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CONTRATO DE APARCERÍA

Concepto y caracteres
Con la sanción de la Ley 13.246 en 1948, estos contratos adquieren autonomía, ya
que hasta ese momento el precio del contrato indistintamente podía pactarse en una suma de
dinero, un porcentaje de los frutos o una cantidad fija de ellos.
A partir de allí se va a diferenciar el contrato de arrendamiento del de aparcería, ya que
si bien en ambos existe la cesión del uso y goce del predio o de un semoviente, la finalidad
de las partes es repartirse los frutos, productos o utilidades.
Teniendo en cuenta esta característica que lo enmarca dentro de los contratos de
naturaleza asociativa, la ley citada en su artículo 21 lo describe como aquel en que “…una
de las partes se obliga a entregar a otra animales o un predio rural con o sin plantaciones,
sembrados, animales enseres o elementos de trabajo, para la explotación agropecuaria en
cualesquiera de sus especializaciones, con el objeto de repartirse los frutos…” y agrega que
“ …Los contratos de mediería se regirán por las normas relativas a las aparcerías…”
Con esta regulación, se solucionan las divergencias existentes en la doctrina y la
jurisprudencia en cuanto a su naturaleza jurídica y, en consecuencia, respecto de qué normas
aplicarle, ya que por una parte se sostenía, sobre la base a la nota de Vélez Sársfield al artículo
1493, CCiv., que si el precio de un contrato de arrendamiento consistía en una cantidad de
frutos de la cosa no sería locación, sino un contrato innominado, pero si la cantidad de frutos
fuera una cuota proporcional respecto del todo que produzca la cosa, sería un contrato de
sociedad, aunque las partes lo llamaran arrendamiento. Por otra parte, también se lo
consideraba como una modalidad del contrato de locación.
Por ello, con la sanción de la ley surge que es un contrato de colaboración y de
estructura asociativa, donde tanto el aparcero dador como el aparcero tomador se
encuentran vinculados con el resultado de la explotación, y las utilidades que pueda recibir
el primero lo serán en relación con éste, ya que si la cosecha se pierde nada recibirá; por ello,
el artículo 24 de la ley establece que “ la pérdida de los frutos por caso fortuito o fuerza
mayor será soportado por las partes en la misma proporción convenida para el reparto de
aquellos”.
En consecuencia, el contrato de aparcería es una figura intermedia entre el contrato de
sociedad y el de arrendamiento, ya que no surge la aparición de una persona jurídica distinta
de las personas físicas que la integran, dotada de capital propio y capaz de contraer
obligaciones y adquirir derechos.
Este es un contrato consensual, bilateral, oneroso, de colaboración, de naturaleza
asociativa, de tracto sucesivo, intuito personae y aleatorio, ya que las ventajas o las pérdidas
dependen de acontecimientos inciertos, que es el álea propia de la actividad agraria.
A partir de la conceptualización que efectúa la ley, se desprenden las diferentes
figuras jurídicas contenidas en el concepto genérico arriba transcripto y que son:
a) Aparcería agrícola o propiamente dicha.
b) Aparcería pecuaria.
c) Mediería.

APARCERÍA AGRÍCOLA O PROPIAMENTE DICHA

De conformidad con el artículo 21, este contrato se configura cuando una de las partes
denominada aparcero dador, se obliga a entregar a otra denominada aparcero tomador o
aparcero, un predio rural con o sin plantaciones, sembrados, animales, enseres o elementos
de trabajo, para la explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones, con el
objeto de repartirse los frutos.
En consecuencia, el objeto del contrato es la cesión de un predio rural, como vimos, un
predio que se encuentre fuera de la planta urbana de las ciudades o pueblos, y debe tratarse
de una explotación agraria.

El porcentaje en la distribución de los frutos


La ley no establece ningún principio, por lo que como consecuencia propia de la
naturaleza del contrato es que se reparten en la proporción en que las partes convengan
libremente, en la forma, tiempo y lugar establecidos.
No obstante ello, ninguna de las partes podrá disponer de los frutos sin que previamente
se haya realizado la distribución, ya que hasta ese momento existe un condominio entre ellas
y por lo tanto, conforme al artículo 1990 CC y C, ninguno podrá realizar actos que importen
el ejercicio actual de un derecho de propiedad, correspondiendo ser efectuado según la
calidad media de los frutos o productos, asumiendo el aparcero tomador la obligación de
hacer saber al aparcero dador la fecha en que se iniciará la percepción de los frutos y la
separación de los productos a dividir.
Asimismo, y de acuerdo con el artículo 32 se prohíbe convenir como retribución el
pago de una cantidad fija de frutos o su equivalente en dinero, denominado a kilaje fijo y
que al igual que los llamados contratos canadienses previstos en el artículo 42, constituyen
una cláusula prohibida, y que de incluirse en el contrato, determinará que el mismo se integre
judicialmente, estableciéndose una nueva forma de pago y el encuadre del contrato dentro
del régimen correspondiente en orden a la intención que tuvieron las partes al momento de
contratar.
La pérdida de los frutos por caso fortuito o fuerza mayor tal como antes se señalara,
será soportada por las partes en el porcentaje establecido para su distribución (artículo 24).

Normas del contrato de arrendamiento aplicables al contrato de aparcería


En cuanto al plazo mínimo legal, contratos sucesivos, prohibición de explotación
irracional, inembargabilidad, cláusulas nulas y obligaciones de las partes, cuando una de las
partes se obligue a entregar un predio rural, el artículo 22 remite a las disposiciones relativas
al contrato de arrendamiento.

Obligaciones de las partes


Además de las obligaciones contenidas en el artículo 18 de la Ley el artículo 23
establece las obligaciones propias del aparcero y del dador.
Para el primero determina las de: 1) realizar personalmente la explotación, siéndole
prohibido ceder su interés en la misma o dar en aparcería la cosa o cosas objeto del contrato,
obligación que se desprende del carácter intuito personae que poseen, aunque ello no
significa que deba efectuarlas de esa manera sin que el apoderado sea el que dirija
personalmente la explotación, pudiendo por ende contar con personal subordinado a tenor de
lo preceptuado en la Ley 26.727 de Trabajo Agrario.
2) Dar a la cosa o cosas el destino convenido o en su defecto el que determinen los
usos y costumbres locales y realizar la explotación con sujeción a las leyes y reglamentos
agrícolas y ganaderos.
3) Conservar los edificios mejoras, enseres y elementos de trabajo, los que deberá
restituir al hacer entrega del predio en las mismas condiciones en que los recibiera, salvo el
deterioro ocasionado por el uso normal y el transcurso del tiempo-
4) Hacer saber al aparcero dador la fecha en que comenzará la percepción de los frutos
y separación de los productos a dividir, salvo estipulación o usos en contrario, ya que ambas
partes tienen interés en conocer la cantidad y la calidad de los frutos o productos a obtener
conforme a la naturaleza asociativa y donde el aparcero tomador es el que dirige
personalmente la empresa agraria es que la ley le impone esta obligación.
5) Poner en conocimiento del aparcero dador toda usurpación o novedad dañosa a su derecho
como así cualquier acción relativa a la propiedad, uso y goce de las cosas.
En cuanto al aparcero dador le impone las de: 1) Garantizar el uso y goce de las cosas
dadas en aparcería y responder por los vicios o defectos graves de las mismas y
2) Llevar anotaciones con las formalidades y en los casos que la reglamentación determine.

Resolución del contrato


El contrato de aparcería agrícola, se resuelve por el vencimiento del término legal o
el pactado si fuere mayor, si se ha concedido el uso y goce de un predio rural, debiendo el
aparcero restituir el predio sin derecho a ningún plazo suplementario para el desalojo y
entrega libre de ocupantes (arts. 20 y 26 de la Ley 13.246).
También se resuelve en caso de muerte, de incapacidad o imposibilidad física del
aparcero, teniendo en cuenta el carácter intuitu personae de estos contratos y que a diferencia
del contrato de arrendamiento, la ley no posibilita su continuación con sus herederos ya que
es una consecuencia de la obligación del aparcero establecida en el inciso a) del artículo 23
de realizar personalmente la explotación, hallándose prohibido ceder su interés en la misma,
arrendar o dar en aparcería la cosa o cosas objeto del contrato.
Distinto es el caso de muerte del aparcero dador o de enajenación del predio, en los
que el contrato de aparcería continuará, salvo opción en contrario del aparcero ( art. 27 “in
fine”).
APARCERÍA PECUARIA

Conceptualización
Habrá contrato de aparcería pecuaria cuando una de las partes llamada dador se
obligue a entregar animales y la otra denominada tomador, se obligue a cuidarlos, criarlos y
engordarlos en un predio rural, con la finalidad de repartirse los frutos, productos o utilidades.
El objeto del contrato entonces será ganado, o lo que es lo mismo, semovientes. La
diferencia con el contrato de aparcería propiamente dicha o agrícola es que impera el
principio de autonomía de la voluntad consagrado en el art. 958 del Código Civil y
Comercial.

Clases
Este contrato, puede asumir dos modalidades, aparcería pecuaria en la que la
finalidad es repartirse las crías de los animales que se entregan o capitalización de hacienda,
donde la finalidad es repartirse el mayor valor que adquiera la hacienda durante el engorde a
campo.

Porcentaje en la distribución de los frutos


En cuanto al reparto de los frutos o utilidades, si bien se rige por el principio de la
autonomía de la voluntad, si las partes no establecieron el porcentaje para su distribución o
conforme a usos y costumbres en contrario, se repartirán por mitades.
En la aparcería pecuaria pura, la distribución de las crías es generalmente anual,
teniendo en cuenta el ciclo biológico que concluye con la separación de la cría de su madre
(destete), efectuándose a favor de una parte por vez o formando lotes y sorteándolos,
concediendo las hembras a una parte y los machos a la otra.
En cambio, en el contrato de capitalización de hacienda, el mayor peso ganado desde
la entrega y hasta alcanzar el peso o plazo pactados, se distribuye entre las partes previo
descontar el peso o el valor de los kilos iniciales del rodeo en el porcentaje establecido.

Plazo
En estos contratos al no concederse un predio no están alcanzados por el mínimo legal
establecido en el art. 4, toda vez que sólo se ceden animales y por ende, quedan sometidos al
que las partes convengan o en su defecto, el que determinen los usos y costumbres.

Obligaciones de las partes


En cuanto a las obligaciones, el aparcero dador debe mantener al aparcero en la
posesión de los animales dados en aparcería y en caso de evicción, a sustituirlos por otros
como consecuencia de la obligación principal del dador, consistente en la entrega de los
animales en la cantidad, especie, estado, peso, sexo y clase convenidos.
Por su parte, el aparcero se obliga a cuidar y criar a los animales, debiendo, salvo
estipulación en contrario, correr con los gastos necesarios para ello, y si bien tiene a su cargo
el cuidado y la crianza de los semovientes, no responderá por la pérdida de los mismos
producida por causas que no le sean imputables, aunque debe rendir cuenta de los despojos
aprovechables.
A su vez y tal como acontece en el contrato de aparcería propiamente dicha, salvo
estipulación en contrario, ninguna de las partes podrá disponer, sin el consentimiento de la
otra, de los animales dados en aparcería o de los frutos y productos de los mismos.

MEDIERÍA

La ley no tipifica a este contrato, limitándose únicamente a declarar en el artículo 21


que le serán aplicables las disposiciones de la aparcería.
Para que exista contrato de mediería, los elementos caracterizantes son:
a) que los aportes realizados por el dador y el mediero sean equivalentes, es decir,
iguales.
b) que los gastos de explotación sean afrontados por partes iguales.
c) que la dirección y administración de la explotación sea compartida entre las partes.
d) que los frutos, productos o utilidades de la explotación, como corolario de los
caracteres anteriores, se dividan por mitades.
En consecuencia, podría definirse al contrato de mediería como aquel en que una de
las partes denominada dador concede un predio rural ubicado fuera de la planta urbana, y la
otra denominada mediero lo destine a la actividad agraria, aportando ambas en partes iguales
el capital y los gastos de explotación necesarios, compartiendo la dirección y la
administración de dicha explotación, con el objeto de repartirse por mitades los frutos, los
productos o las utilidades obtenidas.

Forma de los contratos

Los contratos a los que se refiere la ley 13.246 modificada por su similar 22.298,
en principio deberán celebrarse por escrito, mediante documento privado, sin necesidad de
intervención de oficial público, y, según el art. 958 del Código Civil y Comercial, no hay
forma alguna especial, pudiendo formularlos en el idioma y con las solemnidades que las
partes consideren más convenientes, toda vez que la forma establecida es ad probationem y
no ad solemnitatem.
Sí se requiere como condición esencial, la firma a tenor del art. 313 del Cód. Civil y
Com.
No obstante ello, si se hubiere omitido su celebración por escrito, y se pudiere probar
su existencia por cualquier medio, se considerará encuadrado en los preceptos de la ley y
amparado por todos los beneficios que ella acuerda.
En consecuencia y a tenor de la aplicación supletoria de lo preceptuado en los arts.
1019 y ss. del Cód. Civil y Com, su existencia podrá ser probada por todos los medios de
prueba, pudiendo efectuarse por ejemplo mediante las constancias de pago del precio
expedidas por el arrendador, certificados de depósito del cereal a nombre de ambas partes,
que podrán ser complementados por prueba de testigos, conforme el art. 1020.
Asimismo, y para el caso de contrato verbal, cualquiera de las partes podrá emplazar
a la otra a que le otorgue el contrato por escrito y, si se negare o no se pudiere llegar a un
acuerdo sobre las cláusulas del mismo, deberá ser aprobado por el juez competente en materia
agraria de conformidad a los preceptos de la ley, las convenciones de las partes y los usos y
costumbres de la zona.

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