0% encontró este documento útil (0 votos)
123 vistas5 páginas

Cap 1. L.E

Cargado por

morenabermudez20
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
123 vistas5 páginas

Cap 1. L.E

Cargado por

morenabermudez20
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 5

Capitulo uno.

Crecí pensando que no encajaba en ningún lugar, solían decirme que no era una niña común como
las demás de mi edad, que al crecer encontraría mi lugar y cuando crecí, y nada pasó comencé a
creer que ese lugar nunca existió.

No llego un hada madrina a conceder mis deseos como en los cuentos, tampoco me llego ninguna
carta de alguna escuela de magia invitándome a asistir. Luego, cuando los perdí a ellos, mi familia,
lo único que la vida me ofreció, fueron grandes oleadas de dolor puro.

-Queridos pasajeros, próxima estación dimshel- anuncia por la bocina uno de los tripulantes del
tren. Aparto la mirada de mis manos, las cuales estaba apretujando fuertemente por los nervios
que sentía. Al ver por la ventanilla, noto que el tren disminuye su velocidad hasta detenerse,
entrecierro un poco los ojos que pican por el cansancio, ya que no dormí demasiado durante el
viaje.

A mi alrededor solo hay bosque, un oscuro, espeso y lúgubre bosque, que parece bastante
solitario. Una tristeza me invade las entrañas, la imagen a través de la ventanilla se siente como si
el bosque llorará.

Esperando mi llegada, sabiendo que estaría aquí pronto, tiñendo el inmenso lugar de tristes tonos
verdes sin brillo, totalmente opacos, con charcos enormes de barro, todo acompañado de un cielo
absolutamente grisáceo.

-¿Señorita?- me llama la atención una de las encargadas del tren

-¿si?- respondo algo confundida, al voltear a verla noto que es una mujer que debe rondar los 30
años, está lleva un moño ajustado junto con su uniforme.

-Todos ya bajaron, hemos llegado a la última estación- señala los asientos vacíos a nuestro
alrededor. Trago con dificultad ante la inminente verdad, he llegado y nunca volveré atrás, no
volveré con ellos.

Me levanto de mi asiento, agarrando mi única maleta del portaequipajes, cada paso hacia la salida
es un pequeño pinchazo de mi nueva realidad, esta será mi nueva vida, me lo repito una y otra vez,
como cada día desde lo que paso.

-¿Necesita que llame un taxi?- pregunta amablemente la encargada al ver que no salía, creo que
piensa que no quiero mojarme por la llovizna que comenzó a caer nuevamente. Me gustaría
decirle lo cómoda que me siento con aquel ambiente y lo tranquila que me hace sentir el saber
que no soy la única que está así de gris y triste.

-No, gracias, alguien viene por mi.- le aseguro tratando de sonreírle. Al decirle eso, ya no hay
marcha atrás, bajo de aquel tren y tomó una larga bocanada de aire.

◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇

Han pasado dos malditas horas desde que estoy esperando y nadie ha llegado por mi. Cuando dije
que me sentía cómoda con este ambiente me refería a un par de minutos, no dos horas. No quiero
morir de hipotermia o una pulmonía.
Me canse de canse de llamar y llamar al número de tía Amelia y no recibir respuesta. Estoy
comenzando a pensar que ella me odia demasiado…

La banca en la que estoy sentada ya mojo todos mis pantalones, el pequeño techo de la estación
de trenes no cubre para nada, por ende mi maleta esta igual que yo, empapada.

No pienso seguir esperando y muriendo de frío, antes que todo tengo un cerebro lo
suficientemente inteligente como para poder llegar por mi cuenta a aquella academia, así que me
pongo de pie tomando mi maleta y comienzo a caminar hacia el sendero del bosque, que
claramente está señalizado.

◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇

¡DEFINITIVAMENTE, NO ESTOY PERDIDA! Solo estoy un poco desorientada, me repito a mi misma


para no entrar en pánico. La lluvia borro el camino del sendero, y estaba tan perdida en mis
pensamientos sobre que tendría que comprar una nueva maleta, ya que la mía no sirve, por que
esta cubierta hasta el tope de barro y quien sabe que otra cosa más. Por eso no note el momento
en el que comencé a caminar sin rumbo y ahora aquí estoy, mi teléfono está muerto, tal vez de
por vida, gracias a que se mojo por completo con la lluvia.

Así que estoy a la deriva, en un lugar desconocido, sin posibilidades de comunicarme y con una
gran probabilidad de ser devorada por un animal salvaje.

-¡GENIAL!-grito para desahogarme, pateando una piedra y salpicando mi rostro de barro, unas
fuertes ganas de llorar me consumen por dentro y estuve a punto de hacerlo, si no fuera porqué
escucho un fuerte ruido de ramas rompiéndose al ser pisadas detrás de mí. Giro rápidamente,
intentando enfrentarme a lo que sea que causará el ruido pero fallo epicamente al resbalar con el
barro por el rápido movimiento. Lanzó un chillido muy agudo por el susto, y me preparo para el
inminente golpe, mis músculos se tensan, cierro los ojos esperando la caída y la embarrada del
siglo que nunca llega.

Suelto el aire acumulado, respirando aliviada cuando me doy cuenta, no caí, no caí por que alguien
me sostuvo, no soy capaz de abrir los ojos, pero escucho su respiración cerca. Siento sus brazos
sosteniendo mi cintura.

-¿Te moriste?- pregunta una voz un poco grave, el desconocido tiene una voz sexi, masculina.

Abro mis ojos rápidamente y noto que mi cara se vuelve torna rojo tomate. Niego con la cabeza,
por que no me atrevo a hablar o a verlo a la cara. Se lo ridícula que debo verme gracias a que lo
escucho reír bajo y ¡por dios! Que risa

-Pues, me gustaría quedarme en esta posición toda la vida “miedosita” pero estoy un poco
incomodo. –

Mierda, estaba tan avergonzada y concentrada evitando mirarlo que no pensé en eso. Me alejo lo
más rápido posible, sin dejar de mirar el suelo, por dios, que interesantes están aquellas piedras.

-Lo siento- le digo aún mirando el suelo, dios, debo verme como un desastre, una loca. No
solamente doy pena ajena, si no que también me veo como una loca.
-Mis ojos están aquí arriba- dice logrando que salga de mi pequeña crisis y lo mire a los ojos por
primera vez, puedo asegurar que fue el peor error de mi vida.

Es mucho más alto que yo, contextura anche, fornido, con el pelo negro no muy corto pero
tampoco muy largo, tiene un pequeño lunar en la mejilla derecha, y, dios unos ojos verdes
Esmeralda demasiado hipnotizantes. Creo que acabo de enamorarme.

-¿Qué?- pregunto saliendo de mis estupor luego de inspeccionarlo

-Que mis ojos están aquí arriba.- dice mientras da un paso hacia adelante quedando más cerca de
mi.

-Si, lo veo. – Matenme, dios, sono como si no pudiera evitar balbucear, mi voz muy aguda.- Perdón,
quise decir, deb-debi mirarte a los ojos al hablar- se esta riendo de mi… Callate Franny, callate. Me
digo internamente .

-Se a lo que te refieres- dice con una enorme sonrisa divertida- aunque creo que al verme a los
ojos te cuesta más hablar ¿no es así, miedosita?- retiro lo dicho, no estoy enamorada de él, se está
burlando de mi.

Evito responder a lo que dijo hace un momento y decido presentarme en lugar de eso.

-¿Cómo te llamas? Yo soy Franny- Le digo extendiendo la mano para saludarlo y salvarme de esta
vergonzosa situación.

-Así que, evadiendo una pregunta con otra ¿no? Bien aplicada, miedosita.- finjo confusión ante su
acusación, que a quien engaño, es obvio para el que lo hice a propósito. Finalmente decide aceptar
mi saludo y cuando un momento después quiero apartar mi mano, tira de mi hacia el, dejándonos
cara a cara, estamos tan cerca que nuestros pechos chocan y eso me pone demasiado nerviosa,
dios, no se como, pero siento que el sabe perfectamente eso.

-Pero nadie es mejor que yo en ese juego.- me advierte- ¿Qué haces aquí?- ¿además de estar
perdida? Respondo internamente

-¿Cómo te llamas?- le devuelvo la pregunta

Suelta un resoplido de gracia y yo enarco la ceja, formando una mini sonrisa, como si lo estuviera
retando.

Parece que mi actitud le causa gracia, porque desvía la mirada por encima de mi hombro, negando
lentamente con la cabeza mientras una sonrisa más grande se dibuja en su rostro.

-me llamo..- comienza a decir pero es interrumpido

-¡DOM!- grita una voz masculina que me sobresalta totalmente, ojitos lindos se aparta
inmediatamente de mi y yo giro hacia la dirección desde donde llego la voz. Noto que un chico se
acerca hacia acá, su pelo es castaño, es de una contextura delgada, a su lado se acerca una niña
pequeña vestida de rosa o lo que solía serlo, ahora transformado en un marrón oscuro por cortesía
del barro.

El castaño se dirige hacia el de ojos verdes rápidamente


-Al fin te encontramos- se para un segundo para respirar- ¿has encontrado al sobrino de la
directora?.

-¿tu lo ves por aquí cerca?- responde el con un tono de voz muy distinto al que utilizo hace unos
minutos mientras hablábamos.

En un segundo el chico se percata de mi presencia y habla

-¿De casualidad no viste a un chico de aproximadamente 17 años, perdido?- pregunta rápidamente

-Primero que nada, hola, segundo, no.- digo después de notar la falta de saludos

-Mierda, Amelia va a matarnos- dice el castaño entrando en pánico, captando mi atención al


instante ¿podrá ser?

- ¿Conocen a Amelia?- pregunto rápido y el de pelo castaño asiente al mismo tiempo que la niña.

-¿Cómo la conoces?- pregunta ojitos lindos, Utilizando un tono de voz no tan amablemente, volteo
a verlo y noto como me analiza con la mirada.

-Creo que hablan de mi, Amelia es mi tía.- informo

Los ojos de él que ahora se, se llama “dom” se encuentran con los mios; su mirada denota sorpresa
por lo que acabo de decir, pero también pareciera que eso lo enoja por algún motivo que
desconozco. El desvia su mirada hacia el castaño y pareciera querer matarlo.

-¿No que era sobrino?- le reprocha con enfado.

-Tal vez confundí la información.- se excusa, sin despegar la mirada. Los dejaría seguir discutiendo
si no fuera por el clima , el frío que siento y que además, noto que la niña tiembla tanto o más que
yo.

- Siento cortar esta entretenida discusión o intercambio de opiniones pero si ustedes son los que
debían venir por mi, ¿podrían llevarme con Amelia?- pido cansada y tratando de demostrar el frío
que siento.

El castaño tarde unos segundos en reaccionar a lo que digo.

-Ay, si, perdona. Vamos al auto para que ya no te mojes. – asiento y dejo que el tome mi
estropeada maleta por que ya no la soporto. Luego miro de reojo a “Dom” alias ojitos lindos y noto
que ya no vuelve a dirigirme la mirada.

El castaño nos guía hacia la carretera, donde hay un auto estacionado no muy lejos, guarda
rápidamente mi maleta en el maletero y la niña se apresura a entrar al coche antes que todos
dejando a un lado de dom

- ¿Así qué, tu nombre es Dom?- pregunto con una sonrisa

-No vuelvas a llamarme así jamás. – me advierte de malas maneras antes de entrar al auto sin
dirigirme otra mirada.

Me quede shockeada ¿Qué paso con el agradable y divertido chico del bosque? Ahora me trata
mal de repente.
-¿vas a entrar?- pregunta el castaño, provocando que reaccione. El día de hoy no paro de
perderme en mis pensamientos. Rápidamente ingreso al auto sin decir nada.

-¿Vamos a la academia?- pregunto, ya que no arrancaba el auto y todos se mantenían en silencio.

-La academia Luces escondidas- Corrige el de ojos verdes. El castaño se pone en marcha
automáticamente y empezamos el camino hacia allí.

También podría gustarte