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Lección 1
Derecho procesal:
concepto, fuentes y regulación
I.- CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL:
JURISDICCIÓN, ACCIÓN Y PROCESO
El Derecho procesal es la rama del ordenamiento
jurídico público que estudia 3 aspectos esenciales:
1. Jurisdicción: Se refiere a los Jueces y
Magistrados, quienes ejercen el Poder Judicial.
2. Acción: El derecho a la tutela judicial efectiva y
de defensa de los ciudadanos.
3. Proceso: Es el instrumento de la Jurisdicción
para la resolución de los conflictos que surgen
entre los ciudadanos.
Estas tres partes son inseparables, y el Derecho
procesal gira en torno a ellas para cumplir su función
esencial: resolver controversias públicas y privadas
mediante el Poder Judicial.
Primera Nota:
El Derecho procesal pertenece al ámbito del Derecho
público. Los particulares recurren al Poder Judicial —a
la Jurisdicción— cuando no pueden resolver sus
conflictos de forma privada. El Estado, a través del
Poder Judicial, interviene solo ante la preexistencia de
un conflicto, que puede ser público o privado.
● Controversias públicas: Comprometen a toda
la sociedad, como en el caso de la comisión de
un delito.
● Controversias privadas: Solo afectan a los
particulares involucrados, como una deuda.
La naturaleza del conflicto (pública o privada) es lo que determinará la Jurisdicción, competencia y
procedimiento adecuado para obtener una resolución judicial.
Segunda Nota:
El Derecho procesal se estructura en torno a tres conceptos principales: Jurisdicción, Acción y Proceso. A lo
largo del manual, se abordarán estas tres áreas de forma secuencial. Aunque ha habido debate sobre cuál
debería ser el orden lógico de estos conceptos, el manual se enfoca en su didactismo y formación básica, más
allá de disquisiciones doctrinales.
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Tercera Nota:
La Jurisdicción se identifica con:
1. Poder Judicial: Tercer poder del Estado,
considerado "el más alto", ya que fiscaliza a los
otros 2 poderes (Ejecutivo y Legislativo) y es
autónomo.
2. Potestad jurisdiccional: En exclusividad, los
Jueces y Magistrados tienen el poder de “juzgar
y hacer ejecutar lo juzgado”.
3. Función jurisdiccional: Solo Jueces y
Magistrados pueden ejercer esta función, y el
proceso judicial es el único instrumento
legalmente establecido para resolver los
conflictos.
Cuarta Nota:
El acceso a la Jurisdicción y la presentación de una
controversia ante los Jueces y Magistrados no es
espontáneo, sino reglado, es decir, está regulado por
normas jurídicas y recibe el nombre de proceso.
➔ Este proceso comienza cuando el particular,
afectado por un conflicto, ejerce su derecho a la
tutela judicial efectiva.
➔ En ese momento, el litigio se "procesaliza" y entra en
litispendencia (pendencia del litigio), generando
diversos efectos procesales. Entre estos, se incluye la
adquisición del estatus de "parte procesal", tanto por
parte del actor o demandante (en los procesos civil y
laboral), denunciante o querellante (en el proceso
penal), y recurrente (en el
contencioso-administrativo), todos ellos titulares del
derecho de acción o tutela judicial efectiva; como por
su contraparte: el demandado (en procesos civil y
laboral), denunciado o querellado (en proceso penal)
y recurrido (en contencioso-administrativo), titulares
del derecho de defensa.
El Derecho procesal estudia estos derechos fundamentales,
que se reflejan en el artículo 24 de la Constitución Española
(CE):
● El derecho de acción pertenece a la parte activa
(actor, demandante, denunciante, querellante,
recurrente) y está recogido en el artículo 24.1 CE.
● El derecho de defensa pertenece a la parte pasiva
(demandado, denunciado, querellado, recurrido) y
está recogido en el artículo 24.2 CE.
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Ambos derechos tienen múltiples proyecciones o manifestaciones,
algunas recogidas expresamente en la CE y otras de naturaleza ordinaria.
Entre los primeros, se destacan los derechos en el artículo 24.2 CE:
● Derecho al juez ordinario predeterminado por la Ley.
● Asistencia de Letrado.
● Información de la acusación formulada.
● Proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías.
● Uso de medios de prueba para la defensa.
● Derecho a no declarar contra sí mismo.
● Derecho a no confesarse culpable.
● Presunción de inocencia.
Un ejemplo de derecho procesal de naturaleza ordinaria es el derecho a
los recursos, que será tratado con más detalle en el manual.
Quinta Nota:
El proceso es el instrumento a través del cual el particular afectado por
un conflicto —ya sea público o privado— canaliza su pretensión ante los
Jueces y Magistrados. Este proceso está reglado por diferentes Leyes
procesales, cuya elección dependerá de la naturaleza del conflicto:
1. Si el conflicto es intersubjetivo y privado, de naturaleza civil o
mercantil, deberá llevarse ante la Jurisdicción Civil.
2. Si el conflicto es social y público, de contenido criminal,
corresponde a la Jurisdicción Penal.
3. Si el conflicto es entre trabajadores y empresarios o con la
Seguridad Social, corresponde a la Jurisdicción Social.
4. Si el conflicto es con la Administración Pública, corresponde a la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
Cada una de estas jurisdicciones tiene sus Leyes reguladoras, que
establecen los procesos y procedimientos adecuados para tramitar las
controversias en los Juzgados y Tribunales.
Durante este curso, se estudiarán los conceptos, regulación, ámbito de
aplicación, características generales y aspectos esenciales de estos
procesos y procedimientos. En cursos posteriores, se analizarán más a
fondo los procesos específicos de las Jurisdicciones Civil y Penal:
1. Derecho procesal I.1: General: Enfocado en el conflicto civil y
mercantil, desde la demanda hasta la sentencia, incluidos los
recursos.
2. Derecho procesal I.2: Especial: Se abordará la ejecución (singular
y universal) y los procesos especiales y sumarios de la Jurisdicción
Civil.
3. Derecho procesal II: Dedicado al estudio de los procesos y
recursos de la Jurisdicción Penal.
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II.- CARACTERES DEL DERECHO PROCESAL
Después de definir el concepto de Derecho procesal, es importante
identificar sus características esenciales. Estas son cinco: dimensión
pública, ámbito estatal, naturaleza imperativa, relativa autonomía y
instrumentalidad.
A continuación, se explican cada una de ellas.
1. Dimensión pública del Derecho procesal
El Derecho procesal pertenece al Derecho Público, ya que el Poder
Judicial, encargado de resolver los conflictos jurídicos entre los
ciudadanos, es parte del Estado.
● Este poder está compuesto por funcionarios públicos, es decir, Jueces y
Magistrados, quienes, a través de un proceso judicial, ofrecen respuestas
jurídicas razonadas y motivadas a los conflictos.
● Aunque los conflictos puedan ser públicos o privados, siempre es el
Poder Judicial, como tercer poder del Estado, el encargado de
solucionarlos, lo que subraya su dimensión y naturaleza pública.
2. Ámbito estatal
El artículo 149.1.6º de la Constitución Española establece que el Estado
tiene competencia exclusiva en materia de legislación procesal.
● Esto implica que el Derecho procesal es de ámbito nacional, y no
admite delegación a las Comunidades Autónomas en lo que respecta a la
legislación procesal.
El Derecho procesal se basa en dos pilares fundamentales:
- Principios generales del Derecho, establecidos en las Leyes procesales.
- Derechos fundamentales de naturaleza procesal.
Ambos pilares son inmutables en cualquier territorio del Estado, ya
que permitir variaciones podría generar desigualdades injustificadas
entre los ciudadanos, en contravención del principio de igualdad ante
la Ley (artículo 14 de la CE). Por tanto, la única manera de garantizar la
igualdad de todos los justiciables es a través de una regulación
unitaria, con procedimientos judiciales comunes en todo el territorio
estatal, sin distinción por el lugar en que se celebren.
3. Naturaleza fundamentalmente imperativa
El Derecho procesal se caracteriza por ser fundamentalmente
imperativo, lo que significa que la mayoría de sus normas son
obligatorias y de ius cogens (derecho imperativo), con muy poco
margen para la autonomía de la voluntad privada.
● Si los ciudadanos optan por resolver su conflicto mediante el proceso
judicial, deberán seguir un conjunto de actos reglados con poca
posibilidad de negociación o acuerdo privado.
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Aunque los ciudadanos tienen la opción de elegir entre acudir a la Jurisdicción o resolver su conflicto a través de
medios alternativos como la mediación o el arbitraje (analizados en la última lección del manual, bajo el concepto de
“Derecho paraprocesal”), una vez que deciden someterse al proceso judicial, deben aceptar las reglas impuestas.
Esto es especialmente relevante en conflictos privados, donde las partes (actor y demandado) tienen algo más
de margen de maniobra. Sin embargo, en los conflictos públicos (como los delitos penales), ni el acusado ni la
víctima tienen control sobre ciertos aspectos del proceso:
★ La acción penal puede iniciarse de oficio, sin importar
la voluntad de las partes.
★ El Ministerio Fiscal puede mantener la acusación hasta
el final del proceso.
★ El resultado (absolutorio o condenatorio) depende
exclusivamente del juez o tribunal, sin tener en cuenta
la voluntad de las partes.
No obstante, el carácter imperativo del Derecho procesal no es
absoluto. Algunas excepciones permiten cierto margen de
disponibilidad:
- Los justiciables tienen libertad de decidir si inician o
no un proceso judicial. Este es un primer ejercicio de
autonomía, conocido como nemo iudex sine actore (no
hay juicio sin actor).
- Las reglas de competencia territorial pueden ser
dispositivas, permitiendo a las partes elegir el tribunal
competente cuando no estén fijadas por fueros
imperativos.
Además, existen actos de disposición de la pretensión que
permiten a las partes transformar la controversia:
● Renuncia: El actor puede renunciar al objeto del
proceso, lo que genera cosa juzgada y le impide volver
a ejercitar la misma acción en el futuro.
● Desistimiento: El actor puede desistir de su
pretensión, pero con la posibilidad de retomarla en el
futuro sin que se genere cosa juzgada.
● Allanamiento: El demandado puede aceptar la
pretensión del actor, lo que pondrá fin al proceso con
fuerza de cosa juzgada.
● Transacción: Ambas partes pueden llegar a un acuerdo en el proceso, resolviendo el conflicto
mediante concesiones mutuas, lo que también genera cosa juzgada.
Además de estos actos, otros elementos como las medidas cautelares, la presentación de cuestiones
prejudiciales, la acumulación de pretensiones o la solicitud de pruebas permiten ciertos márgenes de
flexibilidad dentro del proceso judicial, siempre dentro del principio de legalidad.
En resumen, el Derecho procesal es esencialmente imperativo, aunque algunas fases de los procesos permiten
cierta disponibilidad para las partes.
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4. Relativa autonomía
El Derecho procesal tiene una autonomía relativa respecto al Derecho sustantivo. Para entender esto, es
necesario diferenciar sus funciones:
● Derecho procesal: Regula los actos procesales que se desarrollan ante el juez, desde la presentación de
la demanda, denuncia o querella, hasta la sentencia. Es el conjunto de reglas que organiza el
procedimiento judicial.
● Derecho sustantivo: Aporta las normas objetivas que deben aplicarse al caso en cuestión para resolver
el conflicto. Estas normas son previas y públicas, y no requieren de prueba o alegación en el proceso.
Aunque ambos tipos de Derecho trabajan en conjunto
durante los procesos judiciales, el Derecho procesal no está
totalmente separado del Derecho sustantivo. Esta autonomía
es relativa por 2 razones principales:
- No todo el Derecho procesal está contenido en
Códigos procesales. Algunos cuerpos legales
combinan tanto normas sustantivas como procesales,
como el Código Civil o la Ley de Sociedades de Capital.
- El Derecho procesal depende del Derecho sustantivo
para resolver los conflictos. Si bien regula cómo se
desarrolla el proceso judicial, la resolución del
conflicto (por ejemplo, una sentencia) se basa
siempre en normas del Derecho sustantivo, como el
Código Civil, el Código Penal, o la Ley de Régimen
Jurídico del Sector Público.
En resumen, el Derecho procesal tiene autonomía en cuanto
a la regulación de los procedimientos, pero requiere del
Derecho sustantivo para proporcionar la solución final al
conflicto.
5. Instrumentalidad
La instrumentalidad del Derecho procesal deriva
directamente de su autonomía relativa. El proceso es el
instrumento mediante el cual los ciudadanos presentan sus
controversias ante los jueces para obtener una solución. Es el
medio a través del cual los Jueces y Magistrados canalizan las
disputas, lo que les permite llegar a una resolución basada en
los hechos y en la aplicación del Derecho sustantivo.
● El proceso judicial es una herramienta regulada
principalmente por las Leyes procesales, aunque, como
se ha mencionado, algunas normas sustantivas
también incluyen reglas procesales.
● A través del proceso, se busca la veracidad de los hechos (generalmente controvertidos) para que los
jueces puedan aplicar el Derecho sustantivo y resolver el conflicto.
En conclusión, el Derecho procesal es instrumental porque sirve como vehículo para que los ciudadanos, a
través de un procedimiento reglado, obtengan justicia frente a los conflictos que plantean ante los tribunales.
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III.- FUENTES
El artículo 1 del Código Civil establece que “las fuentes del ordenamiento jurídico español son la Ley, la
costumbre y los principios generales del Derecho”.
● Esta premisa, aplicable a todo el ordenamiento jurídico, también se extrapola al Derecho procesal,
aunque con ciertas peculiaridades en función de su objeto de regulación.
Vamos a analizar cómo impactan estas fuentes en el Derecho procesal, destacando las principales: la Ley y los
principios generales del Derecho.
1.- La Ley
La Ley es la fuente por excelencia del Derecho procesal y, en general, de todo el Derecho público. Esto se debe a
razones como la predictibilidad, previsibilidad, fijeza y seguridad jurídica. La Ley rige las 3 dimensiones del
Derecho procesal que hemos discutido: Jurisdicción, Acción y Proceso.
● En cuanto a la Jurisdicción, la Ley establece claramente que los Jueces y Magistrados del Poder Judicial
están sujetos al principio de legalidad en su estructura orgánica, organización funcional y en el ejercicio
de su función jurisdiccional.
○ El artículo 117 de la Constitución Española (CE)
refuerza este principio en sus apartados:
■ Artículo 117.1: “La justicia emana del pueblo y se
administra en nombre del Rey por Jueces y
Magistrados integrantes del Poder Judicial,
independientes, inamovibles, responsables y
sometidos únicamente al imperio de la Ley”.
■ Artículo 117.4: “Los Juzgados y Tribunales no
ejercerán más funciones que las señaladas en el
apartado anterior y las que expresamente les
sean atribuidas por Ley en garantía de cualquier
derecho”.
● Respecto al Proceso, este se desarrolla bajo el principio
de legalidad, que rige también el ejercicio de los
derechos de acción y defensa dentro del proceso
judicial. Estos derechos no se pueden ejercer fuera del
proceso, sino que siempre deben estar integrados en
él.
○ El artículo 117.3 CE aclara que “El ejercicio de la
potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos,
juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde
exclusivamente a los Juzgados y Tribunales
determinados por las Leyes, según las normas de
competencia y procedimiento que las mismas
establezcan”.
Este marco legal subraya la obligatoriedad de que toda
actuación jurisdiccional y procesal se ajuste a lo dispuesto en
la Ley, garantizando la adecuada administración de justicia.
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2.- La costumbre
La costumbre es una fuente secundaria del Derecho, como establece el artículo 3 del Código Civil: “regirá en
defecto de Ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público, y que resulte probada”. Sin
embargo, en el Derecho procesal, es dudoso que pueda recurrirse a la costumbre en ausencia de Ley aplicable,
debido a la naturaleza estrictamente reglada de este campo.
La costumbre es el resultado de la práctica generalizada de ciertos actos en un tiempo y espacio determinado, y
debe ser asumida por las personas que la practican, de manera explícita o implícita. Sin embargo, la Ley de
Enjuiciamiento Civil (LEC2000) solo hace referencia a la costumbre en dos contextos muy específicos:
1. La costumbre será objeto de prueba cuando sea controvertida, salvo que las partes estén de acuerdo en
su existencia y contenido, siempre que no afecte al orden público (art. 281.2.I LEC).
2. En la administración para pago, en ausencia de pacto entre ejecutante y ejecutado, se atenderá a la
costumbre del país (art. 677 LEC).
Estas 2 menciones son insuficientes para considerar la costumbre como una fuente real del Derecho procesal.
Algo relacionado con la costumbre, pero distinto, son los hábitos y usos forenses de cada Juzgado o Tribunal. Sin
embargo, estos hábitos no son vinculantes ni generales, y carecen de la aceptación necesaria para considerarse
costumbre.
Además, debido a que el Derecho procesal es (i) público, (ii) de ámbito estatal, y (iii) tiene como misión
estructurar fases precisas para garantizar la igualdad entre las partes, no es compatible con la idea de
costumbres locales o pactos privados que favorezcan a una parte en detrimento de la otra. Por tanto, la
costumbre no se considera una fuente del Derecho procesal.
3.- Los principios generales del Derecho procesal
Los principios generales del Derecho son una fuente relevante del Derecho procesal. Muchos de estos
principios se encuentran recogidos en las Leyes procesales y sustantivas, integrándose en el principio de
legalidad, pero manteniendo su individualidad.
● El principio de legalidad procesal está recogido, por ejemplo, en el artículo 1 de la LEC: “En los procesos
civiles, los Tribunales y quienes ante ellos acudan e intervengan deberán actuar con arreglo a lo dispuesto
en esta Ley”. De igual forma, en el artículo 1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) se establece
que “No se impondrá pena alguna sino de conformidad con las disposiciones del presente Código o de
Leyes especiales y en virtud de sentencia dictada por Juez competente”.
Además del principio de legalidad, hay otros principios procesales explícitos o implícitos en nuestra
legislación, tales como:
● Principio de justicia rogada
● Principio dispositivo
● Principio acusatorio
● Principio de investigación
● Principio de inmediación
● Principio de dualidad de partes
● Principio de contradicción
● Principio de proporcionalidad
● Principio de concentración
● Principio de oportunidad
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También existen principios generales con incidencia procesal en la legislación sustantiva, como:
● Principio de justicia
● Principio de igualdad
● Principio de publicidad
● Principio de seguridad jurídica
● Principio de buena fe procesal
Estos principios han sido desarrollados y
aplicados por los Juzgados y Tribunales a través
de la creación de jurisprudencia, lo que les
otorga una especial relevancia en el sistema
procesal.
4. La jurisprudencia
La jurisprudencia en el Derecho procesal no se
considera una fuente del Derecho en el sentido
estricto, tal como lo establece el Código Civil. En
su lugar, la jurisprudencia es considerada un
complemento del ordenamiento jurídico, según
el artículo 1.6 del Código Civil: “La jurisprudencia
complementará el ordenamiento jurídico con la
doctrina que, de modo reiterado, establezca el
Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la Ley, la
costumbre y los principios generales del derecho”.
La jurisprudencia relevante es la generada por el Tribunal Supremo (TS), basada en sentencias reiteradas en
un mismo sentido. Para que se considere como tal, la jurisprudencia debe cumplir ciertos requisitos:
● Reiteración: La jurisprudencia se basa en 2 o más sentencias del TS que mantengan un criterio
uniforme en la interpretación y aplicación de la ley.
● Unidad y uniformidad: El TS es el encargado de asegurar la coherencia en sus decisiones, lo que otorga
mayor peso a su jurisprudencia en comparación con la denominada jurisprudencia menor (proveniente
de Juzgados y Audiencias). Aunque la jurisprudencia menor es valiosa, puede ser contradictoria y
revocable.
● Máxima autoridad: La jurisprudencia del TS es la última dentro del Poder Judicial, y solo puede ser
enmendada por el Tribunal Constitucional (TC).
La jurisprudencia que complementa el ordenamiento jurídico se refiere únicamente al fallo o parte
dispositiva de las sentencias, no a los obiter dicta (razonamientos jurídicos no vinculantes que preceden al
fallo). Para que la jurisprudencia tenga valor complementario, debe ser:
1. Actual: No debe haber sido superada o modificada por jurisprudencia posterior.
2. Única: Debe haber uniformidad en las sentencias emitidas sobre casos similares o idénticos.
3. Última: No debe haber sido enmendada o anulada por el TC.
A pesar de su importancia para la unificación de criterios judiciales, no existe ningún precepto en la
legislación procesal o sustantiva que obligue a los jueces a seguir la jurisprudencia. A diferencia de la Ley, la
jurisprudencia no tiene un carácter vinculante absoluto. Por tanto, aunque la jurisprudencia tiene un
inestimable valor interpretativo, no puede ser categorizada como una fuente directa del Derecho procesal.
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IV.- REGULACIÓN
Según el artículo 1.7 del Código Civil, los Jueces y Tribunales tienen el deber inexcusable de resolver los asuntos
que les sean presentados, basándose en el sistema de fuentes establecido.
- Como ya se ha señalado, la Ley es la primera fuente del Derecho procesal, complementada por los
principios generales del Derecho y, en su caso, la jurisprudencia.
Sin embargo, es esencial tener en cuenta la jerarquía normativa a la hora de aplicar estas fuentes.
- En caso de conflicto normativo, la Constitución Española es la ley suprema, prevaleciendo sobre
cualquier otra norma. Luego, las Leyes Orgánicas, que requieren mayoría absoluta en el Congreso para
su aprobación, gozan de prioridad sobre las Leyes ordinarias, que solo necesitan una mayoría simple. A
continuación, los Decretos-Leyes prevalecen sobre los Decretos-Legislativos.
Normas fundamentales del Derecho procesal
1. Constitución Española: La CE establece las bases de la organización y funcionamiento de los Juzgados y
Tribunales en su artículo 122.1. Además, garantiza la protección de derechos fundamentales
relacionados con la Jurisdicción, Acción y Proceso.
2. Leyes Orgánicas:
○ Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ): Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, regula la constitución,
funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales, así como el estatuto de Jueces y
Magistrados.
○ Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOCT): Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, regula el
funcionamiento y competencias del Tribunal Constitucional.
○ Ley Orgánica de Conflictos Jurisdiccionales: Ley Orgánica 2/1987, de 18 de mayo, regula los conflictos
de competencia entre distintos órdenes jurisdiccionales.
3. Leyes ordinarias:
○ Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC): Ley 1/2000, de 7 de enero, regula los procesos civiles y mercantiles
contenciosos. Además, es una norma supletoria para los otros órdenes jurisdiccionales en ausencia
de disposiciones específicas.
○ Ley de Jurisdicción Voluntaria: Ley 15/2015, de 2 de julio, regula los expedientes de jurisdicción
voluntaria en materia civil y mercantil.
4. Leyes procesales específicas:
○ Proceso penal:
■ Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim): Real Decreto de 14 de septiembre de 1882, regula los
procesos penales para adultos.
■ Ley Orgánica reguladora de la responsabilidad penal del menor (LORPM): Ley Orgánica 5/2000, de
12 de enero, regula los procesos penales para menores de entre 14 y 18 años.
○ Proceso contencioso-administrativo:
■ Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa (LJCA): Ley 29/1998, de 13 de julio,
regula los procesos incoados frente a la Administración pública.
■ Ley del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas (LPAC): Ley
39/2015, de 1 de octubre, regula los procedimientos administrativos.
○ Proceso social o laboral:
■ Ley reguladora de la Jurisdicción Social: Ley 36/2011, de 10 de octubre, regula los procesos
sociales o laborales.
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V.- EFICACIA DEL DERECHO PROCESAL
La eficacia de las Leyes procesales comienza cuando entran en vigor, lo que depende del tiempo y del lugar en
que se aplican. A continuación, analizamos cómo funciona esta eficacia en el Derecho procesal.
1. Eficacia en el tiempo
El artículo 2 del Código Civil establece que las Leyes entran en vigor a los veinte días de su publicación en el
Boletín Oficial del Estado (BOE), salvo que se disponga lo contrario.
● Esto permite que los profesionales del derecho dispongan de un tiempo razonable para conocer y
estudiar las nuevas disposiciones antes de aplicarlas.
Existen casos en los que se establece un plazo diferente para la entrada en vigor de una Ley, como ocurrió con la Ley de
Enjuiciamiento Civil (LEC) 1/2000, que entró en vigor un año después de su publicación, es decir, el 8 de enero de 2001.
Este lapso temporal entre la publicación de la Ley y su entrada en vigor es especialmente útil para normas
complejas que requieren de un período de adaptación. No obstante, el plazo general sigue siendo de 20 días,
salvo disposición contraria.
En cuanto a la aplicación temporal de la Ley procesal, el artículo 2 de la LEC establece que los tribunales civiles
deben resolver con las normas procesales vigentes al momento de iniciarse el proceso.
● Esto significa que la Ley procesal no tiene efecto retroactivo, por lo que el proceso se rige por la Ley en
vigor al momento de su tramitación, no por la Ley aplicable cuando surgió el conflicto.
Si una nueva Ley procesal entra en vigor durante la pendencia de un proceso, debe aplicarse desde su entrada
en vigor, aunque no afectará a las actuaciones ya realizadas bajo la norma anterior.
● Este principio de aplicación temporal está en consonancia con el artículo 9.3 de la Constitución, que
garantiza la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos
individuales.
En caso de que la nueva Ley procesal sea más perjudicial para alguna de las partes, el juez puede optar por:
➢ Continuar aplicando la Ley derogada hasta la conclusión del proceso, en estricta aplicación del
principio constitucional.
➢ Aplicar la Ley derogada hasta finalizar una fase procesal (por ejemplo, hasta la conclusión de la
instancia) y luego aplicar la nueva Ley en las fases sucesivas.
➢ Aplicar la Ley nueva si considera que no restringe derechos ni perjudica a ninguna de las partes.
2. Eficacia en el espacio
El Derecho procesal en España es de ámbito nacional, lo que significa que todos los procesos judiciales que se
celebren en el territorio español deben seguir las mismas normas procesales, sin importar la ubicación
geográfica del tribunal.
- Esto garantiza la unidad, coherencia y seguridad jurídica, asegurando que todos los justiciables sean
tratados de la misma manera, independientemente de dónde se tramite su caso.
El artículo 3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece que los procesos civiles que se celebren en el territorio español
estarán regidos exclusivamente por las normas procesales españolas, salvo que exista alguna disposición contraria en
los Tratados y Convenios internacionales que España haya ratificado.
Este principio de unidad procesal es fundamental para evitar disparidades en el tratamiento judicial de los
casos dentro del mismo Estado, promoviendo la igualdad entre los ciudadanos. Para un estudio más profundo
sobre la extensión y los límites de la jurisdicción en los distintos órdenes judiciales (civil, penal,
administrativo, social y militar), se remite al contenido específico de una lección dedicada a este tema.
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Lección 2
El fundamento de la jurisdicción
1.- EL PRESUPUESTO MATERIAL:
EL CONFLICTO Y SUS MEDIOS DE SOLUCIÓN
La función principal de los Juzgados y Tribunales es resolver, de manera definitiva y aplicando el Derecho, los
conflictos que se les presentan. El presupuesto material de la Jurisdicción es el conflicto, que puede ser de 2
tipos según su naturaleza:
1. Conflicto intersubjetivo: Se refiere a disputas entre particulares que involucran la vulneración de
derechos subjetivos, generalmente dentro del ámbito del Derecho privado (por ejemplo, el derecho de
propiedad). Estos conflictos suelen tener una naturaleza disponible, lo que significa que las partes
pueden negociar y llegar a acuerdos.
2. Conflicto social: Involucra la transgresión de bienes o intereses que la sociedad ha considerado dignos
de protección (por ejemplo, delitos o infracciones administrativas). Estos conflictos pertenecen al
Derecho público y suelen ser de naturaleza indisponible, es decir, no pueden ser resueltos mediante
acuerdos entre las partes.
La Jurisdicción se encarga de resolver estos conflictos mediante la aplicación del Derecho material (Civil,
Mercantil, Laboral, Penal o Administrativo) correspondiente. Sin embargo, no siempre los Juzgados y
Tribunales han sido los únicos encargados de solucionar conflictos, y en la actualidad existen métodos
alternativos como la autocomposición y los equivalentes jurisdiccionales que coexisten con la Jurisdicción,
especialmente en los conflictos intersubjetivos.
1.- Autotutela
La autotutela (también conocida como autodefensa o autoayuda) es el
método más primitivo y peligroso para resolver conflictos, caracterizado por
la imposición coactiva de una solución por la parte más fuerte. Este método,
propio de sociedades primitivas donde el Estado era débil, crea una relación
vertical, donde una parte (A) impone su voluntad sobre la otra (B).
En tiempos pasados, como durante la Edad Media con los duelos, este
método era común debido a la ausencia de una estructura estatal sólida. Hoy
en día, a nivel internacional, la guerra es una forma de autotutela debido a la
falta de un Estado mundial que imponga soluciones pacíficas.
A nivel interno, los ordenamientos jurídicos suelen erradicar la autotutela
prohibiendo la realización arbitraria del propio derecho (art. 455 del Código
Penal) o tipificando el delito de coacciones (art. 172 del Código Penal). Además, se garantiza el derecho de
tutela judicial efectiva o libre acceso a los Tribunales (art. 24 de la Constitución Española).
A pesar de esto, subsisten algunas formas lícitas de autotutela, como las previstas en el Derecho Civil (art. 612 y
592 del Código Civil) y en el ámbito laboral, como el derecho a huelga y el cierre patronal.
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2.- Autocomposición
A) Concepto
La autocomposición es un medio más civilizado de solución de los conflictos en comparación con la
autotutela. Aunque en ambos casos son las partes quienes resuelven el conflicto intersubjetivo, en la
autocomposición, a diferencia de la autotutela, la solución no se impone mediante la fuerza, sino a través de
un acuerdo voluntario entre las partes o mediante el sacrificio voluntario de una de ellas.
Gráficamente, la autocomposición se representa con una línea horizontal, ya que no existe la relación de
superioridad entre las partes, como en la autotutela.
La autocomposición es un método lícito para resolver los conflictos intersubjetivos, especialmente cuando
estos son de naturaleza disponible y se aplica el principio dispositivo, que permite a las partes decidir si
acuden o no a los Tribunales para la defensa de sus derechos.
Los métodos autocompositivos incluyen:
● Renuncia: El actor puede
renunciar a su derecho subjetivo,
como ocurre en la condonación de
una deuda.
● Desistimiento: El actor puede
desistir del proceso judicial.
● Allanamiento: El demandado
acepta la pretensión del actor,
como en el caso de reconocer y
pagar una deuda.
● Transacción: Ambas partes llegan
a un acuerdo para resolver el
conflicto (art. 1809 del Código
Civil).
● Mediación y conciliación: Un
tercero ayuda a las partes a llegar
a un acuerdo o resolución del
conflicto.
En los casos de mediación y conciliación,
la diferencia radica en la intervención de
un tercero:
● En la mediación, el tercero puede intervenir de manera espontánea o a solicitud de las partes, como en
el caso de un mediador internacional (por ejemplo, el Secretario General de la ONU para evitar un
conflicto entre Estados).
● En la conciliación, la intervención del tercero es siempre provocada o institucionalizada, como ocurre
en la conciliación previa al proceso laboral o en la conciliación civil.
En ambas fórmulas, el tercero no impone una solución, sino que actúa inter partes (entre las partes) y no
supra partes (por encima de ellas). Su función es facilitar el acuerdo entre las partes, pero no decidir por ellas.
⭐LEX🩸
15
B) La mediación y la conciliación en nuestro Derecho positivo
a) La conciliación
La conciliación fue el primer método autocompositivo regulado en el ordenamiento jurídico español.
Originalmente, en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, siguiendo el modelo del Código procesal civil
napoleónico y en consonancia con los postulados del liberalismo, la conciliación se estableció como un
verdadero presupuesto procesal.
● Esto significaba que, antes de poder presentar una demanda, el actor estaba obligado a intentar un
acto de conciliación ante los Juzgados municipales, bajo pena de inadmisión de la demanda.
Con el paso del tiempo, este trámite se mostró
como superfluo y dilatorio, lo que llevó a su
reforma en 1984, suprimiendo su carácter de
requisito previo y convirtiéndolo en un
trámite potestativo.
La actual LEC 1/2000 mantiene este carácter
potestativo para el futuro demandante, y a
través de su Disposición derogatoria 1.1ª, la
conciliación sigue siendo una opción a la que
las partes pueden recurrir.
● La conciliación preprocesal, regulada
en los artículos 139 a 148 de la Ley
15/2015, de Jurisdicción Voluntaria
(LJV), es un trámite útil para
interrumpir la prescripción de acciones
o para requerir en mora al deudor, lo
que resulta más económico que un
requerimiento notarial.
⭐LEX🩸: Vale, a menudo el manual nos sorprenderá con conceptos que podrían parecer confusos. En este caso la
prescripción de acciones o mora del deudor. La prescripción es un mecanismo legal que impide que una persona pueda
reclamar un derecho después que haya transcurrido un determinado plazo. Por ejemplo, si alguien tiene derecho a
reclamar una deuda, pero no lo hace en el tiempo previsto por la ley, ese derecho puede extinguirse por prescripción. Por
lo que, interrumpir la prescripción significa que este plazo deja de correr temporalmente y, en consecuencia, se evita que
el derecho a reclamar caduque. La interrupción puede producirse cuando el acreedor realiza ciertos actos que
demuestran su voluntad de ejercer su derecho, como interponer una demanda o realizar una conciliación. La
conciliación preprocesal (que es un trámite voluntario) puede ser una forma de interrumpir la prescripción, ya que al
iniciar este procedimiento, el plazo de prescripción se detiene y evita que se extinga el derecho de reclamar en el futuro.
La “mora” se refiere al retraso o incumplimiento de una obligación, que casi siempre es de carácter económico. Cuando
una persona debe dinero y no lo paga en el plazo establecido, se dice que está en mora. El requerimiento en mora
consiste en una comunicación formal que el acreedor hace al deudor, para informarle que está incumpliendo su
obligación de pago y exigirle que la cumpla. Ya luego esta formalización podría cobrar importancia adicional a razón del
incumplimiento por otras consecuencias, como exigir intereses por la mora o emprender acciones legales. La
conciliación preprocesal puede ser un mecanismo más económico para llevar a cabo este requerimiento formal, en lugar
de acudir a un notario, que podría tener costos más elevados. De este modo, el acreedor puede requerir al deudor que
cumpla con la obligación de pago sin necesidad de un proceso judicial formal y, en caso de que el deudor no cumpla,
podrá iniciar un proceso judicial con más herramientas legales.
⭐LEX🩸
16
● El procedimiento de conciliación comienza con una solicitud escrita que debe incluir los datos de
identificación del solicitante y del requerido, el domicilio para su citación, el objeto de la conciliación y
la fecha. Según el artículo 141.1 de la LJV, el Letrado de la Administración de Justicia o el Juez de Paz
citará a las partes a una audiencia en la que, tras escuchar sus alegaciones, dictará un decreto o auto,
según corresponda. Si hay acuerdo, este tendrá efectos ejecutivos.
● Si no se alcanza un acuerdo, se archivarán las actuaciones.
● Si hay acuerdo, el testimonio del acto de conciliación se convertirá en un título ejecutivo1, y el Juzgado
que hubiera conocido el caso será competente para su ejecución, según el artículo 147 de la LJV. Lo
convenido en la conciliación sólo podrá ser impugnado mediante una acción de nulidad por las causas
que invalidan los contratos (art. 148 LJV).
Además de la conciliación preprocesal, la LEC 1/2000 también regula 2 conciliaciones intraprocesales que
tienen lugar durante la audiencia previa en los juicios ordinarios, tras la presentación de los escritos de
demanda y contestación (arts. 414.1.II y 428.2 LEC).
● Cualquiera de estas conciliaciones, una vez homologadas por el Juez de Primera Instancia, tendrá el
valor de una transacción judicial (art. 19.3 LEC), lo que significa que produce efectos de cosa juzgada
(arts. 1816 CC, 415.2 y 517.3 LEC) y permite la apertura del proceso de ejecución.
Las resoluciones derivadas de estas conciliaciones pueden ser impugnadas por las causas de rescisión
previstas en los artículos 1817 a 1819 del Código Civil, que incluyen error, dolo, violencia, falsedad de documentos
y ocultación maliciosa.
b) La mediación
A diferencia de la conciliación, la mediación es un
método relativamente reciente en el ordenamiento
jurídico español, establecido por la Ley 5/2012, de
5 de marzo, sobre mediación en asuntos civiles y
mercantiles.
● Como su nombre indica, esta mediación se
aplica exclusivamente a asuntos civiles y
mercantiles, quedando excluidas otras
áreas como la mediación penal (excepto en
el caso de menores), la mediación
administrativa (regulada por la Ley 39/2015
de Procedimiento Administrativo Común),
la mediación laboral (regulada por la Ley de
Jurisdicción Social) y la mediación en el
ámbito de consumo, que ya cuenta con
tribunales arbitrales.
La mediación tiene un carácter voluntario.
● Para iniciarla, las partes deben firmar un precontrato de mediación, que puede añadirse como una
cláusula adicional a un contrato principal, comprometiéndose a someter cualquier conflicto derivado
de dicho contrato a mediación (art. 6).
1
Significa que tiene fuerza ejecutiva, certeza y liquidez además de exigibilidad, por lo que se puede exigir legalmente.
⭐LEX🩸
17
● Las partes pueden elegir una mediación institucional (como en una Cámara de Comercio o la
Fundación Notarial "Signum") o un mediador individual.
● El mediador debe cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 11 de la Ley, que incluye ser una
persona física con plena capacidad de derechos civiles y haber superado un curso específico que le
otorgue los conocimientos necesarios en áreas como derecho, psicología, técnicas de comunicación,
resolución de conflictos, negociación y ética.
El procedimiento puede llevarse a cabo incluso por medios electrónicos.
● Se inicia con una solicitud de mediación por una o ambas partes, y su admisión genera efectos típicos
de litispendencia, como la interrupción de los plazos de prescripción y caducidad de las acciones (art.
4), o la excepción de mediación pendiente, que impide a los tribunales conocer del litigio mientras se
desarrolla la mediación (art. 10.2.II).
● El mediador citará a las partes a una sesión informativa, en la que se les informará sobre aspectos
como posibles causas que afecten la imparcialidad del mediador, su profesión, experiencia,
características y coste de la mediación, organización del procedimiento, consecuencias jurídicas del
acuerdo que pudiera alcanzarse, y el plazo para firmar el acta constitutiva (art. 17).
● Esta sesión constitutiva dejará constancia de la identificación de las partes, el objeto del conflicto, el
programa de actuaciones, el coste y otros detalles del procedimiento (art. 19).
● Durante las sesiones, amparadas por el secreto y la confidencialidad, ni el mediador ni las partes
pueden usar las informaciones o documentos revelados en la mediación en procesos judiciales o
arbitrajes posteriores, salvo que las partes lo acuerden o por orden judicial en casos penales (art. 21.3).
● La mediación puede terminar sin avenencia (por renuncia de una o ambas partes, vencimiento del
plazo o la imposibilidad de acuerdo según el mediador) o con avenencia.
○ En caso de acuerdo, este debe reflejar las obligaciones asumidas por las partes (art. 23).
○ El acuerdo puede elevarse a escritura pública mediante un notario, convirtiéndolo en un título
ejecutivo (art. 517.2.4º LEC) que permite la apertura de un proceso ejecutivo, en el cual el Tribunal
competente será el del lugar donde se firmó el acuerdo.
○ El Tribunal puede inadmitir la demanda si el acuerdo fuera contrario a Derecho (art. 28).
⭐LEX🩸: En sí el texto explica bien el concepto de mediación, pero podría añadir tal vez una diferencia importante que
destacar respecto a la conciliación. En la conciliación, el conciliador actúa de manera más activa, puede sugerir
soluciones o hacer propuestas a las partes para resolver el conflicto, aunque su intervención no es vinculante, teniendo
un papel más directivo y formular
alternativas de solución para las
partes; en la mediación, el mediador
tiene un rol más neutral y pasivo,
siendo su función principal la de
facilitar el diálogo y la comunicación
entre las partes, ayudándole a que
ellas mismas encuentren la solución,
sin imponer ni sugerir soluciones,
solo guiando a las partes a que
lleguen a un acuerdo por sí mismas.
La conciliación puede ser obligatoria
o voluntaria, mientras que la
mediación siempre será voluntaria.
Existen otras diferencias que serán
abordadas en su respectivo capítulo.
⭐LEX🩸
18
3.- Heterocomposición
En la heterocomposición, el tercero que interviene en la solución del conflicto tiene una posición distinta a la
que ocupa en la autocomposición.
En este caso, la persona (individual o colegiada) a la que las partes acuden tiene el poder de imponer una
solución definitiva. Este tercero se sitúa supra partes, es decir, por encima de las partes, configurando una
relación triangular en la que su autoridad proviene, bien de un contrato de arbitraje suscrito previamente por
las partes, o bien de la potestad jurisdiccional del Estado.
Las principales fórmulas heterocompositivas son:
● El arbitraje: Un tercero, el árbitro, resuelve el conflicto en virtud de un contrato de arbitraje
previamente firmado por las partes.
● El proceso judicial: Un Juez resuelve el conflicto aplicando la potestad jurisdiccional.
Ambos métodos tienen una raíz histórica común, vinculada al nacimiento del Estado.
- Un ejemplo claro es la Alta República romana, en la que el proceso judicial se asemejaba a un arbitraje,
ya que las partes debían firmar un contrato de litis contestatio, comprometiéndose a someterse a la
autoridad del tribunal y a cumplir con la sentencia.
- Sin embargo, con el fortalecimiento del Estado romano durante el Imperio, la ejecución de las
sentencias dejó de depender del contrato o de la autoridad moral del Pretor, y pasó a respaldarse por la
potestas o imperium del Estado, es decir, por el poder coactivo estatal.
Esto demuestra que el proceso judicial está intrínsecamente
vinculado a la existencia del Estado. Sin una organización estatal
mínima, no pueden existir ni la Jurisdicción ni el proceso, lo que
obligaría a las partes a recurrir a métodos de autotutela,
autocomposición o, en algunos casos, arbitraje (como el de los
"patriarcas" en ciertas etnias). Sin embargo, no habría posibilidad
de un proceso judicial en ausencia de un Estado.
A pesar de las diferencias, el arbitraje y el proceso judicial no son
fórmulas excluyentes en el ámbito del Derecho privado.
- Por el contrario, son complementarias. De hecho, factores
como la lentitud y el alto coste de la justicia civil, junto con la
sobrecarga de los tribunales, han llevado al Estado a
potenciar el arbitraje, que es considerado un equivalente
jurisdiccional.
- Los laudos arbitrales tienen los mismos efectos que las
sentencias judiciales, pero suelen emitirse en un período
más corto de tiempo, lo que lo convierte en una opción
atractiva para la resolución de conflictos privados.
⭐LEX🩸: Imperium ¿Es correcto utilizar esta palabra en el examen? Por
supuesto, se refiere al poder coercitivo del Estado para imponer y hacer
cumplir las decisiones judiciales.
⭐LEX🩸
19
II.- LA JURISDICCIÓN COMO PODER Y SU LEGITIMACIÓN
HISTÓRICA
La autotutela, como medio de solución de conflictos, conlleva peligros para cualquier organización social. Por
ello, desde la aparición del Estado, este asumió el monopolio de la justicia, prohibiendo a los ciudadanos
"tomarse la justicia por su mano".
● Sin embargo, el Estado y la Jurisdicción no han sido los mismos en todas las épocas y sociedades.
Algunos autores, como CALAMANDREI, suscribieron la teoría de la relatividad de la Jurisdicción, una idea que
hoy ha perdido validez.
- La tesis de CALAMANDREI, formulada en 1940 en la Italia fascista, se basa en la idea de que el concepto
de Jurisdicción varía según el régimen estatal. Sin embargo, en la actualidad, el Estado moderno se
basa en principios democráticos, nacidos de las revoluciones liberales europeas, por lo que la
legitimación de la Jurisdicción no puede encontrarse en ideas teocráticas o autocráticas, propias de
regímenes del Antiguo Régimen o totalitarios.
Hoy en día, la división de poderes es uno de los principios esenciales del sistema democrático, y la Jurisdicción
se configura como uno de los 3 grandes poderes del Estado, reconocido como el tercer Poder o el Poder más
alto de decisión, según lo establecido en el Título VI de la Constitución Española.
La legitimación constitucional de la Jurisdicción
Si la soberanía nacional reside en el pueblo español, del cual emanan los poderes del Estado (art. 1.2 CE), y la
justicia emana del pueblo (art. 117.1 CE), surge la pregunta:
¿Por qué el pueblo español ha otorgado a los Juzgados y Tribunales el monopolio de la justicia? Es decir,
¿cuál es la legitimación constitucional de la potestad jurisdiccional, que la soberanía popular ha
otorgado en exclusiva a la Jurisdicción?
Existen varias tesis al respecto, que se pueden sintetizar en las siguientes:
⭐LEX🩸
20
1.- La justicia popular
Históricamente, en el Estado liberal, los sistemas de designación popular fueron los primeros en intentar
legitimar el oficio judicial.
● Frente a la "justicia de gabinete", que era secreta e inhumana, dependiente de funcionarios del poder
real, el pensamiento liberal promovió la participación popular directa o a través de representantes en
el Poder Judicial.
Esta idea se desarrolló con el objetivo de evitar la venalidad de los tribunales permanentes, como denunciaba
MONTESQUIEU, y con el deseo de que los ciudadanos fueran juzgados por sus iguales.
- Esta corriente impulsó la creación de sistemas de participación popular en la justicia durante los siglos
XVIII y XIX en Europa.
Dentro de esta participación popular, existen 2 sistemas conocidos que se implementaron y aún coexisten en
algunos países:
1. El jurado.
2. La justicia popular.
A) El jurado
Desde el punto de vista de la legitimación democrática, el jurado es la forma más perfecta de participación
popular en la justicia, ya que permite a los ciudadanos asumir directamente la función jurisdiccional.
● Este sistema, que se utiliza principalmente en el ámbito penal, representó una verdadera revolución al
sustituir el antiguo sistema inquisitivo del Antiguo Régimen por el sistema acusatorio, donde se valora
la prueba libremente en lugar de someterse a un régimen de prueba tasada.
● El jurado también refuerza principios fundamentales del proceso penal, como la inmediación, la
publicidad y la concentración de las pruebas y alegaciones en el juicio oral.
La instauración del jurado está prevista en el artículo 125 de la Constitución Española (CE), y este derecho fue
finalmente desarrollado por la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, que regula el Tribunal del Jurado.
B) La justicia popular
La justicia popular, aunque ofrece participación ciudadana, es una forma más imperfecta de legitimación
democrática en comparación con el jurado.
- En este sistema, el pueblo no participa directamente en la administración de justicia, sino a través del
mecanismo de representación. Es decir, los jueces son elegidos de manera similar a los legisladores, por
medio de elecciones periódicas.
Este sistema se basa en el principio de que, en una democracia, los integrantes del Poder Judicial deben ser
elegidos por el pueblo, que es el único titular de la soberanía.
● Ejemplos de justicia popular se encuentran en Estados Unidos, algunos cantones de Suiza, e incluso en
la extinta URSS, donde los jueces eran reclutados a través de elecciones, como ocurre con los cargos
políticos del Ejecutivo y del Parlamento.
En España, hubo una experiencia negativa con los Tribunales populares durante la Guerra Civil. Estos tribunales,
instaurados por el Frente Popular y nombrados por partidos y sindicatos, mostraron un claro interés partidista en sus
veredictos.
⭐LEX🩸
21
En Europa, la justicia popular ha sido evaluada de manera negativa. Aunque ofrece una gran legitimación
democrática en el momento inicial, se critica que los jueces elegidos carecen de independencia, ya que
dependen de los partidos o grupos que los llevaron al poder (según KAYSER). Además, en Estados Unidos, el
Presidente tiene una influencia considerable en la designación de los miembros de la Corte Suprema, lo que
supone una merma del principio de división de poderes.
2.- La designación ministerial
En algunos sistemas, la designación ministerial se propone como una
alternativa para la selección y promoción de jueces, ofreciendo una cierta
legitimación democrática al ser el Ministro de Justicia quien toma estas
decisiones.
● En un sistema democrático, el Ministro es responsable ante el
Parlamento por sus actos, lo que, según autores como KERN-WOLF,
podría garantizar la idoneidad de los jueces.
Este modelo no es nuevo; fue inaugurado por la Ley francesa de 20 de abril de
1810 y seguido por varias Leyes Orgánicas de la Magistratura en Europa
durante el siglo XIX, incluido en España con la Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ) de 1870. Este sistema, conocido como el modelo napoleónico,
otorgaba al Ministro de Justicia la responsabilidad del ingreso, promoción y
régimen disciplinario de los jueces. Bajo este esquema, el Ministro, en su rol
de "grand-juge", tenía control sobre los jueces en tres aspectos clave:
1. Ingreso en la judicatura.
2. Promoción o ascenso.
3. Régimen disciplinario.
En España, este modelo permaneció vigente hasta la promulgación de la Constitución de 1978. Para acceder a
la judicatura, se requería un "certificado de buena conducta", emitido por el Ministerio de Gobernación. Para
ascender a puestos superiores (como Presidente de Sala), se necesitaba una "declaración de aptitud", emitida
por el Consejo Judicial, dependiente del Ministerio de Justicia, y el nombramiento era realizado por el
Gobierno o, en el caso del Presidente del Tribunal Supremo, por el Jefe del Estado. Además, la Inspección de
los Tribunales y el régimen disciplinario de los jueces también dependían del Ministerio.
El Ejecutivo podía ejercer un control significativo sobre los jueces mediante decisiones como:
● Traslados forzosos por razones de orden público.
● Comisiones de servicio obligatorias.
● Cambios de jueces entre salas o audiencias.
Tras la implantación de los Estados totalitarios en Europa, la presión del Ejecutivo sobre la Magistratura
aumentó. Después de la Segunda Guerra Mundial, surgieron movimientos dentro de la magistratura que
abogaban por la independencia del Poder Judicial, como el grupo "Justicia Democrática" en España, precursor
de "Jueces para la Democracia". Este movimiento buscaba el autogobierno de la Magistratura, un sistema que
ha sido adoptado en muchos países europeos, y que en España fue proclamado en el artículo 122 de la
Constitución Española.
● La designación ministerial ha sido criticada por justificar el privilegio del Poder Ejecutivo sobre la
Magistratura, ya que la independencia judicial no solo debe garantizarse frente a la sociedad y las
partes en conflicto, sino también frente a los otros Poderes del Estado, incluido el Ejecutivo.
⭐LEX🩸
22
3.- La legitimación a través del proceso
La obra de Niklas Luhmann titulada "Legitimation
durch Verfahren" (1969) propone una teoría según la
cual la actividad jurisdiccional se legitima por la
simple existencia del proceso. Según Luhmann,
cuando surge un conflicto, el individuo no puede
generalizar su problema para movilizar a la
sociedad, por lo que debe acudir al proceso judicial
como la institución en la que la sociedad confía. Si
la pretensión del particular no prospera dentro del
proceso, el individuo queda aislado y no puede
continuar sosteniendo sus expectativas jurídicas
originales, ya que el proceso le ha despojado de la
razón. Así, el proceso cumple una función de
absorción de las protestas sociales, desactivando
conflictos al ofrecer un marco formal para su
resolución.
Luhmann sostiene que, dado que esta función es
necesaria en toda sociedad, el proceso es la
institución mediante la cual la Jurisdicción se
legitima.
Críticas a la tesis de Luhmann
La tesis de Luhmann ha sido criticada por varios
autores, como Habermas, Esser y Zippelius. Este
último plantea una crítica contundente: ¿Es posible
admitir, como sucedió en el régimen
nacionalsocialista, que la decisión de exterminar al
pueblo judío pueda justificarse por el mero hecho de
haber emanado de un proceso preestablecido?
● Aunque el proceso judicial contiene
elementos legitimadores, como la
imparcialidad del juez, los principios de
contradicción y de audiencia, y las garantías
que conforman el derecho al "proceso
debido", aceptar plenamente la tesis de
Luhmann implicaría justificar cualquier
decisión material, por el simple hecho de
haber sido tomada dentro de un proceso
formalmente establecido.
Por tanto, el proceso no es en sí mismo el fin o la causa de la Jurisdicción, sino que constituye un instrumento
para la correcta aplicación del Derecho objetivo a los conflictos concretos.
⭐LEX🩸
23
III.- LA LEGITIMACIÓN DE LA JURISDICCIÓN EN NUESTRO
SISTEMA DEMOCRÁTICO
En el sistema democrático español, la soberanía reside en el pueblo español, y la justicia emana del pueblo
(artículos 1.2 y 117.1 de la Constitución Española, CE). A partir de esta premisa, existen dos fuentes principales
de legitimación de la Jurisdicción:
1. Legitimación directa: A través del jurado, en el cual los ciudadanos ejercen directamente la función
jurisdiccional, tal como establece el artículo 125 de la Constitución Española.
2. Legitimación indirecta: La Constitución otorga a los Juzgados y Tribunales (compuestos por jueces
técnicos) el monopolio de la justicia (artículo 117.3 CE), lo que implica que su legitimación deriva de la
imparcialidad y de la aplicación del Derecho objetivo. Esto
significa que la sociedad democrática confía en los jueces para
resolver los conflictos de manera imparcial y conforme a la ley.
La representación popular no es un instrumento que la Constitución
haya contemplado para delegar el monopolio de la justicia en los jueces,
ya que no se ha consagrado ninguna forma de justicia popular más allá
del jurado. Por lo tanto, lo que se espera de los Juzgados y Tribunales es la
solución de los conflictos mediante la imparcial aplicación de la ley.
● El artículo 117.1 de la Constitución Española subraya que los jueces
y magistrados son independientes, inamovibles, responsables y
están sometidos únicamente al imperio de la ley. Aunque el
artículo también menciona que la justicia se administra "en
nombre del Rey", este detalle no debe interpretarse como una
tesis teocrática.
● En nuestra Constitución, la soberanía no está compartida entre el
Rey y el pueblo (a diferencia de otras constituciones como la de
Cánovas), sino que reside exclusivamente en el pueblo español.
● El Rey, en su función de símbolo de la unidad nacional y
coordinador de los poderes constitucionales (artículo 56 CE),
representa un aspecto formal de la justicia, pero no es su fuente
legitimadora.
La independencia judicial es clave para la legitimación de la Jurisdicción
en nuestro sistema democrático.
● Los jueces no están sometidos a ningún poder político ni a
presiones externas, y su independencia es lo que garantiza que
actúen conforme a la ley y con responsabilidad. Esta
responsabilidad es una condición esencial en un Estado de
Derecho, ya que cualquier poder independiente debe rendir
cuentas de sus actos.
En resumen, la legitimación de la atribución del monopolio de la justicia
a los Juzgados y Tribunales en nuestra Constitución reside en la
independencia judicial y en la sumisión a la ley.
⭐LEX🩸
24
1.- La independencia
La independencia judicial es una característica esencial de la Jurisdicción. Los jueces deben ser
completamente independientes para garantizar la imparcialidad en la resolución de los conflictos. Si el juez,
situado en una posición "supra partes", careciera de independencia, el proceso judicial perdería su legitimidad
y se transformaría en una forma de autocomposición. Esto significaría que no estaríamos ante un verdadero
proceso judicial, sino ante una fórmula donde una de las partes influye sobre la decisión.
La independencia judicial debe ser total y abarcar varios aspectos:
1. Independencia frente a la sociedad y las partes: Los jueces no deben estar influenciados por los
intereses o presiones de las partes involucradas en el proceso.
2. Independencia frente al Gobierno: Los jueces no pueden estar sometidos a las decisiones o influencias
del Poder Ejecutivo. Esta independencia frente al Gobierno es fundamental para evitar la
subordinación del Poder Judicial a los intereses políticos.
3. Independencia frente a los órganos
jurisdiccionales superiores: Aunque los jueces
están sujetos al sistema de recursos y control
judicial, no deben ser influenciados o
presionados por los tribunales superiores en la
toma de decisiones, lo que garantiza su libertad
de criterio.
Esta independencia es lo que distingue al juez de
cualquier otro funcionario público, y también diferencia
la actuación jurisdiccional de la actuación
administrativa. Aunque la Administración actúa con
objetividad y sometimiento a la ley (art. 103.1 CE), su rol
en los procedimientos administrativos la coloca en la
posición de juez y parte al mismo tiempo, lo que la
convierte en un proceso autocompositivo más que en un
auténtico proceso judicial.
La independencia judicial es fundamental para que los
Juzgados y Tribunales puedan aplicar el Derecho de
manera correcta en los casos concretos. El Derecho,
como manifestación de la voluntad general, requiere
que la individualización normativa realizada por los
jueces no esté condicionada por situaciones
hegemónicas o privilegios materiales de las partes.
Por lo tanto, la actividad judicial es fundamentalmente
desinteresada. Mientras que la legitimación de las partes
(activa o pasiva) en el proceso se basa en la titularidad de
un derecho o un interés en el objeto del litigio, la
legitimación del juez proviene de su ausencia de interés
en el objeto del proceso.
● En el caso de que un juez tenga algún tipo de interés en el objeto procesal, se le impone su abstención o
recusación para garantizar la imparcialidad y la independencia.
⭐LEX🩸
25
2.- La sumisión a la ley
En segundo lugar, la Constitución y la sociedad exigen que los Juzgados y Tribunales limiten su actuación a la
aplicación de la ley a los casos concretos. Esta ley es emanada de las Cortes Generales, que ostentan la
potestad legislativa (art. 66 CE). Por ello, el artículo 117.1 de la CE establece que los jueces y magistrados están
sometidos únicamente al imperio de la ley.
No obstante, el concepto de "ley" no se refiere exclusivamente a las normas promulgadas por el Parlamento
nacional, sino también a:
● El Derecho de la Unión Europea (art. 4 bis y 21.1 LOPJ).
● Las leyes emanadas de las Asambleas legislativas autonómicas (art. 150 y 152.1 CE).
● Las disposiciones con rango de ley y las normas emanadas de la potestad reglamentaria de la
Administración estatal (art. 97 CE) y autonómica (art. 152.1 CE).
● El llamado "Derecho Judicial", que será abordado en lecciones posteriores.
Es decir, los jueces no solo están sometidos a las leyes nacionales, sino también a una amplia gama de normas
y disposiciones, todas jerárquicamente organizadas.
➢ En este sentido, el artículo 20.3 de la Ley Fundamental de Bonn es más preciso, ya que establece que "la
Jurisdicción está subordinada a la ley y al Derecho", concepto que también se refleja en el artículo 103.1
CE, aunque inexplicablemente no en el artículo 117.1 CE.
La sumisión a la ley es excluyente: los jueces no pueden ejercer funciones políticas o ejecutivas (art. 117.4 CE,
2.2 LOPJ), aunque pueden cumplir funciones específicas que les sean encomendadas "en garantía de algún
derecho" (art. 117.4 CE). Esta sumisión a la ley y al Derecho no es indiferenciada, sino que se rige por el principio
de jerarquía normativa.
- En primer lugar, los jueces están sometidos a la Constitución (art. 5 LOPJ), la primera ley que deben
respetar y cumplir todos los poderes públicos.
- En segundo lugar, están sometidos a las leyes emanadas de los parlamentos nacional o autonómicos,
las disposiciones con rango de ley (como los decretos leyes y decretos legislativos), y, finalmente, a los
reglamentos del poder ejecutivo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) (art. 6 LOPJ).
El control del principio de jerarquía normativa está encomendado al Tribunal Constitucional en lo referente a
disposiciones normativas con rango de ley que infrinjan la Constitución (art. 161.1.b CE) y a los Tribunales de lo
Contencioso-Administrativo respecto a los reglamentos o actos normativos inferiores que vulneren las leyes
(art. 106.1 CE).
Examen de legitimidad de las normas
Los jueces deben realizar un doble examen de legitimidad de las normas antes de aplicarlas, conforme a los
principios de seguridad jurídica y jerarquía normativa:
1. Examen jurídico formal: Verificar que la norma ha sido promulgada conforme al procedimiento
adecuado y por el órgano competente.
2. Examen jurídico material: Comprobar que la norma no contradice otras de rango superior.
Si una norma no pasa este examen, los jueces deben inaplicarla (en el caso de reglamentos ilegales o leyes
inconstitucionales anteriores a la Constitución) o plantear una cuestión de inconstitucionalidad (en el caso de
disposiciones con rango de ley contrarias a la Constitución, posteriores a su promulgación).
Los jueces no pueden aplicar normas que sean inconstitucionales o manifiestamente ilegales. Tampoco
pueden negarse a aplicar leyes en función de una supuesta objeción de conciencia, como ya señaló el Tribunal
Supremo en su sentencia de 11 de mayo de 2009.
⭐LEX🩸
26
Lección 3
La jurisdicción: concepto y funciones
I.- CONCEPTO Y NOTAS ESENCIALES
La Jurisdicción se puede definir como el Poder Judicial, compuesto por jueces y magistrados, quienes, debido
a su independencia y su sumisión a la Ley y al Derecho, ejercen de manera exclusiva la potestad
jurisdiccional. Por esta razón, están legitimados para resolver de forma jurídica, motivada, definitiva e
irrevocable los conflictos intersubjetivos y sociales, con el fin de proteger los derechos subjetivos, controlar la
legalidad y complementar el ordenamiento jurídico.
De este concepto, se derivan las siguientes notas esenciales:
1.- La Jurisdicción como Poder
A diferencia del antiguo Estado franquista, donde la Jurisdicción era considerada simplemente como una
función derivada de la división del trabajo, la actual Constitución Española establece con claridad que la
Jurisdicción es un Poder.
● Esto se refleja en el Título VI de la Constitución,
titulado "del Poder Judicial", y en el artículo 122, que
prevé la promulgación de una Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ), la cual regula la constitución,
funcionamiento y autogobierno de los Juzgados y
Tribunales.
No obstante, esta concepción de la Jurisdicción como un
Poder del Estado no es completamente nueva.
- La antigua Ley "Provisional" Orgánica del Poder
Judicial de 1870, aunque estuvo vigente hasta la LOPJ
de 1985, ya configuraba la Jurisdicción como un
Poder del Estado, de acuerdo con el principio de
división de poderes.
- Este estatus no era meramente retórico: la supresión
de las jurisdicciones especiales con el Decreto de
unificación de fueros de 1868 y la creación de las Salas
de lo Contencioso del Tribunal Supremo permitieron
al Poder Judicial asumir el monopolio de la justicia y
revisar los actos del Poder Ejecutivo.
El jurista Gómez de la Serna destacó la importancia de este poder al señalar que la inviolabilidad y la "autoridad santa"
de la cosa juzgada hacen que, ante una sentencia firme, "callen todos los poderes".
Ni el Parlamento ni el Poder Ejecutivo pueden alterarla.
⭐LEX🩸
27
La Constitución vigente no solo restableció la división de poderes, sino que también fortaleció el Poder
Judicial, tanto desde un punto de vista subjetivo como objetivo:
● Desde una perspectiva subjetiva, la creación, por primera vez en la historia de España, de un régimen
de autogobierno de la Magistratura y la reforma del estatuto jurídico de los jueces y magistrados han
fortalecido la independencia judicial. Esto ha eliminado las influencias que antes ejercían los Ministros
de Justicia sobre los jueces y ha consolidado la Jurisdicción como un poder independiente de los otros
poderes del Estado.
● Desde una dimensión objetiva, los principios de unidad y exclusividad jurisdiccional son una realidad
en el Estado de Derecho actual. Las antiguas jurisdicciones especiales prácticamente han
desaparecido, y los actos administrativos que estaban exentos de control judicial, como los actos
políticos, también han quedado relegados a la historia. Además, el Poder Judicial tiene un papel
principal en la protección de los derechos fundamentales, como el habeas corpus (art. 53.2 CE), y todos
los actos y disposiciones de los demás poderes del Estado están sujetos a control de constitucionalidad
por el Tribunal Constitucional.
Este proceso ha llevado a una judicialización de la vida social y, en algunos casos, política. En el Estado de
Derecho actual, la Jurisdicción es el más alto Poder de decisión, y todos los poderes del Estado están
sometidos a sus decisiones, como afirmaba Gómez de la Serna, "callan todos los poderes del Estado" ante una
sentencia.
2.- La potestad jurisdiccional
Al igual que el Poder Legislativo tiene la potestad legislativa (art. 66.2 CE) y el Poder Ejecutivo posee la potestad
reglamentaria y ejecutiva (art. 97 CE), la Constitución Española otorga a los Juzgados y Tribunales el ejercicio
de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, facultándolos para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (art.
117.3 CE).
❖ La potestad jurisdiccional es la capacidad del Poder Judicial para representar al Estado en la función de
resolver conflictos mediante el ejercicio de sus atribuciones de juzgar y hacer cumplir lo que ha sido
resuelto.
❖ Esta potestad se encuentra, por mandato expreso de la Constitución (art. 117.1), exclusivamente en los
Juzgados y Tribunales.
La potestad jurisdiccional tiene una serie de características que la distinguen de otros derechos o facultades
públicas y privadas:
1. Generalidad: A diferencia de los derechos subjetivos, que establecen obligaciones específicas entre sus
destinatarios, la potestad jurisdiccional se ejerce erga omnes (CARNELUTTI), es decir, tiene efectos
generales. No crea necesariamente una prestación determinada, sino que impone a todos los
justiciables un deber general de sujeción a las resoluciones judiciales. Esto se traduce en la obligación
de cumplir las resoluciones judiciales y colaborar con los tribunales, tal como establecen los artículos
118 CE y 17 de la LOPJ. Esta norma constitucional ha posibilitado el surgimiento de las llamadas
obligaciones procesales.
2. Territorialidad y personas sometidas: La potestad jurisdiccional, como emanación de la soberanía
nacional, se ejerce dentro de los límites territoriales del Estado y sobre las personas sometidas a su
soberanía (arts. 4, 21 y ss. LOPJ; 8.2 CC; 51 LEC).
⭐LEX🩸
28
La potestad jurisdiccional otorga una fuerza de mando jurídicamente vinculante para con las partes y los
terceros.
● Esta potestad está respaldada no solo por la policía judicial, sino también por todo el aparato coactivo
del Estado.
Esta capacidad de imponer decisiones diferenciadas es lo que distingue al juez del árbitro y otorga la supremacía del
órgano jurisdiccional para asegurar el cumplimiento de sus resoluciones (FAIRÉN).
El objeto de la potestad jurisdiccional se resume en la fórmula utilizada en el artículo 117.3 CE y reiterada en el
artículo 2.1 de la LOPJ: "juzgar y hacer ejecutar lo juzgado".
Facultades que integran la potestad jurisdiccional
El ejercicio de la potestad jurisdiccional no se limita a la sentencia final, sino que abarca una serie de facultades
que los jueces ejercen en diferentes momentos del proceso, incluyendo:
● Facultad ordenatoria: El juez tiene la capacidad de convocar a las partes y terceros al proceso (citaciones
y emplazamientos) y de asegurar su sujeción al procedimiento mediante actos que limitan sus derechos
o imponen coerciones, como las medidas cautelares o requerimientos. También tiene la función de
impulsar el curso del procedimiento mediante actos de trámite, como las providencias.
⭐LEX🩸: ¿Qué son las providencias? Son una de las resoluciones judiciales que dictan los jueces o tribunales durante el
proceso, con la idea de ordenar su desarrollo. Se diferencia de otras resoluciones judiciales más complejas, como los
autos o las sentencias, en que éstas son decisiones de carácter simple y formal que no suelen abordar cuestiones de
fondo del litigio, sino aspectos procedimentales o de trámite. Por lo general son irrecurribles y bastante breves.
● Potestad de instrumentación o documentación: Junto con el Letrado de la Administración de Justicia
(el llamado LAJ), el juez puede otorgar a ciertos actos el valor de prueba. Este poder se ejerce, por
ejemplo, cuando se realiza una inspección ocular y se documenta como prueba en el proceso,
garantizando siempre el principio de contradicción. Las actas que registran estas actuaciones tienen
carácter fehaciente. La Ley 13/2009 ha delegado muchas de estas facultades en el Letrado de la
Administración de Justicia.
⭐LEX🩸: El principio de contradicción es el que garantiza que ambas partes en un juicio tengan la oportunidad de ser
escuchadas, presentar pruebas y defender sus intereses. Podemos decir que este principio asegura que no se dicte una
resolución judicial sin que las partes hayan tenido la posibilidad de participar activamente y confrontar los argumentos de
la otra parte.
● Potestad decisoria: El juez o tribunal puede resolver de manera interina (por ejemplo, mediante un
auto de archivo o de sobreseimiento provisional) o definitiva el conflicto, cumpliendo así con el
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. La resolución final de un proceso es la sentencia, que
representa la expresión más genuina de la potestad jurisdiccional, ya que es la que suele tener los
efectos de cosa juzgada.
● Potestad de ejecución: Finalmente, el juez, con la ayuda del Letrado de la Administración de Justicia,
tiene la potestad de ejecutar la sentencia. Esta potestad se ejerce mediante los procedimientos de
ejecución, cuyo objetivo es cumplir en sus propios términos lo dispuesto en el fallo o parte dispositiva
de la sentencia.
⭐LEX🩸
29
3.- Los Juzgados y Tribunales
Los Juzgados y Tribunales, que son independientes y están sometidos al imperio de la ley, constituyen en su
conjunto el Poder Judicial y tienen, de manera exclusiva, la potestad jurisdiccional. Este poder implica la
capacidad para resolver conflictos de manera jurídica y vinculante.
Sin embargo, fuera del Poder Judicial (es decir, fuera del Título VI de la Constitución Española), existen algunos
tribunales especiales, como el Tribunal Constitucional (arts. 159 y ss. CE) y el Tribunal de Cuentas (art. 136 CE).
● Aunque la Constitución no los incluye formalmente dentro del Poder Judicial, estos tribunales son
órganos jurisdiccionales independientes, ya que resuelven conflictos de manera definitiva e
irrevocable. En consecuencia, se consideran parte de la Jurisdicción, que se puede resumir en la
siguiente fórmula: Jurisdicción = Poder Judicial + Tribunales Especiales.
a) Juzgados
Tradicionalmente, se llama Juzgados a los órganos jurisdiccionales unipersonales.
Sin embargo, la LEC2000 ha complicado esta distinción al usar el término "Tribunal" tanto para órganos
unipersonales como colegiados.
Los juzgados están compuestos por un Juez, asistido por un Letrado de la Administración de Justicia y personal
de apoyo.
● Acceso al Poder Judicial: Los jueces acceden al
Poder Judicial mediante concurso-oposición entre
Licenciados/Graduados en Derecho y, al ser
seleccionados, se convierten en titulares de los
juzgados. Aunque, en principio, los Magistrados
ocupan los tribunales, existe una categoría de
magistrado-juez en las principales capitales de
provincia. En los partidos judiciales con más de
150,000 habitantes, los Juzgados de Primera
Instancia y/o de Instrucción pueden estar servidos
por Magistrados (art. 21.2 de la Ley 38/1988 de
Demarcación y Planta).
El Juzgado es un órgano jurisdiccional unipersonal que
actúa en primera instancia.
- Conoce tanto la fase declarativa (alegaciones,
pruebas y sentencia) como la fase ejecutiva del
proceso (ejecución de la sentencia).
Una excepción se encuentra en el orden jurisdiccional penal, que sigue el principio acusatorio.
- Aquí, los Juzgados de Instrucción se encargan de la fase instructora, mientras que los Juzgados de lo Penal llevan
a cabo el juicio oral en delitos leves, y las Audiencias Provinciales conocen los delitos más graves.
En el orden contencioso-administrativo, aunque tradicionalmente existían solo tribunales, la Ley 29/1998 creó
los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo, que conocen en primera instancia de asuntos de menor
relevancia o cuantía.
Los Juzgados españoles están regidos por el principio de especialización, y su competencia está detallada en
los artículos 26 y 84 de la LOPJ.
⭐LEX🩸
30
b) Tribunales
Por otro lado, los Tribunales son órganos jurisdiccionales colegiados, formados por Magistrados, quienes
normalmente son seleccionados por concurso desde la propia judicatura.
Salvo excepciones (como en la fase del juicio oral penal o en los casos de aforamientos), los tribunales son
órganos de segundo o tercer grado, encargados de la revisión de las sentencias dictadas en primera instancia.
● Su función principal es revisar las impugnaciones o recursos presentados contra las sentencias de los
jueces en primera instancia.
Los tribunales se dividen en Tribunales de apelación y Tribunales de casación:
● Tribunales de apelación: Revisan tanto los hechos
como la aplicación del Derecho. Ejemplos típicos son
las Audiencias Provinciales, las Salas de lo Civil y Penal
de los Tribunales Superiores de Justicia, y la Sala Penal
de Apelación de la Audiencia Nacional.
● Tribunales de casación: Tienen la misión de asegurar
la aplicación uniforme de las leyes y unificar su
interpretación mediante la creación de doctrina legal.
La finalidad principal de la casación es garantizar la
igualdad en la aplicación de la ley en todo el territorio
nacional, tal como establece el artículo 14 de la CE.
El Tribunal Supremo, ubicado en la cúspide del Poder Judicial
(art. 123.1 CE), es el órgano de casación por excelencia. Sin
embargo, en el contexto del Estado de las Autonomías, los
Tribunales Superiores de Justicia también tienen funciones de
casación dentro de su demarcación judicial, particularmente
en cuestiones de Derecho civil foral o especial (art. 152 CE y
art. 73.1 de la LOPJ).
4.- La independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional
Los Juzgados y Tribunales, por mandato del artículo 117 de la Constitución Española, deben cumplir con 3
principios fundamentales: independencia, unidad y exclusividad jurisdiccional.
a) La independencia judicial
Esta independencia es fundamental para garantizar que los Jueces y Magistrados puedan ejercer sus funciones
sin interferencias externas, ya sea de los demás poderes del Estado o de las partes en conflicto.
● La independencia es un principio subjetivo que legitima el ejercicio de la potestad jurisdiccional y es
un derecho fundamental del ciudadano a ser juzgado por un juez imparcial, como establece el artículo
24.2 de la CE.
● La violación de este principio no solo pone en riesgo el funcionamiento correcto de la Jurisdicción, sino
que también permite a los afectados recurrir ante el Tribunal Constitucional a través del recurso de
amparo.
⭐LEX🩸: Existen varios recursos, pero el de amparo tiene una especial importancia. Un recurso de amparo es un
mecanismo legal que permite a una persona acudir al Tribunal Constitucional cuando siente que se ha violado uno de
sus derechos fundamentales, como el derecho a ser juzgado por un juez imparcial. Si alguien cree que una autoridad o un
juez no ha respetado estos derechos, puede pedir al Tribunal Constitucional que revise el caso y proteja esos derechos.
⭐LEX🩸
31
b) La unidad jurisdiccional
El principio de unidad jurisdiccional (art. 117.5 CE) garantiza que solo exista un orden jurisdiccional unificado
dentro del Estado, impidiendo la creación de jurisdicciones especiales que estuvieron presentes durante el
régimen autocrático.
- En el pasado, las jurisdicciones especiales
podían ser usadas por el Poder Ejecutivo para
enjuiciar ciertas materias de manera más
favorable, creando órganos de funcionarios
más sumisos. Aunque estos tribunales
especiales podían producir cosa juzgada, su
falta de independencia y la violación del
principio de unidad jurisdiccional implicaba
también la vulneración del derecho al juez
legal previsto en el artículo 24.2 de la CE.
El principio de unidad asegura que todos los
conflictos y materias sean juzgados bajo los
mismos estándares de independencia y legalidad,
evitando que se creen tribunales ad hoc o con
finalidades específicas que puedan debilitar el
sistema judicial.
⭐LEX🩸: Más adelante el manual se tomará muchas
páginas para explicar este concepto. Por ahora solo
importa decir que los tribunales ad hoc o de hecho están
prohibidos de forma expresa en su art. 117.6. Diciendo
que: "Se prohíben los Tribunales de excepción”. Estos
tribunales existieron en el siglo XX en España, por
ejemplo los “Tribunales de Honor”.
c) La exclusividad jurisdiccional
El principio de exclusividad jurisdiccional,
proclamado en el artículo 117.3 de la CE, establece
que el ejercicio de la potestad jurisdiccional es
competencia exclusiva de los Juzgados y Tribunales,
integrantes del Poder Judicial.
● Este principio implica que solo los órganos
judiciales tienen la autoridad para resolver
conflictos y aplicar la justicia en los procesos.
Ningún otro poder del Estado, ni siquiera la
Administración, puede ejercer funciones
jurisdiccionales.
Este principio puede verse vulnerado cuando la Administración Pública intenta excluir ciertas materias o
personas de la jurisdicción judicial. Ejemplos de estas exclusiones incluyen los actos exentos de control
judicial, como algunos desahucios administrativos o los privilegios de la Administración para suspender la
ejecución de sentencias, casos que en el pasado fueron permitidos por el artículo 18.2 de la LOPJ.
⭐LEX🩸
32
5.- La función genérica de la Jurisdicción
La función genérica de la Jurisdicción es la resolución de conflictos, tanto intersubjetivos como sociales,
mediante la aplicación del Derecho objetivo. Esta función se concreta en la protección de los derechos subjetivos,
el control de la legalidad y la complementación del ordenamiento jurídico.
Si bien la aplicación del Derecho no es exclusiva del Poder Judicial, ya que también el arbitraje puede resolver
controversias a través de la aplicación del Derecho, existen notables diferencias entre ambos métodos.
● En el arbitraje, es posible resolver conflictos "en equidad", lo que significa que la solución puede basarse
en criterios de justicia subjetiva.
● Sin embargo, en la Jurisdicción, esta posibilidad queda descartada. Los jueces, al estar sometidos al
imperio de la ley, deben resolver todos los conflictos mediante la aplicación del Derecho. Esto ha
generado dudas sobre la constitucionalidad de los juicios en equidad, como los previstos en el art. 17.7.II
de la Ley 49/1960 de Propiedad Horizontal, en su redacción por la Ley 8/1999.
a) Sentencia como resolución jurídica
La primera característica de la Sentencia es que debe ser una resolución jurídica. Esto implica que, además de
los hechos probados, en la sentencia deben reflejarse los fundamentos de Derecho —tanto procesales como
materiales— aplicables al caso.
- Los artículos 248.3 LOPJ y 209.3ª LEC disponen que las sentencias deben incluir estos fundamentos
jurídicos, eliminando el antiguo término "considerandos" empleado por el art. 142.4ª de la LECrim.
b) Motivación de la sentencia
Además, la sentencia debe estar motivada. A diferencia del Antiguo Régimen, donde incluso se prohibía
motivar las sentencias, en un Estado de Derecho las partes y la sociedad tienen el derecho a recibir una
resolución razonada y motivada. Esto significa que el juez debe justificar por qué estima o desestima una
pretensión determinada. Esta exigencia de motivación ha sido reconocida como un derecho constitucional
derivado del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE), según la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional.
c) Definitividad e irrevocabilidad de la sentencia
Las sentencias son resoluciones generalmente definitivas e irrevocables, como establece el artículo 245 de la
LOPJ. Esta característica otorga a las sentencias el efecto de cosa juzgada, que es una de las notas distintivas de
la Jurisdicción. A diferencia de los actos administrativos o las soluciones autocompositivas, que pueden ser
revisados por los Tribunales, las sentencias con efecto de cosa juzgada tienen efectos preclusivos y excluyentes,
lo que significa que el conflicto no puede ser planteado nuevamente ante otro tribunal o sometido a arbitraje,
siempre que el objeto procesal sea idéntico (art. 222 LEC).
d) Excepciones a la cosa juzgada
No todas las sentencias tienen plenos efectos de cosa juzgada. Existen excepciones, como las sentencias
absolutorias en la instancia y las dictadas en procesos sumarios:
● Sentencias absolutorias en la instancia: Estas ocurren cuando el tribunal no puede entrar en el fondo del
asunto debido a la falta de un presupuesto procesal (por ejemplo, cuando el tribunal carece de
competencia para conocer el caso).
● Procesos sumarios: Las sentencias dictadas en procesos sumarios no producen efectos plenos de cosa
juzgada debido a la cognición limitada de estos procedimientos. Por ejemplo, una sentencia
condenatoria por impago en un proceso sumario ejecutivo no impide al deudor acudir a un proceso
declarativo posterior para solicitar la rescisión de un contrato de compraventa por vicios ocultos.
⭐LEX🩸
33
II.- Funciones específicas de la Jurisdicción
La función genérica de la Jurisdicción, como se ha mencionado, es la resolución definitiva de los conflictos
mediante la aplicación del Derecho. Sin embargo, esta función se concreta en varias vertientes: la protección
de los derechos subjetivos, el control normativo de los actos de la Administración y otros poderes del Estado, y
la creación o complementación del ordenamiento jurídico por parte de los Tribunales.
1.- Protección de los derechos
subjetivos
El artículo 24.1 de la Constitución Española establece
que “todas las personas tienen derecho a obtener la
tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de
sus derechos e intereses legítimos”.
● Este precepto consagra el derecho al libre
acceso a la Jurisdicción, que permite a cualquier
ciudadano obtener la protección jurisdiccional
de sus derechos subjetivos o intereses jurídicos
vulnerados, ya sea por la actuación de
particulares o de la Administración Pública.
Aunque la protección de derechos no es exclusivamente
función de los Tribunales (la Administración Pública
también resuelve conflictos, como sucede, por ejemplo,
en el ámbito educativo), el ciudadano siempre puede
recurrir a los Tribunales si las fórmulas
autocompositivas no resuelven su situación. En estos
casos, el ciudadano puede interponer un recurso
contencioso-administrativo, tal como lo reconoce el
artículo 5.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC).
En la actualidad, el derecho de acceso a la Jurisdicción
constituye un auténtico derecho fundamental, y su
ejercicio implica la obligación del Juez de resolver sobre
la pretensión de tutela del derecho subjetivo
presuntamente vulnerado. Este derecho fundamental,
conocido como derecho de acción, será tratado en
profundidad en lecciones posteriores. Por ahora, es
importante señalar que, según el artículo 7.3 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), la Jurisdicción tiene
como misión proteger los derechos e intereses legítimos,
tanto individuales como colectivos, públicos y privados.
⭐LEX🩸
34
● Tutela de los derechos privados: Esta función es ejercida principalmente por los Juzgados de Primera
Instancia y otros órganos jurisdiccionales civiles. Se ocupan de la protección de derechos reales, como
el derecho de propiedad o arrendamientos, entre otros. También participan en esta tarea los Juzgados
de lo Social, que protegen los derechos de los trabajadores y empresarios, y los Juzgados y Tribunales
de lo Contencioso-Administrativo, que abordan las vulneraciones de derechos subjetivos privados por
parte de la Administración, como en casos de expropiación forzosa.
● Tutela de los derechos públicos y libertades públicas: La Jurisdicción juega un papel prioritario en la
protección de los derechos fundamentales y las libertades públicas, ya que la libertad es uno de los
valores superiores del ordenamiento jurídico (art. 1.1 CE). Además, los derechos fundamentales son el
fundamento del orden político y de la paz social (art. 10.1 CE) y, por tanto, vinculan a todos los jueces y
tribunales (art. 7.1 LOPJ). Existen procedimientos judiciales rápidos en los ámbitos administrativo y
laboral para el restablecimiento inmediato de los derechos fundamentales vulnerados.
En casos donde los Tribunales ordinarios no restablecen el derecho o la libertad pública vulnerada, el
ciudadano puede recurrir al Tribunal Constitucional a través del recurso de amparo (art. 161.1.b CE).
Finalmente, en cuanto a la restricción de derechos fundamentales, la Jurisdicción no solo tiene la última
palabra sino también la primera. El artículo 25.3 CE prohíbe a la Administración la imposición de penas
privativas de libertad, una función que corresponde exclusivamente a la Jurisdicción.
2.- Control judicial normativo
La Jurisdicción no se limita a la protección de los derechos
subjetivos, sino que también tiene la función de velar por el
cumplimiento y efectividad del ordenamiento jurídico. Esta
función de control normativo se manifiesta en dos niveles: el
control sobre los particulares y el control sobre la
Administración y otros poderes del Estado.
a) Control sobre los particulares
Una manifestación clara del control normativo sobre los
particulares es la actividad de los órganos jurisdiccionales
penales.
● Aunque su función es mixta, dado que los Tribunales
penales deben equilibrar entre el ius puniendi del
Estado y la protección de la libertad de los inocentes, la
Jurisdicción penal tiene el monopolio absoluto en la
imposición de penas privativas de libertad (art. 25.3 y
117.3 CE). La potestad sancionadora de la
Administración, por otro lado, se limita a sanciones
como las multas, que restringen derechos como la
propiedad, pero no la libertad.
Sin embargo, incluso en el ámbito administrativo, la potestad de la Administración no es ilimitada.
- Las sanciones impuestas por la Administración pueden ser revisadas por los Tribunales
contencioso-administrativos mediante la interposición del correspondiente recurso
contencioso-administrativo.
⭐LEX🩸
35
b) Control sobre la Administración y otros poderes del Estado
El artículo 106 de la CE establece que “los
Tribunales controlan la potestad reglamentaria
y la legalidad de la actuación administrativa, así
como el sometimiento de ésta a los fines que la
justifican”. Este control normativo sobre la
Administración tiene el propósito de asegurar
que sus actos y reglamentos se ajusten a las
normas de rango superior y que la actuación
administrativa se desarrolle bajo el imperio del
Derecho.
Algunas manifestaciones específicas de esta
función de control son las siguientes:
● Inaplicación de reglamentos ilegales:
Los Juzgados y Tribunales tienen la
obligación de inaplicar los reglamentos
que sean ilegales, conforme al artículo 6
de la LOPJ.
● Recursos de anulación y recursos
directos contra reglamentos: Los actos
administrativos pueden ser revisados
mediante recursos de anulación y los
reglamentos ilegales pueden ser
impugnados directamente ante los
Tribunales administrativos (arts. 25-26
LJCA).
● Cuestión de ilegalidad: El artículo
123-126 de la LJCA regula el
procedimiento por el cual se plantea la
cuestión de ilegalidad de los actos
administrativos ante los Tribunales.
Este control normativo no se limita solo al
ámbito ordinario, sino que también incluye el
control de constitucionalidad de las
disposiciones normativas con rango de ley. El
Tribunal Constitucional tiene la función de
declarar la inconstitucionalidad de las leyes
que infrinjan la Constitución Española (art.
164.1 CE).
⭐LEX🩸
36
3.- Complementación del ordenamiento
Aunque el principio de división de poderes impide que el Poder Judicial dicte normas, los Juzgados y
Tribunales contribuyen a la complementación del ordenamiento jurídico a través de la interpretación y
aplicación de las leyes.
- Esto se refleja en la "doctrina legal", que según el art. 1.6 del Código Civil complementa el ordenamiento
jurídico a través de la jurisprudencia, especialmente cuando el Tribunal Supremo establece una
interpretación reiterada de la ley, la costumbre o los principios generales del Derecho.
Esta función no implica que los jueces puedan crear normas nuevas de manera indiscriminada, ya que están
sujetos al principio de sumisión a la Ley establecido en el art. 117.1 de la Constitución.
- La doctrina legal solo puede complementar el ordenamiento, pero no
contradecir las leyes, lo que significa que la jurisprudencia debe surgir
siempre "secundum legem" o "praeter legem", pero nunca "contra
legem".
⭐LEX🩸: Secundum legem: Que significa literalmente “según la ley”, se refiere a la
interpretación o aplicación de la norma que se realiza de acuerdo con lo que la ley
establece claramente. Praeter legem: Que es “más allá de la ley”, se refiere a situaciones
donde la ley no regula un asunto de manera directa o expresa, y los jueces tienen que
encontrar una solución basada en otros elementos del ordenamiento, sea costumbre
o principios generales del Derecho. Aquí la aplicación no contradice la ley, pero la
complementa porque la norma no cubre la situación en particular. Contra legem: que
sería “contrario a la ley”, es la interpretación o aplicación de una norma que contradice
directamente lo que la ley establece. Claramente, esto no está permitido, ya que,
supone una infracción del principio de legalidad. Entonces utilizando estas técnicas el
Juez “complementa” la ley con su jurisprudencia estableciendo, a partir de lo
establecido en sentencias reiteradas sobre el mismo foco algunos datos que luego se
establece como la “doctrina mayoritaria” que sería más menos como los “pasos a
seguir” por el resto, ya que es lo mayoritariamente aceptado. Y es aquí donde
😜
realmente se cuestiona (o más bien, en este caso cuestiono yo realmente, lo que tal vez
me indica que ni debería escribir esto aquí, pero soy un cansino ) si es realmente
creación de derecho o no. Un ejemplo que lo deja más o menos claro es el artículo 20.6
del Código Penal que dice que quedará exento de responsabilidad criminal “el que obre
impulsado por miedo insuperable”. Pos vale, todo muy bonito y tal, pero ¿Qué es el
miedo insuperable? Es muy ambiguo todo… Por lo que entonces vienen sentencias
como las del 6 marzo y 26 octubre 1982, 26 mayo 1983 y 26 febrero y 14 marzo 1986, 16
junio 1987, 21 septiembre y 16 diciembre 1988, 6 marzo y 29 septiembre 1989 y 12 julio
1991, que establecen que los requisitos son: a) La presencia de un temor que coloque al
sujeto en una situación de terror invencible determinante de la anulación de la voluntad
del sujeto. b) Que dicho miedo esté inspirado en un hecho efectivo, real y acreditado.c)
Que el miedo ha de ser insuperable, esto es, invencible, en el sentido que no sea
controlable o dominable por el común de las personas, con pautas generales de los
hombres, huyendo de concepciones extremas de los casos de hombres valerosos o
temerarios y de las personas miedosas o pusilánimes y d) Que el miedo ha de ser el único
móvil de la acción. Información que sin lugar a duda se podría considerar como
creación de Derecho. Es decir, de pocas palabras, extienden a 4 requisitos objetivos y
subjetivos comprobables para asumir su existencia. Fuente: STS 332/2000, 24 de
Febrero de 2000 (Gracias Andre Kik ).🤗
⭐LEX🩸
37
Límites de la complementación normativa
El Derecho Judicial no tiene el mismo alcance que el Derecho legislado, y está limitado a la interpretación de la
ley, la costumbre y los principios generales del Derecho.
● En ocasiones, los Tribunales deben resolver conflictos con rapidez y se ven obligados a colmar lagunas
del ordenamiento jurídico cuando las leyes no contemplan todas las situaciones posibles,
especialmente en casos en los que la sociedad avanza más rápido que el legislador. En estos casos, los
jueces juegan un papel de corrector ante las deficiencias del Poder Legislativo.
Función política de la Jurisdicción
Algunos autores, como Luhmann, sugieren que la Jurisdicción, debido a su independencia y neutralidad,
puede dar respuestas rápidas a nuevas necesidades sociales, actuando como corrector de errores en el
sistema normativo. Sin embargo, esto no significa que los tribunales tengan un papel político, ya que sus
decisiones deben ser siempre traducidas en términos jurídicos, según las leyes existentes.
Creación de Derecho en la práctica
Aunque el Tribunal Supremo tiene el papel predominante en la creación de jurisprudencia, otros órganos
jurisdiccionales también crean Derecho en situaciones específicas, como en la interpretación de cláusulas
generales abiertas (por ejemplo, la cláusula "rebus sic stantibus" o la diligencia de un "buen padre de familia").
En estos casos, las Audiencias Provinciales también emiten lo que se conoce como "jurisprudencia menor",
que es muy relevante en la práctica, aunque no tiene el mismo rango que la doctrina del TS.
Unificación de la doctrina y recursos de casación
Una de las misiones esenciales del Tribunal Supremo es unificar
los criterios de interpretación de las normas para garantizar la
igualdad en la aplicación de la ley en todo el territorio español
(art. 14 CE). Para asegurar esta uniformidad, la jurisprudencia
del TS debe ser reiterada, es decir, se necesitan dos o más
sentencias que mantengan el mismo criterio interpretativo.
Evolución de la jurisprudencia
La jurisprudencia no es estática y puede evolucionar para
adaptarse a nuevas realidades sociales. El TS puede cambiar su
doctrina, siempre que motive expresamente el cambio y
explique los nuevos criterios interpretativos que adoptará.
Limitaciones en el Derecho penal
El Derecho penal es una excepción a la función de
complementación normativa, ya que en este ámbito rige
estrictamente el principio de legalidad (art. 25 CE).
● No existe un recurso específico de casación por
infracción de jurisprudencia en el proceso penal, como
ocurre en el proceso civil.
● Sin embargo, la doctrina legal penal también se
desarrolla mediante la interpretación de las normas
sustantivas o procesales penales, como en los casos del
delito continuado, el principio acusatorio, o el error en el
delito.
⭐LEX🩸
38
Lección 4
Jurisdicción y competencia: concepto, fundamento,
criterios de atribución y tratamiento procesal
I.- JURISDICCIÓN: CONCEPTO, NATURALEZA,
FUNDAMENTO Y CRITERIOS DE ATRIBUCIÓN
La Jurisdicción es un concepto amplio y multifacético, que
engloba diversas manifestaciones que se interrelacionan,
todas ellas bajo la responsabilidad de jueces y
magistrados, siguiendo un procedimiento legal, público y
transparente.
● Estas manifestaciones incluyen, por un lado, la
resolución definitiva de conflictos jurídicos
(públicos o privados) y, por otro, la homologación,
supervisión o amparo de situaciones o relaciones
jurídicas que requieran intervención judicial para
garantizar derechos legalmente reconocidos.
Jurisdicción como Poder
La Jurisdicción se identifica con el Poder Judicial, un pilar
autónomo del Estado que fiscaliza al resto de los poderes,
el Ejecutivo y el Legislativo.
- Este poder, definido en el Título VI de la
Constitución Española, agrupa principios y
funciones esenciales para su actuación. La
Constitución destaca la importancia de la
independencia, inamovilidad y responsabilidad de
sus miembros.
Potestad Jurisdiccional
La Jurisdicción también se entiende como la potestad
jurisdiccional, que otorga exclusivamente a los jueces y
magistrados la capacidad de "juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado". Esta potestad implica una serie de facultades
únicas, cuya finalidad principal es garantizar el derecho
de los ciudadanos a obtener una respuesta judicial
fundada en sus conflictos.
Función Jurisdiccional
⭐LEX🩸
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Finalmente, la Jurisdicción se refiere a la función jurisdiccional que realizan los jueces a través del proceso
judicial. Esta función tiene como objetivo:
1. Tutelar derechos subjetivos e intereses legítimos.
2. Controlar la legalidad.
3. Crear jurisprudencia cuando sea necesario.
Naturaleza y Fundamento
El fundamento de la Jurisdicción se basa en la realización de la Justicia, que se alcanza mediante el
reconocimiento de los derechos y el control de las normas. Además, se sustenta en la seguridad jurídica y en el
mantenimiento del orden público y la paz social.
Tipos de Jurisdicción
La Jurisdicción española no es ilimitada; se ajusta a ciertos controles y se clasifica en varias modalidades:
1. Jurisdicción española vs. internacional: Define cuándo un asunto corresponde a los tribunales
españoles o extranjeros.
2. Jurisdicción ordinaria vs. militar: La jurisdicción ordinaria se distingue de la jurisdicción militar, la
única jurisdicción especial admitida en el sistema español.
3. Jurisdicción civil, penal, contencioso-administrativa y laboral: Estas se agrupan según la rama del
Derecho que deben aplicar en los conflictos.
4. Jurisdicción contenciosa vs. voluntaria: La jurisdicción contenciosa se refiere a la resolución de
conflictos entre partes, mientras que la voluntaria no implica litigios.
Atribución de la Jurisdicción
La atribución de la Jurisdicción depende de varios
factores.
- En casos de conflicto entre órganos judiciales,
puede surgir un conflicto positivo (2 órganos
reclaman competencia) o negativo (ninguno la
asume), lo cual es resuelto mediante
mecanismos específicos.
Este enfoque de la Jurisdicción permite delimitar de
manera clara los roles, responsabilidades y límites de
los órganos judiciales en la resolución de conflictos
jurídicos.
1.- Jurisdicción strictu sensu
El principio de exclusividad o monopolio de
jurisdicción establece que la potestad jurisdiccional
recae únicamente sobre los integrantes del Poder
Judicial. Esto implica que solo los jueces y magistrados
tienen la facultad de resolver conflictos mediante la
aplicación del Derecho en un proceso judicial, sin que
existan alternativas o complementos estatales. Ningún
otro órgano del Estado, ni externo a él, puede cumplir
esta función.
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Este principio de exclusividad tiene 2 manifestaciones:
1. Positiva o exclusiva: Solo los jueces y magistrados pueden ejercer la potestad jurisdiccional para
enjuiciar y ejecutar lo juzgado, tal como se recoge en el artículo 117.3 de la Constitución Española. Este
principio garantiza que ninguna otra entidad puede sustituir a los jueces en la resolución de los
conflictos mediante la aplicación del Derecho.
2. Negativa o excluyente: Los jueces y magistrados no pueden asumir funciones ajenas al enjuiciamiento
y ejecución de sentencias, salvo que una ley lo autorice para garantizar derechos, según lo dispuesto en
el artículo 117.4 de la Constitución. Esto evita que el Poder Judicial se vea involucrado en actividades no
relacionadas con la potestad jurisdiccional.
Función positiva o exclusiva
La función exclusiva de la Jurisdicción se centra
en el enjuiciamiento y la ejecución de lo juzgado.
Sin embargo, no siempre es necesario que el
juez intervenga directamente en la ejecución, ya
que esta puede delegarse, en ciertos casos, en
funcionarios judiciales. Además de estas dos
funciones esenciales, los jueces y magistrados
también tienen otras responsabilidades
importantes, como:
● Ordenación del procedimiento (impulso
procesal).
● Auxilio judicial tanto a nivel nacional como
internacional.
● Comunicación y coordinación entre los
actores del proceso.
● Impulso del procedimiento en fases clave.
● Documentación de actuaciones judiciales.
Muchas de estas tareas han sido transferidas a
los Letrados de la Administración de Justicia,
salvo en casos que afecten a derechos
fundamentales.
Función negativa o excluyente
La función excluyente impide que los jueces y
magistrados realicen actividades que no estén
relacionadas con las siguientes
responsabilidades judiciales:
1. Potestad jurisdiccional: La función principal de juzgar y ejecutar lo juzgado.
2. Registro Civil: Asunción de responsabilidades en la gestión del Registro Civil.
3. Investigación penal: Conducción de la instrucción penal en los procedimientos judiciales.
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2.- Jurisdicción ordinaria y Jurisdicción especial militar
La Jurisdicción en España se organiza bajo el principio de unidad jurisdiccional, lo que significa que todos los
Jueces y Magistrados del país forman parte de un único Poder Judicial.
● Según el artículo 117.5 de la Constitución Española (CE), el principio de unidad jurisdiccional es la base
de la organización y funcionamiento de los Tribunales, lo que asegura la aplicación uniforme de las
leyes en todo el territorio.
Este principio implica que, a diferencia de los otros Poderes del Estado (como el Ejecutivo y el Legislativo, que
tienen competencias transferidas a las comunidades autónomas), la Administración de Justicia es una
competencia exclusiva del Estado, según el artículo 149.1.5ª de la CE.
Así, todos los jueces y magistrados:
1. Integran un solo Poder Judicial.
2. Están investidos con la misma potestad jurisdiccional,
que se extiende a todo el territorio nacional.
3. Son regulados por una única Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ).
4. Forman parte de un Consejo General del Poder Judicial
(CGPJ).
5. Ejercen una única función jurisdiccional, cuya cúspide es
el Tribunal Supremo, que unifica la doctrina en todos los
órdenes jurisdiccionales, incluyendo la Jurisdicción
especial militar.
Los conflictos, tanto públicos como privados, se resuelven
a través de los cauces procedimentales establecidos en
las leyes estatales correspondientes: la Ley de
Enjuiciamiento Civil (LEC), la Ley de Enjuiciamiento
Criminal (LECrim), la Ley reguladora de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa (LJCA) y la Ley reguladora de
la Jurisdicción Social (LJS), independientemente del
objeto, los sujetos o el territorio.
Excepción: La Jurisdicción especial militar
El principio de unidad jurisdiccional no permite la creación de jurisdicciones especiales según el tipo de
persona, materia, o territorio, con una única excepción: la Jurisdicción militar, reconocida explícitamente en el
artículo 117.5 de la CE en su párrafo segundo.
● Esta jurisdicción es aplicable únicamente en el ámbito castrense y en situaciones excepcionales como
el estado de sitio, siempre de acuerdo con los principios de la Constitución.
La Jurisdicción militar se mantiene por razones históricas y de disciplina castrense, pero su existencia no
afecta el principio general de unidad jurisdiccional. A pesar de esta excepción, no se debilita el principio de
unidad porque, a nivel funcional, los Tribunales militares son independientes, pero sujetos a la legislación
aplicable y los principios constitucionales.
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Otros Tribunales fuera del Poder Judicial
Existen otros tribunales que no forman parte del Poder Judicial, pero su existencia no afecta el principio de
unidad. Entre ellos se encuentran:
1. Tribunal Constitucional.
2. Tribunal de Cuentas.
3. Tribunales consuetudinarios y tradicionales.
4. Tribunales internacionales.
Estos tribunales tienen una función específica y están sujetos a un régimen de organización propio, basado en
neutralidad, imparcialidad, objetividad e independencia, incluso frente al Poder Judicial. Por tanto, su
existencia no contradice el principio de unidad jurisdiccional.
Especialización dentro de la Jurisdicción ordinaria
El principio de unidad jurisdiccional tampoco se ve afectado por la creación de diversos órdenes
jurisdiccionales (civil, penal, contencioso-administrativo, social) o la existencia de juzgados especializados (de
Familia, de lo Mercantil, de Violencia sobre la mujer, de menores, entre otros). Todos estos órganos forman
parte del Poder Judicial y están regulados por la misma LOPJ e integrados en el CGPJ.
3.- Jurisdicción civil, penal, contencioso-administrativa y social
La Jurisdicción en los distintos órdenes se atribuye de manera positiva y explícita.
● Esto significa que, según el artículo 9.1 de la LOPJ, los Juzgados y Tribunales solo ejercerán su
jurisdicción en aquellos casos en que la ley les haya asignado dicha competencia. En consecuencia, si no
está expresamente atribuida, los tribunales carecerán de jurisdicción sobre el asunto.
Jurisdicción civil
El artículo 9.2 de la LOPJ, aunque algo general, establece que los tribunales del orden civil conocerán de todas
las materias que les son propias, así como de aquellas que no estén atribuidas a ningún otro orden
jurisdiccional. Esto implica que:
1. Materias propias del orden civil: Son las incluidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) para conflictos
entre particulares y en la Ley de Jurisdicción Voluntaria (LJV), que regula situaciones que no requieren
controversia judicial, como los actos de conciliación o la tutela de menores.
2. Asuntos sin asignación expresa: La jurisdicción civil absorbe los conflictos que no tienen un encuadre
específico en otro orden jurisdiccional, siendo un orden residual al que se derivan aquellos conflictos sin
una asignación expresa.
Por lo tanto, la jurisdicción civil ordinaria se encarga de:
● Conflictos privados de naturaleza civil y mercantil (generalmente en el ámbito del derecho dispositivo).
● Controversias civiles que afecten a personas con discapacidad o menores, cuando el interés público
esté comprometido (derecho indisponible).
● Conflictos que no se encuadren claramente en otro orden jurisdiccional.
Una excepción a esta regla es la jurisdicción militar, que tiene competencia en los juicios de testamentaría y
abintestato de miembros de las Fuerzas Armadas que fallezcan en campaña o navegación durante tiempos de guerra,
conforme a lo estipulado en el segundo párrafo del artículo 9.2 de la LOPJ.
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Jurisdicción penal
La jurisdicción penal ordinaria se ocupa de los delitos recogidos en el Código Penal (Ley Orgánica 10/1995, de 23
de noviembre).
● Por otro lado, la jurisdicción penal militar se ocupa de los
delitos específicos de las Fuerzas Armadas, recogidos en la Ley
Orgánica 14/2015, de 14 de octubre, del Código Penal Militar.
El artículo 9.3 de la LOPJ establece claramente que los tribunales del
orden penal tienen competencia sobre las causas y juicios criminales,
con excepción de aquellos que correspondan a la jurisdicción militar.
Jurisdicción contencioso-administrativa
La jurisdicción contencioso-administrativa se ocupa de todos los
conflictos que involucren a la Administración Pública. Según el artículo
9.4 de la LOPJ, esta jurisdicción tiene competencia sobre:
1. Actuaciones de la Administración Pública sujetas al derecho
administrativo y disposiciones de rango inferior a la ley
(reglamentos), así como los reales decretos legislativos en los
términos del artículo 82.6 de la CE.
2. Recursos contra la inactividad de la Administración o las
actuaciones materiales que constituyan vía de hecho.
3. Responsabilidad patrimonial de la Administración y de su
personal, independientemente de la actividad o relación que
origine dicha responsabilidad.
⭐LEX🩸: Espera ¿Vía de hecho? Cuando el manual habla de actuaciones
materiales que constituyan vía de hecho, se refiere a actuaciones materiales
de la Administración Pública que no están amparadas por una norma legal o
que se realizan sin el procedimiento adecuado. Actos que carecen de soporte
jurídico, ya sea porque no existe un acto administrativo formal que lo
autorice, porque se realice fuera del procedimiento legalmente establecido
o se ejecute de forma arbitraria y/o abusiva. Digamos, si la Administración
quiere ocupar un terreno privado sin seguir el procedimiento legal de
expropiación, esto sería una “vía de hecho”. Pues, estos actos se pueden
recurrir ante la Jurisdicción contencioso-administrativa para solicitar la
protección de sus derechos frente a esta actuación irregular.
Jurisdicción social o laboral
La jurisdicción social o laboral se encarga de los conflictos entre
trabajadores y empresarios, así como de las reclamaciones
relacionadas con la Seguridad Social.
● El artículo 9.5 de la LOPJ dispone que los tribunales del orden
social conocerán de las pretensiones que se presenten en el
ámbito del derecho social, tanto en conflictos individuales
como colectivos, así como de las reclamaciones contra la
Seguridad Social o el Estado cuando así lo estipule la
legislación laboral.
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4.- Jurisdicción contenciosa y Jurisdicción voluntaria
La jurisdicción contenciosa se identifica con la potestad jurisdiccional de resolver conflictos a través del
enjuiciamiento y la ejecución de lo juzgado, tal como establece el artículo 117.3 de la Constitución Española
(CE).
● En este contexto, la jurisdicción contenciosa involucra la resolución de controversias mediante procesos
formales y enfrentamientos entre las partes.
En cambio, la jurisdicción voluntaria está diseñada para situaciones en las que no hay conflicto entre las partes
o donde el nivel de conflictividad es bajo o mínimo.
● En estos casos, se busca simplificación, eficacia y rapidez sin sacrificar garantías procesales.
● Está regulada por la Ley 15/2015, de 2 de julio, de Jurisdicción Voluntaria.
● Esta jurisdicción se encarga de actos como conciliaciones, aprobaciones de testamentos o la adopción de
medidas relativas a menores o personas con discapacidad, siempre que no exista un conflicto abierto.
La jurisdicción voluntaria no implica necesariamente un enjuiciamiento en sentido estricto, sino más bien la
supervisión y homologación de actos jurídicos en los que se garantiza la protección de derechos,
especialmente cuando están involucradas personas vulnerables.
5.- Jurisdicción internacional y jurisdicción interna
La jurisdicción internacional se refiere a la capacidad de los
Jueces y Tribunales españoles para actuar en casos donde
existen elementos internacionales, ya sea por la presencia
de sujetos extranjeros, conflictos en territorio extranjero o
la aplicación de normas internacionales. Esta jurisdicción
se establece mediante convenios y tratados
internacionales en los que España es parte, y estos tienen
prioridad sobre la normativa interna cuando así lo exigen
los acuerdos.
Por otro lado, la jurisdicción interna se refiere a la
jurisdicción atribuida a los tribunales españoles conforme
a la LOPJ y está regulada por parámetros como:
1. Territorialidad: Determina si el asunto cae dentro
de la jurisdicción española según la ubicación
geográfica de los sujetos o los hechos.
2. Personalidad: Puede basarse en la nacionalidad o
residencia de los implicados.
3. Institucionalidad: Aplica según la naturaleza del
conflicto o si este involucra instituciones públicas
españolas.
4. Orden jurisdiccional: Se decide según la materia, ya
sea civil, penal, administrativa o social.
Ambos tipos de jurisdicción, la internacional y la interna, buscan garantizar que los tribunales españoles
actúen de acuerdo con los principios de legalidad y soberanía, cumpliendo con las normas internacionales y
nacionales aplicables a cada caso.
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II.- COMPETENCIA: CONCEPTO Y CRITERIOS DE ATRIBUCIÓN
La competencia se refiere a la capacidad concreta de un órgano jurisdiccional para conocer y resolver un
conflicto determinado dentro de un orden jurisdiccional. Una vez establecida la jurisdicción adecuada (por
ejemplo, la jurisdicción ordinaria en lugar de la militar, o la jurisdicción civil si el conflicto es privado), se debe
determinar qué tribunal o juez específico es competente para resolver el caso. La atribución de la
competencia se realiza a partir de tres criterios fundamentales:
1.- Competencia objetiva:
Este criterio se basa en la naturaleza del asunto (objeto del litigio) y en quiénes son las partes involucradas
(sujeto). Es la forma de determinar qué órgano jurisdiccional es competente según el tipo de conflicto y quiénes
son las personas implicadas.
● Por razón del sujeto: Si la persona demandada es aforada (es decir, un cargo público con privilegios
procesales, como un ministro o parlamentario), la competencia corresponderá a un tribunal superior.
En este caso, se privilegia el rango del cargo sobre la materia del conflicto.
● Por razón de la materia: Si el conflicto versa sobre una materia que ha sido asignada a un juzgado
especializado, como los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, los Juzgados de lo Mercantil o los
Juzgados de Menores, el conocimiento del caso será exclusivamente de dichos órganos. La LOPJ y las
respectivas leyes procesales asignan estas competencias a los juzgados especializados.
● Por razón de la cuantía: Cuando no hay un criterio de materia que determine el tribunal competente,
puede aplicarse el criterio de la cuantía. La Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) establece que los Juzgados
de Primera Instancia son competentes para conocer de la mayoría de los litigios civiles. Sin embargo,
cuando se trata de litigios de baja cuantía (menos de 90 euros, según el art. 47 de la LEC), son los
Juzgados de Paz los encargados de resolverlos.
⭐LEX🩸: Aforado. Se refiere a una de las prerrogativas que tienen ciertos cargos públicos como diputados y senadores la
cuál reserva solamente a los Juzgados Superiores de Justicia o el Tribunal Supremo para enjuiciarlos y no por los
Juzgados ordinarios. Respecto a las materias asignadas a un juzgado especializado, se puede resumir con el principio de
“lex specialis derogat legi generali”, es decir que lo específico va por sobre lo general. Los Juzgados de Paz muchas veces ni
🧐
siquiera son presididos por jueces de carrera, muchas veces son nombrados de forma temporal y voluntaria por
ciudadanos sin una formación jurídica especializada
2.- Competencia funcional:
Este criterio determina qué juez o tribunal es competente para tomar decisiones en cada fase procesal, y se
refiere a la función que deben desempeñar los jueces a lo largo de un proceso judicial.
● Competencia en las fases preliminares: Incluye la competencia para decidir sobre medidas
provisionales, como las medidas cautelares, las diligencias preliminares y las pruebas anticipadas.
Estas decisiones las suele tomar el juez que conoce del asunto principal, salvo que la ley disponga lo
contrario.
● Competencia para resolver recursos: Aquí se aplican las reglas de competencia funcional, por las
cuales un tribunal de grado superior es competente para resolver los recursos devolutivos presentados
contra las resoluciones del juez que dictó la sentencia inicial. Por ejemplo, las Audiencias Provinciales
revisan los recursos de apelación contra sentencias dictadas por Juzgados de Primera Instancia o
Juzgados de lo Penal.
● Competencia para la ejecución: El juez que dictó la sentencia es, por regla general, también competente
para llevar a cabo la ejecución de la misma. La LEC (art. 61) establece que el tribunal que conoce del
asunto principal tiene competencia para resolver todas las cuestiones incidentales que puedan surgir
durante el proceso, así como para ejecutar la sentencia.
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3.- Competencia territorial:
Este criterio se refiere a la delimitación geográfica de la competencia de los órganos jurisdiccionales, es decir,
dónde debe ventilarse el conflicto.
● Fueros imperativos: Algunos asuntos están sujetos a reglas estrictas de competencia territorial que no
pueden ser alteradas por las partes (ius cogens). Estos fueros imperativos están recogidos en el artículo
52 de la LEC. Por ejemplo, en los casos de derechos de arrendamiento, el tribunal competente será el
del lugar donde se encuentra el inmueble objeto del litigio.
● Sumisión expresa y tácita: Si las partes involucradas en el conflicto han acordado de manera explícita
en un contrato someterse a la jurisdicción de un determinado tribunal (sumisión expresa), o si se
deriva de la actitud procesal de las partes (sumisión tácita), entonces la competencia territorial queda
establecida en función de ese acuerdo. Esto es frecuente en contratos internacionales, donde las partes
acuerdan previamente ante qué tribunales resolverán sus conflictos.
● Fueros generales: En ausencia de sumisión expresa o tácita, se aplica el criterio general de
competencia territorial, que se basa en el domicilio del demandado. Si este no tiene domicilio conocido
en España, se utiliza el domicilio del actor o la ubicación de los bienes en disputa. Este criterio se aplica
subsidiariamente cuando no existen reglas especiales de atribución de competencia.
Resumen de los criterios de atribución de la competencia:
1. Competencia objetiva: Se basa en el objeto del litigio y, en su caso, en la condición de las partes (como
aforados).
2. Competencia funcional: Determina quién es competente en las diversas fases del proceso, incluidos
los recursos y la ejecución.
3. Competencia territorial: Establece qué tribunal es competente en función de la localización geográfica
del conflicto o las partes.
1.- Cuestiones prejudiciales
Los distintos órdenes jurisdiccionales, a pesar de estar delimitados por temas, materias o ámbitos específicos,
no son compartimentos completamente aislados. En ocasiones, surge la necesidad de abordar conflictos que
afectan a más de un orden jurisdiccional, lo que puede provocar conflictos de competencia o, más
específicamente, de jurisdicción. Para gestionar estos casos, se emplea el mecanismo de las cuestiones
prejudiciales, que permiten resolver conflictos de forma ordenada y sistemática, estableciendo qué
cuestiones deben resolverse previamente antes de continuar con el asunto principal.
Definición de cuestiones prejudiciales
Una cuestión prejudicial se refiere a una cuestión legal que debe resolverse antes de que pueda determinarse el
objeto principal del litigio. Esto implica que la resolución de una cuestión previa es necesaria para tomar una
decisión en el litigio principal.
Por ejemplo:
1. La declaración de paternidad debe resolverse antes de una reclamación de alimentos, ya que solo
puede solicitarse alimentos de una persona declarada legalmente como padre/madre.
2. La nulidad o validez de un testamento debe decidirse antes de proceder al reparto judicial de la
herencia, ya que el reparto dependerá de si el testamento es válido o no.
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Tipos de cuestiones prejudiciales
Las cuestiones prejudiciales se pueden clasificar de la siguiente manera:
1. Homogéneas: Se da cuando tanto la cuestión prejudicial como el asunto principal pertenecen a un
mismo orden jurisdiccional. Por ejemplo, la declaración de paternidad y la reclamación de alimentos
son ambas cuestiones civiles.
2. Heterogéneas: Ocurren cuando la cuestión prejudicial y el asunto principal pertenecen a órdenes
jurisdiccionales diferentes. Por ejemplo, la declaración de nulidad de un testamento podría resolverse
en el orden penal si involucra falsedad documental, mientras que el reparto de la herencia sería
competencia del orden civil.
Cuestiones prejudiciales devolutivas y no devolutivas
● Devolutivas: Se presentan cuando la resolución de la cuestión prejudicial recae en órganos
jurisdiccionales de distintos órdenes, lo que requiere que cada tribunal resuelva separadamente la
cuestión que le corresponde. Por ejemplo, si un tribunal penal debe decidir sobre la nulidad de un
testamento por falsificación antes de que el
tribunal civil proceda al reparto de la herencia,
estamos ante una cuestión prejudicial
devolutiva. Aquí, el orden penal tiene prioridad,
y la resolución de esta cuestión se "devuelve" al
tribunal que conoce del asunto principal.
● No devolutivas: Ocurren cuando el mismo
tribunal puede resolver tanto la cuestión
prejudicial como el asunto principal, ya sea
porque ambas pertenecen al mismo orden
jurisdiccional o porque el tribunal competente
en la cuestión prejudicial puede resolver
también la cuestión principal. En este caso, no se
requiere una "devolución" a otro tribunal.
Relevancia procesal de las cuestiones prejudiciales
Las cuestiones prejudiciales son un mecanismo
necesario para asegurar que ciertos asuntos clave se
resuelvan de forma prioritaria y secuencial,
especialmente cuando involucran órdenes
jurisdiccionales diferentes o asuntos de distinta
naturaleza.
● Su tratamiento detallado, incluyendo sus
implicaciones procesales, es abordado más
profundamente en el estudio del objeto del
proceso civil.
Por lo que, las cuestiones prejudiciales permiten
organizar y priorizar la resolución de los conflictos,
asegurando que no se resuelva un litigio sin antes
haber aclarado cuestiones clave que influyen
directamente en el resultado final.
⭐LEX🩸
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2.- Cuestiones de competencia
Las cuestiones de competencia se refieren a los conflictos que pueden surgir entre Jueces y Tribunales de un
mismo orden jurisdiccional sobre quién es el competente para resolver un determinado asunto. A diferencia
de las cuestiones de jurisdicción, que se plantean cuando se discute qué orden jurisdiccional (civil, penal,
administrativo, social, etc.) debe conocer de un asunto, las cuestiones de competencia se centran únicamente
en cuál órgano jurisdiccional específico de ese orden tiene la autoridad para resolverlo.
Regulación de las cuestiones de competencia
La Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) regula estos conflictos en los artículos 51 y 52. Según estas normas, las
cuestiones de competencia entre jueces y tribunales del mismo orden jurisdiccional se resolverán siguiendo
los siguientes criterios:
1. Resolución por el órgano superior común: El artículo 51 de la LOPJ establece que cuando se plantea una
cuestión de competencia entre órganos del mismo orden, el conflicto se resuelve por el órgano inmediato
superior común. Este órgano decidirá conforme a las normas establecidas en las leyes procesales.
2. Obligación de informar: Una vez que se determine que un órgano no tiene competencia sobre el asunto, la
resolución judicial debe indicar cuál es el órgano competente para conocer del caso. Esto garantiza que las
partes conozcan a dónde dirigirse para continuar con el proceso.
3. Prohibición de plantear cuestiones entre órganos de distinto rango: El artículo 52 de la LOPJ establece que no
pueden suscitarse cuestiones de competencia entre órganos de diferente jerarquía. En estos casos, el
órgano superior tendrá siempre prioridad y resolverá sin que exista posibilidad de recurso. Se debe escuchar
a las partes y al Ministerio Fiscal antes de tomar una decisión final, tras lo cual se recabarán o remitirán las
actuaciones conforme a lo decidido.
3.- Reparto de asuntos
Una vez establecida la jurisdicción y competencia de los jueces y tribunales que deben resolver un conflicto, es
necesario determinar cuál de ellos será el destinatario directo del asunto en concreto. Esto es particularmente
relevante en aquellas circunscripciones donde existen varios jueces o tribunales del mismo orden
jurisdiccional.
Normas de reparto de asuntos
El reparto de asuntos se basa en normas administrativas que determinan cómo se distribuyen los casos entre
los diferentes juzgados o tribunales de la misma categoría. Estas normas se establecen para garantizar una
distribución equilibrada y equitativa del trabajo entre los órganos jurisdiccionales, evitando que alguno de
ellos reciba una carga de trabajo desproporcionada en comparación con los demás.
Las normas de reparto deben ser:
1. Prefijadas: Estas normas son determinadas con anterioridad al inicio del proceso y están disponibles al
público para garantizar la transparencia y objetividad del sistema.
2. Aprobadas por las Salas de Gobierno de los Tribunales: En los Tribunales Superiores de Justicia, estas
normas son aprobadas por las Salas de Gobierno, a propuesta de la Junta de Jueces del orden jurisdiccional
correspondiente (artículo 167.1 LOPJ). Esto asegura que la distribución del trabajo se realice conforme a
criterios justos y ajustados a la carga de trabajo de cada órgano.
3. Aplicables entre secciones de la misma Sala: En aquellos tribunales que cuenten con más de una sección,
las normas de reparto también se aplican para distribuir los casos entre las distintas secciones de la misma
sala.
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III.- Tratamiento procesal de la jurisdicción y la competencia
La jurisdicción y la competencia son 2 elementos fundamentales del sistema judicial y ambos constituyen
presupuestos procesales esenciales para el desarrollo de cualquier procedimiento judicial.
● Esto significa que, para que un proceso judicial pueda llevarse a cabo, es imprescindible que el Juez o
Tribunal que conozca del caso tenga la jurisdicción y la competencia adecuadas.
● Ambos elementos son, además, examinables de oficio por el juez o tribunal que está conociendo del caso,
o pueden ser cuestionados por la parte demandada a través de un instrumento específico: la declinatoria.
Examen de oficio
El examen de oficio significa que el propio juez o tribunal, al recibir una demanda, tiene la obligación de verificar
si tiene la jurisdicción y competencia adecuadas para conocer del caso. Si detecta que no las tiene, debe
abstenerse de seguir conociendo del asunto y remitirlo al órgano competente.
Este control es de vital importancia para asegurar que los casos sean tratados por el juez o tribunal apropiado,
y evitar que se vulneren las normas que regulan la jurisdicción y competencia.
Declinatoria
En aquellos casos en los que el juez no haya detectado de oficio la falta de jurisdicción o competencia,
corresponde a la parte demandada (es decir, la parte pasiva) denunciar esta situación mediante la declinatoria.
● La declinatoria es el mecanismo procesal que permite a la parte demandada solicitar al juez que se
abstenga de continuar conociendo el caso y que decline su jurisdicción o competencia a favor de otro
órgano judicial que sí sea el competente.
Este instrumento es esencial para corregir posibles errores de asignación de jurisdicción o competencia, y
puede presentarse siempre que se considere que el juez o tribunal no es el adecuado para conocer del caso.
No obstante, hay algunas características importantes que deben tenerse en cuenta en relación con la
declinatoria:
1. Parte pasiva: La declinatoria sólo puede ser presentada por la parte demandada, ya que la parte activa
(quien interpone la demanda) se ha sometido tácitamente al tribunal o juzgado al haber iniciado el
proceso en dicho órgano.
2. Petición de abstención: La declinatoria consiste en una petición formal al tribunal, solicitándole que se
abstenga de seguir conociendo el caso y que decline su jurisdicción o competencia en favor de otro
órgano judicial que cumpla con los requisitos legales.
Estudio más profundo en otras áreas
El estudio detallado de la declinatoria, tanto en su naturaleza como en su aplicación práctica, es un tema que
se abordará con más profundidad en los Manual de Derecho Procesal Civil y Derecho Procesal Penal, ya que
cada área procesal puede tener matices específicos en la forma en que se plantea y resuelve la cuestión de la
competencia. Estos estudios ofrecerán una visión más técnica y detallada de cómo utilizar correctamente la
declinatoria en diferentes tipos de procedimientos judiciales.
⭐LEX🩸: Ésta como cualquier herramienta procesal, igual puede ser usado por la parte demandada con el único ánimo
disponer de sanciones cuando el juez detecta que no es una solicitud seria o con mala fe, como costas o multas 🤭
de dilatar el proceso y ganar tiempo, lo que se conoce como abuso procesal. Sin embargo, las leyes procesales suelen
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Lección 5
El monopolio estatal de la jurisdicción, principio
de exclusividad y unidad jurisdiccional
I.- MONOPOLIO ESTATAL DE LA JURISDICCIÓN
El monopolio estatal de la jurisdicción es un principio fundamental que se deriva de la soberanía del Estado,
según la cual, la jurisdicción forma parte de las competencias soberanas, de igual modo que lo son la potestad
legislativa y ejecutiva.
● Este principio implica que únicamente los Juzgados y Tribunales del Estado tienen la potestad para
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (art. 117.3 CE).
La potestad jurisdiccional es, por tanto, una manifestación de la personalidad del Estado en la tarea de
resolver conflictos mediante un proceso legalmente establecido, lo que garantiza que ningún poder externo al
Estado puede ejercer jurisdicción dentro de su soberanía sin autorización.
● Esta potestad también garantiza el derecho de acceso a la
justicia para todas las personas, eliminando la autotutela
o cualquier intento de particulares de tomar la justicia
por su mano.
⭐LEX🩸: El concepto es simple: si el Estado va a adjudicarse el
monopolio de la resolución de conflictos a través del proceso judicial,
prohibiendo que la gente se tome la justicia por su mano, entonces
tiene que garantizar un libre acceso a ese mismo proceso para todos.
Esto es el “derecho de acción”.
Consecuencias Internas
Desde un punto de vista interno, el monopolio estatal implica
que solo el Estado tiene la autoridad para establecer tribunales
con eficacia dentro del territorio nacional.
- Sin embargo, existen mecanismos alternativos de
resolución de conflictos, como el arbitraje, que son
permitidos y regulados por el Estado.
- Estos mecanismos funcionan en asuntos de naturaleza
disponible, donde las partes pueden elegir someterse
voluntariamente a la decisión de un árbitro. No obstante,
su validez siempre depende del reconocimiento estatal.
El principio de monopolio también garantiza el derecho de
acceso libre a los tribunales, según el artículo 24.1 CE. Esto
asegura que todas las personas, independientemente de su
nacionalidad, situación económica o jurídica, puedan acudir a los
tribunales para obtener una resolución sobre sus derechos o resistencias sin obstáculos. Además, el artículo 119
CE establece el derecho a la asistencia jurídica gratuita para quienes no cuenten con recursos suficientes.
⭐LEX🩸
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Consecuencias Internacionales
En el ámbito internacional, el monopolio estatal implica que el Estado tiene el poder de determinar los límites
de su jurisdicción en relación con otros Estados. Según el artículo 4 de la LOPJ, la jurisdicción española se
extiende a todas las personas, materias y territorio del país, de acuerdo con las leyes nacionales y los tratados
internacionales en los que España sea parte.
Asimismo, el Estado español puede ceder parte de su jurisdicción a organismos internacionales mediante
tratados, como lo contempla el artículo 93 CE. Esta cesión se ha concretado en la aceptación de la jurisdicción
de tribunales internacionales como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea, entre otros.
Por último, para que una sentencia emitida por tribunales extranjeros tenga validez en España, debe ser
homologada por los tribunales españoles a través de un procedimiento específico. Esto garantiza que las
decisiones judiciales extranjeras cumplan con los principios y normas del sistema jurídico español antes de
ser reconocidas y ejecutadas en el país.
Este enfoque refleja un control tanto a nivel interno como internacional, asegurando que el Estado mantenga
su soberanía en la administración de justicia, sin permitir interferencias ajenas salvo las autorizadas.
II.- EL PRINCIPIO DE EXCLUSIVIDAD JURISDICCIONAL
El principio de exclusividad jurisdiccional está
consagrado en la Constitución, especialmente en su
artículo 117.3, que establece que el ejercicio de la potestad
jurisdiccional para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado
corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales.
● Este principio también tiene una vertiente negativa,
recogida en el artículo 117.4, que establece que estos
órganos no pueden ejercer funciones distintas a
las que les atribuya expresamente la ley.
1.- Exclusividad en Sentido Positivo o
Reserva Jurisdiccional
La exclusividad jurisdiccional significa que únicamente los
jueces y magistrados integrantes del Poder Judicial tienen la
potestad de resolver, de manera definitiva e irrevocable, los
conflictos intersubjetivos o sociales.
● Ningún otro poder, órgano del Estado o particular
puede asumir esta función de manera legítima.
● Este principio responde a la necesidad de
garantizar la independencia e imparcialidad en la
resolución de los conflictos, evitando la creación de
jurisdicciones especiales que podrían estar más
influenciadas por otros poderes del Estado, como
ocurrió en regímenes totalitarios.
⭐LEX🩸
52
La función jurisdiccional se reserva, por tanto, a los jueces y magistrados que integran el Poder Judicial, lo que
significa que solo ellos tienen la autoridad para emitir resoluciones judiciales que pongan fin a los conflictos y
hagan ejecutar lo decidido.
● Este principio también evita que otros poderes del Estado, como el Ejecutivo o el Legislativo, puedan
intervenir en el ejercicio de la función jurisdiccional, garantizando así su independencia.
La Autotutela Administrativa y la Exclusividad Jurisdiccional
A pesar del principio de exclusividad jurisdiccional, el privilegio de autotutela de las Administraciones Públicas
no se considera contrario a este principio, siempre que exista un control jurisdiccional a posteriori. La
autotutela administrativa permite a la Administración Pública tomar decisiones que crean, modifican o
extinguen derechos y deberes sin necesidad de recurrir a los tribunales ni obtener el consentimiento de los
afectados. Este privilegio se manifiesta de 2 formas:
● Autotutela declarativa: la Administración
puede emitir actos administrativos que
crean, modifican o extinguen derechos sin la
intervención de los tribunales.
● Autotutela ejecutiva: la Administración
tiene la facultad de imponer y ejecutar sus
decisiones de manera coactiva sin necesidad
de aprobación judicial previa.
Sin embargo, la autotutela administrativa está
sujeta a límites.
● El Tribunal Constitucional ha señalado que
este privilegio se justifica por el principio de
eficacia que rige la actuación de la
Administración Pública (art. 103 CE), pero
debe someterse a un control jurisdiccional
posterior para garantizar que no se vulneren
los derechos fundamentales de los
ciudadanos, como el derecho a la tutela
judicial efectiva (art. 24.1 CE).
De esta manera, el control de legalidad de los actos
administrativos por parte de los tribunales (art.
106.1 CE) asegura que las decisiones de la
Administración no se impongan sin una revisión
judicial, y que los ciudadanos puedan impugnar estos actos en los tribunales. Este control también se extiende
a la potestad sancionadora de la Administración, lo que permite que las sanciones administrativas sean
revisadas judicialmente bajo los mismos principios que rigen en el proceso penal (art. 24.2 CE).
Entonces, aunque la Administración tenga la facultad de ejercer autotutela, esto no contradice el principio de
exclusividad jurisdiccional, ya que siempre existe la posibilidad de recurrir a los tribunales para revisar sus
actos.
⭐LEX🩸
53
2.- Exclusividad en sentido negativo
El principio de exclusividad jurisdiccional no solo tiene un sentido positivo, sino también un sentido negativo,
que implica que a los jueces y magistrados se les prohíbe realizar funciones distintas a las estrictamente
jurisdiccionales, salvo que la ley les encomiende tales funciones en garantía de algún derecho.Este principio
busca evitar que los órganos judiciales invadan competencias de otros poderes del Estado y, al mismo tiempo,
impedir que los otros poderes del Estado impongan a los tribunales funciones que pongan en riesgo su
independencia o su adecuado funcionamiento.
Esto refuerza la idea de que el Poder Judicial debe garantizar los derechos de los ciudadanos, aplicando la ley
sin subordinación a intereses políticos.
El artículo 389 LOPJ establece una serie de incompatibilidades para jueces y magistrados, como:
● Ejercer funciones en órganos ajenos al Poder Judicial.
● Ocupar cargos de elección popular o designación política.
● Desempeñar empleos o cargos en cualquier administración pública o en empresas dependientes de ellas.
● Desarrollar actividades mercantiles o ejercer funciones directivas en sociedades públicas o privadas.
● Ejercer la abogacía o la procuraduría, así como cualquier tipo de asesoramiento jurídico, remunerado o no.
● Trabajar en tribunales de cualquier orden jurisdiccional.
A pesar de estas limitaciones, el artículo 117.4 de la Constitución permite que jueces y magistrados realicen
algunas funciones no jurisdiccionales, siempre que estas funciones estén orientadas a garantizar derechos.
Entre estas funciones destacan:
a) Jurisdicción voluntaria: En ciertos expedientes que no implican controversia ni un proceso
contencioso, se requiere la intervención de un juez. La Ley 15/2015, de 2 de julio, de jurisdicción
voluntaria, reserva al juez la decisión en casos que afecten al interés público, al estado civil de las
personas o a los derechos de menores o personas con capacidad modificada judicialmente, entre otros.
b) Instrucción penal: En la fase de investigación de delitos, los jueces y magistrados realizan una función
que no es jurisdiccional, ya que no se juzga ni se ejecuta lo juzgado. Sin embargo, la ley encomienda
esta fase a jueces y magistrados, excepto en el proceso penal de menores, donde la investigación está a
cargo del Ministerio Fiscal. Se espera que esta función sea modificada en una futura reforma del
Código Procesal Penal.
⭐LEX🩸: Reforma que llegará a nosotros cuando pase nuevamente ante nosotros el cometa Halley. Esta no es una
reforma que se venga barajando desde hace poco. Ya desde los años 80 que se viene hablando la posibilidad de entregar
al Ministerio Fiscal esta responsabilidad. Los argumentos utilizados para justificar este cambio va desde reforzar la
imparcialidad del juez, establecer una clara división de funciones de investigación y funciones de enjuiciamiento,
fomentar la especialidad y así obtener una mayor eficiencia en la investigación incluyendo la concentración de recursos
y una convergencia con los modelos europeos, sea Francia, Alemania e Italia como ejemplo que ya cuentan con un
modelo acusatorio. Básicamente en ese modelo es el Ministerio fiscal quien tiene la especialización de investigación
criminal, dejando a los jueces solamente la tarea de enjuiciar. Las primeras discusiones datan de los 80’s y 90’s en el cual
llegan las influencias de modelos donde el Ministerio Fiscal asumía la instrucción, luego en el 2005, con el gobierno de
Zapatero se inició una propuesta de anteproyecto de reforma para pasar la fase de investigación al MF, pero no avanzó. En
el 2011 se aprueba un anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento Criminal que igual previa a que los fiscales asumieran dicha
función. En el 2013 bajo el gobierno de Rajoy se impulsó un nuevo anteproyecto de Código Procesal Penal que proponía
dicha transferencia al MF. La iniciativa en sí era parte de una importante reforma con muchos cambios para modernizar
el proceso penal en España, pero tampoco fue aprobada por movidas raras. Luego en el gobierno de Pedro Sánchez
también se mencionó la necesidad de modernización, pero no hubieron avances importantes, más allá de propuestas y
debates, ralentizados aún más luego con la pandemia del COVID-19.
⭐LEX🩸
54
c) Juntas electorales: Las juntas electorales, que forman parte de la administración electoral, están
compuestas por jueces y magistrados, entre otros. Estas juntas garantizan la transparencia y la
objetividad del proceso electoral, asegurando que las decisiones políticas basadas en el derecho de
sufragio se tomen en plena libertad.
d) Jurado provincial de expropiación: Este organismo decide sobre el justo precio en casos de
expropiación forzosa. Está compuesto, entre otros, por un magistrado designado por el Presidente de la
Audiencia Provincial correspondiente. El jurado tiene la responsabilidad de determinar el precio justo
cuando el expropiado no acepta el ofrecido por el expropiante.
III.- EL PRINCIPIO DE UNIDAD JURISDICCIONAL
Este principio está recogido en el artículo 117.5 de la Constitución, que establece que “el principio de unidad
jurisdiccional es la base de la organización y funcionamiento de los Tribunales”. Este precepto se
complementa con el artículo 3.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que señala que “la jurisdicción es única y
se ejerce por los juzgados y tribunales previstos en esta Ley, sin perjuicio de las potestades jurisdiccionales
reconocidas por la Constitución a otros órganos”.
1.- El principio de unidad jurisdiccional en
su vertiente interna
A) Jurisdicción ordinaria
El principio de unidad jurisdiccional, desde el punto de vista de
la organización interna del Poder Judicial, significa que el
ejercicio de la función jurisdiccional está encomendado
exclusivamente a Jueces y Tribunales, que deben ser creados
por Ley Orgánica, pertenecer al Poder Judicial y estar sometidos
a un estatuto jurídico único. Este estatuto está determinado en
la Ley Orgánica del Poder Judicial, conforme al artículo 122 de la
Constitución.
El principio se vulnera si el legislador atribuye el conocimiento
de ciertos asuntos a órganos que no son verdaderos tribunales
jurisdiccionales, o si se crean tribunales ad hoc (por ejemplo, ad
personam o ad causam), lo cual está prohibido por el artículo
117.6 CE, que prohíbe expresamente los tribunales de excepción.
También se vulneraría este principio si se crearan tribunales
especiales no previstos por la Constitución.
Sin embargo, el principio de unidad jurisdiccional no es
absoluto. En primer lugar, el artículo 117.5 CE establece que la
unidad es la base de la organización y funcionamiento de los
tribunales, pero permite que la ley regule el ejercicio de la
jurisdicción militar. Además, el artículo 3 de la LOPJ reconoce
que otros órganos con potestades jurisdiccionales pueden
existir si están reconocidos constitucionalmente.
⭐LEX🩸
55
B) Jurisdicción militar
La jurisdicción militar es la única que, conforme a la Constitución, está legitimada para subsistir, siempre y
cuando su actuación esté limitada al ámbito estrictamente castrense y siga los principios establecidos en la
Constitución.
● Según los artículos 117.5 CE, 3.2 LOPJ y 4 de la Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, sobre la competencia y
organización de la jurisdicción militar, los órganos de esta jurisdicción ejercen su función en el ámbito
castrense, principalmente en relación con delitos militares.
● Estos delitos están directamente vinculados con los objetivos, tareas y fines propios de las Fuerzas
Armadas, los cuales son indispensables para la defensa de la comunidad como un bien constitucional.
Por lo tanto, se justifica la existencia de una vía judicial específica para el conocimiento y sanción de
estos delitos.
La Ley Orgánica 14/2015, de 14 de octubre, que regula el Código Penal Militar, refuerza este principio al limitar
los bienes jurídicos protegidos por la norma penal a aquellos que sean estrictamente castrenses, en función
de los fines constitucionales de las Fuerzas Armadas y los medios dispuestos para el cumplimiento de sus
misiones. Los deberes y obligaciones militares cuyo incumplimiento se considera delito militar están
claramente definidos por esta normativa.
Además de limitar su actuación al ámbito castrense, la Constitución legitima la existencia de la jurisdicción
militar solo si actúa conforme a los principios constitucionales (art. 117.5 CE) y las leyes penales, procesales y
disciplinarias militares (art. 3.2 LOPJ). Estos principios son los mismos que legitiman cualquier órgano
jurisdiccional: la independencia y la sumisión a la ley y al derecho.
Con el objetivo de adaptar la legislación militar a los principios constitucionales, se han implementado
diversas reformas, destacando la Ley Orgánica 14/2015, que ha introducido modificaciones significativas en la
Ley Orgánica 4/1987. Una de las reformas más importantes ha sido la regulación de la intervención del Consejo
General del Poder Judicial en el nombramiento de los miembros de los órganos judiciales militares.
Como resultado de estas reformas, se puede afirmar que la jurisdicción militar, aunque con características y
autonomía propias, se integra plenamente en el Poder Judicial, conforme al artículo 3.1 de la LOPJ. Además, su
organización y funcionamiento garantizan los derechos fundamentales relacionados con la administración de
justicia, tal como establece la Constitución (STS, Sala 5ª, de 19 de diciembre de 2014).
C) Tribunales especiales y Tribunales supranacionales
Además de la jurisdicción militar, existen otros órganos con potestad jurisdiccional que, aunque no forman
parte del Poder Judicial, tienen competencias específicas otorgadas por la Constitución. Estos órganos no
están integrados en el Poder Judicial, no se rigen por la Ley Orgánica del Poder Judicial, ni son gestionados por
el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Su régimen de funcionamiento está regulado por sus propias
Leyes Orgánicas.
Estos órganos se denominan Tribunales especiales, y entre ellos se encuentran:
● Tribunal Constitucional: Previsto en el Título IX de la Constitución (arts. 159 a 165) y regulado por la Ley
Orgánica 2/1979, de 3 de octubre. Su función principal es la de garantizar la primacía de la Constitución
y resolver cuestiones de inconstitucionalidad, conflictos de competencia entre el Estado y las
Comunidades Autónomas, así como los recursos de amparo por violación de derechos fundamentales.
● Tribunal de Cuentas: Previsto en el artículo 136 de la Constitución y regulado por la Ley Orgánica
2/1982, de 12 de mayo, y la Ley 7/1988, de 5 de abril. Su función es la fiscalización de la actividad
económica del sector público y el enjuiciamiento de la responsabilidad contable de quienes gestionen
fondos públicos.
⭐LEX🩸
56
● Tribunales consuetudinarios y tradicionales: Reconocidos en el artículo 125 de la Constitución, estos
tribunales resuelven conflictos conforme a normas no escritas o costumbres locales. Un ejemplo son el
Tribunal de las Aguas de Valencia y el Consejo de Hombres Buenos de Murcia.
A estos tribunales nacionales se suman los Tribunales supranacionales, que, aunque no están reconocidos
explícitamente en la Constitución, cuentan con una cobertura implícita en los artículos 10.2 y 96 de la misma.
Estos tribunales ejercen jurisdicción en el territorio español, y entre ellos destacan:
● Tribunal Europeo de Derechos Humanos (también conocido como Tribunal de Estrasburgo): Su
función es garantizar el respeto a los derechos y libertades reconocidos en el Convenio Europeo de
Derechos Humanos (CEDH) y sus Protocolos. Puede intervenir cuando un Estado parte del Convenio,
como España, sea acusado de violar alguno de los derechos reconocidos en dicho tratado.
● Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE): Es el encargado de garantizar la aplicación uniforme
del derecho de la Unión Europea en todos los Estados miembros. Interpreta la legislación comunitaria
y resuelve litigios entre los gobiernos nacionales y las instituciones de la UE, así como entre los
ciudadanos y los Estados miembros en relación con el cumplimiento de la legislación europea.
2.- El principio de unidad jurisdiccional en su vertiente territorial
Desde el punto de vista territorial, el principio de unidad jurisdiccional establece que la jurisdicción es
competencia exclusiva del Estado, lo que implica que los entes territoriales infraestatales, como las
Comunidades Autónomas, no tienen competencias jurisdiccionales. Sin embargo, tanto la Constitución como
el Tribunal Constitucional han reconocido la importancia del hecho autonómico en la organización del Poder
Judicial.
Para entender cómo se distribuyen las competencias entre el Estado y las Comunidades
Autónomas en el ámbito de la justicia, es clave diferenciar dos conceptos:
● Administración de justicia: Según el artículo 149.1.5ª CE, el Estado tiene
competencia exclusiva sobre la Administración de Justicia. Este concepto
incluye todo lo relacionado con la potestad jurisdiccional en sentido estricto, el
autogobierno y el estatuto jurídico de los jueces y magistrados, materias que
quedan reservadas al Estado, y cuya regulación se realiza mediante la Ley
Orgánica del Poder Judicial, conforme al artículo 122.1 CE.
● Administración de la Administración de Justicia: Aunque la potestad
jurisdiccional pertenece al Estado, las Comunidades Autónomas también tienen
una participación en la organización y funcionamiento del Poder Judicial. Esta
participación se refiere a la dotación de medios materiales y personal al servicio
de la Administración de Justicia (como el cuerpo de gestión procesal,
tramitación procesal, auxilio judicial y médicos forenses). Dado que estos
aspectos no son esenciales para la función jurisdiccional ni para el autogobierno
del Poder Judicial, tanto el Gobierno central como los gobiernos autonómicos
pueden asumir competencias en estos ámbitos, según la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional (como la STC 173/2014, de 23 de octubre).
Aunque la competencia jurisdiccional recae exclusivamente en el Estado, las
Comunidades Autónomas pueden asumir responsabilidades administrativas
relacionadas con la gestión de la justicia, siempre y cuando no afecten la independencia
y la función jurisdiccional del Poder Judicial.
⭐LEX🩸
57
Lección 6
La independencia de los Jueces y Magistrados
I.- Independencia y sumisión a la ley
La potestad jurisdiccional, es decir, la capacidad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, está reservada
exclusivamente a jueces y magistrados, quienes gozan de una serie de garantías reconocidas en la
Constitución Española (art. 117.1). Estas garantías incluyen la independencia, la inamovilidad, la
responsabilidad y la sumisión al imperio de la ley.
De estas garantías, la independencia y la sumisión a la ley son especialmente importantes.
➔ La independencia asegura que los jueces actúen sin influencias externas, mientras que la sumisión a la
ley garantiza que sus decisiones se ajusten al marco legal, no a intereses personales o jerárquicos.
➔ La inamovilidad es una garantía destinada a proteger la independencia de los jueces, mientras que la
responsabilidad está ligada a la obligación de actuar conforme a la ley, sin desviarse de su
interpretación.
La independencia y la sumisión a la ley son las bases que legitiman que el poder jurisdiccional emane del pueblo, y que
la función jurisdiccional se distinga de otras funciones públicas, como la administrativa, que están sujetas al principio
de dependencia jerárquica.
Según DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ, la independencia significa que el juez no está sujeto a órdenes, directrices o
jerarquías de ninguna otra persona, órgano o entidad.
Sin embargo, el hecho de que los jueces sean independientes no implica que puedan resolver los casos de
manera arbitraria.
● Están sometidos al imperio de la ley, o más exactamente, al ordenamiento jurídico, que incluye la
jerarquía normativa y las doctrinas legales creadas por los más altos tribunales al interpretar y aplicar
las normas jurídicas.
La independencia de los jueces es un presupuesto fundamental para que su sometimiento a la ley sea
efectivo. Esta independencia es absoluta y se garantiza frente a todos: las partes procesales, los superiores, los
órganos de gobierno, los poderes del Estado y la sociedad.
Como protección específica de esta independencia, los jueces que se sientan perturbados en su
independencia pueden informar al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que actúe en consecuencia.
El Ministerio Fiscal (MF) tiene el deber de defender esta independencia, conforme a lo estipulado en la
Constitución (art. 124.1 CE) y en su propio Estatuto Orgánico (Ley 50/1981).
La independencia de jueces y magistrados está proclamada en varios textos legales, como la Constitución
Española (arts. 117.1, 124.1 y 127.2), el Convenio Europeo de Derechos Humanos (art. 6.1) y el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.1). Además, ha sido desarrollada a través de un conjunto de garantías
recogidas principalmente en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ).
⭐LEX🩸
58
II.- Independencia respecto de las partes procesales y el
objeto litigioso
El proceso judicial, como método heterocompositivo para resolver conflictos, requiere la intervención de un
tercero, que es el juez o tribunal. Este debe estar ubicado en una posición de supra partes, es decir, por encima
de las partes en conflicto, y su función es imponer una solución definitiva e irrevocable. Para cumplir esta
función, el juez debe actuar sin estar vinculado ni relacionado con las partes procesales ni con el objeto del
proceso.
La independencia respecto de las partes procesales y del objeto litigioso se traduce en imparcialidad, que
significa la ausencia de cualquier interés en la resolución del litigio que no sea la aplicación estricta del
ordenamiento jurídico.
El Tribunal Constitucional ha señalado en varias ocasiones que
el derecho a la imparcialidad judicial está implícito en el
derecho a un proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE). Este
derecho es fundamental para la propia existencia de la función
jurisdiccional, ya que está en juego la confianza que los
tribunales deben inspirar en una sociedad democrática. Las
partes deben tener la seguridad de que no existe ninguna duda
razonable sobre la posible existencia de prejuicios o
prevenciones en el órgano judicial.
La jurisprudencia distingue entre dos tipos de imparcialidad:
1. Imparcialidad subjetiva: Garantiza que el juez no ha
mantenido relaciones indebidas con las partes.
Cualquier duda que surja de la relación entre el juez y
las partes entra dentro de este tipo de imparcialidad.
2. Imparcialidad objetiva: Se refiere a que el juez debe
abordar el objeto del proceso sin haber tomado postura
previa sobre el tema a decidir (thema decidendi).
Para asegurar la imparcialidad del órgano jurisdiccional, la ley
establece una serie de causas concretas y objetivas que
pueden suscitar dudas sobre la imparcialidad del juez. Estas
situaciones, reguladas conforme a las reglas de la experiencia,
obligan al juez a abstenerse de participar en el caso o, si no lo
hace voluntariamente, permiten que sea recusado por alguna
de las partes.
Dado que la imparcialidad es, por naturaleza, subjetiva y difícil
de evaluar con certeza, el legislador la objetiva. Esto significa
que, cuando se presente una causa legal de parcialidad, el juez
debe apartarse del caso de manera obligatoria o, en su defecto,
las partes pueden solicitar su recusación.
⭐LEX🩸
59
1.- Causas de abstención y recusación
Las causas de abstención, que también pueden ser invocadas como causas de recusación, están recogidas en el
artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ). Estas pueden clasificarse en tres categorías:
A) Razones de parentesco o vínculos afectivos:
1. Vínculo matrimonial o asimilable: Si el juez o magistrado está casado o en una situación de hecho
equivalente con alguna de las partes.
2. Parentesco: Si existe parentesco hasta el cuarto grado con las partes o con el representante del
Ministerio Fiscal, o hasta el segundo grado con los abogados o procuradores de las partes.
3. Relación previa: Si el juez ha sido defensor o integrante de organismos tutelares de alguna de las
partes, o si alguna vez ha estado bajo su cuidado o tutela (art. 219.1º, 2º y 3º LOPJ).
4. Relaciones con la Administración Pública: Si el juez tiene algún tipo de relación con la autoridad o
funcionario que haya intervenido en el proceso cuando una de las partes es la Administración Pública
(art. 219.14º LOPJ).
5. Relaciones con otros jueces: Si el juez o magistrado que va a intervenir en el proceso ha dictado una
resolución o realizado alguna actuación que será valorada por vía de recurso (art. 219.15º LOPJ).
B) Razones de amistad o enemistad:
1. Denuncia o acusación previa: Si alguna de las partes ha denunciado o acusado al juez por algún delito,
siempre que esta denuncia haya resultado en la apertura de un procedimiento penal que no haya
concluido con sentencia absolutoria o auto de sobreseimiento (art. 219.4º LOPJ).
2. Sanciones disciplinarias: Si el juez ha sido sancionado por un expediente iniciado a instancia de
alguna de las partes (art. 219.5º LOPJ).
3. Relación de denunciante o acusado: Si el juez es denunciante o acusador de alguna de las partes (art.
219.7º LOPJ).
4. Pleitos pendientes: Si el juez tiene un pleito pendiente con alguna de las partes (art. 219.8º LOPJ).
5. Amistad íntima o enemistad manifiesta: Si existe una relación de amistad íntima o enemistad
manifiesta con alguna de las partes (art. 219.9º LOPJ).
C) Razones de interés, de incompatibilidades o de supremacía:
1. Interés en el asunto: Si el juez tiene un interés directo o indirecto en el asunto que se va a resolver (art.
219.6º LOPJ).
2. Intervención previa: Si el juez ha sido defensor, representante de alguna de las partes, ha emitido
dictamen sobre el asunto, o ha intervenido en él como fiscal, perito o testigo (art. 219.10º, 11º y 12º LOPJ).
3. Actuación previa como instructor: Si el juez ha actuado como instructor en la causa o ha resuelto el
proceso en una instancia anterior (art. 219.13º LOPJ).
4. Relación de subordinación: Si alguna de las partes está subordinada al juez (art. 219.16º LOPJ).
5. Ocupación de cargo público: Si el juez ha ocupado un cargo público, empleo o profesión donde haya
intervenido en el asunto o uno semejante, o desde donde haya podido formar criterio o conocimiento
del objeto del litigio (art. 219.12º y 13º LOPJ).
⭐LEX🩸
60
2.- La abstención
Cuando un juez o magistrado se encuentra en alguna de las situaciones previstas como causa de abstención
(art. 219 LOPJ), está obligado a apartarse del conocimiento del asunto.
- El juez debe comunicar esta situación a las partes involucradas y a la sección o sala de la que forme
parte, o bien al órgano superior encargado de conocer los recursos que puedan presentarse contra las
resoluciones que él mismo dicte.
- Durante este proceso, se suspende la tramitación del caso hasta que se resuelva sobre la abstención
(arts. 217, 221.1 y 2, 222 LOPJ).
El órgano competente tiene la facultad de estimar o desestimar la abstención.
- Si no la considera justificada, ordenará al juez que continúe con el caso.
No obstante, las partes aún tienen el derecho de recusar al juez.
- Si se estima justificada, el juez dictará un auto apartándose definitivamente del asunto y ordenando
remitir las actuaciones al juez que le deba sustituir (art. 221.3 y 4 LOPJ).
3.- La recusación
La recusación es un acto procesal mediante el cual una de las partes o el Ministerio Fiscal (en el proceso penal
y otros en los que tenga intervención) solicita, por escrito, que un juez o magistrado se aparte del
conocimiento de un caso.
- Para ello, debe alegar una causa legal que comprometa la imparcialidad del juez y aportar un principio
de prueba que lo sustente (arts. 218 y 223.2 LOPJ).
La recusación debe presentarse tan pronto como se tenga conocimiento de la causa que la justifique.
- Si se tiene conocimiento antes de la primera resolución del juez, la recusación deberá proponerse en los
diez días siguientes a dicha notificación.
- Si la causa de recusación se conoce después, debe proponerse inmediatamente; de lo contrario, no se
admitirá (art. 223.1 LOPJ).
Una vez presentada la recusación, se traslada a las demás partes del proceso, quienes tienen un plazo común
de 3 días para manifestar si se adhieren o se oponen.
- Luego, el juez recusado debe pronunciarse sobre si acepta la causa de recusación.
Si el juez acepta la causa, se resolverá sin más trámites.
- En caso contrario, el instructor practicará las pruebas necesarias y remitirá lo actuado al órgano
competente para decidir sobre la recusación.
- El órgano deberá resolver en un plazo de 5 días, previo informe del Ministerio Fiscal.
Si la recusación es desestimada, se devolverán las actuaciones al juez recusado y se impondrán las costas al
recusante, salvo que existan circunstancias excepcionales. El recusante también puede ser sancionado con
multa si se aprecia mala fe. Si la recusación es estimada, el juez será apartado definitivamente del caso.
Contra estas resoluciones no cabe recurso alguno (art. 228 LOPJ).
⭐LEX🩸
61
III.- Independencia respecto de sus superiores y de los
órganos de gobierno
Dentro del Poder Judicial coexisten 2 tipos de organizaciones jerárquicas: la
organización jurisdiccional y la organización gubernativa.
- La organización jurisdiccional abarca todo lo relacionado con la
función de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (art. 117.3 CE). En la
cúspide de esta organización se encuentra el Tribunal Supremo,
definido por la Constitución como el órgano superior en todos los
órdenes jurisdiccionales, salvo en materia de garantías
constitucionales (art. 123 CE). Por debajo del Tribunal Supremo se
sitúan los demás tribunales y juzgados.
- La organización gubernativa se refiere a la gestión del gobierno de
los jueces y su estatuto jurídico. A la cabeza de esta organización
está el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), seguido por las
Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y los
Tribunales Superiores de Justicia.
Es importante aclarar que la estructura jerárquica del Poder Judicial no
afecta a la independencia de los jueces en el ejercicio de su función
jurisdiccional.
● Las decisiones de los órganos inferiores pueden ser revisadas por
los superiores únicamente a través de los medios de impugnación
legalmente establecidos.
● No obstante, todos los órganos judiciales, sin excepción, son independientes al resolver los asuntos que
les competen, incluso respecto de los órganos de gobierno del Poder Judicial (art. 12.1 LOPJ).
Para garantizar esta independencia, los jueces y magistrados no pueden corregir la aplicación e interpretación
del ordenamiento jurídico realizada por jueces inferiores, salvo cuando resuelvan recursos en virtud de la ley.
Tampoco pueden los jueces, tribunales, órganos de gobierno o el CGPJ dictar instrucciones, generales o
particulares, a jueces inferiores sobre cómo aplicar o interpretar el derecho en el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales (art. 12.2 y 12.3 LOPJ).
● Cualquier intromisión en la potestad jurisdiccional de otro juez o magistrado mediante órdenes o
presiones es considerada una falta muy grave (art. 417.4 LOPJ).
● Asimismo, interesarse mediante recomendaciones en la actividad judicial de otro juez constituye una
falta grave (art. 418.2 LOPJ).
⭐LEX🩸: Luego de sólidamente establecer la independencia de los jueces, el manual suelta esta contradicción.
Aunque los jueces y tribunales son independientes respecto de sus superiores, deben observar la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional cuando interprete preceptos y principios constitucionales (art. 5.1
LOPJ).
● También están vinculados a la doctrina legal del Tribunal Supremo, que complementa el ordenamiento
jurídico (art. 1.6 CC) y busca garantizar la aplicación uniforme del derecho en todo el territorio nacional.
En resumen, los jueces y magistrados son independientes y están sometidos al ordenamiento jurídico y al
derecho judicial, según lo dispuesto en el artículo 117.1 de la Constitución.
⭐LEX🩸
62
1.- Especial referencia a la inamovilidad
La inamovilidad es una de las principales garantías de la independencia judicial, especialmente en lo que
respecta a la protección de los jueces frente a sus superiores. Según GIMENO, sin esta garantía, los órganos de
gobierno del Poder Judicial podrían apartar a aquellos jueces que no siguieran sus directrices y reemplazarlos
por otros más sumisos.
El artículo 117.1 de la Constitución proclama la inamovilidad de los jueces y magistrados, mientras que su
definición se encuentra en el apartado segundo del mismo precepto. Esta garantía asegura que los jueces no
pueden ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados, excepto por causas y con las garantías previstas
en la ley.
Separación del cargo
La separación del cargo implica la pérdida de la condición de juez o magistrado. Esto puede ocurrir por varias
causas (art. 379 LOPJ):
● Renuncia a la carrera judicial.
● Pérdida de la nacionalidad española.
● Sanción disciplinaria.
● Condena a una pena privativa de libertad por delito doloso.
● Incapacidad, salvo que proceda la jubilación.
● Jubilación.
Excepto en los casos de renuncia o jubilación, la separación del cargo requiere la tramitación de un expediente
con intervención del Ministerio Fiscal. En los casos de pérdida de la nacionalidad, sanción disciplinaria o
condena a pena privativa de libertad, existe la posibilidad de rehabilitación (arts. 380-382 LOPJ).
Suspensión
La suspensión aparta temporalmente al juez de sus funciones y puede ser provisional o definitiva:
● Suspensión provisional: Ocurre durante la tramitación de un proceso penal por delitos cometidos en el
ejercicio de sus funciones, o si el juez es inculpado por otro delito doloso, o bien durante la tramitación
de un expediente disciplinario.
● Suspensión definitiva: Se impone por sentencia firme como parte de una condena, o como sanción
disciplinaria por una falta muy grave (art. 383 LOPJ).
Traslado
El traslado forzoso solo puede producirse como consecuencia de una sanción por la comisión de una falta
grave. Aparte de esto, el traslado voluntario dentro de la misma categoría no afecta a la inamovilidad.
Jubilación
La jubilación se decreta por 2 causas:
● Edad: La jubilación por edad es forzosa y se produce al cumplir los setenta años, aunque los jueces
pueden solicitar la prolongación de su servicio hasta los 72 años (art. 386 LOPJ).
● Incapacidad permanente: Esta incapacita al juez para continuar ejerciendo sus funciones (art. 385
LOPJ).
Otros jueces y magistrados
La inamovilidad también es aplicable a jueces y magistrados que, aunque no pertenezcan a la carrera judicial,
ejercen la potestad jurisdiccional con el mismo régimen de garantías, pero sujetos a un plazo temporal. Esto
incluye a jueces de paz, magistrados suplentes, jueces sustitutos y jueces en régimen de provisión temporal.
Igualmente, los magistrados del Tribunal Constitucional tienen un mandato limitado a 9 años (art. 159.3 CE).
⭐LEX🩸
63
IV.- Independencia respecto de los otros poderes del Estado
La independencia del Poder Judicial frente a los demás poderes del Estado, especialmente respecto al
Ejecutivo, se garantiza a través de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que regula todo lo relacionado con la
constitución, funcionamiento y gobierno de los juzgados y tribunales, así como el estatuto jurídico de los
jueces y magistrados (art. 122 CE).
● Este marco legal protege la independencia judicial al evitar que el Gobierno influya sobre el Poder
Judicial mediante delegaciones legislativas.
● Cualquier violación de la reserva a la Ley Orgánica constituye una vulneración del derecho fundamental
al juez legal predeterminado por la ley, consagrado en el artículo 24.2 CE.
Además, la creación del Consejo General del Poder Judicial, encargado de la selección, formación, provisión
de destinos, ascensos, situaciones administrativas y régimen disciplinario de jueces y magistrados, refuerza
esta independencia. Al otorgar estas funciones al CGPJ, se garantiza que el Gobierno no pueda interferir en la
gestión del Poder Judicial mediante estas potestades administrativas.
V.- Independencia respecto a la sociedad
Para garantizar la independencia de los jueces frente a la sociedad, se implementan varias medidas:
1. Sistema objetivo de selección de jueces: Los jueces ingresan en la carrera judicial a través de una
oposición libre y deben completar un curso teórico y práctico en la Escuela Judicial. Este sistema busca
asegurar que el acceso a la judicatura esté basado en el conocimiento del Derecho y no en influencias
externas.
2. Prohibiciones constitucionales: La Constitución Española (art. 127.1 CE) prohíbe que jueces y
magistrados en activo desempeñen otros cargos públicos o pertenezcan a partidos políticos,
asegurando así su imparcialidad. Esta prohibición se desarrolla en la LOPJ, que establece un régimen
de incompatibilidades estricto para los jueces y magistrados.
a) Incompatibilidades públicas y privadas: Los jueces no pueden ejercer otros cargos públicos o
realizar actividades privadas que puedan comprometer su imparcialidad (art. 389 LOPJ).
b) Prohibición de vínculos familiares: No se permite que parientes trabajen dentro del mismo órgano
judicial o que dependan uno del otro por razones de parentesco o matrimoniales (arts. 391, 392 y
394 LOPJ).
c) Intereses económicos: Los jueces no pueden ejercer su cargo en territorios donde posean intereses
económicos que puedan interferir con su función jurisdiccional (art. 393 LOPJ).
3. Otras prohibiciones: Según el artículo 395 LOPJ, los jueces y tribunales no pueden:
○ Pertenecer a partidos políticos o sindicatos.
○ Dirigir felicitaciones o censuras a autoridades o funcionarios públicos, ni asistir a actos públicos
que no sean de carácter judicial en su calidad de jueces.
○ Participar en elecciones legislativas o locales más allá de emitir su voto personal.
4. Independencia económica: El Estado garantiza la independencia económica de jueces y magistrados
mediante una retribución adecuada a la dignidad de su función y un régimen de Seguridad Social que
los protege tanto durante el servicio activo como en su jubilación (art. 402 LOPJ).
⭐LEX🩸
64
VI. La responsabilidad de jueces y magistrados
El artículo 9.3 de la Constitución Española proclama el principio de responsabilidad de todos los poderes
públicos, junto con otros principios esenciales del Estado de Derecho, como el sometimiento de los poderes
públicos a la Constitución y al ordenamiento jurídico (art. 9.1 CE).
En el artículo 117.1 de la Constitución, además de mencionarse la independencia, la inamovilidad y la
sumisión a la ley como notas esenciales del Poder Judicial, también se incluye la responsabilidad de jueces y
magistrados.
● Esta responsabilidad es vista como un contrapeso y límite necesario para su independencia.
Dado que los jueces y magistrados son independientes y sometidos únicamente a la ley, deben ser
responsables de sus actos en el ejercicio de la función jurisdiccional.
● De lo contrario, se correría el riesgo de otorgarles un poder absoluto, sin control alguno. La falta de
responsabilidad podría incluso amenazar la propia independencia judicial, ya que, como señala
Díez-Picazo Jiménez, la impunidad permitiría a los jueces actuar al margen del ordenamiento jurídico.
La responsabilidad de los jueces y magistrados puede clasificarse en 2 tipos:
1. Responsabilidad penal: Los jueces pueden ser perseguidos penalmente por actos delictivos cometidos
en el ejercicio de sus funciones.
2. Responsabilidad disciplinaria: Se refiere a las sanciones impuestas por incumplimientos de normas
profesionales o de comportamiento ético.
Además, cabe destacar que el Estado es responsable por los daños y perjuicios que los jueces y magistrados
puedan causar en el ejercicio de sus funciones. El Estado tiene la obligación de indemnizar a los afectados,
pero, a su vez, puede reclamar al juez o magistrado que haya incurrido en dolo o culpa grave para recuperar
los daños indemnizados.
1.- Responsabilidad penal
Los jueces y magistrados son responsables penalmente por los delitos que cometan en el ejercicio de sus
funciones. Ejemplos de estos delitos incluyen:
● Prevaricación (arts. 446 y ss. del Código Penal - CP),
● Cohecho (art. 419 y ss. CP),
● Tráfico de influencias (arts. 428 y ss. CP),
● Obstrucción a la justicia (art. 466.2 CP).
La responsabilidad penal de los jueces se determinará conforme al proceso penal correspondiente. Dicho
proceso puede iniciarse de 3 formas (arts. 405-409 LOPJ):
a) Providencia de un órgano jurisdiccional que tenga conocimiento del delito, informando al juez o
tribunal competente, previa audiencia del Ministerio Fiscal (MF).
b) Querella del Ministerio Fiscal, ya sea por conocimiento directo del delito o porque una autoridad
pública denuncie los hechos.
c) Querella del ofendido o de quien ejerza la acción popular.
⭐LEX🩸
65
2.- Responsabilidad disciplinaria
La responsabilidad disciplinaria de los jueces y magistrados es una manifestación de la potestad
sancionadora de la Administración y se refiere a conductas que, sin ser delictivas, infringen deberes
profesionales. La LOPJ establece un amplio catálogo de infracciones disciplinarias, que se clasifican en:
● Faltas muy graves (art. 417 LOPJ),
● Faltas graves (art. 418 LOPJ),
● Faltas leves (art. 419 LOPJ).
Las sanciones que pueden imponerse por la
comisión de estas infracciones incluyen:
● Advertencia,
● Multa de hasta 6000 euros,
● Traslado forzoso,
● Suspensión de hasta tres años,
● Separación del servicio (art. 420 LOPJ).
➔ Las faltas leves se sancionan con
advertencia o multa de hasta 500 euros, o
ambas.
➔ Las faltas graves con multas de 501 euros a
6000 euros, y las faltas muy graves pueden
conllevar suspensión, traslado forzoso o
separación del cargo.
La instrucción de los expedientes disciplinarios
recae en el Promotor de la Acción Disciplinaria,
quien, en casos excepcionales, puede delegar
ciertas funciones en los letrados del Consejo
pertenecientes a la carrera judicial (art. 607.3
LOPJ).
La Comisión Disciplinaria del CGPJ es la autoridad
competente para resolver los expedientes por
faltas graves y muy graves, e imponer las
sanciones correspondientes, excepto en casos de
separación del servicio, cuya decisión
corresponde al Pleno del Consejo (art. 604 LOPJ).
Para las faltas leves, la imposición de sanciones
de advertencia y multa es competencia de las
Salas de Gobierno correspondientes. Además, el
Presidente del Tribunal Supremo, de la Audiencia
Nacional y de los Tribunales Superiores de
Justicia es competente para imponer la sanción
de advertencia por faltas leves a jueces y
magistrados bajo su jurisdicción (art. 421 LOPJ).
⭐LEX🩸
66
3.- Responsabilidad civil
La reforma de la LOPJ operada por la Ley
Orgánica 7/2015, de 21 de julio, eliminó la
responsabilidad civil directa de jueces y
magistrados que antes estaba regulada
por los artículos 411-413 de la LOPJ.
- En su lugar, se establece que la
responsabilidad por los daños y
perjuicios ocasionados por jueces
y magistrados en el ejercicio de sus
funciones recae en el Estado, bajo
un supuesto de responsabilidad
patrimonial.
De este modo, los perjudicados no pueden
dirigirse directamente contra los jueces o
magistrados por los daños causados en el
ejercicio de sus funciones. En su lugar, los
daños pueden generar responsabilidad
del Estado en dos situaciones:
● Error judicial.
● Funcionamiento anormal de la
Administración de Justicia.
Asimismo, quienes hayan sufrido prisión
provisional y luego sean absueltos por
inexistencia del hecho imputado o se les
haya dictado un auto de sobreseimiento
libre, tienen derecho a ser indemnizados
si han sufrido perjuicios (art. 294.1 LOPJ).
En los casos en que los daños y perjuicios
sean causados por dolo o culpa grave de
un juez o magistrado, la Administración
General del Estado puede exigir, por vía
administrativa, que el juez o magistrado
responsable reembolse lo pagado en la
indemnización al perjudicado, tras haber
satisfecho la compensación. Esto es sin
perjuicio de la responsabilidad
disciplinaria en la que también pueda
incurrir el juez o magistrado (art. 296
LOPJ).
⭐LEX🩸
67
Lección 7
El derecho al Juez legal
I.- Concepto y regulación
En la Constitución Española, el derecho al Juez legal o Juez natural está previsto en 2 artículos distintos:
- el artículo 24.2, que consagra el derecho positivo al "Juez ordinario predeterminado por la ley", y
- el artículo 117.6, que prohíbe los "Tribunales de excepción".
A diferencia de otras constituciones, como la Ley Fundamental de Bonn (art. 101), la Constitución española
ofrece una regulación dual que refuerza este principio desde ambas perspectivas.
Tradicionalmente, el Juez legal ha sido entendido como aquel que está predeterminado según las normas de
competencia previamente establecidas.
- La violación de este principio, mediante la creación de un Tribunal
de excepción, se produce cuando se instaura un órgano judicial ad
hoc o ad personam, creado ex post facto para conocer de conflictos
específicos relacionados con determinadas personas o materias.
⭐LEX🩸: Esto es otra forma de decir: crear un tribunal para un hecho en
particular o persona en particular, después que hayan sucedido los hechos.
Ejemplos históricos de tribunales de excepción en España incluyen:
● El Tribunal Central sobre contratación en zona roja, creado por la
Ley de 5 de noviembre de 1940, que se convirtió en un instrumento
para expropiar el patrimonio de personas sospechosas de colaborar
con el Frente Popular.
● Los Tribunales de responsabilidades políticas (Ley de 1 de febrero
de 1939).
● El Tribunal de represión de la masonería y del comunismo (Ley de 1
de marzo de 1940).
Aunque este concepto clásico de Juez legal sigue siendo válido, su
contenido no se limita a la predeterminación por normas de competencia.
El derecho al Juez legal no es un simple "derecho de configuración legal",
sino un derecho fundamental protegido por la Constitución. Como tal, no
solo exige que los órganos judiciales estén predeterminados por la ley, sino
que también se respeten las notas esenciales que la Constitución impone
para la constitución y el funcionamiento de cualquier órgano
jurisdiccional.
Así, el derecho al Juez legal puede definirse como el derecho fundamental
que tienen todas las personas a presentar sus pretensiones o a ser juzgados
por órganos jurisdiccionales auténticos, creados por Ley Orgánica,
pertenecientes al Poder Judicial, que respeten los principios constitucionales
de igualdad, independencia y sumisión a la ley, y constituidos de acuerdo con
las normas preestablecidas de competencia.
⭐LEX🩸
68
II.- Notas esenciales
Del concepto del Juez legal se derivan las siguientes notas esenciales:
1.- Reserva de Ley Orgánica
Desde un punto de vista formal, la primera característica del Juez predeterminado por la ley es que debe
tratarse de un órgano jurisdiccional creado mediante Ley Orgánica, emanada de las Cortes Generales.
Esto implica que:
● La creación de nuevos órganos jurisdiccionales y la determinación de sus atribuciones es una
competencia exclusiva del Estado (art. 149.1.5ª y 6ª CE). Los parlamentos autonómicos no tienen facultad
para legislar sobre esta materia, ya que el Poder Judicial es un poder único del Estado, conforme a la
Constitución y la doctrina del Tribunal Constitucional.
● Las Comunidades Autónomas solo tienen competencia para participar en la organización de las
demarcaciones judiciales de su territorio, tal como prevé la Ley Orgánica del Poder Judicial (art. 35.2
LOPJ). Esta participación se limita a la fijación de la capitalidad de las sedes de los órganos
jurisdiccionales, como lo establece la Ley de Demarcación y Planta Judicial de 1988 (LDYPJ 38/1988).
Dado que el derecho al Juez legal es un derecho fundamental recogido en el artículo 24.2 de la Constitución, la
competencia del Estado en esta materia debe ejercerse a través de una Ley Orgánica (arts. 53.1, 81.1 y 86.1 CE). El
artículo 122.1 CE refuerza esta disposición al establecer que "la Ley Orgánica del Poder Judicial determinará la
constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales".
Por tanto, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) se convierte, por mandato constitucional, en parte del
bloque de la constitucionalidad, lo que significa que cualquier modificación en la constitución de los órganos
jurisdiccionales debe realizarse a través de una Ley Orgánica. Ejemplos:
● La creación de órganos como los Juzgados de lo Penal (LO 7/1988) o los Juzgados de lo
Contencioso-administrativo (LO 6/1998) se realizó mediante Ley Orgánica, al igual que los Juzgados de
lo Mercantil (LO 8/2003) y los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (LO 1/2004).
● Un ejemplo de vulneración de este principio fue la creación de la Audiencia Nacional mediante el
Decreto-Ley 4/1977, que inicialmente infringía el principio del Juez legal al ser creada sin la garantía de
una Ley Orgánica.
Determinación genérica de la competencia
La instauración y composición de los órganos jurisdiccionales y la determinación general de su competencia
objetiva (materias sobre las que tienen autoridad) debe estar prevista en la LOPJ, sin perjuicio de que la
concreción de dicha competencia o de la demarcación judicial pueda efectuarse a través de una Ley ordinaria,
pero nunca mediante un Decreto-Ley.
El Tribunal Constitucional (STC 224/1993) ha interpretado que la "constitución de los Juzgados y Tribunales" a
la que se refiere el artículo 122.1 CE incluye la institución de los diferentes órdenes jurisdiccionales y la
definición general de sus ámbitos de competencia. Aunque el legislador ordinario puede concretar las
materias específicas de las que se encargan, no puede alterar lo que está reservado a la Ley Orgánica.
Prohibición de modificar la planta jurisdiccional por vía reglamentaria
El Poder Ejecutivo y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) pueden modificar el número y composición
de los órganos judiciales (como crear nuevas secciones en una Audiencia o aumentar el número de Juzgados),
pero no pueden alterar, mediante reglamentos, la constitución, naturaleza, competencia o planta de los
órganos jurisdiccionales, ya que hacerlo infringiría el artículo 24.2 CE.
⭐LEX🩸
69
2.- Juez legal y Poder Judicial
El Juez legal debe estar formal y materialmente integrado en el Poder Judicial, tal como lo establece el artículo
24.2 de la Constitución, que garantiza el derecho a un juez ordinario, es decir, que pertenezca a la jurisdicción
ordinaria o Poder Judicial.
Con las únicas excepciones de los tribunales consuetudinarios y tradicionales (art. 125 CE) y la jurisdicción
militar (art. 117.5 CE), la potestad jurisdiccional corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales
integrantes del Poder Judicial (art. 117.3 CE).
Este principio refuerza los de exclusividad y unidad jurisdiccional, vistos previamente.
● Además de los tribunales de excepción, también infringen el derecho al Juez legal las jurisdicciones especiales
o la atribución de la potestad jurisdiccional a órdenes de funcionarios, como los Tribunales de Honor
(proscritos por el art. 26 CE) o la posibilidad de que la Administración imponga sanciones irrevocables.
3.- Igualdad
La igualdad es un valor superior del ordenamiento jurídico (art. 1.1 CE) y un principio esencial en la
administración de justicia. Según el artículo 14 de la Constitución, todos los ciudadanos son iguales ante la ley,
sin que pueda haber discriminación por razones de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
circunstancia personal o social.
Cualquier intento de crear Tribunales especiales basados en estas condiciones constituiría una violación del
derecho al Juez legal y del principio de igualdad, como ocurrió con los Tribunales de excepción durante la
dictadura de Franco, como el Tribunal de Orden Público, que juzgaba delitos de opinión y otros delitos
políticos.
Sin embargo, ciertos privilegios procesales de ciertas autoridades, como la inviolabilidad, inmunidad, o el
aforamiento ante determinados tribunales superiores, podrían ser considerados discriminatorios respecto a
los demás ciudadanos. Estos privilegios, aunque suponen una diferencia de trato, no siempre infringen el
principio de igualdad, ya que algunos pueden estar justificados por la Constitución, siempre que persigan un
objetivo legítimo.
Ejemplos de estos privilegios constitucionalmente justificados incluyen:
● La inviolabilidad absoluta del Rey (art. 56.3 CE).
● La inmunidad parlamentaria y el suplicatorio para diputados y senadores (arts. 71.1 y 71.2 CE).
● El aforamiento del presidente y los miembros del Gobierno ante el Tribunal Supremo (art. 102.1 CE).
Desde un punto de vista formal, los privilegios procesales deben estar previstos en Leyes Orgánicas como la
LOPJ o en los Estatutos de Autonomía. Ejemplos de ello son los privilegios de los miembros de los Consejos de
Gobierno y parlamentarios autonómicos, o el aforamiento de jueces y magistrados (art. 73.2 a) LOPJ). Estos
privilegios no constituyen meros beneficios, sino prerrogativas diseñadas para garantizar el adecuado e
imparcial funcionamiento de los Altos Órganos del Estado.
El Tribunal Constitucional ha invalidado privilegios injustificados, como el fuero policial, y también existe el
riesgo de que algunos Parlamentos autonómicos puedan intentar crear privilegios procesales para sus
propias autoridades, lo que estaría sujeto a control de constitucionalidad.
⭐LEX🩸
70
4.- Independencia
La independencia judicial es una parte esencial del concepto de Juez predeterminado por la Constitución.
Como hemos visto en lecciones anteriores, la Constitución Española exige que los titulares de la potestad
jurisdiccional, es decir, los jueces y magistrados, sean independientes, inamovibles, responsables y sometidos
únicamente al imperio de la ley.
● Esta independencia se convierte en la causa legitimadora de la función jurisdiccional y del sistema
judicial en su conjunto.
Un tribunal que interviene en la resolución de un conflicto debe cumplir con todas las garantías de
independencia judicial, algo que también está recogido en pactos internacionales de derechos humanos,
como el Convenio Europeo de Derechos Humanos (art. 6.1 CEDH) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (art. 14.1 PIDCP), que reconocen el derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial.
En relación con las posibles vulneraciones al derecho al Juez legal, cobra especial importancia la imparcialidad
del órgano jurisdiccional.
● Esta característica ha generado importantes reformas legislativas, como la creación de los Juzgados de
lo Penal mediante la LO 7/1988, que impuso la prohibición de que los jueces de instrucción asuman
funciones de enjuiciamiento y decisión, para evitar conflictos de intereses.
Cualquier parte procesal que tenga dudas fundadas sobre la imparcialidad del juez puede solicitar su
abstención o plantear su recusación. Estas garantías procesales son fundamentales en el concepto de Juez
legal, y su vulneración puede dar lugar a la interposición de un recurso de amparo por violación de los
derechos fundamentales recogidos en el artículo 24.2 de la Constitución, tanto en relación con el derecho al
Juez legal como con el derecho a un proceso con todas las garantías.
5.- Juez ordinario y sumisión al Derecho
El Juez ordinario, que es parte del Poder Judicial, está obligado a ejercer su
potestad jurisdiccional mediante la aplicación del Derecho a los casos
concretos, tal como lo establece el artículo 117 de la Constitución.
Esto significa que los jueces y magistrados deben evitar dejarse llevar por
impresiones subjetivas o reflejar sus opiniones personales en las
sentencias. No pueden ejercer funciones políticas a través de sus
resoluciones, lo que no significa que deban ser apolíticos, sino que deben
aplicar el Derecho objetivamente en cada caso, conforme al sistema de
fuentes del Derecho y siguiendo el principio de jerarquía normativa.
La Constitución prohíbe específicamente la figura del Juez político, es decir,
un juez que, al resolver un conflicto, prioriza su ideología sobre el respeto a
la ley. Esto preserva la imparcialidad y la objetividad en la administración de
justicia.
Finalmente, el principio del Juez legal también se ve afectado por los juicios
de equidad, que aún existen en algunas leyes especiales, como en el caso de
la Ley de Propiedad Horizontal (art. 17.3). Los juicios de equidad, aunque
limitados, deben considerarse como contrarios al principio de un Juez
sometido exclusivamente al Derecho, ya que permiten que el juez se aleje de
la aplicación estricta de la ley en favor de su criterio personal.
⭐LEX🩸
71
6.- Juez legal y competencia
El Juez ordinario predeterminado por la ley debe ser aquel que es competente en 3 aspectos fundamentales:
objetivamente, funcionalmente y territorialmente. Las normas de competencia judicial, por tanto, integran el
derecho al Juez legal consagrado en el artículo 24.2 de la Constitución Española, adquiriendo así una
relevancia constitucional.
Sin embargo, no toda infracción de las normas de competencia
establecidas en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) o en las leyes
de enjuiciamiento implica una vulneración del derecho al Juez legal.
● Por ejemplo, el Parlamento puede crear nuevos órganos
jurisdiccionales especializados mediante una reforma de la
LOPJ, siempre que se respete el régimen de independencia
judicial de sus integrantes, como ocurre en casos de
competencia objetiva o funcional. Un ejemplo de competencia
funcional es la LO 8/2002, que atribuyó a los Juzgados de
Guardia la "conformidad premiada" de los juicios rápidos.
En cuanto a la competencia territorial, la violación de las normas
procesales (como interponer una demanda en un juzgado distinto al
lugar de cumplimiento de la obligación o al domicilio del demandado)
es considerada un problema de legalidad ordinaria, que se resuelve
mediante las vías procesales preestablecidas, como la cuestión de
competencia (arts. 59-60 LEC).
● Además, ciertos aspectos de la competencia, como la
territorial, aún poseen un carácter dispositivo, lo que permite
cierta flexibilidad.
Para que exista una violación del derecho al Juez legal, la infracción de
la norma de competencia debe implicar una violación de las garantías
constitucionales, como la independencia judicial.
● Por ejemplo, si se manipulan las normas de reparto de los
asuntos o la constitución de los órganos colegiados para
asignar un caso a un juez específico con el conocimiento
previo de cómo resolverá el conflicto, se estaría vulnerando
este derecho.
Ejemplo: Antes de la sentencia del 20 de febrero de 1991 de la Sala 1ª del Tribunal Supremo, que fijó la doctrina
sobre desahucios de locales de negocio por la instalación de máquinas tragaperras, algunas secciones de las
Audiencias Provinciales en el norte de España consideraban que tal instalación constituía una cesión
inconsentida del arrendamiento, mientras que otras no. Si un litigante hubiera manipulado el reparto de su
caso para que fuera asignado a la sección que previamente sabía que le daría una sentencia favorable, en lugar
de seguir las normas de reparto, se habría infringido el derecho al Juez legal.
Asimismo, si se manipula la constitución de los órganos colegiados (por ejemplo, introduciendo de manera
indebida a un magistrado suplente), también se vulneraría el derecho al Juez legal. El Tribunal Constitucional
ha declarado que este derecho exige que la composición del órgano judicial venga determinada por la ley y
que, en cada caso, se siga el procedimiento legal para la designación de sus miembros. Alterar arbitrariamente
los componentes del órgano judicial afecta la independencia e imparcialidad que garantiza este derecho.
⭐LEX🩸
72
Lección 8
La organización del Poder Judicial
I.- La organización del Poder Judicial: concepto
El artículo 117.1 de la Constitución Española establece que los jueces y magistrados integran el Poder Judicial,
formando parte de los Juzgados y Tribunales.
● A ellos, según el artículo 117.3, se les otorga en exclusiva el ejercicio de la potestad jurisdiccional.
● Además, el artículo 122 crea el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que es el encargado del
gobierno de los jueces y de todo lo relacionado con su estatuto jurídico.
De estas disposiciones se desprende que existen 2 tipos de organizaciones dentro del Poder Judicial: la
organización jurisdiccional y la organización gubernativa.
1.- Organización jurisdiccional
El Poder Judicial actúa en su faceta jurisdiccional cuando, a través de la emisión de actos externos (ad extra),
"juzga y hace ejecutar lo juzgado".
● Para cumplir esta función, se organiza en forma de Juzgados, Tribunales o Salas de Justicia, según lo
establecido por la LOPJ y las Leyes de Enjuiciamiento.
● Las decisiones que emiten son actos procesales, y estos pueden ser impugnados mediante los recursos
preestablecidos para cada tipo de asunto procesal.
El Poder Judicial se organiza de forma similar a una pirámide. En la cúspide se encuentra el
Tribunal Supremo (TS), que es el tribunal superior de todos los órdenes y órganos
jurisdiccionales, tal como lo define el artículo 123 CE. El TS tiene la función de emitir
doctrina legal, vinculante para todos los juzgados y tribunales inferiores.
Por debajo del TS, se encuentran otros órganos jurisdiccionales, como los:
● Tribunales Superiores de Justicia (TSJ),
● Audiencia Nacional (incluyendo su reciente Sala de Apelación),
● Audiencias Provinciales,
● Juzgados de Primera Instancia,
● Juzgados de Instrucción,
● Juzgados de lo Mercantil,
● Juzgados de Violencia sobre la Mujer,
● Juzgados de lo Penal,
● Juzgados de lo Social,
● Juzgados de Menores,
● Juzgados de Vigilancia Penitenciaria,
● Juzgados de Paz.
La competencia objetiva de estos órganos se regula en los
artículos 53-103 de la LOPJ.
⭐LEX🩸
73
Es importante señalar que esta estructura jerárquica solo tiene efectos en el ámbito procesal o jurisdiccional, y no en
el gubernativo. A diferencia de lo que ocurre en la Administración, donde los superiores tienen capacidad de mando
sobre sus subordinados (como un ministro sobre los empleados de su ministerio), los magistrados del Tribunal
Supremo no son superiores jerárquicos de los demás jueces y magistrados en el sentido gubernativo.
El artículo 12.1 de la LOPJ establece que, en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, los jueces y magistrados
son independientes respecto de todos los órganos judiciales y de gobierno del Poder Judicial. Asimismo, el
artículo 12.2 aclara que los jueces superiores no pueden, fuera del cauce de los recursos, censurar o corregir la
aplicación e interpretación de las normas realizada por los jueces inferiores.
2.- Organización gubernativa
Además de la función jurisdiccional, el Poder Judicial tiene una faceta gubernativa, la cual regula su
funcionamiento interno.
- A nivel administrativo, los jueces y magistrados también son funcionarios, lo que los vincula a los
órganos de gobierno del Poder Judicial, bajo la dependencia última del Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ).
En esta relación funcionarial, los órganos de gobierno del Poder Judicial no ejercen potestad jurisdiccional,
sino que actúan bajo la potestad administrativa de autotutela, mediante la emisión de actos administrativos.
La organización gubernativa del Poder Judicial también sigue una estructura piramidal similar a la
jurisdiccional. En la cúspide se encuentra el CGPJ, en lugar del Tribunal Supremo, como ocurre en la
organización jurisdiccional.
El CGPJ ejerce todas las potestades gubernativas, incluida la disciplinaria (art. 104.2 LOPJ). Entre sus funciones
están:
● La designación, formación y promoción de jueces y magistrados.
● La inspección de Juzgados y Tribunales a nivel nacional.
● La disciplina de jueces y magistrados (art. 171 LOPJ).
Para optimizar el funcionamiento del sistema, la LOPJ ha delegado algunas funciones gubernativas y
disciplinarias en órganos inferiores, aunque el CGPJ conserva la competencia plena sobre jueces y
magistrados. Estas funciones pueden ser ejercidas por las Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, de los
Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) y de la Audiencia Nacional (AN), aunque siempre bajo subordinación
del CGPJ.
En la base de esta pirámide gubernativa se encuentran los Jueces Decanos, que tienen funciones gubernativas
limitadas, como presidir las Juntas de Jueces (art. 170 LOPJ).
● Los Presidentes de Sala también tienen facultades disciplinarias sobre los profesionales que colaboran
con el Tribunal (art. 165 LOPJ).
Asimismo, los Presidentes de las Audiencias Provinciales, de los TSJ y del Tribunal Supremo ostentan
facultades de inspección sobre los juzgados y tribunales de su demarcación.
● Sin embargo, las funciones gubernativas sobre jueces y magistrados son mayormente desempeñadas
por las Salas de Gobierno de los TSJ, que tienen competencias en áreas como la aprobación de las bases
de reparto de los asuntos, la resolución de cuestiones de funcionamiento, así como en materias
disciplinarias e incapacitación (art. 152 LOPJ).
⭐LEX🩸
74
II.- Tribunales no integrados en el Poder Judicial
Los Juzgados y Tribunales que integran el Poder Judicial están claramente definidos en el artículo 26 de la
LOPJ, e incluyen:
● Juzgados de Paz
● Juzgados de Primera Instancia e Instrucción
● Juzgados de lo Penal
● Juzgados de lo Mercantil
● Juzgados de Violencia sobre la Mujer
● Juzgados de lo Contencioso-Administrativo
● Juzgados de lo Social
● Juzgados de Menores
● Juzgados de Vigilancia Penitenciaria
● Audiencias Provinciales
● Tribunales Superiores de Justicia
● Audiencia Nacional
● Tribunal Supremo
Estos órganos forman parte del Poder Judicial y se
rigen, en términos gubernativos, por la LOPJ y, en
términos procesales, por las diversas Leyes de
Enjuiciamiento: civil, penal, contencioso-
administrativa, laboral, de menores y penitenciaria.
➔ No obstante, existen otros órganos jurisdiccionales
que, aunque ejercen la potestad jurisdiccional dentro
de sus respectivas competencias, no están integrados
en el Poder Judicial.
➔ Estos órganos no se rigen por la LOPJ, su independencia es distinta a la de jueces y magistrados del
Poder Judicial, y sus actos son dictados bajo Leyes procesales diferentes a las Leyes de Enjuiciamiento,
aunque estas últimas pueden aplicarse de manera supletoria, especialmente la LEC.
La legitimidad de estos órganos jurisdiccionales deriva de la Constitución, aunque no estén contemplados
específicamente en el Título VI sobre el Poder Judicial.
- Esto asegura que dichos órganos no constituyan Tribunales de excepción, los cuales están prohibidos
por el artículo 117.6 de la Constitución.
Estos órganos jurisdiccionales no integrados en el Poder Judicial pueden clasificarse en tres categorías:
1. Jurisdicciones especiales.
2. Tribunales especiales.
3. Tribunales supranacionales.
De esta manera, el concepto de Jurisdicción puede ser resumido en la siguiente fórmula:
JURISDICCIÓN=Poder Judicial+Tribunales Especiales+Jurisdicciones Especiales+Tribunales Supranacionales.
⭐LEX🩸
75
1.- Las Jurisdicciones especiales (remisión lección 5)
Las jurisdicciones especiales están contempladas en el artículo 117.5 de la Constitución Española y son una
excepción al principio de unidad jurisdiccional. Aunque en regímenes autocráticos se creaban diversas
jurisdicciones especiales, el precepto constitucional actual solo legitima la existencia de la jurisdicción militar.
2.- Los Tribunales especiales
Los Tribunales especiales están constituidos por:
● Tribunal Constitucional.
● Tribunal de Cuentas.
● Tribunales consuetudinarios y tradicionales.
a) Tribunal Constitucional
Previsto en el Título IX de la Constitución (arts.
159-165), el Tribunal Constitucional es el intérprete
supremo de la Constitución. Es independiente de los
demás poderes del Estado, y sus decisiones son
vinculantes incluso para el Poder Judicial. El Tribunal
Constitucional será objeto de estudio en la Lección 15.
b) Tribunal de Cuentas
El Tribunal de Cuentas, regulado en el artículo 136 CE,
es un órgano dependiente de las Cortes Generales.
Tiene la potestad de fiscalizar las cuentas y la gestión
económica del Estado, del sector público y de la
financiación de los partidos políticos. Está regulado
por la LO 2/1982 y la Ley 7/1988.
Aunque sus magistrados tienen la misma
independencia e inamovilidad que los jueces del
Poder Judicial, y ejerce potestad jurisdiccional en
juicios de cuentas y procesos de reintegro por
alcance, su naturaleza es mixta. Desempeña una
función administrativa en la fiscalización contable y
una función jurisdiccional en los procesos de
responsabilidad contable, muchos de los cuales
pueden ser recurridos ante la Sala de lo
Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo.
c) Tribunales consuetudinarios y tradicionales
Estos tribunales, previstos en el artículo 125 CE y los artículos 19.3 y 4 LOPJ, son excepciones dentro del sistema
jurisdiccional español. Los ejemplos más destacados son:
● El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia.
● El Consejo de Hombres Buenos de Murcia (reconocido por la LO 13/1999).
Estos tribunales ejercen su autoridad basada en la auctoritas, es decir, el prestigio moral de sus jueces. Sus
sentencias son generalmente acatadas voluntariamente, especialmente por los agricultores.
⭐LEX🩸
76
3.- Los Tribunales supranacionales
Los Tribunales supranacionales encuentran su legitimación constitucional en los Tratados Internacionales
suscritos por España (arts. 93-96 CE). Estos tratados implican una cesión de soberanía y la sumisión de los
españoles a la jurisdicción de estos tribunales para las materias reguladas en dichos acuerdos.
Ejemplos de tribunales supranacionales incluyen:
● Tribunal Penal Internacional, encargado de delitos como el genocidio.
● Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), cuya jurisprudencia es vinculante para los tribunales
españoles y se encarga de aplicar los Tratados de la UE mediante cuestiones prejudiciales (arts. 4 bis y 21 LOPJ).
● Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), responsable de la aplicación del Convenio Europeo de
Derechos Humanos (1950). La jurisprudencia del TEDH es vinculante para los poderes públicos españoles (art.
10.2 CE), aunque, hasta que no se transforme en el "Tribunal Constitucional Europeo", no está por encima de
nuestro Tribunal Constitucional.
III.- El Poder Judicial y las Comunidades Autónomas
A diferencia de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, que están
claramente diferenciados en la Constitución Española, el Poder Judicial
es único y pertenece exclusivamente al Estado.
● Mientras que la Constitución (artículos 148 y 149 CE) permite una
distribución de competencias entre el poder central y las
Comunidades Autónomas en los ámbitos legislativo y ejecutivo, no
ocurre lo mismo en el ámbito judicial.
● En este sentido, el artículo 117.5 CE establece el principio de unidad
jurisdiccional y el artículo 149.1.5ª CE ratifica que la competencia
exclusiva en materia judicial recae en el Estado.
En contraste con los Estados federales, donde existen Poderes
Judiciales autonómicos que coexisten con el poder judicial del Estado
central, el sistema español no contempla la existencia de tribunales
judiciales autonómicos.
● Esto significa que el Poder Judicial es único en todo el territorio, y
en la cúspide de este sistema se encuentra el Tribunal Supremo,
que es el tribunal superior de todos los órdenes jurisdiccionales
(art. 123.1 CE).
Por lo tanto, cualquier propuesta que implique la creación de Tribunales
Superiores de Casación o Consejos Regionales de Gobierno del Poder
Judicial, como lo hicieron los artículos 97, 98.3 y 100.1 del Estatuto Catalán
al definir las competencias del Consejo de Justicia de Cataluña, fue
declarada inconstitucional por la Sentencia del Tribunal Constitucional
31/2010, de 28 de junio.
Sin embargo, esto no impide que las Comunidades Autónomas puedan
ejercer ciertas competencias legítimas relacionadas con la
demarcación y planta del Poder Judicial, así como con la administración de la Administración de Justicia.
⭐LEX🩸
77
1.- La Administración de Justicia y las cláusulas subrogatorias
El artículo 149.1.5ª de la Constitución Española establece que el Estado tiene competencia exclusiva sobre la
Administración de Justicia. Esta disposición se refiere a un título competencial, lo que significa que
únicamente el Estado Central tiene la potestad de legislar y regular todo lo relacionado con la constitución,
funcionamiento y gobierno de los órganos jurisdiccionales, así como con el estatuto jurídico de jueces y
magistrados.
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Ministerio de Justicia ejercen las competencias de regulación
y ejecución en estas materias. Esto incluye:
● La constitución y funcionamiento de los Juzgados y Tribunales.
● La definición de los órdenes jurisdiccionales, la competencia objetiva de cada órgano y el ejercicio de la
potestad jurisdiccional (art. 117.3 CE).
● El gobierno de los jueces y magistrados por el CGPJ (art. 122.1 CE).
● La legislación sobre el personal al servicio de la Administración de Justicia (STC 56/1990).
● La administración de órganos supra autonómicos como el Centro de Estudios Judiciales, el Instituto de
Toxicología y la Cooperación Internacional.
La Administración de Justicia puede simplificarse con la siguiente fórmula:
Administración de Justicia = Jurisdicción (potestad jurisdiccional + autogobierno + estatuto de jueces y
magistrados) + Ministerio Fiscal + legislación sobre personal + órganos colaboradores supra autonómicos.
Cualquier propuesta de las Comunidades Autónomas que incluya la creación de tribunales autónomos, como
un Tribunal de Casación autonómico o un Consejo General Autonómico, es inconstitucional, ya que estas
facultades están reservadas exclusivamente al Estado.
● Sin embargo, para adaptarse al modelo de Estado compuesto con autonomías, muchos Estatutos de
Autonomía incluyeron las llamadas cláusulas subrogatorias, que permiten a las Comunidades
Autónomas ejercer las facultades que las Leyes Orgánicas del Poder Judicial reconozcan o atribuyan al
Gobierno del Estado.
La Sentencia del Tribunal Constitucional 56/1990 introdujo el concepto de administración de la
Administración de Justicia, diferenciando entre el núcleo duro de la Administración de Justicia (que incluye la
potestad jurisdiccional, el autogobierno y el estatuto de jueces y magistrados) y los medios personales y
materiales que sirven de soporte a este núcleo.
- Estos medios, como el personal auxiliar (funcionarios judiciales que no sean jueces, magistrados o
fiscales) y los medios materiales (infraestructuras, edificios, equipamiento), pueden ser gestionados
por las Comunidades Autónomas.
En resumen:
● El Estado tiene la competencia exclusiva sobre la potestad jurisdiccional, el autogobierno y el estatuto
de jueces y magistrados.
● Las Comunidades Autónomas pueden gestionar los medios personales y materiales relacionados con
la administración de la Justicia, bajo los límites que marca la ley.
⭐LEX🩸
78
2.- La “Administración” de la Administración de Justicia
El Ministerio de Justicia y las Comunidades Autónomas (CCAA) comparten competencias sobre los medios
materiales y personales que constituyen el soporte de la Administración de Justicia. La delimitación de estas
competencias puede abordarse mediante dos criterios: uno negativo y otro positivo.
A) Criterio negativo
● Las CCAA no tienen competencias sobre el personal jurisdiccional (jueces y magistrados), conforme al
art. 122.1 CE.
Solo tienen competencia reglamentaria y de ejecución sobre aspectos accesorios que no afecten a su
estatuto ni a la potestad jurisdiccional o independencia judicial (Disp. Ad. 1ª.2 LOPJ, interpretada por
STC 105/2000).
La competencia reglamentaria sobre jueces y magistrados pertenece exclusivamente al CGPJ (art. 110.2
LOPJ).
● Las CCAA tampoco tienen competencia legislativa sobre el personal al servicio de la Justicia, ya que dicha
competencia está reservada a la LOPJ (STC 56/1990).
● No tienen competencia sobre las materias que la LOPJ no atribuya al Gobierno, es decir, solo pueden
ejercer competencias sobre lo que la LOPJ les asigne expresamente.
● No poseen competencias sobre cuestiones supracomunitarias, como el Centro de Estudios Judiciales, el
Instituto de Toxicología, la Cooperación Internacional o la Inspección de Tribunales.
● Las cláusulas subrogatorias contempladas en los Estatutos de Autonomía limitan las competencias de
las CCAA a facultades reglamentarias y ejecutivas, no legislativas, y muchas de estas facultades aún
están compartidas con el Ministerio de Justicia.
B) Criterio positivo
Las CCAA tienen competencias exclusivas en las siguientes áreas:
1) Órganos colaboradores de la Jurisdicción con naturaleza administrativa y circunscritos a la
demarcación del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), como las Comisiones de Asistencia Gratuita (STC
97/2001).
2) Distribución de la jornada y fijación de horarios.
Según el art. 500.4 LOPJ (modificado por la LO 7/2015), el Ministerio de Justicia y las CCAA pueden, en
sus respectivos ámbitos y previa consulta con el CGPJ y las organizaciones sindicales, decretar el
horario de trabajo de la Oficina Judicial, siempre respetando el horario de audiencia pública.
3) Personal auxiliar y colaborador, como los médicos forenses, el cuerpo de gestión procesal o
administrativa, el cuerpo de tramitación procesal o administrativa y el cuerpo de auxilio judicial.
La dependencia orgánica de este personal depende de quién ostente la competencia, ya sea el
Ministerio de Justicia o las CCAA (art. 435.4.II LOPJ).
Las CCAA tienen potestades reglamentarias, ejecutivas y disciplinarias sobre dicho personal (art. 471
LOPJ).
El Ministerio de Justicia, junto con el CGPJ y las CCAA, determina las dotaciones básicas de las unidades
procesales de apoyo directo, que son las unidades de la Oficina Judicial encargadas de asistir directamente a
jueces y magistrados en sus funciones, facilitando el cumplimiento de las resoluciones judiciales (art. 437.5
LOPJ).
En cuanto a los servicios comunes procesales, que asumen tareas centralizadas de gestión y apoyo a las
actuaciones procesales, el Ministerio de Justicia y las CCAA son responsables de su diseño, creación y
organización (art. 438 LOPJ).
⭐LEX🩸
79
Las CCAA solo tienen competencia para el diseño, creación y organización de las unidades administrativas
que no estén integradas en la Oficina Judicial, pero que gestionen los recursos humanos de la Administración
de Justicia y los medios materiales, como los sistemas informáticos y las tecnologías (art. 439 LOPJ).
C) La planta y demarcación del Poder Judicial
La planta y demarcación del Poder Judicial en el ámbito territorial de las Comunidades Autónomas está
regulada por la Constitución Española en el artículo 152.1 CE, que establece la existencia de un Tribunal
Superior de Justicia (TSJ) en cada comunidad, el cual actúa como máxima instancia judicial en su territorio,
aunque sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo (TS). Además, según este
precepto, todas las instancias procesales se agotan en el territorio de la Comunidad Autónoma
correspondiente.
● Este principio implica que, salvo en materias relacionadas con el Derecho Civil Foral o la legislación
autonómica, en las cuales los TSJ actúan como Tribunales de Casación (art. 73.1 LOPJ), los TSJ tienen una
función fundamental como Tribunales de Apelación.
● La Constitución prohíbe que órganos jurisdiccionales fuera de la demarcación del TSJ conozcan de los
recursos de apelación, reforzando así el principio de agotamiento de las instancias dentro de la misma
comunidad.
El artículo 152.1 III CE también prevé la participación de las Comunidades Autónomas en la organización de las
demarcaciones judiciales, lo que se refleja en sus Estatutos de Autonomía. Esta disposición constitucional,
junto con la LOPJ (art. 35) y la Ley 38/1988 de Demarcación y Planta, regula la participación de las CCAA en la
organización territorial del Poder Judicial.
Principales aspectos de la planta y demarcación del Poder Judicial:
a) Competencias exclusivas del Estado:
● El Estado tiene la competencia exclusiva para establecer los órdenes jurisdiccionales y la competencia
objetiva de los Juzgados y Tribunales, tal como se establece en los artículos 122.1 CE (facultad de la LOPJ)
y 24.2 CE (derecho al Juez legal).
● La fijación del número de órganos, sus clases y su naturaleza también corresponde al Estado, a través
del Ministerio de Justicia, según lo establecido por las SSTC 56/1990 y 62/1990 y la LO 38/1988.
b) Competencias de las Comunidades Autónomas: Las CCAA tienen competencia en los siguientes
aspectos relacionados con la planta y demarcación del Poder Judicial:
● Emitir informes sobre los Anteproyectos de Demarcación Judicial y sobre los Proyectos de creación,
modificación, supresión o especialización de los órganos jurisdiccionales en su territorio.
● Determinar la capitalidad de los partidos judiciales.
● Participar en el nombramiento de la terna de juristas para las Salas Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia (TSJ).
● Decidir sobre la sede y edificios de los TSJ, Audiencias Provinciales (AP), Juzgados con competencia
provincial y Juzgados de Vigilancia Penitenciaria.
● Proveer los recursos de los Juzgados y Tribunales en su demarcación.
Este esquema de competencias demuestra que, aunque el Estado mantiene el control sobre los aspectos más
fundamentales de la organización judicial, las Comunidades Autónomas también juegan un papel importante
en la administración de la planta y demarcación del Poder Judicial en sus territorios.
⭐LEX🩸
80
IV.- La responsabilidad del Estado por el funcionamiento de
la Justicia
El artículo 121 de la Constitución Española establece que los daños causados por error judicial o por el
funcionamiento anormal de la Administración de Justicia otorgan a los ciudadanos el derecho a una
indemnización a cargo del Estado. Este régimen de responsabilidad se asemeja a la responsabilidad
patrimonial de la Administración Pública y está regulado en los artículos 292-296 de la LOPJ.
Notas esenciales de este régimen de responsabilidad:
A) Ámbito de aplicación:
● El daño debe provenir del Poder Judicial
en sentido amplio (latu sensu), lo que
incluye no solo los actos procesales de
jueces y tribunales, sino también los actos
del personal auxiliar y colaborador de la
jurisdicción, como la Policía Judicial.
● No se incluyen los daños causados por el
Ministerio Fiscal, la Abogacía del Estado,
abogados, procuradores u otros
intervinientes en el proceso.
B) Naturaleza del daño:
● El daño debe ser efectivo, evaluable
económicamente e individualizado en
relación con una persona o grupo de
personas (art. 292.2 LOPJ).
● No se indemnizan los daños que el
justiciable deba soportar, ni los
ocasionados por conducta dolosa o
negligente del particular (art. 295 LOPJ).
● El daño resarcible puede incluir tanto
daños físicos como morales, daño
emergente y lucro cesante.
C) Títulos de imputación:
● El Estado es responsable por los errores
judiciales, el funcionamiento anormal de
la justicia y la prisión provisional ilegal por
inexistencia del hecho (arts. 293 y 294
LOPJ).
● La responsabilidad del Estado es directa, y
solo en casos de dolo o culpa grave del juez
o magistrado, el Estado puede reclamar al
responsable una vez indemnizado el
perjudicado (art. 296 LOPJ).
⭐LEX🩸
81
D) Procedimiento para exigir la responsabilidad:
1. Por error judicial:
○ Se deben agotar todos los recursos judiciales contra la resolución que causó el daño.
○ La acción debe ejercitarse dentro de los tres meses desde que pudo ejercitarse.
○ La petición se presenta ante la Sala del Tribunal Supremo (TS) del mismo orden jurisdiccional que el
órgano causante del daño.
○ La pretensión se tramita como un recurso de revisión con audiencia del Ministerio Fiscal y de la
Abogacía del Estado.
○ Si el TS reconoce el error, el interesado debe dirigirse al Ministerio de Justicia para solicitar la
indemnización.
2. Por funcionamiento anormal de la justicia:
○ El procedimiento es más sencillo. La solicitud se presenta directamente ante el Ministerio de
Justicia, siguiendo las normas generales de responsabilidad patrimonial del Estado.
○ Si la solicitud es denegada, se puede recurrir ante la jurisdicción contencioso-administrativa.
Críticas al sistema:
● Limitaciones en la indemnización para
presos preventivos: Los autos de
sobreseimiento libre por inexistencia
del hecho son raros, lo que deja muchos
casos sin compensación.
● Complejidad del proceso por error
judicial: Es un proceso largo, que
implica un recurso ante el TS, luego una
solicitud al Ministerio de Justicia y, si es
denegada, un recurso ante la Audiencia
Nacional, con posibilidad de recurrir
nuevamente en casación ante el TS.
● Dilaciones indebidas: El Tribunal
Europeo de Derechos Humanos (TEDH)
puede condenar directamente al Estado
español a indemnizar por dilaciones
indebidas, mientras que los órganos
jurisdiccionales españoles, incluido el
Tribunal Constitucional, solo pueden
emitir sentencias declarativas sin
efectos indemnizatorios.
⭐LEX🩸
82
Lección 9
Los Juzgados y Tribunales
I.- Determinación
⭐LEX🩸: Vamos a dejar las cosas claras desde el comienzo. Esta lección es la más brutal de toda la asignatura, no tiene
muchas cosas por resumir, es una base de datos de cuales son los órganos judiciales y cuales son los temas que conocen,
por lo que en este resumen hice lo que pude para hacerlo compacto, pero vamos, es lo que es. Igual este video ayuda.
De acuerdo con el artículo 122.1 de la Constitución, la Ley Orgánica del Poder Judicial es la encargada de
determinar la constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales.
- Este precepto debe complementarse con el artículo
149.1.5ª CE, que otorga al Estado la competencia
exclusiva sobre la Administración de Justicia, y con el
artículo 24.2 CE, que consagra el derecho
fundamental al Juez ordinario predeterminado por la
Ley. Esto significa que los órganos judiciales deben
haber sido creados previamente por una norma
jurídica para garantizar dicho derecho.
La potestad jurisdiccional, es decir, la facultad para juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado, solo puede ser ejercida por
ciertos órganos del Estado que hayan sido creados
mediante la LOPJ.
Según el artículo 26 LOPJ, estos Juzgados y Tribunales que
ejercen la potestad jurisdiccional son:
● Juzgados de Paz
● Juzgados de Primera Instancia e Instrucción
● Juzgados de lo Mercantil
● Juzgados de Violencia sobre la Mujer
● Juzgados de lo Penal
● Juzgados de lo Contencioso-Administrativo
● Juzgados de lo Social
● Juzgados de Menores
● Juzgados de Vigilancia Penitenciaria
● Audiencias Provinciales
● Tribunales Superiores de Justicia
● Audiencia Nacional
● Tribunal Supremo
Desde una perspectiva técnica, el término Juzgados se
refiere a los órganos jurisdiccionales unipersonales,
mientras que el término Tribunales designa a los órganos
colegiados, dentro de los cuales se incluyen las Audiencias.
⭐LEX🩸
83
II.- Órdenes Jurisdiccionales
El artículo 117.5 CE establece el principio de unidad jurisdiccional, que sirve como base para la organización y
funcionamiento de los tribunales, y prohíbe la existencia de jurisdicciones especiales, es decir, tribunales que
operen fuera de la jurisdicción ordinaria.
- Dentro de este Poder Judicial único, se permite la especialización en la aplicación del Derecho material,
lo que da lugar a la existencia de cuatro órdenes jurisdiccionales principales en España: civil, penal,
contencioso-administrativo y social. Cada uno de estos órdenes tiene su propio ámbito de
competencia, que se detalla en los artículos 9 y 21-25 de la LOPJ.
1.- Orden Civil
El orden jurisdiccional civil es responsable de los litigios derivados de relaciones jurídico-materiales regidas
por el derecho privado, tanto civil como mercantil. En caso de que alguna materia no esté expresamente
atribuida a otro orden jurisdiccional, los tribunales civiles serán los competentes, según la cláusula residual de
atribución genérica de competencia (art. 9.2 LOPJ). Los órganos que integran este orden son:
● Juzgados de Paz
● Juzgados de Primera Instancia
● Juzgados de lo Mercantil
● Audiencias Provinciales (Secciones Civiles)
● Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal)
● Tribunal Supremo (Sala 1ª)
2.- Orden Penal
El orden jurisdiccional penal, de acuerdo con los artículos 9.3 LOPJ y 10 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
(LECrim), conoce de las causas y juicios criminales. Este orden se ocupa de la investigación y enjuiciamiento
de conductas tipificadas como delitos en el Código Penal y en leyes especiales, actuando así el ius puniendi del
Estado. Quedan exceptuados del conocimiento de los tribunales ordinarios los delitos que corresponden a la
Jurisdicción Militar, que es la única jurisdicción especial legitimada por la Constitución, siempre que limite su
actuación al ámbito estrictamente castrense (art. 117.5 CE).
En el orden penal, al igual que en otros órdenes jurisdiccionales, hay órganos unipersonales y colegiados:
● Órganos unipersonales:
○ Juzgados de Paz
○ Juzgados de Instrucción y Centrales de Instrucción
○ Juzgados de Violencia sobre la Mujer
○ Juzgados de lo Penal y Centrales de lo Penal
○ Juzgados de Menores y Central de Menores
● Órganos colegiados:
○ Audiencias Provinciales (Secciones de lo Penal)
○ Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal)
○ Audiencia Nacional (Sala de lo Penal)
○ Tribunal Supremo (Sala 2ª)
También pertenecen al orden penal los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y el Juzgado Central de
Vigilancia Penitenciaria. Además, en casos de responsabilidad penal de autoridades militares aforadas al
Tribunal Supremo, la competencia recae en su Sala 5ª o de lo Militar.
⭐LEX🩸
84
3.- Orden Contencioso-Administrativo
El orden jurisdiccional contencioso-administrativo es competente para conocer de las pretensiones
relacionadas con la actuación de las Administraciones públicas que esté sujeta al derecho administrativo.
Además, incluye:
● La revisión de disposiciones de rango inferior a la Ley y de reales decretos (es decir, los reglamentos)..
● Los recursos contra la inactividad de la Administración o contra actuaciones que constituyan vías de
hecho (ya expliqué esto en la página 43 de este resumen).
● Las demandas relacionadas con la responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas y del
personal a su servicio, sin importar la naturaleza de la actividad o el tipo de relación de la que se derive.
Los órganos que forman parte del orden contencioso-administrativo son:
● Juzgados de lo Contencioso-Administrativo
● Salas de lo Contencioso-Administrativo de los Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia
Nacional
● Sala 3ª del Tribunal Supremo
4.- Orden Social
El orden jurisdiccional social es el encargado de conocer los
conflictos laborales, tanto individuales como colectivos, así
como las pretensiones relacionadas con la Seguridad Social.
Los órganos que integran el orden social son:
● Juzgados de lo Social
● Sala de lo Social de los Tribunales Superiores de
Justicia y de la Audiencia Nacional
● Sala 4ª del Tribunal Supremo
⭐LEX🩸: El principio de unidad jurisdiccional significa que en
España solo hay un Poder Judicial, lo que garantiza que todos los
tribunales están organizados de manera uniforme, impidiendo
también que existan tribunales especiales fuera de lo que la ley
prevé. Ahora, a pesar de de este principio de unidad, la ley permite
que dentro del Poder Judicial existan diferentes “órdenes”
especializados según el tipo de asunto a resolver, que son los 4
principales: Siendo el Civil, encargado de resolver conflictos entre
particulares, disputas sobre contratos, herencias, compraventas
etc., y si algún tema no está claramente asignado a otro orden, los
tribunales civiles lo resolverán; Penal, que trata los delitos, robos,
homicidios, fraudes, etc, sin embargo, la jurisdicción militar es
una excepción y se encarga de los delitos en el ámbito castrense;
Contencioso-Administrativo, que resuelve disputas entre los
ciudadanos y la Administración Pública, como cuando alguien
impugna una multa de tráfico o reclama una indemnización por
daños causados por una acción administrativa; Social, que se
ocupa de los conflictos laborales, como despidos, salarios o
cuestiones de Seguridad Social.
⭐LEX🩸
85
III.- DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LOS ÓRGANOS
JUDICIALES
El Estado español se organiza territorialmente para fines judiciales en municipios, partidos judiciales,
provincias, Comunidades Autónomas y todo el Estado (art. 30 LOPJ).
● Esta estructura se refleja en la organización de los órganos judiciales, los cuales se distribuyen en
función de las circunscripciones territoriales establecidas por la Ley de Demarcación y Planta Judicial
(Ley 38/1988, LDYPJ). Los diferentes niveles de circunscripción territorial son los siguientes:
1.- Órganos jurisdiccionales
nacionales
Estos órganos extienden su jurisdicción a todo el
territorio nacional. Incluyen (art. 1 LDYPJ):
● Tribunal Supremo
● Audiencia Nacional
● Juzgados Centrales de Instrucción
● Juzgados Centrales de lo Penal
● Juzgados Centrales de lo
Contencioso-Administrativo
● Juzgados Centrales de Vigilancia Penitenciaria
● Juzgado Central de Menores
2.- Órganos jurisdiccionales de las
Comunidades Autónomas
Los Tribunales Superiores de Justicia son los
órganos encargados de la jurisdicción en el ámbito
territorial de cada Comunidad Autónoma.
● Excepciones a esta regla son las ciudades de
Ceuta y Melilla, que están bajo la jurisdicción del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Además, en algunas Comunidades Autónomas,
como Andalucía, Canarias y Castilla y León, las
Salas de lo Contencioso-Administrativo y de lo
Social están duplicadas para gestionar la
jurisdicción dentro de la propia comunidad (art. 2
LDYPJ).
⭐LEX🩸
86
3.- Órganos jurisdiccionales provinciales
Estos órganos tienen jurisdicción en el ámbito territorial de su respectiva provincia, como:
● Audiencias Provinciales
● Juzgados de lo Penal
● Juzgados de lo Contencioso-Administrativo
● Juzgados de lo Social
● Juzgados de Vigilancia Penitenciaria
● Juzgados de Menores
● Juzgados de lo Mercantil
Dependiendo de las necesidades geográficas o de población, estos juzgados pueden tener una jurisdicción más
amplia o limitada a uno o varios partidos judiciales (art. 3 LDYPJ).
4.- Juzgados de partido
El partido judicial es una unidad territorial formada por uno o más municipios limítrofes dentro de la misma
provincia. A veces, puede coincidir con el territorio de una provincia (art. 32 LOPJ). En este ámbito territorial
operan:
● Juzgados de Primera Instancia e Instrucción
● Juzgados de Violencia sobre la Mujer
Es posible que los Juzgados de Violencia sobre la Mujer puedan atender a más de un partido judicial,
dependiendo de las circunstancias demográficas o geográficas (art. 4 LDYPJ).
5.- Juzgados de municipio
Por último, los Juzgados de Paz tienen jurisdicción en el término municipal donde se encuentran, tomando el
nombre del municipio correspondiente (art. 5 LDYPJ).
⭐LEX🩸
87
IV.- LA ORGANIZACIÓN DE LOS ÓRGANOS COLEGIADOS EN
SALAS Y SECCIONES
La complejidad y especialización del ordenamiento jurídico ha llevado a organizar los órganos judiciales
colegiados en Salas y/o Secciones. Esto permite que se atribuya el conocimiento de determinadas materias a
partes específicas dentro de cada órgano, optimizando el tratamiento de casos especializados.
1.-Tribunal Supremo
El Tribunal Supremo está compuesto por las siguientes Salas (art. 55 LOPJ):
● Sala Primera: Civil
● Sala Segunda: Penal
● Sala Tercera: Contencioso-Administrativo
● Sala Cuarta: Social
● Sala Quinta: Militar
2.- Audiencia Nacional
La Audiencia Nacional se organiza en las siguientes Salas (art. 64 LOPJ):
● Sala de Apelación
● Sala de lo Penal
● Sala de lo Contencioso-Administrativo
● Sala de lo Social
3.- Tribunales Superiores de Justicia
Los Tribunales Superiores de Justicia están organizados en tres Salas (art. 72 LOPJ):
● Sala de lo Civil y Penal
● Sala de lo Contencioso-Administrativo
● Sala de lo Social
4.- Audiencias Provinciales
En las Audiencias Provinciales, no existen Salas, sino Secciones. Estas pueden estar compuestas por 2 o más
Secciones especializadas (art. 81.1 LOPJ). Es habitual encontrar Secciones civiles y Secciones penales en las
Audiencias Provinciales.
5.- Secciones en los Tribunales
Además, la LOPJ contempla la existencia de Secciones en las Salas de los Tribunales, tales como:
● Tribunal Supremo (art. 54 LOPJ)
● Audiencia Nacional (art. 63.1 LOPJ)
● Tribunales Superiores de Justicia (art. 72.2 LOPJ)
Se distingue entre:
● Secciones orgánicas, previstas expresamente en la ley, como ocurre en las Audiencias Provinciales y en
la Audiencia Nacional, donde se asignan presidentes de sección de forma concreta.
● Secciones funcionales, que no están previstas de manera expresa por la ley, pero permiten que las
Salas de tribunales como el Tribunal Supremo y los Tribunales Superiores de Justicia actúen a través de
estas secciones.
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V.- DISTRIBUCIÓN DE LOS ASUNTOS ENTRE LOS DISTINTOS
ÓRDENES JURISDICCIONALES Y JUZGADOS Y TRIBUNALES
1.- Orden Jurisdiccional Civil
A) Tribunal Supremo (Sala de lo Civil)
El Tribunal Supremo, con sede en Madrid y jurisdicción en toda España, es el órgano jurisdiccional superior en
todos los órdenes, salvo en lo referente a garantías constitucionales (arts. 123 CE y 53 LOPJ).
- Su función principal es actuar como Tribunal de casación, lo que lo legitima para garantizar la
aplicación uniforme de las leyes y establecer doctrina legal a través de la interpretación de las normas.
Su estructura incluye cinco Salas especializadas, entre las que se encuentra la Sala de lo Civil (Sala 1ª),
encargada de los asuntos civiles.
● Además, el Tribunal Supremo cuenta con una sala específica, la Sala del art. 61, compuesta por el
Presidente del Tribunal Supremo, los Presidentes de Sala y dos Magistrados de cada Sala.
● Esta Sala tiene competencias específicas, como la declaración de ilegalidad de partidos políticos y la
resolución de incidentes de recusación de altos cargos judiciales.
Competencias de la Sala de lo Civil (Sala 1ª)
La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo tiene las siguientes competencias (art. 56 LOPJ):
● Recursos de casación y revisión: Conoce de los recursos de casación, revisión y otros recursos
extraordinarios en materia civil, según lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC). Estos
recursos permiten la revisión de sentencias y resoluciones en casos específicos, con el objetivo de
unificar la interpretación de la ley.
● Demandas de responsabilidad civil: Se encarga de las demandas de responsabilidad civil contra altos
cargos del Estado por hechos ocurridos en el ejercicio de sus funciones. Entre las autoridades que
pueden ser demandadas ante esta Sala se incluyen:
○ Presidente del Gobierno
○ Presidentes del Congreso y del Senado
○ Presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ
○ Presidente del Tribunal Constitucional
○ Miembros del Gobierno
○ Diputados y Senadores
○ Vocales del CGPJ
○ Magistrados del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo
○ Presidentes de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia
○ Fiscal General del Estado
○ Presidentes y Consejeros del Tribunal de Cuentas y del Consejo de Estado
○ Defensor del Pueblo
○ Presidentes y Consejeros de Comunidades Autónomas, en los casos que así lo establezcan sus
respectivos Estatutos de Autonomía.
● Responsabilidad civil de Magistrados: También es competente para conocer de las demandas de
responsabilidad civil contra Magistrados de la Audiencia Nacional o de los Tribunales Superiores de
Justicia por hechos relacionados con el ejercicio de sus funciones.
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89
B) Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal)
Los Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) culminan la organización judicial en el ámbito de la Comunidad
Autónoma, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo. Aunque llevan el nombre de la
Comunidad Autónoma en la que se encuentran y su sede se determina en el Estatuto de Autonomía, los TSJ no
son órganos judiciales autonómicos como en los Estados federales, ya que el Poder Judicial es único (art. 117.5 CE)
y la Administración de Justicia es competencia exclusiva del Estado (art. 149.1.5ª CE). Por lo tanto, los TSJ
pertenecen al Poder Judicial del Estado español.
Competencias de la Sala de lo Civil del TSJ (art. 73.1 y 2 LOPJ):
1. Recurso de Casación:
○ La Sala de lo Civil del TSJ conoce del recurso de casación en casos donde las resoluciones de los
órganos jurisdiccionales del orden civil, con sede en la Comunidad Autónoma, infringen normas del
Derecho Civil, Foral o especial de dicha Comunidad. Esta competencia se otorga siempre que el
Estatuto de Autonomía correspondiente lo haya previsto.
2. Recurso Extraordinario de Revisión:
○ También conoce del recurso extraordinario de revisión contra sentencias dictadas por órganos
jurisdiccionales civiles de la Comunidad Autónoma en asuntos relacionados con el Derecho Civil,
Foral o especial propio de la misma, siempre que el Estatuto de Autonomía lo prevea.
3. Arbitraje y Exequátur:
○ La Sala tiene competencias en funciones de apoyo y
control del arbitraje establecidas por la Ley, así como en
las solicitudes de exequátur (reconocimiento y ejecución)
de laudos o resoluciones arbitrales extranjeros, salvo que,
por tratados o normas de la Unión Europea, corresponda
su conocimiento a otro órgano jurisdiccional.
4. Responsabilidad Civil de Altos Cargos Autonómicos:
○ En única instancia, conoce de las demandas de
responsabilidad civil contra el Presidente y los miembros
del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma, así
como contra los miembros de la Asamblea Legislativa,
cuando el Estatuto de Autonomía no atribuya esta
competencia al Tribunal Supremo.
5. Responsabilidad Civil de Magistrados de Audiencias
Provinciales:
○ La Sala conoce también en única instancia de las
demandas de responsabilidad civil contra todos o la mayor
parte de los Magistrados de una Audiencia Provincial o de
sus Secciones, cuando los hechos hayan sido cometidos en
el ejercicio de sus funciones.
6. Cuestiones de Competencia:
○ Finalmente, resuelve las cuestiones de competencia entre
órganos jurisdiccionales civiles de la Comunidad
Autónoma que no tengan otro superior común.
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C) Audiencias Provinciales (Secciones Civiles)
Las Audiencias Provinciales actúan como Tribunales de Apelación en el orden civil y como mixtos, de
apelación o de instancia, en el orden penal. Extienden su competencia en el territorio de una provincia y su
sede está en la capital provincial. Sin embargo, pueden crearse secciones destacadas y permanentes en otras
ciudades para cubrir uno o varios partidos judiciales (art. 80 LOPJ).
Las Secciones Civiles de las Audiencias Provinciales conocen de una variedad de asuntos en el orden civil, de
acuerdo con el art. 82.2 LOPJ. Sus competencias incluyen:
1. Recursos de apelación contra resoluciones dictadas en primera instancia por los Juzgados de Primera
Instancia de la provincia:
○ En recursos derivados de juicios verbales por cuantía cuando el
valor del bien en litigio es superior a 3.000 euros e inferior a
15.000 euros (art. 250.2 LEC). Si el bien litigioso tiene un valor
inferior a 3.000 euros, no procede el recurso de apelación (art.
455.1 LEC).
○ Para los recursos dentro de este rango, la Audiencia se constituirá
con un solo Magistrado.
2. Recursos contra resoluciones dictadas en primera instancia por los
Juzgados de lo Mercantil:
○ Con excepción de las resoluciones en incidentes concursales en
materia laboral, las Audiencias Provinciales conocen de los
recursos interpuestos contra las resoluciones de estos juzgados.
Para ello, una o varias de sus Secciones deben estar
especializadas conforme al art. 98 LOPJ.
○ También conocen de los recursos contra resoluciones que agoten
la vía administrativa en materia de propiedad industrial, dictadas
por la Oficina Española de Patentes y Marcas.
○ La Audiencia Provincial de Alicante, en sus Secciones
especializadas en materia mercantil, tiene una competencia
exclusiva en segunda instancia sobre marca comunitaria, dibujos
y modelos comunitarios. A efectos de esta competencia, su
jurisdicción se extiende a todo el territorio nacional y, en este
contexto, se denominan Tribunales de Marca Comunitaria.
3. Recursos en materia civil interpuestos contra resoluciones dictadas
por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer de la provincia:
○ Para estos casos, es posible que alguna o algunas de las Secciones
de la Audiencia Provincial se especialicen en esta materia.
4. Cuestiones de competencia en materia civil y penal:
○ La Audiencia Provincial resuelve las cuestiones de competencia
entre los juzgados de la provincia que no tengan otro superior
común, y las recusaciones de sus magistrados cuando la
competencia no esté atribuida a la sala especial existente a estos
efectos en los Tribunales Superiores de Justicia.
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91
D) Juzgados de Primera Instancia
Los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción tienen su sede en la capital del partido judicial y su
jurisdicción abarca dicho partido (art. 84 LOPJ).
● Originalmente diseñados para ejercer tanto en materia civil como en materia penal, la Ley de
Demarcación y Planta Judicial (LDYPJ) permite que, por razones de carga de trabajo, se distingan dos
tipos de juzgados: los Juzgados de Primera Instancia (competentes en asuntos civiles) y los Juzgados
de Instrucción (que se ocupan de la instrucción de causas penales y del enjuiciamiento de delitos
leves). Dependiendo del partido judicial, pueden existir juzgados mixtos o separados para cada materia.
Cuando en una demarcación judicial existe una pluralidad de Juzgados de Primera Instancia, el art. 98 LOPJ
faculta al CGPJ para que autorice la especialización de determinados juzgados en materias específicas, como
por ejemplo los Juzgados de Familia, excluyendo a los demás.
● Los Juzgados de Instrucción no pueden ser objeto de esta especialización.
Los Juzgados de Primera Instancia tienen las siguientes competencias en el orden civil, según el art. 85 LOPJ:
1. Primera instancia: Son competentes para conocer en primera instancia de los juicios civiles que no
estén atribuidos específicamente a otros juzgados o tribunales, es decir, ostentan una competencia
genérica en asuntos civiles (art. 45 LEC), excepto los que sean competencia de los Juzgados de Paz y de
los Juzgados especializados (art. 98 LOPJ y art. 46 LEC).
2. Actos de jurisdicción voluntaria: Conocen de los actos de jurisdicción voluntaria en los términos que
prevean las leyes, como se establece en la Ley 15/2015, de 2 de julio, sobre jurisdicción voluntaria.
3. Recursos contra resoluciones de los Juzgados de Paz: Tienen competencia para resolver los recursos
que la ley establezca contra las resoluciones de los Juzgados de Paz dentro del partido judicial.
4. Cuestiones de competencia: Pueden resolver cuestiones de competencia en materia civil entre los
Juzgados de Paz del partido judicial.
5. Reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras: Son competentes para conocer de las
solicitudes de reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras, así como de la ejecución de
laudos o resoluciones arbitrales extranjeras, a menos que las normas internacionales o tratados
dispongan que su conocimiento corresponda a otro juzgado o tribunal.
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E) Juzgados de lo Mercantil
Los Juzgados de lo Mercantil son órganos especializados del orden jurisdiccional civil, cuya jurisdicción se
extiende a toda la provincia, con sede en su capital. Estos juzgados se crean para abordar de manera
permanente cuestiones relacionadas con el derecho mercantil y concursal. De acuerdo con el art. 19 bis de la Ley
de Demarcación y Planta Judicial (LDYPJ), la creación de estos juzgados puede realizarse mediante 3
modalidades:
1. Creación de Juzgados específicos de lo Mercantil.
2. Transformación de Juzgados de Primera Instancia o Juzgados de Primera Instancia e Instrucción en
Juzgados de lo Mercantil.
3. Compatibilización en un mismo juzgado de las materias mercantiles junto con las de la jurisdicción
civil.
Competencias en materia de concursos de acreedores
Los Juzgados de lo Mercantil tienen competencias
exclusivas en la tramitación de procedimientos
concursales, independientemente de si el deudor
tiene una naturaleza civil o mercantil, de los
planes de reestructuración y del procedimiento
especial para microempresas, tal como establece
la legislación concursal.
En particular, la Ley 16/2022, de 5 de septiembre,
que reforma el texto refundido de la Ley
Concursal, establece que el Juez del concurso
tendrá jurisdicción exclusiva y excluyente sobre:
● Acciones civiles que afecten al patrimonio
del concursado, excepto aquellas
relacionadas con personas con
discapacidad, filiación, matrimonio y
menores.
● Ejecuciones relativas a créditos
concursales o contra la masa sobre bienes
y derechos del concursado.
● Determinación de la necesidad de bienes o
derechos para la continuidad de la
actividad empresarial del deudor.
● Declaración de sucesión de empresa en la
transmisión de unidades productivas.
● Medidas cautelares que afecten a los
bienes del concursado, excepto las
relacionadas con personas con
discapacidad, filiación, matrimonio y
menores.
● Otras materias previstas en la legislación
concursal.
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Competencias exclusivas del Juez del concurso
● Si el deudor es persona natural, el Juez del concurso
también tiene competencia exclusiva para:
○ Decisiones relativas a la asistencia jurídica gratuita.
○ Disolución y liquidación de la sociedad o comunidad
conyugal.
● Si el deudor es persona jurídica, el Juez del concurso
tiene competencia exclusiva para:
○ Reclamación de deudas sociales contra socios
responsables subsidiarios.
○ Acciones de responsabilidad contra administradores
o liquidadores por daños a la sociedad concursada.
○ Acciones de responsabilidad contra auditores por
daños causados a la sociedad concursada.
Otras competencias en materia mercantil
Los Juzgados de lo Mercantil también conocen de materias
relacionadas con:
● Propiedad intelectual e industrial, competencia desleal,
publicidad, y sociedades mercantiles y cooperativas.
● Transporte aéreo y marítimo, tanto nacional como
internacional.
● Derecho de la competencia: en relación con la
aplicación de los artículos 81 y 82 del Tratado de la
Comunidad Europea y los artículos 1 y 2 de la Ley
15/2007, de Defensa de la Competencia.
● Calificaciones de los registradores mercantiles y
recursos contra resoluciones de la Dirección General de
Seguridad Jurídica y Fe Pública.
F) Juzgados de Paz
Los Juzgados de Paz están presentes en aquellos municipios
donde no existe un Juzgado de Primera Instancia e
Instrucción, y su demarcación abarca únicamente el
municipio donde se encuentran. Estos juzgados están
administrados por Jueces de Paz, quienes no necesariamente
deben ser licenciados en Derecho y se caracterizan por su
competencia limitada a asuntos de pequeña cuantía o
importancia, tanto en el ámbito civil como penal.
En el orden civil, los Juzgados de Paz son competentes para
conocer, en primera instancia, de los asuntos cuya cuantía no
supere los 90 euros, siempre que no deban tramitarse por los
procedimientos del juicio verbal por razón de la materia (art.
47 LEC).
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2.- Orden Jurisdiccional Penal
A) Tribunal Supremo (Sala de lo Penal)
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (Sala 2ª) tiene un papel crucial en el sistema de justicia penal de
España, ya que su competencia abarca diversos aspectos procesales y materiales en este ámbito. Según el art.
57 de la LOPJ, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo es competente para conocer de:
● Recursos de casación, revisión y otros extraordinarios en materia penal: Esta Sala resuelve recursos
de casación, que son un mecanismo para garantizar la correcta interpretación y aplicación del derecho,
así como otros recursos extraordinarios establecidos en la ley procesal penal.
● Instrucción y enjuiciamiento de causas contra altos cargos: La Sala de lo Penal tiene la
responsabilidad de investigar y juzgar a altos cargos del Estado, entre ellos:
○ Presidente del Gobierno.
○ Presidentes del Congreso y del Senado.
○ Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial.
○ Presidente del Tribunal Constitucional.
○ Miembros del Gobierno.
○ Diputados y Senadores.
○ Vocales del Consejo General del Poder Judicial.
○ Magistrados del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo.
○ Presidente de la Audiencia Nacional y de sus Salas.
○ Presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia.
○ Fiscal General del Estado y Fiscales de Sala del Tribunal Supremo.
○ Presidente y Consejeros del Tribunal de Cuentas.
○ Presidente y Consejeros del Consejo de Estado.
○ Defensor del Pueblo.
○ Cargos que, en su caso, determinen los Estatutos de Autonomía de las Comunidades
Autónomas.
● Instrucción y enjuiciamiento de causas contra
magistrados y fiscales europeos delegados: Además
de los altos cargos mencionados, la Sala de lo Penal del
Tribunal Supremo tiene competencia sobre los
magistrados de la Audiencia Nacional, de un Tribunal
Superior de Justicia, o sobre los Fiscales Europeos
delegados.
● Otros asuntos atribuidos por la Ley: Además de lo
anterior, la Sala de lo Penal conocerá de otros asuntos
que le atribuyan la LOPJ u otras leyes.
● Procedimientos de decomiso autónomo: La Sala
también tiene competencia para los procedimientos de
decomiso autónomo, relacionados con los delitos que
estén bajo su jurisdicción.
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B) Audiencia Nacional (Sala de Apelación y de lo Penal)
La Audiencia Nacional, con sede en Madrid y jurisdicción en todo el territorio español, se distingue del
Tribunal Supremo en que no es un órgano de casación, sino que actúa como Tribunal de Apelación o de
instancia sobre materias específicas que le han sido confiadas por la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ).
A) Sala de Apelación de la Audiencia Nacional
La Sala de Apelación de la Audiencia Nacional conoce de los recursos de apelación que se interpongan contra:
● Autos que finalicen un proceso por falta de jurisdicción o sobreseimiento libre.
● Sentencias dictadas por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en primera instancia.
(Art. 846 ter 1 LECrim)
B) Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional tiene competencias específicas (art. 65 LOPJ), y se encarga del
enjuiciamiento de los siguientes delitos, salvo que la competencia corresponda a los Juzgados Centrales de lo
Penal:
● Delitos contra el Titular de la Corona, su Consorte,
Sucesor, altos organismos de la Nación y la forma
de Gobierno.
● Falsificación de moneda, fabricación de tarjetas
de crédito y débito falsas, cheques de viajero
falsos o cualquier otro instrumento de pago
distinto del efectivo, cuando sean cometidos por
organizaciones o grupos criminales.
● Defraudaciones y maquinaciones para alterar el
precio de bienes o servicios que puedan tener
grave repercusión en la seguridad del tráfico
mercantil, en la economía nacional o causar
perjuicio patrimonial en una generalidad de
personas en el territorio de más de una audiencia.
● Tráfico de drogas, fraudes alimentarios o de
sustancias farmacéuticas o medicinales,
cometidos por bandas o grupos organizados, y
que produzcan efectos en varias audiencias.
● Delitos cometidos fuera del territorio nacional,
cuando conforme a las leyes o tratados
internacionales corresponda su enjuiciamiento a
tribunales españoles.
● Delitos atribuidos a la Fiscalía Europea, conforme
a los artículos 22 y 25 del Reglamento (UE)
2017/1939 del Consejo, cuando la Fiscalía Europea
decida ejercer su competencia.
● Contrabando de material de defensa, otros
materiales y productos de doble uso.
● La Sala de lo Penal extiende su competencia a delitos conexos con los anteriores.
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Además de lo anterior, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional también tiene competencia para conocer
de:
● Procedimientos penales iniciados en el extranjero, la ejecución de sentencias dictadas por tribunales
extranjeros y el cumplimiento de penas impuestas por tribunales extranjeros, cuando, en virtud de
tratados internacionales, corresponda a España continuar un procedimiento penal iniciado en el
extranjero.
● Cuestiones de cesión de jurisdicción penal derivadas de Tratados Internacionales en los que España
sea parte.
● Recursos relacionados con instrumentos de reconocimiento mutuo de resoluciones penales de la
Unión Europea.
● Procedimientos judiciales de extradición pasiva, independientemente del lugar de residencia o
detención del afectado.
● Recursos contra las sentencias y resoluciones de los Juzgados Centrales de lo Penal, los Juzgados
Centrales de Instrucción, los Juzgados Centrales de Menores, y Juzgados Centrales de Vigilancia
Penitenciaria.
● Procedimientos de decomiso autónomo por delitos dentro de su competencia.
● Delitos de terrorismo, junto a otros delitos que le sean atribuidos por la ley.
C) Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal)
La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia tiene las
siguientes competencias (art. 73.3 LOPJ):
● Conocer de las causas penales que los Estatutos de
Autonomía reserven a los Tribunales Superiores de Justicia.
● Instrucción y fallo de causas penales contra Jueces,
Magistrados y miembros del Ministerio Fiscal por delitos
cometidos en el ejercicio de sus cargos en la Comunidad
Autónoma, siempre que esta atribución no corresponda al
Tribunal Supremo.
● Conocer de los recursos de apelación contra sentencias
dictadas en primera instancia por el Magistrado-Presidente
en procesos de la Ley del Jurado y de los autos que supongan
la finalización del proceso por falta de jurisdicción o
sobreseimiento libre, así como contra sentencias dictadas
por las Audiencias Provinciales en primera instancia (art. 846
bis a) LECrim y art. 846 ter LECrim).
● Decidir sobre cuestiones de competencia entre órganos
jurisdiccionales del orden penal con sede en la Comunidad
Autónoma que no tengan otro superior común, incluidas
aquellas que surjan entre Juzgados de Menores de distintas
provincias de la Comunidad Autónoma.
● Conocer de los procedimientos de decomiso autónomo
relacionados con delitos para cuyo conocimiento sean
competentes.
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D) Audiencias Provinciales (Secciones de lo Penal)
Las Secciones de lo Penal de las Audiencias Provinciales tienen las siguientes competencias (art. 82.1 LOPJ):
● Conocer de causas por delito, salvo aquellas que la Ley atribuye a los Juzgados de lo Penal u otros
tribunales, como el Tribunal del Jurado.
● Conocer de los recursos contra resoluciones dictadas por los Juzgados de Instrucción y de lo Penal de la
provincia. En el caso de recursos por delitos leves, la Audiencia se constituirá con un solo Magistrado
mediante turno de reparto.
● Conocer de los recursos contra las resoluciones en materia penal dictadas por los Juzgados de
Violencia sobre la Mujer de la provincia, habiéndose de constituir Secciones especializadas en esta
materia.
● Conocer de los recursos contra resoluciones de los Juzgados de Menores con sede en la provincia y
resolver cuestiones de competencia entre los mismos.
● Conocer de los recursos contra las resoluciones de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria, cuando la
competencia no corresponda a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
● Conocer de los procedimientos de decomiso autónomo relacionados con delitos para cuyo
conocimiento sean competentes.
E) Juzgados de Instrucción y Juzgados Centrales de Instrucción
A) Competencias de los Juzgados de Instrucción en el orden penal (art. 87 LOPJ):
● Instruir las causas por delitos cuyo enjuiciamiento corresponda al Tribunal del Jurado, a las Audiencias
Provinciales y a los Juzgados de lo Penal, excepto aquellas que sean competencia de los Juzgados de
Violencia sobre la Mujer.
● Dictar sentencia de conformidad con la acusación en los juicios rápidos, en las diligencias previas y en
los procesos por aceptación de decreto.
● Conocer y fallar sobre delitos leves, salvo los que correspondan a los Juzgados de Violencia sobre la
Mujer.
● Procedimientos de Habeas Corpus.
● Resolver recursos contra resoluciones de los Juzgados
de Paz del partido y sobre cuestiones de competencia
entre ellos.
● Adoptar la orden de protección a víctimas de violencia
sobre la mujer cuando esté en funciones de guardia y no
pueda hacerlo el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.
● Emitir y ejecutar los instrumentos de reconocimiento
mutuo de resoluciones penales dentro de la Unión
Europea, según lo que establezca la Ley.
● Gestionar los procedimientos de decomiso autónomo
por delitos cuya instrucción sea de su competencia.
● Autorizar el internamiento de extranjeros en centros de
internamiento y controlar su estancia en los mismos y
en las salas de inadmisión de fronteras. También
conocerán de quejas y peticiones relacionadas con los
derechos fundamentales de los internos.
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B) Competencias de los Juzgados Centrales de Instrucción (art. 88 LOPJ):
● Instruir las causas por delitos que deban ser enjuiciadas por la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional o, en su caso, por los Juzgados Centrales de lo Penal.
● Tramitar expedientes de ejecución de órdenes europeas de detención y entrega, procedimientos de
extradición pasiva, y gestionar otros instrumentos de reconocimiento mutuo de resoluciones penales
dentro de la Unión Europea, según lo establecido por la Ley. También gestionan solicitudes de
información entre servicios de seguridad de los Estados miembros de la Unión Europea cuando
requieran autorización judicial.
● Actuar como Jueces de garantías en las peticiones de la Fiscalía Europea relativas a medidas cautelares
personales, autorización de actos que limiten derechos fundamentales, y otros supuestos que
expresamente determine la Ley.
● Resolver impugnaciones contra decretos de los Fiscales europeos delegados según lo que establezca la
Ley.
F) Juzgados de Violencia sobre la Mujer
Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, creados por la LO 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género, son órganos especializados dentro del orden jurisdiccional penal que también conocen
de determinados asuntos civiles relacionados con la violencia de género.
Características generales:
● Su sede se encuentra en la capital del partido judicial y su jurisdicción abarca dicho partido.
Excepcionalmente, pueden extender su competencia a dos o más partidos dentro de una misma
provincia.
● El CGPJ puede acordar que las competencias de estos Juzgados sean asumidas por un Juzgado de
Primera Instancia e Instrucción o Juzgado de Instrucción, cuando sea necesario por la carga de trabajo.
● En los partidos judiciales con un solo Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, este asume también
las competencias propias de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
Competencias en el orden penal (art. 87 ter 1 LOPJ):
● Instrucción de procesos por delitos recogidos en el Código Penal, siempre que las víctimas sean
mujeres que sean o hayan sido esposas o parejas del agresor (con o sin convivencia), y otros sujetos
protegidos, como los descendientes o menores convivientes, cuando haya actos de violencia de género.
● Instrucción de delitos contra los derechos y deberes familiares cuando la víctima sea una persona
relacionada por afectividad o parentesco con el autor.
● Adopción de órdenes de protección para las víctimas, sin perjuicio de las competencias del Juez de
Guardia.
● Conocimiento y fallo de delitos leves relacionados con la violencia sobre la mujer.
● Dictar sentencias de conformidad con la acusación en los casos establecidos por la Ley.
● Emisión y ejecución de instrumentos de reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la Unión
Europea.
● Instrucción de delitos de quebrantamiento de condena (art. 468 CP), siempre que la persona ofendida
esté vinculada al agresor por una relación afectiva o familiar.
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Competencias en el orden civil (art. 87 ter 2 LOPJ):
● Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer pueden conocer, dentro del orden civil, de asuntos
relacionados con:
○ Filiación, maternidad y paternidad.
○ Nulidad matrimonial, separación y divorcio.
○ Relaciones paterno-filiales.
○ Adopción o modificación de medidas familiares.
○ Guarda y custodia de hijos menores y alimentos reclamados entre progenitores.
○ Adopción y la necesidad de asentimiento en la misma.
○ Oposición a resoluciones administrativas en materia de protección de menores.
○ Liquidación del régimen económico matrimonial solicitada por los herederos de una mujer víctima
de violencia de género o frente a estos herederos.
Competencia exclusiva y excluyente en asuntos civiles:
La competencia para el conocimiento de estas materias será exclusiva y excluyente cuando se cumplan los
siguientes requisitos (art. 87 ter 3 LOPJ):
1. Que una de las partes del proceso civil sea víctima de violencia de género.
2. Que una de las partes del proceso civil sea imputada por violencia de género.
3. Que el Juez de Violencia sobre la Mujer haya iniciado actuaciones penales o haya adoptado una orden
de protección para la víctima.
G) Juzgados de lo Penal y Juzgados Centrales de lo Penal
A) Juzgados de lo Penal:
Los Juzgados de lo Penal son órganos de enjuiciamiento que existen
en cada provincia, con sede en su capital. También pueden
establecerse en otras ciudades de la misma provincia o abarcar
varios partidos judiciales.
Competencias:
● Enjuiciamiento de delitos cuya pena privativa de libertad no
sea superior a cinco años, o penas de multa (sin límite de
cuantía), o de otra naturaleza, siempre que su duración no
exceda los diez años.
● Exclusiones: No conocerán de delitos que sean competencia
del Tribunal del Jurado ni de la Audiencia Nacional.
● Ejecución de sentencias dictadas por los Juzgados de
Instrucción en causas por delitos graves o menos graves.
● Reconocimiento y ejecución de sanciones pecuniarias
impuestas por otros Estados miembros de la Unión Europea
cuando deban cumplirse en España.
● Decomiso autónomo en los procedimientos relacionados
con delitos de su competencia.
Estos Juzgados forman parte del sistema judicial de instancia,
encargándose de juzgar y dictar sentencia en los casos que no
superen los umbrales de pena establecidos.
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B) Juzgados Centrales de lo Penal:
Los Juzgados Centrales de lo Penal, con sede en Madrid y jurisdicción en todo el territorio español, son
equivalentes a los Juzgados de lo Penal pero especializados en los delitos que son competencia de la Audiencia
Nacional. Competencias:
● Enjuiciamiento de delitos sancionados con penas de prisión no superiores a cinco años, multas (sin
límite de cuantía) u otras penas, siempre que la duración no exceda de diez años. Esto abarca los delitos
asignados a la Audiencia Nacional.
● Ejecución de sentencias dictadas por los Juzgados Centrales de Instrucción en causas de delitos graves
o menos graves.
● Decomiso autónomo en relación con los delitos de su competencia.
● Emisión y ejecución de instrumentos de reconocimiento mutuo de resoluciones penales en el ámbito
de la Unión Europea, conforme a lo previsto por la ley.
Los Juzgados Centrales de lo Penal actúan como el órgano de instancia para los casos que surgen en el ámbito
de la Audiencia Nacional, manejando delitos graves pero con penas limitadas a los umbrales mencionados.
H) Juzgados de Menores y Juzgado Central de Menores
A) Juzgados de Menores:
En cada provincia, los Juzgados de Menores
tienen competencia sobre todo el territorio de la
provincia y su sede en la capital. No obstante, en
función del volumen de trabajo, se pueden
establecer Juzgados que abarquen un partido
judicial o varios partidos, o incluso varias
provincias de una misma Comunidad Autónoma.
Competencias:
● Enjuiciamiento de delitos cometidos por
mayores de 14 años y menores de 18 años,
según lo tipificado en el Código Penal y
leyes penales especiales.
● Responsabilidad civil derivada de los
hechos delictivos cometidos por menores
(según la Ley Orgánica 5/2000 de
Responsabilidad Penal del Menor).
B) Juzgado Central de Menores:
El Juzgado Central de Menores, con sede en
Madrid y jurisdicción en toda España, tiene una
competencia más limitada y específica.
Competencias:
● Delitos de terrorismo cometidos por
mayores de 14 años y menores de 18,
previstos en los artículos 571 a 580 del
Código Penal.
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I) Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y Juzgados Centrales de Vigilancia Penitenciaria
A) Juzgados de Vigilancia Penitenciaria:
Los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria son
órganos unipersonales que tienen jurisdicción
provincial, aunque también pueden abarcar
varias provincias o ser intra o interprovinciales,
según las necesidades del territorio.
Competencias:
● Control de la ejecución de penas
privativas de libertad y medidas de
seguridad.
● Supervisión de la potestad disciplinaria
de las autoridades penitenciarias.
● Amparo de los derechos y beneficios de
los internos en los centros
penitenciarios.
● Emisión y ejecución de los instrumentos
de reconocimiento mutuo de
resoluciones penales de la Unión
Europea.
● Cualquier otra materia relacionada que
se establezca en la Ley General
Penitenciaria (Ley Orgánica 1/1979).
B) Juzgados Centrales de Vigilancia
Penitenciaria:
Con sede en Madrid y jurisdicción en toda
España, los Juzgados Centrales de Vigilancia
Penitenciaria tienen competencias relacionadas
con los delitos de competencia de la Audiencia
Nacional.
Competencias:
● Realizan las mismas funciones que los
Juzgados de Vigilancia Penitenciaria,
pero a nivel nacional en relación con los
delitos que son competencia de la
Audiencia Nacional.
● Tienen competencia preferente y
excluyente cuando un penado cumpla
condenas impuestas tanto por la
Audiencia Nacional como por otros
tribunales.
⭐LEX🩸
102
3.- Orden Jurisdiccional Contencioso-Administrativo
A) Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo)
La Sala 3ª de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo tiene competencia para conocer los
siguientes asuntos (art. 58 LOPJ):
● Única instancia:
○ Recursos contencioso-administrativos contra actos y disposiciones del Consejo de Ministros,
Comisiones Delegadas del Gobierno, Consejo General del Poder Judicial, y actos de órganos
competentes del Congreso de los Diputados, Senado, Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, y
Defensor del Pueblo en las materias y términos que determine la ley.
○ Recursos de casación y revisión según lo dispuesto en la ley.
○ Solicitud de autorización para la declaración de infracción de lo dispuesto en el Reglamento (UE)
2016/679 en relación con transferencias internacionales de datos, cuando dicha autorización sea
solicitada por el Consejo General del Poder Judicial.
○ Solicitudes del Gobierno previstas en la Ley General de Telecomunicaciones (Ley 11/2022) para la
convalidación o revocación de acuerdos de asunción o intervención de la gestión directa del servicio,
o para la explotación de redes.
B) Audiencia Nacional (Sala de lo Contencioso-Administrativo)
La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional tiene competencia para conocer los
siguientes asuntos (art. 66 LOPJ):
● Única instancia:
○ Recursos contencioso-administrativos contra disposiciones y actos de los Ministros y Secretarios de
Estado que no estén atribuidos a los Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo.
○ Recursos contencioso-administrativos contra los actos dictados por la Comisión de Vigilancia de
Actividades de Financiación del Terrorismo, y las prórrogas solicitadas por dicha comisión en
relación con las medidas previstas en los artículos 1 y 2 de la Ley 12/2003, de Prevención y Bloqueo de
la Financiación del Terrorismo.
○ Recursos devolutivos contra las resoluciones dictadas por los Juzgados Centrales de lo
Contencioso-Administrativo.
○ Recursos relacionados con convenios entre Administraciones Públicas y resoluciones del Tribunal
Económico-Administrativo Central que no sean competencia de los Tribunales Superiores de
Justicia.
○ Resolución de cuestiones de competencia entre los Juzgados Centrales de lo
Contencioso-Administrativo.
○ Solicitud de autorización para la declaración de infracción del Reglamento (UE) 2016/679 formulada
por la Agencia Española de Protección de Datos en relación con decisiones de la Comisión Europea
sobre transferencias internacionales de datos.
⭐LEX🩸
103
C) Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Contencioso-Administrativo)
Las Salas de lo Contencioso-Administrativo de los Tribunales Superiores de Justicia tienen competencias para
conocer, en única instancia, de los recursos relacionados con (art. 74 LOPJ):
● Actos de las Entidades Locales y de las Administraciones de las Comunidades Autónomas, cuyo
conocimiento no esté atribuido a los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo.
● Disposiciones generales emanadas de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales.
● Actos y disposiciones de los órganos de gobierno de las Asambleas legislativas de las Comunidades
Autónomas y de instituciones autonómicas análogas al Tribunal de Cuentas y al Defensor del Pueblo,
en materia de personal, administración y gestión patrimonial.
● Actos y resoluciones dictados por los Tribunales Económico-Administrativo Regionales y Locales que
pongan fin a la vía económico-administrativa.
● Resoluciones dictadas en alzada por el Tribunal Económico-Administrativo Central en materia de
tributos cedidos.
● Actos y disposiciones de las Juntas Electorales Provinciales y de Comunidades Autónomas, así como
recursos contencioso-electorales contra acuerdos de las juntas sobre proclamación de electos y
elección y proclamación de Presidentes de Corporaciones Locales, según la legislación electoral.
● Convenios entre Administraciones públicas cuyas competencias se ejerzan en el ámbito territorial de
la Comunidad Autónoma correspondiente.
● Prohibiciones o propuestas de modificación de reuniones previstas en la Ley Orgánica del Derecho de
Reunión.
● Actos y resoluciones dictados por órganos de la Administración General del Estado, con competencia
en todo el territorio nacional y nivel orgánico inferior a Ministro o Secretario de Estado, en materias de
personal, propiedades especiales y expropiación forzosa.
● Actuaciones administrativas que no estén atribuidas expresamente a otros órganos del orden
contencioso-administrativo.
● Solicitudes de autorización para la declaración prevista en la Ley Orgánica de Protección de Datos
cuando sea formulada por la autoridad de protección de datos autonómica.
En segunda instancia, la sala conocerá de:
● Apelaciones contra las sentencias y autos dictados por los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo.
● Recursos de queja.
Además, la sala tiene competencia para:
● Recursos de revisión contra sentencias firmes de los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo.
● Cuestiones de competencia entre los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo con sede en la
Comunidad Autónoma.
● Recursos de casación para la unificación de doctrina y en interés de la ley en los casos previstos en la
Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
● Autorizar requerimientos de información por parte de las autoridades autonómicas de protección de
datos a los operadores de servicios de comunicaciones electrónicas o de la sociedad de la información
cuando sea necesario según la legislación específica.
⭐LEX🩸
104
D) Juzgados de lo Contencioso-Administrativo
En cada provincia, con jurisdicción en toda ella y sede en su capital, existen uno o varios Juzgados de lo
Contencioso-Administrativo. Estos órganos pueden también establecerse en poblaciones distintas de la
capital provincial cuando el volumen de trabajo lo requiera. Excepcionalmente, se pueden crear Juzgados de lo
Contencioso-Administrativo que extiendan su jurisdicción a más de una provincia dentro de la misma
Comunidad Autónoma (art. 90 LOPJ).
Estos juzgados conocen de (art. 8 LJCA):
● En única o primera instancia, de los recursos
presentados frente a actos de entidades locales o
corporaciones dependientes de ellas, excepto
impugnaciones de instrumentos de planeamiento
urbanístico.
● En única o primera instancia, de los recursos
contra actos administrativos de las Comunidades
Autónomas, con excepciones como los
provenientes del Consejo de Gobierno. También de
actos relacionados con:
○ Cuestiones de personal (excepto nacimiento o
extinción de la relación de funcionarios de
carrera).
○ Sanciones administrativas con multas no
superiores a 60.000 euros o ceses de
actividades/privación de derechos por menos de
seis meses.
○ Reclamaciones de responsabilidad patrimonial
cuyo valor no exceda de 30.050 euros.
● En única o primera instancia, de recursos contra
disposiciones y actos de la administración
periférica del Estado y las Comunidades
Autónomas, y actos de organismos públicos cuya
competencia no abarque todo el territorio
nacional.
● Actos de extranjería, dictados por la
administración periférica del Estado.
● Impugnaciones de actos electorales, relacionadas
con la proclamación de candidaturas y candidatos,
según la legislación electoral.
● Autorizaciones para la entrada en domicilios y
otros lugares que requieran consentimiento, para la ejecución forzosa de actos administrativos.
● Autorización o ratificación de medidas sanitarias urgentes y necesarias para la salud pública que
restrinjan la libertad u otros derechos fundamentales.
● Autorizaciones para inspecciones de la Comisión Nacional de la Competencia o de la Administración
Tributaria, cuando se requiere el acceso a domicilios y el titular se opone o existe riesgo de tal
oposición.
⭐LEX🩸
105
E) Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo
En la ciudad de Madrid, y con jurisdicción en todo el territorio nacional, existen Juzgados Centrales de lo
Contencioso-Administrativo que tienen competencias específicas para conocer, entre otras, de los siguientes
asuntos (art. 9 LJCA):
● Recursos frente a actos administrativos en las siguientes materias:
○ En primera o única instancia, en materias de personal dictadas por Ministros y Secretarios de Estado,
salvo actos que confirmen otros dictados por órganos inferiores, o que se refieran al nacimiento o
extinción de la relación de servicio de funcionarios de carrera o asuntos militares (art. 11.1.a LJCA).
○ En primera o única instancia, frente a actos de los órganos centrales de la Administración General
del Estado, en los supuestos previstos en el art. 8.2.b LJCA.
○ En primera o única instancia, frente a disposiciones generales y actos de organismos públicos con
personalidad jurídica propia, y entidades del sector público estatal con competencia en todo el
territorio nacional, salvo lo dispuesto en el art. 10.1.i LJCA.
○ En primera o única instancia, frente a resoluciones de Ministros y Secretarios de Estado en materia
de responsabilidad patrimonial, siempre que lo reclamado no supere los 30.050 euros.
○ En primera instancia, frente a resoluciones que acuerden la inadmisión de las peticiones de asilo
político.
○ En primera o única instancia, frente a resoluciones del Comité Español de Disciplina Deportiva en
materia de disciplina deportiva. (Actualmente, las referencias al Comité Español de Disciplina
Deportiva se entienden hechas al Tribunal Administrativo del Deporte, conforme a la LO 3/2013).
● Autorización de medidas relativas a la Ley 34/2002, de Servicios de la Sociedad de la Información y
Comercio Electrónico, como la interrupción de la prestación de servicios de la sociedad de la
información o la retirada de contenidos que vulneren la propiedad intelectual.
● Del procedimiento establecido en el art. 12 bis de la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos
Políticos, sobre la disolución o suspensión judicial de actividades de partidos políticos.
⭐LEX🩸
106
4.- Orden Jurisdiccional Social
A) Tribunal Supremo (Sala de lo Social)
La Sala de lo Social del Tribunal Supremo (Sala 4ª) tiene competencia para conocer los recursos de casación y
revisión, así como otros recursos extraordinarios establecidos por la ley, en materias propias del orden
jurisdiccional social (art. 59 LOPJ).
B) Audiencia Nacional (Sala de lo Social)
La Sala de lo Social de la Audiencia Nacional conoce, en
única instancia, de los siguientes asuntos (art. 67 LOPJ):
● Procesos especiales de impugnación de convenios
colectivos cuyo ámbito territorial sea superior al de
una Comunidad Autónoma.
● Procesos sobre conflictos colectivos que afecten a
un ámbito territorial superior al de una
Comunidad Autónoma.
C) Tribunales Superiores de Justicia (Sala de
lo Social)
La Sala de lo Social de los Tribunales Superiores de
Justicia conoce (art. 75 LOPJ):
● En única instancia, de los procesos que afecten a
los intereses de trabajadores y empresarios, cuyo
ámbito sea superior al de un Juzgado de lo Social
pero no mayor que el de la Comunidad Autónoma.
● De los recursos establecidos por la ley contra las
resoluciones de los Juzgados de lo Social de la
Comunidad Autónoma, y de los recursos de
suplicación contra resoluciones de los Juzgados de
lo Mercantil en materia laboral y de incidentes
concursales sobre esta misma materia.
● De las cuestiones de competencia que surjan entre
los Juzgados de lo Social dentro de la Comunidad
Autónoma.
D) Juzgados de lo Social
Los Juzgados de lo Social son órganos unipersonales de primera instancia, con ámbito provincial o
interprovincial, y sede en la capital de la provincia (art. 92.1 LOPJ). Sin embargo, pueden crearse en otras
poblaciones fuera de la capital cuando las necesidades del servicio lo requieran.
Tienen competencia universal en todos los procesos del orden jurisdiccional social, salvo los que la ley
atribuya expresamente a otros órganos (art. 93 LOPJ y 6 LJS).
⭐LEX🩸
107
Lección 10
Extensión y límites de la jurisdicción
I.- EXTENSIÓN Y LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN INTERNACIONAL
La competencia judicial internacional abarca los casos en los que se
asigna jurisdicción a los tribunales de un país, en este caso, España,
para conocer asuntos que involucran algún elemento extranjero, sea
este de carácter personal, territorial o institucional. La regulación de
los límites a la jurisdicción internacional se realiza por los siguientes
motivos:
1. Racionalización: Es necesario evitar un “imperialismo
jurisdiccional”, es decir, que un Estado asuma una jurisdicción
ilimitada, indefinida o desproporcionada, lo cual resultaría
indeseable.
2. Coherencia interna e internacional: No sería lógico aplicar la
legislación nacional a asuntos completamente extranjeros sin
conexión con el país, ya que esto podría obstaculizar la
integración, el tráfico comercial y las relaciones
internacionales.
3. Respeto a la jurisdicción extranjera: La invasión irracional de
la jurisdicción de otro país atentaría contra los derechos
fundamentales de sus ciudadanos y su sistema judicial.
4. Eficacia: Las resoluciones dictadas sin una jurisdicción
adecuada no tendrán reconocimiento ni valor en otros
Estados, quedando sin fuerza ejecutiva y sin ser respetadas
por el Estado afectado.
La jurisdicción española se rige, por tanto, por dos tipos de normativa:
1. Normativa internacional: Reglamentos europeos y convenios internacionales de los que España es
parte.
2. Normativa interna: Principalmente, los artículos 36 a 39 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) y los
artículos 22 a 22 nonies de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ). La normativa internacional
prevalece sobre la interna cuando ambas coinciden.
Instrumentos clave en la normativa internacional:
El Reglamento UE nº 1215/2012, de 12 de diciembre, conocido como Reglamento Bruselas I bis, regula la
competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil
dentro de la UE.
● Este reglamento es fundamental para distribuir la jurisdicción entre los tribunales de los Estados
miembros, de acuerdo con el artículo 81 del Tratado de Funcionamiento de la UE, que establece la
cooperación judicial en asuntos civiles con repercusión transfronteriza, basado en el reconocimiento
mutuo de resoluciones judiciales y extrajudiciales.
⭐LEX🩸
108
Criterios de atribución de competencia (fueros):
Los criterios que rigen la atribución de la competencia judicial en el Reglamento Bruselas I bis son
principalmente 4:
1. Fueros legales imperativos o exclusivos: Son preferentes y obligatorios, de aplicación automática
independientemente del domicilio de las partes.
2. Fueros de sumisión voluntaria (expresa o tácita): También conocidos como “prórroga de competencia”,
permiten a las partes someterse voluntariamente a una jurisdicción distinta de la que establece la ley.
3. Fuero del domicilio del demandado: Se aplica cuando no existe un fuero exclusivo o de sumisión. La
jurisdicción se atribuye al tribunal del domicilio del demandado.
4. Fueros específicos por razón de la materia: Aplicables en materias específicas, como contratos o
derechos derivados de situaciones particulares.
El orden de prioridad de estos fueros establece que los exclusivos prevalecen sobre los de sumisión, y estos, a
su vez, sobre el domicilio del demandado y los fueros específicos por materia.
Fueros de competencia exclusiva (artículo 24 RB I bis):
Los fueros de competencia exclusiva, que son imperativos y prevalecen sobre cualquier otro tipo de criterio de
atribución, están detallados en el artículo 24 del Reglamento Bruselas I bis. Estos fueros se aplican
independientemente del domicilio de las partes y son los siguientes:
1. Derechos reales sobre inmuebles y contratos de arrendamiento de bienes inmuebles: La jurisdicción
recae en los tribunales del Estado donde se encuentre el inmueble.
2. Validez, nulidad o disolución de sociedades y personas jurídicas: La jurisdicción corresponde a los
tribunales del Estado miembro donde la sociedad o persona jurídica esté domiciliada.
3. Validez de inscripciones en registros públicos: Los tribunales del Estado miembro donde se encuentre
el registro tendrán jurisdicción sobre la validez de dichas inscripciones.
4. Inscripción o validez de patentes, marcas, diseños, dibujos o modelos: La jurisdicción recae en los
tribunales del Estado donde se haya solicitado, efectuado o considerado el registro, en virtud de un
instrumento de la UE o de un convenio internacional.
5. Ejecución de resoluciones judiciales: La jurisdicción corresponde a los tribunales del lugar de
ejecución.
En ausencia de fueros legales imperativos, el Reglamento Bruselas I bis permite, como alternativa, la sumisión
expresa o tácita de las partes al fuero de un tribunal determinado. Esta flexibilidad otorga mayor estabilidad y
seguridad a las relaciones jurídicas, especialmente en contextos comerciales, al permitir que las partes elijan
el tribunal más adecuado para resolver sus disputas.
Sumisión expresa (artículo 25 RB I bis):
Cuando las partes acuerdan de manera explícita someterse a la jurisdicción de un determinado tribunal, con
independencia de su domicilio, ese tribunal será competente para conocer el caso. Este acuerdo debe cumplir
ciertos requisitos formales:
● Por escrito o verbalmente con confirmación escrita.
● En una forma que refleje los hábitos establecidos entre las partes.
● En el comercio internacional, puede ser conforme a los usos y costumbres que las partes conozcan o
deban conocer, siempre que estos sean ampliamente reconocidos y observados.
Si se utiliza una transmisión electrónica, también se considera válido, siempre que se pueda obtener un
registro duradero del acuerdo. El acuerdo atribuye competencia de manera exclusiva, salvo que las partes
pacten lo contrario.
⭐LEX🩸
109
Sumisión tácita (artículo 26 RB I bis):
En defecto de sumisión expresa, la sumisión tácita se presume cuando ambas partes actúan libremente en el
proceso sin impugnar la competencia del tribunal. Esto se interpreta de la siguiente manera:
● Para el demandante, basta con que interponga la demanda.
● Para el demandado, su comparecencia implica sumisión, salvo que sea exclusivamente para oponerse
a la jurisdicción elegida por el demandante.
Si el demandado no comparece, el tribunal no aplicará la sumisión tácita y deberá comprobar si tiene
competencia. En caso contrario, se declarará incompetente de oficio.
Fueros alternativos:
Si no existe un fuero imperativo o de sumisión, el domicilio del demandado se considera el fuero principal. El
artículo 4.1 RB I bis establece que las personas domiciliadas en un Estado miembro serán sometidas a los
tribunales de ese Estado, sin importar su nacionalidad. Este fuero tiene ventajas procesales, como la celeridad
y la eficacia del proceso.
También existen fueros especiales por razón de la materia, que
permiten demandar en un Estado miembro diferente al domicilio del
demandado:
1. En materia contractual, se podrá demandar ante el tribunal
donde se haya cumplido o deba cumplirse la obligación.
2. En materia extracontractual, ante el tribunal donde se haya
producido o pueda producirse el hecho dañoso.
3. En acciones civiles derivadas de un proceso penal, ante el
tribunal que conozca del proceso penal, si la legislación lo
permite.
Falta de jurisdicción:
La falta de jurisdicción de los tribunales españoles puede apreciarse
de oficio o ser planteada por la parte demandada mediante
declinatoria. Existen dos supuestos en los que procede declarar la
falta de jurisdicción:
1. Cuando un fuero legal exclusivo y excluyente otorga
competencia a otro Estado: el tribunal deberá declararse
incompetente de oficio si otro Estado tiene jurisdicción
exclusiva sobre el litigio (art. 27 RB I bis).
2. Incomparecencia del demandado: si un demandado
domiciliado en otro Estado miembro no comparece y el
tribunal no tiene competencia conforme al Reglamento,
deberá declararse incompetente de oficio (art. 28.1 RB I bis).
El Reglamento Bruselas I bis establece una estructura flexible para
determinar la jurisdicción internacional, priorizando los fueros
imperativos, pero permitiendo la sumisión voluntaria de las partes.
En defecto de esto, se aplican los fueros del domicilio del demandado
y los fueros especiales por razón de la materia, siempre con el
objetivo de garantizar una distribución justa y eficiente de la
competencia judicial internacional.
⭐LEX🩸
110
II.- EXTENSIÓN Y LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN INTERNA
ESPAÑOLA
La extensión y límites de la jurisdicción interna española se regula principalmente en la Ley Orgánica del
Poder Judicial (LOPJ), concretamente en su Título I, que establece los criterios para atribuir la competencia a
los Tribunales españoles en asuntos con algún elemento extranjero, tanto por la materia como por la persona
o el territorio.
Principios Generales
El artículo 21.1 de la LOPJ establece un principio
general según el cual los Tribunales civiles españoles
conocerán de las pretensiones que se susciten en
territorio español, de acuerdo con tratados
internacionales, normas de la UE y leyes españolas.
● Sin embargo, hay una excepción importante
en el artículo 21.2, que excluye de la
jurisdicción española los asuntos que
involucren sujetos o bienes que gocen de
inmunidad de jurisdicción y de ejecución,
como es el caso de ciertos organismos
internacionales y figuras políticas como el Rey
o los miembros del Congreso y Senado
durante su mandato, conforme a lo dispuesto
en la Constitución.
Fueros de atribución de la jurisdicción
La LOPJ establece los denominados fueros, que son
reglas para distribuir la competencia entre los
tribunales españoles. Estos fueros pueden ser:
● Fueros exclusivos: Se aplican cuando el
asunto está expresamente atribuido a la
jurisdicción española. Estos fueros son
excluyentes, lo que significa que si un tribunal
extranjero trata un asunto que corresponde a
España por este tipo de fuero, su resolución
carece de validez.
● Fueros basados en sumisión expresa o tácita:
Se aplican cuando las partes acuerdan someterse a la jurisdicción española, ya sea de manera expresa
o por la actuación implícita de las partes en el proceso.
● Fueros por el domicilio del demandado: En ausencia de una regla más específica, el domicilio del
demandado en España permite que los tribunales españoles tengan jurisdicción sobre el caso.
● Fueros especiales: Estos fueros se aplican en determinados tipos de asuntos que presentan una
conexión territorial, personal o material con España, por ejemplo, contratos celebrados o ejecutados en
España o daños que ocurran en territorio español.
⭐LEX🩸
111
Ausencia de jurisdicción
Cuando no existe un fuero que atribuya la jurisdicción a los tribunales españoles, estos no podrán conocer del
asunto. Esto se regula en el artículo 22 octies de la LOPJ, que establece que:
“no serán competentes los Tribunales españoles en aquellos casos en que los fueros de competencia previstos en
las leyes españolas no contemplen dicha competencia”.
La determinación de la jurisdicción se realiza al inicio del proceso y no puede ser modificada a lo largo del
mismo, de acuerdo con el principio de perpetuatio iurisdictionis.
Excepciones a la falta de jurisdicción
Aunque los tribunales pueden declararse incompetentes de oficio o a instancia de parte (mediante la
declinatoria), existen algunas excepciones en las que, incluso cuando el caso presente vínculos con otros
Estados, los tribunales españoles no podrán abstenerse de conocer el asunto. Estas excepciones incluyen:
● Cuando el caso tiene algún vínculo con España, pero los tribunales de los demás Estados relacionados
han declinado su competencia.
● Cuando se trata del reconocimiento o ejecución de resoluciones judiciales extranjeras, decisiones
arbitrales o acuerdos de mediación.
Supuestos de falta de jurisdicción
Los tribunales españoles pueden declararse incompetentes en 3 casos principales:
1. Inmunidad de jurisdicción: Cuando se demanda a sujetos o bienes que gozan de inmunidad conforme
a las normas de derecho internacional o español.
2. Jurisdicción exclusiva de otro Estado: Cuando un tratado internacional establece que el caso debe ser
tratado por otro país.
3. Incomparecencia del demandado: Cuando el demandado, debidamente emplazado, no comparece, y la
única base para la jurisdicción española sería la sumisión tácita de las partes.
1.- En el orden jurisdiccional civil
En el orden jurisdiccional civil, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ)
establece una serie de criterios exclusivos y excluyentes para la atribución
de la jurisdicción a los Tribunales españoles, garantizando que en ciertos
casos específicos los Tribunales españoles siempre serán competentes.
Fueros exclusivos y excluyentes (Art. 22 LOPJ)
Estos fueros son prioritarios y no admiten competencia de otros
tribunales extranjeros en las siguientes materias:
1. Derechos reales y arrendamientos de bienes inmuebles situados
en España.
2. Constitución, validez, nulidad o disolución de sociedades o
personas jurídicas domiciliadas en España.
3. Validez o nulidad de inscripciones practicadas en un registro
español.
4. Inscripciones o validez de patentes, marcas, diseños, dibujos, y
otros derechos sometidos a depósito o registro en España.
5. Reconocimiento y ejecución en España de sentencias, decisiones
arbitrales y acuerdos de mediación dictados en el extranjero.
⭐LEX🩸
112
Sumisión expresa o tácita (Art. 22 bis LOPJ)
● Sumisión expresa: Las partes pueden someter
voluntariamente sus disputas a los Tribunales españoles
mediante un pacto escrito, verbal con confirmación escrita,
o realizado por medios electrónicos que consten en un
registro duradero.
● Sumisión tácita: Se infiere de la mera comparecencia
voluntaria de las partes ante los Tribunales españoles,
siempre que no exista una norma imperativa que lo impida.
Domicilio del demandado (Art. 22 ter LOPJ)
En defecto de fuero exclusivo o sumisión voluntaria, los Tribunales
españoles serán competentes cuando el demandado tenga su
domicilio o residencia habitual en España.
Fueros especiales (Art. 22 quater LOPJ)
Cuando no exista un fuero específico o sumisión, la LOPJ prevé una
serie de fueros especiales que también permiten la competencia
de los Tribunales españoles en los siguientes casos:
1. Declaración de ausencia o fallecimiento: Cuando el
desaparecido tenía su último domicilio en España o era de
nacionalidad española.
2. Capacidad de las personas y medidas de protección de
mayores o sus bienes: Cuando la persona afectada tenga su
residencia habitual en España.
3. Relaciones personales y patrimoniales entre cónyuges,
nulidad matrimonial, separación y divorcio: Cuando ambos
cónyuges residen habitualmente en España, cuando su
última residencia habitual fue en España y uno de ellos
sigue residiendo allí, o cuando España sea la residencia
habitual del demandado.
4. Filiación, protección de menores y responsabilidad
parental: Cuando el menor tenga su residencia habitual en
España al tiempo de la demanda, o el demandante sea
español o resida en España, o lo haya hecho al menos
durante seis meses antes de la presentación de la
demanda.
5. Adopción internacional: Para casos de adopción
internacional.
6. Alimentos: Cuando el acreedor o el deudor de alimentos
tenga su residencia habitual en España.
7. Sucesiones: Cuando el causante tuvo su última residencia
habitual en España o cuando los bienes hereditarios se
encuentran en España y el causante era español en el
momento de su fallecimiento.
⭐LEX🩸
113
2.- En el orden jurisdiccional penal
En el orden jurisdiccional penal, la atribución de la jurisdicción española se basa en 2 criterios esenciales:
territorialidad y personalidad pasiva.
a. Fuero de territorialidad (Art. 23.1 LOPJ)
La jurisdicción penal española se aplica a los delitos cometidos en territorio español o a bordo de buques o
aeronaves españoles. Esto incluye cualquier delito que ocurra dentro de los límites físicos de España o en
vehículos de transporte español, siempre y cuando no exista un tratado internacional que disponga lo
contrario.
b. Fuero de personalidad pasiva (Art. 23.2 LOPJ)
La jurisdicción penal española también se extiende a los delitos cometidos fuera del territorio español,
siempre que los criminalmente responsables sean españoles o extranjeros que hayan adquirido la
nacionalidad española después de la comisión del delito, cumpliendo con los siguientes requisitos:
1. El hecho delictivo debe ser punible en el lugar de ejecución, a menos que un tratado internacional o una
norma de una organización internacional de la que España sea parte no lo requiera.
2. Que el agraviado o el Ministerio Fiscal presenten querella ante los tribunales españoles.
3. Que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o condenado en el extranjero, o si ha cumplido la
condena en parte, se tendrá en cuenta para rebajar proporcionalmente la que le corresponda en
España.
c. Fuero de interés estatal (Art. 23.3 LOPJ)
Este criterio atribuye la jurisdicción penal a los tribunales españoles cuando el bien jurídico protegido es
esencialmente español, independientemente de la nacionalidad del infractor. La jurisdicción española abarca
delitos cometidos fuera del territorio por españoles o extranjeros, siempre que afecten intereses cruciales
para el Estado español. Los delitos que entran en esta categoría incluyen:
1. Traición y delitos contra la paz o la independencia del Estado.
2. Delitos contra el titular de la Corona, su Consorte, Sucesor o Regente.
3. Rebelión y sedición.
4. Falsificación de la firma real, del sello del Estado, firmas de Ministros y sellos oficiales.
5. Falsificación de moneda española y su emisión.
6. Cualquier otra falsificación que perjudique el crédito o intereses del Estado, así como la introducción o
emisión de lo falsificado.
7. Atentados contra autoridades o funcionarios públicos españoles.
8. Delitos cometidos por funcionarios públicos españoles en el extranjero y delitos contra la
Administración Pública española.
9. Delitos relacionados con el control de cambios.
d. Delitos de carácter internacional (Art. 23.4 LOPJ)
En este apartado se regula la jurisdicción para perseguir delitos de carácter internacional que son
considerados los más graves y ofensivos, como genocidio, crímenes de lesa humanidad, tortura, desaparición
forzada, piratería, terrorismo, trata de seres humanos, tráfico de drogas, entre otros. La persecución de estos
delitos ya no es ilimitada e incondicionada, como en el concepto anterior de "jurisdicción universal", sino que
ahora se requiere que exista un vínculo personal, territorial o de interés estatal con España.
⭐LEX🩸
114
3.- En el orden jurisdiccional contencioso-administrativo
En el orden contencioso-administrativo, la jurisdicción española actuará cuando la pretensión deducida esté
relacionada con disposiciones de carácter general o actos de las Administraciones Públicas españolas. Según
el artículo 24 LOPJ, esto incluye:
● Pretensiones que se refieran a disposiciones generales o actos de las Administraciones y demás
poderes públicos de España, conforme a lo que dispongan las leyes.
Es decir, cualquier acción que involucre disposiciones normativas o actos administrativos del Estado español
entra dentro de la jurisdicción contencioso-administrativa, garantizando la revisión y control de la legalidad
de los actos de las Administraciones Públicas.
4.- En el orden jurisdiccional social
En el orden jurisdiccional social, los tribunales españoles tienen
competencia según el artículo 25 LOPJ, en los siguientes casos:
1. Derechos y obligaciones derivados de un contrato de
trabajo:
○ Cuando los servicios hayan sido prestados en España o el
contrato se haya celebrado en territorio español.
○ Cuando el demandado tenga su domicilio en territorio
español o disponga de una agencia, sucursal, delegación o
cualquier otra representación en España.
○ Cuando tanto el trabajador como el empresario sean de
nacionalidad española, independientemente del lugar
donde se presten los servicios o donde se haya firmado el
contrato.
○ En caso de contratos de embarque, cuando el contrato
haya sido precedido de una oferta recibida en España por
un trabajador español.
2. Control de legalidad de convenios colectivos de trabajo:
○ La jurisdicción española también es competente en el
control de la legalidad de convenios colectivos celebrados
en España.
○ Asimismo, conocerá de conflictos colectivos promovidos
en el territorio español.
3. Pretensiones relacionadas con la Seguridad Social:
○ Los tribunales sociales españoles serán competentes en
pretensiones de Seguridad Social frente a entidades
españolas o entidades con domicilio, agencia, sucursal o
representación en España.
En el orden social, la competencia de la jurisdicción española se centra en las relaciones laborales y de Seguridad
Social que tengan conexión con el territorio español, ya sea por la prestación de servicios, la nacionalidad de las
partes o la representación del empresario en España.
⭐LEX🩸
115
III.- CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN Y CONFLICTOS DE
COMPETENCIA
La LOPJ regula los conflictos de jurisdicción y competencia en los
artículos 38 a 52, dividiéndose en dos tipos principales:
1. Conflictos de Jurisdicción: Son los que se producen entre la
Jurisdicción y la Administración, o entre la Jurisdicción
ordinaria y la Jurisdicción militar.
2. Conflictos de Competencia: Se refieren a conflictos entre los
distintos órdenes jurisdiccionales (civil, penal,
contencioso-administrativo y social) de la Jurisdicción
ordinaria.
1.- Conflictos de Jurisdicción
A) Conflictos entre la Administración y la
Jurisdicción
Estos conflictos surgen cuando hay interferencias o controversias
entre los poderes Ejecutivo (Administración) y Judicial. Pueden ser:
● Conflictos positivos: Tanto la Administración como la
Jurisdicción reclaman la competencia para resolver un
asunto.
● Conflictos negativos: Ambas partes rechazan asumir la
competencia.
El artículo 38 LOPJ establece que estos conflictos serán resueltos por un órgano colegiado, presidido por el Presidente
del Tribunal Supremo, y compuesto por cinco vocales (dos magistrados de la Sala de lo Contencioso-Administrativo
del TS y tres consejeros permanentes de Estado). El Secretario de Gobierno del Tribunal Supremo actuará como
secretario.
B) Conflictos entre la Jurisdicción ordinaria y la Jurisdicción militar
Estos conflictos surgen cuando hay duda sobre si un asunto corresponde a la Jurisdicción ordinaria o la
militar, que es la única jurisdicción especial reconocida en España. Pueden ser positivos (ambas reclaman la
competencia) o negativos (ambas rechazan asumir el caso).
El artículo 39 LOPJ establece que estos conflictos serán resueltos por una Sala de Conflictos de Jurisdicción,
compuesta por el Presidente del Tribunal Supremo, dos magistrados del TS del orden jurisdiccional en
conflicto y dos magistrados de la Sala de lo Militar. El Secretario de Gobierno del Tribunal Supremo actuará
como secretario.
⭐LEX🩸
116
2.- Conflictos de Competencia o Conflictos entre los Distintos Órdenes
Jurisdiccionales
La jurisdicción se divide en cuatro órdenes jurisdiccionales en España, cada uno de ellos con competencias
específicas:
1. Orden civil: Encargado de resolver controversias de carácter privado y de situaciones indisponibles que
afectan a derechos o intereses de personas vulnerables, como menores y personas con discapacidad.
2. Orden penal: Se ocupa del enjuiciamiento de delitos. Es un orden preferente frente a los demás, tal
como establece el artículo 44 de la LOPJ, lo que significa que no admite conflictos ni cuestionamientos
en cuanto a su preeminencia cuando hay elementos penales en juego.
3. Orden contencioso-administrativo: Se encarga de los conflictos con la Administración Pública,
asegurando que los actos y decisiones de los poderes públicos respeten los derechos y garantías
establecidos.
4. Orden social o laboral: Se centra en resolver disputas entre empresarios y trabajadores, así como las
que involucran a la Seguridad Social.
Interacción entre Órdenes Jurisdiccionales
En algunos casos, los elementos de un conflicto pueden entrelazarse con dos o más órdenes jurisdiccionales.
Aunque los órdenes no son compartimentos estancos, puede haber dudas sobre cuál debe asumir la
competencia, como ocurre en casos con elementos civiles y laborales o donde la verdadera naturaleza del
conflicto no está clara.
El orden penal, sin embargo, es siempre preferente en casos donde concurran elementos penales con otros
órdenes jurisdiccionales, lo que evita la posibilidad de conflictos de competencia en este ámbito.
Tipos de Conflictos
Los conflictos entre órdenes jurisdiccionales pueden ser:
● Conflictos positivos: Cuando dos o más órdenes reclaman la competencia para conocer un mismo
asunto.
● Conflictos negativos: Cuando ningún orden acepta la competencia para conocer un determinado
conflicto.
Resolución de Conflictos
El artículo 42 de la LOPJ establece que los conflictos de competencia entre los distintos órdenes
jurisdiccionales serán resueltos por una Sala especial del Tribunal Supremo. Esta Sala está presidida por el
Presidente del Tribunal Supremo y está compuesta por dos magistrados, uno de cada orden jurisdiccional en
conflicto, designados anualmente por la Sala de Gobierno. El Secretario de esta Sala especial será el Secretario
de Gobierno del Tribunal Supremo.
Esta sala tiene la última palabra en la resolución de estos conflictos, asegurando la correcta distribución de los
casos entre los órdenes jurisdiccionales y evitando la paralización de los procedimientos por falta de acuerdo
entre los diferentes órganos competentes.
⭐LEX🩸
117
IV.- COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.
INSTRUMENTOS DE COOPERACIÓN EN LA UE
La cooperación judicial internacional es un mecanismo mediante el cual los Estados y sus órganos judiciales
colaboran entre sí para resolver conflictos transnacionales. Esta cooperación se manifiesta en la cesión de
competencias jurisdiccionales en favor de Tribunales internacionales y en la colaboración dentro de la Unión
Europea.
Tribunales Internacionales en los que España participa:
1. Tribunal Internacional de Justicia (TIJ o CIJ):
○ Ubicado en La Haya, es el principal órgano judicial de las Naciones Unidas y se compone de 15
jueces, elegidos por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU. Su función es
resolver controversias entre Estados y emitir opiniones consultivas para los órganos de la ONU.
○ Este tribunal tiene competencia para emitir resoluciones que son vinculantes para los Estados
que hayan aceptado su jurisdicción, y actúa principalmente en materias de derecho
internacional público.
2. Tribunal Penal Internacional (TPI o CPI):
○ También ubicado en La Haya, el TPI tiene competencia para enjuiciar a individuos acusados de
cometer delitos de genocidio, crímenes de guerra, crímenes de agresión y crímenes de lesa
humanidad. Se rige por el Estatuto de Roma.
○ Es un tribunal complementario de las jurisdicciones nacionales y solo actúa si los Estados no
están dispuestos o no pueden llevar a cabo el enjuiciamiento de estos crímenes.
○ El TPI no reconoce inmunidades por cargos oficiales, y los crímenes bajo su jurisdicción no
prescriben. Puede imponer penas de hasta 30 años de prisión o, en casos excepcionales, cadena
perpetua, pero no la pena de muerte.
3. Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH):
○ Ubicado en Estrasburgo, el TEDH se encarga de asegurar el cumplimiento del Convenio Europeo
de Derechos Humanos (CEDH), ratificado por los Estados miembros del Consejo de Europa.
○ Cualquier persona que considere que sus derechos han sido violados puede presentar una
demanda, siempre que se hayan agotado previamente todos los recursos judiciales internos. El
plazo para presentar la demanda es de 6 meses desde la última decisión judicial interna.
○ El TEDH emite sentencias vinculantes para los Estados parte y puede otorgar indemnizaciones
a las víctimas de violaciones de derechos humanos.
4. Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE):
○ Ubicado en Luxemburgo, el TJUE garantiza la correcta interpretación y aplicación del Derecho
de la Unión Europea en todos los Estados miembros. Está compuesto por el Tribunal de Justicia
(TJ) y el Tribunal General (TG).
○ El TJ resuelve cuestiones prejudiciales planteadas por tribunales nacionales y ciertos recursos
de casación, mientras que el TG se ocupa de recursos de anulación presentados por
particulares, empresas y Estados en materias como competencia, comercio, y ayudas estatales.
⭐LEX🩸
118
Instrumentos de Cooperación en la Unión Europea:
La Unión Europea cuenta con un marco sólido de cooperación judicial en asuntos civiles y penales. A través de
diferentes reglamentos y directivas, se promueve el reconocimiento mutuo de resoluciones judiciales,
facilitando la colaboración entre tribunales de los Estados miembros.
1. Reglamento Bruselas I bis: Regula la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de
resoluciones en materia civil y mercantil dentro de la UE. Establece normas comunes para determinar
qué tribunal es competente en casos transfronterizos y facilita el reconocimiento y la ejecución de
sentencias en otros Estados miembros.
2. Reglamento Bruselas II bis: Regula la competencia
y el reconocimiento de resoluciones judiciales en
materia de derecho de familia, incluyendo el
divorcio, la separación, la nulidad matrimonial, la
custodia de menores, y el derecho de visitas.
3. Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE): Es
un instrumento de cooperación en materia penal
que permite la entrega rápida de una persona
entre Estados miembros de la UE para que sea
enjuiciada o para el cumplimiento de una
condena.
4. Cooperación en la obtención de pruebas: La UE
cuenta con mecanismos para facilitar la
cooperación judicial en la obtención de pruebas en
otro Estado miembro. Esto incluye la euroorden de
investigación y otros instrumentos que permiten a
las autoridades judiciales solicitar la práctica de
diligencias en otro Estado miembro.
5. Eurojust: Es una agencia de la UE encargada de
fortalecer la cooperación judicial entre los Estados
miembros en materia penal. Eurojust facilita la
coordinación entre las autoridades nacionales
encargadas de la persecución de delitos graves
como el terrorismo, la trata de seres humanos y el
fraude transfronterizo.
El marco de cooperación judicial internacional en el que
participa España refuerza la capacidad del sistema
judicial para hacer frente a casos de naturaleza
transnacional, garantizando una colaboración eficaz
entre diferentes países y organismos internacionales. Los
instrumentos de cooperación en la UE, como el
Reglamento Bruselas I bis y la Orden Europea de
Detención y Entrega, son fundamentales para el
funcionamiento de un espacio judicial común en Europa,
donde las decisiones judiciales pueden ser reconocidas y
ejecutadas en todo el territorio de la Unión.
⭐LEX🩸
119
Lección 11
Profesionales de la Jurisdicción:
Jueces y Magistrados
I.- INTRODUCCIÓN
En la celebración cotidiana de los procesos judiciales, intervienen diversos profesionales.
- Algunos integran el núcleo central de la Jurisdicción, como los Jueces y Magistrados, mientras que
otros colaboran o auxilian en la administración de la justicia, como los Letrados de la Administración
de Justicia y los Funcionarios al servicio de la Administración de Justicia, además de la Policía Judicial y
otros cuerpos o instituciones.
Estos cuerpos, junto a profesionales como el Ministerio Fiscal, los Abogados y los Procuradores, forman el
entramado de colaboradores esenciales del sistema judicial.
II.- PROFESIONALES DE LA JURISDICCIÓN:
JUECES Y MAGISTRADOS
La Carrera Judicial está estructurada en 3 categorías, tal como lo establece el artículo 299 de la LOPJ:
Magistrado del Tribunal Supremo, Magistrado y Juez. La función jurisdiccional, que implica el enjuiciamiento,
está reservada de manera exclusiva a las siguientes categorías:
1. Jueces y Magistrados profesionales de la carrera judicial.
2. Magistrados suplentes, Jueces sustitutos, Jueces de paz y sus sustitutos, quienes no pertenecen a la
carrera judicial pero gozan de inamovilidad temporal.
1.- Jueces y Magistrados profesionales que forman la carrera judicial
Los Jueces y Magistrados de la carrera judicial acceden al Poder Judicial a través de diferentes modalidades de
ingreso: oposición libre, concurso-oposición, acceso a la categoría de Magistrado del Tribunal Supremo o acceso
a la categoría de Magistrado de los Tribunales Superiores de Justicia.
- El ingreso a la carrera judicial se basa en los principios de mérito y capacidad, garantizando la igualdad
de oportunidades para todos los ciudadanos que reúnan las condiciones necesarias.
- Además, el proceso de selección debe ser transparente y objetivo para asegurar la idoneidad de los
seleccionados.
El artículo 302 de la LOPJ establece los requisitos para concurrir a la oposición libre de acceso a la Escuela
Judicial: ser español, mayor de edad, licenciado (o graduado) en Derecho, y no estar incurso en ninguna de las
causas de incapacidad que establece la ley.
⭐LEX🩸
120
Modalidades de ingreso:
1. Oposición libre: Esta es la principal modalidad de acceso a la carrera judicial. Se realiza conjuntamente
con la carrera fiscal e incluye un curso teórico y práctico en la Escuela Judicial. Los aprobados, según el
orden de puntuación, podrán elegir entre la carrera judicial o la fiscal.
2. Concurso-oposición: Esta modalidad está diseñada para facilitar el acceso de juristas de reconocida
competencia con más de 10 años de ejercicio profesional. En cada convocatoria, una cuarta parte de las
plazas se reserva para esta modalidad, que otorga acceso directo a la categoría de Magistrado.
3. Magistrado del Tribunal Supremo: Para cubrir las plazas en el Tribunal Supremo, el CGPJ selecciona a
juristas de prestigio con más de 15 años de experiencia profesional, preferentemente en la rama del
Derecho correspondiente al orden jurisdiccional de la sala.
4. Magistrado de los Tribunales Superiores de Justicia: En las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia, 1 de cada 3 plazas se destina a juristas de reconocido prestigio con más de 10
años de experiencia, seleccionados por el CGPJ a propuesta de la Asamblea Legislativa de la Comunidad
Autónoma. Las otras plazas se cubren con Magistrados que tengan al menos 10 años en la categoría.
2.- Los Jueces y Magistrados que no pertenecen a la carrera Judicial
La LOPJ contempla la posibilidad de que ciertos JyM, no pertenecientes a, también puedan integrarse en los
juzgados provisionalmente, bajo circunstancias excepcionales.
La incorporación de estos jueces ha sido objeto de debate por dos principales razones:
● Cualificación y formación: El proceso para evaluar su capacitación difiere del rigor del
concurso-oposición que enfrentan los jueces profesionales.
● Inamovilidad relativa: A diferencia de los jueces de carrera, estos jueces no gozan de una inamovilidad
absoluta, ya que su mandato está limitado a un período específico, lo que podría afectar atributos
esenciales como la independencia y responsabilidad.
Estos jueces y magistrados no pertenecientes a la carrera judicial incluyen:
1. Magistrados suplentes: Según el artículo 200 de la LOPJ, los Magistrados suplentes no integrados en la
carrera judicial serán convocados para formar sala en los siguientes tribunales: Audiencia Nacional,
Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias Provinciales. Su actuación sigue una prelación establecida para
el orden jurisdiccional correspondiente.
2. Jueces sustitutos: Los Jueces sustitutos son nombrados en casos excepcionales, ante la ausencia del titular
de un juzgado. Según el artículo 213 de la LOPJ, se nombran cuando no es posible la sustitución por un juez de
carrera o un juez en prácticas, y ejercerán la jurisdicción con la misma amplitud que los titulares.
3. Jueces de apoyo: Los Jueces de apoyo se designan cuando la acumulación o el retraso de asuntos en un
juzgado es excepcional y no se puede corregir reforzando la plantilla o eximiendo temporalmente del reparto
de casos. Conforme al artículo 261 bis de la LOPJ, son seleccionados por el siguiente orden de prelación:
● Jueces en expectativa de destino.
● Jueces en prácticas.
● Jueces de adscripción territorial.
● Excepcionalmente, jueces sustitutos y magistrados suplentes.
4. Jueces de paz y sus sustitutos: Finalmente, los Jueces de paz y sus sustitutos, que tienen funciones limitadas
según las leyes de enjuiciamiento, son nombrados para un período de cuatro años por la Sala de Gobierno del
Tribunal Superior de Justicia correspondiente. El nombramiento recae en personas elegidas por el
Ayuntamiento respectivo, tal como lo establece el artículo 101 de la LOPJ.
⭐LEX🩸
121
3.- Estatuto jurídico
El artículo 122.1 de la Constitución Española (CE) establece que la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ)
determinará la constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales, así como el estatuto
jurídico de los Jueces y Magistrados de carrera. Estos formarán un Cuerpo único junto con el personal al
servicio de la Administración de Justicia.
Atributos esenciales de los Jueces y Magistrados
El artículo 117.1 de la CE concretamente enumera cuatro atributos esenciales de los Jueces y Magistrados que
integran el poder judicial:
1. Independencia: Los Jueces y Magistrados son independientes en el ejercicio de su potestad
jurisdiccional. Esta independencia debe aplicarse tanto de manera interna (dentro del propio Poder
Judicial) como externa (frente a otros poderes del Estado y cualquier individuo). El artículo 12.1 de la
LOPJ establece que, en su función, los jueces
no deben ser influenciados por otros
órganos judiciales o de gobierno del Poder
Judicial, y el artículo 13 de la LOPJ consagra
que todos están obligados a respetar la
independencia de los Jueces y Magistrados.
2. Inamovilidad: Los Jueces y Magistrados no
pueden ser trasladados, suspendidos o
cesados, salvo en los casos y con las
garantías previstas en la ley. Esto refuerza
su independencia.
3. Responsabilidad: Los jueces son
responsables por sus actos, y pueden ser
sometidos a responsabilidad disciplinaria,
civil o penal cuando corresponda.
4. Sumisión a la ley: Están obligados a aplicar
e interpretar el ordenamiento jurídico de
manera imparcial, siempre dentro del
marco legal.
Independencia Judicial y sus Garantías
La independencia judicial no solo garantiza que los
jueces actúen sin injerencias, sino que además
preserva su imparcialidad tanto objetiva (en
relación con el litigio) como subjetiva (en relación
con las partes). Si un juez considera que su
imparcialidad está comprometida, puede
declararse abstenerse del caso; si una de las partes
lo percibe, puede solicitar la recusación del juez.
Ambos mecanismos están previstos para
salvaguardar la neutralidad.
⭐LEX🩸
122
Las garantías para preservar esta independencia son:
● Inamovilidad: Los jueces no pueden ser removidos arbitrariamente.
● Estatuto jurídico en la LOPJ: Define los derechos, obligaciones y funciones de los Jueces y Magistrados.
● Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): Órgano de gobierno del Poder Judicial que garantiza la
independencia de los jueces.
● Retribución adecuada: La LOPJ regula las remuneraciones, garantizando que sean proporcionales a la
dignidad de la función jurisdiccional. El Reglamento 2/2018 establece los criterios para las
retribuciones variables por objetivos.
● Medidas disciplinarias, civiles y penales: Existen mecanismos para depurar responsabilidades en caso
de que los jueces infrinjan sus obligaciones.
Inamovilidad, situación administrativa, promoción, incompatibilidades y prohibiciones
El estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados incluye
también su régimen de inamovilidad y las situaciones
administrativas que puedan surgir, como traslados,
excedencias y jubilaciones. La promoción dentro de la
carrera judicial también está regulada, garantizando el
acceso a nuevas posiciones según méritos. Existen
incompatibilidades y prohibiciones específicas que buscan
evitar conflictos de intereses, preservando así la integridad y
responsabilidad en el ejercicio de su función.
Estas disposiciones garantizan que los Jueces y Magistrados
puedan ejercer su función de manera independiente y bajo
la tutela de la ley, manteniendo su imparcialidad y
responsabilidad frente a los casos que les competen.
A) Inamovilidad
La inamovilidad es un atributo esencial de los Jueces y
Magistrados, expresamente reconocido por el artículo 117 CE.
Este principio establece que los Jueces y Magistrados no
podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados
salvo por las causas y con las garantías previstas en la ley.
De acuerdo con el artículo 379 LOPJ, los Jueces y Magistrados
perderán su condición en los siguientes casos:
1. Renuncia a la Carrera Judicial.
2. Pérdida de la nacionalidad española.
3. Sanción disciplinaria de separación de la Carrera
Judicial.
4. Condena a pena privativa de libertad por delito doloso.
5. Incapacidad, salvo que proceda su jubilación.
6. Jubilación.
Este principio garantiza que los Jueces y Magistrados puedan
ejercer sus funciones sin temor a represalias ni influencias
externas, asegurando así la independencia del Poder Judicial.
⭐LEX🩸
123
B) Situación administrativa
Los Jueces y Magistrados pueden encontrarse en diferentes situaciones administrativas dentro de su carrera
judicial, que se enumeran a continuación:
1. Servicio activo:
○ Estarán en servicio activo cuando ocupen una plaza dentro de la Carrera Judicial, estén adscritos
provisionalmente, hayan sido nombrados Jueces adjuntos o se les haya otorgado una comisión de
servicio temporal (art. 349.1 LOPJ).
2. Servicios especiales:
○ Estarán en servicios especiales cuando se integren en algún órgano de los Poderes del Estado o de
organismos internacionales (arts. 351 y 352 LOPJ), como:
1. Presidente del Tribunal Supremo.
2. Fiscal General del Estado.
3. Vocal del Consejo General del Poder Judicial.
4. Magistrado del Tribunal Constitucional.
5. Defensor del Pueblo o sus Adjuntos.
6. Consejero del Tribunal de Cuentas, entre otros.
3. Excedencia voluntaria:
○ Se concederá la excedencia voluntaria en los siguientes casos (art. 356 LOPJ):
1. Cuando el Juez o Magistrado esté en servicio activo en otro cuerpo o escala de las
Administraciones públicas o en la Carrera Fiscal.
2. Cuando desempeñe cargos o servicios en el sector público y no le corresponda estar en otra
situación administrativa.
3. Interés particular, siempre que haya ejercido en la
Carrera Judicial durante los cinco años previos, con
una duración mínima de dos años en esta
situación.
4. Cuidado de hijos, por un período de hasta tres años,
tanto por naturaleza como por adopción o
acogimiento permanente o preadoptivo.
5. Cuidado de familiares, hasta el segundo grado de
consanguinidad o afinidad que, por razones de
edad, accidente o enfermedad, no puedan valerse
por sí mismos.
4. Suspensión de funciones:
○ La suspensión de funciones implica la privación
temporal del ejercicio de sus funciones y puede derivar
de la tramitación de un procedimiento judicial o
disciplinario.
○ Esta suspensión puede ser:
1. Provisional, mientras se tramita el procedimiento
judicial o disciplinario (art. 362.1 LOPJ).
2. Definitiva, cuando se imponga como sanción
disciplinaria o condena (art. 365.1 LOPJ).
⭐LEX🩸
124
C) Promoción
La promoción dentro de la Carrera Judicial, regulada en la LOPJ, sigue dos vías principales: la promoción de
Juez a Magistrado y la promoción de Magistrado a Magistrado del Tribunal Supremo.
1. Promoción de Juez a Magistrado
Esta promoción puede tener lugar por alguna de las siguientes circunstancias:
- Antigüedad.
- Superación de pruebas selectivas (en los órdenes civil y penal).
- Superación de pruebas de especialización (en los órdenes contencioso-administrativo y laboral, así
como en materias mercantil y de violencia sobre la mujer).
De acuerdo con la LOPJ, cada 4 vacantes en la categoría de Magistrado se distribuyen de la siguiente manera:
● 2 vacantes se cubren por ascenso de los Jueces que ocupen los primeros puestos en el escalafón de esta
categoría. Una vez ascendido, el Magistrado podrá optar por:
○ Continuar en la plaza que venía ocupando.
○ Ocupar la vacante que le sea ofrecida en el momento del
ascenso.
Si opta por continuar en la misma plaza, no podrá participar en
los concursos de traslado durante 3 años si la plaza es de
categoría de Juez, y 1 año si es de categoría de Magistrado (art. 311
LOPJ).
● 1 vacante se proveerá mediante pruebas selectivas en los
órdenes jurisdiccionales civil y penal, o por pruebas de
especialización en los órdenes contencioso-administrativo,
social, mercantil y en materia de violencia sobre la mujer.
● La 4ª vacante se proveerá por concurso entre juristas de
reconocida competencia con más de diez años de ejercicio
profesional, quienes deberán superar un curso de formación.
2. Promoción de Magistrado a Magistrado del Tribunal Supremo
La promoción a Magistrado del Tribunal Supremo se rige por los
artículos 343 y 344 de la LOPJ. En las distintas Salas del Tribunal
Supremo, cada cinco plazas de Magistrados se distribuyen de la
siguiente manera:
● 4 plazas se cubrirán entre miembros de la Carrera Judicial con
al menos diez años de servicio en la categoría de Magistrado y
quince años en la Carrera Judicial.
De estas cuatro plazas:
1. 2 plazas se destinarán a Magistrados que hayan accedido a la categoría mediante pruebas de
selección o especialización, con al menos 15 años en la Carrera Judicial y 5 años en la categoría de
Magistrado.
2. 2 plazas se reservarán para Magistrados que reúnan las condiciones generales de acceso al
Tribunal Supremo, con al menos 15 años en la Carrera y 10 años en la categoría de Magistrado.
● La quinta plaza se proveerá entre abogados y otros juristas de reconocida competencia, quienes deben
contar con más de quince años de ejercicio profesional.
⭐LEX🩸
125
D) Incompatibilidades
La Constitución), en su artículo 127.2, establece que "la ley regulará el régimen de incompatibilidades de los
miembros del poder judicial, garantizando su total independencia".
● La LOPJ desarrolla este mandato en sus artículos 389 a 394, recogiendo un extenso catálogo de
incompatibilidades con el objetivo de preservar la independencia y neutralidad de los Jueces y
Magistrados en el ejercicio de sus funciones.
A continuación, se destacan las incompatibilidades más relevantes que afectan a los Jueces y Magistrados:
1. Con el ejercicio de cualquier otra jurisdicción ajena a la del Poder Judicial: Los
Jueces y Magistrados no pueden ejercer simultáneamente en otra jurisdicción,
fuera del ámbito del Poder Judicial español.
2. Con cualquier cargo de elección popular o designación política: Esto incluye
cargos en el Estado, Comunidades Autónomas, Provincias, entidades locales y
organismos dependientes de cualquiera de estos entes. La función judicial debe
permanecer al margen de cualquier tipo de influencia política.
3. Con empleos o cargos retribuidos por la Administración del Estado o entidades
públicas: No pueden ocupar empleos en las Cortes Generales, la Casa Real,
Comunidades Autónomas, Provincias, Municipios y demás organismos públicos
o empresas dependientes de estos.
4. Con empleos de cualquier tipo en otros Tribunales o Juzgados: No es
compatible ejercer varios empleos dentro del mismo o de diferentes órdenes
jurisdiccionales.
5. Con cualquier empleo, cargo o profesión retribuida: No pueden ejercer
ninguna profesión remunerada, a excepción de actividades docentes o de
investigación jurídica, ni participar en la producción y creación literaria,
artística, científica y técnica, o en las publicaciones derivadas de estas, siempre
de acuerdo con la legislación sobre incompatibilidades del personal al servicio
de las Administraciones Públicas.
6. Con el ejercicio de la Abogacía y la Procuraduría: Los Jueces y Magistrados no
pueden ejercer como abogados o procuradores, ya que estos roles podrían
generar conflictos de intereses al estar relacionados con el sistema judicial.
7. Con cualquier tipo de asesoramiento jurídico: Ya sea retribuido o no, no pueden
prestar asesoramiento jurídico en ninguna materia, para evitar que puedan
influir indebidamente en asuntos fuera de su jurisdicción.
8. Con la actividad mercantil: Los Jueces y Magistrados no pueden ejercer
actividades comerciales, ni por cuenta propia ni a través de terceros.
9. Con la intervención en sociedades mercantiles: No pueden ocupar cargos
como Directores, Gerentes, Administradores, Consejeros o socios colectivos que
impliquen participación directa en la gestión administrativa o económica de
sociedades o empresas mercantiles, tanto públicas como privadas.
Este detallado régimen de incompatibilidades asegura la imparcialidad e
independencia de los Jueces y Magistrados, al desvincular su actividad
jurisdiccional de cualquier influencia o conflicto de interés externo.
⭐LEX🩸
126
E) Prohibiciones
La Constitución Española (CE), en su artículo 127.1, establece de manera explícita una serie de prohibiciones
dirigidas a Jueces y Magistrados, así como a los Fiscales, con el fin de garantizar su independencia y
neutralidad en el ejercicio de sus funciones. Según este precepto, mientras se hallen en activo, estos
profesionales:
1. No podrán desempeñar otros cargos
públicos: Se les prohíbe asumir cualquier otro
puesto o responsabilidad dentro de la
Administración Pública o en cualquier otro
organismo que no forme parte del Poder
Judicial.
2. No podrán pertenecer a partidos políticos o
sindicatos: Esta prohibición está orientada a
evitar que los Jueces y Magistrados tengan
vínculos con organizaciones de carácter
político o sindical que puedan influir en sus
decisiones judiciales. Esto asegura que su
actuación esté libre de cualquier tipo de
presión o influencia política.
Además de estas disposiciones constitucionales, la
Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), en su artículo
395, establece las siguientes prohibiciones
adicionales para los Jueces y Magistrados:
1. No podrán dirigir felicitaciones o censuras a
autoridades, funcionarios o corporaciones
oficiales: Esto significa que los miembros del
Poder Judicial no pueden emitir valoraciones
públicas —positivas o negativas— acerca de las
acciones de otros poderes, autoridades o
funcionarios públicos, con el fin de preservar
la separación de poderes. Tampoco pueden
acudir a actos o reuniones públicas en calidad
de miembros del Poder Judicial, a excepción
de aquellas que tengan carácter judicial, que
tengan como propósito homenajear al Rey o
que hayan sido autorizadas por el Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ).
2. No podrán participar en elecciones más allá
de emitir su voto personal: Se les prohíbe
tomar parte activa en procesos electorales,
más allá de ejercer su derecho al voto como
ciudadanos. No pueden, por tanto, hacer campaña ni implicarse de ninguna manera en actividades
políticas durante los comicios legislativos o locales.
⭐LEX🩸
127
Lección 12
Profesionales colaboradores de la Jurisdicción I:
Letrados de la Administración de Justicia, Policía
Judicial y Funcionarios al servicio de la
Administración de Justicia
I.- LETRADOS DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
⭐LEX🩸: Esta lección hará varias referencias al capítulo anterior y cosas ya mencionadas antes. Es recomendable
estudiar lo anterior para entender bien este (en sí es bastante similar todo, así que pa’qué explicarlo de nuevo).
Los Letrados de la Administración de Justicia (o los LAJ) son funcionarios públicos que conforman un Cuerpo
Superior Jurídico, único y de carácter nacional, al servicio de la Administración de Justicia, bajo la dependencia
del Ministerio de Justicia.
- Estos profesionales ejercen sus funciones con carácter de autoridad, y ostentan la dirección de la
Oficina judicial.
La selección de los Letrados de la Administración de Justicia se realiza mediante convocatoria del Ministerio
de Justicia, empleando dos métodos principales:
1. Oposición: Este es el sistema ordinario de ingreso.
Garantiza que se seleccionen a los aspirantes en base a
los principios de igualdad, mérito, capacidad y
publicidad, tal como exige la Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ) y las disposiciones reglamentarias.
2. Concurso-oposición libre: Este sistema es de carácter
excepcional y tiene un contenido análogo al de la
oposición libre, pero añade una fase de concurso donde
se valoran ciertos méritos. Aunque es menos común,
también asegura que se mantengan los mismos
principios que el sistema ordinario de oposición.
El acceso al cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia
sigue un proceso similar al de los Jueces y Magistrados.
● La LOPJ, en su artículo 442.2, contempla que el 30% de
las plazas vacantes pueden ser reservadas para su
provisión mediante promoción interna a través de
concurso-oposición.
● Esta promoción está dirigida a los funcionarios del
Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa que
tengan al menos dos años de servicios efectivos en el
mismo, previa autorización del Ministerio de Hacienda
y Administraciones Públicas.
⭐LEX🩸
128
1.- Estatuto jurídico
Los Letrados de la Administración de Justicia ejercen sus funciones conforme a los principios de legalidad,
imparcialidad, autonomía e independencia en el ámbito de la fe pública judicial, y también bajo los principios
de unidad de actuación y dependencia jerárquica en otras funciones que les encomienden la ley y los
reglamentos. Este estatuto jurídico, recogido en el artículo 452 de la LOPJ, garantiza que estos profesionales
actúan siempre en el marco de la legalidad.
Principios que regulan el ejercicio de sus funciones:
1. Legalidad e imparcialidad: Los Letrados de la Administración de Justicia están sujetos a estos principios
en todas sus actuaciones. Esto implica que deben actuar conforme a la ley, sin favorecer a ninguna de las
partes. Su estatuto garantiza su imparcialidad, algo fundamental para el desarrollo justo de los
procedimientos judiciales.
2. Autonomía e independencia: En el ejercicio de la fe pública judicial, los Letrados gozan de autonomía e
independencia, similar a la de los Jueces y Magistrados. Esto significa que no pueden ser influenciados por
autoridades o personas externas en esta función concreta.
3. Unidad de actuación y dependencia jerárquica: En todas
las funciones que no impliquen la dación de fe pública, los
Letrados actúan bajo la unidad de actuación y
dependencia jerárquica, como sucede con los Fiscales, lo
que los diferencia de los Jueces, quienes actúan con
independencia en todas sus funciones. El artículo 463.3
LOPJ estipula que cuando varios Letrados trabajen en un
mismo servicio común procesal, la relación de puestos
de trabajo definirá su jerarquía y funciones específicas.
Garantías adicionales:
● Régimen retributivo: Los Letrados de la Administración
de Justicia tienen un régimen retributivo similar al de los
Jueces y Magistrados, lo que refuerza su estatus dentro
del sistema judicial (artículos 447 y 448 LOPJ).
● Abstención y recusación: Los Letrados también están
sujetos a las mismas causas de abstención y recusación
que los Jueces y Magistrados (art. 446.1 LOPJ). Si no se
abstienen cuando corresponde, pueden ser recusados
por las partes.
● Régimen disciplinario: Cuentan con un régimen
disciplinario propio para garantizar que sus actuaciones
se ajusten a la normativa, regulado en los artículos 468 y
469 LOPJ.
● Incapacidades, incompatibilidades y prohibiciones:
Están sujetos a las mismas incapacidades,
incompatibilidades y prohibiciones que los Jueces y
Magistrados, salvo que, a diferencia de estos, los
Letrados pueden pertenecer a partidos políticos o
sindicatos y participar en actos públicos no judiciales.
⭐LEX🩸
129
2.- Funciones
Los Letrados de la Administración de Justicia desempeñan un conjunto diverso de funciones que abarcan
desde la dirección de la Oficina Judicial hasta tareas de certificación, impulso procesal, gestión de archivos y
depósitos, entre otras. Sus responsabilidades son clave para el correcto funcionamiento del sistema judicial. A
continuación, se detallan algunas de sus funciones más destacadas:
A) Dirección de la Oficina Judicial
La Oficina Judicial se define en el artículo 435.1 de la LOPJ como la
organización instrumental que brinda soporte y apoyo a la actividad
jurisdiccional de jueces y tribunales. Los Letrados de la Administración
de Justicia tienen un rol crucial en su dirección, que se organiza bajo
los principios de jerarquía, división de funciones y coordinación.
La estructura de la Oficina Judicial está diseñada para funcionar con
criterios de agilidad, eficacia, eficiencia y responsabilidad, con el
objetivo de proporcionar un servicio cercano y de calidad a los
ciudadanos. Dentro de su estructura, la Oficina Judicial se divide en dos
unidades principales:
1. Unidades Procesales de Apoyo Directo (UPAD)
Las UPAD son unidades de la Oficina Judicial que asisten de manera
directa a los Jueces y Magistrados en el ejercicio de sus funciones. Estas
unidades realizan las actuaciones necesarias para garantizar el exacto
cumplimiento de las resoluciones dictadas por los órganos judiciales.
Cada UPAD está compuesta por un Letrado de la Administración de
Justicia que coordina las competencias y funciones de la unidad,
asistiendo directamente al Juez o Magistrado. En casos de
racionalización del servicio, un mismo Letrado puede actuar en más de
una UPAD.
2. Servicios Comunes Procesales (SCOP)
Los SCOP son unidades que asumen labores centralizadas de gestión y apoyo a los órganos judiciales en la
aplicación de las normas procesales, sin depender de un tribunal concreto. Estas unidades brindan apoyo a
varios órganos judiciales de un mismo ámbito territorial, independientemente del orden jurisdiccional al que
pertenezcan.
Cada SCOP está liderado por un Letrado de la Administración de Justicia, quien supervisa al resto de los
Letrados y personal que formen parte de la unidad. Estos equipos están organizados en función de las
necesidades del servicio, asegurando que los recursos sean suficientes y adecuados para cumplir con sus
responsabilidades.
3. Unidad Administrativa (UA)
Además de las UPAD y SCOP, la Oficina Judicial cuenta con una Unidad Administrativa (UA) que se ocupa de la
gestión interna de la Oficina Judicial en áreas como la gestión de recursos humanos, medios informáticos y
nuevas tecnologías. Aunque la UA no forma parte directamente de la estructura de la Oficina Judicial, su
función es esencial para garantizar que los recursos administrativos y materiales sean gestionados
eficientemente.
⭐LEX🩸
130
B) Fe pública judicial
Los Letrados de la Administración de Justicia tienen la competencia exclusiva y plena para ejercer la fe pública
judicial, que consiste en dos aspectos fundamentales:
1. Acreditar hechos procesales mediante actas y diligencias que verifiquen actos con trascendencia
procesal, tanto en formato físico como electrónico.
2. Habilitar a las partes para comparecer en juicio, mediante el apoderamiento apud acta, que es el
otorgamiento de poder a los procuradores para representar a las partes en el proceso.
De acuerdo con el artículo 453.1 de la LOPJ, los Letrados de la Administración de Justicia acreditarán la
realización de actos procesales ante el tribunal o en su sede, y la producción de hechos relevantes para el
proceso mediante las actas y diligencias correspondientes.
● Si se utilizan medios técnicos de grabación o reproducción,
las vistas podrán desarrollarse sin la intervención directa
del Letrado, aunque este será responsable de garantizar la
autenticidad e integridad de los registros grabados o
reproducidos.
Además, en cuanto al otorgamiento de poderes para pleitos, los
Letrados de la Administración de Justicia tienen la facultad de
autorizar y documentar el otorgamiento de apoderamiento apud
acta para pleitos.
● Este poder se puede otorgar mediante comparecencia
personal o electrónica ante cualquier oficina judicial y debe
realizarse en el mismo momento de la presentación del
primer escrito o antes de la primera actuación.
⭐LEX🩸: Apud acta, en latín sería “ante el acta” o “en presencial del acta”.
Se usa para hacer referencia a los actos que se hacen directamente en el
juzgado o tribunal y que se dejan registrados formalmente en las
actuaciones judiciales. Respecto al otorgamiento de poder apud acta, una
persona va con el LAJ para otorgar poderes a un procurador para que le
represente en un proceso judicial, dejando constancia de ese acto en el
expediente. Este tipo de poder es una alternativa al poder notarial, porque
es más rápido y económico, pues se hace ahí mismo en el tribunal y no
requiere la intervención de un notario. Respecto a las declaraciones o
manifestaciones ante el LAJ: También puede referirse a otros casos
procesales en los que se toma declaración o se realizan manifestaciones
directamente ante el LAJ, quedando constancia de dichas actuaciones en
las actas procesales. Al final, el apud acta implica que una actuación, como
otorgamiento de poder o la declaración, se realiza en el propio proceso
judicial, y queda registrada formalmente en las actas del procedimiento.
Un aspecto clave de esta función es la independencia y autonomía
con las que cuentan los Letrados de la Administración de Justicia en
el ejercicio de la fe pública judicial. No requieren la intervención de
testigos adicionales, como lo señala el artículo 453.4 de la LOPJ, lo
que resalta su papel crucial en la validación de los actos judiciales.
⭐LEX🩸
131
C) Certificación, impulso y ordenación procesal
Los Letrados de la Administración de Justicia también son responsables de las funciones de certificación,
impulso y ordenación procesal. En el marco de estas funciones:
1. Certificación: Expiden certificaciones o testimonios sobre las actuaciones judiciales que no sean
secretas ni reservadas a las partes, indicando el destinatario y el fin para el que se solicitan.
2. Impulso y ordenación procesal: Dictan las resoluciones necesarias para el impulso del proceso,
excepto aquellas que estén reservadas exclusivamente a jueces o tribunales. Estas resoluciones
pueden tomar varias formas:
○ Diligencias: Resoluciones de impulso que pueden ser de ordenación (para organizar el proceso),
constancia (registrar actos o hechos), comunicación (informar a las partes o terceros), o ejecución
(hacer cumplir resoluciones).
○ Decretos: Son resoluciones que pueden versar sobre la admisión de la demanda, la conclusión del
procedimiento, o situaciones que requieran ofrecer al justiciable una explicación motivada. Los
decretos deben estar motivados, contener antecedentes de hecho y fundamentos de derecho, y son
recurribles en los casos que establezcan las leyes procesales.
○ Acuerdos: Resoluciones de carácter gubernativo dictadas por los Letrados de la Administración de
Justicia, relativas a la organización y funcionamiento interno de los tribunales.
D) Competencias procesales
Los Letrados de la Administración de Justicia asumen diversas competencias procesales según lo dispuesto
por las leyes procesales. Las principales son las siguientes:
1. Ejecución: Los Letrados de la Administración de Justicia tendrán competencia para ejecutar
resoluciones judiciales, salvo en los casos en que las leyes procesales exceptúen esta competencia,
reservándola a Jueces y Magistrados.
2. Jurisdicción voluntaria: Tendrán la capacidad de tramitar y resolver los procedimientos de jurisdicción
voluntaria, sin perjuicio de los recursos que puedan interponerse contra sus resoluciones.
3. Conciliación: Podrán llevar a cabo labores de conciliación, actuando como mediadores en los
procedimientos que les corresponda.
4. Procedimientos monitorios: Tendrán competencias para la tramitación y, en algunos casos, la
resolución de los procedimientos monitorios.
5. Mediación: Desempeñarán funciones en materia de mediación, en los casos en que así lo prevean las
leyes.
6. Otras competencias: Las leyes procesales pueden otorgarles otras competencias adicionales de
manera expresa.
Aunque estas competencias serán
analizadas más detalladamente en
partes especializadas del derecho
procesal, como el Derecho procesal
civil. Parte General y Derecho
procesal civil. Parte Especial, por
ahora, se mencionan de manera
preliminar en este resumen.
⭐LEX🩸
132
E) Otras funciones
Además de las competencias procesales mencionadas, los Letrados de la Administración de Justicia asumen
otras funciones complementarias, que incluyen:
1. Archivo Judicial de Gestión y Libros de Registro: Son responsables de la gestión del archivo judicial y
de los libros de registro, garantizando la correcta custodia y organización de los documentos judiciales
conforme al artículo 458 de la LOPJ.
2. Depósito de bienes y objetos: Gestionan el depósito de bienes y objetos relacionados con los
expedientes judiciales, incluyendo las piezas de convicción en causas penales, de acuerdo con lo
establecido en el artículo 459 de la LOPJ.
3. Gestión de tributos: Tendrán a su cargo la gestión de los tributos en los términos que disponga la
normativa específica, como se recoge en el artículo 460 de la LOPJ.
4. Estadística judicial: Serán responsables de la estadística judicial, recopilando y gestionando los datos
estadísticos relativos a la actividad judicial, conforme al artículo 461 de la LOPJ.
Estas diversas funciones ilustran la amplitud del papel de los Letrados de la Administración de Justicia en la
administración del sistema judicial, no solo en lo procesal, sino también en la organización, gestión y control
de otros aspectos clave del funcionamiento judicial.
II.- POLICÍA JUDICIAL
La Policía Judicial es esencial en el apoyo a los Jueces,
Tribunales y el Ministerio Fiscal en cuanto a la averiguación de
delitos y el descubrimiento y aseguramiento de los
delincuentes, según lo dispuesto por el artículo 126 de la
Constitución Española (CE).
● El artículo 547 de la LOPJ especifica que la función
principal de la Policía Judicial es auxiliar en la investigación y
resolución de delitos a requerimiento de los órganos judiciales.
Esta función recae en los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad, independientemente de si dependen del Gobierno
central, de las comunidades autónomas o de los entes locales,
siempre dentro de sus respectivas competencias.
La LO 2/1986, de 13 de marzo, sobre las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado, establece el régimen orgánico y funcional
de la Policía Judicial. En su artículo 31, se dispone que los
funcionarios adscritos a las Unidades de Policía Judicial
dependen orgánicamente del Ministerio del Interior, pero
funcionalmente de los Jueces, Tribunales o Ministerio Fiscal
que estén encargados de la investigación en curso.
De este modo, la Policía Judicial actúa como un cuerpo auxiliar
fundamental dentro del sistema judicial, respondiendo a las
necesidades de investigación criminal y cooperando
estrechamente con el Poder Judicial y el Ministerio Fiscal en la
persecución de los delitos y el aseguramiento de los responsables.
⭐LEX🩸
133
III.- FUNCIONARIOS AL SERVICIO DE LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA
La Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) clasifica a los funcionarios al servicio de la Administración de Justicia
en dos categorías principales: Cuerpos Generales y Cuerpos Especiales. Cada categoría tiene funciones
específicas y requisitos de titulación para su ingreso.
1.- Cuerpos Generales
Los Cuerpos Generales se encargan fundamentalmente
de tareas procesales, aunque también pueden
desempeñar funciones administrativas. Estos cuerpos
incluyen:
● Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa: Para
ingresar en este cuerpo, se requiere poseer una
titulación universitaria de Diplomado
Universitario, Ingeniero Técnico, Arquitecto
Técnico o un título equivalente.
● Cuerpo de Tramitación Procesal y Administrativa:
Se exige estar en posesión del título de Bachiller o
equivalente para acceder a este cuerpo.
● Cuerpo de Auxilio Judicial: El requisito de ingreso
es el título de graduado en ESO o equivalente.
2.- Cuerpos Especiales
Los Cuerpos Especiales desempeñan funciones que
requieren una titulación específica y una formación
profesional especializada. Estos cuerpos son:
● Cuerpo de Médicos Forenses: Para formar parte
de este cuerpo, se exige el título de Licenciado o
Graduado en Medicina, además de la
especialización en Medicina Forense.
● Cuerpo de Facultativos del Instituto Nacional de
Toxicología y Ciencias Forenses: Se requiere ser
Licenciado o Graduado en Ciencias
Experimentales y de la Salud.
● Cuerpo de Técnicos Especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses: Es
necesario poseer el título de Técnico Superior en Formación Profesional o equivalente, en las áreas
específicas que se determinen en las convocatorias.
● Cuerpo de Ayudantes de Laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses: El
ingreso a este cuerpo requiere el título de Técnico en Formación Profesional o equivalente en las áreas
establecidas en las convocatorias.
Estos cuerpos, tanto los generales como los especiales, son esenciales para el funcionamiento eficaz de la
Administración de Justicia, colaborando con los Jueces, Magistrados, y otros profesionales del ámbito judicial
en la tramitación y resolución de procesos judiciales.
⭐LEX🩸
134
IV. OTROS CUERPOS E INSTITUCIONES
Además de los funcionarios de carrera que forman parte de la Administración de Justicia de manera
permanente y están vinculados por una relación estatutaria, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) también
contempla la posibilidad de incorporar otros profesionales en situaciones excepcionales para apoyar su
funcionamiento. Estos profesionales pueden ser
funcionarios interinos o personal contratado.
1.- Funcionarios Interinos
Los funcionarios interinos pueden ser nombrados por
razones de urgencia o necesidad, cuando no sea
posible que un funcionario de carrera desempeñe las
funciones correspondientes, o mientras persistan las
razones que motivaron su designación. Estos interinos
ejercerán las mismas funciones que los funcionarios de
carrera, aunque su relación con la Administración será
temporal y dependiente de la situación que justifica su
nombramiento.
2.- Funcionarios de otras Administraciones Públicas
La LOPJ también prevé la colaboración de funcionarios
de otras administraciones (estatales, autonómicas o
locales) en la Administración de Justicia, ya sea de
manera ocasional o permanente. Esta colaboración es
útil cuando se requieren conocimientos técnicos o
especializados que no son propios de los cuerpos
habituales de funcionarios de la Administración de
Justicia. Estos funcionarios prestan auxilio en
actividades concretas que requieren una formación
especializada, ampliando la capacidad técnica de los
órganos judiciales.
3. Personal Contratado
La LOPJ, en su artículo 473.2, permite la contratación de
personal laboral cuando no existan cuerpos o escalas
de funcionarios con la preparación técnica adecuada
para desempeñar ciertas actividades específicas. Estas
actividades pueden incluir trabajos relacionados con el
mantenimiento y conservación de edificios, equipos,
instalaciones, así como otras áreas de carácter
instrumental. Este personal contratado estará
vinculado a la Administración de Justicia mediante
una relación laboral, realizando tareas que no son
cubiertas por funcionarios de carrera o interinos.
⭐LEX🩸
135
Lección 13
Profesionales colaboradores de la Jurisdicción II:
Abogados, Procuradores y Graduados sociales
I.- INTRODUCCIÓN
El Libro VII de la LO 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial, titulado “Del Ministerio Fiscal y demás personas
e instituciones que cooperan con la Administración de
Justicia”, abarca tres títulos. El Título I se refiere al
Ministerio Fiscal; el Título II, a los Abogados,
Procuradores y Graduados sociales; y el Título III, a la
Policía Judicial.
II.- ABOGADOS
De acuerdo con el artículo 542 de la LOPJ, la función de
Abogado corresponde exclusivamente a los licenciados
o graduados en Derecho que ejerzan la dirección y
defensa de las partes en procesos judiciales o que
presten asesoramiento y consejo jurídico.
La asistencia letrada en la mayoría de los procesos de los
distintos órdenes jurisdiccionales es un derecho
fundamental reconocido en el artículo 24.2 CE: “todos
tienen derecho a la asistencia de letrado”. Esto es esencial
para garantizar una tutela judicial efectiva y el derecho
de defensa.
- Su importancia radica en la especialización,
conocimiento técnico, y experiencia en todas las
fases de los procedimientos, desde el
asesoramiento inicial sobre la conveniencia de
iniciar un proceso judicial hasta la preparación
de pruebas, estrategias y la defensa técnica ante
los tribunales.
El Abogado, mediante su intervención en el proceso,
aporta agilidad, seriedad, tecnicismo, y rigor jurídico, lo
que es esencial para alcanzar la igualdad procesal entre
las partes. Así, su función cubre desde el asesoramiento
preprocesal hasta la formulación de estrategias, la
elaboración de escritos y la defensa técnica en el proceso.
⭐LEX🩸
136
1.- Concepto, ingreso y régimen legal
Los Abogados son profesionales del Derecho cuya misión exclusiva
es contribuir al éxito de las pretensiones formuladas por personas
físicas o jurídicas en procesos judiciales. Esta función incluye tanto
actuaciones previas y extraprocesales como intra-procesales,
abarcando desde la preparación del proceso hasta su desarrollo,
siempre en aras de la concordia, la efectividad de los derechos
fundamentales y la Justicia.
El acceso a la profesión de Abogado se regula por el Real Decreto
64/2023, de 8 de febrero, que aprueba el Reglamento de la Ley
34/2006, sobre el acceso a las profesiones de la Abogacía y la
Procura. Para obtener el título profesional de Abogado, se deben
cumplir los siguientes requisitos:
1. Poseer el título de Licenciatura o Grado en Derecho.
2. Superar un curso de formación especializada, que incluye la
realización de prácticas en despachos o instituciones
relacionadas con la abogacía.
3. Aprobar la prueba de evaluación final que acredita la
capacitación profesional para el ejercicio de la abogacía.
Tanto la formación como la evaluación deben realizarse bajo los
principios de igualdad de trato, no discriminación y accesibilidad
universal, asegurando el apoyo necesario a personas con discapacidad y
eliminando barreras físicas y de comunicación en los lugares de
prácticas.
2.- Estatuto jurídico
La relación entre un abogado y su cliente se establece bajo el marco de un contrato de “arrendamiento de
servicios”, siempre y cuando la elección del abogado sea personal, libre y directa, con base en la confianza del
cliente.
- No obstante, cuando una persona carece de recursos económicos para litigar o no designa abogado en
aquellos procesos donde su intervención es preceptiva (por ejemplo, en los procedimientos penales), el
cliente tiene el derecho o, en su defecto, la obligación de ser defendido por un abogado de oficio.
- Por otro lado, la defensa de intereses públicos o del Estado recae sobre abogados del Estado o de las
comunidades autónomas, quienes asumen la responsabilidad de proteger los derechos o intereses
generales en el proceso.
Con esta breve clasificación en mente, nos centramos ahora en el estatuto jurídico de la abogacía, regulado
principalmente por el Real Decreto 135/2021, de 2 de marzo, que aprueba el Estatuto General de la Abogacía
Española (EGA).
● Este regula aspectos fundamentales como los derechos, deberes, incompatibilidades, prohibiciones y
la responsabilidad disciplinaria de los abogados. A continuación, se aborda de manera resumida cada
uno de estos elementos:
⭐LEX🩸
137
A) Derechos de los Abogados
Entre los derechos más relevantes de los profesionales de la abogacía destacan dos principales: (i) su libertad e
independencia en el ejercicio profesional y (ii) el derecho a percibir honorarios por los servicios prestados.
● Libertad e independencia: El artículo 542.2º de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) establece que los
abogados, en su actuación ante los tribunales, son libres e independientes, y deben actuar con sujeción al
principio de buena fe, gozando de los derechos inherentes a la dignidad de su función. Además, serán
amparados en su libertad de expresión y defensa por parte de los tribunales.
○ A su vez, el artículo 47.4 del EGA refuerza esta disposición, señalando que el profesional de la
abogacía llevará a cabo sus actividades profesionales con plena libertad e independencia, bajo su
responsabilidad, y de acuerdo con las exigencias técnicas y deontológicas que impone la tutela
jurídica de los asuntos que le sean encomendados.
Este principio se amplía en el artículo 58.1 del mismo estatuto, que reafirma la libertad e
independencia de los abogados, así como su derecho a ser amparados en la libertad de expresión y
defensa en el marco de las normas aplicables.
○ De este conjunto normativo se desprende que los abogados, en el ejercicio de la defensa de los
intereses tanto públicos como privados, no deben enfrentar otra restricción o límite que el propio
ordenamiento jurídico.
○ Proyección de la libertad e independencia: Como manifestación de esta independencia, el abogado
tiene la facultad de aceptar o rechazar la dirección de cualquier asunto que le sea encomendado, y
puede cesar en su intervención cuando surjan discrepancias con su cliente. Asimismo, está obligado a
retirarse del caso cuando su independencia se vea comprometida o cuando concurran
circunstancias que afecten su deber de secreto profesional (art. 50 del EGA).
○ El abogado puede renunciar a la defensa en cualquier fase del procedimiento, siempre que dicha
renuncia no cause indefensión al cliente. En caso de renuncia, el abogado está obligado a realizar
los trámites urgentes necesarios para no perjudicar al cliente. La renuncia debe comunicarse por
escrito tanto al cliente como, en su caso, al órgano judicial o administrativo correspondiente.
Además, el abogado debe proporcionar toda la información necesaria a su colega que se haga cargo
del asunto, para que este pueda continuar con la defensa sin afectar la adecuada representación del
cliente.
● Derecho a percibir honorarios: Los abogados tienen derecho a recibir una contraprestación económica por
los servicios prestados, así como al reintegro de los gastos generados en el ejercicio de su profesión. La
cuantía de los honorarios es libremente acordada entre el abogado y su cliente, siempre que se respeten
las normas deontológicas, así como las normas sobre defensa de la competencia y competencia desleal.
○ Según el artículo 28 del EGA, los abogados están obligados a entregar una factura al cliente que
cumpla con todos los requisitos legales, expresando de forma detallada los conceptos de los
honorarios y los gastos relacionados. El EGA promueve, además, la utilización de la factura
electrónica, cuando sea posible.
○ Criterios orientativos de honorarios: Los Colegios de la Abogacía tienen la facultad de elaborar
criterios orientativos de honorarios, que sirven como guía exclusiva para la tasación de costas y
para la jura de cuentas de los profesionales de la abogacía. Estos criterios también se utilizan para
calcular los honorarios en casos de asistencia jurídica gratuita, conforme al artículo 29 del EGA.
Adicionalmente, los Colegios pueden emitir informes periciales sobre los honorarios, así como
dictámenes en caso de conflicto sobre la cuantía de los mismos.
⭐LEX🩸
138
B) Deberes de los Abogados
Los abogados, como garantes de la efectividad de los derechos constitucionales de acción (derecho a la tutela
judicial efectiva, art. 24.1 CE) y de defensa (art. 24.2 CE), están obligados a participar activamente en la
Administración de Justicia, colaborando mediante el asesoramiento, la conciliación y la defensa de los
intereses que les sean confiados. En sus actuaciones ante los órganos jurisdiccionales, según lo estipula el
artículo 55.2 del Estatuto General de la Abogacía Española (EGA), los abogados deben regirse por principios de
buena fe, prudencia y lealtad, manteniendo el respeto debido tanto a los órganos jurisdiccionales como a los
demás abogados que intervienen en los procesos, con quienes deben actuar en un marco de lealtad y respeto
mutuos.
Deberes específicos para con los clientes:
1. Identificación profesional: El abogado debe proporcionar a su cliente su nombre, número de
identificación fiscal, colegio profesional al que pertenece, número de colegiado, domicilio profesional y
medios de contacto, incluyendo los electrónicos. Si se trata de una sociedad o despacho colectivo, deberá
además facilitar la denominación de la entidad, datos de registro, régimen jurídico, código de
identificación fiscal, sede o dirección desde la que se prestan los servicios, y medios de contacto (art. 48.1
EGA).
2. Información sobre la viabilidad del caso: El abogado tiene la obligación de informar a su cliente sobre la
viabilidad del asunto que se le encomienda, con el objetivo de disuadirlo de promover conflictos o
acciones judiciales infundadas. Asimismo, debe asesorar al cliente sobre posibles vías alternativas para
la mejor satisfacción de sus intereses (art. 48.3 EGA).
3. Información sobre honorarios y costes: El abogado debe informar al cliente acerca de los honorarios y
costes de su intervención mediante la presentación de una hoja de encargo o un medio equivalente.
También debe advertir sobre las posibles consecuencias de una condena en costas y proporcionar una
estimación aproximada de las mismas (art. 48.4 EGA).
4. Comunicación del estado del caso: El abogado tiene la obligación de mantener informado al cliente
sobre el estado del asunto en el que interviene, notificándole sobre cualquier incidencia o resolución
relevante que se produzca. Si el cliente lo solicita, deberá proporcionarle copia de los escritos
presentados o recibidos, resoluciones judiciales o administrativas, y grabaciones de actuaciones (art.
48.5 EGA).
5. Medios para reclamaciones o solicitudes: El abogado debe poner a disposición de sus clientes un
número de teléfono, un número de fax, una dirección de correo electrónico o una dirección postal para
que puedan realizar reclamaciones o solicitudes de información sobre el servicio prestado (art. 52.1 EGA).
6. Respuesta a reclamaciones: El abogado está obligado a responder a las reclamaciones de sus clientes en
el plazo más breve posible y, en cualquier caso, antes de un mes desde la recepción de la reclamación
(art. 52.2 EGA).
Confidencialidad y conflicto de intereses
La relación entre abogado y cliente se basa en la confianza y confidencialidad, lo que impone al abogado el
deber de guardar secreto sobre cualquier hecho o información que conozca como parte de su actuación
profesional. Este deber está regulado por la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, y protege al
abogado, quien no puede ser obligado a declarar sobre esos hechos. Además, el abogado debe abstenerse de
defender intereses en conflicto con los de su cliente o con los suyos propios, y tiene la obligación de no
defraudar la confianza depositada por su cliente en ningún caso.
⭐LEX🩸
139
C) Incompatibilidades
El ejercicio de la abogacía presenta determinadas incompatibilidades establecidas en el artículo 18 del
Estatuto General de la Abogacía Española (EGA). Estas incompatibilidades buscan asegurar que los abogados
no incurran en conflictos de intereses que afecten la independencia y el correcto desempeño de su función
profesional. Las principales incompatibilidades son:
1. Cargos en el sector público: El ejercicio de la abogacía es incompatible con el desempeño de cargos,
funciones o empleos al servicio del Poder Judicial, de las Administraciones estatal, autonómica o local,
así como de entidades de derecho público dependientes o vinculadas a ellas, siempre que la normativa
reguladora de dichas entidades lo establezca.
2. Auditoría de cuentas: No se puede compatibilizar la actividad de la abogacía con la auditoría de
cuentas en los términos establecidos legalmente, dado que podría generar conflictos de intereses.
3. Otras actividades incompatibles por ley: Cualquier otra actividad que sea declarada incompatible
mediante norma con rango de ley.
Además, los abogados no pueden mantener vínculos asociativos de carácter profesional
con personas que se encuentren afectadas por alguna de las incompatibilidades
mencionadas, cuando así lo disponga la ley. En el caso de que un abogado incurra en
alguna de estas causas de incompatibilidad, debe cesar inmediatamente en una de las
dos actividades incompatibles. Si el abogado opta por cesar en la abogacía, tiene un
plazo máximo de quince días para solicitar su baja como ejerciente, mediante una
comunicación a la Junta de Gobierno de su colegio profesional.
Si no cumple con esta obligación, la Junta de Gobierno tiene la potestad de suspender
cautelarmente al abogado en el ejercicio de la profesión, pasándolo automáticamente
a la condición de no ejerciente, e iniciando un expediente disciplinario conforme a las
normas correspondientes.
D) Responsabilidad disciplinaria de los Abogados
Los abogados, en el ejercicio de su profesión, están sujetos a tres tipos de
responsabilidad: civil, penal y disciplinaria, según lo dispuesto en los artículos 546.2 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ). Las correcciones disciplinarias derivadas de
su actuación ante los juzgados y tribunales se rigen por la LOPJ y las leyes procesales.
● Responsabilidad disciplinaria: La responsabilidad disciplinaria por la conducta
profesional de los abogados recae en los Colegios y Consejos de la Abogacía,
quienes deben seguir los procedimientos sancionadores establecidos en sus
estatutos. Estos procedimientos deben respetar todas las garantías de defensa que
el abogado tiene derecho a ejercer.
● Las facultades disciplinarias de la autoridad judicial sobre los abogados también
deben ajustarse a lo dispuesto en las leyes procesales. Las sanciones o correcciones
disciplinarias que los tribunales impongan a los abogados quedarán registradas en
el expediente personal del profesional sancionado.
● Registro de sanciones: Las sanciones impuestas por los Colegios profesionales se
consignarán en el expediente personal del colegiado o en el expediente de la
sociedad profesional (art. 119 EGA). Esta medida asegura un registro de la conducta
profesional del abogado o del despacho involucrado.
⭐LEX🩸
140
III.- Procuradores
Cuando un ciudadano acude a los tribunales para resolver un conflicto, generalmente requiere la intervención
de dos profesionales: el abogado, que lo defiende, y el procurador, que lo representa.
● El procurador complementa la labor del abogado y asegura la correcta representación y comunicación
entre las partes y el tribunal.
Función de los Procuradores
Según el artículo 543.1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(LOPJ), los procuradores tienen la exclusiva función de
representar a las partes en todo tipo de procesos judiciales,
excepto en aquellos casos en los que la ley disponga lo contrario.
Además, se encargan de realizar actos de comunicación, como
citaciones, emplazamientos o requerimientos, tanto a las partes
que aún no se han personado en el proceso, como a terceros,
tales como testigos, peritos u otros intervinientes.
El fundamento esencial de la intervención preceptiva de los
procuradores radica en la tecnicidad que caracteriza a la
Administración de Justicia. Esta complejidad requiere
conocimientos específicos y un manejo adecuado de los matices
procesales, que muchas veces las partes involucradas
desconocen. La intervención del procurador es clave debido a la
precisión técnica que exige la representación en un proceso
judicial, tanto en términos jurídicos como tecnológicos.
1.- Concepto, ingreso y régimen legal
Los procuradores son profesionales del Derecho especializados
en Derecho Procesal, encargados de la representación de
personas físicas o jurídicas, ya sea en su posición activa
(demandante) o pasiva (demandado). Además, son responsables
de asegurar la correcta transmisión de comunicaciones entre
las partes y el tribunal, desempeñando un papel crucial en la
gestión y tramitación del procedimiento judicial.
● Relevancia del Procurador: La intervención del procurador es preceptiva en la mayoría de los procesos
judiciales, ya que su labor es indispensable para garantizar el buen desarrollo del procedimiento. Al
igual que los abogados en lo que respecta a la tramitación sustantiva del caso, los procuradores son
necesarios para gestionar la tramitación procesal, asegurando la diligencia y fluidez en las
comunicaciones entre las partes procesales y el tribunal.
● Acceso a la profesión: Para ejercer como procurador, es necesario haber superado el Grado en Derecho
y realizar una formación especializada mediante el Máster de Abogacía y Procura. Posteriormente, el
aspirante debe superar una prueba de acceso a la profesión, convocada por el Ministerio de Justicia, y,
finalmente, incorporarse a un Colegio Profesional de Procuradores.
⭐LEX🩸
141
2.- Estatuto jurídico: funciones, derechos, deberes e incompatibilidades
El Real Decreto 1281/2002, de 5 de diciembre, regula el Estatuto General de los Procuradores de los Tribunales
de España (EGP), estableciendo las funciones, derechos, deberes, reglas de actuación, incompatibilidades y el
régimen de responsabilidad de estos profesionales.
La Procura se define como una profesión libre, independiente y colegiada, cuya misión principal es la
representación técnica de las partes en cualquier tipo de procedimiento judicial. Además, los procuradores
asumen todas aquellas funciones que les encomienden las leyes procesales para garantizar una mejor
administración de justicia, una correcta sustanciación de los procesos y una eficaz ejecución de las
resoluciones judiciales.
Funciones de los Procuradores
Las funciones esenciales de los procuradores están
recogidas en el artículo 3 del EGP:
1. Representación de las partes: Los procuradores
representan a sus poderdantes ante los juzgados
y tribunales de cualquier orden jurisdiccional.
2. Cooperación con la administración de justicia:
Tienen el deber de cumplir fielmente con las
funciones o servicios que les encomienden las
leyes, actuando como cooperadores de la
administración de justicia.
Al igual que los abogados, los procuradores ejercen su
labor con libertad e independencia, aunque deben
ajustarse estrictamente a las normas deontológicas que
regulan su profesión, las cuales están recogidas en la ley
y en los estatutos de los colegios profesionales.
Derechos de los Procuradores
Entre los derechos esenciales de los procuradores,
destacan los siguientes:
1. Derechos arancelarios: Los procuradores tienen
derecho a recibir una compensación económica
por sus servicios, conforme a los aranceles
establecidos, regulados actualmente por el Real
Decreto 434/24 de 30 abril.
2. Publicidad de servicios: Los procuradores
pueden hacer publicidad de sus servicios y
despachos, de acuerdo con la legislación vigente
(art. 35 EGP).
3. Aceptar o rechazar la representación: Tienen la
facultad de aceptar o rechazar la representación
procesal en un determinado asunto, así como de
renunciar a una representación ya aceptada en
cualquier fase del procedimiento, siempre de
acuerdo con lo dispuesto en las leyes (art. 6 EGP).
⭐LEX🩸
142
Además, el artículo 40 del EGP reconoce otros derechos adicionales:
1. Protección de su actuación profesional: Los procuradores tienen derecho a solicitar protección de su
independencia y libre criterio de actuación por parte de los órganos corporativos, siempre que su
actuación esté dentro de los límites del ordenamiento jurídico y las normas deontológicas.
2. Remuneración justa: Los procuradores tienen derecho a una remuneración justa y adecuada por sus
servicios, respetando los aranceles establecidos. Este derecho se extiende a los herederos en caso de
fallecimiento del procurador.
3. Devengos extrajudiciales: Tienen derecho a percibir honorarios por las actuaciones extrajudiciales que
realicen, conforme a las reglas del mandato.
4. Honores y preferencias: Los procuradores disfrutan de ciertos honores y preferencias, tales como el
uso de la toga en sesiones judiciales y actos solemnes, y el derecho a ocupar asiento en estrados junto a
miembros del tribunal, fiscales, secretarios y abogados.
5. Participación colegial: Tienen derecho a participar con voz y voto en las asambleas generales de su
respectivo colegio, así como a formular peticiones y propuestas. Además, tienen derecho a acceder a
los cargos colegiales en igualdad de condiciones y a disfrutar de los derechos establecidos para los
colegiados en el ordenamiento jurídico.
6. Sustitución procesal: Los procuradores pueden ser sustituidos por otro procurador en cualquier
actuación procesal, garantizando la continuidad del proceso.
Deberes de los Procuradores
Los procuradores tienen una serie de deberes esenciales y
específicos, regulados en los artículos 37, 38 y 39 del Estatuto
General de los Procuradores (EGP), que aseguran el cumplimiento
adecuado de su función en la representación procesal y la
cooperación con la Administración de Justicia.
1. Deberes esenciales de los Procuradores (art. 37 EGP)
- 1.1) Desempeñar fielmente la representación procesal: Los
procuradores deben ejercer la representación que se les
encomiende con total fidelidad y responsabilidad, asegurando
que los intereses de sus representados se defiendan con
diligencia.
- 1.2) Cooperación con los órganos jurisdiccionales: Los
procuradores están obligados a colaborar con los tribunales en
la función pública de administrar justicia. Deben actuar con
profesionalidad, honradez, lealtad, diligencia y firmeza en la
defensa de los intereses de sus representados, y con respeto en
sus relaciones con los órganos administrativos, jurisdiccionales,
compañeros procuradores, abogados y sus propios clientes.
- 1.3) Probidad y lealtad: Deben conducirse con probidad, lealtad,
veracidad y respeto, manteniendo siempre un comportamiento
ético en todas sus interacciones, incluidas las relaciones con la
parte adversa.
- 1.4) Trato considerado: Es esencial que los procuradores
dispensen un trato considerado y correcto a todas las personas
con quienes interactúan en el ejercicio de su profesión.
⭐LEX🩸
143
2. Deberes específicos de los Procuradores (art. 38 EGP)
Los procuradores también tienen deberes específicos que les imponen las leyes para asegurar la adecuada
defensa de los intereses de sus clientes y la correcta tramitación de los procesos judiciales. Estos deberes
incluyen el cumplimiento de las normas orgánicas y procesales vigentes, así como aquellas obligaciones que
resulten de las disposiciones legales aplicables a su actuación profesional.
3. Otros deberes de los Procuradores (art. 39 EGP)
- 3.1) Cumplimiento de normas: Los procuradores deben cumplir con todas las normas legales, estatutarias y
deontológicas, así como con los acuerdos adoptados por los órganos corporativos de los colegios de
procuradores.
- 3.2) Comunicación de domicilio: Es obligación de los procuradores comunicar su domicilio y demás datos
necesarios para su fácil localización al momento de incorporarse a su Colegio profesional. También deben
notificar cualquier cambio de domicilio o de despacho profesional.
- 3.3) Asistencia a juzgados y tribunales: Deben acudir regularmente a los juzgados y tribunales en los que
ejercen su profesión, así como a las salas de notificaciones, para recibir y firmar emplazamientos,
citaciones y notificaciones de cualquier naturaleza.
- 3.4) Deber de secreto profesional: Los procuradores están obligados a guardar secreto sobre los hechos,
documentos y situaciones relacionadas con sus clientes que conozcan en el ejercicio de su profesión. Esta
obligación se extiende también a la información a la que accedan como miembros de juntas de gobierno o
consejos colegiales, o en calidad de procuradores asociados o colaboradores. Cuando invoquen el secreto
profesional, pueden ampararse en las leyes reguladoras de la profesión para exigir el respeto de este
derecho.
Incompatibilidades de los Procuradores (art. 24 EGP)
El ejercicio de la profesión de procurador es
incompatible con ciertas actividades y cargos, según lo
establecido en el artículo 24 del EGP:
1. Función judicial o fiscal: No pueden ejercer la función
judicial o fiscal, ni desempeñar cargos en el Secretariado
de los juzgados y tribunales, o cualquier empleo auxiliar
o subalterno en órganos jurisdiccionales.
2. Abogacía: El ejercicio simultáneo de la abogacía y la
procura está prohibido.
3. Cargos en la Administración de Justicia: No pueden
desempeñar cargos, funciones o empleos públicos
relacionados con la Administración de Justicia.
4. Empleos remunerados en los colegios profesionales:
Los procuradores no pueden ocupar empleos
remunerados en los colegios de procuradores o
abogados.
Cuando se permite el ejercicio simultáneo con otras
profesiones o actividades compatibles, se debe respetar
el principio de inmediación, que exige la asistencia a los
juzgados y tribunales en los horarios establecidos para la
audiencia pública.
⭐LEX🩸
144
IV-. Graduados Sociales
En los procedimientos laborales y de la Seguridad Social, la representación técnica puede ser ejercida por un
Graduado Social debidamente colegiado, de acuerdo con las obligaciones inherentes a su función y conforme
a lo dispuesto en su propio ordenamiento jurídico y en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), artículo 545.2.
● El Real Decreto 1415/2006, de 1 de diciembre, regula los Estatutos Generales de los Colegios Oficiales de
Graduados Sociales, en los que se detallan las funciones, derechos, deberes e incompatibilidades de
estos profesionales.
● Según el artículo 2 de los estatutos, los miembros que pueden ejercer esta profesión deben poseer
alguno de los siguientes títulos: Graduado Social, Graduado Social Diplomado, o Diplomado en
Relaciones Laborales.
● Asimismo, se incluyen aquellos títulos que, bajo denominaciones futuras, sean equivalentes en alcance
y nivel, siempre que la ley reconozca a sus titulares el derecho de acceso a la profesión de Graduado
Social y cumplan con los requisitos establecidos en los estatutos y las normativas aplicables.
Los Graduados Sociales actúan en la representación técnica en el ámbito laboral y de la Seguridad Social,
teniendo un papel relevante en la defensa de los derechos de los trabajadores y empleadores, especialmente
en cuestiones procesales relativas a conflictos laborales.
⭐LEX🩸
145
Lección 14
El Ministerio Fiscal
I.- Introducción
El Libro VII de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, está dedicado al Ministerio Fiscal y otras
personas e instituciones que cooperan con la Administración de Justicia. En su Título I se trata del Ministerio
Fiscal, en el Título II de los abogados, procuradores y graduados sociales, y en el Título III de la Policía Judicial.
El Ministerio Fiscal es una de las instituciones más enigmáticas y complejas del ordenamiento procesal español.
Sus funciones y naturaleza suelen generar confusión, ya que presenta características aparentemente
contradictorias. Por ejemplo:
1. Está constitucionalmente integrado en el Poder Judicial, con la misión de velar por el correcto
funcionamiento de los tribunales con imparcialidad.
2. A la vez, depende orgánica y administrativamente del Poder Ejecutivo, lo que pone en duda su
independencia, ya que debe promover la acción de la Justicia incluso contra miembros del propio
Gobierno.
II.- El Ministerio Fiscal: Concepto, Regulación y Naturaleza
El Ministerio Público o Ministerio Fiscal es una institución autónoma del Estado cuya misión es doble:
1. Vigilar y asegurar el correcto funcionamiento de los tribunales y otras instituciones del Estado.
2. Promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, los derechos de los ciudadanos
(especialmente de los colectivos más vulnerables) y el interés público protegido por la ley.
La Constitución Española, en su Título VI, regula el Ministerio Fiscal dentro del Poder Judicial, y su artículo 124
establece que "el Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios".
● El artículo 2 de la Ley 50/1981, que aprueba el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (EOMF), lo define
como un órgano de relevancia constitucional, con personalidad jurídica propia, autónomo
funcionalmente dentro del Poder Judicial, y sujeto a los principios de unidad de actuación,
dependencia jerárquica, legalidad e imparcialidad.
A pesar de estar vinculado al Poder Judicial, existen razones para considerar que el Ministerio Fiscal no
debería integrarse en ninguno de los tres poderes del Estado. Se sugieren tres motivos principales:
1. Autonomía funcional: No depende del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), sino del Ministerio de
Justicia (Poder Ejecutivo).
2. Misión concreta: Su labor incluye el ejercicio de la acción penal, la defensa de menores y personas con
discapacidad, y la supervisión de la legalidad.
3. Órganos propios: Actúan con independencia respecto de los poderes del Estado, incluyendo la
posibilidad de perseguir a sus miembros si es necesario.
El Ministerio Fiscal tiene la responsabilidad de garantizar la pureza de los procedimientos judiciales en los que
estén involucrados tanto ciudadanos como miembros de los tres poderes del Estado, en un contexto de
creciente preocupación por el uso abusivo del poder.
⭐LEX🩸
146
Relación con el Poder Ejecutivo
A pesar de su autonomía teórica, el Ministerio Fiscal sigue dependiendo orgánica y administrativamente del
Poder Ejecutivo, lo que afecta su imagen como institución independiente y libre de interferencias. Algunos
ejemplos de interferencias entre el Ministerio Fiscal y el Poder Ejecutivo son:
1. Nombramiento del Fiscal General del Estado: El artículo 124.4 de la Constitución establece que será
nombrado por el Rey a propuesta del Gobierno, tras oír al CGPJ. Además, el artículo 19 del EOMF añade que
debe ser elegido entre juristas españoles de reconocido prestigio con más de quince años de experiencia
profesional.
2. Iniciativa del Gobierno: Según el artículo 8 del EOMF, el Gobierno puede solicitar al Fiscal General que
promueva actuaciones judiciales en defensa del interés público.
3. Instrucciones del Fiscal General: El artículo 25 del EOMF establece que el Fiscal General puede impartir
instrucciones a sus subordinados. En casos que afecten directamente a un miembro del Gobierno, deberá
consultar previamente a la Junta de Fiscales de Sala.
Este marco pone en duda la plena independencia del Ministerio Fiscal respecto del Poder Ejecutivo, aunque
los miembros de este cuerpo, con una elevada formación y ética profesional, deben actuar conforme a los
principios de legalidad e imparcialidad.
III.- Requisitos de ingreso en la carrera fiscal
Para ser miembro del Ministerio Fiscal, se deben cumplir ciertos requisitos establecidos en el artículo 43 del
Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (EOMF). Estos requisitos son:
1. Ser español.
2. Tener más de 18 años.
3. Ser doctor o licenciado en Derecho, o en su defecto, graduado o egresado en esta disciplina.
4. No encontrarse incurso en ninguna de las incapacidades legales establecidas.
El ingreso en la carrera fiscal se realiza a través de oposición libre, que se lleva a cabo conjuntamente con la
oposición para el ingreso en la Carrera Judicial, conforme a lo previsto en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
IV.- Estructura orgánica
Según artículo 12 EOMF la estructura orgánica del Ministerio Fiscal, la cual está compuesta por:
1. El Fiscal General del Estado.
2. El Consejo Fiscal.
3. La Junta de Fiscales de Sala.
4. La Junta de Fiscales Superiores de las Comunidades Autónomas.
5. La Fiscalía del Tribunal Supremo.
6. La Fiscalía ante el Tribunal Constitucional.
7. La Fiscalía de la Audiencia Nacional.
8. Las Fiscalías Especiales.
9. La Fiscalía del Tribunal de Cuentas, que se rige por la Ley Orgánica de dicho tribunal.
10. La Fiscalía Jurídico Militar.
11. Las Fiscalías de las Comunidades Autónomas.
12. Las Fiscalías Provinciales.
13. Las Fiscalías de Área.
⭐LEX🩸
147
V.- Funciones
El artículo 124 de la Constitución define la misión del
Ministerio Fiscal, que consiste en promover la acción
de la justicia en defensa de la legalidad, de los
derechos de los ciudadanos y del interés público,
tanto de oficio como a petición de los interesados.
También tiene el deber de velar por la independencia
de los tribunales y procurar la satisfacción del
interés social.
El artículo 3 EOMF detalla las funciones del
Ministerio Fiscal, que pueden dividirse en 2 bloques
principales:
Primer bloque: Velar por la independencia de los
tribunales y la satisfacción del interés social
Dentro del ámbito general de actuación de los jueces
y tribunales del Poder Judicial, el Ministerio Fiscal
tiene las siguientes funciones:
1. Velar por el ejercicio eficaz de la función
jurisdiccional, asegurándose de que se ajusta
a las leyes y se realiza en los plazos
establecidos. También debe ejercer acciones,
recursos y actuaciones cuando sea necesario.
2. Defender la independencia de los jueces y
tribunales, ejerciendo las funciones que le
atribuya la ley.
3. Mantener la integridad de la jurisdicción y
competencia de los tribunales, promoviendo
conflictos de jurisdicción y cuestiones de
competencia cuando corresponda.
4. Asegurar el cumplimiento de las resoluciones
judiciales que afecten al interés público y
social.
5. Prestar auxilio judicial internacional, de acuerdo con las leyes y convenios internacionales.
En el marco de actuación específica de los Tribunales enmarcados fuera del Poder Judicial, corresponde al
Ministerio Fiscal:
1. Intervenir en procesos de amparo constitucional y en cuestiones de inconstitucionalidad, conforme a
lo previsto en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
2. Interponer recursos de amparo constitucional y participar en los procesos ante el Tribunal
Constitucional en defensa de la legalidad.
3. Intervenir en procedimientos ante el Tribunal de Cuentas, según lo previsto por la ley.
4. Velar por el respeto a las instituciones constitucionales y los derechos fundamentales y libertades
públicas, llevando a cabo todas las actuaciones necesarias para su defensa.
⭐LEX🩸
148
Segundo bloque, relativo a la función, constitucionalmente encomendada, de promover la acción de la justicia
en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley,
corresponde al Ministerio Fiscal:
En el orden penal:
1. Ejercicio de acciones penales y civiles: El Ministerio Fiscal está encargado de ejercitar las acciones
penales y civiles derivadas de delitos. Esto es sin perjuicio de la competencia de la Fiscalía Europea para
ejercer la acción penal y solicitar la apertura de juicio oral en los delitos contra los intereses financieros
de la Unión Europea, conforme a la normativa aplicable. También puede oponerse a las acciones
ejercitadas por otros cuando corresponda.
2. Intervención en el proceso penal: El Fiscal tiene la facultad de instar a la autoridad judicial para que
adopte medidas cautelares y practique diligencias para esclarecer los hechos. Además, puede instruir
directamente el procedimiento en los casos de responsabilidad penal de menores, conforme a la Ley
Orgánica reguladora de esta materia. En este contexto, puede ordenar a la Policía Judicial que realice
las diligencias oportunas.
3. Responsabilidad penal de menores: El Ministerio Fiscal desempeña funciones específicas en los
procesos relacionados con la responsabilidad penal de menores, orientando su actuación hacia la
satisfacción del interés superior del menor.
4. Protección de víctimas, testigos y peritos: Tiene el deber de velar por la protección procesal de las
víctimas, testigos y peritos, promoviendo los mecanismos necesarios para que reciban asistencia
efectiva y protección adecuada.
En el orden civil:
1. Defensa de la legalidad y el interés público: El Fiscal participa en los procesos civiles relacionados con
el estado civil y en aquellos otros que la ley determine, cuando esté en juego la defensa de la legalidad o
el interés público o social.
2. Intervención en procesos civiles que afecten a menores o personas
con discapacidad: El Ministerio Fiscal interviene en aquellos procesos
civiles donde esté comprometido el interés social, o cuando puedan
afectar a personas menores de edad o con discapacidad, mientras se
establecen los mecanismos judiciales de apoyo pertinentes.
En el orden contencioso-administrativo y laboral:
- El Ministerio Fiscal defiende la legalidad en los procesos
contencioso-administrativos y laborales, en los que su intervención
esté prevista por ley. Esto incluye casos donde se ven comprometidos
intereses públicos o derechos fundamentales de los ciudadanos.
Intervención del Fiscal en los procesos
El artículo 3 EOMF establece que la intervención del Ministerio Fiscal en los
procesos judiciales puede realizarse mediante escrito o comparecencia, y en
algunos casos a través de medios tecnológicos que aseguren el ejercicio
adecuado de sus funciones, garantizando la validez de los actos procesales.
En los procesos no penales, salvo que actúe como demandante o la ley
disponga otra cosa, la intervención del Fiscal se producirá en último lugar.
⭐LEX🩸
149
VI.- Principios Informadores
El artículo 124.2 de la Constitución establece que el Ministerio Fiscal debe actuar conforme a los principios de
unidad de actuación, dependencia jerárquica, legalidad e imparcialidad.
● Estos principios se dividen en 2 grandes grupos: los principios de organización estructural interna u
orgánicos, y los principios que guían su actuación externa o funcional.
1.- Principios de organización estructural interna u orgánicos:
Unidad de actuación y dependencia jerárquica
El Ministerio Fiscal es único para todo el Estado, según lo dispuesto en el
artículo 22.1 del EOMF. Esto significa que todos los fiscales en España deben
actuar de manera coordinada, compaginada y sistemática, evitando
contradicciones o interpretaciones divergentes en asuntos sustancialmente
similares. La finalidad es alcanzar una interpretación uniforme del
ordenamiento jurídico que sea compartida por todos los fiscales.
● Unidad de actuación: Este principio busca asegurar una interpretación
homogénea del ordenamiento jurídico por parte de todos los miembros
del Ministerio Fiscal. La coordinación y la actuación unívoca de los
fiscales son esenciales para mantener la coherencia en la defensa de la
legalidad y el interés público en todo el territorio nacional.
● Dependencia jerárquica: Para garantizar la unidad de actuación, el
Ministerio Fiscal se organiza jerárquicamente, lo que implica que los
fiscales inferiores deben acatar las instrucciones y decisiones de sus
superiores. Este principio asegura que la estructura del Ministerio Fiscal
sea coherente y funcional, aunque genera controversias en cuanto a la
posible politización de la institución.
La principal crítica hacia la dependencia jerárquica en el Ministerio Fiscal está
relacionada con el nombramiento del Fiscal General del Estado. Este cargo es
nombrado por el Gobierno, lo que suscita dudas sobre la verdadera
imparcialidad y falta de independencia del Ministerio Fiscal, ya que el Fiscal
General tiene la jefatura superior de toda la institución. Según el artículo 22.2
del EOMF, el Fiscal General del Estado tiene la responsabilidad de impartir las
órdenes e instrucciones necesarias para el buen funcionamiento del servicio y
el orden interno del Ministerio Fiscal, así como su dirección e inspección en
todo el territorio español.
Principios de actuación externa: Legalidad e imparcialidad
El Ministerio Fiscal también debe actuar conforme a los principios de legalidad
e imparcialidad, que guían su labor externa en la promoción de la acción de la
justicia en defensa de la legalidad, los derechos de los ciudadanos y el interés
público tutelado por la ley. Estos principios aseguran que el Ministerio Fiscal se
rija exclusivamente por el marco legal, sin influencias políticas o personales,
manteniendo su neutralidad e independencia en el ejercicio de sus funciones.
⭐LEX🩸
150
2.- Principios de actuación externa o funcionales: Legalidad e Imparcialidad
El Ministerio Fiscal debe ajustar su actuación, de forma coordinada y sujeta a la unidad de actuación y
dependencia jerárquica, al principio de legalidad, tal como lo establece el artículo 6 del EOMF: "por el principio
de legalidad, el Ministerio Fiscal actuará con sujeción a la Constitución, a las leyes y demás normas del
ordenamiento jurídico vigente, dictaminando, informando y ejercitando, en su caso, las acciones procedentes u
oponiéndose a las que no correspondan, según lo dispongan las leyes".
Principio de legalidad
Este principio exige que toda actuación del Ministerio Fiscal se base estrictamente en el ordenamiento
jurídico. Aunque el principio de legalidad es fundamental en su labor, se complementa, en ciertos casos, con el
principio de oportunidad. Este principio, aunque mal denominado "principio", ya que actúa más como un
criterio, no se aplica de manera general, sino excepcionalmente, en función de lo que sea oportuno o
conveniente en situaciones concretas.
Un ejemplo de la aplicación de este criterio es en el proceso penal de menores, donde el Ministerio Fiscal
asume la instrucción de la investigación. Según la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
responsabilidad penal de los menores (LORPM), se contemplan mecanismos que permiten cierta
discrecionalidad, pero siempre dentro de los límites establecidos por la ley:
1. Desistimiento del expediente: El artículo 18 de la LORPM permite al Ministerio Fiscal desistir de la incoación
del expediente si los delitos son menos graves y no implican violencia o intimidación.
2. Sobreseimiento por conciliación o reparación: El artículo 19 permite el sobreseimiento cuando el menor se
reconcilie con la víctima o repare el daño causado, siempre que los hechos no sean graves ni violentos.
Este uso del criterio de oportunidad en procesos penales de menores marca el inicio de reformas que podrían
extender la mediación penal o ampliar los casos de conformidad en otros ámbitos judiciales.
Principio de imparcialidad
El Ministerio Fiscal también debe actuar con imparcialidad, conforme lo estipula el artículo 7 del EOMF, que
establece que "el Ministerio Fiscal actuará con plena objetividad e independencia en defensa de los intereses que
le estén encomendados".
- Este principio se manifiesta a través de una imparcialidad objetiva, que implica que el fiscal no debe
tener un interés personal, propio o directo en el caso en cuestión.
Sin embargo, la imparcialidad del Ministerio Fiscal se debe entender de manera particular, ya que, aunque es
una parte en muchos procesos, su imparcialidad se refiere a la ausencia de intereses personales o
particulares. En este sentido, la objetividad y neutralidad del Ministerio Fiscal no están relacionadas con la
posición frente a la parte a la que representa, sino con la ecuanimidad y la justicia en cada caso concreto.
● Así, su función no está predeterminada: el Ministerio Fiscal debe acusar o defender en función de la
correcta interpretación de la ley y los hechos, buscando siempre la condena del culpable y la
absolución del inocente.
A pesar de esta imparcialidad, los fiscales no pueden ser recusados.
- Esto se debe a la naturaleza de su papel como parte en el proceso. Sin embargo, deben abstenerse de
intervenir en casos donde concurran las causas de abstención aplicables a jueces y magistrados, según lo
dispuesto en el artículo 28 del EOMF.
- En estos casos, las partes pueden solicitar la no intervención del fiscal ante su superior jerárquico.
- Si el fiscal afectado es el Fiscal General del Estado, la decisión será tomada por la Junta de Fiscales de
Sala, presidida por el Teniente Fiscal del Tribunal Supremo.
⭐LEX🩸
151
Lección 15
El Tribunal Constitucional
I.- Concepto y naturaleza jurídica
El Tribunal Constitucional, previsto en el Título IX de la Constitución (arts. 159-165), fue instaurado mediante la
Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre (LOTC), que junto con la Constitución es la única normativa que lo regula,
tal como establece el artículo 1.1 LOTC: "El Tribunal Constitucional, como intérprete supremo de la Constitución,
es independiente de los demás órganos constitucionales y está sometido solo a la Constitución y a la presente Ley
Orgánica".
En términos generales, el TC puede definirse como el órgano jurisdiccional supremo encargado de la defensa e
interpretación de la Constitución.
Notas esenciales del concepto:
1.- El Tribunal Constitucional como órgano supremo
El TC es el más alto órgano jurisdiccional del Estado, tanto por su
función de defender la primacía de la Constitución, como por su
posición institucional respecto a los demás poderes del Estado.
● Su misión es garantizar la supremacía de la Constitución Española
(art. 27.1 LOTC), que, según el artículo 9.1 CE, es la primera ley que
deben cumplir todos los ciudadanos y poderes públicos.
● Desde el punto de vista procesal, el TC está por encima de los otros
poderes del Estado, pudiendo revisar y anular disposiciones o
decisiones del Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial si se considera
que infringen la Constitución.
● Por esta razón, el artículo 123 CE define al Tribunal Supremo
como el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes,
"salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales", ya
que es el TC quien tiene la última palabra en la interpretación y
aplicación de la Constitución.
Independencia del TC
El artículo 1.1 LOTC establece que el TC es independiente de los demás órganos constitucionales. Esto le otorga
la posición más alta en el organigrama jurisdiccional y le permite ejercer su potestad con autonomía
presupuestaria (Disposición Adicional 2ª LOTC) y potestad reglamentaria en materia de organización y
funcionamiento (arts. 2.2 y 10.1.m LOTC).
● Además, la Ley Orgánica 6/2007 incrementó su supremacía al permitirle declarar nulos los actos que
menoscaben su jurisdicción (art. 4.1 LOTC) y señalar que sus resoluciones no podrán ser revisadas por
ningún órgano jurisdiccional del Estado (art. 4.2 LOTC).
● La Ley Orgánica 15/2015 amplió sus facultades coercitivas y de ejecución, que se han utilizado para
frenar el movimiento independentista catalán (ejemplo: art. 92).
⭐LEX🩸
152
Relación con órganos supranacionales
La supremacía del TC no se limita al ámbito interno, sino que se proyecta sobre órganos jurisdiccionales
supranacionales, como el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH).
● Ninguno de estos tribunales puede ser considerado superior al TC, ya que los tratados internacionales
no ocupan una posición jerárquica superior a la Constitución Española.
● No obstante, el TC está obligado a interpretar la Constitución de acuerdo con los Pactos Internacionales
de Derechos Humanos (art. 10.2 CE) y, en consecuencia, conforme a la jurisprudencia del TEDH.
2.- El Tribunal Constitucional como órgano jurisdiccional
Aunque el Tribunal Constitucional (TC) se encuentra fuera del Poder Judicial y no se rige por las disposiciones
de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), es un auténtico órgano jurisdiccional. Esto se debe a que cumple
con las dos características esenciales de los órganos jurisdiccionales: la independencia judicial y la atribución
exclusiva de la cosa juzgada.
a) Independencia judicial del Tribunal Constitucional
Aunque los magistrados del TC no se rigen por las
garantías previstas en la LOPJ para los jueces ordinarios, y
su forma de nombramiento es diferente, estas
particularidades no implican una falta de independencia.
- Los magistrados del TC son jueces "a plazo", ya que
su mandato es limitado a 9 años (art. 16.2 LOTC), y
no se someten al sistema de autogobierno del
Consejo General del Poder Judicial. Aun así, la
independencia del TC frente a los demás poderes
del Estado es clara.
El autogobierno del TC es superior al de los tribunales
ordinarios, ya que todas sus facultades de gobierno,
incluidas las disciplinarias, están en manos del Pleno de
Gobierno (compuesto por todos los magistrados) o de la
Comisión de Gobierno (formada por tres magistrados
designados por el Pleno).
- A diferencia del CGPJ, cuyos vocales son designados
por el Parlamento, los magistrados del TC son
quienes ejercen directamente las facultades de
gobierno del tribunal.
Además, el TC posee autonomía presupuestaria (Disp. Adic.
2ª LOTC), lo que le permite elaborar su propio presupuesto
sin interferencias del Poder Ejecutivo. Esto le asegura los
medios necesarios para cumplir sus funciones sin
dependencias externas.
⭐LEX🩸
153
b) Nombramiento y legitimidad de los magistrados del Tribunal Constitucional
El nombramiento de los magistrados del TC tiene una
legitimidad democrática más directa que la de los jueces
ordinarios. Mientras que estos últimos acceden a su
cargo por oposición o selección del CGPJ, los
magistrados del TC son designados de entre juristas de
reconocido prestigio con más de quince años de
experiencia profesional, a propuesta de los demás
poderes del Estado, principalmente el Legislativo:
● Cuatro magistrados son propuestos por el
Congreso y cuatro por el Senado, con una
mayoría reforzada de 3/5, lo que exige consenso
entre las principales fuerzas parlamentarias.
● Dos magistrados son propuestos por el Gobierno
y dos por el CGPJ (art. 159.1 CE).
Los magistrados del TC tienen un mandato
temporalmente limitado, pero gozan de inamovilidad
durante el mismo (art. 22 LOTC) y deben actuar con
imparcialidad (art. 159.5 CE). Además, están sujetos a un
régimen específico de incompatibilidades,
prohibiciones e incapacidades (art. 19.1 LOTC), similar al
de los jueces ordinarios.
Por tanto, el TC es efectivamente independiente de los
demás poderes del Estado y se somete únicamente a la
Constitución, lo que confirma la afirmación del artículo
1.1 LOTC de que el TC es independiente y sometido solo a
la Constitución. Su legitimación es equiparable a la del
Poder Judicial dentro de sus respectivas competencias.
c) Atribución de la cosa juzgada
El TC también cumple con la nota objetiva propia de la
jurisdicción: la cosa juzgada.
● Sus decisiones aplican la Constitución de manera
definitiva e irrevocable, y sus sentencias, que se
publican en el Boletín Oficial del Estado (BOE),
tienen los efectos formales y materiales de cosa
juzgada (art. 164.1 CE).
Dado lo anterior, el TC no puede ser considerado una "jurisdicción especial", ya que la independencia judicial
de sus magistrados está plenamente garantizada. Cumple con todas las características propias de un tribunal
especial, tal como se prevé en la Constitución Española, que le otorga su legitimidad y función.
⭐LEX🩸
154
3.- El Tribunal Constitucional como casación especial
El Tribunal Constitucional es el guardián de la Constitución, lo que implica que todas sus funciones se
resumen en un objetivo principal: asegurar la aplicación efectiva de la Constitución en los casos concretos,
garantizando una interpretación uniforme de la misma.
● Aunque el propio Tribunal ha afirmado en numerosas ocasiones que no actúa como un tribunal de apelación
o de casación, su naturaleza jurídica se asemeja a la de un Tribunal Supremo, ya que su función principal es la
defensa del ius constitutionis, es decir, asegurar la aplicación correcta de la Constitución.
Atribuciones del Tribunal Constitucional
El TC no interviene en la aplicación de la legalidad ordinaria (función que corresponde al Tribunal Supremo),
sino que se limita exclusivamente a la aplicación de la Constitución. Esta distinción es fundamental: el TC se
centra en la defensa de la Ley Fundamental y no en la interpretación de las leyes ordinarias.
● Su función es garantizar la supremacía de la Constitución (art. 27.1 LOTC) y actuar como su intérprete
supremo (art. 1.1 LOTC).
● El TC establece la única doctrina legal constitucional, que vincula a todos los órganos del Poder Judicial
según el artículo 5.1 de la LOPJ. Aunque los tribunales ordinarios están obligados a aplicar la
Constitución, deben hacerlo de acuerdo con la doctrina del TC, del mismo modo que deben aplicar la ley
ordinaria conforme a la doctrina del Tribunal Supremo.
Control de constitucionalidad
El TC ejerce un control negativo de la constitucionalidad de las normas y actos emanados de todos los poderes
públicos. Su función principal es anular las disposiciones legales y los actos que sean contrarios a la
Constitución, pero tiene prohibido entrar en el fondo de los hechos que dieron lugar al proceso (art. 54 LOTC).
● Por ejemplo, si en un proceso penal por homicidio se ha vulnerado el derecho de defensa, el TC se
limita a examinar la violación de ese derecho, sin pronunciarse sobre los hechos del homicidio o la
pena impuesta por los tribunales ordinarios.
Sin embargo, en aras de la economía procesal, el TC tiene la facultad de restablecer el derecho fundamental
vulnerado o dictar sentencias interpretativas, que crean Derecho al añadir elementos normativos. Esta
creación de doctrina jurídica por parte del TC vincula también al Poder Legislativo.
● Un ejemplo claro es la Sentencia 145/1988, que declaró inconstitucional que un juez instructor acumule
funciones enjuiciadoras, lo que llevó a las Cortes a aprobar la Ley Orgánica 7/1988, restableciendo el
sistema acusatorio.
Naturaleza del Tribunal Constitucional
Por tanto, el TC puede ser considerado un órgano jurisdiccional de casación especial, cuya función esencial es
garantizar la interpretación uniforme de la Constitución y su aplicación efectiva. Aunque su rol difiere del del
Tribunal Supremo en cuanto a la aplicación de la legalidad ordinaria, su tarea de asegurar la primacía de la
Constitución lo convierte en un órgano clave en el sistema judicial español, asegurando que los actos y
normas se ajusten a los preceptos constitucionales.
⭐LEX🩸
155
II.- Organización
⭐LEX🩸: El segundo epígrafe de esta lección está en su mayoría “en letra pequeña”, por lo que imagino no entrará en el
examen o si entra será de forma muy superficial. Igual resumiré esto más corto, solo por si acaso 🙃
El Tribunal Constitucional se compone de 12 magistrados que son independientes, inamovibles, responsables
y están sometidos exclusivamente a la Constitución.
1.- Los magistrados del Tribunal Constitucional
Los magistrados del TC son nombrados por el Rey, a
propuesta de las Cámaras, del Gobierno y del Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ).
● Los magistrados propuestos por el Senado son
elegidos entre candidatos presentados por las
Asambleas Legislativas de las Comunidades
Autónomas, conforme a lo dispuesto en el
Reglamento del Senado (LO 6/2007).
El mandato de los magistrados es de 9 años,
renovándose por tercios cada 3 años (art. 16.3 LOTC).
● Este sistema garantiza el funcionamiento
continuo del Tribunal y evita su paralización.
Los magistrados cesantes continúan en
funciones hasta que sus sucesores tomen
posesión del cargo (art. 17.2 LOTC).
El Presidente del TC, junto con el Vicepresidente, es
elegido por votación secreta entre los magistrados. El
Presidente representa al Tribunal, convoca y preside el
Pleno y las Salas y tiene voto de calidad en caso de
empate. Además, ejerce la potestad disciplinaria junto
con el Pleno y la Junta de Gobierno.
2.- Funciones del Tribunal
El Tribunal Constitucional actúa mediante el ejercicio
de funciones gubernativas y jurisdiccionales.
a) Funciones gubernativas
El autogobierno del TC está regido por el Pleno de
Gobierno y la Junta de Gobierno. El Pleno, compuesto
por los 12 magistrados, asiste al Secretario del Tribunal
y se reserva decisiones importantes como la potestad
reglamentaria o la aprobación del presupuesto del
Tribunal.
El Presidente, el Vicepresidente y el Secretario General
también tienen funciones de gobierno. El Pleno delega
en la Junta de Gobierno algunas de estas funciones.
⭐LEX🩸
156
b) Funciones jurisdiccionales
El TC actúa en Pleno, en Salas o en Secciones.
● El Pleno decide sobre los procedimientos de
inconstitucionalidad, los conflictos de competencia
entre el Estado y las Comunidades Autónomas, y los
recursos de amparo que impliquen una innovación o
cambio sustancial de la doctrina del Tribunal (art. 10
LOTC).
● El TC se divide en dos Salas, cada una compuesta por seis
magistrados. La Sala 1ª es dirigida por el Presidente y la
Sala 2ª por el Vicepresidente. Las Salas resuelven
recursos de amparo y autos de suspensión de actos
impugnados.
● Cada Sala se subdivide en dos Secciones compuestas por
tres magistrados. Las Secciones se encargan de la
admisión de recursos de amparo y deciden sobre
aquellos que carecen de trascendencia constitucional,
según la LO 6/2007 (art. 50.1.b LOTC).
3.- Secretarios de Justicia y personal auxiliar
El TC cuenta con Secretarios de Justicia que asisten al Pleno y a
las Salas en la ordenación de los procedimientos. Los
secretarios no participan en las deliberaciones, que son secretas.
● La LO 6/2007 amplió las facultades de los secretarios,
autorizándolos a inadmitir recursos de amparo por
incumplimiento de requisitos procesales.
4.- El Secretario General
El Secretario General es elegido por el Pleno del TC y nombrado
por el Presidente. Tiene funciones administrativas y
organizativas, supervisa los servicios jurídicos y
administrativos y gestiona el gasto y los pagos del Tribunal,
asistido por el gerente y controlado por la intervención del
Estado.
5.- Letrados
Los letrados del Tribunal son un cuerpo especializado que asiste
a los magistrados en la elaboración de informes y propuestas de
resolución. Pueden ser de carrera o contratados por un sistema
riguroso de concurso-oposición. Los letrados tienen un papel
fundamental en el asesoramiento técnico-jurídico del Tribunal
y deben cumplir con un deber de secreto en sus funciones.
⭐LEX🩸
157
III.- Funciones
El Tribunal Constitucional, como órgano jurisdiccional, ejerce las funciones propias de la jurisdicción. Su tarea
principal consiste en resolver de manera definitiva e irrevocable los conflictos que se le plantean mediante la
aplicación de la Constitución. Además, realiza funciones específicas, como la protección de los derechos
fundamentales, el control normativo constitucional y la creación judicial del Derecho, complementando el
ordenamiento jurídico.
1.- Protección de los derechos fundamentales
El TC asume la protección de los derechos subjetivos, aunque no todos, sino solo los derechos fundamentales
y libertades públicas que el constituyente ha considerado merecedores de protección especial a través del
recurso de amparo.
A) Objeto del recurso de amparo
Los derechos fundamentales protegidos por el recurso de amparo están definidos en el artículo 53.2 de la
Constitución. Solo pueden llevarse ante el TC aquellos derechos recogidos en:
1. Artículo 14 CE: El principio de igualdad ante la ley y en la aplicación de la ley.
2. Sección Primera del Capítulo II del Título I de la CE (arts. 15 a 29 CE): Aquí se incluyen derechos como:
○ Derecho a la vida y a la integridad física (art. 15).
○ Libertad ideológica y religiosa (art. 16).
○ Libertad física (art. 17).
○ Derecho al honor y a la intimidad personal y familiar (art. 18).
○ Inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones (art. 18).
○ Libertad de expresión y derecho a transmitir información veraz (art. 20).
○ Libertad de cátedra (art. 20).
○ Derechos de asociación y manifestación (art. 21 y 22).
○ Derechos de sufragio activo y pasivo (art. 23).
○ Derecho a un proceso justo (art. 24).
○ Principio de legalidad penal (art. 25).
○ Derecho a la educación (art. 27).
○ Derecho de sindicación y de huelga (arts. 28 y 29).
3. Artículo 30 CE: El derecho a la objeción de conciencia.
Por otro lado, los derechos recogidos en la Sección Segunda del Capítulo II del mismo Título, como el derecho
de propiedad o los derechos sociales, no pueden ser protegidos mediante el recurso de amparo ante el TC.
Junto a estos derechos fundamentales, también tienen especial relevancia los derechos recogidos en los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos, como los de Nueva York y Roma.
- De manera especial, destaca el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), suscrito por España
en 1980.
Este convenio cuenta con un órgano jurisdiccional encargado de su aplicación: el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (TEDH).
● Las resoluciones del TC que denieguen el amparo pueden ser revisadas por el TEDH.
● La doctrina del TEDH es vinculante para los poderes públicos españoles, según lo dispuesto en el
artículo 10.2 CE, que establece que los derechos fundamentales deben interpretarse conforme a los
tratados internacionales de derechos humanos suscritos por España.
⭐LEX🩸
158
B) Legitimación activa
Aunque muchas normas limitan la titularidad de ciertos derechos fundamentales a los españoles, el Tribunal
Constitucional ha interpretado esta limitación de manera más flexible, basándose en los artículos 13.1 y 13.2 de
la Constitución.
● Esto significa que tanto los nacionales como los extranjeros pueden acudir al amparo constitucional,
aunque con una excepción: los extranjeros no tienen derecho a acceder a cargos públicos.
Una excepción importante a esta regla se refiere a los ciudadanos europeos, quienes, tras el Tratado de Maastricht y la
reforma constitucional, tienen también derecho de sufragio pasivo en las elecciones municipales.
Además, no solo el titular del derecho fundamental puede interponer un recurso de amparo, sino también
cualquier persona que tenga un interés legítimo, así como el Defensor del Pueblo o el Ministerio Fiscal (art.
162.1.b CE). Por lo tanto, tanto personas físicas como jurídicas, ya sean nacionales o extranjeras, con un interés
legítimo, pueden recurrir al TC mediante el recurso de amparo.
C) Subsidiariedad
El TC no actúa, como regla general, en primera instancia respecto de los recursos de amparo. Esta
competencia está reservada solo para vulneraciones de derechos fundamentales por parte del Poder
Legislativo (art. 42 LOTC). En los casos de vulneraciones por parte del Poder Ejecutivo o Judicial, es necesario
cumplir con el principio de subsidiariedad (art. 53.2 CE). Esto significa que la protección de los derechos
fundamentales corresponde en primer lugar a los tribunales ordinarios, y solo si estos no logran restablecer
los derechos, se puede acudir al TC mediante el recurso de amparo, agotando previamente todas las instancias
judiciales.
Los tribunales ordinarios pueden tutelar estos derechos fundamentales a través de procesos ordinarios o
procedimientos especiales. Algunos de estos procedimientos son:
● En el ámbito civil: procedimientos como el de protección al honor.
● En el ámbito administrativo: arts. 114 y siguientes de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa (LJCA).
● En el ámbito laboral: procedimientos especiales del trabajo.
Estos procedimientos se caracterizan por su rapidez y eficacia.
La Ley Orgánica 6/2007, que modifica la LOTC, otorga a los tribunales ordinarios una nueva herramienta para
revisar violaciones de derechos fundamentales mediante la nulidad de los actos procesales regulada en el
artículo 241.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
● Esto permite a los tribunales ordinarios anular actos procesales que vulneren derechos
fundamentales.
Solo cuando se han agotado todos los recursos judiciales ordinarios en los tribunales, y no se ha logrado la
protección del derecho fundamental, es cuando el afectado puede acudir al TC mediante el recurso de amparo
para obtener la anulación del acto lesivo y el restablecimiento del derecho vulnerado.
⭐LEX🩸
159
2.- Control constitucional de la legalidad
El Tribunal Constitucional tiene la función de realizar un control normativo, exclusivamente respecto a la
Constitución Española, para asegurar que todo el ordenamiento jurídico se ajuste a los principios
constitucionales. Esta función se realiza a través de procedimientos de control abstracto y concreto de la
constitucionalidad y de la resolución de conflictos de competencias entre el Estado, las Comunidades
Autónomas y las Corporaciones Locales.
A) Procedimientos de control de la constitucionalidad
El artículo 27.1 de la LOTC establece que mediante los procedimientos de declaración de inconstitucionalidad,
el TC garantiza la primacía de la Constitución, juzgando si las leyes, disposiciones o actos impugnados son
conformes o no a ella. El objeto de estos procedimientos son siempre disposiciones normativas con rango de
ley, tales como los Estatutos de Autonomía, Tratados internacionales, Leyes Orgánicas, Leyes Ordinarias,
Decretos-leyes y Decretos legislativos.
No se incluyen en este control:
● Reglamentos inconstitucionales, que son controlados de forma difusa por los tribunales ordinarios
(art. 6 LOPJ) y pueden ser impugnados ante los tribunales de lo Contencioso-Administrativo.
● Actos administrativos que vulneren derechos fundamentales, los cuales pueden ser anulados
mediante el recurso de amparo.
El objetivo de estos procedimientos es declarar la nulidad de las normas que infrinjan la Constitución.
Tipos de procedimientos de control constitucional
Existen 3 procedimientos principales de control de la constitucionalidad: el
recurso de inconstitucionalidad, la cuestión de inconstitucionalidad y el recurso
previo de inconstitucionalidad. A continuación, se describen brevemente.
a) Recurso de inconstitucionalidad
El recurso de inconstitucionalidad es un procedimiento abstracto para controlar la
conformidad de las leyes y disposiciones normativas con la Constitución (art. 161.a
CE y art. 31 LOTC). Este recurso tiene como objetivo garantizar que las normas con
rango de ley no vulneren los preceptos constitucionales.
● Este recurso se interpone después de la promulgación y publicación de la
ley, y es un mecanismo de control posterior.
● Los legitimados para interponer el recurso son el Presidente del Gobierno,
el Defensor del Pueblo, cincuenta diputados o senadores, y los Consejos de
Gobierno o Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas cuando
la ley afecta a su autonomía (art. 162.1.a CE y art. 32 LOTC).
● El plazo para interponer este recurso es de tres meses desde la publicación
de la norma impugnada, o de nueve meses si se solicita la mediación de la
Comisión Bilateral de Cooperación entre la Administración General del
Estado y la Comunidad Autónoma afectada (art. 33 LOTC).
El TC puede suspender la vigencia de la norma impugnada mientras se resuelve el
recurso. Si se declara la inconstitucionalidad de la norma, esta será anulada
generalmente con efectos ex nunc (es decir, desde la fecha de la sentencia), sin
afectar procesos anteriores (arts. 38.1 y 40.1 LOTC).
⭐LEX🩸
160
b) Cuestión de inconstitucionalidad
La cuestión de inconstitucionalidad es un procedimiento concreto mediante el cual los Juzgados y Tribunales
del Poder Judicial pueden plantear dudas sobre la constitucionalidad de una norma en el transcurso de un
proceso judicial. Este mecanismo permite a los tribunales ordinarios solicitar al TC que determine si una ley
es constitucional o no.
● Excepcionalmente, el propio TC puede plantear una autocuestión de inconstitucionalidad. Esto ocurre
cuando, durante la tramitación de un recurso de amparo o un conflicto en defensa de la autonomía
local, el TC detecta que la norma que sustenta el acto vulnerador de la Constitución podría ser
inconstitucional. En ese caso, la Sala correspondiente del TC eleva la cuestión al Pleno del Tribunal para
que este se pronuncie sobre la constitucionalidad de la norma (art. 55.2 y art. 75 quinquies.6 LOTC).
La cuestión de inconstitucionalidad se asemeja a las cuestiones prejudiciales en el sentido de que se refiere a
normas con rango de ley que un juez debe aplicar en un proceso determinado, pero que considera
potencialmente inconstitucionales. A diferencia de lo que ocurre con los reglamentos, los jueces no tienen
potestad para inaplicar las leyes ni anularlas. Por ello, si el juez tiene dudas fundamentadas sobre la
constitucionalidad de una norma, puede plantear una cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal
Constitucional (TC). Durante este tiempo, el proceso judicial queda suspendido a la espera de que el TC
resuelva la duda mediante la confirmación o anulación de la norma en cuestión.
Requisitos para la admisibilidad de la cuestión
Para que la cuestión de inconstitucionalidad sea admitida, deben cumplirse dos requisitos esenciales:
1. Juicio de relevancia: El juez debe justificar por qué la constitucionalidad de la norma es pertinente para la
resolución del caso. Según el artículo 35.1 de la LOTC, el juez debe detallar en el Auto de planteamiento de la
cuestión cómo la resolución depende del fallo sobre la constitucionalidad de la norma.
2. Planteamiento de la cuestión: La cuestión debe plantearse una vez que el procedimiento judicial esté
concluso y dentro del plazo para dictar sentencia, previa audiencia de las partes involucradas.
Antes de adoptar su decisión mediante auto, el órgano judicial oirá a las partes y al Ministerio Fiscal, quienes
tendrán un plazo improrrogable de 10 días para presentar sus alegaciones sobre la pertinencia de plantear la
cuestión de inconstitucionalidad o sobre su contenido.
Suspensión del proceso y tramitación
El planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad provoca la suspensión provisional de las actuaciones
en el proceso judicial, hasta que el TC se pronuncie sobre su admisión (art. 35.3 LOTC). Si se admite la cuestión,
se publica en el Boletín Oficial del Estado (BOE), y las partes del proceso judicial pueden personarse ante el TC
en un plazo de 15 días desde la publicación. Tienen también un plazo adicional de 15 días para formular sus
alegaciones.
Una vez oídas las partes, el Tribunal Constitucional resuelve la cuestión mediante sentencia, que tiene los
mismos efectos de cosa juzgada que los que resultan de los recursos de inconstitucionalidad.
Otros procedimientos relacionados con el control de constitucionalidad
c) Recurso previo de inconstitucionalidad: Introducido por la LO 12/2015, este recurso puede interponerse
únicamente contra proyectos de Estatutos de Autonomía y sus propuestas de reforma (art. 79 LOTC).
d) Recursos y cuestiones de inconstitucionalidad contra normas forales fiscales: Estas se refieren a las
normas fiscales de los territorios históricos del País Vasco (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya), dictadas en
ejercicio de sus competencias exclusivas, garantizadas por la Disposición Adicional Primera de la CE y
reconocidas en el artículo 41.2.a del Estatuto de Autonomía del País Vasco. Este tipo de control
constitucional fue introducido por la LO 1/2010, de 19 de febrero (Disposición Adicional 5ª LOTC).
⭐LEX🩸: ¿D? ¿Cómo que D? Sí, el manual te dice 3 y luego expone 4 🤭
⭐LEX🩸
161
B) Los conflictos de competencia entre el Estado y las CCAA
Los conflictos de competencia son procedimientos específicos del control de la constitucionalidad, cuyo
objetivo es comprobar si las disposiciones y actos emanados de los poderes del Estado o de las Comunidades
Autónomas (CCAA) respetan el reparto constitucional de competencias. Estos conflictos surgen cuando una
de las partes considera que la otra está invadiendo su ámbito competencial. La determinación de estos
conflictos está regulada por el artículo 59 de la LOTC.
Entre los posibles conflictos entre los diferentes poderes del Estado, los más significativos son los que
enfrentan al Estado con las CCAA. Las CCAA ostentan competencias derivadas del llamado "bloque
autonómico de la constitucionalidad", que incluye:
● La asignación de competencias que efectúa la Constitución (de manera positiva en el artículo 148 CE y
de manera negativa en el artículo 149 CE).
● Los respectivos Estatutos de Autonomía.
● Determinadas Leyes Orgánicas.
En ocasiones, puede suceder que el Estado promulgue una disposición o acto que invade competencias
exclusivas de una Comunidad Autónoma o, inversamente, que una CA actúe en un ámbito de competencia
que corresponde al Estado. En estos casos, la parte afectada puede recurrir al Tribunal Constitucional (TC)
para que determine la titularidad de la competencia controvertida y, si procede, anule la disposición
impugnada.
Tipos de conflictos de competencia
1. Conflictos positivos de competencia: Estos ocurren cuando el
Gobierno y una CA reclaman para sí la competencia, o cuando el
conflicto surge entre dos o más CCAA. En este caso, ambas
partes consideran que tienen la competencia sobre una materia.
2. Conflictos negativos de competencia: Estos ocurren cuando la
Administración del Estado rechaza indebidamente su
competencia, delegándola en una CA. En este caso, la CA se ve
obligada a asumir una competencia que cree que corresponde
al Estado.
Plazo y procedimiento
● Los conflictos de competencia deben ser planteados por la parte
afectada, ya sea el Gobierno de la Nación o el órgano ejecutivo
de la CA, ante el TC.
● El plazo para plantear el conflicto es de dos meses si la
disposición es impugnada por el Gobierno, o de un mes
posterior a la contestación del requerimiento previo de
incompetencia, que la CA debe realizar al Gobierno dentro de
los dos meses siguientes a la publicación de la disposición
impugnada (artículo 63 LOTC).
Una vez planteado el conflicto y presentadas las alegaciones de las
partes, el TC resuelve mediante sentencia, determinando a quién
corresponde la titularidad de la competencia y, si corresponde,
anulando la disposición o acto impugnado.
⭐LEX🩸
162
C) Los conflictos en defensa de la Autonomía Local
La Ley Orgánica 7/1999 introdujo en la LOTC los artículos
75 bis a 75 quinquies, que permiten a los Municipios y
Provincias plantear conflictos ante el TC para que se
determine si una disposición con fuerza de ley invade su
autonomía local.
Procedimiento
1. Para plantear el conflicto, la Corporación Local debe
solicitar, dentro de los tres meses posteriores a la
promulgación de la disposición que
supuestamente infringe la autonomía local, un
informe del Consejo de Estado o del órgano
consultivo competente de la Comunidad
Autónoma. Este informe es preceptivo, aunque no
vinculante.
2. Una vez recibido el informe, la Corporación dispone
de un mes para interponer el recurso ante el TC
(artículo 75 quáter LOTC).
Resolución
El TC emitirá una sentencia que declarará si existe o no la
invasión competencial y determinará a qué órgano del
Estado (Central, CA o Corporación Local) corresponde la
competencia en cuestión. Si el TC considera que la
disposición normativa es inconstitucional, planteará una
autocuestión de inconstitucionalidad, la cual será resuelta
por el Pleno del Tribunal.
3.- Complementación del ordenamiento
El Tribunal Constitucional desempeña una función
principal en la creación judicial del Derecho, cuya doctrina
legal es de gran relevancia, tanto desde un punto de vista
subjetivo como objetivo.
Relevancia subjetiva
Desde un punto de vista subjetivo, la doctrina legal del TC es vinculante no solo para los particulares, sino
también para todos los poderes del Estado, tanto centrales como autonómicos, conforme al artículo 5.1 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial.
● La jurisprudencia constitucional que resulta de los recursos de inconstitucionalidad y de los conflictos
de competencias ha sido fundamental para la consolidación y configuración del Estado de las
Autonomías. Además, los recursos de amparo presentados ante el TC han impulsado importantes
reformas en el Derecho legislado español.
⭐LEX🩸
163
Relevancia objetiva
Desde una perspectiva objetiva, la doctrina del TC adquiere especial importancia debido a su impacto en el
ordenamiento jurídico. A diferencia del Tribunal Supremo, cuya doctrina puede ser modificada por una nueva
ley del Parlamento, la doctrina del TC tiene un alcance mayor, ya que también vincula al Poder Legislativo.
- Esto significa que cuando el TC declara la inconstitucionalidad de una ley, el Parlamento debe
promulgar una nueva ley que subsane el vacío normativo generado.
Esta influencia se deriva del hecho de que el TC es el guardián de la Constitución, por lo que su función
principal es "negativa", es decir, se limita a anular normas o actos inconstitucionales. No obstante, a través de
las sentencias interpretativas, el TC puede llegar a establecer principios constitucionales que guían al
legislador ordinario en la creación de nuevas leyes.
De esta forma, el TC influye indirectamente en el proceso legislativo sin asumir el papel de legislador.
Efecto de la doctrina del TC sobre la jurisprudencia ordinaria
La jurisprudencia de los tribunales ordinarios sobre leyes, disposiciones o actos que han sido revisados por el
TC debe entenderse corregida por la doctrina del TC, tal como establece el artículo 40.2 de la LOTC, en la
redacción dada por la LO 6/2007. Es decir, cuando el TC se pronuncia sobre la constitucionalidad de una
norma, la interpretación de esa norma en los tribunales debe ajustarse a la doctrina del TC.
Impacto en todos los sectores del Derecho
La doctrina del TC abarca todos los sectores del Derecho, con un énfasis especial en el Derecho Público,
aunque también influye en el Derecho Privado. Un ejemplo claro es el impacto de las decisiones del TC en las
reformas del Derecho de familia y filiación.
⭐LEX🩸
164
Lección 16
El Tribunal del Jurado
I.- EL JURADO: FUNDAMENTO Y NATURALEZA
El jurado está previsto en el artículo 125 CE, que establece que "los ciudadanos podrán ejercer la acción popular
y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del jurado, en la forma y con respecto a los
procesos penales que la ley determine".
● De las diferentes formas de participación popular que contempla la Constitución, como la acción
popular y los tribunales consuetudinarios y tradicionales, el jurado es la más representativa desde una
perspectiva democrática, ya que permite a los ciudadanos asumir directamente el ejercicio de la potestad
jurisdiccional.
La legitimación democrática del jurado es mucho más directa que la de los jueces técnicos.
● Mientras que los jueces y magistrados obtienen su legitimidad de su independencia y sumisión a la ley
(art. 117.1 CE), y el pueblo les delega la potestad jurisdiccional, en el jurado es el propio pueblo español
quien asume directamente el ejercicio de una de las 3 potestades del Estado: la potestad jurisdiccional. En
este sentido, el jurado no solo refleja que la justicia emana del pueblo, sino que es el propio pueblo
quien administra justicia.
Por esta razón, el derecho de participación que conlleva el jurado es el más directo de todos los que consagra
el artículo 23 de la CE.
● Mientras que otros derechos, como el de elegir o acceder a cargos públicos, se ejercen mediante
representación, en el jurado el pueblo ejerce directamente, sin intermediarios, la potestad jurisdiccional.
● Esto convierte al jurado en un derecho subjetivo, público, cívico y activo (o dentro del status activae
civitatis, según la clásica clasificación de Jellinek).
Este derecho constitucional de configuración legal fue instaurado por la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del
Tribunal del Jurado (LOTJ), que desarrolló legislativamente el artículo 125 de la CE tras dieciocho años de espera.
⭐LEX🩸
165
II.- EVOLUCIÓN HISTÓRICA
En la evolución histórica del jurado es importante distinguir entre la evolución del jurado español y la del
jurado europeo, para así poder analizar las ventajas e inconvenientes que esta institución ha mostrado a lo
largo de más de un siglo de funcionamiento práctico.
1.- El jurado español
La historia del jurado en España está íntimamente
ligada a la revolución liberal, ya que su instauración
coincidía con el ascenso de los liberales al poder, y
su supresión, con la llegada de los gobiernos
conservadores.
El jurado aparece en las Constituciones de Bayona
(art. 106.2) y Cádiz (art. 307), siendo instaurado por
primera vez en las Leyes de 22 de octubre de 1820 y
su ley adicional de 1822. Este jurado se limitaba a
los delitos electorales y de imprenta, adoptando
una forma primitiva de jurado de acusación y de
decisión. No obstante, su aplicación fue efímera,
coincidiendo con la caída del trienio liberal.
- El jurado reaparece durante la Primera
República con las Leyes de 23 de junio de
1870 y 22 de diciembre de 1872, que lo
proclamaron para el enjuiciamiento de
delitos políticos y comunes más graves. Sin
embargo, tras el fin de la experiencia
republicana, la Ley de 3 de enero de 1875 lo
derogó nuevamente, hasta que fue
restablecido por la Ley de 20 de abril de
1888, que mantuvo al jurado vigente hasta
su supresión por el Decreto de 21 de
septiembre de 1923 durante la Dictadura de
Primo de Rivera.
- Durante la Segunda República, el jurado fue
reinstaurado mediante el Decreto de 11 de
abril de 1931 y la Ley de 27 de julio de 1933.
No obstante, en plena Guerra Civil, su
aplicación fue suspendida en el bando
nacional en septiembre de 1936, y en el
bando republicano, el Decreto de 7 de mayo
de 1937 lo transformó en los tristemente
célebres "Tribunales populares".
⭐LEX🩸
166
Conclusiones de la evolución histórica del jurado español
De la evolución histórica del jurado en España se extraen varias conclusiones:
a) En primer lugar, se destaca su contenido ideológico
liberal, ya que fue concebido como un instrumento de
democratización de la justicia y de consolidación del
sistema acusatorio en el proceso penal. Este sistema
implica la sustitución de la prueba tasada por la libre
valoración, la inmediación y publicidad del juicio oral.
b) En segundo lugar, el jurado español tenía un marcado
carácter burgués y machista. Estaban excluidos del
servicio como jurados los pobres de solemnidad (art.
10.8 de la Ley del Jurado de 1888) y también las mujeres
hasta que la Ley de 1933 permitió su participación en
ciertos delitos relacionados con la vida y lesiones, bajo
ciertos móviles "pasionales". Además, las clases medias
solían excusarse de participar, lo que llevó a la Ley de
1933 a imponer sanciones por absentismo.
c) En tercer lugar, en cuanto a la
competencia objetiva, aunque el
jurado nació para enjuiciar delitos relacionados con las
libertades públicas y los delitos más graves, las leyes
sucesivas fueron excluyendo delitos de lesa majestad,
electorales, falso testimonio, rebelión, sedición,
terrorismo, entre otros. Las Memorias de la Fiscalía del
Tribunal Supremo de 1888 y 1934 denunciaban las
decisiones absolutorias injustificadas en delitos
complejos como los de malversación de caudales
públicos y de carácter económico, debido a la falta de
conocimientos técnicos y jurídicos por parte de los
jurados.
d) Finalmente, se observa su carácter selectivo en la
represión de delitos. Se decía que el jurado español era
galante y propietario (según Bernaldo de Quirós),
mostrando clemencia en delitos pasionales
(especialmente cuando la acusada era una mujer), pero
siendo extremadamente severo en delitos contra la
propiedad.
⭐LEX🩸
167
2.- El jurado europeo
La evolución histórica del jurado europeo puede dividirse en tres etapas clave: la importación del jurado
anglosajón, su transformación en jurado mixto, y finalmente la instauración del sistema de escabinado.
a) El jurado anglosajón
El jurado es una institución originaria de Inglaterra que fue importada a Europa continental tras la Revolución
Francesa, con la Ley de 16-26 de septiembre de 1791. En su primera manifestación, el jurado francés fue
diseñado a semejanza del jurado inglés: el jurado de acusación se encargaba de las cuestiones de hecho,
mientras que los magistrados se ocupaban de aplicar el derecho y determinar la pena.
Sin embargo, este sistema generaba problemas. Los jurados, temiendo que los magistrados pudieran imponer
penas excesivamente severas en ciertos casos, especialmente en los crímenes pasionales, solían pronunciar
veredictos absolutorios injustificados para evitar esta posibilidad.
Para intentar corregir este problema, se promulgó la Ley de 5 de marzo de 1832, que amplió las funciones del
jurado, permitiéndoles determinar las circunstancias atenuantes en la responsabilidad penal. A pesar de esta
reforma, la medida no fue suficiente, ya que el jurado seguía siendo reticente a condenar cuando consideraba
que la pena sería demasiado alta.
b) El jurado mixto
En 1932, la Ley francesa de 5 de marzo de 1932 introdujo el sistema de jurado mixto, una reforma importante
en la evolución del jurado. En este sistema, aunque el jurado seguía decidiendo exclusivamente sobre las
cuestiones de hecho, cuando emitía un veredicto inculpatorio, se debía reunir un colegio mixto compuesto por
jurados legos y magistrados para determinar la cuantificación de la pena. Esta decisión debía ser adoptada por
mayoría.
El sistema mixto fue adoptado por otros países europeos, como Bélgica, Austria y Noruega, que aún
mantienen este modelo en sus Códigos Procesales Penales.
c) El escabinado
El escabinado (o Schöffengericht) es un sistema judicial en el que jueces técnicos y legos deliberan y deciden
conjuntamente sobre todo el objeto del proceso penal, incluyendo los hechos, la aplicación del derecho y la
individualización de la pena.
● Aunque sus orígenes se debaten, la versión moderna del escabinado se atribuye a la reforma del
Código Procesal Penal alemán (StPO) de 1924, impulsada por el ministro Emminger.
En este sistema, los jueces y legos se reúnen en un solo tribunal, en el que los legos tienen una presencia
dominante (normalmente un juez técnico por cada tres jurados). Las decisiones se toman por mayoría, a veces
reforzada para las decisiones desfavorables al acusado. El presidente del tribunal elabora una lista de
preguntas basadas en las acusaciones y defensas, y estas son votadas conjuntamente.
El escabinado ha demostrado ser más eficaz que el jurado anglosajón, ya que ha permitido superar problemas
de selección en la represión de delitos y ha facilitado la aplicación de la doctrina legal del Tribunal Supremo y
la justificación de la prueba en la sentencia.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el escabinado se ha instaurado en la mayoría de los países europeos,
incluyendo Francia, Italia, Suecia, Portugal, Grecia y algunos cantones de Suiza, mientras que el modelo de
jurado anglosajón puro se ha mantenido vigente únicamente en algunas regiones, como el Reino Unido y
ciertos otros países.
⭐LEX🩸
168
III.- REGULACIÓN LEGAL
La configuración del jurado en España corresponde al Poder Legislativo, tal como se desprende del artículo 125
de la Constitución Española, que establece que los ciudadanos podrán participar en la Administración de
Justicia mediante el jurado “en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine”.
● Este precepto otorga a las Cortes Generales la capacidad para regular los aspectos esenciales del
jurado, dentro de los límites establecidos por la Constitución.
La Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado, es la norma que regula el jurado en España.
Esta ley no solo reinstauró el jurado, sino que estableció un procedimiento de instrucción considerado
innecesario y complicado por algunos expertos, ya que sigue los principios de oralidad, dispositivo, dispersión
y extemporaneidad en la práctica de los actos de investigación, aspectos que buscan evitar las "inquisiciones
generales". No obstante, este modelo ha sido criticado por ignorar la evolución de la institución en Europa y
adoptar un modelo de jurado anglosajón, lo que ha provocado problemas prácticos en relación con la validez
del veredicto.
1.- Modelo de jurado
Existen 3 modelos de jurado: anglosajón, mixto y escabinado.
● Todos ellos son constitucionalmente válidos, y la referencia al jurado en el artículo 125 de la CE no
implica necesariamente que se deba implantar el modelo anglosajón de manera exclusiva, ya que
también podrían haber optado por el modelo mixto o el escabinado.
La inclusión del término "jurado" en el artículo 125 tuvo el objetivo principal de evitar la instauración de
"tribunales populares".
● Este detalle se desprende del análisis de los Diarios de Sesiones de las Cortes, donde se menciona la
retirada de una enmienda del grupo socialista y la intervención del senador Angulo Montes, lo que
demuestra el consenso en evitar la creación de tribunales que pudieran carecer de imparcialidad o
rigor técnico.
Sin embargo, la Ley Orgánica 5/1995 optó definitivamente por el modelo de jurado anglosajón.
● Este está compuesto por 9 ciudadanos, seleccionados por sorteo del censo electoral de cada provincia,
quienes son responsables de dictar el veredicto.
● El Tribunal del Jurado está presidido por un magistrado, que en la mayoría de los casos será de la
Audiencia Provincial, a menos que el juicio deba realizarse ante el Tribunal Supremo o el Tribunal
Superior de Justicia, debido al aforamiento de los acusados.
● En estos casos, el magistrado-presidente será un miembro de la Sala de lo Penal del TS o de la Sala de lo
Civil y Penal del TSJ, respectivamente (artículo 2 LOTJ).
El juicio del jurado tiene lugar solo en los órganos jurisdiccionales colegiados mencionados y se celebra con
mayor frecuencia en las Audiencias Provinciales.
Pese a los esfuerzos para corregir los defectos tradicionales de este sistema, como la selectividad en la
represión de delitos y la ausencia de motivación del veredicto, aspectos que limitan el razonamiento de la
prueba, el modelo anglosajón adoptado por España ha sido objeto de críticas, y existen posturas que abogan
por la transformación del sistema hacia el jurado mixto o el escabinado.
⭐LEX🩸
169
2.- Competencia y funciones. El veredicto
A) Competencia
La Ley Orgánica del Tribunal del Jurado (LOTJ) adoptó una postura prudente al limitar inicialmente la
competencia del jurado, restringiendo los delitos a ser enjuiciados a aquellos que son más sencillos en cuanto
a la valoración de los hechos y que no presentan una excesiva complejidad en la acción típica. Esto responde a
la necesidad de que los ciudadanos, ajenos a la función judicial, puedan participar adecuadamente en la
administración de justicia sin encontrarse con dificultades técnicas excesivas.
El artículo 1 de la LOTJ, modificado por la Ley Orgánica 1/2015, de 13 de marzo, establece que el Tribunal del
Jurado es competente para enjuiciar los siguientes tipos de delitos:
1. Delitos contra las personas: Estos incluyen aquellos que afectan la integridad física y la vida de las
personas.
2. Delitos cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos: Actos ilícitos cometidos por
funcionarios mientras desempeñan sus funciones.
3. Delitos contra el honor: Aquellos que afectan la reputación y la dignidad de una persona.
4. Delitos contra la libertad y la seguridad: Crímenes que afectan la libertad individual y la seguridad de
los ciudadanos.
El artículo 1.2 LOTJ detalla los delitos específicos del Código Penal que serán competencia del jurado, los cuales
son:
● Homicidio (arts. 138 a 140).
● Amenazas (art. 169.1).
● Omisión del deber de socorro (arts. 195 y 196).
● Allanamiento de morada (arts. 202 y 204).
● Infidelidad en la custodia de documentos (arts.
413 a 415).
● Cohecho (arts. 419 a 426).
● Tráfico de influencias (arts. 428 a 430).
● Malversación de caudales públicos (arts. 432 a
434).
● Fraudes y exacciones ilegales (arts. 436 a 438).
● Negociaciones prohibidas a funcionarios (arts.
439 y 440).
● Infidelidad en la custodia de presos (art. 471).
No obstante, el Tribunal del Jurado no es
competente para conocer de los delitos que son
competencia de la Audiencia Nacional, los que han
sido asumidos por la Fiscalía Europea, los
homicidios no consumados, ni el delito de
prevaricación (art. 1.3 y arts. 5.1 y 2.III LOTJ).
⭐LEX🩸
170
B) Funciones
Las funciones del Tribunal del Jurado se encuentran reguladas en los artículos 3 y 4 de la Ley Orgánica del
Tribunal del Jurado, donde se distingue entre las funciones propias de los jurados y las del
Magistrado-Presidente.
1. Funciones del jurado:
○ Los jurados, como parte del Tribunal del Jurado, deben actuar bajo los principios constitucionales de
independencia, responsabilidad y sumisión a la ley, tal como lo hacen los miembros del Poder Judicial. Su
misión principal es emitir el veredicto, es decir, declarar si los hechos juzgados, previamente establecidos
por el Magistrado-Presidente, son probados o no.
○ También deben determinar la culpabilidad o inocencia de los acusados en relación con los hechos
delictivos que el Magistrado-Presidente haya admitido en la acusación. Asimismo, el jurado puede incluir
otros hechos que no impliquen una variación sustancial de los hechos principales (art. 3 LOTJ).
2. Funciones del Magistrado-Presidente:
○ El Magistrado-Presidente, además de dictar la Sentencia final, tiene otras funciones importantes, como la
de establecer el objeto del veredicto, instruir a los jurados sobre sus funciones y reglas de deliberación, y
resolver cuestiones de responsabilidad civil si fueran pertinentes.
○ La Sentencia que dicte el Magistrado-Presidente debe recoger el veredicto del jurado e imponer la pena
correspondiente, en su caso, así como las medidas de seguridad que procedan. También se encargará de
resolver sobre la responsabilidad civil del penado o de terceros involucrados (art. 4 LOTJ).
El proceso de deliberación y votación del jurado:
● Al concluir el juicio oral, el Magistrado-Presidente somete por escrito al jurado los hechos alegados por
las partes, diferenciando los hechos favorables y desfavorables al acusado. Además, incluye aquellos
hechos que puedan ser relevantes para determinar la culpabilidad y los beneficios legales aplicables,
como el indulto o la remisión condicional de la pena.
● El jurado, después de ser instruido debidamente, debe deliberar y votar a puerta cerrada. Las
votaciones son nominales y en voz alta, y no se permite la abstención. Las decisiones desfavorables
para el acusado deben ser adoptadas por mayoría de al menos siete votos, mientras que las favorables
requieren una mayoría de cinco votos.
● El resultado de la votación y las incidencias de la deliberación se reflejan en un acta que incluye las
razones por las cuales el jurado llegó a su veredicto, como garantía de la presunción de inocencia y el
derecho a la tutela judicial efectiva (art. 61 LOTJ).
Motivación del veredicto:
● Aunque el modelo de jurado en España es anglosajón, se exige que el veredicto esté debidamente
motivado. Esto ha provocado ciertas dificultades, ya que el jurado anglosajón no está tradicionalmente
obligado a explicar su decisión. La jurisprudencia del Tribunal Supremo (STS 12 de marzo de 2003,
279/2003) ha sido clara al exigir un razonamiento exhaustivo de la prueba, lo que ha generado
nulidades en algunos veredictos por falta de motivación adecuada.
● El Tribunal Constitucional (STC 169/2004) ha matizado este requisito, distinguiendo entre hechos
sencillos y complejos, estableciendo distintos niveles de exigencia para la motivación.
Este proceso, junto con la exigencia de razonamiento del veredicto, ha generado dificultades en algunos casos,
lo que ha llevado a la nulidad de veredictos y la repetición de juicios, afectando al derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas.
⭐LEX🩸
171
3.- Capacidad, incompatibilidad, prohibiciones y excusas
La Ley Orgánica del Tribunal del Jurado (LOTJ) establece que la función del jurado es un derecho y un deber de
los ciudadanos, siempre y cuando no exista algún motivo que les impida ejercerlo. Esto implica que la
participación en el jurado está sometida a reglas específicas para asegurar la idoneidad y disponibilidad de
quienes asumen este rol. A continuación, se detallan las disposiciones más importantes:
A) Capacidad
El artículo 8 de la LOTJ determina los requisitos para ser jurado:
1. Ser español.
2. Ser mayor de edad.
3. Estar en pleno ejercicio de los derechos políticos.
4. Saber leer y escribir.
5. Ser vecino de cualquiera de los municipios de la provincia donde se cometió el delito.
6. No estar afectado por discapacidad física o psíquica que impida el desempeño de la función de jurado.
En el caso de las personas con discapacidad, la Ley fue modificada por la LO 1/2017, que introduce una cláusula
de no exclusión por esta condición. El Estado deberá proporcionar los apoyos y ajustes razonables necesarios
para que las personas con discapacidad puedan desempeñar la función de jurado sin restricciones.
B) Incompatibilidades y prohibiciones
El artículo 9 LOTJ establece las incompatibilidades para desempeñar la función de jurado. Quedan excluidos
quienes desempeñen funciones que puedan comprometer su imparcialidad o independencia en el ejercicio
de la función jurisdiccional. Estas incluyen:
1. Miembros del Gobierno (ya sea nacional, autonómico o local) y miembros de las Cámaras Legislativas.
2. Jueces, magistrados y fiscales en activo.
3. Abogados y procuradores que ejerzan la abogacía.
4. Policías, miembros de las Fuerzas Armadas y personal de seguridad privada.
5. Directores de medios de comunicación y personal sanitario que ejerzan funciones relacionadas con el
procedimiento penal en curso.
En cuanto a las prohibiciones, el artículo 10 LOTJ establece que no podrán ser jurados quienes hayan sido
condenados por delitos graves o quienes se encuentren en situación de inhabilitación para el ejercicio de sus
derechos políticos.
C) Excusas
El artículo 12 LOTJ recoge las causas de excusa para no participar como jurado, y estas se conciben como
razones que permiten a los ciudadanos evitar el deber de ser jurado por circunstancias personales o
profesionales. Entre las causas más comunes se encuentran:
1. Edad avanzada (mayores de 65 años).
2. Enfermedad o incapacidad física o psíquica debidamente acreditada.
3. Carga familiar excesiva, como el cuidado exclusivo de menores o personas con discapacidad.
4. Impedimentos laborales que hagan inviable la asistencia a las sesiones del juicio.
5. Obligaciones profesionales incompatibles, como ser médico en ejercicio o docente en periodo de
exámenes.
La LOTJ también establece medidas coercitivas para asegurar el cumplimiento de esta obligación. Por ejemplo,
quienes se nieguen injustificadamente a participar pueden ser sancionados con multas de hasta 1.502,53
euros (art. 39 LOTJ), e incluso puede imponerse la pena de arresto de entre 7 y 15 fines de semana (Disposición
Transitoria 11ª del Código Penal).
⭐LEX🩸
172
Lección 17
El derecho a la tutela judicial efectiva
I.- LA ACCIÓN: ACCIÓN Y JURISDICCIÓN
Hasta esta lección se ha visto a la jurisdicción desde su perspectiva orgánica o estática.
● Sin embargo, el Poder Judicial, según lo
establece el artículo 117.3 de la
Constitución, tiene la potestad
jurisdiccional que, en la mayoría de los
conflictos, no se activa de manera
automática. Para que el Poder Judicial
actúe, es necesario que alguien provoque su
intervención mediante el ejercicio de un
derecho que la doctrina procesal denomina
derecho de acción, el cual la Constitución
consagra como derecho a la tutela judicial
efectiva, según el artículo 24.1 CE.
El ejercicio de este derecho fundamental, que
corresponde a todos (personas físicas, jurídicas,
nacionales o extranjeras), permite a los
particulares acceder libremente a los tribunales,
bien sea para interponer una pretensión o para
oponerse a ella. Este derecho tiene como objetivo
obtener la satisfacción de las pretensiones o
resistencias planteadas ante los juzgados y
tribunales, resolviendo así el conflicto de manera
definitiva.
La vigencia de este derecho está íntimamente
ligada al principio dispositivo en el proceso civil.
Este principio se basa en los axiomas ne procedat
iudex ex oficio y donde no haya un actor, no existe
juez. Así, la actividad jurisdiccional del Estado solo
puede activarse mediante una petición o impulso
de parte, es decir, mediante el ejercicio del
derecho de acción, principio que se estudiará con
más detalle en la Lección 21.
⭐LEX🩸
173
II.- CONTENIDO ESENCIAL DEL DERECHO DE ACCIÓN
El Tribunal Constitucional ha desarrollado una doctrina amplia y consolidada sobre el derecho a la tutela
judicial efectiva del artículo 24 CE.
● Con base en esta doctrina, el derecho de acción se define como un derecho fundamental que asiste a
todo sujeto de derecho, permitiéndole acceder libremente al Poder Judicial.
Este derecho incluye la posibilidad de participar en un proceso con todas las garantías y, en su caso, a todas sus
instancias. Asimismo, permite deducir una pretensión u oponerse a ella, obteniendo una resolución definitiva,
motivada, razonada, congruente y fundada en Derecho, que resuelva el conflicto de manera irrevocable. Además,
este derecho incluye la posibilidad de obtener la ejecución de lo resuelto.
1.- Derecho de acceso a la justicia
A) Titularidad
La titularidad del derecho a la tutela judicial efectiva corresponde a todos los sujetos del Derecho, lo que
incluye tanto a personas jurídicas (privadas y públicas) como a personas físicas.
● Esto se extiende a sujetos con o sin plena capacidad jurídica.
Así, el artículo 6.4 y 5 de la LEC otorga capacidad a masas patrimoniales y entes sin personalidad jurídica, y el
artículo 6.2 LEC reconoce esta capacidad al nasciturus en todo lo que le sea favorable. Este derecho no solo se
aplica a los nacionales, sino también a los residentes de la Unión Europea y a extranjeros,
independientemente de su situación legal en España.
● En este sentido, el Tribunal Constitucional declaró
inconstitucional el adverbio "legalmente" en el
artículo 2.a) de la Ley 1/1996, de 10 de enero, de
Asistencia Jurídica Gratuita, que limitaba este
derecho a extranjeros con residencia legal en
España.
● La razón es que el derecho a la tutela judicial es un
derecho humano reconocido por Pactos
Internacionales, como el artículo 6 del Convenio
Europeo de Derechos Humanos, y no un derecho
exclusivo de los españoles.
Aunque la Constitución reconoce este derecho a todo ser
humano, el ordenamiento jurídico puede imponer ciertas
restricciones.
● Por ejemplo, la capacidad para actuar en un proceso
puede estar limitada para personas con medidas de
apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica.
● Sin embargo, aunque estas personas necesiten
representación legal en el proceso, la titularidad del
derecho a la tutela judicial sigue perteneciendo a
ellas, conforme a los artículos 6 y 7 LEC o el artículo
102 de la LECrim.
⭐LEX🩸
174
B) El derecho de acción y las partes
El derecho de acción no solo ampara a quien accede al proceso para interponer una pretensión, como el actor
en un proceso civil o el querellante o acusador en un proceso penal, sino también a quien debe comparecer en
el proceso como parte demandada o investigada.
● En el caso del investigado, el artículo 24 CE denomina a este derecho como derecho de defensa,
complementado con un conjunto de derechos instrumentales (como el derecho al silencio, a la
asistencia letrada, a la presunción de inocencia, entre otros), cuya finalidad es garantizar el ejercicio
eficaz de su defensa. Estos derechos, el manual los explica con más detalle la Lección 19.
C) Obstáculos jurídicos y económicos
Tanto el demandante, el acusador privado, el demandado como el investigado tienen el derecho a acceder
libremente a un proceso. Por ello, los obstáculos, sean jurídicos o económicos, que impidan o dificulten este
libre acceso pueden ser inconstitucionales.
a) De las partes activas
Uno de los primeros problemas que puede surgir es cuando se condiciona el ejercicio del derecho a la tutela
de una persona jurídica a su inscripción en un registro específico. Un ejemplo de esto podría ser el caso de las
asociaciones de consumidores, si se interpretara que la inscripción en el Registro del Ministerio de Sanidad y
Consumo, exigida por el artículo 33 del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, es constitutiva
para el ejercicio de sus derechos.
Otra situación similar se presentó con el artículo 21.2 de la LO 5/1985 del Régimen General Electoral, que
impedía recurrir judicialmente contra las resoluciones de las Juntas Electorales, disposición que fue declarada
inconstitucional por la STC 149/2000.
● También se dio un caso similar con el artículo 38.2 de la Ley 16/1987 de Ordenación del Transporte
Terrestre, que fue declarado inconstitucional por la STC 174/1995. Este artículo restringía el acceso a los
tribunales en reclamaciones inferiores a 500.000 pesetas (hoy 3.005 euros), obligando a las partes a
acudir a un arbitraje institucional. Este precepto fue posteriormente reformulado, siguiendo la doctrina
constitucional, en el artículo 38.1 de la Ley 29/2003.
Aunque no son inconstitucionales los depósitos para recurrir ni las polémicas tasas judiciales, su cuantía
podía llegar a dificultar el acceso a la justicia.
● Por esta razón, el artículo 4 del Real Decreto-Ley 1/2015, de 27 de febrero, suprimió dichas tasas para las
personas físicas.
● Además, la Sentencia del Tribunal Constitucional 140/2016 declaró la inconstitucionalidad del artículo 7,
núm. 1 de la Ley 10/2012, y la cuota variable del núm. 2 del mismo artículo, debido a su falta de
proporcionalidad.
En cuanto a las fianzas del acusador popular o de los extranjeros (cautio iudicatum solvi o caución de arraigo
en juicio), reguladas en los artículos 270 y 280 de la LECrim, estas han motivado varios recursos de amparo.
● El Tribunal Constitucional ha afirmado que dichas fianzas deben ser proporcionales al patrimonio de
quien ejerce el derecho a la tutela, de modo que no se conviertan en obstáculos insalvables que
desincentiven a los acusadores populares o impidan el derecho de defensa de los extranjeros. Esta
doctrina ha sido recogida en el artículo 20.3 de la LOPJ.
⭐LEX🩸
175
b) De las partes pasivas
El derecho a la tutela judicial efectiva también ampara a las partes pasivas, es decir, aquellas personas que
enfrentan un proceso en su contra. El primer requisito para garantizar este derecho es que el demandado
conozca la existencia del proceso.
● Por ello, el ordenamiento procesal español establece rigurosas normas de notificación para asegurar
que el emplazamiento del demandado se realice en su domicilio, salvo que esté obligado a relacionarse
electrónicamente con la Administración de Justicia.
● En estos casos, el Letrado de la Administración de Justicia debe hacer esfuerzos para localizar el
domicilio del demandado (artículos 155 y 156 LEC).
Si no se cumplen estas medidas y el demandado no tiene oportunidad de comparecer o purgar su rebeldía
(artículos 496 y siguientes de la LEC), o si no puede provocar la nulidad de la sentencia por indefensión, se
estaría violando su derecho a la tutela judicial.
- También sería contrario a este derecho exigir
una fianza desproporcionada a un demandado
declarado pobre para que pueda oponerse en
un procedimiento de protección registral de
derechos reales inscritos (artículo 41 LH),
conforme a los artículos 250.7, 439.2, 440.2,
441.3, 444.2 y 447.3 LEC.
En Derecho penal
En el ámbito penal, el derecho a la tutela implica que
cualquier ciudadano sometido a instrucción debe ser
informado de la existencia del proceso en su contra.
● Esto se asegura mediante la comunicación
personal de los actos que requieran su
comparecencia (artículo 182.2 LECrim).
Además, para ejercer eficazmente su derecho
de defensa, se le debe informar sobre la
imputación que pesa en su contra (artículo 118
LECrim) en un idioma que comprenda.
● Si no conoce el idioma, debe ser asistido por
un intérprete, y los gastos correspondientes
deben ser cubiertos por el Estado. Esto aplica
tanto para extranjeros (caso Oztürk contra la
RFA, STEDH de 21 de febrero de 1984) como
para ciudadanos españoles que no
comprendan el castellano (STC 74/1987; SSTS
145/2000, 294/2000, 130/2001).
● Sin embargo, si la persona conoce el
castellano, no se comete ninguna infracción
(SSTC 2/1987, 71/1988).
⭐LEX🩸
176
D) Derecho de acceso a todas las instancias
El derecho de acceso al proceso no solo incluye la primera instancia, sino que abarca todas y cada una de las
instancias procesales.
● Sin embargo, es importante distinguir entre el acceso a la primera instancia y a las demás.
En la primera instancia, el derecho fundamental de acceso se aplica en su totalidad, de modo que el legislador
no puede limitar ni condicionar su ejercicio.
- Sin embargo, el acceso a los recursos, aunque también está implícito en el derecho a la tutela judicial
efectiva, debe ejercerse conforme al sistema de recursos preestablecido y bajo el cumplimiento de todos
los requisitos necesarios para su admisibilidad (SSTC 37 y 58/1995).
De esta manera, el legislador puede, en determinados casos, suprimir el ejercicio de los recursos.
● Por ejemplo, la Ley 37/2011 de agilización procesal suprimió el recurso de apelación contra sentencias en
juicios verbales cuando la cuantía no superara los 3.000 euros, y en el proceso
contencioso-administrativo se requiere una cuantía mínima de 30.000 euros para apelar, lo que ha sido
objeto de críticas en ambos casos.
● Asimismo, especialmente en los recursos extraordinarios, el legislador puede exigir depósitos o
cauciones al recurrente para garantizar la seriedad del recurso.
Estos presupuestos procesales para los recursos, siempre que sean proporcionados, no constituyen un
obstáculo al derecho a la tutela judicial efectiva.
De hecho, también es un derecho fundamental de la contraparte tener un proceso sin dilaciones indebidas y a
la rápida ejecución de la sentencia (art. 24.1 y 24.2 CE).
● Esta es la razón por la cual la LO 1/2009 incorporó una Disposición Adicional (la 15ª) a la LOPJ,
estableciendo que los recurrentes en todos los recursos, tanto ordinarios como extraordinarios, y en los
medios de rescisión de la cosa juzgada, deben satisfacer un depósito para recurrir, cuya cuantía oscila
entre los 30 y 50 euros.
● Estos depósitos están destinados a sufragar los gastos de la justicia gratuita y a modernizar e
informatizar la Administración de Justicia.
La libertad del legislador para establecer el régimen de recursos tiene un límite en el ámbito penal, según lo
dispuesto en el artículo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 19 de diciembre de 1966
⛔ ⛔
y el artículo 2.1 del Protocolo nº 7 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
DANGER DETECTED
● Ambos textos establecen que toda persona declarada culpable de un delito tiene derecho a que el fallo
condenatorio y la pena impuesta sean revisados por un tribunal superior.
Esta obligación ha sido cumplida por España, aunque tardíamente, mediante la promulgación de las LO
19/2003, de 23 de diciembre, de modificación de la LOPJ, y la Ley 41/2015, de 5 de octubre, de modificación de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal para la agilización de la justicia penal y el fortalecimiento de las garantías
procesales.
● Estas disposiciones han generalizado la segunda instancia para la revisión de condenas de delitos
graves competencia de las Audiencias Provinciales y de la Audiencia Nacional, en cumplimiento de los
tratados internacionales de derechos humanos.
⭐LEX🩸
177
2.- Derecho a un proceso con todas las garantías
El derecho de acceso a los tribunales por parte de los particulares no puede ejercerse a través de cualquier
procedimiento.
● El artículo 24.2 CE establece que dicho acceso debe realizarse mediante un proceso con todas las
garantías, lo que implica, en primer lugar, que el acceso sea ante un juez imparcial y predeterminado
por la ley (art. 24.2 CE), y, en segundo lugar, que el proceso, como instrumento para resolver
pretensiones y defensas, respete los principios de contradicción, igualdad de armas, el principio
dispositivo en el proceso civil y el acusatorio en el penal.
Estos principios procesales se tratarán con mayor detalle en la Lección 21.
3.- Derecho a la obtención de una sentencia de fondo, motivada, fundada y
congruente
Una vez que las partes han formulado sus pretensiones y defensas, y han desarrollado los actos de alegación y
prueba bajo los principios de contradicción e igualdad de armas, el derecho a la tutela judicial efectiva exige
que, siempre que sea posible (y no se infrinjan los presupuestos procesales), se dicte una sentencia de fondo.
● Esta sentencia debe estar motivada en la prueba, fundada en derecho, racional y congruente con las
pretensiones de las partes.
Si se infringen estas características esenciales del derecho a la tutela, existe la posibilidad de interponer un
recurso de amparo.
A) El derecho a la obtención de una sentencia de fondo
El artículo 24.1 CE establece que la tutela judicial debe ser efectiva y proteger los derechos e intereses
legítimos.
● Esto impone a los juzgados y tribunales la obligación de emitir una respuesta jurídica material al
conflicto que se les presenta, siempre que sea posible.
● De esta manera, no pueden acudir a las temidas sentencias absolutorias en la instancia, las cuales dejan
el asunto sin resolver y obligan al demandante a volver a ejercitar su derecho de acción, a menos que
exista un impedimento legal y razonable que imposibilite el pronunciamiento de fondo.
En resumen, la Constitución exige a los jueces que impartan justicia material.
● Sin embargo, el demandante debe cumplir escrupulosamente con los presupuestos procesales (como la
competencia, capacidad, cumplimiento de cauciones o depósitos, entre otros, que se desarrollarán en
la Lección 20.3), los cuales, de no cumplirse, pueden impedir un pronunciamiento sobre el fondo.
● Si la falta de cumplimiento de estos requisitos procesales se debe a una negligencia de la parte, la
resolución definitiva será absolutoria o inadmisoria, pero debidamente fundamentada y proporcionada,
sin que ello implique una infracción del derecho a la tutela.
Por otro lado, si los órganos judiciales, mediante formalismos excesivos o requisitos desproporcionados,
evaden su obligación de resolver el conflicto aplicando el derecho material, se vulnera el derecho a la tutela
judicial efectiva.
⭐LEX🩸
178
● Según el Tribunal Constitucional, las decisiones de inadmisión de los recursos por parte de los órganos
judiciales solo pueden ser revisadas por el Tribunal Constitucional si la causa de inadmisión se ha
apreciado de manera arbitraria, inmotivada, o mediante una interpretación excesivamente formalista
y rigorista que desproporcione el incumplimiento del requisito y las consecuencias para el derecho
fundamental.
Para prevenir o evitar este tipo de resoluciones formales que deniegan el derecho de acción, nuestro
ordenamiento procesal establece que el Letrado de la Administración de Justicia y el juez, al inicio del proceso,
deben examinar el cumplimiento de los presupuestos procesales, otorgando a la parte interesada la
oportunidad de subsanar los posibles incumplimientos. Un ejemplo de esto es la comparecencia previa del
juicio civil ordinario, regulada en los artículos 414 y siguientes de la LEC. Si al final del proceso se detectara el
incumplimiento de algún presupuesto procesal, ello provocaría una sentencia absolutoria en la instancia, lo
que obligaría al demandante a subsanar el defecto y reiniciar el proceso desde el principio.
B) El derecho a la obtención de una resolución motivada, razonada y fundada en
Derecho
El mandato constitucional contenido en el artículo 120.3 CE establece que “las sentencias serán siempre
motivadas”.
● Por ello, el Tribunal Constitucional ha incluido en el derecho a la tutela judicial efectiva la obligación de
los juzgados y tribunales de motivar las sentencias.
Esta motivación no puede ser meramente formal o superficial, como el uso de fórmulas impresas, sino que
debe dar respuesta al objeto procesal planteado por las partes.
➔ En primer lugar, la sentencia debe estar motivada en los hechos, lo que implica la determinación de los
hechos probados y la explicación del razonamiento que lleva al tribunal a su conclusión. Esta exigencia
es aún más estricta en el proceso penal, especialmente cuando se trata de valorar pruebas indiciarias.
➔ En segundo lugar, la sentencia también debe estar motivada en los Fundamentos de Derecho, es decir,
en la premisa mayor del silogismo judicial. Aquí, el tribunal debe invocar el derecho aplicable y realizar
una interpretación adecuada. La motivación debe basarse en la aplicación no arbitraria de las normas
que se consideren adecuadas al caso, ya que, como ha señalado el TC en varias sentencias (SSTC 86, 87
y 102/2000), si la aplicación de la legalidad es fruto de un error patente o resulta arbitraria,
manifiestamente irrazonada o irrazonable, no puede considerarse fundada en derecho.
Sin embargo, en una primera etapa jurisprudencial, el TC permitió la denominada motivación por remisión o
implícita, que consistía en remitir a las alegaciones de las partes o a los fundamentos jurídicos de las sentencias
de instancia.
- Esta práctica comenzó con la STC 116/1998, pero, afortunadamente, el TC cambió su jurisprudencia a partir
de la STC 34/2007, en la cual exige una respuesta individualizada a la motivación del recurso o la pretensión.
Entonces, cuando una sentencia carece de motivación, contiene un error patente o está basada en una
fundamentación irrazonada, se puede vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva, lo que abre las puertas al
recurso de amparo.
● No obstante, el recurso de amparo no debe confundirse con una apelación o casación, ya que el TC no
actúa como una tercera instancia; en cuestiones de valoración de la prueba y de aplicación e
interpretación del derecho, la última palabra corresponde a los juzgados y tribunales.
⭐LEX🩸
179
C) El derecho a la obtención de una sentencia congruente
La última exigencia constitucional que debe cumplir una sentencia, desde la perspectiva del derecho de
acción o tutela, es que sea congruente con las pretensiones y defensas de las partes.
El artículo 218.1 LEC establece que “las sentencias deben ser congruentes con las demandas y con las demás
pretensiones de las partes. Harán las declaraciones que aquéllas exijan, condenando o absolviendo al
demandado y decidiendo todos los puntos que hayan sido objeto de debate”.
La congruencia, que se abordará con mayor detalle en la Lección 21, se refiere a la correspondencia entre lo
solicitado por las partes y lo resuelto por el tribunal. De las distintas modalidades de incongruencia (extra,
infra y citra petita partium), el derecho a la tutela judicial solo ampara la incongruencia omisiva o ex silentio,
que ocurre cuando el órgano judicial no responde a alguna de las pretensiones sometidas por las partes.
También se contempla la incongruencia mixta o por error, que se produce cuando el tribunal razona sobre una
pretensión ajena al objeto del proceso.
4.- El derecho a la adopción de
medidas cautelares
Las medidas cautelares, contempladas en el artículo 5
de la LEC como parte de las clases de tutela
jurisdiccional (tutela cautelar), también forman parte
del contenido del derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva, según el artículo 24.1 CE.
● El Tribunal Constitucional ha reconocido que
“el derecho a la tutela judicial efectiva reconocido
en el artículo 24.1 CE no es tal sin medidas
cautelares adecuadas que aseguren el efectivo
cumplimiento de la resolución definitiva que
recaiga en el proceso”.
La justificación de estas medidas reside en la
necesidad de asegurar la efectividad del
pronunciamiento futuro del órgano judicial, es decir,
evitar que un fallo favorable quede desprovisto de
eficacia, lo cual vulneraría el artículo 24.1 CE.
- No es admisible suprimir completamente la
posibilidad de adoptar medidas cautelares, ya
que se privaría a los justiciables de una garantía
esencial para asegurar la efectividad de una
sentencia estimatoria. Esto se configura como
parte del contenido del derecho a la tutela
judicial efectiva.
⭐LEX🩸
180
5.- El derecho a la inmodificabilidad y ejecución de las sentencias
Dado que la tutela judicial efectiva, que deben garantizar jueces y tribunales, debe ser efectiva, se vulnera este
derecho fundamental en dos situaciones:
1. Si se modifican los fallos de las sentencias firmes.
2. Si no se ejecuta el fallo o la parte dispositiva de las sentencias.
La satisfacción que debe otorgar el proceso judicial ha de ser plena y práctica, no simplemente teórica o irreal.
● Por ello, el Tribunal Constitucional ha establecido que “el derecho a la intangibilidad, inmodificabilidad o
invariabilidad de las resoluciones judiciales firmes es un presupuesto lógico para el ejercicio del derecho
del justiciable a instar la ejecución de lo juzgado”.
Si el órgano judicial modificara una sentencia
fuera del recurso establecido por el legislador,
se vulneraría también el derecho a la tutela
judicial efectiva, ya que esta perdería su eficacia
si se permitiera reabrir un proceso resuelto por
resolución firme (SSTC 180/1997, 56/2002 y
35/2018).
● Asimismo, el artículo 18.2 LOPJ establece
que “las sentencias se ejecutarán en sus
propios términos”, y la inejecución de
una sentencia abre la posibilidad de
recurrir en amparo.
El Tribunal Constitucional ha señalado que la
tutela judicial efectiva debe impedir que las
sentencias y los derechos reconocidos en ellas se
conviertan en meras declaraciones de
intenciones sin eficacia práctica.
● Por lo tanto, existe una exigencia
constitucional de que el órgano judicial
adopte las medidas necesarias para
contrarrestar comportamientos que
impidan, dilaten o sean fraudulentos en
relación con el cumplimiento de lo
judicialmente decidido.
⭐LEX🩸
181
Lección 18
La asistencia jurídica gratuita
I.- LA ASISTENCIA JURÍDICA GRATUITA
El artículo 119 de la Constitución Española establece que
“la justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley y, en
todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de
recursos para litigar”.
● Este precepto consagra un derecho constitucional
de configuración legal y de carácter instrumental
en relación con el derecho a la tutela judicial
efectiva, reconocido en el artículo 24.1 CE.
Su objetivo inmediato es permitir que las personas con
insuficiencia de medios económicos puedan acceder a la
justicia, tanto para interponer pretensiones como para
oponerse a ellas.
● Además, busca evitar que ninguna persona quede en
situación de indefensión procesal por falta de
recursos para litigar (STC 183/2001).
En este sentido, la Constitución diseña un marco que
garantiza el derecho a la tutela judicial efectiva mediante
una actividad prestacional del Estado, cuyo propósito es
proporcionar los medios necesarios para que este derecho
sea real y efectivo, incluso para aquellos que carezcan de
los recursos económicos suficientes.
La Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica
Gratuita (LAJG), junto con su Reglamento (RD 996/2003, de
25 de julio), desarrolla este mandato constitucional.
● El objetivo de esta ley es regular un sistema de
justicia gratuita que permita a los ciudadanos que
acrediten insuficiencia de recursos acceder a los
profesionales necesarios para obtener la tutela
judicial efectiva en condiciones de igualdad,
asegurando que sus derechos e intereses legítimos
sean defendidos adecuadamente.
Por tanto, esta ley está destinada a aquellos ciudadanos
que, debido a su situación económica, enfrentan
obstáculos para acceder a la tutela judicial efectiva,
garantizando que la falta de recursos no les impida el
ejercicio de sus derechos.
⭐LEX🩸
182
II.- SUJETOS
1.- Personas físicas
Tienen derecho a la asistencia jurídica gratuita los ciudadanos españoles, los nacionales de los demás Estados
miembros de la Unión Europea y los extranjeros que se encuentren en España, siempre que acrediten
insuficiencia de recursos para litigar (art. 2.a LAJG).
● Esta redacción fue modificada tras la STC 95/2003, que declaró inconstitucional la anterior disposición
de la Ley que limitaba este derecho a los extranjeros “que residan legalmente en España”, ya que
suponía una vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva del artículo 24.1 CE, que es aplicable a
todas las personas, incluidas aquellas que no residan legalmente en España.
Por ello, la Ley 16/2005, de 18 de julio, adaptó el artículo 2 de la LAJG para reconocer este derecho a todos los
extranjeros que se encuentren en España.
Además, la LAJG también reconoce el derecho a la asistencia jurídica gratuita, en el orden jurisdiccional social,
a los trabajadores y beneficiarios del sistema de Seguridad Social, tanto para su defensa en juicio como para el
ejercicio de acciones destinadas a hacer efectivos sus derechos laborales en el procedimiento concursal (art.
2.d LAJG). Estos mismos sujetos pueden beneficiarse del derecho en los litigios ante el orden
contencioso-administrativo relacionados con dichas materias.
En el orden contencioso-administrativo, y también en la vía administrativa previa, los extranjeros que
acrediten insuficiencia de recursos tendrán derecho a la asistencia letrada y representación gratuita en
procedimientos que puedan derivar en la denegación de su entrada, devolución o expulsión de España, así
como en procedimientos relacionados con el asilo (art. 2.e LAJG).
En el ámbito concursal, se reconoce el derecho a la asistencia jurídica gratuita a los deudores personas
naturales que tengan la condición de microempresa, para todos los trámites del procedimiento especial,
siempre que acrediten insuficiencia de recursos para litigar (art. 2.g LAJG y art. 685 Ley 16/2022).
Además, independientemente de los recursos disponibles, se reconoce este derecho, con prestación
inmediata, a:
● Víctimas de violencia de género, terrorismo y trata de seres humanos, en procesos relacionados con
su condición de víctimas.
● Menores de edad y personas con discapacidad necesitadas de especial protección cuando sean
víctimas de delitos como homicidio, lesiones graves (arts. 149 y 150 CP), maltrato habitual (art. 173.2 CP),
delitos contra la libertad, libertad sexual e indemnidad sexual, y trata de seres humanos (art. 2.h LAJG).
● Quienes, debido a un accidente, sufran secuelas permanentes que les impidan realizar su ocupación
laboral o profesional habitual y requieran asistencia de otras personas para las actividades esenciales
de la vida, siempre que el objeto del litigio sea la reclamación de una indemnización por los daños
sufridos (art. 2.i LAJG).
Finalmente, en los litigios transfronterizos en materia civil y mercantil, así como en los procedimientos
extrajudiciales que se impongan legalmente o que un juez o tribunal remita a las partes, tendrán derecho a la
asistencia jurídica gratuita las personas físicas que sean ciudadanos de la Unión Europea o nacionales de
terceros países que residan legalmente en uno de los Estados miembros (arts. 46 y 47 LAJG).
Un litigio se considera transfronterizo cuando la parte solicitante reside habitualmente o está domiciliada en un
Estado miembro distinto al del juzgado o tribunal competente para conocer del litigio o para ejecutar la resolución.
⭐LEX🩸
183
2.- Personas jurídicas
La LAJG también extiende el derecho a la asistencia jurídica gratuita a ciertas personas jurídicas,
distinguiendo dos situaciones:
1. Con acreditación de insuficiencia de recursos: Este derecho se reconoce a las Asociaciones de utilidad
pública y a las Fundaciones inscritas en el registro administrativo correspondiente (art. 2.c LAJG).
2. Sin necesidad de acreditar insuficiencia de recursos: Este derecho se concede a las Entidades
Gestoras y Servicios Comunes de la Seguridad Social, a la Cruz Roja Española, a las Asociaciones de
Consumidores y Usuarios, y a las Asociaciones que protegen a personas con discapacidad (Disposición
Adicional 2ª LAJG).
La ley establece este derecho en función de la finalidad de las personas jurídicas, otorgándolo únicamente a
aquellas que cumplen un interés general. En el caso de las entidades asociativas (universitas personarum), la
ley lo limita a las asociaciones declaradas de utilidad pública conforme al artículo 32 de la LO 1/2002,
reguladora del Derecho de Asociación. En cuanto a las entidades de tipo fundacional (universitas bonorum), se
circunscribe a las fundaciones inscritas en el correspondiente registro administrativo. Quedan excluidas del
ámbito de la ley otras entidades asociativas, especialmente las sociedades mercantiles, dado su marcado
carácter de interés particular (arts. 35.2 y 36 CC).
Asimismo, se reconoce el derecho a la asistencia jurídica gratuita a las personas jurídicas sin ánimo de lucro
que, conforme a sus estatutos, persigan la protección del medio ambiente y que se hayan constituido
legalmente al menos dos años antes del ejercicio de la pretensión (art. 23 de la Ley 27/2006, de 18 de julio).
Cuestión sobre la exclusión de las sociedades mercantiles
El hecho de que las sociedades mercantiles queden excluidas del derecho a la asistencia jurídica gratuita,
incluso en los casos en los que acrediten insuficiencia de recursos para litigar (art. 2.c LAJG), plantea la
pregunta de si el legislador ha respetado el contenido constitucional del artículo 119 CE.
● Este artículo garantiza el derecho a la justicia gratuita
a quienes acrediten insuficiencia de recursos.
La STC 117/1998 abordó esta cuestión, desestimando el
recurso de amparo promovido por una sociedad mercantil.
El Tribunal Constitucional afirmó que el contenido
indisponible del artículo 119 CE obliga a reconocer la justicia
gratuita exclusivamente a quienes no puedan afrontar los
gastos del proceso sin comprometer sus necesidades vitales
y las de su familia. Dado que este derecho se refiere a la
subsistencia personal o familiar, se concluye que solo las
personas físicas pueden acogerse al derecho indisponible
del artículo 119 CE.
El Tribunal Constitucional también señaló que, aunque las
personas jurídicas son titulares del derecho a la tutela
judicial efectiva, esto no implica que tengan derecho a la
asistencia jurídica gratuita cuando carezcan de recursos
para litigar. La diferente naturaleza y función de las personas
físicas y jurídicas justifica un trato desigual, especialmente
tratándose de un derecho prestacional como el regulado en
el artículo 119 CE, que está sujeto a la configuración legal.
⭐LEX🩸
184
III.- REQUISITOS PARA EL RECONOCIMIENTO DEL
DERECHO A LA ASISTENCIA JURÍDICA GRATUITA
El legislador, dentro del amplio margen que le otorga su potestad, tiene la responsabilidad de concretar el
estándar de insuficiencia de recursos para litigar.
● Esta concreción debe respetar el contenido esencial del derecho a la tutela judicial efectiva,
asegurando el acceso al proceso sin que se generen situaciones de indefensión material (STC 16/1994).
La LAJG establece un criterio objetivo, basado en la situación económica de los solicitantes, complementado
con un mecanismo flexible de apreciación subjetiva.
Criterio objetivo
El derecho a la asistencia jurídica gratuita se concede a las personas físicas que, sin disponer de patrimonio
suficiente, tienen recursos e ingresos brutos anuales que no superen los siguientes umbrales, dependiendo
de su situación familiar:
a) Dos veces el indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM) vigente, para personas sin unidad
familiar.
b) Dos veces y media el IPREM para personas en unidades familiares de menos de 4 miembros.
c) El triple del IPREM para unidades familiares de 4 o más miembros, o aquellas con condición de familia
numerosa, según la legislación vigente.
Para determinar el concepto de unidad familiar, se sigue lo dispuesto en la Ley del Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas, y se equiparan a los cónyuges no separados legalmente las parejas de hecho que cumplan
los requisitos legales.
● Las personas que comuniquen infracciones conforme a la Ley de Protección del Informante, podrán
acceder a la asistencia jurídica gratuita para los procedimientos derivados de la infracción, siempre
que sus ingresos no superen cuatro veces el IPREM (art. 2.k LAJG).
Existen casos en los que se puede reconocer el derecho a personas cuyos recursos superan los límites
anteriores, siempre que no excedan de cinco veces el IPREM, tomando en cuenta factores como las
circunstancias familiares, número de hijos o familiares a cargo, costes del proceso, u otras razones de similar
naturaleza. En todo caso, se otorga este derecho a los ascendientes de una familia numerosa de categoría
especial (art. 5 LAJG).
Asimismo, se puede conceder el derecho a la asistencia jurídica gratuita considerando las circunstancias de
salud del solicitante o su discapacidad, así como a las personas que los tengan a su cargo, en procedimientos
relacionados con estas circunstancias.
Para las personas jurídicas mencionadas anteriormente, se considera que existe insuficiencia de recursos
cuando, sin disponer de patrimonio suficiente, el resultado contable anual es inferior al triple del IPREM (art.
3.5 LAJG).
Para evitar el uso fraudulento de este derecho, solo podrán disfrutar del mismo quienes litigan en defensa de
derechos o intereses propios, o ajenos cuando exista una representación legal.
● En este último caso, los requisitos de obtención del beneficio se refieren al representado (art. 3.4 LAJG).
En el proceso penal, este requisito no se aplica, ya que la legitimación en estos casos se concede a priori y se
confirma o niega tras la sentencia firme, lo que impide una transmisión fraudulenta del derecho (Gómez
Colomer).
⭐LEX🩸: El IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) en 2024 es de 600 euros mensuales o 7.200 euros
anuales en 12 pagas.
⭐LEX🩸
185
IV.- CONTENIDO
La LAJG configura un amplio catálogo de prestaciones a favor de los titulares del derecho a la asistencia
jurídica gratuita, con el objetivo de remover los obstáculos que impiden que los ciudadanos más
desprotegidos accedan a la tutela judicial efectiva en condiciones de igualdad.
- Estas prestaciones cubren todos los trámites e incidencias de una misma instancia, incluida la ejecución,
pero solo surten efecto en el proceso específico para el cual se han concedido (art. 7 LAJG).
Además, si el proceso concluye y se interpone un recurso, el derecho se mantendrá para los sucesivos
trámites. En caso de que el recurso sea tramitado en una sede jurisdiccional ubicada en otra localidad, se
requerirá la designación de Abogado y Procurador de oficio de entre los ejercientes en dicha localidad.
El contenido material del derecho, regulado en el artículo 6 LAJG, incluye las siguientes prestaciones:
1. Asesoramiento y orientación previos al proceso: Gratuito para quienes pretendan reclamar la tutela
judicial de sus derechos e intereses. Esto incluye la posibilidad de recurrir a la mediación u otros
medios extrajudiciales de resolución de conflictos, siempre que no estén prohibidos por la ley y su
finalidad sea evitar el conflicto o analizar la viabilidad de la pretensión.
2. Asistencia de Abogado a detenidos, presos o investigados: Para quienes no hubieran designado
abogado libremente, se les asignará asistencia letrada en diligencias policiales o primeras
comparecencias ante el órgano jurisdiccional. No es necesario acreditar previamente la falta de
recursos, aunque si posteriormente no se les reconoce el derecho a asistencia jurídica gratuita,
deberán abonar los honorarios devengados.
3. Defensa y representación gratuitas por Abogado y Procurador: Cuando la intervención de estos
profesionales sea legalmente preceptiva o expresamente requerida por el tribunal. Una vez
designados, los Abogados y Procuradores deben desempeñar sus funciones de forma efectiva hasta la
finalización del proceso en la instancia, incluyendo la ejecución de sentencias. Excepcionalmente,
podrán excusarse si la pretensión del litigante es insostenible o si, en el ámbito penal, existe un motivo
personal justificado (arts. 31 y 32 LAJG).
4. Inserción gratuita de anuncios o edictos: Que deban publicarse en periódicos oficiales durante el
curso del proceso.
5. Exención del pago de tasas judiciales y depósitos necesarios para la interposición de recursos.
6. Asistencia pericial gratuita: Proporcionada por personal adscrito a los órganos jurisdiccionales o, en
su defecto, por funcionarios, organismos o servicios técnicos públicos. En su ausencia, se podrá
recurrir a peritos privados si lo decide el juez o tribunal. La asistencia pericial gratuita también puede
aplicarse en casos de menores o personas con discapacidad víctimas de abuso o maltrato.
7. Obtención gratuita de copias, testimonios, instrumentos y actas notariales: Conforme a lo previsto en
el artículo 130 del Reglamento Notarial.
8. Reducción del 80% de los derechos arancelarios notariales: Para la obtención de escrituras públicas,
copias y testimonios cuando estén relacionados con el proceso.
9. Reducción del 80% de los derechos arancelarios en los Registros de la Propiedad y Mercantil: Para
obtener notas, certificaciones, anotaciones e inscripciones, cuando estén relacionados con el proceso
judicial.
⭐LEX🩸
186
V.- PROCEDIMIENTO
Históricamente, la evaluación del cumplimiento de los requisitos para acceder al derecho de asistencia
jurídica gratuita era realizada por los órganos judiciales. Sin embargo, la LAJG ha optado por un modelo de
desjudicialización, asignando este reconocimiento a una tramitación administrativa. Esta decisión responde a
dos razones:
1. Descargar a los juzgados y tribunales de una tarea que se considera ajena a la potestad jurisdiccional,
conforme al artículo 117.3 CE.
2. Agilizar el proceso mediante una tramitación más rápida y sumaria.
Ahora, el reconocimiento de este derecho recae en los Colegios de Abogados, que inician la tramitación
ordinaria de las solicitudes, analizan las pretensiones y adoptan designaciones o denegaciones provisionales
(arts. 12 y 15 LAJG).
Solicitud del derecho y efectos sobre el proceso
La solicitud del derecho a la asistencia jurídica gratuita no suspenderá el curso del proceso o expediente
administrativo.
● Sin embargo, para evitar la preclusión de trámites o la indefensión de las partes, el Letrado de la
Administración de Justicia o el órgano administrativo, de oficio o a solicitud de parte, pueden decretar
la suspensión del procedimiento hasta que se resuelva la solicitud (art. 16 LAJG).
Si la solicitud de asistencia jurídica gratuita se presenta antes del inicio del proceso, y el transcurso de los
plazos pudiera afectar la prescripción o caducidad de la acción, estos plazos quedarán suspendidos o
interrumpidos hasta que se designen provisionalmente Abogado y, si es necesario, Procurador del turno de
oficio, o hasta que se adopte la resolución definitiva en vía administrativa.
Decisión final del reconocimiento
La decisión definitiva sobre las solicitudes de asistencia jurídica gratuita corresponde a las Comisiones de
Asistencia Jurídica Gratuita, órganos administrativos provinciales dependientes del Ministerio de Justicia o de
las Consejerías de las Comunidades Autónomas competentes en la materia.
● Para los juzgados y tribunales de competencia nacional, existe una Comisión Central con sede en la
capital del Estado (art. 9 LAJG).
Antes de tomar su decisión final, las Comisiones pueden solicitar datos de la Administración Tributaria,
Catastro, Seguridad Social, Registros de la Propiedad y Mercantiles, o cualquier otro registro relevante.
También pueden escuchar a las partes contrarias en el proceso, si es necesario y siempre que se estime que
pueden aportar información útil sobre la situación económica del solicitante.
Control judicial
Aunque el procedimiento sea de naturaleza administrativa, la LAJG garantiza un adecuado control judicial.
- Si las resoluciones adoptadas por las Comisiones de Asistencia Jurídica Gratuita son impugnadas, la
competencia para resolver corresponde al Juez o Tribunal que esté conociendo del proceso principal, o al
Juez Decano si el proceso aún no ha comenzado.
- No es necesaria la intervención de abogado para estas impugnaciones, y contra el auto que dicte el Juez o
Tribunal no cabe recurso alguno (art. 20 LAJG).
Este procedimiento busca equilibrar la agilidad administrativa con un control judicial efectivo, asegurando
que el acceso a la justicia gratuita sea transparente y equitativo.
⭐LEX🩸
187
Lección 19
Los derechos fundamentales del artículo 24.2
de la Constitución
I.- CONSIDERACIONES GENERALES
El artículo 24.2 de la Constitución Española establece que “todos tienen derecho al Juez ordinario
predeterminado por la Ley, a la defensa y asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada
contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de
prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción
de inocencia”.
Mientras que el apartado primero del artículo 24 CE
consagra el derecho a la tutela judicial efectiva, el apartado
segundo proclama las garantías esenciales del debido
proceso, aplicables de manera general en todo tipo de
proceso.
● No obstante, algunas de estas garantías son
específicas del proceso penal, pues están diseñadas
para proteger el estatus procesal del inculpado
durante todo el procedimiento, como es el caso del
derecho a ser informado de la acusación, a no
declarar contra sí mismo, a no confesarse culpable y
a la presunción de inocencia.
El derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho a un
proceso con todas las garantías están profundamente
relacionados.
● Sin el respeto a las garantías procesales establecidas
en el artículo 24.2 CE, no sería posible garantizar la
tutela judicial efectiva de los derechos e intereses de
las partes, ni se podría evitar la creación de
situaciones de indefensión material, tal como se
menciona en el apartado primero.
A continuación, se procederá al análisis de cada uno de los
derechos fundamentales recogidos en el artículo 24.2 CE,
destacando sus notas esenciales.
Este análisis se basará en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, seleccionando las resoluciones más
importantes en las que se define, matiza o aporta algún elemento relevante que contribuye a esclarecer el alcance
jurídico de estos derechos fundamentales.
⭐LEX🩸
188
II.- DERECHO AL «JUEZ ORDINARIO PREDETERMINADO
POR LA LEY»
El TC, como máximo intérprete de las garantías constitucionales, ha establecido los requisitos esenciales que
conforman el derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley. Estos requisitos son:
1. Creación previa del órgano judicial por norma jurídica: El órgano judicial debe haber sido creado
previamente por una norma. El artículo 122.1 CE establece una reserva de Ley Orgánica para la creación de
órganos judiciales, circunscrita a la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ).
2. Jurisdicción y competencia predeterminadas: El órgano debe haber sido investido de jurisdicción y
competencia antes de que ocurra el hecho que motiva la actuación o proceso judicial.
3. Régimen no especial ni excepcional: El régimen orgánico y procesal del órgano judicial no debe permitir
calificarlo como un órgano especial o excepcional. El órgano debe ajustarse a las normas que rigen el
sistema ordinario.
4. Composición determinada por ley: La composición del órgano judicial debe estar regulada por ley, y su
designación debe seguir el procedimiento legalmente establecido, sin que se puedan modificar
arbitrariamente sus componentes. Este requisito garantiza la independencia e imparcialidad del órgano
judicial, conforme a lo establecido en el artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(PIDCP) y el artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). Alterar arbitrariamente la
composición del tribunal socavaría su independencia, ya que los miembros del tribunal son quienes
ejercen sus facultades en la toma de decisiones (STC 60/2008, de 26 de mayo).
Normas de reparto y razonabilidad
El Tribunal Constitucional ha aclarado que las normas de reparto de los asuntos entre órganos judiciales de la
misma jurisdicción y ámbito no afectan al derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley.
- Todos los órganos que participan en el reparto gozan de la misma condición legal de juez ordinario. La
interpretación y aplicación de las normas de reparto solo pueden ser revisadas por el TC en cuanto a su
razonabilidad (STC 32/2004, de 8 de marzo).
Competencia y determinación del órgano competente
El contenido del derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley no implica el derecho a que las normas
sobre distribución de competencias se interpreten en un determinado sentido.
- La interpretación de dichas normas corresponde exclusivamente a los tribunales de la jurisdicción ordinaria.
- Por tanto, los criterios de aplicación para delimitar competencias entre distintos órganos jurisdiccionales no
son, en sí mismos, objeto de este derecho (STC 171/1999, de 27 de septiembre).
Rango normativo y desarrollo del derecho
El Tribunal Constitucional también ha rechazado que, a partir de una interpretación conjunta de los artículos
24.2 y 81.1 CE, sea necesario el rango de Ley Orgánica para cualquier norma que atribuya competencia
jurisdiccional a los tribunales ordinarios.
● Aunque las normas atributivas de competencia son un requisito para la efectividad del derecho al Juez
ordinario, no constituyen un "desarrollo" del derecho en los términos del artículo 81.1 CE.
A diferencia de otros derechos que requieren un desarrollo normativo para especificar sus límites y
condiciones, el derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley no necesita una normativa específica de
desarrollo. Su ejercicio queda garantizado por la aplicación de las normas preexistentes que atribuyen la
competencia en cada caso concreto (STC 110/2017, de 5 de octubre).
⭐LEX🩸
189
III.- DERECHO «A LA DEFENSA Y ASISTENCIA DE LETRADO»
El derecho a la defensa y asistencia de Letrado, consagrado en el artículo 24.2 de la CE, se reconoce de forma
incondicionada para todos.
- Este derecho esencial implica que el interesado pueda confiar la representación y el asesoramiento
técnico a quien elija libremente, considerando quién es el más adecuado para su defensa. Este derecho
cobra mayor relevancia cuando el proceso exige el cumplimiento del requisito de postulación (STC
30/1981, de 24 de julio), y se configura como un derecho instrumental que garantiza los principios de
igualdad y contradicción entre las partes (STC 132/1992, de 28 de septiembre).
El TC ha señalado que, aunque la intervención de abogado no sea preceptiva en ciertos procedimientos, como
en el caso de los delitos leves, el justiciable no pierde el derecho a la defensa y asistencia letrada.
● El hecho de que no sea obligatorio no obliga a las partes a actuar por sí mismas, sino que les otorga la
facultad de elegir entre la autodefensa o la defensa técnica. De este modo, se mantiene incólume el
derecho a la asistencia letrada, quedando a disposición de las partes.
● Si el litigante no puede sufragar los honorarios de un abogado de su elección, tiene derecho a la
designación de un abogado de oficio, cuando lo solicite y sea necesario (STC 215/2003, de 1 de
diciembre).
Ámbito penal
En el proceso penal, el derecho a la defensa incluye tanto la asistencia de un letrado elegido libremente como
la posibilidad de defenderse personalmente en algunas actuaciones, como el derecho a la última palabra del
acusado (STC 181/1994, de 20 de junio).
● El Tribunal Constitucional afirma que el ordenamiento garantiza el derecho a una defensa técnica por un
abogado, incluso cuando el artículo 6.3 c) del CEDH menciona el derecho a la asistencia letrada como
alternativo a la defensa personal. El artículo 24.2 CE no permite que se prive al acusado de la asistencia
letrada, incluso si tiene la posibilidad de defenderse por sí mismo, asegurando la contradicción y
evitando cualquier obstáculo que impida la defensa mediante abogado (STC 216/1988, de 14 de
noviembre).
Reglas clásicas del derecho de defensa contradictoria
El TC ha concretado tres reglas clásicas en el proceso penal sobre la defensa contradictoria:
a) Nadie puede ser acusado sin haber sido previamente declarado judicialmente investigado.
b) Nadie puede ser acusado sin haber sido oído antes de la conclusión de la investigación.
c) No se debe someter al investigado al régimen de declaraciones testificales si de las diligencias se
infiere que existe sospecha de su participación en un hecho punible. La imputación no debe retrasarse
más allá de lo estrictamente necesario (SSTC 272/1993, de 20 de septiembre, 87/2001, de 2 de abril,
24/2018, de 5 de marzo).
Indefensión y vulneración del derecho a la asistencia letrada
El TC, en línea con la doctrina del TEDH (casos Airey y Pakelli), ha establecido que quien alegue indefensión
por la falta de asistencia letrada no debe haber causado dicha situación por falta de diligencia. Además, la
indefensión debe ser real y efectiva, de modo que no sea consecuencia del proceder de la parte, y la autodefensa
del litigante debe haber sido insuficiente o perjudicial, impidiendo una protección adecuada de sus derechos.
En resumen, debe haberse producido un menoscabo real y efectivo del derecho de defensa (STC 18/2006, de
30 de enero).
⭐LEX🩸
190
IV.- DERECHO «A SER INFORMADO DE LA ACUSACIÓN»
El Tribunal Constitucional ha reiterado que el derecho a ser informado de la acusación forma parte de las
garantías derivadas del principio acusatorio y tiene un contenido normativo complejo.
- La primera exigencia constitucional de este derecho es que el acusado tenga conocimiento previo de la
acusación en términos suficientemente claros y determinados, lo que le permita defenderse de manera
adecuada y contradictoria.
Este derecho, recogido en el artículo 24.2 CE, es fundamental para ejercer la defensa y no exige formalidades o
solemnidades específicas para informar al acusado. En cada tipo de proceso, la información debe
proporcionarse de acuerdo con la normativa aplicable, pero siempre asegurando el contenido esencial de este
derecho: que el acusado conozca los hechos imputados y los cargos formulados en su contra.
Comprensión de la acusación y garantías adicionales
La garantía de un proceso justo y el ejercicio adecuado de la defensa requieren que
el acusado comprenda el sentido y el significado de los actos procesales y las
imputaciones realizadas.
● Esto implica que, si es necesario, debe intervenir un intérprete para asegurar
que el acusado pueda entender plenamente los procedimientos y acusaciones,
independientemente del tipo de proceso (STC 30/1989, de 7 de febrero).
Este derecho fundamental tiene como objetivo impedir un proceso penal
inquisitivo, que sería incompatible con un sistema basado en derechos
fundamentales y libertades públicas.
● Su función esencial es evitar que alguien se vea sometido a un proceso sin saber
de qué se le acusa (STC 211/1991, de 11 de noviembre).
Relación entre acusación y derecho de defensa
El derecho a ser informado de la acusación presupone la existencia de una
acusación formal y es indispensable para que el acusado pueda ejercer su derecho
de defensa. Es imposible defenderse adecuadamente de hechos que no se conocen
con precisión.
● Además, este derecho implica otros, como el de no ser condenado ni siquiera
juzgado sin acusación, y el derecho a que exista una correlación entre la
acusación y la condena.
El instrumento procesal esencial para fijar la acusación es el escrito de
conclusiones definitivas, que debe incluir los hechos relevantes y esenciales para
una calificación jurídica que integre un delito determinado. Según el TC, esto es lo
que debe entenderse como hecho punible a efectos de la necesidad constitucional
de conocer la acusación para poder ejercer el derecho de defensa.
● No es conforme con la Constitución la existencia de una acusación implícita o
tácita; la acusación debe formularse de manera expresa y en términos que no
sean vagos o indeterminados (SSTC 34/2009, de 9 de febrero, y 278/2000, de 27
de noviembre).
Este derecho asegura que el acusado pueda organizar su defensa de manera
efectiva, con pleno conocimiento de los hechos que se le imputan.
⭐LEX🩸
191
V.- DERECHO «A UN PROCESO PÚBLICO»
El principio de publicidad, recogido en el artículo 120.1 de la Constitución Española, tiene una doble finalidad:
1. Proteger a las partes de una justicia que esté fuera del control público.
2. Mantener la confianza de la comunidad en los Tribunales.
Este principio se considera uno de los pilares fundamentales del debido proceso y del Estado de Derecho.
Límites del derecho a un proceso público
El derecho a un proceso público no es absoluto. Está sujeto a una serie de límites implícitos reconocidos en el
Derecho Internacional, que nuestra Constitución incorpora (artículo 14.1 del PIDCP y artículo 6.1 del CEDH).
Estos límites permiten restringir o excluir el acceso del público y de la prensa durante el juicio oral en
determinadas circunstancias, como por razones de:
● Moralidad,
● Orden público,
● Seguridad nacional en una sociedad democrática,
● Intereses de menores,
● Protección de la vida privada de las partes,
● O en la medida en que lo considere necesario el Tribunal,
cuando la publicidad pudiera ser perjudicial para los
intereses de la justicia.
Estas restricciones han sido reconocidas en diversas sentencias
(SSTC 62/1982, de 15 de octubre; 65/1992, de 29 de abril).
Aplicación del derecho en el proceso penal
En el ámbito del proceso penal, el derecho a un proceso público
tiene como objetivo principal proteger a los justiciables contra una
justicia secreta que escape al control público. Sin embargo, este
derecho no se aplica a todas las fases del proceso, sino que está
limitado al juicio oral y a la sentencia. Es en el juicio oral donde se
producen y reproducen las pruebas y se formulan las alegaciones y
peticiones definitivas de la acusación y la defensa. Solo en este acto
procesal tiene sentido la publicidad del proceso en su verdadero
significado, que implica la participación y control de la justicia por
la comunidad (STC 176/1988, de 4 de octubre; SSTEDH, casos Pretto y
otros y Axen de 8 de diciembre de 1983, y Sutter de 22 de febrero de
1984).
El secreto del sumario
El derecho de las partes a intervenir en las actuaciones judiciales de
instrucción no convierte el sumario en un acto público, en el
sentido que corresponde al principio de publicidad. La intervención
de las partes es una manifestación del derecho de defensa del
justiciable. Por tanto, el secreto del sumario, que impide al
justiciable conocer e intervenir en la práctica de las pruebas
sumariales, puede vulnerar el derecho de defensa, pero no afecta al
derecho a un proceso público que garantiza la Constitución.
⭐LEX🩸
192
VI.- DERECHO «A UN PROCESO SIN DILACIONES
INDEBIDAS»
El Tribunal Constitucional ha establecido que el derecho a la jurisdicción, reconocido en el artículo 24.1 CE,
debe entenderse como un derecho a que los órganos del Poder Judicial actúen dentro de un plazo razonable.
Esto implica que la justicia debe prestarse dentro de los tiempos en los que las personas ejercen sus derechos
e intereses legítimos (STC 24/1981, de 14 de julio).
El artículo 24.2 CE consagra el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, que aunque inicialmente parece
aplicarse a los procesos penales, también abarca cualquier tipo de proceso. De este modo, las dilaciones
injustificadas en un proceso civil, administrativo o social pueden suponer una vulneración de la tutela judicial
efectiva.
Concepto de proceso sin dilaciones indebidas
El TC define un proceso sin dilaciones indebidas como aquel que se desarrolla dentro de los tiempos requeridos,
permitiendo que los intereses litigiosos reciban pronta satisfacción.
● Este concepto, sin embargo, es indeterminado o abierto y requiere una interpretación concreta en cada caso,
basada en criterios objetivos que permitan evaluar si el retraso es irrazonable o excesivo, especialmente si ha
sido causado por los órganos encargados de la Administración de Justicia a través de "tiempos muertos" en
los que no se realiza ninguna actividad útil para el proceso (STC 133/1988, de 4 de julio).
Criterios para evaluar las dilaciones indebidas
Para determinar si un proceso ha sufrido dilaciones indebidas, el TC y el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH) han fijado varios criterios objetivos:
1. Complejidad del litigio: Casos más complejos pueden requerir más tiempo.
2. Duración ordinaria de litigios similares: Comparar el proceso con otros de la misma naturaleza.
3. Intereses en juego del demandante: Cuanto más importantes sean los derechos o intereses afectados, más
exigente debe ser el cumplimiento del derecho.
4. Conducta procesal de las partes: Evaluar si el propio demandante o las partes han contribuido a los retrasos.
5. Conducta de las autoridades implicadas: Analizar si los retrasos son atribuibles a la actuación de los
órganos judiciales o administrativos.
No todos los retrasos vulneran el derecho
El mero incumplimiento de los plazos procesales no implica automáticamente una violación del derecho a un
proceso sin dilaciones indebidas. El artículo 24.2 CE no constitucionaliza el derecho a que se respeten
estrictamente los plazos, por lo que no toda dilación es una vulneración del derecho. Las dilaciones indebidas
deben considerarse un caso extremo de funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, cuando el
retraso es irrazonable y mayor de lo previsible o tolerable, imputable a la negligencia o inactividad de los
órganos judiciales.
Motivos estructurales u organizativos
El hecho de que el retraso se deba a motivos estructurales u organizativos de los órganos judiciales o a un
exceso de trabajo no elimina la posibilidad de que se aprecie una vulneración del derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas. Aunque estos factores puedan exonerar de responsabilidad a las personas involucradas
en el proceso, no afectan la naturaleza injustificada del retraso desde la perspectiva del justiciable, quien es
ajeno a esas circunstancias (STC 129/2016, de 18 de junio; SSTEDH casos Unión Alimentaria Sanders c. España,
de 7 de julio de 1989, Lenaerts c. Bélgica, de 11 de marzo de 2004).
⭐LEX🩸
193
VII.- DERECHO «A UN PROCESO CON TODAS LAS
GARANTÍAS»
El derecho a un proceso con todas las garantías implica asegurar la igualdad entre las partes, de modo que
ambas tengan las mismas oportunidades en cuanto a la alegación, prueba e impugnación.
● Aunque este principio puede admitir excepciones durante la fase de instrucción debido a la naturaleza
de la investigación, cobra especial relevancia en el juicio oral y en la actividad probatoria del proceso
penal, incluidos los casos de prueba anticipada. Esta igualdad debe respetarse incluso en la fase
intermedia del procedimiento por delito (STC 66/1989, de 17 de abril).
Imparcialidad judicial
El derecho a un proceso con todas las garantías incluye también el derecho a un Juez imparcial, que aunque no
está mencionado explícitamente en el artículo 24.2 CE, es considerado un elemento organizativo esencial en
un Estado de Derecho. La imparcialidad objetiva, que se refiere a la relación del juez con el objeto del proceso,
es preservada a través de normas como la prohibición de que un mismo juez se encargue tanto de la
instrucción como del fallo de una causa. Este principio está regulado en las causas de abstención y recusación,
especialmente en el artículo 219.11ª de la LOPJ, que establece la recusación de un juez que haya sido instructor
de la causa (STC 138/1991, de 20 de junio).
Publicidad, inmediación y contradicción
El respeto a los principios de publicidad, inmediación y
contradicción es fundamental en el derecho a un proceso con
todas las garantías. Estos principios exigen que cualquier
condena basada en pruebas personales se fundamente en
pruebas que hayan sido examinadas directamente y
personalmente por el juez en un debate público, garantizando la
posibilidad de contradicción entre las partes (STC 167/2002, de 18
de septiembre).
Excepciones a la vista pública en apelación
Sin embargo, la doctrina del Tribunal Constitucional admite que
no siempre será necesario reprochar constitucionalmente la falta
de una vista pública en apelación si la condena o agravación de la
situación del acusado no se basa en la valoración de pruebas que
requieran la presencia física de las partes. Esto es aplicable
cuando la condena se apoya en pruebas documentales, periciales
documentadas, o cuando se trate de pruebas indiciarias cuya
valoración no dependa de la inmediación, o cuando la apelación
verse sobre cuestiones jurídicas estrictas (STC 59/2018, de junio).
Este derecho busca asegurar que el proceso se desarrolle de
manera justa y equilibrada, evitando desequilibrios procesales
que puedan poner en desventaja a alguna de las partes.
⭐LEX🩸
194
VIII.- DERECHO «A UTILIZAR LOS MEDIOS DE PRUEBA»
El derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes es un derecho fundamental ejercitable en cualquier
tipo de proceso en el que el ciudadano se vea involucrado. Este derecho es inseparable del derecho de defensa
y garantiza que las pruebas pertinentes sean admitidas y practicadas por el juez o tribunal, sin que se
desconozcan u obstaculicen (STC 50/1988, de 22 de marzo).
Pertinencia de las pruebas
Este derecho fundamental no otorga la facultad de exigir la admisión de cualquier prueba que las partes
propongan, sino solo de aquellas que sean pertinentes.
● El juicio sobre la pertinencia corresponde al juzgador ordinario, quien debe realizarlo de acuerdo con el
carácter fundamental que la Constitución otorga a este derecho. Además, debe explicitarse la decisión
de admisión o rechazo de pruebas, tanto por exigencia de las leyes procesales como por la norma
constitucional, para garantizar la protección del derecho en instancias posteriores, incluidas las de
amparo constitucional (STC 40/1986, de 1 de abril).
La pertinencia de una prueba implica que su relevancia o carácter decisivo sea clara, es decir, que el
demandante de amparo debe argumentar cómo la inadmisión de la prueba pudo haber afectado la decisión
final del proceso.
● Si se demuestra que el fallo pudo haber sido diferente si la
prueba hubiera sido admitida, se puede apreciar un
menoscabo efectivo del derecho del solicitante (SSTC 116/1983,
de 7 de diciembre; 50/1998, de 22 de marzo; 357/1993, de 29
de noviembre).
Inadmisión y no práctica de las pruebas
La falta de práctica de una prueba previamente admitida tiene el
mismo efecto que su inadmisión previa, según lo ha declarado el TC.
- No practicar una prueba equivale a una inadmisión, y esta
omisión debe ser valorada. Sin embargo, la no práctica de
una prueba admitida no supone automáticamente una
violación del artículo 24.2 CE.
- Para que se considere vulnerado el derecho a utilizar los
medios de prueba, es necesario valorar la relevancia de la
omisión en relación con la decisión final del proceso (STC
357/1993, de 29 de noviembre).
Consecuencias jurídicas
En caso de que se produzca una violación del derecho a utilizar los
medios de prueba, el Tribunal Constitucional puede estimar la
queja. Si esto ocurre, no solo se anularían las resoluciones judiciales
que se impugnen, sino que también se retrotraerían las actuaciones
al momento en que se decidió la admisión de la prueba. El tribunal
debe entonces resolver de manera motivada sobre la admisión de la
prueba y proceder a su práctica si corresponde. Posteriormente, el
tribunal deberá dictar una nueva sentencia que tenga en cuenta
todas las pruebas practicadas (STC 130/2017, de 13 de noviembre).
⭐LEX🩸
195
IX.- DERECHO «A NO DECLARAR CONTRA SÍ MISMO Y A NO
DECLARARSE CULPABLE»
El artículo 24.2 de la Constitución Española menciona explícitamente los derechos a no declarar contra sí
mismo y a no confesarse culpable, a diferencia del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). Estos
derechos están íntimamente relacionados con el derecho de defensa y el derecho a la presunción de
inocencia, constituyendo una manifestación concreta de ambos.
Alcance del derecho
El derecho a no declarar contra sí mismo no solo se circunscribe a los procesos penales, sino que también se
aplica en los procedimientos administrativos sancionadores. A pesar de que puede haber modulaciones
debido a las diferencias entre el ámbito penal y el administrativo, los valores esenciales que subyacen en el
artículo 24.2 CE no se salvaguardarían si la Administración pudiera obligar al administrado a confesar o a
declarar sobre hechos antijurídicos que se le imputan (STC 54/2015, de 16 de marzo).
Defensa privada
El derecho a defenderse por sí mismo también forma parte del derecho más amplio a la defensa recogido en el
artículo 24.2 CE. Aunque el sistema jurídico español está caracterizado por la prevalencia de la defensa
técnica, la defensa personal sigue siendo un derecho esencial. Este derecho a la autodefensa se manifiesta en
el ejercicio de derechos como ser informado de la acusación, utilizar medios de prueba, no declarar contra sí
mismo o no confesarse culpable (STC 29/1995, de 6 de febrero).
Protección frente a situaciones de desventaja
Para garantizar la efectividad de este derecho, es crucial que el órgano instructor no retrase el otorgamiento
de la condición de investigado a una persona sobre la que recaigan sospechas fundadas. Si alguien es
interrogado como testigo cuando ya debería ser considerado investigado, estaría en una posición
desventajosa, ya que el testigo está obligado a decir la verdad, mientras que el investigado tiene derecho a no
declarar. El Juez Instructor debe evitar que un sospechoso declare en estas condiciones desventajosas y, en
cambio, debe advertirle de la imputación para que pueda ejercer su derecho a no autoincriminarse o
beneficiarse de la asistencia técnica de un abogado (STC 135/1989, de 19 de julio).
Límites del derecho a no declarar
El enunciado del derecho debe interpretarse estrictamente en relación con el término "declarar". No se
ampara la negativa a participar en cualquier actuación. Por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha señalado
que someterse a una prueba de control de alcoholemia no vulnera el derecho a no declarar contra sí mismo ni
el derecho a no confesarse culpable. Esto se debe a que no se obliga al individuo a emitir una declaración que
admita su culpabilidad, sino que se le exige colaborar con una prueba pericial, que no se equipara a una
declaración personal (STC 103/1985, de 4 de octubre).
En síntesis, este derecho protege al individuo de ser obligado a autoincriminarse, ya sea en el ámbito penal o
administrativo, y asegura que cualquier declaración o confesión sea voluntaria y no forzada, preservando su
capacidad de defensa y su presunción de inocencia.
⭐LEX🩸
196
X.- DERECHO «A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA»
La presunción de inocencia es un derecho
fundamental reconocido en el artículo 24.2 de la
Constitución, y la STC 31/1981, de 28 de julio, fue la
primera en abordar detalladamente su contenido.
● El TC subrayó que la presunción de inocencia ha
dejado de ser un mero principio general del
derecho (como el in dubio pro reo) para
convertirse en un derecho fundamental que
vincula a todos los poderes públicos y que
puede ser protegido mediante recurso de amparo
constitucional.
Ámbito de aplicación
El derecho a la presunción de inocencia no se limita
únicamente a los procesos penales. También debe
aplicarse en cualquier resolución, tanto administrativa
como jurisdiccional, que se base en la conducta de una
persona y de cuya valoración pueda derivarse un
resultado sancionatorio o limitativo de sus derechos
(STC 13/1982, de 1 de abril).
Contenido de la presunción de inocencia
Este derecho supone una garantía procesal
fundamental que excluye cualquier presunción
inversa de culpabilidad. Es decir, nadie es culpable
hasta que se declare mediante una sentencia
condenatoria. Durante el proceso, el acusado goza de
una presunción iuris tantum de inocencia, que solo
puede ser desvirtuada por una condena basada en
pruebas procesales que logren la convicción del juez o
tribunal respecto a la culpabilidad (STC 107/1983, de 29
de noviembre).
Pruebas y valoración de la culpabilidad
El principio de libre valoración de la prueba, recogido
en el artículo 741 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
(LECrim), permite que los jueces ponderen los
distintos elementos probatorios y determinen su
trascendencia en relación con el fallo. Sin embargo,
para que se desvirtúe la presunción de inocencia, debe
haber una mínima actividad probatoria de cargo que,
practicada con garantías procesales, permita
razonablemente deducir la culpabilidad del procesado.
⭐LEX🩸
197
La presunción de inocencia exige que quien afirme la culpabilidad (la acusación) demuestre dicha
culpabilidad mediante pruebas, y si no se demuestran los hechos delictivos, procede la absolución del
acusado, independientemente de que no se haya demostrado su inocencia de forma clara. La carga de la
prueba recae siempre en la acusación, no en el acusado (STC 13/2014, de 30 de enero).
Prueba directa e indiciaria
Si bien la prueba directa es preferida, también se acepta la prueba indiciaria para condenar, siempre que se
cumplan ciertas condiciones:
1. Los hechos bases o indicios deben estar plenamente probados.
2. Los hechos constitutivos del delito deben deducirse razonablemente de los hechos base.
3. Debe haber una explicación clara del razonamiento que lleva de los indicios a la conclusión de
culpabilidad.
4. El razonamiento debe basarse en criterios humanos y experiencia común.
En ausencia de pruebas válidas o cuando las pruebas practicadas vulneren otros derechos fundamentales, se
considera vulnerado el derecho a la presunción de inocencia.
Diferencia entre presunción de inocencia e in dubio pro reo
Es importante no confundir el derecho a la presunción de inocencia con la regla jurisprudencial del in dubio
pro reo.
● Mientras que la presunción de inocencia se aplica en casos de falta absoluta de pruebas o de pruebas
que no cumplen las garantías procesales, el in dubio pro reo se aplica en el momento de valorar las
pruebas presentadas, cuando existe una duda razonable sobre la concurrencia de los elementos del
tipo penal.
● La presunción de inocencia es una garantía procesal protegible por vía de amparo, mientras que el in
dubio pro reo es una regla de valoración subjetiva que afecta al convencimiento del juez (STC 44/1989,
de 20 de febrero).
El derecho a la presunción de inocencia es una garantía fundamental que exige una actividad probatoria
válida para que un tribunal pueda condenar a alguien. Si no se aportan pruebas suficientes o no se respetan
las garantías procesales, el acusado debe ser absuelto. El principio de in dubio pro reo complementa este
derecho, asegurando que ante una duda razonable, el fallo favorezca al acusado.
⭐LEX🩸
198
Lección 20
El proceso
I.- CONCEPTO
El proceso puede definirse, de manera genérica, como el instrumento que tiene la Jurisdicción para la
resolución definitiva y irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales.
Dentro de los diferentes medios de solución de conflictos (explicados en la Lección 2ª), el proceso pertenece a
la categoría de heterocomposición, porque, al igual que en el arbitraje, la resolución del conflicto se
encomienda a un tercero imparcial. Sin embargo, se diferencia del arbitraje en varios aspectos:
1. Causa del encargo: En el arbitraje, el tercero es
encargado por medio de un negocio jurídico o
contrato entre las partes, mientras que en el
proceso, el juez recibe su encargo a través de un
oficio de Derecho público que lo vincula con el
Estado.
2. Estatuto jurídico: Un árbitro puede ser cualquier
sujeto de derecho, mientras que los jueces tienen
un régimen jurídico peculiar.
3. Objeto del proceso: En el arbitraje, el objeto se
limita a conflictos intersubjetivos de naturaleza
disponible. En cambio, el proceso judicial puede
involucrar:
○ Derechos subjetivos públicos (como en el
recurso de amparo),
○ Conflictos sociales (como en el proceso
penal, que enfrenta a la sociedad y al
Estado contra la defensa),
○ Derechos subjetivos privados (procesos
civiles, laborales y administrativos).
El proceso es, por tanto, el instrumento que tiene el Poder
Judicial para resolver los conflictos que se plantean ante
los Juzgados y Tribunales.
Definición técnica del proceso
El proceso puede ser definido más detalladamente como el conjunto de derechos constitucionales de
incidencia procesal, posibilidades, obligaciones y cargas que asisten a los sujetos procesales. Estos derechos y
obligaciones surgen como consecuencia del ejercicio del derecho de acción y la interposición de la pretensión.
A través de los actos procesales correspondientes, se generan situaciones procesales sucesivas, informadas
por los principios de contradicción e igualdad. En cada fase del proceso, las partes examinan sus expectativas
de obtener una sentencia favorable que ponga fin al conflicto, mediante la satisfacción definitiva de sus
respectivas pretensiones y resistencias.
⭐LEX🩸
199
II.- NOTAS ESENCIALES
El proceso se caracteriza por una relación triangular que refleja, de un lado, la supremacía del Juez, quien es el
titular de la potestad jurisdiccional, y de otro, la situación de enfrentamiento o contradicción entre las partes.
Estas partes se denominan "actor" o "demandante" y "demandado" en los procesos civiles, laborales y
administrativos, y "acusadora" y "defensa" en el proceso penal.
1.- La acción y los derechos constitucionales de incidencia procesal
Esta relación triangular surge como consecuencia del ejercicio del derecho de acción o de tutela (art. 24.1 CE),
que es el primer derecho constitucional de incidencia procesal que debe ser ejercido para que pueda nacer el
proceso. La acción es el motor del proceso. Sin su ejercicio a través del acto procesal pertinente (la demanda
en el proceso civil y laboral, la querella en el penal, y el escrito de interposición del recurso en el proceso
contencioso-administrativo), no se puede acceder a la jurisdicción ni puede iniciarse el proceso.
● Este derecho de acceso no asiste exclusivamente al actor o acusador, sino que también se otorga al
demandado o al investigado, conocido como el derecho de defensa, protegido por el art. 24.2 CE.
Una vez dentro del proceso, ambas partes gozan de una serie de derechos y garantías de incidencia procesal,
que se resumen en el derecho a un proceso justo o debido.
● Estos derechos han evolucionado a lo largo de la Historia, hasta establecerse en los Pactos
internacionales de Derechos Humanos (como el art. 6 del CEDH) y en la mayoría de las Constituciones
europeas, incluido el art. 24 de la CE.
La finalidad de estos derechos es obtener la imparcial aplicación del Derecho al caso concreto y evitar que se
busque la verdad en el proceso a cualquier precio, lo que podría provocar situaciones de indefensión o la
indebida violación de otros derechos fundamentales, como la libertad, la inviolabilidad del domicilio o el
secreto de las comunicaciones.
Derechos constitucionales de incidencia procesal
Además de los derechos de tutela y defensa, del artículo 24.2 de la CE se derivan o infieren los siguientes
derechos constitucionales de incidencia procesal:
● Derecho al Juez legal imparcial.
● Principio de contradicción, igualdad de armas y acusatorio (implícitos en el derecho a un proceso con
todas las garantías).
● Derecho del investigado al silencio y a no declarar contra sí mismo.
● Derecho a ser defendido por un abogado y a conocer previamente la imputación.
● Derecho a utilizar la prueba pertinente.
● Derecho a no ser condenado sin pruebas suficientes o mediante pruebas prohibidas (contenido en la
presunción de inocencia).
● Derecho a los recursos preestablecidos en el ordenamiento (implícito en el derecho a la tutela).
Estos derechos fundamentales se complementan con otros especiales, como los relacionados con el derecho a
la libertad (art. 17 CE), el derecho a la entrada y registro (art. 18.2 CE), y la intervención de las comunicaciones
(art. 18.3 CE).
⭐LEX🩸
200
2.- Las obligaciones procesales
En el proceso, las partes no solo gozan de ciertos derechos procesales, sino que también tienen obligaciones
que emanan del artículo 118 CE. Este artículo establece que es obligatorio cumplir las sentencias y demás
resoluciones firmes de los jueces y tribunales, así como prestar la colaboración requerida durante el curso del
proceso y en la ejecución de lo resuelto.
Principales obligaciones procesales:
1. Comparecencia ante el Juez: La primera obligación es la comparecencia de los sujetos llamados por el
Juez para intervenir en el proceso.
2. Veracidad y probidad: Una vez dentro del proceso, las partes están obligadas a actuar con veracidad y
buena fe procesal, como establece el art. 247 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), que prevé multas
de entre 180 y 6.000 euros para quienes no cumplan esta obligación.
3. Colaboración con los órganos jurisdiccionales: Las partes deben colaborar con los jueces para
garantizar el buen desarrollo del proceso, evitando "chicanas" y enredos. Esta obligación se vincula al
derecho constitucional a un proceso sin dilaciones indebidas y a una tutela judicial efectiva.
4. Cumplimiento de resoluciones judiciales: Algunas obligaciones derivadas de este principio incluyen
someterse a análisis sanguíneos o pruebas de ADN en casos de investigación de paternidad (art. 767.4
LEC), la exhibición de documentos (arts. 256, 261, 328-329, 283 bis a) 283 bis k) LEC), y la presentación
del patrimonio para medidas ejecutivas (art. 589 LEC), como embargos.
3.- Las posibilidades y cargas procesales
En el proceso, además de los derechos y obligaciones constitucionales mencionados, las partes cuentan con
posibilidades y cargas procesales.
Posibilidades procesales
Las posibilidades procesales se refieren a las oportunidades que se presentan a las partes en el curso del
proceso para mejorar sus expectativas de obtener una sentencia favorable. Estos son actos procesales que las
partes pueden ejercer, pero no están obligadas a hacerlo. Ejemplos incluyen:
● La posibilidad de solicitar la apertura de la fase probatoria después de la demanda.
● La decisión de formular o no conclusiones tras la fase de pruebas.
Estas posibilidades, según la doctrina de Goldschmidt, son ocasiones que se ofrecen a las partes en el proceso
para mejorar sus posiciones.
Cargas procesales
Las cargas procesales, por el contrario, son obligaciones procesales indirectas que las partes deben cumplir
para evitar desventajas procesales o una sentencia desfavorable. No se trata de deberes jurídicos estrictos,
sino de actos que la parte interesada debe realizar para proteger su posición en el proceso. Ejemplos incluyen:
● La comparecencia del demandado para evitar las consecuencias de la rebeldía.
● La carga de la prueba: el demandante debe probar los hechos constitutivos de su pretensión, mientras
que el demandado debe probar los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes.
● La impugnación de resoluciones judiciales desfavorables.
Tanto las posibilidades como las cargas se ejercen o levantan mediante actos procesales oportunos que
generan situaciones procesales informadas por los principios de contradicción e igualdad. Estos principios
permiten a las partes evaluar sus expectativas de obtener una sentencia favorable.
⭐LEX🩸
201
III.- LOS PRESUPUESTOS PROCESALES
Los presupuestos procesales son los requisitos necesarios para que las posibilidades, cargas y situaciones
procesales puedan surgir válidamente dentro del proceso. Estos presupuestos deben cumplirse en el
momento en que las partes ejercen su derecho de acción o defensa, y sin su concurrencia, el Juez no puede
conocer el fondo del asunto o el objeto del proceso.
Naturaleza de los presupuestos procesales
La doctrina ha debatido extensamente la naturaleza de los
presupuestos procesales.
- Oscar Bülow, uno de los principales teóricos de la
doctrina germana clásica, los consideraba como
condicionantes del válido nacimiento de la relación
jurídica procesal.
- Sin embargo, esta tesis fue criticada por
Goldschmidt, quien argumentó que tales
presupuestos se discuten dentro del proceso, lo que
implicaría que la relación jurídica procesal ya estaría
constituida.
En lugar de condicionar el nacimiento de una relación
jurídica, los presupuestos procesales condicionan la
admisibilidad o válida emisión de la Sentencia, pero
también deben estar presentes en el momento en que las
partes acceden al proceso.
Clasificación de los presupuestos procesales
Desde un punto de vista subjetivo, los presupuestos
procesales pueden clasificarse en 3 grandes categorías:
1. Presupuestos del órgano jurisdiccional:
○ Jurisdicción.
○ Competencia en sus diversas
manifestaciones (objetiva, territorial y
funcional).
2. Presupuestos de las partes:
○ Capacidad para ser parte.
○ Capacidad de actuación procesal.
○ Postulación (capacidad legal para actuar en juicio).
○ Capacidad de conducción procesal (capacidad de seguir adecuadamente el proceso).
3. Presupuestos del objeto procesal:
○ Procedimiento adecuado.
○ Litispendencia (cuando ya existe un proceso en curso sobre el mismo objeto).
○ Cosa juzgada (cuando ya ha habido una sentencia firme sobre el asunto).
Además, pueden existir presupuestos procesales especiales, como la caducidad de pretensiones constitutivas
o el requisito del recurso ordinario previo en el contencioso-administrativo.
⭐LEX🩸
202
Tratamiento procesal de los presupuestos
Actualmente, se ha dado mayor importancia al
examen de oficio de los presupuestos
procesales por parte del órgano jurisdiccional.
● El Juez o el Letrado de la Administración
de Justicia debe procurar, en la medida de lo
posible, la subsanación de estos presupuestos
al inicio del proceso, evitando así que el proceso
avance con obstáculos procesales.
● Este examen suele realizarse, por
ejemplo, en la comparecencia previa en los
juicios civiles ordinarios, donde se eliminan las
posibles deficiencias.
Si el Juez o el Letrado no detectan la falta de
algún presupuesto procesal de oficio, es el
demandado quien, a través de las excepciones,
tiene la carga de alegar y probar su ausencia en
el proceso.
Evitar sentencias absolutorias en la instancia
El objetivo de examinar de oficio los
presupuestos procesales y permitir su
subsanación es evitar las temidas "sentencias
absolutorias en la instancia", que ocurren
cuando el Juez declara la falta de algún
presupuesto procesal. Estas sentencias no
resuelven el fondo del conflicto, dejando la
relación jurídica material sin ser juzgada. Si el
actor se encuentra con una sentencia de este
tipo, habrá perdido tiempo y dinero, ya que
deberá cumplir el presupuesto procesal
inobservado y volver a iniciar el proceso desde
cero.
Es recomendable, por tanto, que el tratamiento
de los presupuestos procesales se haga al inicio
del proceso (a limine litis) y no al final de la fase
declarativa o en alguna de sus instancias, para
evitar demoras y perjuicios innecesarios.
⭐LEX🩸
203
IV. EL OBJETO DEL PROCESO
El objeto del proceso es la pretensión o declaración de voluntad que el actor o acusador plantea ante el Juez,
pero dirigida contra el demandado o acusado. Esta pretensión tiene diferentes formas en función del tipo de
proceso:
● Proceso civil: Se solicita el reconocimiento de un derecho o situación jurídica preexistente, su creación
"ex novo" o la condena del deudor al cumplimiento de una prestación determinada (art. 5.1 LEC).
● Proceso penal: Se solicita la condena del acusado al cumplimiento de una determinada pena.
1. Elementos
En toda pretensión se pueden observar varios elementos esenciales o requisitos:
A) Subjetivo: la legitimación
La legitimación es la relación jurídica que permite a una persona (actor) iniciar un proceso y que lo habilita
para dirigir su pretensión contra otra persona (demandado). La legitimación es un elemento fundamental en
el proceso, ya que:
● Legitimación activa: Es la facultad del actor para deducir la pretensión y reclamar el reconocimiento o
constitución de un derecho o la condena del demandado. Ejemplos:
○ En una acción reivindicatoria (de dominio), el actor debe acreditar ser el propietario del bien
litigioso.
○ En una pretensión de condena al pago de una deuda, el actor debe ser el acreedor.
● Legitimación pasiva: Es la situación del demandado, que es quien debe cumplir con la pretensión
deducida por el actor. Está legitimado pasivamente cuando se le atribuye la responsabilidad de la
perturbación, despojo, negación o creación del derecho o situación jurídica reclamada, o cuando
efectivamente resulta ser el deudor de una obligación.
La legitimación es una relación jurídica material, que debe estar fundamentada en el derecho objeto de la
pretensión. Si se constata la ausencia de legitimación en un proceso, esto provocará una sentencia de fondo
con efectos de cosa juzgada, impidiendo que el actor vuelva a plantear la misma pretensión contra el
demandado.
Diferencias entre legitimación y capacidad procesal
Es importante distinguir la legitimación de otros requisitos, como la capacidad procesal y la capacidad para
ser parte, que son presupuestos procesales y no forman parte de la fundamentación de la pretensión.
● Legitimación: Relación jurídica material entre actor y demandado, que se resuelve en una sentencia
con efectos de cosa juzgada.
● Capacidad procesal: Requisito necesario para participar válidamente en un proceso, cuya ausencia
puede subsanarse y no impide volver a entablar el mismo proceso.
Carga de la prueba de la legitimación
La determinación de la legitimación (activa y pasiva) es una carga procesal del actor, quien debe demostrar su
legitimación y la del demandado. Si falta alguna de ellas, el demandado puede plantear la excepción de falta de
legitimación activa o pasiva en el escrito de contestación a la demanda, obteniendo una sentencia
desestimatoria de la pretensión.
⭐LEX🩸
204
B) Objetivos
Los elementos objetivos de la pretensión están constituidos por dos componentes esenciales:
1. La petición.
2. La fundamentación fáctica y jurídica.
La petición
La petición es la declaración de voluntad que formaliza la pretensión del actor. En los escritos procesales, esta
declaración se formula normalmente en el apartado denominado “suplico” o “solicito”. A través de esta
petición, se individualiza la pretensión y se determina el objeto del proceso. Además, la petición permite
inferir su naturaleza (si es declarativa, constitutiva o de condena).
La petición es crucial porque establece los límites de la obligación de congruencia judicial, lo que significa que
el órgano jurisdiccional debe respetar lo solicitado por las partes:
● No puede otorgar más de lo pedido por el actor.
● No puede conceder menos de lo resistido por el demandado.
● No puede otorgar algo diferente a lo solicitado en las peticiones
respectivas de las partes.
Esto garantiza que el Juez no sobrepase los límites de la pretensión o la
defensa planteadas, asegurando el principio de congruencia en el fallo
judicial.
La fundamentación fáctica y jurídica
La petición sola no es suficiente para constituir el objeto del proceso.
Necesita estar acompañada por una causa petendi, que es la
fundamentación fáctica de la pretensión.
En nuestro ordenamiento jurídico, en el que prevalece la doctrina de la
sustanciación de la demanda, el objeto del proceso se forma con:
● La identidad de las partes.
● La petición.
● La fundamentación fáctica.
No se requiere que las partes individualicen las normas jurídicas que
sustentan su pretensión, dado que se aplican los principios iura novit curia
("el juez conoce el derecho") y da mihi factum, dabo tibi ius ("dame los
hechos, te daré el derecho"). Esto significa que los Jueces tienen libertad para
aplicar el Derecho y no están necesariamente vinculados a las alegaciones
jurídicas hechas por las partes. La labor del Juez consiste en aplicar el
Derecho a los hechos que le presentan las partes.
Diferencias en el proceso civil y penal
● En el proceso civil, el principio dispositivo es predominante, por lo
que la petición establece la congruencia del fallo.
● En el proceso penal, aunque también existe una congruencia
respecto a la petición cuantitativa (referida a la condena), el objeto
del proceso penal está más centrado en:
○ La fundamentación fáctica o hecho punible.
○ La determinación del investigado.
⭐LEX🩸
205
2. Clases de pretensiones
Las pretensiones pueden clasificarse en tres grandes categorías atendiendo a su naturaleza, tal como
establece el art. 5.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC):
1. Pretensiones declarativas.
2. Pretensiones de condena.
3. Pretensiones constitutivas.
Pretensiones declarativas
En las pretensiones declarativas, el objetivo es que el Juez reconozca o declare la existencia preexistente de un
derecho subjetivo o de una situación jurídica individualizada. Estas pretensiones buscan obtener una
declaración judicial que aclare o confirme una situación jurídica que ya existe, pero que ha sido controvertida.
Ejemplos:
● Solicitar al Juez que declare la existencia de una servidumbre.
● Solicitar la nulidad radical de un contrato por falta de los elementos constitutivos necesarios.
El propósito de estas pretensiones no es crear, modificar o extinguir una relación jurídica, sino simplemente
reconocerla o declararla.
Pretensiones de condena
Las pretensiones de condena están dirigidas a obtener una condena judicial que obligue a la otra parte a
cumplir con una prestación específica, que puede ser de dar, hacer o no hacer.
Ejemplos:
● Reclamaciones de cantidad que solicitan la condena al pago de una suma dineraria.
● Peticiones de condena para la demolición de una obra.
● Condenas a abstenerse de realizar una determinada acción.
Las pretensiones de condena son, cuantitativamente, las más comunes en los Juzgados, y a menudo tienen
una naturaleza mixta. En estas, el acreedor no solo solicita el reconocimiento de su derecho de crédito, sino
también la condena del deudor al cumplimiento de una prestación determinada.
Pretensiones constitutivas
Las pretensiones constitutivas tienen como objetivo lograr la creación, modificación o anulación de un
derecho o una situación jurídica. En este tipo de pretensiones, el objeto procesal está compuesto no solo por la
identidad de las partes y la fundamentación fáctica, sino también por la fundamentación jurídica.
Ejemplos:
● Procesos de impugnación de acuerdos sociales.
● Declaraciones paterno-filiales de estado civil.
● Solicitud de medidas judiciales de apoyo a personas con discapacidad.
Estas pretensiones son menos comunes en la práctica forense, especialmente en el ámbito del Derecho
privado, donde se limitan principalmente al Derecho de familia y algunas relaciones del Derecho mercantil.
Sin embargo, tienen una mayor relevancia en el Derecho público, como las impugnaciones de actos
administrativos o el recurso de inconstitucionalidad.
Dado que las pretensiones constitutivas tienden a afectar la seguridad jurídica, su ejercicio suele estar
condicionado al cumplimiento de plazos de caducidad y, en ocasiones, el Ministerio Fiscal puede tener
legitimación activa para ejercitarlas. Aplicación en los diferentes procesos:
● Proceso civil: Se permiten las tres categorías de pretensiones: declarativas, constitutivas y de condena.
● Proceso penal: Las pretensiones son siempre de condena.
⭐LEX🩸
206
3. Requisitos formales
La pretensión debe ser reflejada en los escritos de alegaciones de las partes, destinados específicamente a tal
efecto. En la mayoría de los casos, la declaración de voluntad del actor se plantea en su escrito de demanda, el
cual es el vehículo procesal que inicia el proceso judicial y formaliza la pretensión. Sin embargo, existen
excepciones, como es el caso de la reconvención, que es una nueva pretensión presentada por el demandado
contra el actor en el mismo proceso.
Reconvención
La reconvención es la pretensión que formula el demandado contra el actor, en lugar de limitarse a contestar
la demanda original. En este caso, el demandado pasa a asumir el rol de actor, y esta nueva pretensión debe
formalizarse en el escrito de contestación a la demanda.
Ejemplo:
● A demanda a B en una reclamación de cantidad.
● B contesta a la demanda de A y, además de rechazar la reclamación, presenta una reconvención
afirmando que A le debe a él otra cantidad por una causa distinta.
Demanda como acto procesal principal
A excepción de la posibilidad de la reconvención por parte del demandado, el acto procesal donde se
interpone la pretensión es la demanda, y en ella se fusionan dos conceptos:
1. Ejercicio del derecho de acción: Al presentarse la demanda, se inicia el proceso.
2. Formalización de la pretensión: La demanda es el acto mediante el cual el actor expone los hechos y
solicita una determinada decisión judicial.
La demanda y la reconvención deben cumplir con todos los requisitos o elementos de la pretensión, tal como
se establecen en el artículo 399 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), los cuales incluyen la identificación de
las partes, la fundamentación fáctica y jurídica, y la petición concreta que se solicita al tribunal.
Otros procesos con diferencias en la interposición de la pretensión
En algunos procesos, como el contencioso-administrativo y el penal, el ejercicio del derecho de acción y la
interposición de la pretensión no ocurren al mismo tiempo. Estos se encuentran distanciados en términos
procedimentales:
● Proceso contencioso-administrativo: El derecho de acción se ejercita mediante el escrito de
interposición del recurso contencioso-administrativo, en el cual se anticipa la petición. La pretensión,
sin embargo, se formaliza posteriormente en el escrito de demanda.
● Proceso penal: La acción se ejercita a través de la querella o de otros actos de iniciación del proceso
penal. La pretensión penal se deduce más tarde en los escritos de calificación provisional o en el acta
de acusación, donde se establecen los hechos y la solicitud de condena.
Los requisitos formales de la pretensión varían en función del tipo de proceso y del momento procesal en que
se planteen, pero siempre es fundamental que los escritos cumplan con las normas específicas de cada tipo de
procedimiento.
⭐LEX🩸
207
V. LA FUNCIÓN DEL PROCESO
El proceso, en su función genérica, es el medio heterocompositivo que utiliza el Poder Judicial para resolver de
manera definitiva e irrevocable los conflictos intersubjetivos y sociales, aplicando el Derecho objetivo. Sin
embargo, más allá de esta función general, el proceso cumple una función específica: la satisfacción de las
pretensiones y resistencias de las partes involucradas.
A diferencia de otros medios de solución de
conflictos, el proceso ofrece una satisfacción que
debe ser jurídica, razonada, completa, estable y
práctica, como establece FAIRÉN. A continuación,
se analizan estas características esenciales de la
satisfacción procesal.
1. Jurídica
La primera característica que diferencia al proceso
de otros mecanismos de resolución de conflictos
es que la satisfacción procesal está fundada en el
Derecho objetivo. A diferencia de medios como el
arbitraje, en el que puede haber decisiones
basadas en equidad, la resolución procesal debe
estar siempre basada en Derecho. El artículo 248.3
de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que
las sentencias deben contener una declaración de
hechos probados, los fundamentos de derecho y el
fallo.
2. Razonada
La aplicación del Derecho en el proceso debe ser
razonada y razonable, no arbitraria. En contraste
con épocas pasadas en las que los jueces no
motivaban sus sentencias, en el Estado de Derecho
actual, es un requisito fundamental que las
sentencias estén motivadas tanto formal como
materialmente.
- La motivación debe responder a un
razonamiento legal sólido, garantizando así
que la norma aplicada es la adecuada para
el caso.
- Los recursos como el recurso de apelación o
el recurso de amparo permiten impugnar
decisiones por falta de fundamentación o por
errores en la aplicación del Derecho.
⭐LEX🩸
208
3. Completa
El proceso debe garantizar la posibilidad de obtener una satisfacción completa de la pretensión legítima del
actor.
- Los jueces deben ser congruentes al dictar
sentencia, resolviendo todo lo solicitado en la
demanda.
- Si la sentencia no satisface completamente las
pretensiones legítimas, el actor puede
recurrirla.
- No obstante, el proceso solo garantiza una
satisfacción completa cuando la pretensión es
legítima y está fundamentada en el Derecho, no
en cualquier demanda.
4. Estable
La satisfacción jurídica debe ser permanente e
irrevocable.
● Esto implica que la sentencia debe ser
inmutable, para que el conflicto no se
reproduzca.
● La cosa juzgada es la institución encargada de
garantizar esta estabilidad, impidiendo que las
mismas partes puedan litigar sobre el mismo
asunto una vez que ha sido resuelto.
● El efecto negativo de la cosa juzgada impide que
se repita el conflicto en futuros procesos (art.
222 LEC).
5. Práctica
Finalmente, la satisfacción jurídica no puede ser
teórica o platónica, sino que debe ser real y práctica.
● Para garantizar la efectividad de la sentencia,
existe el proceso de ejecución o ejecución
forzosa, que tiene como objetivo cumplir lo
resuelto en la sentencia de manera efectiva.
El artículo 117.3 de la Constitución otorga al Poder Judicial no solo la potestad de juzgar, sino también la de
hacer ejecutar lo juzgado, lo cual es primordial para la ejecutoriedad de las sentencias y la garantía de su
cumplimiento práctico.
⭐LEX🩸
209
Lección 21
Principios del proceso
I.- LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO
El estudio de los principios del proceso permite observar los criterios que rigen el ordenamiento procesal y su
relación con el modelo de "proceso justo" previsto en la Constitución.
● No se examinarán aquí los principios de procedimiento (oralidad, inmediación, publicidad,
concentración y preclusión), ni los de formación y valoración del material fáctico (aportación,
investigación, prueba libre y tasada), sino los más relevantes: los principios estructurales (contradicción
e igualdad) y los relativos al objeto procesal (dispositivo y acusatorio).
II.- PRINCIPIOS INHERENTES A LA ESTRUCTURA DEL PROCESO
Estos principios son consustanciales a la idea de proceso; si
faltan, no estaríamos ante un verdadero proceso, sino ante
una fórmula autocompositiva o un procedimiento. Los
principios esenciales son los de contradicción e igualdad,
que tienen un carácter constitucional, ya que están
implícitos en el derecho a "un proceso con todas las
garantías" del artículo 24.2 de la Constitución Española.
1.- Contradicción
La contradicción se refiere a la existencia de 2 posiciones
enfrentadas: la pretensión del actor y la oposición del
demandado.
● A diferencia de los procedimientos inquisitivos
antiguos, el proceso moderno se basa en la
confrontación de 2 tesis opuestas, a través del choque
entre la pretensión o acusación y la defensa. Esto
está reflejado en el principio "audiatur et altera pars",
que aparece en el artículo 24 de la Constitución
Española.
Un proceso está guiado por el principio de contradicción
cuando se garantiza que ambas partes puedan acceder
efectivamente al proceso para hacer valer sus pretensiones y
defensas, incluyendo la posibilidad de introducir hechos,
practicar pruebas y ejercer el derecho a la última palabra.
⭐LEX🩸
210
A) El derecho de acceso al proceso
Este principio garantiza el "libre acceso a los Tribunales", tanto para el actor como para el demandado o
investigado, de modo que puedan ejercer sus derechos de acción y defensa.
- Este acceso debe ser efectivo, es decir, no debe haber obstáculos que impidan la comparecencia de las
partes.
- El órgano jurisdiccional tiene la obligación de notificar a la parte pasiva del proceso su existencia, lo que
se realiza a través de una citación personal.
- Aunque la parte pasiva no esté obligada a comparecer, si no lo hace, puede enfrentarse a consecuencias
desfavorables como una sentencia en rebeldía o una orden de búsqueda y captura.
B) La adquisición del "status" de parte
Una vez que las partes se personan en el proceso, el principio de contradicción exige que el ordenamiento
procesal les otorgue el pleno status procesal para que puedan ejercer eficazmente sus pretensiones y defensas
según su legitimación.
El ordenamiento prevé que no se generen situaciones de indefensión material por falta de recursos económicos,
lo que garantiza la asistencia jurídica gratuita (Lección 18).
● En el proceso penal, el juez deberá designar un abogado de oficio al investigado que no designe uno de
su elección, desde el momento en que se le investigue.
Una vez formalmente comparecidas las partes, el principio de contradicción exige que la parte pasiva pueda
conocer la pretensión para contestarla eficazmente.
● Esto se realiza mediante el traslado de la demanda en el proceso civil, la remisión del expediente en el
proceso administrativo, y la comunicación de la imputación en el proceso penal, asegurando que el
investigado comprenda los hechos que se le atribuyen y conozca sus derechos constitucionales.
Todos los actos procesales deben respetar el principio de contradicción. En este contexto, el derecho a la
última palabra que asiste a la defensa garantiza que en los escritos de alegaciones y la ejecución de la prueba,
el demandante actúe primero y luego el demandado.
C) El derecho a la "última palabra"
En el proceso penal, el derecho a la última palabra tiene especial relevancia.
- El artículo 739 de la LECrim lo consagra como la manifestación final del principio de contradicción en la
primera instancia penal.
Tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal Supremo han subrayado que este trámite es de inexcusable
cumplimiento, garantizando que nadie pueda ser condenado sin ser previamente oído. Este derecho se
extiende también a los procedimientos sancionadores administrativos, aunque es potestativo del acusado,
quien puede renunciar a él en favor de su derecho al silencio.
En la segunda instancia penal o en casación, aunque la LECrim no lo contemple expresamente, la
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Tribunal Constitucional exige que, si el
tribunal de segunda instancia desea revisar pruebas personales y agravar la situación del acusado, debe
respetar el derecho a la última palabra.
⭐LEX🩸
211
2.- Igualdad de armas
El principio de contradicción debe complementarse en el proceso contemporáneo con el de igualdad de
armas (die Waffengleichheit), pues no basta con que exista contradicción; para que sea efectiva, es necesario
que ambas partes procesales, actor y demandado, acusación y defensa, cuenten con los mismos medios de
ataque y defensa. Esto significa que deben tener idénticas posibilidades y cargas en cuanto a alegación,
prueba e impugnación.
Este principio de igualdad está consagrado en el art. 14 de la Constitución, que garantiza la igualdad en la
aplicación de la ley procesal, y en el derecho a un "proceso con todas las garantías", consagrado en el art. 24.2
CE. Dado que se trata de un principio consustancial al proceso, debe aplicarse en todas sus fases e instancias,
hasta que se obtenga una resolución definitiva y firme.
● El principio de igualdad se vulnera cuando se
confieren privilegios procesales a determinadas
personas o grupos sin una justificación objetiva y
razonable, o cuando se concede a una de las
partes determinadas facultades en cuanto a
alegación, prueba o impugnación, que se le
niegan a la parte contraria.
Un ejemplo de potencial violación de este principio son
los privilegios procesales otorgados a determinadas
autoridades y funcionarios públicos.
● La Constitución Española solo legitima ciertos
privilegios, como la inviolabilidad del monarca, la
inmunidad e inviolabilidad parlamentaria y ciertos
aforamientos. Ante otros posibles privilegios no
previstos en la Constitución, el intérprete debe
preguntarse siempre si están justificados, ya que
si solo responden a intereses corporativos o
buscan eludir la acción de la justicia por actos no
relacionados con la independencia de su función,
serían ilegítimos y susceptibles de ser
impugnados constitucionalmente.
Sin embargo, no se oponen al principio de igualdad
ciertas restricciones temporales que pueden sufrir las
partes en fases iniciales del proceso.
- Por ejemplo, en los procesos sumarios o en la fase instructora penal, el demandado o investigado
puede enfrentar limitaciones justificadas, como el secreto sumarial o la incomunicación cuando la
situación lo requiera, con el fin de garantizar el éxito de la instrucción o prevenir comunicaciones
indebidas entre coimputados. Estas limitaciones solo se justifican temporalmente en la fase de
instrucción, pero nunca en la fase de juicio oral.
Tampoco contradicen el principio de igualdad ciertas exigencias, como los depósitos o cauciones para el
ejercicio de recursos, o el pago de intereses superiores cuando objetivamente esté justificado, como ha
confirmado la STC 76/1990.
⭐LEX🩸
212
III.- PRINCIPIOS REFERENTES AL OBJETO PROCESAL
Si los principios de contradicción e igualdad son inherentes a la estructura del proceso, los principios
dispositivo en el proceso civil y acusatorio en el penal informan el objeto procesal, determinando a quién le
corresponde la titularidad de la pretensión y en qué grado está vinculado el órgano jurisdiccional respecto a
ella.
1.- El principio dispositivo
El principio dispositivo implica que las partes tienen el poder de disponer del derecho de acción y del objeto
del proceso. Este principio se fundamenta en la disponibilidad material de los derechos subjetivos en
conflicto, y está presente en los procesos donde se discuten relaciones jurídicas privadas (como los procesos
civiles y laborales) y en algunos procesos de Derecho público que comprometen derechos e intereses
particulares (como los procesos contencioso-administrativos).
Un proceso está regido por el principio dispositivo cuando presenta las siguientes características esenciales:
A) Poder de disposición sobre el derecho material
Cuando los derechos e intereses en litigio pertenecen al ámbito privado de las partes, ellas tienen plena
libertad para decidir si desean iniciar el proceso o solucionar el conflicto de otra manera, como a través de
fórmulas autocompositivas o arbitraje. Esta libertad se refleja en los principios "wo kein Kläger, da kein Richter"
("donde no hay actor, no hay juez") y "ne procedat iudex ex officio" (el juez no procede de oficio).
En este sentido, el juez no puede iniciar de oficio un proceso entre las partes en un sistema basado en el
principio dispositivo.
● Las partes son completamente libres de acudir o no a los tribunales, a excepción de los procesos civiles
inquisitorios, como los de estado civil (familia, filiación, etc.), donde el Ministerio Fiscal puede
intervenir en interés de la sociedad o en sustitución procesal de menores y personas con discapacidad,
como establece el art. 749 LEC.
B) Poder de disposición sobre la pretensión
En un proceso civil regido por el principio dispositivo, las partes no solo controlan el inicio del proceso, sino
que también tienen control sobre la pretensión y el desarrollo del proceso.
● Pueden disponer de él mediante actos de disposición como el allanamiento, renuncia o transacción, que
conducen a la terminación anormal del proceso con los efectos de la cosa juzgada.
● También pueden optar por el desistimiento o dejar que el proceso caduque, lo que también pone fin al
procedimiento sin necesidad de una sentencia.
Sin embargo, para que las partes puedan disponer de la pretensión, deben tener legitimación sobre ella. Si no
tienen dicha legitimación, la renuncia a la pretensión puede ser declarada nula (art. 6.2 CC).
➔ En estos casos, el Ministerio Fiscal o terceros pueden estar legitimados para pedir la nulidad judicial de
esa disposición.
En los procesos civiles inquisitorios, donde las partes no tienen disposición sobre la pretensión, no pueden
causar la finalización anormal del procedimiento (arts. 751 LEC y 1814 CC).
⭐LEX🩸
213
C) Vinculación del Juez a la pretensión
La tercera característica del principio dispositivo es la obligación de
congruencia que tiene el juez con respecto a la pretensión del actor y la
resistencia del demandado.
- Este principio se expresa en el axioma "ne eat iudex ultra petita
partium", es decir, el juez no puede ir más allá de lo solicitado por las
partes.
De acuerdo con el art. 218.1 de la LEC, las sentencias deben ser congruentes
con las demandas y las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito.
Si el juez no cumple con este requisito, la parte perjudicada puede recurrir la
sentencia a través de los medios de impugnación ordinarios, e incluso, en
última instancia, presentar un recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional, dado que el derecho a obtener una sentencia congruente
forma parte del derecho a la tutela judicial efectiva.
Para determinar si una sentencia es congruente, se evalúa la
correspondencia entre las pretensiones y resistencias presentadas por las
partes, reflejadas en los "suplicos" o "solicitos" de los escritos de demanda y
contestación, y el fallo o la parte dispositiva de la sentencia. Una sentencia
será incongruente cuando:
● El juez otorga más de lo solicitado por el actor (incongruencia "supra
petita").
○ Ejemplo: el actor pide que se condene al demandado al pago de
100, pero el juez le condena a 200.
● El juez concede menos de lo resistido por el demandado
(incongruencia "citra petita").
○ Ejemplo: el actor pide una condena de 100, el demandado se allana
parcialmente a pagar 50, pero el juez le condena solo a 25.
● El juez omite pronunciarse sobre alguna de las pretensiones o otorga
algo distinto a lo solicitado por las partes (incongruencia "extra
petita").
○ Ejemplo: si solo se solicita el desahucio de un inquilino, pero el juez
le condena únicamente al pago de una indemnización por daños.
El principio de congruencia no solo se aplica en la fase declarativa del
proceso, sino también en la fase de impugnación.
● En esta fase, el tribunal "ad quem" (el tribunal superior que conoce del
recurso) no puede agravar la situación del recurrente más allá de lo que
ya había sido establecido en la sentencia impugnada por el tribunal
inferior (prohibición de la "reformatio in peius").
○ Ejemplo: si un demandado ha sido condenado al pago de 50 en
primera instancia y él solo recurre la sentencia, el tribunal de
apelación no puede aumentar la condena a 100, salvo que también
recurra la otra parte. Si ambas partes recurren, el tribunal de
apelación puede agravar la situación del recurrente dentro de los
límites de las pretensiones en la segunda instancia.
⭐LEX🩸
214
2.- El principio acusatorio
El principio acusatorio rige el proceso penal, de manera similar al principio dispositivo en el proceso civil,
determinando la distribución de roles y las condiciones bajo las cuales se llevará a cabo el enjuiciamiento de la
pretensión penal. Un proceso penal está presidido por el principio acusatorio cuando las fases de instrucción
y de juicio oral se encomiendan a dos órganos jurisdiccionales distintos, y la acusación es realizada por un
sujeto distinto al órgano que dicta la sentencia, quien debe respetar el principio de congruencia con la
pretensión penal.
A) Desdoblamiento de la función instructora y decisora
En contraste con el proceso penal inquisitivo del Antiguo Régimen, en el que un solo juez era responsable
tanto de la instrucción como de la decisión, el principio acusatorio moderno establece que las funciones de
instrucción y de enjuiciamiento deben ser desempeñadas por dos órganos diferentes.
● Esta separación es clave para evitar prejuicios y asegurar la imparcialidad del órgano que dicta la
sentencia.
En la instrucción, el objetivo es investigar el hecho punible y determinar su presunto autor.
● Esta función está encomendada al Juez de Instrucción, aunque en ciertos casos puede ser realizada por
el Ministerio Fiscal.
● Por su parte, el enjuiciamiento y la decisión recaen en los Juzgados de lo Penal o en las Audiencias
Provinciales, según la gravedad de la pena que se deba imponer.
El Tribunal Constitucional, en la STC 145/1988, estableció que la acumulación de las funciones de instrucción y
enjuiciamiento en un mismo órgano vulnera el derecho al juez imparcial y el principio acusatorio, ambos
consustanciales al derecho a un proceso con todas las garantías.
Con la LO 7/1988, se reinstauró plenamente en el ordenamiento español este desdoblamiento de funciones,
garantizando así un juicio imparcial y evitando que el órgano decisor incurra en prejuicios derivados de su
intervención en la fase de instrucción.
B) Distribución de las funciones de acusación y de decisión
El principio acusatorio exige el desdoblamiento entre las funciones de acusación y decisión, lo que implica
que ningún tribunal puede actuar sin que exista una acusación formal previa: nemo iudex sine accusatore.
● A diferencia del principio dispositivo del proceso civil, en el ámbito penal este principio no se limita solo
al ejercicio de la acción, sino también a la interposición de la pretensión penal. Esto significa que, aunque
un proceso penal pueda iniciarse de oficio (artículos 303 y 308 de la LECrim), la fase de juicio oral debe
comenzar siempre a instancias de una acusación formal.
Para garantizar imparcialidad, la acusación se asigna al Ministerio Fiscal, un órgano que debe cumplir con el
principio de legalidad (art. 124 CE).
● Sin embargo, en el ordenamiento español no existe el monopolio del Ministerio Fiscal para el ejercicio
de la acción penal. Según el artículo 125 CE, se permite la participación de la acusación particular, que
se manifiesta en las formas de acusación popular o acusación privada, según si el querellante es o no el
ofendido por el delito.
⭐LEX🩸
215
C) Congruencia
El principio de congruencia también está presente en el proceso penal, aunque presenta diferencias respecto
a su aplicación en el proceso civil.
● En el ámbito penal, la congruencia está
esencialmente vinculada a los hechos punibles
y a la identidad del acusado, ya que condenar
por hechos diferentes a los descritos en la
acusación vulneraría el derecho de defensa y el
derecho a ser informado de la acusación (art.
24.2 CE). En este sentido, cualquier condena
por hechos no incluidos en la acusación
constituiría una infracción del principio
acusatorio.
La congruencia fáctica debe respetarse en cualquier
tipo de proceso penal, pero existen también otras
formas de congruencia en función del tipo de proceso.
● En los procesos penales abreviados, destinados
a delitos con penas de hasta 9 años de prisión,
el tribunal no puede condenar por un delito
distinto al acusado si ello implica una
diversidad en el bien jurídico protegido.
● En los procesos comunes, destinados a delitos
con penas más graves, el tribunal no puede
imponer una pena superior a la que
correspondería según la calificación de la
acusación, salvo que se utilice la fórmula
prevista en el artículo 733 de la LECrim, que
permite poner en conocimiento de la
acusación la posibilidad de una distinta
calificación jurídica.
Finalmente, la congruencia penal también se aplica en
la segunda instancia, mediante la prohibición de la
reformatio in peius, es decir, que no se puede
empeorar la situación del apelante si solo él ha
recurrido, salvo que la parte contraria también lo
haga.
⭐LEX🩸
216
Lección 22
La estructura del proceso
I.- CONSIDERACIONES GENERALES
La función principal del proceso es resolver de forma
definitiva e irrevocable los conflictos intersubjetivos y
sociales mediante la aplicación del Derecho objetivo.
Además de esta función genérica, se destaca otra
específica: la satisfacción de las pretensiones
planteadas en el proceso.
Dado que la pretensión constituye el objeto del
proceso, es lógico que existan tantas clases de
procesos como tipos de pretensiones.
● Según el art. 5 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
los procesos en nuestro ordenamiento pueden
clasificarse en procesos de declaración,
procesos de ejecución y procesos cautelares.
Procesos de declaración
El objetivo del proceso de declaración o fase
declarativa es que el juez o tribunal, en función de la
naturaleza de la pretensión, emita un
pronunciamiento que puede consistir en:
● Declarar la existencia de un derecho subjetivo
o relación jurídica,
● Crear, modificar o extinguir dicho derecho,
● Condenar al deudor al cumplimiento de una
prestación (en los procesos civil y laboral),
● Condenar al cumplimiento de una pena por un
hecho punible (en el proceso penal),
● Anular un acto administrativo o reglamento y
condenar a la Administración Pública a
cumplir con una prestación (en el proceso
contencioso-administrativo).
Para evitar errores judiciales, la parte perjudicada por
la sentencia tiene derecho a impugnarla. Por lo
general, el proceso declarativo no finaliza en una sola
instancia, ya que el ordenamiento concede, como
regla general, la posibilidad de recurrir mediante el
recurso de apelación y, en algunos casos específicos,
mediante el recurso extraordinario de casación.
⭐LEX🩸
217
Recursos
Los recursos se fundamentan subjetivamente en el derecho fundamental a un proceso con todas las garantías
y el derecho a la tutela judicial efectiva, manifestado como el derecho a los recursos. Los recursos están
establecidos para asegurar que la parte perjudicada tenga la oportunidad de obtener una revisión de fondo en
segunda instancia o en casación.
Desde una perspectiva objetiva, el recurso de casación también encuentra su fundamento en el principio de
igualdad en la aplicación de la ley (art. 14 CE), ya que permite que el Tribunal Supremo emita una "doctrina
legal" que asegure la aplicación uniforme de la ley en todo el territorio nacional.
El recurso de casación puede basarse en la infracción de una norma procesal o sustantiva y debe presentar
interés casacional. Existen excepciones, como los casos relacionados con la tutela judicial civil de derechos
fundamentales susceptibles de recurso de amparo, en los que no se requiere dicho interés.
Ejecución
La función de la jurisdicción no se limita al proceso
declarativo (es decir, juzgar), sino que también abarca
la ejecución de lo juzgado (art. 117.3 CE). Esto implica la
capacidad del Estado de imponer, mediante su
potestad coactiva, el cumplimiento de las
resoluciones judiciales. De lo contrario, el derecho y
las decisiones judiciales no serían más que
declaraciones de intenciones sin efecto práctico o
eficacia (STC 3/2000).
Medidas cautelares
El ordenamiento prevé la adopción de medidas
cautelares para garantizar la efectividad de una
eventual sentencia condenatoria, protegiendo el
derecho de crédito fundamentado (fumus boni iuris)
frente al riesgo de que, durante el proceso, se
presenten obstáculos que dificulten su ejecución
(periculum in mora).
En el proceso penal, el fumus boni iuris se refiere a la
razonable atribución de un hecho punible a una
persona, mientras que el periculum in mora implica el
peligro de fuga o la ocultación de bienes por parte del
investigado. Además de las medidas cautelares,
también existen resoluciones provisionales
destinadas a otros fines, como proteger a la víctima o
asegurar fuentes de prueba.
Este esquema del proceso cubre las diversas etapas y
mecanismos que nuestro ordenamiento ofrece para
garantizar tanto la satisfacción de las pretensiones
como la correcta aplicación de la ley en cada caso.
⭐LEX🩸
218
II.- EL PROCESO DE DECLARACIÓN
El proceso declarativo está compuesto por una serie de actos procesales cuya finalidad es lograr que el
tribunal resuelva la pretensión presentada en el proceso mediante una resolución judicial. El proceso se
estructura en varias fases esenciales: alegaciones, prueba, conclusiones, sentencia e impugnación.
1.- Fase de alegaciones
La fase de alegaciones tiene como objetivo introducir el objeto del proceso, que incluye
tanto la pretensión como los hechos relevantes. La pretensión se compone de varios
elementos esenciales:
● Elementos subjetivos: Determinación del órgano jurisdiccional competente y de las
partes procesales.
● Elementos objetivos: La petición y los hechos con relevancia jurídica que
fundamentan dicha petición.
Los actos de alegación, por lo tanto, pueden entenderse como actos de postulación, en los
que se presentan los hechos y pretensiones que, si son controvertidos, se convertirán en
el objeto de la prueba. Conforme al principio de aportación, corresponde a las partes
presentar los hechos y proponer las pruebas correspondientes, de acuerdo con el
aforismo iudex iudicare debet secundum allegata et probata partium (el juez debe juzgar
según lo alegado y probado por las partes).
En el proceso civil, los actos de postulación más importantes son:
● Demanda: Acto mediante el cual se ejerce el derecho de acción y se formula la
pretensión. Este acto permite el acceso de la parte a los tribunales para que se
resuelva la pretensión.
● Contestación a la demanda: Acto por el cual el demandado reconoce o niega los
hechos alegados en la demanda, determinando así los hechos controvertidos que
serán objeto de prueba. En este acto, el demandado también puede solicitar la
inadmisión (por falta de algún requisito o presupuesto procesal) y/o la desestimación
de la pretensión (por razones de fondo).
En el proceso penal y en el contencioso-administrativo, el ejercicio del derecho de acción
y la formulación de la pretensión están separados temporal y procedimentalmente:
● En el proceso penal, la acción se ejerce al inicio del proceso (mediante denuncia,
querella o iniciación de oficio), pero la pretensión se va definiendo progresivamente.
Primero en la instrucción, donde se formaliza la imputación judicial, luego en el
escrito de acusación y finalmente en las conclusiones definitivas, que fijan la
pretensión penal y la defensa del acusado al término del juicio oral.
La parte acusada tiene el derecho a conocer previamente la acusación en términos
suficientemente claros para poder defenderse de manera contradictoria, lo cual se
garantiza mediante el escrito de defensa.
● En el proceso contencioso-administrativo, la pretensión se formaliza una vez
superada la fase de admisión del recurso y tras recibir el expediente administrativo,
mediante la presentación del escrito de demanda.
⭐LEX🩸
219
2.- Prueba
El proceso de declaración tiene como finalidad resolver un conflicto intersubjetivo o social mediante una
resolución judicial que determine quién tiene la razón, lo que requiere el descubrimiento de la verdad
material.
● Para lograrlo, se concede a las partes la posibilidad de proponer y practicar los medios de prueba que
sean pertinentes, útiles y lícitos con el fin de evidenciar ante el Juez la concurrencia de los
fundamentos fácticos, tanto de la pretensión como de la defensa.
Como regla general, la actividad probatoria recae sobre las partes, quienes, en virtud del principio de
aportación, deben introducir los hechos en la demanda y contestación (en el proceso civil) y en los escritos de
calificación (en el proceso penal).
● Estos actos delimitan el tema de la prueba. Además, las partes tienen la responsabilidad de proponer y
practicar la prueba, debiendo convencer al tribunal de su postura mediante un juicio público donde se
respeten la igualdad de armas entre las partes (art. 216 LEC; arts. 656 y 728 LECrim).
No obstante, los jueces tienen la obligación de descubrir la verdad material, por lo que pueden disponer de
medios probatorios de oficio, como en el caso de las diligencias finales en el proceso civil. Asimismo, pueden
intervenir en la práctica de la prueba formulando preguntas a las partes, testigos y peritos.
3.- Conclusiones y sentencia
El término "conclusiones" varía en función del orden jurisdiccional.
● En el proceso civil, las conclusiones son un resumen de los
hechos y una valoración del resultado de las pruebas. No
pueden introducirse hechos nuevos, sino que se precisan los
hechos ya aportados, según el resultado de las pruebas (art.
433.2 LEC). Además, en esta fase, las partes podrán informar
sobre los argumentos jurídicos que respaldan sus
pretensiones, pero no pueden alterarlas en este momento
(art. 433.3 LEC).
● En el proceso penal, las conclusiones definitivas son actos de
postulación en los que las partes formalizan sus respectivas
pretensiones, basadas en el resultado de la prueba. Estas
conclusiones no pueden modificar el contenido esencial de
las pretensiones ya planteadas en los escritos de acusación o
calificación, para no vulnerar el derecho de defensa.
Después de las conclusiones, cada parte fundamenta
oralmente sus pretensiones, señalando los hechos que
consideran probados, su calificación legal y la participación
del acusado en dichos hechos (arts. 732 y 734 LECrim).
Tras la exposición de las conclusiones, la práctica de las pruebas y
los informes, el órgano judicial emite la sentencia, que resuelve de
manera definitiva el conflicto, estimando o desestimando las
pretensiones de las partes, siempre que concurran los presupuestos
procesales adecuados.
⭐LEX🩸
220
4.- Los recursos
Frente a la resolución judicial que pone fin al
proceso de declaración, la parte perjudicada dispone
de un conjunto de actos de postulación llamados
recursos, mediante los cuales puede solicitar la
revisión de la decisión. Estos recursos pueden ser no
devolutivos, es decir, aquellos en los que el mismo
órgano judicial que dictó la resolución la revisa; o
devolutivos, donde la revisión es realizada por un
órgano superior. La finalidad de los recursos es
aumentar las garantías de justicia de las
resoluciones judiciales.
A) Recursos en el proceso civil
En el proceso civil, el derecho a los recursos no es
absoluto, sino que está sujeto a configuración legal.
Esto significa que el Poder Legislativo tiene la
potestad de determinar el número y naturaleza de
los recursos disponibles, así como los requisitos para
su admisibilidad. El ejercicio de los recursos se
encuentra condicionado al cumplimiento de los
requisitos legales establecidos, cuya valoración
corresponde exclusivamente al órgano judicial. De
hecho, no existe un derecho constitucional que
obligue a que siempre se disponga de medios de
impugnación.
Un ejemplo de esto es la exclusión de la posibilidad
de interponer recurso de apelación contra las
sentencias dictadas en juicios verbales cuya cuantía
no supere los 3000 euros (art. 455.1 LEC).
B) Recursos en el proceso penal
En contraste, en el proceso penal, el derecho a los recursos está previsto en instrumentos internacionales
como el art. 2.1º del protocolo nº 7 al CEDH y el art. 14.5 del PIDCP de Nueva York, que establece que toda
persona condenada por un delito tiene derecho a que el fallo condenatorio y la pena impuesta sean revisados
por un Tribunal superior, conforme a lo establecido por la ley. Esta disposición, incorporada a nuestro
ordenamiento interno a través del art. 10.2 CE, forma parte del derecho al proceso debido recogido en el art. 24
CE.
Con la promulgación de la Ley 41/2015, de 5 de octubre, que modificó la LECrim para agilizar la justicia penal y
fortalecer las garantías procesales, se ha generalizado la segunda instancia en el proceso penal. Esto permite
que las sentencias de condena por delitos graves dictadas por las Audiencias Provinciales y la Sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional sean recurridas en apelación ante las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia y la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional, respectivamente (art. 846 ter LECrim).
⭐LEX🩸
221
III.- EL PROCESO DE EJECUCIÓN
Para que la tutela judicial sea verdaderamente efectiva, no basta con que se resuelva el conflicto entre las
partes; en muchos casos, se requiere la intervención de los órganos judiciales después de dictada la
resolución. Esto es necesario para garantizar que lo declarado en los títulos de ejecución, principalmente en la
sentencia, no se convierta en una simple declaración de intenciones sin efectos prácticos.
● El Tribunal Constitucional ha establecido que
el derecho a la ejecución de las sentencias en
sus propios términos forma parte del derecho a
la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE).
● Este derecho se satisface cuando los Jueces y
Tribunales, dentro de sus competencias y
procedimientos aplicables, adoptan las
medidas necesarias para el cumplimiento
estricto de la sentencia sin alterar su contenido
o sentido.
Por tanto, la actividad jurisdiccional no siempre se
agota con la simple declaración contenida en la
sentencia. Es posible que sea necesaria una actividad
posterior que adecue la realidad a la sentencia. Esto
conforma lo que se denomina proceso de ejecución,
es decir, actuaciones dirigidas a hacer cumplir,
incluso por la fuerza si es necesario, lo ordenado en
un título definitivo e irrevocable, sustituyendo la
conducta del ejecutado para lograr dicho
cumplimiento.
● A diferencia del proceso de declaración, en el
proceso de ejecución el Estado, a través de sus
órganos jurisdiccionales, asume un papel
fundamental. Solo el Estado, como único
legitimado, tiene la potestad para llevar a cabo
actuaciones coercitivas, apercibimientos y
actos de expropiación, necesarios para
garantizar la ejecución. Esto incluye la
capacidad de invadir la esfera de derechos
subjetivos de los particulares con el fin de
hacer cumplir lo ordenado.
En cuanto a la parte pasiva en el proceso de ejecución,
su posición cambia de manera significativa con
respecto a su rol en el proceso de declaración. Los
principios estructurales del proceso, como los de
contradicción e igualdad de armas, que eran
esenciales en el proceso declarativo, no rigen de la
misma manera en el proceso de ejecución.
⭐LEX🩸
222
IV.- EL PROCESO CAUTELAR
El proceso o tutela cautelar, reconocido en el art. 5 de la LEC («se podrá pretender de los tribunales (…) la
adopción de medidas cautelares»), responde a la necesidad generada por el propio proceso de declaración.
El proceso de declaración se desarrolla a través de una serie de actos procesales en los que las partes
presentan sus hechos, pruebas y argumentaciones jurídicas.
➔ Este proceso permite al órgano jurisdiccional disponer de los elementos necesarios para dictar una
sentencia que resuelva el fondo del asunto.
➔ Sin embargo, debido a que este proceso lleva tiempo, puede suceder que la parte activa del proceso se
vea perjudicada por las acciones de la contraparte, como el alzamiento de bienes o su ocultación,
dificultando la efectividad de la tutela judicial que pueda concederse.
Con el fin de garantizar la ejecución efectiva de las resoluciones judiciales, se establece el derecho a la tutela
cautelar.
❖ Este derecho permite a las partes solicitar al juez o tribunal la adopción de medidas necesarias para
asegurar la eficacia de una posible sentencia favorable.
Para que estas medidas sean acordadas, deben concurrir los siguientes requisitos:
● Periculum in mora: Existe un riesgo derivado del retraso procesal, es decir, que la demora del proceso
judicial perjudique gravemente a una de las partes.
● Fumus boni iuris: Indicios de buen derecho, es decir, que la pretensión tenga suficiente fundamento
para justificar la adopción de medidas cautelares.
● Prestación de caución: La parte que solicita la medida debe ofrecer una garantía para cubrir posibles
daños o perjuicios causados a la otra parte si finalmente no se le otorga la razón.
El art. 726 LEC establece que el tribunal podrá acordar cualquier medida cautelar respecto a los bienes y
derechos del demandado que asegure la efectividad de la futura tutela judicial, de modo que no se vea
impedida o dificultada por hechos ocurridos durante el proceso. Este concepto es aplicable en los órdenes
civil, contencioso-administrativo y laboral o social.
En cuanto al proceso penal, las medidas cautelares pueden tener como finalidad garantizar la ejecución de
una sentencia condenatoria o asegurar la presencia del investigado en el juicio. Además, existen resoluciones
provisionales con otros objetivos, como preservar las pruebas necesarias para el juicio o evitar que el
investigado cometa nuevos delitos. Aunque este último objetivo puede ser discutible, se considera una medida
de seguridad más que cautelar (STC 47/2000).
⭐LEX🩸
223
Lección 23
Clases de procesos
I.- INTRODUCCIÓN
El diseño de los procesos judiciales que sirven como cauce para resolver los múltiples y variados conflictos
que se presentan ante los Jueces y Tribunales es una decisión que depende del legislador de cada época y
lugar. Aunque todos los conflictos que llegan a los tribunales deben ser resueltos, a excepción de aquellos con
pretensiones imposibles, el procedimiento específico que deben seguir las partes (demandante y demandado,
acusador y acusado, o recurrente y recurrido) desde el inicio del proceso hasta la resolución judicial final
dependerá de la opción legislativa prevalente en cada momento y del tipo de sujeto u objeto litigioso
involucrado.
Si bien todo conflicto que se presenta ante los Tribunales
merece una respuesta judicial, esta respuesta solo se
produce cuando el conflicto se ha tramitado a través del
procedimiento adecuado. Así, si un conflicto se presenta
por un procedimiento distinto al previsto legalmente
para resolver ese tipo de controversia, la demanda,
denuncia, querella o recurso será inadmitido, lo que
significa que se denegará el derecho a la tutela judicial
efectiva. No obstante, esto no impide que la misma
controversia pueda presentarse nuevamente a través del
procedimiento adecuado, siempre que no haya prescrito o
caducado, ya que la resolución que inadmite la
pretensión por motivos procesales no tiene fuerza de
cosa juzgada material.
- En la lección anterior, se analizaron los principios
inherentes a la estructura del proceso, como el de
contradicción y el de igualdad de armas, así como los
principios relacionados con el objeto procesal, como
el dispositivo y el acusatorio.
- También se abordaron las diferentes estructuras
procesales, como los procesos de declaración, de
ejecución y cautelares. Para completar el estudio del
proceso judicial, es necesario abordar ahora la
sistematización de los procesos de declaración,
diferenciando entre ordinarios, especiales y
sumarios, y clasificarlos según el orden jurisdiccional
involucrado (civil, penal, contencioso-administrativo,
constitucional y laboral), en función del objeto
litigioso concreto.
⭐LEX🩸
224
II.- SISTEMATIZACIÓN:
ORDINARIOS, ESPECIALES Y SUMARIOS
La primera clasificación que puede establecerse entre los distintos tipos de procesos diseñados por el
Legislador depende de factores clave como:
● (i) el ámbito de conocimiento —plenitud o restricción de medios de alegación y prueba—, (ii) las
singularidades procedimentales —según diversas variables, como la indisponibilidad de la pretensión
cuando afecta a personas vulnerables, como en los procesos de menores o personas con discapacidad
que requieren apoyo judicial—, y (iii) los efectos de la sentencia —si tiene fuerza de cosa juzgada o no.
La elección del procedimiento adecuado para un conflicto concreto es de vital importancia desde el inicio del
proceso, ya que de esta elección dependerá la continuidad o no del enjuiciamiento.
- Este aspecto, la correcta selección del procedimiento, es revisable de oficio por el propio Juez al inicio
del proceso, y también puede ser denunciado por una de las partes como excepción procesal.
- Si se detecta que el procedimiento elegido no es el adecuado, el Juez, en aplicación del principio de
"conservación de las actuaciones procesales", concederá un plazo para que las partes adecuen su
pretensión al procedimiento correcto.
- Si la subsanación se lleva a cabo correctamente, el proceso seguirá su curso. De lo contrario, si el plazo
otorgado por el Juez transcurre sin que se realice la subsanación, el proceso será archivado mediante
una resolución que no tendrá efectos de cosa juzgada.
Esto significa que las partes podrán presentar la misma pretensión en el futuro, siempre que no haya
caducado o prescrito, utilizando entonces el procedimiento adecuado.
1.- Procesos ordinarios
Los procesos ordinarios son aquellos a través de los cuales se pueden canalizar pretensiones que no están
específicamente incluidas dentro de los procesos especiales. Ante un conflicto, el particular que desea
emprender acciones judiciales debe considerar (i) el objeto litigioso y (ii) los sujetos implicados. Si verifica que
su litigio no está comprendido entre los procesos especiales, debe acudir al proceso ordinario. A través de este
tipo de proceso, puede solicitar al Juez lo siguiente:
1. Pretensión declarativa: busca la declaración de un derecho, como el derecho de propiedad.
2. Pretensión constitutiva: solicita la constitución de una nueva situación jurídica, como la separación o
el divorcio tras una crisis matrimonial.
3. Pretensión de condena: busca la condena a realizar un acto, como el pago de una deuda, la entrega de
una casa o la no intromisión en una propiedad.
Los procesos ordinarios se caracterizan por tres aspectos clave:
1. Universalidad: cualquier conflicto que no deba resolverse mediante un procedimiento especial debe
tramitarse por el proceso ordinario.
2. Generalidad: los procesos especiales a menudo se reconducen a los ordinarios en ciertas fases
procedimentales. Por ejemplo, en ocasiones el legislador establece que una demanda debe presentarse
"según lo dispuesto para el proceso ordinario."
3. Vis atractiva: los procesos ordinarios atraen la tramitación de otros procesos o fases que carezcan de
regulación específica. Si surge un conflicto sin procedimiento expreso o si un proceso especial carece
de regulación para determinadas fases, este se reconducirá al proceso ordinario.
⭐LEX🩸
225
La importancia del proceso ordinario radica en que constituye la estructura esencial de nuestro sistema
procesal. Sin él, muchos conflictos podrían quedar fuera de la jurisdicción. Por esta razón, la regulación de los
procesos ordinarios es, generalmente, la más detallada dentro de las leyes procesales. Este tipo de proceso
ofrece:
1. Plenitud de cognición: amplias posibilidades de argumentación y presentación de pruebas.
2. Margen amplio de actuación: se permite una gran flexibilidad en el desarrollo del proceso.
3. Globalidad de efectos de cosa juzgada: los efectos son totales y vinculantes, asegurando la resolución
definitiva del conflicto.
En resumen, los procesos ordinarios se destacan por su:
1. Amplitud objetiva: se pueden tratar diversos tipos de conflictos.
2. Cognición plena: permiten una gran flexibilidad en cuanto a
alegaciones, pruebas e impugnaciones.
3. Totalidad de efectos de cosa juzgada: garantizan una resolución
completa y definitiva del conflicto.
La amplitud objetiva de los procesos ordinarios es una de sus características
principales, ya que permite que diversos conflictos o fases procesales que no
están regulados específicamente puedan ser absorbidos dentro del marco
de estos procesos. Esta amplitud asegura que el procedimiento ordinario
funcione como un sistema de respaldo en 3 situaciones principales:
1. Controversias sin proceso específico: En los casos en que un conflicto no
tenga un procedimiento específico atribuido en la ley, ya sea por el objeto
del litigio o por los sujetos implicados, se tramitará automáticamente
por el proceso ordinario. Este principio garantiza que,
independientemente de cuán inusual o atípico sea el conflicto, siempre
se resolverá mediante un procedimiento reglado. Además, asegura que
incluso en situaciones de ausencia o deficiencia normativa, el conflicto
no quede fuera del ámbito judicial, ya que el proceso ordinario actuará
como un "procedimiento de reserva", proporcionando la solución adecuada. Un ejemplo típico de esta
situación se da en aquellos casos en que surgen conflictos relacionados con nuevas tecnologías o ámbitos
emergentes del derecho que aún no cuentan con una regulación específica; en estos casos, el proceso
ordinario se convierte en el cauce natural.
2. Reconducción de fases procedimentales de procesos especiales: En muchos procesos especiales, algunas
de sus fases no cuentan con una regulación detallada y se reconducen a las normas de los procesos
ordinarios. Por ejemplo, es frecuente que en algunos procesos especiales, como los de familia o los
laborales, ciertos trámites, como la redacción de la demanda o la celebración de vistas, se realicen
conforme a las reglas del proceso ordinario. Este fenómeno asegura que los procesos especiales no
queden sin solución procedimental en aquellas fases no previstas específicamente por la ley.
3. Procesos especiales con lagunas normativas: Cuando se detectan lagunas en la normativa procesal de un
proceso especial, esas fases o actuaciones procesales carentes de regulación se reconducen
automáticamente al proceso ordinario. Esto se debe a la vis atractiva del proceso ordinario, que funciona
como un recurso procesal general que puede cubrir cualquier vacío normativo. La amplitud objetiva
implica que los procesos ordinarios están preparados para absorber todo tipo de situaciones litigiosas y
fases procesales, garantizando que ningún conflicto quede fuera del ámbito judicial por falta de regulación
específica.
⭐LEX🩸
226
La plenitud de cognición es otro pilar fundamental de los procesos ordinarios, ya que ofrece a las partes
implicadas la capacidad ilimitada de alegar, probar e impugnar los hechos y derechos involucrados en el
litigio.
- Esto es esencial en el desarrollo del proceso, ya que otorga a los protagonistas procesales (actor y
demandado, acusador y acusado, recurrente y recurrido) la capacidad de defender sus posiciones sin
restricciones indebidas.
Dentro de este marco de cognición plena, tanto la parte activa (actor, acusador o recurrente) como la parte
pasiva (demandado, acusado o recurrido) disponen de las siguientes facultades:
1. Parte activa (actor, acusador, recurrente): La parte que inicia el proceso tiene la facultad de someter al
juez el objeto litigioso en toda su extensión, incluyendo la totalidad de los hechos y argumentos que
estime relevantes. Además, puede dirigir su pretensión contra todos los sujetos que, a su juicio, estén
vinculados al conflicto. Esto significa que el actor puede plantear una demanda compleja que abarque
múltiples aspectos de la controversia, presentando toda la información necesaria para que el juez
pueda resolver el conflicto en su totalidad.
2. Parte pasiva (demandado, acusado, recurrido): La parte
demandada o acusada tiene derecho a presentar sus
defensas con la misma amplitud y profundidad que el
actor. Además, en los casos de relaciones
intersubjetivas, la parte demandada tiene la opción de
presentar una reconvención, es decir, una demanda
cruzada contra el actor. En este contexto, tanto el
demandado como el actor asumen roles duales, siendo
actor y demandado a la vez, lo que genera una fusión de
roles procesales. Esta dinámica de demandas cruzadas
permite que el juez se enfrente a dos pretensiones
simultáneas que deben ser resueltas en el mismo
procedimiento, lo que dota al proceso de una mayor
complejidad y riqueza argumentativa.
Este concepto de plenitud de cognición no solo se aplica a las
facultades de los sujetos procesales, sino también a los medios
de alegación, defensa y prueba.
● Ambas partes, actor y demandado, tienen la posibilidad
de presentar y sustentar todos los hechos y pruebas
relacionadas con el objeto del proceso sin limitaciones
artificiales. De esta manera, el proceso ordinario
permite que todas las cuestiones litigiosas puedan ser
resueltas de manera integral, sin necesidad de reservar
determinados aspectos para futuras demandas. El
único límite a esta capacidad de alegación y prueba lo
imponen los requisitos de legalidad, pertinencia,
utilidad y relevancia de las pruebas, criterios que deben
ser verificados por el juez para asegurar que solo se
admitan aquellas pruebas que cumplan con estos
requisitos.
⭐LEX🩸
227
En lo que respecta a la impugnación, los procesos ordinarios ofrecen a las partes amplias posibilidades de
recurrir las resoluciones judiciales que consideren perjudiciales. Las sentencias que derivan de estos procesos
no solo son "definitivas" (es decir, ponen fin a la instancia procesal correspondiente), sino que también pueden
ser recurridas en apelación y, en ciertos casos, mediante un recurso extraordinario de casación, siempre que
se cumplan los estrictos requisitos para este último.
1. Recurso de apelación: Es el recurso más habitual en los procesos ordinarios, permitiendo que la
sentencia sea revisada por un tribunal superior. La apelación ofrece una segunda oportunidad para
que la parte perjudicada presente sus argumentos y pruebas, buscando la modificación o revocación
de la sentencia de primera instancia.
2. Recurso extraordinario de casación: Aunque es menos frecuente que la apelación, este recurso tiene
una importancia fundamental para garantizar la correcta aplicación de la ley. El recurso de casación
solo procede si se han vulnerado derechos fundamentales o si la sentencia contiene un "interés
casacional" evidente. Este recurso es crucial para asegurar la uniformidad en la interpretación y
aplicación del derecho por parte de los tribunales, ya que permite que el Tribunal Supremo establezca
doctrina legal que vincule a todos los órganos jurisdiccionales.
Las sentencias que derivan de los procesos ordinarios, una vez que
adquieren firmeza, generan plenos efectos de cosa juzgada, que se
manifiestan en dos vertientes fundamentales:
1. Efecto positivo o prejudicial: Este efecto se concreta en dos
manifestaciones principales.
Primero, en la ejecutoriedad de la sentencia, que permite
instar su cumplimiento forzoso cuando la parte condenada
no cumple voluntariamente con lo ordenado por el juez.
Segundo, en la prejudicialidad, que obliga a los jueces
posteriores a tener en cuenta el contenido de las
sentencias firmes dictadas en procedimientos anteriores.
Por ejemplo, si una sentencia firme ha declarado la
filiación de un menor, cualquier juicio posterior sobre la
custodia o la pensión alimenticia deberá basarse en esta
filiación ya establecida, lo que garantiza la coherencia y
continuidad en las decisiones judiciales.
2. Efecto negativo o excluyente: Este efecto, conocido como el
principio de non bis in idem, impide que las partes litiguen
de nuevo sobre el mismo objeto y entre las mismas partes
una vez que una sentencia firme ha resuelto la
controversia. Esto evita la repetición de litigios y garantiza
la estabilidad de las resoluciones judiciales.
Finalmente, los procesos ordinarios están dotados de una
proliferación de garantías procesales en todas sus fases, desde la
presentación de la demanda hasta la ejecución de la sentencia.
Estas garantías, previstas en las leyes procesales y desarrolladas por la jurisprudencia, aseguran que los
derechos de las partes sean respetados en todo momento y que el proceso se desarrolle de manera justa y
equitativa.
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228
2.- Procesos especiales
Los procesos especiales son aquellos que presentan particularidades que exigen una tramitación procesal
diferente a la de los procesos ordinarios, debido a características específicas relacionadas con el objeto del
litigio, los sujetos involucrados o el interés público comprometido. Estas especificidades hacen que no sea
adecuado canalizar ciertos conflictos por los trámites generales que los procesos ordinarios ofrecen. En su
lugar, deben ser tramitados por procedimientos singulares, diseñados para atender dichas particularidades
de forma más eficaz.
Esta proliferación de procesos especiales, aunque ha sido diseñada para responder a las necesidades
específicas de ciertos conflictos, ha generado críticas en diversos ámbitos, como la doctrina, la jurisprudencia
y entre los profesionales del derecho. Se considera que, en lugar de simplificar el acceso a la justicia, la
existencia de tantos procedimientos especiales ha complicado la elección del "procedimiento adecuado" para
cada caso concreto. Además, esta dispersión normativa obliga a las partes litigantes a ajustarse a
especialidades procesales que, en ocasiones, pueden parecer innecesarias o desproporcionadas,
obstaculizando la aspiración de una unificación procedimental que simplifique la administración de justicia.
El legislador, al tener que definir cuáles casos merecen un procedimiento especial y cuáles no, ha optado en
muchas ocasiones por crear o mantener estos procesos diferenciados en lugar de reconducirlos al proceso
ordinario. Esto ha dado lugar a una diversidad de procesos especiales que atienden, en teoría, a la
especificidad del caso, pero que en la práctica pueden generar más complejidad procesal de la deseada. A
continuación, se ofrecen ejemplos de algunos procesos especiales y los motivos que justifican su existencia:
Características de los procesos especiales
1. Por razón del objeto: Un ejemplo claro es el proceso ejecutivo. En este caso, la pretensión que se discute
en el proceso no es la existencia o inexistencia de una deuda, ya que esto ha sido previamente resuelto
en un título ejecutivo (como una sentencia judicial o un contrato notarial). El objetivo del proceso
ejecutivo es simplemente ejecutar lo que ya ha sido reconocido en dicho título, por lo que merece un
tratamiento procesal diferente, más ágil y centrado en la ejecución.
2. Por razón de los sujetos involucrados: El internamiento involuntario por razón de trastorno psíquico
es otro ejemplo de un proceso especial. En este caso, los sujetos implicados incluyen a la persona
afectada por un trastorno mental, sus familiares y el centro de salud. Dada la naturaleza urgente y
delicada de este tipo de procedimientos, donde se decide sobre la privación de libertad de una persona
contra su voluntad, se justifica la creación de un proceso especial que respete tanto los derechos de la
persona afectada como las necesidades del tratamiento médico.
3. Por razón del interés público: El proceso concursal es un claro ejemplo de un proceso especial que
responde a un interés público, además de los intereses privados de las partes. En este tipo de procesos,
donde un solo deudor se enfrenta a una pluralidad de acreedores, el interés general radica no solo en la
recuperación de las deudas, sino también en la preservación del tejido empresarial o profesional del
deudor y, en última instancia, en la sostenibilidad de la economía. Dada la relevancia social y
económica de estos procedimientos, se justifica plenamente la existencia de un proceso especial para
tramitar este tipo de conflictos.
Atributos de los procesos especiales
Los procesos especiales se caracterizan por tres atributos principales:
- (i) cognición relativamente amplia,
- (ii) efectos plenos de cosa juzgada (en ocasiones afectados por un factor temporal), y
- (iii) plenas garantías procesales.
⭐LEX🩸
229
Cognición relativamente amplia
En un proceso especial, la cognición (es decir, la capacidad de las partes para presentar alegaciones, pruebas e
impugnaciones) está relativamente limitada en comparación con los procesos ordinarios. Esto se debe a que
el objeto procesal está claramente delimitado por la propia naturaleza del proceso especial, lo que restringe
las posibilidades de introducir otras pretensiones o cuestiones ajenas al objeto del litigio. Por ejemplo, en un
proceso sobre la provisión judicial de apoyos para una persona con discapacidad, el debate se centra
exclusivamente en la necesidad de apoyo y su alcance, sin posibilidad de incluir otras pretensiones no
relacionadas.
Dentro del ámbito de conocimiento del proceso especial, las partes pueden ejercer su derecho de alegación y
prueba con toda la plenitud que permite el procedimiento, pero siempre dentro de los límites impuestos por el
objeto específico del litigio. En este sentido, la cognición es amplia, pero está restringida por los márgenes del
objeto procesal para el cual el proceso fue diseñado.
Efectos plenos de cosa juzgada, aunque a veces limitados por el tiempo
Las sentencias dictadas en los procesos especiales producen efectos de
cosa juzgada, es decir, tienen un carácter definitivo y vinculante. No
obstante, en algunos casos, estos efectos pueden estar sujetos a
limitaciones temporales. Este fenómeno se conoce como "efectos
temporales de la cosa juzgada". Un ejemplo típico es el de las sentencias
que regulan aspectos económicos tras un divorcio. Si bien la sentencia
puede establecer un régimen de pensión alimenticia para los hijos en
función de la situación económica de los progenitores en ese momento,
dicho régimen puede ser modificado posteriormente si cambian las
circunstancias económicas de las partes. En estos casos, la cosa juzgada
no es inmutable, ya que se permite una nueva intervención judicial
cuando cambien las condiciones que motivaron la decisión inicial.
Este tipo de efectos temporales no es común en todos los procesos
especiales, ya que la mayoría de ellos producen efectos plenos de cosa
juzgada. No obstante, en aquellos que afectan a aspectos dinámicos de la
vida de las personas, como los relacionados con el estado civil o las
situaciones económicas, la cosa juzgada puede verse modificada por la
evolución de los hechos.
Plenas garantías procesales
A pesar de la especificidad de los procesos especiales, estos no se apartan de las garantías procesales que
protegen los derechos fundamentales de las partes. Al igual que en los procesos ordinarios, los procesos
especiales se caracterizan por un fuerte garantismo, que asegura el respeto de principios como la
contradicción, la igualdad de armas y el derecho a la defensa. Estas garantías aseguran que, a pesar de la
singularidad del procedimiento, las partes cuentan con todos los medios necesarios para proteger sus
derechos y obtener una resolución justa.
En resumen, los procesos especiales se distinguen por su capacidad para adaptarse a las particularidades de
ciertos conflictos, garantizando que estos se resuelvan de manera adecuada y eficaz. Aunque han sido objeto
de críticas por la proliferación de procedimientos diferenciados, su existencia responde a la necesidad de
abordar cuestiones específicas que no pueden ser tratadas de manera efectiva a través de los procesos
ordinarios.
⭐LEX🩸
230
3.- Procesos sumarios
Los procesos sumarios se caracterizan por su inmediatez, urgencia y celeridad, diseñados para resolver
conflictos jurídicos de manera rápida. Estos procesos surgen como respuesta a la necesidad de ofrecer una
solución rápida en situaciones donde el tiempo es crucial, ya que, si se recurriera a un proceso ordinario, el
retraso podría causar un perjuicio irreparable o la pérdida del objeto del litigio. En esencia, la eficacia del
proceso sumario radica en la rapidez de la respuesta judicial.
El justiciable que opta por un proceso sumario tiene la garantía de obtener una resolución rápida, aunque
debe aceptar ciertas limitaciones, ya que estos procedimientos presentan atributos contrarios a los procesos
ordinarios. Estas limitaciones pueden resumirse en tres aspectos principales:
1. Restricción de los mecanismos de ataque y defensa.
2. Ausencia de cosa juzgada material.
3. Menor cantidad de garantías procesales.
Ámbito objetivo de los procesos sumarios
El ámbito objetivo de estos procesos es muy limitado y se circunscribe únicamente a aquellos casos
expresamente regulados en la legislación procesal. El objeto del litigio es igualmente restrictivo,
restringiéndose a la pretensión concreta establecida para ese proceso sumario en particular. No se permite la
extensión del objeto a otras pretensiones, incluso si estas están estrechamente relacionadas con la original.
Por ejemplo, en un proceso sumario destinado a proteger la tenencia o posesión de un bien o derecho tras
haber sido despojado o perturbado en su disfrute, el objeto del litigio se limita a la recuperación del bien o a la
recuperación de su pacífico disfrute, pero no permite debatir sobre la propiedad del bien, la cual deberá
discutirse en un proceso ordinario.
Restricciones en los actos procesales
El objeto restringido del proceso sumario también implica limitaciones en los actos procesales. Los actos de
alegación (ataque y defensa), de prueba y de impugnación estarán limitados al objeto del litigio, sin posibilidad
de proyección o alcance posterior. Es decir, tanto las pruebas como las argumentaciones que presenten las
partes deben ceñirse exclusivamente a la pretensión específica de ese proceso sumario.
Efectos de la sentencia en los procesos sumarios
Como consecuencia de la rapidez de estos procesos y las restricciones en los derechos de las partes, las
sentencias que concluyen un proceso sumario no generan cosa juzgada material ad extra. Esto significa que,
aunque la sentencia impide la celebración de un nuevo proceso sumario entre las mismas partes por el
mismo objeto (efecto de cosa juzgada ad intra), no impide que las partes puedan presentar un proceso
ordinario posterior para debatir el mismo objeto.
En un proceso ordinario posterior, con una cognición plena, el tribunal podrá confirmar total o parcialmente
la sentencia dictada en el proceso sumario anterior, o incluso revocarla por completo. De esta forma, las
sentencias de los procesos sumarios tienen efectos limitados y son revisables a través de un procedimiento
ordinario, en el que se pueden analizar todas las cuestiones con mayor profundidad y con el pleno respeto a
las garantías procesales.
En síntesis, los procesos sumarios están diseñados para situaciones donde la rapidez es esencial, a costa de
limitar los derechos de las partes a una defensa y prueba más amplia. Aunque brindan una resolución rápida,
estas sentencias no son definitivas, y las partes pueden recurrir a un proceso ordinario posterior para obtener
una resolución con plena fuerza de cosa juzgada.
⭐LEX🩸
231
III.- CLASIFICACIÓN MATERIAL DE PROCESOS
Los procesos pueden clasificarse, en función de la naturaleza de su objeto litigioso, en:
- (i) civiles,
- (ii) penales,
- (iii) contencioso-administrativos,
- (iv) laborales y
- (v) constitucionales.
1.- Procesos civiles
Los procesos civiles son aquellos que se originan entre los
ciudadanos por cuestiones de naturaleza privada,
particularmente relacionadas con el Derecho Civil y Mercantil.
Tipos de pretensiones en procesos civiles:
1. Declarativas: Pretenden una sentencia con efectos ex
tunc, es decir, desde el inicio de la relación jurídica.
Ejemplo: declaración de nulidad de un contrato con
vicios de la voluntad.
2. Constitutivas: Buscan una sentencia con efectos ex
nunc, a partir de la fecha de la sentencia. Ejemplo:
constitución de una nueva situación jurídica, como la
adopción.
3. De condena: Ordenan a una parte a dar, hacer o no
hacer algo. Ejemplo: pago de una prestación periódica
por arrendamiento.
Características distintivas de los procesos civiles:
● Procesos dispositivos: Aquellos que involucran
únicamente intereses privados. Ejemplo: compraventa.
● Procesos indisponibles: Involucran la protección de
intereses superiores que trascienden los particulares,
como el “interés superior del menor”.
Esta diferencia entre procesos dispositivos e indisponibles
condiciona la estructura y reglas procesales.
Atributos de los procesos civiles dispositivos:
1. Solo pueden iniciarse a instancia de parte (nemo iudex sine actore).
2. Las partes pueden realizar actos de disposición, como renuncia, allanamiento, desistimiento o
transacción.
3. El juez debe ser congruente con las peticiones, sin poder otorgar más (supra petita), menos (infra
petita) o algo distinto (extra petita).
4. Los particulares pueden resolver sus disputas mediante mecanismos paraprocesales como la
mediación, conciliación o arbitraje.
⭐LEX🩸
232
Procesos indisponibles: Regidos por principios opuestos debido a la protección de intereses superiores, como
la presencia de menores o personas con discapacidad.
1. Posibilidad de iniciación ex oficio a cargo del Ministerio Fiscal.
2. Imposibilidad de realizar actos de disposición de la pretensión.
3. Libertad del juez para dictar sentencia basada en la verdad material.
4. No pueden acudirse a mecanismos paraprocesales, solo al proceso judicial.
Procesos ordinarios y especiales en la Ley de Enjuiciamiento Civil
La Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 regula 2 procesos
ordinarios:
- (i) el proceso ordinario y
- (ii) el juicio verbal.
La elección entre ellos depende de la materia y, en su
defecto, de la cuantía del litigio (más de 15.000 euros para el
proceso ordinario, menos para el juicio verbal).
Además de los procesos ordinarios, la LEC regula una
amplia gama de procesos especiales, justificados por
circunstancias como la especial protección de personas
vulnerables, el interés público, la complejidad o la celeridad
necesaria.
Tipos de procesos especiales:
1. Con regulación propia e independiente.
2. Con regulación por remisión a los procesos
ordinarios o al juicio verbal.
Procesos sumarios
Los procesos sumarios, canalizados a través del juicio
verbal, tienen como objetivo la tutela provisional de un
conflicto que requiere una respuesta urgente. Se
caracterizan por la limitación de las posibilidades de
alegación y prueba, y sus sentencias carecen de fuerza de
cosa juzgada material, pudiendo ser revertidas en un
proceso ordinario posterior.
Diferencias entre procesos sumarios y ordinarios:
1. Las posibilidades de alegación y prueba son
limitadas.
2. Se circunscriben a la resolución urgente de un
asunto específico (Ej. derribo de un árbol peligroso).
3. Las resoluciones judiciales carecen de cosa juzgada
y pueden ser revisadas en un proceso ordinario
posterior.
⭐LEX🩸
233
2.- Procesos penales
Los procesos penales buscan esclarecer la
comisión de un hecho delictivo y atribuir su autoría
a una persona determinada.
- Estos procesos siempre se inician con una
pretensión de condena, que es la principal
del proceso penal. A dicha pretensión puede
añadirse una pretensión civil para la
indemnización de daños y perjuicios, a
elección del acusador particular o privado.
La estructura de los procesos penales difiere de la
de los procesos civiles, ya que el ius puniendi
corresponde exclusivamente al Estado. La
pretensión penal puede ser ejercida ex oficio por el
Ministerio Fiscal o por otras partes acusadoras,
tales como:
● El acusador particular.
● El acusador privado.
● El acusador popular.
El objetivo del proceso penal es descubrir la verdad
sobre el hecho delictivo y la identidad del autor,
enfrentándose a un conflicto social en el cual el
protagonista es el sospechoso, investigado,
encausado o procesado, que al final será
condenado o absuelto.
● La cosa juzgada material de la sentencia
final afectará solo al sujeto pasivo del
proceso y al hecho delictivo, pero no a las
partes acusadoras, por lo que no se puede
juzgar nuevamente al sujeto por los mismos
hechos, independientemente de si es una
parte acusadora diferente.
El acusado tiene el derecho a ser asistido por un
abogado y defenderse frente a la amenaza a su
libertad debido a la pena asociada al delito
imputado. Entre los derechos de defensa del acusado se incluyen:
1. Asistencia de letrado.
2. Información sobre la acusación.
3. Un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías.
4. Uso de medios de prueba para su defensa.
5. Derecho a no declarar contra sí mismo.
6. Derecho a no confesarse culpable.
7. Presunción de inocencia.
⭐LEX🩸
234
Estructura del proceso penal
El proceso penal se divide en dos fases principales:
1. Instrucción: También llamada "sumario" en el juicio ordinario y "diligencias previas" en el juicio
abreviado. Su objetivo es preparar el juicio oral, determinando el hecho delictivo y atribuyéndolo a un
investigado. Durante esta fase, el juez de instrucción puede:
○ Practicar pruebas anticipadas o preconstituidas.
○ Adoptar medidas cautelares si hay riesgo de fuga, manipulación de pruebas o necesidad de
asegurar el objeto.
○ Autorizar actos limitativos de derechos fundamentales, como entrada y registro, intervención de
comunicaciones o prisión provisional.
2. Esta fase concluye con una fase intermedia que cierra la investigación o archiva el caso si no prospera.
3. Enjuiciamiento: Una vez formalizadas las pretensiones de las partes (acusación y defensa), se lleva a
cabo la fase de enjuiciamiento. El juez realiza la práctica de la prueba bajo los principios de
contradicción, inmediación, concentración y publicidad. La resolución final es susceptible de recurso
según la legislación procesal penal.
Procesos penales ordinarios
La Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882 regula dos procesos ordinarios, con modificaciones:
1. Proceso ordinario: Se aplica a delitos con penas de prisión superiores a nueve años. La instrucción la
lleva el juez de instrucción y el enjuiciamiento lo realiza la Audiencia Provincial.
2. Proceso abreviado: Aplica a delitos con penas de prisión inferiores a nueve años. La instrucción la lleva
el juez de instrucción, y el enjuiciamiento lo realiza:
○ El Juzgado de lo Penal (delitos con penas de hasta cinco años).
○ La Audiencia Provincial (delitos con penas de cinco a nueve años).
Otros procesos penales ordinarios
Además de los 2 mencionados, existen otros procesos
ordinarios, tales como:
1. Proceso ante el Jurado.
2. Juicio sobre delitos leves.
3. Proceso penal de menores.
Procesos penales especiales
También hay procesos penales especiales regulados
por la Ley de Enjuiciamiento Criminal, entre ellos:
1. Juicios rápidos.
2. Procesos por aceptación de decreto.
3. Procesos por injurias y calumnias.
4. Procesos por delitos cometidos a través de
medios o soportes mecánicos de difusión.
5. Procesos de enjuiciamiento de diputados y
senadores.
Cada uno de estos procesos será tratado con detalle en
el Manual de Derecho Procesal Penal.
⭐LEX🩸
235
3.- Procesos contencioso-administrativos
Los procesos contencioso-administrativos están destinados a resolver los conflictos entre los ciudadanos y la
Administración pública.
● Estos procesos comienzan con una solicitud de revisión del acto ante la propia Administración.
● Si tras esta primera queja no se resuelve el perjuicio, el ciudadano podrá acudir a la Administración de
Justicia para que se pronuncie sobre el conflicto. Por ello, el acto iniciático en este tipo de procesos se
denomina recurso contencioso-administrativo en lugar de demanda.
Las pretensiones en los procesos contencioso-administrativos suelen ser declarativas o constitutivas,
solicitando la nulidad (ex tunc, desde el inicio) o la anulación (ex nunc, desde que se dicta la sentencia) de un
acto o disposición. También pueden incluir pretensiones de condena, como el requerimiento a la
Administración de dar, hacer o no hacer algo determinado.
Ley reguladora de la Jurisdicción contencioso-administrativa
La Ley 29/1988, de 13 de julio, regula la Jurisdicción contencioso-administrativa, que contempla dos tipos de
procesos ordinarios:
1. Recurso contencioso-administrativo.
2. Procedimiento abreviado.
Esta normativa tiene una doble finalidad: por un lado, garantizar los derechos individuales y, por otro,
controlar que la Administración actúe conforme al Derecho.
El recurso contencioso-administrativo puede interponerse contra:
1. Disposiciones de carácter general y los actos resultantes de su aplicación, cuando se considere que no
se ajustan a Derecho.
2. Actos expresos o presuntos de la Administración pública que pongan fin a la vía administrativa, ya sean
definitivos o de trámite, si estos deciden sobre el fondo del asunto, impiden continuar el
procedimiento, causan indefensión o generan un perjuicio irreparable a derechos o intereses
legítimos.
3. Inactividad de la Administración y actuaciones materiales que constituyan una vía de hecho.
Procedimiento abreviado
El procedimiento abreviado se utiliza para resolver cuestiones relacionadas con:
1. Personal al servicio de las Administraciones Públicas.
2. Extranjería.
3. Inadmisión de peticiones de asilo político.
4. Disciplina deportiva en materia de dopaje.
5. Asuntos cuya cuantía no supere los 30.000 euros.
Procesos especiales en la jurisdicción contencioso-administrativa
La misma ley también regula cinco procesos especiales:
1. Procedimiento para la protección de los derechos fundamentales de la persona.
2. Cuestión de ilegalidad.
3. Procedimiento en casos de suspensión administrativa previa de acuerdos.
4. Procedimiento para la garantía de la unidad de mercado.
5. Procedimiento para la declaración judicial de extinción de partidos políticos.
⭐LEX🩸
236
4.- Procesos laborales
Los procesos laborales se ocupan de resolver los conflictos surgidos entre los trabajadores y empresarios, así
como aquellos relacionados con la Seguridad Social.
Tipos de pretensiones en los procesos laborales:
1. Declarativas: Solicitan una declaración judicial con efectos ex tunc desde el inicio de una relación
jurídica determinada. Ejemplo: la validez o nulidad de un contrato de trabajo.
2. Constitutivas: Buscan una sentencia con efectos ex nunc a partir de la fecha en que se dicta, creando
una nueva situación jurídica. Ejemplo: la readmisión de un trabajador tras un despido.
3. De condena: Pretenden que se imponga una prestación determinada. Ejemplo: el pago de una
indemnización por despido improcedente.
Ley reguladora de la Jurisdicción Social (LJS)
La Ley 36/2011, de 10 de octubre, regula la Jurisdicción Social e incluye un único proceso ordinario, con
diversas modalidades procesales adaptadas a los siguientes asuntos:
1. Despidos y sanciones.
2. Reclamación al Estado del pago de salarios de tramitación en juicios por despidos.
3. Extinción del contrato de trabajo por causas objetivas, despido colectivo u otras causas de extinción.
4. Vacaciones, materia electoral, movilidad geográfica, modificaciones sustanciales de las condiciones de
trabajo y derechos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, reconocidos legal o
convencionalmente.
5. Prestaciones de la Seguridad Social.
Procesos especiales en la Jurisdicción Social
La LJS también regula varios procesos especiales, entre los que destacan:
1. Procedimiento de oficio y el de impugnación de actos administrativos en materia laboral y de
Seguridad Social no prestacionales.
2. Proceso de conflictos colectivos.
3. Impugnación de convenios colectivos.
4. Impugnaciones relativas a los estatutos de los sindicatos y de las asociaciones empresariales, así como
su modificación.
5. Tutela de derechos fundamentales y libertades públicas.
5.- Procesos constitucionales
Los procesos constitucionales se presentan ante el Tribunal Constitucional y comprenden:
1. Recurso de amparo.
2. Conflictos de competencia.
3. Recurso de inconstitucionalidad.
4. Cuestión de inconstitucionalidad.
⭐LEX🩸
237
Lección 24
Los actos procesales
I.- Concepto
La teoría del acto procesal surge como una necesidad
metodológica dentro del Derecho Procesal.
- Se parte de la premisa de que los actos procesales
son, lato sensu, actos jurídicos que presentan
particularidades debido a su vinculación con el
proceso. Estos actos son esenciales para lograr un
fin común dentro del procedimiento judicial.
Desde esta perspectiva, la teoría del acto procesal es una
derivación de la teoría del acto jurídico, ya que el acto
procesal es una especie dentro del género del acto
jurídico. Por lo tanto, sus conceptos fundamentales deben
ser adaptados al Derecho Procesal.
Un acto jurídico implica una conducta voluntaria a la que
el ordenamiento atribuye efectos jurídicos.
● Los actos procesales, en este sentido, son aquellos
actos jurídicos que son realizados por la autoridad
jurisdiccional, las partes o terceros, y que tienen
efectos directos en la constitución, desarrollo y
conclusión del proceso.
El elemento distintivo del acto procesal es que está destinado en exclusiva a producir efectos dentro del ámbito
procesal.
Además de los actos procesales, existen los hechos
procesales, que son aquellos acontecimientos o
fenómenos naturales independientes de la voluntad
humana, a los cuales el Derecho atribuye efectos dentro
del proceso. Ejemplos de hechos procesales son la muerte
de una de las partes, que puede determinar la sucesión
procesal (art. 16 LEC) o la terminación del proceso penal si
se trata del acusado (art. 115 LECrim), el transcurso del
tiempo que provoca la preclusión (art. 136 LEC), la fuerza
mayor, incapacidad física o mental, entre otros.
⭐LEX🩸
238
II.- Requisitos de los actos procesales
1.- Lugar de las actuaciones judiciales y de los actos procesales mediante
presencia telemática
A) Lugar de las actuaciones judiciales
Como regla general, las actuaciones judiciales deben llevarse a cabo en la sede de la oficina judicial (art. 129
LEC). Sin embargo, algunas actuaciones, debido a su contenido o naturaleza, no pueden realizarse en la sede
del Tribunal. Un ejemplo de esto es la prueba de reconocimiento judicial (art. 353 LEC).
El legislador contempla la posibilidad de que los Juzgados y Tribunales se constituyan en cualquier lugar de su
jurisdicción cuando sea necesario o conveniente para la buena administración de justicia (art. 268.2 LOPJ, art.
129.3 LEC). Esta excepción se aplica en 2 situaciones:
● Actuaciones fuera de la sede del Tribunal pero dentro de la localidad.
● Actuaciones fuera de la localidad, pero dentro del partido judicial o circunscripción territorial.
Además, se prevé el desplazamiento para la práctica de
diligencias de instrucción penal en lugares cercanos fuera
de la jurisdicción, siempre que no se perjudique la
competencia del juez correspondiente y por razones de
economía procesal (art. 275 LOPJ, art. 129.3 LEC).
Si el Tribunal no considera posible o conveniente realizar
el desplazamiento, las actuaciones se pueden llevar a cabo
mediante videoconferencia o, en su defecto, mediante
auxilio judicial (art. 129.2 LEC). Esto también se aplica para
actuaciones fuera de la circunscripción del Tribunal que
conozca el asunto (art. 169 LEC).
Finalmente, el art. 269 LOPJ establece que, en ciertos
casos, se puede autorizar la celebración no solo de un acto
concreto, sino de todo el juicio o proceso fuera de la sede
judicial, cuando las circunstancias o el buen servicio de la
administración de justicia lo justifiquen.
B) Celebración de actos procesales mediante
presencia telemática
Tras la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 6/2023, de 19
de diciembre, se establece una preferencia legislativa por
la realización de los actos procesales mediante presencia
telemática.
- El legislador busca normalizar el formato digital para
las actuaciones procesales orales, siempre que las
oficinas judiciales cuenten con los medios técnicos
necesarios y que las actuaciones se practiquen a
través de un punto de acceso seguro (art. 129 bis.1 LEC).
⭐LEX🩸
239
Excepciones a la celebración telemática
No obstante, existen algunas excepciones a esta regla general. Los actos procesales que involucren audiencia,
declaración o interrogatorio de partes, testigos o peritos, así como la exploración de menores de edad, el
reconocimiento judicial personal o la entrevista a personas con discapacidad, requieren la presencia física de
la persona que intervenga, así como, en caso necesario, la presencia de su abogado. Sin embargo, se
contemplan 3 excepciones a este requerimiento:
● El juez puede disponer lo contrario, dependiendo de las circunstancias del caso.
● Si la persona reside en un partido judicial distinto al del Tribunal, podrá intervenir desde un lugar
seguro en el municipio donde resida.
● Si el interviniente es una autoridad o funcionario público, podrá intervenir desde un punto de acceso
seguro (art. 129 bis.3 LEC).
El apartado tercero del art. 129 bis LEC otorga discreción al juez
o tribunal para determinar, mediante resolución motivada, si es
necesario que cualquier interviniente participe físicamente.
Esto puede generar cierta incertidumbre, ya que, ante
circunstancias similares, algunos jueces podrían exigir
presencia física, mientras que otros permitirían el uso de
videoconferencia, lo que puede afectar la previsibilidad del
régimen de intervención procesal.
Lugar de la celebración de los actos procesales telemáticos
El art. 137 bis LEC establece que los profesionales, partes, peritos
y testigos que deban intervenir mediante videoconferencia lo
harán desde la oficina judicial correspondiente al partido
judicial de su domicilio o lugar de trabajo. Si cuentan con los
medios necesarios, también podrán hacerlo desde el Juzgado de
Paz de su domicilio o lugar de trabajo.
No obstante, el juez, en atención a las circunstancias y si lo
estima oportuno, puede autorizar que las intervenciones se
realicen desde cualquier otro lugar, siempre que se asegure la
identidad del interviniente. Esta posibilidad no es aplicable a
menores de edad o personas sujetas a procedimientos
relacionados con medidas de apoyo judicial por discapacidad,
quienes deberán intervenir desde una oficina judicial (art. 137
bis.3 LEC).
Intervención de víctimas en actos procesales telemáticos
Las víctimas de violencia de género, violencia sexual, trata de
seres humanos, así como víctimas menores de edad o con
discapacidad, podrán intervenir desde los lugares donde estén
recibiendo asistencia, atención, asesoramiento o protección
oficial. También podrán hacerlo desde cualquier otro lugar si el
juez lo autoriza, siempre que se disponga de los medios
necesarios para asegurar la identidad del interviniente y las
condiciones adecuadas para la intervención.
⭐LEX🩸
240
2.- Tiempo
La Ley Orgánica del Poder Judicial, aplicable a todos los órdenes jurisdiccionales, establece el período
ordinario de funcionamiento de los Tribunales, denominado «año judicial», que abarca desde el 1 de
septiembre (o el siguiente día hábil) hasta el 31 de julio de cada año natural (art. 179 LOPJ).
No basta con que las actuaciones judiciales se realicen dentro del «año judicial», sino que también deben
llevarse a cabo en días y horas hábiles.
Días hábiles e inhábiles
Son días hábiles para efectos procesales todos los
días del año judicial, exceptuando:
● Sábados y domingos.
● Los días comprendidos entre el 24 de
diciembre y el 6 de enero, ambos inclusive.
● Días festivos nacionales y los festivos
laborales de la Comunidad Autónoma o
localidad correspondiente.
Además, el mes de agosto se considera inhábil,
excepto para aquellas actuaciones declaradas
urgentes por las leyes procesales (art. 130.2 LEC).
● No obstante, el Consejo General del Poder
Judicial puede habilitar días del mes de
agosto para otras actuaciones mediante
reglamento.
La Ley de Enjuiciamiento Civil establece que las
actuaciones judiciales urgentes son aquellas cuya
demora podría causar un grave perjuicio a los
interesados o a la administración de justicia, o que
provoquen la ineficacia de una resolución judicial.
● En tales casos, los días de agosto se
consideran hábiles sin necesidad de una
habilitación expresa.
● En el orden penal, todos los días del año y
todas las horas son hábiles para la
instrucción de causas criminales.
Horas hábiles
En general, las horas hábiles para realizar actuaciones judiciales son las comprendidas entre las 8:00 y las
20:00 horas (art. 182.2 LOPJ, art. 130.3 LEC).
- Los jueces, tribunales y letrados de la administración de justicia pueden habilitar días y horas
originalmente inhábiles en casos de urgencia, de oficio o a solicitud de las partes (art. 131.1 LEC, art. 184.2
LOPJ).
Para notificaciones y ejecuciones en procesos civiles, las horas hábiles son desde las 8:00 hasta las 22:00
horas. En los casos en los que sea obligatorio el uso de sistemas telemáticos o electrónicos, los escritos y
documentos se pueden presentar durante las 24 horas de cualquier día del año (art. 135.1.II LEC).
⭐LEX🩸
241
Plazos y términos procesales
En el Derecho Procesal, los plazos son esenciales para garantizar el correcto orden en la realización de los
actos procesales.
Los plazos se refieren a un período de tiempo dentro del cual puede realizarse un acto procesal, mientras que los
términos son momentos concretos en el tiempo en los que debe efectuarse el acto.
El plazo tiene un inicio (dies a quo) y un final (dies ad quem), y según la LEC (art. 133), los plazos empiezan a
contar desde el día siguiente al acto de comunicación que los inicia.
● Se incluye el día de vencimiento, que termina a las 24:00
horas. En el cómputo de plazos por días, se excluyen los
días inhábiles, mientras que en los plazos por meses o
años se cuenta de fecha a fecha.
Cuando el acto de comunicación se realiza electrónicamente
después de las 15:00 horas, se considerará recibido al día
siguiente hábil (art. 151.2 LEC).
Plazos materiales y procesales
Los plazos materiales afectan a derechos subjetivos en el ámbito
del Código Civil, y se cuentan tanto los días hábiles como
inhábiles. Algunos plazos materiales tienen relevancia procesal,
como ocurre con los plazos de caducidad de las acciones
constitutivas (ej. impugnación de acuerdos sociales). En cambio,
los plazos procesales se rigen por la LEC y excluyen los días
inhábiles.
Consecuencias de la inobservancia de los plazos
El incumplimiento de los plazos propios (dirigidos a las partes)
provoca la preclusión, es decir, la pérdida de la oportunidad legal
para realizar el acto. En cuanto a los plazos impropios (dirigidos
a los órganos judiciales), el incumplimiento no impide que el
órgano judicial realice el acto, aunque puede conllevar
responsabilidades disciplinarias o de otro tipo para quienes
hayan causado el retraso sin justificación (art. 132.3 LEC).
Prórrogas e interrupciones
En principio, los plazos son improrrogables, pero pueden
interrumpirse por causas de fuerza mayor que impidan
cumplirlos.
● La fuerza mayor debe ser apreciada por el Letrado de la Administración de Justicia, y el plazo se
reanudará cuando cese la causa que motivó la interrupción (art. 134 LEC).
Los plazos también pueden interrumpirse por causas objetivas relacionadas con los profesionales de la
abogacía o la procura, como enfermedad grave, baja laboral, nacimiento y cuidado de menores, entre otros
motivos, siempre que se comuniquen a los Colegios de Abogados y Procuradores o a las partes personadas
(art. 135.2 LEC).
⭐LEX🩸
242
3.- Inmediación, publicidad y lengua
A) Oralidad e inmediación
Los principios relativos a la forma de los actos procesales son aquellos requisitos formales que deben
cumplirse en el momento de la producción del acto. Estos principios guardan una relación instrumental con
los elementos materiales del acto (declaración de conocimiento y/o voluntad) y son esenciales para que el acto
despliegue sus efectos jurídicos.
Dentro de estos principios, destacan los de oralidad e inmediación, que adquieren especial relevancia en el
proceso.
Oralidad
El principio de oralidad en un procedimiento se refiere a que solo el material procesal aportado oralmente en
el juicio puede ser apreciado en la decisión final. Es decir, el proceso se considera oral si los fundamentos de la
sentencia se constituyen sobre las alegaciones y pruebas orales presentadas durante el juicio. Este principio
es fundamental, especialmente en el proceso penal, como lo establece la Constitución Española en su artículo
120.2, donde se indica que "el procedimiento será predominantemente oral, especialmente en materia criminal."
Por otro lado, el principio de escritura rige un proceso donde la sentencia se fundamenta únicamente en los
datos presentados por escrito por las partes.
En términos generales, el proceso penal español está dominado por el principio de oralidad. Esto se refleja en
diversas fases del procedimiento, como:
● La práctica de la prueba (arts. 701-730 LECrim).
● Los informes de la acusación y defensa (arts. 734-737 LECrim).
● El derecho a la última palabra del acusado (art. 739 LECrim).
● La exigencia de que el juez dicte sentencia con base únicamente en las pruebas practicadas en el juicio
oral (art. 741 LECrim).
El proceso civil, con la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000, también se caracteriza por el
predominio de la oralidad. Esto se observa tanto en el juicio ordinario como en el juicio verbal:
● En el juicio ordinario, tanto la audiencia previa (arts. 414 y ss. LEC) como la audiencia principal (arts. 431
y ss. LEC) se desarrollan de manera oral.
● En el juicio verbal, la oralidad se mantiene, incluso de manera más pronunciada (art. 443 LEC).
Las resoluciones del juez y del letrado de la administración de justicia, que deban pronunciarse durante
dichas audiencias, también son orales (art. 210 LEC).
Por lo tanto, tras la promulgación de la LEC 1/2000, el principio de oralidad se encuentra vigente no solo en los
procesos penales y laborales, sino también en el proceso civil, y teóricamente en el contencioso-administrativo,
debido a la aplicación supletoria de la LEC en este último.
Inmediación
El principio de inmediación está estrechamente relacionado con la oralidad. Según este principio, el juicio y la
práctica de la prueba deben llevarse a cabo ante la presencia del órgano jurisdiccional competente, o del
letrado de la administración de justicia cuando corresponda. Esto implica que solo la persona que ha
presenciado todo el procedimiento, escuchado las alegaciones de las partes y asistido a la práctica de la
prueba, está facultada para pronunciar la resolución que ponga fin al proceso.
La violación de este principio puede ser sancionada con la nulidad de pleno derecho de las actuaciones
correspondientes (art. 137.3 LEC).
⭐LEX🩸
243
B) La publicidad
El principio de publicidad en el ámbito jurisdiccional fue una conquista del pensamiento liberal, que se oponía
a los procesos inquisitivos caracterizados por ser cerrados, secretos y con pocas garantías para los derechos
del acusado. Este principio buscaba, principalmente, 2 objetivos:
1. Seguridad de los ciudadanos frente a posibles arbitrariedades judiciales y manipulaciones
gubernamentales en la creación, composición y funcionamiento de los órganos jurisdiccionales.
2. Fortalecimiento de la confianza pública en los tribunales, actuando como un mecanismo de control
popular sobre la justicia.
Este logro del pensamiento liberal mantiene su vigencia actual, al punto de ser un derecho fundamental que
asiste a todo ciudadano, consagrado en el artículo 24.2 CE, que garantiza el derecho a un proceso público con
todas las garantías. Además, el artículo 120 CE consagra la publicidad del proceso, la cual solo puede
restringirse por razones de moralidad, orden público, seguridad nacional, protección de la vida privada,
interés de la justicia y respeto a la persona ofendida o su familia (STC 57/2004, de 19 de abril).
Tipos de publicidad
Existen diferentes formas de publicidad procesal, que se pueden clasificar en:
● Publicidad absoluta: Permite que el conjunto de la sociedad asista al proceso.
○ Inmediata: La asistencia personal o física del público a las actuaciones judiciales.
○ Mediata: Se da cuando la publicidad se obtiene a través de algún medio de comunicación que
intermedia entre el juicio oral y el público.
● Publicidad relativa: Solo las partes involucradas tienen derecho a conocer el desarrollo del proceso.
○ Directa o activa: Las partes pueden intervenir en la producción del acto procesal.
○ Indirecta o pasiva: Una vez realizado el acto, se informa a las partes sobre su contenido.
Publicidad en el proceso civil
Debido al principio de oralidad en el proceso civil, el principio de publicidad se aplica en las actuaciones
verbales, en especial durante la fase probatoria (art. 138.1 y 289.1 LEC).
● No obstante, el tribunal o el letrado de la administración de justicia pueden restringir la publicidad
cuando sea necesario para proteger el orden público, la seguridad nacional, los intereses de menores, o
la vida privada de las partes, según lo dispuesto en el art. 138.2 LEC, que recoge las limitaciones
establecidas por el art. 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
En las demás actuaciones, rige la publicidad relativa, es decir, solo las partes están interesadas en el
conocimiento de las actuaciones (arts. 140-141 LEC).
Publicidad en el proceso penal
En el proceso penal, la publicidad tiene un régimen diferente en la fase de instrucción y en la del juicio oral:
● En la fase instructora, la publicidad relativa y directa es la regla general para las partes personadas (art.
302 LECrim), aunque puede restringirse mediante la declaración de secreto de las actuaciones por
parte del juez durante un mes.
● En la fase del juicio oral, predomina la publicidad absoluta inmediata, cuya violación constituye una
causa de nulidad del juicio (art. 681.1 LECrim).
⭐LEX🩸
244
C) La lengua
La Ley Orgánica del Poder Judicial establece que la lengua utilizada en las actuaciones judiciales será el
castellano, por ser la lengua oficial del Estado (art. 231.1 LOPJ, conforme al art. 3.1 CE). No obstante, también
permite que los jueces, fiscales, letrados de la administración de justicia y demás funcionarios de los órganos
judiciales, así como las partes, abogados y procuradores, puedan usar la lengua oficial propia de la Comunidad
Autónoma donde se desarrollen las actuaciones judiciales.
Régimen del uso de las lenguas
El uso de las lenguas en el proceso difiere entre las partes y sus representantes y los órganos judiciales:
● Los órganos judiciales pueden utilizar la lengua oficial de la Comunidad Autónoma, siempre que no se
alegue indefensión por alguna de las partes.
● Las partes, sus abogados, procuradores, testigos y peritos tienen el derecho a usar la lengua oficial de la
Comunidad Autónoma, y si alguna de las partes no conoce dicha lengua, se deberá acudir a
mecanismos de intérprete (art. 231.2 y 231.3 LOPJ).
Por lo tanto, aunque las partes tienen derecho a usar una lengua oficial distinta del castellano, esto no implica
necesariamente que esa lengua será utilizada a lo largo de todo el proceso. Esto puede deberse a 2 factores:
1. Si una de las partes alega desconocimiento de la lengua autonómica, el uso del castellano será
obligatorio para evitar situaciones de indefensión.
2. Los órganos judiciales no están obligados a expresarse en la lengua cooficial, incluso si alguna o todas
las partes han utilizado dicha lengua.
Traducción de documentos y actuaciones judiciales
El art. 231.4 LOPJ, declarado constitucional por la STC 105/2000, establece que las actuaciones judiciales
realizadas y los documentos presentados en una lengua oficial de una Comunidad Autónoma tendrán plena
validez sin necesidad de traducción al castellano. Sin embargo, la traducción será obligatoria en los siguientes
casos:
● Cuando las actuaciones deban producir efectos fuera de la jurisdicción de los órganos judiciales de la
Comunidad Autónoma.
● Cuando lo dispongan las leyes.
● A instancia de una parte que alegue indefensión.
A estos casos, el Tribunal Constitucional ha añadido un cuarto supuesto: si el juez o tribunal desconoce la
lengua cooficial, se procederá a la traducción para que el juez pueda desempeñar su función de juzgar (art.
117.3 CE), garantizando el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE, STC 105/2000).
Traducciones de documentos en procesos civiles
El art. 144.2 LEC permite que las traducciones de documentos redactados en un idioma distinto al castellano o
a la lengua oficial de la Comunidad Autónoma puedan realizarse privadamente. Si alguna de las partes
impugna dicha traducción dentro de los cinco días siguientes, manifestando que no la considera fiel o exacta y
exponiendo las razones de la discrepancia, el letrado de la administración de justicia ordenará una traducción
oficial a costa de la parte que presentó el documento.
⭐LEX🩸
245
III.- La ineficacia de los actos procesales
1.- Supuestos
Tanto la Ley Orgánica del Poder Judicial (art.
238) como la Ley de Enjuiciamiento Civil (art.
225) contemplan varias causas que pueden dar
lugar a la nulidad de pleno derecho de los actos
procesales.
● La nulidad de pleno derecho, también
conocida como nulidad absoluta o
radical, es una forma de ineficacia que se
produce cuando los actos procesales
carecen de los presupuestos o requisitos
jurídicos esenciales para su validez,
debido a una grave antijuridicidad.
La nulidad puede afectar a un solo acto o
extenderse a todas las actuaciones procesales
posteriores al acto afectado, lo que se conoce
como nulidad de actuaciones.
- Esto ocurre cuando la causa de nulidad
no se limita a un solo acto, sino que
impacta todas las actuaciones posteriores
que dependan de dicho acto.
El art. 225 LEC (que sigue el mismo criterio del
art. 238 LOPJ) establece los casos en los que los
actos procesales serán nulos de pleno derecho:
a) Falta de jurisdicción o competencia
Se declara la nulidad de pleno derecho cuando
los actos procesales se realizan con falta de
jurisdicción o competencia objetiva o funcional,
lo que incluye la vulneración del derecho al juez
predeterminado por la ley, consagrado en el art.
24.2 CE. Este tipo de nulidad se produce cuando
se quebrantan las normas que determinan la
jurisdicción y la competencia de los órganos
judiciales.
b) Violencia o intimidación
Los actos procesales realizados bajo violencia o intimidación son también nulos de pleno derecho. Esta
nulidad puede afectar tanto a las actuaciones del órgano jurisdiccional como a las de las partes o terceros. La
nulidad puede invocarse incluso después de la firmeza de la sentencia, siempre que sea procedente el
incidente de nulidad de sentencia. La nulidad no solo afecta al acto en sí, sino también a las actuaciones
relacionadas que hayan podido verse influenciadas por dicho acto nulo (art. 226 LEC).
⭐LEX🩸
246
c) Incumplimiento de normas esenciales del procedimiento
Se declara la nulidad de los actos procesales cuando se prescinde de normas esenciales del procedimiento
que provoquen indefensión. Estas normas son aquellas que, por ser imperativas o de orden público,
garantizan los principios o derechos fundamentales del proceso. La indefensión ocurre cuando se impide a
una de las partes intervenir en el proceso, realizar alegaciones o utilizar los medios de prueba necesarios para
defender su posición.
Sin embargo, no toda situación de indefensión provoca nulidad de actuaciones. No se declarará la nulidad en
los siguientes casos:
● Indefensión intencionada: cuando la parte que invoca la indefensión la haya causado
intencionadamente mediante su comportamiento doloso o negligente (STC 57/1984).
● Actuación equivocada: cuando la indefensión se deba a un error o equivocación de quien pretende la
nulidad (STC 101/1990).
● Conducta de ocultamiento: si la indefensión es provocada por la conducta de ocultamiento de la parte
(STC 159/1988).
● Falta de pericia técnica: cuando la parte que insta la nulidad no haya utilizado adecuadamente los
recursos legales a su disposición (STC 109/1985).
Además, la vulneración de los principios de contradicción e igualdad de armas, por su estrecha relación con
los derechos de audiencia y defensa, es suficiente para declarar la nulidad de actuaciones.
d) Falta de intervención de abogado
Los actos procesales son nulos si se realizan sin la intervención de un abogado, en aquellos casos en los que la
ley exige su participación. El art. 31.1 LEC establece que "no podrá proveerse a ninguna solicitud que no lleve la
firma del abogado".
e) Falta de intervención del letrado de la administración de justicia
Los actos procesales serán nulos cuando se celebren vistas sin la intervención preceptiva del letrado de la
administración de justicia. Tres requisitos determinan la nulidad en este caso:
1. Que se haya celebrado una vista.
2. Que no haya intervenido el letrado de la administración de justicia.
3. Que dicha intervención sea preceptiva.
Según el art. 147 LEC, las actuaciones orales en vistas, audiencias y comparecencias ante los jueces o letrados
de la administración de justicia deben registrarse en soportes de grabación y reproducción de sonido e
imagen. El legislador ha determinado que, debido a la documentación audiovisual, ya no es necesaria la
intervención del fedatario público en todos los casos, pero sigue siendo obligatoria en aquellos en los que la
vista se desarrolle exclusivamente ante su presencia.
En cuanto a la intervención del Letrado de la Administración de Justicia, ya no es necesaria en todas las vistas
que se celebren con inmediación judicial, como ocurre en la comparecencia previa, la audiencia principal en el
juicio ordinario o las vistas de los juicios verbales o en los recursos. En estos casos, siempre que se cuente con
los medios tecnológicos necesarios, el letrado de la administración de justicia garantizará la autenticidad e
integridad de lo grabado utilizando firma electrónica reconocida u otro sistema de seguridad aprobado por la
ley.
En estas vistas, no será necesaria la presencia física del letrado en la sala, salvo que las partes lo soliciten con
al menos dos días de antelación o que el letrado, debido a la complejidad del asunto, la cantidad y naturaleza
de las pruebas, el número de intervinientes o posibles incidencias, considere excepcionalmente necesario
asistir. En estos casos, el letrado deberá levantar un acta sucinta en la que se consignen ciertos detalles, como
⭐LEX🩸
247
el número y clase de procedimiento, la fecha y lugar de la vista, las peticiones de las partes, la pertinencia de
las pruebas y las resoluciones del juez (arts. 146.2 y 147 LEC).
Sin embargo, hay vistas orales en las que la intervención del letrado de la administración de justicia es
obligatoria. La ausencia de este funcionario en dichas comparecencias será causa de nulidad del acto procesal.
Algunos ejemplos son:
● El otorgamiento de poder "apud acta" (art. 24.1 LEC).
● La audiencia para determinar la existencia de fuerza mayor como causa de interrupción de plazos
procesales (art. 134.2 LEC).
● La comparecencia para la reconstrucción de actuaciones (art. 234 LEC).
● La declaración de nulidad del embargo sobre bienes inembargables (art. 609.2 LEC).
● La comparecencia para constituir la administración judicial (art. 631 LEC).
● La obtención de autorización para la enajenación de bienes (art. 632.2 LEC).
● La comparecencia para resolver discrepancias sobre la administración (art. 633 LEC).
● La comparecencia para obtener un convenio sobre la realización de bienes embargados (art. 640 y 641
LEC).
● La cesión del remate (art. 647.3 LEC).
● La rendición de cuentas de la administración para el pago (art. 678.2 LEC).
● Las comparecencias relacionadas con medidas provisionales (arts. 771.2, 772 y 773.4 LEC).
f) Resoluciones dictadas por letrados fuera de su competencia
La nulidad se declara cuando el letrado de la administración
de justicia, excediendo sus atribuciones, resuelve mediante
diligencias de ordenación o decreto cuestiones que deben
ser resueltas por providencia, auto o sentencia. Si el letrado
invade la reserva procesal del juez, la resolución será nula
de pleno derecho.
g) Otros casos establecidos por la ley
La nulidad también puede declararse en los casos previstos
expresamente por la ley, como los defectos de forma en los
actos procesales (art. 240 LOPJ). Sin embargo, no toda
infracción formal conduce a la nulidad del acto. Se requiere
que el defecto implique la falta de requisitos indispensables
para alcanzar la finalidad del acto o que cause una
indefensión efectiva.
El Tribunal Constitucional ha señalado que los defectos
formales no siempre son suficientes para provocar la
nulidad. La invocación de indefensión debe ser efectiva, es
decir, debe tener consecuencias prácticas que priven al
afectado de su derecho de defensa y causen un perjuicio
real a sus intereses (STC 48/1986). La indefensión se
apreciará en función de las circunstancias concurrentes de
cada caso (STC 145/1986).
⭐LEX🩸
248
2.- Tratamiento procesal de la nulidad
El tratamiento procesal de la nulidad de
actuaciones varía según si la nulidad es planteada
por las partes o declarada de oficio por el órgano
jurisdiccional.
1. Nulidad planteada por las partes: Las
partes pueden poner de manifiesto la
nulidad de las actuaciones a través de los
recursos establecidos en la ley contra la
resolución afectada. También pueden
comunicar al órgano judicial el posible
motivo de nulidad antes de que se dicte
una sentencia definitiva, con el fin de que
el tribunal actúe en consecuencia. Antes
de declarar la nulidad, se deberá dar
audiencia a las partes e intentar la
subsanación del vicio invocado (art. 227
LEC y art. 240 LOPJ).
2. Nulidad declarada de oficio: El órgano
jurisdiccional, antes de dictar sentencia
definitiva, puede declarar de oficio la
nulidad de todas o algunas actuaciones.
3. Nulidad declarada tras la sentencia
definitiva: Según los arts. 240.2 LOPJ y
227.2 LEC, una vez dictada la sentencia
definitiva, el tribunal puede, en el marco
de un recurso, declarar de oficio la nulidad
de las actuaciones cuando aprecie falta de
jurisdicción o competencia objetiva o
funcional, o si ha habido violencia o
intimidación que afecte al tribunal. No es
necesario que estos motivos hayan sido
invocados por las partes.
Ambas leyes imponen un límite preclusivo: la
nulidad de actuaciones no puede ser invocada una
vez que la sentencia ha adquirido firmeza, salvo en
los casos de violencia o intimidación, donde no se
establece un límite temporal para declarar la
nulidad.
⭐LEX🩸
249
3.- Incidente excepcional de nulidad de actuaciones
El incidente excepcional de nulidad de actuaciones no procede contra cualquier resolución judicial, sino
únicamente contra aquellas resoluciones definitivas dictadas en única o segunda instancia, siempre que no
sea posible interponer el recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Este incidente se fundamenta en los
vicios contemplados en el art. 241.1 LOPJ y art. 228.1 LEC, es decir, en cualquier vulneración de un derecho
fundamental de los referidos en el art. 53.2 de la Constitución.
Este incidente constituye un remedio extraordinario para rescindir las sentencias firmes y es un requisito
previo para la interposición de un recurso de amparo constitucional, conforme al art. 44.1.a LOTC, que exige el
agotamiento de todos los medios de impugnación, incluido este incidente.
Competencia y legitimación
El tribunal competente para conocer de este incidente es el mismo que dictó la sentencia firme, sin importar
el momento o la instancia en que se haya producido el defecto formal causante de la indefensión (arts. 241.1
LOPJ y 228.1 II LEC).
Están legitimadas activamente para plantear el incidente aquellas personas que sean parte legítima o que
debieron serlo en el proceso. La legitimación pasiva corresponde a los restantes litigantes que fueron parte en
el proceso, sin importar su posición procesal.
Plazos
El plazo para interponer el incidente de nulidad es de 20 días desde la notificación de la sentencia, o desde el
momento en que se tuvo conocimiento del defecto que causó la indefensión. Sin embargo, este plazo no puede
exceder de 5 años desde la notificación de la sentencia (arts. 241.1 LOPJ y 228.1 II LEC).
Procedimiento
Una vez admitido el incidente, este no suspende la ejecución ni la eficacia de la sentencia firme, salvo que se
acuerde expresamente para evitar que el incidente pierda su finalidad. Se dará traslado del escrito del
incidente a las demás partes, quienes dispondrán de cinco días para formular alegaciones y acompañar los
documentos pertinentes (arts. 241.2 LOPJ y 228.2 LEC).
Si se estima la nulidad, las actuaciones se repondrán al estado inmediatamente anterior al defecto que la
causó y el procedimiento seguirá su curso legal. Si se desestima, el solicitante será condenado en costas y, si el
tribunal considera que actuó con temeridad, se le impondrá una multa de 90 a 600 euros.
● La resolución del incidente no es susceptible de recurso alguno.
⭐LEX🩸
250
Lección 25
Clases de actos procesales
I.- Los actos procesales de las partes
Los actos procesales de las partes pueden clasificarse en función de su contenido y finalidad en 2 grandes
grupos: actos de postulación y actos dispositivos.
1.- Actos de postulación
Los actos de postulación son aquellos que las partes llevan a
cabo con la finalidad de solicitar al juez una resolución
específica, o bien proporcionarle los elementos necesarios para
fundamentar dicha solicitud. La eficacia de estos actos depende
de dos factores:
● Admisibilidad: Se refiere a si el acto cumple con los
presupuestos procesales necesarios para ser
considerado por el juez. Si el acto es admisible, tendrá
eficacia en el proceso.
● Fundabilidad: La idoneidad del acto desde el punto de
vista del Derecho material para lograr la finalidad
perseguida, lo que determina su eficiencia.
Dentro de los actos de postulación, se pueden distinguir 3
subgrupos:
● Actos de petición.
● Actos de alegación.
● Actos de prueba.
A) Actos de petición
A través de los actos de petición, las partes solicitan al órgano judicial una resolución concreta, ya sea sobre el
objeto del proceso (peticiones de fondo) o en relación con el desarrollo del proceso (peticiones procesales).
Entre los actos de petición más relevantes están aquellos mediante los cuales se deduce o formaliza la
pretensión.
En el proceso civil, la pretensión se formaliza en el escrito de demanda y en el escrito de contestación (que
incluye la reconvención). En estos escritos:
● El demandante formula su petición en el suplico o petitum, lo que determina los límites cualitativos y
cuantitativos de la obligación de congruencia del juez.
● El demandado puede, en su contestación, solicitar la inadmisión de la pretensión (por incumplimiento
de presupuestos procesales) o la desestimación de la pretensión (basándose en los hechos que
desvirtúen la relación jurídica material debatida).
⭐LEX🩸
251
En el proceso penal, la formalización de la pretensión sigue un orden escalonado:
1. Primero, se inicia la acción mediante la querella o denuncia.
2. Durante la fase de instrucción, se introducen los hechos al procedimiento, preparando la
fundamentación de la pretensión.
3. Una vez concluida la instrucción y abierto el juicio oral, las partes formalizan sus pretensiones en los
escritos de calificación provisional (en los procedimientos por delitos graves) o en los escritos de
acusación (en el procedimiento abreviado).
A diferencia del proceso civil, en el proceso penal, las pretensiones no son definitivas. Las partes pueden
modificarlas en determinados aspectos tras la práctica de la prueba, en los escritos de conclusiones
definitivas.
La defensa también puede presentar peticiones procesales que busquen una resolución absolutoria o el
sobreseimiento libre de las actuaciones mediante las cuestiones previas o los artículos de previo
pronunciamiento, regulados en los arts. 666-679 LECrim.
B) Alegaciones
Las alegaciones son actos procesales mediante los cuales las partes introducen en el proceso el material de
hecho y de derecho necesario para proporcionar al órgano judicial los elementos que fundamenten su decisión,
favoreciendo los intereses de la parte que las propone.
En el proceso civil, rige el principio de aportación de parte, lo que significa que son las partes quienes tienen la
responsabilidad de introducir los hechos en el proceso. El juez no está exonerado totalmente de su obligación
de contribuir a la formación del material fáctico en determinados procesos, pero en general, la actividad
probatoria recae sobre los hechos que las partes afirmen.
● El demandante tiene la carga de exponer de manera ordenada y clara
los hechos que fundamentan su pretensión en el escrito de demanda.
● El demandado debe admitir o negar los hechos alegados por el
demandante y tiene la obligación de exponer hechos impeditivos,
extintivos o excluyentes.
El tribunal puede requerir a las partes que aclaren o precisen los hechos,
pero no puede introducir nuevos hechos en el proceso. Además, el juez solo
puede basar su resolución en los hechos con relevancia jurídica que las
partes han afirmado. Sin embargo, respecto a los fundamentos de derecho,
el principio iura novit curia establece que el tribunal debe aplicar las normas
jurídicas correctas, incluso si las partes no las citan adecuadamente en sus
alegaciones (art. 218.1.II LEC).
En el proceso penal, la fase instructora está guiada por el principio de
investigación, lo que implica que el juez de instrucción, junto con las partes,
debe practicar los actos de investigación necesarios para determinar si se ha
cometido un hecho punible y la responsabilidad del autor. En esta fase,
corresponde al juez introducir los hechos en el proceso, permitiendo a las
partes instar por el sobreseimiento o la apertura del juicio oral y, en
consecuencia, formular el escrito de acusación.
Una vez concluye la fase de instrucción y se han introducido los hechos, recae sobre las partes procesales la
carga de alegar dichos hechos en sus respectivos escritos de acusación y defensa.
⭐LEX🩸
252
C) Actos de prueba
Una vez que las partes han introducido los hechos en el proceso, recae sobre ellas la carga de probar la certeza
de aquellos hechos relevantes para la resolución del litigio, conocida como la carga de la prueba. Esta carga
implica que las partes deben probar los hechos que constituyen el supuesto fáctico de la norma jurídica que
invocan a su favor, ya que, de lo contrario, podrían obtener una resolución desfavorable a sus pretensiones y
defensas (ROSENBERG).
El derecho a la prueba es considerado un derecho fundamental consagrado en el artículo 24.2 de la
Constitución, y es ejercitable en cualquier tipo de proceso. Sin embargo, este derecho no otorga a las partes el
derecho de exigir la admisión de cualquier prueba que propongan, sino únicamente de aquellas pruebas que
sean pertinentes para el caso. La valoración de la pertinencia de las pruebas corresponde al juzgador
ordinario.
Proceso civil
En el proceso civil, el demandante tiene la carga de probar los
hechos constitutivos de su pretensión. No obstante, en ciertos
casos, la disponibilidad y facilidad probatoria pueden
modificar la carga de la prueba. Algunos ejemplos son:
● En los procesos sobre competencia desleal y publicidad
ilícita, corresponde al demandado la carga de probar la
exactitud y veracidad de las manifestaciones realizadas
y de los datos materiales que exprese la publicidad.
● En los procesos por discriminación por razones de sexo,
orientación sexual, identidad de género, expresión de
género o características sexuales, si el actor aporta
indicios fundados sobre la existencia de
discriminación, recae sobre el demandado la obligación
de aportar una justificación objetiva y razonable
suficientemente probada de las medidas adoptadas y su
proporcionalidad.
Una vez probados los hechos constitutivos, corresponde al
demandado la carga de probar los hechos que, conforme a las
normas aplicables, impidan, extingan o enerven la eficacia
jurídica de la pretensión del demandante (art. 217 LEC).
Proceso penal
En el proceso penal, el derecho fundamental a la presunción
de inocencia establece que es la acusación la que debe
suministrar la prueba de la culpabilidad del acusado, que es
considerado inocente hasta que se demuestre lo contrario. Si
no se demuestra la culpa del acusado mediante los actos de
prueba practicados en el juicio oral con todas las garantías,
procede la absolución, incluso si no se ha demostrado claramente la inocencia.
- Es el acusador quien debe probar los hechos y la culpabilidad del acusado, y no este último quien tiene
que probar su inocencia.
⭐LEX🩸
253
2.- Actos dispositivos
Los actos dispositivos son aquellos mediante los cuales las partes pueden crear, modificar o extinguir
situaciones jurídicas en el proceso, incluso llegar a terminar el proceso sin necesidad de una resolución
judicial. Estos actos se diferencian de los actos de postulación, ya que no están dirigidos a obtener una
resolución judicial, sino que afectan directamente el objeto litigioso o el proceso mismo.
Proceso civil y principio dispositivo
En el proceso civil, rige el principio dispositivo, lo que significa que las partes tienen el control sobre el
desarrollo del litigio. Son las partes quienes deciden trasladar su conflicto al proceso judicial y, dentro de este,
pueden provocar su finalización anticipada mediante ciertos actos procesales que, con o sin fuerza de cosa
juzgada, pueden poner fin al proceso antes de que se dicte sentencia.
Algunos ejemplos de estos actos de finalización anormal del proceso son:
● Desistimiento: Cuando el demandante renuncia a continuar con su pretensión.
● Allanamiento: Cuando el demandado acepta la pretensión del demandante.
● Renuncia: Cuando una de las partes renuncia a sus derechos sobre el objeto litigioso.
● Transacción judicial: Acuerdo entre las partes para poner fin al litigio, homologado por el juez.
El principio dispositivo está vinculado a la disponibilidad jurídica de los derechos en conflicto.
En los procesos donde se discuten relaciones jurídicas privadas, como sucede en el proceso civil, las partes
son completamente dueñas de sus derechos y pueden disponer de ellos según lo deseen. Esto explica la fuerte
presencia de este principio en el ámbito del Derecho Civil.
Proceso penal y limitación del principio dispositivo
En el proceso penal, el derecho de penar es un derecho público que pertenece exclusivamente al Estado, lo
que limita la capacidad de las partes para disponer del objeto litigioso. Dado que los bienes jurídicos en juego
son de carácter público, las partes no pueden disponer de la pretensión penal ni terminar el proceso de
manera anticipada. La única excepción es el perdón del ofendido en ciertos delitos privados, que permite la
terminación del proceso.
Procesos especiales y limitaciones al principio dispositivo
En algunos procesos especiales del Título IV de la LEC, el principio dispositivo está excluido o limitado. Esto
ocurre en casos donde se defienden intereses generales o se protegen derechos de menores o personas con
discapacidad que requieren medidas judiciales de apoyo. En estos procesos, las partes no tienen la capacidad
de disponer libremente del objeto litigioso ni de terminar el proceso de manera anticipada. Además, la
decisión del tribunal sobre el objeto del proceso no puede depender de la voluntad de las partes, ya que la
protección de esos intereses prevalece sobre la disposición de las partes (arts. 751 y 752 LEC).
En síntesis, los actos dispositivos son fundamentales en los procesos donde se discuten derechos privados, pero
su alcance es limitado o inexistente en aquellos procesos que involucran derechos públicos o la protección de
intereses generales.
⭐LEX🩸
254
II.- Los actos del órgano judicial
Bajo el epígrafe de "actos del órgano judicial", no solo se incluyen los actos realizados por los Jueces y
Magistrados, sino también los actos del Letrado de la Administración de Justicia y otros funcionarios que
prestan sus servicios en los Juzgados y Tribunales, como los Agentes Judiciales.
1.- Actos del Juez
Los actos procesales más relevantes realizados
por los jueces y tribunales son las resoluciones
judiciales, que pueden clasificarse en
providencias, autos y sentencias, dependiendo de
la forma que adopten.
A) Providencias
Las providencias son resoluciones judiciales que
se dictan para la ordenación material del proceso
(art. 245.1.a LOPJ). Aunque gran parte de las
resoluciones relativas a la ordenación del proceso
están atribuidas al Letrado de la Administración
de Justicia, las providencias son dictadas por el
juez en cuestiones procesales que requieren una
decisión judicial, siempre que no sea necesario un
auto.
La Ley de Enjuiciamiento Civil y la Ley de
Enjuiciamiento Criminal establecen que se dictará
providencia en casos en los que la ley lo exija, pero
que no requieran la forma de auto (arts. 206.1.1ª
LEC y 141. II LECrim). También se puede dictar
providencia en casos que no correspondan a la
ordenación formal del proceso, que es
competencia del letrado. En cuanto a la forma de
las providencias, estas resoluciones se limitan a:
1. Determinar lo que se ordena.
2. Indicar el órgano jurisdiccional que dicta la
providencia.
3. Incluir la fecha y lugar de adopción.
4. Contener la firma del Juez o Magistrado y
del Letrado de la Administración de
Justicia.
5. Incluir una motivación sucinta, cuando así
lo exija la ley o el tribunal lo considere
conveniente (arts. 248.1 LOPJ y 208.1 LEC).
⭐LEX🩸
255
B) Autos
Los autos son resoluciones judiciales que se dictan para resolver cuestiones de mayor relevancia que las
abordadas por las providencias. Son necesarios en los siguientes casos:
1. Recursos contra providencias o decretos.
2. Resoluciones sobre la admisión o inadmisión de demandas, reconvenciones, acumulación de acciones,
prueba, aprobación de transacciones, acuerdos de mediación, convenios y medidas cautelares.
3. Resoluciones sobre presupuestos procesales, inscripciones registrales y cuestiones incidentales,
cuando la ley requiera decisión del tribunal.
4. Autos que pongan fin a una instancia o recurso antes de que concluya su tramitación, salvo que la ley
disponga que deben finalizar por decreto.
El recurso de casación también puede resolverse mediante
auto cuando ya exista doctrina jurisprudencial del Tribunal
Supremo sobre la cuestión planteada, y la resolución
impugnada se oponga a dicha doctrina (arts. 206.1.2ª, 487.1 LEC
y 245.1.b LOPJ).
A diferencia de las providencias, los autos deben ser siempre
motivados y estructurarse en:
1. Antecedentes de hecho, en párrafos numerados.
2. Fundamentos de derecho.
3. Parte dispositiva o fallo.
Además, los autos deben incluir el lugar y la fecha de adopción,
así como indicar el tribunal que los dicta y la firma del juez o
magistrados que los integran. En los tribunales colegiados, se
debe designar al Magistrado ponente (art. 208.3 LEC).
C) Sentencias
La sentencia es una resolución judicial mediante la cual, en
ejercicio de la potestad jurisdiccional, se pone fin al proceso.
Esto puede suceder tanto si el juzgador resuelve sobre el fondo
del asunto (estimando o desestimando la pretensión de las
partes) como si se da por concluido el proceso debido a la falta
de algún presupuesto procesal. En este último caso, se habla de
una "sentencia absolutoria en la instancia", aunque este
supuesto no puede darse en el proceso penal, donde la
sentencia debe decidir necesariamente sobre la cuestión
criminal (arts. 141 y 144 LECrim).
Las sentencias son las resoluciones judiciales que:
1. Ponen fin al proceso, tanto en primera como en
segunda instancia, tras la tramitación ordinaria prevista
en la ley.
2. Resuelven los recursos de casación y los
procedimientos para la revisión de sentencias firmes
(art. 206.1.3ª LEC).
⭐LEX🩸
256
Estructura de las sentencias
Al igual que ocurre con los autos, las sentencias deben incluir:
1. Lugar y fecha en que se adopten.
2. Indicación del tribunal que las dicta, mencionando los jueces o magistrados que las integran y su firma.
Además, deben estar siempre motivadas, y deben estructurarse de la siguiente manera, en párrafos
separados y numerados:
a) Antecedentes de hecho
En esta parte se incluyen:
● Las pretensiones de las partes.
● Los hechos en los que las partes fundamentan dichas pretensiones.
● Las pruebas propuestas y practicadas.
● Los hechos probados, en su caso (art. 209.2ª LEC y arts. 142.2ª y 3ª LECrim).
b) Fundamentos de derecho
Aquí se presentan los argumentos jurídicos de las partes y la argumentación del tribunal que justifica su
decisión. Esto incluye:
● La doctrina utilizada por el tribunal.
● Las normas aplicables al caso y su interpretación conforme a la jurisprudencia.
c) Parte dispositiva o fallo
En esta parte, el tribunal resuelve sobre las pretensiones de las partes. En el proceso civil, el tribunal estima o
desestima las pretensiones, en todo o en parte (art. 209.4ª LEC). En el proceso penal, el tribunal condena o
absuelve a las partes acusadas (art. 142.4ª LECrim).
Motivación de las sentencias
El deber de motivación de las sentencias es de suma importancia. Este deber tiene un fundamento
constitucional en los arts. 24.1 y 120.3 de la Constitución, así como en los arts. 248.3 LOPJ y 218.2 LEC. La
motivación permite conocer los motivos fácticos y jurídicos que han llevado al tribunal a dictar una resolución concreta,
lo que facilita el control de su corrección y posibilita la interposición de recursos. Además de facilitar la impugnación,
cumple otras funciones importantes, como:
● Verificar el sometimiento del tribunal al imperio de la ley en la resolución del caso.
● Cumplir con la exigencia de publicidad, permitiendo que el público conozca la actividad jurisdiccional.
La motivación es una garantía constitucional que forma parte del derecho a la tutela judicial efectiva
consagrado en el art. 24.1 CE. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha elevado este deber de
motivación al rango de derecho fundamental al considerar que el derecho a una resolución fundada en
derecho implica una resolución motivada (SSTC 128/2002, 119/2003).
Recursos contra sentencias
El art. 248.4 LOPJ establece que, al notificarse una sentencia a las partes, se debe informar si la resolución es o
no firme y, en caso de que no lo sea, se debe indicar el recurso que proceda, el plazo para interponerlo y el
órgano ante el cual se debe presentar.
Se distingue entre:
● Sentencias definitivas: Aquellas que ponen fin a la instancia o resuelven recursos y que pueden ser
impugnadas.
● Sentencias firmes: Aquellas contra las que no cabe recurso alguno, ya sea porque la ley no lo prevé o porque
el plazo para interponer el recurso ha expirado sin que ninguna parte lo haya hecho (art. 207.2 LEC).
⭐LEX🩸
257
2.- Actos del Letrado de la Administración de Justicia
El Letrado de la Administración de Justicia desempeña importantes funciones en el proceso judicial, entre
ellas la fe pública judicial, la documentación de las actuaciones procesales y el impulso del proceso, así como
la resolución de determinadas materias y procedimientos que le otorgan competencia exclusiva.
● Para llevar a cabo estas funciones, el LAJ dicta
las resoluciones necesarias para la tramitación
del proceso, conocidas como diligencias y
decretos, excepto en los casos que la ley reserva
a jueces o tribunales (art. 456 LOPJ).
A) Diligencias
Las diligencias pueden ser de ordenación, de
constancia, de comunicación o de ejecución (art. 456.2
LOPJ y art. 206.2.1ª y 3ª LEC).
1. Diligencias de ordenación: Estas diligencias
tienen la función de dar a los autos el curso que
establece la ley, sin que impliquen una decisión
judicial. Su propósito es impulsar el
procedimiento, siempre que se cumplan los
requisitos legales para la actuación procesal. A
diferencia de las providencias, que implican una
decisión judicial, las diligencias de ordenación
no involucran actividad de decisión. Si una
diligencia de ordenación transgrede este límite,
se declara su nulidad de pleno derecho (art.
225.6 LEC).
2. Diligencias de constancia, comunicación o
ejecución: Estas diligencias se dictan para
reflejar hechos o actos con trascendencia
procesal en los autos (art. 206.2.3ª LEC).
En cuanto a los aspectos formales de las diligencias, se
exige que incluyan:
● La fecha y lugar en que se adoptan.
● La indicación de quién las adopta.
● El contenido de lo que se manda, con una sucinta
motivación cuando lo exija la ley o lo estime
conveniente quien la dicte (art. 208.1 LEC).
● La firma del Letrado de la Administración de Justicia.
● La información sobre el recurso que procede, ante
quién y el plazo.
⭐LEX🩸
258
B) Decretos
Los decretos son resoluciones más formales dictadas por el LAJ y se emiten en los siguientes casos:
1. Cuando se admite a trámite una demanda.
2. Cuando se pone término a un procedimiento en el que el LAJ tiene competencia exclusiva.
3. En cualquier tipo de procedimiento, cuando es necesario o conveniente motivar lo resuelto (arts. 456.3
LOPJ y 206.2.2ª LEC).
En cuanto a los requisitos formales de los decretos, deben incluir:
● Fecha y lugar en que se adoptan.
● Identificación del LAJ que dicta el decreto.
● Motivación con antecedentes de hecho y fundamentos de derecho, en párrafos separados y
numerados.
● Parte dispositiva o fallo.
● Firma del LAJ.
● Indicación del recurso que procede contra el decreto, el órgano competente y el plazo para su
interposición.
Recursos contra diligencias y decretos
Contra las diligencias de ordenación y los decretos no definitivos, las partes pueden interponer un recurso de
reposición ante el mismo LAJ que dictó la resolución (arts. 451.1 LEC y 238 ter LECrim). Además:
● Contra el decreto resolutivo de un recurso de reposición, contra los decretos que pongan fin al
procedimiento o impidan su continuación, y en los demás casos previstos por la ley, procede
interponer un recurso de revisión ante el tribunal competente (arts. 454 bis LEC y 238 ter LECrim).
III.- Los actos de terceros
Los actos de terceros son aquellos que, aunque provienen de sujetos ajenos al proceso (es decir, personas que
no sufrirán los efectos de la sentencia), están orientados a producir efectos jurídicos en el proceso. Estos actos,
realizados por personas no implicadas directamente en el litigio, son esenciales para el correcto desarrollo del
procedimiento judicial.
⭐LEX🩸: Algunos ejemplos de estos actos incluyen:
1. Declaración de testigos: El testimonio de un testigo tiene como finalidad proporcionar al juzgador elementos para
determinar la veracidad de un hecho controvertido que sea relevante para la resolución del proceso. El testigo es una
persona que no forma parte del litigio, pero su intervención puede ser determinante para acreditar los hechos.
2. Dictamen de peritos: Los peritos aportan al proceso sus conocimientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos para
ayudar al juez en la valoración de hechos o circunstancias relevantes en el asunto. El dictamen de un perito permite al
tribunal adquirir certeza sobre cuestiones técnicas que requieren un conocimiento especializado.
3. Intervención de la fuerza pública: En ocasiones, el proceso requiere la intervención de la fuerza pública para ejecutar
y hacer cumplir las decisiones judiciales. Este tipo de intervención es necesaria, sobre todo, en casos de ejecución
forzosa, donde las órdenes judiciales no son voluntariamente acatadas por las partes.
⭐LEX🩸
259
Lección 26
Los actos de comunicación
I.- TRASCENDENCIA CONSTITUCIONAL DE LOS ACTOS DE
COMUNICACIÓN
Los actos de comunicación ayudan a garantizar el derecho a un proceso con todas las garantías y, en
particular, el principio de contradicción o audiencia bilateral, reconocido como parte del derecho fundamental a
la tutela judicial efectiva sin indefensión (art. 24.1 CE).
● El acceso al proceso por parte de los interesados, y el conocimiento de la existencia del proceso,
dependen directamente de la eficacia de estos actos de comunicación.
Importancia de los actos de comunicación en el principio de contradicción
El Tribunal Constitucional ha destacado la importancia de los actos de comunicación para asegurar que el
proceso respete el principio de contradicción, que es esencial para garantizar que ambas partes en un litigio
puedan defender adecuadamente sus intereses. Este principio es un componente clave del derecho a la tutela
judicial efectiva.
- Para que se garantice el derecho a un proceso justo, los órganos judiciales tienen la obligación de ser
diligentes en la práctica de las comunicaciones procesales, especialmente en el emplazamiento o la
primera citación personal de los demandados. El objetivo es asegurar que los demandados puedan
comparecer en el proceso y defenderse adecuadamente (SSTC 130/2001, 42/2002, 149/2002 y 99/2003).
Reformas y medios electrónicos
Tras la reforma introducida por el RDL 6/2023, se ha admitido plenamente el uso de medios electrónicos para
realizar cualquier tipo de comunicación judicial, incluso el primer acto de comunicación dirigido al demandado.
● Esta reforma supone un cambio significativo, ya que anteriormente, la doctrina del TC exigía que la
primera comunicación se realizara de forma personal. Con la nueva normativa, se otorga validez y
eficacia plena a las comunicaciones procesales realizadas por medios electrónicos.
Principio de recepción formal
La Ley de Enjuiciamiento Civil establece que la validez y eficacia jurídica de las comunicaciones judiciales no
está vinculada al efectivo conocimiento de su contenido por parte del destinatario.
- Este enfoque se basa en la necesidad de garantizar la continuidad del proceso judicial y evitar
dilaciones indebidas que puedan perjudicar los derechos e intereses legítimos de las demás partes.
Por lo tanto, las comunicaciones procesales se rigen por el principio de recepción formal, según el cual se
consideran perfeccionadas desde el punto de vista procesal cuando se han observado diligentemente todos
los requisitos para su correcta ejecución, independientemente de que el destinatario haya tomado
conocimiento efectivo del contenido.
⭐LEX🩸
260
II.- CLASES DE ACTOS DE COMUNICACIÓN
Estos actos pueden clasificarse según su contenido en cuatro tipos principales: notificaciones, citaciones,
emplazamientos, y requerimientos (art. 149 LEC).
1.- Notificaciones en sentido estricto
Las notificaciones son los actos mediante los cuales se comunican las resoluciones dictadas por los Jueces y
Tribunales (providencias, autos o sentencias) o por los Letrados de la Administración de Justicia, en el ejercicio
de sus funciones (art. 270 LOPJ).
- También pueden ser realizadas por los Procuradores, a quienes la Ley 42/2015 les ha otorgado la
capacidad de realizar actos de comunicación y tareas de auxilio con los tribunales (art. 23.4 LEC).
El objetivo de las notificaciones es simplemente poner en conocimiento de las partes o de terceros una
resolución o actuación procesal, sin que de ello se derive ninguna obligación de actuar procesalmente.
Las notificaciones deben realizarse a todas las partes del proceso. Sin embargo, el tribunal también puede
notificar a terceros que no son partes procesales en los siguientes casos:
➢ Si estos terceros pueden verse afectados por la sentencia que se dicte.
➢ Si el tribunal advierte que las partes están utilizando el proceso con fines fraudulentos.
➢ En cualquier otro caso en que la ley lo prevea (art. 150.3 LEC y art. 270 LOPJ).
Información sobre la firmeza de las resoluciones
De acuerdo con el art. 248.4 LOPJ, cuando se notifique una resolución a las partes, se debe indicar si esta es
firme o si cabe algún recurso contra ella. En caso de que proceda un recurso, se debe especificar:
● Qué recurso es el procedente.
● Ante qué órgano debe interponerse.
● El plazo para interponer dicho recurso.
Relevancia constitucional de las notificaciones
El Tribunal Constitucional ha reconocido que el incumplimiento de lo establecido en el art. 248.4 LOPJ
(informar sobre los recursos) no siempre tiene relevancia constitucional. Es necesario distinguir entre:
● Falta de indicación de los recursos y mención equivocada.
● Supuestos en los que la parte está asistida por abogado y aquellos en los que no lo está.
La instrucción sobre recursos tiene como objetivo auxiliar a las partes y facilitar su acceso a los medios de
impugnación. Por tanto, no se puede hacer recaer sobre la parte las consecuencias perjudiciales de los errores
judiciales en la notificación de los recursos.
Si una mención incorrecta sobre el recurso lleva a una postura procesal equivocada que no sea atribuible a la
negligencia de la parte, podría tener relevancia constitucional. Sin embargo, la simple omisión de la indicación
del recurso no tiene el mismo alcance, ya que se espera que la parte supla esa omisión, especialmente si
cuenta con la asistencia de un letrado (SSTC 145/1986, 36/1989).
⭐LEX🩸
261
2.- Emplazamientos
El emplazamiento es un acto procesal mediante el cual se comunica a las partes una resolución judicial que
establece un plazo dentro del cual las partes deben personarse para realizar una determinada actuación
procesal.
● En esencia, el emplazamiento obliga a las partes a cumplir con ciertos requisitos procesales en un
período de tiempo fijado, con la advertencia de las consecuencias legales que podrían derivarse de su
incomparecencia.
Requisitos del emplazamiento
El emplazamiento, al igual que la citación, se realiza a través de la entrega de una cédula al destinatario. Esta
cédula debe contener los siguientes elementos, según los art. 152.4 LEC y art. 175 LECrim:
1. Identificación del Tribunal o Letrado de la Administración de Justicia que dictó la resolución y el asunto
en cuestión.
2. Nombre y apellidos de la persona a quien se dirige el emplazamiento y del Procurador encargado, si lo
hubiere.
3. Determinación del objeto del emplazamiento (la actuación procesal que se debe realizar).
4. Lugar, día y hora en los que se debe acudir al llamamiento.
5. Advertencia de los efectos que establece la ley en caso de incomparecencia.
Emplazamiento en la jurisdicción contencioso-administrativa
En la jurisdicción contencioso-administrativa, el emplazamiento presenta algunas particularidades. En estos
casos, el emplazamiento de la Administración se entiende realizado cuando se presenta la reclamación del
expediente (art. 50.1 LJCA).
● Además, es responsabilidad de la propia Administración notificar el acuerdo de remisión del
expediente a quienes aparezcan como interesados en dicho expediente.
● Estas personas, una vez notificadas, pueden personarse como demandados en el proceso.
El órgano judicial tiene el deber de verificar que los emplazamientos han sido realizados correctamente por la
Administración (art. 49.1 y 3 LJCA).
Doctrina del Tribunal Constitucional sobre la falta de emplazamiento
El Tribunal Constitucional ha establecido una doctrina detallada sobre la falta de emplazamiento personal a
terceros interesados en el proceso contencioso-administrativo. Para que esta falta de emplazamiento tenga
relevancia constitucional y pueda dar lugar a la concesión de un recurso de amparo, deben cumplirse los
siguientes tres requisitos:
1. Titularidad de un derecho o interés legítimo: El demandante de amparo debe ser titular de un derecho o
de un interés legítimo y propio que pudiera verse afectado en el proceso contencioso-administrativo.
Esto determinará su condición material de demandado o coadyuvante en dicho proceso.
2. Identificabilidad del interesado: El interesado debe ser identificable por el órgano jurisdiccional. Esta
identificación dependerá, principalmente, de la información contenida en el escrito de interposición
del recurso, en el expediente administrativo o en la demanda.
3. Indefensión real y efectiva: La falta de emplazamiento debe haber ocasionado al recurrente una
situación de indefensión real y efectiva (SSTC 145/1986, 36/1989).
⭐LEX🩸
262
3.- Citaciones
La citación es una modalidad de acto de comunicación que consiste en el llamamiento de las partes o terceros
para que comparezcan ante el órgano jurisdiccional en un día y hora determinados (denominado "término"),
con el fin de llevar a cabo una actuación procesal concreta.
Requisitos de la citación
El procedimiento para realizar una citación es idéntico al del emplazamiento, es decir, se efectúa mediante la
entrega de una cédula. Esta cédula debe contener los mismos datos que en el emplazamiento, con la
diferencia de que, en vez de fijarse un período de tiempo, se establece un día y hora concretos para que las
partes o terceros comparezcan y realicen la actuación procesal correspondiente.
Citación en el proceso penal
En el proceso penal, se contempla una modalidad
específica denominada "citación para ser oído" (arts.
486-487 LECrim). Este tipo de citación es una resolución
coercitiva emitida por el Juez de Instrucción, por la cual
se ordena la comparecencia inmediata del investigado
para informarle de la imputación en su contra y tomarle
declaración, permitiéndole así ejercer su derecho de
defensa antes del cierre de la instrucción.
Citación en el proceso civil
En el proceso civil, la citación se emplea para diversas
actuaciones, como:
● Citación para vistas en juicios verbales.
● Citación para la práctica de diligencias.
● Citación para la práctica de pruebas fuera de la
sede del Tribunal.
● Interrogatorio de parte.
● Citación para la vista de oposición cambiaria.
● Oposición a la ejecución dineraria.
Diferencia entre emplazamiento y citación
Es importante resaltar la diferencia fundamental entre el
emplazamiento y la citación. En el caso del
emplazamiento, el objetivo principal es provocar la
personación del demandado, es decir, su constitución
como parte en el procedimiento ante el Tribunal. En
cambio, la citación busca la comparecencia de una
persona ante el Juez o Letrado de la Administración de
Justicia para realizar un acto procesal específico.
Por lo tanto, la personación está relacionada con el
emplazamiento, mientras que la comparecencia está
ligada a la citación.
⭐LEX🩸
263
4.- Requerimientos
El requerimiento es otra modalidad de acto procesal de comunicación, cuyo objetivo es notificar a las partes o
terceros una resolución judicial que ordena la realización de una conducta o inactividad, que no se limita a la
mera comparecencia ante el órgano judicial (art. 149.4º LEC).
Particularidades del requerimiento
Una característica específica que diferencia el requerimiento de las notificaciones, citas y emplazamientos es
que el requerimiento es el único acto de comunicación que admite una respuesta por parte del interesado. Esta
respuesta deberá constar sucintamente en la diligencia correspondiente (art. 152.5 LEC).
Ejemplos de requerimientos
Algunos ejemplos de requerimientos incluyen:
● Requerimientos al poderdante o parte defendida para que abone la cuenta de su Procurador o
Abogado.
● Exhibición de documentos en diligencias preliminares.
● Requerimiento de pago, desalojo u oposición en el juicio verbal de desahucio por falta de pago.
● Requerimiento de pago en ejecución de títulos extraprocesales.
● Manifestación de bienes y derechos del ejecutado.
III.- TIEMPO Y LUGAR DE LA COMUNICACIÓN
1.- Tiempo
El tiempo de la comunicación procesal tiene tres momentos esenciales:
1. Expedición o remisión por parte del órgano judicial.
2. Recepción o entrega de la comunicación al destinatario.
3. Efectiva realización procesal del acto, con el correspondiente despliegue de efectos jurídicos.
Expedición o remisión
Según el art. 151.1 LEC, todas las resoluciones dictadas por los Tribunales o los Letrados de la Administración
de Justicia deben notificarse en un plazo máximo de tres días desde la fecha de su emisión o publicación. Este
plazo se refiere al tiempo que el órgano judicial tiene para disponer los medios necesarios para la expedición
de la comunicación, y no al tiempo en que esta ha de quedar materialmente efectuada. La materialización del
acto de comunicación depende de otros servicios que participan en el proceso, como el Cuerpo de Auxilio
Judicial o el Procurador.
Recepción o entrega
La recepción de la comunicación se produce cuando consta en la diligencia de entrega, en caso de que haya
sido realizada por el Cuerpo de Auxilio Judicial o el Procurador.
● Si se utiliza remisión postal o medios electrónicos, la fecha y hora de recepción se consignan en el
acuse de recibo postal o en el resguardo electrónico que acredite la efectiva recepción.
⭐LEX🩸
264
Efectiva realización del acto procesal
Aunque la recepción de la comunicación generalmente determina el momento en que comienza a
desplegarse el efecto jurídico, en algunos casos esta efectiva realización se produce en un momento distinto al
de la recepción real.
➢ Por ejemplo, en los actos de comunicación a organismos públicos, como el Ministerio Fiscal, la
Abogacía del Estado, o Administraciones Públicas, la comunicación se tiene por realizada el día hábil
siguiente a la fecha de recepción registrada.
➢ Esto se debe a que la comunicación no se practica directamente con el organismo, sino a través de un
servicio centralizado, que es el encargado de cursarla.
En cuanto a las comunicaciones remitidas después de las 15:00 horas, estas se consideran recibidas el día
hábil siguiente (art. 151.2 LEC).
Excepciones relacionadas con documentos adjuntos
Según el art. 151.3 LEC, si algún documento o despacho que debe acompañar a la comunicación se entrega en
una fecha posterior a la recepción de la comunicación, esta se considerará realizada cuando se entregue dicho
documento, siempre que los efectos jurídicos derivados de la comunicación estén vinculados al documento.
Comunicaciones electrónicas
Los actos de comunicación realizados mediante medios electrónicos que garanticen la autenticidad de la
comunicación, la integridad del contenido, y dejen constancia fehaciente de la emisión y recepción, se
considerarán efectuados cuando, habiendo sido correctamente remitidos, transcurran tres días sin que el
destinatario acceda a su contenido. En este caso, los plazos procesales comenzarán a computarse desde el día
hábil siguiente al tercer día (art. 162.2 LEC), excepto cuando el destinatario justifique su falta de acceso al
sistema.
2.- Lugar
Para determinar el lugar de realización de los actos de comunicación, debemos distinguir dos supuestos:
1. Partes representadas por Procurador.
2. Partes no representadas por Procurador.
Partes representadas por Procurador
Cuando las partes en el juicio están representadas por un Procurador, las comunicaciones se realizan a través
de este profesional. Estas comunicaciones tendrán lugar en:
● La sede del Tribunal o
● El servicio común de recepción organizado por el Colegio de Procuradores.
En cuanto a la remisión y recepción de estos actos de comunicación, se llevarán a cabo, salvo excepciones, por
medios telemáticos o electrónicos. La recepción debe ser acreditada mediante un resguardo que certifique
que el acto ha sido efectivamente recibido (arts. 153 y 154 LEC).
Partes no representadas por Procurador
En los casos en que las partes no estén representadas por un Procurador, el lugar donde se realizará el acto de
comunicación dependerá de si la parte tiene o no la obligación legal o contractual de relacionarse
electrónicamente con la Administración de Justicia (art. 155 LEC). Esta cuestión será analizada en detalle en el
epígrafe VI del texto.
⭐LEX🩸
265
IV.- PROCEDIMIENTOS DE COMUNICACIÓN
El art. 152 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) establece los procedimientos mediante los cuales se deben
llevar a cabo los actos de comunicación procesal. Este artículo organiza las formas de comunicación de
manera escalonada, y delega la dirección y responsabilidad de la correcta organización del servicio al Letrado
de la Administración de Justicia.
A continuación, se describen las cuatro formas principales de efectuar la comunicación procesal, así como las
modalidades supletorias y excepcionales.
A través del Procurador
La primera forma de comunicación se
efectúa cuando las partes del proceso están
representadas por un Procurador. En estos
casos, las comunicaciones se realizan
directamente a través de este profesional,
que será el encargado de recibir las
notificaciones y comunicarlas a su
representado.
Remisión por correo o medios electrónicos
La segunda forma consiste en la remisión de
lo que se desea comunicar mediante:
● Correo postal
● Telegrama
● Correo electrónico
● Cualquier otro medio electrónico
Es imprescindible que el medio utilizado
permita dejar constancia fehaciente de la
recepción, así como de la fecha, hora y el
contenido de lo comunicado. Estos datos se
consignarán en los autos del proceso.
Entrega personal de copia literal
En tercer lugar, el acto de comunicación
puede realizarse mediante la entrega directa
al destinatario de una copia literal de:
● La resolución que se deba notificar.
● El requerimiento que el Tribunal o el
Letrado de la Administración de
Justicia haya dirigido.
● La cédula de citación o
emplazamiento.
Esta forma de comunicación es efectiva y
garantiza que el destinatario reciba una copia
física del documento correspondiente.
⭐LEX🩸
266
Comunicación a través de medios telemáticos
En cuarto lugar, la comunicación se efectúa por medios telemáticos cuando el destinatario es uno de los
siguientes organismos o entidades:
● Ministerio Fiscal
● Abogacía del Estado
● Letrados de las Cortes Generales y de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas.
● Servicio Jurídico de la Administración de la Seguridad Social.
● Administraciones Públicas de las Comunidades Autónomas o de los entes locales (cuando no tuvieran
designado Procurador).
Este método se utiliza cuando no hay representación por parte de un Procurador y está orientado a garantizar
la eficiencia y rapidez en la comunicación entre los órganos judiciales y las entidades públicas.
Modalidades supletorias y excepcionales
Además de las cuatro formas mencionadas, existen dos modalidades adicionales que se aplican en casos
excepcionales:
● Comunicación edictal: Esta modalidad se utiliza de manera supletoria y excepcional cuando no es
posible realizar la comunicación de ninguna de las formas principales.
● Medios electrónicos, informáticos y similares: Dada su trascendencia en la modernización del sistema
judicial, los actos de comunicación por medios electrónicos tendrán un apartado específico para
analizar su regulación y aplicación.
1.- Por Procurador
Cuando las partes en un proceso comparecen con Procurador
legalmente habilitado, las comunicaciones judiciales se realizarán a
través de este representante, quien tiene la responsabilidad de
gestionar notificaciones, emplazamientos, citaciones y
requerimientos en nombre de su poderdante. Estos actos tienen la
misma validez que si fueran realizados directamente por la parte
representada.
Responsabilidad del Procurador
● El Procurador, mientras se mantenga vigente el poder, recibirá
todas las notificaciones, incluidas sentencias y actuaciones que
requieran la intervención personal de la parte, sin que pueda
solicitar que se entienda con su poderdante directamente (arts.
28.1 y 153 LEC).
● También es responsable de recibir las copias de escritos y
documentos que le entreguen los Procuradores de las otras
partes en el proceso (art. 276 LEC).
● La Ley 42/2015 le otorga la capacidad para realizar actos
procesales de comunicación, con posibilidad de certificación
de los mismos, y su actuación puede ser impugnada a través de
un recurso de reposición ante el Letrado de la Administración
de Justicia, o mediante un recurso de revisión (art. 23.4 y 5 LEC).
⭐LEX🩸
267
Opciones del Particular
El particular puede elegir si prefiere que los actos de comunicación se realicen a través de su Procurador o a
través de los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial (art. 152 LEC). Esta elección debe expresarse en el
escrito que inicia el procedimiento. Si no se hace mención alguna, se seguirán las actuaciones a través de los
funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial. También se gestionará por estos funcionarios cuando:
● Los demandados, ejecutados o recurridos no soliciten que los actos se realicen por su Procurador.
● Las partes tengan el derecho de asistencia jurídica gratuita (art. 152.1.2º.II LEC).
Es posible solicitar, por justa causa y de manera motivada, la modificación del sistema de notificación inicial, y
el Letrado de la Administración de Justicia decidirá sobre ello.
Responsabilidad en los Actos de Comunicación
Si los actos de comunicación se realizan a través del
Procurador, se consideran válidos cuando quede
constancia de la recepción, la identidad del
receptor, la fecha, la hora y el contenido del acto
comunicado. El Procurador tiene la responsabilidad
de acreditar estos detalles bajo su responsabilidad,
y cuidar de que todo quede debidamente registrado.
Lugar de las Comunicaciones
Los actos de comunicación con los Procuradores se
realizarán en la sede del Tribunal o en el servicio
común de recepción organizado por el Colegio de
Procuradores, presente en los edificios judiciales.
● Estas comunicaciones, salvo excepciones, se
efectuarán por medios telemáticos o
electrónicos, y con un resguardo de
recepción (art. 154.2 LEC).
El servicio común de recepción recibirá una copia
de la resolución o cédula, y las notificaciones y
copias de escritos entregados por los Procuradores
tendrán efecto una vez sean recibidas por dicho
servicio. La copia diligenciada incluirá el número de
copias entregadas y los nombres de los
destinatarios (art. 28.3 LEC).
Plazos
Según el art. 278 LEC, cuando el acto procesal que
se ha notificado a través del Procurador abre un
plazo para una actuación procesal, dicho plazo
comenzará a contarse sin intervención del
Tribunal, desde el día siguiente a la fecha de la
recepción o desde el momento en que se considere
que la notificación se ha realizado cuando se
utilicen medios electrónicos.
⭐LEX🩸
268
2.- La remisión por correo, telegrama o medios semejantes
Cuando se trata de realizar comunicaciones a personas que no son parte en el proceso, como testigos, peritos
y otros terceros que deben intervenir en él, dichas comunicaciones se realizarán mediante correo, telegrama,
correo electrónico u otro medio que permita dejar constancia fehaciente de la recepción, de la fecha y del
contenido de lo comunicado (art. 152.3.2ª y 159.1 LEC). Estas comunicaciones deben ser enviadas al domicilio
designado por los destinatarios.
Constancia de la remisión
En estos casos, el Letrado de la Administración de Justicia será el encargado de dar fe de la remisión y del
contenido del acto de comunicación, y se unirá al expediente correspondiente el acuse de recibo o cualquier
otro medio que acredite la efectiva recepción, como la documentación aportada por el Procurador que haya
gestionado la comunicación (art. 160.1 LEC).
Opciones electrónicas adicionales
Adicionalmente, el destinatario podrá identificar un dispositivo electrónico, un servicio de mensajería simple
o una dirección de correo electrónico para recibir información sobre la puesta a disposición de un acto de
comunicación. Sin embargo, esto no se considera suficiente para la práctica formal de notificaciones (art.
152.2.VI LEC). Esta herramienta sirve más bien como un mecanismo de aviso, pero no sustituye los medios
formales de notificación que exigen constancia de recepción.
Remisión de cédula de emplazamiento
La LEC también contempla la posibilidad de remitir, mediante estos mismos medios, una cédula de
emplazamiento para que el destinatario comparezca en la sede del Tribunal o en la sede judicial electrónica
para ser notificado, requerido o para recibir traslado de algún escrito, siempre que cumpla los siguientes
requisitos:
1. El destinatario debe tener su domicilio en el partido judicial donde radica la sede.
2. La comunicación no debe implicar la personación en el proceso ni la realización de actuaciones
personales que requieran su presencia.
La cédula de emplazamiento debe expresar con claridad el objeto para el cual se solicita la comparecencia,
indicando el procedimiento y el asunto a que se refiere, y apercibiendo al destinatario de que, si no comparece
dentro del plazo señalado sin causa justificada, se entenderá por realizada la comunicación o el traslado de
documentos correspondiente (art. 160.3 LEC).
3.- Comunicación mediante entrega
Cuando el destinatario de un acto de comunicación no esté obligado legal o contractualmente a relacionarse
electrónicamente con la Administración de Justicia, y no se pueda acreditar que ha recibido la comunicación
destinada a su personación en juicio o para realizar alguna actuación personal en el proceso, la entrega de la
comunicación se realizará en el domicilio del destinatario, en la sede judicial electrónica o en la sede del
Tribunal (art. 158 y 161 LEC).
⭐LEX🩸
269
Entrega domiciliaria
Cuando la comunicación se realice en el domicilio del destinatario, se documentará mediante una diligencia,
firmada por el funcionario o Procurador que efectúe la entrega y por la persona que la reciba.
● Esta diligencia debe incluir los datos identificativos de la persona que recibe la comunicación.
El emplazamiento personal debe hacerse en el domicilio real del destinatario.
● Si es una persona física, el domicilio será aquel donde transcurre su vida privada, familiar o laboral.
● En el caso de una persona jurídica, el domicilio será la sede donde realiza sus derechos o se le imputan
sus obligaciones.
Esto garantiza que la persona afectada por el proceso judicial tenga conocimiento efectivo del mismo y pueda
ejercer adecuadamente su derecho de defensa (art. 24.1 CE). El órgano judicial tiene la obligación de ser
diligente en la búsqueda de dicho domicilio, aunque este deber no es absoluto y depende de los medios
disponibles, como archivos y registros públicos (art. 156 LEC).
Negativa a recibir la comunicación
Si el destinatario se encuentra en su domicilio pero se niega a recibir la copia de la resolución o la cédula, o se
rehúsa a firmar la diligencia acreditativa de la entrega, se le advertirá de su obligación de hacerse cargo de la
comunicación. Si persiste en su negativa, el funcionario o Procurador informará al destinatario que la copia
queda a su disposición en la oficina judicial, y se producirá el efecto de la comunicación. Todo esto quedará
reflejado en la diligencia (art. 161.2 LEC).
Ausencia del destinatario
Si el destinatario no se encuentra en su domicilio y este coincide con el registrado en el padrón municipal,
registros fiscales u otros registros oficiales, se podrá entregar la comunicación a un empleado, familiar o
conviviente mayor de 14 años, o al conserje de la finca, siempre y cuando se le advierta de la obligación de
entregar la copia al destinatario o informarle de su paradero. Se les debe advertir también de su
responsabilidad en la protección de los datos del destinatario (art. 161.3 LEC).
Si la comunicación se realiza en el lugar de trabajo del destinatario, en su ausencia, se podrá entregar a una
persona que manifieste conocer al destinatario o al responsable de la recepción de documentos en ese lugar.
En ambos casos, se documentará en la diligencia el nombre de la persona que recibió la comunicación, su
relación con el destinatario y el momento en que se intentó la entrega.
Investigación del domicilio
Si al intentar realizar la comunicación no se encuentra a nadie en el domicilio, el funcionario o Procurador
intentará averiguar si el destinatario vive en ese lugar.
● Si se obtiene un nuevo domicilio durante esta investigación, se consignará en la diligencia y se
procederá a realizar la comunicación en la nueva dirección.
En caso de que no se pueda averiguar el domicilio actual del destinatario, el Tribunal deberá realizar las
averiguaciones que considere oportunas para localizarlo (art. 161.4 LEC).
4.- Comunicación edictal
Si, tras agotarse todas las vías, resulta imposible localizar el domicilio del destinatario, el Letrado de la
Administración de Justicia ordenará que la comunicación se realice mediante edictos en el Tablón Edictal
Judicial único. Esta medida debe tener en cuenta la protección de los derechos e intereses de menores y otros
derechos que puedan verse afectados por la publicidad de la comunicación.
⭐LEX🩸
270
V.- PRÁCTICA DE ACTOS DE COMUNICACIÓN POR MEDIOS
ELECTRÓNICOS
1.- Sujetos obligados
Conforme al art. 152.2 LEC, modificado por el RDL 6/2023, los actos de comunicación deberán realizarse por
medios electrónicos en los siguientes casos:
1. Obligados por ley:
○ Profesionales de la justicia: Abogados, Procuradores, Graduados Sociales, Notarios, Registradores,
funcionarios públicos y demás profesionales que actúan en la justicia, así como las oficinas
judiciales y fiscales, deberán emplear sistemas telemáticos para presentar escritos, documentos y
realizar actos de comunicación procesal (art. 273.1 LEC).
○ Personas jurídicas, entidades sin personalidad jurídica, quienes ejercen una actividad profesional
que requiere colegiación, representantes de sujetos obligados y funcionarios públicos que actúan
por razón de su cargo, también deben utilizar estos sistemas.
2. Obligados por contrato: Cuando los intervinientes en un proceso, aunque no estén obligados por ley,
hayan pactado contractualmente interactuar por medios electrónicos con la Administración de Justicia
en relación con litigios derivados de una relación jurídica. Quedan excluidos los contratos de adhesión
en los que intervengan consumidores y usuarios.
3. Por elección voluntaria: Los intervinientes que, sin estar obligados, opten voluntariamente por usar
medios electrónicos para las comunicaciones procesales.
2.- Requisitos y características
La comunicación electrónica en los actos procesales está regulada en el art. 162 LEC, que establece las
siguientes características y requisitos para su validez:
1. Aptitud: Los sistemas electrónicos, informáticos o telemáticos empleados deben permitir el envío y
recepción de escritos y documentos entre las oficinas judiciales y los destinatarios. Estos sistemas
deben estar habilitados para cumplir con las exigencias del proceso.
2. Autenticidad: Se debe garantizar la autenticidad de la comunicación y su contenido. Esto implica que el
sistema utilizado debe permitir la identificación irrefutable del emisor y el acto de comunicación
realizado.
3. Integridad: El contenido de la comunicación debe ser transmitido y recibido íntegro, es decir, en su
totalidad y sin alteraciones. Esto asegura que lo enviado por la oficina judicial llegue sin modificaciones
a su destinatario.
4. Fehaciente: Debe quedar constancia fehaciente de la remisión y recepción de la comunicación, junto
con la fecha y hora en la que ocurrió. Esto es crucial para verificar los plazos y los términos procesales
que dependen de la comunicación.
5. Confidencialidad: Aunque no se menciona explícitamente en el art. 162 LEC, el art. 230.4 LOPJ establece
que la confidencialidad de la comunicación debe estar garantizada. Esto implica que la información
intercambiada debe ser protegida para evitar el acceso no autorizado y asegurar que solo las partes
involucradas tengan acceso a la misma.
⭐LEX🩸
271
3.- LexNet
El sistema LexNet es una plataforma de transmisión electrónica que permite el intercambio seguro de
información entre los profesionales de la justicia, garantizando la autenticidad e integridad de los
documentos transmitidos. Entre sus características más destacadas están:
● Firma electrónica reconocida: asegura que los documentos enviados a través del sistema LexNet
cuenten con una firma válida que garantiza la autoría.
● Fecha y hora de envío y recepción: el sistema registra la fecha y hora exacta en que se envían y reciben
los documentos, proporcionando así un justificante con validez jurídica.
● Funcionamiento continuo: LexNet opera las 24 horas del día y durante todos los días del año,
permitiendo que los usuarios envíen y reciban documentación en cualquier momento.
El sistema fue desarrollado por el Ministerio de Justicia y regulado inicialmente por el Real Decreto 84/2007,
de 26 de enero. Actualmente, se encuentra bajo el Real Decreto 1065/2015, de 27 de noviembre, que regula las
comunicaciones electrónicas en la Administración de Justicia en el ámbito del Ministerio de Justicia y define
el marco de uso de LexNet.
Servicios que presta LexNet
El sistema LexNet ofrece una serie de servicios esenciales para la Administración de Justicia, incluyendo:
● Presentación y transporte de escritos procesales: permite la presentación de escritos y documentos
anexos, además de su distribución y remisión a los órganos u oficinas judiciales y fiscales.
● Gestión del traslado de copias: se registra la fecha y hora del traslado de copias entre los Procuradores,
lo que permite asegurar la correcta remisión de los documentos.
● Realización de actos de comunicación procesal: LexNet se utiliza para la ejecución de actos procesales
de comunicación, conforme a las exigencias de las leyes procesales.
● Expedición de resguardos electrónicos: al realizar cualquier presentación o comunicación, el sistema
expide resguardos electrónicos que acreditan la correcta ejecución del acto, incluyendo la fecha y hora.
En cada transacción realizada mediante LexNet se registra información clave como la identidad del remitente
y destinatario, la fecha y hora de la operación, y en algunos casos, el proceso judicial vinculado.
Ventajas de LexNet
Entre las principales ventajas del sistema LexNet para la Administración de Justicia, destacan:
a) Reducción de tiempos procesales: permite reducir drásticamente el tiempo necesario para enviar
notificaciones, que ahora se pueden realizar en segundos.
b) Comodidad: los operadores jurídicos pueden evitar desplazamientos innecesarios al poder enviar y
recibir documentación de forma remota, desde sus despachos.
c) Optimización del personal judicial: al automatizar la remisión de escritos, el personal judicial queda
eximido de tareas administrativas repetitivas.
d) Inmediatez: LexNet proporciona certificados electrónicos de las operaciones realizadas en el mismo
momento en que se ejecutan, con la correspondiente fecha y hora de sellado.
e) Comunicación directa: el sistema facilita la comunicación segura entre el ciudadano y la
Administración de Justicia, utilizando redes públicas de telecomunicación.
⭐LEX🩸: Tanto bombo que le dan. Es básicamente un correo electrónico, si sabes usar Gmail, sabes usar LexNet.
⭐LEX🩸
272
VI.- ACTOS DE COMUNICACIÓN CON LAS PARTES AÚN NO
PERSONADAS O NO REPRESENTADAS POR PROCURADOR.
DOMICILIO
1.- Régimen legal
El RDL 6/2023 establece dos regímenes
diferentes para los actos de comunicación con
las partes que no están personadas o no cuentan
con la representación de un Procurador:
A) Régimen de comunicación a los
sujetos obligados
Este régimen afecta a los sujetos que están legal
o contractualmente obligados a interactuar con
la Administración de Justicia por medios
electrónicos. Según el art. 155.1 LEC, cuando una
parte no está representada por Procurador pero
tiene la obligación de relacionarse
electrónicamente, los actos de comunicación se
efectuarán por medios electrónicos.
Existen algunas excepciones en las que el acto
de comunicación puede requerir un tratamiento
diferente:
1. Primer emplazamiento o citación del
demandado: Si el acto de comunicación
tiene como objetivo el primer
emplazamiento o citación, o implica la
intervención personal en ciertas
actuaciones, y el destinatario no accede
al contenido en el plazo de tres días, se
procederá a su publicación en el Tablón
Edictal Judicial Único.
2. Entrega en sede judicial: Si el destinatario se presenta en la sede judicial, el acto de comunicación
podrá realizarse mediante entrega de copia de la resolución, registrando dicha entrega en la diligencia.
3. Interrupción técnica: Si se produce una interrupción técnica en el sistema de comunicaciones
electrónicas, la comunicación podrá realizarse mediante entrega física de la resolución.
4. Elementos no convertibles a formato electrónico: Cuando se trate de documentos u objetos que no
pueden ser transformados en formato electrónico, se aplicará el mismo régimen excepcional de
comunicación física.
⭐LEX🩸
273
B) Régimen de comunicación a los sujetos NO obligados
Para las partes no representadas por Procurador y que no están
obligadas a utilizar medios electrónicos, se contempla un
régimen más flexible. En este caso, el emplazamiento o citación
del demandado, así como las comunicaciones que impliquen la
intervención personal de las partes, podrán practicarse
mediante remisión al domicilio del destinatario o por medios
electrónicos, siempre que este último medio sea libremente
aceptado por la parte.
● Si no se recibe confirmación de la comunicación
electrónica en tres días, se procederá a realizar la
remisión al domicilio.
En cuanto a las comunicaciones no relacionadas con el
emplazamiento o la citación, se considerarán válidas desde el
momento en que se acredite su correcta remisión al domicilio,
aunque no conste la recepción efectiva por parte del
destinatario.
● Si la parte, no estando obligada, decide voluntariamente
usar medios electrónicos, se considerará la
comunicación como efectuada si transcurren tres días
sin que el destinatario acceda al contenido.
Notificaciones adicionales: El art. 160.5 LEC establece que,
independientemente del medio de comunicación empleado, se
remitirá un aviso adicional al dispositivo electrónico del
destinatario o a su dirección de correo electrónico, informando
de la disponibilidad del acto de comunicación. La falta de este
aviso no invalidará la comunicación.
2.- Determinación del domicilio
La determinación del domicilio para efectos de notificaciones es
un aspecto clave en el procedimiento judicial. El art. 155.3 LEC
establece las pautas para identificar el domicilio tanto del
demandante como del demandado, asegurando que las
comunicaciones judiciales puedan realizarse de manera efectiva
y que no se produzca indefensión.
Demandante
No existe problema en la localización del demandante, ya que
éste tiene la obligación de hacer constar en su demanda o en la
petición inicial su domicilio a efectos de notificaciones. Durante
el proceso, si el demandante cambia de domicilio, debe informar
inmediatamente a la Oficina Judicial para que se actualicen los
datos de contacto.
⭐LEX🩸
274
Demandado
En cuanto al demandado, la determinación de su domicilio es responsabilidad del demandante, quien debe
especificarlo en la demanda.
➔ El actor puede designar uno o varios domicilios en los que considere que la comunicación procesal
puede realizarse con éxito. Además, debe proporcionar todos los datos conocidos del demandado que
puedan facilitar su localización, como el Número de Identificación Fiscal (NIF), número de teléfono,
fax, dirección de correo electrónico, entre otros.
Entre los lugares que pueden designarse como domicilio para la comunicación, el art. 155.3 LEC menciona los
siguientes:
1. El que aparezca en el padrón municipal.
2. El que conste en registros oficiales o en publicaciones de colegios profesionales.
3. El lugar donde el demandado ejerza su actividad profesional o laboral, siempre que no sea ocasional.
4. Para personas jurídicas, el domicilio será el que conste en el Registro Mercantil, en su defecto, el que
figure en los estatutos o el de cualquiera de sus representantes legales. Si es necesario, se puede
utilizar el domicilio de los administradores, gerentes o apoderados de la persona jurídica demandada.
5. En casos de arrendamientos, si el contrato no designa un domicilio específico para las notificaciones,
se considerará el domicilio arrendado como el lugar para las comunicaciones.
Obligación del Juez de investigar el domicilio del demandado
El Tribunal Constitucional ha indicado que los órganos judiciales no deben seguir mecánicamente las
indicaciones del demandante respecto al domicilio del demandado.
● Los jueces tienen la obligación de actuar de manera proactiva para localizar al demandado y garantizar
un emplazamiento efectivo.
● Esto implica que el Juez o Tribunal debe realizar las indagaciones necesarias para evitar la utilización
de la comunicación edictal, siempre que sea razonablemente posible, sin que ello implique una
investigación desmesurada.
Imposibilidad de localizar el domicilio del demandado
Si el demandante no puede proporcionar un domicilio o residencia del demandado, el Letrado de la
Administración de Justicia puede utilizar los medios disponibles para investigar su paradero.
● Para ello, puede recurrir a registros, organismos, colegios profesionales, empresas y otras entidades.
● Si estas indagaciones resultan infructuosas, el Letrado de la Administración de Justicia puede
comunicar los datos del demandado al Registro central de rebeldes civiles.
Este registro es utilizado para inscribir a las personas que no pueden ser localizadas por carecer de domicilio
conocido y cuyos intentos de localización han sido fallidos. No se incluirá en este registro a quienes han sido
citados o emplazados en su domicilio conocido y optan por no comparecer de forma voluntaria.
El demandado, o el órgano judicial de oficio, puede solicitar en cualquier momento la cancelación de la
inscripción en el Registro, proporcionando un nuevo domicilio en el que se puedan dirigir las comunicaciones
judiciales.
⭐LEX🩸
275
VII.- ACTOS DE COMUNICACIÓN CON OTROS ÓRGANOS
PÚBLICOS
La colaboración y auxilio entre órganos jurisdiccionales y otros órganos públicos es fundamental para el
correcto desarrollo del proceso judicial. Este deber de colaboración no solo es obligatorio entre los distintos
poderes del Estado, sino también con particulares, tal como establece el art. 118 de la Constitución y el art. 17.1
de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
A continuación, se presentan las principales formas de comunicación entre los órganos judiciales y otros
órganos públicos:
1.- Mandamientos
Los mandamientos son actos de comunicación emitidos por el Letrado de la Administración de Justicia de un
Juzgado o Tribunal, en los que se ordena la emisión de certificaciones, testimonios o la realización de
actuaciones que deban ser ejecutadas por ciertos funcionarios públicos.
Entre los destinatarios de los mandamientos se encuentran los Registradores de la Propiedad, Registradores
Mercantiles, Registradores de Buques, los de ventas a plazos de bienes muebles, Notarios, o agentes de
Juzgados o Tribunales (art. 149.5º y art. 167 LEC). Estos funcionarios, al estar encargados de la fe pública, juegan
un rol importante en la autenticación de determinados actos procesales.
2.- Oficios
El oficio es un acto de comunicación del Letrado de la Administración de Justicia con funcionarios que no
ostentan la fe pública o no pertenecen a los Cuerpos de la Administración de Justicia.
De acuerdo con el art. 149.6º y art. 167 LEC, estos funcionarios, aunque no formen parte del sistema judicial,
están igualmente obligados a prestar asesoramiento y colaboración a los Juzgados y Tribunales. Por ejemplo,
la solicitud de información a organismos como la Seguridad Social o Ayuntamientos para obtener datos
necesarios en un proceso judicial, se realiza mediante un oficio.
3.- Exposiciones
Las exposiciones son actos de comunicación que los órganos judiciales dirigen a las Cámaras Legislativas
(Congreso y Senado) o a los Ministros del Gobierno. Estas comunicaciones se canalizan a través del Ministerio
de Justicia, según lo establecido en el art. 196 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Este tipo de comunicación es más formal y está reservada para asuntos de gran relevancia que requieren la
intervención o el conocimiento de los poderes legislativo o ejecutivo.
⭐LEX🩸
276
Lección 27
Resolución final del Órgano Judicial:
la Sentencia
I.- CONCEPTO
La sentencia es el instrumento mediante el cual el Estado, a través de sus Jueces y Magistrados, da respuesta a
los conflictos jurídicos planteados en los procesos judiciales. Constituye la resolución jurisdiccional que cierra
el proceso, otorgando o denegando la tutela solicitada por las partes. En su contenido, la sentencia refleja una
voluntad estatal, que pretende resolver de manera definitiva el conflicto, y una exposición razonada de los
motivos que sustentan esa decisión.
Las sentencias poseen una serie de caracteres esenciales:
➢ Resolución jurisdiccional: La sentencia es la culminación del proceso jurisdiccional, dictada
exclusivamente por Jueces y Magistrados, en virtud de la potestad de enjuiciamiento que la
Constitución les otorga. Esta exclusividad implica que ningún otro órgano puede emitir sentencias con
los efectos de cosa juzgada que las sentencias judiciales poseen. Dentro del ámbito de las resoluciones
jurisdiccionales, la sentencia es la resolución más relevante, ya que pone fin al proceso en su fase
sustantiva. A diferencia de otras resoluciones procesales, como las providencias o autos, la sentencia
resuelve el fondo del asunto.
El objetivo fundamental de cualquier proceso judicial es la resolución material del conflicto entre las
partes, proporcionando una respuesta jurídica que pacifique las relaciones sociales y garantice la
justicia. Esto implica que el proceso judicial solo adquiere sentido y utilidad cuando logra resolver el
fondo de la controversia planteada, y no cuando, por cuestiones procesales, deja sin resolver el fondo
del asunto.
➢ Resolución material: Las sentencias están orientadas a resolver las cuestiones de fondo planteadas por
las partes o, en su caso, a homologar actos de disposición que concluyan el proceso con eficacia de cosa
juzgada. Se resuelven mediante sentencia tanto las controversias en todas las instancias del proceso,
como los actos de disposición de las partes que suponen la extinción total del conflicto.
Entre los supuestos más relevantes que se resuelven por sentencia, se encuentran:
○ Resolución del conflicto: La sentencia que pone fin al proceso en primera o segunda instancia, o
que resuelve recursos extraordinarios, como la casación, y procedimientos de revisión de
sentencias firmes (art. 206.1.3ª LEC).
○ Renuncia del actor: Cuando el demandante renuncia a su acción o derecho, el Tribunal dictará
sentencia absolutoria en favor del demandado, siempre que la renuncia sea legalmente
admisible (art. 20.1 LEC).
○ Allanamiento total: Cuando el demandado se allana a todas las pretensiones del actor, el
Tribunal dictará sentencia condenatoria conforme a lo solicitado, salvo que el allanamiento
implique fraude de ley, renuncia en perjuicio del interés general o de terceros (art. 21.1 LEC).
⭐LEX🩸
277
La resolución material implica que las decisiones que afectan al fondo del asunto, así como las homologaciones de
actos de disposición (como el allanamiento total o la renuncia), adoptarán siempre la forma de sentencia. Esto
garantiza que dichos actos cuenten con la supervisión judicial necesaria para verificar que no trascienden intereses
generales o de terceros, y para dotarles de fuerza ejecutiva.
➢ Resolución con fuerza de cosa juzgada: Una de las principales características de las sentencias es su
capacidad de generar cosa juzgada, es decir, el efecto vinculante que impide volver a discutir lo ya
resuelto. La cosa juzgada tiene una doble vertiente:
○ Cosa juzgada formal: Se refiere a la inimpugnabilidad de la sentencia dentro del propio proceso en
el que se ha dictado, es decir, cuando ya no es posible recurrirla. Una vez que la sentencia es firme,
pasa en "autoridad de cosa juzgada", lo que significa que no puede ser modificada dentro de ese
proceso, salvo en casos excepcionales previstos por la ley.
○ Cosa juzgada material: Implica que la sentencia tiene efectos más allá del proceso en que se dictó,
vinculando a futuros procesos que versen sobre el mismo objeto y las mismas partes. La cosa
juzgada material presenta una doble proyección:
■ Proyección positiva: Se manifiesta en la ejecutoriedad de la sentencia, que permite exigir el
cumplimiento de lo resuelto, y en su prejudicialidad, que vincula al juez de un proceso posterior
respecto a lo ya decidido en una sentencia firme.
■ Proyección negativa: Opera como el principio ne bis in idem, que impide juzgar dos veces el
mismo objeto entre las mismas partes. Este principio garantiza la seguridad jurídica al evitar la
repetición de procesos sobre cuestiones ya resueltas.
La cosa juzgada formal es el presupuesto necesario para la cosa juzgada material. Solo una sentencia firme puede
generar cosa juzgada material, permitiendo su ejecución forzosa y prohibiendo que el mismo conflicto sea resuelto
nuevamente. Además, la cosa juzgada material garantiza la prejudicialidad de la sentencia en futuros procesos y la
aplicación del principio ne bis in idem, impidiendo que se vuelva a juzgar un asunto ya resuelto.
➢ Supervisión judicial de actos de disposición: Aunque las partes tienen autonomía para disponer de sus
pretensiones (mediante renuncias, allanamientos o transacciones), el control judicial sobre estos actos
es fundamental para asegurar que no vulneran el interés general o derechos de terceros. La sentencia
permite que el juez supervise la licitud y proporcionalidad de los acuerdos alcanzados, evitando posibles
fraudes o abusos.
➢ Fuerza ejecutiva: Las sentencias condenatorias firmes son títulos ejecutivos que permiten a la parte
favorecida exigir el cumplimiento de lo resuelto (art. 517.2.1º LEC). Este carácter otorga a las sentencias
la fuerza necesaria para ser cumplidas por la parte condenada, incluso de forma coercitiva si es
necesario.
➢ Publicidad y motivación: La sentencia, al ser un acto jurisdiccional, debe ser pública y estar motivada.
La motivación implica que el juez debe justificar su decisión mediante una exposición clara y detallada
de los hechos y fundamentos jurídicos que la sustentan. Esta exigencia tiene un fundamento
constitucional en los artículos 24.1 y 120.3 de la Constitución, y permite a las partes conocer las razones
que llevaron al juez a resolver de una determinada manera. Además, la publicidad de las sentencias
garantiza la transparencia y control del poder judicial por la ciudadanía.
⭐LEX🩸
278
II.- CLASES DE SENTENCIAS
La distinción tradicional entre sentencias absolutorias en la instancia (o procesales) y sentencias de fondo (o
materiales) ha perdido vigencia, ya que la Ley de Enjuiciamiento Civil no contempla las primeras.
Actualmente, las sentencias en el ámbito civil son siempre materiales, resolviendo el fondo del asunto. En los
casos en los que la demanda sea inadmitida o el proceso se archive por la presencia de un óbice procesal
(irresuelto o insubsanable), la resolución adoptará la forma de auto, no de sentencia. Los Jueces y Tribunales,
en virtud del principio de tutela efectiva (art. 24 CE), deben resolver siempre sobre las pretensiones
planteadas, y solo podrán desestimarlas por defectos formales cuando estos sean insubsanables o no se
subsanen conforme a la ley (art. 11.3 LOPJ).
1.- Sentencias Estimatorias y Desestimatorias
Las sentencias materiales pueden clasificarse en:
● Estimatorias o favorables, cuando el Juez acepta las pretensiones del
demandante (o del demandado reconviniente). A su vez, pueden ser:
○ Totalmente estimatorias, si se concede todo lo solicitado.
○ Parcialmente estimatorias, si se acepta solo parte de la pretensión.
● Desestimatorias o desfavorables, cuando se rechazan las pretensiones.
También pueden ser:
○ Totalmente desestimatorias, cuando se desestiman todas las pretensiones.
○ Parcialmente desestimatorias, cuando solo se desestima una parte de las
pretensiones.
2.- Sentencias de Enjuiciamiento y Sentencias de
Homologación Judicial de los Actos de Disposición
En el pasado, las sentencias que resolvían el conflicto mediante el enjuiciamiento
se consideraban el modo de finalización normal del procedimiento, mientras que
aquellas que se basaban en actos de disposición de las partes (renuncia,
allanamiento, transacción) se denominaban modos de finalización anormal, por su
excepcionalidad. Sin embargo, actualmente, tanto las sentencias resultantes del
enjuiciamiento como las que resultan de la homologación judicial de actos de
disposición adoptan la forma de sentencia.
● Sentencias de enjuiciamiento: Son las dictadas tras un proceso lógico que
incluye la depuración de aspectos procesales, la comprobación de la realidad
empírica de los hechos y la aplicación del derecho.
● Sentencias de homologación judicial de actos de disposición: Son aquellas
en las que el Juez supervisa la disponibilidad del objeto del litigio y la
ausencia de fraude o abuso en las pretensiones de las partes (como en casos
de renuncia, allanamiento total o transacción). En este tipo de sentencias, el
Juez no realiza una labor de enjuiciamiento propiamente dicha, sino una
verificación de la legalidad y ausencia de vicios.
⭐LEX🩸
279
3.- Sentencias Contradictorias y Sentencias en Rebeldía
● Sentencias contradictorias: Son aquellas dictadas en un proceso en el que ambas partes (actor y
demandado) han hecho uso de sus derechos procesales, y han participado activamente en el desarrollo
del procedimiento.
● Sentencias en rebeldía: Son las dictadas en ausencia del demandado, cuando este no comparece a la
primera citación y se le declara en rebeldía. A pesar de su no comparecencia, el proceso continúa y se
dicta sentencia sin su participación.
4.- Sentencias constitutivas, declarativas y de condena
Las sentencias pueden clasificarse según el tipo de pretensión que resuelven en:
1. Sentencias declarativas
2. Sentencias constitutivas
3. Sentencias de condena
1.- Sentencias declarativas
Las sentencias declarativas tienen como objetivo reconocer o negar la existencia de una relación jurídica o de
un derecho. No crean ni modifican situaciones jurídicas, sino que se limitan a declarar judicialmente lo que ya
existe o no en el ordenamiento jurídico. Sus efectos son retroactivos (ex tunc), es decir, se proyectan desde el
momento en que surgió la relación jurídica objeto de la declaración.
2.- Sentencias constitutivas
Las sentencias constitutivas tienen como finalidad crear, modificar o extinguir relaciones o situaciones
jurídicas. A diferencia de las declarativas, estas sentencias alteran el estado jurídico existente, produciendo
efectos desde el momento en que se dictan (ex nunc), sin retroactividad.
3.- Sentencias de condena
Las sentencias de condena imponen al condenado el cumplimiento de una obligación específica, que puede
consistir en dar, hacer o no hacer algo. Son las únicas que permiten su ejecución forzosa en caso de
incumplimiento voluntario por parte del obligado.
Comparativa entre las tres clases de sentencias
Característica Sentencia Declarativa Sentencia Constitutiva Sentencia de Condena
Desde la sentencia; puede
Efecto temporal Retroactivo (ex tunc) Prospectivo (ex nunc)
incluir futuro
No altera; declara Crea, modifica o extingue Impone obligaciones
Alteración jurídica
derechos derechos específicas
No ejecutable (salvo
Ejecutabilidad No ejecutable Ejecutable forzosamente
excepciones)
Necesidad de inscripción Generalmente no Puede requerir inscripción No requiere inscripción
Aclarar situaciones Cambiar situaciones Exigir cumplimiento de
Finalidad principal
jurídicas jurídicas obligaciones
⭐LEX🩸
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5.- Sentencias de ejecución líquida inmediata, a reserva de liquidación y de
condenas a futuro
Las sentencias de condena pueden clasificarse, según su ejecutabilidad y el momento en que se puede exigir
su cumplimiento, en:
1. Sentencias de ejecución líquida inmediata
2. Sentencias con reserva de liquidación
3. Sentencias de condena a futuro
1. Sentencias de ejecución líquida inmediata
Estas sentencias establecen de manera clara y precisa el importe exacto o la prestación específica que debe
cumplir el condenado. Al contener todos los elementos necesarios para su ejecución, pueden ser ejecutadas
inmediatamente después de adquirir firmeza.
2. Sentencias con reserva de liquidación
En estas sentencias, aunque se establece la condena, no se determina el importe exacto o la prestación
concreta, pero se fijan las bases para su posterior liquidación. La cuantificación de la obligación se realizará en
fase de ejecución, siguiendo los criterios establecidos en la sentencia.
3. Sentencias de condena a futuro
Estas sentencias condenan al cumplimiento de prestaciones que se devengarán en el futuro, es decir,
obligaciones que aún no han nacido al momento de dictarse la sentencia pero que surgirán posteriormente.
6.- Sentencias de primera instancia, de segunda instancia, de recursos
extraordinarios y de revisión
Las sentencias también pueden clasificarse según el grado jurisdiccional en el que se dictan:
1. Sentencias de primera instancia
2. Sentencias de segunda instancia
3. Sentencias de recursos extraordinarios
4. Sentencias de revisión
7.- Sentencias definitivas y firmes
Aunque no es una clasificación estricta, es importante distinguir entre:
1.- Sentencias definitivas
Son aquellas que ponen fin al proceso en la instancia correspondiente. Pueden ser de primera o segunda
instancia y, en principio, son susceptibles de recurso dentro de los plazos legales establecidos.
Características:
● Concluyen una etapa procesal: Permiten a las partes conocer el resultado de esa instancia.
● Pueden ser impugnadas: Si no están conformes, las partes pueden recurrir.
● No tienen fuerza de cosa juzgada material: Hasta que no sean firmes, no adquieren plena eficacia.
2.- Sentencias firmes
Son aquellas contra las que no cabe ningún recurso ordinario o extraordinario, ya sea porque han
transcurrido los plazos para recurrir o porque la ley no prevé recursos contra ellas.
⭐LEX🩸
281
III.- FORMA
La formalidad de las sentencias en el proceso civil está estrictamente regulada por la Ley de Enjuiciamiento
Civil. A pesar de la preponderancia de la oralidad en el proceso moderno, la sentencia sigue siendo un acto
escrito, garantizando la seguridad jurídica, el rigor y la permanencia del fallo.
El artículo 210.3 LEC establece claramente que, “en ningún caso se dictarán oralmente sentencias en procesos
civiles”. Esto implica que todas las sentencias deben estar documentadas por escrito, con una estructura
formal detallada que incluye varios componentes esenciales.
Estructura de la Sentencia
1. Encabezamiento
2. Antecedentes de Hecho
3. Fundamentos de Derecho
4. Fallo
Además, las sentencias deben incluir, obligatoriamente, una serie de menciones formales.
Menciones Formales Obligatorias
● Tribunal que dicta la sentencia: Debe indicarse el juez o magistrado que la emite y, si procede, el
ponente en tribunales colegiados (art. 208.3 LEC).
● Lugar y fecha: La sentencia debe mencionar el lugar y la fecha en que se dicta (art. 208.4 LEC).
● Recurso procedente: Se debe especificar si la sentencia es firme o si cabe recurso, indicando el tipo de
recurso, plazo para interponerlo, y el órgano competente ante el que debe presentarse (art. 208.4 LEC).
1.- Encabezamiento
El encabezamiento incluye los elementos básicos de identificación del proceso. Según el artículo 209.1.1º LEC,
se expresarán los siguientes datos:
● Nombres de las partes implicadas en el proceso.
● Representación y legitimación de las partes, cuando sea necesario.
● Nombres de abogados y procuradores que actúan en nombre de las partes.
● Objeto del juicio, es decir, una descripción del conflicto o las pretensiones en discusión.
El encabezamiento sirve como una introducción formal que proporciona a las partes y al lector de la sentencia
un contexto claro del proceso y los participantes involucrados.
2.- Antecedentes de Hecho
En los antecedentes de hecho, se enumeran y describen los hechos y pretensiones que sustentan el proceso,
así como las pruebas presentadas por las partes. Este apartado debe ser claro y conciso, con una estructura en
párrafos separados y numerados (art. 209.1.2ª LEC).
Contenido de los Antecedentes de Hecho:
● Pretensiones de las partes: Se resumen las demandas y defensas presentadas por el actor y el
demandado.
● Hechos alegados: Se describen los hechos que sustentan las pretensiones de cada parte, agrupados de
forma clara y lógica.
⭐LEX🩸
282
● Pruebas propuestas y practicadas: Se mencionan las pruebas admitidas y practicadas durante el
proceso, detallando su relevancia para la resolución del caso.
● Hechos probados: Cuando sea necesario, se indicarán los hechos que han sido probados a lo largo del
procedimiento. La mención a estos hechos probados es fundamental para la aplicación del Derecho en
la siguiente parte de la sentencia.
Este apartado debe ser exhaustivo, ya que una descripción incompleta o incorrecta de los hechos puede
generar un fallo erróneo. Además, el principio dispositivo implica que las partes son responsables de la
introducción de hechos al proceso, por lo que el juez solo puede basarse en lo que ha sido aportado y probado.
3.- Fundamentos de derecho
Los fundamentos de derecho son la parte de la sentencia donde se expone el razonamiento jurídico que
justifica la decisión del tribunal. Según el artículo 209.1.3ª de la LEC, deben expresarse en párrafos separados y
numerados los puntos de hecho y de derecho relevantes, ofreciendo las razones y fundamentos legales que
sustentan el fallo. También deben mencionarse las normas jurídicas aplicables al caso.
A diferencia de los hechos —subjetivos y controvertidos—, el Derecho es público, notorio y objetivo, y su
aplicación puede ser determinada por el tribunal independientemente de lo que argumenten las partes.
● Esto se justifica mediante principios como iura novit curia ("el juez conoce el Derecho") y da mihi
factum et dabo tibi ius ("dame los hechos y yo te daré el Derecho"). Estos principios facultan al juez a
aplicar el Derecho adecuado, incluso si las partes no lo han invocado correctamente.
El artículo 218.1 de la LEC refuerza este principio al indicar que el tribunal resolverá conforme a las normas
aplicables, aunque no hayan sido citadas o alegadas por las partes, siempre que no se aparte de la causa de
pedir. El juez también puede utilizar doctrina científica y jurisprudencial para respaldar la interpretación del
Derecho y ofrecer una motivación más completa y exhaustiva.
4.- Fallo
El fallo es la parte dispositiva de la sentencia y contiene la decisión final del tribunal respecto a las
pretensiones de las partes. Conforme al artículo 209.1.4ª de la LEC, el fallo debe:
● Incluir pronunciamientos numerados sobre cada una de las pretensiones formuladas por las partes.
● Determinar la cantidad objeto de la condena en caso de haberla, sin reservar su fijación para la
ejecución de la sentencia, salvo en los casos en que se permita establecer las bases para su liquidación.
● Pronunciarse sobre las costas procesales.
El fallo es la parte más relevante de la sentencia a nivel operativo, ya que expresa la respuesta del tribunal a las
pretensiones y es la única parte de la sentencia que adquiere la fuerza de cosa juzgada. Los razonamientos
previos de la sentencia (obiter dicta) no forman parte de la cosa juzgada; estos razonamientos explican la
lógica del tribunal, pero no concluyen el proceso.
El fallo debe responder de forma favorable o adversa a todas las pretensiones planteadas.
● Según el artículo 218.3 de la LEC, si los puntos objeto de litigio han sido varios, el tribunal debe
pronunciarse separadamente sobre cada uno de ellos.
● Si el fallo omite pronunciarse sobre alguna de las pretensiones, esto podría generar una incongruencia
omisiva.
⭐LEX🩸
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IV.- CONTENIDO
El contenido de la sentencia está compuesto por un itinerario mental y jurídico que el juez sigue para emitir
su decisión final. Este itinerario es complejo y se compone de diversas fases interrelacionadas, que van desde
la verificación inicial de la viabilidad procesal hasta la emisión del fallo. Este recorrido incluye una
multiplicidad de operaciones mentales que solo el juez puede llevar a cabo, dado que son fruto de su íntima
convicción y experiencia.
El proceso se inicia con la comprobación de los hechos aportados por las partes, aunque la fase de prueba
propiamente dicha no ocurre hasta más adelante en el procedimiento. El juez primero verifica la viabilidad
procesal, es decir, la ausencia de obstáculos procesales que pudieran impedir la válida constitución del litigio,
y examina si los hechos narrados pueden subsumirse en el Derecho objetivo vigente.
El siguiente paso es el análisis de la sostenibilidad procesal y material de las pretensiones de las partes. El juez
evalúa si los hechos alegados pueden ser objeto de enjuiciamiento sustantivo y si existen obstáculos
procesales insalvables. Solo tras superar esta fase, se procede a la valoración de la prueba y a la fijación
definitiva de los hechos del proceso.
La valoración de la prueba es la parte más importante del proceso judicial. El juez debe realizar esta valoración
siguiendo principios fundamentales como la inmediación (el juez que asiste directamente a la práctica de la
prueba es quien debe emitir el juicio sobre la misma), la contradicción (las partes deben estar presentes en el
proceso), la publicidad (el proceso debe ser transparente) y la concentración (la práctica de la prueba y su
valoración deben realizarse de manera unificada, para evitar lagunas o incertidumbres).
Finalmente, el juez realiza una segunda subsunción, es decir, aplica el Derecho a los hechos que ya se han
determinado como ciertos. Esto se acompaña de estudios doctrinales o jurisprudenciales que refuerzan la
argumentación jurídica. El proceso culmina con la emisión del fallo, donde el juez concede o rechaza, total o
parcialmente, las pretensiones de las partes.
Claves del artículo 218.1 de la LEC
El artículo 218.1 de la LEC establece que las sentencias deben ser claras, precisas y congruentes con las
demandas y las pretensiones de las partes. En este precepto se destacan cuatro atributos esenciales de la
sentencia que son importantes analizar:
1. Claridad: La sentencia debe ser fácilmente comprensible, tanto para las partes como para los demás
operadores jurídicos, evitando la ambigüedad.
2. Precisión: Los hechos, fundamentos jurídicos y conclusiones deben ser expuestos de manera concreta
y detallada, sin dejar espacio para interpretaciones confusas.
3. Motivación: La sentencia debe estar motivada, es decir, debe explicar detalladamente los
razonamientos que llevaron al juez a tomar la decisión, justificando cada paso de su razonamiento
jurídico.
4. Congruencia: La sentencia debe ser congruente, lo que implica que el juez debe pronunciarse sobre
todas las pretensiones formuladas por las partes, sin omitir ni exceder las cuestiones planteadas.
En síntesis, el contenido de la sentencia no solo implica una correcta aplicación del Derecho a los hechos, sino
que también requiere que el juez respete ciertos atributos esenciales, como la claridad, precisión, motivación
y congruencia, para que la decisión sea comprensible, justificada y acorde a las demandas de las partes.
⭐LEX🩸
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1.- Claridad y precisión
La claridad y precisión en las sentencias son atributos esenciales, que garantizan que cualquier persona con
un nivel medio de entendimiento pueda comprender plenamente el razonamiento judicial. La claridad se
refiere a la capacidad de expresar ideas de forma accesible y comprensible, mientras que la precisión implica
la exactitud y delimitación con la que se exponen los argumentos y conclusiones.
La sentencia debe evitar el uso de lenguaje ambiguo o confuso.
● No basta con que contenga razones, motivos y explicaciones coherentes, sino que el razonamiento
debe ser transparente y estar bien delimitado.
● Esto es importante para que tanto las partes involucradas como cualquier otro lector puedan entender
fácilmente el proceso lógico que llevó al juez a tomar una decisión.
En resumen, las sentencias deben ser comprensibles para cualquiera que posea una inteligencia media y un
razonable capacidad de raciocinio.
2.- Motivación
El artículo 218.2 de la LEC establece que las sentencias deben estar
motivadas, lo que significa que el juez debe explicar detalladamente
los razonamientos fácticos y jurídicos que lo llevaron a su decisión.
Esto incluye la valoración de las pruebas y la correcta aplicación e
interpretación del Derecho. La motivación asegura que el fallo
judicial no sea un mero ejercicio de poder, sino una aplicación
razonada y bien fundamentada del Derecho al caso concreto.
La motivación cumple un rol esencial en el derecho de acción y
defensa. Los jueces no pueden emitir decisiones de manera
arbitraria; deben proporcionar una explicación clara y
fundamentada que muestre cómo llegaron a su conclusión. Esto
incluye:
● La determinación de los hechos ciertos que conforman el objeto
litigioso.
● La valoración de esos hechos y su inserción en el ordenamiento
jurídico para justificar la resolución final.
Una incorrecta o arbitraria aplicación del Derecho puede derivar en
errores judiciales, afectando directamente el derecho de defensa de
las partes. De ahí que una sentencia mal motivada pueda ser objeto
de recursos en instancias superiores como la apelación o la casación,
o incluso ser merecedora de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Por último, la motivación también busca convencer a las partes
involucradas, ya sea para evitar la prolongación del conflicto a través
de recursos o para demostrar, en caso de que se interponga un
recurso, que el fallo fue el resultado de un proceso lógico, justo y
razonado. Una sentencia bien motivada disuade a las partes de
recurrir, pero también justifica ante tribunales superiores la
corrección del fallo inicial.
⭐LEX🩸
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3.- Congruencia
La congruencia es uno de los atributos esenciales de las sentencias junto con la motivación y la
claridad/precisión. Es un principio fundamental del derecho a la tutela judicial efectiva y al derecho de
defensa, cuyo incumplimiento podría llevar incluso a un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Congruencia implica que la sentencia debe responder a las pretensiones de las partes dentro de los límites
que ellas mismas han marcado. Esto se deriva del principio dispositivo que rige el proceso civil, en el que las
partes son las que deciden sobre el objeto del litigio, y el juez está obligado a pronunciarse exclusivamente
sobre lo que ellas han pedido. Sin embargo, este principio tiene límites en los casos que afectan a intereses
indisponibles, como los derechos de menores, personas con discapacidad o ausentes. En estos casos, el juez
puede ir más allá de lo solicitado por las partes para proteger esos intereses superiores.
Los errores de congruencia pueden clasificarse en varias modalidades:
1. Incongruencia ultra o supra petita (por exceso): Ocurre cuando el juez concede más de lo solicitado
por el actor o el demandado reconviniente. Por ejemplo, si el actor reclama 15.000 euros, cualquier
cantidad superior a esta (por ejemplo, 15.001 euros) constituiría una incongruencia ultra petita.
2. Incongruencia infra o citra petita (por defecto): Ocurre cuando el juez concede menos de lo admitido
por el demandado. No se debe confundir con la concesión de menos de lo solicitado por el actor o
resistido por el demandado, lo cual es legítimo dentro de la libertad de enjuiciamiento del juez. Este
tipo de incongruencia se produce cuando, por ejemplo, el demandado admite 5.000 euros de una
pretensión total de 15.000 euros, y el juez concede una cantidad inferior a esos 5.000 euros
reconocidos. El juez está vinculado a lo admitido por el demandado y debe respetar ese mínimo.
3. Incongruencia extra petita: Se produce cuando el juez resuelve sobre cuestiones que no fueron objeto
de las pretensiones de las partes, es decir, concede o deniega algo que no ha sido solicitado. Este tipo de
incongruencia puede dar lugar a la llamada incongruencia silenciosa u omisiva (ex silentio), que ocurre
cuando, al resolver sobre cuestiones no solicitadas, el juez omite pronunciarse sobre las pretensiones
efectivamente planteadas por las partes.
4. Incongruencia omisiva o ex silentio: Consiste en la falta de pronunciamiento sobre alguna de las
pretensiones planteadas por las partes, lo cual contraviene la obligación del juez de resolver todos los
puntos litigiosos que han sido objeto de debate, tal como establece el artículo 218.1 de la LEC. Este
defecto puede subsanarse mediante un complemento de la sentencia, como permite el artículo 215 de
la LEC, cuando la sentencia resulta incompleta o defectuosa.
Por lo que, la congruencia garantiza que el juez se mantenga dentro de los límites de lo solicitado por las
partes, evitando excesos o defectos en su fallo, y asegurando que se pronuncie sobre todas las cuestiones que
han sido objeto de debate.
⭐LEX🩸
286
Lección 28
Derecho paraprocesal: mediación y arbitraje
I.- INTRODUCCIÓN
Después de haber estudiado el concepto de Derecho procesal y sus 3 principios fundamentales: Acción,
Jurisdicción y Proceso, es relevante analizar los mecanismos emergentes de resolución de conflictos que
coexisten de manera complementaria o alternativa a la Jurisdicción.
● Estos mecanismos, denominados paraprocesales, incluyen la mediación y el arbitraje, que constituyen
herramientas útiles en el contexto actual.
La Jurisdicción es, por su estructura y principios, el mecanismo más desarrollado para la resolución de
conflictos.
➔ Sus bases se encuentran en principios constitucionales que fortalecen nuestro sistema democrático,
delegándose a profesionales altamente capacitados como los Jueces y Magistrados, quienes forman
parte del Poder Judicial, el tercer poder del Estado. Este ejercicio de la función jurisdiccional se
caracteriza por valores como la independencia, imparcialidad, responsabilidad, inamovilidad y la
sumisión exclusiva a la Ley.
A pesar de las ventajas de la Jurisdicción, presenta tres grandes limitaciones: lentitud, costo y complejidad. Los
procesos judiciales suelen ser largos, caros y difíciles de entender para quienes no están familiarizados con el
Derecho. Estas debilidades han propiciado el desarrollo de mecanismos alternativos de resolución de
conflictos, entre ellos la conciliación, la Jurisdicción voluntaria, el arbitraje y, más recientemente, la
mediación.
● Conciliación: Es un método autocompositivo, en el que las partes, con el debido asesoramiento, llegan
a un acuerdo mutuo. En la conciliación, ambas partes ceden parcialmente sus posiciones para resolver
el conflicto sin necesidad de iniciar o continuar un proceso judicial. Este método está regulado por
diversas leyes como la Ley de Jurisdicción Voluntaria, la Ley del Notariado y la Ley Hipotecaria, y puede
realizarse ante el Letrado de la Administración de Justicia, el Notario o el Registrador, respectivamente.
● Jurisdicción Voluntaria: Regulada por la Ley 15/2015, de 2 de julio, esta ley busca desjudicializar ciertos
procedimientos, derivando asuntos hacia profesionales como los Letrados de la Administración de
Justicia, Notarios y Registradores. Esta externalización de la justicia agiliza la resolución de conflictos
de manera más económica y rápida que los procedimientos judiciales. La Jurisdicción voluntaria
también forma parte del Derecho procesal civil, en su vertiente no contenciosa.
● Mediación: Es un mecanismo autocompositivo en el que las partes, de manera libre y voluntaria,
buscan alcanzar un acuerdo con la ayuda de un mediador neutral que las guía durante el proceso. La
mediación busca que las partes lleguen a un entendimiento mutuo sin necesidad de intervención
judicial.
● Arbitraje: Es un mecanismo heterocompositivo, donde las partes, a través de un acuerdo previo,
someten su conflicto a un árbitro. Este árbitro, usualmente un experto en la materia objeto del litigio,
emite una decisión vinculante para ambas partes.
⭐LEX🩸
287
Todos estos mecanismos de resolución de conflictos —(i) la conciliación, (ii) la desjudicialización de ciertos
expedientes de la Jurisdicción voluntaria, (iii) la mediación y (iv) el arbitraje— constituyen alternativas, y en
muchas ocasiones complementarias, a la Jurisdicción.
● Ambos instrumentos, aunque con diferentes procedimientos y actores —los Mediadores y Árbitros—,
tienen el propósito de resolver conflictos intersubjetivos similares a los que se presentan ante los
Juzgados y Tribunales.
Antes de adentrarnos en los conceptos, naturaleza y procedimientos de la mediación y el arbitraje, es
necesario realizar algunas aclaraciones sobre sus similitudes y diferencias más relevantes.
Similitudes entre la mediación y el arbitraje
1. Ámbito objetivo reducido a materias privadas: La principal similitud entre la mediación y el arbitraje
radica en su aplicación limitada a los conflictos de naturaleza privada, predominantemente en asuntos
civiles y mercantiles. Sin embargo, este ámbito podría expandirse, como se ha visto en casos de
mediación laboral, y existe una creciente expectativa de que se regule su uso en la Jurisdicción penal y
administrativa.
2. Expectativas de celeridad y flexibilidad: Tanto la mediación como el arbitraje son valorados por su
capacidad de proporcionar una solución más rápida, flexible y económica en comparación con los
procesos judiciales convencionales. Estos métodos permiten evitar la rigidez procedimental y la
lentitud del sistema judicial, que muchas veces se ve saturado.
3. Voluntariedad: Aunque la forma y el momento en que se manifiesta la voluntad de recurrir a estos
mecanismos difieren, ambos procedimientos requieren que las partes elijan libre y voluntariamente
acudir a la mediación o al arbitraje. La voluntariedad es, por tanto, una característica esencial en ambos
sistemas.
Diferencias entre la mediación y el arbitraje
1. Compatibilidad con la Jurisdicción: La diferencia más relevante es la
compatibilidad de cada mecanismo con el proceso judicial convencional.
La mediación es complementaria a la Jurisdicción y puede coexistir con
ella; si la mediación no resuelve el conflicto, las partes pueden acudir a la
vía judicial. En cambio, el arbitraje es excluyente de la Jurisdicción, ya
que, una vez que las partes han acordado someterse a un árbitro, los
Jueces y Magistrados no tendrán competencia para resolver el conflicto.
2. Naturaleza del mecanismo: La mediación es de naturaleza
autocompositiva, ya que las partes alcanzan por sí mismas un acuerdo
con la ayuda del mediador, quien facilita la comunicación entre ellas
pero no impone una solución. En cambio, el arbitraje es de naturaleza
heterocompositiva, puesto que el árbitro dicta una decisión que las
partes deben acatar, de forma similar a una sentencia judicial.
3. Especialización: En el arbitraje, el Árbitro suele ser un experto en la
materia en disputa, lo que le permite tomar una decisión bien informada
sobre el conflicto. En la mediación, por su parte, el Mediador no necesita
ser un experto en la materia específica del conflicto, sino que debe tener
habilidades y destrezas en la gestión de conflictos, facilitando la
comunicación y promoviendo el diálogo para que las partes lleguen a un
acuerdo voluntario.
⭐LEX🩸
288
II.- MEDIACIÓN
La mediación es un mecanismo autocompositivo de resolución armoniosa de conflictos intersubjetivos de
naturaleza privada —especialmente en los ámbitos civil y mercantil—, mediante el cual las partes
involucradas, con la asistencia de un profesional especializado, el Mediador, pueden alcanzar un acuerdo que
ponga fin a su disputa. La regulación de la mediación se encuentra en la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación
en asuntos civiles y mercantiles (LMACYM).
Este mecanismo, aunque limitado actualmente a los ámbitos civil y mercantil, ha mostrado un desarrollo
prometedor, con potencial de expandirse a otras áreas del Derecho. Sin embargo, quedan expresamente
excluidas de la mediación regulada por la LMACYM las áreas de mediación penal, mediación con las
Administraciones públicas y mediación laboral.
1.- Principios Informadores
Los principios que inspiran la mediación son
fundamentales para su funcionamiento. Entre ellos
destacan la voluntariedad y libre disposición, la igualdad
de partes, la imparcialidad, la neutralidad y la
confidencialidad. Además, la lealtad, la buena fe, el
respeto mutuo y la colaboración con el mediador son
esenciales en la actuación de las partes durante el
procedimiento de mediación.
A) Voluntariedad y Libre Disposición
La voluntariedad es uno de los principios cardinales de la
mediación, ya que ninguna persona está obligada a
someter su conflicto a mediación, ni siquiera cuando
existe un compromiso escrito de sumisión previa a este
mecanismo. Según la LMACYM, en estos casos la
mediación solo "se deberá intentar", pero no obliga a las
partes a continuar con el procedimiento contra su
voluntad.
● El artículo 6.2 de la LMACYM establece que, en caso
de existir un pacto escrito que exprese el
compromiso de someter las controversias a
mediación, "se deberá intentar el procedimiento
pactado de buena fe, antes de acudir a la
Jurisdicción o a otra solución extrajudicial". Este
intento es obligatorio, pero las partes no están
forzadas a continuar con la mediación o a llegar a un acuerdo si no lo desean.
La voluntariedad impregna todo el procedimiento, permitiendo que las partes puedan retirarse de la
mediación en cualquier momento, sin estar obligadas a alcanzar un acuerdo o a mantener su participación en
el proceso si no lo desean.
⭐LEX🩸
289
B) Igualdad de partes e imparcialidad del Mediador
La mediación se fundamenta en el principio de igualdad de las partes, similar al concepto de "igualdad de
armas" en los procesos judiciales. Este principio, reflejo del derecho constitucional a la igualdad, asegura que
todas las partes tengan las mismas oportunidades y derechos en el proceso de mediación, sin que ninguna
goce de ventajas sobre la otra.
Además, la imparcialidad del Mediador es crucial, pues garantiza que este profesional actúe sin favorecer ni
perjudicar a ninguna de las partes, manteniendo una actitud objetiva, desapegada y equitativa, similar a la
imparcialidad que se espera de un juez o árbitro. La Ley 5/2012 establece, en su artículo 7, que el procedimiento
de mediación debe garantizar que las partes participen con plena igualdad de oportunidades, manteniendo
un equilibrio en sus posiciones y respetando los puntos de vista de cada una. El mediador no debe actuar en
beneficio de ninguna de las partes.
La falta de imparcialidad del mediador, en cualquier etapa del proceso, puede poner en riesgo la integridad del
procedimiento.
● El artículo 13.4 de la LMACYM señala que el mediador no podrá iniciar, o deberá abandonar, el proceso
si existen circunstancias que comprometan su imparcialidad. En caso de que surjan factores que
afecten su neutralidad o generen un conflicto de intereses, el mediador debe revelarlas y retirarse del
proceso.
● El artículo 13.5 menciona las circunstancias específicas que pueden comprometer la imparcialidad del
mediador:
1. Relaciones personales, contractuales o empresariales con una de las partes.
2. Intereses directos o indirectos en el resultado de la mediación.
3. Haber actuado previamente a favor de alguna de las partes, salvo en casos de mediación.
Si estas situaciones se presentan, el mediador debe retirarse, aunque las partes pueden permitir su
continuidad si se cumplen dos condiciones: el mediador asegura su imparcialidad y las partes lo consienten
expresamente.
C) Neutralidad
La neutralidad es otro pilar fundamental de la mediación, aunque no debe confundirse con la imparcialidad.
Mientras que la imparcialidad implica no favorecer a ninguna de las partes, la neutralidad se refiere a la
prudencia, precaución y mesura del mediador, minimizando su intervención directa en la adopción del
acuerdo.
● El artículo 8 de la LMACYM establece que las actuaciones de mediación deben desarrollarse de manera
que permitan a las partes alcanzar, por sí mismas, un acuerdo.
El mediador, de acuerdo con el artículo 13, tiene 3 funciones principales:
1. Facilitar la comunicación entre las partes y asegurar que tengan acceso a la información y
asesoramiento necesarios.
2. Desarrollar una conducta activa que promueva el acercamiento entre las partes, siempre respetando
los principios legales.
3. Renunciar a la mediación, si es necesario, entregando un acta a las partes en la que conste su renuncia.
⭐LEX🩸
290
D) Confidencialidad
La confidencialidad es uno de los pilares fundamentales de la mediación, garantizando la protección de
derechos fundamentales, tanto sustantivos como procesales. Entre los derechos sustantivos, la
confidencialidad asegura el respeto a la libertad, la intimidad, el honor y el libre desarrollo de la personalidad
de las partes.
● En cuanto a los derechos procesales, protege el
derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho de
defensa, especialmente en caso de que el conflicto no
se resuelva y termine ante los tribunales.
La confidencialidad ofrece a las partes la tranquilidad de que
la información revelada durante la mediación no será utilizada
en un proceso judicial posterior, ya que de lo contrario, se
verían vulnerados los derechos mencionados. La Ley 5/2012,
en su artículo 9.1, establece que tanto el procedimiento de
mediación como la documentación utilizada en el mismo son
confidenciales. Esta obligación se extiende a las partes, al
mediador y a las instituciones de mediación, quienes no
pueden revelar información obtenida en el transcurso de la
mediación.
Asimismo, la confidencialidad implica que los mediadores y
otras personas involucradas no pueden ser obligadas a
declarar o a presentar documentos en un proceso judicial o
arbitral sobre información obtenida en la mediación. Sin
embargo, hay dos excepciones a esta regla:
1. Si las partes acuerdan, de manera expresa y por escrito,
eximir a los intervinientes del deber de
confidencialidad.
2. Si una resolución judicial motivada, dentro del ámbito
penal, requiere dicha información.
E) Principios de actuación de las partes
Además de los principios fundamentales que rigen la
actuación del mediador, las partes involucradas en la
mediación también están sujetas a una serie de principios
orientadores que guían su conducta durante el procedimiento.
Estos principios son: lealtad, buena fe, respeto mutuo y
colaboración con el mediador.
La Ley 5/2012 recoge, en el artículo 10.2, que las partes deberán
actuar conforme a estos principios. Esto implica que las partes
deben comportarse con sinceridad, sin ocultar información
relevante ni actuar con mala fe, y mantener el respeto hacia la
otra parte en todo momento. Asimismo, la ley establece que las partes deben colaborar y apoyar al mediador
en el desarrollo de su función, mostrando la deferencia y respeto adecuados hacia su labor.
⭐LEX🩸
291
2.- Procedimiento
El compromiso de mediación y la posterior sumisión a su procedimiento implica:
- el surgimiento de unos relevantes efectos procesales —de suspensión de la caducidad y/o prescripción,
así como de la inhibición de la Jurisdicción, ante la provisional preferencia, de las partes, por la
mediación—.
Una vez despejados estos óbices procesales, comienza un procedimiento ágil y expeditivo que habrá de
celebrarse de manera concentrada en el menor número de sesiones posibles y contará, esencialmente, con 3
fases o períodos:
1. la sesión informativa;
2. la sesión constitutiva, con todo el despliegue de reuniones que deban, de manera simultánea o no,
celebrarse a continuación de aquella sesión iniciática;
3. la conclusión exitosa —con acuerdo total o parcial— o infructuosa de la mediación —sin acuerdo—.
Veamos cada una de estas fases.
A) Inicio de la mediación: efectos procesales
El procedimiento de mediación puede comenzar de dos maneras, según el artículo 16 de la Ley de Mediación
en Asuntos Civiles y Mercantiles (LMACYM):
1. De común acuerdo entre las partes: En este caso, las partes presentan una solicitud conjunta, que debe
incluir la designación del mediador o de la institución de mediación que gestionará el proceso.
Además, deben acordar detalles como el lugar donde se celebrarán las sesiones y la lengua en que se
llevarán a cabo.
2. Por una de las partes, en cumplimiento de un pacto de mediación: Si existe un acuerdo previo de
sometimiento a mediación, una de las partes puede solicitar el inicio del procedimiento. Este pacto
puede estar estipulado en un contrato previo y obliga a intentar la mediación antes de acudir a los
tribunales, aunque no obliga a las partes a continuar si no desean alcanzar un acuerdo.
Efectos procesales: El inicio del proceso de mediación tiene una serie de efectos procesales importantes en
función de si existe o no un litigio ya iniciado sobre el mismo objeto entre las partes:
● Si no hay un proceso judicial en curso, el inicio de la mediación suspende la prescripción o la caducidad de
las acciones relacionadas con el objeto del conflicto. La suspensión se produce desde la fecha en que el
mediador recibe la solicitud de mediación o desde el depósito de la misma en la institución de mediación.
Durante el tiempo que dure la mediación, las partes no podrán ejercitar ninguna acción judicial o
extrajudicial contra la otra parte respecto del conflicto sometido a mediación, salvo que se trate de medidas
cautelares o urgentes necesarias para evitar la pérdida de bienes o derechos.
● Si ya existe un litigio pendiente ante la jurisdicción, las partes, de mutuo acuerdo, pueden solicitar la
suspensión del proceso judicial conforme a lo que dispone la legislación procesal. Esta suspensión implica
que, durante el desarrollo de la mediación, los tribunales no podrán conocer ni resolver las controversias
sometidas a mediación, siempre que la parte interesada invoque esta circunstancia mediante declinatoria.
Este compromiso de sometimiento a mediación puede actuar como una barrera temporal a la intervención
judicial. Si alguna de las partes incumple este compromiso al acudir directamente a los tribunales sin agotar la
mediación, la otra parte puede oponerse mediante la presentación de una declinatoria. Esto podría provocar
que el tribunal se inhibiera de intervenir mientras se completa la mediación.
⭐LEX🩸
292
B) Desarrollo de la mediación
El desarrollo de la mediación comienza con la recepción de la solicitud por parte del mediador o la institución
de mediación. En esta fase, el mediador citará a las partes para una sesión informativa, salvo que las partes
hayan acordado lo contrario. La asistencia a esta sesión informativa es obligatoria para las partes y su
ausencia injustificada podría ser interpretada como un desistimiento de la mediación.
Objetivo de la sesión informativa
El mediador proporcionará a las partes información sobre varios aspectos clave del proceso de mediación,
según lo estipulado en el artículo 17.1º.II de la Ley 5/2012:
1. Causas de imparcialidad: El mediador deberá informar a las partes de cualquier circunstancia que
pudiera afectar a su imparcialidad.
2. Profesión, formación y experiencia del mediador: Se debe detallar la capacitación del mediador en
relación con la mediación.
3. Características del proceso de mediación: Incluye una explicación sobre la naturaleza del
procedimiento y las funciones del mediador.
4. Coste del proceso: Se detallarán los honorarios del mediador y los posibles gastos adicionales.
5. Organización del procedimiento: Se explicará cómo se desarrollará la mediación.
6. Consecuencias jurídicas del acuerdo: Se informará a las partes sobre los efectos jurídicos de cualquier
acuerdo que pudiera alcanzarse.
7. Plazo para firmar el acta de la sesión constitutiva: Se especificará el tiempo en el que se espera que se
firme el acta constitutiva que formaliza el proceso.
La sesión constitutiva es el verdadero inicio de la mediación. En esta sesión, las partes confirman su deseo de
participar en el proceso de mediación y se registran los siguientes aspectos, según lo dispuesto en el artículo
19 de la LMACYM:
1. Identificación de las partes: Se consignarán los datos de las partes involucradas.
2. Designación del mediador o aceptación del designado: Se formaliza quién será el mediador y, si
corresponde, se menciona a la institución de mediación.
3. Objeto del conflicto: Se delimita cuál es el conflicto que se somete al procedimiento de mediación.
4. Programa de actuaciones y duración máxima: Se establece un plan de trabajo y un plazo estimado,
sujeto a modificación.
5. Coste del procedimiento: Se especificarán los honorarios del mediador y otros posibles gastos.
6. Aceptación voluntaria de la mediación: Las partes declaran su compromiso de participar
voluntariamente en el proceso.
7. Lugar y lengua del procedimiento: Se acuerda el lugar donde se llevará a cabo la mediación y el idioma
en que se desarrollarán las sesiones.
A partir de esta sesión constitutiva, el mediador convoca a las partes a las diferentes sesiones, siempre con la
antelación necesaria. El mediador es el encargado de dirigir las sesiones, facilitar el diálogo entre las partes y
asegurarse de que se respeten los principios de igualdad y equilibrio en la comunicación. Las sesiones pueden
ser simultáneas o individuales, pero el mediador debe informar a las partes si realiza reuniones separadas,
respetando en todo momento la confidencialidad de la información compartida por cada parte.
El mediador no está autorizado a compartir la información que le haya sido proporcionada por una parte, a
menos que cuente con su autorización expresa. De este modo, se preserva la confidencialidad y la equidad del
proceso, garantizando que las partes puedan participar sin temor a que su información sea utilizada en su
contra o fuera del contexto de la mediación.
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293
C) Terminación del procedimiento
El procedimiento de mediación puede terminar de dos maneras: con un acuerdo entre las partes o sin lograr
dicho acuerdo. La falta de acuerdo puede deberse a varias causas:
1. Voluntad de las partes de finalizar: Cualquiera de las partes puede ejercer su derecho a dar por
terminadas las actuaciones en cualquier momento, notificando esta decisión al mediador.
2. Transcurso del plazo máximo: Si ha transcurrido el plazo acordado por las partes para la duración del
procedimiento sin que se haya alcanzado un acuerdo, el procedimiento finaliza.
3. Imposibilidad de reconciliación: El mediador, si observa que las posiciones de las partes son
irreconciliables, también puede decidir finalizar la mediación justificadamente.
En caso de que el procedimiento de mediación tenga éxito y las partes alcancen un acuerdo, este puede cubrir
la totalidad del conflicto o solo una parte de las materias sometidas a mediación. Si solo se resuelve
parcialmente, las partes aún pueden acudir a la vía judicial para resolver los aspectos pendientes. En cambio,
si el acuerdo cubre la totalidad del conflicto, se logra la pacificación completa sin necesidad de recurrir a los
tribunales.
El acuerdo de mediación
El acuerdo de mediación debe contener los siguientes
elementos esenciales, según lo dispuesto en el artículo 23.1.II
de la Ley de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles:
1. Identidad y domicilio de las partes: Se deben identificar
claramente las partes que participan en el acuerdo.
2. Lugar y fecha del acuerdo: Se debe indicar el lugar y la
fecha en que el acuerdo se suscribe.
3. Obligaciones asumidas: Deben especificarse
claramente las obligaciones que cada una de las partes
ha asumido como resultado de la mediación.
4. Procedimiento de mediación: El acuerdo debe indicar
que se ha seguido un procedimiento de mediación
ajustado a la ley, y deben figurar los nombres del
mediador o mediadores que han intervenido, así como,
en su caso, la institución de mediación que ha
gestionado el procedimiento.
El acuerdo debe ser firmado por las partes o sus
representantes, quienes recibirán un ejemplar, mientras que el
mediador conservará otro para sus archivos. El mediador
también debe informar a las partes del carácter vinculante del
acuerdo y de la posibilidad de elevarlo a escritura pública, lo
cual otorga al acuerdo la categoría de título ejecutivo, con
efectos similares a una sentencia judicial.
Finalmente, contra el acuerdo de mediación, las partes solo
pueden interponer una acción de nulidad, invocando las
mismas causas que invalidan los contratos en general, tales
como el error, dolo, violencia, intimidación, o cualquier otra
circunstancia que viciara el consentimiento.
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III.- ARBITRAJE
El arbitraje es un mecanismo hetero-compositivo de resolución de conflictos en el que las partes, previo
acuerdo expreso, encomiendan a un tercero imparcial —el árbitro o, en algunos casos, los árbitros— la
resolución de su disputa. Esta decisión se toma mediante un laudo que puede ser emitido "en Derecho" o "en
equidad", y tiene los efectos de cosa juzgada, lo que significa que es definitiva y ejecutable, y no puede ser
sometida a otro tipo de juicio. Este proceso está regulado por la Ley 60/2003 de Arbitraje (LA), modificada por
la Ley 11/2011.
1.- Convenio arbitral
El convenio arbitral es el acuerdo mediante el cual las partes deciden someter sus controversias a arbitraje.
Este convenio puede ser una cláusula incluida en un contrato o un acuerdo independiente. En cualquiera de
los dos casos, debe expresar claramente la voluntad de las partes de someter a arbitraje todas o algunas
controversias que puedan surgir respecto a una relación jurídica.
El convenio debe constar por escrito, ya sea en un documento firmado por las partes o mediante intercambio
de comunicaciones (cartas, telegramas, fax, o medios electrónicos).
● Esto refleja la flexibilidad que ofrece la Ley para ajustarse a los nuevos métodos de comunicación,
como los soportes electrónicos o virtuales.
El artículo 9.5 de la LA contempla la posibilidad de que, aunque no exista un acuerdo expreso, se considere que
las partes han aceptado el arbitraje si, en el intercambio de escritos de demanda y contestación, una de las
partes lo afirma y la otra no lo niega. Esto se conoce como sumisión tácita.
Efectos del convenio arbitral
Una vez las partes han firmado el convenio arbitral, se comprometen a resolver sus
diferencias a través del arbitraje, lo que impide a los tribunales judiciales conocer el
conflicto. Si alguna de las partes intenta llevar el caso ante un tribunal, la otra parte
puede interponer una declinatoria por falta de jurisdicción, argumentando que el
caso ha sido sometido a arbitraje. Esta declinatoria debe presentarse dentro de los
diez primeros días del plazo para contestar a la demanda.
Un aspecto importante es que la presentación de la declinatoria no detiene el proceso
arbitral. Esto garantiza que el procedimiento arbitral siga adelante sin retrasos
innecesarios, lo que refuerza la celeridad, una de las principales ventajas del
arbitraje.
En algunos casos, las partes pueden arrepentirse de haber firmado el convenio
arbitral. Si ambas partes están de acuerdo en abandonar el arbitraje, no existe
impedimento legal para que recurran a la jurisdicción ordinaria, ya que su decisión
será respetada bajo el principio de libre disposición.
Por último, el convenio arbitral no impide que las partes soliciten medidas cautelares
a los tribunales antes o durante el proceso arbitral, según el artículo 11.3 de la LA. Esto
permite proteger bienes o derechos que puedan verse afectados antes de la
conclusión del arbitraje.
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295
2.- Los Árbitros
El artículo 12 de la Ley de Arbitraje (LA) establece que
las partes pueden fijar libremente el número de
árbitros, siempre que sea un número impar. Si no hay
acuerdo, se designará un solo árbitro. La capacidad
para ser árbitro es amplia, pues pueden actuar como
tal todas las personas en pleno ejercicio de sus
derechos civiles, salvo que alguna legislación
específica lo impida en el ejercicio de su profesión.
Cuando el arbitraje es jurídico o "en Derecho", si lo
resuelve un único árbitro, éste debe ser jurista, salvo
acuerdo en contrario.
- Si hay tres árbitros, al menos uno de ellos
deberá tener la condición de jurista.
La independencia e imparcialidad de los árbitros son
principios fundamentales del arbitraje. Según el
artículo 17 de la LA, el árbitro debe ser y permanecer
imparcial durante todo el procedimiento. Cualquier
relación personal, profesional o comercial con las
partes debe ser revelada, tanto al inicio como durante
el procedimiento, si esas relaciones pudieran afectar
su imparcialidad.
Nombramiento y recusación de los árbitros
Las partes tienen libertad para acordar el
procedimiento de designación de los árbitros. Si no
logran un acuerdo, cualquiera de ellas puede solicitar
al tribunal competente que designe al árbitro o adopte
medidas para su nombramiento.
Los árbitros pueden ser recusados si existen dudas
justificadas sobre su imparcialidad o independencia, o
si no cumplen con las cualificaciones acordadas. No
obstante, una parte solo puede recusar a un árbitro
designado por ella o con su participación si toma
conocimiento de las causas de recusación después de
la designación.
Si un árbitro ha actuado previamente como mediador
en el mismo conflicto entre las partes, no podrá ser
designado árbitro salvo que ambas partes lo
consientan expresamente.
Responsabilidad de los árbitros
Los árbitros tienen la obligación de cumplir con su encargo de forma diligente. En caso de incumplimiento por
mala fe, temeridad o dolo, pueden ser responsables de los daños y perjuicios causados.
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3.- Procedimiento
El procedimiento arbitral se rige por los principios de igualdad de partes, dualidad, contradicción,
imparcialidad y confidencialidad. El artículo 24 de la LA establece que las partes deben ser tratadas con
igualdad y se les debe dar la oportunidad de defender sus derechos. Tanto los árbitros como las partes y las
instituciones arbitrales están obligados a mantener la confidencialidad sobre la información obtenida
durante el arbitraje.
Libertad en la estructura del procedimiento
El procedimiento arbitral es flexible y las partes pueden acordar libremente las reglas a seguir. Si no llegan a
un acuerdo, los árbitros tendrán la potestad de determinar el procedimiento más adecuado, siempre dentro
de los límites establecidos por la ley.
Los árbitros tienen amplias facultades para dirigir el arbitraje, incluyendo la admisibilidad, pertinencia, y
utilidad de las pruebas, pudiendo incluso actuar de oficio para ordenarlas. Además, podrán valorarlas en el
momento oportuno para llegar a una resolución del conflicto.
Este marco flexible permite a las partes adaptar el proceso a sus necesidades, y garantiza que los árbitros
puedan conducir el procedimiento de manera eficiente y equitativa.
A) Medidas cautelares
En el arbitraje, las medidas cautelares pueden ser adoptadas tanto por
los árbitros como por el juez competente, y se rigen por los mismos
principios aplicables en el proceso judicial: necesidad, adecuación y
proporcionalidad. Los criterios clave para su adopción son:
1. Fumus boni iuris: Existencia de una apariencia de buen derecho,
es decir, que la parte solicitante demuestre que su pretensión
tiene una base jurídica sólida.
2. Periculum in mora: Peligro de que la duración del proceso
arbitral perjudique la posibilidad de una solución efectiva del
conflicto, lo que justifica la adopción de medidas cautelares.
3. Caución: Depósito de una cantidad de dinero o garantía para
cubrir los posibles daños que pudiera causar la medida si
finalmente resulta innecesaria.
La solicitud de medidas cautelares debe ser realizada por las partes, y ni
el juez ni los árbitros pueden decretarlas de oficio. Los árbitros pueden
exigir caución suficiente de la parte que solicita dichas medidas. Las
decisiones arbitrales sobre medidas cautelares se someten a las
mismas reglas sobre anulación y ejecución forzosa que los laudos
arbitrales, como establece el artículo 23.2 de la Ley de Arbitraje (LA).
Además, los jueces también tienen la facultad de adoptar medidas
cautelares relacionadas con un procedimiento arbitral, según el
artículo 724 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), que permite a los
tribunales intervenir cuando las medidas cautelares deben producir
efectos en una zona determinada o si el laudo debe ejecutarse allí.
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B) Fase de alegaciones
La fase de alegaciones en el procedimiento arbitral
es muy flexible y se rige por el principio de libertad
de forma. Las partes pueden establecer libremente
el formato y contenido de sus alegaciones, aunque
por defecto presentarán una demanda y una
contestación a la demanda.
El demandante debe exponer los hechos que
fundamentan su demanda, describir la naturaleza
y circunstancias del conflicto, y formular sus
pretensiones. El demandado responderá a estos
planteamientos. Ambas partes pueden presentar
documentos o referirse a pruebas que planean
aportar.
Una diferencia significativa con el proceso judicial
es que las partes pueden modificar o ampliar sus
alegaciones en cualquier momento durante el
proceso arbitral, a menos que los árbitros
consideren que hacerlo en una fase tardía sería
inapropiado debido a la demora que esto podría
generar.
C) Fase de prueba
Al igual que la fase de alegaciones, la fase de
prueba también está sujeta a libertad de forma, y
las partes o los árbitros pueden decidir si se
realizarán audiencias o si las pruebas se
presentarán por escrito. En caso de celebrarse
audiencias, las partes serán notificadas con
suficiente antelación para poder asistir
personalmente o representadas por sus abogados.
La confidencialidad y los principios de igualdad,
contradicción e inmediación rigen esta fase, lo que
garantiza que todas las partes tengan acceso a las
pruebas presentadas y puedan participar
activamente en la valoración de las mismas.
Los árbitros o las partes pueden solicitar asistencia judicial para la práctica de pruebas si consideran que la
intervención de un juez es necesaria. Esta asistencia puede implicar la práctica de la prueba ante el tribunal o
la adopción de medidas para facilitar su realización ante los árbitros. El tribunal tiene la potestad de dirigir la
prueba si así lo requiere la situación, o simplemente tomar las medidas necesarias para que las pruebas
puedan llevarse a cabo de manera efectiva ante los árbitros.
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D) Resolución, impugnación y ejecución
La resolución arbitral que pone fin al conflicto es el laudo. El laudo recoge la solución al conflicto tras el
análisis del caso y será, en la mayoría de los casos, un laudo jurídico, fundamentado en Derecho. Sin embargo,
las partes pueden acordar expresamente que el laudo sea dictado "en equidad", lo que significa que los
árbitros decidirán basándose en criterios más amplios, no necesariamente jurídicos, como la justicia o la
equidad entre las partes.
El laudo jurídico debe fundamentarse en las normas alegadas por las partes, pero si estas no proporcionan
suficientes referencias legales, los árbitros tienen la potestad de aplicar las normas que consideren
adecuadas. Los árbitros también tomarán en cuenta las estipulaciones del contrato y los usos aplicables al
caso (artículo 34.3 de la Ley de Arbitraje - LA).
Los árbitros pueden dictar un único laudo o varios laudos parciales, según lo consideren necesario. El laudo
debe constar por escrito, ya sea en formato físico o electrónico, y debe ser firmado por los árbitros. Además,
los laudos deben ser motivados, es decir, los árbitros deben explicar las razones de su decisión, salvo en el caso
de un laudo que refleje simplemente el acuerdo alcanzado entre las partes durante el proceso arbitral.
El laudo incluye una decisión sobre las costas del arbitraje, que abarcan los honorarios de los árbitros, los
costos de los defensores o representantes de las partes, los gastos de la institución arbitral (si la hay), y
cualquier otro gasto asociado al procedimiento.
Efectos del laudo
El laudo arbitral tiene los mismos efectos que una sentencia judicial firme, produciendo efectos de cosa
juzgada. Esto significa que:
1. Tiene un efecto positivo o ejecutivo, es decir, el laudo puede ejecutarse forzosamente.
2. Tiene un efecto negativo o excluyente, lo que impide que el mismo conflicto sea sometido nuevamente
a arbitraje o a los tribunales.
El laudo solo puede ser impugnado mediante la acción de anulación, que está regulada en el artículo 41 de la
Ley de Arbitraje. Los motivos para solicitar la anulación de un laudo son limitados y específicos, entre ellos:
1. Inexistencia o invalidez del convenio arbitral.
2. Falta de notificación adecuada a las partes o que una de ellas no haya podido hacer valer sus derechos
durante el proceso.
3. Resolución sobre cuestiones no sometidas a arbitraje.
4. Designación irregular de los árbitros o incumplimiento del procedimiento acordado por las partes.
5. Resolución de cuestiones no arbitrables.
6. Contrariedad al orden público.
Ejecución del laudo
El laudo arbitral, al igual que una sentencia judicial, puede ser ejecutado. Incluso si se ha presentado una
acción de anulación, el laudo sigue siendo ejecutable, salvo que el ejecutado solicite la suspensión de la
ejecución. Para ello, deberá ofrecer una caución que cubra el valor de la condena y los posibles daños y
perjuicios que puedan derivarse de la demora en la ejecución.
La ejecución del laudo sigue los mismos principios que la ejecución de sentencias judiciales, asegurando que
la parte vencedora del arbitraje obtenga el cumplimiento de lo estipulado en el laudo, siempre bajo la
supervisión del tribunal competente.
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