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HORA SANTA
POR LAS VOCACIONES LAICALES

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.


Canto al Amor de los Amores

Celebrante: Jesús, Sumo Sacerdote y Redentor por siempre,


te pedimos que los hombres jóvenes y las mujeres que llames
a servirte, se inspiren en las vidas de dedicados sacerdotes,
ministros, hermanos y hermanas religiosas. Da a los padres la
gracia de la generosidad y la confianza en ti y en sus niños,
para que ayuden a sus hijos e hijas a escoger su vocación con
sabiduría y libertad. Oh Dios, nos has llamado a la salvación
y enviaste a Tu Hijo a establecer la Iglesia con este
propósito, y Tú la has provisto con sagrados ministros. La
mies está siempre lista, pero son pocos los trabajadores.
Inspira en nuestra juventud el deseo de seguir a Jesús
sirviendo a Tu Pueblo. Señor Jesucristo, Tú prometiste
siempre dar a tu Iglesia pastores. En la fe, sabemos que tu
promesa no puede fallar. Confiando en el poder del Espíritu
Santo que trabaja en la Iglesia, nosotros elevamos nuestras
plegarias por tus sagrados ministros del Pueblo Santo, para
que el sacrificio en el cual Tú diste tu Cuerpo y Sangre pueda
ser diariamente renovado en el mundo hasta que lleguemos a
ese Reino donde Tú vives con el Padre y el Espíritu Santo, un
Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

2
Canto de Invocación al Espíritu Santo

1. REFLEXIÓN INICIAL

Muchas veces creemos que cuando hablamos de vocación solo


nos referimos a aquellos que han optado por ser sacerdotes o
religiosos, esta es la idea antigua y reducida del término; sin
embargo, ya de un tiempo para acá, el término vocación es referido a
todas las formas de vida en las que los hombres y las mujeres
podemos desarrollarnos y servir a los demás. De este modo podemos
afirmar que, “todos tenemos vocación” y es tarea personal el
descubrirla, acogerla y realizarla. De esta manera la fidelidad a tu
opción de vida tendrá mucho que ver con el estar en el camino que
Dios te propone y que cada uno de nosotros hemos abrazado. Sea
cual sea tu decisión, tu opción de vida, todas las vocaciones
responden a un solo camino: “El seguimiento de Cristo”.
Hoy nuestro señor se manifiesta en el llamado de unas vocaciones
especiales que conforman los ministerios laicales: ministros
Extraordinarios de la Comunión, de la palabra, de la caridad, de la
catequesis y de la animación pastoral en las comunidades. Son
llamados específicos que hace nuestro señor a una vida puesta al
servicio de su iglesia.

Todos hemos sido llamados por Dios de un modo concreto para


vivirlo y dar fruto, dar testimonio de nuestra fe, siempre con alegría
del corazón. La vocación es un misterio que los hombres debemos de
acoger y vivir en lo más íntimo de nuestro ser, implica libertad y
jamás podremos comprenderla del todo, siempre será eso, un
misterio. Experimentar la propia vocación y descubrirla escosa del
Espíritu Santo, que al mismo tiempo que nos hace ver nuestra
fragilidad humana, a la vez, enciende en cada uno el ardor del
corazón por servir al otro. Existen en la Iglesia tres maneras concretas
de hacer este seguimiento de Cristo, ninguna mejor que la otra, todas
de igual dignidad y todas llevan a Dios.

CANTO

1
3

2. LECTURA Y REFLEXIÓN

Del libro de Génesis (12,1-4)

El Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra, de tu familia y de la casa de


tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te
bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré
a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu
nombre se bendecirán todas las familias del mundo.» Abrán marchó,
como le
había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y
cinco años cuando salió de Harán.

Reflexión:
El Señor, al igual que a Abrahán nos hace tres invitaciones: a salir
de nuestra “tierra”: nuestro lugar seguro, nuestras costumbres,
comodidades… “De tu familia”: es el lugar donde nacemos, donde
encontramos el sentido de nuestra vida, hablamos el mismo
idioma…
“De la casa de tu padre”: ellos son los que queremos y con los que
nos sentimos queridos, los que conocemos, con quienes nos
sentimos bien, nos ayudamos… Ahora nos pide que salgamos de
todo eso que nos identifica y nos da seguridad, para ir no sabemos
dónde ni que nos vamos a encontrar. Solo nos pide confiar a ciegas
en su Palabra, Él será a partir de este momento la única seguridad
ante una invitación llena de riesgos.

TIEMPO DE SILENCIO
CANTO

3. LECTURA Y REFLEXIÓN

De la carta del apóstol San Pablo a los efesios

“Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros


predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó
a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del
Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
2
conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la
madurez que corresponde a la plenitud de Cristo”. Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor

Reflexión:

Como lo dice San Pablo, Dios quiso edificar su Iglesia a través de


multitud de carismas. Todo cristiano está llamado a una vocación
específica, desde donde puede responder al gran amor de Dios,
construyendo su reino en la tierra. Es un compromiso que se asume
de manera consciente por medio de una opción de vida. La Vocación
Laical es vivida por todo cristiano que responde al amor de Dios
desde su realidad concreta como soltero, casado o viudo. Es
testimonio de su fe para los demás, su misión es vivir y llevar los
valores cristianos a todos los lugares donde se desarrolla su vida; en
el hogar, con los vecinos, en el trabajo, la escuela, los lugares de
diversión etc. La Vocación a la Vida Consagrada es la manifestación
de entrega total a Dios, y esta entrega se vive en los valores de
pobreza, castidad y obediencia. Existen distintas comunidades
religiosas en donde se expresan los Dones del Espíritu Santo que
responden a las necesidades del mundo. Por último, la vocación al
Ministerio Ordenado, es la entrega total a Dios que hacen hombres
dispuestos a ser otro Cristo, su misión es el cuidado o pastoreo de la
Iglesia. Escuchemos también lo que al respecto nos dice el Papa
Francisco: “Escuchar y acoger la llamada del Señor no es una
cuestión privada o intimista que pueda confundirse con la emoción
del momento; es un compromiso concreto, real y total, que afecta a
toda nuestra existencia y la pone al servicio de la construcción del
Reino de Dios en la tierra. Por eso, la vocación cristiana, radicada en
la contemplación del corazón del Padre, lleva al mismo tiempo al
compromiso solidario en favor de la liberación de los hermanos,
sobre todo de los más pobres. El discípulo de Jesús tiene el corazón
abierto a su horizonte sin límites, y su intimidad con él Señor nunca
es una fuga de la vida y del mundo, sino que, al contrario,
«esencialmente se configura como comunión misionera» (Exhort.ap.
Evangelii gaudium, 23)

1
5

CANTO NO ME HABEIS VOSOTROS ELEGIDO

5. DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS.

Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba


la Buena Nueva de Dios: Decía: -El tiempo se ha cumplido y el Reino
de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. Bordeando
el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón,
largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo:
Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres. Al
instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más
adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban
también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y
ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se
fueron tras él.
Palabra del señor.

Reflexión:

El Evangelio nos presenta la vocación de los primeros cuatro apóstoles.


Resulta para nosotros una llamada a reflexionar sobre nuestra propia
vocación a la imitación de Cristo. La vocación de los apóstoles, que
acabamos de oír, nos muestra tres elementos. Primero la llamada por
Jesús: venid conmigo. Después la respuesta de los llamados:
inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Por último, la misión
para la que son llamados: yo os haré pescadores de hombres.
Los discípulos de los rabinos, los eligen ellos mismos, a su rabí o
maestro. Los discípulos de Jesús en cambio, no eligen, sino que son
elegidos. Toda vocación es iniciativa de Dios, es elección por gracia,
porque Dios elige a los que Él quiere. Pero esta llamada personal no se
dirige sólo al grupo de los doce apóstoles o al círculo más amplio de
los primeros discípulos de Cristo. Se dirige también a cada ser humano,
sea hombre o mujer, sacerdote o laico, contemporáneo de Jesús o
2
posterior a Él. Se dirige a cada uno de nosotros.
En nuestro bautismo fuimos llamados, por primera vez, a la imitación
de Cristo. Y desde entonces, Dios repitió y renovó esta vocación
muchas veces y de muchas maneras. Hoy, a través de este Evangelio,
Dios vuelve a dirigir su llamada a cada uno de nosotros. Dios espera
una respuesta libre a su llamada: un compromiso de corazón y de toda
la vida. También de cada uno de nosotros Dios espera una respuesta
adecuada ¿Estamos nosotros siempre abiertos y atentos para sus
llamamientos, para sus inspiraciones y exigencias? Cada día, de nuevo,
tenemos que dar nuestra respuesta a la llamada de Dios, aun cuando no
la entendamos, aun cuando nos cueste aceptarla. Y lo que más nos
cuesta aceptar, en nuestra vida, son el sufrimiento y la cruz. Si Dios
llama, es para confiar una misión. Toda vocación lleva inherente una
misión. Así los cuatro apóstoles, en el Evangelio de hoy, son llamados
para ser pescadores de hombres. También cada uno de nosotros,
sacerdote y laico es llamado por Dios para una misión personal. En los
planes de Dios con este mundo, cada hombre tiene su valor y
significado, y forma parte irremplazable del todo.
CANTO PESCADOR DE HOMBRES

6. TESTIMONIO.
(Dirige un ministro mientras otros ministros, candidatos a
ministerios o laicos comprometidos responden)

Ministro: El Señor nos invita a seguirle, nos llama a ser luz, a ser
instrumento para llevar su amor, su Palabra al mundo y lo
expresamos con estos signos:

Ministro o laico 1: Quiero llevar tu palabra para despertar al hombre


dormido.
Ministro o laico 2: Quiero llevar tu agua fresca que calme la sed del
sediento de tu amor.
Ministro o laico 3: Quiero ser pan partido, roto, dado en abundancia
ser luz en la noche de cada hombre.

TESTIMONIO DE UN MINISTRO O LLAMADO A UN


1
7

MINISTERIO

TIEMPO DE SILENCIO
CANTO

7. SALMO DE SEGUIMIENTO (A DOS VOCES)

Iré a enseñar a todos


Iré detrás de ti,
que tú eres libertad,
si tú vienes a mi
que sólo en ti se encuentra
buscando horizontes
el manantial, la felicidad,
más amplios para volar.
la verdadera paz.

Iré siempre en tu nombre Iré a decirles a todos


despojado de mis cosas, que tú eres alegría,
buscando en la noche, la eterna oferta
sediento de tu amor. de un amor total.

Iré si tú me llamas
Iré a buscar camino
a ser siempre tu amigo
detrás de cada lucha,
sin importarme nada,
donde los hombres sufren
pues tú eres mi caminar.
su llanto y soledad.

Iré diciendo a todos,


iré contando siempre,
iré entre los hombres
gritando la verdad

8. ORACIÓN DE LOS FIELES

2
Ser llamados cada uno por nuestra vocación es un privilegio. Para
que sepamos responderte con fidelidad, te pedimos:

• Para que cada comunidad se preocupe de acoger y cuidar las


vocaciones que Dios siembre entre sus miembros. Roguemos al
Señor.

• Para que siempre haya corazones dispuestos a seguir la llamada de


Dios y dedicar su vida al servicio de sus hermanos, siendo testigos
de esperanza. Roguemos al Señor.

• Para que cada parroquia o comunidad se comprometa a ser


comunidad evangelizadora y siembre con valentía la llamada de
Cristo entre sus miembros. Roguemos al Señor.

• Para que la Iglesia realice su misión evangelizadora en medio del


mundo. Roguemos al Señor.

• Para que cada uno de nosotros tomemos en serio la responsabilidad


de fomentar nuevas vocaciones. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Padre Bueno, conocedor de nuestras necesidades más


profundas, con filial confianza te presentamos nuestra plegaria.
Atiéndela, por tu Hijo Jesucristo, servidor de todos los hombres, que
vive y reina por los siglos de los siglos.

CANTO

Oración final. Padre nuestro.


TANTUM ERGO.
Bendición con el santísimo sacramento.
Se reserva el Santísimo.

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