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Español: Norma y Uso

TEMA 4. CATEGORÍAS GRAMATICALES I: EL GRUPO NOMINAL. EL SUSTANTIVO:


GÉNERO Y NÚMERO. LOS DETERMINANTES. EL ADJETIVO. LA CONCORDANCIA
EN EL GRUPO NOMINAL

1. EL SUSTANTIVO

1.1. Definición

Palabra autosemántica que posee rango sintáctico primario (puede funcionar como sujeto, una
de las partes básicas de la oración española).

1.2. Características combinatorias

- Pueden aparecer con un artículo u otros determinantes.


- Pueden combinarse siempre con formas de cuantificación plenas: mucho, a, os, as / tanto…,
cuanto… (esta característica es importante ya que le permite distinguirse de otras categorías
que sólo admite cuantificadores apocopados, del tipo tan, cuan, muy… como son los
adjetivos y los adverbios).
- Pertenece a una clase abierta y, por tanto, no completa (como la preposición, por ejemplo),
por lo que pueden ser caracterizados como nombres todos aquellos elementos que cumplan
estas condiciones.

1.3. El significado de los nombres

Desde el punto de vista del significado, los nombres pueden designar:


- Objetos físicos perceptibles por los sentidos: silla, mesa, libro.
- Cualidades: frialdad.
- Acciones: movimiento, salto.
- Situaciones o propiedades: imaginación, generosidad.
- Relaciones: amigo, vecino, familia.
- Número y tiempo: docena, centena, par, día, semana, milenio.

Atendiendo a su significado, podemos clasificar los nombres en:


- Nombres propios
- Nombres comunes
- Contables y no contables
- Individuales y colectivos
- Concretos y abstractos
- Animados e inanimados

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1.4. Nombres propios (NP)

Ignacio Bosque los define como “categoría gramatical que distingue e identifica a un
elemento de entre los demás de su clase”; es decir, nos dice cómo se llama una persona o cosa,
denota elementos individuales, pero sin aludir a cualidades intrínsecas de esos elementos (“Elena no
dice cómo soy, sino quién soy”).

1.4.1. Características morfológicas

a) No tienen género ni número. Generalmente se emplean en singular.


b) Cuando aparecen son la única realización del SN.
c) Cuando aparecen con modificadores, forman una única unidad (La Ibiza de los 60 fue…).
d) Su género depende del uso o la costumbre (España se considera femenino: La España de los
50; Madrid se considera masculino: El Madrid de los Austrias).
e) No deben llevar artículo. Cuando lo llevan, es porque se refieren a un personaje único o de
gran importancia (La Caballé).
f) No entran como lema en los diccionarios, sino en las enciclopedias.

Si el nombre común es la categoría gramatical que expresa la pertenencia de las cosas a


alguna clase, el nombre propio es la categoría que distingue e identifica un elemento de entre los
demás de su misma clase. Ya en las gramáticas grecolatinas se distinguía entre unius nomen (el
nombre de uno) y multorem nomen (el nombre de varios) (Donato). Las gramáticas tradicionales
mantuvieron ese tipo de delimitación logicista: designación de un individuo (NP), frente a
designación de una especie (NC). Bello (1847) afirma que el “nombre propio es el que se le pone a
una persona o cosa individual para distinguirla de las demás de su especie o clase”.
Es una categoría que depende de factores extralingüísticos y una clase gramatical con
propiedades morfológicas, sintácticas y semánticas relativamente distintas, pero no exclusivas.

1.4.2. Propiedades gramaticales

Las propuestas de delimitación del NP como categoría distinta del nombre común coinciden
en asignar al NP una serie de características que, si bien no son exclusivas, permiten una
diferenciación básica:
- Introducción mediante mayúsculas.
- Flexión fija.
- Monorreferencialidad.
- Falta de significado léxico.
- Ausencia de determinante (en su función prototipo).
- Incompatibilidad con complementos restrictivos o especificativos (en su función prototipo).
- Imposibilidad o dificultad de traducción.

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1.4.3. Clasificación de los nombres propios

La heterogeneidad de los NP, la diversidad de sus referentes es una de las razones más
poderosas para dificultar su clasificación. Una de las más difundidas es:
a) Antropónimos o nombres de persona:
o Nombres de pila.
o Patronímicos (apellidos).
o Hipocorísticos: nombres en forma abreviada, diminutiva o alterada, usados en
entornos coloquiales con valores afectivos o eufemísticos, de carácter convencional
en la mayoría de los casos (Pepe > José / Maribel > M.ª Isabel).
o Apodos y pseudónimos (Fernán Caballero).
b) Zoónimos o nombres propios de animales individuales.
c) Topónimos o nombres propios de lugares (países, ciudades, ríos…).
d) Otros nombres propios:
o Nombres de periodos temporales.
o Nombres de instituciones, organismos y entidades.
o Títulos y tratamientos, cargos o jerarquías.
o Siglas y acrónimos.
o Símbolos matemáticos y científicos.
o Expresiones designativas del tipo “artículo + adjetivo” con núcleo nominal elíptico
(La Autónoma / Complutense).
o Nombres de marcas comerciales.

1.4.4. Características de los nombres propios

a) El uso de mayúsculas: se escriben con mayúscula inicial.

b) El género:
En los nombres propios de persona:
● En los NP de persona de referente animado, el femenino se forma por cambio del
masculino, mediante el morfema regular –a. (Juan/Juana, Pepe/Pepa,
Fernando/Fernanda).
● Algunos patronímicos y nombres propios son invariables (Don Deogracias/Doña
Deogracias, Don Trinidad/Doña Trinidad).
● Los NP con sufijos diminutivos apreciativos se comportan de forma análoga a los
nombres comunes, determinando el género en función de la terminación (Amparo >
Amparito, Luisa > Luisita, Rosa > Rosita).
En los nombres propios de referentes inanimados:
● El género de los NP inanimados se especifica por el género del nombre común (NC)
que especifican: (Toda Sevilla [ciudad], la misma Barcelona). Aunque, a veces, la

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terminación del NP determina la elección de género: los terminados en –a tienden al


femenino, mientras que los terminados en –o, en consonante o en otra terminación
diferente de –a fluctúan (Todo/Toda Toledo es un monumento; Medio Madrid estaba
allí; Destruyeron medio Berlín).
● Los NP de accidentes geográficos tales como ríos, montes, lagos, mares, volcanes…
son masculinos en relación con el género del NC elíptico, a excepción de los NP de
islas o archipiélagos, que son femeninos (El Teide, el Kilimanjaro, el Ebro, el
Mediterráneo; Las Canarias, las Baleares, las Barbados).
● En los NP de instituciones, es el NC el que decide el género (El Principal [teatro], el
Valencia [equipo de fútbol]; La Maestranza [plaza de toros], la Central
[universidad]).

c) El número:
● Los nombres propios de persona adoptan los alomorfos –s/–es cuando son nombres de pila
(Rosa/Rosas, Pilar/Pilares).
● En cambio, cuando se trata de patronímicos, existe una clara tendencia a dejar invariable el
nombre y modificar el artículo (Los Pérez, los Martínez).
● Cuando termina en –iz, se realiza el plural en –es (Ortiz > Los Ortices).
● Cuando decimos Los Garcías son una gente muy simpática, se favorece su interpretación
como NC, con el sentido de “las personas que se apellidan…”).
● Respecto a los apellidos extranjeros, la formación del plural tiene que ver con el grado de
asimilación y popularidad que hayan alcanzado. Si la terminación del NP es asimilable a las
terminaciones españolas, no es infrecuente la formación del plural (Los Kenedys vs. los
Clinton, los Bush).
● Algunos nombres de accidentes geográficos (cordilleras, archipiélagos…) poseen número
plural, como si fueran pluralia tantum y deben usarse siempre en plural. También algunos
nombres de ciudades (Los Pirineos, [no *el Pirineo catalán, aragonés…]; Buenos Aires).
● En algunos NP de forma plural son reconocibles los elementos de la estructura o conjunto
político, geográfico, pero en otros es por simple convención. Las concordancias de la oración
nos aclararán estos casos (podemos construir Las Baleares son/es un archipiélago, pero no
construiremos nunca Buenos Aires es/*son una ciudad).

1.5. Nombres comunes (NC)

Categoría gramatical que expresa la pertenencia de un elemento a una determinada clase; es


decir, generaliza la pertenencia del elemento a esa clase o conjunto. Nos dice “qué es”.
El nombre común contiene rasgos semánticos inherentes, lo que le permite asignar un
significado constante. Ese conjunto de rasgos tendría carácter de “connotación” (en el sentido de
indicar pertenencia a una clase).
Su presencia en un enunciado indicará, de forma obligatoria, uno o varios objetos (según
aparezca en singular o plural) que cumplen dichas características. A pesar de ello, puede ir

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restringido o determinado por sus complementos, los cuales no deberán añadir especificaciones
semánticas ya contenidas en él. Así, es redundante decir: Un triángulo de tres lados.

1.5.1. Características morfológicas

a) Poseen género y número.


b) Constituyen el SN (clase primaria).
c) Pueden coordinarse con otros.
d) Actúan como sujeto, objeto o término de preposición.
e) Establecen relaciones de concordancias obligatorias con el verbo.
f) Son los que figuran como lemas en los diccionarios.

1.5.2. Nombres contables vs. no contables

Los nombres contables reciben también el nombre de discretos o discontinuos: “Designan


cosas que no pueden dividirse sin dejar de ser lo que son” (Bello, 1847), como árbol o mesa.
Los nombres no contables reciben el nombre de continuos o de materia y se caracterizan
porque “designan cosas que se pueden dividir y no pierden su sustancia o materia”: un poco de agua
sigue siendo agua (no contable), pero medio árbol no es un árbol (contable).

1.5.2.1. Diferencias de comportamiento sintáctico entre nombres contables y no contables

1) Los contables exigen en español la presencia de un determinante en singular en la posición de


complemento verbal. Los no contables se construyen sin determinante (Esto es pan/*libro).
La presencia o ausencia de determinante distingue las interpretaciones contables de las no
contables (Quiero pan; Pidió café; Tienes huevo en la chaqueta / Quiero un pan; Pidió dos
cafés; Tienes un huevo en la chaqueta).
2) Los no contables pueden formar complementos preposicionales sin determinante (Esta tarta
está hecha de manzana / Esta tarta está hecha de/con una manzana).
3) Los contables admiten la combinación con numerales e indefinidos; los no contables sólo con
indefinidos no cardinales (Dos libros, pocos árboles, muchas casas, bastantes sillas / Poco
tiempo, mucho arroz, demasiado esfuerzo; *Dos arroces).
4) Los contables admiten cuantificadores adjetivales del tipo medio, entero; los no contables los
rechazan. Ambos aceptan el cuantificador la mitad (media silla, la mitad de la silla / *media
sal / la mitad de la sal).
5) Sólo los no contables admiten cuantificadores partitivos de forma neutra, de tipo algo de; los
contables lo rechazan (algo de pan, algo de agua, *algo de libro).
Ambos aceptan el cuantificador nominal cantidad, pero los contables en plural y los no
contables en singular (una cierta cantidad de libros / una pequeña cantidad de azúcar).

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Ahora bien, es obvio que en español podemos decir “dame dos aguas”, “sírveme unos cafés”
y esas oraciones son correctas. ¿Cómo podemos utilizar no contables con modificadores o
cuantificadores propios de los contables? Llegamos a la conclusión de que los nombres no se
clasifican automáticamente en contables o no contables, sino que se clasifican dependiendo del
contexto oracional, dependiendo de los llamados procesos de recategorización.

1.5.2.2. Procesos de recategorización

Se llama proceso de recategorización al mecanismo o mecanismos gramaticales por los que


un sustantivo puede cambiar de clase en un contexto determinado, sin que ello afecte a la
gramaticalidad de la oración.

A) De sustantivo no contable a contable

● Los mecanismos sintácticos


Mediante recursos gramaticales del tipo metáfora, metonimia o sinécdoque, podemos
lograr recategorizar los no contables como contables, interpretándolos como clase o variedad
(tres aguas / tres clases de agua; un rioja / un vino de Rioja).
Aun así, los cuantificadores indefinidos y la ausencia de determinantes permiten la
interpretación como no contable (Hay demasiado jamón / Huele a queso).
Los cuantificadores cardinales y los modificadores entero, medio permiten la
interpretación como contables (Hay tres jamones sobre la mesa / Pienso comerme medio
queso).

● Los mecanismos léxicos

1. Las preferencias léxicas


El español tiende a seleccionar un vocablo para el nombre contable y otro para el no
contable, sin que haya en dichos vocablos ninguna marca específica para esta caracterización.
La única marca perceptible es la tendencia al singular del uso no contable y del plural para el
uso contable, pero esto no es más que una tendencia, no hay razón gramatical. Parece
provenir de una forma de uso de los hablantes (Un kilo de merluza se prefiere a Un kilo de
merluzas. Un kilo de calamares se prefiere a Un kilo de calamar).

2. Las entradas dobles


No es una recategorización propiamente, sino que contamos con sustantivos
seleccionados para el uso contable y para el uso no contable, los primeros para designar la
clase y los segundos para designar la materia. Veamos unos ejemplos:

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CONTABLE NO CONTABLE
Clase o variedad Materia o sustancia
cigarrillo, puro tabaco
moneda, billete dinero
zapato, sandalia calzado
día, hora, año tiempo
pistola, fusil armamento
vestido, traje, pantalón ropa
poema, soneto poesía
individuo, persona gente
oveja, vaca, cordero ganado
bombón, chocolatina chocolate

Decimos “un zapato” y no “un calzado”; “un cigarro” y no “un tabaco”.

3. Los sustantivos cuantificativos


Son aquellos sustantivos que pueden acompañar a los nombres no contables para
recategorizarlos como contables. Se pueden dividir en tres grupos:
- Acotadores: Son sustantivos que indican porciones de materia, denotan una magnitud
acotada o seleccionada: pedazo, trozo, diente, barra… Trabajan sobre sustantivos de
dos tipos:
o aquellos que con el sustantivo acotador hacen referencia a la misma entidad:
papel, tiza, cristal (un trozo de papel es papel);
o aquellos que hacen referencia a distinta entidad: jamón, queso, naranja (un
trozo de naranja no es una naranja).
Sustantivos continuos que necesitan de un nombre acotador para formar sintagmas
discontinuos:

CONTINUO SUSTANTIVO ACOTADOR


mantequilla, turrón tableta, pastilla
azúcar terrón
café, arena, trigo grano
azafrán hilo
polvo mota, brizna
ganado cabeza
nieve, avena copo
agua gota, tromba
aire, humo bocanada
oro, platino... lingote
maíz mazorca
risa, tos golpe, ataque

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Español: Norma y Uso

Sustantivos usados como continuos o discontinuos que aceptan opcionalmente un


nombre acotador:

CONTINUO Y SUSTANTIVO
DISCONTINUO ACOTADOR
papel pedazo, trozo, hoja
cristal, madera, algodón, corcho trozo, pedazo
pan pedazo, rebanada
merluza, salchichón pedazo, rodaja
tela pedazo, palmo, jirón
melón pedazo, tajada
jamón, queso pedazo, loncha
ajo diente
uva grano
tiza, pan barra
jabón pastilla
cerveza, vino vaso, jarra, botella
naranja, limón trozo, gajo
hierba brizna
hilo hebra
terreno parcela, palmo

- Sustantivos de medida: Se trata de nombres cuantificativos que actúan como


restrictores necesarios en la cuantificación y que están exigidos por las características
físicas de los objetos (peso, volumen, extensión, distancia, tiempo…). Son formas del
tipo kilo, litro, galón, onza, metro, día, año, libra… Se diferencian de los acotadores
en que admiten plurales en los sustantivos a los que acompañan y pueden ir con
contables y no contables (toneladas de cieno / toneladas de desperdicios; medio kilo
de azúcar / medio kilo de garbanzos; diez metros de terreno / diez metros de
escombros; dos años de espera / dos años de disgustos).

- Sustantivos de grupo: Los sustantivos del tipo grupo, manada, serie… se han
interpretado en la tradición gramatical como nombres colectivos. Brucart y Martínez
niegan esa concepción unilateral y los consideran como una clase especial de
cuantificativos: los de grupo.
Estos sustantivos tienen un significado múltiple, que los hace acercarse a los
colectivos, pero, a diferencia de ellos, forman un grupo que necesita un complemento
sobre el que cuantificar: Paseaba por la arboleda (colectivo); Son un hatajo de
sinvergüenzas (sustantivo de grupo); no podemos decir *Son un hatajo y sí Es una
arboleda.

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Además, el nombre común sobre el que actúan siempre debe ir en plural, por eso
parecen estar cerca de los colectivos, pero no lo son. A su vez, estos sustantivos de
grupo aceptan la pluralidad, pero es distinta a la exigida por ellos al nombre común
que acompaña (una hilera de árboles / unas hileras de árboles).
En muchos casos, existe una restricción semántica entre la elección del cuantificador
de grupo y el sustantivo al que cuantifica (un ramo, macizo de flores, pero no *ristra
de flores).
A continuación, se incluye una lista con varios de estos sustantivos de grupo y las
combinaciones y restricciones de uso más frecuentes:

SUSTANTIVOS PLURAL
CUANTIFICADORES DE DISCONTINUO
GRUPO
ramo, macizo flores
fajo billetes
rosario declaraciones, anécdotas,
escándalos, desdichas
racimo uvas, cerezas, poemas,
frases
gavilla espigas,
malhechores
hatajo disparates, bribones,
asesinos
ristra cebollas, mentiras,
salchichas
hilera árboles, coches
banco peces
círculo elegidos, apostantes,
aficionados
alud proyectiles, asistentes,
declaraciones
partida ladrones, malhechores
piña plátanos
recua mulas
tropel curiosos, bribones

B) De sustantivo contable a no contable

Este es un proceso sintáctico y no léxico y se asocia a efectos expresivos, poéticos, irónicos o


cómicos…: Hay sillón para todos (no contable) / Hay sillones para todos (contable); Es mucho
coche para ti (no contable) / Son muchos coches (contable).
Generalmente, depende del conocimiento del contexto para su decodificación, pero suele
estar marcado por la aparición en singular sin determinante para el valor no contable.

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1.5.3. Nombres individuales vs. colectivos

El nombre individual es aquel cuyo valor designativo hace referencia a una sola entidad:
casa, árbol, libro, silla.
El nombre colectivo es aquel que designa en singular a un conjunto de entidades. Hay que
hacer notar que el nombre colectivo trata al conjunto como una entidad y cualquier predicación que
se haga sobre él afecta al conjunto, pero no es necesariamente aplicable a cada uno de los elementos
que lo forman: La arboleda es triangular … Los árboles no.

Los nombres colectivos pueden clasificarse en:


A) Colectivos determinados o específicos (RAE): aquellos que designan entidades cuya
naturaleza conocemos (enjambre, piara, jauría, clero, vajilla). Estos se pueden dividir en:
○ Derivativos: obtenidos mediante sufijos morfológicos (alumnado, vecindario,
yeguada).
○ Patrimoniales: sin estructura morfológica, pertenecientes al corpus simple de la
lengua (familia, ejército, clero).
○ Colectivo determinado impropio: nombres no contables utilizados siempre en
singular y que hacen referencia a un conjunto: la cuerda de una orquesta, la loza de
una casa, la plata de la familia.
○ Otros casos: cordillera, dentadura.
B) Colectivos indeterminados: designan entidades cuyos componentes desconocemos. En
algunos casos podemos conocer su número, pero en otros son una clase de agrupación. Se
dividen en:
○ Numerales (millar, docena, par).
○ No numerales (grupo, serie, conjunto, montón, puñado).
*ATENCIÓN: Debemos relacionarlos con los sustantivos cuantificativos.
Dado que estos últimos podemos clasificarlos como sustantivos cuantificadores, sólo
consideraremos colectivos a los determinados.

¿Cómo podemos reconocer un colectivo? Aunque el colectivo y el plural parecen tener


puntos de encuentro, su funcionamiento, tanto en cuanto a selección léxica, como a concordancia y a
relaciones anafóricas, nos permiten diferenciarlos.
1. Los colectivos concuerdan con el verbo en singular (El gobierno decidió/*decidieron; La
familia estaba/*estaban de acuerdo). No obstante, a veces su significado da lugar a la
concordancia ad sensum o según el sentido: Todo el alumnado pensaba que el profesor se
preocupaba un poco de ellos.
2. Sólo los colectivos singulares admiten el adjetivo numeroso en singular o plural. Los
sustantivos individuales singulares no lo admiten (Numeroso público, grupo, equipo, familias
numerosas… / *numerosa silla, flor numerosa). El adjetivo numeroso en plural y en posición

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prenominal se comporta como un cuantificador, con valor de muchos: numerosas familias


(muchas, varias).
3. Sólo los colectivos se combinan con verbos de tipo reunir, juntar, combinar, recopilar,
coleccionar, agrupar, amontonar…: Los miembros de la familia se reunieron / La familia se
reunió; Las familias se reunieron ayer (ambiguo).
4. El uso de la preposición entre. Esta preposición sólo puede funcionar con:
a) Sustantivos individuales plurales: entre las flores. No admite singulares individuales:
*Perdí la nota entre el libro.
b) SN coordinados: entre Juan y Pedro.
c) Colectivos singulares, cuando se refieran a:
- personas: entre el público, el vecindario, la juventud, la pareja;
- personas sin que el núcleo lo sea: entre la opinión pública; entre la tercera
edad;
- colectivos que no designan personas: entre el material de trabajo; entre el
material incautado;
- colectivos indeterminados: entre el grupo de ciudadanos; entre la mayoría de
los votantes.

1.5.4. Nombres abstractos vs. concretos

Los nombres abstractos son aquellos que “designan entidades a las que no atribuimos una
existencia real […] designan cualidades que atribuimos a los objetos” (Bello, 1847), propiedades
relativas al color, uso, valor (inspiración, celos, suerte, energía) frente a los concretos, que se
definen como “aquellos perceptibles por los sentidos” (mesa, árbol). ¿Qué serían palabras como tos,
fiebre, risa, aire?
Amado Alonso y Henríquez Ureña prefieren definir los nombres concretos como “nombres
de los objetos independientes” y los abstractos como “nombres de los objetos no independientes,
donde “independiente” hace referencia a existencia objetual e individual”.
Consideramos los nombres abstractos como una interpretación de referentes inmateriales, que
en realidad son no contables. ¿Por qué esta interpretación? Porque los denominados nombres
abstractos hacen referencia más a la materialidad del referente que a su comportamiento gramatical.
No parece haber un comportamiento morfológico propio de los nombres abstractos que sea diferente
de las diferencias entre contables y no contables:

- Los abstractos actúan con los mismos cuantificadores que los no contables: mucho arroz /
mucha arena (no contables) actúan igual que mucho entusiasmo / mucha pena (abstractos).
- Ambos (los no contables y los abstractos) permiten la ausencia de determinante en entornos
preposicionales: La despidió con pena / *La despidió con pañuelo.

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- Los acotadores de los no contables actúan con toda naturalidad con los abstractos: racha de
viento / golpe de tos (no contables) actúan igual que racha de inspiración / golpe de suerte
(abstractos).
- Tanto los no contables como los abstractos rechazan el adjetivo entero: Toda la pena / *La
pena entera (abstracto); Toda el agua / *El agua entera (no contable).
- Ambos rechazan el cuantificador adjetival media, pero aceptan el cuantificador la mitad: La
mitad de la pena / *media pena (abstractos); La mitad del agua / *media agua (no contable);
La mitad de la silla / media silla (contable).

Todas estas características hacen que debamos caracterizar los nombres abstractos como una
clase de los no contables. Su comportamiento gramatical dependerá de su clasificación como
contables o no contables, independientemente de que designen o no nociones abstractas.

1.5.4.1. Los sustantivos eventivos

Llamamos eventivos a un tipo especial de sustantivos que combinan la característica de ser


individuales (por tanto, contables) y que designan realidades que no son objetos físicos, sino
acontecimientos o sucesos. Son nombres del tipo accidente, batalla, conferencia, muerte,
nacimiento, paseo, viaje o reunión.
Se han clasificado tradicionalmente dentro de los abstractos, atendiendo a la falta de
materialidad de sus referentes, pero son individuales y, por tanto, contables.
Estos sustantivos poseen un significado intrínseco temporal, por lo que aparecen con verbos
del tipo empezar, comenzar, concluir, terminar, durar, presenciar… Son considerados un caso
aparte porque pueden tener una cierta ambigüedad semántica y ser considerados como objetuales (La
cena está servida) o como propiamente eventivos (La cena es a las nueve). ¿Cómo podemos
distinguir estos valores?
- Cuando puedan aparecer como término de la forma durante deben ser interpretados como
eventivos: durante la cena / durante la tormenta / *durante el rayo.
- Cuando puedan combinarse con formas como tener lugar, suceder: La conferencia fue/tuvo
lugar a las seis / *La nube tuvo lugar.
- Cuando se pueden combinar con los adverbios antes y después o con la preposición tras:
después de la cena, durante el paseo, tras la sesión.
Estos ejemplos y características no nos permiten más que considerar a los nombres eventivos
como individuales contables y admitir que pueden sufrir las mismas recategorizaciones que este tipo
de nombres.

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