DOMOS GEODESICOS – GEOMETRIA Y DISEÑO
Antecedentes.
La historia considera a Richard Buckminster Fuller como el padre de las cúpulas geodésicas, quien en 1954 patentó el
concepto que sigue en gran medida los principios de las estructuras de tensegridad
(www.cupulageodesica.wordpress.com).
Anteriormente, en 1949, construyó la primera cúpula geodésica del mundo. Esta cúpula comprendía 4,20 metros de
diámetro y estaba hecha a partir de tubos de aluminio y una cubierta de vinilo. Transcurridos pocos años, el ejército
estadounidense hizo uso del potencial de estas cúpulas.
Con motivo de la Expo de 1967, Richard Buckminster Fuller, diseñó una cúpula geodésica que albergaría el pabellón de los
Estados Unidos en la Expo 67 de Montreal. La cúpula presentaba un diámetro de 76 metros de diámetro y 62 metros de
alto. La estructura estaba formada por barras de acero y celdas de polímero. El interior contaba con cuatro grandes
plataformas divididas en siete niveles.
Modelización matemática.
Se explica brevemente los conocimientos matemáticos que dan origen a la geometría de las cúpulas diseñadas.
Los poliedros son figuras geométricas limitadas por porciones de líneas, planos o hiperplanos, en tres dimensiones. Estos
conocimientos, han sido estudiados desde hace más de dos mil años con el descubrimiento de Euclides (325 a.C. – 265 a.
C.), considerado el padre de la Geometría. En sus escritos, Euclides define que un poliedro es regular si este presenta caras
regulares iguales, si son congruentes y si son de ángulos poliédricos regulares (Los Elementos, Libro XII, Euclides).
Comprendido en esa franja de tiempo, el filósofo griego Platón en su obra “Timaeus”, publicada en el 360 a.C. asoció cada
uno de los poliedros regulares a uno de los 4 elementos que según los griegos formaban el universo: Fuego al tetraedro,
aire al octaedro, agua al icosaedro, tierra al cubo y por último, el Universo al dodecaedro, (Figura 5). Tras esta asociación,
los poliedros regulares son popularmente más conocidos como sólidos platónicos.
En el año 1752, Leonhard Euler, demostró la existencia de tan solo 5 poliedros regulares. La demostración consiste en
sumar el número de caras y de vértices de un poliedro y a ese resultado, se le restaba el número de aristas, el resultado
es siempre 2 (Característica de Euler, 1752), (Courant y Robbins, 1979). En la Tabla 1, se realiza un ejemplo de la fórmula
desarrollada por Euler para el icosaedro y el octaedro como poliedros regulares.
Tabla 1. Demostración de la fórmula de Euler para el Icosaedro y el Octaedro.
Sólidos platónicos.
Los sólidos platónicos presentan todas sus caras como poliedros regulares idénticos e iguales ángulos entre sí. Solo existen
5 sólidos platónicos tal que, el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro cumplen con las propiedades
de regularidad y simetría.
Son regulares ya que, sus caras son poliedros regulares iguales, las aristas tienen la misma longitud, sus vértices concurren
en el mismo número de caras y aristas y los ángulos diedros que forman sus caras son iguales entre sí. La Tabla 2 muestra
un resumen de la composición de cada sólido platónico. De igual forma, son simétricos ya que todos presentan un centro
de simetría, desde el cual sus vértices y caras están a una misma distancia. Además, presentan simetría axial y especular.
De estos tres ejes de simetría se pueden obtener tres esferas. Una de ellas inscrita, tangente a todas sus caras. Otra
tangente a sus aristas en su centro. Y una última esfera, circunscrita que engloba todos sus vértices tal y como se muestra
en la Figura 6.
Tabla 2. Tabla resumen de los sólidos platónicos y sus características.
Dadas sus propiedades, los sólidos platónicos son idóneos para el diseño de cúpulas geodésicas. Al presentar todas sus
caras iguales, la división que se aplique a una cara, será igual para el resto.
La cúpula se considera geodésica siempre y cuando todos y cada uno de los vértices que la componen estén en contacto
con la esfera hipotética que comprende la cúpula. Los sólidos platónicos ya poseen esta particularidad, siendo que todos
sus vértices ya están en contacto con la esfera que los rodea. (Carlos Quesada, 2006).
Nociones.
- Frecuencia: la frecuencia es el número de divisiones que se hace sobre cada cara triangular del solido platónico inicial.
En la Tabla 3 se explican los pasos que se siguen para aplicarle una frecuencia 3 a un icosaedro. Cuantas más divisiones se
realicen sobre el triángulo original, más se acercará a la forma esférica.
Tabla 3. Procedimiento para asignar una frecuencia 3 a un icosaedro.
La noción n V: Richard Buckminster Fuller introdujo la noción n V, con la que hizo referencia a la cantidad de divisiones de
un triángulo original, (Tabla 4).
nt=n2
Tabla 4. Tabla explicativa de la noción n.
2.4. Clases de división.
El siguiente apartado expone los dos métodos principales para desarrollar las divisiones de las caras de los sólidos
platónicos y sus posteriores mallas geodésicas. (Advanced Structural Geometry Studies, NASA 1971).
- Clase I.
La clase 1 está basada en los poliedros regulares, siendo posible aplicarle frecuencias pares e impares. Para despejar el
número de caras, vértices y aristas que se generan a partir de cada frecuencia, se hace uso de las siguientes expresiones.
Dónde:
V = Vértices del poliedro original. V’ = Vértices que surgen de aplicar la
frecuencia.
C = Caras del poliedro original. C’ = Caras que surgen de aplicar la frecuencia.
A = Aristas del poliedro original. A’ = Aristas que surgen de aplicar la
frecuencia.
v = Frecuencia.
Este método subdivide uno de los triángulos poliédricos de la forma inicial en n frecuencia (nv). El procedimiento consiste en dividir
cada cara del triángulo en la frecuencia elegida. Es decir, si se decide aplicar una frecuencia 3, cada cara del triángulo se dividirá en
tres partes iguales. Seguidamente, se conectan los puntos de subdivisión con un segmento de línea paralelo a sus respectivos lados. De
aplicar este método surge una malla de 3 vías que da lugar a una serie de triángulos equiláteros. Una vez obtenida la malla sobre el
triángulo inicial del poliedro, se proyectan una serie de líneas que pasan por el origen (0, 0, 0) del poliedro y los respectivos vértices de
la malla hasta encontrarse con la esfera circunscrita. Con esto se consigue la representación de la malla sobre una superficie circular,
dando lugar a una cuadricula circular (Figura 7).
Clase II.
La clase II está basada en los poliedros casi regulares o irregulares, siendo únicamente posible aplicarle frecuencias pares.
Para despejar el número de caras, vértices y aristas que se generan a partir de cada frecuencia, se hace uso de las
siguientes expresiones.
Dónde:
V = Vértices del poliedro original. V’ = Vértices que surgen de aplicar la
frecuencia.
C = Caras del poliedro original. C’ = Caras que surgen de aplicar la
frecuencia.
A = Aristas del poliedro original. A’ = Aristas que surgen de aplicar la
frecuencia.
v = Frecuencia.
Este método subdivide uno de los triángulos poliédricos de la forma inicial en n frecuencia (nv), siempre y cuando n = nº
par. El procedimiento consiste en dividir cada cara del triángulo en la frecuencia elegida. Es decir, si se decide aplicar una
frecuencia 4, cada cara del triángulo poliédrico original se divide en cuatro partes iguales. Seguidamente, se conecta cada
punto con segmentos de líneas perpendiculares a sus respectivos lados. De aplicar este método surge una malla de 3 vías
que da lugar a una serie de triángulos equiláteros y rectos.
Una vez obtenida la malla sobre el triángulo inicial del poliedro, se proyectan una serie de líneas que pasan por el origen
(0, 0, 0) del poliedro y los respectivos vértices de la malla hasta encontrarse con la esfera circunscrita. Con esto se consigue
la representación de la malla sobre una superficie circular, dando lugar a una cuadricula circular (Figura 8).
2.5. Propiedades.
Las cúpulas geodésicas constan de una serie de propiedades que las hacen idóneas para su uso en edificaciones. Son
capaces de encerrar la mayor cantidad de volumen mediante la menor área de superficie, permitiendo obtener grandes
superficies diáfanas sin pilares intermedios. Presentan una alta resistencia estructural a vientos, sismos y nieve. Esto se
debe a que la forma geodésica optimiza la carga, desplazando las fuerzas a lo largo de toda la estructura, consecuencia de
sus propiedades de tensegridad. Actúan como concentradores de luz y calor, lo que les permite prevenir la perdida de
calor del interior. La superficie expuesta al exterior es menor en proporción a la superficie cubierta. Esta propiedad es
particular de las esferas, que a su vez permite una mejor ventilación y flujo de aire gracias a la ausencia de bordes y
rincones (www.genesisgeodesica.com.br).
2.6. Aplicaciones.
Las cúpulas geodésicas están dotadas para cubrir un amplio abanico de aplicaciones gracias a las propiedades que
presentan. Como invernaderos son idóneos ya que concentran la luz en su interior, mientras que mantienen un flujo de
aire y temperatura estable. Son idóneas para reproducir motivos celestes, cielos y estrellas para parques temáticos y
planetarios. Empleadas en teatros e iglesias se optimiza el espacio permitiendo un mayor aforo, mejorando la visibilidad
y la acústica. Utilizadas en lugares remotos, permiten obtener habitáculos resistentes de construcción simple de forma
relativamente sencilla y rápida. Por último, si son empleadas para viviendas, aportan una mayor optimización del espacio
y unas condiciones termo-acústicas más estables, que repercuten positivamente al coste económico de la misma (Coello,
2012).
Uniones.
Para solucionar la problemática que suponen las uniones en las cúpulas, se han hecho uso de diversos métodos y sistemas,
desde los más tradicionales y simples hasta los más complejos. En el siguiente apartado vamos a hacer una descripción de
los más usados entre ambos tipos.
En primer lugar, analizaremos las uniones tradicionales que emplean encolado y tornillería. Este tipo de uniones son
relativamente simples de elaborar y conllevan un menor coste, pero necesitan una mano de obra más especializada. En la
Figura 9 se muestra como quedan este tipo de uniones.
En segundo lugar, se analizan las uniones mediante herrajes y conectores. Este tipo de unión es mucho más compleja,
pero agiliza los tiempos de montaje. En su contra, tienen la complejidad de su elaboración. Ya que no permiten la
estandarización de las uniones, teniendo que realizarlos a medida para cada cúpula. En la Figura 10 se muestran algunos
ejemplos de herrajes y conectores.