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Perros Flims

Teniendo principalmente como escenario las apartadas y sórdidas zonas rurales


de Cárdenas, Tabasco, este fragmento de la novela Perros Films ―de Luis
Gámez― arroja cierta luz sobre los intríngulis del sistema de justicia en Tabasco
mientras narra el actuar de un abogado que participa en la defensa de un presunto
homicida. Violencia, corrupción, alcoholismo, pasiones carnales, explotación
petrolera y cotidianidad desbordante son los ejes alrededor de los cuales gira el
relato, cuyo perfil del infierno interior que viven algunos de sus personajes es
intencionalmente emparentado con los de cierta trama cinematográfica.
El mar como escenario en la obra literaria de Manuel Sánchez Mármol
(primera parte)*

Este texto de Kristian Antonio Cerino se centra en uno de los aspectos menos
abordados de la obra del escritor cunduacanense Manuel Sánchez Mármol: su
cuentística. Dividido en este blog —por razones de espacio— en dos partes, el
texto da cuenta de los vínculos que al incorporar al mar como espacio y escenario
unen a la obra literaria del gran narrador tabasqueño con otras obras cimeras de la
literatura mundial.
El mar como escenario en la obra literaria de Manuel Sánchez Mármol
(segunda parte)*

En esta segunda parte de su texto sobre la presencia del mar en la obra narrativa
de don Manuel Sánchez Mármol, Kristian Antonio Cerino se aproxima al modo en
que las aguas del océano funcionan como espacio en dos de los relatos del gran
autor tabasqueño y busca dimensionar la estatura del autor de Pocahontas, a más
de un siglo de su muerte.
Tropicalia o la vindicación del desparpajo en la obra de Mario De
Lille.

Desde que apareciera Solamente yo quedo (1986), la novela que daría a Mario De
Lille, sin que tal vez él mismo lo supiera, la bienvenida a eso que la crítica ha dado
en llamar «literatura experimental», buena parte de la obra del escritor defeño
avecindado en Tabasco ha quedado instalada en un margen poco sopesado y
atendido en el contexto de nuestra narrativa local y regional.
Drama y materia en La pandilla de la Musa, de Vicente Gómez
Montero.

Hay ambición en la tarea literaria de Vicente Gómez Montero. Casi todo lo que
acomete el autor de Las puertas del infierno lleva explícitamente el deseo de
montar frente al lector —como frente al espectador, en esas prolijas y elaboradas
obras dramatúrgicas suyas que de tanto en tanto consigue hacer representar en
escenarios locales— un universo construido con elementos provenientes de “el
arte de las tablas” y de su acendrada predilección por el ejercicio de narrar.
Mario De Lille y la muertísima muerte novelada

A poco más de un año de fallecido, la publicación póstuma de una novela escrita


por Mario De Lille (1936-2012) arroja mucha luz sobre el modo en que éste
concibió hasta el final de su vida la tantas veces ingrata tarea de escribir, así como
sobre cierta clase de obsesiones a los que el autor de Solamente yo quedo (1986)
no podía menos que sustraerse.
Mario De Lille, el adiós de un Quijote.

Una de las últimas veces que tuve el privilegio de hablar con el entrañable amigo
que fue Mario De Lille ocurrió con motivo del homenaje que la Sociedad de
Escritores Letras y Voces de Tabasco le rindiera el mes de abril pasado, en el
marco del encuentro literario organizado por esa sobreviviente organización de
escritores tabasqueños.
Relajo y experimentacion en Solamente yo quedo, novela de
Mario De Lille

En alguna otra parte escribí que un buen tramo de la obra de Mario De Lille
(México, D.F., 1936) me parece más una vindicación del “desparpajo” que una
búsqueda por encontrar la expresión feliz, el afortunado entramado de ideas o el
hallazgo advenedizo que supone casi toda construcción poética.
Las dualidades esquivas en El libro vacío, de Josefina Vicens

El 23 de noviembre pasado se cumplieron cien años del nacimiento de Josefina


Vicens (1911-1988), la escritora tabasqueña que consiguió colocarse en el
firmamento de la literatura mexicana, particularmente a partir de la publicación de
sus novelas El libro vacío (1958) y Los años falsos (1983).
Feminismo y narración: La casa árabe, de Ruth Pérez Aguirre

La casa árabe, novela de Ruth Pérez Aguirre (Mérida, Yucatán, 1954), editada
bajo el sello del Instituto Estatal de Cultura, es un libro que no puede dejar de
examinarse a partir de lo antes dicho. Hay allí una historia protagonizada por una
mujer, Luz de María, alrededor de cuyas acciones la trama se desenvuelve y a
través de las cuales el narrador da cuenta, desde el primer capítulo, de una visión
peculiar de los sucesos detonados por un incidente carretero. Lo que sigue a
ese incidente —las cercanías del amor clandestino y los pequeños actos que
conectan a los distintos giros del argumento— haría pensar al lector en una
novela que plantea con realismo el tema de la infidelidad y de la crisis del
matrimonio, pero termina siendo una tentativa prosística demasiado irreal
y artificiosa.

La historia de la novela no es irreal por inverosímil; lo es por su construcción


basada en escenas que avanzan lentamente, sostenidas por el lenguaje afectado
de su escritura. Lo mismo, por extensión, puede decirse de los diálogos. En el
texto los personajes parecen intervenir cada cierto tiempo para entonar
premeditadas exclamaciones dramáticas, lo que evidentemente obstaculiza en la
novela ese «zurcido» fino que la conduciría a ser una imitación gozosa de cierta
porción de vida.

Situada, gracias a escasas referencias geográficas, en las afueras de


Villahermosa, la historia transcurre allí, pero bien pudiera ocurrir en cualquier lado.
Geografía y trama no conforman, pues, un vínculo inequívoco para fines de la
materia narrada, lo que lleva a que el espacio sirva sólo de pretexto para hacer
que las acciones continúen. Una novela que debiera contener entre sus páginas
elementos idiosincrásicos que involucren tiempo y lugar de modo convincente,
acaba por incorporar el factor espacial sólo como fondo decorativo.

La casa árabe puede ser vista, con todo, como una tentativa seria de Ruth Pérez
Aguirre por hallar una voz entre el concierto de nuestra narrativa. Su extensión y
su ambiciosa arquitectura capitular hablan de ello, tanto como el tesón de la autora
por enhebrar historias que conmuevan y que nos cuenten, cada vez mejor, de ese
mundo por momentos enigmático, fascinantemente complejo al que Rosario
Castellanos bautizó de modo insuperable como «el eterno femenino
HOY QUE HAS VUELTO, LOS DOS HEMOS CALLADO
Hoy que has vuelto, los dos hemos callado,
y sólo nuestros viejos pensamientos
alumbraron la dulce oscuridad
de estar juntos y no decirse nada.

Sólo las manos se estrecharon tanto


como rompiendo el hierro de la ausencia.
¡Si una nube eclipsara nuestras vidas!

Deja en mi corazón las voces nuevas,


el asalto clarísimo, presente,
de tu persona sobre los paisajes
que hay en mí para el aire de tu vida.
A JUÁREZ
Sobria de barro indígena la verdad de tu vida.
Tuvo niñez de espigas y maduró en maíz.
Ganaste tu destino por la oveja perdida
y le diste a los árboles una nueva raíz.

Yo miro junto a un lago tu pobreza zurcida


y la mano del día que te dio su barniz.
La justicia en tus labios sus torres consolida
y tu solemnidad tiene un aire feliz.

Eres el Presidente vitalicio, a pesar


de tanta noche lúgubre. La República es mar
navegable y sereno si el tiempo te consulta.

Y si una flor silvestre puedo dejarte ahora


es porque el pueblo siente que en su esperanza adulta
tu fe le dará cantos para esperar la aurora.
TEMA PARA UN NOCTURNO
Cuando hayan salido del reloj todas las hormigas

y se abra - por fin - la puerta de la soledad,

la muerte,

ya no me encontrará.

Me buscará entre los árboles, enloquecidos

por el silencio de una cosa tras otra.

No me hallará en la altiplanicie deshilada

sintiéndola en la fuente de una rosa.

Estoy partiendo el fruto del insomnio

con la mano acuchillada por el azar.

Y la casa está abierta de tal modo,

que la muerte ya no me encontrará.

Y ha de buscarme sobre los árboles y entre las nubes.

(¡Fruto y color la voz encenderá!)

Y no puedo esperarla: tengo cita

con la vida, a las luces de un cantar.

Se oyen pasos - ¿muy lejos?... - todavía

hay tiempo de escapar.

Para subir la noche sus luceros,


un hondo son de sombras cayó sobe la mar.

Ya la sangre contra el corazón se estrella.

Anochece tan claro que me puedo desnudar.

Así, cuando la muerte venga a buscarme,

mi ropa solamente encontrará.


SONETO
El tiempo que nos une y nos divide
- frutal nocturno y floreciente día -
hoy junto a ti, mañana lejanía,
devora lo que olvida y lo que pide.

Cuidar en él lo que al volar descuide


será internarse en su relojería;
y minuto a minuto y día a día,
sin quererlo, aunque poco, nos olvide.

Olvidados del tiempo, esos instantes,


serán de eternidad; los deslumbrantes
momentos del instante de lo eterno.

Junio en tus manos su belleza afina;


el otoño es su dócil subalterno.
Tiempo y eternidad tu alma combina.
Los empeños de una casa

Sor Juana Inés de la Cruz escribió Los empeños de una casa por encargo de los
marqueses de la Laguna, en el año de 1683. La obra retrata los intentos de los
hermanos Don Pedro y Doña Ana por conquistar a sus respectivos prospectos
amorosos: Doña Leonor y Don Carlos. El conflicto radica en que los pretendidos
se encuentran enamorados entre sí. La obra pertenece al género de las comedias
de capa y espada, en donde los protagonistas forman parte del mundo de la corte
y se baten a duelo por el amor de una dama. Puede distinguirse la apropiación
de Pedro Calderón de la Barca, el dramaturgo más admirado por la monja, a quien
homenajea al jugar con el título de una de sus obras: Los empeños de un
acaso (1639). La comedia de nuestra autora aparece en el Segundo volumen,
publicado en Sevilla en 1692. Un indicador del éxito que tuvo en su momento es
su representación en la provincia más lejana de Nueva España, Manila, Filipinas,
en 1709.
El Gesticulador

a acción de esta obra se sitúa en los años treinta. Se perfila la Segunda Guerra
Mundial y en México el general César Rubio, uno de los caudillos idealistas de la
Revolución al que se creía muerto durante una emboscada, es descubierto vivo en
un oscuro pueblo al norte del país. El hecho causa revuelo: para muchos, Rubio
puede ser la bolsa de oxígeno que el país necesita para no desviar su ruta; para
otros representaría un obstáculo... Rodolfo Usigli (1905-1979) resuelve con mano
maestra este conflicto.

El gesticulador fue escrita en 1938, publicada en 1943 y llevada a escena en 1947.


Usigli nació en la ciudad de México y desde pequeño se sintió atraído por el teatro.
Estudió comercio pero su vocación lo llevó primero a tratar de convertirse en actor,
luego a la crónica teatral y, desde 1925, a escribir la treintena de obras que
consideró dignas de publicar y representarse (FCE, 3 vols., 1963-1979). Fue
catedrático de historia y técnica del teatro en la Facultad de Filosía y Letras de la
UNAM, jefe de la Sección de teatro del Departamento de Bellas Artes y a partir de
1944 alternó sus actividades teatrales con la diplomacia.
Usigli es un maestro en la descripción de la clase media, a la que pinta con sus
vicios y virtudes. Así, en la segunda obra de este libro, El niño y la niebla, la
fachada de respetabilidad encubre una historia de decadencia. Un mundo
semejante subyace a Jano es una muchacha, obra de "tema morboso".
Usigli aseguró que el único personaje que le había interesado crear era, el Teatro
Mexicano "porque un pueblo sin teatro es un pueblo sin verdad".
La señorita de Tacna
En La señorita de Tacna un escritor se esfuerza por llevar adelante su trabajo
creativo, que no es otro que convocar el pasado de su familia, la historia de su
decadencia, y también las pequeñas historias personales, los amores frustrados,
las vidas vividas y las que están por vivir, especialmente las de la Mamaé, una
anciana que convoca en escena los fantasmas de su pasado.
Yerma
Yerma (1934) es una obra teatral popular escrita por Federico García Lorca que
desarrolla una tragedia de ambiente rural. El tema principal es el instinto frente a la
represión, ya que Yerma lucha porque su instinto le dice que debe ser madre, pero
no lo logra, y por eso termina odiándose. Por un lado, a través de un gesto radical,
se libera de la esterilidad de Juan, aunque no de su tragedia personal. Por otra
parte, la determinación de Yerma de matar a Juan obedece en parte a su deseo de
cumplir con una función impuesta por la sociedad; quiere tener hijos como las
mujeres casadas que viven a su alrededor, pero al no poder tenerlos se libera de
la carga matando a su marido.
Lorca utiliza una amplia serie de símbolos como recursos para marcar los
sentimientos o las situaciones de los distintos personajes a lo largo de la obra
(tanto en Yerma como en otras muchas). Algunos de estos son: la imagen y
mención al agua de lluvia o la fuente, que representan la fecundidad; del agua
corriente y la leche, que es la esperanza que tiene la mujer de quedar
embarazada; las flores (sobre todo la rosa), que son la alegría ante la maternidad;
en cambio, la roca, la sequedad, la arena y las sombras simbolizan la esterilidad,
mientras que el muro representa el impedimento.
Los de abajo
Los de abajo describe la formación y las vicisitudes de un grupo de combatientes
campesinos encabezado por el caudillo Demetrio Macías. La novela retrata la vida
cotidiana de estos, así como las batallas contra los federales y su alianza con el
general Natera para la toma de Zacatecas. Al final, a causa de los conflictos entre
villistas y carrancistas, el grupo de Demetrio Macías vuelve a su lugar de origen y
sufre una derrota que cuestiona el sentido de la lucha. Por medio de un personaje
citadino y culto que se une al grupo de Macías, el médico y periodista Luis
Cervantes, Azuela expone los contrastes entre los ideales políticos de los
ilustrados y el pragmatismo ignorante de los guerrilleros campesinos. Esta obra es
el paradigma de la Novela de la Revolución, género que se refiere a las obras de
corte realista que surgieron como retratos críticos de la Revolución mexicana.
Los siete contra Tebas
En Los siete contra Tebas los hermanos Eteocles y Polinices, hijos de Edipo y
nietos de Layo, arrastran la maldición que pesa sobre sus mayores, que conocen
pero no pueden eludir, y caen muertos, el uno por el otro, en terrible lucha
fratricida ante los muros de Tebas. Un elevadísimo tono épico se mantiene
constante a lo largo de toda la tragedia, soberbia pieza de arquitectura simétrica,
de solemnes efectos dramáticos y escrita en versos de un gran vigor. Al igual que
en la Orestea, Esquilo escenifica la historia de un linaje condenado.
La dama de negro
La Dama de Negro cuenta la historia de Arthur Kipps, quien decide contarle a sus
familiares y amigos una experiencia sobrenatural que vivió en su juventud, y que
desde entonces lo ha mantenido aterrado. Arthur decide escribir su historia y le
pide ayuda a John Morris para poder interpretar su texto de la manera más
convincente posible. En el segundo acto te irás cuestionando qué fenómenos
paranormales
El atentado
El atentado es una obra de un humor de lleno sarcasmo, ironía, agudeza y crítica
social y política. Es una farsa documental histórico política en la que se hace
referencia al conflicto entre el gobierno y la iglesia y a las componendas que se
realizan en las altas esferas del poder.
La obra hace referencia al asesinato del General Ignacio Borges, pero en realidad
evoca la figura del General Álvaro Obregón, que fue asesinado por un fanático
religioso días después de que haber sido electo como presidente de la República.
El dios de la lluvia llora sobre México
La conquista de México constituyó sin duda una de las mayores gestas
acontecidas en la historia de la España imperial. Hernán Cortés y su ejército de
quinientos soldados consiguieron para su Rey y su religión el más importante de
los imperios del Nuevo Mundo: el azteca. En esta obra, convertida ya en todo un
clásico dentro de la novela histórica contemporánea y que se edita ahora en una
excelente nueva traducción, Passuth combina hábilmente las crónicas
contemporáneas, los datos arqueológicos y su amplio conocimiento del escenario
histórico para recrear una de las etapas más fascinantes de la historia del Nuevo
Mundo, y reflexionar sobre el impacto que supuso para españoles y mexicanos el
choque de dos culturas contrapuestas.
El evangelio según Jesucristo
El evangelio según Jesucristo, que tanto sorprendió al mundo católico,
presenta una visión mundana de los hechos relativos a Jesús: las
circunstancias de su nacimiento, el descubrimiento del amor junto a María
Magdalena, la angustia por saber cuál es el verdadero sentido de su
existencia ante los ojos de Dios.
Fabulas tabasqueñas
El indiesito mata
Itzae era un indiecito Maya que se dedicaba a la pesca en la población de
Tabasco. Una vez que conseguía muchos pescados, se iba al pueblo a ofrecerlos.
Así que cada mañana se despertaba muy temprano y salía a pescar.

Durante la tarde se iba al pueblo a ofrecer casa por casa su mercancía fresca.
Pero un día la suerte no lo acompañó y a pesar de caminar mucho y tocar muchas
puertas, no consiguió vender ni un solo pescado.

La preocupación de llegar a casa sin dinero lo agobiaba.


Se dispuso a seguir intentándolo, y a lo lejos vio un citadino muy bien vestido que
caminaba tranquilamente por la ciudad. Sin pensarlo dos veces se acercó a él,
ofreciendo su mercancía.

-Perdone patroncito ¿No quiere llevar pescado fresco? Está muy bueno, le va a
gustar.

– No gracias- dijo el citadino casi sin mirarlo. Pero Itzae ya estaba desesperado,
así que no se dio por vencido.

– Por favor patrón ayúdeme, no he vendido nada y tengo que llevar dinero a mi
familia. Hágale, hoy usted me ayuda a mí y mañana yo lo puedo ayudar a usted.

El citadino se rió de la ocurrencia de Itzae, pensando en qué lo podía ayudar aquel


indicito que nada tenía. Pero le conmovió su insistencia y le compró todos los
pescados. Dos días después Itzae caminaba por las calles y escucho en un
callejón un forcejeo. Al mirar se dio cuenta que dos pillos trataban de asaltar al
citadino y sin pensarlo, corrió hacia ellos gritando y logró espantarlos.
El citadino se quedó sorprendido de lo rápido que el indicito pudo devolverle el
favor. Y sintió pena de haber pensado que este no podría jamás hacer algo por él.
La paloma y la hormiga
-La gratitud, es un hecho que demuestra amor-.

Aquel día, el sol estaba bastante intenso. Una pequeña hormiga, estuvo a punto
de desmayarse de la sed que tenía. Decidió entonces bajar hasta un tranquilo
manantial, para hidratarse y reponer sus energías. Se inclinó un poco para tomar;
pero, se ha caído sin pensar. La corriente comenzó a arrastrarla.

– ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Que alguien me ayude! Dijo la hormiga muy asustada.

En las alturas, se encontraba una paloma observando lo que allí ocurría. Al ver a
la pobre hormiguita en peligro, buscó velozmente cortar una rama con su pico;
enseguida, la lanzó. Le angustiaba que la pequeña se pudiera ahogar (y una
ayuda no está demás). La hormiga subió a la rama, y la usó como salvavidas
hasta lograr llegar a la orilla.

Al cabo de un rato, la hormiguita escuchó a lo lejos un sonido misterioso. Se


trataba de un cazador preparando su arma para disparar a la bondadosa paloma.
La hormiga sin dudar, le dio un fuerte mordisco en el tobillo, y al éste gritar…
alertó a la paloma para de allí emigrar. La fiel ave, miró a la hormiga con total
agradecimiento, y alzó inmediatamente su vuelo hacia otro lugar.
El león y la liebre

En cierta ocasión, un león se paseaba por sus dominios en busca de algo para

comer.

Era un león grande y fiero que imponía mucho respeto al resto de los animales,

pues por algo era el rey de la sabana.

Siempre que aparecía por sorpresa, los pájaros comenzaban a trinar como

locos porque era el modo que tenían de avisar a todos los demás de que se

avecinaba el peligro. En cuanto sonaba la voz de alarma, los antílopes se

alejaban dando grandes zancadas en busca de un sitio seguro, las cebras

aprovechaban las rayas de su cuerpo para camuflarse entre ramas secas, y

hasta los pesados hipopótamos salían zumbando en busca de un río donde

meterse hasta que el agua les cubriera a la altura de los ojos.

Ese día, como era habitual, los animales se esfumaron en cuanto llegó a sus

oídos que el león andaba por allí. Bueno, casi todos, porque algunos ni se

enteraron, como le sucedió a una liebre que dormía profundamente sobre la

hojarasca. Hacía calor y el sueño le había vencido de tal manera que no


escuchó los gritos de los pajaritos.

El león rápidamente la vio y se relamió pensando que era una presa muy fácil.

¡No se movía y la tenía a su total disposición! Emitió un pequeño rugido de

satisfacción y, justo cuando iba a abalanzarse sobre ella, vio a lo lejos un ciervo

que, por lo visto, también se había despistado porque estaba un poco sordo.

El león se quedó quieto, sin moverse. El ciervo estaba distraído mordisqueando

las hojas de un arbusto y tenía que tomar una rápida decisión.


– ¿Qué hago? ¿Me como esta liebre que tengo delante o me arriesgo y voy a

por ese ciervo? La liebre no tiene escapatoria posible, pero es muy pequeña. El

ciervo, en cambio, es grande y su carne deliciosa… ¡Está decidido! ¡Me la

juego!

Salió corriendo a la máxima velocidad que le permitieron sus robustas patas

para perseguir a la presa más grande. Pero el ciervo, que divisó al felino con el

rabillo del ojo, reaccionó a tiempo y huyó despavorido.

La carrera de león fue inútil; sólo consiguió levantar una polvareda de tierra a

su paso que le produjo un picor enorme en los ojos y una tos que casi le

destroza la garganta.

– ¡Maldita sea! ¡Ese ciervo ha conseguido escapar! Me he quedado sin cena

especial… En fin, iré a por la liebre, que menos es nada.

El león regresó sobre sus pasos en busca de la presa más pequeña. Suponía

que seguiría allí, plácidamente dormida, pero el animal ya no estaba. Por lo

visto, un ratoncito de campo la había despertado para avisarla de que, si no se

daba prisa, el león se la zamparía en un abrir y cerrar de ojos.

El rey de los animales se enfadó muchísimo.

– ¡La liebre también ha desaparecido! ¡Está visto que hoy no es mi día de

suerte!

Al principio, al león le reconcomió la rabia, pero después se tumbó a reflexionar

y se dio cuenta de que no había sido cuestión de suerte, sino que la caza había

fracasado por un error que él mismo había cometido.


– ¡En realidad, me lo merezco! Tenía una presa segura en mis manos y por ir a

por otra mejor, la dejé ir. Al final, me he quedado sin nada ¡Pero qué tonto he

sido!

Y así fue cómo el león no tuvo más remedio que continuar buscando comida,

porque a esas alturas tenía tanta hambre que las tripas le sonaban como si

tuviera una orquesta dentro de la barriga.

Moraleja: Como dice el refrán, más vale pájaro en mano que ciento volando.

Esto significa que, a menudo, es mejor conformarse con lo que uno tiene,

aunque sea poco, que arriesgarse por algo que a lo mejor no podemos

conseguir.
La liebre y la Too

La liebre era bien conocida entre el resto de los animales. Se pasaba el día entero
corriendo de un lado a otro. Si no estabas muy atento, puede que no llegaras a ver
más que el polvo del camino a su paso.

La tortuga, sin embargo, caminaba siempre lenta. Todos le decían – cuidado


tortuga, que a ese paso se va a hacer de noche –

La liebre era la que más se burlaba de la tortuga – ¡Vamos tortuga, no corras tanto
que te vas a cansar! – repetía entre risas.

Como cada mañana, la tortuga salió de su casa para hacer algunos recados.

En esto que se encontró a la liebre, corriendo de un lado a otro sin saber muy bien
hacia dónde iba.

– Tortuga, quítate del camino que vas muy lenta. – gritó la liebre antes de
adelantarla a la velocidad del rayo.

La tortuga ya estaba cansada de que la liebre fuese tan grosera y se burlase de


ella, así que, ni corta ni perezosa, hizo una propuesta sorprendente a la liebre.

– Si soy tan lenta, no te importará hacer una carrera conmigo, ¿verdad? –


preguntó la tortuga.

– ¿Quiénes?, ¿tú y yo? – Contestó la liebre entre burlas.

– Sí, estoy segura de que te ganaría – respondió la tortuga muy segura de sí


misma.

– ¿Tú vas a ganarme a mí? – se carcajeaba la liebre. – Sí, claro que acepto. Será
la apuesta más fácil de ganar de toda mi vida.

– Bien, dejemos nuestras apuestas bajo el árbol y decidamos cuál va a ser el


recorrido y dónde estarán la salida y la meta. -Dijo la liebre.

Y así lo hicieron. La expectación era tan grande que los demás animales se
acercaron para ver la competición y, de paso, apostar por la liebre, pues todos
pensaban que la tortuga no tenía nada que hacer.

La golondrina se colocó junto a los contrincantes y dio la salida – ¡Preparados,


listos, ya! –

La tortuga arrancó con su paso lento, pero seguro.


Sin embargo, la liebre era tan engreída que no se movió de la línea de salida – te
dejaré ventaja para no abusar – se reía.

Pasado un buen rato, la liebre comenzó a correr y, pronto, había alcanzado a la


tortuga. – ¡Adiós señora! –

Cuando la liebre vio que había conseguido una gran ventaja sobre la tortuga,
decidió sentarse bajo la sombra de un árbol a descansar.

No podría decir cuanto tiempo durmió la liebre, pero cuando despertó y alzó la
mirada pudo ver a la tortuga que ya estaba llegando a la meta.

La liebre corrió todo lo que pudo, pero de nada le sirvió y fue la tortuga la que
ganó la carrera.

Todos los animales aplaudieron el esfuerzo y la perseverancia de la tortuga y la


liebre aprendió una gran lección.

No está bien burlarse de los demás, pues el camino hasta la meta puede darte
muchas sorpresas.
La ratita presumida
Érase una vez una ratita que era muy presumida. Un día estaba barriendo su
casita, cuando de repente encontró en el suelo algo que brillaba: era una moneda
de oro. La ratita la recogió del suelo y dichosa se puso a pensar qué se compraría
con la moneda.
“Ya sé, me compraré caramelos. ¡Oh no!, se me caerán los dientes. Pues me
compraré pasteles. ¡Oh no! me dolerá la barriguita. Ya sé, me compraré un lacito
de color rojo para mi rabito.”
La ratita guardó la moneda en su bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el
mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a
su casita.
Al día siguiente, la ratita se puso el lacito en la colita y salió al balcón de su casa
para que todos pudieran admirarla. En eso que aparece un gallo y le dice:
— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?
Y la ratita le dijo:
—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?
—Yo cacareo así: quiquiriquí —respondió el gallo.
—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con un
tono muy indiferente.
Se fue el gallo y apareció el perro:
— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?
Y la ratita le dijo:
—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?
—Yo ladro así: guau, guau — respondió el perro.
—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita sin ni
siquiera mirarlo.
Se fue el perro y apareció el cerdo.
— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?
Y la ratita le dijo:
—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?
—Yo gruño así: oinc, oinc— respondió el cerdo.
—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con
mucho desagrado.
El cerdo desaparece por donde vino, llega un gato blanco y le dice a la ratita:
— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?
Y la ratita le dijo:
—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?
—Yo maúllo así: miau, miau— respondió el gato con un maullido muy dulce.
—¡Ay, sí!, contigo me casaré, tienes un maullido muy dulce.
La ratita muy emocionada, se acercó al gato para darle un abrazo y él sin perder la
oportunidad de hacerse a buen bocado, se abalanzó sobre ella y casi la atrapa de
un solo zarpazo.
La ratita pegó un brinco y corrió lo más rápido que pudo. De no ser porque la ratita
no solo era presumida sino también muy suertuda, esta hubiera sido una muy
triste historia.
El león y el ratón
En un día muy soleado, dormía plácidamente un león cuando un pequeño ratón
pasó por su lado y lo despertó. Iracundo, el león tomó al ratón con sus enormes
garras y cuando estaba a punto de aplastarlo, escuchó al ratoncito decirle:
—Déjame ir, puede que algún día llegues a necesitarme.
Fue tanta la risa que estas palabras le causaron, que el león decidió soltarlo.
Al cabo de unas pocas horas, el león quedó atrapado en las redes de unos
cazadores. El ratón, fiel a su promesa, acudió en su ayuda. Sin tiempo que perder,
comenzó a morder la red hasta dejar al león en libertad.
El león agradeció al ratón por haberlo salvado y desde ese día comprendió que
todos los seres son importantes.
El javali y la zorra
Cierto día, un Jabalí se hallaba al pie de un árbol, frotando sus colmillos contra el
tronco. Hasta que de pronto, llegó una Zorra que curiosa por lo que hacia
el Jabalí, le preguntó:

"Oye amigo, ¿por qué afilas tus dientes si no hay ningún peligro de cazador o
sabueso alguno?"

Entonces, el Jabalí contestó:

"Lo hago porque así nunca tendré que afilar mis armas justo en el momento que
debería usarlas."
El lobo y el cordero

Un corderillo sediento bebía en un arroyuelo. Llegó en esto un lobo en ayunas,


buscando peleas y atraído por el hambre.

-¿Cómo te atreves a enturbiarme el agua? -dijo malhumorado al corderillo-.


Castigaré tu temeridad.

–No se irrite vuestra majestad - contestó el cordero -, considere que estoy


bebiendo en esta corriente veinte pasos más abajo, y mal puedo enturbiarle el
agua.

–Me la enturbias - gritó el feroz animal - y me consta que el año pasado hablaste
mal de mí.

--¿Cómo había de hablar mal, si no había nacido? No estoy destetado todavía.

–Si no eras tú, sería tu hermano.

–No tengo hermanos, señor.

–Pues sería alguno de los tuyos, porque me tenéis mala voluntad todos vosotros,
vuestros pastores y vuestros perros. Lo sé de buena tinta y tengo que vengarme.

Dicho esto, el lobo coge al cordero, se lo lleva al fondo de sus bosques y se lo


come, sin más auto ni proceso.
El gallo y la zorra
Un gallo muy astuto, se encontraba un día vigilando su alrededor sobre la rama de
un árbol, cuando de pronto se acercó una zorra y le dijo maliciosamente:
– ¡Hermano! Vengo a firmar la paz entre tu especie y la mía. No quiero que
seamos enemigos nunca más. Baja rápido de ese árbol que podamos darnos un
beso y un gran abrazo fraterno, para sellar así esta alianza de una vez por todas.
– ¡Amiga! -Contesto el gallo- ¡Me das la mejor de las noticias posibles! Esta paz
que tanto hemos deseado… ¡Y salida de tus propios labios! ¡Qué casualidad! –
Prosiguió el gallo- Por el fondo del camino diviso a dos enormes perros, que
seguro vienen de recaderos a darme la buena nueva que ya me has avanzado tú.
De pronto, asustada la zorra por los supuestos perros, dijo:
– Bueno, hasta otra, que tengo mucha prisa. Ya lo celebraremos otro día…
Y el fiero animal salió corriendo campo a través, sin haber dado alcance a su
presa. Mientras, el astuto gallo, se regocijaba sobre la rama del árbol de su
hazaña y valentía. Le resultaba un auténtico placer haber conseguido engañar a
quien engaña.
El cuervo y el zorro

Estaba un cuervo posado en un árbol y tenía en el pico un queso. Atraído por el


aroma, un zorro que pasaba por ahí le dijo:

-¡Buenos días, señor Cuervo! ¡Qué bello pumaje tienes! Si el canto corresponde a
la pluma, tu tienes que ser el Ave Fénix.

Al oír esto el cuervo, se sintió muy halagado y lleno de gozo, y para hacer alarde
de su magnífica voz, abrió el pico para cantar, y así dejo caer el queso.
El zorro rápidamente lo tomó en el aire y le dijo:

- Aprenda, señor cuervo, que el adulador vive siempre a costa del que lo escucha
y presta atención a sus dichos; la lección es provechosa, bien vale un queso.

Moraleja: No se debe dar crédito a palabras aduladoras que se hacen por interés.
MITOS TABASQUEÑOS

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