BREVES MEDITACIONES
SOBRE LOS NOVÍSIMOS
CON LA REGLA PARA VIVIR BIEN EN TODO TIEMPO
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
El Ilmo. Señor D. Manuel
Vicente Martínez y Giménez,
Obispo de Astorga concede
cuarenta días de Indulgencia a
todas las personas que leyeren
los puntos correspondientes a
cualesquiera de los días que se
señalan en este librito.
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BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
PRÓLOGO DEL EDITOR.
Para no conocer la necesidad y utilidad de la
Oración, se necesita una de dos cosas: o persuadirse
que nosotros por nosotros mismos bastamos para salir
de nuestros peligros y acudir a todas nuestras
necesidades, o creer que Dios no tiene poder y voluntad
para libertarnos y socorrernos. Pero no cabiendo en el
entendimiento, no digo de un Cristiano pero ni aún de
quien tenga algo de racional errores tan impíos,
difícilmente se concibe como siendo tan manifiesta la
utilidad y necesidad de la oración, sea tan poca la
aplicación a este santo ejercicio en la mayor parte de los
Cristianos. Pero por desgracia hay otros dos errores
más comunes que los antecedentes, aunque igualmente
absurdos, de donde sin duda nace este fatal descuido.
El primero: Imaginarse que la oración es cosa
molesta y enfadosa. Pero para desengaño del miserable
que piense de este modo, yo le preguntaría: ¿si es
enfadoso y molesto a un desvalido, a un pobre, a un
enfermo, a un ignorante, a un afligido acudir a un
poderoso que le proteja, a un rico que le socorra, a un
médico que le sane, a un maestro que le instruya, a un
padre que amorosamente le consuele? Y si me responde
que esto no es molesto ni enfadoso, como no podrá
menos de confesarlo .¿Con cuánta mayor razón en los
continuos peligros y necesidades a que todos estamos
sujetos , y en que ciertamente sin el divino auxilio
pereceríamos, no será ni podrá ser molesto , sino al
contrario del mayor placer y consuelo el pedir el
remedio a un Dios tan benigno , de quien sabemos que
no solo tiene por honor el concederlo , sino que el
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mismo nos convida , y aún nos manda por el Real
Profeta (1) que se lo pidamos? De manera que yo no
sabré decir, si es mayor el gozo que el alma tiene en
verse tan pronta y abundantemente socorrida, o el que
experimenta al ver el cariño y tierno amor conque Su
Majestad la socorre
La otra causa, ó pretexto de que el enemigo se vale
para apartarnos de la oración, suele ser el sugerirnos
que no todos somos capaces de tenerla. Como si
cupiese en la sabia y amable providencia de nuestro
Dios, dejarnos sujetos a tantos males, y hacernos
incapaces del remedio. Esta sola reflexión bastaba para
vuestro desengaño, pero quiero que os desengañe la
experiencia, porque las cosas de Dios y sus delicias
nunca se conocen bien sino se gustan. Con este fin os
pongo un método fácil de tener oración, según el cual
la tendrá con utilidad y aprovechamiento de su alma
aun el más rudo e ignorante , y se convencerá al mismo
tiempo que en el trato con Dios, en qué consiste la
oración no solo no hay tedio, fastidio ó amargura, sino
que en ella precisamente se encuentra un descanso,
gozo y suavidad, cual no se puede hallar en los bienes y
deleites del mundo , como nos lo asegura el Espíritu
Santo en el sagrado libro de la Sabiduría (2) .
(1) Salm. 19,15. (2) Cap. 8,16.
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
Método e instrucción fácil de hacer oración.
La oración mental tiene ordinariamente tres partes
principales que son: Preparación, Meditación y la que
se llama propiamente Oración.
La preparación consiste primeramente en apartar de
nuestra imaginación cuanto nos sea posible los
cuidados de este mundo que puedan inquietarla y
separarnos de los objetos que puedan exteriormente
perturbarnos. Esta es la soledad en que Dios habla a
nuestro corazón, según nos promete por el Profeta
Oseas (1).
Lo segundo en ponernos en presencia de Dios,
pensando y creyendo firmemente que está Su Majestad
en la nuestra, que mira y ve la más pequeña inquietud e
inmodestia de nuestros sentidos, las distracciones más
ligeras de nuestra imaginación, y los pensamientos y
deseos más ocultos de nuestro espíritu.
Lo tercero, sin apartar nuestra atención de la
grandeza y majestad de Dios que nos está mirando, nos
postraremos con la más profunda humildad ante su
divino acatamiento y le ofreceremos nuestra nada.
Lo cuarto, creyendo como debemos creer que no es
menor su misericordia y bondad que Su Majestad y
grandeza le pediremos con la mayor confianza que
ilumine nuestro entendimiento para penetrar y
penetrarnos de la verdad que hemos de meditar y que
inflame nuestra voluntad para abrazarla. Esta
preparación es tan necesaria que nos dice el Espíritu
Santo en el divino libro del Eclesiástico (2) que es como
el hombre que tienta a Dios cualquiera que se pone a
orar sin prepararse.
(1) Cap. 2,14. (2) Cap. 18,23.
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Meditación.
Con la disposición que queda dicha se leerán muy
despacio los puntos que se hayan de meditar y
primeramente se ponderarán atentamente las palabras de
cada uno, considerando muy por menudo cuanto en él
se encierra.
Lo segundo, se examinará desapasionadamente y sin
disimulo si el modo de vivir que hemos tenido y al
presente tenemos es conforme a la verdad o máxima
que meditamos procurando imprimirla tan altamente
en nuestro entendimiento, que a primera vista
descubramos por ella como en un espejo nuestras faltas.
Lo tercero, si por desgracia nuestra hallamos que
nuestra conducta está muy distante de conformarse con
ella, discurriremos con el mayor empeño hasta
encontrar la ocasión, causa o raíz de nuestros defectos
para arrancarla.
En estos juicios y discursos que son operaciones del
entendimiento consiste la meditación, la que es de tanta
utilidad y provecho que según el Real Profeta (1) en ella
es donde nuestro espíritu se inflama y fervoriza, y al
contrario de su defecto nace el poco aprovechamiento,
y aún la perdición de muchas almas como se lamenta el
Santo Profeta Jeremías. Sin embargo, los incalculables
frutos de este Santo Ejercicio los ha de coger la
voluntad con sus afectos en los que propia y
principalmente consiste la oración.
(1) Salm. 38,4.
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
Oración.
1° Detestaremos con el más sincero y verdadero
arrepentimiento las culpas y defectos de la vida pasada,
aquellos particularmente que hemos visto se oponen a
las verdades y máximas que hemos meditado.
2° Confiados en los divinos auxilios formaremos los
propósitos más eficaces y más firmes resoluciones, no
solo de evitar los pecados, sino también de arrancar su
raíz, y apartarnos de las ocasiones de cometerlos.
3° Con toda la humildad y confusión que es justo
nos cause la vista de nuestras faltas, y al mismo tiempo
con todo el aliento y confianza que debe inspirarnos el
amor e infinita bondad de nuestro Dios nos
arrojaremos en los brazos de su Divina Majestad, y en
amantes coloquios como quien habla con el Padre más
tierno manifestaremos nuestras miserias e
imploraremos sus misericordias: le confesaremos
humildemente nuestros pecados y le pediremos que nos
los perdone. Pondremos por nuestra intercesora a
María Santísima, al Ángel de nuestra Guarda y Santos
de nuestra devoción, y sobre todo le presentaremos los
infinitos méritos de la vida, pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo, y en esta confianza le pediremos nos
infunda y aumente todas las virtudes, aquellas
particularmente que por nuestras circunstancias y las de
nuestro estado nos sean más necesarias. Le
suplicaremos por la paz y felicidad de la Iglesia y el
estado, por el bien espiritual del Romano Pontífice y de
nuestro Soberano y Real familia.
Le encomendaremos y pondremos bajo su divina
protección las almas de aquellos vivos y difuntos que
tienen más derecho a nuestras oraciones.
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Últimamente le daremos las más rendidas gracias
por todos los beneficios que su divina misericordia nos
ha dispensado, tanto en el orden de la naturaleza como
de la gracia, y particularmente por la que acaba de
hacernos de admitirnos en su adorable presencia, y
prestar oídos a nuestros ruegos, no obstante nuestra
poca atención, devoción y tibieza en este Santo
Ejercicio.
AL QUE LEYERE.
Para facilitar la práctica de esta meditación, te
presento la materia sacada de los Novísimos, como tan
importante para no pecar; pues como enseña el Espíritu
Santo, el que los tuviere presentes jamás pecará:
Memorare novísima tua, & in æternum non peccabis. (Eccli.
7). Cada meditación se divide en algunos puntos , para
instruir el entendimiento con las noticias, que le ayuden
a emplear cada día por lo menos un cuarto de hora en
la consideración de tan importantes verdades , a fin de
que quede convencido, y desengañado , y la voluntad
resuelta a procurar con eficacia la salvación del alma.
Por las entrañas de Cristo te suplico, lector mío
muy amado, ponderes atentamente, que de una de estas
verdades o bien, o mal considerada, puede ser penda tu
eternidad, o dichosa o infeliz.
Si alguna de estas consideraciones hiciere mayor
impresión, y fuerza a tu alma, detente en ella más
despacio y repítela el día siguiente, porque esto te
servirá de grande provecho, y adelantamiento. Así
manda que se ejecute aquel grande Maestro de la
oración. S. Ignacio.
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
Por ningún caso se debe emplear todo el tiempo en
discursos del entendimiento: lo principal ha de ser
ejercitar fervorosos actos de la voluntad, ya de
aborrecimiento de los pecados, ya de acción de gracias
a Dios por los beneficios recibidos, ya de desprecio de
los bienes de la tierra, ya de propósitos firmísimos de
mudar de vida, y emprender una totalmente contraria a
las engañosas máximas del mundo, al gusto de los
sentidos, y a las sugestiones del demonio.
Repite continuas súplicas, y oraciones a Dios, a la
Santísima Virgen, al Ángel de tu Guarda, y a los Santos
tus Patronos, para sacar de este ejercicio mucho
provecho para tu alma. El fruto que se señala para
practicarse cada día, es siempre diferente ; pero cuando
experimentares , que alguno te ayuda más para vencer
algún vicio, o para adquirir alguna virtud, continúa en
ejercitarle, no solo el día siguiente, sino todo el mes, si
así lo juzgares conveniente para la mayor gloria de
Dios, y bien de tu alma.
Si algún día no tuvieres tiempo para la meditación,
por lo menos lee dos, o tres veces los puntos de aquel
día, y generalmente para desechar con más facilidad las
distracciones, ten este librito en las manos, y al mismo
tiempo que meditas, vuelve a él los ojos, y repite
atentamente la lección de la materia que se propone,
para tener más fija la atención. El Espíritu Santo te
asista, y ruega por quien de veras desea tu salvación.
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FRUTO
DE ESTAS MEDITACIONES.
Que debe practicarse todos los días, y en todas las acciones.
1. Proponeos una máxima de las que se han meditado,
para gobernar por ella todas vuestras operaciones,
como será, o la Muerte, o el Juicio, o la presencia de
Dios, o la conformidad con su voluntad santísima, o la
eternidad &c., escogiendo particularmente aquella, que
ha hecho mayor impresión en vuestra alma.
2. Luego que os levantéis por la mañana traed a la
memoria esta máxima; y en el discurso del día
aplicadla a todas las acciones particulares. Pongo por
ejemplo: Si la máxima fuere la muerte, decíos a vos
mismo: ¿cómo quisiera yo haber ejecutado esta acción
en la hora última de mi muerte? Si fuere el juicio,
haceós presente de esta conversación, de este trato, de
este negocio he de dar estrechísima cuenta a Dios. En
este punto, y en este mismo lugar me está mirando
Dios, que me ha de juzgar. Suplicad frecuentemente al
Señor, y a la Santísima Virgen, que quede firmemente
impresa en vuestro corazón aquella máxima.
3. Emprended ejercitar en todas vuestras acciones una
virtud, como la humildad, el amor de Dios, la
confianza, la pureza, la mortificación & c , y escoged
aquella, de la cual conocéis tener mayor necesidad para
vencer vuestra mala inclinación , para resistir a las
tentaciones, que mas os combaten, o para desarraigar el
vicio, que mas os domina: ejercitad frecuentes, y
fervorosos actos de esta virtud entre el día, de suerte,
que adquiráis un buen hábito, y costumbre, que os dure
hasta la muerte.
4. Esta misma práctica tomareis para desarraigar los
vicios: reparad en aquellos, en que faltáis con mayor
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
frecuencia, y dirigid toda la eficacia de vuestros
propósitos para vencerlos, desde la mañana tomareis
esta resolución de no cometer aquel día tal falta, o
pecado, huyendo todas las ocasiones que os puedan
hacer caer en él, y aun esforzándoos a ejercitar los actos
contrarios.
5. Pero si cayereis, haced luego un acto fervorosísimo
de arrepentimiento, y con disimulo alguna acción
exterior, como un golpe en el pecho, levantar los ojos al
Cielo, o fijarlos en la tierra, humillándoos por vuestra
flaqueza, e inconstancia, y manifestando cuanto lo
sentís. Notareis a la noche en un cuadernillo cuantas
veces habéis caído aquel día en tal falta, comparando
un día con otro, y una semana con otra, para conocer la
pérdida, o ganancia espiritual. Así lo hacía, y
aconsejaba aquel gran Maestro de la perfección San
Ignacio, con mucho adelantamiento de los que lo
practicaban.
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MEDITACIONES
PARA CADA DÍA DEL MES.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA PRIMERO.
Importancia de la salvación
1.- Mi salvación es un negocio todo mío: Si yo no
pienso en él, ¿quién pensará por mí?
2.- De tal suerte es negocio mío, que en él se interesa
cuanto soy, mi alma, y mi cuerpo: Si yo no le aseguro,
¿quién le asegurará por mí?
3.- Es negocio mío, de que pende toda mi eternidad: Si
yo no le efectuó ¿quién lo efectuará por mí? ¿Pues qué
hago? ¿Por qué no me aplico todo a salvar mi alma? No
tengo cosa que mas deba amar, que esta alma sola no
tengo cosa más preciosa, que esta alma inmortal: si una
vez la pierdo, todo lo he perdido para siempre.
FRUTO.
Ofreced a la Santísima Trinidad por manos de la
Purísima Virgen, del Ángel Custodio, y del Santo de
aquel día todas vuestras acciones, para que se dirijan a
la mayor gloria de Dios, y salvación del alma. Tres
Gloria Patri.
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Rito Romano 1962 15
DÍA SEGUNDO.
Incertidumbre de la muerte.
La sentencia está dada. He de morir.
1.- Pero no sé el tiempo: Puedo morir en esta hora.
2.- Pero no sé el lugar: Puedo morir, en aquella
ocasión.
3.- Pero no sé el modo: Puedo morir en aquel pecado.
¿Y peco tan alegremente? ¿Y recaigo con tanta
facilidad? ¿Y no huyo toda ocasión de pecar? ¿Qué fe es
la mía?
FRUTO.
Estableced una distribución del tiempo señalando lo
que debéis hacer en cada hora del día. Aquella hora que
perdiereis puede ser la última de vuestra vida; y esta
misma hora bien empleada, puede aseguraros la
salvación.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA TERCERO.
Aviso de la muerte.
Si no muero de una muerte repentina, llegará el día en
que me avisen, que me disponga a bien morir.
Entonces:
1.- ¿Tendré tiempo de confesarme? Si apenas podré
hablar por lo grave de la enfermedad.
2.- ¿Tendré tiempo de examinarme? Si apenas estaré en
mí de susto, y temor.
3.- ¿Tendré corazón para arrepentirme? ¿Si estará mi
conciencia enredada con tantas culpas? ¡Oh Dios mío!
¿Y qué haré entonces?
FRUTO.
Haced una confesión general de toda vuestra vida, si no
la habéis hecho jamás; y si la habéis hecho, sea desde la
última, ajustando las partidas de vuestra alma, y
serenad por medio de este Sacramento todos los
remordimientos de vuestra conciencia. Elegid un buen
Confesor, y aprovechaos de este tiempo que el Señor os
concede, para resolveros eficazmente a enmendar
vuestra mala vida.
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DÍA CUARTO.
Prevención para la muerte.
¿Qué será bien que haga para disponerme a una santa
muerte?
1.- Aquello que ciertamente querré haber hecho en
aquella hora.
2.- Aquello que probablemente no podré hacer en
aquella hora.
3.- Aquello que precisamente deberé hacer en aquella
hora para salvarme: Penitencia de mis pecados: Actos
fervorosos de contrición: Propósitos firmísimos de huir
las ocasiones.
FRUTO.
Procuraré portarme en todas las acciones de este día,
como si fuese el último de mi vida. Repetiré actos de
contrición de tantos pecados como he cometido, y
renovaré los propósitos de enmendarme. Siete Gloria
Patri a S. José.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA QUINTO.
Estado de un moribundo.
1.- Lo pasado le aflige: Tantos pecados, de que no ha
hecho penitencia.
2.- Lo presente le entristece: Tantos peligros de
condenarse, y no ve el modo de librarse de ellos.
3.- Lo futuro le estremece: Tiene a vista la eternidad, y
no sabe cual, si de gloria, o de pena. Temblarán los
justos: ¿Qué haré yo miserable pecador?
FRUTO.
Confesaos luego este mismo día, si estáis cierto, o
dudáis prudentemente que estáis en pecado mortal. Y si
os pareciere estar en gracia, agradeced este beneficio, y
suplicad al Señor, y a la Virgen María, que os
mantengáis así hasta la muerte. La Letanía de la
Virgen.
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DÍA SEXTO.
Último momento de la vida.
1.- En aquel instante se apartará el alma del cuerpo, y
de todos los gustos de los sentidos.
2.- En aquel instante se acabarán las honras, se
acabarán las riquezas, se acabarán los amigos.
3.- Puedo en aquel solo momento condenarme: Si éste
en que vivo fuere el último, ¿qué sería de mí? ¡Oh
momento de que pende la eternidad!
FRUTO.
Examinaos cada hora del día como habéis empleado la
antecedente: Así lo hacía San Ignacio. Y tomad la santa
costumbre siempre que oyereis el reloj de acudir a la
Santísima Virgen con una Ave María.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA SÉPTIMO.
Preséntase el alma en el Juicio.
En el punto de mi muerte será presentada mi alma en el
tribunal divino. Me imaginaré que veo:
1.- Al pie de la cama a Jesucristo, como Juez indignado
contra mí, y que ha venido a darme la sentencia final.
2.- A la mano izquierda al demonio muy alegre, y que
me pone delante los ojos un grande libro, para que lea
en él escritos menudamente uno por uno todos los
pecados de mi vida.
3.- A la diestra al Ángel de mi guarda, que está leyendo
en un pequeño escrito las pocas buenas obras que he
hecho, y con semblante triste me lo presenta delante los
ojos. ¡Oh qué representación! ¡Oh qué vista! ¡Oh qué
espanto!
FRUTO.
Cuando estuviereis en la cama esta noche, poneos en
postura de moribundo, imaginando, que tenéis en una
mano el Crucifijo, y en la otra una vela encendida.
Renovad la memoria de estos puntos, y decíos a vos
mismo: ¿Qué quisiera yo haber hecho, si fuera esta la
última hora de mi vida?
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Rito Romano 1962 21
DÍA OCTAVO.
Juicio particular del alma.
1.- El examen será rigurosísimo de todos los
pensamientos, de todas las palabras, de todas las
acciones muy por menudo. Me acusarán los demonios
que me tentaron: Los compañeros que yo escandalicé:
Y mi misma conciencia que tantas veces me avisó con
sus remordimientos.
2.- El Juez será justísimo, y sin misericordia: A su vista
cometí los pecados, y así él mismo lo vio todo, lo oyó
todo, y lo supo todo.
3.- La sentencia será irrevocable: No habrá excusa: No
habrá súplica: No habrá apelación. Oh eterna vida, oh
eterna muerte.
FRUTO.
Conservad todo este día muy viva en vuestra
imaginación la presencia de Cristo Juez. Y antes de
comenzar cualquiera obra, decíos a vos mismo: De esta
acción que voy a hacer, ¿qué sentencia se me dará?
Antes de iros a la cama repetid tres veces la oración:
María mater gratiæ, mater misericordiæ,tu nos ab
hoste protege, & mortis hora suscipe; y besad tierra.
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA NUEVE.
Estado del alma después de la muerte.
1.- Dada la sentencia, si fuere de Gloria, luego el alma
rica de dones, y de virtudes, irá con grande fiesta
acompañada de los Santos Ángeles. ¿Quién podrá
comprender, que alegría será esta?
2.- Si la sentencia fuere de pena eterna, despojada el
alma de todos dones, y virtudes, será luego arrebatada
de los demonios al Infierno. Oh qué horrorosa pena a la
primera experiencia de aquellas llamas.
3.- Una de estas dos sentencias debe infaliblemente
darse a cada uno. ¿Cuál, de las dos me tocará á mí?
FRUTO.
Esta tarde después del examen de la conciencia, haced
reflexión sobre vuestra vida pasada, y considerad, que
sentencia habéis merecido hasta ahora, y cual
mereceríais, si se os hubiese de dar antes de acostaros.
Un Pater noster, y tres Gloria Patri á la Santísima
Trinidad, con la frente en tierra.
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DÍA DIEZ.
Estado del cuerpo después de la muerte.
Después de la muerte imagínate ver a tu cuerpo.
1.- ¿Cómo queda? Un cadáver pálido, deforme, y
espantoso: No ve; no siente; no se mueve; solo, y
desamparado de todos.
2.- ¿De qué se viste? de un andrajo el más despreciable,
o de un pobre hábito, y el horror natural hace retirar a
todos, de suerte, que apenas se encuentra quien vaya a
cubrirle
3.- ¿Dónde es llevado? A la Iglesia, acompañado de
Sacerdotes, los cuales después de las breves oraciones,
le dejan, para que le echen en el sepulcro, cubierto de
tierra, donde todos le pisen, y allí se podrezca, y
consuma con los gusanos. Y ¿este es el cuerpo que yo
trato con tanto regalo, y delicadeza?
FRUTO.
Id a una Iglesia, y después de haber adorado el
Santísimo, poneos de rodillas sobre una sepultura, y
decid cinco veces: ¡Esta es la casa donde algún día será
llevado este mi cuerpo a podrecerse, y consumirse entre
gusanos! Un De profundis por las Almas del
Purgatorio.
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA ONCE.
El proceso de la vida.
Mientras vivo, cada instante se está formando el
proceso, y llegará el día en que se lea.
1.- Se leerá todo lo malo, que no debía ejecutar, y sin
embargo lo ejecuté.
2.- Se leerá todo lo bueno, que podía hacer, y no lo
hice.
3.- De todo se me dará la sentencia final. Pero ¿qué
sentencia? La que yo me voy disponiendo con las
acciones de mi vida.
FRUTO.
Dad una vista a vuestra pasada vida, y considerad los
pecados de omisión, cuantas buenas obras dejasteis de
hacer, o por respetos humanos, o por otros motivos;
cuantas abominaciones habéis cometido: arrepentíos de
uno, y otro, y resolveos a comenzar una vida perfecta.
Pater noster.
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Rito Romano 1962 25
DÍA DOCE.
Estímulos para la penitencia.
Si he pecado, obligado estoy a hacer penitencia. ¿No es
así? ¿Pero cuándo la haré?
1.- Después de la muerte es imposible, porque ya no
hay tiempo.
2.- En la muerte es dificultosísimo, porque hay poco
tiempo.
3.- Ningún otro tiempo está en mi mano sino el
presente: Luego o hacer penitencia de presente, o temer
desde ahora, que nunca la haré.
FRUTO.
Procurad dar buen ejemplo a todos con vuestras
acciones, y edificarles con vuestros consejos,
solicitando con ellos, y con vuestras oraciones la
salvación de los prójimos. La tercera parte del Rosario
por aquellos, a quienes habéis inducido a pecar,
rogando fervorosamente a la Virgen Santísima, que
ninguno se condene por vuestra causa.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA TRECE.
Señales del Juicio universal.
Las señales que precederán al Juicio son de fe, porque
las predijo nuestro Redentor.
1.- Serán muchísimas: El Sol obscurecido, y envuelto
en densas tinieblas, la Luna eclipsada, y manchada de
negra sangre; las Estrellas caerán; el Mar bramará; la
Tierra se abrirá en profundísimos boquerones;
terremotos, guerras, pestilencias, discordias, & c.
2.- Serán repentinas, y no esperadas; cuando menos lo
pensará el mundo; cuando más se pecará en el mundo;
y cuando el mundo ya no tendrá tiempo de
enmendarse.
3.- Serán terribles: Lloverá del Cielo un fuego
devorador, que sepultará en sus llamas hombres,
animales, y plantas, ciudades, fortalezas, palacios,
jardines; en una palabra, todo el mundo. ¡Oh que
incendio! Si temblarán de asombro las criaturas
insensibles, ¿qué harán entonces los pecadores?
FRUTO.
En este día ejercitareis tres actos.
1. De temor de la Divina Justicia.
2. De contrición de vuestros pecados.
3. De un reverente, y filial recurso a la Divina
misericordia. Concluiréis con tres Pater noster y Ave
Maria.
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Rito Romano 1962 27
DÍA CATORCE.
Resurrección de los cuerpos.
Al espantoso sonido de las trompetas Angélicas.
1.- Resucitará infaliblemente este mi cuerpo de aquel
mismo lugar donde estará sepultado.
2.- Para volverse á unir a este mi cuerpo, vendrá el
alma, o del Cielo, o del Infierno.
3.- Unida el alma, quedará también inmortal el cuerpo.
Pero ¿con qué inmortalidad? Malditos en aquella hora
todos los placeres, y gustos de esta vida; bendita para
siempre la penitencia.
FRUTO.
Haced en este día alguna mortificación, como ayuno,
cilicio, & c. privaos de algún gusto, y refrenad los
sentidos, singularmente los ojos, apartándolos de toda
vana curiosidad. Tres cruces con la lengua en tierra, en
penitencia de las malas palabras.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA QUINCE.
Venida del Juez.
Triunfante con su Corte, obsequiado de los Ángeles, a
un lado María Santísima, acompañado de los
Apóstoles, majestuoso sobre las nubes, aparecerá con
representación de Juez Cristo Jesús.
1.- Como Criador me pedirá cuenta de tantos dones, y
medios que me concedió para salvarme; y yo ingrato
usé mal de ellos.
2.- Como Padre me pedirá cuenta de tanto amor que
empleó en mí; y yo desconocido correspondí tan mal.
3.- Como Redentor me pedirá cuenta de tanta sangre
que derramó por mí; y yo más fiero que las bestias la
pisé muchas veces.
FRUTO.
Llevad en este día algún instrumento de penitencia,
cruz, cadenillas, cilicio, por dos horas en memoria de la
Pasión de Jesús. Procurad tener un Crucifijo, para
recurrir a Él frecuentemente como a Padre
amorosísimo, adorando sus santísimas llagas, y a cada
una un Gloria Patri.
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Rito Romano 1962 29
DÍA DIECISÉIS.
Descubrimiento de las conciencias.
1.- Ni un solo pecado de cuantos he cometido, quedará
oculto. Todos se leerán, de todos serán oídos. ¿Qué
confusión será entonces la mía?
2.- ¿Cuántos pecados ocultos se descubrirán entonces,
de que yo jamás me hice cargo? ¿Cuántos pecados
interiores en que yo por mi culpa no reparé? ¿Qué
excusa podré dar entonces?
3.- A todos los pecados , que contra Dios he cometido ,
pondrá Dios enfrente todos los beneficios , y gracias
que me ha hecho, dándome en rostro con haber pisado
su Sangre, abusado de sus Sacramentos, resistido, y
despreciado sus inspiraciones . ¿Qué desesperación será
entonces la mía?
FRUTO.
Retiraos hoy a lo menos por un cuarto de hora, a una
Iglesia solo, o delante de un Crucifijo, y examinad bien
vuestra conciencia; así respecto de los pecados
cometidos, especialmente interiores de deseos, afectos,
y complacencias, como respecto de las confesiones
pasadas. Diréis el Veni Creator al Espíritu Santo, para
que os ilumine.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
30
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA DIECISIETE.
Separación de los escogidos.
En esta vida viven juntos buenos, y malos, y aun
después de la muerte son sepultados juntos. Pero
llegando el día del Juicio no será así; saldrán los
Ángeles, y apartarán a los malos de medio de los justos.
1.- A la mano derecha estarán los escogidos; y por
ventura veré entre ellos a aquellos, de quienes yo me
burlaba en esta vida.
2.- A la mano izquierda estarán los condenados, y por
ventura aquellos, con quienes yo pequé.
3.- ¿Qué mano me cabrá en aquel día?
FRUTO
Emprended una tierna devoción con en los Santos
Ángeles; singularmente con el de vuestra Guarda, para
que aquel tremendo día os lleve a la mano derecha,
apartándoos de los condenados. Para conseguir tan
importante gracia proponed desde luego obedecer, y
seguir sus santas inspiraciones. Nueve Gloria Patri a
los nueve Coros de los Ángeles.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 31
DÍA DIECIOCHO.
Sentencia final.
Apartados los pecadores de los Justos dará Cristo la
sentencia.
1.- Sentencia que nunca se revocará.
2.- Sentencia que al instante se ejecutará.
3.- Sentencia que se intimará una vez para toda la
eternidad, Eterna maldición al que pecó, y nunca quiso
arrepentirse. Eterna bendición al que, o jamás pecó, o si
pecó, hizo con tiempo verdadera penitencia.
FRUTO.
Rezad con los brazos en cruz el Miserere, y repetid tres
veces con la frente en tierra aquellas palabras: Ne
projicias me a facie tua, haciendo tres actos: 1. De
humillación. 2. De arrepentimiento. 3. De fervorosa
súplica a Cristo crucificado, por el perdón.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
32
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA DIECINUEVE.
Estima del tiempo.
El tiempo es un caudal de sumo aprecio; vale tanto un
momento, que en solo él puede recobrar a Dios el alma,
que por el pecado le perdió. Considerad:
1.- Cuanto bien puedo hacer en este día, y no le hago.
2.- Que este día pasa, y jamás volverá.
3.- Que de este día he de dar estrechísima cuenta, y no
pienso en ello. Y lo mismo será de todos los momentos
de mi vida. ¡Ay de mí, si les hubiere empleado mal!
FRUTO.
Procurad este día emplearle con una santa codicia de
aumentar merecimientos con obras virtuosas,
ejecutándolas por todos los motivos santos de que fuere
capaz cada acción vuestra. Por ejemplo: En la Misa
ejercitad actos de adoración, de fe, de agradecimiento:
oídla por motivo de religión, de caridad, de obediencia,
& c. La tercera parte del Rosario en gloria de la
Santísima Virgen, pidiéndole muchas mercedes.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 33
DÍA VEINTE.
El infierno.
¿Qué cosa es infierno?
1.- Es una cárcel de tinieblas, donde se vive siempre en
rigurosa prisión, y cadenas, sin un momento de
libertad.
2.- Es una casa toda de fuego, donde siempre se arde,
pero nunca se muere.
3.- Es un lugar de todos los tormentos donde se
padecen todas las penas, pero sin tener jamás algún
alivio.
FRUTO.
Aplicad una mano al fuego, o poned un dedo sobre la
llama de una vela, deteniéndoos si pudiereis por
espacio de una Ave María, y sacando de aquí cuál será
el fuego del infierno, en cuya comparación este de acá
es como pintado. El Ave maris stella.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
34
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA VEINTIUNO.
Estado de los condenados.
¿Qué se hace en el infierno?
1.- Se comprende cuan gran mal es el pecado, lo que
ahora se conoce tan poco.
2.- Se padece la pena del pecado, que ahora nos da tan
poca pena.
3.- Se maldice la ocasión del pecado, que ahora no se
quita. ¡Oh vida infeliz de un pecador, y más si aquí fue
dichoso!
FRUTO.
Apartad al instante aquella ocasión, o del compañero, o
del libro, o del juego, &c. que más frecuentemente os
hace caer en pecado. Ofreceos a Dios a padecer en esta
vida cualquiera pena por evitar la eterna. Rogad a Dios,
y a la Santísima Virgen por los que están en pecado
mortal. La Letanía de nuestra Señora.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 35
DÍA VEINTIDÓS.
Incertidumbre de la salvación.
1.- He merecido el infierno si he pecado, y no sé
ciertamente, si Dios me ha perdonado.
2.- Puedo condenarme, pues puedo pecar de nuevo, y
no se ciertamente, si puesto en la ocasión resistiré sin
caer en ella.
3.- Probablemente me condenaré si no mudo de
costumbres, y no sé ciertamente si mudaré de vida
antes de la muerte. ¿Qué será de mi, si en aquel
momento, aun después de recibidos los Sacramentos,
consentiré en algún mal pensamiento, o deleite, en
aquel pecado que tantas veces he cometido por la
costumbre que he tenido en vida? ¿Qué será de mí?
FRUTO.
Haced una resolución eficaz de confesaros luego, si os
halláreis en pecado. Aplicad particular cuidado en
enmendaros de aquel pecado, en que caéis con más
frecuencia, porque este hace más incierta vuestra
salvación. Visitad un altar de la Virgen, y rezadle tres
Ave Marías en honra de su inmaculada Concepción.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
36
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA VEINTITRÉS.
Número de los condenados.
1.-Es fácil condenarse, porque el camino del infierno es
muy ancho, y muchos van por él, así lo dice Cristo.
2.- Es dificultoso salvarse, porque la puerta del Cielo es
muy estrecha, y son pocos los que entran por ella:
Cristo lo dice.
3.- Desde el principio del mundo hasta el tiempo
presente, la mayor parte de los hombres se han
condenado, y como enseñan los Santos, la mayor parte
se condenará. ¿Qué juzgo yo de mí?
FRUTO.
1. Privaos en la mesa de aquel manjar, que más os
gusta. 2. Negaos a alguna de las recreaciones que
tomáis, aun suponiendo que es lícita. 3. Rezad de
rodillas los Siete Salmos Penitenciales.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 37
DÍA VEINTICUATRO.
Confesión de un condenado.
1.- Dios ha hecho muchísimo para salvarme. ¡Cuántos
beneficios de naturaleza y de gracia para obligarme a
amarle! ¡Cuántas inspiraciones; cuantos avisos; cuantos
Sacramentos para guiarme por el camino del Cielo! Me
ha acariciado con promesas; me ha amedrentado con
amenazas; me ha incitado al arrepentimiento pero todo
lo ha frustrado mi obstinación
2.- Yo pude con poquísima costa salvarme ¡ah! ¡si
hubiera cortado al principio aquella ocasión! ¡si me
hubiera aprovechado de aquel aviso! ¡si hubiera
perseverado constante en aquel propósito! una
resolución generosa, un corte resuelto una confesión a
su tiempo me ponía en el Cielo.
3.- ¿Yo he querido condenarme por nada? Sí: ¿por un
deleite de un momento estoy aquí sentenciado a una
eternidad de tormentos? Sí: a ojos abiertos me he
precipitado en un abismo de llamas, a despecho de los
consejos de los Confesores, de los remordimientos de la
conciencia, de la misericordia de Dios.
FRUTO.
1. Dad muchas gracias a Dios de haberos criado en
tierra de católicos, y de haberos ilustrado con tantas
inspiraciones; haced ahora memoria de ellas para
nuestro arrepentimiento, especialmente de aquellas,
que pertenecían a la elección de estado, o mudanza de
costumbres. 2. Haced oración a Dios por los que se
hallan en peligro de condenarse. Rezad el Himno Veni
Creator Spiritus.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
38
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA VEINTICINCO.
Condenación eterna.
¿Qué cosa es condenarse?
1.- Es perder a Dios, y perderle para siempre.
2 Es arder en vivas llamas, y arder para siempre.
3.- Es desesperarse sin fruto, y desesperarse para
siempre. ¡Oh siempre!¡Oh jamás! ¡Oh eternidad!
FRUTO.
En este día discurrid algún modo de mortificar vuestro
cuerpo: como será, no arrimaros cuando estáis
sentados, tener un pie en alto, cuando estáis de rodillas;
poned los brazos en cruz, cuando se hace oración
retirada; los ojos en tierra, cuando se anda por las
calles; y cosas semejantes, que fácilmente se ofrecerán a
quien desea mortificarse. Esta noche escribir con la
lengua en tierra el nombre de MARÍA.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 39
DÍA VEINTISÉIS.
No dilatar la penitencia.
He pecado: Luego ya está hecho el decreto: o infierno,
o penitencia. Vuelvo a pecar, y vivo contento bajo la
esperanza de convertirme; pero ¿quién me asegurará
tres cosas?
1.- Que tendré tiempo de hacerlo.
2.- Que teniéndole, estaré para hacerlo.
3.- Que haciéndolo, no volveré ya a caer, y me
condenaré.
FRUTO.
Dad hoy tres vistas a vuestras manos, y en cada una
decíos a vos mismo: Estas manos han de llegar a
secarse, y podrecerse; y acostumbraos a hacer esta
reflexión cada mañana. Por este medio convirtió Santo
Domingo a una pecadora. Cinco Pater noster, y Ave
Marías, y Gloria Patri con los brazos en cruz.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
40
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA VEINTISIETE.
La Gloria.
A la primera entrada en el Cielo, ¿qué experimentaré?
1.- Una repentina inundación, y posesión de todos los
bienes, sin mezcla de mal alguno. Gozaré todos los
contentos sin la menor pena. ¡Oh qué consuelo tan
grande será el mío!
2.- Todas estas sumas felicidades las gozaré en
compañía de Jesús, de la Virgen Madre, y de todos los
Ángeles y Santos del Cielo. ¡Oh qué comunicación tan
gustosa y tan feliz!
3.- Las gozaré todas, y por toda la eternidad sin susto,
ni contingencia de perderlas jamás. ¡Oh inefable
Bienaventuranza!
FRUTO.
En cualquier pena que me moleste, o en cualquier
deleite que me tiente, diréme a mi mismo: Cielo, Cielo,
Gloria, Bienaventuranza eterna; como dijo San Felipe
Neri, cuando le ofrecieron la púrpura. A la
consideración de los bienes del Cielo aprenderé a
despreciar todos los de la tierra, como lo hacía San
Ignacio: Heu quam sordet terra, dum Calum aspicio.
Decir con devoción el Salmo Lætatus sum.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 41
DÍA VEINTIOCHO.
Camino del Cielo.
No hay más que dos caminos para llegar a la Gloria, la
inocencia y la penitencia.
1.- ¿Conservo hasta ahora la inocencia, y gracia
bautismal? ah, pobre de mí, ¡cuántas veces la he
perdido, y he hecho perder a otros, con graves, y,
enormes pecados contra la pureza!
2.- Pero de estos, y otros pecados ¿he hecho la
penitencia, conveniente? ¿Qué penitencia? Siempre he
huido de toda mortificación, buscando mi gusto, y
conveniencia en todo.
3.- Siendo esto así, ¿pienso, y deseo salvarme? Sí. Pero
¿por qué camino? Debo entrar por una de estas dos
puertas: La inocencia la perdí, la penitencia no la
admito: Pues ¿cómo me salvaré?
FRUTO.
Fijad los ojos en el Cielo, y considerad aquella Patria
dichosísima, creyendo que en ella viviereis
eternamente, si con resolución seguís uno de los dos
caminos propuestos. El Te Deum laudamus.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
42
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA VEINTINUEVE.
Conquista del Cielo.
1.- Poco me pide Dios para salvarme: solo que observe
su santa ley, ley facilísima, ley justísima, y ley
suavísima.
2.- Y para esto poco, me ayuda Dios, poniendo lo
principal de su parte con la gracia de sus inspiraciones,
con el valor de sus méritos, con la eficacia de sus
ejemplos.
3.- Esto poco, me lo remunera Dios con premio eterno,
las tribulaciones momentáneas, y leves con un eterno
gozo, los trabajos breves con galardón eterno; pocas
penas con eterna Gloria.
FRUTO.
Sírvaos de estímulo la consideración del premio para
hacer, y padecer cosas grandes por conseguirle, y decid
tres veces el Pater noster, y Ave María, con Gloria
Patri a la beatísima Trinidad, para que altamente os
imprima en el corazón este conocimiento.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 43
DÍA TREINTA.
La eternidad.
1.-Irá todo hombre a la casa de su eternidad, luego yo
también iré. Esta casa cada uno se la fabrica en la vida.
2.- El demonio con un breve placer me convida a
fabricarme la eternidad en el infierno; y yo consiento.
3.- Dios con poca penitencia me llama a fabricarme la
eternidad en el Cielo. Y yo repugno. ¡Oh insensato de
mí! ¡Qué loco soy!
FRUTO.
Cuando estuviereis en la cama probaos a estar
desvelado, é inmoble de un lado por espacio de media
hora a lo menos, o recostada la cabeza sobre una tabla
por otro tanto tiempo; y si esto os dará tanta pena y
fatiga, decíos a vos mismo: Pues ¿qué será padecer por
toda la eternidad los tormentos del infierno? Repetid
esto mismo en todas las ocasiones, que se os ofreciere
alguna penalidad, o mortificación. Rezad siete versos
del Stabat Mater dolorosa, o siete Ave Marías en
reverencia de los siete dolores de la Virgen, besando
siete veces la tierra.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
DÍA TREINTA Y UNO.
Respuestas de la conciencia.
Pregunto a mi conciencia, y deseo que me responda:
1.- ¿Para qué fin me ha puesto Dios en el mundo?
Únicamente para que me salve.
2.- ¿Cuántos medios me ha dado para salvarme?
Innumerables en el orden de la naturaleza, en el orden
de la gracia.
3.- ¿Qué he hecho yo hasta ahora para salvarme? Lo
peor, que he podido, y como si estuviese en el mundo
solo para condenarme.
FRUTO.
1. Haced la confesión general del mes pasado, y
examinad el estado de vuestra alma sobre el progreso
en los vicios, o adelantamiento en las virtudes.
2. Doleos de lo mal hecho, y proponed eficazmente
emplear mejor el mes siguiente, considerando que
puede ser el último de vuestra vida. Ofrecedle a Dios
todo vuestro ser, alma, y cuerpo, potencias, y sentidos,
obras, palabras, y pensamientos, y aprended aquella
devota oración de San Ignacio, para repetirla todas las
mañanas, luego que os levantareis. Recibid, Señor, toda
mi libertad: recibid mi memoria, entendimiento, y
voluntad con todo su ejercicio. Cuanto tengo, y poseo,
Vos me lo habéis dado, y así todo os lo restituyo sin
diminución alguna, y os lo entrego para ser gobernado
enteramente por vuestra providencia. Solo os suplico
me concedáis vuestro amor, y gracia, que con eso me
doy por bastantemente rico, ni os pido, ni deseo otra
cosa alguna.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 45
REGLAS
PARA VIVIR SANTAMENTE.
Hay muchísimos, a quienes toda la vida se les pasa en
propósitos, y llegando la hora de la muerte, se
encuentran muy llenos de buenos deseos, y muy vacíos
de buenas obras, cuando ya no hay tiempo de
enmendarlo. Para que tú, devoto lector, no incurras en
este tan perjudicial engaño, suponiendo, que la
meditación de las máximas, que te he propuesto este
mes, ha excitado en tu alma algunos impulsos de
devoción, y deseos de componer una vida muy
ajustada, que te asegure la salvación, quiero proponerte
un modo fácil de reducir a la práctica estos deseos, y un
método de acciones virtuosas para cada año, mes,
semana, y aun para cada día.
CADA AÑO.
1. Señalar un día para emplearle únicamente en el
cuidado de tu alma, y en este tiempo hacer confesión
general a lo menos del año pasado, o desde la última,
escogiendo para este efecto un Confesor docto, santo, y
de quien tengas una entera satisfacción, para continuar
en adelante en confesar con él, y consultarle todas tus
cosas, lo que importa sumamente para caminar con
acierto debiendo persuadirte, que Dios le asistirá, más
que a ninguno otro, para que te dirija con su consejo.
2. Prepararse, y disponerse para las festividades más
solemnes, con particulares ejercicios de piedad, como
ayunos, penitencias, novenas, más oración, y lección de
aquella fiesta, o misterio para vivir santamente.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
46
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
3. Celebrar con particular devoción las fiestas del
Señor, y de la Virgen Santísima visitando alguna
Iglesia, o altar de su invocación, y confesando, o
comulgando aquel día.
CADA MES.
1. Tomad por particular patrón de todo el mes algún
Santo, celebrando su día con ejercicios de mayor
piedad, y devoción.
2. Determinad un día al mes, en el cual por espacio a lo
menos de media hora, os tomareis cuenta del
adelantamiento o atraso que hubiereis hecho en el
aprovechamiento de vuestra alma, y lo manifestareis
sinceramente a vuestro director.
3. Comulgareis en el mes las veces que vuestro padre
espiritual os ordenáre, renovando en este tiempo los
buenos propósitos que habéis hecho; y si aun no
hubiereis determinado el estado que debéis tomar, este
es el tiempo de pedirle a Dios luz, para no errar una
elección de tanta consecuencia, de cuyo acierto las más
veces depende la salvación; pues teniendo a Dios
dentro de vos mismo, oiréis más de cerca su voz.
CADA SEMANA.
1. Santificareis las fiestas, a mas de oirá devotamente la
Misa, acudiendo a alguna Congregación, asistiendo al
sermón, y otros ejercicios santos, visitando alguna
Iglesia, donde haya indulgencia, o esté expuesto el
Santísimo Sacramento.
2. No dejéis en todo caso de acudir a donde se enseña
la Doctrina Cristiana; y si os halláis en estado de
instruir a otros, hacedlo con mucha paciencia, y
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 47
caridad, entendiendo que este es oficio de Apóstol, y de
mucho mérito para con Dios.
3. Asistid siquiera un día a la semana a alguna Iglesia
donde se tiene oración, y se hace algún ejercicio de
penitencia corporal; y tanto en la oración, como en las
mortificaciones seguiréis el consejo de vuestro Padre
espiritual.
CADA DÍA.
1. Dejad la cama a buena hora, y sea lo primero
levantar vuestro corazón a Dios, ofreciéndole todas las
acciones de aquel día, pedidle que no permita caigáis
en algún pecado, especialmente en aquellos a que más
os inclinan vuestras pasiones; proponed la enmienda de
todo corazón. Tened intención de ganar todas las
indulgencias que podáis aquel día; encomendaos muy
de veras a la Virgen Santísima, al Ángel Custodio, al
Santo de vuestro nombre, y a los que tuviereis por
especiales abogados, y a las santas almas del
Purgatorio. Para ejercitar todos estos actos por la
mañana hay varias prácticas impresas; y así os podréis
valer de alguna de ellas, para proceder con mejor
método.
2. Emplead por lo menos un cuarto de hora en oración
mental, oíd todos los días Misa con devoción, leed
algún libro espiritual, y procurad no perder el fruto
leyendo después libros profanos, y dañosos. A la noche
examinareis todas las acciones, pensamientos, y
palabras de aquel día, si hallareis algo bueno, daréis
gracias a Dios, a quien debéis atribuirlo; de lo malo le
pediréis perdón, imponiéndoos alguna penitencia, y
proponiendo la enmienda.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
48
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
3. Procurad con muy particular cuidado huir de las
malas compañías, de las conversaciones inmodestas, de
los juegos inmoderados, y en general vivir con una
suma cautela para no caer en los lazos, que
cautelosamente os arma el demonio, ocultando el
peligro de las ocasiones.
4 Entre día, y con la mayor frecuencia que podáis,
acordaos, que Dios os mira, y particularmente en las
tentaciones de que fuereis combatido, acudid a su
Majestad con algunas oraciones jaculatorias. Ofrecedle
vuestras acciones indiferentes, el estudio, los negocios
de vuestro estado, la recreación honesta, dando gloria
al Señor en todas las cosas, y procurando en todas
aumentar vuestros merecimientos. Huid el ocio, origen
de muchos, y graves pecados, atended seriamente al
estudio, al cuidado de vuestra casa, y familia, según
fuere vuestro estad, porque esto es lo que Dios quiere
de nosotros. Finalmente tened entendido, que cual
fuere vuestra vida, así os hallareis en la hora de la
muerte. A vista mors, a morte æternitas, S. Bern.: De la
vida pende la muerte, y de la muerte la eternidad. Se
encarga, que siempre que se oiga la hora del reloj, se
rece el Ave María con devoción, y se hagan familiares
estas Jaculatorias: Alabad purísima Virgen María a
Dios en todo tiempo, no permitáis ofendamos a un
Dios tan bueno, y con ternura, y afecto especial esta
Purísima Virgen María, el corazón os doy y el alma
mía. A gloria de Dios, y bien de las almas.
FIN.
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Rito Romano 1962 49
PROPUESTA PARA COMENZAR LA
MEDITACIÓN SOBRE LOS NOVÍSIMOS
ORACIÓN INCIAL
Por la señal…
Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su
Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos
habéis ocultado el momento y la hora, haced que
viviendo santamente todos los días de nuestra vida,
merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro
divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de la
existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de
estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y
resolvernos a vivir y practicar la virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y
reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.
Se leen los puntos para cada día.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas
almas del purgatorio:
Pater noster…
V/ . Libra, Señor, sus almas.
R/. De las penas del infierno.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Señor, escucha mi oración.
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
50
P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.
R/. Y llegue a ti mi clamor.
V/ . El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de
los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión
de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus
santos, para las almas de tus siervos que han salido de
este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud
eterna: principalmente para las almas de mis familiares,
amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas
y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/. Descansen en paz.
R/. Amén.
V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la
Virgen María las almas de todos los fieles difuntos
descansen en paz.
R/. Amén.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Rito Romano 1962 51
BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS
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P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.