BLOQUE 5: La construcción del Estado Liberal (1833-1874):
5.1. ISABEL II: LAS REGENCIAS. LAS GUERRAS CARLISTAS. LOS GRUPOS POLÍTICOS, EL ESTATUTO
REAL DE 1834 Y LA CONSTITUCIÓN DE 1837
Los principales acontecimientos políticos durante el reinado de Isabel II (1833-1868) fueron la
primera guerra carlista y la instauración del sistema liberal que el líquido del Antiguo Régimen.
1.1. Las regencias (1833-1843):
—Regencia de María Cristina (1833-1840): Fallecido Fernando VII, la regente mantuvo a Cea
Bermúdez como jefe del Gobierno. Cea Bermúdez no fue capaz ni de atraerse a los liberales (se limitó
a reformas técnicas como la división provincial de Javier de Burgos) ni de evitar la guerra carlista,
por lo que la regente lo sustituyó por el liberal moderado Martínez* de la Rosa, quien tampoco
consiguió el apoyo de los liberales ya que su principal proyecto, el Estatuto Real (1834) fue una
carta* otorgada tan conservadora que provocó la movilización de los progresistas en plena guerra
carlista.
Tras varios gobiernos fallidos en 1636 se produjo el pronunciamiento* militar progresista de los
sargentos de La Granja que forzó a la regente a reinstaurar la Constitución de 1812 y nombrar
presidente al progresista José María Calatrava, quien nombró ministro de Hacienda a Mendizábal,
que promovió reformas económicas que liquidaron el Antiguo Régimen (desamortización del clero
regular y supresión de la Mesta, diezmo, señoríos y mayorazgos).
En 1837 se aprobó una nueva Constitución consensuada entre progresistas, moderados y la Corona,
que aceptaba renunciar al absolutismo a cambio de reservarse un mayor poder en la Constitución
1812. Aprobada la Constitución, la regente sustituyó al Gobierno progresista por uno moderado. Su
intento de eliminar la elección democrática de los alcaldes provocó movilizaciones contra Ma
Cristina, que cedió la regencia a Espartero, líder de los progresistas.
—Regencia de Espartero (1840-1843): Las principales medidas de la regencia fueron la
desamortización de los bienes del clero secular, la limitación de los derechos forales vasco-navarros
y la elaboración de una ley librecambista para el sector textil que provocó fuertes altercados en
Barcelona, sofocados con el bombardeo de la ciudad (1842). Poco después Espartero cerró las Cortes
por las críticas a su política autoritaria y los progresistas le retiraron su apoyo. Finalmente, los
generales moderados O’Donnell* y Narváez* promovieron un pronunciamiento militar y Espartero
marchó al exilio.
El fracaso de las dos regencias condujo a la anticipación de la mayoría de edad de Isabel II que fue
proclamada reina con tan solo 13 años.
1.2. Las guerras carlistas (Primera guerra carlista, 1833-1839)
Causas del conflicto
El carlismo tuvo su origen en el problema sucesorio de Fernando VII tras la publicación en 1830 de
la Pragmática Sanción que abolió la Ley Sálica. Cuando nació Isabel, Carlos Ma Isidro, hermano del
rey, hasta entonces heredero por la falta de descendencia y líder de la facción más radical del
absolutismo (los ultrarrealistas o apostólicos), se negó a reconocerla. Por ello Fernando VII buscó
garantizar los derechos sucesorios de su hija Isabel mediante un acercamiento al liberalismo
moderado nombrando a Cea Bermúdez como jefe del Gobierno. Desde ese momento el carlismo paso
de conflicto sucesorio a conflicto político entre liberales y absolutistas.
En 1833 muere Fernando VII y las Cortes proclaman Isabel II heredera y a su madre María Cristina
de Borbón regente. Carlos María Isidro no reconoció a Isabel, y con el apoyo de los absolutistas
ultrarrealistas, ahora conocidos como carlistas, se autoproclamó rey legítimo (Manifiesto de
Abrantes) [Texto 1] y reclamó el trono con el nombre de Carlos V. Poco después comenzaba la guerra.
Bandos en conflicto
—Isabelinos/cristinos: organizados en torno a la regente, defendían un liberalismo basado en la
monarquía constitucional. Apoyados por la alta nobleza, la burguesía, las clases populares urbanas y
el Ejército además de Gran Bretaña, Francia y Portugal, con quienes firmaron la Cuádruple Alianza
en 1834.
—Carlistas: Absolutistas que defendían el Antiguo Régimen y los derechos forales. Su lema era
“Dios, patria, rey y fueros”. Estuvieron apoyados por la baja nobleza rural, el clero y los campesinos
del norte de España además de las monarquías absolutas de Austria, Prusia y Rusia. Consiguieron su
mayor implantación en las provincias vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
Etapas de la guerra (1833-1839) [Mapa 1]
—Ocupación de zonas rurales (1833-1835): En un principio las partidas* carlistas se hicieron con
el control de la región vasco-navarra (salvo las grandes ciudades) y de amplias áreas rurales de
Aragón, Cataluña y Valencia. Más tarde, el general Zumalacárregui convirtió las partidas carlistas en
un ejército, aunque fracasó en el sitio de Bilbao, en cuyo asalto murió.
—Ofensivas carlistas (1835-1837): Los carlistas trataron de extender el conflicto al resto de España
mediante dos expediciones militares dirigidas por el general Gómez y Carlos V, pero fracasaron por
su falta de apoyo en las ciudades. Asimismo, el general cristino Espartero alcanzó gran prestigio tras
levantar el segundo sitio carlista a Bilbao (batalla de luchana, 1836).
—Fin de la guerra (1837-1839): los fracasos dividieron al carlismo. Finalmente, el general Espartero
consiguió que el jefe carlista Maroto firmase en 1839 del Convenio de Vergara [Texto 2]. Con este
acuerdo se consiguió la reconciliación nacional: los carlistas aceptaron deponer las armas y
reintegrarse a la vida civil; a cambio, Espartero se comprometió a evitar las represalias y a pedir a la
regente el mantenimiento de los fueros y la incorporación al Ejército nacional de los oficiales carlistas
que lo deseasen manteniendo su graduación.
Consecuencias del conflicto
Además del establecimiento de una monarquía constitucional, el conflicto tuvo varias consecuencias:
—Consolidación de Isabel II en el trono, asentando el liberalismo en España.
—Elevado número de muertos y pérdidas materiales propias de toda guerra.
—Absorción de los recursos económicos generados por la desamortización de Mendizábal
(retrasando la industrialización del país).
—Aumento del protagonismo de los militares en la vida política.
A pesar de su derrota, el carlismo siguió latente entre sus bases dando lugar a nuevas guerras a lo
largo del siglo XIX.
1.3. Grupos políticos y constituciones
—liberales (moderados/progresistas): durante la minoría de edad de Isabel II se confirmó la
división del liberalismo en progresistas y moderados. Ambas corrientes defendían la monarquía
constitucional frente al absolutismo, pero los progresistas apostaban por la soberanía nacional
(limitación de los poderes del Rey) y amplios derechos individuales (incluyendo la libertad religiosa).
Por el contrario, los moderados defendían amplios poderes para la corona (soberanía compartida con
las Cortes), derechos individuales limitados (sufragio censitario muy restringido) y la confesionalidad
del Estado.
Los principales apoyos del liberalismo fueron la alta nobleza, el Ejército, y las clases urbanas.
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—Carlistas: absolutistas que defendía en el Antiguo Régimen y los fueros. Su lema era “Dios, patria,
rey y fueros”. Estuvieron apoyados por la baja nobleza rural, el clero y los campesinos de las
provincias vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
Constituciones
Se aprobaron dos constituciones, reflejo de la inestabilidad política del momento:
—Estatuto Real (1834): no era propiamente una Constitución sino una carta* otorgada muy
conservadora que reservaba gran poder a la Corona:
• Ausencia de reconocimiento de soberanía nacional y de los derechos individuales.
• Cortes bicamerales: divididas en Estamento de los Próceres (designados por la Corona) y Es-
tamento de Procuradores (sufragio censitario muy restrictivo). No redactaban leyes, simple-
mente solicitaron su elaboración a la Corona.
—Constitución de 1837: fue consensuada por todos los liberales y la Corona:
• Soberanía nacional
reconocimiento amplio y derechos individuales (libertad de expresión, igualdad jurídica, propiedad),
si bien no recogía la libertad religiosa.
• Poder Ejecutivo: el rey nombraba al presidente del Gobierno y a los ministros. Además, la
Corona sancionaba las leyes y convocaba y disolvía las Cortes.
• Poder legislativo: cortes bicamerales divididas en Congreso de los Diputados y Senado (con
capacidad de veto sobre las leyes aprobadas por el Congreso).
• Poder municipal: elección democrática los alcaldes.
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5.2. ISABEL II: EL REINADO EFECTIVO. LOS GRUPOS POLÍTICOS Y LAS CONSTITUCIONES.
2.1. El reinado de efectivo de Isabel II (1843-1868):
Los veinticinco años de su reinado estuvieron marcados por el conservadurismo reflejado en la
preferencia constante de Isabel II por los moderados (Narváez y Bravo* Murillo). Así, los progresistas
sólo podían alcanzar el poder mediante un pronunciamiento militar. Distinguimos las siguientes
etapas:
—La Década Moderada (1844-1854): Los gobiernos de Narváez y Bravo Murillo destacaron por
su conservadurismo y afán centralizador:
-Constitución de 1845: de carácter conservador con soberanía compartida confesionalidad del Estado
y sufragio muy restringido.
-Política centralizadora: unificación jurídica (códigos Civil y Penal) y fiscal (Ley Mon, que establece
dos tipos de impuestos: directos sobre los inmuebles y actividades productivas, en directos o
consumos*) y centralización política (designación de gobernadores provinciales y alcaldes por el
Gobierno).
-Reforzamiento del poder público: fundación de la Guardia Civil (1844).
-Recuperación del poder de la Iglesia: gracias al Concordato* de 1851 [Texto 3] se reconciliaron las
autoridades liberales con la Iglesia. A cambio de reconocer al régimen isabelino, la Iglesia obtenía el
sostenimiento económico por el Estado y el reforzamiento de su influencia (prohibición de otros
cultos, control de la enseñanza, censura, etc.).
La centralización y el fracaso del proyecto de boda entre Isabel II y Carlos VI dieron lugar a la
segunda guerra carlista (1846-1849). El Ejército isabelino se impuso sobre las partidas carlistas, muy
activas en Cataluña.
—Bienio Progresista (1854-1856): el conservadurismo, la crisis económica y los escándalos
financieros de la camarilla que rodeaba Isabel II provocaron en 1854 la Vicalvarada, un
pronunciamiento militar protagonizado por los generales unionista y progresista o O’Donnell y
Esparte/Serrano, contrarios a la deriva autoritaria del Gobierno. Pese a su fracaso inicial, O’Donnell
consiguió el apoyo de progresistas y demócratas con la promesa de amplias reformas, recogidas en el
Manifiesto de Manzanares (redactado por Cánovas* del Castillo [Texto comentado]). La
movilización militar y popular obligó finalmente a Isabel II a nombrar jefe del Gobierno al progresista
Espartero.
Durante el Bienio se aprobaron importantes medidas económicas como la desamortización civil de
Madoz, la Ley de Ferrocarriles, las leyes de Banca y de Sociedades de Crédito y la creación del
Banco de España. En 1856 la conflictividad social la fundación de la Unión liberal, la hostilidad de
los moderados y la retirada del apoyo de los demócratas decidieron Isabel II a cesar a Espartero y
nombrar a O’Donnell.
—Vuelta al moderantismo (1856-1868): en esta etapa se alternaron en el poder el partido moderado
(Narváez) y la Unión liberal (O’Donnell). Lo más destacado fue el crecimiento económico, la reforma
educativa (Ley Moyano, 1857) y la política exterior colonialista (guerra de Marruecos, expediciones
militares a México y Conchinchina, República Dominicana) que buscaba la popularidad del Gobierno
y el prestigio internacional de España.
Desde 1866 el régimen entró en crisis por el descrédito de la reina, las muertes de Narváez y
O'Donnell, la crisis económica y el aumento de la conflictividad social por el avance de demócratas
y republicanos en las ciudades. En 1866 los líderes progresistas (Prim), unionista (Serrano) y
demócrata (Martos) firmaron el Pacto de Ostende para derrocar a los Borbones y establecer un
sistema auténticamente democrático. Tras varios levantamientos fracasados triunfó en 1868 de la
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Revolución Gloriosa, iniciada en Cádiz con el pronunciamiento del general Prim y el almirante
Topete, que provocó el exilio de Isabel II en Francia y el inicio del Sexenio Democrático.
2.2. Los partidos políticos durante el reinado de Isabel II
Los partidos políticos decimonónicos eran agrupaciones de notables* generalmente liderados por
militares. Su representatividad social era escasa. No necesitaban el apoyo popular pues el sufragio
era censitario y el Gobierno controlaba el proceso electoral a través de los alcaldes y los gobernadores
provinciales (elegidos por el propio Ejecutivo).
Durante la minoría de edad de Isabel II se confirmó la división del liberalismo en dos corrientes,
progresistas y moderada, representadas por sendos partidos políticos.
—Partido Progresista: propugnaba la soberanía nacional, amplios derechos individuales y un
sufragio censitario, pero extenso. Su principal figura fue el general Espartero.
—Partido Moderado: defendía la soberanía compartida (rey y Cortes), amplios poderes para el
trono, derechos individuales limitados, un sufragio censitario muy restringido y la confesionalidad*
del Estado. Su conservadurismo contó con el apoyo de Isabel II, los terratenientes y la alta burguesía.
Su principal líder fue el general Narváez. En la segunda mitad del reinado de Isabel II surgieron dos
nuevos partidos que, junto al avance del republicanismo, hicieron más complejo el panorama político.
—Unión liberal: ideológicamente situada entre progresistas y moderados, abogó por la soberanía
compartida y el centralismo. Sus principales figuras fueron los generales O’Donnell y Serrano.
—Partido Demócrata: escisión del Partido Progresista que defendió el sufragio universal, la
limitación del poder de la corona, reformas sociales y la ampliación de los derechos individuales
(derecho de asociación y libertad religiosa). Rivero fue su líder más destacado.
2.3. Constituciones
La Constitución de 1845 fue la única aprobada durante el reinado efectivo de Isabel II puesto que la
redactada durante el Bienio Progresista no llegó a entrar en vigor (Constitución non nata de 1856).
—Constitución de 1845 [Texto 6]: de carácter conservador, fue aprobada por iniciativa de Narváez:
-Soberanía compartida (Corona y Cortes).
-Reconocimiento de derechos individuales (expresión, igualdad ante la ley y propiedad) y
confesionalidad del Estado.
-Corona por poderes similares a la Constitución de 1837.
-Poder legislativo: Cortes bicamerales divididas en Congreso (sufragio muy restrictivo de sólo el
0,8% de la población) y Senado (miembros vitalicios designados por la Corona).
-Poder municipal: elección gubernamental de los alcaldes.
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5.3. EL SEXENIO REVOLUCIONARIO: LA CONSTITUCIÓN DE 1869. GOBIERNO PROVISIONAL,
REINADO DE AMADEO DE SABOYA Y PRIMERA REPÚBLICA.
3.1. Revolución, Gobierno provisional y Constitución de 1869 (1868-1869)
Revolución el Gobierno provisional
El Sexenio Democrático (1868-1874) fue una etapa histórica caracterizada por la inestabilidad
política y la división entre los protagonistas de la Revolución Gloriosa (progresistas, unionistas y
demócratas).
Isabel II apenas contaba con apoyos tras 25 años de reinado por su política de exclusión de los
progresistas, la muerte de las dos principales figuras del moderantismo (Narváez y O'Donnell), la
crisis económica y la extensión de las ideas democráticas y del republicanismo en las ciudades. En
este contexto los partidos de la oposición (progresistas y demócratas) firmaron el pacto de Ostende
(1866) [texto 8] con el fin de derribar la monarquía borbónica y establecer un régimen auténticamente
democrático. Serrano, nuevo líder de la Unión liberal, se unió poco después el movimiento
antiisabelino.
Tras varias insurrecciones fallidas, en septiembre de 1868 se produjo en Cádiz el pronunciamiento
de la flota (almirante Topete) y de los generales Prim (progresista) y Serrano (Unión Liberal). Los
sublevados llamaron a la población en el Manifiesto de España con honra [texto 9] a formar juntas
locales contra el Gobierno, convirtiendo el pronunciamiento en una rebelión popular (la Revolución
Gloriosa). Tras la derrota en la batalla de Alcolea la reina Isabel II huyó a Francia.
Conforme a lo acordado en Ostende, el fin de los revolucionarios era establecer un régimen
democrático, para ello se formó un Gobierno provisional que agrupaba unionistas, progresistas y
demócratas presidido por Serrano, que convocó elecciones a Cortes constituyentes mediante
sufragio universal masculino.
La Constitución de 1869
El triunfo progresista en las elecciones a Cortes constituyentes [Gráfica 1] determinó el carácter de
la Constitución de 1869 [Texto 10], Cuyas principales características son:
—Soberanía nacional.
—Amplios derechos individuales, incluyendo el derecho de asociación (declamado por los antiguos
demócratas y el incipiente movimiento obrero) y la libertad de cultos (aunque mantuvo el
sostenimiento estatal del clero).
—Monarquía parlamentaria como forma de gobierno. el rey mantuvo su poder moderador
(elección del presidente; convocatoria de solución de las Cortes; derecho de veto).
—Cortes bicamerales, elegidas por sufragio universal masculino directo (Congreso) e indirecto
(Senado).
—Democracia municipal (elección democrática de alcaldes por los vecinos).
3.2. Regencia de Serrano y reinado de Amadeo de Saboya (1869-1873)
Tras la aprobación de la Constitución de 1869 el Sexenio atraviesa tres etapas:
—Regencia de Serrano (1869-1871): aprobada la Constitución, Serrano fue nombrado regente de
forma provisional hasta que el Gobierno, presidido por Prim, encontrarse para el trono un miembro
de una dinastía europea liberal, no Borbón y aceptado por el resto de potencias [Imagen 1]. tras arduas
negociaciones se ofreció la corona Amadeo, de la dinastía italiana de los Saboya*.
—Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873): Amadeo I trató de implantar un régimen
monárquico plenamente democrático. Sin embargo, desde el primer momento encontró numerosos
obstáculos, que comenzaron con el asesinato de Prim, su principal valedor, días antes de la llegada
del Rey Madrid:
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-Rebelión independentista cubana: provocada por la negativa de los sectores con intereses
económicos en la isla a realizar reformas políticas (autonomía administrativa) y abolir la esclavitud.
-Tercera guerra carlista (1872-1876): el pretendiente carlista, Carlos VII, aprovechó el amplio
rechazo al monarca para instigar una nueva insurrección. controla amplias áreas rurales de Cataluña,
Valencia y las provincias vascas.
-rechazo del liberalismo moderado al nuevo rey: Amadeo I contó tanto con la oposición de los
monárquicos borbónicos (agrupados en torno a Cánovas del Castillo, fundador del Partido Alfonsino),
como de la Iglesia (contraria a los Saboya y a la Constitución de 1869 por reconocer la libertad de
cultos).
-Avance del republicanismo y el movimiento obrero: la libertad de asociación reconocida en la
Constitución favoreció la difusión en España de las nuevas doctrinas políticas. en 1868 se fundó el
Partido Republicano Federal, liderado por Pi y Margall (A partir del Partido Democrático), y en 1870
La Federación de la Región Española (FRE), Sección regional de la AIT.
A todo ello hubo que añadir el aislamiento social por la frialdad de la nobleza y las clases populares
(por su origen extranjero). Ante tantas dificultades y la falta de apoyos, Amadeo I abdicó [Texto 11]
Llevando a España en febrero de 1873.
La Primera República
—Primera República (1873-1874): Las Cortes proclamaron la República como solución de
urgencia ante el vacío institucional y eligieron presidente a Figueras. Los republicanos, que
constituyen un grupo político minoritario, sin experiencia de Gobierno y dividido (federalistas y
unitarios), tuvieron que hacer frente a numerosos problemas:
- Desmesuradas expectativas te las clases populares, que pretendían aprovechar la oportunidad
para llevar a cabo una revolución social (reparto de tierras de campesinos, mejoras salariales
y abolición de quintas y consumos).
- Desarrollo de dos guerras, una civil (tercera guerra carlista) y otra de emancipación (Cuba).
- Aislamiento internacional. la primera República sólo fue reconocida por Estados Unidos y
Suiza.
Figueras convocó elecciones a Cortes constituyentes. Las nuevas Cortes eligieron presidente al
federalista Pi y Margall, e iniciaron la redacción de una constitución que convertía a España en una
república federal. Sin embargo, La lentitud del proyecto constitucional, por la presión de las élites y
los republicanos unitarios, empujó a los republicanos federales radicales (intransigentes) a promover
insurrecciones cantonalistas* que triunfaron el Levante y Andalucía, a las que se sumaron también
miembros de la AIT. los cantonalistas proponían una República Federal constituida “De trabajo a
arriba”, En la que el Estado se formaba a partir de la libre Unión de cantones (municipios). la
revolución cantonalista fue rápidamente sofocada por el Ejército excepto en Cartagena. el
cantonalismo provocó el alejamiento de la burguesía de la República y del federalismo, asociados al
caos y la revolución social. en este contexto Pi y Margall dimitió y fue sustituido por Salmerón, que
también renunció poco después. El nuevo presidente, Emilio Castelar (septiembre, 1873), dio giro
conservador: Suspendió las reformas sociales y reforzó el Poder Ejecutivo y el Ejército con el objetivo
de acabar con el caos y tranquilizar a la burguesía. Pero ya era tarde.
en enero de 1874 el general Pavía de un golpe de Estado y disolvió el Parlamento poniendo fin a la
República democrática. Tras el golpe, Serrano fue nombrado presidente. para lograr el apoyo de la
burguesía gobernó dictatorialmente tratando de restablecer el orden. Mientras, Cánovas del Castillo
preparaba la restauración borbónica en la persona de Alfonso XII, que tuvo lugar tras un golpe de
Estado perpetrado por el general Martínez Campos en Sagunto (diciembre, 1874).
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Glosario de la unidad
Asociación internacional de trabajadores (AIT). conocido también como primera internacional, la
AIT fue fundada en Londres en 1864 con el fin de coordinar los esfuerzos de los partidos obreros de
cada estado para liquidar el sistema capitalista establecer una sociedad sin clases.
Bravo Murillo, Juan (1803-1873). político liberal perteneciente al partido moderado que ocupó
diversos cargos, incluyendo la presidencia del Gobierno, durante el reinado de Isabel II. destacó por
su conservadurismo, que fue extremándose hasta llegar al autoritarismo en los últimos años de la
Década Moderada. bajo su mandato se firmó el Concordato de 1851.
Cánovas del Castillo, Antonio (1828-1897). político liberal de ideología conservadora que
desempeñó un papel esencial durante la Restauración, tras la vuelta de los Borbones al trono en la
figura de Alfonso XII (1874).
Cantonalismo. movimiento político que defendía la República federal construida de abajo a arriba.
Así, el estado estaba formado a partir de municipios autónomos (cantones), qué podían libremente
agruparse para formar entidades de mayor tamaño (regiones) que a su vez podrían unirse para formar
una nación.
Carta otorgada. Ley fundamental del Estado que, a diferencia de una constitución, no está elaborada
por las Cortes, sino que es concedida graciosamente por el rey.
Concordato. tratado internacional entre el Vaticano y cualquier otro Estado.
Confesionalidad. dicho de un Estado, aquel en cuyo ordenamiento jurídico se reconoce a una religión
como oficial.
Consumos. Impuesto municipal que gravaba los comestibles y otros productos de primera necesidad.
Espartero, Baldomero (1793-1879). general progresista que alcanzó gran popularidad la en la
Primera Guerra carlista tras su victoria en Luchana (1836) y la firma del Vonvenio de Vergara (1839).
enfrentado a María Cristina de Borbón por su conservadurismo, actuó como regente entre 1840 y
1843, cuando tuvo que exiliarse por las protestas generadas tras ordenar bombardear Barcelona. Líder
del Partido Progresista, ocupó la presidencia del Gobierno durante el Bienio Liberal, retirándose de
la vida pública tras el fin de dicha etapa, rechazando incluso el ofrecimiento de convertirse en rey
realizado por Prim durante el Sexenio Democrático.
Manifiesto. Texto público en el que una o varias personas expresan sus reivindicaciones políticas y/o
programa de gobierno.
Martínez de la Rosa, Francisco (1787-1862). político español que destacó por su defensa del
liberalismo durante las Cortes de Cádiz. perseguido por Fernando VII por su liberalismo, fue
gradualmente templando sus posiciones políticas, liderando durante el trienio liberal a los moderados
(doceañistas) frente a los exaltados. Elevado a la presidencia durante la regencia de María Cristina de
Borbón, promovió la aprobación del Estatuto Real de 1834, de carácter muy conservador.
Narváez, Ramón María (1799-1868). general liberal que destacó por su conservadurismo, fue el
líder del Partido Moderado durante el reinado Isabel II, quien siempre le considera su principal apoyo
político.
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Notables. personas de relevancia social, cultural o económica de una sociedad.
O'Donnell, Leopoldo (1809-1867). Militar de ideología liberal, lideró el pronunciamiento conocido
como la Vicalvarada (1854), Que dio lugar al Bienio Progresista, etapa en la que actuó como ministro
de la guerra. Fundador y líder de la Unión Liberal, fue repetidas veces presidente del Gobierno entre
1856 y 1866.
Partida. Pequeño grupo de paisanos convertidos en guerrilleros sin un mando militar superior.
Prim, Juan (1814-1870). Militar progresista que alcanzó gran popularidad durante la guerra de
Marruecos (1859-1860), participando también en la intervención Franco española en México.
protagonista de varios pronunciamientos fallidos tras el Bienio Progresista, firmó el Pacto de Ostende
(1866) como líder de los progresistas con unionistas y demócratas. principal valedor de Amadeo I,
fue asesinado días antes de que el nuevo rey llegas a Madrid.
Pronunciamiento. Sublevación militar que busca el apoyo de fuerzas políticas y de la opinión pública
para forzar un cambio de Gobierno o régimen.
Saboya. tienes italiana que encabezó el proceso de unificación italiana. Durante el mismo, la
conquista de los Territorios Pontificios (reducidos a la Ciudad del Vaticano) enemistó los Saboya con
la Santa Sede.
Serrano, Francisco (1810-1885). General liberal, sustituyó a O'Donnell como líder de la Unión
liberal tras su muerte. protagonista con Prim y Topete de la Revolución Gloriosa que dio lugar al
Sexenio Democrático (1868), actuó durante esta etapa como presidente del Gobierno por dos veces y
como regente (hasta la aceptación de la corona por Amadeo I).