Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -
BTS Drama Queen
Published: 2022
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Prólogo
Jimin miraba con nerviosismo su vientre ¿Cómo rayos había pasado de
nuevo? Tres hijos, ese era el acuerdo. Tres hijos y Yoongi se operaría. No se
supone que sucediera de nuevo. La angustia le invadió por completo.
La cirugía había fallado, pues estaba malditamente embarazado por
cuarta vez. Yoongi le creería ¿Verdad? Porque se aman y confiaban el uno
en el otro. Suspiró dejando el baño con el leve mareo residual. Había dejado
las pruebas de embarazo sobre la cama. Pensó que el cansancio y las
náuseas serían por todo el trabajo, veintitrés años y tres hijos de cinco,
cuatro y tres años no eran una broma, requerían mucha atención, en especial
si eran tres cachorros altamente revoltosos.
Se sentó con cuidado en la cama evitando moverse con brusquedad. Este
embarazo sería diferente, no solo porque era inesperado, sino porque su
cuerpo no había cambiado al igual que siempre, su olor no tenía ni una
pizca de la suave esencia leche materna que le rodeó con sus cachorros
anteriores, su cuerpo no ganó peso rápidamente y su olor a nueces tostadas
se encontraba tenue, igual que siempre.
Yoongi llegó a su departamento, sintiendo lo agotador que fue su día. Si,
tenía un trabajo agradable pero la mala paga y cruzarlo con los estudios de
su maestría lo estaba matando. Nunca pensó que al estudiar producción
tendría tan poco tiempo para sí mismo o un salario que sería estirado para
mantener a su gran familia.
Observó la sala y sonrió al encontrar regados los juguetes de sus
cachorros por doquier. Amaba a los tres revoltosos que junto a su omega
trajeron al mundo. Sintió que fue algo prematuro, pero jamás podría
arrepentirse de ello. Giró su cuello sintiendo la tensión disiparse levemente,
el aroma de Jimin y a leche materna de sus cachorros llenaba la casa de
tranquilidad.
Sus entrañas se retorcieron cuando el olor de la angustia picó en su nariz.
— ¿Amor? — preguntó abriendo la puerta — ¿Estás bien? — soltó,
mientras observaba a Jimin pálido, sentado en el borde de la cama.
Se percató tardíamente de los test regados por la cama. Su ceño se
frunció, mientras estiraba sus manos para tomar una de las pruebas. El
aroma de la habitación se amargó.
— ¿Qué significa esto Jimin?
— Yo... — tartamudeó el menor, retorciendo sus manos en su regazo —
No entiendo como pasó Yoongi. Se supone que... que tu cirugía fue un mes
antes de mi celo, yo no debería... no tendría como estar... — susurró
bajando su cabeza, cubriendola con las manos.
— ¡¿Estás embarazado?! — gritó el mayor colérico.
— Yo... si Yoongi. Estamos esperando otro cachorro.
El mayor sintió como todo su mundo se destrozaba. Su omega le había
sido infiel ¿En qué momento pasó? ¿Cómo permitió que su relación llegara
hasta esos límites? ¿No vio las señales? Jimin dormía mucho más, decía que
estaba cansado cada vez que le pedía tiempo juntos, lo evitaba en casa, lo
rechazaba cuando pedía hacer el amor. Ahora lo veía mucho más claro, no
era el cansancio de un omega que cuidaba de tres cachorros sino de uno que
había buscado cariño en otro lugar.
— ¡Maldita sea Jimin! — rugió hacia él — ¡¿Cómo pudiste?!
Él no estará creyendo que yo...
— ¡Por amor a la luna! — gritó — ¡¿No estarás creyendo que te fui
infiel?! ¡Soy un omega marcado desde los diecisiete años!
— ¡Que esperas que piense! ¡Yo ya no puedo tener más cachorros!
¡Joder! ¡Me operé como acordamos! — gruñó irritado.
— ¡Pues yo no me acosté con nadie más! ¡Así que algo salió mal!
— No me creas estúpido — afirmó mordaz — No llevas mi olor encima,
ni siquiera una pizca de leche materna ¿Por qué será? — cuestionó
mirándolo con odio.
— Yo no... eso no lo sé — dijo molesto consigo mismo — Yo tampoco
entiendo nada de lo que está pasando Yoongi solo... se que pasó.
— ¿Cómo vas a probar que ese cachorro es mío?
— ¿Por qué tendría que hacerlo? ¿Ya no confías en mí?
— Seguimos en lo mismo — soltó con exasperación — ¡Yo no puedo
tener más cachorros y ahora hay uno en tu vientre! ¡¿Entiendes donde nos
deja eso?! ¡En que mi omega es una maldita zorra y yo un imbécil que
creyó ciegamente en él! ¡¿Cómo no dudar de que todos son míos ahora?!
Jimin perdió los estribos, sintiendo su corazón romperse, su omega gimió
dolorido por las duras palabras de su alfa. ¿Cómo podría? Las lágrimas se
apresuraron a sus ojos, bajando por sus mejillas mientras Yoongi lo miraba
fríamente al otro lado de la habitación. — ¡No te atrevas! — le gritó — ¡No
te atrevas a insultar a nuestros cachorros así! ¡Él o ella es tu hijo Yoongi!
¡Lo puedo jurar sobre la tumba de mi madre!
— ¡No mientas! ¡Joder! — Yoongi tomó la decisión tan rápido, que su
propio alfa sintió como ardía el lazo y no podría detener aquellas palabras
— ¡Me largo! ¡Tengo una puta por omega y ya no lo deseo más! — rugió
— Que el padre de ese bastardo se encargue de ti — finalizó mirándole con
desprecio, dejando la habitación tras de sí con un portazo.
Jimin sintió como sus piernas flaquearon, cayó al suelo, pasando sus
regordetes dedos por la marca en su cuello, que escocía como jamás lo hizo
en siete años. Su omega comenzó a chillar, sintiendo como le era arrancada
desde el interior la profunda conexión que tenía con su alfa. Lloró, mientras
se desplomaba por completo sobre su costado. Un omega, tres hijos y uno
más en camino, con un trabajo parcial para tener tiempo de hacerse cargo de
la casa. ¿Cómo sobreviviría ?
Bueno mis amores este es el prólogo de cómo comenzó esta historia.
Será algo diferente a todo lo que he escrito antes porque es omegaverse
y tienen hijos. ¿Han notado que nunca les doy hijos a mis personajes?
No lo sé, la costumbre. Espero les guste, iremos algo lento para saber
qué pasó y desentrañar a esta pareja. ¡Los quiero!
Capítulo 1
Jimin arregló los globos de Iron Man con paciencia, Daehyung amaba
demasiado los superhéroes por lo que la fiesta temática definitivamente fue
una excelente idea. Sintió el tirón en su vientre al estirarse demasiado, hizo
una pequeña mueca bajándose de la silla, respirando con dificultad ¿Cómo
es posible que con tan solo treinta años se sintiera tan agotado?
Tal vez eran las largas jornadas de trabajo o los cuatro cachorros que
tenía a su cargo, lo que drenaba su energía vital. Se rió de sí mismo al ver
su reflejo, en el vidrio de la cocina, lucía cansado, con ojeras oscuras bajo
sus ojos, estas se habían convertido en algo habitual en su rostro, tanto así
que se rindió en intentar cubrirlas.
— ¡Appaaaa! — gritó Haeri desde el pasillo, interrumpiendo sus
pensamientos — ¡Eun está tocando mis cosas!
— ¡Ella miente! — respondió el omega con otro grito.
Jimin sacudió la cabeza sonriendo, sus hijos eran algo peculiares,
inteligentes y perspicaces, lo que podrían llamar "avanzados para su edad",
pero no dejaban de ser cuatro cachorros revoltosos, que no paraban de
molestarse el uno al otro.
— ¡Min Eun deja en paz a tu hermana! — le gritó, tomando un vaso con
agua de la encimera, para dar un refrescante sorbo de agua. Su momento de
relajación fue detenido por el timbre.
— Es muy temprano para los invitados — susurró para sí mismo, cuando
revisó que el reloj marcaba las 10 am.
Caminó a la entrada contoneando sus caderas, satisfecho al ver la bonita
decoración que tardó toda la noche en acomodar. Al abrir la puerta sintió un
profundo revuelto en su estómago, el mareo lo atacó y el ardor en su piel a
la altura de su clavícula donde antes iba la antigua cicatriz escoció.
Allí se encontraba Min Yoongi, de pie, enfundado en un bonito traje
negro que remarcaba sus facciones de alfa y combinaba con su perfecta piel
blanca. Su cabello seguí igual de negro que hace siete años, su piel pálida
pero con los rasgos más definidos. Toda su naturaleza de alfa había salido a
la luz, pues musculos definidos se marcaban debajo del traje.
Ante la sorpresa, Jimin dejó caer el vaso de su mano. El mayor no
encontró palabras, mientras veía al que fue su omega y primer amor,
agacharse a recoger los vidrios del suelo.
— Jimin — murmuró quedamente. ¿Qué debería decir? ¿Sería un mal
momento para aparecer? ¿Demasiado inoportuno? Reaccionó algunos
segundos después, pero cuando iba a agacharse, un pequeño cachorro de tal
vez siete años se acercó.
— ¿Appa? ¿Está bien?
Yoongi le detalló, ojos negros, cabello azabache y piel blanca como la
leche. Pocos cachetes y contextura delgada, movió su nariz, tratando de
percibir algún olor, percatandose de que llevaba el aroma a nueces tostadas
de Jimin sobre él, lo que significaba que aún no se presentaba.
El castaño se giró hacia su hijo. — Tranquilo cariño, he sido torpe y
soltado el vaso.
— Pero se puede cortar appa — refutó el niño frunciendo el ceño.
— Yo puedo ayudarte — interrumpió Yoongi, quien al agacharse se tuvo
que detener a medio camino.
¿Él me está gruñendo?
— Alfa... lejos — rugió el menor en advertencia.
Los ojos miel de Jimin brillaron ante la lucha de miradas que estaban
llevando a cabo su pequeño cachorro de seis años y el alfa mayor.
— Suficiente — dijo interponiéndose en la guerra — Ve por un
recogedor y llama a tus hermanos a la cocina ¿Entendido?
El cachorro asintió obediente y caminó a las habitaciones a lo largo del
pasillo. Jimin respiró profundamente girándose hacia Yoongi.
Inevitablemente se encontró con el fuerte aroma a Anís con un toque de
vainilla.
Su lobo se removió un poco ante el descubrimiento, pero con toda la
fuerza que a lo largo de los últimos siete años cultivó, tomó una respiración
profunda y con los vidrios en su mano, se levantó y enfocó sus ojos en
Yoongi.
— ¿Qué haces aquí? — le cuestionó cortante.
El alfa se sonrojó levemente perdiendo la compostura por algunos
segundos.
— Es el cumpleaños de Daehyung y yo quería... traerle algo —
respondió, mostrando una caja envuelta en papel verde brillante.
El omega le miró con incredulidad — ¿Es todo lo que tienes que decir?
Yoongi carraspeó — Yo, quiero... ver a mis hijos... ha pasado mucho
tiempo y yo...
— ¡Malditamente ha pasado! — gruñó Jimin — ¡Siete años para ser
exactos! — le recriminó el menor, sintiendo como la ira comenzaba a bullir
en su interior, saturando el ambiente de un penetrante olor a nueces —
¡Siete malditos años abandonas a tus cachorros y apareces con ¡¿Un
regalo?! — gritó, apretando sus manos en puños y cortándose
inconscientemente.
Mientras el peli-negro observaba a Jimin, pensando en algunas cosas que
le gustaría contarle y explicarle, su hijo mayor, que en su ausencia se había
presentado como un precioso omega, apareció.
— ¿Papá? — susurró perdido en el asombro. Después de tantos años, no
creyó que lo reconocería tan fácil, pero el olor a hogar, ese que había
extrañado desde los cinco años, lo envolvió.
El corazón de Jimin se estrujó consciente de que sus dos hijos mayores
fueron los que más sufrieron con la ausencia del alfa y a pesar de todos sus
esfuerzos no logró llenar aquel vacío. Los otros tres cachorros no tardaron
en llegar, sintiendo la incomodidad del ambiente, viendo a Daehyung saltar
sobre Yoongi como si fuera un pequeño niño.
La siguiente en reaccionar fue Haeri, quien al advertir la presencia del
alfa corrió a su encuentro. Eun se acercó temeroso, esperando. Yoongi
apretó ambos cuerpos hacia sí, sonriendo inevitablemente, ante el regocijo
que sintió pues los había extrañado, sus ojos se enfocaron en Eun y las
lágrimas no tardaron en llegar, el menor de sus cachorros era ahora un
omega de cabello castaño y mejillas regordetas con olor a limón. Ante el
reconocimiento también saltó hacia su padre.
Jimin observó la escena, sintiendo como todo su mundo daba vueltas en
tan sólo segundos. Los años después de la partida del alfa fueron difíciles,
ni hablar de pasar por la presentación de tres cachorros omegas, que
estuvieron sin un alfa que les permitiera sentirse protegidos.
Cuando su corazón estuvo a punto de irse a la deriva en los llantos de sus
cachorros, aferrados al alfa como si no fuese posible respirar sin él,
Minyoon se acercó hacia él, tomando con su manita, los gorditos dedos de
Jimin, apretándolos con fuerza.
— Appa está sangrando — habló el pequeño en voz baja — Appa minnie
está herido... tenemos que ir a curarlo — chilló jalándole al interior del
departamento.
Jimin observó a su hijo menor entre las lágrimas. Completamente
desconcertado de lo que le esperaría ahora que aquel que le causó tanto
dolor había regresado.
¡Mis pequeños saltamontes! Les traigo el primer capítulo. Será una
actualización semanal y tal vez una que otra maratón. ¡Cuídense
mucho! Nos leemos por ahí.
Capítulo 2
Después de la conmoción Yoongi caminó hasta la sala con sus tres
cachorros, prendidos a él como Koalas. Observó detalladamente el que
alguna vez fue su hogar. Conservaba el toque de Jimin, con los colores
pastel y blancos superpuestos, ahora envejecidos por el uso y el paso del
tiempo.
Los muebles se encontraban raídos en las orillas y el sofá blanco, donde
había pasado tantas tardes felices alrededor de su familia, poseía algunas
manchas que serían imposibles de remover. Suspiró al sentarse con sus tres
cachorros en el regazo, consciente de que ya no eran tan livianos, ni tan
pequeños como el día en que los abandonó.
La culpa rondó en su interior, tenía que dar explicaciones pero varias de
ellas no eran consecuentes con su cobardía. ¿Cómo razonar que un alfa
herido necesitó siete años para superar a un omega infiel? O al menos esa
era la mejor excusa que podría explicar, porque sería muy patético decir que
hirieron su orgullo, dejó el país y luego no logró regresar para hablar las
cosas.
Aunque bueno, sería un tema que no mencionaría por el momento.
Acarició la espalda de sus cachorros, que se escondieron automáticamente
en su cuello, deleitándose con el olor de su alfa. Sus ojos se percataron en
los pequeños y cortos pasos del menor de cabello azabache, que lentamente
caminó a cerrar la puerta.
Es tan delgado y blanco... pensó para sí mismo.
El chiquillo le miró con los ojos entrecerrados, emitiendo una vibración
de advertencia en su pecho por segunda vez, llevando una pequeña mochila
roja camino a la cocina. En ese momento, recordó que Jimin se había
lastimado con el vaso roto, así que preguntó
— ¿No van a ir a ver como se encuentra papá Jimin?
Cuando la respuesta llegó, jamás creyó que unas pocas palabras le
lastimarían tanto.
— Podrías irte de nuevo y no quiero, así que me quedaré aquí para
siempre — aseguró Daehyung sin dar su brazo a torcer.
Lentamente sintió como Eun aflojaba el agarre y le miraba con ojos
desconcertados.
— ¿Appa minnie se lastimó?
Yoongi no tuvo más remedio que asentir con la cabeza, viendo cómo su
hijo menor rápidamente salía de su regazo y caminaba con prisa a la cocina.
Al llegar el pequeño Min Eun observó a su padre sonriendo a Minyoon, que
sacaba cuidadosamente algodones, vendas y alcohol de la mochila roja,
sentado sobre sus rodillas para lograr alcanzar el mesón.
— ¿Appa?
Jimin volteó hacia él sin abandonar su sonrisa. — ¿Si, cariño?
— ¿Estás bien?
El castaño asintió, sonriendo más grande. Viendo como él se sentaba al
otro lado de la mesa y comenzaba a darle instrucciones a Minyoon.
— Tienes que poner el alcohol primero.
— ¡Pero eso duele! — refunfuñó el contrario.
— ¡Es lo que se supone que usas cuando desininfectas!
— ¡Arde mucho! — gritó — ¡No quiero que le duela a appa!
— ¡Estará sucio!
Jimin sacudió la cabeza riendo en silencio. Observó su mano con algunas
líneas de cortes y sangre seca, con unas pequeñas esquirlas en el borde
interno del pulgar hacia la muñeca, una mueca se formó en su cara, sabía
que al quitarlas dolería.
En el umbral de la puerta apareció Yoongi, con sus dos hijos mayores
tomados de la mano a cada lado, quienes lo soltaron al ver la pelea de los
más pequeños.
— ¡Silencio! — gritó Haeri.
— ¿Papá, estás bien? — cuestionó Daehyung.
— No se preocupen — aseguró Jimin restándole importancia — Es mejor
que se vayan a cambiar, pronto comenzarán a llegar los invitados.
— Pero... yo quiero ayudar, appa — alegó el menor de todos.
— Ve con tus hermanos — le pidió condescendiente.
Antes de dejar la cocina, Daehyung se giró hacia sus progenitores
diciendo — ¿Papá Yoongi se quedará, verdad?
El pelinegro observó al castaño, gesto que Jimin agradeció. — Si cariño,
él te acompañará en tu cumpleaños.
Daehyung sonrió, haciendo que sus esponjosas mejillas resaltaran y
entonces abandonó la cocina. Jimin soltó un suspiro, consciente de lo que
vendría sobre él.
— ¿Necesitas ayuda con eso? — preguntó Yoongi acercándose.
— No — respondió el castaño de forma cortante, haciendo que el mayor
detenga sus pasos — He podido siete años sin ti y un corte no hará que eso
cambie.
El azabache se quedó en silencio observando como Jimin lavaba su mano
debajo del fregadero, y siseaba de vez en cuando, al remover algún pedacito
de vidrio incrustado, mientras delgadas líneas de sangre caían al desagüe.
— Yo... creo que deberíamos hablar un poco Jimin — El menor se giró
hacia él levantando una ceja — He vuelto a Corea con el único propósito de
ver a mis hijos y de hacer par-
— ¿Y cuándo te irás de nuevo? — siseó mordaz — ¿Crees que ellos
resistirán que te largues otra vez?
— Vine para quedarme — aseguró tajante.
Él no querrá que yo... pensó Jimin con angustia, sintiendo como los
latidos de su corazón se aceleraban y el olor a nueces tostadas se hacía más
espeso.
— No estoy buscando la custodia de mis cachorros Jimin — irrumpió
Yoongi dándole tranquilidad — Solo quiero hacer parte de su vida y
compensar el tiempo que no estuve a su lado.
— Como si eso sirviera para algo — bufó Jimin por lo bajo.
— Planeo continuar con la manutención que he venido entregando a lo
largo de estos años y si necesitas que aumente el mon-
El castaño soltó una carcajada que interrumpió el monólogo del mayor.
— Tal vez en ese universo paralelo en el que vives recibí un centavo
tuyo, pero en esta realidad, es la primera vez que sé de ti en siete años —
soltó con irritación, cerrando la llave del fregadero y secando su mano
limpia, pero aún sangrante con una toalla de papel.
— Te permitiré quedarte porque es el cumpleaños de Daehyung y te ama
demasiado. Pero que toda esta redención no se te suba a la cabeza, no
olvides que los jueces siempre prefieren al padre omega, en especial si los
cachorros también lo son — aseguró de forma tajante, dejando la amenaza
flotando en el ambiente.
Yoongi suspiró, masajeando sus sienes con fuerza. No solo tendría que
recuperar la confianza de sus tres cachorros, sino dar una extensa visita a
Min Sunhee.
¡¡Actualización semanal!! Espero amen esta familia tanto como Yo.
¡Rían sin moderación y nos leemos por ahí! ¡Besitos y abrazos libres de
covid!
Capítulo 3
Jimin se cambió a sus mejores ropas, esas que tenía en el fondo del armario
y usaba exclusivamente para ocasiones especiales. Había vendado con
sumo cuidado su mano herida, que aún tenía un leve escozor. Se observó en
el espejo de cuerpo completo, asombrado que aún fuera capaz de rellenar
aquellos pantalones.
Desde el cumpleaños de Eun el año anterior, Jimin no solo había estado
demasiado atareado, sino que había perdido peso de forma abismal,
llegando incluso a solo retener una comida al día, su salud no era la mejor
últimamente pero era lo máximo que se podía ofrecer.
Con mucho esfuerzo, logró adaptarse a tres trabajos y cuatro hijos, que
después de siete años le estaban pasando factura. Acomodó la camisa
blanca y la chaqueta azul brillante complementando su vestimenta. Usando
la gargantilla de plata con un lobo solitario aullando a la luna. Sonrió con
un suspiro, poniendo algo de bálsamo labial y dejó su habitación.
Dado el reducido espacio del departamento contaban solo con tres
habitaciones, por lo que sus cuatro cachorros dormían en una habitación
con dos camarotes y la restante la usaban como biblioteca y cuarto de
juegos.
— ¿Están listos? — preguntó asomando la cabeza por la puerta.
— ¡Haeri no quiere dejar el baño! — se quejó Daehyung.
Jimin rió entrando a la habitación, donde Minyoon observaba
cuidadosamente la ropa sobre su cama y Eun luchaba por calzarse una
camiseta.
— Ven aquí — llamó para ayudar a Eun, mientras terminaba de vestirse
por completo
— Tienes cinco minutos Min Haeri, no querrás que entre por al baño por
ti.
— ¡Appa! ¡No molestes!
— ¡Tienes diez años! ¡Por amor a la luna que mi trabajo es molestarte!
— aseguró riendo, mientras besaba la frente de Eun y le susurraba — Sal de
aquí.
En cuestión de segundos, la cabellera rubia de Min Haeri apareció por la
puerta del baño, mientras refunfuñaba — ¡Eish! ¡Siempre es lo mismo
appa!
— Nada de peros señorita. Es momento de que vayas a la sala.
Daehyun hizo una mueca riendo y entró al baño con rapidez. Jimin se
acercó a Minyoon con cautela.
— ¿Tienes problemas para elegir?
El menor sacudió la cabeza, negando. — Appa ... ¿Puedo preguntar algo?
— Jimin asintió — ¿Ese alfa se quedará con notrosos?
Los ojos de Jimin saltaron un poco. — Él ... no vivirá aquí, pero tal vez
lo veamos a menudo.
Minmin arrugó la nariz, viéndose como un adorable gatito enfurruñado.
— Ese alfa no gusta a Min Min — aseguró molesto — Appa se pone
triste cuando lo vé, pero no te preocupes appa, Min Min te protegerá del
alfa grande y malo.
Jimin aguantó con todas sus fuerzas las ganas de llorar, porque no solo
amaba a su hijo menor, sino que su capacidad de entender a los demás
siempre lo deslumbraba, lástima que esa vena protectora podría ser el
augurio de algo que no estaba seguro de poder aceptar.
Minutos después todos se encontraban sonrientes en la sala. Yoongi
observaba con una sonrisa a sus tres hijos perseguirse los unos a los otros
alrededor de la pequeña estancia. Sus ojos captaron a Jimin llevando
algunos platos a la mesa de centro, viendo al cachorro menor seguirle de
cerca.
Su lobo se incomodaba ante la presencia del chiquillo, sentía que lo
estaba desafiando por la protección de Jimin. En reflejo rió, pensando que
fue justo lo que hizo con su abuela cuando él mismo tenía su edad, meses
antes de presentarse. Disipó el pensamiento que venía con ello, enfocándose
en las paredes de la sala.
El castaño se había encargado de capturar en fotografías muchos de los
momentos de la infancia de sus hijos, así fue como descubrió que su Hijo
mayor practicaba natación y Haeri amaba el béisbol. Sonrió cuando observó
a Eun enfundado en un pequeño traje de chef ¿Amaba su hijo menor la
cocina?
La nostalgia lo invadió, por completo en especial al ver la foto de
Minyoon en un uniforme de basket con el balón en su mano. Al hijo menor
de Jimin le encantaba el basketballl al igual que él. Mientras curioseaba las
fotos se percató de que no había nadie más aparte de Jimin en aquellas
fotos. ¿Había estado solo todo este tiempo?
El timbre interrumpió su momento de investigador, era casi mediodía, así
que probablemente la fiesta estaría por empezar. Sonrió al ver a sus hijos
correr a la entrada.
— ¡Tío Jungkook! — gritó Daehyun al ver quien se encontraba en la
puerta.
Yoongi gruñó inconscientemente ante el alfa de cabello color chocolate.
¿Qué hacía aquí? ¿Por qué se había mantenido alrededor de Jimin todos
estos años?
— ¡Ven aquí cachorrito! ¡Mira que grande estas! ¿Doce años? ¿Estás
seguro que no estás cumpliendo dieciséis?
— ¡Tío! — le gritó el menor en respuesta haciendo un adorable puchero.
Los demás cachorros se acercaron a él, dándole abrazos y besos en la
mejilla. Minyoon, se subió a él, olfateando su cuello, deleitándose con el
olor a mandarina que siempre le daba tranquilidad.
— ¿Dónde está papá, Minmin? — el alfa entró sonriente, pero se detuvo
en seco al ver quien se encontraba en la sala. Su irritación se mostró en su
rostro, clara y sin alivio.
— ¿Yoongi? — cuestionó — ¿Eres realmente él? Yo pensé que habías
muerto — respondió sarcástico — Nadie con una pizca de corazón, dejaría
solo a un omega en estado con tres cachorros pequeños — sacudió la
cabeza.
Jimin entró en su campo de visión, sonriendo a su mejor amigo.
— Kookie — le saludó con un beso en la mejilla. — Gracias por venir,
Daehyung lo aprecia mucho.
— ¿Qué hace él aquí? — preguntó Yoongi con un gruñido.
Minyoon, que aún se encontraba envuelto en los fuertes brazos de
Jungkook le respondió.
— No te metas alfa feo.
El de cabello chocolate se aguantó una carcajada y Jimin frunció el ceño
intentando no reír.
— Modales Minyoon, modales — le dijo el omega con calma,
girándose a Yoongi.
— Jungkook ha cuidado de mis cachorros por mucho tiempo, es su tío
favorito y no se ha perdido ninguna celebración. ¿Tienes algún problema
con ello?
El pelinegro sacudió la cabeza. Sería una tarde realmente incómoda.
¡Actualización tardía! La verdad es que me quedé dormida ayer. ¡Lo
siento! Espero les guste. Un abrazo.
Capítulo 4
Horas después, la casa se encontraba llena de niños por doquier,
correteando y gritando. Jimin caminaba entre todas las personas repartiendo
bebidas dulces y bocadillos. Sus ojos brillaron por las lágrimas retenidas, al
ver a Daehyung tomando a Yoongi de la mano, arrastrándolo para mostrarle
todos los regalos que sus compañeros habían traído para él.
Suspiró caminando hacia la cocina, dejando los bocadillos en el mesón
del centro y estirando sus manos mientras dejaba caer su cabeza hacia
adelante, derrotado. De sus cuatro hijos, Daehyung y Eun eran quienes más
habían extrañado a su padre alfa, dándole dolores de cabeza y grandes
peleas a pesar de ser tan jóvenes.
Jungkook entró en la cocina, siguiendo el leve olor a tristeza mezclado
con nueces. Observó a su mejor amigo y lo abrazó por la espalda.
— Ven aquí — le susurró, mientras le volteaba hacia sí. Jimin le observó
con los ojos brillantes y se dejó abrazar, llorando en silencio.
— ¿Cómo fue que pasó?
— Apareció en mi puerta, diciendo que quería celebrar el cumpleaños
con Daehyung, después de siete años con nada más que un maldito regalo
— gruñó el menor entre las lágrimas, mojando la camisa negra de
Jungkook.
— No sé qué haré ahora que regresó — susurró perdido — ¿Cómo
lograré mantener a mis hijos conmigo?
Jungkook sacudió la cabeza. — Para lo que necesites siempre me tendrás
a mí, a Namjoon y a Jin, los tres estaremos siempre para ti.
El castaño lo estrujó fuertemente, agradecido. Porque ellos tres eran
quienes no lo dejaron sucumbir en la desesperación, cuando se encontró
solo y perdido. Sorbió sonoramente por la nariz, enfocando sus ojos miel en
el contrario.
— ¿Cómo está Jin? No lo he llamado mucho últimamente, que mal
amigo he sido...
— Él está bien, el embarazo va un poco ajetreado, Namjoon está más
protector de lo normal y yo difícilmente le puedo dejar hacer algo. Estamos
esperando a saber el sexo de los cachorros, por ahora solo contamos con
que son dos.
Jimin le sonrió. Su mejor amigo pasó momentos difíciles al darse cuenta
que era un alfa de un omega que ya tenía alfa. Cuando lograron hablarlo y
resolverlo, fue una completa sorpresa saber que Jin era de esos raros
omegas que nacen para tener dos alfas.
Yoongi carraspeó entrando en la cocina e interrumpiendo el momento.
— ¿A qué horas partiremos la torta? — el castaño levantó una ceja,
limpiando las lágrimas de sus ojos, con las mejillas sonrojadas — Tengo
algunas cosas que...
El menor se mordió la lengua, antes de responder lo que deseaba. La
hostilidad de ese día lo estaba enloqueciendo. — Si necesitas irte,
podríamos adelantarla ¿Está bien para ti?
El pelinegro asintió. Minutos después todos se encontraban alrededor de
Daehyung cantando el feliz cumpleaños, mientras este sonreía brillante a
sus padres. Su corazón lleno de felicidad al saber que por fin, los veía
juntos de nuevo, como había deseado cada cumpleaños desde que su padre
alfa se fue.
Cuando todos los invitados se encontraron bien alimentados, dejando con
saludos y felicitando al omega por la bonita fiesta, Yoongi decidió que era
el mejor momento para retirarse.
Jimin se encontraba recogiendo los platos desechables cuando escuchó a
tres de sus cachorros gritar.
— ¿Qué está pasando? — preguntó entrando en la habitación que
compartían los cachorros.
— ¡Papá Yoongi no se quiere quedar! — gritó Daehyung entre lágrimas.
— Yo no he dicho eso Dae...
Jimin le miró con el rostro contraído en una mueca molesta, agachándose
para abrazar a su hijo mayor. — No te preocupes cariño, papá volverá por
ustedes.
— ¡Eso no fue lo que pasó la última vez! — refunfuñó Haeri — ¿Por qué
no puede quedarse?
El castaño miró a Yoongi pidiendo un poco de ayuda. Este rascó su
propia nuca, agachándose para observar a sus hijos. — Volveré por ustedes
apenas pueda. Los llevaré al parque de diversiones e iremos todos juntos
¿Qué dicen?
— ¿Lo prometes? — susurró Eun — ¿Por la patita?
Yoongi le sonrió — Por la patita — aseguró tomando en un abrazo a sus
tres cachorros.
Jimin se separó del gesto, observando en la puerta a su hijo menor. Su
lobo aulló adolorido, sabiendo que ese amor de alfa le había sido negado
desde que estuvo en su vientre.
— Aquí cariño — le susurró el castaño, acercándose a él y cargándolo.
El mayor abandonó la habitación después de que sus cachorros se
metieron en las cobijas y le desearon buenas noches. Jimin se encontraba
sentado en el sofá de la sala, mirando un programa infantil, que sacaba
pequeñas risas de Minyoon.
— ¿Podemos hablar? — preguntó Yoongi, llamando su atención.
— ¿Crees que es el momento?
El pelinegro suspiró. — Quiero dejar en claro algunas cosas antes de
irme hoy. Primero, recibirás una cuota de manutención esta semana por
cada cachorro.
Jimin le miró ceñudo. — No me consideres estúpido Jimin, puedo ver la
ropa que usan los cachorros, lo delgado que estás y el estado de la casa.
Duermen los cuatro en una habitación ¿Esperas que los deje así?
El castaño bufó. — No lo pensaste en siete años ¿Por qué debería
importarte ahora?
Yoongi gruñó. — Si lo hice Jimin, pensé en ellos cada maldito día y
ahora que he regresado no voy a permitir que continúen así. Tengo los
medios para darles una mejor vida y no me detendré hasta que la tengan. No
me hagas ir por las malas aquí.
Jimin se levantó furioso, abrazando protectoramente a Minyoon que se
había dormido en su pecho. — ¡Con qué maldito derecho te crees de venir
aquí y exigir! ¡Fui yo quien estuvo allí cada vez que mis cachorros
enfermaron o se lastimaron! — gruñó — ¡No te creas con el maldito
derecho de venir y criticar cuando todos estos años he sido yo quien los ha
alimentado y puesto un techo sobre sus cabezas!
Yoongi lo miró desafiante en silencio. Jimin no daba un centavo por la
naturaleza de un alfa y era algo que siempre había admirado del omega.
Respiró profundo intentando calmarse. — Lo sé Jimin. Solo estoy dejando
algunas cosas claras, primero la cuota de manutención y segundo debes
buscar un nuevo departamento.
El castaño estuvo a punto de saltarle encima de no ser porque Minmin
estaba en sus brazos.
— Si es demasiado costoso yo te ayudaré, pero sabes que este lugar es
muy pequeño para cuatro cachorros. No siendo mas, me retiro. Pasaré en
tres días a dejar el dinero y llevarlos a comer — finalizó dejando a Jimin en
la mitad de la estancia.
El menor lloró en cuanto la puerta se cerró, inconscientemente
aferrándose fuertemente al cachorro que tenía en sus brazos, sabiendo que
de nuevo llegaría Min Yoongi al igual que hace trece años y pondría su
mundo de cabeza.
¡Jimin un padre luchón! La verdad es que me enamoré de él y no
tengo remedio. STREAM BE porque es arte. Y... nos leemos mañana.
Capítulo 5
Yoongi suspiró llegando a la gran casa. Se preguntaba si había sido una
buena idea comprar un lugar tan grande solo para él. Entró por el portón
caoba admirando la desnuda sala que tenía casi el mismo tamaño que todo
el departamento donde vivían sus cachorros.
Exhaló molesto consigo mismo, al ser consciente de lo negligente que
había sido a lo largo de estos siete años. Dejó el maletín negro en el suelo y
se retiró los zapatos en el escalón de la entrada. El dulce olor a vainilla
inundó sus fosas nasales. Su lobo no se agitó en lo más mínimo y eso le
molestó.
Llevaba años tratando de que su animal gustara de su nueva pareja,
incluso la había marcado meses después de conocerla, aún así el terco lobo
alfa se negaba a aceptarla.
— ¡Amor! — le saludó la omega — ¡Por fin llegaste! ¿Te esperé todo el
día? — hizo un puchero — Quería elegir contigo los muebles y la
decoración del piso superior.
Yoongi frunció el ceño — Soo ¿No te había dicho que mis cachorros
elegirían sus habitaciones?
La omega bufó. Kim Soo Hyung no era una omega cualquiera, pertenecía
a la élite de Corea, al igual que él, era ambiciosa y decidida. Últimamente
estaba profundamente irritada por su Alfa. Sabía que Yoongi la había
aceptado en medio del despecho, pero no esperaba que necesitara volver
por la manada que había dejado atrás hace años.
Incluso, había preparado muchas cosas al lado de su suegra, asegurando
que aquel omega ladrón, infiel y sin clase le cerrara la puerta en la cara a
Yoongi. No esperó que lo recibiera y permitiera a su sentido paternal salir a
flote. Respiró profundamente para ocultar su molestia.
— Lo había olvidado — respondió con voz sedosa — Podríamos escoger
los colores de las habitaciones restantes mientras tanto — pidió sonriendo
falsamente — Además, quien sabe... nuestros propios cachorros podrían
venir también.
Yoongi la miró gruñendo por lo bajo. — No quiero más hijos Soo Hyung.
Dijiste que lo entendías.
La omega hizo una mueca, no comprendía porque a pesar de ofrecerse
muchas veces y compartir el lecho con el alfa, aún no quedaba en espera.
Pensó que algo estaba mal con ella, pero su médico le dijo que todo estaba
perfectamente en su última visita. ¿Cómo es que ese omega en menos de
tres años le había sacado tres cachorros al alfa y ella no había logrado ni
uno solo en casi siete?
— Si amor... perdón yo solo... estoy entusiasmada de regresar — Le
sonrió — ¿Te gustaría probar la tina?
El alfa le miró depredador, saltando sobre ella, haciendo que soltase un
chillido de sorpresa. Tal vez solo necesitaba rascarse toda la incomodidad
que le produjo ver a Jimin con Jungkook y el dolor que surgió al ver toda la
vida familiar que se había perdido durante tantos años.
Al otro lado de la ciudad, Jimin acomodaba a su hijo menor en su cama,
sonriendo al ver como el pequeño cachorro le buscaba entre sueños. El
dolor de todas las emociones que había sufrido a lo largo del día le estaba
pasando factura, su cuerpo dolía y su lobo aullaba lastimero en su interior.
Con los ojos cansados, se dispuso a encender el computador, que tenía un
sonido extraño y estaba más lento de lo normal.
Masajeó su frente con una de sus manos, mientras que con la otra
buscaba el último trabajo que estaba realizando. Entre todas las cosas a las
que se había dedicado para mantener a sus cachorros, se incluía pertenecer a
una compañía que realizaba textos para universitarios y estudiantes.
El se encontraba decepcionado de saber que ayudaba a perpetuar la
mediocridad de los estudiantes del país pero era un trabajo al que no tenía
que asistir y le pagaban bien. Redactó los últimos párrafos de un ensayo que
estaba escribiendo para un chico de secundaria, no entendía cómo los
mocosos podrían ser tan flojos y no leer los libros que les enviaban en la
escuela.
Sus ojos se desviaron a la parte lateral de la pantalla donde los anuncios
de inmobiliarias empezaron a alumbrar ¿En realidad estaba considerando
mudarse por órdenes del alfa? Sin pensarlo demasiado dio click, siendo
arrastrado a bellas construcciones a lo largo de la ciudad. Su estómago se
revolvió al ver el precio de la renta mensual.
No le quedaría mucho para cubrir otros gastos si se mudaba. Miró al
cielo rogando a la diosa luna que no lo abandonara. Llevaba tantos años
luchando contra corriente, no quería rendirse, no ahora que pensaba que por
fin la vida alumbraba mejor. En la pastelería donde trabajaba lo habían
ascendido, manteniendo la misma carga laboral pero aumentando su salario
en casi una tercera parte.
Había preparado regalos para sus cachorros cuando el ascenso fuese
oficial, pero con la llegada de Yoongi pensó que los carros y prendas que
había comprado quedarían olvidadas en el armario. Cuando las lágrimas de
frustración y decepción bajaron por sus mejillas una pequeña mano, le
apretó el brazo.
— ¿Appa está llorando? — murmuró el cachorro somnoliento — No me
gusta que appa llore, duele aquí — dijo señalando su corazón — Min Min
hará que appa deje de llorar. Lo protegeré de todo.
Jimin dio enviar al archivo y apagó la computadora, dejando la
habitación en completa oscuridad y aferrándose a su cachorro como si fuese
lo único que lograría mantenerlo a flote.
¡Perdón por la tardanza un final me atropelló y tenía que
recomponerme un poquito! ¡Los amo!
Capítulo 6
Habían pasado tres días después de la llegada del alfa a Corea y Jimin no
paraba de pensar que todo se saldría de sus manos. Empezó esa mañana con
todos sus cachorros gritando porque el despertador no había sonado, por lo
cual la fila del baño se hizo más extensa de lo normal y perdieron el bus
escolar.
— ¡Andando que van a llegar tarde! — gritó a sus hijos, mientras los
arrastraba hacia la puerta.
Daehyung aún iba con la camisa fuera del pantalón, Haeri acomodaba sus
medias veladas, Eun luchaba contra su saco y Min Min con las agujetas de
sus zapatos. Los cinco corrieron al garaje, bajando los cinco pisos
apresuradamente en medio de trompicones.
Jimin tuvo que presionar más de dos veces el embrague para lograr que el
auto arrancara. Después de dejar a sus hijos en el colegio se dirigió a su
trabajo encontrándose con nuevos problemas. Uno de los hornos dejó de
servir por lo que los pedidos se retrasarían y no lograría salir a tiempo para
su trabajo de la tarde. Suspiró masajeando sus sienes cuando se dio cuenta
del nuevo problema.
— ¡Taemin hyung! — gritó hacia el mostrador.
— ¿Qué sucede? — entró preguntando el alfa de forma apresurada.
— ¡La levadura se venció!
— ¡No puede ser! — gruñó el alfa — Le advertí a Minho que la
comprara en polvo.
Jimin hizo cara de asco, tomando la olorosa barra en la mano — ¡Solo
mire hyung!
Taemin sintió las náuseas atacar al ver la barra café llena de moho verde
por todas partes.
— ¡Tira eso Jimin! ¡Es asqueroso!
El menor lanzó el bloque al cesto de basura, observando la masa para
pan, plana en su mesón.
— ¿Qué hacemos ahora?
— Tendrás que ir a comprar una, estoy recibiendo los pedidos y los
insumos de los proveedores, pero la levadura no estaba incluida.
Jimin hizo una mueca, retirándose el mandil y saliendo a correr a la
tienda más cercana. Con el cabello desordenado y los cachetes sonrosados
llegó al establecimiento buscando levadura en polvo. Dio un pequeño salto
de victoria al encontrar el paquete, se acercó apresurado a la caja,
empujando a alguien en el proceso.
— ¡Mira por donde caminas idiota! — gritó la mujer rubia, enfundada en
un perfecto vestido blanco.
— Yo lo... disculpe — murmuró el omega, mientras la mujer le veía
despectivamente de pies a cabeza.
— No me sorprende de alguien que luce así — dijo con sarcasmo — Un
simple beta maleducado.
Jimin se sonrojó aún más. — Estúpida gente rica — murmuró dando la
espalda a la mujer y caminando hacia la caja.
Odio la vainilla... pensó cuando caminaba de regreso a la panadería y
recordó el olor de la omega. Al llegar, logró hacer leudar el pan y terminar
antes de la una. Corrió a su departamento para prender el viejo computador
de mesa, ubicado en el cuarto de juegos.
Arregló su cabello castaño levemente y entonces comenzó.
— Buenas tardes, habla Park Jimin ¿En qué puedo ayudarle en la tarde
de hoy?
En eso pasó su tarde hasta que a las cuatro llegaron sus cachorros del
colegio. Finalizó la última llamada con un cliente altamente irritado por un
envío incorrecto de sus productos. Estiró su cuerpo, tratando de librarse de
todo el estrés que absorbía gracias a su trabajo.
— ¡Appaaaaaa! — gritaron sus cachorros al entrar —
¡Llegaaaamoooooos!
Él salió del estudio sonriendo, gesto que desapareció al ver quien llegaba
con sus cachorros.
— Yoongi — murmuró en saludo, dedicándose a recibir los abrazos y
besos en la mejilla de sus hijos.
— Hola Jimin — susurró — Pensé en pasar un rato, los quería llevar a
comer helado.
— ¿Podemos ir? — preguntó Daehyung emocionado— ¿Siiiiii? ¿Por
favoor?
— No seas malo appa — ayudó Eun con un puchero.
Jimin frunció el ceño. — Mañana tienen clase — discutió — No quiero
que se acuesten tarde y que luego no se leva-
— Será solo un rato — irrumpió Yoongi — Además, me gustaría que nos
acompañaras. Hay ciertas cosas que discutir.
El castaño resopló, su rutina siendo arruinada. No se equivocaba cuando
dijo que había comenzado el día con el pie izquierdo. Veinte minutos
después, sus hijos se encontraban saltando y correteando por el parque
dentro del centro comercial, mientras él los observaba desde una mesa
cercana, junto a Yoongi.
— ¿Pensaste en lo que hablamos? — cuestionó el pelinegro.
— Un departamento con suficiente espacio me costaría el salario de un
mes completo Yoongi. No me puedo dar el lujo de llevarlos a otr-
— Yo pagaré la renta.
Jimin tosió atorándose con su propia saliva. — Son seiscientos mil wones
al mes, Yoongi.
— No sería una molestia para mí — aseguró sin pizca de duda — La
disquera lo hace mejor de lo que cualquiera desearía y mi padre me permite
recibir regalías de las acciones de la empresa.
Jimin le observó con orgullo en sus ojos miel. Sabía que Yoongi lo
merecía, después de todo se rompió la espalda año tras año, formando la
empresa de la que sería compositor jefe algún día. Al parecer lo había
logrado. Fue una sorpresa saber que el desaparecer de su vida también le
regaló la buena estima de sus padres.
El mayor se sonrojó ante la mirada del omega, a pesar del tiempo, el
dolor y los errores, Jimin todavía tenía ese efecto en él.
Te daré todo lo que necesites porque jamás podré pagarte la forma en
que cuidaste de mi única familia.
— No me sentiría cómodo Yoongi, no puedo esperar que llegues como
príncipe azul y arregles todos mis problemas.
El mayor bufó — También son mis hijos ¿Sabes?
— No todos, según tú — murmuró el menor.
El lobo de Yoongi despertó en respuesta. Ese sensible tema siempre lo
ponía alerta. Desde siempre se obligó a creer que no había posibilidad de
que el último hijo de Jimin fuera suyo, pero de vez en cuando se
cuestionaba todo. Soo Hyung era la prueba de ello, de que era un alfa
estéril, después de su cirugía.
— El punto aquí Jimin, es que quiero que mis cachorros tengan lo mejor,
eso implica más espacio para sí mismos o ¿Esperas que cuando sean
adolescentes compartan su celo en ese pequeño cuarto?
Jimin se sonrojó ante la visión de ese futuro. Él había esperado tener un
lugar más grande para esa época, pero ahora no estaba seguro si lograría
solo. Odió la idea de sentirse avergonzado porque su esfuerzo no fue
suficiente para la comodidad de sus cachorros, así que con un largo suspiró
asintió.
— Está bien. Dejaré que pagues la renta.
El mayor le sonrió mostrando sus encías rosadas. — Una cosa más. Este
es el monto mensual que te daré por cada uno — dijo poniendo los cheques
sobre la mesa.
Los ojos del castaño saltaron de sus órbitas, de inmediato sacudió la
cabeza, negando.
Yoongi frunció el ceño — ¿Quieres más?
Jimin le observó espantado. — ¿Estás loco? — chilló — ¡Es demasiado
dinero! ¡Podría alimentarlos con una quinta parte de todo ese dinero!
¡Incluso sobraría para comer postre todos los días!
El pelinegro sacudió levemente la cabeza asombrado. ¿Lo está
rechazando?
— No quiero ser abusivo Yoongi. Pero esto es... realmente demasiado.
Mis cachorros no necesitan todo este dinero y de ninguna manera lo puedo
recibir así. ¿Qué haría con él?
Preguntó en un suspiro, añadiendo — Sería mejor si lo cargas a un fondo
universitario al que puedan acceder cuando sean mayores. Por ahora solo
necesitan un techo sobre sus cabezas, comida caliente y algo de ropa — rió
— La verdad es que crecen muy rápido y siempre les queda pequeña
después.
El lobo de Yoongi aulló condescendiente. Su omega seguía siendo, esa
cosita poco ambiciosa y noble que conoció hace muchos años. El mayor
sintió como su interior se revolvía con el amor que había guardado en un
baúl, al fondo de su ser, en el momento en que le abandonó.
— Jimin tu podrías hacer lo que quieras con el din-
— No es lo que yo "quiera hacer" — hizo comillas con sus dedos — Es
lo que es mejor para mis cachorros y definitivamente no puedo abusar de
ello. Esto es para ellos, para nadie más. Yo tengo tres empleos — susurró el
final — Tal vez pueda abandonar uno y dedicarles más tiempo — aseguró
sonriendo — Sería más sencillo cubrir mis gastos y los de Minyoon de esa
forma.
El alfa sintió como su lobo le gruñó ante la mención del hijo menor de
Jimin. No entendía bien si era en reconocimiento o desprecio, pero no le
daría un segundo pensamiento a ello. No deseaba ahondar en el hecho de
que el alfa de pacotilla con el que sucedió la infidelidad fue capaz de dejar a
un omega en estado y con tres cachorros pequeños más.
Fue lo que hiciste tú, imbécil le recriminó su conciencia.
Sacudió la cabeza en un intento de disipar sus pensamientos. — Entonces
está decidido. Pagaré la renta del nuevo departamento y te daré la mitad de
este monto, lo demás irá al fondo universitario.
El omega sonrió hasta que sus ojos desaparecieron, viéndose adorable a
pesar de tener treinta años y muchos kilos menos. — Gracias — aseguró
agradecido — Ahora ellos estarán seguros.
— Iremos a buscar departamento el viernes ¿Está bien para ti?
El omega asintió, feliz de poder renunciar a su trabajo de atención al
cliente y dedicar esas tardes a sus cachorros y la casa. Con la esperanza
instalada en su corazón, consideró que incluso podría regresar a la
universidad, tal vez algún curso en línea podría ser el comienzo.
— ¡Appaaaa! — gritaron los cuatro cachorros, que llegaron sonrientes a
donde se encontraba el omega.
— ¿Podemos ir por helado? — preguntó Haeri, dando saltitos.
El castaño observó a Yoongi esperando y se sintió completo cuando fue
él quien decidió la heladería. Aunque no los tuviese con él, estaba seguro
que podría recuperar el amor de sus cachorros.
Y aquí termina esta corta ¿Maratón? ¡Los quiero mucho! ¡Gracias
por sus votos y comentarios bonitos que llenan mi corazón
de brillantinas y rosa gei! ¡Cuídense! ¡Rían sin moderación! Nos leemos
por ahí.
Capítulo 7
El viernes llegó más rápido de lo que Jimin fue capaz de prever. Todos sus
cuatro cachorros tenían prácticas deportivas esa tarde (en el caso de Eun su
curso de cocina) y él siempre trabajaba hasta el turno nocturno.
Después de la reunión del martes con el alfa, había renunciado
inmediatamente a su segundo trabajo, dejando solamente sus mañanas en la
panadería y los trabajos escolares extra.
Gracias a ello, se podía dar el lujo de tomarse un descanso por primera
vez en siete años, por lo cual se encontraba acostado en su cama, mirando el
más reciente drama televisivo.
— ¡No puedes amarlo Go-eun! ¡Te lastimará! — le gritó a la
protagonista, dando un bocado a la galleta de chocolate que tenía en su
mano.
El timbre sonó, interrumpiendo con la sarta de consejos que le estaba
entregando a la chica. Salió de la habitación sin darse una sola mirada en el
espejo. Abriendo la puerta, sin asegurarse quien se encontraba al otro lado.
— ¿Jimin? — preguntó el alfa viéndose desconcertado ante la vestimenta
del omega. Su lobo despertó como si le hubieran lanzado un hueso.
Su corazón se agitó ante las mejillas abultadas llenas de chocolate, el
cabello castaño desordenado, el gran suéter raído y los pantalones anchos.
Si no estuviera tan distraído tratando de suprimir su olor, podría jurar que
aquel jersey era el que llevaba en la universidad.
El menor se sonrojó en el instante en que se percató quien era. Yoongi se
veía perfecto en su traje negro, mientras el parecía sacado de una mala
película romántica.
— No te esperaba tan pronto — susurró avergonzado — Me cambiaré
para irn-
— Puedo esperar — aseguró el alfa, tratando de calmar a su lobo y su
corazón — Tengo toda la tarde.
Jimin asintió con la cabeza y se dirigió al dormitorio. Mientras se
cambiaba, por unos jeans ajustados, algo raídos por el uso, una camisa
blanca con una camiseta de leñador encima, se preguntó cómo es que había
cedido tan fácil. En tan solo una semana, el alfa ya lo tenía casi comiendo
de la mano.
— Maldito seas — susurró irritado ante el descubrimiento. No podría
borrar siete años de dolor y abandono tan rápidamente, pero él, al igual que
sus cachorros habían sido deslumbrados por el efecto Min Yoongi, en tan
solo horas.
¿Qué tenían los malditos alfas que cada vez que proveían seguridad a
sus familias, hacían que todos cayeran a sus pies?
Dejó la habitación con un pequeño gruñido ante el espejo. No se esforzó
mucho en arreglarse, al final no iba para una cita, sino para lo que
implicaría un tedioso e insufrible periodo de mudanza.
— Listo — bufó llegando a la sala.
Yoongi percibió el tinte amargo en el olor de Jimin, decidiendo no hacer
ningún comentario.
— Iremos en mi auto, elegí tres departamentos que creo son adecuados
para sus necesidades, podremos adecuarlos a nuestro gus-
— No — le cortó Jimin — Yo iré en mi auto, te seguiré — Yoongi
frunció la nariz, luciendo como un gatito — La decoración está a cargo de
los cachorros, deberían ser ellos quienes elijan sus habitaciones y lo que
quieren en ellas — finalizó sin dar espacio a reproche, saliendo apresurado.
El mayor le siguió desconcertado por el cambio, sintiéndose idiota
porque ilusamente creía que el omega por fin lo estaba disculpando,
realmente no buscaba su redención, sólo quería que el omega no le odiara y
le hablara con tanto dolor.
Media hora después se encontraban en el primer departamento que
Yoongi había elegido. Jimin revisaba atentamente, los tomacorriente, las
bisagras, la estufa y los bombillos. Todo aquello que podría poner en
peligro a cuatro cachorros revoltosos.
Por su parte Yoongi se alejaba con una mueca de la beta que trabajaba
para la inmobiliaria. La mujer no paraba de darle miradas sugerentes y de
lograr toques incómodos, cada que se estiraba para señalar algo.
— Y aquí puede observar el balcón principal, podría tener una mesa para
asados y tardes con los niños, se articula perfectamente con la sa-
— No me gusta este apartamento — interrumpió Jimin.
La mujer le miró con una ceja levantada. — Le estaba mostrando al
Señor Min que es-
— Son mis cachorros los que vivirán aquí y le estoy diciendo que no me
gusta. No hay mucho espacio para bicicletas y la zona de lavado es muy
reducida ¿Sabe usted cuánto ensucian cuatro cachorros?
La mujer parpadeó repetidas veces viéndose desconcertada, entre tanto
Yoongi sonreía ante la actitud de Jimin.
— Además los techos son muy bajos, cualquier travesura podría implicar
bombillas rotas, las ventanas no tienen seguros y llegan hasta el suelo.
La beta le miró con el rostro ceñudo. — Señor Jimin — carraspeó —
Entiendo sus preocupaciones pero es el Señor Min quien de-
— Jimin dijo que no le gusta el departamento entonces debemos buscar
otro — aseguró el alfa, divertido al ver la irritación de la beta.
Después de una tarde llena de quejas y refunfuños, Jimin entraba al
departamento con algunas compras del supermercado cercano y Yoongi
caminaba resoplando detrás.
— Sigo sin entender porque ninguno te gustó...
El menor dejó las compras sobre la mesa y se giró hacia él, poniendo las
manos en jarra sobre su cintura.
— ¿Esperas que arrastre a mis cachorros fuera del que ha sido su hogar
por doce años y no me ponga exigente? Cuando Haeri cumplió seis años,
destruyó un interruptor con el que Eun casi se electrocuta — suspiró —
Minyoon rompió una zona del techo del estudio practicando para las
pruebas de ingreso al equipo de basketball. Daehyung quemó el último
extractor y tuve que remodelar toda la estufa.
Yoongi le miró aterrado. Sus cachorros no eran tan... no podían ser tan...
El castaño rió. — Veo que todavía no entiendes que en realidad son
cuatro cachorros revoltosos. Solo espera a saber que si alquilamos un
primer piso, Daehyung acabará escapando por la ventana para irse a la casa
de Naeyon, Haeri dejará entrar perritos callejeros a escondidas y Eun
llenará los vidrios de figuritas.
El mayor tragó sonoramente. Como le diría a Jimin que estaba planeando
un fin de semana en la casa de campo él solo con sus tres cachorros...
¿Sobreviviría?
¡Mis pequeños saltamontes! Perdón la tardanza (。>﹏<。) He estado
ocupada. ¡Lo siento tanto! En compensación tendremos dos capítulos
más. ¡Un abrazo! Rían sin moderación, nos leemos al rato.
Capítulo 8
Habían pasado casi tres semanas desde que regresó a Corea. El inicio de
febrero se acercaba, trayendo consigo las últimas semanas de invierno. Su
casa se encontraba adecuada por completo exceptuando por las tres lindas
habitaciones que había reservado para sus cachorros, aún no había
encontrado la oportunidad de traerlos, para ver sus caritas al momento de
elegir todo.
Sospechaba que era obra de Jimin, pues con el tiempo libre y el dinero
extra, los cachorros habían adquirido un montón de juguetes e implementos
para pasar tiempo en casa o ir al parque cercano. Los visitaba todo lo que su
trabajo le permitía, creando así una pequeña relación con sus hijos.
Su nariz ya había memorizado por completo el olor a romero, menta y
limón que cada uno poseía. La tranquilidad que lo embargaba era absoluta
cuando aquellas sonrisas se enfocaban en él. Escuchaba con atención todo
lo que Daehyung hablaba acerca de su equipo de natación, como Haeri
describía las carreras de béisbol que más le gustaban y Eun le daba a probar
nuevas recetas.
Su lobo se agitó cuando iba hacia la casa de Jimin, porque el pequeño
Minyoon apareció en su cabeza. Había algo extraño acerca del cachorro, no
solo su piel blanca, sensible al sol, muy parecida a la suya, sino su extraña
personalidad. El chiquillo era retraído, callado y muy observador.
Para su corta edad, siempre tenía las palabras correctas, era cortante y
serio. Amaba el basketball y siempre dejaba cuadernos por allí con escritos
cortos. ¿Qué niño de seis años tenía como hobby escribir? Un escalofrío le
recorrió, al verse a sí mismo a los ocho años siendo una copia exacta del
cachorro.
Sacudió la cabeza alejando el pensamiento. Recordando cuando se
realizó las pruebas. El Doctor le había confirmado con una sonrisa en el
rostro que su cirugía fue un éxito y que jamás tendría cachorros de nuevo.
Yoongi había gruñido con su orgullo profundamente herido, su lobo
aullando en el dolor desgarrador de la infidelidad. Sin darle un segundo
pensamiento, viajó fuera del país, visitando las empresas de su padre en
Estados Unidos.
Con el pasar del tiempo, su lobo se ponía cada vez más inquieto, porque
estaba perdiendo la conexión del lazo que compartía con su omega. A pesar
de la distancia, podía sentir todo el dolor que Jimin estaba atravesando y
eso le desconcertaba. Su lobo estaba profundamente protector por un
cachorro que no le pertenecía y sufría a la par de un omega infiel, se había
recuperado demasiado rápido de su orgullo herido ¿Cómo era posible?
Respiró profundamente alejando el dolor de aquella época, aún no le
había preguntado a Jimin que era lo que realmente sucedió en aquella
época, pero no sentía la confianza para hacerlo todavía. Además, en unos
cuantos meses su cachorro menor se presentaría y sería importante que el
alfa el cuestión aparecería por la buena salud del cachorro y del omega.
Su interior se retorció al pensar que todos sus hijos se presentaron sin él
estar allí. ¿Quién lo habría reemplazado? Se preguntó al estacionarse en
frente del viejo edificio. Subió los cinco pisos con agilidad y timbró
mientras sonreía.
Al interior se escuchaban los gritos de Daehyung y Haeri respondiendo a
los de Jimin. Con la intención de oír mejor acercó su oreja a la puerta,
sintiendo los tres aromas mezclados y espesos.
— ¡He dicho que no! — gritaba Jimin — ¡Están castigados!
— ¡Pero no puedes obligarnos a quedarnos aquí! — Alegaron los dos
cachorros al unísono — ¡No puedes prohibirnos ver a papá!
— ¡Claro que puedo! ¡Yo también soy su padre! ¡Así que no está en
discusión!
— ¡Te odio! — le gritó Daehyung a todo pulmón — ¡Por eso papá te
dejó! ¡Porque nunca piensas en los demás!
Jimin le miró asombrado ante las dolorosas palabras de su cachorro.
Tragó todo lo que pudo el grito desgarrador que iba a lanzar y entonces
enfocó fríamente sus ojos miel en el menor.
— Si quieres obtener algo debes ganarlo. Traes malas calificaciones a
casa en tu primer corte y tres anotaciones disciplinarias ¿Mereces salir? Lo
dudo mucho. Ahora, los dos a su habitación.
Daehyung se sintió culpable por haber soltado aquellas palabras,
realmente no sabía mucho acerca de la separación de sus padres, pero era
consciente de cuán delicado era el tema para el omega. En el momento en
que quiso disculparse, su padre ya había salido hacia la cocina.
El timbre sonó dispersando los gritos que habían sucedido segundos
antes en la sala de estar. Minyoon que se encontraba en la sala inmerso en
un cuento infantil, se dirigió a la puerta. Abrió, arrugando su naricita al ver
quién se encontraba del otro lado.
— ¿Es-está jimin? — preguntó el alfa algo nervioso.
— Alfa no gustar a Min Min. Trae muchos problemas y lágrimas a appa
— bufó el niño mirándole con molestia.
Jimin salió de la cocina con los ojos levemente enrojecidos por el
reciente llanto, dando respiraciones cortas mientras se acercaba a la puerta.
— ¿Vienes por los niños? — le preguntó sin saludarle.
El alfa asintió. — Sus maletas están listas en el pasillo. Eun está en el
estudio. Daehyung y Haeri te esperan en la habitación.
Yoongi le observó, con unas inmensas ganas de reconfortarlo, pero se
abstuvo al ver como el omega tomaba un morral pequeño de la mesa de
centro y llamaba a Minyoon.
Con el cachorro cargado en brazos le dijo — No les des golosinas antes
de dormir. Daehyung a veces se asusta en las noches entonces sería bueno
que sepa en qué habitación duermes para que vaya por ti. No dejes que
Haeri piense mucho lo que desea, porque se arrepiente fácilmente y pon
cuchillos grandes cerca de Eun, suele cortarse cuando son muy pequeños y
los maneja con menos facilidad.
El mayor susurró un pequeño — Claro — viendo como Jimin
abandonaba el departamento.
El omega bajó las escaleras con el dolor latente en su corazón. Sabía que
tarde o temprano sus cachorros se inclinarían más por su padre alfa, pues al
ser omegas su instinto de protección los arrastraba como un imán, solo
deseaba que no lo odiaran en el proceso.
¡Pobre Minnie! ༼ಢ_ಢ༽ Solo no odien a Dae porque él realmente le
quiere. ¡Rían sin moderación, nos leemos por ahí!
Capítulo 9
Yoongi entró en la habitación viendo como Haeri le daba una mala mirada a
su hermano mayor.
— Fue tu idea escapar de clase ese día — refunfuñó la omega en voz baja
— Ahora papá Jimin nos mantendrá encerrados y no podremos conocer la
casa de papá Yoongi.
El mayor parpadeó hacia sus hijos y arrugó el entrecejo.
— ¡Papá! — gritó la omega saltando hacia él en cuanto lo vió — Te
extrañé mucho. ¿Viniste por nosotros? — preguntó con un puchero,
haciendo que su cabello rubio ondeara hacia atrás.
El alfa asintió viendo el rostro decaído de Daehyung sentado en la cama
de al lado.
— ¿Qué pasa? — preguntó fingiendo desconocimiento de la situación —
¿Por qué esa cara tan larga?
Daehyung levantó el rostro hacia su padre alfa. — Creí que... que papá
Jimin no nos dejaría ir contigo este fin de semana.
El mayor le sonrió comprensivo. — Tu padre y yo hicimos un trato. Este
fin de semana, es para los cuatro juntos. Para que ustedes eligieran sus
habitaciones y así pasen más tiempo conmigo también, no solo en casa con
su padre.
— ¿Nos iremos a vivir contigo? — cuestionó Eun desde la puerta, algo
alarmado — Pero Appa Minie estará solo y ...
— No, no es así — sacudió Yoongi la cabeza rápidamente — Es solo
para que se puedan quedar cuándo gusten.
El menor de sus hijos le miró con algo recelo, mientras Daehyung tenía
la brillante expectativa en sus ojos.
— ¿Podremos vivir contigo entonces?
Yoongi tragó sonoramente ante la pregunta de su hijo mayor, él no se
sentía listo para cuidar de sus cachorros y aún peor no los podía arrebatar de
Jimin como si nada.
— Pasemos el fin de semana y luego veremos — finalizó saliendo de la
habitación.
Vio cómo sus hijos saltaban dirigiéndose a la salida para bajar al auto y
dejaban atrás las maletas que Jimin había preparado para ellos.
Al otro lado de la ciudad se encontraba el omega en el sofá color
chocolate de Jin, comiendo una barrita de chocolate con nueces.
— ¿Crees que estoy gordo? — preguntó el omega de cabello violeta a su
amigo sentado en el sofá.
Jimin soltó una carcajada antes de responder. — Estás embarazado Jin,
así es como te sientes básicamente... todo el tiempo.
Jin hizo un puchero. — Explícame de nuevo como es que pasaste por
esto cuatro veces.
El contrario hizo una mueca. — La verdad es que no fue tan difícil
después del primero. Te acostumbras y preparas para lo que viene. Los pies
hinchados, el dolor de espalda, las noches de insomnio y el ardor estomacal.
El mayor le observó espantado. — ¡¿Es tan horrible?! — chilló.
El castaño rió de nuevo. — Nada que no puedas soportar Jin, estarás
bien. Además, tienes a tus dos alfas contigo, que te mimaran mucho —
aseguró con un deje de nostalgia.
Sus ojos viajaron al cachorro, que estaba sentado a su lado, viendo
atentamente el cuento infantil en su regazo. Recuerdos de todo el dolor que
atravesó para que él estuviera allí bailaron en su cabeza. Aunque lo había
dado todo para salvar la vida de su último cachorro y había perdido a su alfa
en el proceso, valió cada maldito segundo.
— ¿Appa? — le distrajo — Min Min le ama mucho — susurró sonriendo
y lanzándose a abrazar a su padre.
Jimin sonrió hacia Jin diciéndole — Te aseguro que valdrá la pena.
Minutos después, dos alfas entraron en la estancia mirando con ojos
brillantes al omega de cabello violeta.
— ¿Cómo te encuentras amor? — le preguntó Jungkook dejando un beso
en su sien.
Jin le sonrió y se abrazó a él, olfateando su cuello con insistencia.
— ¡Jimin! — le saludó el alfa de cabellos plateados — ¡Tiempo sin
verte! ¿Cómo estás?
El castaño le sonrió, contagiándose del aura tranquila que repartía. Kim
Namjoon siempre había sido un sabio consejero para él y una ayuda
excepcional, en sus tiempos más difíciles. Estaría agradecido con aquel trío
por siempre, pues nunca lo abandonaron, ni siquiera en el peor momento,
cuando estuvo en el hospital y se hicieron cargo de sus tres cachorros.
— Las cosas van un poco mejor Hyung, aunque... Yoongi regresó.
— ¿QUÉ? — gritó Jin — ¿Cómo es que nadie me había dicho? —
refunfuñó entre los brazos del alfa.
Jungkook rió ante la reacción de su omega. — Tal vez olvidé ese detalle
del cumpleaños de Daehyung...
El omega se separó de él y le dio un zape en el cuello — No tienes
derecho de venir aquí a darme mimos cuando omites ese tipo de
información — le reprendió.
El de cabello chocolate hizo una mueca, girándose al cachorro que tenía
Jimin en sus brazos.
— ¡Min Min! ¡Ven aquí! — el pequeño soltó a su padre y saltó hacia el
alfa riendo a carcajadas.
Jimin se vio bombardeado de preguntas por parte de Jin, mientras un
sentimiento cálido creció en su corazón y tranquilizó a su lobo. Al final del
día siempre tendría a Jungkook, que incluso con una pareja se aseguró de
cuidar de sus cachorros y acompañarlos como su propio alfa jamás lo hizo.
¡Feliz navidad! ¡Espero la hallan pasado llena de amor con sus
personas importantes! ¡Un abrazo libre de covid y nos leemos por ahí.
Capítulo 10
Yoongi pensó que aquel fin de semana en que Soo Hyung había viajado a
Daegu para visitar a su madre, era una excelente oportunidad para tener a
sus cachorros con él. Solo que no había calculado lo difícil que sería.
Los recuerdos de la crianza de sus hijos, eran algo vagos pero muy
hermosos. Ahora entendía porque. En el pasado había delegado todo lo
referente a los cachorros a Jimin, él encargándose de proveer dinero y
compartir algunos momentos con sus hijos, pero nunca llevando a cabo
todo el cuidado.
La tarde había comenzado con tres cachorros corriendo alrededor de la
tienda departamental, en búsqueda de juguetes, almohadas y colores para
sus nuevas habitaciones. Elegir camas, colchas, pinturas y muebles había
sido una tarea titánica con la indecisión de Min haeri, la obsesión de
Daehyung porque todo luciera por debajo del agua y el deseo de Eun por
tener cosas comestibles.
Después de horas de acuerdos y recorridos, todo había sido empacado y
enviado a la casa Min, para ser instalado a lo largo del fin de semana. Al
regresar a casa, sintiéndose completamente drenado de su energía vital las
cosas no mejoraron.
— ¡Tengo hambre! — gritaron los cachorros al atravesar la puerta.
Yoongi los observó con los ojos muy abiertos — Hace dos... hace dos
horas comimos pollo — murmuró rascando su nuca.
— Pero papá Jimin siempre nos da de cenar — alegó Eun mientras
exploraba la sala.
El alfa frunció el ceño —Está bien... ya pediremos algo...
— ¡Sí! — gritaron al unísono — ¡Malteada! ¡Helado! ¡Gomitas!
El mayor gruñó de tal forma que sus cachorros se detuvieron de saltar por
ahí y le observaron silenciosos. — Eso sí no.
— ¡Pero papá! — protestaron.
— Yo no he dicho que no vamos a cenar, solo que no serán malteadas y
chocolates — contestó el alfa, dejando algunos paquetes sobre la mesa.
Traía los suplementos saludables y las comidas bajas en calorías que Soo
Hyung le había encargado.
— Nosotros queremos malteadas y chocolates — aseguró Haeri, mientras
cruzaba las piernas en posición mariposa, sobre el amplio y pulcro sofá
blanco.
Yoongi bufó. ¿Cómo es que tres omegas pequeños eran tan tercos?.
¡Jimin! susurró su conciencia sacándole una risita.
— Y la cocina está llena de ello, papá, serías muy cruel si nos niegas un
dulcecito — le habló Daehyung poniendo ojos de cachorro.
Oh espera... — ¿Revisaste la alacena sin mi permiso Min Daehyung?
— Fue una cosita de nada. Appa Jimin siempre nos deja organizarla con
él, así le avisamos cuando las cosas se acaban y él trae más.
El alfa le miró intrigado. ¿Qué otras cosas hacía Jimin con sus
cachorros? ¿Toda la crianza que se había perdido, qué podría incluir?
— Appa Jimin siempre es muy cuidadoso con ello, dice que no sabe
cuándo pueda suceder algo, así que debemos estar preparados, como
aquella vez que pasó mucho tiempo en el hospital y tío Jungkook nos cuidó
— soltó como si nada.
Haeri, tomó el control del televisor — ¿Veremos una película de terror?
Daehyung se estremeció — Eres a la única que le gustan.
— Y se supone que sería un programa de cocina, papá lo prometió —
cortó Eun.
— Pues a mí me prometió galletitas y aún no me las da — aseguró
Daehyung sacándole la lengua — Así que te aguantas.
Yoongi se había quedado pasmado en la parte del hospital o mejor dicho
¿Sus cachorros en manos de Jungkook? Debería pedir explicaciones en
cuanto viera al omega de nuevo. Su distracción fue el momento perfecto
para que sus tres cachorros arrasaran la cocina, con todas las golosinas que
el alfa había preparado para un fin de semana completo.
— Iré a cambiarme solo... quédense por aquí.
Quince minutos después el caos se había liberado. Tres cachorros llenos
de azúcar, con los dedos manchados de dulce de colores y sus rostros
pintados con las mezclas viscosas, saltaban en el sofá y mancharon las
paredes al correr.
— La lleva — gritaba Eun a su hermano mayor mientras escapaba,
evadiendo todos los objetos que no debería rom-
— Opps — susurró en el momento en que un gran florero de vidrio se
balanceó sobre una mesa esquinera y cayó al suelo.
— Papá nos regañara — susurró Daehyung frenando en seco al lado de
su hermano, gruñendo levemente cuando Haeri frenó contra él.
Yoongi bajó con una toalla en su cabello, pues había elegido una ducha
rápida. Sus ojos saltaron de sus órbitas al ver el desastre, los cojines
esparcidos, llenos de manitas de colores, las paredes con pintas viscosas de
miel y dulces. Sus tres cachorros frente al florero roto de Soo.
¡Mierda el florero de Soo!
— ¿Qué diablos pasó aquí? — gruñó.
Los tres cachorros le voltearon a mirar con las mejillas sonrosadas por
correr. — Fue un accidente — susurraron al unísono.
— ¡No les di permiso para comer dulces! — gritó furioso — ¡Rompieron
el florero que Soo compró en Estados Unidos! ¡¿Dónde conseguiré otro?!
Tomó una respiración profunda sintiendo como la ira lo invadió, dejando
fluir palabras de las que pronto se arrepentiría.
— ¡Son unos mocosos malcriados y desobedientes! ¡Si fuera Jimin
también querría librarme de ustedes! ¡Que les costaba quedarse quietos
unos minutos! — rugió — ¡No sirven para nada más que hacer desorden y
destruirlo todo!
Para Eun fue inevitable ponerse a llorar. Jimin casi nunca le regañaba
porque sabía lo sensible que era el omega, así que optaba por charlas serias
y claras (dentro de lo posible para un cachorro de nueve años), que
usualmente funcionaban a la perfección.
¡Joder! pensó el Alfa al observar al menor de sus hijos, llorar como un
cachorro asustado y a Daehyung darle una mirada mortal.
— No sabemos quién es Soo, pero le pediremos disculpas — dijo
Daehyung molesto.
— Limpiaremos al terminar la noche — murmuró Haeri enojada,
tomando a su hermano menor y dirigiéndole al baño.
— Yo no quería... yo no... — Daehyung solo le observó, sin contestar
nada. Siguiendo a sus dos hermanos.
Yoongi bufó molesto con sí mismo, sentía que se había desquitado con
sus hijos por el jarrón de Soo. Tomó una bolsa y se dispuso a recoger los
vidrios, para después asignar un equipo de limpieza exhaustiva al día
siguiente.
— Papá... — dijo Haeri entrando en la sala caminando despacio. Yoongi
la observó, esperando.
— Creo que Daehyung se puso enfermo.
El alfa se levantó, preocupado. Caminando a la habitación de invitados
que había asignado a sus tres cachorros. Al entrar, encontró a su hijo mayor
hecho un ovillo en la cama.
— ¿Qué tienes? — preguntó sin saber qué más decir.
— Me duele — gimoteo el menor con ojos lloroso — Me duele mucho.
Yoongi se estiró sobre él no encontrando ninguna lesión aparente. —
¿Dónde?
— Aquí — señaló el omega sobre su estómago. El alfa tragó saliva, ¿Su
cachorro no podría estar entrando en celo verdad? Había escuchado que las
edades del primer celo se estaban adelantando, pero él apenas cumplió los
doce años eso no podría ser posible.
Nervioso, se levantó. Llamó a la farmacia y pidió algunos medicamentos.
Esperó al lado de su cachorro mimándolo mientras este se retorcía un poco
por el dolor. Soltó su aroma a anís en un intento por calmarlo y
adormecerlo. Las pastillas llegaron pero al parecer no fue suficiente, media
hora después el cachorro seguía quejándose de dolor y había vomitado.
Ante la angustia decidió llamar a la única persona que creía le podría
ayudar. — Llamaré a Jimin él vendrá y...
— Appa está enojado conmigo — susurró el omega entre sollozos — Él
no querrá... — su discurso fue cortado por las lágrimas. Solo deseaba ser
arrullado y que su barriga dejase de doler.
En el pequeño balcón de la habitación se encontraba, Eun mirando a la
ventana, con Haeri a su lado murmurando palabras tranquilizadoras en su
oído.
Yoongi bufó molesto por haber arruinado todo en tan solo una tarde.
Tomó su celular y marcó el número que ahora conocía de memoria.
— ¿Aló? — respondió el castaño con voz somnolienta.
— Jimin soy yo... Yoongi
— Mmmhumm
— Llamo porque... Daehyung está enfermo.
El alfa percibió como el omega entraba en alerta de inmediato.
— ¿Qué pasa con mi bebé? — preguntó preocupado, mientras se
cambiaba a ropa de calle y envolvía a Minyoon en una cobija.
— Le duele mucho el estómago y está llorando... pedí algunos
medicamentos a la farmacia pero no par-
— Llegaré en quince minutos — aseguró el omega colgando.
Después de lo que se sintió como una eternidad, el timbre de la casa sonó
con insistencia. Cuando el alfa abrió se encontró con un omega,
despelucado, de mejillas sonrosadas cargando un cachorro molesto por
haber sido despertado de su siesta.
— Sostenlo — dijo Jimin al entrar, pasándole a Minyoon y caminando
directamente al lugar donde lo guió su nariz.
El cachorro en sus brazos le miró enojado arrugando su nariz por el olor
a vainilla que caracterizaba la casa. Odiaba cuando lo despertaban de su
siesta al lado de su padre, gruñó emitiendo una vibración constante y baja
desde su pecho.
— Algo me dice que no serás un omega — susurró Yoongi por lo bajo.
— ¡Min Yoongi! — gritó Jimin desde la habitación.
El alfa se apresuró al llegar.
— ¿Llenaste a los cachorros de azúcar? — preguntó molesto.
— Yo... los dejé solos quince minutos, la alacena tenía algunas
existencias, pensé que ellos sabría que no era buen...
— ¡Por la luna Yoongi! ¡Son niños! ¡Es obvio que no saben lo que es
mejor para ellos! — le gruñó Jimin, mientras examinaba la barriguita de su
hijo mayor.
Daehyung chilló ante el tacto suave de su padre. — ¿A-p-pa?
— Aquí estoy cariño. Iremos a casa y papá te cuidará ¿Está bien?
El mayor asintió dejándose abrazar por su padre omega, llorando en su
pecho al susurrar
— Yo no te odio... lo siento appa... no quise decir cosas feas.
El castaño le abrazó con fuerza. — Hablaremos de ello después, ven
aquí.
Yoongi se sorprendió al ver la fuerza que tenía su omega, pues con suma
facilidad estaba cargando a su cachorro de doce años.
— Él se enferma cuando come mucho azúcar, le duele la barriga y luego
tiene que vomitar algunas veces. Es una cosa de su lobo por eso las pastillas
no funcionan. La próxima vez, vigílalos como se debe o no estarás a solas
con ellos — amenazó el omega, caminando.
— Eun, Haeri nos vamos — llamó Jimin, que al ver los ojos hinchados
de su pequeño chef, frunció el ceño.
— ¿Qué pasó cariño? — le preguntó, tomando la pequeña mano de su
hijo con la que le quedaba libre.
— Papá Yoongi dijo cosas feas — Jimin le lanzó una mirada helada al
mayor.
El alfa sintió el pánico correr por sus venas al ver que el omega lanzaba
llamas.
— No le escuches cariño, estoy seguro que no lo dijo en serio — aseguró
el omega mientras guiaba a su familia hacia el auto.
Yoongi se quedó en la puerta con Minyoon en brazos mientras veía a
Jimin acomodar a sus cachorros en el coche.
— Tu y yo tendremos una seria conversación después de esto — aseguró
en advertencia mientras tomaba al menor de sus hijos en sus brazos.
El cachorro recostó la cabeza en el hombro de su padre, no sin antes decir
— Eres un alfa tonto.
Yoongi gruñó decepcionado al ver como el que se supone sería un fin de
semana con sus hijos se retiraba en un pequeño sedán rojo.
¡Feliz año! Espero de todo corazón les lleguen muchas cositas bonitas
y esponjosas. Les deseo una sonrisa y mucha salud. Espero les guste
este capítulo. ¡Nos leemos! ¡Un abrazo!
Capítulo 11
Dos semanas habían pasado desde el incidente del azúcar. Jimin había
llamado unas cuantas veces para asegurarse que Yoongi supiera el estado de
Daehyung y comentarle que tendría que castigar a los cachorros esas dos
semanas por su comportamiento. El mayor se sintió culpable al pensar que
todo el caos, podría haberse evitado, pero decidió no interferir en la crianza
de sus cachorros.
La pelea que enfrentó cuando Soo regresó no fue tan grande como
esperaba, increíblemente la omega fue comprensiva, cuando le contó lo
sucedido. A pesar de ello, le obligó a comprar muebles nuevos y a pintar
todo el salón otra vez, molestando al alfa porque lo consideró "una
inversión necesaria para las visitas".
Mientras examinaba las especificaciones del cuarto apartamento del día,
fue consciente de lo diferentes que eran los omegas que hacían parte de su
vida. Por un lado estaba Jimin, que se había entregado completamente a sus
hijos y su hogar inclusive a la corta edad de dieciocho años cuando tuvieron
su primer cachorro. Por el otro estaba Soo Hyung, una excelente esposa,
perfecta para planificar reuniones y vivir en sociedad.
Justo lo que sus padres habían querido para él al casarse. Su lobo gruñó
ante el pensamiento, al final de cuentas había elegido el camino que ellos
habían trazado para él, importándole poco sus decisiones o el "desliz" que
había tenido, pues así era como llamaban al padre de sus cachorros.
Suspiró recordando aquellos años, conoció a Jimin cuando este tenía
dieciséis, lo marcó en su cumpleaños número diecisiete y para los dieciocho
Daehyung llegó a sus vidas. Logró ocultar a su cachorro y omega hasta
graduarse de la universidad, pero en cuanto sus padres se enteraron, lo
desterraron como a un paria.
Con veintidós años decidió que formaría su vida al lado del único omega
que su lobo había aceptado e intencionalmente consiguió tres cachorros de
esa unión. Jimin renunció a muchas cosas por su vida en pareja, tenía un
trabajo de medio tiempo y se dedicaba a cuidar a los cachorros todo el día,
convirtiéndose en una inspiración para el alfa, quién solo quería terminar su
maestría y poder dedicarse a sus hijos, para que su omega comenzara sus
estudios como tanto había deseado.
Pero la vida no siempre escucha, pues un nuevo cachorro se encaminó,
llevando a la separación de la pareja.
— ¿Señor Min? — preguntó el Alfa que había enviado la inmobiliaria
esta vez.
— Lo siento... me distraje ¿Qué me decía?
— Creo que es este el que más se ajusta a sus necesidades. Yo tendría a
mis cachorros en este lugar, es una pequeña casa, acogedora en un conjunto
residencial, tiene patio y dos plantas por exactamente el mismo precio que
un departamento en el centro.
Yoongi asintió, decidiendo que sería la primera opción que le mostraría a
Jimin en cuanto salieran de nuevo. Horas después se encontraba en frente
del apartamento con una caja de pollo frito en su mano. Tal vez si traía la
cena, obtendría un bono por la forma en que metió la pata hace dos
semanas.
Al abrir la puerta se encontró con Minyoon arrugando la nariz hacia él.
— Alfa — gruñó, moviéndose para dejarle pasar.
— H-o-la pequeño — le saludó el mayor sintiéndose intimidado.
— Park Minyoon ¿Qué te he dicho acerca de abrir la puerta a los
descono- ¡Oh! ¡Hola Yoongi!
— El alfa tonto no es desconocido — refunfuñó el menor — Su olor
molesta la nariz de Min min.
El castaño rió, gracias a las ocurrencias de su hijo. Entre más cerca se
encontraban de su presentación, más gruñón se estaba poniendo, no sabía
que haría cuando en realidad sucediera.
— ¡Ay los cachorros! — suspiró — Me gustaría que se pareciera a sus
hermanos, pero entre más se acerca su cumpleaños más gruñón se está
poniendo.
Yoongi asintió con la cabeza, soltando aquel pensamiento que venía con
él hace varios días. — ¿Has considerado que es porque será un alfa y no lo
tiene cerca?
Jimin dio un pequeño salto sorprendido, negando con la cabeza. Su
cachorro menor no podría o ¿Tal vez solo tal vez... desechó el pensamiento
de inmediato.
— Nadie estará aquí en su presentación Yoongi, si llega a ser alfa tendré
que rogarle a Namjoon que venga.
El mayor levantó una ceja — ¿Kim Namjoon? ¿Él médico de omegas?
Jimin asintió. — Él tiene un omega como pareja, se llama Jin... está
embarazado de dos cachorros ahora, pero su omega, se ha imprimado más
de Jungkook, si lo traigo como hice para los demás... podría poner en
peligro su vida — Yoongi lo miró confundido, Jimin carraspeó, hablando de
forma nerviosa. — Jungkook y Namjoon son los alfas de Jin, es de esos
casos raros donde tienes dos almas para ti.
El mayor quedó desconcertado ante la declaración. Desde que conoció a
Jimin había sentido celos de Jungkook, eran muy cercanos para ser alfa y
omega, todo el tiempo abrazos y manos por doquier. Cuando se fue hace
siete años, podría jurar que ese alfa de pacotilla había sido el causante de la
ruptura de su matrimonio, a pesar de que Jimin no cargaba una gota de
aroma a chocolate sobre él.
El nuevo descubrimiento de Jungkook con un omega embarazado y otro
alfa, también lo dejó completamente desconcertado. Su ceño se frunció al
saber que sus cachorros habían pasado su presentación con aquel alfa.
Jimin rió ante las muecas que hizo el mayor mientras procesaba la
información. — No te preocupes por ello Yoongi, sí logré pasar por la
presentación de tres cachorros con un alfa emparejado a su omega y otro
alfa, el cuarto no será diferente — aseguró sonriente.
El pelinegro sintió a su lobo gruñir en respuesta. ¿Por qué de un
momento a otro deseaba ser él quien lo acompañara en ese proceso tan
íntimo y familiar?
— ¡Papá! — gritaron los cachorros entrando a la sala y abalanzándose
sobre el alfa.
Jimin tomó el pollo antes de que fuese demasiado tarde y lo colocó sobre
la mesa, buscó algunos platos y sirvió para que los cachorros y Yoongi se
sentaran a comer.
— ¿No te sentarás con nosotros? — preguntó desconcertado.
Jimin se sonrojó levemente. — Yo estoy bien así y a Minyoon no le
agrada mucho el pollo frito — sonrió con pena — Pero gracias de todas
maneras. No regresen muy tarde.
Finalizó, tomando la manita de su hijo menor y caminando hacia el
dormitorio.
Yoongi observó a sus hijos, esperando que le contaran lo que sucedía.
— Min min se esta poniendo enfermo y eso tiene preocupado a papá —
le contó Haeri mientras tomaba una presa entre sus manos — Ha tenido
pesadillas y no le gusta que nos acerquemos a papá mientras está con él.
El mayor sintió un escalofrío, su presentación había sido muy parecida,
por no decir exactamente igual y si Jimin no traía un alfa a casa sufriría las
consecuencias.
¡Mis amores! ¿Cómo estás? Espero las cosas estén mejor en sus
casitas que en la mía. Les envío un abrazo virtual. Y nos leemos por
ahí. No olviden que amo leer sus comentarios.
Capítulo 12
Jimin suspiró dando vueltas en la cama, observó a Minyoon acostado a su
lado, sintiendo su omega encogerse. Le fue imposible enviarle al colegio, se
encontraba tan indispuesto, que no se resistió a mantenerlo en casa, seguro
entre sus brazos. Su cachorro, estaba acalorado y gruñón, tanto así que tuvo
que tomar algunas pastillas para estimular su aroma y que así, su pequeño
se sintiera más tranquilo.
El castaño estaba dudando de que esta presentación fuera fácil y en las
pocas llamadas que había hecho a Namjoon este le comentó que sería mejor
si encontrara un alfa sin emparejar, pues cualquier olor extraño alteraría al
lobo del cachorro. Suspiró al sentir como su hijo enterraba por enésima vez
su pequeña naricita en el costado de su cuello, pasando muchas veces sobre
las glándulas de olor.
Como había pedido permiso en la panadería para cuidar de su cachorro,
estaba libre todo el día en casa, así que se sorprendió cuando alguien
timbró. Minyoon gruñó ante el sonido.
— ¡Appa! — chilló al ver a Jimin levantarse — ¡No me dejes!
El castaño lo cargó con él y caminó hacia la puerta.
— Yoongi — murmuró al abrir y encontrarse con el alfa, que por primera
vez no lucía un refinado y bonito traje, sino un simple jean con camiseta. Su
hijo gruñó al sentir el olor a vainilla, dando un pequeño mordisco a su
padre, en la clavícula.
— ¡Min Min! — le reprendió — ¡No muerdas!
Yoongi observó ceñudo al cachorro. — ¿Es la primera vez que lo hace?
— preguntó entrando sin saludar.
Jimin asintió. — Creo que tendrás que acostumbrarte a ello Jimin... el
cachorro será un alfa.
— ¡Noooooo! — gritó el menor, que en un impulso enojado por poco se
lanza hacia Yoongi — ¡Appa no quiere más alfas que a tío Jungkook! ¡Si
soy alfa no va a quererme!
Chilló entrando en un fuerte llanto, que sacó toda la naturaleza omega de
Jimin a relucir.
— Shhhh cariño, no llores. Papá te ama mucho, no importa como te
presentes... papá te ama mucho — le aseguró el omega varias veces,
moviéndose con pequeños pasos, arrullándole.
El alfa sacudió la cabeza, presintiendo que sería difícil y sintiéndose un
poco mal, porque el omega tendría que enfrentarlo por sí solo.
El pequeño, se removió en el abrazo, quejumbroso, haciendo que el
castaño caminara a la cocina por el jarabe para la fiebre. Algunas
cucharadas después, el cachorro se encontraba más tranquilo y dormido
sobre el pecho de su padre omega.
Yoongi esperó paciente a que Jimin caminara a la mesa y se sentara con
él.
— ¿Qué diablos fue eso Min? — rezongó el castaño — ¿Por qué vienes y
asustas a mi cachorro de esa forma?
El mayor soltó una pequeña risita antes de responder. — Mira Jimin, no
se que le dijiste al cachorro, pero si él cree que odias a los alfas, su
presentación como uno será aún peor. Cuando pasé por ello y tenía
solamente a la abuela Min conmigo fue muy duro para ella. Nadie se le
acercó durante cinco días — el castaño hizo una mueca — Pensaron que
había sido atacada por un lobo salvaje, debido a la cantidad de feromonas
que dejé sobre ella.
Jimin masajeó sus sienes con la mano libre. ¿Es que acaso podría
ponerse peor?
— Estúpidos alfas — murmuró por lo bajo, deteniendo en seco la
carcajada de Yoongi con una fría mirada — ¿Qué haces aquí tan temprano?
Es viernes y los cachorros llegan tarde de sus prácticas.
— Conseguí unas nuevas propiedades que quiero mostrarte. Tengo
muchas ganas de que las veas y le des tu aprobación, para iniciar la
mudanza. Quiero estar al tanto de todo y comprar algunas cosas nuevas.
Jimin se sonrojó inevitablemente ante el bello sentimiento que le produjo
el compromiso del alfa. A pesar de todos sus esfuerzos para mantenerse
alejado, Yoongi se estaba metiendo de nuevo bajo su piel, lentamente y con
cuidado.
— Sobró bastante dinero desde enero, así que no sería problema pagar
nuevas co-
— No Jimin, estoy diciendo que quiero ser yo quien las compre y eso no
está en discusión. Daehyung se enfermó por mi culpa y tuviste que pedir
esos días libres para el trabajo y ahora con Min Min no creo que las cosas
se pongan más sencillas.
El omega suspiró — Está bien. Me iré a cambiar, ¿Podrías sostenerle un
momento?
El alfa asintió, contento de recibir al cachorro hasta que Jimin arrugó su
nariz. Alejándose.
— Min Min y yo Odiamos la vainilla... será mejor que no estés cerca, se
pondrá peor. Lo siento — aseguró avergonzado, caminando a la habitación
con el cachorro aún en brazos.
Yoongi se olió a sí mismo, percibiendo que tenía sobre sí la marca de olor
de Soo. Hizo una mueca, sabiendo que le había advertido acerca de
impregnar su ropa con su aroma. Caminó decidido a la habitación de Jimin,
tal vez algún supresor de olor o alguna prenda del omega le ayudaría.
Se congeló en la puerta al ver a Jimin sin camisa, con una extensa cicatriz
que iba desde la cinturilla de su pantalón hasta el ombligo, marca que
definitivamente no recordaba en el pasado, pues dividía con precisión
quirúrgica el vientre del castaño.
— ¡¿Qué carajos?! — chilló el omega al verse sorprendido, tapándose
torpemente con la camisa que tenía en la mano — ¡¿Qué haces ahí de pie?!
— le recriminó.
Yoongi se tapó los ojos en acto reflejo, buscando que responder, pues la
curiosidad de saber que había sucedido con el omega en estos siete años
estaba comenzando a crecer.
— Yo lo... lo siento — se disculpó — Pensé en venir a pedir un supresor
de olor o algo para poder ayudarte con Minyoon.
El omega bufó irritado poniéndose la camisa rápidamente, tranquilo de
que su cachorro, siguiera descansando en los brazos de Morfeo. — Ten —
dijo lanzándole un jersey al mayor — Ahora sal de aquí.
El alfa tomó a ciegas la prenda en sus manos y dejó la habitación
principal. Una sonrisa se extendió por su rostro, desechando todos los
pensamientos relacionados con la cicatriz, al ver qué era la primera prenda
que le regaló a Jimin cuando lo marcó, para que siempre tuviese su olor y
su lobo no se alterara ante la unión reciente.
¿Cómo es que lo conserva después de todo lo que sucedió?
¡Mis pequeños saltamontes! ¡Lamento la tardanza! Vamos lento pero
seguro hacia el drama, cuídense mucho. Un abrazo virtual. Rían sin
moderación y nos leemos por ahí.
Capítulo 13
Luego del incidente del olor, se encontraron dirigiéndose juntos en el auto
del omega hacia la pequeña pero acogedora casa, que Yoongi había
inspeccionado hace unos días. El mayor quería que fueran en su auto, se
sentía más seguro conduciendo, pero Jimin se negó ante el posible olor a
vainilla que alteraría a su cachorro de nuevo.
Al llegar al conjunto residencial los ojos de Jimin se pusieron brillantes.
Siempre había deseado darle una casa a sus cachorros, para que tuviesen un
patio de juegos en el que compartir. Su lobo aulló emocionado, ante las
bonitas construcciones.
— ¿Estás seguro que la renta de este lugar no pasa los seiscientos mil? —
preguntó el castaño desde el asiento trasero.
Yoongi hizo una mueca — No hablaremos del precio por ahora. Lo
importante es la comodidad de los cachorros.
Jimin bufó, soltando todo el aire de sus pulmones al ver la casa donde
estacionaron. No era una mansión, pero estaba seguro que conseguiría al
menos cuatro habitaciones en el segundo piso.
— Ven — le llamó el mayor, abriendo la puerta para él — La
inmobiliaria me dejó con una copia de las llaves así que seré yo quien haga
el tour.
Jimin inevitablemente sonrió. El patio delantero tenía pensamientos de
muchísimos colores, dándole un aspecto floral y brillante. Estas rodeaban
un pequeño pino en el lado izquierdo, haciendo un círculo.
La puerta era café y pesada con varias cerraduras para garantizar la
seguridad. El interior dejó a Jimin sin aliento. En la sala podrían caber
alrededor de dos sofás y no había división para el comedor donde
fácilmente su comedor de cuatro puestos se vería como un neceser.
Al fin podría sentarse con todos sus cachorros y la visita en el comedor,
poner una mesa de centro en la sala e incluso algún mueble con flores. La
puerta corrediza que comunicaba al patio le daba luminosidad a la estancia,
permitiendo que nunca pierda de vista a sus cachorros, pues la cocina
abierta tenía un gran mesón de centro, robusto, incluso para ocho personas,
y las ventanas daban de lleno al patio trasero.
— ¿Te gusta? — preguntó el alfa, viendo los ojos del omega brillar.
— Es muy bella — murmuró perdido — Sin las divisiones, no solo se ve
mucho más grande sino que siempre puedes tener un ojo sobre los
cachorros. Los enchufes tienen seguros y el techo no tiene ninguna luz
colgante.
Yoongi sonrió, satisfecho consigo mismo — El estudio queda aquí al
fondo — le indicó.
Jimin suspiró contento, algo cansado pues Minyoon no era exactamente
liviano y aún se encontraba demasiado somnoliento como para hacerle
caminar. Siguió el corto pasillo hasta la habitación del fondo y entonces su
corazón se detuvo.
Era un estudio con estantes de piso a techo, para rellenar con todos los
libros que había añorado leer a lo largo de su adolescencia y con todos
aquellos que de haber podido estudiar literatura habría leído. Su corazón
dolió ante el reconocimiento, de todo lo que no había hecho y pospuso por
tantos años.
Liberó una mano de su cachorro, para eliminar las pequeñas lágrimas que
se colaron. Los estantes se ubicaban al fondo de la estancia, pues fácilmente
podría ubicar un escritorio con un sofá y tener la perfecta vista a través de la
puerta corrediza hacia el patio.
Yoongi notó el cambio en el aroma de Jimin y su lobo despertó buscando
consolarlo, aún así, reprimió cualquier movimiento que deseaba hacer.
Esperó a que el omega se recompusiera y le llamó de nuevo.
— Arriba hay cuatro habitaciones todas tienen baño privado, con ducha,
excepto la principal — el castaño le miró con ojos de cachorro, brillantes y
grandes, haciendo que el corazón del alfa doliera — En esta hay una tina.
Jimin sintió que lloraría de nuevo, pero se contuvo. — ¿Cuánto es la
renta? — preguntó caminando hacia el pasillo de nuevo, observando que el
baño de invitados quedaba en la primera planta, en la pared opuesta al
estudio.
— Son novecientos mil... — susurró el alfa.
— ¡¿Estás loco?! ¡¿De dónde sacaré todo ese dinero ?! — gritó
sorprendido, arrepintiéndose al instante, por la posibilidad de despertar a su
cachorro.
— Esto ya lo hablamos Jimin — contestó con voz cansina — Yo me
encargo de la renta y te doy una cuota de manuntenci-
— A ver Yoongi — chilló el omega irritado — Creo que no estás
entendiendo, tu mantienes a mis hijos pero no a Minyoon y a mi ¿Como
lograremos mantenernos a flote los dos si todo lo demás incrementa?
Yoongi frunció el ceño — ¿Me crees tan cruel como para dividir todo de
forma exacta y dejarlos a ustedes dos por fuera?
Jimin rodó los ojos — ¿Siete años por mi cuenta, recuerdas? — le dijo el
omega con sarcasmo — No esperes que crea que llegas como Luping a
salvar a la Diosa Luna.
Finalizó, subiendo las escaleras para explorar el piso superior. Yoongi
resopló para sí mismo ¿Por qué cada vez que avanzaba retrocedía tres pasos
más?
Caminó detrás de Jimin y encontró al omega luchando por cargar a su
cachorro, que refunfuñaba cada vez que lo trataba de soltar.
— Vamos Min Min camina solo un rato ¿Por favor? — rogó el castaño
— Ya no siento mis brazos...
Yoongi rió. — Ven lo cargo por tí — se ofreció. El menor dudó algunos
instantes y luego decidió que era una excelente idea si quería conservar sus
extremidades superiores.
Su cachorro estaba tan somnoliento que se dejó cargar, aferrándose al
alfa que ahora olía a nueces como su padre y levemente a aniz. Jimin
exploró con una sonrisa la amplia la habitación principal, revisó los closet,
los espacios y pensó que incluso podría tener dos mesitas de noche.
La entrada al baño le sacó una sonrisa a Yoongi y revolvió a su lobo en
un millón de sentimientos. Vio a Jimin cansado, admirando las estanterías,
los lavamanos de pareja y la amplia tina. Se observó a sí mismo en el
espejo, pensando que si todo no hubiese salido mal, estos podrían ser ellos,
comprando una casa nueva y él cargando al último de sus cachorros para
darle un descanso a su omega.
El menor se volteó sonriente hacia él — Algo tiene que tener de malo
esta casa... ¿No puede ser tan perfecta o si?
Yoongi solo sonrió — ¿Quieres ver las habitaciones restantes?
Jimin asintió caminando a lo largo del pasillo, inspeccionando todo con
cuidado. La habitación del fondo era casi tan amplia como la principal.
— Creo que aquí dormirán Eun y Minyoon, ellos estarían cómodos con
la luz de la luna entrando por esta ventana, así no se sentirían tan asustados.
— ¿Tienen muchas pesadillas?
El castaño rió antes de responder — ¿Muchas? Tuve que compartir mi
cama con cuatro cachorros los primeros dos años, Daehyung se sentía muy
solo y Haeri estaba muy temerosa, incluso con mi barriga de nueve meses
tuve que hacer espacio.
Yoongi tragó sonoramente, no quería aceptar más detalles, Daehyung
solía ser arrullado por él cada noche, así que sería lógico que lo extrañara,
pero saber lo mal que la pasaron sus cachorros lo estaba matando en la
culpa.
Jimin continúo hablando perdido en los recuerdos.
— Cuando Dae se presentó la fiebre no bajaba, se negaba a comer y todo
le molestaba, no encontré forma de calmarlo, aunque lo arrullaba por horas
no paraba de llorar.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, por no haber logrado calmar el dolor de
su cachorro.
— Cuando llamé a hyung, me dijo que era porque se sentía desprotegido,
así que Jungkook tuvo que venir, bañarse en mi aroma y cuidarlo a mi lado.
Después de un día mejoró... aunque no del todo — suspiró — Jungkook
estaba recién emparejado y Jin casi se vuelve loco cuando sintió mi aroma
encima. ¿Sabías que los cachorros omegas en su presentación necesitan un
nido con aroma de alfa para poder sentirse mejor?
Yoongi le miró con una mueca, sintiendo el dolor en su pecho. —
Compré esencia de alfa y funcionó muy bien con Haeri y Eun, aunque se
sentía un poco extraño, Jungkook ayudó también — finalizó el omega —
Esta casa es la correcta Yoongi, aquí serán felices.
Y el mayor jamás había sentido que las palabras dolieran tanto, pues su
amado y pequeño omega había pagado con su propia felicidad la de todos
los demás.
¡Mis pequeños saltamontes! Vengo aquí para rogarles perdón. Hice
algo así como una tendinitis bilateral severa y ni siquiera
puedo escribir sin llorar porque me duelen los dedos (ಥ ﹏ ಥ). Ahora
soy una experta en dictarle al computador y celular (๑•̀ᄇ•́) ✧ﻭpero....
no es tan rápido como creen. Compensaré en cuando me sienta mejor.
¡Rian sin moderación! Y besitos en las nachas, nos leemos por ahí.
Capítulo 14
— ¡Appaaaaa! — gritaba Eun desde su habitación.
Jimin se movió con prisa, era el fin de semana de la mudanza, dentro de
poco vendría Marzo y su hermosa Min Haeri llegaría a los once años, por lo
que deseaba tener todo listo para esa fecha. Desde el miércoles en la tarde,
había comenzado a mover algunas cosas por su cuenta. Yoongi se aseguró
de firmar el contrato ese mismo viernes, garantizando la casa como hogar
de los cachorros.
— ¿Qué sucede cariño? — preguntó el omega con la respiración agitada.
— No encuentro a mi gatito ¡No me puedo ir sin mi gatito! — lloriqueo
el menor.
Jimin miró al cielo pidiendo a la diosa luna que le diera la paciencia y
fuerza para continuar.
— Vendré mañana y buscaré mejor por ti ¿Qué dices? — el menor chilló,
pero asintió con un puchero al ver la mirada suplicante de su padre.
Lo tomó de la mano y salió a la sala junto a él.
— ¿Seguro que los quieren a todos? — le preguntó a Jungkook, Namjoon
y Jin que se encontraban de pie en la mitad de la estancia.
— Jin quiere que nos acostumbremos a los cachorros — susurró
Namjoon temeroso.
— Este par de alfas no me dejarán con dos cachorros por mi cuenta, es la
experiencia perfecta — aseguró el omega de cabello morado con una
sonrisa maliciosa.
Jimin rió ante el pánico en el rostro de Namjoon y Jungkook — Estarán
bien, solo recuerden, no mucho azúcar y siempre mantenerlos ocupados.
Los tres asintieron. — Despidanse de papá — les llamó el omega,
recibiendo besos y abrazos de todos sus cachorros.
El castaño sonrió al verlos salir, tenía un fin de semana para trasladar
todo el departamento a la nueva casa, Yoongi le había dicho que las camas
serían instaladas ese mismo día, dándole la oportunidad de elegir colchas y
almohadones para la noche del domingo, sin tener a todos los cachorros
aglomerados en la sala.
El alfa llegó con una sonrisa, estaba emocionado por ver a sus hijos y
ayudarles a empacar, pero se llevó una gran sorpresa al encontrar el
departamento en silencio. Solo unos pequeños y suaves pasos de aquí para
allá, era lo que se escuchaba en el interior.
Timbro dos veces, encontrándose con un sonriente omega, que le veía
sorprendido.
— ¿Qué haces aquí?
— Tenía algo de tiempo libre y quería ayudar con la mudanza — susurró
el alfa con las mejillas teñidas — Pensé que los cachorros estarían algo
locos con todo...
— Jin decidió cuidarlos este fin de semana — comentó sonriente
dejándole entrar — Casi pareció una bendición de la madre luna, cuando lo
supe. Ahora tengo el tiempo suficiente para empacar todo y trasladarlo a la
casa hoy.
¿Había planeado este testarudo omega hacerlo todo por su cuenta?
— ¿Ya llamaste al carro de mudanza?
El menor rió — ¿Dónde tienes los ojos alfa tonto? ¿Ves muebles aquí?
Yoongi enrojeció de la vergüenza al omitir ese detalle, el apartamento
eran varias pilas de cajas con nombres marcados en los costados, pero nada
más.
— ¿Qué hiciste con todo?
— Vendí lo que dijiste que reemplazarías y algunas cosas innecesarias,
trasladé la cocina en la tarde de ayer mientras los niños estaban en
prácticas, y ellos empacaron su habitación esta mañana. Con unos cuatro
viajes creo que estaríamos bien. ¿Estás seguro que hoy llevarán las cuatro
camas?
El alfa asintió, viendo la sonrisa del omega. — Entonces sólo quedaría
mi dormitorio, si quieres puedes regresar mañana y verlos ya instalados...
Yoongi se sintió relegado por no ayudar, él quería ser una parte
importante del proceso, aunque no entendiera muy bien porque. — ¿No te
haría falta una mano? — sugirió con una pequeña sonrisa.
— Humm... ¿No tienes cosas más importantes que hacer Min?
— No estaría ofreciendo mi ayuda si ese fuera el caso — Jimin le miró
ceñudo y el alfa se mordió la lengua, el castaño no tenía que saber que
había cancelado cuatro reuniones solo para ir a ayudar.
— Está bien, pero por algo dejé mi cuarto para el final — resopló.
Yoongi entró en la habitación que tenía impregnado el olor a nueces
tostadas por doquier, su lobo se deleitó con el aroma, estaba cerca de
obligarle a revolcarse en el. Observó como las cajas marcadas se
encontraban abiertas en el suelo, cada una con nombres para clasificar su
contenido.
— Solo ve cogiendo y ve poniendo en la caja que corresponda — le dijo
el omega caminando al baño — Si no sabes, solo pregunta — le gritó.
Yoongi comenzó doblando las colchas y los almohadones, encontrado
sábanas limpias debajo, sin la pizca de un olor diferente al del omega o los
cachorros. Su lobo gruñó en aprobación, haciendo que el pelinegro
resoplara.
— Lobo estúpido — murmuró por lo bajo.
Jimin salió del baño con varias toallas y tapetes, riendo ante su
descubrimiento.
— ¿Qué es tan gracioso?
El omega levantó el tapete rosa, con dos lobos unidos por un corazón en
la esquina, sonriendo.
— Pensé que lo había votado, siempre lo odiaste mucho.
El mayor rió al recordar — No es porque fuera feo, es porque elegiste
algo inútil con tu primer salario.
El castaño lo golpeó en el hombro riendo — Era un omega de dieciocho
años que había tenido su primer cachorro y logró conseguir empleo ¿Qué
esperabas de mí?
Juntos rieron, empacando lo que tenían en las manos, después de vaciar
el baño, el pequeño buró al lado derecho de la cama y las colchas venía lo
más temido. El armario.
— No me hago responsable de lo que aparezca allí Yoongi, si sale un
monstruo será el momento de que seas un alfa y me salves.
Yoongi rió — Eres tú el que vive aquí ¿Acaso no sabes lo que tienes en el
closet?
— Uso solo el lado derecho desde hace siete años, lo demás es
prácticamente territorio no explorado — El mayor le observó con ojos
grandes, asombrados de que Jimin haya conservado su recuerdo.
— Pensé que en algún momento volverías y querrías tus cosas de
regreso, las ganaste con mucho esfuerzo y dedicación, así que no era mi
llamado para tirarlas.
El lobo de Yoongi aulló tan fuerte que creyó que el omega lo escucharía.
El asombro y la admiración que surgió en él, fue inexplicable. Por su parte,
Jimin sintió a su omega reaccionar ante el llamado, haciendo que
inconscientemente pase la yema de sus dedos por aquel lugar donde antes
se encontraba su marca de unión. Y así a lo largo de la tarde, abrieron el
armario, encontrando un viaje en el tiempo, que iba casi trece años atrás.
¡Mis pequeños saltamontes! ¡Happy Valentines Day! Como somos
latam, no celebramos esas cosas pero pensé que sería divertido abrir la
caja de Pandora que mantenía oculta este par.
Capítulo 15
El pelinegro inició abriendo la puerta correspondiente a su lado del armario.
Tomó la primera prenda en sus manos admirándola con cariño.
— ¿Recuerdas lo mucho que amaba esta camiseta? — le preguntó a
Jimin con una sonrisa — Fue al primer partido en que me viniste a ver
¡woahh! estaba tan nervioso.
— Más bien era que sudabas como un cerdo — rió el castaño — Y para
ser un alfa eras muy delgadito.
" — ¡Min! — gritó el entrenador a toda voz.
Yoongi limpió el sudor de su frente, aquel partido era decisivo, cualquier
error les costaría el campeonato. El pelinegro giró el balón en su mano en
un intento por limpiar las gotas saladas. Si lograba aquella cesta desde
tercera línea, garantizaba que su equipo pasara a las nacionales.
No solo obtendría el reconocimiento de toda la universidad sino que una
beca por deportes brillaría en su currículo. Trató de respirar profundo
para aplacar el rápido latido de su corazón, su lobo con los sentidos al
máximo, alimentando sus nervios.
Los gritos del entrenador no hacían más que aumentar su ansiedad,
sintiendo los segundos pasar irreconociblemente lentos. Buscando
disminuir su angustia, en el poco tiempo que le quedaba antes de que
invalidaran su cesta, giró su cabeza y entonces lo vio.
Su pequeño y delicioso omega estaba allí con un cartón gigante que
llevaba su apellido y las mejillas rojas por el esfuerzo que le implicaba
gritar su nombre a toda voz. Aunque aún se encontraban tontenado por allí
y no le había pedido un noviazgo formal, estaban prácticamente pegados
por la cadera con un montón de citas y sexo fabuloso.
Yoongi sonrió cuando las orbes miel le miraron con profundo deseo y
orgullo. No necesitó más, solo aquella sonrisa de labios rojos y húmedos
para voltearse y lanzar, logrando así aquella cesta que lo llevó a la gloria"
.
— Sería excelente si acabamos hoy ¿No crees? — molestó Jimin con una
pequeña sonrisita al ver lo embelesado que se había quedado el mayor.
El pelinegro carraspeó con las mejillas levemente rosas dejando sobre la
cama aquella camisa, apartando otras pertenencias que estaba esperando
devolver a su casa en la caja que llevaba su nombre.
Sonrió cuando al llegar al cajón de los calzoncillos y vaciarlo por
completo se encontró con unos lindos bóxers de encaje rojo.
— ¿Me pregunto si aún los puedes rellenar? ¿Te quedarán pequeños? —
le preguntó a Jimin, tomando la delicada prenda con ambas manos y
balanceándola, burlándose del omega, al ver como enrojecía.
— ¡Eres un alfa estúpido! — le riñó el menor, avergonzado — ¡Pensé
que sería un regalo especial!
— Y si que lo fue cariño, estaba tan desesperado que no me pude resistir
a marcarte — le confirmó Yoongi con una mirada sugerente.
Jimin le miró ceñudo cayendo en los recuerdos.
"— ¿Estás seguro de esto? — le preguntaba Jungkook mientras olfateaba
las velas. — ¿Estás tomando las pastillas correctamente?
Jimin suspiró tomando aquellas las de color caqui con un suave olor a
nueces y algo de menta.
— Sí Kookie, hace dos meses, todos los días sin falta.
— ¿Solo me preocupo por ti? ¿Lo sabes, verdad?
El omega sonrió — Lo que menos me gustaría es quedar en estado, tan
solo unos meses después de la graduación — aseguró — Acabo de cumplir
17, lo suficientemente grande para una marca, pero en definitiva nada
preparado para un cachorro.
Jungkook suspiró en respuesta. — ¿Seguro que estás bien con esto?
Teniendo en cuenta lo que pasó con tu madre y todo eso — murmuró.
El menor apretó los objetos en sus manos levemente. — Llevo años
huyendo de las relaciones ¿Sabes? Siento que el es el indicado Kook, así
que solo estoy esperando que suceda, por eso empecé las pastillas y decidí
estar con él en serio, sé que lo vale.
Jungkook asintió, riendo al encontrar unos lindos bóxers rojos de encaje
con un pequeño moño en la parte de atrás.
— Si usas esto — rió tomando la delicada prenda entre sus manos —
Estarás anudado antes de poder decir Acepto.
Jimin rió en respuesta , enrojeciendo un poco ante la prenda. El no era
ningún puritano, pero desde que estaba con Yoongi , todos esos gestos
cariñosos le causaban un revuelto en el estómago.
Estaba decidido a regalarle a Yoongi una noche especial, se encontraban
cerca de llevar algo así como 12 meses y un deseo visceral lo atrapó luego
de aquel día de la madre solitario en casa.
Su padre ausente como siempre y él pasando aquellos primeros días de
noviembre en el dolor de la pérdida. A pesar de ello, Yoongi hizo espacio
en su apretada agenda de finales universitarios para mimarlo y consentirlo,
no solo demostrándole que estaba allí para él, sino , ratificando que sería
el indicado, por lo que Jimin decidió arriesgarse.
Con todas las compras realizadas y Jungkook deseándole buena suerte,
se vistió con solo los bóxers de encaje rojo y esperó paciente a que su
amado novio llegara. Horas antes le había llamado con la excusa de que se
sentía enfermo, recibiendo la voz de un angustiado Yoongi. afirmando que
iría a cuidarle por un tiempo.
A pesar que de él aún vivía en casa con su padre, este nunca estaba, por
lo que era el lugar preferido de la pareja, comparado con el pequeño y
poco privado dormitorio universitario de Yoongi. Prendió las
velas, permitiendo que en su habitación se intensificara el aroma,
colocando música suave en una pequeña grabadora.
Jimin se sentía confiado, el sexo entre ellos siempre era espectacular, así
que esta vez solo sería un poco diferente. Escuchó la puerta cerrarse , puso
la mejor sonrisa en sus labios y los apretó levemente para tórnarlos
rojizos.
— ¡Por la madre luna! — gruñó Yoongi dejando caer su cuaderno
de composición y el morral al suelo. —¿A esto le llamas estar enfermo? —
cuestionó con una sonrisa lujuriosa, todos sus sentidos y su aroma intensos
ante el espectáculo de su omega casi desnudo.
— Ven aquí — le llamó el menor, con la voz sedosa, mientras la única
iluminación eran las velas.
Yoongi se sentó en el borde de la cama, observando atentamente como
Jimin contoneaba sus caderas en un movimiento provocador, su alfa
gruñendo excitado cada vez más fuerte y en la superficie.
— ¿Te gusta lo que ves? — susurró el omega, situándose entre las
piernas de su alfa, dando pequeños besos provocadores en su cuello.
— Más de lo que imaginas — aseguró el mayor, terminando de
desabotonar su camisa, y sacando con afán zapatos, calcetines y pantalón.
El castaño continuó bailando perdido en el aroma de su alfa que
saturaba la habitación, se mordió el labio al ver la clara invitación de su
pareja sentada contra la cabecera, mientras se masturbaba con los ojos
fijos en él.
Jimin gateó balanceándose hasta sentarse a horcajadas sobre su alfa,
explorando con sus manos el corto cabello negro y los
hombros, aferrándose con fuerza cuando juntos se unieron en un vaivén
placentero, donde sus miembros se rozaban de forma febril sacando
gemidos profundos y agudos con cada acometida.
— ¡Yoongi! — Gimió el castaño en el oído contrario, cuando unas
largas falanges lo exploraron tentativamente, tan solo moviendo levemente
la prenda que se encontraba obscenamente húmeda.
— Eso amor, acércate — gruñó por lo bajo el alfa, sosteniendo con
fuerza las caderas contrarias, corriendo a un lado la prenda sin quitarla y
penetrando lentamente a su omega.
Jimin soltó un sollozo largo y profundo, con el placer apabullante
golpeándolo al tomar por completo a su pareja. Yoongi separó tan solo
unos centímetros su cabeza del omega para susurrar — ¿Saltarás para mi
cariño?
El castaño se apoyó sobre los hombros contrarios, comenzando con
pequeños saltos siendo ayudado por las manos de su alfa en sus caderas.
— Ah, ah, ah — gemía perdido en el placer, a media que el
mayor recorría su espalda y apretaba sus nalgas.
— Te amo — gruñó Yoongi atacando el cuello contrario con besos y
mordiscos, perdiendo el control con cada estocada.
Jimin se sintió cerca, todos su sentidos fundidos en la lujuria y el placer
que sentía, su voz cada vez más aguda, sus piernas sintiendo la fatiga,
luchando para continuar. Las penetraciones de Yoongi se volvieron
frenéticas, gruñó con fuerza apretando las caderas contrarias.
— Me voy a correr — anunció con voz gruesa y estrangulada — ¡Sal
ahora!
Jimin abrió sus ojos llorosos, enfocándose en los iris oscuros de
contrarios gimiendo
— ¡Quiero tu nudo!
Algo en Yoongi falló, su lobo aulló y tomó el control , exponiendo los
colmillos y mordiendo a Jimin entre su clavícula y hombro, corriéndose a la
par , sintiendo como el nudo crecía en el interior de su omega y este se
aseguraba de exprimir hasta la última gota.
Con las respiraciones agitadas, se miraron a los ojos. El menor tenía
una pequeña sonrisa en sus hinchados labios, mientras algunas gotas de
sudor caían de su cabello. El pelinegro se acercó , dando besos esquimal y
susurrando.
— No te muevas, no quiero lastimarte.
El menor gimió bajito cuando se estiró levemente, sintiendo la punzada
de dolor.
— Eres grande — murmuró con una sonrisa — Y todo mío .
Yoongi rió — ¿Fue una trampa verdad?
Jimin sonrió en grande, haciendo un inocente puchero — ¿No es esto lo
que querías?
El mayor sonrió brillante, acariciando las caderas contrarias, tratando
de disminuir el dolor que su pareja podría estar sintiendo. — No te voy a
mentir, lo deseaba desde hace un tiempo, pero no quería presionarte.
El menor le abrazó, chillando y arrepintiéndose de inmediato de haberse
movido.
— Quédate quieto — le riñó Yoongi divertido, ambos sintiendo como el
lazo comenzaba a formarse y establecerse. — Serás para siempre mío —
aseguró el mayor , pasando su lengua por la mordida."
Yoongi, sintiendo el olor del ambiente cambiar, se removió un poco
incómodo ¿Acaso se estaba excitando? Volteó hacia Jimin, perdiéndose en
el sonrojo de su rostro, tocando su hombro levemente para traerlo a la
tierra.
— ¡Idiota! — gruñó el castaño, avergonzado por sus recuerdos, sintiendo
su omega removerse levemente, dándole un pequeño codazo — Y
probablemente no quepa... me crecieron mucho las caderas desde los
cachorros — susurró por lo bajo con las mejillas tintadas.
Yoongi mordió su labio, tentado a replicar que seguía siendo un omega
precioso, incluso aunque se encontrara un poco más delgado y ancho en
algunas partes, o que unas perceptibles ojeras se convirtieran en parte de su
rostro.
Continuaron con su labor, el mayor silbando al encontrar una caja de
colores con un grande y bonito moño rosa.
— ¿Qué es esto?
— Los diarios de los cachorros... pensé que estaban en mi lado —
murmuró, intentando tomar la caja, pero el pelinegro la alejó.
Los ojos de Yoongi se colmaron de lágrimas al ver el contenido. No solo
estaban los diarios de embarazo que Jimin llenó con mucha dedicación y
bonitas fotos, sino las prendas de sus cachorros en sus primeros años.
Su lobo aulló afligido al observar las fotos de la presentación de sus
hijos, los nidos y a Jimin con agotamiento reflejado en su rostro. Gruñó con
dolor al contemplar como Jungkook los consolaba, cuando debió haber sido
él, quien les acompañara en esos momentos tan vulnerables.
— ¿Es-este es Minyoon? — preguntó al ver la foto de un cachorro blanco
como la leche, con una mata de pelo negro brillante sobre su cabeza — Era
mu-muy pequeño — añadió en voz baja.
Jimin se quedó en silencio, enfocando sus ojos en la imagen. ¿Cómo se le
explica a un alfa, que dejar un omega en estado y tratar de romper el lazo
causa sufrimiento fetal? y peor aún, que si el omega no estaba saludable,
¿Tenía mayores probabilidades de fallecer junto a su cachorro?
El menor sacudió la cabeza alejando el dolor de la pérdida y todo el
tormento que atravesó hace siete años, sintiendo la pequeña fortuna de al
menos conservar a su cachorro protector, cuando estuvo cerca de perderlo
también. Se levantó susurrando
— Iré por un vaso de agua, solo falta el estante del medio y estaremos
listos.
Yoongi asintió. Puso la caja a un lado y se levantó.
¿Qué es esto? pensó al ver todos los medicamentos que se encontraban
allí. Por un segundo consideró que eran vitaminas, conmoción atravesó su
rostro al leer detalladamente las etiquetas, hormonas para omega,
potenciadores de olor, inductores de ciclo y unas pequeñas inyecciones que
rezaban cicatrización prolongada. Su lobo se removió curioso,
memorizando los nombres en caso de que deseara averiguar que había
pasado con el omega.
— ¿Terminaste? — le preguntó Jimin, llegando minutos después.
— Está todo listo — aseguró sonriente.
— Falta sacar las cajas del cuarto de los cachorros Eun no encuentra su
gatito.
— ¿No me digas que todavía conserva ese vejestorio?
— Definitivamente lo hace, el peluche tiene tu aroma aún, le ayuda
mucho cuando está muy ansioso. Es un omega sensible.
Los ojos de Yoongi brillaron por el agua en ellos, había sido un completo
cabrón hace siete años, ¿Sería realmente capaz de remediar el daño que
causó? ¿De recuperar a sus cachorros?
¡Mis amores! Les traigo este capítulo con todo el cariño. Espero les
haya gustado. No olviden que amo leer sus comentarios, quería
agradecerles a toda/os quienes me escribieron palabras de ánimo
mientras me recuperaba de esa horrible tendinitis. Cuídense mucho,
nos estamos leyendo por ahí. ¡Un abrazo gigante y rían sin
moderación!
Capítulo 16
La primera semana de Marzo llegó y la mudanza había sido un completo
éxito. Jimin caminaba por la casa, revisando que todo se encontrase en su
lugar, aquella mañana en la panadería, había tenido algunos problemas por
el volumen de pedidos y su cuerpo se sentía más agotado de lo normal.
Así que, si lograba organizar todo antes de que sus cuatro cachorros
llegaran tal vez tendría la pequeña esperanza de descansar. Su cama se
había vuelto de Minyoon y Eun, que últimamente se encontraban algo
intranquilos. Jimin creía que era el efecto de la cercanía a la presentación
del cachorro, sus altas y bajas de humor, junto a sus feromonas
enloquecidas y entremezcladas entre las nueces y el anís estaban poniendo
la casa patas arriba.
Todos sus cachorros se sentían algo nerviosos por el permanente olor que
expulsaba el menor. Jimin no podía hacer nada al respecto, pues no existían
supresores para cachorros. Desde la escuela de Minyoon aún no se habían
quejado pero Jimin presentía que ya se encontraban cerca de hacerlo.
— ¡Appaaaaaaa! — gritó Daehyung, desde la puerta en el piso inferior.
El castaño bajó sonriendo a saludar a sus cachorros, viendo como hacían
fila india para recibir un abrazo y beso de su parte.
— ¿Qué hacen aquí tan temprano? — les preguntó luego de saludarles.
— Cancelaron las prácticas hoy, así que el bus escolar nos trajo rapidito
— le respondió Haeri con una sonrisa — Además, Papá Yoongi dijo que
vendría este fin de semana por nosotros.
Jimin le sonrió en respuesta. Acordándose de su nuevo dolor de cabeza.
Yoongi no había llevado a los cachorros con él desde el incidente del azúcar
y se limitaba a visitarlos en casa, pero eso realmente estaba haciendo que el
castaño perdiera su infinita paciencia, pues el mayor se comportaba como
un crío más.
Como si fuera poco, el alfa estaba a días de cumplir años y sus cachorros
habían planeado una fiesta en casa para él. De solo pensar en todo lo que
tendría que arreglar y cocinar su cuerpo dolió.
¿Por qué a mí? pensó riéndose de sí mismo.
— Vayan a cambiarse, las maletas de los viajes cortos están en el armario
de cada uno, revisen que no falte nada.
Sus tres cachorros asintieron con la cabeza y caminaron escaleras arriba.
Entre tanto, Minyoon estaba frente a su padre, esperando pacientemente
alguna indicación.
— ¿Appa?
— ¿Si cariño?
— ¿Usted no quiere pasar tiempo con MinMin? — preguntó el cachorro
con ojos grandes y brillantes.
— ¿Por qué piensas eso, cariño?
— Appa se ve más cansado que siempre ¿Y si es culpa de MinMin
porque no tiene un padre alfa con quién ir?
El corazón de Jimin dolió como si hubiese sido atravesado por un rayo.
Se encontraba más cansado porque la próxima presentación de Minyoon no
le dejaba dormir mucho, el cachorro también se veía como si estuviera
enfermando y solo podía descansar en los brazos de su padre, no por ello,
quería que su hijo pensara que algo de eso era su culpa.
El castaño se sentó en el sofá mirando a su cachorro con ojos llorosos.
— Ven aquí — le llamó con voz suave, haciendo un esfuerzo por soltar
un poco de su olor delicadamente.
Minyoon se acercó y subió al regazo de su padre, siendo estrechado
felizmente entre sus brazos.
— Eres el cachorro de papá — le susurró dando un besito en su sien — Y
no importa lo que hagas jamás dejarás de ser el cachorro de papá
¿Entendido?
El menor asintió, dejándose mimar un largo rato por su padre omega. El
timbre fue el que se encargó de interrumpir aquel momento.
Jimin abrió con el cachorro dormido entre sus brazos, encontrándose a
Yoongi al lado de una omega olor a vainilla. La sola presencia de la mujer
hizo que arrugara la nariz y su cachorro se removiera molesto, despertando
del mundo de algodones donde lo había enviado su padre.
— Hola — saludó Jimin de forma cortante — Pasen.
La omega entró observando todo con una mueca, estaba a punto de decir
la falta de clase y gusto que poseía el departamento, pero se limitó a
morderse la lengua. Poniendo una falsa sonrisa en su rostro al ver al
cachetón y ojeroso omega que tenía enfrente.
Los cachorros bajaron apresurados gritando y saltando sobre su padre
alfa. Jimin dejó a Minyoon en el suelo para que se despidiera, pero la
omega interrumpió.
— ¡Por la luna Yoonie! — chilló emocionada — ¡Tus cachorros son
preciosos! ¡Se nota que su padre alfa les heredó sus mejores genes! —
Jimin la miró con el ceño fruncido.
¿Qué se cree esta estúpida? pensó el castaño ante el comentario, viendo
como se acercaba a su hijo menor, quien comenzó a gruñir por lo bajo.
— ¡¿Pero mira este cachorro?! ¿Cómo te llamas pequeño? — le preguntó
la omega poniéndose en cuclillas frente al menor, mientras hablaba con
fingida emoción — Eres la copia absoluta de tu padre. Tu abuela me mostró
sus fotos de cachorro y por un segundo pensé que eras tú — aseguró
cogiendo el cachete de Minyoon, que rabioso le dio un golpe en la mano.
La omega se puso en pie, con las mejillas levemente tintadas, expulsando
un poco más de olor, tratando de omitir la vergüenza que le hizo pasar, se
giró hacia Yoongi con una sonrisa diciendo
— Solo mirálo, es igual de arisco a ti.
Jimin observó a la omega con los ojos abiertos, atento a que Minyoon no
se lanzara a ella y la lastimara por su fuerte olor a vainilla. Yoongi tenía las
mejillas rosadas y sus cachorros ignorantes de todo lo que eso implicaba,
reían ante el molesto semblante de su hermano menor.
— Jimin ella es... K-Kim Soo H-hyung, mi omega — le presentó Yoongi
al castaño, tartamudeando ante la conmoción.
— Mucho gusto — contestó sin extender la mano y con una sonrisa que
no alcanzaba los ojos — Park Jimin.
— Tienes unos cachorros preciosos — afirmó la omega con emoción
fingida — Todos se parecen tanto a mi Yoonie, en especial el menor.
Jimin deseó lanzarle una lata de supresor encima para ver si dejaba de
repartir su asqueroso olor a vainilla en su hogar y así podía calmar a su
cachorro, que continuaba gruñendo.
— Emm... Soo él no es ... él no es mi cachorro — susurró abochornado el
mayor, viendo como Jimin bufaba en silencio.
La omega le vio confundida y luego hizo una gran O con sus labios
tapándose con su mano. — Yo lo... lo siento Jimin. Mis más sinceras
disculpas... de verdad se... se parece mucho — se disculpó con las mejillas
enrojecidas.
Y para el castaño fue suficiente. No necesitaba que una estirada omega
viniese ha alabar sus cachorros, él de antemano sabía que eran perfectos, así
que con la irritación en su rostro ignoró la torpe excusa y se dirigió a sus
hijos para despedirse. Les susurró un -portense bien- al oído, mientras los
abrazaba y luego se levantó.
— Sus maletas están ahí — señaló al lado de la entrada — Si falta algo
no duden en decirme yo lo llevaré. Que tengan buena noche — Se despidió
molesto, cargando a Minyoon, que tenía el pecho vibrando y al poner su
cabecita en el hombro de Jimin le dijo a Yoongi
— Una omega tonta que huele muy feo para un alfa tonto.
El mayor gruñó al cachorro, irritado por su actitud. Viendo como Jimin,
ajeno a lo que sucedía se contoneaba escaleras arriba. Soo tampoco le había
escuchado, pues con una actitud poco natural, estaba dirigiéndose a los tres
cachorros restantes, haciendo que estos le vieran con el ceño fruncido
— Su padre tiene un gusto muy... campestre — parloteo con desdén —
Espero que puedan aprender algo útil en su tiempo conmigo...
Yoongi soltó un suspiro resignado, sería un largo fin de semana para él.
¡Mis pequeños saltamontes! Llevo mil años sin aparecer. Aún sigo
muy molesta por los estúpidos Grammy ( ¿No se sienten usados? ,
porque yo si). Y dada la situación actual, me he visto obligada a
cambiar mis horarios por lo que solo puedo ofrecer un capítulo cada
dos semanas hasta que termine mi carrera (30 de Mayo ). ¡Lo siento
mucho! ( ︣ ﹏ ╰)(╥﹏╥) Espero me puedan disculpar y este les haya
gustado. ¡Rían sin moderación y nos leemos pronto!
Capítulo 17
El sábado en la mañana había llegado con los cachorros sonrientes en el
amplio comedor que poseía el alfa. El alboroto, las risas y algunos
refunfuños llenaban el ambiente. Kim Soo deseaba desde lo profundo de su
ser, que todo terminara pronto. ¿Quién se había creído el alfa al ponerla de
niñera?
A pesar de añorar tener un hijo de Yoongi, para poder mantenerlo a su
lado por siempre, ante las últimas horas, se estaba replanteando todas sus
decisiones. El instinto omega, que le hacía querer cachorros, nunca había
sido muy fuerte en su corazón y aunque pensó que algo estaba mal con ella
en un principio, decidió que sólo el destino decidiera.
En esos momentos agradecía no haber quedado en estado a pesar de
llevar siete años con el alfa. Yoongi se había levantado estúpidamente
temprano para comprar los ingredientes del desayuno de sus cachorros -
libre de azúcar - y luego con una gran paciencia que desconocía poseía, los
levantó y les acompañó, todo ante la vista de Soo, quien solo se había
sentado en el sofá a leer revistas.
Pero la mañana no sería color de rosa, el alfa recibió una llamada del
trabajo, una reunión urgente por un inconveniente en el lanzamiento de la
disquera, así que negándose a entregar los cachorros de nuevo a Jimin, se
vio en la obligación de designar a Soo como niñera, eso sí después del
desayuno familiar.
— Papá cocina muy rico — le dijo Eun con una gran sonrisa al alfa.
Haciendo que el lobo del mayor aullara orgulloso, ante el reconocimiento
de su descendencia.
Haeri también secundo a su hermano añadiendo — ¡Sería perfecto si
Appa Jimin lo prueba! ¡Ama los waffles de naranja!
El mayor le sonrió a su cachorra, con el dolor sordo del pasado que
últimamente le atormentaba por ratos, pues él sabía eso, nadie mejor que él,
quien los cocinó todos los días durante los nueve meses del embarazo de
Daehyung.
— Son demasiadas calorías — dijo la omega con desdén — ¿No creen
que su padre se vería mejor con un poco menos de peso?
Los cachorros la miraron ceñuda y Yoongi deseó que se lo tragara la
tierra. ¡Por todos los lobos! ¡El omega parió cuatro veces! Llevó su cuerpo
cuatro veces a través del tedioso y largo proceso del embarazo y ¡¿Se
atrevía a decirle gordo?! ¡Si Yoongi había visto sus costillas y la cicatriz
aquel día!
Para ser sincero el lobo del alfa se había removido coqueto, pues Jimin se
seguía viendo como el apetecible omega que conoció hace más de trece
años y esas anchas caderas a causa de los embarazos solo resaltaban aún
mejor sus bonitos atributos.
— Appa Jimin es mucho más bonito — susurró Eun con molestia —
Omega tonta.
— ¡Eun! — le regañó Yoongi, agradeciendo que Soo no hubiese
escuchado. — No hay que ser groseros.
El cachorro se puso rojo sintiendo la molestia de ascender. Haeri le miró
anonadada y Daehyung que solo había presenciado aquello una vez en su
vida se encogió temeroso.
— Esa omega fea habló mal de appa Jimin — gruñó con fuerza — Él nos
cuida, nos alimenta y siempre tiene tiempo para nosotros — gritó
levantándose de la mesa — ¡A diferencia de usted él siempre ha estado a
nuestro lado y ninguna omega tonta lo va a reemplazar!
Soo le miró avergonzada. ¿Pero qué tienen estos cachorros que siempre
me hacen meter la pata?
Yoongi parpadeó varias veces ante el enojo de su cachorro más tranquilo,
su cara de impresión se juntaba a la de Haeri.
— No espere que viva en esta casa que huele a vainilla y donde appa
Jimin no está — Afirmó, corriendo escaleras arriba para encerrarse en su
habitación.
El mayor gruñó, observando a Soo con molestia. — Suban con su
hermano — les ordenó a sus dos hijos — Me tengo que ir pero volveré para
el almuerzo.
Los cachorros asintieron sin refutar y salieron corriendo. El pelinegro
enfocó sus ojos en la rubia omega, esta solo le miró con desdén.
— ¿Esperas que lo sienta? — le cuestionó, escuchando a Yoongi gruñir
— No seas ridículo, no esperes que no diga la verdad porque sabes que no
me callaré. A ese omega no solo le vendría bien una dieta, sino un poco de
clase ¿En qué estabas pensando cuando hiciste tres cachorros con él?
El alfa respiró profundamente, tratando de calmarse y no lanzarse a los
gritos. El aroma a vainilla de su omega picó en su nariz. ¿Él no podría
empezar a odiarlo, verdad?
— Abstente de opinar acerca de su padre — demandó — Esos asuntos no
son de tu incumbencia. Necesito que los cuides solo tres horas, no te estoy
pidiendo más.
— Son unos malcriados Yoonie — refunfuñó la omega — Su padre los
ha educado como unos salvajes. ¡Solo mira lo que ha dicho Eun! ¡Sin nada
de modales!
— Tres horas Soo. Solo tres horas. Luego tu y yo tendremos una
conversación al respecto — aseguró el alfa, saliendo con prisa.
La omega resopló molesta, preguntandose porque había accedido a ser
una segunda ala en la desastrosa familia que su alfa estaba tratando de
recuperar.
1/2
Capítulo 18
Yoongi suspiró al entrar en el garaje. No esperaba que el lanzamiento del
CD se retrasara, su nuevo artista llamado Kim Taehyung fue muy paciente
al hablar con él y contarle todos los problemas que habían sucedido,
comparado con su manager que solo lo insultó por su ineptitud. El trabajo
de Yoongi no solo consistía en componer, sino en realizar todas las tareas
administrativas.
Genuinamente lo odiaba, no le interesaba tener un salario acomodado por
solo laborar como compositor, pero su padre lo forzó con tal disimulo y
maestría que ya no le era posible negarse. Tomó aire, pensando en que si
nada hubiese cambiado, sería un compositor viviendo en una pequeña casa
al lado de Jimin y siendo feliz con poder ver a sus cachorros crecer, no
como ahora que a veces sentía que no le quedaba tiempo para respirar.
Al entrar a su casa el terror lo invadió.
— ¡Que diablos pasó aquí! — gritó haciendo que sus tres cachorros se
detuvieran en seco al verle algo asustados.
Su sala se había convertido en un campo de batalla, los cojines se
encontraban desperdigados por todas partes, las paredes blancas rayadas
con líneas negras, el brillante piso de cerámica manchado con diversos
colores y ¿sus cachorros? llenos de agua de pies a cabeza con pistolas en la
mano.
— ¡¿Quién les dio eso?! — rugió.
Daehyung tragó con fuerza, respiró profundamente antes de comenzar. —
Soo no quería jugar con nosotros, así que nos dijo que viéramos televisión
pero estábamos aburridos — el pelinegro levantó una ceja — Encontramos
estas pistolas en el garaje así que las usamos — el cachorro miró al suelo,
con las esponjosas mejillas rosadas, no quería ser regañado por su padre
alfa, pero la omega de su padre prefirió hacer una rutina de belleza que
jugar con ellos.
Yoongi respiró con fuerza buscando calmarse. — Van a subir a sus
habitaciones, tomar un baño y cambiarse. Saldremos a comer, hablaremos
de esto luego.
Los cachorros asintieron, corriendo como si tuviesen fuego en los piés. El
mayor subió detrás respirando profundamente. Abrió la puerta de la alcoba
principal, encontrando a Soo, en una silla bronceadora ubicada en el balcón
con una mascarilla en el rostro.
— ¿Amor? — preguntó al escucharle entrar. Una sonrisa apareció en el
rostro de la omega, al ver que su alfa había regresado.
— Soo — habló el alfa mirándole ceñudo — ¿Por qué mis cachorros
hicieron de la sala un campo de guerra?
La omega abrió los ojos en sorpresa — Yo... ellos deberían estar viendo
televisión — arrugó la frente — Fui muy enfática en que se quedaran en el
cuarto de huéspedes.
Yoongi se masajeó las sienes. — Mira Soo, si no quieres cuidar a mis
cachorros está bien... lo entiendo pero no te comprometas con algo que no
cumplirás.
La rubia se levantó del asiento cerrando la bata de seda que estaba
usando. — En ningún momento dije que no te apoyaría Yonnie pe-
— Entonces haz las cosas bien — gruñó el alfa — puedo apostar a que
mis cachorros no han comido nada desde que me fui ¿O me equivoco?
La omega se sonrojó — Yo también estoy ocupada... no eres el único que
estaba traba-
— Si lo puedo notar — respondió Yoongi con una risa sarcástica —
Saldremos a comer, tienes quince minutos.
La omega asintió y se dirigió al vestidor. Ella no quería pelear,
definitivamente lo que siempre necesitaba era a Yoongi de su lado. Tal vez
tendría que traer refuerzos.
Yoongi se retiró la corbata y cambió por una camiseta suelta con unos
jeans oscuros. Observó el calendario pegado en la pared posterior de su
closet y bufó frustrado al ver que su celo podría llegar para su cumpleaños.
Se vistió poniendo el recordatorio en su celular para los supresores
inyectables que siempre usaba, bajó al primer piso encontrando a sus
cachorros jugando con sus manos y susurrando entre sí.
Los tres levantaron sus grandes y brillantes ojos a su padre alfa y el
corazón de este se derritió. Ya no importó el caos creado en su sala, solo sus
cachorros.
— ¿Qué quieren almorzar? — preguntó con una sonrisa.
— ¡Pizza! ¡Hamburguesa! ¡Helado! — gritaron los tres al mismo tiempo,
cada uno pidiendo su deseo en cuestión.
El mayor rió moviendo la cabeza. Su instinto de alfa protector y
proveedor estaba saliendo a relucir con su familia, una lástima que no se
sintiera completa.
Media hora después se encontraban en un centro comercial, caminando a
través de los restaurantes, los tres cachorros iban de la mano de su padre y
muchas personas los veían enternecidos. Por su lado, Soo se encontraba
irritada al ver la irrupción de su rutina, ya que su alfa había rechazado el
restaurante de siempre.
— ¿Esperas que coma aquí? — bufó molesta a Yoongi — ¡Solo mira las
calorías de esto!
Los tres cachorros habían entrado al parque para niños tan pronto
pusieron un pie dentro del local.
— Mis hijos quieren comer aquí. Bien puedes pedir en otro lugar.
La omega se irritó, y con indignación eligió una mesa del fondo. Yoongi
realizó un pedido familiar importándole poco que su pareja no estuviese de
acuerdo. Él era un paquete completo alfa y cachorros, ya nunca más estaría
solo. Cuando el pedido fue servido los cachorros corrieron a la mesa por su
cajita lobo feliz, que traía pequeñas piezas de pollo, dulces y un juguete.
— ¡Eun! — gritó Haeri a su hermano cuando éste accidentalmente apretó
con demasiada fuerza la caja del juguito.
— Lo... lo siento — se disculpó el cachorro — Appa siempre lo pone
para mi.
Yoongi le miró con ternura, estaba por levantarse para llevar a su hijo al
baño cuando su omega lo detuvo. — Yo lo llevaré Yoonie.
La rubia se levantó y arrastró a un sucio Eun hasta el baño, pero faltando
unos cuantos pasos se encontró con otra omega.
—¡Mina! — chilló emocionada — ¡Llevaba tiempo sin verte!
La plática entre las dos omegas empezó, haciendo que olvidara al
cachorro, que jaló el vestido de Soo, cuando sus ganas de hacer pis se
sumaron a su suciedad.
— ¿Qué quieres? — le gruñó molesta por tener que interrumpir la
conversación.
— Tengo pipi — susurró el cachorro avergonzado.
— Puedes aguantar — afirmó la mayor, olvidándose del cachorro para
seguir con su conversación.
Los minutos pasaron hasta que el celular de Soo Hyung sonó.
— ¿Amor?
— Soo, ya casi terminamos de comer ¿Algo le sucedió a Eun?
La omega abrió los ojos como platos buscando al cachorro, pero este
había desaparecido.
¡Mierda!
— Cr-creo que lo perdí — tartamudeó en pánico al ver que no se
encontraba cerca.
¡OMG! ¡PERDIMOS A EUN! ¿Ahora, quién lo encontrará? les
contaré algo gracioso, mi padre es muy torpe (al igual que yo), así que
efectivamente somos como Eun, de los que se hechan el juguito de
cajita encima. ¡Espero les haya gustado! ¡Rián sin moderación y nos
leemos por ahí!
Capítulo 19
Jimin caminaba de un lado a otro en la cocina, moviendo sus caderas al
compás de la música, probando los pasteles que había horneado. Su
emoción se colaba por sus poros, pues había preparado pequeños postres
para sus cachorros.
A su espalda se encontraba Minmin, haciendo una de sus actividades
favoritas, observar a su padre. Tenía algunos de sus juguetes preferidos
sobre la mesa, rodando en mini balón de basket con sus figuritas.
— ¿Quieres probar? — le ofreció el omega con una gran sonrisa.
El menor abrió su boquita, degustando el sabor del limón en el postre.
Jimin sonrió ante su cachorro. Le dolía un poco ver como lo tenía que
segregar de sus hermanos, pero era una pelea que había decidido no luchar.
El dolor de remover aquella época era demasiado y lo que menos necesitaba
es que sus cachorros pasaran por ello.
— Appa celular brumm
Jimin se rió, su hijo sabía hablar bien, pero se negaba a dejar de ser el
bebé de papá y eso secretamente le encantaba. Cuando vio la pantalla, su
omega se removió.
— ¿Veinticinco llamadas perdidas? — murmuró tomando el teléfono y
marcando a Yoongi.
No pasaron más de dos tonos cuando contestaron. — ¿Jimin?
— Si Yoongi ¿Qué pasó? — la angustia en la voz del alfa le puso alerta.
— Eun... se perdió — susurró con voz estrangulada.
El castaño se sujetó de la silla, pensando que podría caerse de la angustia.
— ¡¡¡¿Que tú hiciste qué?!!!!
Yoongi suspiró mientras esperaba que el guarda de seguridad rectificara
con las cámaras, si su cachorro había dejado el centro comercial.
— Soo lo llevó al baño y él...
— ¡Maldita sea! ¡Tu eres su padre! ¡Ella no tiene porque estar cuidando a
mis cachorros!
Yoongi cerró los ojos pensando que el sermón sería aún más
monumental, pero las lágrimas de Jimin a través de la línea lo dejaron
desarmado.
— ¡¿Dónde están?! — sollozó el omega, que ya se había quitado el
delantal y caminaba hacia la puerta con Minmin de la mano.
— En el centro comercial de Gangman — Yoongi esperaba agregar más
detalles pero lo único que consiguió fue el pitido de una llamada cortada.
Veinte minutos después Jimin apareció completamente despeinado, con
unos viejos tenis y una chaqueta raída, siendo arrastrado bruscamente por
una persona de seguridad.
— ¡Le digo que me suelte! — gruñó el omega.
Yoongi frunció el ceño al hombre de uniforme azul.
— Señor Min, este omega afirma que viene a buscarlo, entenderá usted
que no podíamos dejarle entrar pero fue muy esca-
— Suficiente — ordenó el alfa al ver como Jimin era tratado — Él viene
conmigo.
El guarda soltó a Jimin e hizo una venia — Mis disculpas — susurró sin
remordimiento alguno, abandonando el pasillo.
Jimin le asesinó con la mirada pero no dijo nada más, gruñendo al ver
cómo Soo reía, su sangre hirvió.
— ¿Dónde está mi hijo? — preguntó mordaz, con Minmin a su lado
observando receloso a la omega.
Yoongi masajeó sus sienes y entonces Soo sintió el pánico crecer.
— Estamos esperando que seguridad confirme si dejó el centro
comercial, como verás es un poco estricta y...
— Señor Min — interrumpió un nuevo guarda en traje de vestir negro.
— La-lamento informarle que su cachorro abandonó el estableci-
Jimin se acercó al alfa, sin importarle ser más bajo y delgado, lo tomó
por el cuello como acto reflejo.
— ¡¿Qué dijo?! — gritó — ¡¿Me está diciendo usted que dejó salir solo a
mi cachorro de nueve años?!
El hombre tragó sonoramente ante el omega, a pesar de ser un alfa creía
que podría orinarse en los pantalones.
— No-nosotros ppensamos que sus papadres iban ad-delante —
tartamudeó.
— ¡Alfa imbécil! — le gritó llevado por la cólera lanzándolo hacia atrás.
El hombre trastabilló y se cayó al suelo de culo, parpadeando
conmocionado.
— ¡Si mi hijo no aparece los demandaré a todos! — rugió mirando al
alfa, a los otros dos guardas, a Yoongi y finalmente posando sus ojos sobre
Soo Hyung— ¡Ninguno de ustedes verá la luz de nuevo!
Minmin soltó a su padre y corrió con sus dos hermanos que se abrazaron
entre sí. Jamás en sus cortas vidas habían visto a su padre omega tan
enojado.
Jimin se acercó a la omega, apuntándole con su pequeño y regordete
dedo índice, provocando que esta comenzara a temblar ante el pánico.
— Y tu maldita perra — siseó — si algo le sucede a mi cachorro desearás
no haber nacido.
Soo estaba por responder pero Yoongi fue más rápido.
— Jimin — le llamó en voz baja — No hagas una escena, ya estamos
llamando a la policía y...
— ¡¡Y joder que amarán escuchar como la primera vez que sales al
centro comercial pierdes a uno de tus cachorros!! — gritó con el rostro
completamente rojo — ¡¿No puedes hacer una maldita mierda bien Min ?!
¡¿Es que acaso no los puedes cuidar por una sola vez?! — cuestionó el
omega llevado por la cólera.
— Espero que Eun aparezca porque donde no sea así ¡Jamás los verás de
nuevo! ¡Alfa de mierda!
Todos abrieron los ojos como platos, al ver al omega que se encontraba
completamente rojo y temblando de la ira. El olor de su furia amargo y
sombrío, impregnaba cada pequeño rincón de la habitación. Si fuera como
en el pasado estarían seguros que Jimin podría cambiar a su lobo sin chistar.
El castaño respiró ante los rostros atónitos y se movió hacia sus
cachorros. Les sonrió con suavidad y estos corrieron hacia él atrapándolo
entre sus bracitos.
— ¿Irán conmigo? — preguntó con la voz más estable que encontró.
Los niños asintieron y abandonaron el piso de la mano de Jimin. Cuando
el alfa los vio desaparecer por el pasillo, volteó hacia Soo y le dió una fría
mirada. — Será mejor que hables con la policía cuando lleguen y des
muchos detalles de como perdiste a mi cachorro.
La omega tragó sonoramente — Yo... yo solo estaba ...
El alfa de seguridad se había levantado y arreglado su traje. Se dirigió a
Yoongi con la mirada seria, omitiendo la vergüenza que hace pocos
segundos le hizo pasar el valiente omega.
— Estamos revisando el perímetro Señor Min, hemos abierto de nuevo el
flujo de entrada por si el cachorro decide regresar.
Yoongi asintió irritado, esta vez se lo merecía. ¿Por qué era tan difícil sin
Jimin a su lado?
Por su parte el castaño caminaba hacia un parque infantil que había
detectado cuando conducía al centro comercial.
— ¿Appa está bien?— preguntó MinMin, dando algunas caricias con su
pequeña manita al mayor.
Jimin le sonrió en medio de la angustia que albergaba. Su omega estaba
aullando desgarrado por su cachorro, la evolución no les permitía a sus
lobos tener lazo familiar, solo de pareja y eso lo estaba matando pues no
sabía como encontrar a su cachorro.
— Buscaremos a Eun juntos ¿Qué dicen?
Los cachorros asintieron. — ¿Deberíamos gritar por él? — preguntó
Daehyung
— Estaría bien, pero no se separen — pidió el omega, al llegar al parque.
— ¡Eun! ¡Donde estas! ¡Eun! — comenzaron a gritar todos, recorriendo
juntos el parque. Jimin escuchó a lo lejos las sirenas de la policía. Su lobo
aulló de nuevo, pues eso sería un indicativo de que había pasado mucho
tiempo desde que su cachorro estaba perdido.
— ¡Por aquí! — gritó Haeri.
Jimin corrió como si su vida dependiera de ello, encontrando a su
cachorro con lágrimas secas en las mejillas, los ojos hinchados, sus
pantalones destrozados y levemente húmedos en la entrepierna, sus rodillas
remelladas y las manitos con pequeños cortes llenos de tierra.
— Mi cachorro — sollozó Jimin, lanzándose a Eun quien lloró apenas se
encontró en los brazos de su padre.
— Appa — murmuró entre lágrimas — Yo ... quería ir a casa y me... me
perdí...
— Ya pasó bebé, ya estás con papá — le arrulló el omega.
MinMin se acercó a su hermano y lo abrazó por un ladito, muestra de
afecto a la que se sumaron Haeri y Daehyung, porque ellos ya llevaban
muchos años siendo una pequeña y protectora familia.
¡Hola! Espero les haya gustado. ¡Ame este capítulo! ( っ ^ ▿ ^ )
❤ Salió muy parecido a lo que estaba buscando. Espero lo hayan
disfrutado tanto como yo. ¡Nos leemos por ahí! ¡Rían sin moderación!
Capítulo 20
Yoongi caminaba de un lado para otro en la oficina de seguridad, mientras
escuchaba a su esposa y omega darle los detalles de la pérdida de su
pequeño. Su alfa estaba tan enojado que creyó que rompería la silla donde
segundos antes se encontraba sentado. ¿Cómo es posible que hablar sobre
un bolso de última colección haya sido más importante que las necesidades
de su cachorro?
— Cuándo recibí la llamada de Yoonie el cachorro ya no estaba —
finalizó la omega.
El oficial, que al parecer era omega también por su delicado aroma a
fresas le miró entrecerrando los ojos — ¿Se le ocurrió pensar que si le avisó
que tenía ganas, era urgente? — le riñó — ¿Qué clase de madre prefiere que
su cachorro suf-
— No son mis hijos — interrumpió la omega al sentirse juzgada.
El oficial susurró con desdén — Y espero jamás los tenga.
En ese momento el celular de Yoongi sonó, interrumpiendo el incómodo
ambiente que se estaba generando.
— ¿Hola?
— Ya encontramos a Eun — dijo Daehyung a través del teléfono.
Yoongi sintió el alivio recorrerle — ¿Está bien?
— Se lastimó rodillas y manos... está algo asustado y... sucio — afirmó el
omega con pena — Y emm... papá...
— ¿Si?
— No vengas a casa hoy. Appa Jimin podría matarte si te ve.
— ¡Escuché eso Dae! — gritó al fondo el castaño haciendo a su cachorro
reír.
El Alfa gruñó — Pero quiero asegurarme que sí está bien.
Jimin ya había dejado a su cachorro en el asiento trasero al lado de sus
hermanos, tomó el celular de la mano de Daehyung y le dijo a Yoongi —
Hubieras pensado eso antes de dejarlo con la descuidada omega que tienes
como esposa.
El mayor bufó, pero de nuevo Jimin le había colgado. Se giró ante los
presentes en la habitación.
— Mi cachorro apareció. Estaba en un parque cercano. Muchas gracias a
todos por su colaboración.
Una exhalación colectiva ocurrió. El oficial se acercó a él con una
sonrisa, tocando su hombro condescendiente.
— Se que es difícil, pero no se preocupe Señor Min, cuando crezcan será
peor — el alfa hizo una mueca de horror — Y su esposa nos deberá
acompañar a la comisaría. Tiene que llenar el reporte, le recomiendo que si
desea custodia compartida no lo haga tan pronto, esto no se ve bien en la
hoja de aplicación.
Yoongi perdió el color del rostro y Soo lo observó con temor.
El omega fijó sus ojos en la rubia con desdén. — Espero verla en la
comisaría, no creo que le agrade mucho que un policía vaya hasta su hogar
y la saque solo para llenar un reporte ¿Verdad?
La omega asintió viéndole partir. Yoongi estaba apretando los dientes con
fuerza, mientras el fuerte olor del anís llenaba el lugar.
— Les pido por favor se retiren — dijo amablemente el director de
seguridad.
Alfa y omega dejaron la estancia. Soo se sentía revuelta y algo
avergonzada por todo lo que sucedió así que se acercó a Yoongi.
— Yoonie yo...
— Te quiero fuera de la casa — la omega le miró con temor — No te
quiero ver en un maldito mes ¿Lo entiendes? — siseó furioso — No quiero
escucharte, no quiero saber de ti ¡No quiero nada!
En un intento por calmarle se acercó a él, soltando su esencia a vainilla.
— Yoonnie pero tu celo es en t-
— ¡Me importa un carajo! — gritó el alfa soltándose bruscamente —
¡Por la mierda! ¡¿Es que no tienes vergüenza?! ¡¿Perdiste un cachorro de
nueve años por un bolso?! ¡Joder!
— ¡Yo que iba a saber que iba a salir corriendo! — le gritó también —
¡Tus hijos son unos m...
— ¡Una palabra más y no solo te buscas un nuevo hogar sino una pareja!
— gruñó el alfa con voz gruesa, tentado a callarla con su voz de mando,
oxidada por el desuso.
— ¡Vete a la mierda! ¡El que me va a extrañar eres tú! — le gritó
caminando furiosa.
Yoongi no logró controlar la ira que bullía en su interior, así que golpeó
con un fuerte puño la primera pared que encontró. En ese preciso instante
decidió que lo único que necesitaba era el aroma de sus cachorros y nadie
se los iba ha arrebatar.
Corrió al carro, condujo como un lobo que huye de la plata, llegando en
tan solo quince minutos al hogar de Jimin. Se bajó y timbró desesperado.
Sintió unos pequeños pasos aproximarse a la puerta, el olor del anís
mezclado con nueces le aturdió, haciendo que su lobo se calmara
momentáneamente.
— Appa le dijo que no viniera — susurró Minmin — El alfa tonto no
sabe escuchar.
Yoongi gruñó ante la represalia, haciendo caso omiso, entrando.
Valientemente el cachorro se puso de pie frente a él, impidiendo el paso.
— Appa no le dio permiso. No puede entrar — aseguró, emitiendo un
pequeño rugido, haciendo vibrar su pecho.
— ¡Muévete! — le ordenó Yoongi, sintiendo como su lobo interno se
descontrolaba de nuevo.
— ¡Appa dijo que no! — gruñó el chiquillo con más fuerza.
— ¡Dejame entrar! — le gritó Yoongi al cachorro, asustado de su propia
voz, creyó que el menor se pondría a llorar, pero eso no sucedió. Con los
ojos brillantes el pequeño se abalanzó sobre él y le mordió con fuerza.
Jimin salió, observando como el pelinegro iba a empujar a su cachorro.
— ¡No! — gritó tan fuerte que en cuestión de segundos todos se
encontraban en la entrada principal — ¡Le harás daño!
Yoongi no reaccionó a tiempo, ya había tomado al cachorro del cuello,
cuando sintió varios golpes que venían de diferentes direcciones.
— ¡Sulta a mi hermano! — gritaba Haeri que lo atacaba por la espalda
presa del pánico.
Daehyung, estaba al fondo a punto de tener un colapso nervioso al ver
como su padre Jimin, su hermana y su hermano aún cojeando, se
abalanzaban sobre su padre alfa para que soltara al cachorro menor.
El alfa reaccionó rápidamente ante el sonido lastimero de los cuatro
omegas, soltando al pequeño que cayó al suelo y gruñó hacia él. Jimin lo
tomó de la cintura con el rostro lleno de lágrimas, mientras su cachorro
estiraba brazos y pies buscando atacar de nuevo al alfa .
— ¡¿Estás loco?! — le gritó Jimin — ¡Es solo un cachorro! ¡Maldita sea
Yoongi!
El pelinegro se detuvo a ver la escena con pánico, Haeri y Eun abrazaban
a Jimin, que apresaba con fuerza a su cachorro, quien trataba de atacarlo de
nuevo. Mientras su hijo mayor le miraba entre el pánico y la decepción pues
Minyoon tenía marcas rojizas en su cuello hechas por él.
En ese momento no quedaba ninguna duda, el olor a anís saturó el
ambiente e hizo temblar y chillar en pánico a todos los omegas. El alfa
había entrado en celo, adelantado casi tres días, como nunca antes en siete
años y Minyoon estaba ahí para hacerle frente porque él definitivamente
también sería un alfa.
Capítulo 21
Jimin escuchó el chillido de todos los omegas, sintió la angustia del
cachorro menor al no poder resguardarlos y el olor del alfa de Yoongi, que
se debatía en proteger a los cachorros o dejarse llevar. Sabía que él no les
haría daño pues su alfa jamás lo permitiría, estos nunca herían a sus crías.
Cada lobo tenía una esencia particular, que permitía a los demás
reconocerlo e incluso interpretar sus emociones, pero los aromas cargados
de feromonas funcionaban de forma diferente. Ellos provenían de las
glándulas de olor del alfa u omega, cuando este estaba en plena conexión
con su lobo.
Por su parte, el alfa saturaba el ambiente con feromonas de apareamiento
enmarcadas en un fuerte olor a anís, que estaba alterando a los cachorros y
causando algo de temor en Jimin. El castaño se concentró en su omega y le
rogó expulsar su aroma con el fin de tranquilizar a todos, a pesar de las
consecuencias que eso le traería. El omega aulló, pero al final decidió
hacerlo para proteger a su manada.
Después de unos minutos los cachorros comenzaron a adormecerse y la
respiración de Yoongi, se volvió más lenta y tranquila. Jimin sentía como
poco a poco, su pecho comenzaba a doler y su vientre se revolvía
levemente. El olor a nueces tostadas invadió los sentidos de todos,
encontrando tranquilidad, tanto así que Minyoon cerró sus ojitos y se
recostó sobre su padre omega. Los cachorros somnolientos se acercaron por
inercia a él buscando confort.
El alfa sintió como su lobo descansaba también, la ira que lo atormentaba
quedando relegada tras el delicioso aroma. Sacudió la cabeza alejando el
aturdimiento de sus sentidos.
— Te ayudaré a llevarlos a dormir — susurró a Jimin, al ver que estaba
haciendo piruetas para que ninguno de sus cachorros cayera al suelo por el
sueño.
El castaño asintió agradecido, suspirando por lo que vendría. Juntos
subieron a los cachorros hasta sus habitaciones y los dejaron bajo las
sábanas, envueltos como burritos con sus peluches favoritos para abrazar.
Cuando Jimin finalmente dejó a su pequeño Minyoon en la cama, sintió las
náuseas atacar, el sudor frío comenzando ha aparecer humedeciendo su
frente. Se levantó para dejar la habitación observando a Yoongi, que se
encontraba de pie y con los brazos cruzados sobre su pecho, recostado
contra la pared contraria del pasillo, quedándose dormido.
El alfa despertó al ver al castaño, sintiéndose avergonzado por todo lo
que había sucedido, minutos antes ya había realizado el pedido de los
supresores inyectables que usaría, pero su lobo se agitó al ver al menor
tembloroso.
— Jimin yo lo...
— Mira Yoongi — susurró el contrario fatigado — Tienes que irte, estás
en celo y... — Jimin se vio obligado a sujetarse de la pared, su cuerpo
seguía con las feromonas tranquilizadoras inundando la casa, pero su
cabeza ya se sentía pesada.
Perdió el equilibrio, haciendo que el mayor le sostuviera.
— Jimin ¿Estas bien? — preguntó angustiado.
El menor soltó un quedo sollozo, el dolor le recorrió por completo,
expandiéndose desde su vientre a sus manos y pies, sintió como todo a su
alrededor se ponía oscuro, mientras su cuerpo ardía.
— ¡Mierda! — gruñó el alfa desesperado, dejando atrás todo rastro de
sopor. Con facilidad levantó a Jimin y le cargó al dormitorio principal. Lo
depositó en la cama con delicadeza.
— ¿Por qué estás tan caliente omega? — cuestionó en voz alta al percibir
que la piel de Jimin hervía.
Caminó al baño, tomando la toalla de manos y humedeciendola con agua
fría. Al regresar a la habitación su lobo aulló desesperado. Jimin se retorcía
del dolor en medio de gemidos lastimeros. Corrió a la cama mirando
impotente sin saber que hacer, se sentó sobre la colcha y arrastró al menor
hacia su pecho.
— Shh — le susurró en intento por arrullarlo, pero sus caricias fueron en
vano. Jimin seguía desconectado del mundo llorando y retorciéndose.
Al verse inútil, Yoongi sacó su celular y buscó aquel número que llevaba
años sin usar. Con el ceño fruncido esperó que funcionara.
— ¿Hola? — contestó aquella voz que le irritaba desde que tenía
memoria.
— ¿Jungkook?
Al otro lado de la línea el de cabello chocolate arrugó el entrecejo. —
¿Qué quieres Min?
— Yo... Jimin se encuentra enfermo y no sé como ayudarlo — murmuró
el alfa avergonzado al sentirse inservible.
— ¿Enfermo? ¿Qué pasó? — preguntó preocupado.
— Es una larga historia — dijo Yoongi, tratando de omitir los detalles de
todos los fracasos que cometió aquel día — Jimin estaba acostando a
Minyoon y se puso muy mal, se desmayó, está sudoroso y se queja
continuamente.
— ¿Así de la nada? — gruñó Jungkook irritado.
Yoongi se golpeó en la frente molesto. — Entré en celo y se vio obligado
a llenar la casa de feromonas para calmarnos a todos. Minyoon se puso
muy...
— ¡¿Qué hizo qué?! — gritó Jungkook de repente — ¡Mierda! ¡Pero qué
le pasa a este omega por la maldita cabeza!
Yoongi arrugó sus ojos, observando como Jimin seguía sudando con las
mejillas rojas y su temperatura aumentando. No había importado que él le
abrazara para hacer sentir al omega seguro y protegido, el menor solo se
había puesto peor. En la llamada, Jungkook gritaba a otra persona
angustiado.
— Namjoon dice que le des una ducha fría. ¡Ahora! — ordenó Jungkook
— No dejes que aumente la temperatura demasiado o le llevaremos al
hospital. Llegaremos en veinte minutos.
El mayor se levantó, viendo a Jimin sollozar en silencio, con los ojos
fuertemente cerrados. Entró al baño llenando la tina con agua fría. Regresó
para cargarlo y desvestirle. Se impresionó que su alfa olvidara todo el deseo
de calmar el dolor de su celo y pusiera al menor como una prioridad.
Recorrió con sus ojos la suave piel de Jimin, sin atreverse a quitarle la
ropa interior, observando al detalle la cicatriz en su vientre. No era reciente,
pero el color rojizo se mantenía contrastando levemente con la piel algo
caramelo.
¿Por qué no ha sanado por completo? se preguntó su cabeza, cuando lo
cargaba hacia la tina.
Depositó el cuerpo en el agua fría sintiendo como sus dedos se
adormecían ante la temperatura, con una sutileza impropia de su naturaleza,
tomó algo de agua entre sus manos y humedeció el cuerpo del omega, que
se encontraba aún tiritando en la tina, pero era capaz de mantener la espalda
recostada en el borde sin hundirse.
— ¿Appa? — susurraron a su espalda.
Yoongi se giró para encontrarse con la mirada de cuatro cachorros
llorosos y despelucados.
— ¿Appa Minnie? — llamó de nuevo Minyoon sintiendo como las
lágrimas querían escapar de sus ojos — ¿Por qué no responde? — le
preguntó nervioso al alfa — ¿Está bien?
El mayor se sintió miserable al ver como sus hijos mayores cubrían al
cachorro.
— Yo no... yo no quería enojarme — sollozó — ¡Appa!
Haeri comenzó a llorar en silencio, al ver a su hermano menor llamar a
su padre que estaba inconsciente en la tina, le abrazó por la espalda tratando
de transmitirle fuerza.
— ¿Qué está pasando? — le preguntó Daehyung con voz estrangulada al
percatarse de que su padre omega no reaccionaba.
— Jimin él... — ¿Qué les digo si ni siquiera yo lo sé?
En ese momento, Jin entró en la habitación, algo fatigado por correr y
por lo que implicaba tener a sus dos cachorros creciendo en su estómago
hace cuatro meses. Se abrió paso entre el alfa y los cachorros dandole la
espalda al pelinegro.
— Vengan aquí — susurró a los niños que se acercaron a él como abejas
a la miel. El olor a lavanda del omega gestante inundó la habitación,
haciendo que los cachorros se tranquilicen y que la nariz de Yoongi picara,
pues el olor a nueces tostadas era el único que últimamente su alfa
soportaba.
Detrás entraron Jungkook y Namjoon con cara de pocos amigos.
— Te dijimos que no corrieras — gruñeron al mismo tiempo a Jin.
El de cabello violeta les observó irritado — No vengan con eso ahora.
¡Hagan algo! — ordenó — Me llevaré a los cachorros a la cocina — Se giró
hacia Yoongi, frunciendo el ceño y dandole una mirdada de muerte — Y tú
alfa idiota — siseó — Vuelves a dañar a Minie y sufriras las consecuencias.
El pelinegro abrió los ojos, asustado del omega, levantándose de lado de
la tina al ver como en silencio Namjoon le pedía que se retirara.
Vio salir a sus cachorros al lado de Jin y luego se giró para encontrarse
con Jungkook entrando en la tina sin camisa.
— ¿Qué estás haciendo? — gruñó.
— Salvandole la vida — bufó Jungkook mientras acurrucaba a Jimin en
su pecho y pasaba su nariz por el sedoso cuello, sobre las glándulas de olor.
— ¿Y eso implica darle una marca de olor? — preguntó con la voz ronca.
— Eso implica hacer lo que tu no has hecho en siete años — aseguró
mordaz.
Yoongi apretó sus puños a sus costados hasta que se pusieron blancos.
— Suficiente — soltó Namjoon, revisando el cuerpo expuesto de Jimin.
Un siseó salió de su boca, al pasar los dedos sobre la cicatriz y encontrarla
tan caliente.
Jungkook y él compartieron una mirada preocupada, enfocando sus ojos
en Yoongi. — ¿Qué diablos fue lo que pasó? — gruñó el de cabello
plateado sacando un set de agujas con líquido pre llenado de varios colores.
— Y no escatimes en detalles Min.
Yoongi les explicó todo lo que sucedió desde la mañana, sonrojado al
advertir la desaprobación en los ojos de los otros dos alfas. Namjoon negó
con la cabeza, molesto al ver que Jimin se arriesgó de esa forma por sus
cachorros y el alfa.
— Pondré cuatro dosis de hormonas de omega completas y dos
inductores de ciclo, si esto no funciona, tendremos que llevarlo al hospital e
iniciar medicamentos en infusión continua hasta que despierte.
El pelinegro arrugó el entrecejo. — ¿Para qué necesita él...
— Es información que como su médico solo le puedo dar a quien aparece
como su contacto de emergencia — Yoongi levantó una ceja — Esto quiere
decir que solo podré discutir su estado de salud con Jin y Jungkook.
El alfa aulló en el interior del pelinegro, profundamente molesto de saber
que no tenía un espacio en la vida del omega. — Pero yo soy el padre de
sus...
— No tienes ninguna relación con el paciente Yoongi y puede que seas el
padre de sus cachorros pero al final del día, no eres nada para él. Será mejor
que uses supresores, tus feromonas están regresando y podrían empeorar su
estado.
Y para ese punto de la tarde, Yoongi deseó jamás haberse ido de su lado,
para así poder tomar el lugar de Jungkook, consentir a su omega enfermo y
saber cómo ser un alfa real no solo un intento fallido de padre.
¡Mis amores! Espero les haya gustado el capítulo. ¿Teorías? Si
alguien le atina, le dedicaré un capítulo. ¡Cuídense mucho! ¡Nos leemos
por ahí!
Capítulo 22
Yoongi se levantó del sillón ubicado en el estudio cuando recibió la
notificación de que su domicilio había llegado. Caminó por el pasillo,
pasando por la sala, observando como Jungkook jugaba con sus cachorros
en el jardín y les hacía sonreír, logrando que estos olvidaran por un
momento a su padre omega, inconsciente en el piso de arriba. En el fondo
deseó ser aquel alfa, que con facilidad sabía que agradaba a sus pequeños y
como reconfortarlos en la adversidad.
Abrió la puerta encontrándose con un delgado repartidor.
— ¿Señor Min? — el alfa asintió.
— Aquí tiene su domicilio. La producción ha estado cortada últimamente
por unos problemas en la fábrica, por lo que las unidades están casi
agotadas. Solo logramos suministrar las dosis más bajas.
Yoongi gruñó. — Lo... lo siento mucho — respondió el repartidor algo
asustado. — Si las aplica todas logran actuar como una dosis completa del
que usted solicitó.
Yoongi le observó frunciendo el ceño, su celo se había vuelto muy fuerte
desde que dejó a Jimin, obligándolo a inyectarse al menos tres dosis de los
supresores más potentes del mercado, para poderlo soportar. Cuando
encontró la compañía de Soo, las cosas no mejoraron. A pesar de pasar el
celo con una linda omega, este era demasiado fuerte y si no consumía los
supresores duraba más de lo normal, corriendo el riesgo de hacerle daño a
Soo, ya que su lobo se volvía muy agresivo. Su alfa gruñó, al darse cuenta
que esta vez, estaría sin supresores y sin Kim Soo para acompañarlo, pues
la había rechazado ese mismo día.
— Estoy perdido — susurró para sí mismo, luego de cerrar la puerta y
volver al estudio, tomando conciencia de que mientras había caído dormido,
alguien cerró las gruesas cortinas del gran ventanal.
Con un sonoro suspiro, sacó las pequeñas jeringas de diez centímetros
cúbicos, y se inyectó una a una al rededor del ombligo, sintiendo como el
calor y la ansiedad de su lobo era saciada. Después de treinta minutos desde
la última dosis, salió, encontrándose con un Jungkook recién bañado, con
ropa nueva, cargando a Eun.
El cachorro sonreía al alfa y le daba besitos esquimal mientras este
dejaba mimos en su cabeza con cariño.
— ¡Fuiste muy valiente! — le alentaba Jungkook — ¡El cachorro más
valiente de todos!
El menor soltaba una carcajada, dejando que su tenue aroma a limón
escapara.
Yoongi gruñó interrumpiendo el momento. Envidiaba a Jungkook y lo
odiaba en partes iguales. Para él era difícil tener las risas de sus cachorros,
pero su relación con Eun era particularmente complicada. Mientras que
Daehyung siempre estaba de su lado, al igual que Haeri, Eun no tenía
muchos recuerdos de su padre, era un cachorro tímido, por lo que aún se
sentía inseguro alrededor del alfa.
— ¿Qué haces aquí todavía? — le preguntó Jungkook con burla — No
veo que alguien esté necesitando tu presencia.
El pelinegro gruñó. — Estoy para cuidar a mis...
— ¿Por qué no te has ido? — cuestionó Jimin, envuelto en una vieja y
raída bata de algodón celeste desde lo alto de la escalera.
— ¿Ya te sientes mejor? — preguntó el alfa, queriendo subir.
Jimin estiró la mano haciendo que se detuviera en el primer escalón. —
Yoongi — suspiró en voz alta, masajeando sus sienes y apretando los ojos
— Estás en celo y en esta casa solo hay omegas, alterarás a los cachorros de
nuevo.
El mayor frunció el ceño — Pero tu estabas enfermo, un alfa los hará
sentir...
— Jungkook se quedará esta noche. Él hará nido con nosotros, su omega
lo aprobó.
Yoongi sintió un dolor profundo en su pecho, su lobo aulló furioso. —
¡Él no es su padre! — alegó molesto.
— ¡Pero no lastima a mis cachorros! — gritó Jimin, viéndose obligado a
sostenerse de nuevo por un mareo.
Jungkook gruñó a Yoongi. — Será mejor que te vayas. Jimin se
encuentra delicado y Eun necesita recuperarse de lo que sufrió cuando tu
omega lo perdió.
El pelinegro bufó — Fue un acci...
— Y Eun sabe que no hará algo como eso de nuevo ¿Verdad? — dijo
Jungkook al cachorro omega que tenía entre sus brazos, quien asintió
obediente — Así que ya con todo claro, es mejor que vayas a pasar el celo
junto a tu pareja.
— ¿No tienes un omega que atender? — puyó Yoongi, obteniendo una
mirada mortal del otro alfa.
— Que está esperando gemelos — aseguró Jungkook con una sonrisa
maliciosa — Y al que jamás he abandonado, incluso cuando me presentó a
su segundo alfa, así que ya que mi omega está seguro en casa, sabe que lo
amo y jamás le abandonaré sin darle una explicación, puedo quedarme aquí,
ayudando a mi segunda familia. ¿Sabes Min? Los lobos que ignoran
siempre pagan un precio muy alto ¿No crees?
Yoongi sintió como esa daga le atravesaba y lo dejaba desarmado. Porque
era justamente eso lo que hizo con Jimin, abandonarlo sin explicaciones,
todo tras una pelea donde dijo cosas hirientes. Entonces la duda más grande
desde que regresó se plantó en su cabeza ¿Qué haría donde ese cachorro sí
llegase a ser suyo? Negándose siquiera a admitir aquel pensamiento, bufó
ante Jungkook.
— Me iré a despedir de los cachorros.
Se acercó a Eun pero este rechazó su contacto y se abrazó al contrario en
busca de protección. Volteó hacia la escalera viendo como Haeri y
Daehyung estaba al lado de su padre omega, se dispuso a intentar subir de
nuevo pero escuchó la voz de su hijo mayor rompiéndole el corazón.
— Será mejor que te vayas papá. Appa Minie no se siente bien y tu
presencia asusta a mis hermanos.
En ese momento el alfa del mayor, aulló adolorido. Había perdido todo el
esfuerzo de tres meses en recuperar a sus cachorros, porque ahora ellos
tampoco confiaban en él.
1/?
Capítulo 23
Yoongi suspiró observando el calendario. Era nueve de marzo, un
cumpleaños más. El primero en muchos años donde tenía la esperanza de
estar al lado de sus cachorros, pero sus planes se habían arruinado por
completo. El celo duró tres días, dolorosamente fuerte y malditamente
agotador. Soo lo llamó en múltiples ocasiones, que por su orgullo herido se
negó a responder.
Su alfa, pasó su calor haciéndole sufrir, mientras se sentía humillado por
no poder proteger a sus cachorros, sus instintos traicionándolo ante la
presencia del omega con olor a nueces tostadas. ¿Qué había esperado su
alfa? ¿Qué Jimin entrara en celo junto a él? Aún se preguntaba cuáles
habían sido las verdaderas intenciones de su lobo y peor aún porque el
omega no había chillado como animal en celo, sino con pánico absoluto
¿Había algo defectuoso en él?
Salió de la corta ducha, cambiándose por ropa cómoda y dirigiéndose al
escondido estudio de grabación que tenía en casa. Entró al lugar sonriendo,
si todo iba mal, al menos tenía sus implementos para escribir una buena
canción. Se dedicó a escribir algunas cosas y probar algunos ritmos con el
nuevo sintetizador que se había regalado a sí mismo de cumpleaños,
disfrutó de las modernas características. Su celular vibró y sin verificar el
remitente, asumiendo que era Soo Hyung de nuevo contestó.
— Mira Soo, no mentí cuando dije que no quiero volver a saber una
mier...
— ¡Papá! — le regañó Eun desde el otro lado de la línea — ¡Los buenos
alfas no dicen groserías!
Yoongi se sonrojó, separando el celular de su oído, observando la
pantalla que rezaba Park Jimin en el contestador. Soltó una risita nerviosa,
rascando su nuca de forma inconsciente.
— Humm yo... lo siento cachorro pensé que era alguien más.
— Alfa malo — puyó el menor con burla — Regañas a Dae por decir
groserías y hablás así con los demás.
— ¿Por qué te demoras? — le preguntó Haeri a su hermano.
— Papá pensó que era alguien más, Hae — la niña sonrió —
¡Papaaaaaaa! — gritó por la bocina del celular, provocando que el alfa lo
alejara de nuevo — Mis hermanos y yo te estamos esperando. ¡Será mejor
que corras o la comida se enfriará!
Yoongi sonrió como un idiota, mirando su reflejo en la pantalla oscura de
su computador. — ¿Me están esperando?
— ¡No te demores! — gritaron los cachorros a coro, cortando la llamada,
dejando en el alfa una sonrisa de encía rosadas que no podía quitar.
Subió a su habitación por una chaqueta, encontrando el tarrito de
supresores en spray que había comprado. Al haber cambiado de inyectables
y no utilizar los que usualmente compraba, su olor había quedado algo loco.
Se roció todo el cuerpo, con especial atención en ropas y cuello para mitigar
el fuerte aroma del anis. Suspiró, guardando una presentación pequeña del
producto en su bolsillo.
— Esto servirá — se animó a sí mismo.
Bajó al garaje, encendiendo el auto y conduciendo con una sonrisa.
Mientras miraba las calles pasar, se preguntaba cómo es que sus ciclos, que
toda la vida habían funcionado como un reloj, se alteraron tanto después de
romper su lazo con Jimin, aún peor, como había sido que su celo, de por sí
ya extraño al ser tan prolongado, logró adelantarse.
— Tal vez debería ir al médico — pensó para sí mismo, mientras
parqueaba en frente de la casa de sus cachorros.
Una sonrisa se estampó en su rostro al descubrir que la pequeña casita
blanca, ahora desprendía un aura a hogar por todas partes. Jimin se había
encargado de llenar el jardín delantero, con muchas más flores de colores,
dando una agradable y llamativa vista a la casa.
Al acercarse a la puerta su corazón se agitó, cuando le fue posible ver el
interior, a través de la delgada cortina que cubría el ventanal delantero.
¿Una fiesta?
La puerta se abrió, mostrando a sus cachorros, vistiendo ropas nuevas y
perfumadas, con bonitos peinados, quienes al verle le saltaron encima
gritando — ¡Feliz cumpleaños papá!
El lobo del alfa, aulló feliz en su interior, llenándose con el tenue aroma
de sus cachorros. La casa estaba decorada por todas partes, con avisos
hechos a mano y bombas de colores, todos rezaban, para el mejor papá del
mundo, para el mejor alfa, feliz cumpleaños.
El corazón de Yoongi se sintió profundamente cálido, lleno de emociones
que lo embargaron por completo.
No vayas a llorar, sé fuerte.
No obstante, ese pensamiento quedó en el pasado, haciendo inevitable
que sus ojos se llenaran de lágrimas al observar la mesa. Allí estaba Jimin
con un lindo delantal de vaquita, sonriente, enternecido hacia él, mostrando
con orgullo un bello pastel color verde limón, que resaltaba en el centro de
la mesa rodeado por muchos aperitivos y al fondo, unas cuantas cajas
apiladas con coloridos empaques.
— El alfa está llorando — dijo Minmin, desde una de las sillas del
comedor — ¿Por qué le hacen llorar Appa? — cuestionó el pequeño a su
padre omega.
Jimin le miró conmovido, sintiendo como su corazón latía rápidamente.
Él y sus cachorros se esforzaron mucho con todas las preparaciones,
tratando de montar algo especial para el mayor, aunque su mente todavía se
negaba a algún sentimiento cálido por el alfa, su corazón lentamente se
estaba entregando a él, a pesar de que no podría ser algo más allá que
fraternal, pues este ya tenía una omega.
— Yo... — susurró el mayor, anonadado, viendo como todos los omegas
le observaban con una pequeña sonrisa e incluso el pequeño Minmin,
brillaba para él — Gracias — fue lo único que logró decir, cuando el nudo
fue demasiado grande y solo rompió en llanto.
2/?
Capítulo 24
Después de que sus lastimeros llantos se calmaron, gracias a que sus
cachorros le saltaron encima, haciéndole reír, había recorrido la casa,
observando la decoración que sus cachorros prepararon para él. Su corazón
dolió muchas veces al ver que las paredes no estaban llenas de solo sus
fotos recientes, si no que había unas cuantas de él con sus bebés, cuando
recién habían nacido o daban sus primeros pasos.
— Ya está la mesa — anunció Jimin a sus espaldas, hablando un poco
más bajo, para que sus cachorros que corrían y jugaban por la sala, no le
escucharan. — Ellos participaron en cada platillo con mucha emoción, así
que si algo te desagrada no se los hagas saber — le pidió el castaño con un
puchero.
El alfa se giró, con una sonrisa que nadie podría quitarle del rostro. —
No importa lo que sea, lo comeré — aseguró limpiando las lágrimas
restantes — Muchas gracias por esto Jimin.
El menor le observó nostálgico, su alfa era sensible, aunque parecía un
tipo duro, su corazón siempre había sido esponjoso y blando en el pasado,
se enamoró de esa fuerza y valentía pero también de esa ternura y afecto.
— Si te incomoda que Minmin y yo estemos aquí nosotros podríamos....
— No — interrumpió el alfa viendo como las mejillas del omega
enrojecían — Todos de alguna u otra forma somos una familia y por nada
del mundo esperaría que ustedes no hicieran parte de la mesa.
El lobo del omega mostró la panza, logrando que Jimin se pusiera tímido,
con las orejas color tomate. ¡Compórtate! ¡Tiene una omega! se regañó
mentalmente.
Todos sensibles y con muchos sentimientos cálidos a flor de piel se
sentaron a la mesa. Yoongi y Jimin habían tomado la silla de centro a cada
lado rodeados por sus cachorros, que alegres y brillantes observaban la
mesa. Daehyung se levantó con un pequeño papel, inflando su pecho de
orgullo hacia sus padres.
— Yo... tengo unas palabras para papá — anunció, llamando la atención
de todos. El chiquillo tomó la hoja con manos temblorosas y comenzó a
leer.
— Esperé mucho tiempo que papá regresara, lo extrañe cada noche
donde estaba asustado y cada mañana en que hacía mucho frío, esperé verlo
en mis competencias de natación y en mis cumpleaños. A pesar de que
jamás estuvo allí, yo sabía que él me amaba desde la distancia y que me
extrañaba tanto como yo a él. Ahora que regresaste papá, jamás te dejaré ir
de mi lado, para que tengamos muchos cumpleaños así, llenos de felicidad.
Gracias.
El alfa tomó un poco de agua, buscando acallar el dolor y amor que
aquellas palabras le habían causado. Jamás esperó que sus cachorros
crecieran tan bien y agradecía a Jimin eternamente por no arrebatarle el
privilegio de amarlos.
— Gra-gracias Dae — dijo con la voz entrecortada — Yo, también te
extrañe mucho... a ti y a todos tus hermanos — aseguró mirando los ojos
brillantes de todos sus cachorros sentados a la mesa. Su alfa aulló al ver que
Minmin tenía la cabeza agachada y jugaba con sus dedos, mientras su padre
omega daba suaves caricias en su hombro.
Debe ser difícil no conocer a su padre, pensó para sí mismo distraído,
sonriendo cuando Eun se puso de pie, para indicarle el nombre de los
platillos.
— Aquí tenemos, brochetas de cordero, panceta de cerdo y costillas —
dijo señalando los platillos — Aquí hay ramen, un poco de jajangmyeon y
Kimchi. Tenemos postre de nueces, galletas de almendras y avellanas.
Yoongi se giró a Jimin mirándolo con adoración, había recordado todos y
cada uno de sus platos favoritos, incluso las avellanas que eran su placer
culposo y poco conocido. El diálogo de su cachorro, que explicaba cuánto
habían tardado en cada preparación fue interrumpido por el rugido de su
estómago, que gruñó tan fuerte, siendo audible para todos los presentes.
Una risa se presentó, logrando que todos empezaran a comer entre
conversaciones banales.
Horas después con estómagos llenos, se recogieron los platos y se dejó
espacio para los regalos. Recibió bufandas acolchadas y guantes para el
siguiente invierno por parte de Daehyung, tarjetas de felicitación hechas a
mano por Haeri y un postre con forma de pelota de Basket de Eun. Con una
sonrisa, apiló todos los regalos a un lado preparándose para agradecer.
— Yo de verdad no se por donde...
— Alfa tonto — le interrumpió Minmin, sacando una risa de todos.
— ¿Si Minyoon? — preguntó el mayor sonriendo también.
— Falta mi regalo — el alfa, abrió los ojos como platos, asintiendo con
la cabeza al cachorro, viéndolo levantarse y caminar con pequeños pasos
hacia él.
Recibió el regalo de forma rectangular, preguntándose que contenía,
rasgó con emoción el empaque y su contenido lo dejó sin palabras. En él
había una foto enmarcada, bien cuidada y preservada de su familia. Un
Jimin, joven y sonriente se encontraba dándole un beso en la mejilla, junto a
sus tres cachorros sentados enfrente, tomados de la mano, felices y
brillantes.
Las ropas no eran finas, el sofá estaba descolorido, la sala era muy
pequeña para tantos, pero el amor atravesaba aquella imagen congelada en
el tiempo. Su corazón dolió al recordar la fecha impresa en el borde, pues
tan solo una semana después había sido aquel fatídico día de octubre donde
todo había terminado. Era esa, la foto que se tomaron en el último
cumpleaños que celebró con Jimin hace siete años.
Yoongi sintió como el castaño se ponía de pie a su lado y tapaba con su
manita el grande Oh que salió de sus labios.
— ¿Dónde encontraste esto Minyoon? — le preguntó el omega
impresionado a su cachorro.
— En la caja secreta Appa — susurró el menor, con las mejillas rosadas
— Solo lo tomé prestado para el alfa, él lo puede devolver des-
— No — le cortó Yoongi en un susurro, abrazando de forma inconsciente
el marco — Fue mi regalo, no tiene devolución. Y... y gra... gracias por esto
Minmin.
El cachorro se encogió de hombros como si no fuese nada, Jimin le dio
una mirada severa y luego se enfocó en el mayor.
— Perdón Yoongi, yo... los cachorros están recibiendo una mesada, por
eso permití que cada uno te regalara lo que quisiera. No sabía que él haría
algo como es-
Yoongi sacudió la cabeza. — No es el momento Jimin — suspiró —
¿Qué les parece si traen algo para que todos juguemos en el patio? —
preguntó, logrando que sus cachorros se distrajeran y corrieran al segundo
piso.
En el momento en que se encontraron solos, Yoongi le miró con una ceja
levantada.
— ¿Mesada? — el omega asintió — Pero el dinero que te estoy dando no
es pa-
— Lo que recibe Minmin es de mi salario — aseguró el castaño,
cohibido — No te preocupes por los cachorros, ellos están comple-
— No es eso — habló el mayor — El dinero se supone que es para ti y
los cachorros. Allí te estoy incluyendo como una p-
Jimin abrió los ojos y le miró molesto — ¡Por la Diosa luna! ¿Me estás
pagando por cuidar a mis hijos Min? — gruñó — ¡¿Acaso llevo todos estos
años reclamando por algo?!
El pelinegro sacudió la cabeza. — No tergiverses mis palabras Park. Yo
solo esperaba que tuvieras toda la disposición para los cachorros. Sería más
cómodo para ti, por lo que también decidí cubrir tus gastos.
Jimin se dió un golpe mental, entendiendo ahora, porque era tanto dinero.
— Reparto un treinta por ciento de forma equitativa entre Dae, Hae y
Eun. Lo demás está en el fondo universitario que adquirí para ellos, así
como en los pagos de la colegiatura, sus cursos de deporte y algunos gastos
extras — declaró — Siéntete libre de retirar el dinero extra, mi trabajo es
suficiente para cubrir mis gastos y los de Minmin.
Yoongi exhaló con fuerza irritado. El solo quería que el omega se
encontrara más cómodo y saludable, teniendo algo más de tiempo para sí
mismo, además de sus cachorros. Su ceño se frunció al ver que Jimin
también acercaba una caja hacia él.
— Este es mi regalo. Es un CD así que necesitarás un computador para
ello — afirmó el omega, moviéndose a organizar el desorden, cuando sus
cachorros bajaron corriendo para jugar.
La tarde terminó con risas, buena comida y un alfa muy cansado llegando
a su fría y solitaria casa, con la misma sonrisa que no le había abandonado
en todo el día, dejó los regalos sobre su cama matrimonial, recostándose
mientras tomaba entre sus manos el lindo marco de madera, regalo de
Minyoon.
— Ese cachorro será un dolor en el trasero — dijo al aire mientras reía,
encendiendo el portátil sobre su cama.
Abrazando de forma inconsciente aquella foto, introdujo el CD. No creía
que fuera posible sentir un dolor tan profundo, pero descubrió que la
realidad siempre sería más difícil, cuando las lágrimas cayeron a raudales
con las imágenes que comenzaron a reproducirse.
Eran sus hijos, a lo largo de los años, haciendo pequeños videos para su
padre alfa. Jimin se había encargado de grabar sus momentos felices,
haciendo que siempre le enviaran un saludo a su papá Yoongi. Un gemido
lastimero escapó de su garganta, porque por milésima vez desde que
regresó, deseó con cada célula de su ser volver en el tiempo y jamás
haberles abandonando.
3/3
¡Hola a todos! ¿Cómo están? ¿Qué han estado haciendo? Les traje
estos tres capítulos con el fin de darle una continuidad mental a la cosa
y porque tuve algún tiempo libre. ¡Espero se estén cuidando y en sus
casitas se encuentren saludables!
Les quería contar que Jessi0104 se acercó mucho a lo que pasó con
Jimin, no es exacto pero es el comentario más cercano ¡Gracias a todos
por sus teorías!
Ahora viene una pregunta compleja para mí, si esta historia tuviese
una segunda parte ¿Ustedes la leerían? ¿Les gustaría que estuviese
aquí o en otro libro? Estuve considerando una Parte II porque las ideas
que tengo están todas atropelladas, pero no se que tanto les gustaría.
Estaré atenta a sus comentarios. ¡Un abrazo virtual gigante!
Capítulo 25
Yoongi escuchó el celular vibrar en la mesa, se despertó con pereza
sintiendo sus ojos hinchados, gruñendo de forma inconsciente al irritante
sonido que no le permitía seguir durmiendo.
¿Estuve llorando mientras dormía? se preguntó al levantarse y darse un
pequeño vistazo en el reflejo del regalo que le había dado Minyoon. Desde
hace un mes, dormía abrazado a aquella vieja foto en el portaretrato.
Viéndolo en retrospectiva, cada vez más, se sentía diferente, con muchas
dudas creciendo y una avalancha de sentimientos galopando en su corazón.
A pesar de que ya había pasado más de un mes desde su cumpleaños, e
incluso habían celebrado el cumpleaños de su amada Min Haeri, ya nada se
sentía igual. Algunas noches se acostaba pensando en que hubiese sido sí...
y aquella rutina lo estaba matando lentamente, pues un dolor sordo y
profundo estaba comenzado a echar raíces en su interior, implícitamente su
alfa también lo sentía.
Gruñó de nuevo, tomando el aparato entre sus largos dedos, sin ver el
remitente.
— ¿Qué quieres? — cuestionó con enfado.
— ¿Yoo-yoongi? — tartamudearon desde el otro lado de la línea.
El pelinegro, parpadéo varias veces y carraspeó. — Hola Jimin, ¿Cómo
es-
— ¿Puedes cuidar a los cachorros hoy? — preguntó apresurado —
Surgió algo y no puedo quedarme en casa. No quiero que se queden solos.
— Este yo...
— Mmmm... — respondió Jimin, reflejando decepción en su voz — Está
bien, llamaré a alguien más, tal vez Kookie esté dispo-
— ¿A qué horas me necesitas?
— Tendrías más o menos media hora para llegar.
— Perfecto. Nos vemos en un rato Jimin.
Al colgar la llamada, el mayor se dio un zape mental. Tenía trabajo
acumulado, aún así se ofreció a cuidar a los cachorros.
— Estás perdiendo la cabeza Min — dijo en voz alta.
Se levantó de la cama, sus músculos protestando al movimiento. Su
rutina se había centrado principalmente en los cachorros, trabajando horas
extra para pasar más tiempo con ellos. La ausencia de Soo, le había dado
una nueva perspectiva a su vida, haciendole sentir que pasaba demasiado
tiempo en cosas que odiaba o le aburrían profundamente, solo porque su
omega lo exigía. Todas esas cenas y reuniones inútiles lo llenaron de
desprecio con el tiempo, llevándolo a la determinación que jamás volvería
allí.
Tomó una ducha rápida, agregando algo de colonia en los lugares
correctos al salir. Revisó su armario buscando entre los imponentes y
elegantes trajes algo cómodo, que pudiese servir para estar a la par de sus
cachorros en cualquier actividad. Sin embargo, se aseguró que el jean y la
camisa resaltaran sus atributos, alejando de nuevo la razón a la parte
posterior de su cabeza, esa a la que se sumaban los sentimientos que
catalogaría después.
Luego de una media hora, Yoongi se encontraba frente a la casa que se
estaba convirtiendo en su segundo hogar. Aunque no había pasado ni una
sola noche, dentro de la pequeña y amorosa construcción, acostumbraba a
visitarla casi cuatro veces por semana, conociendo hasta el orden de los
alimentos en la alacena.
Ni siquiera había puesto su mano en el picaporte cuando la puerta fue
abierta. Yoongi quedó algo impresionado por lo que vió. Jimin había
cambiado sus ropas holgadas, raídas y descoloridas, por unos bonitos
pantalones negros ajustados, una camisa blanca y un blazer negro. Se había
peinado, dejando que su cabello castaño reluciera, había aplicado algo de
maquillaje en sus ojos, hidratado sus labios y estaba usando unas delgadas,
redondas y muy elegantes gafas negras.
— Muchas gracias por esto — dijo con rapidez, atravesando la puerta
con las llaves del auto tintineando en su mano. Llevaba un bolso rectangular
en su hombro izquierdo donde estaba guardando su billetera. Justo antes de
bajar el escalón hacia el sedán rojo finalizó
— Si Minmin te da muchos problemas, saca el aro de basquet que está en
el garaje.
El pelinegro tragó sonoramente, sería él y cuatro cachorros hiperactivos.
¿Sobreviviría?
— ¡Gracias! ¡Volveré en la noche! — gritó Jimin desde el coche en
marcha, dejando a Yoongi temblando levemente. Incluso su lobo estaba
asustado. En muy pocas ocasiones había estado sin ayuda (de las cuales la
mayoría terminaron en desastre), y para colmo sería su primera vez
cuidando de Minyoon.
— ¡Papá! — gritó Daehyung corriendo a saltar sobre él.
Así fue como comenzó su tarde, desocupó el garaje con miles de
juguetes, movió los sofás de la sala y abrió la puerta corrediza hacia el patio
trasero de tal forma que dejó un acceso permanente en la zona principal de
la casa.
Haeri practicaba con su nuevo bate de Béisbol, mientras Eun lanzaba
para ella. Daehyung, se encontraba sentado en la mesa auxiliar de la cocina,
terminando un proyecto de ciencias, entre tanto Minyoon tenía una pila de
cuentos que leía con mucha emoción, recostado en una pared lejana de la
sala.
Después de algunas horas, viendo como sus tres cachorros jugaban juntos
y Minmin se quedaba rezagado decidió que sería una buena idea conocer al
hermano menor de sus pequeños.
¿Qué podría salir mal?
Carraspeó tomando asiento al lado del cachorro, este levantó la cabeza,
mirándole con sus penetrates ojos negros.
— Ho-hola — tartamudeó el mayor.
— ¿Qué necesita? — contestó el cachorro.
— Yo... quería saber que leías.
El cachorro frunció el ceño. — ¿Por qué? Puede ver la poltada del libro
desde allí.
Yoongi sonrió por reflejo, el cachorro estaba por cumplir siete años y aún
tenía algunos problemas con las palabras, pero eso no le impedía lucir serio
y frío.
— Pero quería que... que me lo contaras tú — murmuró el mayor,
tratando de alentar que hablara con él.
— Alfa tonto ¿No sabe leer? — le respondió el menor con una risita.
Pero qué lobillo...
— Claro que se le-
— ¡Papaaaaaaa! — llegaron sus tres cachorros interrumpiendo. —
Tenemos hambre — aseguró Eun, haciendo un lindo puchero y viéndose
adorable al igual que Jimin cuando era joven.
— ¿Qué quiere comer? — preguntó el mayor sonriente.
— Appa dejó comida en la nevera — dijo Minmin, con simpleza,
regresando a su libro.
— Pero sabes que hizo vegetales — gruñó Daehyung.
— Al que no le gustan es a ti — refunfuñó el menor, mirándole
desafiante.
— Al menos yo no tengo que tomar feas pastillas como tú.
Minmin, le observó con los ojos abiertos como platos. Yoongi observó el
dolor en su mirada, sordo y profundo.
— ¡Dae! — le regañó Haeri.
El mayor levantó los hombros listo para disculparse, viendo como su
hermano menor se levantaba, limpiaba con cuidado sus pantalones y le daba
una fría mirada al decir
— Yo no tengo hambre.
Los cuatro le vieron caminar hacia el segundo piso, despacio y decidido.
Yoongi reaccionó en unos cuantos segundos.
— ¡Espera Minyoon! ¡No te... vayas — la última palabra salió en un tono
bajo y desanimado.
— Lo siento papá — susurró Daehyung avergonzado. — Yo... me
disculparé con él después.
El mayor movió la mano como quitándole importancia al asunto. —
¿Quieren pizza? — preguntó orgulloso y feliz de poder compartir con sus
cachorros.
Cuando llegó la pizza después de una hora, decidieron sentarse en el
suelo alrededor de las dos cajas, en la mitad de la sala. En todo ese tiempo,
el pequeño Minmin no había bajado, así que a Yoongi le pareció inofensivo
indagar un poco.
— ¿Dae? — el omega le observó — ¿Por qué le dijiste eso a tu hermano
menor?
Los tres cachorros se miraron entre sí y luego observaron a su padre.
Daehyung suspiró sonoramente.
— Antes de que llegaras, papá tenía que darle varias pastillas — explicó
— Él se enfermaba mucho, cuando nosotros teníamos gripe, él se ponía
peor, siempre.
Haeri asintió apoyando a su hermano menor — Si Appa tenía que cubrir
dos turnos yo... a veces le ayudaba a cuidarlo, cuando el tío Jungkook o su
pareja no podían — el corazón del alfa se encogió — Sus fiebres eran más
fuertes, a veces tenían que llevarle al hospital.
Yoongi frunció el ceño, buscando respuestas hasta que Eun habló,
después de dar un gran mordisco a su pizza.
— Ahora, Appa trabaja menos y compra unas pastillas diferentes, ya no
son muchas como antes, solo dos. Minmin está mejor desde que llegaste
papá — aseguró el cachorro feliz — Y ahora tenemos muchos juguetes y
ropa bonita.
El mayor detuvo las preguntas, sonriendo ante sus pequeños, mientras su
cabeza se bombardeó de preguntas sin respuestas. Él había notado el
cambio en la calidad de vida de sus cachorros, no podía negar que antes
vivían un poco apretados y que ahora tenían mucho más pero, habían
algunos vacíos que llenar.
¿Qué me has estado ocultando? se preguntó en silencio mientras recogía
todo el desorden de la comida y sus cachorros comenzaban a corretear de
nuevo en medio de gritos.
¡Hola mis amores! Perdón por la tardanza. No se si les conté pero
estoy a siete días de graduarme del pregrado y pues está todo un poco
loco la verdad. Espero les haya gustado este capítulo. Paso por aquí
para decirles que habrá segunda parte y será en este mismo libro. Así
que preparen esas nachas, porque tendremos Minmin para un buen
rato. ¡Muchas gracias por todo el amor que le dan a esta historia! Y nos
leemos por ahí.
PD: Sus comentarios son los mejores. En serio me duele la panza de
tanto reirme y me hacen muy feliz. ¡Infinitas gracias!
PD2: ¿No sienten que Butter corre por sus venas y no la pueden
sacar de su cabeza? Es la cosa más pegajosa que hay. ¡No olviden
disfrutar del stream!
Capítulo 26
Yoongi vio como el frío de la tarde comenzaba a caer, sus cachorros se
habían acurrucado en la sala a ver la última película de Disney que
estrenaron. Él sonrió al ver lo unidos que eran, estaba agradecido de que su
bonita familia se la llevara tan bien. La curiosidad que surgió en su lobo,
después de aquella conversación del almuerzo y el hecho de que Minyoon
no había aparecido por la sala en todo el día, le obligó a subir en busca del
cachorro.
Como era de esperarse, encontró una bolita llorosa e hinchada en la gran
cama del cuarto principal. Entró con cautela recibiendo un gruñido.
— Solo soy yo Minmin... Dae no está conmigo. ¿Puedo entrar? — la
cautela y tranquilidad de su tono, le dio al cachorro la suficiente seguridad
para permitirle pasar con un asentimiento de cabeza.
El mayor observó como Minyoon había construido un nido sobre la cama
con ropa de Jimin y ... ¿Esa era su vieja camisa de entrenamiento?
— ¿Qué... quiere? — preguntó el cachorro triste.
— Minmin — habló suavemente — No has comido nada en todo el día y
tu appa Jimin me regañará por ser un mal alfa.
El cachorro rió ante el puchero y los ojitos brillantes que le hizo el
mayor. Se abrazó con fuerza a la camisa de entrenamiento, jugando con sus
pequeños deditos.
— Appa dice que si no como bien... podría enfermar de nuevo —
aseguró, bajando la cabeza avergonzado. — No quiero volver a las agujas...
dolían mucho...
Yoongi frunció el ceño. ¿Inyecciones? ¿En un cachorro tan pequeño?
— Por eso me gustan los vegetales y como todo lo que appa prepara para
mí. Si me alimento bien podré seguir en el equipo y no enfermaré.
El mayor decidió que saciaría su curiosidad con el adulto responsable, se
sentía un poco mal por invadir la privacidad de los cachorros, así que optó
por resolver otras dudas.
— ¿De quién es la camisa? — cuestionó señalando la prenda que el
menor abrazaba.
— Appa dice que fue un regalo de mi padre alfa — afirmó el menor,
completamente ajeno al revuelo que causaría eso en el mayor — El olor
siempre me hace sentir bien. Appa, la pone en una caja para que no pierda
el aroma.
El alfa, sintió como su lobo aullaba desconcertado. No podría estar
hablando enserio.
— También tengo esto del tío Jungkook — dijo mostrando un lindo y
esponjoso suéter color café — Él y tío Jin siempre cuidan de mi.
Yoongi gruñó. Respiró profundamente al ver que el pequeño se alejaba
un poco. Alejó todos los pensamientos que derivaran de la conversación
actual. Tomó el cuento que había subido en su mano y acarició la portada.
— ¿Te molesta si leo para ti?
El cachorro le miró intrigado y agradecido, se acomodó mejor en la cama
y le permitió un espacio a su lado.
Entre tanto, Jimin abandonaba aquel edificio elegante y bonito, que había
hecho parte de sus sueños toda su vida. Suspiró al sentarse en el asiento del
conductor.
- ¿No crees que estás viejo para esto? - había dicho el estúpido alfa que lo
entrevistó.
— Todos son unos idiotas — refunfuñó para sí mismo.
Respiró profundamente, encendiendo el auto, conducía despacio,
rogando a la Diosa luna que su prueba de aptitud y los escritos que había
entregado fueran suficientes para su aceptación. Entendía que había
postergado toda su vida sus estudios, pero las condiciones jamás fueron tan
favorables como ahora. El omega no se había detenido a pensar en nada
más, cuando vio las fechas de ingreso. En especial al leer la nueva
modalidad que no le obligaría a cursar toda la carrera de forma presencial.
- Es ahora o nunca - se había dicho cuando envió sus papeles de
aplicación. Si no lograba el ingreso, tal vez desistiría, pero su instinto de
lucha le dijo que no era tarde, que no se rindiera.
Observó a las estrellas, cuando se detuvo en una luz roja, el ambiente
tranquilo y calmado de su viejo sedán lo transportó en el tiempo. Siempre
había sido un omega reacio a las relaciones. El suicidio de su madre omega,
lo había destrozado de varias formas que jamás comprendió.
Toda su vida la omega se quejó que su esposo alfa y su hijo la hacían
miserable, así que una tarde de invierno cuando Jimin volvía del colegio la
encontró colgando del tejado de la habitación principal. La vida desde ese
momento no fue igual, su padre se alejó y se convirtió en tan solo una
cuenta bancaria para él. Por su parte Jungkook lo acompañó a través del
dolor que la pérdida le causó.
A veces se preguntaba si estaría loco por sentirse aliviado del
fallecimiento de su madre, por sentir tranquilidad de que no sería más la
razón de la miseria de otra vida. Porque vaya que su madre siempre se lo
recordaba. Tenían días buenos, pero la mayoría de ellos, estaban llenos de
reproches y palabras de cuan cansada estaba de aquella vida a la que había
sido arrastrada. Se cuestionaba siempre si su nacimiento era el culpable o si
habían otras cosas allí, que aún que su cabeza estaba seguro de que estaban,
su corazón se negaba a creer.
Con el tiempo dejó aquel remordimiento en el pasado. Decidió jamás
tener una relación que lo atara o donde se sintiera como su madre. Evitó el
compromiso siempre y se limitó a relaciones de una noche o alfas pasajeros
que le ayudasen a pasar el celo.
Un noche, cuando logró colarse a un bar con Jungkook y su grupo,
conoció a un pelinegro de tez pálida que le dio el mejor sexo de su vida. Sin
saberlo, estudiaban cerca, comenzaron a hablar, dándose cuenta que tenían
las letras en común, el alfa como estudiante de composición y él, que se
proyectaba como estudiante de literatura. Y contra todas las probabilidades
un año después se dejó marcar por ese mismo alfa.
La vida les sonreía un poco, a pesar de tener que mantener su relación
oculta de la familia de Yoongi pues Min Sunhee y Min Hwan, jamás
aceptarían que su amado y preciado alfa se casara con un omega sin clase.
Todos sus planes viéndose modificados cuando durante un celo los
condones que usaron y las inyecciones anticonceptivas de Jimin fallaron.
Min Daehyung llegó al mundo con un omega de 18 años y un alfa de 21
que apenas comenzaban su vida como adultos. Yoongi fue desterrado de su
hogar, viéndose abandonado con su omega en cinta. A pesar de todo, ellos
fueron valientes, el mayor solo estaba a un año de graduarse por lo que
Jimin se sacrificó por los dos, encontró trabajo en una pequeña panadería y
cuidó de su hijo mientras Yoongi terminaba.
En aquella época, el alfa decidió que no quería que sus cachorros se
llevaran muchos años entre sí, por lo que decidió junto a Jimin tener a su
siguiente hijo, que llegó a sus vidas en menos de dos años. Haeri iluminó su
existencia y les llevó a tomar la decisión de no tener más hijos. Jimin
adquirió dos trabajos, incluso desde que su segundo embarazo comenzó.
Así que se dedicó a sus hijos y a tratar de mantener a su familia a flote.
Yoongi pasaba largas horas en estudios de grabación mal pagados por su
falta de experiencia e incluso rechazado en otros porque su padre había
influido en ello.
Sorprendidos quedaron cuando Eun llegó un año después, cambiando
completamente sus planes por tercera vez y llevándolos a encontrarse muy
apretados en las finanzas. Aún así eran una familia feliz, lloraban y reían
juntos, Yoongi llegaba agotado a jugar con sus tres pequeños cachorros y
Jimin se encargaba de sus dos trabajos y la casa, demostrando así que era
muy fuerte y no se rendiría con su familia.
El castaño sacudió la cabeza sonriente, recordando como en aquellos
años recibía a Yoongi con besos y cálidos abrazos, como pasaban sus celos
juntos y a veces se apilaban los cinco en su cama porque sus cachorros no
querían dormir solos. Entró a la casa sintiéndose nostálgico, vio a tres de
sus cachorros durmiendo en el sofá de la sala.
Sus mejillas se inflaron de felicidad y ternura. Decidió subir y cambiarse
por ropa cómoda, para llevar a todos a la cama, lo que vio al abrir la puerta
lo dejó sin palabras. Minyoon se acurrucaba en el pecho de Yoongi,
poniendo su pequeña naricita entre el cuello y el hombro mientras el mayor
le abrazaba con fuerza y un cuento infantil había sido olvidado a un lado.
Su omega aulló y su corazón dolió al saber lo que ha su cachorro le era
negado por un error. ¿Algún día sería capaz de decirle al mayor que
comprobara con una prueba que Minmin también era hijo suyo?
¡Hola! ¡Quería decirles que los amo y me hace muy feliz que les esté
gustando! La pregunta real es ¿Qué creen que necesita Yoongi para
tener los pantalones y hacer el examen? No olviden que los quiero
mucho. Espero estén bien. ¡No olviden disfrutar el stream!
Capítulo 27
La última semana de abril Jimin decidió dar un paso de valentía. En una de
las pocas conversaciones que había tenido con el alfa, se enteró que desde
el incidente de Eun con Soo, esta ya no vivía en la casa. El castaño sacó
cuentas mentales, eran casi dos meses del alfa sin su omega, sin renovar la
marca y mantener el lazo saludable. Incluso había pasado su celo sin ella,
cosa que al menor le pareció extraña, tanto como que el celo del alfa durara
tres días.
Todos los años al lado del mayor le habían enseñado que su celo era el
mismo día cada tres meses, donde el alfa se comportaba como un animal y
lo follaba hasta que perdiera la conciencia. Tenía presente que los calores de
Yoongi siempre fueron muy fuertes, por eso se preparaba, ejercitaba y
cocinaba con anticipación para aquel día. Grande fue la sorpresa que se
llevó al ver como sus ciclos habían cambiado cuando se alejaron. Sacudió la
cabeza, para alejar aquellos pensamientos, los recuerdos del increíble sexo
con su ex-alfa le hacían enrogecer las mejillas.
Cargó a Minmin que recostó la cabeza en el hombro de su padre mientras
abrazaba a un viejo conejo que le había regalado Jungkook.
— ¿Se portarán bien? — preguntó a sus tres hijos que estaban dando
pequeños saltitos por entrar.
— No es la primera vez que venimos — le corrigió Daehyung — La casa
de papá es mucho más grande que la nuestra ¡Incluso tiene una piscina!
Jimin frunció el ceño. Presentía que con el tiempo Daehyung no se
quedaría a su lado. Aunque doliera no le iba a negar a su cachorro que
viviese con su padre alfa, solo esperaba que no fuera doloroso para él, si las
cosas no resultaban como creía.
Cuando puso su mano en el timbre la puerta fue abierta por un Min
Yoongi absolutamente sonriente. Jimin tenía el día libre, así que había
decidido aceptar una de las múltiples invitaciones del alfa, para asegurarse
que la casa fuera apta para sus cachorros. A pesar que ya había estado allí
por el incidente de Dae y el azúcar, nunca le había dado un buen vistazo al
lugar.
— Hola — saludo el castaño en susurro, viendo como sus cachorros
entraban corriendo en la mansión.
— Hola Jimin — le saludó el alfa sonriendo — Espero nos acompañes
todo el día. ¿Eso está bien para ti?
El menor asintió algo cohibido al ver el tamaño de la casa. Era lo que
sería posible catalogar como una mansión. La pequeña casa que arrendaba y
que de no ser por Yoongi le sería imposible pagar, cabía al menos cinco
veces en aquella gran estructura.
— Quiero que vayan a dejar sus maletas en sus habitaciones y dejen
preparadas todas sus tareas escolares — los cachorros hicieron un puchero
— para hacerlas en la noche, el clima está agradable como para una tarde en
la piscina.
Los cachorros saltaron felices y corrieron escaleras arriba. Minyoon les
miró con los ojitos brillantes y Yoongi lo notó. El mayor estaba
desarrollando una especie de instinto por el cachorro, desde aquella noche
donde durmieron acurrucados envueltos en el aroma de Jimin, su relación
se había vuelto extraña, pues el menor ya no gruñía para él y el alfa solo
buscaba acercarse un poco para conocerle, a pesar de constantemente dejar
de lado todos esos sentimientos que provenían del pequeño niño y le
confundían.
— ¿Quieres ir con tus hermanos? — le preguntó con cautela, viendo la
sorpresa en los ojos de Jimin.
— No... no tengo bañador — susurró el cachorro avergonzado.
— Busca a Eun, él tiene varios que probablemente podamos ajustar para
ti.
El cachorro giró hacia su padre omega, como pidiendo permiso. Este
sonrió, dejándolo en el suelo, mientras decía
— Corre con cuidado cariño. No te vayas a lastimar.
Tiempo después, se encontraban los seis disfrutando del sol que aparecía
a finales de abril, anunciando que vendría un verano poderosamente
caluroso. Los cachorros jugaban en la parte poco profunda de la piscina con
un montón de juguetes y flotadores que el mayor había comprado para
ellos.
Jimin se encontraba descalzo, recostado en una asoleadora, con una
bonita camiseta blanca y una bermuda que el alfa le prestó. Yoongi sacó una
cerveza de la pequeña nevera que quedaba debajo de la BBQ, destapó la
lata y dio un pequeño sorbo.
— ¿Quieres una? — le preguntó al menor.
— Estoy bien así — aseguró el castaño sonriendo.
El mayor caminó hacia él y se sentó en la asoleadora contigua.
— Quien diría que el fiestero Park Jimin ya no toma siquiera una
cerveza.
Jimin hizo un puchero. — Mis razones no son de tu incumbencia Min —
bufó el menor.
La realidad era que los medicamentos que usaba perdían efectividad con
el alcohol, por lo que se arriesgaba a enfermarse de gravedad si bebía.
— Era una broma — murmuró el alfa con las mejillas color durazno por
el alcohol. — No quiero que te ofendas Jimin, solo esperaba que
pudiésemos hablar tranquilamente.
El menor se volteó y le miró con una pequeña sonrisa apareciendo en sus
labios, al percatarse como sus cachorros disfrutaban.
— Los cachorros lo están haciendo bien Yoon — el mayor sonrió al ver
que lo llamaba cariñosamente — Están creciendo tal y como queríamos.
Inteligentes, amables, bondadosos y bonitos.
Yoongi se recostó mirando al cielo. — Por fin tengo los medios para
darles todo lo que siempre soñé ¿Lo recuerdas? Antes a penas lográbamos
llegar a fin de mes, ahora puedo compartir esta casa con ellos, llenarlos de
juguetes y ropa.
Jimin asintió nostálgico. Entre tanto el alfa pensaba ¿Por qué diablos te
dejé ir, si ahora ya no puedo darte todo lo que quería? Aquellos
sentimientos que estaba postergando, comenzaban a acumularse lentamente.
El cariño del pasado, la admiración del presente y la incertidumbre del
futuro.
En los meses desde que llegó se vio a sí mismo deseando en varias
ocaciones estar allí, ser ese alfa que Jimin y sus cachorros querían. Sin
embargo, habían muchas cosas que aún se le dificultaba entender ¿De quién
era hijo Minyoon? ¿Por qué cada vez sentía como si formara un lazo con el
cachorro? ¿Estaba Jimin enfermo? ¿De qué?
La rabia y la profunda tristeza que lo embargaban en sus noches de
soledad, sé sumaban a todo el caos que era su pecho. El pasado ardía, sin
sanar aún, con la traición rondando de vez en cuando y con tantos porqué
acumulados en un millón de preguntas jamás hechas.
— Las cosas salieron bien después de todo. Lograste el éxito que
anhelabas — declaró el menor suavemente.
— Aunque es diferente a como esperaba — comentó con algo de
amargura.
— Tienes una linda omega y tres cachorros maravillosos. Desde mi
perspectiva es mejor de lo que esperabas, puedes omitir las madrugadas
corriendo para alistarse al colegio, las tediosas charlas de maestros,
trasnochar con ellos para hacer sus tareas o los desvelos cuando no pueden
dormir.
El lobo del alfa aulló lastimero, claro que él quería eso también, incluso
ahora se estaba preguntando si no deseaba también al omega que venía en
combo con los cachorros.
— Podríamos haber sido nosotros — susurró perdido en las pocas nubes
del cielo.
Jimin le observó nostálgico, deshaciéndose del sentimiento, porque sabía
que tarde o temprano la aceptación de la realidad al igual que siempre le
rompería el corazón.
— Pero no lo somos Yoon y nos debemos acostumbrar a ello. Nosotros
solo tendremos a nuestros tres cachorros en común, nada más — afirmó —
Tú omega regresará en cualquier momento, la marca le debe estar doliendo
e incluso tu debes sentir que el lazo está tirante y arde un poco — el mayor
le observó dolido — Así, que cuando regrese y mis cachorros esten aquí
solo sean un poco más cuidadosos. No sucederá nada malo de nuevo —
suspiró — Incluso creo que Daehyung vendrá a vivir a tu lado en algún
momento. Debes tener eso presente para un futuro al lado de tu omega.
Yoongi suspiró también, el menor no permitía ni la más mínima
insinuación de un sueño con ellos como protagonistas. El lobo del alfa cada
vez estaba más confundido con sus sentimientos y al mayor empezaba a
costarle racionalizar su situación. No quería decir algo como - Quiero
volver con Jimin - pero al final del día después de pasar la tarde en la casa
que alquilaba para el omega se preguntaba ¿Por qué no me quiero ir y
siempre me siento cálido a su lado?
— ¿Puedo utilizar tu cocina? — preguntó Jimin levantándose — Casi es
hora de almorzar y los cachorros deben estar hambrientos.
— Siéntete libre — dijo el alfa, enfocando sus ojos en las sonrisas de sus
hijos, perdido en sus pensamientos, tratando de catalogar todas las
sensaciones confusas de su pecho.
Después de una gran comida, preparada diligentemente por Jimin, se
encontraban jugando Ddakji en la sala. Se habían dividido en dos grupos de
tres, mientras saltaban y gritaban cada vez que el tirador no lograba girar la
pieza del equipo contrario.
El timbre sonó, interrumpiendo el ambiente familiar y divertido en que se
encontraban. El ceño del alfa se frunció al sentir un pequeño tirón en su
lazo, que se encontraba dormido después de que había sacado a Soo hyung
de su casa. Caminó hacia la puerta, presintiendo que al abrirla no sucedería
nada bueno. Cuando se encontró al lado de la entrada su lobo gruñó al oler
el penetrante aroma a coco y vainilla.
— Joder — siseó por lo bajo, siendo consciente lo que se encontraría del
otro lado.
Abrió la puerta solo para decir — Hola Madre.
¡Hola a todos! De verdad lo lamento, tenía que acomodar estos
capítulos de tal forma que no se perdiera ni una pequeña cosa. Espero
les guste y lo único que queda por decir es ¿Se viene el drama? Yo creo
que sí, porque de cocinarse a fuego lento, va a comenzar a hervir.
Muchas gracias por leer y por sus hermosos comentarios, sacan
muchas risas y emociones de mí. Un abrazo virtual y cuídense mucho.
Capítulo 28
Las dos mujeres rubias y elegantes, atravesaron la puerta, con un aire de
superioridad que intimidó a los cachorros sentados a tan solo unos pasos e
hizo que Jimin diera una mirada a sus ropas. El omega se sonrojó al darse
cuenta que se encontraba vestido con un pantalón de chándal y una
camiseta raída en los bordes. Inútilmente estiró la prenda, viendo como los
ojos de Min Sunhee se enfocaban en él.
— ¿Qué hace él aquí? — preguntó la omega con olor a coco, dándole una
mirada de desprecio.
Yoongi gruñó.
La mujer levantó una ceja y se enfocó en su hijo — Traigo a tu omega,
preocupada porque su alfa la rechazó en su celo y me encuentro con este
niñato en su sala — afirmó irritada — Necesitamos una explicación ¿No
crees?
El pelinegro frunció el ceño y carraspeó incómodo. — ¿Te gustaría ver a
mis hijos madre? — preguntó con ánimo de romper el cargado ambiente y
desviar la atención lejos de Jimin.
La omega se acercó con la mirada rígida, observando a los cachorros.
Todos se levantaron en su lugar como pequeños soldaditos, excepto por
Minyoon, quien no solo odiaba el aroma vainilla de la omega del alfa, sino
que tenía unas inmensas ganas de estornudar por la penetrante esencia a
coco.
La omega se puso de pie en frente de él y sorpresivamente sonrió — ¡Por
todos los lobos! ¡Eres idéntico a tu padre! — anunció entusiasmada. Jimin
abrió sus ojos como platos y Yoongi se sintió palidecer. — ¡Si mi hijo no
estuviese detrás mío pensaría que lo han convertido en un bebé!
Se acercó para acariciarle, pero el cachorro le gruñó y se arrastró hacia
atrás. — Incluso eres igual de gruñón — río. Se giró a los otros tres niños.
Torció la boca y les dijo con desdén — Sacaron demasiado de su padre
omega.
Jimin se levantó molesto, interrumpiendo cualquier otra cosa que la
mujer fuera a decir.
— ¡No tiene permitido hablar así a mis hijos! — bufó — ¡Se olvidó de
ellos antes de que nacieran! ¡¿Con qué derecho se cree?!
La mujer se giró con los ojos en llamas. — Nada que venga de un sucio
omega infiel y pobre me puede servir — aseguró mordaz — Lo único
rescatable es ese cachorro y viéndolo bien ¿Por qué una poca cosa como tu
me habla?
Jimin estuvo a tan solo centímetro de lanzarse sobre la mujer, mientras la
omega con olor a vainilla reía silenciosamente detrás.
— ¡Se lo merece! — susurró por lo bajo, para su desgracia Yoongi la
escuchó. El aroma a anís del alfa se apoderó de la sala, haciendo que los
cachorros se inquietaran y Minyoon diera un pequeño rugido.
El menor se levantó gritando — ¡Ese alfa no es mi papá! — el castaño se
lanzó sobre él, tomándolo en el aire cuando estaba por arañar a SunHee.
— ¿Yoongi? — preguntó de nuevo la omega, levantando una ceja hacia
su hijo e ignorando al cachorro que se estiraba vigorosamente para atacarla.
— Vayan a sus habitaciones — ordenó con un tono grave, mientras Jimin
sostenía con fuerza a su cachorro que no paraba de forcejear. Los tres
asintieron con la cabeza y corrieron escaleras arriba, dejando a su padre
omega y su hermano menor en la mitad de la sala.
El castaño había perdido todo color, su lobo chillando ante la presencia
de las omegas, resonando con la ira de Yoongi, sintiéndose cohibido. —
No-nosotros no-s va-vamos — tartamudeó. Minyoon no paraba de gruñir
por lo bajo, haciendo que su pecho vibrara, al percibir que su padre se
sentía amenazado.
— ¡Espera! — le rogó Yoongi suavizando su voz, al verlo caminar hacia
la puerta. — ¿Por qué no acompañas a los cachorros? Deben estar
angustiados.
El omega asintió. Salió caminando con prisa, necesitaba calmar a su
cachorro, huir de la mirada de asco y desprecio de aquellas omegas con olor
horrible y por supuesto, de la ira de Yoongi.
— Estoy esperando una explicación Yoongi — regañó SunHee.
— ¿Qué quieres que diga madre? ¿No puedo tener a mis cachorros en mi
casa? — refutó.
— ¡No si vienen con ese asqueroso omega! — gritó — ¡Tienes a tu
pareja! ¡Porque nos los cuidas con ella!
— ¡Perdió a uno de mis hijos! — gruñó hastiado — ¡Es la primera vez
que los puedo traer a casa desde ello! ¡Olvidó a mi pequeño en el maldito
centro comercial! ¡Joder!
SunHee volteó hacia Soo, que se había sonrojado y miraba el suelo con
vergüenza.
— Omitiste algunos detalles ¿no crees?
— ¡Fue un accidente! — susurró — Ese mocoso escapó en cuestión de...
— ¡No se hubiera ido si lo llevaras al baño como te pidió! ¡Eun es apenas
un niño!
La omega levantó el rostro hacia su alfa molesta también — ¿Y por qué
tengo yo que estar cuidando cachorros que no son míos? ¡Tu no me has
dado ninguno! ¡Maldito alfa egoísta!
— ¡Suficiente! — reprendió SunHee.
— Soo tiene razón en algo Yoongi, no has tenido hijos con nadie más que
ese omega pobretón ¿Entiendes lo angustiada que ha de estar nuestra pobre
Soo? La alejaste en tu celo y ella se sintió afligida, imagina todo el dolor y
necesidad que atravesó en estas sema-
— No tienes moral — gruñó el alfa. — Dejas un omega a su suerte,
abandonado con cuatro cachorros durante siete años y ¿Me vienes a
reclamar por semanas en que la pobre Soo no ha comprado bolsos y ropa de
marca? — dijo con sarcasmo, riendo amargamente — Primero me engañas
diciendo que Jimin prohibió cualquier contacto con mis hijos, pero que
aceptó cada maldito centavo. — afirmó rechinando los dientes — ¿Para
qué? ¡Para enterarme que él jamás lo supo y todo mi dinero fue a sus
malditos bolsillos! ¡Todo por tu maldita avaricia! ¡Debería darte vergüenza
si quiera venir a defender a esta escoria!
SunHee abrió los ojos como platos, callando ante las duras palabras de su
hijo. Tosió incómoda antes de responder. — Soo y yo necesitábamos
algunas cosas — murmuró tratando de no perder el decoro — Además ese
omega, es un bueno para nada de alguna forma tenía que aprender que su
alfa no era la salida de la mise-
Yoongi lanzó un puño contra la pared más cercana, sintiendo como la
incontrolable cólera se apoderaba de él.
— ¡¿No tienes una mejor excusa?! — gritó — ¡Dejar a mis tres cachorros
solos por siete jodidos años! ¡Qué maldita mierda tienes en la cabeza! —
rugió señalando su cráneo — ¡Haciéndome creer que ni siquiera podría
cuidarlos como su padre!
Tomó aire profundamente ante la atónita mirada de su madre para
continuar gritando, toda su ira y dolor fluyendo poderosamente como aguas
tempestuosas — ¡Puedo apostar mi vida a que ustedes son las culpables de
que mis permisos de movilidad fueran suspendidos! — vociferó desgarrado
— ¡Estaba atrapado en un maldito país que odiaba, creyendo que mis
cachorros me habían sido arrebatados para siempre! ¡Que solo representaría
una jodida billetera en sus vidas! ¡Por tí!
— ¡No me faltes al respeto! — gritó la omega — ¡Ese niñato jamás te
mereció! ¡Te lo advertimos cuando tenías la loca idea de casarte con el
mocoso!
— ¡Son mis hijos maldita sea! ¡Mis tres cachorros, sufriendo por tu
jodida codicia!
La omega tragó audiblemente. Percatándose de algo, tratando de superar
el shock inicial.
— ¿Acabas de decir tres cachorros? — masculló — Se supone que los
cuatro so-son tuyos... tu... padre no dijo nada de...
Yoongi soltó una amarga carcajada, que hizo que el aire de los pulmones
de las omegas se quedase atrapado. — El último cachorro es la razón por la
que me fui— musitó derrotado — Yo no le podía dar más hijos a Jimin y
aún así quedó embarazado.
Soo Hyung le observó con horror — ¿Q-qué quieres decir con eso? —
Tartamudeó.
— Que tengo una cirugía Soo. Yo soy esteríl desde hace varios años — la
omega se tambaleó hacia atrás siendo sujetada por Sunhee.
— ¡¿Cómo puedes decir aquello ahora?! — gritaron las dos.
— Porque al parecer son lo suficientemente estúpidas como para no
notarlo después de siete años — afirmó con amargura.
Soo se desmayó sobre SunHee, que hacía malabares para arrastrarla hacia
el sofá, viendo como la omega parpadeaba atontada.
— Las quiero fuera de mi casa, cuando regrese — demandó el alfa con
voz gélida — Tan solo una palabra a Jimin y mañana mismo tienen mis
papeles de divorcio ¿Está claro?
Ambas mujeres asintieron asustadas. Jimin, que se encontraba recostado
en la pared al inicio de las escaleras, limpió las rebeldes lágrimas que
habían escapado de sus ojos, cuando el que alguna vez fue su alfa, salió
cerrando con un portazo.
La verdad dolía más de lo que podría soportar, pues a pesar de todo,
Yoongi no había olvidado a sus cachorros en estos siete años, los había
amado y esperado, creyendo que su padre omega era una de las muchas
razones por las que no podía acercarse a ellos.
Jimin sabía desde el principio, que el mayor no era su igual, pero cayó
tan enamorado que fue imposible resistirse. Se culpó un buen tiempo por
todo lo que le negaron a Yoongi por estar a su lado. Respiró profundamente,
caminó de nuevo hacia el cuarto de juegos, con su lobo aullando
tristemente, por todo el dolor que estaba soportando su ex-alfa. Ahora más
que nunca, el pelinegro no se podía enterar que Minyoon era su hijo, la
culpa lo mataría o quizás estaría tan loco como para renunciar a todo de
nuevo, por segunda vez.
¡Hola a todos! Como sabrán me estoy tomando mi tiempo para
escribir porque son partes MUY importantes. Cuando entré hoy me fui
de c*** al ver lo mucho que ha crecido la historia. Estaba llorando por
el Muster y llegué para observar todos esos números. ¡Les agradezco
desde el fondo de mi corazón! Y espero que la historia les esté
gustando. La escribo con mucho amor y cariño. ¡No olviden el
streaming y que estamos celebrando 8 años con Bangtan! Llegué a ellos
en el 2016 y son la mejor maldita cosa que me pasó en la vida, espero
que ustedes encuentren tanto comfort en ellos como lo hago yo. Nos
leemos por ahí. ¡Los amo, un abrazo gigante!
Capítulo 29
Yoongi cerró de un portazo y respiró profundamente. ¿Qué estaba pasando
con él? Se sentía perdiendo poco a poco el control de sí mismo ¿Puños en
las paredes? En el pasado, jamás había hecho algo similar. Nunca la ira
había sido tan grande y profunda como para sentir que lo gobernaba por
completo.
¿Será que estoy enloqueciendo? se preguntó a sí mismo en un susurro
mientras caminaba por la solitaria calle. Toda esta vida y el caos que se
instaló en ella le estaba haciendo perder la cordura. Suspiró hacia el
atardecer viendo como la noche se apoderaba del bonito barrio donde vivía.
Casas homogéneas, gigantes llenas de... si lo pensaba a profundidad nada.
Completo y absoluto vacío. No derrochaban amor y calidez, como lo hacía
el lugar que rentó para Jimin. Así se sentía su lobo en el momento en que
dejaba aquel acogedor lugar, siempre solo y frío.
Sacó la billetera de su bolsillo trasero, observando con una pequeña
sonrisa la foto que ahora cargaba en ella. Ese regalo de cumpleaños que
Minyoon increíblemente acertó como si le hubiese rogado por ello. Había
hecho una pequeña copia de la foto y la andaba a cargar en busca de
consuelo. Se sentía perdido, enamorado de sus hijos, hastiado de Soo Hyun
y deseoso de Jimin, aunque este, siempre dejara claro que nada podría ser.
Por su parte, el que pasaría si, lo estaba matando, llenándolo de
intranquilidad y dudas. Sintió con sus dedos la foto que guardaba debajo y
el nudo de su garganta se volvió grande y pesado al detallarla.
En ella aparecía su abuela, aquella vieja loba que lo crió y amó con más
cariño y devoción que su propia madre junto a él, tan solo dos días antes de
su presentación. Arrugó sus ojos tratando de detallarse mejor a sí mismo,
encontrando la razón del porque su madre y Soo lo habían confundido con
Minyoon y es que efectivamente eran dos gotas de agua. El intrusivo
pensamiento ya rondaba hace un buen rato por su cabeza ¿Podría en
realidad aquel pequeño ser su hijo? pero entonces, ¿cómo fue posible
aquello?
Caminando hacia las luces de la ciudad se preguntó si en realidad sí había
sido algún error y mala pasada de la Biología. ¿Qué le había dicho su doctor
aquella vez en que confirmó su esterilidad quirúrgica?
- Sanó perfectamente Señor Min, con el tiempo aumenta la efectividad
del procedimiento. Que bueno que esperó al menos dos meses para hacerse
la prueba, sino yo podría haber quedado realmente mal, pues tendría que
haberle dicho que aún era fértil -
— ¡Joder! ¡Por la Diosa Luna! — gritó a toda voz.
Porque justo allí todo encajó en su lugar, haciendo rápidos cálculos y
sintiendo como si le hubiera caído un baldado de agua fría. Los recuerdos
del último celo con Jimin articulando perfectamente con aquellas fechas,
sus acuerdos desencajados para la forma en que debieron haberse cuidado,
arrastrando una profunda ola de dolor y recuerdos.
Seúl, Agosto hace 7 años
Jimin limpiaba el mesón, secando su frente por el calor. Se sentía
extraño, demasiado caliente a pesar del fresco clima del exterior. Un
pequeño gemido escapó de sus labios.
— ¡Mierda! — balbuceó al reconocer el dolor.
Caminó hacia la puerta del refrigerador, dándose aire con sus propias
manos, revisando las fechas, frunciendo el ceño al percatarse la descarada
forma en que su celo se adelantó.
— Sabía que no debía dejar esas jodidas pastillas — gruñó para sí
mismo. — Estúpidas hormonas, estúpido alfa — murmuró.
Se dirigió lentamente hasta la recámara principal, rezongando por su
celo. Había suspendido las pastillas el mismo día en que su alfa se había
operado, pues ambos estaban de acuerdo en que todas esas hormonas
artificiales podrían ser perjudiciales para su salud a largo plazo.
Tenía presente que su celo se alteraría porque llevaba mucho tiempo
tomándolas, pero no esperaba que fuera tan rápido. Buscó con prisa las
pastillas, estaba seguro que había alguna caja olvidada en el buró y
entonces, lo sintió, sabiendo que sería demasiado tarde para tomar incluso
el control por sí mismo.
— Alfaaaaaa — gimió profundamente al escuchar la puerta, mientras la
humedad comenzaba a acumularse en su ropa interior...
1/2
¡Hola a todos! Les traigo la agridulce historia de porque estuve
desaparecida tanto tiempo. Como algunos habrán leído por ahí, me
convierto oficialmente en médico esta semana (⊙.⊙(☉̃ₒ☉)⊙.⊙) por lo
que mi mamá decidió enviarme al otro lado del atlántico a visitar a una
de mis mejores amigas, avisándome 3 días antes. Entonces salí
corriendo y en caos. Lo disfruté mucho, pero 4 días antes de regresar
recibo una horrible llamada en la madrugada diciéndome que mi tío,
aquel hombre que me crió como un segundo padre y estuvo todo mi
vida a mi lado, falleció. Tuve que salir corriendo a las 4 am y todo lo
demás pues... son detalles banales.
Lamento mucho haber suspendido las actualizaciones semanales,
espero no me odien, pero la situación se me salió de las manos. Les
envío un abrazo gigante y trataré de invertir mi depresión en horas de
escritura, pero francamente, no puedo prometer mucho.
Gracias por todo el amor que le han dado a la historia, nos leemos
por ahí.
Capítulo 30
Seúl, Agosto hace 7 años
Yoongi regresaba a casa con una leve molestia. Apenas habían pasado
dos semanas desde su cirugía pero su lobo estaba altamente irritado e
incómodo desde entonces. La sensación extraña cerca a sus bolas se había
ido rápidamente, pero el desagradable recuerdo persistía.
Sabía que para Jimin cualquier procedimiento permanente de esterilidad,
implicaba muchos más riesgos, no solo por el tiempo de recuperación sino
por la salud mental de los omegas. Sus lobos eran mucho más sensibles a su
fertilidad y si ésta era removida de forma artificial podrían deprimirse hasta
morir, sintiendo que perderían su principal propósito en la vida. Mientras
que para los alfas, era una cuestión de orgullo, porque se recuperaban
rápidamente.
En el momento que sus largos dedos se acercaron al picaporte, sintió un
fuerte tirón en el lazo que por poco le envió al suelo. Sonrió enormemente
cuando al abrir fue recibido por el fuerte gemido de Jimin, acompañado del
aire saturado de su esencia a nueces tostadas.
Se despojó torpemente de los zapatos, sintonizando con la necesidad que
su omega había expresado a gritos. Su lobo aullando en excitación por la
forma en que las sensaciones de Jimin lo rodeaban a través del lazo.
Se quitó la corbata y la lanzó al sofá, tomando conciencia de que sus
cachorros se encontraban aún en el campamento al ver los papeles
esparcidos por la mesa.
La emoción le atropelló, teniendo toda clase de ideas de cómo disfrutaría
los siguientes tres días, sin tener que ocultar a Jimin mientras sus hijos
regresaban del pre-escolar. Con la felicidad escapando de sus poros removió
todas sus prendas a excepción de sus boxers, en dirección a la habitación.
Su boca se secó al observar a su omega brillante y sudoroso rogando con
sus ojos como un par de luceros por su alfa.
— Yoon — gimió Jimin de forma inevitable — Ne-necesito tu.... ahh —
soltó un jadeo — Ayuda.
Yoongi sonrió de forma depredadora, riendo al ver como el menor
luchaba contra su camiseta.
— ¿Mucho calor? — cuestionó en burla.
— No seas... ahhh... no seas idiota — gruñó el menor forcejeando —
¡Quítame esto! — chilló rindiéndose.
El pelinegro rió de nuevo, acercándose, sintiendo el dolor de su empalme
atrapado en sus calzoncillos.
— Veo que tienes afán cachorro ¿Debería yo... — se acercó mordiendo
suavemente el pabellón de la oreja derecha, soltándolo lentamente —
ayudarte?
Jimin gimió para luego hacer pucheros — Sabes como se pone Yoon —
murmuró dócilmente dejando sus brazos sueltos — Yo lo... yo no estaba...
Yoongi dejó un suave beso en el esponjoso cabello de su pareja,
suspirando, lentamente absorbiendo las feromonas que expelía. Los celos
siempre eran diferentes para cada omega, Jimin solía ponerse sensible,
necesitado e insulsamente sumiso, comparado con su yo diario. Dando
como resultado una bomba sensual de necesidad, llena de lujuria y muy
complaciente, sin embargo, era un estado vulnerable para el menor, así que
debía ir con cuidado.
Removió lentamente las ropas dejando sutiles besos en cada porción de
piel que exponía, ganándose varios placenteros y profundos gemidos.
Después de retirar la camiseta, se acercó perezosamente a los rosados
pezones, lamiendo y estirando con paciencia.
— Yoon... ahh — gimió Jimin, levantando los brazos y luego
arrepintiéndose.
— Puedes tocar, amor — susurró el mayor, mordiendo y raspando la
delicada protuberancia.
El castaño suspiró profundamente, sintiendo sus piernas flojas, levantó
sus manos y las enredó entre las hebras negras contrarias.
Yoongi continúo con pequeños lamidos a lo largo del vientre, hasta llegar
al borde del pantalón de chándal.
— Me desharé de esto — murmuró contra la sensible piel debajo del
ombligo.
El menor gimió, al sentir como su miembro era liberado de aquella
prisión de tela. Entrecerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás cuando
su alfa se arrodilló delante de él, lamiendo su empalme desde la cabeza
hasta la base.
— Pero mira que precioso — susurró el alfa, perdido en la lujuria al
pasar un dedo de forma superficial cerca a la entrada de Jimin — Todo
húmedo esperando por mí.
El menor soltó un largo gemido, sosteniéndose de los hombros
contrarios. Yoongi tomó el erecto miembro entre sus labios, sonriendo al
ver el placer que era capaz de provocar en su omega. Succionó con lentitud
y fuerza, obteniendo un estremecimiento del omega.
Sus manos explorando el esponjoso trasero, dando suaves toques de
arriba hacia abajo entre las nalgas. Aumentó la fuerza de la succión,
llevando uno de sus dedos exploradores a aquel botón.
— Ahh... Ahh...— Sollozó Jimin, al sentir una falange irrumpiendo en su
interior.
A pesar de todo el lubricante natural que saturaba su entrada y la
impregnaba del olor a nueces, su alfa siempre tenía la delicadeza de
prepararlo antes, lentamente y atendiendo otras partes de su cuerpo.
— ¡Joder! — chilló cuando Yoongi pasó sus dedos por aquel punto.
El mayor se detuvo y le alejó de su cuerpo levantando una ceja con una
sonrisa de suficiencia.
— Vamos Yoon... — murmuró el menor con las mejillas rojas,
levantando un poco sus hombros.
El pelinegro se levantó, tomándole por la cintura y elevándole en el aire.
Jimin soltó una tierna y pequeña carcajada, cuando por reflejo enredó sus
piernas alrededor de la cintura de su alfa.
Se miraron con ojos brillantes, su lazo al rojo vivo, lleno de lujuria y
amor. Se acercaron lentamente, para caer en un desordenado beso,
interrumpido intermitentemente por los gemidos de Jimin, cada que Yoongi
hundía profundamente sus dedos en él.
El castaño inició un vaivén de caderas cada vez más rápido, en sintonía
con las falanges de su alfa.
— ¡Ahh... Ahh... Ahh... Nece-...ne...! ¡Ah, por Lupin! — gritó cuando
fue lanzado a la cama.
Yoongi trepó sobre él, como un depredador a punto de atrapar a su presa.
Lo tomó hábilmente de la cintura y le volteó.
— Sostente — ordenó con voz gruesa, retirando sus boxers húmedos, por
fin liberando su propia erección.
Jimin se encontraba sosteniéndose con sus manos, sus codos formando
un pequeño cuadro contra la almohada, cuando un resbaladizo y húmedo
músculo se deslizó a lo largo de su espalda haciéndole arquearse.
— Por... por favor ... — rogó.
— Me encargaré de ti — aseguró el alfa con voz gruesa, tomando su
empalme y pasándolo por la sensible zona de Jimin. En aquel gemido el
mayor le penetró hasta la empuñadura, haciendo que ambos gritaran.
— Tenemos tres días cariño — murmuró el alfa, pegando su pecho a la
espalda contraria para chupar y dejar algunos mordiscos en el suave cuello
— Serás todo mío.
Los empujes iniciaron a un ritmo de infarto cada vez más fuertes y
profundos, continuaron por lo que el menor creyó una placentera eternidad
hasta que una gruesa voz se filtró en su cerebro ordenando — Córrete para
mí —.
Un arrollador orgasmo le atropelló, dejando luces tras sus párpados, el
gruñido de su alfa le acompañó. Sintiendo el ardor de la mordida en su
cuello y el nudo hinchándose en su interior.
— ¡Ahhhhhhhhh! — gritó al atravesar la segunda ola de placer que le
siguió a la sensación de llenura en su trasero.
Yoongi soltó la rosada piel y dio pequeños lamidos. Tratando de regular
su respiración mientras se sostenía con sus antebrazos alrededor de la
cabeza de Jimin.
— ¿Amor? — cuestionó en voz baja.
— Estoy bien — murmuró Jimin agotado y feliz, llenando su lazo de
cálido amor — Solo necesito unos minutos.
Yoongi sonrió a su espalda. Sintiendo como su erección, que se estaba
poniendo blanda en el interior de su omega, volvía a la vida.
— Tienes 5 minutos cachorro.
El menor rió — No seas idiota... tal vez unos... ¡Ahhh! — fue lo único
que abandonó su boca cuando Yoongi acarició su empalme.
Salió del cálido interior para dar la vuelta al sudoroso y rosado cuerpo de
su omega, poniéndose frente a frente con tiernos besos.
— ¿Qué decías?
— Cállate — le riñó Jimin, abriendo sus piernas, esperando la siguiente
ronda.
Fueron más de cuatro orgasmos cuando sus cuerpos sudados, llenos de
fluidos cayeron agotados en la cama.
— Te amo — se murmuraron el uno al otro antes de ir a los brazos de
Morfeo.
Horas después, el castaño regresó a la conciencia gracias a que tiernos
besos eran repartidos a lo largo de su cuello y hombros.
— Hola — murmuró somnoliento al alfa despelucado que tenía enfrente.
Yoongi sonrió brillante, dándole un casto beso a su omega antes de decir
— Vamos a comer un poco, necesitas recuperar energía —.
El menor se levantó, sintiendo algo de mareo por el cambio de posición.
Siendo abrazado por su alfa, quien le consentía con suaves caricias en su
espalda desnuda caminó hasta la cocina, encontrando una fresca ensalada de
frutas en el mesón.
— Gracias — susurró contento.
Juntos entre mimos y cortos besos comieron la fruta acompañada de algo
de crema y agua. Yoongi sonreía en grande al saber que ese precioso omega
le pertenecía y que era él quien se encargaba de hacerlo tan feliz.
— ¿Es hora de una ducha no crees?
El menor asintió con la cabeza como un niño pequeño dando saltitos
hasta el modesto baño de la habitación principal.
Allí en medio del vapor caliente la lujuria les atrapó de nuevo, haciendo
que Jimin enredara sus piernas al rededor de la cintura de su alfa.
— Yoon... — murmuró al besar el blanquecino cuello.
El pelinegro sonrió sosteniendo con gusto el trasero contrario entre sus
manos.
—¿Listo?
El menor gimió en respuesta al ser penetrado con avidez, sujetando con
fuerza los hombros contrarios.
— ¿Pu...puedo? — preguntó Jimin en medio de un agudo sollozo.
El mayor se acercó a la marca y dejando un suave beso murmuró — Sé
libre amor —.
El castaño alcanzó el orgasmo a la par de su alfa, sintiendo el
agotamiento instalarse de nuevo en su cuerpo.
Yoongi le cargo fuera de la ducha en el momento en que sintió el nudo
deshincharse. Le acostó en la cama con delicadeza y regresó al armario en
búsqueda de calzoncillos. Observando los paquetes de condones olvidados
en el fondo del cajón.
Mordió sus labios y regresó la vista a la cama, Jimin siempre los había
odiado y ambos sabían que este celo sería fuerte, pues el abandono de las
pastillas había sido reciente, sin embargo, la cirugía estaba hecha, nada
malo podría pasar.
Yoongi se detuvo en la mitad del callejón, sosteniéndose precariamente
de la pared más cercana tratando de regular su agitada respiración, mientras
el peor ataque de pánico que jamás había tenido se instalaba.
Cuestionándose a sí mismo, cuáles eran las sensaciones que gobernaban su
corazón, esas que al parecer se había tomado un millón de años en
catalogar.
El dolor predominaba sobre lo demás, la tristeza de que no estuvo allí
para sus cachorros en muchos momentos, que no les vio crecer, sonreír
mientras ganaban algún premio de deporte o alguna medalla escolar, no
estuvo allí para cuando se sintieron enfermos, solos o asustados, con ello
venía la profunda desolación que opacaba todos sus logros, el ser el mejor
compositor de los últimos tiempos, los premios y trofeos americanos que
tenía olvidados en una mochila debajo de su cama.
Su corazón ardiendo en rabia por toda la información falsa que su madre
intencionalmente le proporcionó. Estúpidamente creyendo que Jimin era el
que le impedía ver a sus cachorros y que solo lo quería como una billetera.
Sumado a ello, la oficina americana siendo un desastre con todos esos
artistas confeccionados y sin alma, que no vendían más allá que unos pocos
discos, todo el arduo trabajo que tuvo que hacer.
Ese largo año trabajando para arreglarlo, expresando en sus letras toda la
tristeza, lástima y orgullo roto que fluían a través de su lobo, convirtiéndose
en un reconocido compositor y llevando varios cantantes a la cima, decidió
que era momento de regresar tal vez aclarar algunas cosas, habían pasado
dos años y por la maldita burocracia sus permisos de movilidad fueron
revocados impidiéndole volver los siguientes 5 años. Le costó toda su
valentía y pantalones presentarse ante Jimin, creyendo fervientemente que
sería sacado de una patada tal como su madre lo hacía lucir.
El aire tornándose cada vez más difícil de obtener cuando el
entendimiento de — Olvidamos los condones — se instauró en su cerebro.
Cayó al suelo, en medio de la sensación de muerte atacando su pecho, sus
visión tornándose borrosa a medida que luchaba contra su cuerpo,
colapsando todos sus sistemas.
— ¿Necesita ayuda? — murmuraron cerca.
Todo el sonido a su alrededor tornándose en un profundo y oscuro
silencio mientras perdía la conciencia.
Se despertó sobre una silla, rodeado con el olor a comida italiana, una
vieja alfa observándole atentamente con el ceño fruncido
— ¿Se siente mejor? — le preguntó la mujer suavizando su expresión.
Yoongi tragó sonoramente y asintió, permitiendo a su cuerpo relajarse
con el olor.
— Le traeré algo de comer — aseguró la alfa— Está muy paliducho.
El pelinegro no pudo evitar reír ante la anciana, se sintió cálido y
tranquilo por un buen rato mientras disfrutaba el sabor de la pasta y el
tomate en sus labios. Al terminar, se dirigió a la caja, mientras el peso en su
pecho se asentaba, ante la nueva realidad. Vio las grandes y calientes pizzas
en el mostrador eligiendo dos para sus cachorros y Jimin mientras
suspiraba.
La mujer empacó todo con calma y una sonrisa condescendiente.
— Déjalo ir muchacho, solo acéptalo y enfrentalo. Estarás bien.
Y fue así como la resolución se apoderó de su corazón, haría una prueba
de ADN a Minyoon y entonces lidiaría con las consecuencias.
2/2
Lamento la desaparecida pero saben que la situación no es tan fácil
como me gustaría. Espero que este capítulo les guste. Yo quedé
conforme con lo que escribí y... he decidido que las publicaciones serán
mensuales por ahora. Un abrazo gigante, gracias por la espera y el
amor. Nos leemos por ahí.
Capítulo 31
Jimin acunó más cerca a Minyoon, aún estaba un poco alterado por el
altercado con la madre de Yoongi. Sus cachorros, preciosos e ingenuos, se
encontraban viendo televisión, mucho más calmados al estar rodeados por
el olor a nueces tostadas de su padre. A pesar de no poder secretar
hormonas, su olor era altamente estimulable con sus emociones, así que
decidió repartir tranquilidad a sus pequeños.
La puerta fue tocada con tres pequeños golpes, haciendo que todos
giraran para encontrarse con un despelucado alfa de mejillas y nariz rojas
por el frío.
— Traje pizza — dijo con una pequeña sonrisa de encías rosadas, al ver
cinco pares de ojos brillantes viéndolo con adoración.
Los cachorros se abalanzaron sobre él, arrebatando las dos cajas, para
ponerlas en el suelo y deleitarse con el olor al abrirlas. Minyoon observó a
su padre omega, que con un asentimiento le dejó libre para ir a comer junto
a sus hermanos.
— Traeremos las bebidas — anunció Jimin levantándose, pasando por el
lado de Yoongi susurrando un — tenemos que hablar.
Cerraron la puerta del cuarto de juegos a sus espaldas y juntos caminaron
silenciosamente a la cocina, ubicada en la primera planta. Al llegar, Jimin
fue el primero en interrumpir el incómodo silencio.
— Yoongi yo... lo lamento — habló el omega con voz triste y baja.
El mayor le observó con dolor, esperando. ¿Por qué se disculpa?
— Mis cachorros te han traído demasiadas molestias — aseguró decaído
— Yo en realidad traté de protegerlos todo este tiempo sin tu ayuda, no
esperaba que — sus ojos se pusieron demasiado brillantes pero aún así
continuó — tus padres te hayan quitado tanto solo por nuestra existencia.
El corazón del alfa dolió e incluso su lobo se recostó con las orejas
gachas. No lo hagas Jimin.
— En aque-lla época cu-cuando decidimos traerlos a todos al mundo no
pensé que... yo en realidad no lo sabía — afirmó dejando fluir algunas
lágrimas — que eras esto. Jamás me uní a ti por tu dinero y... no era mi
intención arrebatartelo todo.
— Jimin yo...
— Déjame terminar — interrumpió, limpiando sus ojos con sus
regordetes deditos — Ya no podemos hacer nada para cambiar el pasado,
pero te aseguro que en un futuro ni Minmin ni yo seremos una molestia.
Pienso que tu madre y Soo aceptarán a los cachorros sin inconvenientes y
entonces nosotros podríamos...
— No — gruñó el alfa irritado — Eres el padre de mis hijos y no por ello
voy a pedir su custodia para satisfacer los caprichos de mi madre.
— Pero... — alegó Jimin con la voz tan triste que sintió que iba a morir.
Su lobo soltó un bufido irritado, Yoongi sabía que no había sido solo
decisión de Jimin, tal y como lo estaba haciendo lucir. Juntos habían
disfrutado haciendo a sus cachorros y juntos habían escogido tenerlos a
todos y cada uno de ellos, incluso si llegaron de sorpresa. No eran solo "Los
cachorros de Jimin" eran de ambos y no permitiría que el omega cayera en
este tipo de autocompasión.
— ¡Joder Jimin! ¿Por qué tan de repente me quieres entregar a mis
cachorros en bandeja de plata? Si cuando regresé te negaste rotundamente a
cualquier idea que lo insinuara.
— Yo... — Jimin suspiró.
Tienes que desviarlo, ya arruinaste su vida una vez, no puedes venir con
más.
— Iré a buscar al padre de Minyoon. Tal vez él no se sienta cómodo con
tantos cachorros...
Yoongi hizo una mueca de dolor. Me tienes que estar jodiendo, Park
— No es mi maldito problema — le regañó el mayor. — No voy a
arrebatarte a mis hijos solo porque ese "imbécil" — hizo comillas con los
dedos — no tiene los cojones de hacerse responsable.
Y que Lupin se apiade de mí, si ese cachorro es mío pensó.
Su lobo aulló con molestia, su olor convirtiéndose en una esencia
amarga. Sabía que Jimin podría estar mintiendo, aún así no se quedaría con
la duda, porque creer que Minyoon era de otro, dolía mucho más que la
vergüenza de realmente haberla cagado con la única persona que realmente
amó.
— Minyoon está por presentarse como alfa y va a necesitarlo, así que
dile a ese maldito imbécil que tiene que aparecer si no quiere que su hijo
tenga problemas para controlar a su lobo por el resto de su vida.
Las mejillas de Jimin enrojecieron. Si tan solo supieras... pensó con
pena.
El mayor bufó buscando vasos y gaseosa, agachando la cabeza
confundido y revuelto en su interior. No me voy a quedar con la duda, no
esta vez aseguró para sí mismo.
— Yo también lo lamento — soltó atormentado — Por no haber tenido la
valentía de regresar a tiempo y no asegurarme que estuvieran bien, por
delegar esto a manos de mi madre.
El corazón de Jimin, saltó cálido y adolorido. Será difícil pensó.
— Así que no esperes que me vaya a ningún lugar o que te arrebate a mis
cachorros. Para hacerlos se necesitaban dos, así que estamos juntos en esto.
Las mejillas húmedas de Jimin enrojecieron por el comentario. A pesar
de ser un adulto de casi treinta años no dejaba de lucir esponjoso y tierno en
ciertas ocasiones. En silencio y con muchas palabras no dichas entre sí,
ambos subieron a comer al lado de sus hijos, riendo y relajándose por las
sonrisas y bromas cómplices. Para el mayor no pasó desapercibido el gran
amor que tenía Jimin por sus cachorros, así como la profunda pena con la
que observaba por ratos a Minyoon.
Cuando terminaron de comer, el agotado omega se quedó dormido,
cargando a su cachorro más pequeño y con los otros tres rodeándolo de
forma reconfortante. Jimin estaba sensible, pues había sido vulnerado y
había aceptado todo como si fuese su culpa, colocándose a sí mismo,
inevitablemente en el lado receptor del dolor.
Con cautela, Yoongi recogió el vaso de Minyoon y jaló algunos de sus
cabellos, sacándole un gruñido con un manotazo en sueños. Suspirando por
haber logrado su cometido, sin que nadie lo notara, bajó hasta la cocina y
envolvió todo en una bolsa resellable.
— Será lo que la Diosa luna quiera — aseguró, cerrando aquellas pruebas
en una caja de cartón para enviarlas al laboratorio.
¡Gracias por la larga espera! Estaré atenta a sus comentarios, no
olviden que les quiero mucho. Y me siento muy agradecida con que me
hayan regalado su paciencia teniendo en cuenta todo lo que ha pasado
ultimamente. Un abrazo.
Capítulo 32
Yoongi se levantó temprano, algo sonriente por el olor que predominaba en
su casa. En su cama el espacio estaba copado por cuatro cachorros y un
durmiente omega, todos acurrucados como si el gran colchón fuera un nido.
La sonrisa que se plantó en su rostro llevaba años sin estar allí. De alguna
forma Jimin había estado tan adormilado que solo se arrastró a la cama del
alfa, rodeado por sus hijos igual de cansados.
Todos parecían una gran y esponjosa masa de algodón, con cabellos
revueltos y mejillas rellenitas aplastadas entre sí. Soltó una risita al ver
como Minyoon olfateaba el cuello de su padre omega con avidez y casi se
fundía en su pecho. Tal y como él lo hacía cuando su amada abuela seguía
con vida.
Nostálgico, se levantó lentamente, saliendo de la cama con cuidado de no
despertarlos y dejando la habitación en pasos rápidos. Caminó a la cocina
para preparar el desayuno. Hizo waffles de naranja, calentó leche
chocolatada y uno que otro pancito. Cortó varias frutas y les dio pequeñas
formas de animales para adornar cinco platos. Su corazón se sintió cálido,
su pecho se hinchó con fuerza y su alfa aulló de felicidad ante la escena que
tenía en frente.
Era imposible que a sus treinta años Jimin se viera tan jodidamente
adorable. Pero con su cabello castaño brillante y despelucado, su pantalón
de chándal arrugado, su camisa con el hombro descubierto, rascándose con
una de sus manitas un ojo y con la otra llevando la mano de su hijo más
pequeño que a su vez se encontraba aferrado a sus otros tres cachorros, el
alfa se sintió morir.
Una nueva, franca y fría resolución se apoderó de él, tan profundamente,
que se sintió caer de rodillas. Todos sus sueños y anhelos en un omega y
cachorros somnolientos, con el leve sol de la mañana reflejado sobre sus
cuerpos, todas sus aspiraciones plasmadas en aquellos ojos cerrados y
pequeños por el sol. Y entonces lo supo, que a pesar de todos los resultados,
lucharía por ello, contra viento y marea, hasta tomar ese lugar que tanto
codiciaba.
Después de un desayuno lleno de risas y un Jimin avergonzado por sus
fachas, su casa quedó fría y vacía, careciendo de esa calidez que su pequeña
familia repartía. El sonido del timbre, lo sacó de sus cavilaciones,
obligándole a caminar hacia la puerta. El tenue olor a vainilla lo invadió en
cuanto estuvo cerca y sin poder evitarlo soltó un gruñido bajo y profundo.
— Yoonie — llamó con voz sedosa la omega desde el otro lado de la
puerta — Puedo olerte.
El alfa resignado abrió, con su lobo refunfuñando por perder el aroma a
nueces tostadas, romero, menta y limón, con el residual de leche materna
que aún cubría a Minyoon.
La omega saltó encima del alfa, siendo alejada lenta y firmemente del
macizo cuerpo. Esta le miró levantando una ceja con una mueca molesta.
— ¿Qué significa esto? — preguntó.
— Quiero el divorcio — soltó Yoongi como si hablara del clima.
La omega se vió palidecer, soltando su aroma de forma amarga y espesa.
— ¿Escuché bien? — cuestionó irritada — ¿Qué mierdas te pasa por la
cabeza Min? ¿Entiendes acaso de lo que hablas?
El pelinegro se lanzó al sofá con un bufido. — La sorda aquí eres tú —
dijo con displicencia — Quiero el divorcio Soo.
La omega lanzó las manos al cielo, soltando una sarta de improperios
poco apropiados para cualquier ser viviente.
— ¡Eres un jodido cabrón! — le gritó a Yoongi apuntando con su
delgado y puntiagudo dedo de manicura perfecta — ¡Maldito hijo de tu puta
zorra madre! ¡¿Cómo eres capaz de hacerme esto?!
El alfa la miró de forma desdeñosa, esperando que la rabieta llegará a su
fin. Excepto que...
— ¿Todo por el culo fácil de ese omega no? — rió sin gracia — Claro
solo llega y se menea como el lobo regalado que es...
Yoongi se sintió hervir de la ira y se levantó furioso. — Que mierdas
dices ... — susurró por lo bajo con los dientes apretados, convirtiendo sus
manos en puños.
— ¿Me crees estúpida? Se que esto es por ese asqueroso omega de
mierda. ¡Es un maldito pobretón! Y tú un idiota por caer en sus redes. ¡Solo
te quiere por tu dinero! ¡Alfa estúpido!
— ¡Te prohíbo que hables así de Jimin! — gritó levantando su mano.
— ¿Me vas a golpear? — cuestionó burlona, con una sonrisa socarrona
apareciendo por sus labios — Sería una pena que se enteraran que el gran
empresario Min Yoongi está perdiendo el control de su lobo ¿No crees?
Mirándole con desprecio, se alzó sobre él diciendo — Yo te acompañé
mientras llorabas con el corazón roto por ese asqueroso omega, fui yo quien
te consoló y quien te aguantó. ¡Fui yo quien se quedó a tu maldito lado a
pesar de que no me dieras cachorros! ¡¿Así es como me pagas?! ¡Maldito
imbécil! — le gritó — ¡Joder Min, te voy a dejar en la puta ruina! ¡Y
cuando te estés arrastrando te darás cuenta todo lo que perdiste!
Yoongi rió de forma vacía al rostro rojo e iracundo de la omega. —
¿Acaso me has dado algo en realidad?
El fuerte sonido de una cachetada, resonó por toda la estancia. — Vamos
a ver si esa pequeña perra regresa contigo cuando no te puedas divorciar. O
si quiera tú puedas soportar andar con un omega defectuoso y enfermo —
aseguró cerrando de un portazo.
El mayor masajeó sus sienes, sintiendo que definitivamente tenerlo no
sería para nada sencillo.
¡Holiwi! Espero todos estén bien. Ayer llore al ver a los chicos ganar
esos AMAs, me sentí cual madre orgullosa, por eso decidí que sería
lindo regalarnos a todos un capítulo. Les envío un abrazo, no olviden
que amo leer sus comentarios. PD: De aquí en adelante, preparen
las rachas porque todo se va a poner, de locos.
Capítulo 33
Jimin se levantó con pereza aquella madrugada de Mayo. Miró con desdén
el reloj y estiró su cuerpo, escuchándolo crujir en algunas partes. Hizo una
mueca ante los pequeños dolores, caminó al baño y lavó su cara, listo para
comenzar el día. Tropezó con la camisa de Basket que últimamente Minmin
nunca soltaba y entonces arrugó la nariz.
Yoongi se había ausentado desde hace tres semanas, la última vez que se
vieron fue en aquel desayuno familiar. Jimin podría decir que estaba
preocupado, pero entendía que el alfa tenía más obligaciones que solo su
pequeña familia. Una vaga y corta explicación a sus cachorros con varios
viajes de negocios entre ellos había sido la excusa de su ausencia.
Al castaño le gustaría decir que lo extrañaba, pero la verdad, lo que más
le incomodaba eran sus cachorros, todos tristes y algo desanimados por la
ausencia definitiva de su padre alfa. Por su lado, Minyoon tampoco estaba
mejor, la fecha de cumpleaños sería al día siguiente y Jimin solo podía
rogar que las cosas se suavizaran un poco.
Su hijo menor, andaba molesto, febril e irritable por toda la casa e incluso
tenía prohibido ir al colegio o sus prácticas de basket por "alterar a sus
compañeros". Jimin había refunfuñando a la regordeta profesora alfa,
esperando algo mejor que un - Su hijo es un malcriado - así que derrotado,
había recluido a su cachorro en casa desde hace dos días.
Su aroma a leche materna estaba desapareciendo y rápidamente estaba
tomando un tono alicorado y fuerte muy parecido al... anís. El castaño, bajó
las escaleras suspirando, el olor de su cachorro estaba trayendo consigo
muchos recuerdos y molestias, no solo por el abandono de Yoongi sino por
su omisión de la verdad ahora que había regresado.
Jimin se encontraba saltando entre el presente y el pasado mientras
preparaba el desayuno, ya que el aroma, muy similar al de Yoongi para su
propio bien, lo estaba enloqueciendo lentamente. En las solitarias semanas
de reflexión, se dio cuenta que no estaría bien rendirse a la custodia de sus
hijos, no para que sean criados por esa fría y antipática omega que Yoongi
tenía como esposa.
Lavó las naranajas para exprimir un poco jugo, detallando sus regordetas
manos, que con el tiempo habían tomado algo de color y algunas arrugas.
Nunca tuvo un anillo, nunca se casó. Un pequeña risa salió de su boca junto
a un susurro
— ¿Con qué miedo al compromiso, eh Jimin? — pues recordó que
aunque en múltiples ocasiones el alfa se le había declarado el se negó
rotundamente.
Fuiste un idiota... pensó para sí mismo, pues le había dado completa
libertad a su alfa en bandeja de plata.
Acomodó los comestibles sobre la mesa y subió para despertar a sus
cachorros, llevándose una inesperada sorpresa, cuando un febril Minyoon
sollozó ante él.
— Appa... duele... — chilló el cachorro en voz baja, encogiéndose en
posición fetal.
¡Oh, mierda!
— Shh, shhh — le arrulló Jimin — Papá hará que pase — murmuró —
Ya pasará...
Lo cargó rápidamente hasta la tina de su habitación abriendo
completamente el agua tibia para darle un baño mientras gritaba
— ¡Daehyung! ¡Te necesito ahora!
Desvistió a su tembloroso y adormilado cachorro para introducirlo en la
tina, cuando su hijo mayor llegó.
— Papá yo...
Un gruñido lo detuvo en la puerta del baño, haciéndole temblar de miedo,
pues su pequeño hermano menor le gruñó salvaje, saturando el baño con un
fuerte y denso aroma a hinojo. Se tapó la nariz, dando un salto cuando
Minmin mordió a su padre y este chilló adolorido.
— ¡Cachorro malo! — le reprendió el castaño, pasando instintivamente
la mano por el costado de su cuello. Volteándose hacia Daehyung pidió —
Necesito que llames a Jungkook y le digas que tu hermano se está
presentando. Él sabrá qué hacer. Termina el desayuno junto a tus hermanos
y yo los llevaré al colegio.
— Pero papá Minmin está ... — un nuevo gruñido le hizo retroceder.
Jimin miró asustado a su cachorro. ¿Está mostrando los dientes?
Al ser su primer alfa, no tenía idea de aquello que fuese normal o no
como parte de su presentación, mientras que con sus hijos omegas, el
sentimiento había sido cálido y protector, en este momento estaba rozando
el temor.
— Se-será mejor que lla-mes cu-anto antes — tartamudeó tembloroso, al
ver la posesiva mirada de su cachorro y sentir el gruñido sordo a su
hermano mayor.
Daehyung salió corriendo del baño, asustado, llegando a la mesa del
comedor en búsqueda del celular.
— ¿Está bien ? — preguntaron Eun y Haeri al tiempo, igual de nerviosos
e incómodos por el aroma a hinojo que se estaba apoderando de la casa.
— Te-tengo que llamar al tío Jungkook él sabrá qué hacer.
A los tres tonos la voz adormilada de un alfa, se encontró en la línea. —
¿Minnie? ¿No crees que es muy temprano para llamar?
— Tío Jungkook...
— ¿Dae? ¿Pasó algo? — preguntó levantándose de un salto,
incomodando a Jin que se encontraba con su gran barriga de cinco meses
acurrucado contra él.
— Minmin se... se está presentando y mordió a papá...
Jungkook arrugó el entrecejo y tapando la bocina del teléfono, se dirigió
hacia Namjoon, que estaba en el otro extremo de la cama.
— Tendrá que ir al hospital, Jimin no tiene las hormonas para calmar la
presentación de su cachorro, solo su aroma no será suficiente, podría perder
la batalla en el equilibrio que debe haber entre el alfa y el humano.
— Me estás jodiendo — siseó Jungkook angustiado.
Namjoon gruñó — El cachorro enfermará sin un alfa a su lado y el
omega de Jimin caerá en depresión al sentirse insuficiente para el pequeño
alfa. Irán a cuidados intensivos ¿Entiendes?
— Y yo... no puedo ir y...
— No sin que Jin y nuestros dos cachorros enfermen Jungkook, tu bien
sabes lo que pasa si un omega embarazado se siente rechazado por su alfa,
traer aroma de otro cachorro y omega lo pondrá en peligro.
Jungkook bufó nervioso, toda su vida Jimin y él habían velado el uno por
el otro, nunca abandonándose a pesar de los años. Jin se giró en la cama,
dejando ver su prominente vientre con gemelos a través de la camisa. Su
lobo gruñó, esta vez no podría poner en riesgo a su familia.
Caminó a la sala en un suspiro, contestando al tembloroso llamado de
Daehyung.
— ¿Qué pasó?
— Eun es-tá llorando... el aroma de minmin es muy agrio. Su lobo se
siente amenazado.
— ¿Puedes subir el celular donde tu padre?
Daehyung miró con terror a sus hermanos y entonces el instinto protector
de Haeri salió a flote. La omega tomó el aparato y corrió escaleras arriba,
sintiendo pánico al ver cómo su pequeño hermano había mordido de nuevo
a su padre, hasta sacar gotas de sangre.
— ¿Appa está... — la pregunta murió en los ojos llorosos del castaño,
pues su lobo estaba chillando adolorido al no poder ayudar a su cachorro
con el control de su alfa.
El celular fue alcanzado por las manos de Jimin cuando Minyoon gruño a
su hermana y esta retrocedió sintiendo mareo por la intensidad del olor
ajeno.
— ¿Kookie?
— ¿Jimin estás... qué está pasando?
— Yo... no... lo sé — sollozó el castaño, apretando a su cachorro entre
sus brazos — No lo puedo... no lo logró calmar, su fiebre no baja yo... te
necesito...
— Jimin — susurró Jungkook con tristeza, mirando a Jin y Namjoon
aparecer frente a él, igual de angustiados. — Nam dice que debes ir al
hospital, tu cachorro no podrá controlar al alfa a menos que sea rodeado por
feromonas de omega o por un alfa con el que no se sienta amenazado.
Un jadeo escapó de sus labios, al ser mordido por quinta vez, de tal
forma que el pequeño Minmin perforó la piel.
— ¡¿Jimin?!
— Kookie... él, parece que está bebiendo mi sangre.
Jungkook observó a Namjoomn quien lo miró con asombro y
preocupación, saltando hacia él y arrebatándole el pequeño aparato.
— ¿Su aroma es parecido al de su padre? — preguntó con voz gruesa.
— Si... — Jimin cerró los ojos de nuevo, el olor a anís, sangre y su
propio miedo mezclado con el de sus hijos lo estaba mareando.
— Tienes que sacar a los cachorros de allí. Ahora.
— ¡¿Qué?!
— Minyoon podría cambiar Jimin. Tienes que sacarlos ahora. Nosotros
vamos en camino.
— ¡¿Cambiar?! — cuestionó horrorizado.
— Mantenlo lejos de los demás cachorros — fue lo último que dijo
Namjoon antes de colgar.
El castaño giró su cabeza, para encontrarse con los ojos dorados de su
cachorro.
No es posible... se supone que... pero no... pero ¿Cómo?
Haeri estaba temblando al otro lado del pasillo, mientras observaba, la
forma posesiva en que su hermano se aferraba a su padre.
— ¿Appa que... qué está pasando? — tartamudeó.
Jimin le miró cerrando los ojos con fuerza, mientras ordenaba.
— Corran al patio, cierren la puerta con todo tras de ustedes, no regresen
hasta que lo ordene.
— ¡Pero papá!
— ¡Haz lo que te digo Min Haeri! — gritó el omega, mientras sentía
cómo las pequeñas uñas de su cachorro perforaban la piel de sus brazos.
La omega corrió escaleras abajo, mientras Jimin lloraba, arrullando a un
tembloroso y sollozante Minyoon, arrastrándolo hasta recostarse en la cama
y ponerle el pijama.
— Appa... duele... — lloraba el cachorro irritado. Se sentía extraño,
caliente, dolorido enojado y posesivo, como si no pudiese controlar la
avalancha de emociones que estaban cruzando por su pequeño cuerpo.
— Shhh... lo sé bebé lo sé... papá está aquí contigo.
Y como si la suerte no estuviera de su lado, el timbre sonó junto a un
— ¡Jimin traigo desayuno! — por parte de Min Yoongi, provocando así
que su cachorro gruñera saltando de sus brazos, corriendo escaleras abajo.
¡Hola a todos! Venía por aquí a desearles ¡Feliz año! Espero que la
hayan pasado muy bien, y que las ausencias en sus mesas no hayan sido
tan dolorosas como la que me tocó a mí. En este punto de la historia,
abrimos una maravillosa caja de pandora para todos los secretos que
serán revelados. No olviden que los quiero mucho y agradezco su
paciente espera. ¡Estaré atenta a sus comentarios! Rían sin moderación
y nos leemos por ahí.
Capítulo 34
Un desastre se estaba llevando a cabo enfrente de Jimin. Uno que jamás
pensó presenciar. Daehyung en medio del pánico y con la esperanza de
sentirse protegido por su padre alfa, había corrido a la puerta dejando entrar
al mayor. Segundos después, el pequeño Minyoon había bajado corriendo a
gruñirle, pues un alfa había invadido su territorio.
Los tres omegas junto a su padre se encontraban sollozando al lado de
sofá mientras el pequeño Minmin gruñía al azabache, mostrando los dientes
y con los ojos de un dorado brillante.
— ¿Qué está pasando? — preguntó el pelinegro, observando con algo de
aprehensión al cachorro.
— Minmin se... se está presentando — susurró Jimin con dolor, al ver
como su cachorro se sentía impotente y miraba al alfa con profunda ira.
Yoongi arrugó el entrecejo al ver el cuello y los brazos de Jimin. — ¿Y
las marcas? — susurró por lo bajo, provocando que el gruñido de Minyoon
creciera.
— Yo... no lo sé — sollozó cubriendo su rostro. Su omega estaba
sucumbiendo al dolor por sentirse tan inútil, al no hallar la forma de calmar
al alfa de su cachorro.
— Las hizo Minmin — respondió Haeri temerosa, viendo como las
doradas orbes de su hermano se fijaban en ella.
El pequeño cachorro aún no había saltado sobre el alfa mayor, pero
Yoongi estaba muy tentado a desafiarlo. Su propio alfa, se encontraba como
loco en su interior gruñendo y sintiéndose territorial, viendo al contrario
como una amenaza para su familia. Sus cachorros estaban abrazados
llorando, entre tanto Jimin se acercaba lentamente al menor.
— Minmin, mi bebé — le llamó con voz sedosa.
El cachorro reaccionó al llamado del omega, mirándole desconcertado.
— Papá está aquí, solo tienes que calmarte.
En un sutil movimiento logró abrazarlo y acunarlo en su pecho,
deteniendo por tan solo un momento el gruñido furioso y animal. Yoongi
aprovechó ese instante para acercarse a sus hijos, comenzando a soltar
feromonas para calmarlos.
El omega chilló con fuerza, jadeando del dolor al ver como su propio hijo
le mordía de nuevo, esta vez, demasiado cerca de la zona donde va una
marca de alfa.
— Tienes que detenerlo Jimin — susurró Yoongi por lo bajo — Podrían
formar un lazo accidental y terminar en el hospital.
El menor le observó con desesperanza en su mirada. ¿Qué diablos está
pasando Park? pensó el mayor.
Minyoon se sintió amenazado de nuevo, soltando sin dificultad el
apretado abrazo de su padre y dirigiéndose de forma depredadora hacia el
contrario.
— ¡Suelta las malditas feromonas Park! — gritó Yoongi asustado cuando
Minmin tuvo la intención atacar — ¡Joder! ¡Que puede lastimar a nuestros
hijos!
El llanto lastimero de un omega destrozado, fue lo que detuvo el tiempo
en la habitación. Jimin cayó al suelo, llorando desgarradoramente, con un
gemido tan triste que hizo a los dos alfas reaccionar. Las feromonas de
Yoongi se repartieron sin clemencia por el aire, saturando la casa de Aniz,
tan espeso como agrio.
El lobo de Minmin, confundido por las emociones y todo lo que no
reconocía de sí mismo, completamente perdido, saltó sobre Jimin,
exponiendo sus colmillos, a segundos de morder a su padre en aquel lugar
entre el cuello y el hombro donde se realizaba una marca de unión.
— ¡Detente! — ordenó Yoongi con su voz de mando.
Minyoon le observó con brillantes ojos dorados, pero en ellos no hubo
desafío si no reconocimiento. El alfa saltó sobre el mayor, siendo recibido
en un sorpresivo abrazo, para olfatear con deseo y exponiendo su cuello en
sumisión. Todos observaron con asombro cómo el pequeño alfa recién
presentado, se encontraba en control, bajando la guardia y convirtiéndose
en una bolita somnolienta en los brazos ajenos.
Un gruñido escapó de lo profundo del pecho de Yoongi cuando Jungkook
y Namjoon se asomaron por la puerta principal.
— No entraremos — afirmó el alfa de cabello plateado. — Deja de
gruñir o despertarás al cachorro de nuevo.
El mayor bufó.
— Está formando un lazo familiar, así que mientras tú controles tus
emociones él también lo hará.
Jimin lo miró desde el suelo, con las mejillas rojas y los ojos hinchados
por el llanto, pidiendo una silenciosa explicación .
— Jungkook tendrá que llevarse a los cachorros, ustedes harán nido con
el pequeño hasta que el lobo se aleje de la superficie.
— Nadie se llevará a mis hijos — aseguró Yoongi.
— El cachorro puede sentirse amenazado y cambiar. Esto es muy
delicado Min — le advirtió Namjoon.
— ¿Cambiar? — chillaron alfa y omega en pánico.
— Saca a los cachorros primero y entonces hablaremos — declaró
cortante.
Jungkook dió una pequeña sonrisa a los tres niños que con confianza
caminaban hacia él entre pequeños sollozos. El lobo del alfa, aulló molesto,
provocando que Yoongi apretara de forma protectora a Minyoon y se
acercara a Jimin que se encontraba en el suelo. Cuando los cachorros
estuvieron fuera de peligro y caminando hacia el carro donde se encontraba
Jin, el alfa comenzó su discurso.
— En uno de cada millón de nacimientos, ocurre una mutación genética
que solo se presenta en alfas de padres que han roto su lazo en las primeras
semanas de gestación.
Jimin observó a Yoongi temeroso y este le devolvió una mirada
interrogante.
— En el momento en que el alfa deja al omega, este se siente amenazado
y cree que puede perder a su cría, por lo tanto, induce en ella una mutación
que lo vuelve protector y lábil, no solo lo predispone para presentarse como
alfa sino que también lo obliga a tener que formar un lazo familiar el día de
su presentación, o podría perder el control de su lobo.
Jimin se tapó la boca, ahogando un sollozo lleno de tristeza y profundo
dolor, él, por su condición defectuosa, no podía volver a formar ningún tipo
de lazo. Yoongi lo observó con un millón de preguntas sin respuestas.
— Ya que Jimin no puede formar lazos, él necesitaba aferrarse a una
figura fuerte, que pudiese contrarrestar el descontrolado deseo de proteger y
conservar que es inducido por la mutación. Esto de verdad es muy raro —
Aseguró Namjoon — En Corea, ustedes serían el segundo caso registrado.
Yoongi tragó con fuerza. ¿Era todo esto su culpa?
Como si leyera la mente, Namjoon respondió. — Esto solo sucede si el
humano también acepta romper el lazo sin consentimiento del omega.
Jimin frunció el ceño, él podría estar seguro de que...
— Si Jimin, Yoongi inició la cadena del desastre y tu determinación a
romper el lazo terminó de crear el ambiente perfecto para la alteración
genética.
El mayor decidió que después podrían informarse mejor, por ahora el
cachorro que tenía en brazos comenzaba a inquietarse de nuevo y sudar
profusamente. Así que puso las necesidades del chiquillo sobre las suyas y
su curiosidad.
— ¿Qué debemos hacer ahora?
— Su lobo está en un estado vulnerable, lleno de ira, necesidad de
proteger y de formar. Se han visto algunos casos en américa latina donde
los cachorros perdieron el control y cambiaron a su forma de lobo, estado
del que no lograron regresar.
Jimin chilló, provocando que Yoongi gruñera profundamente, logrando
que Namjoon se alejara un poco de la puerta.
— Deben hacerle sentir protegido. Formar nido con él, alimentarlo
constantemente, no alejarse de su lado. Baños tibios para la fiebre y
comidas ligeras por su malestar. Deberán marcarlo con su aroma varias
veces y en el caso de Yoongi... Tienes que forzarte a darle una marca de
olor.
El mayor levantó una ceja.
— Si Min como si fuesen pareja. También comenzarás a sentir sus
emociones, como una parte de ti mismo. En algunos casos, el padre
biológico comienza a tener problemas para el control de impulsos, por lo
cual algunos pierden la cabeza al nunca regresar a sus cachorros.
Jimin los observó aterrorizados aún en el suelo, débil y adolorido. ¿Acaso
podría ser peor?
— También tendrás que cuidar de Jimin, puede que su omega sufra un
colapso al haber perdido el lazo materno que formó sin saberlo, cuando
eligió a su cachorro sobre su alfa.
— ¿Cuánto durará? — preguntó Yoongi arrullando con delicadeza al
cachorro que comenzaba a despertar.
— Hasta tres días. Organizaré todo en el hospital para hacer los chequeos
respectivos cuando termine todo.
— ¿Cómo sabremos que ha terminado? — cuestionó Jimin levantándose
con piernas temblorosas.
— El cachorro tendrá su olor completamente desarrollado, muy similar al
de su padre y su lobo se retirará en tranquilidad. No más mordidas u ojos
dorados — Finalizó dejando a la pareja consternada y asustada en la mitad
de la sala de la pequeña casa familiar.
Muchas preguntas se atropellaban entre sí en la mente de Yoongi y él
solo rogaba, algunas respuestas. Serían unos largos y extraños tres días.
¡Hola cielitos! Les traigo una inoportuna actualización, porque no
tengo certeza si podré actualizar en Febrero. Espero les haya gustado,
recibo tomates, quejas o lo que quieran lanzar. Estaré muy atenta a sus
comentarios. ¡Un abrazo gigante! Besitos en las nachas. (ɔ˘ ³(ˆ‿ˆc) y nos
leemos x ahí.
Capítulo 35
Yoongi escuchó la puerta cerrarse y después observó a través de la ventana
el carro de Namjoon salir. Se giró hacia Jimin, encontrándose con sus
esponjosas mejillas y su naricita roja, con los ojos brillantes por las
lágrimas, llenos de preocupación y angustia. Minyoon se despertó gimiendo
levemente, retorciéndose despacio entre los brazos de Yoongi, buscando a
su padre omega.
El rostro del castaño se iluminó, al presenciar cómo su cachorro, por fin
clamaba por él, después de tanto descontrol.
— ¿Quieres cargarlo? — Preguntó el alfa, con una diminuta sonrisa.
Jimin asintió con la cabeza, sintiendo como el dolor en su pecho
disminuía un poco.
— Traeré algunas cosas, si gustas puedes esperar en el sofá.
El menor asintió de nuevo, acostándose entre entre los mullidos cojines
abrazando de forma protectora al cachorro.
Yoongi trotó al segundo piso, tomando los edredones de la cama
principal y algunas almohadas. Al bajar soltó todo en el tapete de la sala,
moviendo la pequeña mesa de centro y haciendo un esponjoso nido.
El castaño lo observó desde la esquina, sintiéndose sutilmente consolado
por el esfuerzo del alfa. Tenía el presentimiento de que no sobreviviría
luego de que la presentación de su cachorro terminara, pues su lobo no
hacía más que llorar de forma lastimera por su inutilidad.
Yoongi se giró y le dio una pequeña sonrisa condescendiente.
— Ven con él — le pidió en voz baja — Se sentirán mejor aquí.
Jimin caminó despacio hasta el bonito y cálido nido, esperando. Viendo
como el azabache, con toneladas de tranquilidad se recostaba y le abría
espacio.
Juntos se acurrucaron, dejando al pequeño Minyoon en el centro, que
cada vez más, se relajaba entre alfa y omega. El pelinegro comenzó a dejar
salir su aroma, suave y relajante cargado de feromonas no solo para hacer
sentir mejor al cachorro sino para brindar algo de seguridad al omega.
Poco a poco Jimin entró en el mundo onírico junto a su cachorro, quien
ya no se sentía desesperado y perdido. Que por fin tenía aquella sensación
calientita de estar en casa y en control sobre su alfa, fuerte y testarudo, que
al tener el lazo con el lobo de Min Yoongi, sintió que se había encontrado a
sí mismo.
El mayor se aseguró que cachorro y omega se encontrarán
profundamente dormidos y entonces se levantó. Revisando la batería de su
celular.
Tomó el aparato y marcó aquel número que siempre odio, pues no tenía
más opción. Siempre se encontró muy solo y ahora sin Soo rondando por
ahí, iba de nuevo al principio, extrañando al omega y toda la calidez y
compañía que venía con él.
— Jeon — contestaron con voz gruesa y cansina.
— Hablas con M-
— Se quien llama. ¿Qué quieres ahora Min?
— Necesito traer algunas cosas de mi casa — pidió el alfa, con un
quejido de resignación — E instrucciones adicionales de que debo hacer
con esto.
— ¿No tienes a quien llamar? — cuestionó Jungkook con una risa
sarcástica y decadente. — Igual, no me sorprende, el único que siempre
estuvo para ti fue Minnie y tú lo abandonaste.
Yoongi gruñó. — ¿Me harás el favor o qué?
Jungkook río de nuevo, esta vez con una corta y placentera risita. — Lo
que necesite el señor Min. ¿Cómo entro?
— Ya envío la contraseña y la ubicación, avisaré para que se te permita
cruzar.
Jeon hizo un sonido afirmativo, luego se escuchó uno que otro ruido, tal
vez la risa de sus tres cachorros al fondo y finalmente la voz de Kim
Namjoon apareció.
— ¿Me necesitabas?
—Yo... quería saber con más detalle que tengo que hacer y cuánto
durará... la verdad es que estoy perdido aquí, Kim.
Namjoon hizo una mueca, invisible para todos excepto para él, antes de
responder.
— El promedio son dos a tres días, tendrás que mimar a Minmin y a
Jimin por igual... Cocinar para ellos, llenarlos de mimos y de tu aroma.
Mantener un flujo constante de feromonas y un férreo control sobre tus
emociones.
— ¿Algo más?
— Por la condición de Jimin, puede que se sienta más débil y cansado de
lo usual. Tendrás que ayudarle si es necesario y estar muy pendiente si tiene
algún desmayo, cuando el lazo entre Minmin y usted este completo, la
presentación del cachorro habrá terminado. Como les comenté antes, no
más ojos dorados y su olor completamente definido.
— ¿Cómo sabré que el lazo se formó adecuadamente? — preguntó con
su pecho llenándose de preocupación. No quería dañar al cachorro, aún más
sabiendo que existía la posibilidad de que en realidad fuese su hijo.
— Lo sentirás, es como el lazo que se forma con un omega, sólo que por
el no fluye amor romántico sino un profundo instinto de protección, que es
lo que calma al alfa del cachorro. Su mutación le hace perder el control y
sentir rabia desenfrenada, el lazo funciona como un cinturón, algo que le
permite contenerse y controlarse. — Suspiró — Probablemente el padre
biológico del cachorro, también se haya estado sintiendo irascible
últimamente, pero eso ya lo sabías.
Yoongi tragó con fuerza, desde que empezó a ver todo como una
existente y real posibilidad más cosas comenzaban a encajar.
— ¿Puede el cachorro formar un lazo con cualquier alfa?
— Tiene que ser cercano o al menos conocido, si representara un peligro,
podría desatar el cambio en el pequeño. Y en los casos reportados... los
cachorros se vuelven salvajes tiempo después.
Yoongi respiró profundamente, fuese el resultado que fuese, él no iba a
permitir que Jimin pasara algo como eso. Llevaba ya mucho tiempo
haciéndose completamente responsable de toda su familia, sin ayuda de
nadie.
Colgó la llamada revisando la hora por última vez, ya era casi mediodía,
el sol brillaba en todo su esplendor. Caminó a la cocina pensando que
prepararía algo ligero y fresco por si el cachorro tenía aún fiebre o si Jimin
se sentía mareado.
Abrió la alacena encontrándose con muchos ingredientes, todos brillantes
y en buen estado. ¿Cada cuánto hará las compras? Se preguntó. ¿Cargará
todo esto solo?
Todos las dudas acerca del ritmo de vida agitado y dedicado que llevaba
Jimin comenzaron a atropellar su cabeza, con un pensamiento cruel e
intrusivo reinando sobre todo lo demás.
¿Cómo habría sido su vida si yo jamás le hubiese dejado?
¡Mis amores! Espero esten bien, felices y esponjosos como las
mejillas de Jimin. Se que estuvieron preocupados por nuestro amor,
pero él es un hombre muy saludable, con buen estado físico, así que
como médico estaba mayormente tranquila. Por ahora me gustaría
recordarles algo, Minmin esta cumpliendo 7 años, sin embargo, lo
pueden cargar y moverlo con tanta facilidad, porque su crecimiento y
peso es algunas tallas más bajas que el promedio de la edad. No siendo
más, les envío un abrazo y nos leemos por ahí. Besos en las nachas (✿◕
‿ ◕✿)
Capítulo 36
Jimin se despertó sintiendo su cuerpo adolorido, una pequeña sonrisa
abandonó sus labios cuando percibió el peso de su cachorro sobre su pecho,
haciendo pequeños pucheros e inflando sus mejillas entre sueños. Su omega
aún lloraba de forma débil, se encontraba tendido, moviendo la cola y
lamiendo con parsimonia sus patas.
El menor suspiró, escuchando un rugido causado por su estómago al
olfatear aquel aroma, la seguridad que le rodeaba gracias al potente olor a
anís mezclado con el hinojo que su propio hijo estaba expulsando, le hacía
sentirse cálido y ¿Hambriento?
Yoongi se acercó con una sonrisa de encías rosadas surcando su rostro,
tenía puesto un delantal azul que le quedaba pequeño dada su contextura y
traía en sus manos una bandeja.
— Creo que deberían comer — aseguró en un susurro. — Por lo que vi,
ninguno de los dos desayunó y deben estar hambrientos.
Jimin sonrió de forma refleja, sintiendo como su corazón dolía al saber
que todos estos momentos cálidos y tiernos se habían perdido, gracias a
aquel malentendido hace siete años.
Minmin se removió, por el agradable olor de la fruta, moviendo su
pequeña nariz de forma tierna, viéndose insulsa e irremediablemente
adorable.
— ¿Comida? — murmuró mientras rascaba uno de sus ojitos con la
mano.
El alfa sonrió ante la escena, recordando que en el pasado, siempre
encontraba a Jimin así después de una larga jornada de trabajo, y que
incluso luego del nacimiento de los cachorros en sus primeros días
posparto, el se veía aún más adorable, cargando un pequeño bebé, con su
estómago aún hinchado y las mejillas esponjosas y rosadas por el
cansancio.
Yoongi dejó la bandeja en el centro del nido, ayudando a Jimin a
recostarse, usando el sofá como espaldar, viendo como este abría las piernas
en posición india y sentaba a Minmin entre ellas.
Se quitó el delantal, acomodando la bandeja llena de fruta picada, agua,
algunos panecillos y espumosos huevos revueltos.
El castaño sonrió de forma inevitable, viendo cómo minmin, con sus
manitas tomaba los pedazos y comía sonriente.
— Alnmenls el aldfa sable coshinar —pronunció con la boca llena.
Yoongi y Jimin rieron, viendo cómo el estado alterado, irritable y
enfermo había mejorado asombrosamente en pocas horas.
— No seas grosero Minmin — dijo Jimin riendo, tomando el tenedor y
eligiendo algunas porciones.
— Puedo hacer muchas cosas más de las que crees cachorro — aseguró
picándole un ojo.
El castaño inevitablemente se sonrojó. Agachando la cabeza y
observando con sumo interés los huevos. Los probó soltando un gemido
gustoso.
Yoongi río — Veo que no has olvidado que se cocinar ¿Verdad?
Jimin asintió con la cabeza sonriente.
— Eras muy bueno en todo Yoongi, eso jamás lo negaré — soltó con las
mejillas rosadas. — Incluso cuando se trataba de mis desagradables y
difíciles antojos de embarazado.
El pelinegro, soltó una risa, que hizo a Minmin dar un pequeño saltito
feliz mientras todo el ambiente se llenaba de un cálido aroma a nueces
tostadas y anís.
— El peor siempre fue el Kimchi con azúcar, olía tan mal y sabía mil
veces peor — afirmó el alfa riendo.
Jimin hizo un puchero negando. — Yo sólo quería algo picante y dulce.
Fue culpa de Eun.
Minyoon los observó con los ojos brillantes, preguntándose por primera
vez en sus siete años, porque este par, tan sonriente y feliz no seguían
juntos. La palabra amor surgió en su cabeza, pero él solo sabía que eso era
lo que sentía por su papá Jimin y por sus hermanos. Entonces ¿Puede
amarse a alguien que no es tu familia?
— ¿Recuerdas aquella vez en el parque de diversiones ?
Jimin sacude la cabeza, abrazando a Minmin mientras ríe.
— Así fue como nos enteramos que Daehyung venía en camino, alfa
tonto.
— Yo creo más bien que le tenías miedo a las alturas y te pusiste de
glotón con tanto algodón de azúcar.
El castaño sacudió la cabeza. — ¡No sabía que estaba embarazado! Hay
que ser justos, estábamos celebrando un aniversario y yo solo quería comer
tooooodo ese delicioso azúcar. Qué iba a saber que mi tonto alfa me subiría
a todas las montañas rusas después.
Y así pasaron la tarde, recordando el pasado brillante, completamente
inermes e inmutables al dolor que llegaría después y que la revelación de un
millón de secretos les traería. Pero entonces
¿En una relación de dos siempre hay un solo culpable?
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Cápitulo 37
Yoongi gruñó entre sueños, girando su brazo a la derecha, movió la mano al
rededor, arrugando el entrecejo al solo sentir una pequeña figura. Levantó la
cabeza somnolienta, notando la ausencia del omega. Soltó un gruñido bajo,
provocando que el cachorro refunfuñara en sueños. Se removió del cálido
nido creado en el suelo, sentándose y buscando a Jimin al rededor, al no
encontrarlo, se levató, cargando a un dormido Minyoon en brazos.
Caminó unos cuantos pasos, cuando un lastimero quejido llegó a sus
oídos. Subió las escaleras lentamente, con el cachorro fuertemente
acurrucado hacia sí. El sonido, le guió a la habitación principal, sintiendo su
corazón romperse ante la escena que tenía delante. Jimin se encontraba en
el suelo, sentado, en la puerta del baño, con la tenue luz encendida
iluminando sus rosadas mejillas, llenas de lágrimas.
— ¿Yo-o-n? — tartamudeó la suave voz del castaño.
El azabache sintió su lobo aullar, con rápidos pasos, dejó a Minmin
envuelto entre las cobijas y caminó hacia el menor.
— ¿Qué pasó? — preguntó en voz queda, acercandose lentamente.
— Yo... yo que-quería — sollozó el omega — darme una ducha —
susurró — pe-pero, no, no tengo la fuerza suficiente — finalizó lastimero,
removiendo las lágrimas con sus regordetas manos.
Yoongi reprimió la pequeña sonrisa que surgió. A pesar del dolor que le
causaba ver a Jimin indefenso, la ternura que emanaba, hacía a su corazón
latir rápidamente y saltar por todo el lugar.
Se levantó con rapidez, abriendo las llaves de la tina, hasta estar
conforme con la temperatura. Se giró hacia Jimin que le observaba con ojos
grandes y húmedos. Sonriendo de forma condescendiente se acerco y le
susurró
— Ven aquí, este alfa tonto te ayudará — provocando que el menor
soltara una pequeña sonrisa.
Con delicadeza y dulzura, levantó el cuerpo de Jimin (que a su parecer
estaba algo más liviano de lo que recordaba) y lo llevó hasta la encimera,
sentándolo con facilidad en el espacio entre ambos lavamanos. Lo desvistió
lentamente, clavando la mirada directamente en sus ojos cuando llegó el
momento de remover la ropa interior. El menor solo asintió. Al encontrarse
desnudo y sonrosado por el calor que comenzaba ha acumularse en el baño,
fue cargado de nuevo, siendo ayudado a ingresar en la tina, soltando un
suspiro, qué complació profundamente a Yoongi.
El alfa prontamente, retiró la ropa que tenía, dejando aún puestos, los
boxers negros. Notando como el menor, desviaba a propósito la mirada de
su cuerpo y sus mejillas se calentaban un poco más. Soltando una pequeña
sonrisa por aquella reacción, ingresó a la tina detrás de Jimin para servir
como espaldar. Al encontrarse sentado, movió al omega hacia sí,
deleitándose con un sonido gustoso proveniente del contrario.
— ¿Estas cómodo? — preguntó el alfa, mientras movía levemente la tapa
de la tina para que no se desbordase.
— Mmmhmmm — murmuró el omega, acurrucándose un poco más.
Yoongi buscó con la mirada los productos de baño, sonriendo al
encontrar aquel jabón de macadamia que Jimin siempre había solido usar.
— ¿No has cambiado nada, verdad? — cuestionó sonriendo.
— Cállate alfa tonto — riñó el menor con una risita.
Yoongi esbosó una sonrisa, tomando el gel de ducha entre sus manos y
comenzando a dirigirlo por los brazos del omega, lentamente recorrió los
hombros y la espalda, luego bajando por su pecho hasta el vientre, donde
aquella cicatriz, llena de preguntas sin respuesta, se alzaba tenue. Poco a
poco, bajó por los esbeltos muslos de Jimin, quien por inercia recogió las
piernas, permientinedo al alfa disfrutar de esa parte del cuerpo del menor
que tanto amaba. Con ternura, se encontraba haciendo pequeños circulos en
los tobillos, mientras el contrario recostaba la cabeza en su hombro y
soltaba murmullos relajados.
Siendo interrumpidos, por unos pequeños pasos acercándose desde la
puerta.
— ¿Appá? — susurró el cachorro.
Jimin de inmediato se separó de Yoongi, estirando los brazos hacia su
hijo.
— ¿Estás bien? — indagó con la garganta apretada.
El cachorro dejó de de rascar sus ojitos y asintió, caminando hacia su
padre, quien removió la pijama de basket y lo sumergió rápidamente en la
tina.
El pequeño entró somnoliento, tomando por inercia el pequeño patito de
hule que se encontraba en la esquina para jugar. Yoongi y Jimin se miraron
fugazmente, ambos entrando en recuerdos del pasado frescos y dulces pero
al mismo tiempo dolorosos, como todo lo que estaba sucediendo en sus
vidas.
2/2
¡Hola a todos! ¿Cómo están? Espero que la estén pasando bien o en
el mejor de los casos que se encuentren a salvo con todos estos
momentos difíciles que nos están rodeando. Espero les haya
gustado, recibo tomates y estaré atenta a todos sus comentarios. Besitos
en las nachas y nos leemos por ahí.
Capítulo 38
Yoongi despertó sintiéndose completo. La paz y tranquilidad que le rodeó,
así como el cariño que fluyó a través de sí, fue el indicativo de que el lazo
con el cachorro estaba completo. La cama de repente se sintió aún más
cómoda que en todos sus años de soledad.
Una sonrisa escapó de sus labios cuando observó al pequeño Minmin y a
Jimin acurrucados contra su pecho, en calma, con sus esponjosos cachetes
aplastados sobre su camisa gris. Se removió un poco, tratando de no
levantarlos y entonces el pánico le congeló.
Jimin se encontraba pálido, con la frente algo sudorosa y pequeños
temblores recorriéndole. ¿Cómo es que no lo había notado?
— ¡Jimin! — le gritó, despertando al cachorro, que igual de asustado y
en resonancia con los sentimientos del alfa, se puso sobre sus rodillas
llamando a su padre omega.
— ¡¿Appa?! — chilló preocupado, gateando hacia él. — ¡Appa! — llamó
de nuevo sintiendo como el pánico se apoderaba de su pequeño cuerpo.
— Tranquilo... — le susurró el mayor tratando de controlar sus nerviosas
emociones desbordadas.
Se sentó viendo como el cuerpo laxo de Jimin caía, como peso muerto.
Su respiración era superficial y parpadeaba lentamente como si le costara
abrir los ojos, a pesar de que tan solo la tenue luz de la madrugada se
filtraba por la ventana.
— ¡Appaaaaaa! — comenzó a llorar el cachorro.
Yoongi buscó su celular, encontrándolo entre las prendas olvidadas, que
había traído para que el nido tuviese mejor olor.
— ¿No te parece una hora irrespetuosa para llamar? — preguntó
Jungkook al contestar, después de ver el remitente.
— Jimin no despierta — soltó el alfa preocupado — Minmin está
llorando y aún así no... no despierta Jungkook... ¿Qué hago? – murmuró
nervioso y perdido.
El alfa de cabello chocolate se giró en la cama, despertando a su pareja
embarazada y al otro alfa en el proceso. La mirada preocupada que les dio
hizo que todos se pusieran alertas de inmediato.
— ¿Qué sucede? — preguntó Namjoon, tomando el pequeño aparato,
mientras veía a sus parejas levantarse y buscar algo de ropa.
— Jimin no reacciona — susurró el alfa con pena — Ayer desayunamos
y descansamos durante el día, en la noche tomó un baño, se veía cansado,
pero no se quejó de dolor. To-todo estaba bien — tartamudeó, sintiéndose
destruido al ver cómo el cachorro lloraba sobre el omega inconsciente.
— ¿El lazo ya está completo?
— Si... estoy en completa resonancia con Minmin ahora.
— Fue muy rápido — susurró Namjoon para sí mismo, contabilizando
por mucho 48 horas desde la presentación del cachorro.
— No... no entiendo qué está pasando Namjoon — sollozó Yoongi
consumido por los nervios — No puedo dejar cuatro cachorros huérfanos.
— Tranquilizate, ya estoy enviando una ambulancia, pronto Minyoon se
pondrá enfermo por igual, deberás enviar calma a través del lazo, para que
pueda descansar.
Los ojos de Yoongi se llenaron de lágrimas al ver lo que sucedía. Poco a
poco un lloroso cachorro caía sobre su propio padre, perdiendo la luz de sus
brillantes ojos. Los siguientes minutos se encontraron cargados de agonía.
Dos ambulancias llegaron para transportar al cachorro y su padre,
monitorizando sus signos vitales y dando órdenes a todo el equipo. Yoongi
seguía en el suelo, completamente absorto en el dolor.
— Señor Min — susurró un beta, sacándolo del sopor al poner una mano
sobre su hombro. — ¿Gusta acompañarnos? — el alfa asintió por inercia
subiendo a la ambulancia, con su propio lobo aullando desgarrado y
perdido.
¿Cómo podría hacerse cargo de cuatro cachorros sin su padre omega
para guiarlo?
¡Mis amados lectores! Les pido no me maten, tardé en escribir este
capítulo tan cortito para que no sea muy larga la espera con el del
siguiente mes y porque mi tiempo está imposible. ¡No olviden que los
amo! Les agradezco mucho que continúen leyendo a pesar de que las
actualizaciones están mensuales. Leo sus teorías (◑_◑). Besitos en las
nachas. Nos leemos en mayo.
Capítulo 39: Truth
Jungkook se encontraba en el pasillo del hospital mirando la pared
blanca frente a él. Jimin era su familia, su hermano y amigo, tan importante
como su pareja y cachorros que ahora se encontraban en camino. ¿Qué
sería de él si lo perdía? ¿Qué sería de sus pequeños sobrinos? Tan
dependientes y vulnerables al aterrador mundo exterior.
Yoongi llegó a su lado, pálido como un papel, sudoroso y nervioso.
Mostrando lo inestable que se sentía por toda la situación.
— ¿Qué... qué han dicho... ? — preguntó en voz baja, al ver la mirada
cargada de odio que le dedicó el de cabello chocolate.
— Los dos van a la unidad de cuidados intensivos — gruñó Jungkook
con molestia, viendo la reacción ahogada y dolida de Yoongi. — No
entiendo que te sorprende Min — bufó — Todo esto es tu maldita culpa.
El pelinegro resopló incómodo, mientras limpiaba las rebeldes lágrimas
que se acumulaban sobre sus ojos. — No hables mierda Jungkook — le riñó
— No eres el único que está sufriendo por esto.
El contrario soltó una amarga risa. — Jimin casi muere por Minyoon.
¿Sabes lo que pasa cuando un alfa rompe un lazo con un omega
embarazado y tres cachorros más fruto de ese amor? — Yoongi le observó
en silencio esperando.
— Minmin nació de nueve meses, con una restricción severa de
crecimiento, ni siquiera sabíamos si sobreviviría, no lloró, no respiró por sí
solo. Tuvieron que ayudarle en todo el proceso. Y luego Jimin... — tragó de
forma sonora, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos y su pecho
sufría por el dolor del pasado, tan vivo y presente — Comenzó a sangrar,
perdió tanta sangre que tuvieron que retirar su útero por completo. Fue una
cirugía de emergencia muy riesgosa, creyeron que no lograría.
El pelinegro lo vio con los ojos cargados de terror.
— Jimin eligió la vida de su propio cachorro sobre el lazo, eso mató a su
lobo y casi se los lleva a ambos también. Por eso la mutación, al tener
tantos hijos, era una unión profundamente arraigada. Tu partida lo
destrozó... los médicos se preguntaron cómo es que aún seguía con vida por
algo a lo que la mayoría de los omegas mueren. Como venganza, el omega
no le dio espacio al cachorro para crecer, por eso el sufrimiento fetal y el
retardo en el desarrollo a pesar de llevar tanto tiempo en el vientre de Jimin.
Yoongi sintió como el sudor frío le recorría la columna. Si tan solo lo
hubiese sabido...
— ¿No te preguntaste por qué Jimin no tuvo síntomas la última vez? —
le cuestionó Jungkook clavando una gélida mirada sobre él. — ¿Siquiera
leíste qué pasa con un omega que tiene hijos en un periodo intergenésico
tan corto? — El contrario sólo aguardó en silencio.
— El cuerpo de Jimin no podía soportar tantos embarazos en tan poco
tiempo, o al menos no sin poner en riesgo su vida y dejar a sus cachorros
huérfanos, por eso su lobo estaba tratando de cuidarse de tantos cachorros,
disminuyendo su deseo sexual y solo llenándolo de todo el anhelo
reprimido en el celo, olor más tenue, menos hormonas, más cansancio y
sueño por las largas jornadas de trabajo ¿Te suena?
Yoongi bajo la cabeza avergonzado. Aquellas señales que él interpretó
como propias de una infidelidad eran realmente un mecanismo natural de su
omega para protegerse de dejar a sus cachorros, sin padre. Ahora se sentía
tan miserable. ¿Cómo es que ni siquiera lo cuestionó?
— Todo eso lo descubrimos después de que ambos casi pierden la vida.
Minyoon creció enfermizo y débil y Jimin luchó por él a cada maldito
segundo. ¿Ahora lo entiendes? — le preguntó con tono desolador.
— Esperabas llegar y encontrar todo perfecto, cuando rompiste cada
maldita parte en el momento en que te largaste sin mirar atrás. Jimin lleva
siete años sin celo y sin Alfa, sufriendo solo toda la mierda que le lanzaste
por ser un cobarde.
Jungkook sacudió la cabeza, no dispuesto a entregar más detalles. —
Mientras están en el hospital, los cachorros se quedan conmigo.
Yoongi levantó su rostro pálido encolerizado — ¡No te atrevas a llevarte
a mis hijos! — le reprendió .
Jungkook se acercó hacia él enfrentándolo, tomándolo por el cuello de la
camiseta con los ojos llameantes en ira. — ¡Y tú no te atrevas a llamarte su
padre! Llevas siete años sin estar para ellos. ¡Por mi te puedes ir a la
mierda! ¡Maldito cabrón! — terminó empujándolo contra la pared y dando
fuertes pasos lejos del hospital.
El pelinegro observó la ancha espalda del contrario mientras el dolor, la
incertidumbre y el arrepentimiento escalaban como ácido a través de su
cuerpo, siendo consciente de que tal vez jamás recuperaría lo que perdió y
que el daño que causó era completamente irreversible.
¡Hola mis pequeños saltamontes! Creo que esta verdad nos abre un
mundo de posibilidades ¿no?. Considero este como tal vez el capítulo
más explicativo de todo el libro. Espero les haya gustado, recibo
tomates piedras y preguntas. Un abrazo gigante y besos en las nachas.
Nota: periodo intergenésico, es la cantidad de tiempo que pasa entre
un embarazo y otro, cuando es corto (menos de 24 meses o a veces 18
meses depende de la definición) aumentan los riesgos maternos.
Capítulo 40
Jimin sintió como el tubo en su garganta le dificultaba respirar, tosió varias
veces, llamando la atención de las enfermeras de la unidad.
— Tranquilo — susurró una mujer regordeta que apareció de la nada, con
una pequeña sonrisa. — Ya viene el doctor a retirar el tubo. Solo aguanta un
poco más.
El castaño le miró con algo de desesperación, la sensación de estarse
ahogando era insoportable, provocando que deseara con todas sus fuerzas
que desapareciera. Los minutos pasaron mientras la tos y las náuseas se
aproximaban con mayor fuerza. Una elegante omega entró con uniforme
azul oscuro y se aproximó a él.
— Tranquilo Jimin — le dijo con calma — Necesito que aguantes la
respiración un poco más — con destreza y rapidez la mujer retiró el tubo
dejando una tos residual junto a la sensación urente en la garganta de Jimin.
— No es necesario que hables — manifestó en el momento en que vio a
Jimin carraspear para encontrar su voz.
— Mi... cachorro — murmuró el menor en voz muy baja y rasposa, casi
lastimada y olvidada por el desuso.
— Está en la unidad para menores — aseguró la mujer con calma — Aún
se encuentra bajo sedación pero ya que has despertado no tardaremos en
hacer lo mismo con él. Por ahora te quedarás al menos un día más bajo
vigilancia. ¿Estás bien con eso?
El castaño asintió con la cabeza, haciendo una pequeña mueca. Notó la
bata de hospital que le cubría, percatandose de su desnudez, haciendo que
sus mejillas tomaran un pálido color durazno. La omega le sonrió de forma
cálida mientras tomaba un nuevo par de guantes desde el buró.
— Tengo que revisar tu vientre. ¿Me permites?
Jimin asintió de nuevo, enfocando su mirada en otro lado. Eficientemente
la médico revisó la zona baja del omega, no quedando muy contenta con los
hallazgos. Al terminar, se retiró los guantes y esperó a que Jimin le mirara a
los ojos.
— Seré sincera contigo. La cicatriz no está sanando como esperábamos,
estás bajo una infusión intravenosa de hormonas de omega y cicatrización
prolongada, aún así la cicatriz se ve roja y dolorosa, como si fuera reciente.
El menor le observó con una mueca, pendiente de sus regordetes dedos.
— Entiendo que debe ser difícil para ti. ¿De casualidad tu ex-alfa
regresó? — Jimin asintió — Eso podría explicar por que tu omega se siente
triste, no solo el caso de tu cachorro es muy particular, sino que el
comportamiento de tu lobo también se está volviendo algo extraño. Es la
primera vez que tengo un omega que se niega a sanar e incluso pareciera
que tu cuerpo está reviviendo todo de nuevo.
Jimin le observó con los ojos tristes, lleno de un profundo y sordo dolor
que sentía dentro de poco le atropellaría.
— ¿El alfa enlazado a tu cachorro es su padre biológico? — el silencio
del castaño fue la respuesta que necesitó la omega para sacar sus
conclusiones. — Lamento todo lo que está sucediendo Jimin. Pero lo que
viene no será fácil. Llevas cinco días aquí internado y por lo que revisé en
tu historia y hablé con tu hermano, tus otros tres cachorros deben estar
preocupados por ti.
El contrarío suspiró y desvió su mirada a la ventana, donde la oscura
noche era iluminada por la ciudad.
— Pensamos que despertarías en 24 horas pero tu lobo tardó una semana.
Deberás asistir a controles semanales y tendremos que cambiar tu
medicación diaria, así como la dosificación.
— E-stá bi-en — tartamudeó con voz raposa.
— También asistirás a terapia — el menor abrió los ojos sorprendido. —
Es necesaria para tu recuperación, si el humano sufre el omega se negará a
sanar. ¿Tienes alguna duda?
Jimin la observó con un millón de preguntas en su rostro, sintiendo la
incertidumbre agolparse en su corazón. La necesidad de cuidar y proveer a
sus cachorros había hecho que su omega sacrificara demasiado y ahora su
cuerpo le estaba pasando la factura.
— Vendré más tarde a contarte como nos fue con Minyoon en la unidad
pediátrica, tal vez sea posible que mañana los logremos reunir.
Jimin se despidió con la mano, no quería hablar, pues su garganta aún se
sentía como una lija. Suspiró profundamente al sentir el ardor en su vientre,
la brillante cicatriz que iba desde el ombligo hasta la parte superior de su
pubis ardía al igual que hace siete años, sumergiendole en el recuerdo de
aquel fatídico día.
"Jimin suspiró acariciando su estómago mientras se levantaba.
— Pero que juguetón amaneciste hoy Minmin — anunció a su
prominente vientre, mientras sentía los movimiento de su cachorro en su
interior.
Al encontrarse en su noveno mes y según su ginecólogo cerca de su fecha
de parto, había conseguido algunos días de licencia en la panadería donde
trabajaba en las mañanas. Con lentitud se puso las raídas pantuflas
afelpadas de Kumamon y caminó hacia la cocina.
Sus cachorros aún eran pequeños, llenos de energía inagotable. Por
fortuna, sus tres trabajos eran suficientes para pagar una pequeña
guardería a la que Jungkook los llevaba cada mañana sin falta. Ahora, con
su avanzado embarazo, era un poco más difícil trabajar, pero no se rendía y
agradecía a la diosa luna por tener a Jungkook a su lado.
El alfa que toda la vida fue su mejor amigo, se había comportado de
manera ejemplar y aunque por un segundo consideró pedirle que fuera su
pareja, para que su lobo no sintiera la pérdida de Yoongi, sus planes no se
llevaron a cabo cuando su hermano de otra madre había encontrado a su
omega.
Respiró profundamente cuando el dolor en sus espalda baja que ya
llevaba dos días aguantando, le dio un nuevo y fuerte pinchazo, haciendo
que soltara un pequeño gemido adolorido.
— Ya me estoy poniendo viejo — murmuró para sí con una pequeña
risita. Con parsimonia sirvió las frutas y los huevos en tres platitos con
formas de muñequitos y luego caminó a la habitación para despertar a sus
cachorros.
Al ser pequeños aún dependían mucho de su padre omega, por lo que
Jimin se esforzaba al máximo para cumplir las necesidades de sus hijos.
Cuando todos sus bebés se encontraron bañados y relucientes, los llevó al
comedor para alimentarlos apropiadamente. Jungkook llegó sonriente a
recogerlos minutos después, mientras el omega le daba un asentimiento en
agradecimiento.
Cuando la casa se encontró sola, se dispuso a organizar y limpiar,
recogiendo los juguetes y crayones del suelo regados por doquier. El dolor
en su espalda regresó después de pocos minutos de actividad. Logrando
sacarle un gemido. Esta vez fue tan característico que no tuvo muchas
dudas de lo que sucedía.
— ¡Mierda! — gruñó levantándose del suelo con ayuda del sofá.
Caminó con torpeza y prisa hacia su habitación, revisando la pequeña
mochila rosada que contenía todo lo que necesitaría. Respiró profundo y
gruñó cuando una nueva oleada de dolor se apoderó de su vientre.
— Ahora entiendo el afán — susurró.
Llamó un taxi y bajó con cuidado los cinco pisos, maldiciendo a la dueña
por jamás haber reparado el viejo ascensor. Al llegar al auto le pidió que
con urgencia lo llevara al hospital nacional de Seúl. Cuando Yoongi se fue,
los pagos de salud se vieron retrasados por lo cual solo logró mantener los
aportes mensuales de sus cachorros y él pasó a ser parte del sistema
público del país.
Marcó el número de Jungkook cuando por fin las fuertes contracciones le
dejaron respirar un poco.
— ¿Aló? — había contestado una suave y delicada voz desde el otro
lado.
— ¿Jin? ¿Eres tú?
— ¡Oh Jiminie! — contestó el mayor con una sonrisa — Mi kookie dejó
el celular en el apartamento, yo iba de salida...
— Yo... ¡AHHH! — gritó con fuerza, sintiendo como su abdomen se
tensaba ante la contracción. Segundos después el dolor pasó, dejando a un
asustado conductor y a Jin gritando a través de la línea.
— ¡Jimin! ¡Qué pasó! ¡Jimin!
— Entré en trabajo de parto — dijo de forma ahogada — Y creo que esta
vez será mucho más rápido que en los anteriores, porque tengo mucho
dolor — Chilló de nuevo cuando otra contracción lo atacó.
— Iré a buscar a Jungkook, nos vemos en el hospital — aseguró
colgando la llamada.
El viaje para Jimin se volvió un borrón lleno de dolor mientras el
conductor le veía con algo de angustia. Al llegar al hospital se dirigió al
ala de ginecología ingresando a un pequeño consultorio.
Una enfermera alfa le atendió con una sonrisa alistando una bata y
tomando sus cosas.
— Dentro de poco viene el obstetra a atenderlo señor — le aseguró
sonriendo.
Jimin suspiró sintiendo como el dolor aumentaba en intensidad y
frecuencia. Después de cambiarse y quedar completamente desnudo bajo la
bata de hospital, se sentó tomando cortas respiraciones a causa del dolor.
Pasaron al menos veinte minutos antes de que el médico llegara para verle.
— Hola Jimin, soy el Dr. Choi y seré quien atienda tu parto.
— Grag-gracias — respondió Jimin levemente ahogado por el dolor.
— ¿Son muy frecuentes? — preguntó el doctor mientras revisaba la
carpeta prenatal que el castaño le había tendido.
— Cada tres minutos — susurró el menor, chillando por una nueva
contracción.
El médico frunció el ceño. — ¿Cuánto tiempo llevas con dolor?
— Tres días, pero... no lo... no lo había reconocido — suspiró.
El hombre le miró con algo de pánico, ayudándole a llegar a la camilla.
— Respira profundo — pidió mientras se ponía los guantes y exploraba
su parte baja.
Fueron tan solo segundos después, en los que Jimin sintió todo su trasero
y zona genital húmeda, mientras agua y algo de sangre salía. El médico se
levantó de un salto y gritó a través de la puerta.
— ¡PARTOOOOOOOO!
Jimin le observó con pánico al sentir que las ganas de pujar regresaban.
— Todos estaremos aquí para ayudar. ¿Sientes ganas de pujar verdad?
El castaño asintió, algo nervioso al ver que el cuarto se llenó de varias
auxiliares, que llevaban consigo sábanas y cajas, así como unos aparatos
para poner al lado de la camilla.
— Sube las piernas aquí — le indicó el médico mientras le ponían bata,
guantes y ubicaban una luz que señalaba a la zona genital de Jimin.
A su lado destaparon una bandeja con instrumental quirúrgico, mientras
el alfa, se acomodaba en una silla.
— Lo haremos juntos Jimin, cuando sientas la contracción, puja. Se que
lo has hecho antes así que confió en ti.
Jimin asintió y soltó un grito cuando la siguiente contracción llegó
jadeando por el dolor y pujando con todas sus fuerzas. Tuvo que realizar el
proceso tres veces hasta que...
— Es un niño — gritó el obstetra, quien trataba de estimular al
cachorro, pues este no lloraba.
El pediatra llegó segundos después viendo con algo de angustia
al ginecólogo que rápidamente pinzó el cordón y le pasó el bebé al
contrario.
Los segundos pasaron y la sala seguía en silencio todos trabajando
rápidamente. El pánico se apoderó de Jimin.
— ¡¿Por qué mi bebé no llora?! — gritó desesperado, sintiendo como el
líquido fluía entre sus piernas.
Un gemido salió de sus labios al sentir un dolor lacerante en su vientre
— ¡Mi bebé! ¡Mi cachorro! ¡Quiero ver a mi cachorro! — chilló
desesperado.
El obstetra le observó, sintiendo sus entrañas retorcerse, tratando de
detener el sangrado profuso que tenía el Omega.
— ¡Compresas ahora! — Gritó el alfa, viendo como la sangre caía a
raudales.
Jimin sentía el mareo apoderarse de su cabeza, junto a las ganas de
vomitar. Aún así su omega chillaba desesperado en su interior al no
escuchar a su cachorro llorar.
A lo lejos el pediatra gritó — ¡Tiene pulso! — y un débil llanto de
cachorro se escuchó.
El llanto de Jimin se mezcló con una sonrisa al escuchar a su cachorro,
su visión se nubló por completo mientras sentía unas inmensas ganas de
dormir. Entretanto el obstetra gritaba — ¡Alisten una sala de cirugía
tenemos que operar! ¡Ahora!
Y entonces todo se puso negro"
¡Hola! Mis amados lectores, espero estén bien y se estén cuidando.
Con esto se revela porque pasó lo que pasó y como fueron las cosas.
Estaré atenta a sus comentarios, recibo tomates y cualquier otra cosa
que deseen lanzar, no olviden dejar sus preguntas por aquí y nos leemos
en julio. ¡Los amo! Y picos en las nalgas.
PD: este capítulo para mí fue más un "cualquier parecido con la
realidad es mera coincidencia".
Capítulo 41
Yoongi se encontraba siendo vigilado de cerca por los dos alfas y el omega,
sintiéndose incómodo con las miradas sobre sí. Llevaba cinco días visitando
a sus cachorros, en aquella casa que no era la cosita hogareña que
secretamente había comprado para Jimin, o incluso la solitaria mansión
donde su olor dominaba por todas partes. Los observaba jugar con aquellos
rompecabezas que había comprado de camino, experimentando la tristeza al
ver sus caras, carentes de felicidad.
Sus hijos estaban sufriendo la ausencia de Jimin, profundamente, aunque
ninguno lo demostrara, comían poco y dormían aún menos. Jin era quien
más padecía por ver a los cachorros así, siendo que su empatía como
gestante lo hacía más vulnerable. El mayor se sentía impotente al saber todo
el daño que había causado con su partida y reconocer que era el culpable de
la situación actual.
Pobre Jimin... pensó.
Aquella melancolía fue reemplazada por un extraño sentimiento en su
pecho. Sus ojos brillaron, su olor se incrementó, tanto así que Namjoon y
Jungkook soltaron un gruñido.
El pelinegro les observó con una sonrisa sobre sus labios mientras decía
— MinMin a despertado.
Todos soltaron una exclamación. Jungkook dio un pequeño pequeño salto
al sentir su celular vibrar el bolsillo.
— ¿Hola?
— Buenos días, llamamos desde el hospital nacional de Seúl, queríamos
informar que hoy serán dados de alta, Park Jimin y Park Minyoon.
El alfa sonrió tan grande y brillante viendo como los tres pequeños se
levantaban y corrían hacia él.
— Estaremos allá lo más pronto posible — aseguró feliz.
Media hora después los siete se encontraban camino al hospital, siendo
que Yoongi iba solo en su auto, siguiendo de cerca la bonita van familiar de
Jungkook. Al llegar al hospital, el mayor se sintió nervioso, caminando
rezagado detrás de sus cachorros. Su corazón saltó, al ver la delgada figura
de Jimin al fondo y como sus hijos corrían a abrazarlo.
El pelinegro sonrió ante la escena, sintiendo a su lobo aullar adolorido. El
color cetrino de la piel de Jimin, junto a su delgada complexión, le reafirmó
que su salud no era del todo buena. Sus ojos se encontraron con los de
Minyoon y este hizo una mueca estirando sus brazos. De forma inevitable
se acercó para cargarle, viendo como el castaño le daba una mirada seria y
fría.
— Hola cachorro — susurró teniéndolo en sus brazos.
El menor no entendía porque el olor a anís y la presencia del alfa le hacía
sentirse consolado, aún así no podía negarse a aquellos fuertes brazos que lo
estrujaban de forma reconfortante. Jimin apretó sus labios ante la escena
preguntándose
¿Debería decirle ahora que comparte el lazo?
Una punzada en su antigua marca, la cual había comenzado a molestar
más a menudo desde la aparición de cierto alfa le obligó a soltar un bajo
quejido, que puso a todos alerta, con suma atención sobre sí mismo.
— ¿Estás bien? — preguntó el pelinegro con preocupación.
Jimin volteó los ojos como si fuera un niño pequeño.
— Estaré bien — respondió tajante.
Yoongi abrazó un poco más a Minyoon, acariciando con delicadeza su
espalda, siendo consciente de que aquel contacto no solo tranquilizaba al
pequeño alfa sino a su agitado y aturdido lobo. Jimin caminó despacio a la
salida. El llevar tanto tiempo en cama le había dejado como consecuencia
una marcha temblorosa e inestable, por momentos pensó que caería, pero se
negó a ceder a su propio cuerpo por lo que se sostuvo de las paredes y
continuó haciendo que el pelinegro se preocupara, aún más.
Al llegar al estacionamiento, el castaño torció la boca, no quería ir con el
aroma impregnado de su ex-alfa por doquier.
Sin preguntar siquiera y sintiendo el agotamiento de su cuerpo, caminó
hacia la van mientras decía
— Ustedes pueden ir con su padre, Jungkook me llevará.
Yoongi gruñó de forma inconsciente, odiando que siempre el menor
prefiriera al alfa de cabello chocolate. Jungkook sonrió travieso, disfrutando
de la mirada furiosa del mayor.
— Claro cariño, iré contigo atrás para que puedas descansar.
Aquella afirmación fue lo único que necesito Yoongi para soltar furioso
— ¿Llevas cinco días sin ver a tus cachorros y lo único que quieres es
irte con ese alfa?
Jimin sintió su corazón acelerarse por la molestia mientras su cabeza
comenzaba a pesar, su respiración se agitó por la rabia, mareándose.
Cuando iba a responder trastabilló sobre sí mismo siendo sostenido por
Jungkook. Entre tanto, Jin le daba una fastidiada mirada al pelinegro.
— Le recuerdo Señor Min — soltó irritado — Que ese alfa,
prácticamente es su hermano mayor y el padre de los cachorros que llevo en
mi vientre — enfatizó — Así que, si no quiere perder los privilegios que ha
adquirido con esta familia, debe comportarse.
Yoongi le observó indignado, percatándose como todos, incluso el
pequeño Minmin entre sus brazos, caminaban hacia Jungkook.
Pero que se ha creído este imbécil...
Jungkook abrió el carro permitiendo a todos entrar. Cerró las puertas y se
ubicó frente al azabache diciendo
— Deja de ver en los demás, lo que tú como alfa no hiciste. Jimin
siempre será mi hermanito, no te confundas Min.
El rostro del contrario se puso rosa — Una última cosa — sonrió
Jungkook con sorna — Llevo siete años siendo su alfa. ¿Qué has hecho tú?
Yoongi gruñó al ver la suficiencia en el rostro del contrario mientras se
subía a la van.
— Estupido Min — se riño en voz baja a sí mismo.
Al llegar a la casa, las cosas no estuvieron mejor. Todo se encontraba
empolvado y algo desorganizado. Jimin no tardó en ponerse a trabajar
lentamente, tomando una escoba, mientras sus cachorros iban a sus
habitaciones. Jin le observó con pena, sentándose en el sofá, pues por su
estado no podía ayudar.
— Minie sabes que yo tengo que... — susurró el de cabello chocolate,
algo molesto consigo mismo por tener que ir a trabajar, al igual que
Namjoon justo antes de salir hacia el hospital.
El castaño les sonrió cálidamente — Fuera de aquí los dos. No quiero
cachorros lamentándose bajo mi techo — sonrió caminando hacia ellos y
haciendo el gesto de salida con las manos — ¡Chu! ¡chu! vayan a hacer su
cosas. ¡Largo! — les riñó en broma cuando ya los tenía en la puerta. Se
despidieron con un fuerte abrazo de tres, dejando a Jimin en la entrada,
dando un suspiro.
Yoongi iba a hablar pero cualquier intento fue interrumpido por el menor.
— Deberías irte, estoy seguro tienes cosas que hacer.
— Pero los cachorros y minmin ellos no pue...
Jimin le cortó fastidiado. — No tengo tiempo para tus lamentos alfa.
Largo de aquí. — finalizó dando un golpecito en sus pies con la escoba.
Yoongi resopló y un mensaje cortó su respuesta.
"Estimado Sr. Min,
Los resultados de la prueba de ADN que ha solicitado ya se encuentran
en su dirección. Si desea acceder a ellos de forma electrónica y no haciendo
uso de nuestro correo físico le pedimos se comunique al 02 6458 9487
Que tenga buen día.
DowGene Co"
Instantáneamente, el mayor se alejó de él, cediendo a las peticiones de
Jimin y dejando la casa a toda velocidad.
— No deja de ser un alfa estúpido — gruñó el castaño, al verlo correr.
Resopló cuando la puerta se cerró y tomó asiento en el sofá, sintiendo el
sueño apoderarse de sí. Jin sonrió ante la tierna imagen, siendo consciente
de que su propio omega no podía evitar querer precipitarse hacia el
contrario y consentirlo. Así que, siguiendo sus instintos, tomó la manta que
encontró cerca y caminó hacia él.
— ¿Estarás realmente bien? — susurró al arroparle.
— Eso espero — murmuró somnoliento, haciendo espacio con su cabeza
en las agradables y cálidas piernas de Jin.
Momentos después Yoongi entraba a la mansión, con las manos
temblando. Agarró el papel que se encontraba en el piso, sintiendo como su
respiración se hacía cada vez más corta. Prácticamente voló hacia el sofá,
tomando asiento mientras suspiraba.
— Es ahora o nunca — se dijo abriendo el papel blanco, sintiendo como
su lobo aullaba sonoramente y su corazón se rompía en millones de
pedazos.
Una perfecta letra de maquina registraba
« 0% de compatibilidad. Los examinados no tienen relación de
consanguinidad. Prueba de paternidad negativa » Referencia 3894763.
Su respiración se torno cada vez más forzosa mientras el dolor se
apoderaba de su cuerpo.
¿Entonces era todo verdad? pensó para sí mismo.
El dolor creciente fue distraído por el insistente sonido de su celular. Un
número desconocido llamaba sin cesar.
— ¿Hola? — respondió con la respiración trabajosa.
— Buen día, ¿Nos estamos comunicando con el Señor Min Yoongi?
El alfa carraspeo para encontrar su voz. — Si... con él habla. ¿Qui-quién
lo necesita?
— Habla con Seong-jin, lo estamos llamando de la compañia DowGene
Co, hemos notado que su correo físico ha tenido un error y le fue enviada la
prueba de otra persona. Su identificacion de prueba es la 3984763, pero
accidentalmente le fue enviada la 3894763. Lamentamos profundamente
este inconveniente, en este momento le estamos enviando el resultado
correcto a su correo electrónico y una nueva copia en físico que será
entregada dentro de una hora. Lamentamos muchímiso los daños causados.
Decidimos informarle de forma telefónica que el resultado de su prueba fue
p...
Yoongi miraba con pánico la pantalla de su celular, con la voz de la
mujer desvaneciéndose como ruido de fondo, mientras el aterrador
resultado se mostraba
« 99% de compatibilidad. Los examinados tienen relación de
consanguinidad en primer grado. Prueba de paternidad positiva ».
Referencia 3984763. Min Yoongi.
Y si pensó que el dolor de creer que no era su hijo era monumental, la
sensación que le atravesó fue tan desmesurada que juró que moriría.
¡Lamento mucho la larga espera! No se imaginan lo difícil que ha
sido todo. Pero hay vamos, juntos hacia adelante. Los quiero mucho, un
abrazo y besitos en las nachas.
PD: Pueden aventar tomates aquí.
Capítulo 42
Un lamento escapó de sus labios mientras las lágrimas caían sobre el papel
que hace tan solo algunos minutos había entregado el mensajero, pidiendo
millones de disculpas por el garrafal error. El cachorro era su hijo, fruto del
profundo amor que tuvo por Jimin, ese que en aquellos momentos creía
estaba renaciendo de las cenizas con violencia. Su lobo aulló afligido,
completamente desgarrado por el dolor, le gruñía con rencor y furia al
humano que tercamente se negó a escucharle.
Yoongi sentía como la ira y el desconsuelo se entremezclaban en su
cabeza empañando su vista con lágrimas. — ¡Por qué carajos no insististe!
— gritó a la nada, levantando sus brazos en el aire. Desconociendo si
aquello iba para Jimin o sí mismo. Se levantó temblando, sintiendo como
las paredes se movían, como todo a su alrededor se burlaba de él, de lo
estúpido que había sido. La cólera apoderándose de cada pequeña parte de
su cuerpo.
Comenzó a gruñir profundamente, expulsando feromonas anisadas por
doquier, considerando que si su lobo aún lograra cambiar, en aquel
momento sería posible. La sensación de ahogo en su pecho era tan fuerte y
ardiente que estaba seguro enloquecería. Tratando de amortiguar la pena
empezó a destruirlo todo llevado por la ira y el dolor. Tomo la mesa de
centro, la elevó con asombrosa facilidad, lanzándola tan fuerte que
fácilmente se hizo añicos contra la pared opuesta. Vidrios, porcelana y
madera volando por doquier, como un perro rabioso suelto. Los sofás
fueron destruidos, despedazados desde las profundidades, tal y como él se
sentía vacío y lleno de... ¿Nada?
El timbre sonó y su furia hirvió. ¿Cómo se atrevían a interrumpirlo?
¿Quién osaba molestarle cuando todo su maldito mundo se había
destrozado? con los ojos inyectados de sangre, arrasados por la miseria y la
destrucción se acercó a la puerta. El olor a mostaza y coco asaltó sus fosas
nasales, provocando que apretara los puños hasta dejarlos blancos.
¿Cómo se atrevían a venir? ¿A siquiera buscarlo? Abrió la puerta,
desmoronando el picaporte en el camino.
Min Hwan entró con aire de suficiencia, luciendo tan pulcro y recto como
siempre, de su brazo se encontraba Min Sunhee sonriendo como si hace
unas semanas no hubiese venido al gran escándalo. La omega arrugó la
nariz y parpadeó varias veces, intentando reconocer su entorno.
Inconscientemente, se abrazó un poco más fuerte a su marido, quien
entrecerró los ojos ante el fuerte aroma. Ambos por reflejo retrocediendo
varios pasos.
—¿Qué quieren? — cuestionó con un gruñido gutural, removiendo con
bruscos movimientos las lágrimas de su rostro.
— Te recuerdo que soy tu padre — Habló el hombre canoso con gruesa
voz. Arrepintiéndose al instante de sus palabras. La hostilidad del alfa
frente a sí, podría destruirle. Incómodamente, regresó unos cuantos pasos
más.
Yoongi le observó bufando, conteniendo a duras penas la pena y cólera
que le atormentaban.
— ¿Qué está pasando? — preguntó la omega con cautela, deteniendo
cualquier avance agresivo de su alfa.
El pelinegro suspiró profundamente, tomando sin delicadeza la
endemoniada hoja que se arrugaba en sus bolsillos. Sus padres leyeron sin
comprender realmente lo que sucedía. Al ver sus rostros confundidos soltó
con amargura
— Park Minyoon es mi hijo biológico. Jimin no... él no mintió hace siete
años — Y aquellas palabras se asentaron desagradablemnete en su pecho.
La omega soltó una ahogada ¡Oh! mientras el alfa miraba ceñudo a su
único hijo.
— ¿Abandonaste a un omega por siete años sin corroborar su historia? —
la burla en su voz, provocando que la ira del alfa se desbordara.
— ¿Me vienen a reclamar? — les gritó lanzando puños al aire —
¡Malditos hipócritas! — apuntó — ¡Sí fueron ustedes quienes odiaron a mi
familia desde el principio! ¡Jimin se mataba en dos trabajos y cuidaba a los
cachorros, mientras yo iba a la universidad y trabajaba mil horas por un
sueldo de mierda! — finalizó desgarrado.
— ¡Porque no era lo que queríamos para ti! — chilló la mujer — ¡Es un
omega sin clase, sin estudios, un pobretón! ¡Solo te quería para ascender en
la sociedad!
Yoongi dio un puño al sofá de dos plazas, que ya se encontraba
despojado de sus almohadones, partiendo la madera a la mitad.
— ¡¿Se preguntaron alguna vez cómo es que nunca lo presenté?! — aulló
caminado en círculos.
— ¡Él jamás fue consciente de toda mi fortuna! ¡Pensaba que yo era un
chico de clase media con una beca parcial en la universidad!
Su padre le observó molesto.
— ¿En qué estabas pensando embarazándolo tan joven?
— ¡No es su maldito problema ni ahora ni nunca! — aseguró
manoteando al aire.
— ¡Claro que lo es! — bramó — Cuándo mocosos estúpidos e ignorantes
quieren adueñarse de mi empresa ¡No lo permitiré!
— ¡Son mis hijos! ¡Joder! — gritó el pelinegro furioso, cayendo al suelo
entre los restos del sofá, desconcertado, con el rostro lleno de lágrimas,
susurrando perdido — S-on mi...mis cachorros mis pe-pequeñ-os cach-
chorros — se lamentó, tapándose el rostro con las manos y moviendo la
cabeza en negación.
La omega observó a su esposo con preocupación, este le devolvió aquel
sentimiento por el lazo que compartían. Su intención había sido garantizar
un futuro próspero para su único cachorro, no esperaron que se enlazara tan
rápido y aún más, que fuera con un omega tan pobre.
— No nos puedes culpar de tus decisiones Yoongi — dijo el padre con
voz neutra — Fueron tus elecciones las que te tienen aquí ahora.
— ¡Malditamente influenciadas por ustedes! — les gritó en medio del
dolor — ¡Son tan responsables como yo de mi miseria!
Omega y alfa se miraron con tristeza en sus ojos al ver el caos que era su
hijo. El alfa suspiro, teniendo en cuenta que tal vez jugó su parte,
manteniendo a su hijo fuera del país y amarrándolo a Soo Hyung en cuanto
vio la oportunidad.
— No vinimos aquí para escuchar tus lamentos como si fueras un
cachorro — anunció.
Yoongi le observó con odio aún desde el suelo — Trajimos los papeles de
Soo Hyung. Ha iniciado el trámite de divorcio e interpuesto una demanda
por acciones de la empresa.
Los ojos del pelinegro saltaron.
— ¿Qué? — preguntó en un susurro contenido.
— No dará el divorcio a menos que entregues parte de tu participación
como accionista mayoritario y tu puesto en la junta directiva.
Yoongi comenzó a reír histéricamente, viendo el mal chiste en que se
había convertido su vida en tan solo unas horas.
Su madre le observó con algo de miedo mientras este se ponía de pie —
No querías que firmara acuerdo prenupcial ¿verdad, madre? — sé carcajeó
amargamente — Ahí tienes, la perra que encontraste para mi quiere todo lo
que tienes.
La mujer indignada levantó la mano, arrepintiéndose de inmediato.
Ciñéndose a su esposo.
— Le daré todo lo que quiera con tal de obtener el maldito divorcio,
ustedes verán cómo se las arreglan.
— Tendré que destituirte de tu cargo — declaró el padre de inmediato.
Yoongi miró a sus padres a los ojos para no perderse cada segundo de su
reacción, sintiendo como la fatalidad de sus acciones le pasaba factura.
— ¡Me importa una mierda! — aseguró — Regalen todo a esa maldita
perra, al final fueron ustedes quienes la eligieron — . Se agachó sobre los
restos del buró, tomando sus llaves junto a su billetera para finalizar
diciendo — El día del nacimiento de Daehyung, Jimin no quiso casarse
conmigo, quería esperar a "estar a mi altura" — hizo comillas con los dedos
— incluso creyendo que era un pobre idiota clase media, sin saber que
venía de cuna de oro, quiso firmar los prenupciales, porque si todo
terminaba cada uno tendría lo que fue suyo para volver a empezar.
Después de eso y dejando a sus padres totalmente desconcertados en la
mitad de su gran sala, cerró de un portazo. Fijando su destino a la licorera
más cercana y la casa de cierto omega mentiroso.
¡Hola mis amores! ¿Ya se percataron que estamos a un capítulo de
terminar? ... La primera parte digo. Este fue uno interesante de
escribir. Espero les haya gustado. Recibo tomates o lo que quieran
lanzar por acá. Besos en las nachas y nos leemos por ahí.