La reflexión de fisuras es un problema muy severo que debe ser considerado en todo proyecto
donde se contemple el refuerzo de un pavimento asfáltico, por cuanto ella origina aumentos en los
costos de mantenimiento, dada la necesidad de efectuar frecuentes operaciones de sello y
parcheos. Las fisuras reflejas permiten el ingreso de agua en el pavimento, la cual tiende a
desprender la película de ligante de la mezcla y a separar el refuerzo de la capa subyacente;
además, el agua penetra hasta las capas inferiores y la subrasante, debilitándolas y reduciendo la
vida útil del refuerzo. La reflexión es el desarrollo de fisuras desde el fondo hasta la superficie del
refuerzo, como resultado de movimientos horizontales y verticales de las fisuras del pavimento
antiguo. Los primeros se producen por bajas temperaturas que provocan la contracción del
pavimento e incrementan la abertura de las fisuras de la estructura subyacente, dando lugar a
esfuerzos de tensión en la sobrecapa. Los segundos, se producen por la ocurrencia de movimientos
verticales diferenciales al paso del tránsito sobre las fisuras, lo que genera esfuerzos importantes
de corte en la capa superior. Cada ciclo térmico y de cargas vehiculares produce un estado de
esfuerzos que contribuye a la propagación de las fisuras hacia la superficie. Los diferentes tipos de
deformación no propagan las fisuras de la misma manera y el número de deformaciones sufridas
no es, en sí mismo, un criterio válido para predecir la velocidad de reflexión de las fisuras. La
reflexión de las fisuras existentes en un pavimento sometido a un refuerzo, es analizada con algún
detalle en la guía de diseño AASHTO 2002 [ref. 4.1.6]. Allí se presenta un modelo general para la
predicción de la evolución de la propagación del agrietamiento a través de una sobrecapa en
función del tiempo, mediante una función de tipo sigmoideo:
Donde: RC Porcentaje de grietas reflejadas (%). t: Tiempo (años). a, b: Parámetros de ajuste Los
parámetros de ajuste encontrados por los autores de la guía, para los pavimentos flexibles, son los
siguientes
Siendo “h” es el espesor de la sobrecapa asfáltica, en pulgadas. La Tabla 4.1.3 muestra los
resultados de la aplicación de dicho modelo a diferentes combinaciones de espesores de
sobrecapa y de períodos transcurridos desde la colocación de la misma
La Tabla 4.1.3 permite apreciar, además, que toda disminución en el espesor del refuerzo se
traduce en una mayor rapidez en el reflejo de las fisuras y en una mayor área afectada por el
fenómeno. Por ejemplo, reducir el espesor del refuerzo de 6 a 4 pulgadas, hace que en tres (3)
años las fisuras de reflexión esperadas aumenten de 1.85 % a 16.9 % yen cinco (5) años de 21.6% a
84.3%. La clave para suprimir el reflejo de fisuras en un refuerzo, consiste en eliminar los
movimientos horizontales de las fisuras del pavimento antiguo a causa de los cambios de
temperatura y los verticales en el refuerzo a causa del tránsito. Sin embargo, como ello resulta casi
imposible sin colocar espesores excesivos de concreto asfáltico, los intentos de solución se han
dirigido hacia el retardo en el reflejo de las fisuras y hacia la reducción de la severidad con la cual
ellas se presentan, existiendo varias maneras de abordar el problema, las cuales se pueden
sintetizar en los siguientes tratamientos, adicionales a los citados en el numeral 4.1.1:-
Geosintéticos.- Membranas intercapa absorbentes de esfuerzos (SAMI).- Capas asfálticas de alivio
del reflejo de fisuras (crack-relief layers). El éxito de cualquiera de estos tratamientos descansa, en
parte, en la manera como se mida su efectividad. Mientras algunos consideran que el éxito sólo se
logra si no se refleja fisura alguna, otros se conforman con retrasar la reflexión y controlar
parcialmente su severidad. Geosintéticos tejidos y no tejidos de poliéster, polipropileno, fibra de
vidrio, nylon o combinaciones de estos materiales han sido utilizados con éxito variado en el
control del reflejo de fisuras del tipo piel de cocodrilo de baja y mediana gravedad (Figura 4.1.11).
Aunque en la mayor parte de los casos se colocan directamente sobre el pavimento antiguo, previa
la aplicación de un riego de liga, existen evidencias de mejor comportamiento cuando se colocan
entre una primera capa asfáltica de nivelación y la capa de refuerzo estructural, por cuanto así se
evita el contacto directo del producto con la superficie fisurada, permitiendo una mayor inhibición
de la propagación de las fisuras [ref. 4.1.9]. La bibliografía especializada cita retrasos en el inicio de
la reflexión al emplear este tratamiento, aunque también cuestiona su efectividad cuando la
abertura de las fisuras es mayor de 9 milímetros [ref. 4.1.10]. Su efectividad ha sido ampliamente
cuestionada en pavimentos donde se presentan sustanciales movimientos horizontales y verticales
Las membranas intercapa absorbentes de esfuerzos, más conocidas por su acrónimo inglés SAMI,
identifican una capa de materiales apropiados que se coloca sobre el pavimento fisurado,
previamente al refuerzo, con el fin de disipar los movimientos y los esfuerzos desarrollados en las
fisuras del pavimento existente, retrasando su reflejo en la superficie de la sobrecapa (Figura
4.1.12). La membrana suele consistir en un tratamiento superficial, en el cual el ligante utilizado es
un asfalto-caucho o un asfalto modificado con polímero. También, existen versiones constituidas
por uno o dos geosintéticos impregnados con un asfalto modificado con polímeros, las cuales se
deben colocar sólo sobre las zonas fisuradas. En relación con el éxito de este sistema tampoco
existen conclusiones determinantes hasta la fecha
Las capas asfálticas de alivio del reflejo de fisuras han sido efectivas en el control del reflejo de
grietas sometidas a movimientos horizontales o verticales importantes [ref. 4.1.7]. Estas capas se
construyen con mezclas asfálticas en caliente, elaboradas con un agregado con muy baja o nula
proporción de finos y cantidades muy limitadas de ligante (entre 1.5% y 3.0%), buscando que la
capa compactada presente una elevada proporción de vacíos con aire (superior a 20%), de manera
de controlar la transmisión de las fisuras a la capas densas de nivelación y de refuerzo que se
construyen sobre ella (Figura 4.1.13)