0% encontró este documento útil (0 votos)
5 vistas3 páginas

Actividad 1 - Textos

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
5 vistas3 páginas

Actividad 1 - Textos

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 3

Texto 1

El análisis de Hobbes concierne a la vida en un estado de anarquía. El título de su obra maestra


identificaba un modo de escapar de dicha anarquía: el Leviatán, una monarquía u otra autoridad
gubernamental que encarne la voluntad del pueblo y tenga el monopolio del uso de la fuerza.
Al infligir castigos a los agresores, el Leviatán puede suprimir sus estímulos para la agresión
calmando a su vez las ansias generales sobre el ataque preventivo y haciendo que sea
innecesario tener preparado el gatillo de la represalia para demostrar resolución. Y como el
Leviatán es un tercero imparcial, no está influido por el chauvinismo que lleva a cada bando a
pensar que su adversario tiene un corazón en tinieblas mientras el propio es inmaculado.

Figura 2.1. El triángulo de la violencia

La lógica del Leviatán se puede resumir en un triángulo (figura 2.1). En cada acto de violencia
hay tres partes interesadas: el agresor, la víctima y un espectador. Cada una tiene un motivo
para la violencia: el agresor, aprovecharse de la víctima; la víctima, responder a la agresión; el
espectador; minimizar los daños colaterales del enfrentamiento. La violencia entre los
combatientes puede denominarse «guerra»; la violencia del espectador contra los combatientes
puede denominarse «ley». En pocas palabras, la teoría del Leviatán dice que la ley es mejor que
la guerra. La teoría de Hobbes efectúa una predicción verificable sobre la historia de la violencia.
El Leviatán hizo su primera aparición en un último acto del espectáculo humano. Los
arqueólogos nos dicen que los seres humanos vivieron en un estado de anarquía hasta la
aparición de la civilización hace unos cinco mil años, cuando agricultores sedentarios
comenzaron a congregarse en ciudades y estados y crearon los primeros gobiernos. Si la teoría
de Hobbes es acertada, esta transición también debería haber sido el preludio del primer declive
histórico importante de la violencia. Antes de la llegada de la civilización, cuando los hombres
vivían sin «un poder común que los intimidase», su vida tuvo que ser más desagradable, cruel y
breve que cuando las autoridades armadas les impusieron la paz, episodio que denomino
proceso de pacificación.

Pinker, S. (2011). Los ángeles que llevamos dentro.

1
Texto 2

Cuando, en la sociedad primitiva, lo económico puede ser considerado como campo autónomo
y definido, cuando la actividad de producción se convierte en trabajo alienado, contabilizado e
impuesto por los que se aprovechan de los frutos de este trabajo, es que la sociedad ya no es
primitiva, se ha convertido en una sociedad dividida en dominadores y dominados, en dueños y
sujetos, es que ha dejado de exorcizar lo que está destinado a matarla: el poder y el respeto al
poder. La mayor división de la sociedad, la que fundamenta todas las demás, incluida sin duda
la división del trabajo, es la nueva disposición vertical entre la base y la cúspide, es la gran
ruptura política entre detentadores de la fuerza, sea esta guerrera o religiosa, y sometidos a esta
fuerza. La relación política de poder precede y fundamenta la relación económica de
explotación. Antes de que sea económica, la alienación es política, el poder es anterior al
trabajo, lo económico es una derivación de lo político, el surgimiento del Estado determina la
aparición de las clases.

Clastres, P. (1978). La sociedad contra el Estado.

Texto 3

El trigo tampoco podía ofrecer seguridad contra la violencia humana. Los primeros agricultores
eran al menos tan violentos como sus antepasados cazadores-recolectores, si no más. Los
agricultores tenían más posesiones y necesitaban terreno para plantar. La pérdida de tierra de
pastos debido a las incursiones de vecinos podía significar la diferencia entre la subsistencia y a
hambruna, de manera que había mucho menos margen para el compromiso. Cuando una banda
de cazadores-recolectores se veía acosada por un rival más fuerte, por lo general podía
marcharse. Era difícil y peligroso pero era factible. Cuando un enemigo fuerte amenazaba una
aldea agrícola, la retirada significaba ceder los campos, las casas y los graneros. En muchos casos,
esto condenaba a los refugiados a morirse de hambre. Por lo tanto, los agricultores tendían a
quedarse en su tierra y a luchar hasta las últimas consecuencias.

Harari, Y. (2013). Sapiens.

2
Texto 4

Los entendidos proclamaban antaño que la revolución agrícola fue un gran salto adelante para
la humanidad. Contaban un relato de progreso animado por la capacidad cerebral humana. La
evolución produjo cada vez personas más inteligentes. Al final, estas eran tan espabiladas que
pudieron descifrar los secretos de la naturaleza, lo que les permitió amansar a las ovejas y
cultivar el trigo. En cuanto esto ocurrió, abandonaron alegremente la vida agotadora, peligrosa
y a menudo espartana de los cazadores-recolectores y se establecieron para gozar de la vida
placentera y de hartazgo de los agricultores.

Este relato es una fantasía. No hay ninguna prueba de que las personas se hicieran más
inteligentes con el tiempo. Los cazadores-recolectores conocían los secretos de la naturaleza
mucho antes de la revolución agrícola, puesto que su supervivencia dependía de un
conocimiento cabal de los animales que cazaban y de las plantas que recolectaban. En lugar de
anunciar una nueva era de vida fácil, la revolución agrícola dejó a los agricultores con una vida
generalmente más difícil y menos satisfactoria que la de los cazadores-recolectores. Los
cazadores-recolectores pasaban el tiempo de maneras más estimulantes y variadas, y tenían
menos peligro de padecer hambre y enfermedades. Ciertamente, la revolución agrícola amplió
la suma total de alimento a disposición de la humanidad, pero el alimento adicional no se tradujo
en una dieta mejor o en más ratos de ocio, sino en explosiones demográficas y élites
consentidas. El agricultor medio trabajaba más duro que el cazador-recolector medio, y a
cambio obtenía una dieta peor. La revolución agrícola fue el mayor fraude de la historia.

Harari, Y. (2013). Sapiens.

Referencias bibliográficas

Clastres, P. (1978). La sociedad contra el Estado. Monte Ávila Editores. Barcelona.


Harari, Y. N. (2013). Sapiens. Debate. Barcelona
Pinker, S. (2011). Los ángeles que llevamos dentro. Paidós. Barcelona.

También podría gustarte