EL ARTE ROMANO,
PALEOCRISTIANO Y
BIZANTINO
Referentes históricos
S. VIII Latinos fundan en el 753 a.C. el pueblo de Roma, cuyo origen oscila
entre la historia y la leyenda.
La historia de Roma se divide en tres periodos:
Monarquía (753-509 a.C.): periodo oscuro en el cual, los tres últimos reyes son de
origen etrusco, dejando una huella fundamental en la evolución artística.
República (509-29 a.C.): periodo de conquista y colonización de otros territorios,
incluyendo las Guerras Púnicas que acabaron con los cartaginenses.
Imperio (29 a.C.-476 d.C.): Nueva organización romana en provincias y dirigida
por un emperador. La presión de los pueblos bárbaros propició la caída del
imperio romano de occidente en el 476 d.C.
Influencia cultural de los pueblos conquistados (sobre todo etruscos y
griegos). El arte se convierte en pilar fundamental del sustento imperial, con
numerosas construcciones.
En el año 391, con el Edicto de Tesalónica, el politeísmo fue sustituido por el
cristianismo, secta del judaísmo, nacido en el siglo I en Palestina.
Localización y evolución artística
Los antecedentes artísticos se dan en el arte etrusco siglos VII al V a.C.
Con el dominio romano de la península Itálica, su cultura es expandida por
el Mediterráneo, Europa Occidental, Britania y Oriente Próximo.
Hablamos de un arte propiamente romano a partir del siglo II a.C.
Tradicionalmente, se ha dividido en 2 periodos:
Republicano: con influencia de las formas etruscas y griegas.
Imperial: donde se incluye el arte tardorromano (finales del siglo III d.C.).
El arte etrusco
Arte etrusco:
Pueblo procedente de Asia que se instala en la actual Toscana alrededor del
siglo X a.C.
Se manifiesta como una mezcla entre el arte griego y oriental, muy influenciado
por la religión y las tradiciones funerarias.
Arquitectura etrusca:
El arco y la bóveda, de orígenes mesopotámicos, llegan a Europa a través de los
etruscos.
En los restos encontrados destacan las tumbas y los templos.
Tumbas:
Se crearon grandes necrópolis.
Generalmente, se excavaban en la roca y se cubrían con falsa cúpula cónica por
aproximación de piedras en hilera, lo que demuestra el dominio técnico de este
pueblo.
Templos:
Son muy deficientes los restos encontrados, pero podemos reconstruirlos gracias a las
descripciones de Vitrubio.
Son edificios de planta cuadrangular sobre podio, con pórtico de columnas y tres
puertas que conducían a tres cellas paralelas dedicadas a los tres principales dioses
etruscos (aunque también los había de una sola cella).
La fachada de entrada era la más importante (sin dar importancia al resto), cubierta
a dos aguas decorada con frisos escultóricos y estatuas de terracota en los extremos.
Utilizaban el orden toscano, el cual fue adoptado por el arte romano. Consiste en:
Columna lisa con basa y capitel geométrico (al estilo dórico) con collarino, equino y ábaco.
Entablamento de arquitrabe liso, friso simple y cornisa.
Tumba etrusca de la necrópolis de Cerveteri (S. VII-IV a.C.)
Reconstrucción de templo etrusco
Escultura etrusca:
Es, principalmente, de ámbito funerario, destacando los sarcófagos, esculpidos
mayoritariamente en bronce y terracota, los cuales reproducen a los difuntos en
posiciones relajadas y cotidianas.
Hay matices en la escultura etrusca similares a la escultura arcaica griega,
como la sonrisa arcaica o forzada, uso de la geometría y cierto hieratismo.
Otra de las temáticas populares fue el retrato, el cual caló sobremanera en la
escultura romana, sobre todo de época imperial.
También encontramos animales fantásticos, normalmente vinculados a la
protección del difunto en su tránsito al más allá.
Sarcófago de los esposos de Cerveteri. Museo Nacional Etrusco de Villa Julia, Italia.
VULCA: Apolo de Veyes. Museo Nacional Etrusco de Villa Julia, Italia.
Bruto Capitolino (S. IV-III a.C.). Museos capitolinos, Roma.
Quimera de Arezzo (S. V-IV). Museo Arqueológico Nacional, Florencia.
Pintura funeraria:
Destaca la decoración mural de las tumbas.
Se buscaba recrear el ambiente familiar que el difunto disfrutaría en la siguiente
vida, lo que nos ha servido para conocer la cotidianidad de la vida etrusca.
Se representan coloridas escenas de bailes y música.
Formalmente, en ocasiones, se utilizó la ley de frontalidad egipcia, se perfilaban
las figuras con líneas negras y se usaban tonalidades más oscuras para los
cuerpos que para el marco arquitectónico.
Cabe destacar también el alargamiento desmesurado de los pies y los dedos
de las manos, reforzando la sensación de movimiento.
Pintura funeraria etrusca (450 a.C.)
El arte romano
Características generales:
Es un arte ecléctico que toma influencias de los pueblos conquistados.
La diversidad estilística se observa, especialmente, en la arquitectura.
La arquitectura romana incorpora, de forma sistemática, el arco de medio
punto y la bóveda de cañón o arista.
Utiliza los órdenes griegos tradicionales, añadiendo el orden toscano, de origen
etrusco, y el compuesto, orden propio de Roma que mezcla el jónico y el
corintio.
La arquitectura prioriza los elementos técnicos y funcionales por encima de los
estéticos, lo que supuso un gran desarrollo de la ingeniería.
En la escultura prevalece el gusto por el realismo y tuvo un extenso uso en
Roma. Dicho gusto destacó la temática del retrato, las escenas cotidianas y las
bélicas.
Finalmente, los edificios se decoran con pinturas y mosaicos, de los cuales se
conservan vestigios en diferentes grados de conservación según el territorio.
Urbanismo y arquitectura
Urbanismo y arquitectura son las artes que mejor expresan el carácter
romano, ya que ambos homogeneizaron las ciudades romanas.
Toda nueva ciudad aplica un sistema de trazado en cuadrícula dividido
en 4 cuadrantes separados por 2 ejes: el cardo (Norte-Sur) y el decumano
(Este-Oeste). En el cruce se construye el foro, plaza donde se ubican los
edificios públicos y templos, creando un complejo extenso e incoherente.
De importancia fueron también las vías de comunicación: calzadas (como
la Vía Augusta que une Roma con Cádiz) y obras de ingeniería como los
puentes o acueductos.
Existen numerosas ciudades romanas recuperadas y muy bien
conservadas como Pompeya en Nápoles o Mérida en Extremadura.
Tipologías arquitectónicas
Los edificios romanos se clasifican en privados y públicos.
Entre los primeros destacamos las viviendas unifamiliares (domus) o vecinales
(insulae). Además, los emperadores mandaban construir villas en las afueras, así
como palacios, para su uso y disfrute.
En la arquitectura pública distinguimos la civil y la religiosa.
En la segunda tipología destacan los templos. Estos siguen la tipología estrusca
de elevación mediante podio y acceso por escalinata. Pero también
encontramos características del templo griego como la planta rectangular o la
división interna en 2 partes: pronaos y cella. Además rodeaban el edificio con
columnas.
En cuanto a la edificación civil, los romanos levantaron numerosas tipologías.
Los materiales utilizados en la mayoría de los edificios romanos fueron el ladrillo y
la piedra. A partir del siglo II d.C., usan el mármol para revestimientos de lujo.
En cuanto a los paramentos, inventan el opus caementicium, equiparable al
hormigón actual, que les servía para cubrir grandes espacios.
Monumentos destinados al ocio:
Termas: Destinadas al baño en piscinas de diferentes temperaturas.
Teatros: Estructuras semicirculares, similares a las griegas, pero sin aprovechar el
desnivel del terreno.
Anfiteatro: De planta elíptica por la unión de 2 teatros. Eran usados para la lucha
de gladiadores, naumaquias, etc.
Circo: Eran utilizados para las carreras de cuadrigas y actividades atléticas.
Monumentos de carácter administrativo: sobresale la basílica, edificio
rectangular en 3 naves cubiertas con bóveda de cañón y media cúpula al
fondo. Se usaban para comercio, administración de justicia y actos
públicos.
Monumentos conmemorativos: extraídos de su contexto constructivo para
conmemorar las gestas del imperio.
Columnas conmemorativas: usan el fuste para ubicar relieves que narran
acciones bélicas o victorias navales.
Arcos del triunfo: Solían ser de 1 o 3 arcadas.
Maison Carrée (16 a.C.), Nimes, Francia.
Termas de Caracalla (212-217), Roma.
Teatro de Mérida(16-15 a.C), Mérida.
Coliseo romano (72-80 d.C.), Roma.
Circo Máximo(Monarquía romana), Roma.
Basílica de Majencio (312), Roma.
Columna Trajana (113), Roma.
Arco de Tito (82 d.C.), Roma.
La escultura romana
La escultura romana queda subordinada por completo a la arquitectura.
Dicha escultura tiene una clara influencia etrusca y griega.
Roma sintió gran admiración por la cultura helénica. Motivo este por el cual se
realizaron numerosas copias en mármol de la estatuaria griega.
Además de mármol, los escultores romanos trabajaron con piedra y bronce,
sobresaliendo en los retratos y el relieve histórico.
Retrato:
Incluye el busto, la escultura exenta y la ecuestre. Esta última destacada por la
escultura de Marco Aurelio, modelo de las esculturas ecuestres renacentistas.
Las primeras influencias son de la funeraria etrusca, mientras que el realismo lo
adquieren de los griegos.
A partir del siglo I d.C. idealizan los retratos pero afectados por la corriente popular
que humaniza los gestos.
Finalmente, en periodo tardorromano, se tiende a la esquematización para
solemnizar al personaje, anticipando la rigidez del retrato bizantino.
Relieve histórico:
Sobresale al alto grado narrativo, recreando de forma muy viva y real las escenas
bélicas. Destaca el gusto por la decoración arquitectónica y el paisaje.
Se esculpen en grandes monumentos por lo que la adecuación al espacio
arquitectónico es fundamental.
Busto de Vespasiano (S. I d.C.). Museos Capitolinos, Roma
Retrato ecuestre de Marco Aurelio (176 d.C.). Museos Capitolinos, Roma
ANÓNIMO: Togado Barberini (finales S. I a.C.). Museo capitolino, Roma.
Relieve del Arco de Constantino (S. II d.C.)
La decoración pictórica
La cultura griega influyó notablemente en la temática pictórica romana:
mitología y ritos religiosos.
A partir del S. I a.C. se extendió la práctica de decorar el interior de casas,
palacios, edificios públicos y religiosos, con pintura mural al fresco y
temáticas cotidianas.
Gracias a la erupción del Vesubio, contamos con numerosos restos en
Pompeya y Herculano. Estas pinturas cuentan con un elevado grado de
realismo, la riqueza cromática y la fuerza expresiva.
Se dieron 4 estilos pictóricos:
Estilo de incrustación: desde el S. II a.C. al I a.C. De fuerte influencia griega, imita
grandes losas de mármol y columnas.
Casa de los grifos (S. II a.C.), Roma
Se dieron 4 estilos pictóricos:
Estilo de incrustación: desde el S. II a.C. al I a.C. De fuerte influencia griega, imita
grandes losas de mármol y columnas.
Estilo arquitectónico: aparece sobre el S. I a.C. simulando elementos
arquitectónicos pintados buscando el ilusionismo. En su evolución, se incluyeron
escenas mitológicas, paisajísticas o humanas en el centro de las paredes,
simulando ventanas o cuadros.
Villa Fania Sinistor de Boscoreale (20 a.C.). Museo Arqueológico Nacional, Nápoles
Villa dei Misteri de Pompeya (S. I a.C.)
Se dieron 4 estilos pictóricos:
Estilo de incrustación: desde el S. II a.C. al I a.C. De fuerte influencia griega, imita
grandes losas de mármol y columnas.
Estilo arquitectónico: aparece sobre el S. I a.C. simulando elementos
arquitectónicos pintados buscando el ilusionismo. En su evolución, se incluyeron
escenas mitológicas, paisajísticas o humanas en el centro de las paredes,
simulando ventanas o cuadros.
Estilo ornamental: nace a finales del siglo I a.C. y se desarrolla bajo la moda
impuesta por la corte imperial de Augusto. Sustituye al segundo estilo con una
arquitectura fantástica de perspectivas imposibles que se abrían como
ventanas en medio de las paredes. También era frecuente la presencia de
esculturas que sostenían la ventana.
Villa di Livia de Prima Porta (finales del S. I a.C.)
Villa Farnesina (finales del S. I a.C.), Roma
Se dieron 4 estilos pictóricos:
Estilo de incrustación: desde el S. II a.C. al I a.C. De fuerte influencia griega, imita
grandes losas de mármol y columnas.
Estilo arquitectónico: aparece sobre el S. I a.C. simulando elementos
arquitectónicos pintados buscando el ilusionismo. En su evolución, se incluyeron
escenas mitológicas, paisajísticas o humanas en el centro de las paredes,
simulando ventanas o cuadros.
Estilo ornamental: nace a finales del siglo I a.C. y se desarrolla bajo la moda
impuesta por la corte imperial de Augusto. Sustituye al segundo estilo con una
arquitectura fantástica de perspectivas imposibles que se abrían como
ventanas en medio de las paredes. También era frecuente la presencia de
esculturas que sostenían la ventana.
Estilo ilusionista: aparece en Pompeya tras el terremoto del 62 a.C. Reaparecen
las arquitecturas pero con escenas amorosas, picarescas, mitológicas, etc. Otra
característica es la calidad escenográfica de algunas pinturas que reproducen
escenas teatrales.
Casa di Marco Lucrezio(S. I d.C.), Pompeya
El mosaico romano
El mosaico romano es de legado helenístico con pleno desarrollo en la
época imperial.
Se trata de un uso plenamente ornamental en suelos y paredes.
Se construyen con trocitos de pasta de vidrio, esmalte o mármol llamadas
teselas.
Además de las técnicas griegas, los romanos usan el opus sectile, creado
con trozos de mármol de diferentes tamaños que se usaba en edificios
públicos de gran suntuosidad.
Representa temas mitológicos al principio, pero el gusto por los colores
derivado de la pintura mural, amplió la temática a figuras vegetales y
formas geométricas.
Músicos de calle (S. I a.C.), Pompeya.
Alejandro Magno en la batalla de Isos (S. I a.C.), Pompeya
El arte tardorromano o
paleocristiano
El cristianismo comienza a difundirse rápidamente en la segunda mitad del
siglo I.
Fue en el 313, con el Edicto de Milán, que el emperador Constantino
concedió la libertad religiosa. Y en el 391, el Edicto de Tesalónica,
ordenado por Teodosio, declaró el cristianismo religión oficial del Imperio.
Las obras tras este último edicto toman una clara temática cristiana, pero
anteriormente, las obras se consideraban paganas y fueron destruidas.
Los recintos destinados al culto se transforman en arquitecturas
monumentales adecuadas a la nueva liturgia y la nueva iconografía
cristiana, que se utilizó con fines doctrinales.
El arte paleocristiano se desarrolló entre los años 313 y 750, condicionando
el arte romano a las nuevas necesidades litúrgicas.
La nueva arquitectura
La basílica romana, que nunca se había utilizado como lugar de culto, fue
convertida por el cristianismo como lugar ideal para el culto.
Siguiendo el modelo pagano, se construyen las primeras grandes basílicas
en Roma en el siglo IV, cuya estructura define las pautas usadas en los
edificios religiosos posteriores hasta el siglo XIX.
En definitiva, hablamos de una planta rectangular de 3 o 5 naves al que se
añade un transepto horizontal. Se prescinde de la bóveda de cañón
romana y se construye techo de madera con interiores lisos o con
casetones.
El presbiterio se define con un ábside antecedido de un arco de medio
punto que recuerda a los arcos del triunfo romanos, evocando así el triunfo
de la Iglesia.
La cabecera se antecede con un patio porticado o atrio seguido de un
nártex o vestíbulo techado para los catecúmenos (fieles todavía no
bautizados).
Otros edificios eran los baptisterios, mausoleos y martyria.
Basílica paleocristiana
Mausoleo de santa Constanza (S. IV), Roma
La pintura de
catacumbas
Antes del siglo IV, solo encontramos temas cristianos en las pinturas de
algunas casas y, sobre todo, de las catacumbas, galerías subterráneas que
servían de enterramiento, pero también para celebrar culto en las épocas
de persecuciones. Fue en las catacumbas (adquirieron un cierto carácter
monumental las de Priscila, Dominila, San Pedro, San Marcelino, etc.)
donde empezaron a aparecer figuras orantes y símbolos cristianos.
Aparece la figura del buen pastor, que simboliza Cristo como guía
espiritual, así como la representación de corderos, simbolizando el
sacrificio de Cristo por la humanidad.
También eran habituales los crismones, iniciales de Cristo que se solían
tallar en la piedra.
Simbología como forma de expresión oculta
El buen pastor
Crismón
Frescos de catacumba
Sarcófago de Junio Bassi (359), Museo del tesoro de San Pedro, Roma.
Arte bizantino
Referentes históricos
Constantino I consagra la ciudad de Constantinopla, la cual ocupaba la
antigua colonia de Bizancio.
En el año 395, el emperador Teodosio crea el Imperio Romano de Oriente.
Esta ciudad mantuvo los ideales estéticos de la cultura griega y oriental.
Tras la caída del Imperio de Occidente, Constantinopla adquiere la
dignidad imperial y se convierte en la capital cultural.
Entre los siglos VIII y IX se veneraban imágenes sacras, hecho que cambió
con la llegada de la iconoclastia, momento en el que se llevó a cabo la
destrucción de las imágenes.
Bizancio alcanzó, posteriormente, un nuevo florecimiento cultural que llegó
hasta la caída de la ciudad en 1453 por los turcos otomanos.
Características generales:
Sus manifestaciones artísticas sobresalen en la escultura y el mosaico.
En los templos, los mosaicos evocan la grandeza de la liturgia y la majestad de
la familia real así como el lujo y la ostentación de la corte.
La arquitectura: se pasó de la sencillez tardorromana a la luminosidad y ligereza
de las plantas centralizadas y cubiertas cupulares. Los interiores ganan
luminosidad con la claridad reflejada por la musivaria de muros y cúpulas.
Escultura: destacan la orfebrería y los relieves de marfil.
Artes pictóricas: pintura mural y mosaicos tienen una gran presencia en el arte
bizantino. Su producción aparece vinculada al ámbito religioso.
Arquitectura bizantina
La basílica
Las basílicas bizantinas heredaron de las romanas, manteniendo los
elementos constructivos y añadiendo otros nuevos como la tribuna.
Desde época de Justiniano (S. VI), la tendencia se orientalizó con el uso de
las cúpulas, un modelo mucho más dinámico gracias al uso de pechinas y
trompas, las cuales se fueron imponiendo en la arquitectura bizantina.
El uso del arco de medio punto, la bóveda de cañón y aristas así como la
columna corintia, son herencia de la arquitectura romana, pero con una
concepción más luminosa y menos pesada.
Otro elemento característico es el aumento del tamaño de los capiteles con
el uso del cimacio, pieza troncopiramidal inversa que aligera el peso del
capitel y se decora.
A diferencia de Roma, los exteriores son austeros y sobrios debido a la
escasez de mármol, contrastando con la riqueza interior.
Basílica de Santa Irene (S. VI). Estambul, Turquía.
San Vital de Ravenna (S. VI). Ravenna, Milán.
Santa Sofía (S. VI). Estambul, Turquía.
Santa Sofía (S. VI). Estambul, Turquía.
Cimacio en San Vitale de Ravenna.
Escultura bizantina
El delicado trabajo del marfil
Pese a contar con algunos vestigios de estatuaria bizantina, el trabajo
escultórico sobresalió en los relieves de marfil.
Sobresalen los relieves consulares, destacando las figuras de los cónsules o
magistrados, pero también los imperiales, combinando la imagen del
emperador y Cristo para resaltar la divinidad imperial.
En su aspecto formal, se caracterizan por la disposición frontal de los
personajes, sin perspectivas ni profundidad, enmarcadas en composiciones
rígidas y jerarquizadas, transmitiendo así solemnidad.
Tríptico de Harbaville (S. X). Museo del Louvre, París
Políptico Barberini (S. VI). Museo del Louvre, París
Pintura bizantina
El mosaico y la pintura
Los mosaicos bizantinos decoraron cúpulas, bóvedas y paredes de los
templos.
Se empleó el opus tessellatum con una riqueza cromática en la que destacó
el dorado.
La temática fue eminentemente religiosa, aunque también eran habituales
las representaciones del emperador.
Formalmente, destaca la representación hierática, simétrica, plana y frontal,
con fondos dorados en los que es raro ver marcos arquitectónicos o
paisajísticos. Se trata de una concepción cristiana por la cual los personajes
ocupan el espacio que la divina Providencia les ha asignado para la
eternidad.
En pintura sobresalen las miniaturas y los iconos. Estos últimos eran cuadros
religiosos sobre madera con las imágenes de Cristo, la Virgen o los santos
mártires.
Cúpula del baptisterio de los Ortodoxos (S. V).
Mosaicos del Presbiterio de San Vitale (S. VI).
Mosaicos del ábside de la catedral de Monreale (S XII).
Virgen de Vladimir o Icono de Vladimir (S. XII).
FINIS