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Retiro espiritual para animadores de la IAM

Parroquia Inmaculada Concepción de Reconquista


Domingo 19 de julio de 2015
“Llamados desde el bautismo”

Bienvenida
Se da la bienvenida a los animadores de las distintas capillas presentándose y con alguna boludes
que se me ocurra. El ministerio de música hará alguna dinámica de presentación.

Evangelio Mt 3, 13-17

“Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado
por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti,
¡y eres tú el que viene a mi encuentro!». Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer
esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se le abrieron los cielos, y vio
al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del
cielo que decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección».”

El llamado que Dios padre hace a Jesús comporta una grande confianza por parte
de Dios y una entrega generosa por parte de Cristo a la misión que el Padre le confía.
¿Cuándo comienza la misión de Jesús en la tierra? (formalmente hablando) luego
del bautismo. El bautismo de Cristo es su envío misionero y por eso comporta un llamado.
Todo el que es enviado es previamente llamado. No hay envío sin llamado, no hay misión
sin llamado.
A ustedes se les ha encomendado una gran misión aquí en esta parroquia, en esta
capilla para ser más precisos. La misión de acompañar la fe de los niños y adolescentes y
de hacerla crecer a la luz del evangelio desde una dinámica misionera que comporta una
relación estrechísima de amor a la Santa Madre Iglesia.
Pero hay algo que nunca debemos olvidar, y es nuestra misión primera,
fundamental, que brota de Cristo mismo y es impulsada por el Espíritu Santo en la Iglesia.
Es la misión que recibimos el día de nuestro bautismo: Proclamar a todas las naciones que
Jesús es el Hijo de Dios, que vino al mundo para salvarnos; murió y resucitó y está siempre
con nosotros sosteniéndonos con su Amor y Misericordia.
Es por el Bautismo que somos constituidos hijos de Dios, herederos del cielo. Pero
también por el bautismo DISCIPULOS Y MISIONEROS de Cristo. Está en nuestra naturaleza
el ser misioneros, y si no anunciamos el evangelio, si no predicamos a Cristo con nuestras
palabras y nuestras obras nos vamos, poco a poco, desnaturalizando. Si alguien no actúa
según su naturaleza, se desnaturaliza.
Como bautizados participamos del triple modo – sacerdote, profeta y rey – y
gracias a él somos fieles colaboradores de los ministros ordenados en el anuncio del
evangelio.
La misión, entonces, no es algo que elegimos hacer o no. Sino que está en lo más
íntimo de nuestro ser, de nuestro ser cristiano, y es necesario responder al llamado de
Cristo que nos convoca a salir, a anunciar, a comprometernos con los demás.

Para reflexionar:
1. ¿Qué comporta para mí ser bautizado?
2. ¿Cómo vivo el ser Discípulo y misionero de Cristo?
3. ¿Es para mí un compromiso y una bendición el ser misionero? ¿Alcanzo a comprenderlo
completamente? ¿O sólo lo hago porque me hace sentir importante frente a otros?
4. Hacé junto a junto con Jesús, con el auxilio del Espíritu Santo, tu compromiso misionero.

(Recreo)

Segundo momento

“Llamados a ser discípulo”

Evangelio Mc 3, 13-15

“Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y
Jesús instituyó a Doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder
de expulsar a los demonios.”

Hay tres momentos en la vida del Discípulo Misionero. Como hace tiempo a los
apóstoles, hoy tambien a nosotros, nos llama Jesús a estar con Él. El primer momento es el
llamado, Jesús nos llama por nuestro nombre, a cada uno en particular, como a Mateo (Mt
9, 9; Lc 5, 27-28; Mc 2, 13-14) o a Pedro, Juan y Santiago (Lc 5, 1-11; Mt 18, 22; Mc 1, 16-
20). No llama en general, a una multitud y deja nuestra respuesta al azar. Sino que nos
llama personalmente, y como a los Apóstoles desde nuestro quehacer cotidiano. Jesús nos
busca en el día a día, nos busca en nuestra familia, nos busca en la escuela, en la facultad,
en el trabajo, con los amigos... Jesús nos busca, él nos llama. Como escuchamos mucho
ahora del Papa Francisco, “Él nos primeréa”, Él nos gana de mano, sala a nuestro
encuentro cada día y nos llama, nos elije, nos seduce.
Qué lindo que nos quedemos con esta imagen, Jesús se rompe la cabeza buscando
seducirnos. Jesús está todo el tiempo pendiente de vos, Él te ama, es por eso. No lo hace
por interés, lo hace por Amor, y eso es lo que marca la gran diferencia. No se cansa de
buscarte y llamarte.
Un segundo momento, luego del llamado, es el seguimiento. “... los llamó para
estar con él”. Es aquí donde entra en juego la formación del Discípulo Misionero, es aquí
donde nos comprometemos con Jesús y somos discípulos en serio. Es a los pies del
Maestro como María de Betania (cf. Lc 10, 38-41), que crecemos en el discipulado; o sea,
estando con el Señor, escuchando sus palabras, formando nuestro corazón con su
corazón; como dice San Pablo, tener los mismos sentimientos que Cristo Jesús (cf. Flp 2,
5).
Y un tercer momento, es el envío. Pero esto lo veremos en otro momento. Quisiera
que nos centremos en el primero, EL LLAMADO.

Para reflexionar:

1. Mirar mi vida, mis días; en sí mirar lo cotidiano. ¿Dónde veo y voy descubriendo el
llamado de Jesús?
2. ¿Cual está siendo mi respuesta a ese llamado? ¿Lo sigo? ¿De cerca o me cuesta
comprometerme?
3. Hablá con Jesús, contale lo que sentís, lo que vivís, lo que te cuesta. Mostrale tu
vida, cómo sos, y ponelo en sus manos.

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