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Sara Fernández Aguilar

IES Delgado Brackenbury 24/25

Tema 2.- EL RELIEVE


- CARACTERÍSTICAS GENERALES
- LA MESETA Y SUS UNIDADES INTERIORES
- LOS REBORDES MONTAÑOSOS DE LA MESETA
- LOS SISTEMAS Y UNIDADES EXTERIORES
- LOS RELIEVES INSULARES
________________________________

INTRODUCCIÓN: CONCEPTOS PREVIOS

El término relieve define el conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. La ciencia
que se encarga de su estudio es la geomorfología.

Origen y evolución del Relieve

Todos los relieves que conforman en la actualidad la superficie terrestre son el resultado de un
largo proceso de formación y modelado. Para comprender este complejo debemos conocer la teoría
de tectónica de placas.

La teoría de la tectónica de
placas: explica la formación del
relieve a partir de un modelo en el que
la corteza terrestre (litosfera) estaría
compuesta por un número de piezas
móviles, llamadas placas, que
flotarían sobre una capa viscosa
(astenosfera).

Cualquier movimiento de una


placa repercutirá sobre los demás, de
manera que es en los límites de las
placas donde se producen la mayor
parte de los fenómenos tectónicos y la
actividad sísmica y volcánica.

Los factores del relieve: Son aquellos aspectos que intervienen en la formación y el modelado
del relieve.

- Factores internos: Son fuerzas tectónicas que tienen su origen en el interior de la Tierra.
Pueden construir relieve o destruir y transformar los existentes.
- Factores externos: Hacen referencia al conjunto de procesos de modelado de la superficie
de la Tierra por parte de agentes externos (lluvia, hielo, viento, seres vivos…). Estos
desgastan y arrasan los relieves, pero, también, crean otros nuevos a través de procesos
de sedimentación.

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- Factores litológicos: La naturaleza de cada roca condiciona las formas del relieve
resultante de la actuación de la tectónica y la erosión.

El tiempo geológico: Cuando hablamos de la historia de nuestro


planeta, lo hacemos de una escala de tiempo enorme, de millones o
miles de millones de años. Así, el tiempo geológico se estructura en
eones, cada eón en eras y cada era en periodos.

Los movimientos tectónicos y la erosión actúan conjuntamente


a través de la eras o periodos geológicos. Con etapas en las que
predomina la formación de relieve (orogenias) y otras la erosión y
sedimentación.

Nociones básicas sobre estructuras plegadas y falladas

Un pliegue es una ondulación de los estratos rocosos como


resultado de la acción de fuerzas compresivas sobre materiales plásticos
en la corteza terrestre. En el pliegue, llamamos anticlinal a la forma
convexa y sinclinal a la forma cóncava.

Hablamos de relieve conforme cuando las estructuras levantadas


corresponden a los
anticlinales, y las deprimidas o
hundidas, a los sinclinales.
Estas características definen el relieve jurásico.

Un relieve inverso es aquel en el que los ejes


anticlinales son valles y los sinclinales colgados son los
elementos elevados y dominantes del relieve. Esto es
resultado de una intensa acción erosiva.

Por otro lado, una falla es un ruptura o accidente


tectónico de una masa rocosa acompañado de un
desplazamiento. Cundo las fallas limitan una zona
hundida definen una fosa tectónica o graben. Cuando
limitan un bloque levantado definen un horst. Este relieve
se produce sobre materiales rígido o poco plásticos.

El relieve germánico es un relieve fallado. En él,


los bloques levantados corresponden con las sierras y los
hundidos con los valles.

Por último, el relieve sajónico es un relieve mixto


que combina pliegues y fallas. Se produce en zonas que
alternan materiales plásticos con otro más rígidos,

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respondiendo de distinta forma a las presiones tectónicas: los primeros plegándose y los segundo
facturándose.

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES

España es un estado europeo situado en la zona templada del hemisferio norte, formado por
una gran parte del territorio de la Península ibérica, dos archipiélagos (Canarias y Baleares) y las
ciudades norteafricanas de Ceuta y Melilla. El relieve peninsular está marcado por tres rasgos:

La forma maciza de la Península


Ibérica: viene dada por su gran anchura de
oeste a este (1 094 Km) y por sus costas
rectilíneas, sin apenas accidentes, a
excepción de la costa gallega. Este hecho
limita la penetración de la influencia del mar
hacia el interior.

La elevada altitud media: España se


encuentra a una media de 660 metros de
altura sobre el nivel del mar, altitud sólo
superada en Europa por Suiza con 1.300 m.
Esta altitud no es el resultado de la presencia de altas cimas y de la existencia de grandes y elevadas
cordilleras, sino a un conjunto central elevado, la meseta. La península es, pues, un espacio de
altiplanicies elevadas. La Meseta es un gran bloque plano basculado en su mayor parte hacia el
Atlántico, con una pendiente media de 0.3 % hacia donde vierten las aguas la mayor parte de los cursos
fluviales.

La disposición periférica de los relieves peninsulares: que ha de entenderse en relación con


la Meseta y en relación con el contorno de la Península, en cuyos límites se encuentran las principales
cordilleras españolas.

• Por el norte, la Cordillera Cantábrica con altitudes de 1.000 a 2.500 m a escasa


distancia de la costa.

• Por el este, aun cuando el salto no es tan brusco, hay que salvar los escalones de la
Cordillera Ibérica. Al noreste, las Cordilleras Costero-catalanas, de altitudes
modestas, paralelas al mar, que constituyen una muralla que aísla la llanura interior
del Ebro.

• En el sur, la Béticas se yerguen junto a la costa, sobrepasando los 3.000 m en Sierra


Nevada.

Todo esto supone el aislamiento de la Meseta, el difícil acceso hacia las altiplanicies centrales,
tanto en lo que se refiere a comunicación como a influencia climática del mar. Y que los ríos que nacen
en estos rebordes montañosos se vean obligados a salvar grandes desniveles en corto espacio,

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adquiriendo carácter torrencial y están dotados de gran fuerza erosiva que emplean en excavar
profundas gargantas.

FORMACIÓN Y VARIEDAD LITOLÓGICA DEL RELIEVE PENINSULAR Y DE LOS ARCHIPIÉLAGOS BALEAR


Y CANARIO.

Formación del Relieve

El relieve actual de la Península es el resultado de una larga evolución geológica en la que se


han alternado fases orogénicas con otras de calma en que predomina la erosión y la sedimentación.

Precámbrico (hace 4 600 millones de años). El espacio de la actual Península Ibérica estaba
ocupado por los mares. Tan solo emergían algunos relieves de la zona de Galicia y al oeste de la Meseta.
Al final del periodo ya estaban arrasados por la erosión y cubiertos por las aguas.

Era Primaria o Paleozoico (hace 570 millones de años). De los mares que cubrían la mayor
parte de la Península surge una cadena montañosa en dirección noroeste-sureste, consecuencia de la
orogenia herciana. Al fin de la era aparece totalmente arrasada y convertida en un zócalo (Macizo
Hespérico) que bascula hacia el este. Este zócalo es el esqueleto o pieza clave en torno a la cual se va
a estructurar el relieve de la Península Ibérica.

Era secundaria o Mesozoico (hace 230 millones de años) fue un periodo tranquilo donde
predomina la erosión y la sedimentación. Las fosas marinas de los Pirineos y las Béticas se cubrieron
de potentes capas de sedimentos calizos, lo mismo ocurrió con el borde oriental de macizo hespérico.
Sobre el roquedo paleozoico arrasado fueron depositándose capas de sedimentos (calizas, margas y
arenas) que formaron una cubierta plástica sobre el zócalo primario.

Era cenozoica:

Periodo terciario (65 millones de años) es un periodo muy complejo y activo, en él se definen las
líneas maestras del relieve actual. Es en este periodo cuando el choque de la placa africana con la
euroasiática produce, por un lado, la unión definitiva de la Península Ibérica con Europa y, por otro, la
orogenia alpina. Esta orogenia tuvo profundos efectos:

- Se elevaron las cordilleras alpinas (Pirineos y Béticas) a partir de las potentes capas de
sedimentos acumulados en las fosas marinas. Estos materiales plásticos respondieron
las fuerzas tectónicas plegándose. Como una prolongación de las Cordilleras Béticas
surgen las Islas Baleares, al tiempo que se forman las Cordilleras Catalanas.

- Entre las nuevas cordilleras y el macizo Hespérico, se abren las depresiones del
Guadalquivir y del Ebro. Ambas fueron colmatándose a lo largo del Cenozoico.

- El macizo Hespérico se rompió y fracturó en bloques. Unos se levantaron y dieron lugar


al Sistema Central y los Montes de Toledo. Y otros se hundieron y formaron las cuencas
sedimentarias castellanas. El zócalo pasó de estar inclinado hacia el este a bascular
hacia el oeste, determinando la disposición y la jerarquización de la red fluvial.

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- Los bordes del macizo Hespérico se elevaron y formaron una potente muralla que aísla
el interior de la Península Ibérica: Macizo Galaico-leonés, Cordillera Cantábrica, Sistema
Ibérico y Sierra Morena. Tan solo por el oeste se mantiene el antiguo macizo paleozoico
en las penillanuras.

- En algunos enclaves aislados de la península surgieron focos de actividad volcánica


(Campo de Calatrava, Olot y Cabo de Gata).

- Se forma el archipiélago canario, de origen volcánico.

Periodo cuaternario (dos millones de años a la actualidad)


estamos ante otro periodo erosivo, por lo que domina el modelado
sobre la orogenia. Los fenómenos más destacados fueron el
glaciarismo y la formación de terrazas fluviales, con el establecimiento
definitivo de la red fluvial. Por su parte, el glaciarismo afectó a las
cordilleras más altas dando lugar a glaciares de circo y de valle, y
cuando se fundieron los hielos dieron lugar a pequeños lagos.

Dominios litológicos y formas de modelado

En España se reconocen cuatro dominios litológicos según el material que prevalece en cada
uno de ellos:

El dominio silíceo está dominado por rocas ígneas (granito) y algunas rocas metamórficas
(pizarras, esquistos y gneis). Son rocas duras, rígidas y resistentes
a la erosión y, ante las presiones tectónicas, pueden llegar a
fracturarse.

En la Península ocupan el tercio occidental: el zócalo de la


Meseta, el Macizo Galaico, Cordillera cantábrica hasta Asturias, el
Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena más algunos
puntos en la zona axial de los Pirineos, las altas cumbres de Sierra
Nevada y núcleos aislados del Sistema Ibérico. Estructuralmente,
esta zona se corresponde con la Iberia de los macizos antiguos.

Las formas de modelado dominantes son las que


resultan de la alteración por acción del agua, del hielo y el
deshielo, que actúa a través de las diaclasas, líneas de
debilidad del granito por las que se inicia la erosión. El agua
se filtra a través de estas fisuras produciendo el
desprendimiento de bloques individualizados (gelifracción).
Las formas resultantes son variadas:

- Si el agua actúa sobre las diaclasas más


superficiales, de disposición horizontal, da
lugar a un relieve suave de formas redondeadas: los domos.

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- Si el agua se filtra a través de la red ortogonal de diaclasas se puede modelar un tor,


colina en la que se aprecia la estructura compuesta por los bloques diaclasados, cuando
la erosión llega a individualizar alguno de estos bloques, se forman bolos. Si un bloque
se queda en equilibrio inestable, lo llamamos piedra caballera. Y cuando los bolos se
amontonan en las vertientes, hablamos de berrocales o pedrizas.

- En las zonas frías de alta montaña, la acción del hielo crea un paisaje de crestas en las
cumbres y canchales (acumulación de fragmentos de roca) al pie de las montañas.

El dominio calizo es el área en el que predominan las rocas sedimentadas durante el


Mesozoico y comienzos del Terciario, que con el
plegamiento alpino formaron los conjuntos montañosos
de la zona oriental española.

Se extiende formando una gran Z invertida, desde las


costas catalanas al estrecho de Gibraltar: zona meridional
del Sistema Costero-catalán, parte de los Pirineos
(Prepirineos), los Montes Vascos y la mitad oriental de la
Cordillera Cantábrica, flexionándose hacia el suroeste, a
lo largo del Sistema Ibérico, para alcanzar, con dirección
suroeste, con la Cordillera Subbética. Es, también, el dominante en los sistemas montañosos del
archipiélago balear.

La caliza es una roca dura y permeable que, como resultado de su disolución en contacto con
el agua, da lugar al modelado kárstico. Las formas kársticas más características son:

- Cañón, garganta u hoz: valle estrecho de flacos verticales labrado por un río.

- Lapiaz o lenar: superficie formada por surcos o acanaladuras de distinto tamaño,


creadas por el agua arroyada.

- Simas: aberturas estrechas que


comunican la superficie con galerías
subterráneas.

- Dolinas o torcas: depresiones cerradas,


formadas en la superficie, de silueta
ovalada y contornos sinuosos.

- Poljé: valle cerrado de fondo plano, generalmente recorrido por un riachuelo.

El dominio arcilloso está dominado por arcillas, margas y yesos. En España, se extiende por
las depresiones terciarias y las llanuras litorales mediterráneas: las cuencas sedimentarias
castellanas, las depresiones del Ebro y el Guadalquivir y las llanuras costeras mediterráneas.

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Estas zonas no han sido afectadas por las orogenias,


por lo que forman relieves planos y de disposición
horizontal.

- En las zonas áridas y semiáridas nos encontramos las


cárcavas (barrancos de paredes verticales) que pueden
llegar a formar paisajes de badlands.

- En ocasiones, cuando se alternan materiales duros y


blando, nos encontramos con formas de modelado que son
resultado de la
erosión diferencial: alternancia de páramos
(con los relieves duros al descubierto,
pueden quedar reducido a cerros testigo) y
campiñas (llanuras de origen erosivo
labradas por ríos sobre materiales blandos)
y relieves en cuesta (cuando se encuentran
inclinados).

El dominio volcánico se identifica con el archipiélago


canario. En la Península solo aparece en zonas volcánicas
aisladas de Almería (cabo de Gata), Murcia, Valencia,
Girona (Olot) y Ciudad Real (Campo de Calatrava).

Las erupciones volcánicas y la erosión posterior


modelan distintas formas de relieve, las más
características son:

- Cono volcánico: edificio volcánico, en forma de cono


truncado, levantado alrededor del cráter. Conocido como volcán.

- Caldera: depresión circular o elíptica.

- Domo: Edificio volcánico en el que la lava se solidificado sobre el mismo edificio sin
extenderse por el territorio.

- Malpaís: Cúmulo de coladas viscosas


solidificadas.

- Roque o dique: masas de lava alojadas


en la chimenea de un volcán cuyo cono
ha sido erosionado.

- Barranco volcánico: Se origina por el


arroyamiento del agua de lluvia que
discurre por las laderas inclinadas hacia
el mar.
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ORGANIZACIÓN DEL RELIEVE PENINSULAR

Llamamos conjuntos morfoestructurales a aquellos relieves cuyas formas y evolución están


estrechamente relacionados con la estructura geológica.

Con los rasgos generales de relieve: roquedo, evolución geológica y modelado, podemos
distinguir tres grandes conjuntos morfoestructurales:

Macizos antiguos, integrados por las montañas de altitud media, cumbres aplanadas y
ocasionalmente reducidas a penillanuras, como corresponde a la gran acción erosiva que han
experimentado en el transcurso de los tiempos geológicos. Los materiales constituyentes son
paleozoicos, plegados por la orogénesis herciniana y deformados por el plegamiento alpino. Integran
el zócalo del relieve peninsular y fueron objeto de un rejuvenecimiento como consecuencia del
plegamiento alpino. Ofrece ejemplos de relieve apalachense.

Cordilleras alpinas, surgidas tras el último gran plegamiento y formadas por materiales
jóvenes, fundamentalmente calizos. Se integran en el ámbito de las grandes cordilleras que circundan
el Mediterráneo en todas sus riberas (Alpes, Apeninos, Cárpatos, Cáucaso, Atlas, etc.) y hallan sus
mejores representaciones en los Pirineos y en las cordilleras Béticas, las cuales se formaron por la
compresión de las placas sobre los materiales depositados en el mar de Thetis.

Depresiones. Hay dos tipos:

Interiores: Fragmentos hundidos del viejo zócalo paleozoico, que han sido rellenadas por los
aportes sedimentarios, cuyos mejores ejemplos son la cuenca del Duero y La Mancha.

Exteriores: Las situadas entre los bordes de los macizos antiguos y las cordilleras alpinas, que
ocupan antiguos golfos marinos o brazos de mar, igualmente colmatados por los aportes
sedimentarios, en este caso procedentes de las cordilleras alpinas recién surgidas, de gran altitud,
materiales blandos y, en consecuencia, fáciles de erosionar. Son las depresiones del Ebro y del
Guadalquivir.

2. LA MESETA Y SUS UNIDADES INTERIORES

La Meseta

Desde el punto de vista geológico, la Meseta constituye el núcleo primitivo y la pieza


fundamental del solar ibérico (un 45%). Ocupa el oeste de
la Península Ibérica y se encuentra basculada hacia esta
dirección en un 0.3%. Su altura media excede los 600
metros y se halla dividida en dos mitades por el Sistema
Central. Al Norte queda la submeseta septentrional, cuya
altitud media supera los 700 metros, y que alberga la
cuenca del Duero y que coincide, históricamente, con los
primitivos reinos de León y Castilla. Al Sur se extiende la
submeseta meridional, de altitud más moderada (sobre
600 m) y dividida, a su vez, en dos mitades por los Montes
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de Toledo, que se interponen entre los ríos Tajo y Guadiana. Estas tierras fueron incorporadas algo más
tarde a los reinos cristianos y recibieron las denominaciones de Extremadura y Castilla la Nueva.

Presenta materiales paleozoicos, hercinianos, que fueron reducidos a penillanura en el


mesozoico por efectos de la erosión y que fue afectada por el alpino que:

- La fractura e individualiza en bloques, algunos de los cuales se elevaron y otros se


hundieron. (Se elevan las cordilleras y se hunden las depresiones)

- La pliega por los bordes exteriores.

- La bascula hacia el Océano Atlántico como hemos señalado anteriormente


reestructurando la red hidrográfica, que antes llevaba dirección al Mediterráneo y ahora lo
hará al Atlántico.

Las unidades interiores

El resultado final de la evolución orogénica analizada fue la individualización de unidades de


relieve hasta entonces inexistentes en el interior de la Meseta, las cuales se concretaron en forma de
cordilleras (Sistema Central y Montes de Toledo) o en forma de depresiones (cuenca del Duero y La
Mancha).

El Sistema Central

Está formado por un rosario de sierras que se extiende


a lo largo de 400 Km. Además, tiene una anchura de entre 35 y
40 Km. Es una alineación oeste-este que, en su parte oriental,
se torna suroeste- noreste. Destacan las sierras, Guadarrama,
Gredos, Peña de Francia y, ya en Portugal, sierra de la Estrella.
Y en la parte oriental: Somosierra, Ayllón, Robledal

Las sierras se corresponden con bloques fragmentados


del zócalo meseteño en un sistema de Horst (bloques
elevados) y graben (bloques hundidos originados por el
plegamiento alpino. Entre unas y otras se interponen puertos o
collados que facilitan la comunicación entre ambas
submesetas.

Las rocas constituyentes son de la Era Primaria, paleozoicas, y entre ellas abundan los granitos,
las pizarras, los gneis y otras de composición silícea en su parte occidental y materiales mesozoicos
en la oriental (cuarcitas, pizarras duras)

La diversidad de formas se corresponde con el modelado producido por el glaciarismo en


aquellas sierras de más de 1.500m, que han dado lugar a circos, lagunas, como Peñalara y navas,
tierras pantanosas y dando lugar a relieves tan espectaculares como la Pedriza de Manzanares o la
Peña de Gredos.

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Presenta recursos mineros escasos en: granito, pizarra, algo de plata y estaño.

Montes de Toledo

Los Montes de Toledo tienen menor entidad como


cordillera pues su altura máxima es de 1 600 m. Su
formación es similar a la del Sistema Central, (materiales
paleozoicos, hercinianos, afectados por la orogenia alpina)
aunque su complejidad geológica es mayor. Sus cumbres
no sobrepasan los 1 600 metros, destacando Guadalupe,
Montanchez, San Pedro, Chorito, Pocito, Calderina.)

Entre las rocas constitutivas abundan las pizarras y


cuarcitas, duras y muy resistentes a la erosión. Presenta un
relieve apalachense, crestas de cuarcita o materiales duros
alternando con depresiones, se trata pues de una erosión
diferencial. En los piedemontes se han acumulado
depósitos de materiales de tamaño irregular, denominados rañas (cantos de cuarcita)

Las depresiones y llanuras del interior de la Meseta

Cuenca del Duero y la llanura manchega: surgen por el


hundimiento del zócalo paleozoico y la colmatación
posterior de estas depresiones. La sedimentación tuvo lugar
a finales de la Era Terciaria, una vez finalizado el plegamiento
alpino, de ahí que los estratos conserven la disposición
horizontal con la que se depositaron. Hoy son extensas
planicies en cuyos horizontes se forman los páramos, costras
de caliza en la superficie y de arcillas y margas abajo y que la
erosión ha trabajado dando lugar a cuestas, cerros testigo u
oteros y campiñas.

3. LOS REBORDES MONTAÑOSOS QUE RODEAN LA MESETA

La Meseta está rodeada, por todas partes menos por el oeste, por cadenas montañosas que la
envuelven y la aíslan de la influencia oceánica, confiriendo a las tierras un acusado carácter
continental. Los rebordes que lo integran son:

El borde noroeste: el Macizo Galaico - leonés

Tiene su origen en el Paleozoico, como parte del macizo Hespérico. En el Terciario, la orogenia
alpina fracturó este borde del zócalo, dando lugar a un gran abombamiento recorrido por un sistema
de fallas de disposición norte-sur.

Desde el punto de vista morfoestructural, es un macizo antiguo compuesto de bloques


individualizados por fallas. El relieve se escalona desde el oeste (a nivel del mar) hacia el este, llegando

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a alcanzar los 2 000 m de altitud en los Montes de León. Su


estructura litológica es silícea; está compuesto
fundamentalmente por granito, que hacia el este da paso
a pizarras y cuarcita.

El modelado es suave, con formas redondeadas.


Durante el Cuaternario, el glaciarismo afectó a las sierras
más elevadas. En la sierra de Segundera se encuentra el
lago glaciar de Sanabria, el mayor lago natural de la
Península.

El Macizo Galaico-leonés se compone de tres unidades:

Los montes de Toledo: La zona oriental y la que tiene las cumbres más altas. La parte gallega es
abrupta, y la leonesa, más suave.

Las montañas y las cuencas medias: en esta zona se alterna fosas tectónicas (Lugo y El Bierzo)
con bloque elevados o sierras (Los Ancares o la dorsal gallega, que da paso al escaló de Santiago).

La zona costera: El litoral gallego es muy recortado. Se trata de una costa sumergida, por lo que
antiguos valles fluviales han sido ocupados por el mar, formándose rías, que recortan tanto la costa
cantábrica como la atlántica.

El borde norte: la Cordillera Cantábrica

Esta cordillera aísla las tierras castellanas de la


influencia del Cantábrico. Presenta una disposición
longitudinal este-oeste a lo largo de 450 Km.

Forma parte del zócalo herciano, arrasado y


basculado hacia el este al finalizar el Paleozoico. Esta
inclinación explica que, durante el Mesozoico, su mitad
oriental, cubierta por los mares en las fases de
transgresión marítima, fuera cubriéndose de sedimentos
marinos que generaron una cobertera sedimentaria sobre
el zócalo primario. Con la orogenia alpina todo el conjunto se deformó, pero las diferentes rocas dieron
lugar a unidades muy diferentes:

El Macizo Asturiano: Presenta un relieve fracturado de bloques desnivelados en los que


encontramos formas glaciares. En el sector noroccidental del macizo aparece el típico relieve
apalachense, mientras que en el borde oriental los Picos de Europa presentan un intenso modelado
kárstico. Aquí se alcanzan las máximas altitudes: Torre Cerrado (2 648 m) y Naranjo de Bulnes (2 519
m).

La montaña santanderina: Está labrada sobre los sedimentos mesozoicos depositados sobre el
zócalo. Tras la orogenia alpina, estos materiales, muy plásticos, adoptaron estructuras plegadas, de

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relieves más suaves y menores altitudes que las del sector asturiano. Presenta relieves jurásicos
invertidos.

Los Montes Vascos: Son la unidad de transición entre la montaña de Santander; al oeste; y los
Pirineos, al este. Los materiales, secundarios, presentan estructuras plegadas, más apretadas en el
extremo oriental, donde afloran pizarras paleozoicas que conectan esta unidad con el Pirineo
occidental. La erosión ha actuado intensamente en esta región. Las máximas altitudes son Aitzkorri (1
544 m) y Peña Gorbea (1 482 m).

Un rasgo común a toda la Cordillera Cantábrica es la disposición de sus alineaciones


montañosas, profundamente cortadas por los ríos cantábricos, que encajan formando estrechos
valles, incluso hoces y desfiladeros, como el de la Hermida o la garganta del Cares.

Otra característica es la gran disimetría entre las vertientes cantábrica y la interior; hacia la
Meseta, mucho más suave.

El borde oriental: el Sistema Ibérico

El Sistema Ibérico tiene una gran longitud (unos 460


Km) y anchura. Se dispone en dirección nororeste-sureste.
Limita al norte con la depresión del Ebro, al este con el
litoral Levantino, y al sur con la llanura de La Mancha, que
da paso, hacia el noroeste, a la cuenca del Tajo, el extremo
oriental del Sistema Central y la Cuenca del Duero.

La cobertera sedimentaria mesozoica se adapta las


deformaciones del zócalo, fracturado en bloques
combinando estructuras plegadas y falladas. En cuanto a la
litología, dominan las rocas calizas, aunque en algunas sierras afloran los materiales paleozoicos del
zócalo (cuarcitas y pizarras).

Se diferencian dos sectores dentro del Sistema Ibérico:

Sector septentrional: lo forma un conjunto de sierras que superan los 2 000 m de altitud. El
glaciarismo modeló valles de escaso desarrollo y algunos circos, que dieron lugar a lagunas.

Sector meridional: a partir de la cuenca del Jalón presenta dos ramales separados por una
depresión central (depresión de Calatayud-Teruel), se trata de una fosa tectónica rellenada con
materiales terciarios con un modelado tabular. Estos son el ramal castellano, con formas kársticas, y
el aragonés, de materiales secundarios.

El borde meridional: Sierra Morena

Este borde meridional no puede definirse como una cordillera. Aquí, el zócalo herciano se
flexiona en dirección noreste-suroeste y desaparece bajo la depresión Bética. Podemos calificarlo
como un escalón tectónico que aísla la Meseta de la depresión del Guadalquivir. Por eso, desde el lado

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Andaluz ofrece el aspecto de una auténtica cordillera,


mientras que desde La Mancha apenas se muestra como
sierra.

Todo el conjunto es de roquedo paleozoico:


cuarcitas, pizarras y granitos de tonalidades muy oscuras,
que dan nombre a la unidad.

La mayoría de las cumbres se localizan en la zona


central, donde sobrepasan los 1300 m (pico Bañuela). El
paso de Despeñaperros ha sido vía de comunicación
tradicional hacia el interior peninsular.

4. LOS SISTEMAS Y UNIDADES EXTERIORES

Fuera de la Meseta se sitúan las unidades de relieve a las que, debido a su posición geográfica,
denominamos sistemas exteriores. Son cordilleras y depresiones cuya formación se inició a
comienzos de la Era Terciaria. Las cordilleras surgieron por efecto de la orogenia alpina, que plegó e
hizo emerger los sedimentos depositados durante la Era Secundaria al Norte y Sur de viejos macizos.
Las depresiones corresponden a las fosas alpinas establecidas entre los sistemas en curso de
formación y el borde del zócalo paleozoico.

Se integran en dos grandes conjuntos:

- Uno septentrional, formado por los Pirineos, la Cordillera Costero-Catalana y la depresión


del Ebro;
- Otro meridional, integrado por las Cordilleras Béticas y la depresión del Guadalquivir.

En el conjunto septentrional encontramos:

Los Pirineos

Ocupan el istmo peninsular desde el golfo de Vizcaya


hasta el cabo de Creus. Se extienden a lo largo de 435 Km y
forman una barrera montañosa robusta y compacta que
constituye una frontera de clarísimas repercusiones
geográficas. Es una cordillera alpina por su estructura
geológica y por sus formas de relieve.

En su interior se distinguen dos zonas:

El Pirineo axial: Es el núcleo y eje directriz de la


cordillera. Compone su armazón y se extiende
longitudinalmente por una banda de materiales paleozoicos (pizarras, granitos) que son restos de un
antiguo macizo herciniano desaparecido (Macizo de Aquitania) y cuya composición litológica justifica
que la parte central de los Pirineos integre la Iberia silícea.

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Presenta las mayores cumbres: Aneto (3400m), Encantats (2700m). Aún no ha sido aplanado
por la erosión del Plioceno y del Cuaternario.

El Prepirineo: que se halla adosado a su


flanco meridional (están a un lado y otro del
Pirineo axial). Está formado por rocas calizas
mesozoicas y se descompone en dos
alineaciones montañosas separadas, a su
vez, por una depresión longitudinal:

- Sierras interiores: Se trata de materiales calcáreos cretácicos. Los ríos han cortado las
sierras transversalmente en desfiladeros. Presentan relieves kársticos y sus picos más altos
fueron afectados por el glaciarismo que conformó circos, valles en artesa como los de
Ordesa y Belagua
- Sierras exteriores: Se extiende por el sector navarro, aragonés y leridano. Sus cumbres más
importantes son Leyre (Navarra), Loarre (Huesca) Montsec (Cataluña), ya en contacto con
el valle del Ebro.
- Depresión Media Intrapirenáica o Canal de Berdún: Son varias depresiones unidas,
perpendiculares al eje de la Cordillera. No hay puertos de montaña.

En cuanto al modelado, el glaciarismo cuaternario que dio lugar a que las lenguas de hielo
rellenaran valles para morir a 700-800 m de altitud, que excavó circos y valles en U, artesa, que excavan
cubetas y forman lagos, ibones y estanys (en Cataluña).

También presenta fenómenos de vulcanismo en la parte E de la cordillera (región de Olot).

La cordillera presenta una ausencia casi total de valles longitudinales y el predominio de los
transversales, orientados de norte a sur, y que son obra del encajamiento profundo de la red fluvial.

La Cordillera Costero-Catalana

Cierra la depresión del Ebro por el sureste. Está


orientada de noreste a suroeste y se extiende a lo largo de
250 Km, entrando en contacto con los Pirineos y el Sistema
Ibérico. Pese a su modesta condición como sistema
montañoso, ofrece una complejidad notable, derivada de
su fragmentación transversal y longitudinal.

Geomorfológicamente, la cordillera está partida en


dos unidades a la altura de Barcelona: La mitad norte está
integrada por materiales antiguos paleozoicos (pizarras,
granitos), restos de un antiguo macizo herciniano erosionado en el mesozoico y fracturado en el alpino.
Mientras que la mitad sur lo está por calizas mesozoicas plegadas en el alpino.

Morfoestructuralmente, se descompone en tres unidades paralelas entre sí y con respecto al


mar Mediterráneo:

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La cordillera Litoral, que es la alineación inmediata a


la costa, estrecha y con 150 Km de longitud, desde Gerona
al Norte de Tarragona y que contiene, entre otras, las sierras
de Tibidabo

La depresión Prelitoral, fosa tectónica rellena por


materiales terciarios y cuaternarios. Discurre desde Girona hasta Tarragona a través de un espacio de
gran significación geográfica por su importancia agrícola, demográfica y económica, pues es una zona
de suaves colinas y fértiles valles: Penedés, Campo de Tarragona

La cordillera Prelitoral, (250 Km) ya en contacto directo con las tierras del valle del Ebro, donde
se encuentran las mayores alturas de todo el conjunto (Montserrat, etc.).

La Depresión del Ebro

Comprende las tierras bajas del noreste peninsular,


cerrada al Mediterráneo por la cordillera Costero Catalana.
Su génesis y evolución geomorfológica están asociadas a
los sistemas montañosos de su contorno. Inicialmente fue
un brazo de mar cuya comunicación con el océano quedó
interrumpida a medida que el plegamiento alpino elevaba
los relieves ibéricos y pirenaicos. Desde mediados de la Era
Terciaria quedó reducido a un lago en el que se
depositaban los materiales que la erosión excavaba de las
montañas recién formadas y los ríos transportaban gracias
a los desniveles.

Los materiales transportados se depositaron selectivamente según su grosor, situándose los


más finos en el centro de la depresión y los más gruesos próximos a la línea de costa. Luego, el proceso
de erosión ha dado lugar a la aparición de mesas o muelas, como la Sierra de Alcubierre; mientras que
en los bordes aparecen formas de relieve asociadas a potentes bancos de conglomerados y, en las
zonas donde el roquedo es de naturaleza margosa o yesífera, las conocidas como malas tierras o
badlands.

En cuanto al segundo conjunto encontramos:

Los Sistemas Béticos

Se extienden desde el estrecho de Gibraltar hasta el


cabo de La Nao. Constituyen el mayor sistema montañoso
de la Península, el de menor edad, más largo y el de mayor
complejidad geológica.

Surgieron en la segunda mitad de la Era Terciaria a


medida que el plegamiento alpino, por desplazamiento de la
placa africana contra el zócalo de la Meseta, comprimió los

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potentes bancos de sedimentos mesozoicos depositados en el mar de Thetis. Aquí se alcanzaron


espesores grandes que alternaban calizas y margas, lo que explica los mantos de corrimiento o
pliegues alóctonos que la cordillera presenta. La orogenia alpina plegó las Béticas y hundió la región
del Guadalquivir, transformándola en fosa. en el Plioceno se abre Gibraltar.

Se prolonga hacia las islas Baleares por el mar y por el Norte de África por el Rif. Limita al Norte
con el Sistema Ibérico, La Mancha y la Depresión del Guadalquivir.

Las unidades que presenta esta cordillera son:

Cordillera Penibética: cordillera interna que se


levanta bruscamente ante el litoral y contiene las
sierras de mayores alturas: Ronda y Sierra Nevada,
entre otras. En esta última están las mayores alturas
del sistema: el Mulhacén (3478m), Veleta y también las
Sierras de Ronda, Almijara, Gádor, Filabres. En Sierra
Nevada se encuentra un afloramiento paleozoico o
cristalino, “ventana tectónica”. Aquí encontramos
pliegues que han sido movidos hasta 80 y 90 Km de su
lugar de origen y que da lugar a zonas como las
Alpujarras donde el basamento paleozoico está al descubierto.

El glaciarismo afectó a Sierra Nevada, aunque el modelado glacial es débil. Se encuentran lagos
de origen glacial, neveros.

Cordillera Subbética: situada en el exterior, y al Norte de la Penibética. Tiene una clara


orientación suroeste-noreste y se extiende de Cádiz a Alicante por las sierras de Grazalema, Harana,
Mágina, Cabra, Cazorla, Segura y La Sagra. Continúa con las Prebéticas que llegan a La Nao: sierras de
Aitana, Mariola, etc. Entre sus materiales abundan las calizas mesozoicas y las margas, al amparo de
las cuales se han formado amplias superficies acarcavadas de malas tierras y espectaculares relieves
kársticos, de los que el más representativo es el Torcal de Antequera. Es más tardío que la Penibética,
más joven (se forma más tarde dentro del mismo Terciario)

Depresión intrabética se sitúa entre ambos conjuntos, son una serie de depresiones interiores
que se extiende desde Antequera hasta Baza, pasando por
Loja, Granada y Guadix. Unos 250 Km de materiales
blandos: arcillas, margas, arenas, areniscas, calizas.

La Depresión del Guadalquivir

Ocupa el espacio que se extiende entre las


Cordilleras Béticas y Sierra Morena. Es una amplia
depresión en forma triangular abierta al océano Atlántico,
del que recibe la influencia marítima. Está recorrida por el
río Guadalquivir, que ofrece la particularidad de no discurrir

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por el centro de la depresión, sino adosado a Sierra Morena, lo cual es indicativo de su proceso de
formación.

Inicialmente, la depresión fue un brazo de mar que recibió las aportaciones sedimentarias de
las Cordilleras Béticas y de Sierra Morena. Como quiera que ambos sistemas montañosos tenían
distintas características de altitud, edad y dureza de los materiales, los ríos que bajaban de las
montañas béticas transportaron mayor cantidad de sedimentos que los procedentes de Sierra Morena;
de esta forma se fue produciendo el desplazamiento de la línea de máxima profundidad hacia el norte
y, en ella, se acomodó el lecho del río.

Las formas más características de la depresión del Guadalquivir son sus campiñas, tierras
llanas suavemente onduladas que han sido objeto de explotación agraria desde la antigüedad.
Asimismo, aguas debajo de Sevilla, y a escasísima altura sobre el nivel del mar, se sitúan las marismas,
cuya condición de zonas húmedas fue uno de los principales argumentos para la declaración del
Parque Nacional de Doñana.

5. LOS RELIEVES INSULARES

Los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciados. Las islas Baleares
guardan una estrecha relación con el relieve peninsular, mientras que las Canarias son
completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por su carácter volcánico.

Las Islas Baleares

Son la prolongación geográfica de la Península en el


mar Mediterráneo a través del cabo de La Nao, ya que,
excepto en la isla de Menoría, el archipiélago representa la
continuidad de las Cordilleras Béticas; así lo acredita su
estructura geológica, la naturaleza de sus materiales y la
edad de formación.

Es en Mallorca, debido a su tamaño, donde se hallan


mejor representados los caracteres originales del relieve.
Éstos se sintetizan en la existencia de dos cadenas montañosas y una depresión interior: al noroeste
se sitúa la sierra de Tramontana, que contiene la mayor elevación del archipiélago (Puig Major, 1445
m); al sureste se extiende la denominada sierra de Levante y, entre ambas, la llanura central.

La isla de Menorca se diferencia del resto del archipiélago por su vinculación con la cordillera
Costero-catalana, hecho perceptible en la naturaleza del roquedo e, incluso, en su particular forma y
orientación.

Las Islas Canarias

Situadas en el Océano Atlántico, tienen un carácter volcánico compartido con otras islas del
mismo océano, como Islandia o las Azores. Su origen hay que relacionarlo con las emisiones
volcánicas que tuvieron lugar a mediados de la Era Terciaria, cuando la orogenia alpina rompe el fondo
marino y emerge material magmático a través de las fracturas existentes en esta zona de fricción entre
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la placa africana y la corteza oceánica Las islas


se alinean conforme a dos rumbos dominantes,
noreste-suroeste y sureste- noroeste, y ofrecen
como rasgo común su carácter montañoso. Se
elevan desde las profundidades marinas hasta
una altura considerable, lo que, unido a su
limpia atmósfera, ha sido aprovechado para la
instalación de grandes observatorios
astronómicos. Su punto culminante es el Teide,
que con 3710 metros de altitud es la montaña más alta de España.

La naturaleza volcánica del roquedo, la abundancia de basalto, troquitas y fonolitas y los


grandes desniveles que entraña la montaña han originado formas de relieve espectaculares. Entre
éstas destacan las calderas y los cráteres volcánicos, los pitones o roques de lava que la erosión ha
puesto al descubierto o los malpaíses, resultantes de la solidificación de las lavas.

LAS COSTAS

En relación con todo lo expuesto sobre el relieve hablamos de las costas.

La costa es el espacio límite entre la tierra y el mar constantemente transformado por las
corrientes marinas, oleaje, abrasión y fluctuaciones del nivel del mar. Las españolas no presentan
sinuosidades ni entalladuras, salvo pocas excepciones, de ahí el carácter macizo de la Península.

Dividimos la costa en los siguientes tramos:

Costa cantábrica. Rectilínea, con acantilados


y pocas playas pues la cordillera va paralela al mar.
Encontramos accidentes geográficos: cabos como
Machichaco, Ajo y Peñas y rías.

Costa gallega. Recortada por la existencia de


rías o valles fluviales. Se denominan Rías Altas, al
Norte de Finisterre y Rías Bajas al sur de Finisterre.

Costa atlántica. Baja, arenosa. Desde la


desembocadura del Guadiana a Trafalgar. En esta
zona se encuentran las marismas, colmatación del
Lacus Ligustinus romano.

Costa mediterránea. Se extiende desde la punta de Tarifa a Francia distinguiéndose los


siguientes sectores:

Bético: rectilíneo desde Gibraltar al cabo de Gata pues se corresponde con la cordillera
Penibética, que va paralela al mar y que se hunde a la altura del cabo de Palos. Desde aquí a La Nao
está condicionada por el surco intrabético que forma el entrante del golfo de Alicante. Al Norte, la
Subbética con las alineaciones prebéticas han conformado los cabos de La Nao y San Antonio.
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Litoral valenciano: desde La Nao al delta del Ebro. Amplia llanura que desciende hacia el mar
desde la cordillera Ibérica y en la que destaca la Albufera de Valencia. En la costa abundan los
tómbolas, islotes rocosos unidos al continente por istmos arenosos.

Litoral catalán: Diferente a lo largo de sus 552 Km. Acoge el delta del Ebro (Tarragona), gran
llanura aluvial, triangular, alargada de E a O. abundan las lagunas y albuferas y la inestabilidad del
cauce provoca meandros abandonados y brazos antiguos. Se formó después del último período
glacial. La costa brava gerundense es abrupta y rectilínea. Debido a la poca dinámica de las aguas
mediterráneas, en los entrantes hay pequeñas playas rodeadas de promontorios rocosos.

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