3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Política municipal y cultura durante la última dictadura militar (1976-1983)
El caso del Municipio de Junín
Resumen:
En este artículo analizaremos la relación entre la política
municipal de la ciudad del noroeste bonaerense de Junín y
el ámbito cultural local durante la última dictadura militar
1976-1983.
Para ello focalizaremos el análisis en las trayectorias de
quienes integraron o se relacionaron con una
Coordinadora de Arte local –COART–, surgida a mediados
de la década del sesenta, que llegó a aglutinar al 90 % de
los movimientos artísticos a partir de un trabajo
cooperativo y mancomunado.
Intentaremos mostrar que COART gozó de plena
legitimidad y apoyo por parte de los gobiernos
municipales del período 1966-1973; con el regreso de la
democracia y el ascenso del FREJULI sus integrantes
comenzaron a ser perseguidos debido a las disidencias
que mantuvieron con el peronismo local, hasta llegar a
ser blanco específico de la represión perpetuada por la
última dictadura militar.
Por último, mostraremos que, simultáneamente a la
intensa represión de la que fueron objeto estas
personas, desde el propio gobierno municipal se comenzó
a implementar un nuevo proyecto cultural, distante al
otrora impulsado por la Coordinadora.
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 1/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
In this article, we will try to analyse the relationship
between the municipal policy of Junín, a city in the
norst-west of Buenos Aires Province, and the local
cultural background during the latest dictatorship 1976-
1983.
Therefore, we will focus our analysis on those people who
lither integrated into or associated with a local Art
Coordinator, COART, which emerged in the middle sixties
and gathered 90% (ninety percent) of the artistic movements
that were held through cooperative work.
Throughout this paper we will try to demonstrate that
COART had full legitimacy and also had the support of
the municipal government during the period 1966-1973.
Later, with the return of democracy, and the rise of
FREJULI party, its members began to be persecuted due
to political disagreements with the local “peronismo”. In
this way they became the specific target of repression
during the last military dictatorship.
Finally, we will try to demonstrate that together with
the brutal repression this people suffered, the municipal
government began to undertake a new cultural project
completely different from the one implemented by
COART.
En nuestro país, la preocupación académica y la demanda social por problematizar el
pasado reciente, convirtiéndolo en objeto de estudio, se ha incrementado desde las
últimas dos décadas. En este sentido, los estudios sobre los años sesenta y setenta del
pasado siglo se han transformado en una de las temáticas más exploradas por la
historiografía actual.
En lo que respecta a la última dictadura militar (1976-1983), si bien la producción
académica e historiográfica en torno a ella ha ido en aumento desde las últimas
décadas, la mayoría de los estudios presentan un enfoque “nacional” o capitalino,
que no siempre coincide con las realidades locales o regionales (Águila, 2008). Por lo
tanto, todavía se vislumbra la necesidad de explorar y ampliar aún más el espectro
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 2/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
de estudios micro-sociales, capaces de dialogar con los relatos nacionales ya
existentes.
En consonancia con ello, en este artículo analizaremos la relación entre la política
municipal de la ciudad de Junín, ubicada en el noroeste de la provincia de Buenos
Aires, y el ámbito cultural local durante la última dictadura militar, esperando que el
análisis de lo acontecido en las esferas locales de gobierno, como es el caso de los
municipios, permita complejizar los estudios ya existentes sobre el período
dictatorial.
Partiendo del supuesto de que el “Proceso de Reorganización Nacional” reservó a los
municipios un rol fundamental con el fin de propiciar una política de disciplinamiento
a nivel micro-social y consensuar su proyecto, mostraremos que en el caso de Junín,
a pesar de haber sido en esa época una ciudad eminentemente ferroviaria y con
fuerte poder de sindicalización, la vigilancia y su correlato la represión, se abocaron
mayoritariamente a un sector del ámbito cultural, específicamente a los miembros
de una coordinadora artística local denominada COART, que aglutinaba alrededor del
90% de los movimientos artísticos juninenses. Esta Coordinadora había surgido a
mediados de la década del sesenta, en el marco del gobierno de facto del General
Juan Carlos Onganía, y a nivel local había gozado del beneplácito de las autoridades
municipales, quienes dejaron en manos de COART la organización y programación de
la agenda cultural juninense, otorgándole la administración del teatro municipal
denominado “La Ranchería”. Esta situación se mantuvo, aunque no exenta de
ciertas divergencias entre COART y algunos funcionarios municipales, hasta 1973,
momento en que con el triunfo del Frente justicialista de Liberación Nacional
(FREJULI), los integrantes de la Coordinadora comenzaron a ser marginados del
ámbito cultural, debiendo enfrentar diversos obstáculos impuestos desde la órbita
del nuevo gobierno municipal.
Se intentará demostrar que la persecución a los miembros de COART no provino
exclusivamente del momento del golpe de Estado de 1976, sino que por el contrario,
tuvo sus raíces en la asunción del FREJULI a la comuna local, en 1973. Este planteo
refuerza la idea de la historiadora Gabriela Águila (2008) de dejar de pensar al año
1976 como un corte abrupto con el pasado, y comenzar a repensar a la dictadura en
términos de cambios y continuidades con la etapa anterior, confiriéndole límites
temporales más porosos y flexibles.
En referencia a la última dictadura militar veremos que, paralelamente a la intensa
represión que estaban sufriendo los integrantes de COART, desde el propio gobierno
municipal se comenzó a implementar un nuevo proyecto cultural y se propiciaron
políticas tendientes a la difusión del mismo, como lo fueron la creación del Museo de
Arte y Archivo Histórico, el incremento en el número de espectáculos, muestras
pictóricas, concursos literarios, subvenciones a bibliotecas populares y la edición de
“Boletines Municipales” bimestrales que daban cuenta de las políticas llevadas a
cabo desde cada una de las esferas o secretarías de gobierno local.
Por último, intentaremos mostrar que esas políticas implementadas por el régimen
local, a pesar de presentarse discursivamente consustanciadas con los principios
rectores del “Proceso de Reorganización Nacional”, no estuvieron exentas de ciertas
contradicciones inherentes a los mismos. Esto avala el planteo de que si bien la
censura y la represión cultural fueron piezas claves, necesarias para el triunfo del
proyecto de reestructuración social sostenido por los militares en el poder
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 3/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
(Avellaneda, 1986; Invernizzi y Gociol, 2005; Funes, 2006; Ansaldi, 2006), estuvo
lejos de existir una correspondencia unívoca entre la política nacional, provincial y
municipal en la implementación de las normativas existentes (Rodríguez, 2010;
Rodríguez-Zapata, 2009).
Este artículo presenta tres apartados. En el primero de ellos analizaremos los
orígenes de COART y su relación con el gobierno de facto del período 1966-1973 y
con el gobierno democrático del FREJULI (1973-1976). En el segundo apartado
caracterizaremos la política municipal durante la última dictadura militar en Junín y
la represión de la que fueron objeto los integrantes de COART. En el tercer y último
apartado, analizaremos las políticas culturales que se comenzaron a implementar
desde el gobierno municipal en forma paralela a la represión de los integrantes de
COART y que pueden ser entendidas como un intento de acallar y solapar todo lo
construido por esta coordinadora durante la década anterior.
Los orígenes de COART y su relación con los gobiernos del período 1966-1976
El arribo de la década del sesenta marcó en gran parte de occidente un clima de
“revolución cultural” (Hobsbawm, 1994). Fueron los años en los que la cultura juvenil
emergió, de manera provocadora y desafiante, buscando su propio lugar en el
mundo, y creando para ello nuevos valores y símbolos identitarios, situación que
terminó generando un quiebre generacional (Terán, 1991).
En este contexto, signado también por la Revolución Cubana, las luchas de
liberación, el Mayo Francés y la aparición de grupos juveniles guerrilleros, se produjo
en Argentina –especialmente en los círculos capitalinos– la llamada “modernización
cultural”, que se tradujo en el surgimiento de corrientes y grupos vanguardistas que
hicieron del compromiso político contestatario al poder de turno una expresión
artística. Varios de estos representantes se solidarizaron además con el peronismo,
entendiendo que era un movimiento que representaba a los trabajadores y sufría la
persecución política (Terán, 1991; Sigal, 1991).
A partir del golpe de Estado de 1966 que llevó a Onganía a la Presidencia de la
Nación, estas prácticas sociales y culturales comenzaron a ser juzgadas como la
antesala del comunismo, por lo cual la respuesta del régimen fue la imposición de un
marcado autoritarismo y la organización de un plan sistemático de censura, que se
vislumbró sobre todo en el plano cultural (Avellaneda, 1986).
En consonancia con el clima de “revolución cultural” de la época, los años sesenta
representaron para la cultura de Junín un giro copernicano. Si bien existían ya,
desde la década de 1940 agrupaciones teatrales y literarias, comenzaron a surgir
nuevas instituciones y grupos artísticos locales –como el “Teatro de Abril”, el
“Teatro Alfa” el grupo musical “Cáncer” y el coro vocal polifónico “Vocal J”– y se
produjo una complejización del campo cultural debido a que muchos de los
integrantes de estas agrupaciones desempeñaban, en forma paralela, otras
actividades artísticas como pintura, escritura o canto. Esta heterogeneidad de
intereses e inquietudes artísticas, junto con la relativamente escasa dimensión
demográfica de la ciudad –alrededor de 70.000 habitantes– y la inexistencia de una
Dirección de Cultura a nivel municipal, fueron los medios que posibilitaron la
comunicación constante y fluida entre quienes formaban parte de los movimientos
culturales juninenses.
Entre los factores anteriormente mencionados, cobra importancia el hecho de que no
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 4/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
existiera en el municipio una secretaría o dirección de cultura, ya que a partir de
esta ausencia, es que comenzaron a entretejerse las relaciones entre los artistas
locales y el gobierno municipal. En noviembre de 1966, a los pocos meses de haber
asumido el cargo de Intendente, el escribano Caccia convocó a cinco representantes
de los diferentes movimientos artísticos locales “con el propósito de promover todo
lo atingente al aspecto cultural de la ciudad”. Para tal fin decretó la creación de una
Comisión Municipal de Cultura la cual dispondría de “los fondos asignados en el
presupuesto para el cumplimiento de esos fines”. La creación de esta Comisión de
Cultura generó un mayor contacto y comunicación entre las diferentes agrupaciones,
lo cual acabó cristalizando en la formación de una red cultural a nivel local, cuyo
entramado lo conformarían las diferentes disciplinas artísticas. Como producto de
esta forma de trabajo mancomunado surgió hacia fines de 1966 una Coordinadora de
Arte –COART– cuyo fin radicó en nuclear y coordinar a todos los movimientos
artísticos independientes de la ciudad. Así junto con los grupos teatrales y musicales
antes mencionados, se incorporaron a COART numerosos escritores, titiriteros,
poetas, fotógrafos, pintores y escultores del ámbito local, llegando a abarcar y reunir
al 90% de los artistas locales. Sólo los cines, por estar en manos de empresarios no
adheridos a COART, quedaban fuera de la esfera de gestión de esta coordinadora.
Quienes formaban parte de estas instituciones incorporadas a COART eran todas
personas mayores de veinticinco años, de diferentes profesiones –abogados,
docentes, empleados de servicios públicos y privados– en ejercicio de actividades, y
algunos de ellos también padres o madres de familia. Por lo tanto, si bien es cierto
que el grupo se encontraba motivado por ansias de profesionalización, la disposición
para la actividad artística no podía ser de tiempo completo, sólo por las noches se
llevaban a cabo las reuniones y los respectivos ensayos. En lo que respecta a su
filiación política, sólo en uno de los miembros de COART se vislumbra una posición
ecléctica, oscilante entre una postura filo-comunista, y una militancia intermitente
en la Juventud Peronista hasta desembocar, hacia 1974, en una afiliación al MID
(Movimiento de Integración y Desarrollo). El resto de los integrantes, en cambio, se
definían como anti-peronistas y eran militantes activos del MID, sobresaliendo entre
ellos la figura de Benito Gorgonio de Miguel, quien si bien no desarrollaba ninguna
actividad artística en particular se hallaba vinculado a COART por lazos de amistad
con el resto de los miembros. Cabe aclarar que De Miguel, desde fines de la década
del sesenta se desempeñaba como referente provincial del MID.
A partir de un análisis retrospectivo, basado en el cotejo entre las diferentes
disciplinas artísticas integrantes de COART, se puede sostener que, por su alto nivel
de vocación y su vinculación directa con el movimiento artístico homólogo
metropolitano, la actividad teatral fue la que revistió mayor relevancia dentro de
esta institución. De hecho, quienes hacían teatro –sobre todo los integrantes de
“Teatro de Abril”– desde 1966 comenzaron a viajar semanalmente a Buenos Aires a
tomar clases de actuación y dirección teatral con Conrado Ramonet e Ibel Cané,
representantes del “Nuevo Teatro” porteño, entidad señera del Teatro Argentino
Independiente.
Es necesario recordar que el “Nuevo Teatro”, fundado hacia fines de la década del
cuarenta por Alejandra Boero y Pedro Asquini, se caracterizó por una actitud
progresista y de velada oposición al peronismo. Si bien para el momento de su
surgimiento, “en un clima de oscurantismo cultural estos teatros eran vistos como
pequeños bolsones de resistencias” es dable reconocer que “Perón, aunque
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 5/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
reconocía esta oposición indirecta no impuso una censura rigurosa y los teatros
tuvieron mucha libertad” (Sigal 1991: 103). Debido a la profunda influencia que los
representantes del “Nuevo Teatro” ejercieron sobre los integrantes de COART,
puede resultar pertinente sostener que la impronta antiperonista, propia de esta
entidad señera del Teatro Independiente, fue transmitida de una u otra manera a
estos artistas locales, quienes en ningún momento, ni siquiera hacia fines de los
sesenta y principios de los setenta, cuando los vientos de cambio progresistas
soplaban a favor del peronismo, llegaron a simpatizar con este partido.
Con el arribo de los años sesenta, comenzó una etapa de apertura, de cambios y
cuestionamientos sociales, éticos y estéticos, que llevaron a muchos directores y
actores del Teatro Independiente, a incorporar en sus presentaciones autores y
obras inscriptas tanto dentro de un teatro de vanguardia y experimentación –que se
desarrollaba a la luz de las búsquedas iniciadas en el Instituto Di Tella, con las
producciones de Eduardo Pavlosky (Espera Trágica, El Señor Galíndez) y de Griselda
Gambaro (El Desatino, El Campo)– como dentro de un estilo definido como “realismo
social o reflexivo”, representado por Soledad para Cuatro de Ricardo Halac, Nuestro
Fin de Semana de Roberto Cossa o Réquiem para un Viernes a la Noche de Germán
Rozenmacher. El conservadurismo y autoritarismo propiciado por el Onganiato
generó que algunos de estos autores comenzaran a verse cuestionados y
censurados.
Con el correr de la década, ambos estilos –el vanguardismo y el realismo reflexivo–
llegarían a confluir en un proceso de retroalimentación, en una “etapa de
intercambio” (Pellettieri, 2003) que convertiría a estas agrupaciones teatrales en
una de las mejores expresiones del proceso de modernización cultural típico de la
Argentina de los años sesenta.
La actividad teatral de Junín no se mantuvo al margen de este proceso. Por el
contrario, dados los vínculos existentes entre los movimientos teatrales locales con
los metropolitanos recientemente mencionados, tanto el estilo como muchas de las
obras más representativas de ese momento, comenzaron a ser incorporados y
representadas en la ciudad. Prueba de ello es en primer término, el hecho de que
Conrado Ramonet e Ibel Cané, dos de los directores más prestigiosos del “Nuevo
Teatro”, viajaran asiduamente a Junín con el fin de dictar clases de dramaturgia y
de dirigir representaciones teatrales. Ambos tuvieron un estrecho contacto sobre
todo con “Teatro de Abril”, que por su reciente creación –databa desde 1964–
necesitó del asesoramiento constante de personas con mayor experiencia o ya
formadas en la actividad; ilustrativo de ello es que en sus comienzos, esta
agrupación teatral contrató como director a Ibel Cané, y que tanto éste como
Ramonet fueron los encargados de poner en escena las primeras obras, entre las
cuales se contaron Craninqueville, una farsa dramática de Anatole France, Un color
de soledad, de Andrés Lizzarraga, Historia de mi esquina, de Osvaldo Dragún, entre
otras. Con el tiempo fueron puestas en escena obras como La Valija, de Julio
Mauricio, Los Prójimos, de Julio Gorostiza, y La cacería, de Eduardo Pavlovsky.
Asimismo, cabe mencionar que Ramonet fue el primer director de la Escuela
Municipal de Teatro de Junín, creada en 1967 por la Comisión Municipal de Cultura,
con el apoyo del gobierno municipal. Cabe destacar además que, en una actitud que
puede resultar sorprendente para el período, el propio intendente municipal, ante el
cierre del acto de inauguración de dichas instituciones manifestó su satisfacción por
la tarea que se emprendía, destacando que al iniciar su gestión al frente de la
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 6/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
comuna “había pensado que Junín exhibía una cierta chatura cultural que ahora los
hechos desmienten pues es notoria una gran inquietud intelectual en vastos
sectores, que nuestra comuna alentará y apoyará con decisión en las medidas de sus
posibilidades”.
Ciertamente, durante este período, desde el gobierno municipal se impulsaron y
concretaron ciertos avances en el ámbito cultural: además de la Escuela de Teatro,
fueron creadas otras dos escuelas de arte, las de Dibujo y Pintura, y la de Escultura.
A su vez, el Intendente Caccia dispuso una subvención estable de $15.000 por cada
obra representada a partir del año 1967; y se llevó a cabo una política de
remodelación del Museo de Arte local, para lo cual la Comisión de Cultura Municipal,
solicitó la colaboración del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, creando para tal
fin una subcomisión integrada por personas provenientes de esta institución, con el
objeto de llevar a cabo las reacomodaciones necesarias.
Cuando en diciembre de 1967 el escribano Caccia presentó la renuncia al cargo de
Intendente, fue nombrado comisionado municipal interino un militar retirado –ajeno
a la sociedad juninense– el Coronel Raúl López Pedraza, quien solicitó a todos los
secretarios municipales vigentes que continuaran al frente de sus respectivos
organismos, aduciendo que su intención no era innovar ni efectuar cambios en la
comuna. Quizás haya sido debido a esto, y en parte también, al breve período en
que este hombre ocupó el cargo –sólo dos meses-, que no se han constatado cambios
importantes en la relación entre el gobierno municipal y las instituciones culturales
locales durante su breve gestión.
El nombramiento definitivo se efectuó en marzo de 1968 y recayó sobre la figura de
un abogado local, el Dr. Pablo Bava. En enero de 1970 Bava, citó a los integrantes de
COART a fin de considerar la designación de un Director Municipal de Cultura –en
reemplazo de la Comisión Municipal de Cultura– para que actuando conjuntamente
con ellos, pudiera planificar la acción cultural y artística de la ciudad. Según los
propios integrantes de COART:
Después de numerosos cambios de opiniones se llegó a la siguiente resolución:
el Dr. Bava nombraba al Director de Cultura, pero la persona en quien
recayera la adjudicación del cargo debía actuar en total y común acuerdo
con los planes y orientación cultural y artística que elaboraran las distintas
agrupaciones artísticas que integran COART, y otorgándose a dicha entidad
autorización para fiscalizar el destino que se diera al dinero de la partida
para la promoción de cultura de este municipio (1).
Para cubrir el nuevo cargo de Director de Cultura fue elegido el profesor de música
Rodolfo Alleva, quien se destacaba en la comunidad por haber sido el creador y
director del Coro Polifónico local. Al asumir, Alleva mantuvo una reunión con los
miembros de COART en la cual se establecieron, entre otros, los siguientes
acuerdos:
I) Orientación popular y progresista de la cultura; II) Administración de los
fondos de la partida de promoción de acuerdo a las necesidades mínimas de
cada agrupación; III) Planificación anual de todos los actos culturales y
artísticos que se realizarán; IV) Constitución de una comisión presidida por
el citado Director e integrada por cuatro delegados-colaboradores en cada
una de las siguientes actividades: plástica, música, letras, teatro....
Si bien esto era lo estipulado, a comienzos de 1970 comenzaron a surgir
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 7/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
desavenencias entre el Director de Cultura y COART. Las críticas de esta institución
comenzaron a agudizarse debido a que denunciaba la falta de compromiso y la
desidia del nuevo funcionario para con la promoción de “políticas culturales
progresistas”. En la visión de los integrantes de la Coordinadora, desde la asunción
del Director de Cultura, en reemplazo de la Comisión Municipal de Cultura otrora
vigente, “los actos realizados carecieron de planificación, promoción y valor
pedagógico”.
En julio de 1970, ante el recambio del poder Ejecutivo en los tres niveles de
gobierno, fue designado como Intendente el Coronel (Re) Eduardo Juan Degano. Si
bien muchas de las secretarías municipales fueron ocupadas por nuevos funcionarios
provenientes de Mar del Plata –ciudad de donde provenía Degano– en la Dirección de
Cultura fue ratificado el profesor Alleva. En el transcurso de ese año, los conflictos
entre la Dirección de Cultura y COART fueron cobrando intensidad. A la denuncia
pública de sus representantes hacia el Director de Cultura, materializada a través de
una carta abierta a la población, se sumó un petitorio por vía legal al Intendente, en
el cual se le solicitaba con carácter urgente la concreción de una reunión en la que se
pudieran discutir abiertamente las políticas a seguir en materia cultural. Si bien no
hemos encontrado constancia de lo tratado en dicha reunión, dos meses después, el
gobierno municipal otorgó exclusivamente a COART la finalización, dirección y
administración del Teatro local “La Ranchería”, sin aportar la municipalidad ayuda
económica alguna. Entre las causas que motivaron tal decisión, el decreto establecía
“las dificultades que en el ámbito comunal surgen por carencias presupuestarias y de
disponibilidad de personal para la organización de programas seriados de actividades
artísticas y/ o culturales”. Por lo tanto, el hecho de que un militar retirado a cargo
de la intendencia haya otorgado a una institución civil como COART las instalaciones
del teatro municipal, cuando ya existía una Dirección de Cultura, puede ser explicado
en primer lugar por las dificultades económicas por las que atravesaba el gobierno,
en segundo lugar por el reconocimiento público, del que gozaban a nivel local, la
mayor parte de los integrantes de COART. Finalmente, un tercer factor puede ser el
hecho de que el propio Intendente Degano, al ser oriundo de Mar del Plata, y no
conocer los entretelones de la sociedad juninense haya decidido delegar la
finalización y administración del teatro a esta institución de la sociedad civil, con el
fin de alivianar la carga económica del municipio, y de dar una respuesta a la
denuncia pública formulada por COART.
A partir de su inauguración, todos los fines de semana el teatro municipal “La
Ranchería” fue sede de diferentes presentaciones y espectáculos, tanto de artistas
locales como metropolitanos o de otras localidades del país, auspiciadas por COART.
Mensualmente y de manera rotativa, una de las disciplinas artísticas integradas a la
institución, era la encargada de organizar lo que sería la principal puesta en escena
durante ese mes mientras el resto de las agrupaciones creaban alguna presentación
o exposición secundaria, como complemento del número principal. Además, al
finalizar el año se llevaba a cabo un festival donde se pasaba revista a todo lo
desarrollado y trabajado. Como siempre, allí se reunían poetas, músicos, pintores y
fotógrafos que compartían lo trabajado y expuesto durante el ciclo.
Los integrantes de COART dispusieron de la administración y dirección del teatro
hasta la llegada del gobierno democrático, en mayo de 1973. De esta manera, la
Coordinadora de Arte (COART) pudo mantener su hegemonía en el campo cultural
local hasta el momento en que -y aunque resulte paradojal- con la asunción del
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 8/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
FREJULI en Junín se revigorizó en el municipio el área de la Dirección de Cultura y,
paralelamente se desplazó a COART del rol que había desempeñado como articulador
y gestor de las actividades artísticas en la década anterior.
El movimiento artístico desplegado por COART fue prolífico hasta mediados de 1973,
cuando ante la asunción del intendente Oscar Venini –FREJULI– asumió la Dirección
de Cultura Municipal la señora María Elena García de Cecchi, profesora de música
local y allegada al ala derecha del peronismo, quien comenzó a centralizar la
administración y gestión del ámbito cultural, desplazando paulatinamente del mismo
a los integrantes de COART.
Creemos que uno de los factores que pueden explicar este alejamiento, o la no
participación de COART en el gobierno peronista fue el explícito antiperonismo de
muchos de sus miembros, o tal vez su poca simpatía no hacia al peronismo en sí,
sino hacia el ala derecha peronista. Esto último se entiende si se tiene en cuenta
que, promediando el año 1973, en Junín, desde el primer momento de la vuelta a la
democracia, fueron cobrando importancia grupos de jóvenes militantes que,
nucleados en la Juventud Sindical Peronista (JSP) comenzaron a desarrollar un
accionar violento, convirtiendo a COART en su blanco perfecto (2).
El 27 de julio de 1973, miembros de la JSP –cuyo líder además era el hijo de la
Directora de Cultura– interrumpieron, portando armas, un espectáculo poético
musical que estaba llevando a cabo COART en las instalaciones de “La Ranchería”,
aduciendo que se trataba de un espectáculo de corte marxista. El propio líder de la
JSP lo formulaba en los siguientes términos:
Los motivos que nos impulsaron a tomar dicha determinación fueron los
siguientes:
1°) El cometido del recital no cumplía ninguna función social o cultural acorde
al momento en que vive el país que es de unidad y reconstrucción nacional.
2°) El contenido de las canciones era de protesta y de corte marxista.
Creemos que la protesta no cabe porque desde el 11 de marzo nuestro pueblo
es gobierno y no podemos aceptar ideologías extrañas confabuladas con la
sinarquía internacional ajenas a nuestras tradiciones y religión (3).
A esta embestida se sumó la emisión de panfletos amenazantes que, entregados en
manos a los transeúntes de las principales calles de la ciudad por parte de los
militantes de la JSP, acusaban a muchos ciudadanos locales –entre los que se
cuentan varios miembros de COART – de pertenecer a agrupaciones trotzco-
marxistas. Asimismo, de los informes de la Dirección de Inteligencia de la Provincia
de Buenos Aires (DIPBA), se desprende que estos integrantes de COART estaban
también siendo blanco de investigación de esta agencia estatal, debido a los
incidentes antes mencionados con los miembros de la JSP. De esta manera, si bien
en lo que resta del período, durante la corta intendencia de otro miembro del
FREJULI, Abraham Ise –hasta el golpe de Estado– no se presentaron episodios
similares, muchos de los miembros de COART comenzaron a sentirse perseguidos e
intimados por estos grupos peronistas:
La violencia con esta gente era moneda común hacia la década del 70 [...]
provocaban siempre [...] cuando gana el FREJULI ganan poder, entraban a
los cuarteles como pancho por su casa, todos lo sabíamos, sabíamos que nos
seguían, eso era muy bravo, por alguna filtración familiar que trabajaba en
los servicios nos enteramos que nos estaban haciendo una ambientada, es
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 9/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
decir, una investigación que hacían los servicios para saber con quién
andabas, qué hacías, dónde vivías... (4).
Estas intimidaciones, junto a la mayor centralización del ámbito artístico en la
figura de la Directora de Cultura, sesgaron paulatinamente a COART del rol que
había desempeñado como articulador y gestor de las actividades artísticas en la
década anterior.
El análisis de la prensa del período permite entrever las discrepancias que se
suscitaron en el seno de campo cultural entre la Dirección de Cultura Municipal y
COART. De un total de treinta y siete espectáculos artísticos inéditos presentados en
el teatro municipal “La Ranchería” –tomando el corte temporal junio 1973-agosto
1975– ninguno de ellos fue auspiciado de manera conjunta entre la Dirección de
Cultura y COART, como solía suceder en el período anterior. Por el contrario, al
comparar cuantitativamente la asiduidad con que uno y otro grupo utilizaba las
instalaciones del teatro para brindar los espectáculos que cada uno de ellos
auspiciaba u organizaba, vemos cómo la Dirección de Cultura fue imponiendo su
hegemonía en el manejo del mismo, aunque no se hubiera vetado el decreto por el
cual COART disponía de su administración. La prueba de lo anteriormente expuesto
radica en que del total de treinta y siete presentaciones, sólo cinco fueron
auspiciadas por COART, y el resto por la Dirección de Cultura.
El gobierno municipal de Junín durante la última dictadura militar y la
represión a los miembros de COART
En su proclama de asunción, la Junta militar que tomó el poder tras el golpe del 24
de marzo de 1976, a la vez que declaraba caducos los mandatos del Presidente de la
Nación y de los gobernadores y vice-gobernadores de las provincias, disponía la
disolución del Congreso Nacional, de las Legislaturas provinciales y de los Concejos
Municipales. Sin embargo, la altisonancia discursiva de estas afirmaciones, suele
soslayar la complejidad que imperó en el plano de lo concreto, en los distintos
niveles gubernamentales, especialmente en lo que refiere a los gobiernos
municipales. En este sentido, el nivel de lo micro, de las políticas municipales, fue
dotado de una importancia mayor de la que usualmente le suelen otorgar los relatos
nacionales sobre el período en cuestión. De hecho, la legislación producida por
funcionarios de la dictadura, demuestra que “la figura del municipio aparecía como
la solución a muchos problemas, especialmente por su importancia para la
determinación de los mecanismos de participación de la comunidad” (Rodríguez,
2010).
De esta manera, en su afán por disciplinar a la sociedad, la dictadura recurrió a una
política descentralizadora, que al otorgarle un rol importante a los municipios,
pudiera controlar a nivel micro a sociedades locales, y sobre todo, pudiera
consensuar el discurso dictatorial de una manera más directa y eficaz. Como
sostiene Daniel Lvovich (2010) “desde el momento mismo del golpe de Estado de
1976, el gobierno militar otorgó una importancia central a la estrategia de ampliar
sus bases de sustentación y de generación de consenso a partir de los municipios”.
Esto llevó a que el poder ejecutivo provincial, con el beneplácito del nacional,
indagara en los elencos comunales, ratificando o removiendo a los intendentes
vigentes, según el currículum político de cada uno de ellos.
El municipio de Junín no fue la excepción a esta regla, de hecho, tras el golpe de
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 10/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Estado el Intendente entonces vigente por el FREJULI, Abraham Ise, decidió dimitir
de su cargo asumiendo en su lugar un militar retirado, el Capitán (Re) Antonio
Sahaspé, oriundo de Azul pero que por lazos conyugales, desde su retiro, se hallaba
viviendo en Junín. Sahaspé se mantendría en la intendencia hasta poco después del
desenlace de la Guerra de Malvinas. El hecho de que la figura designada haya sido un
miembro retirado de las Fuerzas Armadas, cobra importancia si tenemos en cuenta
que de la totalidad de los municipios solo el 10 % estuvo gobernado por el personal
militar o de fuerzas de seguridad. El 90 % estuvo en manos de civiles, y de ese
porcentaje, el 52 % correspondió a civiles de distintos partidos políticos (Quiroga,
2004). Esta constatación despierta a su vez ciertos interrogantes: ¿cuál fue el
parámetro o indicador para implantar en unos municipios intendentes militares y
dejar a otros a cargo de civiles? ¿Fue la dimensión poblacional de cada municipio una
determinante? ¿O fueron más bien condiciones institucionales o estratégicas pre-
existentes a marzo de 1976 las que determinaron estas diferencias? Si bien no
podemos plantear una respuesta unívoca a estos interrogantes, podemos sostener
que para el caso de Junín, existieron una serie de factores que hicieron de este
municipio un punto neurálgico para consensuar el proyecto militar desde una esfera
micro-social. En primer lugar, esta ciudad era la sede del Comando de la Subzona 13,
lo cual le confería una amplia jurisdicción regional abarcando a veinticinco partidos
del norte y noroeste bonaerense (5). En segundo lugar, contaba con una amplia
densidad de población –alrededor de los setenta mil habitantes– en comparación con
el resto de las ciudades y pueblos de la región; a su vez, poseía una fuerte tradición
sindical, dada la relevancia en términos cuanti y cualitativos de los talleres
ferroviarios, los cuales contaban con un número significativo de empleados y
operarios –alrededor de 4.000– dotados de un fuerte poder de sindicalización.
Si bien el número de empleados y operarios ferroviarios en Junín era cuantioso y su
poder de sindicalización muy importante, en la lista de secuestrados, y
desaparecidos de la ciudad por la última dictadura, su número es mucho menor al de
los artistas o personas vinculadas a las actividades culturales de la localidad. Por lo
tanto en este trabajo sostendremos que una de las principales características de la
última dictadura militar en esta ciudad, fue la fuerte represión que se impartió hacia
un amplio sector del ámbito cultural que, como ha sido planteado, paradójicamente,
había tenido su mejor momento durante el anterior gobierno de facto, representado
por el Onganiato, y había ido quedando marginado de la escena política municipal, a
partir del ascenso del FREJULI en las elecciones de 1973.
Si bien como sostuvimos anteriormente, la actividad de COART había menguado
desde 1973, y aún más desde el golpe de Estado de marzo de 1976, eso no evitó el
secuestro y desaparición temporaria de los principales miembros de la institución.
En la madrugada del 24 de enero de 1977, un grupo de tareas integrado por militares
dependientes del Comando de Artillería 101 y respaldado por policías y paramilitares
–entre los cuales se contaban algunos de los ex miembros de la JSP que habían
interrumpido el espectáculo en las instalaciones del teatro “La Ranchería”, en julio
de 1973– iniciaron una de las más terribles operaciones de secuestro y tortura que la
ciudad recuerde, tanto por sus dimensiones cuantitativas como cualitativas. A partir
de una acción estratégicamente planificada y sincronizada, esa noche secuestraron a
once ciudadanos juninenses, todos relacionados de manera directa o indirecta con
COART. Vale destacar que excepto el director del “Teatro Independiente La
Antorcha”, Héctor López, que por ese entonces era septuagenario, el resto de los
representantes de los diferentes movimientos artísticos nucleados en la
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 11/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Coordinadora, fueron secuestrados. Entre ellos se hallaban el director del “Teatro de
Abril”, Ariel De Siervo; el creador y director del coro polifónico “Vocal J”, Juan José
Martín; el escritor y a su vez cantautor del grupo musical “Cáncer”, Rubén Américo
Liggera; la representante del grupo de letras “Asterisco”, Imelde Sans de Peris; el
pianista Armando Álvarez y su novia, Ana María Rinaldi. Esta nómina de
secuestrados se completa con los nombres de aquellas personas que, si bien no
realizaban ninguna actividad artística específica, se encontraban unidas a COART
por mantener lazos de amistad con los integrantes del grupo antes mencionados.
A pesar del reconocimiento del que gozaban estas personas en una comunidad de
medianas dimensiones, como era Junín en ese entonces, por el término de una
semana, ninguno de los diarios locales da cuenta de la desaparición de alguna de
ellas. Recién el 1° de febrero aparece en uno de los matutinos locales un comunicado
oficial del Comando de la Subzona 13, dando a conocer la nómina de detenidos.
Dicho comunicado se expresaba en los siguientes términos:
1° Luego de profundas investigaciones y gracias a la colaboración
espontánea de la población, ha sido posible detectar en la ciudad de
Junín una organización de extrema izquierda relacionada con la
banda de delincuentes subversivos autodenominada ERP.
2° La mencionada organización utilizando los nombres de diversas
asociaciones culturales: música, arte, poesía, teatro, etc. encubría
su actividad de proselitismo y adoctrinamiento agrupándose por rama
cultural.
3° Para el trabajo en superficie utilizaron como instrumento abierto
a una organización política de orden nacional, el M ID, a fin de pasar
desapercibidos en sus verdaderas funciones.
A continuación, el comunicado enunciaba con nombre, apellido y cédula de identidad
a todas aquellos individuos que “formaban parte de la organización subversiva”,
adjudicándoles toda una serie de hechos delictivos.
Del análisis de dicho documento se desprenden dos cuestiones importantes: en
primer lugar, se presenta un discurso legitimador de esas detenciones, cuando se
mencionan una serie de atentados contra “la sede de la Sociedad Rural”, “el Club
Social de Junín” o contra la “Liga Agraria Ganadera” que le son adjudicados a las
personas detenidas. Dado que en ninguno de los diarios de los días previos al
secuestro se hace alusión a estos atentados, desconocemos la veracidad de los
mismos. Sólo un matutino de una localidad cercana a Junín, alude al tema,
mostrando las fachadas –por cierto, incólumes– de los edificios mencionados, pero lo
hace en los días posteriores a la publicación del comunicado. En segundo lugar, y
esto es lo que refiere mayor importancia, en la lista de detenidos, aparecen además
de los once ciudadanos secuestrados durante la madrugada del 24 de enero, el
nombre de tres personas más, que fueron interceptadas en los días posteriormente
inmediatos a esa fecha. Entre esas tres personas, vinculadas también a COART por
lazos de amistad, cobra importancia la figura de Benito Gorgonio De Miguel, oriundo
de Junín pero con residencia en Buenos Aires, quien en ese momento era el
referente provincial del MID y a su vez había sido recientemente nombrado Gerente
General de Racing Club de Avellaneda.
Dado el relevamiento de testimonios y el acervo archivístico del período, creemos
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 12/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
que la figura de De Miguel es vital para entender el devenir de los miembros de
COART. Él es secuestrado en el mediodía del 25 de enero; sin embargo, alertado por
la esposa de uno de los detenidos, recorrió en esa mañana las principales
instituciones de la ciudad –desde los cuarteles hasta la municipalidad, pasando
inclusive por el Club Social– con el objetivo de que alguna de las autoridades pudiera
dar cuenta de lo sucedido la noche anterior con sus amigos. Cuando lo secuestran, lo
trasladan a la que es hoy la Unidad Penitenciaria N°13, que en ese momento aún
estaba en construcción, y servía, al igual que la Comisaría 1° de centro clandestino
de detención. Allí se encuentra con el resto de los detenidos la noche anterior. El
secuestro de esta persona marca un punto de inflexión en el operativo del régimen
local. Creemos que la siguiente cita amerita su extensión dada la relevancia del
testimonio en primera persona, el cual fue cotejado con otros testimonios de
sobrevivientes, no habiéndose encontrado mayores discrepancias entre ellos.
Yo no estaba de ninguna manera en los planes del operativo de los secuestros,
tal es así que ni ellos mismos tenían idea de que mi detención eliminaba el
secreto de que la operación quedara confinada al cerco informativo del
Comando de la Subzona 13. Lo de la Gerencia General de Racing, aunque
parezca exagerado, me daba en ese momento un grado de cierta notoriedad,
porque la presidencia de Rodríguez Larreta había iniciado un camino
espectacular en términos de adquisiciones futbolísticas y Racing estaba en la
plana mayor de todos los diarios y al mismo tiempo se trataba de una
institución con una enorme legión de simpatizantes social, económica y
políticamente muy importante. Además yo estaba dentro, por así decirlo del
estado mayor nacional desarrollista, lo que motivó la intervención directa de
Frondizi. Mi hermano viajó a Buenos Aires y a las pocas horas, Don A rturo
tomó conocimiento e inmediatamente habló con Suárez Mason, Jefe del Primer
Cuerpo con jurisdicción en la Subzona 13. Estas Subzonas actuaban de forma
autónoma [...] La intervención de Frondzi y Suárez Mason dio lugar al envío de
una auditoría a la unidad militar de Junín, con un teniente que, si no me
equivoco, se llamaba Herrero y que determinó el carácter irresponsable del
operativo (6).
A los diez días aproximadamente, de la emisión del comunicado, los catorce
secuestrados de la ciudad fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo. Esto nos
lleva a pensar que la detención de De Miguel y la inmediata intervención de Frondizi
fueron los hechos que posibilitaron la legalización de la situación de los
secuestrados. De otra manera nos resulta incomprensible que, habiéndoles endilgado
a estas personas la pertenencia al ERP y la responsabilidad de una serie de atentados
en la localidad, demostrando su alta peligrosidad para la familia juninense, a los
pocos días, los hayan puesto a disposición del PEN.
Luego de una semana de torturas y suplicios en la mencionada U.P 13, estas
personas fueron trasladadas a la Comisaría 1°. Esta también debe figurar como un
centro clandestino de detención, pues aún no se había legalizado la situación de los
secuestrados. El blanqueamiento de dicha situación no impidió, sin embargo, que
acabaran los traslados con sus consecuentes correlatos de tortura e interrogatorios;
muy por el contrario, una vez legalizados, los detenidos fueron trasladados a la
Unidad Penitenciaria Nº 3 de San Nicolás, y luego a la Unidad Penal 9 de La Plata. Por
último, los detenidos fueron recuperando su libertad por tandas. La mayoría en un
lapso no superior a los cuatro meses, y otros casi un año después. El 25 de marzo de
1977 el diario local “La Verdad” comunicaba a la población que los siguientes vecinos
de Junín: Benito de Miguel, Juan José Martín, Héctor Vega, Ricardo Vega, Víctor
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 13/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Pajoni e Imelde Sans de Peris dejaban de estar a disposición del Poder Ejecutivo.
El 7 de mayo del mismo año Ariel Nelson De Siervo, Normando Di Sábato, Rubén
Américo Liggera, Ana María Rinaldi y Alberto Pedro Silva recobraron su libertad. Los
últimos detenidos, Armando Álvarez y Jorge Cerutti fueron liberados casi un año
después de su detención.
A partir de los testimonios de estos sobrevivientes se puede dilucidar que en gran
parte esa represión respondía a las actividades culturales desarrolladas tiempo atrás
por COART, y a las cuales todos los detenidos estaban directa o indirectamente
vinculados:
Me decían que la música, la cultura, el cantar, el que hacía teatro... bueno,
todo lo que fuera cultura estaba mal visto. Que era subversión
A mí me decían: ‘Así que tocás el pianito’ y me golpeaban ferozmente, me
hicieron un desastre en mi mano izquierda. Hoy, a raíz de eso hay algunas
obras que no puedo tocar por dificultades técnicas...
Algo parecido aparece en el testimonio de otro de los miembros de COART cuando se
le pregunta si dentro de su experiencia personal ocurrió algún hecho particular que
pueda ser considerado como un resumen de la época del Proceso, a lo cual el
entrevistado respondió:
Podría ser la intolerancia hacia los artistas, por ejemplo hacia la cultura.
Nosotros habíamos hecho un espectáculo musical-poético [en julio de 1973],
y llega una patota de esas que estaban en Junín [...] interrumpe el
espectáculo y nos trata de comunistas, de bolches [...] y ese fue el tono de
una época intolerante.
Este último testimonio permite vislumbrar además la conexión, o más bien la
continuidad que los propios artistas locales adscriptos a COART, encuentran entre lo
acontecido a partir de 1973, con la represión abierta a partir del golpe de Estado.
Febrero de 1977 fue el telón que nos acabó a todos...una historia violenta
que arranca el día que se hace razzia en el Teatro de la Ranchería...esos
tilingos después nos entregaron a los milicos...se tomaron revancha...
Finalmente podemos sostener que los miembros de COART, a través de sus
testimonios resignifican el pasado reciente de acuerdo a su trayectoria y vivencia
personal y le confieren a la dictadura límites temporales porosos y flexibles que van
más allá de su duración histórica concreta.
En cuanto a las consecuencias inmediatas y mediatas de la represión en Junín,
podemos sostener que el año 1977 marcó el punto de inflexión definitivo en la vida
de COART. Una vez devueltos a la libertad, los sobrevivientes del terrorismo de
Estado en Junín, debieron enfrentar una situación de desamparo e indiferencia por
parte de amplios sectores de la sociedad. El silencio cómplice que había mostrado la
sociedad juninense ante su desaparición, pasó a convertirse en marginación; la
mayor parte de los integrantes del grupo se encontró sin trabajo, y despojados de
sus bienes materiales, merced al saqueo de sus propiedades por parte de los
militares. Esta situación, junto al trauma psicológico producto de las torturas y
vejaciones que vivieron durante el período de secuestro y detención, erosionaron la
posibilidad de poder reencauzar las actividades artísticas en el corto plazo, lo cual
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 14/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
conllevó a la disolución definitiva de COART.
Sólo tiempo después, hacia 1987, algunos de sus miembros intentaron volver a
conformar un movimiento artístico, a partir de la creación del grupo “Juglares”. Sin
embargo, las condiciones en las que se desarrolló este grupo distaron mucho de las
que habían caracterizado a COART. En primer lugar, la adhesión con la que contó por
parte de los grupos artísticos fue prácticamente efímera, sólo unos pocos ex-
integrantes de la Coordinadora se plegaron a esta nueva agrupación, la cual se limitó
a la programación de “Café Concert” y a organizar esporádicas obras teatrales; en
segundo lugar, el problema mayor provino de que ya no tenían un lugar físico en el
cual poder realizar estas actividades; la carencia de un local o sala teatral, los llevó a
tomar como lugar de reunión la propia casa de uno de sus impulsores; esto
determinó que la capacidad espacial del lugar fuera sumamente reducida lo que
condicionó de antemano la cantidad de público presente. En este sentido podemos
decir que la última dictadura en Junín se tradujo en un golpe a un tipo específico de
cultura, dado que erosionó por completo la capacidad de aunar nuevamente en un
único movimiento a los grupos artísticos locales.
La política cultural impulsada por el gobierno municipal durante la dictadura
La implantación del gobierno militar de 1976 en Junín conllevó un recambio total del
elenco de funcionarios municipales. Ningún funcionario del período anterior fue
ratificado en su cargo, y se procedió a su vez a la aplicación de normas de
prescindibilidad del personal, con lo cual el número de empleados municipales se
redujo, en el término de un año, en un 24%. Paralelamente a la reducción del
personal, se llevó a cabo la implementación de un régimen de calificación para los
empleados municipales, intentando con ello aumentar el control y promover el
disciplinamiento de los cuadros de gobierno. Como veremos más adelante, estas
medidas no siempre dieron el resultado esperado, en ciertas ocasiones la negligencia
de ciertos funcionarios, los llevó a cometer acciones contrarias a los dictámenes
emanados desde las esferas nacionales de gobierno.
El recambio de autoridades propiciado por el nuevo régimen de facto, llevó también
a modificar la configuración del campo cultural. Para ocupar el cargo de Dirección de
Cultura Municipal, el nuevo intendente Sahaspé, designó a una profesora de Letras,
sin filiación política o partidista reconocida, la Srta, María Matilde del Rosso, quien
se mantendría en el cargo hasta el retorno a la democracia en 1983. Si bien el
recambio de autoridades fue exhaustivo, y el Ejecutivo municipal trató en todo
momento de demostrar lo consustanciados que estaban los empleados y funcionarios
municipales con los principios del régimen, Lvovich ha planteado, con justa razón
que “para el caso de las burocracias provinciales y municipales se ha constatado que
buena parte de los cargos directivos fueron ocupados por personas que, sin adscribir
al régimen, encontraron en el contexto dictatorial una oportunidad de ascenso
laboral” (2008: 45). Creemos que, en el caso de la anteriormente mencionada
Directora de Cultura, sus antecedentes laborales y vecinales, hacen pertinente la
aplicación de este planteamiento.
En este período la actividad cultural de la comuna se centralizó de manera exclusiva
en la figura de la Directora de Cultura, logrando con ello el desplazamiento definitivo
de COART del campo cultural local. Para ello el gobierno municipal se abocó a la
concreción y difusión de una amplia política cultural, acorde a los lineamientos
emanados desde la Subsecretaría de Cultura de la provincia, a cargo de Francisco
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 15/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Carcavallo.
Un recorrido por los periódicos locales del período y por los propios Boletines
Municipales, emanados del poder ejecutivo, dan cuenta de la intención del gobierno
de desplegar –o por lo menos convencer de ello, mediante profusos discursos, a la
población– una serie de innovaciones y prácticas en materia cultural, tendientes a
lograr el pleno avance y fomento de las actividades culturales en la sociedad
juninense. Las mismas fueron subvencionadas con fondos del propio municipio, a
través de la Dirección de Cultura de la comuna, lo cual refleja el afán del régimen
local de impulsar políticas culturales capaces, por un lado, de mejorar su imagen y
construir consenso en la población, y por otro, de eliminar del pasado a COART y
legitimar la represión a sus integrantes. Por lo tanto, una de las características más
significativas de la última dictadura en Junín, fue el impulso que le otorgó al plano
cultural a pesar de los reiterados reclamos de los funcionarios de la Subsecretaría de
Cultura –dependiente del Ministerio de Cultura y Educación– por los escasos
presupuestos con los que contaba el organismo.
Una de las principales medidas que tomó el gobierno municipal para acrecentar su
legitimidad fue la emisión de “Boletines Municipales” bimensuales que detallaban de
modo explícito todas las tareas efectuadas por los diferentes funcionarios, cobrando
especial relevancia lo atingente a eventos culturales y obras públicas. Estos boletines
se emitieron durante todo el gobierno de Sahaspé, el cual concluyó en junio de 1982,
luego de la derrota de Malvinas.
Haciendo un reconto al cumplirse el tercer aniversario de su gobierno, el Intendente
Sahaspé dedicó varias páginas del mencionado Boletín para referirse a los avances
efectuados por la Dirección de Cultura en el transcurso de ese tiempo: 19
exposiciones pictóricas y escultóricas, 18 conferencias, cursos y seminarios;
adquisición de más de 300 libros para la Biblioteca Municipal; incremento del número
de espectáculos artísticos: conciertos, ballet, cine y teatro; creación del Museo de
Arte y del Archivo Histórico Municipal, provincialización del Conservatorio Municipal
de Música. Si bien es cierto que estos números por sí mismos no dicen nada, y que
la dirección de cultura, que dependía del Ministerio de Educación, tuvo serios
problemas presupuestarios, por lo cual quizás, fue mucho más lo que se dijo que lo
que se hizo en realidad, es interesante ver, por un lado, el alcance que un gobierno
de facto, poco propenso a ciertas actividades artísticas –como se ha demostrado con
la represión a COART– pretendió otorgarle al ámbito cultural “oficial”, representado
por la Dirección de Cultura; y, por otro lado, las contradicciones que consciente o
inconscientemente acabó encerrando esta política, al haberse adquirido, por
ejemplo, para la Biblioteca Municipal muchas obras de autores prohibidos a nivel
nacional. En referencia al primer punto mencionado, uno de los mayores
acontecimientos que suscitó amplias repercusiones propagandísticas y apologéticas
hacia el régimen local, fue la consecución de un proyecto propio de este gobierno: la
inauguración del Museo de Arte y del Archivo Histórico Municipal, en mayo de 1978.
En ocasión de la inauguración de dicha institución, el propio gobernador de la
provincia de Buenos Aires, General Saint Jean, manifestó:
Obras como la emprendida por esa comuna ensanchan y afirman la
trayectoria que debemos recorrer en esta materia que constituye, por otra
parte, el camino más apto para hacer realmente permanentes los cambios
estructurales, tanto materiales como mentales, imprescindibles para
alcanzar las metas institucionales que señalan las actas de marzo de 1976.
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 16/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
De la lectura de este mensaje se puede inferir que la referencia a “cambios
estructurales...mentales” da cuenta de la necesidad del régimen de promover un
cambio refundacional en materia cultural, impulsando ciertas políticas asépticas o
acríticas incapaces de poner en cuestionamiento el orden vigente, la “moral
occidental y cristiana” pregonada por el gobierno, desde la esfera nacional. En este
sentido, creemos que los anuncios del gobierno local, a partir de titulares resonantes
y grandilocuentes como: “En favor de la cultura”; “Museo, teatro, biblioteca,
irradiación de cultura”; “Música y artes plásticas: otra prioritaria preocupación
municipal”; “Nuevas compras a favor de la cultura”; son ejemplos de la necesidad
del gobierno municipal de cimentar su poder en el plano cultural, soslayando todo el
accionar artístico que en esa esfera había desplegado COART.
Creemos que con miras a lograr ese propósito, el régimen local no sólo invisibilizó la
existencia de esta coordinadora de arte, que había dominado la esfera pública
tiempo atrás, sino que vio la necesidad de reprimir a quienes hacían un tipo de
cultura considerada subversiva, desarrollando simultáneamente una “cultura oficial”
capaz de rebatir y soslayar toda la tradición artística que venía guardando la
sociedad juninense desde mediados de la década del sesenta. De hecho, los
espectáculos artísticos presentados a partir de la etapa dictatorial distaron mucho,
en términos cualitativos y tipológicos, de los desarrollados otrora por COART. De
esta manera, se incentivaron y promovieron mayoritariamente presentaciones de
orquestas sinfónicas –entre las que se contó la Orquesta Sinfónica Nacional– de
grupos folklóricos regionales, de exposiciones pictóricas de artistas capitalinos y del
interior del país. También se llevaron a cabo cursos de danzas folklóricas, jornadas
de historia Argentina a cargo de Félix Luna, y talleres y concursos literarios
inspirados en el bicentenario de la Campaña del Desierto, y el 152° aniversario de la
ciudad de Junín. Esto cobra sentido si se tiene en cuenta que en todos estos
boletines se vislumbra una premeditada omisión de la existencia de COART, y de
todo el movimiento artístico previo, originado por él. Asimismo, ninguno de esos
documentos oficiales menciona lo que en ese momento acontecía con la mayor parte
de quienes conformaban dicha entidad. De hecho, para el momento de la publicación
del primer boletín, muchas de esas personas habían sido recientemente
“blanqueadas” y puestas a disposición del Poder Ejecutivo, después de haber pasado
sendos meses de detención clandestina y salvajes torturas.
Haciendo referencia al segundo punto anteriormente mencionado –la adquisición por
parte de la Dirección de Cultura Municipal, de material bibliográfico prohibido– se
puede sostener que por negligencia, o por desconocimiento, muchas de las prácticas
o acciones cumplimentadas por el gobierno municipal fueron contrarias a decretos y
órdenes prohibitorias emanadas desde la esfera nacional. En este sentido es
sugerente que entre los libros adquiridos por la Dirección de Cultura, para la
Biblioteca Municipal en 1979, figuren autores y editoriales que desde los comienzos
mismos de la dictadura, eran blanco de la censura y prohibición. Es el caso de
autores como Elsa Isabel Bornemann y María Elena Walsh, o de editoriales como
Centro Editor de América Latina. Esto da cuenta de que, a pesar de la presencia
importante de los militares en la comunidad, evidentemente los controles eran
ineficaces, en tanto se compraron libros prohibidos, probablemente sin la intención
de desafiar al régimen, sino por puro desconocimiento. Asimismo, entre las
principales entidades o instituciones subvencionadas por el municipio se hallaban
muchas de las Bibliotecas Populares, lo cual era subsidiario con la política de
descentralización propiciada por el régimen, consistente en deshacerse de lo público
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 17/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
y dárselo a manos de los privados.
Lo anteriormente expuesto da cuenta del desarrollo de lo que hemos denominado
una “cultura oficial”, que si bien, en realidad pudo no haber contado con una amplia
disponibilidad de recursos debido a que la dirección de cultura tuvo serios problemas
presupuestarios, fue prolífica en emitir discursos alentando el desarrollo cultural del
municipio, con el fin de invisibilizar o borrar de la historia local lo realizado por
COART.
Reflexiones finales
En este trabajo nos hemos abocado a un estudio de lo acontecido en el nivel
municipal pero teniendo en cuenta que el hecho de reducir la escala de análisis no
implica deslindar lo micro de lo macro, sino por el contrario, tratar de complejizar lo
segundo a partir de un énfasis exhaustivo en lo primero, lo cual lleva en la mayoría
de los casos a establecer una relación dialógica pero dialéctica entre ambos
términos. De esta manera, ha sido nuestra intención poner en diálogo lo acontecido
en el nivel micro-social representado por un municipio con los discursos del relato
nacional, elaborados partir de enfoques macro-sociales.
Fue nuestro objetivo analizar la relación entre la política municipal de la ciudad de
Junín, ubicada en el noroeste bonaerense, y el ámbito cultural local durante la última
dictadura militar. Partiendo del supuesto que por sus características geo-políticas y
sociales Junín fue uno de los epicentros de la política dictatorial en el noroeste
bonaerense sostuvimos que, si bien se destacaba por ser una ciudad eminentemente
ferroviaria y con un amplio poder de sindicalización en este sector, no fueron los
trabajadores ferroviarios los más reprimidos; la represión sistemática se abocó
hacia un grupo de artistas locales que durante los años sesenta habían
hegemonizado el campo cultural juninense a través de una Coordinadora de Arte
(COART) con el beneplácitos de los entonces gobiernos municipales, y que habían
comenzado a ser marginados de la gestión cultural a partir del ascenso del FREJULI
al gobierno municipal en mayo de 1973, momento en el cual comenzaron a ser
perseguidos y vigilados por miembros de la Juventud Sindical Peronista allegada
ciertos funcionarios del municipio.
Hemos sostenido la hipótesis de que hubo en Junín un hecho clave que permitiría
demostrar las intenciones del último régimen dictatorial, a nivel local, de
desestructurar al ámbito artístico representado por COART. Cimentamos esta
hipótesis en el hecho de que de las catorce personas secuestradas entre la noche del
24 de enero de 1977 y los días inmediatamente posteriores a esta fecha, y que hoy
se cuentan como sobrevivientes, la mayoría formaba parte activa de esta
Coordinadora, y los que no desarrollaban ninguna actividad artística, estaban
vinculados a ella, por mantener relaciones de amistad con sus miembros. Además, y
como quedó consignado, la importancia de este hecho es aún mayor, si se tiene en
cuenta que no hubo, en la ciudad, otros secuestros masivos como el anteriormente
citado.
Mostramos que paralelamente a la represión de la que fueron objetos estos artistas
locales, el gobierno municipal comenzó a desplegar una política cultural, solventada
en un proyecto cultural propio, distante del que había desarrollado COART durante la
década previa. En cuanto al desarrollo de estas políticas, vimos que a pesar de
presentarse discursivamente consustanciadas con los principios rectores del
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 18/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
“Proceso de Reorganización Nacional”, no estuvieron exentas de ciertas
contradicciones inherentes a los mismos; es el caso de la reiterada compra de libros
que hizo la Dirección de Cultura para la Biblioteca Municipal, adonde se anunciaba
públicamente –por medio de los Boletines Municipales– la adquisición de autores y
editoriales que se encontraban prohibidos o censurados. En este sentido, nos queda
pendiente la realización de un estudio más profundo y exhaustivo destinado a poder
explicar cómo y por qué en una coyuntura caracterizada por la escasa disposición del
gobierno nacional y provincial para enviar fondos destinados a la promoción cultural,
el municipio de Junín, logra subvencionar con fondos propios toda la política de
desarrollo cultural, descripta a lo largo del trabajo.
En lo que respecta a las consecuencias inmediatas y mediatas de la represión
dictatorial a nivel local, podemos sostener que la dictadura en Junín se tradujo en un
fuerte golpe a la cultura puesto que una vez devueltos a la libertad quienes
desempeñaban alguna tarea artística, el movimiento artístico cooperativo que los
nucleaba, COART, ya no siguió existiendo. La imposición del terror paralizó al arte y
lo concentró en la esfera de lo individual, dejando de representar un esfuerzo
mancomunado. En otras palabras, la represión por parte de los militares locales
hacia el campo cultural, se podría explicar por la amenaza que significaba para el
proyecto individualista y conservador de la dictadura, un movimiento artístico con
un grado de desarrollo y de cooperativismo nada desdeñable.
Notas
1. Carta abierta de COART a la comunidad: “COART informa a la opinión pública”.
10 de febrero de 1971. Volver
2. Aquí encontramos una discrepancia con la historiografía nacional del período. El relato nacional
ha considerado al retorno de Perón –y concretamente al episodio de Ezeiza del 20 de junio de 1973–
como la fecha a partir de la cual “los jefes sindicales encabezaron la ofensiva contra la juventud
combativa” (De Riz, 2000: 140), y por lo tanto, la brevedad del gobierno de Cámpora ha sido
definida por antonomasia, como “la primavera camporista”; en Junín, por el contrario, la derecha
peronista fue la facción que logró imponerse desde el primer momento de la vuelta a la democracia.
Prueba de ello es que grupos militantes de la J.S.P cometieron durante el bimestre junio-julio de
1973 siete atentados e intervenciones contra diferentes instituciones estatales, partidarias y
civiles locales (Zapata, 2009). Volver
3. Carta de la Juventud Sindical Peronista enviada al diario local La Verdad, publicada bajo el título
“Los sucesos ocurridos en la Ranchería”, (29/07/1973). Un informe detallado sobre este
acontecimiento se encuentra a su vez en un memorando de la DIPBA del 31/07/73. Archivo de la
Comisión Provincial por la Memoria. Volver
4. Testimonio de Rubén Liggera, músico y escritor miembro de COART. Liggera era uno de los
artistas presentes en el teatro “La Ranchería” en el momento de la interrupción del espectáculo.
Entrevista con la autora en septiembre de 2006. Volver
5. El resto de los partidos que conformaban la Subzona 13 eran: General Villegas, General Pinto,
Leandro N. Alem, General Arenales, Colón, Pergamino, San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero,
San Antonio de Areco, Suipacha, Chivilcoy, 25 de Mayo, 9 de Julio, Lincoln, Carlos Tejedor,
Rivadavia, General Viamonte, Rojas, Salto, Bartolomé Mitre, Capitán Sarmiento, Chacabuco y
Bragado. Volver
6. Benito Gorgonio de Miguel. Testimonio extraído del libro El orden de las Tumbas, del autor local
Héctor Pellizi, Ed. Las tres lagunas, Junín, 2007, pp. 234. El subrayado es mío. Volver
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 19/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Bibliografía
Águila, Gabriela, 2008. “La dictadura militar Argentina: interpretaciones, problemas, debates”, en
Páginas. Revista digital de la Escuela de Historia de la UNR, año 1, n° 1, Rosario.
Ansaldi, Waldo, 2006. “El silencio es salud. La dictadura contra la política”, en Hugo
Quiroga y César Tcach (comps), Argentina 1976-2006. Entre la sombra de la
dictadura y el futuro de la democracia. Rosario, Homo Sapiens: 97-121.
Avellaneda, Andrés, 1986. Censura, autoritarismo y cultura: Argentina 1960-1983.
Tomos 1 y 2, Buenos Aires, CEAL.
Hobsbawm, Eric, 1994. Historia del siglo XX. Buenos Aires, Crítica.
Funes, Patricia, 2006. “‘Secretos confidenciales y reservados’. Los registros de las
dictaduras en la Argentina. El Archivo de la Dirección de Inteligencia la Policía de la
Provincia de Buenos Aires”, en Hugo Quiroga y César Tcach (comps), Argentina
1976-2006. Entre la sombra de la dictadura y el futuro de la democracia. Rosario,
Homo Sapiens: 199-232.
Lvovich, Daniel, 2008. “Actitudes sociales y dictaduras: las historiografías española
y argentina en perspectiva comparada”, en Páginas. Revista digital de la Escuela de
Historia de la UNR, año 1, n° 1, Rosario.
Lvovich, Daniel, 2010. “Burócratas, amigos, ideólogos y vecinalistas: el
reclutamiento de funcionarios municipales de Morón durante la última dictadura
militar (1976-1983)”, en Bohoslavsky, Ernesto y Germán Soprano (eds.), Un Estado
con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en la Argentina (1880 a la
actualidad). Los Polvorines, Universidad Nacional de General Sarmiento: 411-430.
Novaro, Marcos y Vicente Palermo, 2003. Historia Argentina 9. La dictadura militar
1976-1983. Del golpe de Estado a la restauración democrática. Buenos Aires,
Paidós.
Pellettieri, Osvaldo, 2003. Historia del teatro argentino en Buenos Aires, Vol. IV.
Buenos Aires, Galerna.
Pellizi, Héctor, 2007. El orden de las tumbas. La represión en la ciudad de Junín.
Junín, Ed. Las Tres Lagunas.
Quiroga, Hugo [1994] 2004. El tiempo del Proceso. Conflictos y coincidencias entre
políticos y militares, 1976-1983. Rosario, Homo Sapiens.
Rodríguez, Laura Graciela, 2010. “Gobierno municipal, descentralización educativa y
funcionarios en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura”, en
Bohoslavsky, Ernesto y Soprano, Germán (eds.), Un Estado con rostro humano.
Funcionarios e instituciones estatales en la Argentina (1880 a la actualidad).Los
Polvorines, Universidad Nacional de General Sarmiento: 431-462.
Rodríguez, Laura Graciela y Mariángeles Zapata, 2009. “Los proyectos culturales de
la dictadura. Funcionarios y políticas en la provincia de Buenos Aires”. Ponencia
presentada en las XII Jornadas Interescuelas- Departamento de Historia. Universidad
Nacional del Comahue. 28 al 30 octubre, San Carlos de Bariloche, Río Negro.
Sigal, Silvia, 1991. Intelectuales y poder en la década del sesenta. Buenos Aires,
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 20/21
3/7/2014 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural
Punto Sur.
Terán, Oscar, 1991. Nuestros años sesenta. Buenos Aires, Punto Sur.
Zapata, Mariángeles, 2009. Las diferentes políticas municipales en Junín durante el
período 1966-1983. La relación entre el municipio y las instituciones culturales
locales. El caso de COART. Tesis de Licenciatura en Historia, UNNOBA, Junín.
Por: Zapata, Mariángeles para www.revistaafuera.com | Año VIII Número 13 | Septiembre 2013
http://www.revistaafuera.com/print.php?id=133&nro=13 21/21