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Tema 5. La construcción del Estado Liberal (1833-1874).

5.1. El reinado de Isabel II: las Regencias. Las guerras carlistas, Los
grupos políticos, el Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837.
5.1.1. Las Regencias
5.1.1.1. La regencia de María Cristina y la revolución liberal (1833-1840)

La Regencia de María Cristina (1833-1840) contó con el apoyo de los liberales, lo que
permitió desmantelar el Antiguo Régimen y sentar las bases de una monarquía
parlamentaria y constitucional. Los gobiernos se caracterizaron por su corta
duración, y por el predominio moderado (defensa de la soberanía compartida, el
sufragio censitario, las libertades individuales restringidas, la confesionalidad católica
y el apoyo en las clases altas). No obstante, las principales medidas políticas se
debieron a gobiernos progresistas que contaban con el apoyo de las clases medias
urbanas (soberanía nacional, sufragio censitario más amplio, libertades individuales
sin limitación, separación Estado-Iglesia).

• Javier de Burgos (1833):


o División provincial española, vigente hasta hoy.
• Martínez de la Rosa (1834):
o concibió el Estatuto Real, carta otorgada a modo de constitución.
o oposición de liberales y carlistas. 1
o tensión entre gobierno y parlamento: epidemia de cólera, guerra carlista,
matanzas de frailes en 1834 (acusados de propagar el cólera), debilidad de
Hacienda pública, endeudamiento, radicalización, …
o crisis de gobierno.
• Conde de Toreno (1835)
o Cuatro meses de gobierno cargados de reformas importantes.
o Revolución de 1835: disolución de conventos con menos de 12 religiosos,
disolución de los Jesuitas, exclaustración de los frailes.
o Ruptura de relaciones con la Santa Sede.
o Clero regular abraza la causa carlista.
• Mendizábal (1836)
o Siete meses.
o Reorganización de la Milicia Nacional.
o Desmantelamiento del sistema legal del Antiguo Régimen (libertad de
imprenta, supresión de conventos, desamortización eclesiástica, …).
o Desamortización de los bienes del clero: Nacionalización de las
propiedades rústicas y urbanas de la Iglesia y su venta posterior en
subastas públicas a particulares. Objetivos:
 Crear una nueva clase de propietarios afines a la causa liberal
 Sanear la Hacienda Pública
 Reducir la deuda del Estado
 Aumentar los ingresos estatales para hacer frente a los gastos de
guerra y acabar con ella.
 NO SE ALCANZARON
o La intensa política de reformas le hizo enfrentarse con los moderados y
con la regente, que forzó su dimisión.
• Sublevación de la Guardia Real (La Granja, 1836)
o Obligó a María Cristina a devolver el gobierno a los progresistas y a
restablecer la Constitución de 1812
• José María de Calatrava (1836)
o Demolición del absolutismo
 Eliminación del régimen señorial
 Supresión del diezmo que se sustituye por un nuevo impuesto de
culto y clero
 Restablecimiento de la ley municipal del Trienio (elección popular
de los alcaldes)
 Espartero como jefe del ejército
o Constitución de 1937 para contentar por igual a progresistas y moderados
• Durante tres años, María Cristina eligió jefes de gobierno moderados, que
ganaban las elecciones gracias al sufragio restringido.
• En 1840 las medidas reaccionarias del gobierno forzaron la dimisión de María
Cristina y su sustitución por el general Espartero, héroe de la victoria en la
primera guerra carlista. 2
5.1.1.2. La regencia del general Espartero (1840-1843) y la contrarrevolución
El general Espartero gozaba de una gran reputación y sus discrepancias con la
regente, llevaron a esta última a abdicar y a exiliarse. Gobernó con mano dura y eso
le hizo perder el apoyo de la mayoría de los progresistas y de algunos moderados.

En 1842 estalló una insurrección en Barcelona, ante los rumores de que Espartero
estaba negociando con Inglaterra un tratado de libre comercio, que afectaría a la
industria textil catalana. Su durísima represión incluyó el bombardeo de la ciudad y el
hundimiento del prestigio del general Espartero.
Los moderados, algunos progresistas y miembros del ejército organizaron una
sublevación militar que, encabezada por Narváez, triunfó y obligó a Espartero a
dimitir.

• Puso fin a la regencia de Espartero


• Suprimió los elementos progresistas (cierre de periódicos, purga de militares
progresistas, persecución de diputados radicales)
• Organizó un sistema político ultraconservador
En 1843, las Cortes, para evitar una nueva regencia, votaron la mayoría de edad de
Isabel II, que con trece años iniciaba su reinado efectivo que duraría veinticinco años.
5.1.2. Las guerras carlistas
5.1.2.1. La primera guerra carlista
Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de
1833, dejando como heredera a su hija Isabel de Borbón de tres años de edad y como
regente a su esposa Mª Cristina, se producen los primeros levantamientos armados
a favor del pretendiente Carlos María Isidro, hermano del rey, quien exigió sus
derechos en el Manifiesto de Abrantes.

Los dos bandos se enfrentaron en la denominada Primera Guerra Carlista (1833-


1839). No fue solo una lucha dinástica sino también, un enfrentamiento entre dos
modelos de Estado: el liberal (bando isabelino, apoyo de Francia, Gran Bretaña y
Portugal) y el absolutista (bando carlista, apoyo de Austria, Prusia y Rusia).
Desarrollo de la guerra:

1) 1ªfase (1833-35) los carlistas, dirigidos por Zumalacárregui, formaron guerrillas y


dominaron las zonas rurales del País Vasco, Navarra, norte de Cataluña y el
Maestrazgo
2) 2ºfase (1835-37) habrá un equilibrio entre los bandos. El ejército isabelino
(liderado por Espartero) logró la victoria de Mendigorría, mientras que los
carlistas (destaca Cabrera) organizaron expediciones para extender la
insurrección sin mucho éxito
3) 3ªfase (1838-40) las derrotas se suceden y entre los carlistas aparecen divisiones 3
internas. Finalmente, Maroto, jefe del ejército carlista, y Espartero firmaron el
Convenio de Vergara (los carlistas reconocían a Isabel II a cambio de la
integración de su ejército en el isabelino y la promesa de negociar los fueros
vasco-navarros)
A cambio de la rendición, se reconocieron los grados y empleos de los vencidos. El
acuerdo de Vergara significó la renuncia de Navarra a su condición de reino, a cambio
de una promesa de autonomía que se concretó en una ley de 1841 (concesión a la
Diputación Foral la administración de los impuestos y algunas competencias
administrativas.
Las consecuencias de la guerra pueden resumirse en:

• Miles de muertos, militares y civiles


• Destrucción, especialmente en el N de España
• Hundimiento económico
• Arraigo ideológico que propició la permanencia del carlismo
5.1.2.2. La segunda guerra carlista (1846-1849)
El acuerdo de Vergara no terminó con el carlismo. En 1846 se intentó pactar la boda
de Isabel II con Carlos VI (heredero de los derechos sucesorios de Carlos María isidro,
tío de la reina) pero el fracaso en las negociaciones y el anuncio de la boda real con
otro candidato llevó a los carlistas a iniciar la segunda guerra carlista.

La nueva sublevación solo fue secundada en zonas de Cataluña y por algunas partidas
en Navarra, Castilla y La Mancha. Fue la llamada «guerra dels matiners» y duró hasta
1849 sin obtener éxitos militares importantes. El pretendiente, «Carlos VI», ni siquiera
pudo hacerse presente en España.
5.1.2.3. La tercera guerra carlista (1872-1876)

En 1872, tras la caída de Isabel II y la llegada a España de Amadeo de Saboya, el nuevo


pretendiente Carlos VII, volvió a levantar a sus partidarios, iniciándose la tercera
guerra carlista. Se centró en el País Vasco y Navarra. Establecieron su capital en
Estella. Tras la proclamación de la I República en 1873 algunos monárquicos apoyaron
al carlismo que extendió su influencia por algunas zonas de Castilla. Tras la
Restauración de la monarquía (1874) con Alfonso XII los carlistas fueron
definitivamente derrotados (se abolieron los fueros de Navarra y de las provincias
vascas).
En el siglo XX, el carlismo recuperó cierto protagonismo, en el ámbito de la extrema
derecha, en la sublevación militar de 1936, que dio comienzo a la Guerra Civil.

5.1.3. Los grupos políticos, el Estatuto Real de 1834 y la Constitución de


1837.
4
La vida política del reinado de Isabel II estuvo protagonizada por los dos grandes
partidos liberales: moderados y progresistas. La Corona tenía amplias prerrogativas
que utilizó para favorecer a los moderados, generando una gran inestabilidad,
acentuada por los pronunciamientos militares de generales o espadones, unos
progresistas (Espartero, Prim) y otros moderados (Narváez, O´Donnell).

• Estatuto Real (1834): durante el gobierno de Martínez de la Rosa se aprobó este


documento, una carta otorgada (concesión regia en un acto de soberana
voluntad) que pretendió conciliar absolutismo y liberalismo. Establecía unas
Cortes bicamerales que sólo tenían funciones consultivas (Estamento de
Próceres, nombrado por la Corona, y el Estamento de Procuradores, elegido por
un número muy reducido de electores)
• Constitución de 1837: tras el pronunciamiento progresista de 1836 (Sargentos de
la Guardia Real en La Granja), se convocaron Cortes Constituyentes. Su intento
de conciliar a moderados y progresistas permitió una Constitución de corte
progresista, pero con aspectos moderados (Cortes bicamerales, un Senado –por
designación real- y un Congreso de Diputados –sufragio directo-) y amplios
poderes para la Corona. Posteriormente se aprobaron leyes que modernizaron el
sistema político: Ley Electoral (mantenía el sufragio censitario), Ley de
Ayuntamientos (elección popular de alcaldes y concejales), y la Milicia -Nacional.
5.2. Isabel II (1843-1868): el reinado efectivo. Los grupos políticos y las
Constituciones.
El reinado de Isabel II presentó unas características comunes que se mantuvieron
invariables en el tiempo:

1. Tendencia muy conservadora (Constitución de 1845)


2. Gobiernos autoritarios, defensores del orden y de una monarquía fuerte
3. Limitación de reformas sociales, individuales y colectivas
4. Participación activa de la reina en la vida política que provocó un deterioro
progresivo de su imagen, hasta su caída en 1868
5. Participación de los generales en el gobierno
6. Exclusión de la mayoría del país de la vida política

5.2.1. Década moderada (1844-1854).


Narváez será el protagonista de esta época.
Se adoptaron importantes medidas como el Concordato de 1851, la reforma de la
Hacienda y, sobre todo, la Constitución de 1845, que anuló los aspectos más
progresistas de la de 1837.

• Estableció la soberanía compartida (rey y Cortes).


• Limitó el número de senadores otorgándoles un carácter vitalicio.
• Censo electoral restringido. 5
• Confesionalidad católica del Estado.
Leyes posteriores establecieron un poder municipal controlado por el gobierno
central, y la creación de la Guardia Civil. En este período tuvo lugar la Segunda Guerra
Carlista o Guerra dels Matiners (1846-49), sin el impacto de la primera, se desarrolló
exclusivamente en Cataluña. El conflicto estalló cuando las pretensiones de Carlos VI
(hijo de Carlos María Isidro) de acceder al trono a través del matrimonio con Isabel II
fueron frustradas. El antiguo general Cabrera se pondrá al frente de las milicias para
constituir un ejército, pero en 1849 varios líderes abandonaron las armas. Ese mismo
año, Cabrera y don Carlos abandonarán España.

5.2.2. Bienio progresista (1854-1856).


Se inició con la “Vicalvarada”. El pronunciamiento del general Leopoldo O’Donnell
fracasó tras un enfrentamiento con las tropas gubernamentales en Vicálvaro.
Los sublevados reaccionaron proclamando el Manifiesto de Manzanares, que
consiguió el apoyo popular y provocó la revolución en julio. Otros militares se
sumaron al pronunciamiento y juntos obligaron a la reina a entregar el gobierno al
general Espartero, que puso como ministro de la guerra a O’Donnell.
Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes que:

• Elaboraron la Constitución de 1856, no nata (libertades amplias)


• Pretendieron impulsar la economía, con medidas como la desamortización de
Madoz, la Ley General de Ferrocarriles, Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias.

Este bienio se caracterizó por el permanente clima de conflictividad social al que se


sumaron la epidemia de cólera (1854), las malas cosechas, el alza de los precios y los
enfrentamientos entre trabajadores y patronos.

Las clases populares, defraudadas por el incumplimiento de las promesas hechas en


1854 y el apoyo del gobierno a los patronos, retiraron su apoyo a los progresistas. En
julio de 1856 los militares opuestos a Espartero convencieron a la reina para cesarle y
sustituirle por O’Donnell. Ante este “golpe de estado palaciego” se produjo una
revuelta popular reprimida por el ejército bajo la dirección del general Serrano.

5.2.3. Gobierno de la Unión Liberal: moderantismo (1856-1863)


La reina confió el gobierno a la Unión Liberal, partido conservador que contaba con
el apoyo de la burguesía y de los terratenientes, bajo la presidencia del general
O’Donnell:

• Desmanteló la labor política y legislativa del bienio


• Declaró el estado de sitio
• Disolvió la Milicia Nacional
• Clausuró las Cortes antes de que aprobasen la Constitución de 1856
• Mantuvo la imprenta, la desamortización y la ley de ayuntamientos, lo que
6
provocó su destitución y sustitución por Narváez
El nuevo gobierno conservador (Narváez) se puso como meta la vuelta al
moderantismo tradicional y autoritarismo:

• Derogación de la Constitución de 1845


• Suspensión de la desamortización
• Restauración de la legislación moderada para los ayuntamientos
• Recuperación del espíritu del Concordato de 1851
• Convocatoria de elecciones con censo restringido y manipulable, que dejaron
fuera de las Cortes a demócratas y republicanos

La estabilidad política favoreció la prosperidad económica (construcción de


ferrocarriles, inversiones bancarias y bursátiles, Canal de Isabel II, primer censo oficial
de población, …).
Se aprobaron leyes importantes: Ley Moyano o Ley de Educación de 1857

• Creación de institutos de enseñanza media


• Cuerpo de catedráticos
• Derecho de la Iglesia a inspeccionar el sistema educativo
En 1857 se produjo una crisis de subsistencia por la escasez de trigo que agudizó los
conflictos sociales en el campo andaluz y en Madrid (duramente reprimidos por el
gobierno con numerosos presos y fusilados).
Narváez, sin motivo aparente, presentó su dimisión a la reina que volvió a llamar a
O’Donnell para formar gobierno.

El llamado “gobierno largo de O’Donnell” fue una etapa inusual el reinado de Isabel
II, ya que hubo estabilidad durante cuatro años y medio (junio 1858-marzo 1863). La
concentración de poder en O’Donnell (dos ministerios y la presidencia) dotaron de
gran fortaleza al gobierno:

• Adoptó un claro distanciamiento de los extremos políticos: restableció la


legislación desamortizadora pero no tocó la Constitución de 1845.
• Ministros tecnócratas para acelerar la modernización del país.
• Política exterior activa y agresiva que buscaba exaltar la conciencia patriótica:
o Guerra de África (1859-1860): intento de expansión colonial.
o México (1861-1862): junto a ingleses y franceses, para castigar el impago
de la deuda por parte del gobierno mexicano.
o Cochinchina (1857-1862): en apoyo a Francia, motivada por el asesinato de
misioneros.
o Perú (1862-1864): por incidentes comerciales y navales.
o Santo Domingo (1861-18665): intento fallido de recuperar la antigua
colonia.
La intervención militar en cinco conflictos apenas ofreció resultados:
o En Marruecos la presión de Inglaterra obligó a aceptar un acuerdo que 7
impidió cualquier anexión territorial.
o La retirada de México provocó conflicto diplomático con Francia.
o Fue un alarde militar que no influyó en el prestigio español en el panorama
internacional.
En 1863 el desgaste de la acción de gobierno y las divisiones dentro de la Unión Liberal
llevaron a O’Donnell a presentar su dimisión.

5.2.4. La crisis final del reinado (1863-1868)


La vuelta de los moderados en 1863 supuso la crisis final de un sistema que se volvía
cada vez más autoritario y excluyente. Comenzaba una sucesión de gobiernos
autoritarios e inestables presididos por O’Donnell y Narváez.
En esta crisis de la monarquía confluyeron las siguientes causas:
1. Crisis económica (quiebra de compañías ferroviarias por baja rentabilidad;
hundimiento de las fábricas textiles por falta de algodón provocada por la Guerra
de Secesión estadounidense; crack de las bolsas europeas; alza de precios
agrícolas por malas cosechas; desempleo).
2. Crisis política
a. Sucesos de la noche de San Daniel de 1865 (la policía disparó contra
estudiantes que se manifestaban en apoyo del rector, cesado por el
gobierno)
b. Sublevación del cuartel de San Gil de 1866 (suboficiales y progresistas se
unen como protesta ante las medidas del gobierno que responde con
gran violencia: 60 muertos, centenares de heridos y 66 oficiales y
suboficiales fusilados)
La oposición se fortaleció al colaborar progresistas, demócratas y republicanos,
cuyos líderes, ante la fuerte represión gubernamental, se vieron obligados a ir al
exilio. Desde allí firmaron el Pacto de Ostende (Bélgica, 1866) al que se van a sumar
algunos unionistas, su objetivo era derribar el sistema isabelino y, posteriormente,
convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal
La crisis económica y la muerte de Narváez y O´Donnell conducirán a la revolución
de 1868 y al aislamiento de Isabel II.

5.3. El Sexenio revolucionario: La Constitución de 1869. Gobierno


provisional, reinado de Amadeo de Saboya y Primera República.
La revolución del 1868 destronó a Isabel II y acabó con el sistema liberal moderado,
dando paso a un sexenio en el que la burguesía progresista tomó el poder con el
apoyo de las clases populares, e intentó construir un estado democrático en España.

5.3.1. Revolución de 1868 y regencia de Serrano.


Los antecedentes del proceso revolucionario se encuentran en la crisis de 1866 y en
el Pacto de Ostende. El 18 de septiembre de 1868 la revolución, conocida como la 8
“Gloriosa”, se inició con la sublevación del almirante Topete en la bahía de Cádiz,
apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (sucesor de O´Donnell). El
manifiesto de la revolución (“España con honra”) fue ampliamente difundido y el
movimiento se extendió por toda España, con levantamientos populares y la
organización de juntas revolucionarias locales. Días después, Serrano venció al
ejército gubernamental en Alcolea e Isabel II abandonó España. La “Revolución
Gloriosa” había triunfado fácilmente, y el Gobierno Provisional (formado por
unionistas y progresistas) liderado por Serrano, se impuso disolviendo las juntas
revolucionarias, los batallones de Voluntarios y exigiendo la devolución de las
armas.
Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes (sufragio universal masculino),
con mayoría de progresistas y unionistas, pero con un notable grupo de diputados
republicanos, y aprobaron la Constitución de 1869, la primera democrática de
nuestra historia.

5.3.2. La Constitución de 1869


Este texto constitucional establecía:

1) Avanzada declaración de derechos individuales (sufragio universal masculino;


derecho de reunión y de asociación; libertad de enseñanza y de cultos religiosos,
etc.).
2) Soberanía nacional
3) Monarquía como forma de gobierno
4) Estricta separación de poderes y gran protagonismo de las Cortes (bicamerales,
Congreso y Senado)
5) Gobierno era elegido por el rey (verá limitados sus poderes) pero debía dar
cuenta de su gestión ante las Cortes.
Las Cortes eligieron como regente al general Serrano (1869-1870), y éste mandó
formar gobierno al general Prim. El nuevo gabinete se tendrá que enfrentar al:
estallido de la primera guerra por la independencia en la isla de Cuba (1868-1878); la
conflictividad social y política (primeras huelgas obreras, sublevaciones
republicanas, bandolerismo, ley de fugas, …); la oposición activa de los carlistas y los
moderados o alfonsinos; el acoso de los republicanos; el déficit público; y la
búsqueda de un nuevo rey. Varios fueron los candidatos* de entre las familias reales
europeas, la necesidad de que fuera demócrata y no perteneciente a la casa de
Borbón, decantó la elección hacia Amadeo de Saboya.

*. Espartero, Fernando de Saxe-Coburgo (Portugal), Duque de Montpensier, Luís I de Portugal, Leopoldo


de Hohenzollern (Prusia) al que se oponía Napoleón III, Amadeo I de Saboya con la oposición de la Santa
Sede.

5.3.3. El reinado de Amadeo I (enero 1871-febrero 1873)


El rasgo más característico de esta etapa fue la permanente inestabilidad social y
política, a causa de: asesinato de Prim (su principal valedor), escaso apoyo de los 9
partidos políticos (desacuerdos en la coalición de gobierno y división del Partido
Progresista), agitación social (ligada al movimiento obrero), la tercera guerra carlista
(1872-76, partidarios de Carlos VII, principales escenarios Vascongadas, Navarra y
Cataluña) y el recrudecimiento de la guerra en Cuba. Además, el Partido Alfonsino
(creado por Cánovas del Castillo y que defiende la restauración de la monarquía
borbónica) empieza a aglutinar a las fuerzas sociales conservadoras. Por todos estos
motivos, el monarca abdicó y abandonó España.

5.3.4. La Primera República (febrero 1873-enero 1874).


Ante la abdicación del rey, las Cortes, en reunión conjunta del Congreso y el Senado,
proclamaron la República, pero esta tampoco consiguió estabilizar el sistema, ya que
a los problemas heredados se añadió el conflicto dentro de las filas republicanas
entre unitarios y federalistas.
Se sucedieron cuatro presidentes en menos de un año:

• Estanislao Figueras: mandato caracterizado por el desorden, victoria posterior de


los federalistas.
• Francisco Pi y Margall: las Cortes elaboraron un proyecto de Constitución (1873)
más avanzada que la de 1869, que defendía la república federal como forma de
estado. Sin embargo, su proyecto fue rebasado por la radicalización del
movimiento cantonalista y las medidas no llegaron a aplicarse. El cantonalismo
defendía la división del Estado en cantones prácticamente independientes y el
objetivo de impulsar una auténtica revolución social, aunque sin un ideario común
ni una ideología definida (destacará el de Cartagena).
• Nicolás Salmerón: viraje hacia posiciones conservadoras para atajar la
conflictividad.
• Emilio Castelar: representaba la República conservadora y centralista, no obtuvo
el apoyo de las Cortes.

La posibilidad de que el poder recayese de nuevo sobre los federalistas radicales


ofreció el pretexto para el golpe de Estado de Pavía que invadió el hemiciclo del
Congreso y disolvió la Asamblea. La junta de Capitanes Generales nombró jefe de
gobierno al general Serrano, quien aplicó una política dictatorial, con claro
protagonismo del ejército, aunque mantuvo las formas republicanas. El año que
duró su mandato fue una etapa de transición entre el fallido proyecto democrático
de la República y la restauración borbónica (apoyada por la burguesía que reclamaba
una monarquía liberal, pero sin radicalismos).

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