Ciudadano:
Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (URDD) Del
Circuito Judicial De Protección del Niño, Niña y Adolescente del
Estado Miranda, extensión Los Teques.
Yo, MARUJA YUREIRIS FONSECA, venezolana, mayor de edad, titular de
la cedula de identidad Nº V-16.093.212, Abogada en ejercicio, con Nro de
InpreAbogado Nº 132.357, actuando en este acto en mi carácter de apoderada de
la ciudadana MARIA CONCEPCIÓN FAUBLA GONZALEZ, titular de la cédula de
identidad Nº. V.- 16.619.232, casada, venezolana, mayor de edad, domiciliada en
Urbanización Cabo Cervera, Calle Bogavante, Miramar 7, Piso 1-9, Torrevieja,
Alicante, España, según se evidencia de Poder debidamente notariado por ante la
Notaria Dña Tatiana Martin Ruiz, Torrevieja, Alicante, España, el Treinta (30) de
Mayo (05) de Dos Mil Veintitrés (2023) y debidamente Apostillado el día Trece (13)
de Junio (06) del Dos Mil Veintitrés (2023), bajo el numero N9103/2023/012327,
por medio del presente documento interpongo Solicitud de Divorcio por Desafecto
del vinculo matrimonial que mantengo con el ciudadano CARLOS JESUS PEREZ
MELENDEZ, venezolano, mayor de edad, titular de la cedula de identidad Nº V.-
6.454.093, el cual actualmente se encuentra domiciliado en Avenida Sanz del
Marques, Cruce con Avenida Rómulo Gallegos, Edificio central Park, Piso 1,
Apartamento 1-D, Municipio Sucre, Petare, Estado Miranda, fundamentándome en
la sentencia 1070, de fecha 09 de Diciembre de 2016, de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia que instituyó el desafecto como causal y motivo
de Divorcio y en la sentencia número 136 del 30 de Marzo de 2017 de la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia que versa sobre el procedimiento
a seguir en solicitudes de divorcio por desafecto, solicitud que hago en la forma
siguiente:
CAPITULO I
DE LOS HECHOS:
En fecha Primero (01) de Febrero del Dos Mil Ocho (2008), contrajimos
matrimonio civil por ante la Primera Autoridad Civil del Municipio Los Salias, San
Antonio de los Altos, Estado Bolivariano de Miranda, tal como consta en Acta de
Matrimonio distinguida con el Nº 7, folio Nº 7, correspondientes a los libros
llevados por el Registro Civil del Municipio Los Salias del estado Miranda, cuyo
original acompañamos marcada “A” fijamos nuestro domicilio conyugal en la
siguiente dirección: Urbanización Parque el retiro, Residencias Bucaral, Torre
Blanco, Piso 5, Apto B-51, San Antonio de los Altos, Municipio Los Salias del
Estado Miranda. Somos padres de dos hijos que llevan por nombre CARLOS
ALEJANDRO, de 10 años de edad, nacido en Venezuela, en fecha 07 de
diciembre del 2012, según acta de nacimiento Nº 11, Tomo 1, de los libros
llevados por el Registro Civil del Municipio Los Salias, estado Miranda y ETHAN
EMMANUEL, de 03 años de edad, nacido en Costa Rica, en fecha 24 de octubre
del 2019, tal como lo establece la partida de nacimiento, inscrita ante el Registro
de Nacimientos de la Provincia de San José de Costa Rica, Oficina Nacional del
Registro Civil , según Certificado Electrónico, tomo 2341, Folio: 199 Asiento: 397,
apostillado Nro. 739781, clave de Apostilla SATPKWZ1QKE, de fecha 25 de Mayo
de 2021, los cuales viven actualmente con su mamá y se encuentran domiciliados
en la siguiente dirección: Urbanización Cabo Cervera, Calle Bogavante, Miramar
7, Piso 1-9, Torrevieja, Alicante, España. Anexo partidas de nacimiento que
acompañamos marcadas “B” Y “C” respectivamente. Ahora bien, el motivo que me
lleva a presentar esta solicitud es porque desde el año 2021 dejamos de sentir
amor entre nosotros, teniendo una total y absoluta falta de afecto y conexión
dentro del matrimonio, (Affectio Maritalis) por el desamor que se ha producido en
nosotros y en virtud que no tiene caso que se nos obligue a continuar casado toda
vez que cada cual ha iniciado una nueva vida y que no existe ni la más remota
posibilidad de que exista reconciliación entre nosotros. Es por ello que acudimos
ante su competente autoridad para solicitar el divorcio de mutuo consentimiento.
CAPITULO II
DEL DERECHO
Una vez expuesta nuestra situación de hecho fundamentamos la presente
solicitud de Divorcio en el artículo 185 del Código Civil Venezolano, invocando la
jurisprudencia vinculante que el desafecto es un aspecto de mero derecho y que
no está sujeto a prueba de ninguna naturaleza, pues basta con invocarlo para que
proceda con la sola manifestación inequívoca de uno o de los dos consorte de
haberse acabado el amor que un día se profesaron, a cuyos efectos, baso mi
pretensión en la Sentencia dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia Nº 1070, de fecha 09 de diciembre del año 2016, la cual establece esta
novedosa causal no taxativa referida al desafecto como brecha que genera la
posibilidad de solicitar el divorcio, no por algún motivo señalado legalmente sino
por cualquier otro, incluyendo el desafecto como aspecto subjetivo del ser humano
unido en matrimonio. De acuerdo con la referida sentencia Nº 1070 con carácter
vinculante, solicito respetuosamente su aplicación, estableciendo entre otras
cosas lo siguiente: “Del extracto supra citado tenemos que la demanda de divorcio
involucra principalmente derechos relativos a la libertad, al libre desenvolvimiento
de la personalidad y a la familia como pilar fundamental de la sociedad y
desarrollo integral de la persona. De modo pues que los ciudadanos deben gozar
de derechos y garantías que hagan valer su independencia en el desarrollo de la
personalidad y libertad, por ello esta Sala como garante de la coexistencia de los
principios y valores constitucionales, con el fin garantizar una tutela judicial
efectiva, en aras de desarrollar una mayor plenitud en el goce de la vida y para
consagrar el cometido de unidad e integración en el Estado Social de Derecho y
Justicia, no puede avalar el encasillamiento de la causales para la solicitud del
divorcio establecido en el artículo 185 del Código Civil, por cuanto éstas cercenan
derechos fundamentales que influyen en el devenir de la vida en familia y
comunidad de las personas, por ello ya no resulta necesario encontrarse inmerso
en alguna de las situaciones previstas en el artículo 185 eiusdem para iniciar el
procedimiento de divorcio. Asimismo, quedó asentado en dicha sentencia que se
“reconoce el matrimonio como un contrato civil solemne por el que los cónyuges
manifiestan libremente su voluntad de fundar una familia en plena igualdad
jurídica, y que implica una comunidad de vida y de bienes con recíprocos deberes
y derechos entre cónyuges”. Sin embargo, no toda familia nace de una unión
matrimonial, ya que ésta debe ser entendida como una “asociación natural de la
sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las
personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de los derechos y
deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto
recíproco entre sus integrantes.” En consecuencia, toda persona que demande el
divorcio para con su cónyuge tiene el derecho de constituir una nueva familia.
Quedando establecido lo anterior, debe esta Sala hacer referencia a la institución
del matrimonio. En este sentido, el autor francés, LOUIS JOSSERAND, en su obra
“Derecho Civil” lo conceptualiza como la unión del hombre y la mujer, contratada
solemnemente y de conformidad con la ley. Asimismo, el jurista italiano
ROBERTO DE RUGGIERO, sostiene en “Instituciones del Derecho Civil”, que el
matrimonio “es una sociedad conyugal, unión no sólo de cuerpos sino de almas,
que tiene carácter de permanencia y de perpetuidad, que se origina en el amor y
se consolida en el afecto sereno que excluye la pasión desordenada y la mera
atracción sexual, que tiene como fin no sólo la protección de los hijos y la
perpetuación de la especie, sino también la asistencia recíproca y la prosperidad
económica; que crea una comunidad de vida indisoluble que engendra deberes
recíprocos entre los esposos y de los esposos con la prole”. Dicha unión marital
debe tener un consentimiento, el cual es la base nuclear de todo vínculo jurídico,
la expresión de voluntad del individuo es una manifestación del libre desarrollo de
la personalidad; así lo estableció esta Sala, en la reciente sentencia n°446 del 15
de mayo de 2014, cuanto sigue: (…)si el libre consentimiento de los contrayentes
es necesario para celebrar el matrimonio, es este consentimiento el que priva
durante su existencia y, por tanto, su expresión destinada a la ruptura del vínculo
matrimonial, conduce al divorcio. Así, debe ser interpretada en el sentido que –
manifestada formalmente ante los tribunales en base a hechos que constituyen
una reiterada y seria manifestación en el tiempo de disolver la unión matrimonial,
como es la separación de hecho, contemplada como causal de divorcio en el
artículo 185-A del Código Civil–, ante los hechos alegados, el juez que conoce de
la solicitud, debe otorgar oportunidad para probarlos, ya que un cambio del
consentimiento para que se mantenga el matrimonio, expresado libremente
mediante hechos, debe tener como efecto la disolución del vínculo, si éste se pide
mediante un procedimiento de divorcio. (…) el artículo 75 de la Constitución de
1999 considera a la familia una asociación natural de la sociedad; pero así ella sea
natural, toda asociación corresponde a una voluntad y a un consentimiento en
formar la familia. Igualmente, considera que la familia (asociación fundamental) es
el espacio para el desarrollo integral de la persona, lo que presupone –como parte
de ese desarrollo integral– la preparación para que las personas ejerzan el
derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las
que derivan del derecho de los demás y del orden público y social. Por su parte, el
artículo 77 eiusdem establece la protección al matrimonio, entre un hombre y una
mujer fundada en el libre consentimiento y en la igualdad absoluta de los derechos
y deberes de los cónyuges, lo que se concatena con los lineamientos del referido
artículo 75. De allí que, el matrimonio solo puede ser entendido como institución
que existe por el libre consentimiento de los cónyuges, como una expresión de su
libre voluntad y, en consecuencia, nadie puede ser obligado a contraerlo, pero
igualmente –por interpretación lógica– nadie puede estar obligado a permanecer
casado, derecho que tienen por igual ambos cónyuges. Este derecho surge
cuando cesa por parte de ambos cónyuges o al menos de uno de ellos –como
consecuencia de su libre consentimiento–la vida en común, entendida ésta como
la obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente (artículo 137 del Código Civil) y, de mutuo acuerdo, tomar las
decisiones relativas a la vida familiar y la fijación del domicilio conyugal (artículo
140 ejusdem). En efecto, esta última norma del mencionado Código prevé que el
domicilio conyugal “será el lugar donde el marido y la mujer tengan establecido, de
mutuo acuerdo, su residencia (…) (subrayado propio). Por lo tanto, el matrimonio
se erige como la voluntad de las partes, nacida del afecto, para lograr los fines de
la vida en pareja y durante su lapso de vida constituir el pilar fundamental de la
sociedad organizada: la familia. Así pues, en nuestra sociedad el contrato de
matrimonio nace a través de un vínculo afectivo de libre consentimiento
preexistente entre dos personas de distinto sexo, mediante el cual se genera una
serie de derechos y deberes con el fin de realizar una vida en comunidad. Dentro
de este orden de ideas, la institución romana del affectio maritalis trataba acerca
de la voluntad de ser marido o de ser mujer, viniendo a ser el sustento
fundamental del matrimonio, por lo que ha de ser continua y su ruptura
desembocaba en el divorcio. Siendo así las cosas, el afecto, proveniente del latín
affectus, refiere a un sentimiento, el cual es el resultado de las emociones, hacia a
alguien o algo, especialmente de amor o cariño, por lo que podemos concluir que
el afecto o cariño es la principal fuente del matrimonio y de su permanencia. Es de
agregar, tal y como en la institución del affectio maritalis, dicho afecto que origina
la unión de una pareja en matrimonio debe ser permanente, por cuanto éste es la
fuente directa de la creación del contrato matrimonial y la existencia, de hecho, del
vínculo marital depende de tal afecto. En este sentido, al momento en el cual
perece el afecto y cariño ocurre el nacimiento del desafecto, el cual es definido por
la Real Academia Española como la falta de estima por algo o alguien a quien se
muestra desvío o indiferencia. Dicho desafecto consiste en la pérdida gradual del
apego sentimental, habiendo de una disminución del interés por el otro, que
conlleva a una sensación creciente de apatía, indiferencia y de alejamiento
emocional, lo que con el tiempo lleva a que los sentimientos positivos que existían
hacia el o la cónyuge cambien a sentimientos negativos o neutrales. En este orden
de ideas, resulta conveniente citar la Sentencia de la Audiencia Provincial de
Zamora, Reino de España, del 27 de Marzo de 2003, lo siguiente: (…) se ha
venido desarrollando doctrinalmente la (teoría) del divorcio-separación remedio,
con fundamento en la teoría de la ‘DESAFECCTIO’ y del principio que no pueden
imponerse convivencia no deseadas, por ello, AÚN CUANDO UNO DE LOS
CÓNYUGES SE OPONGA A LA SEPARACIÓN, los Tribunales la vienen
sancionando bajo el manto de la reciprocidad en los deberes de convivencia,
fidelidad, ayuda y cariño mutuo, entendiendo que si por parte de uno ha
desaparecido, es imposible que el otro los cumpla porque el matrimonio es cosa
de dos, la perdida (sic) de la felicidad conyugal de cualquiera de ellos convierte al
matrimonio en un infierno. (Resaltado de esta Sala). A este respecto tenemos
pues que al momento en el cual perece el afecto la relación matrimonial pasa a ser
apática con un alejamiento sentimental que causa infelicidad entre los cónyuges,
por ende, al existir una falta de afecto, entendida como desafecto, será muy difícil,
prácticamente imposible, que los cónyuges cumplan con sus deberes maritales.
De la misma forma, durante la unión matrimonial puede surgir la incompatibilidad
de caracteres entre los cónyuges, la cual consiste en una intolerancia de alguno
de los cónyuges para con su pareja, siendo exteriorizada en diversas formas lo
que genera una permanente aversión que hace imposible la vida en común. De
modo pues que tales situaciones no se pueden encasillar a las causales previstas
en el artículo 185 del Código Civil, tal y como se estableció en la sentencia n°
693/2015, ya que al ser sentimientos intrínsecos de alguno de los cónyuges, estos
pueden nacer o perecer de forma inesperada sin que exista un motivo específico.
Es evidente entonces, que cuando aparece el fenómeno del desafecto o la
incompatibilidad entre los cónyuges, resulta fracturado y acabado, de hecho, el
vinculo matrimonial, por cuanto ya no existe el sentimiento afectuoso que originó
dicha unión, más sin embargo, esto no implica que, desde el punto de vista
jurídico se haya roto la unión matrimonial. Por lo tanto y en razón de encontrarse,
de hecho, roto tal vínculo que originó el contrato de matrimonio, este no debe de
seguir surtiendo efectos en el mundo jurídico, motivo por el cual no se puede
someter a un procedimiento controversial al cónyuge que alegue o haga
evidenciar el desafecto o la incompatibilidad de caracteres en su demanda de
divorcio, pues esta Sala estando en franca sintonía con el respeto a los derechos
constitucionales relativos a la libertad y el libre desenvolvimiento de la
personalidad, desarrollados en la sentencia 693/2015, estableció la posibilidad de
que la ruptura jurídica del vínculo matrimonial se pueda generar por causas no
previstas en la legislación patria, es decir, que el desafecto y la incompatibilidad de
caracteres, creadores de disfunciones en el matrimonio y la familia, siendo esta la
base fundamental para el desarrollo de la sociedad, pueden ser alegados con el
fin de obtener una sentencia que disuelva el vínculo jurídico que une a los
cónyuges, para así lograr el desenvolvimiento efectivo de los principios, valores y
derechos constitucionales que rigen la materia, así como la protección familia y de
los hijos –si es el caso- habidos durante esa unión matrimonial en la cual se
produjo el desafecto o la incompatibilidad señalada. Por ello, a los fines de la
protección familiar debe entenderse el divorcio como una solución al conflicto
marital surgido entre los cónyuges, con el propósito de aligerar la carga emocional
de la familia. En este sentido la Sala en la precitada sentencia destacó lo
siguiente: Se ha dicho en contra del divorcio que el mismo atenta contra la
estabilidad de las familias constituidas por el matrimonio, y que el Estado debe
estar interesado en evitar que el divorcio se produzca, persuadiendo a los
cónyuges del mantenimiento del vínculo conyugal. Al respecto, considera esta
Sala que este tipo de afirmaciones en los actuales momentos merecen ser
revisadas, pues las máximas de experiencia explican que no es el divorcio per se
el que fragmenta la estabilidad de las familias, sino otros elementos de facto
perturbadores que a la postre obligan a las parejas a decidir la disolución del
vínculo que los une, a través del divorcio. En ese sentido, sin temor a equívocos
puede asegurarse que atenta más contra la familia una separación de la pareja,
como consecuencia de una situación conflictiva prolongada, cargada de insultos,
de irrespeto, de intolerancia y de humillaciones, sin canalizarse jurídicamente, a la
que terminan acostumbrándose sus miembros; que el divorcio, como un
mecanismo jurídico válido para poner fin a una situación dañina familiarmente
donde se relajan los principios y valores fundamentales en la familia como son, la
solidaridad, el esfuerzo común y el respeto recíproco entre sus integrantes, tal
como lo preceptúa el artículo 75 constitucional. De tal manera, que no es el
divorcio sino los hechos que lo demandan los que atentan contra la familia. De
suerte pues que no es manteniendo una unión matrimonial e impidiendo el divorcio
como se subsanan los conflictos familiares, y se persuade a las parejas para la
convivencia pacífica y el bienestar familiar. Así, la institución del divorcio con las
formalidades de ley surge para disolver el vínculo matrimonial con todas las
dificultades procesales propias que ponen en cabeza del juez y del Ministerio
Público incluso por encima de los cónyuges mismos, la decisión final de la
declaratoria “con lugar” o “sin lugar” el divorcio, con todos los efectos absurdos
que conlleva un “sin lugar” del divorcio. (Subrayado propio). Asimismo, la
conformidad con estos principios fue ratificado por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia en sentencia No. 101, de fecha 02/06/2022, motivo
por el cual se puede afirmar que es un procedimiento vigente y aplicable a los
ciudadanos venezolanos.
CAPITULO III
REGIMEN DE LOS MENORES
Ambos cónyuges hemos acordado que nuestro Divorcio se regirá por las
clausulas que a continuación señalamos: PRIMERO: PATRIA POTESTAD Y
REGIMEN DE CRIANZA: La patria potestad de nuestros hijos la hemos ejercido
ambos padres en forma conjunta, incluso desde nuestra separación, ello de
conformidad a lo establecido en el artículo 349 de la LOPNNA. La responsabilidad
de crianza ha estado y seguirá estando a cargo, tanto de la madre como del
padre, ejerciéndola con todos los deberes y derechos que le otorga la ley,
coadyuvando en todo lo referente a la educación y mejor formación moral y
material, primordialmente en bienestar de nuestros hijos, de conformidad a lo
establecido en el artículo 359 de la LOPNNA. Con respecto a la custodia de
nuestros hijos CARLOS ALEJANDRO y ETHAN EMMANUEL, la he venido
ejerciendo junto a su padre CARLOS JESUS MELENDEZ PEREZ y así seguirá
siendo; con todas las responsabilidades y obligaciones que la custodia implica, y
estableciendo para ello que el sitio donde se encuentren domiciliados
conjuntamente con su mamá será en la siguiente dirección, Urbanización Cabo
Cervera, Calle Bogavante, Miramar 7, Piso 1-9, Torrevieja, Alicante, España, todo
de conformidad a lo establecido en el primer aparte del artículo 359 LOPNNA. Que
la educación de nuestros hijos, será dirigida por ambos padres, quienes de mutuo
acuerdo resolveremos lo que consideremos conveniente a los intereses de ellos,
prestándoles la colaboración que necesiten, tal como lo hemos venido haciendo
hasta la presente fecha. SEGUNDO: Para todo lo referente a la manutención de
nuestros hijos, hemos decidido los siguientes particulares: De conformidad a lo
previsto en el artículo 366 de la LOPNNA, el padre seguirá cumpliendo con su
obligación de manutención, como lo ha venido haciendo hasta la presente fecha,
con la cantidad de MIL BOLIVARES (BS. 1000,00) mensuales mientras dure la
minoridad, y/o hasta que nuestros hijos finalicen sus estudios universitarios; los
cuales serán aportados anticipadamente a principios de cada mes, con acuse de
recibo firmado, para cubrir las necesidades alimentarias de nuestro hijos; referente
a los gastos por recreación, educación, vestido, gastos médicos, asimismo, la
madre deberá procurar una buena administración de la suma indicada, con
respecto a otros gastos se acuerda aportar la cantidad de QUINIENTOS MIL
BOLIVARES (BS 500.00,00) en el mes de Agosto de cada año para cubrir los
gastos escolares y la misma cantidad en el mes de Diciembre de cada año, para
cubrir los gastos navideños propios de las fecha. Dichos montos, se incrementarán
automáticamente cada vez que el padre perciba un aumento de sus ingresos
conforme a lo previsto en el artículo 369 LOPNNA. TERCERO: Seguirá el padre
ejerciendo su derecho a compartir con sus hijos, con un régimen de convivencia
familiar amplio, visitándolo entre semana y los fines de semana, en un horario que
no interfiera con sus horas de estudio, alimentación y descanso; igualmente puede
llevarlo a pasear, pernoctar fuera del hogar, previo acuerdo con la progenitora y la
voluntad de éste, con la finalidad que mantengan contacto directo y así brindarles
estabilidad emocional, en pro de estrechar los lazos familiares aun cuando ha
sobrevenido la necesidad del divorcio, la cual no debe, ni tiene porque interferir las
relaciones parentales del progenitor respecto a nuestros hijos. Las fiestas
decembrinas y vacaciones escolares, las disfrutamos ambos padres al lado de
nuestros hijos, de manera equitativa e intercalada.
En cuanto a bienes que partir y liquidar manifiesto que durante la vigencia de
nuestro matrimonio no adquirimos bienes inmuebles, ni bienes muebles de gran
valor, por lo tanto no tenemos nada que liquidar conforme a derecho.
DEL PETITORIO
Ahora bien, ciudadano (a) juez (a), le rogamos sea admitida la presente
solicitud y declarada con Lugar la disolución del vinculo conyugal que hoy nos une,
a través del Divorcio basado en la Sentencia dictada por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia 1070 de fecha 09 de diciembre del año 2.016,
además, Ratificación de la Sentencia por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia mediante Sentencia Nro. 831, de fecha 25 de octubre del
2022, para lo cual solicito se sirva notificar a la Representación del Ministerio
Publico de la Presente Solicitud
DE LAS PRUEBAS
ANEXO A LA PRESENTE SOLICITUD
PRIMERO: A los fines de demostrar el vinculo filial existente nuestros hijos y
nosotros sus padres, así como su minoridad, como uno de los aspectos que le
atribuye la competencia de conocer la presente solicitud a los Tribunales
especializados en materia de protección, promuevo el siguiente documento: Copia
simple del acta de nacimiento de mis hijos, CARLOS ALEJANDRO de 10 años de
edad, nacido en Venezuela en fecha 07 de diciembre del 2012, según acta de
nacimiento Nº 11, Tomo 1, de los libros llevados por el Registro Civil del Municipio
Los Salias, estado Miranda y ETHAN EMMANUEL, de 03 años de edad, nacido
en Costa Rica, en fecha 24 de octubre del 2019, tal como lo establece la partida
de nacimiento, inscrita ante el Registro de Nacimientos de la Provincia de San
José de Costa Rica, Oficina Nacional del Registro Civil , según Certificado
Electrónico, tomo 2341, Folio: 199 Asiento: 397, apostillado Nro. 739781, clave de
Apostilla SATPKWZ1QKE, de fecha 25 de Mayo de 2021,la cual presento en copia
certificada y simple, a Efectum Videndi.
SEGUNDO: Copia fotostática de Acta de Matrimonio distinguida con el Nº 7, folio
Nº 7, correspondiente a los libros llevados por el Registro Civil Del Municipio Los
Salías del Estado Miranda, con la finalidad de demostrar el vinculo matrimonial
que hoy día nos une y el cual se pretende disolver con la presente solicitud.
TERCERO: A los fines de gestionar la verificación de nuestras identidades,
promuevo asimismo copia fotostática de nuestras cedulas de identidad y de la
acreditación de la abogada que nos representa profesional del derecho
(Inpreabogado).
CUARTO: Copia fotostática del poder debidamente notariado Dña Tatiana Martin
Ruiz, Torrevieja, Alicante, España, el Treinta (30) de Mayo (05) de Dos Mil
Veintitrés (2023) y debidamente Apostillado el día Trece (13) de Junio (06) del Dos
Mil Veintitrés (2023), bajo el numero N9103/2023/012327, la cual presento en
copia verificada y copia simple, a Efectum Videndi.
Finalmente pido con todo respeto sea notificado a través del número de
teléfono, o en su defecto se realice notificación electrónica a su correo
[email protected] , tal como lo señala y estipula la sentencia Nro. 236 del
Tribunal Supremo de Justicia dictada por la Sala de Casación Social en atención a
lo dispuesto en el artículo 85 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
“El Tribunal Supremo de Justicia en cada una de sus salas favorecerá la utilización
de herramientas tecnológicas disponibles para la sustanciación de las causas
sometidas a su conocimiento, para la implementación de tramites trasparentes y
expeditos”, concatenado con el articulo 91 numeral 3 ”Mediante Boleta que sea
enviada a través de sistemas de comunicación…electrónicos y similares en cuyo
caso el Secretario o Secretaria dejara constancia en el expediente de haberla
practicado. A tal efecto las partes indicaran su dirección de correo electrónico o
número de Fax, cundo se incorpore al proceso”. Asimismo hacemos constar por
medio de la presente que los cónyuges anteriormente mencionados no tienen por
ante este Tribunal Asunto Nuevo.
Es Justicia lo que esperamos en la ciudad de Los Teques, Estado Miranda, a la
fecha de su presentación.