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Kierkegaard - La Dialéctica de La Comunicación Ética y Ético-Religiosa

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Anexo: La dialéctica de la comunicación éti­

ca y ético­religiosa

SKS 27, 389 / VIII 2 B79


La dialéctica de la comunicación ética y ético-religiosa1
Un pequeño esbozo.

Parece que, según recuerdo, esto es de 1847, en todo caso no es poste-


rior a la publicación de »Discursos cristianos«, que fue en la primavera del
48.

SKS 27, 390 / VIII 2 B80 La dialéctica de la comunicación ética y ético-


religiosa
Esbozo:

Pap. VIII 2 81.1 Introducción

1 Hasta ahora no existía en una traducción castellana. Se trata por tanto de una
traducción que ofrece al lector la posibilidad de conocer un texto sumamente
importante. Cabe decir que al momento que nosotros habíamos terminado la
traducción meses después ha salido una primera edición una revista de floso-
fía, aunque la revista ofrece sólo una parte, es verdad que la más acabada, de
los distintos bocetos que Kierkegaard realizó: Cfr. S. KIERKEGAARD, La dialécti-
ca de la comunicación ética y ético-religiosa, «Argumenta philosophica: revista
de la Encyclopaedia Herder», 1 (2017), pp. 5-32. La traducción nuestra ha revi-
sado la versión danesa, la versión de Cornelio Fabro y la versión de los Hong.
A partir del original y consultando estas dos traducciones hemos podido in-
cluir dentro de la presente tesis una traducción completa de todo el material
que se encuentra en el Diario.

397
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Se debe concentrar en una sola palabra la aberración y la confusión de


la ciencia moderna o más propiamente de la época moderna, especialmen-
te desde que se abandonó la recomendable vía de Kant y dejó los famosos
100 taleros para convertirse en teocéntrica, entonces se debe decir: es des-
honesta.
Deshonestidad – falta de sinceridad –

Pap. VIII 81.2 Más específcamente


la ciencia se ha hecho fantástica (puro saber) y al mismo tiempo erudi-
ta — las combinaciones ridículas: en el mismo libro tratar el pensamiento
puro sub specie æterni y un pequeño tratado del docente.

Pap VIII 2 B81.3 | [2] Más específcamente

Se ha olvidado qué signifca ser un ser humano.


Los griegos — cuán humanamente ellos recordaban esto, — y hacia
Dios — ningún sofsta, ni siquiera el más altisonante era teocéntrico — a lo
cual estamos ahora tan acostumbrados, que ya nadie lo censura.

Pap.VIII 2 B81.5 Más específca- [a] Pap. VIII 2 B81.4 Se desperdician de


mente: modo fantástico las fuerzas del mundo de
los hombres y se obtiene un mundo de
libros (ahora se llega a ser escritor solo y
únicamente con leer libros, y no mediante
Se ha olvidándola distinción la autenticidad; ahora se llega a ser
entre arte y ciencia. hombre sólo y únicamente imitando “a
los otros” y no con la autenticidad —)
públicas abstracciones fantásticas; tan
pronto alguien escribe, el mismo ya no es
Todo ha se ha convertido en un ser humano individual y singular, y el
lector tampoco lo es para él.
ciencia, y el arte se entiende
[a] cfr p. 11

solo desde el punto de vista


estético, limitado a las bellas artes. |

398
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| SKS 27, 392 | 3 Pero existe un aspecto del arte del que la ciencia se ha
adueñado – o desea poseer – a saber, de la ética.
La ética se relaciona de una manera diferente al conocimiento, en
cuanto que ella supone que todo hombre la conoce.
La confusión (se tiene) cuando aquello que debe ser comunicado como
ciencia se comunica como arte (la escolástica es un ejemplo), pero también
cuando aquello que debe ser comunicado como arte se comunica como
ciencia y aquí está la confusión de la época moderna: comunicar la ética
como ciencia.
Permítanme explicarlo con un ejemplo. En la vida militar se supone
que cada joven que es llamado al servicio militar posee las cualidades re-
queridas para resistir. Por eso, antes que nada, se le examina | [4] para que
no haya difcultades al respecto (del mismo modo, la ética supone que cada
hombre sabe qué es la ética). Ahora comienza la comunicación. El sargen-
to no explica ahora al soldado qué es practicar, etc., se lo comunica como
un arte: le enseña la manera militar de usar las fuerzas y la habilidad po-
tencial que ya posee.
De esta manera debe comunicarse la ética, si primero se quiere comen-
zar con un curso para infundir la ética en el individuo, entonces la comu-
nicación nunca llegará a ser ética, y la situación será confusa desde el
principio.
Entonces aquí la comunicación signifca: extraer del individuo lo ético.
El sargento comienza esencialmente considerando al joven como soldado,
porque ya lo es κατα δυναμιν.
[ b ] Pap. VIII 2 B81.6 Tal vez la
El sargento (prescindiendo | 5 de ciencia se podría imprimir en un
hombre, pero la ética no se puede
toda la desgracia de la situación de extraer de él: precisamente porque el
aquella subordinación militar) requie- sargento ve en el joven a un soldado,
re un ético existente, que se haga debería decir: yo debo sacar un
soldado de él. En cambio, tal vez el
consciente y en la refexión se vuelva sargento quisiera dedicarse a la
hacia sí mismo para serlo; él enseña y comunicación de aquel pequeño
manual del servicio militar (qué es un
presupone que cada hombre lo es ejército, qué hacer ronda, etc.) y
κατα δυναμιν. decir: efectivamente, esto se podría
imprimir en él.
| 27, 393 Toda l a ciencia moderna
sobre la ética, desde un punto de vista
ético, es una evasión. La ética ha sido
descuidada en la ciencia moderna — pero especialmente aquí le hace falta
un ético existente. La consecuencia es que al fnal se ha olvidado comple-

399
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

tamente qué es la seriedad y qué es servir a la seriedad que arranca a uno


de las ilusiones y lo lleva al autoconocimiento; mientras cada comunica-
ción de saber-conocimiento es tomada por seriedad — y aún cada nueva
comunicación no hace más que dar un nuevo incentivo para la enferme-
dad. En cierto sentido es un pensamiento que hace estremecerse al ver
toda esta multitud de tipógrafos, libreros, reporteros, escritores — y todos
trabajan día y noche al servicio de la confusión, porque los hombres no
quieren hacerse sobrios y comprender que, para ser hombres en verdad,
necesitan menos saber y más autoconocimiento.

| SKS 27, 393 / Pap. VIII 2 B81.7 | [6] El comunicador – el receptor –


el objeto
En cuanto pienso en la comunicación, esta se divide inmediatamente
en estas tres determinaciones:
Algunas observaciones sobre esto
(que »receptor« es un término activo, no
tenemos ningún término pasivo.)
(Habitualmente hay un maestro – discípulo – objeto de enseñanza)
Intentar encontrar lo ético mediante la transformación dialéctica de es-
tas tres relaciones.

Pap. VIII 2 B81.8 El objeto

El objeto puede ser un conocimiento. |


| 7 todo conocimiento es
o un saber acerca de algo (desarrollar: con respecto a los griegos — y
con la época moderna — a partir de la ciencia empírica hasta las ciencias
más altas) (incluso el así denominado saber de los saberes es saber acerca
de algo)

| 27, 394 o autoconciencia (no la fantástica autoconciencia pura, ni


el yo puro).

400
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Supongamos que un hombre sea elevado al vértice más alto del auto-
conocimiento, por consiguiente, sabe a la perfección quién y qué es, sin
embargo, no es lo que él es en cada momento. Aquí se sitúan lo irónico y
la seriedad. Todos nosotros somos inmortales: si alguno se sumerge en
este pensamiento y vive en él, no por ello llega a ser más inmortal que los
demás.
Con el conocimiento de sí mismo ya se muestran las difcultades res-
pecto a la dialéctica de la comunicación.

Pap. VIII 2 B81.9 Ahora hagamos un experimento y supongamos que


hay un objeto o un conocimiento que todos tenemos: ¿Cuál sería la conse-
cuencia para la dialéctica de la comunicación?
| [8] Sería esta: 1) El objeto desaparecería; porque cuando todos lo co-
nocen, ningún hombre lo puede comunicar a otro; 2) el concepto de comu-
nicar desaparecería, y 3) el concepto de receptor también. El único emisor
que podría subsistir sería aquel que haya dado a todos los hombres aquel
conocimiento y, en cuanto que cada uno es receptor, el concepto de recep-
tor es anulado.
De este modo ahora la dialéctica de la comunicación ha sido esencial-
mente cambiada.

Pap. VIII 2 B81.10 Pero, ¿aquello de lo que hablamos es propiamente la


ética?
¿Qé cosa es en verdad la ética? — Ya, desde el momento en que inte-
rrogo de esta forma, pongo el problema de la ética de un modo no-ético,
como toda la confusión de la época moderna y entonces no la puedo dete-
ner. La ética presupone | 9 que cada hombre conozca qué cosa es la ética. Y
¿por qué? Porque la ética exige que todo hombre en todo momento la deba
realizar; entonces él también la conoce. La ética no comienza con la igno-
rancia que debe ser transformada en saber, sino que comienza con un sa-
ber que exige ser realizado. Se trata aquí de ser absolutamente coherentes:
basta una sola excitación en la conducta, ¡Y henos aquí presas de la confu-
sión moderna! Si alguno dice: primero quiero saber qué cosa es la ética.
Qé aberración, especialmente cuando desde niños estamos acostumbra-
dos a razonar. Pero la ética responde con perfecta coherencia: ¡Sinver-
güenza, tú quieres quitártela de en medio y buscas una escapatoria! Si uno

401
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

dijera: las conexiones éticas cambian en los diversos países y en los diver-
sos tiempos. ¿Cómo puede detenerse esta duda? Ciertamente la ciencia
hará los tomos in folio y por ello no se detendrá, pero la ética detiene al
dudoso con consistencia ética, y le dice: ¿cuál es tu preocupación? ¡tú de-
bes ejercer la ética en todo momento, y eres éticamente responsable por
cada momento que desperdicias! |
() Marg. Prometeo quien dio equitativamente a todos los hombres la
ética.

| 27, 395 / Pap. VIII 2 B81.8 | [10] Igual sucede con la ética. Todo ser
humano conoce lo ético.
Entonces, ¿cómo se cambia la dialéctica de la comunicación?
1) El objeto desaparece; porque cuando todos lo conocen, aquí ya
no hay objeto para comunicar y querer intentar comunicar de
este modo la ética es no-ético.
2) El receptor desaparece porque cuando cada uno lo conoce, uno
ya no puede comunicarlo a otro.
3) El receptor desaparece — porque cuando el emisor desaparece,
desaparece también el receptor.
Qeda solo un comunicador: Dios. |

Pap. VIII 2 B81.12 | 11 Ahora hemos examinado la dialéctica de la co-


municación como conocimiento, y hemos
visto que ha sido abolida. Ahora sigue un [a] Pap. VIII 2 B81.14 Un ejemplo
nuevo concepto de comunicación. del malentendido de concebir
una instrucción dirigida al poder
Diferencia entre comunicar algo como como instrucción en el
conocimiento. El sargento dice a
arte y comunicarlo como ciencia (Cfr. 81, un recluta: “¡Ahora debes estar
5, 6). [a] atento!”. Recluta: “Sí, debo
estarlo”. Sargento: “Pero, atento,
cfr 2.3.4.5. no se hables durante la práctica”.
Recluta: “¡De acuerdo, no lo haré
si lo dice!”. Sargento:
¡Demonios! ¡No debes hablar
Pap. VIII 2 B81.13 La ética debe ser co- durante la práctica! Recluta: “No
municada como arte, precisamente por- se enoje. Si, sé que no debo
hacerlo, dejaré de hablar durante
que cada uno la conoce, tanto el sargento la práctica”.
como el novato.

402
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

El objeto de la comunicación no es un conocimiento, sino una realiza-


ción.

| 27, 396 / Pap. VIII 2 B81.15 En lo que se refere a la comunicación de


un arte, o se tiene la habilidad de maestro, o también la autoridad. |

Pap. VIII 2 B81.16 | [12] En lo que se refere a la ética, ahora un hom-


bre puede no tener autoridad en relación a otro porque, en la esfera ética,
Dios es el maestro y el hombre es el discípulo. Si alguno quisiera decir a
los otros hombres: ustedes deben realizar la ética — entonces se escucharía
a Dios gritar a este hombre importante: “¡Palabrerías, amigo mío, te toca a
ti hacerlo!”.

Pap. VIII 2 B81.17 En lo que se refere a la ética, la habilidad tampoco


puede constituir al maestro. En un arte humano el hombre puede llegar a
ser tan competente que sea digno de mención; pero éticamente todo hom-
bre se relaciona con Dios, que es el maestro, como un discípulo, y siempre
tiene la tarea para su propio desarrollo.

Pap. VIII 2 B81.18 Ahora, cuando no obstante | [13] se debe, en lo que


se refere a la ética, hablar de una enseñanza como un arte, entonces la dia-
léctica de la comunicación podría lograr
tener una expresión más, y así todo re- [a] Así como el maestro dijo a
gresaría a su orden. Pedro: ¡apártate! ¡apártate! – ah,
es como quien debe apartarse.
[b] Pap. VIII 2 B81.19 Sócrates
decía que no podía dar a luz, sino
ser como partera. Conviene decir
que todo hombre conoce la ética, y
aquel que ha dado a luz no puede
dar a luz de nuevo (aquí está el
principio cristiano del
“renacimiento” — que no es una
relación entre hombre y hombre,
sino entre Dios y el hombre: nueva
criatura).

403
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

La Comunicación Indirecta

Doble refexión

La mayéutica

Pap. VIII 2 B81.18 La Comunicación Indirecta

(el objeto, como se ha mostrado, no es un conocimiento,


sino un arte, una realización).

E l emisor no puede actuar sino indirectamente 1) porque él debe ex-


presar que no es un maestro, sino un aprendiz: pero Dios en cambio | [14]
es maestro suyo y de todos. – 2) porque él debe expresar, que también el
receptor lo conoce. – 3) porque éticamente el deber es exactamente este,
que cada hombre llegue a estar solo en la relación con Dios.

| 27, 3967 Entonces el receptor nunca puede hacerse discípulo, pues él


ya lo sabe; ni puede ser un seguidor, pues éticamente esto es abominable.

Pap. VIII 2 B81.21 | [15] Doble refexión.

Como no hay ninguna relación directa, cada comunicación debe pasar


a través de una comunicación doble: la primera en la cual ella se comuni-
ca, la segunda en la cual es reprendida.
Docendo discimus. Un profesor de gimnasia se ejercita al instruir a
otros; pero no es en este sentido. En efecto, no se puede decir que Dios es
el verdadero maestro de gimnasia o de latín y griego. Pero en ética Dios es
el único maestro y por lo tanto, el así llamado maestro (en ética) debe ejer-
citarse a sí mismo en aquello que enseña.

404
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B81.22 La mayéutica.

Toda Comunicación Indirecta es diferente [ a ] Esto signifca que ela


comunicador no parece ser un
la comunicación directa, pues la Comunica- hombre serio, porque nada les
ción Indirecta contiene ya desde el principio gusta más a los hombres que
un engaño, precisamente porque pretender co- imitar. No se puede imitar a un
ironista, pues él es un Proteus
municar directamente la ética sería engañar. | que incesantemente altera el
engaño.

Pap. VIII 2 B81.23 | [16] La ironía — la se-


riedad suprema — la seriedad es que yo como individuo singular me rela-
cione con Dios y así con cada hombre. Se piensa inconscientemente que la
seriedad consiste en tener muchos seguidores que están listos a morir por
mí — Estupidez — La seriedad es ayudar a los hombres a ponerse en rela-
ción con Dios. Pero esto no se puede hacer más que indirectamente, por-
que de otra manera la ayuda se convierte en un impedimento.

Pap. VIII 2 B81.24 El arte mayéutico — las consecuencias dialécticas del


engaño — el carácter moral que es requerido para ser mayéutico — la ata-
raxia — el verdadero heroísmo — la verdadera humanidad — | [17] los
hombres son completamente | 27, 398 ignorantes de esto.

Pap. VIII 2 B81.25 La más precisa determinación dialéctica depende de


la comunicación en relación al entorno en el cual se da la comunicación.

Pap. VIII 2 B81.26 El medio de la fan- [a] Pap. VIII 2 B81.28 Toda
comunicación de conocimiento
tasía. está en el medio de la fantasía; la
comunicación de arte menos, en
El engaño que hay al instruir a los jó- cuanto esta tiene lugar en la
venes en el medio de la fantasía, mientras práctica. Pero la comunicación en
el campo ético se puede dar
en el medio de la realidad todo se encuen- solamente en la realidad así que el
tra de cabeza. emisor, es decir, el maestro existe
en aquello (que enseña) y en la
situación de la realidad y también
en la situación de la realidad es
Pap. VIII 2 B81.27 El medio de la reali- aquello que enseña. Cuando
dad. alguno tiene lecciones sobre la
ataraxia — desde lo alto de una
cátedra, entonces aquello no es
verdadero éticamente. No, la
situación debe ser que él, al mismo
tiempo, muestre ataraxia; como
405 por ejemplo, si alguno | rodeado
de una multitud de hombres que lo
insultan, enseña la ataraxia. (A la
enseñanza pertenece la situación
de la realidad).
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Identifcable por el hecho de que el comunicador mismo es y lucha


siempre por ser aquello que comunica. |

Pap. VIII 2 B81.29 | [18] ¿Hasta qué punto está permitido ganar hom-
bres, en lugar de rechazarlos para ganarlos para la verdad? Pero el avance
debe tener una expresión enérgica en la acción (la dialéctica cualitativa).

Pap. VIII 2 B81.30 Si el recipiente debe ser limpiado primero —lo nega-
tivo en la mayéutica. Comunicar puede [a] Pap. VIII 2 B82.3 Todo hombre
debe ser ingenuo. La inocencia es
signifcar traspasar lo que es una co- principio de salvación contra la
municación de arte, muy peligroso ilusión, pero también contra la falta
de espíritu de erudición.
para el emisor, porque Sócrates dice [b] Pap. VIII 2 B82.4 Ahora cualquiera
que los hombres podrían llegar a estar se hace escritor por la lectura — no
tan enojados con él que lo habrían mo- con la propia originalidad. No se
conoce a sí mismo como hombre, sino
lestado — cuando los despreciaba. a través de la conclusión: porque es
Otra estupidez. como los otros. Tal vez, ¡si alguno
puede lo es! Y en nuestros tiempos,
mientras donde quiera se ha dudado
de todo, a ninguno le viene la duda de
Pap. VIII 2 B81.31 | [19] La dialéc- preguntar si tal vezy alguno
[a]. La aberración de
la falta de
nosotros es un hombre.
eticidad en el haberse dado
tica como exigencia que debe el emisor Pap. VIII por
[c] quehacer 2 B82.6 Un auténtico
comunicar en una
refutarse a sí mismo. geniomanera
es el talverdadero
de olvidarexaminador-
incluso ser
general:
aquello toda
que existencia auténtica
se enseña. Dios no es
también contiene una
un embarazo. Estareexaminación
confusión se
de lodeja
universalmente
fuera al humano.
considerarY toda
la
Pap. VIII 2 B81.32 La dialéctica existencia
e x i s t e n c i a d e s d e u n a lesta
debería tener algo de uz
como exigencia de que el emisor debe cualidad re-examinadora. Resulta
fantástica.
deshonesto carecer de dicha cualidad
ocuparse de lo que concierne a la apro- de reexaminación y aceptar
piación de la comunicación. automáticamente todo como
costumbre y hábito y dejar que baste
la costumbre y el hábito.
[d] Pap. VIII 2 B82.5 La imprenta —
tiranía de los fascículos de los diarios;
se escribe para la “Multitud” que no
comprende nada, y de parte de
aquellos que comprenden escribir.
para la Multitud.
[e] Pap. VIII 2 B82.5 Se vive en el
| 27, 399 / Pap. VIII 2 B81.34 El pa- instante y al máximo en el siguiente
saje patético y el dialéctico. instante como perspectiva. No se
puede obtener ninguna distancia.
Pap. VIII 2 B82.1 | Primera lección. [f] Especialmente después del
abandono de la honorable vía de Kant
y dando, si me atrevo a decirlo el bien
convertido en 100 taleros para que se
vuelva teocéntrica.
406 [g] El método histórico.
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

2. La deshonestidad de la época moderna (deshonestidad – autoenga-


ño – aberración).
Falta de inocencia. (la inocencia y la aberración. No es [signo de] ma-
durez haber dejado de ser ingenuos o no haberlo sido nunca. La inocencia
se conserva, por ejemplo, al distinguir aquello que se comprende y aquello
que no se comprende — el atropello de una generación. Una generación es
una concreción abstracta y nunca puede ser ingenua).
Falta de autenticidad (lo auténtico y lo tradicional, das Herkomliche
literariamente
visto en el tiempo cuando había un único lenguaje —las lenguas mater-
nas— los diarios - todos los medios se han convertido en ciencias;
socialmente
aumento de la cultura – necesidades crecientes – la vida en las grandes
ciudades.
| 27, 400 / Pap. VIII 2 B82.8 La ciencia flosófca moderna se ha conver-
tido en fantástica (el saber puro) y la confundida enseñanza (el aparato).
Combinaciones absurdas a este propósito: tratar en el mismo libro so-
bre el pensamiento puro sub specie aeterni y después lamentarse por no
haber tenido en cuenta la pequeña disertación de un profesor en algún pe-
riódico.

Pap. VIII 2 B82.1 | [2r] [ a ] Pap. VIII 2 B82.10 Si uno, cuando


quisiera hablar, tuviese un megáfono,
Se ha olvidado lo que es el ser con alta voz de tal manera que se
humano. pudiera escuchar en toda la tierra: este
se metería rápidamente en la cabeza no
Los griegos — aquello resuena en ser un hombre singular (sino alguna
otra cosa más, por ejemplo, la voz del
su poesía, en su flosofía — el ele- tiempo, etc.: una abstracción) y no
mento melancólico — el elemento hablar a un singular o a un hombre
singular, sino al mundo entero (el
humano — el temor de Dios que hay género etc.: una abstracción) Así con el
en esto — tampoco el sofsta más invento de la imprenta. La
pomposo era teocéntrico — aquello comunicación se encuentra como a
través de un desmedido megáfono, ergo.
que los griegos pensarían de nuestro — Cierto: si entonces la cosa más
tiempo. insignifcante fuese la más grande
tontería, si fuera un gritar ¡prosit!, el
Por todas partes, en vez de hom- comunicador llegaría a ser importante a
los propios ojos o tendría una idea
bres, atracciones fantásticas. Mundo fantástica de aquello de lo cual habla.
liberal — público — apenas alguno Y ahora el anonimato. La persona de la
antigüedad — per sonare — potenciar la
voz del singular — pero el anonimato y
407 después la imprenta. ¡Qé locura!
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

escribe, no es por su cuenta un hombre singular y no se imagina un lector


que sea un hombre singular — el medio de la comunicación aquí es culpa-
ble, es demasiado grande.

Pap. VIII 2 B82.11


Todo se ha vuelto objetivo.
Los fsiólogos han observado que los hombres modernos son un desa-
rrollo anormal deshumano de estómago y cerebro — así esta anormalidad
se ha convertido objetiva sin un correspondiente desarrollo subjetivo: de
aquí todos los fenómenos del espíritu que corresponden a los disturbios
viscerales terminan con la apoplejía. |

| 27, 402 Pap. VIII 2 B82.12 | [3r] La comunicación y la instrucción


propia respecto a la ética y al momento ético-religioso es la educación. Con
la educación se llega a ser aquello que es considerado esencialmente ser
(un caballo, cuando se entrena y si el entrenador es sensato, se convierte
precisamente en un caballo). La educación comienza considerando aquello
que debe ser educado como uno que es κατα δυναμιν aquello que debe lle-
gar a ser, y observándolo bajo este punto de vista saca esto fuera (de) él.
Saca esto hacia arriba, luego — esto es aquí — (cultivar la planta, edu-
car al niño).
La ley para el método en la educación es por lo tanto que quien es edu-
cado, lo hace en cada instante lo mejor que puede. Aquí se muestra la con-
fusión cuando un educador, en lugar de educar se pone a enseñar como si
se tratara de un conocimiento. El aspecto sofístico de la hazaña es el si-
guiente: que me importa de hacerlo ahora, cuando lo hago de esta manera
extravagante, entonces me preocupo más por conocer: pero aquello es
para la recriminación, escapatoria y herejía. La ley: en cada instante haré
lo mejor que se pueda, etc., para obtener de esta manera siempre lo mejor
y conocer más. En cambio, cuando la educación es comunicada como un
saber, no se tendrá nunca educación, sino que siempre se tendrá algún co-
nocimiento.
verte. |

408
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B82.13 | [3v] La diferencia entre la educación en el ámbito


ético y el ámbito ético-religioso solamente es esta, que la ética es sin más
lo humano general, pero la educación religiosa (cristiana) debe, en primer
lugar, comunicar un saber-conocimiento. En el ámbito de la ética (natural)
el hombre, como tal, sabe qué cosa conlleva la ética, pero en el ámbito
cristiano el hombre, como tal, no sabe qué cosa conlleva la religión; aquí
tiene lugar una pequeña comunicación de saber-conocimiento, pero des-
pués regresa a la misma situación que la ética. Instrucción, comunicación
no deben ser como un conocimiento, sino educación, ejercitación, instruc-
ción como un arte.
He aquí mi mérito con los pseudónimos: haber descubierto el lado
mayéutico dentro del cristianismo.
Hasta ahora se ha educado al género humano dentro del cristianismo
como (si se tratara de) en un saber (el primer curso) y después el segundo
curso todavía como si se tratara de un saber.
Después de haber llevado al Yo en medio (dentro) de la vida. Porque a
nuestro tiempo le falta completamente uno que diga: Yo. Este Yo [de los
pseudónimos] es por supuesto Yo hipotético, pero estos siempre son, de
cualquier manera, formas algo. |

| 27, 403 Pap. VIII 2 B82.14 | [4r] Evidentemente yo siento mucho las
difcultades. Aquí no se trata de hablar de una aberración como la que
puede suceder en un movimiento revolucionario, y después pasa. Aquí se
habla del error que se establece de generación en generación, dentro del
cual nosotros hemos sido educados, crecido del todo juntos y forzados, de
quien ha tomado forma d e todo el estilo de nuestra fraseología. Aquí se
tendrá exactamente el caso contrario, después de haber comprendido el
error, es decir lo que viene expuesto, en el mismo momento que se vuelve
hacia sí mismo no comprende más; porque absolutamente todo, desde las
cosas más pequeñas a hasta las más grandes, recuerdan aquel error e invo-
lucran a quien sea, nada recuerda la verdad. (Es como con el antiguo error
de que la tierra giraba y el sol estuviese detenido). También lo sé por expe-
riencia personal, dado que tanto tiempo me he ocupado de ello. |

Pap. VIII 2 B82.13 | [5r]


Estar — solo con la ayuda de otro

409
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

y estar solos — con la ayuda de otro.


El segundo es la relación mayéutica, por eso está en la fórmula tam-
bién el momento irónico, mientras la primera fórmula es la relación direc-
ta y una proposición directa. Por eso, en el primer caso no hay ni siquiera
alguna razón para utilizar el guion suspensivo, porque todo está en su lu-
gar. Pero estar solo — con la ayuda de otro, es una fórmula para la ironía.
La primera proposición plantea una cosa y después un guion suspensivo
supone irónicamente lo contrario como explicación. Estar solo, no es cier-
tamente estar con la ayuda de otro, pero la ayuda del mayéutico está es-
condida, y por eso se considera irónico estar solo — con la ayuda de otro.
Pero si él debe estar solo — con la ayuda de otro, entonces no tiene, por lo
señalado, alguna idea interesada sobre este otro, porque de otra manera —
¡claro! — esta idea interesada le sería impedimento para estar solo.

| 27, 404 Pap. VIII 2 B83 | [1r] Cuando pienso en el comunicar, pienso
cuatro cosas:
1) El objeto 2) el emisor 3) el receptor 4) la comunicación.

410
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Primera distinción
Cuando se refexiona sobre »el objeto«

Objeto Ningún objeto


Comunicación de conocimiento Comunicación de poder2.
Con respecto a la comunicación de
un poder, vale el principio de que no
hay ningún objeto. Lo que esto signif-
ca. Pero esto, que no hay objeto al-
guno, muestra que hay refexión y en-
tonces también una distinción en di-
rección del “objeto”, a saber, negativa-
mente en dirección del “objeto” o ale-
jándose del “objeto”.
División del poder
Poder estético
Poder ético o bien poder-deber
(donde absolutamente no hay ningún
objeto)
Poder religioso o bien poder de de-
ber (donde en cierto sentido hay un
objeto que es en primer momento una
comunicación de saber-conocimien-
to)3.
2ª. distinción
Pap. VIII 2 B84 NB Esta segunda y tercera distinción no son propia-
mente en relación a la comunicación del saber, la cual, en tanto objetiva,
se refexiona únicamente sobre “el objeto”, por eso también tiende a ser
impersonal. Por todas partes donde se refexiona sobre la comunicación,
sobre el comunicador, sobre el receptor, también de un modo u otro una
comunicación de poder, y aquí se tiende a la personalidad.

2 “Poder” (Kunnen) como infinitivo sustantivado, en el sentido de posibilidad real.


3 En todos estos esbozos, el término “poder” tiene el significado – como es evidente – de
“posibilidad de hacer”, es decir, de capacidad activa.

411
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| 27, 405 Cuando se refexiona sobre »la comunicación«


A
“Comunicación en el sentido de »medio«
Medio de la fantasía Medio de la realidad
Cada comunicación es en el medio La comunicación de poder está en
de la fantasía (posibilidad) el medio de la realidad.
Poder estético no incondicional.
Poder ético incondicional.
Poder religioso, no incondicional
en cuanto hay una comunicación de
conocimiento.
| [2r] B.
Cuando se refexiona sobre »la comunicación«
Comunicación directa
Toda comunicación de cono- Toda comunicación de poder es Comu-
cimiento es comunicación directa nicación Indirecta.
1) La comunicación de poder estético es
una comunicación directa, pero comunica-
ción directa de poder, entonces Comunica-
ción Indirecta.
2) La comunicación de poder ético es
absolutamente Comunicación Indirecta.
3) La comunicación de poder religioso
es comunicación directa en cuanto que hay
primero una comunicación de conocimien-
to, pero esencialmente es Comunicación
Indirecta.

412
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| 27, 406 3ª. Distinción

Aquí (en la refexión sobre la comunicación dentro la determinación


comunicación de poder) se refexiona sobre
El emisor El receptor

A.
Cuando se re refexiona indirectamente sobre el emisor y sobre el re-
ceptor:
Comunicación de poder estético

B
Cuando se refexiona primordialmente sobre el receptor:
Comunicación de poder ético (Mayéutica; el emisor desaparece, en
cierto sentido, se aparta)

C
Cuando se refexiona primordialmente sobre el emisor:
Comunicación de poder religioso. (El comunicador tiene autoridad:
en otras palabras, la comunicación
de conocimiento que aquí es el primer momento).

413
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| 27, 408 Pap. VIII 2 B85.1 | [1v] [ a ] Pap. VIII 2 B85.2 Aquí se
presupone un sentido de parte del
1ª. Sección receptor, una receptividad, pero el
acento no cae principalmente en
Comunicación directa ello: lo tiene, pero no por esto, él
recibe: el objeto.
Las matemáticas se relacionan por
ejemplo con la intuición de la
Comunicación de conocimiento fantasía.
El conocimiento histórico a la
memoria.
que se refexiona sobre »el objeto« El conocimiento flosófco.

Esto se ve desde el conocimiento empírico más bajo hasta el más


alto. Siempre se refexiona sobre »el objeto«. »Emisor«, »receptor«, »co-
municación« se retiran completamente. (El objetivo).

[a] Pap- VIII 2 B85.4 Aquí “el maestro”


tiene habilidad, virtuosidad.
La ley para la comunicación de poder es:
Pap. VIII 2 B85.1 | rápido, comienza a hacerlo. Si el alumno
dice: no puedo — entonces el maestro
2ª. Sección responde: ¡palabrerías! “Hazlo lo mejor
que puedas”. Con esto comienza la
instrucción. Su fn es: poder.
Pero aquí no se comunicar [un] saber.
[b] Pap- VIII 2 B85.5 Esto es un problema
La comunicación de poder que se encuentra indicado en la hoja de
papel que está sobre el pedestal con otras
La Comunicación Indirecta. viejas cartas.
Sobre la diferencia entre paso patético y
dialéctico (el salto).
En la comunicación de saber-
Qé quiere decir que no haya conocimiento hay solamente paso
dialéctico (la verdad en la necesidad
ningún »objeto«. inmanente). En el poder, especialmente
en el poder ético y religioso, es un paso
patético (la fe así es un paso dialéctico).
[c] Pap. VIII 2 B85.4 La ley para la
comunicación de poder es: rápido,
comienza a hacerlo. Si el alumno dice: no
puedo — entonces el maestro responde:
¡palabrerías! “Hazlo lo mejor que puedas”.
Con esto comienza la instrucción. Su fn
es: poder.
Pero aquí no se comunica [un] saber.

414
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B85.6 Capítulo I

[a] Pap. VIII 2 B85.7 Aquí


»el maestro« tiene
La comunicación de poder en el sentido más habilidad, virtuosidad.
general. [b] Pap- VIII 2 B85.7
Habilidad física (ejercicio
Poder estético. militar, baile, etc.)
Habilidad físico-psíquica
| 27, 409 Comunicación Indirecta como un de calcular
confnium las artes superiores, por
ejemplo, el arte teatral.
para la comunicación directa. |

[ a ] Pap. VIII 2 B85.9 Aquí “el


maestro” tiene seriedad.
Pap. VIII 2 B85.8 | [2v] Capítulo II [ b ] Pap. VIII 2 B85.9 Cuando el
acento cae absolutamente sobre el
“¡tú debes!”, entonces aquí no se
puede tener ninguna
comunicación de saber-
La comunicación ética. (en el sentido conocimiento; porque si mi
primer deber fuera alguna cosa,
más riguroso la Comunicación Indirec- este “deber” no sería la primera
ta) cosa, absolutamente no sería.
C Pap. VIII 2 B85.11 Qizá la

ciencia se podría grabar en un


hombre; pero ya con respecto al
La poder ético o deber-poder. poder estético (propio porque no
hay ningún objeto) y todavía más
En ese sentido todavía no hay respecto al ético (precisamente
porque en el sentido más riguroso
ningún »objeto«. c no hay ningún objeto) se debe
extraer de él. El sargento ve en el
c a mpe s in o u n s ol d a d o κατά
δυναμιν y por ello le dice: sacaré
de ti un soldado. Si en vez, se
pone a explicarle al soldado un
manualillo que tiene por título
“Servicio militar”, sobre la
instrucción militar, aquí el
sargento podría decir: esto sin
duda te lo debo infundir.

415
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B85.12 §1


[a] Pap. VIII 2 B85.10 La enseñanza en
el poder estético es comunicación de
habilidad.
[Pap. VIII 2 B85.12 Sobre »la situa- En el poder ético es esencialmente
educación.
ción« y sobre el pertenecer esencial de Es el antiguo problema griego, hasta
una situación para la comunicación éti- qué punto la virtud se puede enseñar:
ca. aquí se podrían repasar un par de
diálogos de Platón.
[b] Pap. VIII 2 B85.13 Ya respecto a la
comunicación del poder estética, el
maestro y el discípulo forman una
situación. En la comunicación del
conocimiento, donde todo es objetivo,
no hay ninguna situación.

Pap. VIII 2 B85.14 §2

Sobre »el medio»


| 27, 410 El medio de la [a] Pap. VIII 2 B85.15 El poder estético
no está en el sentido más riguroso en el
fantasía — el medio de la realidad. medio de la realidad, sino hasta cuando
Cada comunicación de saber-conoci- este poder no se puede realizar en lo
miento es en el medio de la fantasía, la existencial de todos los días.

de la posibilidad en el medio de la rea- La confusión que surge al comunicar la


lidad; pero la posibilidad ética en el ética en el medio de la fantasía (la
retórica).
sentido más riguroso.

416
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B85.16 §3


[a] Pap. VIII 2 B85.17 “Realidad” es la
reduplicación existencial de aquello
Sobre la situación de »la reali- que se dice. Enseñar en la realidad,
se r rid ic ulizados e tc., aunque
dad« como existencia, como propia- ridiculizado y despreciado el decirlo.
mente conditio sine qua non para la En la realidad enseñar la pobreza,
enseñarla aunque dé pobres (profteri
comunicación ética. — en el sentido de proftere una
ciencia, un arte, no de sacar ventaja).
Qe la ética no se puede doce- De este modo, cada enseñanza
res, porque docere es comunicar en existencial termina en una especie de
modo no-ético. silencio. Porque cuando yo expreso
existencialmente aquello, entonces no
es necesario que mi discurso sea
audible.
Pero aquí se ve la relación de la
verdad con la realidad. Si un docente
tuviera mil alumnos, cuando quisiera
realizar la misma cosa [que enseña]
en la realidad, no lograría tener ni
siquiera uno: la tomarían como una
“exageración”.
En relación a “la realidad”, casi todos
los hombres tienen una especie de
aletas nadadoras. Qieren que el
maestro se comporte con ellos como
un maestro de natación, que en una
“hora tranquila” y segura hace para
ellos, en una habitación, los
movimientos de la natación; pero que
en cuanto dice “¡ahora saltemos al
agua! — ellos responden: “¡No,
gracias!”.

[ b ] Pap. VIII 2 B85.18 La expresión


“alcanzar la realidad” implica también
aquello que tanto la antigüedad como
el cristianismo originario pesaban y
practicaban; ser para la multitud, vivir
y enseñar por la calle. Lutero dice con
razón que en el fondo no se debería
predicar en la Iglesia, sino en la calle.
Toda la concepción moderna de un
pastor que predica en una iglesia es
pura ilusión, relación de poeta, lo
existencial es representado al máximo
con una declaración: “Si aquello se
exigiera — entonces.” Apenas la
exigencia ética y todavía aquella
cristiana tiene esta manera se
convirtiese en realidad (y toda otra
comunicación no-ética de la ética)
entonces sale aquello que yo siempre
llamo: el peligro doble.

417
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| 27, 411 Pap. VIII 2 B85.19 §4


[a] Pap. VIII 2 B85.20 Con la
Sobre la “reduplicación”: reduplicación se comprende
mucho más aquello que se
¿Está permitido “ganarse” a los puede tener en cada
hombres? enseñanza: docendo discimus.

[ a ] Pap. VIII 2 B85.23 El


emisor “serio” no debe tener
un aspecto serio. Tener un
aspecto serio es tener seriedad
Pap. VIII 2 B85.21 §5 directa, pero no es seriedad en
un sentido profundo. La
Sobre la doble refexión. seriedad es que el
comunicador es serio — y que
los otros se hacen serios (y
aquí está la presión): pero, se
entiende no con la impresión
Pap. VIII 2 B85.22 §6 inmediata y con la imitación,
sino con sí mismos — y en
esto consiste precisamente
que el emisor no tenga un
Sobre »el engaño« aspecto serio.

[ a ] Pap. VIII 2 B85.24 A §6


»Sobre el engaño«
»Engañar« pertenece
esencialmente a la
comunicación ético-religiosa.
“E ng añ a r l le v a nd o a l a
verdad”. Aquello que es un
engaño es también una
expresión de la reduplicación
en la cual, maestro y discípulo
se separan, el uno del otro,
para existir en ella. La
comunicación en sentido ético
comienza siempre con el
poner en medio “un engaño”
y el arte consiste entonces en
esto, en el creer
[manteniéndose] de acuerdo
al engaño, y creer la exigencia
ética, soportar todo. Pero de
nuevo ustedes ve rán la
reduplicación. Porque en
estas lecciones en el fondo yo
no ayudo; yo muestro en
forma directa cómo se deben
comportar, pero no están en
las letras; porque entonces se
me debería permitir
relacionarme con ustedes de
manera mayéutica a, y esto
yo no lo hago, yo enseño en
un cierto modo.
a usar sólo formas indirectas.
418
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B85.25 | [3v] §7

Sobre la mayéutica.

Pap. VIII 2 B85.26 §8

Sobre la Comunicación Indirecta, hasta qué punto está permitido a


un hombre usarla, si en esto no hay algo de demoniaco.
Sobre esto, bastante (observaciones) en el Diario del verano pasado.

| 27, 414 Pap. VIII 2 B85.27 Ca- [a] Pap. VIII 2 B85.28 Aquí »el
pítulo III maestro« tiene la autoridad (es decir
el momento) del saber que comunica.
[b] Pap. VIII 2 B85.30 Debe poder
decirse hasta qué punto que la ética
La comunicación ético-religiosa tiene en sí un saber, que es “la
autoconciencia”; pero esto es un
(comunicación directa- conocimiento en sentido impropio.
indirecta).

Pap. VIII 2 B85.29 Poder religioso o


deber-poder.

Existe un momento del conocimiento y en cierto sentido un objeto.


Pero esto es solamente un primer momento. Pero la comunicación no es
esencialmente aquella de saber sino de poder. Qe aquí haya un momento
del saber, esto vale de modo especial para la verdad cristiana, donde prece-
dentemente se debe comunicar un saber-conocimiento sobre el cristianis-
mo. Pero solo se trata de algo preparatorio.

419
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B85.31 Apéndice [a] Pap. VIII 2 B85.32 Se cuenta sobre
un recluta de campo que debía
aprender los ejercicios militares. El
La confusión fundamental de la época ofcial le decía: Usted, le importaría
estar atento. Recluta: lo haré, no lo
moderna no es solo haber olvidado que dude. Ofcial: Sí, pero bajo las armas
hay algo que se llama comunicación de no se habla. Recluta: ¡efectivamente,
no lo haré! Ofcial: ¡No, no debe
poder, sino haber transformado despreo- hablar! Recluta: ¡Sí, sí, si no lo sabré
cupadamente la comunicación de poder y yo también! Aquí está el error del
recluta: querer transformar una
el poder-deber en una comunicación de comunicación de poder en una
saber. comunicación de saber. Pero el error
de los tiempos modernos ha sido
Lo existencial ha desaparecido. aquel de haber dado una doctrina
sobre la ética y sobre la esfera ético-
religiosa y haber dado al pueblo un
saber-conocimiento sobre esto.
El pastor dice: el cristiano busca ante
todo el reino de Dios. Si, esto está
bien; pero si tú y yo somos
cristianos, ninguno dice después que
tú y yo debemos buscar primero el
Reino de Dios. La ciencia dice: él [el
cristiano] no se queda inmóvil con la
fe. Pero si tú y yo somos creyentes,
entonces no se dice que tú y yo
debemos ser creyentes.

420
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| 27, 415 Pap. VIII 2 B86 | [1r] Introducción.

Qerer concentrar en una sola palabra la confusión de la flosofía mo-


derna, especialmente cuando, para usar a —y la verdad
una expresión, ésta abandonó “la honora- [b] El inocente y el tradicional:
la adquisición.
ble vía” de Kant y, por decirlo de alguna [c] Así la inocencia pertenece
manera, tiró los famosos 100 taleros para ya a cada edad de la propia vida
para poder hacer la distinción
llegar a ser teocéntrica: entonces yo no sé socrática entre lo que se
decir otra cosa, sino denunciar que ésta comprende y lo que no se
comprende.
es deshonesta. Y si la ciencia debe ser el
ojo de la generación, entonces ella ya no
se encuentra en la generación cuando el ojo está confundido. Por lo tanto,
se debe decir – no conozco expresión más apropiada que –la flosofía mo-
derna es deshonesta.
¡Deshonesta! Deseo clarifcar inmediatamente el sentido exacto y legí-
timo de este término. Por deshonesto tal vez se piensa sobre todo en una
intención. Y en este sentido no se podría decir verdaderamente que nues-
tro tiempo sea deshonesto: la cuestión más bien es si el tiempo se ha con-
fundido de tal manera que el engaño intencional a en el fondo ha caído en
desuso. Cerebros estrechos, lectores de novelas, jóvenes de buena gana se
hacen una idea fantástica de aquello que en la vida son los bribones, los
hipócritas, los jesuitas, los seductores, etc. Esta idea es, por mucho, fanta-
siosa. Un verdadero hipócrita es una fgura muy rara, especialmente en es-
tos tiempos, porque un verdadero hipócrita es un hombre de carácter. |
[1v] Por ello, hoy forece otro género de engaño: el autoengaño, pero del
cual se habla muy rara vez.
Caracterizar el autoengaño como deshonestidad es ciertamente del
todo legítimo. El hipócrita muy bien puede dar cuenta de su deshonestidad,
pero se engaña a sí mismo, está en la oscuridad, negra como el carbón, y
entonces nunca se encuentra sin culpa en el error del autoengaño consigo
mismo y de sí mismo y por ello con razón se puede usar en referencia a
esto “deshonestidad”. Ahora pensamos qué cosa se debería decir de un in-
dividuo degenerado, que ha comenzado 17 cosas pero no ha terminado
ninguna; se ha hecho 17 veces el propósito de cambiar de vida pero otras
tantas 17 lo ha olvidado | 27, 416 y en esto se sigue yendo por la tangente

421
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

– porque junto a esto no es que le falten dotes naturales pues muchas ve-
ces se ha aplicado con diligencia incluso esforzándose – es llevado a hablar
de cualquier cosa y con frecuencia una manera que no consigue hacerse
escuchar: he aquí que en este individuo tenemos el ejemplo de la desho-
nestidad más dolorosa y espantosa, junto a la apariencia de más brillante e
inocente.
Al principio, una vida puede presentarse con muchas primicias y ense-
guida combinar enredos imprevisibles que es imposible nombrar: una vida
así también e s deshonesta. Es en este sentido que podemos hablar de la
deshonestidad de la época moderna, y por ello inclusive también podemos
cambiar a una expresión más moderada: a la época moderna le falta ino-
cencia. De hecho, no es signo de madurez perder completamente la ino-
cencia, es todavía | [2r] menos natural para la existencia humana no ha-
berlo tenido nunca. Un cierto momento de inocencia siempre pertenece a
la existencia humana sana y honesta hasta el fnal.
Quizá alguien podría preguntar cómo conviene aquello a una genera-
ción; la antigüedad era ingenua y de ello se sigue, de por sí, que la época
moderna no puede serlo. Pero es propio que tengamos aquí la deshonesti-
dad de los tiempos modernos. La ciencia moderna ha querido enseñarnos
que todos hemos aprendido mucho de ella por abolir la categoría de la in-
dividualidad y sustituirla con aquella de la generación. Es este προτον
ψευδος el que ha introducido en la existencia una inquietud, una prisa que
hace inevitable una confusión tremenda, y por ello mismo también la des-
honestidad. Pero lo que suena como el epigrama más amargo sobre la des-
honestidad de la época moderna es el hecho de que es precisamente esta
época la que – para poner más fuego bajo la olla de la confusión – ha in-
ventado eso de querer tener el mérito de comenzar sin ningún presupues-
to. No hay nada más peligroso que un ladrón que s e disfraza de policía,
nada más peligroso que un cuidado radical que falla y se convierte en in-
centivo para la enfermedad. Nada más peligroso que uno que se queda in-
móvil en alguna cosa y dice: ahora yo quiero | 27, 417 hacer un extremo
esfuerzo desesperado por liberarme, entonces este hombre con esta carre-
ra tropieza siempre más. Qe las premisas (los presupuestos) antes de He-
gel | [2v] hubiesen tomado la ventaja sobre los hombres, es claro; pero des-
pués, a través de esta empresa grandiosa, llevar la confusión de los presu-
puestos a un grado mucho más alto es la cosa más nefasta. En parte por-
que la confusión aumentó y en parte porque se escondió a sí misma con
aquella imaginación e ilusión de haber, de una vez para siempre, domina-

422
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

do la confusión de los presupuestos. Creo que no hay nada más tremendo


que cuando aquello que causa el estupor de todos, un trabajo gigantesco
por eliminar la enfermedad, por el contrario, no hace más que alimentarla.
Y el esfuerzo enorme de Hegel por dominar los presupuestos estaba infui-
do precisamente por la misma idea de los presupuestos. Era un anonada-
miento cuantitativo y no cualitativo. Para cuidar la confusión del pensa-
miento causada por la autorrefexión, la única salvación es la ética, y pre-
cisamente Hegel no entendía de ética. Pero, cualquier otro remedio no es
agradable para la enfermedad porque esto la alimenta.
En lugar de hablar de la deshonestidad de los tiempos modernos que es
falta de ingenuidad, también se podría decir que | [3r] es falta de autentici-
dad. Detengámonos por ello en este término.
Supongamos que un hombre sea educado en un cierto modo, y des-
pués viva sin tener una impresión de sí mismo, recurriendo siempre a
comparaciones: he aquí un ejemplo de deshonestidad. Y este es el caso de
los tiempos modernos. La historia de la generación sigue su curso — es
verdad — pero cada individuo singular debería tener su impresión auténti-
ca de la existencia— para ser un hombre. Y como sucede con todo hombre,
así con todo pensador – para ser un pensador. Pero el pensador que sacri-
fca su autenticidad y la hace abortar como se hace abortar un feto inma-
duro, para ser entendido por los contemporáneos, para adquirir de prisa
un poco de infuencia, y para abordar el tren de la generación que parte
exactamente ahora: éste es peor que una joven que sacrifca su virtud | 27,
418 por una ganancia deshonesta y peca realmente contra Dios, no es me-
nos | [3v] abominable y no menos monstruoso que la madre que se procu-
ra un aborto.
Ciertamente, cuando se está en este caso, entonces la palabra de orden
es dada: la deshonestidad tiene libre curso y en cada segundo la confusión
crece. Especialmente después de Hegel ha llegado a ser tremenda porque
él descubrió el método historizante que ha abolido del todo la autenticidad
y en fondo no hace más que nivelar. ¡Qé ajetreo! ¡Qé confusión, como
en un terremoto! ¡Qé trate de acordarse de la generación, de seguir las
exigencias del tiempo, que sin embargo están continuamente variando!
Así fermenta y hierve la vida de las generaciones, sin paradas, aunque se-
ría un torbellino, se siente el toque de la carga, el repicar de la campana
que indica al individuo que | [4r] ahora, ahora en este segundo, se tome
un descanso: echa, expulsa todo de ti, la refexión, la tranquila meditación,
el pensamiento reposado de la eternidad, de otra manera llegarás muy tar-

423
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

de lo mismo que no llegarás con la expedición de la generación que exac-


tamente ahora está pasando. ¿Y entonces? ¡Entonces, qué error! ¡Qé
error, qué desgracia! Y decir que todo es calculado para aumentar la con-
fusión, esta desgraciada prisa de caza salvaje. Los medios de comunicación
se vuelven más avanzados, se imprime siempre más a prisa, con una prisa
increíble. Las comunicaciones se convierten siempre más activas y siem-
pre más confusas. Y si alguno ahora, ya sea en nombre de la originalidad
como si Dios, se pronunciase en contra, ¡ay de aquél! Como el Individuo
está agarrado del vértice de la impaciencia para hacerse entender rápida-
mente, así la generación con ambición quiere entender rápidamente al In-
dividuo.
Ahí está, esto lo da la deshonestidad. Desaparecen los conceptos, la
lengua se vuelve confusa, combaten unos contra otros a la derecha y a la
izquierda; condiciones felices que no podrían nunca ser para todos los ha-
bladores porque la confusión general esconde su desequilibrio mental
(¡cuán confundidos están!). La edad de oro de los habladores.

| 27, 419 / Pap. VIII 2 B87 | 1 El auténtico – el tradicional

Busquemos ver el aumento paso a paso, mirando desde un punto de


vista más lejano, para dar una idea de esta confusión.
Había un tiempo cuando en Europa existía una sola lengua docta. Si
bien, ello tenía sus lados desfavorables, era sin embargo un gran bien.
Ante todo, se impedía con ello que cual-
[ a ] Si ahora se agrega una nueva
quiera se dedicara a las Letras; después, potenciación de todo lo que primero
la comunicación se facilitaba y había es- era un “medio” y ahora se ha
peranza de una terminología poco esti- convertido en ciencia (el lenguaje se
ha convertido en ciencia – el Nuevo
mada con la cual se estaba a la vez en Testamento, no es más un “medio”,
conexión con la antigüedad; y fnalmen- sino que la crítica lo ha disuelto en
dialéctica en todos los modos, etc.,
te, los años de la vida de un hombre en así se tiene una ciencia comparada
los cuales su autenticidad debe desarro- la cual trata de la relación entre
estas ciencias sobre “medios”),
llarse no fueran sobrecargados. entonces se tiene una idea de este
trabajo sobrehumano
Las individualidades nacionales ad-
quirieron conciencia, la lengua materna
fue restituida en sus derechos. Pero desde ese tiempo pasado no se perdió

424
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

la idea de una literatura europea o más bien de un conocimiento de la lite-


ratura europea. Esto no se debería perder de vista y ahora la tarea ha cre-
cido al menos a la cuarta potencia y por ello se ha convertido 64 veces más
grande. Sobretodo corresponde dedicar gran parte del tiempo a la refe-
xión sobre la autenticidad y no al aprendizaje de tres o cuatro lenguas.
Pues una lengua extranjera no es nunca tan instructiva como la lengua
materna, mientras en su lugar, cada uno respecto a la propia lengua ma-
terna, se cree autorizado a comportarse a su placer (en cambio una lengua
erudita común, pero muerta sería igual para todos). Pero ahora cuando se
dirige a reencontrar y a seguir los conceptos en los matices que tienen en
las diferentes | [2] lenguas, se enriquece naturalmente en un cierto sentido
de una extraordinaria riqueza de refexiones — pero esta se convierte pre-
cisamente en la difcultad, porque de ahora en adelante una terminología
constante resulta impensable. Mientras entonces la comunicación crece a
la cuarta potencia, no se tiene más que un aumento de confusión, porque
entre más aumenta la comunicación cuando nada está frme, más tremen-
da se convierte la confusión, más deshumano y sobrehumano es el trabajo
que se pone para el individuo.
| 27, 420 Este fue el primer paso para promover un desarrollo en ex-
tensión y no en intensidad.
En Europa, ahora se ha hecho el magnífco descubrimiento de que
se debe hacer algo para abrir los ojos a la situación. Esto es, se cayó en la
cuenta de que la confusión había sido desencadenada y se esperaba así con
algún descubrimiento, que estaba al servicio de la confusión, de poner fn
a la misma. Imagínate la ofcina de administración de un diario, tan com-
plicada que se necesita una nueva ofcina para poder llevar registros sobre
registros etc., y cada vez que | 3 se hace algo, se hace para abrir los ojos so-
bre la situación, sin darse cuenta que a cada paso la cosa se convierte
siempre más imposible.
Entonces surgieron las revistas eruditas.
La idea de las revistas era ayudar a orientarse en una situación, pero
de esta manera las Revistas se convirtieron en una forma de lectura autó-
noma. Este último análisis es la desgracia de los tiempos modernos. Las re-
vistas se hacen cada vez más efímeras, las exigencias del tiempo se con-
vierten, al fnal, en exigencias del momento. Los diarios arrastran una
masa de hombres que no hace otra cosa que disminuir el nivel de la litera-
tura. Pero esta masa se vuelve terca y al fnal la literatura auténtica debe lle
gar a un acuerdo. (Se repite la lucha antigua entre patricios y plebeyos).

425
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pero con las Revistas nació ahora una nueva clase dirigente de escritores,
es decir, de no escritores, es decir, de gente que comprende todo hasta un
cierto punto, pero nada en su ventaja, eso que es la estirpe más tremenda.
Y el diario tiene el poder del momento y de la difusión. Se ve que mediante
el interés fnanciero del editor la verdadera literatura está obligada a bajar
a concesiones. | 4 Al fnal, la situación está de cabeza. La literatura perio-
dística deja la crítica y escribe para la multitud. La multitud no comprende
nada y los periodistas comprenden a la muchedumbre para escribir. Eso
termina por desanimar la literatura auténtica. El escritor teme meterse en
la boca del lobo, mira la bajeza de semejante estado de cosas, pero no tiene
la fuerza para resistir: escribe: “editoriales” — incluso | 27, 421 para que se
acerque también al momento lo más posible; publica los libros en fascícu-
los: indica primero aquello que pretende hacer, para asegurarse de ser se-
ñalado. Toda protesta de la verdadera literatura contra esta degeneración
es inútil: con arrogancia el periodista indica los millares de sus subscrito-
res y su poder en el “instante”. No hay una perspectiva de salvación para
el instante siguiente, porque el periodista se ha convertido en una letra de
imprenta: el individuo muere, pero el periodista no muere nunca; él no
hace sino multiplicarse siempre | 5 más y más. Se refeja el trabajo sobre-
humano que ahora el desarrollo del mundo impone a un escritor y cómo le
toca ver los modos variados con los que se confunde la existencia. Todo se
convierte en ambición.
Esta es la situación en el campo literario. Pero en el campo social suce-
de lo mismo. El crecimiento de una formación y una cultura superfcial di-
rige a los hombres en los grandes centros. En los centros no se tiene más
impresión de una vaca que de un hombre, porque en el campo se cuentan
2 o 4 o también más vacas por un hombre, mientras en los grandes centros
la proporción es de ¡1000 hombres por vaca!
Esta confusión de las cosas se cultiva dentro de la tradición. El género
es aprisionado en las aberraciones de la existencia como nunca. Esta es la
deshonestidad de nuestra época. Si se tuviera que indicar con mayor agu-
deza yo diría: es como el escorbuto. ¿Y cuál es entonces el remedio? Solo
hay uno – la verde primitividad. Pero el enorme trabajo | 6 que supone la
excavación de un pozo artesanal es menos difícil que crear la autenticidad
en tiempos semejantes y conseguir triunfar. Surgen víctimas y habrá los
más dolorosos martirios. Los hombres han tenido siempre a la mano el so-
fsma: ¿De qué sirve que un individuo quiera aquello que es capaz de ha-
cer? ¡Cielos! Ahora este sofsma está de tal manera enraizado que, sin la

426
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

mínima exageración, es una verdadera locura, en tal situación, querer


creer en Dios y en la autenticidad, mientras que es propiamente de la au-
tencidad de la que hay necesidad, es decir del Individuo. Pero ninguna pre-
sunción. Porque supongamos que un genio lo comprendiera, pero en vez
de ofrecer, fel a Dios, | 27, 422 el sacrifcio hasta el fnal, se equivocara y
quisiera hacer algo con la prudencia humana: ninguno haría un daño ma-
yor que este, precisamente porque él era el más cercano a la verdad y se
convirtió en el más peligroso de todos los sofstas. Esto puede dar la im-
presión al individuo de creer que podría salir como también podría enlo-
quecer. Y por otra parte los contemporáneos descubrirán también la situa-
ción y pondrán una obra para en lo posible atormentarlo: no con el poder,
porque este no lo ha llevado, sino con la estupidez, la envidia, la dejadez,
el odio, etc.

427
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Pap. VIII 2 B88 1ª. Lección. [a] #

En cierto sentido, feliz es aquel que se


relaciona enseguida con la ciencia
[a] dominante de un determinado tiempo: este
no tiene que leer y estudiar los datos
No sin muchos escrúpulos y mucha resultantes, enriquecidos en algún punto
incertidumbre he comenzado esta lec- con su pensamiento, exponerlos a otros:
ción. No pienso solamente en aquello inmediatamente después estos lo asimilan
porque ellos se relacionan esencialmente
que probablemente cada maestro pien- con la misma manera de pensar y de
sa: si lo que él dice logrará satisfacer al expresar. Feliz es este en cierto sentido. Se
encuentra del todo exento de aquello que
auditorio, en cuanto se toma a sí mismo yo quisiera llamar los tormentos de ir a
y al objeto del todo en general. No, pre- paso de tortuga, que están conectados con
el pensamiento más primitivo, que sobre
cisamente porque esencialmente quiero todo soporta a lo largo el tranquilo
exponer aquella forma de comunicación fundamento, aislado desde el principio, sin
— o incondicionadamente o condiciona- fe en los datos resultantes; que observa
preocupado, a menudo desanimado hasta la
damente — puede que no haya ningún desesperación, cómo logra comunicar
objeto, sino que el objeto esté puesto fácilmente a los otros y ser entendido. Y
cuando fnalmente llega al punto en el que
dialécticamente de tal manera que cree poder intentar comunicarse, he aquí
aquel que en esto es dialéctico, en cuan- que inmediatamente, con la primera
palabra que pronuncia, es condenado a
to lo sigue dialécticamente, es precisa- temer la tediosa marca de lo excéntrico, de
mente el pensamiento total de estas lec- la singularidad, que hace que los demás
ciones, yo inmediatamente refexiono si hombres tengan pocas ganas de
relacionarse con él; porque aquel distintivo
eso lo comenzaré ahora a exponer des- de aquella singularidad inmediatamente les
de un estrado, busco exponer en tal ma- indica que aquello no es nada, o bien que
hay necesidad de una cierta resignación y
nera que no sea en contradicción con el de un cierto esfuerzo, y probablemente por
argumento expuesto. Es decir, estoy ello no le quedan deseos de relacionarse.
Si se me permite decirlo, entre esta clase de
preocupado y por tanto soy consciente pensadores infelices más auntéticos me
de aquello que busco exponer: para re- cuento yo y | peor para mí. Asegúrense
conocer especialmente la verdad ética y inmediatamente que sea tanto peor, con las
primeras palabras de esta lección
ético-religiosa hay necesidad de una si- introductoria. Pero en verdad me atrevo a
tuación y así también para comunicar la dar testimonio de mí mismo, pues durante
varios años con gran paciencia me he
verdad ética y ético-religiosa. He aquí dedicado prolongadamente a pensar: les
ahora el escrúpulo: si e l estrado sea la ruego, mis oyentes, tener paciencia durante
algunas horas.
situación adecuada. Lo tengo | [1v] b en verdad
presente y con ello debo cuidar aquello c Esto, en cierto sentido, puede servir a
que busco | 27, 423 exponer: que cono- impulsarlos para entrar in media res,
porque los escrúpulos se relacionan con el
cer b la verdad ético-religiosa implica pensamiento interno total de la situación de
en la esfera existencial, el “reduplicar” la lección. Además, más de una vez se
llegará al punto en el que ellos mismos se
la cosa conocida. Ahora he aquí mi es- darán cuenta del error, que ha dado ocasión
crúpulo: si entonces la lección ex cathe- a mis escrúpulos: entonces recordarán que
yo mismo inmediatamente desde el primer
día se los había advertido. Pero basta de
esto.
428
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

dra contiene una reduplicación, ¿podría eso contener tal reduplicación? El


escrúpulo es entonces: si ahora toda la situación de la lección reduplica, en
la existencia, todo aquello que yo debo decir, entonces en una sola lección
no alcanzo a hacer aquello que es objeto de la reduplicación, ni su oyente
llega al conocimiento de la verdad ética y ético-religiosa y a la comunica-
ción de la verdad; pero toda la situación de la lección reduplica aquello
que será enseñado.
c [ Por lo demás, pretendo usar esta hora para exponer algunas obser-
vaciones que tienen que ver con la entera situación de la lección y conmi-
go en general.
Sobretodo pido su atención para una
d] No tener miedo de los hombres (y
observación que desde hace mucho tiem- hacer de los hombres la instancia, es
po quería exponer y que probablemente la verdadera expresión del respeto
humano) es tomado por orgullo, pero
es importante para muchos de ustedes | también puede ser temor de Dios
[2r] como escritores. Aquello que en la todavía más grande, porque es como
si Dios digiera a estos: ¿por qué te
vida se considera orgullo, puede también rebajas para tener temor de los
ser temor de Dios — eso puede ser temor hombres? Conténtate únicamente de
de Dios, no diré más. Permitan que me tener temor de mí. De esto no se sigue
que el niño, de todas maneras, no
explique. Todos estarán, espero, de tenga temor de sus compañeros, pero
acuerdo conmigo cuando sostengo que él no se atreve a manifestarlo – por
temor del padre. ¡Educación severa!
delante de Dios, el hombre tiene la obli- Los compañeros van con furia y lo
gación de exponer la verdad en la forma acusarán de orgullo y no dejarán su
orgullo impune: ¡ay, y es por temor
más verdadera. ¡Bien! Pero ahora tocará del padre que él no puede tener temor
a cada hombre expresar, según el grado de ellos.
de sus fuerzas, la forma de la verdad más f o puede sólo concederse
g (absolutamente respecto de la
verdadera — si entonces hace esto – has- comunicación ética, parcialmente y
ta ese grado ganará menos hombres. en relación a la comunicación ético-
religiosa) — por nombrar solo esta —
(Esto se ilustra, mostrando la diferencia h Nota
entre la comunicación de la verdad ético- Para la ética vale absolutamente el
principio de que ella no puede ser
religiosa en la forma de la posibilidad y objeto de “docencia”. El “docente”
en la forma de la realidad, o lo que es lo habla de un objeto – y en la esfera
mismo, llevarla a la realidad — en breve: ética el principio es que no hay
ningún objeto (por exponer): hablar
porque eso en su lugar será ciertamente aquí sobre este objeto. Pero la
muy desarrollado). Si ahora un hombre exposición [catedrática] no es la
expresión existencial porque el
no tiene una relación esencial con Dios, maestro exista en ella, ni permite a
no la tiene presente cada día, se deja los auditores de las lecciones de
existir en ella. Pero todo esto será el
aconsejar de su prudencia. Este dice: eso objeto de la misma lección.
no tendrá ninguna consecuencia, mi co- i [y en un cierto sentido son para
considerarse como un dato todavía
más grande]
j en estos tiempos philosophice
429
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

nocimiento de la vida práctica me enseña que debo adaptarme. De modo


que se adapta, usa la forma menos | [2v] verdadera – y gana a muchos. En
cambio, si él tiene una relación esencial con Dios, escuchará decir a Dios:
¡Hombre torpe! si este se imagina querer convertirse en la Providencia, es
sufciente que haga su deber, con toda responsabilidad. Todo testigo de la
verdad | 27, 424 que ha sido desconocido por sus contemporáneos, dura-
mente juzgado o tal vez llevado a la muerte, ha sufrido este conficto: ha
tenido en su poder dar a la verdad una forma menos verdadera, decir en
apariencia la misma cosa haciendo fortuna en el momento, ganándose a
los hombres — mientras aquel que, en obediencia incondicionada a Dios,
hace ver que la Providencia de Dios lo aconsejará y será su prudencia ha-
ciéndose pasar por la Providencia, él será desconocido y condenado. En-
tonces esto | [3r] no lo rebasa, pero se esfuerza al extremo de sus energías
— con la consecuencia que no ganará ninguna y será acusado de orgullo.
Aquí podrá tener inmediatamente un ejemplo de reduplicación. Cuando
yo decidí esto que he dicho ahora y en esta forma delante de la asamblea,
yo también tal vez lograría conmover a alguno, y ¿por qué? Por la razón
que esta es comunicación: yo no reduplico, no realizo aquello que enseño,
no doy a la verdad que expongo la forma más verdadera, de tal manera
que desde el punto de vista existencial la situación es: yo hablo acerca de
ello. Apenas reduplico existencialmente, entonces rechazo, y algunos es-
tán listos para decir: ¡es orgullo! En el primer caso confío en los otros; es-
toy indeciso, inseguro entre dos, incluso si absolutamente, incondicional-
mente me relaciono con Dios, o bien | [3v] me dedicara a seguirlo — ésta
ya es una concesión que muestra que no me relaciono incondicionalmente
a Dios — y alguien o más bien la muchedumbre estará contentísima. En el
otro caso si tomo en serio el atenerme incondicionadamente a Dios, doy a
lo verdadero que me ha concedido la forma más verdadera, pero la muche-
dumbre está lista para decir: ¡qué orgullo tan repugnante! ¿Por qué la con-
fusión fundamental de la vida moderna sobre todos los puntos, no es dife-
rente de tomar, en cada comunicación de la verdad, a los hombres por ins-
tancia — en lugar de tener a Dios por instancia, especialmente respecto a
la comunicación ético-religiosa? Con esto se ha | [4r] dado a toda la forma
de comunicación ético-religiosa una forma equivocada: se ha viciado com-
pletamente en razón de rebajar aquello que debe ser la exigencia en rela-
ción con Dios, y se deben hacer concesiones cuando la instancia se da al
respeto humano.
Cuando es así, y por mucho tiempo ha sido así, no resulta fácil evi-
tar | 27, 425 fracasar en la vida, que se juzgue como orgullo aquello que tal

430
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

vez es temor de Dios. Lo he querido recordar. Ciertamente en la lección se


puede haber lugares donde me sea posible ganarlos sobre mi presentación,
adaptando un poco la forma, pero donde no me atrevo a hacerlo — y he
aquí que inmediatamente alguno me juzgará y encontrará mi conducta ex-
travagante y orgullosa. Pero tengo | [4v] otra duda, es decir, si me fuera
permitido decir esto que estoy diciendo, si me es permitido decir que es
por temor de Dios que hago lo que hago. Porque ya esto es todavía un in-
tento de hacer de los hombres la instancia, de domarlos de tal manera que
caminen a pasos cortos conmigo. Mientras que la obediencia incondicional
sería no decir ni siquiera una palabra al respecto, sino actuar. Y en verdad
si un hombre tuviera la fe de creer frmemente y a cada minuto que Dios
le es del todo cercano, este lo haría así. Pero apenas Dios parece lejanísi-
mo, entonces debe arreglárselas por sí mismo; Dios está infnitamente le-
jano | [5r], se dice, y entonces seguro, en el estilo moderno, son los hom-
bres que se convierten en la instancia.
Por lo tanto: aquello que en el mundo moderno es tomado por orgullo,
puede ser temor de Dios.
Después, brevemente darles una idea sobre el argumento que pueden
esperar de esta lección para exponérselos de una manera lo más grata po-
sible y en cada caso para prevenir del mayor número posible de esperan-
zas ilusorias.
Una lección magistral, en el sentido estricto, no lo será, si tuviera que pa-
recerse a algo semejante, se parecería más a una lección de física, donde la
lección es acompañada de experimentos. Buscaré explicarlo y al menos
una vez me permitiré | [5v] un estilo un poco teatral. La lección intentará,
en lo posible, hacer todo presente, de ser posible, transmitirles la impresión
de que ustedes tienen los pensamientos más contradictorios al mismo
tiempo. | 27, 426 Por ello, no tendrá la mediocridad de la lección catedráti-
ca, en sentido riguroso, que encuentra un lugar determinado donde se tra-
ta de cada individuo, del que no se habla ni antes ni después. No, la lección
será siempre —por decir del algún modo— atormentada con el recuerdo de
aquello que se ha dicho sobre otros puntos; las refexiones continuamente
encontraran el argumento para reconducir el pasado y el futuro, posible-
mente para conservar la impresión de que todo está presente | [6r] de una
sola vez, eso es lo que, en cierto sentido, puede contribuir más de la gené-
rica lección catedrática para mantener a los oyentes atentos, pero que pue-
de también confundirles, cansarlos y, alguna vez, casi hacerlos irse furio-
sos. Lo que quiero decir no es naturalmente que yo quiera continuar a lo

431
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

loco en una ballena y como en un caleidoscopio mezclar las singulares


ideas parciales, sin nunca resumir el nudo del argumento, dejando que
cada pensamiento parcial encuentre su desarrollo más seguro y amplio. Se
quiere decir sólo que cada punto llevará posiblemente el signo de aquello
que se ha dicho sobre los otros puntos, para procurar, en la medida que es
posible continuar, la contemporaneidad del presente. Nada — también
después de haber tenido su desarrollo más amplio — será para considerar-
se como perfectamente fnito, de lo que ya no debe hablar o tener recuer-
do: al contrario, los acentos respectivos, sea directo como aquellos opues-
tos, buscarán darles el recuerdo y en cada cosa buscarán, en tanto es posi-
ble conservar el estilo de aquello que viene después, pero para hablar indi-
rectamente de aquello que | [6v] es cumplido. Qe yo haya asumido esta
tarea no tiene nada de extraño. Porque todo aquello que intento exponer
es un único pensamiento y no quiero preparar el más mínimo aparato de
erudición.
La comunicación más directa (aquello que signifca y en contraste la
Comunicación Indirecta será ampliamente expuesta en la misma lección)
será la comunicación directa, mientras el objeto [de la lección] para una
gran parte es: la Comunicación Indirecta, o bien, de aquello que esencial-
mente se puede comunicar — es decir solamente en parte — en la Comuni-
cación Indirecta. En relación a aquello que sólo se puede comunicar sola-
mente en la situación de la realidad y manteniéndose en carácter (Comu-
nicación Indirecta), | 27, 427 quisiera en una forma más directa mostrarles
cómo procede, es decir, volver la atención a la comunicación directa [natu-
raleza de la] Comunicación Indirecta.
A la lección no le debe faltar seriedad, pero será una forma de seriedad,
como lo implica la situación misma, de otra naturaleza de aquella lección
catedrática. La austera lección catedrática | [7r] se considera usualmente
casi como la forma típica de la seriedad. Lo mismo dígase por ejemplo
cuando se trata de enseñar matemáticas, flología, ciencias flosófcas etc.,
en resumen, para todo aquello que se trata de enseñar ex cathedra. Pero
respecto otro tema [ético-religioso] se coloca la seriedad y entonces una
actitud diversa y admito de buena gana, también en anticipación, que en-
señaré lo que tenga que enseñar ex cathedra. La seriedad respecto a la co-
municación ética y ético-religiosa, la cual en cierto sentido no puede en el
fondo comunicar ex cathedra, es diversa. La realidad ética y ético-religiosa
debe comunicarse existencialmente y en dirección de lo existencial. La co-
rrecta honestidad tendrá g una ironía mucho mayor y aquello que ella

432
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

comporta que no pueda permitirme en la exposición de estas lecciones.


Por ello, la mayoría quisieran tal vez que la seriedad de la honestidad, es-
pecialmente respecto a la comunicación ética, se presentara del todo como
una broma y, cuando las cosas anduvieran peores, quisieran encontrar que
todavía había algo de | [7v] seriedad en la exposición de estas lecciones. h
Pero las cosas no son de este modo. La exposición intentará aproximada-
mente un tono intermedio, entre la más severa exposición catedrática y la
seriedad, en el sentido más rígido de la comunicación ética, que no puede
ser de otro modo cuando debe enseñar ex cathedra. En mis libros no pare-
cerá que es una broma. Esto, por lo que yo sé, no se ha comprendido toda-
vía; tal vez yo lograré, con la forma de exposición que pretendo usar, a ha-
cer comprenderlo un poco mejor. Pero como he dicho, esto no se obtiene
porque la exposición tenga una forma más seria, sino precisamente porque
ella muestra un método mucho menos | [8r] austero.

| 27, 428 Debería pedir una disculpa por el modo como uso el »yo« en es-
tas lecciones. No obstante, debo agregar que en cuanto presente con buen
gusto esta disculpa, ella es desde mi punto de vista un acomodamiento. En
mi pensamiento ello depende en parte a mi debilidad e imperfección, y en
parte es una consecuencia del hecho que yo gimo bajo el peso de aquello
que me incumbe, que no tengo el ánimo de usar con mayor audacia mi
“yo”. Una de las desgracias de la época moderna es aquella de haber aboli-
do el “yo”, el “yo” personal. Justamente por esto también la comunicación
ético-religiosa, en el fondo, ha desaparecido del mundo. Porque la verdad
ético-religiosa se relaciona esencialmente con la verdad y no puede ser co-
municada más de un yo a otro yo. Apenas la comunicación se hace | [8v]
objetiva, la verdad se ha transformado en falsedad. Es a la personalidad
que debemos llegar. Y por esto considero un mérito mío que, presentando
personalidades poéticas dicen: yo, en medio a la realidad de la vida (mis
seudónimos), esto ha contribuido, en la medida de lo posible a acostum-
brar a los contemporáneos a escuchar de nuevo hablar a un yo, un yo per-
sonal (no ese yo puro fantástico y a su ventrílocuo). Pero precisamente
porque todo el desarrollo del mundo se ha alejado al máximo de este reco-
nocimiento de la personalidad, se debe hacer en forma poética. La perso-
nalidad poética siempre tiene algo que la hace más soportable para un
mundo | [9r] que está completamente desacostumbrado a escuchar un yo.
Es probable que no me arriesgaré nunca a usar mi yo de un modo comple-
tamente directo. Pero estoy seguro que llegará un tiempo en el cual al

433
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

mundo llegará un yo que sin duda hablará en primera persona. Es éste el


que comunicará en primer lugar la verdad ética y ético-religiosa en el sen-
tido más estricto.
Si alguno me preguntara, cómo considero estas lecciones respecto a mi
aspiración de escritor, les respondería: como una aceptación obligada, la cual
creo llevar con responsabilidad. Les pido recordar aquello que ha sido ex-
puesto al inicio de esta lección, es decir, que cada hombre que se siente
obligado con Dios respecto a la verdad, ha comprendido, cuando la quiere
comunicar, que la debe comunicar | [9v] de la forma más verdadera.
Cuando tenga la impresión que con eso no obtiene ningún efecto, enton-
ces podría | 27 429 ser su deber, al menos a título de experimento, elegir
otra forma; pero tal vez sólo sea impaciencia, de su parte, el desear ver
muy rápido el efecto, entones mira en una forma menos estricta. Especial-
mente con relación a la comunicación de la verdad ética y en parte de la
verdad ético-religiosa, la Comunicación Indirecta es la | [10r] forma estric-
ta. Sin embargo, una comunicación más directa, paralela, también puede
ser necesaria para apoyar aquello en lo que, en cierto sentido, se ha apoya-
do. Esto yo lo he entendido desde el principio de mi carrera literaria. A los
seudónimos seguía siempre una comunicación directa en forma de Discur-
sos edifcantes y en los últimos dos años casi siempre he usado la comuni-
cación directa. Esta exposición también es comunicación directa i. Pero en
un sentido más riguroso yo no soy un docente: esto parecerá muy satírico,
es decir, un docente en materia de comunicación ético-religiosa, es decir,
de aquello que de ninguna manera puede enseñarse, porque no puede con-
vertirse en objeto de ciencia, sino que se debe relacionar con la existencia.
Si tuviera que darme un título, diría que | [10v] soy un maestro de impren-
ta antiguo y si encontrara un auditorio dispuesto, alternaría de buen grado
la lección en conversación.
Pero qué numerosas, qué grandes y dialécticas las difcultades conexas
con este asunto, yo creo y me atrevo a decir saberlo. Creo que puedo pro-
meter una cosa con precisión al oyente: esto, que él, si se dignara poner
atención, al fnal de esta lección se habrá hecho atento y experto ante las
difcultades como lo he sido yo mucho antes de él. Esto parecerá un poco
tentador — especialmente si se mira eso que en estos tiempos philosophice
se anuncia ex cathe | [11r] dra y tal vez es algo que tienta y entusiasma; o
bien como el seudónimo ampliamente dice: la tarea | 27, 430 debe hacerse
difícil. Aquello de lo cual nuestro tiempo tiene necesidad es una seriedad
honrada que trate de deberes con cordialidad; que no angustie a los hom-

434
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

bres a querer extenuarse al máximo, sino que conserve los deberes juveni-
les, bellos, deliciosos para ver, que hace ademán, y todavía después queden
entusiasmados por los espíritus nobles. Porque una naturaleza noble se en-
tusiasma solamente con lo difícil, oyentes míos: debería también lograr así
por desesperar por poder lograr entusiasmarlos — porque la difcultad, en
mis manos, están en manos cuidadosas. |

Pap. VIII 2 B89 | [11v] 2ª. Lección

Comunicación de saber-conocimiento
y
Comunicación de poder-capacidad

Casi donde sea me siento solo con mi pensamiento. En cualquier direc-


ción que yo dirija la mirada, casi por todas partes mi ojo no encuentra qué
“ciencias”. Por lo que puedo juzgar, veo que todo esto es un aparato extra-
ordinariamente desarrollado, casi de manera general y enorme, que está
más acabado y transformado.
Pero también encuentro, que por todas partes se ocupan de lo que
debe ser comunicado.
En cambio, lo que a mí me preocupa es qué cosa es comunicar, y sobre
este argumento no consta haber leído la más mínima | [12r] referencia en
las publicaciones modernas, no haber sentido alguna palabra al respecto.
En la antigüedad, en Grecia sobre todo, es donde yo encuentro que se han
ocupado de este problema.
La modernidad — y considero esto una de sus principales desgracias —
ha suprimido la personalidad nivelando todo en la objetividad. Por eso no
se llega a retener un poco sobre el problema de aquello que implica “co-
municar”, sino que se apresura inmediatamente a aquello que se quiere co-
municar. Y justo, apenas semejante, incluso sólo a primera vista se presen-
ta como algo muy prolijo, he aquí que entonces con el progreso de los
tiempos se presenta aún menos la ocasión, o bien el | 27, 431 lugar para la
refexión sobre aquello que implicar el comunicar. Un flósofo, un dogmá-
tico, un pastor, etc., estos comienzan inmediatamente con el qué, quieren

435
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

comunicar, | [12v] poniendo en evidencia los estudios y las investigacio-


nes que han hecho sobre el tema.
Para recordar una expresión de la lección precedente, ellos están “feliz-
mente exentos de los tormentos de ir a paso de tortuga”.
Cuando todo, en vez de convertirse objetivo, se vuelve personal, en-
tonces comienza el paso de tortuga. y cuando todo llega a ser personal, en-
tonces también el acento cae inmediatamente sobre qué signifca comuni-
car.
Esto también es un destino que cae sobre el pensamiento primitivo que
tiene el aire de ser tan pobre. Permitan que me ponga a mí mismo de
ejemplo: también yo sé lo que toda perso-
na culta sabe sobre China, sobre la floso- [a] El primitivo no está adelante
fía oriental, flosofía griega | [13r] y mo- sino a las espaldas.
derna de Descartes a Hegel, sobre la nue- [ b ] Como dice el proverbio:
como cada quien la suya, yo
va flosofía moderna alemana desde Kant también digo la mía. Entonces
a Fichte junior. Si ahora quisiera hablarles los otros no ganan a ninguno.
Los otros, cada uno trafca para
sobre ello, tendría muchas cosas que decir. tener lo suyo y al primitivo
ninguno llega.
Pero este problema del paso de tortu-
ga, de qué cosa signifca comunicar, es del
que no se ha escrito nunca ningún libro,
verdaderamente tiene una apariencia tan
pobre: ¡cuándo alguno en vez de exponer la historia de los estados y del
género humano, tiene la ridícula idea de ocuparse del problema de qué sig-
nifca ser hombre, si realmente existen hombres, si tú y yo somos realmen-
te hombres!
Es un destino que permanece en el pensamiento más primitivo, que
queda junto a una cierta cuestión fundamental que usualmente desde ese
punto de vista se da por descontada, de tal manera que no llega a la mente
de nadie vivir en ella. El primitivo consiste, lejos de lo que se pudiera
creer, en pensar que hubo ya antes otros | [13v] hombres y esto es como el
trasfondo que está siempre a las espaldas. Tomemos algún ejemplo de otro
campo. Un hombre en quien no hay mucha primitividad, llegará a conside-
rar la pregunta de con cuál joven debería casarse. Él refexionará: hay una
elección, y la pregunta es ¿cuál joven? La persona más primitiva-auténtica
así se sumergirá a refexionar sobre aquello que implica casarse, que ter-
minará por | 27, 432 no casarse nunca. Un hombre que no tiene mucha pri-
mitividad, podrá tal vez refexionar sobre el compromiso que debe buscar:

436
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

o bien si ha escogido una determinada carrera, por ejemplo, cuál grado


elegirá, si en Jutlandia, en Fyn o en la capital. Qien es más primitivo tal
vez se hundirá en otra pregunta: si este modo de existencia sea esencial
para el hombre, de tal manera que él | [14r] no llegará nunca a obtener un
compromiso. Así quien está menos dotado de primitividad, probablemen-
te, está convencido que es una cosa evidente que él es cristiano y ahora se
ocupa del problema de poner en orden la situación eclesiástica. En cambio,
quien es más primitivo, este se sumergirá tal vez de tal manera en el pro-
blema de si debe o no asumir el cristianismo, que no encuentra tiempo
para reformar la Iglesia. Toma la situación más alta.
¿Cómo irían las cosas para aquel que tomara en serio el precepto
cristiano “busca primero el Reino de Dios” ? ¡Tal vez se encontraría inme-
diatamente abandonado e infnitamente distanciado de todos los demás!
Porque los demás se ponen de acuerdo, cada uno toma su parte de lo fni-
to, toma parte de lo terminado y probablemente toma la primera parte; en
cambio aquella pobre tortuga religiosa, se sumerge siempre más y más |
[14v] para comprender el signifcado de aquel “primero de todo el Reino de
Dios”. Y aún si no se apodera del Reino de Dios, siempre tendrá como re-
sultado que su vida será probada con las pruebas espirituales del cristia-
nismo; porque inmediatamente, con rapidez, será ridiculizado, humillado,
burlado, será reducido a nada — y si será de todo cierto en serio primero de
todo el Reino de Dios y — privado de todo, esto sin agarrase a nada fnito
— y puede estar seguro, si en serio busca primero de todo el Reino de Dios.
Pero este buscar primero de todo el Reino de Dios es en el fondo la verda-
dera primitividad.
Pero como la desdicha fundamental de nuestro tiempo es transformar
todo en objetividad, así la desgracia fundamental de la modernidad es la
falta de primitividad, de lo que sigue naturalmente que los hombres en el
fondo no llegan a plantearse la cuestión primitiva. En esto consiste | [15r]
eso que yo quisiera llamar la deshonestidad de la época moderna. Es inne-
gable que el expediente más cómodo y más seguro es aquel de atenerse a
la tradición, de hacer lo que los otros, aún mejor, de aferrarse a objetivos
fnitos. Pero la providencia no ha sido nunca de este parecer. Cada exis-
tencia humana debe tener primitividad. Pero la existencia primitiva con-
tiene siempre una revi
| 27, 433 sión del punto fundamental. En el mundo esto se ve más cla-
ramente en un genio primitivo. ¿Cuál es el signifcado de un genio primiti-
vo? No es tanto el hecho de llevar algo absolutamente nuevo, porque en el

437
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

fondo no hay nada nuevo bajo el sol, sino hacer una revisión del humano
en general, de las preguntas | [15v] fundamentales. Esto es, en un sentido
más profundo, honestidad. Es en cambio tener falta de primitividad y en-
tonces de la tarea de la examinación, tomar sin duda todo como usos y
costumbres dados y entonces restar a la responsabilidad para hacer como
los demás: he aquí la deshonestidad.

De esta manera considero también una deshonestidad el no haber pre-


sentado la cuestión: en qué consiste comunicar.
En lo que concierne a esta pobre cuestión procederé de la manera más
simple posible.
fax En cuanto pienso en el comunicar, pienso cuatro cosas: 1) el objeto, |
[16r] 2) el comunicar, 3) el receptor, 4) la comunicación.
c De los cuales, naturalmente,
Con esta división mostraré ahora la es- siguen que ellos La pregunta
tructura completa de la lección, porque en primitiva nunca aparece.
la refexión de cada uno de estos cuatro
d fngir que es costumbre y el uso
puntos tiene su propia diferencia. [e]
[e] la diferencia ocurre en relación
Sobre todo yo la divido así: o se refe- a la cual la refexión cae
xiona sobre el objeto o sobre la comunica-
ción. Esta distinción es decisiva para toda
mi tesis; porque como he dicho, el error
fundamental de la época moderna es ocuparse de “lo” que se debe comuni-
car — no de aquello que es la comunicación.
Si se refexiona sobre el objeto, entonces nosotros tenemos la comuni-
cación de saber.
Si en su lugar no hay ningún »objeto« (falta explicar cómo eso puede
ser), entonces es evidente que no se puede refexionar sobre el objeto. Pero
si se refexiona sobre la comunicación entonces, en contraste con la comu-
nicación del conocimiento, tenemos: comunicación de poder. |
| [16v] De nuevo, esta es la aberración de la época moderna: haber ol-
vidado completamente que hay una comunicación que se llama comunica-
ción de poder; de haberla abolido completamente, aún más hasta haber co-
municado como conocimiento aquello que debía ser comunicado como po-
der (todo esto es desarrollado).

438
ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

Ahora podemos proceder a una determinación más precisa de la comu-


nicación de poder. En el fondo de ella trata toda la confe | 27, 434 rencia, el
complemento a la concepción moderna que la ha olvidado completamente.

La comunicación de poder.

Cuando en la refexión sobre la


comunicación se refexiona respecti- [f]el receptor y el comunicador
indiferentemente uno puede ser superior
vamente sobre el comunicador y so- del otro, por ejemplo, un maestro de arte
bre el receptor f, entonces en senti- y sus alumnos.
[g] la comunicación estética del poder.
do general tenemos la comunicación [h] poder ético.
d e poder, la instrucción artística y [i] poder religioso.
aquello que implica.
Cuando en la refexión sobre la
comunicación refexionamos sobre el receptor, entonces tenemos la comu-
nicación ética. Mayéutica. | [17r] El comunicador casi desparece, su trabajo
se reduce a ayudar a otro a llegar a ser.
La comunicación ética es comunicación de poder, más exactamente:
poder de deber, pero la comunicación no está en dirección del conocimien-
to sino del poder.
Cuando la comunicación ética tiene al mismo tiempo en sí un momen-
to de conocimiento, como su primer elemento, tenemos la comunicación
ético-religiosa, en especial la comunicación cristiana. Es por este momento
de saber-conocimiento que ella se distingue de la comunicación ética en el
sentido más riguroso; pero principalmente ella no depende de la comuni-
cación del conocimiento, sino de la comunicación del poder, más exacta-
mente de poder-deber. La comunicación no está en dirección del saber,
sino del poder: el conocimiento que en esta comunicación se comunica es
como prerrequisito. |

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ANEXO: LA DIALÉCTICA DE LA COMUNICACIÓN ÉTICA Y ÉTICO-RELIGIOSA

| [17v] A las divisiones principales de la comunicación del conocimien-


to y de la comunicación de poder corresponden las divisiones principales:

[j ] Y aquí regresa naturalmente


la aberración moderna de pensar
que toda comunicación es
directa, de haber olvidado en
qué consiste la Comunicación
Indirecta.

COMUNICACIÓN DIRECTA
Y
Comunicación Indirecta

Toda comunicación de saber-conocimiento es comunicación directa.


Toda comunicación de poder es más o menos Comunicación Indirecta.
Primero viene la que yo he llamado arte genuina de comunicación: es
indirecta, o al menos, esencialmente indirecta.
Después la comunicación ética que es incondicionalmente indirecta.
Después la comunicación ético-religiosa, es decir, la cristiana que es
directa-indirecta.

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