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CELMA AGUERO (COMP) - Africa Inventando Futuro

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ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

CENTRO DE ESTUDIOS DE ASIA Y ÁFRICA


ÁFRICA
Inventando el futuro

Celma Agüero Doná


coordinadora

[6
EL COLEGIO DE MÉXICO
Open access edition funded by the National Endowment for the Humanities/
Andrew W. Mellon Foundation Humanities Open Book Program.

The text of this book is licensed under a Creative Commons Attribution-


NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License: https://
creativecommons.org/licences/by-nc-nd/4.0/

Porcada de Mónica Diez Manínez


Focografía de Ramiro Delgado

Primera edición, 1992

DR ©El Colegio de México


Camino al Ajusco 20
Pedregal de Santa Teresa
10740 México, D.F.

ISBN 968-12-0523-5

Impreso en México I Printed in Mexiw


A la memoria de Santiago Quintana Pali,
quien fuera profesor de nuestro Centro
INTRODUCCIÓN

CELMA AGÜERO DONÁ

HACIA 1982, la experiencia de veinte años en el desarrollo de


los estudios sobre Asia y África del Norte había ofrecido sóli-
das bases para preparar,y echar a andar en este Centro el Pro-
grama de Estudios de Africa. Este número, dedicado al análi-
sis de problemas contemporáneos de África, aparece para
celebrar los diez años de existencia del Programa.
Fue un grupo de jóvenes especialistas africanos quienes,
al comienzo, llegaron a mostrar la realidad contemporánea
de s•1 continente según los parámetros que el Programa
requeríjt. Desde entonces numerosos intelectuales provenien-
tes de Africa, América Latina, Estados Unidos y Europa han
aportado sus perspectivas de análisis, enriquecidas, además,
por la confrontación con los problemas latinoamericanos.
Durante esta década hemos consolidado canales directos de
comunicación e intercambio con los centros de producción
intelectual especializados. De estos encuentros ha surgido un
campo de discusión donde el ejercicio riguroso la confron-
tación crítica busca disminuir la distancia con Africa y con
su estudio.
En el esfuerzo por esta construcción las dificultades no
han sido pocas ni menores. Una sobresaliente fue reconocer
y buscar los medios para traspasar las vallas sucesivas que a
través de los prejuicios, las interpretaciones, los modelos o la
falta de información se empecinaban en esconder aquella rea-
lidad.
Las distancias se han ido acortando. Desde nuestro cam-
po de trabajo en particular, la historia nos ha mostrado la si-
militud desde hace un siglo de los procesos de integración a
la dinámica de la economía internacional y a la política de los
centros metropolitanos. También nos ha acercado el recono-
cimiento de las huellas y marcas africanas presentes en nues-
tra cultura desde las épocas del mestizaje colonial.

[7]
8 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Pero el mayor acercamiento logrado proviene del en-


cuentro con una producción intelectual de la que sabíamos
muy poco. Una producción que, más allá de los paradigmas
consagrados, aporta y enriquece a la ciencia social de Occi-
dente desde su libertad para identificar problemas y desde su
capacidad para crear nuevas propuestas teóricas.
Confirmando esas perspectivas hemos invitado a algunos
colegas comprometidos con nuestro Programa a discutir te-
mas de la contemporaneidad africana.
U na nueva organización del poder económico mundial,
que define otras áreas de interés, en desmedro de las regiones
típicamente exportadoras, se asocia ,hoy en los discursos de
Occidente con 1:- "inviabilidad" de Africa. En la etapa inme-
diata anterior, Africa -objeto de atención- pagó con ham-
bre, guerras, destrucción ecológica, marginalidad social y es-
tancamiento político los "proyectos de desarrollo" que le
fueron impuestos. A cada etapa correspondió una imagen
construida desde afuera; conviviendo con el colonialismo y
el neocolonialismo, las sociedades africanas han seguido
construyendo su historia; discutiendo su desarrollo, generan-
do alternativas. Con fuerzas y lenguajes locales han adoptado
y adaptado las adquisiciones que, sumadas a las propias, pare-
cen aptas para sus proyectos.
La capacidad de las sociedades africanas para restituir a su
realidad las líneas que les son significativas ha sido tema de
numerosas reuniones internacionales, discusioges y trabajos
publicados en los centros de investigación de Africa y fuera
de ella.
El presente conjunto de artículos muestra desde tres ám-
bitos de análisis la densidad del momento presente.
En el primero, disciplinas como historia, filosofía y lite-
ratura ofrecen su vigor metodológico a la reflexión que nos
ocupa. , .
La historia de Africa, que penetra cada vez con mayor
precisión en el pasado de sus sociedades, muestra en el texto
de Yoro Fall su capacidad para ampliar el discurso científico.
Según sus palabras, Yoro Fall está en \}na posición de privile-
gio como lector de tesis doctorales en Africa y en Europa, que
le permite estar en contacto permanente con las nuevas ten-
INTRODUCCIÓN 9

dencias en la investigación histórica que se difundirán tal vez


en diez o más años.
Desde la revisión rigurosa de conceptos heredados y la
revolución semántica que impone esa empresa, hasta las nue-
vas formas de desentrañar la historia a través de técnicas nue-
vas en el mundo de la oralidad (por ejemplo) pasando por el
estudio de objetos, sistemas gráficos, o "paisajes históricos"
que guardan la memoria, Yoro Fall presenta los ejes de la so-
ciología del histórico. La periodización euro-
pea para el estudio de Africa evidencia sus limitaciones frente
a la dimensión histórica que descubre la investigación recien-
te. La articulación entre arqueología e· historia es la mayor
novedad que aporta la historiografía africana sostenida por la
construcción de nuevos instrumentos conceptuales. Su po-
tencialidad ya está siendo probada en Europa para el estudio
de temas europeos.
En "Paciencia de la filosofía", V. Y. Mudimbe analiza las
raíces de la invención de África en el pensamiento idealista
que aún sigue operando. Ese discurso "que emana de los
márgenes de los contextos africanos", "con un lenguaje limi-
tado por esa exterioridad", consciente de la alteridad cultu-
ral, está sin embargo cuestionado a la luz de una historia de
África descifrada desde otros enfoques. Es entonces cuando
se abren nuevos horizontes teóricos que ofrecen mayor capa-
cidad explicativa a las tensiones reales o potenciales de nues-
tros días. ·
En la época de la independencia, cuando los africanos to-
man la sucesión en la reflexión filosófica, hay, según V. Y.
Mudimbe, "un nuevo descubrimiento de la racionalidad lo-
cal como un lenguaje autosuficiente que se autodefine como
cultura histórica". De esta recuperación que combina fuentes
islámicas, un conjunto de textos tradicionales y la renovación
crítica de la antropología surge un nuevo cuerpo de conoci-
miento.
Si bien este conocimiento no cuestiona completamente la
relevancia del acervo colonial, el autor reconoce la importan-·
cia de la tarea desarrollada. Más aún, se pregunta si los discur-
sos de gnosis africana no oscurecen una realidad fundamen-
tal: la variedad y multiplicidad del propio discurso, y si
10 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

penetrar de manera fidedigna en el texto africano no implica


acaso otro cambio epistemológico.
En las novelas de Cheikh Hamidou Kane y Camara La-
ye, Lemuel Johnson analiza las actitudes frente a la ortodoxia
y al sincretismo en el contexto afroislámico, como él lo lla-
ma. La lectura de Johnson, articulada a la histórica
del pensamiento religioso dominante en Africa occidental,
muestra el dinamismo con que la crítica literaria enriquece la
comprensión de los cambios en la cultura y la estética de la
vida social.
Una minuciosa lectura intertextual, realizada en dos ni-
veles -el de la fuente para la historia intelectual y religiosa
y el de la expresión social actual proyectada hacia el futuro'-
descubre en profundidad las visiones locales del ISlam que
contienen las obras mencionadas.
Johnson está proponiendo una nueva forma de leer la
producción literaria, la de traspasar los textos por miradas
que desde direcciones distintas devuelvan a la realidad vista
por los escritores la densidad de significados que contienen.
Ese estudio penetrante de los textos permite visualizar en
una secuencia varios planos la internalización del hecho
estético, como discurso, como expresión y como visión del
autor vocero de una cultura viva en la "oralidad".
Los tres trabajos constituyen una muestra del cuestiona-
miento y la renovación teóricos y metodológicos que se.están
operando en las disciplinas para abordar el estudio de la pro-
pia realidad.
La segunda serie de reflexiones detecta los signos de rup-
turas posibles con la complicada red de relaciones entre el
estado y las sociedades civiles en el marco opresivo de la his-
toria colonial prolongada por ·1os nuevos proyectos de inte-
gración a los mercados mundiales en situación de profunda
desventaja. Las sociedades africanas, dice Lopes, "pueden te-
ner el valor de hacer su catarsis denunciando el desarrollo
que no ha sido sino disfraz de la relación colonial", o bien,
como dice Zoctizoum, ellas "están en condiciones de inven-
tar su autonomía, sus propias maneras de gobernarse" o, se-
gún palabras de Nyong'o, "de generar fuerzas políticas que
INTRODUCCIÓN 11

presionen y demanden poder para hacer reconocer su exis-


tencia".
Desde ese punto de partida común sobre la capacidad de
las sociedades africanas para crear sus propios espacios de ac-
ción, los autores enfatizan distintos vectores en las fuerzas de
construcción política. Una misma constatación está en la
base de las tres argumentaciones: la necesidad de liberar el
pensamiento para encontrar caminos alternativos, endógenos
e innovadores capaces de movilizar a los sectores sociales más
dinámicos.
Yarisse Zoctizoum presenta un panorama amplio de las
situaciones de crecimiento y crisis económica en el continen-
te para desembocar en el análisis de los problemas agudos
provocados por la deuda externa en la década de los ochenta,
momento de recesión mundial.
Los factores de orden sociopolítico se agregan a la difícil
situación económica. La unidad nacional política, reforzada
por las guerras de independencia y la base cultural común a
pesar de la diversidad étnica, ha debido enfrentar problemas
muy serios de crecimiento demográfico y alto índice de urba-
nización. Al mismo tiempo la situación política ha moviliza-
do masas de refugiados que ponen en riesgo la estabilidad de
algunos países. El partido único como vía de solución termi-
nó poniendo frenos a la dinámica social y provocó más bien
conflictos étnicos, problemas fronterizos y agudos enfrenta-
mientos. En los ochenta las protestas sociales abiertas contra
el hambre y la pobreza, las reivindicaciones populares expre-
sadas en manifestaciones, elecciones, disturbios, donde los jó-
venes tienen una voz destacada, recorren la región desde Ma-
rruecos a Costa de Marfil, Malí, Benin, Nigeria.,, Liberia,
Zaire, Camerún, Congo, Kenia y Tanzania hasta Africa del
sur. Una tendencia democratizante generalizada, como dice
el autor, "resulta positiva para una nueva descolonización
política y financiera", al tiempo que los pueblos exigen su
participación en la construcción del futuro.
A propósito de la duración posible del afropesimismo
Carlos Lopes centra la atención en la necesidad de cambiar
los factores coyunturales que impiden a los pueblos del conti-
nente expresar sus puntos de vista. Eso significa que el diálo-
12 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

go viable es el que se establece con sociedades cuya tradición


determine lo que se puede hacer, "ese determinismo es endó-
geno y corresponde al único enfoque posible".
El Banco Mundial ha cambiado su perspectiva. De la
marginación de la tradición cultural e intelectual de los
pueblos pasa a una nueva concepción que tiene en cuenta la
importancia del desarrollo de los recursos humanos a través
de la educación y los servicios sociales.
Pero los africanos han producido una reflexión elaborada
por la Comisión Económica para África que invita a sus paí-
ses a practicar otra política de ajuste que dé lugar a un creci-
miento y desarrollo autofinanciado. Lopes advierte que en
un mundo cada vez más integrado las presiones externas o.bli-
garán a los países a la construcción de una autonomía colecti-
va. Para ello hay que liberar según Lopes el debate político
y económico y admitir que es la sociedad, no los viejos re-
gímenes políticos, la que debe decidir la fórmula de esos de-
bates.
Este vasto programa donde la libertad está en el centro
es el que permitirá hacer frente al afropesimismo.
El análisis de A. Nyong'o sobre participación popular
hace una historia de la desmovilización política provocada
por los partidos de estado que esperaban dar viabilidad a los
proyectos de acumulación, asegurar la modernización y la es-
tabilidad requeridas para el desarrollo.
Es evidente, sin embargo, que los regímenes autoritarios
así generados resultaron ineficaces para alcanzar esas metas.
Por el contrario, la democratización aparece como la condi-
ción necesaria para construir el desarrollo. Las diversas con-
cepciones de participación vigentes en los ámbitos políticos
son objeto de crítica· para este autor, quien concluye que la
organización actual de la política africana es el obstáculo
principal para transformarla. Un tema fundamental es la falta
de respuestas del estado a las necesidades de la sociedad civil.
Sin embargo para construir la democracia no deben olvi-
darse los límites reales presentes en el continente.
El tercer grupo de trabajos informa, desde distintas pers-
pectivas, sobre cambios que se están produciendo en las so-
ciedades africanas en este momento crítico.
INTRODUCCIÓN 13

Celma Agüero pone la mirada en el sector del campesina-


do africano que ha optado por organizarse para solucionar
problemas de producción, de relaciones con los mercados,
con el estado y con las propias comunidades. En esa acción
han logrado internalizar adquisiciones tecnológicas y adap-
tarlas al conocimiento profundo de su agricultura, revitalizar
formas locales de organización social y política y producir
nuevas respuestas para sí mismos y para los interlocutores.
La historia ha estado presente en el dinamismo de cada
construcción, lo que le ha otorgado solidez y fuerza al pro-
yecto. A través de esas organizaciones los campesinos adquie-
ren cada vez mayor capacidad de decisión, de cohesión a ni-
vel comunitario y de audiencia a nivel nacional. La reflexión
más inmediata es la de preguntarse qué formas de cultura po-
lítica se estarán creando en el mundo rural para participar en
la corriente democratizadora.
Las comunidades socioculturales designadas como etnias
(que la ignorancia de cierta prensa llama tribus) han ocupado
un lugar preponderante en las noticias recientes. La interpre-
tación más difundida las considera portadoras de anarquía y
posiciones reaccionarias y, como tales, obstáculos para todo
desarrollo político.
Fabien Adonon y Massimango Cangabo enfrentan esos
análisis y discuten su lugar en las sociedades futuras. Adonon
sugiere en sus preguntas posibles crisis de interpretación del
fenómeno, además de problemas de autopercepción o de per-
tenencia de los propios investigadores.
Sin embargo, pese a todos los análisis y al margen de
ellos, esas comunidades continúan perturbando los proyec-
tos de sociedad heredados del estado colonial. Adonon afir-
ma que hay un error en privilegiar las manifestaciones exter-
nas de los grupos socioculturales frente al estado porque se
pierde de vista la naturaleza de esos grupos. Ellos no hacen
política. Su permanente manifestación de desconfianza frente
al estado haría pensar más bien en el fracaso del estado africa-
no de corte europeo. En este momento de multipartidismo
resurge el interrogante sobre las posibles opciones políticas
de. esos grupos cuando está lejana la crisis del sentimiento de
pertenencia.
14 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Adonon afirma que el África negra tiene en su seno mo-


delos propios de organización de sociedades viables.
Massimango, desde otra perspectiva, visualiza los proble-
mas étnicos como centrales y no resueltos en la evolución po-
lítica de los estados independientes, del mismo modo que lo
fueron en el estado colonial.
Esa situación ha dado argumento para frenar la presencia
de las etnias en la vida política a pesar de que han estado y
están presentes en sus distintos niveles.
Cuando la aspiración al pluralismo político y a la demo-
cracia se expresa en disturbios sociales se argumenta que los
africanos no están preparados para asumirlos a causa del peli-
gro que representa la posible participación de las entidades
étnicas. En épocas de los presidencialismos, constructores de
naciones, las persecuciones o los privilegios otorgados a las
distintas etnias crearon antagonismos profundos entre ellas.
El autor polemiza con la idea de que la problemática étni-
ca pueda impedir cualquier proyecto de construcción demo-
crática. Sugiere por el contrario la necesidad de consolidar
esos grupos para establecer una nueva relación con el estado
pluripartidista.
Los trabajos aquí reunidos evidencian una preocupación
común: la búsqueda de nuevos campos de reflexión, para en-
frentar el desafío de la construcción social en este tiempo de
cambios profundos.
Publicamos además en este número, por primera vez, la
traducción directa al español de poesía swahili hecha por
John Cege Githi9ra, profesor asistente de lengua swahili en
el Programa de Africa.
El autor, Shaaban bin Robert ha sido escogido como uno
de los más destacados poetas contemporáneos, situado en el
punto intermedio entre el clasicismo de la literatura swahili
del siglo XIX y las pautas estéticas modernas. Su influen-
cia entre los jóvenes poetas y en el ámbito cultural de su
país esta reconocida por la popularidad de sus poemas y el
conocimiento amplio de sus escritos entre los swahiliha-
blantes.
Cege ha introducido algunos poemas de autores anóni-
mos que contienen los elementos culturales correspondientes
INTRODUCCIÓN 15

a pautas sociales y religiosas propias de la más profunda iden-


tidad de esa cultura.
Esta entrega de traducciones de literatura swahili es la
primera de una serie que comenzará a publicarse sistemática-
mente para dar a conocer al público una
producción rica y de vigente actualidad en Africa y fuera de
ella.
,
HISTORIOGRAFIA,
SOCIEDAQES Y CON<;IENCIA
HISTORICA EN AFRICA:z.

YORO FALL
Universidad Cheikh Anta Diop
Dakar

EL PRESENTE TRABAJO ANALIZA las nuevas tendencias histo-


riográficas que se detectan en las tesis sobre África, en lugar
de centrarse en las tendencias presentes en las obras,publica-
das. Tengo el privilegio de ser lector de tesis sobre Africa en
París, en Dakar y, de vez en cuando, en Lisboa, Ginebra o
Barcelona. En la mayoría de los casos, las tesis están escritas
por africanos. El deseo de compartir la satisfacción que expe-
rimento cada vez que leo las tesis que se hacen en las universi-
dades africanas o europeas sobre la historia de África me ha
conducido a realizar este análisis.
No existe una relación fluida entre los conocimientos
que se producen y la divulgación de los mismos. Este artículo
constituye así una oportunidad para participar en la divulga-
ción de conocimientos ya adquiridos. Intentaré el
movimiento actual del pensamiento histórico en Africa, y
qué cosas se están haciendo. Parte de estos nuevos conoci-
mientos, quizá 10%, será divulgada dentro de diez, veinte o
treinta,años. De ahí que la publicación de los conocimientos
sobre Africa sea un importante problema de la investigación
científica.
Lo que busco es plantear las novísimas tendencias histo-
riográficas africanas y, al mismo tiempo, acercarnos al movi-
miento actual del P,_ensamiento histórico sobre los sistemas
socioculturales en Africa.
* El presente articulo constituyeuna versi6n revisadade la Conferencia"His-
toriograffaen África" que dict6 el profesor Fall en El Colegio de México, en enero
de 1990.

[17)
18 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Historia e historiografía en África

Crítica del eurocentrismo

Desde hace más o menos diez años se ha desarrollado el inte-


rés por la historiografía en África y ya hay muchos trabajos
realizados. 1 En este contexto, creo importante referirme a lo
que se ha llamado la crítica del ettrocentrismo,que no fue ini-
ciada ni por los historiadores ni por los fil6sofos, y enfocarla
en el de los movimientos sociales que se han desa-
rrollado en Africa como oposici6n a la colonización. Básica-
mente, fueron las políticas -más ampliamente los
procesos sociales en Africa en tiempos de la segunda guerra
mundial- las que constituyeron una crítica al impacto del
eurocentrismo. Fue entonces cuando los africanos hablaron
de las tradicionesfrente a las modernizacionesy cuando lama-
yoría de los escritores africanos habl6 de la cultura africana.
Se puede decir que fueron los novelistas y los poetas los pri-
meros en hacer la crítica del eurocentrismo, básicamente como
afirmación de una cultura africana o de una personalidad afri-
cana (la negritud, por ejemplo). Ahora que los "sabios" ha-
blan del eurocentrismo, sería interesante mostrar c6mo están
siguiendo un camino ya ampliamente abierto por la literatu-
ra, por el arte y por los movimientos políticos de lucha con-
tra la colonizaci6n. Las referencias son muchas. Quizás la
más destacada sea la posici6n enigmática de la Grande Roya-
le, un personaje femenino de primer plano en la novela del
senegalés Cheikh Hamidou Kane.2 En una discusi6n de fa-
milia acerca de si el joven Samba Diallo debía ir o no a la es-
cuela francesa, la Grande Royale opina que Samba Diallo sí
debía ir a la escuela de los blancos para aprendercómo vencer
sin tener la razón. Descubrimos, de ·esta manera, el antagonis-
mo de dos 16gicas: la 16gica de la victoria opuesta a la 16gica
de la raz6n; la 16gica de la fuerza irracional del armamento

1 Jewsiewicki y Newbury (comps.), AfYican Histonograpfaies, L9ndres, Sage,


1986; Histoire Africaine: consta1a1ions, conteslations, Cahiers d'Etudes Africaines, nú-
mero especial 61/62, 1976; ver más detalladamente, Y oro K. Fall, 1988, sobre todo
la bibliografía, pp. 203-210.
2 Cheikh Hamidou Kan e, L '.Avenlure ambigue, Pads, Editions Julliard, 1961.
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONQENCIA HISTÓRICA 19

superior opuesta a la lógica de la conciencia racional de la le-


gitimidad. Cultural y políticamente, la colonización no po-
día significar más que la conquista del territorio. Los euro-
peos no 'tenían la fuerza necesaria para conquistar el alma y
los cerebros de todos los africanos; los colonizadores nunca
lograron conquistar.
Las iniciativas coloniales en todos los dominios -político,
económico, administrativo, cultural- provocaron numero-
sas contradicciones internas dentro de las sociedades colonia-
les africanas.3 La capacidad africana de iniciativa ideológica
fue dominante: la reactualización, la reconceptualización, el
conservadurismo o la manipulación de las formas antiguas de
las representaciones mentales y de los arquetipos culturales
fueron características de la vida social. Podemos considerar
todos esos procesos sociales como una crítica en vivo del eu-
rocentrismo.

Investigaciónhistórica y horizonte referencial.


En lo que se refiere a la investigación histórica, es importante
señalar que tanto para los historiadores africanos como para
los europeos fue imposible escribir una historia de África,
porque les faltaban los conceptos para escribirla, sin que fue-
ra una historia de los europeos en África, de los árabes en
África, o sea, una historia de los extranjeros en África.
Las dificultades eran muchas, pues se requería una histo-
ria que no se basara en los conceptos heredados de la historia
de Europa. C6mo escribir una historia del estado en África
con los conceptos del estado originados en Europa, o una his-
toria de la nación con el concepto de la nación europea o una
historia de la iglesia, siendo que en África no hubo iglesias,
excepto en Etiopía. Además, con los conceptos heredados de
la historia de la iglesia cristiana y de la historia general de los
monoteísmos judeocristianos era imposible presentar una

3 Yoro K. Fall, "Colonisation et décolonisationen Afrique: dimension histo-


rique et dynamiquedans les sociétés",Annales l'Uniwrsité d'Étéd':Andorre,1985,
pp. 207-225.
20 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

historia de la religi6n africana -que no es animista ni feti-


chista. Era muy difícil también escribir la historia de una cla-
se social, de emperadores, de monarquías, de monedas emiti-
das por el poder político. Pero lo que resultaba más difícil era
sintetizar la evoluci6n hist6rica de las sociedades africanas
tomando como referencia cronol6gica la periodizaci6n
europea.
El descubrimiento de ,todas esas dificultades provoc6 que
muchos historiadores de Africa realizaran una revisi6n de los
conceptos y de las referencias heredados de la historiografía
europea. En la mayoría de las tesis redactadas a partir de los
1974-1975, se presenta una crítica de la aplicaci6n rígida
en Africa del funcionamiento de la historia europea.
Desde el punto de vista epistemol6gico, hoy en día ve-
mos el desarrollo de preocupaciones intelectuales y científi-
·cas de esa índole. El ejemplo más rico es el del antrop6logo
e historiador inglés Jack Goody, quien trabaja sobre la histo-
ria de la escritura y de la familia en Europa. 4 Después de tra-
bajar sobre temas africanos, Goody ha vuelto ahora a traba-
jar sobre asuntos europeos, pero con conceptos básicos
heredados del estudio de las sociedades campesinas africanas.
En su estudio de la escritura en su nexo con el derecho y con
el poder, demuestra c6mo la raz6n gráfica corresponde a una
domesticaci6n del pensamiento y c6mo la escritura europea
puede aparecer como un empobrecimiento de la comunica-
.'
c1on.
En otras oportunidades me he referido a la cartografía y
a las reacciones de la gente frente a un mapa de acuerdo con su
edad: los j6venes actúan con mayor riqueza que los adultos;
los j6venes miran las imágenes mientras que los adultos leen
lo escrito. Lo miSilJO sucede con la historiografía: actualmen-
te es en Europa y Africa donde se hace una crítica de los fun-
. damentos de la historia europea n¡ás profunda que la crítica
del eurocentrismo porque -para usar una imagen deporti-

4 Jack Goody, La raison grapl1iq"e,Par!s, Editions de Minuit, 1979; 'n1e domes·


tication of the savage mind, Cambridge University Press, 1977; La logique Je l'écri-
wre, Par!s, Armand Colin, 1986, L 'évolution de la famille et du mariage en Europe,
Par!s, Armand Colin, 1985.
IDSTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTÓRICA 21

va- se trata de un juego de ping pong, mientras que la crítica


del eurocentrismo es más squash que ping pong.
En este movimiento de relectura del horizonte referen-
cial de los historiadores hay una ligazón con la hegemonía
europea. Por ejemplo, hoy en día en Irán se hace una historia
nacionalista que propone como referencia de nación una
perspectiva muy europea. En muchas partes del mundo se
hace una historia de los mitos nacionalesy del nacionalismo
como reacción a las hegemonías,que aparece como un calco
de la hegemonía.Se puede entender eso de una manera muy
amplia con los trabajos de Pierre Bourdieu, quien afirma que
la oposiciónes una forma de reproducir las cosas a las cuales la
gente se opone, porque está presente el peso de la cultura, de
la educación y de la manera de ver.

Historia: técnicas y fuentes

Sociedad, disatrso y oral.idad: la "oralitura"


como estética y como espejo

La palabra "oralitura" -"orature" en francés- es evidente-


mente un neologismo africano y, al mismo tiempo, un calco
de la palabra literatura. El objetivo de este neologismoes bus-
car un nuevo concepto que pueda oponerse al de literatura,
y que tenga los fundamentos y la forma específicade la co-
municación.
La fuente más conocida de la historia de África es la lla-
mada tradición oral, un concepto introducido por el historia-
dor belga Jean Vansina, especialista de las culturas bantú,
quien fue el primero en estudiar históricamente la tradición
oral. Sin embargo, el pensamiento de Vansina ha tenido
avances porque en su último libro, Oral. traditionas history,
no habla de tradición oral sino de historia oral. Podemos afir-
mar, sin embargo, que frente a la oralitura el concepto de his-
toria oral constituye un empobrecimiento, porque la oralitu-
ra, que es una estética al igual que la literatura, tiene mayor
riqueza que ésta. Las leyendas,los mitos, los cuentos, las epo-
22 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

peyas, los cantos son géneros diferentes y demuestran la in-


creíble riqueza de la oralitura como estética. En el caso, por
ejemplo, de los cantos constatamos que existen diferentes gé-
neros. Los cantos genealógicos son historias de familia con
referencia fundamental a las raíces de un individuo, a sus an-
tepasados. Constituyen una redacción de la cronología y una
lectura de la lógica de las generaciones, con sus valores, sus
maneras de vivir y ver, con su sociedad. El canto genealógico
está muy presente en todas las familias: se trata de una visión
del individuo dentro de una cadena, dentro de un tiempo que
puede ser muy amplio. Existen incluso cantos genealógicos
que se remontan hasta el siglo XIII.
La oralitura, además, no es sólo una manera de ver el pa-
sado sino también un sistema de conocimiento y un sistema
de transmisión de los conocimientos.
Podemos hablar también de las genealogías de los mansa
de los oba, pues hoy en día ya no hablamos de reyes en
Africa: utilizamos las palabras africanas, porque la palabra
rey es propia de la historia europea. La genealogía de los de-
positarios del poder (para emplear una palabra más amplia)
es diferente del canto genealógico común. Por ejemplo, la pa-
labra dice una cosa, la música otra; las palabras enumeran una
lista de nombres, la música presenta otra. Para alguien que
escucha el canto y tiene todas las referencias es fácil manejar
la música, que es un mensaje musical, y manejar la letra del
canto. Históricamente hablando, aquí existirían dos eviden-
cias que deben conocerse para entender y para descifrar el
mensaje. Se trata de un canto genealógico político, diferente
estéticamente de los cantos genealógicos de las familias co-
munes.
Podemos multiplicar los ejemplos y observar, al mismo
tiempo, que hay una historia muy sofisticada, muy formal,
diferente de la historia que se plantea en los cantos genealógi-
cos, donde se coagula el tiempo. Una historia sofisticada lle-
na de lo que los historiadores llaman anacronismos, los cua-
les son, una vez más, una estética.
Tomemos ejemplos literarios para entenderlo. Las obras
de teatro del francés Jean Giraudoux están llenas de anacro-
nismos: Amphitryon 38, La guerre de Troie n 'aura pas liett o
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONQENCIA HISTÓRICA 23

Pleins Pouvoirs. Para hacer sentir el peso de la realidad y de


la actualidad el autor las esconde; lo escondido es lo funda-
mental, así se lo puede reconocer.
Los mitos, los temas y los personajes históricos son mo-
dernizados, mientras que la actualidad se presenta como anti-
gua, envejecida. Los anacronismos sirven aquí para pensar en
el movimiento histórico presente-pasado, para absolutizar las
dimensiones de los arquetipos de la acción humana: la estéti-
ca de los anacronismos es una filosofía de los hechos y de los
procesos sociales. Frente a los problemas políticos que tienen
una resonancia social muy intensa y muy importante, los
anacronismos pueden servir para esconder las oposiciones
entre grupos, porque se piensa que la historia no debe servir
para hacer más y más heridas.
La estética puede resultar en la oposición entre la letra y
la música, entre el canto genealógico político y el canto ge-
nealógico familiar y, además, en el ocultamiento. Por ejem-
plo, hay muy poca gente que sepa dónde enterrados los
antiguos reyes y las personas importantes. Prueba de ello es
un acontecimiento sorprendente ocurrido en 1975, durante un
congreso internacional sobre las tradiciones históricas que se
organizó en un país africano. Allí hubo un dyeli -el llamado
"griot'', un tradicionista- que contó mucho más que lo per-
mitido; poco después murió sospechosamente. Se supone que
su muerte pudo deberse a la abundancia y a la evidencia de
las informaciones que suministró durante su amplia interven-
ción en el congreso, sobre todo las indicaciones precisas so-
bre los cementerios. Tal conducta es algo imposible de aceptar
en muchas sociedades africanas. El privilegio de hablar entra-
ña mucho peligro y siempre es necesario que en la comunica-
ción se mantenga separado lo implícito de lo explícito.
Esta riqueza de la oralitura está ligada a la multimodalidad
de la comunicación oral. El historiador tiene que interrogar
ampliamente los mensajes y tratar de descubrir lo que está es-
condido, los silencios, las alusiones, las codificaciones y el jue-
go de la letra y de la música. De esta manera, la oralitura como
fuente histórica se vuelve un espejo de la sociedad, una vía
para observar la sociedad en su intimidad y acceder a una se-
rie de evidencias secundarias diferentes de las primarias.
24 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Existen muchos casos similares. Por ejemplo, sabemos


que los historiadores europeos recopilaron muchas tradicio-
nes orales a fines del siglo XIX y principios del XX. Como
ilustración de este hecho podemos mencionar las tradiciones
sobre la destrucción del imperio de Ghana, recopiladas por
los franceses durante los últimos años del siglo XIX. El histo-
riador francés Maurice Delafosse utilizó todas las versiones,
l!lezclándolas en su obra más importante sobre la historia de
Africa Occidental. 5 Los historiadores de las generaciones si-
guientes trabajaron fundamentalmente sobre las diferencias
que existían entre las distintas versiones, y sobre las diferen-
cias que había entre las versiones respecto de los aconteci-
mientos históricos.
Muy recientemente un historiador maliano, Boubacar S.
Diallo, investigó en qué condiciones se recopilaron las 18
versiones y la identidad de los informantes. 6 Lo primero
que descubrimos es que la mayoría de los informantes estaba
constituida por personalidades muy conocidas en su tiempo,
de modo que era posible conocer la historia de sus familias.
En su gran mayoría los informantes eran jefes, pertenecían
a la administración francesa y hablaban de su legitimidad
como jefes. Al trabajar la historia de estas familias y de estos
personajes se ha descubierto que al ser jefes nuevos, nombra-
dos por la administración colonial francesa, lo que querían
era sobre todo legitimar su poder.
Es muy importante observar también que el mito de Wa-
gadu es un mito de destrucción: la destrucción del antiguo
imperio de Ghana por falta de sacrificios a la serpiente pro-
tectora del estado y de la sociedad. Hay que tomar en cuenta,
entonces, el contexto histórico en que se recopilaron las dife-
rentes versiones del mito de Wagadu, y preguntar por qué les
fue tan fácil a los colonizadores recopilar toda la tradición:
es evidente que los informantes están dispuestos a hablar.
Pienso que esa disposición a hablar se explica fácilmente: el
mito y las tradiciones de destrucción no se refieren única-
5 Maurice Delafosse, Haute-Senegal-Niger{Soudan francais), Parls, Ed. Larose,
1912. Nueva edici6n, 1972.
6 Boubacar Sega Diallo, Les origines de l'empire de Ghana, tesis de doctorado
del 3er. ciclo, Universidad de Par!s 1, Panthe6n-Sorbonne, 1987.
HISTORIOGRAFÍA, SOOEDADES Y CONCIENCIA HISTÓRICA 25

mente a la historia propia del imperio de Ghana, sino tam-


bién al sentimiento que tenía la sociedad de una destrucción
ocurrida a causa de la colonización. Hoy en día, para noso-
tros historiadores es interesante descubrir, en primer lugar,
que con estos textos no podemos estudiar realmente Ghana
sino el sentimiento popular frente a la llegada de los france-
ses, y no tenemos mejores fuentes sobre eso. En la actualidad,
la tradición de Wagadu está acabada: los tradicionistas van a
las recopilan los textos recogidos y traducidos
por los franceses desde hace casi un siglo y los dicen en len-
guas africanas; Esto ya no es una forma de oralitura, sino
realmente una forma literaria: casi lo mismo que una función
teatral o que el telenoticiero. Podríamos definirlo, con la ex-
presión de nuestro colega Alioune Tine, como una ''oralidad
fingida" ,7 una oralidad construida por la literatura. Esta tra-
dición es un texto leído, que no procede de la oralitura como
forma de pensar. Es muy importante observar que la oralitu-
ra es una reconstrucción permanente y que el historiador no
puede utilizar los datos sin estudiar, transcribir y traducir los
textos, considerándolos internamente para descubrir así cuá-
les son los hechos que se esconden tras ellos, y para estudiar
las lógicas intrínsecas al texto y no sólo las extrínsecas. En la
historia estamos obligados a ver en los textos mucho más las
lógicas extrínsecas, es decir la ligazón del texto con los acon-
tecimientos, y prestar atención a la internalización del acon-
tecimiento dentro del texto. Es decir, que son las circunstan-
cias y los acontecimientos los que permiten el renacimiento
del texto oral y no al revés. Tal es el juego de espejo dentro del
texto. De esta manera los textos orales pueden ser utilizados
como fuentes históricas pero a un precio muy elevado.

Metodología:en busca de la informaciónhistórica


Lo que hemos planteado con los textos ocurre también con
los objetos. Así como es posible extraer la información histó-
7 Alioune Tine, "Esquisse d'une théorie pragmatique et ethnosémiotique de
la littérature africaine écrite: l'oralité feinte code de representation", Rewe
SenegaLiiseáe Phi/.osophie, núm. 9, 1987.
26 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

rica de los cantos y de los textos orales, también es posible


obtener lo mismo de los objetos, aunque con menos inten-
sidad.
Los objetos están cargados políticamente, o bien hacen
referencia a una responsabilidad, a algo espiritual o a algo sa-
grado. Hay historiadores que rastrean la historia de los any
-una etnia de Costa de Marfil- en los cetros o bastones de
mando y en los asientos;8 otros historiadores investigan las
pesas para pesar el oro, a fin de conocer el pasado de los
akan, 9 otra etnia común a Costa de Marfil y a Ghana, o
para demostrar la antigüedad de las relaciones entre esta zona
africana y el Mediterráneo.'º Se trata así de dos perspectivas
hist6ricas, la historia interna y la historia de las relaciones in-
ternacionales, a través del estudio de los mismos objetos. El
objeto clásico a estudiar es la estatua, que tenía un significado
religioso, un significado político y un significado individual,
como ocurri6 hist6ricamente en otras zonas. Resulta
parad6jico que tengamos una mayor inmediatez de la infor-
maci6n hist6rica en los objetos que en los textos orales. Los
mensajes y las informaciones grabados o inscritos en los obje-
tos constituyen sistemas gráficos en los cuales la historia es
directamente evidente. Es importante para nosotros que des-
cubramos el hecho de que los pueblos africanos no han desa-
rrollado una escritura de tipo europeo, pero tienen sistemas
gráficos que han sido conscientemente utilizados para descri-
bir el mundo y escribir su historia. La escarificaci6n corporal
es otro de esos sistemas gráficos: corresponde a una verdadera
identificación de las personas. Las informaciones históricas
están presentes en lo que un historiador barundi llamó los
paisajes memorables, compuestos por los árboles-memoria"
o por los macizos sagrados. los objetos, en el cuerpo hu-

8 Claude H. Perrot, Les Anyi- Ndenye et le pouvoir aux XVI/le et X!Xe s, París,
Publicaciones de la Sorbona, 1982.
a
9 G. Niangoran -Bouah-, Les poids peserl'or dam la civilisationalean, Univer-
sidad de Pads X, 1972.
10 Thymothy Garrard, Myt/Js aná mythology: 71Je early saharian golá trade,
f.A.H., XXlll, 1982, pp. 443-461.
11 Leonidas Ndoricimpa y Claude Guillet (comps.), L 'Arbre·memoire.Traái·
tiom orales áu Burundi, Parls, Bujumbura, K.arthala, C.C.B., 1984.
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA IDSTÓRICA 27

mano, en los árboles, en los lugares existen diversos de nive-


les de presencia social y cultural de la historia. Para nosotros
es de suma importancia concebir y analizar esas crónicas ori-
ginales. Además, todo eso nos hace reflexionar sobre la sensi-
bilidad histórica de los pueblos y sobre la riqueza de las ma-
neras de ver la historia. Hay una historia política, una
historia social, una historia familiar, y a esto lo podríamos
llamar riqueza de la historia, porque cada uno se siente impli-
cado en ella. No se trata únicamente de la historia de los re-
yes o de los personajes importantes. Cada persona tiene su
historia, tiene sus raíces y se reconoce con ellas. Estamos des-
cubriendo estas cosas de manera muy extraña, porque esto le
da miedo a los historiadores. Cuando confrontamos los resul-
tados de muchos años de investigación y se los presentamos
a la población, muchas veces nos damos cuenta que ya cono-
cen los resultados. Yo hice un trabajo sobre una determinada
comunidad, y para mi fue muy interesante ver cómo después
de diez años, cuando regresé para presentarles mi investiga-
ción, me dijeron: "Entonces tú querías escribir la historia de
todas las familias, de las relaciones entre las familias. Eso ya
lo hicimos hace mucho tiempo. Si quieres, aquí está el tex-
to". Para una persona como yo, con mucho más entrena-
miento en las categorías europeas, era increíble ver todas las
relaciones, los casamientos, etc., escritos en lengua africana
con carácteres árabes. Es importante señalar que ellos logra-
ron escribir su historia tal como nosotros escribimos y pensa-
mos escribir, creyendo hacer cosas nuevas...

Historia de los textos: pre-textosy sociología del conocimiento


Llegamos ahora a los sacrosantos ídolos de los historiadores:
las fuentes escritas. Cronológicamente, existen fuentes
gas y romanas sobre África del Norte; fuentes me-
dievales árabes sobre Africa del Sahara y del Sahel; fuentes
modernas europeas sobre las regiones más al sur y para toda
África. Además, sobre las fuentes ya tenemos trabajos de tra-
ducción de las lenguas de origen al francés o al inglés. Este tipo
de publicación lo iniciaron los europeos durante los últimos
28 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

años del siglo XIX y dos o tres de los más importantes de


ellos se han ocupado de las fuentes árabes.12 Durante mu-
chos años los historiadores utilizaban los textos originales o
las traducciones para buscar la información histórica. Ahora,
lo que se ve en la mayoría de las tesis es que los investigadores
no están buscando la información histórica sino la historia de
los autores que nos dejaron esos textos. Es decir, que no se
trata de estudiar los textos primordialmente como fuentes
sino como bases de estudio de la historia del conocimiento,
de la historia de los conceptos o de la historia de la formación
intelectual del autor mismo. Eso es fundamental para utilizar
las informaciones históricas en segundo lugar, mientras que
al mismo tiempo se hace la historia de los conceptos. (Sabe-
mos muy bien, por ejemplo, que el concepto de nación du-
rante el siglo XV no significaba lo mismo que hoy.)
En los textos árabes, la principal de los au-
árabes era la alteridad de Africa, pero eso no es historia
de Africa sino historia del mundo árabe. En la actualidad esos
textos se trabajan de otro modo. Contamos con mucha infor-
mación, porque los africanos, que no tienen la misma heren-
cia intelectual que los árabes, pueden fácilmente interrogar
los textos; frente a los textos árabes tienen otras referencias
y otro conocimiento de su propia historia, por lo que pueden
leerlos, corroerlos e ir lo más lejos posible en su lectura. Hay
un trabajo, por eiemplo, sobre la denominación que se le
daba al poder en Africa en las fuentes árabes del siglo VIII al
siglo XIII. Es muy interesante observar cómo al principio en
los textos árabes había muchos problemas para designar a los
reyes africanos, por lo que utilizaron los nombres de los paí-
ses para designar a sus reyes; así decían el ghana, para designar
el rey de Ghana. Durante el siglo XI utilizaron mucho la pa-
labra árabe malik y, más tarde, utilizaron la palabra sultán en
el siglo XIII. Es reconocer que en este caso no se
trata de historia de Africa, sino de historia de los c9nceptos
árabes. De esta manera, una información sobre Africa se

12 Joseph Cuoq, Recueil des sources arabes concernant l'Afrique Occidentale, Pa-
rls, CNRS, 1975; N. Leutzion y J.F.P. Hopkins, Corpus of early Arabic sourresfor
West Afrü:an history, Cambridge University Press, 1981.
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTÓRICA 29

vuelve rápidamente una información sobre el mundo árabe,


para luego utilizar el texto como información histórica. Lo
mismo ocurre con la palabra que los portugueses utilizaron
para designar las religiones africanas: feitico, de donde viene
el concepto de fetichismo.Feitico proviene de la raíz feíto, que
significa la cosa hecha, que no tiene nada espiritual, que es
algo hecho por el hombre. Al trabajar los textos y la historia
de la palabra, descubrimos la influencia de la Inquisición. Los
autores que hablan de fetichismo estaban impregnados del
ambiente ibérico de la Inquisición. Para nosotros es mucho
más interesante ver la historia de la palabra como una histo-
ria, co_mo un pretexto, como algo que existe antes de su llega-
da a Africa y que eroviene del ambiente intelectual propio
de Europa y no de Africa. A partir de allí estudiamos intensa-
mente la información que contiene el texto.
Un ejemplo ampliamente ilustrativo de los errores deri-
vados de estas diferencias culturales lo encontramos en una
descripción qúfoientista de una ceremonia religiosa africana
en el Congo. El autor asistió a todo el rito africano y su des-
cripción de los acontecimientos y del encadenamiento de los
mismos es tan fiel que es posible, sin ninguna duda, identifi-
car todas las etapas de la ceremonia. Sin embargo, el autor fue
incapaz de verla como un rito y nos la describe como una
fiesta sin orden, de las actitudes excesivas de hombres casi ne-
cios y tontos, sin ninguna preocupación religiosa. Es posible
multiplicar situaciones parecidas a ésta desde la perspectiva
de la sociología de las formas de mirar a la gente, de mirar
las otras culturas.

Tiempos históricos y espacios: hacia la dimensión


histórica de las culturas africanas

Periodizaciónteórica y cronologíade los procesos culturales

Todos sabemos que no todas las culturas han tenido las mis-
mas maneras de hacer el cómputo del tiempo. La uniformiza-
ción relativa del cómputo europeo no debe oscurecer la diver-
sidad histórico-cultural de los calendarios. Con una difusión
30 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

menos importante, hubo también otros calendarios cuya


existencia se conoce cada vez más. Podríamos decir que la
historia de la invención, la difusión y la adopción de los ca-
lendarios por los diversos pueblos del mundo es de una com-
plejidad y de una riqueza extremas. Llegar a un conocimiento
detallado de este tema exige un trabajo interno y profundo.
Lo más importante para nosotros es plantear las dificulta-
des que tenemos hoy en día en África con la periodización.
No nada más el tiempo histórico, sino también los tiempos
históricos carecen del mismo significado, del mismo tipo de
entendimiento. Dentro de este tema, examinaremos las rela-
ciones del hombre africano con el ambiente, y la evolución
histórica de esas relaciones durante los últimos diez mil años.
Tenemos muchas evidencias sobre la importancia de la ecolo-
gía, la cual está tan presente en África que hemos empezado a
identificar a las sociedades africanas como sociedades de solida-
ridad frente a los peligros ecológicos (la selva, el desierto, las
sequías) y frente a sus manifestaciones sociales: el hombre, las
enfermedades, etc. Las primeras culturas neolíticas histórica-
mente conocidas desarrollaron la domesticación tanto de las
plantas como de algunos animales, de manera original, en el
Hoggar, el Azawag, el Awker, en las cuencas del Níger, Sene-
gal, Zaire, Zambeze y Limpopo. Hace veinte años no podía-
mos imaginar la amplitud de las respuestas humanas -que in-
cluyen el fortalecimiento de las comunidades- a los desafíos
ecológicos en estas zonas, pues hace veinte años las antigüe-
dades africanas eran confundidas con las antigüedades egipcias.
Hoy sabemos con mucha certeza que la antigüedad egipcia
hunde una parte de sus raíces africanas dentro de este ambien-
te de cristalización cultural.
En lo que se refiere a la actividad productiva tenemos
datos casi inéditos sobre la cerámica, los metales y más am-
pliamente sobre las culturas materiales. Los pescadores saha-
rianos fueron quienes iniciaron, en todo el continente, la
producción cerámica más antigua, en las riberas de los lagos
hoy desaparecidos del Azawad Taoudeni, Twat y Wargla en
el Sahara central y, al este, los lagos Victoria y Nakuru en Ke-
nia. El inicio de la producción cerámica en esta zona tiene
más o menos diez mil años. Así, en lo que se refiere a la cerá-
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTÓRICA 31

mica, los saharianos han tenido una "anterioridad" de más


de mil respecto de la de los antiguos egipcios. De todas mane-
ras, tenemos la certidumbre de que no heredaron la cerámica
de los egipcios.
Lo importante es observar el peso histórico exponencial
de la cerámica en las culturas humanas; incluso el mito de
Adán y la arcilla en el Antiguo Testamento lo hace sentir.
Concretamente, la cerámica nos proporciona informaciones
sobre la tecnología y la maestría de un sistema de produc-
ción; sobre la cocina y las técnicas de conservación; sobre la
estética y los símbolos; sobre los intercambios y las relacio-
nes con las otras culturas; sobre el nivel de complejidad inter-
na y de integración; es decir, sobre todos los procesos sociales
de una cultura.
Eso está prese!1te desde hace aproximadamente ocho mil
años, no sólo en Africa oriental y el Sahara sino también en
Camerún y en la Cuenca del Uelé (Zaire). Nos permite re-
chazar la idea de la selva ecuatorial como una selva virgen o
salvaje.
Es posible subrayar la diversidad de estos fenómenos his-
tóricos. En primer lugar, la diversidad geográfica. Las zonas
t;,n las cuales los hombres iniciaron la producción cerámica en
Africa están situadas en varios ambientes ecológicos al oeste,
al este y al centro del continente. En segundo lugar, la diver-
sidad industrial y cultural dentro de esta producción cerámi-
ca. El inicio de la producción cerámica apunta claramente a
otras perspectivas científicas: la importancia de la gesca en el
proceso de desarrollo de las culturas neolíticas en Africa y la
originalidad de las modalidades de autodescubrimiento o de
autoinvención.
Es evidente que hay innumerables posibilidades de rein-
terpretar la historia africana, si se revisa la teoría defusionista
y se le da crédito a la teoría de la arqueología de los pueblos,
que hace énfasis en las capacidades universales de innovación
y de mutación autónoma.
La historia de los metales nos permite a su vez observar
las mismas características: diversidad de la localización geográ-
fica, de las técnicas metalúrgicas y de las modalidades de auto-
descubrimiento. En lo que se refiere al hierro, los sitios exca-
32 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

vados en África en el sur y en el sureste del continen-


te y también en Africa occidental revelan la riqueza minera-
lógica de los yacimientos y la variedad de las técnicas de fun-
dición relacionadas con la arquitectura de los bajos hornos.
En cuanto al cobre, los sitios arqueológicos más significativos
se encuentran en Mauritania, en el norte del Níger y en la
zona del Copperbelt, donde los yacimientos geológicos son
importantes. Una vez más tenemos las mismas diversidades.
El progreso de los conocimientos arqueológicos sobre las
culturas africanas impone así una renovación epistemológica
en el pensamiento de los arqueólogos, lo mismo que los re-
sultados de las excavaciones en varias zonas del mundo a pro-
puesta de la cronología. Los tiempos históricos no siempre
permiten una universalización sistemática de los procesos de-
finidos teóricamente; la metodología arqueológica que es, so-
bre todo, monográfica revela las diferencias cronológicas y la
universalidad de las capacidades, de las facultades de inven-
ción y de cambio. La diversidad de los centros de neoliti-
zación que conocemos en Europa, Asia y en las Américas y
la diversidad en y los fundamentos de la urbani-
zación, existen en Africa tal como en las otras zonas del mun-
do, de una región del continente a otra.
Las monedas africanas constituyen otro ejemplo de pro-
cesos de cambio de larga duración. El reino de Axum, en
Etiopía, fue el único estado africano en el cual hubo monedas
metálicas concebidas y garantizadas por un poder político,
desde el siglo III a.C. hasta el siglo VIII d.C. En todas las otras
partes del continente, al sur del Sahara, los intercambios y el
comercio estuvieron basados en monedas que podrían resul-
tarle extrañas a los extranjeros: pequeñas cruces y otros obje-
tos de cobre; telas, objetos de hierro, diversas conchas y el
caurí. Cabe citar aquí la tesis de Félix Iroko, de la República
de Benin, y algunos de los resultados obtenidos. 13
A partir de aproximadamente el siglo X aparecen los cau-
rís (cypraeaannttlusy cypraeamaneta), que hacen desaparecer

13 Félix Iroko, Les cauris en Afrique Oa:identaledu Xe au XXe siede, Universi-


dad de Par!s I, Pantheon-Sorbonne, 1987.
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONQENCIA HISTÓRICA 33

en algunas zonas africanas otras monedas más antigu,as. Es


importante notar que los caurís n9 son originarios de Africa,
sino que procedían del océano Indico, exactamente de las
islas Maldivas y Laquedivas, y que erag utilizados como mo-
nedas en el Índico, antes de llegar a Africa.
Las sociedades africanas escogieron los caurís para mone-
tarizar sus intercambios durante una de relaciones eco-
nómicas estrechas con los países del Indico: los africanos ex-
portaban a la India, por ejemplo, el hierro y el oro. Casi
todos los países africanos utilizaban los caurís como moneda;
esto pone en evidencia la intensidad de las relaciones econó-
micas e ideológicas dentro del continente, entre la zona
oriental y las zonas centrales, occidentales y australes. Este
hecho se sospechaba, pero no teníamos las suficientes eviden-
cias materiales y míticas de él. Vemos así el ejemplo de un
conocimiento que hace diez años ni se imaginaba. Este nuevo
conocimiento esclarece el problema de la población de Mada-
gascar, derivada de la intensidad de las relaciones históricas
entre África y Asia a través del Índico. Una vez más, com-
probamos la antigüedad y la universalidad de las navegacio-
nes oceánicas. De todos modos, estas informaciones ya de
por sí son fundamentales, porque permiten ver de una mane-
ra completamente diferente la historia económica del conti-
nente, así como la historia de las influencias entre las culturas
africanas, y porque destacan la importancia del movimiento
de las ideas. La IJlOnetarización es una idea, un símbolo, y
toda la gente en Africa tenía el mismo simbolismo, al mismo
tiempo. Los tiempos históricos, la cronología de los procesos
sociales rescatados merced a la arqueología, nos permiten des-
cubrir gran cantidad de hechos. Un ejemplo, en cuanto a la
continuidad y la sensibilidad histórica, lo constituyen las
trenzas: las primeras informaciones que tenemos sobre ellas
datan de hace seis mil años. Se trata de una estética que tiene
seis mil años de antigüedad y que la gente sigue haciendo su-
ya. Las informaciones más antiguas sobre las trenzas las tene-
mos en las pinturas rupestres del Sahara (Tassili N'Ajjer,
Hoggar, Adrar) y los historiadores consideran las trenzas
como fuente histórica. Al estudiar las pinturas rupestres se ad-
vierte que los mismos sistemas gráficos han permanecido du-
34 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

rante seis mil años. Por increíble que pueda parecer, hay que
admitir que existe una sensibilidad histórica, lo que se han
llamado los arquetipos de la personalidad cultural, que no
son arquetipos estéticos de unos pocos siglos sino de mile-
nios. Se trata de una especie de contradicción: la historia es
cambio y movimiento y, al mismo tiempo, hay continuida-
des en muchos aspectos, sobre todo en los estéticos.
Estos ejemplos ponen en evidencia la dimensión histórica
de las sociedades africanas, que se opone a una periodización
rígida basada sobre la sucesión antigüedad, edad media, tiem-
pos modernos, etc., o sobre la tecnología (paleolítico, neo-
lítico, mesolítico, edad del bronce, edad del cobre, edad del
hierro, etc.). Los sincronismos, las combinaciones y los enca-
denamientos de las tecnologías, de los símbolos y de los mate-
riales son más importantes que las rupturas.
Por otra parte, no es posible hablar de "siglo de oro" y
de decadencia. Sabemos históricamente que los africanos, si
bien tenían recursos auríferos, no apetecían el oro: a éste no
se le consideraba como un metal de lujo, sagrado o denotador
de riqueza. A diferencia de los árabes y de los europeos que
tenían una gran demanda de oro, los africanos lo explotaban
como producto de exportación .... Tenemos que hablar mu-
cho más de mutaciones, de recombinaciones.

Nuevos temas de la investigación histórica

Para concluir, haremos un rápido análisis del impacto de la


dimensión histórica, de las rupturas y de las continuidades
sobre la il'!vestigaciónhistórica. En la actualidad, los historia-
dores de Africa; sobre todo en Malí, Nigeria o en Zaire, tra-
. bajan sobre la etnoarqueología; es decir, sobre la interacción
entre la cerámica actual y la cerámica antigua, entre la
cerámica actual y las etnias. Se está haciendo una historia de
la demografía ligada a la lingüística, a la genética o a algunas
enfermedades típicas de las poblaciones africanas, mientras
que se prosiguen los estudios sobre las consecuencias demo-
gráficas de la esclavitud. La genética de las poblaciones está
planteando nuevas perspectivas científicas en la historia del
HISTORIOGRAF'ÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTÓRICA 35

hombre y del hombre africano: se supone, por ejemplo, que


las "poblaciones negras" de Melanesia, Australia; de India del
Sur, de Sri Lanka o de África pertenecen a grupos diferentes
y que la pigmentación es muy reciente, data de unos treinta·
mil años. 14 Existe también una historia de las lenguas: naci-
miento, convergencia, divergencia, desaparición.
En el caso de la esclavitud, se está haciendo la historia de
la dimensión interna de la esclavitud en África, para tratar de
entender cómo se produjo el hecho de que los africanos ven-
dieran a otros africanos, y esto no como una problemática
ética, no como una empresa moral, sino como la historia de
las relaciones del poder, del estado y de la sociedad. Además,
el estudio de la historia del pensamiento permite ahondar en
cuáles eran las ideas y conceptos válidos para reducir las po-
blaciones a la esclavitud: cómo llegaron estos conceptos,
cómo fueron formulados y qué cronología podemos estable-
cer en las sociedades que han conocido sucesivamente la es-
clavitud. Es interesante notar que al mismo tiempo que las
sociedades africanas mantenían con el mundo relaciones cuya
importancia estaba basada en el comercio de esclavos, dentro
de las sociedades africanas no había esclavos. Es durante el si-
glo XIX cuando las sociedades africanas ptieden aparecer
como sociedades esclavistas, porque después de la abolición
de los esclavos, los que no pudieron venderse, quedaron en
las sociedades africanas. En el siglo XIX, en el momento de
la llegada de los colonos europeos, las sociedades africanas
poseían esclavos·. Este trabajo sobre la esclavitud no es una
historia de los africanos fuera de África, sino una historia
ubicada muy adentro. ·
Al igual que lo que con la esclavitud, la historia
africana es historia universal. Africa siempre ha estado ligada
a ésta y no constituye una tierra virgen, pues ha mantenido
muchas relaciones con las otras partes del mundo. Otros te-

14 Véanse los trabajos de André Langaney: "Diversité et histoire humaine",


PópulAtion,6, 1979, pp. 985-1006;Les hommes:passé, présent, conáitionnel,Parls, Ar-
mand Colín, 1988.
36 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

mas que también están presentes en la historia de África son


los estudios del clima, de la salud, de la alimentación y de la
economía. El papel de la economía en la historia africana es
clave, puesto que algunas sociedades de productores han
vuelto a la economía de subsistencia. Vemos cómo el pensa-
miento, la ideología, las opciones sociales tienen consecuen-
cias sobre la economía, o cómo las opciones sociales tienen
influencia sobre la alimentación. Un problema muy intere-
sante que se discute actualmente es el de la velocidad con que
las sociedades africanas adoptaron el maíz, el plátano o el ca-
cahuate. Estas opciones se hicieron antes de la colonización;
ahora lo sabemos con toda claridad. Hace veinte años se pen-
saba que esos cultivos eran una introducción europea produ-
cida durante la colonización. Es posible multiplicar los ejem-
plos, y eso demuestra que hay planteamientos nuevos sobre
la historia de la economía ligada a la alimentación, a las op-
ciones económicas de las poblaciones. ¿Por qué razón los
africanos han abandonado el arroz africano para cultivar el
arroz asiático? Hay problemas de dietas, de opciones, de cam-
bio: era más "fácil" cultivar el arroz africano porque es un
arroz de temporal y no de riego. Hay opciones parecidas que
son muj' interesantes. En los dos últimos puntos, lo que ve-
mos ahora como actividad e intensidad de la historia es la im-
portancia de la presencia social de la historia en las sociedades
y lo que hacemos, en la mayoría de los casos, es estudiar eso
en la perspectiva más científica posible; es decir, lo más cerca
de la relación entre las fuentes y las referencias sociales pasa-
das o presentes.
Los historiadores están iniciando una ampliación del
campo científico. Como en todas las partes del mundo, bus-
can nuevos instrumentos conceptuales para interrogar en
profundidad los hechos humanos, los procesos culturales. La
arqueología ha permitido una renovación de las perspectivas
históricas, sobre la base de las facilidades y las aplicaciones
ofrecidas por los nuevos métodos de laboratorio (datación,
palinología, sedimentología, etc.).
Así, las ciencias experimentales son articuladas con las
ciencias humanas en busca de la inteligibilidad de las socieda-
des. Como la mayoría de los conocimientos nuevos sobre la
HISTORIOGRAFÍA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA ffiSTÓRICA 37

historia africana resultan de la investigación arqueológica, 15


y como la arqueología está más cerca de la artesanía que de
la filosofía -en lo que se refiere a los conocimientos- 16 esta
articulación aparece como la mayor novedad en la histo-
riografía africana.
Todas estas líneas maestras constituyen nuevas bases para
enriquecer el pensamiento: evidencia de las diversidades;
multiplicidad de las alternativas culturales; diferencias de las
problemáticas y de las metodologías científicas; combinación
de las regularidades y de las mutaciones; posibilidades de de-
sarrollo de la imaginación y de las opiniones en la aproxima-
ción a las realidades cotidianas de las culturas humanas.

15 Devisse, "Ce que l'archéologie apporte aux historiens relativement a la


connaissance des cultures anciennes de l'Afrique", Col/oque de Yaoundé, 1986.
16 Alain Gallay, L'Archéologiedemain, París, Belfond, 1986, p. 278.
PACIENCIA DE LA
FILOSOFÍA

V. Y. MUDIMBE
Universidadde Lovaina

Introducción

LA EXPRESIÓN "FILOSOFÍAPRIMITIVA" era común en los años


veinte y treinta. En un libro anterior, examiné extensamente
el discurso de los antropólogos así como su potencial y su
ambigüedad. El concepto de "filosofía primitiva" es parte de
este sistema, el cual desde fines del siglo XIX colonizaba al
continente, a sus habitantes y a sus realidades. Tal concepto
pertenece también al edificio levantado sobre la obra de
Lévy-Bruhl, particularmente sobre obras tan fundamentales
como Les Fonctions mentales dans les sociétés inférieures
(1910), LaMentalitéprimitive(1922), L'Áme primitive(1927),
Le SumatJtrelet la Nature dans la mentalitéprimitive (1931),
y L 'Expérience mystique et les symboles chez les primitifs
(1938). Estas obras establecen una diferencia radical entre Oc-
cidente, que se caracteriza por una historia de razonamiento
intelectual y espiritual, y los pueblos supuestamente
tivos", cuya vida, weltanschamtngy pensamiento se creía que
no tenían nada en común con Occidente. Como escribiera
Lévy-Bruhl en La Mentalitéprimitive:

La actitud de la mente del primitivo es muy diferente. La naturaleza


del ambiente en el cual él vive se le presenta en una forma muy dife-
rente. Los objetos y el ser están involucrados en un esquema de parti-
cipación mística y de exclusiones. Éstas constituyen su orden y textu-
ra, se imponen de un modo inmediato sobre su atención y la retienen.
(En Evans-Pritchard, 1980:88).

De este enfoque emerge la teoría sobre los dos tipos de


mentalidad. La primera mentalidad es racional, y funciona

[39]
40 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

de acuerdo a principios lógicos y examina determinaciones y


relaciones causales; la segunda es prelógica, parece estar do-
minada completamente por una representación colectiva y
depende estrictamente de la ley de participación mística. Los
occidentales participan del pensamiento lógico. En el prelógi-
co y simbólico uno encuentra "pueblos como los chinos, in-
cluidos los polinesios, melanesios, negros, indios americanos
e indios australianos" (Evans-Pritchard, 1980:88).
Hacia 1965, Evans-Pritchard, un antropólogo, afirmó
que "no existe ningún antropólogo reputado que hoy acepte
esta teoría sobre los dos distintos tipos de mentalidad"
(1980:88). Yo, por mi parte, haría notar que lo que implica
la actual "gran dicotomía" no es el modelo de mentalidades
opuestas de Lévy-Bruhl, sino una división de la razón entre
las llamadas sociedades abiertas y las sociedades cerradas. En
todo caso, en los años veinte y treinta dicha división signifi-
caba tanto la tarea de comprender la mentalidad primitiva en
cuanto entidad pobre y no evolucionada, como la posibilidad
de restaurarla al comienzo de la Historia de la Razón. Es den-
tro de este marco que se explican obras y contribuciones
como las que tratan sobre "las filosofías primitivas", como
por ejemplo Les Id,ées religieuseset philosophiquesdes Warega
de Delhaisse (1909), La Psychologie des Bantu, des Bani
Mamngtt de Kaoze (1907-1911), Vocablesphilosophiqtteset re-
ligiettxdes pettplesIbo de Correia (1925), o los muy conocidos
textos de Brelsford sobre Primitive Philosophy(1935) y The
Philosophyof the Savage (1938).
No digo que todos los que entonces estudiaban las "orga-
nizaciones primitivas" hayan sido discípulos de Lévy-Bruhl
y que defendieran la tesis de la diferencia de razonamiento
entre el "primitivo" y el "civilizad9". Más bien, todos ellos
..,......incluidoslos que, como Delafosse (1922, 1927), hablaban
de las estructuras africanas y de los pueblos con una vívida
Einfühlttng(simpatía)- estaban interesados en la discrepan-
cia entre Europa y el continente negro y deseaban describir
esta diferencia y, posiblemente, clasificarla dentro de un es-
quema taxonómico de culturas humanas. Como ya indiqué
en mi análisis sobre el lenguaje misionero, el franciscano bel-
ga Placide Frans Tempels podría ser considerado como una
PACIENCIA DE LA ffiOSOFÍA 41

ilustración paradigmática a este respecto. Tempels constituye


una señal atrapada en la encrucijada de varias corrientes: los
supuestos evolucionarios de fines del siglo XIX, las tesis so-
bre el prelogismo de Lévy-Bruhl, la autodeclarada misión eu-
ropea de civilizar a los africanos a través de la colonización
y la evangelización cristiana.
Dentro del enfoque arrogante de una conquista colonial
belga que duraría siglos, T empels, misionero en Katanga, es-
cribió un pequeño libro de filosofía que aún molesta a mu-
chos pensadores africanos. Los conocimientos de T empels
sobre filosofía equivalían, esencialmente, a la educación que
recibió durante su entrenamiento religioso. No era un filóso-
fo profesional y sys principales preocupaciones, comenzando
con su arribo al Africa en 1933, eran de naturaleza religiosa.
Uno de sus exégetas, A. J. Smet, sugiere que la influencia de
Lévy-Bruhl sobre Tempels es evidente en los primeros textos
que éste publicó antes de Bant:u Philosophy,los cuales tienden
hacia una perspectiva etnográfica (Smet, 1977: 77-128). Tem-
pels estaba totalmente comprometido con la misión de condu-
cir al hombre negro (a quien él no concedía aún la categoría
de ser humano completo) hacia el camino de la civilización, del
conocimiento y de la verdadera religión. Su estilo era el de un
picapiedras bulamatari,el de un maestro espiritual y doctor au-
toritario (Tempels, 1962:36).Bant:u Philosophypodría ser consi-
derado como el testimonio de una revelación y como el signo
de un cambio en la vida de Tempels:

Debo decir que en este estudio sobre los bantú mi objetivo era sentir-
me "bantú" yo mismo al menos una va. Quería pensar, sentir, vivir
como ellos, tener un alma bantú. Todo ello con la intención de adap-
tación... Sin duda no había en mi actitud ni más ni menos que el sim-
ple interés científicodel antropólogo que formula interrogantes sin el
objeto de su ciencia, que tiene al hombre viviente ante él necesaria-
mente como el objetivode sus investigaciones.Quiús mi actitud con-
tenía un elemento de simpatíahacia este individuoviviente y evocaba
en él una reacción de confianza hacia mí (Tempels, 1962:37).

Si se mira retrospectivamente hacia el periodo en que se


publicó Bant:u Phüosophy,T empels se distingue nítidamente
de los antropólogos. Su objetivo es diferente, dice él, y de-
42 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

pende de una actitud radicalmente distinta, de una actitud de


Einfühlungo 'simpatía'. Pero su libro tuvo repercusiones ex-
traordinarias: G. Bachelard lo saludó como un tesoro y
Alioune Diop le otorgó su voto de confianza a esta pequeña
obra, al prologar su versión francesa y al describirla como la
obra más decisiva que jamás hubiera leído.

Horizontes de conocimiento

Voy a presentar unas ideas sobre el concept9 de


la invención de Africa. La historia del conocimiento en Afri-
ca y sobre África aparece hoy deformada y desa.rticuladay la
explicación de ello está en el origen y el desarrollo de su his-
toria. Como en el caso de otras historias, nos enfrentamos a
lo que Paul Veyne -el. especialista de la filosofía de la histo-
ria en Francia- llama "la ilusión de la reconstitución integral
que procede del hecho de que los documentos que nos sumi-
nistran las respuestas también nos dictan las preguntas". Más
aún, el cuerpo de conocimiento mismo -cuyas raíces se re-
montan hasta el periodo de los griegos y los romanos- indi-
ca una incompletitud y perspectivas inherentemente sesga-
das. El discurso que atestigua el conocimiento de África ha
sido durante mucho tiempo o bien geográfico o bien antro-
pológico. En cualquier caso, un "discurso de competencia"
sobre sociedades desconocidas sin sus propios "textos". Esta
situación se ha ido transformando gradualmente sólo hace
poco tiempo, gracias al concepto de etnohistoria que postuló
en los años cincuenta la unión de los topoi antropológicoscon
los de la historia y los de otras ciencias sociales y que, poste-
riormente, integraría la tradición oral y sus expresiones
como la poesía, las fórmulas fi)as, la antroponimia, la toponi-
mia, etc. Así, este discurso empezó a construir simulacros so-
bre las relaciones existentes entre las organizaciones sociales
africanas del presente y de la historia.
Globalmente, el discurso sobre las realidades africanas
ofrece dos características principales: por un lado, es un dis-
curso heterogéneo que emana de los márgenes de los contex-
tos africanos y por otro lado sus ejes y su lenguaje han sido
PACIENCIA DE LA FILOSOFÍA 43

limitados por la autoridad de esta exterioridad. La atmósfera


de los años cincuenta significó una valorización nueva del
discurso africanista; o sea, la promoción de otro centro: la
historia y su actividad ideológica.Esta valorización se represen-
ta adecuadamente en el cambio que ocurrió progresivamente
después de los años treinta al producirse un desplazamiento de
la autoridad antropológica y su ligazón de la historicidad africa-
na hacia la respetabilidad de un conocimiento histórico posible
de las llamadas sociedades tradicionales. Herskovits, en 1962,
y Jan Vansina, en 1961, en Estados U nidos, ilustran este cam-
bio. Durante el mismo periodo, se fueron derivando otras
formas de lenguaje, a partir de los mismos presupuestos de
valor, y estas mismas se fueron liberando del espacio intelec-
tual del antropólogo. El pensamiento religioso empezó a
conceptualizar una historia y una sociología de lo que en
1931 el alemán Shmidt llamó "revelación primitiva", y como
en el caso de Des prétres noirs s'interrogent, publicado en
1956, empezó a buscar plataformas regionales para una teolo-
gía cristiana africana. Con el francés Marcel Griaule y el bel-
ga T empels, la lectura e interpretación de culturas locales
había desafiado la estrechez de la etnografía clásica y del
evangelio de sus topoi y había formulado problemas de racio-
nalidades locales y considerado la posibilidad de filosofías
africanas.
J ean Copans, el sociólogo francés, insiste en el adveni-
miento de la sociología y del marxismo como grandes hechos
que caracterizan esta evolución intelectual del africanismo.

La sociología,escribe, no fue sólo una nueva especializaciónsino que


constituyó una ruptura completa empíricamenteen varios aspectos:
a medida que iba considerandola historia real de los pueblos africa-
nos, según su avance de una aldea a un grupo social nacional; teórica-
mente, a medida que la explicaciónmaterialistae histórica tomaba el
lugar del idealismode Griaule que ignoraba las realidadesdel colonia-
lismo.

Este nuevo enfoque marxista fue inducido a fines de los


años cincuenta, por lo que Copans llama "el colapso de la
unidad anticolonial". Esto apresuró la aparición de un nuevo
campo teórico de análisis marxista: el mercado económico
44 PAOENOA DE LA Fll.OSOFÍA

mundial, las luchas por la liberación política, el desarrrollo


de las clases sociales, las economías capitalistas, los imperialis-
mos, etc. De este modo, después de 1956 el pensamiento mar-
xista cobró nueva vida, en Francia, puesto
que, desde una perspectiva marxista, Africa "era un campo
teórico virgen". "El uso de conceptos como sistema imperia-
lista o modo de producción fue facilitado por la explicación
en términos de órdenes inestables y el· dinamismo de las con-
tradicciones." Después de los años sesenta, las características
peculiares del neocolonialismo condujeron a investigar las ra-
íces económicas de la explotación y cuáles eran las soluciones
políticas y revolucionarias para la abolición de la misma y,
por lo tanto, esto llevó a la adopción de una perspectiva mar-
xista en las ciencias sociales. En general, estoy de acuerdo con
el diagnóstico y análisis de Jean Copans, el cual requiere una
dialéctica de las relaciones analógicas entre las construcciones
históricas de lo Idéntico y las nuevas aquiescencias con y
acerca de lo Distinto. Desde esta perspectiva, el marxismo lle-
va a cabo un enfoque radicalmente nuevo: no occidentaliza
un terreno virgen, sino que más bien confronta las inadver-
tencias, los muros de apoyo que las presuponen, y bajo el
techo de la analogía ensambla relaciones, contradicciones,
imaginaciones. El método resulta en un tipo original de visi-
bilidad de las diferencias, en términos de trazos teóricos de
tomar el lttgarde y representareste lugar. A través de "mode-
los", la alteridad socioeconómica o cultural deviene represen-
table bajo las modalidades de similitudes técnicas, de relacio-
nes entre lo Idéntico y lo Distinto. Al mismo tiempo, esas
categorías interpretativas pueden clasificarse bajo el nombre
de su contexto regional. Tal es el caso, por ejemplo, de los
trabajos realizados en Francia por Emmanuel Terray, y Pierre
Philippe Rey.
La gran originalidad de los marxistas franceses, y de su
contraparte africana de los años sesenta, reside en esto:
menzando en 1955 con las proposiciones de Georges Balan-
dier sobre macroperspectivas en este campo, un nuevo dis-
curso une lo que se había mantenido separado y abre el
camino a una teoría general de la derivación histórica y eco-
nómica, como lo ejemplifican las obras de Osende Afana en
PACIENCIA DE LA FILOSOFÍA 45

economía política, de Jean Suret Canale en historia, de Claude


Meillassoux en antropología y de Catherine Cocquery-
Vidrovitch en historia africana. Así, en lo que el marxismo
expone dentro de los estudios africanos, la centralidad de la
historia es extraordinaria. En efecto, la invención de una his-
toria africana coincide con una evaluación crítica de la histo-
ria de lo Idéntico. Se observa también que la posibilidad de
una historia africana una historia que. pueda
en la escuela- aparece hgada, en una relación de necesidad,
a un cuestionamiento de lo europeo y a una redefinición de
lo que no es la historia y de lo que ésta debería ser. Por ejem-
plo, es posible observar que es durante la renovación meto-
dológica de los años cincuenta cuando Claude Lévi-Strauss,
a fin de celebrar la "mente salvaje'', relativiza el concepto
mismo de historia el cual, según este autor "es un todo desco-
nectado, constituido por áreas que se definen, cada una de
ellas, por una frecuencia diferente y propia". Desde entonces
Lévi-Strauss ha sido seguido en el africanismo por Luc de
Heusch y por estudiantes que prefieren las estructuras de los
mitos y de los ritos como planos pertinentes de identidad y
diferencias.
La paradoja se hace más clara: el concepto de "historia
africana" marcó una transformación radical de las narrativas
antropológicas. Un nuevo tipo de discurso valoriza la dimen-
sión diacrónica como parte del conocimiento acerca de las
culturas africanas y estimula nuevas representaciones del
"nativo'', quien previamente era un mero objeto dentro de
la historicidad europea. Su versión marxista ofrece la inme-
diatez de la objetividad por medio de sistemas-signos de rela-
ciones socioeconómicas que permiten tanto imágenes buenas
de las organizaciones locales de poder como comparaciones de
producción e interculturales. Mediante una articulación simi-
lar, y sin rechazar "la nueva entidad histórica'', los postula-
dos estructuralistas abren áreas de investigación sincrónica, al
enfatizar la tensión dialéctica y el equilibrio entre la creati-
vidad regional y las restricciones universales de la mente
humana.
En suma, P. T empels, Marcel Griaule y todos los apósto-
les de la alteridad africana han sido subsumidos en el proyec-
46 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

to marxista de un discurso universal de lo Análogo, como lo


atestigua la ideología elegantemente ambigua de la revista
francesa PrésenceAfricaine,entre 1950 y 1960. Encontramos
allí a Jean Paul Sartre, Franz Fanon, Garaudy y académicos
comunistas soviéticos hablando y dialogando con Bachelard,
Leopold Senghor, Aimé Césaire, Maydieu y Tempels. Des-
pués y más visiblemente durante los años setenta, en una nue-
va reflexión sobre las culturas, la metodología estructuralista
renovó cuestiones de métodos a propósito de discursos
pretativos sobre sociedades no occidentales. De este modo
desafió a una etnohistoria que tiende a olvidar que "la histo-
ria está atrapada por el mito que impone su propia soberanía
sobre los reyes". El estructuralismo propuso preceptos sin-
crónicos para tabular las formas de los mitos, de los ritos y
de las culturas dentro de un marco universal de relaciones de
similitudes y diferencias.
Con toda sinceridad, no puedo aceptar el análisis de Co-
pans con respecto a la sucesión de los paradigmas metodoló-
gicos desde Marcel Griaule hasta el materialismo histórico,
aplicado al contexto africano en los años cincuenta y sesenta,
ni con respecto al advenimiento en ese mismo periodo de la
sociología como un acontecimiento que habría transformado
la economía entera de los estudios africanos y el significado
de su historia. El análisis de Copans es ligeramente engañoso,
porque la transformación crítica de los años cincuenta está
vinculada esencial y directamente a la redefinición del pro-
yecto y la finalidad de la antropología. Esta crisis se expresó
en los estudios africanos en dos formas. Primero, como una
crítica de y un avance sobre el funcionalismo de Malinowski
que, junto con el estructuralismo, se volvió un esfuezo globa-
lizante por descifrar, comentar y comparar mitos, ritos y cul-
turas independientemente de los prejuicios primitivistas.
Como consecuencia Conversationswith Ogotemmélide Mar-
ce} Griaule, y Banttt Philosophy,de T empels, se colocan entre
los fantasmas del siglo pasado, Taylor, Spencer y Frazer por
un lado y la larga conversación que ha estado uniendo a Mali-
nowski, Claude Levi-Strauss y Luc de Heusch, por el otro,
en este siglo. Hablando estrictamente, el idealismo de Marcel
Griaule y de T empels no parece pertenecer al pasado; más
PACIENCIA DE LA ffiOSOFÍA 47

bien, éste señala aún las oscilaciones de los marcos explicati-


vos en los programas para constituir o para describir formas
africanas del conocimiento.
La justificación de la cristiandad parece un caso extremo.
No se refiere a una aberración histórica sino a un hecho so-
ciológico: la universalización de una fe y de una ideología re-
ligiosa que aparece en la dispersión tanto de la imaginación
científica como de la imaginación religiosa. Quizás nada haya
sido más significativo al respecto que la conferencia de 1978
sobre cristiandad y religiones africanas organizada por la es-
cuela católica romana de teología de Kinshasa. El académico
belga Verhaegen -quien es marxista, comunista y católico-
desarrolló sus preocupaciones en términos· de un "desafío
histórico". Según Verhaegen:

las religiones cristianas en África estarán marcadas por esta triple in-
fluencia: el modo de producción capitalista,que ha arribado a su etapa
de imperialismomundial y que ha estado vinculada a un pasado colo-
nial. La cuestión que se debe plantear es la siguiente: ¿de qué manera
la política colonial, primero, y, después, las fuerzas imperialistas y las
estructuras orgánicas de los estados independientes influyeron y mani-
pularon a la religión en su contenido así como en sus formas y estruc-
turas en términos de sus propios intereses?

Para encarar el efecto combinado de estos factores com-


plementarios, y siguiendo la teología de liberación de Gu-
tiérrez, Verhaegen propuso tres géneros de discurso teológi-
co: primero una teología de la modernidad, que vinculará la
búsqueda de la justicia social con "la promoción de la razón
y la ciencia, y el progreso"; segundo, una teología de la cari-
dad, que se consagrará al tema de las desigualdades sociales y
de la pobreza y que ofrecerá soluciones morales radicalmente
nuevas y, tercero, una teología del desarrollo, que redefinirá
modalidades de desarrollo en términos de intereses locales.
Verhaegen concluyó que:

Tres características marcarán la nueva teología africana: primero, será


contextual, en otras palabras, surgirá de la vida y de la cultura del
pueblo africano; segundo, será una teología de liberación, porque la
opresión se encuentra no s6lo en la opresión cultural sino también en
48 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

las estructuras políticas y econ6micas; tercero, deberá reconocer el lu-


gar de las mujeres como una parte vital de la lucha por la liberaci6n
y de la lucha contra toda forma de sexismo en la sociedad y en la Iglesia.

Al paso de los años, los acontecimientos y la investiga-


ci6n confirmaron el análisis de Verhaegen. La filosofía del
Bulletínof African Theology(una revista ecuménica de la Aso-
ciaci6n de Te6logos Africanos) foment6 posiciones similares
a las expuestas en el texto de Verhaegen de 1979. Me parece
importante destacar la preocupaci6n colectiva sobre la alteri-
dad en asuntos culturales y espirituales, y la integraci6n im-
plícita de la "raz6n marxista" en una perspectiva idealista so-
bre temas espirituales, econ6micos y sociales. Así, el
idealismo de Marcel Griaule y de T empels todavía continúa
operando, aunque en forma diferente y discreta; sin embar-
go, está tan difundido y es tan eficiente que podríamos pre-
guntarnos si en países que tienen un alto porcentaje de cris-
tianos, como Camerún y Zaire, no es ésta una corriente
ideol6gica determinante, al menos a corto plazo.
En lo que respecta al segundo punto de mi ligero desa-
cuerdo con el análisis de Copans, éste tiene que ver con la im-
portancia de la sociología en la reconversi6n del africanismo
de los años cincuenta. Empecemos por señalar que la crisis
de la disciplina no fue ni original ni única. Ella represent6 un
malestar más amplio, bien ilustrado por el debate entre Jean
Paul Sartre y Claude Lévi-Strauss sobre la historia como una
totalidad dialéctica, sobre la universalidad de las categorías
del razonamiento y sobre el significado del sujeto. En los
años sesenta, los conceptos de modelo y estmctttrainvadieron
progresivamente todo el campo de las ciencias sociales y hu-
manas, postulando una discontinuidad epistemol6gica con
las prácticas tradicionales y uria comprensi6n nueva del obje-
to de investigaci6n filos6fica así como lo que revela su discur-
so. La teoría de la producci6n científica de Althusser, en
1965, epitomiza esta conciencia.
Al comentar la tensión existente entre la sociología y la
historia, Fernand Braudel, el historiador francés, escribió en
este tiempo:
PACIENCIA DE LA FILOSOFÍA 49

El vocabulario es el mismo, o se está volviendo el mismo, porque la


problemática está siendo cada vez más la misma, bajo el conveniente
título de las dos palabras dominantes en estos tiempos, modelos y es-
trtictura [ ... ] de hecho, al costo que sea, la ciencia social debe
construir un modelo, una explicaci6n general y particular de la vida
social, y sustituir una realidad empírica desconcertante por una ima-
gen más clara y más susceptible de aplicaci6n científica.

De este modo, en el centro mismo de las ciencias huma-


nas y sociales se afirma ahora un deseo que cuestiona radical-
mente el espacio del conocimiento y el fundamento de los
discursos que lo expresan. La crítica que hace Lévi-Strauss de
la sociología y de la historia, como dos dimensiones de la
misma figura en su modo de ser así como en su objetivo y
su propósito, no es muy diferente del proyecto antropológi-
co acerca de los "primitivos". Esta crítica afirma convincen-
temente la importancia de determinaciones epistemológicas
nuevas. Siguiendo la línea de razonamiento de Claude Lévi-
Strauss, es posible observar que la historia, como historia de
lo Idéntico y de sus privilegios, está siendo desafiada. Paul
Veyne, el especialista de la filosofía de historia, ha ido aún
más lejos, al someter el ser de la historia a una evaluación y
demostrar que "la historia no existe". Por otra parte, Veyne
no consagra la sociología. En el nombre de identidades indi-
viduales· y colectivas en sus diferencias y similitudes Veyne
cuestionó el dominio de las representaciones sociológicas y
la validez de su discurso.
Desde mi punto de vista, es precisamente bajo este signo
paradójico de una historia desafiada que se han abierto nue-
vos horizontes en el campo de los estudios africanos, y que
se explican las tensiones reales y potenciales de nuestros días.
Las iniciativas de Melvílle Herskovits en· antropología, de
Georges Balandier en sociología, de Jeart Vansina en historia,
la búsqueda de paradigmas generales en ciencia política de Jean
Coleman, son contemporáneas con esta conciencia crítica
que afirma una nueva tesis que, a su vez, niega globalmente
la pertinencia de la figura invertida de lo Idéntico. Concreta-
mente, ellos imponen en el campo de los estudios africanos
el rechazo de esquemas que conducen a patologías de las so-
ciedades y-después de Tempels y Griaule- de aquellos que
50 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

proponen y clasifican las patologías de las creencias. El pro-


yecto africano de sucesión designa también esta misma confi-
guración como su plano de creatividad. En efecto, a princi-
pios de los años sesenta el académico sustituyó al
antropólogo, el teólogo "nativo" remplazó al misionero y el
político tomó el lugar del comisionado colonial. Todos ellos
encuentran razones para sus vocaciones en la dialéctica de lo
Idéntico y de lo Distinto. Es extraño, y significativo, que to-
dos ellos tiendan a racionalizar sus misiones en términos de
un encuentro entre una relación narcisista con el Yo y la rela-
ción dual con el Otro, como en el caso, por ejemplo, de
Nkrumah en Ghana y de Leopold Senghor en Senegal. Así,
las exégesis o comentarios sobre una racionalídad local descu-
bierta nuevamente aparecen como Gestalteneinheit",es decir,
aparecen como un lenguaje autosuficiente que explica su eco-
nomía del ser y que se autodefine como una cultura histórica,
deviene un marco de cooperación social que unifica a los
pueblos en discrepancia, que hace inteligibles y significativos
los hechos y controla la marcha de su propio cambio.
En este sentido, el nuevo conocimiento y sus símbolos
no destruyen completamente la relevancia del acervo colo-
nial, ni el idealismo de los apóstoles de la alteridad. El nuevo
conocimiento africano ha originado nuevas normas para la
colectivización y democratización de la razón histórica y ha
reformulado cuestiones residualesconcernientes al poder ideo-
lógico y a la ortodoxia científica. Su ilustración mejor, y pro-
bablemente más excesiva, es la africanización del difusionis-
mo, tal como la realizó Cheikh Anta Diop, de Senegal. Se
combinaron así tres iniciativas principales para recuperar el
conjunto de la experiencia africana y confirmar su realidad,
en un cuerpo nuevo de conocimiento o gnosis posindepen-
.dencia. Estas iniciativas son: primero, la integración de fuen-
tes islámicas e imaginaciones en la "biblioteca nuevamente
expandida" que es diferente de la biblioteca colonial; segundo,
la constitución de un cuerpo de textos tradicionales y, final-
mente, la renovación crítica de la autoridad antropológica.
El marco conceptual del pensamiento africano ha sido
entonces un espejo y una consecuencia de la experiencia de
la hegemonía europea; dicho en términos de Gramsci, "la do-
PACIENOA DE LA FILOSOFÍA 51

minaci6n de un bloque social sobre otro, no simplemente por


medio de la fuerza o de la riqueza sino por medio de una au-
toridad social cuya expresi6n y cuya sanci6n última es una
supremacía cultural profunda". Estos signos de una contra-
dicci6n principal se manifiestan en la creciente brecha entre
las clases sociales y, en el interior de cada clase, en los indicios
del conflicto entre los africanos culturalmente occidentaliza-
dos y los otros. A fin de entender los factores estructurales
que explican la contradicci6n, podría ser útil analizar los
efectos de los niveles econ6micos así como de la arqueología
de las ideologías culturales.
Sea como fuere, en lo que respecta a la gnosis africana tal
parece que mientras T empels, Griaule, Kagame y otros aca-
démicos derivaban enseñanzas del legado de Schmidt y pen-
saban poner en práctica nuevas políticas para explotar la cul-
tura africana en la teología así como en la filosofía y la
historia, el legado de Malinowski era cuestionado in toto; por
su parte, el legado de Schmidt no se puso en tela de juicio des-
de un punto de vista estrictamente filosófico sino hasta los
años setenta, mediante la crítica de T empels y Kagame. De
allí en adelante aparecieron dos métodos: el primero, orien-
tado hacia una práctica crítica de las ciencias sdciales y huma-
nas; el segundo, que transforma la Einfimltmg,la simpatía, en
un método de autocontemplaci6n, se preocupa de técnicas ri-
gurosas para convertir las contribuciones de Schmidt, Griau-
le, T empels y Kagame en prácticas estrictamente filosóficas
o antropológicas, tal como las definen pensadores como Ga-
damer, Paul Ricoeur y Lévi-Strauss. En conclusión, gnosis
como conocimiento especializado es, por definición, un tipo
de conocimiento secreto. Los cambios de temas y la sucesi6n
de éstos respecto del fundamento y las diferencias de grado
en las interpretaciones que he intentado dilucidar acerca de
la gnosis africana, confirman el vigor de un conocimiento que
ocasionalmente es africano en virtud de sus autores y promo-
tores, pero que se extiende a un territorio epistemológico oc-
cidental. La tarea desarrollada hasta hoy es ciertamente im-
presionante. Por otra parte cabe preguntarse si los discursos
de gnosis africana no oscurecen una realidad fundamental, su
propia chose du texte, el discurso africano primordial en su
52 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

variedad y en su multiplicidad. ¿No se distorsiona acaso la


realidad en la expresión de modalidades africanas en lengua-
jes no africanos? ¿No se la invierte al ser modificada por las
categorías antropológicas y filosóficas utilizadas por especia-
listas de discursos dominantes? ¿Acaso la cuestión de cómo
referirse en una forma más fidedigna a la chose du texte no im-
plica necesariamente otro cambio epistemológico? ¿Es posi-
ble considerar este cambio más allá del mero campo episte-
mológico que hace posible y pensable mi interrogante?
La única respuesta que puede devolvernos a la realidad
consideraría la condjción de existencia de la gnosis africana y
de la invención de Africa y de su mejor signo, la antropolo-
gía, simultáneamente como un desafío y como una promesa.
Quizá esta gnosis tenga más sentido si se la considera como
un resultado de dos procesos: primero, como una revalua-
ción permanente de los límites de la antropología en cuanto
conocimiento -a fin de transformarla en un anthropou-logos
más creíble; es decir, en un discurso sobre el ser humano- y,
segundo, como un escrutinio de su propia historicidad. Por
tanto, lo que esta gnosis confirma, más allá de su voluntad de
poder, más allá de su aparato conceptual, es una cuestión dra-
mática pero simple acerca de su propio ser: ¿en qué consiste
y cómo puede continuar siendo una interrogante?

Traducción del francés:


IGNACIO PERROTINI

\
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EL CUARTO CRECIENTE Y LA
CONCIENCIA:
, ORTODOXIAS
ISLAMICAS
, Y LA NOVELA
DE AFRICA OCCIDENTAL

LEMUEL JOHNSON
Universidadde Michigan

Introducción: al-Mukhlit

En los comienzos,pues, Malí era una provincia de los reyes bambara;


aquellos que hoy en día son llamados mandingo, habitantes de Malí,
no son autóctonos, ellos vienen del Oriente. Bilali Bounama,ancestro
de los keitas, era el fiel sirviente del Profeta Mahoma (que la paz de
Dios sea con él). Bilali Bounama tuvo siete hijos, de los cuales el ma-
yor, Lawalo,dejó la CiudadSagraday vino a establecerseen Malí; La-
walo tuvo por hijo a Latal Kalabi, Lata! Kalabi tuvo a Dumul Kalabi
quien entonces tuvo a Lahilatoul Kalabi.
D. T. NIANE, Sundiata:An Epic of Old Mali

La llamaban la SefíoraMás Augusta... El velito de gasa blanca colga-


ba sobre el óvalo de un rostro de contornos plenos... Era como una
página viviente de la historia del país diallobe.Todo lo que el país ate-
soraba de la tradición épica podía leerse allí... Una mirada extraordi-
nariamente luminosa le concedíaun tipo de lustre imperioso a su ros-
tro... El Islam moderabala turbulencia formidablede esos rasgos, así
como el velito los encerraba.
CHEIKH HAMIDOU KANE, AmbigttOllSAdventure

No estamos tan distorsionadosen el alma, nosotros no somos árabes,


nosotros no somos musulmanescomo para fabricarun dios del desier-
to que canta en lo salvaje, y llama creador a nuestra criatura.
AYI KWEI ARMAH, Two Thousand Seasons

TAL COMO LO PLANTEA EL TÍTULO de este ensayo 1 y lo confir-


man las citas introductorias, el tema que aquí trataremos es
1 El plural "ortodoxias" en el título es potencialmente problemático, dada la

[55]
56 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

el papel del islam en sus diversas manifestaciones afroislámi-


cas, en relación a cómo éste afecta la estructura de ciertas no-
velas africanas seleccionadas y genera sus temas. Anticipamos
de alguna manera nuestra conclusión indicando en este pun-
to que las estructuras narrativas y temáticas se resuelven con
más frecuencia en el sincretismo y la tensión que en un retor-
no a la ortodoxia. Las razones de tal tensión corresponden
-y podrían deducirse de ella- a la tendencia general de la li-
teratura moderna africana a presentar el fenómeno religioso
primero que todo en términos de su contribución a las crisis
de lealtad e identidad. Así, por ejemplo, el tratamiento que
Ferdinand Oyono hace de la "cruz" (cristianismo) y de la
conciencia en The Old Man and the Meda! desemboca predeci-
blemente en una tensión que se resuelve finalmente en paro-
dia y violencia. La orientación de Oyono no es, desde nues-
tro punto de vista, sorprendente. Tal como señalé en otra
parte (1978, p. 20):

Su novela y las de nuestros (otros) autores se presentan en paisajes


cuyo significado se puede deducir de esa inteligencia multifoliada pro-
pia del título de la colección de ensayos de Louis James sobre la litera-
tura del Caribe. ("Estos paisajes") son todas "las islas intermedias".
Esto es, son zonas de conciencia, temporal y espacial, que caen entre
los extraños intersticios del evangelismo ortodoxo. Ellas son tal como
Césaire lo desarroll6,

conciencia sufí de Cheikh Hamodou Kane y el conflicto entre la religi6n legalista


y el misticismo. El hecho de que "el islam oficial muestre poca simpatía por un mis-
ticismo musulmán, y que incluso algunos nieguen su existencia" (Vincent Monteil,
p. 88) queda claro en la literatura. También resulta claro que los sufíes y los apolo-
gistas sufíes rechazan este punto de vista, en un intento por reducir el islam, en las
palabras de Seyyed Hassein Nasr (pp. 16-17),

A la interpretaci6n más estrecha posible de la Ley Divina o shariah ... [pero]


si por al-islamsignificamos la religi6n revelada a través del Sagrado Corán, en-
tonces del mismo modo el. .. tasauwtif que podría practicarse legítimamente
debe ser aquel que tiene sus raíces en la revelaci6n coránica y que nosotros lla-
mamos "sufismo" en la acepci6n general del término. En todo caso, una vía
esotérica válida es inseparable del marco objetivo de la revelación a la que per-
tenece. No se puede practicar el esoterismo budista en el contexto de la shariah
islámica o viceversa.
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 57

Islas que son cicatrices en el agua


Islas que son la evidencia de heridas
islas derrumbadas
islas informes.

Estos paisajes son ciertamente la norma en la literatura


que nos concierne. En consecuencia, estamos en un mundo
codificado para que sea no ortodoxo, según razones épicas,
trágicas o satíricas. Los planteos ortodoxos y formales del
dogma, la imaginería y la estructura se sitúan, se modifican
e incluso se ridiculizan en los contextos que proporciona
nuestra isla "resistente a la forma". Sin embargo, es básica-
mente en Yambo Ouologuem, Ayi Kwei Armah y Ousmane
Sembene donde la resistencia a la ortodoxia islámica refleja
los términos en los que se rechaza, por ejemplo, el cristianis-
mo ortodoxo. El tenor de esa resistencia está dado en gran
medida por el ridículo. Escritores como Cheikh Hamidou
Kane, Camara Laye y D. T. Niane en Sundia-ia, Epic of Old
Mali nos dan una perspectiva de alguna manera distinta. Los
dos grupos de escritores en conjunto determinan la lectura
que sigue acerca del cuarto creciente y la conciencia.
En un término de referencia derivado del pensamiento
contraherético islámico, el contexto afroislámico es las más
de las veces al-Mukhlit. El término, que significa "los que
mezclan", no es, por supuesto, teológicamente desinteresa-
do. Aunque su uso a través de este estudio ponga énfasis en
aspectos estéticos más que teológicos, el término en esencia
es religioso e inquisitorial; puede, por lo tanto, implicar una
preocupación purista por la apostasía, la herejía y el sincretis-
mo (Fisher, p. 128). Es sólo en el exceso casi patológico de
la mortificación y el que encontramos en Thierno, el
maestro de los diallobe de Cheikh Hamidou Kane (en Ambi-
guous Adventure),donde nos acercamos a tal preocupación en
nuestros textos. Para los propósitos de este trabajo, quizás la
manifestación más clara de la conciencia dual y de la lealtad,
más serena aunque dividida, que está implícita en al-Mukhlit
se encuentre en 1be Dark Chüd de Camara Laye. Esto lo ve-
mos en la aparente ecuanimidad con la que celebra a Kondén
Diara y al totemismo malinke, a Alá y al Ramadán (p. 138):
58 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

En la víspera de mi partida todos los morabitos y los hechiceros, los


amigos y los notables, y ciertamente cualquier otro que se preocupara
por cruzar nuestro umbral, asistieron a un magnífico festín en nuestra
concesión.

El sincretismo mágico-religioso de la cultura, tan clara-


mente demostrado por el "elixir" de Karikan también refleja
la misma lealtad dual, e incluso atemperada (pp. 139-140):

Ya había bebido algo de ese líquido. Mi maestro me había obligado


a hacerlo cuando pasaba mi examen escolar. Era una poción mágica
que poseía numerosas cualidades y que era particularmente buena
para desarrollar el cerebro. Es una mezcla muy particular. Nuestros
morabitos tienen pequef!.as tablas donde escriben oraciones tomadas
del Corán. Una vez que han escrito los textos, los borran con agua.
El agua del lavado se recoge cuidadosamente y cuando se le ha af!.adido
miel, la mezcla resultante es la esencia del elixir. Si ha sido comprada
-y a un precio muy alto- en Kankan, un pueblo fuertemente musul-
mán y el más sagrado de nuestros lugares nativos, debe ser una bebida
particularmente potente. La tarde anterior, mi padre me había dado
un cuerno de macho cabrío que contenía talismanes. Habría de usar-
los siempre como una protección contra los malos espíritus.

Dije antes "aparente ecuanimidad'', porque Laye recono-


ce, sin embargo, una shariah estricta y, por tanto, ortodoxa;
en efecto, es el respeto a una tradición pura y fundamentalis-
ta en el islam lo que determina el retrato del Tío Mamadou
en The Dark Child (pp. 150-151).

Él era musulmán -como somos todos, diría yo-, pero más ortodoxo
que la mayoría de nosotros. Su observancia del Corán era escmpulosa-
mente honesta. Ni fumaba, ni bebía y era absolutamente honesto.
Sólo se vestía con ropa europea para trabajar. Tan pronto como llega-
ba a la casa, se desvestía y se ponía un bottbouqu!! tenía que estar inma-
culado, y decía sus oraciones. Cuando dejó la Eco/e Normal comenzó
a estudiar árabe... Fue simplemente su deseo de un conocimiento
más profundo de la religión lo que lo convenció de aprender la lengua
del Profeta. El Corán lo guiaba en todo.

Aún así, cualquier tensión que haya en Camara Laye, es


una tensión sorda. Es cierto -como veremos en la sección si-
guiente- que el sincretismo domina la estética propia del
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 59

mundo religioso que Camara Laye nos da en sus novelas, en


especial en The Dark Child y A Dream of Africa [Dramouss].
En suma, ya sea que la evidencia nos llegue de la impaciencia
en Ousmane Sembene y en Ayi Kwei Armah, de las inversio-
nes coránicas exuberantes de Yambo Ouologuem, o de los di-
lemas sufíes de Hamidou Kane, ahora podría establecerse una
premisa muy clara. Lo que tenemos, dadas las presiones de
las exigencias conflictivas, es una coincidencia no ortodoxa
del ser, del lugar y de la doctrina que simplemente no puede
apoyar sin mutación los dogmas establecidos. Como sería de
esperarse, esa mutación se demuestra de manera más extrava-
gante y escandalosa en Bound to Violence de Ouologuem.

"No estén apurados por alcanzar al Más Supremo", les dijo Saif, "o
Él los castigará:un hombre puede morir por el prurito de la inmorta-
lidad. Sean, por tanto, buenos soldados, luchen y esperen, porque el
Cielo no llegará a ustedes hasta que Dios no les haya garantizado la
salvacióny no les haya dado su bendición.Mis dulces ovejas, oremos
al Señor por los abundantesfavoresy beneficiosque ha derramado so-
bre nosotros al hacernos sus adoradoresdevotos, preservándonosasí
del mal. ¡Allahu akbar!¡wakul. rabbi, zidni Üman!'

Entonces, Saif se desplazó con pasos mesurados, precedi-


do por tambores, balafons, tom-toms, lambis y trompetas, y
sus brujos cantaron que él era invulnerable.

Sus guardias llevaban largas colas de buey que, según se decía, desvia-
ban las balas. Kratonga, Wampoulo y Yafolé, cubiertos de fetiches y
llevandogallos, caminabancon Madouba tras Su Real Magnificencia,
murmurando oraciones sacrificiales.

Camara Laye es, por supuesto, más caritativo con las dos
culturas que están actuando.

La cora y el Corán

"Fatoman, pídele a tu hechicero que cuente el cuento del hombre ce-


loso."
Siempre había oído esa historia con gran alegría no sé cuantas
veces.
60 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

... Kessery el hechicero se levantó...


"¡Moussa! ¡Moussa! ¡Moussa!" gritó de pronto como inspirado.
"Moussa, el hombre celoso, sufría profundamente a causa de sus ce-
los... " el hechicero, conmovido por el sonido de su propia voz y por
la música de su cora, empezó su canto.
CAMARA LAYE, A Dream of Afri.ca [Dramouss]

El trovador -llamado con sorprendente inadecuaci6n un he-


chicero en la traducci6n que hace James Kirkup de Dra-
mouss- es un griot. Su chantefabletranscurre durante trece
páginas (pp. 98-111) y constituye más de la mitad del capítulo
"Kouroussa" de la novela. La impresi6n de informalidad na-
rrativa de la novela se ve acentuada aún más por la historia
del Imam Moussa, "criatura humana adorada", y su encuen-
tro a veces c6mico, otras fantástico pero, en última instancia,
ilustrativo, con una esposa, Habibatou, apasionada en su infi-
delidad hacia él, y su Señor, "a quien él llamaba el Rey de
Reyes".
La narraci6n de la chantefable,sus actores principales, así
como la naturaleza de su interpolaci6n en la estructura for-
mal de la novela, ilustran bastante bien las diversas dimensio-
nes de una estética sincrética en acci6n. El cuento es, con bas-
tante claridad, de una extracci6n dual. Permite una exégesis
derivada de la estética del griot o islámica. Mejor aún, y con
más 16gica -puesto que ya planteamos que la percepci6n
afroislámica es al-Mttkhlit en conciencia- la exégesis del
cuento del Imam Moussa podría representarse mejor a través
de categorías griot e islámicas. El cuento mismo proporciona
la direcci6n interna.
Imam Moussa recibe la visita de un ángel. "Era alado, y
sus grandes plumas de plata y diamantes resplandecían como
huestes de soles. . . eran tan impresionantemente brillante
que el ojo humano no podía contemplar su magnificencia
por más de treinta segundos sin parpadear" (p. 109).2 Este

2 Comparemos a Jan Knappert, p. 74, TraditionalSwahiliPoetry: "Según otras


tradiciones, Gabriel tiene seis alas, que están hechas de esmeraldas, perlas y
rubíes. Sobre su cabeza tiene una corona incrustada con perlas y otras piedras pre-
ciosas".
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 61

encuentro entre un ángel islámico y un imam konianké es


particularmente importante porque "El ángel vestía un pipao
blanco". Tal como señala una nota en el el pipao es una
vestidura que usan los musulmanes del Africa negra; pero
esta vez las "vestiduras" musulmanas cubren identidades que
son decididamente menos ortodoxas que los valores de la sha-
riah o el hadith a los que, como ya vimos, se suscribe el Tío
Mamadou de Tbe Dark Child. En A Dream of Africa, el en-
cuentro del Imam Moussa con el ángel es claramente al·
Mukhlit (p. 110).
"¿Acaso fuiste tú quien invocó al Rey de Reyes?" preguntó el
ángel.
"No entiendo'', balbuceó Moussa.
Pues el ángel había formulado su pregunta en árabe literario, que
el Imam no comprendía, porque no podía captar el significado de' to-
das las palabras.
"¡Ah!" gritó el ángel. "¿Así que no hablas árabe? ¿Entonces, qué
lengua hablas? Yo hablo todas las lenguas."
"Yo hablo la lengua konianké."
"¿Qué puedo hacer por ti?'', preguntó el ángel, hablando en la
lengua konianké.

De esta manera, el cuento es realmente konianké.Lo rela-


ta un griot con acompañamiento de cora; también se narra y
representa de manera tal que evoca las preguntas participati-
vas y las interpolaciones de la audiencia. El desplazamiento
que hacen las trece páginas del cuento del desarrollo argu-
mental lineal de la novela también es explicable con catego-
rías konianké.En efecto, la estructura tradicional de la novela
ha sido reformulada por una virtuosista estética griot. El
tiempo y el desarrollo del argumento son necesariamente
mucho más maleables en las representaciones virtuosistas, es-
pecialmente en aquellas "con tan refinados matices, con tanta
elocuencia".

Knappert también registra (p. 74) la versión de al-Isbahan de un encuentro en-


tre el Profeta Mahoma y el Ángel Gabriel. En respuesta al Profeta, "en una noche
de luna llena, Gabriel se le apareció a él y ¡oh! llenó el cielo de Oriente a Occidente.
El Profeta se desmayó y cayó al suelo. Gabriel lo levantó y le dijo: 'No temas, soy
tu hermano Gabriel'. "
62 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

En efecto, aunque sea llamado un hechicero, Kessery per-


tenece claramente a esa tradici6n hist6rica y estética de la que
procede la voz recogida por Niane (1965, p. 1). "Yo soy un
griot ... Yo ... Djeli Mamadou Kouyate, hijo de Bintou Kou-
yate y de Djeli Kedian Kouyate, maestro en el arte de la elo-
cuencia." No resulta, por lo tanto, sorprendente que la
chantefabledel Imam Moussa termine en un ritual malinke y
en el éxtasis. El papel de la audiencia se dramatiza claramente
en la respuesta emocional y práctica de Bilali cuando "radian-
te de felicidad" saca de su bolsillo un billete de mil francos
que le da al griot Kessery. "He sido feliz esta tarde, realmente
feliz de haber· escuchado la historia de mis ancestros. Ya la
oí contada por otros hechiceros, pero nunca con tan refina-
dos matices, con tanta elocuencia. Gracias por el cuento so-
bre Moussa." La respuesta de Bilali también apunta hacia la
combinación de archivos orales y de panegíricos que con mu-
cha frecuencia se encuentran en la expresi6n del griot. La res-
puesta de Kessery, como lo exige la estética, es al mismo
tiempo poema-plegaria, canto extásico y contrato de negocio
(p. 131):
"¡Ohon!¡Ohon!¡N'diatiBilali!¡Kante, Kante!, ¡tu ancestro Soumaoro
no habría hecho menos que eso! ¡Kante, Kante!" gritó el hechicero.
"Maftana acudiré a ti al amanecer para recibir de tus nobles ma-
nos mi fino boubou bordado."

La tradici6n estética en acci6n ha sido, por supuesto, más


plena, íntima y exquisitamente demostrada en la primera no-
vela de Camara Laye, The Dark Child. La vemos accionar en
ese ilustrativo encuentro que hay en la novela entre el cantor
de alabanzas y el orfebre. Así, en una chantefableintegrada
en la estructura formal de la novela, el cantor de alabanzas,
"cuyo negocio era reflejar el entusiasmo... no paró de ha-
blar rápido, cada vez más rápido, aumentando su tempo, a
través de la metamorfosis del oro fundido y del carb6n en la
pirámide espiralada de un dije de mujer" (pp. 38-39):

Pues el cantor de alabanzas tuvo una ex:traftaparte -yo diría más bien
que fue directa y efectiva- en el trabajo.•• Gritó muy fuerte de ale-
gría. Pulsó su cora como un hombre inspirado. Sudó como si fuera
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 63

él quien hada el dije, como si fuera mi padre, como si el dije fuera


su creación... Y cuando mi padre, luego de haber soldado la gran pe-
pita de oro que coronaba el tope, levantó su trabajo para que lo admi-
raran, el cantor de alabanzasya no pudo contenerse.Comenzó a ento-
nar el douga, el gran canto que cantan sólo los hombres célebresy que
sólo ellos bailan.

Griot y audiencia se mueven hacia la consumación en el


ritual y el éxtasis. Y así, aunque a un nivel mucho más eleva-
do de imaginería arquetipal y de realismo, la celebración de
Bilali y Kessery de su relación es equiparada a la danza del
orfebre y la música del cantor de alabanzas (p. 39):

A las primeras notas del douga, mi padre hubo de levantarsey lanzar


un grito en el que se mezclabanla alegría y el triunfo; y bl¡mdiendo
en su mano derecha el martillo que era el símbolo de su profesión
y en su mano izquierdaun cuerno de carnero lleno de sustan<l:iasmági-
cas, habría de danzar la danza gloriosa.

Una exégesis del cuento del Imam Moussa en categorías


como las anteriores es, por supuesto, legítima. Sin embargo,
es necesariamente parcial, dado nuestro postulado de la inte-
gración de la estética islámica y konianké. La chantefabledel
Imam Moussa es, en su clara función etiológica, una fábula
pedagógica, al igual que, por ejemplo, en el resumen de John
M. Chen sobre la naturaleza y significado de las historias pe-
dagógicas en Saiyid Idries Shah (p. 34):

Tanto Ref/ectionscomo Ct1entosde los dervichesson coleccionesde fá-


bulas, leyendase historiaspedagógicasde los sufíes. Idries Shah ha lo-
grado presentarlasen inglés de manera tal que siguen preservandosu
naturaleza provocadoradel pensamiento.Él ha pasado mucho tiempo
en el rastreo de estas historias y en compilarlas en sus libros. Estos
cuentos divierten y entretienen. Sin embargo, en muchos casos, desa-
fían al lector para que busque un significado más profundo. Estas
fábulas también presentanuna variedadde ilustracionessobre la natu-
raleza humana.

Así, es de alguna manera significativo que en A Dream


of Africa la petición de Marie sea "Fatoman, pídele a tu he-
chicero que cuente el cuento del hombre celoso".
64 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Adicionalmente, el cuento del Imam Moussa está en mu-


chos aspectos hecho de fórmulas islámicas. Éstas van desde
la naturaleza del anticlericalismo benigno de la narración
misma hasta el chahada y los ritmos litúrgicos que Laye nos
da en "Mi Señor, alabado seas, Creador del cielo y de la
tierra, de los ángeles y de los demonios, del agua y del fuego,
Creador de todas las cosas, Rey de Reyes, múestrame la luz".
Hay la inevitable resolución de intensidad en la fórmula es-
critura} "¡Allahou akbar!".
Estas fórmulas también encapsulan dos modos islámicos
de percepción. En uno, el mundo fenoménico está unido y
estabilizado por una percepción shariah del tiempo, el espa-
cio y el propósito. "Pronto el muecín fue convocando a los
fieles hacia la mezquita, para las primeras oraciones de la tar-
de" (p. 105). En el otro, la realidad es -tal como insisten los
sufíes- inestable y se funde en correpondencias iconográfi-
cas que en última instancia "remontan directamente la escale-
ra del cielo". El cuento de la ontología fantástica del Imam
Moussa se puede explicar fácilmente en términos como ésos.
Así, el Imam entra en una contemplación mística y en un
anhelo del "verdadero nombre bautismal del Rey de Reyes"
(p. 108). Su contemplación provoca un "sonido fantástico".
Levanta la cabeza para encontrar que "el cielo raso ya no es-
taba allí, que tampoco el techo de su casa estaba más allí. Y
ahora la mirada del Imam se remontó directamente hacia la
escalera del cielo, y se perdió en la inmensidad de la bóveda
estrellada... " (p. 113).
La plegaria que sigue a esta "visión" es formulaica de dos
maneras: religiosa y genérica. La plegaria hace eco del lengua-
je y el ritmo del misticismo islámico y del éxtasis. Su tono
más secular, sin embargo, plantea una de las modalidades de
la historia pedagógica, la de una fantasía cómica. En efec-
to, la fórmula mística de la plegaria se tambalea y se derrum-
ba en una trivialidad estudiada -pues, tal como señaló Chen
antes, las historias pedagógicasson frecuentemente divertidas
y creadas para el entretenimiento. La devoción sobresaltada
del Imam es significativa (p. 109):

"¡Gloria a ti, mi Se.l\or!" or6, dominando el miedo. "Estoy convencí·


ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 65

do de que tú eres el único Maestro del Universo y de que el Profeta


Mahoma es el emisario por ti escogido!" Entonces añadió: "Estoy
convencido de que el poder que tú ejerces en el alto cielo y en todas
partes es muy grande, es infinitamente más grande que el signo que
acabas de revelarme. Sé que este signo es como nada, sólo un símbolo
del poder que tú ejerces y que es incluso más asombroso, infinitamen-
te más asombroso, que la desaparición de mi cielo raso y del techo del
lugar donde habito."

Al-Wahdaniyya: Aproximaciones

El elemento del misticismo en Camara Laye, en especial tal


como está trabajado en los temas principales de The Dark
Child y A Dream of Africa, necesita un desarrollo más com-
pleto y sutil. Dado que el misticismo de Laye también exige
un acercamiento al-Mukhlit, introduzco en este punto una
advertencia para atemperar el elemento sufi en Imam Mous-
sa. Quizás he relacionado demasiado incondicionalmente
ciertas fórmulas en el cuento del Imam Moussa sólo con el
misticismo islámico. La mística en las obras de Laye, sin em-
bargo, también es producto de un linaje dual, como lo es el
cuento del Imam Moussa mismo; de allí la advertencia, que
aclarará la siguiente discusión contrastante de Kane.
En las tres novelas de Camara Laye existe la evidencia,
y en una profusión dramática, de que sólo un umbral de per-
cepción sutilmente acoplado separa el mundo de los fenóme-
nos del mundo de la esencia inmanente, inefable. Con mucha
frecuencia, una ecuación fundamental liber natttrae/liberDei
inspira o sustenta tal percepción. El ensayo de Nasrolla S. Fa-
temi sobre el sufismo ilustra esto mediante una formulación
panteísta, en el siguiente fragmento de una oración de Dhu'l
Nun (p. 51):

Oh Dios, jamás presté oídos a las voces de las bestias o al susurro de


los árboles, al golpeteo del agua o a los cantos de los pájaros, al silbido
del viento o al retumbar del trueno, pero siento en ellos un testimonio
de tu unidad [Wahdannia,sic] y una prueba de tu Incomparabilidad;
que tú eres el que todo lo provee.

La conciencia de Dhu'l Nun es, sin embargo, más gráfica


66 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

y lírica en AmbiguousAdventure de Kane que en las descrip-


ciones de las novelas de Laye. En suma, la visión islámica de
Kane y su arte están más estrechamente ordenados que los de
Camara Laye. Así, dada la lealtad sufi fuertemente tensa en
AmbiguousAdventure, cuando el mundo de la realidad feno-
ménica se transfigura en un "más cercano incandescente" es
un testimonio manifiesto de la Wahdaniyyade Alá, de su uni-
dad, aprehendida con intensidad exquisita y agonizante (pp.
68 y 159):

En el horizonte, parecía como si la tierra estuviera colocada al borde


de un abismo. Por sobre el abismo, el sol estaba suspendido peligrosa-
mente. La plata líquida de su calor había sido reabsorbida sin la menor
pérdida del esplendor de su luz. Tan sólo el aire estaba tefl.ido de rojo,
y bajo esta iluminación, el pueblito parecía pertenecer de pronto a un
extrafl.o planeta. ·
En el horizonte, el sol poniente había coloreado el cielo de un
tono púrpura como una mancha de sangre. Ni una brizna de viento
agitaba los árboles inmóviles. El único sonido que se escuchaba era la
gran voz del río, que reverberaba en sus bancos vertiginosamente em-
pinados. Samba Diallo indinó su mirada hacia esa voz, y vio el acanti-
lado arcilloso en la distancia. Recordó que en su nifl.ez había creído
durante mucho tiempo que esta inmensa grieta dividía el universo en
dos partes, que estaban unidas por el rfo.

La imaginería del agua, del río y del mar domina la narra-


ción en AmbigttOttSAdventttre. Estas imágenes insisten en el
movimiento fluido de una manera que refleja las ideas sufíes.
A la luz del pensamiento sufí, son representaciones formulai-
cas e iconográficasde Wahdaniyya,esto es, de la unidad onto-
lógica que define el origen, el medio y el objeto de la contem-
plación y consumación místicas. Como ha dicho Martin
Lings en What is Sufzsm? (p. 13):

El Océano está tanto adentro como afuera; y el camino de los místicos


es un gradual despertar como si fuera "retrocediendo" en dirección
a la raíz de nuestro propio ser, una remembranza del Ser Supremo que
trasciende infinitamente el ego humano y que no es otra cosa más
que lo Profundo hacia donde refluye la ola.

Obviamente, con una imaginería y un estilo similares,


ORTODOXIAS ISIÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 67

Samba Diallo entra "al lugar donde no hay ambigüedad" al


final de AmbiguousAdventure (pp. 165-166):

en la arena luminosa de tu duraci6n el hombre se despliega hacia el


infinito. ¡El mar! ¡Aquí está el mar! Homenaje a ti, sabiduríaredescu-
bierta, ¡mi victoria! La limpidez de tu ola está esperando mi mirada.
Fijo los ojos en ti, y tú brillas sin límite. Te deseo, a través de toda
la eternidad.

El estilo, en un sentido, está conformado por el lenguaje


de al-Wahdaniyya, por el lenguaje de la unidad ontol6gica
("duraci6n", "endurecer en el Ser", "mar", "lugar"); pero el
vocabulario de la selecci6n también es indicativo de otra
comprensi6n sufí de la unidad de Dios, el al-Ahadiyyasupra-
ontol6gico (de allí "brilla", "luminoso" "sin límites"). Este
estado de Unidad suprema, inconocible para las criaturas a
través de la cognici6n distintiva, es para el sufí "la absoluta
e indivisible Esencia Divina, impersonal y supraontol6gica"
(cAta'illah, p. 71). Kane escribe así con total conciencia de
un estado de Unicidad anterior y subsecuente a su "endureci-
miento del Ser"; se hace eco del de los místic;os islámicos.
En una escritura más poética, "el gran sufí andaluz Muyi
'd-Din Ibn cArabi solía rezar una oraci6n que comienza: 'In-
trodúceme, Oh Señor, en la profundidad del Océano de Tu
Infinita Unicidad'" (Lings, p. 11). Los umbrales de la percep-
ci6n están delicadamente acoplados en Ambigtt0t1SAdventure
-y eso es necesariamente así porque, como dice Seyyed Hos-
sein Nasr en Sufi Essays (p. 16): "En el Sagrado Corán, Dios
se refiere a Sí mismo como el Externo (al-zahir) y el Interno
(al-batin).En la medida en que este mundo y todo lo que hay
en él son reflexiones y teofanías de los Nombres y Cualida-
des de Dios, todas las realidades del mundo también poseen
un aspecto externo y uno interno."
La teología más ordenada que está en acci6n en Ambi-
guotts Adventure resulta en una estructuraci6n efectiva de la
novela en concordancia con los principales postulados y
la imaginería del pensamiento islámico sufí. Mediante imáge-
nes, la narraci6n se mueve por lo tanto de la pobreza del capí-
tulo uno al mar del capítulo final. La pobreza puede verse así
68 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

como una ilustración del planteamiento de Nasr según el cual


"El sufí lleva la pobreza espiritual ifaqr) dentro de sí, incluso
si externamente vive en medio de las riquezas del mundo. El
sufismo, en efecto, suele ser llamado "la pobreza de Maho-
ma" (alfaqr al mtthammadi).En la misma línea, la extinción
y afirmación simultáneas de la conciencia que vemos en la
confluencia entre la voz, el mar y el rostro que aparecen en
el último capítulo podrían interpretarse como una traduc-
ción de lo que los sufíes llaman "externalidad luego de la ex-
tinción" (al-baga ba'd alfana). El sufí andaluz del siglo XIII,
Sufí Shustari, es exquisito en su resumen poético de este pun-
to de vista (Lings, p. 88):

Luego de la extinción, salí


Externo ahora soy, aunque no como yo,
Sin embargo, quién soy, Oh yo, sino yo

Aun así, la peculiaridad del lugar de Kane en el mundo,


que después de todo proporciona la crisis en Ambiguotts
Adventure, origina modificaciones del misticismo ortodoxo
sufí. La teología es aún notablemente ordenada; allí realmen-
te no se desciende al "desorden" sincretista del tipo que en-
contraremos más adelante en Camara Laye. La diferencia que
surge en Kane más bien se proyecta psicólógicamente; se ma-
ªf
nifiesta en la agonía ocalíptica que permea su éxtasis sufí.
El marco temático de primer y último capítulos, en sí mis-
mo optimista, encierra sin embargo una percepción que ago-
niza sobre la desaparición inminente de ese tipo de maestro
sufí cuya influencia continua es un aspecto importante del
optimismo cósmico y ecológico implícito en al-Wahdaniyya.
Su ausencia, o su paralización, es .una amenaza al gobierno
-como podría deducirse del Kashfal-Mahjubde Al-Hujwiri
(V. Monteil, p. 87).

Dios tiene Sus santos a los que Él ha nombrado por Su Amistad y a


los que Él ha escogido para ser gobernadores de Su Reino, a los que
ha designado para manifestar Sus obras, y a quienes Él ha bendecido
con diferentes milagros (karamat); a quienes Él ha purificado de la
corrupción natural y librado de los lazos de sus bajos y de
ORTODOXIAS ISlÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 69

sus pasiones de manera tal que, sus_ pensamientos provienen de Él y


ellos sólo tienen intimidad con El. El ha nombrado a los santos gober-
nadores del Universo; se han vuelto enteramente devotos de Su causa
y han dejado de poner atención en sus ataduras sensuales. Por la ben-
dición de su llegada cae la lluvia del cielo; por la pureza de sus vidas,
surgen las plantas de la tierra; y por su influencia espiritual los musul-
manes ganan victorias sobre los No creyentes.

La conciencia histórica y cultural en Ambiguous


Adventure está determinada, sin embargo, por un punto de
vista infeliz e incluso fatalista, muy sucinto y lúcido en el di-
cho fulfulde, "El clérigo (tyemo) engendra un jefe (lamdo); el
jefe engendra un infiel (kefero)".El lirismo extásico y el apo-
calipsis sombrío del capítulo "La noche del Corán" es quizás
la respuesta más agónica de la novela a la amenaza de aposta-
sía, tan obvia en el dicho fulfulde que citamos. Estilística-
mente, lo que resulta es una notable tensión entre la incan-
descencia transfigurante de una lectura sufí de una
incantación coránica y una conciencia claramente no sufí de
"Extinción" como finalidad (pp. 66-67).

Pero consideró que para él era importante, más que para cualquiera
de los que lo habían precedido, absolverse por completo en su Noche.
Porque le parecía que esa Noche marcaba un final. Este centelleo de
los cielos sobre su cabeza, ¿no era acaso el rayo tachonado de estrellas
trazado sobre una época cuyo tiempo había pasado? Tras ese rayo,
brillaba suavemente un mundo de luz estelar, un mundo que era im-
portante glorificar una última vez. Su voz, que se había elevado pro-
gresivamente como si estuviera ligada a la ofensiva de las estrellas, se
elevaba ahora hacia una completud patética. Desde lo profundo de las
edades sintió, brotando de él y exhalado en su voz, un gran an1or que
hoy se encontraba amenazado. En el sonido murmurante de esta voz
se estaba disolviendo, pedazo a pedazo, un ser que hacía pocos mo-
mentos había sido Samba Diallo. Inadvertidamente, surgiendo de pro-
fundidades que no sospechaba, lo asaltaron una y otra vez fantasmas
y se fueron sustituyendo por él. Le pareció que en su voz se ha-
bían amortiguado innumerables voces, como la voz del río en ciertas
noches.
Pero la voz del río era menos vehemente, y también menos cer-
cana a las lágrimas. La voz del río no arrastraba con ella este rechazo,
que ahora estaba siendo gritado en la voz de Sambo Diallo.

En Kane, es verdad que el clérigo sigue señalando el Ca-


70 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

mino (tariqa) pues "los únicos momentos de entusiasmo que


se podían ver en él [Thierno, maestro de los diallobe] eran
aqüellos en los cuales, perdido en las meditaciones místicas
o escuchando el recital de la Voz de Dios, permanecía erecto,
todo tenso, y parecía haberse elevado de la tierra, como si lo
levantara alguna fuerza interna" (p. 6). Pero la realidad física
(y la cultura) es la conciencia (o la sospecha) de que "El hom-
bre eran viejas, demacradas, marchitas y arrugadas mortifica-
ciones de la carne" (p. 6), que (p. 26):

el maestro estaba fallando físicamente. Cada día más, su cuerpo ponía


énfasis en esta lamentable propensión a permanecer pegado a la tierra.
Por ejemplo, ya no tenía más confianza en las articulaciones de sus
pies, que se negaban a obedecerlo.

La tensión penetrante en AmbiguousAdventure asume así


una forma que busca alivio en la devoción y en la mortifica-
ción: en la "plegaria lisiada" (p. 156), en la plegaria que es
"un ejercicio grotesco y doloroso" (p. 109) y en la "plegaria
rota, este incongruente y trágico show mudo" (p. 155). El
maestro refleja así, en una forma intensamente física, la crisis
cultural y espiritual de la novela de Kane: el Camino (tariqa)
está atrapado en el conflicto con una necesidad secular y ma-
terialista de "unir madera con madera". Ahora, lo que resul-
ta no es el pragmatismo agonizante de la Señora más Augus-
ta; tenemos, en cambio, la visión del apocalipsis propia de un
caballero (p. 64):

En este punto de su reflexión, el caballero tuvo algo como una alud·


nación. Sobre nuestro globo ardía una mancha con un brillo encegue-
cedor, como si hubieran encendido fuego en un inmenso crisol. En
el corazón de esta luz feroz y caliente, un enjambre de seres humanos
parecía entregarse a una incomprensible y fantástica mímica de la ado-
ración. Surgiendo de todos lados, desde los profundos valles de som-
bra. arroyos de criaturas humanas de todos los colores iban fluyendo;
y en la medida en que se acercaban al crisol estos seres tomaban, insen-
siblemente, el ritmo que los había envuelto, mientras que bajo los
efectos de la luz perdían sus colores originales, lo que dio lugar al páli-
do tinte que llenaba el tiovivo aéreo.

Sin embargo, el poder de la ortodoxia en Ambiguous


ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 71

Adventure es tal que la novela no resuelve su dilema en la


apostasía, aunque una parad6jica profesión chahada de duda
corra delicadamente por toda la novela. Aún así, nunca sube
al tono que encontramos, por ejemplo, en Sounkare el perso-
naje musulmán de Ousmane Sembene. Su oración, frente al
caos que Thies proyecta y representa en God's Bits of Wood,
es a la vez chahada (formulación de fe) y anti-chahada; está
claramente al borde de la apostasía. La violencia colonial, la
privación económica y una existencia físicamente precaria
conducen a Sounkare hacia una respuesta especial a su fe, "un
tipo de plegaria" se ha formado dentro de él (p. 179):

"Señor", había dicho, "Oh Seflor que me amas, estoy solo en la única
calle que conozco. Habiendo sufrido tanto como yo he sufrido, estoy
aún en el comienzo del sufrimiento. ¿Significa esto que estoy conde-
nado? Seflor, ¿qué estás haciendo Tú por mí? Tú no impides que los
inicuos hagan como les parezca, ni que el bueno sea aplastado bajo el
peso de su miseria, y por Tus mandamientos tú sigues siendo el brazo
del hombre justo cuando éste lo levanta para reparar el mal. ¿Existes
realmente o eres sólo una imagen? No veo que Te muestres en ningu-
na parte. Seflor, Tú eres un Dios de bondad, y me has concedido Tu
gracia, ¿soy yo quien ha fallado? Perdóname y ayúdame, Seflor, por-
que estoy hambriento, muy hambriento. Haz algo en favor mío, oh
Seflor que me amas, pues soy digno de Tu ayuda."

Por su parte, Sembene responde a la privación con una


dialéctica materialista de una naturaleza mucho más decisiva
que la ansiedad volátil de Sounkare. Las huelgas, por ejem-
plo, tienen más probabilidades de influir en las fuerzas de la
producción que las plegarias. En su impaciencia frente al
islam, Sembene difiere marcadamente de Kane o de Laye. En
God's Bits of Wood, no es tan convincente ni incluso tan re-
confortante que "Dios tiene Sus sant9s a los que Él ha nom-
brado por Su Amistad y a los que El ha escogido para ser
gobernadores de Su Reino" como lo es en esa visión mucho
más ortodoxa que Monteil traduce (arriba) del Kashf al-
Mahjttb de al-Hujwiri. Sembene insiste en que queda mucho
por hacer, especialmente a causa de los "gobernadores de
Dios" (p. 279):

Una campafla para desmoralizar y minar la unidad de los huelguistas


72 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

-en particular de sus esposas- ha sido orquestada por los hombres


que son sus "guías espirituales", los imam y los sacerdotes de otras
sectas. Luego de las plegarias y los servicios religiosos en toda la ciu-
dad, había un sermón cuyo tema era siempre el mismo: "Por nosotros
mismos, somos incapaces de crear ningún tipo de objeto útil, ni si-
quiera una aguja."

Ceddo, el último film de Sembene, constituye su ataque


más global contra "los santos y gobernadores de Dios" y su
efecto sobre el pasado y presente africano. 3 Por lo tanto, no
es de sorprender que el dilema que en Kane se elabora y so-
porta exquisitamente, sea abruptamente eliminado en God's
Bits of Wood (p. 281):

"Es la voluntad de Dios", dijo Arona.


"¡Oh! ¡Acábala con tu habladuría sobre la voluntad de Dios!"

Como ya vimos, y como lo desarrollará más nuestra con-


clusión, la voluntad de Alá y la liturgia islámica son conside-
radas con mayor paciencia en Camara Laye. Nos dirigimos
ahora hacia la discusión de otras razones para esto, enfocan-
do nuestra atención en la mística de las obras de Laye.

J Vincent (Monteil) en "Marabouts" Oames Kritzeck y William H. Lewis


(comps.), Islam in A/rica) da variaciones en términos de oposici6n (pp. 100-101):

Las objeciones provienen también de aquellos a los que molestan ciertos exce-
sos que parecen histéricos, como la conducta de Bay Fal, una rama no ortodo-
xa de los murids. El film Pilgrimage to To11ba -hecho por Blaise Senghor en
julio de 1961- muestra uno de estos "murids locos" que está siendo enterrado
en un hueco donde arde el fuego... Sale ileso ... En 1913, Paul Marty, hablan·
do de los murids, us6 expresiones como "asalto", "extorsión de fondos", y
"explotaci6n de los necesitados" ... En marzo de 1963, en Dakar, un joven
tokolor hizo una sátira en francés titulada Astuce mauresque,cuyo blanco eran
los morabitos ... Sembene Ousmane (1962) compara a los morabitos con gatos
"que quieren ser alimentados sin hacer nada por ello".

Además, la página "Artes" de África 86 (1978), 85, hace algunas observaciones


pertinentes sobre Ceddo de Sembene, la Oficina de Censura Cinematográfica de Se-
negal y el sentimiento de Sembene de que "los africanos han sido despersonalizados
por su conversión al islam. Les fue impuesto y perdieron su identidad tradicional".
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 73

Al-Mukhlit: Conclusión

El "sabor de misticismo" en A Dream of Africa y The Dark


Child crea un tipo de afinidad con el islam. Aunque sea muy
sugerente de al-Wahdaniyyaen Sufi y en Kane, el umbral de
la percepción sutilmente acoplado que separa el mundo de la
realidad fenoménica de la esencia inefable responde mejor a
una clave al-Mttkhliten Camara Laye. Es sólo en A Dream
of Africa donde este mecanismo de apertura se le atribuye di-
rectamente a Alá, pero incluso allí, mientras la atribución se
propone en términos islámicos, los símbolos de su manifesta-
ción no son islámicos.
En The Dark Child, como veremos en la siguiente secuen-
cia, hay tres etapas de percepción -aunque finalmente quede
claro que deben considerarse como etapas de un modo sim-
ple. En la primera selección, el poder transformativo se le
atribuye no a lo sobrenatural sino a los "agradables movi-
mientos animales" (Wordsworth) de los jóvenes protagonis-
tas (p. 44):

Pero yo apenas si me daba cuenta del camino, pues a lo largo de él


había todo tipo de maravillas.
Digo "maravillas", pues Kouroussa es realmente una dudad y no
tiene ninguno de esos paisajes del campo que un niño de ciudad siem-
pre encuentra maravillosos. Mientras caminábamos había la probabi-
lidad de que espantáramos a una manada de jabalíes salvajes; los
pájaros volaban al acercarnos. con un gran batir de alas; a veces habrí-
amos de encontrar una multitud de monos. Cada vez que pasaba algo
como esto, yo sentía un pequeño escalofrío de emoción.

La intensidad hipnótica de la segunda etapa es altamente


sugestiva de panteísmo; en esta etapa, sin embargo, se trata
de un panteísmo que evita el líber namrae/l.iberDei que en-
contramos en Dhu'l Nun y Hamodou. En Laye, una intensi-
dad a la vez física y emocional resulta en que cuando se da
la señal, se forma una larga fila de segadores para cosechar.
"Los muchachos lanzaron sus hoces al aire y las atraparon al
caer. Gritaron simplemente por el placer de gritar, y bailaron
siguiendo a los tocadores de tom-tom" (pp. 56-57). Pronto se
produce una mesmerizante fusión de hoces que centellean al
74 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

sol, música inspirada, dulzura en el aire, y el crescendo de los


tom-tom. "Todo está en flor. Todo es joven" (p. 57). El
modo de percepci6n tiene la luminosidad del lenguaje del
misticismo; el tenso cambio al presente (p. 57).

Por todas partes, el campo, que hasta entonces había estado empapado
de lluvia y agobiado por las pesadas nubes, está radiante. El cielo nun-
ca ha sido tan claro ni tan brillante. Los pájaros cantan en éxtasis. La
alegría está por todas partes, irrumpe por todos lados, y todos los co-
razones se sienten conmovidos por ello. Esta estación, esta bella esta-
ción, me conmovió profundamente. Y así lo hicieron el tom-tom y
el aire festivo que adquirió nuestra marcha. Era una bella estación y
todo lo que había en ella -¿qué no había en ella? ¿qué era lo que no
derramaba en profusión?- me deleitaba.

Lo sobrenatural -aunque todavía no sea Alá, como en


A Dream of Africa- es introducido en la tercera etapa. En lu-
gar de Alá, vemos que lo sobrenatural se hace manifiesto en
las ambigüedades del fen6meno del genio. La etimología de
la palabra es, por supuesto, del árabe; su cultura es al mismo
tiempo mágico-islámica popular y preislámica. Como ha di-
cho René A. Bravmann en su "Gyinna-Gyinna: Making the
Djinn Manifest" (p. 46):

A todo lo largo del mundo islámico, tanto entre la élite clerical como
entre la masa de los creyentes, el concepto de genio ha sido un rasgo
siempre presente. Desde Marruecos a través de las partes islamizadas
del Africa negra, hasta el Medio Oriente y tan lejos como el Sudeste
asiático, los misterios y los trabajos del genio constituyen una pane
central de las dimensiones escriturales, mágicas y populares de la fe.

Los genios son tan viejos como la fe misma. Por otra par-
te, "muchos los consideran como los espíritus naturales del
mundo árabe preislámico" (Bravmann, ibid.).
Su presencia en la literatura africana y su integración en
la narraci6n al.-Mttkhlitson tan antiguas como de linaje ambi-
guo. Así, poco después de establecer el nexo geneal6gico en-
tre Malí y la Meca en Sttndiata:An Epic ofO!dMa/.i,que abre
este ensayo, leemos lo siguiente (p. 2):

Lahilatoul Kalabi fue el primer príncipe negro que hizo el peregrinaje


ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 75

a la Meca. A su regreso, lo asaltaron bandidos en el desierto; sus hom-


bres fueron dispersados y muchos murieron de sed, eero Dios salvó
a Lahilatoul Kalabi, porque era un hombre correcto. El invocó al To-
dopoderoso y apareció un genio que lo reconoció como rey. Luego
de una ausencia de siete af'ios, Lahilatoul pudo regresar a Malí, por la
gracia de Alá el T odo¡;>oderoso.

Aquí se propone al genio como una extensión de Alá y


en una formulación derivada de la liturgia islámica. La épica,
sin embargo, tiene otras referencias que localizan el fenóme-
no, haciendo de él una extensión sobrenatural del "País Bri-.
llante", esto es, de Malí en su edad de oro y en la brillantez
de la sabana. La invocación de Sundiata al borde del agua está
así impregnada de un ritual que sugiere un linaje no islámico
(Sundiat:a, p. 71).

"Oh, genio del agua, Maestro del Moghoya-Diji, maestro del agua má-
gica, sacrifiqué para ti cien toros, sacrifiqué para ti cien carneros y sa-
crifiqué para ti cien gallos. Me diste la victoria, pero no he destruido
a Kita. Yo, el sucesor de Kita Mansa, vine a beber el agua mágica, el
moghoya dji."

En Camara Laye, el fenómeno parece derivarse más de


muchos de sus valores -como en la invocación de Sundiata-
del totemismo y del ritual malinke, en cuyos poderes transfi-
gurativos se insiste a lo largo de The Dark Child. Los ejem-
plos que se nos vienen a la mente son, por supuesto, el nexo
de la serpiente negra-padre y del cocodrilo-madre, cada uno de
los cuales plantea grados de metempsicosis y magia. La
adoración de los ancestros y el totemismo en esas relaciones
nos acercan a fuerzas y agentes que cubren el abismo entre
lo natural y lo sobrenatural (p. 64):

Por encima de nosotros, ya las golondrinas estaban volando bajo, y


aunque el aire era claro como siempre, se acercaba el final del día.
Estábamos felices cuando entramos en la aldea, cansados y felices. Los
genios nos habían cuidado muy bien: a ninguno de nosotros lo habían
mordido las serpientes que desalojamos al poner trampas en el campo.
El aroma de las flores, revivido por la cercanía del atardecer, parecía
envolvernos en guirnaldas frescas... ¡Ah! ¡Qué felices éramos en esos
días!
76 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Cuando el genio reaparece en A Dream of Africa lo hace,


como veremos, en un contexto evocador del oscuro ocultis-
mo afroislámico y de la conjuración. 4 Dadas las orientacio-
nes temáticas de ambas novelas, el cambio resulta apenas sor-
presivo. El lirismo nostálgico que mitiga los mundos
fenoménicos y sobrenaturales de The Dark Child está ausente
en la tercera novela de Laye. La conciencia al-Mukhlit en
A Dream of Africa está más bien fuertemente comprometida
con la escatología y la política. El simbolismo a través del
cual Laye expresa ahora su visión del apocalipsis está hecho
de iconos malinke: Dramouss, la serpiente, el halcón, el León
Negro; sin embargo, es el Primer Motor Islámico, Alá, quien
le confiere valor y unidad a los simbolismos. El estilo en el
que Laye registra el sincretismo es cabalístico y sin embargo
ortodoxo en cuanto a la liturgia y la visión moral; un resulta-
do predecible del uso del genio, Alá, la conjuración y la ple-
garia late en la afirmación climática de A Dream of Africa.
Es así, en este profético y elevado drama en que termina
A Dream ofAfrica, donde Laye nos muestra la más extraordi-
naria conciencia y profundidad al-Mtthklitque, sin embargo,
tiene una gran carga política. Como podría esperarse, el
cuento pedagógico del Imam Moussa ha anticipado, en sus
rasgos políticos, la conjunción del ritual, la magia, la religión

4 La lectura que hace Charles Monteil del fen6meno (1969) es algo reduccio-
nista. Vincent Monteil lo cita en "Marabouts", p. 97:

Los africanos están ávidos de todos los aspectosde la magia. Los paganos tie-
nen medios limitados:el islam les ha proporcionado, a ese respecto, la mayor
de las satisfacciones.Todos los sudaneses,creyenteso no creyentes,son dien-
tes con fe de "los hombres que dicen cosas ocultas" -echadores de la fortuna
o morabitos, para ellos todo es lo mismo. Éstas son las prácticasque establecen
el puente entre el islam y el paganismo;estos magos de todo tipo, musulmanes
o paganos, forman el nexo entre las dos religiones.La geomanciaes probable-
mente la forma de magia que, gracias en gran medida a los musulmanes,ha
profundizado más entre los negros y es la que se tiene en más alta estima.
Jan Knappert es reduccionista y feroz cuando persigue la pureza en la
poeslaswahili: "Cuán lejos estamos aqul de lo que parecla universalen África:
tener muchas esposas, niños y vacas, y L"Onquistara nuestros enemigos. La te-
rrible mancha del miedo a la brujería, del horror a los malos espíritus, fue re-
movida por el islam." Nuestros textos y autores tienen, por supuesto,la venta-
ja de lecturas mucho más inteligentesy sutiles de las ambigüedadesculturales
y religiosas.Compárese también a René Bravmann, en el texto.
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 77

y el proceso político que la coda de la novela dramatizará


(pp. 115-116).

"¡He aquí vuestro príncipe!'', gritó el Imam. Moussa. No pudo termi-


nar la frase, pues la gente, aullando de alegría, la había ahogado con
sus gritos de alegría al unísono. El rey mismo apenas si podía creer
lo que veían sus ojos. Arrasado por la emoción, empezó a llorar. Y
tuvo un respiro de tranquilidad pues incluso si lo arrojaran del trono
matándolo nada le impediría al reino seguir disfrutando del dominio
real.

En la historia pedagógica resulta claro que el elemento


caótico del dicho fulfulde ha sido eliminado. El tyerno nom-
bra un lamdo y se. restaura el orden.
Una oscura conjuración tiene lugar cuando la fábula nu-
clear del Imam Moussa se expande hacia la coda de la novela.
Allí, la realidad que debe exorcizarse es el elemento caótico.
Pues, "de pronto, como caído del cielo, un halcón que había
estado planeando sobre nosotros durante un momento, se
lanzó sobre la concesión... Cuando se abalanzó hacia el cie-
lo vimos, para nuestro descontento, que llevaba atrapado en
sus garras a uno de los pollos" (pp. 187-188). En un enorme
estallido de furia, el padre de Fatoman hunde furtivamente
su mano en el caftán y saca un rosario de cuentas que blande
en dirección del halcón que planea en las alturas (p. 188):

"Sala molme gawlan mine Rabine Rahimine, adjib /y yá Kachafa )l:t


i/011, Wal Djini Alga Ato11 BintottMaímo1ma"[Dios, te invoco por in-
termedio de Bintou, hija del Genio Maimouna y a través de su maes-
tro, el Rouhania Ya Kachafa Ya ilou].
Mi padre prommció claramente estas palabras, una por una, cada
vez que tma perla del rosario pasaba por sus dedos. Estaba sentado,
completamente absorto en sus plegarias.

De pronto, incluso antes de que el padre hubiera termi-


nado de pasar las cuentas del rosario, el halcón, como atonta-
do, se lanzó en picada hacia abajo, batió las alas, y descendió
a la tierra al alcance de la mano del padre. Al halcón lo aga-
rran y el pollo queda libre. "Entonces él tomó una caña
-siempre hay alguna por ahí en nuestra concesión- y gol-
peó al halcón tres veces con ella" (pp. 188-189).
78 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Cuando la novela termina, el significado del drama está


localizado centralmente y se explica en categorías que sugie-
ren una rama de la cábala y del misticismo islámico:

"Sí. Esas palabras tienen una gran cantidad de poder. Cuando uno ha
hablado por el Sei'l.or,actuadopor el Sei'l.ory vividosolitario en medio
de lo salvaje por el como yo lo he hecho, en contemplaci6n,
y todo ello por el Sei'l.or, entonces el Sei'l.or escucha cuando uno le
reza."

Queda claro que el padre de Fatoman, al igual que el


Imam Moussa en la historia pedagógica -aunque en un senti-
do más profundo e intenso- alcanzó "el real nombre bautis-
mal de Rey de los Reyes" luego de mucha contemplación.
Puede, por lo tanto, "remontar directamente la escalera del
cielo", pues "Dios tiene Sus santos ... a Jos que ha designado
para manifestar sus obras, y a quienes El ha bendecido con
diferentes milagros" para regresar a la formulación de al-
Hu jwiri. En forma apropiada, A Dream ofAfrica lo reformu-
la en categorías a/.-Mttkh!it.Una bendición tipo chahada fina-
liza la novela. La estructura litúrgica es islámica y la visión
del futuro justo se encarna en el reettrrenteLeón Negro malin-
ke (pp. 189-190):5

5 Compárese el siguienteextral'tOde Proleg6menode lbn Khaldun en el volu-


men 1 de su GeneralHistory of tbe Arabs and Berbers. El pasaje se encuentra en Wi-
lliam Desborough Cooley, 7he Negrolandof the Arabs (p. 62):

Los musulmanesdicen que el primer rey de Malí fue Baramindánah.Realiz6


el peregrinaje a la Meca, y alent6 a sus sucesores a hacer lo mismo.
Pero el gran rey de Malí, quien conquist6 a los susu y les quit6 su pals,
fue llamado Mári Játah, que significa,en el lenguaje de ese pals, Amir Le6n,
pues mári significa un Amír o príncipe de la sangre real, y játah significa un
le6n.

Es esta tradici6n la que se conjunta en A Dream of Afria con la del genio y


el "arsenal mágico" de la fe islámica.René Bravmann(p. 46) recalca lo mágico: "La
literatura musulmanaestá repleta de referenciasa las hadas, djinn y las fuerzasespiri-
tuales que son o bien poco amistososcon la humanidado que podrlan servir a los
individuosa través de una gula positivae iluminadora." El llamado a Bintou, la hija
de Maimouna, es así un efectivo llamado a las fuerzas de una gula iluminadora.
A Dream of Afiica termina, pues, con una fuerte afirmaci6ndel arsenal mágico de
la fe islámica.
ORTODOXIAS ISLÁMICAS Y LA NOVELA DE ÁFRICA 79

"Sí, el heroico e infinitamente sabio León Negro, al que conoces tan


bien como yo: La ley y la justicia regresarán también. Y entonces os
reconciliaréis entre vosotros y con los otros. Sí, incluso con ese país,
ese otro país que está allá, cuya lengua vosotros habláis. Os digo: si
tal es la voluntad de Alá, ¡bendito sea vuestro nombre!" "¡Amina! ¡A-
mina!", respondí.

Carnara Laye pronuncia así una bendici6n, a la vez orto-


doxa y heterodoxa, sobre la conciencia a/.-Mukhlitque hemos
estado discutiendo. Corno ya resultará claro, Laye ocupa una
posición intermedia entre la asunción agonizante que hace
Cheikh Harnidou Kane de un paraíso sufi y los pronuncia-
mientos exorcizantes de los anatemas contra los santos, el
credo y el paraíso de Ousrnane Sernbene. La perspectiva que
obtenernos a partir de la historia corta de Sernbene "White
Genesis" es así típica de su juicio sin ambigüedades acerca del
"creyente verdadero" (pp. 9 y 10): "Estaban gastando la piel
de sus antepasados y la de sus rodillas en la oración, cinco ve-
ces al día. Buscaban alivio en el adda, la tradición y en la pro-
mesa hipotética de uno de los mejores lugares del paraíso".
Hace, para terminar, la más inquietante unión del cuarto cre-
ciente y de la conciencia en este estudio de las expresiones a/.-
Mukhlit (p. 10):
El paraíso de Alá, como un clavo en el centro de su cerebro, la piedra
miliar de cada actividad de su existencia cotidiana, debilitaba y
quebraba su fe en el futuro.

Traducción di;/ inglés:


MARIELA ALVAREZ

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NECESIDAD
, DE
, UNA
INTERVENCION QUIRURGICA
URGENTE POR
, LA
DEMOCRACIA EN AFRICA

YARISSE ZOCTIZOUM
El Colegio de México

Introducción

EN ABRIL DE 1990 ME ENCONTRABAen África, específicamente


en mi país, República Centroafricana, cuando estalló una re-
vuelta popular en la capital, Bangui. En una calle de la ciudad
vi de pronto a un niño de más o menos doce años con una
piedra en la mano, que caminaba con rapidez para tratar de
alcanzar a sus amigos que estaban en una calle cerrada por
tanques antimotín, con militares franceses y centroafricanos.
Cuando me atreví a preguntarle al niño qué pa.Sabay por qué
todo mundo corría, me respondió que yo parecía estar al
margen de lo que pasaba y añadió que ellos iban a demostrar-
les lo que nunca habían conocido, también a sus tanques y
a sus caras pálidas. "Ya llegó la hora, es mejor que caigan lo
antes posible." Al preguntarle "¿quiénes van a caer?", me
respondió "los dictadores, sus ministros y sus consejeros
europeos". Me sentí avergonzado al ver a este niño con una
piedra en la mano, enfrentando a una gran cantidad de tan-
ques. ¿Y yo qué?
Más tarde tuve un encuentro con un anciano que apenas
si podía caminar y que es muy respetado en el país, porque
toda su vida ha luchado por la justicia y por eso había pasado
gran parte de ella en prisión.
Este anciano me dijo: "Hijo, lo que actualmente necesita
África es una intervención quirúrgica urgente por la demo-
cracia, pero dudo mucho que los valientes jóvenes lo logren

[83]
84 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

con sus piedras. Sin embargo, y a pesar de todo, el camirio


está hecho."
Hoy en día esta escena es muy común en toda África, del
norte al sur y del este al oeste. El gran continente enfermo
necesita una intervención quirúrgica urgente por la democra-
cia. Esta vez los médicos salen de las calles, de los campos,
de los barrios pobres y, a pesar de su inexperiencia y de lo
rudimentario de sus instrumentos, los tumores que son los
dictadores están siendo extirpados uno tras otro.
El objeto de este artículo es analizar los factores que han
determinado la necesidad de una "intervención quirúrgica
urgente por la democracia, en África". En primer lugar, con-
sideraremos la imagen de Africa después de la independencia;
en segundo lugar, los factores socioeconómicos y políticos de
la crisis y, por último, el nivel de la lucha por la democracia
durante 1990-1991.

La imagen de África

En los años sesenta, se hablaba con orgullo de África y de sus


grandes líderes carismáticos: Lumumba, Kruma, Nasser, Bo-
ganda, Sekou Touré, Cabral, Neto, Nyerere, Senghor, etc.
Ellos encabezaron las luchas por la independencia y por una
integración adecuada de África en la economía moderna
mundial. Pero desde 1965, cinco años después de la ola de las
independencias de la mayoría de los países del continente,
nos hemos ido habituando a los golpes de estado (se pueden
contar más o menos ochenta desde 1964 hasta 1990), a las lu-
chas por la liberación de una parte de los países (Guinea-
Bissau, Angola, Mozambique, Sah.ara Occidental, Namibia,
Sudáfrica-apartheid,etc.) y a la guerra que continúa aún en
Mozambique y en Angola después de su independencia; nos
hemos habituado también a las guerras de secesión y de fron-
teras (Biafra en Nigeria, Eritrea en Etiopía, Sudán: norte/sur,
Argelia/Marruecos, Mauritania/Marruecos, Libia/Chad, Se-
negal/Mauritania, Gambia/Senegal, Guinea Bissau/Senegal,
Sudáfrica/Mozambique,Angola/Sudáfrica,Malí/Burkina, Etio-
pía/Somalia, Kenia/Somalia), y no debemos olvidar además
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 85

las masacres étnicas (Burundi, Rwanda, Sudáfrica), las revuel-


tas contra el hambre y las dictaduras sangrientas cuyos proto-
tipos fueron !di Amín, Bokassa, Massian Guema, etc. A esto
hay que añadir las intervenciones extranjeras: Francia, Esta-
dos U nidos, la Unión Soviética, Cuba, China, Inglaterra,
etc., y los organismos financieros multinacionales (el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional), las empresas
trasnacionales, los organismos no gubernamentales occiden-
tales, el nuevo éxito del islam y de las diferentes sectas religio-
sas cristianas así como los múltiples viajes del Papa al conti-
nente africano.
Todos estos sucesos, combinados con una serie de sequías
prolongadas, el rápido crecimiento del sida y la crisis econó-
mica internacional, han dejado entrever un futuro sin éxito
para todo el continente. Fue así como se desarrolló lo que en
los medios periodísticos y de los expertos occidentales se ha
llamado "el afropesimismo'', que ideológicamente funciona
con la misma capacidad de dominio que una intervención mi-
litar extranjera o que los conflictos fronterizos. En conse-
cuencia, durante la década de los ochenta se desarrolló la ima-
gen de un África sin futuro, de un continente hambriento,
mendigo e incapaz, a pesar de sus ricos recursos que siguen
siendo saqueados por las trasnacionales. Desde hace tres años
(1988-1991)y en los últimos meses -a pesar de los conflictos
que surgieron el 2 de agosto de 1990 en Medio Oriente, que
ocuparon y qcupan todavía los espacios informáticos en el
mundo- es Africa quien atrae la atención de todos, por las
protestas abiertas, a veces violentas cuando no sangrientas, de
los pueblos africanos, reprimidos durante mucho tiempo.
Dejando de lado todos estos acontecimientos, intenta-
remos ahora dilucidar cuáles son los verdaderos factores
socioeconómicos de las revueltas que intentaron lograr la
democracia.

Factores socioeconómicosde las revudtas por la democracia


Desde principios de los años ochenta, África se enfrenta a
una severa crisis económica (alimentaria, financiera, estructu-
86 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

ral, comercial, etc.). En 1985, la situación se agravó a tal pun-


to que la ONU decidió convocar por primera vez a una
sesión extraordinaria de la Asamblea General -en mayo de
1986- consagrada exclusivamente al continente africano.
Después de esta tuvieron lugar otras conferencias
en Europa y en Africa misma.
En 1988 se esperaba poder controlar la crisis, pero el pe-
riodo 1989-1990 puso rápidamente fin a esta esperanza. Áfri-
ca, con sus cincuenta y tres países, no es un lugar donde se
pueda controlar fácilmente una crisis económica; es un conti-
nente no sólo gigante (el tercero en extensión después de Asia
y de América), sino también muy rico en contrastes y dife-
rencias en cuanto a la superficie de los países que lo confor-
man, a la población, los recursos físicos y naturales, las cultu-
ras, las estructuras socioeconómicas y las instituciones
políticas. En virtud principalmente de las diferencias en la ri-
queza de los recursos naturales, las estimaciones del producto
nacional bruto (PNB) por habitante varían de 6 270 dólares
en Libia a 220 dólares en Chad. En este mismo sentido, el
producto interno bruto (PIB) de Nigeria es aproximadamen-
te ciento ..treinta veces superi9r al de Chad y participa de 44%
de la producción total del Africa subsahariana.
Si se con$idera el periodo que va desde 1960 hasta 1980,
resulta que 12 de los países africanos registran una tasa de cre-
cimiento media anual por habitante de 2.5% o más, compren-
didos algunos países no exportadores de petróleo del Africa
subsahariana. Durante estos años, Botswana tuvo la tasa más
elevada de crecimiento de la región, con un índice estimado
de 9.1% anual. Esta progresión del crecimiento se explica, en
particular, por un aumento considerable de la producción in-
dustrial, principalmente de los productos manufacturados, y
por un incremento de la producción agrícola destinada en su
mayoría a la exportación. En el sector-social, el periodo regis-
tró un enorme desarrollo de la educación en todos los niveles
(comprendida la alfabetización de adultos), y las reservas afri-
canas de mano de obra calificada y especializada crecieron
sustancialmente. También hubo progresos en el área de la
salud y muchas personas se beneficiaron por primera vez de
determinados servicios sanitarios. Sin embargo, los resulta-
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 87

dos obtenidos durante ese lapso por cada país fueron muy de-
siguales, y el avance no fue ni uniforme ni continuo.
El optimismo de muchos países africanos durante los
años posteriores a la independencia se vio luego quebranta-
do. En efecto, la primera serie de alzas sensibles de los precios
del petróleo en 1973-1974y la recesión mundial que le siguió,
la inflación continua en los países industrializados capitalistas
dominantes (inflación que se transmite automáticamente a
los países africanos y a otros países dominados en todo el
Tercer Mundo), redujeron enormemente el impulso de creci-
miento de las economías africanas, las cuales tienen en su
mayoría estructuras tales, en particular en sus relaciones con
el mundo, que son extremadamente sensibles a los choques
externos. Por ello no pueden ajustar rápidamente sus siste-
mas de producción y sus estructuras de desarrollo, a fin de
minimizar los efectos de los factores externos desfavorables.
Con la aceleración del endeudamiento, muchos países
vieron malograrse su posibilidad de crecimiento. La produc-
ción alimentaria tuvo que disminuir con relación a la de pro-
ductos exportables, lo que sondujo a un aumento de las im-
portaciones de alimentos. Africa, que era autosuficiente en
alimentación hasta 1970, pasó a una situación de dependencia
que afectó a la mayoría de sus países. Las iniciativas africanas
e internacionales no pudieron frenar la crisis, la cual se
agravó durante 1985. A pesar de los esfuerzos realizados por
los gobiernos africanos, la situación económica en el conti-
nente empeoró. La adopción de programas de recuperación
por parte de la ONU (ayudas financieras, etc.) no ha dado
ningún resultado positivo.

Estancamientode las corrientesde recursos

Las corrientes netas de recursos hacia África se han estanca-


do. Éstas alcanzaron en 1987 un valor real de 22.9 mil millo-
nes de dólares; es decir, 2.3% más que en 1986, pero 2.2%
menos que en 1985. Por su parte, las transferencias financie-
ras netas al FMI alcanzaron casi mil millones de dólares por
año, sobre todo entre 1986-1987;los créditos a la exportación
88 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

en favor de África disminuyeron cada vez más, y los créditos


comerciales privados fueron deleznables a partir de 1983.
La Ayuda Pública al Desarrollo (APD), proveniente de
los países miembros del Comité de ayuda al desarrollo de la
DCDE, de los países de la OPEP y de las instituciones multina-
cionales, aumentó en valor en 1988, aunque fue casi imper-
ceptible comparada con el año de 1986, si se mide la APD en
relación con los precios de 1986.
Se ha previsto un programa especial de ayuda del Banco
Mundial en favor de los países africanos de bajos ingresos y
fuertemente endeudados, eara aumentar las corrientes de re-
cursos hacia los países de Africa subsahariana. Se contempla-
ba que la ayuda alcanzaría los 3 mil millones de dólares desde
1988 hasta 1990, y que la facilidad de ajuste estructural refor-
zado por el FMI aumentaría a 6 mil millones de dólares los
recursos destinados a estos países, a título de espe-
ciales de giro, donde lo esencial debería destinarse a Africa.
Sin embargo, esto no ha sucedido así. Por su parte, el Banco
Africano de Desarrollo aumentó sus obligaciones, que alcan-
zaban los 2 mil millones de dólares en 1984-1985, a 3.8 mil
millones para 1986-1987,pero todas estas operaciones fueron
marginales y no alcanzaron a mejorar la situación de los
pueblos.

Estancamientode los mercadps de productos de exportación


La reducida demanda de productos exportados por África ha
sido la causa de una baja continua de los precios a partir de
1986, a pesar de una muy modesta alza (principalmente de los
minerales) en 1987 y en el primer semestre de 1988. Los pre-
cios de algunos productos africanos esenciales como el cacao,
el café y el té han continuado su caída en valor nominal.
En 1987 se observó un índice medio de los precios de las
bebidas tropicales inferior al de todos los años transcurridos
desde 1975, y la baja se mantuvo para 1988-1989.
En 1986, los países africanos productores de petróleo ex-
perimentaron una caída espectacular en sus ingresos por
exportación; posteriormente, los precios del petróleo se recu-
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 89

peraron en 1987, para caer nuevamente en 1988. Además, se


debe destacar que el desgaste del dólar desde 1985 no benefi-
ció a ciertos precios de exportación, ya que la mayor parte
de los países africanos es tradicionalmente tributaria de las
importaciones de los países europeos, quienes por el contra-
rio han visto revalorizar su moneda. En estas condiciones, ha
sido difícil para los países africanos el deterioro de los
términos de intercambio propios de Africa.
Por otro lado, el proteccionismo y las subvenciones agrí-
colas que se practican en los países industrializados limitan
el acceso a los mercados y hacen que los precios en los merca-
dos mundiales bajen. Egtre tanto, el desarrollo de la industria
de transformación en Africa se ve frenado, entre otras cosas
por obstáculos de orden arancelario. '
Así, los ingresos por exportación sufrieron una contrac-
ción sustancial de casi 24% en 1986, para mejorar en 13%
para 1987 como resultado de una recuperación parcial de los
precios del petróleo después del derrumbe de 1986. La situa-
ción agravó los problemas de intercambio exterior al aumen-
tar los precios de importación y bajar su volumen en 4.3%
para 1987.
África como un todo debe considerarse como una vícti-
ma: lo que arruinó a las economías africanas fue la rápida dis-
minución de los precios de las materias primas, dictada por
las naciones industrializadas. De 1981 a 1990, se calcula que
hubo una pérdida acumulada de 150 mil millones de dólares
por ingresos no obtenidos debido a los precios bajos.
Dado que los países africanos son ampliamente tributa-
rios de sus importaciones, la disminución de éstas desde 1981
es una de las principales causas de los malos resultados econó-
micos en el sector de la industria manufacturera. Esta reduc-
ción de las importaciones fue también uno de los factores que
en el déficit de las cuentas de operaciones corrientes
de Africa, que disminuyeron de 13.7 mil millones de dólares
en 1986 a 11.2 mil millones en 1987. Dicha reducción fue en
detrimento tanto de la importación, indispensable para la uti-
lización de la capacidad de producción existente, como de las
inversiones. Las consecuencias son: el desempleo, baja del ni-
vel de los salarios, crisis social, etcétera.
90 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

El peso de la deuda
Otro factor que frena el desarrollo socioecon6mico africano
es la enorme carga del servicio de la deuda externa de los esta-
dos. En África, la deuda se ha convertido en uno de los facto-
res que se oponen a la recuperaci6n econ6mica y al desarro-
llo del continente. En 1987, la deuda alcanz6 los 218 mil
millones de d6lares; es decir, casi tres veces el equivalente de
los ingresos anuales por exportaci6n del continente. Si los pa-
gos de la deuda no se hubieran espaciado de nuevo, 35.8% de
los ingresos del continente hubiera sido consagrado a los ser-
v.icios de la deuda, y 47.3% para el caso de Africa subsaha-
riana.
Los dirigentes de los siete principales países industrializa-
dos llegaron a un consenso sobre la deuda de los países más
pobres del mundo -que en su mayoría son países africanos-
que contemplaba una baja de las tasas de interés, escalona-
mientos más espaciados y anulaci6n parcial de la deuda. En
este momento todavía es difícil evaluar los que este
consenso podrá producir. Mientras tanto, Africa sigue en-
frentándose a un alza continua del servicio de la deuda (los
rembolsos fueron más importantes en 1989). Las obligacio-
nes del servicio de la deuda, evaluadas en 1987 en 29 mil mi-
llones de d6lares, alcanzarán, según las proyecciones, los
45 mil millones de d6lares por año hacia 1995, monto muy
elevado con relaci6n a la capacidad de los países africanos.
Esto pone a Africa en una situaci6n más difícil que América
Latina, por ejemplo; según las evaluaciones de la CNUCED,
la deuda de los países de América Latina representaría de aquí
al año 2010, más o menos 83% del monto total de sus ingre-
sos de exportaci6n, mientras que la deuda de África rebasará
280% de sus ingresos. Esto es consecuencia de la total depen-
dencia de la economía africana de sus exportaciones de mate-
rias primas, q_ue comprenden alrededor de 90% de las expor-
taciones del Africa subsahariana, en tanto que para el resto
de los países en desarrollo de bajos ingresos representan me-
nos de 40 por ciento.
Como resultado de esta situaci6n, África tiene la tasa de
ahorro interno más baja del mundo e incluso algunos de sus
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 91

países registraron una tasa negativa por primera vez en la his-


toria. La compleja situación creada por la deuda, además de
otros factores, hace que África tenga dificultades para soste-
ner su competencia en el mercado internacional, tal como
existe ahora.

Baja del PIB per cápita


A pesar de los esfuerzos de recuperación realizados por los
países africanos en el transcurso de los últimos años, el PIB
per cápita bajó a 2% y hoy en día se encuentra más débil que
en 1980. Si la producción agrícola conoció en 1986 un mejo-
ramiento de 3.8%, no registró gran aumento (1.1%) en 1987,
y menos aún en 1988-1989.
Estos porcentajes están muy por abajo del crecimiento de
la población, que es de 3%. Según estimaciones de la F AO, la
producción de cereales por habitante bajó 9.2% en 1987 a
causa de la sequía que reapareció en algunas partes del conti-
nente, y también por las plagas que destruyeron las cosechas,
lo que demuestra que África es todavía vulnerable a las condi-
ciones meteorológicas desfavorables. El déficit alimentario se
agrava en aquellas regiones ganadas por las guerras y la se-
quía. En consecuencia, la FAO considera que las necesidades
globales de ayuda alimentaria al continente son cada vez ma-
yores (ayuda que para 1987-1988 alcanzó 45 por ciento).

La situación sociopolítica y cultural

A estos factores económicos y técnicos hay que agregar los


de orden socio político. En efecto, África está aún más dividi-
da que en la época precolonial, o incluso que en la colonial.
A partir de la década de los sesenta, cuando.se constituyeron
los estados en su mayoría independientes, Africano ha deja-
do de tener golpes de estado. Si el récord en materia de golpes
de estado militares en América Latina lo detenta Bolivia,
África cuenta ya con más de ochenta de ellos en 30 años de
independencia; esto se ve agravado por la crisis política per-
92 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

manente que caracteriza a la mayoría de los países, donde im-


peran varios tipos de regímenes políticos que van desde la
monarquía hasta el régimen militar dictatorial y los denomi-
nados regímenes socialistas, que también pasan por los mis-
mos problemas que los países de Europa oriental.
Se puede afirmar, s,in temor a equivocarse, que a pesar de
la diversidad étnica, Africa contaba con una base cultural
común, la cual constituía un factor de unidad que ni el escla-
vismo ni el colonialismo pudieron destruir completamente.
Al contrario, las luchas de independencia reforzaron la uni-
dad política del continente a pesar de los desacuerdos entre
los estados y la división actual. Sin embargo, la situación no
mejoró, ni siquiera después de las independencias. En efecto,
la configuración que le dieron a África las grandes potencias
coloniales sigue existiendo hasta nuestros días, e in,clusose ha
acentuado y marca negativamente la unidad Africa y su
desarrollo. Hay que señalar que las r.egiones de Africa que ac-
cedieron a la independencia se vieron en la necesidad de im-
poner un sistema formalmente análogo al de las metrópolis,
aun cuando las sociedades africanas fueran diferentes. Este
sistema no podía tener entonces la misma función que tiene
en Occidente y, en consecuencia, los nuevos estados se for-
maron sobre las eternas contradicciones, desigualdades y
contrastes creados por los colonos mismos. Estas contradic-
ciones y contrastes desempeñaron un papel negativo sobre el
desarrollo y la unidad del estado y contribuyeron así a su de-
bilidad.
África, un continente que representa 23% de las tierras
firmes del planeta y 12% de la población mundial total, pade-
ce hoy en día numerosos problemas. Su tasa de crecimiento
demográfico y su ritmo de urbanización son los más elevados
del mundo; asimismo, más 9e la mitad de los refugiados cen-
sados del mundo vive en Africa. Este continente, al que se
considera como vacío, cuenta con zonas de grave sobrepobla-
miento. Los expertos internacionales constatan que desde
hace diez años el crecimiento de la población ha. sobrepasado
el de su producción, y que esta tendencia podría muy bien
prolongarse durante los próximos diez o veinte años si no se
propone una solución apropiada. La autosuficiencia alimen-
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 93

taria del continente ya no está asegurada; la esperanza de vi-


da, el estado sanitario de la poblaci6n, la mortandad, la tasa
de alfabetizaci6n, el nivel de formaci6n técnica y el nivel tec-
nol6gico son problemas reales; además, el lugar destinado al
campesino y, en general, al sistema productivo, inmediata-
mente útil, casi en todas partes ha sido insuficiente.
A nivel político, los regímenes corruptos y los dictadores
sangrientos ejercen la violencia para mantener sus cargos de
privilegio. En cuanto a la organizaci6n, el partido único fue
el único medio que tuvieron los gobiernos africanos para
"garantizar" la participaci6n popular y remplazar por esta
vía la función de la integración nacional. El objetivo princi-
pal de absorber en uno a todos los partidos era.lograr la unifi-
caci6n nacional, pero para los gobiernos el partido único se
convirtió en un instrumento para lograr la participación po-
lítica de los individuos. Entonces, el partido ejercía el control
sobre las asociaciones de masas, limitando así la movilidad so-
cial o la posible organización de la sociedad. De esta manera,
los canales de transmisión entre la sociedad y el estado se ven
delimitados y reducidos al igual que todos los espacios de li-
bertad. El partido sofocaba la dinámica social, provocando la
inercia social.
Lo que en realidad logró el partido único, que no repre-
sentaba: los intereses de todas las capas de la sociedad sino de
la élite y de la clase gobernante, fue que el estado se desvincu-
lara de la sociedad al no haber correspondencia entre las de-
mandas y las respuestas del estado. Eso provoca los conflictos
entre las diferentes etnias y los problemas de las fronteras ar-
tificiales, establecidas por las grandes potencias durante la co-
lonización.
Otro problema fue el de los movimientos de oposición,
a pesar de que éstos se encontraban restringidos; es decir, que
se gestaban al margen de la legalidad. En este plano, es posi-
ble caracterizar a los estados afric'anos como ignorantes de las
necesidades del individuo y de la sociedad así como de los
derechos elementales del individuo y señalar que la sociedad
civil cuenta con líderes, o posibles representantes de las de-
mandas sociales, que se ocultan· tras la ·apatía, debido a las
frustraciones y a la marginación; salvo algunos casos; como
94 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

los de aq,uellos que están presos o de Nelson Mandela y otros.


En Africa, el mantenimiento del poder ha implicado la
utilización sistemática de la violencia. El estado preserva los
intereses particulares de las multinacionales y de la etnia o el
clan, por encima del interés nacional. La mayoría de los regí-
menes africanos se ha transformado en etnocracias, donde el
individuo no existe más, en tanto que su pertenencia regional
o étnica o también sus nexos con las multinacionales son más
importantes. Pero la situación más grave se dio durante la dé-
cada de los ochenta, cuando los problemas socioecon6micos
del continente se recrudecieron debido al desequilibrio gene-
ral: la escasez mundial y la disminución de los capitales vía
préstamos hicieron que los países que dependen de los présta-
mos extranjeros para lograr su crecimiento se vieran afecta-
dos; asimismo, debieron aplicarse medidas de ajuste y reajus-
te, que a corto plazo significaron un mayor deterioro de las
condiciones socioeconómicas y sociales, lo que provocó una
mayor desigualdad en la distribución del ingreso, mayores ni-
veles de pobreza, desempleo, etc. Las medidas planteadas por
el Fondo Monetario Internacional agudizaron los problemas
sociales.
Dentro de este contexto, las posibilidades de negociación
de las clases populares es mínimo y los canales de comunica-
ción para expresarle sus demandas al estado se encuentran
bloqueados, por lo que las posibilidades de mejorar su situa-
ción económica, social y política son escasas.
A treinta años del movimiento independentista africano
una cosa fue patente: los módulos importados junto con los ar-
mamentos, de las superpotencias, del Banco Mundial y del
FMI, fracasaron tanto como las ideologías en las que se basaron
los gobiernos. Esto tiene vigencia tanto para el parlamentaris-
mo estilo europeo occidental como para los regímenes unipar-
tidistas de tendencia marxista-leninista. Las dictaduras militares
fracasaron al igual que las variaciones del socialismo africano.
Fue así como empezó a partir de 1986 el levantamiento
contra el hambre en algunos países. Pero los acontecimientos
que se han dado en África en estos últimos dos años, de norte
a sur y de este a oeste pasando por el centro del continente,
anuncian un cambio social.
NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 95

El nivel de la lucha por la democracia

Desde hace tres años (1989 a 1991) las protestas abiertas de


los africanos, que hoy atraen la atención de todo el mundo,
aumentan cada vez más. En efecto, la crisis económica finan-
ciera, social y cultural sacude a los regímenes de toda natura-
leza que intentan sobrevivir combinando métodos represivos
y tímidas reformas. Sin embargo, las reivindicaciones que
exigen los pueblos contra la pobreza y los engaños incluyen
ya en todas partes la democracia y el multipartidismo, confis-
cados desde hace tiempo por los regímenes dictatoria-
les y corruptos. En Africa del Norte, durante las primeras
elecciones pluralistas realizadas en 28 años de poder del Fren-
te de Liberación, el pueblo argelino le otorgó el triunfo en
el parlamento y en los municipios al Frente Islámico de Sal-
vación. En Túnez, el partido en el poder ganó las elecciones
municipales del 10 de junio de 1990, boicoteadas por los prin-
cipales partidos de la oposición, sin que cesen las peticiones
populares y el crecimiento de la corriente islámica. En Egip-
to, encuestas de la UNICEF revelan que cerca de la mitad de
la población vive bajo el umbral de la pobreza y las desigual-
dades sociales no dejan de aumentar. Mientras el pueblo se
subleva, el gobierno acepta las condiciones dramaticas que
exige el FMI. En Marruecos y Mauritania se producen mani-
festaciones, y no olvidemos la guerra en el Sahara occidental
y los conflictos fronterizos entre Mauritania y Senegal. Du-
rante la guerra de Medio Oriente los pueblos del Magreb han
tomado posición contra las opiniones de sus gobiernos y la
coalición, reivindicando en las calles los derechos de los
pueblos ,árabes de la zona.
En Africa occidental, la desobediencia contra el régimen
de Houphouet-Boigny en Costa de Marfil ha resultado sor-
erendente. Considerado como el presidente más prudente de
Africa, Houphouet-Boigny logró modernizar al país en trein-
ta años, pero enfrenta hoy a una nueva juventud que no acep-
ta el unipartidismo y el papel de un jefe que monopoliza todo
el poder, a contrapelo del papel de los jefes tradicionales afri-
canos. Las amenazas de intervención militar francesa no lo-
graron poner fin a las manifestaciones y, finalmente, el poder
96 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

legalizó nuevos partidos políticos cuyos dirigentes exigieron


las elecciones. Finalmente, los disturbios, que duraron meses
y que ninguna fuerza ni violef!cia logró dispersar, obligaron
al más antiguo autócrata de Africa, Houphouet-Boigny de
Costa de Marfil, a someterse a la voluntad popular con elec-
ciones democráticas libres. Aunque el anciano en el poder
logró vencer a sus opositores, el tabú de un dominio único
e incontestable por su parte ya no existe.
En Benin, las manifestaciones estudiantiles apoyadas por
los sectores profesionales obligaron al régimen a que pasara,
en el transcurso de una semana, de una autocracia llamada
marxista a un estado de derecho. A la espera de la nueva cons-
titución y de las elecciones generales previstas para enero y
febrero de 1991, el señor Nicephore Soglo -un ex alto funcio-
nario del Banco Mundial- fue nombrado primer ministro de
transición. En la lucha electoral, con, una mayoría sorpren-
dente de 67% de los votos, los habitantes de Benin votaron
contra su presidente el dictador Kerekou, quien ocupara el
poder durante largos añós. El presidente, víctima de un voto
de desconfianza por parte de su pueblo, acató la voluntad po-
pular y le hizo lugar al candidato de oposición victorioso.
En Guinea-Bissau y en Cabo Verde se produjo la misma
situación. Los presidentes de ambos países fueron rechazados
por un voto de desconfianza popular y hoy en esos países
hay nuevos presidentes. En Malí, decenas de miles de trabaja-
dores paralizaron el país con sus huelgas. Cuando el presiden-
te Traoré quiso huir el lunes 25 de marzo de 1991, fueron sol-
dados gubernamentales los que lo arrestaron en el aeropuerto
de Bamako, pues una parte de las tropas se había unido al le-
vantamiento popular. El nuevo personaje en el mando, el te-
niente mayor Amadou Touré, anunció elecciones democráti-
cas y prometió que tan pronto se nombrara un nuevo
presidente de Malí, él renunciaría a su cargo de líder. La caída
del déspota de Bamak9 pone fin a una de las más largas y co-
rruptas dictaduras de Africa. En todo África occidental: Sene-
gal, Togo, Ghana, etc., los países enfrentan manifestaciones
violentas y una proliferación de partidos opositores.
En Guinea, el gobierno se ha visto obligado a prever un
debate nacional para formular una nueva constitución. En
NECESIDAD DE UNA IN1ERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 97

Togo, al borde del estallido social, las matanzas perpetradas


por la tropa exacerban la tensión. El presidente Eyadema,
quien se limitó a lamentar la muerte de los civiles y los mili-
tares durante las manifestaciones de abril de 1991, aceptó las
legislaciones sobre la amnistía y el multipartidismo, que el
parlamento votó a toda prisa. ,
En Nigeria -el gigante de Africa que nunca acaba de
contar sus golpes de estado- el presidente Ibrahim Babamgi-
do ha tenido que ofrecer el bipartidismo que rechazan los
movimientos de oposición. El presidente, por su parte, quie-
re dejar el poder en 1992. En Liberia, los movimientos popu-
lares se han vinculado a la lucha armada -hoy dividida entre
la tendencia de Prince Johson y la de Charles Taylor.,.- mien-
tras que los soldados del ex presidente asesinado, Samuel
Doe, sig}len resistiendo.
En África central, y contra todo lo esperado, el Zaire de
Mobutti ha prometido tomar en cuenta las quejas populares
contenidas en 6 618 memoranda que le han sido remitidos
desde el 14 de enero de 1990. Mientras el desastre económico
lleva a todos los sectores a protestar contra el poder, Mobutu
desató una represión brutal con más de cincuenta muertos en
la Universidad de Lubumbashi, y finalmente aceptó un go-
bierno de transición para formular una nueva constitución
con multipartidismo.
En Camerún, la represión brutal no ha puesto fin a las
manifestaciones, y el presidente Bia aceptó liberar a todos los
presos políticos y prometió una nueva constitución.
En la República Centroafricana, las protestas provoca-
ron un cambio de gabinete en junio de 1990. El presidente
Kolingba, que rechazaba el multipartidismo, se vio obligado
a aceptarlo en abril de 1991.
Sin embargo, ha sido en Gabón donde han tenido lugar
las manifestaciones más violentas. La intervención militar
francesa ha ayudado al presidente Ornar Bongo a mantenerse
en el poder, pero fue obligado a declarar legales partidos polí-
ticos de oposición al gobierno; además de someterse a lavo-
luntad popular con elecciones democráticas libres. Si· bien
Bongo logró vencer a sus opositores, ya no se cree más en su
dominio incontestable.
98 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

En el Congo, el presidente Devis Sassou Anguesso acept6


un socialismo pragmático y realista y organiz6 un debate na-
cional S<?.bre el multipartidismo y una nueva constituci6n.
En Africa oriental, la situaci6n está dominada por las
guerras de Eritrea, el sur de Sudán, Somalia y las tentativas
de golpes de estado. El presidente de Somalia, Syad Barre, ha
prometido el multipartidismo tras la matanza perpetrada el
6 de julio de 1990, pero movimientos de oposici6n armada
rebelde fueron la causa de su destituci6n y eliminaci6n. Una
guerra similar hace rabiar a la vecina de Somalia, Etiopía, en
donde los rebeldes de Eritrea y de Tigre han colocado en una
falsa posici6n al presidente Mengistu Haile Marian.
En la última semana de marzo los rebeldes y sus tropas
del sur de Etiopía estaban muy cerca de la capital, amenazan-
do el suministro de alimentos y de otras mercancías. Mengis-
tu inició una liberalizaci6n econ6mica, se declar6 dem6crata
y dijo que el modelo del socialismo en Etiopía había sido un
fracaso. Sin embargo, s6lo pocos etíopes creen en las inten-
ciones sanas del presidente, en tanto que los frentes de libera-
ci6n de Eritrea y Tigre ocupan puntos estratégicos como el
puerto de Masawa.
El presidente de Zambia, Kenneth Kaunda -quien go-
bierna su país desde Ja declaraci6n de independencia en
1964- fue obligado a doblegarse ante un fuerte movimiento
democratizante dirigido por los diversos líderes sindicales del
país. Los disturpios han dejado un saldo de 23 muertos, pero
en octubre de 1991 se realizarán votaciones para elegir o con-
firmar en el cargo al presidente.
En Tanzania, por el contrario, el ex presidente Julius
Nyerere, tras abandonar la secretaría general del partido en
el poder, se declara en favor del multipartidismo y las eleccio-
nes libres. ·
En Kenia, el debate sobre el multipartidismo ha sido fre-
nado por el presidente Arap Moie, quien teme, según dice,
"el caos y el desastre" que podría traer éste por razones étni-
cas.. Pese a toda, la lucha continúa.
En África austral, los acuerdos entre Angola y Sudáfrica,
las negociaciones entre el Consejo Nacional Africano y el go-
bierno de De Klerk y la independencia de Namibia han facili-
NECESIDAD DE uNA INTERVENCIÓN POR LA DEMOCRACIA 99

tado el viraje de los países de la región hacia la democracia.


Mientras en Sudáfrica continúa la lucha, también el desman-
telamiento del apartheid, y el presidente De Klerk junto al
CNA tratan de llegar a un acuerdo sobre el futuro democráti-
co del país. La ejemplar constitución de Namibia ha hecho
que Mozambique, Angola y otros países de·la:·región se pre-
paren también para la democracia aunque siguen las guerras
fraticidas de los rebeldes. ·

Conclusión

En conjunto, además del descrédito de los viejos regímenes ·


y la lucha de una juventud educada para encontrar medios de
trabajo y expresión política, en África es evidente el fracaso
de las políticas económicas -tanto de corte capitalista orto-
doxo como socialista- que han bloqueado el desarrollo eco-
nómico creando una crisis que se agrava con las relaciones de-
siguales norte-sur y las exigencias del Banco Mundial y el
FMI. El movimiento por la democracia resulta así positivo
para una nueva descolonización, política y financiera; ya sea
con protestas o con los votos, las poblaciones de los
distintos países de Africa exigen y logran que los antiguos de-
tentadores del poder den paso a otros gobernantes.
Los pueblos no sólo exigen alimento de sus nuevos go-
bernantes sino que de una vez por todas sean escuchados con
la democracia. Ya la gente no se deja dominar por aquellos
que cuando estuvieron en el poder sólo se interesaron en lle-
narse los bolsillos y los de su familia y protegidos.
Sin embargo, los intentos de los gobiernos europeos, de
Estados Unidos y de los organismos financieros por imponer
desde arriba un multipartidismo y una democracia favorables
a sus intereses no responden a las verdaderas aspiraciones po-
pulares de construir la democracia desde abajo.
Pero los cambios más o menos sangrientos o pacíficos
que han ocurrido en el continente africano llevan a la refle-
xión de que los modelos de sistemas económicos y de ideolo-
gías importados, o impuestos por las tendencias de las _gran-
des potencias, no tienen efectos por diversos motivos. Africa
100 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

tiene que inventar su autonomía, sus propias maneras de go-


bernar. El .resultado de estos movimientos decidirá el futuro
de este continente. .
El nivel máximo de.las reivindicaciones logradas es la rea-
parición de varios periódicos en los diversos países y el congre-
so d.e los periodistas africanos que se .llevó a cabo este año, pero
también el derecho de voto para derrocar a los dictadores.
, El anciano de mi país tenía razón al decir es lo que
Africa necesita hoy.
,,
¿PERDURARA EL
AFROPESIMISMO?

CARLOS LOPES

Análisis de fa situación actual y perspectivas


del desarrolló eh África

Razones de un alegato

LA HUMANIDAD ATRAVIESA POR un periodo decisivo en este


fin de siglo. Por todas partes se producen conmociones en las
estructuras que rigen las relaciones eptre los hombres, las so-
ciedades y los estados. Vivimos un proceso de mutaciones a
escala mundial, que se relaciona con varios factores de
sión universal como, por ejemplo,. el avance de las tecnolo,
gías -desde el microprocesador hasta la biotecnología-, la
degradación del medio ambiente, la explosión demográfica,
el desarrollo de las desigualdades y el cambio de los paradig-
mas y modelos ideológicos.
A este escel}ario que define sus contornos ante nuestros
ojos algunos lo juzgan positivamente y muchos con gran ne-
gatividad. Ciertamente, la mayor parte de los pesimistas se
encuentra en el sur del planeta, donde la crisis hace estragos
y donde los modelos, hasta ahora importados, han sido un
fraca}O salvo raras · . .
Africa tiene el triste historial de ser el continente de to-
dos los fracasos. Durante el último decenio -considerado
con razón como perdido- tuvo una regres!ón en todos los
indicadores habituales del crecimiento y el desarrollo. La dis-
tancia que separaba al continente de otras regiones del mi,m-
do se ha ahondado más, al grado de que las poblaciones
grandes regiones del África. subsahariana no hablan más que
de sobrevivencia. En un contexto semejante, la situación se

[101]
102 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

difídl para aquellos· que se preocupan por esta


enorme porción de nuestro planeta.
Este alegato tiene, pues, la intención de ayudar a la crea-
ción de una plataforma de ideas que pueda contribuir -den-
tro de-la conmoción que experimenta la política internacio-
nal__:_: a la búsqueda de soluciones válidas y aceptables para los
africanos.
Proponer los arquetipos de una .solución que.se salga de
los senderos trillados es una tarea noble difícil. Desde
el siglo de las luces se piensa que la ciencia y la técnica serán
capaces de darle al hombre el progreso, y que le permitirán
construir una sociedad más justa, equilibrada y feliz: en pocas
palabras, un mundo mejor. Sabemos, sin embargo, que estos
himnos al progreso son un poco ridículos, cuando pretenden
hacernos creer que ese progreso se puede alcanzar mediante
el desarrollo del conocimiento .y la tecnología .
. principio el ;ual el tarde o
se ira liberando mas y mas de la necesidad de traba1ar, para
producir una cantidad cada vez· más sustancial de bienes y
servicios para su· propio consumo, se ha transformado en un
mito, no obstante la revolución del microprocesador. Este
tipo de mito tiene;al menos, la función de animarnos, darnos
confianza en el futuro, cuando las· quejas tienden a volverse
desconfianza.
Lo que· constatamos es que luego de un periodo de creci-
miento significativo de los países industrializados, sus socie-
dades y organizaciones sociopolíticas se centran cada vez más
en comportamientos individuales y colectivos de competen-
cia, agresivos, egoístas y egocéntricos. Esto provoca una dis-
paridad mundial, un acrecentamiento de la desigualdad en los
ingresos con· consecuencias terribles sobre los mercados de
empleo, tanto en el norte como en el sur.
· En Afrka, la .crisis económica ha cambiado profunda-
mente el carácter del empleo: 1) en l<;>s salarios urbanos se ha
producido un descenso muy Claro del ingreso; 2) la seguridad
y la estabilidad de los empleos del sector formal han dismi-
nuido considerablemente; J) las'ventajas y diferencias· entre
el sector formal y el informal se desvanecen; 4) el abismo en-
tre el rendimiento de los salarios urbanos y el de los campesi-
¿PERDURARÁEL AFROPESIMJSMO? 103

nos se reduce; 5) a pesar de todo, el éxodo rural no hace más


que acentuarse; 6) los rendimientos se degradan en todo el país.
Esta situación, que ilustra el deterioro de la calidad de la
vida, modifica la dinámica existente orientándola hacia una
dirección no muy positiva y llena de consecuencias respecto
de los modelos económicos exportados por la ideología del
desarrollo. Y ni siquiera parece que esos problemas estén en
vías de solucionarse. Los diagnósticos coinciden: África ha
mostrado gran incapacidad para presentar e imponer sus
puntos de vista; los africanos no hacen conocer sus solucio-
nes; se alienan por las influencias externas; están sumergidos
en propuestas con perspectivas contradictorias que aceptan
por necesidad de sobrevivir, por el modelo de crecimiento
(que regresa por la puerta del ajuste estructural), incapaces de
superar los complejos de la noche colonial.
Esta crisis constituye también un malentendido entre
compañeros, pues los africanos están sobre todo cansados de
que se los considere infantiles, de ser marginados, de que se les
desprecie, de que se los vea como una sociedad gregaria, en un
juego del cual no manejan las reglas. Quienes disfrutan del
monopolio de la iniciativa, porque tienen los capitales y el
control de los mecanismos de inserción de las economías afri-
canas en el sistema económico internacional, comienzan tam-
bién a tomar conciencia del malentendido y saben que la raíz
de éste se encuentra, justamente, en los diagnósticos que ellos
realizan.
Ahora bien, .¿es posible explicar todo este círculo vicioso
mediante la incapacidad de definir el desarrollo?

Al dejar de ser un proceso endógenoy autocentradode evoluciónglo-


bal específicade cada sociedad-y porque se ha vuelto un proceso de
crecimientotécnicoeconómicopropio de algunasnacionesconquista-
doras- el desarrollo ya no podía ser más una dimensión de la historia
humana: está geográficay socialmentecircunscrito a· esas naciones.
Estaba y lo sigue estando. La situaciónen la que se encuentrael
mundo despuésde dos "decenios de desarrollo" bastaríapara probar-
lo. El desequilibrioque han provocadoen beneficioropio los países
hoy industrializadoses absolutamenteirreductible.

1 F. Partant, LA fin Ju áéueloppement,Maspero, 1982, p. 29.


104 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Desgraciadamente, esta interpretación no lo explica to-


do, pues eldrama del África actual es también en gran parte
el drama de sus regímenes políticos, con ideologías y sistemas
que han envejecido: un continente de jóvenes con regímenes
viejos; incapaces de enfrentar los desafíos de este fin de siglo.
He ahí las necesidades de la acción, las razones del alegato.

¿Cómo hemos llegado a esto?

Hay dos factores que hay que tomar en consideración para


comprender el estado actual de las cosas: los factores per-
manentes y los variables. Comencemos ahora por los perma-
nentes.
Todos hemos creído en el desarrollo, y sería bueno se-
guir creyendo en él pues ese término tiene realmente una in-
terpretación positiva para todos, incluso si lo revestimos de
diversos sueños. Para que los sueños tengan una mínima po-
sibilidad de realizarse es necesario que al menos estemos de
acuerdo en qué no es el desarrollo. Dicho en otros términos,
hay que purificar el término de su pasado y de su ideología.
Los· indicadores del desarrollo han tenido como eje el
Producto Interno Bruto. Era la época de las teorías sobre el
"despegue" de Perroux y Walter Rostow, en las que
no se lograba distinguir entre desarrollo y crecimiento. La
meta de todos los países africanos era lograr un aumento de
su PIB, lo cual no quería decir de ninguna manera que el esta-
do no tuviera el derecho de acaparar todo ese esfuerzo, mo-
nopolizando las inversiones y la propiedad.
Luego se nos hizo creer en las dimensiones sociales, y se
concibió la teoría de las necesidades fundamentales como una
respuesta a las desgracias de los más despojados. Pronto nos
dimos cuenta de que los más despojados hacían aumentar las
inversiones no productivas y que la rentabilidad -criterio
económico de base- se resbalaba. Ya no se podía hacer oídos
sordos a las críticas que denunciaban los desequilibrios cada
vez mayores en los indicadores macroeconómicos.
El ajuste estructural surgió con el fin de poner las cosas
en su lugar. No se podían tolerar los resbalones pero, sobre
¿PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 105

todo, había que imponer condiciones que guiarían la buena


integraci6n de las economías del Sur en el mercado mundial.
El peso social que había que pagar se hizo intolerable y la
presi6n de unos y otros hizo surgir la necesidad de tomar
otra vez en cuenta las dimensiones sociales.
Es a partir de este nueva dimensi6n -de hecho, no tan
nueva- que se desarrol16 la teoría más reciente: la del "desa-
rrollo humano". Esta aproximaci6n es muy similar a las de
las necesidades fundamentales, pero toma en cuenta más que
antes la capacidad que tiene la tierra para soportar todo lo
que se le quiera tirar. La ecología está a la orden del día, como
sucede con las nuevas categorizaciones sociales.
¿Nos encontramos frente a un nuevo aporte?
A decir verdad, parece lógico que durante los periodos de
crisis nos preocupemos de la relaci6n entre los gastos socia-
les, las inversiones y la responsabilidad fiscal. Pero, eso es
todo. No creemos que el debate entre el crecimiento y las di-
mensiones sociales sea sustancialmente superado o agotado
por este nuevo enfoque,2 lo que significa que el factor per-
manente del desarrollo siga inmutable.
El otro factor permanente es el de las ventajascomparati-
vas. Conla finalidad de justificar la repartición de las respon-
sabilidades productivas en el mundo, se supone que cada país
aprovecha las ventajas comparativas que posee. No obstante
el hecho de que el desarrollo de los índices de productividad
varía en una escala cada vez más amplia, según las diferen-
tes regiones del mundo, el mercado se ha vuelto casi úni-
co. En este sentido, la teoría de las ventajas comparativas
debería hacerse pedazos, al menos para todos los productos
que ya no son específicos de una regi6n. Y bien, no hay nada
de eso.
El tercer factor permanente es la estructura organizativa
de los países, el estado-nación.El concepto tras esta fórmula
es de los más ambiguos, pero eso jamás ·ha impedido que el
estado-naci6n no sea el modelo de todos los países del mun-
do, por tres razones bastante simples: la demarcación de. una

2 Sam Cole, Human Resources Development anJ long-term forecasting,


UNESCO BEP/GPI/50, 1984 y UNDP, Human Development Report, borrador :1990.
106 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

territorialidad, la simbología del poder estatal y la construc-


ción de un mercado.
El problema que se le plantea al estado-nación en África
es que le cuesta justificarse en términos de la territorialidad
(los espacios de circulación de las etnias no suelen correspon-
der a los de los estados), de la simbología del poder (porque
apela a la herencia colonial más que a la historia del territo-
rio) y, sobre todo, del mercado (por el fracaso de las tentati-
vas de integración y lo inadecuado del modelo de desarrollo).
Estos tres factores siempre presentes cuando se
hace el diagnóstico de los males de Africa, y las circunstancias
los hacen sistémicos, por lo tanto, los más consistentes y difí-
ciles de cambiar.
Sin embargo, hemos llegado a la situación que ya conoce-
mos debido a factores que son variables y, esperemos, coyun-
turales, como la inestabilidad política, la incompetencia de la
administración y la mala gestión de los recursos.
Después de las independencias, los regímenes políticos
africanos adoptaron todos el mismo programa político: la re-
construcción nacional, la inversión de la pirámide de los pri-
vilegios y las obligaciones, la copia de las estructuras organi-
zativas de la "madre patria". Todo esto estaba más bien
implícito, pero lo bastante arraigado en la mentalidad de los
dirigentes como para provocar los grados de aculturación
propios de los dirigentes africanos. Con mucha frecuencia se
ha descendido a un nivel caricaturesco, con personajes como
Bokassa, Nguema o Idi Amín. Los políticos monopolizaron
todo el espacio, la intelligentsiajamás pudo expresarse y se su-
mió en la frustración.
A nombre de la unanimidad, del consenso e incluso de
la "sabiduría" la creatividad y la diferencia han sido escarne-
cidas, y el estado-nación ha podido erigirse en el corpus de
la legitimización de un poder que se apartaba de su base so-
cial de apoyo y que se percibía como extranjero. De allí la
inestabilidad política, que se expresa mediante golpes de esta-
do (exitosos, intentados, sospechados, abortados o mitifica-
dos) o por golpes bajos. El control del poder político en
África -el acto de rendir cuentas para ser legitimado- prác-
ticamente no existe. Y la economía también sufre.
,PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 107

La economía africana' tiene dificultades para asimilar las


reglas de base del modelo capitalista. Se llega a ellas por vías
torcidas -que por supuesto habría que estudiar- que no co-
rresponden a los principios que rigen su buena integración en
el mercado mundial. Siguen siendo muy periféricas, con
prácticas primarias, un clientelismo que remplaza a la pro-
ducción y una red de complicidades que emanan del estado,
de la administración. U na administración que sirve para todo
menos para "gobernar", donde "el estado hace como que
paga y los funcionarios hacen como que trabajan'', donde la
crisis es una apuesta realmente difícil ¡pero confortable!
Son estos factores coyunturales los que hay que cambiar
primero para poder permitir que los africanos hablen, expre-
sen sus puntos de vista sin temor al ridículo, con confianza y
legitimidad.
Tal como lo señalaba un especialista en estos asuntos,

No es posible ser dogmático en este tema, pero hay que concluir que
mientras que la situación existente pueda ser insatisfactoria, debe pre-
valecer la sabiduría de una privatización profunda frente a la posibi-
lidad de que el escenario alternativo sea superior. La tendencia del
donador es a subestimar las consecuencias prácticas de adoptar deter-
minadas políticas, mientras que éstas pesan profundamente en el pen-
samiento del gobierno receptor. Éste es otro ejemplo del hecho de que
los donadores, en la práctica, tengan el poder sin la responsabilidad
por las consecuencias de ejercerlo, y eso tifie sus recomendaciones
políticas. 3 *

Esto simplemente quiere decir que el diálogo no es uno,


y que la única posibilidad de cambiar esta situación es exigirle
a los donadores que relativicen sus juicios y que le pongan
mano dura a la noción de internalización.Ahora bien, acep-
tar una concepción exógena no puede transformarse en ins-
trumento de desarrollo más que cuando hay ingredientes lo-
cales. La tradición de una sociedad determina lo que es
posible hacer. Este determinismo es endógeno y corresponde
a la única aproximaCión posible.

3 Charles Clift, "Aid Coordination: Are there any lessons to be learnt from
Kenya?", DevelopmentPolicy Revie'W, vol. 6, 1988, pp. 115-137.
* En inglés en el original [N. del T.].
108 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Fuerzas y debilidades de las propuestas y prácticas


en presencia

La respuesta institucionala la crisis

No siempre la historia nos da la posibilidad de reflexionar a


tiempo para influenciar las realidades. En este fin de siglo,
esta verdad es más dura que nunca. Cada día nos enteramos
de noticias que nos obligan a cambiar las previsiones que ha-
bíamos tomado la víspera.
Para mucha gente, los acontecimientos políticos de Euro-
pa oriental, bajo la égida de la glasnot y de la perestroika,son
conmovedores pero también trágicos, por lo que representan
como mutaciones ideológicas, creencias y verdades que con-
formaron \!na visión del mundo donde era fácil saber quién
era quién. Este ya no es el caso, y se constata un desconcierto
entre los intelectuales. Son muy pocos los que no pueden
más que regocijarse con las transformaciones políticas de
nuestros días y, sin embargo ... nos encontramos en presen-
cia de una situación que nos permite cambiar "las reglas del
juego".
Es cierto que una desestructuración econó-
mica, social y política de Africa, que los reflejos racistas están
a la orden del día y que las se vuelven ilusorias.
Los inversionistas huyen de Africa; Polonia o Hungría son
mucho más interesantes. Pero es necesario evaluar la situa-
ción y hacer propuestas realistas; la reflexión crítica debe
guiar nuestro camino, por lo que los profesionales del desa-
rrollo deben hoy más que nunca plantearse preguntas .

. . . los profesionales del desarrollo están seguros de que sus progra-


mas, proyectos y consejos son válidos de acuerdo con los estándares
y las metodologías que ellos siguen rigurosamente. Están igualmente
seguros de que muchos funcionarios de los países comparten sus opi-
niones. A decir verdad, las evaluaciones de los proyectos del Ban-
co Mundial apoyan esta convicción, pues indican que el Banco Mun-
dial juzga como exitoso 90% o más de los proyectos que financia, una
vez que éstos se llevaron a cabo. Así, los profesionales del desa-
¿PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 109

rrollo tienden a creer que lo erróneo no. puede ser sus prácticas y
proyectos.4 * .
Es a partir de este principio que los profesionales del de-
sarrollo, empleados por las grandes agencias del desarrollo,
han construido sus escenarios para hacer frente a la recesi6n
africana. ¡Y todos creen tener raz6n!
El desarrollo de estas nuevas estrategias se realiza en me-
dio de controversias que ya no se ocultan más (véase, en par-
ticular, el debate entre el Banco Mundial y la Comisi6n Eco-
n6mica para África) y que condicionan el alcance de las
soluciones avizoradas. El tema central de este debate son las
polítÍca,s de ajuste estructural y su catálogo de condiciona-
mientos, que apuntan a establecer equilibrios macroecon6-
micos. ¿Se puede estar inteligentementeen contra de eso? Y
bien, tememo.s que eso no sea posible, pues a la larga ninguna
economía puede sobrevivir con semejantes desequilibrios.
¿Se tratará entonces de un problema de dosis y de medica-
ci6n?
Este debate es interesante y útil, pero está fuera de lu-
gar ... cuando no se pone en relaci6n con los cambios insti-
tucionales y la necesidad de internalizaci6n. En realidad, es
posible ajustar las economías africanas, con presiones exter-
nas, pero no estmcturalmente.No hay cambios estructurales
sin una aceptaci6n de las políticas por parte de los actores.
El sentimiento que prevalece hoy en día es el de que las
políticas econ6micas propuestas a los países africanos no to-
man en cuenta la tradicion cultural e intelectual de las pobla-
ciones, a semejanza de lo que sucede en los países del Sudeste
de Asia, por ejemplo. Esto explicaría, en parte, la resistencia
frente a las diversas respuestas institucionales que se le dan a
la crisis, pues éstas siguen considerando soluciones sin antes
consultar a los actores.
Un buen ejemplo de ,este proceso es un informe reciente
del Banco Mundial, El Africa subsahariana,de la crisis a un

4 James Keárris/Turid Sato, New Practicesfor Development Professionals,ODII,


1987.
*En inglés e:n el original. [N. del T.]
110 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

crecimiento dttradero. Este informe es una continuación


lógica de las críticas sobre los resultados de las políticas de
ajuste estructural, y representa un cambio importante en re-
lación a las ideas del bien conocido Informe Berg, de 1981.
Por primera vez, el Banco se decide a hacer un análisis a largo
plazo, tanto para el pasado como en una dimensión prospec-
tiva, destacando la importancia del desarrollo de los recursos
humanos y del conjunto de los servicios sociales.
El informe hace recomendaciones importantes a partir
del análisis de los problemas actuales, llegando a la conclu-
sión de que los aspectos de formación y educativos deben ser
para los esfuerzos que se lleven a cabo. De hecho,
si Africa no retiene ahora su mano de obra más calificada, se
encontrará desvalida para hacer frente a los desafíos del siglo
XXI.
Las mismas consideraciones son válidas para la tecnolo-
gía, que fue descuidada en el periodo posindependentista y
que se considera como uno ·de los medios para revitalizar y
hacer competitiva la agricultura africana. El desarrollo agrí-
cola es, a decir verdad, una de las esperanzas más sólidas para
el desarrollo de la economía africana, pues hay formas de lo-
grar que genere excedentes para invertir en los sectores no
tradicionales de la industria y de los servicios. Hay que preci-
sar, sin embargo, que el Banco parece demasiado optimista
en sus previsiones, dada la competencia que representan los
avances tecnológicos y productivos del Sudeste de Asia y de
América Latina. El informe destaca también la necesidad de
aumentar la rentabilidad de las inversiones, sin lo cual seguirá
sien?o aleat<;>riala posibilidad de mejorar el ahorro y las in-
versiones mismas.
Evidentemente, el análisis específico de la situación de
cada país es muy poco detallado. Pero, lo que resulta menos
comprensible, es que no se haga ni siquiera un esfuerzo
mínimo por descomponer los datos. Es, por ejemplo, incre-
íble que se puedan poner en relación las economías de países
como Zimbawe, Nigeria o Kenia (que ya tienen una base in-
fraestructura! e industrial) con las de la zona sudanosahelia-
na. Esta generalización ha conducido al Banco a prever en el
decenio que viene un crecimiento real del PIB de cerca de
¿PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 111

1%, cuando todos sabemos que la repartición geográfica del


crecimiento será muy desigual.
El conjunto de estos elementos exige más madurez, pero
es evidentemente contraproducente querer profundizar el
análisis a partir de Washington. La tentación es grande, pues
los llamados a la interna/.izacióny al refuerzo institucional
tienden a quedar como letra muerta.
Más allá de los prejuicios que se tengan, las propuestas
del informe sobre el sector privado son muy vagas y carecen
de fuerza. No basta con darle importancia a la dinámica crea-
da por el sector informal. Los empresarios potenciales,
aquellos que serían capaces de movilizar las energías africanas .
para establecer una nueva base económica, aún están en el ol-
vido, porque los argumentos y medios susceptibles de movili-
zarnos se encuentran en desarrollo. Siguiendo la misma di-
rección, el Banco no ha propuesto medidas concretas para
reforzar la cooperación e integración regionales. No sólo no
se consideran los cuadros de referencia actuales, sino que se
prescinde del hecho de que el mejor instrumento para esta
cooperación es la empresa.
Este informe del Banco Mundial trata de tomar en cuenta
las críticas expresadas por varios de sus interlocutores. Claro
que no se trata de la última palabra sobre el tema, sin embar-
go representa un avance más que se ha hecho ... sin los afri-
canos.
Los africanos, sin embargo, han producido una reflexión
y propuestas propias: el "Cuadro africano de referencia a las
políticas de ajuste estructural" (CARPAS), elaborado por la
Comisión Económica para África de las Naciones Unidas.
Hoy en día, incluso el Banco Mundial acepta que este
documento es "utilizable", sin embargo considera que sus
propuestas de conjunto deben tomarse en cuenta en su pro-
pia relación. La realidad es un poco diferente. El CARPAS in-
vita a los africanos a practicar otro ajuste relacionado. con
una preocupación a largo plazo, pero· que también da lugar
a un crecimiento y desarrollo autosostenidos. Lo que hay
que desarrollar son los mercados africanos, lo que debe cre-
cer es el consumo africano, para provocar como consecuen-
cia un renacimiento de la demanda y de la producción.
112 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

El modelo extrovertido de economía, con las condicio-


nes actuales de competencia internacional, no tiene ninguna
posibilidad de éxito si no se orienta más hacia los mercados
regionales que hacia los mundiales.
La internalización de la base de acumulación y consoli-
dar este proceso son lo único que puede garantizar un grado
de autonomía que permita cambios del excedente, más que
la extorsión pura y simple. El crecimiento autosostenido y
endógeno exige una reorientación de las estructuras de pro-
ducción, no hacia una autarquía sino más bien hacia una re-
valorización del uso local de las ventajas comparativas. Dicho
en otras palabras, combatir el hostigamiento y la desarticula-
ción de las economías, es decir, de los mercados africanos y
revitalizar sus capacidades endógenas de rentabilizar las in-
versiones orientadas hacia el consumo interno .. Si esto no se
ha producido hasta ahora es porque las burocracias y los inte-
reses políticos de los regímenes africanos se adaptan bien al
sistema actual. Pero en un mundo cada vez más integrado
(tratado de libre comercio EUA-Canadá, desarrollo del mer-
cado único en Europa, dominio japonés en el Sudeste de
Asia) las presiones externas obligarán a los países africanos a
la construcción de una autonomía colectiva o los condenarán
a la periferización absoluta.
Parece ser, pues, que la gran debilidad de las respuestas
institucionales es la persistencia de una percepción exógena
del desarrollo. Actitud que, ciertamente, no eliminará la cri-
sis estructural de la economía africana.

Ir más lejos: la gran catarsis

Es imperativo que eliminemos de nuestra reflexión todos los


condicionamientos de orden ideológico, filosófico o simple-
mente moral. Pongamos de una vez en cuestión todas las va-
riables que guían nuestras decisiones, que limitan nuestra vo-
luntad: todo lo que nos desmoviliza.
En un contexto semejante, casi todo a estar permitido.
Cuando se constata_que el PIB de toda el Africa subsahariana
(con exclusión de Africa del Sur) corresponde al de Bélgica;
,¡PERDURARÁEL AFROPESIMISMO? 113

que los beneficios de la Renault en 1989 fueron superiores al


presupuesto de Costa de Marfil en ese año; que África no
cuenta más que para el 1 al 21% del comercio mundial; que
las poblaciones africanas están hartas -ya sea en Zaire, Ga-
bón, Kenia o Benin-, hay espacio para poner en cuestión el
total de los compromisos. Si ese "desarrollo,, nos ha conduci-
do a esta situación, tengamos el valor de renunciar a él. Aho-
ra bien, ¿es posible hacer eso? ·

Así, la sociedadoccidentalpersisteen pensar que encarna el porvenir


de todas las sociedades.Su misión civilizatoriase ha transformadoen
misión de ayuda. Y como los salvajesde ayer son los subdesarrollados
de hoy, los que ayer los civilizabanhoy los desarrollan.La concep·
ción etnocentrista de la evoluciónes, por lo tanto, la misma.5

Este parágrafo quizás sea exagerado en su juicio, pero en-


carna bastante bien lo que piensa mucha gente. Para no negar
las posturas y tener el coraje de la catarsis, admitamos duran-
te un instante que el desarrollo no ha sido más que un "dis-
fraz,, de la relación cofonial. ¿Cuál sería la alternativa?
Antes de suministrar respuestas rápidas, sería más sensa-
to pasar revista a cierto número de elementos que influencian
las decisiones. La falta de legitimidad de los poderes es uno
de ellos. Los gobiernos africanos se han vuelto en su mayoría
ilegítimos, primero por su incapacidad para cqnducir sus
asuntos, pero también por su dificultad para establecer un sis-
tema político participativo. ,
Una de las formas que ha tomado el poder en Africa ha
sido la tentación burocrática y de laxitud. El funcionario pú-
blico africano, muy frecuentemente con una pésima forma-
ción, es la base de una estructura que sirve para todo menos
para sus atribuciones oficiales u oficiosas (pues, muy á menu-
do, los organismos del estado no tienen ni siquiera leyes y
cuadros orgánicos). Al no ser el estado capaz de suministrar
y coordinar muy rronto es
por la dmám1ca del sector informal (en e plano económico)
y es víctima de todo tipo de clientelismo. Su utilización para
objetivos ·que no son su vocación primaria plantea el proble-
5 Christian Harzo, citado por Partant, op cit, p. 25.
114 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUI'URO

ma de su excesivo intervencionismo, que se vuelve un arma


peligrosa manejada. por un actor incontrolable .
. Hay que admitir que el estado ha desempeñado un papel
en el desarrollo de las inversiones y que fue, ciertamente, el
motor de cierto crecimiento. Pero ya dej6 de tener ese papel,
porque ha sido englo.bado por una crisis que no pudo medir,
prever .y mucho menos superar, a causa de la -naturalezaines-
t:able de los instrumentos a los que recurre para asegurar su
autoridad .
.· A esta tendencia burocrática y laxa hay que añadir el pa-
pel que ha desempeñado el sistema en el bosquejo de los con-
tornos de los regímenes políticos africanos. A través de la
ayuda -a veces Usada como instrumento para desculpá:bili-
zarse- estos regímenes han podido sobrevivir, ocultando sus
faltas y su corrupci6n. Si bien es cierto que África tiene una
enorme necesidad de capitales, también lo es qué las inversio-
nes no bari sido productivas y que han permitido fa constitu-
ci6n de riquez;iS no por la vía empresarial (econ6inica) sino
más bien por la vía poHtica, utilizando los recursos
cientes al estado. ·
. ·La ayuda a través de estos esfuer:zosde cooperaci6n técni-
ca también ha fracasado, p9rque no ha sabido ..integrar los
programas y los proyectos en un cuadro definido, cori priori-
dades bien establecidas y con nexos estr.echqsentre la proble-
mática de los recursos, humanos nacionales y la a5istencia
técnica. Se constata así el aumento permanente de la fuga de
cerebros, el remplazo de los nacionales capacitados. por ex-
pertos que pi;oducen la necesidad de nuevos expertos. . •.
. Dentro de un contexto semejante, ¿es posible encontrar
soluciones a problemas concretos como, por.ejemplo, los de
la política de precios? S.i el estado define S\lS políticas de pre-
cios en funci6n de relaciones sociales, inás que según las leyes
de la oferta y fa demanda, volvemos a encontrar una
ci6n típicá de desregulaci6n del mercado. Ahor:t muy
a menudo la ayuda del dejar hacer no ha permitido .que
condicionamientos actúen en el momento e.inclu-
so hit sido c6mplice del endeudamiento al alentar. el que la$
economías adquieran bienes y servicios para a rengl6n segui-
do -a través de los programas de ajuste hacer
¡PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 115

que se trague el remedio un enfermo somnoliento y pasivo,


incapaz de defenderse. La factura, además, la tienen que pa-
gar los más pobres.
Ahora bien, un servicio de la deuda con un monto igual
o superior al PIB de un país es intolerable, mucho más cuan-
do conocemos las razones permiten que se produzcan
esas situaciones. Hoy en día, Africa tiene un flujo negativo
de éapitales y esa situación es intolerable por injusta e insos-
tenible. Incluso en relación a instituciones como el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el flujo de los
capitáles es negativo desde 1987. Es inadmisible que 19s países
de Europa oriental vengan, además, a competir con Africa en
este juego que ya de por sí es profundamente injusto para el
continente.
He aquí un tema a la orden del día. La catarsis a la que
estamos invitando permitirá liberar nuestro pensamiento de
todas esas ataduras, durante un tiempo nos permitirá pensar
en un camino que deberá ser alternativo, por endógeno e in-
novador, y capaz de· movilizar a los actores sociales más ági-
les y aeativos. Y esto presupone un diagnóstico severo..

¿Qué hacer? Las. posturas del nuevo proceso

El desarrollo para el África de mañana


El continente africano atraviesa una crisis que tiene la ventaja
de. poner en evidencia el fracaso de sus modelos políticos y
ecórtómicos y, de paso, del sistema actual de ayuda:

"Somos el culo del mundo", dicen los campesinosde Burkina Faso.


· "No saldremosde esto (declaróJulius Nyerere, antiguo presidentede
Tanzania) si no aceptamos transferirle a las colectividadesrurales un
mínimo de capacidadtécnica y de poder de decisión." Dicho en otras
palabras:nada de transferenciastécnicasvalederassin la modificación
de las Jelaciones de poder y de dominación, sin que se creen nuevas
relaciones de responsabilidad.Desgraciadamente,los adversariosde
tales cambios siguen siendo numerosos: gestores, investigadores,tec-
nólogos, funcionarios,etc. De allí la reflexiónsiguiente:¿en qué medi-
116 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

da la ayuda avala a las relaciones de desigualdad,de desprecio y de


opresión que existen y que so,n las verdaderascausas de la pobreza?6

Esta constante ha integrada a un artículo que pµbli-


c6 la revista de cooperaci6n de Suiza. La .interrogante se res-
ponde a sí misma, pues es evidente que la ayuda constituye
en realidad un aporte a este sistema. Pero; ¿deberíamos intro-
ducir nuevos condicionamientos, de naturaleza política,
como por ejemplo el respeto a los derechos del hombre?
El interés no está en provocar la democracia desde afue-
ra. Una vez más, no es "a los otros" a quienes cor:responde
decidir sobre la suerte de "los pobres africanos", pero es cier-
to que hay que contribuir a la búsquedc.de soluciones demo-
cráticas. Si algún condicionamiento puede haber, éste debe
expresarse mediante el rechazo de las iniciativas que preser-
ven el estado actual d'e cosas, lo que significaría admitir una
corresponsabilidad.Pues la ayuda es fungible: ha contribuido
también a la riqueza de los Mobutu, Houphouet-Boigny y
otros jefes de estado africanos y es parte sustam:ial del sistema
que permite la transferencia -ilícita dirán . algunos- de los
capitales. Es obvio que hay una corresponsabilidad en la
mala gestión de las economías africanas. Y, sin embargo, ¡esta
mala gesti6n no lo explica . .
S6lo un proceso que preserve el carácter end6genó del
desarrollo puede articular el sentido y lo real (las voluntades
y las posibilidades). Hay que regresarle el debate a los africa-
nos; darles una posibilidad de pensar con autonomía. Esa re-
flexi6n debe incorporar la dimensi6n cultural y el respeto a
la tradici6n africana; un sistema político democrátic9, parti-
cipativo; una distribución equitativa dé .los ingresos; respeto
por el medio ambiente. · · ·
Todos estos elementos nos hacen regresar a la definici6n
·más aceptable de desarrollo, formulada por la Fundación
Dag Hammarskjold · ·

El desarrollo constituyeun todo: es un procesocultural integralcarga-


do de valores; incluye el medio ambientenatural, las rélaciones·socia-

6 Pierre Petitat, "Poursuivre", ED, ODA, Suiza, enero de 1990.


¿PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 117

les, la educación,la producción, el consumo, el bienestar. El desarro-


llo es endógeno:surge sólo del fuero interi<;>rde cada sociedadque de-
fine su visión o su proyecto de manera soberana, contando ante todo
con sus propias fuerzas y cooperando con las sociedadesque compar-
ten sus problemas y aspiraciones.7

Para que el "desarrollo" pueda aplicarse necesita libertad


y responsabilidad.Contrariamente al pensamiento común, la
libertad no significa hacer lo que uno quiera sino más bien
tomar en cuenta las restricciones inherentes a ser responsable
de sus actos dentro de un espíritu de superación. Dentro de
esta óptica, la. superación es también la condición de una li-
bertad responsable. · .
· No puede ser que el desarrollo esté fijado por su historia,
que lo acantona en una región y dentro de una fracción míni-
ma de la humanidad. Tal desarrollo, que está limitado en el
espacio y en el tiempo, ha sido una aventura que toca a su
fin al término de este siglo. Nadie cree más en él, y su fin es
también el de los modelos organizativos que ha engendrado.
Ya no existe la posibilidad de florecimiento en el actual
cuadro político y social africano, que todos concuerdan en
considerar como malsano.
El desarrollo, tal como fue definido por la Fundación
Dag Hammarskjold, es capaz de cuestionar las estructuras or-
ganizativas porque no preconiza en ninguna parte que la gen-
te deba obtener del poder lo que puede hacer por sí misma.
El florecimiento pasa por descubrir soluciones aplicables, a
veces exitosas, que tienen el mérito de permitir otro creci·
miento.
La eficacia de las sociedades africanas está, quizás, en el
descubrimiento de vehículos nuevos que sean aptos para per-
mitir ese florecimiento: la empresa, el empresario en la obra,
las comunidades de base, pero también la fuerza de la socie-
dad civil. Además, será necesaria la revisión de numerosos
principios. Ya no es más posible que se apliquen criterios de
rentabilidad y de competitividad internacional, sin atempe-
rarlos. La tendencia a que éstos se vuelvan criterios exclusi-

7 Fundaci6n Dag Hammarskjold, "Que faire'', Développement1Jialogue,I-2,


1975. / . . .< ¡'"(;
118 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

vos pone en cuestión la racionalidad de la economía africana,


con componentes mercantiles y no mercantiles; ahora bien,
los límites de esta racionalidad no son objeto de estudio.
· Es necesario considerar

La búsqueda sistemática de las. contribuciones más útiles que podría


aportarle al desarrollo la cooperaci6n internacional: a nivel dé las pro-
puestas prkticas implica, por ejemplo, intensificar una verdadera cob·
peraci6n en la investigaci6n científica; en 1os modos de acci6n dé las
organizaciones no gubernamentales; en términos m\Ís generales; im·
plica una orientaci6n mayor hac;ia los medios de acrecentar la cap«.i·
dad de elección de todos los· participantes, en aquellos
.dominios (los condicionamientos, las reglas de la economía muriqial,
la práctica de los intercambios internacionales) donde esta capacidad
de elecci6n depende, antes que nada; de las condiciones internacio-
nales. 8 · · · ·

Conclusiones

El nuevo proceso que proponemos ofrece muchas ventajas


políticas y sociales. La democratización a través de los nue-
vos vehículos es una combinación que debe respetar la cultu-
ra africana, y que revitaliza el principio de 1a distribución de
los ingresos implícita en el comportamiento económico afri-
cano.
No intentamos alcanzar estos objetivos mediante una de-
claración ideológica o un sistema político diseñado en el
cuadro de un régimen cualquiera. Se trata de liberar .el objeti-
vo, darle una fuerza autónoma, pues la empresa, por ejem-
plo, no tiene ninguna posibilidad de éxito si no está bien ma-
nejada, si no es creativa, innovadora. 'Ésta apela a·valores qúe
nos permiten superar las coacciones institucionales de coyun-
.tura así como las estructurales; asimismo puede superar el rí-
gido cuadro territorial africano, en ella puede estar la base de
un nuevo sistema financiero, puede desembarazarse de los.pe-
sos, de máquinas· experimentadas hasta ahora. Es necesario
permitirle a las comunidades de base y a la sociedad civil .-....su
8 Ideas desarrolladas por Christian Coméliau, en un texto para el Forum de
Delphes, enero de 1990.
¿PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO? 119

extensión urbana- que expresen sus elecciones. El debate


políticoy económico ya no puede seguir siendo monopoliza-
do: hay que liberar el objetivo.
No le corresponde a los regímenes (viejos) decidir sobre
la fórmula de ese debate (multipartidismo o partido único,
una decisión liberal u otra, etc.) sino más bien le corresponde
a la sociedad tomar el relevo.
El programa es amplísimo. Hay que capitalizar la mano
de obra más calificada, detener la fuga de cerebros y provocar
el desarrollo de la formación. Hacerle un llamado a los expa-
triados, como verdaderos compañeros, para que corran el
mismo "riesgo" que sus colegas africanos sobre la rentabili-
dad de las acciones. Así habría una corresponsabilidad en el
conjunto de las iniciativas. Los africanos dejarían de ser con-
siderados infantiles, de ser despreciados, reducidos a una
sociedad gregaria. El papel de la ayuda se haría más transpa-
rente, sin artificios, pues una vez más se trataría de corres-
ponsabilidad. La alternativa no podría ni siquiera imaginarse
sin el diálogo; la tolerancia de los desequilibrios no tendría
más sentido que en un cuadro definido, establecido de ante-
mano, medido de alguna manera.
Este nuevo desarrollo será el vector principal de la liber-
tad responsable; de la libertad que permite el florecimiento.
Y no es sino con ese florecimiento que se podrá hacer frente
al afropesimismo ¡que no debe hacernos desistir!

Tradttcción
MARIELA ALVAREZ
"
LA PARTICIPACION POPULAR
" .
Y EL DESAFIO
DE LA AUTOSUFICIENCIA
".
EN

P. ANY ANG' NYONG'O


Academia Africa:na de Ciencias

Introducción

No NOS ENGAÑEMOS;HASTA HOY EN DfA, los principales cam-


bios que se han producido en el mundo -realmente, las revo-
luciones- han tenido que ver con gente que lucha por entrar
y no salir; entrar en el proceso de gobernarse a sí misma
y de controlar sus medios de subsistencia y no renunciar a
lo que ya ganó, para tener que soportar una vida más deni-
grante.
Consideremos lo siguiente:
Cada minitto las naciones del mundo gastan 1.8 millones
de d6lares en armamentos militares; sin duda alguna, en de-
fensa de los "intereses nacionales,, definidos por la minoría
que pertenece a los círculos gobernantes, y a expensas de la
subsistencia de millones de otros que le darían un mejor uso
a esos recursos si tuvieran el poder· de hacerlo;
cada hora, mil quinientos niños mueren de causas relacio-
nadas con el hambre; con bastante frecuencia, esa hambre la
originan guerras y disturbios civiles derivados del conflicto
entre quién debería gobernar a quién, como en el caso de la
guerra entro.! Etiopía y Eritrea que ha durado 28 años;
* Trabajo presentadoen "Darle prioridada la gente", ConferenciaInternacio".
na) sobre "Participaci6npopular en la recuperaci6ny el desarrolloen África",
de febrero de 1990, Arusha, Tanzania.

[121]
122 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

. ' cadá día, se extingue .Urta,especie; sin ·resulta-


do qe la cacería o la pesca ilegales, o por la· degradación del
medio a.tnbiertte debido al ·USO excesivo de éste;
cada semana, durante la delos los gobier-
nos represivos détilvierórt, torturaron, transformaron en re-
o
fugiados violentaron de otras maneras a más gente que en
ninguna otra etapa de la historia, a excepción del periodo de
la segunda guerra mundial.
cada mes, el sistema económico mundial le añade más de
7.5 miles de millones de dólares al peso de una deuda catas-
tróficamente invencible de más de 1 500 miles de millones de
dólares, que hoy en día descansa sobre la espalda de la gente
del Tercer Mundo la cual, a pesar de que desde 1974 se exige
un Nuevo Orden Económico Internacional, ha sido margi-
nada sistemáticamente de la economía mundial; ·
cada año, toda un área de bosques tropic;ales, quizás tan
grande como Kenia, Uganda y juntos, se destruye
y pierde debido a intereses económicos que·.no toman en
consideración las necesidades humánas futuras, sordos, a las
exigencias populares de la protección ambiental; . ·
cada década, el nivel del mar se elevará.unos 1.5 metros,
debido a la actual amenaza del calentamiento global, con con-
secuencias desastrosas para nuestro planeta y, en espeeial,
para las áreas costeras. Sin embargo, los intereses industriales
responsables de esta situación no necesariamente coqJ.pensan
al resto de la humanidad. por: el daño que han ocasionado al
futuro de nuestro planeta ...

Casi en toda.S partes del mundo" han surgido movimientos _de


la gente para ejercer presión sobre los gobiernos establecidos,
a fin de que éstos hagan algo sobre los temas mencionados.
En .bas.tantes oportunidades,. estos movimientos· han desafia-
do directamente la autoridad establecida en su búsqueda de
llegar al poder y establecer cambios. ' '
Así, en Europa los· Verdes se han transformado en una
potente fuerza como un movimiento que busca corregir los
problemas del medio ambiente, pero que también pretende
detentar el poder eoHtico "y cambiar el mundo para mejor'';
En el Cuerno de Africa los movimientos de liberación quie-
;PERDURARÁ EL AFROPESIMISMO?. 123

ren acabar con fa agitación social estableciendo nuevos go-


biernos para que eliminen las condiciones de opresión y de
explotación del hombre por el hombre. En Sudáfrica, el esta-
do del apartheid,responsable de la tortura, asesinato y deten-
ción de miles de africanos, ha sido desafiado desde abajo; en
la actualidad lo único que se ve com9 una solución viable y
aceptable al apartheidy al futuro de Africa del Sur es un nue-
vo gobierno basado en el mandato de la mayoría y estableci-
do democráticamente.
En todas partes de África, resulta más que obvio que la
gente ha sido marginada del proceso de gobierno. Se com-
prueba que los gobiernos son demasiado grandes, hacen más
bien poco y agravan los problemas ya existentes. Allí donde
el: estado se ha involucrado en actividades económicas que no
puede realizar en forma eficaz y eficiente; aboga por la.priva-
tización.Allí donde el estado ha hecho inal uso de los recursos
del desarrollo, lo local se está transformando en la religión
de los donantes, de los que prestan ayuda, de los organismos
no gubernamentales (ONG), de los cuerpos de las Naciones
Unidas y del Banco Mundial. Lo local implica la idea ·de que
los recursos .para el desarrollo deberían canalizarse hacia or-
ganizaciones a nivel popular o local, como si se tratara de "e-
vadir al .. En este caso, el estado se considera tan sólo
como un agente que provee y asegura un \'medio ambiente
mientras que otras organizaciones que se auto-
describen y definen como "no. gubernamentales" manejan
las finanzas ylos recursos·9ue pueden transformar a la socie-
dad en interés de la mayona. Se asume que esas organizacio-
nes, al no ser gubernamentales ni estatales, están por su natu-
raleza "basadas en la gente" y cuentan con "la particjpación
de la gente". Por lo tanto, asegurarán el empleo efectivo de
los recursos de la gente y un proceso acumulativo que condu-
cirá hacia un proceso de desarrollo autosuficiente.

Preguntas clave

en
¿En qué medida es cierto que Áf!ica los gobiernos, simple-
mente como sipo insensibles a las necesidades
124 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

populares y que, por lo tanto, han ido estrangulando cada


vez más los procesos de acumulación o de desarrollo? La par-
ticipación de la gente en el proceso de desarrollo ¿puede me-
jorar este estado de cosas? En caso de que esto fuera así ¿qué
forma tomaría la participación y qué contenido debería te-
ner? ¿El problema es la "falta de participación" o la manera
como el estado organiza esa participación?

La historia de la desmovilizaci6n política en África

El proceso de obtención de la independencia política en Áfri-


ca estuvo precedido por la movilización de las masas en parti-
dos políticos nacionalistas, en general a manera de amplias
coaliciones de las fuerzas sociales de las masas populares.
Pero después de la independencia los partidos políticos, orga-
nizados monolíticamente, perdieron con rapidez su base po-
pular al transformarse en "partidos de estado". El movimien-
to hacia el partidismo de estado apareció primero una
racionalización del sistema político unipartidista de Africa.
planteaba que los sistemas multipartidistas eran ajenos a
Africa y que, además, eran innecesariamente costosos. En. la
sociedad tradicional.africana, las políticas eran por consenso:
los mayores se sentaban bajo un árbol y hablaban hasta po-
nerse de acuerdo. Así, como el sistema unipartidista permitía
la discusión total y ventilar los diversos puntos de vista hasta
llegar finalmente a un acuerdo por consenso, ese sistema sa-
tisfacería todos los principios vitales del gobierno democráti-
co. Si bien esto era teóricamente cierto, en la práctica el siste-
ma unipartidista se concentró más sobre la participación en
lo administrativo, restringiend.o las áreas de discusión, limi-
tando la toma de decisiones y subordinando las políticas po-
pulares al control del estado. Esto es lo que algunos académi-
cos Jian llamado el proceso de "reducción de la esfera política
en Africa". En algunos casos, la esfera política se ha reducido
tanto que sólo se puede oír la voz de un hombre en el campo
de la política: la del guía supremo.
El partidismo de estado también surgió como resultado
de argumentos economicistas asociados con los escritos de
DESAFÍO DE LA AUTOSUFICIENCIA EN ÁFRICA 125

los teóricosde la modernización.Se planteabaque en los paí-


ses recién independizadosconstruir la nación era antitético
con la: participación de las masas en la política. Como los re-
cursos eran escasos y el estado tenía que maximizarlospara
la acumulación(oel desarrollo),las demandasexcesivasde las
masas populares·conducirían a disipar esos recursos en el
consumo más que la.acumulación.Por otra parte, si los gru-
pos políticamenteactivos presionaban al estado para que sa-
tisfacierasus demandas sin que el estado tuviera los recursos
necesariospara hacerlo, el sistemapolítico podría sufrir algu-
na fatiga con la consecuente inestabilidadpolítica. Esta des-
movilizaciónpolítica -o la reducción de la esfera política-
se justificópresentándolacomo,una condición previa para el
desarrolloo la modernización,y de esa manera los reg1menes
autoritarios se justificaron como los garantesde la estabilidad
del desarrollo.
· Tales argumentos.asumíanque los estados africanosinde-
pendientespodían tener proyectos viables de acumulación,y
que emplearíanel espacio político creado por la no participa-
ción de las masas en política, a fin de establecermodelos efi-
cientesde acumulaciónque conducirían a la rápida moderni-
zación de las · economías africanas. El balal!ce luego de
veinticinco años de partidismo de estado en Africa es más
bien decepcionante:se han .sucedido los regímenes autorita-
rios ineficaces;las dictaduras militares no han ofrecido alter-
nativas halagüeñasy allí donde la política popular se reafirma
en la: sociedad civil (burguesa),los muchos años de estrangu-
lamiento estatalde la vida civil han hecho retroceder aún más
las perspeetivasde un desarrollo autosuficiente;.al punto de
que es necesario partir casi de ·cero. Así, en muchos países,
veinticinco años de independenciano han conducido ni a la
participaciónni a la acumulación.Sin embargo,allí donde se
ha· producido cierta acumulación, las condiciones para un
desarrolloulterior de la sociedadeXigen que el marco econó-
mico y el político actuales cambien radicalmentehacia:el
ciblecimientode estados nacional.es,pop1Jaresy democráticos.
¿Por qué: eso? Es bastante fácil clasificarlos infor-
tunios de Africa en realidad los infortunios del mundo
entero, tal como hicimos al comienzo de este trabajo- ·sin
126 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

darse cuenta. de que ese cuadro sombrío por sí mismo no bas-


ta para movilizar a Jos que están en el poder, a fin de que
actúen de manera diferente. Con frecuencia nos preguntamos
por qué los gobiernos no pueden actuar para que cambien los
lamentables problemas de los pueblos africanos. Una vez más
los gobiernos -como simples gobiernos- no pueden hacer
mucho. Debemos entender cuáles son las faerzas sociales que
hacen funcionar a·los gobiernos, y los contextos (internos e
internacionales) en los que operan, para así poder abarcar lo
que éstas son capaces de hacer.

Modelos de las economías políticas africanas

En la época de la independencia, muchas economías africanas


podían ubicarse bajo las siguientes cuatro categorías: las eco-
nomías de plantación, como la de Costa de Marfil; las econo-
mías de mercado, como la de Nigeria; las economías rentistas
(o de minería/ extracción) como las de Zambia y Gabón; las
economías campesinas de pastoreo como las de Malawi y
Uganda.
En todos los casos, las economías políticas coloniales se
habían organizado en torno a la explotación interQ.a intensi-
va para la acumulación externa. Esto implicó, en todos los ca-
sos, la exclusión del productor (africano) de la vida política,
fuera como campesino o como asalariado. También significó
un proceso de estratificación social concomitante con el mo-
delo de acumulación. Así, en Uganda surgió una agricultura
campesina, injertada en ciertas relaciones feudales de tenenciá
de la tierra, mientras que en Costa de Marfil surgió un cam-
pesinado legal y políticamente.'divorciado de la para
proporcion:ar la fuerza de trabajo necesaria para la agricultu-
ra de plantación de Jos blancos. Las políticas anticoloniales
también respondieron a los agravios por estos
modelos de explotación. A pesar de que obviamente no exis-
tan en formas puras, fueron.'las·.estructuras dominantes··de la
explotación- económica colonial las que dieron forma a los
movimientos políticos anticoloniales· y explicaron el carácter
esencial de las coaliciones nacionalistas.
DESAFÍO DE LA AUTOSUFIOENCIA EN ÁFRICA 127

Al producirse la independencia,estas economíaspolíticas


no cambiaron sustancialmentesu.s estructuras.En las econo-
mías de' plantación se diversificóel número de .las cosechas
para la exportación producidasy las fronteras de las mercan-
cías se. exte11dierori hacia el campesinado. Así, mientras la
economía .colonial había restringido el surgimiento de un
campesinadomedio en Costa de Marfil'.""""cuandono lo.había.
bloqueado por completo.,....ese campesinado floreció.en el
periodo posindependentistacomo recompensapor haber for-
mado parte de la coaliciónde la independencia.Pero su emer-
gencia también significóque .el trabajador inmigrante
ra ·subordinado continuamente a sus dictados, y que esa
mano de obra fuera.explotadaen forma extensivaa través de
las relacionesde tenencia de la tierra impuestaspor. elestado
y la tradición. Para continuar con esta relación,.eLcampesina-
do medio encontró que también era necesariosubordinar sus
propios derechos,Políticosal·estado.Esto se hizo incorporan-
do la participacion campesina en la política .en un partido
político monolítico que·eti, esencialmente,un partido de es-
tado dentro del sistema p.olíticounipartidista. Bajo este tipo
de. arreglo, la burguesíaestatal..,.,tantoideológicamentecomo
en ·la práctica política- controló efectivamenteal
do.medio.···.
La burocraciaestatal,asu vez, se compromete en proyec-
tos modernización "nacionalistas", adonde se dirigen los
excedentes,·sin mucho control público. Así, casi sin excep-
pero con diferentesgrados de éxito o fracaso,muy poco
después de la independencialos gobiernos africanosempeza-
ron proyectos de industrializaciónde sustitución de importa-
ciones que se justificaron como necesarios para el estableci-
miento de econolllías a:utosuficientes. En general, estas
industrias sólo tuvieron·un éxito limita.do.·Enfrenta·dasa !Os
problemas de insumos importados muy caros; mercados es-
trechos ,,.-por lo tanto, falta de economías de escala.,-; baja
utilización dela capacidad,ytendencias de "enclave", las in-
dustria5de de importaeionespermanecieron.pro-:-
fundamente ajenas.:a las economías campesinas, de
que.el peso·económico que lé impusieron a la sociedadno:.se.·
integró ·a. la. percepción política de las clases · . .l.!l
128 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

estado sigue buscándole a ese atolladero industrial una "solu-


ción" casi exclusivamente en términos de un problema técni-
co/tecnicista. Las condiciones para la acumulación futura no
se ven en términos de revitalizar una economía y una política
participativas, sino como respuestas a fórmulas apropiadas
que dan por sentadas las actuales relaciones estructurales, tan-
to interna como externamente.
· U na de esas relaciones es la que presenta la economía in-
ternacional. Todos los modelos de las economías políticas
africanas que enumeramos antes son, y siempre han sido,
"con vistas al exterior". El sector agrícola produce materias
primas en gran medida para la exportación y no como insu-
mos para las manufacturas internas. De igual manera, con ex-
cepción de los bienes de consumo ligeros, los productos no
perecederos ensamblados para el consumo de la élite y los mi-
núsculos sectores de bienes intermedios en unas pocas econo-
mías avanzadas, la mayoría de las economías africanas impor-
ta productos del exterior y exporta materias primas. Junto a
los gastos militares, el monto de los préstamos al exterior
para financiar las necesidades internas, sin que se fundamente
la capacidad interna para devolver la deuda, no sólo ha con-
ducido a una deuda creciente y a un flujo neto de los recursos
financieros, sino también ha incrementado el desface respec-
to de la economía internacional por falta de pago. Mientras
que es la gente en última instancia la que soporta las iniquida-
des del sistema, también es la que tiene menos que decir fren-
te a la búsqueda de una "salida'', dada su desmovilización de
la esfera política.

Cómo se plantea el tema de la participación

Ahora que el estado no puede repartir, la gente clama porque


la dejen decir más. El concepto de "gente" -que casi ha desa-
parecido de la ciencia política y del lenguaje del discurso
político internacional en el mundo occidental- parece estar
regresando. Considerado anteriormente como "charlatane-
ría" de los radicales y de los regímenes revolucionarios, hoy
DESAFÍO DE lA AUTOSUFICIENCIA EN ÁFRICA 129

en día incluso los organismos no gubernamentales (ONG), los


cuerpos de las Naciones Unidas y los donantes están buscan-
do a la gente y poniendo fe en ella. Pero aquellos que preten-
den que la gente se salve a sí misma conciben de diferentes
maneras la participación de ella en su propia vida política y
en su destino económico.
En primer lugar, se prefiere a la gente en oposición al
estado, como si ambos fueran antitéticos por su misma natu-
raleza. Esas perspectivas utópicás ven a 19s donantes interna-
cionales como si se abrieran espacio en Africa, y en relación
directa con la gente inocente "en su propio medio ambiente
y sus organizaciones", sin que esto involucre de ninguna
manera al estado, excepto cuando se trata de facilitarle esa en-
trada a la gente.
La segunda concepción de cómo participa la gente relega
el estado al papel de un actor benévolo que le permite a la
gente participar en la planificación y la toma de decisiones a
nivel local, pero en instituciones y estructuras establecidas
por el estado mismo. Así, el lenguaje del "distrito polo del
desarrollo rural" cae dentro de este género. Se asume que una
vez que las instituciones y las estructuras aun cuando
en la sociedad civil no haya una fuerza social 'organizada au-
tónomamente para emplearlas en metas basadas en la gente,
la población las .utilizará asumiendo la benevolencia del
estado.
La tercera concepción asume que el estado actúa con ma-
levolencia y trata de relacionarse con estas instituciones de
base y con las estructuras establecidas por el estado bajo la
égida de factores internacionales como el Banco Mundial y
los donantes. Aquí se le proporcionan recursos a la gente,
como si fuera a través de estas estructuras e instituciones, y
se chantajea al estado para asegurar que ·"el sistema funcio-
na", como condición para sacarlo de apuros en sus otras cri-
sis fiscales y de desarrollo. U na vez más, la gente no es más
que un simple receptor de formas participativas impuestas
desde arriba, con la diferencia de que esta vez el actor princi-
pal es un jugador externo.
La cuarta percepción de cómo participa la gente plantea
el tema de la democratiz.uióndel est.do y de la socied.ulci1:il.
130 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

En este caso hay dos importantes escuelas de pensamiento,


que han 9riginado las dos formas principales de práctica polí-
tica en Africa.
La primera escuela de pensamiento es la que prefiere la
democratización limitada. Esto implica, principalmente, la
reestructuración del proceso político como una vía de insti-
tucionalizar las formas burguesas de la participación política
democrática. En este sentido, la participación de la gente se
ve básicamente en términos de una política partidista compe-
titiva. Allí donde han dominado los partidos estatales únicos,
se sustenta el multipartidismo. Se asume que los partidos po-
líticos alternativos, cualquiera que sea su base social, ofrecen
ese tipo de competencia que conducirá a gobiernos más res-
ponsables a un mayor control público y, por lo tanto, a pro-
babilidades más grandes de que el estado sea más responsable
ante las necesidades de la gente. Muy poca es la crítica que
se le hace a la sociedad civil misma y a su debilidad para ase-
gurar que ese sistema burgués de. políticas de partidos com-
petitivos sirva para lograr las metas para las cuales se estable-
ció. Allí donde se hace una crítica, como en el caso de
Nigeria, los intentos por establecer instituciones viables para
la resolución de conflictos aparecen como arreglos legales ab-
surdos, que tienen pocas raíces internas en la sociedad civil
y que, en última instancia, dejan poco lugar para el control
popular del poder del estado.
La segunda escuela aboga por una democratización total
del estado y de la sociedad civil. El punto de partida, en este
caso, es una crítica de la sociedad civil misma y de cómo, por
su propia estructura y por las prácticas sociales, y sus-
tenta las formas de estado que han surgido en Africa. Así,
para hacer algo con la política dominante, con el autoritaris-
mo, con lo local, etc., es necesario vérselas desde el principio
con las relaciones de producción. Los productores deben es-
tar libres de todas las formas de extracción forzada de los re-
cursos -sea por el estado o por los funcionarios de los parti-
dos políticos- a fin de tener el espacio social necesario para
una participación libre en la política de su sociedad. La for-
mación del estado será entonces fruto de la competencia en
la sociedad civil y no un ordenamiento anterior del poder
DESAFÍO DE lA AUTOSUFICIENCIA EN ÁFRICA 131

político, al punto de reordenar las relaciones econ6micas des-


de dentro del estado.
Resulta, sin embargo, difícil ver c6mo se produ,cirá la to-
tal democratizaci6n del estado y de la sociedad en Africa, sin
que se produzcan varios cambios importantes en la política
africana actual. Quizás a eso se deba que el tema de la partici-
paci6n popular para un desarrollo autosuficiente se plantee
en la actualidad en términos tan "tecnicistas" y generales.
Aunque, sin duda, habrá que dar pasos intermedios hacia la
democratizaci6n total de la sociedad, incluso esos pasos s6lo
podrán darse de manera efectiva si el "poder de la, gente" es
mucho más amplio del que existe actualmente en Africa. Por
ejemplo, el sector privado en manos nativas no podrá fortale-
cerse a menos que se le dé apoyo estatal a los empresarios,
sin que necesariamente deban quedar agradecidos por el pa-
tronazgo estatal y las canonjías.
Por su parte, el estado debe aceptar el control de la
sociedad civil como parte del contrato social cotidiano con
los ciudadanos para asegurar así su legitimidad y que no se
vea como el dispensador de_ privilegios y oportunidades ex-
cepcionales que le merecen clientes y "n6dulos de apoyo" en
la sociedad civil.
En última instancia, lo que avizoramos es un estado ac-
tivista, pero P,Opulary nacional, como el único sistema políti-
co viable en África hoy en día, capaz de asegurar la participa-
ci6n popular y la autosuficiencia al darle preferencia a la
gente en el proceso de desarrollo.

Estados populares, nacionales y democráticos

El argumento anterior nos ha llevado a concluir q,ue las polí-


ticas, tal como están organizadas actualmente en Africa, obs
taculizan cualquier desarrollo posterior. Cualquier justifica-
ci6n de los estados autoritarios sobre la base de que aseguran
el queda rápidamente desacreditada por la eviden-
cia: Africa, llena de regímenes autoritarios, no tiene modelos
exitosos de acumulaci6n como para justificar la existencia de
tales regímenes. Además, la falta de desarrollo se debe en
132 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

gran medida a cómo ha sido usado el poder estatal. Una for-


ma populista de desacreditar al estado consiste en destacar el
tema de la corrupción; sin embargo, esto es muy subjetivo.
Un tema mucho más fundamental es el de la falta de sistemas
efectivos de control para la sociedad civil. Así, aunque el esta-
do conduzca una economía de mercado, en sí mismo no está
ligado por las leyes de reproducción de la sociedad de merca-
do. De esa manera tiene acceso a los excedentes generados
por las relaciones de mercado, pero no está obligado a asegu-
rar que tales excedentes reabastezcan a la sociedad de merca-
do. Además, impulsa la generación de excedentes fuera de las
relaciones de mercado y, por lo tanto, estrangula el desarro-
llo saludable de la sociedad de mercado misma. Lo que se ne-
cesita, por lo tanto, es transformar al estado, crear una nueva
forma de estado que será responsable de las necesidades del
desarrollo de una sociedad de mercado en la que la gente es,
en cualquier caso, un participante activo pero explotado. En
el actual contexto del desarrollo de África tal estado deberá
ser nacional, popular y democrático.
El carácter nacional se refiere al hecho de que la gente ya
está en el proceso de crear naciones. Estas naciones, ligadas
por lo que alguna vez se vio como nexos artificiales, constitu-
yen sin embargo una realidad histórica. Pero el desarrollo
posterior hacia la nacionalidad total queda ahogado por el én-
fasis que se pone en la artificialidad del territorio, en lugar de
ver que proporciona una oportunidad para la evolución de
comunidades nacionales con culturas compartidas, sentido
de unidad psicológica y crecientes relaciones de mercado.
Así, los gobiernos africanos han puesto un énfasis indebido
en mantener a la gente encadenada al estado-nación territo-
rial, incluso aunque la pertenencia_a un estado soberano par-
ticular no asegura ni los derechos.ciudadanos ni la certeza del
futuro. No es de asombrarse que con mucha frecuencia la
gente vote con U!J. pie en el exilio o como refugiados de los
estados vecinos. Africa tiene hoy una buena parte de la dota-
ción de refugiados del mundo.
El carácter popular, nacional y democrático del estado
asegurará que la gente tenga derechos como gente y como
ciudadanos. En ambos aspectos, no es el estado el que está an-
DESAFÍO DE LA AUTOSUFICIENCIA EN ÁFRICA 133

tes de la existencia de la gente sino la gente la que constituye


el estado en tanto que ciudadanos. Así, los ciudadanos pactan
para crear al estado, y éste garantiza que este acto de pactar
sea la única fuente vital de legitimidad. De esa manera, la gen-
te debe tomar parte, casi cotidianamente, en la vida política
a fin de asegurarle a la gente el control sobre el estado (esto
es, que haga aquello que se supone debe hacer).
Tal estado nacional popular debe, en consecuencia y casi
por lógica, ser democrático. La democracia implica lo si-
guiente: a) que la gente, como una comunidad política, se au-
togobierne; b) que las instituciones políticas establecidas con
el propósito de ejercer poder político y autoridad pública es-
tén basadas en la gente y sometidas al control popular; c) que
aunque entre la gente existan, sin duda, diferencias sociales e
intereses diversos, y que tales diferencias puedan conducir a
conflictos respecto de cómo se usa la autoridad pública y
cómo se dispone de los excedentes, tales conflictos estarán
dentro del marco del discurso y de lá competencia libre y
abierta de ideas; d) que la controversia pública sobre la
política pública no equivale a deslealtad hacia la gente o la na-
ción, sino a lo que uno podría igualar con la "charlatanería"
sobre la aldea africana; e) que, por último, la comunidad na-
cional se conforma a medida que la gente desarrolla una
economía nacional y no como resultado de algún proceso de
ingeniería social que, ideológicamente o a través de alguna
demagogia, obligue a la gente a identificarse ·con el estado, el
partido del estado o el guía supremo.
No hay duda de que si la gente está implicada en produ-
cir para su propia subsistencia será participativa, sobre una
base de autosuficiencia, respecto del desarrollo de una econo-
mía nacional. La pregunta que debemos plantearnos es cómo
se relaciona la noción de estado popular, nacional y democrá-
tico con el atraso de las economías africanas, donde la pobre-
za absoluta reduce a los individuos al nivel de subhumanos.
Se ha planteado que la democracia no es posible bajo con-
diciones de atraso económico y neocolonialismo. Esto po-
dría a la noción pesimista de que en la medida en
que Africa sea económicamente atrasada, estará obligada a te-
ner gobiernos despóticos y autoritarios. Pero no deberíamos
134 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

excluir dogmáticamente la capacidad de los gobiernos para


emplear recursos democráticos en la solución de los proble-
mas de la pobreza, precisamente como resultado de las priori-
dades que se ponen los gobiernos. Esas prioridades no están
a salvo de la influencia humana; tratan de responder a intere-
ses muy concretos -'-internos o extranjeros- que ejercen so-
bre el poder estatal más influencia que la que ejercen los po-
bres. Debe ser, por lo tanto, una fuerza social interna la que
se alíe con aquellos a los que la pobreza ha reducido a niveles
subhumanos, de manera que esta gente tenga algún poder po-
lítico antes de tomar su propia vida económica en las manos.
La democracia tiene que ver con este proceso de pot:encializa-
ción de la gente para determinar su propia vida.
En última instancia, pues, el asunto es más político que
económico. Cuando hablamos de "potencializar a la gente"
a fin de enfrentar el desafío de la autosuficiencia en África, es-
tamos hablando esencialmente de reestructurar el estado en
África: democratizándolo, transformándolo, haciéndolo un
estado popular, nacional y democrático. Esto es un proceso
que no puede estar presidido por aquellos que ya tienen el
privilegio del poder político. Debe haber fuerzas populares
en la sociedad que harán presión para ello, que lo exigirán,
que obligarán a que surja.
África está, pues, enfrentada a un dilema. Por una parte,
se organizan conferencias como ésta para imaginar cómo se
dotará de poder a la gente. Por la otra, algunos gobiernos
se ocupan de eliminarle los derechos políticos a la gente, por-
que si hubiera una participación popular cada vez mayor, ta-
les gobiernos no existirían. Por lo tanto, sería inútil hacerle
recomendaciones a esos gobiernos réspecto de "darle priori-
dad a la gente". Para ellos, darle prioridad a la gente podría
resultar bueno en el campo de la retórica pero no en la reali-
dad. Además, puede ser que sólo se le dé prioridad a la gente
de maneras acotadas y benévolas, no en políticas democráti-
cas abiertas.
Debemos, por lo tanto, estar conscientes de los límites de
nuestras recomendaciones. Sin duda, no estamos aquí para
plantear programas maximalistas del tipo "todo o nada".
Nuestra meta ha sido presentar varios puntos de vista, anali-
DESAFÍO DE LA AUTOSUFICIENCIA EN ÁFRICA 135

zar la situación para un debate posterior y sugerir los pará-


metros de varios modelos de participación de la gente en sus
vidas económicas y políticas.
Tal como lo revelan los acontecimientos de Europa
oriental, la burocracia puede bloquear el desarrollo económi-
co durante mucho tiempo. Si el estado se organiza para salva-
guardar los privilegios de clase de una élite, ésta puede obs-
taculizar fácilmente -mediante la ley y el poder armado del
estado- aquellos cambios que podrían conducir al progreso
social y que por su propia naturaleza desmantelarían los pri-
vilegios de la élite. Estos cambios implican la apertura del
espacio político, de manera democrática, a las masas.
El hecho de que África sea económicamente atrasada no
significa que en ella no puedan ocurrir cambios de esa natura-
leza. Si esto fuera así, los líderes nacionalistas no habrían abo-
gado por partidos políticos basados en las masas como el me-
dio a través del cual se obtuvo la independencia. Namibia
acaba de dar un primer paso importante hacia la independen-
cia: la participación de la gente sólo empieza cop las eleccio-
nes. Para que esto tenga significado en el periodo posinde-
pendentista, debe continuar en todas las facetas de la vida: la
producción, la cultura, la justicia y la política.

Traducción inglés:
MARIELA ALVAREZ
,
CAMPESINOS DE AFRICA:
LOS CAMBIOS EN SILENCIO

CELMA AGÜERO DONÁ


El Colegio de México

A Guillermo Bonfil

Los campesinos son los guardianes de la vida. Son como las


raíces de un árbol. Los que pasan ven las hojas, las flores, las
ramas. Pero hay algo que sostiene al árbol: sus raÍCe!'.Las raí-
ces son los campesinos.

HALIDOU SAWADOGO
Campesino de Burkina Faso

ESTUDIOS RECIENTES, QUE ALIMENTAN diagnósticos y propo-


nen soluciones desde ámbitos internacionales, presentan un
panorama de la contemporaneidad africana marcado por un
signo: el de la crisis. Este signo que parece explicarlo todo:
desde las guerras internas hasta la penuria de alimento, desde
la inestabilidad económica hasta el fracaso en la educación;
desde la marginalidad política de África en el mundo hasta
el deterioro de los estados.
Mientras la crisis de África sigue vigente, en no pocos
análisis se habla menos sobre la crisis de las disciplinas que
los sustentan. 1 Los grandes enfoques que, desde el punto de
vista de la historia, han ofrecido explicaciones a la realidad
africana, esto es el colonialismo, la independencia, el neoco-
lonialismo, el desarrollo, han ocultado las tendencias de las

1 Véase A. Mbembe, "Pouvoir, violence et accumulation", PolitiqueAfiicaine,


39, septiembre de 1990, pp. 7-24, y Copans; "Du vin de palme nouveau dans de
vieilles calebasses? État, marches paysans, crises et luttes populaires en Afrique",
Geneve Afriqt1e, vol. XXVII, núm. 1, 1989.

[137]
138 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

transformaciones sociales operadas a lo largo del último siglo.


Aun cuando la propia realidad africana, construida como
"objeto de estudio" a partir de ello, ha puesto al descubierto
sus límites son, sin embargo, esos enf9ques los que están en
el origen de la imagen cata.Str6ficade Africa hoy, que se pro-
yecta en agonía hacia el futuro.
La atención a la dinámica económica -explícita o implí-
cita- prioritaria para los análisis internacionales coloca a la
población y a su dinámica social en posición de dato estático.
El único dinamismo que se le reconoce a la población dentro
de esos modelos es el movimiento "en contra" de las pro-
puestas de desarrollo.
El rostro visible que más se conoce de África dentro de
esa imagen es el hambre. En este momento la amenaza se
cierne sobre veinte millones de personas en el Sahel. Las po-
blaciones de Sudán, Etiopía, Chad, Níger, Malí y Mauritania
son las que corren riesgos -más severos, con sus distintos gra-
dos de esperanzas respecto de las ayudas, detenidas a veces
por razones políticas o militares o simplemente económicas.
Las causas reales de esa tragedia quedan minimizadas
frente a la responsabilidad que se le otorga a la agricultura y
a los agricultores africanos por su incapacidad para responder
a las soluciones llamadas modernas. Las sociedades campesi-
nas -que son mayoritarias- aparecen así como -los compo-
nentes pasivos de esa historia o bien como agentes en la pro-
fundización de la crisis.
El flagelo de las sequías, que esas sociedades no saben ni
pueden prever, azota de vez en cuando a un mundo de gente
que, por conservar sus tradiciones de organización social y de
uso de la tierra, no ha logrado acceder a la modernización
de la producción agrícola. Ignorantes e iletrados, no están en
capacidad de adoptar insumos ni tecnologías avanzadas. Más
aún, son ellos los responsables del deterioro ambiental: se les
culpa de la deforestación salvaje hecha para uso doméstico,
del avance de las dunas que eso provoca y ¿por qué no? del
avance del desierto. Sus prácticas tradicionales de quema y
roza empobrecen los suelos y su ignorancia del equilibrio
ambiental provoca rupturas catastróficas. Incapaces de inte-
grarse a los grandes proyectos de producción moderna, aban-
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 139

donan las tierras y se instalan en zonas aisladas donde la su-


pervivencia es casi imposible. El éxodo y la miseria los inva-
den. En esa coyuntura, la única alternativa que les resta es la
de permanecer inactivos en espera de la ayuda, sin organiza-
ci6n alguna ni para resistir, ni para demandar, ni para propo-
ner. Caracterizado de esta manera, el mundo rural constituye
uno de los obstáculos mayores a las políticas de desarrollo,
que ven la crisis de alimento como un hecho y no como el
resultado de un proceso.. En el momento de ponerlas en prác-
tica, esas políticas parecen hacer tabla rasa de la historia.
Pero únicamente desde la historia se entiende la fragili-
dad de los suelos superexplotados con monocultivos colonia-
les, el equilibrio de los sistemas ecol6gicosinterrumpidos por
grandes trabajos, la presencia de gente que ha sido privada de
su iniciativa de producci6n econ6mica y cultural. La acumu-
lación hist6rica presente en el mundo rural africano es no s6lo
profunda y a menudo consciente, sino también creativa, capaz
de encontrar en su experiencia respuestas siempre nuevas.
La identificaci6n de tendencias en el estudio de las socie-
dades ha sido uno de los aportes del análisis hist6rico que ha
permitido localizar en su trama señales, gérmenes, de movi-
mientos que surgen de los pueblos. En esa perspectiva se ubi-
ca este artículo, que trata de percibir en las sociedades campe-
sinas las experiencias de un sector que en. }as últimas décadas
está transformando sus sistemas de relaciones sociales y sus
formas de organizar la producción. Expuesto al embate de ace-
leradas mutaciones en el continente, de globalización e impo-
sición de políticas mundiales, el intento de descifrar la cons-
trucción cauta y difícil de estos grupos tiene riesgos. Perderse
en el laberinto del mundo campesino para aprender de sus si-
lencios y opiniones, y no lograrlo, no sería el menor. El único
fracaso, dice un proverbio africano, es el de no intentarlo.

El saber y los cambios

Avanzado el siglo xx, la aceleración de los ritmos históricos


por la intervención externa transformó las llamadas políticas
de desarrollo en las de ajuste estructural, poniendo al descu-
140 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

bierto los signos del fracaso de los modelos exógenos. Este


pasaje reveló, al mismo tiempo, que la violencia de las con-
frontaciones le había hecho visible a los propios actores cuá-
les eran las fuerzas sociales que constituyen el campo de las
iniciativas y de la acción.
Desde los primeros años de la década de los setenta se co-
nocen organizaciones aldeanas, .surgidas de la necesidad de
elaborar estrategias alternativas adaptadas a su situación y al
medio ambiente, para enfrentar de manera colectiva los pro-
blemas de la produción, la transformación y la comercializa-
ción de productos alimenticios.
La existencia de antiguas formas de asociación de todo
tipo en las aldeas (del Sahel por ejemplo) y la· experiencia de
trabajo comunitario para asegurar alimento y responder a ne-
cesidades culturales y sociales constituyeron un antecedente
apropiado para la construcción de las nuevas asociaciones.
Diferentes en sus historias según las circunstancias locales de
relación con el estado y sus niveles de organización o de ex-
periencia, ellas comparten un proyecto de recuperación de
iniciativa.
Las cifras informan de la magnitud y de la velocidad con
que se ha expandido esa práctica organizativa. Se calcula que
son cerca de trescientas mil las asociaciones aldeanas compro-
metidas en buscar soluciones, con propuestas que exceden en
profundidad y en proyecto a las que les dieron origen. En el
inicio, todas aspiran a alcanzar los medios para autoabastecer-
se y para decidir y gestionar la producción de lo indispensa-
ble para la existencia del grupo: alimento y cohesión social
en función de la propia cultura. La experiencia muestra la
amplitud del horizonte de realizaciones que ese punto de par-
tida ha ofrecido.
La transición hacia las formas modernas que requiere la
asociación no ha descuidado, en la expresión de algunos
líderes, el respeto profundo por las bases culturales y sociales
del grupo. Halidou Sawadogo, un líder campesino de Ségué-
niga, Burkina Faso, lo expresa así:

sobre todo debemos empezar desde el punto en que estamos, debemos


saber quiénes somos y luego qué podemos mejorar de lo que nues-
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 141

tros padres hicieron. Debemos valorar lo que tenemos en casa, en la


aldea, en la región, en el país. Sólo si apreciamosel valor de estas cosas
seremos capaces de entrar en relación correctamentecon las cosas que
llegan de fuera, algunas de las cuales son muy convenientespara nues-
tro país. Pero todo debe provenir de nuestras propias raíces.2

Los campesinos conocen la paciencia, pero conocen tam-


bién la urgencia de las presiones. En la encrucijada buscan so-
luciones sin desmayo, enfrentando las dificultades -a veces
inmensas- como desafíos. ·
La transición es difícil, se trata de que las nuevas formas
de acción no destruyan las estructuras locales sino que, lenta-
mente, como levadura, transformen desde dentro la naturale-
za del grupo. El ensayo se ha cumplido, denso de éxitos y fra-
casos que permitieron revisar y recrear soluciones inmediatas
y prever acciones de más largo alcance. De ese modo, se co-
rrigieron y transformaron prácticas como la discriminación
de las mujeres y los jóvenes en la toma de decisiones para la
vida del grupo. Si bien el aporte del trabajo de éstos era esen-
cial para el funcionamiento de la aldea, la integración de su
punto de vista fortaleció la cohesión y la perspectiva de futu-
ro. Pero fue necesario un periodo inicial de toma de concien-
cia para alcanzar una visión común, no sólo de futuro sino
de un cambio en la autopercepción.
La aceptación de responsabilidades por parte de los
miembros de la asociación implicaba rehusarse a verse como
víctimas de los desastres naturales, de la incompetencia del
gobierno, de la ocupación colonial, de las condiciones del
mercado internacional, factores que sin duda influyeron en
su situación actual. Liberarse de esa imagen a través del traba-
jo organizado para el uso de las tierras comunales que se le
otorgó a los jóvenes, significó asumir la dimensión de su
poder; el poder de educarse, de producir y de reaccionar a las
fuerzas del ·mercado de manera racional y, especialmente,
promover el desarrollo en beneficio de la aldea.
Los logros provenientes del trabajo conjunto generaron
ideas para la realización de obras mayores (pozos, diques, dí-

2 Citado por P. Pradervand, Listening to África, Nueva York, Praeger, 1989,


p. 77.
142 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

nicas, escuelas). En poco tiempo, la movilizaci6n de miles de


agricultores produjo cambios en la vida aldeana cuyos efec-
tos, en algunos casos, llegaron a invertir el sentido de las mi-
graciones. No s6lo se detuvo el éxodo sino que los propios
migrantes empezaron a retornar. Abdoulaye Diop, líder de
la Amicale des Agriculteurs de Walo, comentaba en 1987:
"en los últimos diez años ningún joven, hombre o mujer, ha
abandonado la aldea de Ronkh; por el contrario, son unos
cincuenta hombres los que han regresado".3
Una interpretaci6n simplista podría atribuirle la muta-
ci6n de la vida aldeana a la confianza que han adquirido los
campesinos en su capacidad para crear las condiciones para
solucionar los problemas. Empresas gigantescas para la aldea
como la lucha contra la erosi6n de los suelos, contra el ham-
bre y las enfermedades, contra el avance del desierto, no po-
drían haberse emprendido sin el compromiso de la totalidad
de la poblaci6n y, en particular, sin el dominio delas técnicas.
En agricultura no se hace tabla rasa de la El peso
de la etapa colonial pudo deteriorar las capacidades campesi-
nas para desarrollar las técnicas agrícolas locales, pero no
pudo borrar el conocimiento acumulado sobre ellas. El saber
agrícola sobre la fragilidad de los suelos, la imprevisibilidad
de los climas, la viabilidad de gran número de especies para
un mismo medio ecol6gico posibilit6, desde tiempos muy
antiguos, el desarrollo de técnicas de cultivo de una gran
complejidad y eficiencia. Estudios recientes de estas técnicas
y, en especial, la del cultivo mixto, so.stienen que su alto nivel
de adaptaci6n a suelos de escasa fertilidad permiten propo-
nerlas como el camino hacia una revolución agrícola posible.
" ... Los cultivos mixtos, dice P. Richards, deben ser conside-
rados un área donde los agricultores de África occidental han
concentrado gran iniciativa e invención experimental." 4
El mismo autor muestra que los campesinos que han que-
dado al margen de los proyeétos convencionales de desarro-
llo seleccionan sus propias semillas mejoradas, que se adaptan
3 De mi entrevista personal con Abdoulaye Diop, Hder de la organizaci6n, en
junio de 1987.
4 P. Richards, lnáigenous agriculture revolution, ecology anti fooá proáuction in
West Africa, Londres, Hyman, 1988.
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 143

cuidadosamente a las necesidades del terreno. Un estudio he-


cho en 98 explotaciones familiares de Sierra Leona encontró
59 variedades de arroz en uso. Cada familia plantaba entre
cuatro y ocho variedades separadas, dependiendo de las carac-
terísticas del suelo y de las condiciones de riego de su parcela.
El reconocimiento de la eficacia de las técnicas y de los
conocimientos agrícolas locales, presente en numerosas obras
de antropología y de agricultura, sólo recientemente ha surgi-
do en las obras de difusión, sin que todavía se logren eliminar
los prejuicios. De todos modos, no se muestra lo que está pre-
sente en ese saber, que son las lógicas profundas en la gestión
tanto de los recursos naturales como de las relaciones socia-
les. El agrónomo De Schlippe escribió en 1957, al concluir
una encuesta en Burundi:

El sistemade los barundi es del mismo rango que el de los lozi de Ro-
desia, proverbialmentecomplicado.Por su complejidad,el sistemade
los barundi posee un valor cultural muy grande.Someterloa una acul-
turaei6n hada lina agriculturamás avanzadaes muy delicado,y no se-
ría de ningún modo arriesgadoafirmar que si se' le aboliera para rem-
plazarlo de golpe por una agricultura a la europea, eso acarrearía la
muerte del país.5

En esa cultura se inscriben las recuperaciones que hacen


los campesinos en la actualidad.
f.a erosión de los suelos en las zonas templadas y costeras
de Africa constituye un problema presente en la actividad
agraria desde épocas muy antiguas. Cerca de 130 millones de
hectáreas, 16.4% del total de las tierras cultivables (790 millo-
nes de ha.), se está perdiendo para la producción de alimento.
Los proyectos masivos de rescate del suelo (como el del Fon-
do Europeo para el Desarrollo del Alto Volta sobre 120 000
ha., por ejemplo) han fracasado por la tecnología usada, que
ignora las condiciones del suelo y del clima. Para hacer ese
rescate, los campesinos conocen una gran cantidad de méto-
dos que han sido probados por su efectividad y que todavía

5 P. D. Schlippe, préliminaire du systeme agricole des Barundi de


la region de Bulutsi(Ruanda Urundi)", BulletinAgricoleJu Congo 48 (4), 1957,
pp. 827-882.
144 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

están en uso. Cuando ellos han sido consultados y han parti-


cipado no sólo en la detección del problema y en las propuestas
de soluciones, sino también en el diseño de la tecnología, los
resultados han sido óptimos. Tal es el caso de Machakos, en
Kenia, donde hoy las terrazas cultivadas con acacias dominan
el paisaje total de una zona donde la erosión había lavado y
agrietado la roca, armando perfectas trampas para los animales.
El agua de lluvia ya no erosiona, ni arrastra el humus que se
detiene en las pestañas de las terrazas.6

Mutaciones 1: Las mujeres amplían sus espacios

Las campesinas, cargadas con la más exigente de las responsa-


bilidades, alimentar a la familia, supieron intensificar las
técnicas de cultivo y diversificar los productos, a medida que
empeoraban sus condiciones de trabajo.
El periodo colonial había despojado a las campesinas de
no pocos derechos y -de gran parte de su estatus. La
imposición de sistemas de cultivos para la exportación cam-
bió las formas de división del trabajo entre hombres y muje-
res. Obligados a integrarse a estos sistemas coloniales, los
hombres transfirieron a las mujeres su responsabilidad de
cultivar alimentos para la familia. Cuando la colonia decidió
ampliar las tierras rentables y disminuir las parcelas comuna-
les, las mujeres recibieron las tierras más pobres. De todos
modos, su derecho a la tierra no les otorgaba derecho a plani-
ficar ni a decidir. Sólo debían trabajar, privadas cada vez más
de ayuda, por el éxodo de los jóvenes y de los adultos.
La conocida capacidad de innovación de las mujeres para
hacer eficaz su trabajo generó entre ellas formas incipientes
de organización, con el objeto de aliviar sus cargas. En
muchos casos, ésa fue la estrategia que opusieron a la desespe-
ración, para salvar así el alimento de niños y ancianos. Los
grupos de ahorro fueron las primeras organizaciones que les
permitieron acceder -con ayuda- a la bomba y al molino,
para así aliviar el acarreo cotidiano de agua y el filado de gra-

6 P. Pradervand, up. de, p. 39.


CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 145

no. Con la llegada de los aparatos, aprendieron las técnicas


para fabricarlos (bombas de mano) o para repararlos (moli-
nos); asimismo, idearon maneras de adquirirlos y de compar-
tir y multiplicar sus servicios. De una vieja campesina de
kina Faso fue la idea de extender a otras aldeas la propiedad
de los molinos, mediante un sistema original para garantizar
su disponibilidad permanente.7 En poco tiempo el sistema
proveyó de molinos a cientos de aldeas y se convirtió en el
modelo para la adquisición de vehículos y de otros elementos
de trabajo.
Con base en esta experiencia las dos últimas décadas fue-
ron escenario de una verdadera ruptura con las tradiciones.
Las mujeres tomaron la decisión de elevar la productividad
de su trabajo, limitando la exclusividad de su entrega a la par-
cela familiar. Ampliaron así sus espacios de cultivo, recla-
mando y obteniendo parcelas colectivas que en la tradición
sólo estaban destinadas a los hombres.
El camino es difícil para las mujeres. A pesar de que han
logrado la propiedad colectiva de la tierra, tener voz en las
organizaciones y cierta participación en la toma de decisiones
aún se las discrimina en el otorgamiento de los créditos, de
los apoyos técnicos y en el acceso a la formación. Sin embar-
go, sus té,cnicasy sus sistemas de cultivo intensivo y
cado se reconocen como la agricultura más respetuosa de la
tierra y más apta para responder a las necesidades alimenti-
cias. Ellas han adoptado las nuevas formas de cultivo de irri-.
gación en huertas, adaptando las semillas y los· abonos a las
condiciones locales. Estos procesos explican la eficacia con
que han emprendido las actividades de conservación y
tenimiento de los suelos, pues reconocen la necesidad urgen-
te de que éstos· recuperan su fertilidad.
La otra actividad de base es la reforestación, que se cum-
ple gran escala en muchos países del Sahel, y que también
en
está en m:.nos de mujeres. Éstas trabajan organizadas a través
de aldeas federadas o en directa relación con planes guberna-
7 Un pago mínimo por el uso del molino permiti6 acumular el costo de otro
se
molino, que serfa como la hija destinada a una aldea vecina (nuestras hijas casan
fuera de la aldea), y de un segundo molino destinado, como los hijos, a la propia
aldea y a remplazar al "padre".
146 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

mentales, como es el caso del Consejo Nacional de Mujeres


en Kenia. "La escala de esas plantaciones es prodigiosa y está
a cargo de agrupaciones aldeanas cuya mayoría es de muje-
res", dice P. Harrison. 8
. La reforestación como actividad especializada -desde la
siembra en viveros hasta el trasplante en el campo de árboles
frutales, de árboles para leña y sombra y de árboles que fijan
los nutrientes del suelo- descansa en no pocos lugares en el
trabajo femenino. El acceso a las decisiones y el conocimien-
to específico ha permitido emprender proyectos realmente
ambiciosos como el de Assaba, una de las regiones más secas
de Mauritania. Allí, trescientas mujeres organizadas en una
cooperativa de artesanía han comenzado a invertir sus benefi-
cios, con criterio de marketing,en la producción de bienes es-
casos y de gran demanda. La plantación en el desierto de pal-
meras datileras, árbol de Hena y cítricos ha sido un éxito en
pocos años por las calidades logradas. La creciente demanda
ha motivado nuevas inversiones en tierras y cultivos cuya
productividad está prevista para el mediano plazo. En Sene-
gal el proyecto para fijar las dunas. al norte de Saint Louis,
realizado por iniciativa de una asociación de mujeres, ha sig-
nificado el comienzo de la siembra de árboles frutales y
cinales. En Cabo Verde las mujeres, expertas en la cría de
plantas en viveros, han logrado especializar la actividad cons-
tituyendo cooperativas de comercialización que proveen al
gobierno y cuya funcionalidad es innegable para apoyar la di-
fícil política. de reforestación del país. Las mujeres han sido
responsables de plantar las faldas rocosas del volcán y las te-
rrazas áridas de la isla de Santiago.9 ·
Entre las numerosas experiencias de reforestación una de
las más interesantes es la· de -Gandiolais, en Senegal, donde las
campesinas han combinado el cultivo de más de treinta espe-
cies, que incluyen varias de plantas medicinales. Para realizar
esto debieron acondicionar los suelos y preparar los abonos
orgánicos requeridos para un conjunto de tal complejidad.1°
8 P. Harrison, 'lhe greening of África, Londres, Paladín, 1987,
9M. Monimart, Femmes du Sahel, Karthala,y OCDE, París, 1989, p. 123; Pra-
dervant, op. cit, p. 146.
10 M. Monimart, ibid, 127.
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 147

Las mujeres, preparadaspara encontrar las soluciones in-


fraestructurales que aseguran el éxito de la producción, se
alistan simultáneamente para enfrentar los problemas de la
gestión de esa producción: almacenamiento,transformación,
comercialización,entre otros. Las ideas crecen y las mujeres
amplían. las iniciativas hasta formar equipos especializados
que dominan las distintas técnicas agrícolasy que están desti-
nados a1entrenar a las jóvenes campesinas.Ellas aprenden lo
que todos conocen y a las nuevas adquisicionesagregan lo que
hay ,que reclamar:el derechoa la tierra y a los árboles, el dere-
cho al crédito y a la informacióny, esencialmente,el derecho
a la formación. De.entre ellas han surgido líderes cuya acción
es vital para movilizar y reorientar las asociaciones.
· La participación de las nmjeres en las organizacionesal-
deanas va más alla del difícil acceso a las decisiones'y aLtrabajo
productivo. En sus manos están las propuestassobre. la salud,
la nutrición, el control dela natalidady, especialmentela edu-
cación. Tales son las tareas clásicas de su género en la aldea.
Al dominar las solucionesque por siglos ha ofrecido el saber
local, ahora exigen accesoa nuevas propuestaspara combinar-
las con las conocidas.Las ancianas,por esa vfa, han reforzado
su autoridad a partir de sus conocimientossobre control de
la natalidady sus posibilidadesde integración con las nuevas
técnicas.11

Mutaciones U: 'La productiva de los jóvenes

En esta reformulaciónde las formas de vida aldeana están pre-


sentes la necesidadde· ocupar la fuerza de trabajo de los jóvenes
y la urgencia de conformar espacios sociales que los retengan.
El problema más acuciantede últimas décadas es el ·desem-
pleo, .originadoen la época colonial y resuelto a través de mi-
graciones·temporales,.prolongadas y a veces definitivas hacia
los ceI1tros urbanos nacionales,ya sea de otros países africanos
o de países europeos; La aldea vacía de hombres adultos y de
jóvenesy sostenida por la5 mujeres es un hecho recurrente en
11 Entrevista personal con Djabe Sow en mayo de 1987, y Pradervant, op.cit.,
p. 121.
148 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

distintos países. Semejante fuente de éxodos,


abandonos y desnutrición también generó la búsqueda de so-
luci'ones. · ·
Lo mismo que en el caso de las mujeres, las organizacio-
nes han incrementado las posibilidades de participación de
los jóvenes en la producción y en la toma de decisiones. Se
han rescatado antiguas instituciones como las asociaciones
por edad y la asignación de 'tierras comunales para el cultivo
en la· posibilidad de disponer libremente del· producto. En
Kotmgani, al norte de Senegal, que desde mucho tiempo atrás
contaba con los recursos provenientes de los migrantes en
París, los campesinos encontraron solución a la interrupción
violenta de los contratos en Francia. La consiguiente "deso-
cupación" prematura de los jóvenes; que ya no podían traba-
jar en alguna fábrica automotriz,: pudo ser enfrentada a través
de decisiones locales, mediante las cuales por primera vez se
les adjudicó tierras y más aún, parcelas irrigadas, de privile-
gio, para que el grupo las explotara de inmediato. Eso signifi-
có un esfuerzo de reestructuración social· y económica en el
seno de· la comunidad. Fue la Federación de Campesinos
Soninké quien tomó esa responsabilidad, después de largas
discusiones. Las implicaciones de las nuevas medidas. eran
profundas: cambios en la práctica ·de la distribución de las
tierras, cambios en los sistemas de autoridad y cambios; en
las condiciones para lograr la membresía en la Federación.
Desde ahora podrían asociarse aquell9s jóvenes .decididos a
asegurar sú ingreso, a demandar formación y a participar en
las deci.siones.
El caso de Koungani, registrado en la. década de los
ochenta, no es único; otros similares y previos Pl!eden
trárse. en otras regiones de Senegal y 'de toda Africa. Ya se
·mencionó la "Amicale des agriculteurs de Walo" de Ronkh,
que data de una década anterior, y tenemos también la peque-
ña aldea de Kheune, al n()rte ·de Senegal; donde 113 hombres
de los 725 habitantes. volvie.ron de la ciudad.12 Hay otras' ex-
perien.ciasinteresantes entre los jovénes senegaleses.Por ejem-

12 J. P. Chretien, "Développement rural et paysanne, un dilemme


L'example de Burundi", PolitiqueA/ricaine 11, 1983.
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 149

plo, a los egresados universitarios que quieren iniciarse en la


agricultura se ·les. asignan créditos, insumos y capacitaci6n;
asimismo, están los migrantes que prefieren dejar su difícil
experiencia urbana y que regresan con planes, propuestas e
ideas para cambiar las cosas y lo consiguen a través del apoyo
a las organizaciones existentes o estimulan la creaci6n de nue-
vas. Una vez instalados en las tierras comunales asignadas, re-
cuperan las prácticas del trabajo colectivo. El producto, tam-
bien colectivo, les permite disponer de dinero contante que
se distribuye en tres partes: un aporte a las necesidades de la
aldea (graneros, nuevas empresas agrícolas); una respuesta a
las necesidades del grupo (inversiones en cultivos de estaci6n
seca), y el apoyo a la Federaci6n campesina local. .
Esta actividad inicial, básica para asegurar la superviven-
cia del grupo de edad y su pertenencia a la aldea, requiere ca-
pacidades que se aprenden: en primer lugar, las técnicas ·de
conservaci6n del suelo y del agua. Es necesario saber c6mo
hacer los diques de nivel para conservar la fertilidad de la
tierra, las terracerías y las canalizaciones, los pozos y·el man-
tenimiento de las bombas para los nuevos cultivos irrigados.
La comunidad, la organizaci6n aldeana, o la federaci6n de al-
deas encontrarán la· soluci6n. Una vez que adquirieron la
formaci6n adecuada, en muchos lugares los j6venes han cons"
tituido.grupos especializados en diversas técnicas. Esa
ca ha agilizado la circulaci6rt de los campesinos entre las al-
deas difundiendo técnicas, intercambiando experiencias y
recuperando conocimientos a veces olvidados.
Las comunidades reclaman cada vez con mayor urgencia
la construcci6n de escuelas, dispensarios, mezquitas, iglesias,
graneros, caminos, diques, lo que a su v:ez genera necesidades
de herrería, carpintería, mecánica, etc. Estas actividades están
en manos de j6venes que ahora se con los viejos cam-
pesinos-constructores o toman cursos en otras
El problema de la educaci6n es otro desafío que las pro-
puestaS aldeanas le plantean a sus propias organizaciones. La
sed de aprendizaje, la necesidad de capacitaci6n y, en especial;
el valor que se fo otorga a la alfabetización son una constante,
expresada de muchos modos eor los líderes de las organiza-
ciones de distintos países y latitudes. La alfabetización como
150 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

instrumento indispensable para acceder a los productos, los


usos, los bienes, y en especial a los servicios provenientes de
las áreas urbanas, se considera como el punto de partida de la
educaci6n. No s6lo necesaria para leer instrucciones sobre
el uso de plaguicidas o abonos, para la fabricaci6n o armado
de aparatos o para alcanzar información sobre la salud o la
conservación de los suelos, la alfabetización permite guardar
la memoria de esas informaciones, "escribir las ideas" que
surgen en las discusiones y comunicarlas a quienes están
lejos.
Las nuevas organizaciones proponen alfabetizar en las
lenguas locales. S6lo así es posible acceder a la dimensi6n cul-
tural contenida en la lengua. Al mismo tiempo, se planea el
aprendizaje de las lenguas europeas, oficiales en los países
africanos, como idiomas extranjeros instrumentales para la
comunicaci6n con los centros de diseminaci6n de otros co-
nocimientos. Las asociaciones toman bajo su responsabilidad
los programas de alfabetización y de capacitaci6n, actividad
que exige una reflexi6n a fondo de lo que se está construyen-
do en materia social.
La preparaci6n de la juventud para que sirva a las aldeas
requiere de especializaciones que se deben adquirir fuera de
ellas. Los trabajadores de la salud se entrenan en los hospita-
les públicos de las ciudades, de donde. regresan parteras, mé-
dicos de primeros auxilios, enfermeras, animadores rurales
en planificaci6n familiar, etc. Muchos de ellos se dedican a re-
vitalizar la medicina tradicional, especialmente la preventiva
o de atención primaria. Sin embargo, más allá del entrena-
miento especializado, los j6venes saben que deben conocer
las formas más apropiadas para que sus conocimientos sean
funcionales para los actuales proyectos. ·
Hacer la gesti6n del granero de la comunidad, comercia-
lizar las hortalizas, administrar el molino, el almacén, los
fondos de autoayuda, organizar un centro de nutrición, todo
ello requiere el dominio de conocimientos y técnicas de orga-
nización, de planificación y de operación que garanticen su
integración al mercado y fortalezcan su propuesta social. En
este sentido, cualquier otro cúmulo de conocimientos resulta
igualmente necesario para reforzar las redes locales de rela-
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 151

ciones sociales y econ6micas y para incorporar las nuevas


prácticas de relaci6n.
Las recientes adquisiciones estan permanentemente a
prueba, para potenciar· su instrumentalidad ,y su adaptaci6n.
Los logros alcanzados lenta y dificultosamente reconocen
múltiples raíces y muestran, una vez más, la antigua capaci-
dad de innovaci6n de los pueblos africanos. Todo esto se
combina con el aporte· de los migrantes, cuya experiencia ur-
bana en la desocupación, el trabajo o la explotaci6n trae vi-
siones. renovadoras que, lejos de ignorarse, se articulan a un
mundo creativo y movilizado alrededor de sus propuestas.

Nuevas relaciones y viejos poderes

La nueva solidaridad ha atravesado barreras sociales y acerca-


do en relaciones inéditas a hombres y mujeres, a j6venes y
ancianos, a gentes de distintos grupos .étnicos o tradiciones
riacionales.
La necesidad de encontrar los caminos para organizar la
producción,. con todo lo que eso implica, ha, obligado a las
aldeas miembros de las asociaciones a replantear las bases de
sus internas y a operar un profundo cambio cultu-
ral que, a su vez, es frente de. cambios políticos.
Los j6venes, sometidos a la autoridad de los mayores,
con escaso margen social para la iniciativa, que han vivido de
expedientes o del trabajo asalariado como migrantes y que
constituyen la. mitad de la poblaci6n global del continente,
acceden en las organizaciones campesinas a espacios de res-
ponsabilidad que desconocían. Lo mismo sucedió con las mu-
jeres. La integraci6n de estos dos sectores al sistema de poder
que se construye conmocionó la vida de la aldea, provocando
largas discusiones para legitimar la necesidad de los cambios.
Las autoridades de las asociaciones han retomado la estra-
tegia de lograr consenso entre los ancianos jefes de familia en
la toma de decisiones que afectan al grupo. La ampliación del
número de participantes ha dado origen a formas de trabajo
político en tensión con las interferencias del estado, de las
agencias o de los intereses del mercado.
152 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Ese avance democratizado sustenta la articulación entre


la promoción comunitaria y el crecimiento de la productivi-
dad: "se trata de la participación de los. campesinos en el cam-
bio de sus condiciones de vida, cuestión eminentemente
política en el sentido profundo del término", como afirma
Chretien en su trabajo sobre Burundi.U
La historia de las relaciones políticas entre los campesi-
nos y los poderes dominantes está jalonada de violencia, de
imposiciones, resistencias, adaptaciones y despojos cultura-
les, como consecuencia de las distintas formas de explotación
colonial. Esta situación obligó a cambios en la distribución de
las cargas dentro de la aldea, y liberó a los hombres de ciertas
obligaciones en provecho de los nuevos cultivos; asimismo
los derechos a la tierra sufrieron modificaciones y la imposi-
ción de nuevos hábitos de alimentación y de consumo trans-
formó las relaciones, mientras que el grupo expelía a los jóve-
nes para liberarlos del peso de los impuestos.
La búsqueda de dinero y de instrucción fortaleció el indi-
vidualismo necesario para lograr la inserción en la economía
colonial. Tal situación deterioró las relaciones internas y ex-
ternas de los grupos aldeanos, que además fueron agravadas
por los efectos ideológicos del dualismo inventado por el sis-
tema para oponer el mundo "atrasado" del campo al indus-
trial moderno de las ciudades.
El comienzo de este siglo presenció revueltas ligadas a la
introducción de nuevos cultivos. Luego, la resistencia pasiva,
el doble lenguaje, la apatía fueron las tácticas de relación que
se han proyectado hasta el presente como formas de acción
política. La confrontación se manifiesta más bien como una
oposición que pone en evidencia los problemas; sin embargo,
los campesinos son capaces de enfrentar al estado violenta-
mente si ésa es la vía para exigir soluciones a situaciones
críticas. En este movimiento de construcción profunda de su
medio social, los campesinos le piden al estado que apoye sus
proyectos. Para ellos la política "no se dice" sino "se hace".
La construcción de escuelas, dispensarios, molinos, de "cosas

13 A. Adams, Le long voyage du gens du Fleuve, Paris, Maspero, 1977. La ter-re


et les gens du Fleuve, L'Harmattan, 1985.
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 153

que sirven a todos'', es básica y se espera que el estado le haga


frente. Si no hay respuesta, y dependiendo del grado de capa-
cidad operativa que hayan logrado, las organizaciones toman
la iniciativa y presionan al estado mediante la construcción
y gestión· de esos. servicios, como acto de afirmación de su
existencia política. Esta decisión, que en muchos casos ha es-
tado en el origen de organizaciones aldeanas como la Federa-
ción de los Campesinos Malinké de Bakel, Senegal, alertó en
sus inicios a las instancias del poder. La primera expresión de
reconocimiento del valor político de la Federación fueron la
represión y hasta la persecución. Ocho años de dura resisten-
cia frente a los cercos y embates desde distintos niveles del
poder conforman una historia de construcción y de luchas
casi subterráneas para preservar las propias fuerzas. Al cabo
de ese tiempo, Djabe Sow, el líder que inició el movimiento,
recibió los reconocimientos del estado y las autorizaciones
necesarias para que la Federación pudiera operar económi-
camente.14
Esa prueba exterior de la profundidad que alcanza la trans-
formación en algunas regiones, se ha repetido con diversos len-
guajes y resultados. Lo visible es el interés de los gobiernos
por comunicarse con los líderes para lograr acuerdos; este
proceso va ·desde la confrontación hasta el apoyo, pasando
por intentos de manipulación y de cooptación. Los campesi-
nos saben que su líder puede ser recibido por el presidente,
escuchado por el ministro, consultado en foros nacionales o
elegido en el parlamento y se refieren a ello con expectativas
y, a veces, con satisfacción por esa nueva presencia que han
logrado. 15
Los gobiernos, por su parte, no siempre logran transpo-
ner la punta del iceberg que representa el diálogo con los líde-
res. Carentes del dinamismo de las organizaciones, parecen
quedarse atrás apostando al antiguo clientelismo. Las institu-
ciones políticas inmóviles desde hace veinte años excluyen
aún a los jóvenes y las mujeres de la representatividad, lo que
14 lbrahima Seck, Abdoulaye Diop, Dzabe Sow, Mamadodou Cissokho de Se-
negal; B.L. Ouedraogo de Burkina Faso.
15 P. Geshiere "La politique en Afrique: le haut, le has et le vertige", Politique
Africaine, 39, 1990, p. 158.
154 ÁFRICA· INVENTANDO EL FUTURO

provoca un desfase crítico que no detiene el movimiento sino


que más bien provoca riesgos y, sobre todo, promesas. Pero
en el campo ya no parece haber temor ante el peligro de la
cooptación de los lideres. · . .
Para cumplir con el servicio a la comunidad, las primeras
asociaciones contaron, inicialmente, con los recursos de. los
migran tes. La aplicación· de esos recursos a gastos suntuarios
dejó lugar a su utilización en verdaderas inversiones sociales.
Cuando aparecieron las ayudas externas a través de las orga-
nizaciones no gubernamentales, con proyectos .y financia-
mientos que a menudo ignoraban las necesidades reales, los
datos culturales y, sobre todo, las propuestas locales, los cam-
pesinos reforzaron su vigilancia para defender el proyecto de
controlar sus propias asociaciones. .
La ayuda externa para el desarrollo "cuya duración es
comparable en algunos países a la de la era colonial" 16 es .ya
un componente en los análisis políticos sobre África. No lo
es menos en la vida de las asociaciones, donde cotidianamen-
te se maneja una información actualizada sobre ese universo.
Expertos de las entidades financiadoras, como el Banco Mun-
dial, y numerosos estudios ·sobre el terreno, han puesto en
evidencia los fracasos de esas gestiones. Ese material ha gene-
rado revisiones, interpretaciones y rectificaciones destinadas
a reformular los·planes Los campesinos, por su par-
te, no permanecieron pasivos; la experiencia acumulada
orientó sus búsquedas hacia un uso eficaz y apropiado de los
recursos. Al conocer los costos sociales de las ayudas y pene-
trar en .las ideologías y en las intenciones, ellos generaron
prácticas para neutralizar los efectos del aislamiento y de la
desinformación. Los campesinos han llegado a exigir su parti-
cipación en la concepción de los proyectos, a poner condicio-
nes como la de lograr el autofinanciamiento a mediano plazo, a
elegir la procedencia de la ayuda y a rechazar a los que intro-
ducen productos para abrir mercados, como en el caso del as-
besto canadiense en los proyectos de autoconstrucción en

16 Entrevista personal L"On Djabe Sow, Uder de la Federaci6n, realizada en


mayo de 1987.
CAMPESINOS DE ÁFRICA: LOS CAMBIOS EN SILENCIO 155

la zona de Bakel.17 La naturaleza de las relaciones entre las


asociaciones locales y las organizaciones de ayuda constituye
otro núcleo clave de reflexión para preservar el principio que
conforma a las asociaciones: valerse por sí mismos.
Desplazando la mirada para ubicarla en la perspectiva
global, el análisis de C. Courade respecto a la autosuficiencia
alimentaria considera que

en la hora actual, África se ve obligadaa Optar por la prioridad agrícola


a falta de otras alternativas. Y, por primera vez, el contexto interno
es favorable mientras el medio internacional se muestra destructivo
para las producciones agrícolas africanas. La vocaci6n exportadora
no tendrá el lugar de privilegio que tuvo y la industrializaci6n acelera-
da ha pasado a ser un sueño imposible. En ese contexto, el estado
arriesga·verse·reducidopor un largo tiempo a la mínima expresi6n y
las puertas de la funci6n pública no se abrirán más que a algunos po-
cos escolarizados. En consecuencia la agricultura se convertirá en el
dominio clave y recibirá a la sangre nueva que <tntes salía hacia afuera.

Courade atisba las posibilidades de que la agricultura afri-


cana logre, tina mayor producción, a fin de cubrir las necesi-
dades alimenticias de la población a un costo razonable, en
caso de 9J.Ie existan políticas agrícolas estimulantes. Esas polí-
ticas seran capaces de preparar el futuro de los sistemas agra-
rios, siempre que propicien cambios importantes en la
construcción de espa<;ios económicos y políticos viables, re-
definan las obligaciones del estado frente a los agricultores y
sus productos y alienten la constitución de "sindicatos cam-
pesinos". Esa perspectiva sobre la autosuficiencia alimentaria
podría constituir el nuevo escenario para la acción de los mo-
vimientos renovadores del campesinado africano. Ahora
bien, la experienóa adquirida ¿será suficiente como para al-
canzar la voz de ser un sujeto histórico?
El Banco Mundial, luego de aceptar los efectos negativos
dé sus programas agrarios de las dos últimas décadas, propo-
ne darle prioridad a la agricultura de la alimentación y, por
lo tanto, a los campesinos y a las campesinas. Así ha avanza-

17 G. Courade, "Peut iI y avoir des politiquesd'autosuffisancealimentaire?",


PolitiqueAfricaine,39, 1990, p. 97.
156 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

do el concepto de "autosuficiencia local", lo que implica que


no es el mercado quien tiene la responsabilidad de garantizar
la seguridad alimenticia, y propone duplicar la tasa de creci-
miento de la producción local de alimento para que ésta exce-
da· la del crecimiento demográfico. Eso implica una política
de estímulo a los pequeños productores que el Banco ha ini-
ciado con decisión a través de los organismos estatales .en paí-
ses como Senegal, Zimbabwe, Zambia, Kenia.
Al mismo tiempo, el Banco insiste en el fracaso de la ges-
tión que ha hecho el estado 9e la ayuda para el desarrollo y
propone que ésta llegue a Africa a través de las organiza-
ciones no gubernamentales, para reforzar así los circuitos ex-
ternos del estado. ·
Un escenario distinto al de la integraci6n al mercado
mundial por las ventajas comparativa.S con·intervenciórt del
estado: éste plantea otro desafío a las fuerzas renovadoras
del mundo campesino que deberán enfrentar nuevas deman-
das de producción en otro universo político nacional.
· El avance de las tendencias democratizantes, en marcha
desde distintos ámbitos sociales· africanos, pareciera encon-
trar en los campesinos actores capaces y dispuestos a consoli-
darlo. Sin embargo, en un presente conmocionado, cuando
por todas partes emergen formas inéditas de expresión
política y de representación sociológica ¿cómo se insertan en
el nuevo proceso las fuerzas de la acción campesina? Los es-
pacios ganados por las mujeres y los jóvenes le-
gitimidad en una cultura política que integra sus voces en los
ámbitos nacionales? ¿Cuáles son .las formas culturales de in-
teracción entre los sujetos del rriundo campesino, entre éstos
y el estado, entre éstos y los representantes de las agencias in·
ternacionales? · ·· · ·
Éstos son algunos de los des"afíos.que obligan a una mirada
rigurosamente nueva hacia lo que ÁfriCa está dando a luz.

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VIEJA REALIDAD
, Y
MODERNIDAD SIMBOLICA

FABIEN ADONON D.
UNAM

NUEVOS RENAClMIENfOS POÚTICOS - multipartidistasen el


Africa negra nos remiten una vez más a la actualidad radiante
de una vieja realidadque muchos "intelectuales"negroafrica-
nos considerancaduca o sustanciálmenteinexistente,sobre la
base de casi tres décadas de procesos políticos articulados en
el estado-nación,imagen y panacea representativasde la mo-
dernidad de segunda mano heredada de la trilogía coloniza-
ción-descolonización-independencia.
En los numerososestudiosgeneralesy monográficos-con
grados variablesde seriedadsegún las épocas y los autores- so-
bre tribalismoo etnicismose observa que los elementos de la
dinámicainterna del fenómeno "tribal" o "étnico" acaban por
empantanarseen uná bipolaridadevolución-reducciónque
autoalimenta·con certidumbresracionales.África negra es un
espacio múltiple:un mosaico de rica diversidadcuyas especifici-
dades inéditassiguen alimentando.las especulacionesintelectua-
les exquisitas de propios y extraños. -_
Treinta años de ''independencia"han transcurridocon su
cortejo de tropiezos dolorosos: una _generación, en el sentido
moderno. Las filas de los llamados padres de la "independen-
cia" y las de sus pupilos paulatinamentese van despejando;las
sigui'entesgeneracionestendrán. la dificil tarea de asumir y en-
frentar tanto las alternativasequivocadas que sus antecesores
han_ püesto en prácticahasta la fecha, como los verdaderospro-
blemas que aún no se planteano apenas se evocan y, por consi-
guiente,trazar.otras vias transitablessobre la -base de las _Caracte-
risticas históricas o culturales.propias del África negra.: -._ -
Los estudiosde los "africanistasmodernos" sobre el "tri-
o
balismo etnicismo" eri el África'negra se circ1mscribena
[159]
160 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

menudo, si no es que siempre, a las alianzas y rupturas estra-


tégicas del quehacer político, es decir, a la llamada sociedad
civil negroafricana cuyos contornos siguen siendo nebulosos.
En realidad, los grupos socioculturales negroafricanos
(¿tribu?, ¿etnia?) no surgieron con la llegada de los europeos
al "continente negro", ni desaparecieron por arte de magia
con la descolonización o la independenica ilusoria, formal e
inconclusa. Sería tal vez imprudente sostener que el "tribalis-
mo" o "etnicismo" es el único factor determinante en la vida
política de los países negroafricanos. Sin embargo, hay que
reconocer que no se le ha prestado atención al fenómeno tri-
bal o étnico -'-O como queramos llamarle-; cuyo arraigo en
las sociedades negroafricanas y su presencia permanente en el
contexto de los estados negroafricanos son ineludibles. El es-
tudio de dicho fenómeno se evita cuando no sencillamente se
sataniza y es expulsado de las reflexiones febriles de muchos
intelectuales inconscientes, miedosos· u oportunistas. Así, el
"tribalismo" o "etnicismo." sigue siendo ferozmente ataca-
do, ·combatido y reprimido por los políticos y similares,
adeptos de la "modernidad engañabobos".
· Tales actitudes y comportamientos explican pero no jus-
tifican el estado· embrionario y las distorsiones que caracteri-
zan la gran mayoría de las referencias disponibles sobre el fe-
nómeno, cuando no es que su estudio se empantana en la
bipólaridad evolución-reducción. ·
Hay una serie de interrogantes presentes tras este proble-
ma, que si bien no pretendemos responder dentro de este es-
pacio relativamente.· limitado, sí consideramos importante
formular: ¿Hemos equivocado el camino hacia lá investiga-
ción de las comunidades socioculturales negroafricanas?; ¿es-
tamos frente a una crisis de interpretación del fenómeno "tri-
bal" en el· África negra?; ¿cómo perciben los grupos
socioculturales del África negra profunda a sus hijas e hijos
"aculturadas(os)"?; ¿qué percepción tienen los negroafrica-
nos de un jefe de estado en relaci6n·con los jefes consuetudi-
narios?; ¿existe un proceso sustancial de introversión étnica
en las. comuniddes negtoafricanas?; ¿qué papel juegan las "re-
ligiones importadas" en el sentimiento de pertenencia de los
negroafricanos?; las comunidades socioculturales negroafri-
VIEJA REALIDAD Y MODERNIDAD SIMBóLICA 161

canas ¿pueden ser una fuente de civilización nacional en el


sentido moderno?; las "ciudades africanas'', consideradas
como sede de lo "moderno" y de la "mode:r:nidad", ¿modifi-
can sustancialmente las solidaridades de origen entre los ne-
groafricanos?; después de aproximadamente treinta años de
"vida independiente", ¿cuáles podrían ser las evaluaciones, y
sus resultados, de las actitudes y comportamientos de la "in-
teligentsiarregroafricana" y la "élite política" en relación con
su(s) grupo(s) de origen?; el clientelismo político ¿es una vía
de atenuación del sentimiento de pertenencia?; ¿qué dificul-
tad enfrenta el investigador cuando escribe o habla sobre gru-
pos socioculturales sin tener ningún sentimiento cercano o
lejano de pertenencia a dichos grupos, y siente las lenguas de
su universo de investigación como segundas lenguas?
Todas estas preguntas, que parecen repetitivas o imbrica-
das, reflejan una idea central que podría servir de punto de
partida para una serena sobre las comunidades so-
cioculturales del Africa negra: ¿Cuáles son aquellas actitudes
y comportamientos, aislados y colectivos, relacionados con
las comunidades socioculturales, que invitan a repensar los
parámetros de análisis que distan de informarnos sobre la rea-
lidad interna -para no decir Íntima- de grupos humanos
que siguen viviendo su historia, a pesar del paréntesís colo-
nial y de la descolonización entrampada, que siguen perci-
biendo a otros grupos según las normas de su herencia cultu-
ral, de su educación, y que son, a su vez, percibidos por los
demás según los mismos criterios?
Hemos aprendido y asimilado que los conceptos nos ayu-
dan a organizar, clasificar y seleccionar nuestras percepciones
en relación con nuestro sujeto u objeto de estudio; que como
productos sociales su grado de adecuación a la realidad estu- /
diada constituye el problema principal que le plantean al in-
vestigador.
Resulta a la vez conmovedor y apasionante observar y
sentir la dificultad que vive un negroafricano cuando escribe
sobre sus realidades o habla en sus "lenguas prestadas". La
pluma fácil y la lengua hábil, desgraciadamente, no son siem-
pre una garantía de conocimiento y de rigor analítico.
Refiriéndonos al caso que más conocemos: el estudioso
162 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

respetable -de colonización francesa- recu-


rre a menudo a latinismos, arcaísmos y neologismos de toda
.índole, en suma, a sutilezas de lengJaje, que le permiten resti-
tuir al habla o la escritura (no maternas) su energía o vigor
primordial. Los debates y escritos de los negroafricanos y an-
tillanos del París de los años treinta y más tarde, los de ciertos
fundadores y otros miembros de grandes formaciones estu-
diantiles (FEANF,* UGEAN** y movimientos derivados) ahí
están, como testimonios inolvidables de la diferencia que hay
entre el modo de conocimiento que enseñó la escuela colo-
nial y el modo de conocimiento propio a los negroafricanos
y antillanos. Los conflictos que oponen todavía al crítico
francés tradicional con los pensadores y escritores ne9roafri-
canos y antillanos de colonización francesa, siguen aun fun-
damentándose en esta diferencia de percepción, de concep-
ción, de expresión de los fenómenos, de las ideas o de las
imágenes, por así decirlo.
El conocimiento de culturas diferentes, ¿no exige acaso
el estudio de los fenómenos autóctonos en su propio medio,
sobre la base de la visión del mundo, las lenguas, las acepcio-
nes y connotaciones, las terminologías y los conceptos que
son propios de dicho medio?
La extrapolación fácil de la noción de "tribu" o "etnia"
al estudio de las comunidades negroafricanas dificulta y altera
el conocimiento de una realidad omnipresente, cuyas mani-
festaciones externas revisten nuevas formas frente a nuevas
circunstancias sin, por lo tanto, modificar su esencia.
Lo cierto es que propios y extraños, revolucionarios,
progresistas y moderados, reconocen que existen en el África
negra comunidades socioculturales cuya solidaridad de ori-
gen, basada en un sentimiento de pertenencia ineludible,
sigue perturbando significativamente los proyectos de socie-
dad heredados del estado colonial.
Ríen n 'est pareil et pottrt:anttattt ·est comme avant?
El período de "descolonización", que culminó hace
treinta años -en el área de referencia- con la "transferencia

,. Federaci6n de Estudiantes del África Negra en Francia.


,.,. Uni6n General de Estudiantes del África Negra.
VIEJA REALIDAD Y MODERNIDAD SIMBÓLICA 163

de soberanía" del estado colonial al estado negroafricano,


está sembrado de manifestacionesaltamente aleccionadoras
de las socioculturalesnegroafricanas.
Los estudioseruditos y brillantessobre el particular reve-
lan toda su superficialidadanalítica, al tratar de demostrar
que dichas manifestacionesexternas de comunidadessecula-
res son, ni más ni menos, la expresiónde la voluntad de parti-
cipación en el nuevo poder político.
Según un proverbio africano, el ojo puede ver si la salsa
está grasosa, pero no puede ver si está salada.En efecto,privi-
legiar en los estudios sobre el África negra la dimensión de
las manifestacionesexternas de los diferentes grupos socio-
culturalesfrente al fenómeno del estado, conducefatalmente
a perder de vista la esencia, la naturaleza y las dimensiones
internas de dichos grupos. .. ,
En realidad,las comunidadessocioculturalesnegroafrica-
nas no hacen "política" (a pesar de las solicitacioneselectora-
listas de los profesionalesde la política) y, por ende, no
den ser consideradascomo un supuesto espectro de sociedad
civil. Es más, con excepción de los obreros -en cantidades
ínfimassegún los países y por razones conocidas-, de los bu-
rócratas, de los empleadosy de los miembros del magisterio,
con sus sindicatosrespectivos,de los estudiantesy sus agru-
paciones, de la unión espontánea de mujeres comerciantes
-bravísimas cuando se sienten agredidas o amenazadas por
las autoridadesestatalesen sus derechosseculares- se puede
afirmar, sin temor a equivocarse,que el negroafricanono se
ocupa activamentede política, ni se reconoceen las estructu-
ras estatales.
La tendencia generalizadaes la indiferenciao la descon-
fianza frente al estado y sus instituciones.Se podría pensar
que las guerras de liberaciónque se produjeron en ciertos paí-
ses negroafricanosserían allí el punto de partida de una nue-
va visión y praxis del estado negroafricano.Sin embargo, los
partidos políticos que llevaron a cabo estas guerras llamadas
de liberaciónnacional, bajo la bandera de una ideologíapre-
cisa, nos enseñan que las rivalidades y los conflictos entre
grupos socioculturalesse reanudandespués de la independen-
cia y culminan en movimientos políticos particularistas.
164 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

· En suma, las comunidades socioculturales tienen un sig-


nificado mucho mayor que el que imaginan los especialistas
en estudios negroafricanos: ellas representan la derrota del
estado negroafricano o, mejor dicho, de la democracia parla-
mentaria electoralista .y partidaria de corte europeo como
intento de legitimación del estado negroafricano. Esto lleva
aunada la derrota de proyectos de sociedades que, a la postre,
son insostenibles porque son suicidas.
Treinta años después (1990), ante el multipartidismo
como legitimador de la democracia, la historia vuelve a repe-
tirse como si nada hubiera pasado entre 1960 y 1990. La lógica
de la solidaridad de origen, de este ineludible sentimiento de
pertenencia, vuelve a imponer la omnipresente pluralidad
de los grupos socioculturales y a demostrar, una vez más, que
el tiempo de los "políticos" no coincide con el tiempo de las
comunidades socioculturales.
Guando aceptamos que hay especificidades locales y re-
gionales que caracterizan a las comunidades, sería difícil no
reconocer que dichas comunidades o dichos grupos sociocul-
turales son naturalmente portadores de una ideología o de
ideologías diferentes, arraigadas en su Historia, en su historia
cotidiana y en su geografía.
, Algunos estudios recientes sobre las comunidades en el
Africa negra descubren (y su mérito es que lo reportan) que
mientras los especialistas e investigadores de toda índole se
conciertan para debatir sobre el buen uso y el contenido de
los conceptos "tribu" y "etnia", el examen terminológico de
las aproximaciones que los grupos socioculturales utilizan
para identificarse se reveló de una simplicidad desconcertan-
te, y que la casi totalidad de dichas comunidades no dispone
de ningún término directamente traducible por "etnia" o
"tribu". ·
Este descubrimiento anodino, que haría sonreír a más de
un especialista erudito en la materia, nos sugiere la penúltima
pregunta, no menos desconcertante a estas alturas: ¿qué ima-
gen tienen de sí los grupos socioculturales negroafricanos y
qué significación se dan a sí mismos y tienen de sí mismos?
Los modelos de los politólogos que se basan en minorías
y mayorías de países no africanos difícilmente apli-
VIEJA REALIDAD Y MODERNIDAD SIMBÓLICA 165

carse racionalmente a los negroafricanos. Las comunidades


negroafricanas no son comunidades-gueto, ni islitas o islotes
en países con ideologías hegemónicamente centrípetos, aún
menos grupos de inmigrantes en busca de la protección de un
estado-redentor; son fundamentalmente comunidades socio-
culturales arraigadas desde siempre, en su "tiempo y espacio
históricos" (incluyendo las migraciones recientes) en donde
la introversión étnica -o dicho de otra manera- en donde
el proceso de crisis del sentimiento de pertenencia no está
cercano.
Más allá. del "tribalismo" o "etnicismo" pensado y for-
mulado por los "africanistas", y después de todas las expe-
riencias conocidas y fracasadas de estas tres últimas décadas
(parodia de la democracia parlamentaria electoralista y parti-
daria de corte europeo, dictadura militar, partido único,
estado-étnico, compromiso directoria! u alternancia en el po-
der político, recUI;so del héroe carismático ... ) no cabe ya la
menor duda que Africa negra tiene en su propio seno mode-
los propios de organización de sociedades viables.
¿Y quién dice que la comunocracia (¿"etnocracia fede-
ral"?) no puede ser un ideal democrático viable?
ETNICIDAD
, .

Y PLURALISMO
, POLITICO
EN EL AFRICA NEGRA

MASSIMANGO CANGABO KAGABO


El Colegio de México

DFSDE LAS INDEPENDENCIASPOLÍTICAS de los estados africanos


hasta hoy día, la etnicidad ha centrado la atención de los estu-
diosos del proceso sociopolítico africano. Ésta implica el con-
junto de elementos vinculados con la problemática étnica
dentro de los nuevos estados africanos. La mera definición
del término "etnia" ha provocado numerosos debates en el
medio de las ciencias sociales. Lejos de comprometernos con
dichos debates, tratamos de entender la etnia como un grupo
sociocultural organizado, consciente de su existencia y repro-
ducción y cuyos miembros presentan ciertas características
comunes de pertenencia al mismo grupo, de tal rri.odo que se
distinguen de los miembros de otros grupos con característi-
cas de pertenencia diferentes de las suyas.
La concepción que tiene E. Ellis Cashmore de la etni-
cidad no está tan lejos de nuestro punto de vista. Según este
autor:

La etnicidadse refiere a la gente o a la nación. En su forma contempo-


rwea, la etnia sigue conservandoeste significadobásico, en el sentido
de que describea un grupo que posee algún grado de cohesión y soli-
daridad y está compuesto por gente que, al menos en forma latente,
tiene concienciade poseer orígenescomunes. Así, un grupo étnico no
es simplemente una sumatoria de gente o un sector de la población,
sino un conjunto autoconscientede personasunidas, o estrechamente
relacionadaspor experiencias compartidas.1

1 E. Ellis Cashmore et al., Dictionaryo/ &ce aná Ethnic Rel.ations,Londres,


1988; p. 97

[167]
168 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Los recientes acontecimientos en torno al regreso de va-


rios países africanos al multipartidismo han motivado nues-
tra reflexión sobre el futuro de África y de sus pueblos.
A más o menos treinta años de haberse alcanzado las in-
dependencias africanas, la situación tanto sociopolítica como
económica de Africa ha empeorado. Al buscar las razones de
esta problemática, varios críticos, tanto africanos como ex-
tranjeros, han aducido causas internas y externas. En relación
a las primeras, se le ha atribuido responsabilidad sobre todo a
la incapacidad política de los líderes africanos para gobernar
adecuadamente. Esto ha originado conflictos sociales marca-
dos por antagonismos interétnicos o interregionales, que se
consideran como una de las principales fuentes de la crisis po-
lítica en África.
En cuanto a las causas externas, varios líderes africanos
han culpabilizado en varias ocasiones al sistema económico
dominante; es decir aJ capitalismo, como fuente básica del es-
tado de la crisis de Africa. Esta argumentación fue siempre
el lema sobre todo de los gobernantes africanos de la tenden-
cia llamada· progresista, comprometida con los ideales socia-
listas basados en el marxismo-leninismo. Tal fue el caso de
Benin, Malí, Congo, Ghana, Etiopía (bajo Mengistu), Guinea
(de A. Sékou T ouré), Guinea-Bissau, Cabo Verde, Mozambi-
que, Angola, etc. Dicha argumentación también sirvió como
escudo para proteger la mala administración de ciertos gober-
nantes africanos que habían optado por la vía capitalista de
desarrollo sin saber cómo adecuar dicho modelo a las necesi-
dades de sus poblaciones: Zaire, República Centroafricana,
Gabón, Togo, Kenia, etcétera.
Sea lo que sea, consideramos que si los factores que han
contribuido al deterioro de la situación global en África son
múltiples y provienen de fuentes diversas, es de suma impor-
tancia señalar que no todos tuvieron la misma intensidad en
la conformación de dicho deterioro. Además, hemos preferi-
do dirigir nuestra reflexión, por una parte, sobre la proble-
mática étnica -a veces considerada como generadora de los
conflictos sociales en los estados africanos- y, por la otra, so-
bre el resurgimiento del multipartidismo en África actual ya
que éste es, a nuestro modo de ver, uno de los pilares centra-
ETNICIDAD Y PLURAUSMO POLÍTICO EN EL ÁFRICA NEGRA 169

les en la edificación del "nuevo estado" en África.


Antes de abordar el tema, quisiéramos presentar breve-
mente algunas de las características del estado negroafricano,
que nace inmediatamente despu§s de la liquidación político-
formal del régimen colonial en Africa, y retomar algunos de
los puntos debatidos tanto por los políticos africanos como
por los científicos sociales acerca de la etnicidad y de sus im-
plicaciones en la conformación de un nuevo estado negroafri-
canó capaz de controlar sus contradicciones para un equili-
brio funcional.

El estado africano poscolonial

Casi en toda África, el inicio de la década de los sesenta pare-


cía prometedor, al emprenderse el desmoronamiento del im-
perio colonial. Los años que duró aproximadamente
la colonización oficial de Africa no pudieron provocar cam-
bios profundos en la mayoría de las sociedades africanas. Los
nuevos estados -ya sea de las antiguas colonias francesas, bri-
tánicas, belgas, etc.- logran su autonomía como resultado de
largas luchas contra el imperio colonial. De hecho, éste era
el enemigo común a combatir.
Más adelante se plantea el problema de las nuevas institu-
ciones políticas que deberán regir a los pueblos independien-
tes. Al mismo tiempo, los nuevos espacios políticos, produc-
to de la colonización misma, le plantean problemas a los que
tendrán que moverse en su seno sin tener una identificación
real con ellos. Son espacios "imaginarios" para utilizar esta
categoría de Gervase Clarence Smith, 2 en oposición con los
verdaderos espacios de identificación sociocultural, política y
económica mucho más restringidos que los primeros; es de-
cir, los espacios "conviviales".
Los nuevos gobernantes, obligados a manejar su poder

2 en J. P. Chretien, y G. Prunier, Les et/mies ont une bistoire, Ed. Kar-


thala, París, 1989, p. 434. Cabe precisar que G. Clarence-Smith menciona "comuni-
dades imaginadas y conviviales" mientras nosotros hablamos de "espacios imagina-
rios y conviviales".
170 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

político en un marco mucho más amplio -en referencia con


el espacio imaginario- y complejo, no tardan en enfrentarse
a nuevos retos: por una parte, salvar a toda costa la unidad
e integridad de la nueva entidad política y, por otra, evitar
desvincularse claramente de su grupo social de pertenencia;
es decir, de su espacio conv.ivial.Conciliar esos dos aspectos
a lo largo de las independencias ha sido una especie de rompe-
cabezas que aún no encuentra su forma, ya que las partes del
juego no han sido colocadas debidamente.
Si bien el enemigo común fue formalmente derrocado,
no tardó en surgir un nuevo enemigo difícil de vencer: los
grupos étnicos con tendencia a presentarse como grupos polí-
ticamente organizados dentro de ese macrosistema superfi-
cial llamado el "nuevo estado independiente". 3
Los problemas étnicos acapararán todo proceso de la
evolución política de los nuevos estados de Africa negra. En
Rwanda y Burundi los batutsi y los bahutu que se enfrentan
por el control del nuevo p_oder político; en Zaire, una tre-
menda lucha civil entre diversas facciones étnicas y dánicas,
aunada a la secesión de K.atanga y otras tendencias separatis-
tas, paralizan el funcionamiento de las nuevas instituciones
políticas; en Kenia, los luo se enfrentan a los gikuyu; en Da-
homey, los norteños están contra los sureños; en Nigeria, los
yoruba, los ibo, los haussa se pelean entre sí; en Chad, los
musulmanes en el norte se enfrentan a los cristianos o ani-
mistas del sur, que controlan el poder, etc. En una palabra,
no hay un solo rincón del Africa negra donde las nuevas ins-
tituciones gubernamentales no se encuentren sacudidas por
la resurrección de los micronacionalismos étnicos y dánicos.
¿A qué se debe ese resurgimiento étnico-dánico en un
momento en el que se más unidad para echar a andar
las nuevas entidades pohticas?
Consideramos que dentro del contexto histórico colonial
se pueden encontrar algunas respuestas a esta pregunta. El
imperio colonial, al implantarse en los diversos territorios

3Véase Sylvain Carreau, "Langues, ethnies et construction nationale en


Afrique noire: Le cas du Zaire'', en David N. Lorenzen, (comp.) Stuáies on Asia
aná Africafrom LAtin Americ.s,El Colegio de México, México, 1990, pp. 205-240.
ETNICIDAD Y PLURAUSMO POLÍTICO EN EL ÁFRICA NEGRA 171

africanos, quiso edificar estados-nacióncoloniales conforme


a su visión eurocentrista,en los que las especificidadescultu-
rales africanas habrían de ser paulatinamentesustituidas por
las culturas europeas consideradasindispensables,cuando no
superiores.En realidad los colonizadores,para evitar que la
concienciaanticolonialde los colonizadosse despertaramuy
pronto, prefirieron mantener cierta distinción entre los gru-
pos socioculturalesen el seno de cada territorio ocupado. La
cristianizaciónprestó ayuda en esta labor, ya que en algunas
regionessólo una parte de la población identificadacon cier-
tos grupos socioculturalesse convertirá al cristianismo.Tal
fue el caso de los bahutu en Rwanda, de los ibo y los yoruba
en Nigeria, etc. El sistema colonial, pues, a pesar de querer
imponer su cultura, prefirió mantener separadosa los diver-
sos grupos étnicos, a fin de sacar mejor provecho de. ellos y
controlarlos.
Al paso del tiempo, se irá forjando en los colonizadosla
concienciade liberarsede la explotacióny la dominación co-
loniales. Esta conciencia irá más allá de las pertenencias y
concienciasétnicas para enfrentar el gran mal cuya destruc-
ción era inminente: el imperio colonial.Sin embargo, eso no
implicó que esas pertenenciasy concienciasétnicas hubieran
desaparecidocon la colonización, sólo que no fueron rele-
vantes durante ésta, ya que pudieron sobrevivir a ella -aun-
que con baja intensidad- y volvieron a surgir con alta inten-
sidad dentro de los nuevos estados independientes,puesto
que la causa fundamentalde su apaciguamientoya había desa-
parecido.En otros términos, podría decirseque lo dánico, lo
étnico, lo regional existieron siempre en África a pesar del
breve paréntesisque abarca la colonizaciónoficial de África.
No fueron los europeos quienes inventaron a los fon, los yo-
ruba, los beté, los baulé, los ibo, los haussa, los los
mongo, los baluba, los bak.ongo,los bashi, los batutsi, los ba-
hutu, los gikuyu, los luo, los baganda, los fulani, los shona,
los ndebele, etc., a pesar de que se señale que inventaron a
los "djila" (ditJá-jula).4 Lo que sí hizo el colonizador fue di-

4 Véase Carlos Lopes, "Transition historique et ethnicité en Guinée-Bissau",


en J. P. Chretien y G. Prunier, op. cit., p. 380.
172 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUfURO

vidirlos mediante el encierro (por ejemplo, los bakongo se


encuentran tanto en Zaire como en el norte de Angola y en
el Congo; los ewé están entre Togo y Ghana, etc.), o unirlos
sin un elemento común de pertenencia grupal (en este caso,
la mayoría de las formaciones socioculturales africanas), y
conforme a sus propios intereses.

Opiniones diversas en tomo a la problemática étnica

Formularemos ahora algunos comentarios acerca de los deba-


tes sobre la cuesti6n étnica en África.
A nivel político, varios líderes gubernamentales de los
países africanos, en busca de asentar s6lidamente su poder y
al mismo tiempo en la lucha por crear y mantener una uni-
dad casi artificial y frágil de sus respetivos estados, no duda-
ron en proclamar una política de unidad nacional, mientras
negaban la realidad étnica presente en sus sociedades estata-
les. Se trataba de una verdadera cruzada corttra cualquier ma-
nifestaci6n étnica capaz de poner en peligro los nuevos pla-
nes de integridad nacional. Para algunos de ellos parecía
incluso más id6neo suprimir por decreto el multipartidismo
e imponer un solo partido político -en general del mismo
jefe de estado, que supuestamente era el reflejo de esa nueva
unidad nacional. Jean Chapelle, al referirse al caso del Chad,
señala que:

A partir de la independencia, el gobierno de Chad ha proclamado su


condena de toda distinci6n étnica y la Constituci6n precisa que "toda
manifestaci6n o propaganda de carácter étnico es castigada".5

De este modo, la realidad étnica aparecerá como el ma-


yor obstáculo para llevar a cabo el proyecto global de
construcci6n nacional en África negra. Esto conducirá a que
los gobernantes entablen una lucha tremenda contra las ma-

5 Jean Chapelle, Le peuple tcbatlien. Ses racines, sa vie quotiáienneet ses com·
bats, L'Harmattan, París, 1986, p. 165.
ETNICIDAD Y PLURAJ.JSMOPOÚTICO EN EL ÁFRICA NEGRA 173

nifestaciones de carácter étnico, sin lograr el objetivo fijado.


Tal como mencionamos antes, esa lucha antiétnica se mate-
rializará en la supresión unilateral del multiparditismo, que
es sustituido por sistemas de partidos únicos. Tal fue el caso
de la República Democrática del Congo, hoy Zaire, con el
Movimiento Popular de la Revolución de Mobutu, sin nin-
guna real revolución; de Costa de Marfil con el PDO; de
Chad con el PPT-RDA, etc. En el caso de los estados africanos
de tendencia socialista, la opción por el sistema unipartidista
era obvia: Congo, Angola, Mozambique, Tanzania, Guinea-
Bissau, Guinea-Conakry, etcétera.
Todo lo anterior fue hecho para frenar la presencia casi
exclusiva de las etnias dentro de las manifestaciones políticas
(como en la República Democrática del Congo donde, de he-
cho, todos los partidos tenían cierta implicación étnica) y so-
ciales (en algunas regiones o provincias del mismo Congo-
Léopoldville ciertos equipos de futbol eran tribales: ejemplo,
el Bushi de los bashi, el Unerga de los warega, el Maniema
de los bak.usu,etc.). Cabe, sin embargo, señalar que en Benin,
bajo el gobierno de M. Kerekú, se reconoció oficialmente la
realidad étnica como componente importante de la confor-
mación social nacional, pero ese reconocimiento no rebasó
el nivel del puro discurso político.
Pero conforme pasó el tiempo, la etnicidad no tardó en
reaparecer, ya que los mismos líderes gubernamentales, para
consolidar su poder y aferrarse a él, tuvieron que recurrir a
los apoyos dánicos, étnicos y locales, olvidando su proyecto
inicial de construir la nación fuera de las micronaciones étni-
cas; es decir, desde arriba de sus sociedades estatales. Esta
perspectiva de la nación era, por supuesto, totalmente irreal
y muy frágil. De este modo, el presidente F.H. Boigny -a
pesar de su larga experiencia pohtica o quizás contando con
ella- promovió la unidad nacional alrededor del PDO, apo-
yándose en su grupo tribal, los baulé; Mobutu Sese Seko de
Zaire, a pesar de su MPR y de sus discursos nacionalistas,
siempre se ha apoyado en los ngwandi, su grupo de pertenen-
cia sociocultural, al cual otorga más preferencias y privilegios
que a los demás.
Los mismos supuestos artesanos de la unidad nacional
174 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

vinculada con los nuevos espacios políticos -que hemos


acordado calificar como "imaginarios"-, habrían de conver-
tirse en los principales tribalistas, clanistas y localistas en el
sentido menos constructivo del término, puesto que enton-
ces parecería como si la obligación de construir la nueva na-
ción le incumbiera a los demás grupos étnicos o regionales,
que debían olvidar por ley su realidad de pertenencia grupal,
mientras que la etnia o las etnias en el poder podían seguir
viviendo en su círculo más reducido, para preservar sus inte-
reses. Fue el advenimiento de las dictaduras ciánicas, tribales
o étnicas sobre el resto de la sociedad estatal, en los llamados
estados "modernos,, africanos.
Esto agudizará la crisis del estado en África. Tal crisis im-
plicará, por una parte, la inestabilidad gubernamental, refleja-
da en el ascenso de los militares al poder y en la incapacidad
de éstos para gobernar democráticamente y, por la otra, el
marasmo económico y disturbios sociales a favor del cambio.
Cabe recordar que los gobernantes militares y los escasos lí-
deres civiles que quedaron simplemente suprimieron el pluri-
partidismo creando partidos únicos que, según ellos, iban a
expresar el nuevo proyecto de integración nacional, evitando
así el impacto tribalista o etnicista del multipardismo, que
conducía a la atomización sociopolítica y económica de los
nuevos estados.
Ante ese binomio "partido-etnia o partido-nación,,, des-
de una perspectiva ·micronacionalista y macronacionalista,
los científicos sociales han tomado diversas posiciones.
Una corriente de pensadores africanos siempre ha trata-
do de explicar las crisis sociopolíticas africanas desde el
que marxista, lo que implica la confrontación de los
que se reflejan en las relaciones de clases sociales en Africa.
Esa corriente no le confiere al fenómeno étnico una gran re•
levancia como motor de la vida política nacional, ya que de-
trás de él hay factores más determinantes que sólo se pueden
percibir y entender a partir de las relaciones de explotación
de las fuerzas productivas del país por un pequeño sector, es
decir, la clase de los propietarios o controladores de la ma-
yor parte de los bienes e instituciones políticas de los nue-
vos estados.
ETNICIDAD Y PLURAllSMO POÚITCO EN EL ÁFRICA NEGRA 175

Otros pensadores africanos minimizan aún más el fenó-


meno étnico dentro del quehacer político de los nuevos esta-
dos argumentando que la etnia fue una invención del sistema
colonial. Carlos Lo pes, refiriéndose a Jean-Loup Amselle y
a Elikia M'Bokolo, escribe en este sentido:

La causa parece pues clara: durante el periodo precolonial no existi6


nada semejantea una etnia. Las etnias no se derivan más que de la ac-
ci6n del colonizador que, en su voluntad por territorializar el conti-
nente africano,ha establecidoentidadesétnicas que luego fueron rea-
propiadaspor las poblaciones.Desde esta perspectiva,la etnia, al igual
que numerosas instituciones pretendidamente primitivas, no sería
más que otro falso arcaísmo.6

Sin embargo, si se observa detenida y fríamente la situa-


ción social en Africa, pronto se percibe que hay varios aspectos
de la vida social africana que aún no pueden explicarse o re-
ducirse al solo fenómeno de las clases, ya que las clases socia-
les en África negra -si es que realmente las hay- siguen pre-
sentando un contenido muy difuso y alejado de la
concepción marxista de clase, propia de las sociedades marca-
damente capitalistas.
En relación con lo anterior, Robert Buijtenhuijs subraya
el carácter relevante del fenómeno de pertenencia étnica del
personal del estado, para explicar los antagonismos sociales
y nacionales dentro del estado africano, sin plantear por lo
tanto la naturaleza misma del estado. Según el mencionado
autor:

Eso debe relacionarsecon el carácterdifuso,de alguna manera "inaca-


bado", de las relacionesde clase en las sociedadesafricanas.Contraria-
mente a la situaci6n que caracteriz6a las sociedadeseuropeasdel siglo
XIX, donde domin6 la dicotomía burg1J.eSía-proletariado [ ... ], el capi-
talismoperiféricoque se implant6 en Áfricanegra se ha utilizado para
borrar las pistas. Los vestigiossustancialesde las redes socioecon6mi-
cas precapitalistasfueron incorporados al tejido de las relacionesde
explotacióncapitalistas:los trabajadoresmigrantesque conservansus
derechossobre la tierra y que dejan sus familiasen la aldea; los campe-
sinos que producen para el mercado mundial, cubriendo sus propias

6 Carlos Lopes, op. cit.


176 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

necesidades de alimentación, lo que le permite a los empresarios capi-


talistas ofrecerle a los campesinos salarios y premios más bajos que si
esos obreros o esos productores estuvieran totalmente proletarizados.
Esta articulación bastante particular de los modos de producción ha
creado una estructura de clase poco clara, poco propicia para.el surgi-
miento de una conciencia de clase proletaria bien determinada. De
allí, en parte, la tendencia de las "grandes masas" africanas a seguirse
refiriendo a los antiguos. esquemas étnicos, regionales o religiosos.
De allí probablemente también la dificultad, para los intelectua-
les africanos, de elaborar ideologías adaptadas a las condiciones espe-
cíficas del continente negro. En este campo, las carencias son particu-
larmente notables. En la mayoría de los casos, los movimientos
revolucionarios africanos han tomado prestadas sus doctrinas de Occi-
dente, sin hacer el menor esfuerzo por adaptarlas a las realidades lo-
cales[ ... f

Esta relevancia de la realidad étnica en el desenvolvimien-


to de los procesos sociopolíticos africanos la ratifican otros
científicos sociales africanos para quienes no es posible ha-
blar de invención de la etnia, ya que ésta constituye una reali-
dad sociocultural y política que existió antes de la coloniza-
ción, sobrevivió a ella y resurgió con más fuerza en el estado
poscolonial.
Este fue el sentido en el que Ferdinand Nahimana 8 le
preguntó a los demás participantes de la mesa redonda sobre
la cuestión étnica, si acaso los grupos tutsi, hutu y twa de
Rwanda-Burundi tuvieron conciencia de su existencia sólo a
partir de la colonización, cuando todos saben que la antece-
dieron.
No se puede cuestionar la existencia de esas diversas cate-
gorías socioculturales africanas. Su impacto en el desarrollo
de los procesos históricos de las sociedades africanas es obvio.
Las grandes civilizaciones africanas -antes, durante y des-
pués de la colonización- han estado siempre marcadas por
diversas relaciones intergrupales. Cada uno de esos grupos
constituye entidades culturales homogéneas, cuyas denomi-
naciones no fueron siempre producto de un invento colonial.
Esto implica, además, tener la prudencia de evitar cualquier
7 Robert Buijtenhuijs, Le Frolinatet les guerres civiles du Tchad {1977·1984) La
révolution intro11Vable,Ed. Kathala, París, 1987, pp. 420-421.
8 Véase J. P. Chretien, y G. Prunier, op. cit., p. 432.
ETNICIDAD Y PLURAllSMO POÚTICO EN EL ÁFRICA NEGRA 177

tipo de generalización que simplifique la problemática étni-


ca en África.
Quizás lo que se puede discutir sea el concepto de etnia,
tribu, raza, etc., como expresión de la identificación de una
categoría social determinada, y no dicha categoría social en
sí como producto de la colonización. Aunque una vez que di-
cho concepto se acepta y se identifica con alguna categoría
social existente, eso no implica que sea un intento de la colo-
nización, ya que se trata de una realidad generalmente inde-
pendiente del surgimiento del sistema colonial que se sirvió
de ella para alcanzar su propósito: dominar y explotar.
De hecho, tal como ya había señalado Sylvain Carreau,
la categoría etnia permea todos los sectores de la vida nacio-
nal de los estados africanos, en los cuales actúa conforme a
los intereses de las diversas conformaciones sociopolíticas
que de ninguna manera pueden dejar de involucrarse con di-
cha categoría. La etnia es pues una realidad sociopolítica pre-
sente y activa en el actual estado africano. No querer recono-
cerlo es como querer tapar el sol con un dedo. Jean Chapelle
nos advierte sobre aquellos que intentan crear cierta "unidad
nacional" suprimiendo, incluso por decreto, cualquier mani-
festación social tendiente a hacer pensar en la existencia de
la etnia:

Si en los textos y en los discursos se toman semejantes precauciones


es debido a que el hecho étnico molesta, porque es real. Constituye
la fuente primordial de un sentimiento social colectivo; resulta, por
lo tanto, normal que los que quieren situarse en el plano nacional,
busquen desembarazarse de él para superarlo. Pero, de i:odas maneras,
uno no puede ignorarlo. La variedad de la herencia cultural no es, des-
de nuestra perspectiva, un· obstáculo sino una riqueza. Un mosaico
bien ensamblado puede ser más sólido que una capa de yeso superfi-
cial.9

Esta "capa de yeso superficial" corresponde a una seudo-


nación erigida sobre los macroespacios imaginarios estatales
africanos.

9 jean Chapelle, op. cit., pp. 165-166.


178 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Etnicidad y multipartidismo en el África negra

Nuestra próxima interrogante se refiere a la situación actual


de la etnicidad frente a la reciente tendencia a retornar al plu-
ralismo político en África negra.
Treinta años después del inicio de la descolonización, las
diversas contradicciones sociales producidas en las sociedades
de África han conducido a las actuales instituciones políticas
africanas a su cuestionamiento por parte de sociedades civiles
estatales. Hay que reconocer, además, que los recientes cam-
bios políticos ocurridos en los países de Europa central y del
este, que implican el fin del socialismo en algunos y, al mis-
mo tiempo, el derrocamiento de los caudillos totalitarios de
dichos países, tendrán cierta incidencia sobre el despertar de-
cidido de las poblaciones africanas, que salen a las calles para
exigir la democracia y el fin de las dictaduras.
Con este trasfondo, en 1990-1991se producen varios dis-
turbios sociales prodemocráticos en· diversos centros urba-
nos: en Kinshasa, en Lubumbashi, los estudiantes universita-
rios son masacrados por un comando del gobierno de
Mobutu; en Dakar, en Abidjan, el presidente F.H. Boigny se
ve obligado a aceptar el retorno al multipartidismo y a con-
vocar nuevas elecciones presidenciales y legislativas a las que,
según ciertos medios informativos, manipula para mantener-
se en el poder con su PDCI, que ya tendrá que contar con la
fuerza de la oposición; en Monrovia, el presidente Samuel
Doe termina mutilando su vida; en Cabo Verde y Sao Tomé
respectivamente los partidos de oposición suben al poder,
poniendo fin a largos años del monopartidismo; en Bamako,
cae por un golpe de estado, Moussa Traoré; en Cotonú, la
oposición gana las elecciones y pone fin a la larga dictadura
de Mathieu Kérekú; en Lomé, Yasingbe Eyadema pierde el
poder; en los países autoproclamados socialistas como Mo-
zambique, Congo y otros como Tanzania, Uganda, RCA,
Zaire, etc., se reconoce el multipardismo. El vendaval del
cambio sacude así a todo el continente, y nace la esperanza
de que aparezcan nuevos sistemas políticos comprometidos
con las masas africanas, inicialmente apartadas del proceso
político.
ETNICIDAD Y PLURAllSMO POÚTICO EN EL ÁFRICA NEGRA 179

Sin embargo, las cosas no serán fáciles, en cuanto a la si-


tuaci6n socioeco6micase refiere,para el arranque de esos nue-
vos sistemaspolíticosdemocráticosafricanos,ya que la mayo-
ría de los países africanos se encuentra en medio de crisis
agudas, creadas,en gran parte, por los regímenescuestionados.
En ciertos medios políticos tanto africanos-sobre todo
las dictaduras- como extranjeros-los regímenesclientesdel
statu quo político en África- se argument6 gue los africanos
no estaban preparadospara el pluralismo pohtico, a causa del
peligro que representanlas entidadesétnicaspor su participa-
·ci6n en el quehacerpolítico nacional. Se alude allí a los años
sesenta,durante los cuales la estabilidadde los nuevos estados
se vio comprometida por las rivalidades intertribales que
condujeron a conflictosde larga duraci6n. La soluci6n que se
encontr6 a dichos conflictos fue el presidencialismonegro-
africano que implic6 una fuerte centralizaci6n del poder, la
supresi6n del multipartidismoy el advenimiento de regíme-
nes militares de corte dictatorial que crearon partidos únicos
a los que entoncesse considerócomo la única vía para acabar
con los conflictostribalesy para alcanzaresa nación imagina-
ria, muy alejada de la verdadera realidad nacional africana,
que se refleja en las micronacionalidadesétnicas estatales.
Durante esta fase del presidencialismonegroafricano,los
nuevos líderesgubernaméntales,lejos de llevar a cabo un ver-
dadero proyecto de construcciónnacionalfundado en el apo-
yo justo a las diversas agrupacionesculturales del estado, y
dispuestos a consolidarsu poder ,y su permanenciaen él, se
apoyan en sus grupos dánicos, étnicos y regionales,a los cua-
les conceden muchas ventajas económicas mientras perjudi-
can a los de "afuera'', generandode este modo la agudización
latente del antagonismoentre los gruf os socioculturalesen
el poder y la mayoría, excluidadel rea proceso político esta-
tal. Así como antes todos se encontraban unidos contra el
enemigo común, el colonizador,ahora se han unido para de-
rrocar al nuevo enemigo común, el fantasma dánico-tribal
del grupo en el poder, que ha consolidadosu bienestara cos-
ta del empobrecimientoy la explotaciónde los demás grupos
socioculturales.La decisiónde estos últimos de acabar con el
nuevo enemigo, así como su proyecto de una participación
180 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

P.lural en el poder, se producen en un momento en el que


África ya ha madurado políticamente y desea dejar atrás los
factores de división que podría poner en peligro el nuevo
proyecto de construcción nacional.
No compartimos, pues, el punto de vista que tiende a
vincular negativamente la problemática étnica con cualquier
P.royecto de construcción democrática pluripartidista en
África. Queda claro que los estados africanos, conforme a lo
dispuesto por la carta de la OUA sobre la intangibilidad de
las fronteras heredadas de la colonización, deben mantener
sus delimitaciones territoriales tal como son, al menos que
mediante acuerdos mutuos, uniones o cesiones territoriales,
decidan hacer cambios para evitar situaciones de beligerancia
que, de hecho, pueden poner en tela de juicio todas las fron-
teras en África. .
Al mismo tiempo, estas entidades estatales deberán con-
solidarse y reproducirse a partir de la cohesión de las micro-
entidades espaciales que, en general, corresponden a sus pro-
pios grupos socioculturales. Es decir, que esta nueva relación
"estado pluripartidista-étnica" podría encontrar una vía ar-
moniosa de salida. Ésta quizás se desarrolle mejor a través de ·
la fórmula político-jurídica del federalismo y no dentro de un
aparato "unitarista'', muy alejado de la realidad cotidiana
africana marcada por la etnicidad. Poco importa que algunos
partidos tengan características dánicas étnicas o regionales.
Al fin y al cabo, se trata de alcanzar lo complejo a partir de
lo simple. De lo contrario, se podría caer en la trampa peli-
grosa del estado-nación originada en Europa, y en la cual
caen hoy en día muchos países como la URSS, Yugoslavia,
Georgia, España, India, Srilanka, etc., al querer volver a lo
simple que parece más realista, profundo y sólido que lo
complejo, que permanece idealista, superficial y frágil.

BIBLIOGRAFÍA

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YOUNG, C., Tbe Politics of Cultural Pluralism, Wisconsin, The
University of Wisconsin Press, 1979.
TRADUCCIÓN

SHAABAN BIN ROBERT


, MENSAJE
Y EL
DE LA POESIA SWAHILI

JOHN CEGE GITHIORA


El Colegio de México

Introducción

LA POESÍA OCUPA UN LUGAR ESPECIAL dentro de la cultura


swahili. La prueba de este hecho, al menos durante los últi-
mos tres siglos, la atestiguan los textos swahili, escritos. El
primer texto conocido, que data del año 1728, 1 y que se titu-
la Hamziyct,, fue en realidad la traducción de un poema árabe
escrito en el estilo clásico. Desde sus inicios escritos, la poesía
swahili revela un carácter islámico en cuanto a su forma y es-
tilo. Este hecho, que no es de extrañar, no le sustrae originali-
dad al mensaje de los poetas swahili. A través del islam, la cul-
tura árabe se ha incorporado a muchas otras culturas que han
adoptado esa religión!. tanto en Asia como en la India y en
muchas regiones de Africa. La tradición poética swahili, y
hasta cierto grado la propia lengua, son un buen ejemplo de
este mestizaje de influencias que ha sido la raíz de la cultura
afroislámica que hoy florece en la costa del África oriental.
La cuna de la literatura swahili se encuentra en el norte
de la costa keniana, precisamente en las islas Pate y Lamu. Es-

1 Véase Jan Knappert, Swahili /sl,amic Poetry, Leiden, 1971, vol. l, lntroduc-
ci6i:i, p. 5.

(183)
184 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

tas dos islas, que siempre han estado integradas a la cultura


y economía del continente, jugaron el papel de vanguardia de
la cultura swahili, particularmente en la literatura. Del mis-
mo modo, Zanzíbar, otra isla importante del archipiélago,
funcionó como el centro político durante largo tiempo en la
historia de la región. Posteriormente, la tradición se extiende
a Mombasa y al sur, a todo el cinturón costero y a las demás
islas que cubren lo que es hoy Somalía, Kenia, Tanzania, Mo-
zambique e islas cercanas como las Comore.
La literatura swahili puede caracterizarse por la presencia
de dos géneros. Por un lado, el oral, típico de muchos
pueblos de todo el continente, que incluye las canciones, pro-
verbios, fábulas y acertijos. Por el otro lado, existe una tradi-
ción de literatura escrita cuyo auge se inicia a partir de las pri-
meras décadas del siglo XIX. Este segundo género obedece a
uno de los cuatro esquemas métricos más comunes en la lite-
ratura swahili escrita.2
El primero de estos esquemas es el wimbo (pl. nyimbo),
literalmente "canción'', y que también se llama shairi (pl.
mashairi), nombre más usual en la actualidad. Es el patrón
más común de la poesía no narrativa moderna. Los poemas
presentados aquí pertenecen a este esquema.
El tttenzi (pl. tenzi) o tttendi (pl. tendi) en el dialecto nor-
teño de Lamu o Pate es un género ampliamente usado en
swahili. La palabra significa "actos" pero su equivalente más
apropiado es "epopeya". Este género no se basa en el árabe,
ya que no hay epopeyas árabes que pudieran haber propor-
cionado el patrón como en otros casos.3
Esta forma ha sido utilizada para fines religiosos, poéti-
cos e históricos. Muchos de los tenzi son poemas didácticos
o eulogísticos en forma de verso, sin un hilo narrativo. Desde
hace siglos, hasta la actualidad, los tenzi han sido parte funda-
mental de la instrucción religiosa en las escuelas islámicas-ma-
drassa-, en muchos casos como un complemento necesario a
la escasa educación formal que recibían los niños. Los tenzi
más conocidos en la literatura swahili son históricos y eulo-

2 Véase Jan Knappert, op. cit., p. 15.


3 Véase Knappert, op. cit., p. 14.
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHilJ 185

gísticos. Se memorizan y cantan en las plazas públicas y las


escuelas, y elogian a personajes destacados en la historia del
pueblo. Utenzi wa Liyongo (La epopeya de Liyongo) es un
buen ejemplo de esta tradici6n. Liyongo fue un guerrero po-
pular de la isla Pate en el siglo XVII o XVIII.4 La epopeya, es-
crita u oral como en la mayoría de los casos, es una tradici6n
antigua, dpjca y casi universal en el continente, desde los
griots5 del Africa occidental hasta los cantos de los propios
poetas swahili en el Oriente. ·
El ukawafi es la forma pros6dica más común en la poesía
swahili. Los dos poemas más antiguos fueron hechos en esta
forma.
Los poemas que aquí presentamos ejemplifican los estilos
literarios del pueblo swahili, y además son una introducci6n
al mensaje poético de este pueblo. Los temas que han inspira-
do a estos poetas no son nuevos ni desconocidos para el resto
del mundo: el amor, las virtudes de vivir en igualdad y justi-
cia, el comportamiento social; también se percibe un mensaje
fuertemente religioso, sin duda una de las influencias recibi-
das del islam.
En esta selección de poemas, escogimos algunos de los
más conocidos, escritos por el poeta más destacado.de lengua
swahili, Shaaban hin Robert. Incluimos también otros poe-
mas que son representativos, pero cuyos autores descono-
cemos.6
Shaaban hin Roben nació el 1 de enero de 1909 en un
pueblo cerca de Tanga, Tanzania y falleció en 1962, pocos
meses antes de la independencia de su país, que tanto lo había
inspirado y por la cual había abogado en sus escritos. Tuvo
seis hijos con dos esposas, la primera de ellas muri6 pocos
años después del matrimonio y el poema Amina, que está in-
cluido en nuestra selecci6n, fue dedicado a su memoria. Shaa-
ban trabajó en la burocracia colonial entre 1926-1959;poste-

4 Véase Ali A. Jahadmy, Kusanyikola MaJbairi, African Writers Series, Hein-


neman, 1975, p. 42.
5 El griot es un cronista de la historia de su pueblo, que él conserva y narra
oralmente. Esta forma de tradici6n oral es fundamentalentre los pueblos de África
occidental.
6 Véase Jahadmy, ·op. cit., Introducci6n.
186 ÁFRICA: INVENf ANDO EL FUTURO

riormente colabor6 en el East African Swahili Committee, el


East African Literature Bureau; el T anganyika Languages Bo-
ard y el Tanga Township Authority. Los primeros tres orga-
nismos han sido fundamentales para el desarrollo de la len-
gua, literatura y cultura swahili hasta la actualidad.
Shaaban hin Robert se conoce fundamentalmente por su
poesía, pero también es un prosista importante al punto de
haber creado un nuevo tipo de prosa swahili: el ensayo o in-
sha.7 En particular, sus obras de los años cincuenta ·están
compuestas en forma pros6dica, en estilo contemporáneo.
Fue él quien cre6 el puente entre la literatura clásica swahili
y la moderna, dado que sus obras revelan un arraigamiento
en la poesía didáctica tradicional del siglo XIX, pero con in-
novaciones importantes.
Shaaban es. fundamentalmente un poeta y un fil6sofo,
que ha ejercido una tremenda influencia sobre los hablantes
y los escritores de la lengua swahili. De esto dan testimonio
la poesía y la prosa contemporáneas, que reflejan claramente
su estilo e incluso sus contenidos.
Sus obras, particularmente las de los años cincuenta, tra-
tan temas sociales importantes como la libertad, la igualdad
y los derechos de la mujer. Las que escribi6 poco antes de su
muerte son de carácter ut6pico en cuanto a su análisis y a las
opiniones sobre la situaci6n política que el escritor vivi6. En
el contexto de su época, cultura y religi6n, las afirmaciones
de Shaaban sobre el matrimonio, el amor y la mujer en gene-
ral resultan ser muy progresistas.
Shaaban escribi6 más de20 libros, la mayoría de los cua-
les fueron publicados en forma p6stuma en Diwani ya Shaa-
ban.8 Allí se incluyen los adili o poemas didácticos; los shai-
ri, poemas de alta calidad artíst,ica;los insha, o ensayos, sobre
diversos temas y los hotuba que son discursos· y artículos so-
bre la lengua swahili. Sus obras lo caracterizan como un poe-
ta producto de la tradici6n islámica que estuvo, sin embar-

7 Véase Bertoncini, op. cit., p. 37. .


8 Estas obras están disponiblesahora en la bibliotecade El Colegio de México.
EL MENSAJE DE lA POESÍA SWAHILl 187

go, expuestoa la tradici6n idealistaoccidental,ambas basadas


en la religi6n.9

Resumen de algunas obras de Shaaban

Kusadikika, 1951 ("Ser creído")


Se trata de una novela corta satíricasobre la avariciay el abu-
so del poder. Habla en nombre de los desposeídos,que du-
rante tanto tiempo no han tenido la libertad de cuestionar
nada sino solamentekusadiki, creer. Es una alegoría sobre el
conflicto entre fuerzas reaccionarias,representadaspor Maji-
vuno ("vanidad"), y las progresistasrepresentadaspor Kara-
ma, un abogado joven quien gana finalmenteen un juicio lar-
go e imparcial.
Adili na Nduguze, 1952 ("Adili y sus hermanos")
La influenciaque la tradici6n oral ha ejercidoen las obras de
Shaaban es más notable en este libro, que consta de una serie
de cuentos sobre el tema de las fuerzas del bien y del mal. Este
último asume la forma de la avaricia mientras que el bien se
manifiesta como justicia, perseveranciay el triunfo final del
bien sobre el mal. Todos estos elementosson fundamentosde
la tradici6n oral. El mal se concibe como la negaci6n de la
propia humanidaddel hombre, al hacerlo incapazde recono-
cer leyes morales que distinguen al hombre de las bestias.

Siktt ya Watenzi Wote, 1968 ("El día de todos los creadores")


Esta obra fue publicadap6stumamente.En ella, Shaaban in-
tenta dar la visi6n del tipo de sociedadque debía desarrollarse
en su país natal después de uhuru (independencia).Se le pro-
porciona al lector un análisismuy subjetivoy especulativode
la situaci6n y sugiere una filantropía voluntaria como solu-
ci6n a los males del sistema. En este trabajo, Shaabase revela
como un creyente en la hermandad internacional.
9 Cfr. Bertoncini, op. cit., p. 35.
188 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Poemas de Shaaban hin Robert

El color1
El color es adorno de Dios
el color no es una desgracia
Todos somos de este mundo
los que sólo comen pan
también los que comen sabroso
los vivos y los muertos
El color es. adorno de Dios
no es la mancha de una maldición
'
Adorna las estrellas y el cielo
la rosa y el jazmín
El color es la gloria de Dios
en el cuerpo no es sucio
No es mancha de lo agrio
ni pecado ni defecto
El color es la belleza de Dios
Todopoderoso y Cumplidor.
Es la belleza de Dios
Quien posee toda la majestad
Es adorno de los humanos
es testamento de mi llanto
Los tontos de este mundo
lo creen una mancha
El color es adorno de Dios
no es la mancha de una maldición

Conocemos a Dios Todopoderoso


por sus maravillas y misterios
Es el Señor de los limpios
El color es la belleza de Dios
Todopoderoso y Cumplidor.
1 Lit. "nuestros colores".
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHil..I 189

No le fatiga adornar el cielo


las criaturas y las naciones
Cada uno de sus actos
es un acto de sabiduría
Cambia a los· vivos
por el nacer y el morir
El color es adorno de Dios
no es la mancha de una maldición.

La /Jelle?.a
La belleza del rostro atrae
a los que tienen ojos,
ojos para verla
por donde quiera que pase
.'
pero en comparac1on
más vale la belleza del carácter.

La belleza más preciosa2


crean en mi palabra, es la belleza del carácter
una joya apreciada.

¡Mirad! Todo el mundo


vive por el carácter
si no es bueno
uno se desvía.
Lo más exaltado son
la sabiduría y el buen carácter.

.
Hablando de. carácter
pienso y opmo.
Las escuelas del mundo
tendrían una misión valiosa
si por siempre enseñaran
ser fuerte y de buen carácter.

2 Se ha usado la frase lratilra hii Juni4, "en este mundo". Pienso que se puede
prescindir de ella.
190 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Recuerda
Nada es tuyo ni mío
todo es para compartir
Soy tuyo, eres mío
¿qué hay para dividir?
Que todo el mundo se una
es un hecho digno
agrada a Dios y a todos los ángeles
Pedirte que me sigas
no me atrevo a decirlo
Ni tampoco a los demás vivientes
no creo que lo desees
Decir "no" te pesa
y a mí también
El mundo es maravilloso
recuerda lo que te digo.

Kiswahüi
La teta de la madre es sabrosa
aunque sea la de una perra3

Kiswahili, propongo
que se conozca su grandeza

a los que no la conocen


les contaré de ella

y los que no lo hayan hecho


le rendirán homenaje.

La teta de la madre es sabrosa


ninguna otra sabe igual.
3 Hay que ubicarse en el swahili para captar el gran peso que carga
esta linea. Dentro de la cultura swahili (o islámicaen general),el perro es el animal
más degenerado y sucio. Quizás el puerco sea el único rival en este género. Ambas
designacionesson usadas socialmente para expresar gran desprecio y repudio.
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHill 191

Mi lengua madre, desde que nací


hasta ahora que soy grande

desde que la lengua me pesaba


hasta ahora que sé pronunciar

es como el perfume
en mi corazón y sentidos

La selva, .el mar y los ríos


atravieso profesándolo

La teta de la madre es sabrosa


ninguna otra alimenta igual.

Amina

Amina te decidiste
la muerte has encontrado
como una flor, te cerraste
después de haber florecido.
Te deseo luz
que en el paraíso te acepten
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.

Recé por tu salud


no quise que perdieras
no quise que te llevara el mal
Por su merced
te ha escogido Dios
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.

No puedo describir
mi tristeza y mi angustia
cada vez que me acuerdo de ti
Detalles innumerables.
192 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Pero todo es un sueño


no creo que la muerte
sea el fin de la vida
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.

El alma no perece
para siempre existirá.
La muerte es la salvación
cuando nos llega.
Y tú, mi amor,
en el paraíso vivirás
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.

Hay algo que sé con certeza:


ya llegaste,
has abandonado la miseria
y eso me gusta
a mi,, que me qued'e.
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.

Voy a terminar este poema


con una oración para ti:
cuando la tierra se reúna
y regrese el alma,
cuando se acabe la muerte,
renacerá el amor
El amor que forjamos
nadie lo puede deshacer.
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHIU 193

Selección de diversos poemas

Los diez días del huésped


El primer día al huésped
dale arroz y coco
servido en la cáscara4
dale la bienvenida.

El segundo día del huésped


en la casa no queda nada,
sólo restan tres medidas
para comer entre todos

El cuarto día del huésped


dale un machete para que cultive
cuando regrese mándalo
a su casa.

El quinto día, el huésped


está delgado como aguja
la casa se llena de chismes
el huésped se queda boquiabierto.

El sexto día del huésped


comen a hurtadillas
algunos, en los rincones
se esconden del huésped.

El séptimo día del huésped


ya no es sino una molestia
si se quema el techo
quizás que sea el huésped.

4 Arroz con coco L-ondimentado(pilau). Además, cuando se sirve en la cáscara


del L"OCO, es un platillo de honor a un huésped distinguido.
194 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO.

El octavo día del huésped


éste entra a despedirse
si es que sale afuera
"que te vaya bien, huésped".

El noveno día del huésped


¡Véte, huésped! ¡Véte!
No te detengas huésped

no regreses Jamas.
I

El décimo día del huésped


a golpes y a patadas
¿a quién están corriendo?
¡al huésped están corriendo!

El amor no tiene secretos

El amor no tiene secretos


donde se esconda, será descubierto
el amor no da opciones
cuando atrapa a un hombre
lo hará confesar todo
incluso lo que no ha cometido

El amor no tiene piedad


el viejo se desgracia
el amor no da vuelta atrás
para lograr lo que desea
cuando persigue a un hombre
lo vuelve loco.

El amor humilla al hombre


cuyo cuerpo se seca
cuando se humilla a un compañero
no vale reírse de él
el hombre no tiene poder
para arrimar el amor a un lado.
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHILI 195

El amor jamás aceptará


ser compartido con nada
si le molestas ar amor
te devuelve enseguida
el amor es una enfermedad
una enfermedad incurable.

El regalo
.A.cepta este regalo
mi amor, te lo obsequio
prométeme
que lo usarás
haz todo el esfuerzo
para no perderlo .

.A.macla, este regalo


te lo traigo en secreto
no te diré su nombre
tú misma descubrirás
haz todo el esfuerzo
para que nadie lo sepa.

Este regalo es tuyo,


te lo obsequio
no se lo muestres a los tuyos
lo desvalorarán
si se va de tus manos
será difícil recuperarlo.

Muchos desean
que se lo obsequien
se lo he negado a todos
a ti te lo traigo
lo bello entre nosotros
jamás lo dañes
te digo que es mío.
196 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Mi corazón sufre

Si sólo pudiera
olvidarte para siempre
-nunca lo intentaré-
entonces te evitaría
menospreciaría el amor
mi corazón quedaría en paz.

El amor no me deja en paz


por cualquier cosa siento dolor
estoy inquieto
no se qué me pasa
temo que mi propio corazón
me lleve a la desgracia.

Corazón, ¿qué te ha poseído?


dime enseguida
¿por qué engañarte?
¿por qué sufrir?
para ella careces de valor
pero no la dejas ir.

Corazón, no sufras
amando a quien no te ama
ama a quien te quiere
no te dejes engañar por la cara,
ésta al final se marchitará.

Lágrimas de amor
Lágrimas de amor me brotan
no como suficiente
ni comer me da gusto
mi amor me ha abandonado.

Me ha abandonado
mi amor, ¡compañeros!
EL MENSAJE DE LA POESÍA SWAHill 197

La selva y la sabana
sollozan en mi pecho
ansiosamente la busco
pero en v.ano, no la encuentro.

No la encuentro
no sé donde está
siento tristeza
y mucha pena
cantaré con fuerza
para que sepa dónde estoy.

Humores repentinos
Te mando saludos
que lleguen donde estés
éstas son mis palabras
deposítalas en tu corazón
· el amor me pesa,
escucha mi palabra.

Mi amot, me has dejado


te volviste al lugar de donde habías venido
tengo muchos recuerdos
de tu bondad.
. Lloro desde el amanecer
hasta que, cae el sol
mi corazón no tiene remedio.

De pronto me arrebataste
la belleza de tu cuerpo
cuando duermo sueño
con tu amor y tus caricias
casi me arrepiento ·
de haberte conocido.
198 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

No me da vei;-güenza
a d9nde estés
<l;tormentan
el único remedio es tu cara
¡pox'Díosf 'me da vergüenza
pór ti.

Reina mía
Tú. ¡oh, reina majestuosa!
exaltada entre las más bellas,
te' ha,Sta el fin de mi vida

Tus me aver.gonzaJ:"on
y belleza ' ' . ' '
te lloraré h.asta el fin de mi vida.
'! : '' ·,.

Cuando el día al.ej,a


ihimiga5 con la. luz de tu. cueJ:"p,o,
te ltoraré siempre, nun.c:a miraré a otra.
Que amb()$. estemos en esta vida
me duele. mucho
se agotari mis
no m.ás. we atormentas.
COLABORADORES

Yoro Fall. Historiador. Profesor de la Univesidad de Dakar.


Graduado en París. Posee una larga experiencia de trabajo
como historiador en archivos europeos y africanos, así como
en excavaciones arqueológicas en ambos continentes en busca
de fuentes para sus trabajos de investigación. Ha realizado nu-
publicaciones sobre djstintos temas de la historia de
Afnca y Europa. Es autor de Africa en la cartografíamoderna.

V. Y. Mudimbe. Doctor en filosofía y letras de la Universidad


de Lovaina. Profesor de lenguas romances y literatura com-
parada en las universidades de Lovaina, París-Nanterre, Zaire
y el Haverford College. Ha sido profesor visitante en las uni-
versidades de Brazzaville, Bonn, Princeton y Viena. Fue pro-
fesor de estructuralismo y semiótica de la historia en el Insti-
tuto Internacional de Estudios Semióticos y Estructurales en
la Universidad de Indiana. Ha publicado más de sesenta artí-
culos, tres libros de poesía, cuatro novelas y varios libros de
lingüística aplicada, filosofía y ciencias sociales.

Lemuel A. fohnson. Doctor en literatura comparada de la


Universidad de Michigan. Desde 1986hasta1991 fue director
del Centro de Estudios Afroamericanos y Africanos de la
Universidad de Michigan. Sus. actividades profesionales in-
cluyen traducciones de.obras de teatro español, dirección tea-
tral, obras de ficción y de poesía, y numerosos artículos de
crítica literaria. Es profesor visitap.te de literatura africana en
Centro de Estudios de Asia y Africa de El Colegio de Mé-
xico.

Yarisse Zoctizot.tm.Economista y sociólogo. Profesor-investi-


gador El Colegio.de México en el Centro de Estudios de
Asia y Africa. Se especializa en estudios sobre la formación
social africana, la planificación de la economía y la formación
del estado en África, así como el lugar de África en la econo-
mía mundiaL Fue consultQr de la UNESCO y del PNUD.

[199)
200 ÁFRICA: INVENTANDO EL FUTURO

Carlos Lopes. Sociólogo.Experto del Programa de las N acio-


nes Unidas para e! Desarrollo. Actualmente es el encargado
de la Oficina de Africa.
Peter Anyang' Nyong'o. Doctor en ciencias políticas de la
Universidad de Chicago. En la actualidad es jefe de Progra-
mas de la Academia Africana de Ciencias. Fue el primer co-
ordinador de la maestría en estudios de África del Centro de
Estudios de Asia y África de El Colegio de México.

Celma Agüero. Profesora-investigaftorade historia de África


y coordinadora,del programa de Africa del Centro de Estu-
dios de Asia y Africa de El Colegio de México. Se especializa
en estudios del campesinadoen el Sahel. Ha publicado sobre
campesinado e islam, campesinosy autosuficienciaalimenta-
ria, campesinado e integración nacional en Senegal.
Fabien Adonon D. Profesor de carrera de la UniversidadNa-
cional Autónoma de México en la Facultad de Ciencias Polí-
ticas y Sociales.Realizó la maestríay el doctorado en ciencias
económicas y sociales en la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales de París. Es ex alumno del Conservatoire
des Arts et Métiers de París. ·

MassimangoCangabo Kagabo. Profesor-investigadordel Cen-


tro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México.
Encargado de la cátedra de swahili. Politólogo. Especialista
en asuntos sociopolíticosafricanosy problemas políticos del
Tercer Mundo.

]ohn Cege Githiora. Licenciadoen lingüística de la Universi-


dad Nacional Autónoma de México. Fue profesor de swahili
en el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de
México y actualmente trabaja en la Universidadde Michigan.
ÍNDICE

Celma Agüero Doná


Introducción 7
Yoro Fall
Historiografía,sociedades y conciencia históricaen África 17

V. Y. Mudimbe
Paciencia de la filosofía 39

Lemuel J ohnson
El cUttYto crecientey la conciencia:ortodoxiasislámicasy la nove·
la de África occidental 55
Yarisse Zoctizoum
Necesidad rJe una intervenciónquirúrgica urgente por la demo-
cracia en Africa 83
Carlos Lopes
¿Perduraráel afropesimismo? 101

Peter Anyang' Nyong' o ,


La part.icipaciónpopulary el desafio de la autosuficienciaen Africa 121
Celma Agüero Doná
Campesinos de África: los cambi.os en silencio 137

Fabien Adonon D.
Vieja realidad y modernidadsimbólica 159
Massimango Cangabo Kagabo
Etnicidad y pluralismopolítico en el África negra 167

TRADUCCIÓN

Shaaban bi.n Robert y el mensaje de la poesía swahili


(Introducción y traducción del swahili por John Cege Githiora) 183

COLABORADORES 199

[201]
Este libro se terminó de imprimir
en febrero de 1992 en los talleres de
Programas Educativos, S.A. de C.V.,
Chabacano 65-A, 06850 México, D.F.
Composición tipográfica y formación:
Carlos Palleiro.
Se imprimieron 1 000 ejemplares más
sobrantes para reposición.
Cuidó la edición el Departamento de
Publicaciones de El Colegio de México.
Centro de Estudios
de Asia y África

E ste libro , dedicado análisis de problemas


contemporáneos de Africa, celebra los diez
años de existencia del Programa de Estudios de
África. Reúne varios artículos que muestran la
realidad africana desde diversos puntos de vista :
su historia y economía , su literatura , su filosofía,
sus maneras de enfrentar cuestiones como el ele-
vado crecimiento demográfico , los problemas
étnico s, los agobios económicos , etc. , en la pers-
pectiva de un continente dinámico en perpetua
tran sformación.

[6
EL COLEGIO DE MÉXICO

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