Texto. Marcos 4:35-41.
35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras
barcas.
37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera
que ya se anegaba.
38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro,
¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo
grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el
viento y el mar le obedecen?
TEMA. ¿Quién es Este que aún el viento y el mar le obedecen?
INTRODUCCIÓN: es una pregunta de admiración que tienen los discípulos. Quien es este que le
dijo al viento y mar detente y le obedeció.
Ellos estaban aterrados por la tormenta, pero ahora están asombrados por la autoridad de Jesús
que calmo la tormenta.
1. Les voy a decir quién es él.
A. Es el hijo de Dios, el que Dios prometió a David, que tendría un hijo que se sentaría en su trono
para siempre. Que reinaría eternamente, él es el Rey, el Señor, nuestro salvador
Diga conmigo Jesús es el Señor.
B. El que está lleno de autoridad, porque es el hijo de Dios.
En este pasaje asombro a sus discípulos, en otros pasajes asombro a los religiosos y a los
incrédulos. Y todos decían quién es este.
Marcos 1:21-28.
21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo,[a] entrando en la sinagoga, enseñaba.
22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como
los escribas.
23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé
quién eres, el Santo de Dios.
25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué
nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
28 Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.
Cuando Dios levanta a un hijo siempre le da su autoridad.
Jesús enseñaba con autoridad. V. 22.
22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como
los escribas.
Saben por qué enseñaba a sí
Porque sabía que el padre le había dado esa autoridad, Estaba convencido de esa verdad.
Y actuaba así con esa autoridad, al enseñar y al reprender los demonios.
V. 23-27.
23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé
quién eres, el Santo de Dios.
25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué
nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
-Su enseñanza incluía echar fuera demonios,
-Debemos estar conscientes de esto.
-Estamos empoderados para hacer lo mismo.
Igual que para sanar a los enfermos.
Lucas 4:36-41.
36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que
con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de
Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.
39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al
instante, les servía.
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él,
poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él
los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Jesús hablaba la palabra con poder para salvación, para liberación ordenaba a los demonios salir.
Ordenaba a las enfermedades dejar los cuerpos.
Los reprendía tanto a demonios, cómo ha enfermedades.
Y estás salían de las personas.
Está es la autoridad del hijo de Dios.
2. El creyente también es Hijo de Dios.
Cuando Dios hace a alguien su hijo es para darle poder y autoridad.
Lo vimos con el hijo pródigo, Vestido, calzado, anillo en su mano.
Dios nos hace sus hijos para que reinemos con Cristo.
Romanos 5:17. 17Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en
vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Debemos creer que tenemos la misma autoridad de Jesús.
Mateo 10: 7-8. Misión de los 12
7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia.
Lucas 10:19
19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará.
La razón es que somos sus enviados, sus representantes en la tierra.
Lucas 10:16.
16 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que
me desecha a mí, desecha al que me envió.
Estamos enviados a hacer las mismas cosas que hacía Jesús.
Hechos 1:8.
8 pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, y en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Marcos 16:15-18.
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas;
18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Juan 14:12.
12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y
aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Ahora debemos practicar hablar con la misma autoridad su palabra
Mandar a las enfermedades quitarse
Mandar a los demonios salir en el nombre de nuestro señor Jesucristo
Raíz: La palabra emuná deriva de la raíz hebrea ( ָאַמ ןaman), que significa "ser firme" o
"estar seguro". Esta raíz también es la base de la palabra "amén", que significa "así sea" o
"ciertamente".
Significado: Emuná no solo implica una creencia intelectual en Dios, sino una confianza
firme y una lealtad inquebrantable hacia Él. Es la confianza en que Dios es fiel a Sus
promesas y es también la respuesta humana de fidelidad hacia Dios, reflejada en la acción
y el comportamiento diario.
Uso en la Biblia La palabra emuná aparece varias veces en la Biblia hebrea, y su significado
abarca fe, firmeza, fidelidad y verdad. Aquí hay algunos ejemplos clave:
1. Génesis 15:6 - "Abram creyó a Jehová, y le fue contado por justicia."
o En hebreo, se dice que Abraham tenía emuná en Dios, lo cual le fue contado como
justicia. Esto muestra cómo la fe (emuná) es una confianza profunda y activa en la
promesa de Dios.
2. Éxodo 17:12 - "Pero las manos de Moisés se cansaban; entonces tomaron una
piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus
manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza (emuná)
hasta que se puso el sol."
o Aquí, emuná se traduce como "firmeza", mostrando que la fe también puede
interpretarse como estabilidad y fuerza inquebrantable.
3. Habacuc 2:4 - "El justo por su fe (emuná) vivirá." Este versículo, que también es citado
en el Nuevo Testamento, enfatiza que la vida del justo está basada en la fe, en su fidelidad
y confianza en Dios.
Conclusión. Cuántos están listos para actuar con su mismo poder y autoridad, porque es lo que
Jesús nos ha dado para servir a su reino en este mundo, vamos a hacerlo en su santo nombre,
aleluya.