas
inferiores también.
En cuestión de segundos, se encontró a sí mismo completamente desnudo
frente a un Jungkook que le observaba con adoración. Ojos brillantes,
ampliándose con aquella imagen, sus pupilas dilatándose.
Obligándole a doblar las piernas, Jungkook le besó el interior de los
muslos, logrando que esos pequeños jadeos se convirtieran en un sonoro
gemido, sintiéndole cada vez más cerca de su intimidad; respirando junto a su
creciente erección mientras le acariciaba la cintura y apretaba sus caderas.
TaeHyung sentía cómo le daba vueltas la cabeza.
“¿Sabes, rubito?” Susurraba, alargando el brazo para alcanzar la mesita de
noche. “He comprado algo que quizás te guste…”
Abrió uno de los cajones sin mirar, tanteando en su interior hasta dar con
lo que buscaba, sacando lo que parecía ser un botecito alargado que le mostró
a TaeHyung.
“Sabor fresa… Tengo entendido que te gustan, ¿no?”
Él asintió lentamente. Jungkook le sonrió, esparciéndose un poco del
líquido viscoso y frío en los dedos.
“A mí también me gustan, mucho. Quería comprar un sabor exótico de
esos que tienes tú en tu habitación, pero al final opté por algo más tradicional
porque sabría que sería un acierto.”
Aquella sonrisa en sus labios se amplió, mientras tomaba el miembro de
TaeHyung y comenzaba a masajearlo con movimientos lentos, suaves, sin
ejercer presión apenas. Inclinó el botecito cuidadosamente, pintando una fina
línea trasparente sobre todo su tronco. Él se quejó.
“¿Está muy frío?”
De nuevo, asintió, siendo incapaz de hacer sus cuerdas vocales funcionar,
sólo para dejar escapar pequeños gemidos, mientras los dedos de Jungkook
continuaban masturbándolo, apretando y formando círculos alrededor del
agujero.
No necesitó pedir nada, mucho menos abrir la boca para hacer el intento,
cuando Jungkook se encargó de acercar los labios a la hinchada cabeza de su
miembro, rodeándolo para posteriormente succionarlo.
Gimió de nuevo, el simple contacto obligándole a cerrar los ojos con
fuerza.
“Creo que he acertado.” Susurró, separándose de su miembro sólo para
hacérselo saber.
Luego, volvió a engullirlo, hasta que la hinchada cabeza golpeó su
campanilla. Ni un mísero atisbo de arcada apareció, ajustando la garganta al
grosor del miembro ajeno. TaeHyung apretó las sábanas que tenía debajo,
gimoteando.
Se sentía débil, su cuerpo temblando sin poder controlarlo siquiera. La
cabeza le daba vueltas y el sonido de su corazón latiendo era casi más fuerte
que el de sus gemidos, especialmente cuando Jungkook introdujo el primer
dedo dentro de él, sin previo aviso pero sí previamente lubricado, por lo que
la intromisión no fue incómoda en absoluto.
Comenzó a dilatarlo, añadiendo un segundo dedo cuando lo creyó
conveniente; sin dejar de usar los labios para complacerle. Chupando,
lamiendo y formando círculos con su lengua alrededor del agujero, notando
como el sabor salado del líquido preseminal se mezclaba con el acidez de las
fresas del lubricante.
“Jungkook, Jungkook…” Oía a TaeHyung lloriquear, levantando la vista
para verle con los ojos fuertemente cerrados, las mejillas rojas y los labios
hinchados.
Su propia erección le reclamó, comenzando a tornarse dolorosa dentro de
sus pantalones. Ignorando la presión tortuosa, añadió un tercer y último dedo,
separándolos entre sí una vez dentro, asegurándose de dilatarlo como era
debido.
Unos dedos temblorosos sostuvieron su muñeca.
“Por favor…” Susurró, estando lo suficientemente excitado como para
suplicar.
El azabache levantó la cabeza de nuevo, viendo la desesperación en sus
ojos con una sonrisita ladeada, inmediatamente chupando con avidez,
haciendo caso omiso a cuál era la petición real. TaeHyung lo maldijo entre
dientes, jadeando su nombre y finalmente corriéndose con un gemido
prolongado.
Sólo así, Jungkook se sacó el miembro ajeno de la boca, orgulloso y
satisfecho, negándose a cortar el contacto visual en el proceso.
Separándose, se despojó de su camiseta antes de colocarse en medio de las
piernas abiertas del rubio, impidiéndole ver el blanco techo cuando lo cubrió
con su propio cuerpo, inclinándose para besarle otra vez.
TaeHyung volvió a probarse a sí mismo en aquel beso (que más bien era
como una guerra de babas sin ningún objetivo fijo), permitiendo que
Jungkook introdujera su lengua al interior de su boca, aprovechando para ser
él quien ahora se encargase de desvestir al otro.
Le arrancó el cinturón casi de cuajo, sus manos temblorosas por la
desesperación fallando al querer despojarle del dichoso botón. Jungkook rio
nada más notarlo, deshaciéndolo por él sin dejar de besarle en ningún
momento. TaeHyung apretó el bulto prominente que se marcaba en la ropa
interior a modo de protesta, provocándole un gemido gutural que no pudo
ocultar por mucho que así lo quisiera. Poco después, privó al azabache de sus
prendas restantes, lanzándolas en cualquier lado.
“¿Dónde tienes los condones?” Quiso saber.
“En la mesita.”
“Ve a por ellos.” Prácticamente ordenó.
Jungkook rio, pero hizo lo pedido sin rechistar, separándose a
regañadientes de sus labios por un bien común. Apenas unos segundos
después, volvió con una tira de condones que lanzó en dirección a TaeHyung.
“Pónmelo tú.”
Este meneó la cabeza a modo de asentimiento, incorporándose sólo para
acto seguido jalarle del brazo y tumbarlo junto a él, teniendo así control total
de la situación. El azabache jadeó, apenas reaccionando cuando lo vio
acomodándose en su regazo, sosteniéndole el miembro con los dedos y luego
enfundándolo en el látex del condón. Un suspiro abandonó sus labios.
Jungkook tomó asiento tan pronto como TaeHyung levantó las caderas,
rodeando con una mano su cintura y usando la otra para alinearse en su
entrada, ayudándole a bajar con lentitud, pacientemente, deteniéndose a mirar
cada pequeño cambio en sus expresiones y así poder actuar sobre ellas,
alentándolo con la mirada.
Una vez estuvo dentro, ambos gimieron al unísono, TaeHyung aferrándose
a su cuello mientras se movía en círculos para acostumbrarse a la intromisión.
“¿Estás bien?” Susurró Jungkook, acariciándole la cadera con los
pulgares.
Él asintió, mordiéndose el labio inferior conforme las levantaba poco a
poco, subiendo para luego volver a bajar lentamente, penetrándose a sí
mismo en el miembro de Jungkook, cuyas manos afianzaron el agarre en su
piel, ayudándole a establecer un ritmo lento pero profundo, donde
únicamente el sonido de sus cuerpos chocando y los pequeños ruiditos que
dejaban escapar tuvieran protagonismo.
Jungkook besó su pecho, empujándole un poco hacia atrás y acunándolo
de tal modo que TaeHyung quedara semisuspendido en el aire, logrando
rozarle la próstata con cada embestida.
“Mierda, Jungkook…” Siseaba, su pecho bajando y subiendo, sintiéndose
asfixiado.
El ritmo de las embestidas aumentó a uno más rápido, frenético. Tanto que
juraría haber visto su corazón saliéndosele del pecho y volar fuera de la
habitación hacia cualquier lado, mientras sentía como Jungkook jalaba de él y
luego lo empujaba hacia atrás, meciéndole con rapidez sobre su regazo antes
de ayudarle a subir, prácticamente cargando con todo el peso de un
TaeHyung que se deshacía en gemidos.
TaeHyung era expresivo a la hora del sexo. Lloriqueaba, gemía su nombre
y lo maldecía entre dientes si le apetecía. No tenía vergüenza, ni siquiera un
ápice, en ser ruidoso o parecer desesperado, en especial porque tampoco tenía
la capacidad de ocultarlo cuando así era. Y a Jungkook le resultaba
fascinante.
De repente se encontró a sí mismo sin fuerzas, sus piernas y brazos
temblorosos siendo un obstáculo ante el frenesí que aquellos movimientos
requerían.
Así que volvió a la postura inicial, aferrándose al azabache, quien estuvo
predispuesto a hacerse cargo de todo lo demás, conformándose con el
pequeño trato silencioso de oírle gemir su nombre en cada embestida. Luego,
tendió a TaeHyung sobre la cama, saliendo de su interior para adentrarse en
menos de un segundo otra vez.
Él gimió. “Jungkook…”
“Está bien, bebé, yo me encargo.” Susurró contra sus labios, besándole
lentamente, disfrutando del contacto mientras lo penetraba del mismo modo.
Lento, suave, profundo, alcanzando su próstata con cada embestida,
rozándola hasta el punto en que TaeHyung no tenía otra función más que
deshacerse en gemidos, sollozando, permitiéndole a Jungkook poseerle hasta
que no tuviera nada más que ofrecerle.
Chupaba su lengua, lamiéndola, sintiendo los dedos del rubio débilmente
apretándole sus brazos, haciéndole saber de esa forma que estaba cerca. Que
el clímax llegaría a él en cualquier momento.
“Por favor, por favor…” Gimoteaba contra su oído, clavándole las uñas en
la espalda.
Luego, tan sólo unos segundos después, TaeHyung gritó su nombre,
echando la cabeza hacia atrás mientras se corría con un gemido prolongado
en medio de ambos abdómenes, su propio semen salpicando a Jungkook,
quien, satisfecho, sonrió.
Un par de embestidas más fueron suficientes para liberarse en el látex del
condón, dejando escapar un ronco gemido y observando a TaeHyung, cuya
expresión había sido la causante de su orgasmo, recobrar el sentido,
sintiéndole estremecerse en cuanto le apretó las caderas con fuerza.
Tan pronto como recobró el aliento, salió de su interior con suma lentitud,
quitándose el condón y lanzándolo al bote de basura, usando la camiseta que
llevaba hasta hace menos de una hora para limpiarse a sí mismo y a
TaeHyung, tirándola en cualquier parte. Después simplemente se tumbó junto
a él, jalándole del brazo para que se recostara en su pecho.
“¿Te encuentras bien?” Susurró, pues probablemente estaría cansado de
recibir siempre la misma pregunta, pero siempre quería asegurarse de tener
una respuesta afirmativa por su parte.
Apenas teniendo fuerzas para girarse a mirarle, TaeHyung asintió,
dedicándole una sonrisita. “Estoy bien, sí… ¿Y tú?”
“Mejor que nunca.”
Se inclinó para depositar un casto beso en sus labios que el rubio no tardó
en corresponderle débilmente, convirtiéndolo en un choque de labios lento,
casual. Jungkook sostuvo su rostro antes de separarse, sonriéndole aún, para
acto seguido incorporarse y tomar la fina sábana que tenían a los pies,
jalándola hasta cubrirlos a ambos.
“Ow, gracias, qué detalle… Eres todo un caballero.”
Notando el evidente tono burlesco en su voz, Jungkook bufó, recostándose
de nuevo. “¿Verdad que sí? Sólo me falta el escudo y la armadura.”
“Y la espada.”
“No, la espada no.”
TaeHyung inmediatamente supo a lo que se refería, emitiendo un sonido
asqueado.
“¡Jungkook, por Dios! ¡Qué asco!”
Este rio. “Sí, sí, apuesto que eso era justo lo que decías hace un
momento…”
“Eres un cerdo.” Continuaba quejándose.
“¿Quieres volver con los demás?” Jungkook le preguntó al cabo de unos
minutos en silencio, simplemente disfrutando de la compañía del otro.
Dándose la vuelta para poder recostarse mejor en su pecho, Kim negó casi
con timidez, escondiéndose allí. “No, aún no quiero… Estoy bien aquí, me
gustaría quedarme un rato más.”
Jungkook asintió. “Todo el tiempo que el señorito quiera.”
TaeHyung soltó una risita.
“Es más… ¿Por qué no te quedas a dormir?”
“Porque debo volver a casa con Banky, no quiero dejarle solo.”
“No tiene por qué quedarse solo, rubito, puedo hablar con Mos y que este
le convenza de pasar la noche en su apartamento. Seguro que no va a
rechazarlo.”
Su ceño se frunció. Y, antes siquiera de que pudiera decir algo, el teléfono
de TaeHyung sonó dentro de sus pantalones, reconociendo el tono
predeterminado para Bank con los ojos como platos.
Gateó torpemente hasta alcanzar dichos pantalones, que se encontraban
bajo la cama. Una vez se inclinó y la mitad de su cuerpo quedó fuera del
colchón, sintió los dedos de Jungkook sujetándole con fuerza para evitar que
se resbalara y cayera al suelo.
“Es Banky.” Pronunció en un susurro, no tardando en responder aquella
llamada y aclararse la garganta, queriendo sonar lo más decente posible.
“Bank, dime.”
“Hola mi amor, ¿qué tal? Te llamaba para contarte algo que me ha
pasado.” Riendo torpemente, dijo. TaeHyung averiguó que estaba
avergonzado, lo cual era inusual en él.
“¿Va todo bien?”
“Verás, resulta que esto se estaba animando tanto que me dije, me voy a
tomar un par de cócteles y si eso pillamos un taxi para volver a casa, no pasa
nada. Mos incluso me dijo que podía dejar el coche en el garaje del bar y,
bueno… Una cosa llevó a la otra…”
Él sonrió. “¿Te vas a quedar a dormir en su casa?”
“Si a ti no te importa, no me odias por eso y Jungkook está totalmente
dispuesto a llevarte a casa… Sí.”
Como era de esperar, su sonrisa se hizo aún más amplia, riendo entre
dientes.
“De acuerdo, no hay ningún problema.”
“¿En serio?”
“Sí, de verdad, yo me quedaré con Jungkook.”
Bank emitió un chillido. “¡Ay, menos mal! En ese caso, dejaré el coche en
el garaje del bar y mañana por la mañana nos vemos para volver juntos,
¿vale, amor?”
“Vale, vale. Nos vemos mañana. Adiós, guapo.”
“Adiós, te quiero.”
“Y yo.”
Colgó sin borrar la sonrisa, volviendo a reír y dejando el teléfono sobre la
mesita que tenía a su izquierda, girándose para ver a Jungkook, quien parecía
tener constancia de que todo lo que acababa de ocurrir, lo haría tarde o
temprano.
“¿Tengo que llamar a Mos o ya no hace falta?”
Él meneó la cabeza, mordiéndose el labio inferior. “No hace falta.”
Y, satisfecho, Jungkook se inclinó para besarle castamente.
“Perfecto.”
“Eso sí, si de verdad quieres que duerma aquí, vas a tener que prestarme
algo de ropa, porque yo desnudo no puedo dormir.”
“Por supuesto, luego te llevo a mi armario y eliges lo que más te guste.”
TaeHyung asintió. “Vale.”
Los dedos de Jungkook comenzaron a acariciarle el brazo, habiendo
rodeado sus hombros inicialmente. La sensación de comodidad, plenitud y
relajación que se apoderaba poco a poco de él, haciéndole suspirar, incluso
llegando a cerrar los ojos por un momento.
Temía aceptar una realidad latente, demasiado obvia y que tenía justo
delante. Pero su corazón hablaba por sí mismo.
Estaba enamorado.
Suspirando, negó para sí mismo. No podía creerlo, del mismo modo en
que tampoco se arrepentía de haber llegado hasta ese punto.
“¿En qué piensas, rubito?”
“En nada, en nada…” Mirándole, observó su muñeca adornada por un
tatuaje que nunca se había parado a admirar. “Oye, me gusta mucho ese
tatuaje de ahí. El que tienes en la muñeca.”
Jungkook le tendió el brazo para que pudiera verlo mejor. “¿Este?”
“Sí, ese. Es muy bonito.”
Sus labios se estiraron en una pequeña sonrisa. Era un tarro de cristal
hecho pedazos del que se escapaban varias mariposas, todas estas formando
un espiral a lo largo de su antebrazo. A él también le encantaba.
“Este fue mi primer tatuaje, me lo hizo mi padre.” Explicó.
Aquello pareció sorprender a TaeHyung. “¿En serio? No sabía que él
también era tatuador…”
“Se sacó el título en la cárcel, antes de nacer yo era enfermero en un
centro de salud en Itaewon y le fue mucho más fácil obtenerlo. Me lo hizo
cuando cumplí los diecisiete… Su jefe le consiguió un permiso para que
pudiera salir para celebrar mi cumpleaños.”
El rubio sonrió sin saberlo, sólo con ver los ojos de Jungkook brillar tan
intensamente.
“Pues es precioso, me encanta.”
“A mí también. Es el más especial de todos, no sólo porque me lo hizo mi
padre, sino porque mi madre tenía uno igual.”
“¿De verdad?”
“Sí, mira.” Él se alejó de TaeHyung hacia la mesita de noche que tenía a
su derecha, abriendo el primer cajón donde guardaba objetos importantes,
sacando de este una pequeña foto desgastada que inmediatamente le mostró.
“Aquí, toma. Es la única foto que tengo de mi madre.”
TaeHyung admiró aquella foto con el corazón en un puño. La mujer tenía
el cabello oscuro, atado en un moño desaliñado, usando una mano (cuyo
brazo tenía el mismo tatuaje que Jungkook) para taparse el rostro de modo
que no podía verle la cara en absoluto, pues se encontraba riendo. Su otra
mano estaba extendida, siendo tomada por un hombre.
“Ese de ahí es mi padre… Me contó que se hicieron esa foto cuando se
enteraron de que estaba embarazada de mí.” La sonrisa del azabache
gradualmente se hizo más pequeña, llena de tristeza. “Según él, fue el día más
feliz de su vida. Bueno, el segundo; el primero fue cuando nací.”
TaeHyung besó su mejilla, acariciándole el rostro mientras reía a causa de
la ternura que escucharle hablar de eso le producía. Sus besos causaron
cosquillas en Jungkook, quien también rio suavemente.
“Parecían muy felices de tenerte.”
Él asintió, notando como se le calentaba el corazón poco a poco, sólo con
el tacto ajeno haciendo numerosos estragos en su piel. “Sí, yo también creo
que lo eran…”
✧c.-048

N/A: Yo creo que una muy buena forma de terminar la semana es con un
capítulo como este xD
Cap dedicado a jkke_13 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Down’ de Jason Derulo ft. David Guetta. Me
teletransporta directamente a mi adolescencia.

Jungkook despertó forzosamente la mañana siguiente, sus oídos captando


una melodía desconocida que le hizo quejarse en voz bajita, viéndose
obligado a abrir los ojos.
Tan pronto como lo hizo, encontró que TaeHyung dormía plácidamente
sobre él, rodeándole con brazos y piernas que lo abrazaban y su cabeza
apoyada en el pecho. Soltó una risita ronca, notando como su corazón se
aceleraba debido a aquella imagen, mientras levantaba la cabeza para mirar
qué teléfono estaba sonando y descubría que se trataba del de TaeHyung.
“Rubito, tu teléfono… Te están llamando.” Movió su brazo ligeramente,
robándole un pequeño quejido. “Rubito…”
Este lloriqueó, apenas levantando un poco la cabeza. “Contesta por mí.”
“¿Y si es tu padre?”
TaeHyung volvió a acomodarse en su pecho, ignorando aquella pregunta.
Jungkook se encogió de hombros, alargando el brazo hasta alcanzar dicho
teléfono y aceptar la llamada sin molestarse en revisar quien llamaba,
simplemente llevándose el teléfono a la oreja.
“¿Hola?” Dijo con voz ronca, aclarándose la garganta.
“¿TaeHyung?” Alguien murmuró desde la otra línea, sonando extrañado.
Era una voz masculina.
“TaeHyung no está disponible ahora mismo, ¿quién llama?”
“¿Dónde está y quién demonios eres tú?”
Este frunció el ceño. “Eso es lo que te estoy preguntando, eres el que ha
llamado. Yo soy Jungkook. TaeHyung está dormido.”
“Jungkook…” Repitió, casi con recelo.
“Exacto.” Asentía el mencionado, dejando de necesitar que se presentara
cuando asumió de quién se trataba. “Ahora te toca a ti, ¿quién eres?”
“Daeil. ¿Puedo hablar con TaeHyung? Es importante.”
Su pequeña sonrisa hizo acto de aparición. Por supuesto tenía que ser él.
“Ya te he dicho que está dormido… Aunque estando despierto tampoco
querría hablar contigo, así que ya sabes la respuesta de sobra.”
“¿Seguro que estás con él? ¿No le has robado el teléfono?”
De su garganta brotó una carcajada que sobresaltó a TaeHyung, cuyo
lloriqueo fue inminente, removiéndose sobre él.
“Ay, ¿qué haces? Cuelga ya…” Se quejaba.
“Lo siento, rubito, tu ex es más tonto de lo que pensaba y acaba de
demostrarlo. Está al teléfono.”
TaeHyung resopló. “Mándalo a la mierda.”
“Hecho.” Asintió, satisfecho al salir victorioso una vez más. “Pues ya lo
has oído tú mismo, Daeil. Vete a la mierda.”
“Eh, no, ¡espera!”
Sin embargo, Jungkook ya había colgado, notando el cosquilleo de la
satisfacción cuando en el tono de Daeil destacaron la sorpresa y
desesperación. Sonriente, miró la expresión dormida de TaeHyung otra vez
antes de revisar el número de aquel individuo aún en su teléfono y suspirar.
Era la oportunidad perfecta.
Memorizó aquel número hasta el punto en que TaeHyung se sintió
extrañado de que no estuviera moviéndose apenas, abriendo los ojos de
nuevo y mirándole con estos entrecerrados.
“¿Qué pasa?” Murmuró. “¿Qué te ha dicho Daeil?”
“Nada, que quería hablar contigo, pero ya lo he mandado a la mierda
como dijiste. Parece que te ha llamado desde un número de empresa o algo
así.” Explicaba, soltando el teléfono ajeno sobre la mesita.
“Menudo gilipollas…” Resopló, agotado mentalmente sólo con pensar en
tener que bloquear otro número. Daeil no se cansaba. “¿Qué hora es?”
Jungkook agarró el teléfono otra vez, desbloqueando la pantalla. “Las
once y media.”
“¡¿Cómo?!”
Y, de inmediato, TaeHyung se incorporó como si de una bala se tratase,
mareándose en el proceso y sobresaltando a Jungkook, quién le observó con
los ojos entrecerrados.
“¿Qué haces?”
“Levantarme. He quedado para comer con Gemini y mi padre en menos de
dos horas.” Decía mientras se inclinaba para comenzar a agarrar sus cosas
desparramadas por el suelo. “¿Y mi camisa?”
Arrancando la sábana del colchón y casi llevándose a Jungkook al mismo
tiempo, el rubio se cubrió con ella, bajándose de allí.
“Para, para, que me tiras.”
“¿Dónde está mi camisa? No la veo.”
“Estará debajo de la cama.” Indicó, agarrando unos pantalones de chándal
cualquiera, sin siquiera molestarse en ponerse ropa interior. “Si quieres
puedes ducharte aquí, así ahorras tiempo.”
Él asintió, rindiéndose con una camisa que parecía haber desaparecido de
la faz de la tierra y suspirando.
“Te lo agradezco mucho. ¿Hay una camiseta o algo que puedas dejarme?”
“Claro.”
Jungkook se dirigió hacia su armario (el cual se encontraba bastante más
ordenado de lo que TaeHyung pensaba), abriendo uno de los cajones y
sacando de este una camiseta negra lisa que de inmediato le lanzó.
“Cógela que va.”
Tan pronto como esta impactó contra su rostro, cayendo al suelo,
TaeHyung le fulminó, viéndose obligado a agacharse, ya que estaba usando
ambas manos para taparse como podía con la sábana. Jungkook rio.
“Gilipollas…” Masculló, incorporándose. “¿Dónde tienes las toallas? ¿Y
los cepillos de dientes?”
“Detrás de la puerta hay una bata de baño azul, está sin estrenar porque me
la regalaron con una compra en el supermercado hace poco, úsala si quieres.
Los cepillos están en el segundo cajón. Agarra el morado.”
El ceño de TaeHyung se frunció, extrañado.
“¿Regalan batas de baño en el supermercado?”
Jungkook se encogió de hombros. “Tenía muchos puntos acumulados y la
cajera me aprecia bastante… ¿Qué puedo decirte?”
Una risa abandonó los labios de TaeHyung mientras pasaba por su lado,
dirigiéndose hacia el baño.
“¿A ti todo el mundo te aprecia o es cosa mía?”
“Pues claro que me aprecian, ¿cómo no van a hacerlo? Hasta tú lo haces,
rubito. Soy un encanto.”
“Claro, claro…”
Viéndole comenzar a lavarse los dientes y asentir, Jungkook se quedó
parado en el marco de la puerta, apoyado ahí sin poder quitarle la vista de
encima. Una parte de él rezaba internamente porque las sabanas se deslizaran
hacia debajo de manera totalmente accidental. Estaba deseándolo.
“¿No te parezco un encanto?” Cuestionó, sus cejas en alto.
El rubio se encogió de hombros tras escupir en el lavamanos. “Eres un
encanto, pero sólo cuando te interesa.”
“Cierto es.” No pudo no darle la razón, asintiendo.
“Aunque conmigo lo eres todo el tiempo, así que no me quejo.”
Una sonrisita jaló de sus labios tan pronto como dijo aquello, observando
a TaeHyung secarse la boca torpemente con el albornoz que acababa de
descolgar.
“Esto estará limpio, ¿no? No habrás restregado tus partes nobles por
aquí…”
Viendo el horror en su mirada nada más preguntar aquello y sumándole
cómo había formulado dicha pregunta, el azabache carcajeó, meneando la
cabeza de un lado a otro.
“Claro que no, ya te he dicho que está sin estrenar. Además, ¿cuál sería el
problema en caso de haberlo hecho? Tú mismo te has restregado mis partes
nobles por la cara y no te he visto ser tan escrupuloso.”
TaeHyung se sonrojó de inmediato.
“¡Jungkook, por el amor de Dios!” Chilló, sobresaltándose tanto con su
falta de vergüenza que casi dejaba caer las sábanas al suelo.
El mencionado rio aún más fuerte. “¿Qué? Ni que hubiera dicho una
mentira…”
“Cállate, cállate… Y vete fuera, que me voy a duchar.” Bufaba, haciendo
su mejor esfuerzo por recuperarse, mientras dejaba el albornoz sobre la taza
del inodoro. “A este paso no llego…”
Pasándose la lengua por los labios, no se movió ni un centímetro, sus ojos
fijos en el cuerpo desnudo de TaeHyung, quien ahora le daba la espalda. Era
hipnótico verle moverse por cualquier parte. Con ropa, sin ropa. No
importaba. Su simple presencia era hipnótica.
Él suspiró, llamando su atención.
“¿Por qué sigues aquí? Venga, fuera.” Indicaba de nuevo, cerrando la
puerta. Jungkook hizo un mohín.
“¿Puedo quedarme? No haré comentarios al respecto, sólo quiero mirar…
Bueno, y lavarme los dientes.” Pidió casi de manera suplicante, creyendo que
obtendría una respuesta negativa. “Por fa.”
Sin embargo, TaeHyung se mantuvo pensativo, observándole. Luego, lo
señaló. “En silencio.”
La sonrisa del azabache fue inmediata.
Bajo su atenta mirada, y mientras se lavaba los dientes, TaeHyung
comenzó a despojarse de las sábanas que le cubrían la mitad del cuerpo,
aquellas en las que prácticamente estaba envuelto como un regalo. Ya
desnudo, el ruido de un silbido le hizo girarse con rapidez, sabiendo que sólo
podía tratarse de él y confirmándolo en cuanto Jungkook apartó la mirada.
“¿Qué ha sido eso?”
Este le observó como si no entendiera nada, haciéndose el tonto tras
escupir en el lavamanos. “¿Eh?”
“Ese sonidito, has silbado.”
“No, yo no he hecho nada.”
“Has silbado. Dijiste que te quedarías en silencio.”
Jungkook asintió, secándose los labios con el dorso de la mano. “Estoy
callado.”
“Callado y en silencio no es lo mismo. Silencio significa que nada de
ruiditos, Jungkook, o te vas afuera castigado.” Volvió a señalar la puerta,
viendo su sonrisa ladeada hacer acto de aparición y oyéndole reír
suavemente.
“¿Me vas a castigar en mi propia casa?”
“Exacto.”
Él rio más fuerte, acercándosele con una expresión desafiante. “Ah, ¿sí…?
¿Y qué me vas a hacer, rubito?”
TaeHyung ladeó la cabeza y levantó las cejas, ni siquiera inmutándose por
la cercanía.
“Pues antes de que se te ocurriera silbarme como si un mosquito te
habitara en la punta de la lengua, pretendía invitarte a la ducha conmigo, pero
creo que ya no va a poder ser porque estás castigado.”
La sonrisa se le borró en cuestión de segundos, su semblante palideciendo.
“¿Eh…?”
“Lo que has oído.”
“P-Pero…” Trató de decir, oyendo al rubio chistar antes de sentir un dedo
posándose contra sus labios, mandándolo a callar.
“En silencio, bebé.”
TaeHyung depositó un casto beso en sus labios tras susurrar aquello,
dando un paso hacia atrás y girándose para meterse en la ducha, dejando a
Jungkook con la palabra (que no tenía) en la boca y una sensación
inconfundible de derrota.
Eso le pasaba por tonto.
El rubio salió de la ducha diez minutos después, envuelto en el albornoz y
encontrándose con un Jungkook mentalmente destruido sentado en la taza del
inodoro, su expresión desilusionada y los ojos apagados, vacíos. Tanto, que
por un momento el corazón se le encogió, apenas necesitando recordar que
realmente estaba así porque le había arruinado la —nula— posibilidad de
tener un segundo encuentro en la ducha. O más bien, él mismo se la había
arruinado.
“¿Por qué tienes esa cara?” Le preguntó mientras se secaba los pies en la
alfombrilla y le miraba con fingida preocupación.
Jungkook se encogió de hombros, suspirando dramáticamente.
“Por nada…”
“Ah, bueno.” Dijo. Acto seguido, salió del baño con el azabache a sus
espaldas, siguiéndole como si de un cachorro se tratase. “¿Puedes ir avisando
a Mos para que llame a Banky? Tengo que pasar por mi apartamento para
cambiarme todavía.”
Él asintió, buscando su teléfono. “Voy.”
Mientras TaeHyung se ponía la ropa interior por debajo del albornoz y
alisaba la camiseta que Jungkook le había dado sobre el colchón, este se
encargaba de buscar el contacto de Mos en su teléfono, viendo que su última
conexión había sido a las seis de la mañana.
Jungkook:
¿Estáis despiertos? Rubito tiene que estar en su apartamento en menos de
una hora y necesita que alguien lo lleve urgentemente. Avisa al señorito que
tienes al lado para que esté al tanto.
Si no estáis disponibles, lo llevo yo, pero que sepa que él vuelve solo al
centro.
Ah, dile que ya no necesito el número del gilipollas ese, lo he conseguido
por mí mismo esta mañana.
“Ya le he avisado, aunque supongo que todavía estarán dormidos… De
todos modos, si Bank todavía no está listo yo puedo llevarte. Necesito pasar
por el centro para comprar más cerveza. Anoche nos acabamos toda.”
TaeHyung soltó una risita, casi avergonzado. Aquella noche había bebido
más cerveza de la que le gustaría admitir, considerando que no era un gran
fanático (por no decir que la odiaba) de la cerveza y que voluntariamente
jamás tomaría más de una, pero las charlas nocturnas con Jungkook, aquella
famosa pizza coreana que pidió para ambos y la comodidad del ambiente,
hicieron que simplemente se dejara llevar. Y no se arrepentía.
“Debería comprarla yo, en realidad, bebí demasiadas para no gustarme.”
Señaló, haciéndole reír mientras negaba. Él se terminó de colocar la camiseta,
sintiendo plena comodidad en cuanto la alisó contra su cuerpo. “Oh, qué
calentita y cómoda es… Me encanta.”
“Puedes quedártela, si quieres.”
Asintiendo, suspiró. “Menos mal que me lo dices tú, porque iba a hacerlo
de todos modos. Será mi nuevo pijama.”
Jungkook rio aún más fuerte, buscando una sudadera cualquiera que
ponerse. Él se había duchado de madrugada tras la tercera ronda de sexo
desenfrenado, aprovechando que TaeHyung había caído rendido contra el
colchón, por lo que no debía preocuparse, únicamente alcanzando el
desodorante y colocándoselo.
“Vaya… Es todo un honor que mis acompañantes elijan mi ropa para
dormir.” Dijo.
El corazón del rubio se detuvo por un instante, aquel simple comentario
logrando que un nudo se le instalara en la garganta. Por suerte, no fue tan
expresivo como debería, esbozando una sonrisa.
“¿Acompañantes? ¿Le dejas tu ropa a todos con los que te acuestas?”
Cuestionó, ladeando la cabeza, mostrando una confianza con la que ahora
mismo no contaba.
“Ni de broma, claro que no.”
“Ya, ¿y entonces?”
Jungkook eligió la sudadera que usaría, no tardando en ponérsela sin ser
consciente de la expresión en el rostro del rubio. Parecía impaciente.
Una vez sacó la cabeza por el agujero y miró a los ojos de TaeHyung,
pudiendo ver lo verdaderamente inseguro que se veía, tratando de disfrazar
aquella inseguridad con diversión (que, por supuesto, no sentía en lo más
mínimo), sonrió. Tal vez había usado las palabras incorrectas.
“No me acuesto con nadie más desde que apareciste en el descampado
buscando a tu hermano, rubito. Sólo contigo.” Aclaró, dándole la respuesta
que TaeHyung necesitaba para seguir respirando con tranquilidad. “Eres el
único al que he traído a mi apartamento, metido en mi coche y ni se diga del
estudio, así que lo veo poco probable… Sobre todo porque no pretendo tener
a nadie más.”
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, colocándole todos los vellos de
punta. TaeHyung se aclaró la garganta, asintiendo y actuando como si eso no
le importara, cuando la realidad era que tenía el corazón más acelerado que
nunca.
“Bien… Está bien saberlo.”
“Hablaba en plural por si te daba por multiplicarte un día de estos, para
incluirte en todas tus versiones. Imagínate que en lugar de un TaeHyung, de
repente sois siete… No voy a dejar a uno fuera del pack, sería muy cruel por
mi parte.”
TaeHyung soltó una carcajada que no pudo ocultar siquiera, todo rastro de
nerviosismo o inseguridad desapareciendo. Jungkook sintió satisfacción al
notarlo, pues jamás se permitiría a sí mismo causarle inseguridades. No
cuando él era en todo lo que pensaba a diario y la única persona que le
interesaba lo suficiente como para ignorar todo lo que le rodeaba.
“Claro, claro… Te cuesta el ego lidiar con un solo TaeHyung, como para
multiplicarme por siete.”
Bueno, aquello sí que era un poco cierto…
“Pues también es verdad…” Murmuró, recayendo en aquel pequeño
detalle. “Dejémoslo en que es un honor que elijas mi ropa para dormir y ya.
TaeHyung rio más fuerte, acercándose a él con la intención de acunarle el
rostro y besarlo, sin pararse a pensar en que, tal vez, estaba siendo demasiado
obvio con sus sentimientos. Unos sentimientos en los que tampoco se había
parado a pensar todavía.
Quizás debería empezar a hacerlo. Pero no ahora.
Le besó lenta y profundamente, notando las manos ajenas adueñándose de
su culo y apretarlo, antes de que Jungkook se inclinara y lo tomara por los
muslos, elevándolo. Suspirando, TaeHyung le rodeó la cadera con ambas
piernas, posando las manos alrededor de su cuello. Al poco tiempo, sintió
como este lo depositaba sobre el colchón, colocándose sobre él.
“Jungkook…” Susurraba, mientras una de sus manos le apretaba el muslo.
“No… No llego…”
“Claro que llegas, tú déjamelo a mí.”
“Hablo de— de la comida con mi padre y Gemini. No llego.” Logrando
separarse sin quererlo realmente, le dijo.
El azabache acortó la distancia otra vez. “No te preocupes, yo te hago un
justificante.”
TaeHyung se volvió a separar, resoplando y mirándole con el ceño
fruncido. No había manera de que hubiera dicho eso en serio.
“Jungkook, que es mi padre…”
“¿Y qué pasa? ¿No le sirven los justificantes?”
“Jungkook.” Levantando ambas cejas, repitió su nombre con un tono de
advertencia que hizo al susodicho bufar, finalmente separándose y
poniéndose en pie.
“Bueno, bueno…”
Cinco minutos después, ambos se encontraban en la carretera, camino al
apartamento de un TaeHyung que revisaba el reloj cada dos minutos. Pues,
incluso si Jungkook no quería creérselo (por obvias razones, según él), odiaba
hacer esperar a los demás. Era algo que le causaba muchísimo estrés.
Demasiado.
“¿Has pensado ya qué juegos de mesa llevarás al hospital? Aram sigue
viendo videotutoriales de cómo jugar al ajedrez y ya está empezando a
dominar algunas partidas con sus padres…”
TaeHyung negó, mirando su propio reflejo en el espejo y pasándose un
bálsamo labial —recién robado al dueño del coche—, por los labios;
juntándolos y separándolos varias veces.
“Todavía no, ya te dije que necesitaba ayuda con eso.”
“Hm, vale… ¿Quieres que recoja del colegio a Lyon mañana y él nos
acompañe a mirar? Tiene la misma edad de Aram, sabrá elegir mejor que
nosotros dos.”
Ante la propuesta de Jungkook, el rubio se mostró pensativo. “Me parece
una buena idea, pero, ¿Jaemin estará de acuerdo en que lo llevemos? Quiero
decir, es su hijo.”
“Y mi ahijado, rubito, es casi mío también.”
Una carcajada resonó en el coche. “¿Eres su otro padre?”
“Prácticamente lo soy, claro. De eso se trata ser el padrino de alguien, o al
menos esa es mi percepción del concepto como tal. Cuando acepté ser su
padrino, lo hice comprometiéndome a estar ahí para él, ayudarle en lo que
fuera necesario y hacerme cargo en el peor de los casos.”
“Y cumples tu función.”
“Intento hacerlo, sí.” Asintió, bajo la mirada de un TaeHyung que parecía
encantado de escucharle, que le observaba con adoración. “Quizás no soy el
mejor, pero me esfuerzo.”
“No era una suposición, Jungkook, era una afirmación. Cumples tu
función y lo haces muy bien… Jaemin supo a quién elegir, porque eres un
buen padrino.” Señalaba, dándole una dulce sonrisa. “Se nota que adoras a
ese crío y él te adora a ti.”
El corazón del azabache se aceleró, sonriendo también. “Lo sé. Lyon fue
otra razón para que dejara las carreras clandestinas.”
“¿De verdad?”
“Claro, porque si Jaemin faltara en algún momento, Lyon pasaría a ser mi
responsabilidad. Después del accidente sólo podía pensar en qué hubiera sido
de él si ninguno de los dos estuviéramos, ¿quién lo cuidaría? Habría fallado
como padrino, como amigo…”
TaeHyung alargó el brazo hasta alcanzar la mano de Jungkook y darle un
apretón, volviendo a sonreírle cuando este se detuvo en un semáforo,
observándolo poco después. Sus ojos se posaron en ambas manos
entrelazadas, suspirando.
“Simplemente no puedo dejar que Lyon pierda a todos como yo lo hice.”
“Él me habló de su madre el día que lo encontré vagando por las calles…”
Murmuró. “Me dijo que se había escapado porque su vecino estaba
burlándose de él, le decía que Jaemin también lo abandonaría… Como ella.”
Jungkook apretó los dientes. “Eso es ridículo, Jaemin nunca haría lo
mismo que su madre.”
“Lo sé, pero, ¿ella se fue de verdad?” Quiso saber, sintiendo un peso extra
en el pecho cuando vio a Jungkook asentir. “¿Lo abandonó?”
“Aprovechó que Jaemin volvía tarde del trabajo esa noche, hizo las
maletas, escribió una nota despidiéndose y dejó a Lyon recién nacido en su
cuna durante horas. Dijo que no estaba preparada para ser madre, que
simplemente no podía.” Masculló, manteniendo la compostura. “Esa hija de
puta…”
El peso extra en su pecho se convirtió en un nudo gigantesco que llegó
hasta su garganta, logrando que algunas lágrimas terminaran acumulándose
en las esquinas de los ojos.
“Qué injusto…”
“Jaemin era muy inmaduro antes de que Lyon naciera. No se centraba,
salía de fiesta todas las noches y llegaba borracho a casa; pero cambió
drásticamente cuando él llegó… Se propuso ser un buen padre, alguien a
quien Lyon admirara cuando creciera.” Comentaba, relamiéndose los labios e
incorporándose a la carretera. “Y va y me elije a mí como su padrino.”
TaeHyung rio cuando le escuchó bufar. “Serás idiota… Haberte elegido es
el mayor indicador de que es un buen padre, sino mira cómo te preocupas por
él.”
Riendo también, el azabache escondió su sonrojo lo mejor que pudo,
asintiendo conforme aparcaba su coche frente al apartamento del rubio, quien
ni siquiera notó que habían llegado, demasiado enfocado en Jungkook para
hacerlo.
“Sí, bueno… Le tengo bastante aprecio, pero como persona a la que no le
gustan los niños, que justamente dos de tres sean lo más importante de mi
vida, me pone un poco nervioso.” Arrugó el rostro, oyendo como la risa del
rubio se intensificaba. “Agradezco que al menos el tercero tenga mi misma
altura…”
Su ceño se frunció levemente, mostrándose interesado. “¿Quién es el
tercero?”
Jungkook negó. “No lo conoces.”
“Oh, bueno, ya me lo presentarás.” Apretando los labios para ocultar una
sonrisa, pues sabía la respuesta mejor que nadie, agarró su bolso. “En fin, nos
vemos mañana en el hospital.”
“Allí nos veremos. Hasta mañana, rubito.”
TaeHyung se inclinó y depositó un pequeño beso en la comisura izquierda,
separándose con una sonrisa antes de enroscar los dedos en el picaporte.
“Adiós, cariño.”
Y, sin decir nada más ni esperar a que Jungkook lo hiciera (tampoco tenía
mucho que decir, pues había vuelto a dejarle sin palabras, como siempre);
salió del coche, cerró la puerta a sus espaldas y caminó hacia su apartamento
con la barbilla en alto, las abejas asesinas machacándole el estómago y el
corazón acelerado.
No cabía duda. Definitivamente estaba enamorado.
✧c.-049

N/A: Este es uno de mis capítulos favoritos, fácilmente entraría dentro del
top 5, lo amo xD
Cap dedicado a Nick_gmz ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Boston’ de Owl City, un cantante totalmente
infravalorado al que amo.

“¿De verdad no has vuelto a hablar con él, Gemini?” Un indignado


TaeHyung cuestionaba, mirando a su afligido hermano sentado en el asiento
del copiloto.
Este negó, abrazándose a sí mismo. No estaba llevando demasiado bien su
primer desengaño amoroso.
“¿Y por qué? ¿Pretendes ignorarle de por vida?”
“No… Sólo hasta que deje de gustarme o a él deje de gustarle esa chica.
Quizás no es mucho tiempo.”
Siendo incapaz de creerlo, TaeHyung resopló, deteniéndose frente a la
facultad del menor y observándole como si estuviera realmente decepcionado
de sus acciones. Y es que no podía evitarlo, odiaba saber que su hermano
estaba haciendo las cosas mal.
“¿Tú te escuchas, Gemini? Estamos hablando de Fourth, tu mejor amigo.
Por el amor de Dios, ese chico está estudiando aquí porque tú le animaste a
que lo hiciera. Prometiste que estarías a su lado, ¿y ahora piensas alejarte
como si nada?”
Gemini agachó la cabeza.
“No, como si nada, no… Le he dicho que me siento mal, por eso
respondo.”
“Ya, claro, te sientes mal.” Bufaba, poniendo los ojos en blanco.
“Supongo que esa excusa te va a servir eternamente, ¿verdad?”
Un pequeño suspiro abandonó sus labios, negando. Él sabía que no estaba
haciendo las cosas bien, que estaba actuando de manera errónea y sus
acciones no sólo preocupaban a Fourth, sino también le entristecían.
Estaba dañando a la persona que más le importaba por protegerse a sí
mismo.
“¿Y qué hago, TaeHyung?” Lloriqueó, mirando a su hermano con los ojos
llorosos. “Le gusta otra chica, quiere salir con ella y yo estoy enamorado de
él, ¿cómo se supone que voy a quedarme en el medio de todo esto? No
puedo.”
TaeHyung le acarició la mejilla tan pronto como la primera lágrima se
deslizó hacia abajo, una mueca de pesar adornándole los labios.
“Sé que no es fácil, Gemini, y no estoy diciendo que te quedes en medio
para terminar sufriendo; pero esto que haces tampoco está bien. No puedes
hacer como si Fourth no existiera.”
“Lo sé…”
“Él te quiere, se preocupa mucho por ti.” Le recordaba en un tono de voz
suave. “Y no es tonto, probablemente sepa que hay algo mal, porque su mejor
amigo ha empezado a ignorarle de la noche a la mañana sin razón aparente.”
Gemini sorbió por la nariz. “La razón es que tengo el corazón roto,
TaeHyung. Estoy enamorado de él.”
“Yo lo sé, Gem, pero Fourth no.”
“Ya.” Asintió, quitándose las lágrimas. “Esto es una mierda… ¿Por qué no
puedo simplemente elegir de quien enamorarme? Hay tantas personas en este
mundo y yo tuve que fijarme en él…”
Enternecido, el rubio le sonrió dulcemente, acariciando su mejilla.
“Porque es un gran chico, cariño. Tienes buen gusto.”
Gemini rio entre dientes. “Eso es cierto… Supongo que eso viene de
familia, ¿no? Papá, mamá…”
“Yo con Daeil…” Añadió con evidente sarcasmo, ocasionando que la risa
de su hermano fuera más estruendosa. “No estaba muy lúcido en ese
entonces, no…”
“Pero ahora has recuperado el buen gusto.”
“¿Por qué lo dices?”
“Pues por Jungkook.” Respondió, como si fuera obvio. “Estás con él, ¿no?
Es considerablemente mucho mejor que Daeil, y aunque me pone un poco de
los nervios a veces, lo prefiero mil veces. Es más divertido, menos superficial
y la probabilidad de que intente robarnos es nula.”
TaeHyung rio. “Eso es cierto, sí, aunque no estamos juntos.”
“Pero te gusta.”
“Sí.”
“Y mucho.”
“También.”
“¿Tanto como para calificarlo como enamoramiento?”
Un suspiro brotó de sus labios, siendo incapaz de mentirle a Gemini
cuando este lo conocía tan bien. “Sí, probablemente sí…”
El teléfono le sonó tan sólo un segundo después, casualmente
reconociendo la melodía de Jungkook con las mejillas ardiendo, pues habla
sido una total coincidencia.
“Hablando del rey de Roma…” Decía, mientras sacaba dicho teléfono.
“¿Es Jungkook?”
Él asintió.
Jungkook:
Rubito, tardaré un poco más en llegar al hospital, me ha surgido un
imprevisto. Intentaré estar lo más pronto posible.
Su ceño se frunció.
TaeHyung:
Vale, no te preocupes. ¿Va todo bien o no es algo para preocuparse?
Nos vemos allí.
Guardándose el teléfono de nuevo y suspirando, miró a Gemini, quién
parecía estar atento a él.
“¿Pasa algo?”
“No, simplemente me ha dicho que tardará un poco más en ir al hospital
porque le ha surgido algo, pero no creo que sea nada malo.” Respondió. O al
menos, eso esperaba él.
¿Qué estaría haciendo?
En otra parte de la inmensa Seúl, a la misma hora…
Jungkook aparcó la camioneta frente al restaurante en el que había sido
citado, visualizando al individuo pelinegro a tan sólo unos metros de
distancia, vistiendo un traje de dos piezas perfectamente planchado. Nada
más bajarse de la camioneta, bufó, cruzando para llegar a su lado, justo
cuando este levantaba la mirada.
“Vaya, ya casi empezaba a pensar que no llegarías…” Incorporándose,
pues estaba apoyado sobre la pared, musitó.
El azabache puso los ojos en blanco. “Con razón TaeHyung te ha
bloqueado hasta el número del código postal… Eres un exagerado.”
Daeil rio sin gracia. “¿Para eso has venido? ¿Te ha pedido él que me digas
algo?”
“Claro que no, ni siquiera sabe que estoy aquí. Es cosa mía.”
“Hm, ya veo… ¿y qué puedo hacer por ti? Porque si no está relacionado
con TaeHyung…”
“Sí que lo está, en realidad.” Aclaró, pasándose la lengua por los labios.
“Me gustaría pedirte amablemente que le devuelvas lo que le pertenece.”
La risa del pelinegro volvió a sonar, haciendo a Jungkook sonreír.
“Ay, Jungkook, amigo mío, qué divertido eres…”
Su sonrisa se ensanchó. “Muchas gracias, aunque no pretendo serlo. Hablo
en serio.”
“Lo sé, pero comprenderás que no puedo tomármelo como tal, ¿verdad?
No cuando me llamas y vienes a escondidas de TaeHyung para pedirme que
le devuelva lo que según tú le pertenece.”
“Amablemente.” Puntualizó, con el dedo índice en alto mientras daba un
paso más cerca del pelinegro. “Y no es según yo, Daeil, tontorrón… Parece
que has olvidado el pequeño detalle de que te llevaste algo que no era tuyo,
¿no?”
Su ceño se frunció como si no entendiera nada, haciéndose el tonto frente
a alguien que sabía más de él de lo que creía.
“No sé de qué estás hablando, Jungkook.” Encogiéndose de hombros, dijo,
mirando su reloj de muñeca. “Y si no tienes nada más que decirme, será
mejor que me vaya, tengo clientes a los que atender.”
Acto seguido, hizo el amago de avanzar, pasar por su lado y dejarle atrás,
más Jungkook no se lo permitió, empujándole de vuelta a su lugar para
acortar la distancia que los separaba, usando el dedo índice a la hora de
señalarle.
“¿Qué…?”
“No te hagas el tonto, Daeil. No conmigo. Sé que te sale natural, pero no
cuela.” Habló, tan cerca de su rostro que el otro se vio obligado a dar un paso
hacia atrás, visiblemente intimidado. “Tuviste el descaro de robar las joyas de
su madre recién fallecida y venderlas por ahí, así que sabes perfectamente a
lo que vengo.”
“¿Qué dices? ¿Quién te ha dicho esa gilipollez?”
“No te importa.”
“Claro que me importa, porque no es cierto.” Señaló, tan a la defensiva
que Jungkook estaría entretenido de no ser porque se trataba de alguien al que
repudiaba tanto.
Sus cejas se alzaron. “Oh, ¿no lo es?”
“En absoluto, así que deja de intentar intimidarme.” Escupió, dándole un
empujón. “Quizás esto te funcione con TaeHyung, pero no es mi caso; yo no
me voy a dejar intimidar.”
Tan pronto como dijo aquella desfachatez, el azabache dejó escapar una
carcajada, jalando de su labio inferior.
“Te encanta creer que soy perjudicial para TaeHyung, ¿verdad, Daeil?
Asumo que te genera un falso sentimiento de superioridad… Piensas que eso
te hace mejor que yo cuando en realidad eres una basura.” Lo señaló, su
barbilla en alto y una expresión de tristeza fingida.
“¿Y tú qué es lo que crees?” Contraatacó, escupiendo bilis. “Que cuando
TaeHyung se entere de que has estado aquí, ¿saltará a tus brazos porque eres
su héroe?”
“No soy ningún héroe.”
“Claro que no.”
“Pero voy a hacer todo lo posible para que le devuelvas lo que es suyo.”
Añadió, usando un tono de voz calmado. “Y si no lo haces, tendré que
obligarte…”
Daeil soltó una carcajada, incluso si instintivamente dio un paso hacia
atrás.
“¿Obligarme cómo? ¿Acaso me vas a pegar?”
“¿Yo?” Jungkook se mostró horrorizado ante aquella suposición,
señalándose. “Soy una persona pacífica, no haría ese tipo de cosas…”
Asintiendo, él aún reía. Parecía seguro, aunque en sus ojos brillaba el
miedo y la ausencia de valor era más que notable. Tal vez sí Jungkook
levantara a mano comenzaría a temblar.
“Pero conozco a alguien que sí lo haría por mí.”
Daeil tragó saliva, otra risita abandonando sus labios. “Vaya, qué
valiente… ¿Vas a enviarme a uno de tus matones para que me dé una
lección?” Mostrándose decepcionado, dijo. “Te creía más hombre,
Jungkook…”
“Bueno, afortunadamente para mí y desafortunadamente para ti, no me
conoces, así que tu opinión me trae sin cuidado.”
“¿No te importa?”
Él negó. “En absoluto.”
“En ese caso, permíteme decirte que no me gustas nada para TaeHyung.
Eres cínico, violento y probablemente si salierais juntos a la calle, la gente
pensaría que eres su proyecto de integración social.” Lo señaló de arriba
abajo. “No sé qué ha visto en ti, pero me apiado de él.”
Jungkook esbozó una sonrisa de oreja a oreja, llevando ambas manos al
cuello de la camisa que Daeil estaba usando, dejándolas allí simplemente.
“Apiádate de quién tú quieras, amigo mío, al fin y al cabo es TaeHyung el
que elige despertar en mi cama y eso no vas a poder impedirlo.” Torciendo el
gesto, se lamentó por su situación en cuando vio como le brillaban los ojos.
“Debe ser una mierda saber que tu exnovio ahora está con alguien que le da
todo lo que necesita y esa persona no eres tú, ¿verdad? Seguro que te corroe
la envidia al ver que soy económicamente inferior a ti y aún así TaeHyung
me seguiría eligiendo a mí…”
Daeil apretó los dientes, sus ojos inyectados en sangre fulminándole.
Claramente había tocado una fibra sensible.
“Serás…”
No permitiéndole iniciar la posible ráfaga de insultos envenenados hacia
su persona, Jungkook se cansó, jalando del cuello de la camisa ajena hacia sí
mismo, hasta que su pecho y el de Daeil chocaron.
“Se acabó la cháchara, ya me he cansado.” Lo zarandeó. “Vas a devolverle
a TaeHyung todo lo que es suyo y dejarás de entrometerte en su vida,
¿entiendes?”
“Suéltame.” Escupió.
Jungkook ignoró aquella petición amablemente.
“Porque si no lo haces, Daeil, si él no recupera esas joyas que le robaste,
yo voy a hacerte la vida imposible.” Volvió a zarandearlo, golpeando su
espalda contra el muro que tenía detrás. “Me aseguraré de que tu vida vaya
tan mal, de que seas tan lamentable, que no querrás volver a despertarte, ¿lo
comprendes, Daeil?”
“¡Que me sueltes!”
El susodicho quiso forcejear, por lo que Jungkook volvió a golpearlo
contra la pared.
“No. No hasta que prometas hacer lo que te corresponde.”
“En tus sueños.”
Jungkook le sonrió. “Esa no es la respuesta que quiero oír, Daeil; no te
hagas de rogar. Intentémoslo de nuevo. Esta vez te daré un pequeño dato muy
interesante que seguramente no sabías.”
“Suéltame.”
“Mi padre lleva quince años en la cárcel por un delito que no cometió,
Daeil. Homicidio imprudente, le llaman.”
Sólo entonces, el susodicho dejó de forcejear, su rostro rápidamente
palideciendo, tanto que Jungkook creyó haberlo matado del susto.
“Como ya te digo, él es inocente… Pero, ¿sabes quién no lo es? El hombre
que vigila mis espaldas siempre que se lo pido.” Añadió a la lista de cosas
que parecía no saber, sin borrar su sonrisa. “Entiendes lo que significa eso,
¿verdad, Daeil?”
Tragando saliva (probablemente un nudo que se le había formado en la
garganta), este asintió, sus ojos cada vez más brillantes. Tal vez por el miedo,
por el horror de lo que pensaba que Jungkook podría hacerle si lo deseaba,
cuando en realidad este era incapaz de matar a una mosca.
“Muy bien, pues ahora que hablamos el mismo idioma y entiendes lo que
quiero… ¿Qué harás?”
“Voy— voy a… In-intentaré recuperar las joyas.”
Jungkook ladeó la cabeza. “¿Intentarás?”
“Haré todo— todo lo posible…” Se apresuró en corregirse a sí mismo,
pero para el azabache seguía siendo una repuesta incorrecta, por lo que le
observó con las cejas alzadas, causándole un estremecimiento. “Las
recuperaré, l-lo prometo.”
Finalmente, sonrió, satisfecho.
“Eso es, muy bien, campeón.” Dándole un par de golpecitos a modo de
recompensa, lo felicitó. “¿Ves cómo no era tan difícil?”
Daeil volvió a asentir. “Sí…”
“Antes del fin de semana, TaeHyung tendrá esas joyas y el dinero que le
quitaste, ¿entendido? Si no, ya sabes lo que te espera.” Sonriéndole de oreja a
oreja, advirtió.
“Claro, sí, p-por supuesto… E incluso antes.”
“Exacto. Me encanta que nos entendamos, Daeil, bien hecho.” De nuevo,
lo agarró por el cuello de la camisa, esta vez para alisar las arrugas que él
mismo había causado. “Bueno, pues eso es todo, gracias por tu amabilidad y
dedicación. Espero no volverte a ver en lo que nos queda de vida.”
“Así es.”
Antes de dar un paso en falso, su dedo índice volvió a señalarlo.
“Casi lo olvido, qué torpe…” Se le acercó de nuevo, logrando que Daeil
retrocediera inmediatamente.
“¿Q-Qué pasa? ¿Qué…?”
“Si vuelvo a escuchar que te refieres a mí como ‘yonki’,” drogadicto “o
cualquier mierda despectiva que se te ocurra, pienso volver para arrancarte la
cabeza, ¿de acuerdo? Avisado estás.”
El pelinegro negó de inmediato. “No volverá a ocurrir, lo prometo. Fue un
error total por mi parte decir eso, lo siento… Lo siento mucho. No lo haré
otra vez.”
“Por supuesto que no lo harás.” Asentía, pues sabía que había causado el
impacto suficiente en él como para atemorizarlo. “Ahora sí, me marcho. Ahí
te quedas, guapetón. Buen día.”
Finalmente se despidió de él con un par de golpes en el hombro, pasando
por su lado y dejándole atrás en cuestión de segundos. Luego, entró en su
coche, respirando hondo antes de revisar el teléfono, pues tenía un mensaje
sin leer de TaeHyung.
Rubito:
Ya he llegado al hospital, te espero en la biblioteca con Aram, guapo.
Vamos a darte un regalo cuando vengas.
Un suspiro abandonó sus labios, sonriendo.
Jamás se mancharía las manos con la sangre de Daeil ni ninguna otra
persona. Él no era así. No hacía daño a los demás, no recurría a la violencia.
Nunca lo haría. Pero entre ser despreciable o permitir que dañaran a
TaeHyung, elegía ser la peor versión de sí mismo.
Porque TaeHyung nunca sufriría si él podía evitarlo. Jamás.
Sin borrar la sonrisa, tecleó una respuesta rápida al rubio, riéndose de su
propio mensaje tontamente.
Jungkook:
Ya voy para allá.
Me gustan los regalos y sorpresas que te implican a ti sin ropa, pero estoy
deseando ver lo que tenéis para darme.
(Por el amor de Dios, no dejes que Aram lea este mensaje).
Y, acto seguido, dejando el teléfono sobre la guantera, se puso el cinturón
y arrancó, incorporándose a la carretera de inmediato. Estaba impaciente por
llegar.
Aparcó frente al hospital unos minutos después, saliendo de la camioneta
tras agarrar sus pertenencias y revisar cuál había sido el último mensaje de
TaeHyung, quién le había enviado emojis riéndose. Aquella contestación tan
simple le hizo sonreír, pudiendo escuchar la risa del rubio en su mente,
mientras se adentraba en el hospital.
“Buenos días, Jungkook.” Oyó a Hyeju, la recepcionista, dirigirse a él.
“TaeHyung ha llegado hace un rato, dijo que te esperaba en el área de
oncología infantil.
“Gracias, Hyeju, ya mismo voy.” Asintiendo a modo de saludo y
dedicándole su mejor sonrisa, fue directo hacia las escaleras.
La doctora Ahn justo salía de su consulta, por lo que movió la mano en el
aire a modo de saludo, recibiendo una sonrisa dulce, amplia y llena de
adoración por su parte, como todos los días. Luego, subió los escalones con
rapidez, llegando a la segunda planta e internándose de inmediato en
oncología infantil.
No tardó demasiado en cruzar las puertas de la biblioteca donde muchos
niños se reunían a diario, viendo sus caras sonrientes cuando meneaban las
manos a modo de saludo en su dirección, llenos de ímpetu.
TaeHyung se encontraba sentado en una mesa, dándole la espalda,
mientras que Aram estaba frente a él, enseñándole un dibujo que había
coloreado recientemente. Vio a Jungkook llegar y su rostro se iluminó, riendo
apenas en cuanto este le indicó que se quedara callado con el dedo índice
contra los labios.
“…me encanta cómo has coloreado las flores, son tan bonitas.” Decía el
rubio, señalando cada pequeña cosa de la que hablaba. “Y el cielo está—”
Inclinándose junto a él, Jungkook puso una mano en su hombro. “A ver
esas flores.”
E inmediatamente, TaeHyung se sobresaltó, soltando un chillido.
“¡Ay! ¡Jungkook, qué susto!” Lo fulminó con la mirada en cuanto supo de
quien se trataba, viéndole tomar asiento a su lado mientras reía, contagiando a
Aram. “Eres tonto, ¿qué te pasa?”
“Échale las culpas a Aram, él me lo ha dicho.”
Aram, que se encontraba llorando de la risa, no tardó en dejar de reír tan
pronto como TaeHyung le observó.
“¡Eh, no! Yo no he sido, TaeHyung, ha sido Jungkook.” Señaló al
azabache con un dedo acusatorio. “Yo no he hecho nada, sólo te estaba
enseñando mi dibujo, la idea ha sido suya…”
“Mentiroso…”
“¡No es mentira!”
Jungkook le sacó la lengua y Aram respondió con una pedorreta.
“Hay qué ver, vaya dos…” Resoplaba el rubio, meneando la cabeza de un
lado a otro, riendo también. Luego, miró al azabache. “Bueno, ¿y tú por qué
has tardado tanto?”
“Necesitaba poner la sillita de Lyon en la camioneta para ir a recogerle
luego, ha sido complicado.”
TaeHyung asintió. “Oh, ya veo… ¿Jaemin ha dicho que está bien si viene
con nosotros?
“Sí, claro. Ya te dije que no habría problemas.”
Los ojos brillantes de Aram miraron desde Jungkook a TaeHyung
repetidas veces, pues a él también le gustaría ir con ellos a donde quiera que
fuesen, incluso si sabía que no podía.
“¿Dónde vais a ir?” Quiso saber, esbozando una sonrisita.
“A comprar esos juegos de mesa de los que hablamos, ¿recuerdas?”
TaeHyung dijo y el niño asintió. “Pues Lyon nos acompañará para saber
cuáles son los mejores.”
“Oh, qué divertido…”
Su expresión cambió a una triste, llena de anhelo, pero sin borrar aquella
pequeña sonrisa que le rompió el corazón a Jungkook. Odiaba verle así.
“TaeHyung me dijo que tenías una sorpresa para mí, Aram, ¿qué es?”
Cambió de tema con rapidez, captando su atención y logrando que se olvidara
momentáneamente de lo que pasaba.
“¡Es verdad! Casi se me olvida.”
El niño sonrió de oreja a oreja otra vez, la emoción llegando a su cuerpo
como si nunca se hubiera ido, no tardando en volver a su cuaderno de dibujos
para arrancar una hoja cuidadosamente y entregársela a Jungkook.
“Toma, para ti. Lo he coloreado yo.” Dijo, sonando orgulloso mientras
permanecía atento a las expresiones del azabache. “Es una moto como la
tuya, le pedí a TaeHyung si podía comprarme un cuaderno de coches, motos
y todo eso porque quería colorear uno y regalártelo.”
“Y además ha elegido la moto más bonita de todo el cuaderno.”
Puntualizaba TaeHyung.
A Jungkook se le encogió el corazón con fuerza, riendo eufórico conforme
sus ojos viajaban por aquel dibujo repleto de pequeños detalles. Detalles en
los que Aram había hecho hincapié.
“Sí, eso es cierto. Espero que te guste…”
“¿Gustarme?” Levantó la cabeza y le observó. “Me encanta, Aram, es
perfecto. Pienso colgarlo en mi estudio para que todos los clientes puedan
verlo.”
La sonrisa de su hermano se ensanchó considerablemente. “¡¿En serio?!”
“Por supuesto que sí, te lo prometo.” Asentía, siendo cautivado por la
emoción que aquellos ojos transmitían.
“Ay, ¡qué alegría!” Este saltó de la silla hacia el suelo, correteando en
dirección al azabache para que este lo alzara y así poder abrazarlo. “¡Gracias,
muchas gracias, Jungkook!”
El azabache rio, aguantando las lágrimas mientras lo abrazaba con fuerza.
“Eres tú quien me ha hecho el regalo a mí, ¿por qué me das las gracias?”
“¡Porque mi dibujo va a estar en tu estudio de tatuajes! Eso es un honor.”
TaeHyung, quien estaba en silencio, simplemente observando la escena
con el corazón derritiéndosele, puso su mano sobre el brazo de Jungkook.
Este le observó.
“Aram me pidió que le mostrara fotos de tu estudio, dijo que quería ver
cómo era por dentro ya que nunca había visto uno y tenía bastante
curiosidad.” Explicó con voz suave. “Él cree que los diseños que tenéis
colgados son muy bonitos, así que le comenté que casi todos te pertenecían.
Piensa que eres un buen artista.”
Con el corazón en un puño, miró al susodicho. “Vaya, ¿en serio…?”
“¡Sí, me encantan!” Corroboraba el más pequeño. “Yo quiero dibujar
como tú cuando sea más grande.”
“Pues seguro que si sigues así lo conseguirás, te lo aseguro. De momento
coloreas mucho mejor que yo y que Ian, mi compañero de trabajo. Él todavía
se sale de las líneas a veces…”
Aram soltó una carcajada, sus pies moviéndose en el aire. Jungkook
suspiró, relamiéndose los labios al necesitar más fortaleza para aguantar las
lágrimas, inclinándose en dirección a TaeHyung y besando su mejilla.
“Gracias, rubito.”
Él le sonrió dulcemente, apenas cerrando los ojos para disfrutar del
contacto.
“¡Eh, ¿por qué a mí no me das un beso también?!” Se quejó el pequeño,
aún sentado en su regazo y mirándole con el ceño fruncido, ofendido hasta la
médula.
Ambos rieron, antes de que Jungkook se inclinara, besándole la frente.
“Ya está, ya está, no seas celoso…”
“No soy celoso, mi padre dice que se llama igualdad.” Dijo, satisfecho tras
lograr su cometido. Luego, gateó hasta alcanzar a TaeHyung. “Ahora tú,
TaeHyung.”
Este rio más fuerte, haciendo lo pedido sin pensárselo dos veces.
Un par de horas después, cuando el horario de visita había finalizado y
mandaron a Aram a su habitación de vuelta para recibir su almuerzo.
TaeHyung y Jungkook abandonaron el hospital entre risas.
“¿Cómo puede ser tan ingenioso y tan pequeño a la vez?” Decía el rubio,
sonando incrédulo. “¿Tú también eras así a su edad o son los niños de
ahora?”
“Yo era peor, rubito. Según mi abuelo, cuando volvía del colegio lo hacía
con la cara pintada de pintalabios porque le pedía a todas mis profesoras que
me dieran besos de despedida. Mi padre decía que de mayor iba a arrasar con
las chicas.” Explicó, haciéndole reír otra vez. “No iba tan mal encaminado
porque sí arrasé, sólo que no con chicas… Aunque también.”
TaeHyung se colgó de su brazo mientras reía a carcajadas. “Las chicas de
mi clase con las que estuviste hablando el día que viniste a recogerme,
todavía me preguntan por ti.”
“¿Y qué les dices tú?”
“Que sigues teniendo la agenda a rebosar.” Respondió, oyéndole bufar.
“Por cierto, justo de eso quería hablarte…”
Jungkook le observó. “¿De mi agenda?”
“No, de tatuajes en general. Estoy pensando hacerme uno…”
“¿Tú? Pero si los odias, prácticamente te tatuaste con tu hermano porque
te llevó al estudio a traición.” Recordó, logrando que una risita se le escapara.
“¿A qué viene este cambio de opinión?”
TaeHyung ladeó la cabeza. “No odio los tatuajes, sino las agujas… Me
dan pánico.” Aclaró. “Y quiero tatuarme algo que es bastante importante para
mí, por eso lo he contemplado durante algunos días.”
“Ya veo… ¿Puedo saber qué tienes en mente?”
“Un caballo.”
“¿Un caballo?” Repitió, sus cejas en alto. “Oye, que cuando te llamé
pequeño poni no lo decía en serio, rubito… No tienes que tomártelo tan
literal.”
Otra risa abandonó sus labios, golpeando al azabache. “No seas tonto,
Jungkook, no es por eso. Es porque esa era la figura favorita de la señora
Bang en el ajedrez, Chungmo me la dio cuando ella se fue… ¿Te acuerdas?”
Dijo, viéndole asentir. “Quiero tener algo que me recuerde siempre a ellos,
más allá de todos esos momentos que creamos.”
Jungkook asintió de nuevo. “Me parece que es bonito, sí. ¿Y ya sabes
dónde te lo tatuarás?”
“Dónde menos me vaya a doler.”
“No, hablo del sitio físico. El estudio.”
Este negó, apenas encogiéndose de hombros. “Claro que no, no tengo ni
idea. Banky me dijo que esperara a que tuvierais cita, pero no sé cuándo vaya
a pasar eso y tampoco conozco otros sitios.” Su gesto se torció. “Se supone
que debo buscar un tatuador que me transmita confianza…”
“Me tienes a mí.” Dijo e inmediatamente TaeHyung le observó. “Puedo
hacerte un hueco, aprovechar mi tiempo libre o incluso un día festivo. El
local es mío, nadie se va a quejar.”
“Tú te vas a quejar, Jungkook, ¿qué probabilidad hay de que trabajes horas
extras?”
“Una muy alta.”
Ladeando la cabeza, se giró para toparse con sus ojos llenos de honestidad.
Parecía muy dispuesto a considerar todas las opciones, aún cuando había sido
él quien las había puesto sobre la mesa inicialmente. TaeHyung no podía
creerlo.
“¿En serio?”
Jungkook volvió a asentir. “Pues claro que en serio, rubito, ¿por qué tanta
sorpresa? Ya te he dicho que me tienes a mí, no hay problema.”
“Es que me cuesta imaginarte trabajando más de lo necesario,
especialmente cuando casi todo tu tiempo libre lo empleas en quejarte de lo
poco que te gusta abrir o cerrar el estudio.”
“Odio abrir y cerrar el estudio.” Le dio la razón, pasando ambas manos
casualmente por su cintura. “Y aún más trabajar horas extras.”
“Exacto.”
“Pero puedo hacer un esfuerzo por ti.” Añadió, para gratificación del
rubio. “No me importa si eso significa trabajar algunas horas extras o cerrar
el estudio.”
Con el corazón bombeándole a toda velocidad, TaeHyung rio. “Creí que
los tatuadores no teníais favoritismo con los clientes…”
“Hay favoritismos en todos lados, rubito, y más aún si esos clientes tienen
tu cara.” Señaló, logrando que se sonrojara hasta el punto de rodearle el
cuello con ambas manos.
“Ow, qué encantador.”
“Lo sé.”
TaeHyung se inclinó para darle un beso casto en los labios.
“Pues agradezco que tu favoritismo sea conmigo y estés dispuesto a hacer
horas extra para tatuarme. Me alivia no tener que buscar otro tatuador cuando
quiero que seas tú.”
Una sonrisa satisfecha jaló de sus comisuras tan pronto como escuchó
aquello, mordiéndose el labio inferior mientras acariciaba la cadera de
TaeHyung con los pulgares.
“Está bien saberlo… Es todo un halago que me elijas.”
“Claro que lo es.”
Jungkook le besó esta vez, separándose con lentitud poco después.
“Hmm… Oye, ¿y a qué hora sale Lyon del colegio?”
Entonces, los ojos del azabache se ensancharon inmediatamente,
recordando el pequeño detalle de que debían ir a recogerle esa misma tarde.
“Coño, Lyon…”
Miró la hora en su reloj, palideciendo en cuestión de segundos.
“La madre que me parió.”
“¿Qué pasa?” TaeHyung quiso saber, viendo cómo se alejaba de él a toda
prisa. No tardó en seguirle, extrañado. “Eh, espérame.”
“Corre, corre, que sale en menos de diez minutos y el colegio está a tomar
por culo de aquí.”
Los ojos del rubio se ensancharon. “¿Qué?”
“Sube, rápido.”
Y este así lo hizo, adentrándose rápidamente en el asiento del copiloto.
“La madre que te parió, Jungkook.”
✧c.-050

N/A: No sé qué problema tiene la plataforma con mi querida historia, pero


me está poniendo nerviosa xD
Cap dedicado a bella_andria ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Cheap Colognes’ GRAHAM, llevaba tiempo sin que
el DS me recomendara algo bueno.

Afortunadamente para Jungkook (quien estaba a punto de perder su título


de padrino del año), llegaron al colegio de Lyon justo a tiempo, agradeciendo
al poco tráfico con el que se encontraron y los más de seis atajos que un muy
estresado Jungkook alcanzó a tomar. Tan estresado que TaeHyung, a su lado,
llegó a temer por su vida.
“Dios, soy el peor padrino del mundo, me he olvidado de mi ahijado por
completo.” Decía mientras se quitaba deshacía del cinturón, con el corazón
en un puño y la vista nublada por el estrés.
“Tranquilízate, Jungkook, no pasa nada.” TaeHyung hizo su mejor
esfuerzo por calmarle.
“Claro que pasa.”
“Que no, no te martirices.” Insistía, quitándose el cinturón. “Ha sido un
lapsus y ya, pero lo importante es que hemos llegado a tiempo.”
“Ya…” Suspirando, se relamió los labios. “¿Y qué pasa si no hubiéramos
llegado pronto?”
TaeHyung abrió la boca para hablar, pero Jungkook no había terminado,
pues aún continuaba machacándose a sí mismo.
“¿Y si nos hubiésemos olvidado de él por completo?”
El rubio negó. “No, eso no—”
Por supuesto, Jungkook le interrumpió de nuevo.
“¿Y si Lyon se quedaba sólo esperándonos durante horas? Sin comer,
preguntándose dónde podríamos estar.”
“Jungkook…”
“¿Y si alguien más se lo hubiera llevado aprovechando nuestro descuido?”
Rindiéndose al tercer intento de querer hablar, TaeHyung suspiró, dejando
que el azabache se desahogara, pues sabía que no tendría oportunidad alguna
de calmarlo si él mismo no ponía de su parte.
“Jamás me perdonaría si a Lyon le pasa algo por mi culpa. Es mi ahijado,
coño, no puedo ser tan despistado. No con él.”
TaeHyung asintió, haciéndole saber que estaba escuchándole a pesar de su
silencio.
Sin embargo, la cosa cambió drásticamente cuando los lamentos de
Jungkook empezaron a sonar lejanos, con el ruido de una puerta cerrándose
de por medio. TaeHyung, que esperaba pacientemente a que este se calmara,
levantó la vista de su regazo sólo para ver que Jungkook estaba fuera del
coche, avanzando sin darse cuenta que lo había dejado olvidado allí.
“¿Jungkook?” Lo llamó, incapaz de creer que realmente no estuviera
notando su ausencia. “Pero, ¿qué…?” Con el ceño fruncido, se dijo a sí
mismo que sí, sí estaba pasando. “¡Jungkook!”
Esto debía ser una broma.
Jungkook que avanzaba sin mirar atrás, discutiendo consigo mismo sobre
lo mal padrino que era para Lyon, claramente no escuchó la voz del rubio.
“Prometí hacerme cargo de él en el peor de los casos, ¿cómo voy a
olvidarme de algo tan simple como recogerle del colegio? Joder, es que
parece que me faltan neuronas o algo…”
TaeHyung dio un par de golpecitos en el cristal, con la esperanza de así
llamar su atención.
“¡Jungkook!”
“Le dije a Jaemin que nunca fallaría y mírame, he estado a punto de
dejarle abandonado… ¿Qué clase de padrino soy?”
“¡Jungkook, que estoy aquí!”
“Claramente nada de esto es tu culpa, rubito, me quejo de mi
irresponsabilidad.” Decía, un poco más calmado. “No quiero que te sientas
mal por un descuido ajeno, el torpe aquí soy yo, tú…”
Finalmente, se giró en dirección a (dónde él pensaba que debía estar)
TaeHyung, encontrando el lado junto a él vacío y extrañándose.
“¿Dónde te has metido…?”
Con los ojos entrecerrados miró a su alrededor, encontrando al rubio a
unos metros de distancia, golpeando la ventana del coche mientras
lloriqueaba. Jungkook casi palideció.
“Ay, Dios…”
Dos de tres. Ya sólo le faltaba olvidarse a Aram en el baño del hospital
para coronarse.
“¡Jungkook, sácame del coche!”
No tardó en acudir rápidamente a su rescate, sudando frío conforme se
acercaba y veía la mirada fulminante que TaeHyung le dedicaba, llegando a
sonreírle con dulzura, en un intento por que este se apiadara de él mientras
abría la puerta.
“Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento.” Dijo repetidamente.
TaeHyung salió del coche bufando.
Tan pronto como estuvo frente a Jungkook, quién se seguía disculpando,
notó sus manos acunándole el rostro.
“Perdóname, rubito, no pretendía dejarte encerrado… Te prometo que ha
sido sin querer, no era mi intención olvidarme de ti.”
Su ceño se frunció, aunque en realidad no estaba molesto.
“Tú sigue, que lo estás arreglando.”
Los ojos de Jungkook le observaron con arrepentimiento, culpa e incluso
vergüenza. TaeHyung no podía enfadarse, no sabiendo lo mal que el simple
hecho de haber olvidado que debían recoger a Lyon le había hecho sentir.
“Lo siento mucho, rubito, soy un idiota… No te enfades, por fa.”
Suspirando, se separó para ser él quien le acunara el rostro. Jungkook le
observó. Parecía un cachorro.
“No me enfado, tranquilo, sé que ha sido accidental. Pero tú pagas la
comida, ¿eh? Que conste.”
“Claro que sí.”
Este asintió de inmediato. TaeHyung acortó la distancia, besando sus
labios castamente.
“Pues venga, vamos a por Lyon que ya debe estar al salir.” Palmeándole el
hombro, dijo, separándose con la intención de caminar en dirección al colegio
de Lyon.
Jungkook tomó su mano, entrelazando los dedos juntos y caminando tras
él, la espontaneidad de aquel acto sorprendiendo a TaeHyung, quién riendo
observó sus manos unidas.
“Así no te me vuelves a quedar atrás.” Aclaró, encogiéndose de hombros.
TaeHyung rio más fuerte. “¿Me vuelvo o tú me dejas?”
En respuesta, el azabache hizo un puchero.
Llegaron frente a las puertas del colegio donde Lyon estudiaba,
encontrando a varios padres rodeando el edificio en busca de sus hijos
igualmente, quienes comenzaban a salir por la puerta junto a sus respectivas
profesoras y reuniéndose con sus padres.
“¿Lo ves por algún lado?” Oyó a TaeHyung decir. Él negó, mirando esas
diminutas caras, buscando Lyon.
“No, no lo veo.”
“Oh, ahí está, ¡Lyon, aquí!”
TaeHyung levantó la mano, sacudiéndola en el aire hasta llamar la
atención del pequeño, quién rápidamente miró hacia todos los lados tras
reconocer su voz. Una vez los divisó, su pequeña sonrisa se volvió amplia y
los ojos brillantes, diciéndole algo a la profesora que lideraba el grupo de
niños, señalándolos, antes de corretear en dirección a ambos.
“¡Jungkook, TaeHyung!” Chillaba, saltando a los brazos del segundo
mencionado.
“¡Lyon, hola!” El rubio lo saludó con la misma efusividad, elevándolo por
los aires. “¿Cómo te ha ido hoy en el colegio? ¿Lo has pasado bien?”
“Hemos empezado con los números en inglés y la profesora dice que estoy
aprendiendo muy rápido.”
Los ojos de TaeHyung se ampliaron.
“¿En serio?”
Lyon asintió, luciendo orgulloso, con el pecho hinchado y la barbilla hacia
arriba. Definitivamente tenía razones para estarlo. “Sí. He sacado cuatro de
cinco preguntas bien en la primera prueba, me han puesto una estrellita feliz
en la hoja.”
“¡Pero eso es genial, Lyon! Enhorabuena.” Lo abrazó más fuerte. “¿Por
qué no lo celebramos yendo a comer algo? Tú eliges, Jungkook paga.”
“¡Vale!”
“Eso, tú anímale a que se aproveche de mí…”
La risa de TaeHyung llegó a sus oídos. “Eres un exagerado.”
Jungkook simplemente dejó escapar un bufido mientras su ahijado reía,
despojándole de la mochila que llevaba colgada a hombros. “Dame esto,
anda…”
“Gracias.” La dulce voz de Lyon chilló.
“De nada, de nada…” Reía, enternecido. “¿Por qué llevas una mochila
más grande que tú? ¿No pesa demasiado para ti? Mides como quince
centímetros…”
Tan pronto como dijo aquello, lo cual sonó bastante ofensivo a oídos del
pequeño Lyon, este no tardó en fulminarle, moviéndose entre los brazos de
TaeHyung hasta alcanzar a Jungkook (más concretamente su oreja), jalando
de ella sin piedad alguna, sorprendiéndole.
“¡Oye!” Jungkook golpeó la pequeña mano en su lóbulo. “¿Qué crees que
haces?”
Sin embargo, Lyon no se dio por vencido, alcanzándolo de nuevo y
volviendo a jalarle la oreja.
“¡No soy tan pequeño, tonto!”
“¡Ay!”
“¡Retíralo ahora mismo!” Chillaba, jalando lo más fuerte que podía.
“¡Quítamelo de encima, quítamelo!”
TaeHyung, que observaba como buen espectador al inicio, dejó escapar
una carcajada, sorprendido mientras intentaba hacer de mediador, alejando al
atacante de su víctima sin dejar de reír. Sostuvo a Lyon en contra de su
voluntad, apreciando la molestia en su rostro, pues tenía el ceño fruncido,
claramente quejándose entre dientes.
“¿Por qué haces eso, Lyon?” Tratando de recuperarse lo más pronto
posible, dijo, incapaz de tomarse la situación en serio al ver cómo Jungkook
se frotaba la oreja con una mueca de dolor.
El pequeño señaló a su izquierda, donde Jeon se encontraba. “¡Me ha
llamado enano!”
“Bueno, es que muy grande no eres…” Se defendía este.
Lyon hizo el amago de lanzarse sobre él otra vez. TaeHyung lo atrapó a
tiempo.
“Está bien, está bien… Basta.” Pidió, respirando hondo. Luego, miró al
azabache. “Jungkook, discúlpate con Lyon por insinuar que es demasiado
pequeño cuando no lo es. Tiene la altura perfecta para un niño de su edad.”
Por supuesto, Jungkook bufó. “Ni de broma…”
“¡Tonto!”
“Jungkook, discúlpate.” Insistió, dándole una mirada de advertencia que
sólo él sería capaz de entender. “O sabes muy bien con qué voy a castigarte,
vamos. Pide perdón.”
Habiendo perdido repentinamente todo el color en su rostro, este se aclaró
la garganta.
“Siento haberte llamado enano.”
TaeHyung se mostró satisfecho. “Muy bien. Ahora tú, Lyon, pídele perdón
a Jungkook por haberle jalado de la oreja. Se lo merecía por ser un tonto,
pero es tu padrino. No puedes arrancarle la oreja cuando te diga algo que no
te guste.”
“¿Por qué no?”
“Porque recurrir a la violencia está mal, cielo. Tu padre te ha educado para
que seas bueno, amable, ¿verdad?” Lyon asintió. “Pues los niños buenos no
golpean.”
“Ya…”
Jungkook estuvo de acuerdo, pasando una mano por sus hombros.
“Exacto, muy bien dicho, rubito.”
“Y las personas adultas que son lo suficientemente inteligentes como para
no cagarse encima, no van por ahí riéndose de los niños por su estatura.
Mucho menos de sus propios ahijados, ¿verdad, Jungkook?” Le observó con
las cejas alzadas.
“No…” Masculló en respuesta.
“Bien, ¿y entonces?”
“Lo siento…”
TaeHyung sonrió, mirando al pequeño quién ahora parecía apenado,
enviándole una señal.
“Perdón por jalarte de la oreja…” Murmuró en voz muy bajita.
Satisfecho al haber logrado su cometido, asintió, respirando hondo y
ensanchando la dulce sonrisa en su rostro. Eran tan parecidos que, si no
conociese a Jaemin en absoluto, podría jurar que Jungkook era su verdadero
padre.
“Así me gusta, chicos, bien hecho.” Felicitó a ambos por igual. “Ahora un
besito de reconciliación.”
Acto seguido, alzó a Lyon hasta que el rostro de Jungkook quedó a su
disposición de nuevo, viendo encantado como este alcanzaba su mejilla y
depositaba un casto beso en ella sin rechistar. E inmediatamente, sintiendo
como se le derretía el corazón, el azabache le arrebató al niño de los brazos,
llevándoselo consigo para comenzar a darle pequeños besos por toda la cara.
“Ven aquí, bicho.” Acunó el cuerpo más pequeño, aprovechando aquella
posición para besar también su abdomen repetidas veces. Lyon reía a
carcajadas, removiéndose por las cosquillas.
“¡Me haces cosquillas, Jungkook, para!”
Sin embargo, este no le hizo caso; deteniéndose únicamente cuando
empezó a dormírsele la mandíbula y Lyon comenzaba a llorar de la risa,
gruesas lágrimas deslizándose por sus mejillas, empapándolas. TaeHyung no
podía hacer otra cosa que observar aquella escena con una sonrisa, mientras
avanzaba junto a ellos.
“¡Para, para, por favor! ¡Me voy a hacer pis!”
Sólo de esa forma, Jungkook se detuvo, separándose y besando la frente
del pequeño.
“Listo. A eso lo llamo yo una buena guerra de cosquillas.” Sentenciaba,
dejándole en libertad finalmente. Lyon respiró hondo, cansado de tanto reír
mientras se limpiaba las lágrimas. “¿Ya no estás enfadado?”
Él negó, sonriente. “No, ya no.”
“Perfecto, así me gusta.” Satisfecho también, miró a TaeHyung mientras
acomodaba a Lyon entre sus brazos, usando una mano para rodearle el cuerpo
y con la otra alcanzando la del rubio. “¿Y tú por qué te separas tanto, rubito?
Ven aquí.”
Lo empujó hasta que apenas existieran centímetros entre ellos dos,
entrelazando sus dedos felizmente. TaeHyung soltó una risita.
“¿Ya has decidido qué es lo que quieres comer, Lyon?”
Un rato más tarde, mientras paseaban por el centro en busca de algún lugar
donde comer, Jungkook se dirigió a su ahijado, quien ahora caminaba junto a
ellos, aferrado a las manos de ambos.
El mencionado negó, luciendo pensativo todavía, pues era muy difícil
elegir cuando tenía tantas opciones sobre la mesa.
“Aún no lo sé…”
“¿Hay algo que te apetezca en concreto?” TaeHyung quiso saber, viéndole
menear la cabeza a modo de negación nuevamente. “¿Ramen?” Lyon volvió a
negar. “¿Carne? ¿Pollo? ¿Quieres pescado? ¿Te gusta el pescado?”
“Me gusta, pero no quiero ahora…”
TaeHyung y Jungkook se mantuvieron pensativos también.
“¿Pasta? ¿Quieres comer pasta?” Propuso el azabache, logrando que algo
se activara en su cerebro, pues los ojos le brillaron de inmediato. Él sonrió.
“¿Sí? ¿Quieres? La señora Bang me recomendó un sitio donde hacían los
mejores espaguetis a la carbonara que había probado fuera de Italia. A ti te
encanta la pasta.”
Lyon asintió con efusividad. “Sí, sí, quiero comer espaguetis, por favor.”
“Pues no se diga más, vamos.” Sonriéndole de oreja a oreja, se inclinó en
dirección a TaeHyung. “Vamos a buscar el sitio más cercano a la salida por si
tenemos que irnos sin pagar…”
Este le observó, completamente horrorizado. “¡Jungkook!”
“¿Qué?”
En respuesta, el susodicho soltó una carcajada. “Es broma, es broma…”
“¿Tan caro es? Porque podemos pagar a medias.”
“No, tranquilo, invito yo. Esta semana me ingresaron las ganancias de las
dos últimas carreras y ya le di su parte correspondiente a los padres de Lyon,
puedo permitirme algunos caprichos.”
TaeHyung asintió, relamiéndose los labios.
“¿No vas a conducir más?” Lyon quiso saber, mirándole con el ceño
fruncido. “Mi padre dice que te retiras y no volverás a ese sitio nunca más…
¿Es verdad? Aún no he podido ir a verte y yo quería…”
Antes de responderle, Jungkook se inclinó hacia él, levantándolo del suelo
para poder estar a su altura cuando le explicara la situación. Luego, suspiró,
vaciándose los pulmones.
“Por el momento no volveré a competir, Lyon.”
“¿Y por qué no?”
“Porque es peligroso, enano. Ya sabes que tuve un accidente, ¿verdad?” El
niño asintió. “En ese entonces eras más pequeño, pero fue muy grave, estuve
a punto de no volver a caminar. No quiero que vuelva a pasar.”
Lyon apretó los labios, comprendiendo. “No, yo tampoco, no lo hagas. Ya
no quiero…”
Él rio, abrazándolo más fuerte. “También le prometí al abuelo Jeon que no
lo haría más, por eso me retiré. Te acuerdas de él, ¿verdad?”
“Claro que sí… Papá dice que no le gustaba cuando ibas a esas carreras y
por eso lo dejaste.” Murmuró, recordando aquel hombre a la perfección. El
abuelo Jeon siempre le regalaba caramelos de menta y pequeños dulces que
tenía guardados en sus cajones. Era entrañable.
“Exacto, eso es.”
“Lo entiendo… No quiero que tengas más accidentes.”
Jungkook le sonrió. “No los tendré, tranquilo.”
No tardaron demasiado en dar con aquel restaurante que mencionó
Jungkook, tomando asiento en la primera mesa que vieron libre (lejos de la
puerta, para su desgracia) y eligiendo lo que comerían. Lyon fue el primero
en señalar su plato, pues ya lo tenía más que decidido. TaeHyung se decantó
por algo simple, mientras que Jungkook milagrosamente no pidió hasta al
camarero de entrante.
“¿Debería añadir un helado de estos a mi orden? Creo que estoy a
tiempo.” Se dirigió a TaeHyung, señalándole la carta.
“Si te cabe, sí, pero no es helado, sino gelato.”
Su ceño se frunció de inmediato. “¿Gelato? ¿Me van a dar una puta
gelatina por casi veinticinco mil wons?”
TaeHyung soltó una carcajada, negando antes de responder.
“Tampoco es una gelatina, Jungkook, es un postre italiano que se asemeja
mucho al helado, sólo que tiene sus diferencias.” Le explicó, captando su
confusión. “El gelato lleva más leche y un poco menos de crema que el
helado tradicional, también tiene menos volumen por eso de que lo baten
menos tiempo.”
“¿Y está rico?” Lyon quiso saber.
“Sí, claro, muy rico. Lo sirven un poco más caliente, pero está delicioso
igualmente… A mí me gusta más que el helado tradicional.”
Un bufido abandonó los labios del azabache. “Ya me jodería… Con el
dinero que debes tener en el banco, yo también lo preferiría antes que a un
Magnum con almendritas encima de un palo asqueroso…”
“Cómo te gusta exagerar, ¿eh?” TaeHyung volvió a reír, negando mientras
pasaba los dedos por su brazo.
“Sí, mucho…”
“¿Puedo pedir un helado de esos?” La vocecilla de Lyon cuestionó
tímidamente. “Aunque sea pequeñito, por fi…”
Jungkook asintió de inmediato. “Claro, ¿de qué sabor lo quieres?”
“Chocolate.”
“¿Por qué no pedimos uno grande para los tres?” Propuso el rubio,
ocasionando que los ojos entrecerrados del azabache fueran a parar sobre él.
Sus cejas se alzaron, no logrando captar el mensaje que intentaba enviarle,
hasta recaer en el pequeño detalle que, tal vez, estando él dentro del plan, un
helado no era demasiado contundente. “O dos…”
“Buena idea, rubito.”
Tan sólo medio minuto después, un camarero llegó a su mesa, depositando
cada plato delante de su respectivo dueño y un pequeño cuenco a rebosar de
queso parmesano recién rallado, recibiendo la orden de los dos helados con
una sonrisa, antes de marcharse por donde había venido.
Lyon atacó su plato tan pronto como tuvo oportunidad.
“¡Qué rico!” Chilló, encantado por el sabor.
TaeHyung le observó con una sonrisa dulce. “¿Te gusta?”
“Son los mejores espaguetis que he probado en mi vida.” Asentía, sus ojos
brillantes mientras enrollaba la pasta en el tenedor, un tenedor que poco
después tendería en dirección al rubio. “Toma, pruébalo.”
Y él así lo hizo, echándose hacia delante hasta alcanzar dicho tenedor,
probando la comida ajena y saboreándola bajo la atenta mirada de un
expectante Lyon. Sus ojos se ensancharon.
“¡Qué rica, me encanta! Muchas gracias, Lyon, está delicioso.” Le dejó
saber, tapándose la boca al hablar. Luego, copió su acción y enrolló sus
tallarines con el tenedor, tendiéndoselo igualmente. “¿Quieres probar la mía?
Tiene salsa peperonata.”
“Sí, por fa.”
“Toma, aquí tienes.”
Lyon probó su plato, teniendo exactamente la misma reacción que
TaeHyung con el suyo mientras lo saboreaba. “¡Está muy bueno!”
“¿Verdad?”
El bufido de Jungkook, sentado a su lado, no tardó en llegar. Él ya estaba
preparado para este momento, pues conocía al azabache como la palma de su
mano. Sabía incluso cuáles serían sus comentarios, preguntas absurdas y
burlas.
“Adivino… Esa tal perroflauta es una salsa hecha de verduras, ¿a qué sí?”
“Peperonata.” Corrigió, teniendo el tenedor preparado para ofrecerle y
observándole atentamente, sus cejas alzadas. “Y efectivamente, es una salsa
hecha a base de pimientos, tomate y ajo. Riquísima. ¿Tú también quieres
probar o con quejarte tienes suficiente?”
Una risita proveniente de Lyon sonó.
Jungkook ladeó la cabeza. “Quiero probar.”
El rubio de inmediato acercó el tenedor a sus labios, aprovechando que
estaba a su lado para que fuera más fácil. Un poco a regañadientes, este se
metió el contenido de dicho tenedor en la boca, saboreando con desconfianza.
Y, del mismo modo que Lyon, sus ojos se ensancharon.
“Joder…”
“¿Te gusta?”
“Pues sí, está sorprendentemente buena…” Respondió, satisfaciendo el
monstruillo interior de TaeHyung. “¿Qué dices que lleva?”
“Pimientos confitados, tomate, ajo y bastante queso. Es básicamente una
salsa a base de vegetales.”
Relamiéndose los labios saboreó los restos de la salsa en su boca. Le
costaba mucho admitir que la comida para ponis de TaeHyung estaba buena,
pero la realidad era la que era. Estaba deliciosa.
“Me gusta, me gusta…”
Por su parte, el rubio soltó una risita. “¿Quieres más?” Le ofreció de
nuevo, observándole atentamente.
Y él no pudo decir que no, pues sus ojos brillaron tan pronto como
TaeHyung hizo aquella pregunta, viéndose obligado a aclararse la garganta y
asentir casi tímidamente, haciéndole reír aún más, pues sabía lo mucho que le
costaba admitirlo.
“Por favor…”
Enrollando un poco más de la pasta en su tenedor, encantado, volvió a
acercarlo a los labios del azabache. “Toma, cariño, disfruta la peperonata.”
“Es que está muy buena…”
Sin dejar de reír, se inclinó para besar su mejilla, acariciándole el rostro.
Era adorable.
Algunas horas más tarde, una vez TaeHyung compró todos los juegos de
mesa que Lyon iba señalando en base a su gusto personal y Jungkook en base
a sus caprichos de niño pequeño, estos se dirigían al bar de Mos, con Lyon
profundamente dormido en su sillita, pues había sido un día agotador para él.
“Tengo muchas ganas de que Aram vea todos estos juegos, estoy seguro
de que va a emocionarse mucho.” Comentaba TaeHyung, una pequeña
sonrisa en sus labios.
“Sí, yo también. Aunque está esforzándose por aprender cómo jugar al
ajedrez, creo que agradecerá cambiar un poco de aires… Ese hospital sólo
tiene libros y muñecas, los niños acaban hasta las narices de lo mismo.”
“¿No hay nada más?”
Jungkook negó, aparcando junto al bar de Mos. “La doctora Ahn ha
peleado mucho con el ayuntamiento para que traigan más cosas, pero ya
sabes cómo funciona todo esto…”
Mordiéndose el labio inferior, meneó la cabeza a modo de asentimiento,
quedándose un poco pensativo. Por desgracia sabía mejor que nadie cómo
funcionaban las cosas y la poca importancia que le daban cuando no sacaban
algo a cambio. Era la cruda realidad.
Ambos salieron del coche, Jungkook adelantándose para sacar a Lyon de
su sillita especial para niños y taparlo con su cazadora, evitando que se
despertara en el proceso. Se adentraron en el bar poco después, Jaemin
inmediatamente acercándose a ellos para agarrar a su hijo con una pequeña
sonrisa.
“¿Qué tal? ¿Cómo se ha portado?” Susurró aquella pregunta.
“Muy bien. Ha sido el mejor acompañante del mundo.” TaeHyung le dijo,
sonriendo de oreja a oreja.
Por supuesto, Jungkook bufó, fulminándole. “Muchas gracias, ¿eh?”
“No seas tonto, anda…”
“Claro, claro, ahora resulta que soy tonto…” Resoplaba, golpeando
sutilmente su culo. “Voy al almacén a buscar una cosa, en seguida vuelvo.”
Dando un segundo golpecito en el culo de TaeHyung a modo de
despedida, se giró, dirigiéndose hacia el almacén mientras escuchaba a
Jaemin preguntar qué habían hecho esa tarde y a TaeHyung responderle
encantado, pues se lo había pasado en grande con la compañía de Lyon.
Entró en el almacén en busca de su batería externa, la misma que había
dejado cargando esa mañana. Y, para su sorpresa, Fourth se encontraba allí
dentro, sentado junto a un barril de cerveza.
“¿Tú qué haces aquí?” Le preguntó, con el ceño fruncido. Tenía una
expresión triste, sus ojos apagados mientras suspiraba cada cinco segundos.
“Vine porque quería estar solo…” Murmuró en respuesta.
Jungkook se acercó a él. “¿Va todo bien?”
Como era de esperar, Fourth negó.
“No…” Susurró, mientras cedía ante las lágrimas que amenazaban con
salir. El azabache inmediatamente tomó asiento junto a él, preocupado tras
oírle sollozar. “Es que no sé qué pasa, Jungkook, no entiendo nada…”
“¿Qué pasa?”
“Es Gemini…” Levantó la mirada para verle. “Lleva días sin responder a
mis mensajes ni llamadas, me rehúye cuando nos vemos en la universidad y
directamente me ignora. No sé qué está mal con él, si he hecho algo o
simplemente es que se ha cansado de mí…”
Jungkook frunció el ceño. “¿Cómo se va a cansar de ti? ¿Qué dices?”
“Que sí… No me hace caso, Jungkook, es como si no existiera…”
“Le pasará algo que de lo que no quiere hablar, pero dudo mucho que sea
culpa tuya. No pienses eso, tonto. Ya sabes cómo es el cerebro humano,
somos todos gilipollas y nos gusta serlo.”
Negando, sorbió por la nariz, abrazándose a sí mismo. “No, él no es
gilipollas, Jungkook, pero no sé qué le pasa…”
El azabache se quedó en silencio por unos instantes, analizando al menor,
pensativo.
“A ver, ¿desde cuándo está así contigo?”
“No sé… Desde que le conté sobre Minhye, una chica de la facultad, que
me gusta. Él la conoce mejor que yo porque llevan siendo compañeros desde
hace mucho y le pedí ayuda, ya sabes, lo típico.”
Sus cejas se alzaron de inmediato. “Ah, amigo… Con que es eso…”
“¿El qué?”
Rápidamente negó. “No, nada, que no sabía que te gustaba una chica. No
me lo habías contado.”
“Oh, sí… Pero yo no le gusto a ella, ya me dijo que lleva tiempo
interesada en alguien más. Y encima apenas me hace caso, sólo parece que
existo para ella cuando voy acompañado, si no, no… Es alucinante, vamos.”
Bufaba, viendo el ceño de Jungkook fruncirse.
“¿Cómo que sólo te hace caso cuando vas acompañado? ¿Acompañado de
quién?”
“Pues de Gemini, ¿de quién va a ser? No tengo otros amigos.”
Jungkook le observó como si repentinamente le hubiesen crecido doce
cabezas. No podía creer lo lento que funcionaba su cerebro a veces.
“Fourth, ¿tú eres tonto?”
Aquella pregunta confundió al susodicho. “¿Yo? ¿Por qué?”
“Porque tú mismo lo estás diciendo, esa chica sólo te hace caso cuando
vas con Gemini porque quién le gusta es él.”
“Ya lo sé, Jungkook, no soy imbécil… Pero es que eso me da igual, no me
importa si le gusta alguien más, si quien le gusta es Gemini, me es
completamente indiferente. No me importa.” Dijo, para sorpresa del
azabache. “Lo único que quiero saber es por qué él me ignora, por qué ya no
me habla… ¿Qué he hecho?”
Suspirando, este se encogió de hombros. “No creo que hayas hecho nada,
Fourth, simplemente necesitará su espacio, como todo el mundo.” Dijo,
frotándole el brazo.
“¿Tú crees?”
“Sí, claro. Ya verás como se le pasa y volvéis a ser esa parejita de frikis
otra vez.”
Una risa abandonó sus labios. “Ojalá…”
Las cejas de Jungkook se alzaron ante aquella respuesta tan inconsciente,
sorprendido.
“¿Ojalá?” Repitió. “Amigo mío, ahora entiendo por qué no te importa una
mierda que a esa chica le guste otro… Estás mirando para la acera
equivocada.”
Por supuesto, su insinuación no hizo otra cosa mas que confundir a Fourth.
“¿Qué dices? ¿A qué acera?”
Él negó, riéndose de su propio ingenio. “Nada, ya te darás cuenta cuando
llegue el momento, yo no pienso abrir la boca. Eso es cosa tuya. Yo sólo te
digo que me compadezco de ti. Estar enamorado es lo peor.”
Fourth soltó un bufido. “Pero si tú nunca te has enamorado…”
En respuesta, Jungkook rio.
Unos cuantos golpecitos a la puerta fueron más que suficientes para que
aquella conversación terminase allí.
“Jungkook, ¿estás ya? Tengo que volver a casa, Gemini me está
esperando.” Y la voz de TaeHyung, tras esta, para que el susodicho se pusiera
en pie rápidamente, yendo directo a abrirla.
Antes de poner su mano en el picaporte, se inclinó hasta agarrar la batería
externa colocada en uno de los estantes. Luego, abrió, permitiendo que
TaeHyung viera el interior del almacén, más concretamente a Fourth sentado
en el suelo.
“Ya estoy listo, rubito. Vámonos.”
“Perfecto.” Él asintió, dándole una sonrisa al menor. “Hola, Fourth, ¿qué
tal?”
Este, que apenas se encontraba pasando por el proceso de realización por
lo que Jungkook había dicho, miró a TaeHyung como si tuviera la respuesta
tatuada en la frente.
“Sí que lo está…” Susurró.
Aquello le extrañó.
“¿Eh?”
Jungkook sudó frío, viéndose obligado a actuar antes de ser expuesto.
“Mal, muy mal… Está fatal, tiene el corazón roto. Pobrecito… No le
preguntes que se pone a llorar.” Respondió por él, empujando a TaeHyung en
dirección al pasillo, sin darle tiempo a hablar siquiera.
“Ow, ¿y eso?”
“No preguntes he dicho, rubito, que se pone a llorar…” Le repitió.
“Vamos, vamos, que tu hermano te espera. ¿O quieres llegar tarde?”
“No…”
“Pues venga.” Dijo, para acto seguido volver a empujarlo fuera del
almacén.
TaeHyung no tuvo más remedio que acceder, pues ni siquiera le quedaban
opciones cuando Jungkook se había encargado de echarlo.
“V-Vale…” Titubeó, viéndose en el pasillo y con la puerta del almacén
cerrada en sus narices. “¡Adiós, Fourth, hasta pronto!”
Una vez a solas de nuevo, el rubio miró a Jungkook (quien se secaba el
sudor imaginario de la frente, habiendo salido de aquella situación ileso) con
los ojos entrecerrados, sin terminar de entender qué había sido eso ni mucho
menos su comportamiento tan sumamente extraño.
“¿Qué se supone que pasa? ¿Me lo puedes contar?”
“No, nada, el amor adolescente, que es una mierda… Ya sabes…”
Ahí sí que lo entendió, bufando, pues ambos estaban en las mismas. “Oh,
a mí me lo vas a decir…”
Jungkook asintió, sus ojos ensanchándose cuando TaeHyung ya no
miraba, incapaz de creer que realmente había salido ileso de allí.
✧c.-051

N/A: El capítulo que tantas ganas de publicar, por fin ha llegado xD


Cap dedicado a LITTLEKIMKTH ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Maybe I’ de Conor Maynard, uno de mis primeros
crushes en la industria al que adoro.

El jueves por la mañana todo había iniciado como un caos absoluto.


Banky llegó al apartamento de TaeHyung entre gritos y con una caja
cubierta de papel decorado con flores, en las manos. Caja que aparentemente
llevaba fuera bastante tiempo y la cual Gemini estaba convencido de que era
una bomba que explotaría tan pronto como alguien hiciese el intento de
abrirla.
“¿Qué te hace pensar que es un paquete bomba, Gemini?”
“Pues uno, que la gente está mal de la cabeza y dos, mi padre es el alcalde.
El orden da lo mismo, pero sabéis a lo que me refiero.” Respondió.
TaeHyung dejó escapar un bufido, riendo. “Luego el exagerado soy yo…”
Acto seguido, rompió el papel de flores sin ningún tipo de cuidado,
ignorando las absurdas advertencias de su hermano menor.
Inmediatamente las manos del susodicho sostuvieron las suyas,
impidiéndole seguir destrozando el papel, previamente habiendo emitido un
chillido de puro horror.
“¡¿Qué haces?! No lo abras, TaeHyung, ¿es que no escuchas lo que te
acabo de decir? Puede ser peligroso.”
“Gemini, cariño, los paquetes bombas como amenaza ya no se llevan, eso
es muy de la época pasada.” Banky le dijo, poniendo una mano en su
hombro. “Además, sacudí la caja antes y no es nada pesado, sino un montón
de cosas pequeñas.”
El ceño del pelinegro se frunció.
“¿La sacudiste?”
“Claro.”
Su ceño se frunció aún más.
“¿Y no podías haber mencionado ese pequeño detalle antes?”
Banky dejó escapar una carcajada. “¿Cuándo? Si no me has dejado ni
hablar. Te has vuelto loco en cuanto he mencionado que estaba fuera.”
“Eso es verdad…” Puntualizó el rubio en un murmullo. “Bueno, ¿puedo
abrir esto o no? Que me estoy poniendo nervioso.”
“Sí, sí, ábrelo…”
“Muy bien.”
Asintiendo, sus manos volvieron a adueñarse de la caja, rompiendo lo
poco que quedaba de aquel papel y dejando caer los trozos al suelo. Gemini
se alejó un poco, su rostro completamente arrugado, todavía algo inseguro
sobre lo que dicho paquete contendría, mientras Banky parecía impaciente de
ver el contenido.
“¿Qué es, qué es? Ábrelo rápido, corre.” Pedía el castaño, dando pequeñas
palmadas.
TaeHyung que reía mientras tanto, sintió como se le paraba el corazón tan
pronto como destapó aquella caja y vio lo que había en su interior. Una
reacción que no tardó en extrañar a los otros dos, quienes rápidamente se
mostraron preocupados.
“¿Qué pasa? ¿Qué es?” Quiso saber Gemini, nada más ver el estado
perplejo de su hermano. “¿Qué hay dentro, TaeHyung?”
Banky intentó hacerse un hueco entre ambos para el interior de aquella
caja, sin mucho éxito.
“TaeHyung, ¿qué ocurre?”
“E-Es… Son… Son las joyas de mamá.” Titubeó, mirándoles
boquiabierto. “Son las joyas de mi madre…”
El ceño del menor se frunció. “¿Joyas?”
“Las que Daeil se llevó…” Introdujo las manos, toqueteándolas por
encima sin poder creer que realmente estuvieran allí después de tanto tiempo.
“Están todas aquí…”
“¿Cómo…?”
Gemini pudo hacerse hueco entre su hermano y Bank, inclinándose sobre
la mesa y solo así logrando ver todas aquellas joyas que creyeron perdidas. Él
tampoco podía creerlo. Realmente estaban allí. Una expresión conmocionada
hizo sus ojos brillar intensamente, llenos de lágrimas antes de mirar a
TaeHyung.
“¿Cómo es posible? Daeil las vendió…”
TaeHyung negó, indicando que él tampoco tenía ni idea; el nudo en su
garganta impidiéndole hablar.
“Aquí hay algo más.” Señalaba Bank, tomando un sobre ubicado
estratégicamente entre dos pulseras y tendiéndoselo a TaeHyung. “Pone tu
nombre, toma.”
“TaeHyung” se leía justo debajo de la solapa, y “lo siento” aún más abajo,
en cursiva.
Con las manos temblorosas, él lo tomó, respirando hondo antes de abrirlo.
El contenido le dejó aún más perplejo, meneando la cabeza de un lado a otro.
¿De qué iba todo esto?
No podía entender nada en absoluto. Se sentía tan confundido, fuera de
lugar, que apenas podía visualizar con claridad aquellos billetes que tenía
delante, como si realmente no estuvieran allí y todo se tratase de un producto
creado por su dichosa imaginación.
“¿Dinero?” Pronunció Gemini, compartiendo su expresión incrédula.
Lentamente, el rubio asintió. “Mucho dinero… Demasiado. Es casi más de
lo que me debía…” Susurró.
“¿Y cómo es que después de tanto tiempo ha querido devolverlo? ¿Tiene
cargo de conciencia atrasado o cómo funciona esto?”
TaeHyung volvió a negar. “No— No lo sé, la verdad es que no tengo ni
idea, Gemini. Yo ya daba todo esto por perdido, no sé a qué viene ahora ni
por qué, estoy igual de confundido que tú.”
Levantando la mirada, el menor de ambos hermanos suspiró, su ceño
todavía fruncido antes de notar que Banky tenía una diminuta sonrisa en el
rostro y ni siquiera parecía sorprendido por ello. Como si supiera algo que
ellos no.
Inmediatamente se dirigió hacia él. “¿Por qué sonríes tanto, Bank?”
Este parpadeó, devolviéndole la mirada como si de repente hubiese dejado
de entender.
“¿Eh? ¿Qué dices?”
“No pareces sorprendido, ni siquiera ver todas estas joyas te ha tomado
desprevenido. ¿Acaso sabes algo que nosotros no?”
TaeHyung salió de su asombro momentáneamente para enfocarse en su
mejor amigo, apenas notando lo que Gemini decía. Los ojos de Bank
brillaban con intensidad, pero no había asombro en ellos, sino que podía
distinguir un atisbo de satisfacción incluso.
“¿Banky?” Susurró.
Este, viéndose acorralado y sin excusas, comenzó a titubear, en busca de
una salida.
Quién le mandaba a ser tan expresivo.
“N-No, no… Yo no sé nada, chicos, no…” Sonriéndoles para dejar de
parecer sospechoso, encontró que no había posibilidad alguna, por lo que
suspiró. “Está— está bien, ¿vale? Ha sido Jungkook.”
Su respuesta logró confundir aún más al par de hermanos.
“¿Jungkook? ¿Cómo que ha sido Jungkook?”
“El día del concierto, cuando tu hermano fue con las chicas a comprar
bebidas, Jungkook se acercó a mí para preguntar si después de la noche en el
bar, Daeil volvió a ponerse en contacto con él.” Explicó, su mirada
alternándose entre ambos. “Dije que sí y luego, de alguna forma, terminé
contándoles que no sólo te robó dinero, sino que se llevó las joyas. Jungkook
se enfadó mucho, tanto que me pidió el número de Daeil. Yo acepté, pero
como condición puse que le rompiera los dientes.”
TaeHyung pareció repentinamente angustiado. “Banky…”
“Él dijo que no recurriría a la violencia, pero sí se aseguraría de que
recuperaras todas tus cosas fuese como fuese.” Añadió, para tranquilidad del
rubio. “Al final no tuve que darle su teléfono porque él mismo lo consiguió
cuando a la mañana siguiente Daeil te llamó.”
“¿Te volvió a llamar?” Gemini quiso saber.
Él asintió, frotándose el rostro con ambas manos. “Sí, le pedí a Jungkook
que respondiera por mí… No sabía que era él.”
“Pues ahí fue cuando inició todo. Jungkook memorizó el teléfono, se puso
en contacto con él y lo citó para verse cara a cara. No sé qué fue lo que hizo
ni tampoco me importa realmente, pero consiguió que te devolviera las joyas
y el dinero que te pertenece.”
“¿Sabes cuándo fue a ver a Daeil?”
“El lunes.”
Viéndose obligado a cerrar los ojos momentáneamente, pues era
demasiada información que digerir, TaeHyung respiró hondo, meneando la
cabeza de un lado a otro.
“Así que eso es lo que estuvo haciendo cuando te dijo que llegaría más
tarde al hospital…” Asumió Gemini, asintiendo para sí mismo. “¿Y por qué
lo hizo?”
“Creo que es bastante obvio, ¿no?” Banky respondió, cruzándose de
brazos.
“No, no haces todo eso sólo por alguien que te gusta… Desconozco qué
fue lo que Jungkook le dijo a Daeil, pero conociendo su temperamento, no
fueron cosas bonitas, eso seguro.”
“¿Tú no harías lo mismo si se tratara de Fourth?”
La mueca en su rostro se volvió triste a la hora de responder. “Claro que
sí… Pero lo mío es diferente, yo estoy enamorado de Fourth… Hasta donde
tengo entendido, Jungkook nunca se ha enamorado.”
“Para todo hay una primera vez, cariño.” Encogiéndose de hombros, dijo.
‘Mírame a mí, yo decía ser casi totalmente heterosexual hasta que tu hermano
salió del armario y me dije “¡Esta es mi oportunidad!’ Lo cual me hizo
considerarme muchas cosas, una de ellas era que si pensaba eso, tal vez no
era tan heterosexual como creía. Y bueno, aquí estoy.”
Gemini le observaba con los ojos entrecerrados. “¿Siendo gay?”
“Bisexual, pero sí. El caso es que para todo hay una primera vez.
Jungkook ha hecho muchísimas cosas por tu hermano para verlo sólo como
atracción física. Es obvio que hay algo más. Sentimientos muchísimo más
fuertes a este punto.”
“Puede ser, sí… No veo a Jungkook enamorándose, pero quizás sea cierto
eso que dices.”
“Créeme, lo es.” Aseguraba.
TaeHyung, que apenas lograba salir de su asombro, reaccionó a la
conversación entre ambos con el ceño fruncido, aclarándose la garganta.
“Chicos… Me parece que nos estamos desviando del tema un poquito…”
“No, de hecho, seguimos en él. Daeil te ha devuelto las joyas de tu madre
y el dinero porque muy probablemente Jungkook le haya amenazado con a
saber qué cosa para que eso sucediera. Y, muy probablemente también, lo
haya hecho porque tiene sentimientos demasiado obvios por ti. Listo. No hay
nada más.”
En respuesta, el rubio volvió a frotarse el rostro con ambas manos. “Dios
mío…”
“¿Te encuentras bien?” Quiso saber Banky, poniendo una mano en su
hombro. “¿Estás enfadado?”
“No, no… No lo estoy, sólo necesito hablar con Jungkook lo antes
posible.” Respondió, vaciando sus pulmones mientras se tanteaba los
bolsillos en busca de su teléfono. “Mi móvil, ¿dónde tengo… Ah, aquí está.”
Banky y Gemini compartieron una mirada cómplice, mientras TaeHyung y
sus dedos temblorosos buscaban el contacto de Jungkook en su teléfono, no
tardando en llamarle. Parecía nervioso. Estaba nervioso, más bien.
Mordiéndose los labios, jugueteando con sus manos y suspirando cada cinco
segundos, hasta que la voz del azabache en la otra línea, sonó.
“Rubito, hola.”
“Jungkook, hola, eh… ¿Estás libre esta tarde? Necesito verte.”
“Para ti siempre estoy libre, claro que sí. ¿Quieres que vaya a recogerte a
la universidad?”
Él se aclaró la garganta. “Sería todo un detalle, la verdad…”
“¿A qué hora?”
“Salgo a las seis y media.”
“Perfecto, pues allí estaré, rubito.” Aseguraba, logrando que su
nerviosismo pasase a segundo plano y su mueca intranquila se volviera una
pequeña sonrisa. “Te dejo que entro a trabajar ya mismo, ¿vale? Nos vemos
luego.”
Asintiendo incluso si no podía ser visto, sintió como se le aceleraba el
corazón. Aquella conversación entre Banky y Gemini incapaz de abandonar
su cabeza.
“Claro, nos vemos, Jungkook. Gracias.”
Colgó con el corazón en un puño, suspirando, bajo la atenta mirada de su
hermano y mejor amigo, quienes esperaban impacientes por más
información. Él apretó los labios.
“¿Y bien…?”
“Vendrá a recogerme a la universidad.” Respondió. “Sólo espero que no
haya hecho ninguna locura…”
Banky dejó escapar una risita. “Conociéndole, ha debido hacer algo
mucho peor que una locura, cariño. Es Jungkook.”
“Ya… Por eso lo digo…”
Algunas horas más tarde, cuando su última clase finalizó y TaeHyung se
reencontró con Gemini y Banky a la salida, el rubio estaba considerablemente
más tranquilo, habiendo necesitado toda la mañana para asimilar todo lo
sucedido (las joyas, el dinero, Jungkook, Daeil…). Tanto, que ahora
únicamente se enfocaba en pensar lo menos posible en el hecho de que
Jungkook quizás había amenazado de muerte a su exnovio para que aquella
devolución tuviera lugar.
Que Daeil pudiera sentir miedo, o sufriera, no le importaba en lo más
mínimo (quizás incluso disfrutaría de saberlo, en silencio); pero que
Jungkook se metiera en un lío debido a eso, era otro tema que sí le carcomía
bastante.
No quería pensar en ello. No quería que Jungkook saliera perjudicado. No
lo merecía. No por alguien tan insignificante, rastrero y deplorable como
Daeil.
Aún era demasiado surrealista, no terminaba de entrarle en la cabeza y se
sentía en mitad de un sueño lúcido cuando le daba vueltas al asunto. No podía
creer que, después de casi un año culpándose a sí mismo por haber permitido
que Daeil le robase algo tan preciado como lo eran las joyas de su madre,
finalmente las hubiese recuperado. No se lo creía.
“Rebobinemos, rebobinemos, ¿cómo es eso de que a la chica le gustes tú?
Porque no me ha quedado claro del todo.” Escuchó que Banky le preguntaba
a su hermano justo cuando salía de la pequeña burbuja en la que había estado
metido.
“¿Qué chica?”
“La que le gusta a Fourth.”
Él miró a Gemini con las cejas alzadas. “¡¿Le gustas tú?!”
Lentamente, su hermano asintió. “Se me declaró el lunes, justo cuando
planeaba sincerarme con Fourth sobre todo lo que estaba pasando…”
“Ow… ¿Te ibas a declarar?” Banky le observó con adoración.
“No, claro que no, sólo iba a decirle que si estaba distante es porque me
sentía un poco mal y prefería estar solo. Para que no se preocupara… No
tengo agallas para declararme, Banky, es mi único y mejor amigo, si lo hago
y me rechaza, podría perderle para siempre.”
TaeHyung se mostró pensativo, su ceño levemente fruncido antes de
tomar la palabra.
“Es por eso que Fourth estaba así el otro día…” Masculló para sí mismo.
Gemini y Banky le observaron de inmediato.
“¿Qué murmuras?”
Él negó. “El lunes cuando Jungkook y yo fuimos al bar para dejar a Lyon
con Jaemin de vuelta, Jungkook entró al almacén y Fourth estaba allí, según
me dijo, estaba pasando por una muy mala racha. Tenía el corazón roto.”
Su respuesta claramente confundió a Gemini. “Pero Fourth no sabe que le
gusto.”
Y la suya, a TaeHyung.
“¿Eh…?”
“No lo sabe. O al menos, no lo sabía el lunes concretamente, si se enteró
días después, eso ya está fuera de mi alcance. Minhye me dijo que estaba
enamorada de mí al poco tiempo de Fourth marcharse, cuando la rechacé, me
pidió que por favor no se lo dijera a nadie más. Se sentía muy avergonzada.”
El gesto de Bank se torció. “Huh, pobre chica…” Murmuró, viendo al
menor asentir.
“Quizás sólo estuviera al tanto de que le gustaba alguien más, pero no que
era yo. He estado ignorando ese pequeño detalle desde que se me declaró.”
“¿Y dices que tiene el corazón roto?”
“Sí, eso fue lo que me dijo Jungkook cuando nos estábamos marchando
del bar. Y, francamente, Fourth se veía muy mal. Estaba decaído, triste… Lo
poco que pude hablar con él, fue suficiente para darme cuenta.”
Gemini no tardó en verse culpable, vaciando sus pulmones y agachando la
mirada en dirección a sus propias manos, observándolas como si en ellas
estuviera la respuesta.
“Ay… El amor adolescente es tan entrañable…” Suspiraba un
melancólico Banky. “Menos mal que he crecido, porque no soportaría pasar
por otro de nuevo. Qué angustia.”
TaeHyung rio. “Dímelo a mí…”
Antes de que cualquiera de los tres pudiera decir algo más al respecto, el
ruido de un claxon sonó, inmediatamente captando la atención de un
TaeHyung que no tardó en levantar la mirada, buscando al dueño de aquel
coche con urgencia. Jungkook se encontraba en su camioneta, moviendo la
mano en el aire a modo de saludo, junto a una pequeña sonrisa ladeada.
El corazón se le aceleró, oyendo a Bank silbar.
“Mira por dónde, hablando de amores entrañables, ahí tienes a tu tatuador
de confianza…” Señaló el coche de Jungkook como si TaeHyung no lo
hubiese visto ya. “Creo que te buscan.”
“Sí, ya, ya… Me voy, ¿vale? Os dejo.”
“No te preocupes, pásatelo bien, nosotros dos nos vamos a cenar.” Dijo,
pasando un brazo por los hombros de Gemini, quien asintió. “Tenemos
muchas cosas de las que hablar sobre su amiguito y esa chica.”
Dedicándoles una sonrisa, el rubio se despidió de ellos con la mano,
oyendo a Gemini quejándose por lo que le esperaba y riendo. Llegó a la
camioneta de Jungkook poco después, suspirando, pues él también sabía lo
que se le venía encima y desconocía si estaba preparado.
Sin embargo, nada más ver la sonrisa del azabache y el modo en que le
observaba, con adoración, dulzura, como si sólo él existiera allí, su corazón
dio un vuelco.
“¿Qué tal, rubito?” Saludó, viéndole entrar en el coche.
“Agotado, pero bien… ¿Tu día qué tal? ¿Mucho trabajo?”
“Un poco, aunque no me quejo. He hablado con Ian, por cierto, para el
tema de tu tatuaje y cómo lo haremos; dice que no tiene ningún problema en
hacerte un hueco, que eres cliente VIP. Aunque vamos, si llegara a tener
algún problema me importaría una mierda, porque quien te va a tatuar soy
yo.” Finalizó, encogiéndose de hombros.
TaeHyung soltó una carcajada. “¿Por qué? Él también tatúa muy bien,
¿no? A lo mejor debería darle una oportunidad…”
Tan pronto como dijo aquello, los ojos de Jungkook le fulminaron, sus
cejas alzadas y una mueca de pocos amigos, a la espera de que se retractase
inmediatamente.
“Repite eso.”
TaeHyung rio más fuerte, inclinándose para acunarle la mejilla con una
mano. “Es broma, es broma… Sabes que no voy a tatuarme con otra persona
que no seas tú. No podría.”
“Ya… ¿y por qué?”
“Porque eres mi tatuador de confianza.”
Lentamente, negó. Esa no era la respuesta que esperaba.
“No, no… Inténtalo otra vez.”
Los labios del rubio se estiraron en una sonrisita. “¿Qué otra respuesta
quieres? Eres mi tatuador de confianza y quiero que seas el único que me
toque. No hay más.”
Jungkook también sonrió, esta vez asintiendo, satisfecho, pues eso era
justo lo que deseaba oír. Música para sus oídos.
“Mucho mejor, rubito. Así me gusta… ¿Para qué o por qué me
necesitabas? No fuiste demasiado claro por teléfono y me dejaste con la
intriga. ¿Ha pasado algo malo?”
“No sabría cómo categorizarlo, pero no creo que sea algo malo,
honestamente…” Suspiró, dispuesto a abrir la boca y contarle todo, justo
antes de que Jungkook dejara escapar un bufido en cuanto su atención se
desvió.
Detrás de TaeHyung, aquel grupito de chicas que lo acecharon la última
vez que estuvo ahí para recoger al rubio, se acercaban, con sonrisas inmensas
en sus rostros. Todas ellas eran preciosas y no dudaba que también
encantadoras, pero Jungkook no estaba precisamente interesado en mantener
ningún tipo de conversación con ellas. Ni siquiera si eso significaba perder
clientes.
“Otra vez no, por Dios…” Se quejaba, lamentándose.
“¿Qué? ¿Qué pasa?”
TaeHyung no entendía lo que sucedía, el por qué aquella mueca de
angustia en su rostro ni por qué Jungkook parecía a punto de hacer una
pataleta, hasta que se dio la vuelta, miró por la ventana y divisó a sus
compañeras de clase acercándose.
“Ahí vienen…”
Sólo entonces, dejó escapar una risita, volviendo a girarse en dirección a
Jungkook esta vez, apreciando su expresión de angustia y riendo más fuerte.
Luego, le sostuvo el rostro con ambas manos, inclinándose sobre él para
atrapar sus labios y besarle.
Le besó lentamente, disfrutando del contacto y el modo en que Jungkook
inmediatamente correspondía al beso, una mano posándose en su espalda
baja, apretando con suavidad mientras le seguía el ritmo, los pequeños
chasquidos que sus labios uniéndose producían llenando el silencio temporal
del coche.
Al poco tiempo, se separó, mirando por la ventana una última vez, sólo
para confirmar lo evidente. Sus compañeras habían salido corriendo de allí.
Justo como esperaba.
Una mano se posó en su barbilla, sin darle siquiera tiempo a decir algo,
cuando Jungkook ya estaba enviándolo de vuelta sobre él, volviendo a
besarle. Para él no había sido suficiente en absoluto. Necesitaba más.
Sintió como la lengua ajena entraba en su boca, hallando la suya propia y
lamiéndola sin pudor alguno, causándole un sinfín de escalofríos. Entonces,
recordó que, quizás, eso no era justamente para lo que había citado a
Jungkook, sino que se estaba desviando del tema inicial. Debía centrarse.
“E-Espera…” Titubeó, luchando (consigo mismo) por separarse de él. Una
vez lo consiguió, se encontró con sus ojos llenos de confusión. “Primero
necesitamos hablar…”
Jungkook entrecerró los ojos inmediatamente. “No me gusta esa frase.”
“Ya, a mí tampoco, pero debemos hacerlo. Es importante.”
De esa forma, este se acomodó, asintiendo.
“¿Qué es?”
TaeHyung se preparó mentalmente para hablar, necesitando vaciar sus
pulmones un poco antes. Tal vez no estaba tan preparado cómo creía…
“Verás, hoy… Hoy recibí un paquete que no esperaba. De hecho, es algo
que di por perdido hace mucho, así que me tomó bastante de sorpresa.”
Comenzó, notando como poco a poco, el azabache se veía más confundido.
“Eran las joyas de mi madre que Daeil se llevó. Oíste hablar de ellas porque
Banky te lo dijo.”
“Sí, me lo dijo.”
“Banky también asumió que tú habías tenido algo que ver.”
Para su sorpresa, este ni siquiera se molestó en negarlo, sino que
directamente asintió. “Y está en lo cierto.”
El rubio tragó saliva. Al menos estaba haciendo las cosas fáciles…
“¿Qué hiciste? Qué… ¿Qué le dijiste a Daeil para que me devolviera las
joyas y el dinero que me robó, Jungkook?” Preguntó de una buena vez,
respirando hondo. “Sea lo que sea, me gustaría aclarar que estoy muy
agradecido contigo, hasta el punto de no sentir ni una pizca de molestia
incluso si has amenazado a mi exnovio con una pistola.”
Jungkook rio. “No, no soy tan bruto… Aunque podría, pero no.” Dijo,
meneando la cabeza. “Sí que le amenacé, en realidad, pero no con hacerle
algo yo, sino alguien más.”
Aquello le confundió, pues no era la respuesta que esperaba.
“¿Entonces?”
“Yo no doy miedo, ambos lo sabemos… Tampoco lo pretendo, porque me
considero buena persona, quiero serlo y no tengo intenciones de intimidar a
nadie. Leedo piensa que soy un peluche y me gusta que así sea.” Inició,
quitándole el cabello del rostro para poder mirarle a los ojos. El rubio asintió.
“Estoy de acuerdo con Leedo, sí.”
“Sin embargo, no es un secreto que tengo a ciertas personas pendientes de
cada cosa que haga, necesite o pida, para echarme una mano.”
De nuevo, TaeHyung asintió, no tardando en comprender lo que decía. “El
jefe de tu padre…”
“Exacto.”
Su cabeza se ladeó, aceptando las caricias en su mejilla. “¿Crees que haría
algo así si se lo pidieras? Incluso si no se trata de ti al cien por cien, sino de
alguien más. Yo, por ejemplo.”
“No me hace falta, porque sé que la amenaza funciona sólo con
mencionarla, pero sí. Claro que lo haría.” Con los dedos acariciándole
sutilmente la barbilla, respondió. “Si se lo pido, lo haría.”
“¿Y se lo pedirías?”
Jungkook levantó las cejas. “¿Quieres que se lo pida?”
“No, por supuesto que no, no me van esas cosas… Sólo quiero saber hasta
dónde llegarías por mí.” Murmuró, justo cuando el dedo pulgar enganchó su
labio inferior y lo trazó con lentitud.
Este esbozó una sonrisa ladeada, meneando la cabeza de un lado a otro.
“Ni siquiera yo sé hasta dónde llegaría, rubito.”
TaeHyung rio, satisfecho. “Me gusta esa respuesta.”
“¿Sí?” Sus cejas se alzaron de nuevo.
“Sí, bastante… No es exagerada ni tampoco decepcionante. Está
balanceada, es justa… Y es exactamente la misma que yo te daría si me lo
preguntaras. Me gusta.”
“A mí también me gusta.”
De nuevo, las caricias se trasladaron a sus mejillas, cuando ya no podían
apartar la mirada del otro. TaeHyung le sonrió, alcanzando su mano para
devolverle las caricias.
“Gracias por traerme de vuelta las joyas de mi madre, Jungkook…”
Susurró, sintiendo como se le llenaban los ojos de lágrimas. “Puede parecer
absurdo que alguien con mi estatus económico sufra por un par de pendientes
y tres pulseras, pero es lo único que me quedaba de ella y yo…” Cerrando los
ojos con fuerza, hizo una pausa. “Realmente pensé que no volvería a
verlas…”
Jungkook negó, inclinándose para depositar un casto beso en su frente,
acunándole el rostro esta vez. “No necesitas darme las gracias, TaeHyung, ni
mucho menos explicarme por qué son importantes para ti.”
“Ya…”
“Aún si esas joyas no pertenecieran a tu madre, si en su lugar fueran tuyas,
hubiera hecho hasta lo imposible por devolvértelas.”
“Lo sé.” Murmuró en voz baja, sintiendo como le quitaba las pocas
lágrimas que derramó. “Lo sé, Jungkook… Por eso te lo agradezco, porque sé
que no lo haces por las joyas, sino por mí.”
Este asintió, dándole la razón.
“Y llegados a este punto, has hecho tantas cosas por mí que ya no sé cómo
agradecerte. Se me escapa de las manos…” Admitió, moviéndose para
acariciarle el cuello con las yemas de los dedos. “No sé, yo… Yo no puedo
protegerte como lo hace el jefe de tu padre, me siento en desventaja.”
Jungkook soltó una risita. “Tampoco necesitas hacer nada a cambio,
rubito. Además, el jefe de mi padre no me protege, sólo me ayuda cuando es
estrictamente necesario. Yo puedo cuidarme solo.”
“Te cubre las espaldas, eso es protegerte. Incluso si lo hace por tu padre,
pero sigue contando como protección.”
“No, no lo hace por mi padre, en realidad, no tiene nada que ver con él.”
El ceño de TaeHyung se frunció. “Me he perdido…”
“Saldó la deuda con mi padre en cuanto yo terminé mis estudios y mi
abuelo falleció, pero sigue protegiéndole dentro de la cárcel porque le admira
y sabe que le debe todo. Conmigo no es así, cubrirme las espaldas no forma
parte de ningún trato que involucre a mi padre, sólo a mí.”
Su ceño se frunció aún más. Cada palabra que salía de la boca ajena no
hacía nada más que confundirlo.
Jungkook volvió a hablar.
“¿Te acuerdas del chico que quiso golpearte la primera vez que viniste
aquí? Con tu amigo, Banky, para espiar el bar de Mos.” Cuestionó, viéndole
asentir. “Era su hijo, se llamaba Hyunki.”
“¿Llamaba…?”
“Murió hace casi un año, al poco tiempo de que vosotros aparecierais, por
una sobredosis.” Explicaba. Los ojos del rubio se apagaron. “Acababa de
cumplir los veinte… Era prácticamente un hermano pequeño más, como
Fourth.”
Su barbilla tembló. “Lo siento mucho…”
“Yo también.” Asintió, relamiéndose los labios. “Mi padre me dijo que era
un chico bastante tímido, casi siempre estaba solo y sus únicas amistades le
habían llevado al vicio. Desde una edad muy temprana se drogaba. Podía
parecer hipócrita, pero su padre no quería esa vida para él.”
“Creo que es bastante coherente…”
“Lo sé, por eso mismo me acerqué a él, entablamos una muy buena
amistad, tanto que Hyunki dejó de juntarse con toda esa gente que le mal
influenciaba e incluso paró de drogarse. Estuvo años limpio, tanto que casi no
recordaba lo que era estar colocado…” Una pequeña sonrisa apareció en sus
labios. Triste, melancólica. TaeHyung le apretó la mano. “Hyunki me tenía
como referente, incluso entró en la universidad artística para poder trabajar en
mi estudio como tatuador. Era su sueño…”
Viendo como sus ojos se llenaban de lágrimas, el rubio le acarició el
rostro. Odiaba saber que Jungkook había perdido a tantas personas que
quería.
“Iba todo tan bien, pero tan, tan bien… Llevaba años limpio, empezó a
tener una buena relación con su padre, todo parecía perfecto. Casi de
película.” Sorbiendo por la nariz, mencionó. “Y todo se fue a la mierda.”
“¿Quieres contarme lo que pasó?”
“Nunca sabré lo que tenía en su mente aquel día, en lo que pensaba, por
qué lo hizo… Habíamos quedado para empezar a tatuar en piel sintética,
compré moldes e incluso un kit completo para él. Era sorpresa, un regalo que
sabía que le haría mucha ilusión…” Explicaba, manteniendo aquella sonrisa
triste.
“Eso es adorable, Jungkook…”
Él asintió. “Pero Hyunki nunca apareció por el estudio. Pasaron horas y
horas, muchas horas. No había rastro de él por ninguna parte. No aparecía.”
TaeHyung frotó su hombro en cuanto Jungkook se tomó una pequeña
pausa para respirar y ordenar sus ideas, acariciándole suavemente, mientras le
daba su sonrisa más dulce, comprensiva. Le dolía el corazón sólo de verlo
así.
“Decidí ir a su casa, a ver qué pasaba… Entonces lo encontré. Estaba
tirado en el suelo del baño con una aguja en el brazo. Blanco, pálido, frío…
Medio muerto.” Susurró aquello último. “Aún estaba consciente, poco, pero
lo suficiente para reconocerme. Me dijo que lo sentía, que sentía haberme
decepcionado y que siempre fui como un hermano para él. Que ya no podía
seguir soportándolo.”
Los ojos de TaeHyung también se llenaron de lágrimas, viéndose obligado
a mantenerse fuerte para no derrumbarse del mismo modo en que Jungkook
lo había hecho.
“Llamé a la ambulancia, a su padre, a todos… Llamé hasta a mi abuelo y
él ni siquiera estaba. No sabía qué hacer, así sostuve su mano todo el tiempo,
mientras se iba. No quise dejarle solo. Y se fue… Cerró los ojos, dejó de
respirar y simplemente se marchó.”
TaeHyung se inclinó para besar su frente, abrazándole con todas sus
fuerzas. “Hiciste lo que debías, cariño.”
“Hyunki era un chico muy temperamental, impulsivo… Pero tenía un
corazón que no le cabía en el pecho, ¿sabes? Ayudó a Mos con el bar en su
peor momento económico, hizo que los imbéciles que molestaban a Fourth en
el instituto dejaran de hacerlo y acogió a Jaemin en su apartamento cuando la
madre de Lyon se fue. Era increíble.” La primera lágrima lo traicionó. “Una
persona maravillosa…”
“Debió serlo, si hablas tan bien de él.”
Asintiendo, sorbió por la nariz. “Estaba muy orgulloso de él…
Muchísimo. Aún no entiendo por qué lo hizo, por qué volvió a consumir
cuando mejor le iba en la vida… No lo entenderé nunca.”
TaeHyung se inclinó de nuevo para tomar su rostro, quitándole las pocas
lágrimas que mojaban sus mejillas sutilmente.
“A veces no es algo que debas entender, Jungkook, sino algo que
sobrellevar. No pudiste hacer nada.”
Más lágrimas cayeron.
“Lo intenté, te prometo que lo intenté… Estuve a su lado hasta que ya no
pudo aguantar más.” Susurró, aguantándose los sollozos. “Pero no pude
salvarle, llegué muy tarde.”
“Llegaste cuando más te necesitaba, Jungkook. Hace años, cuando estaba
solo y no tenía a nadie que le guiase por el buen camino.” Le recordó,
obligándole a que le mirara a los ojos. “No puedes hacerte responsable de
todas sus decisiones, mucho menos de las que fueron perjudiciales.”
Su barbilla tembló, finalmente sollozando. “Pero era mi amigo,
TaeHyung…”
“Y se lo demostraste al no dejarle solo.”
Cerró los ojos, permitiendo a todas aquellas lágrimas salir. TaeHyung dejó
que le empaparan el rostro, pues sabía que lo necesitaba, mientras abrazaba
su cuerpo con fuerza, acariciándole la espalda.
Sentía el cuerpo de Jungkook temblar contra el suyo, escondiéndose en su
cuello y oyendo sus sollozos, aquellos que poco a poco le rompían más el
corazón.
Un tiempo después, cuando el azabache recuperó la compostura y se sintió
lo suficientemente calmado, desahogado y renovado como para seguir
hablando, simplemente se apoyó en el tacto de TaeHyung, permaneciendo
junto a él mientras relataba algunas anécdotas.
“Admito que estuve muy enfadado con él cuando te clavó esa pulsera de
mierda en la mano.” Rio suavemente. “Tanto que se vio obligado a tirarla a la
basura porque me negaba a hablarle… Dijo que te enviaría flores como
disculpa, pero no sabía si eras alérgico, así que desistió, aunque hizo el
intento.”
TaeHyung también rio. “Eso es adorable, Jungkook… Me hubiera
encantado recibir sus flores aún siendo alérgico. Y aceptaría sus disculpas
encantado.”
“Se sintió bastante culpable, la verdad.” Murmuró tras recuperarse. “Ya no
sólo por hacerte daño, sino porque entró al trapo sin saber lo que pasaba.
Todos lo hicimos, en realidad… Nadie tenía ni idea de que estabais ahí
porque Mos era el amante de la novia de tu amigo…”
“No lo sabía ni yo…”
Jungkook rio más fuerte. “¿No?”
“Para nada. Banky me convenció para ir a cenar y acabamos espiando a
cuatro tontos dentro de un bar…” Su explicación hizo al azabache bufar,
fulminándole. “Erais más de cuatro, cariño, no sé por qué te das por
aludido…”
“Cierto.”
“Además, es irónico si lo piensas. Al final tantos golpes y enfrentamientos
no sirvieron de nada, porque ahora los que parecen amantes son ellos dos.”
El azabache volvió a reír, asintiendo. “Esos golpes y enfrentamientos ni
siquiera debieron producirse, especialmente a manos de Mos. Es la persona
que más odia pelearse del mundo.”
“Eso parecía, sí…” Masculló con evidente sarcasmo.
“Sé que no, pero es así. Hasta tiene un cartelito en la barra del bar donde
pide expresamente que nada de enfrentamientos físicos ni verbales. Odia
discutir.”
“Imagino que ese día el papelito se le habría descolgado, ¿no?”
“Exacto. Ese día Mos decidió que iba a desactivar la función de saber
leer.” Dijo, oyendo al rubio reír, mientras sus dedos le acariciaban sutilmente
la espalda. “No, en realidad lo que pasó es que pensábamos que erais esos
gilipollas que molestaban a Fourth… Le amenazaron diciendo que sabían
donde vivía e irían a por él cuando no quiso darle las respuestas de un
examen. Por eso Hyunki les dio una paliza.”
“Hm, comprensible… Yo también nos habría dado una paliza en vuestro
lugar.” Murmuró, luego fulminándolo. “Pero no lo estaba, así que me quejo.”
Otra risa se le escapó de los labios. Una más dulce otra vez, conforme
TaeHyung se acomodaba entre sus brazos y suspiraba, ambos disfrutando del
contacto como si nada más existiera.
“Ya, ya, lo siento…” Decía, besándole la sien. “Te salvé el culo, pero aún
así me disculpo por la parte que me toca. ¿Quieres que te envíe flores como
disculpa?”
“Hm, no… Con que me vuelvas a llevar al sitio de ensaladas me
conformo.”
Inmediatamente, Jungkook bufó, recibiendo una mirada casi fulminante
por parte del rubio, quien estaba dispuesto a quejarse, de no ser porque Jeon
se lo impidió con sus labios, besándole.
“Marchando una ensalada para mi rubio favorito.” Canturreó en cuanto se
separaron. “Ponte el cinturón que nos vamos, venga.”
Y, encantado, TaeHyung así lo hizo, con una sonrisa gigante.
✧c.-052

N/A: Este capítulo me toca el corazoncito xD


Cap dedicado a Chaeyoungioww ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Brisa’ de mi bebé precioso Paul Thin al que amo y
adoro con todo mi corazón. Es maravilloso.

El viernes al mediodía, TaeHyung caminaba por los pasillos de la


universidad con una sonrisa de oreja a oreja y el teléfono pegado a una de
estas, suspirando cada cinco segundos. Ya no tenía forma alguna de negar
que estaba profundamente enamorado (y en caso de haberla, prefería
desecharla y ser honesto consigo mismo).
“Entonces, ¿paso por ti o no?” Jungkook preguntó.
Su cita con Jungkook el día anterior había ido tan bien, que incluso
prometieron verse esa misma tarde para ir a comer juntos de nuevo.
TaeHyung no podía estar más feliz, como si estuviera caminando descalzo
sobre una nube.
“Ya te he dicho que sí, pesado. De hecho, estás tardando porque salgo en
menos de veinte minutos y no escucho que estés cerca.”
El azabache dejó escapar una risita. “Todavía estoy en el estudio, pero
saldré pronto, no te preocupes.”
“Hm, ya… ¿No me harás esperar, verdad que no? Porque no me gusta,
mucho menos cuando estoy muerto de hambre y sé que vas a llevarme a ese
sitio de ensaladas.”
La risa de Jungkook se hizo más estruendosa esta vez. “De eso nada,
rubito, hoy me toca a mí elegir.”
Él formó un mohín con los labios, mostrándose decepcionado.
“No, me toca a mí.” Mencionó, en un tono de voz quejumbroso, dispuesto
a iniciar un berrinche.
“No, no, no te intentes aprovechar de mí con esa vocecilla que, Lyon hace
lo mismo todos los días y no funciona. Suficiente tengo ya como para que
ahora te unas tú también.”
TaeHyung dejó escapar una carcajada. “Bueno, está bien, pero sólo por ser
tú, ¿eh?”
“Así me gusta, rubito.”
“Por supuesto que te gusta…” Se burló, suspirando cuando le escuchó reír
otra vez. “Bueno, te dejo que debo ir a darle las llaves del coche a Gemini
para que pueda volver a casa, ¿vale? En un en un rato nos vemos.”
Jungkook emitió un sonido afirmativo. “Claro, te veo luego. Estaré allí en
seguida.”
“Adiós, adiós.”
Colgando, vació sus pulmones al momento de guardar su teléfono,
llevándose una mano al pecho sólo para notar lo rápido que le iba el corazón.
Sólo habían estado hablando por un rato, pero era suficiente para ponerse
nervioso, acelerado y para que el estómago se le llenara de abejas asesinas.
Meneó la cabeza mientras avanzaba por el amplio pasillo en dirección a la
salida, decidiendo que no quería seguir pensando en ello por más tiempo, no
si quería evitar empezar a cuestionarse cosas demasiado obvias e
innecesarias. Cosas que ya había asumido, aceptado y con las que estaba en
proceso de demostración, pero aún necesitaba un poco de tiempo. Sólo un
poco. No mucho.
Nada más salir de su facultad, se encontró a Fourth junto a la puerta,
jugueteando con sus manos nerviosamente y mirando hacia todos lados,
como si estuviera buscando a alguien. Una vez vio al rubio, fue hacia él.
“Eh, TaeHyung, hola.” Saludó casi torpemente.
Él intentó darle su mejor sonrisa. “Fourth, hola, ¿qué haces aquí todavía?
Pensé que ya te habías ido a casa.”
“Estaba… Estaba esperando a Gemini, para ver si podía hablar con él un
momento, pero ni siquiera sé dónde se ha metido… Así que vine a preguntar
si tú sabías algo.” Continuó jugueteando con sus manos, relamiéndose los
labios en el proceso. “Ya sabes… Como eres su hermano y eso…”
TaeHyung no supo que responderle, quedando completamente en blanco.
Gemini había prometido hablar con Fourth sobre lo que pasaba, o al menos
darle una explicación lo suficientemente buena como para hacerle entender
que no tenía ningún problema personal con él, pero seguía sin dar el paso.
Era tan frustrante estar en medio de todo.
“Eh, bueno… Creo— creo que justo ahora está en una reunión con sus
profesores para hablar sobre un examen que tiene pendiente, o no sé, algo así
he entendido esta mañana.”
Fourth asintió, perdiendo el poco brillo que le quedaba en los ojos.
TaeHyung no tardó en sentirse miserable, pues odiaba aquella situación más
que nada.
“¿Y sabes si está bien? Lleva unos días sin hablarme…”
“Está… Está raro. Muy estresado con todo esto de mi padre, querer ayudar
en el hotel, exámenes, trabajos de la facultad… Ya sabes, cosas de ser
estudiante y el hijo del alcalde a la vez. Es complicado.”
“Ya veo, sí. Entiendo.” Murmuró. “Gracias de todos modos, TaeHyung.”
“Suele hacer esto muchas veces, ¿eh? Que no te extrañe.” Añadió,
negándose a hacerle creer que él era el problema. “Cuando se estresa a esos
niveles, termina encerrándose en sí mismo y no habla con nadie. Yo apenas
lo veo y vive conmigo, imagínate…”
Sólo entonces, el menor dejó escapar una risita que calentó su corazón,
casi suspirando de alivio, mientras continuaba viéndole asentir,
comprendiendo lo que decía a la perfección.
“Me lo imagino, me lo imagino. Mos hace eso todo el tiempo, así que
estoy acostumbrado porque él vive estresado.”
“Pues no es una buena condición de vida, dile que se relaje. Gemini es que
es como un tamagotchi de esos, si no le das atención cada cierto tiempo, se
muere y tienes que reiniciarlo.” Dijo. Fourth rio más fuerte.
El corazón de TaeHyung se calentaba poco a poco.
“Justo iba a dejarle las llaves del coche en su taquilla, pero acabo de
recordar que el muy gilipollas se ha llevado mi copia porque perdió la suya…
¿Ves lo que digo?”
“Es la quinta llave que pierde, ¿cómo es posible?”
Kim dejó escapar un bufido. “Porque tiene la cabeza en otro sitio.”
“Ya me he dado cuenta, ya…” Suspiraba, volviendo a reír suavemente
esta vez. “Yo puedo ayudarte a abrir su taquilla, si lo necesitas. Se me dan
bien las cerraduras y las de esta universidad son bastante fáciles de forzar.”
Inmediatamente, TaeHyung le observó con las cejas en alto, horrorizado,
tanto, que Fourth se vio obligado a tomar la palabra de nuevo para
defenderse.
“N-No he forzado ninguna hasta ahora, que quede claro… Yo sólo decía.”
“Está bien saber que tus habilidades nos sacarían de un armario encerrado,
pero por el momento prefiero elegir la vía legal y no vandalizarle la taquilla a
mi hermano.”
Fourth se sonrojó hasta las cejas.
“Eh… Sí, esa es una buena opción también…”
TaeHyung puso una mano en su hombro.
“Gracias por tu oferta, aun así.”
Y el más bajito sonrió de oreja a oreja. “No es nada. Puedo darle las llaves
yo, si quieres, Jaemin pasará por mí en una hora y creo que para ese entonces,
Gemini ya habrá salido de la reunión.”
“Eso sí que te lo voy a aceptar, mira por dónde.” Señalaba, abriendo su
bolso en busca de aquellas dichosas llaves. “Aunque no me agrada la idea de
que te quedes una hora esperando a que Jaemin venga a por ti, ¿no tienes otra
forma de volver a casa?”
“No, pero tampoco me molesta, así aprovecho y repaso para el próximo
examen. En cuanto llegue allí debo ayudar a Mos con el bar.”
El rubio asintió, comprendiendo su situación. A veces olvidaba que Fourth
estudiaba y trabajaba a la vez en el negocio de su hermano mayor, por lo que
su tiempo estaba bastante limitado.
“Oh, ya, ya veo. Entendible.” Asintió. Y, todavía tanteando en el interior
de aquel bolso que parecía no tener fondo, entre murmullos quejumbrosos, el
rubio buscaba las llaves del coche. “¿Dónde cojones están…? Si las he
metido aquí dentro…” Finalmente, tras unos segundos de puro sofoco, halló
la llave, suspirando. “Aquí. Por fin… Toma, cielo, gracias.”
Levantando la vista para mirar a Fourth y tenderle las llaves, encontró que
los ojos del susodicho estaban perdidos en el horizonte. A su izquierda, para
ser más exactos.
“¿Fourth?”
Este parecía estático, con el ceño levemente fruncido y una expresión de
angustia, incredulidad y mucha confusión. Tanto, que se vio obligado darse la
vuelta para así ambos poder ver lo mismo.
De esa forma, encontró que sus ojos estaban puestos en una mujer de
mediana edad, con el cabello largo y negro a la que él ya conocía, pues era su
nueva profesora de Derecho Fiscal. Sin entender lo que sucedía, miró
nuevamente a Fourth, manteniendo el ceño fruncido.
“Fourth, ¿qué ocurre?” Intentó otra vez, alcanzando su brazo para darle un
apretón, sólo así consiguiendo que reaccionara. Fourth le observó, sus ojos
llenos de lágrimas. “¿Estás bien? ¿Qué pasa?”
Lentamente, negó, señalando con una mano temblorosa aquel mismo
punto. TaeHyung observó a su profesora cuando él también lo hizo. Sólo
entonces, percibió como ella pareció notar ambos pares de ojos sobre su
persona y decidió confrontarlo, quedando pálida en cuanto se topó con los de
Fourth. TaeHyung no entendía nada en absoluto.
“T-Tengo que irme, lo siento…” Le oyó hipar. “Toma, t-tus llaves, no
puedo quedarme.”
Acto seguido, el menor prácticamente salió corriendo de allí. Confundido
a más no poder, miró por última vez a su profesora, antes de ir tras él sin
pensárselo siquiera.
“Fourth, espera. Espérame.”
Lo alcanzó en cuestión de minutos, sosteniendo su mano para impedirle
seguir corriendo. Tenía el rostro inundado en lágrimas, angustia y dolor.
Parecía estar sufriendo como nunca.
Él le observó preocupado, apenas ladeando la cabeza.
“¿Qué ocurre? ¿A qué ha venido eso?”
“E-Esa mujer… ¿La conoces?”
“Sí, es mi nueva profesora de Derecho Fiscal, llegó hoy para cubrir una
baja, ¿por qué lo preguntas?” Respondió, demostrando qué tan confundido se
sentía con una simple mirada llena de preocupación. “¿Sabes quién es?”
Fourth asintió, su pecho subiendo y bajando de manera acelerada. No
entendía lo que estaba pasando. “Necesito salir de aquí, TaeHyung, p-por
favor…”
“Claro, sí.” Dijo, tampoco pensándoselo demasiado. “Ven conmigo, te
llevo a dónde quieras. Ven.”
Sostuvo la mano del más pequeño, guiándolo rápidamente hacia su coche.
Miró una vez más en dirección a las escaleras de la facultad, donde aquella
mujer se encontraba, sólo para ver que seguía allí estancada, mirando en
dirección a ellos con la misma expresión de antes. Era todo tan confuso.
Le indicó a Fourth que entrara en el lado del copiloto, no tardando
demasiado en reencontrarse con él dentro, colocándose el cinturón a toda
prisa.
“¿Dónde quieres ir?”
Este negó. “No… No lo sé…”
“¿Tienes hambre? ¿Quieres que vayamos a por una ensalada? Jungkook
me ha dicho que te gustan tanto como a mí.” De nuevo, negó. “¿Ramen?”
Otra vez volvió a negar. “¿Hamburguesa? ¿Pizza…? Conozco un sitio dónde
hacen una masa para chuparse los dedos. Bueno, no lo conozco yo, si no que
Jungkook me llevó, pero bueno, ya me entiendes…”
Fourth dejó escapar un sollozo. TaeHyung sintió cómo le temblaban las
manos por el estrés de no saber lo que sucedía ni mucho menos cómo debía
actuar.
“Helado… ¿Te apetece un helado? De esos grandes. Una tarrina.
¿Quieres?” Propuso enérgicamente, como su última opción. Una opción que
afortunadamente funcionó, pues le vio asentir por la esquina del ojo. “Pues en
marcha, vamos.”
Tragó saliva, tratando de tranquilizarse y respirar hondo sin que se notara
demasiado su nerviosismo o estrés, asintiendo para sí mismo conforme se
incorporaba al tráfico. A su lado, Fourth sollozaba en completo silencio,
limpiándose las lágrimas cada cinco segundos. Sentía cómo se le rompía el
corazón sólo con verlo.
“Quieres… Ya sabes, ¿hablar de lo que pasa?” Se atrevió a decir. “No
estás obligado, para nada, pero tal vez puedo ayudarte con lo que sea que
haya sucedido.”
Este emitió un pequeño quejido. “Es mi madre…”
TaeHyung no escuchó su voz del todo.
“¿Eh?”
“Mi madre… Esa mujer es mi madre. Tu profesora…”
Le miró casi de inmediato, topándose con una expresión asombrada y
llena de incredulidad. Claramente él conocía su historia, Jungkook o
inclusive Gemini debían habérselo contado en algún momento.
“Ella y mi padre nos abandonaron cuando yo apenas era un niño.
Desaparecieron de la noche a la mañana sin decir nada, ni siquiera dejaron
una nota.”
“Eso es muy duro, Fourth… Lo siento mucho.”
Este se cubrió el rostro con manos.
“Ya casi lo había superado.” Hipó, meneando la cabeza de un lado a otro.
“No tenía por qué volver, no era necesario… No lo era…”
TaeHyung permaneció en silencio, mirándole con pesar en cuanto tuvo
que detenerse en el primer semáforo. Prefería no decir nada, sólo esperar a
que Fourth siguiera hablando y escucharle hasta que llegase el momento en el
que tuviera que decir algo.
Al cabo de unos minutos que utilizó para calmarse a sí mismo, respirar
hondo e intentar asimilar lo que había pasado, su voz sonó de nuevo.
“Fue… Fue el peor día de mi vida, ¿sabes?”
El rubio asintió. “Imagino, claro.”
“Un día que ni siquiera debía recordar porque apenas tenía ocho años,
pero aún sigue en mi cabeza.” Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. “Me
desperté eufórico, preparado para organizarle una fiesta de cumpleaños a mi
otro hermano mayor y terminé el día tratando de asimilar que mis padres se
habían ido. Que nos habían abandonado.”
“Jungkook me contó sobre esa fiesta, sí… Debió ser muy duro para
vosotros.”
“Fue lo peor que pudo pasarnos.” Confirmó, limpiándose el rostro cuando
las lágrimas volvieron. “Y yo estaba feliz. Estaba muy feliz viviendo mi vida
ahora, después de años creyendo que Mos y yo éramos el problema.”
TaeHyung le observó con el corazón en un puño. “¿Por qué lo seríais? No
erais más que dos niños, ¿qué culpa ibais a tener vosotros?”
“No lo sé, pero así fue durante muchos años. Muchísimos.” Negaba tras
un pequeño sollozo. El rubio apretó su mano. ‘Pasé tantas noches escuchando
a mi hermano llorar porque me había convertido en su responsabilidad
repentinamente, p-porque no sabía lo que la vida nos depararía.’ Fourth negó
de nuevo, limpiándose las lágrimas. “Esto no es justo, TaeHyung. No lo es.”
“Claro que no lo es, cielo, nada de lo que sucedió lo es. No merecíais eso.
No sólo es injusto, Fourth, es una mierda.”
Esta vez, él asintió. “Lo sé… Una muy grande y maloliente, sí.”
“Y, de hecho, no tienes por qué entender nada. No es tu obligación aceptar
que ahora hayan vuelto ni lo que ella decida hacer después de hoy. Tampoco
la de Mos.”
“Lo sé, pero, simplemente no quiero que vuelvan. Ya no.”
“Estás en todo tu derecho de sentirte así.”
El teléfono del rubio sonó con la melodía asignada a Jungkook, antes de
que pudiera decir algo, iluminándose junto a ellos.
“Huh, disculpa…” Murmuró, moviendo la mano rápidamente para colgar.
“Ya está. Continúa, por favor.”
“¿Era Jungkook?” Quitándose las lágrimas restantes, cuestionó.
“Sí, es él, ahora le envío un mensaje, no te preocupes.”
Sin embargo, no lo hizo, sino que comenzó a lamentarse.
“Me dijo que había quedado contigo para almorzar, por eso no podía venir
a recogerme…” Luciendo consternado, murmuró, como si acabara de
recordar aquel pequeño detalle. “Dios… He arruinado vuestra cita por
completo. Lo siento muchísimo…”
TaeHyung detuvo el coche frente a una gasolinera, no tardando en girarse
para mirar a Fourth mientras se despojaba del cinturón. Él hizo lo mismo.
“No digas eso, Fourth, no has arruinado nada, ¿de acuerdo?” Pidió,
colocando una mano en su hombro. “Jungkook comprenderá la situación, no
hay ningún problema.”
Ambos salieron del coche.
“Pero le has dejado plantado… Él odia eso. Se enfadará.”
“Lo entenderá, tranquilo.” Insistía, reuniéndose con él en el césped.
“Además, se enfadaría mucho más si llega a enterarse que, en lugar de
haberme quedado contigo, te hubiera dejado completamente solo en un
momento como este.”
Fourth apretó los labios, dejando escapar un suspiro. Aquello era cierto.
Jungkook tal vez podía soportar que alguien (más concretamente TaeHyung,
porque en realidad no lo permitiría si de otra persona se tratase) le dejara
esperando por mucho tiempo, incluso que nunca llegara a la cita, pero no
saber que alguno de sus amigos, a los que mayormente consideraba familia,
estuviera pasando por un mal momento y esa persona lo dejara a su suerte.
“Voy a comprar en esa gasolinera de ahí, ¿qué sabor de helado quieres?”
“Me da igual, me gustan todos…”
Su ceño se frunció. “¿No tienes preferencia?”
“Con que tenga chocolate o vainilla está bien. Elige tú.”
“De acuerdo, pues espérame en una de esas mesas, ¿vale?” Pedía,
señalando una zona llena de mesas y bancos dónde normalmente la gente se
reunía para hacer picnic. “No tardo. En seguida vuelvo.”
Acto seguido, TaeHyung se alejó de allí, no sin antes darle una pequeña
sonrisa a Fourth, una que este no pudo no corresponder, viéndole marcharse
en dirección a aquella gasolinera. Y cinco minutos más tarde, salió por las
mismas puertas por las que había entrado, llevando consigo una bolsa grande,
a rebosar y buscando al pelinegro con la mirada, acercándose a él tan pronto
como lo halló en una de las mesas.
“Hola, ya he vuelto. Como no me decidía por ningún helado en concreto,
porque quién de verdad sabe de esas cosas es mi hermano, he traído mitad de
vainilla y mitad de chocolate.” Dijo, mostrándole el bote gigantesco, sin dejar
de sonreír. “También compré chocolatinas y snacks, no sé si te gustan, pero
por si acaso aquí están.”
Fourth le dedicó su mejor sonrisa. “Me encanta, TaeHyung, muchas
gracias…”
“No me las des, tranquilo.”
“Jungkook ha llamado otras dos veces mientras estabas fuera, por cierto…
Le he dicho que estabas conmigo y que viniera cuanto antes. No quiero que
por mi culpa discutáis.”
“Te lo agradezco, pero no íbamos a discutir por eso, de verdad.”
Él se encogió de hombros. “Por si acaso. Para una vez que se fija en
alguien que merece la pena y me gusta, no seré yo quien lo arruine. Eso
seguro.” Murmuró aquello último, logrando robarle una carcajada.
“¿Por qué dices eso? ¿Quién no te gustaba?”
“Ese chico tan rarito, al que golpeó en la última carrera. Seonghwa o algo
así… No sé.”
Su ceño se frunció. “¿Seokhwa?”
“Sí, ese, justo. No lo soportaba… Era tan creepy.” Estremeciéndose, dijo.
“Estaba deseando que Jungkook lo mandara a la mierda para no tener que
volver a verlo. Menos mal que no duró mucho…”
“También me lo contó, sí… De todos modos, agradezco que pienses así de
mí. Es todo un halago saber que te caigo bien.”
Fourth rio, sonrojándose. Luego, dejó escapar un pequeño suspiro, su
sonrisa borrándose gradualmente mientras se miraba los dedos. TaeHyung
notó que algo iba mal de nuevo.
“¿Qué ocurre?”
“Es… Es mi hermano. Ni siquiera sé cómo voy a hablarle a Mos de esto,
¿cómo debería contárselo? Él lo pasó mucho peor que yo, temo que termine
destrozado por culpa de mi madre otra vez.”
“Realmente no lo sé… Imagino que tampoco será nada fácil para él.”
Respirando hondo, Fourth se echó hacia atrás, frotándose el rostro. Esta
situación le superaba. No estaba preparado para afrontarla solo. Quizás
tampoco acompañado.
“Las cosas empezaban a irle mucho mejor ahora. A ambos, en realidad.
No sé de qué manera pueda decírselo. Se va a poner hecho una furia.”
“Bueno, pensaremos en una forma, ¿de acuerdo? No te agobies por eso.”
Volviendo a apretar sus manos, trató de tranquilizarle.
“¿Y a Jungkook?”
TaeHyung le observó. “¿Qué pasa con él?”
“Está de camino, ¿cómo se lo digo? Mis padres nos abandonaron el día de
su cumpleaños y reaparecen cuando quedan exactamente dos semanas para
ese mismo día. ¿Qué pensará? Creerá que está dentro de una cámara oculta.”
“¿También lo pasó mal con todo esto?”
Él asintió, relamiéndose los labios. “Muchísimo. Odiaba cuando se iba
acercando su cumpleaños porque sabía que nos recordaba a lo que pasó. Fue
difícil para todos.”
Antes siquiera de que TaeHyung pudiera abrir la boca de nuevo, el sonido
de un claxon a lo lejos hizo que ambos se sobresaltaran, viéndose obligados a
mirar de dónde provenía aquel ruido, sólo para encontrarse a Jungkook
saliendo de la camioneta que previamente había estacionado junto al coche de
TaeHyung.
Fourth vació sus pulmones. “No pensé que llegaría tan pronto…”
“¿Le dijiste lo que pasó?” Cuestionó. Él negó.
“No sabía cómo, así que simplemente le dije que estabas conmigo porque
me sentía mal y envié la dirección.”
Jungkook llegó a su mesa poco después, mostrándose preocupado.
“¿Qué ha pasado?” Quiso saber, inclinándose sobre TaeHyung para
depositar un casto beso en su mejilla. “Hola, rubito.” Saludó. Luego tomó
asiento junto a Fourth. “¿Qué te pasa? ¿Por qué estás mal?”
El menor se quedó en silencio, no sabiendo cómo responder a su pregunta.
Debido a esto, Jungkook miró a TaeHyung en busca de las respuestas que no
llegaban, aún más confundido.
“¿Qué le ha pasado? ¿Por qué no dice nada?”
TaeHyung hizo contacto visual con Fourth, apretando los labios antes de
hablar.
“Es complicado, en realidad.” Comenzó. “Tuvimos una nueva profesora
en mi facultad hoy, está cubriendo una baja temporal… Y parece ser que
Fourth la conoce bien. Muy bien.”
“Ajá, ¿y…?”
Claramente, el azabache no entendía nada en lo más mínimo. Pero
TaeHyung tampoco tenía ni idea de cómo hacérselo saber.
“¿Qué pasa con esa mujer? ¿Qué ha hecho? ¿Qué…?”
“Es mi madre.” Pronunció Fourth.
Jungkook tardó en procesar aquella respuesta, su ceño fruncido durante un
par de segundos en los que estuvo en blanco.
“¿Qué?”
“Mi madre está en la ciudad, en mi universidad, más bien… Nos hemos
encontrado a la salida.” Explicaba, relamiéndose los labios, sin tener agallas
para mirarle a los ojos. “No hablé con ella, sólo nos vimos de lejos. Yo salí
corriendo y TaeHyung me sacó de allí.”
Mirando al rubio, le vio asentir, corroborando lo que había dicho. “Así
es.”
“¿Tu madre ha vuelto?”
En definitiva, estaba teniendo muchos problemas para asimilar aquella
noticia tan repentina e inesperada. Y es que, no era fácil. No después de
tantos años.
“Eso parece, sí…”
“¿Y cómo estás? ¿Cómo…?” Negó, frotándose el rostro con ambas
manos. “Qué hija de puta, Dios…”
Un suspiro abandonó los labios del menor. “Ahora estoy mejor, pero no sé
cómo decírselo a Mos, Jungkook… Tengo miedo de cómo él pueda llegar a
reaccionar. Tú mejor que nadie sabes lo mal que lo pasó, no quiero que esto
le afecte más de lo debido. No lo merece.”
“Ya, lo sé… Igualmente, tu hermano no es tonto, Fourth, él se ha
mentalizado muchas veces para cuando este momento llegara. Sabría que
llegaría tarde o temprano.”
“¿Crees que debería contárselo?”
“Por supuesto que deberías, sí.” Asintió, sin siquiera dudarlo.
Fourth hizo una mueca. “¿Y cómo…?”
“Tal y como me lo habéis contado a mí, supongo. Sólo que sin tantos
rodeos…” Respondía, mirando a TaeHyung en el proceso, quién le sonrió. Él
trató de devolvérsela, guiñándole un ojo.
“Bien… Pues vamos, venga.” Poniéndose en pie, indicó. “Necesito
decírselo antes de asimilarlo por completo y que la realidad me pegue fuerte.
Vamos.”
Jungkook también se levantó, agarrando la bolsa que TaeHyung le tendía,
pues eran las cosas que él mismo había comprado para Fourth. Siendo el
último en ponerse en pie, notó como este pasaba un brazo alrededor de su
cintura.
“¿Estás bien?” Susurró, sólo para que Jungkook pudiera oírle.
Este asintió. “Me preocupan más estos dos…”
“A mí también…”
Una vez llegaron a los coches aparcados junto al otro, TaeHyung
desbloqueó el suyo propio. Fourth inmediatamente se giró, mirándole casi
con súplica, antes siquiera de que pudiera montarse en él.
“TaeHyung…” Susurró su nombre, quien le observó atentamente.
“¿Puedes acompañarnos, por favor?”
“Oh, sí, por supuesto. Aviso a Banky para que recoja a Gemini y os sigo.”
Él sonrió. “Gracias.”
Jungkook, que parecía confundido, se dirigió a Fourth. “¿Por qué necesitas
que te acompañe? No me quejo en absoluto, pero…”
“Porque tiene más inteligencia emocional que tú y yo juntos. Más
inteligencia, en general.”
Y como era de esperar, aquella respuesta fue irrefutable. Tanto, que el
azabache se encogió de hombros, mientras veía al rubio subirse en su propio
coche.
“Pues también es cierto…”
✧c.-053

N/A: Unos que no pierden el tiempo son los bebitos del fic… xD
Cap dedicado a KarenBaneL ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Who Do You Want’ de Ex Habit, gracias al
Descubrimiento Semanal, como siempre.

La llegada al distrito Jung fue más tensa de lo que TaeHyung pensaba,


incluso si iba completamente solo en su coche, pero sólo con imaginarse
cómo debían estar Jungkook y especialmente Fourth, se sentía ansioso.
No conocía a Mos lo suficiente para saber cómo se tomaría la noticia de su
madre apareciendo de una forma tan repentina, tampoco los detalles
completos de cómo había sido para él la vida todo este tiempo. Sin embargo,
empatizar no era complicado en absoluto.
“¿Ha salido Gemini de la universidad o todavía no?” Le preguntó a
Banky.
Había llamado a su mejor amigo en cuanto se adentró en el coche, siendo
si mayor compañía en la carretera, mientras seguía a Jungkook y Fourth,
rumbo al distrito Jung. Todavía le sudaban las manos.
“Todavía no, hace diez minutos me dijo que a la reunión le faltaba poco
para terminar, pero aún sigue dentro… Supongo que no tardará mucho.”
Explicó, dejando escapar un suspiro. “¿Por ahí como va todo?”
“No lo sé… Fatal, yo creo.”
“¿Tan mal está la cosa?”
“Sí, es horrible… Llevaban años sin ver a su madre y de la noche a la
mañana aparece en nuestra universidad como si nada. No puedo ni
imaginarme cómo debe sentirse Fourth.”
“Yo tampoco, la verdad; ni quiero. Por no hablar de esos padres, Dios…
¿Cómo pudieron tener valor para abandonarlos así?” Bank parecía realmente
indignado. “¿Cuántos años tenia?”
“Dieciséis. Fourth tenía entre siete u ocho.”
Un lloriqueo abandonó los labios del castaño, sintiendo como se le rompía
el corazón en mil pedazos. No era capaz de concebir cómo esos padres
tuvieron la sangre tan fría de hacer lo que hicieron.
“Dieciséis años, madre mía… Dejaron a un niño a cargo de otro, menudos
sinvergüenzas. Y ahora vuelve como si nada… Pobrecitos míos.”
TaeHyung asintió, estando de acuerdo incluso si Banky no podía verle.
“Yo no sé cómo me sentiría en el lugar de cualquiera de ellos, porque sólo
con pensarlo me hierve la sangre. Han sido muy injustos.”
“¿Injusto? Es lo más cruel y estúpido que alguien como padre puede
hacer.”
“Lo sé…” Murmuró, volviendo a asentir. Bank dejó escapar un pequeño
suspiro, intentando tranquilizarse.
Él sabía (ambos, en realidad) que estar molestos con lo ocurrido hace más
de ocho años no sería de ayuda. Ni para ellos, ni para Fourth, Mos, o
cualquiera que tuviese que ver en todo ese asunto. Sin embargo, como
personas empáticas y con familias medianamente estructuradas, se sentían
impotentes.
Ninguno de los dos podía verse a sí mismo en el lugar de los afectados.
Sentían cómo se les caía el mundo a pedazos.
“Bueno, ¿y Jungkook cómo está?” Quiso saber Banky, tras un corto
silencio.
El ceño del rubio se frunció. “¿Jungkook?”
“Sí, me dijiste que se conocían desde niños, asumo que todo esto también
le afectó a él de alguna manera, ¿no? Digo, son como hermanos.”
“Él está tratando de mantener la compostura, yo creo. Pero sí, también fue
duro para Jungkook.” Asintió, reconociendo el bar de Mos a lo lejos. “Todo
sucedió el día de su cumpleaños. Fourth y Mos iban a organizarle su primera
fiesta sorpresa… Desde entonces lo odia profundamente.”
“Qué hijos de puta… No sólo abandonan a sus hijos, sino que encima
también arruinan el cumpleaños de alguien mas.”
“Lo peor de todo, es que para ese entonces el padre de Jungkook ya estaba
en la cárcel, así que prácticamente eran huérfanos los tres. Me dijo que entre
su abuelo y el resto de vecinos se ocuparon de ellos.”
Sólo de pensar en cómo Jungkook debió sentirse en aquel tiempo, la
coraza con la que se vio obligado a cubrirse para sobrellevar su propio dolor
y apoyar a sus mejores amigos en momentos tan difíciles, cuando a él
también se le estaba cayendo el mundo encima, le rompía el corazón.
Definitivamente no era justo. Desearía haber estado ahí antes.
“Menuda mierda…” Bank meneó la cabeza a modo de negación, muy
indignado. “Te juro que soy incapaz de imaginarme viviendo algo como eso.
Honestamente yo no podría.”
“No, yo tampoco.”
Visualizó el bar de Mos a tan sólo unos metros de distancia, justo cuando
la camioneta de Jungkook se estacionaba a un lado. Él suspiró, aminorando la
velocidad para comenzar a hacer lo mismo.
“Ya hemos llegado, Banky, te llamaré en cuanto sepa algo, ¿vale?”
“Vale, sí. Yo te aviso cuando lleguemos a tu apartamento.”
“Gracias por ocuparte de Gemini.”
Este rio. “Ya te he dicho que no me agradezcas esas cosas, idiota.”
TaeHyung observó cómo Jungkook y Fourth salían de la camioneta,
inmediatamente el azabache buscándole con la mirada.
“Sabes que lo hago igualmente porque soy una persona agradecida y
además te quiero mucho, así que deja de quejarte.” Bromeó, oyéndole reír de
nuevo. “Te dejo, guapo, hasta después.”
“Adiós, mi amor. Suerte. Avísame si necesitas refuerzos emocionales.”
Riendo también mientras asentía, el rubio colgó, vaciando sus pulmones
antes de apagar el motor y agarrar las llaves para poco después salir del
coche. Su corazón volvió a acelerarse de manera brusca. Estaba nervioso de
nuevo.
Se reunió con el azabache y Fourth fuera del coche, viendo cómo el menor
de los tres parecía intranquilo.
“¿Todo bien?” Quiso saber. Fourth negó.
“Es que no sé cómo decírselo… Lleva tanto tiempo sin pensar en lo que
pasó, que no me siento con el derecho de arruinarlo ahora.”
Jungkook puso una mano en su hombro. “Tu hermano piensa en ello todas
las noches, Fourth.” Le dijo. La barbilla del susodicho tembló. “No lo ha
superado, sino que ha aprendido a vivir con ello, pero jamás podrá olvidarlo.”
“Algo como eso no se olvida.”
“Claro que no.” Concordaba él a las palabras de TaeHyung. “Simplemente
pasó años haciéndose el fuerte para que tú no tuvieras que hacerlo.”
Fourth dejó escapar una lágrima traicionera que eliminó de inmediato.
La puerta del bar se abrió antes de que cualquiera de los tres diera un paso
más, un Jaemin muy animado, que tarareaba y meneaba su cabeza al ritmo de
esa misma música, salió por esta, sobresaltándose en cuanto los vio allí.
“Uy, ¿qué hacéis vosotros aquí? Si justo iba a recogerte, Fourth.” Quiso
saber, su ceño fruncido. Al ver la mueca del susodicho, se extrañó. “¿Qué
pasa?”
Jungkook suspiró. “Vamos dentro, mejor…”
Y este, aún más confundido, especialmente cuando Fourth y Jungkook
pasaron junto a él sin decir nada más, adentrándose en el bar con una
expresión abatida. TaeHyung se le acercó, apenas sonriéndole y palmeando
su hombro, adentrándose también.
“¿Qué ha pasado…?” Murmuró para sí mismo, volviendo por dónde había
venido.
Mos se encontraba detrás de la barra, aprovechando que el bar se
encontraba vacío para limpiar un poco, tarareando exactamente la misma
canción que Jaemin cuando salió. Sin embargo, tan pronto como escuchó
pisadas y la puerta abriéndose y cerrándose otra vez, levantó la mirada,
frunciendo el ceño al ver a su hermano, Jungkook y TaeHyung allí.
“Hola…” Saludó, extrañado de que hubiera llegado tan pronto. “¿Has
salido antes hoy? Porque normalmente tardas más.”
Fourth negó, incapaz de encontrar su voz para hablar.
“Pasé por él temprano.” Jungkook dijo, con las manos en los bolsillos.
“Bueno, en realidad TaeHyung lo ayudó a salir de la universidad… Tu
hermano se sentía mal. Luego yo me reuní con ellos en un parque.”
Soltando el vaso que acababa de fregar, Mos frunció el ceño aún más,
secándose las manos con un trapo antes de rodear la barra y salir al pasillo.
“¿Te sientes mal? ¿Qué tienes?”
Fourth se quedó en silencio, lo cual no sólo fue extraño para su hermano,
sino que una razón de peso para preocuparse, mirando a Jungkook y
TaeHyung en busca de respuestas. Una respuesta que nadie sabía cómo darle.
Era todo demasiado raro. El ambiente se transformó en uno tenso, casi
incómodo. Mos estaba confundido, mirando a los presentes como si supiera
que todos le ocultaban algo (a excepción de Jaemin, claro; este se encontraba
igual de confundido que él. O incluso más) y sintiéndose cada vez más
preocupado.
“¿Qué ocurre? ¿Por qué me estáis mirando así?” Los señaló. “¿Por qué
nadie habla?”
Un sollozo sonó. Inmediatamente miró a Fourth.
“¿Por qué lloras? ¿Qué pasa?”
“No sé… No sé cómo decírtelo, Mos…” Susurró, más lágrimas
empapando su rostro.
El mencionado continuó observando a los demás, para luego enfocarse en
su hermano pequeño.
“¿Decirme el qué, Fourth?”
Fourth le miró a los ojos, angustiado y desesperado. “He visto a mamá…”
Este ni siquiera reaccionó.
“¿Qué?”
“No me jodas…” Masculló un muy sorprendido Jaemin.
“Trabaja en mi universidad temporalmente… E-En la de TaeHyung, en
realidad, la vi cuando estábamos hablando.”
Entonces, sus ojos viajaron de nuevo hacia el rubio, quien se encontraba
masajeándole el dorso de la mano a Jungkook. Él asintió, corroborando lo
que Fourth había dicho.
“Está cubriendo una baja, es mi profesora de Derecho Fiscal.”
Mos tragó saliva, digiriendo la información lo mejor que podía, asintiendo
finalmente. No iba a permitir que aquello le afectara.
“¿Te ha dicho algo?”
“No, nada… Salí corriendo en cuanto la reconocí. Dudo mucho que
esperase verme allí.” Respondió su hermano, meneando la cabeza. “Ni
siquiera sabía que estaba en la ciudad…”
“¿Y desde cuándo es profesora?” Jaemin quiso saber, demostrando su
confusión.
“Siempre lo fue, pero dejó de ejercer de ello en cuanto nací yo. Supongo
que cuando se marchó lo retomó. De todos modos, no me importa que haya
vuelto.” Dijo, encogiéndose de hombros, para sorpresa de su hermano mayor.
“¿No?” Casi susurró. “¿No te importa…?”
Él negó, reafirmando sus palabras. “Claro que no. Dejaron de ser mis
padres en el momento en el que cruzaron esa puerta, lo que hicieran después
de eso no es asunto mío.”
Fourth tragó saliva, sintiéndose repentinamente ansioso, pues creía que su
reacción sería otra completamente distinta y sabía que, de algún modo, Mos
estaba manejándoselas demasiado bien para actuar indiferente cuando no se
sentía así en absoluto. Él conocía a su hermano a la perfección.
“¿Y qué pasa si deciden volver…? Ya sabes, con nosotros.”
“No puedo responderte a eso, Fourth.”
“¿Por qué no?”
“Porque sé lo que haría yo en esa situación, ni siquiera lo pensaría… Pero
no sé lo que harías tú y tampoco quiero condicionarte.” Señaló, encogiéndose
de hombros. “Cada uno decidirá por sí mismo.”
Los ojos del menor se llenaron de lágrimas. “¿No querrías que volvieran?”
E incluso si Fourth inicialmente estaba molesto, enfadado y muy dolido
ante el pensamiento de sus padres volviendo, así como si nada, una pequeña
parte de él todavía mantenía la esperanza de que las cosas cambiaran. Una
esperanza diminuta. Casi imperceptible.
“No, no me gustaría para nada.”
“¿Y si se arrepienten de verdad? Tal vez…”
Mos le cortó. “Has visto a mamá por primera vez después de ocho años
sin saber nada de ella, pero eso no quiere decir que ellos hayan vuelto,
Fourth. Ni siquiera tienes idea de cuánto tiempo llevan en la ciudad.” Señaló,
la realidad siendo demasiado dura para él. “Tal vez llevan años o quizás
nunca salieron de aquí, en cualquier caso, nunca dieron señales de querer
tenernos en sus vidas.”
Algunas lágrimas empaparon su rostro, pues aquello era tan cierto que
dolía más que cualquier cosa. Y él no soportaba el dolor.
Asintió, limpiándose aquellas dichosas lágrimas bruscamente. “Tienes
razón…” Apenas murmuró, haciendo su mayor esfuerzo por mantener la
compostura, pero sabía que no podía. No era tan fuerte. “Si me disculpáis,
voy un momentito al almacén. Necesito estar solo…”
“Fourth…”
“No estoy enfadado contigo, Mos, sé que lo que dices es cierto y aunque
no me gusta, debo aceptarlo.” Aclaró, tratando de evitar que su hermano se
sintiera mal. “Pero necesito un momento para mí mismo, para pensar.”
Finalmente, Mos asintió, aceptando el darle su espacio. “Bien. Adelante,
entonces.”
Acoto seguido, el menor de ambos hermanos desapareció entre las mesas
hasta encerrarse en el almacén, dejando a todos los presentes con un amargo
sabor de boca.
Jungkook puso una mano en el hombro de su mejor amigo, sólo así
llamando su atención.
“¿Todo bien?”
“Sí, supongo que sí…” Murmuró, encogiéndose de hombros. “Gracias por
estar con él, por cierto. Os debo una.”
El azabache señaló a TaeHyung. “En todo caso, sería a él. TaeHyung fue
quien sacó a Fourth de la universidad, lo llevó a un parque y estuvo
calmándolo hasta que yo llegué.”
“Tampoco es necesario, tranquilo.” Se apresuró a decir él, dedicándole su
mejor sonrisa a ambos. “Aunque sí me preocupa su reacción al ver a vuestra
madre, siéndote honesto. Tuvo una especie de ataque de pánico o incluso
ansiedad… Prácticamente me suplicó que lo sacara de allí.”
Los labios de Mos se torcieron en un gesto de preocupación. “Lo sé, es
normal. Cuando se marcharon, él estuvo meses soñando que volvían a casa,
así que se despertaba emocionado sólo para darse una hostia de realidad.”
“Recuerdo eso, sí.” Jungkook asintió, mirando a TaeHyung, quien parecía
angustiado. “Le costó muchísimo adaptarse.”
“Bastante…”
Dejando escapar un suspiro prolongado, Mos volvió tras el mostrador
mientras movía la cabeza a modo de asentimiento y continuaba con las
labores que estaba haciendo antes de que llegaran, negándose a darle
demasiada importancia a lo sucedido. Jaemin se mostró preocupado.
“¿Seguro que estás bien, Mos?”
“Segurísimo, descuida.” Le dijo. “Lo único que espero es que todo esto
termine pronto y vuelvan a desaparecer cuánto antes de nuestras vidas…”
TaeHyung apretó los labios, sintiendo como Jungkook entrelazaba sus
dedos para llamar su atención. Le observó, encontrando preocupación y
tristeza en aquellos ojos oscuros y brillantes, por lo que sonrió.
“¿Tú te sientes bien?” Susurró.
Jungkook simplemente asintió. “Me preocupa Fourth y que Mos esté tan
sereno, ya sabes… Tampoco quiero que permanezcan cerca de ellos más
tiempo de lo necesario.”
“No creo que dure mucho cubriendo la baja, si te sirve de consuelo…”
“Eso espero.” Dejando escapar un suspiro, murmuró. “No quiero que
vuelvan a arruinarme otro cumpleaños.”
TaeHyung rio, meneando la cabeza de un lado a otro. “Eso no pasará,
tranquilo.”
Tras ellos, la puerta del bar se abrió bruscamente, ambos viéndose
obligados a girarse debido al sobresalto que les causó y topándose con
Gemini, quien se adentraba con una mueca de preocupación y desesperación,
siendo seguido por Banky.
“Gem, ¿qué haces—”
Este cortó a su hermano. “¿Dónde está Fourth? ¿Qué ha pasado?” Quiso
saber, mirando alrededor. “Banky me contó lo sucedido, lo de su madre…
Necesitaba verle. ¿Cómo está?”
“Ha ido al almacén, necesitaba estar solo un momento para calmarse. Han
sido muchas emociones juntas en tan poco tiempo. Debe estar saturado.”
Asintiendo, los labios de Gemini se apretaron, respirando hondo sin dejar
de mirar a todos lados, como si de alguna forma pudiera ver a Fourth a través
de las paredes. Hasta que Jungkook puso una mano en su hombro.
“Ve con él.” Le indicó.
TaeHyung frunció el ceño. “Jungkook, ha dicho que necesita estar solo.”
“Lo sé, me he enterado; pero le conozco y sé que ver a tu hermano, hablar
con él y demás es algo que también necesita. Así que ve al almacén a
buscarlo.”
“¿Seguro…?”
“Segurísimo. Llama a la puerta, di que eres tú y ya está.”
Y el pelinegro así lo hizo, vaciando sus pulmones antes de pasar junto a
los más mayores para posteriormente dejarlos atrás, avanzando el dirección al
almacén dónde minutos antes, Fourth se había encerrado.
TaeHyung miró al azabache. “Jungkook…”
“Hazme caso, rubito, sé lo que hago, ¿vale? Confía en mí.”
Él simplemente suspiró, accediendo. Al fin y al cabo, Jungkook conocía a
Fourth mucho mejor que él, por lo que sí debería saber lo que estaba
haciendo. Incluso si TaeHyung era más emocionalmente inteligente que él.
Bajo la atenta mirada de los demás y con el labio inferior entre los dientes,
Gemini llamó a la puerta, titubeando por unos segundos antes de finalmente
hacerlo.
“No quiero hablar con nadie, por favor, dejadme solo.” La suave voz de
Fourth murmuró.
“Soy yo, Fot…”
Este se aclaró la garganta. “Pasa…”
Una vez Gemini desapareció por la puerta, un satisfecho Jungkook miró al
rubio.
“¿Ves? ¿Qué te he dicho, rubito?”
Y, suspirando, él asintió, dándole un leve golpe en el hombro. “Muy bien,
muy bien…” Decía, apretando los labios. “Tú y yo tenemos una cita
pendiente, por cierto. Lamento no haberte avisado con tiempo, pero fue todo
demasiado apresurado.”
“Tranquilo, lo sé, Fourth me dijo que no pensaste demasiado a la hora de
sacarlo de allí.”
“Lo siento…”
Jungkook soltó una risita, viendo que se encontraba un poco angustiado.
“Está bien, no pasa nada, sabes que yo hubiera hecho lo mismo estando en tu
situación. No me enfado. Ya tendremos tiempo de retomar nuestra cita.”
“Claro que sí, cuando tú estés libre iremos al sitio que quieras. Yo invito
esta vez.”
La sonrisa del azabache se volvió más amplia, encantado de oír aquello.
Riendo, TaeHyung buscó a su mejor amigo con la mirada, encontrando a
Banky tras la barra con Mos, ambos sumido en una pequeña conversación
calmada, pues Bank parecía preocupado.
“Chicos…” Habló, captando la atención de los presentes. “¿Habéis
comido ya? ¿Tenéis hambre?”
“Yo estoy muerto de hambre, sí, planeaba recoger a Fourth, a Lyon y
luego ir a cenar algo los tres juntos por ahí, pero se han torcido las cosas.
Mos tampoco ha comido nada desde esta mañana.” Señaló al susodicho.
“¿Está bien si pido algo para todos? Yo invito.”
Banky asintió, pasando sus manos por la cintura de Mos. “Me apunto, sí.”
Luego, miró al más alto. “¿Qué te apetece, guapo?”
“Cualquier cosa que lleve pollo y verduras está bien, es la comida favorita
de Fourth cuando está enfermo o se siente mal. Le pondrá más contento.”
Respondió, dándole una pequeña sonrisa a TaeHyung. “Gracias.”
“Por mí genial, te lo agradezco también porque en serio creo que me voy a
morir de inanición… Aunque primero debo ir a recoger a Lyon al colegio.”
“Ve, no hay problema, te dará tiempo. ¿Qué vais a querer?”
“Lo mismo, no soy quisquilloso con la comida.” Dijo, mientras se dirigía a
la salida. “Jungkook, ¿te importa si me llevo tu camioneta? La sillita que
tienes es más cómoda para Lyon.”
El susodicho asintió, sacando las llaves del bolsillo y lanzándoselas en el
aire. Jaemin las atrapó con un saltito.
“Gracias.”
Y, acto seguido, el padre del año abandonó el local.
Media hora más tarde, cuando la comida llegó y Jaemin volvió con Lyon a
cuestas, todos (a excepción de Fourth y Gemini) se encontraban sentados a lo
largo de dos mesas previamente unidas, sirviéndose en los platos que Mos
había colocado, comiendo mientras contaban anécdotas aleatorias.
“…siempre que llegaba su cumpleaños, el muy imbécil ponía el móvil en
silencio porque no quería recibir mensajes felicitándole.” Decía Jaemin,
refiriéndose a Jungkook, al mismo tiempo en que cortaba un pedazo de pollo
y se lo daba en la boca a Lyon.
Jungkook soltó un bufido. “Lo hacía porque sabía que uno de los primeros
mensajes sería en el que me cantaras cumpleaños feliz. Y cantas como el
culo.”
“Mentiroso, yo canto fenomenal.” Aseguraba, sonando muy ofendido. “¿A
que sí, Lyon?”
El niño miró a su padre sin saber qué decir.
“Tus regalos de reyes están en juego, enano.” Le recordó.
“Mi padre canta muy bien, Jungkook, no le digas eso.” Inmediatamente
dijo, haciendo a los presentes reír.
TaeHyung tragó lo que estaba comiendo, antes de tomar la palabra. “¿De
verdad no te gusta que te feliciten por tu cumpleaños? Pensé que la doctora
Ahn lo hacía siempre.”
“No me molesta que me feliciten, pero mi cumpleaños me da igual, así
que no lo tomo realmente como algo especial.” Encogiéndose de hombros,
dijo.
Él compartió una mirada triste con Banky.
“Ya queda menos, ¿no? Es en dos semanas.”
“Sí, justo.”
“Voy a tener que ir preparando la voz, el cumpleaños feliz no se canta
solo…” Jaemin murmuró, apuntando el cumpleaños ajeno como un evento
importante en el calendario de su móvil. Jungkook se lamentó, lloriqueando.
Mientras tanto, Mos apartó dos platos con pollo, verduras y ramen para los
adolescentes aún encerrados en el almacén.
“Tu hermano querrá un poco de todo, ¿verdad, TaeHyung?” Cuestionó,
mirando al susodicho. “Voy a llevarles comida al almacén.”
Este asintió. “Oh, sí, Gemini come de todo. Gracias, Mos.”
“Perfecto… Ahora vuelvo.”
Mos se alejó con ambos platos en las manos, en dirección al almacén.
“No es necesario que me cantes el día de mi cumpleaños, Jaemin, de
verdad, si yo me pongo un audio cualquiera de los anteriores años y estoy
más que servido.” Decía Jungkook, rezando mentalmente por lograr
convencerle.
“Claro que lo es. Casi es una tradición entre nosotros.”
“¡Yo también quiero cantarte cumpleaños feliz, Jungkook!”
Y, como era de esperar, este no pudo decir nada más, mucho menos
negarse, pues Lyon parecía tan emocionado por hacerlo y él quería tanto a ese
niño, que sólo pudo asentir y sonreír.
“De acuerdo, en ese caso, esperaré vuestro audio.”
A su lado, TaeHyung rio, siendo inmediatamente fulminado por el
azabache.
“Y tú no te rías, que bastante mal lo estoy pasando ya… No has oído a
Jaemin cantar.”
“¿Tan mal lo hace?”
“La primera vez que me mandó un audio, pensé que la madre de Lyon se
había puesto de parto… Imagínate.”
TaeHyung rio más fuerte, viendo a Mos aparecer de nuevo con los mismos
platos que se había llevado, intactos, junto a su expresión petrificada, casi
sonrojado. Él se extrañó.
“¿Va todo bien, Mos?”
Aquella pregunta tan simple llamó la atención de todos los presentes,
quienes observaron al susodicho.
“Eh, sí… Sí, sí, todo va perfectamente…”
“¿No tienen hambre?”
Mos se atragantó. “Sí que tenían sí, pero ya estaban sirviéndose…”
“¿Qué?” El rubio no tardó en mostrarse confundido con aquella respuesta.
Jungkook soltó una carcajada a su lado, como si él hubiera entendido lo
que él no. Y es que claramente había sido así.
Antes de siquiera poder darle voz a su evidente confusión, presenció como
Gemini y Fourth salían casi despavoridos del almacén. Con las mejillas rojas,
los labios hinchados y los ojos brillantes. Para TaeHyung no fue difícil
entenderlo ahora, atragantándose con su propia saliva.
“Ya estamos aquí, perdón por la tardanza, Fourth y yo estábamos
hablando.” Dijo Gemini, tomando asiento felizmente junto al susodicho.
“Cuánta comida, qué rico.”
“Sí, se ve que estabais dándole a la lengua…” Murmuró Jungkook.
TaeHyung volvió a toser. Gemini sonrió, apenas sonrojándose cuando sus
ojos y los de Fourth se cruzaron en una mirada cómplice.
“¿Estás mejor, Fourth, cielo?” La voz de Banky cuestionó.
“Me siento más tranquilo, sí… Necesitaba algo de tiempo para pensar,
pero tampoco quiero que esto me afecte demasiado. No es justo para mí.”
“Qué bien hablas, coño…” Un orgulloso Jaemin dijo, admirando a Fourth.
Lyon inmediatamente se escandalizó por el vocabulario de su padre,
dando un pequeño brinco.
“¡Mala palabra, papá!”
“Uy, perdona, chiquitín.”
Gemini se aclaró la garganta, pasándole la mitad de su mazorca a Fourth.
“Por cierto, TaeHyung, ¿te importa si Fourth se queda esta noche en casa?
Es que tenemos que hacer un trabajo de la universidad para el lunes y nos
hemos pillado un poco los dedos con el tiempo…”
El azabache soltó otra carcajada. “Los dedos y lo que no son los dedos.”
TaeHyung, claramente, le dio un golpecito por debajo de la mesa. Esta
vez, fue Mos quién volvió a atragantarse.
“¿Vais a dormir juntos…? ¿En la misma cama?”
“Tú trajiste a Banky la semana pasada…” Señaló el menor de ambos
hermanos, saludando a aquel al que acababa de mencionar con una sonrisa,
indicando que no tenía problema alguno por eso. Bank le devolvió la sonrisa.
Y el pelinegro supo que no podía decir nada más a su favor, porque
aquello era cierto.
“Claro que puede quedarse, no hay ningún problema.”
“Genial, gracias.”
“Tú puedes quedarte en mi apartamento.” Propuso Jungkook, al instante
recibiendo la atención del rubio, quien le observaba con las cejas alzadas.
“¿Qué? ¿Acaso prefieres dormir bajo el mismo techo que esos dos? Son dos
bombas de hormonas…” Susurró aquello último.
Sus palabras lograron dejar a TaeHyung semi traumatizado, pues su rostro
era la viva imagen del horror, apresurándose a negar.
“No, no, claro que no… Me quedo contigo.” Accedió, para satisfacción
del azabache. “Te llevas mi coche, Gemini, ¿vale? Tened cuidado luego.”
“Perfecto.”
Banky y Mos compartieron una mirada cómplice casi de inmediato, pues
no necesitaban decir nada en voz alta para que la petición quedara en el aire,
prontamente siendo aceptada. Ambos se sonrieron con discreción.
✧c.-054

N/A: Este es otro de mis capítulos favoritos para terminar la semana y en


general xD
Cap dedicado a Koodoublebunny ♡♡
Hoy os recomiendo ‘better’ de MICO, la amo demasiado.

“¿Por qué no me dijiste que a Fourth le gustaba Gemini?” Quiso saber


TaeHyung, mirando a Jungkook con el ceño fruncido.
Estaba sentado sobre él, rodeándole la cadera con sus piernas.
Semidesnudo, únicamente usando la camiseta que Jungkook le había prestado
para esa noche después de la ducha y su propia ropa interior. No habían
tenido una sesión de sexo larga y desenfrenada como la última vez, pero
había sido más que suficiente para que TaeHyung se sintiera agotado,
inmediatamente moviéndose hacia el regazo ajeno tan pronto como se cubrió,
acomodándose allí.
Jungkook dejó escapar una risita, pues el rubio ni siquiera se estaba
esforzando demasiado en parecer molesto.
“Bueno, para ser justos, tú tampoco mencionaste que a tu hermano le
gustaba Fourth… Me parece que estamos empatados.” Contraatacó.
“¿Es que acaso eso no era obvio?”
“Sí, pero aún así no hay que asumir lo obvio.” Señaló, rodeándole la
cintura con ambos brazos.
Removiéndose sobre él, TaeHyung recordó que sólo llevaba puesta su
ropa interior. Un escalofrío le recorrió el cuerpo completamente.
Aún después de todas esas veces que habían estado juntos de forma
íntima, TaeHyung se seguía poniendo nervioso bajo el acto de Jungkook,
incluso cuando sabía ocultarlo casi a la perfección.
“Bueno, tal vez tengas razón…”
“De todos modos, no entiendo por qué a los jóvenes les cuesta tanto
declararse… Ni que fuera tan difícil.” Bufaba el azabache.
TaeHyung puso los ojos en blanco inmediatamente. Era fácil decir aquello
cuando la seguridad en sí mismo casi superaba los límites, llegando a
considerarse egocentrismos. Por suerte, su personalidad encantadora y la
humildad que desprendía, lograba camuflarlo.
“Pero si nos cuesta a nosotros siendo adultos, Jungkook, aún más a ellos
estando en una edad tan complicada.”
“Se la complican ellos mismos.”
Un bufido abandonó los labios del rubio, cuyas manos rodeaban el cuello
de Jungkook.
“No es tan fácil como parece.” Insistía. “Piensa que, al menos para
Gemini, es su primera vez sintiendo algo así y encima por otro chico. Es
confuso y aterrador a partes iguales.”
Como era de esperar, Jungkook se encogió de hombros.
“Bueno, a mí no me cuesta y también es mi primera vez sintiéndome así.”
TaeHyung se tragó una carcajada, camuflando las mariposas asesinas
(abejas, en realidad) cuando se aclaró la garganta. Definitivamente no era ni
la mitad de seguro consigo mismo que Jungkook, pero tampoco necesitaba
demasiadas señales para saber que este hablaba sobre él.
Sin embargo, sí se esforzó por parecer sorprendido.
“Oh, ¿no te cuesta?”
“Claro que no.”
“Ya veo…” Asentía, sus manos bajando por el pecho ajeno muy
lentamente, notando como Jeon se estremecía bajo su tacto. “¿Y qué se
supone que sientes?”
Le encantaba saber que producía tanto sólo con mover un simple dedo.
Era satisfactorio.
El azabache tragó saliva, tratando de mantener la compostura.
“Eh, bueno… Tal vez no soy tan, tan bueno hablando sobre mis
sentimientos, pero creo que se me da bastante bien demostrarlos. Soy
transparente.”
“Eres transparente.” Repitió.
“Así es.” Este asintió, luciendo convencido. “No hablo de cómo me siento,
pero lo dejo bastante claro. ¿O no te lo parece? Porque considero que me he
molestado en ser lo menos discreto posible contigo. Y repito, es mi primera
vez.”
TaeHyung ladeó la cabeza, dándole un par de vueltas a aquello que había
dicho. No recordaba ningún momento concreto en el que Jungkook se
hubiese hecho el desentendido. No cuando se trataba de él ni mucho estando
él presente.
“Considero que eres bastante claro, sí. Eso es algo que me gusta de ti.”
Por supuesto, eso hizo que el azabache se sintiera satisfecho, ni siquiera
molestándose en ocultar la sonrisita que jaló de sus labios. Y, aclarándose la
garganta, afianzó el agarre en su cintura, supuesto a obtener un poco más de
eso que tanto ansiaba. Lo que tanto le gustaba recibir. TaeHyung se
estremeció de nuevo, bajo su atenta mirada.
“Lo sé, y a diferencia de mí, tú sabes expresar mucho mejor que yo tus
sentimientos. Fourth dice que eres emocionalmente más inteligente.”
Una pequeña risa abandonó sus labios. “¿Eso dice?”
Jungkook asintió.
“Sí, por eso quería que vinieras con nosotros a ver a Mos. Era más
tranquilizador para él tenerte allí.”
“¿Para él? ¿Sólo para él?”
TaeHyung dejó de reír para acto seguido levantar las cejas, pues no estaba
oyendo todo lo que le gustaría.
Y, notando eso, Jeon soltó una risita, acariciándole los huesos de la cadera
con suma lentitud, sin dejar de mirarle a los ojos. Incluso si lo intentaba, no
podría hacerlo.
“Bueno… Es que para mí siempre es tranquilizador tenerte en cualquier
lado.
El rubio ahogó un jadeó. La honestidad con la que Jungkook se dirigía a él
le dejaba pasmado. No era algo a lo que estuviera ciertamente acostumbrado,
pero seguía siendo una de sus mayores perdiciones. Le gustaba saber que no
estaba perdiendo el tiempo, que la otra persona lo tenía como prioridad. Era
gratificante después de todo. TaeHyung sabía que, definitivamente, merecía
algo como eso.
“Wow, ¿en serio?” Aclarándose la garganta, quiso mantenerse sereno aún
cuando el corazón parecía querer salírsele del pecho. “¿Y eso?”
“Porque me gusta.”
“¿Te gusta tenerme en cualquier lado o te gusto yo?”
Jungkook dejó escapar una pequeña risita, apretándole las caderas. “Tú a
la fuerza quieres que admita lo que siento, ¿no, rubito?”
“A la fuerza como tal no, pero… Creo que no estaría mal un poquito de
honestidad.”
“Pero soy bastante honesto contigo.” Una de sus manos se posó en la nuca
de TaeHyung, evitando que este pudiera apartar la mirada en cualquier
momento. “O al menos, lo suficiente para aclararte que, en realidad, no me
gustas.”
“¿No?”
“No. Gustar es algo pasajero e insignificante.”
“Ya veo… Así que pasajero e insignificante, ¿cierto?” Repitió, viéndole
asentir.
“Comparado a lo que siento por ti, sí. Muy insignificante. Ni siquiera hay
punto de comparación.” Quitándole el cabello del rostro para poder mirar sus
ojos, dijo. “Me gusta diseñar bocetos, verte, pasar tiempo con Aram e ir al
cine con Lyon; pero estoy enamorado de mi trabajo, de ti y adoro a esos
niños con mi alma. Es diferente.”
Su corazón se derritió inmediatamente, acelerándose conforme una sonrisa
inconsciente aparecía en su rostro, mientras acunaba el de Jungkook con
ambas manos, acariciándole las mejillas.
“Eres increíble.” Susurraba, con el labio inferior entre los dientes.
Él le observó, manteniendo las cejas alzadas. “¿Increíble en el buen o en el
mal sentido?”
“Increíble en el sentido de ‘estoy tan enamorado de ti que podría sentarme
a beber todas esas cervezas que no me gustan y definitivamente odio, sólo
porque estoy contigo’, o algo así, supongo…” Admitió, notando como los
ojos le brillaron tan pronto como dijo aquello. “Creo que es algo bueno.”
Una leve risa abandonó sus labios, introduciendo ambas manos bajo la
camiseta del rubio y apretando su piel, sintiendo como este se estremecía.
“Me gusta esa definición.” Susurró, acortando la distancia hasta rozarle los
labios. “Quizás debería comprar cervezas nuevas, unas que sí te gusten…
Sólo para que puedas disfrutarlo como yo lo hago.”
“Ya lo disfruto, créeme.” Aseguraba, depositando un casto beso en una de
sus comisuras.
“¿Sí?”
TaeHyung asintió. “Lo disfruto como no tienes idea.”
“Bien.”
“Bien.” Susurró de vuelta, terminando de acortar la distancia que los
separaba.
Besó a Jungkook con lentitud. Suave, pausado, disfrutando del contacto,
únicamente presionando sus labios juntos y atrapándole el inferior, apenas
jalando de él. Luego, formó una pequeña línea de saliva sobre este,
chupándolo antes de que Jungkook afianzara el agarre en su nuca,
obligándole a inclinar la cabeza y así poder dar paso a su lengua, buscando la
suya propia.
Apretándole la cadera sólo un poco más fuerte, Jungkook se separó tan
sólo algunos centímetros, besándole castamente por última vez.
“No deberíamos habernos metido en la ducha…”
TaeHyung rio. “¿Y eso por qué?”
“Porque todavía no he tenido suficiente de ti.” Fue su respuesta. Clara,
concisa y tan directa que el rubio quedó en completo silencio, especialmente
por el tono de voz ronco que había usado. Él plantó un beso en la barbilla
ajena, mirándole con ojos oscuros. “Aunque ahora que lo pienso, me voy a
arrepentir siempre que te pongas la ropa, porque nunca voy a tener
suficiente.”
Estremeciéndose, este permitió que Jungkook besara su cuello desnudo.
“Eso va a ser un problema horrible para tus vecinos.”
“Que se jodan, llevo escuchando niños llorar desde que me mudé.”
Aquella respuesta fue más que suficiente para que TaeHyung quedara de
piedra, sus mejillas rápidamente enrojeciendo.
“¿Hay niños que nos han estado escuchando todo este tiempo?”
“Vivo en la planta baja, rubito… Me sorprendería que no nos hayan
escuchado todos los vecinos a estas alturas. Las paredes son tan finas que, si
Leedo viviera conmigo, ya se hubiera liado un porro con ellas.”
Dejando escapar una carcajada, bufó. “Pobres niños…”
“¿Te crees que ellos no follan como conejos? Los vecinos de en frente
tienen seis hijos y ninguno de ellos ha llegado por correo exprés, así que
imagínate.”
“¿Tantos? ¿En serio?” El rubio parecía sorprendido.
De nuevo, Jungkook asintió. “Y tan en serio. Cuatro niños y dos niñas,
gemelas, además. Me sé sus nombres de memoria porque recuerdo que el
padre vino por el estudio para que se los tatuara junto al de su mujer. Odio
tatuar nombres.”
Él volvió a reír. “¿Por qué lo odias?”
“Es aburrido y a mí me gusta ser creativo.” Respondía, encogiéndose de
hombros. “Números, nombres, frases simples y toda esa mierda me
aburren… A no ser que tenga un significado especial o importante, derivo a
todos esos clientes para que Ian los tatúe en mi lugar.”
Con las cejas alzadas, TaeHyung ni siquiera se molestó en no parecer
ofendido.
“Me tatuaste el número siete hace más de medio año.”
“Lo sé, lo recuerdo perfectamente, rubito.”
“¿Eso no te resultó aburrido?”
El azabache negó. “Estabas medio desnudo delante de mí, ¿cómo me va a
parecer aburrido? De milagro pude concentrarme para tatuarte eso y no mi
número de teléfono directamente.”
Otra carcajada abandonó sus labios, rodeándole el cuello con ambas
manos de nuevo. Esta vez, sin ningún atisbo de molestia brillando en su
mirada.
“Ahora me preocupa un poco que te desconcentres cuando vuelvas a
tatuarme…”
“No pasará, descuida. Soy muy profesional.” Aseguraba, luciendo
convencido de lo que decía. TaeHyung frunció el ceño.
“Acabas de decir que de milagro pudiste concentrarte la primera vez.”
“De milagro, pero lo importante es que lo conseguí.” Su mano se movió
hacia el muslo ajeno, apretándolo sólo para que el rubio observara el tatuaje
que tenía allí. “Esta es la prueba de que así fue.”
Mirando dicho tatuaje, él asintió, vaciando sus pulmones. “Cierto…”
“Eso sí, no decidas tatuarte el muslo otra vez.”
TaeHyung rio. “Tranquilo, no tengo pensado tatuarme de cintura para
abajo nunca más.” Dijo, suspirando poco después, viendo el alivio en su
mirada. “En realidad, voy a necesitar tus conocimientos para decidir qué zona
tatuarme. No quiero sufrir demasiado, tengo poca tolerancia al dolor.”
“¿Tienes algo en mente? ¿Alguna zona de preferencia? ¿Tamaño?”
“Bueno… Me gustaría que no fuera demasiado grande, lo suficiente para
que se aprecie lo que es y poco más. Y ya te digo, con no morirme del dolor,
me basta.”
Jungkook se mantuvo pensativo por unos segundos antes de contestar. “En
tu universidad tienes política de vestimenta y apariencia, ¿verdad? Creo
recordar que Gemini mencionó algo sobre los tatuajes.”
“Sí, no podemos tener tatuajes ni piercings visibles, pero yo me gradúo en
tres meses y estamos en invierno, así que tampoco me importa mucho.”
Asintiendo, tomó las manos de TaeHyung para observarlas, visualizando
cómo quedaría el tatuaje. Luego, sostuvo su muñeca izquierda suavemente,
señalando el costado externo.
“¿Qué te parece en esta zona de aquí? El tatuaje quedaría más escondido,
no duele mucho y prácticamente cualquier cosa se ve bien. Es un buen lugar.”
Él también visualizó su muñeca tatuada, pensativo por unos instantes,
antes de asentir con la cabeza, pues realmente le resultaba muy atractiva la
idea. Jungkook le mostró su antebrazo tatuado al completo, más
concretamente una rosa roja que tenía tatuada en aquella zona.
“Mira, tal vez esto te sirva de referencia.”
TaeHyung pasó los dedos por su piel tatuada con lentitud. “Me gusta…”
“El tuyo quedará más pequeño en comparación al mío, pero es para que
visualices cómo se te vería.” Colocando el brazo sobre el ajeno para que fuera
más gráfico, dijo. “¿Ves? Algo así.”
“Me gusta, me gusta mucho.”
“¿Sí?”
Emocionado, el rubio asintió. “Necesito ver el calco primero, pero creo
que puede ser justo lo que busco. Ahora estoy impaciente porque llegue el
momento… Nunca pensé que podría sentirme ansioso por tatuarme.”
Murmuró aquello último, su euforia haciendo a Jungkook reír.
“¿Quieres hacerlo ya?”
“¿Ya?” Miró el reloj de pared que tenía justo en frente. “Son casi las
cuatro de la mañana…”
Para Jungkook aquello no pareció ser ningún problema, pues se encogió
de hombros, luciendo indiferente. “¿Y?”
“No… ¿No es muy tarde para ir al estudio?”
“Es mi estudio, puedo ir siempre que me apetezca, así que no. Además, ya
te dije que la hora no era ningún problema. Soy el dueño, no tengo horarios ni
nada que me lo impida.” Respondió. “Si quieres, vamos ahora mismo.”
TaeHyung se mantuvo pensativo, con el labio inferior entre los dientes y
sus ojos fijos en el azabache, quien parecía muy seguro al respecto. Tanto,
que incluso se lo pasó a él, pues asintió, su sonrisa ensanchándose cuando
sintió que estaba lo suficientemente emocionado como para que nada le
resultara una completa locura, aún si lo era.
“Quiero hacerlo.”
Jeon le devolvió la sonrisa de inmediato, dándole una pequeña palmada en
el culo. “Pues vístete que nos vamos, rubito.”
Y él así lo hizo.
A las cuatro y media de la mañana, casi una hora después, TaeHyung y
Jungkook habían llegado al estudio del azabache, ambos sentados frente a
frente, luego de que Jungkook desinfectara todo su material de trabajo y le
diera algunas indicaciones.
TaeHyung no podía negar que estaba nervioso, pues todo su interior
temblaba como una gelatina gigante, del mismo modo en que lo hacían sus
manos sudorosas, mientras Jungkook preparaba su piel para colocarle el
calco, una vez hubo terminado el diseño. Sin embargo, conservaba gran parte
de la emoción que en un inicio había sentido, por lo que apenas tenía hueco
para el arrepentimiento. No cuando esto era algo en lo que estuvo pensando
durante semanas.
“Esto ya está, mira a ver qué te parece el tamaño.” Indicó, separándose.
“Mientras iré encendiendo la máquina para que vayas acostumbrándote al
ruido, ¿vale?”
Asintiendo, TaeHyung observó el costado externo de su brazo, apreciando
los detalles de aquel caballo y esbozando una pequeña sonrisa. Era justo
como se lo había imaginado. El mismo tamaño, diseño y lugar. Por eso
mismo, mientras de fondo sonaba la máquina, su sonrisa se amplió. Estaba
seguro de que al señor y a la señora Bang les hubiera encantado.
“¿Qué te parece?” Jungkook dijo, de pie frente a él mientras sacaba otro
par de guantes. “¿Te gusta o lo quieres más pequeño?”
“Es perfecto así, me encanta.”
Los labios del azabache se curvaron en una sonrisita. “¿Sí? ¿Nos ponemos
manos a la obra, entonces?”
“Cuanto antes, sí, por favor.”
Este asintió. “De acuerdo. Antes de ponerme los guantes, ¿quieres algo?
Agua, caramelos… ¿Enciendo la televisión o prefieres que ponga algo de
música? Para que estés más cómodo y te relajes.”
“¿Puedes encender la televisión? Si escucho a alguien hablar me concentro
y no pienso tanto en que me están clavando una aguja.”
“Por supuesto.” Asintió, riendo suavemente. “Eso sí, omitimos películas o
cosas que puedan sobresaltarte, porque si te llevas un susto, igual te tatúo el
caballo en los talones.”
TaeHyung se mostró horrorizado, viendo como Jungkook hacía zapping.
“Por favor, no…”
“Tranquilo, tranquilo. ¿Lo dejo aquí, en el canal de noticias?”
“Ahí está bien, sí. Gracias, guapo.” Dedicándole una sonrisa, dijo. “Eres
muy considerado y atento con tus clientes, me gusta. Ahora entiendo por qué
a Gemini le recomendaron tu estudio la primera vez.”
E, inevitablemente, Jungkook dejó escapar una carcajada que ni siquiera
estaba prevista e incluso trató de evitar, logrando confundir a TaeHyung,
quien no recordaba haber dicho algo lo suficiente ni genuinamente divertido
como para que riera de tal forma.
“¿Qué es tan gracioso?”
Jungkook meneó la cabeza de un lado a otro, negando, mientras se ponía
los guantes. “No, nada, nada…”
Sin embargo, el rubio entrecerró los ojos, conociéndole a la perfección y
sabiendo que estaba ocultándole algo cuando notó su nerviosismo. A veces
estaba convencido de que Jeon olvidaba con quién hablaba.
“Jungkook… Mentirle a un abogado no es ético.”
“Bueno, todavía no has terminado el máster, así que técnicamente no eres
abogado. Y además, estarías fuera del horario laboral, por lo que—” Dándose
la vuelta, encontró las cejas alzadas de TaeHyung, mirándole como si supiera
que, aquello que tanto intentaba ocultar, saldría tarde o temprano. Él resopló.
“Fourth le recomendó a Gemini que viniera porque yo se lo pedí.”
TaeHyung frunció aún más el ceño. “¿Tú? ¿Por qué?”
“Escuché que quería hacerse un tatuaje y lo vi como una oportunidad para
acercarme a ti, así que pedí a Fourth que me consiguiera a tu hermano como
cliente. Una vez lo hizo, Gemini llamó al estudio y me las arreglé para
convencerle de que viniera acompañado por otro adulto ya que sería su
primer tatuaje. Casi siempre recomendamos compañía en estos casos.”
TaeHyung, que parecía sorprendido por lo que recién ahora sabía, apenas
parpadeó.
“Pero tú insististe de más, ¿cierto?”
“Exacto, justo eso. Aproveché que sería su primer tatuaje y se encontraba
un poco nervioso para convencerle, porque él estaba convencidísimo de que
no querrías acompañarle.” Confesó, recibiendo una mirada fulminante.
“Serás…”
“Muy inteligente, eso soy.” Terminó lo que sería un intento de amenaza,
por él. “Me fue tan bien que no sólo apareciste por la puerta al día siguiente,
sino que incluso tuve el privilegio de tatuarte medio desnudo.” Inclinándose
sobre TaeHyung, golpeó su barbilla sutilmente.
El rubio bufó, aunque sus mejillas estaban excesivamente rojas.
“Diría que me arrepiento, pero lo cierto es que sólo hice lo que debía
hacer.”
“Eres un idiota, lo sabes, ¿verdad?”
Jungkook se encogió de hombros. “Tal vez lo sea, no me importa. Sé que
en el fondo te encanta saber todas estas cosas y que casi nada de lo que ha
pasado entre nosotros ha sido casualidad, sino que yo las he forzado.”
“¿Qué te hace pensar eso?”
“Te brillan los ojos y estás esforzándote como nunca por no sonreír,
rubito. Creo que no estoy tan alejado de la realidad.” Señaló su rostro.
TaeHyung se sonrojó aún más. “No, definitivamente no lo estoy.”
Él bufó.
“Gilipollas…”
Alrededor de media hora más tarde, cuando TaeHyung apenas sentía el
brazo, habiéndose mentalizado de que tenía una aguja taladrándole la dermis
e intentando con todas sus fuerzas mantenerse enfocado en la televisión que
tenía delante, un muy satisfecho Jungkook alejó la máquina de su brazo,
admirando su obra de arte casi con ojos de corazón.
“Listo, rubito.”
TaeHyung sólo reaccionó cuando le escuchó hablar, girándose
inmediatamente en su dirección.
“¿Ya?”
“Sí, pero no muevas el brazo todavía, voy a limpiártelo y ahora vemos el
resultado final, ¿vale?”
“Estoy deseándolo, Jungkook, qué nervios…”
Este dejó escapar una risita, desconectando la máquina, dejándola sobre la
mesa y poniéndose en pie para acercarse al estante más cercano y agarrar
todo lo necesario para ahora. Tomó su usual botella con agua destilada,
espuma y un par de apósitos para cubrir el tatuaje. Luego, volvió con un
TaeHyung que luchaba por no morderse las uñas.
Esparció el agua y la espuma limpiadora, agarrando de la mesita unas
cuantas toallas de papel con las que eliminar los restos de tinta.
“Dime, ¿te ha dolido mucho?”
TaeHyung hizo una mueca. “Bueno… No ha sido horrible, pero sí algo
incómodo, aunque pensé que me dolería más.”
“¿Estás bien, entonces?”
“Nervioso, pero bien. Sólo quiero que termines de limpiarme y poder
vérmelo de una vez por todas…”
Riendo otra vez, tiró las toallas de papel al cubo de basura. “Ya, ya, listo,
no te desesperes más, impaciente. Míratelo y dime qué te parece, pero sin
tocar, ¿eh? Tengo que cubrírtelo ahora.”
Sólo entonces y con el corazón en un puño, TaeHyung se miró la muñeca,
una sonrisa inmediata apareciendo en sus labios al ver aquel caballo tan
característico, tan especial y significativo, en él. Era mil veces mejor de lo
que había imaginado.
“Me encanta, Jungkook…” Susurró, levantando la mirada para observarle.
“¿Sí? ¿Te gusta?”
“Es increíble…” Reía suavemente, imaginando cuál sería las reacciones
del señor y la señora Bang. Incluso si ellos ya no estaban allí para verlas
personalmente, sabía con exactitud cómo serían.
Jungkook se quitó los guantes y le acarició la mejilla. “Me alegra que te
guste, rubito. Ahora vamos a cubrírtelo, ¿de acuerdo?”
“Sí, claro.” Permitiendo que este sujetara su brazo y le colocara el apósito,
seguido del papel transparente para cubrirlo, TaeHyung asintió. “Gracias,
muchas gracias.”
“No voy a darte demasiadas indicaciones porque estarás conmigo hasta el
mediodía aproximadamente, pero debes mantenértelo cubierto de dos a cuatro
horas.” Explicaba, terminando de colocar el vendaje, bajo la atenta mirada del
rubio, quien parecía hipnotizado por él. “En mi apartamento tengo jabón
neutro y crema para los tatuajes. Imagino que aún tendrás la que te
recomendé para el primero, pero por si acaso te daré un bote sin empezar, así
me aseguro de que—”
Interrumpiéndole con sus propios labios, TaeHyung usó su mano libre
para acunar el rostro de Jungkook, impidiéndole seguir hablando y besándole.
Este, confundido, no tardó en corresponderle.
“Me voy a llenar el cuerpo de tatuajes sólo para que me sigas cuidando
así.” Susurró nada más separarse, recibiendo un casto beso por su parte y una
pequeña risita que chocó contra sus labios.
“No lo necesitas, rubito.”
Él sonrió. “Lo sé, me cuidas igualmente…”
“Claro.”
Antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo, una voz proveniente
de la televisión hizo que toda la atención del rubio se viera acaparada por el
noticiario.
“…esta misma noche, a las dos en punto de la madrugada, el candidato a
la alcaldía de Seúl, Moon Dakho, ha sido detenido frente a su casa por la
policía, después de que salieran a la luz múltiples pruebas que señalaban al
señor Moon como partícipe y cómplice de proyectos fraudulentos. Ahora
mismo está siendo investigado.”
“Y además de esos proyectos, también se le acusa de llevar a cabo una red
de tráfico de menores, entre los que se encuentran niños de entre siete y
dieciséis años.” Decía otro de los presentadores, con voz pausada.
El corazón de TaeHyung se detuvo momentáneamente, recordando lo que
su padre había dicho sobre ese hombre un tiempo atrás.
Miró al azabache, quien parecía horrorizado por la noticia, sin poder
concebirlo siquiera, del mismo modo en que él lo estaba. Sus ojos se
encontraron, sólo así Jungkook notando la preocupación y lágrimas que
amenazaban con salir en ellos.
✧c.-055

N/A: Capítulo algo más cortito de lo normal, pero que amo y me hace
extremadamente feliz xD
Cap dedicado a Karlitaekook ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Run Back To You’ de LAY ft. Lauv, una
colaboración icónica por la que vivo.

Aún cuando las horas pasaron, volvieron al apartamento de Jungkook y se


prepararon para dormir, TaeHyung seguía intranquilo, dando vueltas en la
cama y casi enviando al azabache al borde del precipicio en más de una
ocasión. Y es que no podía evitarlo, tenía el corazón en un puño. Estaba
asustado, alerta, con miedo de que las cosas empeoraran en cualquier
momento, pues sabía que su padre había sido el causante de todo.
Por supuesto, su inquietud preocupó a Jungkook, quién tras la décima
vuelta, decidió pronunciarse al respecto.
“¿Qué pasa, rubito? Has dado tantas vueltas que por un momento he
pensado que estábamos metidos dentro de la lavadora.” Murmuró, encarando
al susodicho en cuanto este se detuvo.
TaeHyung parecía consternado, mordiéndose los labios y dejando escapar
pequeños suspiros.
“¿Va todo bien?”
“Sí, lo siento por molestarte…” Asentía, otro suspiro abandonando sus
labios.
Jungkook le apartó el cabello de la frente, queriendo encontrarse con
aquellos ojos llenos de angustia, miedo e inseguridad. Aquellos que le
observaron de ese modo, ni siquiera teniendo fuerzas suficientes para
ocultarlo.
“No me molestas, tranquilo, sólo quiero saber qué tienes en mente para
estar así de inquieto.” Le dijo, llevando esa misma mano hacia una de sus
mejillas, acariciándola. “¿Qué te ocurre? Llevas desde que salimos del
estudio sin hablar apenas.”
Este apretó los labios. Sabía que si abría la boca se derrumbaría por
completo y quería cualquier cosa menos eso, por lo que simplemente negó.
“¿Ha pasado algo que no puedas contarme?” Continuaba insistiendo.
TaeHyung permaneció en silencio. “¿Tiene que ver con tu ex?”
“No, no tiene nada que ver con Daeil… No sé nada de él desde que me
devolvió las joyas y el dinero.”
Asintiendo, Jungkook hizo un repaso rápido de todo lo que había ocurrido
esa noche, sólo así recayendo aquella noticia tan impactante sobre uno de los
candidatos a la alcaldía. Enterarse de sus oscuros secretos había marcado
considerablemente un antes y un después en el comportamiento y humor de
TaeHyung.
“Tampoco has discutido con nadie mientras estábamos juntos, ¿verdad?”
“Ni siquiera he tocado mi teléfono.” Respondió, pasándose la lengua por
los labios. “No me pasa nada, Jungkook, sólo estoy cansado, simplemente…
Ha sido un día muy ajetreado.”
“Pero no puedes dormir.” Señaló, recordándole la cantidad de vueltas que
había estado dando en la cama.
TaeHyung suspiró, apartando la mirada. “Bueno, eh… Me cuesta un poco,
eso es cierto. Debo tener muchas cosas en la cabeza, piensa que estoy en la
recta final de la carrera y, bueno… Es complicado descansar cuando tienes
tantas responsabilidades.”
Asintiendo, el azabache ni siquiera se molestó en hacerle ver que estaba
creyéndole. “¿Seguro que es eso, rubito?”
“Claro…”
“¿Y no tiene nada que ver con esa noticia que vimos hace un rato
relacionada con Moon Dakho? Recuerdo que tu hermano lo mencionó
brevemente cuando estuvimos hablando del tema.” Acariciando su rostro,
impidió que volviera a apartar la mirada. “Dijo que ese hombre estaba metido
en polémicas.”
Por supuesto, TaeHyung se hizo el destendido, mirando a todas partes en
lugar de a él, algo que ni siquiera permitió a Jungkook dudar de sus
suposiciones, aquellas que se iban haciendo más y más obvias.
Este se aclaró la garganta. “Pues no sé, la verdad es que no me acuerdo…
Debió mencionarlo cuando yo no estaba presente.”
“Estabas sentado a mi lado, TaeHyung, ¿por qué evitas tanto el tema?”
Preguntó directamente, mirándole con seriedad, pues sentía que había un
hueco entre ambos producido por la desconfianza y no iba a permitirlo.
“Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad? Sea lo que sea.”
TaeHyung le miró a los ojos por apenas unos segundos. En ese momento,
Jungkook apreció el miedo, la angustia y lo profundamente inseguro que se
sentía. Ahí, cuando las lágrimas hicieron acto de aparición, supo que él no era
realmente el problema.
Llevó una de sus manos al cuello ajeno, acunando el costado izquierdo en
un intento por que volviera a mantener contacto visual con él, sin dejar de
acariciarle la mejilla.
Finalmente, el rubio dejó escapar algunas lágrimas, cerrando los ojos con
fuerza antes de volver a abrirlos y encarar a Jungkook, quien estaba atento a
sus reacciones, mostrándose lo suficientemente preocupado como para
robarle un pequeño suspiro. Su cabeza era un caos total.
“En realidad, sí que es por eso…” Murmuró, permitiendo que los dedos
ajenos le eliminaran las lágrimas. “Mi padre lleva un tiempo investigando a
Moon Dakho, desde que tuvieron el proyecto del distrito Jung en común.
Dakho le engañó e hizo que firmara los papeles creyendo que todo ese dinero
iba destinado a nuevos hospitales, escuelas públicas y otros centros de ocio,
pero no.”
“Iban para transformar los edificios en oficinas…”
“Sí, justo.” Él dijo, sorbiendo por la nariz. “Resulta que el antiguo
secretario de mi padre, Meen, ese que… Ya sabes, me golpeó el mismo día
que me desmayé, cuando estaba contigo, estuvo involucrado.”
Jungkook asintió, su mandíbula apretada. “Lo recuerdo perfectamente, sí.”
“Ese día quise ir a dejar algo en el despacho de mi padre y encontré a
Meen rebuscando algo en sus cajones. Se puso nervioso, muy nervioso… E
intentó echarme, pero no funcionó.”
“Y te pegó.”
“Así es, sí, me pegó.” Quitándose una lágrima solitaria, confirmó. ‘Resulta
que mi padre sospechaba de él desde hacía un tiempo, estaba convencido de
que algo con Meen no iba del todo bien.’ Continuó diciendo, relamiéndose
los labios. “Y efectivamente, Meen trabajaba para Moon Dakho también, a
sus espaldas.”
Un bufido abandonó los labios del azabache. “¿Qué hizo?”
“Aprovecharse de un descuido para cambiar los contratos justo antes de
que los firmara, así Dakho tenía libertad absoluta a la hora de hacer lo que
quisiera.”
“Por eso tu padre no pudo deshacer nada hasta tiempo después,
¿verdad…?”
Con más lágrimas cayendo, él volvió a asentir. “Tenía miedo de decirlo y
que todos, incluidos Gemini y yo, lo tacharan de alguien irresponsable,
torpe… Incapaz de ocupar un puesto tan importante como ese.”
“Estaba avergonzado de su error, imagino.”
“Muchísimo. Aunque por suerte pudo arreglar las cosas a tiempo, recibió
muchas críticas… Y lo peor es que la gran mayoría venían de nosotros…”
El azabache negó. “No digas eso, rubito, es obvio que no teníais ni idea de
todo lo que pasaba. Cualquiera en tu lugar pensaría de esa forma y se sentiría
exactamente igual de indignado, no te culpes.”
“No, no me culpo… Sólo odio el hecho de haberle apartado cuando más
me necesitaba, pero sé que no puedo culparme por ello.”
“Claro que no.” Eliminando otra lágrima más, Jungkook dijo. “¿Crees que
tu padre ha tenido que ver con todo esto que ha salido a la luz? Lo de Moon
Dakho y su red de tráfico de personas.”
“Sé que ha sido él.” Fue su respuesta. Concisa, clara y directa. Tanta
honestidad sorprendió a Jungkook, por lo que se vio obligado a justificarse.
“Estuvo investigándole durante meses una vez descubrió a Meen y lo que
hacía a sus espaldas. Hizo que este lo destripase hasta conseguir todo lo
necesario para enviar a Dakho a la cárcel.”
“Y lo logró, ahora ese hijo de puta probablemente se pudra allí.”
Suspirando apenas, movió la cabeza a modo de asentimiento. “Eso es lo
que más me preocupa, en realidad…”
“¿Que Dakho esté en la cárcel?”
“No, lo que pueda hacer cuando sepa que está ahí por culpa de mi padre.”
“¿Por qué crees que haría algo?”
TaeHyung se encogió de hombros, disfrutando las caricias que ahora se
habían trasladado a estos. “No sé… Es que nunca me gustó que fuera alcalde
ni nada de eso, ¿sabes? Siempre he vivido con la paranoia de que estaría en
peligro constante, aún teniendo un equipo de guardaespaldas tras él.”
“Eso es normal, rubito, hay gente muy loca ahí fuera y no podemos hacer
nada para cambiarlo. Pero sabes que vivir con ese pensamiento tampoco te
ayudará, ¿verdad?”
“Claro que lo sé…”
“Yo también tengo ese miedo, creo que es obvio.” Admitió, viendo la
preocupación en sus ojos. “Mi padre está en la cárcel rodeado de las peores
personas, no puedo hacer nada por él, pero lo conozco. Sé que es un hombre
fuerte que sabe cuidarse, es inteligente y huye del peligro.”
El rubio dejó escapar una risita. “Mi padre va de cabeza al peligro,
Jungkook…”
Jungkook también rio. Ni siquiera podía negar aquello cuando tenía a Kim
TaeHyung, hijo del alcalde, aquel que se presentó delante de decenas de
personas queriendo arrancarle la cabeza sin titubear siquiera.
“Pero tiene gente respaldándole, que es lo importante.”
“Sí, eso es cierto…” Asentía, suspirando. “Sé que está en buenas manos
desde que despidió a Meen y que sus guardaespaldas lo cuidan muy bien,
pero es simplemente eso. Estoy asustado… Intranquilo, más bien.”
“Lo sé, es entendible, pero confiemos en que todo saldrá bien, ¿vale?”
De nuevo, él asintió. “Vale…”
Jungkook depositó un beso en su frente, notando que se encontraba
bastante más tranquilo que al principio y sintiéndose satisfecho por haber
tenido algo que ver en aquel cambio. Dedicándole su mejor sonrisa, lo apretó
un poco más fuerte contra su cuerpo, disfrutando de la cercanía.
“Muy bien, rubito, pues ahora a dormir, que ya casi amanece y en unas
horas vendrá Jaemin a pagarme las horas que estuve cubriéndole en el bar.
Tenemos que retomar esa cita perdida tú y yo.”
“Hm, vale…”
Acomodándose entre sus brazos, el susodicho accedió silenciosamente,
cerrando los ojos con una muy sutil sonrisa, preparándose para dormir.
Repentinamente, TaeHyung se incorporó, sus ojos como platos tras
recordar algo de máxima importancia, sobresaltando a Jungkook en el
proceso, quien claramente soltó un quejido.
“¿Qué haces?” Cuestionó, antes de incorporarse también.
El rubio le observó, horrorizado. Jungkook no entendía nada.
“No te he pagado…”
“¿Qué?”
“El tatuaje, me he ido del estudio sin pagar.”
Sólo entonces, comprendiendo de dónde venía su preocupación, dejó
escapar una risita.
“Bueno… Es que tampoco pretendía cobrarte.”
“¿Qué dices? ¿Cómo que no?” De nuevo, los ojos de TaeHyung le
observaban, esta vez luciendo incrédulo e incluso molesto, con el ceño
fruncido. No podía estar hablando en serio. “Es tu trabajo, Jungkook, tienes
que cobrarme sí o sí.”
El azabache se encogió de hombros. “No es estrictamente necesario.”
“Sí que lo es.” Insistió, apreciando la indiferencia que pintaba su rostro,
como si realmente no le importara en lo más mínimo. Él era incapaz de
concebirlo siquiera. “Jungkook…”
Así mismo, viendo que el susodicho parecía no tener intención alguna de
cobrarle el dinero que le pertenecía, TaeHyung tomó la decisión por sí
mismo, destapándose, saliendo de sus brazos y bajándose de la cama en lo
que duraba un parpadeo.
“¿A dónde vas?”
“A por mi cartera, obviamente. No creas que voy a meterme en la cama
contigo debiéndote dinero, por muy encantador que seas y lo mucho que me
gustes. Va en contra de mis principios.” Aseguraba, sacando dicha cartera de
sus pantalones, los cuales se encontraban acomodados sobre una silla, junto
al resto de su ropa. “¿Cuánto es?”
Jungkook se mantuvo pensativo por menos de dos segundos.
“Hm… Diez wons.”
Y, de inmediato, él le observó con los ojos entrecerrados y una expresión
de pocos amigos.
“Pregunto en serio.”
“Ya, y yo te respondo igual, son diez wons.”
Apretando los labios, lo fulminó, indignado a más no poder. Adoraba a ese
hombre con toda su alma, pero no había forma en la que le permitiría salirse
con la suya. No cuando el dinero y tiempo estaban involucrados. Ambas
cosas eran sagradas para TaeHyung.
“Muy bien… Si ese es tu plan, me parece perfecto.”
Acto seguido, tomó aquellos mismos pantalones y colocándoselos,
acomodándose la camiseta bajo la atenta mirada de un Jungkook que volvía a
mostrar confusión.
Jungkook ladeó la cabeza, no pareciendo entender. “¿A dónde vas ahora?”
“Voy a vestirme.”
“¿Por?”
“Pues porque no voy a volver a casa medio desnudo, ¿no te parece? Tengo
una imagen que mantener.” Respondió como si fuera obvio (que lo era),
mientras se paseaba por la habitación. “¿Dónde he dejado los zapatos?”
Otra risa abandonó los labios del azabache, quien ladeó la cabeza,
admirándole con el inferior entre los dientes. Era adorable.
“Rubito… Te lo estás tomando muy en serio. Vuelve a la cama, anda.”
“Para nada, sólo estoy dándole la importancia que merece.”
Deliberadamente agarró una sudadera cualquiera que Jungkook tenía por allí
tirada, colocándosela. “Me llevo esto. Si de verdad quieres que vuelva, ya
sabes lo que debes hacer. Cóbrame.”
“No, no voy a cobrarte.”
En respuesta, él se encogió de hombros. “Muy bien, pues que descanses.”
Y sin esperar una respuesta por su parte, se dio la vuelta, dispuesto a
abandonar aquella habitación. Jungkook salió de la cama tan pronto como
TaeHyung cruzó la puerta, yendo tras él y alcanzándolo justo cuando estaba
agarrando su abrigo del sofá, impidiéndole avanzar en el momento exacto en
que levantó su cuerpo por los aires.
“Jungkook, ¡¿qué crees que haces?! ¡Bájame ahora mismo!”
Este ignoró su orden. “A la cama.”
“¡Bájame!”
“No, no pienso dejar que te vayas y menos a estas horas. ¿Qué clase de
novio no novio sería si lo permitiera?”
“Uno muy imbécil.” Señaló, justo cuando su cuerpo aterrizó en el colchón
de nuevo. Jungkook se colocó sobre él. “Exactamente igual que yo si te
permitiera no cobrarme por tu tiempo, trabajo y dinero.”
“Pero eso son cosas muy diferentes, rubito.”
“En absoluto.”
“Jungkook…”
El mencionado besó castamente sus labios. “No.” Dijo, separándose poco
después y dedicándole una dulce sonrisa.
Volviendo a inclinarse, atento los labios ajenos todo el tiempo, Jungkook
atrapó el inferior, ladeando la cabeza para un mejor contacto. Formó una fina
línea de saliva, hincando mínimamente los dientes hasta que sintió a
TaeHyung suspirar y estremecerse. Aquella reacción involuntaria le hizo
sonreír otra vez, rodeándole el cuello con una mano e introduciendo su
lengua.
Luego, el azabache simplemente se separó.
Debido a su constante indiferencia, los cuales rebosaron la paciencia del
rubio, este, con el ceño fruncido y una mueca de pocos amigos, le observó
desde abajo, visiblemente hastiado. Luego, usó su dedo índice para golpearle
en el pecho, justo cuando Jungkook se preparaba para volver a reír,
enternecido con sus muecas.
“Jeon Jungkook, cóbrame el puto tatuaje o te prometo que de existir un
próximo, le pediré a Ian que me lo haga en tu lugar.”
E inmediatamente, este reaccionó.
“Vale, vale… Ya te lo cobro, tranquilo.” Resoplaba. “Joder, con las
amenazas…”
Satisfecho, TaeHyung sonrió. “Muy bien, así me gusta. ¿Y cuánto dices
que es?”
“Cien mil. Es pequeño, simple y no tiene demasiados detalles, así que no
puedo cobrarte mucho más. Añado un descuento del quince por ciento ya que
eres cliente VIP, porque me ha dado la gana y eso no pienso discutirlo.”
Una risita abandonó sus labios esta vez. “Bien, bien, lo acepto. ¿Prefieres
trasferencia o efectivo?”
“Lo que más cómodo sea para ti, rubito, a mí no me importa.”
“¿Cómo cobras normalmente?”
“En efectivo.”
TaeHyung salió del agarre y volvió a ponerse en pie, recogiendo su cartera
que había caído al suelo durante el forcejeo inútil que tuvo con Jungkook un
minuto antes, sacando el dinero necesario y tendiéndoselo.
“Toma, aquí tienes.”
Jungkook lo tomó, contándolo por encima con el ceño fruncido. “Aquí hay
más de cien mil…”
“Claro, los veinte mil extra son tu propina por guapo. No pienso
discutirlo.”
“Serás…”
Para el momento en que levantó la mirada y le observó, encontró que se
estaba quitando la sudadera y los pantalones con una sonrisa de oreja a oreja,
sus ojos brillando, satisfecho. La imagen fue tan hipnotizante, causándole un
escalofrío de pies a cabeza, que Jungkook prácticamente olvidó cuál sería su
siguiente queja.
Luego, simplemente se abalanzó sobre él.
“A dormir, cariño.”
✧c.-056

N/A: Este capítulo me hace muy, muy feliz y estoy aún más emocionada
por lo que se viene xD
Cap dedicado a DayaFedeybrisi ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Blow’ de Jackson Wang y que forma parte de uno de
mis discos favoritos suyos. Lo amo mucho.

Al cabo de un par de semanas, cuando TaeHyung se sintió


considerablemente más tranquilo por todo lo sucedido con Moon Dakho, este
tuvo asegurado su puesto en la cárcel tras una larga condena y los hermanos
Kim pudieron respirar hondo después de tantos disgustos recibidos, el rubio
se preparaba para la fiesta más importante del mundo.
El cumpleaños de Jungkook.
Y es que, si a TaeHyung le daban un won por cada vez que se había
sentido lo suficientemente nervioso como para morderse las uñas y llegar
hasta la yema del dedo, probablemente tendría que añadir una más.
¿Cómo celebrar el cumpleaños de alguien que lo odia profundamente?
Esa, era su mayor duda. ¿Debería organizar algo simple, muy elaborado o
una fiesta íntima acaso? Y esa, la segunda. Porque, a pesar de conocer a
Jungkook tanto como para asegurar que sería la tercera (y con íntima debería
incluso especificar que debían ser él, TaeHyung y una cama o cualquier
superficie cómoda), quería que fuese algo especial. Que estuviera rodeado de
toda esa gente a la que tanto quería.
Definitivamente, su cabeza era un caos.
“¿Dónde deberíamos celebrarlo?” Preguntaba en voz alta. “He pensado
que podríamos usar el sótano del hotel, que está vacío y es enorme. Sólo
tendría que contactar con la madre y tías de Siyeon para que se encarguen de
la limpieza.”
“A mí me parece una buena idea.” Su hermano asintió.
“Bajo mi punto de vista, TaeHyung, creo que estás dándole demasiadas
vueltas al tema.” Respondía Fourth, su nuevo consejero, quien caminaba en
medio de Gemini y él, sosteniendo la mano del primero. “Jungkook odia su
cumpleaños, no le gusta celebrarlo… Si quizás le das tanta importancia,
acabes perdiendo el tiempo.”
“¿Quién puede odiar su cumpleaños? Es el día más importante para cada
persona.” Murmuraba Gemini, su ceño fruncido.
Fourth se encogió de hombros. “Mis padres se fueron el día de su
cumpleaños, Gem… Además de eso, las únicas dos personas que siempre
estuvieron presentes en esa fecha, ya no están aquí.”
“¿Te refieres a…?”
“Al abuelo Jeon y a su padre.” Asintió, haciendo una mueca. “Las cosas
han cambiado mucho desde que el padre de Jungkook entró en la cárcel y aún
más desde que su abuelo falleció.”
“Debe ser una mierda, sí.”
“Jungkook ha tenido que aprender a cuidarse solo, a ser responsable y
centrarse en lo poco que le quedaba.” Fourth continuó añadiendo razones,
logrando que el corazón de TaeHyung se agrietara poco a poco. “De hecho,
apenas recuerdo haberlo visto tan feliz antes de que vosotros aparecierais. O
bueno, más bien tú, TaeHyung…”
E inmediatamente, sus mejillas enrojecieron. “Sé que no ha sido fácil para
él, Fourth, por eso mismo quiero hacer algo para que este día en concreto sea
diferente. Que tenga un buen recuerdo.”
“Lo sé, y me parece genial, en serio. Lo único que te digo es eso, no te
esfuerces demasiado, que sea algo simple. Le gustará aún más.”
TaeHyung asintió. “¿Tú crees?”
“Claro. Con que estemos presentes sus amigos más cercanos, vosotros
dos.” Señaló a Gemini y Banky, quien caminaba junto a ellos en silencio. ‘Y
tú.’ Luego, al rubio. “Será más que suficiente. No necesita una fiesta por todo
lo alto.”
“Pero bueno, ¿cómo es que yo no entro en sus amigos cercanos?” Un muy
ofendido Banky se quejó, su ceño fruncido. “Si gracias a mí es que ahora
TaeHyung y él son algo.”
Gemini se rio. “¿Gracias a ti por qué?”
“Porque fui yo quien trajo a TaeHyung hasta el bar de Mos para espiarlos,
cuando supe que Jiaer, mi ex, me engañaba con él. Luego nos enfrentamos,
un gilipollas le clavó algo a tu hermano en la mano, empezó a sangrar y
Jungkook se hizo el héroe defendiéndolo con una bandana medio roñosa.”
Ambos adolescentes, que parecían haberse perdido esa parte de la historia,
se miraron entre sí con el ceño fruncido.
“¿Jiaer fue tu exnovia? ¿Y te engañó con mi hermano?”
“¿Estás acostándote con el amante de tu ex?”
Los dos preguntaron al unísono, completamente horrorizados.
“Exacto, lo habéis entendido.” Asentía el castaño. TaeHyung soltó una
carcajada, aferrándose al brazo de su mejor amigo. “Aunque ahora me siento
en la obligación de aclarar que Mos no tenía ni idea de mi existencia hasta
que yo me presenté en su bar. Ni siquiera sabía que Jiaer tenía novio.”
Un bufido abandonó los labios de Fourth. “Ya decía yo que estaban
durando demasiado, con lo poco que le gusta a mi hermano estar metido en
relaciones…”
Banky se aclaró la garganta, receloso.
“Gracias por el dato, cariño.”
Fourth fue a decir algo, avergonzado por su lengua suelta, cuando la figura
de una mujer a lo lejos le hizo detenerse abruptamente otra vez,
reconociéndola de inmediato como su madre. Él tragó saliva, su inesperada
acción llamando la atención de los demás, quienes acabaron mirando al
mismo punto específico. TaeHyung también reconoció a dicha mujer.
“Subíos al coche, deprisa.” Indicó, aunque Fourth no se movió ni un
centímetro.
“¿Qué pasa?”
Gemini no entendía nada.
“No pasa nada, vámonos. Fourth, venga, sube.”
Y, para su sorpresa, este negó. “No… No hace falta, TaeHyung, gracias,
pero estoy bien.” Aseguraba, dándole una pequeña sonrisa mientras veía a
aquella mujer acercarse.
“¿Seguro…?”
“Sí, de verdad. No voy a estar huyendo toda mi vida, no es lo que mi
hermano me ha enseñado ni mucho menos lo que quiero para mí. Esto ya no
me afecta en absoluto.”
Lentamente, TaeHyung asintió, devolviéndole la sonrisa.
“No entiendo nada, ¿qué pasa, Fot?” Gemini miró a su —ahora— pareja,
quien no pudo responder, por lo que desvió la atención hacia su hermano
mayor. “¿TaeHyung? ¿Qué ocurre?”
Antes de que cualquiera de los dos (más preferiblemente TaeHyung)
pudiera abrir la boca siquiera, aquella figura femenina que heló a Fourth días
atrás, después de muchos años sin reconocerla, llegó frente a ellos. Con los
ojos llenos de lágrimas, sorprendida, como si anhelara algo.
“Fourth, cariño…”
El susodicho dio un paso hacia atrás, chocando contra Gemini, en quien
intentó refugiarse.
“Hola, señora Sopradit.”
Gemini observó a la mujer aún más confundido, apenas cayendo en que
ese era su mismo apellido. No tardó demasiado en entender de quién se
trataba finalmente, pasando una mano por su cintura en modo protector.
“Qué guapo estás, Dios… No sabes las veces que he imaginado cómo
sería este momento.” Ella intentó acercársele, por lo que Fourth se apartó.
“¿Cómo estás? ¿Y tu hermano?”
“Mos y yo estamos bien, muy bien.”
“¿Y dónde está? Me encantaría poder verle de nuevo… Debe estar
guapísimo también.”
Fourth era incapaz de creer su descaro a la hora de dirigirse a él, como si
lo que realmente pasó jamás hubiera pasado.
“Trabajando, tiene un bar. Tenemos, en realidad.” Aclarándose la
garganta, dijo. “Trabajo para él de vez en cuando.”
“Vaya, eso está genial. Me alegra saber que estáis bien.”
Él simplemente asintió, su incomodidad notándose a kilómetros de
distancia. No era un secreto que preferiría estar en cualquier lado antes que
ahí. Delante de alguien a quien una vez tanto deseó volver a ver. Sin
embargo, ese ya no era el caso.
Notando la incomodidad que plasmaba, ella intentó sonreírle dulcemente.
“¿Y tú a qué te dedicas? ¿Estudias o algo? Esta es la segunda vez que te veo
por aquí… ¿Vienes muy a menudo?”
“Sí, estudio aquí.”
Aquella respuesta pareció no ser la que esperaba en absoluto.
“¿En serio?”
Fourth volvió a asentir, un poco ofendido de que se mostrará tan
sorprendida. “Claro, me dieron una beca hace meses. Saqué matrícula de
honor en mi ultimo año de instituto.”
Sus ojos brillaron, creyéndose con el derecho de mostrar orgullo, como si
ella hubiese tenido algo que ver o hubiera estado presente para verle
esforzarse por ello. “Pero eso es maravilloso, cariño… Estoy muy orgullosa
de ti, Fou.”
“¿Tú por qué?” Cuestionó, frunciendo el ceño. “Y me llamo Fourth, no
Fou, ya nadie me llama así.”
La mujer se arrepintió al instante.
“Claro, lo siento… Me refería a…”
“Fourth, aquí estás.”
Una voz interrumpió lo que iba a decir, obligándole a quedarse callada,
nada más reconocerla.
Tras ella, Mos apareció, acompañado por Jungkook, ambos acercándose al
grupo como si su madre no estuviera allí también. Como si ella no existiera,
únicamente enfocándose en su hermano y en Banky, cuya mano atrapó nada
más alcanzarlos.
Jungkook llegó junto al rubio, pasando un brazo por sus hombros y
besándole la mejilla.
“Por un momento pensé que ya os habíais ido, no os encontrábamos por
ninguna parte.” Dijo Mos, respirando aliviado, antes de darle una mirada
rápida a la mujer que tenían delante, su expresión cambiando drásticamente.
“Hola.”
La señora Sopradit estaba perpleja al ver a su hijo mayor, sus ojos no
tardando en llenarse de lágrimas, como si realmente no pudiera creerlo. Era
él.
“Mos, cielo… Jungkook… Qué grandes estáis ya. Y qué— qué guapos.
Cuánto habéis crecido.”
Este se aclaró la garganta, asintiendo. “Sí, bueno, eso es lo que pasa
cuando te vas y vuelves ocho años después, que los hijos que abandonaste
han crecido.”
Y, como era de esperar, su sonrisa se volvió triste antes de borrarse por
completo.
“Vámonos, Fourth.”
“Será lo mejor, sí.” El menor de ambos hermanos estuvo de acuerdo,
aferrándose al brazo de Gemini para llevárselo consigo. “Vamos, Gem.”
“Mos, Fourth… Chicos…”
“Adiós, profesora. Que le vaya bien.” Titubeó a la hora de despedirse,
siguiendo a su hermano sin mirar atrás.
Gemini asintió en su dirección a modo de despedida, del mismo modo en
que Banky y TaeHyung hicieron. Jungkook ni siquiera miró en su dirección,
avanzando tras ellos, una mano en la espalda de TaeHyung.
El rubio dejó escapar un pequeño suspiro. Eso había sido incómodo e
intenso a partes iguales.
Se alejaron lo más rápido posible, llegando a la zona de aparcamiento,
donde Mos y Jungkook habían dejado sus respectivas camionetas y
deteniéndose. Mos ni siquiera parecía afectado, manteniendo la compostura
lo mejor que podía y recibiendo pequeños apretones en la mano por parte de
Banky, quien parecía preocupado. Él se los devolvía, indicándole que todo
iba bien. Pero todos allí sabían que no era cierto.
“¿Habéis comido ya? Porque conozco un sitio donde hacen la mejor carne
a la brasa que vayáis a probar nunca. Es deliciosa, de verdad. Yo invito.”
Propuso Banky, para hacer el ambiente más liviano, dándoles una sonrisa de
esas que nadie podía rechazar.
Mos le dio una pequeña sonrisa a modo de agradecimiento.
“Me apunto, estoy hambriento.” Gemini accedió inmediatamente, pasando
un brazo alrededor de los hombros de Fourth. “Tú vienes, ¿verdad? Hace
tiempo dijiste que estabas antojado por comer carne a la brasa.”
Y este asintió, viéndose un poco decaído. “Es cierto, sí…”
“El rubito y yo tenemos que ir antes al hospital, los padres de Aram
quieren hablar con nosotros, así que no vamos a poder unirnos.” Jungkook
miró a TaeHyung. “¿Verdad?”
“Sí, pero quizás podamos reunirnos más tarde en el bar… Hay algo que
debemos aclarar.”
“¿Qué es?”
“Tú no puedes saberlo.”
Aquella respuesta confundió al azabache, quien se encontraba listo para
protestar cuando le TaeHyung rodeó la cintura con ambos brazos,
empujándolo hacia su camioneta mientras compartía una mirada cómplice
con Fourth, quién le sonrió, luciendo más animado ahora y asintiendo de
nuevo.
“Nos vemos más tarde, chicos, que lo paséis bien y disfrutéis la comida.”
“Adiós, guapo.” Banky le lanzó un beso, adentrándose en el lado del
copiloto y guiñándole un ojo a su mejor amigo. “Disfruta tú también de tu
comida.”
Mos soltó una carcajada, al mismo tiempo en que Fourth y Gemini lucían
horrorizados tras aquel comentario. Jungkook también rio, guiando a un
TaeHyung medio avergonzado, medio riendo que meneaba la cabeza de lado
a lado.
Una vez se alejaron en dirección a la camioneta del azabache y los demás
se despidieron antes de desaparecer carretera arriba, TaeHyung apretó la
mano de Jungkook suavemente.
“¿Te encuentras bien?”
“Sí, todo genial, no te preocupes. Ya te dije que nada de esto me afecta.”
“Está bien saberlo, pero yo lo decía porque todavía ni siquiera me ha
saludado como corresponde…”
Jungkook rio, deteniéndose a tan sólo unos metros de su camioneta,
sosteniendo la cara de TaeHyung con ambas manos e inclinándose,
depositando varios besos cortos y muy sonoros seguidos, haciéndole reír
también. Luego, se separó, rodeando su cintura con ambas manos. TaeHyung
pasó sus brazos por el cuello ajeno, admirándole de cerca.
“¿Mejor ahora?”
“Muchísimo, claro que sí.” Asintió, visiblemente satisfecho. “Es que
empezabas a preocuparme…”
“Lo siento, lo siento.” Se disculpaba, acariciándole la piel por debajo de la
ropa y sonriendo.
El rubio se estremeció, dejando escapar un suspiro. “Por cierto, ¿qué pasa
con los padres de Aram? Dijiste que tenían que hablar con nosotros sobre
algo.”
“Realmente yo tampoco lo sé, esta mañana su padre me llamó para
preguntarme si podíamos pasarnos por el hospital en unas horas porque
querían decirnos algo importante. Dice que no es nada malo, así que podemos
estar tranquilos.”
“Bueno, eso espero… No quiero más malas noticias por el momento.”
“Yo tampoco.” Corroboró, mordiéndose el labio inferior. “¿Vamos? El
horario de visita termina en dos horas y me gustaría que retomemos esa cita
fallida después. Quiero llevarte a un sitio distinto esta vez.”
TaeHyung esbozó una pequeña sonrisa, su corazón acelerándose como
nunca. “Estoy deseándolo.”
Ya no sólo se trataba de sus sentimientos tan obvios, tampoco de lo que
Jungkook causaba en él sin intentarlo siquiera, sino del simple hecho de que
Jungkook sabía todo aquello. Sabía lo que sentía, lo que producía en
TaeHyung con cualquier mínima cosa y estaba convencido de que iría con él
al fin del mundo. Y aún mejor, que TaeHyung lo haría sin dudarlo, porque se
encontraban en igualdad de condiciones.
Veinte minutos más tarde, la camioneta de Jungkook se estacionaba en el
parking del hospital, ambos saliendo al mismo tiempo y adentrándose en él.
“¿Te han dicho dónde iban a estar?” Preguntó TaeHyung, entrelazando sus
dedos con los del azabache.
“Dijo que fuésemos directamente a la habitación de Aram, supongo que
estarán allí, porque a estas horas no suele haber nadie en la biblioteca. Los
más mayores se quedan en sus habitaciones y otros muchos salen al jardín
trasero.”
“¿Hay un jardín trasero?”
Jungkook asintió, guiándole por los pasillos. “Sí, terminaron de construirlo
hace casi dos años, justo antes de ingresar yo por el accidente. Es muy bonito,
pero Aram no puede ir.”
Su ceño se frunció, confundido. “¿Por qué?”
“Hay muchos árboles alrededor y es alérgico.”
“Pues vaya mierda…”
Estando de acuerdo, Jungkook meneó la cabeza a modo de asentimiento.
“Lo sé, pero ya le prometí yo que cuando terminase el tratamiento y estuviera
totalmente recuperado y con fuerzas, iríamos juntos al parque. Está deseando
subirse a un columpio…” Dijo, esbozando una pequeña sonrisa que contagió
al rubio.
Y es que Jungkook no sólo era un hombre atractivo, inteligente y muy
divertido, también era dulce, cariñoso a su manera y tenía el corazón más
grande del mundo, cubierto por una coraza de hierro que no muchos lograban
atravesar.
Apretó su mano, acariciándole el dorso y suspirando. Le encantaba la
persona en la que Jungkook se convertía cuando hablaba de toda esa gente
que amaba.
Se detuvieron frente a una puerta semiabierta en el ala de oncología
infantil, la risa de Aram siendo audible desde dentro, robándole otra sonrisilla
a TaeHyung, quien sólo con escucharle reír se derretía, del mismo modo que
su hermano mayor hacía.
“Aquí es.” Señaló, antes de dar un par de golpecitos sobre la madera. “¿Se
puede?”
“¡Jungkook!” Chillaba el pequeño, reconociéndole de inmediato. “¡Abra,
doctora Ahn, es Jungkook!”
Este soltó una risita. Luego, aquella puerta finalmente se abrió y la doctora
Ahn, tan sonriente como siempre, apareció tras ella, dándoles la bienvenida.
Sólo así, Aram también pudo ver a su segundo mejor amigo.
“¡TaeHyung, has venido también!”
“Pasad, justo estaba preguntando por vosotros. Sus padres le dijeron que
vendríais.”
Ambos hicieron lo pedido, adentrándose al interior de la pequeña
habitación adornada por juguetes, todos los libros para colorear que
TaeHyung le había regalado y muchos lápices de colores en el escritorio,
además de varios dibujos colgados en la pared. Casi parecía una habitación
común y corriente.
“Vaya, cuántos dibujos tienes, Aram, qué habitación tan bonita…”
Mencionaba el rubio, mirando a su alrededor.
“¿Te gusta? La he decorado yo.”
“Me encanta, sí. No sabía que dejaban colgar dibujos en las paredes.”
Aram sostuvo su mano y la de Jungkook, llevándolos hacia el sofá que
tenía junto a su cama. “Antes no nos dejaban ni siquiera traer peluches o
juguetes de casa, era muy aburrido.” Contó, sentándose él en la pequeña
banqueta de madera.
“¿En serio? Eso es absurdo…” TaeHyung expresó, con el ceño fruncido.
“Pero no pasa nada, luego vino un señor muy importante a visitarnos y
dijo que podíamos decorar nuestras habitaciones como queríamos, que no
pasaba nada. Hasta nos trajo juguetes nuevos y libros para colorear.” Decía,
poco después señalando su pared. “A mí me ayudó a colgar ese dibujo de un
perrito.”
“Qué bien que hiciera eso, me alegro de que por lo menos ahora os dejen
decorar vuestras habitaciones.”
Jungkook, quien tenía una sonrisa en los labios, se aclaró la garganta.
“Diles quién era el hombre que vino, Aram, me parece que TaeHyung lo
conoce.”
“Mis padres dijeron que era el alcalde, o algo así… No recuerdo muy
bien.” Colocándose pensativo, en un fallido intento por hacer memoria, se
encogió de hombros. “Fue hace mucho tiempo.”
Con el corazón en un puño e incluso dificultad para pestañear, TaeHyung
se sintió conmocionado, pues ni siquiera le sorprendía viniendo de su padre.
Esa era la imagen que siempre tuvo de él, sin embargo, nunca fallaba en
hacerle sentir orgulloso, sus ojos apenas llenándose de lágrimas.
“¿El alcalde?”
“Sí, era un hombre muy alto, llevaba traje y sonreía mucho. Me gustó que
fuera tan amable con nosotros…” Explicó, murmurando aquello último.
Luego, miró a TaeHyung con curiosidad. “¿Por qué? ¿Lo conoces de
verdad?”
Jungkook asintió por él, aunque fue TaeHyung quien respondió. “Sí, sí
que lo conozco… Es mi padre.”
“¡¿Qué?! ¡¿En serio?!”
Aram dio un pequeño saltito en la banqueta, mostrándose sorprendido
inmediatamente. Su efusividad no falló en hacerle reír a carcajadas,
asintiendo.
“¿Eres el hijo del alcalde? ¿De verdad?”
“De verdad, te lo juro.”
“Pero eso es súper guay, TaeHyung.” Decía, mientras se ponía en pie e iba
hacia él, tomando asiento en su regazo deliberadamente. “¿Sabes si alguna
vez volverá? Le hice un dibujo hace mucho tiempo y nunca pude dárselo.”
El azabache miró a su acompañante, señalándolo. “¿Por qué no se lo das a
TaeHyung y que él se lo entregue por ti? Seguro que le hace mucha ilusión.”
“No, le diré que venga y así se lo entregas tú mismo. Eso le va a ilusionar
muchísimo más.”
“¿Crees que se acordará de mi?” Le preguntó a TaeHyung, sus ojos
sumamente brillantes y grandes observándole con adoración, ilusión y
esperanzas que él, por nada del mundo, rompería.
TaeHyung asintió. “Por supuesto que sí, Aram, mi padre tiene muy buena
memoria.”
La sonrisa del niño se ensanchó, aún más emocionado (si es que eso era
posible, claro). “Qué bien.”
“Por cierto, Aram, ¿dónde están tus padres? Me dijeron que querían hablar
con nosotros de algo importante, pero todavía no nos hemos visto.”
“Salieron hace un rato a comprar comida, volverán dentro de poco,
supongo.” Respondió, acomodándose en el regazo del rubio. “Aunque, en
realidad fui yo quien les pedí que os llamasen, porque quería que vinierais a
verme otra vez.”
“¿Tú?”
Aram asintió. “Sí, yo. La doctora Ahn me dijo que dentro de poco será el
cumpleaños de Jungkook y quería darle un regalo muy especial.”
Mirando al azabache, TaeHyung vio como sus ojos brillaban
intensamente, luciendo conmocionado al respecto. Una vez más, no sólo
adoraba la persona en quien Jungkook se convertía cuando hablaba de las
personas que quería, sino que amaba aún más lo puro que se sentía el
ambiente cuando este se encontraba cerca de su hermano pequeño.
“¿Un regalo para mí?” Repitió, aguantándose las lágrimas cuando miró a
Aram, quien asintió efusivamente. “¿Y qué es?”
Este se bajó del regazo de TaeHyung casi al instante, dando un pequeño
salto que lo envió de vuelta al suelo, para así poder corretear en dirección a su
cómoda, abriendo el primer cajón y sacando de este una cartulina grande, de
color rojo. Luego, correteó otra vez hacia ellos, entregándosela a Jungkook.
“Para ti, toma.” Dijo, esperando a que este la tomara. Una vez lo hizo, se
mostró impaciente. “Bueno, en realidad es para los dos, ya que sois mis
amigos por igual.”
TaeHyung le dedicó su mejor sonrisa, alargando el brazo para pellizcarle
la mejilla, mientras Jungkook admiraba embobado el dibujo de una
motocicleta sobre el césped, él montado en ella y alguien con el cabello rubio
(que probablemente sería TaeHyung) a su lado.
“¡¿Ese de ahí soy yo?!” Señalaba el mencionado. Orgulloso, Aram asintió.
“Pero si me has hecho mucho más guapo, Aram.”
El niño rio. “No, no es cierto. Jungkook dice que eres tan guapo que nada
puede hacerte justicia.”
Ambos compartieron una mirada inmediatamente.
“Vaya… Muchas gracias, es todo un halago que pienses así de mí.”
Jungkook simplemente asintió, relamiéndose los labios, pues tampoco
tenía nada más que decir, TaeHyung ya sabía todo lo que debía saber.
Miró a Aram, su corazón en un puño y los sentimientos a flote. Nunca
imaginó que dos personas hechas a base de palos y un montón de paja
coloreada como su cabello, podía causarle tantas cosas, pero todo cambiaba
cuando se trataba de Aram.
“¿Te gusta?”
Su hermano, que parecía impaciente por verle reaccionar, preguntó,
jugueteando nerviosamente con sus manos.
“Es el mejor regalo que me han hecho nunca, Aram. Me encanta.”
“Mirad la parte de atrás.” Indicó, dándole pequeños golpecitos.
Entonces, Jungkook le dio la vuelta, encontrándose con un pequeño mural
de corazones de distintos colores y un mensaje en el centro, reconociendo la
letra de Aram al instante. TaeHyung se pegó a él para poder leer también.
“FELIS COMPLEAÑOS MI MEGOR AMIGO JUNG KOOK TE QIERO
MUCHIO
JUNG KOOK GRACIAS POR VENIR AVERME SIEMPRE Y CUIDARME
y TAN BIEN POR TRAER a TAEH YUNG MI OTRO MEGOR AMIGO AL
QE TAN BIEN QIERO MUCHO
TE DESEO UN FELIS COMPLEAÑOS PORQE ERES MUI ESPESIAL
PARAMI TE QIERO
ES PERO QE TE RREGALEN MUCHAS COSAS Y SEAS MUI FELIS…
LLO TE DEBUJADO CON TAE HYUNG PORQUE TE GUSTA MUCHO Y
SOIS MUY BUENO AMIGOS. TAN BIEN TE ESCRITO ESTA
DEDICATORIA PARA QE NUNCA TE OLBIDES DE MI Y PARA DECIRTE
QE GRASIAS A TU ALLUDA EL TRATAMIENTO FUNSIONA Y YA NO
TENGO MAS CANCER… PODRE IR A CASA PORFIN Y AL PARQE CON
TIGO
Firmado ARAM.”
Con los ojos llenos de lágrimas, el corazón en un puño y la sensación de
que estaba levitando, Jungkook miró a Aram, cuya sonrisa destacaba por
encima de cualquier cosa.
“¡Sorpresa!” Exclamó, levantando los brazos y aplaudiendo.
TaeHyung, quien tampoco parecía asimilarlo se aclaró la garganta,
tragando el nudo.
“¿Es esto cierto, Aram? ¿De verdad estás…?”
Este asintió. “El médico dijo que todavía debo hacerme más pruebas con
el paso del tiempo, pero ya no debo estar preocupado por mi enfermedad y
podré volver a casa en una semana. Estoy curado.”
Jungkook cerró los ojos con fuerza, aferrándose al niño y jalándolo hacia
él en un abrazo fuerte, casi estrangulado. Sólo así, permitió a sus lágrimas
salir libremente, sollozando en silencio, mientras Aram reía, feliz por su
reacción, y TaeHyung acariciaba su brazo, sabiendo mejor que nadie lo
importante que había sido esa noticia para él.
“Definitivamente es el mejor regalo de cumpleaños que me han dado en
mi vida, Aram. Estoy muy feliz.”
“¿El mejor?”
“Ninguno va a superarlo.” Aseguraba, acariciando su pequeña espalda.
Sus ojos llorosos se toparon con TaeHyung, quien eliminó una lágrima
solitaria y le entregó su más dulce sonrisa.
✧c.-057

N/A: Otro capítulo algo más corto de lo normal, pero casi perfecto para
terminar con la semana porque la siguiente inicia fuerte je je je xD
Cap dedicado a La_Orange_Del_Yoongi ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Alley Rose’ de Conan Gray, porque no sé lo que es
superar su nuevo álbum y lo amo con toda mi alma.

El sábado a las siete en punto de la tarde, Jungkook, quién estaba bastante


decepcionado de que TaeHyung no hubiera accedido a tener una de sus citas
exclusivas con él, y por el contrario, llevase más de cuatro horas sin darle una
mísera respuesta, se encontraba de camino al hotel con Jaemin, aquel que le
había pedido ayuda para montar un castillo de juguete como regalo para
Lyon.
“¿Sigue sin responderte?” Jaemin quiso saber, apartando
momentáneamente los ojos de la carretera para enfocarse en él.
Este, todavía pendiente al teléfono y sin recibir contestación por su parte,
hizo una mueca.
Jungkook:
Puedes avisarme cuando terminéis lo que sea que estéis haciendo y paso a
recogerte para ir a mi casa. Deberías quedarte esta noche. [Enviado a las
18:30]
¿Qué te parece? [Enviado a las 18:30]
He visto que ese sitio de ensaladas que tanto te gusta ya tienen envío a
domicilio. [Enviado a las 18:45]
O también puedes ignorarme, es otra opción… [Enviado a las 19:00]
“Me dijo que estaría ocupado toda la tarde y gran parte de la noche… Al
parecer tiene que ayudar a Banky con no sé qué de un local.” Bufaba.
Jaemin dejó escapar una carcajada, notando su evidente molestia y
fastidio, pues Jungkook era un libro abierto cuando se trataba de TaeHyung
sin siquiera saberlo. Ese nuevo aspecto del azabache resultaba sumamente
divertido a ojos de aquellos que lo conocían tan bien como la palma de su
mano.
“Oh, así que ya ha encontrado uno en el que instalarse, cuánto me alegro.”
“¿De qué hablas?” Su ceño se frunció, observándole con confusión al
mismo tiempo en que se guardaba el móvil, rindiéndose.
“Pues del local, Banky llevaba tiempo buscando uno vacío en el que
montar su centro de estética.”
“¿En serio?”
“Claro que sí, Jungkook, lo ha dicho como cincuenta veces.”
Él simplemente asintió, encogiéndose de hombros. Quizás no había estado
presente ninguna de las cincuenta veces que lo había mencionado.
O tal vez, sí, pero con su atención fija en otra cosa. O en otra persona.
“Pues ni puta idea, nunca me entero de nada.”
Dejando escapar un bufido, Jaemin meneó la cabeza.
“A saber qué tienes en la cabeza…” Murmuró, riéndose de su propia
pregunta. “Olvídalo, sí que lo sé. Sólo un tonto sería incapaz de darse
cuenta.”
El ceño del azabache volvió a fruncirse. “¿Darse cuenta de qué? No te
sigo.”
“De que lo único que tienes en mente es a TaeHyung últimamente. Lo
buscas todo el tiempo, aprovechas cualquier oportunidad para estar cerca de
él…” Señaló lo obvio. ‘Como amigo tuyo que soy, y te conoce desde que
íbamos prácticamente en pañales, déjame decirte que es una actitud algo
sospechosa viniendo de alguien que asegura no querer estar involucrado en
una relación “en su puta vida’. Yo que tú, empezaría a preocuparme.”
Con las cejas elevadas y los ojos en blanco, Jungkook quiso reír, pues
aquello sonaba exagerado hasta para él.
“No digas tonterías, ni que fuera para tanto…”
“Oh, lo es, créeme que lo es. Cuando inconscientemente acabas haciendo
algo que durante mucho tiempo juraste no hacer, ya no hay vuelta atrás.”
Mientras Jaemin hablaba, dándole un sermón que fácilmente saldría de la
boca de su sabio abuelo si estuviera presente, el azabache se apoyó contra la
puerta cerrada, rascándose la cabeza. Era algo incómodo.
“La vida da más vueltas de las que crees, Jungkook, si no mírame a mí.”
Se señaló, incorporándose en la carretera después de detenerse en el
semáforo. “Hace cuatro años, mis días se basaban en levantarme al mediodía,
arreglar coches, servir chupitos y gastar todo mi dinero en fiestas para volver
a mí casa de madrugada.”
“Y ahora haces lo mismo.”
“Cierto, aunque con la diferencia de que ya no vuelvo tarde a casa y gasto
todo mi dinero en Lyon, porque soy padre. Eso es un gran cambio.”
El azabache resopló, corroborándolo. Lyon había sido un cambio para
todos, en general. “Y tan grande…”
“Por eso mismo lo digo, también cambia para ti. Todas las relaciones que
has tenido hasta ahora son pasajeras, nunca te ha gustado nadie en serio y
mucho menos admitirías estar enamorado, pero ahora lo haces.”
“Porque ahora estoy enamorado, Jaemin, antes no lo admitía porque no lo
estaba. Es simple.”
“Entonces, sí que lo estás…”
Jungkook se quedó en silencio repentinamente, pues sus palabras
anteriores habían salido por sí solas, sin que él fuera consciente siquiera. Con
el ceño fruncido y los ojos entrecerrados, permaneció pensativo hasta poder
responderse a sí mismo.
No pretendía admitir lo que sentía delante de otras personas que no fueran
TaeHyung, pero al fin y al cabo tampoco podía ignorar lo obvio, o siquiera
ocultarlo. No tenía por qué.
Entonces, simplemente asintió. “Pues sí, creo que es bastante evidente, en
realidad. No iría a un sitio de ensaladitas por cualquiera…”
Jaemin soltó una carcajada.
“Me parece perfecto que lo admitas con tanta facilidad.” Le dijo,
asintiendo con orgullo. “Significa que estás madurando poco a poco.”
Una vez más, Jungkook puso los ojos en blanco y bufó. ¿Desde cuándo su
abuelo había poseído a uno de sus mejores amigos? Nada de lo que decía era
propio de él y ser padre tampoco había influido en nada. Jaemin seguía
siendo la persona menos seria del grupo.
“Mis huevos sí que han madurado…”
De nuevo, Jaemin rio. “Ya, ya, a mí tampoco me gusta hablar de estas
cosas, son demasiado cursis, pero quería saber en qué punto te encuentras con
TaeHyung. No eres el único amigo que tengo entre vosotros, lo sabes,
¿verdad?”
“Claro que lo sé, TaeHyung ya me dijo que te ofreciste para darme una
paliza si hacía algo mal.” Bufó. “Muy bonito de tu parte, por cierto.”
“No, no, yo nunca he dicho nada de dar una paliza. Jamás le pondría una
mano encima al padrino de mi hijo; me refería a que saldría en su defensa si
le haces daño.”
Sus cejas se alzaron. “¿Qué daño le haría yo a TaeHyung?”
“Daño emocional, por ejemplo. Podrías decir o hacer algo perjudicial para
él, yo que sé… Cosas de parejas.”
Jungkook, quien jamás contempló algo como eso sucediendo entre él y
TaeHyung, frunció aún más el ceño. Sonaba ridículo incluso para alguien que
rechazaba cualquier tipo de ataduras.
“Amenacé a su exnovio para que le devolviera dinero y joyas que eran de
su madre, Jaemin. Me colé en un edificio en ruinas para recuperar una libreta
de su abuelo y discutí con gente de mi propio barrio por defenderle.” Señaló.
“¿Cómo podría perjudicarle intencionalmente? Es la persona que más me
importa.”
Repetir todas y cada una de las cosas que había hecho por TaeHyung de
manera completamente altruista, no sólo fue suficiente para sorprender a uno
de sus mejores amigos, sino también para conseguir que este le mirase con
otros ojos.
“¿Tanto?”
“¿Tanto qué?”
“Todo lo que has hecho… ¿Desde cuándo?”
Él se encogió de hombros. “Técnicamente desde que lo conozco, ya te dije
que acompañé a su madre durante meses en el hospital y ella me habló
mucho de él. Así fue que me empezó a interesar.”
“Sí, lo sé, pero no tenía ni idea de que estuvieras tan implicado. Me
sorprende.”
Riendo suavemente, meneó la cabeza de un lado a otro. “Deberías haberlo
sospechado en el momento exacto en que llevé a Lyon a una de nuestras
citas.”
“También es cierto.” Jaemin soltó una carcajada, asintiendo. “De todos
modos, me alegra que hayas elegido a TaeHyung como la persona con la que
quieres asentar la cabeza. Es un buen chico, inteligente, divertido y tiene un
gran corazón. Eso demuestra que al menos uno de nosotros sabe elegir…”
Jungkook no pudo evitar el lamento en su tono de voz, la decepción y
tristeza, pues él no había tenido tanta suerte en las relaciones y eso era algo
que le perseguiría de por vida.
“Oye, no digas eso, ni que fuera tu culpa lo que pasó. Ella tomó su
decisión, al fin y al cabo, es la única responsable.”
“Lo sé, lo sé… Tampoco me arrepiento de nada. Por muy mal que lo haya
pasado desde entonces, me consuela saber que al menos yo sí supe cambiar
para bien por mi hijo y darle la vida que merece.”
Esbozando una pequeña sonrisa, golpeó su brazo. “Y lo haces muy bien.”
Jaemin le devolvió la sonrisa, agradecido. “Gracias.”
“Pero soy el padrino de tu hijo, de deberías ponerte de mi lado si
TaeHyung y yo discutimos.” Sentenció, sonando tan indignado como se
sentía. El pelinegro rio otra vez.
Quince minutos más tarde y cero mensajes por parte de TaeHyung, ambos
llegaron al hotel del susodicho, aparcando en la plaza asignada a Jaemin y
bajándose del coche inmediatamente. Jungkook, decepcionado y molesto,
hizo una mueca, pues no podía ocultar lo desganado que se sentía.
Tal vez debería hacerle caso a Jaemin y empezar a preocuparse un poco
por cómo el hecho de estar enamorado de TaeHyung le estaba afectando…
“¿Ascensor o escaleras?” Dijo, dirigiéndose a Jaemin.
“Ninguna, vamos al sótano.”
Su ceño se frunció, siguiéndole. “¿Al sótano para qué?”
“Pues porque ahí tengo guardado el regalo, si lo dejaba en la habitación
iba a encontrarlo en dos días. Ya sabes cómo es…”
“Hm, ya veo. Tiene sentido, sí.”
Ambos avanzaron, cruzando todo el pasillo hasta llegar a una puerta
situada justo al final. Jaemin la empujó con algo de fuerza, abriéndola y
dejando que Jungkook se adentrara antes que él, yendo detrás.
“¿Y dónde está Lyon?”
“Arriba, con mis padres. Luego puedes subir a verle, si quieres, seguro que
tendrá ganas de jugar contigo… Gemini le ha regalado un juego de carreras
hace poco, ese de Mario Bros.” Explicó, tanteando sus pantalones en busca
de las llaves. “Al parecer lo tenía por casa sin estrenar y pensó que le
gustaría.”
Jungkook asintió, mirando a su alrededor. El sótano era amplio, tenía
buena ventilación y una iluminación envidiable. TaeHyung realmente se
había esforzado en mejorar aquel hotel.
“Es todo un detalle.”
“Yo se lo agradezco mucho.”
“Imagino… Aunque no tenía ni idea de que le habías comprado una
consola a Lyon, pensé que vendiste la antigua.”
“Y lo hice, sí, pero el cliente que hace unos meses atendí de urgencias
resultó ser un magnate de los importantes y me dio muy buena propina. Vio
la foto de Lyon en mi cartera, le expliqué quién era y entonces me dio el
doble.”
Las cejas de Jungkook se alzaron. “Qué amable por su parte…”
“Me resultó raro hasta que dijo que iba de camino al hospital porque
estaba naciendo su primer hijo. Ahí lo entendí.”
“Oh, eso también tiene sentido… Con razón era urgente.”
Jaemin asintió, introduciendo la llave en una de las puertas y empujándola
hasta abrirla.
“¿Este sótano es para todo el mundo? Nunca he estado aquí…”
“No es para nadie, de hecho sólo TaeHyung y los empleados tiene acceso
a él, pero me hizo el favor ya que no tenía otro sitio donde guardar el regalo.”
Explicó, mientras se guardaba la llave. “Entra antes y enciende la luz, por fa,
no vaya a ser que me encuentre una araña en la pared y esta noche termine
durmiendo en casa de mis padres.”
Jungkook soltó una carcajada, tanteando el interruptor con su mano
derecha. “¿Desde cuándo te dan miedo las arañas?”
“Desde siempre, soy muy miedica. ¿Por qué te crees que casi nunca entro
al almacén de Mos?”
“Porque eres un flojo.”
“Bueno, eso también…”
Volviendo a reír, Jungkook finalmente encontró el interruptor,
presionándolo. La luz se hizo, y con ello, todos los rostros de sus amigos
aparecieron frente a él.
“¡Sorpresa!” Chillaron al unísono.
El azabache quedó perplejo, su ceño fruncido mientras observaba a los
presentes, para seguidamente mirar a Jaemin y encontrar que tenía una
mirada cómplice, sonriente.
“¿Qué…?”
“¡Feliz cumpleaños, peluche!” Leedo se acercó a él, acunándole el rostro
después de abrazarle con fuerza.
Siyeon y Sua también se acercaron, empujando a Leedo para tener un
mejor acceso y abrazándole al mismo tiempo.
“Feliz cumpleaños, mi amor.”
“Felicidades.”
Ambas besaron sus mejillas. Jungkook, quien apenas asimilaba la
situación, parpadeó, recibiendo una palmadita en la espalda por parte de
Yibo, otra de Jay y una palmada en el culo a manos de Ian, su socio. Mos se
rio en su cara, Fourth más de lo mismo y Gemini simplemente le felicitó.
“¿Qué es todo esto…? ¿Por qué estáis todos metidos aquí…? No entiendo
nada.”
Jaemin, a sus espaldas, soltó una risita. “Estamos celebrando tu
cumpleaños, por supuesto.”
“Sí, la última vez no nos salió muy bien, así que decidimos volver a
intentarlo ahora, cuando nadie pudiera estropearlo.” Pasando un brazo por los
hombros de Banky, a quien Jungkook parecía no haber notado aún, Mos
explicó.
“Es más, estábamos indecisos sobre si cantarte el cumpleaños feliz o no,
pero TaeHyung mencionó la posibilidad de que te ahorcaras delante de
nosotros y decidimos que mejor no.”
Las chicas rieron. “Cierto.”
“Pero…” Incapaz de encontrar las palabras que buscaba, su cabeza
desconectó totalmente nada más escuchar la mención del rubio. “Espera, ¿has
dicho—”
“¡Jungkook, Jungkook, felicidades!”
Tras él, la vocecilla aguda de Lyon sonó, sólo así girándose y viendo al
niño adentrándose en aquella habitación. A su lado, TaeHyung caminaba,
sonriente y con una tarta llena de velas en sus manos. El corazón de
Jungkook se aceleró inmediatamente, apenas teniendo reflejos para atrapar a
Lyon entre sus brazos.
Una vez TaeHyung llegó frente a él, con su rostro iluminado por la luz de
las velas, su sonrisa se volvió más amplia.
“Feliz cumpleaños, cariño.” Susurró. “Siento no haber respondido a tus
mensajes, estaba… Algo ocupado.”
El corazón de Jungkook se aceleró aún más. “Imagino…”
“¡Tienes que soplar las velas!” Indicaba Lyon, sacando al azabache de su
burbuja. “Y no te olvides de pedir un deseo, es lo más importante.”
Asintiendo, se relamió los labios conforme TaeHyung ponía la tarta un
poco más cerca de él y, encontrándose con sus ojos brillantes, sin siquiera
tener la intención de apartar la mirada al momento de soplar las velas, él lo
hizo, apagándolas de inmediato. TaeHyung sonrió, estremeciéndose.
“Ya.” Susurró, acortando la distancia que les separaba y depositando un
casto beso en sus labios, ignorando las quejas de Lyon.
La fiesta transcurrió exactamente como TaeHyung lo planeó, a gusto del
azabache. Con sus pizzas favoritas, sus snacks más habituales y la cerveza
que tanto le gustaba, logrando que este olvidara por completo lo mucho que
odiaba su cumpleaños y que, por el contrario, disfrutara como un niño. Como
ese niño que jamás consiguió ser el protagonista en su día tan especial.
Y, por supuesto, él era la persona más feliz, observando a Jungkook reír
con sus amigos, compartiendo miradas cómplices y pequeñas sonrisas.
“¿En qué piensas tanto, mi amor?” Banky se sentó a su lado, tendiéndole
una cerveza que a regañadientes aceptó. Sólo le gustaba si su acompañante
era Jungkook.
Encogiéndose de hombros, le dio un sorbo. “No pienso en nada,
realmente, sólo observo la fiesta… Creo que hemos hecho un buen trabajo.”
“Has.” Le corrigió. “Esto ha sido obra tuya y sólo tuya, y lo has hecho
genial.”
“Gracias…”
“¿Sabes algo?” Murmuró el castaño, tras un corto silencio. TaeHyung le
observó, expectante. “Cuando tu relación con Daeil terminó, me prometí a mí
mismo que no dejaría que ningún hombre se acercara a ti. No quería que
nadie tuviera siquiera la oportunidad de hacerte daño.”
Él rio suavemente.
“Sin embargo, no creo haberme dado cuenta del momento exacto en que
Jungkook lo hizo, simplemente pasó sin que yo lo notara. Y eso es una muy
buena señal, porque significa que ninguna de sus acciones fueron suficientes
para que se activaran mis alarmas.” Añadía, dándole un sorbo a su cerveza.
“Lo cual me alegra, ya que has encontrado a alguien que sí vale la pena.”
Con lentitud, el rubio asintió. “Lo sé… Jungkook es increíble.
Demasiado.” Dijo, mirando hacia el frente, donde este se encontraba. “No
hay ningún día que pase y sienta que algo me falta cuando estoy con él.”
“Eso es maravilloso. La gente increíble como tú merecéis personas
increíbles también.”
Una pequeña sonrisa jaló de sus labios, apoyándose en el hombro ajeno.
“Siempre tuve a alguien así a mi lado. De hecho, lo tengo desde que te
conocí, así que para mí no es nada nuevo.”
Bank se echó cómicamente el cabello hacia atrás.
“Sé que soy increíble, pero dudo poder hacer muchas de las cosas que ese
hombre ha hecho por ti. Te quiero, eres mi mejor amigo y la persona a quien
le confiaría mi vida si fuera necesario.”
“Eso es adorable, Bank…”
“Bueno, es que también soy adorable cuando me lo propongo.” Señaló,
ambos riendo al instante, antes de que él se pusiera serio otra vez. “Debo
admitir que tenía mucho miedo de que llegase el momento en que volvieras a
enamorarte, por lo mismo que he dicho hace un rato. No quería que alguien
indeseable llegara a tu vida para causarte problemas, verte sufrir otra vez…”
TaeHyung puso una mano sobre la suya propia, con los ojos llenos de
lágrimas.
Banky no era una persona sensible en absoluto. Odiaba ponerse
emocional, odiaba llorar hasta el punto en que TaeHyung, siendo su mejor
amigo y conociéndole desde que iban en pañales, sólo le vio llorar cuando
vio lo mal que estaba pasándolo tras la muerte de su madre y la traición de
Daeil. Nunca antes de eso, mucho menos después.
Este le sonrió. “Pero estoy tranquilo ahora, ¿sabes? Estoy tranquilo porque
la persona que tienes al lado es justo lo que mereces y no tengo dudas al
respecto.”
“¿Le das tu visto bueno, entonces?”
“Le di mi visto bueno en cuanto te trajo sano y salvo al bar, el día en que
tu hermano y yo creímos que estabas muerto, corazón… Ese chico ni siquiera
lo necesita.”
TaeHyung rio más fuerte, abrazándole. “Te quiero mucho, Banky.”
El susodicho besó su frente. “Y yo, mi amor.”
“¿Interrumpo, parejita?” La voz de Jungkook sonó, quien apareció frente a
ellos con las cejas en alto. “Me gustaría hablar con mi rubito.”
Banky se puso en pie de inmediato.
“Faltaría más, cumpleañero. Todo tuyo.”
“Gracias.”
Una vez el castaño se fue, Jungkook, entre risas, tomó asiento junto a
TaeHyung, pasando un brazo deliberadamente por su cintura y empujándolo
más cerca de sí mismo, apenas dándole tiempo a reaccionar cuando besó sus
labios.
“Hola a ti también.” Murmuró TaeHyung, nada más separarse, aunque
tenía una sonrisa adornando su boca húmeda. El azabache se la devolvió al
instante, acariciando su mejilla con el pulgar.
Ni siquiera era consciente del modo en que estaba observándolo. Ninguno
de los dos lo era, en realidad, pero eso no importaba.
“Ya le he dado las gracias a todos por venir, me faltaba agradecer a la
persona más importante.”
Kim se señaló. “¿Yo?”
Él asintió.
“Claro. Tú siempre has sido lo más importante desde que te conozco.”
✧c.-058

N/A: Este es el capítulo probablemente más largo hasta la fecha y también


mi favorito xD
Cap dedicado a cutepeonys ♡♡
Hoy os recomiendo ‘THE LONELIEST’ de Måneskin, uno de mis grupos
y de mis canciones favoritas.

El cuerpo de TaeHyung cayó contra el colchón tan sólo un par de horas


después. Semidesnudo, únicamente con su ropa interior cubriéndole la
intimidad. Jungkook se posicionó sobre él, en igualdad de condiciones,
internándose en medio de sus piernas desnudas, acariciándolas con dedos
hábiles.
TaeHyung suspiró. “No creo que… que hacer esto cuando todos están
abajo celebrando tu cumpleaños, sea lo más sensato…”
“Está bien, no importa.” Le dijo en un tono de voz bajo, ronco. “Saben que
estamos celebrándolo por nuestra cuenta.”
Jungkook sostuvo las muñecas ajenas, pasándolas por encima de su
cabeza, dejándole completamente inmóvil; a su merced. El rubio suspiró,
dándole total libertad para que hiciera con él lo que quisiera, pues sabía que
de cualquier modo ambos lo disfrutarían. Jungkook no obtendría placer si
TaeHyung no lo hacía también.
Besó su cuello, su garganta y luego depósito los labios en su pecho
desnudo, sintiéndole estremecerse.
“Pero organizamos esa fiesta para ti.”
“Lo sé, y ya la he disfrutado todo lo que debía.” Respondió, besándole el
ombligo. “Ahora me toca disfrutarte a ti.”
Inmediatamente, un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza,
haciéndole jadear y poco después suspirar, tragando el nudo que se le había
instalado en la garganta.
Los labios de Jungkook continuaron bajando hasta llegar a su ropa
interior, donde los posó sin ningún tipo de vergüenza, sintiendo la calidez que
emanaba el miembro semidespierto de TaeHyung, cuyos ojos estaban
fuertemente cerrados. Tomó y expulsó aire sobre él, notando el modo en que
se estremecía, besándolo y trazándolo con sus labios.
“Jungkook…” Susurraba el rubio, alcanzando con una mano el cabello
ajeno, sus dedos perdiéndose entre las hebras azabaches.
Y este, que sabía exactamente lo que debía hacer, sonrió, depositando más
cortos besos que subieron en dirección al elastiquillo de aquellos bóxer,
enterrando los dientes en él para acto seguido jalarlos hacia abajo,
despojando a TaeHyung lentamente de ellos, dejándole desnudo por
completo. Orgulloso, observó lo que sus pequeñas e inofensivas acciones
habían causado en él.
TaeHyung le observaba desde su posición, con los ojos entrecerrados, las
mejillas rojas y los labios húmedos. Parecía estar suplicando por algo. Él no
pudo contenerse ante aquella imagen, volviendo a su posición inicial sólo
para atacarlos, besándolos a su antojo. TaeHyung chupó el inferior,
entreabriéndolos poco después y dándole acceso a su boca, participando
activamente en aquel beso húmedo, caótico y casi sucio.
“Date la vuelta.” Pidió en un susurro ronco, separándose apenas unos
centímetros.
Hincando los dientes en su labio inferior y jalándolo, TaeHyung asintió,
pero no se movió de inmediato. “Deberías saber que vas a encontrarte con
una pequeña sorpresa…” Dijo, tomándole del rostro para volver a besarlo.
Poco después, se giró, dándole la espalda y quedando bocabajo en el
colchón, notando a Jungkook moviéndose sobre él. Este atrapó sus nalgas,
apretándolas, separándolas, encontrando la pequeña sorpresa que
anteriormente él había mencionado. Un escalofrío recorrió su cuerpo,
consiguiendo que su miembro se volviera duro como una piedra. Y rio.
“Vaya, vaya… Pero qué tenemos aquí…”
Pasando el dedo índice por el pequeño objeto cilíndrico de silicona que
TaeHyung tenía enterrado en su agujero, le escuchó suspirar.
“¿Hiciste esto para mí?”
“Quería saltarme un poco la parte de los preliminares esta vez…” Le
respondió, impaciente por que le despojara de él. “¿Te gusta?”
Jungkook se inclinó para besar su espalda baja. “Me encanta. Aunque no
pensé que te gustaran estas cosas, pensé que eras más tradicional… Estoy
gratamente sorprendido, rubito.”
“E-Es mi primera vez usando uno de estos, en realidad.”
TaeHyung tenía la voz entrecortada cuando jaló de la cuerdecita que
sobresalía.
Sin dejar de besarle la espalda, subió hasta su nuca mientras se despojaba
a sí mismo de la ropa interior, masajeando su miembro duro con una mano y
usando la otra para buscar el lubricante.
“Pues te queda muy bien, rubito… Casi me da pena quitártelo.”
Vertió el líquido viscoso y frío contra la punta, esparciéndolo hasta
cubrirlo por completo, gimiendo en voz baja debido a la autoestimulación.
Luego, cubrió el cuerpo de TaeHyung con el suyo propio, frotándose contra
el agujero ya dilatado. TaeHyung jadeó.
“Quiero… Quiero intentarlo sin protección.” Le escuchó decir, mientras
jalaba definitivamente de la cuerda, sacándoselo por completo. Él se
estremeció cuando le escuchó gemir, pero en su cabeza resonó lo que había
dicho. “Joder… Q-Quiero intentarlo, ¿por favor…? No me he acostado con
nadie más que tú este último año y mis análisis están limpios. Creo… Creo
que tú tampoco has estado con nadie.”
“Sólo contigo.” Respondió. “¿Estás seguro de que quieres hacer esto?”
TaeHyung asintió casi con desesperación. “Muy seguro, sí. Llevaba
tiempo queriéndolo, pero no sabía si te parecería una locura o…”
El azabache le interrumpió con un casto beso en su nuca, apretándole las
caderas esta vez e inclinándose para susurrarle directo al oído.
“Nada que quieras hacer conmigo me va a parecer una locura, TaeHyung,
mucho menos esto. Jamás rechazaría la oportunidad de tenerte así sólo para
mí, sólo un imbécil lo haría.” Luego, besó su lóbulo. “Y creo que he dejado
muy claro que no soy ningún imbécil.”
“Lo sé…”
Estremeciéndose de pies a cabeza, volvió a asentir, notando a Jungkook
alineándose poco después en su entrada. Cerró los ojos con fuerza,
preparándose para la intromisión que no tardó demasiado en llegar.
Jungkook se adentró poco a poco, con lentitud, disfrutando del modo en
que se deslizaba fácilmente y las paredes de TaeHyung se aferraban a él,
abrazándole, asfixiándole. Ambos gimieron al unísono, sus manos
apretándole las nalgas y separándolas, sólo para verse a sí mismo dentro de
él. Era una escena casi hipnótica, una sensación inexplicable. Piel contra piel,
pudiendo sentir todo del otro sin obstáculos de por medio. Definitivamente le
encantaba.
Movió las caderas hacia atrás, saliendo de su interior hasta que sólo quedó
la punta, sosteniéndole los muslos antes de empujarse hacia dentro otra vez,
penetrándolo profundamente. TaeHyung lloriqueó.
“Jungkook…”
El mencionado estableció un ritmo lento, tratando de alcanzar su próstata
con cada embestida y siendo recompensando con sus constantes gemidos,
aquellos que se volvieron su némesis a la hora de no convertirse en un
eyaculador precoz, contra los que se vio obligado a competir, gruñendo.
“Por favor, por favor…” Siseaba el rubio, justo cuando una mano grande
le rodeó la garganta, apretando lo suficiente para quedarse sin aire.
“Jungkook, joder…”
Con una sonrisa, gimió descaradamente en su oído. “No sabes cómo me
gusta escucharte suplicar sin tener que pedírtelo.”
TaeHyung cerró los ojos, estremeciéndose de pies a cabeza una vez más.
Era demasiado débil a Jungkook. A su cuerpo, sus besos, sus caricias y al
modo en que le hacía sentir. No podía tener suficiente de él y a la misma vez,
sabía que lo tenía todo.
“Por favor… N-Necesito… Por favor, por favor…”
“¿Qué necesitas, bebé? Dímelo, quiero escucharte.”
“A ti.” Susurró, tragando saliva, intentando que su voz sonara con fuerza.
“Te necesito a ti. Quiero— quiero más…”
“¿Más?”
Kim asintió. “Sí, sé que puedes dármelo.”
Él se inclinó, empujando su cabeza hacia arriba para atraparle los labios en
un beso tosco, lleno de saliva. Sus lenguas chocando a la misma vez en que
aumentaba el ritmo de las embestidas y sus gemidos se mezclaban entre sí.
Le acarició por todas partes, hundiendo los dedos en su estómago, caderas,
muslos, cintura y en las nalgas, amasándolas a su antojo, separándolas para
ver el modo tan desenfrenado con el que estaba penetrándole y descubriendo
lo mucho que adoraba ver su miembro desaparecer en aquel agujero cálido,
que lo abrazaba con tantas fuerzas.
Una vez más, TaeHyung no necesitó manos cerca de su miembro para
explotar en un gemido ruidoso, que le hizo temblar antes de desvanecerse por
completo, agradeciendo estar tendido en el colchón para que los espasmos no
le hicieran derrumbarse. Jungkook le siguió casi de inmediato, necesitando
sólo dos embestidas para correrse en su interior, un gemido ronco resonando.
“Dios… Dios mío…” Jadeaba TaeHyung, apenas echándose el cabello
hacia atrás y haciendo una mueca cuando Jungkook salió lentamente de su
interior. “Joder…”
El azabache le dio la vuelta con sumo cuidado, usando su camiseta para
limpiar los restos de su propio semen en los muslos ajenos y en el abdomen,
permitiéndole tumbarse boca arriba.
“¿Te encuentras bien?”
TaeHyung asintió, suspirando. “Mejor que nunca, sí… Aunque me
tiemblan las piernas que dudo poder ponerme de pie en, al menos, una hora.”
Jungkook inmediatamente se mostró decepcionado, casi como un
cachorrillo triste.
“¿Eso quiere decir que no habrá segunda ronda…?”
En respuesta, TaeHyung sufrió un escalofrío, sonriéndole y riendo, antes
de tomarle por la nuca e intercambiar posiciones con él, colocándosele
encima. Depositó un casto beso en sus labios, mordiéndoselos.
“Yo no he dicho eso…” Respondió, para acto seguido volver a besarlo.
Jungkook rio en medio del beso, correspondiéndole al instante.
Dos horas después, cuando la energía en sus cuerpos no les permitió llegar
a una cuarta ronda, ambos se encontraban acurrucados en la cama del rubio,
tapados hasta la cintura y con las piernas entrelazadas, el brazo de Jungkook
sobre los hombros ajenos, manteniendo a TaeHyung más cerca de sí mismo.
Habían pedido comida (o más bien, Jungkook había pedido comida) pues
el azabache se encontraba hambriento después del ejercicio físico que había
hecho, sintiéndose débil, atontado.
“¿Cómo es que te dio por organizarme una fiesta de cumpleaños? Pensé
que estabas con Bank arreglando algo de un local, no planeando todo eso.”
“Bueno… Llevaba tiempo queriendo hacerlo, en realidad, desde que me
dijiste que nunca habías tenido una fiesta.” Respondió, acomodándose aún
más contra su pecho, sintiendo como los dedos ajenos le acariciaban la
espalda. “Sé que no te gusta tu cumpleaños por obvias razones, por eso
mismo organicé una fiesta privada, no tan escandalosa.”
“¿Privada?”
Él asintió. “Sí, sólo con tus amigos más cercanos, Lyon, Gemini, Banky y
claramente yo.” Respondía, viendo su pequeña sonrisa hacer acto de
aparición. “Sé que cualquier cosa al lado del regalo de Aram se quedaba
corto, pero no podía no intentarlo.”
Una pequeña risita abandonó los labios del azabache. “No digas eso,
idiota, sabes que no es cierto. Además, tampoco tenías que molestarte en
organizar nada, con que te pusieras un lazo alrededor del cuello para mí era
más que suficiente.”
Y, por supuesto, la respuesta inmediata de TaeHyung fue golpearle el
brazo. Jungkook se quejó.
“Eh, oye… Sin agredir, por favor.”
“Eres un imbécil, ¿lo sabes?” Bufó, viéndole encogerse de hombros. “Y sí,
por supuesto que hacía falta organizar todo esto. Nunca pudiste disfrutar de tu
propio cumpleaños y el último recuerdo que tienes, es el de los padres de tus
mejores amigos abandonándoles el mismo día. Merecías algo mucho mejor.”
El azabache pestañeó dulcemente, su corazón calentándose de inmediato
con aquella respuesta. “¿Tú crees?”
“Claro que sí.”
“¿Por qué merezco algo mejor?”
TaeHyung negó. “No hay una respuesta concreta para eso, simplemente lo
haces. Mereces despertarte el día de tu cumpleaños ilusionado, feliz…”
“Suenas como Leedo justo después de fumarse un porro.” Le interrumpió.
Por supuesto, aquellas palabras le hicieron sentirse completamente
indignado, mirándole como si no pudiera creer lo que había dicho.
“Oh, pero bueno, esto es increíble…” Bufó, moviendo la cabeza de un
lado a otro, descubriendo la diversión en los ojos ajenos. Eso le hizo sentir
aún más ofendido. “Que te jodan, de verdad, no pienso organizarte ninguna
fiesta más, eres un desagradecido. Un gilipollas, un estúpido y un… un…”
Jungkook soltó una risita, inclinándose para besarle, interrumpiéndole otra
vez.
“Una persona que no sabe cómo agradecerte, por eso no digo nada más
que gilipolleces, rubito.” Admitió. “Pero la realidad es que has convertido un
día horrible en uno de los mejores del año. Y te lo agradezco mucho.”
Finalmente, el corazón de TaeHyung se calentó, derritiéndose en aquel
preciso instante, mientras sus ojos, brillantes como dos estrellas, le
observaban.
“Entonces, ¿te ha gustado tu fiesta sorpresa?”
“Me ha encantado.” Asintió, acariciando su mejilla. “¿Y sabes qué?”
“¿Qué?”
“Que la semana que viene podré celebrarlo con mi padre.” Anunció, su
pequeña sonrisa haciendo acto de aparición.
TaeHyung le miró. “¿En serio?”
“Sí… Iré a verlo a la cárcel después de mucho tiempo. No le gusta
demasiado tenerme por allí, pero insistí en que quería pasar mi cumpleaños
con él y no tuvo otra opción más que aceptar. En el fondo sé que está
deseando verme.”
“Claro que sí, debe estar súper emocionado, Jungkook.” Acariciándole la
mejilla, dijo. El azabache le sonrió.
“Ojalá…”
“Me alegra mucho que vayas a poder tener un tiempo a solas con él, sé lo
mucho que debes echar de menos a tu padre.”
Confirmando lo que TaeHyung decía con leve asentimiento, suspiró. “La
verdad es que sí, bastante… Llevaba años sin recibir tantas buenas noticias
seguidas, creo que estoy en racha.” Bromeó, haciéndole reír.
“La buena suerte te persigue.”
“Eso parece.” Dijo. Luego, le observó durante unos segundos. “Aunque,
¿sabes, rubito? Estaría mucho mejor si el día de hoy dejásemos de tener un
amago de relación y lo convirtiésemos en algo oficial.”
Y el corazón de TaeHyung, todavía caliente, terminó acelerado.
Tragó saliva con dificultad, mirando a Jungkook como si no pudiera creer
lo que había dicho y viéndole sonreír.
“¿Estás pidiéndome que…?”
“No estoy pidiendo nada, te estoy invitando cortésmente a oficializar algo
que ambos queremos tener, porque sé que quieres.” Señaló, como si fuera
obvio. El rubio le fulminó.
“¿Cómo puedes tener tanta seguridad con algo así…?”
“Porque te quiero y eso es lo único que he tenido claro en mucho tiempo.
No puedo simplemente ocultarlo cuando la realidad es esa.”
De sus labios brotó una risita que no fue capaz de ocultar,
estremeciéndose. “Bueno, si lo dices así…”
La sonrisa de Jungkook aumentó. “Dilo.”
TaeHyung se mordió el labio inferior, sus emociones a flor de piel.
“Acepto tu invitación cortés de oficializar algo que ambos queremos
tener.”
E inmediatamente, este se lanzó sobre él, atacando sus labios en pequeños
y cortos besos, choques de labios simples, que sólo eran un indicio de la
emoción que en esos momentos sentía. TaeHyung rio, pasando los brazos por
su cuello, antes de separarse.
“Yo también te quiero, Jungkook. Mucho.” Le dijo, sonando lo más
honesto posible tras mirarle a los ojos. “De verdad que sí.”
“Lo sé, rubito.”
TaeHyung le observó con los labios abultados, pidiendo un beso
silencioso que Jungkook estuvo dispuesto a darle, de no ser porque su
teléfono sonó.
“¡La comida!” Exclamó, separándose de inmediato. “Ese debe ser el
repartidor.”
“¡Eh, pero bueno!”
Viéndole salir de la cama lo suficientemente rápido como para colocarse
de nuevo sus pantalones y la camiseta (omitiendo por supuesto la ropa
interior), además de unas zapatillas del hotel que TaeHyung tenía por allí.
“Lo siento, rubito, pero si hay algo que quiero tanto como a ti, es la
comida, y me estoy muriendo de hambre.” Fue su respuesta, recibiendo una
mirada fulminante. “No me mires así, necesito reponer fuerzas para una
cuarta ronda.”
Y de inmediato, el rubio se sonrojó.
“En seguida vuelvo, el repartidor está abajo esperando.” Revisando la
notificación recién llegada a su teléfono, anunció, yendo directo a la puerta,
mientras TaeHyung se ponía la ropa interior y una bata de baño, pues
realmente no quería volver a ponerse la ropa.
“Hm, no tardes…”
“Claro que no.”
Jungkook salió de la habitación a toda prisa, ni siquiera viendo al chico
que cruzaba por el pasillo, el cual esquivó a tiempo para no lanzársele
encima, quien se sobresaltó.
“Disculpa, no miraba por dónde i…” El individuo se quedó callado,
reconociendo aquel rostro de inmediato. “Jungkook…”
“Seokhwa.” Movió la cabeza a modo de saludo.
Los ojos del mencionado brillaron nada más verlo. “¿Qué haces aquí?
Hace mucho que no nos vemos… ¿Estás viviendo en este hotel?”
“Jungkook, Jungkook, espera.” La vocecilla de TaeHyung sonó en el
interior de la habitación, antes de que este saliera. “Toma, te olvidabas la
carte… ra… Huh.” Claramente, su expresión también cambió, encontrándose
de pleno con Seokhwa.
Ambos parecían tener la misma mueca.
“Oh…”
El azabache tomó la cartera que TaeHyung le tendía. “Gracias, rubito. En
seguida vuelvo.” Inclinándose para besar su mejilla, dijo. “Adiós, Seokhwa.”
Y, poco después, desapareció en el pasillo. TaeHyung y Seokhwa se
miraban casi desafiantes, pues era demasiado obvio que este último estaba
deseando decirle algo.
“¿Qué haces tú aquí?” Escupió finalmente, con un deje de desprecio en el
ambiente. “¿Cómo tienes la poca vergüenza de pisar este sitio, sabiendo lo
que tu padre le ha hecho a las personas que viven aquí?”
Las cejas del rubio se alzaron. “¿Disculpa?”
“Me has escuchado perfectamente, no te hagas el tonto.”
“No me hago el tonto, ese parece ser tu papel, en realidad.” Contraatacó.
“¿Es que acaso vives debajo de una piedra, Seokhwa? ¿No te enteras de
nada?”
Este también frunció el ceño. “¿Qué dices?”
“Que, si tan puesto en el tema estás, deberías saber que, uno, mi padre se
ha encargado de solucionarlo todo y, dos, este hotel me pertenece. Es mío.”
La confusión en sus ojos se transformó en incredulidad. “Así que no vengas a
darme lecciones de moral cuando claramente no sabes ni dónde estás.”
Antes de poder siquiera abrir la boca para decir algo, defenderse a duras
penas, TaeHyung dio un paso más cerca de él, golpeando con su dedo índice,
amenazante, en el pecho.
“Y por tu bien espero que no seas de esas personas que ha perdido su casa,
Seokhwa y ahora están viviendo aquí, porque eres el único al que no me va a
temblar el pulso a la hora de echarlo a patadas.”
“No, yo no vivo aquí.”
“Más te vale, porque si me llego a enterar de que vuelves a propasarte con
Jungkook, mi novio, te prometo que vas a lamentarlo hasta el último de tus
días.” Lo señaló, logrando que retrocediera. “Y créeme, Seokhwa, no quieres
saber hasta dónde soy capaz de llegar por proteger a lo que más quiero. No
tienes ni idea. Ni siquiera yo la tengo.”
Este se aclaró la garganta, luciendo tan intimidado como debía estarlo.
Jungkook apareció por el pasillo felizmente, con dos cajas de pizza y una
tarrina gigantesca de helado. TaeHyung se puso recto, volviendo a su
posición inicial nada más verlo.
“Ya estoy aquí y traigo una sorpresa para ti, rubito.” Canturreó, mostrando
la tarrina de helado, ignorando la presencia de Seokhwa. “Helado de
stracciatella, como a ti te gusta.”
“Pero qué detalle, cariño… Muchas gracias.” Apretando sus mejillas, le
sonrió. “Déjalo en la mini neverita que hay en la cocina, ¿vale?”
“Hecho.”
Volviendo a entrar en la habitación, ni siquiera se molestó en despedirse
del tercero en discordia. Sin embargo, TaeHyung compartió una mirada con
él, quien parecía estar anclado al suelo.
“Que tengas una buena noche, Seokhwa. Adiós.” Y acto seguido, cerró la
puerta en sus narices.
Tan pronto como entró en su habitación, esbozó la sonrisa más grande que
tenía para ofrecer, viendo a Jungkook salir de la cocina con una bandeja, dos
vasos y dos cucharas grandes.
“He pedido la mitad de la pizza con verduras por si tienes hambre.”
“Ow, qué detalle, cariño…”
“¿Has visto? Soy todo corazón.” Con el pecho hinchado en orgullo, dijo.
“Sólo espero que no haya verduras rozando mi parte, porque me ahorco con
las sábanas.”
Dejando escapar una carcajada, el rubio fue tras él, tomando asiento en la
cama e inmediatamente sosteniéndole el rostro con ambas manos,
depositando pequeños besos en su mejilla. Era demasiado adorable y
encantador como para poder resistirse siquiera.
“No te quejes tanto, anda, que pareces un viejo.”
“Sí, sí, lo que tú digas.”
TaeHyung rio más fuerte, viendo su expresión de alivio cuando abrió la
caja y descubrió que no se habían mezclado ambas mitades.
El domingo por la noche, cuando decidieron que era buena idea volver a la
vida de ser humano normal y salieron debajo de las sábanas, ambos se
encontraban camino a casa del rubio, quien al día siguiente debía ir a clases y
no podía pasar la noche fuera (por mucho que lo deseara), ya que ambos
tenían responsabilidades adultas.
“Gemini y Fourth han ido a ver Super Mario Bros al cine, se ve que Lyon
los ha convencido.” Explicaba el rubio, viendo las fotos que su hermano
había subido en internet, acompañado del pelinegro.
“Será un buen publicista de mayor.”
“Y que lo digas…”
“¿Siguen tu hermano y Fourth en el cine?” Cuestionó Jungkook, viéndole
asentir.
“Sí, han ido a la sesión de noche, dicen que es más barato. Gemini se está
volviendo súper tacaño desde que cumplió los dieciocho…”
El azabache dejó escapar una carcajada. “Parece que nunca has sido
adolescente, rubito… Claramente no van a la sesión de noche porque sea más
barato.”
Aquello confundió a TaeHyung, quién, sin entender lo que tanta gracia le
causaba, le observó con el ceño fruncido.
“¿Entonces?”
“A esa hora no hay tanta gente, las salas están casi vacías, lo cual significa
privacidad. Y privacidad, más luces apagadas, más adolescentes hormonados,
da lugar a…”
Y, de inmediato, su rostro se volvió una mueca de horror.
“Para, para, por Dios… No quiero detalles…” Se quejó, oyéndole reír.
“Me sorprende que no lo hubieras visto venir, siendo tu hermano. Aunque
bueno, teniendo en cuenta que tú no harías algo así, porque probablemente
sufrirías en el intento…”
TaeHyung le observó con el ceño fruncido. “¿Qué quieres decir? ¿Otra
vez estás dejando caer que no soy divertido?”
“Claro que no, rubito, eres la persona más interesante, divertida y bonita
que conozco.”
Al instante y con esas palabras tan aduladoras, su molestia momentánea se
desvaneció, convirtiéndose en una pequeña sonrisa dulce, casi tímida.
“Oh…”
“Pero sé que jamás te animarías a hacer algo como eso porque te daría
vergüenza. Te cohibirías pensando que estás en un lugar público.”
Este se encogió de hombros. “No soy una persona vergonzosa, pero ni de
broma haría algo así en un sitio como la sala del cine. Es una falta de respeto,
Jungkook, imagínate que de la nada entra un niño… Lo traumas de por vida.”
“Ya, bueno… Supongo que en eso tienes razón.”
“Pero en los baños sí que lo haría.” Añadió, para sorpresa de Jungkook,
quién se atragantó con su propia saliva. TaeHyung sonrió, satisfecho.
“Eh… Dices que Gemini y Fourth siguen en el cine, ¿verdad?” El rubio
movió la cabeza a modo de asentimiento. “Lo que significa que tienes la casa
sola, ¿me equivoco?” Preguntó nuevamente, por lo que TaeHyung volvió a
asentir, comprendiendo por dónde iba la conversación y cuáles eran sus
intenciones.
Riendo para sí mismo, se mordió el labio inferior, una vez el coche se
detuvo frente a su apartamento.
“Tengo la casa sola, efectivamente, pero son casi las diez de la noche y
mañana ambos tenemos obligaciones de adulto.”
“¿Y?”
“Que no puedo aceptar tu invitación.”
“Pero si no he dicho nada todavía…”
TaeHyung le observó. “Soy tu novio, corazón, sé exactamente lo que ibas
a proponerme. Te conozco.”
Y, en respuesta, Jungkook bufó, manteniendo la barbilla en alto. Aquel
rechazo inminente había herido un poco su orgullo varonil. “Pues para que lo
sepas, listillo, iba a preguntarte si me dejabas pasar para ver a Yeontan, que
hace mucho tiempo no lo veo.”
La risa del rubio se volvió más estruendosa, notando lo ofendido que se
sentía al respecto.
“Oh, ¿en serio?”
“Claro que sí.”
“En ese caso, por supuesto que puedes acompañarme.” Le dijo,
acariciando su mejilla y hablándole con excesiva dulzura. “Yeontan estará
encantado de verte otra vez.”
Jungkook asintió, todavía indignado. Sin embargo, su indignación no se
debía simplemente al rechazo, sino a la nula oportunidad que tuvo de
presentar su propuesta ante TaeHyung. Y es que era cierto, él lo conocía a la
perfección. No por nada estaban saliendo.
“Por supuesto que lo estará…”
“Pues sí. De hecho, desde que dormiste en casa, se niega a usar otro lugar
que no sea el sofá para dormir. Llora, me muerde los pies y me gruñe si no
vuelvo a ponerle la manta que utilizaste.”
Aquello le hizo reír, imaginándoselo mientras se quitaba el cinturón. “Así
me gusta, que mi defensor número uno me haga justicia.”
TaeHyung también rio.
Siendo Jungkook el primero en salir del coche, lo rodeó hasta llegar a la
puerta del copiloto, abriéndola para que TaeHyung pudiera salir y viendo
como este, falsamente conmocionado, se llevaba una mano al pecho,
aceptando la que él le tendía.
“Oh, pero qué hombre tan caballeroso me ha tocado…” Acompañándole
fuera, rodeó su cuello con ambos brazos tan pronto como Jungkook cerró la
puerta.
Este, con las cejas alzadas y los ojos fijos en sus labios húmedos, junto a
una pequeña sonrisa, asintió. “¿Verdad que sí?”
“Soy todo un afortunado…”
“Claro que lo eres.” Estuvo de acuerdo, asintiendo, mientras se relamía los
labios.
TaeHyung acarició su comisura labial con delicadeza, invitándole
silenciosamente a besarlo, cosa que él no tardó en hacer, atacando sus labios
de inmediato. Le besó con lentitud, tan sólo disfrutando del contacto mientras
sostenía su cintura y ladeaba la cabeza para un mejor contacto.
Chupó el inferior, barriéndolo con la lengua y formando una fina línea
sobre él. Sus labios chocando, el sonido del viento y la noche siendo lo único
que se escuchaba allí a fuera.
Luego, TaeHyung se separó, rozando con ambos pulgares sus mejillas.
“¿Vamos dentro?”
Él asintió, aceptando un casto beso por su parte. “Detrás de ti, rubito.”
Así mismo, se dio la vuelta, separándose de él y saliendo del agarre casi a
regañadientes pero entre pequeñas risas, pues saber lo mucho que causaba en
Jungkook era sumamente gratificante. Le encantaba. Adoraba saber que era
una de sus debilidades, del mismo modo en que Jungkook lo era para él.
Amaba saber que había encontrado a alguien que le hacía sentir de esa forma.
“¡TaeHyung, cuidado!” Escuchó su voz decir tras él, antes de sentir un par
de manos sosteniéndole y dándole la vuelta con rapidez.
Luego, el sonido de disparos llegó a sus oídos, ensordeciéndole. De un
momento a otro, se encontró a sí mismo abrazado a Jungkook, quién cubría
su cuerpo con el propio y le empujaba hasta quedar ambos agachados en el
suelo, junto a su camioneta. Mientras tanto, un coche a toda velocidad pasaba
cerca, las balas impactando contra las ventanas y el acero.
TaeHyung miró a Jungkook en estado de shock, temblando, un pitido
ensordecedor chillándole en los oídos. Jungkook rápidamente sostuvo su
rostro, analizándolo.
“¿Qué…?” Intentó decir, pero no tenía palabras.
“¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te han rozado?”
Con el corazón latiéndole en la garganta, negó, pues tampoco sentía nada.
“No, no… N-No me duele nada. Estoy bien… ¿Q-Qué ha sido eso?”
“No lo sé, no tengo ni idea, rubito.” Negó, respirando hondo. “Una
camioneta apareció de la nada y empezó a disparar hacia nosotros, sólo—
sólo me ha dado tiempo a quitarte del medio.”
Aquella respuesta le hizo estremecerse. Nunca había escuchado disparos
de cerca, tampoco había sido víctima de uno. No comprendía qué estaba
pasando, pero sabía que ahí fuera probablemente corrían peligro.
“Mi apartamento… Vamos a mi apartamento, aquí fuera no es seguro.”
Indicó, notando cómo todas las extremidades le temblaban.
Jungkook asintió, pero no se movió, sino que su rostro estaba contraído en
una mueca.
“Vamos, corre, levanta.”
Una mueca que TaeHyung no alcanzó a ver hasta que se puso en pie y vio
que el azabache no hacía lo mismo, mirándole con confusión, preocupación y
muchísimo miedo.
“Jungkook, vamos, tenemos que irnos antes de que vuelvan esos tipos.
Debemos llamar a la policía y…”
Entonces, los dedos de Jungkook, en su estómago, comenzaron a llenarse
de sangre. De su propia sangre. TaeHyung palideció, cayendo junto a él de
nuevo por puro instinto.
“¿Qué…?” Temió preguntar, finalmente notando su mueca de dolor.
Llevó las manos hacia su camiseta oscura, empapada de un líquido rojo y
viscoso, que también manchó sus dedos cuando quiso levantarla. Jungkook
tenía tres heridas de bala en el abdomen, sangre brotando sin parar,
cubriéndole la piel en cuestión de segundos, en una fina capa.
“No puedo moverme, rubito.” Le dijo, entre dientes, su voz áspera. Estaba
aguantando el dolor, un dolor que lo consumió tan pronto como fue
consciente de sus heridas, dejándole helado y sin fuerzas.
“Jungkook…” Apenas susurró el rubio, sintiendo cómo se le detenía el
corazón.
La vista del mencionado se nubló momentáneamente, sintiéndose
mareado. TaeHyung de inmediato reaccionó, rodeándole para sostenerle la
cabeza y permitir que pudiera apoyarla en su regazo cuando se desvaneció.
“Ambulancia, u-una ambulancia… Tengo que llamar a una ambulancia.”
Dijo, introduciendo sus manos temblorosas y resbaladizas en uno de los
bolsillos de su abrigo, atrapando el teléfono que se le cayó. Maldijo en voz
baja. “Jungkook, cariño, no te duermas, ¿vale?”
Este emitió un sonidito afirmativo.
“No, háblame, quiero oír tu voz.” Pidió, mientras tecleaba el número de
emergencias con torpeza y luego se llevaba el teléfono a la oreja.
Quería llorar, gritar, asimilar lo que estaba pasando para poder actuar de
forma coherente y apresurada, pero no podía. Su mente estaba en blanco y
tenía el corazón en un puño, latiéndole contra la garganta, mientras sus
lágrimas se encontraban agolpadas en las esquinas de los ojos.
“No voy a dormirme…” Le escuchó decir, forzando la voz. “Todavía es
muy temprano, no tengo sueño.” Bromeó, dejando escapar una risa que le
hizo toser.
TaeHyung sollozó.
“Ha llamado usted al número de emergencia, mi nombre es Chaeri, ¿en
qué puedo ayudar—”
“Traigan una ambulancia a la calle Insadong, número siete, unos hombres
han— han disparado a mi novio y está muy grave, por favor, rápido. Soy Kim
TaeHyung, el hijo del alcalde.”
“Señor—”
“¡Rápido, se está desangrando, por favor!” Insistió en un grito
ensordecedor, antes de colgar y tomar entre sus manos el rostro del azabache.
“Jungkook…”
Este volvió a soltar una risita que le hizo toser al final. “¿Estás usando tu
influencia ahora mismo? Pensé que… que no hacías eso, rubito.” Volvió a
toser. “E-Estoy muy sorprendido. No sabía que te gustase tanto.”
“No digas tonterías, Jungkook…” Más lágrimas brotaron de sus ojos,
aquellos que se encontraron con los ajenos. “Sabes que te quiero mucho. Eres
mi novio, ¿recuerdas?”
“Claro que me acuerdo, llevo meses soñando con escucharte decir eso.”
Él sollozó otra vez. “Ahora lo hago.”
“Me gusta escucharlo, ¿sabes? Suena mejor de lo que esperaba…”
“Lo sé, a mí también me encanta decirlo.” Su garganta se cerró tras la
llegada de un nuevo sollozo que le impidió continuar. “Así que voy a
repetirlo hasta que la ambulancia llegue, ¿vale? Tendrás que— que quedarte
despierto para escucharme. Tienes que hacerlo por mí.”
Entonces, Jungkook le miró con una sonrisa y los ojos llenos de lágrimas.
Estaba pálido y tenía las mejillas frías.
“Sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, rubito, pero no creo…
No creo poder hacer esto. Lo siento.” Susurró, tosiendo una tercera vez. Un
hilo de sangre brotó de sus comisuras, llegándole hasta la barbilla.
TaeHyung se quedó de piedra, sintiendo cómo se le detenía el corazón.
“Claro que puedes, Jungkook, ¿cómo no vas a poder? No seas tonto…”
Sostuvo su rostro con ambas manos, temblando, sudando, negándose a
aceptarlo. ‘Sólo necesitas aguantar un poco, la ambulancia va a llegar pronto,
te llevarán al hospital y— y allí podrán curarte. Son sólo tres heridas, estarás
bien en dos días.’ Una risita nerviosa sonó en el ambiente, proviniendo de él,
quien no podía ver debido a las lágrimas. “Luego te darán el alta e iremos al
cine con Lyon y Aram, como prometimos. Veremos esa película de Mario
Bros por segunda vez y compraremos pizza para los cuatro y—”
Una mano fría se posó en su mejilla. “Rubito, rubito, detente, por favor…”
Jungkook suplicaba con la garganta seca.
“No…”
“Escúchame un momento, ¿vale? Necesito que me escuches.” Insistió. “Sé
que esto no es agradable, para mí tampoco lo es. Planeaba… Planeaba
cualquier cosa menos esto, hasta— hasta había traído ese lubricante de frutas
exóticas que tenías en tu cuarto.”
TaeHyung sollozó, soltando una risita. “¿Cómo puedes decir eso
ahora…?”
“Hace— hace tiempo te dije que en caso de estar moribundo, haría una
broma sexual dirigida hacia ti, ¿recuerdas? Soy un hombre de palabra.”
El azabache tosió, la sangre pintando de nuevo sus comisuras y una
lágrima traicionera deslizándose por su mejilla, sin borrar aquella sonrisa.
Los ojos de TaeHyung, hinchados, dejaron escapar todas las que él no podía.
“Jungkook, por favor…”
“Está bien, rubito, está bien. No pasa nada, ¿vale?” Acarició su rostro,
eliminándole las lágrimas con dificultad, pues no tenía fuerzas. “Estoy bien,
no me duele. Estoy bien.”
“No…”
“Te lo prometo, estoy bien. Así que deja de llorar y sonríeme, ¿de
acuerdo? Por favor. Quiero… Necesito que esa sea mi última imagen antes de
cerrar los ojos.”
Su voz rasposa, ronca y llena de dolor suplicó, trasladando los dedos a las
comisuras ajenas, estirándolas débilmente mientras luchaba consigo mismo
por mantener los ojos abiertos. TaeHyung forzó una pequeña sonrisa, aquella
que tanto pedía, sin dejar de llorar.
“Así, justo así. Mucho mejor. Gracias, rubito, muchas gracias.”
“Jungkook…”
“Te quiero, TaeHyung.”
Él negó, desesperado, al ver como se le cerraban los ojos. “No, no
Jungkook, mírame, no te duermas. Mírame. Mírame, Jungkook, por favor.”
“Lo siento…” Susurró. “Lo siento, TaeHyung.”
Las manos junto a sus comisuras cayeron con un golpe seco. Los ojos
oscuros se cerraron y Jungkook dejó escapar su último suspiro.
“No, no, no, Jungkook, no.” Suplicaba el rubio, tomando su rostro de
nuevo al ver que no reaccionaba. “¡Jungkook! ¡Jungkook, por favor,
respóndeme! ¡Jungkook!”
Sin embargo, él no lo hizo, adueñándose del silencio tras despedirse y
arrancarle el alma a TaeHyung cruelmente, quién sollozó con todas sus
fuerzas, dejándose la garganta en un grito ensordecedor.
Quizás, sus cuerdas vocales se rompieron, se despegaron y se desgarraron
en el intento, pero su voz resonó por toda la zona. Permitió que sus vecinos le
escucharan llorar, suplicar y desbaratarse en un llanto profundo, lleno de
dolor. Un dolor que llevaba tiempo sin sentir.
Agachándose hasta pegar su frente con la ajena, negó.
“No, Jungkook, no, por favor.” Suplicaba entre lamentos, besándole las
mejillas, sabiendo que no respondería. “Cariño, por favor… Por favor…”
Lloró. Lloró hasta que cada lágrima derramada fuera equivalente a cada
pedazo de su corazón roto, hasta que se quedó sin voz, hasta que el dolor no
le permitió sentir nada más que rabia.
Hasta que los restos de su alma se consumieron. Sin esperanza.
✧c.-059

N/A: Ya que el anterior fue muy intenso, hoy os dejo con un capítulo más
cortito jeje xD
Cap dedicado a proof_vante ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Last To Know’ de The Wanted, una canción que he
recomendado en otras fics pero que nunca falla. Es de mis eternas favoritas.

La ambulancia llegó diez minutos después, cuando TaeHyung había


quedado sin energías para gritar y simplemente se limitó a llorar,
deshaciéndose en sollozo tras sollozo. Le dolía el alma, negándose a asimilar
la probabilidad de que Jungkook no pudiera resistir más. No quería asimilar
la probabilidad de que nunca más volvería a verlo. De que él también se
fuera. De perderlo.
TaeHyung lloraba, viendo el cuerpo de Jungkook en aquella camilla de
ambulancia, con los doctores alrededor de él tratando de reanimarlo. Lloraba
porque no sabía qué hacer. Por miedo. Impotencia.
Sostenía su mano fría con dedos temblorosos, apretando sólo para hacerle
saber que estaba junto a él, que no estaba solo y nunca volvería a estarlo.
“Sus constantes vitales son preocupantes, ha debido de perder mucha
sangre… No soy capaz de encontrarle el pulso.”
“¿Cuántas heridas de bala?”
“Tres. Todas de entrada y salida, probablemente haya perforado algún
órgano.”
Escucharles hablar como si él no estuviera presente le destrozaba el alma,
las esperanzas. Sólo conseguía hacerle sentir más miserable y horrorizado,
obligándole a aguantarse las lágrimas mientras usaba su otra mano para
acariciarle el rostro, rezando porque no estuviera escuchándolos.
No podía creer que el amor de su vida estuviera en esa situación. Por él.
Por su culpa. No era justo.
“Mi amor…” Susurraba, eliminando la sangre de sus comisuras.
Debía estar sintiendo tanto dolor… Tanto miedo…
“¡Tiene pulso!” Exclamó uno de los enfermeros, logrando que se le
acelerase el corazón. “Es débil, pero lo noto. Tenemos que darnos prisa o no
llegará.”
Llegaron al hospital tres minutos después, las sirenas pitando en sus oídos
mientras se bajaba con dificultad, siendo ayudado por uno de los enfermeros,
quién sostuvo su mano y aseguró que todo estaría bien. Incluso si no era
cierto. TaeHyung quiso creerle, a pesar de que la probabilidad era baja.
Bajísima. Casi nula. Pero debía aferrarse a ella.
“Joven con múltiples heridas de bala en tórax y abdomen. Posible
perforación arterial. Pulso leve. Tensión arterial baja.” Informaba el jefe de la
ambulancia por la radio, empujando aquella camilla con ayuda de su
compañero.
“Llevadlo a quirófano, rápido. El doctor Park está esperando.”
TaeHyung sollozó.
Una de las chicas, notando su estado, se detuvo, tomándole por los
hombros. “Tienes quedarte aquí, cielo. La policía vendrá en cualquier
momento y es posible que debas prestar declaración sobre lo sucedido.”
“P-Pero Jungkook…”
“Tranquilo, ¿vale? Haremos todo lo posible por él. Está en buenas
manos.”
Él asintió. “Por favor, ayúdenlo…”
“Lo haremos, que no te quepa duda.” Aseguraba, frotando sus brazos.
“¿Eres su amigo? ¿Familiar? ¿Pareja?”
“Novio… Soy su novio.”
Responder aquello fue como recibir un flechazo directo al corazón.
“Bien, en ese caso, te avisaré tan pronto como tengamos noticias, ¿vale?
Puedes esperar en la sala de espera. Si necesitas algo, llama a cualquier
doctor que pase cerca, no lo dudes. Volveré en seguida.”
“Vale…”
Sin embargo, ella no tuvo fuerzas para moverse de su lado, mirándole con
el alma hecha pedazos.
Dejó escapar un pequeño suspiro. “Escucha, cielo, no puedo prometerte
que salvaremos a tu novio, pero te prometo que vamos a hacer todo lo
posible.”
TaeHyung sollozó más fuerte. “Por favor…”
“Te lo prometo. Volveré contigo en cuanto tenga noticias.”
“G-Gracias…”
Dándole un leve apretón, ella se marchó con rapidez, desapareciendo por
el pasillo. El rubio cayó contra uno de los asientos en la sala de espera, sus
piernas no dándole ningún tipo de tregua. Estaba agotado, física y
mentalmente. Sin fuerzas.
Podía notar sus manos temblorosas, llenas de sangre seca, deslizándose
torpemente por la pantalla del teléfono. Los ojos inundados en lágrimas,
irritados e hinchados, del mismo modo que su nariz y mejillas,
dificultándosele el proceso de buscar el contacto de su padre.
“TaeHyung, hola… ¿Va todo bien?” Escuchó su voz rasposa decir,
cansada, como si acabara de despertarse. Entonces, recordó que eran pasadas
las once de la noche.
Él hipó. “Papá…”
Y, acto seguido, sollozó.
“¿Qué ocurre, hijo? ¿Estás llorando?” El hombre rápidamente se
incorporó.
“E-Estoy en el hospital, papá… Han… Han disparado a Jungkook.”
Pronunció, sollozando de nuevo. “Volvíamos a mi apartamento y-y un coche
pasó a toda velocidad delante de nosotros. Nos dispararon, papá. Quisieron
darme pero él lo impidió y…”
“TaeHyung, TaeHyung, para un momento.”
“Está muy grave. Tengo tanto miedo, papá…” Tapándose el rostro con su
mano libre, admitió. “No quiero que le pase nada…”
“No te preocupes, TaeHyung, todo va a salir bien. Tú respira hondo y
cálmate, que en seguida estoy contigo, ¿de acuerdo?” No tardando en ponerse
en pie, dijo. “Avisaré a Banky, él llegará antes si está en casa.”
Otro sollozo escapó de sus labios, asintiendo incluso si su padre no podía
verle, limpiándose las lágrimas a sí mismo.
“Date prisa, por favor… Me dijeron que la policía vendrá en cualquier
momento p-para tomarme declaración por lo sucedido. No quiero… No
quiero estar solo…” Casi suplicó.
“Por supuesto, hijo mío, estaré allí en seguida. Acabo de enviarle un
mensaje a tu hermano, también llegará pronto. No te preocupes, ¿vale?”
“Vale… Gracias, papá.”
“No me las des, cariño. Te quiero mucho… Muchísimo, TaeHyung. Todo
va a salir bien. Te quiero.”
Una vez más asintió, cubriéndose la boca y viendo la sangre de cerca.
Aquello le horrorizó, colgando inmediatamente, el teléfono deslizándose de
sus dedos hacia abajo, cayendo al asiento más cercano.
“Dios mío…” Susurró, mirándose los dedos, las uñas.
Tenía en sus manos la sangre de Jungkook. De su Jungkook.
Se sentía tan irreal, tan absurdo. Como una pesadilla de la que no podía
despertarse y le hacía estremecerse cada cierto tiempo. No podía creer lo que
estaba viviendo.
Tan sólo dos días antes estaba celebrando el primer cumpleaños de
Jungkook y ahora simplemente…
“¿TaeHyung?”
La voz de la señora Ahn sonó frente a él, confundida, extrañada de verlo
allí y sobre todo con aquel aspecto. Lleno de sangre, sollozando. Aquello le
preocupó.
“Doctora Ahn…” Susurró, mirándole con los ojos llenos de lágrimas.
Ella se acercó inmediatamente. “Cielo, ¿qué te ha pasado? Estás
sangrando, tienes mala cara… ¿Has tenido un accidente?”
Con lentitud, negó.
“N-No es mía…”
Aquella respuesta confundió aún más a la doctora. “¿Cómo que no…?
¿Entonces?” Su ceño fruncido se convirtió en una mueca de realización, tan
pronto como los ojos de TaeHyung respondieron por sí solos. “Jungkook…”
El rubio dejó escapar un sollozo, confirmando su teoría, lo que hizo a la
mujer palidecer inmediatamente.
“No… ¿Cómo ha sido? ¿Qué… qué ha pasado, TaeHyung?”
“Le han disparado, d-doctora Ahn… Volvíamos a casa y… y alguien
comenzó a dispararnos desde un coche. N-No nos dio tiempo a reaccionar, él
— él trató de cubrirme y…” Cubriéndose el rostro con ambas manos no pudo
continuar, su garganta cerrándose, impidiéndole hablar siquiera.
De inmediato tomó asiento a su lado, sosteniendo sus manos. “Entiendo,
entiendo, no pasa nada, cariño. ¿Y… y dónde está él?” Quiso saber, tragando
saliva. “¿Dónde está Jungkook?”
TaeHyung se vio obligado a levantar la mirada.
“E-En quirófano… Se lo llevaron hace un rato. Los de la ambulancia
dijeron q-que había perdido mucha sangre.” Hipó, eliminando sus propias
lágrimas antes de poder encontrarse con los ojos ajenos.
La doctora Ahn parecía fuera de sí, como si no pudiera controlar su
preocupación o el miedo, sus manos temblorosas y los ojos llenos de
lágrimas.
“Me dijeron que harían todo lo posible por salvarlo, pero que no podían
asegurarme nada…”
Ella asintió. “No, no pueden.”
“¿Y si no…? ¿Y si Jungkook no consigue…?”
“No digas eso, ¿vale? No… No pienses así, hay que ser positivo.” Pedía,
sus manos temblorosas tomándole por los hombros. “Sé que estás asustado y
tienes miedo, pero él ahora está en buenas manos, con profesionales que
saben lo que hacen. Todo saldrá bien.”
TaeHyung dejó escapar un sollozo desgarrador, moviendo la cabeza en un
arduo intento por asentir, por confiar en su palabra. Porque eso era lo único
que tenía.
“¿Tú cómo estás? ¿Estás herido? ¿Te duele algo?” Sosteniéndole el rostro,
analizó su aspecto más de cerca, asegurándose de que no tuviera lesiones.
“¿Te ha atendido alguien?”
“No tengo nada, estoy bien.” Aseguraba. “Jungkook se llevó la peor
parte…”
Quitándole las lágrimas y manteniendo los labios apretados, la doctora
Ahn asintió. “Está bien, cielo, me alegra saber que no tienes nada. Es un
alivio.”
“Supongo…”
“¡TaeHyung, TaeHyung!”
La voz de Banky sonó a lo lejos, el castaño adentrándose en la sala de
espera a toda prisa, buscando a su mejor amigo. Este le observó de inmediato,
reconociéndole y encontrándose con sus ojos.
“Te dejo con tu amigo, ¿vale? Volveré contigo en caso de tener alguna
noticia. Trata de mantenerte calmado.”
Él asintió débilmente. “Gracias, doctora Ahn…”
Acto seguido, la mujer se puso en pie, alejándose a paso rápido por el
pasillo, sólo así, a solas, pudiendo dejar salir todas las lágrimas que había
estado aguantando. Y, tapándose el rostro para que nadie fuera capaz de
verla, dejó escapar un sollozo.
Banky llegó junto al rubio en cuestión de segundos.
“TaeHyung, mi vida, ¿qué ha pasado?” Quiso saber, tomándole por los
hombros. “Tu padre me ha llamado y he venido lo más rápido posible. ¿Estás
herido? ¿Te han hecho daño?”
Este negó por décima vez, dejándose caer sobre su mejor amigo sin dejar
de llorar, escondiéndose entre el hueco de su cuello y hombro.
Ya no tenía fuerzas. Estaba devastado.
“Jungkook está muy grave, Banky… Ha… Ha perdido mucha sangre.”
Explicaba entre sollozos, notando como el mencionado acariciaba su espalda.
“Recibió tres impactos de bala por intentar protegerme. Por mi culpa,
Bank…”
“No, claro que no. Nada de lo que ha pasado es tu culpa, tienes que
saberlo, TaeHyung.”
“Pero esos disparos iban para mí, es obvio. Si él no se hubiera puesto en
medio…”
“Tú estarías en su lugar y quizás en una situación aún más crítica.”
Respondió por él. “Entonces sería Jungkook el que no se lo perdonaría.”
TaeHyung hipó, cerrando los ojos con fuerza. “Pero estaría a salvo…”
“Eso nunca podrás asegurarlo porque no ha pasado de esa forma, cariño.
Por mucho que duela y por más desagradable que sean los hechos, Jungkook
actuó por instinto. Y su instinto fue protegerte.” Decía, sin dejar de
acariciarle la espalda. ‘Tú hubieras hecho lo mismo en su lugar, ¿verdad?’ El
rubio asintió. “Pero si los papeles se invirtieran y estuvieras en estado crítico,
no sería culpa de Jungkook, ¿verdad?”
Esta vez, negó. “No, claro que no…”
“Pues tampoco es tu culpa nada de lo que ha pasado, sólo de las personas
que apretaron el gatillo.”
Otro sollozo abandonó sus labios.
“¿Kim TaeHyung?”
Una voz pronunció cerca de ellos. Bank fue el primero en levantar la
mirada, reconociendo a dos agentes de policía y separándose del rubio,
acariciando su hombro.
“Son los agentes de policía, cariño…”
TaeHyung asintió, levantando la mirada también. “Soy yo.”
“Somos los agentes Jung y Choi, de la APSN, venimos para tomar nota de
su declaración tras el tiroteo ocurrido en la calle Insadong. El hospital ha
dado el aviso de que hay un herido grave.”
Los ojos del rubio no tardaron en llenarse de lágrimas, ahogando un
sollozo.
“El herido es su pareja, señor agente, Jeon Jungkook.” Respondió Banky.
“Lo lamentamos profundamente.” Dijo el otro agente, sacando una
pequeña. “Entendemos que sea una situación complicada para usted, pero
debemos tomar nota de todo lo sucedido para poder llevar a cabo una
investigación que se encuentra abierta desde este preciso instante.”
“Sé… Sé cómo funciona esto, no se preocupe. Soy abogado, conozco el
proceso.”
El agente Jung asintió. “Perfecto, entonces.”
Bank volvió a acariciarle la espalda lentamente, haciéndole saber que
estaba allí.
“Jungkook y yo íbamos de camino a mi apartamento en su camioneta, él
aparcó delante y nos bajamos para ir a buscar a Yeontan, mi cachorro, a casa
del vecino antes de entrar en la mía.” Comenzó, explicando los hechos desde
su perspectiva. “Dimos dos, tres, cuatro… Quizás cinco pasos lejos de la
camioneta, cuando Jungkook me gritó que tuviera cuidado, luego sentí como
me agarraba y me empujaba a un costado de la camioneta antes de escuchar
los disparos.”
“¿Vio usted al o a los atacantes?”
Él negó, limpiándose las lágrimas. “No, no me dio tiempo, p-pero
Jungkook dijo que iban en un coche. A él tampoco le dio tiempo de verlos.”
Tras los agentes, TaeHyung visualizó a su padre, quien miraba a todas
partes, probablemente en su búsqueda. Una vez dio con ellos, avanzó
rápidamente hasta alcanzarlos.
“¿Pasaron de largo?”
“Sí, desaparecieron en la carretera de inmediato, por eso no pude verlos.
Fue algo rápido.”
“Entonces se descartamos la posibilidad de que fuera un intento de hurto
fallido, ¿verdad? No había intenciones de asaltarles o algo por el estilo.”
Kim se encogió de hombros, abrazándose a sí mismo. “No lo sé, señor…”
“¿Y tiene usted algún enemigo o alguien que crea capaz de hacer algo
como esto?”
“No se me viene nadie a la mente… Tampoco creo que Jungkook los
tenga. Él es muy sociable, se lleva bien con todos. Tiene amigos en todas
partes.” La voz le tembló, más lágrimas apareciendo.
“TaeHyung, TaeHyung.” La voz del señor Kim interrumpió lo que uno de
los agentes estaba por decir, apareciendo tras ellos y sosteniendo el rostro de
su hijo, analizándolo del mismo modo en que la doctora Ahn había hecho
hacía tan sólo unos minutos.
“Papá…”
“Aquí estoy, hijo mío, ya he llegado… ¿Cómo estás? ¿Te han hecho
daño?”
El rubio negó lentamente. “Estoy bien, papá… Los agentes me estaban
tomando declaración sobre lo sucedido.”
“Buenas noches, agentes.” Tendiéndoles la mano a cada uno,
estrechándoselas, saludó. “Me van a permitir que me entrometa, pero es mi
hijo y necesito que esto se solucione lo antes posible.”
“En ello estamos, señor Kim, de hecho le preguntábamos a TaeHyung si
tenía sus sospechas puestas en alguien cercano o simplemente conocido.”
“Sí, debido a que no hay pérdidas materiales ni tampoco indicios de que se
tratara de un robo fallido, creemos que puede ser un ataque premeditado.”
Asentía el otro, dirigiéndose al alcalde. “Quizás, y sólo quizás, tenga que ver
con usted.”
TaeHyung miró a su padre, quien asintió, manteniendo la mandíbula
apretada.
“Lo sé perfectamente, agente, me he ganado a varios enemigos desde que
estoy en el cargo.” Agachando la cabeza, respondió. “De hecho, no hace falta
que investiguen demasiado, ya que creo tener al cabecilla detrás de todo esto
y no es nada más ni nada menos que Moon Dakho, el ex candidato a la
alcaldía.”
Ambos agentes fruncieron el ceño, anotando algo en las libretas que
llevaban consigo. “¿Está usted seguro, señor Kim? No puede acusar a—”
“Estoy muy seguro. Moon Dakho me la tiene jurada ya que por mi culpa
está en la cárcel.” Respondió, tajante. “Yo fui quién sacó sus trapos sucios a
la luz hace un par de meses, era obvio que no iba a quedarse quieto.”
Miró a su hijo con pesar, arrepentimiento, quitándole una lágrima solitaria
que se deslizó hacia abajo, acariciando su mejilla.
“Lo siento, cariño… No pensé que llegaría tan lejos…”
TaeHyung sollozó, ocultándose en el cuello de Banky, quien no tardó en
abrazarle.
“Deberá darnos más datos sobre el asunto, señor Kim, no podemos basar
una investigación en simples suposiciones. Necesitamos pruebas, hechos.
Tiene que ayudarnos si realmente quiere que esto llegue a alguna parte.”
“Haré todo lo que sea necesario, no se preocupe.”
“Bien… Pues por el momento nuestros hombres están investigando el
lugar de los hechos. Si encuentran algo allí, se lo haremos saber.”
Con los ojos inundados en lágrimas, TaeHyung asintió, casi suplicándoles.
“Por favor, sí…”
“Gracias, agentes, me aseguraré de hacerles llegar todas las pruebas contra
Moon Dakho personalmente. Pero necesito que se impliquen en esto como si
de vuestra familia se tratara, que se dejen la piel en este caso.”
“Nos implicamos en todos nuestros casos, señor.”
El señor Kim negó. “Este no es otro de vuestros casos, se trata del hijo del
alcalde. Mi hijo. Si no veo suficiente implicación o que algo se os escapa de
las manos, tomaré medidas.”
“Papá…”
Volviendo a mirar a su hijo, quien parecía horrorizado, apretó su mano.
“Tranquilo, TaeHyung.”
“Haremos todo lo posible por encontrar al culpable, señor alcalde. Tiene
nuestra palabra de que así será.”
“Eso espero.”
Una vez TaeHyung dio todos los datos necesarios para que la policía
pudiera volver a contactar con él en caso de necesitarlo, ambos agentes se
marcharon por dónde habían venido. TaeHyung cayó derrotado contra el
suelo, siendo incapaz de sostenerse por más tiempo, sollozando.
Banky se puso de cuclillas frente a él.
“Cariño…”
“Odio esto, lo odio… ¿Por qué a Jungkook? ¿Por qué a él si no ha hecho
nada malo? ¿Por qué…?”
El señor Kim observó a su hijo mayor con el corazón en un puño, roto a su
vez en mil pedazos. No soportaba ver a sus hijos de esa manera, mucho
menos por algo que, sin quererlo siquiera, él mismo había causado.
“No es justo, no es justo…”
“Tranquilo, TaeHyung, todo va a salir bien.”
“¡No, nada va a salir bien!” Sollozaba, aferrándose a Banky. “Todo esto es
por mi culpa, no debí haberle pedido que se quedara conmigo. No debí de
haberle dejado…”
Besando su frente, Banky aguantó sus propias lágrimas, permitiendo que
TaeHyung se desahogara como si eso fuese a cambiar algo. Pero la realidad
era que nada lo cambiaría.
TaeHyung seguiría sintiéndose culpable, miserable, señándose a sí mismo
como si él hubiera apuntado a Jungkook con la pistola y disparado.
Una mujer alta, vestida de blanco y sosteniendo una libreta, apareció en la
sala, alertando a los presentes, especialmente a Banky y al señor Kim,
quienes miraron en su dirección
“¿Familiares de Jeon Jungkook?”
Él se puso en pie inmediatamente, su corazón empuñado.
✧c.-060

N/A: Este capítulo me hace llorar como una recién nacida, me encanta y
espero que a vosotros también je je je je je xD
Cap dedicado a LITTLEKIMKTH ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Meet you at the Graveyard’ de Cleffy, perfecta para
la ocasión.

“¿Estás seguro de que quieres hacer esto tú solo?”


La voz de Gemini sonó en el ambiente. Suave, lejana, llena de
preocupación, mientras veía a su hermano mayor con la mirada perdida a
través del cristal del coche.
Frente a ellos, el enorme cementerio nacional de Seúl se encontraba,
repleto de flores pero completamente vacío.
“Tengo que hacerlo, sí…” Asentía el rubio, sorbiendo por la nariz.
“Vale, está bien. Tómate tu tiempo. Yo te esperaré aquí dentro, ¿vale?
Avísame si me necesitas para lo que sea.”
Eliminándose las pocas lágrimas que había dejado escapar, el rubio volvió
a asentir, vaciando sus pulmones. Se sentía cansado, débil, después de varios
días sin poder descansar.
“Gracias, Gemini.”
Su hermano le sonrió, apretándole la mano. Luego, bajó del coche,
aferrándose al ramo de flores que anteriormente había comprado. Avanzó
hacia la entrada con lentitud, nerviosismo, lleno de inseguridad.
Hacía meses que no pisaba aquel sitio, negándose a hacerlo siquiera, pues
no había sentido mentalmente preparado. Hasta ahora.
La tristeza le invadía en cada paso que daba, lágrimas empapándole el
rostro conforme se acercaba a una tumba con la que no estaba familiarizado.
Y, tal vez, nunca lo estaría.
Él simplemente no podía creer que estuviera allí.
“Hola…” Saludó a la nada, leyendo el epitafio como si jamás lo hubiera
hecho. Como si él mismo no hubiera escrito aquello tiempo antes. “Cuánto
tiempo, mamá.”
Esbozó una sonrisa triste, tomando asiento mientras acariciaba la imagen
de su madre allí grabada. “Kim Nakyung. Una mujer, madre y esposa que
jamás será olvidada. Tus hijos y tu esposo te aman.” Podía leerse justo debajo
de la foto, la misma que él mismo le hizo un par de años antes de su
fallecimiento.
La tumba estaba rodeada de flores. Flores frescas, recientes, pues el señor
Kim tenía como parte de su rutina, llevarle una rosa roja todas las mañanas a
su mujer, dejándola junto al marco accesible de su foto.
TaeHyung esbozó una sonrisa, tomándolo.
“Siento haber tardado tanto en venir a verte, pero ha sido bastante
complicado para mí.” Murmuró en voz alta. “La verdad… Me siento egoísta
admitiendo que estoy aquí por mí, porque no tengo otro sitio a dónde ir.”
Un sollozo abandonó sus labios. Le dolía el corazón más que nunca.
“Siempre que las cosas iban mal, me refugiaba en tus brazos. Tú sabías
cómo calmarme, cómo hacerme creer que las cosas saldrían bien, sin
importar qué…” Continuó diciendo, admirando su reflejo en aquella foto. Era
tan irreal, tan hermosa. La mujer más bonita que había visto nunca. “Pero ya
no estás aquí para consolarme, ya no te tengo, mamá… ¿En qué brazos voy a
refugiarme ahora que mi vida es un desastre?”
Se limpió las lágrimas furiosamente, sollozando en contra de su voluntad;
permitiendo a su corazón abrirse. No era algo que estuviera acostumbrado a
hacer. No desde que su madre ya no estaba ahí para escucharlo.
“Pensé que después de que te fueras nada más me haría daño, que tu
muerte me haría más fuerte que nunca, mamá…” Susurraba, sin dejar de
acariciar su foto, lágrimas cayendo contra el cristal. “Supe afrontar mi vida
después de ti. La alcaldía de papá, todo lo que eso conllevaba, las rebeldías
de Gemini, mis problemas personales, el fallecimiento de dos personas muy
importantes para mí, pero no puedo soportar esto.”
Cerrando los ojos con fuerza, se permitió tomar una profunda respiración,
encontrando las palabras necesarias para explicarse, desahogarse, en medio
de un montón de lágrimas.
“No puedo perder a alguien a quien quiero tanto, mamá, no otra vez…”
Negó, limpiándose las lágrimas.
Coma. Jungkook había entrado en coma tras sufrir una parada cardíaca en
mitad de la operación. Estaba en estado crítico. Los médicos encontraron
restos de metralla cerca de sus pulmones y alrededor del corazón. TaeHyung
no había podido verlo aún desde entonces.
Respiró hondo, por segunda vez tomándose el tiempo necesario para
calmarse, pues sabía que lo necesitaba más que nunca. Tanto, tantísimo, que
su voz no volvió a sonar hasta casi cinco minutos después, habiéndose
quedado simplemente en silencio, observando la foto de su madre como si
esta se encontrara frente a él.
Tenía tantas cosas que decirle, que quizás no tenía el tiempo suficiente.
Una pequeña sonrisa jaló de sus labios.
“Pensé que no volvería a enamorarme después de lo que pasó con Daeil,
porque, spoiler, mamá, tenías razón con él. Era un completo imbécil, pero
prefiero no entrar en detalles porque sé que te enfadarás mucho allá donde
estés.” Rio para sí mismo. “Pero esta vez es diferente, ¿sabes? Nunca me
había sentido así con nadie… Y sé que te haría muy, muy feliz, poder
conocerle personalmente, aunque en realidad ya lo haces…”
Otra pequeña sonrisa estiró sus comisuras, imaginándose la que su madre
tendría ahora mismo si pudiera escucharle.
“Jungkook es increíble, mamá. Es la persona más buena, divertida,
inteligente y honesta que he conocido en mi vida. Y le quiero. Le quiero
tanto, tantísimo…” Él se encogió de hombros. “Entiendo que te robara el
corazón en su momento, porque también me lo robó a mí.”
Hipando, dejó escapar otra risita, sonriendo como se le aceleraba el
corazón sólo de pensar en la primera vez que vio a Jungkook.
Ese día, mientras que luchaba (y rezaba) por no recibir una paliza, una
mano se puso delante suyo a modo de ayuda. Él la tomó, sin saber que
aquellos ojos a los que miraría seguido de eso, serían los de la persona que
cambiaría su vida por completo. La persona que quedaría grabada en su piel
como la tinta de un tatuaje.
Y de nuevo, las lágrimas amenazaron su tranquilidad, provocando que los
ojos le ardieran.
“Me encantaría que pudierais encontraros de nuevo, siendo que ambos
sois las personas más importantes de mi vida, y sé que estás deseándolo
también, pero eso significaría que debo perderlo definitivamente y-y no estoy
preparado para eso, mamá. No quiero… Le necesito aquí conmigo, ¿sabes?
Lo amo.”
Con manos temblorosas, eliminó aquellas lágrimas, tomando otra
profunda respiración. Sentía que por momentos le faltaba el aire.
Nunca había sido tan honesto consigo mismo, temiendo mencionar la
palabra “amor” en voz alta, ya que conocía las consecuencias de primera
mano. Sin embargo, sentía que con Jungkook tampoco debía usarla, porque el
sentimiento al que le daban nombre ni siquiera se asemejaba al suyo. Se
quedaba corto.
“Por eso mismo, necesito que me hagas un favor, uno muy grande… Y es
que, si llegas a encontrarte a alguien que se parezca mínimamente a Jungkook
ahí arriba, lo envíes de vuelta de una patada en el culo. Por favor. Por favor,
mamá.”
Sollozó, abrazándose a la foto de su madre, deseando que fuera ella en
lugar de un trozo de madera. Anhelando estar entre sus brazos, sentirse
protegido. Querido. Amado.
“Te quiero y te echo muchísimo de menos, mamá…”
“¡TaeHyung, TaeHyung!”
La voz de su hermano, a lo lejos, le hizo sobresaltarse, levantando la
mirada. Gemini salía del coche a toda prisa, avanzando hacia la entrada del
cementerio con su teléfono empuñado entre los dedos.
“Tenemos que volver al hospital, rápido.”
Por supuesto, su cuerpo entró en estado de alerta, tan sensible que volvería
a llorar pronto. Tembló, con los ojos llenos de lágrimas, mientras devolvía el
cuadro de su madre al lugar inicial.
“¿Q-Qué pasa?”
“Es Jungkook. Fourth acaba de decirme que Mos y él han podido entrar a
verle, están dejando que tenga visitas.”
“¿Lo dices en serio?”
“Sí, claro.”
Él se puso en pie con las piernas temblorosas. “¿Crees… crees que podré
verlo?”
Preguntar aquello sonaba ridículo cuando se había acostumbrado a
encontrarse a Jungkook en todas partes. Allá donde iba. Simplemente no se
hacía a la idea de su estado.
“Esperemos que sí… Fourth dice que esta mañana temprano lo trasladaron
a una habitación en el ala privada, supuse que era por temas de seguridad
debido al caso abierto, pero no; papá pagó por cuidados especiales y que
estuviera aislado.” Explicó, tomando su mano tan pronto como el rubio llegó
junto a él, sirviéndole de soporte.
“¿Papá? ¿P-Por qué haría algo como eso?”
“Porque se siente culpable, creo que es bastante obvio.”
Limpiándose los restos de lágrimas, el rubio negó. “No debería. No es su
culpa lo que pasó… Él no hizo nada por lo que tenga que arrepentirse.”
“No sólo se trata de lo que sucedió con Jungkook, TaeHyung, creo que no
lo entiendes.” Gemini se detuvo, logrando que le observara. “Papá no sólo se
siente culpable por lo que le pasó, sino porque sabe que las intenciones de
quien esté detrás de todo esto, eran hacerte daño para vengarse de él.”
Este asintió, sintiendo como el corazón se le empuñaba.
“Lo sé, créeme que lo sé.”
“Tú también te sientes culpable de no ser quien saliera herido.” Añadió,
apreciando el momento exacto en que las lágrimas se agolpaban en los ojos
de su hermano mayor. “Crees que lo merecías más que Jungkook, pero no es
así.”
TaeHyung agachó la cabeza.
“Gemini…”
“Ninguno de los dos merecíais lo que pasó, ni siquiera es justo. No es tu
culpa que Jungkook decidiera priorizar tu seguridad por encima de la suya, ni
mucho menos si hubiera sido al revés.” Sus dedos le apretaron los hombros.
“Tampoco es culpa de papá por haber metido en la cárcel a un hijo de puta.”
Lentamente, negó, ahogando un sollozo. “Claro que no…”
“Nadie tendría por qué culparse cuando sus demás elecciones son nulas.
No había otra cosa que se pudiera hacer en esa situación.”
“Lo sé, lo sé.” Dijo, y el sollozo que tanto se esforzaba en ocultar salió por
si sólo. “Pero no puedo evitarlo, Gemini…”
Su hermano le abrazó con fuerza, frotándole la espalda suavemente.
TaeHyung sollozó, dejando salir todo su dolor, su impotencia.
“Debí haber sido yo…”
“No debió haber sido ninguno, TaeHyung.”
La llegada al hospital trajo a TaeHyung un sabor amargo, pues no hacía
más que pensar en lo rápido que podían cambiar las cosas. En como de un
momento a otro, toda su vida caía en picado.
Hacía más de un año, ir de camino al hospital sólo significaba una cosa:
negatividad. Porque incluso si trataba de mantenerse fuerte y veía a los demás
hacer lo mismo, sabía que nada cambiaría. El hecho de que su madre iba a
morir, seguía presente. Seguía existiendo. Por eso mismo, le costó horrores
dejar de ver aquel sitio como una plaga de malos recuerdos, llegando a
conseguirlo una vez Aram, el señor y la señora Bang y Jungkook hicieron
que todo cambiase.
Sin embargo, ahora esa negatividad volvía a estar más viva que nunca. Y
lo peor de todo, es que Jungkook no estaba con él para hacer las cosas mejor.
Ahora entrar allí era estar rodeado de un sentimiento de tristeza
permanente, combinándose con el dolor, la inquietud y el miedo a lo
desconocido. El miedo a perder lo que más quería.
Dejando escapar un suspiro prolongado, vació sus pulmones, obligándose
a mantener la compostura.
“¿En que habitación dices que está? ¿Qué número?”
“No sé el número, sólo sé que está en la penúltima planta. Fourth y los
demás fueron a la cafetería a comer algo, tendremos que preguntarle a algún
doctor.”
“Bien…”
El teléfono de Gemini sonó antes de poder entrar en el ascensor, sacándolo
para encontrarse con un mensaje del señor Kim. Por su parte, TaeHyung
llevaba días sin tocar el suyo propio, pues sabía que estaría repleto de
personas lamentándose por él. Personas que muy probablemente ni siquiera
lo conocían.
“Es papá, dice que nos está esperando allí con la doctora Ahn.”
De inmediato, su corazón se aceleró.
“¿Tiene buenas noticias? ¿Sabe si podré entrar a verle?”
Gemini se encogió de hombros. “No lo sé, no me ha dicho nada más que
eso.”
“Pues vamos, corre.”
No tardó demasiado en saltar al ascensor, seguido por su hermano. Y,
como era de esperar, la espera hasta llegar a dicha planta fue un completo
suplicio. Conforme pasaban los segundos, TaeHyung sentía cómo el corazón
amenazaba con salírsele del pecho y el nudo de nervios no hacía más que
crecer.
Una vez llegaron a la penúltima planta, salió con rapidez, buscando a su
padre con la mirada.
“TaeHyung, Gemini, aquí, venid.”
Tan pronto como reconoció su voz, miró desde provenía. Gemini le pasó
un brazo por los hombros, guiándolo, ya que la vista de TaeHyung se había
nublado debido al nerviosismo y la evidente falta de sueño.
El señor Kim se encontraba acompañado por la doctora Ahn, enfrascados
en una conversación que no parecía dar lugar a buenas noticias.
“Papá, doctora Ahn… ¿Qué pasa? ¿Cómo va todo? ¿Jungkook está…?”
Observó a ambos con los ojos brillantes, como si estuviera esperanzado
por algo, a la misma vez que temeroso.
“La condición de Jungkook sigue siendo la misma, TaeHyung.” Comenzó
ella. “Sus constantes vitales se mantienen débiles y todavía no podemos
proceder con la segunda operación definitiva debido a que la hemorragia
interna sigue activa.”
Aquellas pequeñas esperanzas construidas muy arduamente, cayeron al
suelo, rompiéndose a sus pies. Las lágrimas no tardaron en amenazar con
salir y su corazón volvió a hacerse añicos.
“¿Eso quiere decir que…?”
“Que continuaremos administrándole fármacos para detenerla hasta que
hagan su efecto y así poder proceder a la intervención donde le retiremos los
restos de metralla.” Respondió, sonando tan calmada que TaeHyung no podía
creer que fuera real. “Ahora mismo se encuentra sedado.”
“¿Cómo de peligroso es que los restos de las balas sigan dentro?” Gemini
preguntó, frotando los hombros de su hermano.
La doctora Ahn apretó los labios. “Teniendo en cuenta lo cerca que se
encuentran de su corazón y pulmones, bastante. Estas podrían desplazarse
con cualquier movimiento brusco y perforarlos, por eso es muy importante
que el paciente en cuestión permanezca en ese estado.”
TaeHyung inmediatamente se llevó las manos al rostro, sollozando.
“Sin embargo, no hay que pensar en esa posibilidad. Afortunadamente su
actividad cerebral es buena y sus órganos tampoco han sido afectados por el
accidente. Es casi un milagro.”
“¿D-De qué sirve todo eso? Si podría sufrir un espasmo en cualquier
momento y morir, doctora Ahn.”
“Sé que las buenas noticias ahora mismo no son las que esperabas,
TaeHyung, pero tenerlas ya es un avance. No puedo darte falsas esperanzas y
prometerte que va a salir todo genial, aunque me encantaría, pero sí
asegurarte que hacemos todo lo posible por ayudar a Jungkook.”
Acercándose a él, acunó su rostro. “Tienes que mantenerte positivo, ¿vale?”
Este asintió, dejando escapar más lágrimas. “Lo siento…”
“No hay nada por lo que disculparse, cariño.”
“Puedo… ¿Puedo entrar a verle? Aunque sea un ratito…”
Para alivio de su corazón, la doctora Ahn asintió, soltándole. “Por
supuesto que sí. El horario de visitas termina en quince minutos, tienes todo
ese tiempo para ti.”
Y por primera vez en tres largos días, TaeHyung esbozó una sonrisa.
“Gracias, doctora Ahn, muchas gracias.” Sostuvo sus manos entre las
propias, apretándolas a modo de agradecimiento, sin borrar la sonrisa.
Una sonrisa que terminó esfumándose gradualmente, tan pronto como
miró sus manos unidas y descubrió el tatuaje que se asomaba en la piel
descubierta de su muñeca y el antebrazo, bajo la bata blanca. Un tarro de
cristal hecho pedazos del que salían mariposas. El mismo tatuaje que
Jungkook se hizo en honor a su madre.
“Avisa a los enfermeros si necesitas o sucede algo, ¿vale? Hay un botón
junto a su cama de emergencia. Tu padre nos ha pedido que le traslademos a
una habitación más exclusiva.”
Lentamente, asintió, forzándose a salir de aquella confusión que
comenzaba a consumirlo, negando para sí mismo. Aquella similitud no era
algo en lo que debería estar pensando. No ahora.
“Vale… Gracias otra vez, doctora Ahn.”
“Es un placer, cariño. Te veo más tarde.” Sonriéndole, se echó hacia atrás,
asintiendo en dirección al señor Kim y a Gemini. “Adiós.”
“Adiós, doctora, muchas gracias.”
“Adiós.”
Tan pronto como la doctora Ahn desapareció por el pasillo, TaeHyung
tragó saliva.
“¿Por qué has pedido que lo trasladen aquí? Pensé que estaba bien donde
estaba.” Escuchó la voz de Gemini preguntar, dirigiéndose a su padre.
“Sólo quería asegurarme de que recibía los cuidados y la atención
necesarias. Él cuidó de tu madre en su peor momento, así que es lo menos
que puedo hacer para devolvérselo.” Le explicó, viendo al mayor de sus hijos
lucir cabizbajo. “TaeHyung, ¿a qué esperas para entrar a verle?”
Él reaccionó, aclarándose la garganta. Debía concentrarse en Jungkook.
Únicamente en él. “Voy, voy… Sólo me estaba preparando mentalmente.”
Su padre acarició su espalda. “Tú puedes, vamos.”
Y así mismo, TaeHyung avanzó hacia aquella habitación cerrada,
apreciando a través del gran ventanal el cuerpo de Jungkook tumbado en una
cama tamaño king size, rodeado de máquinas y tubos que salían de él.
Suspiró, llenándose de valor antes de finalmente entrar.
Sabía que la imagen del Jungkook que conocía siempre estaría allí, pero
verle en aquel estado, tan indefenso, vulnerable y con su vida pendiendo de
un hilo, sólo causaba estragos en su corazón.
Aún así, se las arregló para no llorar los primeros tres minutos,
simplemente limitándose a tomar asiento en el pequeño sofá y buscar su
mano.
“Hola, cariño…” Susurró, entrelazando sus dedos juntos, con una débil
sonrisa jalándole de los labios. “No sé si preguntarte cómo estás o callármelo
porque sé que no vas a responderme y simplemente asumirlo, pero me
encantaría oírte ahora mismo. Cualquier cosa. Lo que sea que tuvieras para
decirme, daría cualquier cosa por escucharte…”
La primera lágrima se deslizó por sus mejillas, traicionándolo. Él la
eliminó al instante.
“Aunque, ¿sabes? Creo que eso también puedo imaginarlo.” Rio para sí
mismo. “Te están alimentando a base de verduras, sopa y vitaminas que
seguramente vomitarías si estuvieras en tus cinco sentidos, por lo que ahora
mismo estarías quejándote. Mucho. Tanto que quizás nos sacarían del
hospital a patadas.”
Más lágrimas empaparon su rostro, viéndose obligado a dejarlas ir, puesto
que no podía hacerse cargo de todas ellas. Parecían tener vida propia.
TaeHyung sorbió por la nariz.
“Sólo espero que no estés sufriendo, que no sientas dolor… Porque eso me
mataría, Jungkook.” Negó, dejando escapar un pequeño sollozo. “He pasado
por muchas cosas y de todas he salido, lo sabes mejor que nadie; pero verte
sufrir no es algo con lo que podría vivir, jamás. No podría.”
Miró a su alrededor, a las cuatro paredes blancas, cegadoras, iluminadas
por una tenue luz fría. Jungkook odiaría esa habitación tan triste si pudiera
verla. Ni siquiera podían compararse a su viejo apartamento. Faltaban
cuadros, neveras repletas de cervezas.
Rio ante ese pensamiento. Nunca nadie jamás le dijo que terminaría
pensando en cerveza y sintiéndose nostálgico por ello. Pero ese era el efecto
que tenía Jungkook en él. Convertir todo lo que odiaba en algo no-tan-malo.
Simplemente mejorarlo. Era el efecto que causaba en las personas. La razón
detrás de su enamoramiento, que Jungkook hacía las cosas mejor.
“Es… Es muy injusto todo esto, ¿sabes? Tú— tú simplemente no puedes
entrar en mi vida, robarme el corazón como si nada y llevártelo contigo. No
puedes. Yo… Necesito mi corazón, es… es mío, ¿entiendes?”
Barbilla temblorosa, mirada inundada en lágrimas y corazón latiendo
galopante. TaeHyung sentía que explotaría en cualquier momento.
Cerró los ojos con fuerza, tomándose el tiempo necesario para volver a
hablar, respirando hondo, vaciando sus pulmones y tratando de mantener la
compostura. De ser fuerte, incluso cuando sabía que no podía serlo.
“Lo necesito, pero no tienes que devolvérmelo si tanto te gusta. Puedes
quedártelo, en realidad.” Esbozó una sonrisa triste, acariciando su mejilla. No
podía verle. “Es tuyo si lo quieres, p-pero sólo prométeme que despertarás
para seguir cuidándolo, por favor… Eso es lo único que necesito, Jungkook.
Sólo eso. No puedo soportarlo si ya no estás.”
Aferrándose a su mano e inclinándose suavemente para apretarla contra su
mejilla, depositó un beso allí.
“Por favor no me dejes…” Suplicaba, entre pequeños hipidos. “No me
dejes…”
✧c.-061

N/A: Otra montaña rusa de emociones porque al parecer no son


suficientes en esta etapa de la historia xD
Cap dedicado a ClaudiaTorres459 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Memories’ de Dean Lewis, para llorar aún más.

El jueves por la mañana, TaeHyung seguía sin ser él mismo. Y es que


había pasado casi una semana sin recibir buenas noticias. Cuatro largos días
en los que cualquier pequeño contacto con el sueño profundo, le llevaba a la
peor de las pesadillas, donde sólo resonaban disparos y la imagen de
Jungkook desvaneciéndose frente a él era todo lo que podía ver. Estaba
aterrado.
Tampoco tenía apetito, únicamente abría la boca para comer algo cuando
sentía que estaba por desmayarse o veía que Gemini hacía el mínimo intento
por llorar. Porque no podía ver a su hermano llorar, por nada del mundo.
“Intenta comer un poco, ¿vale? He hecho tortitas, como te gustan.” Pedía
su padre, suplicándole con la mirada.
Él suspiró. “No tengo hambre, papá, de verdad… Te lo agradezco, pero no
puedo comer nada ahora mismo.”
“Pues al menos llévate algo para comer en el hospital, no tienes nada en el
estómago desde ayer y me preocupa que vuelvas a tener otra bajada de
tensión. Necesitas cuidarte para poder hacer lo mismo con Jungkook, hijo.”
Con el corazón en un puño y lleno de culpa, visualizó el plato de tortitas
frente a él, finalmente optando por empujarlo hasta tenerlo delante, cortando
un trozo e ingiriéndolo, bajo la mirada de un padre orgulloso, satisfecho y
muy feliz, quien acarició su mejilla suavemente.
“Así me gusta.”
“Están muy ricas, papá…” Le dijo, tragando con dificultad. “Gracias.”
“Me alegra que te gusten, cariño.”
TaeHyung se metió en la boca otro pedazo, masticando y volviendo a
tragar. “Por cierto, papá, necesito hacerte una pregunta… Probablemente tú
sepas más de esto que yo.”
“¿De qué se trata?”
“¿Cómo puedo ponerme en contacto con alguien que está en la cárcel?”
Quiso saber, viendo como la preocupación hacía acto de presencia en los ojos
del hombre. “No te alarmes, es por el padre de Jungkook. Hoy se supone que
iría a verlo para poder celebrar su cumpleaños juntos, después de casi diez
años.”
“¿Es el cumpleaños de su padre?”
El rubio negó, una sonrisa triste adornándole los labios. “De Jungkook. En
realidad, fue el viernes pasado.”
“Oh…”
“Llevaban mucho tiempo sin verse y por fin había convencido al señor
Jeon para aceptar su visita. Estaba deseándolo…” Susurró. “Creo— creo que
estoy en la obligación de hacerle saber lo que le ha pasado a su hijo, ¿no?”
Su padre asintió. “Yo puedo encargarme por ti, si lo necesitas. ¿En dónde
se encuentra?”
“En el centro penitenciario de Nambu.” Respondió, no siendo consciente
del modo en que los ojos ajenos se oscurecieron inmediatamente. “Su nombre
es Jeon Seojin, tuve que buscarlo en el antiguo Facebook de Jungkook.”
“Bien… Pues me pondré en contacto con los del centro tan pronto como
pueda, ¿vale? Tengo una pequeña reunión de la que ocuparme antes, pero lo
haré hoy mismo. Sin falta.”
“¿No vienes al hospital?”
“Sí, en cuanto acabe iré directo para allá. Tu hermano te acompañará
mientras tanto.”
Él asintió, dándole una pequeña sonrisa, incluso si ansiaba decir en voz
alta que realmente necesitaba a su padre con él en aquellos momentos. No
podía permitir que la vida de todos los que le rodeaban se detuviera junto a la
suya propia. No era justo.
Su teléfono sonó antes de que pudiera decir algo, un mensaje apareciendo
en la pantalla que inmediatamente miró. Se trataba de Mos, quién esa noche
se había quedado cuidando a Jungkook en el hospital.
Mos:
Lo suben a quirófano en una hora, la hemorragia ha parado así que van a
operarle. Ven en cuanto puedas.
Como era de esperar, el corazón se le aceleró tanto, que estuvo a punto de
lanzar su plato fuera de la mesa con un solo latido, antes de ponerse en pie.
“Tengo que irme.”
“¿Qué pasa? ¿Te han dicho algo?”
“En una hora operan a Jungkook, su mejor amigo me ha avisado.”
Respondió, mientras agarraba su abrigo. “Dile a Gemini que le espero en el
hospital, ¿vale?”
Se acercó de nuevo sólo para abrazar y besar a su padre por última vez,
quién asintió.
“Vale, yo se lo digo. Ten cuidado mucho en la carretera, por favor, hijo.”
“Sí, papá, tranquilo. Te quiero, adiós.”
“Adiós, TaeHyung.”
Apretando los labios, vio al mayor de sus hijos desaparecer por la puerta a
toda prisa. Y exactamente cinco minutos después, Gemini salía del baño
vestido, arreglado y perfumado.
“Ya es…” Quedándose el silencio al no ver a TaeHyung cerca, su ceño se
frunció. “¿Y mi hermano?”
El señor Kim, quién terminaba de tomarse el desayuno, dejó la taza sobre
la mesa.
“De camino al hospital, se acaba de ir ahora mismo. Uno de los amigos de
Jungkook ha avisado de que lo van a trasladar a quirófano para operarle. Yo
te llevo en cuanto desayunes, date prisa.”
Gemini asintió, acercándose y tomando asiento. “¿Te quedarás con
nosotros?”
“Necesito hacer algo importante primero, pero iré en cuanto termine.”
Un bufido abandonó sus labios, molesto.
“¿Es más importante que esto?”
Suspirando también, el señor Kim le observó con los labios apretados y
una pequeña mueca, pues sabía lo mucho que a Gemini le molestaba su
ausencia. Y no podía culparle, pues él también odiaba no pasar tanto tiempo
con sus hijos como le gustaría.
Le quitó el cabello de la frente que le impedía ver sus ojos, apenas
asintiendo.
“TaeHyung me ha pedido que hable con el padre de Jungkook, resulta que
hoy tenían planeado verse para celebrar su cumpleaños. No va a poder ser, así
que tú hermano quería comunicarle la situación…” Le explicó, observando el
modo en que se le ponían los ojos llorosos. “He decidido ir a verle en su
lugar, ya que considero que ese hombre se merece que alguien se lo cuente
personalmente.”
Gemini apretó los labios. “Es cierto, sí… Perdona.”
“Está bien, cielo, no pasa nada.” Dedicándole una pequeña sonrisa, dijo.
“Además, sé que puedes cuidar muy bien a tu hermano incluso siendo más
pequeño que él, en realidad no me necesitáis.”
Una pequeña risita sonó en el ambiente. Aquello era tan cierto que ni
siquiera se molestaría en negarlo.
Hora y media más tarde, tras dejar a Gemini en el hospital y pedir a su
chofer que fuera directo hacia el centro penitenciario Nambu, el señor Kim se
adentraban en aquel lugar a toda prisa, habiendo previamente avisado al
personal directivo de que iría.
“Busco al interno Jeon Seojin.” Le dijo al guardia de seguridad en
recepción, presentando su documento de identidad.
Este asintió, apuntando algo en una libreta y devolviéndoselo. “Pase a la
sala de visitas, los guardias lo traerán con usted en seguida.”
“Gracias.”
Guiado por otro agente de seguridad, se adentró en aquella sala. Algunos
presos estaban sentados frente a sus familiares, separados por cristales
templados que les impedía tener contacto físico. Tomando asiento en una de
las mesas, esperó pacientemente a que Jeon Seojin apareciera.
“¿Ha venido ya?” Escuchó una suave voz murmurar, acercándose. “¿Está
esperándome?”
“Le están esperando, sí. Tiene quince minutos cronometrados con reloj y
yo estaré a unos metros, así que no haga ninguna tontería.”
El sonido de una risa ronca sonó en el ambiente, antes de visualizar a Jeon
Seojin, quien se adentraba en la sala junto a un agente de policía. Vestía el
usual uniforme de preso naranja, sus manos y piernas cubiertas por grilletes,
acercándose hacia donde él se encontraba.
“Viene a verme mi hijo después de casi diez años, Doahn, no pienso hacer
ninguna tontería…”
Seojin se detuvo frente a la mesa, su ceño frunciéndose en cuanto
visualizó a Jungkook allí sentado. La sonrisa de oreja a oreja se esfumó
gradualmente, mostrándose confundido.
“Buenas, señor Jeon, encantado de poder conocerle.”
“¿Quién eres tú? ¿Dónde está Jungkook? Estoy esperando a mi hijo.”
Quiso saber, mirando al guardia de seguridad que lo acompañaba. “¿Y mi
hijo?”
“Él es quien lo estaba esperando.”
Sus ojos viajaron de nuevo hacia el susodicho. “¿Quién eres y por qué
estás aquí?”
“Mi nombre es Kim Joonam, soy el alcalde de Seúl. Encantado de
conocerle.” Se presentó. “Tome asiento, por favor, necesito hablar con
usted.”
Lentamente, él negó. “No, no voy a hablar con nadie que no sea mi hijo.”
“Es por eso mismo que estoy aquí, señor Jeon.”
“¿Por Jungkook?” Su ceño se frunció. “¿Qué tiene que ver usted con él?”
El señor Kim señaló la silla que tenía delante una vez más.
“Siéntese, por favor.”
A regañadientes y todavía confundido, lo hizo. Joonam dejó escapar un
suspiro, buscando la forma correcta de hacerle saber lo que estaba
sucediendo. Como padre, sabía que no había nada que pudiera hacerlo más
leve. El guardia de seguridad se alejó.
“Jungkook no va a poder venir hoy.” Inició, viendo la decepción en sus
ojos. “No porque no quiera, sino porque ha sufrido un accidente.”
E inmediatamente, los ojos decepcionados se llenaron de preocupación.
“¿Un accidente? ¿Mi Jungkook?”
“Le dispararon la noche del pasado domingo. Se encuentra ingresado en la
unidad de cuidados intensivos del hospital desde entonces.”
Incluso cuando trató, hizo su mejor esfuerzo por sonar calmado, sintiendo
el dolor que aquel hombre experimentaría un instante después, no pudo evitar
mirarle con lástima, con culpa.
Seojin negó, siendo incapaz de concebir aquello.
“No, eso no es posible… Jungkook no es el tipo de chico que se mete en
peleas. Él no es así. Debe estar equivocado.”
“Me encantaría estarlo, señor, pero desgraciadamente es así. Jungkook iba
acompañado de mi hijo cuando sucedió, los atacaron a ambos.”
El ceño del hombre de frunció. “¿Con su hijo?”
“Sí, Jungkook y él son pareja.” Asintió. “Ambos volvían a casa cuando
una camioneta pasó y les disparó.”
“Ahí te he pillado, señor alcalde.” Dijo, con una sonrisa. “Mi Jungkook no
tiene novio, no le gustan las ataduras ni nunca le han gustado. No sé quién
sea tu hijo, pero te aseguro de que no—”
“TaeHyung, mi hijo se llama TaeHyung.” Respondió.
La sonrisa en el rostro del otro hombre se esfumó de inmediato. Joonam
siguió hablando, con una mueca triste.
“Probablemente Jungkook te haya hablado de él en alguna que otra
ocasión, ¿me equivoco?”
“Sí que lo ha hecho…”
“No fue ninguna pelea, ni estaban juntándose con malas influencias, sino
un ataque premeditado por alguien que quería vengarse de mí.” Explicó.
“Desgraciadamente, Jungkook se llevó la peor parte.”
Seojin se pasó ambas manos por el rostro, frotándoselo mientras negaba.
No podía creerlo.
“No… Esto no está pasando, no… Mi Jungkook no…”
“Siento muchísimo que se entere de esta forma, Seojin.” Con total
honestidad, le dijo, mirándole a los ojos. “Él cuidó de mi mujer enferma de
cáncer en el hospital, protegió a TaeHyung y arriesgó su vida para salvarle,
por eso estoy aquí. Porque se lo debo y ahora es parte de mi familia también.”
Un sollozo brotó de sus labios, sintiéndose vacío por dentro.
“Mi niño…” Hipó, impidiéndole al otro hombre ver su rostro hasta que él
mismo apartó las manos para observarle. “Íbamos a celebrar su cumpleaños
juntos por primera vez en diez años, ¿sabes? Me convenció para venir a
verme…”
“TaeHyung me lo contó, sí.” Tratando de darle una pequeña sonrisa,
murmuró. “Lamento mucho que la situación sea esta, de verdad.”
“¿Y cómo está? ¿Sabes algo de él…?”
Joonam asintió. “Todavía es muy pronto para decirte algo concreto…
Jungkook está recibiendo los mejores cuidados y ahora mismo debe estar
siendo operado, pero su estado es crítico.
“¿Cómo de crítico? ¿Qué quieres decir con eso?” Titubeó a la hora de
preguntar. “¿Mi hijo se va a morir?”
“Recibió cinco impactos de bala en el abdomen. Por suerte no alcanzó
ningún órgano, pero tiene restos cerca de los pulmones y el corazón. Las
hemorragias internas han hecho muy difícil la operación, Seojin. Ahora sólo
queda esperar.”
Digiriendo la información con el corazón en un puño y los nervios a flor
de piel, el señor Jeon meneó la cabeza de un lado a otro, respirando hondo.
Más lágrimas empaparon su rostro, sollozando silenciosamente.
Tenía el alma hecha pedazos. Estaba aterrorizado, lleno de impotencia.
Sabía que no podía ayudar a Jungkook dentro ni fuera de la cárcel, sabía
que no había nada que pudiera hacer para mejorar la situación y eso lo
mataba lentamente por dentro.
“Al principio, la idea de tener como yerno a tu hijo no me parecía la más
atractiva del mundo, ¿sabes?” Acabó con el silencio luego de un rato,
esbozando una sonrisa. “No te ofendas, Jungkook es un chico increíble y mi
hijo lo adora, pero sabiendo que su padre estaba en la cárcel…”
Seojin bufó. “Vete a la mierda.”
“Luego me di cuenta de que no había visto tan feliz a TaeHyung en mi
vida.” Continuó. “Después de que muriera su madre todo cayó en picado, él
no volvió a ser el mismo. Hasta que conoció a tu hijo.”
“Es un buen muchacho, sí… No se parece en nada a mí.”
“TaeHyung tampoco se parece en nada a mí, por suerte.” Bromeó,
haciéndole reír. “Cuando me dijo que quería llamar al centro para hacerte
saber lo que había pasado, quise venir yo mismo y decírtelo. De padre a
padre.”
Seojin asintió.
“Porque asumí que tu primer pensamiento al no ver a Jungkook aquí
sentado, sería creer que se había arrepentido, pero no. Él estaba deseando
venir a verte.”
Los ojos del hombre estaban llenos de lágrimas cuando asintió de nuevo.
“Lo sé… Parecía muy emocionado la última vez que pude hablar con él.”
Finalmente, esas lágrimas lo traicionaron. “Mi pobre niño…”
“Siento mucho que tengas que enterarte así. Lo siento en el alma. Sé que
como padre, no hay dolor más grande que ver a un hijo sufrir.”
“Sí que lo hay, sí… No poder verlo durante años y cuando tienes la
oportunidad, que te lo arrebaten de esa forma. Ese es aún más grande, señor
alcalde. Y es el que estoy sintiendo yo ahora mismo.”
“Lo siento.”
Al señor Jeon le tomó unos minutos recomponerse, respirando hondo
mientras se limpiaba la cara, eliminando todo rastro de lágrimas.
“Hágame un favor, alcalde… Dime, ¿se sabe algo de quién ha sido el hijo
de puta que ha intentado matar a mi hijo? Me encantaría ponerle cara,
nombre.”
Joonam pensó su respuesta durante unos segundos. Luego, finalmente
habló, con los labios fuertemente apretados.
“Moon Dakho, ¿lo conoces?”
Y, como era de esperar, Seojin asintió.
“Sí, ese preso nuevo, el político fracasado. Entró al centro hace un par de
semanas, ¿por qué?”
“Hice que le metieran en la cárcel y dudo que esté feliz por ello.”
Sus ojos se oscurecieron. “¿Crees que ha sido él?”
“Lo sé. Le conozco mejor que nadie, he compartido años de profesión con
él… Sé de lo que es capaz.” Respondió, muy seguro de lo que decía. “Sin
embargo, no te cuento todo esto para que te tomes la justicia por tu propia
mano, sino porque sé cómo funcionan las cosas aquí y no quiero que nadie
proteja su culo. Debes mantenerte al margen.”
“¿Al margen? Ese hijo de puta ha enviado a mi hijo al hospital. No puedo
mantenerme al margen.”
El alcalde lo señaló con un dedo, enviándole una clara advertencia.
“Escúchame, Seojin, voy a conseguirte un permiso para que puedas salir y
así ver a Jungkook en el hospital mañana mismo. Debes mantenerte al
margen sí o sí.” Insistía, mirándole a los ojos. “No hagas nada, no te acerques
a él. Sé un hombre inteligente, ¿de acuerdo? Puedo sacarte de aquí en menos
de seis meses.”
“¿Sacarme?”
“Te he investigado, sé cuál fue tu participación en ese accidente y cómo te
lanzaste a la boca del lobo para proteger a tu jefe.”
El preso inmediatamente reaccionó echándose hacia delante, alerta.
“No hables de mi jefe, él no tiene nada que ver con esto.”
“Tampoco lo necesito.” Señalaba, encogiéndose de hombros. “No te
sacaré de aquí como un chivato ni mucho menos como un traidor, no quiero
que mi hijo termine perjudicado en todo esto. Tampoco el tuyo. Saldrás por
buena conducta. He leído tu expediente y has sido un preso bastante tranquilo
durante los últimos quince años, así que será fácil.”
“Muy bien, ¿y qué hay de Moon? No puedo irme de aquí sabiendo que ese
hijo de puta sigue dentro.”
“Haz lo que deba hacer, sólo no te manches las manos de sangre. No eres
un asesino, Jeon, así que no se convierta en uno ahora, ¿de acuerdo?” Con las
cejas alzadas, advirtió.
“¿Por qué tanta implicación en todo esto, alcalde? ¿Por qué lo hace?”
“Ya se lo he dicho, Jungkook es parte de mi familia también. Está saliendo
con mi hijo, no hay ninguna razón por la que no debería no hacerlo.”
“¿Incluso sacarme a mí de la cárcel?”
“Eres su padre.”
“¿Y qué?”
“Que eso nos convierte en familia a ti y a mí también. Mi nombre no
puede estar asociado al de un presidiario, por muy inocente que seas.”
Una risa abandonó los labios del señor Jeon. “Eso tiene mucho más
sentido…”
“Sin embargo, no he venido aquí como alcalde, sino como padre.”
Puntualizó, consiguiendo su atención de nuevo. “Mis hijos son lo más
importante que tengo y de no ser por el tuyo, ahora mismo estaría
organizando los preparativos para el funeral de TaeHyung.”
Sus ojos, inevitablemente, volvieron a llenarse de lágrimas ante la
mención heroica del azabache. Seguía sin poder creer lo que le había pasado
a su hijo.
“Mi chico tiene que estar muy enamorado para sacrificarse de esa forma.
Es un hombre leal, como su padre… En eso sí que nos parecemos, por suerte.
Lo único de lo que me siento orgulloso.”
“Lo sé. Tienes un hijo muy valiente, Seojin.”
“Es el muchacho más leal y noble que existe… No hay nadie como él en
este mundo. Nunca lo habrá.”
“Me alegro de que esté en la vida de TaeHyung, entonces… Es un alivio.”
Honestamente, dijo, asintiendo cuando le vio llorar. “Voy a hacer todo lo
posible para que Jungkook reciba el cuidado que merece, ¿de acuerdo? Nada
le faltará a tu hijo.”
“Más le vale, señor alcalde…”
“Es una promesa y yo siempre cumplo lo que prometo.”
Torció los labios en un gesto, claramente estando en desacuerdo.
“Es usted político.” Le recordó.
“Vengo como padre, el disfraz de político me lo he dejado en casa.”
Insistió, viéndole sonreír de lado esta vez. “Prepárese para salir de aquí
mañana temprano, me encargaré de conseguirle un permiso.”
“Estaré esperando.”
“Bien, pues eso es todo. Gracias por su tiempo.”
“A usted.”
Poniéndose en pie, lo señaló por última vez.
“Ya sabe lo que debe hacer, Seojin. No se ensucie las manos.”
“No lo haré.”
“Más le vale. Hasta mañana.”
Y, esbozando una pequeña sonrisa satisfecha, el alcalde abandonó aquella
sala.
Algunas horas más tarde, ya de vuelta en el hospital, TaeHyung se
encontraba intranquilo. Nervioso, desesperado, dando vueltas por la sala de
espera con la esperanza de que apareciera algún doctor cuanto antes.
No tener buenas ni malas noticias estaba matándolo.
“Tranquilízate, TaeHyung, por favor.” Pedía Gemini, apretando los labios
mientras veía a su hermano girarse de un lado a otro.
“No puedo. ¿Por qué nadie sale a decir nada? Necesito saber si está bien,
si ha pasado algo…”
Mos dejó escapar un pequeño suspiro. “Dijeron que tardaría un tiempo
considerable, se trata de una operación bastante arriesgada. Que no
aparezcan, debe ser una buena señal.”
“Totalmente.” Banky estuvo de acuerdo, frotándole los hombros al rubio
mientras caminaba junto a él.
Antes de que cualquiera pudiera decir algo o TaeHyung volviera a
lloriquear, un doctor apareció por el pasillo, bajándose las gafas para poder
leer el expediente médico que llevaba consigo, antes de hablar.
“¿Familiares de Jeon Jungkook?”
Y TaeHyung, que estaba dándole la espalda, se giró inmediatamente, junto
con los demás que se pusieron en pie. Mos, Fourth e Ian, el socio de
Jungkook.
“Aquí, aquí. ¿Cómo está? ¿Está bien?”
“¿Cómo ha salido la operación?”
Todos cuestionaron casi al unísono, logrando que el doctor esbozara una
pequeña sonrisa.
“La operación ha ido muy bien, hemos retirado los residuos de bala y
frenado la hemorragia interna, por lo que el paciente ahora se encuentra fuera
de peligro. Sólo nos queda esperar a que despierte.”
El corazón de TaeHyung se aceleró, notando como Banky, aún abrazado a
él, frotaba sus hombros sin parar.
“¿De verdad está fuera de peligro?”
“Lo que temíamos era que los residuos se movieran hacia su corazón, así
que sin ellos, todo puede ir a mejor de ahora en adelante.” Asintió, viéndole
sonreír de oreja a oreja.
“¡TaeHyung, Gemini!” La voz del señor Kim sonó, antes de que este
apareciera por el pasillo a toda prisa. “Siento llegar tan tarde, he estado
metido en un atasco más de una hora y no había forma de salir de allí…
¿Cómo va todo?”
Su hijo mayor señaló al doctor. “Nos acaban de decir que la operación ha
salido bien y Jungkook está fuera de peligro.”
Una sonrisa inmediata apareció en sus labios.
“¿En serio?”
“Muy en serio, sí. Ahora el paciente se encuentra descansando.”
“Me alegro muchísimo. Muchísimas gracias por su trabajo, doctor.” Le
dijo, estrechándole la mano.
Las lágrimas brotaron de los ojos de TaeHyung, cuya alma finalmente
volvía en sí. “Gracias, mil gracias… De verdad.”
“No es nada, sólo hago mi trabajo.” Aseguraba con una sonrisa.
“Jungkook está de vuelta en su habitación, por si quieren hacerle una pequeña
visita antes de que termine el horario. Todavía no recupera la consciencia, así
que no esperen demasiado, pero pueden hablarle con normalidad.”
“Bien, gracias otra vez, doctor.”
“Un placer.”
Tan pronto como el doctor se marchó, Joonam abrazó a su hijo mayor,
frotándole la espalda y besando su frente.
“¿Ves? Te dije que todo saldría bien, TaeHyung.”
Este asentía, lágrimas empapándole el rostro silenciosamente. “Sí, sí…”
Susurraba, limpiándoselas como podía, antes de mirar al par de hermanos.
“Id vosotros a verle, ¿vale? Yo quiero quedarme esta noche con él, si no os
molesta.”
“Por supuesto, claro.
“Sí, seguro que prefiere pasar la noche contigo antes que con cualquiera
de nosotros otra vez.” Bromeaba Mos, haciéndoles reír. “Siento que haya
tenido que escuchar eso, señor alcalde.”
“No te lo tendré en cuenta, tranquilo.”
La risa conjunta se hizo más sonora, mientras Mos y Fourth se alejaban
por el pasillo.
TaeHyung miró a su padre un tiempo después, sentado frente a él en la
cafetería mientras ambos compartían una taza de café.
“¿Hablaste con el padre de Jungkook?”
Dándole un sorbo al café, asintió antes de hablar. “Fui a verle al centro, en
realidad… Pensé que sería mejor decírselo en persona que por teléfono. Más
personal, ya sabes.” Explicó. “Está muy preocupado por Jungkook, así que he
hablado con el alto cargo del centro para conseguirle un permiso de salida.
Mañana podrá venir a verle.”
“¿En serio?”
“Sí, en serio. Ya que Jungkook no puede ir, tendrá que venir él.”
TaeHyung le sonrió, conmocionado, lágrimas agolpándosele en las
esquinas de los ojos.
“Eso es genial, papá… Muchas gracias por hacer esto por Jungkook, estoy
seguro de que te lo agradecerá mucho.” Le dijo, tomando su mano y
apretándola suavemente. “Su padre es muy importante para él.”
El señor Kim le devolvió la sonrisa. “Te dije que haría cualquier cosa por
mi yerno.”
Unas cuantas horas más tarde, cuando todos se fueron del hospital para
volver mañana temprano y TaeHyung se instaló en la habitación de
Jungkook, dejando todas sus pertenencias en el cómodo sofá, este tomó
asiento en la cama del azabache, observándole.
Acarició su rostro con las yemas de los dedos, esbozando una pequeña
sonrisa.
“Ya estás fuera de peligro, cariño…” Susurraba, rozándole las mejillas.
“Ahora sólo tienes que despertar y todo habrá pasado. Pero no hay prisa,
¿vale? No me importa venir a verte todos los días.”
Inclinándose, besó su sien, dejando escapar un suspiro. Echaba de menos
escuchar su voz, su risa… Necesitaba tanto oírle.
✧c.-062

N/A: El nuevo fic me está volviendo más loca de lo que debería, tanto que
me encuentro completamente en blanco ahora que pienso en iniciarlo
siquiera… Ayudita xD
Cap dedicado a Jkthhv ♡♡
Hoy os recomiendo ‘The One That Was Meant for Me’ de Johnny Huynh,
porque sigue sin ser suficiente drama aún jeje.

TaeHyung despertó temprano la mañana siguiente (en especial porque ni


siquiera había dormido, abriendo los ojos cada cinco minutos para revisar que
Jungkook estuviera bien) gracias a una pesadilla, donde los sonidos de
disparos resonaban una y otra vez. Eso era lo único que veía cada vez que
cerraba los ojos y estaba atormentado.
Suspirando, se lavó los dientes con el cepillo que Gemini le trajo en el
neceser la noche anterior, saliendo del baño y sonriendo en dirección a
Jungkook, acercándosele para besar su mejilla.
“Buenos días, guapo.” Saludó, notando la piel de su cara un poco áspera.
“Wow, alguien necesita un poco de crema, ¿eh…?”
Dejó escapar una risita, encaminándose poco después hacia la cómoda,
dónde las enfermeras habían dejado todo un surtido de cremas hidratantes,
aceites corporales y algunos perfumes. Por supuesto, todo corría por cuenta
del señor Kim, ya que entraba dentro de los beneficios de pedir atención
privada.
Le echó un vistazo a todas y cada una de ellas, asumiendo cuál sería la
elección ideal para Banky sólo con leer los ingredientes y dejándose guiar por
los conocimientos de su mejor amigo.
“Veamos cómo de buena es esta crema… Si te gusta, quizás hasta puedas
llevártela a casa.” Murmuraba, a sabiendas de que Jungkook no podía
escucharle ni mucho menos responderle. Sin embargo, eso no importaba en
absoluto.
Destapó el pequeño botecito para olerlo, asintiendo con la cabeza cuando
el agradable aroma llegó a sus fosas nasales, dejándole encantado.
“Oh, esta definitivamente te va a gustar.”
Acto seguido, esparció un poco en su mano, depositando pequeñas gotas
de la crema en su frente, mejillas, nariz y barbilla, extendiéndosela con un
masaje muy sutil y de manera uniforme hasta llegar al cuello, donde repartió
los restos que quedaban en sus manos. El aroma a limpieza, frescura y
algodón le hicieron sonreír. Luego, volvió a besarle la frente.
“Mucho mejor así, cariño. Tenías la cara más rasposa que la pezuña de un
jabalí…”
Un par de golpecitos en la puerta, mientras se encargaba de acomodar el
cabello de Jungkook con los dedos, le hicieron sobresaltar.
“Adelante.” Murmuró, mentalizándose de que el señor Jeon podía
encontrarse tras la puerta.
Y, efectivamente, en cuanto esta se abrió, un rostro idéntico al de
Jungkook con algunos años de más apareció frente a él. El corazón le latió
con fuerza, acelerándose conforme el hombre se acercaba, esbozando una
sonrisita.
“Hola… Tú debes ser TaeHyung, ¿verdad?”
Él asintió. “Sí, y usted debe ser el padre de Jungkook, ¿me equivoco? El
señor Jeon.”
“Eso es, sí. Puedes simplemente llamarme Seojin, en realidad… Escuchar
que alguien de la edad de mi hijo me llama señor hace que me sienta viejo.”
Bromeó, haciendo al rubio reír. “¿Cómo ha ido todo?”
“Bien, muy bien. La operación fue exitosa, pudieron removerle los
residuos que se encontraban cerca de los pulmones y del corazón y
confirmaron que el resto de órganos están ilesos del ataque. Está fuera de
peligro, ahora sólo queda esperar a que despierte.”
La expresión del hombre fue de puro alivio, sonriendo. “Pero eso es una
noticia maravillosa, ¿no?”
“Bastante, sí. Es un alivio saber que todo ha salido bien… Han sido días
muy duros.”
“Gracias por cuidar de él, TaeHyung.” Le dijo con total sinceridad. “Me
hubiera encantado conocerte en otra situación completamente diferente, pero
aún agradezco poder ponerte cara después de tanto tiempo escuchando sólo tu
nombre. Jungkook me ha hablado muchísimo de ti.”
Aquello hizo a su corazón acelerarse. “¿En serio?”
“Siempre que hablábamos por teléfono encontraba una forma de
mencionarte. Imaginé que debías gustarle mucho, ya que normalmente no es
tan abierto en cuanto a su privacidad. Ni siquiera sabía que estaba saliendo
contigo hasta que tu padre me lo dijo.”
TaeHyung rio, sonrojándose.
“Llevamos muy poco tiempo saliendo… Pero sí, somos pareja.” Asentía,
jugueteando con sus manos. “Espero que eso no sea un problema para usted.”
El señor Jeon soltó una carcajada. “Muchacho, acabo de salir de una cárcel
en la que llevo quince años encerrado, que a mi hijo le gusten los hombres es
el menor de mis problemas, te lo aseguro.”
Otra risita escapó de sus labios. Definitivamente Jungkook era hijo de ese
hombre, no había dudas.
“Jungkook me ha hablado mucho de usted, también.”
“Espero que hayan sido cosas buenas, porque se queda sin herencia…”
Dijo. TaeHyung rio aún más fuerte.
“Buenas, muy buenas. Su hijo le adora, Seojin, está muy orgulloso de
quién es y aún más agradecido por todo lo que ha hecho por él… No sé si se
lo ha dicho alguna vez, pero a mí sí, así que creo que debería saberlo.”
Los labios del hombre se estiraron en una sonrisa triste, conmocionada.
Sus ojos brillantes, producto de las lágrimas que empezó a contener.
“Te lo agradezco, TaeHyung… Significa mucho para mí.”
“Lo sé.” Sonriéndole dulcemente, dijo. “Le dejaré a solas para que pueda
pasar tiempo con él, ¿de acuerdo? El doctor vendrá pronto y no se permitirán
visitas hasta dentro de unas horas. Estaré fuera.”
“Gracias.”
“No es nada.”
Conforme se acercaba a la salida, TaeHyung escuchó al hombre, quien
había tomado asiento junto a la cama de su hijo, decir: “Feliz cumpleaños
atrasado, mi chico.”
Y su corazón se rompió en mil pedazos, abandonando aquella habitación.
“No te recordaba así de grande, ¿eh? Eras mucho más pequeño la última
vez que te vi… Ahora debes sacarme, por lo menos, cabeza y media. Voy a
convertirme en un enano del circo cuando te levantes… Qué miedo.”
Bromeaba, sin borrar la enorme sonrisa del rostro.
Se limpió algunas lágrimas, respirando hondo.
“¿Sabes, hijo? Es una mierda que volvamos a vernos después de tantos
años y esta sea la razón… No me gusta nada, lo odio.” Meneó la cabeza a
modo de negación. “Siento que como padre te he fallado y eso me rompe el
alma. Odio verte así, Jungkook…”
Tan pronto como un sollozo abandonó sus labios, se tapó la boca. Nunca
había llorado frente a su hijo, jamás se había derrumbado delante de él, ni
siquiera cuando su padre murió, pero ahora simplemente no podía evitarlo.
Jungkook era lo único que tenía, su única razón para seguir adelante. Era
todo.
“Pero te conozco, sé cómo eres y confío en que tarde o temprano, cuando
despiertes, encontrarás la forma de venir a verme. Y yo te esperaré.”
Alcanzó sus manos, dándoles un suave apretón antes de mover una de
ellas hacia su frente, acariciándola. Sentir su dermis caliente fue como un
chute de adrenalina, un breve recordatorio de que continuaba con él.
“Quizás puedo convencer a los del centro para que nos monten una
pequeña sala de cine cuando vengas a verme. Tengo un comportamiento
ejemplar, casi me dan un premio al mejor preso, así que no creo que sea un
problema. Igual, si se lo pedimos a tu suegro, puede hacernos el favor…”
Ladeando la cabeza, sopesó las opciones. “Podríamos ver alguna que otra
película de esas que tanto te gustan. Aunque, bueno… Ya no sé cuáles son,
has crecido mucho, quizás tus gustos han cambiado.”
Sin saber muy bien qué decir, puesto que realmente no conocía a su hijo,
sintió que el corazón se le rompía en mil pedazos. Confundido, aturdido y
herido. No sabía nada de Jungkook. Nada. Había pasado tantos años
encerrado mientras que su hijo crecía en un plano completamente diferente al
suyo, que no tenía ni idea de nada.
No sabía cuál era su película favorita, su canción, qué música escuchaba,
su comida favorita, pero nada más. Y lo único que conocía de Jungkook era
todo lo que él mismo le había contado en llamadas telefónicas.
Algunas lágrimas mojaron sus mejillas, siendo consciente de la realidad.
“Siento haber estado tan ausente en tu vida, mi chico… Lo siento tanto…”
Un par de golpecitos en la puerta hicieron que levantase la cabeza,
creyendo que se en contraría con el doctor y en su lugar visualizando a
TaeHyung tras esta, asomándose casi tímidamente. Llevaba consigo una
magdalena envuelta en papel y una vela falsa encendida encima.
“Lamento interrumpir, Seojin, pero he traído esto.” Adentrándose con
rapidez, le entregó la magdalena y un control remoto diminuto. “Toma, para
que podáis celebrar su cumpleaños. Sé que no es una tarta, pero pensé que te
haría ilusión…”
El hombre le sonrió, riendo suavemente.
“Es un detalle grandioso, TaeHyung, muchas gracias.”
“La vela es falsa por obvias razones, puedes apagarla cuando vayas a
soplar pulsando este botoncito de aquí.” Indicaba, señalando un botón rojo en
el control remoto.
“Te lo agradezco mucho.”
Este le devolvió la sonrisa. “No es nada. Le veo fuera, hasta dentro de un
rato, Seojin.”
“Adiós, muchacho. Gracias otra vez.”
Sin decir nada más, TaeHyung salió de la habitación por segunda vez,
permaneciendo en la salita de espera, todavía manteniendo su pequeña
sonrisa, pues sabía lo feliz que Jungkook estaría si pudiera ver a su padre allí.
Se mantuvo observando tímidamente desde fuera cómo el señor Jeon
sostenía el pastel y encendía la vela, diciéndole algo a su hijo que él no podía
escuchar.
“TaeHyung, cielo, hola.”
La doctora Ahn, en quien había intentado pensar lo menos posible,
apareció por el pasillo, esbozando una enorme sonrisa mientras se le
acercaba.
“Doctora Ahn, ¿qué tal?”
“Muy bien, ya me he enterado que la operación de Jungkook ha salido
genial y me alegra mucho.” Respondía, frotándole el hombro. “¿Tú cómo te
sientes?”
“Impaciente… Estoy deseando que despierte ya.” Una risita abandonó sus
labios. “Pero mucho mejor, más aliviado.”
“Ya me imagino, cielo.” Devolviéndole la sonrisa, dijo. “¿Y cómo es que
estás aquí fuera solo? ¿Jungkook tiene visita? Las enfermeras aún no han
llegado.”
Él asintió, señalando el cristal ventanal que tenían delante. “Su padre ha
venido a verle.”
Y sólo aquello, esas palabras inofensivas, fueron suficiente para que la
doctora Ahn mirara a través de dicho ventanal con los ojos como platos y el
semblante tornándosele pálido, encontrándose al señor Jeon sentado en una
silla. El hombre parecía estar cantándole una canción alegre, soplando la vela
cuya llama encendida simplemente era luz, sin borrar la enorme sonrisa que
tenía en el rostro.
“Llevaban años sin verse e iban a celebrar juntos el cumpleaños de
Jungkook cuando tuvo lugar el accidente.” Escuchaba de fondo al rubio
explicar.
La mujer sintió como se le estrujaba el corazón.
Por supuesto, sus reacciones no pasaron desapercibidas para TaeHyung,
cuyo ceño se frunció, viéndose preocupado.
“¿Va todo bien, doctora Ahn?” Quiso saber, alcanzando su hombro con
una mano.
El tacto ajeno la sobresaltó, mirándole como si repentinamente no supiera
dónde estaban. “¿Q-Qué…? ¿Qué pasa?”
“¿Se encuentra bien? Parece indispuesta.”
“Oh, sí, todo bien, no te preocupes…” Trató de darle su mejor sonrisa,
asintiendo. “Jungkook me habló de su padre en varias ocasiones, imagino que
este encuentro es muy especial para ambos.”
TaeHyung asintió, incapaz de mantener en silencio a la mosca detrás de su
oreja. “Sí que lo es, sí.” Apenas murmuró.
No quería pensar en nada que no fuera Jungkook, pero era imposible.
“Bueno, cielo, te dejo que tengo… tengo que encargarme de algunos
asuntos. Nos hemos luego. Adiós.”
“Adiós, doctora Ahn, gracias.”
Ella se marchó a paso rápido, como si quisiera huir, salir corriendo de allí.
TaeHyung se pasó ambas manos por el rostro, negando. No quería darle
demasiadas vueltas al asunto, especialmente porque temía encontrarse con
algo que no le gustara en absoluto.
Al cabo de media hora, el señor Jeon salía de la habitación, tan pronto
como las enfermeras llegaron para revisar a Jungkook. Tenía los ojos rojos,
de la misma tonalidad que su nariz, hinchados y húmedos, sin embargo, se las
arregló para darle una sonrisa a TaeHyung en cuanto se encontró de nuevo
con él.
“¿Te apetece si vamos a por un café? Así podemos charlar mientras, no
me gustan mucho las salas de espera.” Propuso. El rubio asintió.
“Me encantaría, sí, vamos.”
Así mismo, ambos se encaminaron en dirección a la cafetería situada en la
planta baja, charlando animadamente sobre lo bien que Seojin había visto a
su hijo, pues su estado era lo que más le preocupaba desde que supo lo
sucedido y para una persona como él; que había visto cosas horribles y se
esperaba cualquier tragedia, era esperanzador.
Una vez llegaron, el señor Jeon pidió dos cafés que le fueron entregados
en pequeños vasitos de cartón, mientras TaeHyung le esperaba en una de las
mesas vacías, llevando hasta donde él y ofreciéndole uno de los vasos.
“Toma, ten cuidado que está caliente aún.”
“Gracias.” Le dijo, dándole su mejor sonrisa, dejando su vaso sobre la
mesa. Realmente no tenía pensado darle más de dos sorbos.
Seojin tomó asiento frente a él. “Y bueno, TaeHyung, háblame un poco de
ti. Lo poco que sé es porque Jungkook lo repetía constantemente, pero siento
que son pocos datos para conocer a mi yerno.”
Sonrojado hasta las pestañas, de sus labios brotó una suave risita
avergonzada.
“¿Qué le gustaría saber?”
“No sé… ¿A qué te dedicas? ¿Cómo os conocisteis Jungkook y tú? Cosas
así.”
“Pues por el momento soy estudiante universitario, me faltan tres meses
para terminar mi máster en Derecho.”
“¿Abogado?”
Él asintió. “Así es, aunque mi proyecto a largo plazo no es ejercer como
tal, sino tener un bufete a mí nombre.”
“Suena bien… Me gusta.” Comentaba, dándole vueltas a su café con una
cucharilla de plástico, antes de llevárselo a la boca. “Yo fui sanitario antes de
que Jungkook naciera, trabajé muchos años en Itaewon.”
“Sí, Jungkook me lo contó. Ahora es tatuador, ¿no? Igual que él.”
“Exacto.”
Repentinamente, el señor Jeon escupió lo que estaba bebiendo,
sobresaltándole.
“Dios, qué horror…” Arrugando el rostro en una mueca de desagrado,
dijo, bajo la atenta mirada del rubio.
“¿Se encuentra bien?”
“Sí, perfectamente, no te preocupes. Es que en realidad ni siquiera me
gusta el café, no sé ni por qué lo he pedido cuando nunca lo bebo.”
TaeHyung dejó escapar una risita. “A mí tampoco.”
Y él fue capaz de respirar, totalmente aliviado. “Menos mal… Empezaba a
pensar que era el único. Esa cosa sabe cómo una sopa de tornillos con azúcar.
Es repugnante…”
“¿Verdad?” Recuperándose del ataque de risa, suspiró. “Por fin alguien
que me entiende…”
“Es todo un alivio, sí.”
Seojin apartó el vaso disimuladamente de su vista, conduciendo con
TaeHyung, quién hizo exactamente lo mismo. Ambos soltaron una carcajada
conjunta.
“Y bueno, dime, ¿cómo os conocisteis mi hijo y tú? Nunca ha
profundizado en esa historia.”
“En realidad, hay varias etapas, porque él me conocía de antes.” Comenzó.
“Resulta que mi mejor amigo, Banky, descubrió que su novia le era infiel, así
que investigó al otro hombre y quiso darle una lección.”
“Oh…”
“El otro hombre era Mos.”
Aquello no pareció sorprenderle, pues simplemente rio otra vez.
“Mos no tenía ni idea de que estaba envuelto en una infidelidad, así que
cuando nos presentamos allí con intenciones cero amistosas, se desató una
pelea horrible. Uno de los chicos que acompañaba a Jungkook me clavó algo
en la mano cuando forcejeabamos, una pulsera y me tiró al suelo. Jungkook
salió en mi defensa.”
“Muy propio de mi hijo, sí.”
TaeHyung asintió con una pequeña sonrisa en los labios. Rememorar
aquellos tiempo se sentía tan lejano ahora…
“Después de ese encuentro tan desafortunado, pasaron varios meses hasta
que volvimos a vernos. Mi hermano pequeño, Gemini, conoció a Fourth y se
hicieron muy buenos amigos, así que se escapaba a escondidas para venir a
verle. En una de esas veces, yo quise venir a buscarlo al descampado justo
cuando hubo una redada policial.”
“No jodas…”
“Por suerte no pasó nada, Jungkook me sacó de allí sin problemas.”
Aclaró, ahora sí viendo la sorpresa en sus ojos. “Lo único malo es que me
robaron todo lo que llevaba, abrigo incluido… Pero, una vez más, Jungkook
lo recuperó por mí.”
“Joder, pues sí que le gustas a mi hijo, porque es perezoso hasta para
lavarse la ropa.” Resoplaba, haciéndole reír de nuevo.
“Lo sé, lo sé…”
“¿Y cómo es eso de que él ya te conocía de antes?”
“Por mi madre.” Explicó, dándole un sorbo a la botellita de agua que antes
había sacado de la máquina expendedora. “Jungkook forma parte del
programa de voluntarios en este hospital, ahora yo también. Ella era paciente
de oncología y se hicieron muy amigos cuando falleció su abuelo.”
El señor Jeon, quién parecía haber escuchado esa historia en otra parte,
asintió, una punzada de dolor apareciendo en su mirada cuando TaeHyung
mencionó a su padre.
“Creo recordar que el alcalde mencionó algo como eso cuando vino a
verme…”
“Mi madre le hablaba mucho de nosotros, de lo que solíamos hacer, de mí.
Jungkook dice que simplemente se interesó.”
“Y tanto que se intereso, muchacho, si en las últimas quince llamadas que
hemos hecho, he escuchado más tu nombre que el suyo propio. Y se lo puse
yo, imagínate.”
TaeHyung volvió a reír, sus mejillas sonrojadas. “Lo siento, lo siento…”
“No, no te disculpes, al contrario; es la primera vez que escucho a mi hijo
tan emocionado por algo, así que eso debe significar algo positivo.” Le dijo.
“Normalmente, Jungkook nunca habla de sus relaciones amorosas ni de los
chicos que le gustan, sé que es gay porque sólo ha salido con hombres, pero
más allá de eso…” Encogiéndose de hombros, lo dejó caer. “Es agradable
saber que tiene a alguien como tú que le hace sentir bien.”
Por supuesto, su corazón se derritió allí mismo, la sonrisa que le jaló de
los labios reluciendo.
“Él también me hace sent…”
“¡TaeHyung, TaeHyung!”
A tan sólo unos metros de distancia y acercándose a él gradualmente, la
vocecilla inconfundible de Aram sonó, logrando que ambos presentes se
quedaran helados allí mismo.
TaeHyung miró al señor Jeon momentáneamente, viendo como sus ojos
oscuros brillaban como pequeñas estrellas. Luego, se preparó para recibir a
Aram, sonriendo de oreja a oreja antes de que este saltara directo a sus
brazos.
“¡Hola!” Saludó, aferrándose a su cuello. Él le devolvió el abrazo con la
misma intensidad.
“Aram, hola, ¿cómo estás?”
“Bien… Pero muy triste… No habéis venido a verme en muchos días.
Jungkook me prometió que estaríais en mi fiesta de despedida.”
Su corazón dio un vuelco ante la mención del azabache.
“¿Ya te han dado el alta?”
Aram asintió. “Hoy.”
“No tenía ni idea, cielo, lo siento… Jungkook… Jungkook está enfermo,
por eso no hemos podido venir a verte antes.” Dijo, acto seguido mirando al
señor Jeon, quién asintió. “Su padre está aquí para verle, también.”
De inmediato, el pequeño miró al gran hombre sentado frente a ellos. La
similitud entre él, Jungkook y Aram era tal, que nadie podría negar los
evidentes genes.
“Hola.”
“Hola… ¿Es usted el padre de Jungkook?” Preguntó. El hombre asintió,
por lo que le tendió su mano diminuta. “Encantado, yo soy Aram, su mejor
amigo.”
Con el corazón encogido, Seojin la estrechó suavemente. “Encantado.
Jungkook me ha hablado mucho de ti.”
“¿En serio?”
“Sí, en serio.”
“¿Y dónde está? ¿Qué tiene?”
Los labios de TaeHyung se torcieron. “Está ingresado en la unidad de
cuidados intensivos… Ha tenido un accidente.”
Aram lució preocupado. “¿Es muy grave…?”
“Un poquito, sí.”
“¡Aram!” Una voz femenina sonó, antes de que la madre del susodicho
apareciera frente a ellos, luciendo preocupada y respirando hondo una vez lo
encontró. “Aquí estás… Te he dicho que no desaparezcas así, cariño, que me
asustas.”
Tras ella, el padre de Aram llegó también.
“Lo siento, mamá… Vi a TaeHyung y quise venir a saludarle.”
“No pasa nada, pero avísanos la próxima vez, ¿vale? Mamá yo nos
llevamos muchos sustos cuando haces este tipo de cosas.” Le decía su padre,
mirando al otro hombre sentado frente a su hijo. “Hola, Seojin, cuánto
tiempo.”
TaeHyung sintió como un jarro de agua helada caía sobre él.
“Hola… Ha pasado mucho tiempo, sí. Me alegro de volver a veros.”
“¿Os conocéis?” Preguntaba Aram. “Este señor es el padre de Jungkook…
Jungkook está enfermo, TaeHyung dice que ha tenido un accidente y por eso
no pudieron venir a mi fiesta de despedida.”
La señora Lee frunció el ceño, no dudando en mostrarse preocupada, del
mismo modo en que su marido lo hizo, ambos mirando a Seojin y a
TaeHyung en busca de respuestas.
“¿Un accidente? ¿Qué ha pasado?”
“Eso… No teníamos ni idea, y eso que hemos estado preguntándole a la
doctora Ahn.”
Antes de responder siquiera, el rubio observó a Aram. “Aram, cielo,
¿puedes taparte las orejas un momento? Lo que tengo que decirle a papá y a
mamá es un poco fuerte.”
El niño asintió. “Claro.”
Y, acto seguido, colocó ambas manos en sus orejas, por lo que TaeHyung
afianzó el agarre en su pequeño cuerpo. Luego, observó al señor y a la señora
Lee, dejando escapar un pequeño suspiro.
“El domingo de la semana pasada, Jungkook y yo íbamos de camino a mi
apartamento cuando una camioneta pasó y comenzó a dispararnos. Él se llevó
la peor parte… Ahora mismo está ingresado en la Unidad de Cuidados
Intensivos. Está… Está en coma.”
La sorpresa inmediatamente llegó a los rostros ajenos, luciendo
consternados.
“No me digas eso, ¿es en serio…?”
TaeHyung asintió. “Por desgracia, sí. Ayer le operaron de urgencia
después de varios días ingresado, pudieron sacarle los restos que quedaron
dentro y nos dijeron que estaba fuera de peligro. Ahora sólo falta que
despierte del coma… Confiamos en que pronto lo hará.”
Ambos suspiraron, meneando la cabeza de un lado a otro, incapaces de
creer aquella situación, completamente horrorizados.
No era un secreto que la familia de Aram guardaba cierto cariño por
Jungkook, quien indudablemente se había convertido en el mejor amigo de su
hijo y, más allá de eso, logró reunir el dinero necesario para un nuevo
tratamiento.
“Dios, qué horror…” Murmuraba la señora Lee, antes de dirigirse al padre
de la víctima. “Lo siento mucho, Seojin, imagino que por esa razón es que
estás aquí, ¿no? Para verle.”
“Jungkook tenía planeado hacerme una visita para que pudiéramos
celebrar juntos su cumpleaños… Pero lamentablemente no ha podido ser.”
Respondió, vaciando sus pulmones. No tenía más lágrimas que soltar. “Así
que sí, estoy aquí por eso.”
“Esperamos que todo esto quede en un susto y Jungkook se recupere
pronto.”
“Gracias, muchas gracias…” Tratando de darles su mejor sonrisa, asintió.
Luego, sus ojos viajaron hacia Aram, quien continuaba en brazos de
TaeHyung, el cual le indicaba que ya podía destaparse las orejas, riendo
suavemente. El niño lo hizo, devolviéndole la sonrisa.
“¿No puedo saber qué le ha pasado a Jungkook? ¿Tan malo es?”
“Es complicado, cielo…”
“¿Puedo verle?”
Al instante, Kim compartió una mirada con sus padres, sin saber qué
responderle. Ellos se miraron entre sí.
“¿Puede recibir visitas?”
“Eh… Sí, claro que puede… El horario ya ha empezado, de hecho. No hay
ningún problema.”
“Bien, en ese caso ve.” Asentía su madre, acariciándole las mejillas.
Luego, observó al rubio. “TaeHyung, ¿nos harías el favor de llevarlo? Sé que
prefiere estar contigo ahora mismo y creo que eres la persona más indicada
para acompañarle.”
Este no dudó en acceder. “Por supuesto.” Dijo, tragando saliva.
“Muchas gracias.”
“Aram, ¿me acompañas? Te llevaré para que puedas ver a Jungkook.”
De inmediato, el niño asintió. “Sí, sí, vamos.”
“Pues en marcha, venga. Estaremos en la última planta, Seojin sabe qué
habitación es, ¿vale? No tardaremos mucho.”
Despidiéndose de los más mayores sin siquiera pensar demasiado en el
hecho de que el padre de Jungkook y los de Aram parecían conocerse muy
bien, TaeHyung avanzó con el pequeño en sus brazos, saludando a todas las
enfermeras que este reconocía y dirigiéndose hacia la última planta, donde se
encontraba la habitación de Jungkook.
Estaba en medio de un dilema moral consigo mismo, pues no sabía qué tan
perjudicial sería para un niño tan pequeño ver a su mejor amigo en aquel
estado.
“Aram…” Titubeó a la hora de decir su nombre, interrumpiéndole, pues se
encontraba cantando una canción en voz muy bajita. “Sé que estás
emocionado por ver a Jungkook, pero creo que antes deberías saber algo.
Jungkook no está consciente. No podrá hablarte ni verte.”
“¿Por qué no?”
“Porque él está en coma, cielo.”
Mirándole con ojos apagados, suspiró. “¿Eso quiere decir que está
muerto…?”
E inmediatamente, el rubio negó, horrorizado.
“No, claro que no. Estar en coma es como estar dormido, muy dormido.
No puedes moverte, hablar, ni nada que normalmente harías estando
despierto.”
“Entiendo, entiendo…”
“Sólo quiero que lo sepas porque no vas a encontrarte al Jungkook que
siempre estás acostumbrado a ver, ¿vale? Para que no te asustes ni te lleves
una mala impresión.”
Aram asintió, rodeándole el cuello con ambos brazos, mientras juntos
salían del ascensor.
“Tranquilo, TaeHyung, no me asustaré.”
“Vale…”
A veces no podía evitar olvidar el hecho de que Aram había crecido en
aquel hospital, rodeado de máquinas y de personas enfermas. De gente que
moría a diario. Tanto, que muy probablemente ver el estado actual de
Jungkook sería un shock más fuerte para cualquier adulto que para alguien
como él, quien apenas tenía cuatro años de edad.
Una vez llegaron a la habitación de Jungkook, TaeHyung suspiró, mirando
a través del ventanal. La sala de espera se encontraba vacía, pues Jaemin y las
chicas llegarían en cualquier momento, ya que eran los primeros en llegar.
“¿Estás preparado?” Le preguntó al pequeño que le acompañaba. Este
asintió.
“Sí, vamos.”
Asintiendo también, abrió la puerta, adentrándose lentamente y cerrándola
a sus espaldas. Jungkook seguía tendido bocarriba sobre el colchón, del
mismo modo en que lo había dejado cuando se marchó.
“Jungkook, ¿a qué no sabes quién ha venido a verte?”
Se acercó a él, permitiendo que Aram tomara asiento a los pies del
colchón, depositándolo cuidadosamente junto al cuerpo del azabache, a quien
observó.
“¿Puede escucharnos?”
“La verdad es que no lo sé, pero a mí me gusta pensar que sí.”
Aram parecía inseguro cuando volvió a preguntar. “¿Crees que debería
decirle algo…?”
“Por supuesto, claro que sí.”
Él asintió, gateando sobre el colchón para estar más cerca, esquivando
cables y vías que estaban conectadas a sus muñecas como si fueran
obstáculos, con sumo cuidado. Una vez llegó al otro lado de la cama, donde
no tenía nada que le impidiera acercarse, se recostó sobre el pecho de
Jungkook.
“Hola, Jungkook.” Susurró, en voz bajita. “TaeHyung ya me ha dicho que
estás enfermo y que por eso no has podido venir a mi fiesta de despedida.”
TaeHyung notó como se le llenaban los ojos de lágrimas.
“Quiero decirte que no estoy enfadado y que lo entiendo, sólo espero que
estés bien y puedas irte a casa pronto.” Seguía diciendo. “Me dijiste que
haríamos muchas cosas juntos cuando saliera del hospital, así que te estaré
esperando.”
Levantando la cabeza e inclinándose para depositar un casto beso en su
mejilla, le sonrió.
“Te quiero, Jungkook.”
TaeHyung sollozó en silencio, limpiándose las lágrimas con rapidez para
no ser visto una vez Aram se girase, encontrándose con su dulce sonrisa. El
corazón se le empuñó. No creía poder soportarlo por más tiempo.
“¿Crees que me habrá escuchado?”
“Sí… Sí, claro que sí.” Asentía, respirando hondo, devolviéndole la
sonrisa como pudo. “Estoy seguro de que le ha encantado lo que has dicho.”
La sonrisa del pequeño se ensanchó.
✧c.-063

N/A: Este capítulo para mí es una bomba de emociones y de dudas


resueltas, me emociona pero sufro xD
Cap dedicado a letfaraway ♡♡
Hoy os recomiendo ‘King Size Bed’ de Alec Benjamin, perfecta para
terminar la semana.

“Entonces, ¿su marido y usted saben que Jungkook y Aram…?”


TaeHyung temió preguntar, observando a la señora Lee, quien sostenía una
taza de café caliente en sus manos.
Suspirando, ella le observó. “¿Son hermanos?” Finalizó. Con lentitud, el
rubio asintió. “Sí, claro que lo sabemos. Nos enteramos hace un tiempo, en
realidad… Mucho tiempo.” Respondía. “Creíamos que Jungkook
mencionaría algo tarde o temprano, pero nunca lo hizo y decidimos respetar
su silencio nosotros también.”
“No creo que Jungkook lo mantenga oculto por gusto, señora Lee… Creo
que no dice nada al respecto porque tiene miedo de que su parentesco con el
señor Jeon sea un impedimento para acercarse a Aram.” Le explicó lo más
honestamente que pudo. “De hecho, ni siquiera es consciente de la relación
que tienen con su padre.”
“¿No tiene ni idea?” El señor Lee quiso saber.
TaeHyung negó. “No, claro que no…”
Ambos se miraron entre sí, confundidos. “Pensábamos que sí…”
“Jungkook supo que tenía un hermano poco antes de iniciar su
voluntariado en el hospital. No podía creerlo cuando conoció a Aram y vio lo
que le sucedía, pero aún así quiso ser parte de su vida en silencio. Se había
encariñado con él.” Les hizo saber, agachando la cabeza y suspirando. “Me
contó que su madre falleció y por obvias razones el señor Jeon no podía
hacerse cargo, pero desconocía por completo la información que ustedes
sabían. No quería que nadie se enterase por miedo a perder la oportunidad de
estar cerca suyo.”
La señora Lee asintió, comprendiendo lo que TaeHyung decía, soltando su
taza de café sobre la mesa con un suspiro. En realidad, aquello había sido
difícil para todos, por lo que el silencio de Jungkook estaba justificado.
“Ni a mi marido ni a mí se nos ha pasado por la cabeza la idea de impedir
que Jungkook vea a Aram. Mucho menos a su padre.” Dijo, para sorpresa del
rubio. “Aram sabe que no somos sus padres biológicos, pero entiende que
somos las personas que lo criaron y eso nos convierte en sus padres.”
“¿Lo sabe?”
“Tomamos la decisión de contárselo hace poco… Unos cuantos meses.
Queríamos que fuera consciente.”
El padre de Aram, cuyos labios formaban una pequeña mueca, suspiró.
“Mi hermana nunca pudo desintoxicarse, así que sabíamos a lo que nos
enfrentábamos cuando se quedó embarazada. Aeri y yo fuimos conscientes
incluso antes de que ella falleciera.” Explicó, haciendo referencia a su mujer.
“Así es, sí.” Corroboraba. “Él también sabe que su madre biológica
falleció, no conoce la razón, pero sí ha oído hablar de ella.”
“¿Y de su padre?”
“También.”
“No sabe que Seojin es su padre biológico, por ende, tampoco tiene ni idea
de que Jungkook es su hermano. Aún así, no tenemos intenciones de
impedirles nada. Si una vez Seojin salga de la cárcel, quiere formar parte de
su vida, es totalmente bienvenido.”
Aquello parecía irreal a oídos de un TaeHyung que había pasado años de
su vida tomando nota de esos casos, basando parte de su carrera en ellos. No
podía creer lo dispuestos que se veían a hacer las cosas más fáciles, pues era
complicado que esas situaciones se dieran. Especialmente con padres
convictos de por medio.
Negando lentamente, necesitó un tiempo para asimilarlo todo.
“Yo… Yo sé que no me deben ninguna explicación y por nada del mundo
les obligo a dármela, pero, ¿por qué?”
Aeri le observó como si no comprendiera su confusión.
“¿Por qué, qué, cielo?”
“¿Por qué lo hacen todo tan fácil? Es… Es complicado que eso ocurra,
señora Lee. Casi imposible, diría yo.”
Una pequeña risita abandonó sus labios. “Lo sé, créeme. Pero le
prometimos a mi cuñada que le daríamos a Seojin el beneficio de la duda
cuando saliera, una segunda oportunidad. Ella estaba convencida y aseguraba
que era inocente. E incluso si la incertidumbre y el miedo es más grande,
creemos en su palabra.”
“¿De verdad…?”
“Él cuidó de mi hermana antes y durante el embrazo. La consintió como
nunca, usó todos sus privilegios en ella y procuró que nada le faltara… Creo
que se lo debemos.”
Lentamente, TaeHyung asintió. Sentía que había información de por
medio oculta, pero prefirió no hacer más preguntas de las que pudieran
responderle, ya que no se sentía con el derecho de. Él no era más que un
voluntario.
“Entiendo, sí… Imagino que con Jungkook siguen el mismo patrón.”
Dándole un sorbo a su café caliente, Aeri le dio la razón con un leve
asentimiento.
“Jungkook ha hecho hasta lo imposible por nuestro hijo, Aram lo adora
del mismo modo en que te adora a ti. Impedirle estar cerca suyo sería hacerle
la vida imposible a Aram y él ya ha sufrido mucho siendo tan pequeño, como
para que nosotros añadamos más sal a su herida… No sería justo para nadie.”
Aquello era tan cierto que el corazón de TaeHyung dolía profundamente.
“No lo sería, no…”
Aram había sufrido tanto que nadie podría asimilarlo nunca. Siendo tan
pequeño, con tan sólo cuatro años, la vida le había puesto tantos obstáculos
de por medio y él los había superado con creces. Sonriendo, con la energía
que tanto le caracterizaba día tras día. No cabía en él nada más que
admiración y adoración hacia ese pequeño que le había robado el corazón
inesperadamente.
“Además, ¿sabes lo feliz que sería si se entera de que su mejor amigo es
en realidad su hermano mayor? No cabría en sí mismo. Estaría dando saltos
por todo el hospital.”
Una sonrisita apareció inmediatamente en sus labios, riendo apenas,
imaginándoselo como si la situación ocurriera justo en frente suyo.
“Sería como un sueño para él.” Comentaba el señor Lee. “Creo que esa
sería la mejor noticia que podríamos darle.”
“Estoy convencido, sí… Ambos estarían muy felices.”
“No lo pongo en duda, cielo, Jungkook es un gran chico.
Unas cuantas lágrimas se agolparon en las esquinas de sus ojos, siendo
incapaz de ocultarlas por mucho que lo intentase. “Es el mejor…”
Sin ser siquiera consciente, otra sonrisa jaló de sus comisuras, el simple
pensamiento del azabache calentando su corazón. Y es que no había
momento en el que no lo echase de menos, como si hubieran pasado años
desde que ingresó.
Incluso si habían pasado tan sólo unos diez días del accidente, la
preocupación y el miedo irracional de perderlo para siempre fueron más que
suficientes para que TaeHyung no se atreviera a pensar en una vida sin él. No
quería, él sabía que no tendría forma de superarlo, porque perder a Jungkook
significaba perderlo todo.
A la mañana siguiente, a tan sólo un par de horas de que el señor Jeon
tuviera que volver al centro penitenciario, TaeHyung y él se encontraban
nuevamente en la cafetería, compartiendo un desayuno simple, ya que
ninguno de los dos tenía demasiado apetito, especialmente TaeHyung. Aún
así, Seojin se las había arreglado para que terminara comiéndose dos de sus
tostadas y una pequeña porción de huevos revueltos.
“No pensé que la comida de hospital estuviera tan buena…” Decía el
señor Jeon, echándose perezosamente hacia atrás mientras se limpiaba los
labios con una servilleta.
TaeHyung asintió, estando de acuerdo. “Creo que deben haber contratado
otro servicio, porque antes esto no era así. Cuando veníamos a acompañar a
mi madre, la comida de la cafetería apenas se veía apetecible.”
“Debe ser obra del alcalde, supongo.”
“En realidad no lo sé, tanto mi hermano como yo somos ajenos a sus
proyectos… Él lo prefiere así.” Comentó, viéndole asentir. “Aram hace
tiempo nos dijo que cuando ingresó ni siquiera les dejaban traer sus propios
juguetes ni colgar dibujos en las paredes, pero esa política cambió cuando mi
padre vino de visita… Asumo que debe estar involucrado.”
Dándole un sorbo al chocolate caliente, pues ambos habían tirado la toalla
con eso de intentar ser amantes del café cuando ni siquiera soportaban el olor,
Seojin se aclaró la garganta, mirando a TaeHyung como si quisiera preguntar
algo.
“Tú… Conoces bastante a ese chico, Aram, ¿verdad? Digo, eres parte del
programa de voluntarios como lo es Jungkook, imagino que pasas mucho
tiempo con él.”
El rubio esbozó una sonrisa, pues sabía por dónde quería llevar aquella
conversación.
“Bastante, sí. Jungkook y él son inseparables, es un niño super dulce y
cariñoso… Es imposible no querer estar cerca suyo.” Dejando a un lado su
desayuno, explicó, sintiéndose lleno incluso si apenas había probado bocado.
“¿Ha visto los dibujos que colgó en la habitación de Jungkook esta mañana?
Son adorables.”
Seojin rio suavemente, asintiendo también. Claro que los había visto. “Sí,
me encantan… Ese chico tendrá un gran futuro como artista…”
Luego, el silencio reinó entre ambos. Sin embargo, no se trataba de uno
incómodo ni forzado, más bien uno en el que una de las dos partes parecía
estar buscando la forma de dirigirse a la otra, preguntar algo. Notando
aquello, TaeHyung tomó la iniciativa.
“Puede preguntarme directamente por él si es lo que desea, Seojin, no
necesita andarse con rodeos. Sé que es el padre biológico de Aram.”
Tanta honestidad por su parte hizo al hombre atragantarse.
“¿Jungkook te lo contó?”
“Sí, hace bastante… La condición de Aram empeoró y se comprometió
con el señor y la señora Lee para pagar un nuevo tratamiento.”
Sus ojos, llenos de asombro y pesar, se volvieron brillantes por todas esas
lágrimas que empezaba a aguardarse, decidido a no llorar incluso si
necesitaba hacerlo. Era demasiado dolor acumulado. Por el hijo que podría
perder en cualquier momento y por el que no podía cuidar aún si lo deseaba.
“Me enteré de eso, supe que había vuelto a competir en esas carreras
clandestinas para reunir el dinero y le fue bastante bien.” Asintiendo con la
cabeza, dijo, su voz un poco ronca. “Gracias a eso Aram ahora está más sano
que nunca…”
“Ese ha sido el mejor regalo de cumpleaños que Jungkook pudo recibir.”
“Puedo imaginármelo… Mi niño es un buen hombre que sabe cuidar a los
que quiere.”
“Lo es, por supuesto. No hay ninguna duda. Dijo que eso le viene de
familia, así que puede imaginar de dónde sacó tanta devoción.”
Finalmente, y gracias a aquellas palabras que definitivamente necesitaba
oír, las lágrimas ganaron, deslizándose por sus mejillas de manera sutil; tan
rápido que eliminarlas se convirtió en misión imposible.
“¿Eso dijo?” Dejando escapar una risita cuando le vio asentir, se quitó las
lágrimas como pudo. “Seguro que no lo decía por mí…”
Y por supuesto, TaeHyung, quien había sido testigo de la gran admiración
que Jungkook sentía por su padre, no permitió que aquel pensamiento
perdurara por más tiempo.
“Sé que yo no soy su hijo, Seojin, pero hablo por él cuando digo que para
Jungkook es un orgullo tenerle como padre.” Le dijo, sonando tan honesto
que el hombre dejó escapar más lágrimas, lágrimas que terminaron
contagiando a TaeHyung también. “Entiendo que no quiere creerlo por el
modo en que se han dado las cosas y porque siente que Jungkook debería
estar avergonzado, pero eso no es así.”
“Gracias, TaeHyung…” Con rapidez se limpió el rostro. “Gracias por
decirme esto…”
“No me dé las gracias, creo que es justo para usted como padre saberlo.
Saber que está haciendo las cosas bien incluso cuando no puede estar
presente para él.”
Un pequeño sollozo abandonó sus labios.
“Jungkook es la mejor persona que conozco, Seojin. Es un chico dulce,
atento, divertido, inteligente y con un corazón que no le cabe en el pecho.”
Alargando el brazo, apretó una de sus manos, limpiándose las lágrimas. “Y sé
que a lo largo de sus vidas han tenido muchas dificultades, pero tanto usted
como el abuelo Jeon hicieron un gran trabajo.”
“Lo sé.” Él asintió, hipando. “Al final todo ha merecido la pena…”
“Claro que sí, señor.”
“Y estoy convencido de que mi padre y yo hicimos un gran trabajo con él
si ha conseguido tener en su vida a alguien tan increíble como tú.”
TaeHyung le sonrió, tragándose sus propias lágrimas y suspirando.
“Gracias…”
Al cabo de unos minutos, recuperándose de aquella conversación que dejó
a ambos sensibles, pero satisfechos, pues habían recibido las palabras de
aliento que tanto necesitaban, sin siquiera saberlo, TaeHyung, terminando su
taza de chocolate caliente (ahora prácticamente helado), no quiso quedarse
con las dudas.
“Seojin, ¿está bien si le pido que me cuente alguna anécdota de Jungkook
cuando era pequeño?” Pidió, esperanzado de saber mucho más sobre la
persona con la que salía. “Me encantaría tener un recuerdo con el que
molestarle.”
Y, riendo, él asintió. “Por supuesto, sí. De hecho, hay una que siempre
recuerdo cuando tengo un mal día y me alegra sólo con rememorarla.”
“¿Cuál es?”
“Pues verás, hubo un día, cuando Jungkook era pequeño e iba al colegio,
que no salió. Tendría cuatro o cinco años. Sus profesoras no lo veían por
ninguna parte, ni yo, las madres de otros niños y mi padre tampoco.” Le
decía, acomodándose en la silla con una sonrisa. “Sus compañeros no tenían
ni idea de dónde se había metido, decían que le perdieron la pista cuando se
preparaban para salir, pero que no sabían nada. Era como si se hubiera
esfumado del planeta.”
“¿De verdad nadie lo había visto?”
“Absolutamente nadie. Mi padre y yo nos llevamos el susto de nuestras
vidas, no teníamos ni idea de dónde buscarle o qué hacer… Fue aterrador, si
me lo preguntas.”
TaeHyung, quien escuchaba la historia encantado y sorprendido, asintió.
“Me imagino, sí…”
“A Jungkook le gustaba mucho ir al colegio y jugar con los juguetes que
tenían allí. No eran muchos, pero él se entretenía, especialmente con unos
coches de carreras en miniatura. Las profesoras decían que pasaba todo el día
jugando.”
“Le encantaban los coches desde pequeñito.”
“Y tanto, era un apasionado total.” Concordaba su padre. ‘Pues resulta
que, después de horas y horas buscando, el muy desgraciado se había
escondido en un armario para poder jugar con esos dichosos coches. El
conserje del colegio lo encontró.’ TaeHyung dejó escapar una carcajada.
“Decía que no quería irse de allí porque quería seguir jugando y que en casa
se aburría.”
“Ow…”
“Obviamente me enfadé mucho, pasé horas con el corazón en la garganta
pensando en lo peor y mientras tanto él jugueteando con dos coches amorfos.
Quise darlo en adopción allí mismo.” Bufaba, logrando que la risa del rubio
fuera aún más estruendosa.
“Pobrecito, señor Jeon, no diga eso…” Pedía entre risas.
El hombre también rio.
“Luego me senté a hablar con él, le dije que lo que había hecho estuvo mal
y los dos lloramos mucho. Entendí que su intención no era hacer una
travesura, sino que realmente disfrutaba jugar con esos coches y él
comprendió que, independientemente de sus intenciones, no podía
escabullirse así como así. Era peligroso.”
“Claro…”
“Lo cierto es que Jungkook apenas tenía juguetes en casa, no podíamos
permitírnoslo. Después de que yo perdiera mi trabajo en la clínica y mi padre
se jubilara por sus problemas de corazón, sobrevivíamos con su pensión. No
nos daba para mucho.” Explicaba, sin borrar aquella sonrisa, que ahora se
había tornado nostálgica, triste. “Al cabo de unos meses, él seguía
obsesionado con esos coches y yo pude conseguir un trabajo, así que ahorré
durante varias semanas hasta que pude comprárselo.”
El corazón del rubio se apretó, sabiendo que tarde o temprano aquello
ocurriría, pues era de esperar. Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su
rostro, visiblemente emocionado.
“Jungkook lloró mucho. Demasiado. No recuerdo haberle visto tan
emocionado por algo en mi vida. Supe que tanto trabajo y tiempo invertido
había merecido totalmente la pena si mi hijo estaba tan feliz por dos coches
en miniatura.”
“Eso es adorable, señor Jeon… Estoy seguro de que para Jungkook debió
haber significado mucho.”
Él asintió, pues era cierto. “Lo sé, para mí también.”
Manteniendo la sonrisa nostálgica en su rostro, suspiró, disfrutando del
nuevo silencio que se formaba entre ellos. No tenía demasiados recuerdos
con su hijo y eso era lo que más dolía, saber que había sacrificado todo a
cambio de perder años junto a la persona que tanto quería. Su niñez,
adolescencia y parte de su vida adulta. Nada le devolvería aquello.
“Seojin…”
Una voz suave, femenina y cargada de terror sonó junto a ellos, siendo
este el primero en girarse para ver de quién se trataba. Inmediatamente,
encarando aquellos ojos que quería haber olvidado por completo, sintió como
se le iba el aire.
Se puso en pie lentamente, incapaz de creer a quién tenía delante.
TaeHyung sintió como su cuerpo se tensaba.
“¿Qué haces tú aquí?” Susurró, dirigiéndose hacia la doctora Ahn.
Incrédulo, lleno de confusión, sin poder creer a quién tenía delante. “¿Por qué
has vuelto?”
“Volví hace años, en realidad… Llevo mucho tiempo trabajando en este
hospital.”
Él negó. “No… ¿Cerca de Jungkook?”
Sus labios se apretaron, resistiendo a las lágrimas que amenazaban con
salir. “Sí. Soy su doctora, Seojin, le he cuidado durante años… También a tu
padre.”
“¿Cuidarle?” Frunciendo el ceño, creyó haber oído mal.
Lentamente, asintió.
“P-Pero él no sabe nada, no quise contárselo… No podía…”
“Claro que no podías, Nami, tú nunca puedes. ¿Cómo ibas a poder?” Bufó.
“Con qué cara le dirías al hijo que abandonaste hace veinticuatro años, el cuál
cree que estás muerta, que en realidad simplemente preferiste tu trabajo por
encima de él. ¿Cómo lo harías?”
Ella tembló, dando un paso hacia atrás. TaeHyung sintió cómo se le
paraba el corazón en aquel preciso instante.
“Seojin…”
“Lo que no sé es cómo te queda valor en el cuerpo para presentarte delante
de él como si nada.” Escupió, viendo como las lágrimas se deslizaban por su
rostro. “Si fuera tú, se me caería la cara de vergüenza.”
“Lo siento mucho, Seojin…” Sorbiendo por la nariz, dijo.
“No es a mí a quién tienes que pedir perdón, Nami. A mí sólo me dejaste
con nuestro hijo recién nacido porque tu vocación te llamaba y hace mucho
tiempo que lo superé. Es él quién creció creyendo que su madre estaba
muerta por su culpa.”
“Yo… Yo…”
“Corre y ve a decirle que lo sientes, vamos. Todavía estás a tiempo.”
Señaló la salida bruscamente. “Quizás pueda escucharte aún con todas esas
máquinas alrededor.”
Un sollozo abandonó los labios de la doctora Ahn, quién miró a TaeHyung
en busca de consuelo. Él apartó la mirada, temblando.
“Me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, Seojin, de verdad
que sí…”
“Y a mí me hubiera gustado que mi mujer hubiera estado presente en el
primer cumpleaños de nuestro hijo. Me hubiese encantado no tener que
explicarle durante años que era huérfano de madre sólo porque nunca más
supe de ti.” Ignorando sus propias lágrimas, musitó. “Pero las cosas no
pueden ser diferentes si hay alguien egoísta de por medio.”
“Ahora es diferente. Estoy aquí… y— y quiero intentarlo.”
“¿Jeon Seojin?” Otra voz sonó. Fuerte, varonil. El mencionado se giró
para ver a dos guardias en la puerta. “Tiene que acompañarnos.”
Era el momento de irse.
“Por supuesto.” Asintió, antes de observar a su exmujer. “Nada es
diferente, Nami, no hay vuelta atrás. Ser la madre de mi hijo no es ningún
hobby que puedas retomar.”
Más lágrimas mojaron sus mejillas rojas. “Seojin…”
“No puedo prohibirte que veas a Jungkook porque ya es una persona
adulta, pero hazme el favor de mantenerte lo más distanciada de él posible.
No quiero que sufra cuando le falles otra vez.” Indicaba, sonando tan brusco
que TaeHyung no podía reconocerlo.
Acto seguido, se giró en dirección al rubio, quien de inmediato se puso en
pie para despedirlo, abrazándole con fuerza.
“Gracias por todo, muchacho. Me ha hecho muy feliz poder conocerte.”
Él apretó los labios. “A mí también, señor… Prometo avisarle con
cualquier novedad, ¿vale? Haré que mi padre se ponga en contacto siempre
que sea necesario.”
“Te lo agradezco.”
Una vez se separaron, Seojin pellizcó su mejilla. TaeHyung le sonrió.
“Espero verle muy pronto, Seojin.”
“Lo haremos, de eso que no te quepa duda. Mi hijo tiene que presentarme
a mi yerno oficialmente.”
Una risita escapó de sus labios, viéndole marchar y reunirse con los
policías, quienes esposaron sus muñecas de inmediato, escoltándolo hacia la
salida sin emitir palabra alguna, tan sólo desapareciendo.
“TaeHyung…” La voz de la doctora Ahn sonó, helando su cuerpo antes de
girarse para encararla.
Ya no sabía cómo dirigirse a ella, estaba tan confundido y molesto, que
temía hablar sin pensar primero. Sin embargo, se las arregló para tomar
asiento junto a ella, esperando a que dijera algo, pues parecía querer hablar.
“No pretendía que esta fuera la manera en que alguien se enterase…”
Hipó, quitándose las lágrimas, sollozando en silencio.
“Yo tampoco, doctora Ahn.”
“Fue muy difícil, ¿sabes?” Le dijo. “Ni siquiera recuerdo cómo era mi
vida antes de dedicarme a esto ni mucho menos planeé nunca dejar de
hacerlo… Me pilló desprevenida. Estaba… Estaba tan asustada…”
TaeHyung se mantuvo en silencio. Prefería quedarse callado si lo único
que tenía para decir sonarían como reclamos.
Sin embargo, ella continuó hablando.
“A las pocas semanas de nacer Jungkook, me llamaron desde un pequeño
poblado en las afueras de Filipinas. Hubo un derrumbe y no sólo mucha gente
perdió su hogar, sino también la vida.” Decía, mirándose las manos, pues
sabía que los ojos de TaeHyung no estarían dándole la mirada que ella
querría recibir. Y realmente tampoco podía culparle.
El rubio la observaba con recelo, sabiendo que nada de lo que dijese
serviría como excusa a oídos de alguien que conocía de primera mano el
sufrimiento de su propio hijo.
“Seojin no quería que me marchara, pero las condiciones allí eran tan
nefastas que tuve que hacerlo. No podía dejar morir a tanta gente,
TaeHyung… Tenía que ayudarles, era mi deber, siempre lo ha sido.”
“Imagino que ama su trabajo.”
“Muchísimo, sí.” Ella asintió. “Nada más llegar hubo otro derrumbe,
nuestro campamento fue reducido a escombros y estuve tanto tiempo sin dar
señales de vida que Seojin asumió que había fallecido cuando buscó en las
noticias. Debió haberse asustado mucho…”
“Pero el señor Jeon sabía que estaba viva, doctora.”
“Lo supo hace algunos años, cuando me enviaron al centro penitenciario
de Nambu por una trifulca entre varios presos, dónde él cumple condena. Allí
nos vimos por primera vez después de mucho tiempo…”
TaeHyung apretó los labios. “Entonces nunca volvió.”
En respuesta, la mujer agachó la cabeza.
“Lamento mucho que esas hayan sido sus dificultades, doctora Ahn… Y
me disculpo por no saber qué decir, pero honestamente ahora mismo no estoy
en condiciones para animar a nadie.”
Comprendiendo su situación, asintió, completamente desolada. Sabía que
nadie podría entenderla. “No te preocupes, lo entiendo. Está bien.”
“Sólo… Me gustaría hacerle una pregunta.”
“¿De qué se trata?”
“¿Alguna vez se ha parado a mirar de cerca los tatuajes de Jungkook?”
Aquella pregunta le confundió, negando sin entender.
“No, ¿por qué?”
TaeHyung señaló el brazo ajeno. “Su tatuaje, el del jarrón y las
mariposas… Jungkook tiene el mismo.” Le hizo saber. “El señor Jeon se lo
tatuó hace años, fue su primer tatuaje. Supongo que esa era su forma de
mantenerla cerca y llevarla siempre con él.”
Gruesas lágrimas aparecieron en las esquinas de sus ojos, amenazando con
salir y traicionándola tan pronto como el sentimiento de culpa azotó. No tenía
palabras, por lo que se mantuvo en silencio.
Kim se puso en pie, decidido a marcharse.
“Disculpe.” Fue todo lo que le dijo, desapareciendo de su vista sin mirar
atrás.
TaeHyung sabía que no contaba con el derecho de sentirse ofendido,
molesto o cualquier cosa que implicase un sentimiento negativo contra la
doctora Ahn. Sin embargo, no podía evitarlo cuando se trataba de Jungkook.
Él sabía todo lo que ese chico había sufrido por la ausencia de su madre, por
su muerte. No era justo.
Entró en el ascensor con las manos temblando y el corazón en un puño.
Todo esto era demasiado. Demasiadas emociones encontradas y mezcladas,
demasiada mierda que procesar. No sabía cuánto más aguantaría así, sin
colapsar, pero temía que no demasiado.
Una vez salió, limpiándose las pocas lágrimas que se había permitido
derramar, Banky fue lo primero que vio.
“Mi amor, aquí estás.” Llegando hasta él tan pronto como lo encontró, le
dio un apretado abrazo. TaeHyung luchó por no echarse a llorar. “Te he
estado buscando por todas partes, ¿cómo te sientes?”
“Honestamente no lo sé, Bank… Estoy agotado, no veo la hora de que
esto acabe.”
Este besó su frente. “¿Has conseguido comer algo al menos? Tu padre y
Gemini dicen que llevas sin ingerir nada desde ayer por la mañana. Eso me
preocupa mucho.”
“Sí, algo si… El padre de Jungkook y yo comimos algo en la cafetería
hace un rato, antes de que se fuera.”
“Bien, así me gusta.” Satisfecho, lo abrazó más fuerte. El rubio suspiró.
“¿Cómo ha sido el encuentro con tu suegro? ¿Bien?”
Una risita abandonó sus labios. Casi había olvidado cómo sonaba su
propia risa.
“Genial. Seojin es un gran hombre y muy divertido, no hay duda de que
Jungkook es su hijo.” Explicó, su sonrisa borrándose al momento en que miró
hacia delante y vio a su padre hablar con el doctor.
Sudó frío repentinamente, reconociendo la angustia en los ojos de su
progenitor y el lamento en los del doctor.
No tardó en acercarse sin decir nada, casi corriendo hacia ellos, mientras
Banky le seguía, siendo incapaz de entender lo que estaba pasando hasta que
llegó a su lado. Sólo con ver las muecas en sus rostros sabían que no tendrían
buenas noticias.
“Papá, doctor… ¿Cómo va todo?” Se atrevió a preguntar el rubio. De
inmediato, sintió el brazo de Bank alrededor de sus hombros.
Su padre apretó los labios, mirando al doctor, quién se apresuró en darle
una respuesta.
“Verás, TaeHyung, esto es complicado…” Comenzaba, tras acostarse la
garganta. “No tengo buenas noticias sobre Jungkook.”
TaeHyung sintió cómo se le encogía el corazón.
“A estas alturas ya debería haber despertado del coma, pero
desgraciadamente no es así. Sus constantes son estables después de la
operación; sin embargo, si continúa de esta forma, no habrá nada que
nosotros podamos hacer.”
“¿Q-Qué quiere decir con eso…?”
Su voz se rompió al preguntar aquello, pues en realidad no quería saber la
respuesta. Banky lo apretó más fuerte cuando comenzó a sollozar en voz
baja.
“Quizás Jungkook no despierte.”
He ahí, en ese preciso instante, el corazón de TaeHyung decidió lanzarse
al suelo, formando un charco de sangre roja y espeso a sus pies. Llevándose
su consciencia y alma, hasta tal punto que el rubio se desplomó en brazos de
su amigo.
Cayó hacia atrás, incapaz de controlarlo, pues el profundo dolor se había
adueñado de él y ahora estaba manifestándose.
“¡TaeHyung!” Escuchó a su padre gritar, antes de que todo se volviera
negro.
✧c.-064

N/A: Este capítulo es uno de mis mayores orgullos hasta la fecha. No


quiero ni voy a decir nada al respecto, sólo deseo que os guste y lo apreciéis
tanto como yo. Y que lloréis un poquito al menos, también xD
Cap dedicado a Amilinate ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Angel By The Wings’ de Sia, una canción que ha
inspirado y acompañado durante todo este drama.

“Jungkook, Jungkook.” Alguien llamó. Una voz suave, lejana. “Jungkook,


despierta.”
Algo golpeó su rosto suavemente, dedos tocándole la piel.
“Despierta, Jungkook.”
Abriendo los ojos desconcertado, el azabache miró a su alrededor. Estaba
en su camioneta, sentado en el asiento del piloto y aparcado frente al hospital.
Junto a él, el abuelo Jeon, mirándole con el ceño fruncido.
“¿Abuelo…?” Susurró, sin saber qué demonios estaba pasando.
“Por fin despiertas, hombre, llevo más de media hora esperando a que
abras los ojos, pero no hay manera. ¿Cómo podéis dormir tanto los jóvenes
de hoy en día?”
Su corazón dio un vuelco. No podía creer que realmente estuviera allí, a su
lado.
“Abuelo…” Repetía, sintiendo cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.
“E-Eres tú… Estás aquí…”
“Claro que soy yo, ¿quién va a ser si no?”
Una risita repleta de euforia abandonó sus labios, inclinándose hacia él
para envolverle entre sus brazos con todas sus fuerzas, dejando escapar
algunas lágrimas que no pudo ni supo controlar. Realmente era él. Estaba ahí.
“Dios… Te he echado tanto de menos…”
“Y yo, hijo, y yo.”
“¿Cómo estás?” Le observó, analizando su aspecto. “Te ves muy bien,
parece que tienes quince años menos; aunque estás muy delgado, ¿estás
alimentándote bien?”
“Sí, sí, todo perfecto, me encantaría entrar en detalles, pero por desgracia
no hay mucho tiempo, así que debemos darnos prisa.” Decía mientras se
deshizo del cinturón, suspirando antes de abrir la puerta, dispuesto a salir.
Parecía tener prisa. Anda, ven conmigo, tengo que enseñarte algo.”
“¿Qué…?”
El abuelo Jeon bajó del coche. Confundido y desconcertado a más no
poder, Jungkook le siguió.
“Espera, espera, ¿dónde vas?”
“Tú sígueme.” Indicó, avanzando hacia el hospital a toda prisa, donde se
adentró. “Por aquí, deprisa.”
Cruzaron todo el hospital rápidamente, cruzándose con varios enfermeros,
pacientes y niños pequeños a los que torpemente Jungkook trató de evitar,
pues su abuelo iba sin cuidado alguno, caminando entre los pequeños huecos
que encontraba, no poniéndole interés alguno en sufrir algún tipo de
accidente.
Una vez llegaron al ascensor, en el que probablemente hubiera subido sin
él, pulsó el botón más bajo.
“¿A dónde vamos? ¿Y por qué dices que no tenemos mucho tiempo?”
“Porque es tarde.”
Sus respuestas que en realidad no respondían a nada, le hicieron fruncir
aún más el ceño. “¿Tarde para qué?”
El hombre le observó.
“Para ti.”
Aquella respuesta le tomó desprevenido.
“¿Para mí…?”
Un segundo después, las puertas del ascensor se abrieron de par en par
frente a ellos. El abuelo Jeon, por supuesto, fue el primero en salir de allí
como si su vida dependiera de ello, apenas molestándose en mirar hacia atrás,
pues sabía que Jungkook estaba siguiéndole a duras penas, mirando a todos
lados. Nunca había estado en esa planta del hospital.
“¿Qué hacemos aquí?” Preguntó de nuevo, más dudas generándose
conforme pasaban los segundos.
“Ven.” Fue lo único que le dijo, avanzando esta vez en un pasillo vacío.
Dejando escapar un bufido, correteó tras él. El abuelo Jeon estaba
comportándose más raro de lo normal (considerando que era su abuelo, claro,
y en su familia no había nadie lo suficientemente corriente como para ser
considerado normal) y eso le preocupaba.
Sin embargo, todas sus dudas pasaron a segundo plano cuando miró hacia
el frente y divisó a su grupo de amigos sentados en lo que parecía ser la sala
de espera.
Jaemin, Mos, Fourth, Ian, Siyeon y Sua, Yibo, Jay, Raehwan, Banky y
Gemini, todos se encontraban allí. Incluso Lyon, quien descansaba en los
brazos de su padre. Todos con muecas de angustia, cansancio, lamento.
Se les acercó deprisa, preocupado. Él no tenía ni idea de qué hacían ahí,
pues nadie le había avisado de que algo malo estuviera sucediendo.
“Chicos, ¿qué ha pasado?” Quiso saber, mirándolos uno a uno en busca de
respuestas.
Y, para su sorpresa, nadie reaccionó. Ni siquiera le observaron de vuelta,
como si estuvieran ignorando su presencia de manera descarada.
O como si simplemente no estuviera allí.
“¿Chicos?” Lo intentó de nuevo. “Mos, ¿qué ocurre?”
Mos no respondió, demasiado ocupado en morderse las uñas de las manos
como para emitir palabra siquiera. Entonces, fue hacia Jaemin, cuyos ojos
estaban rojos e hinchados, acunando el cuerpo de Lyon en un intento por
evitar que se despertara.
“¿Jaemin…?”
Esta vez, su voz apenas sonó en un susurro, sabiendo que no le
respondería, pero desconociendo el por qué.
“Deberías irte a casa, cielo, Lyon necesita descansar.” Le dijo Sua, en un
tono de voz bajo, probablemente para no despertar al pequeño.
Estando de acuerdo, él asintió. “Será lo mejor, sí…”
“Nosotros te avisamos si hay novedades, ¿vale?”
“Claro, estaré pendiente al teléfono.”
Jaemin se puso en pie con un suspiro, afianzando el agarre en su hijo, a
quien le susurró cuando hizo el amago de despertarse, tarareando algo en voz
sumamente bajita, evitándolo con éxito.
Pasó por su lado sin siquiera mirarle, despidiéndose de los demás. El
abuelo Jeon llegó junto a él, observando el panorama.
“Eh, oye…”
“No lo intentes, no pueden escucharte. Ni siquiera saben que estamos aquí.
No nos ven.”
“¿Por qué?”
“Porque no estamos aquí en realidad.”
Aquello le dejó aún más desconcertado. Cada respuesta que obtenía era
todavía más confusa que la anterior, casi dándole la sensación de que su
cerebro sufriría un cortocircuito en cualquier momento.
Observó a todos por orden. Banky estaba sentado junto a Mos, acariciando
su espalda suavemente. Fourth y Gemini permanecían abrazados, este último
dándole palabras de aliento, del mismo modo en que Sua y Siyeon hacían.
Yibo se encontraba al final de los asientos, manteniendo una conversación al
teléfono en su idioma natal. Lo más seguro es que estuviera hablando con
Xiaozhan, su compañero. Jay, Raehwan e Ian estaban en completo silencio,
mirando a la nada.
Sólo entonces, fue consciente de que no era el único que faltaba allí.
“Rubito…” Susurró, con el corazón en un puño, antes de comenzar a
buscarlo por todas partes.
Miró al final del pasillo, no hallando rastro alguno de él por ningún lugar,
pues sólo había un par de habitaciones cerradas y con las cortinas tapando su
interior, impidiéndole ver quienes se encontraban dentro.
Él sudó frío, imaginándose lo peor.
“TaeHyung, ¿dónde está TaeHyung…?”
“¿A quién buscas?” Su abuelo quiso saber, sobresaltándole al aparecer
junto a él de repente, sin hacer ningún ruido.
“A TaeHyung, m-mi rubito… No lo encuen…”
Incapaz de terminar la oración en cuanto una figura a lo lejos, sentada en
el sillón de la única habitación abierta, llamó su atención. Inmediatamente
reconoció a TaeHyung.
“Ahí está…”
Con su corazón bombeando a toda prisa, corrió hacia él y se adentró en la
habitación sin pedir permiso siquiera, sintiéndose aliviado una vez lo tuvo
delante y pudo verle de cerca. Su corazón acelerado se detuvo
momentáneamente al sostenerle el rostro. TaeHyung tampoco le devolvía la
mirada.
El abuelo Jeon apareció junto a él.
“¿Rubito…?” Susurraba, confundido. “TaeHyung, estoy aquí, ¿por qué no
me haces caso?”
No entendía lo que pasaba, así que miró a su abuelo en busca de
respuestas. Comenzaba a sentir miedo, pánico. Le aterraba no saber lo que
estaba sucediendo.
“¿Por qué no me habla? ¿Qué pasa?”
“Él tampoco puede verte, Jungkook, ni mucho menos escucharte. Nadie lo
hace.”
De nuevo, observó al rubio. TaeHyung tenía la mirada perdida, los ojos
cansados, rojizos e hinchados. Apenas se daba cuenta de su aspecto, ya que
también se encontraba algo más flaco, pálido, con grandes ojeras adornando
sus bonitos ojos cafés.
Le acarició las mejillas que continuaban tan tersas como siempre, eso no
había cambiado afortunadamente, importándole muy poco si no podía verle.
Sin embargo, el corazón se le detuvo cuando vio que este comenzaba a
llorar en silencio.
“TaeHyung…” Casi jadeó, sus ojos brillando con preocupación. De
nuevo, miró al abuelo Jeon, quien tan sólo observaba la escena. “¿Qué le
pasa? ¿Por qué llora? No entiendo nada, abuelo…”
La barbilla del hombre apuntó hacia él. “Tú eres lo que pasa, Jungkook.”
Respondió, señalando a sus espaldas poco después.
Sólo de esa forma, Jungkook se giró, siendo verdaderamente consciente de
su entorno. Estaba en una habitación de hospital. Una habitación grande,
cuya cama era gigante. Pero eso no era lo importante, porque su cuerpo
tendido en ella y rodeado de máquinas fue lo que en realidad le llamó la
atención.
“¿Qué…?”
Una vez más, acudió a su abuelo.
“¿Qué hago yo ahí?”
“Estás muriéndote.”
La realidad le golpeó como si un jarrón de agua fría cayera sobre él. “¿C-
Cómo dices?”
“Te dispararon cuando ibas de camino al apartamento de TaeHyung.” El
abuelo Jeon señaló al susodicho. “Bueno, en realidad le dispararon a él, pero
tú te pusiste en medio y obtuviste la peor parte.”
“¿Qué…?” Su ceño fruncido se acentuó. “¿Es esto alguna clase de broma,
abuelo? Porque no tiene ninguna gracia…”
“Los médicos te operaron cuando la hemorragia interna se detuvo, todavía
tenías restos cerca de tus pulmones y del corazón. Creyeron que no ibas a
sobrevivir porque la probabilidad era baja, pero sí que lo hiciste.” Siguió
diciendo, ignorando su comentario. “Ahora el problema es que no despiertas.
Estás en coma y pareces sentirte muy a gusto así.”
Jungkook observó a TaeHyung, cuyas lágrimas seguían empapándole el
rostro. Luego, a sí mismo.
“Pero eso es imposible… Yo me siento bien. No me duele nada…” Se
palpó los brazos, el abdomen y el pecho, comprobando que lo que decía era
cierto. “Sí, estoy bien.”
“Ni tú ni yo somos reales, Jungkook, formamos parte de tu consciencia.”
“¿De mi consciencia?”
Él asintió. “Así es, sí.”
Una risa abandonó sus labios, siendo incapaz de controlarla. Realmente
sonaba ridículo.
“Vamos, abuelo, deja de vacilarme, ¿vale? No tiene gracia. Es una muy
mala broma, peor que esas que cuenta mi cuñado.”
El hombre mantuvo una expresión seria, señalando a sus espaldas para que
se diera la vuelta una vez más. Él lo hizo, viendo como TaeHyung se ponía
en pie e iba directo hacia él, casi traspasándolo cuando pasó por su lado. El
corazón se le detuvo, girándose una vez más, siguiéndole con la mirada hasta
que este tomó asiento en una silla cercana a donde su cuerpo inconsciente se
encontraba.
Sí que era cierto.
“Me encantaría que esto fuera una broma, pero no es así.” Insistió.
Jungkook dio la vuelta a la cama, viéndose a sí mismo allí tumbado.
“No…”
“Te estás muriendo y no hay nada que los médicos puedan hacer porque
ahora ya sólo depende de ti. Por eso tus amigos están ahí fuera, esperando a
que algo pase. A que mueras o despiertes de una vez.” De nuevo, señaló al
rubio. “Por eso él está así.”
Sus ojos viajaron hacia TaeHyung de nuevo, quien ahora sostenía su mano
entre las suyas, acariciándola mientras le observaba con los ojos llenos de
lágrimas. La imagen le partía el alma en mil pedazos. Y, cuando creía que
nada podía ser peor, presenció el momento exacto en que este descubría la
bandana que tiempo atrás él mismo le había regalado como agradecimiento,
atada alrededor de su muñeca.
“Mos te la puso en caso de que cambiara algo, porque sabe lo importante
que es para ti; pero se ve que no tuvo mucho efecto. Todavía estás aquí.”
Un sollozo resonó. Jungkook respiró hondo, mirando a TaeHyung con el
corazón hecho pedazos. No entendía nada. No sabía qué hacer o decir, ni
siquiera lo que estaba a su alcance. Estaba confundido, lleno de miedo e
impotencia.
“Tu padre vino a verte hace un par de días.”
De inmediato miró al hombre. “¿Papá?”
“El alcalde le consiguió un permiso para que pudiera salir y venir a verte.”
“¿Y cómo está…?”
“Pues su hijo se está debatiendo entre la vida y la muerte y él se encuentra
encerrado en una celda. No muy bien.” Dijo, encogiéndose de hombros.
Afortunadamente, TaeHyung estuvo con él todo el tiempo. “Explicó.” Ese
chico te quiere mucho.”
Jungkook asintió, el peso en su pecho haciéndose más grande. “Yo
también a él… Muchísimo.”
“Lo sé.”
Finalmente, las lágrimas lo traicionaron, derramándose.
“¿Qué… Qué pasa si no lo consigo?”
“Te mueres.”
Aquella respuesta clara, concisa y directa fue como recibir (otro) tiro en el
estómago.
“¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso tienes pensado rendirte?”
“No, claro que no…” Negó, derrotado. “Pero no sé cuándo volveré a verte
si me voy… ¿Qué pasará contigo?”
Se sentía como un niño de nuevo, un niño cuyo abuelo era el mayor pilar
en su vida desde que su padre ingresó en la cárcel. Un niño lleno de ilusión,
que esperaba todas las tardes sólo para ir a merendar con su abuelo.
Había ansiado con el momento de volver a verlo. Había necesitado tanto a
su abuelo en tantos momentos de su vida y el hecho de perderlo había
resultado tan, pero tan doloroso, que no podía simplemente marcharse de allí
sin él.
“Llevaba tanto tiempo sin verte, sin escuchar tu voz…”
“No nos estamos viendo, es una ilusión.” Repetía. “Ambos formamos
parte de tu consciencia.”
“Me da igual… No pensé que nuestro encuentro sería así, ¿sabes?”
Él suspiró. “Yo tampoco.”
Jungkook se encogió de hombros, aceptando las lágrimas que corrían por
sus mejillas. Le dolía más que nunca su indiferencia.
“Ni siquiera me has devuelto el abrazo. ¿Por qué? ¿Por qué parece que no
te alegras de verme?” Quiso saber, sorbiendo por la nariz.
“Jungkook…”
“¿Acaso sigues enfadado conmigo por el accidente? Sabes— sabes que no
quería asustarte… No era mi intención.”
“No estoy enfadado, Jungkook.”
“¿Entonces? ¿No me has echado de menos ni un poco…?”
El abuelo Jeon le miró a los ojos, dejando escapar un suspiro cuando vio
que nada de lo que hacía obtenía el resultado esperado. No quería que su
nieto se encariñara con él porque sabía que sufriría, pero tampoco podía
actuar tan fríamente. No cuando pasó noches en vela llorando su muerte.
“Te echo de menos todos los días de mi vida, pero jamás podría alegrarme
de verte.”
Un sollozo abandonó sus labios. El niño en su interior estaba sufriendo
más que nunca y no podía hacer nada para calmar su dolor.
“¿Por qué no?”
“Sabes por qué, Jungkook… Verme significaría que ya no estás.” Le dijo.
“Verme implicaría a Mos y Fourth perdiendo un hermano, Lyon a su padrino
y Jaemin su único soporte. Aram se quedaría sin su mejor amigo cuando más
lo necesita.”
Con los ojos llenos de lágrimas, suspiró. Entonces, el abuelo Jeon señaló a
TaeHyung una vez más.
“Verme significaría que él nunca más podrá volver a hacerlo contigo.”
Él negó, dejando escapar el primer sollozo. TaeHyung había perdido tanto
que incluso ambos desconocían la cantidad exacta, sólo sabía que sufrió lo
suficiente como para negarse a ser una nueva causa.
“¿Quién llevará a tu hermano al cine como prometiste?” Le oyó decir,
hurgando en la herida. “¿Qué pasa si no despiertas? Eres su único y mejor
amigo, Jungkook, ¿sabes lo mal que lo pasaría?”
“No…” Volvía a negar, horrorizado cuando se dirigió a Aram como su
hermano. “¿Cómo sabes tú…?”
“Tu padre me lo dijo, pero eso no es lo importante ahora.”
“Pero—”
El abuelo le interrumpió, pues no quedaba demasiado tiempo. Se iría
pronto y ya no habría vuelta atrás.
“¿Y qué hay de Lyon? Dejaste las carreras porque si algo malo le pasaba a
Jaemin, él se convertiría en tu responsabilidad. ¿Y ahora? ¿Cómo le dices que
no volverá a ver al hombre que lo dejó todo por él? Por su seguridad.”
Hipando, meneó la cabeza de un lado a otro. Esto era demasiado. “Para…”
“No verás a Fourth graduarse después de tanto esfuerzo por entrar en la
universidad.” Añadió. Otro sollozo abandonó sus labios. “Mos ya no tendrá a
nadie que le ayude con el bar.”
“Basta, por favor…”
“¿A quién buscaría tu padre al salir de la cárcel? Si tú ya no estás.”
“¡Detente! ¡Basta ya!”
Sin embargo, él continuó.
“TaeHyung volvería a perderlo todo… Después de sufrir la pérdida de su
madre, ahora tendría que decirle adiós a la única persona que quiso de
verdad. ¿En serio quieres dejarle?”
El corazón de Jungkook fácilmente podría agujerearse sólo con ver a
TaeHyung llorar por él, ¿en qué universo querría dejarlo?
No sólo era la persona con quien quería pasar el resto de su vida, aquel al
que amaba incondicionalmente, sino que era a quien quería hacer feliz.
Aquello ni siquiera tenía sentido alguno. Era absurdo.
“¡No! Yo no quiero dejarle, ¿por qué dices eso? No es verdad.” Furioso, le
observó. No podía reconocer a aquel hombre. “¿Por qué me tratas como si
seguir aquí fuera mi elección?”
“Porque no quiero que estés aquí, Jungkook. Mi misión es que te vayas.”
Esa respuesta hizo que se sintiera muy fiera de lugar.
“¿Misión?” Repitió, viéndose obligado a mantener la calma.
“Directa desde arriba, sí. La nueva jefa me ha enviado expresamente a que
te de una patada en el culo y te envíe de vuelta a casa, pero lo estás
complicando.”
“No lo estoy complicando.”
“Claro que sí.”
Algo dentro de él se encendió.
“¡No, simplemente no sé cómo irme y tú tampoco ayudas!” Permitiendo
que las lágrimas lo delatasen, miró a aquel hombre con todo el dolor de su
corazón. “Tal vez sigo aquí porque todavía tengo muchas cosas que decirte…
Pero a ti no te importan.”
“Sí que me importan.”
“Pues no lo parece.” Escupió, violentamente secándose la cara. “¿Sabes
cuántas noches soñé contigo desde que te fuiste? Todas… En todas y cada
una de ellas rezaba porque te quedases a mi lado más de cinco minutos, pero
no. El reloj sonaba, tú te esfumabas y yo despertaba sintiendo como me
faltaba algo.”
“Jungkook…”
Trató de hacerle entrar en razón, de que le escuchara, pero no podía.
Jungkook simplemente se sentía demasiado herido, confundido y señalado
como para mantener la calma.
“¡No pude despedirme de ti! Sentí que me odiabas y nunca tuve la
oportunidad de pedirte perdón.”
Lágrimas aparecieron en los ojos de su abuelo, quien las desechó
inmediatamente. No tenía tiempo de ponerse a llorar.
“Jamás te odiaría, Jungkook. No necesitabas pedirte perdón por nada, fue
un accidente.” Le dijo, acariciando una parte herida de su corazón con
aquellas palabras.
Jungkook respiró hondo. “Estuve meses culpándome de tu muerte.”
Admitió, sorbiendo por la nariz. “No sólo dejé las carreras por Lyon, abuelo,
sino porque te lo prometí y quise cumplirlo. No quería decepcionarte incluso
si ya no estabas ahí para verme.”
“¿Te crees que no lo sé? Lo sé perfectamente, Jungkook.”
“¿Lo sabes?”
“Por supuesto, yo lo sé todo. E incluso si me encantaría sentarme a hablar
contigo, no puedo… El tiempo se agota y ya no habrá vuelta atrás.”
Encogiéndose de hombros, lució como un niño pequeño haciendo una
pataleta, pero estaba lo suficientemente dañado y confundido como para
preocuparse por eso. Sólo era un niño queriendo a su abuelo de nuevo, ¿tan
difícil resultaba de comprender?
“Me da igual… Eras lo único que me quedaba y ya no estás…”
“Claro que estoy, siempre voy a estar. Aunque tú no me veas, Jungkook,
estoy aquí. Y te quiero, te extraño todos los días de mi vida.” Tomándole del
rostro, hizo que le mirara a los ojos, eliminando sus lágrimas. “Pero necesito
que te vayas y continúes con tu vida porque ahora más que nunca mereces
vivirla.”
“Abuelo…”
El hombre parecía cada vez más desesperado.
“Vete, por favor.”
“No, no. Sin ti no…”
“Yo ya viví todo lo que pude y más, no lo necesito, hijo.”
Gruesas lágrimas empaparon sus mejillas. “Pero yo sí te necesito a ti, no
quiero dejarte aquí.”
“Tienes que. Sabes que nos encontraremos en otro momento, pero no
ahora. Todavía es muy pronto.”
De nuevo, este negó. “No…”
“Jungkook.” Finalmente, lo tomó por los hombros. “Vete. Hazlo. Por ti,
por todos los que te quieren. Todavía te quedan mil cosas por hacer,
experiencias que aún no vives… Acabas de enamorarte, tienes a un chico
delante de tus narices sufriendo y rezando porque despiertes.”
Su abuelo asintió, apretándole la piel y obligándole a que le mirase de una
vez por todas. Él así lo hizo, sollozando.
“Abuelo, por favor…”
Un suspiro resonó. Jeon Minsik conocía a su nieto, sabía que no cedería
porque tenía miedo y el miedo iba a arruinarlo todo. No podía permitirlo y no
lo haría. Por nada del mundo.
“Tendremos que hacerlo por las malas, entonces.”
“¿Qué…?”
El agarre en sus hombros se volvió más demandante, fuerte. Y, en un abrir
y cerrar de ojos, lo que duraba un simple parpadeo, ya no se encontraban en
aquella habitación de hospital, sino que estaban en medio de la fría y oscura
calle. De noche, justo cuando una fina lluvia comenzaba a caer.
Completamente desorientado, miró a su alrededor, reconociendo uno de
los edificios que tenía delante como el apartamento de TaeHyung. Luego,
buscó con la mirada a su abuelo, encontrándolo junto a él.
“¿Cómo hemos llegado aquí…?” Apenas susurró, siendo incapaz de salir
del estado de shock en el que había entrado. “¿Y por qué…?”
“Hay algo que tienes que ver.”
Antes de poder preguntar de nuevo, una voz no muy lejana sonó.
“¡Jungkook, por favor!”
Él no tardó en reconocerla al instante, girándose hacia donde provenía con
el corazón en un puño, encontrando a TaeHyung tirado en mitad de la calzada
a tan sólo unos metros. En su regazo, su propio cuerpo se encontraba.
“Rubito…”
Para Jungkook no fue difícil rememorar aquel día, mucho menos ese
momento. La noche donde le dispararon.
Se acercó lentamente, temeroso, los sollozos de TaeHyung sonando aún
más fuertes.
“Por favor, por favor, no te vayas… No puedes dejarme, Jungkook…”
Suplicaba, tomándole del rostro con ambas manos. Gruesas lágrimas
empapaban sus mejillas. “Te necesito…”
Agachándose junto a él, lo observó, su corazón hecho trizas.
“Rubito…”
“¿Por qué has tenido que ponerte delante? ¿Por qué? Esas balas eran para
mí, Jungkook, yo debería estar en tu lugar…”
“No, TaeHyung…”
Lentamente, negó, incluso si sabía que él no podía verlo. Jamás se
arrepentiría de lo que pasó. Incluso si obtuvo la peor parte, nunca sucedería.
Pararía mil balas con su cuerpo si eso significaba que TaeHyung saldría ileso.
Este dejó escapar otro sollozo. “¿Qué va a ser de mí sin ti?”
La presión en el pecho de Jungkook se volvió más sofocante, sintiendo
como las lágrimas empapaban su rostro repentinamente.
Una mano se posó en su hombro. Luego, la voz del abuelo Jeon sonó.
“Vamos.”
Y, acto seguido, ambos se encontraban de vuelta en la habitación de
hospital. Jungkook jadeó, sintiéndose algo mareado. No tenía ni idea de lo
que estaba pasando.
“¿Dónde…? ¿Y TaeHyung?” Avanzó hacia Minsik. “Abuelo, ¿dónde está
TaeHyung?”
Este ni siquiera respondió, señalando con la cabeza al frente. “Mira ahí.”
Alguien sollozó, casi sobresaltándole. Buscando a la persona que había
emitido aquel ruido, observó la habitación que le rodeaba hasta dar con el
culpable. De inmediato, su cuerpo quedó congelado, el corazón
deteniéndosele.
No podía creerlo.
“Feliz cumpleaños, hijo mío…”
Su padre, sentado en la misma silla que TaeHyung ocupaba hacia un rato,
se encontraba, sosteniendo una magdalena como si de una tarta de
cumpleaños de tratara y soplando la vela mágica que yacía sobre esta.
“Siento mucho no haber podido estar para ti durante todos estos años,
Jungkook. Sé que me has necesitado y te he hecho mucha falta, y me duele en
el alma no haberte podido acompañar. Lo siento de verdad.” Decía en medio
de un llanto silencioso.
Jungkook dio el primer paso en su dirección.
“Papá…”
Jungkook negó, horrorizado por sus palabras. Llevaba tantos años sin ver
a aquel hombre, su progenitor, que le era imposible creer que realmente lo
tenía delante. Incluso si no podían verse mutuamente.
La última vez que lo vio, apenas era un niño de nueve años que lloraba al
tener que despedirse de su padre por un tiempo indefinido. Asustado,
temeroso, confundido. No sabía a dónde iba ni por qué debía hacerlo solo.
Por qué sin él, cuando prometió nunca dejarle atrás. No entendía nada.
Y ahora no podía creer que estaban en la misma habitación con los papeles
invertidos. Que era su padre quien se despedía de él sin saber cuándo
volverían a verse, o si quizás nunca más lo harían.
“Me hubiera encantado que las cosas fueran diferentes desde un principio,
¿sabes? Ser el padre que mereces, darte todos los lujos posibles… Pero la
vida tampoco ha sido fácil para mí, hijo. Lo siento.” Su voz se rompió,
sollozando. “Siento haberme perdido todo, no haber podido estar a tu lado.
Lo siento en el alma, mi chico…”
“No, no digas eso…”
“Pero te prometo que cuando salga, recuperaremos todo el tiempo perdido,
¿de acuerdo? Haremos planes de padre e hijo todo el tiempo. Te lo prometo,
Jungkook…”
“No… Papá, por favor…” Él miró al hombre que tenía a su izquierda.
“Dile algo, abuelo. Dile que lo que habla no es cierto. No es un mal padre.
Díselo. Tienes— tienes que decírselo, por favor… No quiero que piense así.”
“Por mucho que me gustaría hacerlo, no puedo. Esto no es más que un
recuerdo.”
“¿Un recuerdo? ¿C-Cómo un recuerdo…?” Frunció el ceño. “¿Qué
dices?”
El abuelo Jeon asintió, tomándole por los hombros. “Ven conmigo.”
Por tercera vez, Jungkook sintió como se le sacudía el cuerpo y cambiaban
de atmósfera drásticamente, como si viajaran en el tiempo de alguna forma.
Y, nuevamente confundido, miró a su alrededor, sólo para encontrar que ni
siquiera habían salido de la habitación.
“¿Por qué seguimos aquí?”
“Porque es donde vienen todas las personas que te quieren, para verte. No
podemos salir de aquí si ellos tampoco lo hacen.”
Su ceño se frunció. “No entiendo…”
El hombre señaló a sus espaldas. Del mismo modo que en las veces
anteriores, algo sonó. Esta vez, se trató de un silbido, acompañado por una
voz que trataba de sonar jocosa.
“Menuda mansión tienes para ti solo, cabrón.”
Reconociendo la voz de Mos al instante, sonrió, viendo a su mejor amigo
rodear la habitación hasta llegar a su lado, dejándose caer en aquel mismo
sillón de siempre. “Mos…”
“Tu suegro ha debido dejarse medio riñón, quién tuviera esa suerte… El
mío todavía ni siquiera me conoce.”
“Gilipollas…”
“Está mucho más fuerte que la ultima vez que lo vi.” Comentó el abuelo
Jeon. Jungkook asintió.
“Va al gimnasio. Fourth también ha crecido bastante.”
“Lo sé.” Dijo, señalando hacia la puerta, donde la figura del susodicho se
encontraba. De pie, en silencio, como si no supiera qué hacía realmente allí,
temiendo acercarse.
La voz de Mos volvió a sonar.
“Siendo tú, yo tampoco querría despertarme, honestamente… Aunque he
de admitir que esto ya va perdiendo la gracia. Sabes que soy un gran
admirador de tus bromas, pero ya no. Ya no me río, Jungkook.” Bajando el
tono de voz, la sonrisita del azabache se borró gradualmente cuando le
escuchó llorar.
Nunca había visto a Mos de esa forma. Jamás, en los casi veinte años que
llevaban conociéndose, le vio soltar una mísera lágrima. Ni siquiera cuando
sus padres se fueron.
“Ya no es divertido, Jungkook, ahora me da miedo. ¿Cómo vas a estar
muriéndote? Tú, que puedes comerte doce pizzas familiares solo y tus
análisis salen perfectos.” Bufó, limpiándose las lágrimas de manera furiosa.
“Hombre, por favor… Si tuviste un accidente casi mortal y te rompiste una
pierna. ¿Cómo va a ser posible?”
Más lágrimas se agolparon en las esquinas de sus ojos. Mos negó,
respirando hondo y riendo en voz baja.
“¿Te lo puedes creer? Tú muriéndote y yo llorando… Si estuvieras
consciente ahora mismo, tendríamos que pelearnos por quién le daría la
patada en los huevos al otro primero.”
Jungkook también rio, aunque su corazón estaba sangrando a borbotones.
“Y sería la primera vez que rezaría porque fueras tú. Y, ¿sabes? No me
importaría.”
Tapándose el rostro con ambas manos, dejó escapar un sollozo que hizo a
Jungkook temblar, sus ojos brillantes, llenos de lágrimas que amenazaban
con volver a salir.
Mos no lloraba. Él se enfadaba, guardaba silencio y se desahogaba cuando
estaba completamente solo, pues creía que era lo suficientemente fuerte como
para de verdad demostrarlo. Llorar era sinónimo de debilidad en su
diccionario personal, y ahora estaba siendo débil. Pero no parecía importarle.
“Hemos crecido juntos, Jungkook, pedazo de hijo de puta. No hay un
momento de mi vida en el que tú no estés, ¿y ahora se supone que voy a
quedarme sin mi hermano?” Más lágrimas lo delataron. “¿Cómo voy a
hacerlo? Es… Es imposible. Eres mi compañero de vida, no puedes
faltarme.”
Jungkook vio a su mejor amigo romperse frente a él en mil pedazos, algo
que jamás imaginó presenciar. ¿Y lo peor de todo? No podía hacer nada más
que quedarse callado. De pie, simplemente observando. Quieto.
Porque no estaba allí. Y quizás no volvería a estarlo nunca más.
Entonces, las heridas que dejaría en sus seres queridos serían permanentes.
Eternas. Para toda la vida. Tendrían que aprender a vivir sin él incluso si no
querían.
Los dedos del abuelo Jeon rodearon su muñeca, ni siquiera dándole tiempo
a decir algo, mucho menos a asimilar lo que había visto, cuando el salto en el
tiempo lo aturdió.
“No, espera…”
“Se nos acaba el tiempo, Jungkook. Esto es necesario.” Fue todo lo que le
dijo.
La cuarta vez que ese pequeño mareo lo aturdió, el azabache ni siquiera
esperaba aparecer en otro sitio que no fuera esa misma habitación, por lo que
simplemente esperó hasta encontrarse con el nuevo visitante, cansado.
“No quiero seguir haciéndolo…”
“Tienes que.”
“¿Puede escucharnos?”
A sus espaldas, una vocecilla sonó, reconociéndola de inmediato. Quedó
helado, temiendo girarse porque sabía lo que aquello significaría.
Una vez lo hizo, muy lentamente, casi temblando, el dolor en su corazón
se hizo más persistente, agrietándose. Aram se encontraba sentado junto a él
el colchón, admirándole con los labios apretados. Al otro lado, TaeHyung lo
observaba.
“La verdad es que no lo sé, pero a mí me gusta pensar que sí.”
“¿Crees que debería decirle algo…?”
El rubio asintió. “Por supuesto, claro que sí.”
“Aram…” Susurró, una vez más, sabiendo que no tendría respuesta por su
parte, que Aram no le miraría de vuelta cuando se acercara a él.
“Hola, Jungkook. TaeHyung ya me ha dicho que estás enfermo y que por
eso no has podido venir a mi fiesta de despedida. Quiero decirte que no estoy
enfadado y que lo entiendo, sólo espero que estés bien y puedas irte a casa
pronto.”
Buscando a Minsik con la mirada, lo vio al otro lado de la habitación.
No podía hablar, no tenía palabras. Ni siquiera estaba seguro de poder
contar con la habilidad de moverse libremente siquiera. El dolor en su pecho
era fuerte, asfixiante.
“Le dieron el alta hace unos días.” Explicaba, acercándose a paso lento.
“Estuvo esperando a que TaeHyung y tú aparecierais en su fiesta, pero no
pudo ser… Ese mismo día te estaban operando de urgencia.”
La vocecilla de su hermano pequeño volvió a sonar.
“Me dijiste que haríamos muchas cosas juntos cuando saliera del hospital,
así que te estaré esperando.” Murmuró, inclinándose para depositar un beso
en su mejilla. “Te quiero, Jungkook.”
Un pequeño sollozo escapó de sus labios, esta vez buscando a TaeHyung
con la mirada, sólo para verle limpiarse las lágrimas a toda prisa, temiendo
que Aram las viera cuando se giró en su dirección.
“¿Crees que me habrá escuchado?”
“Sí… Sí, claro que sí.” Asentía, respirando hondo, devolviéndole la
sonrisa como pudo. “Estoy seguro de que le ha encantado lo que has dicho.”
La sonrisa del pequeño se ensanchó.
“Yo también estoy seguro.” Minsik murmuró a su lado.
Jungkook no le devolvió la mirada, lágrimas corriéndole por las mejillas,
mientras sus ojos permanecían en TaeHyung, quien abrazaba a Aram con
todas sus fuerzas, murmurando palabras de aliento al mismo tiempo en que
luchaba para no llorar.
“Si te quedas aquí conmigo, él nunca sabrá quién eres realmente,
Jungkook. Jamás le darás la oportunidad de disfrutarte como su hermano
mayor.”
Una punzada de dolor le partió el corazón en dos.
Los dedos del abuelo Jeon enroscaron su muñeca de nuevo, por lo que
negó inmediatamente, sintiendo verdadero pánico.
“No, no… Espera, por favor.”
“Lo siento.” Le escuchó susurrar.
“No, no, no…” Pidió, desesperado, antes de que Aram desapareciera de su
campo de visión. “No…”
De nuevo, la misma habitación. La misma cama. El mismo techo.
Jungkook cayó al suelo, derrotado.
“¿Por qué? Te he dicho que no quería volver a hacerlo…”
“Porque es necesario.”
Él negó, sin energías. “Pero estoy cansado, no quiero seguir apareciendo y
desapareciendo, viendo a la gente que quiero sufrir sin poder hacer nada.”
“Sí que puedes hacer algo.” Dijo en respuesta, obteniendo una mirada por
su parte. “Y lo sabes mejor que nadie, Jungkook.”
La barbilla le tembló, observando al frente cuando Minsik pidió
silenciosamente que lo hiciera. Abrazado a él, TaeHyung lloraba
desconsoladamente, una mueca de dolor en los labios mientras acariciaba su
rostro.
“¿Estamos de vuelta en la actualidad?”
Minsik asintió. “Así es, sí. Ya no hay más viajes por todos esos recuerdos
que no puedes ver. No tenemos más tiempo.”
“¿Eso quiere decir que…?”
“Que a partir de aquí todo está en tus manos.”
Jungkook sintió como su propio corazón tomaba ventaja, acelerándose.
Con las piernas temblorosas, se puso en pie, avanzando unos cuantos pasos
hacia él mismo tumbado en el colchón, viéndose de cerca. Viendo a
TaeHyung. Parecía suplicarle con la mirada, angustiado, lleno de miedo y
dolor.
“Viviría con la culpa toda su vida si te quedas conmigo, Jungkook. No
podría superarlo nunca… Y sé que le quieres lo suficiente como para no
permitirlo.”
Un leve asentimiento fue su decisión final. “Le quiero mucho…”
No podía quedarse.
“Y él a ti. Todos te quieren.”
Levantando la vista, miró por el ventanal, encontrándose de nuevo a todo
su grupo de amigos. No sólo TaeHyung estaba devastado, todos lo estaban.
Otro suspiro sonó, antes de enfocarse en la única persona que sí podía
verle.
“¿Eres… Eres feliz aquí?”
“Mucho. La gente es muy divertida, aunque un poco rara… Y he
aprendido a jugar al ajedrez.”
Una risita abandonó sus labios. “¿En serio?”
“Sí, unos amigos me han enseñado. Te los presentaré dentro de mucho,
mucho tiempo, cuando volvamos a vernos.”
Él asintió, sorbiendo por la nariz. “Vale…”
“Te quiero, lo sabes, ¿verdad?” Jungkook volvió a asentir, cerrando los
ojos con fuerza. “Eres un buen hermano, un buen hijo y el mejor nieto. No lo
olvides.”
“Sí…”
“Estoy muy orgulloso de ti.”
De nuevo, sollozaba, sintiéndose finalmente liberado, como si algo dentro
de su cuerpo y mente hiciera ’click y volviera a funcionar correctamente. Eso
era lo único que necesitaba escuchar.
“Te echaré de menos.”
“Y yo a ti.”
Haciendo su mayor esfuerzo por sonreírle, tembló. “Nos veremos de
nuevo dentro de muchos años, ¿verdad?”
“Claro. Yo te veré siempre desde ahí arriba.”
La pequeña sonrisa en sus labios se ensanchó.
“Envíame una señal si crees que hago algo mal, ¿de acuerdo?”
Minsik soltó una carcajada. “Lo haré, créeme. Llevo haciéndolo mucho
tiempo.”
“Vale…” Asentía, satisfecho, mirando a su alrededor. “Entonces ya me
marcho, creo…”
“Bien. Que tengas una cálida y sana bienvenida, hijo.”
Las primeras lágrimas traicioneras aparecieron en las esquinas de sus ojos,
impidiéndole ver a su abuelo cuando este le sonrió.
“Adiós, abuelo. Te quiero.”
“Te quiero.”
El suelo a sus pies desapareció repentinamente, no dándole tiempo a nada,
mucho menos a moverse cuando la sensación de caída infinita lo atrapó.
Gritó sin voz, sacudiendo las piernas mientras caía al vacío, desesperado,
antes de aterrizar sobre un colchón blandito sin impacto alguno.
Con el peso de un yunque recostado en su pecho, respiró hondo, sintiendo
la adrenalina correr por sus venas a toda velocidad. Luego, abrió los ojos de
par en par.
✧c.-065

N/A: Como no voy a decir nada de este capítulo, me gustaría aprovechar


este espacio publicitario para preguntaros algo. ¿Os gustaría un par de
capítulos extras con las parejas secundarias? Mos + Bank y Gemini + Fourth.
Todo depende de si al final decido hacerlo o no, pero vuestra opinión me
ayudaría mucho xD
Cap dedicado a proof_vante ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Pick Up The Pieces’ de Jason Derulo, una canción
maravillosa y vieja que rescaté de mi preciado baúl de los recuerdos (también
conocida como adolescencia, que ya soy muy mayor) y amo profundamente
con toda mi alma.

TaeHyung se vio forzado a abrir los ojos tan pronto como una fuerte luz
penetró en sus párpados, haciéndole suspirar e incluso lloriquear mientras
perezosamente despertaba, sólo para recordar que seguía atrapado en ese
maldito hospital. Tanto, que ahora se había convertido en paciente.
Lo último que recordaba era recibir la noticia de que quizás Jungkook
nunca despertaría del coma y el modo en que eso afectó a su cuerpo lo
suficiente como para que todo se volviera negro en cuestión de segundos.
“Dios, no…” Susurró, sintiéndose débil, desesperado y lleno de angustia.
“¿TaeHyung?” Una vocecilla sonó más cerca de lo esperado, enfocando su
vista al frente hasta encontrar a Lyon sentado a la orilla del colchón, un
pequeño coche de juguete en sus manos.
“Lyon, hola… ¿Q-Qué haces aquí?”
“He venido a verte, mi padre me dijo que tú también estabas enfermo y
tenía miedo de que te pasara lo mismo que a Jungkook.”
Su corazón dio un vuelco.
“Oh, no, cielo, claro que no. Yo estoy bien, sólo un poco cansado nada
más, no tienes que preocuparte por mí.” Aseguraba, inclinándose para
pellizcarle la mejilla suavemente. Lyon le sonrió con timidez. “¿Jaemin sabe
que estás aquí?”
Luciendo avergonzado, el pequeño meneó la cabeza a modo de negación.
“No… Me quedé con Fourth y tu hermano mientras él iba a ver a Jungkook,
pero estaba un poco aburrido, así que quise buscarte.”
“Es un halago para mí que quisieras verme, Lyon, pero lo más seguro es
que tu padre se preocupe mucho si no te ve, lo sabes, ¿verdad?”
“Sí, lo siento… Es que estaba preocupado por ti…”
Una pequeña sonrisa jaló de sus labios, saliendo de aquella cama
torpemente, inclinándose en su totalidad hasta tomar el cuerpo de Lyon y
sentarlo en su regazo.
“Ven aquí, grandullón.” Le dijo, permitiendo que se abrazara a él. “¿Te
sientes bien?”
“Echo mucho de menos a Jungkook…” Susurraba en un tono de voz muy
bajo. ‘Papá dice que no me preocupe y que todo saldrá bien, pero sé que no
es verdad. Él está triste, llora a cada rato aunque piense que no le veo.’ Su
barbilla tembló, indicando que pronto lloraría. “No quiero que Jungkook se
muera, TaeHyung.”
TaeHyung no supo que decir, sufriendo las consecuencias de su propio
dolor y reconociendo aquel miedo como uno que llevaba tiempo
manifestándose en él. Abrazó al pequeño con fuerzas, respirando hondo y
sintiéndole llorar contra su pecho.
“Tengo miedo…”
“Lo sé, mi vida, lo sé… Sé que toda esta situación asusta mucho.”
Asentía, con los labios apretados.
“Pero a Jungkook no le gustaría que estuviera triste por él.”
“Nadie lo querría, sin embargo, esto es algo que te afecta ya que quieres a
Jungkook, no puedes evitar estar mal porque así es como te sientes, Lyon.
Tienes miedo y eso es algo a lo que hay que hacerle frente.”
Lyon hipó. “¿Por qué?”
“Porque no será la primera vez que ocurra, aunque la idea no te guste.”
“Tienes razón, no me gusta…”
Él hizo una mueca, sonriéndole mientras acariciaba su espalda. “Lo siento
mucho, cariño… Ojalá pudiera decir o hacer algo para que te sientas mejor.”
“No te preocupes, no necesitas hacer eso, tú también estás mal y lo
entiendo.” Aseguraba. “Yo te animaré a ti.”
Su corazón no tardó en derretirse, formando un charco a los pies de la
cama.
“¿Si?”
Lyon movió la cabeza a modo de asentimiento. “Claro, soy tu amigo. Los
amigos hacen esas cosas, ¿no?”
“Por supuesto, sí.”
“Oh, casi lo olvidaba.” Repentinamente dijo, girándose tan sólo un poco,
hasta sacar lo que parecía ser una magdalena de sus bolsillos, tendiéndosela.
“Toma, esto es para ti. He escuchado a tu hermano quejándose porque no
comías, así que te lo regalo.”
El corazón de TaeHyung ya derretido, simplemente se convirtió en papilla
para bebés, mirándole con suma adoración.
“¿De verdad? ¿Para mí?” Lyon asintió. “¿Quieres que compartamos mitad
y mitad?”
“No, no hace falta, gracias. La doctora que te atendía me dio dos
magdalenas y yo guardé una para ti. Están muy ricas.”
“Pues te lo agradezco mucho, Lyon, eres un gran amigo.”
Este le sonrió, una sonrisa de oreja a oreja. “Tú también.”
TaeHyung no tardó demasiado en comerse la magdalena, pues esta era
pequeña y él realmente se encontraba hambriento, incluso si su estómago se
cerraba cada cierto tiempo. Por otro lado, ni siquiera sería capaz de rechazarla
cuando Lyon le miraba tan atentamente.
“¿Te gusta?” El pequeño quiso saber, sus ojos brillantes y amplios
mirándole. De algún modo le hizo recordar a Jungkook, por lo que asintió,
dándole una pequeña sonrisa.
“Estaba deliciosa, muchísimas gracias.” Pellizcando su mejilla
suavemente, dijo. “Ahora deberíamos volver con los demás, seguro que
Jaemin debe estar buscándote por todos lados.”
Lyon asintió.
“Me parece bien.”
Salieron de aquella habitación poco después, con Lyon guiando a
TaeHyung por todo el pasillo, este apenas notando que seguían en la misma
planta, lo cual significaba que su padre había pedido otra habitación privada
para él, mientras se dirigían a la sala de espera.
Lo primero que el rubio vio, fue a Fourth, Gemini y a Jaemin dando
vueltas por todas partes, angustiados y preocupados, muy probablemente en
busca del pequeño que iba agarrado de su mano.
“Lo siento, te prometo que ha pasado todo muy rápido…” Decía Fourth,
sudando frío.
Su hermano asintió. “Sí, cuando nos dimos cuenta, Lyon ya había
desparecido y no estaba por ninguna parte. Ha sido en un abrir y cerrar de o
—”
“¡Papá!”
La vocecilla del más pequeño sonó, logrando que los presentes se girasen
de inmediato hacia ellos. El alivio llegó al rostro de Jaemin, quién suspiraba,
sudando frío al mismo tiempo en que Gemini y Fourth caían derrotados
contra los asientos.
Tan pronto como llegó a su altura, alzó a Lyon.
“Bicho, la madre que te parió… ¿Dónde te has metido? Estábamos
buscándote como locos por todas partes.”
“Lo siento… Es que me aburría y quise ver a TaeHyung.” Explicó,
abrazándose a su padre. “A Jungkook no le hubiera gustado saber que estaba
solo.”
El corazón de TaeHyung se empuñó.
“Es un detalle precioso, hijo, pero podrías haber avisado antes, ¿no crees?
Nos hemos llevado un buen susto.”
Avergonzado, Lyon bajó la cabeza. “Lo siento, papá, no lo volveré a
hacer…”
Jaemin depósito un sonoro beso en su mejilla, frotándole la cabeza antes
de enviarle de vuelta al suelo.
“Eso espero. Ve a disculparte con Gemini y Fourth también, venga.”
“¡Voy!”
Así mismo, Lyon correteó en dirección a la pareja más joven, no tardando
en llegar hasta ellos y escalar hacia el regazo de Fourth, quién le abrazó al
instante.
TaeHyung miró a Jaemin, una vez ambos estuvieron a solas.
“Lo siento, Jaemin, no pretendía causar tantas molestias… Cuando me
desperté y lo vi sentado en la cama me llevé una gran sorpresa.”
“No te disculpes, tonto, no es culpa tuya.” Se apresuró en decir,
palmeándole los hombros. ‘Ven, dame un abrazo, anda.’ Pedía, antes de
hacer exactamente eso. TaeHyung suspiró, devolviéndole el abrazo. “Nos has
dado un buen susto, ¿eh…?”
“No era mi intención, perdóname.”
Este asintió. “Está bien, está bien.” Dijo, para luego separarse. “¿Cómo te
sientes ahora? Bank estaba contigo en la habitación hasta hace un rato, ha
debido salir un momento.”
“Bien, me siento bien… Lyon me ha dado una magdalena y he recuperado
bastante energía durmiendo. ¿Tú qué tal?”
“Bien también. Acabo de estar con Jungkook, le he pedido a las
enfermeras que abrieran un poco las personas, porque estaba tan oscuro ahí
dentro que si llega a despertarse se amarga.”
Una pequeña risita abandonó sus labios, conforme se acercaban hacia los
demás se encontraban, imaginándoselo sin dificultad alguna. Jungkook no
soportaba tener las persianas bajadas si todavía podía disfrutar perfectamente
de la luz natural. Él creía fielmente que era un despropósito y TaeHyung
estaba de acuerdo con eso.
“Me imagino, pobrecito…”
“Los chicos y yo hemos pensado en traerle algo de ropa para que esté más
cómodo cuando despierte, ya sabes… No tenemos ni idea de cuándo ocurrirá,
pero siempre es mejor estar preparados que hacerlo todo deprisa y
corriendo.”
“Claro, sí… Me parece una buena idea.”
Incluso si él tampoco sabía con exactitud cuándo y si despertaría, escuchar
de otros labios tanto positivismo ayudaba bastante al hueco inmenso que se le
formaba en el pecho siempre que pensaba en la probabilidad de no volver a
ver a Jungkook nunca más. Se sentía bien que otros mantuvieran la esperanza
por él, en especial cuando estaba tan cansado de ser positivo.
No perdía la fe y de hecho confiaba en Jungkook más que nunca, pero a
veces necesitaba una pequeña dosis de realidad. Una realidad que no quería
vivir.
“¡TaeHyung!” Siyeon fue la primera en levantarse cuando llegó,
envolviéndolo entre sus brazos inmediatamente. “¿Cómo te sientes? No sabes
el susto que nos hemos dado cuando Bank nos dijo que estabas ingresado…
¿Qué tal?”
Esbozando una pequeña sonrisa, asintió, devolviéndole el abrazo. “Bien,
estoy bien. Tuve una pequeña bajada de tensión, pero nada alarmante.”
“¿Y ahora estás mejor?” Mos quiso saber, luciendo lo suficientemente
preocupado para que él se sintiera culpable.
“Mucho mejor, sí.” Asentía de nuevo. “¿Por aquí cómo va todo?”
“Justo estábamos discutiendo quién se quedaría esta noche con Jungkook,
las chicas irán a su apartamento para traerle algo de ropa y yo debo estar en el
almacén a las seis de la mañana. Tengo el bar vacío…”
“Yo tampoco puedo.” Jaemin dijo. “Lyon lleva una semana durmiendo
con mis padres y ya es demasiado para los dos. Él me necesita y yo lo
necesito a él, al menos por un par de noches.”
Sua puso una mano en su brazo, dándole un leve apretón. “No tienes que
dar explicaciones, es entendible.”
“Gracias…”
Aclarándose la garganta, el rubio se cruzó de brazos.
“Yo puedo quedarme sin problemas, además tengo todo lo que necesito en
esa habitación de allí.” Señaló el cuarto donde había pasado la última noche.
“Mi padre, Gemini y Bank me han traído hasta un ajedrez…”
Como era de esperar, todos los presentes negaron.
“No, cariño, tú estás enfermo y necesitas descansar.” Decía Siyeon.
“Exacto. Ya buscaremos la forma de arreglárnoslas como podamos.
Además, que Jungkook es nuestro amigo, quedarnos con él no puede resultar
ninguna carga incluso si hay mil cosas por hacer.”
“Nadie piensa eso, Jaemin, pero es obvio que yo no voy a poder descansar
si las cosas están como están.” Insistía, mirando al susodicho con una mueca
de angustia. “Os agradezco mucho que penséis en mí, pero me conozco. Lo
único que necesito es estar aquí, con él, asegurarme de que todo va bien.
Nada más.”
Las chicas, Jaemin y Mos se miraron entre sí, dejando escapar pequeños
suspiros antes de finalmente asentir, como si hubiesen generado un plan en
los apenas tres segundos que habían durado mirándose.
“Muy bien, te quedarás aquí.” Accedía Mos, relamiéndose los labios antes
de señalarlo, como si tratara de advertirle.
“Bien…”
“Pero con la condición de que intentarás descansar, comerás algo esta
noche y mañana temprano irás a tu casa para despejarte, ¿de acuerdo?” Pidió.
El rubio asintió. “Le pediré a Bank que te mantenga vigilado, así que no
puedes engañarnos.”
Una pequeña risita quiso salir de sus labios, tragándosela al instante. No
era un secreto por qué todos ellos eran tan importantes para Jungkook ni
mucho menos por qué él los había elegido como su familia, si todos se
comportaban de esa forma.
“Tranquilo, así será.”
El dedo acusatorio siguió apuntándolo.
“Más te vale.”
Y él le sonrió hasta que Mos suspiró, devolviéndole la sonrisa lo mejor
que pudo.
TaeHyung podía notar el cansancio en su mirada, el miedo. Y no podía
evitar pensar que no sólo era él viendo sufrir a la persona que tanto quería,
también eran un grupo de amigos, personas que habían crecido a su lado
sufriendo la incertidumbre y desconociendo lo que sucedería.
No pasó demasiado tiempo antes de adentrarse en la habitación y tomar
asiento en el sofá más alejado de la cama donde Jungkook descansaba,
observándolo desde lejos.
Se sentía tan impotente al pensar que, tal vez, esa sería la última imagen
que tendría de Jungkook. Lo que recordaría de él en sus peores momentos y
lo que le perseguiría de por vida si Jungkook no volvía a despertar. Y dolía.
Dolía porque aún le quedaban tantas cosas por hacer. Juntos, por separado.
Después de lo mucho que ambos habían sufrido, de los obstáculos que la vida
les había puesto sólo porque alguien lo consideraba mínimamente divertido.
Dolía. Dolía saber que, sin importar qué, cómo o cuándo, TaeHyung
seguiría sufriendo. Una y otra vez. Sin parar. Porque quizás ese era su
destino, porque perder a todos los que quería estaba escrito en su talonario.
Pequeñas lágrimas se agolparon en las esquinas de sus ojos, simplemente
dejándolas salir. Estaba demasiado cansado para fingir que era fuerte, para
hacerles creer a los demás que no tenía miedo cuando estaba aterrorizado.
No había comido en días, apenas había dormido y cada vez que cerraba los
ojos, todo lo que llegaban a él eran pesadillas. Estaba harto.
¿Cuándo mejorarían las cosas? ¿Lo harían, acaso? Todo salía mal. Todos
se iban.
Se quitó las lágrimas como pudo, respirando hondo antes de sentirse
repentinamente intranquilo, observado incluso, sufriendo un cosquilleo de
pies a cabeza que permaneció en sus mejillas, como pequeñas caricias.
Él suspiró, no tardando demasiado en ponerse en pie y acercarse a la cama
de Jungkook, pues necesitaba sentirlo cerca, así que tomó asiento en la silla
más cercana, buscando su mano libre de vías y entrelazándola con la suya
propia, sonriéndole. A veces se consolaba a sí mismo pensando que Jungkook
podía verle, sentirle o incluso escucharle aún con los ojos cerrados.
“Esto está siendo muy complicado sin ti…” Susurraba, quitándole el
cabello del rostro para poder verle mejor.
Eliminó otra lágrima más, sorbiendo por la nariz sin dejar de sonreírle.
Agradecía que su piel tuviera buen color y se mantuviera calentito entre las
sábanas, hidratado gracias a las cremas que él mismo se encargaba de ponerle
todos los días y, sobre todo, acompañado. Jungkook nunca estaba solo en
aquella habitación.
Su pequeña sonrisa se ensanchó, trasladando las caricias desde los dedos
hacia la muñeca, donde notó un cambio de textura repentino, por lo que
inmediatamente miró allí, encontrándose con que llevaba puesta aquella
bandana que él mismo le regaló. Los ojos se le llenaron de lágrimas.
“…esto es para ti, toma, Jungkook.”
“¿Para mí también?”
El azabache estaba perplejo cuando TaeHyung asintió.
“Claro, es gracias a ti que estoy aquí, ¿cómo te iba a dejar sin regalo?”
Jungkook le sonrió, sólo entonces aceptando su regalo. Lo abrió despacio,
rompiendo la envoltura con lentitud hasta que el contenido salió a la luz.
Una bandana de color negro, rojo y blanco apareció frente a sus ojos.
“Aram me ayudó a elegirla, dice que esos colores le recuerdan mucho a
ti.” Señalaba el rubio. “Espero que te guste.”
“¿Bromeas?” Sus ojos se encontraron por unos segundos, en los que le
dejó ver cómo de emocionado se encontraba. “Me encanta, rubito, creo que
acaba de quitarle el puesto a mi bandana favorita después de tres años.
Gracias.”
“Yo quiero verla.”
Aram le jaló del brazo para poder tener dicha bandana a su alcance,
agarrándola y examinándola bajo el ojo crítico de un niño de apenas cuatro
años. Asintió, dándole su aprobación silenciosa antes de tomar su muñeca y
anudarla torpemente.
“Te queda muy bien, me gusta.”
Jungkook sonrió. “¿Me queda bien? ¿Crees que estoy guapo?”
“Mucho, sí. Tú siempre estás guapo.”
El corazón del azabache se derritió inmediatamente, mientras la señora
Bang dejaba escapar un prolongado ’aww…’ y su marido lo secundaba.
“¿De verdad piensas eso, Aram? Porque tú también eres muy, muy guapo.
Eres un niño precioso.”
“Lo sé… Mamá dice que soy tan guapo como tú y que me parezco a ti.”
Dijo, causándole un escalofrío, antes de que algo en su garganta se anudara.
Luego, Aram señaló al rubio. “Ella también piensa que TaeHyung es muy
guapo.”
Ambos compartieron una mirada rápida, casi cómplice. Jungkook asintió.
“Tiene razón, sí, es bastante guapo.”
Un pequeño sollozo abandonó sus labios, sintiendo como se le estrujaba el
corazón. No sabía cómo ni en qué momento había llegado esa bandana allí,
pero sí que verla era más que suficiente para confirmar que Jungkook era lo
mejor que le había pasado en la vida, y que aquel regalo no fue en vano.
Incapaz de controlarlo, se vio sumido en un llanto silencioso y demoledor,
abriéndose en canal frente a la persona que tanto quería. No podía hacer nada
para cambiar las cosas, jamás podría ir atrás en el tiempo e impedir que aquel
accidente tuviera lugar, y eso era tan doloroso.
Sentirse culpable por algo que no controlaba, pero ardía en su alma tanto,
tan fuerte, que no encontraba otra forma de sobrellevarlo que no fuese
autoflagelarse, señalarse a sí mismo como si él hubiera sido quien sostenía el
arma. Quién disparó en primer lugar.
Había pasado tanto y por tanto sufrimiento, que sólo podía hacerse daño a
sí mismo para sentir que todo seguía igual.
“Te echo de menos, Jungkook…” Susurraba, cediendo ante sus lágrimas
de nuevo, no molestándose en eliminarlas siquiera, demasiado ocupado
pasando los dedos por los impropios, entrelazándolos. “No sabes cuánto…”
Agachó la cabeza, cerrando los ojos con fuerza hasta que algo apretó su
mano, sobresaltándole. En cuestión de segundos todo se detuvo y TaeHyung
quedó helado, viéndose obligado a levantar la mirada lentamente, sin saber
con qué se encontraría cuando volviera a su postura inicial.
El corazón se le detuvo, encontrándose frente a frente con Jungkook, sus
ojos abiertos de par en par mirándole, llenos de lágrimas. TaeHyung tembló.
“Jung… Jungkook…” Susurró, temiendo estar dentro de un mal sueño.
Este apretó su mano por segunda vez. “Rubito…”
Un jadeo abandonó sus labios, incapaz de creerlo.
“¡Jungkook!” Brincando en el asiento, rápidamente se movió para tomarle
del rostro. “Estás— estás despierto… Dios… ¿Me escuchas? Me… ¿Me ves?
¿Puedes oírme?”
“Te escucho y te veo, sí.” Asentía, con la voz algo rasposa, sonriéndole.
“Muy bien, además.”
TaeHyung sollozó, aunque la sonrisa en su rostro era radiante, riéndose
también. Buscó con rapidez el botoncito junto a la cama del azabache,
pulsándolo tan pronto como lo halló, sus manos tan temblorosas que necesitó
varios intentos hasta conseguirlo.
“¿Te encuentras bien? ¿Sientes dolor? Acabo d-de avisar a la enfermera
para que venga… ¿Cómo estás?”
“Aturdido…” Mirando hacia la vía en su mano, hizo una mueca. “Esta
mierda es muy incómoda y duele bastante, la verdad… Pero aparte de eso no
siento nada más. Supongo que estoy medicado hasta las cejas, ¿no?”
Sintiendo los dedos de TaeHyung acariciándole el rostro, sonrió,
cubriendo su mano con la propia.
“Supones bien, sí. Me alegra que no tengas dolor.”
Antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo más, la enfermera
Ahn entró rápidamente, su llegada siendo más que suficiente para preocupar
a aquellos que todavía se encontraban en la sala de espera, quienes no
dudaron en ponerse en pie.
“Doctora Ahn, e-está despierto… Ha despertado ahora mismo…”
La mujer se acercó con una sonrisa de oreja a oreja. “Hola, Jungkook,
cielo, ¿cómo te sientes?”
“Como si acabara de tomar la siesta más larga de mi vida…” Murmuró,
haciéndoles reír. “Pero no me quejo porque tenía un ángel viéndome y eso no
puede decirlo cualquiera.”
TaeHyung se sonrojó, quitándose las lágrimas entre risas.
“No, definitivamente no puede decirlo cualquiera. Eres un afortunado.”
“Lo sé.” Aclarándose la garganta, dijo, sus ojos fijos en TaeHyung.
“Ahora que estás despierto, vamos a hacerte unas cuantas pruebas básicas,
¿vale? Así que voy a necesitar que tu ángel de la guarda se quede fuera por
unos minutos.” Ella dijo, mirando al rubio, quien asintió. “Prometo que no
será mucho tiempo, ¿vale?”
Eliminando las lágrimas restantes, este respiró hondo. Hondo de verdad,
aliviado. Sacándose el peso de los hombros tras dos largas semanas de puro
sufrimiento.
“Está bien, sí, no hay problema, esperaré fuera el tiempo que sea
necesario… Alguien tendrá que darles la buena noticia a los demás.” Miró a
Jungkook, sus ojos brillantes encontrándose con los suyos, pues este ya
estaba observándole desde mucho antes. “Te veo luego, ¿vale? Estaré ahí
fuera con los chicos.”
“Vale, rubito, yo te espero aquí.”
El susodicho se inclinó, besando su frente. “Te quiero.”
“Te quiero.”
Salió de la habitación a paso rápido, con el corazón latiéndole
bruscamente contra las costillas, haciéndole suspirar una vez se encontró
fuera de este. Entonces, con la misma rapidez, Mos, Gemini, Fourth y Banky
le rodearon, sus rostros llenos de preocupación al no saber que pasaba
incrementándose una vez hallaron lágrimas en el impropio.
“¿Qué ha pasado? Hemos visto a la doctora Ahn llegar corriendo, ¿va todo
bien?”
“Jungkook se ha despertado.” Dijo lo más rápido que pudo, llenándose los
pulmones de aire.
“¿Cómo…?”
“Sí, eso… Sentí como algo me apretaba la mano y entonces vi que me
miraba. Estaba despierto. Dice que está aturdido, como si hubiera tomado la
siesta más larga de su vida y que le molestan mucho las vías, o ‘esta mierda’
como las ha llamado él… Al parecer le duelen.”
Una risita abandonó los labios de Mos. “Sí que está despierto, sí…”
TaeHyung sintió como alguien le abrazaba por el costado, oliendo la
fragancia de Banky y suspirando antes de apretar la mano que rodeaba sus
hombros.
“La doctora Ahn dice que van a hacerle unas cuantas pruebas y luego
podremos entrar a verle, pero está bien… Creo. Espero… Yo lo veo bien.”
Banky le frotó el hombro. “Es una buenísima noticia.”
“Sí que lo es…”
“La mejor que podríamos tener, en realidad.” Afirmaba Fourth, respirando
hondo. “Ahora sólo nos queda esperar.”
Los demás asintieron, muecas de alivio presentándose en sus rostros que
anteriormente estaban llenos de preocupación, angustia y miedo excesivo.
Efectivamente, tal y como Fourth había dicho, no tenían que hacer otra
cosa más que esperar. Cuarenta y cinco minutos, para ser exactos, hasta que
la doctora Ahn salía de la habitación suspirando, satisfecha y con una sonrisa
que prácticamente cubría toda su cara, junto a los resultados de las pruebas en
mano. Ellos no tardaron en acercarse.
“¿Qué tal? ¿Todo bien, doctora?”
“Bastante bien, sí. Sus constantes son buenas, sus reflejos también y su
tensión es moderada. Se podría decir que está fuera de peligro y realmente lo
está.”
El corazón del rubio bombeó con fuerza. “¿Oficialmente?”
“Al cien por cien.”
Las primeras lágrimas de euforia empaparon su rostro, abrazándose a
Banky, quien no se había separado de él en ningún momento y ahora lo
sostenía más fuerte que nunca, besando su sien.
“¿Podemos entrar a verle?”
“Claro, sí, pero daos prisa porque el horario de visita cierra en menos de
una hora.”
Mos observó a TaeHyung al instante, quién meneó la cabeza, negando.
“Vosotros primero, yo me quedaré esta noche así que voy a tener tiempo
de sobra para estar con él. Además, estaba a su lado cuando despertó, creo
que lo necesitáis más… Llevo ventaja.”
Fourth lo abrazó con todas sus fuerzas.
“¿Puedes avisar a Jaemin para que lo sepa? Estaba ansioso cuando se fue.”
“Por supuesto.”
“Daos prisa, rápido.”
Banky empujó sutilmente a Mos para que no perdiera el tiempo y se
adentrara junto a su hermano de una vez por todas a la habitación. Sin
embargo, este volvió atrás en sus pasos, acortando la distancia que lo
separaba del castaño y besándole castamente los labios. Luego, ambos
hermanos entraron en dicha habitación.
Lo primero que Jungkook hizo nada más verlos, fue soltar una carcajada.
Este se encontraba incorporado en la cama, con el cabello algo despeinado y
tapado hasta el estómago. Ni siquiera parecía haber rozado la muerte.
“Por aquí llegan dos de los Peaky Blinders.” Bromeaba, viendo el alivio
en sus rostros. “Vaya caras… ¿Tanto me habéis echado de menos?”
“Un poco, pero estate tranquilo que no vamos a quitarte mucho tiempo,
sabemos que estás deseando reencontrarte con tu rubito después de dos largas
semanas durmiendo.” Mos se le acercó primero. “No sabía que estabas tan
cansado para dormir tanto…”
Una risita abandonó sus labios. “Han sido muchos días seguidos
levantándome temprano para abrir el estudio, espero que Ian haya aprendido
la lección…”
“Yo creo que sí.”
Jungkook suspiró, viendo como el único que estaba en completo silencio
era Fourth, quien se mantenía apartado, con los ojos llorosos. Él se aclaró la
garganta, indicándole que se acercara con un simple gesto. Este lo hizo.
“Y, aunque eso que dices sobre querer encontrarme con TaeHyung es
cierto, me alegro de que estéis aquí.” Dijo lo más honestamente que pudo.
“Más te vale alegrarte, hijo de puta.”
De nuevo, rio. “¿Os he asustado mucho?”
“Nah, sólo un poco… Que te metan cinco tiros de repente sorprende, pero
al final te acostumbras. Nada raro.”
“Yo sí que me he asustado.” Hipaba Fourth, en medio de un llanto
silencioso. “Y todos. Han sido los peores días de mi vida, Jungkook. Nadie
sabía qué hacer, no sabíamos que pasaba, si en algún momento te despertarías
o terminarías muerto… Ha sido horrible.” Admitió, limpiándose las lágrimas.
Jungkook suspiró, tomando su muñeca y jalando de él hasta que lo envió
directo al colchón, sentándolo. “Ya, ya, lo siento…”
“¿Por qué tuviste que hacer eso? Fue tan tonto de tu parte…”
“Estaban disparando a TaeHyung, Fourth, ¿qué creías que iba a hacer?”
Le dijo, mirando al rubio a través del ventanal, quien se encontraba hablando
por teléfono. Fourth hizo lo mismo. “¿Qué hubieras hecho tú si se tratara de
Gemini?”
Este sollozó más fuerte. “No lo sé…”
“Sí que lo sabes, pero como estás enfadado conmigo porque casi me
muero, no quieres admitir que harías lo mismo. Y no te culpo, eres muy
orgulloso cuando te lo propones. Lo entiendo.”
Los ojos llorosos del adolescente le observaron. “Joder… No sabía que la
inteligencia emocional se pegaba…”
Jungkook soltó una carcajada.
“Siento haberos preocupado, ¿vale? Lo siento mucho e intentaré que no
ocurra de nuevo. La próxima vez que alguien apunte a mi rubito con un arma,
haré mi mayor esfuerzo por apartarnos ambos a tiempo, aunque tampoco
puedo prometer nada…” Dijo. Fourth golpeó su hombro. “Oye, un respeto
que me acabo de despertar del coma.”
“Te jodes, por gilipollas.”
“Fourth, cálmate que se está recuperando.” Decía su hermano mayor.
“Pégale cuando le den el alta, yo te acompaño.”
Finalmente, el mencionado asintió. “Bien…”
“Me encanta que os unáis contra mí.”
“Te jodes, por gilipollas.” Mos señaló, esta vez.
La sonrisa de Jungkook fue aún más amplia, sintiéndose como en casa.
“Yo también os he echado de menos, incluso si no me he enterado de
nada. Sé que lo he hecho.” Mencionó, logrando que el ambiente en la
habitación cambiara drásticamente. Fourth se recostó a su lado, entrando en
un estado de sensibilidad máxima tras sus palabras.
“Cállate…”
“No, ahora os jodéis vosotros.” Señalaba. “Sé que no lo digo mucho y
probablemente no vuelva a hacerlo otra vez después de esto, pero sois mi
familia y jamás me arrepentiré de haberos elegido. Os… Os quiero. Sólo un
poco, ¿eh? Tampoco os emocionéis.”
Fourth le abrazó.
“Bueno, podéis emocionaros, pero no mucho.”
Ambos hermanos rieron, Mos dándole un par de golpecitos en la cabeza,
pues esa era su forma de demostrar cariño.
Al cabo de unos minutos, cuando el horario de visita terminó y se vieron
obligados a dejar a Jungkook solo de nuevo, abandonando el hospital una vez
Gemini y Banky se despidieron fugazmente del azabache desde la puerta,
TaeHyung entró con el corazón en la garganta, casi sudando antes de
encontrarse con Jungkook y su radiante sonrisa.
El corazón se le aceleró aún más.
“Hola otra vez.”
“Hola, rubito.” Saludaba de vuelta, palmeando el lugar vacío junto a él en
el colchón. “Ven, túmbate a mi lado. Esta noche dormirás conmigo, ¿no?”
“Sí, pero no sé si deberíamos estar en la misma cama… Tengo miedo de
hacerte daño accidentalmente mientras duermo.”
“Claro que no.” Negaba, sin dejar de palmear el colchón. “Ven.”
Titubeando, él lo hizo, quitándose los zapatos antes de llenar el espacio
vacío con su cuerpo. Jungkook inmediatamente le rodeó con el brazo libre,
pegándole aún más.
“Me quedaré un rato, pero en cuanto te duermas vuelvo al sillón, ¿de
acuerdo?” Advirtió. El azabache negó. “Jungkook…”
“No.”
“Sí. No he pasado las peores dos semanas de mi vida para discutir esto
contigo. Estás fuera de peligro, pero has tenido una operación complicada y
no pienso hacer nada para perjudicarte, ¿estamos?” Insistía, su ceño fruncido.
Jungkook hizo un mohín. “¿Estamos o no?”
Resignado, se vio obligado a acceder, junto a un pequeño bufido que
TaeHyung no hubiese escuchado de no ser porque casi estaba sobre él.
“Estamos, estamos…”
“Así me gusta.” Acto seguido, besó castamente sus labios. “Te quiero.”
Jungkook le observó tan pronto como el rubio se separó.
“Hazlo otra vez.”
“¿El qué? ¿Besarte o decirte que te quiero?”
“Las dos cosas.” Respondía.
TaeHyung hizo lo pedido, inclinándose para depositar otro pequeño beso.
“Te quiero.”
“Otra vez.”
Por tercera vez, este lo hizo, sin tener oportunidad de separarse cuando la
sensación de ser besado de vuelta consiguió que se estremeciera por
completo. Jungkook le devolvía el beso con la misma intensidad, usando su
mano libre para sostenerle el rostro.
Una vez se separaron, el rubio entrecerró los ojos. “¿Y por qué tú no me
dices nada a mí?”
“Porque siento que decir esas dos palabras ni siquiera hace justicia a lo
que siento por ti.” Susurró contra sus labios, besándolos castamente de
nuevo. “Pero te quiero, te quiero mucho, rubito.”
TaeHyung sonrió, satisfecho. “Ya lo sé.”
✧c.-066

N/A: ¿Qué mejor forma de terminar la semana con este capítulo? Pues con
este capítulo y una novela nueva recién sacada de mis borradores. Una nueva
novela que me tiene emocionadísima y podéis encontrar en mi perfil como
“Dexian”, espero que os guste tanto como a mí xD
Cap dedicado a sunshine_ah ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Breathe’ de Olly Alexander, sacadita del baúl de los
recuerdos también y me encanta.

A la mañana siguiente, cuando TaeHyung asimiló que Jungkook realmente


estaba allí, despierto, vivito y coleando, ambos se encontraban en la cama del
azabache, abrazados cuidadosamente al otro (sobre todo TaeHyung, quién
temía dañarle con cualquier movimiento y se alejaba, sólo para que Jungkook
lo enviara aún más cerca), los dedos del azabache acariciando su brazo, tras
haber pasado juntos su primera noche en el hospital.
“¿Y tú cómo te sientes? Fourth me dijo que estuviste ingresado
también…”
“No estuve ingresado como tal, sólo se me bajó la tensión y me pusieron
en una habitación durante algunas horas. Lo suficiente para que mi padre no
se volviera loco.”
“¿Otra vez la tensión? ¿Y eso por qué?” TaeHyung se encogió de
hombros. “Sí que lo sabes. ¿Fue por mi?”
“Claro que no…”
“Rubito, recuerda que mentir a tu pareja es pecado.”
Una carcajada abandonó sus labios. “Jungkook, cariño, soy gay… Ya he
pecado por todos los que me rodean.”
“Da igual, dímelo. ¿Fue por mí o no?”
“Bueno, sí, un poco… Supongo que tener a mi novio ingresado y al borde
de la muerte me pasó factura. No podía comer ni dormir.” Explicó, viendo la
preocupación en sus ojos crecer. “Pero estoy bien, ¿vale? Cuando me
desperté tenía mi propio ángel de la guarda esperándome con una
magdalena.”
El ceño de Jungkook se frunció, confundido.
“¿Ángel de la…?”
“Lyon.”
“Oh, claro.”
Observó a TaeHyung de reojo, maravillado por sus facciones relajadas,
tranquilas, llenas de alivio y sabiendo que era él el causante. Una pequeña
sonrisa surgió en sus labios, acariciándole la mano. Este le observó de vuelta.
“Siento haberte preocupado tanto.” Murmuró, sin parar las caricias.
TaeHyung esbozó una sonrisa.
“Está bien, no pasa nada… Sólo no vuelvas a ponerte delante de una
pistola la próxima vez, por favor.”
Él rio. “Ya tuve esta conversación hace un rato con los chicos y mi
respuesta seguirá siendo la misma una y otra vez, rubito. Te estaban
disparando a ti, así que no tenía otra opción.”
“Claro que había otra opción, ponerte a ti mismo a salvo.”
“No, para nada.” Meneó la cabeza a modo de negación. “Entre tú y yo, tú
eres mi prioridad.”
TaeHyung parecía verdaderamente angustiado justo después de que
Jungkook dijera eso, su corazón empujándose dolorosamente.
“No debería ser así, Jungkook… Yo soy…”
“Eres la persona a quien más quiero.” Interrumpió, encontrándose con sus
ojos de nuevo. “Y si no tengo reparos en decirlo, aún cuando odio hablar de
cómo me siento, mucho menos lo tendré en hacer cualquier cosa por ti. No
me importa nada más.”
“Jungkook, eso no es—”
“No me importa.” Repitió, impidiéndole hablar. “Me dan igual las
consecuencias siempre y cuando no seas tú quien reciba cinco balazos en el
estómago.”
TaeHyung dejó escapar un suspiro, ignorando el modo en que sus ojos se
llenaron de lágrimas.
“Sé que puede sonar masoquista o estúpido, pero preferiría mil disparos a
verte herido o sufriendo. No lo soportaría.”
El rubio sollozó.
“Es muy masoquista…” Dijo, su voz rompiéndose.
Jungkook soltó una carcajada, besándole la sien. “Lo sé, rubito.”
“Tú también eres mi prioridad y te quiero más que a nada, por eso no
quiero que vuelvas a hacerlo. Podría soportar esas cinco balas, pero no volver
a tener el miedo de perderte, Jungkook. Cualquier cosa menos eso.”
Los ojos del azabache se suavizaron al instante, notando como su corazón
era arropado por una cálida manta aterciopelada. Agradecía más que nunca
haber vuelto.
“Está bien… Tendré más cuidado la próxima vez que alguien quiera
dispararnos a traición, ¿vale?”
TaeHyung asintió, semiconforme. “Vale…”
Al cabo de unos minutos, mientras que el rubio le ayudaba (más bien por
elección propia, pues Jungkook podía hacerlo por sí mismo sin ningún
problema) a terminarse su desayuno que constaba de una ensalada variada de
frutas, zumo natural y galletitas integrales, un muy desanimado Jungkook
abría y cerraba la boca.
“Tengo ganas de vomitar…” Lloriqueaba, masticando la manzana con
desgana.
TaeHyung puso los ojos en blanco. “No te quejes tanto, anda, que pareces
un niño pequeño.”
“Es que esto es asqueroso.”
“La comida no es asquerosa.” Le regañaba.
“Pues esta sí que lo es.”
Bufando, llevó otro trozo de manzana contra los labios semiabiertos del
azabache, quién inmediatamente los cerró con fuerza. TaeHyung levantó
ambas cejas.
“Abre la boca.”
Jungkook negó, mirándole con ojos amplios. Definitivamente era un niño.
“Abre…” Pedía. Este volvió a negar. “Jeon Jungkook, abre la boca o te
prometo que cojo mis cosas y me marcho a casa en este preciso instante.”
Como era de esperar, hizo lo pedido, entreabriendo los labios y
permitiendo a regañadientes que el rubio continuara alimentándolo incluso si
quería vomitar su desayuno. Sonriente, TaeHyung depositó un casto beso en
su frente.
“Así me gusta, cariño. Buen chico.”
Jungkook bufó.
“Por cierto, ¿cómo es que mi padre ha venido a verme?”
TaeHyung le acercó el vaso con su respectiva pajita para que pudiera
tomar el zumo.
“¿Cómo lo sabes? ¿Te lo han dicho los chicos?”
Y en respuesta, los ojos oscuros rápidamente se ensancharon, quedando
boquiabierto a mitad del penúltimo bocado, sin saber qué decir. Claramente
no podía decir que su fuente de información había sido alguien que ya no se
encontraba vivo.
“Eh, sí… Ellos me lo dijeron.” Murmuró, dándole un sorbo al zumo.
“A los pocos días de que ingresaras, recordé que habías acordado visitar a
tu padre en la cárcel para celebrar juntos tu cumpleaños, así que pensé en
llamar para avisarle de lo sucedido. Mi padre dijo que él se encargaría y en su
lugar, fue directamente al centro penitenciario para decírselo cara a cara.”
Explicó, soltando de vuelta el vaso sobre la mesita. “Decís que como padre
no podía dar una noticia como esa a través de un mísero teléfono.”
“¿En serio?”
TaeHyung asintió. “Claro. Luego le consiguió un permiso de veinticuatro
horas para que pudiera venir a verte.”
“Pues se lo agradezco mucho… No pensé que el alcalde se tomaría tantas
molestias por mí.”
“No es el alcalde, es tu suegro, Jungkook.”
“Cierto…” Riendo suavemente murmuró, mirando a su alrededor. “¿Y
esta habitación? ¿También corre por su cuenta?”
De nuevo, el rubio asintió. “Se aseguró de que tuvieras la mejor habitación
y atención inmediata todo el tiempo.”
“Joder… Pues sí que me tiene aprecio…”
“Claro que sí, Jungkook, me salvaste la vida y sabe lo importante que eres
para mí.” Dijo, apartándole el cabello de los ojos.
“Oh, ¿lo soy?”
Kim le fulminó, bufando. “Me parece absurdo que lo preguntes… Claro
que lo eres, gilipollas. E incluso si no he podido hacer lo mismo por ti, sí que
me he encargado de pedir ayuda por mi cuenta.”
Su ceño se frunció, confundido al encontrarse con la pequeña sonrisa en
los labios ajenos.
“¿Qué quieres decir? ¿A quién le pediste ayuda?”
TaeHyung rio antes de responderle. “Sé que va a sonar un poco ridículo,
pero le pedí ayuda a mi madre…”
“¿A tu madre?”
“Sí.” Asintió, apenas sonrojándose. “Fui a visitarla después de que nos
dijeran que estabas en coma. Le hablé de ti y le pedí que si se encontraba
contigo ahí arriba, te enviara de vuelta.”
Jungkook también rio, apoyándose contra el tacto ajeno. “¿Lo dices en
serio?”
“Sí, de una patada en el culo.”
E inmediatamente, su cuerpo sufrió un pequeño escalofrío, atragantándose
y quedando de piedra por unos segundos hasta reaccionar.
“Porque no quiero que estés aquí, Jungkook. Mi misión es que te vayas.”
La voz del abuelo Jeon resonó en su cabeza.
“¿Misión?”
“Directa desde arriba, sí. La nueva jefa me ha enviado expresamente a
que te de una patada en el culo y te envíe de vuelta a casa, pero lo estás
complicando.”
Miró a TaeHyung con el corazón el un puño, encontrándose con sus ojos
brillantes y una pequeña sonrisa.
“Eso es increíble teniendo en cuenta que soñé con mi abuelo justo antes de
despertar.” Absteniéndose a dar mas detalles de los que quizás debería,
murmuró. TaeHyung parecía sorprendido.
“¿En serio?”
“Te lo prometo. Él mencionaba que su única misión era darme una patada
en el culo y enviarme de vuelta a… esto.”
Su risa resonó en la habitación. “Dios, menuda casualidad…”
Jungkook asintió, tomando la rápida decisión de guardarse el que sería su
mayor secreto, probablemente el único que se llevaría a la tumba.
“Oh, por cierto, casi lo olvido… Nunca me dijiste que le habías hablado
sobre mí a tu padre, ¿por qué?”
En esta ocasión, él se encogió de hombros. “No sé. Al principio mi padre
era la única persona con la que podía hablar de ello sin que se sintiera
ridículo, ya que no podíamos vernos cara a cara.”
“¿Te daba vergüenza?” Quiso saber, incapaz de ocultar la sonrisita
naciente en su rostro.
Para su sorpresa, Jungkook no tuvo reparos en asentir. “Pues claro que me
daba vergüenza, rubito. Eres el único chico del que he hablado, en general.
Nunca nadie ha sido tan remotamente especial para hacerlo hasta que te
conocí a ti, supongo que era algo nuevo.”
Él tampoco pudo ocultar la risita que resurgió de sus labios, viéndose tan
encantado, satisfecho y orgulloso, con el pecho hinchado, que Jungkook casi
se sonrojó.
“¿Y qué le contabas sobre mí?”
“Hmm… Nada que debas saber.”
Otra risita sonó. “De acuerdo, si tú lo dices… Tendré que preguntárselo a
tu padre, seguro que él estará encantadísimo de responderme. Le he caído
bastante bien.”
“Sí, claro, lo que me faltaba, tener de enemigos a mi padre y a mi novio.”
Bufó. “De eso nada, no necesitas saber cada cosa que le he contado de ti.”
TaeHyung rápidamente se pegó más a él. “Pero sí que lo necesito…”
“No.”
Este parpadeó, sus ojos brillando a modo de súplica tan pronto como se
encontraron con los del azabache, haciendo un mohín.
“¿Por favor…?”
“No, rubito.” Negó. Y el rubito acentuó su puchero.
“Por favor, cariño…”
Jungkook suspiró, derrotado conforme se le aceleraba el corazón. No
podía hacer nada contra él, mucho menos si el golpe final de TaeHyung fue
tomarle por la barbilla y besarle los labios castamente.
“Eres un tramposo.”
Y, satisfecho, sonrió de oreja a oreja. “Te quiero.”
“Ya me jodería que no me quisieras…”
“Sabes que lo hago, y mucho.” Insistía, aún mirándole con ojos brillantes.
“Y ahora, por favor cuéntame qué es lo que le decías a tu padre sobre mí
porque estoy deseando escucharlo.”
“No voy a contártelo todo, que quede claro.”
TaeHyung asintió. “Sólo lo que menos vergüenza te dé, tranquilo.”
“Vale…” Suspiraba, relamiéndose los labios antes de hacer memoria. “La
primera vez que le hablé de ti fue cuando te vi en el hospital. Antes de eso
sólo mencionaba a tu madre porque era parte de mi voluntariado.”
“¿Qué le dijiste?”
“Oh, no, eso no voy a mencionarlo siquiera.” Fue su respuesta.
Por supuesto, el rubio se quejó.
“¡Oye! ¿Por qué no?”
“Porque ya te dije que no iba a contarte todo y tú accediste, así que estoy
siguiendo nuestro trato. No voy a entrar en detalles.”
TaeHyung frunció el ceño. “¿Tan vergonzoso es?”
“Puede que sí, o puede que no… ¿Quién sabe, rubito?” Dijo, encogiéndose
de hombros, claramente burlándose de él.
Poniendo los ojos en blanco, no tardó en separarse, siendo esta vez quien
se comportara como un verdadero infante al momento de bajarse de la cama y
dejar a Jungkook solo.
“Eh…”
“Olvídalo, ya no quiero saber nada.” Resignado, bufó. El azabache rio.
“No seas rencoroso, anda… Vuelve aquí.”
“No, no, de eso nada, ahora te fastidias.”
“Ven aquí, rubito.”
Mientras negaba rotundamente, su teléfono sonó, alejándose aún más de él
cuando este quiso agarrarle el brazo en un descuido y oyendo sus reclamos al
mismo tiempo en que leía los mensajes que su padre le había enviado.
“Nop, déjame.”
Papá:
Hijo, ahora vas a recibir la llamada de un número privado, acéptala, es el
padre de Jungkook desde el centro penitenciario para que pueda hablar con
él.
Voy de camino al hospital, salúdale de mi parte.
Te quiero.
“Oh…” Murmuró, esbozando una pequeña sonrisita.
Un segundo después, su teléfono comenzó a sonar, efectivamente, con un
número privado apareciéndole en pantalla. Aceptó la llamada de inmediato,
llevándoselo a la oreja, conforme Jungkook seguía tratando de alcanzar su
brazo sin mucho éxito.
“¿Hola?”
“Oye, pero hazme caso…” Los dedos del azabache rozaron su brazo,
apartándose a tiempo y oyéndole quejarse.
“TaeHyung, hola, soy yo, Seojin.” Y, como era de esperar, la emoción del
hombre traspasaba el teléfono. “Tu padre me dijo que te llamara porque
estarías con Jungkook, ¿crees que pueda hablar con él?”
“Por supuesto, claro que sí, en seguida te lo paso.”
“Muchísimas gracias.”
Acto seguido se giró de vuelta hacia Jungkook, cuyos ojos aniñados le
fulminaban, ofendido y sumamente indignado tras haber sido ignorado.
Acercándose, le tendió el teléfono con una sonrisa de oreja a oreja.
“Toma, es para ti.”
“¿Para mí?” Tomando el teléfono y manteniendo su ceño fruncido, se lo
llevó a la oreja. “¿Sí…?”
“¡Hola, mi chico!”
Tan pronto como reconoció aquella voz, la de su padre, los ojos de
Jungkook se abrieron de par en par, llenándose de lágrimas al instante.
“Papá…”
“¿Qué tal, Jungkook? ¿Cómo te encuentras?” Quiso saber. “No puedo
hablar mucho tiempo, apenas tengo unos minutos, pero necesitaba saber si
estabas bien.”
La primera lágrima se deslizó, riéndose de sí mismo por ello. “Estoy bien,
estoy muy bien, papá, ¿tú qué tal?”
“Mucho mejor ahora que te escucho… ¿Qué te han dicho los médicos?”
“Que estoy fuera de peligro, todos mis análisis tienen buenos resultados y
no hay riesgos aparentes… Sólo tengo que quedarme unos cuántos días más
aquí y si todo va bien, podré volver pronto a casa.”
“No sabes lo contento que me pone escuchar eso, hijo… Nos has asustado
muchísimo a todos.”
Sonriendo, asintió para sí mismo, ya que no podía ser visto. “Lo sé… Lo
siento mucho, papá. Aunque ya me dijeron que viniste a verme.” Él observó a
TaeHyung, quien recogía las cosas del desayuno para darle más privacidad.
“Me hubiese gustado estar despierto para poder verte también…”
“Y a mí, Jungkook, y a mí… Pero no te preocupes, ¿vale? Ya verás como
tarde o temprano nos veremos.”
Una voz se escuchó de fondo, antes de que él pudiera decir algo.
“Bueno, tengo que irme, ya se me ha acabado el tiempo. Trataré de
llamarte en un par de semanas, dale las gracias a TaeHyung de mi parte y dile
que se cuide mucho. Te quiero.”
“Adiós, papá, yo también te quiero…”
La llamada terminó un segundo después, con Jungkook sintiéndose pleno
y feliz, esbozando una sonrisa amplia para inmediatamente buscar al rubio,
quien ya se encontraba mirándole.
“¿Qué tal?”
“Me ha pedido que te de las gracias y que te cuides mucho.” Respondió,
tendiéndole su teléfono.
Este rio, acercándose para tomarlo. Entonces, Jungkook llevó a cabo su
jugada maestra, jalándole de la muñeca hasta lanzarlo de vuelta al colchón, de
modo que cayera lo más cercano a su regazo posible. El rubio se quejó,
sorprendido, apenas teniendo tiempo de decir algo cuando unos labios
atraparon los suyos.
Jungkook le besó despacio, con calma, disfrutando del contacto mientras
acunaba su rostro con la mano libre (que no se encontraba atravesada por una
vía, más bien) y ladeaba la cabeza.
Kim se separó con el ceño fruncido, viéndose molesto incluso si le había
devuelto el beso con la misma intensidad.
“¡Oye! ¿Qué crees que haces?”
“Dándote las gracias, soy un hombre de palabra.”
Bufando, golpeó su pecho antes de incorporarse. “Tú lo que eres es tonto.”
Y él simplemente se encogió de hombros. No iba a discutir un hecho.
“¡Hola!” La vocecilla de Aram sobresaltó al rubio, quien se levantaba del
colchón a regañadientes. “¡Jungkook!”
El niño no tardó en correr al interior de la habitación, tan pronto como vio
a su mejor amigo totalmente despierto y consciente, su pequeño corazón
acelerándose con rapidez. Mientras tanto, sus padres permanecieron en la
puerta, observando.
“¡Jungkook, Jungkook!”
“Aram, hola.” Preparado para recibirle, Jungkook mantuvo los brazos
abiertos hasta que un enérgico Aram se internó entre ellos, riendo por su
notable euforia.
“¡Qué feliz estoy de verte despierto!”
“¿Estás feliz?”
Él asintió. “¡Sí, mucho! Me puse muy triste cuando vine a verte con
TaeHyung hace unos días y supe que estabas enfermo… Te hablé, pero siento
que no me escuchaste.”
Jungkook besó su frente, abrazándolo tan fuerte como pudo. “¿Puedo
saber qué fue lo que me dijiste?”
“Que no estaba enfadado contigo por haberte perdido mi fiesta de
despedida… Y también que iba a esperarte hasta que estuvieras bien otra vez,
así podríamos hacer cosas juntos. Ya sabes, como me prometiste…”
Sintiendo cómo se le apretaba el corazón por la forma en que Aram le
observaba, este sonrió, quitándole las pocas lágrimas que mojaron sus
mejillas.
“Pues ya estoy bien, así que nuestros planes se cumplirán muy pronto.”
“¿Estás bien?”
“Como nuevo.”
Aram se separó, sorbiendo por la nariz y analizando su rostro. Luego, miró
a TaeHyung. “¿Me está mintiendo para que deje de estar triste?”
El rubio soltó una carcajada, mientras que Jungkook no tardó en mostrarse
ofendido, bufando.
“No, no miente, cielo. Jungkook está muy, muy bien, te lo prometo. La
doctora dice que se encuentra fuera de peligro y pronto le darán el alta. No
tienes que preocuparte por nada.”
“¿Y a mí por qué no me crees, mocoso?” Le recriminaba.
“Porque te conozco, Jungkook, sé que no quieres preocuparme.” Fue su
respuesta, la cual sonó tan coherente y acorde con las intenciones del
susodicho, que ni siquiera pudo decir nada para defenderse, especialmente
cuando se inclinó y besó su mejilla. “Pero ahora sé que estás bien y eso me
pone muy contento.”
Tan pronto como Aram le sonrió, todos sus problemas desaparecieron.
“Yo también estoy muy feliz de saber que te dieron el alta. Aunque
lamento haberme perdido tu fiesta…”
“¡No pasa nada! Le prometí a TaeHyung que lo celebraríamos los tres
juntos cuando estuvieras recuperado del accidente. Mis padres dicen que
puedo ir con vosotros porque saben que vais a cuidarme bien.” Dijo, e
inmediatamente buscó a los mencionados con la mirada. “¿A que sí?”
Su madre asintió. “Sí, claro que sí. Nos alegramos mucho de que todo
haya sido un susto y te encuentres bien ahora.”
Él les dedicó su mejor sonrisa. “Muchas gracias, señor y señora Lee…”
“De hecho, Aeri y yo queríamos hablar contigo sobre algo.” El señor Lee
murmuró, buscando al rubio en busca de su aprobación, pues era el único a
parte de ellos dos que conocía la situación. “¿Crees que ahora sea buena idea
o deberíamos esperar?”
TaeHyung miró a Jungkook, quien claramente estaba confundido.
“Creo que cuanto antes mejor, en realidad.”
“Yo pienso lo mismo.” La mujer dijo, pareciendo aliviada.
Por su parte, Jungkook parecía cada vez más y más confuso, entendiendo
entre cero y nada.
“Aram, ¿por qué no me acompañas fuera un momento? Tengo muchas
ganas de comprarme un chocolate con leche.” TaeHyung se dirigió al menor,
quien no dudó en saltar a sus brazos.
“¡Yo también quiero! Mamá, papá, ¿puedo?”
Ambos asintieron. “Claro, cariño. ¿Cuánto cuesta una taza pequeña,
TaeHyung?”
“Yo invito, no se preocupe.” Alzando al más pequeño, se lo llevó en
brazos. “Vamos, grandillón. Volvemos en seguida, Jungkook.”
Todavía más confundido, este asintió sin mediar palabra alguna, viéndolos
salir de la habitación y quedando a solas con el señor y la señora Lee, quienes
parecían tan calmados, que le hacían creer que el único nervioso e intranquilo
allí era él.
“¿De qué quieren hablar mis padres y Jungkook? ¿Es algo malo?” Aram
quiso saber, caminando junto a TaeHyung por el hospital, rumbo a la
cafetería.
“No, claro que no. No es algo malo, descuida.”
“¿Entonces?”
“Pues…” Abultando los labios, encontró que no tenía excusa alguna. “En
realidad, yo no puedo decírtelo, Aram, es cosa de papá, mamá y Jungkook,
no mía. Ellos deben ser quienes te lo hagan saber, ¿comprendes?”
Pensativo, el pequeño asintió. “¿Tú sí sabes lo que es?”
“Yo sí lo sé, sí.”
“Pero no me lo puedes decir.”
“Exacto, no puedo. Sé lo que es, pero no debo ser quien te lo diga porque
no me incumbe.”
“¿Qué significa” incumbe “? Nunca he escuchado esa palabra…”
“Pues significa que algo nos corresponde, básicamente que es nuestra
responsabilidad. Si alguien que te importa mucho se enfada contigo, tú
quieres saber lo que pasa, ¿verdad?”
Aram asintió. “Claro.”
“Te incumbe porque estás relacionado con la situación. Y en este caso, yo
no lo estoy.”
“Oh, entiendo…” Murmuró, aún asintiendo. “Me gusta cómo explicas las
cosas, TaeHyung, eres muy inteligente.”
“Muchas gracias, cielo. Tú las entiendes, así que también lo eres.”
“¡Gracias!”
Llegaron a la cafetería unos minutos después, TaeHyung escuchando las
primeras anécdotas de Aram fuera del hospital con sus padres, toda la comida
deliciosa que habían comido y los parques que habían visitado.
“…probé un helado que Jungkook me recomendó hace tiempo, dijo que
estaba súper rico. Era de chocolate.”
Entendiendo de inmediato a cuál helado se refería, TaeHyung rio.
“¿Gelato?”
“¡Sí, eso! ¿Tú también lo has probado?”
“Lo probé cuando era pequeño y me gusta mucho. Es diferente al helado
tradicional al que estamos acostumbrados, pero algo más caro.”
“Estaba muy rico, sí. Deberíamos ir a comer más los tres juntos, así
probamos otros sabores.”
Él asintió. “Me parece una idea estupenda.”
“¡TaeHyung, TaeHyung!” Una tercera vocecilla aniñada sonó,
reconociéndola al instante y buscando al susodicho con la mirada.
Interceptó a Lyon en una de las mesas, sentado junto a Jaemin mientras
ambos tomaban una taza de chocolate caliente. El niño se bajó rápido de su
silla, correteando alegremente hacia él, quien ya esperaba en cuclillas su
llegada.
“¡Hola, Lyon!”
Una vez llegó a su altura, lo abrazó entre risas. “¡Hola! Hemos venido a
ver a Jungkook, pero como todavía no podemos entrar, papá y yo estábamos
tomando chocolate caliente.”
“Nosotros veníamos a hacer lo mismo.” Señalando a Aram, quien
permanecía en silencio, con sus ojos grandes y brillantes mirándole de vuelta,
dijo. ‘Aram, ¿recuerdas que Jungkook y yo mencionamos a un chico de tu
edad llamado Lyon?’ El pequeño asintió. “Pues es él. Lyon, te presento a
Aram.”
“Hola, Lyon.”
De inmediato, este le dedicó su mejor sonrisa. “¡Hola, encantado!
Jungkook me ha hablado mucho de ti.”
“Y a mí de ti… ¿Eres su hijo?”
“No, pero es como mi segundo papá.” Respondió, señalando a sus
espaldas y saludando a su padre. “Mi padre está allí sentado, se llama Jaemin.
¡Saluda, papi!”
Jaemin movió su mano en el aire, indicándoles que se acercasen.
“Venid, vamos con él.”
Tomando a los pequeños de las manos, los guio hacia la mesa donde
Jaemin se encontraba sentado, quien veía cómo se encaminaban con una
amplia sonrisa.
“Mi padre eligió a Jungkook como mi padrino cuando nací, así que él me
ha cuidado desde entonces.” Explicaba Lyon a Aram, siendo escuchado
atentamente por él. “Habla mucho de ti, dice que eres su mejor amigo y el tío
Mos se enfada de broma porque dice que le has quitado el puesto.”
Tímidamente, Aram rio. “Yo no he hecho eso… Los dos podemos ser sus
amigos.”
“Muy bien dicho, Aram, es un pensamiento súper maduro por tu parte.”
Le felicitaba el rubio.
“Gracias…”
“¿Cuántos años tienes, Aram?”
“Cuatro.” Él le mostró su mano con cuatro dedos levantados. “Dentro de
poco cumpliré cinco años y será el primero que pase fuera del hospital.”
“Yo he cumplido cuatro hace poco, eres mayor que yo. ¿Por qué estabas
en el hospital? Jungkook y TaeHyung vienen mucho a verte, siempre he
querido acompañarlos así podía conocerte también, pero estaba en el
colegio.”
“He estado enfermo desde que soy pequeño.”
“¿De qué?” Incapaz de ocultar su curiosidad quiso saber.
“Cáncer infantil.”
“Oh, ¿pero ahora estás bien?”
Aram asintió. “Sí, los médicos dicen que he mejorado bastante y ya puedo
irme a casa. De vez en cuando tendré que hacerme análisis, pero estoy bien.”
Y aquella pareció ser la respuesta más esperada para Lyon, pues sonrió de
oreja a oreja.
“Eso quiere decir que podrás venir con nosotros al cine, ¿no? Jungkook
dijo que un día iríamos nosotros cuatro juntos. A ti también te gusta Mario
Bros, ¿verdad? Podríamos ver la película otra vez.”
El mayor de ambos pequeños volvió a asentir, contagiado por la emoción
que Lyon emanaba y sonriéndole también, riéndose por cómo se estaba
sintiendo en ese preciso instante.
“Me encanta Mario Bros y quiero ver la película…”
“TaeHyung, tienes que avisar a Jungkook y decirle que iremos los cuatro.”
“Por supuesto, yo se lo digo. En cuanto él salga del hospital y esté
totalmente recuperado del accidente, veremos la película de Super Mario los
cuatro juntos en el cine.”
Ambos niños celebraron la noticia, cada uno a su manera.
“¡Papá, papá!” Correteando hacia Jaemin, Lyon sostuvo la mano de Aram
para que este lo siguiera de cerca. “Mira, este es Aram, el mejor amigo de
Jungkook. Aram, este es mi padre, Jaemin.”
Jaemin le tendió su mano al pequeño, sonriéndole conforme TaeHyung
llegaba.
“Encantado de conocerte, Aram, he oído hablar mucho de ti.” Le dijo,
viendo como este tímidamente se la estrechaba.
“Igualmente, señor…”
“No le llames señor que se enfada, dice que eso es para viejos.” Susurró
inmediatamente Lyon en su oreja.
“Oh, lo siento…” Aram miró a su nuevo amigo tras disculparse. “¿Y cómo
lo llamo?”
“Jaemin.”
“Igualmente, Jaemin.”
Riendo, el susodicho compartió una mirada enternecida con TaeHyung,
quien suspiraba conmocionado por la escena. Nunca terminó de imaginar
cómo sería el encuentro entre Aram y Lyon, pues ambos parecían ser muy
parecidos pero diferentes al mismo tiempo.
Lyon era enérgico y extrovertido de primeras, mientras que Aram sólo era
así con gente que conocía, el resto del tiempo permanecía callado, tímido y
relajado.
Sin embargo, no había escenario en su cabeza capaz de superar la realidad.
“¿Cómo está el enfermo? ¿Mejor?” Quiso saber Jaemin, una vez
TaeHyung tomó asiento frente a él, junto a los pequeños. “Cuando anoche
recibimos la noticia de que había despertado quise venir corriendo, pero Lyon
estaba tan cansado que no pude molestarle.”
“Está perfectamente… Quejándose y haciendo berrinches, como siempre,
pero muy, muy bien. La doctora Ahn dice que se encuentra fuera de peligro.”
“¿En serio? Eso es genial, TaeHyung…”
El rubio asintió, aliviado, mientras le daba una sonrisa de agradecimiento
al hombre que colocaba dos tazas más de chocolate caliente sobre la mesa y
acto seguido le veía marcharse.
“La verdad es que sí… Han sido los peores días posibles, pero me alegra
que todo haya salido bien al final.”
“Ya me imagino, lo has debido de pasar fatal.” Dijo, recibiendo una
pequeña sonrisa por tu parte. “Aunque me alegra mucho saber que Jungkook
tiene a alguien que se preocupa tanto por él como tú. Como amigo suyo,
estoy muy agradecido.”
“No me tienes que agradecer nada, Jaemin, sabes que lo hago encantado.
Él me cuidaría del mismo modo.”
Sus cejas se alzaron. “¿Cuidarte? TaeHyung, le conozco lo suficiente para
saber ese hombre se moriría si a ti te pasara algo.” Le dijo, consiguiendo que
su corazón se acelerara.
“¡Papá, está saliendo la casa del señor Seojin en la tele!”
Lyon chilló, su dedo índice señalando a la televisión que tenían en el lado
izquierdo. Los más mayores observaron con el ceño fruncido, viendo la
fachada del centro penitenciario Nambu en las noticias.
TaeHyung sintió como parte de su corazón quedaba petrificado tras leer el
rótulo.
“Moon Dakho, excandidato a la presidencia de Seúl, fue hallado sin vida
en su celda del centro penitenciario Nambu, donde había ingresado un mes
atrás.”
“Acusado de trata de blancas, fraude inmobiliario y hasta intento de
asesinato a su exmujer, la actriz Shin Yujeong, el excandidato a la alcaldía de
Seúl, Moon Dakho, que hacía menos de un mes fue enviado al centro
penitenciario Nambu para cumplir su condena de más de quince años, fue
hallado sin vida durante la madrugada del jueves a las cuatro en punto, por
uno de los celadores. El excandidato no presenta signos de violencia, defensa
ni forcejeo.” La presentadora del informativo matinal relataba, luciendo
consternada. “En su lugar, se ha encontrado una nota de despedida a sus
familiares y amigos más cercanos que, por respeto a la víctima, no
revelaremos.”
“Correcto.” Su compañero corroboró. “Lo único que podemos decir es que
varios presos han relatado lo raro que el excandidado Moon se comportaba
desde hacía un par de semanas. Muchos incluso dicen que parecía angustiado,
pero tampoco han querido entrar en muchos detalles.”
Jaemin y él compartieron una mirada llena de horror, quedando en
completo silencio. TaeHyung tragó saliva, su corazón acelerado.
✧c.-067

N/A: Mi teléfono está medio fallecido, así que si no veis actualizaciones


en los próximos días es debido a mi asquerosa torpeza. Quiero llorar xD
Cap dedicado a abejitakim ♡♡
Hoy os recomiendo ‘eclipse’ de Josh Makazo. Estoy muy enamorada.

“¿De verdad pensáis que lo ha hecho?” Gemini miró a ambos adultos,


TaeHyung y Banky, quienes estaban sentados frente a él.
Los presentes parecían consternados, allí reunidos en la sala de espera a la
mañana siguiente. TaeHyung ni siquiera había encontrado forma de
comunicarle a Jungkook la noticia de que Moon Dakho, quién posiblemente
envió hombres a que les disparan, había acabado con su propia vida.
En el fondo, él sabía que a Jungkook no le importaría demasiado, pues,
como bien era obvio, ese ser despreciable no sólo había tentado directamente
contra su propia vida, sino que su plan era iniciar era hacerlo con la de
TaeHyung. Sin embargo, desconocía si tendría un impacto negativo en él
debido al señor Jeon.
“Sinceramente, no me extrañaría. No sería el primer ni el último político
que acude al suicidio después de algo así.” Murmuraba Banky, verificando
que sus palabras no hubieran alarmado a ninguno de los hermanos Kim.
El rubio apretó los labios. “Eso es muy cierto, sí…”
“Su carta de despedida se filtró hace un par de horas en internet, la verdad
es que deja muchas dudas por medio…” Mencionaba Fourth.
“¿Por qué? ¿Qué es lo que pone?”
“Se disculpaba con su familia. Padre, madre, mujer e hijos, diciendo que
lo sentía mucho y que sabía que estaba equivocado pero que ya era muy tarde
para arrepentirse. Hasta esa parte es todo muy obvio, luego da a entender que
realmente no quería morir, aunque ya no tenía otra opción.”
Banky mantuvo el ceño fruncido. “¿Dices cómo si alguien le hubiera
obligado a matarse?”
“Eso parece…”
“Lo que no entiendo es por qué se respira un aire desolador entre nosotros
cuando deberíamos estar celebrando que ese hijo de puta ha muerto.” Gemini
dijo. “Intentó matar a TaeHyung y casi consigue hacerlo con Jungkook, quiso
arruinar la reputación de mi padre y a miles de personas… No tenemos que
estar sufriendo su pérdida.”
“No sufrimos su pérdida, Gemini, estamos preocupados por lo que haya
podido pasar.” Le explicaba TaeHyung, su ceño fruncido. “Moon Dakho se
encontraba en el mismo centro penitenciario que Seojin.”
En respuesta, su hermano pareció notoriamente confundido.
“El padre de Jungkook.”
“Ow…” Comprendiendo lo que quería decir, asintió. “Espera, ¿creéis que
él…?”
Los más mayores no subieron que respuesta darle, así que directamente
miro a su novio, quién se encontraba junto a él, manteniendo la misma
postura que los otros dos.
“¿Fourth?”
De inmediato, el susodicho se horrorizó.
“Yo no creo que Seojin tenga nada que ver. Es un buen hombre, no le
haría daño ni a una mosca, independientemente de su historial… Me
resultaría muy raro que hiciera algo así.”
“Pero Jungkook es su hijo, cielo…”
“Por eso mismo lo digo. Seojin no permitiría que Jungkook tuviera un
padre asesino, no cuando hace todo lo posible para acortar su condena y
volver a casa con él.”
Gemini dejó escapar un pequeño suspiro. “Eso tiene mucho sentido, sí…
Quizás no hiciera lo que estamos pensando.”
“Claro que no.”
“Aunque, tal vez, pidió a alguien que lo hiciera por él…”
Demasiado abrumado por la situación y las sospechas que aparecían a
cada segundo, TaeHyung se frotó el rostro con ambas manos, negando.
Necesitaba que esto parase inmediatamente.
“De todos modos, eso no es asunto nuestro, así que por el bien de
Jungkook y el señor Jeon deberíamos parar con las suposiciones.”
“Tienes razón.”
El teléfono de Gemini sonó.
“Bueno… Fourth y yo tenemos que irnos, hemos quedado con papá para
comer y esa debe ser su llamada para avisarnos de que está abajo esperando.”
Decía, mirando a su hermano. “¿Quieres que te traigamos algo?”
“Lo mismo que Fourth pida.”
Este le sonrió, asintiendo. “Hecho, yo me encargo.”
Y TaeHyung le devolvió la sonrisa, antes de que ambos de alejaran por el
pasillo en dirección al ascensor.
Banky palmeó su hombro amistosamente, observándole con dulzura.
“No pienses demasiado en ello, ¿vale?”
Él asintió, suspirando.
“TaeHyung, cielo.”
Reconociendo la voz de la doctora Ahn al instante, el mencionado miró en
su dirección, viéndola caminar hacia donde ellos se encontraban. Apenas
había tenido tiempo de pensar en lo que aquella mujer significaba, ahora que
era consciente de la realidad.
“Hola, doctora Ahn.” Banky saludó, recibiendo una sonrisa por su parte.
“¿Va todo bien?”
Ella asintió. “Sí, todo perfecto, no te preocupes… Sólo vengo porque
necesitaba hablar contigo sobre algo importante.” Dijo, luego observó al
castaño. “A solas, si es posible.”
“Claro, faltaría más.”
“Gracias.”
Banky golpeó el hombro de TaeHyung con suavidad. “Iré con los chicos,
¿vale?” Le avisó, señalando al resto, quienes se encontraban al otro lado de la
sala de espera, frente a la habitación de Jungkook.
“Vale.” Asintiendo, miró a la mujer una vez Banky se marchó. Todavía
estaba inseguro sobre cómo actuar cerca de ella. “¿Qué ocurre, doctora?”
La mujer frotó sus manos, luciendo nerviosa a ojos de un TaeHyung que
se sentía casi del mismo modo.
“Verás… No sé cómo pedirte esto, pero me gustaría que, por favor,
mantuvieras en secreto lo que sabes.”
Su ceño se frunció. “¿A qué se refiere exactamente?”
“Al hecho de que Jungkook es mi hijo.”
Tragando saliva de inmediato, un suspiro abandonó sus labios,
manteniéndose en completo silencio. La doctora Ahn tomó la palabra
nuevamente.
“Es un tema muy delicado y me da mucho miedo como pueda llegar a
reaccionar él si se entera, por eso mismo te pido que no digas nada.”
“No voy a hacerlo, doctora Ahn.” Respondió, tajante, viendo el alivio en
sus ojos. “Pero no porque vaya a guardar ningún secreto, sino porque no me
corresponde a mí; es usted quien debe hacérselo saber. Es su madre.”
Ella no tardó en mostrarse consternada otra vez. “Lo sé, pero es
complicado, TaeHyung…”
“Por supuesto que es complicado, sin embargo eso no significa que deba
ocultárselo de por vida.” Insistió. “Jungkook debe enterarse sí o sí, y yo no
voy a quedarme callado eternamente sabiendo que no sólo mi relación con él
puede peligrar, sino que estoy privándole de una verdad que merece conocer.
No es justo.”
Los ojos de la mujer se apagaron como si ella hubiera recibido una
puñalada en el pecho.
“Entonces, ¿se lo dirás?”
“No lo haré porque Seojin y usted se encargarán de ello. De no ser así,
buscaré la forma de que lo sepa.” Aseguró, no queriendo sonar tan brusco
como lo hizo su voz. “La aprecio mucho, doctora, pero por nada del mundo
voy a fallarle a la persona que amo.”
Lentamente, ella asintió. “Lo entiendo, cielo.”
“Jungkook ha pasado años preguntándose como hubiera sido su vida si su
madre estuviera viva.” Añadió, haciendo mella en un corazón estrujado que
no le pertenecía. “Al menos hágalo por ese niño que dejó atrás.”
Sus ojos apagados que ahora TaeHyung veía increíblemente parecidos a
los de Jungkook se apagaron, llenándose de pequeñas lágrimas.
Volvió a asentir, sabiendo que no tenía derecho alguno a reclamar ni pedir
por su silencio. No era justo para Jungkook, ni para Seojin ni tampoco para
ella misma. No era justo para nadie.
“TaeHyung.” Jaemin, quien iba acompañado de Lyon, se acercó a él nada
más salir de la habitación donde Jungkook estaba. ‘Hola, doctora.’ Saludó a
la mujer que permanecía en silencio, consternada y avergonzada. “Jungkook
quiere que vayas, dice que ya lleva mucho tiempo sin verte.”
Una risita abandonó sus labios, aprovechando el silencio de la doctora
Ahn para marcharse.
“Ya mismo voy. Nos vemos, doctora Ahn.”
“Claro… Hasta luego.”
Palmeando el hombro de Jaemin y apretando suavemente la mejilla de
Lyon, quién rio, avanzó por el pasillo tumbos la habitación de Jungkook,
saludando al resto de sus amigos y Banky, cuya cabeza estaba recostada en el
hombro de Mos, quién a su vez le acariciaba la mano.
Se adentró en la habitación del azabache poco después, encontrándolo
sentado en la cama con una expresión de puro aburrimiento que se esfumó
tan pronto como lo vio entrar, convirtiéndose en una sonrisa de oreja a oreja.
“Rubito…”
“Hola, cariño.” Saludaba, acercándose a la cama. “Jaemin me ha dicho
que querías que viniese.”
Jungkook asintió. “Sí… Es que llevas prácticamente todo el día fuera, casi
me he sentido como si me hubieras abandonado.” Le dijo, causando una
risita. “¿Es que acaso te has aburrido de estar aquí?”
Sintiéndose enternecido, TaeHyung tomó asiento a su lado, acunándole el
rostro con una mano antes de negar.
“Claro que no, Jungkook, jamás me aburriría de estar contigo, sea donde
sea. Pero entenderás que después de lo que ha pasado y lo preocupados que
estaban todos por ti, no sería el único queriendo verte. Ellos también
necesitan pasar tiempo a tu lado.” Apartándole el cabello de los ojos cuando
este se movió, explicó. “Sabes que yo he pasado dos noches maravillosas
aquí.”
Con los labios fruncidos, el azabache asintió. “Ya… Aunque serán aún
más maravillosas cuando esté completamente recuperado, puedo
asegurártelo.”
De inmediato, TaeHyung supo a lo que se refería, sonrojándose y no
dudando en regañarle con un leve golpe en el brazo, mientras reía a
carcajadas y negaba. Era increíble.
“¡Jungkook, por el amor de Dios! ¿Cómo puedes pensar en eso ahora
mismo?”
“¿Y por qué no podría pensar en eso?”
Tras aquella pregunta, el rubio no supo qué responderle exactamente, así
que se quedó callado. Jungkook rio.
“Eso mismo pensaba yo…” Orgulloso, dijo. “Y, bueno, ¿cómo están las
cosas ahí fuera? Jaemin y los demás han estado comportándose muy extraño
todo el día y nadie ha querido decirme nada.”
Su ceño se frunció. “¿Cómo de extraño?”
“Bastante, la verdad… Parecían preocupados por algo. ¿Tú tienes idea de
lo que puede ser?”
Por segunda vez en el poco tiempo que llevaba allí, TaeHyung tampoco
supo que responderle, recurriendo al silencio y apretando los labios con
fuerza. No sabía de qué forma podría darle una respuesta, cuando sus amigos
de toda la vida tampoco habían logrado abrir la boca para darle aquella
noticia.
“Eh, bueno…”
Jungkook le observó con las cejas en alto, conociéndole lo suficientemente
bien como para saber que, efectivamente, había algo que preocupaba a todos.
“Sí que lo sabes, rubito, ¿qué es?”
TaeHyung negó. “No sé cómo decírtelo, Jungkook… Es complicado.”
“No creo que haya nada más complicado que la situación que estoy
viviendo ahora, sinceramente.” Le dijo.
Los labios del rubio se torcieron, aún preocupado, por lo que alargó su
brazo libre de vías para jalarlo un poco más cerca de sí mismo.
“Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad?”
“Claro que lo sé, pero de verdad es difícil, Jungkook.”
“¿Por qué?” Quiso saber. “¿De qué o quién se trata para que sea tan
complicado?”
Suspirando, TaeHyung le observó. “Es por Moon Dakho.” Apenas
susurró. “Mi padre estaba convencido— bueno, para serte sincero, yo
también lo estuve… De que él fue quien se encontraba detrás del ataque que
sufrimos. Que lo organizó.”
“¿Lo hizo?”
TaeHyung volvió a asentir.
“Sí, el antiguo secretario de mi padre, Meen, nos envió las diferentes
pruebas que relacionaban a Dakho con una banda callejera. La policía los
interceptó y ellos confesaron tener un acuerdo con él. Básicamente buscaba
vengarse de mi padre por hacer que le metieran en la cárcel cometiendo un
delito aún más grave que los que ya tenía y por los que estaba cumpliendo
condena.”
“¿Y cuál es el problema? Ese inútil ya está en la cárcel y su condena
debería ser incluso más grande ahora que esos imbéciles han confesado. No
tenemos que preocuparnos por él, ¿no?
“No, no tenemos…” Meneó la cabeza a modo de negación.
“¿Entonces? Es una buena noticia.”
“Dakho está muerto, Jungkook.”
El rostro del susodicho pasó por muchas emociones antes de verse
impactado por la noticia.
“¿Qué…?”
“Lo encontraron muerto en su celda, con una nota de despedida.” Explicó,
sintiendo un peso extra en el pecho.
Jungkook le observó, probablemente sin saber qué decir.
“Debo… ¿Debo estar mal por eso?” Susurró, confundido. “Mandó a
matarte y casi me mata a mí, rubito…”
El rubio se apresuró a negar, apretando su mano. “Claro que no, cariño, no
deberías sentirte mal por él. Nadie lo hace. Todos celebran que haya muerto,
especialmente yo porque casi me arrebata a lo que más quiero.”
“¿Entonces?”
TaeHyung abrió la boca para hablar, encontrándose con sus ojos
confundidos y brillantes, repletos de dudas. Sus labios se cerraron y el
corazón le dio un vuelco instantáneo.
¿Cómo le diría que podría haberse tratado de un asesinato y que quizás, en
el peor de los casos, su propio padre estaría involucrado? Después de haber
estado a punto de morir, de sentir que se iba para no volver nunca más. ¿Con
qué valor podría mirarle a la cara?
No estaba nada confirmado, no eran más que simples suposiciones sin
fundamento alguno. No merecía la pena darle información con la que
perjudicarle. No era justo para él.
Meneó la cabeza en su lugar, aclarándose la garganta y suspirando.
“No, nada… Sólo quería que lo supieras.” Murmuró. “Para que estuvieras
tranquilo, simplemente.”
“Rubito, yo estoy tranquilo desde que desperté y vi que tú estabas intacto.”
Le dijo, causando una pequeña risita en él. “La muerte de ese imbécil me trae
sin cuidado, honestamente.”
Y, un poco satisfecho y con el corazón acelerado, TaeHyung le sonrió,
acercándose para depositar un beso en su mejilla.
“Sí… A mí también.” Asentía, recostándose a su lado.
No merecía la pena.
Una semana después, TaeHyung y Jungkook salían del hospital después
de quince días de puro sufrimiento, angustia y desesperación y siete más en
los que Jungkook se quejaba por estar encerrado, en cama y comiendo
ensaladas de frutas. Definitivamente había sido una tortura, pero todavía
estaban discutiendo para quién de los dos había sido peor.
Conforme empujaba la sillita de ruedas y escuchaba a Jungkook quejarse
porque (según él) podía caminar perfectamente, TaeHyung vació sus
pulmones.
“…es que no entiendo por qué tengo que ir montado en esta mierda
cuando me han disparado en el abdomen, no en las putas piernas. No estoy
cojo, joder. ¿Por qué no puedo ir andando?”
“Porque los médicos te han recomendado reposo.”
“¿Y qué?”
“Que caminar no es reposar, cariño.”
“¿Y?”
“Que tienes que reposar y, por lo tanto, nada de caminar.” Dijo. Tan
pronto como vio que abría la boca para replicar, se le adelantó. “Y nada de
quejarte porque me estoy quedando sin paciencia, amor mío.”
“Pero—”
“Como digas algo te tiro cuesta abajo en la primera pendiente que te vea.”
Aclarándose la garganta, Jungkook bufó, mencionando algo en voz bajita.
Satisfecho, TaeHyung sonrió.
“¿Dónde vamos? Porque llevo un mes en el hospital sin pisar mi
apartamento, pero sigo recordando perfectamente dónde vivo y no es por aquí
ni de lejos. ¿A dónde se supone que me llevas?”
Una risita abandonó los labios del rubio. “Vamos a mi casa, te quedarás
conmigo hasta que estés recuperado del todo, ¿vale? No puedo mudarme a tu
apartamento ya que Yeontan se quedaría solo, así que me es mucho más fácil
traerte aquí. Los chicos han traído tus cosas.”
Y, como era de esperar, en los de Jungkook apareció un atisbo de sonrisita
pícara.
“¿Vas a cuidarme?”
“Haré mi mayor esfuerzo en cuidarte lo mejor posible, sí, ¿por qué? ¿No
estás conforme?”
“¿Bromeas?” Este bufó. “Es mi sueño hecho realidad.”
De nuevo, TaeHyung rio, meneando la cabeza de un lado a otro y
sufriendo con sus mejillas traicioneras que de inmediato enrojecieron,
producto de la vergüenza.
“Eres tonto…”
“Soy honesto, rubito.” Respondía, encogiéndose de hombros.
En respuesta, este suspiró, mordiéndose el labio inferior sin dejar de negar.
No sabía cómo hubiera continuado su vida si Jungkook no despertaba al final,
y ahora que estaban juntos de nuevo, realmente tampoco quería pensarlo
demasiado.
“¿Qué te apetece comer?” Quiso saber, tomando la palabra antes de que él
pudiera hacerlo, pues olía sus intenciones. “Y no me uses como respuesta,
que te conozco.”
Otro bufido abandonó los labios del azabache, molesto. “Joder…”
Mascullaba, poco después viéndose pensativo. “¿Qué quieres tú?”
“Lo que sea que pidas, no me importa. Acaban de darte el alta, así que
quiero consentirte un poco. Aunque ya sabes que no puedes comer nada
picante o con demasiada grasa, así que elige bien.”
“Quiero ramen, como ese que pedíamos cuando salíamos del hospital tras
los voluntariados.”
TaeHyung asintió. “Vale, pues en cuanto lleguemos a casa lo pido.”
“Por cierto… ¿Cómo ha sido el encuentro entre Lyon y Aram?” Quiso
saber. “Jaemin me dijo que se conocieron hace unos días en la cafetería, pero
no ha profundizado en detalles y estoy muy intrigado. He pensado miles de
veces en ese momento y en cómo sería.”
“Ha sido francamente adorable, si te soy sincero.” Respondió, oyéndole
quejarse, muy probablemente por no haber podido estar presente.
“¿En serio?”
“Sí. Lyon le hizo varias preguntas sobre su enfermedad y cuando Aram
mencionó que estaba bien, prometieron ir juntos al cine una vez te
recuperases a ver Super Mario por segunda vez.”
Jungkook esbozó una sonrisa de oreja a oreja, sintiendo cómo se le
calentaba el corazón. No era un secreto que odiaba a los niños y jamás en su
vida se planteaba la posibilidad de tener uno, pero Lyon y Aram eran tres de
las personas que más quería, adoraba y por quienes daría su vida sin
pensárselo. La tercera era TaeHyung.
Tan pronto como llegaron al apartamento del rubio, Yeontan, su cachorro,
prácticamente se les lanzó encima, saltando en un fallido intento por alcanzar
el regazo de un Jungkook que reía nada más verlo.
“¿Y a este que le pasa?” Quiso saber, atrapándolo en el último salto y
permitiendo que trepara hasta lamerle el rostro. “¿Por qué está tan nervioso?”
“Porque no me ve desde hace casi un mes, ha estado todo este tiempo en
casa de mi padre mientras yo estaba contigo en el hospital.”
Con el ceño fruncido, se giró a mirarlo. “¿No has pasado ni una noche en
tu casa?”
“No desde que ingresaste.” Respondió. “Las únicas cinco noches que pasé
fuera del hospital me quedé con Gemini en casa de mi padre o en el
apartamento de Banky, pero no podía dormir solo.”
“¿Por qué no?”
“Tenía muchas pesadillas con el accidente, aunque nada por lo que
preocuparse.”
Incluso si esas habían sido sus últimas palabras y él realmente parecía
estar hablando en serio, Jungkook se mantuvo preocupado.
“¿Seguro…?”
“Sí, de verdad. Fue algo momentáneo, por el shock.”
“Ya… ¿Y qué hay de esos desmayos repentinos? Porque tú también
acabaste ingresado y no veo que hayas prestado mucha atención a eso.”
TaeHyung soltó una risita, moviendo la silla hasta que Jungkook pudo
bajarse por sí mismo y sentarse en el sofá. Tenía movilidad suficiente para
dar cinco volteretas seguidas sin cansarse, pero por alguna razón sentía que se
desmayaría si lo veía caminar más de cinco pasos. Él tomó asiento a su lado
tan pronto como los dedos ajenos jalaron de su muñeca.
“No me ingresaron, mi padre les obligó a que me dieran una habitación
porque no había forma de que descansara si no era en el hospital. Además,
fue una bajada de tensión sin más, nada preocupante. Apenas comía ni
dormía, pero ya sí lo hago.”
“Y tanto que lo haces. Vas a pedir dos raciones de ramen, una para ti y
otra para mí. No me voy a quedar tranquilo hasta que te hayas comido todo el
plato.”
De nuevo, asintió, sosteniéndole el rostro con una mano. “Cariño, estoy
bien. De verdad.”
“Más te vale estarlo.”
“Lo estoy.” Aseguraba, buscando sus ojos. “Necesito estar bien para
cuidar de ti y realmente me lo tomo muy en serio porque no veo la hora de
que te recuperes, así que confía en mí, ¿vale? No más bajones de tensión,
falta de sueño ni comidas saltadas. Lo prometo.”
“Hm, muy bien…”
Resignado y con un puchero adornando su boca rojiza, Jungkook asintió,
inclinándose hasta besarle los labios.
✧c.-068

N/A: Sigo sin teléfono propio, así que espero poder subir esto a tiempo.
Este capítulo es una montaña de emociones y entra dentro de mi top,
realmente me enorgullezco de él y lo amo xD
Cap dedicado a fresitaaakoo ♡♡
Hoy os recomiendo ‘The Last Bit Of Us’ de Dean Lewis, ya que me
parece bastante adecuada para este capítulo.

TaeHyung despertó por el fuerte ruido de algo cayendo contra el suelo y


sobresaltándole de inmediato, tanto que podría jurar que el corazón se le
había salido del pecho. Confundido y asustado miró a su alrededor,
encontrando que se hallaba completamente solo en aquella cama donde había
dormido con Jungkook. El corazón acelerado se le paró, buscando al
azabache con la mirada.
“¿Jungkook?” Lo llamó mientras se destapaba, asustado sólo con pensar
que aquel ruido estruendoso había tenido que ver con él. “¿Cariño? ¿Dónde
estás?”
Salió de la cama a toda prisa, comenzando a sudar frío mientras
torpemente abandonaba su habitación y se dirigía al baño, de donde
provenían los pequeños ruiditos que escuchaba. Abrió la puerta sin
pensárselo demasiado, encontrándose al azabache teniendo dificultades para
quitarse la camiseta.
Tan pronto como descubrió que estaba de una pieza y no parecía haber
sangre a su alrededor, suspiró aliviado.
“¿TaeHyung?” Murmuró Jungkook, su cabeza cubierta por la camiseta
que había usado esa noche como pijama, dando tumbos por todo el baño.
“¿Eres tú?”
Entonces, una risita abandonó sus labios, riéndose por la situación.
“Sí, sí eres tú. ¿Te… ¿Te importaría ayudarme? Me he quedado atascado
aquí dentro y creo que en el proceso he tirado algo al suelo, pero no puedo
ver lo que es. Lo siento.”
Su risa incrementó conforme se acercaba para hacer lo pedido, ayudándole
a despojarle de la camiseta.
“Listo.” Sin dejar de reír, lo sostuvo con ambos brazos. “¿Qué pretendías
hacer?”
“Ducharme, pero parece que me he convertido en un chicle gigante y casi
me ahogo a mí mismo…”
TaeHyung rio aún más fuerte. “Qué tonto.. ¿Por qué no me has avisado
para que te ayudase?”
“Porque estabas tan bonito durmiendo que no quería despertarte. Y,
además, que podía hacerlo solo, lo que pasa es que la camiseta de mierda no
ha querido colaborar…”
“Claro que puedes, pero nunca viene mal una pequeña ayudita si la
necesitas y sabes que a mí no me importa dártela.” Le dijo, dirigiéndose hacia
el lavabo para lavarse los dientes.
“Gracias, pero no necesito ayuda.”
“No debes hacer demasiados esfuerzos, acuérdate.”
Un bufido abandonó sus labios. “Créeme, rubito, lo recuerdo todos los
días, pero ya estoy harto.”
TaeHyung puso los ojos en blanco. Comprendía su enfado, pero de esa
forma no arreglaría nada y sabía que era totalmente consciente de ello.
“No llevas ni tres días así, debes ser más paciente… No te has caído de la
bici, Jungkook, te han disparado.” Decía, luciendo un poco preocupado. “Y
fue lo suficientemente grave como para que entraras en coma.”
“Ya lo sé…”
“Pues entonces hazme el favor de tener cuidado y tomártelo en serio.”
Escupiendo en el lavamanos, pidió. “Comprendo que sea desesperante para ti
y ojalá pudiera hacer algo para cambiarlo, pero desgraciadamente no puedo y
tú tampoco vas a conseguirlo siendo tan descuidado.”
Suspirando conforme se secaba la boca y caminaba de vuelta hacia
Jungkook, pasó los brazos alrededor de su cuello. Parecía algo molesto, con
los labios fruncidos y la mirada apagada. TaeHyung odiaba verle así.
Acarició su nuca con la yema de los dedos, oyéndole suspirar también,
antes de encontrarse con sus ojos.
“Sabes que sólo quiero lo mejor para ti y que te recuperes pronto…”
Él asintió. “Sí, claro que lo sé.”
“Si lo sabes, por favor no hagas nada que pueda perjudicarte. No quiero
tener que verte en una cama de hospital otra vez, no lo soportaría,
Jungkook…”
Su corazón se empuñó repentinamente. “Está bien, rubito, está bien…
Seré más cuidadoso.”
Rodeándole la cintura con ambas manos, apretó su piel suavemente por
encima de la tela, oyéndole suspirar.
“¿Lo prometes?”
“Claro que sí.”
Sorbiendo por la nariz, TaeHyung suspiró, algo más satisfecho y calmado,
moviéndose para besar sus labios castamente. Jungkook apretó un poco más
el agarre, acariciando poco después.
“Ya que pretendes cuidarme, ¿por qué no entras en la ducha conmigo?”
Propuso, observándole con una muy sutil sonrisa. “Ya sabes, para evitar que
me resbale o algo por el estilo…”
TaeHyung rio, mordiéndose el labio inferior. “¿Estás seguro?”
“Nunca estoy más seguro que cuando te pido este tipo de cosas, creo que a
estas alturas deberías saberlo.”
“Hm, bueno… Está bien.” Aceptó, aquella respuesta siendo más que
suficiente para convencerle, incluso si realmente no la necesitaba.
De inmediato, Jungkook se apresuró en quitarle la ropa, oyendo a
TaeHyung reír, pues su desesperación era demasiado evidente, haciéndole
parecer ansioso mientras le abría la camisa del pijama.
“Oye, oye, cálmate un poco. Vas muy rápido para simplemente tomar una
ducha.” Le dijo, riendo. “Eres consciente de que sólo haremos eso y nada
más que eso, ¿verdad?”
“Claro…”
Incluso si Jungkook asintió, sus manos moviéndose con rapidez y
despojándole del pijama y el tono de voz tan bajo con el que había hablado lo
delataron, así que TaeHyung le sostuvo el rostro con ambas manos,
obligándole a mirarle.
“Cariño, hablo en serio. Sigues recuperándote de la operación, no
podemos hacer nada de lo que estás pensando, por tu bien.”
En esta ocasión un bufido abandonó sus labios, como si aquello le
pareciera ridículo.
“¿Por mi bien? Pero si estoy perfectamente.”
“Jungkook…”
Las manos del azabache instaladas en el pantalón del pijama ajeno
tuvieron un pequeño encontronazo con las de TaeHyung, que se posaron
sobre ellas. Sólo así, Jungkook le devolvió la mirada.
“¿Qué pasa?”
“¿Puedes prestarme atención y pensar con la cabecita de arriba un
momento? Deja a la de abajo descansar.”
Otro bufido abandonó sus labios. “Te estoy haciendo caso, pero me
encuentro perfectamente. No hay nada de lo que preocuparse.”
“Oh, sí, hay mucho de lo que preocuparse…”
Sólo entonces, resignado, pues sabía que TaeHyung estaba en lo cierto y
debía ser más cuidadoso por muy necesitado en relación a su intimidad que se
encontrase. No cuando la otra opción era terminar de nuevo en una cama de
hospital con todos sus seres queridos llorándole alrededor.
Para el momento en que levantó la mirada, convencido de que necesitaba
pensar en su salud antes que nada, TaeHyung completamente desnudo frente
a él hizo que se le detuviera el corazón por al menos unos segundos.
“¿Qué…?” Con el aire atascado en la garganta y su presión arterial
aumentando, murmuró.
En respuesta, TaeHyung golpeó su barbilla, sonriente. “A la ducha,
venga.”
Y acto seguido, hizo exactamente eso: meterse en la ducha. Jungkook, tras
él, buscando la manera más honorable de recoger su barbilla del suelo y
devolver su corazón a donde permanecía, trago saliva, balbuceando algo
inteligible mientras se despojaba de la ropa interior y seguía a TaeHyung.
Tan pronto como ambos se adentraron en la ducha y el agua caliente
comenzó a caer sobre ellos, TaeHyung llevó las manos a su cabello,
masajeándolo y formando espuma con los dedos y el champú, mirándole con
suma adoración, sonriendo sólo por tenerlo cerca. Este, por su parte,
observaba la inexistente cicatriz en su abdomen.
“¿Cómo es posible que no me haya quedado cicatriz después de la
operación?” Murmuraba. “He visto mucha gente en mi barrio con cicatrices
de impactos de bala y puñaladas marcadas por todo el cuerpo… ¿Dónde está
la mía?”
Una mano del rubio se posó unos centímetros por encima de la pelvis
ajena, rozándola con las yemas. Apenas se llegaba a apreciar una pequeña
marca. “No tienes, los médicos dijeron que quedaría una cicatriz bastante fea
y Mos estuvo convencido de que podría afectar tu autoestima.”
“¿Cómo de fea? Porque tengo mucho amor propio, no cualquier cosa
puede afectarme.”
“Con mucho relieve, desde aquí hasta aquí…” Señaló el pequeño hueco
entre sus pectorales y luego unos centímetros por encima del ombligo.
Jungkook hizo una mueca, conforme se estremecía. “Joder…”
“Piensa que tenías restos cerca de los pulmones y del corazón, así que no
sería una pequeña intervención de nada.” Le recordó, viéndole asentir. “Ian
supuso que luego querrías taparla con un tatuaje, pero mi padre mandó a
llamar a un médico especializado en la cirugía sin huella desde España y él te
operó. Por eso no tienes cicatrices y la recuperación es más rápida.”
“Un momento, un momento… ¿En serio vino desde España?”
TaeHyung asintió, acariciando los huesos de su cadera suavemente.
“Claro. Es el mismo que operó a mi madre.”
“Pues sí que es influyente tu padre…”
De sus labios brotó una risita. “No, no es influyente. Trabajó como
abogado para un hospital durante muchos años y a día de hoy conserva varios
contactos. Entre ellos, el de ese cirujano.”
“Oh, ya veo… Así que tu padre no sólo pagó una habitación privada para
mí, sino que trajo a un cirujano desde la otra parte del mundo exclusivamente
para que no me quedaran cicatrices después de la operación.”
De nuevo, este asintió. “Correcto.”
“Eso quiere decir que me he ganado a mi suegro…”
Otra carcajada resonó en el baño. Mientras reía, TaeHyung aclaró su
cabello con agua caliente, negando.
“Cierra los ojos.” Pidió. Este hizo lo pedido. ‘Te lo ganaste antes incluso
de ser tu suegro, Jungkook, sabes que mi padre te aprecia y está muy
agradecido contigo por todo lo que hiciste por mí y también por mi madre.’
Dijo, viéndole asentir con una pequeña sonrisa. “No le gustó demasiado
enterarse de que te habías convertido en su yerno y acto seguido te metiesen
cinco balas entre pecho y espalda…”
Esta vez fue Jungkook quién rio.
“Entendible, a mí tampoco me pareció justo. Apenas tuvimos tiempo de
organizar nuestra primera cita.”
“No, pero siempre hay tiempo para eso.”
“Cierto.” Asintiendo, se inclinó hasta depositar un casto beso en sus labios
tan pronto como abrió los ojos. “Y ahora que lo dices, Mos quiere que nos
reunamos más tarde en el bar. Dice que tiene algo importante para decirnos…
¿Te apetece ir?”
“Por supuesto, sí. Aunque no puedes beber alcohol, tienes medicación.”
El azabache comenzó a lloriquear, escondiéndose en el cuello de
TaeHyung. “No me lo recuerdes…”
TaeHyung volvió a reír, acariciándole la espalda muy lentamente,
suspirando. Jungkook no tenía ni idea de lo mucho que significaba para él
tenerle así. Tan cerca. Sentir su cuerpo cálido junto al suyo de una manera tan
íntima. Lo que le llenaba el corazón.
Después de casi perderlo para siempre, TaeHyung se sentía agradecido por
las cosas más mínimas.
“No seas tonto, sabes que es algo momentáneo. Podrás volver a tu rutina
pronto, ya lo verás. Sólo debes ser un poquito paciente y aún más constante
con tu medicación.”
Separándose casi a cámara lenta, Jungkook buscó sus ojos. “¿Cómo de
pronto?”
“Muy pronto.” Respondió, notando un brillo inusual en su mirada, lo que
le extraño hasta el punto de fruncir el ceño. “¿Por qué? ¿Qué pasa?”
El gesto del azabache se torció. Ahí, TaeHyung sabía que había algo que
se le escapaba.
Y como si fuera poco, una risita tonta en respuesta le hizo extrañarse aún
más.
“Jungkook…”
“He hablado con Ian sobre el estudio.” Comenzó, hablando con la boca
pequeña, fruncida. “Le dije que me reincorporaría mañana por la mañana.”
TaeHyung quiso ponerse a llorar allí mismo, más pudo controlarse,
simplemente vaciando sus pulmones, cerrando los ojos y asintiendo, para
sorpresa del propio Jungkook, quien no se creía lo que estaba viendo.
“Vale…”
“¿Vale?” Su ceño se frunció, extrañado. “No… ¿No te opones?”
Él volvió a suspirar. “Me opongo, claro que me opongo, cariño, pero
también te conozco lo suficiente para saber que no vas a hacerme ni puñetero
caso.” Dijo. El gesto de Jungkook se torció otra vez.
“Eh, bueno…”
Ni siquiera podía negar lo evidente.
“Ni puñetero caso.” Insistió. “E incluso si me encantaría guardarte en una
cajita de la que no pudieras salir nunca para protegerte, sé que no puedo
hacerlo. Primero porque morirías del aburrimiento, segundo porque es
inhumano, tercero porque necesitas volver a tu rutina para sentirte mejor…”
Sus labios se estiraron en una sonrisita satisfecha.
“…y cuarto porque he amenazado a Ian con cortarle los huevos y pegarlos
en la puerta del estudio con dos cascabeles colgando para que suenen cuando
alguien entre, si te deja trabajar más de lo debido.” Finalizó.
Sorprendido hasta que los ojos casi se le salían de las cuencas, Jungkook
rio, incapaz de ver a TaeHyung como una persona intimidante en absoluto.
“¿Que has hecho qué?”
Sin embargo, la sonrisa que el rubio le dio puso sus vellos de punta.
“Lo que oyes.” Respondió, inclinándose para depositar un casto beso en
los labios ajenos. “Así que ya sabes, nada de sobreesforzarte. Irás poco a
poco, ¿vale? Un par de horas el primer día y luego a casita.”
“¿Tan poco?”
Sus cejas se alzaron. “¿Poco? Dos horas es mucho más de lo que deberías
teniendo en cuenta tu condición, Jungkook.”
“Bueno, vale…”
“Aunque todo depende de ti, si quieres recuperarte rápido o no. Bueno, de
ti y del aguante que tengas, siendo consciente de que seguirás en abstinencia
hasta que yo lo crea conveniente… Ya sabes.”
De inmediato, el azabache se mostró horrorizado. “Dos horas son más que
suficientes, descuida.”
Finalmente, TaeHyung asintió, satisfecho. “Eso mismo pensaba yo.”
Unos minutos después, cuando salieron de la ducha limpios y oliendo a
una mezcla dulce de frutas, cítricos y vainilla, TaeHyung se encontraba
cubierto por el mismo albornoz que Jungkook llevaba, sentado a los pies de
la cama mientras secaba su cabello húmedo con una toalla. Jungkook juraría
quedarse dormido en muy poco tiempo.
“Dios…” Murmuró, cerrando los ojos. El rubio se sintió enternecido por
su expresión relajada. “Me voy a dormir si sigues así, rubito…”
“¿Te relaja?”
Jungkook asintió. “Sí, mucho. Cuando era pequeño y no podía dormir, iba
a la habitación de mi padre y me hacía masajes en la cabeza. Tenía las manos
llenas de durezas, súper secas, pero yo me quedaba dormido en seguida.”
“Eso es adorable, Jungkook… Me imagino una versión pequeñita de ti y
siento que se me derrite el corazón.”
“Pues era un niño insoportable.”
Este rio. “No, claro que no. Tu padre me habló mucho de cómo eras de
pequeño y estoy convencido de que eras adorable. Sobre todo con esa
anécdota tuya desapareciendo en el colegio por unos juguetes.”
Inmediatamente recordando a lo que se refería, una risita avergonzada
escapó de sus labios, meneando la cabeza de un lado a otro.
“Menudo capullo fui… Casi mato del susto a mi abuelo.”
“Un poco capullo sí que fuiste, la verdad, pero me encantó saber que al
final conseguiste los juguetes que querías. Tu padre se esforzó mucho por
comprártelos y eso dice mucho de él. Se ve que te adora.”
Con los labios estirados en una sonrisa llena de anhelo y felicidad,
Jungkook asintió. “Es un gran hombre, igual que mi abuelo.”
TaeHyung también sonrió, sintiendo la tan conocida presión de la
culpabilidad en el pecho. Todavía le dolía en el alma no saber si su suegro, el
padre que Jungkook tanto adoraba, estaba tras el repentino suicidio de Moon
Dakho.
“Debe serlo si ambos te han criado a ti.”
“A mi abuelo le hubiera encantado conocerte, estoy seguro de que te
convertirías en una de sus personas favoritas del mundo.”
“Me hubiese encantado conocerle, también.” Jungkook sonrió, besando el
dorso de su mano. “Te quiero mucho.”
“Yo también te quiero mucho, rubito. Muchísimo. No te haces una idea de
cuánto.”
TaeHyung le devolvió la sonrisa, inclinándose hasta posar los labios sobre
su frente, depositando un casto beso allí y rodeándole los hombros con ambos
brazos. Lo quería tanto que no podía encontrar palabras para expresarlo.
Simplemente no existían.
Vaciando sus pulmones, permaneció en esa postura por unos segundos
más, hasta separarse cuando recordó algo.
“Por cierto… No llegaste a contarme lo que el señor y la señora Lee te
dijeron cuando Aram vino a visitarte al hospital. Acabo de acordarme.”
“¿No? Pensé que te lo había dicho.” Murmuró. TaeHyung negó. “Pues me
dijeron que desde el principio sabían que Aram y yo éramos hermanos, que
no tenía razón alguna para ocultarlo y que jamás se opondrían a cumplir con
mi papel de hermano mayor.”
El rubio sonrió, sintiendo como aquellas palabras arropaban su corazón.
“Qué bien… Cuánto me alegra saber eso.”
“Tú ya lo sabías, ¿verdad? No pareces sorprendido.”
“Sí.” Asintió, dejando escapar un suspiro. Jungkook tampoco estaba
sorprendido tras notar que él no lo estaba. “Lo cierto es que mientras Seojin
estuvo en el hospital, Aram se nos acercó y tuvieron su primer acercamiento.
El señor y la señora Lee luego saludaron a tu padre como si se conocieran de
toda la vida. Me impactó mucho, pero ellos me explicaron que siempre
fueron conscientes de todo.”
“También me lo explicaron, aunque yo ya sabía algunas cosas.”
“Siento no habértelo dicho antes…”
Jungkook movió la cabeza de un lado a otro. “No tienes que disculparte
por eso, rubito, soy consciente de que no te correspondía a ti decírmelo.”
TaeHyung volvió a inclinarse, esta vez besando su mejilla.
“¿Y qué harás con respecto a eso? ¿Se lo dirás a Aram?”
“Sí, lo haré… No veo la hora de contárselo y poder quitarme este puñetero
peso de encima con el que llevo cargando años. Pero necesitaré que el señor y
la señora Lee estén allí, conmigo. Y tú también, por favor.”
“Ni siquiera tienes que pedírmelo, sabes que iré a dónde me pidas sin
pensarlo.”
La sonrisa del azabache se volvió más amplia, dulce. “Gracias, bebé.”
Algunas horas más tarde, cuando estaba anocheciendo y se encontraban en
el bar de Mos, rodeados por los amigos del azabache, Banky y Gemini,
TaeHyung se sentía completamente liberado, aliviado y feliz de verse a sí
mismo otra vez en aquella situación y aún más de hacerlo con Jungkook a su
lado, quien todavía lloriqueaba por una cerveza sin alcohol.
Mos había cerrado el bar para ellos esa noche, aprovechando que era
domingo y no solía abrir normalmente, por lo que no eran más que diez
personas sentadas alrededor de una mesa, charlando y bebiendo.
“…y pues Yibo no ha podido venir porque está en una cita romántica con
su compañero de piso, amigo y hermano, como lo llaman hoy en día, pero
dice que si se animan vienen dentro de un rato.”
“¿Todavía no quieren hacer nada oficial?” Cuestionaba Leedo, dándole un
sorbo a su cerveza.
Siyeon negó. “Aunque es obvio y ni siquiera se molestan en ocultarlo, no,
todavía no quieren. Supongo que es más por la familia de Xiaozhan, que es
bastante más tradicional, pero bueno…”
“Mientras ellos lo tengan claro, el resto da igual.”
“A todo esto, ¿qué era eso tan importante que teníais para contar,
parejita?” Sua se dirigió a Mos y Bank, quienes se mantenían en silencio,
simplemente atentos a la conversación.
TaeHyung movió la cabeza a modo de asentimiento. “Es verdad, habíais
dicho que se trataba de algo muy importante.”
“¿Os vais a casar?”
Tras la pregunta de Jaemin, Mos y Banky lucieron horrorizados, haciendo
al resto reír. Jaemin lució confundido.
“¿Qué he dicho?”
“Mi hermano odia las bodas, para él es como estar dentro de una
pesadilla.” Dijo Fourth, todavía riendo. “Creo que les tiene fobia o algo
así…”
“Banky igual.”
Mos también asintió, tomando la mano del castaño en busca de soporte.
Este entrelazó sus dedos. “Efectivamente, nada de bodas; con tener una
relación seria y monógama es más que suficiente para nosotros dos, no
necesitamos demasiado, ¿cierto?” Banky volvió a asentir. “La noticia que
tenemos para daros es una muy distinta.”
“Súper distinta.”
Ambos se miraron, dejando escapar una risita.
“Pues dadla ya porque me estoy poniendo tan tenso que se me van a salir
los puntos.” Pedía Jungkook, resoplando.
“Si no tienes puntos…” Le recordaba el rubio, quien recibía una mala
mirada por su parte.
“Rubito…”
Este se encogió de hombros. “Bueno, bueno…”
Mos volvía a aclararse la garganta, volviéndose el centro de atención
nuevamente. “Lo que queríamos decir es que esta belleza andante y yo,
hemos tomado la decisión conjunta de comprar el local.”
“¿Comprarlo?”
“Eso he dicho, sí.” Asentía. ‘Seremos socios y tendremos nuestro propio
negocio, que seguirá siendo el mismo bar de siempre, eso por supuesto.’ Se
apresuró a aclarar, viendo así sus miradas llenas de alivio. “Llevo años con
este local alquilado y necesitaba sentirlo como mío de verdad. Mi propiedad.”
“Pero es una increíble noticia, Mos, ¿por qué no me has dicho nada?”
Fourth no pudo no quejarse, abrazando a Banky quien era el más cercano a
él.
Su hermano soltó una risita. “Era una sorpresa para todos…”
“Yo debo decir que la idea de tener un bar no es lo más glamuroso que se
me viene a la cabeza, pero creo que puede ser bastante emocionante.”
“Sí… A ninguno de los dos nos resultaba atractivo mezclar negocios y
pareja en una misma frase, así que es un gran desafío para ambos.” Mos miró
a Banky, quien asentía otra vez. “Hemos acordado que ningún problema del
trabajo influirá en nuestra relación.”
TaeHyung alcanzó la mano de su mejor amigo, quien temblaba como una
gelatina junto a él, dándole un apretón.
“Banky es la persona idónea para abrir un negocio. Es inteligente, muy
creativo y poco ambicioso, dudo que tengáis problemas más allá de elegir una
buena decoración.” Dijo, buscando la mirada de Mos. “Porque, te advierto,
eso no será fácil.”
Este dejó escapar una carcajada, pues parecía saber a lo que se enfrentaba.
“Descuida, lo sé. Tenemos un pequeño acuerdo entre nosotros, él se encarga
de la decoración y yo de las bebidas, así todos estamos contentos.”
“Muy cierto.”
“Pues me alegro muchísimo por vuestro nuevo proyecto, chicos.” Jaemin
palmeó los hombros de ambos nada más levantarse. “Sólo espero que sigáis
contando conmigo para el puesto de camarero…”
“Tú no entras dentro de los cambios, Jaemin.” Le dijo Banky, para alivio
del susodicho.
“Exacto, el puesto sigue siendo tuyo. Aunque ahora tendrás dos jefes en
lugar de uno, eso es lo único que cambia para ti.”
Jaemin besó sus mejillas. “Os amo.”
“Muy bonito todo, todos nos alegramos mucho y estamos super felices,
pero, ¿cuándo brindamos para celebrarlo? Porque hemos venido a eso,
¿verdad? Y yo no veo a nadie levantando botellines de cerveza ni invitando a
cocteles.” Jungkook dijo, luciendo falsamente molesto. TaeHyung no tardó
en darle una mirada llena de advertencia, por lo que sufriendo un escalofrío,
tosió. “El mío sin alcohol, por supuesto…”
Satisfecho, el rubio asintió.
“Yo me encargo de esos cócteles. Os voy a preparar los mejores mojitos
que vais a probar en vuestra vida.” Un muy animado Jaemin dijo, escuchando
a Mos y Banky aclarándose la garganta. “Si mis jefes me lo permiten,
claro…”
“El mío con mucho hielo, por favor.”
Y, recuperando su felicidad, dio un brinquito. “¡Marchando!”
“¡Te ayudo! Quiero aprender cómo hacerlos yo mismo.” Fourth se puso en
pie rápidamente.
Jaemin corrió hacia la barra, cargado de emoción y euforia, pues aparte de
alegrarse por un amigo que consideraba parte de su familia, también
agradecía mantener su puesto de trabajo.
TaeHyung no dudó en abrazar a Banky, sintiéndole mucho más aliviado
tras dar la noticia.
“Qué calladito te lo tenías, ¿eh?”
“No sabes lo que me ha costado quedarme callado… He sufrido más que
en el examen práctico de conducir.” Lloriqueaba, oyéndole reír. “Casi no lo
cuento.”
“¿Y hace cuánto teníais esto planeado?”
“Hm… No mucho, la verdad. Oficializamos nuestra relación poco antes de
que Jungkook ingresara y antes de eso tuvimos una pequeña charla sobre
cómo era tener mi propio negocio. Por el centro de estética, ya sabes.” Kim
asintió. “Se lo propuse a modo de broma, pero nos gustó la idea y hace muy
poquito la retom…”
El ruido de un vaso chocando contra el suelo y estallando sobresaltó a
alguno de los presentes, especialmente a Banky, a quien también interrumpió.
“¿Tan pronto y ya estáis rompiendo va…?” Mos se dio la vuelta, dispuesto
a regañar al causante de aquel destrozo, cuando su voz dejó de sonar.
“¿Mamá?”
E inmediatamente, los demás se giraron, viendo a la mujer junto a la barra,
luciendo angustiada. Fourth, a tan sólo unos metros había sido el culpable de
una copa de vidrio rota a sus pies.
“Hola…” Ella sonrió. “Por fin os encuentro, chicos. No sabes el trabajo
que me ha costado llegar hasta aquí.”
Mos negó. “¿Por qué has venido en primer lugar?”
“Necesitaba volver a veros.”
Un bufido abandonó sus labios, poniéndose en pie. Banky tomó su mano.
“No me joda, señora… ¿Es en serio? ¿Después de todos estos años justo
ahora necesitabas vernos?”
Dando algunos pasos en dirección al mayor de sus hijos, suspiró.
“Escucha, cielo… Sé que estás muy enfadado y no te culpo, pero—”
“No, no estoy enfadado; estoy asqueado de tenerte aquí.” Escupió. “Eres
la última persona a la que me gustaría ver en un momento como este, así que
hazme el favor de largarte por donde has venido. Aquí no pintas nada.”
Sus ojos se llenaron de lágrimas. “Mos…”
“Me voy yo.”
Sin siquiera pararse a escucharla, mucho menos mirarle a la cara, el
pelinegro se alejó por el pasillo en dirección al almacén. Banky no tardó en
ponerse en pie, siguiéndole inmediatamente.
Mientras tanto Fourth, quien a duras penas salía de su shock, caminó hacia
la mujer sin poder creer que estuviera frente a ella una vez más.
“¿Qué haces?” Susurró.
“Yo sólo quiero hablar con vosotros un momento, sólo un par de minutos,
Fou…”
“Fourth.” No tardó en corregirle.
Y ella asintió, avergonzada. “Claro, disculpa.”
“Por qué… ¿por qué ahora? No lo entiendo. Después de tantos años sin
saber nada de ti ni de papá, sin saber siquiera si estabais vivos… ¿Qué te
hace pensar que aparecer ahora tendría algún tipo de sentido?”
“No lo sé, Fourth, yo sólo tengo claro que necesitaba volver a veros
después de la última vez. No puedo volver a marcharme sin saber de
vosotros.”
Sólo entonces, la barbilla del menor tembló. “Pero ya lo hiciste una
vez…”
“Lo sé, lo sé y lo siento como no tienes idea.” Le dijo, tomándole por los
hombros. “Me harías el favor de concederme unos minutos, ¿por favor? Solos
tú y yo. Lo necesito, Fourth.”
Limpiándose las lágrimas traicioneras y tragándose el nudo en la garganta,
negó.
“No, solos no. Lo que sea que quieras decirme puede ser delante de ellos.”
“Bien…”
Jaemin, que se encontraba limpiando el destrozo en la barra, se apresuró a
ofrecerle una silla a la mujer, recibiendo una pequeña sonrisa a modo de
agradecimiento por su parte, antes de tomar asiento frente a su hijo menor.
“Quiere… ¿Quiere tomar algo?”
“No, muchas gracias.” Le dijo. “Estás tan guapo como te recordaba,
Jaemin.”
Él sonrió sin saber muy bien cómo responder a ese cumplido. “Gracias…”
“He oído que tienes un hijo.”
“Lyon, sí… Tiene cuatro años. Es un niño maravilloso.”
“Como su padre.”
Fourth se aclaró la garganta. “Y que lo digas… Muchos deberían aprender
de él, por nada del mundo ha abandonado a su hijo.”
La mujer rápidamente pareció arrepentida. “Entiendo que estés enfadado,
cielo… Sé que tu hermano y tú todavía me guardáis rencor por lo que pasó y
no puedo culparos. Aunque agradezco que tú sí hayas optado a darme una
oportunidad.”
“Yo no te estoy dando ninguna oportunidad. Y no hables como si tuvieras
el derecho de reclamarle nada a Mos, porque sabes muy bien que no lo
tienes.” Escupía, oyéndola suspirar.
“Lo siento, lo siento… Lo que quiero decir es que lamento mucho lo que
pasó. Tu padre y yo nos vimos en una situación desesperante para ambos. No
supimos cómo actuar… Teníamos tantas deudas, tantos problemas que se
amontonaban que simplemente…”
“Huisteis.”
La señora Sopradit asintió, avergonzada. “Exacto, sí…”
Fourth se limpió las demás lágrimas, relamiéndose los labios. Buscó a
Gemini con la mirada, encontrando que este ya le observaba. Preocupado,
angustiado, lleno de impotencia.
“Así que os visteis con el agua al cuello y la decisión más inteligente que
tomasteis fue actuar como dos cobardes, abandonar a vuestros hijos y
marcharos sin mirar hacia atrás, ¿no es así?”
“Cariño…”
“Eres profesora de Derecho Fiscal, mamá, ¿y no te has parado a pensar en
que lo que hicisteis fue un puto delito?” Le recriminaba. “Dejar a dos
menores de dieciséis y ocho años completamente solos, sin nadie para
cuidarlos… Tantos años aprendiéndote la ley para luego ignorarla. Me daría
vergüenza ser tú.”
Las lágrimas también la traicionaron.
“Fourth, por favor…”
“¿Y papá?”
“No lo sé, nos divorciamos hace muchos años. Cada uno tomó su propio
camino cuando todo empeoró.” Explicó. “Yo volví a trabajar en un
supermercado al norte de Tailandia y a él le perdí la pista… Llegué a Corea
de nuevo hace menos de un año, cuando me ofrecieron el puesto que cubro
ahora. Por eso estoy aquí. Estoy intentando hacer las cosas bien ahora, por ti,
por tu hermano y por mí.”
Lentamente, él meneó la cabeza a modo de negación, cediendo a sus
lágrimas. “Es que no… Ya no, mamá, ya no hace falta.”
Ella sorbió por la nariz. “Pero sois mis hijos, Fourth…”
“Dejamos de ser tus hijos en el momento en que cruzasteis esa puerta.”
Dijo, haciendo referencia a su antiguo hogar. “¿Sabes cuántos años estuve
soñando con el momento en que volvierais a casa? Con cenar todos juntos,
con pasar mi cumpleaños, Navidad… Pero no. Nunca volvisteis y yo perdí la
esperanza con el paso de los años.”
“Fourth…”
Sin embargo, este continuó hablando. “Pasé tanto tiempo soñando con
tener a mi familia de vuelta, que ya no me importaba nada, mamá. Escuchaba
a mi hermano llorar todas las noches, asustado, preocupado… Preguntándose
cómo narices me cuidaría si no teníamos nada.”
Un sollozo resonó.
“Lo siento tanto…”
“Mos era un niño aterrado cuidando de otro niño, pero él nunca me dejó.
Jamás me abandonó incluso si en muchas ocasiones debía quedarse sin comer
por alimentarme a mí.” Susurraba, limpiándose las lágrimas con manos
temblorosas. “A pesar de que no os tenía a vosotros, siempre lo tuve a él.”
La mujer sollozó, tapándose el rostro con ambas manos, mientras él
trataba de mantenerse sereno, impasible, incluso si también lloraba.
“Lo siento…”
“No tienes nada que sentir, mamá. Ya no.” Le dijo. “Porque gracias a que
has vuelto sé que no te necesito y en realidad nunca lo hice.”
“Fourth…”
El susodicho se puso en pie, respirando hondo.
“Me alegro de que tu vida haya mejorado y vuelvas a ser esa mujer exitosa
que siempre soñaste ser, señora Sopradit. Me alegro en serio.” Dijo,
sonriendo con el dolor de su corazón. “Espero que continúe cumpliendo los
sueños que siendo mi madre no pudo y deseo que todo le vaya genial.”
“No, no digas eso, cielo, no es así.”
Su sonrisa se ensanchó. “Realmente ya no me importa. No quiero
guardarle rencor porque sé que no merezco vivir así, porque mi hermano me
ha dado la mejor educación posible para saber diferenciar lo que es bueno
para mí y lo que no.”
Buscó sus ojos a través de las lágrimas, relamiéndose los labios.
“Él es la familia que siempre soñé tener y la única que necesito para ser
feliz.” Insistió. “Así que por favor, márchese para que pueda volver… Antes
de que llegara estábamos celebrando algo muy importante que no le permitiré
arruinar por nada del mundo. Hoy es el día de Mos.”
Eso sí pareció entenderlo, del mismo modo en que comprendió que Fourth
no cedería y allí simplemente estaba perdiendo el tiempo. E incluso si dolía y
el arrepentimiento ni siquiera hacía justicia a cómo se sentía, era consciente
de que no tenía derecho alguno sobre ellos. Que no podía reclamarles nada.
Se marchó con la cabeza gacha y los ojos de lágrimas, asintiendo hasta
desaparecer por donde había venido.
E inmediatamente, alguien sollozó. Todos dejaron de mirar la puerta para
enfocarse en Jaemin, quien se limpiaba las lágrimas con manos temblorosas.
“Perdonad, es que eso que has dicho es tan bonito, Fourth…” Decía,
balbuceando.
Este rio en medio de su propio llanto.
“Sí… La verdad es que ha sido super bonito.” La voz de Mos sonó,
apareciendo por el pasillo con una muy sutil sonrisa, acercándose a su
hermano menor con Banky tras él. Tan pronto como llegó frente a Fourth, le
abrazó. “Estoy muy orgulloso de ti, bicho. Siempre lo estaré.”
“Más te vale, porque soy el único hermano inteligente de los dos…”
Los presentes rieron también.
Gemini se acercó a TaeHyung disimuladamente.
“Oye… Y, ¿quién es el inteligente de nosotros dos? Así, por
curiosidad…”
“Yo.”
Y él asintió, porque tampoco podía discutirlo cuando se lanzaba de cabeza
al peligro constantemente. “Ah, vale…”
✧c.-069

N/A: Capítulo agridulce pero que, siendo bastante honesta, es de mis


favoritos también xD
Cap dedicado a BANGTANVJEON ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Loveholic’ de mi banda favorita a la que amo tanto,
DAY6.

El lunes por la mañana, TaeHyung había vuelto a su rutina con el corazón


en un puño, pues Jungkook también lo había hecho y pensar en el azabache
trabajando mientras se recuperaba de la operación, le ponía un poco nervioso
incluso si de negaba a decirlo en voz alta.
Y es que no quería sonar egoísta ni siquiera consigo mismo, pues saber
que Jungkook se sentía lo suficientemente bien para retomar su rutina tras
algo tan trágico como lo que le había sucedido, era algo que realmente le
hacía feliz, pero no podía evitar sentirse intranquilo, temeroso de que su
recuperación se viera afectada.
“Entonces, ¿te veo en el restaurante de siempre o tienes planes?” Banky
quiso saber, sonando falsamente molesto desde la otra línea.
No había tenido tiempo de reunirse con su mejor amigo, padre o hermano
desde que salió del hospital, sufriendo las consecuencias de la carrera y sus
faltas constantes más fuertes que nunca.
Él soltó una risita. “Allí estaré, no te preocupes. Empiezo a pensar que tal
vez esté dejándote un poco de lado y eso le preocupa. Lo siento.”
“No digas tonterías, sabes que no te reclamaría algo como eso en serio.”
“Lo sé, lo sé, pero aún así quiero que pasemos tiempo juntos. Echo de
menos almorzar mientras te escucho quejarte por la carrera que has decidido
escoger.”
Banky rio en voz alta. “¡Será posible!” Chilló, haciéndole reír más fuerte.
“Yo también echo de menos eso, pero no me quejo tanto… ¿O sí?”
“Nah, sólo un poquito. Lo suficiente.”
“Eso pensaba…” Suspiraba, aliviado. “Bueno, voy de camino al
restaurante, te espero aquí, ¿vale? No tardes.”
TaeHyung emitió un sonidito afirmativo. “Ya mismo salgo de la
universidad y nos encontramos allí.”
“Perfecto, pues hasta dentro de un rato, corazón. Te quiero.”
“Yo más. Adiós.”
Finalizando la llamada junto a una sonrisita dulce, suspiró. Se sentía bien
saber que todo poco a poco volvía a la normalidad.
Caminó por el pasillo a paso lento, manteniendo la vista fija en el teléfono,
donde leía algunos mensajes de Jungkook que había recibido hacía poco
tiempo.
Jungkook:
Rubito, ya he terminado de trabajar pero me quedaré con Ian en el
estudio un rato más.
Prometo ser cuidadoso.
Sus labios se estiraron en una sonrisita, dispuesto a escribirle de vuelta,
cuando la mención de su nombre en boca ajena le hizo desconectar. Esta
provenía de unos estudiantes en el interior del aula más cercana, por lo que se
detuvo por simple curiosidad.
“He escuchado que el novio de TaeHyung despertó del coma hace unos
días y ahora se está recuperando.”
Alguien bufó. Un estudiante al otro lado del aula. “Pobre chico… La mala
suerte que ha tenido sólo por salir con el hijo del alcalde.” Decía,
lamentándose. “Hay que aprender a elegir mejor…”
TaeHyung no tardó en sentirse insultado, muy ofendido y aún más
molesto, pero se mantuvo entre las sombras.
“¿Qué quieres decir con eso? Ni que él tuviera la culpa.”
“Bueno… Sólo de manera indirecta. Ambos, en realidad. Yo
personalmente no saldría con alguien cuyos enemigos pueden matarme en
cualquier momento.”
Una de las chicas suspiró, viéndose pensativa mientras el nudo en la
garganta de TaeHyung no hacía nada más que crecer.
“A ver, un poco de razón sí que tienes…”
“Claro.” Asintió, mirando a aquella que no estaba tan de acuerdo con él.
“¿Acaso tú saldrías con un narcotraficante sabiendo que por ello tu vida está
en peligro?”
“No, por supuesto que no, pero TaeHyung no es ningún narcotraficante,
Jun.”
“Es el hijo del alcalde. Un alcalde con cientos de enemigos que
probablemente aumenten con el paso del tiempo.” Le recordaba. “La gente
está mal de la cabeza.”
La otra chica volvía a asentir. “Tristemente, lo que Jun dice es cierto. El
señor Kim se ha ganado muchos enemigos, sino mira al excandidato, Moon
Dakho. Intentó matar a su hijo desde la cárcel… ¿Qué no hará alguien que
tiene toda la libertad del mundo?”
“Y si encima hay gente inocente de por medio, como ese tal Jungkook,
con mas razón lo que digo es cierto.”
“Sí… La verdad es que ese pobre muchacho ha tenido mala suerte. Ojalá
que si siguen juntos no se repita algo así, porque sería una lastima.”
El único varón en el aula dejó escapar un bufido. “Mucho pides tú…”
“No sé… Yo creo que estáis llevando una tragedia por otro camino que no
tiene nada que ver.” Decía ella, la única en salir en defensa del rubio,
suspirando. “Ni siquiera nos incumbe.”
“Si nada nos incumbiera no existirían los programas del corazón, cielo.”
Otro bufido sonó.
Sólo entonces, TaeHyung, quién decidió no querer seguir escuchando por
el bien de su salud mental en quiebra y la culpabilidad que volvía a adueñarse
de sus sentidos después de varios días soportando la resaca emocional,
abandonó el pasillo como si de un zombie se tratase, arrastrando los pies.
Nunca se había parado a escuchar opiniones ajenas, pues sabía que no le
hacían ningún bien; pero ahora era distinto. Ahora, con un simple comentario
que pudiera avivar lo mal que se había estado sintiendo durante los últimos
quince días del mes, bastaba para que se cuestionarla cualquier cosa.
Quizás ellos tenían razón. Quizás Jungkook siempre estaría en peligro si
continuaba a su lado. Incluso si no era culpable de nada. Él lo estaría.
Abandonó la universidad desolado, sintiéndose observado, diminuto y
sumamente ridículo por creer que las cosas serían diferentes. Con el hueco en
su pecho creciendo hasta que prácticamente no podía respirar. Estaba harto de
pelear consigo mismo por quién era más fuerte, si él o su dichosa mente.
En especial porque ambos perdían al mismo tiempo.
Al cabo de media hora, cuando ya se encontraba en el restaurante con
Banky frente a él y tenía su almuerzo delante, TaeHyung no podía dejar de
pensar en lo que escuchó y en cómo esto le había afectado.
“…así que hemos decidido incluir un servicio de masaje capilar chino que
es muy popular en las redes sociales hoy en día.” De fondo, escucha la voz de
Banky comentarle. “Mi hermana será la primera en probarlo para darme su
visto bueno, sabes lo mucho que le gustan esas cosas.”
“Sí…”
“Oh, y también he encargado un chaise longue tapizado en terciopelo
negro para la sala de espera, como ese que tenéis en la biblioteca de vuestra
casa.”
“Qué bonito…”
“A la chica que ha empezado a trabajar allí le encanta, dice que con su
primer sueldo piensa comprarse uno.” Dijo, dejando escapar una risita,
mientras el rubio simplemente asentía.
No era un secreto que TaeHyung apenas le escuchaba, manteniendo su
vista al frente y la mirada perdida, algo en lo que Banky recayó poco
después, notando que tampoco había tocado su comida favorita, mientras él
ya casi acababa.
Aquello le extrañó, pues ese era uno de los pocos platos que su mejor
amigo devoraba casi sin pestañear y que apenas hubiera probado bocado,
resultaba preocupante.
“¿Se puede saber qué te pasa?” Quiso saber.
TaeHyung parpadeó tan pronto como los dedos de Banky se pasearon
frente a su rostro, sacándolo de la pequeña burbuja en la que voluntariamente
entró.
“¿Eh? ¿Qué ocurre?”
“Eso mismo me gustaría saber a mí, corazón. Llevas así, ido y con la
cabeza en cualquier parte desde que llegaste y ni siquiera has tocado tu
comida. ¿Pasa algo?”
Lentamente, este negó, tragando el nudo instalado en su garganta. “No, no,
nada…”
Y como era de esperar, Banky no creyó nada en absoluto.
“¿Seguro? Mira que nos conocemos…”
Sólo entonces, dejando escapar un pequeño suspiro, conforme sentía la
presión en su pecho aumentar, TaeHyung soltó las palabras que terminarían
por romperle el corazón definitivamente.
“Voy a romper con Jungkook.”
“¿Qué?”
Para el castaño escuchar aquello fue equivalente a recibir un jarrón de
agua fría directo al rostro, parpadeando, confundido, mientras se decía a sí
mismo que lo más seguro era que hubiera escuchado mal. Sin embargo, supo
que no había sido así cuando TaeHyung agachó la cabeza y el dolor brilló en
sus ojos.
“¿Por qué vas a romper con él?” Quiso saber, luciendo preocupado. “¿Qué
ha pasado? ¿Te ha hecho algo? ¿Dicho?”
TaeHyung se apresuró en negar. “No, no…”
“¿Tenéis problemas de convivencia? Pensé que todo iba bien entre
vosotros.”
“No es nada de eso, Bank, de verdad… Jungkook es increíble,
maravilloso. Es el hombre de mi vida y lo amo… El problema soy yo.”
Admitía finalmente, llenándose los pulmones de aire.
Por supuesto, su aclaración no hizo más que confundir al castaño. “No te
sigo, cielo… ¿Tú por qué?”
“Porque tengo miedo de que vuelvan a hacerle daño por mi culpa.”
Banky comprendió al instante, dejando escapar un pequeño suspiro,
mirando a su mejor amigo con pesar. Sabía que tarde o temprano algo así
terminaría pasando.
“Nada de lo que sucedió es tu culpa, TaeHyung. Tú no disparaste a nadie,
no apuntaste a tu propio novio con un arma.”
“No, yo no disparé, pero sí que era el objetivo en primer lugar.” Señaló,
algo que era demasiado obvio. “Y no sé si pasará de nuevo, no sé si hay
alguien lo suficientemente mal de la cabeza entre toda esa gente que odia a
mi padre, como para querer meterme una bala entre ceja y ceja.”
“TaeHyung…”
“Lo único que sé es que quiero a Jungkook y él me quiere a mí. Tanto que
no dudaría interponerse si eso vuelve a pasar.” De un momento a otro, su
rostro estaba lleno de lágrimas, empapado. Y él, llorando silenciosamente,
negó. “Y yo no puedo permitirlo, Banky, no puedo sentir que se me va otra
vez.”
El mencionado asintió, entendiendo cómo se sentía a la perfección,
alcanzando sus manos por encima de la mesa y apretándolas suavemente,
volviendo a vaciar sus pulmones.
“Sé que estás asustado por todo lo que ha pasado, TaeHyung, y no te
culpo. Nadie lo haría, pero esa no es la solución.”
“Sí que lo es.”
“No, corazón, no lo es.” Insistía, negando. “Dejar a Jungkook no va a
cambiar nada, ni siquiera el hecho de que volvería a ponerse delante de mil
balas por ti. Alejarte de él, terminar vuestra relación no hará que él deje de
quererte.”
Más lágrimas empaparon su rostro, sollozando silenciosamente. No podía
soportar el dolor que le martillaba el pecho sin cesar. Estaba tan cansado.
“Pero sí que su vida deje de correr peligro por mi culpa, Banky.”
“No es tu culpa, joder, TaeHyung, entiéndelo de una vez.” Le dijo,
obligándole a que este le mirase a los ojos. “Nadie disparó a Jungkook
intencionalmente, tú eras el objetivo y él se cruzó. Del mismo modo en que tú
lo harías estando en su lugar, o yo, o tu hermano e incluso tu padre.
Cualquiera que te quisiera lo suficiente para protegerte.”
El rubio sollozó. Sus manos temblorosas fallaron a la hora de quitarse las
lágrimas. “Lo sé, por eso tengo que alejarme, Banky… Para poder protegerle
yo a él también.”
“¿Acaso te vas a alejar de todos los que te rodean?”
Él negó. “No… Tú no serías tan estúpido como para ponerte delante de
una pistola por mí.”
“No hay forma de que puedas asegurar eso, TaeHyung.”
“Pero lo sé.” Dijo, siendo capaz esta vez de quitarse las lágrimas.
Banky apretó sus manos. “No, no lo sabes. Estás tomando decisiones a la
ligera y comprendo que lo haces porque tienes miedo, pero nada de lo que
hay en tu cabeza es la solución a tus problemas.”
Lentamente, TaeHyung negó, saliendo del agarre y tomándose el rostro
con ambas manos. Respirando hondo, frotando los restos de lágrimas contra
sus mejillas.
“Es que ya no puedo más, te prometo que es demasiado para mí, Bank…
No lo soporto.” Decía, con una expresión amarga. “He perdido a mi madre, al
señor y a la señora Bang y casi pierdo a mi novio en un plazo menor a dos
años. Estoy cansado. Yo no… No soy tan fuerte, ¿sabes? No… No puedo.”
“Cielo—”
“Sentí que mi vida se acababa cuando pensaba en la posibilidad de
Jungkook no despertando nunca.” Añadió. “No estoy dispuesto a pasar por
eso otra vez.”
Otro suspiro abandonó los labios de Banky, quien con una mirada hastiada
enfrentó al rubio por tercera vez. “Lo sé, TaeHyung, créeme que lo sé. Sólo te
digo que pienses muy bien lo que vayas a hacer, ¿vale?”
Él sabía que TaeHyung era difícil de convencer, que cuando tenía una idea
metida en la cabeza, nada ni nadie podía hacerle cambiar de opinión. No
escuchaba y difícilmente razonaba si no llevaba la razón. Era complicado,
especialmente cuando auto dañarse era el concepto principal. A eso nadie le
ganaba.
Por eso mismo, cuando se puso en pie, agarrando sus cosas y dejando
algunos billetes sobre la mesa, Banky supo que no había vuelta atrás.
“Ya lo he pensado.” Dijo, colgándose el bolso al hombro. “Y por
desgracia esta es la única opción que tengo.”
“TaeHyung…”
“Tengo que irme, debo hablar con Jungkook lo antes posible.” Le cortó,
tragando el nudo en su garganta. “Hablamos en cuanto llegue a casa, ¿vale?
Gracias por escucharme.”
El castaño negó. “No tienes que agradecerme por eso…”
“Bien. Te quiero, adiós.”
“Espera, TaeHyung, hazme el favor de pensar las cosas, no seas tan
impulsivo.” Pedía nuevamente, conforme este se alejaba en dirección a la
salida. Por supuesto, incluso si le escuchaba, prefería ignorarlo. “TaeHyung,
por Dios…”
Una vez no hubo rastro del susodicho, Banky resopló, frotándose el rostro
con ambas manos. Tal vez la opción más sensata era ir tras él e impedirle
tomar aquella decisión, pero conocía a TaeHyung lo suficiente y comprendía
tan bien su miedo, su dolor y su angustia, para saber que nada de lo que tenía
para decirle serviría. O al menos, no de su boca.
Suspirando, no dudó en buscar su teléfono sobre la mesa, tomándolo e
inmediatamente acudiendo a su segundo contacto de emergencia en la lista,
llevándoselo a la oreja.
Un pitido, dos pitidos, tres…
“Belleza, hola.” La voz de Mos sonó casi de inmediato.
“Mi amor… Oye, mira, necesito que me hagas un favor urgente.”
Aclarándose la garganta, dijo. “¿Podrías llamar a Jungkook lo más pronto
posible y decirle de mi parte algo? No puedo darte muchos detalles ahora,
pero es importante. Por favor.”
Con el ceño fruncido, Mos asintió, incluso si Banky no estaba mirándole.
“Claro, ¿de qué se trata?”
“Verás…”
En otra parte de la inmensa Seúl, tan sólo unos minutos después, Jungkook
salía al callejón del estudio para escuchar mejor a la persona con quien
mantenía una conversación por teléfono, riendo entre dientes incluso si tenía
el corazón acelerado.
“De acuerdo, de acuerdo, gracias por avisarme… Ya te llamaré.”
“Vale, dime si todo va bien.” La otra persona murmuró. Él asintió a pesar
de que no estaban cara a cara y, por ende, no podía verle. “Te dejo,
Jungkook, han llegado algunos clientes.”
“Hasta luego…”
Una vez colgó, dejó escapar un suspiro mientras guardaba su teléfono de
vuelta, no tardando en reconocer el coche de TaeHyung cuando lo vio apenas
aparcando frente al estudio. Su pequeña sonrisa se hizo más amplia, segundos
antes de interceptar al rubio saliendo de él y buscándolo con la mirada.
Sin embargo, conforme este se acercaba poco a poco, encontró que, por su
expresión, no parecía querer estar allí.
“Pero bueno, rubito, qué sorpresa… ¿Has venido para asegurarte de que
no trabajo más de la cuenta?” Bromeó, sonriéndole tan pronto como este
llegó a su altura.
TaeHyung apretó los labios. Realmente parecía estar angustiado por algo.
“No. En realidad, he venido para hablar contigo sobre algo importante.”
“Huh… No me gusta cómo suena eso.” Torciendo el gesto, dijo, todavía
con un tono jocoso de voz. “¿De qué se trata?”
Este dejó de observarle al momento de abrir la boca, evitando mirarle a los
ojos. “De mí. De ti y de mí, para ser exactos. De… de nosotros.”
Carraspeaba, huyendo de la confusión que su rostro reflejaba. “Creo que nos
hemos precipitado con todo esto, que vamos demasiado rápido…”
“No te sigo, rubito.”
TaeHyung tomó una respiración profunda.
“Deberíamos romper.”
Y la sonrisa de Jungkook se borró inmediatamente, convirtiéndose en nada
más que un ceño fruncido y una expresión repleta de incredulidad.
“¿Disculpa?”
“Sí, eso… Creo que es lo mejor para los dos.” Con sus manos sudorosas y
temblando, se vio obligado a abrazarse a sí mismo. “Siento que es muy
pronto y realmente no somos tan compatibles como yo creía, ¿sabes?”
El azabache negó. “No, no lo sé. ¿A qué viene todo esto, TaeHyung?”
“Ya te lo he dicho…”
“No, la razón real, no la excusa absurda que estás intentando venderme.”
Manteniendo el ceño fruncido, quiso saber. “Es imposible que me digas esto
cuando hace dos días bromeábamos porque tu padre se había gastado más
dinero en mi estancia en el hospital que en tu propia comunión.”
TaeHyung sintió como se le encogía el corazón, luchando por parecer
impasible.
“Lo siento… No lo sé, supongo que me he dado cuenta de que quizás no
estaba ten enamorado de ti como lo creía.” Murmuró, el nudo en su garganta
ensanchándose hasta el punto en que le costaba respirar.
Jungkook estuvo a punto de dejar escapar una carcajada.
“¿En serio me lo dices, TaeHyung?” Bufó, viéndole asentir.
“Sí, lo siento mucho, de verdad…”
“¿Lo sientes? No eres creíble en absoluto, TaeHyung, ¿a quién narices
quieres engañar?” Dando un paso más cerca de él, le obligó a apoyarse contra
el muro más cercano, quedando entre este y su cuerpo. “Te he visto llorar. He
sido el causante de que terminaras suplicando que por favor no volviera a
interponerme entre ninguna puta bala y tú.” Lo señaló.
Su barbilla tembló, los ojos llenos de lágrimas que luchaba por contener.
“Jungkook…”
“Has conseguido que sacaran a mi padre de la cárcel sólo para que pudiera
venir a verme.” Continuó diciendo, sin apartar la mirada de él. “Pasaste
noches sin dormir, te saltaste todas las comidas sólo porque no podías
soportar el hecho de que iba a morirme, TaeHyung. ¿Y resulta que no me
quieres tanto como pensabas?”
Las lágrimas empaparon su rostro de nuevo, sintiéndose adormecido por el
dolor. “Lo siento… No… No pretendía que las cosas resultaran así…”
“¿Así? ¿Así cómo?” Entrecerrando los ojos, cuestionó. “¿Crees que no te
conozco? Que no sé por qué estás haciendo todo esto… ¿Piensas de verdad
que soy tan imbécil?”
“No… No, claro que no, Jungkook.”
“Pues entonces no me trates como a uno, TaeHyung.” Le dijo, su molestia
saliendo a la luz. “Y sobre todo no me hagas creer que no te importo sólo
para intentar protegerme, porque no funciona.”
“Jungkook…”
Este sostuvo su rostro con ambas manos, colocando el dedo índice sobre
sus labios. “No, escúchame primero.” Pidió, obligándolo a mirarle a los ojos.
“Que tengas miedo no es una excusa para salir corriendo y dejarme atrás,
porque eso no va a cambiar el hecho de que yo siempre haré hasta lo
imposible por ti. Sin excepciones.”
“Yo no—”
El dedo sobre sus labios se presionó algo más fuerte, mandándolo a callar.
“Romper conmigo no hará que deje de quererte porque así no funcionan
las cosas, TaeHyung. Eres la persona de la que estoy enamorado, lo que más
me importa en el mundo, no hay día en el que te mire y piense que eso vaya a
cambiar en cualquier momento. Porque te quiero.” Apenas susurró, viendo
como los ojos ajenos se llenaban de lágrimas nuevamente. “Y no me
arrepiento de nada de lo que he hecho, nada en absoluto.”
Aquellas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Él las atrapó,
eliminándolas.
“Sé que me quieres de la misma forma, no tengo dudas. También sé que
tienes miedo de que algo como lo que sucedió vuelva a pasar y no te culpo,
pero dejarme no es la solución, rubito.” Decía, acariciando su piel húmeda.
“Rompiendo conmigo no conseguirás protegerme, sólo me harás daño y te lo
harás a ti mismo.”
TaeHyung dejó escapar un pequeño sollozo, meneando la cabeza de un
lado a otro. ¿Hasta qué punto dejaba de doler tanto? ¿Cuándo se acababa el
sufrimiento y empezaba la vida de color de rosa que realmente merecía vivir?
¿Cuándo?
Los dedos del azabache le apartaron el cabello que impedía ver sus ojos,
dándole una pequeña sonrisa cuando pudo encontrarse con ellos finalmente.
Una sonrisa que hizo estragos en su pobre corazón malherido. Estaba tan
cansado, tenía tantísimo miedo… Que ya no podía encontrar sus propias
fuerzas en ningún sitio.
“Aunque si estoy equivocado y realmente no me quieres, entonces eres
libre de marcharte. No te detendré ni haré nada para impedírtelo.”
Otro sollozo resonó en aquel callejón, antes de que TaeHyung se
abalanzara sobre él y lo envolviera entre sus brazos con las pocas fuerzas que
le quedaban, aferrándose a él, rompiéndose allí mismo.
“Lo siento, lo siento…” Decía, escondiéndose en su cuello. “Lo siento
mucho…”
Jungkook envolvió los brazos a su alrededor, apretándole. “Está bien,
rubito.”
“Te quiero y por nada del mundo querría dejarte, es sólo que tengo… T-
Tengo tanto miedo, Jungkook… Y estoy tan cansando de tenerlo, de sentir
que por mi culpa alguien podría hacerte daño.”
“No es tu culpa, TaeHyung, nunca lo será. Tienes que grabarte eso en la
cabeza, por favor.”
“No puedo…”
Separándose sólo para mirarle el rostro, le quitó las lágrimas. “Sí que
puedes, por supuesto que puedes. Jamás alguien que me cuida como tú lo
haces podría ser el culpable de que me hagan daño. No importa si son
enemigos de tu padre; no es tu culpa.”
“P-Pero…”
“No.” Volviendo a acunar su cara, negó rotundamente. ‘Para de tratarte a
ti mismo como si hubieras disparado esa pistola. No es justo, no lo mereces y
odio que lo hagas. Quien trató de hacerte daño me lo hizo a mí, pero está
muerto y sus secuaces en la cárcel. Se acabó, TaeHyung.’ Le dijo. “Si hay
más, si no los hay, no es algo en lo que debamos pensar cada día de nuestras
vidas porque no es justo.”
Y, aún llorando y con el corazón en un puño, asintió. “Bien…”
“Prométeme que dejarás de martirizarte con esto, por favor.”
“Lo haré.”
“Promételo, rubito. Es lo único que te pido.”
De nuevo asintiendo, murmuró: “Lo prometo, de verdad.”
“Muy bien.” Asentía él también, abriendo los brazos para enviarle una
invitación muy clara. “Ven aquí, anda.”
E inmediatamente este lo hizo, internándose y rodeándole el cuello con
ambos brazos, respirando hondo, sintiéndose calmado, tranquilo y agradecido
porque Jungkook no le hubiera permitido seguid adelante.
“Te quiero.”
“Yo también te quiero, rubito. Muchísimo.” Susurró, besando su sien.
“Nunca me cansaré de decírtelo.”
“Más te vale…” Ambos rieron suavemente, antes de que este se separase.
“Vámonos a casa, por fa. Llevas más tiempo trabajando del que deberías, no
creas que no me he dado cuenta…”
Jungkook rio más fuerte, accediendo aún así. “Vale, vale… Nos vamos
ya.”
Tan pronto como este se alejó de él, con intenciones de entrar en el estudio
otra vez, TaeHyung sostuvo su mano, impidiéndoselo.
“Espera un momento.”
“¿Qué? ¿Qué pasa?”
“Te lo ha dicho Banky, ¿verdad?”
Y él le sonrió. “Afortunadamente, sí.”
TaeHyung le devolvió la sonrisa, acercándosele para depositar un casto
beso en sus labios. “Siento haberte dicho que no te quería… Sí que lo hago,
muchísimo.” Dijo, quitando los restos de brillo labial que había dejado sobre
estos. “Te lo recompensaré.”
“No hace falta, rubito… Pero te tomo la palabra.” Guiñándole un ojo,
murmuró. “Espera aquí, vuelvo en seguida. Iré a por mis cosas.”
Él asintió, viéndole marcharse y respirando hondo, no tardando en sacar su
teléfono una vez se halló a solas. Tenía un mensaje de Banky sin leer,
bastante reciente.
Banky Universaly:
Lo siento, cariño.
Su sonrisa aumentó.
TaeHyung:
Gracias, eres el mejor. Te quiero mucho.
Unos minutos después, Jungkook salía por la puerta, con su bolsa del
trabajo cruzada sobre el pecho.
“Ya estoy, ¿nos vamos?”
“Sí, vamos.” Y, tan pronto como se le acercó, este rodeó sus hombros.
“Hoy eliges tú la cena… Ya puedes pedir pizza.”
Jungkook dejó escapar un sonidito de victoria, besándole la sien casi como
un impulso. El corazón de TaeHyung se sintió más vivo que nunca, saltando
de felicidad contra sus costillas.
Podría tener todo el miedo del mundo, sin embargo, nada se comparaba a
cuánto lo quería.
✧c.-070

N/A: Este capítulo me pone muy, muy sensible y lo amo mucho xD


Cap dedicado a kaiiweqq ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Watch Me Burn’ de Michele Morrone, gracias al
Descubrimiento Semanal que hoy decidió bendecirme después de mucho
tiempo.

“¿Esta o esa?”
Jungkook apareció frente a TaeHyung semidesnudo, únicamente vestido
con unos pantalones oscuros y su mueca inconfundible de nerviosismo. Al
mismo tiempo, sostenía en alto dos camisas, una a rayas y otra
completamente lisa.
TaeHyung señaló la segunda. “Esa.”
“¿Y por qué esta no?”
“Bueno, pues póntela.” Accedía, pues en realidad no suponía un problema.
Sin embargo, esa no era la respuesta que Jungkook quería oír, demasiado
nervioso como para ser razonable en absoluto.
“Pero, ¿cuál de las dos me queda mejor?”
“Las dos, Jungkook.”
“No, las dos no, porque acabas de señalar esa de ahí.” Dijo, meneando la
camisa sin ningún estampado.
TaeHyung respiró hondo.
“Porque me gusta más, pero las dos te quedan bien. Estás muy guapo con
cualquier camisa.”
“Con cualquiera no, yo quiero saber si esta o esa.”
“Jungkook, por Dios…”
Estaba a punto de echarse a llorar allí mismo.
El azabache hizo un puchero, mirando ambas camisas con decepción.
“No te gusta ninguna, ¿verdad? Las dos son feas.” Asumía, con los ojos
brillantes. “Si es que, ¿quién me manda a mí a comprarme camisas? Si no uso
la ropa de cuándo tenía once años porque no me cabe… Si voy desnudo
porque no tengo pijama…”
“Estás siendo muy dramático, cariño, te he dicho que…” Se apresuró en
decir, queriendo hacer más amena la situación, cuando recayó en lo que él
había dicho. Su ceño se frunció. “Espera, ¿no tienes pijama?”
Jungkook negó. “Ni uno solo.”
“¿Y por qué no?”
“No lo sé.” Respondía, encogiéndose de hombros.
TaeHyung optó por ignorar aquello, meneando la cabeza de un lado a otro
para enfocarse en el verdadero problema: los nervios de Jungkook que le
hacían actuar como un Golden Retriever de camino a su primera vacuna.
Adorable, pero no tan adorable si eso significaba que él realmente estaba
sufriendo.
“Bueno, da igual, lo que quiero decir es que las dos camisas que has
comprado son muy bonitas, te quedan muy bien y estás guapísimo con
ambas. Personalmente, me gusta más la de la izquierda porque es mi color
favorito, pero tú puedes elegir la que más te guste.”
“Es que no me gusta ninguna…”
Aquella respuesta fue como recibir una bofetada.
“Entonces, ¿para qué las compras?”
“Porque quería estar presentable, rubito, no todos los días quedas con tu
hermano pequeño para hacerle saber que estáis emparentados.”
TaeHyung resopló, entendiendo y aceptando que Jungkook no podía ser
coherente si el nerviosismo y la angustia no cooperaban en absoluto. Y, en su
lugar, simplemente lo convertían en su propio enemigo.
Dejando escapar un pequeño suspiro, se acercó a él, acortando la distancia
que los separaba y poniendo ambas manos sobre sus hombros, dándole un
pequeño masaje.
“Pero eso no tiene sentido, Aram ya te ha visto mil veces.” Dijo con voz
calmada, acunándole el rostro con una mano. Jungkook también suspiró.
“Además, que tiene cuatro años, cariño… Dudo mucho que le importe
siquiera cómo vas vestido si todavía no sabe ni diferenciar una camiseta de
una camisa.”
“Bueno… Yo tampoco sabía diferenciarlas hasta que te conocí.”
Esta vez, una pequeña risita abandonó sus labios, sintiéndole algo más
relajado ahora.
“Entiendes lo que quiero decir. No es relevante si llevas camisa, camiseta,
vaqueros o una falda escolar, lo importante es que estés tranquilo, calmado y
sobre todo seguro de lo que quieres decirle.”
Jungkook silbó. “Uf, mucho pides tú…” Dijo.
Sin embargo, toda su atención se vio desviada tras hacer un recuento de
las prendas que TaeHyung había mencionado anteriormente y enfocarse en
una especialmente llamativa.
“Espera, ¿por qué usaría una falda escolar?”
El rubio se encogió de hombros.
“No sé, ¿por qué no? Dicen que son cómodas.”
“¿Tienes faldas escolares?”
“Sí, un par, son de Siyeon.” Asentía, recibiendo una mirada extrañada por
su parte. “¿Qué pasa? Se las dejó olvidadas en su bolsa del hospital y dijo que
vendría a por ellas, pero todavía no ha aparecido.”
“Oh, y…”
Tan pronto como Jungkook lo señaló, él supo cuál sería su siguiente
propuesta, así que se adelantó.
“No pienso utilizarla, que quede claro.”
“Pues vaya fastidio… Con lo divertido que sería…”
“Sí, mucho.” Bufaba, poniendo los ojos en blanco. “Anda, termina de
vestirte y vámonos, seguramente el señor y la señora Lee estarán de camino
al restaurante. No quiero que lleguemos tarde.”
“¿Y cuál me pongo, entonces?” Insistía, señalando las camisas otra vez.
“A rayas, lisa… ¿Cuál?”
“La que tú quieras, Jungkook.”
“No…”
TaeHyung suspiró, rindiéndose. “Muy bien, pues en ese caso, elige la que
me vaya a costar menos quitarte una vez lleguemos a casa, ¿de acuerdo?” Le
dijo, palmeando su rostro suavemente.
Sólo entonces, las comisuras del azabache se estiraron en una muy sutil
sonrisa. Él, finalmente, eligió la misma camisa que TaeHyung había señalado
desde un inicio.
Algunas semanas habían pasado desde que Jungkook se sentía como la
mejor versión de sí mismo. Sin dolores, medicaciones fuertes o su querido
rubito (por nada del mundo se quejaba) estuviese pendiente a cada pequeño
pasito que daba, contagiando así a sus amigos, especialmente a Ian, quien
tenía un ojo pegado a él cada vez que cruzaba la puerta del estudio.
Para su suerte, la exitosa recuperación no sólo le permitió volver a su vida
cotidiana, sino que ahora también tenía fuerzas suficientes para enfrentar a su
hermano pequeño y hacer lo que tanto necesitaba. Explicarle su parentesco.
Estaba ansioso. Tanto, que si fuese capaz de medirlo, tal vez debería
guardárselo para sí mismo, así no preocuparía a TaeHyung.
“Ya estoy listo, ¿nos vamos?” Saliendo al pasillo de nuevo, donde el rubio
se encontraba esperándole, dijo, acomodándose el cuello de la camisa lo
mejor que podía. Era un novato en eso.
TaeHyung se le acercó casi de inmediato, acudiendo a su ayuda y
doblando los extremos del cuello hacia fuera, sonriendo antes de palmearle
los hombros.
“Así mucho mejor.”
“Gracias, rubito.” Acunándole el rostro por debajo de la barbilla, dijo.
“¿Qué te parece? ¿Estoy guapo?”
“Guapo estás siempre.” Confirmaba, acunándole el rostro con una mano.
Jungkook no tardó en besarle la frente, respirando hondo mientras se
mentalizaba de lo que ocurriría ese día.
Estaba convencido de que podía hacerlo, pues era algo con lo que había
soñado durante años y no veía la hora exacta de que Aram supiera lo mismo
que él. Sin embargo, una parte de él, la más oculta y que únicamente salía en
los peores momentos, se encontraba muerta de miedo.
“¿Estás nervioso?” Cuestionaba el rubio, viendo como movía su pierna de
arriba abajo tan pronto como se detuvieron en el quinto semáforo.
Él, por su parte, dejó escapar un bufido. “¿Yo? No, qué va, para nada…”
Masculló, el sarcasmo siendo más que evidente en su voz.
TaeHyung no dijo nada, manteniendo el silencio hasta que Jungkook
sintió una mirada fija sobre él. Entonces, giró el rostro para encontrarse con
los ojos fulminantes del susodicho, lo que le hizo arrepentirse
inmediatamente.
“Lo siento… Sí, estoy nervioso. Muy nervioso. Nunca he hecho esto
aunque he pensado en cómo sería el momento todos los días de mi vida desde
que supe quién era Aram… Me siento fuera de lugar.” Admitía junto a un
pequeño suspiro.
“Oye, es normal que estés nervioso, ¿vale? Yo lo estoy y no me encuentro
en tu posición, así que no temas.” Le dijo, alcanzando su mano dándole un
apretón. “Todo va a salir bien, ya lo verás.”
“Sí…”
“Hablo en serio, cariño. Comprendo que tengas miedo y te sientas
inseguro al respecto, pero debes entender que esto es algo que debes hacer
tarde o temprano. Y menor temprano que tarde.” Jungkook asintió,
escuchándole atentamente mientras dejaba escapar pequeños suspiros.
“Además, Aram te adora, eres su mejor amigo… ¿Sabes lo feliz que tenerte
como su hermano le pondría?”
Ante aquel pensamiento, una sonrisa apareció en el rostro del azabache,
quién rio entre dientes, asintiendo. Por supuesto que lo sabía, pues compartía
el mismo sentimiento.
“Mucho…”
“Exacto, muchísimo. Le encantará porque ya te quiere desde un inicio, así
que todo es más fácil partiendo de esa base.” Decía, sin dejar de acariciarle la
mano. “Tal vez al principio sea confuso para él y le tome por sorpresa, pero
será una de las mejores noticias que vaya a recibir en su vida.”
Jungkook suspiró. “Sí, eso espero…”
“No es una suposición, es un hecho. Sabes lo especial que eres para ese
niño, Jungkook, lo que significas para él y sus padres. Te adora.”
De nuevo, aquella pequeña sonrisa en sus labios resurgió, sintiendo el
corazón caliente.
“Tienes razón.” Murmuró, accediendo.
Conforme veía el restaurante a lo lejos y buscaba un sitio cercano en el
que aparcar, suspiró otra vez, estacionando el coche y apretando la mano de
TaeHyung, cuya dulce sonrisa recibió.
“Gracias por calmarme, rubito.”
“No es nada, sabes que lo hago encantado, porque te quiero.”
“Sí, lo sé.” Devolviéndole la sonrisa, dijo, esta vez moviendo su mano
hasta poder acariciar una de sus mejillas. “Yo también te quiero muchísimo.”
Ambos salieron del coche a los pocos minutos, cruzando la calle hasta
llegar frente al restaurante, siendo capaces de distinguir al señor y la señora
Lee desde fuera. Jungkook se mordió el labio, sintiendo como TaeHyung
apretaba su mano un poco más fuerte. Respirando hondo, se dijo a sí mismo
que tal vez hoy las cosas darían un cambio drástico y debía estar preparado
para ello.
Llenándose los pulmones de aire, sintió la mirada del rubio sobre él.
“¿Preparado?”
Y este asintió, vaciándolos. “Sí, vamos…”
Así mismo, se adentraron en aquel restaurante. Conforme avanzaban y
avanzaban, el corazón de Jungkook hacía exactamente lo mismo: acelerarse
como si del tambor de una lavadora se tratase. Sentían que le temblaban las
manos, las piernas y que en cualquier momento TaeHyung debería
convertirse en su principal apoyo. Sin embargo y para su suerte, llegó fre te a
la mesa de los Lee (casi) sano y salvo.
“¡Jungkook, TaeHyung!” La emoción en la vocecilla de Aram curó sus
problemas en cuestión de segundos, robándole una sonrisa de oreja a oreja.
El niño rápidamente saltó de donde estaba sentado hacia ellos, eufórico,
antes de que Jungkook lo elevara.
“Hola, grandullón.” Saludaba, conforme Aram lo abrazaba con fuerzas.
“Sabía que serías vosotros cuando papá y mamá me dijeron que tenían una
sorpresa para mí, ¡lo sabía!”
Este rio. “¿En serio?”
“¡Sí!” Chilló otra vez, yendo directo hacia los brazos del rubio, a quien
abrazó con la misma efusividad, haciéndole reír. “¡Qué guapo estás,
TaeHyung!”
Como era de esperar, aún riendo, el mencionado se sonrojó. “Muchas
gracias, Aram, tú también estás guapísimo, como siempre.”
El señor y la señora Lee observaban la escena con una pequeña sonrisa
dulce en sus rostros, compartiendo el mismo pensamiento solo que en
silencio. Para ellos era un alivio que Aram tuviera personas tan implicadas
con él en su vida, que lo quisieran tanto como ellos hacían y que tuvieran a su
pequeño como una prioridad. Sentían que estaban haciéndolo realmente bien.
La pareja tomó asiento en las sillas libres frente a ellos tras montar a Aram
en la suya propia. Habían sido citados por los padres del pequeño en aquel
restaurante italiano que tanto les gustó cuando fueron con Lyon unos meses
atrás.
“Muchas gracias por venir, chicos.” Les decía el señor Lee.
Ambos asintieron antes de que Jungkook tomase la palabra. “En realidad,
gracias a vosotros. No sabía cómo ni cuándo hacer esto y agradezco
muchísimo que me permitáis estar presente.”
“No hay nada que agradecer, Jungkook.”
Por supuesto, aquella conversación llena de palabras que Aram no
terminaba de procesar confundió al susodicho, su ceño frunciéndose.
“¿De qué habláis?”
Los cuatro adultos se miraron. Jungkook tosió, aclarándose la garganta.
“Verás, Aram, he venido aquí porque tengo que contarte algo muy
importante. Bueno, tenemos.”
“¿A mí?” El azabache asintió, dejándole intranquilo. “¿Es malo?”
“Bueno… Para mí no lo es, pero eres tú quien tiene la última palabra, así
que ya me lo dirás cuando lo sepas.”
Lentamente, Aram asintió, aún sin entender nada en absoluto. “Vale.”
Con una pequeña sonrisa y la expresión de calma más notoria que
Jungkook había visto en su vida, la señora Lee pasó una mano alrededor del
cuerpo de su hijo, llamando así su atención.
“Cariño, ¿recuerdas que muchas veces papá y yo te hablamos de tu padre
biológico? El hombre que te cuidó hasta que llegaste con nosotros.”
Comenzaba, viéndole asentir. “Te dijimos que ese hombre tenía un hijo
mucho más mayor que tú, al que querías conocer.”
“Sí, me acuerdo, ¿por qué?”
El señor Lee señaló al frente, más concretamente a Jungkook. “Ese chico
es Jungkook.”
Tan pronto como dijo aquello, TaeHyung alcanzó la mano del azabache
para darle un pequeño apretón, notando su pulso acelerado y terminando por
acariciarle los dedos suavemente, haciéndole saber que se encontraba allí.
Entonces, Aram abrió los ojos y la boca, buscándole con la mirada.
Jungkook, quién tenía ganas de llorar y estaba aterrado, vio el brillo en estos.
“¿Jungkook? ¿E-Eso quiere decir que…?”
Él asintió, temeroso. “Soy tu hermano mayor.”
Un pequeño chillido resonó por el restaurante. “¡¿De verdad?!”
“Sí, te lo prometo.” Asentía otra vez, sintiendo como las lágrimas estaban
a punto de ganar esta batalla.
Nuevamente saltando de su silla y correteando hacia el azabache, trepó
hasta alcanzar su regazo, donde se subió y tomó el rostro de Jungkook, aún
con los ojos como platos.
“¿Me lo dices en serio, Jungkook?”
“Sí.”
“¿No me estás mintiendo?”
Riendo, negó, la primera lágrima delatándolo. “Claro que no…”
“¿De verdad eres mi hermano? ¿Y yo el tuyo?”
Una vez más, asintió, sorbiendo por la nariz. “Sí, Aram, soy tu hermano
mayor.” Dijo, limpiándose las lágrimas. “No— No sabía cómo decírtelo antes
porque me daba miedo…”
“¿Miedo? ¿De qué tenías miedo?” Quiso saber, haciendo una mueca. “¿Te
daba miedo que no quisiera ser tu hermano?”
“Algo… Algo así.”
“¡Pero eres mi mejor amigo, Jungkook!” Chillaba, molesto, tomándole el
rostro con ambas manos algo más fuerte. “¿Qué hay mejor que un mejor
amigo si no es un hermano?”
Él reía, las lágrimas cayendo por su rostro sin cesar. “Lo sé, lo siento…”
“Jungkook también pensó en nosotros al no decirte nada antes, Aram.
Quería saber si mamá y yo estábamos de acuerdo y si le dejaríamos formar
parte de tu vida, es por eso que está diciéndote lo ahora.” Explicaba el señor
Lee. “Mamá y yo apreciamos mucho a Jungkook, estamos muy agradecidos
con él y nos hace muy feliz que la vida os haya unido de esta forma.”
Aeri movió la cabeza a modo de asentimiento. “Exacto, pero también
entendemos que tuviese miedo de decírnoslo. La situación era muy
complicada, por eso mismo acordamos esta pequeña reunión entre los
cuatro.”
“Lo entiendo, sí…”
“¿Estás enfadado conmigo, Aram?” Quiso saber Jungkook, mirándole
atentamente.
“No, claro que no, Jungkook. Estoy…”
Viendo que no sabía cómo expresarse, TaeHyung sonrió. “¿Emocionado?”
“Sí, mucho.”
“Pero también sientes algo que no puedes identificar, ¿verdad?” Aram
asintió, su ceño fruncido.
“Me siento igual que cuando me dijeron que estaba curado de mi
enfermedad y podía volver a casa, pero es más fuerte. Noto una cosa rara
aquí.” Señalándose el pecho, dijo. “Siento que se me va a salir el corazón…
¿Es malo?”
El corazón de Jungkook dio un vuelco.
TaeHyung negó, sin borrar la pequeña sonrisa adornándole el rostro. No
cabían dudas de que Jungkook y él eran hermanos, pues tenían las mismas
facciones cuando se sentían confundidos, experimentando algo que jamás
habían sentido por primera vez, como si estuvieran descubriendo un mundo
nuevo. Encontraba aquello tan enternecedor, adorable y que le derretía el
alma tan rápido, que no podía hacer nada más que sonreír.
“No, cariño, sólo estás muy feliz. Has podido conocer a tu hermano
después de tanto tiempo preguntándote quién era y ha resultado ser la persona
a quien considerabas tu mejor amigo. Eso te hace feliz.”
“Quiero… Quiero llorar, pero no estoy triste.”
“Hazlo, entonces. Te sentirás mucho mejor.”
Aram miró al azabache, quién sostenía sus hombros para evitar que cayera
al suelo. Parecía producido, todavía un poco inseguro y casi temeroso,
temiendo una mala reacción por su parte. El corazón se le aceleró, notando
cómo las lágrimas comenzaban a formarse en las esquinas de sus ojos cuando
Jungkook le sonrió.
Para él, Jungkook no era simplemente su mejor amigo. Era la única
persona fuera del hospital y de su familia que lo acompañaba siempre, que
estaba a su lado sin importar nada y no fallaba a la hora de hacerle reír. Era
quien le había presentado a su segundo mejor amigo, TaeHyung, alguien que
también significaba un antes y un después en su vida, quien le hacía
inexplicablemente feliz. Jungkook no sólo era el chico divertido del hospital,
era su persona favorita en el mundo, aquel al que acudía si algo iba mal,
sabiendo que en cualquier momento aparecería.
Era su lugar seguro. Su mejor amigo. Y ahora también sabía que era su
hermano mayor.
Finalmente sollozó, escondiéndose en el cuello de Jungkook, abrazándole
con fuerzas. Este le abrazo de vuelta, respirando hondo.
Se encontró con los ojos del matrimonio, quien parecían compartir su
misma angustia y ahora lucían tan aliviados como él, hasta el punto en que
tenían los ojos llenos de lágrimas. Les agradeció con una pequeña sonrisa,
asintiendo y tratando de contener su propio llanto, pues odiaba llorar en
público.
Al cabo de unos minutos, una vez ambos hermanos se calmaron y ahora
simplemente permanecían abrazados, la voz de Jungkook sonó.
“Siento no habértelo dicho antes…” Insistía, acariciándole la espalda. “Lo
siento mucho, Aram…”
“Está bien, no pasa nada. No estoy enfadado contigo, Jungkook.” Le dijo,
para alivio del mencionado, separándose del abrazo para mirarle con una
pequeña sonrisa, casi tímida.
“¿Sabes? En realidad no estoy tan sorprendido porque siempre quise que
fuera así.”
“¿Así cómo?”
“Siempre quise y te vi como mi hermano… Aunque no lo supiera. Para mí
ya lo eras porque te quiero mucho.”
Sólo así, de esa forma y con una confirmación que Jungkook nunca supo
que necesitó hasta ahora, las lágrimas cedieron, deslizándose por su rostro
antes de verse obligado a cerrar los ojos, riendo entre dientes.
“Yo también te quiero muchísimo, Aram.” Aseguraba, acariciando sus
mejillas. “No sabes lo feliz que me hace ser tu hermano.”
El pequeño le dio su mejor sonrisa. “A mí también me hace muy feliz,
Jungkook.”
“A nosotros también, ¿eh?” Bromeaba la señora Lee, haciéndoles reír
mientras su hijo tomaba asiento en el regazo del azabache y miraba a
TaeHyung.
“Oye, ahora que somos hermanos, ¿qué es TaeHyung para mí?”
Jungkook y él se dedicaron una mirada cómplice al mismo tiempo,
sonriéndose mutuamente.
“Pues sería tu cuñado, ya que somos pareja.” Le explicó.
Aquella respuesta pareció conducir a Aram por un pequeño tramo de
euforia, pues se removió inquieto en su regazo, luciendo verdaderamente
emocionado.
“¡¿Eso quiere decir que también somos familia, TaeHyung?!” Chilló, sus
ojos ensanchados mirando al susodicho, quien, riendo, no dudó en asentir. La
felicidad no le cabía en el pecho y estaba raramente acostumbrado a ello.
“Se podría decir que sí, ¿por qué no?”
Y del mismo modo, esa respuesta fue suficiente para que Aram volase
inmediatamente en su dirección, abrazándole con todas sus fuerzas.
“¡Hoy es el día más feliz de mi vida!” Chilló, girándose a mirar a sus
padres. “Papá, mamá, ¿puedo pedir helado de postre?”
Ellos rieron, asintiendo. “Claro.”
Por su parte, Jungkook estaba convencido de que los pequeños momentos
felices de su vida, incluso siendo pocos, eran suficientes para verla con otros
ojos. Sin embargo, hoy podía confirmarlo.
Mirando hacia el frente, a la sonrisa de Aram, su hermano y a la izquierda,
donde los ojos de TaeHyung le observaban con adoración, él sabía que, tal
vez, nunca sería tan feliz como en este momento. Y estaba bien, porque lo
disfrutaría al máximo.
✧c.-071

N/A: Otro de mis capítulos favoritísimos hasta ahora que me alegran un


poco esta semana tan caótica xD
Cap dedicado a MinGloomy35 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Easy to Love’ de Bryce Savage, una vez más gracias
al Descubrimiento Semanal.

Pasados unos cuantos meses, Jungkook ya se encontraba recuperado al


cien por cien de su accidente y de la operación, pudiendo retomar su rutina
como la conocía sin restricciones de por medio (lo cual resultaba un alivio no
sólo para él, sino también para un pobre TaeHyung cuyo corazón siempre
terminaba en la garganta nada más verle salir por la puerta del apartamento) y
dejando a un lado los dichosos medicamentos que tanto le amargaban.
E incluso cuando Jungkook había vuelto a su apartamento hacía varías
semanas atrás, seguía pasando todo el tiempo posible en el de TaeHyung.
Como ahora, que ambos permanecían recostados en el sofá, vagamente
atentos a una película que les había aparecido por arte de magia.
“¿Qué mierda es esta? ¿Quién en su sano juicio se esconde de un asesino
debajo de una mesa?” Bufaba el azabache.
“Pues la chica.”
“Pues es gilipollas.”
TaeHyung soltó una risita. “Es que si los protagonistas fueran personas
inteligentes que saben reaccionar, entonces no existiría película, Jungkook.”
“Hm… Eso es cierto… Pero me sigue pareciendo estúpido.”
“¿Y dónde te esconderías tú en su lugar, a ver?” Quiso saber, mostrándose
interesado.
El ceño del azabache se frunció. “¿Eh? ¿Yo?” Señalándose a sí mismo,
murmuró. TaeHyung asintió. “Yo no me escondo, que me mate, si total…”
De inmediato, un golpe fue a parar en su nuca.
“¡Oye!” Miró al rubio con el ceño fruncido. “¿A qué ha venido eso?”
“Por imbécil.”
Jungkook resopló, meneando la cabeza de un lado a otro, antes de apretar
el cuerpo de TaeHyung y enviarlo más cerca del suyo propio.
“¿Dónde te esconderías tú?”
“Probablemente en el canapé de la cama. Es espacioso, puedo salir y
entrar fácilmente y no sería la primera opción de un asesino, por lo que
tendría más tiempo de pensar en cómo salvarme.”
“¿Cabemos los dos ahí?”
“Sí, pero olvídate de meterte conmigo si tu primer pensamiento es rendirte
ante el asesino cuando te atrape, porque no pienso involucrarme con un
suicida. Avisado quedas.” Le advirtió, oyéndole reír. “Lo digo muy en serio,
no sé de qué te ríes…”
“De que eres todo un cerebrito con patas, rubito. Me gusta.”
Apenas sonrojándose y manteniendo la barbilla en alto para evitar que el
otro pudiera darse cuenta, TaeHyung se encogió de hombros, luciendo
desinteresado tras el cumplido.
Tan pronto como miró de nuevo al frente, se sobresaltó en el momento
exacto en que el rostro del asesino apareció en pantalla, diabólico y
ensangrentado, robándole un chillido cuando clavó el hacha en la cabeza de
la víctima. Jungkook emitió un sonidito asqueado.
“Joder, qué asco…” Murmuró, sus ojos entrecerrados, aunque una parte de
él sentía curiosidad por lo que veía. “¿Todo eso tenemos dentro de la cabeza?
Vaya por Dios…”
“¿Pero tú cuántas clases de biología te has saltado?”
“Seguramente todas…”
Otra carcajada abandonó los labios del rubio, quien igualmente se sintió
asqueado cuando el asesino en pantalla comenzaba a despedazar el cuerpo.
Con el rostro arrugado, atrapó el control remoto, no dudando en cambiar de
canal.
“No puedo seguir viendo esto, es repugnante.” Murmuraba, bajo la atenta
mirada de un confundido Jungkook.
“Sí, la verdad es que da un poco de grima…”
Y tan pronto como cambió de canal aleatoriamente, otra película apareció
frente a ellos, dejando al rubio aún más asqueado tan pronto como un
miembro viril apareció, haciendo a Jungkook soltar una carcajada sonora,
burlándose de él cuando chilló.
“¡¿Qué es esto?!”
“¿Y todavía lo preguntas?” Continuó riendo al ver el horror plasmado en
su mirada, apurándose en cambiar de canal por segunda vez.
TaeHyung comenzó a lloriquear, llevándose ambas manos al rostro. “Dios,
qué horror…”
Y el azabache, que claramente seguía riendo, lo empujó más cerca de sí
mismo, besándole la sien entre risas y acariciando su hombro en un vago
intento por darle ánimos, incluso si eso seguía significando burlas directas
hacia su persona.
“¡Quítalo, quítalo!”
Haciendo lo pedido, se movió hasta alcanzar el control remoto, pulsando
el botón de apagar y dejándolo de vuelta donde estaba.
“Ya, ya, rubito, no pasa nada… Si tampoco era tan fea, sólo estaba sin
circuncidar.”
Un gritito abandonó sus labios. “¡Calla, cállate!”
Jungkook rio más fuerte.
“Es broma, es broma.”
Rodeando el cuerpo ajeno con ambos brazos, atrapó su cintura, pegándolo
contra su pecho para tranquilizarlo. Al poco tiempo, TaeHyung se separó,
respirando hondo, quedando recostado en el sofá, con la espalda pegada al
respaldar y las piernas subidas. No sabía cuál de las dos últimas escenas
anteriormente vistas era más grotesca.
El azabache le observó atentamente. “¿Mejor?”
“¡No! Voy a tener pesadillas hasta el día en que me muera, Jungkook,
¿sabes lo que es eso?”
“Ni que fuera la primera vez que ves algo así, rubito. Teniendo en cuenta
que sales conmigo y paso más tiempo desnudo que con ropa, creo que ya
estás curado de espanto.”
“¡Pero eso es diferente! Lo he visto en contra de mi voluntad, por
accidente. Yo no quería, ha aparecido de la nada.” Se quejaba, manteniendo
el ceño fruncido. “¿Quién en su sano juicio pone una película para adultos en
un canal cualquiera? Ni siquiera es legal. Debería ponerles una denuncia.”
Jungkook rio más fuerte, recibiendo una mirada fulminante por su parte.
“¿Qué te resulta tan gracioso?”
“Tú. Eres tan mono cuando te enfadas que me es imposible tomarte en
serio.” Dijo. El ceño de TaeHyung se frunció aún más. “Quiero decir,
comprendo tu desagrado y lo comparto, pero me resulta tan divertido cuando
haces berrinches, que no puedo evitarlo.”
Con el ceño fruncido hasta casi tocarse la nariz con la ceja, el rubio se
incorporó disimuladamente, desafiándole.
Se iba a enterar.
“Mi risilti tin divirtidi cindi hicis birrinchis, mimimi…” Lo imitó de
manera descarada, usando un tono de voz burlesco y haciéndole reír hasta
que acabó inesperadamente sobre él, sentado en su regazo y pellizcando sus
costillas sin piedad alguna. “Te vas a reír de quién yo te diga, graciosito.”
Jungkook rio más fuerte.
“¡Oye, no!” Decía, tratando de escabullirse sin éxito alguno. Los dedos de
TaeHyung continuaron pellizcándole las costillas. “No seas rencoroso, rubito,
es… es malo para la salud.”
Sin embargo, este hizo caso omiso.
“¡Para, por favor!”
“Pídeme perdón por reírte de mí, entonces.”
Un bufido abandonó sus labios. “Los cojones…”
Y, en respuesta, TaeHyung se encogió de hombros. “Atente a las
consecuencias.” Fue lo único que dijo, usando ambas manos esta vez para
causarle cosquillas.
Bajo su cuerpo, completamente desesperado y casi llorando de la risa,
Jungkook se removió.
“No, no, no. Basta… Basta, por favor.” Por supuesto, sus suplicas, incluso
si intentaba atraparle las muñecas (también sin éxito) en el intento, fueron
escuchadas e ignoradas por completo. “TaeHyung, me voy a mear encima, te
lo juro.”
“Pues la próxima vez que te rías de mí, asegúrate de llevar un pañal
puesto.”
“TaeHyung…”
Los dedos del susodicho continuaron haciéndole cosquillas, alcanzando su
cuello también. Jungkook estaba a punto de considerarse a sí mismo Mr.
Potato, pues juraría que en cualquier momento terminaría desmontado.
“¡Por favor!”
“Discúlpate y seré considerado contigo.”
Él meneó la cabeza. “Sigue soñando, rubito…”
TaeHyung volvió a encogerse de hombros, metiendo las manos por debajo
de su camiseta y raspando suavemente con las uñas en su abdomen. Las
primeras lágrimas comenzaron a delatar al azabache, quien no tuvo más
opción que rendirse, pues no tenía forma alguna de ganar aquella batalla.
“¡Vale, vale! Me disculpo, lo siento… Lo siento por haberme reído de ti.”
Respiró hondo una vez las cosquillas cesaron. “Soy culpable de encontrar a
mi novio adorable cuando hace berrinches.”
Tan pronto como dijo aquello, el susodicho amenazó con volver a la carga,
lo que le hizo arrepentirse de sus palabras ipso facto.
“¡Es broma, es broma! Es broma… Lo siento, ¿vale? No me volveré a
reír.”
Y, satisfecho, TaeHyung asintió, dedicándole una sonrisa antes de
acunarle el rostro. “¿Ves como no era tan difícil, cariño?”
“Ya…” Jungkook meneó la cabeza a modo de asentimiento también,
dándole una mirada fulminante mientras se mordía el labio, manteniendo los
ojos fijos en la boca del rubio. “Te vas a enterar, rubito…”
Su sonrisa se ensanchó, inclinándose hasta atrapar sus labios, besándole.
Jungkook, que sólo así olvidó cómo debía vengarse de él, le devolvió el beso
con la misma intensidad, rodeándole el cuerpo con ambos brazos y apretando
su cintura. Abrió la boca para recibir la lengua de TaeHyung, batallando
contra ella al mismo tiempo en que internaba las manos bajo su ropa,
tanteando su cálida y tersa piel.
El rubio se estremeció, no dudando en mover las caderas de delante hacia
atrás, meciéndose sobre el regazo ajeno, sintiendo como aquel acto tan
inocente y simple hacía reaccionar al azabache, quién estremeciéndose gimió,
masticando su propio labio inferior. Por supuesto, sus ojos no abandonaron
en ningún momento los de TaeHyung.
Y es que Jungkook no recordaba realmente la ultima vez que había tenido
intimidad con TaeHyung desde que salió del hospital, pues sus encuentros no
pasaban más allá de besos largos, húmedos, que únicamente desembocaban
en puros tocamientos por debajo de la ropa, hasta que TaeHyung lo creía
suficiente y se separaba sin más. Jungkook lo aceptaba porque sabía que era
por su bien y tampoco estaba dispuesto a presionar, pero no veía la hora de
que ese momento finalmente llegara.
Como ahora, por ejemplo.
Con TaeHyung todavía meciéndose deliberadamente sobre él, internó
ambas manos en su camisa del pijama, pasando los dedos por su tersa piel
una segunda vez, deleitándose con el modo en que este se estremecía y
sonreía contra sus labios. No existía nadie más precioso que TaeHyung en su
mundo. En ninguno.
“Creo que las restricciones ya no son necesarias.” Comentó. Las cejas del
rubio se alzaron.
“Hm… ¿Tú crees?”
“Totalmente.” Asentía, apretándole la piel solo un poco. “Considero que
estoy en plena forma. Mejor que nunca, diría yo.”
“Bueno… Pues si esa es tu opinión, supongo que debería tenerla en
cuenta, ¿no es así?”
Jungkook volvió a asentir, despojándose a sí mismo de la camiseta que
llevaba puesta, afianzando el agarre en la cintura de TaeHyung y
empujándole de vuelta hacia delante, de modo que terminaba balanceándose
sobre su miembro. Él suspiró, apenas cerrando los ojos por unos segundos.
“Rubito…”
Entonces, el mencionado detuvo todo lo que estaba haciendo, separándose
y logrando que Jungkook se sintiera y viera confundido, su ceño frunciéndose
ante tal repentino cambio.
“¿Qué pasa?”
TaeHyung tenía los ojos como platos.
“¿Qué día es hoy?”
“Viernes.”
“¿Y qué hora es?”
Jungkook miró el reloj que tenía justo en frente, colgado en la pared.
“Nueve y cuarto de la noche, ¿por qué?”
Inmediatamente, el rubio salió de su regazo, dejándole aún más confundió.
“Madre mía de mi vida, menudo par de brutos… Tenemos que irnos.
Rápido.” Indicaba, luciendo estresado a ojos de un azabache que no entendía
absolutamente nada. “Corre, date prisa, Jungkook, que llegamos tarde.”
“¿A dónde? ¿Irnos a dónde?”
“Al bar. Hoy es la inauguración del bar de Mos y Banky, nos estamos
perdiendo la fiesta.”
Un bufido resonó en el aire. Por supuesto, ese ruidito tenía que provenir sí
o sí de Jungkook, quién no podía estar menos conforme.
“Date prisa, hombre.”
“¿Y tenemos que ir obligatoriamente…?”
TaeHyung le observó como si no pudiera creer lo que acababa de oírle
decir. Parecía un niño pequeño haciendo una pataleta (como el ochenta y
cinco porciento del tiempo, en realidad).
“El hecho de que Mos es tu mejor amigo y Banky el mío se te ha
evaporado de la mente, ¿verdad, cariño?”
“No…”
“Pues entonces, mueve ese culo que tienes y ve vistiéndote.”
Y, resignado mientras manifestaba sus quejas entre dientes, este hizo lo
pedido, incorporándose para seguir a TaeHyung hasta la habitación y
vestirse, mirando a su entrepierna con lástima.
“Hoy tampoco será él día, amigo mío…”
Entró en la habitación lloriqueando, quejándose por su mala suerte y por
lo cruel que era el universo con él, a oídos de un TaeHyung que se aguantaba
la risa sin éxito alguno.
“¿De qué te quejas tanto, Jungkook?” Quiso saber, girándose una vez se
quitó la camisa del pijama. Jungkook, que mantenía los ojos fijos sobre él,
completamente hipnotizado y la boca semiabierta. Una pequeña sonrisita
orgullosa apareció en sus labios. “¿Jungkook?”
Meneando la mano delante de su rostro, logró que se atragantara con su
propia saliva, reaccionando finalmente.
“¿Eh…?” Confundió, murmuró.
Una carcajada abandonó sus labios, acunándole el rostro con adoración.
“Mi vida…” Decía, enternecido. “¿Se puede saber qué te pasa? No paras de
quejarte.”
“No pasa nada, sólo estoy triste porque el mundo me odia…”
Otra carcajada resonó.
“¿Te odia porque no puedes tener sexo?”
“Sí que puedo, pero el universo está en mi contra.” Bufó, haciendo una
mueca de labios apretados.
TaeHyung jugueteó con sus mejillas. “Ow, pobrecito…”
“Tú búrlate, encima.” Resoplaba, poniendo los ojos en blanco. “Como si
no tuviera suficiente ya…”
Sin dejar de reír, el rubio le rodeó el cuello con ambos brazos, acercándole
algo más cerca de sí mismo para poder inclinarse y besarle allí suavemente,
logrando que se estremeciera y suspirara.
“No hagas eso…”
Claramente, TaeHyung ignoró aquella pequeña súplica, que terminó
convirtiéndose en un quejido.
“Rubito…” Susurraba, antes de sentir como una mano se posaba en su
miembro semidespierto por encima de la tela, apretándolo. Él se atragantó.
“TaeHyung, joder…”
“¿También vas a quejarte ahora?”
Otro pequeño suspiro abandonó sus labios, conforme la mano de
TaeHyung se adentraba en los pantalones del pijama, agradeciendo el hecho
de no haberse puesto ropa interior cuando lo alcanzó directamente. Un
gemido resurgió de su garganta, mordiéndose el labio.
“TaeHyung…”
“¿Qué pasa? ¿Estás quejándote?”
Inmediatamente él negó. “No.”
Entonces, TaeHyung le empujó hacia atrás, consiguiendo que cayera
sentado en el colchón. Al instante, se arrodilló entre sus piernas abiertas,
acariciándole los muslos por encima de la tela, hasta alcanzar una vez más su
miembro y sacarlo, masajeándolo de arriba abajo.
“Joder, TaeHyung…” Fue lo único capaz de decir, antes de que este se
inclinara y pasase la lengua por encima de la hinchada cabeza. “Joder,
joder…”
Una risita hizo temblar su miembro, viendo como TaeHyung lo engullía
con lentitud, sin querer cortar el contacto visual entre ambos en ningún
momento. Jungkook le acarició la mejilla, indicándole lo bien que estaba
haciéndolo, aunque eso él ya lo sabía.
Chupó con avidez, moviendo la cabeza de arriba abajo en un ritmo lento,
que gradualmente aumentaba hasta hacerle perder la cordura poco a poco,
viéndose obligado a cerrar los ojos tan pronto como le sintió succionar el
glande, formando pequeños círculos alrededor dela dinero con su lengua.
“Dios, rubito…”
Este rio, sacándose el miembro de la boca sin dejar de masturbarlo. “No
menciones a ese señor ahora.”
Acto seguido, escupió sobre él antes de aumentar el ritmo con el que
masajeaba la base, llevando sus labios una vez más hacia el glande,
chupando. Claramente, sus ojos permanecían todo el tiempo sobre los de
Jungkook, quién luchaba consigo mismo por mantener la compostura y no
correrse sólo con esa imagen.
Sin embargo, no era un hombre fuerte. No ahora. No bajo el poder de
TaeHyung.
Tan pronto como sintió su clímax comenzar a formarse, jaló del brazo
ajeno hasta separar completamente al rubio de su miembro, enviándolo de
vuelta a su regazo y arrancándole los pantalones de cuajo. No pudo evitar que
una sonrisa pícara jalara sus comisuras hacia arriba, encontrando que, cómo
él, TaeHyung tampoco llevaba ropa interior debajo.
“Vaya… Parece que alguien se está dejando influir, ¿no?”
“Jungkook…”
Un gemido abandonó los labios de TaeHyung, ni siquiera dándole
oportunidad de decir algo cuando rápidamente introdujo dos dedos en su
interior para dilatarlo, moviéndolos de dentro hacia fuera y luego simulando
tijeras, seguidamente adentrando un tercero.
“La fiesta…” Recordó entre dientes, cediendo ante el placer mientras
sentía como su cuerpo era levemente elevado, aún sobre el regazo del
azabache. “Jungkook…”
“Diremos que pillamos un atasco, no te preocupes.”
Luego, reemplazó los dedos por su miembro erecto, aprovechando que
tenía control total sobre su cuerpo para adentrarse con lentitud, moviéndose
las caderas hacia abajo antes de detenerse por completo, permitiéndole
acostumbrarse a la intromisión cuando estuvo dentro. Se negó a apartar los
ojos de él, queriendo estar atento a todas sus muecas y expresiones,
asegurándose de seguir siendo cuidadoso a pesar de su evidente
desesperación.
Una vez estuvo completamente dentro, sostuvo sus caderas, observándole.
“¿Bien?”
TaeHyung asintió, siendo incapaz de abrir la boca. En su lugar, escondió
el rostro en el hueco entre su cuello y hombro, meciéndose de atrás hacia
delante, gimoteando.
No sabía cuánto había necesitado a Jungkook de esa forma hasta ahora.
No tardó demasiado en acostumbrarse, prontamente saltando sobre el
miembro ajeno, manteniendo un ritmo lento pero que se volvió brusco
después, salvaje, agradeciendo que Jungkook le diera esa estabilidad con la
que él no contaba al sostenerle con fuerza, encontrándose con sus embestidas
desde abajo.
El corazón le latía con fuerza y la cabeza le daba vueltas. Hambriento,
cegado por el placer hasta el punto en que sólo podía escucharse a sí mismo,
a Jungkook y el ruido de sus cuerpos chocando entre sí, en un encuentro
tosco, rápido, desesperado. Lleno de frenesí.
“Jungkook…” Sollozaba, echando la cabeza hacia atrás, permitiéndole así
besar su cuello.
Buscó sus labios con algo de torpeza, viéndose envuelto en una caótica
guerra de saliva, dientes y gemidos que resonaban de por medio, perdiendo la
batalla cuando el éxtasis formándose en su abdomen le hizo descuidarse,
lloriqueando en un orgasmo que dejó su cuerpo inútil, temblando por todas
partes. Jungkook le siguió tan sólo unos segundos después, sin dejar de
sostenerle y mirarle con adoración, apartándole el cabello del rostro aún
cuando no se recuperaba.
“Dios… Estás… ¿Estás bien…?” Jadeaba, luchando por encontrar algo de
aire que llevarse a sus pulmones.
En respuesta, el rubio negó, recostándose sobre él. “Vamos a llegar muy
tarde…”
Jungkook dejó escapar una risita.
“Ha sido por una buena causa, rubito.”
“Eso seguro…” Dijo, agotado, pues no había forma en la que pudiese
negarlo siquiera.
Alrededor de una hora después, cuando a duras penas se habían duchado
(juntos, por supuesto, pues Jungkook no concebía meterse en la ducha si no
era con TaeHyung) y vestido muy rápidamente, ambos se encontraban de
camino al bar de Mos y Banky, mientras TaeHyung luchaba por no tener un
ataque de histeria.
“Dios mío, no vamos a llegar… Seguro que cuando estemos allí ya se ha
acabado la fiesta y nos hemos perdido todo.” Decía, mirando su teléfono todo
el tiempo, casi concienciándose a sí mismo de que en algún momento Banky
le enviaría un mensaje recriminándole por no haber llegado a tiempo. Como
era de esperar, este jamás llegó ni mucho menos llegaría, pero él seguía
convencido de que así sería.
Jungkook dejó escapar un pequeño suspiro. “Que no, no te preocupes,
¿quieres? Sabes de sobra como son los chicos. Es imposible que una fiesta
tan importante termine antes de las doce.”
“Soy un pésimo amigo…” Continuaba lloriqueando, finalmente
bloqueando el teléfono y tapándose el rostro con ambas manos.
“Rubito, para de martirizarte, sólo estamos llegando una hora más tarde.
No es para tanto.”
“Claro que lo es.”
Suspirando otra vez, el azabache detuvo el coche, aparcándolo junto a la
acera antes de atrapar el brazo de TaeHyung tras despojarle del cinturón y
enviarlo directamente a su regazo. Este se quejó.
“¡¿Qué haces?!”
Jungkook tomó su rostro para levantarlo y conseguir así que le mirase a
los ojos. “¿Puedes, por favor, dejar de lloriquear como si acabaras de
atropellar al caniche toy de tu mejor amigo conscientemente, TaeHyung? Es
una hora tarde. Lo más seguro es que nadie se haya dado cuenta y tú estás
aquí sufriendo para nada.”
Como era de esperar, TaeHyung, quien se encontraba irritado hasta la
médula y excesivamente sensible, mantuvo el ceño fruncido durante todo el
sermón.
“¡¿Me estás llamando dramático?!”
“Efectivamente, sí.”
Aquella respuesta le hizo sentirse muy ofendido y aún más indignado.
“¡Pues yo no sería un dramático si tú pudieras controlar tus hormonas! Por tu
culpa estamos así, si no te hubiera dado por pensar con la cabeza de abajo…”
Jungkook alzó las cejas.
“¿Por mi culpa?” Repitió, ni siquiera sonando enfadado. “Vaya… Ahora
resulta que fui yo el que se lanzó de cabeza a mi propia po—”
“¡Ni se te ocurra decirlo en voz alta, Jeon Jungkook!” Chilló, robándole
una carcajada.
“¿Y para qué me tiras de la lengua si no te va a gustar lo que vas a
escuchar? Eres tú el que ha empezado, rubito, no quieras dejarme como el
malo aquí.” Le recordó, manteniendo la barbilla en alto. “Además, dijiste que
había merecido la pena, que ahora te arrepientas me hace sentir muy
decepcionado…”
Este bufó. “Yo no he dicho que me arrepienta.”
“Oh, ¿no lo haces?”
“Claro que no.”
“Entonces, ¿de qué se supone que te estás quejando tanto?”
“¡De que estamos llegando tarde, Jungkook!” Repitió, desesperado.
“Nuestros mejores amigos celebran lo que probablemente sea su mayor
proyecto juntos y nosotros tardamos siete mil horas más en llegar por estar
jugando a las espadas láseres.”
Jungkook dejó escapar una carcajada inmediata tras aquella similitud.
“¿Cómo lo has llamado?”
“Me has entendido perfectamente.” Respondió, sus mejillas ardiendo. “¡Y
encima detienes el coche para discutir y que lleguemos todavía más tarde! ¿A
ti te parece normal?”
“No he detenido el coche para discutir, rubito, es que ya hemos llegado.”
Señalando el bar que tenían justo al costado, dijo, logrando que TaeHyung se
diera la vuelta y las mejillas le ardieran aún más. “Te hubieras dado cuenta si
fueras más atento en lugar de estar culpándome por esa guerra de espadas
láseres.”
TaeHyung se sonrojó todavía más (si es que era posible, claro) notando
que, efectivamente, estaban justo delante de bar. Entonces, terminó girándose
a cámara lenta en dirección a Jungkook, topándose con sus cejas alzadas y
una falsa mueca de decepción, tristeza. Él le sonrió dulcemente para
ablandarle el corazón (algo que ni siquiera necesitaba hacer), antes de
inclinarse y besarle los labios castamente.
“Lo siento, cariño.”
“Ya, ya, claro que lo sientes…” Masculló, luchando por ser fuerte y no
devolverle el resto de besos restantes. Sin embargo, sus labios ya se
encontraban abultados para cuando quiso darse cuenta, correspondiendo y
participando activamente en aquella pequeña guerra.
“Te quiero mucho.” Separándose de nuevo, volvió a sonreírle, ni siquiera
dándole tiempo a parpadear cuando se agachó e inclinándose hacia su
entrepierna cubierta por los pantalones y depositó un beso allí que le robó el
aire. “A ti también, preciosa.”
Jungkook se vio obligado a aclararse la garganta. “Aca… Acabas de…”
En respuesta y sin borrar la sonrisa en su rostro, TaeHyung abrió la puerta
del coche, ignorando por completo sus ojos a punto de salirse de las cuencas.
“Date prisa que no llegamos.” Dijo. Acto seguido, salió del coche.
El azabache necesitó unos segundos para recuperarse del shock, mirando
su entrepierna que con aquel simple gesto amenazaba con despertar y
delatarle en el proceso. Cerró los ojos con fuerza, imaginando la imagen más
dantesca posible. Sólo entonces, más tranquilo y aliviado, pudo salir del
coche, yendo tras un TaeHyung que parecía haberle robado la personalidad a
una abejita, felizmente avanzando hasta el interior del local.
Sin embargo, antes de que pudiera adentrarse, Jungkook sostuvo su brazo
y lo empujó hacia atrás, alcanzando su oreja.
“Esta me la vas a pagar.” Susurró, consiguiendo que aquella sonrisa en su
rostro se volviera más amplia. Ni siquiera parecía sentirse amenazado y eso
era algo que a él le volvía loco, pues era un claro indicio de que acababa de
lograr justo lo que quería.
“Por supuesto, bebé.”
Tan pronto como se adentraron en el local, TaeHyung quedó maravillado
con la decoración a manos de su mejor amigo, mirando a todos lados con la
boca abierta.
“Qué bonito…” Susurró, sintiendo como Jungkook tomaba su mano y
entrelazaba sus dedos. “¿Has visto lo bien que combinan los colores? Es
precioso…”
Y este, que no entendía absolutamente nada, simplemente asintió.
“Sí, sí, muy bonito…” Murmuró. “Oye, ¿dónde estarán las bebidas?”
El rubio dejó escapar un bufido, antes de que su atención se viera
interrumpida por un pequeño cartelito a lo lejos, robándole una risita.
“ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDO CREAR ALTERCADOS
ENTRE LOS CLIENTES. NO PELEAS FÍSICAS NI DISCUSIONES
VERBALES. CUALQUIER MÍNIMO INTENTO, SERÁ NOTIFICADO A LA
POLICIA Y LOS INVOLUCRADOS TENDRÁN LA ENTRADA VETADA AL
LOCAL.
Firmado, Mos Panuwat & Banky.”
“Mira eso.” Señalaba para que Jungkook pudiera verlo, escuchándole reír
también.
“Te lo dije. Mos no forma parte de Greenpeace porque no tiene tiempo,
que si no… Odia la violencia.”
Antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo, un especialmente
contento Bank apareció frente a ellos, tan sonriente que casi engulle a
TaeHyung.
“¡Por fin aparecéis, parejita!” Saludó, abrazando al rubio de inmediato.
Jungkook palmeó su hombro. “Ya casi empezaba a pensar que no veníais…
¿Os habéis divertido mucho en el atasco, al menos?”
TaeHyung se sonrojó de oreja a oreja. El azabache volvió a soltar una
carcajada.
“Ya te lo ha contado Mos, ¿no?” Bufaba entre risas. “Si es que no se
puede tener excusas compartidas con nadie…”
“Hay que ser más originales, Jungkook…”
“Bueno, ¿dónde está mi traidor favorito?”
Banky señaló a sus espaldas. “En la barra. Ve y aprovecha que Jaemin está
preparando cocteles gratis, corre.”
Los ojos de Jungkook brillaron de inmediato.
“Voy corriendo.” Dijo, antes de hacer exactamente eso. Sin embargo, al
segundo y medio retrocedió en sus pasos. “¿Quieres algo, rubito?”
“Lo mismo que pidas tú, pero sin alcohol.”
“Entendido.”
Ahora sí, justo después de besarle en la mejilla a modo de despedida, el
azabache desapareció de su vista en dirección a la barra, tan emocionado por
su primera bebida alcohólica después de la medicación que TaeHyung pensó
en preocuparse, mas no lo hizo.
“Sois tal para cual…” Mencionaba Banky, entre risas.
“Lo sé. Por cierto, ¿dónde está Gemini? Me dijo que Fourth y él ya habían
llegado.”
“Están con Lyon en el almacén, Jaemin ha tenido que traerlo porque sus
padres tenían algo que hacer de última hora y se han puesto a jugar a la
Nintendo los tres.” Explicó. TaeHyung asintió, comprendiendo. “Por cierto,
Gemini dice que tu padre tiene una sorpresa preparada y tenemos que estar
atentos.”
Su ceño se frunció, visiblemente confundido. “¿Una sorpresa?”
“Sí, pero no ha especificado que era… Supongo que él tampoco lo sabe.”
TaeHyung fue a decir algo, cuando el jadeo colectivo de los presentes le
sobresaltó, ambos girándose con rapidez para ver de qué se trataba sólo para
ver a un cliente tirado en el suelo junto a la barra, Jungkook a un lado y Mos
delante de él, justo después de (aparentemente) haberle dado un puñetazo.
“¿Qué coño…?” Susurró, horrorizado, viendo como el pelinegro lo
levantaba por el cuello de la camisa y le decía algo, justo antes de que se
marchara despavorido.
Ambos compartieron una mirada llena de confusión.
“¡No ha pasado nada, tranquilos, sólo se nos ha colado un tonto!” Gritaba
Jungkook a los presentes. “¡Esto que acabáis de ver sigue estando
prohibidísimo!”
Y, como era de esperar, el par de amigos se acercaron a la barra lo más
rápido que sus piernas permitieron, curiosos y espantados por lo sucedido,
queriendo saber qué demonios había ocurrido.
“Jungkook, ¿qué ha pasado?”
Este negó, pasando un brazo por la cintura del rubio una vez llegaron.
“Nada importante, no te preocupes… Era un gilipollas haciéndose el
gracioso, sin más.”
TaeHyung movió la cabeza a modo de asentimiento, aunque todavía
mantenía la preocupación.
Hace tan sólo unos instantes…
“Cómo ha quedado el local, ¿eh…? Parece otro.” Decía Jungkook,
apoyándose en la barra.
Un muy orgulloso Mos asintió. “Es otro, realmente. Banky se ha lucido
con la decoración, y eso que a mí me daba miedo cambiar cosas porque sentía
que iba a perder mi esencia. Por suerte me ha sabido entender.”
“Ya me jodería que no te entendiera…” Dijo y el pelinegro asintió,
dirigiéndose a un cliente que aparecía junto a Jungkook.
“Hola, ¿qué vas a pedir?”
“Un whisky doble con hielo, por favor.”
“En seguida.”
El hombre permaneció observando a su alrededor hasta que Mos se acercó
a él con su respectiva orden. “Gracias. Oye, qué bonito os ha quedado el bar,
¿eh? Y mira que antes me gustaba porque parecía muy hogareño, pero este
cambio es brutal…”
Mos soltó una risita, asintiendo a modo de agradecimiento. “Muchas
gracias. El mérito se lo lleva todo Banky, que es mi pa—”
“Eso sí, creo que habéis llegado a un público equivocado, porque se os ha
llenado el bar de gente rarita…” Bromeó, interrumpiéndole sin darse cuenta
siquiera.
Jungkook frunció el ceño. “¿A qué te refieres con gente rarita?”
Y, en respuesta, el hombre señaló a sus espaldas, más concretamente a
Banky. Jungkook miró a Mos de inmediato, topándose con una mirada
confundida que gradualmente se tornaba furibunda.
“Ese chico-chica de allí, el de la camisita corta…” Dijo, usando un tono de
voz bajo. Si bien era cierto, Banky estaba usando una chaqueta de traje corta,
oscura, en conjunto con los pantalones anchos de vestir. Luego, rio entre
diente. “Parece una Barbie transgénero recién sacada del postoperatorio. No
sé si chocarle los cinco o besarle la mano…”
Como era de esperar, ninguno de los dos se rio. Jungkook esbozó una
sonrisita.
“Creo que el que va a terminar en un postoperatorio eres tú.” Dijo,
llenándole de confusión y tomando la palabra justo cuando iba a volver a
hablar, señalando su cabeza. “Ya que te van a reconstruir la cara, podrías
pedir que te pusieran un poco de pelo… No te vendría mal.”
“¿Qué di—”
Tan pronto como abrió la boca, el puño de alguien chocó contra sus
dientes, haciéndole caer de espaldas al suelo en un ataque que le tomó por
sorpresa.
Un jadeo colectivo le hizo resonó, aquel incidente siendo suficiente para
que todo a su alrededor se detuviera y los presentes quedaran atentos a lo que
sucedía entre ellos, asombrados.
“¡¿Qué cojones crees que haces?!” Gritó en dirección a Mos, quien estaba
frente a él ahora.
En lugar de responderle, este se agachó y lo agarró por el cuello de la
camiseta, levantándolo del suelo e inclinándose hacia su oreja.
“Esa Barbie transgénero de la que estás hablando es mi novio y se llama
Bank. Como tengas los cojones de señalarlo otra vez o siquiera mencionarle,
te prometo que los hielos que has pedido con el whisky van a acabar saliendo
de tu culo apestoso hasta que cagues estalactitas. ¿Me entiendes?”
Sacudiéndolo, dijo, separándose para sonreírle y poco después soltarle.
“Fuera.”
Tan pronto como dijo aquello, este tragó saliva, haciendo exactamente
eso.
“Joder… No le ha dado tiempo ni a probar el whisky…” Escuchó a
Jungkook murmurar.
En la actualidad (un minuto exacto después)…
“¿Cómo que no ha pasado nada? Acabas de tirarlo al suelo de un golpe,
Mos.” Se quejaba Banky, su ceño fruncido. “Tan empeñado que estabas con
poner el cartelito de las narices y has sido el primero en pasarte las normas
por el culo…”
“Y no va a volver a pasar, pero créeme que se lo merecía.”
“Sí, claro…”
“Que sí, hazme caso. Sabes que odio la violencia y por nada en el mundo
la justifico, pero ese imbécil necesitaba una buena hostia.”
A su lado, Jungkook asintió. “Tiene razón, se la merecía… Y yo tampoco
justifico la violencia.”
Banky dejó escapar un pequeño suspiro. “Bueno… Pero que sea la última
vez, ¿eh? No quiero que le deis una mala imagen a este bar. Que ahora
también es mío, coño.”
“No volverá a pasar, te lo prometo.”
“Más te vale.”
“Oye, a todo esto, ¿dónde está Jaemin? Se supone que tendría que estar en
la barra preparando bebidas…” Se preguntaba Jungkook, buscando al
susodicho por todas partes, extrañado por no verlo en su puesto de trabajo.
Mos se aclaró la garganta. “Ha ido a por más hielo al almacén, nos hemos
quedado cortos.”
“Ah, bueno…”
Sin embargo, justo cuando Jungkook se daba la vuelta, TaeHyung veía al
susodicho hacer acto de aparición en la entrada.
“Oh, ahí es… tá…” Nada más ver quién era su acompañante, la sorpresa
le ganó, abriendo los ojos como platos hasta el punto en que Jungkook se
mostró preocupado, poniendo un dedo a cada lado de sus mejillas.
“¿Qué te pasa?” Quiso saber, no obteniendo respuesta por su parte.
“¿Rubito?”
Este, en respuesta, le dio varios golpecitos en el brazo y señaló a sus
espaldas para que se girase, siendo incapaz de hablar.
Sólo entonces, lleno de confusión, Jungkook se dio la vuelta, mirando a su
alrededor ya que todos parecían hacer lo mismo, buscando lo que tanto les
llamaba la atención y sintiendo cómo se le paraba el corazón inmediatamente
al verlo.
“Papá…” Susurró, encontrando al mencionado, cuyos ojos estaban llenos
de lágrimas, junto a Jaemin, quien sonreía de oreja a oreja.
El señor Jeon dejó escapar un sollozo. “Mi chico…”
TaeHyung empujó al azabache para que reaccionara, por lo que al instante
comenzó a caminar hacia su padre, encontrándoselo en el camino, pues este
hizo lo mismo. Ambos se abrazaron fuertemente.
“Papá…” Repetía, lágrimas que no sabía que tenía empapando sus
mejillas.
Cerró los ojos con fuerza, sollozando en silencio mientras se aferraba al
hombre, quien lloraba en su hombro. Quince años sin verse se habían sentido
como toda una vida para ambos. Una vida que nuevamente volvía a tener
significado para el señor Jeon.
“Mi chico…”
✧c.-072

N/A: Última publicación de la semana y quizás de mi vida en general xD


Cap dedicado a TAYGOOV ♡♡
Hoy os recomiendo ‘DÓNDE’ de mi persona favorita en el mundo, Paul
Thin. Lo amo muchísimo.

Jungkook necesitó largos minutos para recuperarse, permaneciendo


abrazado a su padre hasta que ya no era capaz de sentir los brazos y la
espalda le dolía por mantenerse algo encorvado, pues era algo más alto que
él.
Ya no le quedaban lágrimas ni suspiros que soltar, con el corazón
acelerado, atiborrado de emociones florecientes. Sentía que estaba en un
sueño, un sueño del que jamás querría despertarse y por el que desearía
volver a estar dormido. Pero no lo era. Era real. Su padre, aquel hombre al
que no veía hace más de diez años, estaba realmente allí. A su lado.
Abrazándole tan fuerte que no podía creerlo.
“Qué grande y guapo estás, hijo… ¿A quién habrás salido?”
Riendo, el azabache sorbió por la nariz, separándose tan pronto como él lo
hizo, tomándole del rostro para verle mejor.
“Yo también me lo pregunto mucho, aunque dicen que me parezco un
poco a ti.”
Ambos se observaron mutuamente. Jungkook hizo una mueca.
“Nah… Yo soy más guapo.”
Y del mismo modo, rieron al unísono.
“¿Cómo es que estás aquí, papá? ¿Te han vuelto a dar unos días de
permiso?”
Seojin negó. “Me han concedido la libertad condicional por buena
conducta. El señor alcalde pidió que se tuviera en cuenta mi comportamiento
dentro de la cárcel y el juez que lleva mi caso accedió.” Dijo, mirando a
TaeHyung con una sonrisa, quien tenía lágrimas en los ojos.
El corazón de Jungkook se aceleró, incapaz de creer lo que estaba oyendo.
“¿Lo dices en serio?”
“Y tan en serio, sí.”
“Pero eso es increíble, papá… ¿Hace cuánto lo sabes?”
“Unos días antes de que despertaras me trasladaron a otro centro
penitenciario junto con otros presos, estábamos más cerca de los juzgados y
poco después me citaron.”
Aquella breve explicación fue suficiente para que TaeHyung,
disimuladamente, respirase hondo, sintiéndose aliviado de saber aquello, pues
significaba que no había tenido nada que ver directamente con el caso de
Moon Dakho y eso era algo que agradecía.
Sobre todo, agradecía el hecho de que su padre se hubiera involucrado
tanto con Seojin como para no detenerse hasta sacarlo, hasta que pudiera ver
a su hijo de nuevo. Cara a cara, como ambos merecían. Sin hospitales ni
accidentes de por medio. Jeon Seojin y Jeon Jungkook, padre e hijo, juntos de
nuevo. Lo agradecía porque sabía qué tan importante era para Jungkook y lo
mucho que significaba, lo feliz que tener a su padre cerca le pondría. Y eso
también le hacía feliz a él.
“No sabes lo mucho que me alegro, papá.” Decía el azabache, sus ojos tan
brillantes que en cualquier momento cambiarían de color. “Ven, vamos con
los demás que seguro que están deseando verte.”
El hombre rio, siguiéndole. “Eso espero, no pude reencontrarme con mis
otros chicos cuando vine a verte, tenía el tiempo justo.”
“¿Cuánto tiempo estuviste?”
“Poco más de un día.” Dijo, palmeando el hombro de Mos, cuya sonrisa
era reluciente.
Este se abrazó a él.
“Tío Seojin, cuánto tiempo. Se te ha echado mucho de menos por aquí.”
“Yo también os he echado en falta.” Reía antes de mirarle de arriba abajo,
suspirando con asombro. “Qué alto estás, hijo de puta… Cómo se nota que de
pequeño os alimentábamos bien.”
“Y qué lo digas…”
“Por cierto, me han dicho que ahora eres empresario y llevas un negocio
de éxito, ¿es eso cierto?”
Mos dejó escapar una carcajada, abriendo los brazos y señalando a su
alrededor con orgullo. Luego, rodeó los hombros de Banky, quién continuaba
junto a él, pegándolo más cerca de su cuerpo.
“Se podría decir que sí, tío. Este muchacho tan guapo y yo hoy estamos
inaugurando nuestro bar.” Presentaba, todavía más orgulloso si es que cabía.
“Antes lo tenía alquilado y no era tan bonito, pero ahora es oficialmente
nuestro, ¿verdad, belleza?”
Igualmente orgulloso, Banky asintió.
El señor Jeon miró a su alrededor, asombrado por la decoración que hacía
ver al lugar amplio, pulcro y muy iluminado.
“Vaya por Dios…”
“¿Te gusta?”
“Es precioso, hijo.”
“La decoración corre por cuenta de Banky, todo ha sido obra suya.” Dijo,
señalando al susodicho, quién esbozó una sonrisa casi tímida. “Banky es mi
pareja, por cierto, tío.”
Seojin le observó, pues recordaba a aquel chico a la perfección tal y como
él había dicho.
“Lo sé, nos conocimos en el hospital.”
“Cierto. Cuando fui a ver a Jungkook me perdí en ese hospital tan grande
y él me guio hasta su planta… De no ser por tu novio, seguramente todavía
seguiría dando vueltas.” Bromeó, sin dejar de observar aquel lugar. “Y tienes
un talento innato para esto, enhorabuena.”
Sus honestas palabras hicieron al castaño sonrojar. “Muchas gracias, señor
Jeon.”
Poco después, los ojos del hombre se encontraron con TaeHyung de
nuevo, iluminándose antes de acercarse a él con los brazos abiertos,
queriendo darle un abrazo que el rubio correspondió con la misma efusividad,
indicando que ambos se encontraban igual de emocionados por volverse a
ver.
Y es que casi parecía una completa ironía que TaeHyung hubiese sido la
primera y última persona en ver a Seojin cuando este salió de la cárcel.
“¿Cómo está mi yerno favorito?” Susurraba, cerrando los ojos en medio
del abrazo.
¿Quién le diría que una cara casi desconocida sería de las que más ganas
tenía de ver? Para alguien como Seojin era impensable.
El corazón de TaeHyung bombeaba con fuerza, sabiendo que los ojos de
Jungkook estaban sobre ellos en todo momento, observando aquella escena
como si no pudiera creerlo todavía. En realidad, nadie podía hacerlo.
“Muy feliz de volver a verte, Seojin. No sabes lo que me alegra tenerte
aquí de nuevo y que esta vez sea permanente.”
Separándose, le tomó por los hombros. “Todo es gracias a tu padre,
TaeHyung, le debo muchísimo.”
Y en respuesta, él negó rápidamente.
“No, no le debes nada más a nadie, Seojin. Esto es porque te lo mereces.”
La sonrisa del hombre se hizo más amplia. “Gracias…”
Seojin le apreciaba demasiado, más de lo que siquiera podía mencionar en
voz alta. No sólo por lo mucho que había cuidado a su hijo y lo feliz que le
hacía (algo que podía ver ahora), sino porque a pesar de su dolor, nunca se
separó de él ni permitió que estuviera solo, únicamente cuando estaba
visitando a Jungkook.
Tan pronto como ambos se separaron, TaeHyung sintió los dedos de
Jungkook aferrándose a su cintura, envolviéndole en un pequeño abrazo que
le hizo sonreír aun más, bajo la atenta mirada de su padre.
“¿Quién me iba a decir a mí que vería a mi hijo así de enamorado después
de tantos años escuchándote renegar…?”
Sonrojándose, Jungkook rio. “Yo estoy igual de sorprendido que tú, papá.”
“¡Tío Seojin, tío!”
Un segundo después, la vocecilla de Fourth resonó por el local, quien
avanzaba entre los clientes con rapidez, junto a Jaemin (que probablemente
había ido a hacerle saber que el señor Jeon se encontraba allí), Gemini y
Lyon en brazos de su propio padre.
Tan pronto como este llegó, abrazó al hombre con fuerza. No era un
secreto para nadie que Jeon Seojin había sido una figura muy importante en
la vida de los amigos de Jungkook, a quienes este consideraba familia. Todos
habían crecido juntos en el mismo barrio, por lo que aquel hombre era
especial para ellos y su marcha les afectó, incluso a Fourth, que era apenas un
bebé cuando esto ocurrió.
Seojin dejó escapar una risita, frotándole la espalda. “Qué grande estás,
hijo mío… Y qué guapo.”
“Te he echado muchísimo de menos, tío Jin.” Sorbiendo por la nariz y
separándose para mirarle, dijo. “Me hubiera encantado verte en el hospital
cuando viniste.”
“Bueno, ahora tendrás tiempo de verme hasta el cansancio, no te
preocupes.”
Sus ojos brillaron con más lágrimas. “¿Qué quieres decir con eso? ¿Te
quedarás?”
“Me han concedido la libertad condicional.”
“¡¿En serio?!” Tan pronto como Seojin asintió, volvió a abrazarle. Luego,
se separó algo confundido. “Espera… ¿Cómo funciona eso?”
Como era de esperar, todos miraron a un TaeHyung que parecía
demasiado entretenido jugueteando con los dedos de Jungkook por encima de
su estómago, aclarándose la garganta cuando vio atención excesiva sobre él.
“Eh… Básicamente lo usan como medio de prueba de que la persona
demuestra avances en su proceso de reinserción.” Explicó. “Es una manera de
cumplir condena y acceder a la suspensión total de esta.”
Los presentes asintieron con la boca semiabierta, comprendiendo lo que
decía. Seojin tosió, visiblemente sorprendido.
“Justo eso, sí… Es un alivio saber que tenemos un listo en la familia.”
“TaeHyung es abogado, papá.”
“Anda… Qué bien…”
El mencionado soltó una risita, sonrojándose. “Aún no termino el máster,
pero me falta poco. Pronto podré decir que lo soy oficialmente.”
“La madre que me parió… Mi yerno abogado y yo exconvicto. Esto
parece un chiste.”
“Y tu consuegro es el alcalde, tío Jin.”
Seojin vació sus pulmones dramáticamente, haciéndoles reír.
Esa misma noche la pasaron en el apartamento de Jungkook, acompañados
por el señor Jeon a quien habían insistido durante horas, pues este planeaba
pasarla en un hotel cualquiera. Por supuesto, Jungkook no iba a permitir que
la primera noche de su padre fuera de la cárcel fuese en un hotel, teniendo
una habitación libre en su apartamento. Por su parte, TaeHyung tampoco
estaba dispuesto.
A la mañana siguiente, los tres fueron directos al supermercado más
cercano, pues tras el accidente, Jungkook había tenido su hogar
considerablemente descuidado, en especial la nevera que se encontraba
prácticamente vacía (y aún peor, sin cerveza). Jungkook estaba desolado.
“Cómo ha cambiado este sitio… Parece otro.” Decía Seojin, observando
las instalaciones y los pasillos con asombro.
Su hijo rio. “Es que es otro, papá. El antiguo supermercado quebró, lo
cerraron y hace apenas tres años abrieron este. Han traído productos de otros
países e incluso cervezas alemanas de distintos tamaños.”
“¿En serio?”
“Y tan en serio. Llevo tiempo queriendo comprar algunas, pero entre que a
mi rubito no le gusta la cerveza, apenas hago la compra y los medicamentos
después del accidente me prohibían beber alcohol, todavía no me he
animado.”
“¿Tu rubito? ¿Qué es eso?” Quiso saber, frunciendo el ceño. “Me pierdo
con tantas moderneces…”
Jungkook señaló al rubio con la cabeza, quien caminaba junto a ellos. “No
es ninguna modernez, papá, es TaeHyung que tiene el pelo rubio. Siempre le
llamo así.”
“Ah, bueno… ¿Tú poniéndole motes cariñosos a alguien? Eso es toda una
novedad…”
TaeHyung dejó escapar una risita, codeando a un azabache que luchaba
por no sonrojarse. Apenas empezaba a sentir como su padre y su propio
novio se aliaban en su contra, queriendo avergonzarle a cada rato.
“Me gustaría cocinaros algo que me enseñó uno de los cocineros de los
que me hice amigo en la cárcel y perfeccioné con el tiempo. Hecho de menos
entrar en la cocina y preparar uno de mis famosos platos.” Comentaba Seojin,
paseándose por los pasillos sin quitarle la vista a todos los productos que se
encontraba.
“¿Tiene verduras? TaeHyung es un obsesionado de las verduras.”
Seojin asintió, para fastidio de su hijo. “Tiene muchas verduras frescas,
por eso me gusta tanto. Me aficioné a comer verduras y frutas en la cárcel
porque yo mismo las cosechaba en un pequeño huerto.” A tu abuelo le
hubiera encantado escucharme decir eso. De pequeño odiaba comer verduras
y frutas…”
“Jungkook es igual.”
Este rio entre dientes, sintiendo una pequeña punzada de dolor. “Cierto…
¿Y cómo es que os dejaban trabajar en el huerto? ¿Podíais usar herramientas
y todo eso?”
“Apenas. Teníamos mucho tiempo libre y bastantes actividades por hacer.
Al principio no hay nada que te anime, pero con el paso de los días te das
cuenta de que en realidad tampoco tienes otras opciones… Yo me aficioné a
la huerta, me hice tatuador y estudié un poco de historia del arte.”
“Joder, papá, has hecho tú más dentro de la cárcel que yo fuera.”
“Ya te he dicho que teníamos mucho tiempo libre… Mi compañero de
celda empezó a estudiar psicología y se sacó la carrera porque quería ser
consejero matrimonial cuando saliera.”
“¿Un preso estudiando psicología?”
TaeHyung resopló. “Te sorprendería no sólo lo que estudian, sino hasta
donde llegan las carreras de muchos. Robert Downey Jr, Iron Man para los
amigos, fue detenido varias veces por posesión de drogas y mira dónde está a
día de hoy.”
Por supuesto, aquella noticia hizo que Jungkook sintiera un cubo de agua
fría caer sobre su cabeza.
“¡¿Me estás diciendo que mi superhéroe favorito estuvo en la cárcel?!”
“El actor sí, el superhéroe en cuestión no sé, porque yo de cómics no
entiendo…” Respondía, encogiéndose de hombros. “A lo que voy es, que
quien quiere reinsertarse puede llegar a conseguirlo si al fin y al cabo cumple
condena y no reincide.”
“Pues qué fácil, ¿no…? Matas intencionalmente a alguien y diez años
después eres el panadero de confianza de LeBron James.”
Una risita abandonó los labios del rubio, que encontró aquel ejemplo como
uno bastante ingenioso. “Sé que no suena bien, cariño, pero las leyes no están
escritas para que sean moralmente justas, sino todo lo contrario. Hay muchos
factores de por medio que impiden eso y quien la imparte debe ser neutral.”
“Supongo que tiene sentido… Aunque menos mal que el representante de
la justicia eres tú y no yo, porque defendería a mis clientes dándome de
puñetazos con todo el mundo.”
El señor Jeon bufó. “Hijo mío, es que tú eres más bruto que una
empanadilla de cemento…”
Incluso si ambos rieron (TaeHyung más fuerte que Jungkook, por
supuesto, pues este había aprovechado para hacerse la víctima), TaeHyung
besó la mejilla del azabache, consolándole tras aquella falta de respeto
totalmente acertada.
“No le digas eso, Seojin, pobrecito… Jungkook es un peluche tamaño
grande cuando se lo propone, sólo se comporta como un viejo cascarrabias a
veces.”
Este no tardó en fulminarle. “¿Estás defendiéndome o tirándome más
mierda encima, rubito?”
“Se pueden hacer las dos cosas a la vez.”
“Claro… Cómo se nota que eres abogado…” Dejando escapar un bufido,
murmuró.
“¡Oye!” TaeHyung volvía a reír, ni siquiera defendiéndose del ofensivo
ataque, únicamente golpeando su brazo a modo de protesta y quejándose en
voz alta. “Eso ha sido un golpe bajo.”
Seojin y Jungkook secundaron su carcajada.
“Lo siento, rubito, no era mi intención.”
“Ya, ya…” Asentía, falsamente convencido de su inocencia. “Por cierto,
ya que estoy aquí voy a mirar algunas cosas que me hacen falta en mi
apartamento, que ahora que Fourth y Gemini están allí van a vaciarme la
nevera en cero coma. Me adelanto, ¿vale?”
El señor Jeon asintió, deteniéndose junto al puestecito de carnicería. “No
te preocupes, nosotros nos quedaremos aquí mirando. Tengo que comprar
carne para la receta.”
“Perfecto. Vuelvo en seguida.”
Así mismo, TaeHyung avanzó a otro pasillo diferente, dejando a Jungkook
a solas con su padre, quien observaba los precios con el ceño fruncido.
“Me gusta ese chico para ti.” Jungkook le escuchó murmurar.
“¿Quién? ¿TaeHyung?”
“No, el medio cochinillo que tengo ahí delante.” Bufó, poniendo los ojos
en blanco. “Claro que TaeHyung, hijo, ¿qué otro chico va a ser? Es divertido,
inteligente y parece quererte mucho. Creo que es justo lo que necesitabas.”
Un poco orgulloso por aquella observación, este asintió, esbozando una
diminuta sonrisa. “Lo es, sí. Me hace muy feliz.”
“¿Mucho?”
“Demasiado, papá… No creo que vaya a encontrar ninguna persona como
él en mi vida.” Vaciando sus pulmones dijo, bajo la atenta mirada del
hombre. “Es la primera vez que no me siento ridículo por querer tanto a
alguien fuera de mi círculo cercano. Aunque tampoco he querido a nadie
como lo quiero a él…”
Seojin golpeó su hombro suavemente. “Me alegra poder conocer esta
faceta sobre ti, hijo. Es todo un privilegio.” Señalaba. “Además, me alivia
saber que hay alguien en la familia que entienda de leyes… Lo necesitamos.”
“Calla, calla… Que mi suegro me sacó del calabozo antes de empezar mi
relación con TaeHyung y todavía estoy traumatizado.”
La sonrisa de su padre se borró de manera gradual.
“¿Calabozo? ¿Qué coño hacías tú en un calabozo, alma de cántaro?”
Jungkook terminó atragantándose con su propia saliva, habiéndose sentido
demasiado cómodo con su presencia como para hablar sin filtros, sólo
entonces siendo consciente y titubeando a la hora de darle una respuesta.
“Eh… No, nada… Fue por un malentendido, sin más.”
“¿Malentendido…?”
Los ojos de Seojin eran amenazantes. Jungkook se sintió aterrorizado por
primera vez en muchos años.
“Sólo fue una noche, papá… Me metieron porque defendí a TaeHyung de
un depravado, no puedo darte muchos detalles porque no me corresponde,
además, sólo le rompí la nariz… No estoy orgulloso, pero tampoco me
arrepiento.”
Con aquella breve explicación, Seojin, que continuaba dándole una mirada
amenazante, se limitó a respirar profundamente por la nariz.
“No te arrepientes… Mira, hijo mío, agradece que entiendo el contexto,
aprecio a TaeHyung y sobre todo ya eres mayorcito, porque si no te quedabas
castigado hasta la comunión del hijo de Jaemin y luego otros dos añitos más.”
Dijo, golpeándole la nuca. “Que no vuelva a ocurrir.”
Un suspiro abandonó sus labios. “No ocurrirá si los imbéciles se
extinguen.”
“Jungkook…”
“¿Qué? Es mi rubito, papá.” Murmuró, señalando al susodicho que
aparecía de nuevo por el pasillo, buscando algo en las estanterías. Seojin miró
en su dirección, viéndole distraído. “Tú tampoco permitirías que alguien le
hiciera daño a mamá si estuviera viva, ¿verdad?”
En respuesta, Seojin se mantuvo en silencio, manteniendo los labios
apretados. Ni siquiera tenía fuerzas para darle una respuesta.
La culpa era tan grande que evitaba olvidarse de ella.
TaeHyung se acercó a ellos tan sólo unos segundos después, esbozando
una sonrisa amplia mientras levantaba un paquete de cervezas alemanas sólo
para que Jungkook pudiera verlas, ya que eran las que tanto ansiaba probar.
“Mira lo que traigo… Para que luego digas que por mi culpa no puedes
probar nuevas cervezas.” Decía, guiñándole un ojo.
Riendo, el azabache se inclinó para besarle la frente. “Todo un detalle,
rubito.”
“He comprado exactamente las mismas sin alcohol para ti, Seojin, el chico
que estaba reponiendo dice que no se nota la ausencia del alcohol en el sabor
y que son incluso mejores. Desconozco si te gustan, pero por si acaso…”
“Me encantan las cervezas alemanas, TaeHyung, muchas gracias. Y con
esto de la condicional no puedo tomar alcohol, así que es todo un acierto. Te
lo agradezco mucho.” Le dijo, sonriente. Él le devolvió la sonrisa del mismo
modo.
Seojin entendía a su hijo mejor y más que nunca, pues él había dado todo
por la persona que amaba. Sólo esperaba y deseaba con todas sus fuerzas que
a Jungkook no le rompieran el corazón de esa forma.
✧c.-073

N/A: Se acerca una parte del drama que muchos (claramente me incluyo)
estamos esperando y la verdad es que estoy muy nerviosa xD
Cap dedicado a Vente_th-jk9795 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Come Here’ de Shuba, gracias al maravilloso
Descubrimiento Semanal que me acompaña casi siempre.

La llegada de Seojin tan sólo dos semanas atrás no sólo fue algo
impactante para todos, sino que también suponía un cambio casi radical para
quienes lo conocían. Entre ellos, Jungkook. Y es que TaeHyung no cabía en
sí viendo lo feliz que se encontraba, como un niño pequeño que todo el
tiempo buscaba hacer planes padre e hijo con él y otros muchos en los que
TaeHyung se sintiera involucrado.
La llegada de Seojin no sólo era un hecho emocionante en la vida de
Jungkook, quien echaba tantísimo de menos a su padre, sino que había traído
consigo una nueva faceta del azabache que enamoraba aún más a TaeHyung.
“Entonces, ¿ha conseguido un apartamento en el que quedarse?” Quiso
saber el señor Kim, caminando junto a su hijo.
Ambos acababan de llegar al hospital ya que TaeHyung le había
prometido a alguien hacerle una pequeña visita con la compañía de su padre,
a quien esa persona tanto admiraba y deseaba volver a ver, queriendo
expresar sus más sinceros, honestos y puros sentimientos de agradecimiento.
Y es que se había puesto en contacto con el señor y la señora Lee, los
padres de Aram, sólo para que este pudiera entregarle a su padre aquel dibujo
que por tanto tiempo estuvo guardando. Por supuesto, el pequeño no tenía ni
idea de lo que sucedería.
“Por el momento está viviendo en el hotel, su agente de la condicional
dice que todavía tiene plazo suficiente para encontrar trabajo y vivienda.
Jungkook no para de insistirle en que se quede con él, pero dice que no quiere
ser una carga…”
“Es normal… De todos modos, lo inteligente sería que primero se
enfocara en encontrar un trabajo y luego pasara a la vivienda. Por norma
general, lo más complicado siempre es el oficio.”
TaeHyung asintió, estando de acuerdo. “Pues sí, aunque ambas cosas son
complicadas por igual. Nadie quiere darle trabajo a un convicto que ni
siquiera está puesto en libertad.”
“Alguien aceptará, ya lo verás. Es cuestión de tiempo, no te desanimes.”
Notando la decepción y tristeza en su tono de voz, el señor Kim apretó
uno de sus hombros, dándole un pequeño masaje a modo de apoyo,
resultando en una pequeña sonrisa por parte del rubio.
“Eso espero, papá… Seojin es realmente un buen hombre y se merece lo
mejor.”
“Lo tendrá. Tiempo al tiempo, hijo, tiempo al tiempo.”
Y tomando la decisión de confiar en ello, este suspiró, asintiendo a pesar
de que aún se encontraba un poco desanimado. Sabía que las cosas no
funcionaban deprisa y corriendo para la gente como Seojin incluso si eso le
llenaba de impotencia, pero todo tenía solución. Y si no, ya se encargarían de
buscarla.
“Oye, ¿y dónde está ese tal Aram al que venimos a ver? Pensé que nos
esperaría fuera, no aquí.”
“Probablemente esté terminando de pasar a consulta, sus padres me
dijeron que entraba temprano. No tiene ni idea de que estamos aquí y quiero
que le des una sorpresa, papá.” Pedía, logrando que el hombre frunciera el
ceño.
Y es que TaeHyung había omitido pequeños detalles a su padre también.
Y, por omitir se refería a que ni siquiera había especificado de quién se
trataba, tan sólo habiendo mencionado su nombre. El señor Kim estaba
intranquilo, sin saber con qué o quién terminaría encontrándose.
“Hijo, pero es que no me has dicho ni cómo es, ni cuántos años tiene…
Estoy en blanco. A ver si me vas a llevar a conocer a un señor de ochenta
años y yo ni enterado.”
Una risita abandonó los labios del mencionado. “Claro que no, tú estate
tranquilo, ¿vale?”
“Si tú lo dices…”
Claramente, la voz de su padre estaba cargada de desconfianza, eso le hizo
reír aún más. Él se encontraba ansioso.
“¡TaeHyung, TaeHyung!”
Tan sólo medio segundo después, cuando el señor Kim apenas terminaba
de hablar, aquella vocecita tan esperada y aclamada llegó a oídos de ambos,
padre e hijo, este ultimo siendo el primero en detenerse tan pronto como la
reconoció. Con una sonrisa de oreja a oreja, visualizó al pequeño Aram,
enérgico y sonriente, corriendo hacia él a toda prisa.
Se puso en cuclillas, a la espera de que llegase a su altura. Y, una vez lo
hizo, atrapó el pequeño cuerpo entre sus brazos, alzándolo alegremente.
“¡Hola, Aram!”
“¿Has venido a verme? Papá y mamá me dijeron que trajera el dibujo que
le hice a tu padre, así que supuse que vendrías.”
Ambos, padre e hijo, dejaron escapar una risita.
“Qué listo eres, Aram, has acertado.” Dijo, para acto seguido señalar al
hombre que le acompañaba. “Este es mi padre, ¿te acuerdas de él?”
Mirando al susodicho, Aram asintió enérgicamente. “¡Sí! Es el hombre
que vino hace mucho y nos dejó tener juguetes en la habitación. Me ayudó a
colgar un dibujo…”
“Papá, te presento al famoso Aram, mi gran amigo, cuñado y, por lo tanto,
hermano pequeño de Jungkook.” Presentó al menor con una enorme sonrisa,
oyéndole reír. “Aram me pidió si podía traerte porque quería darte las gracias
por haber influido a que las cosas cambiaran aquí dentro.”
“Y por ayudarme a colgar mi dibujo…”
TaeHyung asintió. “Exacto, eso es.”
El señor Kim le sonrió, tendiéndole la mano para estrecharla, cosa que
Aram hizo de inmediato. Luego, chocaron los puños.
“Es un placer volver a verte, Aram, me alegra mucho saber que estás
bien.”
“¿Se acuerda de mí?”
“Tu habitación era la número siete en el área de oncología infantil,
¿verdad? Te ayudé a colgar un dibujo de Peppa Pig subida en un triciclo, si
no me equivoco.”
Aram parecía muy emocionado de escucharle decir eso, pues era
justamente lo que había sucedido. Con los ojos brillantes, asintió, mirando al
rubio con asombro.
“¡Sí que se acuerda, TaeHyung!”
“Claro, mi vida, te lo dije.”
El señor Kim dejó escapar una risita. “Por supuesto que me acuerdo,
Aram. Las buenas personas no se olvidan nunca.”
“¡Muchas gracias, señor alcalde!”
Otra risita abandonó sus labios.
“No tienes nada que agradecerme, Aram. Aunque alguien me habló de un
dibujo hecho por ti como agradecimiento…” Decía, mientras observaba a su
hijo por el rabillo del ojo. “Y eso sí que me gustaría aceptarlo, si no es mucha
molestia.”
“¡Voy, voy!” Chilló, moviendo las piernas hasta que TaeHyung le dejó en
el suelo. “Lo tienen papá y mamá, voy a buscarlo y en seguida vuelvo, ¿vale?
No os vayáis.”
Ambos asintieron. “Aquí te esperamos, Aram, ve tranquilo.”
Un segundo después, del mismo modo en que llegó, Aram desapareció por
el pasillo en dirección a sus padres, quienes se encontraban a lo lejos. Estos
saludaron a TaeHyung con la mano en cuanto se encontraron con él.
Por su parte, este miró a su padre.
“¿Cómo es que te acuerdas de tanto? Pasó hace años y tú no tienes buena
memoria.” Quiso saber.
El hombre rio. “Es por tu madre, ella me habló mucho de Aram.”
Su ceño inmediatamente se frunció, confundido ante la mención de su
madre.
“¿Mamá?”
“Ella fue donante de médula antes de caer enferma. Un día nos llamaron
del hospital para avisarnos de que gracias a eso un niño pequeño, de apenas
dos años, pudo tener su trasplante.” Respondió, en un tono de voz suave,
señalando al pequeño que ahora se acercaba junto con sus padres. “Supimos
que era él porque al poco tiempo salió en las noticias Lee Aram como el
paciente más pequeño del hospital en recibir un trasplante de médula.”
El corazón de TaeHyung dio un vuelco, sus ojos rápidamente llenándose
de lágrimas conforme veía a Aram acercándose a paso rápido, con una
sonrisa que gradualmente iba creciendo y ambas manos aferrándose al dibujo
que llevaba consigo.
Viéndole llegar, el señor Kim se puso de cuclillas.
“¡He vuelto!” Chillaba, sacudiendo su dibujo antes de entregárselo. “Esto
es para usted, señor alcalde. Lo dibujé cuando era más pequeño, así que no es
tan, tan bueno… Pero espero que le guste.”
“Seguro que es una obra de arte.” Le dijo, desdoblándolo para poder verlo
mejor. Sus ojos se ensancharon. “¡Pero si es increíble, Aram!”
El pequeño rio, sonrojándose. “¿Le gusta?”
“¿Bromeas? Me encanta.”
En aquel dibujo podía verse a sí mismo en una habitación de hospital,
colgando un dibujo en la pared mientras una sonrisa inmensa le iluminaba el
rostro. A su lado, la figura más pequeña, casi diminuta de Aram, se podía
reconocer. El corazón se le derritió inmediatamente.
“Papá, mamá, este es el señor alcalde, es el padre de TaeHyung.” Lo
presentó a sus padres, quienes estrecharon su mano del mismo modo en que
él lo había hecho.
Aeri le dedicó una gran sonrisa. “Encantada de volver a verle, señor
alcalde.”
“Igualmente.”
“¿Le has entregado el dibujo que le hiciste, Aram?”
“Sí, aquí lo tengo.” Señaló, zarandeando con suavidad la hoja de papel.
“Es un dibujo precioso, de verdad. Pienso colgarlo en mi despacho para verlo
todos los días.”
Un gritito resonó por parte del más pequeño. “¡¿En serio?!”
“Faltaría más, por supuesto que sí.”
Observando aquella escena con el corazón en un puño y totalmente
conmocionado, TaeHyung necesitó respirar hondo y cerrar los ojos
fuertemente para no romperse allí mismo. Había muchas cosas de su madre,
apenas pequeños detalles, que desconocía o de los que nunca había
escuchado hablar y el hecho de enterarse ahora suponía un fuerte shock para
él.
Su teléfono sonó, sacándole de la pequeña burbuja que había construido a
su alrededor tan pronto como reconoció el tono de llamada que le había
asignado a Jungkook. No tardó demasiado en sacar su teléfono, aceptándola
de inmediato.
“Cariño, hola.”
“¿Dónde estás, rubito?”
Una sonrisa boba apareció en su rostro nada más oír su voz. “Estoy en el
hospital con mi padre, hemos venido a ver a…”
“¡Jungkook!”
Aram, a quien TaeHyung inicialmente iba a llamar, chilló, reconociendo a
su hermano tras el rubio y corriendo hacia él sin pensárselo. Debido a eso,
este se giró, viéndolo a sus espaldas, teléfono en mano y una sonrisa ladeada
que le aceleró el corazón.
“Me gusta cómo te queda esa camisa, rubito.” Fue lo último que le dijo,
colgando y acto seguido poniéndose de cuclillas para recibir a Aram.
El rubio rio, esperando a que se le acercara.
“¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en el trabajo.”
“Vengo a acompañar a mi padre para los análisis mensuales que debe
hacerse. Ya sabes, el protocolo.” Encogiéndose de hombros, se inclinó para
besar su frente, dedicándole poco después una sonrisa a su suegro. “Hola,
señor.”
“¿Qué tal, Jungkook?” El señor Kim le devolvió la sonrisa junto a una
leve palmadita en el hombro, silbando al ver el evidente parecido entre ambos
hermanos. “Dios, sois idénticos, ¿eh? Como para decir que no sois
hermanos…”
Jungkook dejó escapar una risita, observando a Aram mientras asentía.
“La genética se ha lucido mucho más con él.”
“¿Eso quiere decir que yo soy feo o que tú eres feo?”
“Yo, yo.”
“Pero somos hermanos. Si tú eres feo, yo también lo soy, Jungkook. Y yo
no soy feo, mi madre dice que soy el niño más guapo que ha visto en su vida
y es profesora, así que ella no miente.”
“Aram tiene razón, Jungkook, los dos sois muy guapos. Y además os
parecéis mucho, como bien dice el señor Kim.” La madre del pequeño lo
halagó, por lo que otra risita abandonó sus labios. TaeHyung se dio cuenta de
que le temblaban las manos.
“Está bien, está bien, no hay ningún feo en la familia.” Accedía. “Pero
sólo porque usted lo dice, señora Lee.”
Acercándose a él una vez dejó a Aram en el suelo, TaeHyung tomó su
mano con disimulo, viéndose preocupado, pues podía notar su pulso algo
acelerado.
“¿Te encuentras bien, Jungkook? Estás temblando y casi tienes el pulso
descontrolado…” Susurró sólo para que fuera él quién le escuchase, al mismo
tiempo en que Aram volvía con sus padres, quienes habían entablado una
amena conversación con el padre de TaeHyung.
Jungkook asintió, haciendo una mueca mientras miraba hacia todos lados.
“Sí, no te preocupes, sólo un poco nervioso… Mi padre está en el baño,
puede salir en cualquier momento y encontrarse con Aram, no sé cómo va a
resultar todo… No planeaba que esto sucediera justamente hoy. Ni siquiera
sé si él está preparado, rubito.”
El rubio frotó sus hombros. “Tranquilo, ¿vale? Si se encuentran verás
como todo sale bien.”
“Sí…”
Por supuesto, esas palabras ni siquiera fueron suficientes para conseguir el
efecto deseado en él, quien continuó lamiéndose y mordiéndose los labios
hasta que escuchó la puerta del baño más cercano abrirse. TaeHyung sintió
como si cuerpo se tensaba.
“Joder, olvidaba lo poco que me gusta hacerme analíticas de sangre…
Ayunar me sienta como un tiro en los cojo… ¿Jungkook?”
El hombre salió del baño resoplando, inmediatamente callándose a sí
mismo y buscando a su hijo con la mirada, pues pensó que lo encontraría
justo en la puerta nada más saliera de allí, cosa que no sucedió.
“Estoy aquí, papá, ven.” Indicó, haciéndole una seña.
“Uy, TaeHyung, ¿cómo tú por aquí?” Fue lo primero que dijo, nada más
ver al susodicho. “¿Estás enfermo o algo?”
“No, he venido a acompañar a mi padre para que conociese a alguien.”
“Ah…” Asintiendo, sólo necesitó que el señor Kim se moviera un poco
para reconocer a los padres de Aram y a su respectivo hijo, logrando que se le
helara la sangre. Palideció prácticamente al instante. “No me jodas…”
Jungkook sudo frío, tragando saliva y tensándose hasta el punto en que
TaeHyung tuvo que apretarle la mano para que reaccionase.
“Seojin, hola, cuánto tiempo.” Aeri fue la primera en dirigirse a él, su
sonrisa encantadora brillando como usualmente hacía. “Me alegro de verte
tan bien… Jungkook ya nos ha dicho que te han dado la condicional.”
Este asintió con dificultad, pues ni siquiera sabía cómo actuar al respecto.
El señor Lee palmeó su hombro amistosamente.
“¿Cómo te va? ¿Te adaptas bien?”
“Sí, sí, todo genial por suerte.” Respiró hondo sin dejar de asentir. ‘No
sabía que estabais todos reunidos aquí fuera, me ha tomado un poco por
sorpresa.’ Dejó escapar una risita para aliviar su propia tensión. “Está hasta
mi consuegro, ¿qué es esto?”
Riendo, el alcalde le dio la razón. “Ha sido una reunión improvisada,
Seojin, claramente sólo faltabas tú para completarla.”
TaeHyung apretó más fuerte la mano de Jungkook, sintiéndole cada vez
más nervioso y al mismo tiempo como la preocupación crecía y crecía en él,
temiendo que se desmayara en cualquier momento.
“Por favor, cálmate, no pasa nada…”
“No sé qué me pasa, TaeHyung, estoy muy nervioso.” Admitió en voz
bajita. “Me quiero ir de aquí.”
En lugar de simplemente apretar su mano, esta vez TaeHyung le acarició
el dorso con suavidad hasta soltarle y pasarla por su espalda baja, masajeando
aquella zona para que pudiera tranquilizarse al menos un poco.
“Aeri y yo teníamos pensado ir a comer por el centro para celebrar que los
resultados de Aram están limpios, ¿por qué no os unís?” Propuso el padre de
Aram.
“A mí me encantaría, pero he quedado para almorzar con mi hijo pequeño
y su pareja.”
“¿No viene, señor alcalde?” Aram preguntó directamente.
“Hoy no puedo, pero que no te quepa duda que la próxima vez me apunto
sin pensarlo, ¿vale, Aram?”
El pequeño asintió, sonriente. Luego, se dirigió a Seojin. “¿Y usted,
señor?”
Seojin tragó saliva con notable dificultad, sintiendo como su corazón se
apretaba en un puño.
“Eh, bueno…”
“Deberías venir, Seojin, será divertido.” Aeri lo animó con una sonrisa
dulce. “Así podemos ponernos al día, que nos hace bastante falta. Tenemos
muchas cosas de las que hablar.”
“¡Sí, ven! Jungkook y TaeHyung también.”
Jungkook inmediatamente miró al rubio, quien abría la boca para
responder y la cerró al instante, observándole. Tenía una mirada llena de
angustia y súplica, por lo que negarse a dicha petición ni siquiera era algo que
se le pasase por la cabeza.
“Por supuesto que iremos.”
“Sí…” El azabache asintió, suspirando, algo más tranquilo al saber que
TaeHyung le acompañaría.
Compartió una mirada casi tormentosa con su padre, a quien trató darle
una sonrisa, pues incluso si él mismo se sentía nervioso a morir, no quería
que pasara por lo mismo.
Y es que nunca se imaginó en un escenario junto a su padre y su hermano
pequeño, junto a los padres de este, quienes parecían encantados de que los
tres compartieran tiempo juntos y prácticamente animaba a que esto
sucediera. Era extraño para la mente de alguien que todavía se acostumbraba
a la idea de tener un hermano pequeño al que adoraba con todas sus fuerzas.
La comida fue tan bien que Jungkook realmente sintió que estaba metido
de algún sueño. Tan bien que casi parecía irreal. Especialmente cada vez que
Seojin hacía una pequeña broma para matar su nerviosismo y Aram reía a
carcajadas, encantado con su simple presencia.
E incluso si ambos, padre e hijo, estaban demasiado felices por cómo
resultaban las cosas, por la comodidad que se respiraba en aquel ambiente y
la ausencia de límites ni restricciones por parte del señor y la señora Lee,
Jungkook sentía que todo iba demasiado rápido para poder seguir el ritmo.
Así mismo, una vez en el apartamento del rubio, esperó a que este tomara
asiento en el sofá para hacer lo mismo y tumbarse en su regazo. TaeHyung
comenzó a pasar los dedos por sus hebras, oyéndole suspirar.
“Estoy agotado, rubito…”
“¿Sí?”
Él asintió. “Ha sido un día agotador, lleno de emociones… No quiero
hacer otra cosa que no sea meterme en la cama contigo y dormir hasta el
sábado.”
TaeHyung le observó con algo de preocupación, pasando los dedos por su
frente también.
“¿Te encuentras mal, cariño?”
“No, estoy bien. Es… Simplemente eso, muchas emociones juntas. Mi
padre, Aram, los dos juntos en el mismo sitio, sabiendo después de tantos
años el parentesco que tienen entre ellos… Yo en medio. No sé si estaba
preparado para eso justo hoy.”
“Tal vez no estabas preparado, pero era algo que debía pasar y pasó.
Simple.” Dijo, encogiéndose de hombros. “Creo que ha salido muchísimo
mejor que si estuviera planeado y eso no es algo que todo el mundo pueda
decir.”
Jungkook hizo una mueca con los labios. “Sí, bueno… Ahí tienes razón,
pero aún así todo me ha tomado por sorpresa.”
“Es normal, no pasa nada.”
“Es que yo no sirvo para improvisar, rubito. Al menos no en estas
situaciones. Me quedo en blanco… Me congelo y no sé qué hacer, decir,
nada…”
Esta vez, las manos de TaeHyung fueron hacia sus mejillas, acariciándolas
superficialmente antes de apretarlas.
“Oye, bajo mi punto de vista has actuado genial, yo no podría haberlo
hecho mejor estando en tu lugar.” Le hizo saber. “Creo que estás siendo
demasiado duro contigo mismo, Jungkook, no te martirices tanto.”
Un pequeño suspiro abandonó sus labios. Él, en definitiva, estaba
exhausto.
“Ya…”
“Lo digo muy en serio, bebé. La situación se ha dado porque, aunque tal
vez nadie estuviera preparado, sí estaban lo suficientemente cómodos para
que así fuera. Y ya has visto lo bien que Aram y Seojin se han llevado, ¿no es
eso algo por lo que estar feliz?”
Otro suspiro sonó. “Sí, por supuesto que sí… Supongo que tienes razón y
sólo estoy dándole demasiadas vueltas cuando no debería.”
“Claro que sí.”
“Además, es rarísimo porque cuando estábamos saliendo de consulta nos
cruzamos con la doctora Ahn que justo se incorporaba. Mi padre se quedó
helado y ella también, tanto que ni siquiera se detuvo a hablar conmigo. Fue
súper extraño. Había una especie de tensión entre ellos dos, como si se
conocieran de antes.” Comentó, su ceño fruncido.
De inmediato, TaeHyung sintió como se le detenía el corazón
momentáneamente, optando por quedarse en silencio.
“Me ha resultado todo muy chocante…” Comentó tras soltar un suspiro,
mordiéndose el labio inferior cuando notó que TaeHyung no decía nada al
respecto.
Le observó, preguntándose el por qué de su silencio, cuando lo encontró
con una pequeña mueca consternada en el rostro, la mirada perdida y además,
fue consciente de que sus ojos parecían cansados. De inmediato, se sintió
culpable, incorporándose lo más rápido que pudo, logrando así que
TaeHyung reaccionara, mirándole. Para ese momento concreto, Jungkook, ya
sentado en el sofá, jaló de su brazo hasta enviarlo directo a su regazo.
“¿Qué…?”
“Perdóname, rubito.” Fue lo primero que dijo, confundiéndole aún más.
“Estos últimos meses todo se ha centrado en mí y no quiero que te sientas
desplazado… Lo siento.”
Tras aquellas palabras que sonaban como si eso realmente resultara un
nuevo tormento para él, TaeHyung se apresuró a negar, acomodándose en su
regazo y tomándole del rostro con una mano.
“No, claro que no, mi amor, no me siento desplazado en absoluto. Todo
esta bien.”
“No pareces bien… ¿Hay algo que te esté molestando?” Quiso saber,
viéndose preocupado. “¿La universidad? ¿El hotel? ¿Tu carrera? Te gradúas
en dos semanas, no creas que me he olvidado de eso.”
Una risita abandonó sus labios, negando. “Sé que no te has olvidado,
tranquilo. Y sí, todo eso que mencionas está bien… Aunque ahora que lo
dices, no he pasado por el hotel desde que te dieron el alta, sólo para
acompañar a tu padre.”
“Deberíamos ir un día de estos.”
“Pues sí.” Estuvo de acuerdo, todavía encontrándose con la preocupación
en sus ojos. Acunándole el rostro, suspiró, dedicándole su mejor sonrisa.
“Sólo estoy algo cansado, ¿vale? Me gradúo en dos semanas, aún ni siquiera
he ido a visitar el edificio que mi padre compró para poder convertirlo en mi
propio bufete de abogados y todo eso me pasa factura. Pero estoy bien,
porque cuando vuelvo a casa tú estás ahí y eso es suficiente para que sienta
que realmente todo va bien.”
Entonces, Jungkook se sonrojó, esbozando la sonrisa más pura, dulce y
cargada de emoción que TaeHyung le vio nunca. Tanto, que su corazón se
aceleró.
“Me alegra que te sientas así, porque es justo como yo me sentía cada
mañana que despertaba en el hospital y te veía allí conmigo. Y es una de las
razones por las que agradezco haberme despertado.”
El rubio le devolvió la sonrisa. Amplia, brillante. “A mí me sobran
razones por las que agradezco tenerte aquí.”
Jungkook se inclinó, depositando un casto beso en sus labios, suspirando.
Luego, frotó su nariz suavemente como la de TaeHyung.
“Dios, cómo te quiero…” Dijo, antes de que le besara de vuelta.
“Yo te quiero más, bebé.”
Jungkook nunca se había enamorado antes, pero si así era como se sentía
(y sabía que lo era) no querría que esos sentimientos fueran dirigidos a
alguien que no fuese TaeHyung. Tenía que ser él. Única y exclusivamente él.
De lo contrario, no tendría sentido alguno.
El teléfono le sonó antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo,
haciéndole bufar mientras se separaba entre dientes, tomándolo de la mesita
con evidente molestia, sólo para extrañarse al ver que quien llamaba era la
Doctora Ahn.
Con el ceño fruncido, aceptó aquella llamada, usando su mano libre para
sostener a TaeHyung, que continuaba en su regazo.
“¿Qué ocurre, doctora Ahn?”
La mujer se aclaró la garganta antes de hablar.
“Eh… Hola, Jungkook, lamento llamarte a estas horas, pero tenía que
pedirte un favor. Podrías… ¿Podrías, por favor, venir mañana al hospital?”
“Claro, ¿va todo bien?”
Ella claramente parecía nerviosa.
“Sí, sí, todo genial, cielo, no te preocupes. Sólo quiero hablar contigo de
algo importante, pero nada grave.”
“¿Segura?”
Miró a TaeHyung, quién parecía algo tenso, al mismo modo que
preocupado e igual de confundido que él.
“Claro, descuida. Te dejo, ¿vale? Mañana nos vemos en el hospital.”
“De acuerdo, doctora Ahn, hasta mañana… Adiós.”
La llamada finalizó al instante. Sumamente extrañado, miró al rubio sin
entender nada en absoluto. TaeHyung tragó saliva. Estaba aterrorizado.
✧c.-074

N/A: Este capítulo me ha dejado completamente rota, lo juro xD


Cap dedicado a ttokkii_com ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Eyes Wide’ de Alfie Jukes, una vez más gracias al
Descubrimiento Semanal.

Esa noche, como era de esperar, TaeHyung no pudo pegar ojo ni un


segundo. Mientras Jungkook dormía profundamente, como un bebé, abrazado
a él y abultando los labios en sueños, TaeHyung permanecía entre sus brazos,
con los ojos abiertos de par en par y el corazón en la garganta.
Tener más información de la necesaria era algo que odiaba con todo su
ser, pues ya no sólo se trataba de guardar un secreto inocente, mínimo; sino
privarle a la persona que amaba de algo tan necesario como la verdad. Y
temía que, una vez Jungkook la conociera, todo cambiara drásticamente.
Temía que callar algo cuya responsabilidad no recaía en él pusiera en peligro
su relación con Jungkook. Nunca se lo perdonaría.
A la mañana siguiente, agotado y con ojeras que le hacían parecer un
mapache con maquillaje exótico, TaeHyung se preparaba para salir de casa
con Jungkook, quien llevaba vestido más de diez minutos y simplemente se
dedicaba a esperarle.
“He pensado que podríamos ir a ese sitio de ensaladas para comer,
llevamos tiempo sin ir y debes tener ganas.” Propuso Jungkook, mirándole
con los ojos brillantes.
Él le dedicó una sonrisa, asintiendo. Era incapaz de negarse, incluso si
sabía que lo último que querría este nada más salir del hospital, sería salir a
ninguna parte. Probablemente ni siquiera tendría ganas de ver a nadie.
“Me parece bien, sí.”
Por supuesto, Jungkook notó la falta de ánimos en su respuesta, incluso si
se esforzaba por ocultarlo.
“¿Seguro que te lo parece? Porque ni siquiera estás emocionado…”
“Estoy muy emocionado, cariño, pero esta noche apenas he dormido y
todavía tengo el cerebro acostumbrándose al día…” Aseguraba, negándose a
hacerle pensar que pasar tiempo con él no le resultaba emocionante en
absoluto. “Pero sabes de sobra que ir contigo a mi lugar favorito de ensaladas
es lo que más me gusta en el mundo.”
Esta vez, más satisfecho y encantado con aquella respuesta, el azabache
alzó las cejas.
“¿Justamente eso es lo que más te gusta hacer en el mundo? ¿Conmigo?”
TaeHyung soltó una carcajada. “Una de las cosas que más me gustan, sí.”
“Ah, eso ya está mejor…”
“Eres un cerdo, Jungkook, siempre pensando con la cabeza de abajo…”
Le dijo sin dejar de reír, meneando la cabeza de un lado a otro. Luego,
conforme su risa se apagaba, suspiró, viéndose decaído otra vez sin siquiera
poder evitarlo.
Jungkook no tardó en notar el modo en que su rostro se volvió triste otra
vez, con la cabeza gacha mientras se ponía los pantalones. Aquel cambio tan
repentino le preocupó, pues TaeHyung se veía realmente consternado,
angustiado y lleno de miedo, como si algo le atemorizara.
“Rubito.” Lo llamó. Este levantó la cabeza para mirarle. “¿Qué te pasa?”
Y, en respuesta, lució extrañado, como si no supiera lo que significaba
aquella pregunta ni por qué se la hacía.
“Nada, ¿por qué?”
“Porque no te ves bien y no hablo de tu aspecto. Pareces triste, decaído…
¿Te preocupa algo? ¿Alguien?”
TaeHyung volvió a negar, apartando la mirada. Era incapaz de mirarle a
los ojos sabiendo que estaba mintiéndole descaradamente. Simplemente no
podía. “No, claro que no, estoy bien.”
“¿Seguro? No quiero que me mientas ni me ocultes cuando no estás bien,
a mí puedes contarme cualquier cosa, lo sabes.”
Algo dentro de él se rompió, causándole un dolor indescriptible y
repentino que le hizo detenerse en seco, sólo aquellas palabras siendo
suficientes para convertir sus ojos en un mar de lágrimas que no dudaron en
traicionarle. Se tapó la cara al instante, viéndose inmerso en un llanto
silencioso.
Un sollozo alertó a Jungkook.
“Eh, no…” Susurraba, preocupado tras aquella reacción. “TaeHyung…”
No dudó en incorporarse, levantándose de la cama y prácticamente
corriendo hacia él. Lo abrazó tan pronto como llegó a su altura,
envolviéndole entre sus brazos sin pensárselo siquiera, besando su frente y
acariciándole la espalda. Ver a TaeHyung llorar rompía su corazón en mil
pedazos.
“Lo siento, lo siento mucho…”
“Rubito, ¿qué ocurre?”
Este continuó negando, limpiándose las lágrimas con manos temblorosas.
“Nada, nada, no pasa nada. E-Estoy bien, tranquilo… Sólo es estrés,
mucho estrés.” Hipaba, separándose y sorbiendo por la nariz. Trató de
recobrar la compostura, consiguiéndolo a medias. “Lo siento, no dormir me
afecta muchísimo.”
Jungkook acunó su rostro. “¿En serio es eso, TaeHyung? ¿No te pasa
nada?”
“No… Ya te lo dije ayer, e-entre mi graduación, el hotel y mi proyecto
con el bufete de abogados no doy abasto. Pero estoy bien, de verdad.”
“¿Sí? ¿Lo prometes?”
Tan pronto como le miró a los ojos y notó la preocupación en ellos, supo
que no tenía fuerzas suficientes para darle una respuesta afirmativa, porque
sabía que estaría mintiéndole. No podía hacerlo.
Se inclinó hasta depositar un pequeño beso en sus labios, dedicándole su
mejor sonrisa.
“Será mejor que nos vayamos ya si no quieres llegar tarde, cariño. La
doctora Ahn te está esperando y yo tengo muchas ganas de ir a ese lugar de
ensaladas.”
Jungkook suspiró, algo insatisfecho con aquella respuesta, pero decidió
que lo dejaría pasar.
“Claro, vamos.”
TaeHyung se alejó de él sin borrar su sonrisa, mientras que Jungkook le
observó con una mueca amarga, conociéndole lo suficiente para saber que
algo iba realmente mal con él. Odiaba el sentimiento de impotencia que lo
consumía cuando desconocía lo que estaba pasando a su alrededor, aún más y
especialmente si se trataba de su pareja. Se sentía inútil al no poder ayudarle
cuando TaeHyung lo significaba todo para él.
La llegada al hospital fue incluso más tortuosa para un TaeHyung que
sufría las consecuencias de tener que ocultar cómo se sentía realmente. Se
mordió las uñas hasta que apenas pudo sentir los dedos, manteniendo la vista
fija en la carretera, siendo cuidadoso a la hora de no mover demasiado el pie
y que su evidente nerviosismo lo delatara, mientras escuchaba a Jungkook
hablar alegremente sobre cómo había sido su primera salida a solas con Aram
y lo emocionado que el pequeño estaba por ir a la escuela.
“Dice que el día de las presentaciones hizo un par de amigos y
casualmente en su clase había una niña que estuvo con él en el hospital.
Tendrías que haberlo visto, rubito, estaba tan contento…”
Este asintió, esbozando una sonrisa. “Me lo imagino, después de todo por
lo que ha pasado, por fin puede hacer vida normal.”
“Sí… La verdad es que es un alivio. ¿Sabes? Me ha suplicado que
vayamos a recogerle en su primer día en la escuela, hablé con sus padres y
están de acuerdo, así que he pensado que podríamos recogerle aprovechando
que sale antes e ir directamente a por Lyon, ya que sus clases terminan más
tarde y su colegio está más lejos, y los llevamos a comer. Jaemin dice que le
parece bien. ¿Tú qué dices? Incluso podríamos ir al cine, sería el viernes.”
“Me encantaría.”
Los ojos del azabache brillaron intensamente cuando le observaron. “¿Sí?
¿Te gusta la idea?”
“¿Bromeas? No quiero hijos, pero verte con tu ahijado y tu hermano
pequeño por separado es lo más bonito que he presenciado… Ahora
imagínate con ambos a la vez. Mi sueño.”
Sonrojándose, este dejó escapar una risita. “Muy bien, en ese caso no
hagas planes para el viernes porque vas a ser mío durante todo el día.”
TaeHyung también rio, viéndose mucho más tranquilo ahora y sintiéndose
aún mejor.
“Ya soy tuyo todos los días de la semana, Jungkook.”
“Pues ese día especialmente.”
Sin embargo, su tranquilidad no duró demasiado, apenas un par de
minutos, pues tan pronto como el coche de Jungkook se detuvo frente al
hospital, los nervios se adueñaron de su estómago otra vez. Él tragó saliva,
quitándose el cinturón y respirando hondo.
Sabía lo que pasaría, mas no cómo resultarían las cosas. Temía que
Jungkook sufriera demasiado, que pudiera llegar a sentirse herido y
traicionado. No quería verle pasar por eso.
Ambos se bajaron del coche, Jungkook inmediatamente buscando su mano
para entrelazarla y avanzar hacia el interior de aquel hospital. Por supuesto, él
no tenía ni idea de lo mucho que cambiaría su vida ese día ni el giro tan
grande que todo daría, pero TaeHyung sí.
“La doctora Ahn no me ha dicho dónde estaría… ¿Debería preguntarle a
Hyeju?”
Él asintió. “Será lo mejor, sí, quizás esté en consulta con algún paciente
y…”
“¡Jungkook, TaeHyung!” Para sorpresa del rubio, quien nada más
reconocer la voz de la doctora Ahn quedó momentáneamente petrificado, ella
apareció a lo lejos. “Aquí, venid.”
TaeHyung la observó mientras se acercaban, pudiendo ver su nerviosismo
incluso si, al igual que él mismo, se esforzaba por ocultarlo. El de ella era
incluso más fuerte, evidente, tanto que le temblaban las manos por dentro de
los bolsillos de su bata. Él respiró hondo.
“Hola, doctora. No sabíamos si estarías en consulta o tendríamos que
buscarte en otro lado.” Saludaba Jungkook, recibiendo una tensa sonrisa por
su parte.
“Tranquilo, mi horario no empieza hasta por la tarde, te he citado aquí
porque sería más fácil para todos reunirnos en el hospital.” Explicaba,
mirando al rubio, quien era el único en comprender cómo se sentía. Luego,
abrió la puerta de lo que parecía ser su despacho. “Pasad, por aquí.”
Jungkook asintió, algo confundido mientras se adentraba. “¿Va todo bien?
Parecías preocupada cuando me llamaste ayer.”
“Sí, todo genial…”
“¿Y de qué querías hablar… me…?” Repentinamente el azabache se
quedó callado, su ceño frunciéndose nada más poner un pie dentro de aquel
despacho y encontrarse a su padre sentado en uno de los sillones. “¿Papá?
¿Qué haces tú aquí?”
Aquello comenzaba a darle un muy mal presentimiento.
El señor Jeon se puso en pie en cuanto su hijo se le acercó, mostrándose
preocupado.
“Jungkook…”
“¿Te encuentras mal? ¿Qué tienes? ¿Te duele algo?” Quiso saber,
tomándole por los hombros para analizarle mejor.
“No, no, descuida, yo estoy perfectamente, hijo.” Se apresuró en contestar.
Luego, dejó escapar un suspiro, relamiéndose los labios. “La doctora y yo os
hemos citado aquí porque queríamos decirte algo importante.”
Jungkook miró a ambos. TaeHyung sintió que se iba a desmayar en
cualquier momento.
“¿El qué? ¿Qué ocurre?”
La doctora Ahn señaló un par de sillas que tenía delante. “Sentaos, por
favor.” Pidió, sus labios apretados.
Haciendo lo pedido, Jungkook cada vez se sentía más y más confundido,
mirando a su alrededor, a TaeHyung y a su padre sin entender completamente
nada. Sentía que algo no iba bien, que todos en aquella habitación sabían algo
que él no. En especial, cuando su padre, quien parecía angustiado, compartió
una mirada con la doctora Ahn.
“¿Me podéis decir de qué va todo esto?”
Ella se aclaró la garganta. “Esto es un poco complicado de decir,
Jungkook…”
“¿Qué quieres decir con ‘esto’, doctora?” Cuestionó, impaciente,
mirándolos a ambos por tercera vez. “Ayer cuando nos encontramos después
de que te hicieran los análisis sentí que había algo raro entre vosotros, ya hora
ambos estáis aquí metidos. ¿De qué va todo esto?”
Seojin agachó la cabeza, suspirando. Debía soltarlo antes de que todo se
volviera demasiado difícil para poder hablar siquiera. Llenándose de valor
finalmente, levantó la mirada hasta encontrar la de su hijo.
“Esto que te voy a decir va a ser difícil, Jungkook…” Comenzó,
relamiéndose los labios. “Tu madre no está muerta.”
El azabache sintió como una jarra de agua fría cayó repentinamente sobre
él.
“¿Qué?”
“Tu madre… Ella no murió durante el parto, no murió. Te dije que fue así
porque era el camino más fácil cuando se marchó y no volvió.” Sus propias
lágrimas amenazaron con salir. ‘Y también porque yo mismo lo creí durante
un tiempo, pero no… Está aquí, en este hospital, ahora mismo. Con
nosotros.’ Acto seguido, señaló a la doctora Ahn. “Ahí sentada.”
“¿Qué?” Repitió, cada palabra que escuchaba entrando y saliendo de sus
oídos como si nada. “¿De qué estáis hablando?”
Con las manos temblorosas, la doctora Ahn se desabrochó los puños de la
camisa que estaba usando, remangándosela y pudiendo mostrarle el tatuaje
que abarcaba desde su muñeca hasta el antebrazo. Exactamente el mismo que
él tenía.
TaeHyung tomó su muñeca, dándole la vuelta para que por sí mismo
pudiera comprobar que, efectivamente, era el mismo.
Jungkook observó al rubio con incredulidad, encontrando que él ni
siquiera estaba sorprendido. Entonces, una carcajada proveniente de sí mismo
resonó en aquel despacho.
Lo que estaba escuchando ni siquiera tenía sentido. Era ridículo.
“¿Es esto algún tipo de broma o algo así?” Riendo, cuestionó, mirando a
los demás presentes. “¿Os habéis puesto de acuerdo los tres para gastármela?
No tenía ni idea de que era el día de los inocentes, pero aun así no tiene
ninguna gracia.”
Su padre negó. “No, hijo, no es ninguna broma. Ojalá lo fuera, pero
desgraciadamente es la realidad. Nami, o mejor dicho, la doctora Ahn, es tu
madre.”
Jungkook siguió riendo. Estaba en tal estado de shock, que apenas podía
procesar la información que recibía, hasta el punto de tomárselo como una
broma absurda de la que sólo él se reía.
“¿Qué estás diciendo? Claro que no, papá, mi madre está muerta. Murió
cuando yo nací.” Insistió, convencido de lo que decía y extrañado de ser el
único que reía allí, tragó saliva, notando la seriedad en los rostros ajenos.
“¿Cómo…? ¿Cómo va a estar viva?”
El corazón se le empuñó de inmediato, buscando en ellos algún indicio de
diversión para seguir autoconvenciéndose. Sin embargo, eso no ocurrió. Y,
poco a poco, una sensación de frío y aturdimiento se apoderó de él, notando
el arrepentimiento en sus rostros, lo que le hizo ser consciente de la realidad.
“No…” Murmuraba, negando. “Tú no… No eres… ¿Cómo? Mi madre
está muerta. Ella— ella murió durante mi parto.”
La doctora Ahn tragó saliva.
“Lo siento muchísimo, Jungkook…”
“¿Lo sientes?” Jadeando, formuló su siguiente pregunta, incapaz de
creérselo. Esto debía tratarse de una muy mala broma. “¿Q-Qué es lo que
sientes exactamente, doctora Ahn?”
El azabache sintió que sus piernas temblorosas no iban a sostenerle por
más tiempo, especialmente al momento en que un mareo le hizo
desestabilizarse, viéndose obligado a tomar asiento en uno de los sillones
mientras se frotaba el rostro.
Esto no podía estar pasando. No ahora.
“Hubo un derrumbe en un poblado de Filipinas al poco tiempo de nacer tú.
Yo he sido enfermera toda mi vida, así que cuando me lo comunicaron y
pidieron mi asistencia, no pude negarme.” Ella le explicó, acercándose y
tomando asiento frente a él. “Tu padre no quiso.”
“Jungkook apenas tenía dos meses… ¿Cómo iba a querer que te
marcharas?”
Nami agachó la cabeza, arrepentida y avergonzada.
“Y te fuiste…” Jungkook susurró, su voz distorsionada por el llanto
silencioso. Simplemente no podía creerlo. “¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me
hicisteis creer que estaba muerta?”
“Eso fue cosa mía.” Murmuró Seojin. “Nami se marchó y no pasó mucho
tiempo hasta que dejé de tener noticias sobre ella. No llamaba, no respondía a
mis mensajes y todo empezaba a volverse cada vez más y más confuso…
Hasta que un día supe por las noticias que hubo otro derrumbe en la zona
donde ella se quedaba.”
“Sí… Mi campamento quedó destrozado y muchos de mis compañeros
perdieron la vida, junto a otros civiles. No tuve forma de llamar a casa.”
La primera lágrima delató a Jungkook. “¿Ni tampoco de volver?”
Nami tembló, incapaz de sostenerle la mirada por más tiempo cuando la
culpa fue más fuerte.
“Era complicado, Jungkook…”
“¿Tanto como para hacerle creer a tus familiares que habías muerto,
doctora Ahn? ¿Hasta ese extremo?” Quiso saber, encontrándose con sus ojos
cuando ella levantó la mirada. Evitándola, miró a Seojin. “¿Tú sabías…?”
Y para sorpresa del azabache, su padre asintió, una mueca amarga
reluciendo en su rostro. Jungkook no sabía que podía sentirse tan
decepcionado y herido al mismo tiempo por la persona que más quería.
“¿Lo sabías…?”
“Hace unos cuantos años hubo una confrontación entre varios reos de mi
módulo y sus heridas eran tan profundas que pidieron ayuda al hospital más
cercano, donde ella trabajaba.” Explicó, señalando a la mujer con una sonrisa
triste. “Cuando la vi llegar no estaba seguro y tampoco quería creer que fuera
realmente ella, pero sí que lo era…”
Nami sollozó en silencio, lágrimas mojando sus mejillas tan pronto como
recordó aquel día. Nunca olvidaría lo vacía que se sintió tras ver a su marido
después de tantos años entre rejas, mirándola con tanto dolor, confusión y
molestia que le hizo temblar.
“¿Por qué nunca me lo dijiste?”
“Ni siquiera sabía cómo, Jungkook… Yo mismo no podía creerlo.”
El azabache negó. “Eso no es una excusa, papá.”
“Lo sé, créeme que lo sé. Supongo… Supongo que fui egoísta.”
Por supuesto, él, con todo el dolor de su corazón, le dio la razón. “Fuiste
muy, muy egoísta, papá. Muchísimo.”
“Jungkook…”
Tan pronto como la voz de la doctora Ahn susurró su nombre, este la
señaló.
“Pero tú no sólo fuiste egoísta, doctora, también fuiste una cobarde que no
tuvo el mísero valor de hacerle saber a su hijo, a mí, que estabas viva.” Le
dijo, limpiándose las lágrimas furiosamente. “Crecí totalmente convencido de
que habías muerto por mi culpa e incluso deseé no haber nacido.”
“Jungkook, cielo, déjame…”
Ella intentó acercarse, pero Jungkook dio varios pasos hacia atrás.
“No, no te acerques, ni te atrevas a hacerlo.” Pidió, apretando los labios.
Ni siquiera encontraba sus propias lágrimas en medio de tanta confusión y
dolor. “No sé qué pretendíais con todo esto, qué…” Él negó, sintiéndose
impotente al no poder hablar. “No puedo ni miraros a la cara, Dios…”
Su padre también lo intentó, tratando de tomarle por los hombros.
“Hijo…”
Como era de esperar, este se apartó bruscamente, mirándole con los ojos
llenos de lágrimas, permitiendo así mostrarle su dolor.
“¿Cómo pudiste…?”
El corazón se le rompió en mil pedazos, perdiendo todo rastro de fuerza
que le caracterizaba.
Acto seguido, Jungkook salió de allí sin mirar atrás. Sin querer ver a
nadie, mucho menos escuchar. Ni siquiera a su propio padre o incluso a
TaeHyung, cuyas manos y piernas temblaban hasta el punto de necesitar
apoyo para levantarse.
“¡Jungkook, espera!” Pedía el rubio, yendo tras él.
Sin embargo, él no se giró cuando le escuchó gritar su nombre desde atrás,
avanzando a toda prisa por el pasillo hacia perderse en la salida. TaeHyung
quedó de pie, con el corazón en un puño. Luego, se giró.
“¡Jungkook!”
Miró a la señora Ahn y a Seojin, ambos estaban a cada lado de aquella
habitación, compartiendo una mueca cargada de angustia. Arrepentimiento,
miedo. Tan pronto como TaeHyung se encontró con los ojos de su suegro,
este se derrumbó.
“Ve con él, TaeHyung, no le dejes solo, por favor.”
Él no necesitó que nadie más se lo dijera para hacerlo, agarrando sus cosas
sin pensarlo y corriendo hacia la salida, temiendo no encontrar a Jungkook
cerca.
“Jungkook, Jungkook, por favor…” Suplicaba para sí mismo, apretando
los labios.
Para su sorpresa, se topó con el azabache sentado en la acera frente al
aparcamiento, cubriéndose el rostro con ambas manos. El corazón le bombeó
deprisa, antes de acercarse lo más rápido que sus piernas le permitían.
Se limpió las lágrimas torpemente, jadeando hasta llegar a su lado.
“Cariño…” Susurró, poniendo una mano en su nuca. Jungkook le observó,
con los ojos llorosos y una mueca cargada de dolor.
“Tú… ¿Tú lo sabías?”
Lentamente, TaeHyung asintió. “Sí, sí lo sabía. Me enteré cuando tu padre
vino a verte al hospital, p-pero sentía que no era yo quien debía decirte nada,
que era cosa de ellos…” Admitía, hipando. “Lo siento mucho.”
Jungkook meneó la cabeza de un lado a otro, ni siquiera encontrando la
forma de expresarse, tan sólo se movió para quitarle las lágrimas del rostro.
“Quiero irme de aquí. Lejos. No quiero volver a este sitio.”
“¿Quieres que te lleve a otro lugar?”
Y esa pregunta fue más que suficiente para que el llanto que estaba
aguantando lo traicionara, dejando escapar un sinfín de lágrimas. Miró a
TaeHyung con los labios apretados y una mueca de dolor que le destrozó por
completo, antes de asentir.
“Por favor…” Prácticamente suplicó.
✧c.-075

N/A: Para mí oficialmente TIOYS ha terminado y debo decir que estoy


super triste ahora mismo, aunque para vosotros todavía queden algunos
capítulos por delante… Creo que voy a llorar xD
Cap dedicado a letfaraway ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Something To Me’ de Conor Maynard, el rey de las
covers, como me gusta llamarlo a mí.

TaeHyung condujo en silencio por al menos treinta minutos. Ahora era


Jungkook quien se mantenía callado, con la mirada perdida a través de la
ventana y los labios apretados, sumido en un llanto silencioso. A su lado, el
rubio permanecía inquieto, preocupado y con una grieta en el pecho que no
hacía más que influir en cómo de culpable se sentía.
Y es que él no podía creerlo. Su cerebro no procesaba lo que había
sucedido ni tampoco sabía si lo haría en algún momento.
¿De qué forma podía seguir adelante con su vida sabiendo lo que sabía?
Después de tantos años culpándose a sí mismo por la muerte de su madre,
aquella mujer a la que siempre quiso conocer y añoró incluso sin haberla
tenido cerca. Pasó tantos años de su vida deseando una familia funcional, una
madre a la que acudir siempre que tuviera problemas. A la que abrazar, que
acudiera por las noches a su habitación para contarle un cuento. Un hombro
en el que llorar simplemente. Envidiando a los niños de su colegio por tener
la suya propia, por poder celebrar el día de las madres con una sonrisa de
oreja a oreja, mientras él no había tenido esa oportunidad.
Y ahora esa vida que tanto lamentaba sólo había sido parte de una mentira
absurda y gigantesca. Todos esos años en los que se culpó a sí mismo, no
significaban nada.
“Cariño, ya hemos llegado.” TaeHyung susurró, rozando su mano para
hacerse notar.
Asintiendo, se bajó del coche nada más quitarse el cinturón.
Jungkook no tenía ni idea de dónde era que TaeHyung le había llevado,
mirando por la ventana durante todo el trayecto, pero sin prestar atención
realmente, sumido en sus propios pensamientos. Sin embargo, reconociendo
el lago a lo lejos, los matorrales tan característicos y esos árboles situados en
el mismo lugar, supo que se encontraban en aquel parque al que
anteriormente él le había llevado. Donde el señor y la señora Bang se
conocieron.
“Ven, por aquí.” El rubio le tendió su mano para que la tomara y así poder
guiarlo.
Por un instante, miró los ojos de TaeHyung antes de tomar su mano,
viendo la preocupación e inseguridad brillando en estos, lo que le hizo ser
consciente de que era así como se había visto todo el día. Que era él la razón.
Algo dentro de su pecho latió con rapidez, aferrándose a los dedos ajenos
y jalando de él hacía sí cuando estaban a mitad de camino, pudiendo atraparlo
entre sus brazos.
Sabía que TaeHyung tenía miedo de haberle traicionado, de que su
silencio resultara una decepción para Jungkook e incluso que debido a eso,
pudiera perderlo para siempre. Un sentimiento tan intenso y agotador que le
había estado persiguiendo por mucho tiempo. Por eso mismo, Jungkook le
abrazó lo más fuerte que pudo. Jamás permitiría que se sintiera así.
“Jungkook…”
“Te quiero.” Susurró de vuelta, respirando hondo. “Y estoy decepcionado,
triste y muy dolido, pero no por ti. No por tu culpa, TaeHyung.”
Este levantó sus ojos llenos de lágrimas para mirarlo. “Lo siento
muchísimo, Jungkook…”
“Lo sé, sé que lo sientes, pero tienes razón, rubito, no era algo que tú
debieras decirme. No te correspondía a ti, sólo a ellos. A quienes me lo
estuvieron ocultando por tantos años.”
“Aún así lo siento. Me dolía mucho ocultártelo y estar mintiéndote a la
cara.” Hipó, permitiendo que le quitase las lágrimas con ambos pulgares. “No
me gustan los secretos, odio ocultar cosas a las personas que quiero.
Especialmente a ti…”
“TaeHyung…”
“Y me siento muy egoísta por esto, porque quería que te enteraras para
que todo pasara rápido. Luego— Luego me di cuenta de lo mucho que
sufrirías una vez sucediera y no quería…” Sorbiendo por la nariz, admitió.
“No me gusta verte sufrir y detesto que me estés consolando cuando debería
ser yo quien lo hiciera, Jungkook.”
“No hay forma de que puedas consolarme, rubito, no cuando ni siquiera yo
mismo sé cómo me siento.”
TaeHyung hipó, quitándose las lágrimas sin dejar de mirarle a los ojos.
“Sólo sé que me duele, estoy enfadado, triste… Decepcionado. Me siento
traicionado por alguien a quien jamás imaginé haciéndome algo así y por
algo que jamás pensé que podría suceder.” Dijo, negando para sí mismo,
suspiró. “Es tan complicado… ¿Cómo debería sentirme?”
“Creo que no hay un sentimiento concreto para esto.” Le dijo, llevando sus
manos al rostro ajeno, acunándolo. “Todo lo que sientes es normal.”
Jungkook tomó asiento en el banquito más cercano, dejando escapar una
risita.
“Mi madre está viva.” Murmuró. El rubio asintió antes de que mirase
hacia el frente de nuevo. “Resulta que no murió durante el parto, sino que
prefirió irse a un puñetero poblado en ruinas antes que quedarse con su hijo
recién nacido. Todos esos años en los que me culpaba a mí mismo y sufría
por no tener una figura materna, fueron un puto engaño.”
Tras decir aquello se encogió de hombros, bufando. Lentamente, sintió
como los dedos de TaeHyung alcanzaban los suyos, dándoles un suave
apretón.
“Y mi padre lo sabía, lo sabía desde hacía mucho. Nunca me lo dijo. Por
cobarde, egoísta… Me da igual, pero se lo calló siendo consciente de que eso
me perjudicaría. De que era algo que yo merecía saber.” Señalándose a sí
mismo, cerró los ojos con fuerza. “Al final todos decidieron engañarme.”
“Cariño…”
“No le importé lo suficiente para quedarse conmigo…” Lentamente, su
voz fue apagándose, las lágrimas empapándole el rostro. Miró a TaeHyung,
dolorido. “¿Por qué no le importé?”
El primer sollozó sonó, derrumbándose en un profundo dolor que nunca
antes había experimentado. De inmediato, los brazos del rubio le rodearon
con fuerza, moviéndose para poder acariciar su nuca con suma lentitud.
“¿Por qué prefirió irse antes que quedarse conmigo?” Otro sollozo
abandonó su garganta. “¿Por qué no me quiso, TaeHyung?”
TaeHyung le abrazó más fuerte, pues eso era todo lo que podía hacer. No
había forma de apaciguar su dolor con palabras vacías, con respuestas que él
no tenía y comentarios absurdos que simplemente no le salían.
“¿Por qué todos a los que quiero se van?” Susurró su última pregunta.
En esa ocasión, TaeHyung se separó, mirándole a los ojos sin dejar de
quitarle las lágrimas, negando, pues eso no podía permitirlo.
“No, mi amor, no es cierto. Las personas que realmente te quieren siguen
en tu vida, Jungkook, nadie se ha ido.” Le dijo, acunando su rostro. “Tu padre
nunca te dejó voluntariamente, lo hizo porque creyó que sería necesario, pero
siempre estuvo ahí para ti. Lo sabes.”
Hipando, asintió.
“Tu abuelo tampoco tenía otra opción, pero también sabes que de haberla
tenido, hubiera elegido mil veces quedarse contigo. Porque te quiso, te quiere
y te va a querer toda la vida.” El tercer sollozo le rompió el corazón. “Y la
familia que has elegido te adora. Jaemin te eligió como el padrino de su hijo
porque sabía que debías ser tú, nadie más. Lyon te quiere con locura. Para
Mos y Fourth no eres simplemente Jungkook, sino su hermano, ellos también
te han elegido.”
Jungkook sollozó más fuerte, escondiéndose en el hueco entre su cuello y
hombro. TaeHyung le acarició la espalda, besándole la sien. “Lo sé,
rubito…”
“¿Y sabes quién más te adora tanto que jamás pensará en irse de tu lado,
cariño? Aram. Ese que te quería como a un hermano antes siquiera de saber
que lo eras realmente.” Tomó su rostro una vez más para que pudiera mirarle.
“Aram te elegiría mil veces sin dudarlo, Jungkook.”
“Pero duele… Duele mucho que ella no lo hiciera, TaeHyung, era mi
madre…”
“Sé que duele, cariño, duele muchísimo porque sabes que eligió no serlo.
Que esperó tantos años para volver a tu vida silenciosamente como si nada.”
Eliminando una lágrima solitaria, acarició bajo su pómulo. “Tu padre te
engañó de manera consciente y eso también duele, aunque se arrepienta de
por vida.”
“Muchísimo…”
“Lo sé. Y tienes todo el derecho de estar enfadado, de querer gritar y llorar
hasta que ya no puedas más. Estás en tu derecho de sufrir lo que estás
sufriendo y sentirte traicionado…”
Jungkook se quedó en silencio, con la mirada fija en los ojos brillantes de
TaeHyung, quien era su lugar seguro. El rubio continuó acariciando su rostro,
observándole con esa adoración que tanto le caracterizaba.
“…pero no dejaré que pienses que todas las personas que quieres se han
ido de tu lado, porque no es cierto. Yo te amo y sigo aquí, siempre lo haré.”
“Yo también te amo.” Susurró.
Una segunda lágrima solitaria recorrió su rostro a toda velocidad, pero no
la suficiente como para que TaeHyung no pudiera atraparla.
Para ser honesto consigo mismo, Jungkook nunca antes había dicho esa
palabra en voz alta. Amor. Amar a alguien. Él quería a sus seres queridos,
como era de esperar; se desvivía por todos. Pero jamás se había atrevido a
mencionar el amor. No lo conocía. Sin embargo, ahora podía decirlo en voz
alta sabiendo su significado y siendo capaz de ponerle nombre y apellido al
suyo propio.
El rubio besó su nariz, acercándolo para un abrazo, uno más reconfortante
esta vez, en el que todo lo que sentía cobrara sentido finalmente.
Jungkook se permitió ser consentido, acurrucándose en medio de los
brazos ajenos y vaciando sus pulmones mientras pregunta tras pregunta
sofocante invadía su mente, no teniendo respuesta para absolutamente
ninguna de ellas. Y estaba bien, porque no tenía razón alguna para responder
algo que no sabía. Algo que no era su culpa ni mucho menos mereció sufrir.
Tan sólo una semana más tarde, en la que Jungkook estuvo ignorando
cada mensaje, llamada y cualquier contacto posible con Seojin, utilizando a
TaeHyung como paloma mensajera sólo cuando veía que su padre estaba
preocupándose más de la cuenta, ambos se encontraban en la camioneta del
azabache un viernes al medio día.
Jungkook no había dejado de pensar en lo sucedido ni por un momento.
Demasiado confundido, molesto, triste, llenos de dudas que no hacían más
que provocarle fuertes dolores de cabeza. TaeHyung no se apartó de su lado
en ningún momento, tal y como había asegurado que lo haría, algo que, en
cierto modo, volvía un poco más cuerdo a Jungkook, pues cada vez que el
rubio aparecía frente a él se sentía como ver el arcoíris después de la lluvia.
Reconfortante.
“¿Estás seguro de que no quieres acompañarme?” TaeHyung preguntó una
última vez, hallándose a sí mismo en el lado del copiloto, sosteniendo
algunas bolsas con comida para su suegro.
Él asintió. “Muy seguro, prefiero esperarte aquí. Sólo dile que se cuide y
no haga tonterías, ¿vale?”
Y, suspirando, el rubio accedió, afianzando el agarre en las bolsas de
comida y deshaciéndose del cinturón para acto seguido abrir la puerta.
“Vuelvo en seguida, cariño.” Avisó, inclinándose para depositar un casto
beso en sus labios.
Jungkook le dedicó una sonrisa a modo de agradecimiento. “Gracias.”
Devolviéndole la sonrisa, TaeHyung salió del coche y volvió a suspirar,
alejándose hacia el interior de su propio hotel, donde Seojin se alojaba. Ser la
paloma mensajera entre padre e hijo no era algo que le molestara en absoluto,
pues comprendía cómo se sentía Jungkook y muchísimo menos tendría la
audacia de juzgarlo, sin embargo, odiaba saber que ambos sufrían tanto.
Jungkook lo ocultaba mientras que Seojin ni siquiera tenía fuerzas para
hacerlo. Eso mataba a TaeHyung lentamente, pues no sabía qué hacer.
Sabía que no era asunto suyo, que con asegurarse de que ambos estuvieran
bien era más que suficiente, pero al mismo tiempo, quedarse de brazos
cruzados resultaba algo egoísta. Sin embargo, no había nada que él pudiera
hacer.
Jungkook necesitaba tiempo consigo mismo. Tiempo para asimilarlo todo
y también para descubrir de qué forma le afectaba la situación, para saber lo
que quería en su vida y lo que no. Tiempo para digerir algo tan fuerte, algo
que quizás nunca llegaría a superar del todo.
No todos los días uno se iba a dormir sabiendo que pasó años de su vida
engañado, creyendo ser huérfano de madre cuando era todo lo contrario. No
era fácil. Jamás podría serlo. Ni siquiera sabía cómo reaccionaría él ante algo
así. Estaba convencido de que nunca levantaría cabeza y se ahogaría en una
pena, un dolor y rabia inmensa. No lo soportaría.
TaeHyung no hacía más que visualizar a un pequeño Jungkook llorando,
sufriendo, culpándose por algo que ni siquiera podía controlar y se le rompía
el alma en pedazos. Quería envolverlo en sus brazos y nunca más dejarlo ir,
pues era cada vez más consciente de que no sólo tenía un hombre
maravilloso, inteligente, divertido, precioso por dentro y por fuera a su lado,
sino también a alguien increíblemente fuerte al que no podía hacer otra cosa
más que admirar desde lo más profundo de su corazón.
Una vez llegó a la planta correspondiente y visualizó la habitación
asignada a su suegro, alcanzándola, dio dos toquecitos en la puerta,
esperando pacientemente a que Seojin apareciera.
Este lo hizo tan sólo treinta segundos después, abriendo y esbozando una
sonrisa triste nada más ver a TaeHyung allí.
“Hola…”
“Hola, Seojin, ¿cómo estás?” Saludó, devolviéndole la sonrisa. ‘He venido
para traerte esto, es ramen con caldo de ternera, verduras y brotes de bambú.
Está recién hecho, así que cómelo antes de que se enfríe. Toma.’ Tendiéndole
cuidadosamente la bolsa que llevaba consigo, explicó. “También hay
ensalada con brotes de soja y un poco de kimchi. Jungkook dice que te
encanta.”
Asintiendo, el hombre tomó aquella bolsa con gusto. “Muchas gracias,
TaeHyung, te lo agradezco mucho.” Dijo, y su pequeña sonrisa se esfumó.
“Cómo… ¿Cómo está él? ¿Lo ves bien?”
“Él… Lo sobrelleva lo mejor que puede. A veces no puede dormir bien, le
cuesta mucho conciliar el sueño y sobrepiensa demasiado.” Suspirando, hizo
una mueca con los labios, notando la decepción en su mirada triste, cansada.
“Todo esto le ha afectado bastante, Seojin, no es algo que Jungkook esperara
o imaginase siquiera. Es duro de aceptar para él y necesita su tiempo.”
“Lo sé, lo entiendo… Simplemente temo haber cometido un error tan
grande que me haga perder a mi hijo, TaeHyung.”
“Yo te comprendo, de verdad, sé que esto también es super complicado
para ti y siempre lo fue, pero Jungkook está muy dolido. Se siente traicionado
por ti.”
Seojin agachó la cabeza de inmediato, no queriendo lucir miserable a ojos
del rubio, incluso si sabía que lo hacía aún así. Frotándose el rostro con una
mano, vació sus pulmones, volviendo a asentir.
Herir a Jungkook, su hijo, la persona que más quería sobre la faz de la
tierra y por quién daría todo lo que tenía y más, no era algo de lo que se
sintiera orgulloso en absoluto. De hecho, se odiaba profundamente por haber
sido cobarde, egoísta, callándose una verdad tan miserable. Desde el primer
momento en que eligió cerrar la boca ya se estaba arrepintiendo; pero no
había vuelta atrás, pues su elección terminó siendo aquella finalmente.
“¿Qué puedo hacer entonces, TaeHyung…?”
“Darle espacio, sólo eso. Necesita asimilar lo que ha pasado y comprender
cómo se siente al respecto, le llevará algo de tiempo.” Le aconsejó con total
honestidad. “Si viene a ti en busca de respuestas, que lo hará, dáselas, por
favor.”
Seojin volvió a asentir. “Claro, sí…”
“Incluso si sabes que esas respuestas no van a gustarle, ¿de acuerdo?
Sólo… Eso, permítele saber la verdad.” Añadió para finalizar, encontrándose
con una mirada cargada de angustia y sintiendo como su propio corazón le
pesaba en el pecho.
“De acuerdo.”
El teléfono de TaeHyung sonó, sabiendo que se trataba de Jungkook si
tener que mirar la pantalla, pues era su tono personalizado.
“Hablando del rey de Roma, me reclaman…” Canturreó, logrando sacarle
una sonrisita al hombre. “Me tengo que marchar ya, Jungkook me esperaba
abajo para ir a cenar. Hoy cumplimos tres meses.”
“Muchas felicidades…”
Seojin le sonrió, viéndose contento por el evento reciente, mas se trataba
de una felicidad que no le llegaba a los ojos. Notando aquello, TaeHyung
alcanzó el brazo ajeno, dándole un suave apretón a modo de apoyo.
“Comprendo que como padre algunas cosas sean difíciles para ti, Seojin,
que quieras protegerle. Lo sé porque mi padre hace lo mismo con mi
hermano y conmigo, pero aún así hay cosas que por muy dolorosas que
puedan llegar a ser, nosotros necesitamos saber.” Tratando de darle una
sonrisa, murmuró. “Jungkook merece, debe, saber lo que pasó y tal vez
también por lo que pasaste tú para comprenderte.”
La primera lágrima traicionó al hombre, una lágrima que apenas pudo ver
la luz del sol antes de ser brutalmente atacada, eliminada. Seojin continuó
asintiendo, sorbiendo las lágrimas restantes.
Incluso si dolía el rechazo de su propio hijo, algo que él mismo terminó
buscándose, al fin y al cabo, agradecía que TaeHyung tuviera compasión y
empatía suficiente para confrontarle de tal manera. Sin intención de herir sus
sentimientos, sólo haciéndole saber lo obvio. Una obviedad no tan fácil de
ver, mucho menos aceptar.
Seojin agradecía profundamente la simple existencia de TaeHyung en la
vida de su hijo, pues sabía que estaba en buenas manos.
“Lo haré, por supuesto.” Hipando silenciosamente, aseguraba. “Sólo…
¿Me harías el favor de decirle que le quiero, por favor?”
En respuesta, el rubio asintió casi de inmediato. “Sí, claro que sí, faltaría
más. Aunque él lo sabe, te lo aseguro. Que se sienta herido no cambia eso,
Jungkook es consciente de lo mucho que le quieres, Seojin. Él te sigue
adorando igual.”
Sólo de esa forma, con esas palabras tan dulces, palabras que deseaba y
necesitaba oír, el señor Jeon le sonrió.
“Gracias, TaeHyung, muchísimas gracias…”
Este le devolvió la sonrisa. “No hay nada que agradecer, sabes que lo hago
encantado. Recuerda que nosotros también somos familia.”
“Créeme que me acuerdo todos los días… Por eso te doy las gracias, por
apreciar tanto a mi hijo y cuidarle de la forma en que lo haces. Es un alivio
para mí saber que te tiene a su lado.” Dijo y el corazón de TaeHyung se llenó
de plenitud. “Te lo agradezco de corazón.”
“Y yo a usted, Seojin.”
Tan pronto como se despidió de él, TaeHyung abandonó el hotel a paso
rápido, despidiéndose de algunos huéspedes que lo reconocieron con una
sonrisa y finalmente saliendo por la puerta grande. Jungkook continuaba en
su camioneta, esperando por él con el teléfono en mano, viéndose aliviado
una vez este apareció.
“Ya estoy aquí.” Anunciaba alegremente, tomando asiento.
“Por fin… Casi empezaba a pensar que te habías quedado encerrado en el
ascensor o algo parecido.”
Una risita abandonó sus labios. “No, tranquilo, es que me entretuve
hablando con tu padre.”
Jungkook asintió, apretando los labios ante la mención del hombre.
“¿Y cómo está? ¿Lo ves bien?” Quiso saber, usando un tono de voz bajo,
casi avergonzado. El corazón del rubio se derritió, pues esa había sido
exactamente la misma pregunta que Seojin le había formulado.
“Sí, está bien. Un poco decaído y preocupado, pero bien. Me ha
preguntado lo mismo por ti, quería saber si cómo estabas llevando la
situación y también si podía hacer algo, aunque le he dicho que sólo te diera
tiempo.” Explicó, viéndole asentir de nuevo, pues él estaba de acuerdo. “Oh,
y me ha pedido que te diga que te quiere mucho. Aunque eso ya lo sabes.”
De forma inconsciente, los labios de Jungkook se estiraron en una
diminuta sonrisa. “Sí…”
“Le ha encantado la comida, por cierto. Tenías razón, es su favorita.”
“Claro que la tengo, conozco a mi padre, rubito.”
“Lo sé. Por eso le ha encantado.”
La sonrisa de Jungkook se volvió más amplia.
Media hora después, aparcaba su camioneta frente al restaurante que había
reservado hacía solo dos días, adelantándose a la hora de salir del coche,
rodearlo y así poder abrirle la puerta a TaeHyung. Este rio, aceptando la
mano que le tendía para bajar también.
“Vaya, vaya, menudo caballero…” Puntualizaba entre risas, besándole la
mejilla a modo de agradecimiento.
“¿Has visto? No cualquiera da tremenda vuelta al Boeing 747 con ruedas
este para abrirte la puerta. Soy todo un galán, rubito, deberías apreciarme.”
Sus cejas se alzaron. “Ah, ¿pero no lo hago ya?”
En respuesta, Jungkook hizo una mueca, mostrándose falsa y
exageradamente pensativo, lo que ofendió al rubio profundamente. “Uhm…
Muy poquito.” Dijo, y el golpe en su brazo era más que esperado. “¡Oye!”
“¿No querías apreciación? Pues toma apreciación, cariño mío. Espero que
te guste.”
Riendo, sostuvo su cintura desde atrás, empujándole hasta que la espalda
de TaeHyung chocó contra su pecho, pudiendo así sostenerle y besarle las
mejillas en repetidas ocasiones.
“¡Ay, Jungkook!”
“Gracias por tu apreciación, ahora toma la mía.” Dijo, sin dejar de besarle
hasta llegar a la comisura. “Espero que te guste a ti también, rubito.”
TaeHyung dejó escapar una carcajada. “¡Jungkook, nos están mirando
raro, para! ¡Suéltame!”
“Me la suda.”
“¡Jungkook!”
Finalmente dejándole e ignorando a todos los civiles que pasaban por su
lado y les observaban con el ceño fruncido, el azabache recibió otro golpe por
parte de TaeHyung que no vio venir esta vez.
“¡Eh!” Le recriminó, fulminándole.
“Eso por atacarme.”
Acto seguido, el rubio avanzó hacia la entrada del restaurante con la
barbilla en alto y los ojos brillantes, sintiendo como su corazón latía de
manera brusca. No necesitó girarse y mirar si Jungkook venía a sus espaldas,
pues tan pronto como dio un paso al interior, notó su característica fragancia
varonil tras él. Luego, su mano firme en la espalda baja. Sonrió de oreja a
oreja.
No pasó demasiado tiempo hasta que el camarero guio a ambos hacia la
mesa que habían solicitado, al final del todo junto a un ventanal.
“En seguida pasará mi compañeros a tomarles nota.”
“Perfecto, muchas gracias.”
“A ustedes. Espero que pasen una buena noche.” Les dijo, haciendo una
reverencia que sorprendió a Jungkook, quien se mantuvo en silencio mientras
TaeHyung simplemente sonreía. A los pocos segundos, el chico se marchó.
Jungkook miró al rubio, quien no se había inmutado siquiera.
“Casi se da con la frente en la mesa, ¿lo has visto?”
TaeHyung dejó escapar una risita. “¿Cuándo?”
“Cuando se ha agachado…”
Su risa se volvió algo más sonora esta vez. “No se ha agachado, Jungkook,
ha hecho una reverencia. Parece mentira que vivas en Corea, es lo más
normal del mundo que hagan eso aquí.”
“¿Normal? En mi vida un camarero me ha hecho tal reverencia como para
dejarse las cejas contra el pico de la mesa… No sé a qué restaurantes vas tú.”
Farfulló, levantando la mirada de nuevo para encontrarse con sus cejas
alzadas. La absurdez de su propio comentario lo abofeteó tan fuerte que se
sintió ridículo. “Bah, claro que lo sé, menuda tontería más grande…”
“Tú mismo la has dicho, cariño.”
“Ya, me he dado cuenta… A veces se me olvida con quién salgo.”
De nuevo, las cejas de TaeHyung se alzaron. “¿Eso es una queja? Porque
suena a queja.”
“Obviamente no es una queja, rubito. Sólo estoy sorprendido de que dos
mundos tan diferentes como el tuyo y como el mío hayan terminado
uniéndose hasta tal punto de estar celebrando nuestro tercer mes en este
sitio.” Dijo, poniendo una mano bajo su barbilla para poder observarle mejor.
“Pero me gusta, me gusta mucho.”
“Más te vale que te guste.” Bufó a modo de broma, haciéndole reír. “Y no
creo que seamos de mundos tan diferentes o hayamos tenido una barrera que
nos separe por clases. Al fin y al cabo, cuando era niño desayunaba en la
misma cafetería donde ahora tú tomas el café.”
“Ya, bueno… Tienes algo de razón ahí, pero aún así me sorprende.”
“¿El qué?”
“Que estés conmigo.” Lo señaló. TaeHyung ladeó la cabeza.
“¿Y por qué no estaría contigo?” Cuestionaba, visiblemente interesado.
“Sé que lo dices porque nuestro estatus socioeconómico no es el mismo, pero
sigue sin ser relevante. Quiero decir, creo haber dejado bastante claro que no
soy una persona materialista.”
Jungkook negó. “No, no lo eres.”
“Exacto. Y, teniendo en cuenta que Daeil, un exnovio con el mismo
estatus que yo, me robó, humilló y engañó para luego reaparecer en mi vida
como si nada, mientras tú buscabas constantemente mi atención y manchabas
tu expediente por defender mi orgullo…” Lo que decía fue interrumpido por
la risita del azabache.
“Oye…”
Por supuesto, TaeHyung ignoró aquel intento de reclamo.
“…mi integridad física y mi salud, además de ser considerablemente más
divertido, inteligente —a tu manera, claro…—, guapo, alto, varonil,
atractivo, encantador… No sólo mi madre te adoraba, sino que a mí me haces
sentir como si fuera único en el mundo.”
Los labios de Jungkook estaban estirados en una sonrisa dulce, casi tímida
cuando TaeHyung dejó de hablar. “Eso es porque para mí eres único, rubito.”
“Y tú para mí.” Lo señaló de vuelta.
“Bueno, bueno…” Aclarándose la garganta, evitó los ojos ajenos,
haciéndole reír. “Siento ser yo quien interrumpa la conversación a estas
alturas, pero no quiero volverme diabético tan pronto. Que aún no he leído la
carta de postres…”
TaeHyung volvió a reír.
“Trata de no elegir algo tan dulce.”
“¿Por qué?” Quiso saber, confundido.
“No, por nada.” El rubio se encogió de hombros, deliberadamente
colocando una mano bajo su barbilla. “Es que he comprado un nuevo sabor
de lubricante y no quiero que te empaches…”
Inmediatamente, los ojos de Jungkook se ampliaron. Brillantes, llenos de
lujuria.
✧c.-076

N/A: Capítulo algo corto pero de mis favoritos, lo amo mucho y además
me hace estar orgullosa de todo mi progreso en esta historia xD
Cap dedicado a i6googie ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Forget About Us’ de mi mujer maravillosa, preciosa e
hiper talentosa, Perrie.

Tan sólo dos horas más tarde, tras celebrar su primer mesiversario
trimestral de la manera más civilizada posible, el cuerpo de TaeHyung cayó
desnudo de espaldas al colchón, suspirando el nombre de Jungkook quien no
tardó en colocarse sobre él, entre sus piernas abiertas, sin dejar de besarle.
Ambos se habían desnudado mutuamente en el trayecto desde la entrada
del apartamento de TaeHyung hasta su habitación, despojándose de sus
prendas lo más rápido que podían.
“Rubito…” Susurró el azabache, separándose de su cuello tan pronto
como los dedos ajenos alcanzaron sus nalgas, dándoles un apretón y
empujándolo más hacia delante, de modo que sus miembros duros se rozaron.
Él siseó. “Dónde… ¿Dónde dices que está ese lubricante nuevo?”
Con manos temblorosas, TaeHyung señaló un extremo de la almohada que
tenía bajo su cabeza. Riendo suavemente, se movió hasta alcanzarla,
levantándola y topándose con el botecito, acto seguido inspeccionándolo.
“Hm… ¿Fruta de la pasión?” Leyó, alzando las cejas.
El rubio se encogió de hombros. “Me pareció interesante.”
“Sí, a mí también, creo que es una buena elección.” Asentía, inclinándose
de vuelta hacia sus labios, atrapándolos entre los propios.
Le besó lentamente esta vez, disfrutando del contacto que no duró
demasiado, pues TaeHyung se separó, mirándole con ojos brillantes,
haciéndole parecer vulnerable cuando sus palabras siguientes indicaron todo
lo contrario.
“Quiero probarlo antes de usarlo…” Pidió, casi sin aire. Jungkook le
observó, viendo como sacaba la lengua.
Con una sonrisa, entendió el mensaje, aquella imagen siendo más que
suficiente para sufrir un escalofrío en la espina dorsal. Abrió el envase sin
mucho cuidado, destapándolo y sosteniéndole la barbilla, sólo para tener un
mejor acceso a su boca. Apretando la base, vio un hilo de gel transparente
caer directamente en la punta de su lengua. Luego, TaeHyung levantó las
cejas, enviándole una invitación silenciosa que Jungkook no pudo no aceptar.
Atacó sus labios de inmediato, el sabor artificial del lubricante inundando
sus papilas gustativas instantáneamente tan pronto como se encontró con la
lengua de TaeHyung. Este gimió, notando los dedos de Jungkook alrededor
de su garganta, apretando con suavidad antes de alcanzar su barbilla y
empujarla hacia abajo, teniendo acceso total a su boca otra vez. Volviendo a
introducir su lengua al interior de la boca ajena, se topó con la impropia, y
lamiéndola de arriba abajo sin pudor alguno, inició una guerra de saliva que
no tardó en ganar, pues TaeHyung se sentía asfixiado incluso si podía
respirar.
“Hay… Hay una segunda sorpresa…” Anunció, relamiéndose los restos de
saliva mezclada en sus labios.
“¿En serio?”
“Sí, creo que te va a gustar. Mucho.” Dijo, disimuladamente desviando su
mano hacia abajo, negándose a cortar el contacto visual entre ambos. No
tardó demasiado en atrapar su miembro despierto. Los ojos de Jungkook se
cerraron por unos segundos, jadeando. “Mírame, quiero verte.”
Este así lo hizo, suspirando. TaeHyung se inclinó para rasparle la barbilla
con los dientes, sin dejar de mover la muñeca, quedando maravillado por los
sonidos que el azabache dejaba escapar entre dientes.
Le arrebató el lubricante con su mano libre, aprovechando que se
encontraba abierto para esparcir un poco sobre el tronco. El cambio de
temperatura hizo a Jungkook sisear con voz ronca. TaeHyung sufrió un
escalofrío, la presencia de aquel líquido viscoso ayudando a que su mano
pudiera deslizarse con aún más facilidad, por lo que comenzó a masturbarle
con rapidez.
“Rubito…” Gimió, relamiéndose los labios. “Basta, por favor. Necesito
estar dentro de ti.”
E inclinándose de nuevo, esta vez besó sus labios, sosteniéndole el rostro
con ambas manos y asintiendo.
“Hazlo, ya estoy preparado.”
Aquello le confundió un poco. “¿Estás…?” Fue a preguntar, cuando la
obviedad de la situación le hizo sonreír. “¿Acaso llevas…?”
TaeHyung esbozó una sonrisa de oreja a oreja, mordiéndose el labio. Ni
siquiera necesitó verbalizar ninguna respuesta, sólo con aquella sonrisa y el
modo en que miraba al azabache fue más que suficiente para que este se
inclinara, tanteando con una mano la partición entre sus nalgas y riendo,
conforme jalaba de la pequeña cuerdecita hacia fuera, sacándolo de su
interior. TaeHyung gimió.
“Joder…”
El azabache estaba maravillado, a la vez que perplejo, pues TaeHyung no
dejaba de sorprenderle.
“Así que ahora eres tú el que planea este tipo de cosas, ¿no?”
Con los ojos brillantes, el rubio se encogió de hombros, sin borrar la
pequeña sonrisa que a Jungkook le volvía loco. Acto seguido, usó sus piernas
para rodearle la cadera. No le apetecía demasiado hablar ahora y eso era más
que obvio.
Jungkook volvió a reír, pasando ambas manos por sus muslos, apretando
la tersa piel, robándole un jadeo, antes de tomar su propio miembro y
alinearlo en el pequeño agujero. Mantuvo los ojos fijos en los de TaeHyung
mientras lentamente se adentraba, oyéndole gemir por encima de sí mismo,
fundiéndose en uno solo.
Las manos de TaeHyung volaron a sus brazos, apretándole los bíceps
mientras se mordía el labio inferior y asimilaba el hecho de tenerlo en su
interior, queriendo acoplarse y acostumbrarse él. Una vez así fue, buscó sus
ojos con urgencia, encontrándolos inmediatamente.
“Lento, por favor.” Suplicó en un susurro, viéndole asentir sin pensarlo.
Jungkook se inclinó hasta alcanzarlo, besándole castamente y
acariciándole la cadera de forma superficial.
“Por supuesto, bebé, lo que pidas.”
Así mismo, comenzó a moverse de tal forma: Despacio, con sus caderas
yendo lentamente de atrás hacia delante, sacando su miembro hasta que sólo
la punta quedase dentro e introduciéndola de nuevo, mientras atacaba los
labios de TaeHyung y se deleitaba con sus cortos gemidos tras cada
embestida.
Las uñas cortas y finas del rubio raspaban su espalda cada pocos
segundos, hincándose con suavidad contra su piel mientras las angostas
paredes asfixiaban su miembro sin ningún tipo de tregua. Jungkook no era
capaz siquiera de explicar cómo se sentía compartir algo tan íntimo y
personal con alguien que volvía tu mundo patas arriba, con alguien que le
había enseñado lo que el amor significaba y que prácticamente se había
adueñado de un corazón que nunca antes tuvo dueño. Lo único que sabía es
que no cambiaría esto por nada. Nunca.
Le apretó la cintura, echándose hacia atrás para así apoyarse en sus
propios talones, separándose de él y pudiendo desde otra perspectiva.
TaeHyung tenía las mejillas rojas, combinando a la perfección con sus labios
hinchados y húmedos y el par de ojos brillantes que le observaban. Aquella
imagen provocó que Jungkook se estremeciera, jadeando antes de pasar las
manos por todo el cuerpo ajeno, no queriendo dejar pasar la oportunidad de
tocarlo.
Sus manos dejaban huella allá por donde pasaban. Muslos, abdomen,
nalgas, todos ellos tenían marcas de los dedos de Jungkook, quien había
obsequiado a TaeHyung con aquella pequeña firma.
Y es que Jungkook no era posesivo en absoluto, odiaba cosificar y ser
cosificado; pero TaeHyung era suyo. Era suyo más allá de posesión, de algo
territorial, brusco. TaeHyung no era algo que pudiera materializarse, aunque
su corazón le pertenecía de una forma única e inexplicable que sólo ellos
conocían. Del mismo modo en que él pertenecía a TaeHyung.
Todo lo que TaeHyung era, se veía y significaba para él le volvía loco.
Se encontró con sus caderas al final de una embestida en que rozó su
próstata, logrando que se estremeciera de pies a cabeza, negándose a cortar el
contacto visual entre ambos cuando suspiró. Echó la cabeza hacia atrás,
enviándole una invitación silenciosa al azabache, quien inmediatamente se
inclinó hacia delante para besar su cuello, formando un camino de pequeños
besos que se movieron hasta las clavículas, donde succionó sólo un poco, lo
suficiente para dejar una pequeña marca rojiza que no tardara demasiado en
desaparecer, alcanzando su próstata de nuevo.
“Jungkook…” Gimoteaba débilmente, pasándose la lengua por los labios y
mordiéndose el inferior. “Joder, joder…”
Un jadeo abandonó los labios del susodicho, aumentando la velocidad de
sus embestidas tan sólo un poco, no queriendo así ignorar la petición previa
de TaeHyung, quien sollozó esta vez, notando como su próstata era
brutalmente atacada de esa forma.
La cabeza comenzó a darle vueltas, entrando en una espiral de placer de la
que sabría que no podía escapar fácilmente. Por eso mismo, buscó los ojos de
Jungkook, suplicándole con la mirada cuando desvió toda la atención hacia
él. Entonces, le besó inmediatamente, empujando su lengua al interior de la
boca ajena, acallando los sutiles gemidos que resonaban por toda la
habitación y terminaron muriendo contra la suya.
Chupó sus labios, formando una fina línea de saliva en el inferior mientras
le rodeaba la garganta con una mano, haciendo tan sólo un poco de presión.
TaeHyung gimió más fuerte, apretando sus paredes en el proceso y robándole
un gruñido al azabache.
“Mierda.” Siseó, con los dientes fuertemente apretados. “Joder, rubito…”
Satisfecho, el rubio pasó los dedos por su nuca, agarrando un puñado de
cabello azabache y empujándole hacia abajo para poder atrapar sus labios de
nuevo, besándole desesperadamente e iniciando una guerra de saliva.
Jungkook le devolvió el beso con la misma intensidad, separándose
únicamente para hincar los dientes en el inferior, jalando de él e inclinándose
cuando el pequeño hilo de saliva que unía sus labios con los ajenos no se
rompió, lamiéndolo.
De esa forma y con una estocada final, TaeHyung fue el primero en
alcanzar el clímax, gimiendo el nombre de Jungkook mientras se corría, sus
paredes contraídas por el orgasmo logrando que él le siguiera de inmediato.
“Dios…” Cerró los ojos con fuerza, dejando escapar pequeños y cortos
gemidos que erizaron la piel del rubio debido al tono de voz tan ronco y
áspero.
“Ese señor no… no tiene nada que ver aquí.” Se quejaba TaeHyung con
voz entrecortada, haciéndole reír.
Una vez se recuperó a medias y besando su piel caliente, Jungkook salió
de él muy lentamente, suspirando debido a la sobre estimulación que
comenzaba a afectarle. TaeHyung lloriqueó, acurrucándose en medio de sus
brazos inmediatamente, mientras sentía las manos ajenas rozando su parte
más sensible, eliminando los restos de su propio semen y el de Jungkook.
“Estate quieto y abrázame.”
Otra risa resonó, accediendo tan pronto como lanzó la prenda que acababa
de utilizar para limpiarle. Luego, le abrazó con fuerza, besando su frente y
pasando los dedos por su espalda desnuda.
Observando a TaeHyung, notó el modo en que tenía el corazón acelerado,
latiendo desbocado contra sus costillas. Sentía que estaba subido en una nube.
“Sigo sin creerme que esto sea real, rubito.” Murmuró. El rubio levantó la
cabeza para mirarle.
“¿El qué?”
“Tú y yo.”
Su ceño se frunció un poco, extrañado. “¿Por qué?”
“No sé… No lo sé, simplemente me cuesta asimilar todo lo que ha pasado
en este tiempo. Cuando te vi por primera vez no pensé que esto podría llegar
a pasar siquiera.” Admitió, casi luciendo avergonzado. TaeHyung rio. “Tu
madre me hablaba de ti y de lo aparentemente maravillosa que era tu relación
con ese inútil. No me gustaba escuchar eso.”
La risa de TaeHyung se hizo aún más sonora. “Ow… ¿Lo pasabas mal por
mí, cariño?”
En respuesta, Jungkook soltó un bufido, sintiéndose ridículo tan pronto
como el rubio acunó su rostro y comenzó a observarle con exagerada lástima,
como si fuera un cachorrito desviado del camino.
“Claro que no, sólo estaba convencido de que incluso sin conocerme, yo
podría hacerte mucho más feliz.”
“¿Tú crees?”
Un convencido Jungkook asintió. “Por supuesto, a pesar de no tener la
vida tan solucionada como el imbécil de tu ex, tenía y tengo mucho que
ofrecerte.”
La confianza en sus ojos y en la manera de hablar, tan seguro de lo que
decía, hizo que el corazón de TaeHyung se acelerase. Amaba lo mucho que
Jungkook confiaba en sí mismo, la estima tan alta que se tenía sin resultar
cínico o egocéntrico, sólo siendo consciente del valor tan alto que tenía.
“Y es cierto. Después de todo por lo que he pasado, no necesito a ningún
imbécil prometiéndome una vida de lujos que yo mismo puedo darme.” Dijo,
encogiéndose de hombros. “Quiero decir, no soy una persona materialista en
absoluto, pero sí honesto. Soy el hijo del alcalde, tengo un fondo de ingresos
y un buen colchón donde caerme muerto en el futuro.”
Jungkook resopló, palmeándolo con sus manos. “Y tan bueno…”
Concordaba, haciéndole reír una vez más.
“Sin embargo, si la persona que tengo al lado es incompetente y no me
aporta nada, es un asco. Merezco a alguien que me haga feliz, alguien con
quien reírme hasta que me duelan las mejillas y a quien pueda acudir cuando
sienta que todo a mi alrededor se derrumba porque sé que mejorará a su lado.
Y para mí eres tú.”
Esta vez, Jungkook se quedó en silencio.
“No necesito más lujos de los que ya tengo cuando estoy contigo.” Añadió
por último.
Vaciando sus pulmones tras decir aquello, se atrevió a mirar de vuelta a
Jungkook, pues estaba demasiado inmerso en esa pequeña declaración de
amor inesperada para enfocarse en sus ojos. Ojos que, para su sorpresa, se
encontraban llenos de lágrimas.
TaeHyung no tardó en preocuparse al ver cómo las derramaba.
“Cariño, ¿qué te pasa?” Quiso saber, incorporándose hasta poder alcanzar
su rostro, quitándole las lágrimas, ya que este había girado la cara. “¿Estás
bien?”
Jungkook se apresuró en asentir. “Sí, sí, estoy bien… Es que nunca nadie
me había dicho algo así, esto es nuevo para mí.” Admitió, esbozando una
pequeña sonrisa que TaeHyung no tardó en corresponder. “Lo encuentro
tan… Increíble que me cuesta asimilarlo.”
“Bebé…”
“Me cuesta especialmente porque quién está diciéndomelo es la única
persona de la que me he enamorado en mi vida. Y también porque jamás
pensé que podría sentirme así por nadie, ni mucho menos hacer sentir así a
nadie.”
La sonrisa del rubio se ensanchó, su corazón apretándose. “Eso es
adorable, mi amor.”
“No, yo no soy adorable.” Replicaba mientras eliminaba sus propias
lágrimas. “Soy un macho sin pelo en el pecho porque no me crece.”
TaeHyung soltó una carcajada. “Joder, Jungkook…”
Este le observó con más lágrimas en los ojos, lágrimas que no llegaron a
empaparle las mejillas, pero seguían agolpadas allí. Era simplemente
precioso. Y lo amaba. Lo amaba tanto que necesitaba nuevas palabras para
poder describir cómo se sentía.
“Yo, sólo… Me alegra ser quien te hace feliz.”
“A mí también.”
Jungkook sorbió por la nariz, esforzándose por mantener la compostura.
Sin embargo, TaeHyung no podía dejar de observarle con adoración y eso
impedía su lucha constante consigo mismo. En especial cuando besó su
mejilla.
“Te quiero mucho, bebé.”
Este cerró los ojos, abriéndolos tras unos segundos para observarle con
una sonrisita. “Te quiero, rubito.” Dijo, inclinándose y besando sus labios
castamente. “Te quiero muchísimo.”
✧c.-077

N/A: Este es, sin duda alguna, mi capítulo favorito de toda la historia.
Oficialmente. Lo amo xD
Cap dedicado a sstargoo ♡♡
Hoy os recomiendo ‘in my head’ de Mad Tsai, me encanta.

A la mañana siguiente, TaeHyung despertó totalmente confundido,


estirándose y palmeando el lugar que se encontraba vacío a su lado, donde
debería estar Jungkook. Aquello le hizo fruncir el ceño aún con los ojos
cerrados, extrañándose antes de abrirlos para mirar a su alrededor.
Efectivamente, Jungkook no estaba allí. Ni siquiera se encontraba en la
habitación.
Se incorporó con dificultad, aclarándose la garganta sin llegar a entender
por qué demonios Jungkook, quien debería permanecer durmiendo a su lado,
abrazándole como una pareja de osos, no estaba por ningún lado.
“¿Jungkook…?” Lloriqueó, su ceño aún fruncido, comenzando a tornarse
molesto.
Odiaba despertar solo, especialmente desde que había empezado a dormir
con Jungkook. Y es que no había peor sensación que irse a dormir en medio
de unos fuertes brazos y despertar sin nadie.
“¡Estoy en la cocina, rubito, ven!” La voz del azabache llegó a sus oídos.
Él suspiró, formando una pequeña mueca con los labios.
Escuchar aquello le tranquilizó sólo un poco, quejándose entre dientes
mientras hacía lo pedido y se incorporaba, destapando su cuerpo
semidesnudo que, asumía, Jungkook habría cubierto nada más levantarse esa
mañana. Por lo menos era considerado…
Pasó por el baño antes de llegar a la cocina y después de vestirse con una
camiseta que le había robado a Jungkook semanas atrás, lavándose el rostro y
los dientes con agua tibia, suspirando al ver su cepillo junto al de Jungkook y
esbozando una sutil sonrisita, aquel pequeño detalle llenándole el corazón y
estómago de pequeñas mariposas con complejo de abejas asesinas. Estaba
encantado con la simple presencia de Jungkook no sólo en su vida, también
en su apartamento, cama y cualquier parte.
Adentrándose en la cocina con pies de plomo que se arrastraban por el
suelo, bostezó. “Buenos días…”
“Buenos días, rubito.”
El azabache, que se encontraba dándole la espalda de primeras, se giró
para esbozar una sonrisa dulce hacia él, extendiéndole su brazo libre e
indicándole que se acercara. TaeHyung hizo lo pedido, siendo prontamente
abrazado.
“Hola…” Murmuró, cerrando los ojos por la comodidad, no queriendo
separarse.
Sin embargo, Jungkook, notando la pereza en su voz, supo que no había
despertado demasiado bien esa mañana.
“¿Qué te pasa?”
“No me pasa nada, es sólo que alguien ha decidido dejarme solo
durmiendo como si nada, sabiendo que no me gusta…” No perdió la
oportunidad de quejarse, haciendo un mohín. Por supuesto, Jungkook lo besó
después de reír.
“Lo siento, lo siento. Sé que no te gusta y a mí tampoco, pero quería
sorprenderte con el desayuno esta mañana.
“Hm, ya… ¿Y qué estás haciendo?”
Únicamente después de formular aquella pregunta, fue que TaeHyung le
prestó verdadera atención a lo que tenía delante. Y es que Jungkook se
encontraba con un delantal puesto, sin camisa frente a una sartén repleta de
tortitas redondas. Aquello le sorprendió gratamente, pues en los tres meses
que llevaban de relación nunca había visto a Jungkook cocinar algo que no
fueran fideos instantáneos, pizzas congeladas o sándwiches de fruta y crema.
Era todo un descubrimiento.
“¡¿Eso son tortitas?!”
En respuesta, Jungkook, que rebosaba en orgullo, asintió.
“Gemini y tu padre me dijeron lo mucho que te gustan estas tortitas de tu
madre, así que le pedí al señor alcalde la receta hace unas semanas para poder
preparártelas. Me la dio en seguida.” Respondió, logrando que además de
sorprendido, TaeHyung quedara encantado.
Sus ojos brillantes le observaron. “¿En serio?”
“Y tan en serio. Estuve durante varios días preparándolas con ayuda de mi
padre hasta que perfeccioné la técnica… Creo que me han salido
espectaculares, ahora te dejo probarlas cuando se enfríen.”
TaeHyung inmediatamente le abrazó por la cintura, pegando la mejilla
contra su pecho. “Eso es adorable viniendo de ti, Jungkook, muchas
gracias…”
“Eh, ¿cómo que viniendo de mí?” Frunciendo el ceño, apenas se separó
para fulminarle. “¿Qué se supone que intentas decir con eso?”
El rubio volvió a reír, negando y tomándole del rostro.
“Nada malo, nada malo, tranquilo.” Se apresuró en decir. “Lo digo porque
hasta donde sé ni siquiera te gusta cocinar, así que para mí es una sorpresa
verte en mitad de mi cocina haciéndome tortitas para el desayuno.”
“¿Buena o mala sorpresa?”
“Buenísima.” Respondía, mirándole de arriba abajo y mordiéndose el
labio inferior. “Muy, muy buena… En especial con ese delantal.”
De los labios del azabache brotó una risa, empujándole sutilmente a modo
de broma.
“No me mires así, rubito, que se me queman las tortitas…” Pidió,
haciéndole reír a él esta vez. “Toma, anda, prueba esto.”
Le tendió un pedazo de tortita que acababa de cortar, colocando su mano
libre bajo la barbilla de TaeHyung, a la espera de que este probara el
desayuno. Una vez lo hizo, le observó expectante. TaeHyung masticaba con
suma lentitud, saboreando.
“¿Qué te parece?”
Finalmente, el rubio cerró los ojos, antes de abrirlos. Estaban brillantes.
Jungkook no pudo evitar impacientarse.
“¿Está bueno o no?”
“Está…” Inició, mirándole, entreteniéndose por su expresión ansiosa. Él le
sonrió. “Está riquísimo, cariño. Hace tiempo no probaba una tortita tan
deliciosa.”
Y, aliviado, el azabache suspiró. “Menos mal…”
TaeHyung depositó otro beso en su mejilla.
“Voy a ir poniendo la mesa mientras tanto, ¿vale?”
Volviendo a sus tortitas, Jungkook asintió. “He comprado crema batida y
sirope en el supermercado y en esa olla de ahí tienes chocolate caliente recién
hecho, sírvelo en dos tazas.”
“¿Has preparado chocolate caliente también?”
“Sí, tu hermano me dijo cuál era el que más te gustaba. Me ha costado la
vida encontrarlo en ese puñetero supermercado, pero por suerte lo pude
encontrar… Aunque no sabía si te gustaba muy dulce, así que no le he echado
demasiado azúcar.” Explicó, concentrado en que las tortitas salieran
perfectas. “Oh, en ese platito de allí hay fruta cortada.”
TaeHyung lloriqueó tan pronto como terminó, captando su atención y
ocasionando que le mirase con notable preocupación.
“¿Qué te pasa?”
“Eres tan atento y adorable… Me quiero morir.” Expresaba. Jungkook
soltó un bufido, sonrojándose.
“Exagerado…”
Sin embargo, para él no fue suficiente, por lo que rápidamente correteó de
vuelta a su lado, tomándole del rostro y depositando algunos besos en su
mejilla que terminaron trasladándose hacia sus labios.
“Te quiero, bebé.”
Las mejillas de Jungkook ardieron aún más. Nunca pensó que podría
parecer una cereza andante gracias a alguien que milagrosamente no tenía
una página de fans en Facebook dedicada a las ensaladas; pero ahí estaba él,
con las mejillas ardiendo. Y las tortitas.
“¡Coño, que se queman!”
TaeHyung dejó escapar una carcajada.
“He guardado las que están más calientes para repartirlas. Quiero llevarles
un par a Lyon y a Aram cuando vayamos a recogerlos en un rato.” Explicaba,
una vez ambos se sentaron alrededor de la mesa, colocando un par de tortitas
en el plato de TaeHyung primero, quién parecía impaciente. “Y a mi padre
también… Le prometí dejarle probarlas.”
El rubio asintió, dándole el primer bocado a su tortita cubierta de fresas
frescas y tragando. “Luego se las llevo, no te preocupes. ¿A qué hora
tenemos que ir a recoger a Lyon? Asumo que iremos primero a por él, ¿no?”
“Sí, Jaemin lo llevará al bar de Mos en un par de horas. Antes de eso
quiero ir a comprar dos sillas para el coche.”
“¿Sillitas de bebés?” Preguntó, sus cejas alzadas, antes de probar el
chocolate caliente. Jungkook asintió. “¿No tienes la de Lyon?”
“Me falta una para Aram y ya que la de Lyon está muy vieja, quiero
renovarla. Básicamente me gustaría que ambos tuvieran la misma, para que
estén en igualdad de condiciones, así ninguno se siente desplazado, ¿sabes?”
Explico, relamiéndose los labios. “Temo que Lyon tenga la sensación de que
al ser Aram mi hermano pequeño, él está a un nivel inferior.”
El corazón de TaeHyung se empuñó. “¿Por qué piensas eso? ¿Él te lo ha
dicho?”
“No, para nada, pero quiero anticiparme en caso de que sea así. Mi
intención es que ambos se lleven bien y no quiero que haya ningún tipo de
rivalidad interna entre ambos.”
“Pero no la hay, Jungkook, Lyon y Aram se llevan muy bien.” Aseguraba
el rubio, alcanzando su mano para darle un apretón.
Esta sería su segunda salida a solas con los dos más pequeños desde que
Jungkook y Aram afrontaron su parentesco con normalidad, siendo el primer
encuentro todo un éxito para los niños, quienes se volvieron uña y carne
desde el primer instante.
Jungkook suspiró, asintiendo, comprendiendo en ese momento que tal vez
estaba sobre pensando la situación aún más de lo debido.
“Sí, supongo que tienes razón… Quizás son cosas mías.”
“Claro que sí.” Asentía, dedicándole una sonrisa que tranquilizó
considerablemente al azabache. “Aunque me parece una muy buena idea el
comprar dos sillitas, la comparto. Esa silla blanca tan fea estaba por sacarme
canas…”
Riendo, Jungkook dejó escapar una carcajada.
Tan sólo hora y media más tarde, cuando ya tenían ambas sillitas para los
más pequeños, siendo estas completamente idénticas (pues Jungkook se había
empeñado en que ambos niños tuvieran exactamente la misma, negándose a
elegir dos modelos diferentes) y tras haber recogido a Lyon del bar de Mos,
donde acompañaba a su padre hasta la llegada de ellos dos, los tres se dirigían
al hogar de los Lee, en busca de Aram.
“…y mi profesora dice que lo estoy haciendo muy bien. Soy uno de los
mejores de mi clase.” Comentaba Lyon, mostrándose orgulloso de sí mismo.”
“Eso es genial, Lyon, enhorabuena.” TaeHyung le dijo, sonriéndole.
“Aprender y saber idiomas es algo súper importante que te servirá muchísimo
en un futuro. Me alegra que te esté yendo tan bien.”
La sonrisa del pequeño se volvió más amplia. “¡Muchas gracias!”
TaeHyung codeó a Jungkook, quien se aclaró la garganta antes de hablar.
“Sí, enhorabuena, Lyon, deberíamos comprar helado para celebrarlo, ¿no
te parece?”
“¡Sí, sí, helado!” Asentía efusivamente. “¿A Aram le gusta el helado?”
Los labios del azabache se estiraron en una pequeña risita, sintiéndose
enternecido tras aquella pregunta tan simple, inocente pero significativa para
él.
“Le encanta, su favorito es el de chocolate.”
“¡El mío también!”
“Ya tenéis otra cosa más en común.” Señalaba TaeHyung, compartiendo
la misma mirada que Jungkook tenía.
Lyon tan sólo asintió, emocionado ante las similitudes que le volvían un
poco más cercano al otro pequeño, a quien prácticamente ya podía llamar su
nuevo amigo, pues no necesitaba saber nada más sobre él para encasillarlo en
aquel término.
“Por cierto, TaeHyung, mi padre dice que este viernes irás a una granja.
¿Sabes si hay caballos? Nunca he visto un caballo de cerca.”
En respuesta, el susodicho frunció el ceño, del mismo modo en que
Jungkook lo hizo. “¿A una granja?” Musitaba este último, confundido,
mirándole sin entender nada. “¿Desde cuándo? No me he enterado…”
“Yo tampoco… ¿Qué te ha dicho exactamente papá, Lyon?”
“Que el sábado era un día muy importante porque te ibas a granjear, o
algo así.”
Aquella respuesta dejó a Jungkook aún más confundido. “¿Granjear?”
Por su parte, TaeHyung tampoco estaba entendiendo demasiado. Sin
embargo, una bombillita sobre su cabeza no tardó en encenderse, hilando
acontecimientos con lo que él decía.
“¡Oh!” Exclamó, siendo consciente de a lo que Lyon se refería. “¿Hablas
de graduar? ¿Jaemin te dijo que iba a graduarme?”
El pequeño asintió, haciéndole sonreír. “¡Sí, eso!”
“Ya entiendo… No me voy a ninguna granja, aunque sería un plan muy
entretenido, ahora que lo mencionas. A lo que tu padre se refería, era que me
gradúo de mi carrera universitaria.” Le explicó. “Llevo algunos años
estudiando derecho, para ser abogado, y este sábado definitivamente termino
el máster para terminar de formarme.”
“¿Eso quiere decir que ya eres un adulto?” Continuaba asintiendo,
comprendiendo lo que este decía.
“Bueno, llevo tiempo siéndolo, pero sí, se podría decir así… Paso de ser
estudiante a novato empresario. Si todo sale bien, claro…”
“Qué divertido, yo también quiero graduarme.”
Un bufido resonó. Por supuesto, no podía pertenecerle a nadie que no
fuese Jungkook. “No es tan fácil como suena, enano, el proceso es un poco
más complicado si no tienes un apellido influyente o contactos importantes.”
Le dijo, dándole una mirada de disculpa al rubio. “No te lo tomes como algo
personal, rubito.”
Este negó, dejándolo pasar. “Descuida, lo entiendo.”
“Pues qué mal…” Lyon hizo un mohín con los labios, desanimado. Su
padrino no tardó en arrepentirse de las palabras usadas recientemente,
creyendo haber arruinado sus ilusiones; hasta que volvió a hablar. “¿Entonces
no vas a la granja?”
Jungkook soltó una carcajada.
“No, pero me encantaría.” TaeHyung también rio, mirando al azabache de
soslayo, como si quisiera enviarle un mensaje que sólo él captara. “Si alguien
me llevase, sería muy feliz…” Dejó caer con sutileza.
Este simplemente sonrió, deteniendo el coche frente al hogar de los Lee y
tocando la bocina un par de veces. El pequeño Aram no tardó en asomar la
cabeza por la puerta que ya se encontraba semiabierta, seguido de ambos
padres, mientras TaeHyung era el primero en bajarse, rodeando el coche tras
abrirle la ventana a Lyon para que este también pudiera ver.
“¡Hola, Aram!” Saludaba el rubio, poniéndose de cuclillas. Aram saltó a
sus brazos, la pequeña mochila que llevaba a sus espaldas rebotando.
“¡TaeHyung, hola!”
“¿Estás preparado para todo lo que vamos a hacer hoy?” Quiso saber.
Efusivamente, el pequeño asintió, su sonrisa cegándole antes de dejarle de
vuelta en el suelo, tan pronto como Jungkook aparecía junto a él.
Aeri se le acercó, sonriendo de oreja a oreja. “Está súper emocionado.”
“¡Jungkook!”
TaeHyung rio. “Nosotros también, en especial Lyon.” Dijo, señalando al
más pequeño de los dos, quien saludaba a través de la ventana del coche.
Ambos padres le devolvieron el saludo con el mismo ímpetu. “Hemos
hablado de ir a tomar helado, ¿les parece bien?”
Ellos asintieron a la vez.
“Por supuesto, sí, sin ningún problema. Él sabe que puede comer y beber
de todo, no tiene restricciones más allá de las obvias para un niño.”
“Perfecto.”
“Eso sí, todo lo que pida y le deis, tened en cuenta que luego os lo
devolveremos en alguna cena o comida familiar.” Le recordaba el señor Lee,
pasando un brazo por los hombros de su esposa. “No aceptamos un no por
respuesta, estáis avisados.”
Riendo, TaeHyung estuvo de acuerdo. “Me parece justo, sí.”
“¡Hola, Lyon!”
“¡Hola, Aram!”
Las vocecillas de ambos menores sonaron, quienes entrelazaron sus manos
a modo de saludo por la ventana. Jungkook no quería sacar a Lyon del coche
porque sus cosquillas a la hora de ponerse los diversos cinturones en la sillita
le quitaban (y al mismo tiempo daban) años de vida.
Llegaron al centro de ocio tan sólo media hora más tarde, el tiempo
volando a su alrededor mientras Lyon y Aram unían sus voces al ritmo de
“Soy una Taza” de Cantajuego, la cual se reproducía en la radio a manos de
TaeHyung y para desgracia de Jungkook, quien saltó en su lugar tan pronto
como aparcaron frente al edificio.
“Bien, chicos…” Girándose en dirección a los más pequeños, se frotó las
manos. ‘TaeHyung y yo hemos organizado un pequeño juego para
agruparnos entre nosotros. Seremos dos y dos, ¿de acuerdo?’ Les explicaba,
viéndolos asentir. “Hemos pensado en echarlo a suertes, ya que me parecía
injusto que ambos me eligierais como compañero y a TaeHyung no.”
Inmediatamente, el golpe por parte del rubio que veía venir desde que
abrió la boca, aterrizó en forma de puño contra su brazo.
“¡Oye!”
Aram y Lyon soltaron una carcajada conjunta. Jungkook les siguió,
disculpándose con la mirada.
“Es broma, es broma, rubito, yo te hubiera elegido el primero y lo sabes.”
Decía, frente a sus ojos fulminantes. Para ablandarle el corazón, se inclinó y
besó su mejilla castamente. Sin embargo, él le ignoró.
TaeHyung se enfocó en los dos pares de ojos que les observaban con
interés, dejando a Jungkook a un lado, quien se mostró ofendido.
“Lo haremos de la siguiente forma, mirad.” Indicaba, mientras sacaba de
su bolso una pequeña caja con cuatro trozos de papel perfectamente doblados
dentro, zarandeándolos para que pudieran verlo. ‘Estos papelitos tienen las
letras “a’ y” b “, sacaremos uno a ciegas y quienes obtengan la misma letra
formarán equipo. El equipo ganador elegirá la comida. ¿Se entiende?”
Ellos asintieron.
“Sí.”
“Sí.”
“Muy bien, pues haz los honores, Jungkook.” Pidió, tendiéndole la cajita.
Jungkook cerró los ojos, introdujo la mano y sacó un papelito. “Guárdatelo y
no lo mires.”
Este hizo lo pedido, manteniendo el puño cerrado. Luego, TaeHyung
acercó la caja a los más pequeños, quienes a la vez y mirando hacia arriba
para no ver lo que agarraban, metieron la mano, sacando sus respectivos
papelitos. Él sacó el papelito restante.
“Ya podemos abrirlos. A ver qué nos ha tocado.” Indicaba, llenándose los
pulmones de aire antes de desdoblar el suyo. La letra ‘a’ se leía claramente.
“Tengo la letra A.”
Jungkook apretó los labios. “Yo la B.”
“¡Yo también tengo la B!” Aram meneó su papelito en el aire.
“¡A mí me ha tocado la A, TaeHyung, vamos juntos!” Lyon copió a su
nuevo y gran amigo, ambos manteniendo una enorme sonrisa en el rostro que
no tardaron en contagiar a sus mayores.
TaeHyung aplaudió felizmente, chocando los cinco con su compañero de
equipo.
Salieron del coche entre risitas poco después, Aram y Lyon bromeando
sobre cómo le ganarían al otro mientras eran guiados por TaeHyung y
Jungkook, quienes sostenían sus manos mientras reían.
“Si nosotros ganamos, quiero ir a comer pizza barbacoa.” Decía Lyon.
“Yo hamburguesas con queso.”
“Qué rico. Me gustan mucho las hamburguesas.”
Jungkook se inclinó hacia el rubio. “Yo no me quejo, pero así no se
competía en mi época…”
TaeHyung dejó escapar una risita, golpeándole con su brazo conforme se
adentraban en la zona de ocio.
“Déjalos, tienen tantas cosas en común que ni siquiera necesitan
competir.”
“¿Y de postre que pedirías si TaeHyung y tú ganáis?”
“Helado de chocolate.”
Los ojos de Aram se volvieron brillantes. “¡Me encanta el helado de
chocolate!”
“Es mi favorito.”
“El mío también, Jungkook a veces me traía un poco cuando veía a
visitarme al hospital.” Dijo, observando a su hermano mayor.
Para sorpresa del azabache, quien se encontraba algo tenso ante el
pensamiento de que su ahijado pudiera sentir celos, Lyon sonrió. “Lo sé, mi
padre le recomendó una heladería porque yo se lo pedí. Ahí hacen los
mejores helados de toda la ciudad. Deberíamos ir luego.”
“¡Sí, por fa!”
TaeHyung golpeó sutilmente el brazo de un Jungkook cuyo corazón se
estaba derritiendo en ternura.
“¿Ves? Te lo dije.” Susurró, sabiendo con exactitud cómo se sentía.
“¡Qué sitio tan grande!” La vocecilla de Aram chilló, alucinando por las
dimensiones de aquel lugar. Lyon dejó escapar una risita, observándole con
atención.
“¿Nunca antes habías venido?”
Él negó. “Es la primera vez que vengo… No he tenido tiempo de visitar
muchos sitios desde que salí del hospital. Mis padres me llevaron a algunos
restaurantes y parques para niños, pero hay cosas que no puedo hacer
todavía.”
“¿Cómo cuáles?”
“Correr por mucho tiempo, saltar… El doctor dice que necesito una cosa
llamada rehabilitación para que mis piernas se vuelvan más fuertes. No tengo
demasiada fuerza.”
Comprendiendo lo que quería decir, Lyon asintió. “Entonces no
correremos ni saltaremos mucho. Podemos andar.” Dijo, recibiendo una
sonrisita por parte de su nuevo amigo. TaeHyung le pellizcó la mejilla. “¿Te
duele?”
“No, sólo me canso.”
“Vale.”
“Pero tú puedes correr o ir más rápido si quieres, Lyon.”
Esta vez, el mencionado negó rotundamente. “No quiero, quiero ir
contigo.”
Sonrojándose, Aram tomó esa respuesta como algo que atesoraría para
siempre, su pequeña sonrisa volviéndose más amplia sin saberlo.
“Bueno, enanos, ¿a qué juego queréis ir primero? Martillazos al topo, mini
baloncesto, dardos… Elegid.”
“¡Dardos!”
“¡Baloncesto!”
Ambos dijeron al unísono, inmediatamente buscándose con la mirada.
Aram se quedó en silencio, dispuesto a ceder la petición de Lyon sin dudarlo.
“¿Dardos o baloncesto? Tenéis que poneros de acuerdo.”
“Vamos a los dardos.” Lyon señaló, siendo esta la petición de Aram.
“¿Seguro?”
El niño asintió, muy convencido. “Claro, luego podemos ir a jugar
baloncesto, hay tiempo para todo y es la primera vez que él viene. Puede
elegir primero.”
“Muy bien, pues a los dardos.” Jungkook guio a los más pequeños en
dirección a dicho juego, alargando el brazo hacia atrás para tomar la mano de
TaeHyung y jalar sutilmente de él. “Debo decir que tengo bastante puntería…
Creo que vamos a tener un claro ganador para los dos primeros juegos.”
TaeHyung le empujó a modo de broma. “No hables muy rápido, anda…”
“Yo sólo digo, rubito… Quien avisa no es traidor.”
Una vez frente a la zona de juegos, Jungkook agarró seis dardos,
tendiéndole tres de ellos Aram y colocándose tras él para elevarlo por la
cintura y que pudiera estar a la altura, quedando frente a la diana.
“Apunta bien y lanza, ¿vale, Aram? Es fácil.”
Mordiéndose el labio inferior, Aram lanzó su primer dardo, que terminó
clavado en el número seis. Jungkook lo celebró al instante.
“¡Eso es, bien hecho!” Decía, dándole ánimos. “Te quedan otros dos, tú
puedes.”
Este asintió, repitiendo la misma acción de antes. El segundo dardo cayó
en el número trece y el tercero consecutivo en el cinco. Jungkook aclamó la
victoria que todavía no conseguía, pero sí saboreaba, abrazándolo y
zarandeándolo cuidadosamente
“¡Muy bien, Aram! Vamos veinticuatro a cero.”
“¡Pero si nosotros no hemos empezado a jugar todavía, Jungkook!” Se
quejó Lyon, su ceño fruncido.
Este le indicó que se callara. “Silencio, enano, están hablando los
ganadores.”
TaeHyung fulminó a Jungkook. “Cuidadito con cómo te diriges a mi
compañero, Jungkook, porque te clavo el primer dardo en la punta de la nariz
sin dudarlo. Yo también tengo buena puntería cuando quiero.”
Lyon se aferró al cuello de TaeHyung, luciendo indignado.
Ignorando aquella amenaza tan descarada por parte de su propio novio, el
azabache se preparó para lanzar el siguiente dardo, moviendo el brazo de
atrás hacia delante. Su dardo cayó en la zona roja inferior del número veinte.
“¡Sesenta puntos, toma ya!” Celebró al instante, oyendo los aplausos de
Aram y girándose para besar a TaeHyung por puro impulso, quien no se
esperó aquel movimiento.
Aclarándose la garganta, luchó por no sonrojarse. “Somos de equipos
distintos, cariño…” Le recordó.
“Ya, me he dado cuenta, pero me da igual.”
Dándose la vuelta, lanzó el segundo dardo tras chocar los cinco con Aram,
cuya sonrisa le calentaba el corazón. El dardo cayó en el círculo rojo.
“¡Cincuenta más!”
TaeHyung suspiró, compartiendo una mirada llena de angustia con Lyon.
“Nos va a ganar…” Le susurró. Él negó.
“Tranquilo.”
El tercer dardo cayó nuevamente en la zona roja superior del número
veinte. Otros sesenta puntos para Jungkook, quién no tardó en girarse,
desafiando a TaeHyung con la mirada. Por supuesto, él le fulminó.
“Aram y yo llevamos ciento noventa y cuatro puntos, rubito y compañía…
Espero que podáis igualarlo como mínimo.”
“Por supuesto que podemos, incluso lo vamos a sorpasar, que no te quepa
duda.”
Su ceño se frunció. “¿Sor… qué?”
“Sorpasar, Jungkook.” Le respondía un Aram que tampoco tenía mucho
conocimiento sobre aquella palabra.
Así mismo, el rubio y Lyon se prepararon mental y físicamente para lanzar
sus tres dardos correspondientes, siendo Lyon el primero de ambos en hacer
los honores, casi sudando frío debido a la presión. TaeHyung afianzó su
agarre en la pequeña cintura del niño.
“Tengo miedo…” Susurró antes de hacer ningún movimiento.
“No te preocupes, Lyon, podremos con esto, ¿vale? Ten confianza, vas a
hacerlo muy bien. Yo sé que puedes.”
“Pero no puedo…”
Él asintió, convencido. “Claro que sí, tú inténtalo.”
“¿Y si perdemos? No quiero que pierdas por mi culpa.”
“No vamos a perder, tranquilo.”
“¡Vamos, Lyon, mucha suerte!” La vocecilla de Aram dando ánimos a su
amigo le hizo sonrojar, al mismo tiempo en que Jungkook le tapaba la boca a
su hermano pequeño.
“Pero no le des ánimos al enemigo, Aram, eso no se hace.”
“Es que es mi amigo…”
Un suspiro abandonó sus labios, luchando por mantenerse decepcionado
cuando en realidad sólo tenía ganas de llorar por la buena relación que dos de
las tres personas más importantes de su vida y a la que más quería, habían
formado de manera inmediata.
“Apunta y lanza, sin pensarlo, Lyon, sólo hazlo.”
De esa forma y con la voz de Aram dándole ánimos reproduciéndose
repetidamente en su cabeza, Lyon lanzó su primer dardo, que para sorpresa
de todos, cayó justo en el centro.
“¡Cincuenta puntos!” Gritó TaeHyung, dándole la vuelta para mirar su
rostro lleno de incredulidad, con los ojos como platos. “¡Has conseguido
cincuenta puntos en el primer lanzamiento, Lyon!”
“Sí…”
Sin poder creérselo siquiera, Lyon se abrazó a TaeHyung con fuerza.
“Muchas felicidades, bla, bla, bla… Ahora tienes que tirar dos más.”
Indicaba Jungkook, cuya envidia rebosaba por sus poros.
Del mismo modo en que había lanzado su primer dardo y justo después de
recuperarse del furor, Lyon lanzó los dos restantes, que cayeron en el número
siete y once, dándole una puntuación final de sesenta y ocho puntos al más
pequeño.
“¡Bien hecho, Lyon, lo has hecho genial!” Decía TaeHyung, abrazándole.
“Gracias, muchas gracias.”
Jungkook no sabía dónde meterse.
“Rubito, es tu turno, no te entretengas tanto…” Pidió con un tono de voz
rasposo, indicando su mal perder. El rubio se giró para fulminarle otra vez.
“¿No me vas a dejar ni celebrar la victoria con mi compañero de equipo,
envidioso?”
Este bufó. “Primero tira y luego ya si eso veremos quién le gana a quién…
Estás tú muy confiado.”
“De acuerdo.”
Moviendo la cabeza a modo de asentimiento, TaeHyung tomó sus tres
dardos con seguridad, colocándose frente a la diana y lanzándolos con tanta
rapidez que ni siquiera el azabache, quien estaba con todos sus sentidos fijos
en aquellos movimientos, los captó.
Los tres dardos acabaron en una fila casi perfecta en el pequeño rectángulo
inferior rojo del número veinte, por lo que el resultado se multiplicaba por
tres. Sesenta, sesenta y sesenta.
Lyon y Aram chillaron.
“¡¿Cuánto es eso?!”
“¡No lo sé, pero seguro que mucho!”
Con la barbilla en alto y los ojos brillantes, TaeHyung se giró para
encontrarse con la mueca desencajada de un Jungkook que, efectivamente, no
sabía dónde meterse.
“Doscientos cuarenta y ocho puntos en total. Lyon y yo hemos ganado,
cariño.” Fue todo lo que dijo, pasando por su lado para ir directamente con el
más pequeño a celebrar.
Jungkook quería echarse a llorar.
No pasó demasiado tiempo hasta que cambiaron de juego, pues tal y como
habían indicado en un inicio, ahora era el turno de Lyon para elegir, siendo el
baloncesto su elección, incluso si el azabache aún no digería bien la derrota y
mantenía la mueca de un cachorro triste, abandonado, cuyos ojos se
mantenían llenos de lágrimas.
“Tienes una canasta pequeñita y sólo debes encestar la pelota tres veces
para ganar, no necesitas saltar ni nada.” Le explicaba Lyon a Aram, quien
asentía. “Puedes jugar sin problemas.”
“Me gusta, quiero jugar.”
“TaeHyung y yo hemos ganado antes, así que seremos los primeros aquí,
¿vale?”
“Vale.”
Aram guio a Jungkook mientras Lyon y TaeHyung se acomodaban frente
a la canasta, de modo que ambos pudieran ver la jugada de sus oponentes sin
dificultades, quedando a un lado del juego. TaeHyung esbozó una sonrisa al
ver que Jungkook se encontraba frente a él, dándole la espalda, e
inmediatamente acudió a su compañero.
“Lyon, ¿te importa si fallo una canasta a propósito? Quiero ver si puedo
darle a Jungkook.” Susurró, sólo para que él pudiera escucharlo.
Y, riendo, este asintió. “Sí, sí, pégale.”
“Lanza tú antes, yo voy después.”
El niño hizo lo pedido, acertando dos de tres casi sin pestañear.
“¡Qué bien lo has hecho, Lyon!” Chilló Aram desde su posición,
aplaudiendo a su querido amigo.
“¡Gracias!” Le sonrió de vuelta, mirando a TaeHyung. “Te toca.”
Y este, quien tenía a Jungkook a su disposición total y podía aprovechar su
distracción post-derrota para llevar a cabo dicho plan, esbozó una sonrisa de
oreja a oreja. Lanzó sus dos primeras canastas, acertando del mismo modo en
que Lyon había hecho. Sin embargo, para la tercera rio internamente,
observando la cabeza de Jungkook como si fuera su diana personal. No dudó
en lanzar el balón de plástico, golpeando su coronilla en el proceso.
“Oops.” Se lamentó una vez este, sobresaltado por el golpe, se giró con los
ojos como platos. Lyon y Aram reían a carcajadas.
“¡Rubito!”
Por supuesto, para Jungkook no fue difícil darse cuenta de que aquel
ataque había sido fríamente planeado por TaeHyung, quien se había unido a
los más pequeños y también reía. Él se le acercó, desafiante.
“Lo siento, lo siento, he apuntado mal…”
“Has apuntado mal, ¿no?” Repitió, sus cejas en alto.
“Sí, perdóname.”
“No, no te perdono, rubito…” Meneó la cabeza a modo de negación,
tomándole por las muñecas y aprovechando que estas actuaban de escudo
humano para hacerle cosquillas. “Ven aquí.”
“¡No, no, Jungkook!”
“Yo también estoy apuntando mal, lo siento…” Picándole las costillas,
dijo, oyendo sus pequeños gritos. “Uy, perdóname, qué torpe…” De nuevo,
repitió aquella acción. TaeHyung chilló. Los niños reían. “Lo siento, lo
siento, soy tan torpe y no sé apuntar…”
“¡Para, Jungkook!” Suplicaba, tomándole del rostro en un descuido. “Ha
sido sin querer.”
“No, no lo ha sido.”
“Bueno, no lo ha sido… Pero sí que ha sido divertido, ¿a que sí?”
Pestañeando dulcemente, lo intentó. Jungkook mantuvo las cejas en alto,
volviendo a atacarle. “¡No! ¡Vale, vale, lo siento! Ha sido premeditado,
perdóname.”
Esta vez, él asintió. “Muy bien, perdonado.” Accedía, besando sus labios
castamente. “Aram y yo hemos ganado porque habéis jugado sucio.”
“¿Qué dices? Si todavía ni habéis tirado.”
Encogiéndose de hombros, se acercó a la máquina expendedora de
balones, agarrando tres y lanzándolos a canasta, encestando todos ellos.
TaeHyung se atragantó.
“Te toca, Aram.” Le indicaba a su hermano, tomándole por los hombros
para acercarlo. “Nada de saltar, ¿vale? Llegas desde aquí perfectamente y si
no yo te pongo en alto.”
“Vale.”
Aram tomó el primer balón, lanzándolo y encestándolo, del mismo modo
en que hizo con el segundo y el tercero. Tal y como Jungkook le había dicho
a TaeHyung, habían ganado muy justamente.
“¡Bien hecho, Aram! Has encestado todas.” Lyon corrió hacia él para
abrazarle.
“Gracias… En mi habitación del hospital tenía una canasta parecida pero
colgada de la pared, así que he practicado mucho. Era divertido.”
Vaciando sus pulmones, satisfecho tras haber ganado al menos en un
juego, Jungkook se acercó a los más pequeños llevándose a TaeHyung
consigo con un brazo alrededor de sus hombros.
“Bueno, par de enanos, ¿qué os parece si vamos a comer y luego
volvemos a los juegos? La película no empieza hasta dentro de varias horas,
así que tenemos tiempo de sobra.”
Ambos asintieron. “Vale, pero no podemos olvidarnos de canjear los
premios. Quiero un peluche.”
“¡¿Se pueden conseguir peluches?!” Sorprendido, Aram cuestionó.
“Sí, y muchos juguetes. Cuando ganas algo, especialmente en esas
maquinitas de juegos para gente más adulta, te dan tickets como estos.”
Señalando el montón de tickets que había obtenido y guardaba en sus
bolsillos, dijo. “Cada regalo tiene un precio y necesitas esa cantidad para
conseguirlos.”
“Qué guay…”
“Si tenemos suerte podemos conseguir un peluche grande para los dos.
Nos lo turnamos cada semana.” Ofreció, sonriente.
“¡Sí, me encantaría!”
Jungkook codeó al rubio. “Tan pequeños y con un hijo en camino…
Menuda juventud…”
TaeHyung dejó escapar una carcajada.
“Bueno, chicos… Para desgracia de los verdaderos ganadores que no han
jugado sucio…” Él miró a TaeHyung, fulminándole. “Mi rubito y Lyon
elegirán la comida y el postre, así que poneos de acuerdo rápido porque tengo
hambre.”
“Elige tú, Lyon.”
“Quiero hamburguesas con queso y helado de chocolate.”
Aram le observó con el ceño fruncido. “Pero habías dicho pizza…”
Murmuró, confundido.
Lyon negó. “Quiero hamburguesas.”
“Estupendo, pues hamburguesas serán. Marchando.”
Los cuatro se encaminaron hacia la salida del mismo modo en que
entraron, los más mayores asegurándose de agarrar las manos de los más
pequeños y guiarlos hasta la salida.
“Por aquí cerca hay un sitio donde hacen hamburguesas super ricas, mi
padre y yo venimos a veces. Te van a encantar, Aram, serán las mejores que
pruebes nunca. Dan juguetes con algunas comidas, como en McDonalds, sólo
que aquí saben mejor.”
El mencionado asintió. “Tu padre conoce sitios muy divertidos, Lyon, qué
guay…”
“Lo sé, él es muy divertido. Me lo paso super bien cuando salimos juntos.”
“¿Y no sales con tu mamá también?”
Lyon movió su cabeza de un lado a otro. “No tengo mamá.”
Esa no era la respuesta que Aram esperaba, por lo que se sintió
confundido.
“¿No tienes…?”
“No, ella se fue cuando nací.” Explicó. “Me quedé solo con papá, mis
abuelos, Jungkook y mis demás tíos, por eso Jungkook es como mi segundo
papá. TaeHyung es su novio, así que ya tengo tres padres.”
Jungkook soltó una carcajada, acariciando la cabeza de su ahijado y
mirando a TaeHyung. “Hala, bienvenido a la familia, rubito.”
Enternecido, este asintió. “Gracias, gracias.”
“¿Y no es malo para ti no tener madre? Mi mamá biológica murió, pero
quien me ha cuidado desde que soy muy pequeño es mamá Aeri… Mi vida
sería muy triste sin ella.”
“No lo sé, nunca la llegué a conocer. A veces me pregunto cómo sería si
ella estuviese aquí conmigo, pero en realidad no me importa.” Lyon
simplemente se encogió de hombros. Jungkook sintió una presión en el
pecho. “Tengo a Jaemin, mi papá, que hace el trabajo de ambos. Me cuida, se
preocupa por mí y me quiere mucho, así que no necesito a nadie más.”
“¿De verdad?”
Él volvió a asentir. “Claro, siempre ha sido así. A él no le gusta hablar del
tema porque piensa que me afecta tener solo un padre, pero no es cierto.
Quiero mucho a mi papá y sé que se ha esforzado mucho para que yo sea
feliz… Mis abuelos me lo dicen siempre.”
Aram le dio una sonrisita dulce.
“Eso es muy bonito, Lyon… Tu padre debe ser muy bueno.”
“Sí que lo es, es el mejor.” Corroboraba, su pecho inflado en orgullo.
“Aunque sea muy torpe y se equivoque muchas veces, lo es. Me compra
juguetes que me gustan y comida rica, me lleva a sitios divertidos y juega
conmigo videojuegos. Es el mejor padre del mundo.”
La primera lágrima que Jungkook ni siquiera sabía que tenía acumuladas
en los ojos lo delató, deslizándose por su mejilla. El simple cosquilleo le hizo
ser consciente de que estaba llorando.
TaeHyung le observó por instinto, notando aquello e inmediatamente
reaccionando. “Cariño…” Susurró.
Él negó, respirando hondo, indicando que estaba bien. Sin embargo, no era
cierto; no lo estaba. Escuchando a Lyon hablar de su padre, supo lo mucho
que echaba él de menos al suyo. Y también fue consciente de que ese
sentimiento de anhelo era mucho más fuerte que el dolor y el enfado que
sentía por él.
Aquel niño de nueve años que lloraba por su padre cuando la policía se lo
llevaba era el mismo que, aún enfadado y lleno de impotencia, lo seguía
necesitando más que nunca.
TaeHyung apretó su mano con suavidad.
Esa misma noche, tan pronto como dejaron a Lyon y Aram en sus
respectivas casas, quienes estaban completamente dormidos, agotados tras
una tarde llena de juegos, comida deliciosa, la que sería su nueva película
favorita conjunta y un peluche de cerdo gigante que habían adoptado como
mascota entre ambos, la camioneta de Jungkook aparcaba frente al hotel de
TaeHyung.
“¿Estás seguro?” TaeHyung cuestionó.
Él asintió. “Lo estoy.”
“Vale… ¿Quieres que vaya contigo?”
De nuevo, asintió. “Por favor.” Susurró.
Y TaeHyung así lo hizo, yendo tras él hacia la entrada de su propio
edificio, apretando su mano cada cinco segundos y no dejando de seguirle
hasta que llegaron a la habitación número siete, donde Jeon Seojin se
hospedaba.
Jungkook tocó el timbre, con el corazón en la garganta y los nervios a flor
de piel, pero decidido.
La puerta se abrió exactamente diez segundos después, Seojin apareciendo
tras esta algo confundido, pues no esperaba visita. Sin embargo, una vez vio a
su hijo de pie frente a él, su corazón dio un vuelco.
“Jungkook…”
El azabache se abalanzó a los brazos de su padre, envolviéndole en un
fuerte abrazo. Las lágrimas en los ojos de TaeHyung se derramaron sin poder
aguantarlas siquiera.
“Te quiero mucho, papá…”
“Y yo a ti, mi chico, te quiero muchísimo, Jungkook…” Frotándole la
espalda entre pequeños sollozos, Seojin decía. “Lo siento tanto, lo siento
mucho, hijo mío, perdóname…”
“Está bien.” Susurró, cediendo a su propio llanto también. “No pasa nada,
tranquilo.”
“Lo siento, lo siento…”
Jungkook le abrazó más fuerte.
✧c.-078

N/A: Recta final de la historia en curso, ya sólo nos queda llorar y llorar
mientras nos vamos acercando al último capítulo… xD
Cap dedicado a MinGloomy35 ♡♡
Hoy os recomiendo ‘Cold’ de Jessie Murph, mi nueva obsesión.

El sábado por la mañana, TaeHyung no sabía quién estaba más nervioso:


si él o sus manos por separado, las cuales temblaban por sí solas y convertían
cada cosa que tocaba en gelatina. Ni siquiera podía reconocerse a sí mismo en
esa bola de nervios insaciable. Estaba volviéndose loco.
“Este traje es feísimo.” Bufaba, alisando la chaqueta con manos sudorosas.
Jungkook, junto a él, le observó con el ceño fruncido. “Pues a mí me
gusta, es bonito… Y te queda muy bien, además.”
“Ni de coña. Parece que lo ha diseñado Betty la Fea con sus propios
aparatos, teniendo fiebre, estando deshidratada y maniatada a una puta estufa
de gas. Es feo de cojones.”
“Pues lo has elegido tú.”
El rubio le fulminó, completamente ofendido. “¡¿Estás diciendo que tengo
mal gusto?!”
Jungkook volvió a reír. “Rubito, por Dios…”
Lloriqueando, este miró su reflejo por última vez en el espejo. Las
lágrimas amenazaban con salir y arruinar su maquillaje. Eso no le gustaba.
“Es que yo tengo un gusto de mierda también…”
Jungkook no podía reconocer a su novio en aquel adulto funcional con un
ataque de nervios. “Pero bueno, rubito, ¿qué es todo esto? Has dicho cuatro
groserías en menos de treinta segundos. ¿Quién tiene fiebre, esa tal Betty o
tú?”
Poniendo los ojos en blanco, TaeHyung dejó de mirarse en el espejo para
ahorrarse más disgustos. Si pensaba más de lo debido en qué llevaba puesto,
se veía mal y tenía que reconsiderar cambiarse, tal vez no se graduaría nunca.
Porque sí, hoy era ese día. El día en que finalmente se graduaba de la
carrera. Y no se encontraba precisamente contento.
“Los dos, es que la hija de puta me lo ha pegado al limpiarse el sudor con
mi traje.”
Jungkook volvía a reír, comprendiendo que TaeHyung no sólo estaba
increíblemente nervioso, sino que también se encontraba irritado a morir,
irascible hasta el punto en que podría explotar cual palomita de microondas
en cualquier momento o al borde de un ataque de pánico del que, quizás,
nunca se recuperaría.
Pasando ambas manos por sus hombros, le dio un pequeño masaje,
buscando así que se diera la vuelta y lo mirase. Una vez esto ocurrió, le acunó
el rostro con ambas manos.
“¿Me haces el favor de calmarte, rubito?”
“Estoy calmado.” Respondió, vaciando sus pulmones antes de observar su
atuendo otra vez. “¡Es este puto traje de los cojones que me saca de mis
casillas!”
Jungkook también suspiró, moviendo su cabeza hacia arriba para que le
mirase por segunda vez. “Oye, lo digo en serio, TaeHyung, se supone que
hoy es un día muy importante para ti y comprendo que puedas estar nervioso,
pero esto ya es excesivo. Estás empezando a preocuparme.”
“Pero si me encuentro perfectamente, Jungkook, no sé qué dices.” Bufaba,
acomodándose la corbata con dedos temblorosos. No tardó en perder la
paciencia. “¡¿Por qué coño el nudo me aprieta tanto?!”
Sólo entonces, viendo que su tacto a la hora de hablar no parecía calmar la
situación, agarró las manos del rubio, evitando así que continuara
toqueteándose la ropa. Este le miró a los ojos, confundido, dejándole ver que
su estado era tan preocupante como Jungkook se imaginaba.
“Basta.” Indicó, sin cambiar el tono de voz. “Cálmate ahora. Ya. No me
gusta verte así, necesito que te tranquilices y dejes de buscar fallos donde no
los hay, ¿de acuerdo?”
La barbilla de TaeHyung tembló. “P-Pero…” Fue a decir, inmediatamente
el dedo índice de Jungkook chocando contra sus labios.
“No he terminado aún, espera un momento.”
“Bueno…”
“Entiendo que estés nervioso porque es lo más normal del mundo. Uno no
se gradúa de derecho todos los días de su vida; pero esto que estás haciendo,
volviéndote loco por cualquier cosa, viendo errores y fallos donde no los hay
—”
“Sí que los hay, este traje es una mi—”
El dedo de Jungkook volvió a golpearle los labios, enviándole a callar con
un suave siseo.
“Estoy hablando yo, rubito.”
Suspirando, TaeHyung agachó la cabeza, visiblemente avergonzado. Él
tampoco se reconocía a sí mismo. “Lo siento…”
“No pasa nada, tranquilo.” Acariciando su mejilla, le besó los labios
castamente. “A lo que voy, es que por muy importante que este evento sea,
no puedes ponerte así. No es sano para ti, y te lo digo yo, que me han dado
cinco tiros hace menos de cuatro meses.” Bromeó.
Aquel recuerdo horrorizó a TaeHyung. “¡Jungkook!”
Él comenzó a reír, negando. “Es broma, es broma, pero sabes a lo que me
refiero. Tienes que calmarte, ¿vale?”
“Sí, lo sé, pero es complicado, Jungkook… Todavía no puedo creerme que
vaya a graduarme.” Explicaba, dejando escapar otro pequeño suspiro. “He
invertido más de seis años en esta carrera, sin contar ese año y medio en
Psicología, prácticamente era mi vida.”
Comprendiendo, Jungkook asintió sin dejar de acariciar sus mejillas. “¿Te
sientes mal porque vas a echarlo de menos?”
“Dios, no, jamás echaré de menos todo eso. No veo la hora de que
acabe…”
“¿Entonces?”
“Pues que después de esto viene la vida real. La real de verdad. Con
prioridades, responsabilidades, proyectos, trabajo de adultos… Todo eso para
lo que no sé si estaré preparado.”
Las cejas del azabache se alzaron, como si no pudiera creer lo que escucha
de sus labios.
“¿Lo dices en serio, TaeHyung?” Cuestionó. “Abriste un hotel para
cientos de personas que se habían quedado sin hogar repentinamente, rubito.
Te hiciste cargo de todos y cada uno de los inconvenientes incluso si tú no los
causaste. Prácticamente lo arreglaste todo con estas manitas.” Levantando las
susodichas en alto, expresó, causándole una risita. “¿Y estás diciéndome que
no vas a ser capaz?”
“Pero eso es diferente…”
“No lo es, TaeHyung. Y de todos modos, tampoco es momento de pararse
a pensar en eso ahora.” Insistió. “Vas a graduarte, recibir tu diploma y hacerte
una foto con tu tutor.”
Él asintió. “Sí…”
“Pues entonces, no pienses en otra cosa que no sea eso. Hoy es un gran
día.”
TaeHyung volvió a asentir. “Sí, tienes razón.” Dijo, tomando la
oportunidad de mirar al azabache de arriba abajo. No se había parado a ver lo
bien que le quedaba ese traje negro. “Qué guapo estás, ¿no?”
Jungkook dejó escapar una carcajada. “¿Ahora te das cuenta?”
Los dedos del rubio se aferraron a su chaqueta, abriéndola para poder ver
mejor cómo le sentaba aquella camisa.
“Es que estaba muy ocupado quejándome… Pero ese traje te queda
increíble, me encanta.”
“Gracias, gracias. Mi padre me ayudó a elegirlo.”
TaeHyung alisó los hombros de su chaqueta, esbozando una sonrisita. “Y
yo te ayudaré a quitártelo.”
Riendo de nuevo, meneó la cabeza de un lado a otro, intentando disimular
el pequeño escalofrío que recorrió su espina dorsal de arriba abajo,
estremeciéndole.
“No te anticipes, anda, todavía quedan muchas cosas por hacer e imagino
que después de la graduación irás a celebrarlo con tus compañeros de carrera
o algo así, ¿no?”
La mirada ajena casi parecía horrorizada cuando se apresuró a negar. “Por
nada del mundo, no. Ni de broma paso más tiempo con esa panda de
imbéciles voluntariamente. No.”
Aquella respuesta fue una sorpresa total para Jungkook, cuyo ceño se
frunció.
“¿Por qué no? Creí que te llevabas bien con ellos.”
“Tampoco me llevo mal, pero prefiero hacer otros planes que no los
involucren. Algunos son bastante imbéciles…”
“¿Y eso?”
Él se encogió de hombros. “Nada importante.”
E incluso si la repuesta de TaeHyung fue definitiva, sin intenciones de
querer profundizar en el tema, Jungkook fue incapaz de dejarlo allí, uniendo
los hilos de algunos datos que tenía. Sostuvo la muñeca del rubio antes de
que pudiera alejarse siquiera.
“Espera, espera… Esa vez en la que quisiste romper conmigo, Banky dijo
que fue muy repentino porque cuando habló contigo por teléfono estaba todo
bien, fue cuando la llamada terminó que algo cambió.” Rememoró, viéndose
pensativo. “Justo estabas en la universidad… ¿Acaso alguno de tus
compañeros te dijo algo sobre mí? ¿Sobre lo que había pasado?”
TaeHyung tragó saliva. Creía que habían dejado aquel recuerdo atrás.
“No, claro que no…”
“Mentirle a tu pareja sigue siendo algo muy feo, rubito, no lo hagas,
hazme el favor.” Pidió.
“Es que no me dijeron nada, Jungkook, yo lo escuché.” Masculló,
admitiendo aquello. “Tres de mis compañeros de carrera estaban charlando
en un aula sobre lo que había pasado, simplemente, nada más.”
Su ceño se frunció. “¿Y qué dijeron?”
“Nada demasiado importante, sólo que ninguno de ellos saldría con
alguien como yo estando en tu lugar. Sería muy peligroso.” Explicó y
Jungkook dejó escapar una carcajada, bufando.
Que siquiera pensaran en aquello como una probabilidad que cualquiera
de ellos pudiera tener, resultaba cómico.
“Como si tuvieran oportunidad…”
“Ya, bueno… Eso es lo de menos.”
“¿Escucharlos decir eso te hizo plantearte terminar nuestra relación?”
Quiso saber. TaeHyung respiró hondo.
Él necesitó unos segundos para responderle, pues no habían tocado el tema
desde que tuvieron aquella conversación tan crítica como tranquilizadora para
el propio TaeHyung, tomando la decisión silenciosa de que lo sucedido sería
un tema tabú en su relación. Como si nunca hubiera sucedido.
“Me sentía muy asustado, ¿sabes? Te sacrificaste por mí, Jungkook. Casi
mueres debido a eso y de algún modo me atribuí toda la responsabilidad hasta
tal punto que comencé a sentirme miserable por momentos… Ver que ellos
pensaban de la misma forma lo incrementó todo.” Explicaba, encogiéndose
de hombros. “La culpa me ganó, supongo.”
Jungkook volvió a sostener su rostro, obligándole a mirarle una vez este
agachó la cabeza. “Lo que los demás piensen no importa, rubito, mucho
menos si se trata de nuestra relación. Sólo nosotros importamos aquí.”
Él asintió. “Ya, lo sé…”
“Y que yo tomara la decisión de ponerme frente a ti durante los disparos,
me convierte a mí en el único responsable de ello. A nadie más.” Insistía,
paseando los pulgares por sus pómulos. “Fue arriesgado y comprendo que
tuvieras miedo, pero no fue tu culpa.”
“Lo sé, cariño.” Sonriéndole, volvía a asentir. “Me quedó claro hace
tiempo, sólo explicaba lo que sucedió en ese momento. Ya no me siento así.”
“Perfecto, me alegra mucho que así sea.” Devolviéndole la sonrisa, dijo.
“Quizás deberías decirme nombre y apellidos de esos compañeros para que
yo mismo pueda explicarle que estaban equivocados.”
TaeHyung soltó una carcajada, apresurándose a negar mientras ponía
ambas manos en sus hombros. “No, no, de eso nada… Sólo eran un par de
cotillas. En realidad, eran tres, pero una estaba de mi lado.”
“¿En serio?”
“Sí.”
“Debías haberte quedado con lo que esa chica decía, entonces.”
Sus labios se torcieron en una pequeña mueca. “Ya, bueno… No le hiciste
caso tú cuando te pidió hueco para un tatuaje, iba a hacérselo yo.”
Esta vez, fue Jungkook quién rio. “¿Era ella?”
“La misma, sí.”
“Pues dale mi número si sigue interesada en ese tatuaje. Le haré un
hueco.” Accedió para sorpresa del rubio, cuyo ceño de frunció. “¿Qué?
Puedo hacer un pequeño esfuerzo por alguien que se ha tomado la molestia
de defender a mi rubito.”
Inmediatamente, su corazón se derritió. “Ow, cariño…”
TaeHyung le rodeó el cuello con ambos brazos, acercándole un poco más
a sí mismo hasta que pudo inclinarse y besar sus labios castamente primero y
algo más intensamente después, atrapando el inferior entre los propios y
chupándolo.
Su teléfono sonó, obligándoles a separarse. Jungkook lo hizo a
regañadientes, bufando.
“Joder…”
“Ese debe ser mi padre.”
El azabache respiró hondo. “Mi querido suegro…”
La llegada hasta la universidad de TaeHyung hizo que aquellos momentos
de poca lucidez por parte del rubio se sintieran como una verdadera broma,
comparados con cómo se sentía ahora. Tal era su nerviosismo, que incluso
había contagiado a Gemini, el señor Kim e incluso al propio Jungkook, quien
se encontraba luchando contra el impulso de saltar por la ventana de cabeza.
“…le dije al diseñador que quería una camisa de vestir completamente
negra y se pasó mis indicaciones por el arco del triunfo.”
“Pero es completamente negra, TaeHyung.” Señalaba Gemini, otro que
también luchaba por no comerse las uñas en su lugar.
Aquella contradicción por parte de su hermano pequeño fue lo más
parecido a engullir de un tirón siete litros de taurina y cafeína al mismo
tiempo, pues sus ojos se ensancharon, observando a Gemini como si lo que
acabara de decir fuera una locura absoluta.
“¡Yo la pedí más oscura aún! Le falta medio tono más para ser
exactamente lo que quería.” Bufaba. “Ahora por culpa de eso mi outfit está
arruinado y me veo horrible. Pienso ponerle la peor reseña posible en
Facebook.”
Para su mala suerte, el señor Kim dejó escapar una risita nerviosa.
“¿Desde cuándo estás tan obsesionado por la ropa, hijo? Siempre te ha dado
igual.”
“¡¿Qué intentas decir, papá?! ¿Crees que me visto mal?”
“¿Eh?” Un pobre Joonam comenzó a sudar frío, conforme los ojos de su
hijo mayor comenzaban a fulminarlo. “N-No, yo no he dicho eso, TaeHyung,
es solo que…”
“No le haga caso, señor alcalde, TaeHyung está más irascible de lo normal
y diga lo que diga saltará. Los nervios están jugándole una muy mala
pasada.” Jungkook finalmente se pronunció, acariciando la mano del rubio
que temblaba contra la suya. “Sólo necesita calmarse un poco.”
“Yo estoy muy calmado.”
El azabache asintió. “Claro que sí…”
Por supuesto, TaeHyung le observó como si acabara de insultarle.
“¡¿Insinúas que miento?!”
“No lo insinúo, rubito, está muy claro que mientes y descaradamente,
además. Tú estás nervioso, tu padre está nervioso, Gemini está nervioso y
hasta yo mismo lo estoy sólo de verte.” Le hizo saber, consiguiendo que sus
ojos abiertos de par en par se llenasen de lágrimas. “Ya tuvimos esta
conversación antes, debes calmarte y no pensar en nada que no sea tú
graduándote, recibiendo tu diploma y sacándote una foto con tu tutor.”
La primera lágrima le hizo sentir que su maquillaje estaba arruinándose,
por lo que de inmediato Jungkook la eliminó. TaeHyung respiró hondo,
recostando la cabeza en su hombro.
“Estoy demasiado horrible para hacerme una foto…” Susurró.
“Claro que no. Tú nunca estás horrible, así que alegra esa cara y anímate,
¿vale?” Pedía, besando su sien una vez este asintió, visiblemente más
calmado.
“Vale…”
Satisfecho tras lograr su cometido, Jungkook miró hacia el frente otra vez,
topándose con los ojos sorprendidos de su suegro y de Gemini, quienes le
observaban como si de una eminencia se tratase. Él se aclaró la garganta, un
poco incómodo.
“Eh…”
“Mi madre… Pues va a ser verdad eso de que la inteligencia emocional se
pega…” Mascullaba Gemini.
Jungkook no pudo evitar sentirse ofendido.
“Y qué lo digas, ya sé a quién llamar cuando tu hermano empiece a cerrar
contratos para su bufete. Es como tener refuerzos gratis… Menudo
descubrimiento.”
En esta ocasión, el azabache se sonrojó, sintiendo a TaeHyung
removiéndose contra su hombro para acomodarse mejor.
Se bajaron del coche tan sólo quince minutos después, tan pronto como el
señor Kim lo aparcó frente a la universidad del rubio. Para desgracia de
Jungkook, quien querría presenciar el momento exacto en que TaeHyung se
graduase, se trataba de una ceremonia tan privada que únicamente podían
asistir los profesores y el alumnado, ni siquiera familiares o amigos.
Aquello, como era de esperar, sólo conseguía poner a TaeHyung mucho
más nervioso.
“Me tiemblan tanto las manos que si me lleváis a un taller de cerámica
ahora mismo, os hago ocho tazas de una sentada…” Murmuró entre dientes.
El brazo de Jungkook rodeó sus hombros.
“Respira hondo y tranquilízate, ¿vale?”
“Sí…”
“¡TaeHyung, chicos!” La voz de Banky llegó a oídos del rubio, quien
inmediatamente levantó la cabeza en busca de su mejor amigo, suspirando
aliviado tan pronto como le vio llegar a lo lejos, meneando su mano en el
aire, acompañado de Mos y Fourth.
TaeHyung cerró los ojos, casi llorando nada más reconocerle. “Dios,
menos mal…”
Incluso cuando sabía que Bank tarde o temprano llegaría, pues ambos se
graduaban a la misma vez, estaba aterrado de tener que hacer esto solo. Por
tener que hacerlo, en general.
“No veas lo que nos ha costado encontrar aparcamiento, me cago en la
puta.” Se quejaba Mos, sosteniendo la chaqueta de su propio traje, pues no
estaba demasiado familiarizado con esa vestimenta.
Banky y TaeHyung se abrazaron al instante. “Dios, estoy tan
emocionado… No veo la hora de graduarme y no volver a pisar este sitio.”
“Ya somos dos…”
El castaño se separó para observar su atuendo, quedando encantado con lo
que llevaba puesto.
“Qué guapo estás y qué bien te queda ese traje. Me encanta.”
“¿Tú crees?” TaeHyung se miró a sí mismo, nervioso. “El diseñador se
equivocó con el tono de la camisa…”
“Estás increíble.”
Una pequeña sonrisa abandonó sus labios. “Muchas gracias, me dejas más
tranquilo.”
Tras él, Jungkook se aclaró la garganta. TaeHyung podía imaginarse con
su usual mueca de pura ofensa, indignado, como si él no se hubiera pasado
las últimas dos horas repitiéndole lo guapo que estaba, lo bien que le quedaba
el traje y lo poco que importaba el color de la dichosa camisa.
Esto era indignante.
“Bueno, deberíamos ir entrando ya, la ceremonia empieza en quince
minutos.” Banky avisó, tomándole del brazo. “¿Vamos?”
“Sí, sí, vamos.”
Asintiendo, se dio la vuelta para abrazar a su padre, hermano y tomarle el
rostro a Jungkook, vaciando sus pulmones en el proceso. Estaba tan nervioso
que muy probablemente terminaría desmayándose en el salón de acto, incluso
antes de recibir su diploma.
“Nos vemos en un rato, ¿vale? Intentaré no morir en el intento.”
“Está bien, agradecería mucho que consiguieras tu objetivo y no me
dejases viudo a los veinticuatro.” Bromeó, haciéndole reír. Él se inclinó para
besar sus labios castamente. “Mucha suerte, ¿vale? Te estaré esperando
aquí.”
Volviendo a asentir, TaeHyung se lanzó a sus brazos, respirando hondo y
dejando salir el aire, notando cómo se calmaba en ese abrazo apretado.
Jungkook acarició su espalda.
“Adiós, cariño. Te quiero.”
Jungkook volvió a besarle. “Te quiero, rubito.”
Una vez se separó, TaeHyung esperó de forma paciente a que Banky
dejara de besar a Mos para entrar juntos en el recinto, aclarándose la
garganta. Una vez él lo hizo, pellizcando la mejilla de Fourth y sonriéndole a
los demás, ambos se aferraron al brazo del otro.
“Mucha suerte, chicos.” Gritó el señor Kim, despidiéndose de ellos con la
mano.
TaeHyung le dedicó una sonrisa de oreja a oreja a su padre, moviendo la
mano del mismo modo antes de que Jungkook le guiñase un ojo y él se
sonrojara, devolviendo su vista al frente.
“¿Irás a comer con los de tu carrera?” Banky quiso saber.
Y exactamente igual de horrorizado que cuando Jungkook le hizo esa
pregunta, negó. “Ni de broma, ¿tú sí?”
“Antes muerdo un cable de alta tensión.”
Ambos dejaron escapar una carcajada, adentrándose en el edificio y
caminando juntos en dirección al gran salón de actos, saludando a los pocos
estudiantes que reconocían por los pasillos.
“Qué vestido más bonito lleva esa chica…” Escuchaba al castaño
comentar. “El maquillaje le queda de lujo.”
“Es bonito, sí.”
Banky señaló disimuladamente a lo lejos. “¿Esa de ahí no es la señora
Sopradit? La madre de Mos y Fourth… Mi suegra, vamos.”
TaeHyung asintió nada más reconocerla. “Sí, es esa.”
“Pensé que ya no daba clases aquí…”
“Sí que las da, creo que se quedará de forma indefinida para el curso que
viene. Al parecer la otra profesora está incapacitada por un embarazo de alto
riesgo. A saber cuándo vuelve…”
De los labios del castaño brotó un bufido. “Pues vaya mierda… Como
aparezca por sorpresa otra vez y le arruine el día a mi mequetrefe, le quemo
el pelo con ese mechero tan feo que usa Leedo para encenderse los porros.”
Una carcajada resonó en el pasillo, antes de que se adentraran en el salón
de actos.
“No digas eso en voz alta, gilipollas, que estoy graduándome en
Derecho…”
Banky se tapó rápidamente la boca. “Uy…”
La risita de TaeHyung no cesó, meneando su cabeza de un lado a otro,
suspirando. Ya casi no podía reconocer ese nerviosismo tan invasivo que se
había adueñado de casa uno de sus sentidos.
“Por cierto, hablando del tema, ¿cómo lleva Jungkook lo de la doctora
Ahn?”
“Bueno… No sé, normal… Todo lo bien que puedes llevar algo así,
supongo. Es algo complicado para él, pero intenta disimularlo lo mejor
posible.” Respondía. “Por suerte se ha reconciliado con Seojin que realmente
era lo que más me preocupaba.”
“Eso está bien, me alegro. El hombre se ve que lo ha pasado muy mal
también, aunque hiciera algunas cosas cuestionables respecto al tema.”
De nuevo, él asintió. “Sí, bastante… Por eso me tranquiliza saber que
vuelven a estar bien. Jungkook necesita a su padre y Seojin lo necesita a él,
no es el mismo estando distanciados.”
“¿Y qué hay de esa mujer? ¿No quiere saber nada?”
A TaeHyung le tomó un tiempo contestar, encogiéndose de hombros
sutilmente, pues él tampoco sabía la respuesta a esa pregunta tan complicada.
“Siéndote honesto, no tengo ni idea. Jungkook está dolido con la doctora
Ahn, muy dolido… Nunca lo he visto así. Definitivamente no estaba
preparado para algo como eso y tampoco lo lleva del todo bien.”
“Normal, es muy difícil llevar bien una cosa tan dura como eso. Creyó que
su madre estaba muerta durante años, cuando la mujer seguía con su vida
como si nada… Personalmente hubiera mandado a la doctora Ahn a comer
mierda. No tendría demasiado tacto con ella.”
Sus labios se torcieron. “No, yo tampoco… Pero él le guarda mucho
respeto.”
“Dudo que lo siga haciendo, la verdad.”
“También…”
La megafonía se encendió a los pocos minutos, dando paso a la directora
Park, quien no tardó demasiado en aparecer, subiéndose a la plataforma con
una sonrisa amplia, cálida y dulce. TaeHyung respiró hondo, aferrándose al
brazo de Banky, quien apretó el agarre.
“Buenos días a todos y a todas.” Comenzó, aferrándose al micrófono. “Me
gustaría empezar la ceremonia dándoos la enhorabuena a todos y cada uno de
vosotros. Sé que no han sido años fáciles para nadie y que los que estáis hoy
aquí habéis dado todo de sí para llegar hasta este día. Me enorgullece.”
Los presentes, incluidos el par de amigos, aplaudieron al unísono.
Mientras la directora continuaba hablando y rememorando alguno de los
sucesos que habían ocurrido en los últimos cuatro años, TaeHyung sintió los
dedos de su mejor amigo golpeteándole el brazo, indicándole que se girase
una vez le observó, expectante.
“Mira ahí atrás, en la ventana.” Susurró, señalando el lugar exacto.
Él así lo hizo, confundido, mirando hacia atrás y encontrándose con
Jungkook, Mos, su padre, hermano y Fourth en uno de los ventanales,
acompañados por Jaemin (quien claramente llevaba consigo a Lyon), Seojin,
Leedo, Siyeon y Sua, Yibo (y a su vez este acompañado por Xiaozhan, su
amigo, hermano, compañero de piso y novio a escondidas de nadie),
Raehwan, Jay e Ian. El corazón le dio un vuelco de inmediato, meneando la
mano suavemente a modo de saludo. Jungkook lanzó un beso volador en su
dirección.
Ignorando las lágrimas que aparecieron en sus ojos tan pronto como
reconoció a todos ellos, los cuales saludaban con ímpetu, TaeHyung miró al
frente, sintiéndose más afortunado que nunca.
“¿Cuándo han llegado?” Quiso saber, en apenas un susurro.
“No tengo ni idea, no sabía siquiera que vendrían.”
Él asintió, suspirando y tocándose el pecho, donde descansaba un fino
colgante de plata que su padre le había entregado para que lo usara ese
mismo día, pues se trataba de una joya que había pertenecido a su madre. Es
como si la llevara consigo.
Tan sólo hora y media después, tras separarse de Banky, recibir su
diploma y hacerse la respectiva foto con su tutor, aquel que volvía a
expresarle su admiración ante el hecho de que hubiera podido continuar y
alcanzar el ritmo del curso después de la muerte de su madre y de que
Jungkook ingresara por el accidente tan trágico, TaeHyung le agradeció por
todo lo vivido y enseñado.
“…y sobre todo, espero que tengas un futuro brillante, TaeHyung.”
Él le sonrió. “Muchas gracias, profesor. Le deseo lo mismo.”
“Gracias. Ojalá verte pronto por aquí, aunque sea de visita. Me gustaría
que algún día, si tienes tiempo y quieres, te pasaras para darle una charla a
futuros alumnos de derecho. Creo que serías un buen ejemplo.”
Aquello sorprendió al rubio gratamente. “¿En serio lo dice?”
“Claro que sí, has sido un alumno ejemplar desde el primer momento. Ya
te lo he dicho, TaeHyung, pero no cualquiera hubiera podido seguir el ritmo
que has estado llevando estos últimos años. Servirías de inspiración para
muchos primeros alumnos…”
Una sonrisita avergonzada jaló de sus comisuras, casi riendo.
“Le agradezco mucho que piense eso de mí, señor, y me encantaría dar
una charla cuando usted lo crea conveniente.”
El hombre le devolvió la sonrisa de inmediato. “Me alegra mucho. Te
contactaré de aquí a un tiempo.”
“Está bien.”
“Gracias otra vez, TaeHyung.”
“A usted, profesor.” Estrechándole la mano, dijo, despidiéndose de él por
última vez.
Se reencontró con Banky a los pocos segundos, este habiéndose quedado
charlando con algunos de sus compañeros (a los que sí soportaba, para
sorpresa del propio TaeHyung) mientras esperaba su llegada. Una vez
estuvieron juntos de nuevo, entrelazaron sus brazos otra vez, dirigiéndose
hacia la salida.
“Es increíble que hayamos terminado la carrera… ¿No te lo parece?”
“Increíble se queda corto, Bank. Yo no puedo asimilarlo todavía, es como
si viviera todo esto en tercera persona…”
“Y que lo digas…” Banky suspiró, llegando al pasillo. “Cuando crucemos
esa puerta dejaremos de ser estudiantes y seremos oficialmente adultos
entrando en el mundo laboral.”
“Tú ya entraste en el mundo laboral hace meses.”
Él se encogió de hombros. “Pero nunca lo había dicho en voz alta.
Además, tú también has entrado, recuerda que tienes un hotel a tu cargo.”
“Cierto…”
“Y próximamente un bufete de abogados.”
Un escalofrío recorrió inmediatamente el cuerpo de TaeHyung, a quien le
invadió el estrés repentino. No quería ni pensarlo.
“No me lo recuerdes porque se me baja la presión…”
Banky rio. “¿Y eso por qué? ¿Te da miedo?”
“Me aterroriza, Banky, siento que no estoy preparado para esto… ¿Y si lo
hago mal?”
Su amigo bufó, del mismo modo en que Jungkook lo había hecho esa
misma mañana, cuando ambos estaban en su habitación y le presentó la
misma duda, siendo esta su mayor preocupación hasta la fecha.
“¿Estás de broma? Te hiciste cargo tú solito de un hotel de cinco estrellas
que le perteneció al viejo ignorante de tu abuelo, cariño. Lo renovaste,
renombraste y convenciste a un centenar de personas de que sería su hogar
durante los próximos años. Y, ¿sabes qué más? Lo estás consiguiendo,
TaeHyung.” Le hizo saber, logrando que su corazón se acelerara, sintiéndose
cálido. “No hay nadie más preparado y capaz de triunfar en este mundo que
tú.”
Negándose a llorar, el rubio lo abrazó. “Muchas gracias, Bank… Eres el
mejor.”
“Ya lo sé, cariño.”
Ambos rieron, finalmente saliendo de la universidad. Al unísono, dejaron
escapar un pequeño suspiro. Acababan de dejar atrás una parte de su vida y
recién se estaban adentrando a una nueva etapa casi sin saberlo.
Banky dejó escapar una carcajada. “¡Mira eso!” Le dijo, señalando hacia
el frente.
TaeHyung así lo hizo, encontrándose con aquellos que los esperaban
acercándose a ellos. Para su sorpresa, tanto Mos como Jungkook sostenían un
ramo de flores en sus manos. Él no dudó en correr a los brazos del azabache,
riendo a todo pulmón.
“Hola otra vez, rubito.” Saludó, atrapándolo al vuelo y obligándole a que
rodeara su cintura con sus piernas. TaeHyung le besó.
“Hola. ¿Estas flores tan bonitas son para mí?” Quiso saber, separándose
sólo para poder mirarle a los ojos. Estaban brillantes, llenos de adoración y
admiración. Una admiración que compartían el uno por el otro.
Jungkook asintió, tendiéndoselas. “Para mi oficialmente abogado favorito.
Felicidades.”
Riendo de nuevo, volvió a besarle.
TaeHyung jamás se había sentido tan feliz como ahora. Mientras abrazaba
a sus amigos y veía el orgullo que suponía para su padre, cuyos ojos estaban
llenos de lágrimas. Mientras besaba a Jungkook y le escuchaba repetir cuánto
lo quería, era consciente de que tenía todo para ser feliz. Una felicidad que
siempre encontró tan, pero tan lejana y ahora le pertenecía.
✧c.-079

N/A: Lo único que me emociona de todo esto es que cada vez el nuevo fic,
Dexian, está más cerca… Pero sigo llorando desconsolada xD
Cap dedicado a BANGTANVJEON ♡♡
Hoy os recomiendo ‘I Forgive You’ de Sia. Creo que es idónea para este
capítulo.

“¿Seguro que quieres hacer esto, Jungkook? Si no estás preparado, puedes


dejarlo para otro momento. No hay prisa.”
El azabache asintió, tomando una respiración profunda. “Lo estoy. Debo
hacerlo.”
A pesar de que sonaba y se veía convencido, seguro, TaeHyung no podía
evitar sentirse preocupado, temeroso de que la situación fuese demasiado
complicada para él. No quería que lo pasara mal, incluso cuando sabía que
necesitaba hacerlo.
“No debes si no quieres. Perdonar no es obligatorio, cariño. No perdonar a
alguien que te hizo daño es igual de válido que hacerlo, si así lo quieres.”
Pasando las manos por su rostro para quitarle el cabello de los ojos. “No estás
siendo mala persona sólo por eso.”
Un nudo apenas se instaló en su garganta, tragándolo tan pronto que ni
siquiera le permitió acomodarse ni dar paso a esas lágrimas tan traicioneras
que llevaban tiempo amenazando con hacerse notar. No iba a llorar. No
ahora, al menos. Era infinitamente más fuerte para romperse de esa forma.
“Perdonar es lo que necesito hacer, no sólo por ella, sino por mí, rubito.
Me siento más tranquilo sabiendo que al menos puedo quitarle ese peso de
encima.”
“Bien. Me parece perfecto, cariño.” Esbozando una pequeña sonrisita
orgullosa, el rubio asintió.
“¿Sí?”
Jungkook parecía realmente inseguro al respecto, viéndose tan vulnerable
que TaeHyung sólo quería atraparlo, empequeñecerlo y meterlo en una cajita
de cristal para que nadie más pudiera hacerle daño.
“Por supuesto, estás haciendo lo que debes hacer, lo mejor para ti. Y a mí
me alegra muchísimo que así sea.” Le dijo. El azabache le sonrió.
“Gracias, rubito… Es un alivio que estés aquí. No me gustaría hacer esto
solo…”
“Sabes que no te dejaría solo en esto. Ni en nada, en general, te
acompañaré siempre que lo necesites.”
“Y yo te lo agradezco mucho.” Susurró, inclinándose para besar sus
labios.
Una vez se separó, suspiró, mirando el despacho que tenía justo en frente.
TaeHyung también lo hizo, su vista fija en él, apretándole los brazos. Era el
momento.
“¿Estás preparado?”
“Sí, creo… ¿Me esperarías aquí fuera?”
Este asintió de inmediato. “Claro, estaré aquí hasta que vuelvas. No me
moveré.”
Jungkook también asintió. “Vale… Pues voy a ello.”
Dedicándole una pequeña sonrisa a modo de despedida, pasó por su lado
hasta dejarle atrás. Con el corazón en la garganta, acelerado, sudando frío y
sintiendo que podría desmayarse en cualquier momento. Autoconvencerse de
que estaba preparado ya ni siquiera funcionaba, pero sabía que era lo que
debía hacer.
Una vez sus nudillos golpearon la madera de aquella puerta cerrada,
espero con los ojos fuertemente cerrados una respuesta proveniente del
interior.
“¡Adelante!”
Y, acto seguido, él hizo justo eso, adentrándose en el despacho.
“Hola, doctora Ahn…”
“Jungkook, cielo.” La mujer parecía estar dentro de un sueño, incapaz de
creer que realmente él estuviera allí.
Y es que, incluso si llamó, envió miles de mensajes y suplicó por una
respuesta por su parte que quizás nunca llegaría, Nami estaba convencida de
haber perdido todas las oportunidades existentes con su hijo.
“No sabes lo feliz que me hace verte otra vez… Me hace tan feliz…”
El azabache asintió, tratando de darle una sonrisa. “Yo también me alegro
de verla.”
“¿Quieres algo? ¿Agua? ¿Café? ¿Té? ¿Un zumo…?”
“No, muchas gracias, he quedado para comer con TaeHyung dentro de un
rato, así que ahora mismo no me apetece nada. Se lo agradezco.”
Su sonrisa se hizo más amplia tras la mención del rubio. “¿Ha venido
TaeHyung contigo? ¿Por qué no le invitas a pasar? Mi turno no empieza
hasta dentro de dos horas, tengo tiempo de sobra para que charlemos.”
“Soy yo el que no tiene mucho tiempo, en realidad.” Masculló,
aclarándose la garganta. “Sólo he venido para aclarar un par de cosas con
usted. No le molestaré mucho.”
“Oh, pero tú no me molestas en absoluto, Jungkook.”
Aceptando aquello incluso si no podía creerlo, asintió. “Bien…” Dijo,
antes de tomar una profunda respiración. “Lo que quería decirle es que hace
poco tomé la decisión de hacer unos pequeños cambios en mi vida. Entre
ellos, de doctor.”
“¿Qué? ¿Cómo de doctor?” Torpemente rio. “¿A qué te refieres con eso?”
“El doctor Min tenía una vacante libre y la tomé, lo que significa que
usted ya no es mi doctora.”
La sensación de que algo traspasaba su pecho fue tan fuerte y repentina,
que la sonrisa que tenía en el rostro se le borró de cuajo, quedando blanca
como el papel. Nami observó a Jungkook con confusión, miedo y dolor,
mucho dolor.
Notando esto, él siguió hablando, tras aclararse la garganta.
“La aprecio mucho y la admiro aún más, doctora Ahn, muchísimo. Sé que
es usted una buena mujer, luchadora y responsable, a pesar de todo. No me
cabe la menor duda.” Decía, mirando a los ojos de la mujer, que se
encontraban llenos de lágrimas ahora, apagados.
Ella se esforzó en darle una sonrisa dulce. “Gracias… Muchas gracias,
Jungkook.”
“E incluso si todo lo que acabo de decir es cierto y soy incapaz de odiarla
como quizás debería, no puedo aceptarte como mi madre.”
El corazón de la mujer se rompió en mil pedazos. Esa respuesta era
previsible, e incluso cuando la realidad era esa, jamás pudo verla venir,
tomándole desprevenida. No tardó en aceptar sus lágrimas, permitiendo que
estas salieran y empaparan su rostro a la velocidad de la luz.
Sabía que no tenía derecho alguno. No podía reclamar, molestarse ni
mucho menos manifestarse ante la decisión que Jungkook había tomado, pero
dolía. Dolía porque era consciente de que era su culpa y que no podía
cambiar las cosas incluso si estaba dispuesto a ello.
Jungkook no merecía una madre como ella y eso dolía aún más.
“Jungkook…”
El azabache negó, pidiendo silencio y tiempo para él poder seguir
hablando, pues necesitaba desahogarse, decir todo lo que tenía guardado
dentro. Dejarlo salir después de mucho sufrimiento, confusión.
Quizás no era justo de escuchar, lo sabía, pero sí de decir. Y él sí que
estaba en todo su derecho de ser egoísta.
“Puede que te arrepientas mucho de lo que hiciste y de lo que no hiciste,
doctora Ahn, pero ese arrepentimiento no quita el hecho de que me
abandonaste toda mi vida. De que pusiste tu trabajo por encima de mí, tu
hijo.” Señaló, limpiándose sus propias lágrimas. “Yo nunca voy a olvidar eso,
jamás. Es algo que va a perseguirme siempre…”
“No…”
“…y por mucho que te perdone, sé que no voy a poder darte una
oportunidad. No puedo.”
“Jungkook, por favor… Yo— yo entiendo que estés enfadado, cielo, que
no quieras verme por un tiempo, pero al menos déjame intentarlo, por favor.
Hice muchas cosas mal y estoy dispuesta a cambiar lo que sea que pueda
hacerte daño.”
“No es justo para mí.”
“Por favor…”
Negando de nuevo, apretó los dientes. No era justo. Estaba siendo
demasiado. Demasiado para el corazón del niño confundido y herido que
todavía habitaba en él; que siempre lo haría por mucho que creciera, por muy
adulto que fuese. Las heridas del pasado volverían una y otra vez, sin
importar qué. Y no sabía cuánto más aguantaría.
La impotencia iba de la mano con el dolor, ambos subiéndose a tientas en
lo alto de una balanza, ansiosas por ver quién iba ganando. Jungkook temía
conocer los resultados.
“Me dejaste atrás y nunca volviste. Nunca llamaste, nunca tuviste
intenciones de aparecer, ni siquiera un mensaje…” Molesto consigo mismo y
sus lágrimas, las eliminó. “Te necesité en tantos momentos de mi vida, en
tantas etapas y tú nunca estuviste.”
“Lo siento, lo siento tanto, Jungkook…”
“Jamás supe lo que era celebrar el día de la madre porque no tenía madre,
doctora Ahn.”
Ella sollozó, mirándole a los ojos. “Cielo…”
“Sólo tenía a un padre que se desvivía por darme lo mejor mientras mi
abuelo me cuidaba. Un padre que entró en la cárcel cuando tenía nueve años
y un abuelo que murió dejándome completamente solo. ¿Y tú? ¿Dónde
estabas tú?”
Nami quedó en completo silencio. Sin saber qué hacer, sin saber qué decir,
observando a su hijo con una daga atravesándole el corazón.
“No estabas, doctora. Nunca estuviste.”
“Siempre estuve aquí, Jungkook. Tú no sabes… no tienes ni idea de todas
las cartas que te escribía por tus cumpleaños, de todas esas noches en las que
no podía dormir porque sólo pensaba en ti. En qué estarías haciendo, cómo
sería tu vida…”
“¿Pensabas en mí? ¿En cómo estaba?”
“Todos los días, claro que sí.”
Aquella confirmación hizo que la sangre en sus venas hirviera aún más.
“¿Y por qué en lugar de pensar no volvías?”
“Porque era complicado…”
De nuevo, este negó. “Nada es más complicado que vivir creyendo ser
huérfano de madre, sufrirlo, mientras tú estás siguiendo tu vocación como si
nunca hubieras dejado a un niño recién nacido atrás.”
“Jungkook…”
“Lo siento, doctora Ahn.” Susurró, respirando hondo. “Usted no quiso ser
mi madre cuando tuvo oportunidad y yo no quiero ser su hijo ahora.”
El azabache sintió como sus manos eran sostenidas por las de la mujer,
quien suplicando le observaba, buscando sus ojos como si verle llorar fuera a
cambiar algo realmente. Pero no. No lo haría.
“Dame una oportunidad, por favor, Jungkook, te lo suplico. Solo una…”
“Es muy tarde.”
“No, por favor…” Entrelazando sus dedos, sollozó. “Por favor, cariño…”
Soltándose del agarre, dio un paso hacia atrás. “Le deseo lo mejor. Espero
que siga siendo una mujer exitosa y que continúe viviendo la vida que eligió.
Yo haré lo mismo.”
Cuando las lágrimas no le permitieron seguir viendo a su hijo, la mujer se
sintió aterrorizada, susurrando su nombre entre pequeños hipidos.
“Adiós, doctora Ahn.”
“No…”
Jungkook salió por la puerta sin mirar atrás. Ella gritó su nombre entre
sollozos, sabiendo que los roles habían cambiado ahora y que aquella
similitud le rompería el corazón en mil pedazos. Cuando se marchó hace
veinticuatro años estaba decidida a no mirar atrás, mientras el hijo recién
nacido lloraba en su cuna.
Jeon Nami abandonó su hogar, ignorando el llanto de su pequeño bebé
incluso si eso le rompía el corazón. Ahora era él quien se iba, ignorando sus
súplicas. Ignorando a la mujer que jamás podría llamar madre. Incluso si eso
rompía un poco su corazón también.
Nada más salir de allí, TaeHyung esperaba por él con los ojos brillantes,
expectante y un poco preocupado. Jungkook se abalanzó, abrazándolo con
todas sus fuerzas.
“Está bien, cariño, está bien… Lo has hecho genial.” Le decía, su voz
sonando en un susurro, mientras le frotaba la espalda.
No necesitó decir nada, ni tan siquiera abrir la boca para que él supiera
cómo habían ido las cosas y cómo se sentía al respecto. TaeHyung
simplemente le devolvió el abrazo con la misma intensidad y al poco tiempo
lo sacó de allí, conduciendo lo más lejos posible, a un lugar donde Jungkook
no pudiera sentir que se asfixiaba.
“¿Alguna vez has estado aquí?” Aparcando el coche en una plaza vacía,
TaeHyung se quitó el cinturón. Jungkook se había mantenido en silencio casi
todo el viaje.
Negando, el azabache hizo lo mismo, bajándose del coche tras él y
respirando hondo.
“Es la primera vez que piso esta playa.”
La brisa marina chocó contra su rostro, dándole un extraño sentimiento de
paz. De inmediato, TaeHyung alcanzó su mano, entrelazando los dedos, antes
de juntos caminar hacia el frente, adentrándose en la arena.
“Banky me trajo aquí cuando supe todo lo que había estado haciendo
Daeil a mis espaldas. Sólo pasaron dos semanas desde que murió mi madre
cuando ocurrió. En ese momento sólo quería salir corriendo y llorar hasta
quedarme sin fuerzas.”
Un bufido abandonó sus labios. “Ese hijo de puta…”
“Sentí que se me venía el mundo encima, que estaba solo.” Añadió,
observándole. “Y luego todo mejoró. Me di cuenta que tenía personas
maravillosas a mí alrededor y que aparecerían muchas otras que me
cambiarían la vida.”
“Pero es difícil comprender que todo mejorará, ¿no? Y que las personas
que antes te rodeaban no eran como tú creías.”
El rubio se encogió de hombros. “No es fácil, eso seguro. Cualquiera
puede decepcionarte o hacerte daño de la peor forma posible, Jungkook. Es
algo que nunca te esperas y llega de repente, para lo que no estás preparado.”
“¿Cómo se puede estar preparado para eso?”
Acariciando el dorso de su mano, consiguió que este le observara de
vuelta, dedicándole una pequeña sonrisa. Podía ver el miedo en los ojos de
Jungkook, el desconcierto y la confusión.
“No se puede, al final eres tú quien debe aprender a vivir con ello. Aceptar
que quizás las cosas sean diferentes y estás obligado a tomar ciertas
decisiones que jamás hubieras imaginado.”
Jungkook asintió, suspirando. “¿Y qué pasa si esas decisiones no son las
correctas?”
“¿Crees que te has equivocado?”
Él se encogió de hombros, agachando la cabeza. “No lo sé… Es todo tan
confuso, rubito.” Admitió, mordiéndose el labio inferior.
Nunca se había visto obligado a tomar la decisión drástica de alejarse de
alguien que había significado tanto para él. Y es que la doctora Ahn no sólo
era eso, una doctora; también era una confidente, alguien a quien apreciaba,
admiraba y con quien se sentía a gusto. Era el primer mensaje que leía nada
más despertarse en su cumpleaños.
No estaba acostumbrado a dejar ir a personas que quería, incluso si era por
su bien.
“Es que perdonar a mi padre fue tan fácil, TaeHyung… Sentía que no
podía alejarlo de mi vida por más tiempo, que su ausencia me afectaba
incluso más que todas esas mentiras.” Explicaba, a oídos de un muy atento
TaeHyung. “Simplemente escuché a Lyon hablar de Jaemin y no pude seguir
haciéndome el duro.”
TaeHyung suspiró, entendiendo a la perfección como se sentía. Él mismo
se había visto obligado a sacar a su padre de su vida y luego recibirlo con los
brazos abiertos como si nada. Al final, ambos estaban siendo guiados por ese
niño interior que necesitaban a su persona de confianza, su lugar seguro.
“Seojin y la doctora Ahn te dañaron de forma diferente, Jungkook. Él te
ocultó una verdad que muy probablemente ni siquiera era capaz de asimilar,
mientras ella…”
“Sólo me engañó durante toda mi vida mientras se mantenía ausente.”
Kim asintió. “Sí, justo eso. Seojin nunca lo hizo a pesar de estar lejos,
siempre encontró la forma de quedarse a tu lado.”
Jungkook también asintió, pues eso era cierto. Incluso cuando su padre
tuvo que marcharse porque no tenía otra opción, jamás se sintió solo. Nunca
notó su ausencia porque no estaba ausente.
Seojin había tenido un sinfín de dificultades de por medio; mas en ningún
momento ignoró el hecho de que seguía siendo padre. Con todo en su contra
y miles de obstáculos, su prioridad seguía siendo Jungkook. A diferencia de
la doctora Ahn, cuyo obstáculo parecía haber sido el propio Jungkook. Su
hijo.
Notó la mano de TaeHyung en su brazo, frotando suavemente, tras
quedarse demasiado tiempo en silencio, pensativo, apenas soltando un
suspiro. Parecía preocupado por su mueca desanimada, y es que no podía
evitar sentirse adolorido ante aquella realidad.
“¿Te arrepientes de la decisión que has tomado?” Quiso saber, mirándole
con ojos brillantes. “¿O es que acaso la doctora Ahn te ha dicho algo que no
hayas querido contarme?”
El azabache se apresuró en negar, poniendo una mano sobre la suya,
devolviéndole las caricias con suavidad.
“No, no es nada de eso, es simplemente que me siento mal por todo lo que
ha pasado. Temo estar tomando la decisión equivocada y arrepentirme toda
mi vida, ¿sabes?”
“Claro que lo sé, Jungkook, pero estás tomando la decisión que crees
correcta ahora mismo. Especialmente para ti.” Le recordó. “Si estás haciendo
las cosas mal o no, eso se decidirá con el tiempo, pero no hay nada malo en
equivocarse, no cuando contigo se han equivocado todo el tiempo.”
“Ya…”
Incluso si parecía estar de acuerdo, TaeHyung sintió que no terminaba de
creérselo. Por ello mismo, se detuvo en seco, obligándole a mirarlo con una
mano bajo su rostro.
“Lo digo muy en serio, cariño. Nadie tiene derecho a reclamarte por una
decisión que has tomado por tu propio bien.”
Jungkook agachó la cabeza, incapaz de no sentirse regañado. “Sí, si lo sé,
pero sigue siendo complicado… He pasado tantos años queriendo saber de mi
madre que ahora que conozco la verdad, me siento culpable por no quererla
en mi vida. Siento que soy un egoísta…”
“De eso nada, no eres ningún egoísta.” Indignado, expresó su descontento
hacía aquellas palabras. “Has perdonado algo que muy poca gente haría.”
“Eso es cierto…”
“Claro que lo es, debes sentirte orgulloso de ti por hacer eso.”
Los labios del azabache se estiraron en una pequeña sonrisa, pues
TaeHyung parecía tan molesto porque se cuestionarse a sí mismo siquiera,
que a pesar de su propio dolor, no fallaba en encontrarlo adorable.
“Además, perdonar no significa dar ninguna segunda oportunidad.
Perdonar es aceptar que alguien te ha hecho daño y no dejar que esa persona
viva eternamente con la culpa y que tú también puedas seguir adelante a
pesar de todo lo que eso implica. No tienes que olvidar si no quieres.”
Él meneó su cabeza de un lado a otro. “No quiero, no. Me niego a olvidar
lo que ha pasado. No quiero guardar rencor porque siento que es muy malo,
pero por otra parte no puedo evitarlo. Me molesta tanto, rubito…” Finalmente
admitió, sintiéndose aliviado de poder decirlo en voz alta.
TaeHyung le sonrió, satisfecho al ver que estaba abriéndose a él de una
forma tan personal, permitiéndole saber cómo se sentía.
“Vivir con rencor es una mierda, no puedo negártelo.”
“Lo sé.”
“Sin embargo, creo que engañarte a ti mismo creyendo que no tienes
ningún sentimiento negativo cuando es evidente que sí lo tienes, es aún peor.
Debes permitirte pasar por todas las emociones antes de poder aprender a
vivir con ello, es lo más justo para ti.”
Otro pequeño suspiro abandonó sus labios. Odiaba sentir culpabilidad por
algo que su propio corazón le había indicado que hiciera.
“¿Seguro que lo es?”
El rubio asintió, apartándole el cabello de la frente. “Claro.”
“¿Y si eso implica ser un egoísta?”
“También. Ahora es momento de que pienses en ti mismo, en lo que
necesitas y lo que no. Protegerte. Especialmente de armas de fogueo que
puedan ponerte en severo peligro.” Señaló, oyendo su risa inmediatamente.
“Lo que quiero decir es que te pongas como prioridad, que no pienses en
nadie más que en ti. Y si eso significa ser egoísta, selo.”
“Vale, rubito, lo haré.”
TaeHyung, satisfecho, asintió. “Genial, así me gusta.”
Dedicándole su mejor sonrisa, Jungkook pudo respirar hondo, aferrándose
a su mano de nuevo para jalar de él y seguir caminando hacia delante,
teniendo la necesidad de recorrerse aquella playa al completo.
“A mí también.” Le dijo. “Y como puedo permitirme ser egoísta, hoy
pagas tú la comida.”
“¡Eh, no!”
Él se encogió de hombros, haciendo caso omiso a la indignación del rubio.
“Tú lo has dicho, no yo. Debo priorizarme, ¿verdad? Pues es justo lo que
estoy haciendo, rubito, seguir tus indicaciones.”
“Pero me refería a…”
“Quiero ramen de fideos picantes, por favor.”
Jungkook jaló de TaeHyung más cerca, de modo que podía rodearle los
hombros con un brazo e inclinarse hasta besarle la sien. Este le fulminó,
visiblemente molesto, pues de esa forma ni siquiera ponía oponerse, ya que
su corazón estaba demasiado ocupado derritiéndose y su mente encantada
con lo que sentía.
Bufando, cedió a su adoración por el azabache, sumamente resignado.
“Bueno… Pero mañana me acompañas a mirar el edificio, ¿eh?”
“Claro que sí, eso no tienes que pedirlo siquiera.”
“Más te vale…” Fulminándolo, masculló, recibiendo un beso en la mejilla
que le robó una sonrisa.
TaeHyung sabía que, desde el primer momento en que Jungkook se cruzó
en su camino, con una personalidad tan fuerte, característica y un encanto que
lo hacía único, no podría resistirse fácilmente a él. Y vaya que no se
equivocaba. Era imposible.
✧c.-080 (Epílogo).

N/A: No sé si me ha causado más estrés que este sea el epílogo o tener que
poner ese “080” delante para que el número de capítulos termine en número
par y evitar arrancarme los pelos. En cualquier caso, esta es la posiblemente
penúltima publicación de la historia. Lo siguiente será un especial y quizás
subo los extras geminifourth y mosbank que tengo escritos durante el fin de
semana, aún no lo sé xD
Cap dedicado a faardzhpe ♡♡
Hoy os recomiendo ‘The Machine’ de Reed Wonder y Aurora Olivas,
gracias al maravilloso Descubrimiento Semanal que últimamente me está
sorprendiendo mucho.

“¿De verdad no vas a decirme a dónde vamos, Jungkook?” Un muy


indignado TaeHyung mostraba que lo estaba, mirando al susodicho como si
privarle de la sorpresa que había planeado fuera insultante.
“De verdad.”
“Pero, ¿por qué?”
“Porque es una sorpresa, rubito, esta es la quinta vez que te lo digo.”
Repetía, efectivamente, por quinta vez. “Tengo una sorpresa preparada para ti
y quiero que se mantenga como tal, ¿de acuerdo?”
“No.”
El rubio negó, e inmediatamente, la mirada de Jungkook fue a parar de
nuevo hacia él, con las cejas en alto y una expresión casi seria.
“Rubito…”
“¿Qué?” Lloriqueó, no teniendo reparo alguno en comportarse como un
niño de seis años en medio de una pataleta. “Sabes perfectamente que no
tengo paciencia, que darme sorpresa es similar a arrancarme el cabello de la
cabeza de cuajo a bocados.”
“Bueno, pues en cuanto lleguemos te compras una peluca.”
Sin poder creer que realmente hubiera dicho aquello (y por consecuente,
que no hubiese cedido a su encanto natural), TaeHyung pareció
decepcionado, a la misma vez que molesto e incluso decaído. Pero, sobre
todo, muy indignado.
“¡Jungkook!” Chilló, observándole con el ceño fruncido.
“Estoy buscando soluciones, ¿no es eso lo que quieres?” Se defendió. “Si
te quedas calvo y no te gusta, pues a comprarse una peluca se ha dicho.”
En respuesta, el rubio dejó escapar un bufido, visiblemente ofendido
mientras se cruzaba de brazos y apartaba la mirada, optando por enfocarse en
la ventana que tenía a su izquierda. Jungkook le observó durante unos
instantes, riendo por su berrinche. No pasó demasiado tiempo hasta que puso
una mano bajo su barbilla, apretando suavemente.
“Rubito, sabes que sólo quiero sorprenderte, no fastidiarte. No tendría
gracia alguna si te digo a donde vamos.”
“Pero no me carcomería tanto la intriga y, por lo tanto, sería súper feliz.”
“Y a mí me alegraría muchísimo saber que eres feliz.” Aseguraba,
viéndole sonreír esta vez, como si creyera estar saliéndose con la suya. “Pero
no te voy a decir nada.”
De nuevo, este bufó. “Que te jodan.”
Asintiendo, Jungkook no necesitó oír más, antes de buscar un hueco libre
en el que estacionarse y aparcar junto a la calzada. TaeHyung, confundido, le
observó con el ceño fruncido.
“¿Qué haces?”
“Lo que me has dicho.” Respondió, golpeándose los muslos. “Súbete
encima, vamos.”
“¿Qué?”
“¿No acabas de decir que me jodan? Pues venga, adelante. Aquí nadie nos
va a ver.”
Comprendiendo inmediatamente de qué iba la cosa, TaeHyung resopló,
indignado, golpeándole el pecho con la mano abierta y manteniendo el ceño
fruncido.
“Serás imbécil…”
Jungkook volvió a reír, incorporándose a la carretera de nuevo y notando
por el rabillo del ojo como TaeHyung continuaba indignado, de brazos
cruzados y con la mirada fija en la carretera, acentuando su postura cuando
supo que estaba siendo observado.
Una sonrisita jaló de sus labios, relamiéndoselos antes de soltar un
pequeño suspiro.
“Vamos a hacer una cosa, ¿de acuerdo?” Comenzó, queriendo hacer las
paces. Como era de esperar, Kim le observó de inmediato, expectante y
prontamente emocionado. “Tú quieres saber y yo quiero conservar la
sorpresa, así que voy a darte una pista, ¿te parece?”
“Hm… Depende.”
“Es lo máximo que puedo ofrecerte para que no estés todo el camino con
esa carita, rubito. Además, ya casi llegamos, así que no vas a sufrir mucho.”
Le dijo, haciendo una mueca al ver que TaeHyung a respondía
favorablemente. “Y tu pelo tampoco, no habrá necesidad de comprar
pelucas…”
Incapaz de no soltar una risita, optó por asentir. “Venga, vale, acepto.
Dame una pista.”
“Pero pequeña, ¿eh? Tampoco te emociones.” Advirtió. De nuevo,
TaeHyung asintió.
“Acepto, acepto. Dámela.”
“Vale… Secretamente le he pedido a Banky que meta en tu maleta los
bañadores que más te gustan.”
De inmediato, el rubio se giró con los ojos como platos, observando la
parte de atrás del coche como si así pudiese ver el maletero también, donde
iban sus maletas de viaje y, por consecuente, la ropa de baño que Jungkook
acababa de mencionar. Luego, miró al azabache.
“¿Qué?”
“Eso.”
Una sonrisita orgullosa jaló de sus labios, nada más notar la emoción que
expresaban aquellos ojos brillantes. Adoraba crear expectación en él,
conociéndole lo suficiente para saber que la sorpresa final le haría incluso
más feliz.
“¿Vamos a un sitio con piscina? ¿Playa?” De nuevo observó por la
ventana, queriendo saber a donde se dirigían. “¿Me llevas a un resort?”
Jungkook tan sólo se encogió de hombros, no cediendo a darle más
información de la necesaria, pues ese había sido el acuerdo inicial.
“Ah… No puedo decir nada más, rubito.”
“¿Nada de nada?” Cuestionó, casi suplicante. Jungkook emitió un par de
sonidos negativos, lo que le hizo soltar un pequeño suspiro, rindiéndose en
combate. “Bueno…”
“Queda muy poco para que estemos en el sitio, así que no vas a tener que
esperar mucho.”
TaeHyung asintió, todavía inconforme. “Ya…”
Y, por supuesto, Jungkook no pudo no fruncir el ceño, decepcionado con
la situación.
“Oye, que te he dado una pista para que alegres esa cara, no la empeores.
Hazme el favor de sonreír o aparco a un lado y te hago cosquillas hasta que te
quedes dormido.” Advirtió, su ceño fruncido.
Afortunadamente, el rubio rio. “Lo siento, lo siento.”
“Así me gusta…” Satisfecho, asintió para sí mismo, su sonrisa creciendo
tan pronto como unos labios posándose en su mejilla y depositando un casto
beso en ella. El corazón de le aceleró, suspirando.
Al final del día, ceder un poco siempre compensaba.
Tras media hora más de trayecto en la que TaeHyung definitivamente se
rindió al tratar de obtener más pistas y optó por disfrutar la compañía de
Jungkook (cosa que hacía a diario, por supuesto), la música que sonaba en la
radio y alguna que otra conversación espontánea que sucedía entre ambos tras
cortos silencios para nada incómodos, Jungkook detuvo progresivamente la
velocidad antes de llegar al lugar.
“Rubito, ya casi estamos llegando, ¿te marearías mucho si continuas con
los ojos tapados? Serán solo dos minutos como máximo.”
“No, creo que no, tranquilo.”
“Bien…” Satisfecho, rebuscó algo en los compartimentos de la guantera
antes de sacar un antifaz para dormir, que no tardó en tenderle a TaeHyung.
“Pues toma, usa esto, por fa.”
Asintiendo, este hizo lo pedido sin rechistar, cubriéndose los ojos de
inmediato. Jungkook esbozó una sonrisita al verlo, no pudiendo evitar el
impulso de pellizcarle suavemente la nariz.
“¡Oye!” Se quejó, riendo en cuanto él lo hizo.
Jungkook condujo por dos minutos más antes de detener el coche
definitivamente frente a un complejo de apartamentos.
“¿Ya estamos aquí?”
“Sí, ahora te ayudo a salir. Espérame.”
Tan pronto como dijo aquello, se quitó el cinturón e hizo lo mismo con el
de TaeHyung, saliendo del coche con rapidez y rodeándolo hasta llegar a la
puerta del copiloto, pues este esperaba pacientemente (mas no relajado) por
él. Le abrió la puerta, tomando su mano para que se moviera y ayudarlo a
salir.
“Cuidado con la cabeza.” Indicó, cubriéndosela mientras TaeHyung ponía
los pies en el suelo.
Una vez fuera del coche, cerró la puerta a sus espaldas y le sostuvo la
cintura con una mano, usando la otra para entrelazar los dedos y así poder
guiarle correctamente hacia el frente, donde se dirigía.
“Por favor, dime que no voy a tener que caminar mucho más así. Me estoy
empezando a estresar.” Se quejó, oyendo al azabache reír.
“No, tranquilo, ya estamos aquí.”
“¿Ya?”
Él emitió un sonido afirmativo, deteniéndose a los pocos segundos. “Voy
a quitarte el antifaz, ¿de acuerdo?”
TaeHyung asintió casi con desesperación.
Acto seguido, los dedos del azabache le despojaron cuidadosamente de
aquel trozo de tela, acomodándole el cabello que se había despeinado en el
proceso.
“Listo, mira.”
TaeHyung hizo lo pedido de inmediato, observando a su alrededor y
quedando hipnotizando por la belleza del lugar. Era un sitio paradisíaco, de
revista. Un complejo de apartamentos familiares frente al extenso mar azul.
TaeHyung respiró hondo, dando algunos pasitos hacia delante, mientras
Jungkook le observaba con expectación, encantado por sus expresiones.
“¿Qué te parece?”
Él le observó de vuelta. Tenía los ojos brillantes, como si mil estrellas se
hubieran mudado allí.
“Me has traído a la playa…” Susurró, sintiendo su propio corazón
acelerado.
“Así es, sí. ¿Te gusta?”
“¿Bromeas? Me encanta este sitio, Jungkook… Hace años no veraneaba
por aquí, a mi madre y a mí nos encantaba.”
La sonrisa del azabache se hizo algo más grande. “Lo sé, ella fue quien me
lo dijo.”
“¿En serio? ¿Cuándo?”
“El mismo día que te vi por primera vez. Ella me dijo que quería hacer un
último viaje a la playa contigo, para que tuvieras un buen recuerdo juntos.”
Explicó, observando como sus ojos se llenaban de lágrimas y actuando rápido
para eliminar la única que cayó. “Me dije a mí mismo que te traería aquí
costase lo que costase.”
Más lágrimas cayeron, abrazándose a Jungkook mientras sentía como el
corazón, que latía acelerado contra sus costillas, era arropado por un manto
cálido.
“Así que he estado ahorrando durante los tres últimos meses para que
tengamos esas vacaciones.” Le sonrió, eliminando las demás lágrimas. “Sé
que dijiste que también querías ir a un sitio rural o incluso a una granja, pero
me pareció más adecuado traerte aquí. Yo también echaba de menos la
playa.”
TaeHyung sorbió por la nariz sin dejar de lagrimear, aferrándose a su
cuerpo. “Es… Es la mejor sorpresa que me han dado en mi vida, Jungkook.”
“¿Sí?”
“Sí, me encanta. Muchas gracias, cariño.”
Él besó su frente. “No tienes nada que agradecerme, rubito.” Le dijo,
frotándole la espalda. “¿Qué te parece si entramos a conocer el apartamento?
Tiene hasta un jacuzzi.”
“Sí, sí, estoy deseándolo. Vamos.” Se apresuró en aceptar la propuesta.
“Quiero bañarme también, apuesto a que el agua está helada.”
“Apuestas bien, Jaemin casi se muere de hipotermia cuando estuvo aquí.”
“¿Vinisteis juntos?”
Jungkook asintió. “Hace dos días me acompañó para traer lo básico.
Comida, bebida, toallas, lubricante… Ya sabes, lo necesario para pasar la
semana.” Escuchando la carcajada del rubio, sonrió, guiándolo hacia la
entrada.
“Eres un cerdo, Jungkook, no tienes remedio…” Decía, su cabeza
meneándose de un lado a otro sin dejar de reír. “¿Y vamos a estar aquí una
semana?”
“Así es. Por la zona hay varios restaurantes muy buenos que te van a
encantar, además de esas tiendas para turistas que tanto te gustan.”
Los labios del rubio, como era de esperar, se estiraron en una sonrisita
eufórica, visualizando aquellas vacaciones como las mejores aún cuando
apenas empezaban. Simplemente la idea de estar allí con Jungkook ya
superaba cualquier cosa que pudiera vivir.
“Pues sí que has estado ahorrando, cariño, porque estos sitios no son para
nada baratos.”
Este emitió un sonidito afirmativo. “Hablar de dinero es de muy mal
gusto, pero sí… No ha sido barato y el proceso de ahorrar se ha sentido como
recibir varios tiros en los cojones seguidos… Una experiencia con la que
estoy más familiarizado de lo que me gustaría, la verdad.”
“¡Jungkook!” Chillaba un escandalizado TaeHyung. “¿Y por qué dices
eso? ¿Qué has hecho?”
“Nada malo, sólo he tenido que… Bueno, ya sabes.” Él se encogió de
hombros como si realmente no tuviera demasiada importancia. “Sacrificarme
un poco por amor.”
Aquella respuesta que, en teoría, debía sonar dulce e inocente, hizo que
TaeHyung se preocupara incluso más de lo debido, dejando de caminar para
mirarle con atención.
“¿Qué has hecho?” Susurró esta vez.
Jungkook apretó los labios, preocupándole aún más.
“No me digas que has competido en más carreras clandestinas, Jeon
Jungkook.”
“No, claro que no, ni de coña.” Para alivio del rubio, negó. “Ha sido peor.”
De nuevo, TaeHyung se mostró preocupado. “¿Y eso? ¿Por qué?”
“Tatué a esa compañera tuya de la universidad, la que te defendió. Se hizo
una estrella de tres centímetros en la muñeca y una nota musical detrás de la
oreja. Enana, ni se veía.” Explicó, su rostro deformado por el disgusto. “Me
recomendó a todo su grupito de millonarios minimalistas y se me llenó la
agenda de niños ricos. Fue durísimo.”
Comprendiendo la razón de su sufrimiento, TaeHyung ahogó una
carcajada, lamentándose.
“Ya veo… Has debido de pasarlo fatal, cariño.”
Este asintió, siendo acariciado como un cachorro. “Muchísimo. Incluso
lloré.”
“¿Lloraste?”
“Como un niño. Vinieron cinco chicas a la vez para que les tatuase un
corazón en el meñique, ¿sabes lo terrible que es eso, rubito?”
“No, no me lo puedo ni imaginar…” Negó, con una expresión angustiada.
Jungkook suspiró, relamiéndose los labios mientras intentaba superar
aquel mal trago.
“Por suerte tanto sufrimiento me permitió ahorrar y gracias a eso ahora
estamos aquí. Ha merecido la pena, al menos…”
“Muchísimo.”
“Eso sí, he bloqueado a tu compañera, que lo sepas.”
TaeHyung finalmente dejó escapar la carcajada que tanto le había costado
aguantar.
“…e incluso he pensado en prohibirle la entrada al local, pero me parecía
que eso ya era demasiado… Aunque no lo descarto.”
“Es entendible, cariño.” Aseguraba, dándole golpecitos en el brazo.
Pasaron las siguientes dos horas dando vueltas por todo el apartamento y
dejando sus pertenencias, pues Jungkook ya lo conocía casi a la perfección y
ahora actuaba de guía turístico para el rubio, quién estaba ensimismado por la
decoración tan veraniega y detallista. Los baños coloridos, las habitaciones
con cuadros pintados a mano del mar y la sala principal rodeada por un
inmenso ventanal junto a la cocina abierta. Le encantaba.
Ahora, ambos se encontraban dentro del mar, tras haberse cambiado a un
atuendo más cómodo y de esos que tanto le gustaban a Jungkook: sin
demasiada ropa. Disfrutando de la poca corriente que había y del agua fría
que calmaba un poco ese sol tan potente y furioso.
“Me encanta este sitio…” Decía el rubio, sus ojos cerrados mientras
mantenía los brazos alrededor del cuello ajeno, simplemente disfrutando el
clima y la sensación del agua chocando contra su cuerpo, junto a un par de
labios depositando varios besos en su cuello.
Jungkook le observó con ojos de corazón y una sonrisita dulce. “¿Sí? ¿He
acertado, entonces?”
Con esa pregunta, TaeHyung se vio obligado a ponerse recto otra vez,
devolviéndole la mirada como si no pudiera creer que tuviera dudas al
respecto.
“Cariño, tu siempre aciertas, me parece ofensivo que lo preguntes.” Le
dijo, oyendo su risa y apartándole el cabello de la frente. “Desde el primer día
sabías justo lo que necesitaba.”
“Ya, bueno… Lo sé, en parte, gracias a tu madre.”
Las manos de Jungkook rodearon su cintura un poco más fuerte, apretando
la zona.
“Fue nuestro cupido personal sin saberlo, igual que Banky.”
“Exacto.” Él asintió. “Aunque si no te hubiese visto ese día en el hospital,
quizás nuestra suerte no hubiese sido la misma…”
TaeHyung torció el gesto, incapaz de ocultar su emoción e intriga por más
tiempo tras la mención de aquel día. Daría lo que fuera por volver a ese día
tan sólo unos instantes, lo suficiente como para poder ver a Jungkook
también y no quedarse con la duda.
“¿Nunca me dirás lo que sentiste al verme?”
El azabache se mostró pensativo, aunque sus ojos seguían fijos en él .
“Hm, bueno…”
Día uno (dos años antes…).
“Muchísimas gracias por las flores, Jungkook, son preciosas.” Nakyung
dijo, su sonrisa cansada pero brillante reluciendo en aquella habitación.
“Me alegro mucho de que te gustaran, al inicio no sabía cuáles elegir…
Menos mal que la doctora Ahn me ayudó un poco.”
Ella rio perezosamente. “Pues has acertado, te lo aseguro. A mi hijo
TaeHyung le van a encantar.”
Algo dentro del azabache se removió tras la mención de su primogénito,
sintiendo un leve cosquilleo en el estómago, siendo incapaz de controlar la
sonrisa boba que apareció en su rostro.
“¿Le gustan las flores?”
“Muchísimo, sí.”
Jungkook observó el ramo durante unos segundos, luego miró a la mujer.
“¿Está bien si te pido que le des una?”
Los ojos brillantes de Nakyung le observaron tan pronto como dijo
aquello.
“¿De verdad?”
“Sí, claro. Me hablas tanto de tus hijos que hasta me he encariñado con
ellos.”
Una risita sonó. “¿Con ellos o con TaeHyung?”
Por supuesto, Jungkook se sonrojó. La risita se hizo más sonora esta vez,
Nakyung alcanzando su mano para darle un leve apretón.
“Si no tuviera a ese chico tan incompetente como yerno, te aseguro que
sería la primera en organizarte una cita con mi hijo. Estoy convencida de que
le gustarías mucho.”
Incapaz de ocultar su sonrojo también, Jungkook meneó la cabeza de un
lado a otro, riendo suavemente.
“Eso no es necesario, descuida. No soy mucho de relaciones serias, ya te
lo comenté hace tiempo…”
“Siempre hay una primera vez para todo.” Le dijo, sonriente. “Por el
momento le daré esta flor. Ha tenido una semana muy difícil y seguro que lo
anima. Son sus favoritas.”
“¿De verdad?”
Nakyung asintió, oliéndolas. “Mi marido siempre nos trae un ramo a cada
uno cuando va a comprarlas. A mi pequeño, Gemini, no le gustan mucho
porque es alérgico, por eso siempre las mantenemos lejos de su alcance.”
“El mayor se parece más a ti en gustos, ¿no?”
“Sí, TaeHyung y yo somos iguales. Nos encanta la playa, las flores, ver
películas animadas y hacer repostería. Mientras que Gemini y mi marido son
todo lo contrario.” Explicó, riendo por las diferencias. “Toma, cariño, ¿me
harías el favor de ponerlas en remojo?”
“Por supuesto.”
“Gracias, corazón.”
Jungkook no dejó de sonreír, agarrando las flores que Nakyung le tendía y
moviéndose por la habitación hasta llegar a un recipiente de cristal con agua,
donde las depositó.
“¿Tú te pareces mucho a tu padre?”
“Bueno…” Él se encogió de hombros. “Mi abuelo dice que soy la viva
imagen de él cuando tenía mi edad. Sus amigos de toda la vida y vecinos
también me lo dicen mucho.”
“Entonces tu padre debe ser un gran hombre…”
Nada más girarse, la sonrisa de Nakyung le hizo sentirse cálido. Asintió,
pues aquello era más que cierto.
“Lo es, sí. Es el mejor.”
Salió de su habitación tan sólo diez minutos después, con en corazón
contento y su sonrisa intacta, pues pasar tiempo con Nakyung era lo más
parecido a recibir terapia. La mujer era única, tan carismática y amable que
convertía todo a su alrededor en un campo lleno de flores. De esas que tanto
le gustaban.
“Adiós, Hyeju.” Llegando a la salida, se despidió de la chica en recepción,
quién le dedicó una sonrisa amplia.
“Adiós, Jungkook, hasta la semana que viene.”
Devolviéndole la sonrisa, avanzó hasta la gran puerta corrediza, que se
abrió tan pronto como se puso delante. Tras esta, un chico alto, de cabello
rubio brillante y ojos oscuros se encontraba, su atención fija en el teléfono
que tenía pegado a la oreja. Tras él, otro chico algo más alto se encontraba.
El corazón le dio un vuelco, no tardando en reconocerlos. Eran los hijos de
Nakyung.
“Ya te he dicho que no podemos vernos hoy, Daeil, estaré toda la noche en
el hospital.” Decía el rubio, conforme pasaba por su lado, ni siquiera
compartiendo una mirada rápida con él. “Pues enfádate si quieres, no me
importa.”
Un bufido sonó. El otro chico, su hermano pequeño Gemini, avanzó sin
mediar palabra alguna, luciendo molesto.
Por su parte, con el corazón acelerado y sus ojos fijos en la espalda ajena,
no pudo hacer nada más que observarle, incapaz de apartar la mirada de él.
No se movió ni un centímetro de dónde estaba. Ni continuó caminando, sino
que se quedó ahí, de pie, viéndole alejarse. Hipnotizado. Era incluso más
bonito de como se veía en fotos.
“…y así fue.”
“¿Lo dices en serio?”
TaeHyung se separó de él con los ojos como platos.
“Sí, ¿por qué?”
“¿Tú le pediste a mi madre que me diera esa flor?”
Jungkook asintió. “Claro…”
Él, que no podía creerlo, jaló de su brazo sin emitir palabra alguna,
moviéndolo en dirección a la orilla casi con desesperación. Esto confundió de
sobremanera al azabache, quien fue tras TaeHyung manteniendo su ceño
fruncido.
“¿Qué haces? ¿Dónde me llevas?”
“Tú sígueme, ven.” Pidió, sin dejar de jalar.
Una vez salieron del agua, TaeHyung entrelazó sus dedos con los
impropios para así guiarlo hacia el interior del apartamento, que quedaba en
primera línea de playa. Ambos se adentraron, Jungkook todavía confundido,
sin saber de qué iba todo aquello.
“¿Al menos puedes decirme lo que te pasa? Estoy empezando a
preocuparme.”
Por supuesto, el susodicho le ignoró tan pronto como llegaron a la sala
principal, liberándolo del agarre e inmediatamente avanzando sin él, yendo
directo al equipaje que aún no habían sacado. No tardó demasiado en
rebuscar entre sus maletas, sacando las llaves de casa.
“Rubito, ¿qué ocurre?” Quiso saber, viéndole acercarse de nuevo.
“Mira esto.”
TaeHyung le entregó sus llaves, haciendo hincapié en el llavero que las
adornaba. Se trataba de la corola de un crisantemo rosado, como aquel ramo
que le regaló a Nakyung hacía ya dos años, perfectamente atrapado y cuidado
entre dos placas de resina transparente. Sus ojos buscaron los impropios, con
el corazón acelerado.
“¿Guardaste…?”
“Mi madre me dijo que alguien muy especial para ella quiso regalarme
una flor porque sabía que eran mis favoritas. Me aconsejó que la guardase
como un recuerdo y eso hice.” Explicó, en voz baja, conmocionado por los
acontecimientos. Una sonrisita jaló de sus labios, suspirando antes de reír.
“Nunca pensé que esa persona tan especial terminaría siendo el amor de mi
vida…”
Jungkook inmediatamente lo envolvió entre sus brazos, apretándolo en un
abrazo fuerte y vaciando sus pulmones tras cerrar los ojos.
“Nunca dijo tu nombre.” Susurró otra vez, tras besarle el hombro.
“Hablaba de ti siempre, te mencionaba todo el tiempo, pero jamás se dirigía a
ti por tu nombre… Dejó esa carta para ti asumiendo que tarde o temprano te
llegaría.”
“Supongo que una parte de ella sabía que nos encontraríamos en algún
momento…”
TaeHyung asintió, pues aquello era tan cierto que asustaba. “Estaba
convencida.”
Y, separándose, se inclinó para depositar un pequeño beso en sus labios,
dedicándole su mejor sonrisa. Con Jungkook a su lado se sentía más en casa
que nunca.
“Te quiero.”
Jungkook volvió a besarle, tomándole por los muslos para elevar su
cuerpo, guiándolos hacia el baño en cuanto TaeHyung le rodeó la cadera con
ambas piernas.
“Te quiero.” Susurró.
✧Especial.

N/A: Estoy llorando. Mucho. Aún no sé si subiré esos extras que


mencioné en la publicación anterior sobre las parejas secundarias, pero tener
que decirle adiós definitivamente a The Ink Of Your Skin me rompe el alma.
Ha sido no sólo mi lugar seguro durante todo este tiempo, también mi
proyecto más especial desde hace seis años, cuando lo inicié. Estoy muy
orgullosa de lo que he creado con esta historia y aún más agradecida de que
me hayáis acompañado a través de ella. No sabéis lo mucho que significa
para mí. No quiero decir nada más porque luego me enrollo como una
persiana y nadie quiere eso xD
Cap dedicado a lamadreqlp ♡♡
Hoy os recomiendo ‘From The Jump’ de James Arthur ft. Kelly Clarkson,
dos de mis artistas favoritos.
Gracias, de verdad. Por todo. Nos vemos en Dexian la próxima semana, si
es posible. Os quiero.

“¿Qué tal el viaje? Has vuelto más bronceado, así que supongo que todo
genial, ¿no?” Banky quiso saber, mientras abría una bolsa de snacks y la
vertía en algunos bowls.
TaeHyung asintió, masticando una patata frita. “Ha sido increíble… Las
mejores vacaciones de mi vida.”
“Me imagino, Jungkook estaba súper nervioso por llevarte. Me pidió seis
veces que eligiera bien los bañadores porque si no te gustaban, iba a
enviarme una inspección de sanidad al centro.” Bufó, oyéndole reír y
sonriendo. “Vamos a llevar esto a la mesa, ven.”
“Acertaste en todos, tranquilo.”
“Eso lo sé.”
TaeHyung rio más fuerte, agarrando dos de los pequeños bowls con
snacks y siguiendo a Banky hasta la mesa donde todos los demás se
encontraban.
“Haced hueco, haced hueco.”
Jaemin, Mos, Jungkook e Ian se movieron inmediatamente para apartar
sus respectivas bebidas de la mesa y que así ellos pudieran colocar los
platitos. Sonriendo a modo de agradecimiento, TaeHyung tomó asiento junto
al azabache, acariciándole la nuca. Este besó su mejilla.
“Lyon, ¿quieres frutos secos? He apartado unos cuantos por si te
apetecía.”
El menor no tardó en asentir, apenas levantando la mirada del teléfono de
Gemini, quien le mostraba un vídeo de animales, para sonreír en dirección a
TaeHyung.
“Sí, por fa.”
“Toma.” Tendiéndole un cuenco aún más pequeño a Jaemin, este se lo
acercó a su hijo.
“Gracias, TaeHyung.”
Banky dejó escapar un suspiro, sentándose en la silla libre junto a Mos.
“¿Aún no hay noticias de la parejita?”
“Qué va, no dan señales de vida todavía.”
“¿Cuándo llegarán?” Jungkook, impaciente como él mismo, se
preguntaba, manteniendo su atención fija en la puerta y el brazo alrededor de
la cintura de TaeHyung.
Mos, que tampoco se caracterizaba precisamente por ser alguien muy
paciente, dejó escapar un suspiro. “Eso. ¿Alguien sabe si les queda mucho?
Se supone que ya deberían estar aquí, pero nada…”
Las únicas dos mujeres del grupo, Sua y Siyeon, habían pasado las últimas
dos semanas de viaje por toda Europa, apenas habiendo aterrizando en Seúl la
tarde anterior cuando se encargaron de hacerles saber a todos que debían
verse esa misma noche en el bar de Mos y Bank.
“Sólo llegan cinco minutos tarde, chicos, no es para tanto.”
“Cinco minutos es mucho tiempo si estás debajo del agua, belleza.”
“O respirando humo en un incendio.” Gemini secundó a su cuñado.
Fourth se unió a ambos. “O dentro del propio incendio…”
“¿Podemos dejar de desvariar?” Yibo no pudo soportarlo más, mirando a
Xiaozhan junto a él, quien no parecía enterarse de nada.
Hacía tan sólo unos meses que habían oficializado su relación y el pobre
muchacho cada día se veía más aterrado cerca de su grupo de amigos, mas no
se quejaba. Bank, comprendiéndolo al instante, puso una mano en el hombro
de Xiaozhan, quien le sonrió.
“No te espantes, estos mandriles pueden ser incluso peores.”
“Lo estás arreglando, Bank, gracias.” Bufaba Yibo, meneando la cabeza.
“Además, las chicas estarán al venir. Siyeon me dijo que no tardarían
demasiado.”
“A mí Sua me dijo lo mismo y es una chica muy puntual. Siempre llega
temprano al trabajo.” Dijo, pues la susodicha llevaba poco más de medio año
trabajando como manicurista en el centro de estética del castaño. “Quizás han
pillado un atasco.”
“O les ha aterrizado encima una avioneta.”
“O un rebaño de vacas se les ha cruzado.” Jaemin supuso, encogiéndose
de hombros cuando todos los ojos fueron a parar sobre él. “¿Qué? Viven al
norte.”
Alguien resopló. “Vaya imaginación tienes…”
Y ese comentario inofensivo hizo que el padre del año se sintiera
sumamente ofendido.
“¿Un rebaño de vacas en mitad de la carretera os resulta descabellado,
pero una avioneta aterrizándoles encima no? Vamos no me jodas…”
Gemini, quien había sugerido aquella situación, puso un dedo en alto.
“Oye, no critiques mis escenarios que yo con los tuyos no me he metido.
Envidioso.”
“¿Envidioso yo?” Resoplaba. “Pues que sepáis que ya he perdido la cuenta
de todas las veces que un rebaño de vacas, ovejas o hasta de cerdos me han
cortado el paso. Tardan muchísimo en cruzar.”
Mos soltó una risita. “Ah, ¿pero eso no eran excusas para llegar tarde al
trabajo?”
“¡Claro que no!” Chilló, luciendo muy ofendido.
“Banky pensaba que sí.”
Tan pronto como dijo aquello, el mencionado bufó, indignado tras su
mención al recibir una mirada decepcionada por parte de Jaemin.
“Hay que ver, jefe, qué imagen debes tener de mí…”
“La de un camarero excepcional y mejor persona.” Aseguraba. Tan pronto
como Jaemin dejó de mirar, satisfecho por el halago, un golpe disimulado fue
a parar a la nuca de Mos. Este se quejó. “Gilipollas.”
Medio segundo después, cuando TaeHyung empezó a pensar que se había
equivocado de lugar y había entrado en un establo de caballos, Sua y Siyeon
aparecieron por la puerta entre risas, compartiendo una conversación animada
entre ellas mientras mantenían sus manos entrelazadas.
Jungkook aplaudió. “¡Por fin llegan las señoritas!”
“Anda que habéis tardado, ¿eh…?”
“Lo siento, es que una oveja se había extraviado del rebaño y no había
forma de que se fuera. Hemos estado diez minutos buscando al dueño.” Se
disculpaba Sua, haciendo un gesto.
Como era de esperar, Jaemin emitió un grito victorioso, levantando las
manos en alto. “¡Toma! ¡Toma, toma, toma! Yo que dije, ¿eh?” Señaló al
resto con una expresión de superioridad. “Gilipollas…”
“¡Papá!” Horrorizado, Lyon chilló. “¡No se dicen malas palabras!”
“Ay, perdona, hijo…” Avergonzado, el padre del año se aclaró la
garganta, tomando asiento de nuevo junto al pequeño. Al otro lado de Lyon,
Jungkook soltó una risita, siendo rápidamente fulminado por él. “Tú no te
rías.”
TaeHyung codeó al azabache a modo de regañina.
“Es el padre de tu ahijado, Jungkook, no seas así con él…”
Este bufó. “¿Qué culpa tengo yo de que sea tonto?”
“¡Oye, que te he oído!”
De nuevo, TaeHyung codeó a Jungkook, dándole una mirada llena de
advertencia. Él volvió a bufar, meneando la cabeza de un lado a otro. Todos
ahí sabían que si TaeHyung le miraba así, sería capaz incluso de bañarse en
aguas heladas vestido únicamente con un ridículo tanga. Jungkook sostuvo
sus mejillas con una mano, abultándole los labios para así poder besarle
castamente cuando se inclinara.
“Sólo me comporto porque me lo pides tú, rubito, que conste.”
Y, satisfecho, él sonrió.
“¿Vais a decirnos ya esa cosa tan importante por la que nos habéis citado,
o todavía no?” Yibo se dirigió a ambas mujeres, quienes habían tomado
asiento junto a Banky.
Ellas se miraron entre sí, antes de observar a los presentes.
“No sé… ¿estáis preparados?”
“¿Preparados para qué? ¿Acaso vais a anunciar vuestra boda por todo lo
alto?” Cuestionaba Jaemin, en un tono de voz jocoso. Para su sorpresa, las
chicas apretaron los labios, ocultando lo que parecían ser grandes sonrisas.
“No me jodas…”
“¡Sorpresa!”
Siyeon jaló de la mano que sostenía, mostrando sus dedos anulares con la
misma alianza de plata. Banky dejó escapar un grito.
“¡¿Qué?!”
“¿Os vais a casar?”
“Nos hemos casado.” Corregía Sua, su sonrisa radiante. “En España, de
hecho.”
“¡¿Ya estáis casadas?!” Banky chilló.
“¡¿Y no nos habéis invitado a la boda?!”
Ante la inmediata acusación de Jungkook, quien, por supuesto, se veía
realmente indignado, Siyeon y Sua tragaron saliva con dificultad.
“E-Estábamos en España…”
“Y además fue algo espontáneo. Íbamos paseando por la playa, vimos que
a lo lejos una chica le pedía matrimonio a su novio, nos pareció súper bonito
y dijimos: ¿Por qué no? Así que esa misma tarde pedimos hora en el registro
civil, le explicamos al señor cuál era nuestra situación y nos citó dos días
después.”
“Un matrimonio que firmaba el divorcio dos habitaciones más al fondo
fueron nuestros padrinos de boda. Súper amables.”
Aquella breve explicación hizo que TaeHyung tuviese un tic nervioso en
el ojo. “¿Un matrimonio que se acababa de divorciar?” Repitió, creyendo
haber oído mal. Sua asintió, sin borrar su enorme sonrisa.
“Casi se jalaron de los pelos durante nuestros votos, pero al final todo
salió bien.”
“Sí, super bien.” Siyeon estuvo de acuerdo, afianzando el agarre en sus
manos. “Nos hubiese encantado que estuvierais presentes, pero fue todo tan
repentino que casi faltamos nosotras mismas también a nuestra propia boda.”
“Muy caótico.”
“Pero lo mejor de las bodas siempre es el convite de después, la
celebración, por eso mismo os pedimos que vinierais, para celebrarlos todos
juntos.”
“Exacto.”
Mos levantó las cejas. “¿Habéis traído comida?”
De nuevo ellas se miraron entre sí, negando. “Nop.”
“¿Entonces?”
“Bueno, siempre podemos pedir algo… Nosotras invitamos.”
Un bufido resonó. Claramente le pertenecía a Jungkook, que seguía tan
indignado como cuando se enteró de la noticia, con la barbilla en alto y los
labios apretados. A su lado, el rubio rio.
“Pues claro que vosotras invitáis, hijas de puta, si nos hemos perdido lo
más importante…”
“Jungkook…”
“¡Ay, pero si lo tenemos grabado en vídeo!” Recordaba repentinamente
Sua, dando un salto en su silla. “Un civil que pasaba por allí nos grabó e
incluso hizo una pequeña sesión de fotos. ¿Queréis verlo?”
“No.” Respondió de inmediato Jungkook, su barbilla aún más en alto.
En cualquier momento, TaeHyung aseguraba, rozaría el techo con la nariz.
“Jungkook…”
“¿Qué?” Bufó. “¿Por qué soy yo el único molesto cuando nadie más ha
sido invitado a la boda sáfica de sus dos únicas amigas? ¿Es que nos hemos
vuelto todos tontos, o qué?”
Ian le observó con los ojos entrecerrados. “Pero si a ti no te gustan las
ceremonias. Fuiste al bautizo de Lyon y te quedaste dormido a la mitad, y eso
que eras el padrino. ¿Por qué te enfadas tanto?”
TaeHyung dejó escapar una carcajada que se cortó en cuanto el azabache
le dio una mirada fulminante, transformándose en tos fingida.
“¡¿Te quedaste dormido en mi bautizo?!” Chillaba Lyon, sorprendido.
“No, lo que pasó fu—”
“¡Yo no me acuerdo de eso!”
El dueño del bar no tardó en poner los ojos en blanco. “Cómo se nota
quién es tu padre, niño…”
Disimuladamente TaeHyung se inclinó hacia Jungkook, queriendo que
fuese el único en escuchar lo que tenía que decir.
“¿Te quedaste dormido en el bautizo de tu ahijado?”
“Rubito, por favor…”
“Sí que se quedó dormido, TaeHyung, como un tronco. Se despertó
porque mi madre lloraba tanto que pensábamos que se estaba muriendo, pero
si no fuese por eso, probablemente todavía seguiría durmiendo.”
Jungkook, quien se había convertido en el protagonista de la conversación
sin comerlo ni beberlo, trató de tomar la palabra. “Oye…”
“Además de verdad, porque luego se volvió a dormir y tuvimos que
despertarlo para que firmara sus responsabilidades como padrino.” Siyeon se
unió a la conversación para no salir mal parada, por lo que el susodicho la
fulminó.
“Vaya…”
“¡Pero bueno! ¿Tú de qué vas, cerda traidora? Te has casado con la otra
gilipollas a escondidas y nos lo habéis ocultado como si nada.”
“Jungkook, cariño, no insultes.”
Él lloriqueó. “Estoy muy enfadado, rubito, déjame expresarme.”
“Entiendo y apoyo tu enfado más que nunca, pero es que tienes a Lyon al
lado y estás diciendo muchas malas palabras seguidas.” Le dijo, señalando al
niño que tenía junto a él y que le miraba fijamente.
Jungkook tocó la cabeza de Lyon, acariciándola suavemente. “Tú no has
escuchado nada, ¿verdad que no?”
“Cerda traidora gilipollas.”
“¡Lyon!”
Mos soltó una carcajada por su mejor amigo, quien siendo el padrino tuvo
que mantenerse muy serio para darle ejemplo, apretando los labios. Jaemin,
fulminando al azabache, dio dos pequeños golpecitos en los labios de su hijo.
“No se dicen malas palabras, Lyon, eres muy pequeño todavía. A la
próxima estás castigado sin ver a Pelusa, ¿estamos?”
“No, papá, eso no…”
“¿Quién narices es Pelusa?” Cuestionaba Sua en voz baja, manteniendo el
ceño fruncido.
“Es el peluche que consiguieron Aram y él cuando fuimos a los
recreativos, lo adoptaron juntos y cada cierto tiempo se van turnando la
custodia.” El rubio explicó. “Cuando le toca a Aram tenerlo, sus padres le
envían fotos a Jaemin para que Lyon pueda verlas y viceversa.”
“Anda…”
Jungkook sostuvo la barbilla de TaeHyung para que este no mirase a
ninguna de las chicas. “No les dirijas la palabra a esas traidoras, rubito.”
Él rio. “Lo siento, lo siento.”
Frente a ellos, Sua y Siyeon bufaron al unísono.
Unas cuantas horas después, de camino a casa, con el estómago lleno y la
barrita de energía por los suelos tras haber vivido la primera celebración de
boda en el grupo (y probablemente última), algo que dejó a Jungkook
sumamente ofendido — o al menos, hasta que las protagonistas le entregaron
dos botellas gigantes de cerveza de mantequilla como recuerdo y una enorme
sonrisa apareció en su rostro, habiéndose olvidado por completo del gran
enfado que sentía.
“¿Te lo puedes creer? Mis dos únicas amigas se han casado…”
“Sí, la verdad es que me alegro mucho por ellas.” Asentía, aferrándose a
su mano mientras caminaban por el parque de camino al apartamento. “¿Tú
sigues enfadado?”
“Claro que no, no. En realidad, era algo que me esperaba, al fin y al cabo.
Siyeon y Sua son muy tradicionales y románticas, llevaban más de siete años
juntas, son prácticamente almas gemelas. Tarde o temprano iba a pasar.”
“Cierto.”
“¿Tú crees que nosotros también lo somos?” Jungkook pareció
avergonzado de preguntar.
“¿El qué?”
“Almas gemelas… Como ellas, Siyeon y Sua.”
Él asintió sin pensarlo, pues ni siquiera lo necesitaba. Su respuesta era más
que obvia. “Por supuesto que lo creo, mi amor. Y de no ser así, no querría
conocerla si no eres tú. Me niego.”
Satisfecho y con el corazón latiéndole furiosamente, empapado de calidez,
Jungkook rio, sus mejillas algo rosáceas.
“¿No querrías conocer a nadie más si no soy yo?”
“Es que tienes que ser tú.”
“¿Por qué?”
“Porque con nadie me voy a sentir así, Jungkook. Nadie va a conseguir
que algo como esto se repita.” Explicó con un tono de voz dulce. El azabache
acarició su mejilla. “¿Tú sí lo harías?”
Tal y como esperaba, él negó inmediatamente.
“Ni de broma. Si no se tratara de ti, buscaría la forma de que encajásemos
a la fuerza.” Respondió, haciéndole reír. “No puede ser nadie más que tú,
rubito.”
“Lo sé, bebé.”
Un suspiro abandonó los labios de Jungkook poco después, mientras se
adentraba tras TaeHyung en el apartamento que ahora compartían. Yeontan
no tardó demasiado en corretear a su alrededor, por lo que este lo agarró,
besando su cabeza.
“Todavía me cuesta creerlo, ¿sabes, rubito? Todo ha ido demasiado
deprisa este último año.”
“Lo entiendo, sí, me pasa lo mismo. La vida da muchas vueltas y a veces
cuesta acostumbrarse.” Decía, quitándose el abrigo y dejándolo en el
perchero. “Mírame a mí, hace menos de dos años mi vida no era ni parecida a
como lo es ahora. Tengo un perro, un bufete de abogados, un hotel, un
ahijado, dos cuñados y el novio más guapo, divertido y maravilloso del
mundo.”
“¿Son cambios buenos o malos?”
“Buenos, muy buenos. Especialmente ese del novio guapo, divertido y
maravilloso.”
Jungkook rio, dejándose caer en el sofá tan pronto como soltó a Yeontan
de vuelta en el suelo, antes de jalarle del brazo y llevárselo con él. TaeHyung
cayó en su regazo con un chillido.
“¡Jungkook!”
Este no dijo nada, sino que sostuvo su rostro con una mano, admirando
cada pequeño detalle en él. Cada día que pasaba encontraba algo nuevo en
TaeHyung que le hacía volverse aún más loco por él.
Respirando hondo, atrapó sus labios en un beso corto pero profundo,
separándose poco después.
“Te amo.”
El corazón de TaeHyung se aceleró. “Yo también te amo, bebé.” Dijo,
inclinándose para besarle de nuevo. “Mucho. Muchísimo.”
Jungkook le dio una sonrisa radiante.
Para cuando el día siguiente llegó, el caos no cesó ni por asomo, sino que
aumentó de manera descomunal, pues se le habían unido dos pequeñas
criaturas de seis y cinco años respectivamente.
“¡Bien hecho, TaeHyung!” Aram vitoreó el nombre de su cuñado y gran
amigo, que acababa de anotar su tercer punto en baloncesto, logrando que
ambos ocuparan el primer lugar, por encima de Lyon y Jungkook. El niño
correteó hacia él para tomar la pelota y sucederlo. “Lo has hecho genial.”
Este pellizcó su mejilla. “Gracias, cielo. Ahora es tu turno de demostrar lo
bien que se te da esto, adelante.”
“Voy…”
Compartiendo una mirada fulminante con Jungkook, quien seguía siendo
el amor de su vida a pesar de todo, le envió un beso volador. El azabache
sonrió, guiñándole un ojo antes de devolver su atención a Lyon.
“¿Crees que ganarán…? TaeHyung ha encestado todas y Aram es muy
bueno también.”
“Nosotros somos mejores, descuida.”
Lyon le observó, mordiéndose la punta de su dedo índice, visiblemente
inseguro por lo que había dicho. “Yo no tengo puntería, Jungkook.”
Murmuró. “Soy muy malo en este juego…”
El mencionado levantó las cejas, dispuesto a discutir lo que realmente era
un hecho.
“¿Quién dice esa tontería?”
Sin tener que abrir la boca siquiera, Lyon apuntó con su dedo índice la
pantalla donde iban acumulándose los puntos de cada uno, siendo esa la
tercera ronda que jugaban. TaeHyung había marcado nueve de nueve,
exactamente igual que Jungkook, Aram consiguió siete puntos y, en el caso
del pobre Lyon, solo dos.
Jungkook se aclaró la garganta. Era competitivo a morir y odiaba perder,
pero por nada del mundo permitiría que su ahijado se sintiera mal.
“Bueno, definitivamente no eres el mejor encestando.” Comenzó, a lo que
el pequeño reaccionó apretando los labios. “Pero has sido indudablemente el
mejor golpeando a los topos esos, en las carreras de motos y hemos ganado
en la bolera gracias a ti.” Le recordó, sólo entonces logrando que el par de
ojos que le observaban con vergüenza y tristeza se pusieran brillantes.
“Eso es verdad.”
“Claro que sí.”
“¡Bien hecho, Aram, has encestado todas!” La vocecilla de TaeHyung
sonó tras ellos, quien elevaba al mencionado por los aires.
Jungkook miró a su ahijado. “Nos toca a nosotros, Lyon.”
Este asintió, tomando la mano que se le tendió y siguiéndole.
“¿Puedo ir primero?”
“Por supuesto.” Accedió sin dudarlo, alcanzando a los otros dos y
despeinándole el cabello a su hermano pequeño. “Felicidades, Aram.”
“¡Gracias!”
“Enhorabuena por haber encestado todas, eres muy bueno.” Lyon le dijo al
que ya podía considerar su mejor amigo, chocando los cinco con él
torpemente.
Aram, sonrojándose hasta las cejas, rio. “Ahora te toca a ti. Mucha suerte,
Lyo.”
“Creo que la voy a necesitar…”
“Lo harás genial, Lyon.” TaeHyung aseguró, acariciándole la mejilla del
mismo modo en que había hecho con el otro pequeño, sonriéndole y
recibiendo una sonrisa igual de grande por su parte.
Jungkook, que esperaba a Lyon con el balón en las manos, de cuclillas, se
la entregó en cuanto este se acercó, poniéndose tras él.
“Ya sabes cómo funciona esto, ¿eh? Apuntas y tiras, sin más.”
Lyon asintió, visualizando la canasta frente a él con el labio inferior entre
los dientes. Un pequeño suspiro abandonó sus labios, sintiendo la presión del
momento hacerse paso por su pequeño cuerpo. Jungkook le apretó los
hombros.
“No pienses demasiado, bicho. Esto es un simple juego, sólo estamos aquí
para divertirnos y pasarlo bien, ¿vale? Nada más. Que encestes el balón o no,
no cambiará las cosas.”
“Pero quieres ganarle a TaeHyung…”
Este rio suavemente. “Yo ya he ganado teniéndote como compañero,
descuida.”
Sus palabras consiguieron que Lyon tuviera el valor suficiente a la hora de
lanzar el balón, por lo que de inmediato eso fue lo que hizo, sin pensarlo. E
incluso si la pelota ni siquiera llegó a rozar el aro, ambos lo celebraron como
si de una victoria se tratase, abrazándose inmediatamente.
“¡Muy bien hecho, bicho!”
“Pero vamos a perder, Jungkook.” Decía el niño entre risas.
“Eso da igual, al final vamos a comer pizza y helado de todos modos, que
es lo único que importa. ¿O no?” Lyon asintió. “Pues ya está. Te toca otra
vez, vamos.”
“¿No quieres tirar tú?”
Jungkook movió la cabeza a modo de negación. “Después de ti.”
“Vale.”
Con las manos todavía en sus hombros, dándole apoyo silencioso, el
azabache tomó una respiración profunda mientras Lyon se preparaba para
lanzar su segundo tiro. Miró a su alrededor de manera casual, sólo entonces
hallando un rostro increíblemente conocido a pocos metros de distancia. Una
sonrisita burlona apareció en sus labios, tan pronto como reconoció a Daeil,
quien vestía un uniforme parecido al de los demás trabajadores.
“Mira tú por dónde el pizzero famoso…” Susurró para sí mismo, buscando
a TaeHyung con la mirada y dándose cuenta que este ni siquiera lo había
notado.
Algo que creía un auténtico plan se recreó en su mente.
“Lyon, oye.” Susurró en dirección a su ahijado, quien aún no terminaba de
animarse a lanzar el balón. “¿Me haces un favor?”
“Dime.”
En cuanto este asintió, confundido, señaló a lo lejos, donde Daeil se
encontraba, dándoles la espalda. “Mira, si le das a ese hombre tan feo de ahí,
con la pelota, te compro un helado del sabor que quieras.”
“¿Por qué?”
“Tú hazlo.”
“¿Cómo? No tengo puntería.”
“Que sí, hazme caso y lanza el balón, ya verás como aciertas.”
Lyon apretó los labios, inseguro.
“Pero no está bien hacer eso, Jungkook, papá dice que es malo…”
“Ese señor fue una persona muy mala con TaeHyung, ¿de acuerdo? Le
hizo cosas súper feas y mucho daño.”
El ceño de Lyon se frunció, sus ojos entrecerrados.
“¿Se portó mal con él?”
“Súper mal.” Asintió, viendo como este alzaba la pelota en sus manos.
“Piensa en el helado…”
“¿Le comprarás otro a Aram?”
“Claro que sí.”
“¿Y jugarás a esos juegos en las maquinitas para que podamos conseguir
otro peluche?”
“Por supuesto, planeaba conseguirle uno a TaeHyung de todos modos.”
“Vale…” Finalmente accedió, tratando de apuntar hacia la cabeza. “Pero
si se enfada y grita, ha sido culpa tuya, ¿está bien?”
El azabache no tardó en asentir. Ni siquiera planeaba meter a su adorado
ahijado en problemas, incluso si eso era todo lo que parecía estar a punto de
hacer. Sabía cómo arreglárselas.
“Asumiré toda la responsabilidad, que no te quepa duda, Lyon. Soy tu
padrino, no lo olvides.”
“¿Por qué tardáis tanto, chicos? ¿Qué pasa?” Desde atrás, TaeHyung se
mostró algo preocupado, creyendo que algo no iba bien.
Jungkook se giró lo suficiente para poder mirarle.
“Nada, no pasa nada, es Lyon que—”
Un grito los interrumpió.
“¡Eh, oye, pero bueno!” Era Daeil, cuya cabeza había sido golpeada por
una bola de plástico duro, desconcertándolo. “¿Quién ha…?”
TaeHyung emitió un jadeo, tapándose la boca mientras Jungkook sentía la
mayor de las satisfacciones y un gran orgullo por su ahijado, apretando los
labios para no ser tan descarado a la hora de demostrar su brillante sonrisa.
“¡Mi pelota!” Lyon chilló, corriendo inmediatamente para recuperar el
balón.
El azabache fue tras él.
“Niño, ¿has sido tú?”
“¡Lo siento mucho, señor, ha sido sin querer!”
“Tienes que tener más cuidado, no puedes ir por ahí lanzando balones a
cualquier parte. Podrías haberle hecho mucho daño a alguien y llevarte un
buen disgusto.”
Lyon agachó la cabeza como un perro regañado, sus ojos brillando con
lágrimas.
“No se me da muy bien el baloncesto, perdone…”
“Pues la próxima vez juega a otra cosa, algo donde no le termines
abriendo la cabeza a alguien con un balón como si fueras un simio. ¿Tus
padres no te han enseñado modales?”
La barbilla del pequeño tembló.
“Lo siento, señor…” Susurró, amenazando con iniciar un llanto
desgarrador. Tal y como pensaba, eso hizo a Daeil tragar saliva con
dificultad, arrepintiéndose al instante.
“E-Está bien, no pasa nada, tranquilo, tú…”
“Lyon, ¿va todo bien?”
Tan pronto como la conocida voz del azabache sonó, el trabajador se dio
la vuelta, palideciendo al instante nada más reconocerlo y perdiendo todo
rastro de sangre en su cuerpo cuando aquel niño comenzó a llorar.
“Jungkook…” Sollozó, aferrándose al hombre.
“¿Qué ha pasado?”
Lyon señaló a Daeil con su pequeño dedo índice. “Vine a recoger mi balón
y disculparme con este señor por haberle golpeado sin querer, pero no acepta
mis disculpas y dijo que soy un simio…”
De inmediato, los ojos del azabache buscaron al susodicho, quién se
encontraba petrificado frente a él.
“¿Que hizo qué?”
Daeil se apresuró a negar. “No, no, yo no…”
“Dijo que no debería jugar al baloncesto si no se me da bien y que no tenía
modales…” Lloró más fuerte. “Fue sin querer, yo no quería hacerle daño,
Jungkook…”
“Tranquilo, tranquilo…” Susurraba, palmeando su cabeza y acariciándola
poco después, compartiendo una mirada con aquel empleado, pues sus ojos se
habían vuelto repentinamente oscuros, amenazantes. Daeil tembló. “Seguro
que este señor no lo decía en serio, ¿verdad?”
El susodicho no tardó demasiado en negar. “Claro que no, p-por
supuesto…”
“¿Ves, Lyon?”
“Pero lo dijo…”
“Y seguro que está muy arrepentido, ¿me equivoco?”
Sudando frío, asintió como si su cuello estuviese hecho de plastilina.
“Muchísimo.”
“¿Entonces no piensa que soy un simio?”
“Por supuesto que no. Siento mucho haberte llamado así, ha— ha sido un
error por mi parte. Me disculpo.”
Lyon miró a Jungkook, quien ladeó la cabeza.
“Bueno, ahora que lo mencionas, mi ahijado se ha llevado un buen
disgusto…”
“¿A-Ahijado dices?”
Jungkook asintió. “Soy su padrino. Y, como iba diciendo, se ha llevado un
buen disgusto por tus palabras. Creo que eso ha fastidiado un poco el día de
su cumpleaños…” Murmuraba, luciendo decepcionado. Lyon sorbió por la
nariz, haciéndose notar. “Espero que no necesitemos buscar a su superior
para explicarle lo sucedido.”
“¿A mi superior?”
“En la puerta dice que en caso de tener quejas o problemas, acudamos a un
miembro del local.”
Daeil tembló de pies a cabeza. “P-Pero eso no es necesario, estamos
solucionándolo amistosamente… Creo que todo se trata de un malentendido
tonto, ha sido un accidente sin importancia.”
“¿Eso crees?”
“¿Por qué no lo arreglamos con algunos tickets gratis y listo?” Propuso.
“El día puede terminar bien para todos.”
“¡Sí, tickets gratis!”
“Me parece un buen trato.”
Las manos temblorosas de Daeil sacaron un puñado de tickets de sus
bolsillos, entregándoselos a Jungkook al instante. Este los tomó.
“Ahí tienen…”
“Gracias.”
“Un placer.” Tragó saliva como si alguien estuviera tratando de
estrangularle. “Espero que pasen una buena tarde.”
Él le sonrió. “Igualmente. Nos vamos ya.”
“De acuerdo.”
“¡Gracias, señor!”
“No es nada… Vuelvan pronto.”
“Así será.”
Jungkook se dio la vuelta con una sonrisita jalando de sus comisuras y
aguantándose las ganas de reír. Podía sentir la mirada furibunda del hombre a
sus espaldas, así que se giró, confirmando lo que tanto sospechaba. Daeil
parecía querer asesinarlo. Él le dedicó una sonrisa aún más grande que la
anterior y le guiñó un ojo, volviendo a enfocarse en su camino y en Lyon.
Ambos chocaron los cinco con disimulo.
“¿Lo he hecho bien?”
“Espectacular, bicho.” Asintió. “Primera y última vez que hacemos algo
así, ¿de acuerdo?”
“De acuerdo.”
Una vez de vuelta con Aram y TaeHyung, quienes parecían confundidos
(especialmente TaeHyung), observando la escena sin comprender qué había
sucedido, tan sólo preocupados por ver a Lyon llorar sin consuelo, el rubio se
acercó a Jungkook.
“¿Qué ha pasado?”
“Nada, un simple malentendido, pero ya está todo solucionado, no te
preocupes.” Decía este, dejando al pequeño en el suelo, que inmediatamente
se reunió con su mejor amigo. “¿Vamos a canjear tickets? Creo que Lyon no
quiere seguir jugando.”
TaeHyung negó, su ceño fruncido. “Espera, espera, ¿ese con el que
hablabas era Daeil? ¿Mi exnovio?”
“Eso parece, sí.”
“¿Y le has pedido a Lyon que lance la pelota?”
Tan pronto como mencionó aquello, Jungkook tragó saliva.
“¿Quién? ¿Yo?” Bufó. “¿Por quién me tomas, rubito?”
Las cejas de TaeHyung se elevaron, advirtiéndole con la mirada.
“Cariño…” Y, manteniendo un tono de advertencia también, apretó los
labios.
Conociendo la forma exacta de salirse con la suya sin represalias,
Jungkook no le dio ninguna respuesta, tan sólo se inclinó hasta capturar los
labios ajenos en un pequeño y casto beso, consiguiendo contra todo
pronóstico que TaeHyung olvidase momentáneamente lo sucedido, incluso si
era consciente de que Jungkook era culpable. Tal y como lo había planeado.
Luego, le mostró todos los tickets que había conseguido de forma gratuita
y casi sin mover un solo dedo. “Mira lo que tengo… Adivina quién va a
conseguirle el peluche más grande a su novio.”
“Pues espero que tú…”
“Esperas bien, rubito. ¿Quieres que le consiga un peluche a Yeontan?”
Él le dio una dulce sonrisa. “Sería todo un detalle.”
“Cuenta con ello.” Accedió, guiñándole un ojo.
Antes de que Jungkook pudiera dar un paso lejos de él, TaeHyung sostuvo
su antebrazo, frenándole e inclinándose hasta alcanzar su oreja.
“La próxima vez sé tú quién le lance el balón, ¿quieres?” Pidió. “Y hazme
el favor de apuntarle a los huevos.”
Jungkook dejó escapar una carcajada, asintiendo sin dudarlo.
“Vaya, señor abogado, qué cosas me pides…”
TaeHyung rio también, aferrándose a su brazo. “Estoy fuera del horario
laboral, así que no me salto ninguna ley.” Aseguraba, mirándole con aquellos
ojos tan brillantes, oscuros y expresivos.
El azabache se mordió el labio inferior, sabiendo que el “no” apenas
estaba en su lista de respuestas que podía darle a TaeHyung. No si le miraba
así.
“Bien… Pero sólo porque tú me lo pides, ¿eh?” Lo señaló. Este asintió.
“Que conste que lo hago por amor, mucho amor.”
“Por supuesto, bebé.”
“Pero tú me sacas de la cárcel.”
“No será necesario, porque me aseguraré de que ni siquiera acabes ahí.”
“Mucho mejor, entonces.”
Inclinándose de nuevo, TaeHyung depositó un casto beso en sus labios, las
voces de los más pequeños devolviéndolos al mundo real, donde ellos
existían también.
Al fin y al cabo, ambos eran la debilidad del otro.
Extra: Gemini y Fourth.

N/A: Mini maratón final de extras (1/2). Espero que disfrutéis de estas dos
parejas y su progreso de principio a “fin” en dos extras de más de quince mil
palabras cada uno xD.

Día uno.
Gemini miró a su alrededor, buscando alguna cara conocida incluso
cuando sabía de antemano que nadie allí era parte de su círculo cercano. En
especial, porque no tenía ningún círculo.
“¿Ya has llegado?” TaeHyung, su hermano mayor, al otro lado de la línea
del móvil que sostenía, quiso saber.
Y, en respuesta, él dejó escapar un pequeño suspiro. Se sentía asfixiado
por él, quien quería saber constantemente donde se encontraba.
Apreciaba demasiado a su hermano mayor, pero a veces le gustaría tener
un poco de… Libertad.
“Sí, he llegado. Estoy dando vueltas por la zona.”
“¿Reconoces a algunos de tus amigos?”
Con los labios torcidos en una mueca, volvió a mirar alrededor. Esa casi
parecía ser una pregunta trampa.
“No tengo amigos, TaeHyung.”
“¿Y compañeros?”
“Tampoco.” Murmuró. “Aunque no es como si todos los que estaban en
mi clase hubieran accedido a la misma facultad que yo.”
Un pequeño suspiro abandonó los labios del rubio. “¿Quieres que vaya a
hacerte compañía? Banky y yo estamos paseando por los alrededores,
podemos acercarnos.”
“No, no, no, ni de broma. Gracias, pero no.” Respondió de inmediato,
horrorizado.
Era la jornada de puertas abiertas de su universidad — o, más bien, la que
sería su futura universidad cuando las vacaciones de verano terminasen. Ni
siquiera estaba obligado a ir ese día, únicamente lo hacía por cambiar un poco
de aires y ver si conocía algunas caras que, por supuesto, ni por asomo
reconocía.
Ahora se sentía un poco estúpido por haber ido.
“¿Por qué no?”
“Porque no quiero parecer un niño de seis años acompañado por sus dos
padres gays.”
Aquello, como era de esperar, ofendió a su hermano, aunque tal vez no
tanto como a Banky, quien de inmediato resopló.
“¡Oye, pero bueno! ¡Soy bisexual, no gay!” Exclamaba el castaño,
dirigiéndose a TaeHyung seguidamente, su molestia siendo aún más notoria.
“¿Este crío es gilipollas, acaso? ¿Le falta un tornillo?”
Gemini dejó escapar una risita. “Lo siento, lo siento, no quería ofenderte.”
Conforme Banky bufaba y su risa se hacía más sonora, dio un par de pasos
hacia atrás sin ser realmente consciente, terminando por chocar contra
alguien que parecía hacer exactamente lo mismo que él. Sobresaltado, se dio
la vuelta con rapidez.
“Lo siento, lo siento.”
“Disculpa.”
Ambas voces, la suya y la del otro individuo con el que acababa de chocar,
sonaron al unísono.
Se trataba de un chico no mucho más alto que él, quizás incluso de su
misma edad, pues parecía joven, con el cabello negro azabache y una sonrisa
avergonzada. Gemini sintió como se le ponían el corazón en la garganta de
repente.
“No miraba por dónde iba, lo siento… Estaba entretenido.” El chico
repitió, algo sonrojado.
Él negó. “N-No te preocupes, yo tampoco miraba por dónde iba.”
“Gemini, ¿va todo bien?” La voz de su hermano le hizo recordar que
seguía en medio de una llamada telefónica con él.
“Hablamos luego, TaeHyung, adiós.”
Tras decir eso, inmediatamente colgó.
“Estás… ¿Te has hecho daño?” Quiso saber, viéndose igual de
avergonzado que él. “Estaba hablando por teléfono y apenas me di cuenta, lo
siento.”
“Estoy bien, descuida, no pasa nada.”
“Bien…”
El chico desconocido se aclaró la garganta, luciendo nervioso. “B-Bueno,
en realidad estoy algo desorientado. No sé cómo llegar a la cafetería… ¿Tú
sabes cómo? ¿Podrías decirme?”
“No tengo ni idea, es la primera vez que vengo aquí.”
“Oh…”
Gemini se sintió estúpido.
“Pero podemos ir a buscarla juntos, si te parece… Tenía pensado visitar
algunas instalaciones.” Dijo, por lo que la sonrisa ajena se volvió más amplia,
dejando entrever sus perfectos dientes blancos. Él se sonrojó.
“Me encantaría, sí. Gracias.”
Gemini le devolvió la sonrisa. “Pues… En marcha.”
Asintiendo, ambos comenzaron a caminar por el pasillo, dirección quién
sabe dónde.
“Soy Fourth, por cierto.”
“Yo Gemini, encantado.” Se presentó de vuelta, viendo la confusión
aparecer en su mirada.
“¿Gemini? ¿Ese es tu nombre?”
Su extrañeza hizo que el susodicho se sintiera algo ofendido. Él tampoco
tenía un nombre demasiado corriente como para estar haciendo esa
pregunta.
“Eh… No es el nombre que aparece en mi DNI, pero sí, de algún modo es
cómo me llamo. Soy tailandés.”
“¡Yo también soy tailandés! Por eso me parecía raro.”
Oh, eso tenía mucho más sentido…
“¿En serio?”
“Sí, no había conocido a nadie de Tailandia hasta ahora. Bueno, aparte de
mi hermano mayor, claro.” Torpemente río.
“En mi caso, el mejor amigo de mi hermano es tailandés. Se llama Bank,
p-pero le decimos Banky. Yo soy adoptado, así que nadie en mi familia es
tailandés… Sólo yo.” Su risa igualmente torpe causó otra en Fourth. “Todos
son coreanos.”
El pelinegro parecía encantado. “Pues es un alivio haber encontrado a
alguien que hable mi mismo idioma, Gemini.”
“Oh, huh… En realidad, no sé mucho tailandés. Me adoptaron cuando
prácticamente era un bebé y vine aquí, así que aprender mi idioma natal
cuando nadie en mi familia lo hablaba, es complicado.” Explicó, su respuesta
decepcionando un poco al otro chico. “Aunque estoy yendo a clases, me
encantaría poder hablar fluido.”
De nuevo, Fourth le entregó una gran sonrisa. “Eso es genial.”
Y, como era de esperar, él, encantado, se la devolvió al instante. Su
corazón se aceleró.
Día quince.
“¡Eso es trampa, Gemini!” La vocecilla de su nuevo amigo le dejo
prácticamente sordo. “¡No puedes cruzar por ahí!”
Él, inofensivo como una rosa, se encogió de hombros. “Mi coche ha
pasado sin problemas, por lo que considero que sí se puede.”
“¡Pero no! Debemos seguir el mismo camino, de lo contrario no tendría
sentido esta carrera. Pensé que jugarías limpio…”
Ambos adolescentes se encontraban frente a una maquina de recreativos
en la ultima planta del centro comercial. Acababan de salir del cine, donde
por petición de Fourth, vieron el tercer volumen de Guardianes de la Galaxia,
que formaba parte de su saga favorita y había dejado totalmente perdido a
Gemini, quién no entendía nada en absoluto.
“¿Por qué jugaría limpio?”
Fourth, indignado aún, se encogió de hombros. “No lo sé… Supongo que
me gusta pensar bien de mis amigos. Pero teniendo en cuenta que eres hijo de
un político…”
“¡Oye!” Exclamó, muy ofendido. Fourth comenzó a reír.
“Es broma, es broma, lo siento.” Decía de inmediato, su teléfono sonando
con el tono de llamada que había asignado a su hermano mayor. “Otra vez…”
Él colgó la llamada, suspirando.
“¿Va todo bien?”
“Sí, es mi hermano. Le dije que estaría temprano allí para ayudarle con el
bar y ya llegó tarde.”
Gemini le dio un sorbo a su batido de chocolate. “¿Sigues trabajando con
él?”
“Claro, no podemos permitirnos contestar a más camareros, con Jaemin
trabajando a tiempo completo ya es incluso demasiado.”
Ambos se dirigieron a paso lento hacia la salida. Fourth estaba cabizbajo
ahora.
“¿Todavía no le has dicho nada sobre la universidad? ¿No sabe que
quieres aceptar esa beca?”
Lentamente, negó. “Aún no…”
“Piensas decírselo, ¿verdad?”
“No lo sé, Gemini, es complicado…” Dijo, dando un sorbo al batido ajeno
sin siquiera inmutarse. “Mi hermano es muy sobre protector conmigo, no le
gusta que me vaya tan lejos a estudiar.”
Un suspiro abandonó sus labios. “Comprendo tanto lo que quieres decir…
Pero, aún así, es tu futuro del que estamos hablando. Debes tenerlo claro.”
“Ya, ya… Intentaré pensarlo mejor, todavía me faltan algunos meses para
decidirme.”
“De acuerdo.” Asintió. “Sólo quiero que sepas que no estarás solo allí, ¿de
acuerdo? Yo estaré contigo. No te dejaré solo por nada del mundo.”
Y, dedicándole una sonrisa de oreja a oreja, Fourth se abalanzó sobre él,
apretándole entre sus brazos.
“Eres el mejor, Gemini, muchas gracias.”
El susodicho, sonrojado hasta las orejas, suspiró, devolviéndole el abrazo.
Día cuarenta y cinco.
Gemini miró a su alrededor algo asustado, inseguro, como si sintiera que
era una presa fácil de alguien que estaba claramente al acecho. Sin embargo,
sólo eran ellos dos allí, Fourth y él, al otro lado de la ciudad. Donde su
hermano y todos los que conocían habían indicado explícitamente que no
fuera.
“Deja de poner esa cara, hombre, no estamos haciendo nada malo.” Fourth
golpeó su brazo con suavidad, riendo.
Para él aquel sitio era su pan de cada día, su barrio donde había crecido,
mientras que Gemini lucía como un espantapájaros en una convención de
lavadoras. Simplemente no calzaba.
“Es que nunca he estado aquí…”
“¿Nunca?”
Gemini negó. “No… Bueno, sí, solo una vez. Mi abuelo vivía en uno de
los edificios y vinimos a verle al poco tiempo de adoptarme a mí. Yo era muy
pequeño, así que no recuerdo nada, pero fue la primera y única vez que lo
vi… Murió esa misma noche.”
“Ow… Lo siento mucho, Gem.” Murmuraba Fourth, dándole un sorbo a
su cerveza. “¿Cómo era él?”
“No tuve el placer de conocerle tan a fondo como me hubiera gustado,
pero todos en mi familia dicen que era el mejor hombre del mundo. Mi
madre, que era su hija, lo adoraba, al igual que TaeHyung.” Fue la mejor
explicación que pudo darle, apenas esbozando una pequeña sonrisa. “De
hecho, dicen que he heredado sus chistes.”
“¿En serio? A ver, cuéntame uno.”
“Soy chistes malos, ¿eh?” Riendo suavemente, le advirtió. En respuesta,
Fourth se encogió de hombros, bebiéndose lo que quedaba de su cerveza.
“Bueno… Ahí va. Dos amigos están charlando y uno le pregunta al otro: Oye,
¿tú sabes cómo se llaman los habitantes de Nueva York? Y el otro responde:
Hombre, pues todos no…”
Tan pronto como finalizó el chiste y el silencio reinó entre ambos, Gemini
miró a Fourth, en busca de alguna expresión por su parte. Lo que fuese. Sin
embargo, su rostro estaba impasible.
“Eh…” Titubeó. Tampoco había sido tan malo… ¿cierto?
Y, respondiendo a su mayor duda en aquel momento, Fourth soltó una
carcajada que aceleró el corazón de su nuevo gran amigo, quien por el
nerviosismo del momento incómodo rio entre dientes.
“Es el peor chiste que he escuchado en mi vida, Gemini… Me encanta.”
“¿Te gusta?” Con los ojos brillantes, quiso saber. “Tengo más, ¿quieres
oírlos?”
“Por favor, sí, lo estoy deseando.” Asintió inmediatamente, para sorpresa
del otro.
Gemini se frotó las manos, dando paso a los peores chistes que, sin ningún
tipo de exageración, Fourth había escuchado en toda su vida. Tan malos que,
si Jungkook o su hermano mayor estuvieran presentes, terminarían pidiendo
cita urgente con el primer psicólogo disponible.
“…y Pedro le dice: José, pero cuánto has cambiado. El hombre, extrañado
responde: Yo no soy José, y Pedro asiente: Pues más a mi favor.”
Fourth, llorando de la risa, meneó su cabeza de un lado a otro. “Dios, este
es incluso peor que el anterior…”
Quizás las tres cervezas que había tomado tenían mucho que ver.
“¿Qué dices? Es mucho mejor.”
“No, no lo creo. Ese chiste es una basura, sólo a un señor de noventa años
le haría gracia.”
Aquello fue como recibir una puñalada directa al ego.
“Pues que sepas que a mi padre le encanta y él no me mentiría nunca.”
“Es político, Gemini…”
El mencionado frunció el ceño, sonrojándose cuando se sintió ofendido,
haciendo una pequeña mueca antes de apartar la mirada. Fourth rio más
fuerte, tambaleándose aún cuando estaban sentados en la acera, moviéndose
para sostener el rostro de su amigo.
“¿Te has enfadado, Gem?”
Él bufó, apartándose. “No.”
“Ow… Te has enfadado, ¿por qué? Era una broma. Tus chistes son los
peores, pero tú eres el mejor del mundo, así que es un balance justo.”
Todavía un poco ofendido, le observó por encima del hombro, como si no
quisiera creer sus palabras. “No intentes ser adulador, no cambiará el hecho
de que has insultado mis chistes.”
“Estoy siendo honesto…”
“Vete a la mierda.”
Fourth emitió un quejido. “¿Tan enfadado estás?”
“Mucho.”
Sus ojos se humedecieron. “¿Cuánto?”
“Mucho, ya te lo he dicho.” Respondía. “Y deja de beber, o a este paso
terminarás borracho y yo sin saber qué hacer contigo. Nunca en mi vida he
cuidado de un borracho, no quieras ser el prim…”
Aquellas palabras que iban dirigidas a modo de reclamo hacia Fourth,
murieron en su garganta tan pronto como los labios del susodicho impactaron
con los suyos en un beso casto. Un beso torpe, sin experiencia, sólo un par de
labios pegados a otro par. Sin moverse siquiera.
Sintiendo como sus mejillas cambiaban drásticamente de color y el
corazón se le aceleraba tan rápido que no dudó en llevarse un buen susto,
Gemini sólo pudo respirar con normalidad (o casi), cuando Fourth se separó.
“¿Sigues enfadado?”
A diferencia de él, Fourth ni siquiera parecía haberse inmutado por aquel
beso.
“No… N-No lo estoy, no…” Tragó saliva, comenzando a sudar frío. “Pero
deberías volver con tu hermano y yo a casa.”
“¿Por qué? ¿Qué pasa?”
Gemini se puso en pie rápidamente. “Porque sí, vamos. Levántate.”
Este, negándose en rotundo, hizo un mohín.
“Pero no quiero irme aún…”
“Es tarde y mi hermano se pondrá muy nervioso si no aparezco en la
próxima media hora, Fourth.” Le dijo, para que acto seguido su teléfono
comenzara a sonar, haciendo evidencia de lo que acababa de decir tan pronto
como reconoció el tono de llamada de TaeHyung. “¿Ves? Ya me está
llamando.”
Un muy resignado Fourth suspiró, accediendo a ponerse en pie a
regañadientes. “Bueno…” Dijo, para acto seguido caminar delante de él.
Gemini, desde atrás, viendo como poco a poco se alejaba, pasó los dedos
por sus propios labios, estremeciéndose nada más sentir el fantasma de aquel
beso compartido de nuevo. Suspirando, colgó la llamada de TaeHyung.
¿Qué demonios había sido eso?
Día sesenta.
“¿Vas a seguir ignorando sus mensajes?” Fourth quiso saber, señalando el
teléfono que tenía sobre la mesa, pues este se había iluminado más de diez
veces en la última media hora.
Tenía tantas llamadas perdidas y mensajes leídos de su hermano, que
Gemini se sentía asfixiado.
“Es que es muy pesado, Fou, no para de intentar controlarme siempre.” Se
quejaba, mostrándole los mensajes que anteriormente había recibido. “¿Lo
ves? Mira.”
TaeHyung:
¿Por qué me has mentido diciendo que estarías en la biblioteca?
¿Sabes que tienes la ubicación compartida activada y puedo ver dónde
estás?
¿Puedes explicarme haces y como has llegado al distrito Jung?
Ese sitio es peligrosísimo, Gemini. Ahora mismo voy a buscarte. Ni se te
ocurra moverte de dónde estás, que nos conocemos.
“Vaya… Parece muy preocupado.”
“Muy controlador, diría yo.” Mascullaba, bufando.
El camarero, Jungkook, se acercó a ellos con una bandeja bajo el brazo y
una pequeña sonrisa amable.
“Hola, ¿qué os pongo de beber?”
“Yo quiero una Coca Cola, por fa, Jungkook.” Pedía Fourth. “Dile a Mos
que me lo descuente de mi sueldo.”
Decir aquello incluso sonaba ridículo, pues no tenía sueldo alguno.
“Yo te invito.” Gemini dijo de inmediato, para su sorpresa, por lo que
inmediatamente se sonrojó. “A mí ponme una Coca Cola sin azúcar ni
cafeína, por favor.”
El ceño del azabache se frunció al escuchar su orden. “¿Eso existe?”
Fourth soltó una carcajada, mientras Gemini se mostraba confundido.
¿Qué pregunta era esa?
“¿Sí…?”
“Es zero zero. Doblemente cero.” Le dijo Fourth, sabiendo que así la
reconocería al instante. Y, efectivamente, así fue, pues aquel camarero
asintió.
“Oh, ya, como las notas de tu hermano en el instituto. Todo negativo.”
Él asintió, riendo. “Eso es.”
“Pues en seguida os traigo las bebidas.” Aseguró, dándoles una sonrisa
amplia.
“Gracias, Jungkook.”
“Muchas gracias.”
Gemini observó a Fourth tan pronto como el tal Jungkook se alejó hacia la
barra inmediatamente, mostrándole su confusión.
“¿No es un poco extraño…?” Quiso saber, sin malas intenciones en su
tono de voz.
Él soltó una carcajada. “¿Quién? ¿Jungkook?”
“Sí…”
“No es raro, simplemente le gusta bromear y vacilar a los clientes.
Aprovecha que no tiene un puesto que mantener con nosotros para sacar a
pasear su sentido del humor.”
Aquella respuesta confundió más a Gemini. “¿No tiene un puesto que
mantener…?”
“Él no es camarero, sólo nos ayuda con el bar de vez en cuando. Es
tatuador, tiene un estudio.”
E inmediatamente, a Gemini le brillaron los ojos. “¿En serio?”
Fourth asintió, antes de que Jungkook volviera con dos botellines de Coca-
Cola y dos vasos altos, los cuales puso frente a ellos sobre la mesa.
“Aquí tenéis.”
“Muchas gracias.” Dijeron al unísono.
“¡Camarero!”
La voz de una mujer al otro lado del bar sonó. El susodicho hizo una
mueca, despidiéndose con la mirada y desapareciendo entre las mesas otra
vez. Tan pronto como Fourth dejó de mirar al azabache y volvía a enfocarse
en Gemini, apreció su ceño fruncido.
“¿Qué ocurre?”
Un quejido abandonó sus labios. Se sentía asfixiado. “Mi hermano, otra
vez. Ha seguido enviándome mensajes al ver que no contesto. No para de
controlarme. Mira.” Mostrándole su teléfono, dijo.
TaeHyung:
¿Dónde estás?
No sé qué narices te pasa, Gemini, pero si continúas ignorándome y
haciendo lo que te da la gana, vas a acabar muy mal. Te lo advierto.
Ambos mensajes tenían menos de tres minutos de diferencia entre sí y
habían sido enviados hacía menos de media hora. Fourth suspiró,
comprendiendo la preocupación de aquel muchacho.
“Pues dile algo, Gem, seguro que se tranquilizará si le respondes.”
“¿Tranquilizarse? Se volvería loco, Fourth.”
“Creo que estás exagerando…”
“Tú no lo entiendes…” Negaba, convencido de lo que decía. “Mi hermano
es demasiado sobreprotector, me pone de los nervios. Si llego a decirle que
vengo a este barrio, le da un ataque.”
“Normal.” Bufó, antes de señalar su muñeca. “Lo que me extraña es que
no te hayan robado ya ese reloj que tienes ahí, con lo caro que parece… Aquí
hay gente con las manos muy largas, Gemini.”
Inmediatamente, sus palabras hicieron que se deshiciera del reloj,
guardándolos en los bolsillos junto a su teléfono móvil. Era un regalo de su
padre.
Su rapidez al actuar hizo a Fourth reír. “Yo tampoco te dejaría poner un
pie si fuera tu hermano. Por suerte no lo soy, porque me gusta tenerte aquí.”
Como era de esperar, se sonrojó hasta las cejas, logrando que la risita de
Fourth fuera audible de nuevo mientras su corazón se aceleraba.
Debía de decir tales cosas si no quería causarle un infarto.
“A mí también me gusta estar contigo, por eso no quiero que TaeHyung se
entere. Él no me dejaría venir a verte. Es demasiado protector conmigo.”
“Ya quisiera yo que Mos fuese así conmigo… Él sólo me hace caso
cuando necesita que le cubra en el bar.”
Esta vez, fue Gemini quién soltó una risita, notando la tristeza en su tono
de voz desanimado. Él colocó su mano en el hombro ajeno, apretando
suavemente para hacerle saber que estaba ahí.
“Seguro que eso no es cierto…”
“Sí que lo es, sí.” Afirmaba, sintiendo su teléfono vibrar contra sus
pantalones y sacándolo para ver de quién se trataba.
Dejando escapar un suspiro, lo sacó, viendo que tenía un mensaje sin leer
de su antiguo compañero de instituto, Lee Jinhyuk, con quien ni siquiera
mantenía el contacto. Aquello le sorprendió, más aún cuando vio que se
trataba de un vídeo reenviado.
“¿Qué es esto?” Murmuró, llamando así la atención de Gemini. Este se
inclinó para mirar la pantalla, antes de que Fourth le diera al “play”.
Ambos reconocieron el cuerpo de un chico tirado bocabajo sobre el suelo
húmedo del descampado más cercano, aquel al que Fourth había ido tantas
veces en compañía de Jungkook, especialmente cuando este competía. El
cuerpo parecía inmóvil, sin signos vitales.
Un escalofrío recorrió su cuerpo. “Dios…”
“¿Crees que está muerto?” Gemini murmuró, sintiéndose conmocionado e
indispuesto.
“Eso parece… Está ahí tirado, no se mueve…”
“Dios, qué horror…”
“¿Qué narices estáis viendo?” Jungkook apareció repentinamente en su
mesa, observándoles con el ceño fruncido, como si hubiera estado
escuchando la conversación.
Ambos levantaron la mirada al mismo tiempo.
“Un chico de mi instituto me envió el vídeo de alguien tirado en el
descampado, creo que es reciente… No parece tener signos vitales.”
Explicaba un consternado Fourth, tragando saliva.
Jungkook le dio la vuelta a la mesa, llegando junto al susodicho.
“¿Y a ti por qué tienen que enviarte ese tipo de cosas?” Bufaba, pasando
una mano por su hombro para así poder ver mejor la pantalla.
Él se encogió en su lugar, sin saber qué responder, pues tampoco tenía ni
idea. “N-No lo sé…”
Jungkook, quien miraba con atención el vídeo pausado, llevó sus dedos a
la pantalla, usando dos de ellos para ampliar la imagen, en caso de que
pudiera reconocer a la víctima en cuestión.
Entonces, el corazón de Gemini se detuvo por un instante, antes de caer en
picado y estrellarse contra el suelo, tan pronto como reconoció el abrigo que
usaba aquella víctima.
“¡TaeHyung! ¡Es TaeHyung!”
Fourth parecía confundido. “¿Qué?”
Comenzando a temblar, sintió sus ojos progresivamente llenarse de
lágrimas conforme la realidad lo golpeaba. No podía ser cierto.
“¿Lo conoces?” Jungkook se dirigió a él, quien asintió.
“E-Es mi hermano… Ese es su abrigo.” Señaló a la prenda de ropa color
café que llevaba puesto. “Es él… Dios mío, TaeHyung…”
La culpa lo golpeó tan fuerte que ni siquiera fue consciente del momento
exacto en que Fourth colocó una mano sobre su hombro, queriendo así
llamarle la atención. Una atención que no logró captar.
“Gemini, ese abrigo probablemente lo tenga la mitad de la población, no
tiene por qué ser el suyo.”
El mencionado negó con la cabeza, tragando el nudo en su garganta y
dejando escapar algunas lágrimas traicioneras, llorando de manera silenciosa.
La mano en su hombro lo apretó con suavidad para demostrarle apoyo,
conforme él negaba, desesperado.
“No… Es su abrigo, Fourth, t-tiene sus iniciales… Yo también tengo uno
con las mías, fue un regalo de mi madre.”
No tardó en sacar el teléfono del bolsillo, sus manos temblorosas
sosteniéndolo. Un teléfono que inicialmente estaba lleno de mensajes de
TaeHyung. Mensajes que no quiso responder por pereza. Ahora ni siquiera
sabía dónde la había dejado.
Le mostró a Fourth su fondo de pantalla donde ambos hermanos se
encontraban, cada uno con su respectivo abrigo cosido a mano por su propia
madre, comparándolo así con la imagen de aquel vídeo. Señaló las letras
bordadas a la altura del hombro, que apenas podían apreciarse debido a la
calidad de imagen.
“Prueba a llamarle, a ver si te estás confundiendo.” Propuso Jungkook,
logrando que aquellos ojos llenos de lágrimas se posaran sobre él.
Accediendo, inmediatamente inició una llamada rápida desde la pantalla
de su teléfono, llevándoselo al oído. Esperó un segundo, dos, tres, cuatro y
hasta cinco, pero nadie contestó.
De verdad estaba pasando. Era TaeHyung.
Gemini soltó un sollozo.
Fourth le abrazó como pudo, notando el nudo en su propia garganta.
“Oye…”
“Me dijo que vendría a buscarme y no le hice caso…”
“No digas eso, no ha sido tu culpa, Gem.”
Sin embargo, por mucho que esas fueran las palabras que quería (y
necesitaba) oír, él negó con la cabeza. Tenía el corazón en un puño,
acelerado, latiéndole contra las costillas tan fuerte que en cualquier momento
las partiría.
Si esa persona era verdaderamente TaeHyung, su hermano mayor, no
podía quedarse allí de brazos cruzados esperando a tener respuestas. Tenía
que obtenerlas por sí mismo. Porque si esa persona era TaeHyung y su
hermano estaba herido, no había forma de que le dejara solo.
Poniéndose en pie, agarró su chaqueta sin siquiera pensárselo dos veces.
Fourth hizo lo mismo, siguiéndole de cerca.
“¿Dónde vas?”
“Tengo que ir a buscarle, Fourth. Confirmar si es él o no.” Respondió,
caminando hacia la salida una vez el susodicho fue tras él. “Si es… Si es mi
hermano… Dios…”
Fourth agarró su chaqueta de detrás del mostrador. “Te acompaño.”
Sin embargo, Jungkook los detuvo antes siquiera de que pudieran salir del
local, poniéndose frente a ellos.
“No podéis ir, Fourth, sabes que no dejan entrar a menores de veintiuno en
ese sitio. No os dejarán entrar.”
“Soy el hijo del alcalde, puedo entrar en cualquier lado.” Informaba
Gemini, con la barbilla temblando.
“Las cosas no funcionan así aquí, chico.”
Eso era lo último que quería oír.
“Me importa una mierda, Jungkook o cómo te llames, yo solo quiero ir a
comprobar si la persona de ese vídeo aparentemente fallecida es mi hermano
mayor o no. Y si crees que puedes ser de ayuda, entonces ven con nosotros o
déjanos en paz.”
“Gem…” La vocecilla de su amigo sonó, quien puso una mano en su
hombro, pues él no solía comportarse de ese modo.
Y era cierto. Tampoco se reconocía a sí mismo tras esas palabras.
Inmediatamente se quedó de piedra, mirando a los ojos de un Jungkook
que se veía amenazante pero no con ganas de serlo, por lo que al instante se
arrepintió de sus palabras y del tono empleado. Él nunca le faltaba el respeto
a nadie.
“L-Lo siento… Y-yo…” Quiso decir, antes de ser empujado fuera del
local.
Mierda. Pensó, creyendo que un golpe iría directo a su rostro. Sin
embargo, no fue así. Cuando miró hacia el frente de nuevo, Jungkook estaba
quitándose el delantal por encima de la cabeza y dejándolo en la barra.
“Deprisa.”
Fourth sostuvo su mano, corriendo calle abajo con un tembloroso Gemini
siguiéndole y sollozando sin poder controlarlo siquiera.
Sentía que pequeñas partes de él morían por minutos.
“Tienes que tranquilizarte, ¿de acuerdo?” Fourth le dijo, sin soltarle en
ningún momento, una vez pudieron adentrarse en aquel recinto, gracias a que
Mos y Jungkook eran cercanos a los guardias de seguridad.
En respuesta, Gemini negó. “Es mi hermano, Fot… Dije que era un
pesado y no lo soportaba y ahora… Él…”
“Ahora nada, no pienses en eso, ¿de acuerdo? No lo hagas.”
“No quiero que sea él, Fourth…” Sollozaba, apretando los labios. “Le
prometimos a mi madre que cuidaríamos el uno del otro cuando ella faltara y
he hecho todo lo contrario…”
“Gemini…”
“No puedo perderlo a él también.”
“Chicos, por aquí.” Mos los guio hacia unos tanques de gasolina que se
encontraban prácticamente escondidos. “Tenemos que darnos prisa, ¿de
acuerdo? La policía vendrá en cualquier momento.”
“TaeHyung…”
Tan pronto como llegaron allí, el cuerpo inmóvil y tendido de espaldas
que podría pertenecerle a su hermano mayor hizo que las defensas de Gemini
jugasen en su contra, sintiendo que en cualquier momento podría
desvanecerse.
“¡TaeHyung!” Gritó, lanzándose sobre él. Era su abrigo, era TaeHyung.
Era él.
Unas manos fuertes lo sostuvieron desde atrás, impidiendo tocarle
siquiera. “No lo toques, no puedes tocarlo, muchacho.”
Gemini ignoró aquellas palabras.
“No, no, no… No puede ser cierto. No puede, no. Mi hermano.
TaeHyung… No…” Negaba, comenzando a jadear.
¿Qué haría ahora? ¿Cómo se lo diría a papá? ¿A Banky? ¿Cómo viviría
sin TaeHyung? Era como su ángel de la guarda, su mejor amigo. Era su lugar
seguro. Podría ser la persona más insistente y sobreprotectora del planeta,
pero no lo cambiaba por nadie en el mundo.
¿Qué sería de él?
Aquel simple pensamiento le hizo caer al suelo, sin fuerzas, tapándose el
rostro sin dejar de sollozar. “¡No, por favor! ¡TaeHyung!”
Fourth se agachó a su lado, abrazándole con los ojos llorosos,
sosteniéndole fuertemente e intentando limpiarle las lágrimas sin éxito
alguno, pues estas rápidamente eran reemplazadas por muchas otras.
“TaeHyung… No… Por favor…”
Alguien emitió un quejido superficial, algo que apenas llegó a sus oídos,
de no ser porque aquel mismo sonido se repitió, más audible esta vez. Gemini
se destapó el rostro, observando el cuerpo de TaeHyung, notando que
superficialmente se movía.
“Eh, eh, está respirando, ¡está vivo!” Gritó, no dudándolo en subirse
encima de su hermano y darle la vuelta. “TaeHyung, respira, respira…”
Entonces, una vez tomó el rostro ajeno entre sus manos, quedó helado, no
reconociendo aquellas facciones en absoluto. Ese no era TaeHyung. No era
su hermano.
“Hay que llevarle al hospital rápido.” El hermano de Fourth dijo,
palmeándole el hombro. Él no se movió ni un centímetro. “Vamos, deprisa,
quita de ahí.”
“No…”
“Gem, Gemini, ¿qué pasa?” Fourth quiso saber, confundido ante su estado
estoico.
Dándose la vuelta observó a los presentes, helado de pies a cabeza.
“N-No es TaeHyung…”
Mos lo levantó del suelo al instante, apartándolo sin mucho cuidado para
poder ver de quién se trataba entonces, cuando las sirenas de policía
acercándose consiguieron que los más jóvenes se colocaran repentinamente
nerviosos.
“La policía…”
“Todavía tiene pulso y respira, debo llevarlo al hospital antes de que deje
de hacerlo definitivamente.” El hermano mayor de Fourth, Mos, indicó.
“Vosotros dos id al bar y quedaos allí, ¿vale?”
“P-Pero…”
“Iros, iros de aquí, rápido.” Jungkook indicó, empujándolos. “Fuera,
corred.”
De inmediato, Fourth, siendo el primero de los dos en reaccionar, tomó la
mano de Gemini, jalando de él hasta que comenzó a correr tras suyo. Ambos
salieron de allí con el cúmulo de gente a sus espaldas.
“Rápido, Gem, corre.”
“No… No puedo correr mucho.” Jadeaba, obligándole a detenerse,
conforme las sirenas se acercaban más y más.
Fourth siguió jalando de él. “Si la policía nos pilla estaremos metido en un
buen lí, especialmente tú siendo en hijo del alcalde, Gemini. Tenemos que
darnos prisa y salir de aquí.”
Este asintió, sin voz para decir nada.
Llegaron al bar poco después, encerrándose en este una vez Fourth empujó
la puerta y empujó a Gemini dentro, consiguiendo desestabilizarse a sí mismo
y que este tuviera que sostenerle para evitar una posible caída.
“Cuidado.” Le escuchó murmurar.
Ninguno de los dos notó la nula distancia que los separaba, tan corta que
sus labios se rozarían fácilmente si alguno de los dos asentía con la cabeza.
“¿Por qué hay tanto alboroto ahí fuera?” Jaemin, quien salía del almacén,
confundido, quiso saber. “¿Qué ha pasado?”
Los jóvenes inmediatamente se separaron, aclarándose la garganta.
Día noventa.
El cumpleaños de Fourth.
Gemini había pasado todo el día mirando el calendario de su teléfono
como si pudiera cambiar aquel día, pues estaba lo suficientemente nervioso
como para sentir que podía odiarlo. Incluso si tenía un regalo perfecto y
estaba convencido de que le gustaría, evitar el nerviosismo era imposible.
Por eso mismo, mientras se encontraba rodeado de todas las personas
cercanas a Fourth, sentado en medio de dos amigos suyos sin saber qué hacer
o decir, tuvo ganas de ponerse a llorar.,
“¡Ya viene, ya viene!” Siyeon, que acababa de recibir una notificación por
parte de Raehwan, anunció. “Preparaos todos.”
Con sus manos repentinamente (más) temblorosas y sudorosas, el corazón
acelerado y las mejillas rojas, él así lo hizo, aguantando la respiración. Un
segundo más tarde, pudo escuchar la risa de su mejor amigo, junto a la de
Mos, antes de que la puerta se abriera y ambos aparecieran.
“…no voy a decirle nada, él y yo sólo somos ami…”
“¡Feliz cumpleaños!”
El grito de todos los presentes, que interrumpieron lo que Fourth decía e
inmediatamente le sobresaltaron, hizo que este mirase a su alrededor sin
entender nada. Entonces, rio, sus ojos buscando a Gemini al instante,
encontrándolo en una esquina del sofá.
Gemini respiró hondo, sintiéndose acelerado, mientras Fourth era
abrazado y alabado por su grupo de amigos.
“¡Mi bebé ya es todo un adulto!” Chillaba Siyeon, llenándole el rostro de
besos.
“Soy más adulto que todos vosotros juntos.”
“Pues también es verdad…”
Este rio, conforme buscaba la forma de zafarse y acercarse a Gemini de
una vez por todas, lográndolo tan sólo unos minutos después, cuando
Jungkook mencionó la cerveza y todos se movieron para tomar la suya
propia.
“Hola, ¿qué tal?” Llegó hasta él, sonriente. “Pensé que no vendrías…”
“No me dijiste que era tu cumpleaños siquiera, Fot, me enteré porque
Jungkook se lo dijo a mi hermano.”
Fourth se giró en busca del mencionado, quien, como ya imaginaba, se
encontraba pegado a TaeHyung, un brazo alrededor de su cintura mientras
peleaba con Leedo por cuál cerveza le pertenecía.
“Tampoco planeaba celebrarlo, pero supongo que mi hermano estaba
empeñado en que lo hiciera.” Encogiéndose de hombros, dijo. “Aunque me
alegro de que hayas venido.”
“Eres mi único amigo, ¿cómo no iba a venir?”
Aquellas palabras hicieron que inmediatamente se lanzara a sus brazos.
“Eres el mejor, Gem.”
Por supuesto, el susodicho se sonrojó hasta las cejas, casi temblando hasta
que Fourth se separó de él, su sonrisa brillante cegándole y causando que se
le acelerase el corazón.
“Eh… T-Tengo que darte tu regalo, ven, está ahí.”
“Luego, primero quiero que vengas conmigo.”
Fourth tomó su mano, jalando de él, aprovechando que todos los demás
estaban en su propio mundo y no notarían su ausencia.
“¿A dónde vamos?”
“Tú sígueme.”
Confundido y sin saber qué decir, le siguió hasta salir del apartamento de
Jungkook y llegar hasta un pasillo amplio, el cual cruzaron sin mediar
palabra. Gemini no sabía dónde iba y cada vez estaba más confundido, pero
prefirió quedarse en silencio, escuchando sus propias dudas, las cuales
aumentaron considerablemente una vez Fourth le hizo entrar en lo que
parecía ser una habitación sin dueño.
“¿Qué es este sitio?”
“Es el antiguo estudio de Jungkook, antes de abrir el local. Se lo regaló el
jefe de su padre hace años, así que es suyo.” Respondió, adentrándose.
“Nadie nos molestará aquí.”
Su ceño se frunció. “Pero todos están celebrando tu cumpleaños…”
Fourth simplemente se encogió de hombros, como si aquello no fuera
relevante en absoluto. “¿Y?”
Día cien.
“Siento haber venido así, sin avisar… No tenía otro sitio al que ir.” La
vocecilla de Fourth murmuró, apenado, decaído.
Acababa de discutir con su hermano y lo último que quería era dar
explicaciones al respecto, pero sabía que necesitaba desahogarse también, y
Gemini era la única que persona que le entendía al cien por cien.
“No pasa nada, sabes que puedes venir a mí siempre que lo necesites,
Fot.” Respondió, frotando su brazo. “Si quieres, esta noche puedes quedarte
aquí.”
“¿En serio?”
“Claro, sí.”
“Pero este es el apartamento de TaeHyung, ¿no le importará si me
quedo?” Quiso saber, torciendo el gesto.
De repente, Gemini no supo qué decir. Pasaba tanto tiempo en el
apartamento de TaeHyung que apenas llegaba a recordar que no era el suyo
propio. Sin embargo, se las arregló para negar como si aquella respuesta
fuera absurda.
“Por supuesto que no… Mi hermano te aprecia mucho, estará encantado
con que te quedes.”
E incluso si lo que había dicho tenía cierto porcentaje de mentira y otro
cierto de verdad, no pudo no sentirse abrumado cuando Fourth esbozó una
dulce sonrisita, abalanzándose sobre él.
“Gracias, muchas gracias, Gem… Eres el mejor.”
Como era de esperar, su corazón se aceleró tan pronto rozó el cuerpo
ajeno.
Aún tenía la valentía de decir que Fourth y él no eran más que amigos,
porque lo cierto era que así era, pero no podía negar que se sentía diferente.
Él se sentía diferente. No podía evitar mirarlo con otros ojos, sonrojarse por
su presencia.
Quizás Banky no estaba tan mal encaminado, después de todo. O mal
encaminado en absoluto.
“¿Quieres contarme qué ha pasado?”
“Lo mismo de siempre, ya sabes… Le conté a mi hermano que iba a
aceptar esa beca e iría a estudiar a tu misma universidad. Y no se lo tomó
demasiado bien.”
“¿Por qué no?”
Él se encogió de hombros. “Porque no le importa que ese sea mi sueño en
absoluto, supongo.”
Notando la resignación en su tono de voz, Gemini suspiró.
“No creo que esa sea la razón, Fot… Tal vez no conozca del todo a tu
hermano, pero dudo mucho que algo como eso no le importe. Creo que él
simplemente teme que te sientas fuera de lugar.”
Un bufido abandonó sus labios. “¿Tú también crees que no encajo?”
“Por supuesto que no, claro que encajas. Encajas donde quieras estar, sin
excepciones, pero de algún modo comprendo cómo se siente Mos… Hasta yo
mismo me veo fuera de lugar a veces y soy el hijo del alcalde, Fourth.”
“¿Y qué hago, entonces?” Cuestionó, suspirando. “Quiero ir a esa
universidad y estudiar la carrera que me gusta… Es mi sueño.”
“Pues hazlo. Ya hemos hablado de esto, la sobreprotección de tu hermano
no cambiará nada. Tarde o temprano, él acabará aceptándolo porque sabe que
te hace feliz.”
Otro bufido resonó, conforme Fourth se echaba hacia atrás. “Ya… ¿y si no
es así?”
Gemini le observó con preocupación, tomando asiento a su lado.
“Oye, entiendo perfectamente cómo te sientes, ¿vale? TaeHyung es mi
hermano y parece mi guardaespaldas muchas veces, pero a raíz del
malentendido con ese tipo que casi muere con su abrigo puesto y lo que
sucedió en aquella fiesta, comprendí gran parte de sus preocupaciones.”
“Es diferente eso… TaeHyung se preocupa por ti porque no quiere que
estés en peligro, Mos no quiere que vaya a esa universidad porque quiere que
centre en trabajar con él.”
De nuevo, Gemini negó. “Dudo mucho que esa sea su verdadera razón.”
“Pues no lo dudes tanto.”
“La gente es muy cruel, Fourth. Se sienten superiores a ti por cualquier
cosa y buscarán el más mínimo defecto para hacerte sentir miserable aún
cuando no lo eres… Lo hacen con todo y con todos, por eso asusta tanto.” Le
dijo, viendo sus ojos llenos de lágrimas esta vez. “Por mucho que seas capaz
de afrontar todo eso, y sé que lo eres, Mos no quiere que tengas que pasar por
eso.”
Apretando los labios en una fina línea, suspiró. Ahora todo tenía mucho
más sentido, si lo veía desde esa perspectiva. La perspectiva de su hermano
mayor, quien a su vez era padre y madre.
“Pero lo que él no sabe es que no estarás solo en esta nueva etapa, porque
yo te acompañaré y seré tu sombra todos los días.” Añadía Gemini, en un
tono de voz que le sacó una risita. “Probablemente cuando lo sepa, estará
mucho más tranquilo.”
“¿Tú crees? Porque con tus chistes puedes matar a cualquiera.”
Por supuesto, Gemini borró su sonrisa, mostrándose ofendido.
“Gilipollas…”
E inmediatamente Fourth se abalanzó sobre él. “¡Es broma, es broma! Tus
chistes son una mierda, pero te aprecio lo suficiente como para que no me
importen.”
La mirada fulminante del Kim más pequeño no se borró incluso si estaba
sonrojado.
“Vaya… Todo un detalle.”
Sin embargo, al momento en que Fourth besó su mejilla, todo pasó a
segundo plano.
“Sabes que te quiero mucho, Gem.”
“Ya, ya… Yo también a ti.” Apartándose para que este no viera su
evidente sonrojo, dijo, aclarándose la garganta antes de ponerse en pie,
movido por el nerviosismo. “Voy a llamar a TaeHyung para avisarle de que
estás aquí.”
Él asintió, satisfecho.
Día ciento uno.
Gemini vio a TaeHyung acercándose al coche con aquel niño entre sus
brazos, lo cual le hizo fruncir el ceño, preocupado y extrañado, su cabeza
ladeándose sin entender.
¿De qué iba todo esto?
“Cámbiate y vete a los asientos de atrás, necesito que lo vigiles. No
tenemos sillita para bebés.” TaeHyung le dijo nada más llegar, abriendo la
puerta del copiloto.
Y a pesar de que aún seguía sin tener ni idea de lo que sucedía, el
pelinegro supo reaccionar a tiempo, bajándose del coche y cambiándose de
lugar, adentrándose en la parte trasera. TaeHyung dejó al pequeño
momentáneamente en el suelo, mientras Gemini tomaba asiento.
“¿Por qué nos lo estamos llevando?”
“Es el hijo de Jaemin, el camarero del bar. Te acuerdas de él, ¿cierto?” Él
asintió. “Pues este es Lyon, se ha escapado de casa de su vecina. Lyon, este
es mi hermano pequeño Gemini. Gemini, este es Lyon.”
“Hola.” Dedicándole su mejor sonrisa, saludó, mientras que el niño
parecía muy sorprendido.
“¿Eres el amigo de tío Fourth?”
Todavía confundido, volvía a asentir mientras TaeHyung lo sentaba en la
parte de atrás, colocándole dos cinturones. “Así es…”
“Él habla mucho de ti, me dijo que también te gustaban los videojuegos y
tenías un montón, como a mí.”
Aquella confesión tan inocente hizo que Gemini esbozara una sonrisa casi
avergonzada, sonrojándose hasta las orejas. No podía no reaccionar al
respecto cuando su corazón había hecho la mayor parte del trabajo,
acelerándose como un loco. Sin embargo, se vio obligado a permanecer fuera
de su burbuja, colocando una mano protectora en el abdomen del niño para
sostenerlo cuando el coche se pusiera en marcha.
“…mi padre tenía una consola en casa de los abuelos, pero tuvimos que
venderla para poder irnos a la nuestra. No teníamos mucho dinero, o eso dice
la abuela… Yo creo que la vendió para que el tío Jungkook no volviera a
ganarle nunca.”
TaeHyung rio conforme volvía a su asiento, cerrando la puerta y
colocándose el cinturón, pues eso era algo que perfectamente vería a
cualquier hombre capaz de hacer.
“¿Fourth te ha hablado más sobre mí?”
“Dice que eres muy divertido, aunque cuentas chistes muy malos.”
Esta vez, se sintió ofendido a la par que avergonzado, volviendo a
sonrojarse. Menudo falso traidor. Su hermano soltó una carcajada que fue
incapaz de controlar, lo que le molestó en demasía, terminando por
fulminarle. No era su culpa que todos tuvieran humor de amargados.
“Vaya…”
“También le dijo a mi padre que por primera vez estaba emocionado de
volver al colegio… Dijo que era por ti.”
Tan pronto como Lyon mencionó aquello, su corazón volvió a actuar por
voluntad propia, acelerándose de una forma tan abrupta que necesitó algunos
segundos para relajarse y tomar la palabra.
“Ow…” El rubio murmuró.
“¿P-Por qué por primera vez? ¿No le gustaba su antiguo colegio?”
Lyon se encogió de hombros. “Creo que no… Cuando yo era más
pequeño, un día apareció en casa de mis abuelos con una mancha morada en
el ojo. Dijo que alguien le golpeó en clase, pero no recuerdo demasiado. Mi
padre estaba super molesto. Se puso rojo y todo…”
Algo presionó el corazón de Gemini hacia dentro, un nudo instalándose en
su garganta.
“¿Golpeaban a Fourth en el instituto?” TaeHyung cuestionó, mostrándose
horrorizado cuando miró a su hermano a través del espejo retrovisor.
Junto a Gemini, el pequeño asintió.
“Muchas veces.”
“Vaya… Eso es horrible…”
Él volvió a asentir.
Alrededor de veinte minutos más tarde, TaeHyung aparcaba a una calle de
distancia, bajándose del coche inmediatamente para sacar a Lyon, quien
parecía tener una conversación sobre videojuegos super interesante con
Gemini, de la parte trasera.
“Ya hemos llegado, Lyon.”
Gemini se bajó por el otro lado, cerrando la puerta a sus espaldas y
suspirando. Tras él, la voz gruesa de un hombre le sobresaltó.
“¡Coño, pero si son los hijos del alcalde!” Exclamó dicha voz. “Y traéis al
enano… ¿Dónde te habías metido, Lyo? Tu— tu padre te está buscando
como loco por todas partes. Pobre hombre…”
“¡Hola!” Lyon le saludó con la mano, enérgicamente.
“Oh, hola… Raehwan, ¿cierto?” TaeHyung murmuró, viéndole asentir.
“¿Sabías que Lyon estaba desaparecido?”
Gemini estaba convencido de haberle visto en otro lugar, pero no
conseguía recordar dónde exactamente. Hasta que volvió a hablar.
“Jungkook me envió a buscarle al otro lado, pero no lo encontraba por
ninguna parte… Normal, si estaba contigo. ¿Dónde lo has encontrado? Están
t-todos desesperados, no sabían dónde más buscar.”
“Estaba a veinte minutos de aquí, cerca de un parque.” Le explicó,
acomodando al menor entre sus brazos. “Eh… Oye, Raehwan, ¿podrías
hacerme un favor? Te pagaré.”
Este asintió. “Claro que sí, amigo, pide por… por esa boquita.”
“¿Podrías cuidarme el coche un momento? Tengo que hablar con el dueño
del bar, Mos, y llevar a Lyon con su padre.”
“Faltaría más, yo me quedo con él, no p-pasa nada… Ni siquiera tienes
que pagarme.”
Su hermano le dedicó una sonrisa encantadora. “Muchas gracias,
Raehwan, te debo una.” Aseguró, viéndole negar.
“No es necesario, muchacho. Los amigos de Jungkook son mis amigos.”
“Bien. Gracias.”
Conforme su sonrisa se hacía más grande en señal de agradecimiento,
TaeHyung se despidió de Raehwan con un movimiento rápido de mano,
guiando a Gemini hacia el bar de Mos que se encontraba calle arriba, donde
llegaron tan sólo un minuto después.
“¿De qué me suena tanto ese hombre?”
“Oh, es quien nos cuidó el coche cuando fuimos al cumpleaños de Fourth,
Raehwan. Es amigo de ellos.” Respondió. Asociándolo con rapidez, asintió.
Por eso se le hacía tan conocido.
Una vez se adentraron en el bar, los rostros preocupados de todo aquel que
se encontrase dentro aparecieron. Gemini buscó inmediatamente a Fourth con
la mirada, encontrándolo al final del bar, frotando la espalda de un Jaemin
que lloraba. Podría jurar que en cualquier momento se desvanecería, pues
estaba sumamente disgustado.
Normal, pensó el menor de los hermanos Kim.
“¡Papá!” Chilló Lyon.
Tan pronto como la voz de Lyon sonó, llenando el ambiente cargado de
tensión, todos los presentes voltearon en su dirección.
Jaemin se levantó de la silla con las piernas temblorosas y una expresión
de lucidez. Fourth hizo lo mismo, aliviado, su sonrisa yendo dirigida única y
exclusivamente hacia Gemini, quien caminó en su dirección sin pensárselo.
“Hola…” Susurró, abrazándole.
El corazón de Gemini se aceleró, como siempre que estaba cerca. “Hola,
mentiroso.” Susurraba de vuelta.
Aquella respuesta le hizo fruncir el ceño, separándose totalmente
confundido, pero riendo, sin llegar a comprender a qué venían sus palabras.
Gemini lucía un poco ofendido, molesto incluso, lo que le hizo reír más.
“Oye, ¿por qué mentiroso?”
Encogiéndose de hombros, señaló a Lyon que estaba a sus espaldas. “Un
pajarito con forma humana me hizo saber hace poco que alguien considera
mis chistes muy malos.”
Fourth rio más fuerte.
“¿Y estás enfadado?”
Gemini volvió a encogerse de hombros. Los dedos ajenos no tardaron en
acunarle el rostro, logrando que se estremeciera.
“Tú mismo sabes lo horribles que son tus chistes, Gem…”
“Ya, ¿y? Son mis chistes, puedo criticarlos porque yo soy quien los
cuento.” A la defensiva respondía, con un pequeño mohín. “Que tú lo digas
también resulta ofensivo y decepcionante. Eso no se hace…”
“Pero sabes que aún así los aprecio mucho.”
“No parece que lo hagas…”
El más bajito esbozó una sonrisa. “Claro que sí.”
Y Gemini levantó las cejas, sintiendo que de algún modo estaban
coqueteándose mutuamente.
“¿Seguro?”
“Por supuesto. Aprecio todo lo que tenga que ver contigo porque eres mi
amigo.”
Algo punzante se clavó en su pecho, haciéndole tragar saliva, digiriendo el
nudo recientemente formado. Claro, sólo eso. Amigos. Los amigos no
coqueteaban entre ellos. Nunca lo harían.
“Ya…” Susurró, apretando los labios, negándose a ser demasiado obvio
incluso cuando no podía controlar cómo se sentía.
De tanta gente que existía en este mundo, él había elegido enamorarse de
su único y mejor amigo.
Día ciento cuarenta y tres.
“Lo siento…” La voz de Fourth susurró a través del teléfono.
Y es que no podía evitar sentirse culpable aún cuando no había sido él el
dueño de aquellas barbaridades dichas hacía tan sólo unos días antes, sino
Jungkook. Aún así, sabiendo que estas podrían haber dañado a su mejor
amigo y compañía, le removía las entrañas.
Gemini dejó escapar una risita, pues había sido muy claro al respecto.
“Sabes que no tienes que disculparte por nada, Fot, tú no dijiste nada y sé
de sobra que no piensas así.” Insistía, tras un pequeño suspiro. “Porque no
piensas así, ¿verdad?”
“¡Claro que no!” Con un chillido que ensordeció al mayor, Fourth se
mostró especialmente molesto ante aquella cuestión. “Jamás pensaría eso de
ti, de tu hermano o Banky. Confió mucho en ti y en ellos, Gemini, sé que no
seríais capaces de hacer algo así.”
“Pues entonces no hay nada por lo que debas disculparte.” Finalizó. “De
hecho, es muy probable que de nosotros dos, yo tuviera que hacerlo. Después
de todo es mi padre quien ordenó semejante burrada.”
Fourth negó, haciendo una pequeña mueca. Por mucho aprecio que le
tuviera a Gemini, su padre no terminaba de simpatizarle, no cuando iba a
dejar a medio barrio en el que había crecido sin hogar. Tantos niños, ancianos
y adultos que saldrían perjudicados por su avaricia incesante.
“Tampoco. Ninguno de los dos debe disculparse.”
“Está bien, pienso igual.”
Una pequeña sonrisita jaló de sus labios, satisfecho. “Bien… ¿Nos vemos
mañana en clases?”
“Por supuesto.”
“Te invito a almorzar.”
Gemini sonrió también, mordiéndose el labio y aprovechando que no
podían verse para cerrar los ojos momentáneamente, sobreviviendo como
podía al constante golpeteo de su corazón acelerado.
“Lo acepto.” Dijo, oyendo su risita. “Por cierto… ¿Es verdad que le
lanzaste un vaso de agua encima a Jungkook?”
La risa de Fourth se volvió más estruendosa, casi sonrojándose. “Sí que lo
es, ¿por qué?”
“¿También lo que le dijiste de mí?”
“¿Qué le dije?”
“Que si por su culpa y lo que nos había dicho nuestra relación peligraba,
estaría muerto para ti.”
Esta vez, Fourth suspiró. “Sí…”
“No peligrará.” Aseguró, sonando tan severo que él sonrió, pues lo sabía
de antemano. “Y tampoco quiero que la vuestra lo haga por todo esto.
Entiendo a Jungkook, aunque no comparta lo que hizo ni mucho menos cómo
trató a mi hermano; pero comprendo su postura.”
“Lo sé…”
“En el fondo él es parte de la familia que has elegido.”
“Pero tú también, Gemini.” Le hizo saber. Por supuesto, su corazón se
aceleró. “Y no voy a permitir que por muy cercano a Jungkook que sea os
trate así.”
Otra pequeña sonrisa jaló sus comisuras. “Bien… En ese caso, lánzale otro
vaso de agua de mi parte.”
Fourth soltó una carcajada. “Dalo por hecho.”
“Aunque creo que llego un poco tarde… Algo me dice que ya se disculpó
con mi hermano.”
“No, eso es imposible, Gem.” Decía, meneando la cabeza de un lado a
otro. “Jungkook disculpándose es como ver dinero crecer en los árboles, sólo
ocurre en películas de fantasía y libros.”
Él también rio, aunque la mosca detrás de la oreja no pudo mantenerse en
silencio.
“¿Por qué lo dices?”
“Por nada en general… Es que me pareció verle trayendo a TaeHyung esta
noche, pero quizás esté equivocado y se tratara de otra persona.”
“Eso es lo más probable, sí.” Accedió, meneando la cabeza.
Día ciento cincuenta.
“¿Le dijiste que no podríais venir al final?” Fourth se dirigió a su
hermano, quien asintió.
“Justo cómo me indicaste.”
“¿Y se lo ha creído?”
De nuevo, TaeHyung asintió. “Le he enviado un mensaje diciendo que
Gemini se sentía mal. No me ha respondido, pero sí que lo ha leído al
instante, así que confío en que lo hiciera, sí.”
“Perfecto.” La sonrisa que Fourth le dio al mayor de los hermanos fue
inmensa. “Con un poco de suerte estará lamentándose y lloriqueando hasta
que aparezcas, creo que será castigo suficiente por ser un gilipollas.”
“Yo le pincharía las ruedas del coche, pero ya que es un acto caritativo,
me abstengo.” Opinaba humildemente un Banky que se había mantenido en
silencio hasta ahora.
Los dos menores rieron, antes de que Fourth tomara la mano de Gemini.
“Yo haría lo mismo si Jungkook no fuera como un hermano para mí.”
“Totalmente comprensible, sí.”
Gemini jaló con disimulo de su mejor amigo.
“Bueno, Fot, ¿nos vamos? Quiero ver la exposición de coches y comprar
algo de comer antes de que empiece la carrera.”
Este asintió de nuevo. “Sí, vamos. Hasta luego, chicos, muchas gracias.”
“No os desaparezcáis por mucho rato, ¿eh?”
“No, no.”
Sin emitir palabra alguna, únicamente despidiéndose de los más mayores,
Fourth jaló de Gemini hacia el lado opuesto, donde se encontraban algunos
coches que estaban de exposición. El más alto casi correteó hacia ellos, sus
ojos ensanchados de par en par, relucientes.
“¡¿Ese es un Aston Martin?!” Chilló, rodeándolo sin poder esconder su
emoción.
“Sí, ¿a que es precioso? Supe que te iba a encantar en cuanto vi cómo lo
añadían a la exposición. Este martes lo subastan.”
“Es precioso…” Asentía, incapaz de apartar los ojos del coche. “Me
encantaría tener uno igual, aunque siento que no podría aprovechar todo su
potencial. No hago nada más que ir de casa al instituto.”
Una vez se reunió con Fourth frente al cristal expositor, este se aferró a su
brazo. “Pues en caso de que algún día te animes a comprarte uno igual o
parecido, espero que me tengas en mente para ayudarte a probarlo. Moriría
por subirme a uno de estos.”
Él asintió, embobado con aquel vehículo.
“Claro que sí, descuida. Siempre te tengo en mente.”
Fourth se atragantó, siendo eso lo que hizo a Gemini reaccionar y
sonrojarse, mirándole como si sintiera que acababa de arruinarlo todo, pues él
se encontraba exactamente igual de sonrojado.
“M-Me… Me refería a cada vez que veo un coche de este estilo, siempre
me recuerdan a ti porque tenemos los mismos gustos… ¿Entiendes?”
“Oh, sí.” Asintió, riendo con algo de vergüenza tras haber malinterpretado
sus palabras, sintiéndose absurdo. “Claro, claro…”
En lo más profundo de él, una decepción inigualable nacía, obligándole a
aclararse la garganta.
Treinta minutos después, cuando terminaron de observar y hacerse fotos
con todos los coches de la exposición y también de presenciar la carrera que
hizo a Jungkook ganador por segunda vez consecutiva tras tanto tiempo
alejado de aquel mundo, ambos adolescentes caminaban entre los demás
civiles, en busca de algún puestecito donde poder pedir comida rápida.
Gemini estaba hambriento.
“…para mí sería todo un sueño poder competir, aunque fuese en un
simulacro, pero no sé conducir y estoy convencidísimo de que a Mos le daría
un infarto. No deja ni que me suba en la moto de Jungkook siquiera y es parte
de la familia… Imagínate.”
Gemini soltó una risita. “TaeHyung tampoco me dejaría ni muerto.”
“Normal…” Secundando su risa, dijo.
Sus manos se rozaron casi de forma tímida por un instante, del mismo
modo en que cruzaron miradas, apenas sonrojados antes de sonreírse con
vergüenza. Fourth tuvo la intención de tomar la iniciativa y entrelazar sus
dedos juntos, sin embargo, no llegó a conseguirlo.
“¡Tú!”
Alguien no muy lejos exclamó, sobresaltando a Gemini, quien de
inmediato miró hacia el frente, descubriendo que aquella voz se dirigía a él,
pues apenas tuvo oportunidad de girarse e interceptar al hombre que se le
acercaba.
“¿Qué…?” Fue a decir, justo cuando este individuo, nada más alcanzarlo,
le empujó hacia atrás.
Gemini cayó de culo al suelo, confundido. A su lado, Fourth gritó su
nombre, inmediatamente corriendo para ayudarle a incorporarse.
“¡¿Qué demonios haces?!”
“Eso mismo deberías preguntarle a tu amiguito.” Lo señaló, sus ojos
furibundos dirigiéndose a Gemini poco después. “¿Cómo tienes la poca
vergüenza de pisar este sitio sabiendo lo que tu padre ha hecho?”
“P-Pero yo no soy mi padre…”
“Eres la misma mierda que él.” Escupió, volviendo a empujarle. Fourth lo
sostuvo para evitar que cayera de nuevo. “Y aquí la mierda no es bienvenida,
así que lárgate por donde has venido.”
Lentamente y con un nudo en la garganta, Gemini negó. “No, no lo
haré…” Titubeó, inseguro de sus palabras. “No eres el dueño de este sitio, así
que no decides quién entra y quién sale. No puedes darme órdenes por muy
enfadado que estés.”
Impasible, el desconocido levantó las cejas. “Oh, ¿no puedo?”
“No.”
“Muy bien.” Dijo, para acto seguido estampar su puño en el rostro del
menor.
“¡Gem!” Chillaba Fourth, tomándole por los hombros tan pronto como
este se cubrió la cara, repentinamente adolorido. Luego, sus ojos llenos de
rabia observaron al individuo. “¡¿Cuál es tu problema, imbécil?! No puedes ir
por ahí golpeando a la gente como si nada.”
Este ni siquiera le respondió, encogiéndose de hombros, satisfecho con su
cometido, para luego simplemente marcharse sin mirar atrás.
Con el corazón en un puño, acelerado y lleno de impotencia, Fourth
devolvió toda su atención a Gemini, sosteniéndole el rostro para poder
admirar la gravedad de aquel golpe. Gemini tenía la nariz roja, con un fino
hilo de sangre cayendo por la fosa nasal izquierda.
“Gem…”
“Estoy bien, descuida.” Tratando de mantener la compostura, dijo,
apartándose del agarre, mas eso no fue algo que consiguió. “Fourth, déjalo.
No me duele.”
Sus ojos brillantes le observaron. “¿Estás seguro?”
“Sí, seguro. Vamos a buscar a los demás.” Fue todo lo que dijo, para acto
seguido avanzar primero.
Quedándose atrás, Fourth soltó un suspiro.
Día ciento sesenta y cinco.
Fourth miró a su alrededor como si no pudiera creer las dimensiones de
aquella habitación de hotel. Era simplemente inmensa. De hecho, todas las
que anteriormente habían visto lo eran, pero esa se llevaba el premio.
“Dios… Esta habitación es más grande que toda mi casa…”
Gemini soltó una risita. “Es una suite, Fot.”
Él pareció no entender la obviedad en sus palabras.
“¿Y…?”
“Que es una de las habitaciones más grandes de todo el hotel, es normal
que te parezca gigante. Además, estamos en un hotel de alto standing, tiene
cinco estrellas, lo más barato que te vayas a encontrarse costará incluso más
de lo que te imagines. No es nada del otro mundo, en realidad.”
“Joder…” Susurró, impactado. “¿Y tú has venido mucho por aquí?”
Para su sorpresa, este negó. “No, nunca. Mi abuelo no quería que viniera,
así que nunca lo hice.”
Y esa respuesta confundió el demasía a Fourth.
“¿Por qué no querría que vinieras?”
“Porque no me veía como su nieto, sino como a un niño adoptado que
podría manchar la imagen de su familia y, por ende, apellido. Para él que yo
existiera resultaba ofensivo y lo tomaba como una aberración.” Explicó sin
mostrar emoción alguna, encogiéndose de hombros al final. “Cosas de gente
antigua…”
Fourth parecía horrorizado cuando él terminó de hablar. “¿Lo dices en
serio?”
“Claro.”
“Pero eso es horrible, Gemini… ¿Cómo puede ser posible?”
Este se encogió de hombros. “Nunca lo entendí, así que tampoco me
importó demasiado. No me afecta, descuida.”
“¿Seguro?”
“Segurísimo.” Asentía, mostrándose exactamente así, antes de devolver la
mirada hacia el frente. “Bueno… Vamos a ir empezando porque a este paso
no terminamos nunca.”
“Sí, sí…”
Tan sólo media hora después, tras quitar sábanas, colchas, fundas de
almohadas, alfombras y cortinas y reemplazarlas por otras nuevas, Gemini y
Fourth, agotados, cayeron contra el colchón, suspirando.
“Odio las putas suites…” Mascullaba el menor, haciendo al otro reír.
“¿Ves? Te lo dije.”
“Te juro que jamás he odiado tanto unas barras de cortina como lo estoy
haciendo ahora.” Se quejaba, girando la cabeza para mirar a Gemini con un
mohín. Este le devolvió la mirada. “Estoy tan cansado…”
Su pequeña sonrisa inconsciente no tardó en aparecer. “Tranquilo, ya
queda muy poco para terminar.”
Sin embargo, Fourth acentuó su puchero.
“¿No podemos hacer un descansito?”
“Bueno, podríamos, pero…”
“Por favor…” Susurró, tomándole del rostro para evitar que apartara la
mirada. “Sólo uno pequeño, Gem…”
Este suspiró, incapaz de negarle algo a alguien que le observaba con esos
ojos. O simplemente a él, quien era su mayor (y además, única) debilidad.
Finalmente, asintió, concediéndole aquel deseo como si de un genio de
lámpara se tratase. Aunque no es como si tuviera otra opción. “Bien, aunque
sólo serán unos minutos, ¿de acuerdo? TaeHyung me matará si se entera de
que he estado holgazaneando mientras todos los demás trabajan sin parar.”
“Dios, menos mal…” Vaciando sus pulmones, sonrió, con los ojos
brillantes.
“Sí…”
Luego, Fourth se inclinó hacia la derecha hasta cubrir la mitad del cuerpo
ajeno con el suyo y depositar un casto beso en su mejilla, muy cerca de la
comisura labial.
“Eres el mejor, Gemini.” Aseguraba, separándose.
Ambos se quedaron en esa posición por unos segundos, pues Fourth no
parecía querer apartarse y Gemini estaba demasiado impactado como para
hacerlo, simplemente observándole de vuelta. Los ojos del más bajito estaban
fijos en los labios de su mejor amigo, viéndose pensativo a ojos del otro.
Sin embargo, antes de que alguien pudiera decir o hacer algo, unos
golpecitos en la puerta sobresaltaron a ambos. Fourth se separó de inmediato.
“¡Gemini, ¿estás aquí?! Se trataba de Jaemin.” Tu hermano te busca,
necesita que vayas urgentemente a la salida.”
Este se aclaró la garganta, incorporándose con las mejillas sonrojadas.
“Eh… Voy, voy…” Avisaba, siendo incapaz de mirar a Fourth mientras se
ponía en pie.
¿Qué hubiera pasado allí si Jaemin no llegaba?
Día ciento ochenta.
“Creo que tienes la habitación más ordenada que he visto en mi vida.”
Silbaba un muy sorprendido Gemini, dándose una vuelta por la pequeña
habitación de Fourth, quien se encontraba sentado en su propia cama,
observándole.
Era increíble como esa cama era lo más grande de aquella habitación.
“Gracias, me esmero en tenerlo todo muy organizado. Cuando era
pequeño, Mos siempre decía que en habitaciones desordenadas no se podían
leer cuentos de fantasía porque luego no tenía espacio en ella para soñar, así
que siempre recogía todo antes de dormir. Ya se me quedó la costumbre,
supongo.”
Aquello fue algo llamativo para Gemini. “¿Cuentos de fantasía?”
“Me encantaban, sí. Todas las noches le pedía que me leyera un cuento y
aunque Mos odiaba leer, siempre terminaba cediendo.” Explicaba, una
pequeña sonrisa adornándole los labios.
Él sonrió de vuelta, tomando asiento junto a Fourth en el colchón de
matrimonio. “Eso es muy bonito, Fot… Me alegra saber que a pesar de todo
conseguiste tener recuerdos buenos de tu infancia.”
Este estuvo de acuerdo, asintiendo, pues a pesar de que sonaba
increíblemente doloroso, era cierto.
“Mi hermano se esforzó por darme la mejor infancia que un niño
abandonado pudiese tener, así que no me quejo en absoluto.” Respondía,
encogiéndose de hombros. “He tenido mucha suerte a pesar de todo.”
“Cierto. Estoy en la misma posición que tú, también… En mi caso pudo
haberme adoptado cualquier familia que sólo quisiese un hijo adoptivo para
tener complejo de héroe, pero no. Tuve a la mejor madre del mundo, a un
padre que incluso en los peores momentos supo estabilizarse por nosotros y a
TaeHyung.” Suspiró, sintiendo como se le calentaba el corazón.
“TaeHyung es un buen hombre.” Palmeando el muslo ajeno, murmuró.
“Todavía me acuerdo l día en que le robaron su abrigo, el ladrón sufrió una
sobredosis y grabaron su cuerpo inconsciente junto a unos barriles de
gasolina. Estabas muerto de miedo.”
Él asintió. “Claro que lo estaba. Muchas veces me quejo de que es
demasiado sobreprotector conmigo y quiero que me deje en paz, pero en
realidad no puedo pensar en una vida sin él. Si ese día realmente le hubiera
pasado algo yo no hubiese podido soportarlo en absoluto. Es mi hermano por
más que me saque de quicio.”
“Te entiendo… Mos es un grano en el culo con espada y armadura que me
sobreprotege siempre, pero jamás lo cambiaría por nada en el mundo.”
Gemini sonrió aún más, dulcemente esta vez. Su cuerpo de manera
inconsciente se pegó al impropio. Fourth no se separó, sino que mantuvo los
ojos fijos en los suyos.
“Él te quiere mucho.”
“Lo sé, igual que yo a él. Quiero a todos los que me rodean.”
“¿A todos?”
Él asintió. “Sin excepción, sí. Aunque nunca sé cómo expresarlo para que
los demás lo sepan.” Admitió, sonrojándose ante la atenta mirada que Gemini
estaba dándole.
“Creo que lo haces bien, no necesitas esforzarte.”
Escuchar aquello le tranquilizó un poco. “¿De verdad lo piensas?”
“Claro.” Gemini asintió. Sus ojos estaban fijos en los labios de su mejor
amigo. “No sé si yo estoy en ese círculo o no, pero sí me haces sentir que soy
importante para ti. Eso no lo consigue mucha gente.”
Una mano del más bajito se posó en su rostro, acunándolo.
“Por supuesto que estás en ese círculo, Gem, eres mi amigo.” Respondió,
acariciando con suavidad. “Y no hay nadie que me importe más que tú.”
Gemini se sonrojó de nuevo, pero le sonrió, aceptando aquellas palabras
incluso si el término que había usado continuaba rajándole el corazón en dos.
Día doscientos doce.
“¿De verdad estás bien?” Un preocupado Fourth se dirigía en voz baja a su
amigo, quien volvía a asentir.
“Sí, claro. Me siento mucho más liberado ahora que sé toda la verdad
sobre mi padre y esos absurdos proyectos…” Respondió, haciendo un gesto
con los labios. “Es todo un alivio para mí, odiaba pensar que mi propio padre
era escoria.”
El más bajo le dio una sonrisita. “Me alegro mucho de que así sea.”
“Gracias.”
“Oye… ¿Qué tal si vienes conmigo al almacén? Me gustaría que
habláramos de una cosa en privado y dudo mucho que con todos estos aquí
podamos hacerlo.” Dijo, señalando a los demás presentes, siendo ellos dos
los únicos que no participaban activamente en la conversación.
Lentamente, Gemini asintió. “Está bien.”
“Pues ven conmigo, vamos.”
Este hizo lo pedido, poniéndose en pie tras Fourth.
“Mos, dame las llaves del almacén que Gemini y yo queremos mirar una
cosa, por fa.” Dirigiéndose a su hermano mayor, pidió. “No vamos a tardar.”
Con el ceño fruncido, le entregó las llaves.
“Nada de hacer guarradas que nos conocemos, ¿eh?”
Bank se aclaró la garganta, no tardando en darse por aludido. “Dale las
llaves y cállate, mejor…”
Riendo, ambos menores se alejaron de la mesa poco después, Fourth
jalando de Gemini hasta estar lo suficientemente lejos como para suspirar.
Empezaba a sentirse nervioso y ni siquiera sabía cuál era la razón.
Una vez dentro, Fourth tomó asiento en una de las cajas de madera vacías,
indicándole a Gemini que se acercase. Él lo hizo de inmediato, apoyándose a
su lado.
“¿Sobre qué querías hablar?”
“Pues, verás… ¿Conoces a Minhye? Song Minhye, de nuestra clase.”
Quiso saber, sus ojos grandes y expresivos observándole.
Gemini necesitó hacer memoria, mostrándose algo confundido antes de
finalmente asentir. “Sí, la conozco.”
“¿Qué opinas de ella?”
“No tengo una opinión específica de ella, apenas la conozco, ¿por qué?”
De los labios del más bajito brotó un suspiro. “¿Te parece atractiva?
Crees… ¿Crees que es guapa? ¿Interesante, tal vez?”
Aquellas preguntas le confundieron aún más. No entendía nada en
absoluto.
“Es guapa, sí, y no dudo que sea interesante, me parece una chica bastante
inteligente, además; pero no termino de entender a qué viene esto, Fot, ¿por
qué me preguntas tanto por ella?”
Fourth negó. “Sólo tengo curiosidad, nada más… Nunca antes hemos
hablado de chicas.”
El gesto de Gemini se torció. Pues normal, pensó, mientras se encogía de
hombros.
“¿Dirías que es tu prototipo de mujer?”
Dejando escapar un bufido, se sintió horrorizado sólo de pensarlo. Tenía
su prototipo en general justo delante de sus narices preguntándole por otra
chica, así que no podía ser demasiado obvio.
Evadir preguntas incómodas era su don.
“¿Acaso es el tuyo?”
Este rio entre dientes, tan nervioso que incluso había comenzado a sudar.
“Eh… Sí, creo que sí.” Murmuró, aclarándose la garganta.
Repentinamente, Gemini perdió todo rastro de color en su cara.
No debía de haber hecho esa pregunta. No cuando la respuesta era todo lo
contrario a lo que se esperaba.
“Oh…” Susurraba, tragando el nudo inmenso que se le había formado en
la garganta. “¿Por eso me lo preguntabas? ¿Te gusta y querías saber si a mí
también?”
“Algo así. Hace— hace un tiempo te escuché hablar con Banky sobre
alguien que te gustaba y estos días os vi a Minhye y a ti muy juntos en
clase… Jamás te había visto tan cerca de una chica antes. Pensé que te
gustaba.”
El más alto tragó saliva, negando con lentitud. “No, no me gusta.”
Fourth asintió, luciendo aliviado. “Bien.”
“Tienes el camino libre, si eso era lo que quería saber.”
“Claro, gracias…” La sonrisa que le dio rompió su corazón en mil
pedazos. “Aunque voy a necesitar tu ayuda, ¿sabes? Soy super malo
socializando con chicas.”
Señalándose a sí mismo, su incredulidad era más que evidente. Esto no
podía estar pasando en serio. Fourth no estaba pidiéndole ayuda para
acercarse a una chica. La persona de la que secretamente se había enamorado
y resultaba ser su mejor amigo, no podía estar haciendo esto. No a él.
“¿Yo?”
“Sí, tú. La conoces mejor que yo y aparte eres mi único amigo dentro y
fuera de la universidad, ¿quién más podría ayudarme?”
El nudo en su garganta se expandió hasta que casi no podía respirar.
“Huh… Tienes— tienes razón.” Dejando escapar una risita torpe, asintió.
“Oye, creo que deberíamos volver con los demás, ¿no te parece? Se pensarán
cosas raras si no nos ven pronto.”
“Cierto, cierto, vamos.”
Tan pronto como se levantó de donde estaba sentado, el teléfono le sonó,
un mensaje de Minhye apareciendo en su pantalla.
“Es Minhye.” Le hizo saber a Gemini.
“No sabía que tenías su número…”
Él, que no tardó en entrar al chat compartido con su compañera de clase,
suspiró. “Ella encontró el mío a través del grupo de WhatsApp que hicieron
con todos los de nuestra clase. Yo tampoco lo sabía hasta que me habló.”
“Ow… No entro al grupo.”
De nuevo soltó una risita, enfocado en los mensajes. “Ya me he dado
cuenta.”
Minhye Facultad:
¿Qué tal? ¿Le has dicho algo sobre mí? ¿Qué le parezco?
Si son cosas feas, por favor no me lo digas. No quiero sufrir. Necesito
aprobar todas las materias.
La sonrisa que apareció en su rostro hizo que Gemini se sintiera miserable,
apresurándose en salir del almacén como si el diablo se hubiera llevado su
alma. No quería seguir allí.
Fourth:
Gemini no diría nada malo sobre nadie, tranquila. Él es una muy buena
persona para hacer algo de ese estilo.
Pero dice que apenas te conoce y por lo tanto, tampoco le gustas… Lo
siento.
Sin borrar la sonrisa en sus labios, incluso cuando enviar aquel mensaje le
hizo sentir bastante mala persona, cruel y más egoísta que nunca, suspiró,
aliviado y tal vez un poco satisfecho. Sin embargo, tan pronto como levantó
la mirada para buscar a Gemini, encontró que no estaba allí con él.
“¿Gem?” Lo llamó, saliendo del almacén sólo para verlo a mitad del
pasillo. “Gemini, espérame, hombre.”
Alcanzó al pelinegro inmediatamente, a pesar de que este no se había
detenido ni por un segundo. Su teléfono volvió a sonar, lo que le obligó a
aminorar la velocidad a la que caminaba. Gemini apretó los labios,
avanzando hasta llegar a la mesa.
Minhye le había enviado un montón de emojis llorando.
Minhye Facultad:
No me digas esooooooooooo…
Maldita sea mi suerte.
Él no tardó en escribirle una respuesta.
Fourth:
Piensa que eres guapa e inteligente, al menos.
Y, como era de esperar, ella también le envió un mensaje al instante.
Minhye Facultad:
¿Entonces crees que tengo una oportunidad?
Antes de responderle, levantó la mirada otra vez en busca de Gemini,
quien hablaba con su hermano, el cual se ponía el pie del mismo modo en que
Banky lo hacía, ambos viéndose preocupados, como si algo fuera mal. Luego,
escribió con rapidez para así acercarse a tiempo.
Fourth:
No, honestamente no. Lo siento.
Guardando su teléfono, avanzó hasta la mesa a paso rápido, llegando tras
Jungkook. Gemini estaba poniéndose la chaqueta.
“¿Ya te vas, Gem?”
“Eh…, sí, sí. Nos vamos ya.” Se apresuró a responder. “Adiós.”
Aquella respuesta tan seca y atropellada le confundió. Sin embargo, no
tuvo tiempo de preguntarle nada más, pues había abandonado el bar lo
suficientemente rápido como para darle tiempo siquiera.
¿Qué había sido eso?
“Adiós, chicos. Hasta el sábado.” TaeHyung se despidió de los presentes.
“Hasta el sábado, cariño.”
Confundido y fuera de lugar, Fourth tomó asiento en la mesa sin apartar su
vista del ventanal, atento a su mejor amigo, quien entró en el coche de
TaeHyung mientras se abrazaba a sí mismo. No entendía nada.
Y, para su propia desgracia, los siguientes quince días fueron incluso
peores, pues el ambiente se sentía como si Gemini hubiera desaparecido de la
faz de la tierra. No hablaba, no respondía sus mensajes, tampoco a las
llamadas ni mucho menos esperaba por él fuera de la universidad como
siempre solían hacer cada vez que tenían clases finales distintas. Él tampoco
parecía llegar a tiempo para esperarle de vuelta y confrontarlo, pues siempre
llegaba demasiado tarde.
Gemini no apareció en el concierto benéfico ni mucho menos a las
próximas reuniones que tuvieron en el bar. Ni siquiera era capaz de
cruzárselo en los pasillos, a pesar de que intencionalmente pasaba seis veces
diarias frente al consejo de alumnados, del cual Gemini era presidente.
Realmente parecía como si la tierra se lo hubiera tragado de cuajo.
Día doscientos treinta.
Fourth había dejado de sentirse preocupado e intranquilo para pasar a estar
realmente molesto.
Y es que Gemini no estaba desaparecido; lo estaba ignorando. De una
forma descarada, además. Él odiaba que lo ignorasen. Se sentía solo,
intranquilo, culpable de algo que ni siquiera sabía que había hecho.
Por eso mismo, harto de tanta incertidumbre, es que se encontraba fuera de
la facultad de TaeHyung, buscando que este le diera alguna respuesta.
“Eh, TaeHyung, hola.” Saludó casi torpemente, tras interceptarlo y
acercársele. Este le devolvió la sonrisa.
“Fourth, hola, ¿qué haces aquí todavía? Pensé que ya te habías ido a casa.”
“Estaba… Estaba esperando a Gemini, para ver si podía hablar con él un
momento, pero ni siquiera sé dónde se ha metido… Así que vine a preguntar
si tú sabías algo.” Continuó jugueteando con sus manos, relamiéndose los
labios en el proceso. “Ya sabes… Como eres su hermano y eso…”
Jungkook le había dicho unos días antes que tal vez no se trataba de nada
relacionado con él, que quizás Gemini estaba pasando por sus propios
problemas personales y simplemente necesitaba tiempo. Pero eso no era
suficiente.
“Eh, bueno… Creo— creo que justo ahora está en una reunión con sus
profesores para hablar sobre un examen que tiene pendiente, o no sé, algo así
he entendido esta mañana.”
Él no tardó en sentirse desanimado, pues había guardado sus esperanzas
para dejarlas en TaeHyung una vez tuviera la oportunidad de hablarle. No
saber lo que sucedía realmente le llenaba de impotencia.
“¿Y sabes si está bien? Lleva unos días sin hablarme…”
“Está… Está raro. Muy estresado con todo esto de mi padre, querer ayudar
en el hotel, exámenes, trabajos de la facultad… Ya sabes, cosas de ser
estudiante y el hijo del alcalde a la vez. Es complicado.”
Aquella respuesta tan comprensible le hizo sentirse más tranquilo esta vez,
pero no calmaba el dolor en su corazón.
“Ya veo, sí. Entiendo.” Murmuró, asintiendo. “Gracias de todos modos,
TaeHyung.”
“Suele hacer esto muchas veces, ¿eh? Que no te extrañe. Cuando se
estresa a esos niveles, termina encerrándose en sí mismo y no habla con
nadie. Yo apenas lo veo y vive conmigo, imagínate…”
Sólo de esa forma, Fourth rio, entendiendo lo que quería decir.
Era un alivio saber que él no era el problema.
“Me lo imagino, me lo imagino. Mos hace eso todo el tiempo, así que
estoy acostumbrado porque él vive estresado.”
“Pues no es una buena condición de vida, dile que se relaje. Gemini es que
es como un tamagotchi de esos, si no le das atención cada cierto tiempo, se
muere y tienes que reiniciarlo.” Dijo.
Fourth rio más fuerte. Mos no era bueno escuchando cosas que no le
interesaban.
“Justo iba a dejarle las llaves del coche en su taquilla, pero acabo de
recordar que el muy gilipollas se ha llevado mi copia porque perdió la suya…
¿Ves lo que digo?”
Un bufido resonó. Típico. “Es la quinta llave que pierde, ¿cómo es
posible?”
“Porque tiene la cabeza en otro sitio.”
“Ya me he dado cuenta, ya…” Suspiraba, volviendo a reír suavemente
esta vez. “Yo puedo ayudarte a abrir su taquilla, si lo necesitas. Se me dan
bien las cerraduras y las de esta universidad son bastante fáciles de forzar.”
Inmediatamente, TaeHyung le observó con las cejas en alto, horrorizado,
tanto, que se vio obligado a tomar la palabra de nuevo para defenderse.
“N-No he forzado ninguna hasta ahora, que quede claro… Yo sólo decía.”
“Está bien saber que tus habilidades nos sacarían de un armario encerrado,
pero por el momento prefiero elegir la vía legal y no vandalizarle la taquilla a
mi hermano.” Más aliviado tras su aclaración, el rubio suspiró.
Fourth se sonrojó hasta las cejas.
“Eh… Sí, esa es una buena opción también…” Estuvo de acuerdo.
TaeHyung puso una mano en su hombro.
“Gracias por tu oferta, aun así.”
Y él sonrió de oreja a oreja. “No es nada. Puedo darle las llaves yo, si
quieres, Jaemin pasará por mí en una hora y creo que para ese entonces,
Gemini ya habrá salido de la reunión.”
“Eso sí que te lo voy a aceptar, mira por dónde.” Señalaba, abriendo su
bolso en busca de aquellas dichosas llaves. “Aunque no me agrada la idea de
que te quedes una hora esperando a que Jaemin venga a por ti, ¿no tienes otra
forma de volver a casa?”
“No, pero tampoco me molesta, así aprovecho y repaso para el próximo
examen. En cuanto llegue allí debo ayudar a Mos con el bar.”
“Oh, ya, ya veo. Entendible.” Asintió, sin dejar de rebuscar en el bolso.
Esperando pacientemente a recibir aquel juego de llaves, Fourth miró a su
alrededor, pues nunca antes había visto la facultad de Derecho y le
maravillaba el hecho de que todas las instalaciones parecían sacadas de
edificios modelo. Ni siquiera podía compararse a su antiguo instituto.
Hizo una mueca nada más rememorar semejante edificio, dueño de
múltiples pesadillas. Mueca que se transformó en una cara pálida, ojos como
platos y un corazón repentinamente acelerado, tan pronto como un rostro a lo
lejos se le hizo familiar.
Y tan familiar.
La dueña de aquel rostro se topó con su mirada confundida, horrorizada,
sólo para terminar copiando su misma expresión.
Fourth no podía creer lo que estaba viendo, tan abrumado, confundido y
fuera de lugar que prácticamente había dejado de escuchar a TaeHyung,
quien con una risita le entregó aquellas llaves que tanto había estado
buscando, mas Fourth no le respondió.
“¿Fourth?”
Este se encontraba estático, sin poder reaccionar siquiera.
“Fourth, ¿qué ocurre?” Intentó otra vez, alcanzando su brazo para darle un
apretón, sólo así consiguiendo que reaccionara. Fourth le observó, sus ojos
llenos de lágrimas. “¿Estás bien? ¿Qué pasa?”
Movió la cabeza muy lentamente, señalando a lo lejos sin saber qué decir
antes de que las lágrimas le ganasen.
“T-Tengo que irme, lo siento…” Hipaba, sorbiendo por la nariz. “Toma, t-
tus llaves, no puedo quedarme.”
Y acto seguido, sin esperar una respuesta por su parte, se dio la vuelta y
comenzó a caminar rápida pero torpemente, con sus piernas convirtiéndose
en un enemigo constante que le impedía ir recto. Era como si estuviera
desestabilizado, como si no encontrara fuerzas para caminar como debía.
De un momento a otro, la mano de TaeHyung, quien se convertiría en su
próximo salvador, sostuvo su muñeca.
La imagen de aquella mujer, su madre, a la que vagamente recordaba y
cuyo rostro apenas podía memorizar tras tantos años sin saber de ella, le
persiguió durante el resto del día. Incluso cuando TaeHyung le hizo dejar de
pensar, lo consoló e hizo reír hasta que Jungkook llegara y se convirtiera en
su relevo. Tampoco lo hizo cuando pudo desahogarse frente a su hermano
sobre lo que había pasado y este actuó como si no le importara, únicamente
preocupado por cómo le pudo haber afectado a él.
Sin embargo, una vez admitió que necesitaba tiempo a solas y huyó hacia
el almacén para encerrarse allí y llorar silenciosamente durante varios
minutos por una herida casi sanada que acababa de abrirse, la voz asociada a
calma, seguridad y dulzura sonó.
“¿Fourth?”
E incluso si la reconoció al instante, prefirió mantener su coraza.
“No quiero hablar con nadie, por favor, dejadme solo.”
Gemini suspiró al otro lado de la puerta. “Soy yo, Fot…”
Y entonces, no pudo seguir haciéndose el duro. Lo necesitaba.
“Pasa…” Murmuró.
Los segundos se hicieron eternos hasta que la puerta se abrió y su mejor
amigo apareció tras esta, luciendo angustiado al imaginarse su estado
mientras la cerraba a sus espaldas. Fourth sintió la confianza suficiente para
continuar llorando y no esconder sus lágrimas.
Gemini se le acercó, preocupado. “¿Cómo estás?
Encogiéndose de hombros, miró hacia otro lado.
“Bien. ¿Por qué estás aquí?”
“Me enteré de lo que había pasado y quise venir a ver cómo estabas…
Asumí que sería difícil para ti.”
“Difícil…” Repetía, con un tono de voz tosco, sorbiendo por la nariz.
“Claro que es difícil, la mujer que me abandonó hace años ha aparecido así
como si nada, cuando estaba convencido de que nunca más volvería a verla.”
Los dedos del más alto rozaron su brazo. Él no se apartó, pero sí se
mantuvo rígido.
“¿Cómo se supone que debería sentirme al respecto? Por culpa de ella y
mi padre le temo todos los días al abandono.”
“Lo entiendo, Fot…”
Finalmente, este le observó. “No, no lo entiendes. Si lo entendieras no me
hubieras hecho sentir como un cero a la izquierda durante todos estos días,
Gemini. Dudo mucho que lo hagas.”
El corazón del susodicho se detuvo por unos segundos.
“Fourth…”
“¿Me vas a decir que no es así?”
“No… No, pero… Creí que estabas mal por tu madre, no por mí.”
“¿Cuál es la diferencia? Los dos me habéis abandonado, al fin y al cabo.
En mayor o menor magnitud, pero el sentimiento sigue siendo el mismo.”
Encogiéndose de hombros, dijo. “Dos personas a las que quiero alejándose de
mi vida como si nada.”
Sólo entonces, Gemini, sintiéndose conmocionado y culpable a partes
iguales, negó. “No te he abandonado…”
Él bufó. “Ya, claro que no…”
“No lo he hecho, de verdad. O no era esa mi intención, yo sólo necesitaba
algo de tiempo para pensar en cómo actuar y confrontarte, pero no pretendía
alejarme de ti para siempre.” Aseguró, usando un tono de voz honesto y
dulce, tanto que Fourth le observó con los ojos llenos de lágrimas.
“¿Confrontarme por o para qué?”
“Porque eres mi mejor amigo y no es fácil cuando a tu mejor amigo
empieza a gustarle una chica…”
Otro bufido abandonó a sus labios.
“…especialmente si estás enamorado de él.”
Sólo entonces, todo lo que Fourth planeaba decir y hacer quedó en el aire,
su molestia siendo rápidamente reemplazada por la incredulidad de no saber
si lo que acababa de oír era realmente lo que acababa de oír.
“¿Qué?” Bajándose de la caja en la que estaba sentado murmuró,
acercándose a Gemini.
“Eso.”
“¿He escuchado mal o has dicho lo que creo que has dicho?”
“He dicho que estoy enamorado de ti.” Respondió, sus manos
temblorosas. “Y por eso llevo varios días evitándote, porque desde que
mencionaste a Minhye no podía soportar la idea de estar a tu lado
escuchándote hablar de ella. Mucho menos ayudándote.”
Fourth se quedó en silencio, por lo que Gemini tomó eso como su
oportunidad para seguir hablando, llenándose de valor.
“Quizás este haya sido mi momento más cobarde hasta la fecha, pero
estaba tan confundido y no sabía cómo gestionar cómo me sentía al respecto
que traté de proteger mis sentimientos para no dañar nuestra amistad.”
“Deberías habérmelo dicho.”
Él negó. “No, no quise… Eres mi único y mejor amigo, Fourth, ¿cómo
voy a decirte lo que siento?”
“Porque de haberlo hecho yo también podría decírtelo a ti.”
Esa respuesta fue suficiente para que Gemini mantuviera un silencio
sepulcral, el impacto de aquellas palabras calando hondo en él hasta el punto
en que prácticamente había olvidado cómo hablar.
“¿Qué…? ¿Qué quieres…?”
Fourth tomó una respiración profunda.
“No me gusta Minhye, Gemini, me gustas tú.”
Este tragó saliva.
“Te hablé sobre ella porque me pidió que le ayudara contigo. Le gustas
desde hace mucho y no tenía forma de acercarte a ti ya que te ve como
alguien asocial, hasta que vio que éramos amigos. Dijo que antes de mi nunca
te había visto con nadie.”
“Porque no lo he estado. Eres mi único y primer amigo… Normalmente la
gente que se acercaba a mí sólo lo hacía porque quería conseguir algo o para
burlarse creyendo que por ser de otro país no iba a enterarme de nada, así que
preferí mantener las distancias con todo el mundo. Era más fácil así.”
Fourth puso una mano en su hombro. “Conmigo no lo hiciste.”
“Porque tú no querías nada de mí. Supiste que era el hijo del alcalde a las
semanas de conocerlo y ni siquiera hiciste un comentario al respecto. Te dio
igual.”
“Claro que me dio igual.” Rio, encogiéndose de hombros. El contacto
físico hizo a Gemini sonrojarse. “Eras el primer amigo que hacía fuera de mi
círculo y de mi edad, no quería nada más de ti que… a ti, al fin y al cabo.”
“Lo sé.”
Ambos se mantuvieron en silencio, simplemente observándose hasta que
Gemini volvió a abrir la boca.
“¿Y si te gusto también por qué accediste a ayudar a Minhye?”
“Porque quería saber qué probabilidad tenía ella de salir contigo y, por lo
tanto, cuántas tenía yo.” Respondió, dejando escapar un suspiro.
Las mejillas de Gemini se convirtieron en dos cerezas. “Pero dijiste que te
gustaba…”
“Lo hice para ver si eso causaba algo en ti, pero te mostraste tan impasible
y cuando pedí que me ayudaras accediste con una rapidez que entendí que no
te importaba en absoluto.”
Él volvió a negar, sus ojos brillantes observándole.
“No me dio igual, Fourth, salí llorando de aquí.” Dijo e inmediatamente el
mencionado se mostró culpable. “Entré en este almacén con el corazón de
una pieza y salí como si mi cardiólogo hubiera surgido de Lego City.”
Una carcajada abandonó los labios de Fourth, quien posó ambas manos en
sus mejillas. “Es increíble que ese haya sido tu mejor chiste desde que te
conozco…”
“Gracias, supongo…” Bufó. “Pero no era un chiste, sino la realidad. Me
sentí así.”
“Lo sé, y lo siento mucho, Gem. No pretendía hacerte daño ni mucho
menos romperte el corazón, sólo quería poner a prueba hasta dónde podía
llegar contigo.”
Todavía con la mirada apenada, este se mordió el labio inferior.
“Pues ya lo sabes.”
Fourth asintió, satisfecho y aliviado, pues por primera vez tenían las
agallas de enfrentarse mutuamente, dando como resultado lo que jamás
imaginó que sucederían a partes iguales. Ambos se correspondían, al fin y al
cabo.
“Sí, y tú también.”
Se mantuvieron en silencio una vez más, aprovechando la escasa distancia
que los separaba para observarse, sus corazones latiendo con fuerza mientras
se observaban. Gemini no iba a dar el primer paso porque era demasiado
tímido, eso Fourth lo sabía, por lo que se tomó la libertad de ser él quién lo
hiciera.
Acortando la distancia restante, sostuvo ambas mejillas cuidadosamente
antes de presionar sus labios contra los de Gemini, quien se tensó para acto
seguido relajarse, suspirando en mitad del beso, un beso al que torpemente
correspondió, moviendo los labios.
Era la primera vez que besaba a alguien en su vida.
“Chicos, os he traído algo de comida para que…” La voz de Mos, quien
abría la puerta con dos platos en su mano libre, quedó en el aire tan pronto
como entró y presenció aquella escena. “Ay mi madre…”
Ambos se separaron con rapidez.
“¡Mos!” Chilló Fourth, sus mejillas ardiendo. Gemini ni siquiera podía
mirarle.
“Me voy, me voy…”
Y, tal y como había dicho, se marchó del mismo modo en que había
llegado.
Suspirando, Fourth miró a Gemini, cuya cabeza estaba gacha. Él sostuvo
su rostro, ni siquiera midiendo palabra cuando volvió a besarlo, atrapando sus
labios en un beso corto pero intenso. Luego, se separó, sintiendo el
nerviosismo ajeno tan pronto como quiso ver su cara y este se ocultó en su
propio cuello, suspirando, completamente avergonzado.
El más bajito rio, abrazándole de vuelta. “¿Estás bien?”
Gemini asintió. “Acabas de darme mi primer beso.”
“También fue el mío… Me alegra que fuese contigo.”
“¿Quiere decir eso que ahora estamos juntos o necesitamos hacer la
pregunta clave? Nunca he hecho esto de salir con nadie y supongo que tú
tampoco…” Murmuró, incapaz de ocultar su vergüenza cuando se separó. Sin
embargo, tuvo la valentía suficiente para mirarle a los ojos, sabiendo que se
veía como un cachorro.
“No lo sé.”
“Bueno… ¿Quieres salir conmigo? Y por salir me refiero a
sentimentalmente. Ser mi novio.” Dijo, nervioso a morir y casi temblando.
Fourth quería llorar por la ternura que su nerviosismo causaba en él, e
incluso cuando adoraba ver su lado más vulnerable, vergonzoso, no quiso
hacerle sufrir por más tiempo, por lo que asintió de inmediato.
“Por supuesto que quiero, Gem.”
Este pudo suspirar, aliviado. “Menos mal… Le puse una muy mala
valoración al cardiólogo de Lego City la última vez que estuve aquí…”
La carcajada que Fourth dejó escapar resonó por todo el almacén.
Día quinientos sesenta y cinco.
Gemini cayó al sofá rendido. Fourth se lanzó a su lado, gimoteando,
exactamente igual de agotado que él.
“Es la mudanza más agotadora en la que he estado…” Murmuraba el más
alto, dándose aire con su propia camiseta, pues también estaba muy acalorado
por todo el ejercicio físico.
“Para mí igual…”
“Pero si no te has mudado nunca, Fot.”
Él asintió. “Por eso.”
Ambos soltaron una carcajada, mirándose mutuamente por algunos
segundos. Luego, Fourth se deslizó hacia el regazo de Gemini, tumbándose
allí. De inmediato, los dedos de susodicho comenzaron a acariciar sus hebras
azabaches.
“Estoy tan cansado pero tan, tan feliz… No puedo creerme que por fin
vayamos a tener nuestro propio apartamento.”
“Yo también. Nos ha costado mucho conseguirlo, es normal que nos
sintamos así. Yo pensé que por ser el hijo del alcalde iba a tener el camino
más fácil, pero todos nos querían cobrar más de la cuenta…” Bufó,
meneando la cabeza de un lado a otro, completamente indignado. “Debería
decirle a mi padre que los demande…”
Fourth dejó escapar otra carcajada. “Has sonado tan repelente…”
Y él hizo una mueca, viéndose a sí mismo en tercera persona y estando
indudablemente de acuerdo. Tanto, que terminó repugnándose.
“Huh, es verdad… Qué asco.”
“Aunque es cierto lo que dices, nos ha costado mucho conseguir un sitio
así de bonito en el que poder vivir, casi he llegado a pensar que nunca nos
independizaríamos y tendría que vivir con Mos toda la vida.”
“Dímelo a mí, desde que Jungkook se mudó con mi hermano he estado
durmiendo con una almohada en la cabeza por si acaso escucho ruidos
raros…”
“Ese ha sido mi mayor miedo desde que Mos y Banky empezaron a salir.”
Decía, estremeciéndose sólo de pensarlo. “Agradezco que sean considerados
conmigo y no hagan mucho ruido o directamente se desplacen hasta el
apartamento de Bank, porque de lo contrario no podría mirarlos a la cara…”
Gemini rio esta vez, oyéndole suspirar, pues una vez más ambos
compartían el mismo sentimiento.
“Lo bueno es que ya no tenemos que preocuparnos por los ruidos de nadie
ahora que tenemos nuestra propia casa.” Dijo, viéndole asentir, aliviado.
“Sólo de los nuestros.”
El más alto se sonrojó inmediato. Fourth rio. “También…”
Un segundo después, lo que parecía ser un agudo gemido proveniente del
piso de arriba sonó, siendo lo suficientemente audible como para que Fourth,
horrorizado e incrédulo se incorporase del regazo ajeno, buscando los ojos de
Gemini para ver si este había escuchado lo mismo que él. Y, tan pronto como
estos se encontraron, confirmando su duda, un segundo gemido resonó, más
fuerte que el anterior.
Fourth lloriqueó, dejándose caer hacia atrás. “Vamos, no me jodas…”
Extra: Mos y Bank.

N/A: Mini maratón final de extras (2/2). Hasta siempre, The Ink Of Your
Skin. Gracias por todo, os quiero. Ya lo sabéis, pero lo repetiré hasta la
saciedad si es necesario xD.

Día cero.
Bank miró aquella imagen en su ordenador portátil con la sangre
hirviendo. No podía creerlo.
Aquel hombre, cuyo rostro visiblemente atractivo miraba a la cámara —
con ojos rasgados, oscuros, casi del mismo color que sus pestañas y cabello
corto, sin ningún tipo de prenda inferior, mostrando su esbelto cuerpo. No
comprendía por qué Jiaer tenía esas imágenes en su chat.
Quizás, tampoco lograba entender por qué su novia, con la que estaba a
punto de cumplir dos años de relación, compartía mensajes subidos de tono
con otro hombre que no era él. Ni por qué parecían haberse visto cara a cara
en varias ocasiones.
El sonido de una puerta abriendo y cerrándose ni siquiera fue suficiente
para que despegase la vista de la pantalla, demasiado conmocionado, incluso
cuando sabía que se trataba de ella.
“Cariño, ya estoy aquí.” Jiaer se adentró en la sala. “No sabes el atasco tan
grande que había, las chicas y yo hemos tenido que desviarnos porque ni de
broma llegábamos a tiempo al cine.”
Banky se mantuvo en silencio.
“Ryujin que odia ir en coche casi salta por la ventana, aunque por suerte
hemos llegado sanas y salvas.” Dijo, dejando escapar una risita. “Aunque no
me ha gustado mucho la película, creo que eso de los efectos especiales no es
lo mío, definitivamente…” Sólo entonces, cuando él no mencionó nada al
respecto, siendo un gran fanático de aquello, es que no extrañó. “¿Te pasa
algo, amor?”
Banky se encogió de hombros. “No, nada.”
Con el ceño fruncido caminó hacia él z quien estaba sentado en el sofá,
frente al ordenador portátil.
“¿Seguro? Estás muy callado.”
“Claro.”
Por supuesto, aquella respuesta no sonaba honesta en absoluto. En especial
por el tono de voz tan seco que usaba. Él nunca se comportaba así.
“¿No te pasa nada de verdad?” Volvía a cuestionar. Banky se mantuvo con
la mirada fija en su ordenador. “¿Qué estás mirando? ¿Has visto algo raro?”
Tras esa última pregunta, Bank finalmente se giró a mirarla. “¿Raro?”¿Te
parece raro recibir imágenes de tíos medio desnudos por WhatsApp? ¿O
mensajes pidiendo follar descaradamente?”
Jiaer palideció.
“¿Qué…? ¿Qué dices?”
“Sólo digo lo que veo.” Respondió, girando el ordenador para que ella
pudiera verlo.
Inmediatamente cerró la pantalla de un golpe, reconociendo sus mensajes
y las fotos de aquel chico al que veía a escondidas.
“¡¿De dónde has sacado eso?! ¿Has estado hurgando en mis mensajes?”
Este bufó. “Tus mensajes están por todo mi ordenador, Jiaer, dejaste la
sesión iniciada esta mañana. No me ha hecho falta curiosear el teléfono de
nadie, directamente los huevos de ese señor me han dado en las narices nada
más encender el portátil.”
Sus mejillas enrojecieron aún más, tan avergonzada que ni siquiera le
salían las palabras.
“¿Quién es él?”
“Es… Mos, se llama Mos.” Titubeó a la hora de responder.
“¿Hace cuánto llevas viéndote con ese tal Mos a mis espaldas?”
“Poco, muy poco, sólo un par de meses.”
“Vaya…”
Ella cayó a su lado. “Te prometo que fue solo un descuido, algo
pasajero…”
Un bufido abandonó los labios del castaño. “¿Algo pasajero? Si te has ido
de interrail con el miembro viril de ese imbécil, ¿acaso pretendes verme la
cara de imbécil, Jiaer?”
“No, no, claro que no…” Apresurándose en negar, dijo, casi luciendo
desesperada. “Lo siento, ¿vale? Fue un error, quise controlarlo y no pude…
Cuando lo vi por primera vez en ese bar a las afueras del distrito Jung me
sentí una persona completamente distinta.”
“¿Me vas a dar detalles acaso?” Cuestionó, sus cejas alzadas mirándole.
“¿Que sabor de lubricante usasteis primero? ¿Mango-maracuyá? ¿Piña?
Quizás le va lo exótico… ¿Guanábana?”
Su tono de voz tan sarcástico, seco y cargado de rabia hizo que Jiaer
sorbiera por la nariz, sus lágrimas asomándose. Él no podía creer esta
situación en lo más mínimo.
“Sólo busco que me entiendas, Bank, nada más… Te prometo que no era
mi intención hacerte daño.”
“No, por supuesto que no…”
Jiaer suspiró. “Mira, lo siento mucho, ¿vale? Es que esto ya no funcionaba
para mí… Te quiero mucho, pero simplemente no. Yo necesito un hombre
que cumpla mis expectativas.”
Aquello fueron nuevas noticias que Banky no esperaba recibir el día de
hoy. No de esa forma, al menos.
Levantando ambas cejas, observó a su novia —quizás ahora debería
empezar a llamarla ex— como si no pudiera creer lo que escuchaba.
“¿Perdona? ¿Resulta que tienes quejas sobre mí y me tengo que enterar
ahora?”
“No es eso…”
“¿Entonces?”
“Yo sólo… Sólo busco a un hombre en condiciones, ¿entiendes? Alguien
varonil, masculino… Tú a veces te comportas y te ves como si fueras más
femenina que yo.”
Un bufido resonó en la sala, antes de que Banky se pusiera en pie,
alejándose de Jiaer como si la repudiara. Esto debía ser algún tipo de mala
broma.
“Fuera.”
Ella se mostró confundida. “¿Eh?”
“Que te largues, fuera de mi apartamento.” Insistió, señalando la puerta.
“No quiero verte, escucharte ni saber nada de ti. Largo.”
“No, p-pero Banky…”
“Largo, Jiaer.” Repetía. “No sólo no voy a soportar que me pongas los
cuernos con un imbécil que vagamente sabe desde qué ángulos fotografiarse
el pene, sino que ni siquiera voy a pasar por alto el hecho de que intentas
culparme a mí por ello. No te lo permitiré.”
“Banky, lo siento…” Sus ojos llenos de lágrimas le observaron.
“Muy bien, pero siéntelo en la calle. Aquí no pintas nada.” Le dijo por
última vez, empujándola suavemente hasta dejarla en la calle. “Venga, que te
vaya bien.”
Acto seguido, cerró la puerta de un portazo. Aquello puso a Jiaer furiosa.
“¡Gilipollas!” Escuchó sus gritos desde dentro, bufando. “¡Pues que sepas
que ese imbécil lo hace mejor que tú!”
Banky rio entre dientes, encaminándose hacia el sofá en el que terminaría
tumbándose como si nada. Su orgullo de hombre no podía sentirse menos
magullado al respecto. No le importaba. En especial, porque ni siquiera sabía
lo que le esperaría después de eso.
Día uno.
“¡…que le den a Jiaer, a su amante y a la madre que los parió a los dos! A
la mierda.”
Un muy convencido Banky, quien hacía apenas unos minutos estaba
convencidísimo de encarar a dicho amante y darle una buena lección,
exclamó, cediendo ante el razonamiento de su mejor amigo, quien parecía ser
el único lo suficientemente inteligente como para no iniciar una pelea con
alguien a quien siquiera conocía. A diferencia de él, claro.
“¡Bien dicho!” Exclamaba el copiloto, casi aliviado.
“Anda, vámonos. Te invito a cenar para celebrar mi regreso como soltero
de oro.”
TaeHyung soltó una risita.
“Eso suena mucho mejor que enfrentarnos a un armario empotrado con
patas, dónde va a parar.”
Negando con la cabeza mientras reía también, Banky encendió el motor de
su coche, acelerando en cuanto tuvo oportunidad, muy predispuesto en
avanzar y marcharse de allí. Hasta que una moto apareció repentinamente,
bloqueándoles el camino. Ambos soltaron un grito, sobresaltándose tras la
aparición repentina.
“¡Me cago en…!” Exclamó él, mientras que su amigo se llevaba una mano
al corazón. “¿De dónde ha salido ese imbécil?”
El imbécil en cuestión bajó de la moto, despojándose del casco y
permitiéndoles ver un par de ojos oscuros, ya que lo restante de su cara estaba
cubierto por un pañuelo. Bank frunció el ceño, aterrado mientras observaba
como rodeaba el coche y llegaba hasta el lado del copiloto, golpeando la
puerta.
“Abre la puerta.” Dijo en un tono de voz alto, para que TaeHyung, que iba
a su lado, pudiera escucharle.
Por supuesto, él negó. “¡Y una mierda!”
Con el corazón latiéndole desbocado, Bank sólo pudo reaccionar para el
momento en que su propia puerta recibió los golpes, girándose y encontrando
junto a él otro chico alto, de cabello azabache y expresión hastiada.
“Salid del coche.” Indicó, haciéndole una señal con la mano.
Banky sudó frío, reconociéndole al instante. Ese era el amante de su ex.
“¿Qué hacemos?” Cuestionaba TaeHyung, en apenas un susurro.
Antes de darle una respuesta, miró por el retrovisor, la sangre en su cuerpo
helándose repentinamente.
“Hazle caso y sal.”
“¿Estás loco?”
“Atrás hay cinco gilipollas más, TaeHyung. Si salimos por las buenas,
igual hasta tienen piedad de nosotros.”
El ceño del rubio se frunció. “¿Piedad? ¿Quién cojones son?”
“El de mi derecha es el amante de Jiaer, a los otros no los conozco.”
Otro golpe más sobresaltó al rubio.
“Fuera del coche.”
“¡Espérate que estamos hablando!” Le chilló, siendo recibido con otro
golpe más. “Van a abollar la puerta…”
“Sal del coche, ya veremos que hacemos después.”
Ignorando el golpeteo incesante de su propio corazón, Bank cerró los ojos
con fuerza, buscando calmarse para no entrar en pánico. Era de todo menos
un tipo duro, e incluso si eso quizás le daba un poco la razón a Jiaer, tampoco
pretendía ocultarlo. Él no estaba hecho para pelear.
“Da marcha atrás y acelera rápido, Bank.”
Las palabras de TaeHyung resonaron en su cabeza, colándose por la
burbuja en la que estaba metido. Rápidamente le observó como si le hubiesen
crecido catorce ojos más.
¿De verdad estaba pensando en arrollar a un grupo de posibles
delincuentes?
“¿Qué?”
“Que des marcha atrás y aceleres sin pensarlo, corre.”
“¿Cómo voy a hacer eso? No—”
Ignorando lo que decía, TaeHyung rodeó la palanca con el puño, mientras
los golpes a su izquierda no cesaban.
“Uno, dos y tres. ¡Dale!”
Banky no supo reaccionar a tiempo, todo su sistema nervioso
bloqueándose. ¿Cómo iba a hacer algo así?
“¡Espera!”
Los gritos de ambos se mezclaron con el sonido de la puerta abriéndose a
la fuerza, logrando que chillaran al unísono antes de que Bank sintiera una
mano arrancándole el cinturón de seguridad y arrastrándolo fuera del coche.
“¡TaeHyung!”
“¡Banky!”
Este último pataleó, queriendo salirse del agarre que el otro hombre ejercía
sobre él. Mos, el amante de su exnovia, cuyos dedos rodeaban su brazo como
si quisiera cortarle la circulación, le observaba con el rostro lleno de rabia. E
incluso si estaba muerto de miedo, se las arregló para mantenerle la mirada,
sacudiéndose.
“¡¿Qué crees que haces?! ¡Suéltame!” Gritó. Los gritos de TaeHyung
sonaban lejanos para él.
Un segundo después, sintió como su espalda chocaba contra algo frío y
duro. El capó de su propio coche, contra el que aquel individuo estaba
acorralándolo, presionándose contra él para evitar que se escabullera.
“¿Quién coño sois y qué venís a hacer aquí?” Quiso saber el susodicho.
Aquello le confundió, pues él creía haber sido lo suficientemente discreto
como para no hacerse notar.
“¿De qué hablas?”
“No te hagas el tonto. Veo este coche mínimo una vez por semana delante
de mi bar y la gente como vosotros dos no viene por aquí a no ser que sea
para causar problemas. ¿Quién os envía? ¿Con qué fin?”
Bank se incorporó con la mandíbula tensa. “A mí no me envía nadie. He
venido para ver de cerca al gilipollas que se acuesta con mi novia.
“¿Tu novia?” Repitió, el atisbo de una sonrisa apareciendo en sus labios,
mientras se separaba, bajando la guardia. Aquello hizo que la sangre le
hirviera aún más, sintiéndose humillado por el par de ojos. “¿Jiaer es tu
novia?”
“Sí. Y ahora que lo hago, no puedo entender qué mierda le vio.”
Finalmente, aquella sonrisa hizo acto de aparición. “Supongo que todo lo
que te faltaba a ti, ¿no?”
Notando la burla gotear de sus palabras, se sintió enfermo, así que no lo
pensó demasiado cuando escupió una cantidad considerable de saliva en su
rostro, empujándole poco después.
“Hijo de puta.”
Él amante negó lentamente, riéndose entre dientes antes de abalanzarse
sobre él. Una de sus manos le rodeó el cuello, apretando sin ejercer
demasiada presión, sólo la suficiente para que entendiera el mensaje. Bank se
estremeció, tragando saliva pero negándose a romper el contacto visual.
“¿Sabes algo? Venía dispuesto a desfigurarte la cara por si resultabas ser
uno de esos imbéciles que molestaban a mi hermano; pero resulta que voy a
tener que agradecerte por alegrarme el día.” Le dijo, riéndose en su cara, la
cual sostuvo poco después, apretándole las mejillas. “Eres una ratita
presumida homosexual y pretendes intimidarme. ¿Con qué valor?”
Todavía manteniendo los dientes apretados, Banky impulsó su rodilla
semilevantada hacia abajo, pisándole el pie con el tacón de sus botas altas. El
otro hombre siseó, visiblemente adolorido.
“Tú eres un delincuente reprimido que disfruta acostándose con mujeres
cuyo estado civil no es precisamente ser solteras, ¿y te atreves a hablarme de
valor?” Escupió de vuelta, incorporándose tras aprovechar su conmoción tras
el golpe.
“¡…largo! ¡Que te largues.”
Una sonrisa jaló de sus labios, acercándosele para golpear sutilmente su
cara. “Quiérete un poco y aprende a hacerte fotos desde un mejor ángulo si
no quieres parecer un puto Ken.”
Mos se apartó del agarre, dándole un golpe en la nariz sin siquiera
pensárselo. Bank sintió como toda su cara temblaba antes de perder el
equilibrio y caer al suelo de culo. Luego, el individuo lo empujó hasta que su
cara rozó el asfalto, inmediatamente sintiendo un pie en su espalda baja. Ya
no podía moverse.
“¡Suéltame!” Gritó, tratando de zafarse por segunda vez. Sin embargo,
esta vez no tuvo demasiado éxito.
Unos dedos sostuvieron su cabello desde atrás, agarrando un puñado antes
de poner su cabeza en alto, firme, sintiendo tirantez en el cuero cabelludo y
en el cuello. Pronto, se encontraría con aquel par de ojos y una sonrisa
encantadora.
“¿Sabes? Eres adorable incluso con la nariz partida, belleza. No entiendo
por qué tu novia te pondría los cuernos con alguien como yo…”
“Yo tampoco.” Gruñó.
Su sonrisa se ensanchó, pensativo. “Bueno, en realidad sí que lo sé.” Dijo,
para luego soltar una risita. “Quizás tú también habrías tenido la oportunidad
de comprobarlo si en lugar de venir con esos aires de superioridad, hubieras
preguntado.”
Banky no tardó en sentirse atacado ante tal insinuación tan descarada,
recibiéndola como si de un insulto se tratase.
“¿Pero tú te has visto? Eres como si una enfermedad de transmisión sexual
se hubiera personificado.” Dejando que la repugnancia que sentía fuera más
que evidente, expresó. “Así que no, gracias, prefiero quedarme con mis aires
de superioridad.”
El pie en su espalda presionó más fuerte. Banky soltó un alarido.
“¡Para, desgraciado! ¡Mi columna!”
Otro par de pies se puso a tan sólo unos metros de distancia. “Mos,
vámonos.” Indicaba una segunda voz, probablemente perteneciente al otro
chico.
Este hizo lo pedido, soltándole y usando la punta de su zapato para
empujarle, como último acto de humillación para un Bank que no tardó en
incorporarse, lleno de rabia.
“¡Hijo de puta!” Chilló, viéndolos alejarse en dirección al bar de nuevo.
TaeHyung llegó a su lado un segundo después. “¿Estás bien?” Le
preguntó, ayudándole a ponerse en pie.
Bank señaló su mano, visiblemente preocupado al ver que esta sangraba.
“Tú eres el que está sangrando…”
“No es nada.” Murmuró.
Día ciento noventa y cinco (seis meses después…).
La música ensordeciéndole por momentos, los gritos a su alrededor y la
voz de Hangdo directa en su oído consiguieron que Banky se sintiera un poco
mareado. Y es que él realmente no era muy fanático de las fiestas de
universidad. Quizás, sólo no era un fanático de las personas de su
universidad.
“Me gusta la camisa que te has puesto… Te sienta bien ese color.”
Hangdo le sonrió dulcemente, apenas separándose para mirarle a los ojos.
Su corazón se aceleró. “¿Tú crees?”
“Sí, claro. Estás muy guapo.”
Un brazo se posó en los hombros de Bank repentinamente. “¿Verdad que
sí?” Y una voz que, él creía olvidada, sonó junto a él, estremeciéndole. “Esta
belleza es guapo con cualquiera que se ponga.”
Miró a su izquierda, al dueño de dicho brazo, sólo para verificar de quién
se trataba. Tan pronto como sus ojos se toparon con los del susodicho,
alguien a quien pensaba nunca más volver a ver, este le sonrió de oreja a
oreja.
Esto no podía estar pasando.
“Disculpa, ¿quién eres tú?” La voz de Hangdo, quien observaba la escena
completamente confundido murmuró.
“Soy Mos, encantado.” Se presentó sin siquiera molestarse en soltar al
castaño, tendiéndole una mano que este no tardó en estrechar. “Estaba
buscando a mi cita de esta noche y no lo encontraba por ninguna parte, pero
aquí está.” Sonriendo, se movió para besar la mejilla de Bank.
“¡¿Qué dices?!”
Aquella respuesta confundió al pobre Hangdo. “¿Cita…?”
“Sí.”
“No, no, claro que no. No hagas caso a este imbécil, ni siquiera le
conozco.” Dijo con rapidez al ver su mueca, queriendo zafarse del agarre
pero no consiguiéndolo. “¡Suéltame!”
Mos hizo un puchero, enviándole más cerca de sí mismo. “¿Por qué te
haces el difícil ahora? No te entiendo, belleza. Eras tú quién me pediste
vernos otra vez después de lo de anoche, pero no has llamado… He venido
aquí sólo por ti.”
Como era de esperar, las mejillas de Banky, rojas por la rabia, ardieron.
No podía creer que esto estuviera pasando en serio. Sus ojos brillantes, cara
de cachorro y expresión vulnerable como si no supiera lo que estaba
haciéndole. Como si no estuviera siendo un completo hijo de puta.
“¡Cállate! Deja de mentir, eres un imbécil.” Le dijo, tratando de soltarse
antes de buscar a Hangdo con la mirada. “No creas nada de lo que este
gilipollas diga, Hangdo. Te juro que no tengo nada que ver con él.”
Hangdo negó. “No te preocupes, Bank, no me debes ninguna explicación.”
Luego, le dio una sonrisa. “Os dejaré a solas, debo buscar a Changmin para
darle algo. Ya nos veremos.”
“¿Qué? Pero si yo—”
“Adiós.”
Marchándose sin mirar atrás, dejando a un muy furioso Banky y a un
todavía más satisfecho Mos, Hangdo desapareció de su vista. Sólo así, Mos le
soltó.
“Es una pena, parecía un buen chico… Aunque no me gustaba demasiado
para ti.” Le escuchó decir, antes de girarse como si tuviera un resorte en el
cuello, clavando su mirada furibunda en él. “Cuánto tiempo, ¿eh, belleza? Por
fin estamos solos. Oh, y la nariz te ha quedado muy bien… ¿Es nueva?”
De inmediato, le sostuvo el cuello de la camisa con ambas manos. “Eres
un desgraciado. ¿Se puede saber cuál es tu puñetero problema?”
“¿Por qué dices eso, belleza? No he hecho nada…”
Banky lo zarandeó. “¡¿Qué no has hecho nada?! Te voy a matar. ¡Te juro
que te voy a matar!”
Suspirando, Mos le tomó de las manos, quitándoselas de encima y
llevándolas hacia su propia espalda, rodeándolo con sus brazos. El cuerpo
ajeno se tensó ante tal cercanía.
“Cálmate…”
“¡No me calmo!” Chilló, oyéndole sisear. “¡Y no me mandes a callar
porque te arranco la lengua!”
Los ojos del pelinegro brillaron intensamente, antes de que una sonrisita
jalara de sus labios. “Oh… Eso sí que me interesa. A ver, ¿cómo lo harías?
Muéstrame.” Quiso saber, levantando las cejas y sacando sólo la punta de su
lengua.
Él no tardó en empujarle, separándose de una vez por todas.
“Eres un enfermo y estás fatal de la cabeza…” Le dijo, sorprendido y
asqueado por su astucia.
Mos simplemente se encogió de hombros. “Bueno, belleza, tú te lo
pierdes.” Dijo, resignado. “Ya que no me vas a hacer caso y pareces estar tan
a la defensiva con esas ganas que tenías de verme hace tiempo, será mejor
que me marche antes de que me hagas daño emocional. No quiero
ilusionarme.”
Aquello sonó tan absurdo, irreal y ridículo para Bank que ni siquiera pudo
hacer algo más que gruñir cuando él se despidió, alejándose por donde había
venido sin mirar atrás.
“¿Por qué todos los imbéciles me tocan a mí…?” Se preguntaba, con el
corazón acelerado y los nervios a flor de piel.
No podía sentirse más frustrado, humillado, impotente y ridiculizado
como ahora, con las manos sudorosas mientras buscaba el contacto de
TaeHyung en su teléfono.
¿Quién se había creído que era para llegar y actuar así, como si nada?
“¡Será hijo de puta!” Gruñó, furibundo, segundos antes de visualizar a
TaeHyung acercándose. “¡Aquí estás!”
Este parecía confundido.
“¿Qué ha pasado? ¿Por qué gritas tanto?”
“El imbécil ese con el que me engañaba Jiaer, no sé qué narices hacía en la
fiesta, pero ha llegado y ha arruinado mi cita con Hangdo.” Gruñó, mirando
hacia todos lados. “Lo voy a matar.”
TaeHyung frunció el ceño, completamente confundido. “¿Qué ha hecho?”
“Insinuó que nos habíamos acostado y no volví a llamarle.” Sus dientes
chirriaron por la rabia. “Y cuando Hangdo se fue, tuvo la decencia de hacerse
el tonto y decirme que por fin estábamos solos, que llevábamos mucho
tiempo sin vernos y mi nariz parecía estar muy bien desde la última vez.”
No tardó demasiado en visualizar nuevamente a su enemigo público a lo
lejos, teniendo la intención de abalanzarse sobre él cuando le vio sonreír
descaradamente en su dirección.
Por su parte, TaeHyung actuó con rapidez, deteniéndolo al instante
conforme Mos y su acompañante se acercaban a ellos. Bank intentó zafarse
del agarre sin mucho éxito, queriendo alcanzarle.
“¡Gilipollas! Te voy a arrancar el pelo a bocados.”
Su razón principal para tener canas verdes y sentirse malhumorado esbozó
una sonrisa de oreja a oreja, triunfante.
“¿Por qué estás tan rabioso, bebé? ¿Qué te sucede?”
Tenía la poca vergüenza de hacerse el desentendido aún con testigos
delante. Quería matarlo. Quería apretarle el cuello con sus propias manos y
verle agonizar. Tanto, que quizás lo haría.
Soltándose de TaeHyung, quien parecía demasiado conmocionado para
actuar, este no tardó en alcanzar el cuello de su camisa, zarandeándole
mientras Mos continuaba riendo, como si no sucediera nada. No podía
soportar su arrogancia, sus ojos brillantes llenos de expectación, como si no
le creyera capaz de dañarle.
“Te voy a sacar los ojos con dos cucharas y luego voy a mear sobre tu
puto cadáver.”
La sonrisa del más alto se amplió, mostrándose pensativo. “Hm…
Curiosos fetiches. No los comparto, pero podría hacer una excepción.”
Bank le empujó. “Cállate, porque te juro que no respondo. Imbécil.”
“¿No respondes?” Esta vez, sus cejas se alzaron, dando un paso cerca del
castaño. “Me gustaría ver eso, especialmente si acabas igual que la última vez
que nos vimos. Debe ser interesante romperte la nariz una segunda vez.”
Volviendo a empujarle, Bank chocó contra TaeHyung, quien recobró la
consciencia, sosteniendo a su amigo.
No le había roto la nariz.
“Banky, suficiente. Vámonos de aquí.”
“Eso, hazle caso a tu amigo.” Asentía Mos, divirtiéndose con la situación.
TaeHyung jaló de él para sacarlo de allí, ignorando sus reproches incluso
cuando estos comenzaban a causarle migraña.
“¡Suéltame, TaeHyung! ¡Que me sueltes!”
“¡Adiós, bebé!” Mos se despidió, logrando que Bank se pusiera aún más
violento, removiéndose.
De nuevo, el rubio jaló de él.
“Banky, para.”
“Me ha humillado, TaeHyung, quiero partirle la cara.” Casi suplicó,
encontrándose con sus ojos brillantes.
El rubio suspiró, soltándole apenas. Sin embargo, su siguiente movimiento
no era exactamente lo que Bank esperaba que sería, pero sí lo bastante
satisfactorio como para olvidar su propia indignación.
Día doscientos quince.
Mos encontró a Jungkook al otro lado de la pista, suspirando de alivio al
creer que se había marchado sin avisar y acercándosele, meneando la cabeza
a modo de negación.
“Por fin te encuentro, imbécil, ¿dónde te habías metido?”
“Estaba en el baño.” Respondió, sin mirarle.
Parecía tener la vista fija en un punto concreto, una de las habitaciones a
lo lejos, como si hubieran llamado su atención.
“¿Y qué miras tanto…?” Quiso saber, antes de que Jungkook señalara una
de las puertas cerradas en específico, hacia donde él también miró, sin
entender nada. “¿Qué pasa?”
“Esa habitación de ahí. El rubito ha entrado con ese imbécil con el que
apareció por el bar… No me da buena espina.”
Su ceño se frunció. “¿Por qué lo dices?”
“Parece un tipo muy raro. Me ha estado dando ciertas miradas bastante
extrañas desde esa vez, como si me despreciara por algo que ni yo mismo
sé… No sé, simplemente no me fio.”
Sólo entonces, comprendiendo lo que decía, asintió. “¿Y si tan mala
espina te da, por qué no nos acercamos?”
“Sí, será lo mejor.” Estuvo de acuerdo, moviendo la cabeza a modo de
asentimiento.
Ambos se acercaron hacia las habitaciones a paso rápido, pasando entre
los jóvenes borrachos y dejando atrás a los más bailarines, intentando no salir
malheridos por un movimiento torpe. Lo cierto es que a ninguno de los dos
les gustaba ese tipo de fiestas.
Tan pronto como llegaron a la que Jungkook había señalado, siendo este
quien iba por delante, echó a correr, como si hubiese escuchado algo
repentino.
“Eh, ¿a dónde vas?” Le chilló, viendo como lo dejaba atrás y siguiéndole.
Jungkook abrió la puerta de una patada, adentrándose sin pensarlo. Y, para
el momento en que él también lo hizo, la escena que vio le heló la sangre,
haciéndole tragar saliva en cuanto reconoció al primogénito del alcalde.
TaeHyung se encontraba de rodillas en la cama, con su ropa rasgada y las
muñecas atadas con un cinturón. Llorando, temblando, completamente
horrorizado. En el suelo, Jungkook yacía sobre el cuerpo de aquel al que
anteriormente había mencionado, golpeándole sin cesar. Rabioso. Iracundo.
“¿Qué demonios…?” Susurró él.
“No te atrevas a ponerle una mano encima, porque te juro que te voy a
reventar, malnacido.”
Su mejor amigo continuaba golpeando al individuo, estampándole la
cabeza contra el suelo sin medir la fuerza que estaba usando. Él, por
consecuente, se vio obligado a actuar incluso cuando si en sus manos
estuvieras, dejaría a semejante monstruo morir, pero sabía que no era lo
correcto. Dándole una última mirada a TaeHyung, comenzó a quitarse la
cazadora.
“Jungkook, Jungkook, para.” Trató de detenerle, y acto seguido
acercándose hasta la cama. “Lo vas a matar, estate quieto.”
Tan pronto como alcanzó al rubio y lo cubrió con su chaqueta, se movió
cuidadosamente hasta tomarle las muñecas y quitarle el cinturón, masajeando
su piel magullada, rojiza e hinchada poco después. El corazón se le apretaba
sólo de verlo llorar.
Vio su teléfono a un lado, así que no dudó en tomarlo. “Voy a llamar a tu
amigo, ¿de acuerdo? Vendrá en seguida.” Avisó. Él simplemente asintió.
Y así mismo, eso fue lo que hizo, saliendo de la habitación mientras sentía
su corazón acelerado y empuñado, lleno de impotencia. Odiaba presenciar
algo así y no ser lo suficientemente rápido a la hora de actuar, de prevenir o
impedir una desgracia.
Con manos temblorosas, buscó en el teléfono ajeno el contacto de su
mejor amigo, hallándolo como el de emergencia. “Banky Universaly”.
Llamar.
“Cógelo, cógelo…” Mascullaba para sí mismo.
Tan sólo un segundo después, la voz del susodicho llegó a sus oídos.
“¡Por fin, hombre! ¿Dónde te metes? Llevo buscándote un buen—”
“Oye, belleza… No soy TaeHyung, soy Mos, ya me conoces. Ha ocurrido
algo con tu amigo, deberías venir a las habitaciones de la primera planta.
Estoy fuera, en la puerta. Date prisa.”
Ni siquiera le dijo algo más, tampoco esperó a que él lo hiciera. Intuía que
aquel chico era lo suficientemente inteligente como para diferenciar la
gravedad del asunto mediante su tono de voz. Y así fue.
Banky apareció exactamente un minuto después, teléfono en mano y una
expresión horrorizada, acercándosele.
“¿Qué ha pasado? ¿Dónde está? Tú…”
Tan pronto como lo tuvo delante, sostuvo su rostro. “Respira, respira
hondo, ¿vale? Tienes que tranquilizarte antes de entrar ahí, debes hacerlo. Él
no puede verte así.”
Su barbilla tembló. “¿Con qué voy a encontrarme?”
En respuesta, los labios de Mos se apretaron. Banky lo entendió sin
necesidad de más palabras, apartándose del agarre y entrando en la habitación
con el corazón en la garganta.
“TaeHyung, TaeHyung.” Lo llamó, buscándole con la mirada. El corazón
se le detuvo nada más encontrar a Changmin en el suelo. “¿Qué…?”
Y, tan pronto como sus ojos se encontraron con los del rubio, no necesitó
oír ninguna explicación que confirmase su desafortunada teoría, tan sólo
correr hacia él y abrazarlo.
“Mi amor… ¿qué te ha hecho?” Susurró, apretándolo contra su cuerpo.
TaeHyung sollozó, desgarrándose la garganta. Banky lloró con él,
cerrando los ojos con fuerza mientras se negaba a soltarle.
Día doscientos diecisiete.
Banky miró a su alrededor antes de seguir a TaeHyung y Gemini hacia la
salida del bar, encontrándose con un par de ojos que ya estaban sobre él,
como si supiera lo que estaba buscando.
Mos le sonrió, guiñándole un ojo. Él suspiró.
“Id vosotros, antes debo hablar con alguien sobre algo importante. Ahora
os sigo.” Dijo Bank, dándole su bolso al susodicho, viendo a ambos
hermanos asentir.
“Vale, pero no tardes.”
“Descuida, en seguida estoy con vosotros.”
Gemini y TaeHyung abandonaron el recinto, dejando al mejor amigo del
rubio allí. Mientras tanto, Bank se acercó a Mos.
“¿Qué puedo hacer por ti?” Amablemente se dirigió a él, viéndole ladear
la cabeza.
“No sé, dímelo tú. Tu amigo le dijo a TaeHyung que se asegurara de
traerme esta noche porque querías enterrar el hacha conmigo… Así que
quiero escucharte decirlo.”
Soltando una risita, Mos ni siquiera se mostró avergonzado, dejando a un
lado el trapo que había usado para secar algunos de los vasos que
anteriormente sacó del lavavajillas y saliendo detrás de la barra para quedar a
la misma altura que el castaño.
“Me parece justo.” Accedió. “Considero que tú y yo hemos empezado con
el pie izquierdo.”
“No sé en qué te basas para decir eso.” Ajeno a todo, Bank se hizo el
desentendido, oyéndole reír. “Pero digamos que te entiendo, sí. Continúa.”
“En primer lugar, me gustaría aclarar que no conocía tu existencia en la
vida de Jiaer. Nunca mencionó que estaba en una relación cuando nos
veíamos, cosa que dejó de pasar hace mucho tiempo, por si te interesa.”
Encogiéndose de hombros, negó. “Me trae sin cuidado, honestamente, ella
ya no es mi problema… Aunque agradezco la honestidad.”
“De haber sabido que tenía pareja, jamás me hubiera involucrado.”
“Está bien saberlo.” Asintió esta vez, cruzándose de brazos. “De haber
sabido que no tenías ni idea, nunca hubiera parecido por aquí para ver quién
eras. Supongo que asumí las cosas demasiado pronto.”
“No te culpo, en realidad. Desconozco cuál hubiera sido mi reacción de
estar en tu lugar.”
Relajando su postura, Bank mordisqueó la comisura interna de su labio,
viéndose pensativo antes de volver a tomar la palabra.
“Sí, bueno… Yo… Lamento haberme presentado aquí con intención de
causarte problemas, estaba enfadado y ni siquiera pensé demasiado en mi
actitud.”
“Yo lamento haberte roto la nariz.”
“No me rompiste la nariz.”
“Sí te la rompí.” Tomó su rostro sin permiso alguno, girándolo para
observarle. “Tienes el tabique más pequeño, asumo que aprovechaste para
hacerte una rinoplastia.”
Él le quitó la mano con el ceño fruncido.
“Es ácido hialurónico, se va a los seis meses.” Bufó, sumamente
confundido por lo seguro que se veía. “Y, de todos modos, ¿cómo te sabes las
proporciones exactas de mi nariz? ¿Estás perturbado?”
Una risa abandonó los labios del más alto. “Tú querías saber quién era el
hijo de puta con el que te engañaba tu ex, y yo quería saber quién era el
gilipollas que vino a causarme problemas. Creo que es perfectamente justo,
¿no?”
Ahí, Bank no tuvo argumentos ninguno en su favor, por lo que
simplemente se encogió de hombros.
“Supongo…”
“Aun así, lamento no haberte aclarado las cosas antes de actuar y recurrir a
la violencia. Y creo que, ya que te veo receptivo, podríamos enterrar el hacha
de paz. Ya sabes, para zanjar el tema de una vez por todas.”
De inmediato, su ceño se frunció. “¿De paz? ¿No querrás decir de
guerra?”
“No, es que esa frase es bastante típica… A mí me gusta la originalidad.”
“Ow, bueno… En ese caso, de acuerdo.” Asintió finalmente, tendiéndole
la mano para que este la estrechara. “Estamos en… ¿paz?”
Mos negó, descartando aquel gesto tan educado y mordiéndose la esquina
del labio inferior. “Estamos en paz.” Concordó. “Pero prefiero que sellemos
el trato a mi manera, si no te importa.”
El castaño fue a decir algo, cuando unos dedos se adueñaron de su camisa
perfectamente planchada, jalando de él hasta que chocó contra el cuerpo
ajeno y ni siquiera teniendo tiempo de asimilar lo que estaba sucediendo para
el momento en que Mos comenzó a besarlo, irrumpiendo en su boca con la
lengua casi inmediatamente.
Banky, helado y rígido como una piedra, sólo tuvo tiempo a estremecerse
por el beso y a dejar escapar un suspiro que ni siquiera tuvo tiempo de
ocultar, únicamente reaccionando cuando Mos se separó de él y le guiñó un
ojo.
“Listo.” Sentenció, satisfecho.
Sus ojos se entrecerraron de inmediato, no dudándolo ni un segundo antes
de estamparle el puño cerrado en el estómago.
“Listo.” Repitió sin un atisbo de diversión, para acto seguido darse la
vuelta y salir del bar.
Menudo imbécil.
Día doscientos treinta.
“…así que os habéis besado, ¿eh?” Siyeon, con una sonrisa pícara, quiso
saber, mientras observaba a Banky que se encontraba al otro lado del salón.
Mos asintió, incapaz de quitarle la vista de encima. “Así es. Yo a él y él a
mí, fue nuestro modo de hacer las paces. Estábamos en una pequeña disputa
constante que en realidad no iba a ningún lado.”
“Oh, ¿sí? ¿Y qué pasó entre vosotros?”
“Me acosté con su novia.”
Los ojos de la muchacha se ampliaron. “¡¿Que hiciste qué?!” Gritó,
ocasionando que gran parte de los presentes se girase a mirarlos. Mos siseó,
mandándola a callar.
“Pero no grites, hombre… Y sí, con su novia. Pero en mi defensa debo
decir que no tenía ni idea de ese pequeño dato, lo supe cuando vino al bar a
espiarme durante todo un mes porque quería saber quién era yo. Ahí me
enteré.”
“¿Y qué hiciste?”
“Romperle la nariz.” Respondió, haciendo una mueca tras mirar el perfil
de Banky. “Pero es tan guapo que ni siquiera una nariz rota puede arruinar su
imagen.”
Siyeon dejó escapar una risita, abrazándose a él. “Es la primera vez que te
escucho decir algo bueno de alguien a quien previamente has golpeado y
humillado… ¿Qué te está pasando?”
“Nada raro, tranquila, es sólo que todavía me sorprende.”
“¿Qué cosa?”
“Que le pusiera los cuernos conmigo… ¿Tú lo has visto?” Señalándolo
con disimulo, hizo que ella también le mirase. “¿Quién en su sano juicio
engañaría a alguien así?”
“La gente que no se conforma con nada, cielo.”
“Ya, bueno…”
Sin poder quitarle la vista de encima todavía, Mos mordió su labio
inferior, atento a cada movimiento por parte del castaño, quien se encontraba
hablando con Sua sobre algo relacionado con las uñas, pues ambos se
miraban las manos mutuamente, hasta que este se movió en dirección a la
cocina vacía, desapareciendo de su vista. Él actuó al instante, poniéndose en
pie.
“En seguida vuelvo.” Avisó, pero ni siquiera esperó a que Siyeon le diese
una respuesta, alejándose a paso rápido.
Se adentró en la cocina al instante, exactamente cinco segundos después
que Banky, el cual le daba la espalda y se giró al notar movimiento tras él,
esbozando una sonrisa nada más toparse con su mirada, pues sabia que había
ido allí expresamente por él.
“Hola, belleza.”
“Hola.” Le devolvió el saludo, pasándose la lengua por los labios tras
mirarle de arriba abajo sin ningún tipo de vergüenza. “Por cierto, no sabía
que tu nuevo hobby se basaba en contarle a tus amigos una historia
completamente diferente a lo que en realidad pasó entre nosotros.”
Mos dejó escapar una carcajada. “¿Lo dices por lo de la nariz?”
“Exacto.”
“Pero sí que te la rompí, belleza. Al menos un poquito.”
Él negó. “Nop, en absoluto. Ni siquiera me desviaste el tabique un
centímetro… Aunque supongo que es lo que te hubiera gustado.”
“No, claro que no. Soy una persona pacífica.”
Una risita abandonó sus labios. Eso sonaba ridículo hasta para él. “Oh, sí,
claro… Súper pacífico.” Asentía, alargando la ‘u’. “Lo noté cuando intentaste
ahorcarme contra mi propio coche, tenías la asociación Salvemos a las
Ballenas justo detrás.”
De los labios de Mos igualmente brotó una carcajada, acabando poco a
poco con la distancia que les separaba, sin borrar la sonrisa. Puso sus manos a
cada lado de la encimera, a cada lado del cuerpo ajeno.
“Oye, ya me he disculpado por eso, ¿te importaría no ser tan rencoroso?”
“Hm…” Bank hizo un mohín, pensativo. “Sí, sí que me importaría, en el
fondo soy bastante rencoroso, aunque no lo parezca.”
“Pero tú y yo ya enterramos el hacha de guerra, no debería der así…”
Su cabeza se ladeó, la distancia entre ambos menguando con cada segundo
que pasaba.
“¿Dónde exactamente se especifica eso?”
“Bueno… Yo creo que lo acordamos cuando sellamos el tratado de paz a
nuestra manera y pensé que estabas de acuerdo cuando algunos días después
me metiste la lengua hasta la garganta.”
Otra risa abandonó los labios del castaño. “Mi lengua no ha estado en tu
garganta todavía, cariño.”
“¿No?”
“Claro que no.”
“A mí me lo pareció.”
“Posiblemente fuera producto de tu imaginación, ya sabes… Fantasías que
deberías tener.” Él se encogió de hombros. “No te culpo, a muchos les pasa;
pero no pasó.”
Las cejas de Mos, como era de esperar, se elevaron. “¿Estás seguro?”
Y él volvió a asentir. “Segurísimo.”
“Bueno…”
Asintiendo también, bajó la mirada mientras sopesaba sus opciones
silenciosamente. Luego, levantó la mirada otra vez y observó a un castaño
que parecía expectante, con una ceja alzada y una pequeña sonrisa. Como si
esperaba algo que sabría que llegaría en cualquier momento e intentaba no
desesperarse. Por ello mismo, ladeando una sonrisa, Mos acortó la distancia
restante entre ambos, inclinándose hasta atrapar sus labios entre los propios.
Bank suspiró, devolviéndole el beso inmediatamente y usando una mano
para acunarle el rostro. No tardó demasiado en entreabrir los labios para
recibir su lengua, batallando contra ella de manera activa. Tanto que cuando
este la sacó de su boca para lamerle los labios, la suya golpeó el centro de los
ajenos, introduciéndola. El pelinegro esbozó una sonrisa.
Un segundo después, casi a regañadientes, se separó.
“Ahora sí que hemos sellado el tratado de paz. Ya no hay vuelta atrás,
belleza.” Sentenció, besándole los labios castamente.
Bank rio, accediendo de manera silenciosa. Estaba bien para él. No
guardaría rencor si sus peleas comenzaban a ser de ese tipo.
Día doscientos cuarenta.
“¿Fourth iba a quedarse en tu casa?” Cuestionaba un muy extrañado Bank,
con la vista fija en la carretera.
Al otro lado de la línea, TaeHyung, quien parecía haberse recuperado de
un ataque de estrés, emitió un sonidito afirmativo. “Así es, sí… Al parecer ha
discutido con su hermano por la universidad y se escapó. Vino a buscar a
Gemini, este le ofreció quedarse a pasar la noche, pero al final ese imbécil de
Jungkook llegó para llevárselo.”
“Vaya, qué pena… Gemini debía estar muy ilusionado.” Suspiró,
lamentándose por el hermano más pequeño. TaeHyung volvió a emitir otro
sonidito afirmativo. “Justo ahora voy de camino al bar para recoger el abrigo
que me dejé en casa de ese tatuador tan guapo, Jungkook. ¿Debería decirle
algo?”
“¿Vas al bar de Mos?”
“Correcto.” Asintió, incluso si no podía verlo, mientras detenía el coche.
“Estoy aparcando en la puerta, de hecho.”
“Bueno… No sé si deberías decirle algo, hablé con Fourth hace un rato y
propuse ir mañana a hablar con su hermano, así que si te ves capaz de hacerle
entrar un poquito en razón, adelante.”
De nuevo, asintió, echando el freno de mano antes de quitarse el cinturón.
“Hecho.”
“Genial, gracias.”
“No es nada, cariño. Hablamos luego, ¿vale? Ya te contaré qué tal ha ido.”
“Hasta después. Te quiero.”
Una sonrisita jaló de sus labios, saliendo del coche. “Te quiero, adiós.”
Finalmente colgando la llamada, suspiró, haciendo su propio camino hacia
la entrada del bar que ahora se encontraba casi vacío debido a la hora de
cierre cercana, adentrándose e inmediatamente captando la atención de Mos,
quien estaba tras la barra.
“Hola, belleza.” Este saludó. Tal y como TaeHyung había mencionado, no
parecía muy contento, pero aún así se las arregló para esbozar una sonrisa.
“¿Qué tal? Vengo a por mi chaqueta, las chicas me dijeron que estaba
aquí.”
“Me la llevé yo, sí, tenía la esperanza de poder venderla por alguna página
web de segunda mano, pero se ve que te diste cuenta muy pronto…” Bromeó,
haciéndole reír incluso si él apenas sonrió por más de un segundo.
Jaemin, que se encontraba cerca, también rio. “Está en la trastienda, en
seguida te la traigo. El jefe me pidió que la guardase ahí para que no cogiera
olor.”
“Oh, qué detalle.” Expresaba, mirando a Mos quien nuevamente sólo
sonrió.
“¿Has visto? Es todo un caballero.”
“No me hagas la pelota, Jaemin, ya te he dicho que no voy a subirte el
sueldo.”
Este bufó. “Pues que sepas que mea en la ducha, Banky.”
Banky dejó escapar una carcajada inmediata.
“Todos tenemos defectos, ¿qué se le va a hacer?” Expresaba, indiferente
ante aquel dato, encogiéndose de hombros.
“También es verdad…”
“Ve a por la chaqueta, anda, que ya te toca irte y luego estos diez minutos
de cháchara quieres cobrármelos como horas extras. Aprovechado.” Le
indicaba el jefe en un tono de voz jocoso. Jaemin asintió entre risas, haciendo
lo pedido. Él miró a Banky. “Llevo sin mear en la ducha años, que conste.”
“No te preocupes, dicen que se ahorra mucho haciendo pis en la ducha. Es
bueno para el medio ambiente.”
Aquel dato le tomó por sorpresa. “Oh.” Murmuró. “Entonces tendré que
volver a hacerlo… Todo sea por el bien del medio ambiente.”
“Exacto.” Asintió, pasándose la lengua por los labios. “Por cierto…
TaeHyung me contó lo que ha ocurrido con tu hermano, eso de vuestra
discusión y tal. Fue hasta su apartamento para ver a Gemini.”
Mos hizo una mueca. “Sí, lo sé. Jungkook me lo ha contado todo.”
“Yo sé que no me corresponde ni debería meterme, pero creo que Fourth
agradecería mucho tener tu apoyo en lugar de tantas discusiones al respecto.”
Le dijo, aclarándose la garganta. “Quiero decir, lo va a hacer
independientemente de lo que pienses.”
“Ya…”
“Es mejor para ambos si das tu brazo a torcer y le apoyas en esto. Te vas a
sentir mejor y él aún más sabiendo que estás de su lado.”
Vaciando sus pulmones, Mos apretó los labios hasta que dos pequeños
hoyuelos se formaron en sus mejillas. Acto seguido, levantó la cabeza para
mirar al castaño, quien ni siquiera parecía estar atacándole.
Él sabía que tenía razón.
“Lo sé, créeme que lo sé… Pero tengo miedo de que se tope con gente
hipócrita, ¿sabes? Ha pasado un infierno del que no pude sacarle en el
instituto, no quiero que se repita.”
Aquello, la mirada consternada del azabache y su preocupación tan
evidente, hicieron que el corazón de Banky cayera desde un quinto piso.
“No se va a repetir, Mos, incluso si cabe la posibilidad de que se le crucen
imbéciles en el camino, porque pasará, no tiene por qué suceder nada malo.”
Aseguraba. “Fourth no está solo ahora, Gemini se ha convertido en su
mochila, no se separan nunca.”
“Ya, sí…”
“Además, mi facultad está cerca, al igual que la de TaeHyung, si alguien
molesta a cualquiera de los dos también estaremos allí para cualquier cosa.”
De los labios del más alto brotó una risita. “¿Irás a defender a mi hermano
de un abusador gilipollas?”
Él se encogió de hombros.
“Fui a defender mi ego al bar de un mequetrefe sin saber lo que podría
encontrarme y con la posibilidad de terminar en estado vegetativo
soplándome en la oreja… Creo que eso no es tan malo.” Le recordó, sólo así
robándole una risita. “Así que sí, claro que defendería a Fourth si tuviera que
hacerlo, ¿por qué no?”
“No, por nada, supongo que todavía no estamos tan acostumbrados a que
gente como vosotros, TaeHyung y tú, estén tan empeñados en ayudar a gente
como nosotros.”
Bank rio. “Lo dices como si fuéramos especies distintas.”
“Hm… Casi, casi. Estamos en clases sociales diferentes, que ya es algo.”
“Pero eso no tiene nada que ver, mi clase social no define quién soy como
persona. Nací con un lingote de oro bajo la axila por mis padres, yo decido si
quiero basar mi personalidad exclusivamente en eso.”
“¿Y no quieres?”
Acto seguido, él señaló a Jaemin a lo lejos, quien llevaba su chaqueta
encima. “El abrigo más caro de mi colección ha pasado casi dos semanas en
la trastienda de un bar para moteros y mi razón principal para venir aquí ha
sido querer volver a verte la cara, saca tus propias conclusiones.”
Los ojos de Mos brillaron, luchando por no sonrojarse o sonreír ante tales
palabras, simplemente apretando la boca en una fina línea.
“¿Cuánto dices que cuesta esta cosa?” Jaemin, entregándoselo, quiso
saber, su ceño fruncido.
“No sé, fue un regalo de mi hermano, pero estoy seguro de que roza los
siete mil dólares. Es un Louis Vuitton.”
Como era de esperar, Jaemin se atragantó con su propia saliva. “La madre
que…”
“Bueno, a lo que iba, mequetrefe… Hazme caso, piensa un poco más en lo
que quiere tu hermano en lugar de ser tan sobreprotector con él. Daño van a
hacerle en todos lados porque gente mala terminará encontrando sea como
sea, pero no creo que nada de eso sea peor a no tener el apoyo de tu familia.”
“Eso es cierto.”
Suspirando una vez más, Mos asintió. “Está bien, lo tendré en cuenta.”
“No, no lo tendrás en cuenta; vas a hacerme caso, mequetrefe. Sí o sí. Yo
no pienso tolerar que Fourth acabe en el apartamento de mi mejor amigo
llorando porque tú tengas la cabeza hecha de cemento y te niegues a ser
razonable.” Lo señaló. “Así que ya puedes ir cambiando esa actitud si no
quieres arruinarle la ilusión.”
Sin dejar de señalarlo, sostuvo su chaqueta cuidadosamente, dando un
paso hacia atrás. Mos no dijo nada, tan sólo mantuvo los labios apretados
mientras le devolvía la mirada.
“Pues eso es todo, me marcho. Adiós. Gracias por guardarme la
chaqueta.” Sentenció. “Adiós, Jaemin.”
“Adiós, Bank, buenas noches.”
Y, tan pronto como llegó, se fue. Mos dejó escapar un suspiro.
“¿Qué significa mequetrefe?” Escuchó a Jaemin preguntar entre dientes,
girándose para fulminarle con la mirada, lo que le confundió. “¿Qué he
dicho…?”
Día doscientos sesenta.
Tan pronto como avanzaron con la compañía de Jungkook entre los civiles
que parecían desatados bajo el alcohol y el sonido de la fuerte música, Banky
divisó a un Mos que, por supuesto, se encontraba con la vista fija en él,
esbozando una sonrisa tan pronto como este se le acercó.
“Pero si ha venido mi gran aliado de guerra, yo creí que después de la
última vez no volvería a verte por aquí…” Le saludó a su manera, colocando
su brazo alrededor de los hombros ajenos casualmente. “¿Te han vuelto a
arrastrar?”
Bank asintió, mirándole con el ceño fruncido. “¿Cómo lo sabes?”
“Nunca has venido por voluntad propia… A no ser que hayas querido
hacerlo hoy para verme a mí.” Dejó caer, de una manera muy sutil. Esta vez,
el castaño le sonrió. Una sonrisa falsa, por supuesto.
“Justo eso, sí… Has dado en el clavo.”
Ambos rieron, Mos jalando sutilmente de él.
“Por cierto, me alegra saber que seguiste mi consejo y diste tu brazo a
torcer por Fourth. Estoy muy orgulloso de que hayas progresado tan bien.”
“Bueno… En realidad lo hice porque TaeHyung me aseguró que sería
muy bueno para su futuro y que así no tendría que acabar en un bar de mala
muerte como yo. Esto último sale de mi boca, no de la suya…”
Inmediatamente ofendido, Bank se alejó de él como si lo que acabara de
decir fuese lo más parecido a un insulto hacia su persona, logrando que Mos
soltara una carcajada, volviendo a tomarle del brazo para devolverle a su
posición inicial.
“Es broma, es broma, belleza. Lo que dijiste también impactó en mi
decisión final, no quiero perjudicar a mi hermano pequeño con esa
negatividad.”
Este le siguió dando una mala mirada. “Ya…”
“Que lo digo en serio, de verdad.”
“Más te vale, mequetrefe.” Señalaba, mirando hacia el frente, donde el
circuito se encontraba. Al poco tiempo, TaeHyung volvió con la chaqueta del
azabache.
“¿Ya se ha ido Jungkook?” Fue lo primero que Mos le preguntó, nada más
este acercarse a ellos. Sin embargo, antes siquiera de que TaeHyung pudiera
responderle, le señaló. “¿Por qué llevas puesta su chaqueta?”
Claramente, aquella pregunta fue suficiente para que Bank, quien estaba
justo a la izquierda de Mos, con el brazo de este todavía alrededor de sus
hombros, le observara, analizando así su vestimenta. TaeHyung jamás usaría
una cazadora de cuero.
“Eso digo yo… ¿Dónde ha ido tu abrigo?” Cuestionó, tocándole el
hombro para girarle sólo un poco y ver su figura desde esa perspectiva. “¿Es
que acaso han vuelto a robártela?”
Gemini también se acercó. “¿Otra vez te han robado?”
“No, no, no.” El rubio negó de inmediato. “Nadie me ha robado, por el
amor de Dios, tranquilizaos todos. Jungkook se acaba de ir porque le han
llamado desde la pista y me ha pedido que intercambiemos abrigos. No sé
muy bien por qué, la verdad, tampoco he tenido tiempo de preguntar.”
Entonces, y de manera automática, los labios de Mos esbozaron una
sonrisa que lucía casi maliciosa.
“Oh… Con que es por eso…”
Bank le observó con la cabeza ladeada y una expresión confusa, pues
estaba siendo consciente de que había algo escapándose de su alcance. Y eso
él no podía permitirlo.
“¿Qué sabes tú que los demás no, Donkey Kong de los suburbios?”
De inmediato, sus ojos fueron a parar hacia el castaño, entrecerrados.
“¿Cómo me has llamado?”
“No, nada de ofenderse, primero respóndeme. Creí que éramos
compañeros de batalla, por eso de que querías enterrarme el hacha, ¿cómo es
que no me has contado nada? Estoy muy decepcionado.”
Una cabeza aleatoria, más concretamente la de Jaemin, quien parecía muy
horrorizado al respecto, apareció junto a Mos.
“¿Qué querías enterrarle el qué?”
Bank se giró para mirarle. “El hacha, pero no estamos hablando de eso
ahora. Habla, mequetrefe.”
“¡Deja de insultarme!” En tono quejumbroso, protestó frente al castaño, su
ceño fruncido. “Y no pienso decir nada de nada, que lo sepáis. Ya podéis
hacerme cosquillas en los huevos para que abra la boca, que yo voy a
permanecer calladito. Así que dejad de atosigarme.”
Absolutamente todos los presentes se mostraron asqueados con su petición
tan desagradable e inusual, apartando la mirada de él.
“Hijo de mi vida…” Murmuraba Siyeon, una mueca asqueada luciendo en
su rostro.
Sua compartió la misma mueca. “Qué puto asco, Mos.”
Satisfecho y muy sonriente, este volvió a pasar el brazo por los hombros
de Bank, como si nada, empujándolo más cerca de sí mismo.
“¡Atentos, atentos, ya casi empieza!” Anunciaba Fourth, dando un salto y
señalando la pista.
Bank, aún con el ceño fruncido y una mueca de desagrado, miró a Mos,
aprovechando que todos estaban ocupados mirando el inicio de la carrera.
“¿Por qué cosquillas en los huevos?” Susurró.
“Soy muy sensible a las cosquillas.” Respondió del mismo modo.
Este señaló hacia su parte baja. “¿Ahí abajo también?”
Mos asintió. “Sobre todo ahí abajo.” Respondía, guiñándole un ojo. “¿Por
qué? ¿Quieres comprobarlo?”
Y, para su sorpresa, el castaño se mantuvo pensativo, antes de encogerse
de hombros.
“Claro, ¿por qué no?”
Un estremecimiento inmediato le recorrió la espina dorsal, mas no dudó en
darle su mejor sonrisa, pues incluso si no era la respuesta que esperaba, sí era
la que deseaba interiormente.
“Bien.”
“¡…en el segundo volante tenemos a Kim Youngmin, veterano de las
carreras y rey del asfalto en Busan! Ha venido aquí única y exclusivamente
para competir contra Jeon Jungkook, ¡así que vamos a recibirle con un fuerte
aplauso!”
Tal y como dijo la presentadora, el público al completo aplaudió a dicho
contrincante, coreando su nombre del mismo modo en que lo hicieron con
Jungkook, sólo que por menos tiempo de lo debido, dejando así muy claro
cuál era el favorito general.
Banky se inclinó hacia Mos. “¿Ese es bueno?”
“Muy bueno.” Asintió, echándole un rápido vistazo. “No es la primera vez
que compite con Jungkook, de hecho, se llevan bastante bien.”
“¿Acaso se lleva bien con todos contra los que compite?”
El pelinegro dejó escapar una carcajada. “Con todos menos con tu ex.”
Por supuesto, Bank resopló, poniendo los ojos en blanco antes de que
estos se encontraran con los de TaeHyung, quién parecía interesado en la
conversación que ambos mantenían. Le dedicó una sonrisa, alargando el
brazo para sostener su mano.
“Ese imbécil no era nada mío…” Masculló.
Satisfecho, Mos sonrió.
“Me alegro, entonces.”
Día doscientos ochenta y cinco.
Bank salió de su última clase al mediodía, agotado y sin ganas aparentes
de hacer nada más que lanzarse de cabeza a su cama. Por desgracia, no sería
así.
Se encontraba solo, pues TaeHyung no tenía clase ese día y Gemini
apenas entraba en veinte minutos a la primera, por lo que tampoco podía
quejarse de su mala mañana con nadie que tuviera cerca.
Suspirando, fue sobresaltado por el ruido de un claxon sonando justo a su
izquierda, obligándole a girarse sólo para ver una camioneta vieja, cuya
ventana del copiloto se bajó de inmediato. Un segundo después, la sonrisa
dulce de Mos le recibió, haciéndole suspirar.
“¡Belleza!” Saludó, haciendo sonar el claxon nuevamente para indicarle
que se le acercara.
Esbozando una pequeña sonrisa, él así lo hizo, caminando en su dirección.
“Hola, ¿cómo tú por aquí?”
“Vine para dejar a Fourth en la facultad. Se supone que Jungkook es quien
suele hacerlo, pero como llevan varios días sin hablarse…” Torciendo los
labios en un gesto de cansancio, murmuró. “¿Y tú qué? ¿Sales o entras?”
“Salgo, salgo, justo acabo de terminar mi última clase. Si tuviera que
volver a entrar lo haría mínimo sin cabeza…”
Mos rio. “Entonces mejor quédate fuera, no queremos que suceda esa
desgracia.” Le dijo, sonando lo más honesto que podía, sin dejar de mirarle.
“¿Tienes cómo o con quién volver a casa?”
“Mi coche está en el taller, pensaba coger un taxi, así que…”
“¿Quieres que te lleve? Debo pasarme por el centro.”
Su ceño no tardó en fruncirse. “¿Cómo sabes que vivo en el centro?”
“No lo sé, lo supongo, todos los niños ricos que conozco viven allí. Dudo
mucho que tú seas la excepción.” Respondió sin tapujos. Bank dejó escapar
un bufido, por lo que levantó las cejas. “¿Me equivoco?”
“No, no te equivocas, pero sí me ofende que me tomes por un niño rico
más.”
De nuevo, el pelinegro rio, esperando a que diera la vuelta al coche para
subirse al lado del copiloto.
“No eres un niño rico más, belleza, pero la realidad es la que es y hay que
aceptarla.” Le dijo, encogiéndose de hombros. Luego, le guiñó un ojo.
“Aunque tú me gustas más que cualquier niño rico a secas.”
“Eso ya lo sé.”
La honestidad en su voz le hizo reír, asintiendo antes de poner el coche en
marcha.
El viaje fue más corto de lo que Banky esperaba, llegando a su
apartamento tan sólo veinte minutos después. Había subestimado
(silenciosamente, claro) la vieja camioneta que Mos trataba como su mayor
tesoro.
“Aquí es, ¿verdad?”
Él asintió. “Sí, justo ahí en frente.”
Mos observó el complejo de edificios con los ojos brillantes. “Esos
apartamentos deben ser gigantes… ¿Vives tú solo?”
“Sí, me independicé hace unos cuantos años. Mis padres viven en una
finca al norte y llegar a la universidad se volvía un infierno todos los días…
Así que me vine aquí a vivir con algunos ahorros que tenía.”
“¿Ahorros? ¿No te lo pagan ellos?”
“Soy accionista en la empresa familiar desde que cumplí los dieciocho,
consigo mis propios beneficios y obtengo ingresos por mí mismo desde
entonces. Siempre me ha gustado ser independiente.” Respondía,
encogiéndose de hombros. “Ellos insisten en pagarme todo, pero prefiero que
no.”
“Bueno… Está bien que se impliquen, supongo. El último won que vi por
parte de mis padres fue cuando cumplí quince años y no tuvieron tiempo de
comprarme ningún regalo.”
El ceño de Bank se frunció. “¿Y eso?”
“Se fueron cuando cumplí los dieciséis, no hemos vuelto a saber nada de
ellos.”
Y, como era de esperar, el hueco en su corazón se hizo presente,
lamentándose silenciosamente por algo que a él no le había tocado vivir, pero
despreciaba aun así. No era justo.
“Vaya… Lo siento mucho, mequetrefe.”
Aquel repentino insulto robó una risita al más alto. “No te preocupes, está
todo bien. Lo hemos superado.”
“Eso espero.” Asentía, frotándole el brazo.
“Tranquilo.”
Miró a Mos y poco después a su apartamento a lo lejos. Vacío, solo, sin
nadie más que él mismo. Y de repente el cansancio que llevaba sintiendo toda
la mañana se esfumó. Había encontrado algo mucho más entretenido que
dormir.
Aclarándose la garganta, se relamió los labios.
“¿Estás libre ahora?”
“Sí, Jaemin se está encargando del bar.”
Él asintió también, señalando a sus espaldas, hacia el apartamento.
“¿Quieres pasar?”
Los ojos del más alto se iluminaron.
“Por supuesto.”
Y Bank le dio una sonrisa de oreja a oreja, quitándose el cinturón lo
suficientemente rápido como para salir del coche en pocos segundos, pero lo
suficientemente lento como para no parecer un completo desesperado.
Día trescientos cuatro.
“Gem, ¿puedes dejar el teléfono un momento y ayudar, por fa? No vamos
a terminar nunca.” Bank escuchó a TaeHyung dirigirse a su hermano.
Este asintió. “Espera un momento, es que Fourth me está diciendo algo
importante.”
“¿Ha pasado algo?”
“No lo sé… Hace un rato me preguntó dónde estaba y si estaba ocupado,
no tengo ni idea de si ha pasado algo o sólo estaba aburrido, pero ahora no
responde.”
El castaño se apartó del coche de TaeHyung, acercándose al suyo propio
que se encontraba en la plaza contigua, dejando escapar un suspiro. “No te
preocupes, lo más probable es que estuviera aburrido.”
“Ya…” Murmuró, asintiendo finalmente y bloqueando su teléfono, antes
de guardarlo yendo tras el castaño. “¿Con qué te ayudo?”
“Ven, saca esta caja de aquí que es un poco más grande, pero ten cuidado
que pesa mucho.”
Él hizo lo pedido, siseando cuando levantó dicha caja del maletero y sus
brazos se sintieron prontamente entumecidos.
“Joder, sí que pesa, sí…”
Bank soltó una carcajada. “Te he avisado.”
“Deberíamos ir metiendo las cajas dentro del hotel conforme las sacamos,
¿no creéis?” Propuso TaeHyung, frotándose las manos al ver la cantidad de
cajas que habían sacado. “Porque dejarlas aquí amontonadas no creo que sea
la mejor idea.”
“Es lo más lógico, sí. ¿Las dejamos en recepción?”
“Sí, claro.” Asintió, agachándose para agarrar una de ellas. “Voy a ir a
dejar esta dentro, ¿vale? Que pesa más que yo la desgraciada…”
Asintiendo, Bank se movió para agarrar otra de las cajas, suspirando ante
el sobreesfuerzo que aquello suponía para él. Tenía una buena resistencia,
pero sus brazos justamente hoy habían decidido convertirse en gelatina y seis
de sus diez uñas se habían roto dramáticamente.
“Deja que te ayude, rubito.”
“¡Jungkook, qué susto, joder!”
Una voz increíblemente conocida que sobresaltó a su mejor amigo le sacó
de su burbuja, girándose para ver a Jungkook arrebatándole la caja que
llevaba en sus manos.
“¿Qué haces tú aquí?”
“Vengo a ayudar.” Respondía, como si fuera obvio, encogiéndose de
hombros. “Bueno… Mejor dicho, venimos; he traído compañía.”
Siyeon, Sua, Mos y Jaemin, quién llevaba en brazos a su hijo, se bajaron
de la camioneta del azabache, mientras que Leedo, el socio de Jungkook,
Yibo y otro chico cuyo nombre TaeHyung no lograba recordar, pero sabía
que empezaba por la J, llegaron tras ellos.
Banky no podía creerlo, pues sentía que estaba en medio de un sueño
lúcido del que, de ser así, jamás querría despertar.
“¡Hola, hola!” Sua meneó la mano a modo de saludo. “¿Llegamos a
tiempo? Jungkook me dijo que íbamos a decorar habitaciones de hotel y he
venido corriendo.”
Jaemin sonrió, dejando a Lyon en el suelo. “Espero que no os moleste que
traiga al enano este, no tenía con quién dejarlo y además seguro que también
es de ayuda.”
“¡Hola!”
“Yo sólo espero que no me hagáis trabajar mucho…” Se quejaba Siyeon.
“¡¿Has traído a toda esta gente para que nos ayude?!” Chilló Bank,
interrumpiendo lo que TaeHyung iba a decir.
Riendo, Jungkook asintió. “Esa es la idea inicial, sí. Pensamos que sería
buena idea venir a echar una mano.”
“¡Ay, bendito seas!” Mostrándose aliviado mientras veía al resto llegar,
suspiró. “Nunca pensé que me alegraría tanto de ver un hombre que no fuera
yo mismo.”
Mos apareció delante de él en cuestión de segundos, convirtiendo la vista
ajena en un auténtico paraíso cuando este le sonrió. Definitivamente, jamás
había estado tan feliz viendo a otro hombre delante de él, ni siquiera cuando
el mismo que tenía delante estuvo desnudo en su propia cama.
“¿Necesitas que te ayude con algo?”
“Claro que sí, mi amor.” Banky asintió, e inmediatamente le plantó la caja
más pesada en los brazos. “Toma, para que lo dejes en recepción.”
Él sostuvo la caja. “En seguida.”
“Gracias, cariño. Los demás podéis ir agarrando cajas de mi maletero o el
de TaeHyung e ir dejándolas en la recepción del hotel, si no es mucha
molestia.”
Gemini se aclaró la garganta, dejando otra caja más en el suelo. “Oye,
Mos, ¿dónde está Fourth?”
“No lo sé.” Respondió, encogiéndose de hombros, pues tras Gemini su
hermano pequeño se encontraba haciéndole señas para que se mantuviera en
silencio. Él así lo hizo, girándose nuevamente hacia Banky e ignorando la
confusión en los ojos ajenos.
“Vamos a soltar esto dentro, Mos, sígueme.”
“Detrás de ti, belleza.”
“Así me gusta.”
Él esbozó una sonrisita. “A mí también.” Dijo, con un descarado doble
sentido que hizo a Banky reír, encantado.
Tan sólo unos minutos después y para a desgracia de ambos, les tocó
separados a la hora de organizar todas las habitaciones, cosa que no
entusiasmaba demasiado al pobre Mos, quién ahora compartía lugar con Sua,
mientras Banky era acompañado por Siyeon tan sólo quince habitaciones por
delante.
“¿Cómo se supone que hagamos esto? Este cubrecama ya es bonito, ¿por
qué íbamos a cambiarlo?” Se quejaba Sua, con el ceño fruncido.
“¿Acaso no has oído a TaeHyung? Este sitio lleva años cerrado, si no lo
cambiamos alguien va a morir de alguna enfermedad rara. Lleva intacto
desde que el abuelo de TaeHyung murió.”
En esta ocasión, el rostro de la mujer se convirtió en una mueca asqueada.
“Entonces sí hay que cambiarlos, sí…”
Mos observó a su alrededor con los ojos entrecerrados.
“Aunque a mí también me parece bonito…” Dijo. “Si de mi dependiese, se
quedaba todo tal y como estaba.”
“Y de mí.”
“Claro, pero tú y yo no entendemos cómo funciona esto. Somos dos
abnegados del diseño.”
“Pues también es verdad…” Coincidió rápidamente, asintiendo.
“Estamos descompensados.”
Sua volvió a asentir, pues no había ninguna mentira en sus palabras. “Sí,
es cierto.”
“Mientras que para Bank y Siyeon todo es más fácil, ambos entienden del
tema. Nada de esto les supondría un problema, a diferencia de nosotros…”
Murmuraba, ambos observando aquella habitación como si no fuesen capaces
de encontrar algún defecto. Y es que no lo eran.
“Ya…”
“Deberías ver el apartamento de Bank, lo decoró todo él solito y parece la
portada de una revista de lujo.”
Nuevamente, ella asintió, sus ojos viajando por todas las instalaciones.
“Nuestro apartamento también está todo decorado por Siyeon, ella se encargó
de todo porque yo era inútil.”
Una mano se le posó en el hombro. “Oh, no eres para nada inútil, Sua;
simplemente es que no servimos para esto.”
La mencionada negó.
“No lo hacemos, no.”
“Por eso es injusto que nos emparejen para esto.” Dijo, llegando
finalmente al punto que deseaba. Sua le observó con el ceño fruncido, no
llegando a comprender si debía sentirse ofendida o no. “No me
malinterpretes, me encanta pasar tiempo contigo y estoy muy feliz de que
seas mi compañera, pero estamos descompensados.”
“Ya…”
“Deberíamos intercambiar parejas.”
“¿Tú con Siyeon y yo con Bank?” Propuso. Mos negó, lo que rápidamente
le hizo entender. “Oh, claro… Tú con Bank.”
Esta vez, él asintió, una sonrisa apareciendo de oreja a oreja. “Exacto.”
“Bien. Dile a Siyeon que estoy esperándola aquí.”
Visiblemente satisfecho al conseguir su objetivo inicial, Mos no tardó en
acceder con rapidez.
“Trato hecho. Nos vemos por ahí, Sua.”
“Nos vemos.”
Salió de la habitación al instante, buscando al castaño y compañía con la
mirada, creyendo que no tardaría demasiado en encontrarlos cuando estaban
en la misma planta. Y, tal y como pensaba, reconoció la risa de Banky tan
sólo cinco minutos después, una sonrisita apareciendo en sus labios conforme
se acercaba a dicha habitación.
Banky y Siyeon se encontraban terminando de colocar la ropa de cama de
su quinta habitación (mientras que Sua y él apenas habían entendido cómo
arreglar la primera), dando varios golpecitos en la puerta abierta para hacerse
notar.
El par de no-ineptos para el diseño se giraron hacia él.
“Hola…”
“Mos, ¿qué haces aquí?”
“Vengo porque Sua y yo tenemos un problema.”
Banky se acercó a él. “¿Problema? ¿Qué pasa?”
“Nosotros dos somos el problema, en realidad… No tenemos ni idea de
cómo poner las cosas sin que esa habitación parezca sacada de una casa del
terror. Sua es torpe, yo soy torpe…” Casi avergonzado al tener que admitir
aquello, murmuró. “Es complicado.”
“Pero si sólo tenéis que cambiar sábanas, colchas y cortinas por unas
nuevas, ¿dónde está lo difícil?”
Ante la mirada acusatoria de Siyeon, sus palabras duras como el cemento
dirigiéndose a su pobre corazón herido, él se encogió de hombros como si
fuera un niño pequeño recibiendo una buena regañina.
“No sé… Sua me ha pedido que venga a buscarte porque te necesita allí.”
E inmediatamente, con esas palabras exactas, Mos consiguió que Siyeon
dejara de observarle como si fuera una piedra en su zapato y los ojos le
brillaran intensamente.
Ella observó a Banky. “Quédate con él, ¿vale? Voy a ver qué necesita
Sua.”
“Claro.”
“Ya podrías quedarte allí y yo aquí. No pasa nada porque intercambiemos
parejas, ¿no?”
Sólo entonces, comprendiendo la verdadera razón tras su torpeza fingida,
Banky dejó escapar una carcajada, incapaz de no sentirse halagado por lo que
aquello significaba.
La peliazul no dijo nada más, simplemente bufó y desapareció de la
habitación un instante después, dejándoles a solas. Mos, con disimulo, cerró
la puerta a sus espaldas, en caso de que a esta se le ocurriese volver. Bank rio
más fuerte.
“Bueno… ¿Y qué hacemos?” Le observó atentamente, tras mirar a su
alrededor.
“Esta cama de aquí, Siyeon y yo ya nos encargamos de quitar las sábanas
antiguas, ahora hay que poner las nuevas.”
“¿Y cómo se hace eso? Yo no sé.”
Otra risa abandonó los labios del más bajo. “No te hagas el tonto, anda,
que ya no hace falta. Sólo estamos nosotros dos aquí, no necesitas fingir.”
Los labios de Mos se estiraron en una sonrisita.
“¿Cómo sabes que finjo?”
“Dijiste que tuviste que hacerte cargo de Fourth siendo apenas un
adolescente, por lo que claramente necesitaste madurar mucho y convertirte
en la autoridad de tu casa. Si no sabes hacer algo tan básico como una cama,
te iría muy mal… Y no es el caso.”
La sonrisa en aquellos labios se estiró aún más, pues había dado en el
clavo. “Eres muy observador, belleza.”
“Lo sé.”
“Me gusta.”
“Eso también lo sé, además de que es muy obvio.” Señaló. Mos rio
suavemente esta vez.
“¿Mucho?”
“Te has hecho ver a ti mismo como un imbécil sólo para cambiar de pareja
y estar aquí conmigo, creo que con ese hecho te puedes responder tú solito,
corazón.” Señaló lo obvio, agarrando uno de los almohadones y cubriéndolos
con su respectiva funda.
Y, en lugar de simplemente sentirse avergonzado por su obviedad, Mos
lució orgulloso, su sonrisa volviéndose brillante. “Me alegra que te hayas
dado cuenta.”
“Lo sé.” Banky le devolvió la sonrisa, agarrando otro cojín y
lanzándoselo. Por supuesto, el más alto lo atrapó al instante. “Encárgate de
ponerle la funda a ese, no quiero romperme otra uña. Empiezan a dolerme.”
Sus cejas se alzaron. “¿Se te han roto las uñas?”
“Casi todas, sí, son un suplicio.” Asentía, mirándose las manos.
Acercándose a él, tomó sus muñecas para poder tener un mejor acceso a
los dedos ajenos, observando que, efectivamente, casi todas sus uñas de la
mano izquierda estaban rotas, lo mismo con la derecha. Su gesto se torció,
transformándose en una mueca de horror.
“Joder… ¿no te duelen?”
“Algo, aunque no es la primera vez. No son mis uñas naturales, también te
digo, están hechas de gel. Las mías son súper cortas, más que estas, de
hecho… No soy capaz de dejármelas crecer.” Explicó. Mos pareció aliviado
entonces, asintiendo. “Tengo los dedos demasiado largos para uñas tan
cortas.”
“¿No podías habértelas quitado?”
Él negó. “No me las hice precisamente por gusto, estudio un curso de
maquillaje y estética ya que pretendo abrir mi propio centro. Estas uñas me
las hizo una compañera esta misma mañana y apenas me daba tiempo a
comer antes de venir aquí.”
Su gesto se torció, mostrándose algo preocupado otra vez, pues incluso si
seguía teniendo manos bonitas, finas y con dedos largos, aquellas uñas rotas
se veían muy dolorosas.
“Bueno… Entonces, ¿por qué accedes a participar en esto si sabes que vas
a terminar tan adolorido?”
“Pues porque no voy a dejar a TaeHyung solo en medio de este hotel tan
grande. ¿Tú has visto cómo están las instalaciones? Porque afortunadamente
habéis venido a ayudar y la empresa de limpieza se ha encargado del trabajo
sucio, literalmente; si no, nos come la mierda. Imagínate que encima yo lo
dejo solo aquí con Gemini, ¿qué clase de amigo sería si hiciera eso?”
Mos no pudo decir nada al respecto, pues entendía a Banky mejor que
nadie. Aún después de que sus padres se fueran sin decir un mísero adiós,
años antes, él se las había arreglado para organizarle a Jungkook una pequeña
fiesta de cumpleaños al día siguiente. No pudo permitir que su desgracia
tuviera que sufrirla también su mejor amigo, incluso si eso no era algo que él
pudiera decidir.
“No sé qué clase de amigo serías, pero sé que tus manos se verían mucho
mejor que ahora y eso es lo único que me preocupa realmente.”
El corazón del castaño dio un vuelco. “Ow… ¿Estás preocupado por mí?”
“Un poco. O bueno, al menos lo suficiente para no dejarte a cargo del
resto del trabajo en toda la tarde.” Dijo, mirando a su alrededor en busca de
algo que le sirviera. Luego, señaló un sillón a tan sólo pocos metros. “Ve allí
y siéntate mientras yo termino de colocar las fundas.”
“Pero no hace falta, estoy perfectamente capacitado para seguir. Se me
han roto las uñas, no me he quedado manco de repente… Puedo—”
Antes siquiera de que Banky pudiera protestar o apenas decir algo para
hacer ver que estaba en perfectas condiciones, Mos se agachó y lo tomó por
los muslos traseros, elevándolo del suelo. Este no tardó en chillar, quejándose
mientras era llevado forzosamente hacia aquel sillón, siendo depositado allí
con sumo cuidado.
“¿Qué haces, Mos?” Dijo, su ceño fruncido, pero sin intenciones algunas
de quejarse.
“Quédate ahí hasta que yo termine, ¿de acuerdo? Si ves que hago algo mal
me lo dices, pero no te levantes de ahí.”
“Puedo andar, lo sabes, ¿verdad?”
Él asintió. “Que puedas no significa que debas hacerlo. Quédate ahí.”
“Mos…”
Inclinándose otra vez, en esta ocasión simplemente depositó un casto beso
en sus labios, silenciándole. “Aquí sentado.” Insistía, nada más incorporarse.
“Si me haces caso y te estás quieto, luego te invito a cenar donde tú quieras.
Hoy he tenido un cliente muy generoso, así que puedo permitirme un
pequeño lujo. Ya le he comprado nuevos zapatos a Fourth.”
Banky fue incapaz de decir algo, especialmente cuando su voz dulce y
aquellos ojos brillantes dejaron huella en él tan pronto como le observaron en
un intento de advertencia. Con el corazón acelerado, cálido, arropado por una
manta gruesa, él asintió.
Definitivamente estaba empezando a sentir cosas por la persona que
menos esperaba. Y no había ni siquiera una mísera parte de él que se pudiera
arrepentir de ello.
Dejando escapar un suspiro, asintió. “De acuerdo… Haré lo que el
señorito pida.”
“Así me gusta, belleza.” En cuanto su dedo índice le golpeó la barbilla, se
terminó de incorporar, poniéndose recto y girándose para enfrentar lo que le
esperaba. “A ver cómo coño hago esto…” Susurró para sí mismo.
Día doscientos noventa.
El sábado en que se celebraría muy probablemente la última carrera de
Jungkook llegó tan pronto que Mos se sintió casi nostálgico mientras
observaba aquellas pistas tan familiares. No era un secreto que para él todo
aquello era muy simbólico, en buen y en el mal sentido.
“¡Gemini, TaeHyung, aquí!” Fourth llamó al par de hermanos que se
acercaban a lo lejos.
Su ceño se frunció casi de inmediato una vez estos llegaron, notando la
ausencia de un tercero. El único por el que seguía girando la cabeza cada vez
que su hermano les advertía de su llegada. No había rastro alguno de Banky.
“Veo que el pase especial de Jungkook ha servido para que podáis entrar
sin problemas.” Señalaba, adoptando una mueca de confusión. “Eh… Me
falta un millonario, ¿dónde habéis dejado al graciosito?”
TaeHyung rio. “Él no ha podido venir, está en una cita.”
Inmediatamente, la sensación de algo punzante clavándosele en el pecho
le hizo sentirse fuera de lugar.
“¿Una cita?” Murmuró.
“Sí, aunque todavía no sé muy bien con quién, sólo que es para sus
prácticas de la universidad.”
Él asintió, comprendiendo, con una leve mueca adornándole los labios. No
podía evitar sentirse decepcionado, casi molesto e incluso dolido. Tal vez no
debía pensar más de la cuenta, pero tampoco era capaz de controlar sus
sentimientos aún cuando ni siquiera sabía diferenciarlos.
Lo único que sabía era que aquella sensación de malestar en su pecho
ahora se había trasladado al estómago.
“Ya veo…”
Aclarándose la garganta, ni siquiera dijo mucho más, dando un par de
pasos que lo alejaron del resto y apretando los labios mientras sacaba su
teléfono móvil con disimulo, en busca del número de Banky en la lista de
contactos. Este se lo había dado hacía un tiempo atrás, cuando enterraron
oficialmente el hacha.
Una vez lo encontró, no tardó demasiado en enviarle el primer mensaje.
Mos Lhong:
Hola, belleza, ¿estás ocupado?
Para su sorpresa, tan pronto como el mensaje llegó, este apareció “En
línea”.
Belleza:
Estoy ocupado, pero siempre tengo tiempo para un mequetrefe como tú.
Dime, corazón, ¿qué necesitas?
Sólo con aquella respuesta tan simple, pero previsible a manos de Banky,
una sonrisa inconsciente hizo acto de presencia en los labios del pelinegro,
quien volvió a escribir en su teléfono.
Mos Lhong:
TaeHyung y Gemini acaban de llegar al distrito Jung. Hoy se celebraba la
última carrera de Jungkook, como dijimos… Pensé que vendrías con ellos,
pero tu amigo me avisó que estabas en una cita, o algo así.
Sé que no me debes explicaciones y tampoco pienso pedírtelas, pero no he
podido evitar sentirme decepcionado.
Sólo quería que lo supieras.
La respuesta del castaño, para fortuna de un pobre Mos que luchaba
interna y silenciosamente con sus expectativas, no tardó en llegar.
Belleza:
Directo, me gusta.
Él sonrió de nuevo.
Belleza:
No es una cita romántica, sino formal.
Ya te dije que planeaba abrir mi propio centro de estética, así que llevo
un tiempo mirando locales para comprar y creo que finalmente he
encontrado el indicado, por eso he concertado una cita con el propietario.
No te debo explicaciones, efectivamente, pero te las doy porque no me
gusta decepcionarte.
Además, agradeciendo que seas tan directo, creo que es justo para ti
saber que no estoy interesado en tener citas con nadie más que no sea un
mequetrefe de metro ochenta, pelo negro, empresario (bar de moteros y
alcohol de dudosa procedencia) y guapísimo. Parecido a ese que me obligó a
estar sentado durante dos horas en todos los sillones de cada habitación en
la que entrábamos, solo porque me había roto un par de uñas y luego me
invitó a una hamburguesa más grande que mi cabeza.
Con el corazón acelerado esta vez, un suspiro abandonó sus labios. No
podía creer que estuviera recibiendo aquellos mensajes y sonriendo como un
imbécil, pero la verdad es que a estas alturas poco le importaba.
Mos Lhong:
Oye, un respeto. El alcohol que sirvo no es de dudosa procedencia, para
tu información. Tengo el mejor proveedor de toda la ciudad.
Y respondiéndote a lo demás, es todo un halago que no quieras a nadie
que no sea ese empresario exitoso, guapo, musculoso, que sirve un alcohol
de primera clase y además es encantador. Estoy convencido de que él piensa
lo mismo.
Sin embargo y para asegurarnos de eso, espero que el jueves te dejes ver
por el bar.
Suspirando tan pronto como envió el último mensaje, se obligó a sí mismo
a parecer impasible aun cuando tenía el corazón acelerado, mirando a su
alrededor para asegurarse que nadie se hubiese dado cuenta de la tremenda
cara de gilipollas que tenía. Y, a pesar de sus esfuerzos, todos estos fueron en
vano, pues una vez el teléfono le sonó, su atención viajó ridículamente a él de
nuevo.
Belleza:
Cuenta con ello, corazón.
La sonrisa en sus labios que tanto se molestaba en ocultar terminó
ensanchándose hasta verse obligado a rendirse.
Día doscientos noventa y cinco.
Banky no había tenido suficiente con un nuevo negocio del que hacerse
cargo, un hotel masivo en el que ni siquiera pudo ayudar, exámenes y
trabajos agotadores, sino que TaeHyung desmayándose repentinamente tras
ser atacado por el secretario de su propio padre debía añadirse a la lista.
Definitivamente necesitaban un descanso.
“¿…y cómo está TaeHyung?” Mos quiso saber, entrando en el almacén
sabiendo que iba tras él.
“Bien, está bien. Estresado, muy estresado… La verdad es que nos ha
dado un buen susto.” Murmuraba. “Gemini y yo insistimos para que viniera,
pero dijo que quería quedarse terminando algunas cosas para mañana y
necesitaba tranquilidad. Me preocupa mucho.”
“Es normal, me preocupa incluso a mí que ni siquiera soy su amigo más
cercano. Pero también comprendo que debe estar bajo mucha presión y en
cierto modo, por algún lado o por el otro iba a explotar…”
Asintiendo, dejó escapar un suspiro. “Ya… Y lo peor todavía está por
llegar.”
Siendo consciente del lamento y la preocupación en su tono de voz, Mos
dejó de buscar las bolsas de hielo para girarse y fijar toda su atención en él,
frotándole los hombros.
“Oye, cálmate, ¿vale? Todo va a salir bien, ya lo verás. TaeHyung es
increíble y la gente se dará cuenta del corazón tan grande que tiene. Aunque
cueste, pero tarde o temprano sucederá y las cosas irán mejor que nunca.”
“Ya…”
“Lo digo en serio, belleza.”
De nuevo, otro suspiro abandonó los labios del castaño. “Sé que va a ir
bien porque conozco a TaeHyung y estoy convencido de que no se rendirá
bajo ningún concepto, pero tengo miedo de que sea demasiado para él. Es
fuerte, muy fuerte, demasiado… Y aun así su límite está cerca, Mos.” Dijo.
Este acarició su mejilla suavemente. “He visto a TaeHyung derrumbarse
tantas veces en tan poco tiempo que no puedo volver a hacerlo.”
“Que te preocupes tanto por él dice mucho de ti, pero aun así, hazme caso,
¿quieres? No va a estar solo allí, no sólo porque tú le acompañarás, sino
porque nosotros también iremos.”
“¿De verdad?” Quiso saber, viéndole asentir de inmediato. “¿Por qué?”
“Porque también queremos ayudar, evitar catástrofes… Conocemos a esa
gente mejor que nadie, sabemos cómo se sienten y lo mal que están
pasándolo. Ver caras conocidas junto a vosotros, estoy seguro de que será de
mucha ayuda.”
Sólo así, el castaño esbozó una sonrisita dulce, conmocionada por sus
palabras. Mos le devolvió la sonrisa, sin dejar de acariciar su mejilla.
“Te lo agradezco mucho, mequetrefe.” Le dijo.
Mos bufó, poniendo los ojos en blanco. “¿Vas a morir por decirme algo
bonito, acaso? Podría hacerme millonario si recibiese mil wons cada vez que
me llamas así.”
“¿Y no es mejor eso?”
“Sí, pero se agradecen palabras bonitas de vez en cuando.” Contraatacó,
casi haciendo un puchero que enterneció el corazón de Banky. “Uno es
sensible, ¿sabes? Soy varonil y todo, pero también tengo mi corazoncito…”
Dejando escapar una risa, Banky rodeó su cuello con ambas manos,
acunándolo.
“Acabas de hacerme recordar la última conversación que tuve con Jiaer
antes de echarla de mi apartamento…”
“¿Y eso por qué?”
“Bueno…” Respirando hondo, conforme sentía las manos ajenas
acoplándose en su cintura, se preparó para rememorar el momento más
humillante de toda su vida. “Ella dijo que me había engañado porque
necesitaba un hombre varonil a su lado, masculino… Un hombre en
condiciones.”
Aquello tomó al pelinegro por sorpresa. “¿Qué?”
“Dijo que era demasiado, que a veces incluso sentía que era más femenino
que ella.” Continuó diciendo, esbozando una sonrisa triste.
“Pero eso no tiene sentido, belleza.”
Él se encogió de hombros. “Para Jiaer sí, supongo. No fui suficiente.”
“No, no lo tiene, ni para ella ni para nadie. Simplemente no.” Negó
rotundamente, casi más ofendido que el propio Bank. “Es ridículo, ¿cómo
puede a alguien faltarle algo contigo e intentar buscarlo en mí?”
Esta vez, fue Banky quien se sintió confundido. “¿Por qué no?”
“Porque tú eres increíble. Mírate.” Lo señaló. “Eres precioso, tienes una
piel perfecta, una sonrisa espectacular, unos ojos impresionantes y un cuerpo
para el que ni siquiera tengo palabras… Yo soy un gilipollas que lleva un bar,
conduce una berenjena con ruedas y huelo a Coca-Cola.”
“Me gusta el olor de la Coca-Cola.”
“Gracias, pero—”
“Y me gustas tú.” Dijo, interrumpiendo lo que él fuese a decir. “No me
importa que Jiaer te prefiera por encima de mí porque lo entiendo, yo también
te preferiría a ti por encima de cualquiera. No porque seas más masculino,
aunque quizás eso sume algunos puntos…”
Mos se sonrojó, riendo.
“…sino porque de verdad considero que mereces la pena. Incluso si en un
principio vine a alimentar mi ego dañado y terminé con media cara en el
asfalto y el ego por los suelos, seguiría siendo así.”
“¿Por qué?”
“Porque sí.” Respondió, como si fuera obvio.
Sin embargo, para Mos, que se veía duro por fuera, pero era una gema sin
pulir por dentro, llena de dudas, inseguridades y miedos, no era suficiente.
“Eso no es una respuesta, belleza…”
“Es por eso mismo que lo digo.” Volvió a señalarlo. “Te llamo mequetrefe
todo el tiempo, pero tú me halagas cada vez que tienes oportunidad porque a
pesar de todo, de las malas intenciones que tuve contigo, no tienes ninguna
palabra horrible para darme.”
Este negó suavemente. “Ni siquiera las he buscado. No las necesito.”
“Lo sé, y me encanta. Me encanta porque eres un chico increíble. Un chico
guapísimo, súper masculino al que no le importa dar su brazo a torcer si eso
hará sentir mejor a su hermano pequeño. Que es capaz de servir mil bebidas
al día sólo porque a este no le falte de nada, ni una sola cosa.” Poniendo una
mano en su pecho, notó como latía con fuerza.
“B-Bueno, mil bebidas no sé yo… Tampoco tenemos una carta demasiado
grande…”
Banky rio, sabiendo que se sentía tan nervioso como él.
“Y me encanta porque a pesar de que la infidelidad de Jiaer me hizo sentir
insuficiente durante mucho tiempo, siempre siento que soy la mejor versión
de mí mismo cuando estoy cerca de ti. Aunque no lo parezca.”
“Sí que lo parece, belleza.” Aseguró, antes de acortar la distancia entre
ambos y capturar sus labios.
Lo besó con dulzura, lentitud, empujando muy suavemente su lengua al
interior de la boca ajena, explorándola hasta dar con la impropia,
succionándola y batallando contra ella en un ritmo lento, calmado.
Simplemente queriendo disfrutar de aquella sensación tan sofocante, pero
adormecedora, aun así.
Bank no tardó en devolverle el beso, rodeándole el cuello con ambas
manos y ladeando la cabeza.
Mos no era bueno con las palabras. No tenía ni idea de cómo expresarse
cuando algo iba mal, bien, o simplemente no iba. No sabía cómo se sentía la
mayor parte del tiempo porque jamás había encontrado algo con lo que
compararlo. Sin embargo, esta era la primera vez que podía asegurar, con los
ojos cerrados, cómo se sentía.
Día doscientos noventa y cinco.
“¿Estás bien?” Mirando atentamente al castaño, quiso saber, incapaz de
ocultar su preocupación.
Banky, quien parecía descompuesto y con el corazón en un puño incluso si
finalmente, tal y como él mismo había dicho, todo había salido bien, negó,
consiguiendo que Mos actuara con rapidez a la hora de estacionar el coche lo
antes posible, girándose de nuevo hacia él.
No pasó demasiado tiempo hasta que este se tapó el rostro y comenzó a
llorar.
“Belleza…” Susurró, poniendo una mano en su nuca, acariciándola para
acto seguido empujarle hacia su hombro y besar su cabeza. “Oye, tranquilo,
¿vale? Ya está, ya pasó…”
“Le lanzaron piedras a la cabeza, Mos… Han— han intentado golpearle y
le han dicho cosas feísimas cuando él sólo quería ayudarles.” Hipó. “¿Por qué
narices la gente tiene que ser tan increíblemente imbécil?”
“Porque están dolidos y asustados. Lo han perdido todo, Banky, todo. Sus
casas, sus vidas, sus recuerdos… Y no los defiendo en absoluto, sabes que no
lo haría; pero en cierto modo era de esperarse. A fin de cuentas, TaeHyung es
el único que ha tenido la valentía a dar la cara para que se la rompan.”
Banky continuó negando, lleno de impotencia. “Él no tiene la culpa. No es
ni el alcalde ni quien decide toda esa mierda. No pueden hacerle eso sólo
porque sí, no es justo… Nada justo.”
“Lo sé, sé que no es justo cuando TaeHyung sólo intentaba ayudar.”
Seguía estando de acuerdo, sin dejar de acariciar su nuca. ‘Es una mierda que
haya sucedido así, que apenas haya tenido oportunidad para explicarse
cuando se había esforzado tanto.’ El castaño sollozó. “Pero al menos
podemos volver a casa con un buen sabor de boca, porque al final ese
esfuerzo ha valido la pena, belleza. Independientemente de cómo han sido las
cosas, TaeHyung consiguió que confiaran en él.”
“Ya…”
“Por eso tenemos que alegrarnos.”
“Y me alegro, ¿crees que no me alegro? Soy la persona más feliz del
mundo viendo a mi mejor amigo triunfar, pero no… No puedo evitar
sentirme así. Tan impotente, tan enfadado…”
Mos asintió. “Lo sé, es muy molesto verte a ti mismo en esa posición.”
“Demasiado…”
“Pero, ¿sabes cuál es la posición que debería hacerte realmente sentir
incómodo?” Le dijo, viendo sus ojos llenos de lágrimas observarle con el
ceño fruncido.
“¿Vas a mencionar una posición sexual?”
Riendo, meneó la cabeza de un lado a otro. “No, claro que no, nada de eso.
Me refería a la posición de alguien que no ha hecho nada. Alguien que se ha
mantenido al margen mientras su amigo del alma se dejaba la piel en un
proyecto que ni siquiera le correspondía a él. Eso es algo que realmente
debería hacerte sentir impotente; pero no es el caso. Porque no lo has hecho,
sino todo lo contrario.”
Separándose lentamente del abrazo, Bank se limpió las lágrimas con algo
de torpeza. Mos aprovechó la distancia para hacerlo él, pasando los dedos por
sus mejillas húmedas.
“Estuviste con TaeHyung todo el tiempo. Apoyándole, acompañándole
cuando y cuando no te necesitaba, belleza…” Continuó diciendo. “Entiendo
que te sientas mal, pero piensa que ya no va a haber ni una sola persona con
dos dedos de frente que le mire y lo señale por las malas acciones de su
padre.”
“Eso es verdad…”
“Claro que lo es.” Sentenció, acariciándole la mejilla por última vez, antes
de que este se separara definitivamente y pudiera encontrarse con su mirada.
“¿Mejor?”
Banky volvió a asentir. “Sí, mucho. Gracias, mequetrefe…”
Y como era de esperar, Mos bufó, logrando sacarle una sonrisa. A modo
de recompensa, se inclinó para besarle en los labios.
“Ahora mequetrefe ya no significa alguien de poco valor, así que no me
mires con esos ojos…”
“Ah, ¿no?” Cuestionó, con las cejas alzadas. Él negó. “¿Y qué significa
ahora?”
“Hombre varonil, guapo, musculoso, empresario de un bar cuyo alcohol
no es de dudosa procedencia y que conduce una berenjena con ruedas.”
Explicó.
Mos dejó escapar una sonora carcajada, incapaz de oponerse a ello cuando
sus mejillas estaban haciendo la labor de sonrojarse, transformándose a
traición en dos cerezas mal cultivadas.
“Hm… Creo que me gusta esa nueva definición.”
“Claro que te gusta, mequetrefe.” Besando sus labios castamente de
nuevo, dijo, sonriéndole de oreja a oreja. “La has creado tú.”
Día trescientos siete.
“¿Te está gustando el concierto?” Un muy curioso Mos se acercó al oído
de Banky, quien mantenía toda su atención en el escenario, susurrando
aquello. “Algo me dice que no eres muy fanático de esta música.”
“No lo soy, pero tampoco es tan mala. Me gusta… A ratos, supongo.”
Encogiéndose de hombros, respondió, dándole un sorbo a su bebida antes de
encontrarse con los ojos atentos de Mos. “¿A ti te gusta?”
Él se encogió de hombros. “A ratos.” Dijo, causándole una risita al
castaño.
“Pues no pareces muy pendiente.”
“Bueno, tampoco puedes culparme.” Trató de defenderse, haciendo un
mohín cuando Banky volvió a mirarle. “Cualquiera se fijaría en un montón de
rockeros teniéndote a ti delante…”
Otra risita abandonó los labios del susodicho, quien luchó consigo mismo
por no sonrojarse, levantando las cejas como si sus palabras no le afectaran
en lo más mínimo. Como si su corazón no se hubiera acelerado de tal manera.
“¿Esa es tu forma de ligar con alguien, mequetrefe?”
Mos volvió a encogerse de hombros. “Es mi forma de ligar contigo.
¿Funciona?”
“Hm… Algo así, sí.” Asentía, pensativo. “Aunque todo depende de lo que
pretendas conseguir con eso.”
“A ti.”
Esta vez, Banky no tuvo necesidad de pelear consigo mismo y su impulso
de sonrojarse para salir victorioso, sino que bastó con sonreír. Una sonrisa
juguetona, satisfecha y cargada de diversión.
“A mí ya me tienes.”
“Pero no en mi habitación.” Señaló, consiguiendo que se estremeciera de
pies a cabeza cuando besó una de sus comisuras suavemente. “Ahí es dónde
te quiero ahora.”
Banky suspiró un segundo después, sintiendo como temblaba por dentro
mientras observaba a su alrededor, queriendo comprobar que nadie más
hubiese notado aquel nerviosismo tan evidente. Odiaba ser tan endeble, pero
aquel sinvergüenza se había convertido en su mayor debilidad en los últimos
meses y no tuvo forma alguna de verlo venir.
“¿Por qué no te quedas esta noche conmigo?” Propuso este, mirándole con
suma atención. “Puedes llamar a TaeHyung y decirle que quizás es buena
idea que pase la noche con Jungkook. No creo que tengan intenciones de
volver, de todos modos…”
“¿Y qué hay de tu hermano?”
“Fourth se ha ido hace un rato, Jaemin le invitó a quedarse con ellos. Lyon
quería ver una película, dormirá allí.”
En respuesta, no pudo hacer otra cosa que apretar los labios, pues estaba lo
suficientemente ansioso por darle una respuesta positiva como para parecer
desesperado. Él no quería serlo, así que se relamió los labios, respirando
hondo y aclarándose la garganta.
“¿Estás completamente seguro?”
Una risita abandonó sus labios, como si tener dudas al respecto fuera casi
insultante. “Por supuesto que lo estoy, belleza. Antes te propuse dejar el
coche en mi garaje si tomabas lo suficiente para no poder conducir y pensé
que entenderías la indirecta, pero no ha sido así.”
Aquello tomó le tomó por sorpresa.
“Oh, ¿eso era una indirecta?”
“Claro.”
“Pues se te dan fatal…”
De nuevo, el azabache rio. “Bueno, es que normalmente no las
necesito…”
“Ya, ya…” Bufando, puso los ojos en blanco. “Voy a… Voy a llamar a
TaeHyung, a ver qué pretende hacer él.”
“Genial.” Mos asintió, esbozando una sonrisa satisfecha.
Banky se alejó algunos metros poco después, lo suficientemente lejos para
tener privacidad, pero lo más cerca posible para que Mos pudiera poner un
ojo en él sin preocuparse por terceras personas. Una vez a solas, sacó el
teléfono e inmediatamente llamó a TaeHyung, sintiendo cómo le sudaban y
temblaban las manos.
Era repugnante.
“Bank, dime.” La voz de TaeHyung sonó.
Tragó saliva antes de abrir la boca, buscando qué palabras decir para no
parecer imbécil. “Hola mi amor, ¿qué tal? Te llamaba para contarte algo que
me ha pasado.” Le dijo, poco después soltando una risita torpe.
“¿Va todo bien?”
“Verás, resulta que esto se estaba animando tanto que me dije, me voy a
tomar un par de cócteles y si eso pillamos un taxi para volver a casa, no pasa
nada. Mos incluso me dijo que podía dejar el coche en el garaje del bar y,
bueno… Una cosa llevó a la otra…”
“¿Te vas a quedar a dormir en su casa?”
Sus mejillas se colorearon de un potente rojo, asintiendo incluso si sabía
que el rubio no podía verlo. A veces olvidaba que, al igual que él, TaeHyung
lo conocía como a la palma de su mano.
“Si a ti no te importa, no me odias por eso y Jungkook está totalmente
dispuesto a llevarte a casa… Sí.”
“De acuerdo, no hay ningún problema.”
“¿En serio?”
“Sí, de verdad, yo me quedaré con Jungkook.”
Él emitió un chillido, quizás sonando más emocionado de lo que debería.
“¡Ay, menos mal! En ese caso, dejaré el coche en el garaje del bar y mañana
por la mañana nos vemos para volver juntos, ¿vale, amor?”
“Vale, vale. Nos vemos mañana. Adiós, guapo.”
“Adiós, te quiero.”
“Y yo.”
Poco después colgó, girándose para encarar a Mos, cuyos ojos estaban
fijos en él, atento a lo que diría. Bank le sonrió, indicando que tenía una
respuesta positiva.
Una hora más tarde, agradeciendo que Fourth había optado por pasar la
noche en casa de Jaemin, dejándoles completamente solos, envueltos en su
propio sudor y habiendo dejado las ventanas empañadas, Banky se recostó en
el pecho de Mos, todavía en busca de aire desesperadamente.
“¿Te encuentras bien, belleza?”
“Sí, perfectamente.” Respondió, tragando saliva con dificultad. Notando
aquello, el pelinegro rio, haciéndole saber que no terminaba de creerse su
pequeña mentira piadosa. “No, no estoy bien, mequetrefe, mañana no voy a
poder caminar.”
La risa de Mos fue más estruendosa esta vez. Bank golpeó su brazo.
“¡¿De qué te ríes?!”
“Te avisé, te dije que deberíamos haber utilizado más lubricante y tú
estabas empeñado en que no era necesario… Ahora pasa lo que pasa.” Le
dijo, claramente regañándole. El castaño lo fulminó.
“¿De verdad me vas a sermonear justo ahora?”
“No te estoy sermoneando, sólo haciéndote ver que yo estaba en lo cierto
y tú no.” Aclaraba, pasando una mano por su espalda baja y empujándole más
cerca de sí mismo antes de comenzar a trazar patrones aleatorios en su piel.
“Ven aquí, anda.”
Banky sufrió un pequeño escalofrío. “¿Qué estás haciendo?” Susurró.
“Masajes. Mañana no te dolerá tanto, ya lo verás.”
“¿Eres de ese tipo de persona luego del sexo? No me lo esperaba.” Señaló,
relamiéndose los labios tan pronto como dejó de sentir tanta tensión en
aquella zona. Mos volvió a reír.
“No me acurruco con nadie en la cama después del sexo, belleza, ni
siquiera traigo a personas a esta casa ya que Fourth vive conmigo y no quiero
involucrarle en ese tipo de asuntos.” Fue su respuesta, una respuesta que, por
supuesto, confundió al otro. “Pero sí que quiero hacerlo contigo, así que
supongo que, en cierta parte, sí lo soy.”
Este asintió, satisfecho, tanto que sus comisuras se estiraron por sí solas y
él no hizo nada para impedirlo. “Eres selectivo…”
“Tampoco, solo me estoy dejando llevar por lo que siento.”
“Oh, ya veo…” De nuevo, Banky asintió, mostrándose interesado en el
rumbo que estaba tomando la conversación. “¿Y qué sientes?”
“Que quiero acurrucarme contigo hasta quedarme dormido, si eso está
bien para ti.”
Dándole una sonrisa de oreja a oreja, ni siquiera se molestó en responder
con palabras, no cuando inclinarse y besarle castamente sonaba y se sentía
incluso mejor. Mos le sonrió con dulzura, acariciando su rostro con la mano
libre una vez tomó distancia.
Día trescientos catorce.
Banky no podía quitarle la vista a Mos de encima, notando su molestia,
preocupación y angustia. Incluso cuando este le había repetido a todos los
presentes que se encontraba bien con respecto al hecho de su madre
apareciendo repentinamente, una parte de él sabía que aquello no era cierto.
No se veía bien, no estaba bien.
Aprovechando que los demás charlaban entre ellos, esperando que la
comida llegase, él se le acercó por la espalda, poniendo una mano en su
hombro. Acto seguido, Mos se giró, casi sobresaltado, únicamente respirando
hondo cuando vio de quién se trataba.
“Belleza…”
Él le sonrió. “Hola, guapo, ¿cómo te sientes?”
Mos volvió a asentir. “Bien, estoy bien. Tampoco es para tanto.” Dijo,
encogiéndose de hombros hasta que los ojos del castaño le observaron con
dulzura, suavizándose. “¿Qué? Digo la verdad. Estoy bien.”
“No lo pareces.”
“Oh, vaya, muchas gracias.” Bufó, haciéndole reír.
“Lo digo en serio, Mos, no pareces estar bien. Y de ser así, sería
totalmente comprensible que te sintieras mal.”
Sólo entonces, mientras se secaba las manos en un trapo seco de cocina, se
mordió el labio inferior, finalmente suspirando, dejando escapar el aire en sus
pulmones y ese que tanto lo atormentaba.
“Es complicado, ¿sabes…?” Murmuró, usando un tono de voz bajo.
“Llevaba años sin levantarme por las mañanas y pensar en cómo sería mi
vida si ellos siguieran aquí. Había pasado tanto tiempo sin preguntármelo,
que ya lo estaba superando…”
“Sientes como si te hubieran fastidiado todo el progreso, ¿no?”
Él asintió. “Mi progreso y el de Fourth.”
“Debe ser una mierda.”
“Lo es sí, incluso más cuando no sólo se trata de mí, sino de alguien que
ha estado a tu cuidado durante muchos años a raíz de eso. Fourth sufrió
muchísimo y que todo esto le pase factura es lo que más me preocupa.”
Suspiraba, luciendo angustiado. “No quiero que se ilusione y termine
llevándose el golpe de su vida, ¿sabes? Ahora es más mayor, es consciente de
todo lo que le rodea… Me da miedo.”
Comprendiendo lo que decía, Bank asintió.
“Entiendo lo que quieres decir, pero también debes saber que Fourth
también es un chico muy inteligente, Mos.”
“Claro que lo sé, ¿cómo no voy a saberlo? Le he criado como si fuera mi
hijo, he intentado darle la mejor educación posible para que sea una persona
decente el día de mañana. Sé todo sobre él.”
“Pero temes que se ilusione, ¿verdad? Que tenerla a ella aquí le
perjudique.”
Esta vez fue él quien asintió. “No quiero que se quede, aunque suene
egoísta… Porque si eso ocurre y Fourth empieza a acostumbrarse a tenerla
cerca, cuando vuelva a irse sufrirá muchísimo.”
“Sufrirá, claro que sufrirá…” Le dio la razón, incluso si tampoco era
agradable a su vista. “Pero ahí estarás tú para hacerle saber que por muchas
personas que se vayan de su vida, nunca lo harás, ¿a que sí? Sin importar qué,
va a tenerte.”
“Por supuesto que sí. Es mi hermano, yo jamás podría dejarlo atrás…”
Las manos del castaño acunaron su rostro casi tímidamente, acariciando
sus mejillas. “Exacto, corazón. Y eso es lo único que importa al final del día,
Mos, que seguirás ahí a pesar de todo.”
Aquellas palabras se encargaron de arroparle el corazón, lentamente
haciéndose un hueco en él hasta hospedarse allí, manteniéndolo cálido
mientras su dueño asentía y sonreía en dirección a Banky, cuyos ojos le
observaban con la misma adoración que recibía.
“Tienes razón.”
“Claro que la tengo, mequetrefe. El hecho de tenerla es la razón de que me
gustes tanto, no lo olvides.”
Su sonrisa se volvió más amplia. “No lo olvidaré.”
Banky le guiñó un ojo.
“Más te vale.”
Día trescientos treinta.
“¿Vas a pedírselo?” Al otro lado de la línea, Sua, su mayor confidente,
quiso saber, su voz tan chillona y llena de emoción que lo abrumó durante
varios segundos.
“Ese es el plan inicial, sí…”
“¡Pero eso es increíble, Mos!”
“¿Qué pasa?” Una tercera voz sonó, proveniente de Siyeon, quien
claramente iba a estar presente en cualquier momento.
“¡Mos va a pedirle salir a Banky oficialmente!”
El chillido de Sua hizo que al mencionado comenzara a dolerle la cabeza.
Sin embargo, también lo preparó para el que posteriormente Siyeon dejaría
escapar.
“¡¿Qué?! ¿En serio?”
“Sí…”
“¡Pero eso es increíble!” Repitió. Cómo se notaba que eran tal para cual…
“¿Y qué le vas a decir? ¿Cómo lo harás? ¿Le llevarás flores?”
Con suma lentitud negó. “No, no, nada de eso. Quiero que sea algo
sencillo, sin demasiada planificación, que salga solo. No tengo nada planeado
ni lo pretendo, no es mi estilo por muy especial que sea.”
Alguien pareció emitir lo que sonaba como un sollozo. Seguramente se
tratase de Sua.
“Nunca imaginé que esto pasaría… Mi grandullón con cara de ameba va a
tener pareja después de toda una vida sin querer rozar la monogamia.”
“Suena irreal, ¿verdad?”
Mos dejó escapar un bufido. “¿No creéis que estáis siendo muy
exageradas? Tampoco es para tanto.”
Por supuesto, aquel comentario resultó súper ofensivo a oídos de ambas
chicas, las cuales sonaban (e incluso si no podía verlas, juraba que también se
veían) muy sensibles, como si fueran ellas quienes estuvieran a punto de dar
el paso.
“¡Claro que lo es!”
“Nosotras estábamos convencidas de que nunca sentarías la cabeza, que
jamás te cerrarías a una relación seria por nada del mundo, ¡y mírate, Mos!”
“Bueno… Todavía no hay ninguna relación seria oficializada, os estáis
precipitando.” Dijo, soltando una pequeña risita, divisando el apartamento de
Banky a lo lejos. “¿Qué pasa si me dice que no? A lo mejor no le gusto tanto
como para aceptar.”
Y, del mismo modo que anteriormente, ese comentario las ofendió a más
no poder.
“¡¿Qué dices?!”
“¡De eso nada! Le gustas muchísimo, demasiado. Sólo hay que ver cómo
te mira.”
Sus propias mejillas terminaron coloreándose de un suave color rojo,
obligándole a sonreír incluso si no era consciente de ello, su corazón
acelerándose también.
“¿Y cómo me mira?”
“De una forma muy bonita.” Aseguraba Siyeon.
“Eso es.”
Él suspiró, mordiéndose el labio una vez aparcó el coche frente al
complejo de apartamentos, manteniendo su vista fija en la ventana de la
habitación de Bank. Se sentía todo tan irreal, como si simplemente fueran a
verse como otro día cualquiera. Como si no estuviera a punto de abrirse
delante del susodicho en canal y admitir todo lo que sentía.
“¿Estás nervioso, Mos?” Siyeon quiso saber.
Y, para su propia sorpresa, él negó. “No, no lo estoy. Lo cierto es que
estoy super relajado…”
“Esa es una muy buena señal, amigo mío.”
“¿Vosotras creéis?” Ambas emitieron un sonido afirmativo. “Bueno… En
ese caso, recemos porque se mantenga así, porque ya he llegado.”
“¡Ay! ¿Ya es el momento?”
Volviendo a reír, esta vez negó incluso si ellas no podían verlo. “Así es,
sí.”
Tan pronto como miró nuevamente hacia el apartamento de Banky, su
corazón se detuvo al verlo salir de este casi tímidamente, usando una
sudadera ancha cualquiera y unos pantalones cortos y mirando en su
dirección con una sonrisa llena de confusión. Quizás se preguntaba por qué
estaba ahí estacionado sin salir.
Banky movió la mano en el aire a modo de saludo, lo cual fue su señal
para hacer aquello que tanto deseaba, colgando la llamada sin decir una
palabra más y abandonando su propio coche con rapidez. Se acercó a Banky,
sintiendo cómo el corazón le latía a toda prisa.
“¿Qué hacías ahí parado? Por un momento pensé que te había pasado algo
y por eso no salías, pero—”
En cuanto llegó a su altura no sólo mandó a callar al castaño cuando tomó
su rostro, sino que le dejó sin palabras al momento de besarlo tan dulce e
inesperadamente, como si deseara hacerlo por encima de cualquier cosa.
Una vez se separó, le miró a los ojos. Banky parecía fuera de lugar.
“Me gustas mucho, belleza.” Le dijo. “Me gustas muchísimo.”
“Ya, ya lo sé… Igual que tú a mí, pensé que eso había quedado claro.”
Mos negó, insatisfecho. “No, eso no es todo. Me gustas tanto que ni
siquiera me conformo con besarte de vez en cuando sólo porque sé que puedo
hacerlo.”
El ceño de Banky se frunció. “¿Eh?”
“Quiero que esto tenga un nombre más allá de dos personas gustándose
demasiado, belleza.”
Entendiendo finalmente lo que decía (y sintiéndose estúpido por no
haberlo hecho antes), el castaño lució sorprendido, como si a pesar de
comprenderle no pudiera asimilarlo. Sin embargo, en cuanto miró sus ojos y
el corazón se le aceleró, supo que era cierto.
“¿Me estás pidiendo salir?”
“Sí, justo eso.” Asintió, relamiéndose los labios. “Nunca he estado en una
relación seria, tampoco he querido una… Pero contigo es lo único que deseo
tener. No quiero nada que no sea eso.”
Banky se estremeció.
“Eso es… Es lo más cursi y bonito que me han dicho en mi vida,
mequetrefe.”
“¿Sí? Pues espero que la cursilada tenga una respuesta afirmativa, al
menos…” Casi suplicó, haciéndole reír antes de que él acortara la distancia
entre ambos y lo besara castamente. “Sí, sí, nos besamos todo lo que tú
quieras, belleza, pero respóndeme, por favor.”
Él rio más fuerte. “Me haría muy, pero que muy feliz salir con el dueño de
mis cuernos.”
“¿Tanto?”
“Oh, sí, muchísimo.” Asintió, rodeándole el cuello con ambos brazos y
volviendo a besarle. “Nunca me había alegrado tanto de ser un cornudo como
ahora. Bendita Jiaer y el día en el que entró a tu bar…”
Día setecientos setenta y cinco (catorce meses después…).
“¿Qué te parece? ¿Te gusta?” Banky miró al pelinegro con emoción, sus
ojos brillantes atentos a cualquier reacción por su parte.
Mos, que observaba aquel minibar recientemente instalado en la cocina
que compartía con su pareja, le devolvió la mirada casi con los ojos
encharcados en lágrimas.
“¿Lo has comprado para mí?” Susurró, viéndole asentir. “Pensé que no te
gustaba porque no combinaba con la cocina… ¿Por qué has accedido a
comprarlo?”
“¡Porque te hacía ilusión, tonto!” Le dijo, sonando tan obvio que Mos se
sonrojó. “¿Sabes la carita que tenías cuando lo viste en el catálogo? Casi
parecías más ilusionado por tener un minibar en casa que por acostarte
conmigo…”
El pelinegro se apresuró en negar. “Oh, no, no hay nada más que me
emocione que eso, belleza. Todo lo que tenga que ver contigo supera
cualquier hobby.”
Por supuesto, esa respuesta fue justo la que él esperaba, pues sonrió de
oreja a oreja.
“Así me gusta, mi amor. Además, he encargado unas fundas para los
taburetes de color blanco, así que ya combinan con la cocina sin problemas.
No hay que preocuparse por eso.”
“Entonces…”
“Es tu regalo de aniversario.” Finalizó por él, dedicándole una sonrisa
inmensa. “¿Te gusta?”
E inmediatamente, Mos se le abalanzó, tomándolo por los muslos y
elevando su cuerpo de modo que Banky tuviera que rodearle la cadera con
ambas piernas, riendo antes de que varios besos fueran distribuidos por todo
su rostro.
“Me encanta, es el mejor regalo del mundo, Banky. Gracias, mil gracias.”
Decía, entre beso y beso. ‘Te quiero, te quiero, te quiero.’ Besándole los
labios castamente, suspiró, encontrándose con sus ojos en el proceso. “Te
quiero mucho.”
“Yo también te quiero, mi amor.” Devolviéndole el beso, dijo.

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